Introduccion A La Sintaxis Lexica Del Español 8495107880, 9788495107886

El objetivo de esta obra es estudiar la sintaxis del español a partir de las propiedades de relación de los predicados d

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Índice
Prólogo
Capítulo I.
1. Introducción
1.1 Indeterminación de la aceptabilidad de discursos descontextualizados
1.2 Inexistencia de "reglas" gramaticales
13 Relación entre forma y significado: a propósito de las completivas
Capítulo II.
2. Modelo sintáctico y semántico
2.1 Relaciones de dependencia entre predicados y argumentos
2.2 Selección
23 Oraciones de base
2.4 Marcas de persona y número de los predicados
2.5 Proyecciones lineales
2.6 Proyecciones oracionales de las relaciones de predicación
2.7 Transformaciones
2.8 Transformaciones e información oracional
2.9 El modelo transformacional clásico y la teoría de predicados
2.10 Aplicación de transformaciones
2.11 Derivación transformacional de la modalidad oracional y del tiempo del predicado
2.12 Significado y clases de relaciones
2.13 Base de conocimiento lingüístico
Capítulo III.
3. Clases de predicados
3.1 Predicados verbales y no verbales
3.1.1 Marcas temporales
3.1.2 Predicados de requerimiento argumental nulo
3.1.3 Marcas de número y persona de los predicados de requerimiento nulo
3.1.4 Número de argumentos
3,1.5 Funciones sintácticas
3.1.6 Marcadores de argumento y funciones sintácticas
3.1.7 Marcadores de argumento oracional
3.2 Clases de proyección lineal
3.2.1 Predicados con formas morfofonológicas distintas
3.2.2 Particiones de las clases de proyección lineal
3.2.3 Predicados con formas morfofonológicas idénticas
3.3 Clases de redundancia sintáctica
3.4 Polisemia y clases de predicados
3.5 Relaciones entre predicados
3.5.1 Predicados autónomos y predicados derivados
3.5.2 Predicados polisémicos autónomos y derivados
3.6 Relativización
3.6.1 Relativización de predicados nominales y adjetivos
3.6.2 Pasivización de predicados nominales y adjetivos
3.7 Reducción de la oración de relativo
3.8 Reducción del verbo de soporte
3.9 Nombres predicativos sin marcas temporales como argumentos de otros predicados
3.10 Verbos predicativos simples y formas verbales locutivas: nominalización deverbal y sinonimia léxica
3.11 Predicados nominales y argumentos lexicalizados de locuciones verbales
3.11.1 Nombres predicativos y locuciones verbales con tener, hacer y dar
3.11.2 Nombres predicativos y locuciones verbales con ser
3.12 Nombres predicativos como argumentos lexicalizados de locuciones verbales
3.13 Grupos preposicionales predicativos cuyo núcleo coincide morfofonológicamente con un Npred
3.14 Reducción de argumentos oracionales que P
3.15 Verbos de elisión
3.15.1 Verbos predicativos de elisión del verbo de soporte
3.15.2 Propiedades sintácticas idiosincrásicas y léxicamente condicionadas de las construcciones con verbos de elisión
3.16 Locuciones verbales con propiedades de nombres predicativos
Capítulo IV.
4. El concepto de predicado en la tradición gramatical y lexicográfica
4.1 Introducción
4.2 El concepto de adjetivo y nombre predicativos en la RAE (1796,1931)
43 La estructura argumenta! de los nombres deverbales de Nonell (1909)
4.4 Los predicados no verbales en Benot (1888-1891)
4.5 Clases de predicados no verbales en función de su estructura argu­mentai en Kramer (1711)
4.6 El concepto de "verbo vacío" en Lenz (1920)
4.7 £1 estudio de los predicados nominales en el léxico de Cuervo (1886- 1893)
4.8 Los verbos de elisión en la lexicografía española
Notación
Índice de autores
Referencias bibliográficas
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Introduccion A La Sintaxis Lexica Del Español
 8495107880, 9788495107886

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Carlos Subirats Rüggeberg Introducción a la sintaxis léxica del español

LINGÜÍSTICA IBEROAMERICANA Vol. 13 DIRECTORES: Gerd Wotjak y Eberhard Gärtner Centro de Investigación Iberoamericana Universidad de Leipzig María Teresa Fuentes de Morán Universidad de Salamanca CONSEJO DE REDACCIÓN:

Valerio Báez San José; Ignacio Bosque; Henriqueta Costa Campos; Ataliba T. de Castilho; Ivo Castro; Violeta Demonte; Luis Femando Lara; Lúcia Maria Pinheiro Lobato; Elena M. Rojas Mayer; Rosa Virginia Matos e Silva; Ramón Trujillo; Mário Vilela

Carlos Subirais Rüggeberg

Introducción a la sintaxis léxica del español

Vervuert • Iberoam ericana • 2001

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Reservados todos los derechos © Iberoamericana, 2001 Amor de Dios, 1 - 28014 Madrid Teléfono: 34 91 429 35 22 Fax: 34 91 429 53 97 [email protected] www.iberoamericanalibros.com © Vervuert, 2001 Wielandstrasse, 40 - D-60318 Frankfurt am Main Teléfono: 49 69 597 46 17 Fax: 49 69 597 87 43 [email protected] www.vervuert.com ISBN 978-84-95107-88-6 (Iberoamericana) ISBN 3-89354-783-5 (Vervuert) Depósito legal: M. 7.241-2001

Impreso en España por Publidisa Este libro está íntegramente impreso en papel ecológico sin cloro

Para Lucía

[...] llegamos a la otra parte de la Academia, donde [...] residían los proyectistas del saber especulativo. El primer profesor que vi estaba en una habitación enorme con cuarenta discípulos a su alrededor. Después de saludos, viéndome mirar con interés un aparato que ocupaba la mayor parte del largo y ancho de la habitación, dijo que tal vez me sorprendiera verle dedicado a un proyecto para el perfeccionamiento del conocimiento especulativo por medio de procedimientos prácticos y mecánicos; pero que el mundo pronto conocería su utilidad, y se jactaba de que nunca idea más noble y sublime brotó del cerebro de otro hombre; que todo el mundo sabe cuán trabajoso es el método habitual de adquirir artes y ciencias, mientras que con su invento el más ignorante podía, a un precio razonable y con un pequeño esfuerzo físico, escribir libros de fdosofía, poesía, política, leyes, matemática y teología con la mínima necesidad de ingenio o estudio. Me llevó luego ante el aparato, alrededor del cual todos sus discípulos estaban colocados enfilas. Tenía seis metros por cada uno de sus cuatro lados y ocupaba el centro de la habitación. La parte superior estaba formada por varios trozos de madera del tamaño aproximado al de un dado, pero unos mayores que otros. Todos estaban unidos entre sí con varillas metálicas. Estos trozos de madera estaban cubiertos por cada cara con papeles pegados, y en estos papeles estaban escritas todas las palabras de su idioma en sus diferentes modos, tiempos y declinaciones, pero sin orden ninguno. El profesor me rogó luego que estuviera atento, pues se disponía a poner su máquina en funcionamiento. A una orden suya, cada uno de los discípulos empuñó una manilla de hierro de las cuarenta que había fijadas alrededor de los bordes del aparato y, dándoles un giro brusco, la disposición toda de las palabras cambió completamente. Mandó luego a treinta y seis de los jóvenes que leyeran despacio las diferentes líneas según aparecían sobre el aparato; y cuando encontraban tres o cuatro palabras que podían formar parte de una oración las dictaban a los otros cuatro muchachos, que eran copistas. Esta tarea se repitió tres o cuatro veces, y el aparato estaba ideado de tal forma que a cada giro las palabras adoptaban nuevas posiciones según se daban la vuelta los taquitos de madera. Seis horas diarias pasaban los jóvenes estudiantes ocupados en esta labor, y el profesor me enseñó varios volúmenes en infolio grande llenos de frases partidas, que pensaba juntar y de aquel material tan rico dar al mundo un corpus completo de todas las artes y ciencias, que no obstante podría perfeccionarse y acelerarse todavía más si el público recaudara un fondo para construir y mantener quinientos aparatos semejantes en Lagado, y obligar a los encargados a cooperar en común con sus respectivas recopilaciones. Jonathan Swift. 1726. Los viajes de Gulliver, trad. esp. P. Hemúñez. Madrid: Anaya, 1991, pp. 200-202.

ÍNDICE

Prólogo

Capítulo I 1. Introducción 1.1 Indeterminación de la aceptabilidad de discursos descontextualizados 1.2 Inexistencia de "reglas" gramaticales 1.3 Relación entre forma y significado: a propósito de las completivas Capítulo II 2. Modelo sintáctico y semántico 2.1 Relaciones de dependencia entre predicados y argumentos 2.2 Selección 2.3 Oraciones de base 2.4 Marcas de persona y número de los predicados 2.5 Proyecciones lineales 2.6 Proyecciones oracionales de las relaciones de predicación 2.7 Transformaciones 2.8 Transformaciones e información oracional 2.9 El modelo transformacional clásico y la teoría de predicados 2.10 Aplicación de transformaciones 2.11 Derivación transformacional de la modalidad oracional y del tiempo del predicado 2.12 Significado y clases de relaciones 2.13 Base de conocimiento lingüístico Capítulo III 3. Clases de predicados 3.1 Predicados verbales y no verbales 3.1.1 Marcas temporales 3.1.2 Predicados de requerimiento argumental nulo

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27 27 30 34 37 40 43 50 57 64

66 72 76 84

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3.1.3 Marcas de número y persona de los predicados de requerimiento nulo 3.1.4 Número de argumentos 3.1.5 Funciones sintácticas 3.1.6 Marcadores de argumento y funciones sintácticas 3.1.7 Marcadores de argumento oracional 3.2 Clases de proyección lineal 3.2.1 Predicados con formas morfofonológicas distintas 3.2.2 Particiones de las clases de proyección lineal 3.2.3 Predicados con formas morfofonológicas idénticas 3.3 Clases de redundancia sintáctica 3.4 Polisemia y clases de predicados 3.5 Relaciones entre predicados 3.5.1 Predicados autónomos y predicados derivados 3.5.2 Predicados polisémicos autónomos y derivados 3.6 Relativización 3.6.1 Relativización de predicados nominales y adjetivos 3.6.2 Pasivización de predicados nominales y adjetivos 3.7 Reducción de la oración de relativo 3.8 Reducción del verbo de soporte 3.9 Nombres predicativos sin marcas temporales como argumentos de otros predicados 3.10 Verbos predicativos simples y formas verbales locutivas: nominalización deverbal y sinonimia léxica 3.11 Predicados nominales y argumentos lexicalizados de locuciones verbales 3.11.1 Nombres predicativos y locuciones verbales con tener, hacer y dar 3.11.2 Nombres predicativos y locuciones verbales con ser 3.12 Nombres predicativos como argumentos lexicalizados de locuciones verbales 3.13 Grupos preposicionales predicativos cuyo núcleo coincide morfofonológicamente con un Npred 3.14 Reducción de argumentos oracionales que P 3.15 Verbos de elisión 3.15.1 Verbos predicativos de elisión del verbo de soporte

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3.15.2 Propiedades sintácticas idiosincrásicas y léxicamente condicionadas de las construcciones con verbos de elisión 3.16 Locuciones verbales con propiedades de nombres predicativos

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C apítulo IV

4. El concepto de predicado en la tradición gramatical y lexicográfica

4.1 Introducción 4.2 El concepto de adjetivo y nombre predicativos en la RAE (1796,1931) 4.3 La estructura argumental de los nombres deverbales deNonell (1909) 4.4 Los predicados no verbales en Benot (1888-1891) 4.5 Clases de predicados no verbales en función de su estructura argumental en Kramer (1711) 4.6 El concepto de “verbo vacío” en Lenz (1920) 4.7 El estudio de los predicados nominales en el léxico de Cuervo (1886-1893) 4.8 Los verbos de elisión en la lexicografía española N otación ín d ic e de au tores R eferencias b ib liográficas

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Prólogo

En este libro presentamos una aplicación al español de un modelo sintáctico que parte de la base de que la redundancia sintáctica que se manifiesta en las restricciones que inducen los predicados sobre las clases de construcciones en las que pueden aparecer constituye el soporte formal que permite vehicular la información en las lenguas naturales. En el marco de este modelo, las reglas gramaticales carecen de valor regularizador y son únicamente un medio para determinar dicha redundancia. Por ello, el objetivo de la sintaxis se centra en la determinación en el léxico español de las clases de redundancia sintáctica, que, en general, están integradas por un solo predicado. Desde esta perspectiva, el estudio de la sintaxis requiere una proyección en el léxico y, en la medida en que no se puede separar del léxico, la sintaxis se convierte en sintaxis léxica. La sintaxis léxica del español, que se fundamenta en una extensión de la teoría de predicados de Zellig S. Harris (1991), amplía el concepto de predi­ cación, de forma tal que, dentro de las grandes clases léxicas de predicados, no se incluyen sólo los verbos, sino también los nombres, los adjetivos y los grupos preposicionales predicativos. La sintaxis léxica del español parte de la base de que la lengua es un medio de transmisión de información, cuya conformación se puede determinar a partir de las relaciones entre predicados y argumentos, las cuales crean jerarquías en las que los predicados operan sobre sus argumentos. Los elementos léxicos que forman parte de estas jerarquías están determinados por el requerimiento argumenta] de los predicados y por su selección, que determina la probabilidad de que un elemento perteneciente a la clase de argumentos de un predicado pueda concurrir como un argumento de dicho predicado. Las proyecciones oracionales de las jerarquías que satisfacen el requerimiento argumental y la selección de sus predicados constituyen un subconjunto de oraciones, al que denominamos la base. A partir de las oraciones que integran la base, se pueden derivar las restantes oraciones del español mediante transformaciones -fundamentalmente reducciones-, que no alteran el contenido informativo de las oraciones, puesto que no afectan sus relaciones de predicación. En la medida en que las transformaciones no alteran la información oracional, las oraciones de la base contienen toda la informa­ ción que se puede transmitir en español. En relación con el significado de los elementos léxicos, proponemos su formalización con autómatas semánticos en el marco de relaciones de predicación mediante un subconjunto de predicados que permiten sistematizar

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la hiponimia, la meronimia, etc. Así, las relaciones que se crean entre los autómatas semánticos de los elementos léxicos que integran las jerarquías de predicación determinan el contenido informativo de las oraciones. De esta forma, el significado de los elementos léxicos se estructura dentro de un subconjunto de relaciones de predicación y la integración de los significados de los elementos léxicos -definidos en función de relaciones- en jerarquías de predicación determina la información oracional. Este libro tiene cuatro capítulos: En el Capítulo I, se cuestiona la posibilidad de asignar juicios inequívocos de aceptabilidad a oraciones descontextualizadas. Asimismo, se pone en cuestión el concepto regularizador de las reglas gramaticales y se cuestiona el concepto de explicación en sintaxis. En el Capítulo II, presentamos el modelo teórico que fundamenta la sintaxis léxica del español, centrándonos básicamente en las relaciones de predicación, en sus proyecciones oracionales y en las relaciones que dichas proyecciones mantienen con otras clases de construcciones parafrásticas. Asimismo, se explica la aplicación de la sintaxis léxica a la creación de bases de conocimiento lingüístico en soporte electrónico, diseñadas para el desa­ rrollo de aplicaciones para el tratamiento automático de la información textual en español. En el Capítulo III, se hace un estudio de las características sintácticas de las clases de predicados, básicamente, los verbos, los nombres, los adjetivos y los grupos preposicionales predicativos. Asimismo, se aborda la definición del concepto de predicado en relación con la polisemia y se estudia la distin­ ción entre las locuciones verbales y los nombres predicativos con verbo de soporte; a su vez, se examinan las intersecciones que se dan entre ciertas clases de predicados. En el Capítulo IV, realizamos una revisión histórica del concepto de predicado en la gramática y la lexicografía españolas; dicha revisión pone de manifiesto que, a pesar de que el planteamiento que ha prevalecido en la gramática tradicional identifica el concepto de predicado con el de verbo, existe una importante tradición que ha propuesto un concepto de predicación más amplio y más cercano a las propuestas de la sintaxis léxica. Quisiera expresar mi agradecimiento a Ma Teresa Fuentes; sus múltiples observaciones y críticas, así como sus valiosos comentarios me han permitido

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corregir y mejorar esta obra en innumerables aspectos. También quiero darle las gracias a Marc Ortega por las interminables conversaciones que he podido mantener con él a propósito de la aplicación de la teoría de autómatas al análisis automático del discurso. Asimismo, quisiera agradecerles a Eulalia de Bobes y a Paloma Garrido los comentarios y observaciones que hicieron al leer las últimas versiones de este libro. Finalmente, quisiera manifestar mi agrade­ cimiento a las estudiantes y a los estudiantes de la Universidad Autónoma de Barcelona que cursaron mi asignatura de Lengua Española III durante los cursos académicos de 1997-1998 y 1998-1999; sus preguntas, sus dudas y sus objeciones me obligaron a replantear y a reformular algunas propuestas del modelo sintáctico y de sus aplicaciones al español. El modelo sintáctico que presentamos en esta obra se está utilizando para el desarrollo de aplicaciones informáticas de extracción automática de información textual en español. La investigación que ha posibilitado la redacción de este libro se ha llevado a cabo en el marco de dos proyectos de investigación, que se han desarrollado bajo nuestra dirección y que han sido financiados por la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología (CICYT) del Ministerio de Educación de España: (1) TIC96-0804: Análisis léxico y sintáctico automáticos de la lengua española;

(2) PB92-0635: Autómatas y transductores en el desarrollo de aplicaciones del Sistema de Diccionarios Electrónicos del Español para el tratamiento automático de la lengua española.

Carlos Subirats Rüggeberg [email protected] http://seneca.uab.es/csubirats/lali.html

CAPÍTULO I

1. Introducción1 1.1Indeterminación de la aceptabilidad de discursos descontextualizados

Dado el conjunto de todas las secuencias finitas posibles construidas sobre el léxico de una lengua, no es posible determinar de forma inequívoca cuál es el subconjunto que contiene sólo las secuencias aceptables. El problema que surge para determinar cuáles son las secuencias de palabras que pertenecen al subconjunto de los discursos aceptables, no lo plantean las secuencias que están claramente en dicho subconjunto, ni tampoco las que están claramente fuera de él, sino aquellas secuencias de palabras, que se aceptan parcialmente y que constituyen casos "marginales", en las que existe una gradación variable en cuanto a su aceptación como enunciados lingüísticos. En conse­ cuencia, la especificación de la pertenencia de determinadas secuencias de palabras al conjunto de las oraciones de la lengua no se puede expresar en términos binarios mediante dos valores únicos, como p. ej., 'sí, no','+, -', '1,0', etc., sino mediante una gradación de valores que indique su grado de aceptabilidad. La indeterminación que provoca la imposibilidad de precisar en términos binarios y, por lo tanto, de forma absolutamente inequívoca, los fenómenos que estudia la sintaxis y la semántica de las lenguas naturales no es un hecho que afecte realmente a la comunicación lingüística, sino que se trata de un fenómeno inducido por el hecho de estudiar las lenguas naturales en el marco casi exclusivo de oraciones descontextualizadas, analizadas al margen del discurso y del contexto de su enunciación. La idea de que existe realmente un proceso de decisión para indicar de forma inequívoca las secuencias de palabras "gramaticales" y separarlas de las "agramaticales" parte del supuesto de que existe un procedimiento formal 1La primera versión de este capítulo aparecerá publicada en Beatrice Bagóla, ed. La lingüística española en la época de los descubrimientos. Actas del Coloquio en honor del profesor Hans-Josef Niederehe. Tréveris, 16 a 17 de junio de 1997. Hamburg: Helmut Buske.

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Capítulo I

de decisión, con el cual se puede determinar inequívocamente si una secuen­ cia de palabras descontextualizada pertenece o no al conjunto de oraciones de la lengua. La creencia en este procedimiento formal suele estar fundamentada en una magnificación implícita del aspecto puramente formal de la comunica­ ción lingüística, al que se considera el elemento central de la comunicación. Sin embargo, los discursos no existen fuera de la enunciación y, por ello, las oraciones descontextualizadas constituyen únicamente modelos posibles de formas que pueden ser utilizadas en la comunicación. Desde esta perspectiva, la determinación de la "gramaticalidad" de discursos descontextualizados constituye una extrapolación, que puede resultar necesaria -o incluso imprescindible- en el estado actual de nuestro conocimiento de la sintaxis para determinar las construcciones posibles que permiten transmitir la información en las lenguas naturales. Sin embargo, la determinación de la "gramaticalidad" de una construcción formal y semánticamente bien formada, como p. ej., una determinada configuración de dependencias construida de acuerdo con sus respectivas restricciones de selección, no constituye la especificación de una propiedad inherente de dicha construcción, sino la determinación -necesariamente subjetiva y, en algunos casos, imprecisa- de si dicha construcción puede o no ser utilizada en una situación comunicativa real. El problema que se plantea es que la comunicación verbal incluye también enunciados "desviados" -al menos, en relación con las restricciones que determina la teoría lingüística-, que no se dan únicamente en el lenguaje coloquial, sino incluso en la lengua literaria2; sin embargo, la "desviación" de dichos enunciados no dificulta su utilización efectiva en la comunicación para vehicular significados. Ello demuestra que no existen discursos "gramati­ cales" o "agramaticales" al margen de la comunicación, sino que lo que realmente existe son discursos que pueden resultar más o menos operativos al integrarse en el proceso comunicativo entendido globalmente. Desde esta perspectiva, la "gramaticalidad" no se puede considerar como una propiedad inherente de determinados discursos, sino como una indicación -en ocasiones imprecisa- de la posibilidad o imposibilidad de que dichos discursos puedan ser utilizados o no en un contexto comunicativo real para vehicular significados. En la sintaxis léxica, utilizamos el término aceptabilidad e inaceptabilidad -en lugar de gramaticalidad y agramaticalidad- para hacer referencia a la gradación, que permite especificar la posibilidad o imposibi­ 2. Cf. Mayoral (1994:44 passim).

Introducción

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lidad de que un enunciado -en general, una oración- pueda formar parte de la comunicación real. El hecho de que no podamos determinar la aceptabilidad de algunos enunciados no significa que su formación no esté sujeta a determinadas restricciones, como p. ej., el requerimiento argumental, la selección, etc. En realidad, el hecho de que no todas las secuencias posibles de palabras construidas sobre el léxico de una lengua constituyan enunciados aceptables muestra la existencia de determinadas restricciones, que están lexicalizadas. Por ello, no se trata de negar la existencia de dichas restricciones o de negar su condicionamiento en la determinación de la forma de los enunciados, sino que de lo que se trata realmente es de incorporar en la teoría lingüística los límites difusos de la determinación de dichas restricciones, cuando se establecen al margen de la comunicación. Aunque la sintaxis léxica se centra en el estudio de las restricciones formales y semánticas lexicalizadas, trata de evitar la magnificación del aspecto puramente formal del lenguaje -y del reduccionismo simplista que acompaña dicha magnificación-, y, asimismo, trata de fundamentar su investigación sobre unas bases que permitan la incorporación de sus resultados a una concepción global de la comunicación. 1.2 Inexistencia de "reglas" gramaticales

Partiendo de la hipótesis de que existe realmente un procedimiento de decisión para determinar cuáles son los enunciados aceptables de una lengua, se ha considerado que las "reglas gramaticales" tienen una distribución regular y precisa en el léxico y, por ello, se les ha atribuido la posibilidad de "regularizar" las formas que transmiten la información en las lenguas. Desde esta perspectiva, el concepto de "regla" se entiende como un principio regulador, a partir del cual se pueden explicar la forma o incluso aspectos del significado de los discursos. La diferencia entre la gramática tradicional y la estructural o la generativa en relación con este concepto de "regla” no es conceptual, sino meramente metodológica3. La gramática tradicional parte de la hipótesis no explícita de que existe una relación entre propiedades de forma y propiedades de significado, y asume implícitamente que, a partir de dicha 3. "Originally prescriptive, [grammatical rules] are now provided with conjured-up 'structural facts' to which they can stand as ’descriptions'." Cf. R. Harris (1987:130).

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Capítulo I

relación, es posible formular reglas "explicativas". A su vez, la gramática estructural y el generativismo parten de una separación previa de las propie­ dades formales y semánticas, y desarrollan la hipótesis -no verificada- de que existe un conjunto de estructuras o reglas independientes del léxico -o con una proyección trivial en él- que permiten regularizar las estructuras formales que vehiculan la información. Pero a pesar de las diferencias en relación con el formalismo utilizado para formular las "reglas gramaticales", la gramática tradicional, la estructural y la generativa coinciden en atribuirles a priori un valor regularizador. En consecuencia, la diferencia no reside en el concepto de "regla", sino únicamente en su formulación: la gramática tradicional mezcla criterios formales y nocionales, y el estructuralismo o el generativismo separan forma y significado para potenciar un reduccionismo formalista. El estudio del requerimiento argumental, de la selección, del signifi­ cado, y del dominio de aplicación de las reducciones y de las transforma­ ciones de los predicados en el marco de la sintaxis léxica ha puesto de manifiesto la existencia tanto de clases de propiedades como de clases de predicados. Sin embargo, la distribución global en el léxico de las propie­ dades sintácticas y semánticas presenta un grado de intersección tal que no existen en las lenguas naturales dos predicados que tengan exactamente la misma caracterización semántica y sintáctica4. Asimismo, el estudio sistemá­ tico de las propiedades de selección y el dominio de aplicación de las reduc­ ciones y de las transformaciones -y en un grado mucho menor, el estudio de las propiedades de dependencia- han mostrado que su distribución en el léxico presenta un cierto grado de "indeterminación", ya que, en ciertos casos, no es posible especificar con precisión si las oraciones -descontextualizadasresultantes de las verificaciones de determinadas propiedades formales o semánticas son o no aceptables (l.l)5. La complejidad de la distribución en el léxico de las propiedades de dependencia, de selección, de reducción y de 4. "Deux éléments (i.e. deux entrées) appartiennent à la même classe lorsqu'ils possèdent les mêmes propriétés syntaxiques. Pour notre ensemble de 3.000 entrées (i.e. verbes), cette relation fournit un ensemble de 2.000 classes. Une classe contenant en moyenne 1,5 verbe, on peut affirmer qu’en général, il n'existe pas deux verbes qui ont les mêmes propriétés syntaxiques." Gross (1975:214). 5. Las referencias numéricas entre paréntesis remiten a capítulos y apartados de este libro.

Introducción

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transformación, junto al carácter difuso que presentan en algunos casos, imposibilita considerar dichas propiedades -o su reformulación en forma de "reglas gramaticales"- como un medio para "regularizar" las estructuras formales que vehiculan la información en las lenguas. Por tanto, si por "regla" -independientemente del formalismo utilizado para formularla- entendemos un mecanismo de "regularización", podemos afirmar que no existen "reglas" en las lenguas naturales: el estudio sistemático de la sintaxis y la semántica en el léxico ha puesto de manifiesto la falacia de su presunta función regularizadora. La utilidad práctica del concepto regularizador de "regla" gramatical, p. ej., para crear una norma lingüística con objeto de establecer las bases de la lengua "culta", para el desarrollo de ciertas aplicaciones que no requieren un alto grado de precisión en el ámbito del tratamiento automático de las lenguas naturales, para facilitar el aprendizaje de segundas lenguas, etc., no se debe confundir con la validez teórica de dicho concepto, que como ya hemos señalado, carece de todo fundamento empírico. El hecho de que la sintaxis léxica niegue la existencia de "reglas regularizadoras" no constituye una forma de "caotización" de la teoría lingüística, ya que también la sintaxis léxica trata de determinar regularidades en las lenguas naturales, pero, en esta búsqueda, no intenta imponer condi­ ciones reduccionistas carentes de base empírica, sino que trata de delimitar las propiedades reproducibles de las lenguas, centrándose en aquellas que están léxicamente condicionadas, como p. ej., el requerimiento argumental, la selección, las relaciones entre oraciones parafrásticas, etc. Sin embargo, el objetivo de la sintaxis léxica no consiste en fundamentar con métodos "deductivos" las "reglas" que las teorías especulativas -como p. ej., el generativismo- han intentado formular infructuosamente mediante métodos hipotético-deductivos: no se trata de desarrollar un método empírico para fundamentar con "más ejemplos" las "reglas regularizadoras" de las teorías especulativas, puesto que ya hemos señalado que dichas "reglas" simplemente no existen. Obsérvese que, al referimos a la distribución en el léxico de las propiedades formales y las de selección, no hemos utilizado el término "complejidad" en un sentido técnico, sino en mera contraposición con el reduccionismo simplista de teorías que proponen el uso de "reglas gramati­ cales" como una forma -inverificable- de regularizar la estructura formal de las lenguas naturales. La sintaxis léxica ha constatado que dichas "reglas" tienen unas características que están en clara contradicción con su presunta

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Capítulo I

función regularizadora y, a su vez, ha puesto de manifiesto que la supuesta "complejidad" de la distribución de las propiedades sintácticas y semánticas léxicamente condicionadas no es un hecho característico de una lengua deter­ minada o de aspectos específicos de su sintaxis o de su semántica, sino que constituye, como hemos señalado anteriormente, una propiedad general de las lenguas, ya que no existe ninguna lengua, entre todas las que han sido estudiadas por la sintaxis léxica, en la que se haya observado la existencia de dos predicados con significados distintos, que tengan exactamente las mismas propiedades de dependencia, de selección, de reducción o de transformación. Asimismo, el estudio de los argumentos o sus clases, en función de los predicados que pueden operar sobre ellos, ha mostrado una complicada red de intersecciones. Todo ello nos induce a pensar que la supuesta "complejidad" no es sino una propiedad característica de las lenguas naturales, puesto que no se conoce la existencia de lenguas en las que haya predicados que tengan significados distintos y que compartan las mismas propiedades de dependen­ cia, de selección, de reducción y de transformación. La correlación sistemática entre la diferenciación formal y semántica de los predicados permite proponer, en primer lugar, que el significado de un predicado no solo no es independiente de su selección (2.2), sino que tam­ poco es independiente de sus propiedades formales, de manera tal que son sus distintas propiedades de forma, las que permiten delimitar su diferenciación semántica, no solo en el caso de formas morfofonológicas polisémicas, que constituyen varias entradas -y, por lo tanto, varios predicados-, sino entre todos los predicados del léxico. Desde esta perspectiva, se puede explicar el hecho de que no haya dos predicados que tengan las mismas propiedades formales y/o la misma selección como un procedimiento para mantener su diferenciación semántica. Es decir, si la función de las propiedades léxicas de los predicados es acotar su diferenciación semántica, teniendo en cuenta que no hay dos predicados que sean absolutamente sinónimos, sólo si cada uno de dichos predicados forma parte de una clase única de diferencias, se puede mantener, a su vez, su diferenciación semántica. En segundo lugar, la correlación entre diferenciación formal y semántica que se observa en los predicados pone de manifiesto que las formas sintácticas que vehiculan la información se caracterizan por ser redundantes, es decir, por no utilizar todas sus posibilidades combinatorias, y estas restricciones sobre su combinatoria crean una red de redundancias que restringe el número de construcciones sintácticas (o concatenaciones de elementos léxicos) que pueden vehicular

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información. En consecuencia, la redundancia sintáctica, determinada por predicados que constituyen clases de redundancia integradas por un solo elemento, constituye el soporte que vehicula la información. Por ello, la determinación de las clases de redundancia en el léxico de predicados aporta la información que se requiere para dar una representación del contenido informativo de los enunciados. La problemática que acabamos de señalar determina el objeto de estudio de la sintaxis léxica, que se centra básicamente en la determinación de los medios sintácticos y semánticos que permiten, por un lado, delimitar las diferencias semánticas entre predicados y, por otro, crear las formas sintácticas que transmiten la información. La mayoría de las teorías de la gramática y del aprendizaje de lenguas han partido siempre de planteamientos "analogistas", sin investigar si real­ mente un "sistema regular" -no verificado en las lenguas naturales- sería mucho más difícil de aprender y menos adaptado para vehicular los signifi­ cados que se pueden transmitir con las lenguas naturales, que un medio, como las lenguas que conocemos, que mantiene la individualización semántica de los predicados a partir de la diferenciación de propiedades formales y semán­ ticas léxicamente condicionadas. La forma de mantener la diferenciación semántica entre los predicados del léxico que se observa en las lenguas naturales no se puede comprender, tratándola como una mera cuestión de "complejidad". En efecto, la función diferenciadora de las propiedades de los predicados permite definir la función de las "reglas" desde una nueva perspectiva. Así, no solo no existen reglas "regularizadoras", como hemos señalado repetidamente, sino que, en el marco de nuestro planteamiento, la función de las propiedades léxicas de los predicados es crear un sistema de diferencias que sirva para delimitar semánticamente a dichos predicados y, quizás, también a los argumentos, aunque, el estado actual de las investiga­ ciones sobre esta cuestión no permite adelantar conclusiones precisas. Posiblemente, la caracterización de los argumentos en el marco de la semán­ tica léxica, es decir, el estudio sistemático en el léxico de la selección de predicados o combinaciones de predicados que pueden actuar sobre determi­ nadas clases de argumentos, permita dar un explicación de su diferenciación semántica y, quizás, entonces sea posible precisar de forma global la diferenciación semántica de todos los elementos que integran el léxico, tanto predicados como argumentos.

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13 Relación entre forma y significado: a propósito de las completivas

El intento de proporcionar explicaciones, estableciendo relaciones entre pro­ piedades de forma y propiedades de significación tiene una larga tradición, tanto en la gramática tradicional como en la lingüística. Así p. ej., en la gramática tradicional6, se ha intentado explicar la posibilidad o imposibilidad de reducción de la completiva, relacionando dicho proceso formal con el significado del verbo; para ello, se han establecido clases semánticas de verbos, como p. ej., los verbos de "entendimiento", los de "voluntad" y los de "pasión", y se han especificado reglas de reducción de la completiva en función de la pertenencia de un verbo a una de dichas clases semánticas. Este intento de explicación tiene un cierto fundamento empírico, ya que, en algunos casos, la posibilidad de reducción de la completiva se da en clases de verbos que parecen presentar una cierta homogeneidad desde el punto de vista semántico. También dentro de la lingüística española actual7, se han intentado explicar algunos fenómenos formales, intentando relacionarlos con propie­ dades semánticas de los elementos léxicos afectados. Así p. ej., se ha intentado explicar la posibilidad de que un verbo admita una subordinada, partiendo de las propiedades semánticas del verbo principal. Tampoco esta explicación carece por completo de fundamento empírico, ya que es cierto que los predicados de segundo nivel, es decir, aquellos que admiten otros predicados como argumentos, tienen, en general, propiedades semánticas diferenciales -aunque no se correspondan con las que se han señalado en los intentos explicativos mencionados anteriormente en efecto, en general, los 6. Cf. Subirats (1994:332-335; 1990; 1987:12-32) para un estudio de esta cuestión en la tradición gramatical española y en la de otras lenguas románicas. 7. Cf. p. ej., Bosque (1991:86 ss.). 8. Los problemas que plantea la propuesta de Bosque (1991:86 ss.) son básicamente los siguientes: 1. A pesar de que Bosque utiliza los términos "predicado" y "argumento", no funda­ menta su definición en una teoría de la predicación, por lo que, en la práctica, su concepto de predicado se reduce al de verbo, con lo cual se sitúa dentro de una concepción absolutamente tradicional. 2. Aunque, aparentemente, Bosque (1991) aborda el tratamiento de la subordina­ ción con el propósito de revisar propuestas innovadoras, en la práctica recurre a los conceptos imprecisos del estructuralismo lingüístico, es decir, estudia la

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predicados de segundo nivel, como p. ej., gustar, posibilidad, difícil, etc., tienen un significado más "abstracto" que los predicados de primer nivel, es decir, los que no admiten predicados como argumentos, como p. ej., saponificar, sulfuroso, etc. Sin embargo, la propuesta de explicar las propie­ dades formales de los elementos léxicos a partir de caracterizaciones semán­ ticas generales carece de carácter predictivo y, por tanto, no es reproducible en el léxico. En realidad, estos intentos de explicación ocultan la verdadera naturaleza del sistema de diferenciaciones formales y semánticas que se mani­ fiesta en el léxico y contribuyen indirectamente a mantener la falacia de la existencia de "reglas" regularizadoras en las lenguas naturales. Los intentos de explicación de la subordinación sobre una base semántica a los que nos hemos referido anteriormente plantean además otro problema, que consiste en que parten de una reducción del problema de la subordinación, limitándolo exclusivamente al tratamiento de los predicados verbales, es decir, se limita el estudio de la subordinación a la subordinación verbal. Sin embargo, el estudio sintáctico de los predicados de segundo nivel requiere un análisis global, que debe tener en cuenta por lo menos las siguientes cuestiones: 1. Los predicados verbales de segundo nivel pueden ser verbos predicativos, pero, también, nombres, adjetivos predicativos, preposiciones predica­ tivas, etc., los cuales admiten, a su vez, predicados -no únicamente verbos- como argumentos. 2. Hay predicados que no admiten predicados como argumentos, aunque sí admiten como argumentos grupos nominales, cuyos núcleos son nombres predicativos; así p. ej., el verbo presentar o la preposición predicativa sobre 'acerca de', no admiten predicados como argumentos, p. ej., ?*El abogado presentó que su defendido era inocente, ?*El abogado no habló sobre que su defendido era inocente, aunque admiten como argumento un grupo nominal, cuyo núcleo sea un nombre predicativo como prueba o hecho, p. ej., El abogado presentó la prueba de que su defendido era inocente, El abogado no habló sobre el hecho de que su defendido era inocente (3.9). 3. Hay una clase de locuciones verbales en español, como p. ej., llegar a la conclusión, cuyo argumento lexicalizado es un nombre predicativo de

subordinación como casos de oraciones que admiten otras oraciones como sujetos o complementos.

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segundo nivel Pp, cuyo argumento oracional se puede incorporar a dicho Npred tras una relativización y una reducción del verbo de soporte, las cuales convierten el argumento oracional del Npred lexicalizado en un argumento derivado introducido por el marcador de (3.12): Max llegó a una conclusión; que esto es más complicado es una conclusión [Reí] —> Max llegó a una conclusión, que es que esto es más complicado

[Red Vsop] Max llegó a la conclusión de que esto es más complicado

De hecho, también en el marco de la sintaxis léxica, se podría hacer el intento de proporcionar explicaciones, poniendo en relación las propiedades formales y semánticas de los predicados, pero esta relación carecería de valor explicativo o "regularizador", en la medida en que tendría un carácter único para cada uno de los predicados del léxico. La explicación sintáctica de la subordinación o de cualquier otro fenómeno no debe consistir en limitar su alcance sintáctico y en buscar algunas coincidencias entre forma y signifi­ cado sino en la delimitación de su extensión en el léxico, con objeto de determinar la organización de las diferenciaciones que permite vehicular la información. En efecto, dado que las propiedades lexical izadas de los predi­ cados -y, posiblemente, de los argumentos- tienen una función fundamental­ mente diferenciadora (1.2), el objetivo de la sintaxis se debe centrar en la determinación de su extensión en el léxico.

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2. Modelo sintáctico y semántico 2.1 Relaciones de dependencia entre predicados y argumentos

Partiendo de un procedimiento sistemático que nos permita determinar las palabras que integran el léxico de una lengua1, podemos constatar que no todas las secuencias finitas de palabras construidas sobre dicho léxico constituyen enunciados aceptables, es decir, enunciados que los hablantes nativos utilicen realmente en la comunicación lingüística o que dichos hablantes reconozcan como enunciados posibles. La gramática generativa, al igual que la gramática estructural, ha partido de la hipótesis de que existen reglas o estructuras -cuya determinación se puede efectuar con independencia del léxico- que permiten dar una caracterización general de las secuencias de palabras que constituyen los enunciados lingüísticos de las lenguas naturales. La constatación de la complejidad de la distribución de las reglas gramaticales en el léxico y el hecho de que no se haya podido dar una caracterización global de los procesos sintácticos y semánticos de las lenguas naturales con independencia de su determinación en el léxico han sido la causa del abandono de las hipótesis generativistas y del creciente interés por el estudio de los condicionamientos léxicos que determinan la semántica y la sintaxis de las lenguas naturales. A lo largo de este proceso de cambio, se ha ido configurando el marco teórico y metodológico de la sintaxis léxica, cuyo objetivo básico es el estudio de las restricciones léxicamente condicionadas, que estructuran formal y semántica­ mente los enunciados y que determinan la forma de vehicular la información en las lenguas naturales. Los enunciados lingüísticos, tanto en su forma oral como escrita, se presentan como una sucesión lineal de palabras, pero no es posible dar una caracterización de dichos enunciados a partir de la mera observación de sus formas superficiales. Por ello, no existe ninguna teoría global que haya podido dar cuenta de las regularidades del conjunto de enunciados de una lengua, utilizando únicamente criterios estadísticos o distribucionales. La sintaxis léxica trata de dar una caracterización de los enunciados mediante la deter­ minación de las restricciones formales y semánticas subyacentes que se 1. Cf. Harris (1991:171 ss.; 1968:24 ss.).

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establecen entre los elementos léxicos que integran dichos enunciados, ya que parte de la hipótesis de que son dichas restricciones las que configuran la forma de los enunciados. Así, el modelo de la sintaxis léxica, que está fundamentado en la teoría de predicados de Z.S. Harris2, parte de la hipótesis de que el conjunto de oraciones de una lengua está constituido por proyecciones lineales de la relación de dependencia que se establece entre los elementos léxicos que constituyen dichas oraciones. Esta relación de dependencia se manifiesta de forma explícita en el subconjunto de oraciones que constituye la base (2.5), en las cuales la presencia de determinados elementos léxicos simples o compuestos depende a su vez de la presencia de otros elementos léxicos pertenecientes a una determinada clase. Así p. ej., en (1) y (2), la presencia de abrir y echar una mano depende, respectivamente, de la aparición de Max y compuerta, y de Eva y amigo en un orden determinado con respecto a abrir y echar una mano: (1) Max abre una compuerta (2) Eva echa una mano a un amigo En (3), la presencia de peligro depende de la aparición del verbo abrir y de todas las palabras que concurren con dicho verbo: (3) Que Max abra una compuerta es un peligro En el subconjunto de oraciones, al que denominamos base, para cada palabra simple o compuesta, como p. ej., abrir, echar una mano, compuerta, etc., existe una clase de palabras -o ninguna-, cuyos miembros reciben el nombre de argumentos, tal que cada una de dichas palabras no puede aparecer en una oración, si no aparece en ella en una posición determinada una palabra perteneciente a cada una de las clases a las que pertenecen sus argumentos. Las palabras que no tienen requerimiento argumental, es decir, aquellas cuya presencia no requiere la concurrencia de otras palabras, como p. ej., el nombre 'concreto' compuerta, Max, Eva, etc., las denominamos argumentos de nivel cero y las representamos por N. Las palabras que tienen un requerimiento distinto de cero, como p. ej., abrir, echar una mano o peligro, las denomi­ namos predicados; los predicados, los representamos por P y sus argumentos se especifican en minúsculas como subíndices del predicado correspondiente. 2. Cf. Harris (1970:612-692; 1981:291-435; 1982; 1991).

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Los predicados, como abrir o echar una mano, que solo admiten argumentos de nivel cero N como argumentos, es decir, los predicados P...*.., reciben el nombre de predicados de primer nivel. Los predicados, como p. ej., peligro, que pueden admitir por lo menos un predicado como argumento, es decir, los predicados P...p.reciben el nombre de predicados de segundo nivel. Por tanto, en los anteriores ejemplos (1) y (2), podemos decir que abrir y echar una mano requieren la presencia de los pares Max, compuerta y Eva, amigo, respectivamente, que operan sobre dichos pares o que dichos pares constituyen su requerimiento argumental; asimismo, en (3), peligro requiere u opera sobre abrir, que es su argumento y, a su vez, abrir requiere u opera sobre Max y compuerta, que constituyen sus argumentos. El requerimiento argumental de un predicado no se define en función de clases de argumentos definidos morfológica o distribucionalmente, sino en función de las propiedades de dependencia de los argumentos de los que depende dicho predicado. Así p. ej., los predicados abrir y echar una mano en (1) y (2) no se caracterizan por depender de un conjunto de palabras pertene­ cientes a la clase distribucional de los nombres, sino por depender de los argumentos de nivel cero N, Max y compuerta, y Eva y amigo, respecti­ vamente, que, a su vez, se caracterizan por no depender de otras palabras, ya que su requerimiento argumental es cero; por ello, consideramos que abrir y echar una mano son predicados de primer nivel Pm. Asimismo, un predicado, como p. ej., peligro en nuestro anterior ejemplo (3), se caracteriza por incluir en su requerimiento argumental el predicado abrir, el cual, a su vez, tiene su propio requerimiento argumental; por ello, consideramos que peligro es un predicado de segundo nivel Pp. El hecho de definir la dependencia de un predicado en relación con las propiedades de dependencia de las palabras que pueden concurrir con él para formar una oración y no en relación con listas de palabras que poseen determinadas propiedades distribucionales nos permite dar una caracterización formal de dicha dependencia. En efecto, la relación de dependencia entre predicados y argumentos induce un orden parcial (L, etc. La partición del léxico en tres clases de equivalencia básicas está motivada lingüísticamente desde el punto de vista del proceso de creación de oraciones a partir del léxico. En efecto, los argumentos de nivel cero N pueden entrar en el proceso de formación de una oración a partir de las bases de conocimiento léxico y sintáctico-semántico (2.13 y Fig. 2.5), sin requerir la presencia de otros elementos, mientras que la entrada de un predicado depende de la entrada previa de otras palabras, ya sean estas N o P. En consecuencia, los argumentos N con un requerimiento argumental nulo son necesarios para que, en el proceso de formación de oraciones, se creen las condiciones que permitan la entrada de un predicado. Los predicados de primer nivel P .n..., cuyo requerimiento argumental incluye únicamente argumentos de nivel cero, resultan imprescindibles, ya que de otro modo después de los argumentos N, no podría entrar ningún predicado para completar la formación de una oración. A su vez, la existencia de predicados de segundo nivel P...p..., cuyo requeri­ miento argumental incluye uno o más predicados, es necesaria para que se puedan formar construcciones sintácticas recursivas. 2.2 Selección

La dependencia de un predicado con respecto a una clase de argumentos indica que cualquier elemento de dicha clase tiene una probabilidad positiva de aparecer con dicho predicado para formar una oración, pero dicha dependencia no especifica la probabilidad de aparición de los elementos de la clase y, a su vez, dicha probabilidad puede no ser idéntica para todos sus elementos. En general, la posibilidad de que un predicado tenga un determinado N -o una determinada clase de N - como su argumento o, a la inversa, la posibilidad de que un N aparezca como argumento de un determinado predicado -o de una determinada clase de predicados- constituye una gradación, que, a pesar de no admitir una caracterización precisa, se puede establecer en términos compara­ tivos: para un determinado predicado, se puede precisar la posibilidad de que un determinado N sea su argumento, comparándola con la posibilidad que tienen otros argumentos N. Las palabras que pertenecen a la clase de argumentos de un predicado y que, en términos comparativos, tienen una posibilidad de aparición normal como argumentos de este, al margen de un contexto oracional o de un tipo de discurso específicos, constituyen la

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selección de dicho predicado en relación con dichos argumentos. Observemos

algunos ejemplos. No todas las unidades léxicas que pertenecen a la clase de los argumentos N tienen la misma posibilidad de aparecer como primer argumento del predicado Pndormir. En efecto, dormir admite de forma natural Max o gato como argumentos, p. ej., Max duerme o El gato duerme; por el contrario, la aparición de árboles o montaña como argumentos de dormir en Los árboles duermen en invierno y Las montañas duermen bajo una espesa capa de nieve se puede considerar menos natural, aunque ambas oraciones se pueden interpretar en un sentido metafórico; sin embargo, el nombre 'concreto' pared como argumento de dormir, p. ej. en ¿a pared duerme, daría lugar a una oración de difícil interpretación semántica. Así, en relación con los ejemplos que hemos considerado anteriormente, la selección de dormir incluiría Max, gato y, posiblemente, árbol o montaña, pero no pared. Obsérvese, no obstante, que una oración dudosa, como p. ej., Hasta las paredes bostezaban, puede resultar natural e incluso puede adquirir una interpretación semántica precisa, si se encuentra en un contexto oracional que facilite su interpretación metafórica, como p. ej., Sus clases eran tan solemnemente aburridas que, en ellas, hasta las paredes bostezaban. En este último ejemplo, la posibilidad de aparición de pared como argumento de bostezar no se puede determinar en el marco oracional en el que se proyecta su relación de dependencia, sino que es necesario tener en cuenta su entorno. Este ejemplo pone de manifiesto que existe un tipo de oraciones -que se suelen considerar 'marginales'-, que solo pueden adquirir una interpretación semán­ tica precisa en un discurso determinado y, asimismo, pone de relieve los límites imprecisos de la determinación de la selección de un predicado y la imposibilidad de determinar la interpretación semántica de la proyección lineal de ciertas jerarquías de dependencias en el marco exclusivo de la oración que crea dicha proyección. Cuando el argumento de un predicado es un grupo nominal derivado, el significado de cuyo núcleo -al que podemos denominar argumento inme­ diato- está condicionado por sus modificadores, por el hecho haber 'heredado' algunas de las características semánticas de dichos modificadores, no es posible determinar la selección del predicado en función del núcleo de dicho GN. Así p. ej., una oración como (4) La niña se comió una casita resulta poco natural, mientras que las oraciones (5) La niña se comió una casita, que era de chocolate o (5') La niña se comió una casita de chocolate, en las que el argumento casita recibe el modificador que era de chocolate o su reducción de chocolate, constituyen oraciones aceptables, que se podrían derivar a partir de

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(6) La niña se comió una casita; dicha casita es de chocolate, mediante una relativización y una reducción de la oración de relativo. El problema que plantea derivar (5) o (5’) a partir de (6) es que (6) incluye la oración (4), cuya interpretación, como hemos señalado anteriormente, es dudosa. Teniendo en cuenta que, en (5) y en (5'), la selección del segundo argumento de comer no se puede establecer en función de la clase de selección a la que pertenece su argumento inmediato, es decir, casita, sino en función de la clase semántica del grupo nominal derivado, la cual está condicionada por el significado del modificador que es de chocolate o por su reducción, de chocolate, tenemos que derivar (5) o (5’) mediante una reducción algo/alguien que ser, que convierte, respectivamente, una casita, que es de chocolate, en (7), o una casita de chocolate, en (8), -pero nunca casita- en el segundo argumento de comer. La huella que dejan estas derivaciones en la oración resultante es justa­ mente el hecho de que un argumento como casita, que no pertenece a la clase de selección del segundo argumento de comer, pueda constituir su argumento inmediato: ^ La niña se comió algo; una casita es algo; una casita es de chocolate

[Reí] (7')

—> La niña se comió algo; una casita, que es de chocolate, es algo , [Reí] (7) La niña se comió algo, que es una casita, que es de chocolate [Red algo/alguien, que ser] —> La niña se comió una casita, que es de chocolate

[Red ORel] V

(8 ’)

—> La niña se comió una casita de chocolate

[Red ORel] de (7) (8) —> La niña se comió algo, que es una casita de chocolate [Red algo/alguien, que ser] La niña se comió una casita de chocolate

Esta derivación muestra que la selección no siempre depende del argumento inmediato de un predicado, sino que puede estar determinada por otro predi­ cado que puede modificar a dicho argumento inmediato. Así, además de una subclase de elementos léxicos, el segundo argumento de comer 'ingerir' puede ser cualquier grupo nominal derivado, como p. ej., casita de chocolate, etc.,

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que pertenece a la clase semántica 'alimento', porque está modificado por el predicado Pnn ser de 'estar formado o compuesto por', que transfiere el significado 'alimento', que posee su segundo argumento, es decir, chocolate, a su primer argumento, o sea, casita. En consecuencia, la selección de un predicado con respecto a sus argumentos N no solo incluye las subclases de elementos léxicos pertenecientes a las clases semánticas que determinan dicha selección, sino que puede incluir cualquier grupo nominal derivado -aunque su núcleo no pertenezca a ninguna de dichas subclases léxicas-, cuando dicho GN ha 'heredado' el significado perteneciente a dichas clases semánticas debido a la acción de sus modificadores. El significado de un predicado determina en parte su selección, pero dicha selección contribuye también a delimitar su significado. Así p. ej., no es solo la diferencia de significado de los distintos predicados peinar en (9) y (10), donde son dos Pn„ con la misma proyección lineal N¡ peinar N2 , lo que determina su distinta selección, sino que es también dicha selección lo que permite diferenciar sus significados: en efecto, en (9) Eva peinó¡ su cabellera, peinar1 significa 'pasar el peine por el pelo o cualquier cosa semejante para alisarlo' y selecciona segundos argumentos que se refieran a 'pelo o cosas semejantes', mientras que en (10) La policía peinó2 la zona, peinan significa 'rastrear cuidadosamente una zoná y selecciona segundos argumentos que se refieran a 'zonas, espacios, etc.'. Es justamente la distinta selección de estos dos predicados, tal como se manifiesta en (9) y (10), lo que permite diferenciar sus distintos significados. Asimismo, tampoco es únicamente el distinto significado de los tres predicados plantar de (11-13), que tienen el mismo requerimiento argumental Pnn y la misma proyección lineal N¡ plantar N2 , lo que determina su selección, sino que es la distinta selección que imponen los distintos predicados plantar sobre sus segundos argumentos, lo que permite delimitar sus significados respectivos. Así, en (11), plantar¡ 'meter en tierra una semilla, esqueje, etc., para que arraigue' requiere que su segundo argumento pertenezca a la clase semántica 'vegetal'; en (12), plantan 'fijar o poner enhiesta una cosa' requiere que su segundo argumento sea un N 'inanimado' y, en (13), plantar3 'abandonar a alguien' selecciona segundos argumentos 'humanos': (11) Max plantó 1 un árbol (12) Los obreros plantaron los postes de telégrafos (13) Eva plantó3 a Max

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Capítulo II

La extensión léxica de la clase de predicados que puede operar sobre un argumento también puede determinar características de su significado. Observemos un ejemplo. Alguien y algo, cuando son N, pueden ser argumen­ tos de cualquier predicado. Es justamente la extensión léxica de la clase de predicados que pueden operar sobre ellos, -clase que incluye prácticamente a todos los predicados del léxico-, o, visto desde una perspectiva inversa, es la falta de especificidad en relación con los predicados que pueden operar sobre dichos argumentos, lo que induce su significado 'indefinido'. Por tanto, dicho significado se puede considerar como una función de la capacidad indiscri­ minada de alguien y algo para ser argumentos de cualquier predicado. En realidad, solo un argumento 'vacío' de significado puede acomodarse a todas las restricciones semánticas que imponen los predicados sobre sus argumentos. En suma, la selección constituye una gradación, que solo admite una determinación comparativa; asimismo, la selección puede contribuir a precisar el significado de los predicados y a mantener su diferenciación semántica con respecto a otros predicados del léxico. 2 3 Oraciones de base

Las oraciones son proyecciones lineales de la relación de dependencia que se establece entre las palabras qué las integran. La relación de dependencia entre predicados y argumentos induce un orden parcial en la oración, ya que para todo a, b, c perteneciente a una oración O, a < a, si a < b y b < a, entonces a = b, si a < b y b < c, entonces a < c, y hay elementos de O que no son compa­ rables. Dado que las oraciones tienen una organización lineal, es necesario determinar la proyección del orden parcial en la estructura lineal de la oración. El orden parcial que crea la dependencia entre predicados y argumentos constituye una relación entre un predicado y la concurrencia de un conjunto ordenado de palabras pertenecientes a la clase de sus argumentos, puesto que el orden de los coargumentos tiene un valor semántico, como podemos observar en oraciones, como p. ej., El cacique desprecia a los investigadores y Los investigadores desprecian al cacique, en las cuales la distinta ordenación de los dos argumentos del Pm despreciar 'no considerar digno de aprecio' da lugar a dos oraciones semánticamente distintas. El orden parcial de los elementos que integran una oración O constituye un semirretículo, es decir, un orden en el que, para cualquier par de palabras a, b de O, hay una de ellas que constituye una cota superior mínima.

