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Spanish Pages 84 [62] Year 1992
Prdlogo
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Introduccidn
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Situacidn del pais. situaci6n de la Universidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
La defensa de la Universidad. El papel de ANUIES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19 El objeto de la Universidad. La urgencia de su defensa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
~ Evigente s la autonomia universitaria?
. . . . . . . . . . . . 27
. . . . . . . . . . . . . . . . . . 33 Las ciencias duras y el subdesarrollo . . . . . . . . . . . . . 37 Gatopardismo cientifico. El caso del nuevo Conacyt . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41 Las "nuevas respuestas" del Conacyt . . . . . . . . . . . . . 45 Los limites de la solidaridad
iQuiCn defiende a la Universidad PGblica?
La UAM elabora oportuna y comprometedora declaraci6n
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En la evaluacidn de 10s posgrados. Plausible rectificaci6n . . . . . .
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Las vias de la evaluaci6n universitaria El itinerario de la reforma educativa El sindrome del evaluado
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Problemas de la Educacidn BBsica
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La importancia de la Educacidn Media Superior
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M& evaluaciones fallidas
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Colegiaturas de la UNAM; debate sin Ctica
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Las condiciones generales que han rodeado el quehacer universitarw en la historia mexicana de la educacidn, han conformado, para cada etapa, 10s catalizadores directos de su desarrollo; asi la realidad national repercute significativamente en el desarrollo de 10s modelos educativos, mismos que son el soporte de la presente obra. En nuestro pats cada dgcada irrumpe en 10s propdsitos que le dieron origen y en la direccionalidad que la educacidn mexicana se ha dado a si misma; por ejemplo, en la dgcada de 10s aiios ochenta la crisis generalizada &l Esfado mexicano y de sus estructuras, acelerd el deterwro de la relacidn sociedad universidad y lo hizo m&sevidente; sin embargo, las necesidades, que en su momento dinamizaron a1 conjunto resultante, tambikn permearon las aspiraciones de educacidn superior que la poblacidn en general tenia; arin mds, se filtrd en la aspiracidn de modernizacidn intrinseca del Estado que pretendia constituirse como la piedra base de un desarrollo sostenido. En el momento actual, ante el espectro de la modernidad y de 10s dramdticos cambios mundiales, la sociedad mexicana se enfrenta a modificaciones sustanciales de su diario acontecer; entre kstas, el Tratado Trilateral de Libre Co-
mercw entre Canadtf, la unibn norteamericana y Mgxico, el cual constituye una oportunidad de desarrollo que -con las resentas que procesos semejantes significan- pueden ubicar el papel de la universidad ptSblica en un vector capaz de minar la relacibn con el entorno social y, fhndamentalmente, perder su identidad como soporte de las aspiraciones legftimas de la sociedad
DR.AVEDIS AZNAVURIAN APAJIAN Rector
La crisis de 10s aiios ochenta, de deuda y de ajustes, perdida para el desarrollo del capitalismo tardio, segin lo reconocid la xLIri Asamblea General de la Organizaci6n de las Naciones Unidas, tuvo el efecto social de la reducci6n del ingreso, el retiro de subsidios y el acelerado empobrecimiento de anchas franjas de la poblaci6n de la AmCrica Latina. Bajo su cobijo dio comienzo un notable repliegue en la intervenci6n econ6mica del Estado, asi como una distribucibn, voluntariosa y despojada de prop6sitos sociales, de un cuerpo de medidas de ajuste que se consider6 indispensable. Entre las victimas de tales medidas, al lado de 10s trabajadores del campo y la ciudad se encontr6 la comunidad intelectual de nuestros paises, ai'ectada directamente en sus ingresos, 10s que, para el caso de Mexico, se redujeron en terrninos reales en alrededor de un 60.0 % durante la decada, asi como en sus posibilidades de acceso a1 avance cientifico y tecnol6gic0, - T o r lo demss impresionante durante el periodo. Instalaciones, equipo, material e incluso bibliografia disponibles para 10sinvestigadores, encontraron el factor corn fin de la obsolescencia, cuando no de la franca inutilidad. Los apetitos modernizadores de nuestras sociedades y economias se expresan en un novedoso cuerpo de demandas, del Estado y de las empresas privadas, francamente instrumentadores de las