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Las oraciones de base son proyecciones canónicas de jerarquías de predicación, a las que no se les ha aplicado ninguna transformación. En la proyección canónica de una jerarquía de dependencias en una oración, el predicado aparece, en general, después de su primer argumento, como p. ej. en Eva duerme o Max tiene manía a la vicerrectora, donde los predicados Pn dormir y Pm manía aparecen después de sus primeros argumentos. El subconjunto de oraciones integrado por oraciones de base constituye lo que denomi­ namos la base. Cuando hay dos segundos argumentos, de los cuales uno de ellos lleva preposición, el argumento con preposición va detrás del argumento sin prepo­ sición en las oraciones de la base, ya que este constituye el orden no marcado en español. Así p. ej., en la oraciones de base Max regala libros a los estu­ diantes o La sacerdotisa absuelve a Max de sus pecados, los argumentos preposicionales a los estudiantes y de sus pecados van detrás de libros y a Max, ya que libros es un argumento sin preposición y, asimismo, la prepo­ sición a de a Max se asigna a la oración de base en función del significado humano o definido de dicho argumento, p. ej., Max vio a Eva, Max vio una piedra o Eva busca secretarios eficaces. Obsérvese que, en algunos casos, se puede reducir la preposición de un objeto directo humano y definido; así, p. ej., el segundo argumento de presentar 'dar a conocer a alguien' en las siguientes oraciones es un objeto directo definido y humano, que requiere obligatoria­ mente la preposición a: Pepe presentó a su novia, ?*Pepe presentó su novia. Sin embargo, cuando se especifica el tercer argumento de presentar, que es un objeto indirecto, que tiene que ser humano, se reduce la preposición que intro­ duce el segundo argumento, a pesar de ser un objeto directo humano y defi­ nido, como hemos señalado anteriormente: Pepe presentó su novia a sus padres, *Pepe presentó a su novia a sus padres. Este tipo de reducciones no se da con argumentos preposicionales, que desempeñan la función sintáctica de objeto indirecto o preposicional. Cuando hay dos segundos argumentos con preposición, como p. ej., en Max habló a Eva de sus intenciones, el objeto indirecto precede al objeto preposicional en la oración de la base, ya que este es el orden no marcado. En español, no hay predicados que admitan dos segundos argumentos, que sean ambos objetos preposicionales; sin embargo, sí existen predicados cuyos segundos argumentos no llevan preposición, como p. ej., Max nombró a Eva rectora de la Universidad. En estos casos, damos prioridad al objeto directo, que, en la oración de base, va delante del otro segundo argumento sin preposi­ ción.

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Capítulo II

Las oraciones de la base satisfacen de forma explícita la relación de dependencia entre predicados y argumentos, ya que no han sufrido la aplicación de transformaciones, que pueden ocultar la relación de predicación o pueden introducir ambigüedades en las oraciones derivadas. La transparencia de las oraciones de base con respecto a las relaciones de predicación permite fundamentar una definición de oración. En efecto, una oración es cualquier concatenación de elementos léxicos en la que se satisfaga de forma explícita la relación de dependencia entre predicados y argumentos. Asimismo, desde el punto de vista del proceso de formación de una oración, un enunciado constituye una oración cuando cada elemento léxico de dicho enunciado, excepto el último predicado procesado, es un argumento de un predicado superior3. Mediante la aplicación de transformaciones al subconjunto de oraciones que integran la base, se pueden derivar las restantes oraciones de la lengua (Fig. 2.5). Dado que las transformaciones no alteran la relación de dependencia entre predicados y argumentos, que es la que vehicula la información oracional, toda la información de las oraciones derivadas tiene que estar en las oraciones de la base, que constituyen sus imágenes inversas. En consecuencia, toda la información que se puede transmitir mediante las oraciones de una lengua tiene que estar contenida en el subconjunto de oraciones que constituye la base. Por ello, el requerimiento argumental y la selección son las restricciones léxicamente condicionadas de los predicados que determinan la transmisión de información en las lenguas naturales. En consecuencia, el estudio del dominio de aplicación de las transformaciones no determina el potencial que poseen las lenguas para transmitir información; de hecho, dicho estudio caracteriza únicamente las distintas formas sintácticas semánticamente parafrásticas que pueden vehicular alternativamente la misma información. Dado que las oraciones de la base son construcciones no ambiguas que contienen la información que se puede vehicular en las lenguas naturales, en el marco de la sintaxis léxica, la simulación informática de la capacidad que poseen los hablantes para comprender discursos consiste en la reconstrucción de la historia derivacional de las oraciones de un texto, con objeto de transducir dichas oraciones en sus correspondientes oraciones de base. En el caso de oraciones en las que la forma léxica correspondiente al predicado es polisémica, la transducción tiene que ir ligada a la identificación de la entrada 3. Cf. Johnson (1987:52).

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a la que pertenece dicha forma polisémica y, tras ello, es necesario transducir el significado de dicha entrada por una paráfrasis semántica no ambigua. Desde esta perspectiva, la simulación informática de la comprensión de un texto consiste en su transducción en otro texto, en el que se ha eliminado la ambigüedad: las ambigüedades léxicas se eliminan transduciéndolas en pará­ frasis no ambiguas construidas a partir de un sublenguaje semántico y las ambigüedades sintácticas se eliminan transduciendo las oraciones derivadas por las oraciones de base correspondientes, en las que se restituye de forma explícita la jerarquía de dependencias que transmite la información. 2.4 Marcas de persona y número de los predicados

Las marcas de persona y numero, que están asociadas a las desinencias del presente de indicativo o a las del presente de subjuntivo de las oraciones subordinadas, que dependen de predicados que seleccionan dicha modalidad, se unen a los predicados de las oraciones de la base para indicar su condición de predicados. Estas marcas están determinadas por las características de número y persona del primer argumento del predicado que incorpora dichas desinencias, y, por tanto, dependen de si su primer argumento es una primera, una segunda o una tercera persona del singular o del plural, respectivamente. Así p. ej., las marcas de persona y número de los predicados consumir, tener aversión y ser capaz en El coche consume gasolina, Los vampiros tienen aversión a los espejos o Tú eres capaz de convencer, están determinadas por las correspondientes marcas de sus primeros argumentos, coche, vampiros y tú: dichas marcas son, respectivamente, tercera persona del singular, tercera persona del plural y segunda persona del singular. En el caso de los predicados verbales, como p. ej., consumir, las marcas de número y persona (junto con las de tiempo y modo), se unen directamente al predicado, ya que los verbos poseen una morfología que les permite incorporar las marcas de tiempo, modo, persona y número. Los predicados no verbales, como p. ej., aversión, capaz, etc., reciben indirectamente las marcas de persona y número -y las marcas temporales- a través de sus correspondientes verbos de soporte, es decir, tener, en el caso del nombre predicativo aversión, y ser, en el caso del adjetivo predicativo capaz. Las marcas de persona y número de las locuciones cuyo primer argumento está lexicalizado y coincide, por tanto, con la parte conexa de la locución, están determinadas también por las correspondientes marcas de

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dicho argumento, aunque este esté lexicalizado. Así p. ej., la locución verbal caerse los anillos en: (14) Al jefe no se le caen los anillos por llevar paquetes cuyo núcleo verbal es caerse, aparece siempre en tercera persona del plural, porque recibe las marcas de número y persona de su argumento lexicalizado, los anillos, que está en tercera persona del plural. Obsérvese la inaceptabilidad de *Al jefe no se le cae los anillos por llevar paquetes, *A mí no se me caigo los anillos por llevar paquetes, etc. De hecho, las marcas de persona y número de estas locuciones en las oraciones de la base son invariables, ya que están determinadas por un argumento lexicalizado. El primer argumento lexicalizado de esta clase de locuciones en las oraciones de base ocupa el mismo lugar que el de los primeros argumentos libres, es decir, se encuentra a la izquierda del predicado, p. ej., Los anillos no se le caen al jefe por llevar paquetes; en algunos casos, las oraciones de base resultantes pueden ser estilísticamente dudosas, p. ej., ??Duda de que esto es así no me cabe: este tipo de locuciones constituyen casos marginales. Nótese que, en el caso de locuciones verbales, como p. ej., correr la voz o no caber duda, etc., en Ha corrido la voz de que han dado un golpe de estado, A Max no le cabe duda de que son unos fascistas, que son, respectivamente, predicados P¡, y Ppn, cuya proyección lineal es la voz de que P¡ correr y duda de que P¡ no caber a N2 , su primer argumento libre, es decir, que han dado un golpe de estado y que son unos fascistas, son, respectivamente, complementos adnominales del primer argumento lexicalizado voz y duda, que son los que determinan las marcas de

persona y número de dichas locuciones. En el caso de locuciones que poseen dos núcleos verbales, las marcas de persona y número (junto con las marcas temporales) se deben asociar a los dos núcleos verbales; así p. ej., la locución verbal vérselas y deseárselas en Max se las ve y se las desea para hacerfrente a la degradación de su entorno tiene dos núcleos verbales, es decir, ver y desear, por ello, las marcas de persona y número (junto con las marcas temporales) se asocian a ambos núcleos verbales. Este tipo de locuciones constituyen casos muy marginales. Las marcas de persona y numero de las oraciones derivadas en las que ha habido inversión de argumentos están determinadas igualmente por las correspondientes marcas de sus primeros argumentos, independientemente de que estos sean derivados. Así p. ej., en las oraciones pasivas con ser o con estar, Vosotros fuisteis utilizados por esa gentuza, La venta de drogas legales

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no está controlada por las autoridades, las marcas de persona y número de los predicados utilizar y controlar están determinadas por sus sujetos derivados, vosotros y la venta de drogas legales, que son segundos argumentos en las correspondientes oraciones activas, es decir, Esa gentuza os utilizó y Las autoridades no controlan la venta de drogas legales. Esto implica que los cambios que introducen las transformaciones que invierten el orden de los argumentos, como p. ej., las pasivas con ser o con estar -que convierten los segundos argumentos en primeros argumentos-, tienen que incluir una operación que ajuste la concordancia a las características del primer argumento derivado. En efecto, los cambios en la concordancia entre el predicado y su primer argumento, provocados por la inversión de argumentos en una oración derivada, deben estar especificados como un proceso formal asociado al conjunto de cambios introducidos por la transformación correspondiente. Algunas locuciones verbales admiten transformaciones, que con­ vierten su parte conexa en un primer argumento derivado; así p. ej., hinchar las narices en (15) o remorder la conciencia en (16) admiten la transformación de se medio (que, a su vez, requiere la aplicación posterior obligatoria de la transformación de reduplicación del clítico), que convierte sus partes conexas, es decir, las narices y la conciencia, en primeros argumentos derivados, que son los que determinan las marcas de persona y número de las locuciones verbales en las correspondientes oraciones derivadas4:

(15)

Algo hinchó las narices a Max —> *Las narices se hincharon a Max [Redupli cli] —> Las narices se le hincharon a Max [Se medio]

[Permutación] (15’) —> A Max se le hincharon las narices (16) Algo remuerde la conciencia a Max [Media] —> ?*La conciencia remuerde a Max [Redupli cli] —> La conciencia le remuerde a Max [Permutación] (16’) A Max le remuerde la conciencia

4. Cf. S ubirats (1987:94-96).

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Capítulo II

Las marcas de persona y número de las locuciones verbales hinchar las narices en (15’), remorder la conciencia en (16’) o caerse los anillos en (14) están determinadas por un argumento lexicalizado, concretamente, las narices, la conciencia y los anillos, respectivamente. Sin embargo, hinchar las narices y remorder la conciencia son predicados de dos argumentos Pm que han sufrido la conversión de su parte conexa en un sujeto derivado y una reducción de su primer argumento, mediante la transformación de se medio y la transformación media respectivamente, mientras que caerse los anillos es un predicado P,„ en el que la parte conexa, los anillos, es un argumento lexi­ calizado no derivado. Es decir, tanto en (14), en (15’), como en (16’) la concordancia está determinada por las marcas de persona y número del primer argumento, pero en (14) la concordancia se establece con un argumento lexicalizado de la oración de base, mientras que en (15’) y (16’) se establece con un argumento lexicalizado derivado. En resumen, las marcas de persona y número de un predicado están determinadas por las correspondientes marcas de su primer argumento, independientemente de que dicho argumento esté o no lexicalizado, y de que sea un argumento de la oración de base o un argumento derivado. 2.5 Proyecciones lineales Las proyecciones lineales son representaciones de requerimientos argumén­ tales de clases de predicados o de predicados concretos, representaciones en las que los argumentos (sin dar su especificación léxica) se ordenan en relación con su predicado de acuerdo con la posición que ocupan en las oraciones de la base. En una proyección lineal se indica: 1. el predicado, ya sea mediante la especificación de la clase a la que pertenece, p. ej., Vpred, Npred, etc. o mediante su especificación léxica, en infinitivo, p. ej., regalar, no dejar títere con cabeza, etc.; en el caso de los predicados no verbales, su especificación léxica se da con su correspon­ diente forma canónica; los nombres predicativos van precedidos por el determinante por defecto en las oraciones de la base, es decir, el artículo indeterminado; 2. las clases de dependencia a las que pertenecen los argumentos del predicado correspondiente, es decir, N o P, los cuales llevan un subíndice numérico, que especifica si se trata de un primero, de un segundo o de un tercer argumento;

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3. los verbos de soporte que seleccionan los predicados no verbales, ya sea con la especificación genérica Vsop o con su especificación léxica, p. ej., ser, dar, etc.; 4. los marcadores de argumento que imponen determinados predicados sobre sus segundos argumentos; así p. ej., el Pmn absolver en La sacerdotisa absolvió a Max de sus múltiples pecados impone el marcador de argu­ mento de a su tercer argumento; 5. el marcador que, que los predicados de segundo nivel imponen sobre los predicados que integran su requerimiento argumental; así p. ej., el Ppn importar en Que digas eso de mí no me importa impone el indicador que sobre su primer argumento, que es el predicado decir junto con sus argu­ mentos. Analicemos algunos ejemplos: (a) Podemos dar una representación más detallada del requerimiento argumental de la clase de predicados verbales Pmn que introducen su tercer argumento con la preposición a (sin dar la especificación léxica de sus argumentos) mediante la proyección lineal: (17) N¡ Vpred ¿V? a N3 ; asimismo, la proyección lineal del requerimiento argumental del verbo predicativo regalar, que constituye un representante de la clase que determina la proyección de (17), es (18) N¡ regalar N2 a N3 ; (18) es una proyección análoga a (17): la única diferencia entre ambas reside en que, en (18), en lugar de referimos genéricamente a la clase de los verbos predicativos Vpred, se da la especificación léxica del predicado verbal P m n

regalar.

(b) La proyección lineal de los nombres predicativos Pp> que admiten un predicado P como único argumento, se puede expresar con la proyección lineal (19) que P¡ Vsop Npred; asimismo, la proyección de los nombres predicativos Pp, cuyo verbo de soporte es ser, es (20) que P¡ ser Npred y la proyección lineal del requerimiento del Pp peligro con la especificación léxica del verbo de soporte es (21) que P¡ ser un peligro, y, sin dicha especificación, es (22) que P¡ Vsop un peligro', en las proyecciones lineales de (19-22), correspondientes a predicados de segundo nivel, el marcador que indica que el predicado P es un argumento del predicado superior, es decir, de Npred o de peligro. En suma, una proyección lineal es una representación del requerimiento argumental de un predicado, que incluye una información sintáctica que no está presente en su especificación en forma de subíndice, concretamente, la clase de predicado, el verbo de soporte de los predicados no verbales, el orden

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de los argumentos en relación con el predicado, los marcadores de argumento y el marcador que. Como hemos señalado anteriormente en 2.1, la relación de dependen­ cia entre predicados y argumentos constituye un orden parcial, que induce una partición del léxico en clases de equivalencia que están integradas por todos los predicados que tienen el mismo requerimiento argumental (3.2). Las proyecciones lineales inducen una partición de las clases de predicados establecidas en función de su requerimiento argumental, en nuevas clases de equivalencia, que están integradas por predicados que tienen la misma proyec­ ción lineal. Analicemos tres ejemplos: (a) Estilarse y probable, en Ya no se estila que los hombres sean galantes con las mujeres, Es probable que los sectarios pierdan las elecciones, son dos predicados Pp y, por tanto, pertenecen a la misma clase de requerimiento argumental; no obstante, el primero es un verbo predicativo y el segundo, un adjetivo predicativo, y, por tanto, dichos predicados son representantes de las clases de proyecciones lineales (23) que P¡ Vpred y (24) que P¡ Vsop Apred, respectivamente. Las proyecciones lineales (23) y (24) determinan una partición de la clase de predicados Pp (que agrupa a todos los predicados que tienen la misma proyección que estilarse o probable) en dos nuevas clases. (b) Desagradar y repercutir, en Al electorado le desagrada que sean unos sectarios, Que sean unos sectarios repercute en el electorado, son dos predicados Ppn y, por lo tanto, pertenecen a la misma clase de requerimiento argumental; sin embargo, dado que desagradar y repercutir introducen su segundo argumento con marcadores distintos, a y en, respectivamente, son representantes de clases de proyecciones lineales distintas: que P¡ Vpred a N2 y que P¡ Vpred en N2 , lo cual induce una partición en la clase de predicados Ppn. (c) Cansado y partidario, en Max está cansado de aguantar a esa gentuza, Mis amigos son partidarios de que se plantee el tema abiertamente, son dos adjetivos predicativos Pnp, que introducen su segundo argumento con el mismo marcador de\ sin embargo, cansado selecciona el verbo de soporte estar, mientras que partidario selecciona ser, por lo cual pertene­ cen a las clases de proyecciones lineales N¡ estar Apred de que Pi y N¡ ser Apred de que P2 , respectivamente, lo cual determina, a su vez, una nueva partición la clase de predicados Pw. El conjunto cociente de predicados P y proyecciones lineales PL, P/PL, que está formado por las clases de proyecciones lineales del léxico de predicados,

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determina básicamente la estructuración de la base de conocimiento sintáctico (2.13 y 3.2). Esta estructuración está motivada por necesidades relacionadas con la utilización de dicha base de conocimiento para el tratamiento automático de la información textual. En efecto, dado que la simulación infor­ mática de la comprensión de un texto consiste en su transducción en oraciones de base no ambiguas, la base de conocimiento sintáctico se estructura en función de las clases de proyecciones lineales de los predicados del léxico, ya que constituyen las representaciones abreviadas de requerimientos argumén­ tales formalmente más cercanas a las oraciones de la base. Es importante tener en cuenta que las proyecciones lineales no son representaciones de oraciones mediante clases distribucionales de palabras (como las oraciones nucleares del modelo transformacional clásico, cf. 2.9), sino que constituyen, como hemos señalado anteriormente, representaciones lineales abreviadas de jerarquías de dependencias y, por tanto, en ellas, N y P representan clases de dependencias, Vsop, ser, estar, etc., verbos de soporte, y a, que, etc., marcadores de argumentos. Las oraciones nucleares del modelo transformacional clásico, que se definían a partir de clases distribucionales, no existen en la sintaxis léxica, dado que las oraciones de la base no se forman a partir de oraciones nucleares mediante procesos de inserción léxica, sino que se crean directamente a partir del léxico, concretamente, a partir de las propiedades de dependencia y de selección de los predicados. 2.6 Proyecciones oracionales de las relaciones de predicación La información de las jerarquías de predicación que se crean en función del requerimiento argumental y de la selección de sus predicados no sólo se puede actualizar mediante oraciones de base (que constituyen proyecciones canónicas de dichas jerarquías), sino, además, mediante otras construcciones sintácticas, que constituyen realizaciones sintácticas alternativas de las jerarquías de predi­ cación de las oraciones de base correspondientes y que, por tanto: 1. son semánticamente parafrásticas con las oraciones de base; 2. poseen los mismos elementos léxicos que las oraciones de base correspon­ dientes, a excepción de una clase de elementos previamente especificados, como p. ej., verbos de soporte, preposiciones (siempre que no constituyen marcadores de argumento), etc.;

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3. las diferencias semánticas (en el caso de que existan) y/o las diferencias formales en relación con las oraciones de base son siempre sistemáticas y productivas en el léxico. Dado que tanto las oraciones de base como las oraciones parafrásticas relacio­ nadas con ellas constituyen realizaciones sintácticas de la mismas relaciones de predicación, las oraciones parafrásticas se derivan mediante transformacio­ nes a partir de las oraciones que constituyen proyecciones canónicas de dichas relaciones de predicación, es decir, a partir de las oraciones de base correspon­ dientes. En el conjunto de las oraciones, la unión de cada una de las oraciones de base con las oraciones transformadas relacionadas con ellas constituyen clases de equivalencia, que están formadas por las oraciones que tienen la misma jerarquía de predicación. Las transformaciones permiten sistematizar las relaciones que existen entre las oraciones que pertenecen a una misma clase de equivalencia, es decir, entre oraciones de partida (que no deben ser necesa­ riamente oraciones de base) y las oraciones derivadas, que poseen las mismas relaciones de predicación que las correspondientes oraciones de partida. Analicemos algunos ejemplos. La jerarquía sorprender (tolerante (nacionalista), me), que constituye un semirretículo (2.3): (25’) sorprender tolerante

me

nacionalista

está integrada por el predicado verbal Ppn sorprender 'causar sorpresa', cuya proyección lineal es que P¡ sorprender a sorprender opera sobre el predi­ cado adjetivo P„ tolerante, que a su vez opera sobre nacionalista, y sobre me. La proyección canónica de (25’) en una oración de base es: (25) Que un nacionalista sea tolerante me sorprende Sin embargo, la actualización oracional de (25’) no sólo se puede llevar a cabo mediante la oración de base de (25), sino también mediante otras construc­ ciones sintácticas:

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(25.1) Yo me sorprendo de que un nacionalista sea tolerante (25.2) Yo estoy sorprendido de que un nacionalista sea tolerante (25.3) Que un nacionalista sea tolerante es sorprendente para mí Las oraciones (25.1), (25.2) y (25.3) cumplen los tres requisitos señalados anteriormente, por lo cual se pueden relacionar transformacionalmente con (25). En efecto, en primer lugar, (25.1), (25.2) y (25.3) son paráfrasis de (25) y, por tanto, vehiculan la misma información que (25). En segundo lugar, en (25.1), (25.2) y (25.3), no se ha añadido ningún elemento léxico en relación con (25), a excepción de elementos pertenecientes a una clase previamente establecida, concretamente, las preposiciones de y para, en (25.1) y en (25.3), y los verbos de soporte estar y ser, en (25.2) y (25.3), respectivamente; obsérvese que yo, en (25.1) y (25.2), y la forma pronominal mí, en (25.3), no son elementos añadidos, sino formas pronominales tónicas, que se corres­ ponden con el pronombre clítico me de (25); asimismo, sorprendido y sorprendente, en (25.2) y (25.3), tampoco constituyen elementos léxicos añadidos, sino un participio adjetivo y un adjetivo deverbal derivados de sorprender. En tercer lugar, las diferencias semánticas entre la oración de base (25) y las construcciones (25.1), (25.2) y (25.3) están ligadas a diferen­ cias formales de las respectivas construcciones y tanto las diferencias formales como las diferencias semánticas ligadas a ellas son productivas en el léxico: (a) La diferencia semántica entre (25) y (25.1) está ligada básicamente a la inversión de argumentos que presenta (25.1) en relación con (25) y a la conversión del predicado verbal sorprender de (25) en el verbo prono­ minal sorprenderse de (25.1), p. ej., *Yo sorprendo de que un nacionalista sea tolerante. Tanto las diferencias formales señaladas como las diferen­ cias semánticas ligadas a ellas afectan a otros predicados verbales, que pertenecen a la misma clase de requerimiento argumental y de proyección lineal que sorprender; así p. ej., el Ppn alegrar 'causar alegría', cuya proyección lineal es que P¡ alegrar a N2 , puede actualizar la información de una jerarquía como alegrar (tolerante (nacionalista), me), que se distin­ gue de (25’) únicamente en que el verbo predicativo es alegrar en lugar de sorprender, mediante una oración de base formalmente análoga a (25):

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(26) Que un nacionalista sea tolerante me alegra o mediante una construcción sintáctica como (26.1), que es formalmente análoga a (25.1): (26.1) Yo me alegro de que un nacionalista sea tolerante En (26.1), observamos los mismos cambios formales y semánticos en rela­ ción con (26), que los que observamos en (25.1) en relación con (25): en efecto, en (26.1), ha habido una inversión de argumentos en relación con (26), el verbo predicativo alegrar de (26) se ha convertido en el verbo pronominal alegrarse de (26.1), p. ej., *Yo alegro de que un nacionalista sea tolerante, y, entre (26) y (26.1), existen las mismas diferencias semán­ ticas que entre (25) y (25.1). (b) Análogamente, las diferencias semánticas entre (25) y (25.2) están ligadas básicamente a la inversión de argumentos que se da en (25.2) en relación con (25) y a los cambios aspectuales que conlleva la conversión del verbo predicativo sorprender de (25) en un participio adjetivo acompañado del verbo de soporte estar en (25.2), es decir, estar sorprendido', estas diferen­ cias semánticas que acabamos de señalar, ligadas a los mismos cambios formales, se manifiestan en otros predicados del léxico; así p. ej., el Ppn encantar 'gustar mucho', un verbo predicativo que tiene el mismo requeri­ miento argumental y la misma proyección lineal que sorprender, esdecir, que P¡ encantar a Ni, puede actualizar la información de: (27’) encantar (tolerante (nacionalista) me) (que se distingue de (25’) en que el predicado es encantar envez sorprender), mediante una oración de base análoga a (25) -y a (26)-:

de

(27) Que un nacionalista sea tolerante me encanta pero, también, mediante una construcción como (27.1), formalmente aná­ loga a (25.2): (27.1) Yo estoy encantado de que un nacionalista sea tolerante

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(c) Asimismo, las diferencias semánticas entre (25) y (25.3) están ligadas básicamente a los cambios aspectuales que implica la conversión del verbo predicativo sorprender de (25) en un adjetivo deverbal acompañado del verbo de soporte ser en (25.3), es decir, ser sorprendente. Estas diferen­ cias semánticas se manifiestan de la misma forma en relación con otros predicados verbales; así p. ej., el Ppn reconfortar, que pertenece a la misma clase de requerimiento argumental y de proyección lineal que sorprender, puede actualizar la información de la jerarquía: (28’) reconfortar (tolerante (nacionalista) me) (que se distingue de (25) en que sorprender ha sido sustituido por recon­ fortar), a través de una oración de base formalmente análoga a (25) y a (26): (28) Que un nacionalista sea tolerante me reconforta o mediante una construcción sintáctica como (28.1), que es formalmente análoga a (25.3): (28.1) Que un nacionalista sea tolerante es reconfortante para mí La formalización de las relaciones entre las oraciones pertenecientes a la misma clase de jerarquías de predicación, como p. ej., las oraciones que hemos analizado anteriormente, estructuran el modelo transformacional de la sintaxis léxica. En el marco de este modelo, las jerarquías de dependencias se proyectan, por un lado, en oraciones de base, que constituyen proyecciones canónicas del requerimiento argumental de sus predicados; por otro lado, las oraciones que actualizan las mismas relaciones de predicación y que, por ello, mantienen relaciones formales y semánticas sistemáticas con las oraciones de base, se derivan a partir de las oraciones de base mediante transformaciones. Así p. ej., consideramos que las jerarquías (25’), (27’) y (28’) se proyectan en las oraciones de base (25), (27) y (28); por el contrario, consideramos que (25.4) y (26.1) se derivan transformacionalmente a partir de (25) y (26) mediante la transformación de pasiva se-de, que (25.2) y (27.1) se derivan a partir de (25) y (27) mediante la transformación de pasiva estar-de5 y, final­ 5. Cf. S ubirats (1987:76-79).

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mente, que (25.3) y (28.1) se derivan a partir de (25) y (28) mediante una transformación de adjetivación deverbal con el verbo de soporte estar, respec­ tivamente (cf. Fig. 2.1); las oraciones (25), (25.1), (25.2) y (25.3), las oracio­ nes (27), (27.1) y (27.2), y las oraciones (28) y (28.1), pertenecen a tres clases de equivalencia distintas, cuyas oraciones poseen la misma jerarquía de dependencias, es decir, (25’), (27’) y (28’), respectivamente: cada una de las oraciones que integran estas clases de equivalencia constituyen formas alternativas de proyectar sintácticamente sus correspondientes jerarquías de dependencias. Que un nacionalista sea tolerante me sorprende

—[Pasiva se-de] Yo me sorprendo de que un nacionalista sea tolerante ~[Pasiva estar-de] —> Yo estoy sorprendido de que un nacionalista sea tolerante

L [Adj deverbal] —> Que un nacionalista sea tolerante es sorprendente para mí Fig. 2.1 Proyección de la jerarquía sorprender (tolerante (nacionalista), me) en distin­ tas construcciones sintácticas, que pertenecen a la misma clase de jerarquías de predicación y que están relacionadas transformacionalmente.

En principio, podríamos intentar establecer una relación directa entre una jerarquía de dependencias y la clase de construcciones sintácticas parafrás­ ticas, que comparten las mismas relaciones de predicación. Partiendo de este supuesto, los predicados proyectarían directamente su requerimiento argumental en la clase de construcciones sintácticas parafrásticas (que incluiría tanto las oraciones de base como las oraciones transformadas), que tienen las mismas relaciones predicativas. Sin embargo, este planteamiento limitaría el alcance explicativo de la sintaxis léxica. En primer lugar, impediría sistema­ tizar las regularidades que se observan en relación con la proyección del requerimiento argumental de los predicados en las oraciones de la base. En segundo lugar, se perdería la posibilidad de relacionar las oraciones (entre las que existe una relación formal y semántica sistemáticas), que forman parte de clases de equivalencia, cuyos elementos comparten la misma jerarquía de dependencias; por tanto, se perdería la posibilidad de relacionar las oraciones de la base y las oraciones derivadas. En consecuencia, resultaría imposible desarrollar la hipótesis constructivista de la sintaxis léxica, según la cual las

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oraciones de una lengua se pueden explicar tanto formal como semántica­ mente a partir de otras oraciones. Con objeto de evitar las limitaciones que acabamos de señalar, la sintaxis léxica considera que las jerarquías de depen­ dencias se proyectan en oraciones de base y deriva mediante transformaciones la clase de construcciones sintácticas, que tiene la misma jerarquía de predica­ ción que las oraciones de base y que está formal y semánticamente relacio­ nadas con ellas. Análogamente, podríamos intentar proyectar directamente las relacio­ nes semánticas que configuran el significado de los predicados, como p. ej., la sinonimia, la meronimia, la antonimia, etc., en los distintos significados que adquieren dichos predicados en sus distintas realizaciones léxicas tanto en las oraciones de la base, p. ej. sorprender en (25), como en las oraciones deri­ vadas, p. ej., sorprenderse en (25.1), estar sorprendido en (25.2) o ser sorprendente en (25.3). Sin embargo, una propuesta de estas características impediría caracterizar las regularidades semánticas que permiten relacionar los significados que adquieren los predicados en las oraciones derivadas en relación con el significado que tienen en las oraciones de la base, y, asimismo, impediría relacionar dichas regularidades semánticas con las construcciones sintácticas que las vehiculan. Por ello, tal como hemos hecho en la sintaxis, las relaciones que determinan el significado se proyectan únicamente en los predicados de las oraciones de la base; los cambios semánticos sistemáticos que pueden sufrir los significados de dichos predicados en sus realizaciones léxicas en las oraciones derivadas se consideran una función de las respec­ tivas transformaciones. Como hemos señalado en 1.2, uno de los aspectos que caracteriza a las lenguas naturales como medios de transmisión de información es su redundancia. En el marco de la sintaxis, la redundancia se manifiesta en las restricciones que imponen los predicados en relación con las construcciones que pueden vehicular la información. Estas restricciones se traducen en que no todos los predicados pueden vehicular la información por medio de las mismas construcciones sintácticas, lo cual contribuye a crear clases de redun­ dancia léxicamente condicionadas, que pueden estar integradas por un solo predicado. Así p. ej., sorprender, alegrar y encantar pueden materializar la información de una jerarquía de dependencias por medio de oraciones de base, como (25), (26) y (27), que son análogas desde el punto de vista sintác­ tico; no obstante, sorprender admite la pasiva se-de, la pasiva estar-de y una adjetivación deverbal con el verbo de soporte ser, como hemos observado en (25.1), (25.2), (25.3) y en la Fig. 2.1, mientras que encantar admite la pasiva

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estar-de, como se vio en (27.1), y la adjetivación deverbal con el verbo de soporte ser.

[Adj deverbal] de (27) (27.2) —> Que un nacionalista sea tolerante es encantador para mí pero, a diferencia de sorprender, no admite la pasiva se-de, p. ej., *Yo me encanto de que un nacionalista sea tolerante. Por su parte, alegrar, a diferen­ cia de sorprender y encantar, admite la pasiva se-de, como se vio en (26.1), pero no admite ni la pasiva estar-de, *Yo estoy alegrado de que un naciona­ lista sea tolerante, ni una adjetivación deverbal con verbo de soporte, ¿ ?Que un nacionalista sea tolerante es alegre para mí. Por tanto, desde un punto de vista transformacional, sorprender, encantar y alegrar forman parte de tres clases de redundancia distintas. Dado que la redundancia sintáctica constituye el soporte formal que permite que las lenguas naturales vehiculen la informa­ ción, el objetivo de la sintaxis léxica se centra en detectar la red de relaciones interoracionales productivas en el léxico, que configuran la redundancia sintác­ tica que determina las formas sintácticas que pueden transmitir la información. 2.7 Transformaciones

Las transformaciones definen cambios formales, que están léxicamente condicionados o no y que, en general, se pueden aplicar opcionalmente a una oración, en función de características ligadas a uno o más de sus predicados. El resultado de aplicar una transformación a una oración es otra oración, a la que denominamos oración derivada, que es semánticamente parafrástica en rela­ ción con la primera. Las oraciones transformadas son paráfrasis que vehiculan la misma información que sus respectivas oraciones de partida, puesto que los cambios sistemáticos que introducen las transformaciones en las oraciones derivadas no alteran la relación de dependencia entre predicados y argumentos, que es la que determina la información oracional. En el marco de la implementación informática de nuestro modelo sintáctico, una transformación es una transducción6, que se aplica a una oración, que previamente se ha convertido en un autómata, cuyas transiciones han sido etiquetadas con información morfológica, categorial y léxica, procedente de una base de conocimiento 6. Cf. O rtega (1998).

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léxico7. La transducción se realiza intersectando la oración convertida en un autómata con un transductor que formaliza restricciones sintáctico-semánticas de un predicado procedentes de una base de conocimiento sintáctico. El resul­ tado de la transducción es otro autómata, que constituye una representación formalizada de la oración derivada. Cuando el dominio de aplicación de una transformación está determi­ nado por características formales de una construcción sintáctica, independien­ temente del predicado que determina dichas características, consideramos que la transformación no está léxicamente condicionada. Así p. ej., todos los predi­ cados que tienen un predicado como primer argumento (independientemente de que sea derivado o no) admiten una permutación de dicho argumento o su inversión con un segundo argumento, cuando el argumento oracional se encuentra a la izquierda del predicado en la oración de partida, independiente­ mente de cuál sea dicho predicado, p. ej., Que aún no haya contestado me impacienta —> Me impacienta que aun no haya contestado, Recuperar el dine­ ro le resulta imposible a Max — > A Max le resulta imposible recuperar el dinero, Que se hundieran políticamente fue provocado por su falta de estrate­ gia ~> Fue provocado por su falta de estrategia que se hundieran política­ mente, etc. Análogamente, todos los segundos argumentos que tienen las

propiedades de pronominalización que caracterizan a los objetos indirectos admiten opcionalmente su reduplicación pronominal8, independientemente del predicado del que sean argumentos, p. ej., Max regaló una flor a Eva -» Max le, regaló una flor a Eva¡; Max hizo esta observación a su contrincante¡ —> Max le, hizo esta observación a su contrincanteResulta grato a nuestro caudillo¡ que ames a su patria -> Le¡ resulta grato a nuestro caudillo¡ que ames a su patria, etc.

Cuando el dominio de aplicación de una transformación está determi­ nado por características formales de una construcción sintáctica y la posibi­ lidad de que un predicado acepte o no su aplicación constituye una propiedad idiosincrásica del predicado, que ni está ligada, ni se puede predecir a partir de otra u otras propiedades de dicho predicado, decimos que la transformación 7. Cf. Subirats (1998). 8. Excluimos los casos de reduplicación obligatoria provocados por la aplicación de transformaciones de inversión de argumentos, p. ej., Que Max hablase de vampiros sorprendió a Marta [Inversión] ?*A Marta sorprendió que Max hablase de vam­ piros [Redupli cli] obligatoria — > A Marta le sorprendió que Max hablase de vampiros (cf. Subirats 1987:79-83).

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Capítulo II

está léxicamente condicionada. Dentro de este conjunto de transformaciones, cabe incluir, p. ej., la pasiva se-de, la pasiva estar-de, la adjetivación, etc. (cf. 2.6 y Fig. 2.1). Las transformaciones léxicamente condicionadas determinan la partición del léxico de predicados en clases de redundancia sintáctica (en gene­ ral, de un solo elemento), que están integradas por los predicados que admiten las mismas transformaciones. Algunas transformaciones léxicamente condi­ cionadas afectan a clases completas de predicados; así p. ej., la reducción de la oración de relativo afecta a la clase de los predicados no verbales (independientemente de que sean autónomos o derivados), que admiten marcas de predicado, es decir, a los nombres, a los adjetivos, a los participios, a los grupos preposicionales, a los adverbios, a las conjunciones de subordinación y a las preposiciones predicativas, p. ej., que digas eso, lo cual es un peligro para nuestra comunidad —> que digas eso, un peligro para nuestra comunidad; El campeón fue eliminado de la competición, lo cual fue porque se cometió un error —> El campeón fue eliminado de la competición, porque se cometió un error, etc. Otras transformaciones léxicamente condicionadas

afectan a subclases de predicados; así p. ej., la reducción de la completiva afecta (entre otros) a un subconjunto del léxico de predicados de segundo nivel, ya que hay predicados de segundo nivel, como p. ej., calcular, que aceptan la reducción de la completiva, Max¡ calcula que él, llegará mañana -> Max calcula llegar mañana, mientras que otros predicados, como p. ej., soñar, no la admiten, Max¡ soñó que él¡ hablaba con la virgen, *Max soñó hablar con la virgen. Asimismo, el dominio de aplicación de la atracción del pronombre es (entre otros) un subconjunto del subconjunto de predicados verbales de segundo nivel, que acepta la reducción a infinitivo de su segundo argumento oracional, p. ej., Max quiere hacerlo —> Max lo quiere hacer, pero Esto significa rendirse, *Esto se significa rendir, etc. Las transformaciones dejan marcas formales (que pueden ser nulas) en las oraciones derivadas. Las huellas de las transformaciones permiten invertir su aplicación, de forma tal que dada una oración es posible reconstruir su proceso derivacional y restituir la oración de base, y, a partir de ella, se puede determinar la jerarquía de predicación, que es la portadora de la información oracional. En el caso de las transformaciones que provocan una reestructura­ ción global en la oración derivada, como p. ej., las transformaciones pasivas, las nominalizaciones, etc., la huella de su aplicación son justamente los cambios múltiples que aparecen en la oración derivada. La huella de las transformaciones de reducción (o reducciones) puede ser nula, cuando el resultado de la transformación es cero, o no nula, cuando dicha huella formal

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en la oración derivada es distinta de cero. Así p. ej., la reducción de la oración de relativo (3.7) constituye una reducción nula, ya que el resultado de su aplicación, es decir, el resultado de elidir el pronombre de relativo y el verbo de soporte, es cero, p. ej.: este nuevo error, que es otra prueba de su incompe­ tencia profesional —> este nuevo error, otra prueba de su incompetencia profe­ sional; una mujer, que es simpática —> una mujer simpática; las bombas, que fueron utilizadas en el ataque —> las bombas utilizadas en el ataque; un local, que está en venta — >un local en venta, etc. Por el contrario, la relativización es

un ejemplo de reducción no nula, ya que la huella de su aplicación, es decir, la reducción de la repetición del antecedente en la oración de relativo, no es cero, sino un pronombre relativo, p. ej., una especie; dicha especie está en peligro de extinción —> una especie, que está en peligro de extinción, etc. Análoga­ mente, la reducción del verbo de soporte, que se puede aplicar en oraciones en las que el predicado es un nombre predicativo que se ha relativizado, constituye otro ejemplo de reducción no nula, ya que su aplicación, es decir, la elisión del pronombre de relativo y del verbo de soporte deja como huella la preposición de, que introduce el primer argumento del nombre predicativo, el cual se convierte en un adjunto de dicho nombre, p. ej., el primer paso que el gobierno da para solucionar el problema —> el primer paso del gobierno para solucionar el problema, etc.

La huella de las reducciones no nulas no tiene que ser necesariamente un elemento léxico, como en los casos que hemos analizado anteriormente, es decir, un pronombre relativo, en el caso de la relativización, una preposición, en la caso de la reducción del verbo de soporte, etc., sino que puede ser también un afijo. Así p. ej., los adverbios derivados en -mente se forman a partir de adjetivos mediante una reducción de sufijación; esta reducción es el resultado de reducir de una forma, cuando opera sobre una repetición secun­ daria de un predicado y cuando forma es el primer argumento del adjetivo correspondiente. Tras la reducción de sufijación, de una forma se convierte en el sufijo -mente, que, a su vez, se adjunta por sufijación al adjetivo, formando así un adverbio derivado en -mente; analicemos la derivación completa:

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Capítulo II

Eva habló; hablar Eva fue de una forma; dicha forma fue brillante

[Reí] —> Eva habló; hablar Eva fue de unaforma, que fue brillante [Red ORel] —> Eva habló; hablar Eva fue de unaforma brillante [Reí] -> Eva habló, lo cual fue de unaforma brillante [Red ORel] —> Eva habló de unaforma brillante [Red sufij] —> Eva habló brillantemente Las transformaciones de reducción (o, simplemente, reducciones) se caracteri­ zan por ser operaciones de elisión que afectan a elementos léxicos de una oración a la que no aportan ninguna información, ya sea porque dichos elementos constituyen repeticiones o porque el conocimiento lingüístico del hablante posibilita su restitución, aunque no estén presentes en la oración. Dadas sus características, las reducciones nunca introducen cambios de signifi­ cado en la oración derivada y, de hecho, se pueden considerar como meros procesos de compresión de las construcciones sintácticas que vehiculan la información oracional. Dado que las transformaciones de reducción, como p. ej., la relativización, la reducción de la oración de relativo, etc., son operacio­ nes más simples que las transformaciones que provocan reestructuraciones masivas de una oración, como p. ej., la pasiva con ser o con estar, etc., desde el punto de vista de la simplicidad del modelo transformacional, las reduc­ ciones son preferibles a las transformaciones de reestructuración. Por este motivo, siempre que ello es posible, se intenta descomponer una reestruc­ turación en un producto de reducciones, es decir, en una aplicación sucesiva de reducciones. Así p. ej., las oraciones (29) y (29’) se podrían relacionar me­ diante una transformación de reestructuración, concretamente, una perífrasis de relativo: (29) Un meteorito cayó (29’) [Per Reí] —> Un meteorito fue lo que cayó Sin embargo, la perífrasis de relativo se puede descomponer en la aplicación sucesiva de dos reducciones, concretamente, una relativización y la reducción de algo, que en lo que, dado que ambas reducciones resultan necesarias independientemente de la descomposición de la perífrasis de relativo en un producto de reducciones. En efecto, la relativización constituye uno de los procesos que permiten crear estructuras recursivas en las lenguas naturales y,

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por tanto, resulta imprescindible en una sintaxis transformacional. Asimismo, la reducción de algo, que en lo que también resulta necesaria en español para derivar las oraciones de relativo sin antecedente, p. ej., Max detesta algo; el caudillo ensalza algo [Reí] —> Max detesta algo, que el caudillo ensalza [Red algo/alguien, que] -> Max detesta lo que el caudillo ensalza. Por todo ello, en lugar de derivar la oración (29’) a partir de (29) mediante una reestructura­ ción, la derivamos a partir de (30), mediante una relativización, que reduce la repetición del antecedente en la oración de relativo y la convierte en un pro­ nombre de relativo, y otra reducción, que convierte algo, que en lo que: (30)

Un meteorito es algo; algo cayó [Reí] —> Un meteorito es algo, que cayó [Red algo/alguient que] —> Un meteorito es lo que cayó

Las transformaciones definen clases de relaciones interoracionales y, por tanto, no es posible relacionar transformacionalmente oraciones y grupos nominales, o grupos nominales entre sí. Así p. ej., a pesar de que la oración (31) La vicerrectora tiene aires de suficiencia y el grupo nominal (32) los aires de suficiencia de la vicerrectora poseen la misma jerarquía de predicación, concretamente, aires de suficiencia (vicerrectora)y y son, por tanto, parafrás­ ticos, no se pueden relacionar directamente mediante transformaciones, ya que (31) es una oración y (32) es un grupo nominal. Análogamente, tampoco se puede derivar (32) a partir de otro grupo nominal, ya que no se pueden rela­ cionar grupos nominales entre sí. Por ello, la derivación de grupos nominales, como p. ej. (32), cuyo núcleo es un nombre predicativo y cuyo primer argu­ mento es un complemento adjunto introducido por la preposición de, se realiza partiendo de una oración, en la que el nombre predicativo se ha convertido en un argumento de un predicado. De ese modo, un grupo nominal, como p. ej. (32), se crea a partir de una reducción de una oración de relativo adjunta al nombre predicativo que se ha convertido en un argumento de un predicado superior; esta reducción, a la que llamamos reducción del verbo de soporte, elide el pronombre de relativo, el verbo de soporte y deja como residuo la preposición de , que encabeza el primer argumento del nombre predicativo en la oración derivada:

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Capítulo II

(33) Max criticaba los aires de suficiencia; la vicerrectora tiene aires de suficiencia

[Reí] —> Max criticaba los aires de suficiencia, que la vicerrectora tiene [Red Vsop] —>Max criticaba los aires de suficiencia de la vicerrectora

Dado que la derivación de grupos nominales, como p. ej. (32), no depende del predicado del que dicho grupo pueda ser argumento en la oración de partida, como p. ej. criticar en (33), con objeto de simplificar las derivaciones, omitimos la especificación de dicho predicado; de todos modos, siempre que se deriva un grupo nominal a partir de otro grupo nominal, se sobrentiende que las transformaciones se aplican a un grupo nominal que es un argumento de un predicado, aunque no esté explícito. En el conjunto de oraciones O, la relación transformacional consti­ tuye un orden parcial (O, Max habló de que lo haría, implica únicamente su elisión de la oración derivada, pero dicha elisión no altera la construcción sintáctica de la oración de partida. En consecuencia, la recupera­ ción del argumento reducido a partir de la oración derivada implica única­ mente restituir un argumento, que completa el requerimiento argumental del predicado sobre el que se ha aplicado la reducción. Sin embargo, la reducción de argumentos de algunas transformaciones de reestructuración va ligada a la alteración sintáctica de la construcción de la oración de partida. Analicemos algunos ejemplos: hervir 'hacer entrar en ebullición' en (40) Algo hierve el agua y hundir 'hacer que algo se sumeija' en (41) Algo hundió el barco son dos predicados Pm; pero, en (42) El agua hierve [por sí sola] y en (43) El barco se hundió [por sí solo]9, hervir y hundirse parecen ser dos predicados de un solo 9. Dado que la interpretación semántica de las construcciones medias cuyos predicados primarios aceptan la pasiva con se puede resultar ambigua, puesto que dichas construc­ ciones se pueden interpretar, además, como construcciones pasivas con se, en las que

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argumento, que tienen, además, significados distintos a los que adquieren en (40) y (41) respectivamente: en efecto, hervir, en (42), significa 'entrar en ebullición' y hundir, en (43), significa 'sumergirse'. Por ello, podríamos pensar que, por un lado, hervir en (40) y en (42), y, por otro, hundir, en (41), y hundirse, en (43), constituyen cuatro predicados distintos con propiedades de dependencia y significados distintos. Obsérvense, sin embargo, las regulari­ dades formales y semánticas que existen entre los pares de oraciones (40)-(42) y (41)-(43). En primer lugar, el primer argumento del predicado verbal de (40) y (41), que es semánticamente un agente, se reduce a cero y su segundo argumento se convierte en un primer argumento derivado en (41) y (43). En segundo lugar, los predicados verbales de (40) y (41) pierden su valor causativo: el significado de los verbos de (42) y (43) consiste en una circunstancia, que se manifiesta en el primer argumento derivado, sin que se pueda hacer referencia al agente (el primer argumento de la oración de partida) como un argumento del predicado. El agente se puede mencionar en una oración adverbial, pero esta es el resultado de reducir una oración de relativo, cuyo predicado primario actúa sobre una repetición secundaria de la construcción media, p. ej., El barco se hundió [por sí solo]; hundirse el barco [por sí solo] fue debido a un fallo humano [Reí] -» El barco se hundió [por sí solo], lo cual fue debido a unfallo humano [Red ORel] — » El barco se hundió [por sí solo] debido a un fallo humano. De hecho, la única diferencia entre (42) y (43) es de carácter formal: el predicado se mantiene formalmente inalterado en el caso de hervir en (42), mientras que, en (43), hundirse requiere un se con carácter obligatorio, p. ej., *El barco hundió [por sí solo]. Tanto las diferencias formales como semánticas que se dan entre los pares de oraciones (40)-(42) y (41)-(43) son productivas en el léxico, ya que hay otros predicados que pueden aparecer en pares de oraciones que presentan las mismas diferencias formales y semánticas, como p. ej., engordar, en Algo engorda los cerdos del cacique, Los cerdos del cacique engordan [por sí solos], obstruir en Algo obstruyó el conducto, El conducto se obstruyó [por sí solo], etc. La regularidad formal y semántica de las relaciones interoracionales

que hemos analizado junto con su productividad en el léxico nos permiten se ha permutado la posición del sujeto derivado (Subirats 1987:140-143), introducimos por sí solo, para realzar la interpretación semántica característica de las construcciones medias y para bloquear su posible interpretación como una construcción pasiva con se; por sí solo va entre corchetes, ya que su presencia en la oración no está determinada ni por la derivación, ni por el requerimiento argumental del predicado.

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establecer una relación de transformación entre las construcciones transitivas y las decausativas. La transformación media relaciona las oraciones en las que el predicado verbal permanece inalterado y la transformación de se medio rela­ ciona las oraciones en las que el verbo predicativo de la oración derivada requiere la presencia de se con carácter obligatorio: Algo hierve el agua

[Media] —> El agua hierve [por sí sola] Algo engorda los cerdos del cacique

[Media] —> Los cerdos del cacique engordan [por sí solos] Algo hundió el barco [Se medio] —> El barco se hundió [por sí solo] Algo obstruyó el conducto [Se medio] —> El conducto se obstruyó [por sí solo]

En el marco de las relaciones transformacionales que definen la transfor­ mación media y la transformación de se medio, la pérdida del significado causativo de los predicados de las oraciones derivadas en relación con la construcción transitiva de partida (junto con la elisión del agente) constituye un cambio semántico sistemático ligado a la aplicación de las transformaciones medias. Por ello, consideramos que la alternancia entre el valor semántico causativo y el decausativo constituye una forma alternativa de realización del significado de los correspondientes predicados, que se da en el marco de oraciones que comparten la misma jerarquía de predicación; en consecuencia, ambas construcciones transmiten la misma información y se pueden relacionar transformacionalmente. Existen predicados, como p. ej., surgir 'brotar1en (44) Este manantial surgió [por sí solo], salirse 'rebosar un líquido del sitio en el que está contenido', en (45) La leche se salió del cazo [por sí sola], etc., que tienen unas características formales y semánticas aparentemente análogas a las que tienen los predicados de las construcciones medias derivadas. En efecto, surgir y salirse en (44) y (45) son dos predicados con un solo argumento y, semánticamente, expresan una circunstancia que se manifiesta en el primer argumento, sin que el predicado admita otro argumento que permita hacer referencia a un agente. Asimismo, surgir en (44) no admite un se> p. ej., *Este manantial se surgió [por sí solo], al igual que hervir en (42), p. ej., ?*El agua se hierve [por sí sola]\ a su vez, el se de salirse, al igual que el se de hundirse, etc., tiene un carácter obligatorio: así, aunque La leche salió del cazo [por sí

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sola] es aceptable, el significado de salir en la oración anterior no es el mismo que el de salirse en (45), sino que significa 'manar, fluir'. Existe una diferencia fundamental entre los predicados hervir y hundirse de (42) y (43), y surgir y salirse de (44) y (45): surgir y salirse no pueden formar parte de una construc­ ción causativa formalmente equivalente a (40) y (41), p. ej., *Algo surgió el manantial, *Algo salió la leche del cazo, mientras que hervir y hundirse sí

pueden formar parte de una construcción causativa, como hemos podido observar en (40) y (41), respectivamente. Por ello, a pesar de que surgir y salirse en (44) y (45) tienen similitudes formales y semánticas con construc­ ciones medias, consideramos que son dos predicados verbales no derivados P„, puesto que no se pueden derivar transformacionalmente a partir de una cons­ trucción causativa. A los cambios semánticos decausativos, que introducen las transformaciones medias, se les pueden superponer las alteraciones semánticas introducidas por otras transformaciones de reestructuración; así p. ej., la adjeti­ vación deverbal se puede aplicar después de las transformaciones medias, dándole al significado del adjetivo predicativo derivado un valor semántico más durativo, en relación con el del correspondiente verbo decausativo del que se han derivado. Así p. ej., madurar en (46) y llenar en (49) admiten la media y el se medio respectivamente y, a su vez, tras la aplicación de dichas transformaciones (con los cambios decausativos que introducen), madurar en (47) y llenarse en (50) admiten una adjetivación deverbal, que les otorga a los correspondientes adjetivos derivados de (48) y (51), es decir, estar maduro y estar lleno, un valor semántico más durativo que el de los predicados verbales de los que se derivan: (46) Algo madura la fruta (47) [Media] —> Lafruta madura [por sí sola] (48) [Adj deverbal] —> La fruta está madura

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(49) Algo llena las estanterías de polvo 10 (50) [Se medio] —>Las estanterías se llenan de polvo [por sí solas] (51) [Adj deverbal] —> Las estanterías están llenas de polvo A partir de las oraciones (48) o (51), no se puede restituir directamente su jerarquía de predicación, pero sí se puede restituir a partir de las oraciones no derivadas (47) y (50), puesto que existe un producto transformacional, concre­ tamente, la aplicación sucesiva de la transformación media y la adjetivación deverbal, o la transformación de se medio y la adjetivación deverbal, que permite derivar las oraciones (48) y (51) a partir de (46) y (49) respectiva­ mente y, a su vez, dichos productos de transformaciones son productivos en el léxico, p. ej., Algo envejece sus células —> Sus células envejecen [por sí solas] Sus células están envejecidas, Algo cubrió el suelo de hojas —> El suelo se cubrió de hojas11 —> El suelo está cubierto de hojas. En general, a partir de una oración en la que no se pueden observar de forma directa las relaciones de predicación, si existe una oración parafrástica no derivada, en la que se pueden restituir dichas relaciones de predicación, y las diferencias entre la oración dada y la oración no derivada se pueden explicar mediante la aplicación de un producto de transformaciones, que es productivo en el léxico, consideramos que la oración parafrástica y las correspondientes oraciones derivadas transmi­ 10. Obsérvese la elisión del primer argumento junto con la inversión del tercer argumento que se da en El polvo llena las estanterías en relación con Algo llena las estanterías de polvo (cf. Palacios 1996:69-70). Dado que la aplicación de las trans­ formaciones de se medio tiene un fuerte componente pragmático, a partir de deter­ minadas oraciones de partida, como p. ej., Alguien llenó las estanterías de libros, la aplicación del se medio puede resultar poco natural desde un punto de vista prag­ mático (fuera de un contexto adecuado), p. ej., ?Las estanterías se llenaron de libros [por sí solas]. Nótese, sin embargo, la mayor naturalidad de Poco a poco, con el tiempo las estanterías se me fueron llenando de libros [por s í solas]. 11. Al igual que llenar (cf. Nota anterior), cubrir admite la elisión del primer argumento junto con la inversión de su tercer argumento, p. ej., Algo cubría el suelo de hojas, Las hojas cubrían el suelo; obsérvese que la aplicación de la transforma­ ción de se medio sobre cubrir (al igual que en el caso de llenar) puede resultar dudosa (fuera de un contexto específico) por motivos pragmáticos, p. ej., ??El suelo se cubrió de lingotes de oro [por sí solo].

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ten la misma información, porque comparten la misma jerarquía de predica­ ción y, por tanto, relacionamos dichas oraciones transformacionalmente. 2.9 El modelo transformacional clásico y la teoría de predicados

El modelo transformacional clásico de Z.S. Harris12 partía de la hipótesis de que las oraciones estaban formadas por otras oraciones y, en consecuencia, el estudio de las oraciones de una lengua consistía en su descomposición en las oraciones que las integraban; dicha descomposición se realizaba mediante derivaciones, que se establecían cuando se detectaban diferencias formales constantes entre conjuntos de oraciones parafrásticas. Las oraciones que no eran susceptibles de ser descompuestas en oraciones más sencillas se denomi­ naban oraciones nucleares e integraban un subconjunto, a partir del cual se podían derivar las restantes oraciones de la lengua mediante la aplicación de transformaciones. Partiendo de este planteamiento, se definía una relación de transformación entre dos conjuntos de oraciones parafrásticas A y B como una función /tal que cada elemento a¡ de A era igual a su imagen b¡ = j(a¡) en B, excepto en algunos cambios formales constantes, que estaban asociados a dicha función/. El uso de transformaciones en el estudio de la sintaxis significó un abandono del procedimiento distribucional, que consistía en descomponer una oración en constituyentes que no eran oraciones y estos, a su vez, en sus cons­ tituyentes, y así, sucesivamente, hasta determinar su equivalencia distribucio­ nal con palabras, de las que se había determinado previamente su pertenencia a una determinada clase distribucional. Por el contrario, en el modelo trans­ formacional clásico, una oración no se descomponía en constituyentes que no eran oraciones, sino en oraciones y estas, a su vez, en otras oraciones, hasta llegar a las oraciones nucleares, que no eran susceptibles de ser derivadas mediante operaciones transformacionales, a partir de oraciones más sencillas que ellas. Sin embargo, el modelo transformacional clásico planteaba dos problemas fundamentales, cuya resolución motivó el desarrollo por parte de Z.S. Harris13de la teoría de predicados, que es la que fundamenta el modelo de la sintaxis léxica. En primer lugar, el modelo clásico partía de la existencia 12. Cf. Harris (1968:49-113; 1981:107-290); cf. Ryckman (1986:339-371) para una revisión de la teoría transformacional de Z.S. Harris. 13. Cf. Harris (1981:292-435; 1982; 1991).

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previa de unas oraciones nucleares, que, dado que no admitían una reducción transformacional, solo se podían analizar distribucionalmente. Este problema no se plantea en la teoría de predicados, ya que en dicha teoría no se derivan las oraciones a partir de un conjunto de oraciones preexistentes, que no admiten un análisis dentro de la propia teoría, sino que, partiendo de la relación de dependencia y de la selección de los predicados del léxico, se generan las oraciones de la base y, a partir de ellas, se generan las oraciones derivadas mediante la aplicación de transformaciones. En segundo lugar, el modelo transformacional clásico no permitía ofrecer una explicación sintáctica del hecho de que se mantuviese el mismo significado entre las oraciones parafrásticas, que estaban relacionadas transformacionalmente. Por el contra­ rio, en el marco de la teoría de predicados sí se puede dar una explicación a este hecho. En efecto, las transformaciones no alteran la información que vehicula una oración, puesto que los cambios formales que provocan en una oración no afectan a las relaciones de dependencia entre predicados y argu­ mentos, que son las que determinan la información oracional. Por tanto, el hecho de que se mantenga la información que transmiten las oraciones para­ frásticas que están relacionadas transformacionalmente es una consecuencia de que, en dichas oraciones, se mantienen las mismas jerarquías de predicación. La teoría de predicados permite dar una caracterización más precisa del contenido informativo de una oración que el modelo transformacional clásico, lo cual tiene una incidencia directa en el desarrollo de aplicaciones que traten de simular con medios informáticos la capacidad lingüística que poseen los hablantes, como p. ej., las aplicaciones de extracción automática de información textual. En efecto, en el modelo clásico, una oración derivada se representaba por un retículo de descomposición, que mostraba su historia derivacional, en la cual quedaba reflejada cómo un determinado número de oraciones nucleares se combinaban entre sí por medio de transformaciones para formar una oración derivada; pero en dicha historia derivacional, no se podía especificar globalmente la información que vehiculaba una oración derivada, ya que las oraciones nucleares solo podían reflejar de forma fraccionada y parcial su contenido informativo. Por el contrario, en la teoría de predicados14 -que fundamenta el modelo de la sintaxis léxica-, una oración 14. Bosque (1991:102) sostiene que Subirats (1987) se habría realizado en el marco -citamos textualmente- de "la línea de estudios de la escuela gramatical distribucionalista" (sic). Tildar dicho trabajo de estar fundamentado en un modelo de los años cuarenta (cf. el artículo de Harris de 1946 From morpheme to utterance,

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derivada se puede representar de forma global en una única jerarquía de dependencias, que determina las relaciones de dependencia entre predicados y argumentos, que son las que determinan la información oracional1 . 2.10 Aplicación de transformaciones

En general, la aplicación de las transformaciones tiene un carácter opcional. En el caso de las transformaciones léxicamente condicionadas, lo que determina su posibilidad de aplicación sobre un determinado predicado es si dicho predi­ cado se encuentra o no en su dominio léxico de aplicación. En el caso de las transformaciones que no están léxicamente condicionadas, lo que permite su aplicación son determinadas condiciones formales de la oración a la que se aplican, que son independientes de cualquier condicionamiento léxico. Los productos de transformaciones (independientemente de que se trate de transformaciones léxicamente condicionadas o no) no están ordenados. En efecto, el orden de aplicación de las transformaciones que integran un producto está determinado únicamente por el hecho de que, en un estado determinado de una derivación, se cumplan o no sus condiciones de aplica­ ción, ya sea porque el predicado sobre el que se aplican esté o no en su dominio de aplicación, o porque una oración satisfaga o no determinadas condiciones formales. Así p. ej., el producto de transformaciones (que no están léxicamente condicionadas) de la derivación de (52) no está ordenado: se puede permutar la posición del primer argumento del Ppn sorprender, y, después de ello, se puede reduplicar su segundo argumento mediante un reeditado en Harris 1970:100-125 y también en Harris 1981:45-70) puede interpre­ tarse como un ejercicio de ignorancia o de mala fe, especialmente, teniendo en cuenta que, en el desarrollo del modelo que fundamenta la teoría de predicados, los planteamientos sintácticos distribucionales se abandonaron a partir de 1952, cuando Harris, en su artículo titulado Discourse analysis, reeditado en Harris (1970:313348) y también en Harris (1981:107-142), desarrolló las líneas teóricas que permi­ tieron fundamentar la lingüística transformacional. Asimismo, el concepto de clase de palabras definida en términos distribucionales se abandonó definitivamente en 1969 (cf. el estudio titulado Two systems of grammar: report and paraphrase, reeditado en Harris 1970:612-692 y en Harris 1981:293-351), lo que permitió erradicar incluso la utilización marginal de criterios distribucionales en la teoría sintáctica. 15. Cf. Johnson (1987:23).

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pronombre clítico, o, a la inversa, como en la derivación de (53), se puede reduplicar el segundo argumento y, luego, se puede posponer el primer argumento: Que el más caro sea el peor no sorprende a Carlos

[Permutación] (52) ^ —>No sorprende a Carlos que el más caro sea el peor [Redupli cli] -> No le sorprende a Carlos que el más caro sea el peor Que el más caro sea el peor no sorprende a Carlos

[Redupli cli] (53)

—> Que el más caro sea el peor no le sorprende a Carlos

[Permutación] -> No le sorprende a Carlos que el más caro sea el peor

El hecho de que, en (52) y (53), la reduplicación y la permutación del argumento oracional no estén ordenadas entre sí es debido a que el dominio de aplicación de la reduplicación no está restringido por la permutación y a la inversa. En consecuencia, los órdenes de aplicación de (52) y de (53) son equivalentes. Por el contrario, cuando la aplicación de una transformación crea o restringe la aplicación de otra (u otras), su orden de aplicación en una derivación puede determinar la posibilidad o imposibilidad de obtener una determinada oración derivada. Así p. ej., el Pmp invitar está en el dominio de aplicación de la reducción de su tercer argumento oracional, cuando el sujeto primario de dicho argumento oracional es correferente con el segundo argumento de invitar. (54) El sultán invitó a Max¡ a que él, visitase su palacio [Red que P] (55) —> El sultán invitó a Max¡ a visitar su palacio Tras la reducción de la completiva con elisión del sujeto de la subordinada, se puede aplicar la pasiva con ser, ya que invitar está en el dominio de dicha transformación:

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[Pasiva ser] de (55) (56) —> Maxfue invitado por el sultán a visitar su palacio Sin embargo, si se aplica la pasiva con ser a la oración (54) antes de reducir la completiva: [Pasiva ser] de (54) —> Maxtfue invitado por el sultán a que él, visitase su palacio

se bloquea la posibilidad de reducir la completiva, ya que tras la aplicación de la pasiva, el sujeto de la subordinada ya no es correferente con el segundo argumento de invitar, sino con el sujeto derivado de la oración pasiva. En consecuencia, dado que la aplicación de la pasiva con ser restringe la aplicación de la reducción, su orden de aplicación en relación con la reducción determina la posibilidad o imposibilidad de obtener la oración derivada de (56). Pero obsérvese que la pasiva con ser y la reducción de la completiva no están ordenadas entre sí, ya que hay derivaciones en las que la posibilidad de reducir la completiva está condicionada por la aplicación previa de la pasiva con ser, como p. ej., en la derivación de (57): sólo tras la aplicación de la pasiva con ser se crean las condiciones que requiere querer para que se pueda reducir su completiva; en efecto, sólo tras la pasiva, el sujeto de su segundo argumento oracional es correferente con el primer argumento de querer y se puede reducir su completiva: Max¡ no quiere que el partido le¡ utilice

(57)

[Pasiva ser] —> ?*Max¡ no quiere que él, sea utilizado por el partido [Red que P] —> Max no quiere ser utilizado por el partido

En resumen, no hay orden en la aplicación de las transformaciones, sino satisfacción de unas condiciones de aplicación, que, en algunos casos, pueden estar creadas o restringidas en una derivación por la aplicación de otras transformaciones. En el marco de la implementación informática del modelo de la sintaxis léxica, la derivación transformacional de una oración a partir de una oración de base o, a la inversa, la restitución de la oración de base a partir de una oración derivada se representa en un autómata finito determinista, en el

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que las transiciones están etiquetadas con representaciones de oraciones en forma de autómatas y en el que la función de transición, que permite pasar de un estado a otro, además de leer un símbolo, que es una oración, cuya representación está formalizada en un autómata (Fig. 2.2), realiza una transducción de dicha oración. El resultado de la transducción es otro autómata, que constituye una formalización de la oración derivada. Ni la parte de lectura ni la parte de escritura de los transductores que formalizan las transformaciones -independientemente de que se trate de reducciones o de reestructuraciones, o de que estén o no léxicamente condicionadas- se etiquetan con clases distribucionales de palabras o de construcciones, sino que se definen mediante clases de dependencia, como p. ej., N, P, etc., y marcadores de argumentos, como p. ej., a, que, etc., que definen proyecciones oracionales alternativas de jerarquías de dependencias. Así p. ej., en el transductor que formaliza la transformación de nominalización deverbal del Pnp verificar, es decir, (58) N¡ verificar si P2 N¡ hacer una verificación de si Pj, p. ej., Max verifica si alguien cierra la puerta —> Max hace una verificación de si alguien cierra la puerta, N y P son clases de dependencia, y de y si son marcadores de argumento, que determinan la jerarquía verificar (N¡, P2 ). Obsérvese que, en (58), N no es ni una variante notacional de GN, ni una variable que se refiere a una clase distribucional de construcciones, concretamente, a los grupos nominales, sino que es una clase de dependencias. En consecuencia, el transductor que formaliza la nominali­ zación no puede operar directamente sobre una oración, como p. ej., (59) Los empleados de la empresa hacen una verificación de si alguien cierra la puerta

-con objeto de restituir la oración de base a partir de la cual se ha nominalizado verificar-, puesto que, en realidad, el primer argumento de hacer una verificación en (59) no es los empleados de la empresa, que es un grupo nominal derivado que ha sufrido un proceso transformacional de reducción, sino empleados. En consecuencia, para realizar una transducción sobre la oración (59), previamente, es necesario identificar sus relaciones de predica­ ción, lo cual implica poner de manifiesto las jerarquías de predicación de todos sus predicados, no sólo de los predicados verbales verificar y cerrar, sino también del predicado no verbal ser de, cuyas relaciones de dependencia con sus respectivos argumentos quedan ocultas, a causa de las reducciones que han operado sobre este predicado. En efecto, como podemos observar en (60), el primer argumento del predicado ser de es una repetición de empleados y su segundo argumento es empresa', tras la relativización de (60) y la reducción de la oración de relativo en (61), de la empresa se convierte en (62) -que es

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idéntica a (59)- en un adjunto del primer argumento de hacer una verificación; la derivación completa sería la siguiente: (60) Los empleados hacen una verificación de si alguien cierra la puerta; los empleados son de la empresa [Reí] -» (61) Los empleados, que son de la empresa, hacen una verificación de si alguien cierra la puerta [Red ORel] —> (62) Los empleados de la empresa hacen una verificación de si alguien cierra la puerta. Partiendo de

(60), sí se puede restituir la oración de base a partir de la cual se ha derivado, es decir, Los empleados verifican si alguien cierra la puerta; los empleados son de la empresa, puesto que (60) es una oración derivada, en la que sus relaciones de predicación son explícitas. Lo que determina la información en las lenguas naturales es el signifi­ cado de las palabras que están insertas dentro de las redes de relaciones que crean las jerarquías de predicación. Así p. ej., la información que vehicula la oración Las niñas juegan no es meramente la yuxtaposición del significado de niñas y jugar en un tiempo determinado, sino el significado de dichas palabras en el marco de unas relaciones, que están determinadas por una jerarquía de predicación, es decir, por jugar (niñas). Dado que son estas jerarquías, junto con el significado de los elementos léxicos que las integran, las que determinan la información oracional, solo a partir de la identificación de dichas relaciones se puede operar sobre la información; por tanto, una aplicación informática que desee generar o extraer la información oracional no puede operar sobre clases de palabras o clases de construcciones de definición distribucional imprecisa, sino que debe actuar necesariamente sobre las clases de depen­ dencia que definen las proyecciones oracionales de las relaciones de predicación. Los productos transformacionales conmutativos, como p. ej. (52) y (53), o parcialmente conmutativos, como p. ej., (7’) y (8’), que se dan por el hecho de que las transformaciones no están ordenadas, son la causa de que, para derivar una única oración, pueda haber más de una derivación posible y, por tanto, más de un autómata derivacional. Por ello, los autómatas derivacionales que comparten la misma oración de partida, la misma oración derivada y las mismas transformaciones, y que sólo se distinguen entre sí por el orden de aplicación de algunas transformaciones, se consideran equivalentes. Las oraciones derivadas, cuyas ambigüedades semánticas tienen un origen sintáctico, son el resultado de la confluencia en una única oración derivada de dos (o más) oraciones de base distintas, que ha sufrido procesos derivacionales diferentes. En efecto, las transformaciones de reducción o de reestructuración introducen cambios formales en las oraciones derivadas, que

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pueden provocar que productos transformacionales integrados por transformaciones distintas, que se aplican a oraciones de partida diferentes, generen oraciones derivadas formalmente idénticas y semánticamente ambi­ guas. En efecto, la oración derivada es ambigua, puesto que constituye una proyección oracional de dos (o más) jerarquías de predicación, con lo cual resulta imposible identificar de forma inequívoca sus relaciones de predicción. Así p. ej., en la Fig. 2.2, podemos observar el autómata que formaliza dos derivaciones distintas, cuyas oraciones de partida son distintas, (63) La mafia hizo que alguien los matase y (64) La mafia hizo que ellos matasen a alguien, y cuyos productos transformacionales incluyen transformaciones distintas, pero que, a pesar de ello, convergen en una misma oración derivada, La mafia los hizo matar. Ello es debido a que la aplicación sucesiva en (63) de la reducción de la completiva sin elisión del sujeto, la reducción del argumento indefinido de matar, es decir, alguien, y la atracción del pronombre, o bien, la aplicación en (64) de la reducción de la completiva sin elisión del sujeto y la reducción del argumento indefinido de matar, dan como resultado la misma oración derivada. Tanto las derivaciones de oraciones no ambiguas (formadas por autómatas planos, que aceptan una única derivación) como las oraciones ambiguas se pueden formalizar en un autómata y, por tanto, no sólo las oraciones, sino incluso sus derivaciones se pueden representar en autómatas finitos deterministas, que formalizan la aplicación de las transformaciones.

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Capítulo II

La mafia hizo que alguien los matase [Red que P] sin elisión

La mafia hizo que ellos matasen a alguien

[Red] La mafia hizo matarlos a alguien [Red que P] sin elisión

La mafia hizo matarlos

La mafia los hizo matar a alguien

[Atracción]

[Red] La mafia los hizo matar

Fig. 2.2 Representación en forma de autómata finito determinista (AFD) de dos derivaciones transformacionales distintas, que confluyen en una misma oración derivada ambigua. En este AFD derivacional, las transiciones están etiquetadas con oraciones y especificaciones de transformaciones; en la aplicación informática, las oraciones son autómatas y las transformaciones, transductores.

2.11 Derivación transformacional de la modalidad oracional y del tiempo del predicado

Las características formales de las oraciones declarativas, interrogativas, imperativas o negativas, es decir, la ausencia de marcas, la entonación, las desinencias verbales del imperativo o la presencia del adverbio no precediendo al predicado, son la huella que deja la reducción de los predicados metalingüísticos decir, preguntar, ordenar y negar, respectivamente, cuando operan sobre la oración a la que asignan las correspondientes marcas modales16. A su 16. C f.H arris (1991:137-144).

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vez, el tiempo del predicado es la huella que deja la reducción de la repetición secundaria de la oración que recibe el tiempo, cuando la oración receptora y su repetición son argumentos de predicados bioracionales, que definen el tiempo en función de relaciones de anterioridad, posterioridad, etc., entre ambas oraciones. En el marco de este planteamiento, por tanto, el tiempo del predicado se asigna en función de una relación entre dos predicados. Ni las desinencias del presente de indicativo, ni las desinencias del presente de subjuntivo de las oraciones subordinadas -desinencias que están seleccionadas por los predicados de los que dependen dichas subordinadasespecifican un tiempo concreto17 y, por tanto, no aportan ninguna información a la oración. Por ello, las desinencias del presente de indicativo y las del subjuntivo se consideran meros marcadores sintácticos, concretamente, marcas que se unen por defecto a los predicados de las oraciones de base para indicar su identidad como tales predicados. Las desinencias del presente (al igual que las de los demás tiempos personales) dependen en español de las caracterís­ ticas de número y persona del primer argumento del predicado que incorpora dichas desinencias, es decir, dependen de si dicho argumento es una primera, una segunda o una tercera persona del singular o del plural, respectivamente (2.4). El tiempo de un predicado (excepto el presente de indicativo y el de subjuntivo) se puede derivar mediante transformaciones de reducción, a partir de oraciones -cuyos predicados están en presente-, en las que el tiempo se determina en función de relaciones temporales, que se organizan sintáctica­ mente alrededor de predicados Ppp, como p. ej., antes, después, etc., cuyos argumentos oracionales son, por un lado, el predicado que recibe el tiempo y, por otro, su repetición secundaria, que se convierte en el predicado que asigna el tiempo en virtud de la relación que determina el Ppp- En el caso de los predicados de segundo nivel que seleccionan el subjuntivo en la subordinada, la derivación del tiempo simplemente se superpone a la selección léxicamente condicionada del subjuntivo. Así p. ej., el tiempo del predicado superior de una oración, como p. ej. (69), se puede derivar mediante la reducción de su repeti­ ción secundaria, cuando está unida a la oración receptora de las marcas de tiempo mediante el Ppp antes, si dicho Ppp opera sobre el predicado metalingüístico que determina la modalidad oracional declarativa y sobre el predicado superior de la oración receptora. En efecto, las marcas de tiempo de saber en (69), se pueden derivar, relativizando y reduciendo una oración, en la 17. Cf. A larcos (1994:156-157).

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que la conjunción predicativa antes opera sobre el predicado metalingüístico decir y la repetición de la oración receptora, es decir, saber Max que algunos deportistas toman drogas. De esta forma, se le asigna el tiempo a saber en función de la relación temporal, que se establece mediante el Ppp antes, entre decir y saber y, por tanto, el tiempo del predicado superior se deriva a partir de su relación temporal con una repetición de sí mismo. El proceso es el siguiente: la relativización de (65) y la reducción de la oración de relativo de (67), que elide el pronombre de relativo lo cual y el verbo de soporte tener lugar, convierte a la oración de relativo en un complemento adjunto de la oración receptora del tiempo en (68); la reducción a un afijo de dicho adjunto asigna las marcas temporales del pretérito imperfecto de indicativo al verbo saber en (68) y la reducción del predicado metalingüístico decir asigna la modalidad declarativa a (69): (65)

Yo digo: Max sabe que algunos deportistas toman drogas; saber Max que algunos deportistas toman drogas tiene lugar antes de que yo diga tal cosa

[Reí] (66) —> Yo digo: Max sabe que algunos deportistas toman drogas, lo cual tiene lugar antes de que yo diga tal cosa

[Red ORel] (67) —> Yo digo: Max sabe que algunos deportistas toman drogas antes de que yo diga tal cosa

[Red afij] (68) —> Yo digo: Max sabía que algunos deportistas toman drogas [Red] (69) —> Max sabía que algunos deportistas toman drogas El tiempo asignado transformacionalmente a un predicado (en el caso de que haya habido una derivación del tiempo) puede ser, a su vez, el punto de partida para la asignación de marcas de tiempo a otros predicados de la misma oración. Así p. ej., en (70), el pasado compuesto del verbo predicativo tomar, que es un argumento de saber, se puede derivar a partir de la relación temporal, que se establece mediante el Ppp después, entre el predicado saber (que ha recibido sus marcas de tiempo transformacionalmente) y tomar, la relativización de la repetición secundaria de la oración receptora y la posterior reducción de dicha oración de relativo, la convierte en un complemento adjunto de la oración receptora del tiempo; a su vez, la reducción de dicho

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adjunto, al igual que en la derivación de (65)-(69), deja como huella las marcas del pasado compuesto de tomar en (70): Max sabía que algunos deportistas toman drogas; saber Max que algunos deportistas toman drogas tiene lugar antes de que Max sepa tal cosa

[Reí] -> Max sabía que algunos deportistas toman drogas, lo cual tiene lugar antes de que Max sepa tal cosa

[Red ORel] —> Max sabía que algunos deportistas toman drogas antes de que Max sepa tal cosa

[Red afij] (70)

—> Max sabía que algunos deportistas tomaban drogas

Asimismo, en (71), el futuro simple de conseguir, que es el argumento oracional de calcular (que no ha recibido marcas de tiempo transformacionalmente), se puede derivar, al igual que en los casos anteriores, mediante un proceso, en el que se le asigna el tiempo, a partir de la relación temporal, que determina el Ppp después, entre conseguir y calcular: Max calcula que Eva consigue su objetivo; conseguir Eva su objetivo tiene lugar después de que Max calcule eso

[Reí] — > Max calcula que Eva consigue su objetivo, lo cual tiene lugar después de que Max calcule eso

[Red ORel] —> Max calcula que Eva consigue su objetivo después de que Max calcule eso (71) [Red afij] -» Max calcula que Eva conseguirá su objetivo

En el marco de esta propuesta, las desinencias temporales (excepto las del presente de indicativo y de subjuntivo, que se consideran marcas de predicado) se derivan transformacionalmente y, por tanto, el tiempo no constituye un predicado en sí mismo, sino que se deriva a partir de una relación entre predi­ cados, que está determinada por conjunciones predicativas. Por consiguiente, resulta innecesario tener que recurrir a predicados temporales, con objeto de

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Capítulo II

que estos operen sobre predicados sintácticos para asignarles las marcas de tiempo, ya que tanto las formas oracionales como el tiempo de los predicados que las integran se pueden determinar en el marco de las relaciones de depen­ dencia entre predicados y argumentos. 2.12 Significado y clases de relaciones

El significado de los elementos léxicos no se puede descomponer en un conjunto finito de rasgos semánticos elementales y, por tanto, no es posible dar una caracterización componencial de su significado; a su vez, el dominio de referencia de los elementos léxicos es difuso y no se puede determinar sus límites con precisión. Por ello, no es posible dar una definición intensional o extensional precisa del significado de los elementos léxicos, lo cual crea una ambigüedad inherente en el estudio del significado. Sin embargo, la transmi­ sión de significados en la comunicación lingüística no se realiza mediante elementos léxicos aislados, sino mediante su integración en discursos, que están compuestos por oraciones (aunque dichas oraciones puedan estar forma­ das por una sola palabra). En consecuencia, la imposibilidad de delimitar el significado de las palabras descontextualizadas no es más que una conse­ cuencia del hecho de que es en un contexto donde los elementos léxicos adquieren un significado específico. Por ello, la semántica léxica estudia el significado en su contexto, concretamente, en el marco de relaciones de predicación, en las que los elementos léxicos estudiados son argumentos de una clase de predicados, que es la que determina las relaciones semánticas en el léxico. Para llevar a cabo un estudio del significado, la semántica léxica podría establecer un paralelismo con la sintaxis, en la cual se parte de la base de que las oraciones tal como aparecen en los discursos son transformaciones de un subconjunto de oraciones parafrásticas pertenecientes a la base. El hecho de aplicar a la semántica un planteamiento análogo al de la sintaxis implicaría definir el significado de los elementos léxicos mediante paráfrasis establecidas a partir de un subconjunto de elementos del propio léxico. Este procedimiento permitiría poner de manifiesto las regularidades, que se pudieran dar en el interior de las definiciones y ello, a su vez, posibilitaría establecer clases de definiciones semánticas en función de dichas regularidades. Así p. ej., todos los predicados de la Fig. 2.3, es decir, matar, asesinar y cometer un genocidio,

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incluyen 'causar la muerte' en su definición, lo cual permitiría determinar la inclusión del significado de matar en asesinar y cometer un genocidio. matar: 'causar la muerte' asesinar: 'causar la muerte con premeditación' cometer un genocidio: 'causar la muerte a un grupo de personas por

_________ motivos raciales, religiosos o políticos'___________________ Fig. 2.3 Definiciones del significado de los predicados verbales matar y asesinar, y del predicado nominal genocidio.

El primer problema que plantea esta forma de abordar el estudio del signifi­ cado es que, cuando hay varias definiciones parafrásticas posibles del significado de un elemento léxico, no existe un procedimiento sistemático para determinar su elección. Así p. ej., 'causar la muerte', 'dar muerte' o 'quitar la vida' son tres definiciones posibles de matar, que, además, pueden figurar indistintamente en la definición de los predicados que incluyen la definición de matar; es decir, asesinar y cometer un genocidio, y, en realidad, no existe ningún criterio sistemático para elegir entre dichas definiciones. Otro problema de mayor importancia se plantea igualmente, en la medida en que el subconjunto de elementos léxicos que se utiliza en las definiciones no se puede analizar dentro del propio modelo semántico18. De hecho, este problema es análogo al que plantean las oraciones nucleares en la teoría transformacional clásica, ya que dichas oraciones (al igual que el sublenguaje semántico de las definiciones) no admiten un análisis dentro del propio modelo (2.9). Por ello, en lugar de derivar las oraciones a partir de otras oraciones, la sintaxis léxica trata las oraciones como proyecciones de las relaciones de predicación que las subyacen; de este modo, ningún subcon­ junto de oraciones queda fuera del alcance explicativo del modelo sintáctico. La solución que adopta la sintaxis léxica se puede aplicar a la semántica: en 18. En relación con el posible problema de circularidad que podría suponer la definición de predicados, cuyo significado no se puede definir en función de otros predicados, Dik (1989:85) señala: "[...] [the] danger of circularity is advanced against the very idea of defining lexical items in terms of other lexical items. That counter-argument only hold, however, if it is assumed that all lexical items should be provided with a meaning definition, but not if it is assumed that in every language there is a set of lexical predicates the meaning of which cannot be defined in terms of the meanings of other predicates of the same language. These will be the semantically most basic predicates of the language."

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Capítulo II

efecto, el significado se puede considerar como una proyección de las rela­ ciones que contraen los elementos léxicos, en tanto que argumentos de una clase de predicados, cuyos miembros definen clases de relaciones semánticas en el léxico. Así p. ej., la inclusión del significado de matar en asesinar y cometer un genocidio en la Fig. 2.3 está determinada por la relación que mantienen dichos predicados entre sí, cuando forman parte del conjunto ordenado de los argumentos de los predicados ser y ser una forma: (72) Asesinar es matar, ???Matar es asesinar, Asesinar es una forma de matar, ???Matar es una forma de asesinar, Cometer un genocidio es matar, ?*Matar es cometer un genocidio, Cometer un genocidio es una forma de matar, ???Matar es una forma de cometer un genocidio. En el marco de este

planteamiento, la relación de hiponimia, p. ej., se puede definir en función de una clase de predicados y del conjunto ordenado de sus argumentos: en efecto, un argumento cualquiera Arg¡ (independientemente de que sea un TVo un P) es un hipónimo de Arg2 , en primer lugar, si Arg¡ puede ser el primer argumento de ser y ser una forma y Arg2 , su segundo argumento, pero no a la inversa, es decir, si {Arg¡, Arg2} constituye el conjunto ordenado de argumentos sobre el que opera ser y ser una forma, y, en segundo lugar, si Argi y Arg2 pertenecen a la misma clase de dependencia. Análogamente, las relaciones de meronimia19 se pueden sistematizar en el marco de las relaciones de predicación. En efecto, Arg¡ es un merónimo de Arg2: (1) si {Argi, Arg2¡ es el conjunto ordenado de argumentos de la locución verbal predicativa formar parte, (2) si (Arg2 , Arg¡¡ es el conjunto ordenado de argumentos del verbo predicativo tener y (3) si Arg¡ y Arg2 pertenecen a la misma clase de dependencia. Así p. ej., (1) dedo es un merónimo de mano y mano es el holónimo de dedo, (2) mano es un merónimo de brazo y brazo un holónimo de mano, y (3) codo es un merónimo de brazo, que es un holónimo de mano, porque, en las siguientes oraciones, se cumplen las relaciones de predicación que definen la meronimia y porque dedo, mano y codo son tres argumentos N y, por tanto, pertenecen a la misma clase de dependencia: Los dedos forman parte de la mano, *La mano forma parte de los dedos, La mano tiene dedos, *Los dedos tienen mano; La mano forma parte del brazo, *El brazo forma parte de la mano, El brazo tiene una mano, *La mano tiene un brazo; El codo forma parte del brazo, ???El brazo forma parte del codo, El brazo tiene un codo, *El codo tiene un brazo. Así, en el marco de la semán­

tica léxica, el significado es la proyección de una red de relaciones que se 19. Cf. D iez O rzas (1999).

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establecen entre elementos léxicos, en el marco de relaciones de predicación determinadas por un subconjunto de predicados, cuyos miembros definen clases de relaciones semánticas. La inclusión de la semántica léxica en el marco de las relaciones de predicación evita, en primer lugar, los problemas señalados anteriormente, en relación con una semántica basada en definicio­ nes, establecidas sobre un subconjunto de elementos del propio léxico, y, en segundo lugar, permite prescindir de los “marcos de diagnóstico”20 y de los “tests de sustitución”21 -una herencia del modelo inicial de la semántica léxica-, que están fundamentados, aunque no sea de forma explícita, en conceptos distribucionales, que, debido a su imprecisión, se han mostrado inoperantes para construir una teoría explicativa de las lenguas naturales. En la medida en que todos los elementos del léxico pueden formar parte de relaciones predicativas como argumentos de la clase de predicados semánticos, la predicación permite determinar con precisión las relaciones semánticas que se establecen entre ellos. De hecho, las diferencias entre la sintaxis y la semántica están determinadas por la clase de predicados que configuran las relaciones que las caracterizan y por las distintas proyecciones de dichas relaciones. En el marco de la sintaxis, una jerarquía de predicación se puede crear a partir de cualquier predicado del léxico, siempre que se construya de acuerdo con su requerimiento argumental y su selección, y dicha jerarquía se proyecta en construcciones oracionales. En el marco de la semántica, las jerarquías solo se pueden construir sobre una subclase de predicados, que es la que determina las relaciones semánticas, pero -a diferencia de las jerarquías sintácticas- se proyectan a través de las construc­ ciones oracionales, es decir, requieren dichas construcciones para transmitir su significado. La integración de la sintaxis y la semántica posibilita que, a partir de las propiedades de dependencia y de la selección de los predicados, no sólo se puedan generar las oraciones de la base, que contienen toda la información que se puede vehicular en las lenguas naturales (2.5), sino, además, que se puedan estructurar las relaciones que configuran el significado de los predicados y los argumentos. Por ello, la integración de la semántica y la sintaxis22 permite desarrollar una teoría lingüística de las lenguas naturales, fundamentada en el estudio de las relaciones sintácticas y semánticas de los elementos que integran el léxico. 20. Cf. Climent, Rodríguez y Gonzalo (1996:8) y Cruse (1986:13-14). 21. Cf. Climent, Rodríguez y Gonzalo (1996:8). 22. Cf. Ríos (1999:§5.1), donde se define un modelo de fonología léxica.

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En la medida en que el estudio del significado se establece en el marco de relaciones de predicación formalizables, la semántica se puede implementar informáticamente. En efecto, las relaciones semánticas que se determinan a partir de la predicación se pueden formalizar en autómatas finitos determi­ nistas (AFD) semánticos, que se caracterizan por el hecho de que la función de transición, que permite pasar de un estado a otro, lee siempre los mismos símbolos, los cuales coinciden con predicados que determinan una relación semántica específica; así p. ej., en el autómata semántico de la Fig. 2.4 (a), la función de transición lee siempre los mismos símbolos, concretamente, los predicados ser y ser una forma, que son los que determinan la relación de hiponimia; análogamente, en los AFD de la Fig. 2.4 (b) y (c), la función de transición lee los símbolos formar parte y tener, respectivamente, que son los predicados que determinan la relación de meronimia y holonimia. Los elementos léxicos, como codo, dedo, mano, etc., pueden formar parte de más de un autómata semántico, como p. ej., (a) y (b) en la Fig. 2.4, en función de la clase de predicados semánticos que pueden operar sobre ellos (o del conjunto ordenado de argumentos de predicados semánticos de los que puede formar parte). La inversión de determinadas relaciones semánticas, como p. ej., la meronimia o la hiponimia -en contraposición con otras relaciones, como p. ej., la sinonimia o la antonimia- determina nuevas relaciones, concreta­ mente, la holonimia y la hiperonimia. A partir de la formalización en un autómata de una relación semántica reversible, se puede obtener el inverso de dicha relación mediante una función de inversión del autómata correspondiente, que convierta los estados finales en iniciales y a la inversa, y que asigne un nuevo símbolo de lectura a la función de transición. Así p. ej., en la Fig. 2.4, (b) y (c) son autómatas inversos, ya que uno se puede obtener a partir del otro y a la inversa, mediante una inversión del autómata correspondiente. En consecuencia, sólo (b) o sólo (c) resulta necesario, pero no ambos, ya que (c) se puede generar a partir de (b) y a la inversa. La generación de relaciones semánticas reversibles a partir de la inversión de un AFD permite reducir el número de autómatas que se requiere para formalizar las relaciones semánticas que se dan en el léxico. En el marco de la implementación informática de la sintaxis léxica (2.13), las oraciones y las derivaciones se representan por medio de AFD. Por ello, la representación de las relaciones que configuran el significado en autómatas, que formalizan las relaciones de predicación que configuran el significado, permite integrar la semántica y la sintaxis en un formalismo

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único, concretamente, posibilita realizar un integración de los autómatas semánticos y los autómatas sintácticos en un único autómata sintácticosemántico. De esta forma, las oraciones se pueden representar mediante autómatas, en los que las transiciones correspondientes a predicados y argumentos (pero no las que corresponden a marcadores de argumento, verbos de soporte, predicados derivados, etc.) son autómatas semánticos, que caracterizan las relaciones que configuran su significado. De hecho, tanto el significado de los predicados y los argumentos, como las construc­ ciones sintácticas en las que se integran, se pueden representar con el mismo formalismo, concretamente, con autómatas, porque están configurados por el mismo tipo de relaciones, es decir, por relaciones de predicación.

/

brazo

\

dedo

i

mano

codo

% (a)

(b)

(c)

Fig. 2.4 Autómatas semánticos que representan: (a) una relación de hiponimia (ser y ser una forma), (b) una relación de meronimia (formar parte) y (c) una rela­ ción de holonimia (tener)', (b) y (c) son autómatas inversos.

En el marco de nuestro modelo, la información se crea a partir de las rela­ ciones que se establecen entre los significados de los predicados y argumen­ tos que integran una jerarquía de predicación (2.10). La integración de la representación de las relaciones que configuran la semántica y la sintaxis en autómatas permite dar una definición formalizada de la información

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Capítulo II

oracional. En efecto, en el autómata sintáctico-semántico que representa una oración, la información está determinada por las relaciones jerárquicas que se establecen entre autómatas semánticos, que forman parte de una jerarquía de predicación, que está formalizada en un autómata sintáctico; por tanto, la información es la relación resultante de una jerarquía de autómatas, jerarquía que está determinada por las dependencias que define el autómata que formaliza la construcción sintáctica. Desde el punto de vista del tratamiento automático de la información, la unificación de los formalismos de representación de las construcciones sintácticas y del significado de los elementos léxicos que las integran permite operar sobre ellos, utilizando los mismos algoritmos. Así, al igual que los transductores sintácticos, que formalizan las transformaciones, operan sobre autómatas oracionales, que transducen en otros autómatas, que constituyen una representación formalizada de la oración derivada (2.10), el desarrollo de transductores semánticos permitirá operar de forma análoga sobre autómatas semánticos con los mismos algoritmos de intersección de autómatas que se utilizan en sintaxis. Dado que es posible desarrollar transductores que incorporen tanto información sintáctica como semántica, se puede operar simultánea o alternativamente sobre las relaciones sintácticas y/o semánticas de un autómata oracional. En consecuencia, la integración de la sintaxis y la semántica en un lenguaje formal único desde el punto de vista de su representación tendrá una incidencia crucial en el tratamiento automático de la información lingüística, en la medida en que supondrá una integración real del tratamiento del significado de los elementos léxicos, de la informa­ ción oracional y de las formas sintácticas que la vehiculan. Los cambios de significado que experimentan los predicados de las oraciones derivadas (en relación con el significado de los predicados de la oraciones de partida), cambios que surgen como resultado de procesos transformacionales, como la nominalización, la adjetivación, etc., son regu­ lares y productivos en el léxico. En consecuencia, resulta innecesario estudiar las redes de relaciones semánticas en las que pueden integrarse los predicados derivados, puesto que dichas relaciones se pueden predecir a partir del predi­ cado autónomo del que se derivan en función de la transformación aplicada. Por ello, los predicados derivados se estudian únicamente en la sintaxis, en el marco de las relaciones interoracionales regulares que determinan sus cambios semánticos. Así p. ej., las relaciones de hiponimia que mantiene con otros elementos del léxico cometer un asesinato, que es un nombre predicativo deverbal, p. ej., Alguien asesina a alguien —>Alguien comete un

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asesinato, no tienen interés desde el punto de vista semántico, porque son las

mismas que las que mantiene, en (72), el predicado verbal del que se deriva, es decir, asesinar: Cometer un asesinato es matar, ???Matar es cometer un asesinato, Cometer un asesinato es una forma de matar, ???Matar es una forma de cometer un asesinato. Análogamente, asesinar puede ser el segundo argumento del nombre predicativo llevar a cabo una acción, cuando, a su vez, acción es el primer argumento de cometer un asesinato, p. ej., Llevar a cabo la acción de asesinar es cometer un asesinato23. Sin embargo, la relación semántica que determina el predicado llevar a cabo la acción en relación con asesinar, y asesinato en relación con estos dos predicados, únicamente

corrobora los cambios de significado regulares y productivos, que introduce la nominalización deverbal sobre el verbo predicativo de la oración de partida; obsérvese p. ej., Alguien falsifica algo —> Alguien hace una falsificación de algo, Llevar a cabo la acción de falsificar es hacer una falsificación, Alguien trafica con drogas —>Alguien hace tráfico de drogas, Llevar a cabo la acción de traficar con drogas es hacer tráfico de drogas, etc. Análogamente, asesinar o genocidio pueden ser el primer argumento del predicado ser alguien, cuando, a su vez, el predicado bioracional punto y coma (;) opera sobre alguien, y sobre asesinar o cometer un genocidio, respectivamente, p. ej., Un asesino es alguien; alguien asesina a alguien, y tras la relativización, Un asesino es alguien, que asesina a alguien, Un genocida es alguien; alguien comete un genocidio -> Un genocida es alguien, que comete un genocidio. De nuevo, esta relación carece de interés para la semántica léxica,

puesto que únicamente corrobora los cambios de significado del predicado derivado que provoca la nominalización deverbal con el verbo de soporte ser, p. ej., Alguien asesina a alguien —> Alguien es un asesino, o la nominaliza­ ción denominal con ser, p. ej., Los nazis cometieron un genocidio—> Los nazis fueron unos genocidas; dichos cambios además de ser regulares son productivos en el léxico, puesto que afectan a otros predicados: Alguien falsifica algo [Nom deverbal] Alguien es unfalsificador, Un falsificadores alguien; alguien falsifica algo —> Un falsificador es alguien, que falsifica algo, Alguien trafica con drogas [Nom deverbal] —> Alguien es un traficante de drogas, Un traficante de drogas es alguien; alguien trafica con drogas —> Un traficante de drogas es alguien, que trafica con drogas, Alguien comete

23. La oración del texto es el resultado de reducir los argumentos indefinidos de Llevar alguien a cabo la acción de asesinar alguien a alguien es un asesinato.

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Capítulo II

un crimen [Nom denominal] — > Alguien es un criminal, Un criminal es alguien; alguien comete un crimen -> Un criminal es alguien, que comete un crimen, etc. En consecuencia, las relaciones semánticas establecidas en el

marco de la predicación, que determinan cambios de significado regulares, que están asociados a la aplicación de transformaciones, carecen de interés para la semántica léxica, puesto que únicamente constatan procesos semán­ ticos regulares, que tienen una base sintáctico-semántica, y que, por tanto, se deben explicar transformacionalmente. 2.13 Base de conocimiento lingüístico

Las construcciones sintácticas que vehiculan la información en las lenguas naturales se caracterizan por su redundancia24, es decir, por no agotar las posibilidades combinatorias de las formas que las integran. Estas restricciones combinatorias, que están determinadas por los predicados del léxico, condicio­ nan las construcciones sintácticas que pueden vehicular la información. Dado que prácticamente no existen dos predicados que proyecten sus jerarquías de predicación exactamente mediante las mismas construcciones sintácticas, la mayoría de las clases de redundancia sintáctica están integradas por un solo predicado (1.2). Por tanto, la redundancia sintáctica constituye el vehículo formal que permite transmitir la información en las lenguas naturales. Análo­ gamente, no hay dos elementos léxicos que formen parte de las mismas redes de relaciones semánticas y, por tanto, no existen dos elementos léxicos que tengan exactamente el mismo significado. Así, por un lado, la información se transmite mediante construcciones sintácticas redundantes, cuyas caracterís­ ticas están determinadas por predicados que, en general, integran clases de redundancia de un solo elemento y, por otro lado, el significado se sustenta en elementos léxicos, que forman parte de redes de relaciones semánticas diferenciadas, que son únicas para cada elemento léxico. Por ello, el objetivo de la sintaxis y de la semántica léxicas es construir una base de conocimiento lingüístico en la que se dé una representación formalizada de las clases de construcciones sintácticas -determinadas por los predicados- que permiten 24. La redundancia no es exclusiva de las formas sintácticas, sino que se da también en la formación del léxico de formas simples a partir de un número finito de clases de sonidos, en la formación del léxico de locuciones a partir del léxico de formas simples, etc.

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transmitir la información y de las clases de relaciones semánticas que deter­ minan el significado. Dadas las características de las aplicaciones informáticas que acceden a la información sintáctica y semántica que contiene la base de conocimiento, dicha representación se formaliza mediante transductores sintácticos25 y autómatas semánticos (2.10). La base de conocimiento está constituida por un módulo léxico y un módulo sintáctico-semántico (cf. Fig. 2.5). El módulo léxico está integrado por formas pertenecientes al léxico general de la lengua española: por un lado, formas simples, es decir, cadenas de caracteres entre dos espacios en blanco consecutivos, independientemente de que se puedan analizar o no morfoló­ gicamente, como p. ej., normalizar, nacionalsocialismo, anticonstitucional­ mente, aquí, contra, etc., y, por otro lado, formas compuestas (o locuciones), es decir, elementos léxicos integrados por más de una forma simple, como p. ej., vendedor ambulante, marxismo-leninismo, madre de alquiler, de armas tomar, en contra, etc. El módulo léxico está integrado básicamente por formas léxicas que corresponden a argumentos, y a predicados autónomos o deri­ vados. Los argumentos van acompañados de una especificación, concreta­ mente, de N, la cual indica su clase de dependencia; a su vez, los predicados van acompañados de una especificación, como p. ej., Vpred, Npred, Apred, etc., que además de mostrar su clase de dependencia, indica la clase de predicado a la que pertenecen. El módulo sintáctico-semántico27está integrado por una partición en clases del léxico de predicados, establecida, en primer lugar, en función de la clase de dependencia de dichos predicados, p. ej., Pn Pnn, Pp, etc., y, en segundo lugar, en función de la clase de predicados a la que pertenecen (3.1). Cada uno de los predicados que integra dichas clases va acompañado de una especificación formalizada de su requerimiento argumental, de su selección y de las transformaciones que acepta. Asimismo, el módulo sintáctico-semántico debe incluir una especificación formalizada de la red de relaciones semánticas, es decir, de las clases de dependencia semántica, de las que forman parte todos los argumentos y los predicados autónomos del léxico.

25. Cf. Ortega (1998). 26. Cf. Subirats (en prensa). 27. Cf. Garrido (1999), Palacios (1996), Mogorrón (1995) y Subirats (1987); cf. también el estudio de fonología léxica del español de Ríos (1999).

Base de conocimiento

Fig. 2.5 Base de conocimiento lingüístico, integrada por un módulo léxico y un módulo sintáctico-semántico, y clases de oraciones que se pueden analizar o generar a partir de ella.

M odelo sintáctico y sem ántico

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La base de conocimiento lingüístico especifica las clases de depen­ dencia sintácticas y semánticas, y la selección de los predicados; en conse­ cuencia, posee la información lingüística necesaria tanto para extraer automá­ ticamente la información textual28, como para proyectar la información de una jerarquía de dependencias en una oración, es decir, para generar oraciones. Por ello, la base de conocimiento puede ser utilizada por aplicaciones informáticas que simulen la capacidad de transmitir y comprender la información que poseen los hablantes. En primer lugar, la especificación de las clases de depen­ dencia sintáctica y la selección de los predicados (junto con la especificación de las clases de selección de los argumentos) proporcionan la información necesaria para generar las oraciones de la base. En segundo lugar, las clases de dependencia semántica permiten asignar una representación formalizada del significado de los predicados autónomos y de los argumentos de las oraciones de base. En tercer lugar, la especificación del dominio de aplicación de las transformaciones permite generar todas las oraciones derivadas a partir de las oraciones de la base. Análogamente, mediante un proceso inverso, la base de conocimiento puede ser utilizada por aplicaciones informáticas para extraer automáticamente la información de las oraciones de un texto. En efecto, la especificación del dominio de aplicación de las transformaciones permite detectar las huellas que estas dejan en las oraciones derivadas; así, a partir de cualquier oración se puede reconstruir su historia derivacional y se puede restituir la oración de base a partir de la cual se ha derivado. Asimismo, a partir de dicha oración de base, se puede restituir su jerarquía de dependencias, que condiciona las relaciones entre los significados de sus componentes léxicos, relaciones que, a su vez, determinan la información oracional. Aunque la base de conocimiento lingüístico incluye tanto información sintáctica como semántica, su estructura gravita fundamentalmente en tomo a las propiedades de forma de los predicados que la integran. Por ello, las aplicaciones informáticas, cuyo objetivo es, p. ej., recuperar automáticamente la información oracional, utilizan, en primer lugar, la información sintáctica de la base de conocimiento, con objeto de identificar las construcciones sintácticas de las oraciones procesadas, ya que la identificación de dichas construcciones fundamenta el proceso de recuperación de la información oracional. En realidad, tanto el hecho de fundamentar la base de conocimiento en las propiedades de forma de sus predicados, como las características de la utilización de dicha base de conocimiento por parte de las aplicaciones 28. Cf. S ubirats y O rtega (en prensa).

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Capítulo II

informáticas, responden a la relación que existe entre la sintaxis y la semántica en el marco de nuestro modelo lingüístico. En efecto, la sintaxis estudia agrupaciones únicas de diferencias sintáctico-semánticas, que están ligadas a predicados específicos, y la forma de estudiar dichos predicados parte de la identificación de las formas sintácticas que adoptan las relaciones entre los predicados y sus argumentos; ello está motivado por el hecho de que son dichas formas sintácticas las que posibilitan la transmisión de la información. En consecuencia, las aplicaciones informáticas utilizan inicialmente la infor­ mación del módulo sintáctico para reconocer las construcciones de un texto que sirven de soporte para vehicular la información.

Capítulo III

.

3 Clases de predicados

3.1 Predicados verbales y no verbales 3.1.1 Marcas temporales

Los predicados se caracterizan por recibir marcas de tiempo y, por ello, dichas marcas constituyen marcas de predicado (2.11). En español, los predi­ cados verbales poseen una morfología flexiva que les permite incorporar las marcas temporales directamente; por el contrario, los predicados no verbales reciben las marcas temporales indirectamente, puesto que solo poseen una flexión morfológica de género y/o número, y, por tanto, no pueden incorporar directamente dichas marcas. Por ello, la diferencia fundamental entre los predicados verbales y los no verbales, en relación con la forma de incorporar las marcas de tiempo, consiste en que los predicados verbales las reciben directamente en los tiempos verbales simples, y directa e indirectamente en los tiempos compuestos, mientras que los predicados no verbales las reciben siempre de forma indirecta. Así p. ej., las desinencias -a e -irá de los tiempos simples de los predicados verbales ama y unirá en (1) Max ama la música y (2) El odio común les unirá constituyen, a la vez, marcas temporales y marcas de predicado, que se unen directamente a las raíces verbales am- y un-, puesto que, en (1) y (2), amar y unir son, por un lado, predicados y, por otro, verbos, que poseen una flexión morfológica que les permite incorporar de forma directa sus marcas de tiempo. Los predicados verbales en tiempos compues­ tos, como p. ej., había llorado y he estado investigando en (3) Max había llorado y (4) Yo he estado investigando este tema, reciben las marcas de tiempo directamente sobre el verbo predicativo a través de desinencias, como p. ej., -ado y -ando, que se unen por sufijación a llor- e investig- en (3) y (4), e indirectamente a través de verbos auxiliares, como p. ej., había en (3) y he estado en (4); cuando hay más de un auxiliar, estos preceden a los predicados verbales en un orden determinado, como podemos observar en (4), donde he debe preceder necesariamente a estado: *Yo estado he investigando este tema. Por el contrario, las marcas de tiempo de los predicados no verbales, como p. ej., los nombres predicativos síntoma en (5), experiencia en (8), competencia en (9), golpe de estado en (10) o decisión en (11), el adjetivo

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Capítulo III

predicativo difícil en (6) o el grupo preposicional predicativo de moda en (7) no se unen directamente como sufijos a dichos predicados, puesto que estos -a diferencia de los verbos predicativos- no poseen una morfología flexiva que les permita incorporar directamente sus marcas temporales, sino que se unen a una clase de verbos semánticamente vacíos, que precede a dichos predicados, como p. ej., ser en (5) y (6), estar en (7), tener en (8), hacer en (9), dar en (10) o tomar en (11): son estos verbos vacíos los portadores de las marcas de tiempo que los predicados no verbales de (5-11) no pueden incor­ porar por sufijación: (5) Que no le hayan llamado es un síntoma de que ya no cuentan con él (6) Es difícil que lo consigas (7) El léxico está de moda (8) Sara tiene experiencia en organizar campañas electorales (9) Japón le hace la competencia a Europa (10) Los militares españoles dieron un golpe de estado (11) Max tomó una decisión arriesgada Los verbos portadores de las marcas de tiempo de los predicados no verbales en los anteriores ejemplos (5-11), es decir, ser, estar, tener, hacer, dar o tomar, son morfofonológicamente idénticos a los verbos predicativos ser 'existir', estar 'hallarse en cierto lugar', tener 'poseer', hacer 'producir, fabricar', dar 'entregar' y tomar 'comer o beber', p. ej., Dios es, Estamos todos, Max tiene nuestro coche, El carpintero hizo una silla, Max le dio una flor a Eva y Tomaremos un café con leche. A pesar de su similitud morfofonológica, cuando ser, estar, tener, hacer, dar y tomar no son predicados, sino meros

portadores de las marcas de tiempo de un predicado no verbal, presentan tres características básicas, que permiten diferenciarlos de los verbos predicativos correspondientes: en primer lugar, los verbos portadores de marcas tempo­ rales no son ni predicados ni argumentos, sino marcas de predicado; en segundo lugar, preceden a los predicados no verbales en las oraciones de la base y, en tercer lugar, su significado es fundamentalmente aspectual. Dado que estos verbos sirven únicamente de soporte de las marcas temporales de los predicados no verbales, los denominamos verbos de soporte. De hecho, los verbos de soporte se pueden considerar como variantes supletivas de los sufijos temporales, que los predicados no verbales seleccionan, dado que no

Clases de predicados

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pueden incorporar marcas de tiempo por sufíjación, como hemos señalado anteriormente. Desde el punto de vista de su significado aspectual, los predicados verbales pueden adquirir un valor menos durativo que los predicados no verbales, lo cual se puede poner de manifiesto con determinadas expresiones temporales; compárese, p. ej., la aceptabilidad de María estudia por la mañana con la dudosa aceptabilidad de ??Max tiene un coeficiente intelectual alto por la mañana, ???Sara es alta después de comer o ???Esta flauta travesera es de madera antes del atardecer. Sin embargo, en algunos casos, las diferencias aspectuales no presentan contrastes claros, como en las oraciones de las siguientes derivaciones, en las que los predicados verbales y sus correspondientes adjetivos deverbales derivados -tanto en las oraciones aceptables como en las inaceptables- no parecen presentar diferencias en relación con la duratividad: (12) Un do sostenido equivale a un re bemol en la escala temperada Un do sostenido es equivalente a un re bemol en la escala temperada, ???Un do sostenido equivale a un re bemol por la mañana —> ???Un do sostenido es equivalente a un re bemol por la mañana. Análoga­ mente, el derivado nominal sin verbo de soporte de (12), la equivalencia entre un do sostenido y un re bemol en la escala temperada, presenta las mismas

características de duratividad que (12). Obsérvese, además, que la acepta­ bilidad de la interpretación durativa o no de un predicado no verbal puede estar pragmáticamente condicionada; así p. ej., ??Max tiene colmillos después del atardecer es una oración dudosa, mientras que Drácula tiene colmillos después del atardecer puede resultar aceptable, si se interpreta en un sentido metafórico, p. ej., si el hecho de 'tener colmillos’, se asocia al momento -es decir, el 'atardecer'- en el que 'Drácula despierta' y puede 'utilizar sus colmillos'. Los ejemplos que hemos analizado ponen de manifiesto que las diferencias de significado aspectual entre los predicados verbales y los no verbales en relación con la duratividad no tienen características claramente delimitadas y, por tanto, no permiten separar de forma determinante ambas clases de predicados.