universidades que tienden a modificar el objeto de las mismas. La producci6n tecnol6gica, la validaci6n de la excelencia a travis de organismos e instrumentos extrauniversitarios, el abandon0 de la investigaci6n bisica y el menosprecio de las ciencias sociales y las humanidades, parecieran conformar la columna vertebral de una estrategia neoliheral que no se hace cargo de la enorme tradici6n de la Universidad Piiblica de ArnCrica Latina, ni de la parad6jica injusticia que significa el empobrecer deliberadamente a las intelectualidades nacionales y, simultiineamente, exigirles "excelencias", publicaciones en revistas primermundistas y producci6n de ciencia y tecnologia, sin proporcionar - m b bien condicionando -10s apoyos que semejante metamorfosis comports. Las siguientes piginas esdn destinadas a1 examen de las formas con las que, hasta la fecha, se pretende la instrumentalizaci6n de la universidad piiblica mexicana. El esfuerzo extrauniversitario no se ha expresado de manera definitiva. Se inicia con condicionamientos diversos para apoyar la participacicin del personal docente en eventos cientificos y acadCmicos; ha continuado con una muy sesgada evaluaci6n de 10s programas de posgrado, y previsiblemente se expresari con gran fuerza en la evaluaci6n de las instituciones de educaci6n superior, y en la correspondiente a 10s proyectos de investigaci6n que soliciten apoyo externo. Ha comenzado una muy dura y prolongada batalla, en defensa de la universidad pCblica. Como en 10sm5s relevantes asuntos de la sociedad, el futuro es extraordinariamente incierto. A 10s universitarios de nuestros paises corresponde la puesta en ejercicio de una resistencia vigorosa, duradera e imaginativa, de la que depender6 el eventual triunfo de una de las causas m i s relevantes de nuestros pueblos: la educaci6n piiblica superior, aut6noma, incisiva y con propcisitos sociales. Buena parte de 10s trabajos que se presentan a continuaci6n fueron publicados en el diario El National, durante 10s aiios de 1990 a 1992 y, como es costumbre aclarar, lo que en ellos se
afirma es de mi absoluta responsabilidad. Entre muchas de las personas a las que deb0 agradecer su colaboraci6n y apoyo para esta elaboraci6n y publicacibn, se cuentan Carlos Torres Oliveros, futuro economists y entusiasta conocedor de 10s misterios computacionales y el profesor Rafael Rodriguez Castaiieda, eficaz Presidente del Comit6 Editorial de la UAM Xochimilco, espacio donde se refer& y aprob6 este trabajo.
una politica econ6mica que, obvio decirlo, se dedic6 a reducir el ingreso, a retirar 10s subsidies y a recortar el gasto en el llamado rubro de desarrollo social (empleo, salud, educacidn, vivienda y esparcimiento), que, en el caso de la educaci6n, a precios constantes de 1980 y expresado en miles de millones de pesos de aquel aiio, pasa de 181.8 en 1982 a 131.4 en 1989. La reducci6n del gasto en salud y el resto de componentes del desarrollo social, elev6 sensiblemente el costo social de un ajuste antinflacionario que, como ya se mencion6, no alcanz6 mayores Cxitos. Las desgracias de San Juanico (1984), de 10s macrosismos (1985) y de la orgia especulativa con apoyo oficial(1987), fueron eventos que lesionaron a sectores de la poblaci6n notablemente desprotegidos, y evidenciaron, por decirlo de alguna forma, el conelato social de una politic. econ6mica contraria a 10sintereses populares. El t6rmino de solidaridad, hoy empleado ad ascum, cobr6 sentido como acci6n cornunitaria espontinea durante aquellos sucesos trigicos que multiplicaron el descontento popular. Para encontrar un remedio consistente con la estructura corporativa del Estado mexicano, la inflacibn se comenz6 a contener a travQ de la puesta en ejercicio de 10s llamados pactos de concertaci6n, inaugurados en diciembre de 1987, y que se han centrado en el control de cuatro precios ancla, o precios clave, que son: 10s salaries, las tasas de inter&, el tipo de cambio y 10s precios gubernamentales de bienes y servicios, enderezados en el pro@sito de castigar a la demanda de la poblaci6n. Aunque, desde 1986, MQico ingresa a1 Tratado General de Aranceles y Comercio (GAIT), 1987 es el aiio en que se inicia un proceso sostenido de apertura comercial unilateral, que se origina en las pretensiones de reducir el efecto inflacionario de un nivel anormal en la ganancia, cobijado por las formas diversas de protepionismo, escapar a la dependencia de las muy volitiles condiciones del mercado intemacional del petr6leo; iniciar el llamado "cambio estructural", que nos colocaria en la posici6n de exportadores de manufacturas, e incorporarnos a1 proceso de