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Capítulo III

3.1.2 Predicados de requerimiento argumental nulo

Los verbos predicativos simples como llover, nevar, etc., en (13) Ha estado lloviendo toda la mañana, (14) No nieva desde hace un año, o las locuciones verbales predicativas, como volver las aguas a su cauce, volverse la tortilla, caber una posibilidad (3.12), etc., en (15) Tras varios meses de enfrenta­ mientos, las aguas volvieron a su cauce, (16) ¿Cuándo querrá el Dios del cielo que se vuelva la tortilla?, (17) Cabe esa posibilidad, poseen marcas de tiempo, que los caracterizan como predicados, pero no pueden tener argu­ mentos. Por ello, les atribuimos un requerimiento argumental nulo, que repre­ sentamos mediante e (la cadena vacía), y consideramos que se trata de predicados PL. Entre los /J„ se encuentran los denominados verbos 'meteoro­ lógicos', como p. ej., llover o nevar en (13) y (14), a los que se han hecho múltiples referencias en las gramáticas españolas1. Sin embargo, la clase de los Pe no está circunscrita exclusivamente a los verbos 'meteorológicos', puesto que hay locuciones verbales como volver las aguas a su cauce, vol­ verse la tortilla o caber una posibilidad en (15), (16) y (17), que son Pe y, a pesar de ello, no se pueden incluir en dicha clase de verbos. Oraciones, como p. ej., Es demasiado pronto para empezar el curso o Es muy tarde para mí, en las que los adjetivos predicativos pronto y tarde aparecen sin argumentos, podrían inducimos a pensar que existen predicados no verbales Pc Sin embargo, pronto y tarde son dos predicados P„ como podemos apreciar en Las seis de la mañana es demasiado pronto para empezar el curso y Las tres y media de la madrugada es muy tarde para mí.

Su única posible diferencia, en relación con otros predicados de requeri­ miento argumental análogo, es que seleccionan argumentos que se refieren a expresiones temporales. En realidad, resulta imposible documentar ejemplos de predicados no verbales P 0 lo cual nos permite concluir, en primer lugar, que los P£ constituyen una subclase de predicados verbales -que incluye verbos simples como llover, etc.- y locuciones verbales como caber una posibilidad, etc.) y, en segundo lugar, que el requerimiento argumental de los predicados no verbales debe contener como mínimo un argumento.

1. Cf., p. ej., A larcos (1994:274-275, §329).

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3.1.3 Marcas de número y persona de los predicados de requerimiento nulo

Los verbos predicativos simples de requerimiento argumental nulo P£ selec­ cionan la tercera persona del singular, p. ej., Llueve mucho, Ha nevado, pero no *Llueven mucho, *Han nevado. En los casos en los que estos verbos son argumentos de predicados de segundo nivel, que admiten la reducción de la completiva, se comportan como si tuvieran un argumento implícito en tercera persona del singular, que desencadenara la aplicación de la reducción de la completiva. Así p. ej., el /%> querer admite la reducción de su argumento oracional, cuando el primer argumento de querer es correferente con el primer argumento del predicado superior, que integra su operando. Análoga­ mente, los Pnp soler o parar exigen la correferencia obligatoria entre su primer argumento y el primer argumento del predicado que constituye su operando, y, a su vez, requieren la reducción obligatoria de su argumento oracional. Aparentemente, los predicados de requerimiento nulo Pe no debe­ rían admitir una reducción, cuando son argumentos de verbos como querer, soler o parar, ya que, en principio, no podrían darse las condiciones de correferencia que determinan la posibilidad de aplicar la reducción y, por tanto, sólo deberían ser aceptables oraciones sin reducción, como p. ej., Los campesinos quieren que llueva. Sin embargo, construcciones en las que ha habido una reducción, como p. ej., (18) Parece que quiere llover, (19) Suele llover mucho en esta ciudad, (20) No ha parado de llover en tres días, etc., resultan aceptables de forma natural. Estas construcciones parecen sugerir que la reducción de la completiva se da a partir de oraciones en las que el primer argumento de querer, soler o parar, al igual que el de llover, es un argumento en tercera persona del singular sin una realización léxica explícita, puesto que, cuando llover es el operando de querer, soler o parar, estos verbos deben aparecer necesariamente en tercera persona del singular, como p. ej. en (18), (19) o (20); obsérvese la inaceptabilidad de *Parece que quieren llover, *Suelo llover mucho en esta ciudad, *No habéis parado de llover en tres días, etc.

Pero obsérvese que algunos predicados verbales de requerimiento no nulo, como p. ej., el Pn haber, seleccionan invariablemente -al igual que llover, nevar, etc.- la tercera persona del singular; así p. ej., resulta aceptable Había muchas personas en la calle, pero no *Habían muchas personas en la

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Capítulo III

calle. Asimismo, haber -al igual que llover, nevar, etc.- selecciona la tercera persona del singular, cuando es un argumento de un verbo como soler, p. ej., Suele haber muchas personas en la calle, pero no *Suelen haber muchas personas en la calle. De hecho, aunque haber tenga un requerimiento argumental no nulo, se caracteriza -al igual que llover, nevar, etc.- por el

hecho de que su requerimiento argumental no incluye ningún argumento que le imponga sus marcas de número y persona. Por tanto, parece que la selección invariable de la tercera persona del singular o la imposición de la tercera persona del singular al predicado, del que constituyen su argumento, no es una propiedad relacionada exclusivamente con predicados verbales Pa como llover, nevar, etc., sino que constituye una característica ligada a aquellos verbos predicativos (independientemente de la naturaleza nula o no nula de su requerimiento argumental) que no poseen un argumento que mantenga con su predicado la relación de concordancia que caracteriza a los sujetos gramaticales en español. A diferencia de lo que sucede con los verbos simples de requeri­ miento nulo Pe (llover, nevar, etc.), las locuciones verbales P£ (volver las aguas a su cauce, volverse la tortilla o caber una posibilidad, etc.) poseen un argumento -que está lexicalizado y constituye la parte conexa de la locución-, que impone las marcas de persona y número al núcleo verbal de la locución (2.4). Así p. ej., en (16) y (17), y (15), la tortilla, esa posibilidad y las aguas imponen las marcas de tercera persona del singular y del plural, respectivamente, sobre los núcleos verbales de las correspondientes locu­ ciones, es decir, volverse, caber y volver. Por ello, no resultan aceptables oraciones, como p. ej., *¿Cuándo querrá el Dios del cielo que la tortilla se vuelvan?, *Caben esa posibilidad, *Tras varios meses de enfrentamientos, las aguas volvió a su cauce, etc., ya que las marcas de persona y número del

núcleo verbal de la locución no coinciden con las del argumento lexicalizado que le impone dichas marcas.

2. En el lenguaje coloquial, son frecuentes oraciones, como p. ej., Habían muchas personas en la calle, en las que el verbo concuerda en número y persona con su único argumento. Si este tipo de construcciones se considera aceptable, haber se debe tratar como un predicado terciopersonal de un argumento y, a su vez, dicho argumento tiene que ser considerado como un sujeto, ya que impone sus marcas de persona y número a haber.

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En suma, dentro de la clase de los verbos predicativos simples existe una subclase, cuyos miembros, como p. ej., llover, nevar, haber, etc., no poseen un argumento que determine sus marcas de número y persona. Por el contrario, dentro de la clase de los predicados no verbales, no podemos docu­ mentar la existencia de una subclase de características sintácticas análogas, lo cual nos permite afirmar que el requerimiento argumental de los predicados no verbales incluye necesariamente un argumento, que impone sus marcas de número y persona al correspondiente verbo de soporte. No hay que olvidar que existen predicados no verbales, como p. ej., menos mal, ojalá, etc., en Menos mal que se ha ido ya, Ojalá no vuelva nunca más, que carecen de verbo de soporte (y no admiten la negación) y, por tanto, sus argumentos no pueden imponer sus respectivas marcas de número y persona al portador de sus marcas temporales, puesto que dicho portador simplemente no existe. Sin embargo, estos predicados constituyen una clase muy marginal en el léxico español. 3.1.4 Número de argumentos

Los verbos predicativos pueden admitir hasta tres argumentos como máximo en su requerimiento argumental; así p. ej., hay verbos predicativos con tres argumentos de primer nivel, como el Pnm regalar en Max le regaló una flor a Eva, o de segundo nivel, como el Pnnp invitar en Max invitó a Eva a tomar una copa. Aparentemente, la existencia de ejemplos como Los políticos le echaron la culpa de la crisis a la economía global podría hacemos pensar que existen predicados verbales de más de tres argumentos. Sin embargo, en la caracterización del número de argumentos de una locución verbal predicativa, como p. ej. echar la culpa, no se deben mezclar los argumentos lexicalizados, como la culpa -que constituye la parte conexa de la locución-, con sus argumentos propiamente dichos, es decir, políticos, crisis y economía global, ya que son estos últimos los que constituyen su requerimiento argumental. Por ello, la determinación del requerimiento argumental de las locuciones verbales se realiza en función de sus argumen­ tos no lexicalizados. Dejamos la parte conexa de las locuciones verbales al margen, puesto que ésta configura únicamente su estructura interna: lo que intentamos determinar realmente son clases de dependencia y no tipologías

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Capítulo III

de locuciones basadas en clases distribucionales de palabras. Así, partiendo de los argumentos no lexicalizados, observamos que echar la culpa es un Pnnp, es decir, una locución verbal predicativa de segundo nivel con tres argumentos, que es el número máximo de argumentos que admiten los predicados verbales independientemente de que sean locuciones o no. Obsérvese que también podemos hallar locuciones verbales de primer nivel con tres argumentos, como p. ej., el P nnn pedir la mano en Max pidió la mano de Eva a su padre. Aunque existen nombres predicativos de tres argumentos, como el Pnnn entrega en Max hizo entrega del material a la empresa, no hallamos otros predicados no verbales cuyo requerimiento argumental incluya más de dos argumentos. Así, existen predicados adjetivos de dos argumentos, como p. ej., el P m ser idéntico en Esta propuesta es idéntica a la anterior o el P pn grato en Que los políticos se mezclen con el pueblo les resulta grato a los electores; análogamente, encontramos grupos preposicionales predicativos de primer nivel cuyo requerimiento argumental incluye dos argumentos, como los P nn de acuerdo en Max está de acuerdo con Eva en relación con este tema y, también, de segundo nivel, como el Pnp en condiciones en Nuestro partido no está en condiciones de contraatacar; pero, como hemos señalado, no encontramos predicados no verbales, a excepción de los nombres predi­ cativos, que tengan más de dos argumentos. En consecuencia, la diferencia entre los verbos y los nombres predicativos, por un lado, y las restantes clases de predicados, por otro, en relación con su número máximo de argumentos, es que, mientras los primeros pueden tener hasta tres argumentos, los segundos sólo pueden incluir dos argumentos como máximo en su requerimiento argumental.

3,1.5 Funciones sintácticas La concordancia de las marcas de persona y número del primer argumento y las de su correspondiente predicado, la pronominalización de los segundos argumentos mediante clases disjuntas3 de pronombres clíticos de tercera persona y la selección léxicamente condicionada de los marcadores de los 3. Prescindimos ahora de la pronominalización por le o les de los objetos directos masculinos y humanos.

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segundos argumentos constituyen tres propiedades formales, que permiten identificar, respectivamente, los sujetos, objetos directos, indirectos y preposicionales en español. En general, la función sintáctica de sujeto está ligada al primer argumento de un predicado y las funciones de objeto directo, indirecto y preposicional están vinculadas a los segundos argumentos. El sujeto es un primer argumento, que impone sus marcas de número y persona al predicado que opera sobre él. El objeto directo es un segundo argumento, que no lleva preposición en la oración de base -aunque pueda llevarla en oraciones derivadas- y que, en función de sus marcas de género y número, pronominaliza con los clíticos lo, los, la o las. El objeto indirecto es un segundo argumento, que requiere obligatoriamente la preposición a como marcador y que, en función de sus marcas de número, pronominaliza únicamente con los clíticos le o les. El objeto preposicional es un segundo argumento, que va encabezado obligatoriamente por un marcador léxicamente condicionado y no admite pronominalización. Los argumentos que desempeñan la función de sujeto, objeto directo y preposicional pueden ser N o P. Por el contrario, los argumentos que desempeñan la función de objeto indirecto sólo pueden ser P, cuando son argumentos de verbos de elisión (3.15.1); así p. ej., en Max no dio importancia a que no se hubieran disculpado, a que no se hubieran disculpadou -que es el argumento oracional del Pp importancia (Que no se hubiera disculpado tiene importancia)- pronominaliza como un objeto indirecto en relación con el verbo de elisión dar, p. ej., Max no le, dio importancia [a que no se hubieran disculpado]¡.

Aunque, tanto en las oraciones de base como en las derivadas, existen argumentos que no desempeñan ninguna de las funciones sintácticas mencionadas anteriormente, como p. ej., rectora en la oración de base La Universidad nombra a Eva rectora, llorar en la oración derivada Eva vio a Max llorar, que es una reducción de Eva vio que Max lloraba, etc., no existen predicados que tengan dos (o más) argumentos con la misma función sintáctica. Así p. ej., un predicado puede tener dos segundos argumentos introducidos por una preposición, pero dichos argumentos deben tener funcio­ nes sintácticas distintas; así, el Pmp hablar, cuya proyección lineal es N¡ hablar a Ni de que P¡, p. ej., Max le habló a Eva de que ya estaba harto, introduce su segundo argumento con la preposición a y el tercero con de, pero dichos argumentos tienen funciones sintácticas distintas: el segundo argumen­

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to de hablar es un objeto indirecto, Max le¡ habló a Eva, de que ya estaba harto, y su tercer argumento es un objeto preposicional, que no admite pronominalización. En suma, dado que no existen predicados cuyos argumentos dupliquen una misma función sintáctica y, a su vez, dado que los objetos indirectos coinciden invariablemente con argumentos N, la identificación de las funciones sintácticas que desempeñan los argumentos permite delimitar algunas características generales relacionadas con el requerimiento argumental de los predicados. 3.1.6 Marcadores de argumento y funciones sintácticas

Los nombres y los adjetivos predicativos, y los grupos preposicionales predicativos, que, en conjunto, constituyen las grandes clases léxicas de predicados no verbales, se distinguen de los predicados verbales en que, si tienen un segundo argumento, este tiene que ir necesariamente introducido por un marcador. Por ello, los Npred, como p. ej., partidario, reparos, etc., en Max es partidario de que se denuncien los hechos, Eva no tuvo reparos en decirle lo que pensaba, los Apred como exento, rico, etc., en Esta actividad está exenta de impuestos, España es rica en tradiciones, y los GPpred como estar a punto, etc., en Max estuvo a punto de conseguir el premio, sólo tienen segundos argumentos preposicionales. Sin embargo, sólo los Npred y los Apred pueden tener un segundo argumento introducido por la preposición a, que sea, a su vez, un objeto indirecto, como p. ej., a la política económica del gobierno en Los empresarios le, dieron el sí [a la política económica del gobierno]¡, a su esposa en Max le¡fue fiel [a su esposa]¡, etc.

Por el contrario, las preposiciones y las conjunciones predicativas, que constituyen clases de predicados no verbales integradas por un número muy reducido de miembros, tienen segundos argumentos sin preposición. Así p. ej., el segundo argumento de las preposiciones predicativas ser dei 'proce­ der' o ser de2 'estar compuesto por' en Esta guitarra flamenca es de¡ Anda­ lucía, La mesa es de2 madera, o el segundo argumento de la conjunción predi­ cativa porque en Esas cosas ocurren porque hay mucha gentuza por el mundo no llevan marcador. Posiblemente, se podría considerar que el segun­ do argumento de acerca de en No me habló acerca de ello o de a pesar de en Les votaré a pesar de lo que digan va introducido por el marcador de, pero la discusión sobre si dichos predicados introducen o no su segundo argumento

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con un marcador resulta irrelevante, si partimos de la base de que acerca de y a pesar de son, respectivamente, una locución prepositiva y una locución conjuntiva, y, por tanto, en ellas, de no es un marcador, sino una forma morfofonológica que integra la locución. Los Npred, los Apred y los GPpred no pueden tener segundos argu­ mentos que sean objetos directos, puesto que, como hemos señalado con anterioridad, dichos segundos argumentos requieren necesariamente un marcador en las oraciones de base (y en las derivadas) y los segundos argu­ mentos que desempeñan la función de objeto directo no pueden llevar marcadores en las oraciones de la base (aunque los puedan llevar en las oraciones derivadas). Obsérvese, sin embargo, que algunos verbos de soporte, como p. ej., tener, dar, hacer o tomar, admiten la pronominalización de su correspondiente Npred con los elídeos propios del objeto directo en español, es decir, con lo, los, la o las; en función del tiempo del predicado, dichos clíticos se convierten en pronombres proclíticos del verbo de soporte correspondiente, como p. ej. en (22), (23) y (25), o en enclíticos como en (24): (22) Max le tiene manía¡ a la vicerrectora y Eva también se la¡ tiene (23) El presidente dio un ultimátum¡ a los terroristas y los terroristas se lo¡ dieron al presidente (24) Sara quiere hacerle una oferta¡ al PSOE, pero Max quiere hacérsela¡ al PP (25) Ellos han tomado la decisión¡ por la mañana y nosotros la¡ tomaremos por la tarde

A la luz de los ejemplos (22-25), podríamos planteamos si el hecho de que los Npred no admitan argumentos que tengan la función de objeto directo puede tener una explicación en términos sintácticos. En efecto, podríamos pensar que, en la medida en que un predicado no puede tener dos argu­ mentos con la misma función sintáctica (3.1.5), el hecho de qué el nombre predicativo sea el objeto directo en (22-25) impide que pueda haber otro argumento que duplique dicha función sintáctica. Sin embargo, esta expli­ cación está mal planteada, puesto que ignora que los Npred de (22-25) no son argumentos, sino predicados, y, en consecuencia, confunde la situación que se plantea en (22-25) con la que se plantea en la predicación verbal, en

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Capítulo III

la que un objeto directo es, en efecto, un argumento del predicado verbal. En realidad, los nombres predicativos de (22-25) son objetos directos en relación con su verbo de soporte, puesto que esta función sintáctica se determina en relación con una pronominalización, que convierte un grupo nominal en un clítico dependiente del verbo de soporte. Por ello, en el caso de la predicación no verbal, nuestro razonamiento no debería girar en tomo a la imposibilidad de que haya dos argumentos con la misma función sintác­ tica, sino de que haya dos grupos nominales que tengan la mismas propie­ dades de pronominalización en relación con el verbo de soporte. La función sintáctica de objeto directo sólo está ligada a segundos argumentos en el marco de la predicación verbal; en el marco de la predicación nominal, el objeto directo está desligado de las relaciones de predicación, ya que puede ser el propio Npred, como en (22-25). La misma situación se plantea, en el marco de la predicación no verbal, en relación con los objetos indirectos, puesto que la distinción entre objetos indirectos, como p. ej. a los espejos en Drácula le, tiene aversión [a los espejos]„ y los objetos preposicionales introducidos por a, como p. ej. a ser el líder en Max tiene tendencia a ser el líder, se establece en función de propiedades positivas -y negativas- de pronominalización, que se manifiestan en relación con un verbo de soporte, como tener en nuestros anteriores ejemplos. En suma, en el marco de la predicación no verbal, las funciones de objeto directo e indirecto (y solo de forma indirecta en el caso del objeto preposicional) son propiedades de pronominalización, que se manifiestan en relación con un verbo de soporte. La argumentación sintáctica que hemos propuesto para explicar la imposibilidad de que los nombres predicativos tengan argumentos que sean objetos directos resulta del todo insuficiente en el caso de los nombres predicativos que seleccionan el verbo de soporte ser, puesto que -a diferencia de lo que sucede en (22-25)- dichos Npred no pueden pronominalizar como un objeto directo en relación con ser y, a pesar de ello, no admiten argumentos que sean objetos directos. Así p. ej., la reducción pronominal de la repetición del Npred posibilidades (y su adjunto) en Aquellas son posibilidades remotas, pero estas no son posibilidades remotas no se puede realizar con los, tal como sucedería si fuera un objeto directo, *Aquellas son posibilidades remotas, pero estas no los son, sino con lo, Aquellas son posibilidades remotas, pero estas no lo son, al igual

que los adjetivos predicativos o los participios independientemente de su género y/o número; compárese, p. ej., Lucía es muy buena, pero María no

Clases de predicados

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lo es con *Lucía es muy buena, pero María no la es, etc. Podríamos llegar a

pensar, incluso, que los verbos de soporte 'heredan' las propiedades del verbo predicativo correspondiente y que esta 'herencia' podría explicar alguno de sus comportamientos sintácticos en relación con la pronominalización. Pero ello tampoco podría constituir una explicación, puesto que, p. ej., el verbo predicativo ser 'existir', Dios es, no admite pronombres de objeto indirecto, *Dios le es, y, sin embargo, el verbo de soporte ser puede admitir la pronominalización de un argumento de su correspondiente predicado con los clíticos de objeto indirecto, como p. ej., a nuestros socios en Estas condiciones les¡son adversas [a nuestros socios],. En consecuen­ cia, la inexistencia de objetos directos como argumentos de nombres predicativos posiblemente tenga una explicación sintáctica en el caso de los Npred cuyo verbo de soporte es tener, dar, hacer o tomar, pero no la tiene en los casos en los que el verbo de soporte es ser. Sin embargo, las cuestiones que hemos revisado en relación con la pronominalización ponen de manifiesto que el verbo de soporte, además de ser portador de las marcas de tiempo de los predicados no verbales, puede condicionar la pronomi­ nalización de los nombres predicativos y la de algunos de sus argumentos. 3.1.7Marcadores de argumento oracional

Los predicados de segundo nivel imponen marcadores de argumento sobre los predicados que constituyen sus operandos; dichos marcadores constituyen un indicador de que un predicado -con sus argumentos, si no ha habido una reducción- se ha convertido en el argumento oracional de otro predicado. Las diferentes características de los marcadores que imponen los predicados de segundo nivel sobre sus argumentos oracionales permiten realizar particiones sobre el léxico de dichos predicados, las cuales dan lugar a las tres siguientes clases: 1. Los predicados que imponen el marcador que a su argumento oracional, como p. ej., el Vpred comunicar en Le comuniqué que estaba harto de él, el Npred opción en Que dimitan es una opción, el Apred interesante en Es interesante que lo investiguen, etc. 2. Los predicados que imponen el marcador si a su operando oracional, como p. ej., investigar en La policía investigó si sus declaraciones

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Capítulo III

eran ciertas, pregunta en La pregunta crucial es si existe realmente una industria española, etc.

3.

Los verbos predicativos que imponen la elisión del verbo de soporte de su segundo argumento, que tiene que ser necesariamente un predicado no verbal (3.15.1); el marcador de argumento oracional de los verbos de elisión es justamente la eliminación del verbo de soporte. Así p. ej., el marcador de argumento oracional del verbo de elisión poner, cuando opera sobre Max y sobre el léxico está de moda, consiste en la elisión del verbo de soporte estar del grupo preposicional predicativo de moda, como p. ej., en Max puso el léxico de moda. En este ejemplo, la elisión de estar es la marca que indica que de moda es un predicado que se ha convertido en el argumento oracional de poner.

3.2 Clases de proyección lineal 3.2.1 Predicados con formas morfofonológicas distintas

Las clases de proyección lineal están integradas por conjuntos de un número variable de predicados, que comparten la misma proyección lineal y, en ciertos casos, alguna propiedad sintáctica en relación con sus segun­ dos argumentos (3.2.2). La jerarquía de propiedades que determina las clases de proyección se establece en función de su capacidad para inducir particiones sucesivas en el léxico de predicados, que permitan finalmente delimitar clases de predicados que compartan la misma proyección lineal. Analicemos a continuación dicha jerarquía: 1. La forma de recibir las marcas de tiempo (3.1.1) induce una partición del léxico de predicados en predicados verbales y no verbales. 2.1 Las propiedades de dependencia de los predicados, concretamente, el nivel de predicación (2.1) permite inducir particiones de las clases de predicados verbales y no verbales de 1. en clases de predicados de pri­ mer nivel P....... y de segundo nivel P.. p.... 2.2 El requerimiento argumental (2.1) permite realizar nuevas particiones de las clases P. .„ y P...p... de 2. en clases de dependencia, Pn, Pm, Pp, etc. 3. La proyección lineal (2.5) de los predicados (con la especificación léxica del predicado y, en algunos casos, del verbo de soporte de los

Clases de predicados

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predicados no verbales) induce nuevas particiones de las clases de dependencia de 2.2. Analicemos ahora algunos ejemplos, que muestran aplicaciones concretas de la jerarquía de restricciones de 1.-3. señalada anteriormente: 1. Despreciar, posibilidad y rico en Max desprecia a esa gentuza, Max tiene la posibilidad de conseguir el primer premio, Nuestro país es rico en tradiciones, se distinguen entre sí por el hecho de que despreciar

incorpora sus marcas temporales directamente por sufijación, mientras que posibilidad y rico lo hacen indirectamente mediante los verbos de soporte tener y ser, respectivamente. Por ello, despreciar se incluye en la clase de los predicados verbales, y posibilidad y rico en la de los predicados no verbales (3.1.1). 2.1 Originario y partidario en Esta música es originaria de esta región, (26) Max es partidario de que expedienten a los ladrones de libros son dos predicados no verbales, concretamente, dos adjetivos predicativos con dos argumentos. Sin embargo, originario no admite predicados como argumentos, p. ej., *Que sean unos nacionalistas sectarios es originario de esta región, *El nacionalismo sectario es originario de que desean esta región, mientras que partidario admite un predicado

como segundo argumento, como hemos podido observar en (26). La posibilidad o no de que el requerimiento argumental de un predicado incluya un predicado como argumento permite separar los predicados de primer nivel P . como p. ej. originario, de los predicados de segundo nivel P...p..., como p. ej. partidario (2.1). 2.2 Digno y consciente en Que un político reconozca los méritos de sus adversarios es digno de admiración, Max era consciente de que había cometido un error son dos adjetivos predicativos de segundo nivel con

dos argumentos, pero pertenecen a clases de dependencia distintas, puesto que, como se puede observar en los anteriores ejemplos, digno es un Ppn, mientras que consciente es un Pnp. 3. Oponerse y tratar en (27) Max se opone a que Eva salga con otros hom­ bres y (28) Eva trató de que Max no se enterase son dos verbos predica­ tivos con el mismo requerimiento argumental P„p. Sin embargo, oponerse y tratar introducen sus segundos argumentos con marcadores distintos; en efecto, el marcador del segundo argumento de oponerse en (27) es a,

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C apítulo III

mientras que el de tratar en (28) es de y, por tanto, ambos predicados tienen proyecciones lineales distintas, concretamente, Ni oponerse a que P2 y Ni tratar de que P2 , y, por tanto, pertenecen a distintas clases de proyección lineal. La homogeneidad sintáctica -en relación con las propiedades de dependen­ cia- de los predicados que integran las clases de proyección facilita la sistematización del estudio exhaustivo de sus propiedades de selección y de transformación, que son las que determinan su pertenencia a una clase de redundancia sintáctica determinada (3.3). Además de ser un punto de par­ tida para el estudio sintáctico del léxico de predicados, las clases de proyec­ ción determinan la estructuración en clases del módulo sintáctico de la base de conocimiento lingüístico (2.5 y 2.13). 3.2.2 Particiones de las clases de proyección lineal

La función sintáctica de los segundos argumentos precedidos por a o por de, y la posibilidad de reestructurar los segundos argumentos introducidos por el marcador de inducen nuevas particiones en algunas clases de proyección lineal. En efecto, dado que los segundos argumentos precedidos por a pueden ser objetos indirectos u objetos preposicionales, y los argu­ mentos precedidos por de pueden ser objetos preposicionales u objetos con­ cordados, los predicados que son del mismo tipo y nivel, tienen el mismo requerimiento argumental, pertenecen a la misma clase de dependencia y tienen sus segundos argumentos introducidos por los marcadores a o de, se integran en clases distintas, si dichos segundos argumentos tienen una función sintáctica distinta (3.1.5). Analicemos, en primer lugar, ejemplos de argumentos precedidos por a. Dedicar y destinar en (29) Max dedicó el primer toro de la tarde a Eva, (30) Max destinó la producción de naranjas al mercado exterior son dos predicados verbales Pnn„ con un tercer argumento preposicional, cuya proyección lineal es la misma, concretamente, N i Vpred N2 a N3. Sin embargo, el tercer argumento de dedicar es un objeto indirecto, Max le¡ dedicó el primer toro de la tarde [a Eva]i, mientras que el tercer argumento de destinar es un objeto preposicional y, por tanto, no admite pronominalización. En consecuencia, a pesar de que dedicar y destinar tienen la

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misma proyección lineal, se integran en clases distintas, dado que la función sintáctica de su tercer argumento no es la misma. Análogamente, ultimátum y acceso en El gobierno dio un ultimátum a los terroristas, Los periodistas tuvieron acceso a esta información son dos predicados verbales Pm, que introducen su segundo argumento con el marcador a y, por tanto, tienen la misma proyección lineal Ni Vsop Npred a N2 - Sin embargo, el segundo argumento de ultimátum es un objeto indirecto, El gobierno lesi dio un ultimátum [a los terro rista s] mientras que el segundo argumento de acceso es un objeto preposicional, que no admite pronominalización. Por ello, aunque ultimátum y acceso -al igual que dedicar y destinar en (29) y (30)- tengan la misma proyección lineal, forman parte de clases distintas, dado que las funciones sintácticas de sus segundos argumentos no son las mismas. Un ejemplo análogo, lo brindan los adjetivos predicativos Pm fiel e idéntico en Max fue fiel a su esposa, Esta propuesta es idéntica a la anterior, cuya proyección lineal es Ni ser Apred a Afe. A pesar de las similitudes señaladas, ambos adjetivos pertenecen a clases distintas, puesto que el segundo argumento de fiel es un objeto indirecto, Max le¡ fue fiel [a su esposa]i, mientras que el segundo argumento de idéntico es un objeto preposicional. Analicemos ahora segundos argumentos de predicados verbales precedidos por de. Absolver y tratar en (31) La sacerdotisa absolvió a Max de sus múltiples pecados, (32) Eva trató a Pepe de cretino son dos predicados verbales Pnnn, que introducen su tercer argumento con el marcador de y su proyección lineal es Ni Vpred N2 de N3 . Sin embargo, el tercer argumento de absolver en (31) es un objeto preposicional, que no admite pronominalización, mientras que el tercer argumento de tratar en (32) es un objeto concordado en género y número con su segundo argumento4, como ponen de 4. Obsérvese que Eva trató a Pepe de cretino no se puede derivar mediante una relativización a partir de *Eva trató a Pepe; Pepe es un cretino. Nótese que en algunos casos, los objetos concordados pueden ser derivados transformacionalmente. Así p. ej., el segundo argumento de, fama es un objeto concordado, ya que resulta aceptable (1) Sara tiene fama de seductora pero no *Sara tiene fama de seductor. Sin embargo, la aceptabilidad de oraciones como (2) Sara tiene fama de ser seductora o, incluso, (3) Sara tiene fama de que es seductora permiten establecer una relación transformacional entre (3), (2) y (1) mediante una reducción.

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Capítulo III

manifiesto *Eva trató a Pepe de cretina, *Eva trató a Pepe de cretinos, etc. Por ello, a pesar de tener la misma proyección lineal, absolver y tratar forman parte de dos clases distintas. Observemos ahora el comportamiento de segundos argumentos precedidos por el marcador de, en relación con su posibilidad de reestruc­ turación. Las locuciones verbales secar el cerebro y tomar posesión en (33) La Inquisición secó el cerebro de los españoles, (34) Max tomó posesión de su cargo son dos Pm, que tienen la misma proyección lineal Ni LocVpred de N2 y sus segundos argumentos son dos objetos preposicionales. Sin embargo, el segundo argumento de secar el cerebro admite una reestruc­ turación, que lo convierte en un objeto indirecto, [Reestructur N2 ] de (33) (35) La inquisición [les¡] secó el cerebro a los españoles¡, mientras que el segundo argumento de tomar posesión no admite una reestructuración de estas características, *Max tomó posesión a su cargo. La reestructuración del segundo argumento que presentan algunas locuciones verbales Ni LocVpred de N2 , como p. ej. secar el cerebro, es análoga a la que se plantea en el caso de algunos predicados verbales no locutivos. Así p. ej., el grupo nominal (36') las piernas de Eva en (36) Max vio las piernas de Eva admite una reestructuración, que es formalmente análoga a la que admite el cerebro de los españoles en (35): [Reestructur GN] de (36) Max [le¡] vio las piernas a Eva¡. Dado que, a su vez, (36) es una oración derivada de (37) Max vio las piernas; las piernas eran de Eva mediante una relativización y una reducción de la oración de relativo, [Reí] de (37) Max vio las piernas, que eran de Eva [Red ORel] —>■Max vio las piernas de Eva, podríamos intentar derivar de forma análoga la formación del segundo argumento de locuciones, como p. ej. secar el cerebro: (38) La inquisición secó el cerebro; el cerebro es de los españoles [Reí] (38’) La inquisición secó el cerebro, que es de los españoles [Red ORel] — > La inquisición secó el cerebro de los españoles. Asimismo, podríamos tratar de explicar la imposibilidad de reestructurar el segundo argumento de tomar posesión, a partir de su imposibilidad de aparecer en una derivación como la que ejemplifica (38) y (38’). En efecto, tomar posesión no puede aparecer en una oración como (38), *Max tomo posesión; la posesión es de su cargo, ni esta última oración, que es formalmente análoga a (38’), admite una relativización, *Max tomo posesión, que era de su cargo; en consecuencia, (34) no se puede derivar transformacionalmente. Por todo ello, podríamos pensar, en primer lugar, que la reestructuración de grupos

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nominales como (36’), que son argumentos de predicados verbales no locutivos y, en segundo lugar, la reestructuración de segundos argumentos precedidos por de de locuciones verbales, sólo es posible en el caso de que dichos grupos nominales o dichos segundos argumentos admitan una derivación transformacional. Sin embargo, la posibilidad de reestructurar grupos nominales como (36'), cuando son argumentos de un verbo, depende, por un lado, de la relación de inalienabiblidad que exista entre el argumento directo del predicado verbal y su adjunto derivado; así, cuando dicha relación de inalienabilidad no existe, no se puede dar una reestructuración, aunque el grupo nominal sea derivado: Max vio la piedra; la piedra es de Eva [Reí] Max vio la piedra, que es de Eva [Red ORel] Max vio la piedra de Eva [Reestructur GN) *Max vio la piedra a Eva¡. Pero, por otro lado, la reestructuración de grupos nominales como (36') depende también del predicado que opera sobre ellos. Así p. ej., cuando las piernas de Eva es un argumento de un verbo como admirar, Max admiró las piernas de Eva, la reestructuración no es posible, ?*Max le, admiró las piernas a Eva,. Desde esta perspectiva, las locuciones verbales, como p. ej., secar el cerebro, etc., constituyen casos en los que ha habido una lexicalización -de un núcleo verbal y de una parte conexa-, que es la que determina globalmente la posibilidad de reestructuración del segundo argumento. Por tanto, la reestructuración del segundo argumento es una propiedad léxicamente condicionada por la locución verbal y determina una partición de la clase N¡ LocVpred de Ni en dos clases distintas. Por el contrario, aunque las oraciones que integran la derivación del segundo argumento de secar el cerebro en (38) y (38’) sean aceptables, la derivación constituye una falacia, puesto que opera sobre la parte conexa de dicha locución, es decir, sobre el cerebro, como si se tratara de un argumento libre. En consecuencia, el segundo argumento de locuciones como secar el cerebro no se puede derivar transformacionalmente y, por tanto, debe formar parte de su requerimiento argumental. La partición de determinadas clases de proyección en función de las características sintácticas de los segundos argumentos de los predicados que las integran tiene fundamentalmente una importancia metodológica tanto para la sistematización del estudio de las propiedades de selección y de transformación de los predicados, como para la estructuración del módulo

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Capítulo III

sintáctico de la base de conocimiento lingüístico (2.13). 3.2.3 Predicados con formas morfofonológicas idénticas

El significado de los predicados -y, en general, de todos los elementos léxicos- se puede estudiar de forma más precisa (y sin necesidad de tener que recurrir exclusivamente a criterios intuitivos5) en el marco de la proyección oracional de sus relaciones de dependencia, dado que son las distintas formas sintácticas que adoptan dichas relaciones, las que configuran el soporte que permite vehicular la información. Es decir, los predicados concretan su significado cuando se integran en la proyección oracional de la jerarquía de predicación, que estructura el significado de sus componentes. En efecto, aunque a las palabras descontextualizadas se les puede asignar un significado, los elementos léxicos adquieren un significado más preciso en el marco de la proyección oracional de las relaciones de dependencia entre predicados y argumentos, es decir, en la oración. Así p. ej., antes de que el contexto nos permita delimitar los distintos significados de caso en (39)-(42): (39) Fue un caso de emergencia y no supimos cómo actuar (40) Estos casos de neurosis no plantean problemas de diagnóstico (41) Definitivamente, Pepe es un caso perdido (42) A juzgar por el caso, o mejor dicho, por el poco caso que te hace, no creo que esté muy enamorada de ti

dicha forma es portadora potencial de todos los significados que adquiere, cuando es un predicado, como p. ej. en (39), donde caso 'situación, eventualidad' es un nombre predicativo Pn, cuya proyección lineal es N¡ ser un caso, o, en (40), donde caso 'realización particular' es un nombre predicativo Pm, cuya proyección lineal es Ni ser un caso de N2 , o cuando contribuye a conformar el significado de una locución, como en (41) y (42), donde caso forma parte, respectivamente, de la locución nominal predicativa 5. "El lexicógrafo, pues, ha de tener siempre presente la posibilidad de que el vocablo sometido a su análisis se descomponga en varias acepciones que requieran tratamiento especial, y que serán muchas o pocas según el vocablo de que se trate y según también el criterio subjetivo del lexicógrafo [el subrayado es nuestro]." Casares (1950:58).

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caso perdido , que es un P„, y de la locución verbal hacer caso, que es un Pm. La posibilidad de relacionar las diferencias semánticas entre predicados con sus diferencias de proyección lineal nos permite sistematizar un procedi­ miento de identificación de predicados, que se puede aplicar tanto para dife­ renciar predicados polisémicos, como p. ej. en (39-42), como para identificar predicados que tengan formas morfofonológicas distintas, como los que hemos tratado en los ejemplos 1.-3. de 3.2.1. Analicemos otros ejemplos relacionados con predicados polisémicos: 1. Desde un punto de vista intuitivo, podemos apreciar que el significado que tiene advertir en (43) Max advirtió que se había cometido una injusticia es distinto del que tiene en (44) Max le advirtió a Eva que se había cometido una injusticia. En el marco de nuestro planteamiento, lo interesante es que las diferencias de significado que muestra advertir en (43) y (44) están asociadas a distintas propiedades de dependencia, puesto que, en (43), advertir significa 'notar, darse cuenta' y es un Pnp, cuya proyección lineal es N¡ advertir que P2 , mientras que, en (44), advertir significa 'avisar, prevenir' y es un Pmp, cuya proyección lineal es Ni advertir que P2 a Nj. La posibilidad de vincular las diferencias de significado de advertir en (43) y en (44) a dos clases de dependencia distintas y, por tanto, a dos proyecciones lineales distintas, posibilita la identificación de dos predicados polisémicos. Utilizamos subíndices numéricos para diferenciar los predicados polisémicos; así p. ej., asig­ nándole dos subíndices distintos a advertir, podemos diferenciar los predicados polisémicos Pnp advertir¡ 'notar, darse cuenta' de (43) y Pmp advertin 'avisar, prevenir' de (44). 2. Manía en (45) Max le tiene manía al cacique y en (46) Castro tiene la manía de no afeitarse la barba tiene significados distintos: en (45), equivale a 'ojeriza', mientras que, en (46), se podría parafrasear por 'atracción extravagante o caprichosa'. Estas diferencias de significado están asociadas a distintas propiedades de dependencia, puesto que, en (45), manía es un Pm, cuya proyección es N¡ tener una manía a N2 mientras que, en (46), es un P„p con la proyección N¡ tener una manía de que P2 . La posibilidad de vincular las diferencias de significado que muestra manía en (45) y (46) con sus distintas proyecciones lineales nos permite identificar el Pm maníai 'ojeriza' de (45) y el Pnp manía2 'atracción extravagante o caprichosa' de (46).

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Capítulo III

3. Sobre en (47) El avión pasó sobre/ la ciudad significa 'por encima de' y, en (48) No hizo comentarios sobre2 si discrepaba o no de la filología oficial, significa 'acerca de' y estas diferencias de significado están asociadas a propiedades diferenciales de requerimiento argumental de sobre en dichas oraciones: en efecto, en (47), que se deriva a partir de No hizo comen­ tarios; no hacer comentarios es sobre si discrepaba o no de la filología oficial mediante una relativización y una reducción de la oración de relativo6, sobre es un Pp„, cuya proyección es que P¡ ser sobre N2 , mientras que, en (48), sobre es un Ppp, cuya proyección es que P¡ ser sobre que P 2 . Las diferencias de significado asociadas a sus diferentes propie­

dades de dependencia nos permiten identificar dos preposiciones predica­ tivas, concretamente, la preposición predicativa Ppn sobre¡ 'por encima de' y la Ppp sobre2 'acerca de', que pertenecen, respectivamente, a distintas clases de proyección lineal. Existen además otras diferencias sintácticas entre ambas preposiciones predicativas. Así p. ej., sólo el segundo argumento de sobre2 puede ser un predicado introducido por el marcador si, pero no un predicado introducido por que, p. ej., el comentario sobre si discrepaba o no de la filología oficial, ???el comentario sobre que discrepaba de la filología oficial, aunque admite como argumentos

directos nombres predicativos o adjetivos predicativos nominalizados (3.5.1), como p. ej., hecho, peligro, miedo, lo peligroso, etc., el comenta­ rio sobre el hecho de que discrepaba de la filología oficial, el comentario sobre (el peligro de, el miedo a, lo peligroso de) que discrepase de la filología oficial. Estas diferencias sintácticas que acabamos de señalar

sirven para determinar la clase de redundancia sintáctica (3.3) a la que pertenecen sobre 1 y sobre2 , pero resultan innecesarias para determinar su clase de proyección lineal. Los criterios sintácticos que hemos utilizado en los ejemplos 1.-3. de este apartado para identificar los predicados polisémicos y para integrarlos en distintas clases de proyección son idénticos a los que hemos usado en 3.2.1 para determinar las clases de proyección de predicados con formas 6.

No hizo comentarios; no hacer comentarios es sobre si discrepaba o no de la filología oficial [Reí] No hizo comentarios, lo cual fue sobre si discrepaba o no de la filología oficial [Red ORel] —>No hizo comentarios sobre si discrepaba o no de la filología oficial

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morfofonológicas distintas, ya que, en ambos casos, las distinciones se han establecido en función de las propiedades de dependencia de los predica­ dos. En realidad, la diferencia entre la determinación de clases de proyec­ ción de los predicados que tienen distinta forma morfofonológica o de los predicados polisémicos reside únicamente en que, en el primer caso, la distinción morfofonológica y semántica que existe entre los predicados facilita su ulterior caracterización sintáctica, mientras que, en el segundo caso, la identificación de los predicados polisémicos surge como resultado de un procedimiento de análisis, que está determinado por nuestro modelo sintáctico y, en consecuencia, es dicho procedimiento el que permite detec­ tar los objetos de estudio de la sintaxis léxica, es decir, los predicados. Si todos los elementos léxicos (tanto predicados como argumentos) tuvieran una forma morfofonológica distinta, o a la inversa, si todas las formas morfofonológicas correspondieran a un elemento léxico distinto, el conjunto de elementos léxicos y el de formas morfofonológicas serían idénticos y, en consecuencia, la distinción entre forma morfofonológica y elemento léxico carecería de justificación. Dado que existen predicados (y argumentos) polisémicos, el conjunto de formas morfofonológicas y el conjunto de elementos léxicos no son idénticos: los elementos del primer conjunto, ya sean estos formas simples o locuciones, son todos ellos morfofonológicamente distintos, mientras que los elementos léxicos polisémicos del segundo conjunto, aunque son sintáctica y/o semánticamente distintos, tienen la misma forma morfofonológica. La distinción entre forma y predicado se refleja en la estructuración de la base de conocimiento lingüístico (2.13 y Fig. 2.5): • Por un lado, su módulo léxico está integrado por formas morfofono­ lógicas simples y compuestas, todas ellas formalmente distintas entre sí (independientemente de que se correspondan o no con predicados y argumentos polisémicos), acompañadas de la especificación de sus res­ pectivas propiedades de flexión morfológica y/o de la especificación de su clase de dependencia. • Por otro lado, su módulo sintáctico está integrado por predicados, que pueden ser formalmente idénticos entre sí, puesto que, cuando son polisémicos, tienen la misma forma morfofonológica.

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Capítulo III

3.3 Clases de redundancia sintáctica

La redundancia sintáctica, que se manifiesta en las restricciones que imponen los predicados en sus proyecciones oracionales, constituye el soporte formal que posibilita la transmisión de información en las lenguas naturales. Dado que el conjunto de restricciones sintácticas que afectan a los predicados del léxico es único para cada predicado, estos constituyen clases de redundancia sintáctica, que están integradas por un sólo elemento (1.2). Por ello, la delimitación sintáctica de un predicado consiste en la identificación de su clase de redundancia, lo cual equivale a enumerar el conjunto único de restricciones, que están léxicamente condicionadas por dicho predicado. En la medida en que no existen dos elementos léxicos -ya sean estos predicados o argumentos- que tengan el mismo significado, las clases de relaciones semánticas (2.12) que configuran el significado de los predicados (o de los argumentos) tienen que ser necesariamente únicas. En consecuencia, la identificación sintáctico-semántica de un predicado con­ siste en asociar su clase de redundancia sintáctica con la clase de relaciones semánticas que delimita su significado, teniendo en cuenta que ambas clases tienen un único elemento, que es justamente el predicado que definen sintáctica o semánticamente. Las clases de redundancia son el resultado de particiones sucesivas que se llevan a cabo en las clases de proyección lineal -o eventualmente, sus particiones (3.2.2)- a partir de propiedades de selección o de transformación léxicamente condicionadas por un predicado. Por ello, la determinación de la clase de redundancia de un predicado define las diferencias sintácticas únicas léxicamente condicionadas que le distinguen de todos los demás predicados (independientemente de que se trate de predicados polisémicos o no) que pertenecen a su misma clase de proyección. Analicemos algunos ejemplos: 1. Adivinar y presentir son dos verbos predicativos semánticamente distintos, que tienen el mismo requerimiento argumental Pnp y la misma proyección lineal Ni Vpred que P2 y, en consecuencia, pertenecen a la misma clase de proyección lineal. Tanto el segundo argumento de adivinar como el de presentir pronominalizan con los mismos elídeos, [Que Laura tenía veinte años]¡ lo, adivinamos todos al verla, [ Que los nacionalistas llevarían el país al desastre]¡ lo, presentimos todos tras las elecciones, lo cual pone de manifiesto que tienen la misma función

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sintáctica. Asimismo, tanto adivinar como presentir seleccionan un primer argumento humano y un segundo argumento no humano: (49) Alguien adivinó que Laura tenía veinte años, *£7 armario adivinó que Laura tenía veinte años, (50) Alguien presentía que los nacionalistas llevarían el país al desastre, *La estaca presentía que los nacionalistas llevarían el país al desastre, Max adivinó a Eva, ?*Eva presentía a Max7. Además, tanto adivinar como presentir admiten un predicado introducido por el marcador si como segundo argumento: Max nunca podrá adivinar si realmente le hemos engañado o no, Max no podía presentir si iba a haber o no una gran catástrofe. Y tanto presentir como adivinar admiten la pasiva con se y la pasiva con ser : [Pasiva se] de (49) Se adivinó que Laura tenía veinte años, [Pasiva se] de (50) Se presentía que los nacionalistas llevarían el país al desastre, (51) Ellos adivinaron eso [Pasiva ser] Eso fue adivinado por ellos, (52) La población presintió el desastre [Pasiva ser] El desastre fue presentido por la población . En relación con propiedades transformacionales negativas, obsérvese que ni adivinar ni presentir admiten la reducción de la completiva: ?Laura¡ adivinó que ellat tenía veinte años [Red que P] *Laura adivinó tener veinte años, Los nacionalistas i presentían que ellosi llevarían el país al desastre [Red que P] *Los nacionalistas presentían llevar el país al desastre; a su vez, ninguno de estos dos verbos admite la pasiva con estar. [Pasiva estar] de (51) *Eso estuvo adivinado por ellos, [Pasiva estar] de (52) *El desastre estuvo presentido por la población. A la luz de las similitudes sintác­ ticas existentes entre predicados como adivinar y presentir, los cuales,

por un lado, tienen el mismo requerimiento argumental, la misma pro­ yección lineal y segundos argumentos con la misma función sintáctica, y, por otro lado, comparten la misma selección, admiten la pasiva con se y la pasiva con ser, pero no admiten ni la reducción de la completiva, ni la pasiva con estar , podríamos pensar que pueden existir clases de redundancia sintáctica integradas por más de un predicado; en efecto, podríamos pensar que adivinar y presentir forman parte de la misma 7. Esta última oración podría resultar aceptable si la entendemos como una reducción contextual de Eva presentía la llegada de Max, etc.; la restricción de selección que señalamos se refiere, por supuesto, a oraciones en las que no ha habido reducciones de este tipo.

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clase de redundancia sintáctica, dado que comparten las mismas propie­ dades de dependencia, la misma selección y las mismas transformacio­ nes. Pero nótese que sólo presentir admite una nominalización deverbal con el verbo de soporte tener: Max presentía que Eva formaría parte de la vanguardia

[Nom deverbal] Max tenía el presentimiento de que Eva formaría parte de la vanguardia

Por el contrario, adivinar en Max adivinó que Laura tenía veinte años no admite una nominalización, pues, aunque existen los derivados morfológicos adivinación y adivinanza, estos no están relacionados semántica y sintácticamente con adivinar y, por tanto, no se pueden considerar como derivados sintácticos mediante nominalizaciones con o sin verbo de soporte: *Max tenía la adivinación de que Laura tenía veinte años, *Mojc tenía la adivinanza de que Laura tenía veinte años, *Max hizo la adivinación de que Laura tenía veinte años, *Mcuc hizo la adivinanza de que Laura tenía veinte años, Ha adivinación de Max de que Laura tenía veinte años, Ha adivinanza de Max de que Laura tenía veinte años. En consecuencia, adivinar y presentir son dos predicados que pertenecen a la misma clase de proyección lineal y son sus distintas características transformacionales en relación con la nominalización, las que permiten diferenciarlos entre sí y delimitar sus respectivas clases de redundancia sintáctica. 2. Celebrar en (53) Max celebra que los progresistas han ganado las elecciones, significa 'festejar', mientras que en (54) Max celebra que los progresistas hayan ganado las elecciones equivale a 'alegrarse'. Sin embargo, las diferencias de significado de celebrar en (53) y (54) no están asociadas a diferencias de propiedades de dependencia, puesto que, tanto en (53) como en (54), celebrar es un Pnp, cuya proyección lineal es Ni celebrar que P2 . En este caso, a diferencia de lo que sucede en los ejemplos 1.-3. de 3.2.3, no es posible determinar la existencia de dos predicados polisémicos en función de su pertenencia a dos clases de proyección lineal distintas; por ello, es necesario determinar si celebrar en (53) y (54) pertenece a clases de redundancia distintas para poder

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verificar sintácticamente si su diferencia de significado en (53) y (54) implica realmente la existencia de dos predicados polisémicos distintos. Obsérvese, en primer lugar, que celebrar en (53) selecciona el indicativo para su argumento oracional, mientras que, en (54), celebrar selecciona el subjuntivo. Aunque solo existiera esta diferencia sintáctica entre dichos predicados, ya podríamos fundamentar sintácticamente la existencia de dos predicados polisémicos celebran 'festejar' y celebran 'alegrarse'. Sin embargo, existen otras diferencias sintácticas que permiten configurar las clases de redundancia a las que pertenecen dichos predicados: • celebran no admite la reducción de la completiva, p. ej., Los



progresistasi celebrara que [los progresistas¡] han ganado las elecciones [Red que P] *Los progresistas celebram haber ganado las elecciones, mientras que celebran sí la admite, Max¡ celebra2 que [Max¡] haya podido vivir este momento histórico [Red que P] —>Max celebrai haber podido vivir este momento histórico; celebrari admite la pasiva con ser y la pasiva con se, Los progresistas celebraron/ por todo lo alto este acontecimiento [Pasiva ser ] Este acontecimiento fue celebradoi por todo lo alto por los progresistas, Alguien celebrói este acontecimiento por todo lo alto [Pasiva se] Se celebró¡ este acontecimiento por todo lo alto, mientras que celebran admite la pasiva con se En general, alguien celebraj que la derecha nacionalista haya perdido las elecciones [Pasiva se\ —> En general, se celebra2 que la derecha nacionalista haya perdido las elecciones, pero no admite la pasiva con ser, Los progresistas celebram este acontecimiento [Pasiva ser] —> *Este acontecimiento es celebrado2 por los progresistas.

Las propiedades diferenciales de selección y de transformación a las que hemos hecho referencia con anterioridad, concretamente, la selección de la modalidad de la completiva y la pasiva con ser , permiten fundamentar sintácticamente la existencia de dos predicados polisémicos celebran 'festejar' y celebran 'alegrarse', que tienen la misma proyección lineal y, a su vez, permiten delimitar sus respectivas clases de redundancia sintáctica. 3. Finalmente, es interesante considerar un caso extremo, en el que la determinación de la clase de redundancia sintáctica resulta imprescin-

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dible para la identificación de predicados. En efecto, en los casos en los que existen dos propuestas alternativas en relación con un predicado y cuando dichas propuestas permiten considerar el predicado, respectiva­ mente, como polisémico y como no polisémico, aunque existan proyec­ ciones lineales distintas asociadas a cada uno de los posibles predicados polisémicos, sólo se puede fundamentar una decisión por una de ambas propuestas tras la especificación de la clase de redundancia sintáctica de los predicados identificados. Quizás un ejemplo pueda clarificar el problema que intentamos exponer. (55) El abogado probó que su defendido era inocente y (56) Que no hayan aparecido sus huellas en el arma prueba que es inocente se podrían considerar, en una primera propuesta, distintas proyecciones oracionales determinadas por un único predicado probar Ppp, cuyo significado equivaldría a 'hacer patente'. Sin embargo, una segunda propuesta posible sería considerar que probar en (55) es un P„p, que significa 'acreditar, demostrar' y que, en (56), es un Ppp>cuyo significado es 'constituir una prueba'. Para descartar la primera propuesta, es necesario verificar sintácticamente la existencia de dos predicados probar, para lo cual es necesario analizar si, además de las diferencias de proyección lineal, existen otras propiedades sintácticas diferenciales. En este caso -a diferencia de los ejemplos analizados en 3.2.3-, las diferencias de proyección lineal no son suficientes para identificar los dos predicados probar, puesto que no se trata únicamente de fundamentar su existencia, sino que, además de ello, tenemos que descartar la primera propuesta que hemos formulado anteriormente. Para ello, es necesario identificar -si es que existen realmente- las clases de redundancia sintáctica del P„p probar de (55) y del Ppp probar de (56), ya que ello sería la prueba inequívoca de que existen dos predicados probar distintos. Obsérvese que, además de las diferencias de requerimiento argumental, existen otras diferencias sintácticas entre el Ppp probar de (56) y el Pnp probar de (55), ya que sólo el primero admite una nominalización deverbal, mientras que el segundo no la admite: Que no hayan aparecido sus huellas en el arma prueba que es inocente

[Nom deverbal] Que no hayan aparecido sus huellas en el arma es una prueba de que es inocente

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El abogado probó que su defendido era inocente

[Nom deverbali ^ *£7 abogado es una prueba de que su defendido era inocente Esta diferencia transformacional, junto con las diferencias de significado y de requerimiento argumental señaladas anteriormente, nos permite identificar la existencia de un predicado Pnp proban ’acreditar, demostrar' en (55) y un predicado pPPproban 'constituir una prueba' en (56); asimismo, la verificación sintáctica de la existencia de dos predicados probar nos permite descartar inequívocamente la primera propuesta. Obsérvese, sin embargo, que existe otra diferencia que permite especificar con más precisión las clases de redundancia sintáctica de probarj y de proban . En efecto, sólo probari admite una interpretación agentiva de su primer argumento, mientras que proban solo admite su interpretación no agentiva, lo cual se puede poner de manifiesto mediante el adverbio derivado voluntariamente, p. ej., El abogado probói voluntariamente que su defendido era inocente, *Que no hayan aparecido sus huellas en el arma pruebai voluntariamente que es inocente. En suma, para identificar los predicados probar¡ y proban ,

hemos tenido que precisar algunas de las propiedades sintácticas que determinan sus clases de redundancia, puesto que sus diferentes proyec­ ciones lineales no nos permiten identificarlos como predicados y, al mismo tiempo, descartar la primera propuesta que hemos formulado al principio. 3.4 Polisemia y clases de predicados

La polisemia afecta de forma irregular a las distintas clases de predicados e, incluso, dentro de ellas, a sus distintas subclases de dependencia. En principio, la distribución de la polisemia en el léxico de predicados parece estar determinada, en parte, por el carácter idiomàtico o no de los elementos léxicos8, de forma tal que suele ser más frecuente encontrar predicados polisémicos en el léxico de formas simples que en el de locuciones. No 8. Cf. Tercedor (1999), donde se pone de manifiesto que la polisemia afecta a también a los lenguajes de especialidad.

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obstante, esta observación constituye el reflejo de una tendencia muy general, que plantea, como veremos, múltiples excepciones. No todas las clases de predicados ni sus correspondientes subclases de dependencia presentan comparativamente la misma proporción (aunque sea aproximada) de elementos polisémicos. Así p. ej., dentro de la clase de los predicados verbales, que es la que muestra el índice de polisemia más alto, la proporción de verbos polisémicos de primer nivel es superior a la de verbos polisémicos de segundo nivel. En principio, parece existir una correlación directa entre la proporción de elementos polisémicos que se dan en una clase y el número de predicados que pueden converger en una misma forma morfofonológica9, de forma tal que dicho número parece ser superior en las clases con una mayor proporción de polisemia. Por ello, es entre los verbos predicativos de primer nivel, donde el número de predicados que pueden converger en una misma forma morfofonológica10es mayor. Sin embargo, las diferencias en cuanto a la proporción de elementos polisémicos que observamos en las distintas clases y subclases de predicados, a las que hemos hecho referencia anteriormente, constituyen únicamente tendencias generales, que no están libres de excepciones. Así p. ej., a pesar de que la proporción de predicados verbales polisémicos de segundo nivel es inferior a la de los de primer nivel, podemos encontrar casos en los que tres predicados distintos de segundo nivel confluyen en una única forma morfofonológica, como p. ej., el Pnp contar¡ 'enumerar' en El pastor contó¡ si le faltaba alguna oveja, el Pnp contan 'prever' en La dirección no contaba2 con que se descubriese la estafa, y el /%,„ contar3 'relatar' en Max le contÓ3 a Eva que la fiesta había sido divertidísima. A su vez, las intersecciones entre predicados polisémicos de distinto nivel dificultan la cuantificación de la polisemia en las distintas clases de predicados. Así p. ej., en algunos casos, son dos predicados verbales de distinto nivel los que coinciden en una misma forma morfofonológica, como p. ej., el P„„ encontrar1 'hallar' en Max encontró 1 el libro y el Pnp encontrar 'considerar' en Encuentro2 que estás muy pálida. Y aún en otros casos, pueden ser dos predicados verbales de primer nivel y dos de segundo nivel, los que coinciden en una misma forma morfofonológica, como p. ej., los dos verbos de primer nivel pensar] 'idear', cuya proyección es Ni Vpred N2 , en Los ingenieros pensaron¡ una solución 9. Cf. Kohler (1986:57 y ss.) para un tratamiento cuantitativo de este fenómeno. 10. Cf. Moya (1999), Palacios (1996) y Subirats (1987).

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para el problema y pensan 'reflexionar', cuya proyección es N¡ Vpred en N2 , en Max pensó2 en ello, y los dos predicados de segundo nivel pensar} 'considerar, creer' en Los ingenieros pensarom que la solución era dema­ siado complicada y pensar4 'tener la intención' en Los ingenieros piensa^ resolver el problema, que son ambos predicados Pnp, que se distinguen entre sí por el hecho de que pensar4 requiere la reducción obligatoria de su

segundo argumento. La proporción de elementos polisémicos que se da entre los predicados nominales y adjetivos11 es comparable a la que se observa entre los predicados verbales de segundo nivel, cuya proporción de polisemia, como hemos señalado, es inferior a la que se puede apreciar entre los de primer nivel. A su vez, los verbos predicativos de segundo nivel, y los nombres y los adjetivos predicativos poseen una proporción de predicados polisémicos superior a la que observamos entre las locuciones verbales12 y nominales predicativas, y los grupos preposicionales predicativos13. De hecho, en estas tres últimas clases de predicados, es decir, los LocVpred, los LocNpred y los GPpred, encontramos muy pocos elementos polisémicos. Ello puede ser debido a que las locuciones predicativas se pueden haber formado a partir de una lexicalización de una relación de predicación y, por ello, su significado ha quedado fijado a esa lexicalización, que, por supuesto, no admite una interpretación componencial. Pero esta observación plantea excepciones importantes, puesto que algunas locuciones se podrían llegar a interpretar como el resultado de una lexicalización de otra locución verbal. Así p. ej., la locución verbal dar vueltas la cabeza en A Max le daba vueltas la cabeza se podría considerar como el resultado de la lexicalización de la locución verbal dar vueltas y de su primer argumento formado por el grupo nominal la cabeza de Max. Siguiendo este planteamiento, podríamos proponer incluso una reconstrucción derivacional del proceso de lexicalización: *La cabeza de Max da vueltas [Reestructur GN\ —> *La cabeza da vueltas a Max [Redupli cli] —> La cabeza le da vueltas a Max [Inversión] —> A Max le da vueltas la cabeza. Obsérvese que la derivación que proponemos como una reconstrucción, se da realmente con verbos predicativos, p. ej., Este relato conmovió el ánimo del público [Reestructur] 11. Cf. Fernández (1994). 12. Cf. Bobes (1999). 13. Cf. Garrido (1997) y Mogorrón (1995).

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?Este relato conmovió el ánimo al público [Redupli cli] Este relato le conmovió el ánimo al público [Inversión] —>Al público le conmovió el ánimo este relato, y también con locuciones cuyo segundo argumento admite una reestructuración (3.2.2), p. ej., Tanta chulería agota la paciencia de cualquiera [Reestructur] Tanta chulería agota la paciencia a cualquiera [Redupli cli] Tanta chulería le agota la paciencia a cualquiera [Inversión] A cualquiera le agota la paciencia tanta chulería. Pero obsérvese que, a

pesar de los pocos elementos polisémicos que hallamos en el léxico de formas compuestas, tal como hemos señalado anteriormente, existen locuciones verbales predicativas polisémicas, como p. ej., llamar la atencióm 'reprender', cuya proyección es Ni LocVpred a Ni, en El cacique le llamó la atencióm a su pajecillo por haber desobedecido sus órdenes y llamar la atencióm ’atraer o captar la atención', cuya proyección es Ni LocVpred de N2 , en Greenpeace trata de llamar la atencióm de la comunidad internacional. Asimismo, también existen grupos preposicionales predicativos polisémicos, como p. ej., el Pn estar en condiciones 1 'poseer las características requeridas' en Los alimentos que he comprado no están en condiciones y el Pnp estar en condiciones2 'tener capacidad para algo' en Nuestro equipo está en condiciones2 de llevar a cabo este proyecto, o el grupo preposicional predicativo Pn estar a puntoi 'preparado, listo' en Todo estaba a puntoi para que nos largásemos de allí y el Pnp estar a punt0 2 'estar algo próximo a suceder' en Max estuvo a punt0 2 de hacer una tontería.

En suma, aunque posiblemente se le podría intentar dar una explicación al hecho de que las locuciones sean menos polisémicas que las formas simples, sería difícil explicar en términos exclusivamente lingüísticos el hecho de que los predicados verbales de primer nivel integren la clase de dependencia con la mayor proporción de predicados polisémicos de todo el léxico de predicados del español. 3.5 Relaciones entre predicados 3.5.1 Predicados autónomos y predicados derivados

Los predicados que no se pueden derivar a partir de otros predicados más sencillos mediante reducciones o transformaciones se denominan predicados autónomos o, simplemente, predicados. Por el contrario, los predicados que surgen como resultado de procesos derivacionales, a partir de oraciones que

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contienen dichos predicados, generalmente, bajo formas que pertenecen a clases distribucionales distintas, reciben el nombre de predicados derivados. Analicemos algunos ejemplos. El nombre predicativo peligro en (57) El caciquismo académico español no es un peligro, lo consideramos un nombre predicativo autónomo, puesto que no se puede derivar transformacionalmente a partir de otro predicado más sencillo. Es cierto que existe el predicado verbal peligrar, p. ej., (58) El caciquismo académico español no peligra , que está relacionado morfológicamente con peligro ; sin embargo, peligrar no se puede relacionar transformacionalmente con peligro , puesto que las oraciones, como p. ej. (57) y (58), que podrían servir como punto de partida para establecer una derivación transformacional, no son parafrásticas. Tampoco podemos relacionar transformacionalmente peligro con estar en peligro, puesto que las oraciones que podrían ser utilizadas para establecer una relación de derivación, como p. ej., (57) y (59) El caciquismo académico español no está en peligro, no son parafrásticas. En este sentido, es irrelevante que estar en peligro se pueda derivar transformacionalmente a partir de peligrar mediante la transformación de formación de un grupo preposicional predicativo deverbal, p. ej., El caciquismo académico español no peligra [GPpred deverbal] —> El caciquismo académico español no está en peligro, puesto que esta relación no afecta en ningún aspecto la condición de predicado autónomo de peligro. Asimismo, aunque existe el adjetivo predicativo peligroso, peligro no se puede derivar transformacionalmente a partir de peligroso, sino que la derivación se tiene que establecer en un sentido inverso, puesto que siempre tomamos como punto de partida de una derivación la construcción más simple, que, en este caso, es la que tiene el predicado más simple; por ello, derivamos peligroso a partir de peligro y no al revés, ya que, morfológicamente, peligroso se forma por sufijación a partir de peligro: Que Max abra una compuerta es un peligro [Adj denominal] Que Max abra una compuerta es peligroso. En suma, peligro es un nombre predicativo autónomo, mientras que estar en peligro y ser peligroso son predicados derivados de peligrar y de peligro, respectivamente, puesto que surgen como resultado de procesos derivacionales. En consecuencia, solo peligro y peligrar forman parte del módulo léxico de la base de conocimiento lingüístico (2.13), pero no estar en peligro y ser peligroso , puesto que son predicados derivados que surgen como resultado de procesos transformacionales léxicamente condicionados por los predicados de los que se derivan.

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Por ello, no se incluyen en el léxico, sino que forman parte de las especifi­ caciones de las transformaciones de derivación de los correspondientes predicados. Analicemos ahora el nombre predicativo llamamiento en (60) El gobierno hizo un llamamiento a la población. Aunque llamamiento está relacionado morfológicamente con llamar, llamamiento no se puede derivar a partir de llamar, puesto que no se puede establecer una relación transformacional entre (60) y una oración como (61) El gobierno llamó a la población, ya que, entre (60) y (61), no existe una relación de paráfrasis: en efecto, hacer un llamamiento en (60) significa 'hacer una petición, una convocatoria', mientras que en (61) llamar equivale a 'dirigirse a alguien para captar su atención'. Además, la diferencia de significado que existe entre llamar en (61) y hacer un llamamiento en (60) no se puede atribuir a un cambio semántico sistemático introducido por la nominalización deverbal. En consecuencia, entre llamar y llamamiento existe una mera relación morfo­ lógica, que no se puede sistematizar en el marco de una derivación transformacional y, por ello, consideramos que llamamiento es un nombre predicativo autónomo. Evidentemente, el hecho de que no exista una relación sintáctica entre las formas llamar y llamamiento no excluye que otros elementos léxicos, entre los que se dé una relación morfológica formalmente análoga, sí pueda existir además una relación sintáctica; este es el caso, p. ej., de plantear y planteamiento, que sí se pueden relacionar transformacionalmente: Max planteó el problema a los ingenieros [Nom deverbal] —> Max hizo un planteamiento del problema a los ingenieros14.

Algunos predicados pueden integrarse en más de un proceso de formación de predicados derivados; así p. ej., relacionar admite una nomina­ lización con el verbo de soporte tener y, además, una adjetivación con estar: (62) Estas dimisiones se relacionan entre sí [Nom deverbal] —> Estas dimisiones tienen una relación entre sí [Adj deverbal] de (62) Estas dimisiones están relacionadas entre sí

14. Un, una, unos, unas son los determinantes por defecto de las oraciones de la base y de los procesos de nominalización; los determinantes el, la, los , etc., se derivan transformacionalmente (Harris 1982:237-243).

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Análogamente, causar admite dos nominalizaciones distintas con el verbo de soporte ser : (63) El viento causó el desastre [Nom deverbal] El viento fue una causa del desastre [Nom deverbal] de (63) El viento fue un causante del desastre

Los procesos transformacionales de formación de predicados derivados se dan tanto entre predicados simples como locutivos, ya que dichos procesos no dependen de que la forma léxica de los predicados sea una forma simple o una locución. Así p. ej., locuciones verbales, como p. ej., remorder la conciencia, suspender pagos o meter la pata admiten nominalizaciones deverbales con los verbos de soporte tener, hacer y cometer, respectivamente, en las que su núcleo verbal se convierte en un nombre derivado y su parte conexa, en un complemento adjunto introducido por la preposición de; de este modo, las mencionadas locuciones verbales se convierten en las locuciones nominales deverbales LocVn remordimientos de conciencia, suspensión de pagos y metedura de pata : A Max le remuerde la conciencia [Nom deverbal] —>Max tiene remordimientos de conciencia La empresa suspendió pagos [Nom deverbal] La empresa hizo suspensión de pagos El presidente metió la pata [Nom deverbal] El presidente cometió una metedura de pata

Análogamente, la locución verbal hacer pedazos admite una adjetivación deverbal con una reducción de su primer argumento, que la convierte en la locución adjetiva deverbal LocVa estar hecho pedazos: Alguien hizo pedazos el sistema

[Adj deverbal] —> El sistema está hecho pedazos En la medida en que las locuciones nominales y adjetivas de las anteriores derivaciones (al igual que los derivados no locutivos analizados anterior­

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mente) surgen en el marco de los cambios introducidos por nominalizaciones y adjetivaciones, no son los LocVn remordimiento de conciencia, suspensión de pagos , metedura de pata o el LocVa estar hecho pedazos, los que forman parte del módulo léxico de la base de conocimiento lingüístico (2.13), sino los respectivos predicados verbales de los que se derivan, es decir, remorder la conciencia, suspender pagos, meter la pata o hacer pedazos. Las LocVn, LocVa, etc., forman parte de la especificación de las correspondientes trans­ formaciones de derivación dentro de la base de conocimiento, concretamente, en su módulo sintáctico, donde se especifican las propiedades transformacionales de los predicados. 3.5.2 Predicados polisémicos autónomos y derivados

Cuando un predicado polisémico se puede relacionar transformacionalmente con un predicado derivado (o con más de uno) tenemos que especificar cuál es el predicado o predicados que inducen la formación de derivados, puesto que dicha formación no constituye una propiedad morfológica derivativa ligada a una forma morfofonológica, sino que es una propiedad transformacional, que está léxicamente condicionada por un predicado, y, por tanto, los distintos predicados asociados a una misma forma morfofonológica pueden tener características sintácticas diferenciales con respecto a la formación de predicados derivados. Así p. ej., el Pnn interveniri 'tomar la palabra' admite una nominalización deverbal con el verbo de soporte hacer: El representante europeo intervinoi en la reunión

[Nom deverbal] El representante europeo hizo una intervenciónj en la reunión

Por el contrario, el Pn intervenid 'tener una actuación' no admite una nominalización del mismo tipo: La Unión Europea intervino2 en el conflicto & *La Comunidad Europea hizo una intervención en el conflicto

En algunos casos, la polisemia está provocada por el hecho de que un predi­ cado autónomo y otro derivado convergen en una misma forma morfofono-

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lógica. Así p. ej., (64) Max estaba dispuesto/ a contactar con el jefe del Vaticano no se puede considerar una oración derivada de (65) Max se disponíai a contactar con el jefe del Vaticano -a pesar de que en (64) se dan los cambios formales que caracterizarían una adjetivación deverbal de (65)-, puesto que (64) y (65) no son parafrásticas debido a la diferencia de signifi­ cado de sus predicados: en efecto, disponerse¡ en (65) significa 'prepararse para hacer algo' y estar dispuesto¡ en (64) equivale a 'decidido a hacer algo'. Por ello, dado que dispuesto¡ no admite una derivación transformacional, consideramos que se trata de un adjetivo predicativo autónomo. Pero obsér­ vese que el Pnndisponen 'preparar' admite una adjetivación con el verbo de soporte estar, que conlleva la reducción de su primer argumento; el resultado de dicha adjetivación es que disponen se convierte en el adjetivo derivado estar dispuesto2 : Alguien lo disponía? todo para la inauguración

[Adj deverbal] (66) —> Todo estaba dispuest0 2 para la inauguración Nótese que estar dispuest0 2 en (66) no se puede considerar una forma de la pasiva con estar, puesto que (66) no admite un complemento agente introducido por por, ?*Todo estaba dispuesto 1 por alguien para la inaugu­ ración y, por tanto, no es una construcción pasiva. En suma, la adjetivación deverbal de disponen crea el adjetivo derivado estar dispuest0 2 de (66), que coincide con el adjetivo autónomo estar dispuesto¡ de (64) y, a partir de esa confluencia, surge la polisemia. Aun en otros casos, un predicado polisémico puede tener un derivado morfológico asociado, sin que este último se pueda poner en relación transfor­ macional con dicho predicado. Así p. ej., advertin 'darse cuenta' en (67) Max advirtió 1 que había habido un fraude en su Universidad y advertin 'avisar, prevenir' en (68) Max advirtiÓ2 al rector que denunciaría el fraude están relacionados morfológicamente con el nombre predicativo advertencia en (69) Max le hizo una advertencia al rector, sin embargo, aunque exista dicha relación formal, (69) no es una paráfrasis ni de (67) ni de (68), puesto que el significado de hacer una advertencia 'amonestar' no se puede relacionar con los significados de advertir1 o advertin en (67) y (68).

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El estudio sistemático en el léxico de las relaciones entre predicados autónomos y derivados en el marco de la predicación permite sustituir el estudio de las relaciones derivativas entre formas morfofonológicas por el estudio de las relaciones entre clases de predicados en el marco de relaciones interoracionales. Así, en la medida en que la morfo­ logía derivativa queda absorbida por la sintaxis, se puede eliminar como un componente independiente. Desde el punto de vista de la construcción material del módulo sintáctico de la base de conocimiento (2.13), el estudio de las relaciones entre predicados permite reducir de forma controlada el número de predicados (autónomos) que debe estudiar la sintaxis léxica y, en consecuencia, evita la redundancia que entrañaría estudiar los predicados autónomos y, además, sus derivados, teniendo en cuenta que estos últimos simplemente heredan las propiedades de los predicados de los que se derivan. 3.6 Relativización

Una oración de relativo no restrictiva (o explicativa) se forma a partir de una oración secundaria O2 , en la que se repite una palabra (o una secuencia de palabras) de una oración primaria 0 ¡, a la que O2 está unida mediante el predicado punto y coma, que representamos con el signo ortográfico La relativización reduce la palabra repetida de O2 a un pronombre relativo que pasa a ocupar una posición inicial en la oración de relativo, y ésta, a su vez, se sitúa justo al lado de la palabra de Oí que el pronombre relativo reemplaza en O2 . La palabra o palabras repetidas de O2 pueden ser un argumento con o sin adjuntos derivados (3.7), un predicado sin marcas de tiempo con o sin sus argumentos (3.6.1), o bien una oración. Llamamos oración de relativo a una oración O2 con un pronombre de relativo en posición inicial que reemplaza a una palabra o a una secuencia de palabras de 0¡. Observemos un ejemplo. La relativización reduce documentación de O2 en (70) al pronombre relativo que de (70'), el cual encabeza la oración de relativo, y, a su vez, la oración de relativo se sitúa justo al lado de la palabra de 0 ¡ que se repite con un pronombre de relativo en O2 , es decir, junto a documentación. La relativiza­ ción tiene lugar, en primer lugar, porque, en (70), la oración secundaria O2 , la documentación se había perdido, repite la palabra documentación de la oración primaria 0 ¡, Eva entregó la documentación a sus dueños, y, en

Clases de predicados

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segundo lugar, porque O2 se encuentra unida a Oí mediante el predicado: (70) Eva entregó la documentación a sus dueños; la documentación se había perdido

(70’) [Reí] Eva entregó la documentación, que se había perdido, a sus dueños

Como podemos observar en (70), el predicado punto y coma ni admite marcas de predicado ni impone marcadores a sus dos argumentos. En realidad, el predicado no es autónomo, sino que -al igual que la modalidad oracional (2.11)- es el resultado de la reducción de un predicado metalingüístico15, concretamente, de alguien subordina, que opera sobre dos oraciones. Así, el predicado punto y coma de (70) se forma a partir de la reducción de alguien subordina, que opera sobre las dos oraciones Eva encontró la documentación y la documentación se había perdido , es decir, (70) es una reducción de Yo subordino: Eva encontró la documentación, la documentación se había perdido. Las oraciones de relativo restrictivas16 (o especificativas) se forman básicamente mediante el mismo proceso que da lugar a las relativas no restrictivas. De hecho, la diferencia entre la formación de ambos tipos de construcciones relativas depende de si el predicado de la oración primaria y el de la secundaria operan sobre el mismo elemento léxico o si, por el contrario, el predicado de la oración primaria opera sobre el elemento léxico repetido, cuando el predicado de la oración secundaria ya ha operado sobre él. Anali­ cemos un ejemplo de relativización no restrictiva y otro de relativización restrictiva. En (71), tanto el predicado mandar de la oración primaria, es decir, Los padres mandan a sus hijos a una Universidad privada, como el predicado tener dinero de la oración secundaria, es decir, los padres tienen dinero, operan sobre padres, sin que exista ningún tipo de restricción sobre padres, y, en consecuencia, el resultado es la oración de relativo no restrictiva (71’):

15. Cf.Harris (1982:101). 16. Cf.Harris (1982:124 ss.).

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Capítulo III

(71) Los padres mandan a sus hijos a una Universidad privada; los padres tienen dinero [Reí] (71')

Los padres, que tienen dinero, mandan a sus hijos a una Universidad privada

Por el contrario, en (72), el predicado mandar de la oración primaria Alguien manda a sus hijos a una Universidad privada opera sobre padres, después de que el predicado tener dinero haya operado sobre padres ; así, mandar no opera sobre padres en general, sino sobre los padres que tienen dinero, es decir, sobre la restricción que tener dinero impone sobre padres. En conse­ cuencia, el efecto restrictivo de la relativización está determinado por el orden en el que el predicado primario mandar, y el predicado secundario tener dinero operan sobre padres. Nótese que las comas que se utilizan para distin­ guir las oraciones de relativo restrictivas de las no restrictivas se eliden, cuando la oración de relativo se encuentra dentro de otra oración de relativo. Por ello, en (73), las comas que indican que los padres, que tienen dinero es una no restrictiva se eliminan, puesto que dicha construcción está ubicada dentro de otra oración de relativo, concretamente, dentro de la oración de relativo que subrayamos en el ejemplo: Alguien. que son los padres. que tienen dinero. Finalmente, la reducción algo/alguien, que ser en (73) elide alguien, que son y, de esta forma, los padres que tienen dinero se convierte en un argumento directo de mandar en (74): (72)

Alguien manda a sus hijos a una Universidad privada; los padres son alguien; los padres tienen dinero

[Reí] Alguien manda a sus hijos a una Universidad privada; los padres, que tienen dinero, son alguien

[Reí] (73) —> Alguien, que son los padres que tienen dinero manda a sus hijos a una Universidad privada

[Red algo/alguien, que ser] (74) -> Los padres que tienen dinero mandan a sus hijos a una Universidad privada

Clases de predicados

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Los adjetivos restrictivos y no restrictivos se forman, respectiva­ mente, a partir de oraciones de relativo restrictivas y no restrictivas. Así p. ej., el adjetivo no restrictivo hermoso en (75"), se forma a partir de una oración de relativo no restrictiva, que, a su vez, se crea a partir de (75), donde acariciar en Oí y hermoso en O2 operan sobre cabellera, sin que se le imponga ninguna restricción a este argumento; el resultado, por tanto, es la oración de relativo no restrictiva (75'); tras la reducción de la oración de relativo en (75'), que borra el pronombre relativo y el verbo de soporte, se forma el adjetivo no restrictivo hermoso de (75"), que puede ir antepuesto a su argumento: (75) Eva acariciaba su cabellera; su cabellera era hermosa (75') [Reí] Eva acariciaba su cabellera, que era hermosa (75") [Red ORel] —> Eva acariciaba su hermosa cabellera Por el contrario, el adjetivo restrictivo delictivas de (80) se forma a partir de la oración de relativo restrictiva de (78), las actividades que son delictivas; en efecto, tras su reducción en (79), se convierte en actividades delictivas, donde el adjetivo delictivas restringe el alcance de actividades únicamente a las actividades delictivas. Así, tras la reducción alguien/algo, que ser en (79), castigar no opera sobre actividades en general, sino únicamente sobre las actividades delictivas y, por tanto, delictivas adquiere un valor restrictivo: (76) La ley castiga algo; las actividades son algo; las actividades son delictivas

[Reí] (77)

La ley castiga algo; las actividades, que son delictivas, son algo

[Reí] (78) — >La ley castiga algo, que son las actividades que son delictivas [Red ORel] (79) La ley castiga algo, que son las actividades delictivas [Red algo/alguien, que ser] (80) — > La ley castiga las actividades delictivas

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Capítulo III

La relativización constituye una reducción básica dentro de la sintaxis léxica del español, puesto que permite formar construcciones sintácticas recursivas, que, a diferencia de las que crea la predicación de segundo nivel, no están léxicamente condicionadas. Asimismo, las cons­ trucciones relativas, que surgen como resultado de la relativización, tienen también una importancia básica, puesto que, a partir de su reducción (3.7), se origina un gran número de construcciones derivadas, como p. ej., los adjetivos complementos del nombre, como hemos podido observar en la anterior derivación, los complementos adnominales, los llamados comple­ mentos circunstanciales, etc. 3.6.1 Relativización de predicados nominales y adjetivos

Los nombres predicativos de un argumento que seleccionan el verbo de soporte ser, como p. ej., el Pp ser un peligro en Que digas eso es un peligro, admiten su relativización: el peligro; que digas eso es el peligro

[Reí] — > el peligro, que es que digas eso Por el contrario, los nombres predicativos de más de un argumento que seleccionan el verbo de soporte ser, como p. ej., el Ppp ser una consecuencia en Que sobre mercancía es una consecuencia de no haber planificado la producción o el nombre predicativo derivado motivo en La nueva política económica fue el motivo de que se recuperase la economía, que es una nominalización deverbal de La nueva política económica motivó que se recuperase la economía, no admiten su relativización independiente: una consecuencia; que sobre mercancía es una consecuen­ cia de no haber planificado la producción

[Reí] (81)

*una consecuencia, que que sobre mercancía es de no haber planificado la producción

Clases de predicados

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el motivo; la nueva política económica es el motivo de que se haya recuperado la economía

[Reí] (82)

*e/ motivo, que la nueva política económica es de que se haya recuperado la economía

aunque sí admiten su relativización junto a su segundo argumento: una consecuencia de no haber planificado la producción; que sobre mercancía es una consecuencia de no haber planificado la producción

[Rel] una consecuencia de no haber planificado la producción, que es que sobre mercancía el motivo de que se haya recuperado la economía; la nueva política económica es el de que se haya recuperado la economía

[Rel] el motivo de que se haya recuperado la economía, que es la nueva política económica

Se podría pensar que la inaceptabilidad de (81) está motivada estilísticamente por la repetición de que, tal como sucede, p. ej., en Ha consecuencia, que que se desintegró el país es, donde, si evitamos la repetición de que mediante la posposición de la oración que se desintegró el país, obtenemos el grupo nominal aceptable la consecuencia, que es que se desintegró el país. Pero obsérvese que, aunque en (81) se posponga la oración que sobre mercancía, con objeto de evitar la repetición de que, el resultado sigue siendo un grupo nominal inaceptable: *una consecuencia, que de no haber planificado la producción es que sobre mercancía. Obsérvese, además, que (82) es inacep­ table, sin que en dicha oración haya ninguna repetición de que. El comportamiento de los nombres predicativos que seleccionan el verbo de soporte ser en relación con la relativización contrasta con el que tienen los nombres predicativos de dos o más argumentos que seleccionan otros verbos de soporte, ya que estos últimos -a diferencia de los primerosadmiten su relativización independiente y, también, su relativización junto con sus segundos argumentos. Así p. ej., el nombre predicativo Pm aversión

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Capítulo III

en Drácula tiene aversión a los espejos, el Pnp tener una garantía en Nosotros tenemos la garantía de que respetarán el trato o el predicado derivado de tres argumentos planteamiento en (83) Max hizo un plantea­ miento del problema a los ingenieros, que es una nominalización deverbal con el verbo de soporte hacer de Max planteó el problema a los ingenieros, admiten su relativización independiente: [Reí]

aversión; Drácula tiene aversión a los espejos la aversión, que Drácula tiene a los espejos

la garantía; nosotros tenemos la garantía de que aceptarán el trato

[Reí] la garantía, que nosotros tenemos de que aceptarán el trato el planteamiento; Max hizo el planteamiento del problema a los ingenieros

[Reí] (84)

el planteamiento, que Max hizo del problema a los ingenieros

el planteamiento; Max hizo el planteamiento a los ingenieros del problema

[Reí] (84f)el planteamiento, que Max hizo a los ingenieros del problema y, también, su relativización junto a sus segundos argumentos: aversión a los espejos; Drácula tiene aversión a los espejos [Reí] la aversión a los espejos, que Drácula tiene la garantía de que aceptarán el trato; nosotros tene­ mos la garantía de que aceptarán el trato [Reí] —> la garantía de que aceptarán el trato, que nosotros tenemos

Obsérvese que planteamiento se puede relativizar junto a cualquiera de sus segundos argumentos:

C lases de predicados

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el planteamiento del problema; Max hizo el planteamiento del problema a los ingenieros

[Reí] (85) —> el planteamiento del problema, que Max hizo a los ingenieros el planteamiento a los ingenieros; Max hizo el planteamiento a los ingenieros del problema

[Reí] (86) el planteamiento a los ingenieros, que Max hizo del problema y, también, junto a su segundo y tercer argumento en cualquier orden: el planteamiento del problema a los ingenieros; Max hizo el planteamiento del problema a los ingenieros

[Reí] (87)

el planteamiento del problema a los ingenieros, que Max hizo el planteamiento a los ingenieros del problema; Max hizo el planteamiento a los ingenieros del problema

[Reí] (88) —> el planteamiento a los ingenieros del problema, que Max hizo Algunos adjetivos predicativos admiten su relativización, pero para ello requieren su nominalización previa con el determinante neutro lo. Así p. ej., tras nominalizar el adjetivo difícil con el determinante lo, se puede relativizar lo difícil, como podemos observar en la siguiente derivación: lo difícil; que consigan todos sus objetivos científicos es lo difícil

[Reí] lo difícil, que es que consigan todos sus objetivos científicos

En algunos casos, es posible incluso la relativización de adjetivos predica­ tivos de dos argumentos, pero estos sólo suelen admitir su relativización junto a su segundo argumento:

134

Capítulo III

lo posterior; el golpe de estado fue lo posterior a la proclamación de la independencia [Reí] ^ *lo posterior, que el golpe de estado fue a la proclamación de la independencia17 lo posterior a la proclamación de la independencia; el golpe de estado fue lo posterior a la proclamación de la independencia [Reí] —> lo posterior a la proclamación de la independencia, que fue el golpe de estado

[Reí]

lo coherente; actuar así es lo coherente con sus ideas *lo coherente, que actuar así es con sus ideas

lo coherente con sus ideas; actuar así es lo coherente con sus ideas [Reí] lo coherente con sus ideas, que es actuar así

La relativización de adjetivos constituye una propiedad marginal, dado que está muy restringida léxicamente y ello limita, en consecuencia, las cons­ trucciones que se pueden derivar a partir de la reducción de oraciones con adjetivos predicativos relativizados (3.9). 3.6.2 Pasivización de predicados nominales y adjetivos

La nombres predicativos que admiten su pronominalización con los clíticos lo, los, la o las, y que, en relación con su verbo de soporte, constituyen, por tanto, objetos directos (3.1.6) pueden admitir una pasiva, que les puede convertir en sujetos de la oración derivada. En general, los nombres predi­ cativos pueden aceptar la pasiva, cuando seleccionan verbos de soporte, como p. ej., dar, hacer, tomar, etc., pero no cuando seleccionan soportes como tener, aunque el nombre predicativo sea también su objeto directo; así p. ej., aunque es aceptable la oración Tu jefe tiene una mentalidad retrógrada¡ y sus 17. Obsérvese asimismo la inaceptabilidad de *lo posterior, que fue el golpe de

estado a la proclamación de la independencia.

Clases de predicados

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subordinados también la¡ tienen, en la que mentalidad retrógrada pronominaliza con la y es, por tanto, un objeto directo de tener, la pasiva *Una mentalidad retrógrada es tenida por tu jefe resulta inaceptable. Analicemos algunos ejemplos. El nombre predicativo ultimátum en (89) y el nombre predicativo derivado planteamiento en (83), que tienen una

función sintáctica de objeto directo, como podemos comprobar, respectiva­ mente, en (23) y en Max hizo un planteamiento¡ a los ingenieros y los inge­ nieros se lo¡ hicieron a Max, admiten su pasivización: (89) El gobierno dio el ultimátum a los terroristas [Pasiva ser] El ultimátum fue dado a los terroristas por el gobierno

(90) Max hizo el planteamiento a los ingenieros [Pasiva ser] (90') —> El planteamiento fue hecho a los ingenieros por Max Es interesante observar que, al igual que la relativización (3.6.1), la pasiviza­ ción permite aglutinar el nombre predicativo y sus segundos argumentos, que, de esta forma, pasan a ocupar una posición inicial a la izquierda del predicado en la oración derivada: [Pasiva ser] de (89)

El ultimátum a los terroristas fue dado por el gobierno

[Pasiva ser] de (90) El planteamiento a los ingenieros fue hecho por Max

Nótese que la aglutinación que estamos estudiando no se puede dar con segundos argumentos de predicados verbales, Una bandera le fue entregada a Max por Rambo, ?*Una bandera a Max le fue entregada por Rombo, aunque pueda darse en construcciones como (91) La bandera anarquista, a Max le fue entregada por la CNT y a Eva, por la FAl, pero obsérvese que (91), a diferencia de (89) y (90), es una construcción contrastiva que requiere una entonación enfática para que resulte aceptable. En el caso de nombres predicativos de tres argumentos, la pasivización -al igual que la relativización en (88)- permite que el nombre

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Capítulo III

predicativo junto con su segundo y su tercer argumento pasen a ocupar una posición inicial en la oración pasiva: (92) Max hizo el planteamiento del problema a los ingenieros [Pasiva ser] El planteamiento del problema a los ingenieros fue hecho por Max

Asimismo, la restricción que hemos señalado con anterioridad en (81) y (82), en relación con la relativización independiente de los nombres predicativos que seleccionan el verbo de soporte ser (3.6.1), se manifiesta también en la pasivización, aunque con algunas diferencias. Así p. ej., planteamiento admite su relativización independiente, como hemos podido observar en (84), e incluso admite su pasivización independiente, cuando se ha elidido su argumento introducido por el marcador de, como en (90’), pero no admite su pasivización independiente, cuando no se ha elidido su argumento introducido por de: [Pasiva ser] de (92) *El planteamiento fue hecho del problema a los ingenieros por Max Max hizo el planteamiento del problema

[Pasiva ser] —> *El planteamiento fue hecho del problema por Max

Las pasivas con ser o estar, a diferencia de la pasiva con se y las pasivas se­ de o estar-deli, son transformaciones que requieren como condición necesa­ ria para su aplicación -aunque no suficiente- que el predicado al que se aplican tenga un argumento que posea las propiedades de pronominalización características de los objetos directos, es decir, que admita una pronominalización con lo, los, la o las (3.1.6). Es cierto que los adjetivos predicativos, los participios e, incluso, los grupos preposicionales predica­ tivos admiten una pronominalización con lo, p. ej., (93) Eva es buena, pero Sara no lo¡ es, (94) Max estaba detenidoi por la policía política pero Eva no Ioí estaba, Max está en manos de esta chusma, y Eva no lo¡ está, pero, en estas pronominalizaciones, lo es una forma invariable que no concuerda con 18. Cf. Subirats (1987:76-79).

Clases de predicados

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el adjetivo predicativo o con el participio que pronominaliza; compárese, p. ej., la aceptabilidad de (93) y (94) con la inaceptabilidad de *Eva es buena pero Sara, no la¡ es o *Max estaba detenido por la policía política, pero Eva¡ no la¡ estaba, en las que se ha concordado el clítico con el adjetivo o con el participio que dicho clítico pronominaliza. Por ello, las construccio­ nes con adjetivos, participios derivados, grupos preposicionales y prepo­ siciones predicativos nunca cumplen las condiciones necesarias que les permitirían admitir la pasiva con ser o con estar y, en consecuencia, no admiten su aplicación en ningún caso; sin embargo, estos predicados sí pueden admitir la pasiva con se, puesto que su aplicación no exige que el predicado afectado tenga un argumento que sea un objeto directo. Así p. ej., el Apred bueno en (95), el GPpred de moda en (96) o la Prepred ser de 'proceder' en (97) admiten la pasiva con se: (95) Uno es bueno, cuando uno hace todo lo que le dice el jefe [Se pasiva] Se es bueno, cuando uno hace todo lo que le dice el jefe

(96) Cuando uno está de moda, sale uno mucho en la tele [Se pasiva] —> Cuando se está de moda, sale uno mucho en la tele

(97) Cuando uno es de un país subdesarrollado, uno tiene muchos problemas [Se pasiva] Cuando se es de un país subdesarrollado, uno tiene muchos problemas

Obsérvese que incluso los participios derivados de las construcciones pasivas con ser como (98) o pasivas con estar como (100) admiten la aplicación de la pasiva con se, con lo cual las oraciones resultantes (99) y (101) han sufrido la aplicación consecutiva de dos pasivas distintas:

138

C apítulo III

(98) La venganza es lo único en lo que uno piensa, cuando la policía política le ha torturado a uno [Pasiva ser\ La venganza es lo único en lo que uno piensa , cuando uno ha sido torturado por la policía política [Pasiva se] (99) La venganza es lo único en lo que uno piensa , cuando se ha sido torturado por la policía política

(100) Uno puede cometer estas irregularidades, cuando el gran jefe le autoriza a uno para ello

[Pasiva estar] Uno puede cometer estas irregularidades, cuando uno está autorizado por el gran jefe para ello [Pasiva se] (101) Uno puede cometer estas irregularidades, cuando se está autorizado por el gran jefe para ello

En suma, existe una diferencia fundamental entre los adjetivos predicativos, los participios derivados, los grupos preposicionales y las preposiciones predicativos, por un lado, y los nombres predicativos, por otro, pues, aunque ninguna de dichas clases de predicados poseen segundos argu­ mentos que tengan la función sintáctica de objeto directo, en el caso de los nombres predicativos, es el propio nombre predicativo el que puede tener la función de objeto directo en relación con su verbo de soporte transitivo, como p. ej., hacer, dar , etc., y, por tanto, en las construcciones con nombres predicativos, se pueden crear las condiciones para aplicar la pasiva con ser o con estar. 3.7 Reducción de la oración de relativo

La reducción de la oración de relativo es una transformación que elide el pronombre de relativo y el verbo de soporte ser o estar de construcciones relativas en las que se ha relativizado el primer argumento de un predicado perteneciente a una de las siguientes clases:

Clases de predicados

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1. predicados nominales, que seleccionen el verbo de soporte ser, como p. ej., peligro en (102); 2. adjetivos predicativos, independientemente de que su verbo de soporte sea ser o estar, como p. ej., ser fiel en (103) o estar cansado en (104); 3. participios resultantes de pasivas con ser o con estar, como p. ej., ser utilizado en (105) y estar controlado en (106), respectivamente; 4. grupos preposicionales predicativos, como p. ej., en venta en (107); 5. preposiciones predicativas, como p. ej., sobre en (108) o conjunciones predicativas, como p. ej., porque en (109). Las elisiones que provoca la Red ORel no entrañan la pérdida irrecuperable de información oracional, puesto que, por un lado, la elisión del pronombre relativo no elimina elementos léxicos, sino su repetición pronominal en una oración de relativo y, por otro lado, la elisión del verbo de soporte borra unas marcas temporales de presente, que se asignan por defecto a los predicados de las oraciones de la base (2.11): (102) la epidemia, que es un peligro para la población [Red ORel] (102') la epidemia, un peligro para la población (103) las personas que son fieles a sus convicciones [Red ORel] (103') las personas fieles a sus convicciones (104) las becarias, que están cansadas de aguantar a su jefe [Red ORel] (104') —> las becarias, cansadas de aguantar a su jefe (105) el proletariado, que es utilizado por sus explotadores [Red ORel] (105') —> el proletariado, utilizado por sus explotadores (106) la venta de drogas ilegales, que está controlada por la policía local [Red ORel] (106') la venta de drogas ilegales, controlada por la policía local

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Capítulo III

(107) los locales que están en venta desde principios de año [Red ORel] (107') —> los locales en venta desde principios de año (108) los estudios que son sobre la mezquindad humana [Red ORel] (108') — > los estudios sobre la mezquindad humana (109) Max fue muy agresivo, lo cual es porque no soporta su prepotencia [Red ORel] (109') —» Max fue muy agresivo, porque no soportaba su prepotencia A partir de la reducción de la oración de relativo, se origina un gran número de construcciones derivadas: 1. las aposiciones, que, en realidad, constituyen reducciones de oraciones de relativo no restrictivas, como p. ej., un peligro para la población en (102'), cansadas de aguantar a su jefe en (104'), utilizado por sus explotadores en (105') o controlada por la policía local en (106'); 2. los adjetivos complementos del nombre, como fieles a sus convicciones en (103'); 3. los complementos adjuntos, como p. ej., en venta desde principios de año en (107') y sobre la mezquindad humana en (108'); 4. los llamados complementos circunstanciales, como porque no soportaba su prepotencia en (109'). Dado que, en el marco de nuestro modelo, los modificadores de (1.-4.) se pueden derivar a partir de reducciones de construcciones de relativo mediante la Red ORel, dichos modificadores no constituyen construcciones sintácticas autónomas y, por tanto, tampoco les podemos atribuir una función sintáctica (3.6.1). Analicemos un ejemplo relacionado con los llamados complementos circunstanciales, que tienen una larga tradición en la sintaxis española. Para nosotros, porque no soportaba su prepotencia en (109') no tiene una función sintáctica de complemento circunstancial, puesto que se puede derivar a partir de una oración como (110) Max fue muy agresivo; ser Max muy agresivo fue porque no soporta su prepotencia, en cuya oración secundaria el Pppporque opera sobre Max fue muy agresivo y no

C lases de predicados

141

soporta su prepotencia: en efecto, la relativización de (110) genera (109) y la reducción de (109) mediante Red ORel crea el "complemento circunstancial"

de (109'). Dado que este proceso derivacional se puede extender a todos los complementos circunstanciales, carece de sentido asignar una función sintác­ tica para una construcción que es el resultado de una reducción, especial­ mente, cuando dicha reducción es necesaria en la sintaxis léxica del español al margen del problema que estamos tratando. Asimismo, dado que no solo los complementos circunstanciales sino todos los modificadores de (1.-4.) se pueden derivar transformacionalmente, como hemos podido observar en (102109'), la derivación que proponemos nos permite llevar a cabo una reducción controlada del número de construcciones y de funciones sintácticas del español. 3.8 Reducción del verbo de soporte

La reducción del verbo de soporte es una transformación que se puede aplicar tras la relativización de predicados nominales y de ciertos predicados adjetivos nominalizados; su aplicación introduce los siguientes cambios en la construcción derivada: 1. elide el pronombre relativo y el verbo de soporte del predicado relativizado; 2. el primer argumento del predicado relativizado se convierte en su comple­ mento adjunto introducido por la preposición de, formando un grupo nominal cuyo núcleo es dicho predicado, y sus segundos argumentos se integran a dicho grupo nominal. La reducción del verbo de soporte incluye los cambios formales propios de la reducción de la oración de relativo, concretamente, la reducción del pronombre de relativo y la del verbo de soporte ser y estar, pero mantiene algunas diferencias fundamentales con la Red ORel: 1. la Red Vsop se aplica a oraciones en las que se ha relativizado la repetición de un nombre o un adjetivo predicativos, mientras que la Red ORel se aplica a oraciones de relativo en las que se ha relativizado la repetición del primer argumento de un predicado no verbal que selecciona el verbo de soporte ser o estar;

142

Capítulo III

2. la Red Vsop puede elidir cualquier verbo de soporte, pues, aunque su aplicación está circunscrita a dos clases de predicados, concretamente, a los nombres y los adjetivos predicativos, no está restringida en función del verbo de soporte que seleccionan dichos predicados; por el contrario, la Red ORel solo puede elidir el verbo de soporte ser o estar, y su aplica­ ción está restringida a las clases de predicados que seleccionan dichos Vsop.

La Red Vsop convierte el primer argumento del Npred relativizado eri su complemento adjunto introducido por la preposición de, mientras que, en el caso de la Red ORel, esto no puede suceder, puesto que el primer argumento es justamente el antecedente de la oración de relativo. Analicemos algunos ejemplos. Los nombres predicativos de un solo argumento, como p. ej., el P¡, importancia, admiten una única relativización del predicado, tras la cual se puede aplicar la reducción del verbo de soporte; así p. ej., a partir de (111), la Red Vsop convierte el argumento oracional de importancia, es decir, identificar los fallos de esta propuesta, en un complemento adjunto de dicho Npred introducido por la preposición de: (111) la importancia, que tiene identificar los fallos de esta propuesta [Red Vsop] (111') la importancia de identificar los fallos de esta propuesta Por el contrario, los predicados nominales de más de un argumento admiten una relativización múltiple (3.6.1) y cada una de dichas relativizaciones puede admitir la Red Vsop-, así p. ej., el Pm seguridad de Sara tiene una gran seguridad en sí misma admite una relativización independiente en (112), pero también una relativización junto a su segundo argumento en (113), y tanto (112) como (113) se pueden reducir mediante la Red Vsop, dando lugar, por un lado, a (112'), donde el primer argumento derivado, es decir, de Sara, se adjunta directamente a dicho predicado y, por otro lado, a (113'), donde de Sara se adjunta tras el segundo argumento de seguridad: (112) la gran seguridad, que Sara tiene en sí misma [Red Vsop] (112') —> la gran seguridad de Sara en sí misma

Clases de predicados

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(113) la gran seguridad en sí misma, que Sara tiene

[Red Vsop] (113')

la gran seguridad en sí misma de Sara

Análogamente, los predicados de tres argumentos pueden admitir la Red Vsop de cada una de sus relativizaciones; así p. ej., el Vn derivado de tres argumen­ tos planteamiento admite seis relativizaciones distintas, como hemos podido observar en (84), (84') y (85-88), y cada una de ellas admite su correspon­ diente Red Vsop tal como podemos observar a continuación: [Red Vsop] de (84) el planteamiento de Max del problema a los ingenieros

[Red Vsop] de (84') —> el planteamiento de Max a los ingenieros del problema

[Red Vsop] de (85) el planteamiento del problema de Max a los ingenieros

[Red Vsop] de (86) el planteamiento a los ingenieros de Max del problema

[Red Vsop] de (87) el planteamiento del problema a los ingenieros de Max

[Red Vsop] de (88) —> el planteamiento a los ingenieros del problema de Max

Los adjetivos predicativos precedidos por el determinante neutro lo que admiten su relativización pueden llegar a admitir la Red Vsop, aunque la posibilidad de aplicación de esta reducción está muy restringida y, en conse­ cuencia, tiene un carácter marginal desde el punto de vista de su producti­ vidad léxica: lo triste; que Eva se haya ido es lo triste [Reí] —> lo triste, que es que Eva se haya ido [Red Vsop] —> lo triste de que Eva se haya ido lo molesto; verificar una hipótesis en el léxico es lo molesto

[Reí] — > lo molesto, que es verificar una hipótesis en el léxico [Red Vsop] lo molesto de verificar una hipótesis en el léxico

144

Capítulo III

3.9 Nombres predicativos sin marcas temporales como argumentos de otros predicados

Aparentemente, los argumentos de nivel cero y los nombres predicativos sin marcas temporales se pueden convertir de forma análoga en argumentos de otros predicados. Así p. ej., el predicado analizar parece aceptar de la misma forma tanto el argumento N piedra como el Npred idea: (114) Max analiza una piedra, (115) Max analiza una idea. Sin embargo, la forma que tienen los predicados de incorporar un N o un Npred como argumento es distinta. En efecto, (114) es una oración de base, que se ha formado a partir de las propiedades de dependencia y de selección de analizar, por el contrario, (115) -que repetimos en (116")- es una oración derivada de (116): 1. en la oración primaria de (116), el verbo predicativo analizar tiene el pronombre indefinido algo como segundo argumento en la misma posición en la que va a recibir el Npred idea como argumento; a su vez, en la oración secundaria, el argumento de idea (que es el Npred que se va a convertir en argumento de analizar) repite el pronombre indefinido algo de la oración primaria; así, la relativización reduce la segunda ocurrencia de algo en (116') a un pronombre relativo y convierte la oración de relativo en un modificador de su antecedente algo. 2. En (116"), la reducción algo/alguien, que ser elide: (a) el antecedente de la oración de relativo, es decir, algo, (b) el pronombre relativo que, (c) el verbo de soporte ser y convierte el Npred idea en el segundo argumento de analizar. (116) Max analiza algo; algo es una idea (116') [Reí] Max analiza algo, que es una idea [Red algo/alguien, que ser] (116") —> Max analiza una idea En suma, la incorporación de un N por parte de un predicado es un proceso directo, que está determinado por su requerimientoargumental y su selección. Por el contrario, para que un Npred sin marcastemporales se convierta en un argumento de otro predicado tiene que haber un proceso derivacional en el que se tiene que aplicar una relativización y una

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reducción algo/alguien, que ser. En la medida en que los nombres predicativos no pueden convertirse directamente en argumentos, la presencia de un predicado como un argumento de otro predicado se puede considerar como la huella (2.7) que deja la aplicación de la reducción de algo/alguien, que ser. En efecto, la aplicación de esta reducción sólo puede tener lugar en el caso de que algo/alguien, que ser preceda a un nombre predicativo19 y, por tanto, solo se aplica, cuando la huella que deja es la conversión de un nombre predicativo en un argumento de otro predicado. En el marco de este planteamiento, carecería de sentido que en (114) -que repetimos en (117')— propusiéramos una reducción algo/alguien, que ser para convertir el N piedra en un argumento de analizar: Max analizó algo; algo es una piedra (117) [Reí]Max analizó algo, que es una piedra [Red algo/alguien, que ser] (117’) —> Max analizó una piedra

pues, dado que piedra se puede convertir directamente en un argumento de analizar, en (117'), no quedaría ninguna huella de la aplicación de la reducción algo/alguien, que ser; por ello, (117) no admite una reducción; por el contrario, cuando la huella que deja es un Npred como en (116"), dicha reducción permite explicar cómo un Npred puede aparecer como un argumento directo de otro predicado. Dado que los nombres predicativos -al igual que los demás predicados- aparecen en las oraciones de base con sus marcas de tiempo y su requerimiento argumental satisfecho, la aparición de un Npred sin marcas temporales y sin argumentos como un argumento de otro predicado es justamente la huella de que ha habido una elisión de sus marcas de tiempo y de sus argumentos. En el caso de los nombres predicativos de un solo argumento - P n o Pp-, ambas elisiones se llevan a cabo con la transfor­ mación que inserta el Npred en posición de argumento en la oración receptora, es decir, mediante la reducción algo/alguien, que ser, como 19. La reducción algo/alguien, que ser también puede darse marginalmente con adjetivos predicativos, como veremos al final de este apartado.

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Capítulo III

hemos podido observar en (116"). Pero cuando se trata de nombres predica­ tivos de más de un argumento, su inserción como argumento de otro predicado entraña además la reducción de uno o dos argumentos. Así p. ej., el Pm padre es un argumento derivado de quejarse en (118'), pero, en la oración de base (118), padre aparece con sus marcas de presente de indicativo y su requerimiento argumental satisfecho (con el pronombre indefinido alguien como primero y segundo argumento); dado que la reducción algo/alguien, que ser sólo elide el primer argumento de padre (junto con sus marcas de presente), es necesaria la reducción de su segundo argumento, que puede tener lugar indistintamente en cualquier punto de la derivación, es decir, antes o después de la relativización o de la reducción alguien/algo, que ser: (118) Alguien se quejó a la dirección; alguien es un padre de alguien

[Reí] —>Alguien, que es un padre de alguien, se quejó a la dirección [Red Arg\ Alguien, que es un padre, se quejó a la dirección [Red algo/alguien, que ser) (118') —> Un padre se quejó a la dirección

Cuando el nombre predicativo que se convierte en un argumento lleva todos sus argumentos explícitos y estos no son elidibles, no se puede realizar la derivación como en (116-116") o en (118-118'), puesto que el Npred no puede tener un pronombre indefinido como argumento y, por tanto, dicho Npred no se puede insertar directamente en la oración receptora mediante una relativización y una posterior reducción algo/alguien, que ser. No obstante, como sea que todos los nombres predicativos, independientemente de su requerimiento argumental y del verbo de soporte que seleccionen, pueden aparecer como predicados Pnen construcciones que tienen un verbo de soporte ser con un valor ecuativo, introducimos en la derivación una oración en la que el predicado que se inserta aparece con un verbo ser ecuativo y un pronombre indefinido algo o alguien como argumento, en función de la clase de selección del predicado en relación con el rasgo humano o no humano. Analicemos un ejemplo. El Pnp aversión en Drácula tiene una aversión a los espejos en (119) tiene su requerimiento argumental satisfecho con dos argumentos (Drácula y espejos ), que no se pueden elidir; en consecuencia, el grupo nominal formado por aversión y sus argumentos transformados en complementos adjuntos no se podría convertir en el

Clases d e predicados

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primer argumento del adjetivo predicativo ser comprensible de la oración primaria de (119); sin embargo, si le añadimos a la derivación la oración algo es una aversión, en la que ser tiene un significado ecuativo y algo coincide con la misma clase de selección de aversión, podemos llevar a cabo dicha inserción: • la relativización convierte la repetición de aversión en (119) en el pronombre relativo que de (120); • la reducción del verbo de soporte convierte a Drácula y a los espejos de (120) en complementos adjuntos de aversión en (121); • la relativización convierte la repetición de algo en (121) en el pronombre relativo que de (122); • finalmente, la reducción algo/alguien, que ser convierte el grupo nominal derivado la aversión de Drácula a los espejos en un argumento del adjetivo predicativo comprensible en (123). (119) Algo es comprensible; algo es una aversión; Drácula tiene una aversión a los espejos [Reí] (120) -¿A lgo es comprensible; algo es una aversión, que Drácula tiene a los espejos

[Red Vsop] (121) —¿Algo es comprensible; algo es la aversión de Drácula a los

espejos [Reí] (122) —¿Algo, que es la aversión de Drácula a los espejos, es comprensible [Red algo/alguien, que ser] (123) —¿ La aversión de Drácula a los espejos es comprensible

Cuando el único argumento elidible del nombre predicativo que se va a insertar es un pronombre indefinido, que no pertenece a la misma clase de selección -en relación con el rasgo humano o no humano- que dicho predicado, resulta necesario (al igual que en la derivación anterior), introducir una oración en la que el predicado aparezca con un verbo ser ecuativo y un argumento algo o alguien, que corresponda a la clase de selección de dicho predicado. Así p. ej., no sería posible derivar (124) La oposición criticó el llamamiento a los sindicatos a partir de la relativización

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Capítulo III

de (125) La oposición criticó a alguien; alguien hizo un llamamiento a los sindicatos, es decir, (126) La oposición criticó a alguien, que hizo un llamamiento a los sindicatos, porque: • (124), y (125) y (126) no son oraciones parafrásticas; • el primer argumento de llamamiento en (124) es alguien y, por tanto, no pertenece a la misma clase de selección de llamamiento, ya que alguien es humano y llamamiento es no humano; • (126) no admite la reducción algo/alguien, que ser , dado que el verbo de soporte es hacer y no ser. Por todo ello, es necesario introducir en la derivación una oración en la que llamamiento aparezca con un verbo ser ecuativo y tenga algo como argumento, es decir, Algo es un llamamiento. De esta forma, la derivación resulta análoga a la de (119-123); solo hay que añadir una transformación que reduzca el segundo argumento de llamamiento, teniendo en cuenta que dicha transformación se puede aplicar indistintamente en cualquier punto de la derivación: La oposición criticó algo; algo es un llamamiento; alguien hizo un llamamiento a los sindicatos [Reí] —> La oposición criticó algo; algo es un llamamiento, que alguien hizo a los sindicatos [Reí] La oposición criticó algo, que es un llamamiento, que alguien hizo a los sindicatos

[Red Vsop] La oposición criticó algo, que es el llamamiento de alguien a los sindicatos

[Red Arg] La oposición criticó algo, que es el llamamiento a los sindicatos

[Red algo/alguien, que ser] La oposición criticó el llamamiento a los sindicatos

También los nombres predicativos derivados sin verbo de soporte pueden convertirse en argumentos directos de otros predicados. La derivación es esencialmente la misma que en los casos anteriores. La única diferencia reside en que, en la oración de partida, el predicado del que se deriva el nombre predicativo tiene que ser un argumento de un nombre predicativo

C lases de predicados

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que tenga una selección muy poco restrictiva, como p. ej., acto, acción, etc., con objeto de que mediante una reducción de sufijación (2.7) se forme el nombre predicativo derivado sin que se pierda información oracional. Así p. ej., destrucción en (127) se puede derivar mediante una reducción de sufijación a partir de acto de destruir; puesto que la reducción de acto crea el Vn sin verbo de soporte destrucción: Los romanos criticaron algo; algo es el acto de destruir Roma por parte de los bárbaros

[Red sufij] (127) Los romanos criticaron algo; algo es la destrucción de Roma por parte de los bárbaros

A partir de (127), la derivación se puede realizar de forma análoga a las anteriores, es decir, [Reí] de (127) Los romanos criticaron algo, que es la destrucción de Roma por parte de los bárbaros [Red algo/alguien, que ser] Los romanos criticaron la destrucción de Roma por parte de los bárbaros.

Los adjetivos predicativos nominalizados con el determinante neutro lo pueden ser también argumentos directos de otro predicado. Sin embargo, este tipo de construcciones está restringido por las limitaciones que imponen los adjetivos predicativos en relación con su propia relativización (3.6.1). El proceso que convierte el adjetivo nominalizado en un argumento de otro predicado es esencialmente el mismo que el que afecta a los nombres predicativos: A Max le atrae algo; algo es lo misterioso

[Reí] A Max le atrae algo, que es lo misterioso [Red algo/alguien, que ser] A Max le atrae lo misterioso

En general, los predicados que admiten nombres predicativos sin marcas de tiempo como argumentos suelen ser de segundo nivel. Así p. ej., analizar en (115) y (116-116"), comprensible en (119-123), criticar en (127) o atraer en la derivación anterior, son predicados de segundo nivel que aceptan un Npred como argumento. Sin embargo, hay algunos predicados

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Capítulo III

de primer nivel que admiten excepcionalmente nombres predicativos sin marcas temporales como argumentos. Así p. ej., utilizar en Los sindicatos utilizaron todas sus armas es un predicado de primer nivel P m y, sin embargo, admite el Npred capacidad como argumento, p. ej., Los sindica­ tos utilizaron su capacidad. Pero este no es un caso único: en efecto, los Pnnn recibir o presentar en Max presentó el dossier a la dirección, Eva recibió una citación del juzgado, a pesar de ser de primer nivel, admiten nombres predicativos, como p. ej., información, teoría, etc., como argumen­ tos: Max recibe la información del cuartel general, Los científicos presen­ taron esta teoría. Este es uno de los motivos que impediría derivar los nombres predicativos que son argumentos directos de otro predicado a partir de la reducción de una completiva en la que dichos Npred fueran sus predicados superiores. 3.10 Verbos predicativos simples y formas verbales locutivas: nominalización deverbal y sinonimia léxica

En algunos casos, las relaciones de sinonimia que podemos establecer intuitivamente entre verbos predicativos simples y formas verbales locutivas se pueden sistematizar en el marco de los cambios que introducen las nominalizaciones deverbales. Sin embargo, es necesario analizar las oraciones parafrásticas en las que se dan los cambios que caracterizan formalmente las nominalizaciones deverbales, con el fin de determinar cuáles son las oracio­ nes entre las que existe una verdadera relación transformacional y cuáles son aquellas entre las que se da una relación de paráfrasis no formalizable sintácticamente, porque está causada por una relación de sinonimia entre un verbo simple y una locución verbal. Para ello, tenemos que delimitar las propiedades sintácticas que caracterizan a los nombres deverbales, con objeto de determinar sus diferencias en relación con las propiedades de la parte conexa de las locuciones verbales. Esta verificación es básica, puesto que es la que permite diferenciar, por un lado, las relaciones de derivación que se establecen entre verbos predicativos y nombres deverbales con Vsop y, por otro lado, las relaciones de sinonimia que se pueden dar entre verbos predica­ tivos simples y locuciones verbales cuyas características léxicas desde el punto de vista formal coinciden con las de nombres deverbales con Vsop.

Clases de predicados

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Analicemos algunos ejemplos. Aparentemente, tanto entre (128) y (129), como entre (130) y (131), se dan los cambios formales que caracterizan las nominalizaciones deverbales con el verbo de soporte dar. • existe una relación de sinonimia, respectivamente, entre los verbos predicativos abrazar en (128) y cobijar en (130), y las formas verbales locutivas dar un abrazo en (129) y dar cobijo en (131); • tanto abrazar como cobijar se convierten en formas locutivas integradas por el verbo dar y una palabra que coincide formalmente con un nombre deverbal, concretamente, abrazo y cobijo; • tanto el segundo argumento de abrazar como el de cobijar se convierten en objetos preposicionales de las formas locutivas correspondientes. (128) Max abrazó al cacique (129) Max dio un abrazo al cacique (130) Pepe cobijó a gente vil (131) Pepe dio cobijo a gente vil Sin embargo, como veremos a continuación, las relaciones sintácticas entre los pares de oraciones (129)-(130) y (130)-(131) presentan importantes diferencias. En efecto, en (129), tanto abrazo como abrazo al cacique admiten su relativización, como podemos observar en (132) y (134), respec­ tivamente; asimismo, se puede elidir el verbo dar de las construcciones de relativo de (132) y (134), ya que ambas aceptan la reducción del verbo de so­ porte, como se puede apreciar en (133) y (135): (132) el abrazo, que Max dio al cacique (133) [Red Vsop] — > el abrazo de Max al cacique (134) el abrazo al cacique, que Max dio (135) [Red Vsop] el abrazo al cacique de Max La posibilidad de elidir el verbo dar mediante Red Vsop tras la relativización nos permite concluir que dar es un verbo de soporte y queabrazo esun nombre predicativo deverbal. Por el contrario, en (131), ni cobijo nicobijo a gente vil admiten una relativización, como podemos apreciar en (136) y (138), y, asimismo, a partir de dichas oraciones de relativo, no es posible elidir el verbo dar mediante la reducción del verbo de soporte, ya que, en ambos

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Capítulo III

casos, su aplicación da como resultado las construcciones inaceptables de (137) y (139): (136) ???el cobijo, que Pepe dio a gente vil (137) [Red Vsop] ^ *el cobijo de Pepe a gente vil (138) ?*el cobijo a gente vil, que Pepe dio (139) [Red Vsop] * *el cobijo a gente vil de Pepe En consecuencia, en (131), dar no es un verbo de soporte, ya que no es posible su elisión mediante la Red Vsop, y, por tanto, cobijo no es un Vn. Ello nos permite concluir que dar cobijo es una locución verbal, lo cual explica que su parte conexa cobijo no se comporte como un nombre predicativo en relación con la relativización y, asimismo, que su núcleo verbal dar, aunque coincida morfofonológicamente con un verbo de soporte, no se comporte como un Vsop y no admita, por tanto, su elisión. Así, aunque entre (130) y (131) existan las mismas diferencias formales que entre (128) y (129), y, aunque ambos pares de oraciones sean parafrásticas, sólo la relación entre (129) y (130) se puede sistematizar en el marco de una nominalización deverbal con el verbo de soporte dar. Por el contrario, no se puede establecer una relación transformacional entre (130) y (131), puesto que en (131) cobijo es la parte conexa de una locución y, por tanto, no se origina como resultado de una nominalización; en realidad, entre (130) y (131), hay una relación de paráfrasis, que está determinada por la sinonimia léxica que existe entre el predicado verbal cobijar y la locución verbal dar cobijo. Analicemos otros ejemplos. Entre los pares de oraciones (140)-(141) y (142)-(143) se da la relación formal que caracteriza la nominalización deverbal con el verbo de soporte hacer, que únicamente se distingue de las nominalizaciones con dar por el hecho de que su verbo de soporte es distinto: (140) Los fachas boicotearon las elecciones (141) Los fachas hicieron un boicot a las elecciones (142) Los investigadores afrontaron la situación (143) Los investigadores hicieron frente a la situación Obsérvese que tanto boicot como boicot a las elecciones admiten su relativización, como podemos ver en (144) y (146) y, en ambas oraciones de relativo, se puede elidir hacer mediante una reducción del verbo de soporte,

C lases de predicados

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c o m o se p u e d e a p re c ia r e n (1 4 5 ) y (147):

(144) el boicot, que los fachas hicieron a las elecciones [Red Vsop] (145) el boicot de los fachas a las elecciones (146) el boicot a las elecciones, que los fachas hicieron [Red Vsop] (147) el boicot a las elecciones de los fachas Todo ello nos permite concluir que en (141) hacer es un verbo de soporte y boicot, un nombre predicativo deverbal. Por el contrario, hacer frente no admite ningún tipo de relativización como muestra la inaceptabilidad de (148) y (150), y la aplicación de la reducción del verbo de soporte a dichas oraciones de relativo da como resul­ tado las construcciones inaceptables de (149) y (151): (148) *el frente, que los investigadores hicieron a la situación [Red Vsop] (149) ^ *el frente de los investigadores a la situación (150) *el frente a la situación, que los investigadores hicieron [Red Vsop] (151) ^ *elfrente a la situación de los investigadores

Ello pone claramente de manifiesto que hacer no es un verbo de soporte, que frente no es un Vn y que, por tanto, hacer frente es una locución verbal. En consecuencia, no se puede sistematizar en el marco de una relación transformacional la relación de sinonimia que se puede establecer intuitivamente entre afrontar y hacer frente. La misma problemática se plantea de nuevo en los pares de oraciones (152)-(153) y (154)-(155). Desde un punto de vista estrictamente formal, tanto (153) como (155) parecen oraciones derivadas mediante una nominalización deverbal con el verbo de soporte tener a partir de (152) y (154), respectivamente: (152) A Max le consta que la propuesta ha sido aceptada (153) Max tiene constancia de que la propuesta ha sido aceptada

154

Capítulo III

(154) Eva presiente que va a ocurrir algo (155) Eva tiene el presentimiento de que va a ocurrir algo Sin embargo, la relativización de constancia y de constancia de que la propuesta ha sido aceptada da como resultado construcciones muy dudosas, que además no admiten la elisión de tener mediante la reducción del verbo de soporte: ??la constancia, que Max tiene de que la propuesta ha sido aceptada

[Red Vsop] #

Ha constancia de Max de que la propuesta ha sido aceptada ??la constancia de que la propuesta ha sido aceptada, que Max tiene

[Red Vsop] ^ Ha constancia de que la propuesta ha sido aceptada de Max Por tanto, podemos concluir que tener no es un Vsop, que constancia no es un Vn y que, por tanto, tener constancia es una locución verbal que mantiene una mera relación de sinonimia con constar. Por el contrario, presentimiento admite una relativización múltiple y cada una de dichas relativizaciones admite la elisión de tener mediante la reducción del verbo de soporte: el presentimiento de que va a ocurrir algot que Eva tiene

[Red Vsop] el presentimiento de que va a ocurrir algo de Eva el presentimiento, que Eva tiene, de que va a ocurrir algo

[Red Vsop] el presentimiento de Eva de que va a ocurrir algo

En consecuencia, consideramos que tener es un verbo de soporte y que presentimiento es un Vn derivado.

Dado que los predicados derivados, como p. ej., dar un abrazo en (129), hacer un boicot en (141) o tener un presentimiento en (155) surgen en el marco del conjunto de cambios que introduce la nominalización deverbal en la oración derivada, no son dichos nombres predicativos derivados los que figuran en el módulo sintáctico de la base de conocimiento lingüístico (2.13, 3.5.1), sino los verbos predicativos de los que se derivan, es decir, abrazar en

C lases de predicados

155

(128), boicotear en (140) y presentir en (154). En el módulo sintáctico, estos últimos predicados están marcados positivamente en relación con la posibilidad de sufrir una nominalización deverbal y es justamente en la formalización de dicha transformación donde se incluye la especificación léxica del nombre deverbal correspondiente. Por el contrario, dada la imposibilidad de establecer una relación transformacional entre cobijar y dar cobijo en (130)-(131), afrontar y hacer frente en (142)-(143) o constar y tener constancia en (152)-(153), estos seis predicados constituyen entradas independientes del módulo sintáctico. La formalización transformacional de las relaciones que existen entre verbos predicativos y nombres deverbales con verbos de soporte permite sistematizar el estudio de la extensión léxica de dicha relación y, asimismo, ofrece un criterio reproducible para delimitar las relaciones de sinonimia en el léxico. 3.11 Predicados nominales y argumentos lexicalizados de locuciones verbales 3.11.1 Nombres predicativos y locuciones verbales con tener, hacer y dar

En 3.10, hemos utilizado la posibilidad de aplicar la relativización y la reducción del verbo de soporte para diferenciar los nombres deverbales y la parte conexa de las locuciones verbales, lo cual nos ha permitido delimitar sintácticamente: • los nombres deverbales con verbo de soporte (dar un abrazo, hacer un boicot, tener un presentimiento) que admiten la relativización múltiple y la reducción del verbo de soporte; • las locuciones verbales (cuya parte conexa coincide con nombres deverbales, p. ej., cobijo, frente, constancia, y cuyo núcleo verbal coincide formalmente con verbos de soporte, p. ej., dar hacer, tener), que no admiten ni la relativización de su parte conexa, ni la elisión de su núcleo verbal. En este apartado, vamos a estudiar, por un lado, los nombres predicativos autónomos que seleccionan los verbos de soporte dar, hacer o tener y, por otro, las locuciones verbales cuyos núcleos verbales son dar, hacer o tener. La similitud formal entre los predicados que vamos a analizar incrementa

156

Capítulo III

las intersecciones de sus respectivas propiedades sintácticas, lo cual complica -en relación con los casos que hemos revisado en 3.10- la determinación de sus características diferenciales. Para tratar de delimitar las diferencias formales entre los nombres predicativos y las locuciones verbales con tener, hacer y dar estudiaremos diversos casos, cuyas caracte­ rísticas sintácticas básicas en relación con la problemática que nos ocupa, se recogen en la Fig. 3.1. Analicemos, en primer lugar, el nombre predicativo muestras 'dar un indicio, una señal' en Sus colegas dieron muestras de apoyo a la propuesta, que es un Pmn que selecciona el verbo de soporte dar. Nótese en primer lugar que muestras no está relacionado ni con el Ppp muestrai 'ser una prueba, una señal' en Esto es um muestra de que están acabados, No invitarle es una muestra de desprecio, ni con el Pm muestra2 'dar un ejemplo, hacer una demostración' en Los militares dieron una muestra de su poder al mundo, y, a su vez, ninguno de los tres nombres predicativos mencionados anteriormente está relacionado con el Pm mostrar 'dejar ver algo a alguien intencionada­ mente o no' en Los militares mostraron su poder al mundo, puesto que las diferencias de significado entre los cuatro predicados mencionados están léxicamente condicionadas. Obsérvese ahora que el nombre predicativo muestras admite su relativización junto a sus segundos argumentos, como en (158) y (160), pero no es posible su relativización independiente, como en (156); asimismo, sólo es posible la aplicación de una reducción del verbo de soporte a partir de oraciones de relativo aceptables; por ello, resultan acepta­ bles (159) y (161), pero no (157): (156) ?*las muestras, que sus colegas dieron de apoyo a la propuesta [Red Vsop] (157) jé Has muestras de sus colegas de apoyo a la propuesta (158) las muestras de apoyo, que sus colegas dieron a la propuesta [Red Vsop] (159) —> las muestras de apoyo de sus colegas a la propuesta (160) las muestras de apoyo a la propuesta, que sus colegas dieron [Red Vsop] (161) las muestras de apoyo a la propuesta de sus colegas

R e l

R e l

R e d

N P r e d / Nc

N P r e d / Nc

V s o p

+

+

P r e P n2

Npred

LocV

tener aversión, hacer un llamamiento, dar un ultimátum dar muestras hacer entrega hacer daño, dar un giro tener la culpa, hacer mella, dar una lección, dar instrucciones tener visos, hacer oídos sordos, dar pie

+ + + +

-

+

+/+/-

+ -

-

-

Fig. 3.1 Propiedades diferenciales de: (1) los nombres predicativos con los verbos de soporte tener, hacer y dar, (2) la parte conexa de las locuciones verbales cuyo núcleo verbal es tener, hacer y

dar. El signo '+' indica que el predicado posee la propiedad especificada y el signo indica que la propiedad se cumple sólo parcialmente. Reí Npred/Nc Prep N2 es una abreviación de relativización del nombre predicativo Npred y su segundo argumento Prep N2j o de la parte conexa Nc de una locución verbal y de su segundo argumento preposicional Prep N2. A su vez, Reí Npred/Nc es una abreviación de relativización de Npred o de Nc.

158

Capítulo III

Dado que dar muestras acepta su relativización -aunque sea con restric­ ciones- y la reducción del verbo de soporte, consideramos que dar es un verbo de soporte y muestras, un nombre predicativo. De hecho, la restricción de muestras con respecto a la relativización en (156) y la consiguiente imposibilidad de aplicar la reducción del verbo de soporte en (157) no ponen en cuestión su condición de predicado; simplemente ponen de manifiesto que muestras comparte con otros nombres predicativos ciertas restricciones con respecto a la relativización (3.6.1, 3.6.2). Analicemos un nuevo ejemplo. Hacer una entrega 'entregar una cantidad de cosas de una vez' en La empresa hizo una entrega de material a sus clientes no admite su relativización independiente, como podemos observar en (162), sino que sólo se puede relativizar junto a sus segundos argumentos, como en (165) y (168). Pero obsérvese que las oraciones de relativo aceptables sólo aceptan una reducción del verbo de soporte, cuando el primer argumento de hacer una entrega se convierte en un adjunto derivado introducido por la locución prepositiva por parte de como en (166) y (169); por el contrario, cuando su primer argumento se convierte en un adjunto introducido por de -como en todos los casos de reducción del verbo de soporte que hemos estudiado hasta ahora- el resultado son construcciones inaceptables como (167) y (170): (162) ?Ha entrega, que la empresa hizo de material a los clientes [Red Vsop] (163) ^ ?Ha entrega por parte de la empresa de material a los clientes (164) ^ Ha entrega de la empresa de material a los clientes (165) la entrega de material, que la empresa hizo a los clientes [Red Vsop] (166) la entrega de material por parte de la empresa a los clientes (167) ^ ?Ha entrega de material de la empresa a los clientes (168) la entrega de material a los clientes, que la empresa hizo [Red Vsop] (169) -> la entrega de material a los clientes por parte de la empresa (170) Ha entrega de material a los clientes de la empresa

Clases de predicados

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La imposibilidad de relativizar entrega de forma independiente en (162) -y la consiguiente imposibilidad de reducir el verbo de soporte en (163) y (164)constituye otro ejemplo de las restricciones sobre la relativización que presentan algunos nombres predicativos, restricciones a las que hemos hecho referencia anteriormente al analizar el Npred muestras. Al igual que en el caso de muestras, dichas restricciones no ponen en cuestión la condición de predicado de entrega: se trata de un nombre predicativo, dado que admite la relativización y la reducción del verbo de soporte con por parte de. La cuestión que se plantea en relación con los nombres predicativos que admiten la reducción del verbo de soporte con por parte de es si resulta posible derivar dicha reducción a partir de la pasivización de la oración de relativo; así p. ej., en el caso de entrega, se trataría de determinar si la reducción de (166) y (169) se puede derivar, respectivamente, a partir de una pasiva con ser de (165) y (168) en la que el complemento agente esté introducido por por parte de en lugar de de, es decir, la entrega de material, que fue hecha a los clientes por parte de la empresa y la entrega de material a los clientes, que fue hecha por parte de la empresa, puesto que ello permitiría derivar el complemento adjunto con por parte de de (166) y (169) a partir del complemento agente de la pasiva correspondiente. En principio, es posible proponer una derivación de estas características, ya que parece haber una cierta coincidencia entre el dominio de aplicación de la reducción del verbo de soporte con por parte de y el de la pasiva con ser y por parte de. Pero obsérvese que hay predicados, como p. ej., meter la pata, que admiten indistintamente una nominalización deverbal sin verbo de soporte con de y con por parte de, p. ej., el acto de que el presidente meta la pata la metedura de pata (de, por parte de) el presidente y que, sin embargo, no admiten la pasiva con ser, p. ej., El presidente metió la pata —> *La pata fue metida (por, por parte de) el presidente; por tanto, meter la pata pone de manifiesto que, en algunos casos, el dominio de aplicación de la pasiva con ser y el de la reducción con por parte de no coinciden. Pero nótese que, aunque meter la pata no admite la pasiva con ser, sí admite la pasiva con se, p. ej., Alguien metió la pata — > Se metió la pata. Por consiguiente, se podría intentar derivar la metedura de pata del presidente, a partir de la reducción de por parte de en la metedura de pata por parte del presidente, y, a su vez, esta nominalización se podría derivar a partir de una reducción de una construcción pasiva con se, en la que el sujeto de la oración activa se

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Capítulo III

convirtiera en un complemento agente introducido por la locución prepositiva por parte de, p. ej., el acto de que el presidente metiera la pata el acto de que se metiera la pata por parte del presidente. El problema de esta solución

es que engendraría, a su vez, un nuevo problema, puesto que implicaría redefinir la pasiva con se, de manera tal que las construcciones derivadas mediante dicha transformación tuvieran un complemento agente introducido por por parte de, que se correspondiera con el sujeto de la oración activa. Pero posiblemente una derivación de estas características permitiría establecer una relación entre las nominalizaciones con por parte de y la pasiva con se. No obstante, si derivamos todos los casos de nominalización con por parte de a partir de oraciones pasivas con se, tendríamos que derivar (166) y (169) a partir de una pasiva con se de (165) y (168); sin embargo, aunque la pasiva con se de estas dos últimas construcciones genere dos construcciones derivadas distintas, concretamente, la entrega de material, que se hizo a los clientes por parte de la empresa y la entrega de material a los clientes, que se hizo por parte de la empresa, la aplicación de la Red Vsop a

estas dos últimas construcciones daría como resultado el mismo grupo nominal derivado, es decir, (171) la entrega de material a los clientes por parte de la empresa; dado que (171) coincide con (169), nos veríamos entonces obligados a derivar (166) a partir de una permutación de (171), lo cual tendría un cierto carácter ad hoc. Asimismo, los predicados como muestras que admiten indistintamente nominalizaciones con de, como p. ej., en (159) y en (161), y con por parte de, como p. ej., las muestras de apoyo por parte de sus colegas a la propuesta y las muestras de apoyo a la propuesta por parte de sus colegas, requerirían dos derivaciones distintas, una para las nominalizaciones con de y otra para las nominalizaciones con por parte de, a menos que decidiéramos derivar la Red Vsop con de a partir de una reducción de una Red Vsop con por parte de.

Obsérvese además que existen nombres deverbales con y sin verbo de soporte que admiten indistintamente la Red Vsop con de o con por parte de, cuando se han elidido sus segundos argumentos, pero no en los demás casos. Así p. ej., muestras sólo admite una Red Vsop con por parte de, cuando lleva sus segundos argumentos explícitos como en (166) y (169), pero admite indistintamente una Red Vsop con de o con por parte de, si ha sufrido una reducción previa de sus segundos argumentos, p. ej., la entrega, que la empresa hizo de algo a alguien [Red Arg] —> la entrega, que la empresa hizo de algo [Red Arg] —> la entrega, que la empresa hizo [Red Vsop] la

Clases de predicados

161

entrega (de, por parte de) la empresa. Análogamente, concesión, un nombre deverbal sin verbo de soporte derivado del P nnn conceder 'dar cierta cosa alguien que tiene autoridad para ello', admite una reducción con de o por parte de, cuando no lleva sus segundos argumentos, p. ej., la concesión (de, por parte de) el Ayuntamiento; por el contrario, cuando concesión lleva sus segundos argumentos especificados, como en los siguientes ejemplos, solo admite una reducción con por parte de , como en (172) y (173), pero no una reducción con de, como se observa en (174) y (175):

(172) (173)

la concesión de una ayuda por parte del Ayuntamiento la concesión de una ayuda a los ecologistas por parte del Ayuntamiento (174) Ha concesión de una ayuda, del Ayuntamiento (175) Ha concesión de una ayuda a los ecologistas, del Ayuntamiento

De hecho, solo un estudio de estos problemas sintácticos en el léxico permi­ tirá precisar la relación entre las pasivas y las nominalizaciones con por parte de. En cualquier caso, la posibilidad de reducir el verbo de soporte de hacer una entrega en (166) y (169) con por parte de confirma que entrega es un nombre predicativo. Si analizamos ahora hacer daño en Las actitudes sectarias hacen daño a la nación, observamos que admite una relativización múltiple en (176) y (178); sin embargo, el resultado de la reducción de hacer a partir de las construcciones relativas aceptables es una oración inaceptable como (179), o una construcción de una aceptabilidad muy dudosa como (177). Por ello, aunque hacer daño admite una relativización múltiple, la imposibilidad de elidir hacer muestra que no es un verbo de soporte y que, por tanto, daño no puede ser un nombre predicativo: (176) el daño, que las actitudes sectarias hacen a la nación [Red Vsop] (177) ???el daño de las actitudes sectarias a la nación (178) el daño a la nación, que las actitudes sectarias hacen [Red Vsop] (179) ?*el daño a la nación de las actitudes sectarias

162

Capítulo III

Todo ello nos permite concluir que hacer daño es una locución verbal que mantiene una relación de sinonimia con dañar, pero dicha relación tiene un carácter meramente intuitivo, puesto que no es susceptible de ser formalizada en el marco de una relación transformacional. La frontera que separa los nombres predicativos de las locuciones verbales constituye un contínuum y, por ello, en muchos casos, no es posible delimitar su separación de forma precisa (1.1). Así p. ej., hacer un flaco favor en Esas declaraciones le hacen un flaco favor al partido parece ser una locución verbal, pues, a pesar de que flaco favor acepta su relativización e incluso flaco favor al partido -aunque sea de forma dudosa-, las construc­ ciones de relativo resultantes no admiten la elisión de hacer mediante una Red Vsop: el flaco favor, que esas declaraciones le hacen al partido [Red Vsop] yí *el flaco favor de esas declaraciones al partido ??el flaco favor al partido, que esas declaraciones le hacen ?*el flaco favor al partido de esas declaraciones

[Red Vsop]

Sin embargo, hay ejemplos documentados con reducción, como p. ej., "El flaco favor a quienes sustentan en el poder a los socialistas podría tener consecuencias en la gobemabilidad del Estado [■■■]" ABC, 13.11.94, p.32. Considerar esta oración documentada como 'desviada', 'incorrecta', 'propia del lenguaje periodístico', etc., solo serviría para ocultar, mediante considera­ ciones normativistas carentes de todo valor explicativo, la indeterminabilidad que se plantea en algunos casos al intentar establecer la línea divisoria entre predicados nominales y locuciones verbales. Observemos ahora dar un giro en (180) El presidente dio un giro a la política económica. La inaceptabilidad de *El presidente giró la política económica indica que no existe una relación sintáctica entre girar y giro, aunque entre ambas formas haya una relación meramente morfológica. Asimismo, la inaceptabilidad de ?*La política económica tiene un giro impediría considerar el verbo dar de (180) como un verbo de elisión del verbo de soporte (3.15.1). Nótese que dar un giro admite una relativización múltiple en (181) y (183), pero, en cambio, no admite la reducción de dar en (182) y (184):

Clases de predicados

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(181) el giro a la política económica, que el presidente dio [Red Vsop] (182) ?*el giro a la política económica del presidente (183) el giro, que el presidente dio a la política económica [Red Vsop] (184) yí ?*el giro del presidente a la política económica En consecuencia, aunque dar un giro admita una relativización múltiple, consideramos que es una locución verbal, puesto que no es posible elidir su núcleo verbal dar. Pero dar un giro admite la transformación media, p. ej., (185) Alguien dio un giro a la política económica (186) La política económica dio un giro [por sí sola] y, en (186), giro acepta una relativi­ zación, (187) el giro, que dio la política económica y, a su vez, dicha relativización admite una reducción del verbo de soporte, (188) el giro de la política económica. El problema que se plantea es que, en (182) y (184), dar un giro se comporta como una locución verbal, mientras que, en la construc­ ción media derivada de (186), parece ser un nombre predicativo con un Vsop, puesto que admite una relativización en (187) y una reducción del verbo de soporte en (188). Por ello, se podría pensar incluso que dar un giro en (185) y en (186) constituyen dos predicados distintos y que, por tanto, (185) y (186) no se pueden relacionar transformacionalmente. Pero esta propuesta no sería coherente con nuestros propios planteamientos, dado que la diferencia de significado de dar un giro en (185) y (186) tiene un carácter sistemático, que está determinado por la transformación media. Al margen de la solución específica que se le dé al problema que estamos analizando, solución que se deberá adoptar en función de las decisiones que se hayan tomado al estudiar la extensión léxica de otros casos semejantes, los ejemplos que hemos tratado anteriormente ilustran una vez más la compleja problemática que se plantea al intentar delimitar las propiedades sintácticas diferenciales de los nombres predicativos con Vsop y las locuciones verbales. Las locuciones verbales en general -y, por tanto, también las que estamos estudiando en este apartado-, no tienen un comportamiento homo­ géneo en relación con la relativización de su parte conexa, puesto que se trata de una propiedad léxicamente condicionada y, en consecuencia, no es la misma para todas las locuciones. Así p. ej., tener la culpa en Supermán tiene

164

Capítulo III

la culpa de que haya ocurrido esta desgracia -a diferencia de hacer daño y dar un giro- no admite una relativización múltiple, sino únicamente una relativización independiente de su parte conexa culpa. Por supuesto, dicha relativización no admite la elisión de tener, dado que tener la culpa es una locución verbal y, por tanto, tener no es un verbo de soporte, sino que es el

núcleo verbal de dicha locución: la culpa, que Supermán tiene de que haya ocurrido esta desgracia *la culpa de Supermán de que haya ocurrido esta desgracia *la culpa de que haya ocurrido esta desgracia, que tiene Supermán

Análogamente, hacer mella en Esta cacicada hizo mella en él o dar una lección en Eva le dio una lección a Pepe sólo admiten la relativización independiente de su parte conexa, pero no su relativización cuando está junto a los segundos argumentos de la locución; al tratarse de locuciones verbales, las correspondientes relativizaciones aceptables no admiten la elisión del núcleo verbal hacer o tener. la mella, que esta cacicada hizo en él ?*la mella de esta cacicada en él ??la mella en él, que esta cacicada hizo *la mella en él de esta cacicada la lección, que Eva le dio a Pepe *la lección de Eva a Pepe Ha lección a Pepe, que Eva le dio *la lección a Pepe de Eva

Asimismo, hay algunas locuciones, como p. ej., tener visos en Esta situación tiene visos de ser una amenaza para la seguridad nacional,hacer oídos sordos en Elrector hizo oídos sordos a las peticiones estudiantileso dar pie en Esta actitud dará a pie a que hagan todo tipo de comentarios, que no admiten la relativización independiente de su parte conexa, ni tampoco su relativización junto a sus segundos argumentos:

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*los visos, que esta situación tiene de ser una amenaza para la seguridad nacional *los visos de ser una amenaza para la seguridad nacional, que esta situación tiene ?*los oídos sordos, que el rector hizo a las peticiones estudiantiles *los oídos sordos a las peticiones estudiantiles, que el rector hizo *el pie, que esta actitud dará a que hagan todo tipo de comentarios *el pie a que hagan todo tipo de comentarios, que esta actitud dará

En conclusión, para que un nombre que pertenece a una forma verbal locutiva en la que su núcleo verbal es tener, hacer o dar se considere sintácticamente como un nombre predicativo, no es necesario que admita una relativización múltiple y una reducción del verbo de soporte a partir de todas las construcciones de relativo resultantes, como p. ej., tener aversión, hacer un llamamiento o dar un ultimátum, sino que basta con que se pueda dar la relativización, ya sea del nombre, o de dicho nombre junto a los segundos argumentos de la forma locutiva, como p. ej., hacer entrega en (165) y (168) o dar muestras en (158) y (160), y, asimismo, basta con que una de dichas relativizaciones admita una reducción del verbo de soporte. De hecho, las características señaladas constituyen una formalización de la definición sintáctica de nombre predicativo: 1. En efecto, si se puede relativizar el componente nominal de una forma verbal locutiva y si se puede formar un grupo nominal parafrástico con la construcción relativa mediante una Red Vsop que elida el verbo que precede a dicho componente nominal, se pone de manifiesto que el verbo elidido es un verbo de soporte, que no aporta ninguna informa­ ción a la construcción y que constituye, por tanto, un mero portador de las marcas temporales de un predicado, lo cual explica que pueda ser elidido. 2. Por el contrario, cuando se puede relativizar el componente nominal de una forma verbal locutiva, pero, tras dicha relativización, no se puede aplicar una Red Vsop que elida el verbo que precede a dicho componente nominal, como p. ej., en el caso de hacer daño (177) y (179) o dar un giro en (182) y (184), y, por tanto, no se puede formar un grupo nominal aceptable parafrástico con la correspondiente oración de relativo, se pone de manifiesto que el núcleo verbal de dicha forma

166

Capítulo III

locutiva no es el portador de las marcas de tiempo del componente nominal, lo cual explica que no admita su elisión. En consecuencia, cuando concurren las circunstancias sintácticas señaladas, considera­ mos que la forma verbal locutiva constituye una locución verbal; así p. ej., consideramos que hacer daño o dar un giro son locuciones verbales en las que hacer o dar constituye su núcleo verbal y daño o giro es su parte conexa. 3. Análogamente, cuando el componente nominal de una forma verbal locutiva no admite ningún tipo de relativización, como p. ej., tener visos, hacer oídos sordos o dar pie, consideramos que se trata de una locución verbal; en efecto, dado que la imposibilidad de aplicar una relativización bloquea la aplicación posterior de una Red Vsop -ya que esta reducción no se puede aplicar a oraciones de relativo inaceptables, como hemos podido constatar en (157), (163), (177), (179), (182) y (184)- se pone de manifiesto indirectamente, en primer lugar, que el núcleo verbal de la forma locutiva no es un verbo de soporte, puesto que no admite su elisión, y, en segundo lugar, que el elemento nominal que le sigue no es un nombre predicativo. 3.11.2 Nombres predicativos y locuciones verbales con ser

Hay una clase de nombres predicativos que seleccionan el verbo de soporte ser, como p. ej., ser una misión en (189) Acabar con ellos es nuestra misión, ser una hipótesis en (190) Que estas actitudes están motivadas es la interesante hipótesis de Max, etc., que admite una reducción del verbo de soporte tras su relativización, como se puede observar en (191) y (192): la misión, que es acabar con ellos

(191) [Red Vsop] —> la misión de acabar con ellos la interesante hipótesis de Max, que es que estas actitudes están motivadas

[Red Vsop] (192)

la interesante hipótesis de Max de que estas actitudes están motivadas

Clases de predicados

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Por el contrario, hay otra clase de nombres predicativos que selecciona ser, como p. ej., ser una fuente en (193) La lujuria es una fuente de placer, ser fruto en (194) Este fracaso es fruto de una política equivocada, etc., que admite su relativización junto a su segundo argumento, como p. ej., en (195) y en (197) -aunque no admiten su relativización independiente en (199) y (200)-, pero que no admite una reducción del verbo de soporte de sus respectivas relativizaciones aceptables, como se puede apreciar en (196) y (198): (195) la fuente de placer, que es la lujuria (196) [Red Vsop] ^ Ha fuente de placer de la lujuria (197) el fruto de una política equivocada, que es este fracaso [Red Vsop] (198) ^ *el fruto de una política equivocada de este fracaso (199) *una fuente, que la lujuria es de placer (200) *el fruto, que este fracaso es de una política equivocada Otros predicados, como p. ej., ser obra en (201) Esta acción fue obra de un enfermo mental, ser objeto en (202) El ministro fue objeto de un nuevo atentado o ser pasto en (203) El bosque fue pasto de las llamas no admiten ningún tipo de relativización, es decir, ni su relativización independiente ni su relativización junto a su segundo argumento, y, por tanto, no pueden admitir una reducción del verbo de soporte: Ha obra, que este atentado es de un enfermo mental Ha obra de un enfermo mental, que este atentado es *el objeto, que el ministro fue de un nuevo atentado *el objeto de un nuevo atentado, que el ministro fue *el pasto, que el bosque fue de las llamas *el pasto de las llamas, que el bosque fue

De acuerdo con lo que hemos señalado en 3.11.1, deberíamos concluir que los predicados ser una fuente en (193) y ser fruto en (194) serían locuciones verbales, puesto que no admiten la reducción del verbo de

168

C apítulo III

soporte a partir de las correspondientes construcciones de relativo de (195) y (197). Asimismo, ser obra, ser objeto y ser pasto en (201), (202) y (203), respectivamente, se deberían considerar también como locuciones verbales, puesto que ni siquiera admiten la relativización, que es la construcción a partir de la cual se aplica una reducción del verbo de soporte. Sin embargo, no es únicamente la Red Vsop, la reducción que permite elidir el verbo de soporte ser a partir de una construcción de relativo, sino que la reducción de la oración de relativo también puede hacerlo (3.7), aunque esta última reducción -a diferencia de la Red Vsop- se aplica a construcciones en las que se ha relativizado el primer argumento del predicado -y no el Npred como en el caso de las construcciones de relativo a partir de las cuales se aplica la Red Vsop-. Hay una clase de nombres predicativos con el Vsop ser que aceptan tanto la Red Vsop como la reducción de la oración de relativo. Así p. ej., misión o hipótesis aceptan la Red Vsop, como hemos podido observar en (191) y (192), pero también admiten la Red ORel, a partir de una construc­ ción de relativo en la que se haya relativizado su primer argumento: acabar con ellos, lo cual es nuestra misión principal [Red ORel] —> acabar con ellos, nuestra misión principal que estas actitudes están motivadas, lo cual es la interesante hipótesis de Max

[Red ORel] que estas actitudes están motivadas, la interesante hipótesis de Max

Por el contrario, hay otra clase de nombres predicativos con ser que acepta la reducción de la oración de relativo, pero no acepta la Red Vsop. Por ello, cuando una forma verbal locutiva integrada por el verbo ser y un nombre no acepta una Red Vsop, como p. ej. ser una fuente, ser fruto, etc., o no admite ningún tipo de relativización, lo que implica que no puede admitir la Red Vsop, como p. ej., ser obra, ser objeto o ser pasto, en primer lugar, tenemos que relativizar el primer argumento de dicha forma verbal locutiva y, en segundo lugar, tenemos que verificar si dicha construcción admite una reducción de la oración de relativo, ya que ello constituye la prueba formal de si ser es o no un verbo de soporte, lo cual permite determinar, a su vez, si el nombre que le acompaña es un nombre predicativo o es la parte conexa

C lases de predicados

169

de una locución verbal. En consecuencia, lo que nos permite caracterizar, por un lado, los predicados nominales que seleccionan el verbo de soporte ser y, por otro, la parte conexa de las locuciones verbales cuyo núcleo verbal es el verbo ser es la posibilidad de reducir o no el verbo ser mediante la reducción de la oración de relativo, a partir de construcciones en las que se ha relativizado el primer argumento del predicado. Obsérvese que tras la relativización del primer argumento de ser obra, ser una fuente, ser fruto, ser objeto y ser pasto en (204), (206), (208), (210) y (212), sólo ser obra, ser una fuente y ser fruto admiten la elisión de ser mediante una reducción de la oración de relativo en (205), (207) y (209); por el contrario, ser objeto y ser pasto en (211) y (213) no aceptan dicha reducción: (204) este atentado, que es obra de un enfermo mental [Red ORel] (205) —> este atentado, obra de un enfermo mental (206) la lujuria, que es una fuente de placer (207) [Red ORel] —> la lujuria, una fuente de placer (208) este fracaso, que es fruto de una política equivocada [Red ORel] (209) —>este fracaso, fruto de una política equivocada (210) el ministro, que fue objeto de un nuevo atentado [Red ORel] (211) yt ?*el ministro, objeto de un nuevo atentado (212) el bosque, que fue pasto de las llamas [Red ORel] (213) *el bosque, pasto de las llamas Estas derivaciones permiten concluir que ser obra, ser una fuente y ser fruto son nombres predicativos, ya que admiten la elisión de ser mediante la reducción de la oración de relativo, mientras que ser objeto y ser pasto son locuciones verbales, cuyo núcleo verbal es el verbo ser y, por ello, dicho

170

Capítulo III

núcleo no admite su elisión. Obsérvese asimismo que las restricciones sobre los determinantes y la pluralización de objeto y pasto ponen de manifiesto también que son elementos lexicalizados pertenecientes a una locución: ??El ministro puede ser el objeto de un nuevo atentado, *£/ ministro puede ser un objeto de un nuevo atentado, ???Los ministros del interior pueden ser objetos de un nuevo atentado, ?*£7 bosque puede ser el pasto de las llamas, *£7 bosque puede ser un pasto de las llamas, *Los bosques pueden ser pastos de las llamas. Por el contrario, no existen las mismas restric­ ciones sobre los determinantes y la pluralización de obra, fuente o fruto en ser obra de , ser una fuente de y ser fruto de, ya que podemos decir Este trabajo es una obra de titanes, Este trabajo es la obra de titanes, La lujuria es la fuente de placer , Este fracaso es el fruto de la política equivocada de los últimos años, o incluso en plural, Estas actuaciones son las obras de personas anónimas, La lujuria y el rock and roll son fuentes de placer , Estos fracasos son los frutos de las políticas equivocadas de los últimos años.

Aunque no hemos podido documentar nombres predicativos que seleccionen el verbo de soporte estar, existen algunas construcciones marginales, como p. ej., estar pez en Max está pez en matemáticas, sobre las que deberíamos poder dilucidar si pez es un predicado o la parte conexa de una locución verbal. Nótese que, aunque pez pertenece a la clase distribucional de los nombres, estar pez admite un comparativo, p. ej., Max está más pez en matemáticas que Eva, aunque este no sea un hecho determinante, pues hay nombres predicativos como riesgo que también lo admiten, p. ej., Trabajar en una mina tiene más riesgo que hacer de chupatintas; pero obsérvese que pez puede ir precedido de un lo intensificados p. ej., lo pez que está Max en matemáticas, lo pez en matemáticas que está Max, lo cual no es propio de los nombres predica­ tivos. Sin embargo, la prueba concluyente está ligada a la reducción de estar, en efecto, tras la relativización del primer argumento de estar pez, la construcción resultante no admite la elisión de estar mediante una reducción de la oración de relativo: Max, que está pez en matemáticas [Red ORel] *Max, pez en matemáticas. Ello pone de manifiesto que estar es el núcleo verbal de la locución estar pez, por lo cual no admite su elisión, y que, por tanto, pez es la parte conexa de dicha locución. En resumen, la elisión de ser mediante la reducción de la oración de relativo con la consiguiente formación de un grupo nominal en

Clases de predicados

171

aposición, que es una paráfrasis de la construcción de relativo correspon­ diente, pone de manifiesto que ser es un verbo de soporte y que el nombre que le sigue es un predicado nominal. Por el contrario, las construcciones en las que no es posible la reducción de la oración de relativo, ya sea porque el grupo nominal no es una paráfrasis de la oración de relativo o, simplemente, porque el resultado es una construcción inaceptable, pone de manifiesto que ser es el núcleo verbal de una locución verbal y que el elemento nominal que le sigue es su parte conexa (cf. Fig. 3.2). 3.12

Nombres predicativos como argumentos lexicalizados de locuciones verbales

Hay una clase de locuciones verbales cuya parte conexa es un nombre predicativo, que, a pesar de ser un argumento lexicalizado que forma parte de la locución, sigue manteniendo algunas de las características sintácticas que posee en tanto que Npred-, en efecto: • el Npred lexicalizado de esta clase de locuciones verbales puede ser el antecedente de una oración de relativo en la que se repita dicho Npred', • tras la aplicación de una Red Vsop a la oración de relativo resultante, el Npred que forma parte de la locución puede aceptar el primer argu­ mento de la repetición de dicho Npred en la oración secundaria como un complemento adjunto derivado. Analicemos algunos ejemplos. Aparentemente, las locuciones verbales caber una posibilidad en (214) Cabe la posibilidad de que se reproduzcan o caer en una tentación en (215) Sara cayó en la tentación de hacerlo son un Pp y un Pnp, respectivamente. Sin embargo, de que se reproduzcan en (214) y de hacerlo en (215) se pueden derivar transformacionalmente, si consideramos que son, respectivamente, el primer argumento de la repeti­ ción: • de posibilidad en Que se reproduzcan es una posibilidad en la oración secundaria O2 de (216) y • de tentación en Hacerlo era una tentación en la O2 de (219).

R e l

R e l

R e d

R e d

N P r e d / Nc

N P r e d / Nc

V s P

0 R e 1

(-)

+

+

+

-

-

-

-

-

-

-

(-)

0

P r e P n2

Npred LocV

ser un peligro ser una fuente, ser fruto ser obra ser objeto, ser pasto, estar pez

+ + + -

Fig. 3.2. Propiedades diferenciales de: (1) los nombres predicativos con el verbo de soporte ser, (2) la parte conexa de las locuciones verbales cuyo núcleo verbal es ser. Las especificaciones entre paréntesis corresponden a propiedades redundantes. La especificación indica que la propiedad se cumple sólo parcialmente. Reí Npred/Nc Prep N2 es una abreviación de relativización del nombre predicativo Npred y su segundo argumento Prep N2, o del argumento constante Ncde una locución verbal y de su segundo argumento preposicional Prep N2. A su vez, Reí Npred/Nc es una abrevia­ ción de relativización de Npred o de Nc.

C lases de predicados

173

En efecto, la relativización convierte la repetición de los Npred posibilidad y tentación de las O2 de (216) y (219) en el pronombre relativo que de (217) y (220); a su vez, la Red Vsop transforma los primeros argumentos de los Npred de las O2 correspondientes, es decir, que se reproduzcan y hacerlo, en adjuntos derivados introducidos por la preposición de del Npred que integra la parte conexa de caber una posibilidad y de caer en una tentación en (218) y (221). (216) Cabe una posibilidad; que se reproduzcan es una posibilidad [Reí] (217) —> Cabe una posibilidad, que es que se reproduzcan [Red Vsop] (218) —> Cabe la posibilidad de que se reproduzcan (219) Sara cayó en una tentación; hacerlo era una tentación (220) [Reí] —> Sara cayó en una tentación, que era hacerlo (221) [Red Vsop] —>Sara cayó en la tentación de hacerlo Así, en el marco de esta propuesta, caber una posibilidad no es un Pp, sino un cuyo requerimiento argumental es nulo (3.1.2), dado que el comple­ mento adjunto de que se reproduzcan de (218) no es un argumento de la locución, sino que es un argumento de la repetición de posibilidad en O2 . Análogamente, caer en una tentación no es un P„p, sino un Pn -cuya proyección lineal se podría detallar como Ni [V Npred] uxvpred- , dado que de hacerlo en (221) no es su argumento, sino que es un argumento de la repetición de tentación en O?. Es decir, los Npred lexicalizados posibilidad y tentación de caber una posibilidad y caer en una tentación admiten adjuntos derivados, en función de las características de requerimiento argumental de dichos Npred, pero no en función del requerimiento argumental de las locu­ ciones verbales de las que forman parte. El interés de esta propuesta es que las reducciones que intervienen en la derivación del complemento adjunto de los nombres predicativos lexica­ lizados de locuciones verbales, como p. ej., caber una posibilidad, caer en una tentación, etc., son necesarias en la sintaxis léxica del español indepen­ dientemente del proceso que estamos estudiando y, por tanto, no hay ningún proceso ad hoc en las derivaciones de (216)-(218) y (219)-(221). Asimismo,

174

Capítulo III

en la medida en que algunas propiedades sintácticas de la locución verbal están determinadas por el Npred que integra su parte conexa, el análisis que proponemos evita la incongruencia que implicaría asignar propiedades de requerimiento argumental a una locución verbal, como p. ej., considerar erróneamente caber una posibilidad o caer en una tentación como predica­ dos de segundo nivel de uno y de dos argumentos respectivamente, cuando, en realidad, el hecho de que estas dos locuciones admitan un segundo argumento oracional está determinado por el Npred que integra su parte conexa, es decir, por posibilidad y tentación. El análisis que proponemos permite integrar la sintaxis de los verbos predicativos -tanto simples cómo locutivos- con la de los nombres predicativos, en la medida en que algunos aspectos de la sintaxis de las locuciones verbales con Npred lexicalizados se pueden comparar con la de los verbos predicativos que tienen Npred sin sus marcas temporales como argumentos. La diferencia fundamental entre (1) los Npred que integran la parte conexa de las locuciones verbales y (2) los Npred que constituyen argumentos sin marcas de tiempo de predicados verbales (3.9) reside básicamente en el hecho de que la incorporación por parte del núcleo verbal de una locución verbal del Npred que integra su parte conexa no se puede derivar transformacionalmente (al menos desde el punto de vista sincrónico), puesto que se trata de una fijación idiomàtica que constituye un hecho léxico. Por el contrario, los Npred que constituyen argumentos sin marcas de tiempo de verbos predicativos se pueden derivar transformacio­ nalmente, porque su conversión en argumentos es un hecho sintáctico. Sin embargo, tanto las locuciones [V Npred]LocVpred como los Npred sin marcas temporales que son argumentos de verbos predicativos admiten la incorporación de adjuntos derivados mediante una relativización y una reducción del verbo de soporte, aunque existe una diferencia entre ambos procesos. En efecto, en la medida en que las locuciones [V Npred]LocVpred no admiten objetos preposicionales, si el Npred de la O2 admite segundos argumentos, estos se deben elidir para poder realizar la relativización. Así p. ej., posibilidad es un Ppn, cuya proyección es que Pi ser una posibilidad de N2 . Sin embargo, en (216), se ha elidido el segundo argumento de posibilidad en la O2 de Cabe una posibilidad; que se reproduzcan es una posibilidad de alguien, con objeto de que se dé la identidad entre el Npred de la [V Npred]LocVpred y el Npred de la O2 y se pueda dar, por tanto, una relativización. Análogamente, tentación es un Ppn, cuya proyección lineal es

C lases d e predicados

175

que P¡ ser una tentación de N?, en consecuencia, (219) es una oración derivada a partir de la reducción del segundo argumento de tentación en la O2 de Sara cayó en una tentación; hacerlo es una tentación de Sara. La O2

de esta última oración tiene que sufrir necesariamente una reducción de su segundo argumento, ya que de otro modo no se puede dar la relativización. En este caso, la elisión de Sara es posible, dado que repite el primer argumento de caer en una tentación en la Oí, es decir, se trata de la misma reducción que relaciona Sara canta y Sara baila con Sara canta y baila. Por el contrario, dado que los Npred sin marcas de tiempo que son argumentos de otros predicados no están lexicalizados, no presentan las restricciones que acabamos de mencionar en relación con los Npred de las locuciones verbales [V Npred]LocvpredLas locuciones que admiten Npred como argumentos lexicalizados no comparten las mismas propiedades con respecto a la relativización de dicho Npred. Así p. ej., correr un riesgo en (222) o hacerse una ilusión en (223) son predicados Pn, cuya proyección lineal es Ni [V Npred]Locvpred y, en dichas locuciones, ilusión y riesgo son Npred que incorporan, respectivamente, de que no nos devuelvan el dinero en (222) y de que Eva volvería en (223) mediante una relativización y una reducción del verbo de soporte -al igual que caber una posibilidad en (216)-(218) o caer en una tentación en (219)(221)-: Corremos un riesgo; que no nos devuelvan el dinero es un riesgo

[Reí] — > Corremos un riesgo, que es que no nos devuelvan el dinero [Red Vsop] (222) Corremos el riesgo de que no nos devuelvan el dinero Max se hizo una ilusión; que Eva volvería era una ilusión [Reí] Max se hizo una ilusión, que era que Eva volvería

[Red Vsop] (223) —> Max se hizo la ilusión de que Eva volvería Sin embargo, tanto riesgo como riesgo de que no le devuelvan el dinero, es decir, nesgo junto a su adjunto derivado, aceptan una relativización:

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Capítulo III

el riesgo, que corre Max de que no le devuelvan el dinero el riesgo de que no le devuelvan el dinero, que Max corre

Por el contrario, sólo es posible relativizar ilusión, pero no ilusión junto con su adjunto derivado, es decir, ilusión de que Eva volvería: la ilusióny que Max se hizo de que Eva volvería ?*la ilusión de que Eva volvería, que Max se hizo

a pesar de que tanto riesgo en (224) Que no nos devuelvan el dinero es el riesgo de esta inversión, como ilusión en (225) Que Eva vuelva es la ilusión de Max, son dos Npred Ppn, que solo aceptan su relativización junto a su segundo argumento (3.6.1): *el riesgo, que que no nos devuelvan el dinero es de esta inversión el riesgo de esta inversión, que es que no nos devuelvan el dinero Ha ilusión, que que Eva vuelva es de Max la ilusión de Max, que es que Eva vuelva

Asimismo, tanto el Npred riesgo en la pasiva con tener de (224), Esta inversión tiene el riesgo de que no nos devuelvan el dinero, como el Npred ilusión en la pasiva con tener de (225), Max tiene la ilusión de que Eva vuelva, admiten indistintamente su relativización independiente o su relativi­ zación junto a su segundo argumento derivado: el riesgo, que esta inversión tiene de que no nos devuelvan el dinero el riesgo de que no nos devuelvan el dinero, que esta inversión tiene la ilusión, que Max tiene de que Eva vuelva la ilusión de que Eva vuelva, que Max tiene

Las diferencias entre correr un riesgo y hacerse una ilusión en relación con la relativización ponen de manifiesto, en primer lugar, que no todas las locuciones verbales con nombres predicativos como argumentos lexicalizados admiten una relativización múltiple de dicho Npred. Pero en segundo lugar, se pone de manifiesto que la posibilidad de relativización del Npred de las locuciones verbales [V Npred]Locvpred no está determinada por las propie­ dades de relativización del Npred, sino que constituye una propiedad

C lases de predicados

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idiosincrásica de la locución verbal correspondiente. En algunos casos, la relativización del Npred de locuciones [V Npred]Locvpred da como resultado oraciones muy dudosas; así p. ej., llegar a la conclusión, que es un Pn, en el que conclusión constituye un Npred lexicalizado, como podemos observar en la siguiente derivación: Max llegó a una conclusión; que eran unos miserables es una conclusión

[Reí] Max llegó a una conclusión, que es que eran unos miserables [Red Vsop] Max llegó a la conclusión de que eran unos miserables

admite de forma dudosa la relativización independiente de conclusión y no admite la relativización de conclusión junto a su adjunto derivado: ?la conclusión, a la que Max llegó de que eran unos miserables ?*la conclusión de que eran unos miserables, a la que llegó Max

En otras locuciones, como p. ej., sacar la conclusión, en la que conclusión es también un Npred, como se puede observar en la siguiente derivación: Max sacó una conclusión; que habían cometido un error era una conclusión

[Reí] Max sacó una conclusión, que era que habían cometido un error

[Red Vsop] —> Max sacó la conclusión de que habían cometido un error

la relativización del Npred lexicalizado resulta imposible: ?*la conclusión de que habían cometido un error; que Max sacó ?*la conclusión, que Max sacó de que habían cometido un error

En el caso de ciertas locuciones [V Npred]Locvpred, resulta difícil precisar la aceptabilidad de las oraciones de relativo resultantes; así p. ej., molestia en tomarse una molestia es un Npred y, en consecuencia, los complementos con de de molestia se pueden derivar transformacionalmente:

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Capítulo III

Max se tomó una molestia; hacerlo es una molestia

[Reí] Max se tomó una molestia, que es hacerlo [Red Vsop] Max se tomó la molestia de hacerlo Sin embargo, la relativización de molestia o de molestia de hacerlo resultan dudosas: ?la molestia, que Max se tomó de hacerlo ?la molestia de hacerlo, que Max se tomó

No debemos confundir las locuciones [V Npred]LocVpred con otra clase de locuciones formalmente análogas, como p. ej., correr la voz (226) Ha corrido la voz de que han dado un golpe de estado, dar pie en (227) Su actitud dio pie a que se hicieran todo tipo de comentarios o tener la culpa en (228) Supermán tiene la culpa de que haya ocurrido esta desgracia o, en las que el elemento nominal que sigue al núcleo verbal de la locución, es decir, voz, pie o culpa, no son nombres predicativos. En efecto, dado que voz, pie o culpa no son predicados, no pueden admitir el segundo argumento de correr la voz, dar pie o tener la culpa como un argumento propio, como pone de manifiesto la inaceptabilidad de *Que han dado un golpe de estado es la voz, *Que se hicieran todo tipo de comentarios es un pie o *Que haya ocurrido esta desgracia es una culpa. En estos casos, es imposible una derivación transformacional del segundo argumento de la locución verbal. Por tanto, conside­ ramos que: • correr la voz en (226) es un Pp cuya proyección lineal es [V N]LocVpred de • •

que Pi\ dar pie en (227) es un Pnp cuya proyección es Ni [V N]LocVpred a que P2 , y tener la culpa en (228) es un Pnp cuya proyección es Ni [V N]LocVpred de que P2 .

Nótese asimismo que voz y pie no admiten su relativización, mientras que culpa acepta su relativización independiente: Ha voz, que ha corrido de que han dado un golpe de estado Ha voz de que han dado un golpe de estado, que ha corrido *el pie , que su actitud dio a que se hicieran todo tipo de comentarios *el pie a que se hicieran todo tipo de comentarios, que su actitud dio

C lases d e predicados

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la culpa, que Supermán tiene de que haya ocurrido esta desgracia *la culpa de que haya ocurrido esta desgracia, que Supermán tiene

En suma, las locuciones [V Npred] ux-vpred pueden aceptar el primer argumento del Npred de una O2 como un adjunto derivado tras una relativización y una reducción del verbo de soporte, y, en consecuencia, las características de dicho argumento no están determinadas por la locución, sino por el requerimiento argumental del Npred. Por el contrario, no podemos establecer una implicación entre la presencia de un Npred o un Ai en la parte conexa de locuciones [V Npred] uxvpred o [V N]u>cvPred, y la posibilidad o imposibilidad de que se pueda relativizar el Npred o el N de la parte conexa, ya que estas relativizaciones están léxicamente condicionadas por la locución verbal. 3.13Grupos preposicionales predicativos cuyo núcleo coincide morfofonológicamente con un Npred

Los grupos preposicionales predicativos no lexicalizan nombres predicativos tal como lo hacen las locuciones verbales que hemos analizado anteriormente en 3.12. En efecto, la coincidencia entre los núcleos nominales de ciertos grupos preposicionales predicativos y los nombres predicativos es meramente morfofonológica, y, por tanto, no se traduce -como en el caso de las locuciones verbales de 3.12- en la inducción de propiedades sintácticas. Analicemos de forma comparativa la situación que se plantea en relación con la palabra favor, cuando aparece (1) como un nombre predicativo lexicalizado en una locución verbal o (2) como una forma lexicalizada de un GPpred, que coincide morfofonológicamente con el Npred favor. (1) La locución hacer un favor en Pepe le hizo un favor es un predicado Pm, cuya proyección lineal es Ni [V Npred]uxvpred a ¿V2; en dicha locución, el nombre predicativo Ppfavor admite un adjunto derivado en función de las características de requerimiento argumental de dicho Npred: Pepe me hizo unfavor; no hablar más de nacionalismo es un favor

[Reí] Pepe me hizo unfavor, que es no hablar más de nacionalismo

[Red Vsop] —> Pepe me hizo el favor de no hablar más de nacionalismo

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C apítulo III

(2) Por el contrario, la formafavor del grupo preposicional predicativo estar a favor en (229) Max está a favor de que nombren a Eva rectora no constituye un Npred dentro de dicho GPpred, sino que es una forma lexicalizada, que simplemente mantiene una coincidencia morfofonológica con el Npred favor, prueba de ello es que el segundo argumento oracional de estar a favor en (229) no se puede derivar transformacionalmente mediante una relativización y una reducción -tal como hemos hecho anteriormente en el caso de hacer un favor-, puesto que la oración de relativo a partir de la cual se debería poder aplicar la reducción del verbo de soporte no resulta aceptable: *Max está a favor, que es que nombren a Eva rectora. Por tanto, estar a favor es un predicado Pnp, cuya proyección lineal es Ni estar a favor de que P2 , y, en dicho GPpred, a favor constituye un grupo conexo inanalizable. La lexicalización del determinante cero y del número singular de favor, p. ej., *Max está a (un, el) favor de que nombren a Eva rectora, *Max está a(& unos, los) favores de que nombren a Eva rectora, confirman el análisis de favor como una forma lexicalizada que pertenece al grupo conexo inanalizable a favor. Asimismo, el núcleo nominal condiciones del GPpred estar en condiciones en (230) España no está en condiciones de cumplir los criterios de convergencia coincide morfofonológicamente con el Npred condición, que es un Pp, p. ej., Cumplir los criterios de convergencia es la condición, sin embargo, condiciones en estar en condiciones no funciona como un Npred, sino como una forma lexicalizada, tal como podemos

comprobar a partir de la imposibilidad de derivar transformacionalmente el complemento adnominal de (230); en efecto, la inaceptabilidad de la oración de relativo, a partir de la que se debería poder aplicar la reducción del verbo de soporte, bloquea toda posibilidad de derivación transformacional: España no está en condiciones; cumplir los criterios de convergencia son las condiciones *España no está en condiciones, que son cumplir los criterios de convergencia. En consecuencia, en condi­ ciones -al igual que a favor- constituye un predicado conexo, que no es

analizable. En algunos casos, la verificación de que el núcleo nominal de los GPpred sin segundos argumentos es una forma lexicalizada -aunque coincida morfofonológicamente con un Npred- se fundamenta en la imposibilidad de que dicha forma lexicalizada tenga el complemento adnominal que debería poseer en función de su requerimiento argumental

C lases de predicados

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si realmente fuera un Npred. Así p. ej., la forma peligro de estar en peligro en La lengua española está en peligro coincide morfofonológicamente con el nombre predicativo peligro, que es un pP, P. ej., Desaparecer de Internet es un peligro-, sin embargo, como sea que, en dicho GPpred, peligro es un argumento lexicalizado y no un Npred, no admite segundos argumentos oracionales como complementos adnominales, tal como debería suceder de acuerdo con su requerimiento argumental si realmente fuera un Npred: La lengua española está en peligro; desaparecer de Internet es un peligro

[Reí] yí *La lengua española está en peligro, que es desaparecer de Internet

[Red Vsop] ???La lengua española está en peligro de desaparecer de Internet

La lexicalización del determinante cero y del singular de peligro en estar en peligro muestran el carácter conexo de en peligro, p. ej., ???La lengua española está en (un, el) peligro, *La lengua española está en (s unos, los) peligros.

Los núcleos nominales de los GPpred no siempre coinciden formalmente con nombres predicativos y, por tanto, no siempre se plantean los problemas que hemos analizado en relación con la parte conexa de estar a favor, estar en condiciones o estar en peligro. Así p. ej., el núcleo nominal coronilla del GPpred estar hasta la coronilla en (231) Max está hasta la coronilla de sus cacicadas es un argumento N y, por tanto, la derivación transformacional del segundo argumento de estar hasta la coronilla en (231) resulta evidentemente imposible, puesto que el N coronilla no puede admitir el segundo argumento de estar hasta la coronilla como su propio argumento, p. ej., *Sus cacicadas son una coronilla-, de esta forma, la derivación transformacional de (231) queda bloqueada desde su inicio. Análogamente, el núcleo nominal punto del GPpred estar a punto en (232) Estuve a punto de cometer una estupidez es un argumento N y, por tanto, la derivación transformacional del segundo argu­ mento oracional de estar a punto queda excluida de entrada, ya que punto no puede admitir el segundo argumento de estar a punto en (232) como su propio argumento, p. ej., *Cometer una estupidez fue un punto. En conse­

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Capítulo III

cuencia, hasta la coronilla en estar hasta la coronilla o a punto en estar a punto constituyen partes conexas de estos GPpred, que no admiten un análisis mediante una descomposición sintáctica. En el caso de locuciones prepositivas predicativas, como p. ej., estar en contra de en Estamos en contra de que no hayan nombrado a Eva, no se puede ni plantear la posibilidad de una derivación transformacional de su segundo argumento, ya que las locuciones prepositivas no admiten su relativización y, por tanto, tampoco pueden admitir una reducción del verbo de soporte. En resumen, los grupos preposicionales predicativos cuyo núcleo nominal coincide formalmente con un Npred no admiten un análisis componencial -análogo al que hemos realizado en el caso de locuciones verbales con nombres predicativos lexicalizados en 3.12-, ya que dichos núcleos, cuyos determinantes están lexicalizados, no poseen las propiedades léxicas de los Npred con los que coinciden únicamente desde un punto de vista morfofonológico; por tanto, la parte conexa que integra los GPpred es inanalizable. En consecuencia, la posibilidad de lexicalizar nombres predicativos que siguen manteniendo algunas de sus propiedades sintácticas parece ser una característica exclusiva de ciertas locuciones verbales. 3.14

Reducción de argumentos oracionales que P

La reducción del argumento oracional que P de un predicado de segundo nivel: (1) elide el primer argumento del predicado P de que P, (2) convierte las marcas temporales de P al infinitivo y (3) elimina el marcador de argumento oracional que (3.1.7). La reducción que P está léxicamente condicionada y, en consecuencia, su actuación divide el léxico de predicados de segundo nivel en clases. Hay una clase de predicados que acepta opcionalmente la reducción de que P, cuando existe una identidad entre el primer argumento del predicado superior y el de su operando. Así p. ej., el Vpred calcular en (233) o el Npred certeza en (234) admiten una reducción opcional de que P, dado que sus primeros argumentos, es decir, tú y nosotros, son también los primeros argumentos de sus operandos ver y ser víctima, respectivamente:

Clases de predicados

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(233) Tú calculabas que tú la verías por la tarde [Red que P] —> Tú calculabas verla por la tarde (234) Nosotros tenemos la certeza de que nosotros hemos sido víctima de un engaño [Red que P] -> Nosotros tenemos la certeza de haber sido víctima de un engaño

Hay otra clase de predicados para los que consideramos que la reducción de que P es obligatoria, puesto que no resultan aceptables las oraciones en las que el argumento del predicado superior que controla la reducción de que P -que puede ser su primer argumento, como en (235), o un segundo argu­ mento, como en (236) o (237)- es correferente con el primer argumento de su operando. Así p. ej., en (235) *Yo quiero que yo le dé la bienvenida a la princesa, en (236) Maxi le apetece que éh se fume un canuto o en (237) *Me es grato que yo estudie este problema consideramos que la reducción de que P es obligatoria, puesto que dichas oraciones no resultan aceptables, lo cual lo atribuimos al hecho de que el primer argumento de querer en (235), es decir, yo, o el segundo argumento de apetecer o ser grato en (236) y (237), es decir, Max y me, son, respectivamente, los primeros argumentos de los operandos oracionales de querer, apetecer y ser grato, es decir, dar una bienvenida en (235), fumar en (236) y estudiar en (237): en efecto, sólo resultan aceptables las oraciones en las que ha habido una reducción de que P, es decir, Yo quiero darle la bienvenida a la princesa, A Max le apetece fumarse un canuto, Me es grato estudiar este problema. La aplicación de la reducción de que P no siempre se da a partir de la

correferencia de un argumento del predicado superior con algún argumento de su operando -como en los casos que hemos examinado anteriormente-, sino que, en el caso de predicados, como p. ej., atentar en (238) o importancia en (239), se puede dar a partir de la elisión del primer argumento de P en que P, cuando este es un pronombre indefinido, como p. ej., alguien, etc.: (238) [Red que P]

Que alguien haga eso atenta contra la moral Hacer eso atenta contra la moral

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Capítulo III

(239)

Que alguien diga eso tiene una importancia [Red que P] —> Decir eso tiene una importancia

Nótese, sin embargo, que no todos los predicados que admiten un argumento oracional que P aceptan, a su vez, la reducción de dicho argumento, incluso cuando se da una identidad entre un argumento del predicado superior y el primer argumento de su operando; así p. ej., resulta aceptable Ellos opinan que ellos no tienen la culpa, oración en la que el primer argumento de opinar, es decir, ellos, es el mismo que el de su operando tener la culpa-, sin embargo, la oración reducida *Ellos opinan no tener la culpa no es aceptable. Hay una clase de verbos predicativos que admite la reducción de su segundo argumento oracional que P sin elidir el primer argumento de P-, dicha reducción introduce los siguientes cambios en la oración derivada: (1) convierte el primer argumento del predicado P de que P en un segundo argumento derivado del predicado superior; (2) reduce las marcas temporales de P al infinitivo; (3) el predicado P junto a sus segundos argumentos (si los tiene) se convierte en un complemento derivado del predicado superior. Así p. ej., la reducción del argumento oracional que P de dejar en (240) sin elidir el primer argumento ella de su operando lanzarse introduce los siguien­ tes cambios en (241): en primer lugar, convierte ella en el objeto directo la de dejar, en segundo lugar, reduce las marcas temporales de se lanzase al infinitivo lanzarse y, finalmente, lanzarse sin paracaídas se transforma en un complemento derivado de dejar, el cual no posee las propiedades de pronominalización de los objetos directos ni tampoco las de los objetos indirectos: (240) Max no dejó que ella se lanzase sin paracaídas [Red que P sin red Argi de P] (241) Max no la dejó lanzarse sin paracaídas Asimismo, hay una clase de verbos que admite una reducción de que P sin elisión del primer argumento de P, pero dicha reducción, en lugar de reducir las marcas temporales de P a un infinitivo -como en (241)-, las convierte en un gerundio. Así p. ej., la reducción de que P de ver en (242) introduce los mismos cambios que la reducción de que P de dejar en (240), pero el predicado tocar de que P junto con sus argumentos se convierte en el

Clases de predicados

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gerundio tocando de (243) -mientras que el predicado P de que P en (242) se convierte en un infinitivo-: (242) Max vio que Eva tocaba la guitarra [Red que P sin red Argi de P] (243) —> Max vio a Eva tocando la guitarra Hay una pequeña clase de verbos predicativos que acepta la reducción de su primer argumento que P sin elidir el primer argumento de P\ dicha reducción introduce los siguientes cambios en la oración derivada: 1. convierte el primer argumento del predicado P de que P en un sujeto derivado del predicado superior; 2. reduce las marcas temporales de P al infinitivo; 3. convierte el predicado P junto con sus segundos argumentos (si los tiene) en un complemento derivado del predicado superior, que no pronominaliza ni como un objeto directo ni tampoco como un objeto indirecto. Así p. ej., tras la reducción de (244), fieras, que es el primer argumento de devorar -que a su vez es el primer argumento de parecer- se convierte, en (245), en el primer argumento derivado de parecer y, a su vez, haber devo­ rado a los cristianos se transforma en un complemento derivado de parecer: (244) Parece que las fieras han devorado a los cristianos [Red que P sin red Argi de P\ (245) Las fieras parecen haber devorado a los cristianos Aunque desde un punto de vista estilístico no siempre resulta muy aceptable, los predicados de segundo nivel que aceptan una reducción de que P pueden admitir además una reducción de que P sin elidir el primer argumento de P; dicha reducción tiene las siguientes características: 1. convierte las marcas de tiempo de P al infinitivo; 2. elide el marcador de argumento oracional que; 3. el primer argumento de P no se elide y permanece junto a P en la oración derivada. Así p. ej., la aplicación de este tipo de reducción en (246) conlleva, en (247), la conversión del tiempo de cometiese al infinitivo cometer, la elisión de que,

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Capítulo III

toda vez que el primer argumento de cometer, es decir, Pepe, permanece junto a cometer en la oración derivada: (246) Que Pepe cometiese ese error agravó la situación [Red que P] (247) —> Cometer Pepe ese error agravó la situación A pesar de que este tipo de reducciones, como hemos señalado, pueden dar lugar a oraciones estilísticamente dudosas, resultan necesarias en el marco de nuestro modelo para derivar algunas construcciones, como p. ej., los llamados 'complementos circunstanciales' (2.7, 3.6). 3.15 Verbos de elisión 3.15.1 Verbos predicativos de elisión del verbo de soporte

Los verbos predicativos de elisión del verbo de soporte, a los que podemos llamar simplemente verbos de elisión, son predicados de segundo nivel cuyo segundo argumento tiene que ser necesariamente un predicado no verbal. El marcador oracional (3.1.7) que imponen los verbos de elisión consiste en la elisión de las marcas temporales del predicado no verbal que constituye su segundo argumento, lo cual implica la elisión de su verbo de soporte. Así p. ej., cuando los verbos de elisión poner y dejar operan respectivamente sobre los GPpred estar al mando en Eva está al mando de las tropas y estar en buenas manos en Eva está en buenas manos en (248) y (250), y en (249) y (251), su marcador de argumento oracional es la elisión del verbo de soporte estar de los respectivos GPpred sobre los que operan: (248) Max puso a Eva al mando de las tropas (249) Max dejó a Eva al mando de las tropas (250) Max puso a Eva en buenas manos (251) Max dejó a Eva en buenas manos Son justamente las características del marcador de argumento oracional de la clase de verbos a la que pertenecen poner, dejar, etc., -es decir, la elisión del verbo de soporte- las que determinan el término con el que designamos dicha clase.

C lases de predicados

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Los verbos de elisión le asignan el marcador de argumento a o cero al primer argumento del predicado no verbal que constituye su operando, en función de si dicho predicado no verbal posee o no un grupo nominal que tenga las propiedades de pronominalización que caracterizan a los objetos directos (3.1.6): 1. En efecto, cuando un verbo de elisión opera sobre un nombre predicativo que tiene una función sintáctica de objeto directo en relación con su verbo de soporte (3.1.6), el verbo de elisión le asigna la preposición a al primer argumento del Npred y dicho argumento adquiere las propiedades de pronominalización de los objetos indirectos, toda vez que el Npred sigue manteniendo su función de objeto directo. Así p. ej., el nombre predicativo restricciones en (252) La venta de alcohol tiene restricciones es un objeto directo en relación con el verbo de soporte tener, La venta de alcohol lasi tiene [restriccionesi]. Por ello, cuando (252) es el segundo argumento de poner -tras elidir el verbo de soporte tener de restricciones, lo cual constituye la marca de argumento oracional - poner asigna la preposición a en (253) al primer argumento de restricciones, es decir, la venta de alcohol, y a la venta de alcohol se convierte entonces en un objeto indirecto en relación con poner, La mafia leí puso restricciones [(a la venta de alcohol)i]f mientras que restricciones es un objeto directo, La mafia las¡ puso a la venta de alcohol [ restricciones i]:

(253) La mafia puso a la venta de alcohol restricciones Análogamente, en (254) Esta cuestión tiene importancia, el nombre predicativo importancia es un objeto directo del verbo de soporte tener, Esta cuestión la¿ tiene [importancia^. Así, cuando el verbo de elisión dar opera sobre (254) -tras la imposición del marcador de argumento oracio­ nal, que consiste en la reducción del Vsop tener de importancia- le asigna la preposición a al primer argumento de importancia en (255), es decir, esta cuestión, y a esta cuestión pronominaliza entonces en relación con dar como un objeto indirecto, La oposición lei da importancia [a esta cuestióni], mientras que importancia pronominaliza como un objeto directo, La oposición la¡ da [importanciaJ a esta cuestión: (255) La oposición da a esta cuestión importancia

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Capítulo III

Las características que acabamos de analizar, en relación con la función sintáctica que desempeña el primer argumento del predicado que cons­ tituye el segundo argumento de un verbo de elisión, son análogas a las que presentan los verbos de reducción de que P sin reducción del primer argumento de P, como p. ej., hacer o dejar en las derivaciones de (256)(259). En efecto, cuando el predicado que constituye el segundo argu­ mento oracional de hacer o dejar no tiene un argumento que desempeñe la función sintáctica de objeto directo, como p. ej., llorar en (256) y (258), la reducción de que P convierte el primer argumento de llorar, es decir, ella, en un objeto directo derivado20 de hacer o dejar en (257) y (259), respec­ tivamente: (256)

Pepe hizo que ella llorase

[Red que P sin red Arg¡ de P] (257) (258)

—> Pepe la/*le hizo llorar Pepe dejó que ella llorase

[Red que P sin red Arg¡ de P] (259)

—> Pepe la/*le dejó llorar

Por el contrario, cuando el predicado que constituye el segundo argumento oracional de hacer o dejar, como p. ej., pagar en (260) y (262), tiene un argumento que es un objeto directo, como p. ej., factura en Ella la¡ paga [la factura¡], su primer argumento, es decir, ella, se convierte en un objeto indirecto derivado tras la reducción de que P en (261) y (263): (260)

Pepe hizo que ella pagase la factura

[Red que P sin red Arg¡ de P] (261) —> Pepe le/?*la hizo pagar la factura (262) Pepe dejó que ella pagase la factura [Red que P sin red Arg¡ de P] (263) Pepe le/??la dejó pagar la factura 20. Fernández Ramírez (1951:203-204) señala la variabilidad que existe en español en relación con la función sintáctica del sujeto del predicado subordinado; cf. también Subirats (1987:195-198).

C lases de predicados

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Sin embargo, existe una diferencia fundamental entre el proceso que acabamos de señalar y la formación de las oraciones con verbos de elisión, puesto que, en el primer caso, se trata de un proceso transformacional, mientras que, en el segundo, se trata de la formación de una oración de base a partir del léxico. Y existe aún otra diferencia importante. Tras la reducción de que P, el objeto directo del operando de hacer, dejar, etc., como p. ej., factura en (260) y (262), que es el objeto directo de pagar, mantiene su función sintáctica; en efecto, factura sigue siendo el objeto directo de pagar en (261) y (263) tras la reducción de que P, como muestran Pepe le hizo pagarla¡ [la factura,] y Pepe le dejó pagarla¡ [la factura¡], Por el contrario, en el caso de los verbos de elisión, el objeto directo del verbo de soporte, como p. ej., restricciones en (252) o importancia en (254), se convierte en un objeto directo del verbo de elisión; en efecto, restricciones e importancia se convierten en objetos directos en relación con poner y dar en (253) y (255), como muestran las pronominalizaciones que hemos señalado anteriormente, es decir, La oposición la¡ da [importancia¡] a esta cuestión y La mafia las¡ puso a la venta de alcohol [restricciones¡].

2. Cuando un verbo de elisión opera sobre un predicado no verbal que no posee ningún grupo nominal que desempeñe la función de objeto directo, el verbo de elisión le asigna el marcador cero al primer argumento del predicado no verbal y dicho argumento adquiere entonces las propiedades de pronominalización de los objetos directos. La asignación o no de la preposición a a dicho objeto directo está determinada entonces por las restricciones generales que determinan las marcas de argumento de los objetos directos en español. Observemos dos ejemplos. En (265), el segundo argumento de poner es (264) El jefe está nervioso. Dado que nervioso en (264) no posee ningún grupo nominal que desempeñe la función de objeto directo, su primer argumento, es decir, jefe, pasa a ser el objeto directo de poner, Los escotes de Sara lo, ponen [al jefe i] nervioso; el hecho de que jefe tome la preposición a está determinado por las características semánticas de dicho objeto directo, concretamente, por tratarse de un nombre humano y definido: (265) Los escotes de Sara ponen al jefe nervioso

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Capítulo III

Análogamente, el segundo argumento de poner en (267) es (266) El motor está en marcha; dado que el GPpred en marcha en (266) no tiene un objeto directo, el primer argumento de en marcha, es decir, motor, pasa a ser el objeto directo de poner y no toma la preposición a, puesto que es un nombre no humano: (267) El mecánico puso el motor en marcha El primer argumento del predicado no verbal que constituye el operando de los verbos de elisión puede aparecer inmediatamente a la derecha de dicho verbo de elisión, como p. ej., en (248)-(251), (253), (255), etc., pero puede permutar su posición para situarse inmediatamente después del predicado no verbal (cuando este no tiene segundos argumentos), como p. ej. en (268) o (269), o bien tras los segundos argumentos de dicho predicado no verbal, como p. ej. en (270) o (271): [Permutación] de (253) (268) —> La mafia puso restricciones a la venta de alcohol [Permutación] de (255) (269) La oposición da importancia a esta cuestión [Permutación] de (248) (270) Max puso al mando de las tropas a Eva [Permutación] de (249) (271) Max dejó al mando de las tropas a Eva La permutación puede resultar obligatoria, cuando el primer argumento del predicado no verbal que constituye el operando del verbo de elisión es una oración. Analicemos algunos ejemplos. Cuando los verbos de elisión hacer, ver, dar, considerar, etc., operan respectivamente sobre predicados no verbales, como p. ej., imposible, difícil, importancia y necesario en (272), (273), (274) y (275), cuyo primer argumento en las mencionadas oraciones no es oracional, sino que está formado por grupos nominales, como p. ej., el acuerdo con esta chusma, lo sucedido o la investigación, la permutación tiene un carácter opcional -al igual que en los casos que hemos examinado en (268)-(271)-, como podemos observar en las siguientes derivaciones:

C lases de predicados

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(272) Eso hizo el acuerdo con esta chusma imposible [Permutación] Eso hizo imposible el acuerdo con esta chusma

(273) El gobierno ve el acuerdo con esta chusma difícil [Permutación] El gobierno ve difícil el acuerdo con esta chusma

(273) La oposición da a lo sucedido importancia [Permutación] La oposición da importancia a lo sucedido

(275) Max consideró la investigación necesaria [Permutación] Max consideró necesaria la investigación

Por el contrario, cuando estos mismos verbos de elisión, es decir, hacer, ver, dar, considerar, etc., operan sobre los mismos predicados no verbales que en (272)-(275), es decir, imposible, difícil, importancia y necesario, pero el primer argumento de dichos predicados es oracional, la aplicación de la permutación tiene un carácter obligatorio. En efecto, los segundos argumentos de los verbos de elisión en (276), (278), (280) y (282) son, respectivamente, Que se llegara a un acuerdo es imposible, Llegar a un acuerdo con esa chusma es difícil, Que se investigue lo sucedido tiene importancia y Continuar la investigación es necesario; dado que, en estas últimas oraciones, los primeros argumentos de imposible, difícil, impor­ tancia y necesario son oracionales, las oraciones en las que el primer

argumento del predicado no verbal se encuentra inmediatamente a la derecha del verbo de elisión, como p. ej., (276), (278), (280) y (282) son inaceptables. Así, como sea que sólo las oraciones (277), (279), (281) y (283) en las que ha habido una permutación resultan aceptables, conside­ ramos que la permutación tiene un carácter obligatorio:

192

Capítulo III

(276)

*Eso hizo que se llegara a un acuerdo imposible

[Permutación] (277)

—> Eso hizo imposible que se llegara a un acuerdo

(278) *El gobierno ve llegar a un acuerdo con esta chusma difícil [Permutación] (279) —> El gobierno ve difícil llegar a un acuerdo con esta chusma (280) *La oposición da a que se investigue lo sucedido importancia [Permutación] (281) —>La oposición da importancia a que se investigue lo sucedido (282)

?*Max consideró continuar la investigación necesario

[Permutación] (283)

—> Max consideró necesario continuar la investigación

En este aspecto, el comportamiento de los verbos de elisión es análogo al del verbo causativo hacer, ya que, tras la reducción de que P, hacer requiere la permutación obligatoria del primer argumento del predicado P, que se con­ vierte en su segundo argumento derivado: La vida hizo que Max fuera rebelde

[Red que P sin red Arg¡ de P] —> *La vida hizo a Max ser rebelde [Permutación] La vida hizo ser rebelde a Max

A pesar de las similitudes señaladas entre los verbos de elisión y los verbos predicativos que admiten la reducción de que P sin reducción del primer argumento de P, obsérvese que estos últimos predicados, como p. ej., hacer y ver en (284) y (287), no admiten una reducción de que P, cuando el primer argumento de P es una oración21, como podemos observar en (285) y (288); por ello, no se pueden plantear casos de permutación formalmente análogos a los que hemos analizado anteriormente en (276)-(283): obsérvese que la permutación de los argumentos oracionales de fortalecer y arruinar de las 21. C f.S u b irats (1987:191 ss.).

Clases de predicados

193

oraciones inaceptables (285) y (288) -a diferencia de lo que sucede en (277), (279), (281) o (283)- crea dos oraciones igualmente inaceptables: (284) Los bancos hicieron que bajar los intereses fortaleciera la economía [Red que P sin red Argj de P] (285) ^ *Los bancos hicieron bajar los intereses fortalecer la economía [Permutación] (286) ^ *Los bancos hicieron fortalecer la economía bajar los intereses (287) Los políticos vieron que potenciar esta política económica arruinaría el país [Red que P sin red A rgiát P] (288) *Los políticos vieron potenciar esta política económica arruinar el país

[Permutación] (289)

*Los políticos vieron arruinar el país potenciar esta política económica

Los verbos de elisión imponen restricciones sobre la clase de predicados que pueden ser sus segundos argumentos, ya que sólo pueden serlo los predicados no verbales, concretamente, adjetivos, grupos preposicionales, nombres y preposiciones predicativos. Sin embargo, los verbos de elisión no admiten como segundos argumentos a todos los elementos de las clases de predicados no verbales mencionadas anteriormente, ya que no todos los miembros perte­ necientes a dichas clases pueden constituir sus argumentos. Por tanto, los verbos de elisión imponen una restricción sobre los elementos de las clases de predicados no verbales que pueden constituir sus argumentos. Así p. ej., tanto poner como dejar pueden operar indistintamente sobre estar al mando en (248) y (249) o sobre estar en buenas manos (250) y (251). Sin embargo, poner puede operar sobre tener un ojo a la funerala, Max puso al cacique un ojo a la funerala, pero no dejar, ?*Max dejó al cacique un ojo a la funerala, mientras que dejar puede operar sobre estar con las manos libres, Max dejó a Eva con las manos libres, mientras que poner no puede, ?*Max puso a Eva con las manos libres. Asimismo, los verbos de elisión hacer, ver, dar o considerar no pueden operar sobre ninguno de los predicados no verbales que acabamos de utilizar para mostrar la selección que imponen

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Capítulo III

poner y dejar sobre su argumento oracional, es decir, estar al mando, estar en buenas manos, tener un ojo a la junerala o estar con las manos libres. Sin embargo, hacer, ver y Jar pueden operar sobre adjetivos predicativos, como p. ej., imposible, difícil o necesario en (277), (279) y (283), y ¿far puede operar sobre nombres predicativos, como p. ej., importancia en (255), (271) o (281), toda vez que ni poner ni dejar pueden operar sobre

ninguno de estos últimos adjetivos y nombres predicativos mencionados. Cuando las formas morfofonológicas poner, dart dejar, etc., que coinciden con los verbos de elisión, forman parte de un predicado que no admite una descomposición que permita analizarlo como un verbo de elisión que opera sobre un predicado no verbal, consideramos que poner, dar, dejar, etc., constituyen el núcleo de una locución verbal. Así p. ej., en la oración Max puso en práctica sus teorías, el predicado poner en práctica no admite una descomposición sintáctica que permita considerar poner como un verbo de elisión, puesto que en práctica no es un grupo preposicional predicativo, p. ej., *Sus teorías están en práctica ; por ello, consideramos que poner en práctica es una locución, cuyo núcleo verbal es poner y cuya parte conexa es en práctica. Análogamente, en Todos estos problemas dieron al traste con nuestros proyectos , no podemos considerar dar como un verbo de elisión, puesto que al traste no se comporta como un grupo preposicional predicativo, p. ej., *Nuestros proyectos están al traste, de lo cual concluimos que dar al traste es una locución, cuyo núcleo verbal es dar. Y lo mismo sucede en Max dejó en ridículo a los etnonacionalistas\ no podemos descomponer sintácticamente dejar en ridículo, puesto que en ridículo no es un predicado, p. ej., *Los etnonacionalistas están en ridículo, por lo cual consideramos dejar en ridículo como una locución verbal. 3.15.2 Propiedades sintácticas idiosincrásicas y léxicamente condiciona­ das de las construcciones con verbos de elisión

Las construcciones con verbos de elisión pueden adquirir restricciones idiosincrásicas en relación con la aplicación de ciertas transformaciones, como p. ej., la pasiva con ser, la pasiva con se , el se medio o las nominalizaciones, de forma tal que algunas construcciones admiten dichas transfor­ maciones y otras no, sin que ello se pueda atribuir a propiedades sintácticas del verbo de elisión o de su predicado no verbal. Es justamente debido a la

Clases de predicados

195

imposibilidad de explicar dichas restricciones a partir de las propiedades léxicamente condicionadas de los predicados que integran las construcciones con verbos de elisión, por lo que consideramos que estas restricciones son características idiosincrásicas que adquieren dichas construcciones. Veamos algunos ejemplos. Las construcciones con el verbo de elisión poner de (290) y (292) aceptan la pasiva con ser. (290) Alguien puso a los violadores a disposición de la justicia [Pasiva ser] (291) —> Los violadores jueron puestos a disposición de la justicia por alguien

(292) Alguien puso a los violadores en libertad [Pasiva ser] (293)

Los violadores jueron puestos en libertad por alguien

Asimismo, (290) y (292) admiten una nominalización sin verbo de soporte con por parte de (3.11.1), p. ej., la puesta de los violadores a disposición de la justicia por parte de alguien, la puesta en libertad de los violadores por parte de alguien. Sin embargo, la posibilidad de (290) y (292) de aceptar la pasiva con ser o la nominalización sin verbo de soporte no constituye una propiedad inducida por el verbo de elisión poner, puesto que, en otras construcciones, como p. ej., en (294) y (296), poner no admite ni la pasiva con ser; como podemos observar en (295) y (297), ni tampoco la nominali­ zación sin verbo de soporte con por parte de, Ha puesta de Eva de buen humor por parte de alguien, Ha puesta de un ojo a la junerala al cacique por parte de alguien:

(294) Alguien puso a Eva de buen humor [Pasiva ser] (295) -> *Eva jue puesta de buen humor por alguien (296) Alguien puso un ojo a la junerala al cacique [Pasiva ser] (297)

*Un ojo jue puesto al cacique a la junerala por alguien

196

Capítulo III

El comportamiento de poner en relación con la pasiva con ser tampoco se puede explicar a partir de las propiedades sintácticas de su predicado no verbal, ni tampoco a partir de las propiedades de la construcción sintáctica en la que aparece poner. En efecto, tanto los predicados no verbales estar a disposición o estar en libertad de (290) y (292), que aceptan la pasiva con ser; como los predicados no verbales estar de buen humor o tener un ojo a la funerala de (294) y (296), que no aceptan las pasivas, constituyen predicados no verbales que no admiten segundos argumentos con las propiedades de los objetos directos (3.1.6) y, por tanto, todos los predicados pertenecientes a dicha clase rechazan sistemáticamente la pasiva con ser. Asimismo, tanto las construcciones (290) y (292), que aceptan la pasiva con ser, como las cons­ trucciones (294) y (296), que no la admiten, poseen objetos directos y, por tanto, son construcciones que tienen las mismas posibilidades sintácticas de admitir una pasiva con ser\ obsérvense las siguientes pronominalizaciones de los objetos directos de (290), (292), (294) y (296), respectivamente: Alguien losi puso [a los violadoresi] a disposición de la justicia, Alguien los¡ puso [a los violadores i] en libertad, Alguien la¡ puso [a Eva¡] de buen humor, Alguien se¡ loj puso [un ojoj] a la funerala [al cacique J. En consecuencia, dado que el comportamiento de las construcciones con poner en relación con la pasiva con ser -al igual que en relación con la nominalización- no se puede explicar a partir de las propiedades sintácticas de poner, de su predicado no verbal o de la construcción formada por poner, consideramos que dicho comporta­

miento sintáctico constituye una característica idiosincrásica que adquiere la correspondiente construcción. Las construcciones con verbos de elisión presentan también restric­ ciones idiosincrásicas con respecto al se medio, aunque dichas restricciones se mezclan a menudo con aspectos de tipo pragmático. Así p. ej., resulta aceptable una oración, como p. ej., [Se medio] de (294) Eva se puso de buen humor [por sí sola] o, incluso, [Se medio] de (290) —> Los violadores se pusieron a disposición de la justicia [por sí solos/, pero resultaría pragmá­ ticamente dudosa [Se medio] de (293) -> ?Los violadores se pusieron en libertad [por sí solos] y, también, [Se medio] de (296) ???Un ojo a la funerala se le puso al cacique [por sí solo] (o, incluso, su inversión con reduplicación del objeto indirecto, ???Al cacique se le puso un ojo a la funerala [por sí solo]).

C lases de predicados

197

En contraposición con lo que hemos señalado anteriormente en relación con las propiedades idiosincrásicas de las construcciones con verbos de elisión, en algunos casos, parece ser realmente el verbo de elisión el que induce determinadas propiedades sintácticas de la construcción. Así p. ej., el verbo de reducción dejar no admite la pasiva con ser22, indepen­ dientemente de las características de su operando no verbal; en efecto, las construcciones en las que el verbo de elisión dejar opera sobre estar a disposición o estar en libertad en (298) y (300) no aceptan la pasiva con serf -a diferencia de lo que ocurre en (290) y (292), cuando poner opera sobre dichos GPpred, ya que entonces sí es posible aplicar una pasiva con ser , como hemos podido observar en (291) y (293)-: (298) Alguien dejó a los violadores a disposición de la justicia [Pasiva ser] (299) ^ *Los violadores jueron dejados a disposición de la justicia por alguien

(300) Alguien dejó a los violadores en libertad [Pasiva ser] (301) ^ *Los violadores jueron dejados en libertad por alguien Obsérvese finalmente que tanto las construcciones con poner de (290) y (292), que admiten la pasiva con ser y la nominalización, como las de (294) y (296), que no aceptan dichas transformaciones, admiten indistintamente la pasiva con se: [Pasiva se] de (290) Se puso a los violadores a disposición de la justicia

[Pasiva se] de (292) -> Se puso a los violadores en libertad Se puso a Eva de buen humor

[Pasiva se] de (294) [Pasiva se] de (296)

Se [leí] puso al cacique i un ojo a la junerala

22. Cf. C uervo (1954:862).

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Capítulo III

Asimismo, las construcciones con el verbo de elisión dejar de (298) y (300), que no admiten la pasiva con ser, como hemos señalado anteriormente, acep­ tan también la pasiva con se: [Pasiva se] de (298) —> Se dejó a los violadores a disposición de la justicia

[Pasiva se\ de (300) —>Se dejó a los violadores en libertad 3.16 Locuciones verbales con propiedades de nombres predicativos

Hay una clase de locuciones verbales con el núcleo verbal tener, que posee ciertas propiedades sintácticas de los nombres predicativos que seleccionan el verbo de soporte tener, ya que las locuciones que pertenecen a dicha clase pueden ser segundos argumentos oracionales de verbos de elisión, con lo cual su parte conexa se comporta como un nombre predicativo y su núcleo verbal tener como un verbo de soporte. Dado que dicha clase de predicados no acepta la reducción del verbo de soporte -y, en general, tampoco suele aceptar la relativización de su núcleo nominal- conside­ ramos que se trata de locuciones verbales cuyo núcleo verbal es la forma verbal tener. Examinemos algunos ejemplos. El predicado tener las manos libres en El presidente tiene las manos libres para machacar a esos miserables puede ser el argumento oracional de un verbo de elisión, como p. ej. dejar en (302), y, por tanto, tener las manos libres se comporta como si fuera un nombre predicativo con el verbo de soporte tener: (302) Los sectarios no le dejan las manos libres para acabar con esos miserables

Además, tener las manos libres admite una reducción de la oración de relativo con con, que es una transformación que, en principio, sólo admiten los nombres predicativos que seleccionan el verbo de soporte tener, como p. ej., tener aires de suficiencia, en la vicerrectora, que tiene aires de suficiencia [Red ORel con] -> la vicerrectora, con aires de suficiencia; obsérvese que tener las manos libres -al igual que el Npred aires de

Clases de predicados

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suficiencia- acepta también una reducción de la oración de relativo con con: el presidente, que tiene las manos libres para machacar a esos miserables

[Red ORel con] —> el presidente, con las manos libres para machacar a esos miserables

Sin embargo, tener las manos libres no puede admitir una reducción del verbo de soporte, como podemos apreciar en (304), puesto que no acepta una relativización de las manos libres en (303): (303) ?*las manos libres, que el presidente tiene para machacar a esos miserables

[Red Vsop] (304) ^ Has manos libres del presidente para machacar a esos miserables Dado que tener las manos libres no admite la reducción del verbo de soporte, consideramos que se trata de una locución verbal, cuyo núcleo es tener -que coincide morfofonológicamente con el verbo de soporte tenery cuya parte conexa es las manos libres. La locución verbal tener la cabeza como un bombo presenta un comportamiento análogo al de tener las manos libres. En efecto, este predicado puede ser un argumento de un verbo de elisión, como p. ej. poner, Max me puso la cabeza como un bombo; asimismo, tener la cabeza como un bombo admite una reducción de la oración de relativo con con, p. ej., Max, que tiene la cabeza como un bombo, acudió al trabajo Max, con la cabeza como un bombo, acudió al trabajo. Sin embargo, tener la cabeza como un bombo no admite la relativización, ???la cabeza, que Max tiene como un bombo, Ha cabeza como un bombo, que Max tiene, y, por tanto, no puede aceptar la reducción del verbo de soporte, Ha cabeza de Max como un bombo, Ha cabeza como un bombo de Max, por lo cual consideramos que se trata de una locución

verbal. Existen otros predicados verbales en los que la negación está lexicalizada, como p. ej., no tener pelos en la lengua, que no pueden ser argumentos de verbos de elisión, pero, sin embargo, pueden admitir una reducción de la oración de relativo con sin, que, en principio, es una

200

Capítulo III

reducción que sólo aceptan los nombres predicativos con el verbo de soporte tener en oraciones negativas. Así p. ej., el nombre predicativo efecto en La marihuana no tiene los efectos nocivos del alcohol admite una reducción de la oración de relativo con sin: la marihuana, que no tiene los efectos nocivos del alcohol [Red ORel sin] —> la marihuana, sin los efectos nocivos del alcohol. Obsérvese que no tener pelos en la lengua -al igual que el Npred efecto- admite también una reducción de la oración de relativo con sin, p. ej., las personas que no tienen pelos en la lengua se desenvuelven mejor [Red ORel sin] las personas sin pelos en la lengua se desenvuelven mejor. Sin embargo, dado que no tener pelos en la lengua no admite una reducción del verbo de soporte, ya que no acepta la relativización, ?*los pelos, que Max no tiene en la lengua, ?*los pelos en la lengua, que Max no tiene, consideramos que se trata de una locución verbal.

CAPÍTULO IV

4. El concepto de predicado en la tradición gramatical y lexicográfica!

4.1 Introducción

En contraposición con la idea central de la gramática tradicional, que ha identificado la predicación con el verbo, la sintaxis léxica ha ampliado el concepto de predicación para dar cabida en él tanto a los predicados verbales como a los no verbales, entre los que se incluyen, básicamente, los nombres predicativos, los adjetivos predicativos y los grupos preposicionales predica­ tivos. Así p. ej., en el marco de la sintaxis léxica, el predicado de una oración, como p. ej., (1) El presidente hizo un llamamiento a la población civil, no es el verbo hacer, sino llamamiento, ya que, desde un punto de vista sintáctico, es este nombre predicativo -y no el verbo de soporte hacer-, el que deter­ mina la proyección oracional de su requerimiento argumental y, desde un punto de vista semántico, es llamamiento el elemento léxicamente pleno, mientras que el verbo hacer es un verbo semánticamente "vacío". Así p. ej., el verbo hacer se puede elidir en la formación de un grupo nominal cuyo núcleo sea llamamiento mediante una reducción del verbo de soporte, sin que por ello se pierda información oracional, p. ej., el llamamiento del presidente a la población civil o el llamamiento a la población civil del presidente. Análoga­ mente, los núcleos predicativos de (2) Es imposible que sean tan miserables y (3) Max está a la espera de que le comuniquen los resultados no son sus respectivos núcleos verbales, es decir, ser en (2) y estar en (3), sino el adjetivo predicativo imposible y el grupo preposicional predicativo a la espera. En (2) y (3), ser y estar son verbos de soporte -al igual que hacer en (1)- y, por tanto, son los portadores de las marcas temporales que los predicados no verbales de (1), (2) y (3) no pueden incorporar como una marca morfológica propia. La sintaxis léxica no solo ha ampliado el concepto de predicado, sino que ha estudiado las relaciones transformacionales entre las distintas 1. La primera versión de este capítulo apareció publicada en M. Fernández, F. Gar­ cía y N. Vázquez, eds. 1999. Actas del I Congreso Internacional de la Sociedad Española de Historiografía Lingüística. Madrid: Arco Libros, pp. 645-661.

202

C apítulo IV

clases de predicados. Así p. ej., influencia en (5) es un nombre predicativo derivado, que surge como resultado de la nominalización con el verbo de soporte tener, del verbo predicativo influir de (4). En consecuencia, influencia no se considera un predicado autónomo, sino que se deriva transformacionalmente a partir de influir mediante una transformación de nominalización deverbal: (4) Los políticos influyeron en la decisión del defensor del pueblo [Nom deverbal] (5) Los políticos tuvieron una influen­ cia en la decisión del defensor del pueblo. Asimismo, sorprendente en (7) y en peligro en (9) se consideran, respectivamente, un adjetivo y un grupo preposicional predicativos derivados, ya que se pueden derivar transforma­ cionalmente a partir de los predicados sorprender en (6) y peligrar en (8): (6) No me sorprende que los nacionalistas actúen como fascistas [Adj deverbal] (7) No es sorprendente para mí que los nacionalistas actúen como fascis­ tas, (8) La democracia peligra [GPpred deverbal] (9) La democracia está en peligro

En realidad, la ampliación del concepto de predicado no ha sido exclusiva de la sintaxis léxica, sino que se ha planteado de forma análoga en el marco de otras teorías lingüísticas, como p. ej., el modelo funcional de Dik (1989:161-182). De hecho, resulta curioso comprobar que, en el marco de la lingüística española actual, incluso Alarcos (1994:257), que reivindica la exclusividad del verbo como predicado: [La] forma verbal es el núcleo de la oración, y en él se cumple la relación predicativa [...] Los demás componentes que en la oración pueden aparecer en tomo del núcleo son términos adyacentes, cuya presencia no es indispensable para que exista la oración [...] El núcleo de la oración es, pues, un verbo en forma personal.

menciona las relaciones de equivalencia formal y semántica entre las cons­ trucciones con verbos predicativos y las construcciones "atributivas" -tal como hemos señalado anteriormente, p. ej., en (6) y (7)-, lo cual implica que equipara dichas construcciones, a pesar de considerar el verbo como único núcleo oracional: En envejecéis, la relación predicativa une el sujeto gramatical «segunda persona plural» (expresado por la terminación éis) con la noción léxica de «envejecer»; en Sois viejos, el mismo sujeto gramatical (combinado con la noción léxica existencial de «ser») establece la predicación con el signo

El concepto de predicado en la tradición gram atical

203

léxico del atributo «viejo». De este modo, las construcciones atributivas vienen a ser como el resultado del desglose de otros verbos no copulativos, según se puede apreciar en casos de equivalencia semántica como los siguientes: Un dulce nunca amarga. Aquí abunda la uva. Escaseaban los víveres. La maleta pesa mucho.

Un dulce nunca es amargo. Aquí es abundante la uva. Eran escasos los víveres. La maleta es muy pesada.

(Alarcos 1994:302)

En este capítulo, queremos mostrar que el concepto de predicado, tal como se ha planteado en la sintaxis léxica, tiene antecedentes en nuestra tradición gramatical y lexicográfica. 4.2 El concepto de adjetivo y nombre predicativos en la RAE (1796,1931)

La Gramática castellana de la Real Academia Española (1796:328-329) reconoce implícitamente la naturaleza de predicado de los adjetivos, primero, al tratar de caracterizar las distintas preposiciones que pueden introducir sus segundos argumentos y, segundo, al intentar determinar las características sintácticas de dichos argumentos, es decir, al precisar si pueden ser grupos nominales -cuyo núcleo sea un nombre-, infinitivos, etc.: [Los] adjetivos admiten también otros sustantivos con su régimen ántes del verbo, como: El hombre lleno de dinero quiere mas Los pueblos distantes del mar comercian poco

y aun con régimen diverso, con acusativos regidos de la preposición á, v.g. Los pueblos cercanos á la Corte venden bien sus frutos Los hombres propensos á la ambición nunca sosiegan.

Otras llevan despues de sí el infinitivo de un verbo, regido de la preposi­ ción que le pertenece ántes del verbo de la oracion, v.g. La fruta buena de comer. y fácil de digerir, no hace daño.

Asimismo, el hecho de que la RAE (1796) especifique en una misma lista alfabética (pp. 377-446) el régimen preposicional de los verbos y el de los adjetivos constituye también una forma de equipararlos como predicados,

204

C apítulo IV

aunque sea únicamente al indicar las distintas preposiciones que pueden introducir sus segundos argumentos. En relación con los "nombres sustantivos", la RAE (1796:288, 289, 328) se limita a señalar, primero, la posibilidad de que estos admitan un adjunto preposicional y, segundo, la ambigüedad relacionada con algunos grupos nominales, como p. ej., "el amor de mi padre" o "[el amor] de mi hijo", cuyos núcleos son nombres predicativos: El nombre sustantivo en qualquier caso que se le considere, ó quiera ponerse en la oración, puede regir á otro nombre sustantivo en genitivo, v. g. la casa de Pedro, (p. 288) Todos los nombres comunes admiten ántes del verbo otros nombres sustantivos en genitivo, v. g. El hijo de Pedro viene, (p. 328) [...] el amor de mi padre. [el amor] de mi hijo, significa del mismo modo el amor de mi padre y de mi hijo hácia mí; que mi amor hácia mi padre ó mi hijo. De esta regla resulta, que todo genitivo está regido en la oracion de la preposición de, como nota del genitivo, y de un nombre sustantivo anterior expreso ó suplido. Y si este no está expreso, ni puede suplirse, ó el sentido de la oracion no le necesita, aunque se halle un caso con la preposición de, no será genitivo [...] (pp. 288-289)

Sin embargo, la RAE (1796) no ofrece listas del régimen preposicional de los nombres, tal como hace en relación con los adjetivos. Por lo que respecta al adjetivo, la RAE (1931) mantiene básicamente las propuestas que hemos señalado anteriormente, es decir, sigue tratando el adjetivo como un predicado únicamente en relación con el régimen preposi­ cional de sus segundos argumentos. Por el contrario, en relación con los nombres, la RAE (1931) desarrolla las propuestas analizadas anteriormente: en primer lugar, señala que los "complementos del nombre" pueden ir intro­ ducidos por cualquier preposición y, en segundo lugar, trata de explicar las características sintácticas de dichos complementos, a partir de oraciones de relativo, en las que los "complementos del nombre" son argumentos del núcleo nominal del que dependen. Esta explicación sintáctica implica que los "complementos del nombre" se pueden caracterizar partiendo de la proyec­ ción de la estructura argumental del núcleo del que dependen en una oración de relativo adjunta a dicho núcleo, lo cual supone implícitamente tratar dichos núcleos nominales como predicados. La explicación de la RAE (1931) en relación con la ambigüedad del grupo nominal el amor de Dios nos ofrece un

El concepto de predicado en la tradición gram atical

205

ejemplo ilustrativo del procedimiento que acabamos de describir: la RAE (1931) explica la ambigüedad de dicho grupo, relacionándola con dos oraciones de relativo distintas, cuyo antecedente es el núcleo de dicho grupo, es decir, amor, en dichas oraciones de relativo, Dios es, respectivamente, segundo argumento de amor -y objeto directo del verbo de soporte tener- y primer argumento de amor - y sujeto de tener-. Es decir, tal como hemos señalado anteriormente, la explicación que propone la RAE supone explicar la ambigüedad de el amor de Dios, partiendo de la proyección de la estructura argumental del núcleo de dicho grupo nominal, es decir, de amor, en dos oraciones de relativo, en las que Dios es, respectivamente, el primero y el segundo argumento de dicho núcleo. De hecho, la explicación que propone la RAE supone implícitamente tratar amor como un predicado y derivar los "complementos del nombre" a partir de reducciones de una oración de relativo: El complemento en genitivo [...] puede tener, a veces, una doble significa­ ción. Así, por ejemplo, cuando decimos el amor de Dios, podemos significar el amor que tenemos a Dios, o el amor que Dios tiene a las criaturas. En el primer caso el genitivo de Dios se llama objetivo, porque es el objeto de la significación del substantivo amor; y sería el objeto directo de la oración si substituyéramos dicho complemento por una oración de relativo; así: el amor que tenemos a Dios. En el segundo caso se llama genitivo subjetivo, porque haciendo la dicha substitución, el mismo complemento se convertiría en sujeto; así: el amor que Dios tiene a los hombres. (RAE 1931:179)

Sería aventurado atribuir a la RAE la originalidad de esta explicación, espe­ cialmente, teniendo en cuenta que, después del siglo XVIII, la originalidad no ha sido precisamente una de las características más notables de esta rancia institución. En efecto, la explicación que propone la RAE (1931) para tratar la ambigüedad de el amor de Dios, la encontramos ya en Caro y Cuervo (1867:425-426), al abordar la explicación de la ambigüedad de timor populi:

C apítulo IV

206

[...] timor populi (Cic.) significa, según la intención del que habla, el temor que el pueblo tiene y el [temor] que se tiene al pueblo. El genitivo en el primer caso se denomina subjetivo (por corresponder al sujeto de una proposición equivalente: populus timet)\ y en el segundo, objetivo (por corresponder al objeto o acusativo: populum timemus).

Resultan interesantes las observaciones que hace la RAE (1931:351-352) en relación con las oraciones subordinadas que pueden ser "complementos" de nombres, adjetivos o verbos, ya que, aunque sea de forma implícita y única­ mente en relación con las preposiciones que pueden introducir dichos com­ plementos, equipara los nombres y los adjetivos con los verbos en tanto que predicados: [Las] oraciones substantivas que hacen oficio de complemento con preposición [...] pueden [...] ser complemento de un nombre o adjetivo y de un verbo. Cuando son complemento de un nombre o adjetivo llevan la preposición de ; cuando lo son de un verbo llevan la preposición que corresponde a la clase de complemento circunstancial [sic] a que la oración sea equivalente. Ejemplos: a ) De un nombre o adjetivo: el temor de que se hagan usurpaciones [...] donde la oración de que se hagan [usurpaciones] es genitivo objetivo complemento de temor. [...] confirmó en ellos más la sospecha de que aquel que huía era el dueño [-] [donde la oración de que aquel que huía era el dueño es] genitivo objetivo

también. Temeroso de que no había de ser creído b) De un verbo: [...] Conocíla [...] en que trae los mismos vestidos que traía [...] Su corazón se azoraba al pensar en que la boda pudiera desvanecerse como un sueño [...]

Es evidente que la RAE yerra al señalar que sólo la preposición de puede introducir complementos oracionales de nombres y adjetivos predicativos; así p. ej., el segundo argumento oracional del nombre predicativo inconveniente en (10) y del adjetivo predicativo conforme en (11) van introducidos por preposiciones distintas de de, concretamente, por en y cont respectivamente: (10) No tenemos ningún inconveniente en que venga con nosotros

El concepto de predicado en la tradición gram atical

207

(11) No estoy conforme con que se asuman estos riesgos

En realidad, la afirmación de la RAE (1931:351-352) en relación con la exclusividad de la preposición de como introductora de los complementos oracionales dependientes de nombres y adjetivos entra incluso en contradic­ ción consigo misma: la propia RAE (1931:180) señala que "el substantivo puede llevar por complemento un nombre con cualquiera otra preposición que no sea de" y no tendría ningún sentido -ni siquiera dentro de la propia doctrina de la RAE- admitir que el régimen preposicional varía en función de la naturaleza oracional o no del complemento. Asimismo, la RAE (1931:188189) señala las distintas preposiciones que pueden introducir los segundos argumentos de los adjetivos, básicamente, a, de y en. Incluso, esboza una clasificación semántica de los adjetivos para explicar las preposiciones que pueden introducir sus segundos argumentos: así p. ej., en opinión de la RAE (1931), "los adjetivos que denotan cariño, adhesión y dependencia" (p. 189) introducen su objeto preposicional con la preposición a y "los que significan ciertas cualidades físicas, morales o abstractas" (íbid.) se construyen con la preposición de. Al margen de la problemática señalada en relación con las preposi­ ciones que introducen los segundos argumentos de nombres y adjetivos, los ejemplos de la RAE (1931:351-352) citados anteriormente, en los que aparecen oraciones que constituyen complementos de un nombre, como p. ej., "el temor de que se hagan usurpaciones" y "la sospecha de que aquel que huía era el dueño", y las consideraciones que hace la RAE sobre la función de 'genitivo objetivo' de "de que se hagan usurpaciones" y "de que aquel que huía era el dueño" presuponen -estableciendo un paralelismo con la pro­ puesta de la RAE (1931) para explicar la ambigüedad de el amor de D iosque dichas oraciones son, respectivamente, segundos argumentos de temor y sospecha en las correspondientes oraciones de relativo, cuyos antece­ dentes son dichos nombres, es decir: el temor, que tiene de que se hagan usurpaciones la sospecha, que tiene de que aquel que huía era el dueño

El interés de la explicación de la RAE (1931) reside básicamente en que asume, aunque sea de forma indirecta, que temor y sospecha son predicados con su propia estructura argumental.

208

C apítulo IV

4 3 La estructura argumenta! de los nombres deverbales de Nonell (1909)

Nonell (I909:v) intenta sistematizar los planteamientos de la Academia, aplicando al estudio de los nombres predicativos los mismos criterios que la Academia había aplicado con anterioridad al tratamiento de los adjetivos: "lo que aquí observa la Academia respecto del régimen del adjetivo es aplicable al del nombre, del verbo, y de toda parte de la oración susceptible de régimen". De hecho, Nonell trata de sistematizar la especificación de los objetos preposicionales de todos los predicados susceptibles de admitirlos y, por tanto, sitúa en un mismo plano a los verbos, los nombres y los adjetivos. El interés de los planteamientos de Nonell (1909) reside básicamente en que aborda el tratamiento de los nombres como predicados, no solo en relación con el régimen de sus segundos argumentos, sino en relación con su estruc­ tura argumental global. En el capítulo que lleva por título "Régimen del sustantivo", Nonell (1909:110) analiza la herencia de propiedades de los predicados derivados en relación con los predicados de los que se derivan, centrándose, inicialmente, en el régimen preposicional de sus segundos argumentos: Muchos sustantivos derivados, ó de los cuales se derivan verbos ó adjetivos, suelen llevar la misma preposición de sus primitivos ó de los adjetivos y verbos que de ellos se derivan. [...] la inclinación, que á la poesía siempre he tenido [...] Según la correspondencia que tienen entre s í los [lunares] del rostro con los del cuerpo.

Los ejemplos que cita Nonell (1909:110) corresponden a nominalizaciones deverbales con verbos de soporte; así p. ej., inclinación o correspondencia son nombres predicativos deverbales con el verbo de soporte tener, derivados, respectivamente, de los verbos predicativos inclinarse y corresponderse, como podemos observar en las siguientes derivaciones, en las que retomamos los ejemplos de Nonell: Siempre me he inclinado a la poesía [Nom deverbal] Siempre he tenido una inclinación a la poesía. Los lunares del rostro se corresponden con los del cuerpo [Nom deverbal] —> Los lunares del rostro tienen una correspondencia con los del cuerpo. Pero Nonell (1909:114) no se

limita a estudiar los complementos de los nombres deverbales, sino que también tiene en cuenta la conversión global de los argumentos verbales en

El concepto de predicado en la tradición gram atical

209

los argumentos del derivado deverbal. Así p. ej., al analizar los nombres deverbales con un solo argumento explícito, señala que dicho argumento puede ser el complemento o el sujeto de la correspondiente construcción verbal: El nombre, que precedido de la preposición de acompaña á un sustantivo verbal, suele referirse al complemento del verbo correspondiente á dicho sustantivo: El remedio de las cuitas, el socorro de las necesidades [...] el consuelo de las viudas [...] (esto es, el remediar las cuitas, el socorrer las necesidades, etc.) [...] El nombre precedido de la preposición de puede también representar el

sujeto del verbo al cual corresponde el sustantivo verbal: Se agrada mucho [Dios] del buen deseo de nuestro corazón Los cuerpos y reliquias de los santos, con aprobación y licencia de nuestra santa madre Iglesia[...] Sufrimos las injurias, las humillaciones, la pobreza, el desamparo y hasta el abandono del gobierno.

Es cierto que, en la medida en que Nonell se interesa únicamente por la estructura argumental de los nombres deverbales, no otorga a los nombres el rango de predicados independientes: únicamente analiza la estructura argu­ mental de los nombres deverbales en relación con la del verbo del que se derivan. Sin embargo, al analizar los nombres deverbales que llevan sus dos argumentos explícitos -sin referirse exclusivamente al segundo argumento o a sus posibles ambigüedades- Nonell (1909:115) está analizando de forma global su estructura argumental, con lo cual se acerca, incluso más que la propia RAE (1931), a tratarlos como verdaderos predicados: Puede en una misma oración hallarse un nombre precedido de la prepo­ sición de, que se refiera al sujeto del verbo, y otro que represente al complemento. [...] los testimonios y aprobaciones que tenía del cielo y de la tierra, de sufundación.

La oración a la que se refiere Nonell, en la que el cielo y la tierra y de su fundación son, respectivamente, el sujeto y el complemento de los nombres

C apítulo IV

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predicativos de dos argumentos testimonio y aprobación, que seleccionan el verbo de soporte tener, es el cielo y la tierra tienen los testimonios y aproba­ ciones de su fundación. Nonell (íbid.) ofrece además ejemplos de nombres deverbales, que introducen su segundo argumento con una preposición distinta de de, p. ej., "Señal de amor á los trabajos [...]" o "el anhelo de Bonaparte por enseñorearse de España. "

4.4 Los predicados no verbales en Benot (1888-1891)

El estudio que realiza Benot de los predicados no verbales no se centra ni en un análisis parcial de sus complementos -o en la resolución de sus posibles ambigüedades- ni en el estudio de la estructura argumental de los derivados deverbales en relación con los predicados de los que se derivan, como hacen la RAE (1931) y Nonell (1909), respectivamente, en las obras que hemos revisado anteriormente. Lo que caracteriza el planteamiento de Benot (18881891) es justamente el hecho de tratar de forma conjunta y con los mismos procedimientos tanto los predicados verbales, como los no verbales. En efecto, al estudiar, primero, la estructura argumental y, segundo, la selección de la modalidad de la completiva, Benot trata de forma conjunta los predica­ dos verbales y los no verbales, y les aplica el mismo tratamiento sintáctico. Al estudiar tanto los predicados que admiten una oración o su reducción a un infinitivo, ya sea como primer argumento o como segundo argumento introducido por una preposición, Benot analiza los predicados verbales junto con los adjetivos y los nombres predicativos. Así, entre el gran número de ejemplos que ilustra su análisis de los predicados que admiten una oración o su reducción a infinitivo en posición de sujeto, incluye verbos como "doler" o "constar", junto con adjetivos y nombres predicativos con el verbo de soporte ser, como p. ej.,"molesto, difícil" y "vergüenza, deseo", etc.: Me duele que... (Benot 1888-1891, vol. II, p. 295) Consta habérselos remitido. (íbid., vol. III, p. 454) Es molesto que... (íbid., vol. II, p. 295) Presentarlo nosotros era difícil. (íbid., vol. III, p. 454) Es una vergüenza que... (íbid., vol. II, p. 295) Rendirlo á tíjué mi deseo. (íbid., vol. III, p. 454)

El concepto de predicado en la tradición gram atical

211

A su vez, entre los múltiples ejemplos que ilustran el análisis sintáctico de los predicados que admiten oraciones o sus reducciones a infinitivo como segundos argumentos preposicionales, Benot incluye verbos, como "confiar, abstenerse", etc., adjetivos predicativos, como "encantado, distante", etc., y nombres predicativos, como "interés, necesidad", etc.: Confía en que le mandarán á tiempo el dinero. (Benot 1888-1891, vol. II,

p.327) Me abstendré de verla. (Ibid.) Estamos encantados de que haya venido. (Ibid.) No estoy distante de creerlo. (Ibid.) Tengo interés en que llegue. (Ibid.) Yo tenía necesidad de habérmelos llevado. (Benot 1888-1891, vol. III, p.

454)

Asimismo, al estudiar la selección de la modalidad de la completiva, Benot trata también de forma conjunta los predicados verbales y los no verbales, y les aplica a todos ellos los mismos criterios de análisis. En el marco de la propuesta de Benot, la modalidad de una completiva está determinada por la pertenencia del predicado del que depende dicha completiva a la clase semántica de los predicados de "voluntad", de "pasión" o de "entendimiento". Básicamente, la idea de Benot (1888-1891, vol. III, pp. 105-173) es que los predicados que pertenecen a la clase semántica de "voluntad" y "pasión" seleccionan el subjuntivo en la completiva, mientras que los que pertenecen a la clase semántica de "entendimiento" seleccionan el indicativo, excepto en las oraciones negativas e interrogativas. Al mostrar ejemplos de predicados de "voluntad" y "pasión" que seleccionan el subjuntivo en completivas de sujeto o de objeto directo, Benot (ibid., p. 106) incluye, por un lado, predicados verbales, concretamente, verbos "impersonales", como p. ej., "conviene que...", "basta que...", etc., y verbos de "voluntad" y "pasión", como p. ej., "exigir", "temer", etc., y, por otro lado, predicados no verbales, concreta­ mente, "complexos" o "verbos-conjunto en que entra el verbo ser" (es decir, adjetivos y nombres predicativos con el verbo de soporte ser), p. ej., "es lástima que..", "es probable que...", "es una vergüenza que...", "es una milagro que...", etc. Análogamente, al estudiar la selección de la modalidad

de las subordinadas de objeto preposicional, Benot estudia también de forma conjunta la modalidad de predicados verbales y no verbales. Así, entre los ejemplos que cita Benot (ibid., 168-173), se incluyen tanto verbos, como p.

212

C apítulo IV

ej., "confiar, guardarse", etc., como predicados no verbales acompañados de sus correspondientes verbos de soporte, concretamente, adjetivos predica­ tivos, como "seguro", etc., y nombres, como "seguridad, precaución", etc.: Confiemos en que ahora no surgirá ninguna nueva dificultad. Guardóos de que os alucine con su elocuencia. Estoy seguro de que me recomendará. No estoy seguro de que me recomiende. Quiero tener la seguridad de que me pagará. No tengo seguridad de que me pagará (de que me pague). Toma la precaución de que nadie te dirija cartas á tu nombre.

En relación con la modalidad y la función sintáctica, Benot (íbid., p. 127) recalca que la selección de la modalidad no depende de la función sintáctica de la completiva, sino de la clase semántica a la que pertenece el predicado de la que depende: La conjugación de lo inseguro no depende de los casos en que se encuentren las oraciones-sustantivo. Así, lo mismo se aplica esa conjugación á las oraciones-nominativo que á las oraciones-acusativo ó á las que se encuentren en alguno de los otros casos.

Es interesante observar que Benot no sólo utiliza las clases semánticas de predicados de "voluntad", "pasión" y "entendimiento" para explicar la selección de la modalidad de la completiva, sino además para explicar las condiciones de aplicación de las reglas de reducción de las completivas a un complemento infinitivo (cf. Benot 1910:304-3 l l 2). Por ello, las clases semánticas que propone Benot tienen un valor explicativo general, del que carecen muchas explicaciones nocionales que se proponen en gramáticas tradicionales, en las que se crean clases semánticas ad hoc para tratar de explicar fenómenos gramaticales muy específicos, sin que dichas clases se utilicen luego para dar una explicación de otros hechos.

2. Cf. Subirais (1987:20-28), donde se analizan las reglas de reducción de la comple­ tiva que propone Benot (1910).

El concepto de predicado en la tradición gram atical

213

Los planteamientos de Benot en relación con el estudio conjunto de la modalidad de las completivas de los predicados verbales y no verbales fueron recogidos por Gámez (1910), quien, en el prólogo de su Gramática, reconoce a Benot como maestro y le dedica su obra: [...] dedico la Gramática Razonada del Idioma Castellano a la memoria inmortal del que fue eminente maestro [...] Don Eduardo Benot en cuyas obras incomparables aprendí a discurrir las leyes y métodos del hablar.

Así, al estudiar la selección de la modalidad de las completivas, Gámez (1910:254) analiza conjuntamente los predicados verbales y los no verbales e ilustra su propuesta con ejemplos .que incluyen dos verbos, ver y pretender, dos adjetivos predicativos, seguro y probable, y dos nombres predicativos, seguridad y desconfianza, los cuales seleccionan respectivamente el indica­ tivo y el subjuntivo en sus completivas: Veo que me entienden. Pretendo que me entiendan. Estoy seguro de que me entienden. Es probable que me entiendan Tenso la seguridad de que me entienden Abrigo la desconfianza de que me entiendan

Al igual que Benot, Gámez considera que la selección de la modalidad de la completiva está determinada por el significado del predicado del que depende dicha completiva. Sin embargo, Gámez (1910:253-254) no basa su análisis en las mismas clases semánticas que Benot, puesto que considera que la moda­ lidad está determinada por el "concepto de certidumbre" o de "duda" relacio­ nado con el significado del predicado que rige la completiva: [...] el conglomerado oracional irá forzosamente en los tiempos de indicativo si se relaciona con palabras de certidumbre, é irá inexcusablemente en los tiempos de subjuntivo si hace la correlación con las palabras de duda.

C apítulo IV

214

Gámez (1910:253) ofrece un cuadro con un amplio número de ejem­ plos (cf. Fig. 4.1), que agrupa, por un lado, en función de la pertenencia del predicado que determina la modalidad a la clase de los nombres, los adjetivos o los verbos predicativos y, por otro lado, en función del "concepto de certi­ dumbre" o de "duda" asociado al significado de dichos predicados.

CONCEPTO» DE DUDA

CONMCPT«»* D E C K R T l D t ' M B R K KBPRES8ATADOS POR VOCABLOS

Substantivos.

Segur!díiii de Evidencia . # Certeza * Indicios * Confianza * Convencí miento *

que me entienden * » * * * » * * » » » * * * *

i>eseon fianza de que me entienda* » * * » iHida * ;» » * Resolución » » » Orden » » % » Deseo » » » » Sospecha

Adjetivos.

Seguro de que me entienden. Convencido * » * * Indiscutible * » * Evidente ■» » * Cierto ■* * » Ctaro * * »

que me entiendan. Probable ». » » Posible * » Conveniente » » Útil » V ■■ » Incierto *: » » Dudoso

Verbos.

Ver que entienden. Confiar en que entienden. Confesar * * Saber * » Constar » » Asegurar * *

Pretender que me entiendan. Desconfiar de que me entiendan. » » Mandar » » ■* Desear * » Querer »: Ordenar

Fig. 4.1. "Los conceptos de certidumbre ó de duda pueden estar embebidos en voca­ blos substantivos, adjetivos y verbos." Gámez (1910:253) Pero los innovadores planteamientos de Benot en relación con el estudio de la modalidad de las completivas sentaron unas bases teóricas, que dejaron sentir su influencia mucho después de la obra de Gámez. Así p. ej., Togeby (1963) -al igual que Benot- no se limitó a estudiar la modalidad que selec­ cionan los verbos con completiva, sino que analizó también la de los nombres y los adjetivos predicativos con argumentos oracionales:

El concepto de predicado en la tradición gram atical

215

La construction la plus répandue de la syntaxe modale est l'influence qu'exerce la présence d'une racine sur le mode d'une proposition subordonnée [...] La racine peut être une racine verbale, nominale ou pronominale. Il faut y ajouter l'influence des adverbes, surtout de la négation, (p. 32) Dentro de la "racine nominale", Togeby incluye tanto las "racines de sub­ stantifs" (pp. 44-48) como las "racines d'adjectifs” (pp. 49-51). Asimismo, el estudio sobre la modalidad verbal de Fernández Ramírez (1986:312-356) se desarrolló igualmente dentro de la línea teórica iniciada por Benot (18881891), en la medida en que Fernández Ramírez estudió conjuntamente la modalidad de los predicados verbales y la de los no verbales.

4.5 Clases de predicados no verbales en función de su estructura argu­ mentai en Kramer (1711) La Syntaxis Hispanicae de Kramer (1711) constituye una obra excepcional, en la que se aborda de forma radical el estudio de los predicados no verbales junto con los predicados verbales. Sin embargo, el estudio conjun­ to de los predicados por parte de Kramer no está determinado por el análisis de la modalidad, como en el caso de Benot, sino por la determinación de las clases de predicados que admiten un infinitivo como primero o como segundo argumento. Kramer, al igual que muchas gramáticas tradicionales, atribuye la alternancia entre la completiva y el complemento infinitivo a las distintas relaciones de correferencia entre el sujeto de la oración principal y el de la subordinada (cf. Subirats 1990; 1994:332 ss.). Pero Kramer no establece clases semánticas de verbos -como suelen hacer las gramáticas tradicio­ nales-, con objeto de definir las condiciones de correferencia que determinan la aplicación de la reducción de la completiva en dichas clases, sino que considera la posibilidad de que un predicado, es decir, un verbo, un adjetivo o un nombre, admita un complemento infinitivo, como una propiedad idiosin­ crásica y, por lo tanto, indisociable de dicho predicado. En consecuencia, su forma de explicar la distribución de los complementos infinitivos en Syntaxis Hispanicae (1711) consiste en determinar las clases de predicados que admiten dichos complementos, en función de criterios exclusivamente formales. Concretamente, Kramer utiliza el marcador que introduce el com­ plemento infinitivo, es decir, cero y las preposiciones a y de, como criterio

216

Capítulo IV

para determinar la partición en clases formales del léxico de predicados que admiten un infinitivo subordinado. Las subclases de predicados que establece Kramer en Syntaxis Hispanicae (pp. 368 ss.), junto con una breve selección de ejemplos ilustrativos de su uso, son las siguientes: (1) verbos y adjetivos con verbo de soporte que admiten un complemento infinitivo sin preposición, p. e j.,"osar, bueno", etc.: Ninguno de los discípulos le osava preguntar Bueno seria al hombre no tocar muger

(2) predicados que admiten un complemento infinitivo introducido por la preposición a: (a) verbos, p.ej., "enseñar, salir", etc.: (...) enseñar a uno a leer &c. Salir a hablar, a recebir &c. a alguno

(b) adjetivos predicativos con verbos soporte, p. ej., "proprio, inclinado", etc.: Las enfermedades son muy proprias a mortificar el hombre viejo Dizen que los españoles son inclinados a hurtar [robar]

(c) nombres predicativos con verbos de soporte, p. ej., "disposición, honra", etc.: Tener disposición natural a hazer algo Ay poca honra (...) a proceder en esta manera

(3) predicados que admiten un complemento infinitivo introducido por la preposición de: (a) verbos, p.ej., "dexar, correr peligro", etc.: El no dexara de hazerlo, de amarla &c. Corre peligro de perder la vida

(b) adjetivos con verbos de soporte, p.ej., "impossible, digno", etc.: Es impossible (de) poder passar por este Reyno sin comunicación con otros Haze cosas tan feas que son dignas de reprender, y mucho mas de castigar

(c) nombres predicativos, p. e j.,"costumbre", etc.: Que os parece deste costumbre que tenemos en Francia de besarnos unos a otros; y de besar los hombres a las mugeres publicamente?

El concepto de predicado en la tradición gram atical

217

Kramer realizó una propuesta innovadora dentro de la tradición grama­ tical española, ya que al estudiar la estructura argumental de los predicados que admiten un infinitivo subordinado, consideró que no solo los verbos son predicados, sino también los adjetivos y los nombres predicativos.

4.6 El concepto de "verbo vacío" en Lenz (1920) En la tradición gramatical española, se suele aceptar, en general, que, en las construcciones en las que los verbos ser y estar van acompañados de adjeti­ vos predicativos, son dichos adjetivos los portadores del significado léxico, mientras que ser y estar son elementos de relación 'vacíos' desde el punto de vista semántico. Sin embargo, en nuestra tradición gramatical, este mismo criterio de análisis no se ha aplicado, en general, al abordar el estudio de los nombres predicativos que van acompañados de verbos de soporte. Al no dar una caracterización gramatical de los verbos de soporte que seleccionan los nombres predicativos, los estudios tradicionales tampoco se han visto en la necesidad de tener que establecer una diferenciación entre verbos de soporte, como p. ej., tener, hacer, dar, etc., y los correspondientes verbos predicativos con los que coinciden en tanto que formas morfofonológicas. Lenz (1920:78-79) fue el primero en señalar de forma explícita la existen­ cia de verbos semánticamente "vacíos", que "no encierra[n] un concepto" -es decir, verbos de soporte—, que acompañan a adjetivos y a nombres predi­ cados, que son los que realmente vehiculan el significado léxico del conjunto formado por el verbo "vacío" y el predicado:

[...] entre el sujeto y el atributo predicativo - adjetivo o sustantivo - se puede intercalar la cópula, que formalmente es una tercera palabra, pero no encierra un concepto. Lo mismo podría decirse de ciertos verbos transitivos con sus complementos acusativos; verbos como hacer [...] indican sólo vagamente que ha de seguir un acusativo, que expresa lo que se hace [...]. (op. cit., p. 78) Lenz no solo incluye ser, estar y hacer dentro de la clase de los verbos de soporte, sino además tener, al que considera también un verbo "vacío" y "descolorido" desde el punto de vista semántico:

218

Capítulo IV

El verbo tener [...] es igualmente un verbo vacío, que tiene por objeto rela­ cionar una cosa o una cualidad con un substantivo sujeto. [...] tener no solo expresa posesión, sino también pertenencia, la relación de la parte al entero: Esta casa tiene seis ventanas El león tiene melena. (Op cit., pp. 352-353) Los dos verbos [tener y hacer] son descoloridos y se refieren a la actividad

en general; su valor específico se les da por la añadidura de substantivos concretos o abstractos u otros modificativos. (Op. cit., p. 354) Asimismo, Lenz (íbid., p. 353) señala la equivalencia semántica y formal entre las construcciones de nombres predicativos con verbos de soporte, como p. ej. tener, y las correspondientes construcciones con adjetivos o con grupos preposicionales predicativos:

Con substantivos abstractos equivale siempre a juicios más o menos atribu­ tivos: Este cuadro tiene mucho valor = [Este cuadro] es muy valioso Los soldados siempre deben tener valor = [Los soldados siempre] deben ser valientes El niño tenía fiebre - [El niño] estaba con fiebre o [El niño estaba] febril.

Las observaciones que hace Lenz (1920:78-79) en relación con las equiva­ lencias semánticas entre clases de predicados formalmente distintos, le llevan a replantearse la distinción tradicional entre "oraciones atributivas" y "predi­ cativas", y entre "oraciones transitivas" e "intransitivas":

Así desaparecen a menudo los límites entre la oración con atributo predica­ tivo y la oración verbal intransitiva, e igualmente los que hay entre la intran­ sitiva y la transitiva: Los patos son nadadores = Los patos nadan Juan trabaja = Juan hace su trabajo. (Op. cit., p. 78)

En realidad, cuando el núcleo de la oración ya no es el verbo -como en los planteamientos más tradicionales- sino el predicado, la diferencia entre "atribución" y "predicación" deja de ser una distinción básica en la sintaxis, ya que determina únicamente distintas formas de estructurar las relaciones de predicación. Asimismo, la distinción entre "oraciones transitivas" e "intransi­

El concepto de predicado en la tradición gram atical

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tivas" puede resultar secundaria desde el punto de vista de la predicación, cuando el núcleo verbal de la "oración transitiva" es un verbo de soporte y su objeto directo es un nombre predicativo, como p. ej., ''trabajo" en "Juan hace su trabajo", y cuando dicha "oración transitiva" es una nominalización de una "intransitiva" que vehicula las mismas relaciones de predicación, como p. ej. "Juan trabaja". Dentro de la lingüística española, Lenz culmina un proceso que ha llevado a la sintaxis a desarrollar un nuevo concepto de predicación, que parte de la base de que el núcleo de la oración no es el verbo, sino el predicado, que puede ser, a su vez, un verbo, un nombre o un adjetivo predicativos.

4.7 £1 estudio de los predicados nominales en el léxico de Cuervo (18861893) El Diccionario de construcción y régimen de Cuervo (1886-1893) se puede considerar como la primera sintaxis léxica de la lengua española3, en la medida en que define el significado de los predicados del léxico en relación con las construcciones sintácticas de las que pueden formar parte y, por tanto, -al igual que la sintaxis léxica- asocia definiciones semánticas a clases de redundancia sintáctica. Posiblemente, una de las diferencias entre el Diccio­ nario de Cuervo y la sintaxis léxica reside en que Cuervo -por influencia de la tradición filológica- documenta sus clases de redundancia sintáctica a partir de ejemplos extraídos de un corpus, mientras que la sintaxis léxica fundamenta la definición semántica y sintáctica de los predicados partiendo de la competencia lingüística. Sin embargo, tanto Cuervo como la sintaxis léxica parten de la base de que los predicados pueden ser verbos, nombres y adjetivos predicativos. Es posiblemente en las entradas correspondientes a nombres predicativos, donde se pone de manifiesto de forma más patente el modelo gramatical en el que Cuervo fundamentó su estudio del léxico. Tanto al estudiar los nombres predicativos autónomos como los derivados, Cuervo analiza su estructura argumental, ofreciendo ejemplos que determinan, primero, las características de sus argumentos y, segundo, si

3. Martín Mingorance (1994:31-32) lo considera "el primer diccionario de valencias propiamente dicho, tanto por la descripción de los tipos de complementación como por la justificación lingüística."

220

C apítulo IV

admiten complementos oracionales. Así p. ej., en las entradas de los nombres predicativos autónomos afición y aversión (vol. I, pp. 232-233 y 809-810), así como en la del nombre derivado deseo (vol. n, pp. 1063-1064), nos ofrece ejemplos -con y sin verbo de soporte- que ilustran el régimen preposicional de su segundo argumento y si dicho argumento puede ser una oración:

[...] Disposición á hallar gusto en alguna cosa [...] Con á, para expresar el objeto en que se halla gusto.

Afición.

[Ejemplos con verbos de soporte] Tiene [...] afición á bienes sensibles [...]

[Ejemplos sin verbos de soporte] [...] por afición á las cosas humanas [...] [...] por la afición al ridículo filosofismo con que ha caracterizado sus obras [-] [...] La afición á la caza [...] La afición á unos mismos estudios [...] [...] la afición á las diversiones dramáticas [...]

[Ejemplos con un segundo argumento oracional] Esta afición á cabalgar [...] [...] la afición á leer v componer libros de caballerías [...]

[...] Sentimiento que mueve á apartarse de lo que daña, disgusta ó contraría. Con á y para expresar el objeto del desvío. Aversión.

[Ejemplos sin verbos de soporte] [...] no encubría su aversión á Mina. [...] menguó y faltó casi la aversión á los españoles . [...] por [...] aversión á los negocios [...] [...] tedio y aversión á unos estudios en que se siente envejecer sin provecho. [...] su aversión al trabajo [...] [...] aversión al estado de matrimonio [...] [...] aversión al nuevo régimen [...] Su aversión á mi trono, á mi persona [...] la inflexible aversión á la injusticia Deseo. Movimiento enérgico de la voluntad hacia el conocimiento, posesión ó disfrute de una cosa. Con genit[ivo] objetivo. [...] dellas tuviese un continuo y encendido deseo!

El concepto de predicado en la tradición gram atical

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Los deseos tan vivos de Dios [...]

[Ejemplos con un segundo argumento oracional]

Con un infinitivo]. [Con verbo de soporte] [...] el deseo que tenían de destruir aquella nación impía. El rey don Fernando tenía por todas estas causas un encendido deseo de apoderarse desta ciudad. [...] tiene deseo de ser vista.

[Sin verbo de soporte] [...] creció el deseo en los pastores , de escuchar lo que Mireno cantaba. Se levantaron los dos con deseo de ver á Constanza [...] [...] me vino el deseo de abrazarme con vuestra majestad [...] El deseo de alcanzar fama [...] [...] el deseo de ver mundo.

Cuervo establece una distinción entre los segundos argumentos de nombres predicativos no derivados, como p. ej., afición y aversión, y los de nombres deverbales, como p. ej., deseo. En el primer caso, introduce los ejemplos que documentan su estructura argumental con referencias, como p. ej., f,con a, para expresar el objeto en que se halla gusto", "con a, para expresar el objeto del desvío", etc. Por el contrario, los ejemplos que ilustran las características de los segundos argumentos de nombres deverbales, como p. ej., deseo, los considera "genitivos objetivos". La terminología de Cuervo tiene un signifi­ cado muy preciso, como podemos observar en la explicación de la ambigüe­ dad de los complementos con de del nombre predicativo amor (vol. I, p. 438):

El complemento] con de que suele acompañarle admite dos sentidos opuestos: [...] Es sujetivo, ó sea, corresponde al sujeto del verbo amar, si se pusiera en el lugar del sustantivo; v.g. amor de padre = el padre ama [...] Es objetivo, ó sea corresponde al acusativo de amar: el amor de la vida = amamos la vida.

En su inequívoca terminología, Cuervo considera, por tanto, que el segundo argumento de deseo es el "acusativo" del verbo predicativo del que se deriva, es decir, de desear. La similitud de las definiciones semánticas del verbo desear y del derivado deverbal deseo ponen de manifiesto que, para Cuervo, se trata de dos predicados semántica y formalmente relacionados:

222

C apítulo IV

Moverse con instancia la voluntad á la posesión, disfrute, conocimiento ó ejecución de algo. (vol. II, p. 1042) Deseo. Movimiento enérgico de la voluntad hacia el conocimiento, posesión ó disfrute de una cosa. (vol. II, p. 1063) Desear.

En general, los ejemplos que ilustran las características de los primeros argumentos de los nombres predicativos, tanto autónomos como derivados, suelen ser grupos nominales, que han sufrido una reducción del verbo de soporte y, en consecuencia, el primer argumento del nombre predicativo se ha convertido en un complemento adjunto con la preposición de. Cuervo deno­ mina "genitivos subjetivos" a dichos adjuntos, porque, sin duda, considera que la preposición de que los introduce no es un marcador de argumento, sino una preposición derivada: [aversión]

Con genitivo sujetivo. El prim er principio de la aversión de los reinos y de las mudanzas de las repúblicas es el odio. Unos serán dignos de la vigilancia, y otros de la aversión del gobierno. [deseo]

Con genit[ivo] sujetivo. [...] el deseo del clero [...]

Cuervo incluye, además, ejemplos, en los que el nombre predicativo lleva todos sus argumentos explícitos y, a su vez, ha sufrido una reducción del verbo de soporte: [afición]

Con genitivo sujetivo y á para denotar el objeto de la afición. [...] la afición [...] de los grandes y magnates á los libros caballerescos. [...] la afición del pueblo á esa clase de composición [...] [aversión] Con genitivo sujetivo [...] Con á, para expresar el objeto del desvío. [...] la aversión de los conquistadores al cultivo y á toda buena industria.

El concepto de predicado en la tradición gram atical

223

Es interesante observar que Cuervo ya se dio cuenta de la existencia de "locuciones" formadas por dar y un nombre, cuyos significados estaban determinados por dicho nombre y que, a su vez, eran paráfrasis de verbos predicativos, con los que el nombre estaba relacionado morfológicamente:

Llevando por acus[ativo] un nombre generalmente de acción, [dar] forma locuciones cuyo sentido se determina por el de dichos nombres, y que suelen corresponder á un verbo significativo de la acción denotada por ellos. Así, dar un abrazo, un beso = abrazar, besar dar ayuda, consejo = ayudar, aconsejar dar principio [...] = principiar [...] (Cuervo 1886-1893, vol. II, p. 732)

A su vez, Cuervo se percató ya de que el sujeto de dichas "locuciones" era, en realidad, sujeto del nombre y no del verbo, ya que, en dichas "locuciones", dar no es más que un verbo de soporte:

El suj[eto] de dar representa la persona que ejecuta el acto denotado por el sustantivo] (Cuervo 1886-1893, vol. II, p. 735) Asimismo, Cuervo observó que el segundo argumento de determinados nombres predicativos admitía una sustitución por los pronombres clíticos le, les, cuando iban acompañados de "ciertos verbos" -y, por tanto, mostraba las propiedades de pronominalización que caracterizan a los objetos indirectos o "dativos"-, mientras que, cuando dichos nombres predicativos eran argumen­ tos de verbos predicativos, su segundo argumento no mostraba las mismas propiedades de pronominalización:

Cuando afición es acusativo de ciertos verbos, el complemento] con á se considera como dat[ivo]. [...] la afición que [le¡] tenéis á vuestra lenguam .

[Con variante de verbo de soporte] [...] para que les cobre afición. (Cuervo 1886-1893, vol. I, p. 233)

224

C apítulo IV

Cuando aversión es acusfativo] de ciertos verbos, el complemento] con á se considera como dat[ivo]. [...] la aversión que [leí] tenían á don Berengueluj. [...] [...] [ l e j tiene una natural y absoluta aversión al mal¡ij. [...] [...] no por tenerle aversión [...]

[Con variante de verbo de soporte] [...] Me han cobrado aversión. (Cuervo 1886-1893, vol. I, p. 810) Siendo este sustantivo] [compasión] acus[ativo] de ciertos verbos tiene cabida el dat[ivo] en lugar del genitivo objetivo. Ningún respeto se [lesi] tenía á los ancianos, ni compasión á los niños¡¡j. [...] [lesi] tendríamos compasión á muchos¡ij. [...] la compasión que le tuvo [...] (Cuervo 1886-1893, vol. II, p. 257)

Como hemos podido observar, Cuervo se refiere a "ciertos verbos", aunque no especifica exactamente de qué verbos se trata. Sin embargo, en los ejem­ plos que ilustran sus referencias a "ciertos verbos" aparecen invariablemente verbos de soporte o sus variantes. De hecho, Cuervo constató que, cuando un nombre predicativo, como p. ej., aversión, va acompañado de su verbo de soporte, su segundo argumento admite una sustitución (o una reduplicación) pronominal por le o les, p. ej., (12) Max leí tiene aversión a esa gentuza/, mientras que, cuando el nombre predicativo sufre la reducción del verbo de soporte y se convierte en el núcleo de un grupo nominal, como p. ej., en (13) la aversión de Max a esa gentuza, y, a su vez, dicho grupo nominal se convierte en un argumento de un verbo predicativo, como p. ej., conocer\ en Todos conocíamos la aversión de Max a esa gentuza, a esa gentuza ya no puede pronominalizar con le o les como en (12), como podemos observar, p. ej. en (14), Todos (*le¡ ) conocíamos la aversión de Max [a esa gentuza]i, puesto que, en (14), a esa gentuza no es un objeto indirecto de conocer, sino que forma parte del grupo nominal de (13), el cual es el segundo argumento de dicho verbo. En otras palabras, a esa gentuza sólo puede pronominalizar como un objeto indirecto, cuando aversión va acompañado de su verbo de soporte como en (12), a pesar de que tanto en (12) como en (13), a esa gentuza es un segundo argumento de aversión. Las observaciones de Cuervo ponen de manifiesto que intuyó la existencia de verbos de soporte, aunque no los definió de forma explícita, tal como hizo posteriormente Lenz (1920). Sin embargo, Cuervo hizo referencia de forma indirecta al concepto de verbo de soporte, al señalar que el segundo argumento de ciertos nombres predicativos

El concepto de predicado en la tradición gram atical

225

admitía una pronominalización como un objeto indirecto, cuando iba acompa­ ñado de "ciertos verbos" -es decir, de su correspondiente verbo de soporte-, pero no la admitía, cuando dicho nombre predicativo se había convertido en un argumento de otro predicado.

4.8 Los verbos de elisión en la lexicografía española Los verbos de elisión son predicados de segundo nivel cuyo segundo argu­ mento tiene que ser necesariamente un predicado no verbal; el marcador de argumento oracional (3.1.7) que impone el verbo de elisión sobre dicho predi­ cado no verbal consiste en la elisión de su verbo de soporte (3.15.1). Así p. ej., cuando el verbo de elisión poner opera sobre Max y sobre el GPpred estar de moda en El léxico está de moda, el marcador que le impone poner a su segundo argumento oracional es la elisión del verbo de soporte estar del GPpred estar de moda, p. ej., Max puso el léxico de moda. En relación con los verbos de elisión, es interesante observar que la lexicografía tradicional española ha hecho un reconocimiento implícito de la existencia de este tipo de predicados. Así p. ej., en la segunda acepción de la entrada correspondiente al verbo poner, Moliner (1975, vol. n, p. 800) define el significado de dicho verbo en función de sus segundos argumentos oracionales, es decir, en función de (1) adjetivos predicativos, entre los que incluye moreno, bueno y colorado, y de (2) "innumerables modismos con «de» o «en»", entre los que incluye de mal humor y en un aprieto, que corresponden a grupos preposicionales predicativos que seleccionan el verbo de soporte estar (estar de mal humor, estar en un aprieto):

Hacer que algo o alguien esté de cierta manera que se expresa con un adjetivo o alguno de los innumerables modismos con «de» o «en»: El sol pone moreno. Esta medicina me ha puesto bueno. Esa noticia me puso de mal humor. Le has puesto colorado. Le puse en un aprieto [...].

Análogamente, la Real Academia Española (1992:1161-1162) en la acepción 31 de la entrada correspondiente a poner da la definición de dicho verbo en función de los adjetivos y las "expresiones calificativas" -es decir, grupos preposicionales predicativos, como p. ej., de mal humor- que constituyen su segundo argumento:

C apítulo IV

226

Con ciertos adjetivos o expresiones calificativas, hacer adquirir a una persona la condición o estado que estos adjetivos o expresiones significan: poner colorado, poner de mal humor. Ú[sase] t[ambién] c[omo] pronominal]. Ponerse pálido.

Resulta interesante constatar cómo en las acepciones correspon­ dientes a grupos preposicionales predicativos, la RAE (1992) señala la posibilidad de que dichos GPpred puedan ir acompañados del verbo estar, es decir, de su correspondiente verbo de soporte, y, a su vez, añade que pueden ser argumentos de verbos de elisión, como p. ej., poner, dejar, etc. Obsér­ vense, p. ej., las siguientes definiciones del Diccionario de la RAE (1992) correspondientes a los grupos preposicionales predicativos estar a la altura, estar a la escucha, estar en condiciones o estar en juego:

a la altura de. [...] 2. loc[ución] adv[erbial] fig[urada]. A tono con algo, al mismo grado. Ú[sase] m[ás] con los verbos estar, poner , [...] y dejar. No estuvo a la altura de las circunstancias. (RAE 1992:83) a la escucha. loc[ución] adv[erbial]. Atento para oír algo. Ú[sase] con los verbos estar, ponerse, [...] etc. (RAE 1992:622) en condiciones. A punto, bien dispuesto o apto para el fin deseado. Se usa principalmente con los verbos estar, poner, ponerse [...] (RAE 1992:377) enjuego. loc[ución] que con los verbos [...] estar, poner, etc., significa que intervienen en un intento las cosas de que se habla. Están en juego poderosas influencias. || 2. Con los verbos estar y poner, referidos a cosas que pueden perderse, peligrar aquello de que se trata, arriesgarlo. Está en juego tu reputación. (RAE 1992:854) Dado que, en la lexicografía tradicional española, la aparición de estar; poner, dejar, etc., junto a grupos preposicionales predicativos se considera un fenó­ meno de mera "alternancia" que no se enmarca dentro de una teoría general de la predicación, su tratamiento no siempre resulta sistemático. Así, en las referencias que acabamos de presentar en relación con los GPpred a la altura de, a la escucha, en condiciones o en juego, la RAE (1992) especifica la "alternancia" entre el verbo de soporte estar y los verbos de elisión poner o dejar en la entrada correspondiente a dichos GPpred. Por el contrario, en otros casos, la RAE (1992) crea una entrada para un GPpred y otra entrada distinta para las construcciones en las que dicho GPpred es el segundo

El concepto de predicado en la tradición gram atical

227

argumento de un verbo de elisión, como p. ej., poner. Así p. ej., la RAE (1992) presenta estar al corriente como una acepción distinta y no relacio­ nada con poner a alguien al corriente y, a su vez, considera ponerse al corriente como una entrada distinta, que no vincula ni a estar al corriente ni tampoco a poner al corriente, a pesar de que el pronombre reflexivo se de ponerse aparece regularmente en algunos casos, cuando el primer argumento de poner es idéntico al primer argumento del predicado no verbal que constituye su segundo argumento, p. ej., Eva puso a Max en peligro , Eva¿ se¡ puso en peligro : estar al corriente de una cosa. fr[ase] Estar enterado de ella. [...] poner a alguien al corriente de una cosa. ir. Enterarle de ella. (RAE 1992:409) ponerse al corriente, ir. Enterarse, adquirir el conocimiento necesario.

(RAE 1992, p. 1162) Análogamente, Moliner (1975, vol. n, p. 578) trata el GPpred estar en orden como una entrada independiente e incluye como ejemplos de uso oraciones en las que dicho GPpred es un argumento del verbo de elisión tener, "Tiene su documentación en orden", y dejar, "Quiere dejar en orden sus asuntos antes de marcharse": en orden. (I) Ordenado: Mi mesa [La clase] está en orden. Las fichas están en orden. (II) «Arreglado. En regla. Como es debido». Con todo lo necesario y como debe estar: Tiene su documentación en orden. Quiere dejar en orden sus asuntos antes de marcharse. • Dispuesto: Todo está en orden para la marcha. [...]

Sin embargo, Moliner (op. cit.) crea una entrada distinta, concretamente, poner en orden, para dar cuenta de los casos en los que estar en orden es el segundo argumento del verbo de elisión poner. poner en orden

un asunto. Arreglar o corregir alguna irregularidad o

deficiencia en él. Por el contrario, en otros casos, Moliner (1975, vol. I, p. 375) estructura el problema que estamos analizando de una forma distinta. Así p. ej., tanto la entrada correspondiente al GPpred estar a bien, como la entrada poner a bien, en la que dicho GPpred es un argumento de poner, nos remite a la

228

C apítulo IV

entrada a bien, donde, a su vez, Moliner señala la "alternancia" que puede haber entre el Vsop estar y el verbo de elisión poner:

estar a bien. V. «a bien». poner a bien. V. «a bien». a bien (con «estar» o «poner», y refiriéndose a personas). En buena amistad o armonía. Posiblemente, la existencia, por un lado, de locuciones verbales con estar, como p. ej., estar pez en Max está pez en matemáticas y, por otro, de locu­ ciones con poner, como p. ej., poner el grito en el cielo en Max puso el grito en el cielo, han contribuido a dificultar aun más una presentación sistemática por parte de la lexicografía tradicional de la problemática que estamos estudiando. A pesar de la falta de sistematicidad que hemos observado en Moliner (1975), dado que no siempre establece una distinción entre los grupos preposicionales predicativos y las construcciones con verbos de elisión que operan sobre GPpred, Moliner (1975) demuestra en algunas entradas de su Diccionario de uso que posee un concepto implícito de verbo de elisión. Así p. ej., en las entradas de los verbos dejar o dar, Moliner ofrece, en las acepciones correspondientes, definiciones semánticas y ejemplos de uso que corresponden inequívocamente a los verbos de elisión dejar y dar; en efecto, los ejemplos de Moliner (1975, vol. I, p. 877) que citamos a continuación constituyen oraciones en las que dejar opera sobre predicados que seleccionan el verbo de soporte estar, concretamente, el sombrero está como nuevo, el paso está libre o él está preocupado:

® Hacer que algo a alguien quede de cierta manera, con una operación, acción o influencia: Me han dejado el sombrero como nuevo. Por fin hemos dejado el paso libre. Con lo que has dicho le has dejado preocupado.

A su vez, en la entrada correspondiente a dar, Moliner (1975, vol. I, p. 857) hace referencia a una acepción que corresponde al verbo de elisión dar. Así, todos los ejemplos que proporciona Moliner en relación con dicha acepción corresponden a casos en los que dar opera sobre predicados que seleccionan el verbo de soporte tener, como p. ej., tener fuerzas, tener una buena educación, tener un empleo, tener la clave, tener un (susto, disgustos, celos),

El concepto de predicado en la tradición gram atical

229

tener (consuelo, alegría, pena, tristeza) o tener suerte:

® Ser causa de que algo o alguien tenga cierta cosa, estado o cualidad:

Una copita de coñac te dará fuerzas. Ha dado a sus hijos una buena educación. Le han dado un empleo. Eso nos da la clave de los que ocurre. Dar un susto [disgustos, celos]. Dar consuelo [alegría, pena, tristeza]. Dar suerte.

Análogamente, en algunas de las entradas correspondientes a nombres predicativos, Moliner nos ofrece ejemplos en los que dichos Npred son argumentos del verbo de elisión dar, así, en la segunda acepción de la entrada correspondiente al Npred opción, Moliner (1975, vol. II, p. 570) nos brinda un ejemplo en el que opción aparece con su verbo de soporte tener, "Tiene opción a viajar gratis como empleado de la compañía" y otro ejemplo, en el que tener opción es un argumento del verbo de elisión dar, "La entrada da opción a una consumición":

© («Tener»). Derecho a cierta cosa; particularmente, en estos dos casos: • Derecho a ocupar cierto empleo o dignidad. • Derecho derivado de cierta cosa o anejo a cierta cosa: Tiene opción a viajar gratis, como empleado de la compañía. La entrada da opción a una consumición.

Obsérvese, asimismo, que Moliner (1975, vol. I, p. 877) equipara implícita­ mente los verbos de elisión poner y dejar, al plantearse su posibilidad o su imposibilidad de conmutación:

Obsérvese que tampoco en este sentido son intercambiables «dejar» y «poner»', se dice poner rojo de vergüenza, el azafrán pone amarillo el arroz ; y, en cambio, dejar avergonzado o dejar abatido [...] En algunos casos son aplicables ambos verbos y se dice «poner triste» o «dejar triste» según que se trate de una tristeza momentánea que dura lo que la impresión que la causa o que se trate de un estado permanente, de más o menos duración. Las referencias de Moliner a los verbos de elisión no constituyen un ejemplo único en nuestra lexicografía. De hecho, Cuervo (1886-1893) hace ya una referencia explícita a un uso de dejar, cuya definición semántica y ejemplos de uso coinciden con el verbo de elisión dejar. Así, en relación con el significado del verbo de elisión dejar, Cuervo (1886-1893, vol. II, pp. 857) señala:

2 30

Capítulo IV

[...] descartado el concepto de separación, el verbo [dejar] significa solamente el estado ó situación en que queda un objeto de resultas de la acción de que se trata (trans[itivo]). Los múltiples ejemplos de uso que proporciona Cuervo (1886-1893, vol. II, pp. 857-858) corresponden a construcciones en las que dejar opera sobre predicados no verbales y, entre dichos ejemplos, cabe destacar aquellos en los que el segundo argumento de dejar es un adjetivo predicativo:

Con un predficado]. D ejar airoso, feo, fresco, molido á alguno; dejar á todos iguales . [...] dejaste | Alegre al cielo todo, á España triste. [...] Tan lleno dejó [Angélica] el mundo de sus impertinencias como de la fam a de su hermosura. [...] Deja el valor, y la elocuencia muda. [...] Dijo, y dejó á todos admirados. [...] Si son bien distribuidos [los premios], aunque toquen á pocos, dejan animados a muchos. [...] Los servicios mueren sin el premio; con él viven y dejan glorioso el reinado. [...] Tuvo Motezuma la dicha de hablar primero, con que dejó saneada su intención. [...] dejar menos admirable su resolución. [...] Lo que [la fortuna] deja perdido y desafuciado, remedia la ciencia fácilmente. [...] Los excesivos gastos de mi casa me dejaron de todo punto vacío de joyas y dineros.

Asimismo, Cuervo (1886-1893, vol. II, pp. 743-744) hace referencia a una acepción de dar, cuya definición semántica, "causar, ocasionar, mover (trans[itivo])'\ así como los ejemplos que ilustran su uso coinciden con el verbo de elisión dar. En efecto, los siguientes ejemplos son construcciones en las que el segundo argumento del verbo dar es un nombre predicativo que selecciona el verbo de soporte tener, como p. ej., tener pesadumbre, tener (celos, enojos), tener alteración, tener admiración:

El concepto de predicado en la tradición gram atical

231

[...] nunca se la habían querido cortar p or no darle pesadumbre. Veía que la Torralva venía ya muy cerca, y le había de dar mucha pesadumbre con sus ruegos y lágrimas. [...] Dando á Marramaquiz celos y enojos. Mas alteración le dio mi sentencia, que le había dado la de su muerte. Como pudo hizo la señal de la cruz en el pecho, lo cual dio admiración á todo el pueblo. Cuervo (1886-1893, vol. II, p. 743)

La revisión que hemos realizado en este capítulo pone de manifiesto que el concepto de predicado que propone la sintaxis léxica tiene antecedentes en nuestra tradición gramatical y lexicográfica. Por un lado, hemos podido analizar obras de nuestra tradición en las que se han estudiado características sintácticas de los nombres y los adjetivos predicativos, que aparentemente habían quedado circunscritas exclusivamente al estudio de la sintaxis verbal. Por otro lado, hemos analizado la contribución implícita y explícita de la lexicografía tradicional al estudio de los verbos de elisión. En la medida en que las aportaciones de la gramática y la lexicografía tradicionales han contribuido a ampliar el concepto de predicado, podemos considerar el concepto de predicación de la sintaxis léxica del español como una extensión y un desarrollo del concepto de predicado de nuestra tradición gramatical y lexicográfica.

NOTACIÓN

;

= ^ s

? ?? ??? * ?* AFD Apred Arg GN GPpred LocN LocNpred LocV LocVa LocVn

predicado Ppp, que no admite marcas de predicado, ni impone marcas a sus argumentos relación transformacional orientada entre dos oraciones relación de paráfrasis semántica entre dos oraciones no rela­ cionadas transformacionalmente inexistencia de una relación transformacional y/o de una rela­ ción de paráfrasis entre dos enunciados cadena vacía delante de una forma indica que dicha forma es un sufijo y cuando va detrás indica que dicha forma es una raíz léxica las comillas simples acotan las paráfrasis semánticas de ele­ mentos léxicos delante de una construcción, indica que esta es de una acepta­ bilidad dudosa delante de una construcción, indica que esta es de una acepta­ bilidad muy dudosa delante de una construcción, indica que su inaceptabilidad es dudosa delante de una construcción, indica que es inaceptable delante de una construcción, indica que esta es inaceptable, aunque dicha inaceptabilidad pueda ser cuestionable autómata finito determinista adjetivo predicativo o predicado adjetivo argumento, independientemente de que sea un TVo un P grupo nominal grupo preposicional predicativo locución nominal locución nominal predicativa locución verbal locución adjetiva predicativa, derivada a partir de una locu­ ción verbal locución nominal predicativa, derivada a partir de una locu­ ción verbal

234

LocVpred LocVv

N otación

locución verbal predicativa, integrada por un predicado verbal y uno o más argumentos lexicalizados locución verbal predicativa, derivada de un predicado verbal Vpred

argumento adjetivo denominal, que aparece como parte de los cambios transformacionales de una adjetivación denominal Nn nombre denominal, que aparece como parte de los cambios transformacionales de una nominalización denominal N¡ argumento, cuyo subíndice numérico opcional i indica el número de argumento N,c argumento fijo de una locución verbal, cuyo subíndice opcio­ nal indica su número de argumento Npred nombre predicativo o predicado nominal Npredf nombre predicativo, que es un argumento fijo de una locu­ ción verbal; el subíndice numérico i indica el número de argumento predicado de primer nivel, cuyo requerimiento argumental P.n... incluye solo argumentos de nivel cero N predicado de segundo nivel, cuyo requerimiento argumental P...p... incluye por lo menos un predicado P predicado, cuyo subíndice opcional x...y, especifica su reque­ Px...y rimiento argumental argumento con un marcador preposicional PN preposición predicativa Ppred Prep preposición verbo V adjetivo deverbal o adjetivo predicativo derivado, que apa­ Va rece como parte de los cambios transformacionales de una adjetivación deverbal nombre deverbal o nombre predicativo derivado, que surge Vn como parte de los cambios asociados a la transformación de nominalización verbo predicativo o predicado verbal Vpred Vpred de Red verbo predicativo de reducción obligatoria verbo de soporte, portador de las marcas temporales de un Vsop predicado no verbal N Na

Notación

235

Abreviación de transformaciones

El nombre abreviado de una transformación con la letra inicial en mayúscula va entre corchetes, cuando se aplica a una oración; las abreviaturas de los nombres de las transformaciones utilizadas en el texto van siempre en cursiva adjetivación denominal adjetivación deverbal atracción del pronombre formación de un grupo preposicional predicativo GPpred deverbal inversión o doble permutación del primer argumento Inversión y del segundo media Media Nom nominalización nominalización denominal Nom denominai nominalización deverbal Nom deverbal pasiva con estar Pasiva estar Pasiva se pasiva con se Pasiva ser pasiva con ser pasiva con tener Pasiva tener Per Reí perífrasis de relativo Permutación permutación reducción Red Red algo/alguien, que ser reducción de una oración de relativo con elisión del antecedente indefinido algo, alguien, etc., del pro­ nombre relativo y del verbo de soporte ser Red Arg reducción de un argumento, cuando este es un pro­ nombre indefinido Red ORel reducción de la oración de relativo con elisión del pronombre relativo y del verbo de soporte ser o estar Red ORel con reducción de la oración de relativo a la preposición

Adj denominai Adj deverbal Atracción GPpred deverbal

con Red ORel sin

reducción de la oración de relativo a la preposición sin

Red que P

reducción del argumento oracional que P con elisión

236

Notación

del primer argumento de P Red que P sin red Argi de P

reducción del argumento oracional que P sin elisión del primer argumento de P Red algo/alguien, que

Red sufij Red Vsop Redupli cli Reestructur Reí Se medio Se neutro

reducción de una oración de relativo, que convierte los pronombres indefinidos algo, alguien, etc. en lo, la, etc. reducción que crea un derivado por sufijación reducción del verbo de soporte reduplicación de un argumento con un pronombre clítico reestructuración relativización se medio se neutro

índice de autores

A Academia, cf. Real Academia Española y RAE Alarcos, 73,92,202,203

H Harris, 27,28, 64-66,73,122,127 Harris, R., 19 j

B Benot, 210 Benot, 210-215 Bobes, 119 Bosque, 24, 66 C Caro, 205 Casares, 108 Climent, 79 Cruse, 79 Cuervo, 197,205,219,221,222-224, 229-231 D Diez Orzas, 78 Dik, 77, 202 F Fernández, 119,201 Fernández Ramírez, 188,215

Johnson, 36,66 K Köhler, 118 Kramer, 215 Kramer, 215,216 L Lenz, 217 Lenz, 217-219,224 M Martin Mingorance, 219 Mayoral, 18 Mogorrön, 85, 119 Moliner, 225,227-229 Moya, 118 N None», 208 Nonell, 208-210

G Gámez, 213,214 García, 201 Garrido, 85, 119 Gonzalo, 79 Gross, 20

O Ortega, 51, 85, 87 P Palacios, 63, 85,118

238

índice de autores

R RAE, 203 RAE, 203-210,225-227 Real Academia Española, 203, 225 Ríos, 79, 85 Rodríguez, 79 Ryckman, 64 S Subirats, 24, 39,48,51,60,66, 85, 87,

118,136,188,192,212,215 T Tercedor, 117 Togeby, 214,215 V Vázquez, 201

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