regWimci8n econdtnica en curso. En la bCsquda de reciprocidad rapedo a esa apertuia, se enarentran las razones qae =As poderosamente alidatan la fhma del Tratado Ttilatetd de Libre Comercio ('ITLC), con el Canads y los Estadds UkiW,M e la perspectiva &l gobierno mexicano. Inaugura 1987 el segundo momemto menchnado ulim. La consolidaci6n de un proceso de mdamorfods del E6tB"db mexicano, la revisi6n de los m e c a a m de intentencibn ccon6mica, de taediacih en los m f l i d b s $dales, de administtacih de los derechoe del pueblo de Mbxico, SOg llarnados d e r e o h sociales (que incluyen a la &eacih), la deracbizaci6n & la politica e d m i c a , atenida por complm (en el discurso) a las cualidades, exageidas cuando no inventadas, del m e d o &n tanto agate eficaz dc la produccih y la distribucih, y la convocatoria kceaente a la modemizaci6n, son 10s componedtes fundamentsles de ua nuew p a n a m a mn6mico y politics que, a falta de mejor denominacih, se conoce como neoliberal. A pear & las muy adelantadae &leibraciones, la cconomia y la scrciedad mexicanas no se adu&n&anen una candicri6n a n parable can la & l a iaicios de la decada pasada. L a sdd~16del ajust'e arrqan 40 millones Be mexiaaeos psbres, 17 de los cuales se d e W n en la pobreza extrema ( i h g m familiar igual o m a w a 314 de un salario minima); uaa M ~ a z comercia] a Mcitaria que ameum oon serlo a h * , una Qbatenci6nartifeal y mtoritaria de la inflaci6n; una dedigualdad sacial acrecentada par 10s rnecanlmu de concentrach que auspicia la priuatizaei6n; una planta productiva en la que~ca;&~ao m ha invertido, un potsncial exportador tpe, en an 80.0% de la tgalYllfachlra, desciltlsa tm las empresas trasnacionales; un piiramo rural; uaa fuerza de trabajo abundante, barata y descalificada; un sistema econ6mico desintegrado, y, a travQ del PRONASOL, las obligaciones sociales del Estado convertidas en filantropia presidencial, sin visos de continuidad y sin combate efedivo, productive, a la pobreza. Crisis, ajuste y "modernizaci6nmhan golpeado brutalmente a la universidad pfiblica, tanto en el terreno material (subsidios,
salarios, apoyos externos a1 desarrollo de las tareas fundamentales), como en el de la dimensi6n social (es notoria la preferencia oficial por el funcionamiento y, especialmente, 10s egresados de las universidades privadas). Entre otras, la contradiccidn que se establece entre el empobrecimiento de 10s centros de educaci6n superior y la estrategia modernizadora, alcanza dimensiones inconmensurables. Por lo demls, la convocatoria a buscar recursos fuera del subsidio oficial, salvo, en el period0 de la lucha politica con el presidente a d e n a s , nunca habia tomado la fuerza de presi6n que hoy se observa en el prop6sito de entablar una relaci6n de subordinaci6n ante 10s afanes oficiales y empresariales de instrumentaci6n de la vida universitaria. No es una lucha abierta: eufemismos como la "excelencia", el desarrollo tecnol6gic0,los estudios de posgrado, la selecci6n de beneficiarios de becas diversas y estimulos, a1 margen del salario, favorecen la reacci6n individual e individualista, confunden y dificultan la conformaci6n de una conciencia colectiva que reaccione en defensa de la Universidad; sin embargo, existe una tradici6n enorgullecedora que ha hecho de 10s universitarios mexicanos defensores celosos de sus instituciones. En la situaci6n actual, de juicios sumarisimos sobre procesos histbricos, paradigmas cientificos y aspiraciones sociales, que se presentan como premodernas, parece demasiado prematuro extraer conclusiones. A1 recuperarse de 10s encantamientos que se construyen en la nueva apologia del capitalism0 intemporal, 10s universitarios, y la sociedad toda, podrln reformular con madurez y talent0 10sgrandes requerimientos del desarrollo humano, buena parte de 10s cuales se genera y recrea en las universidades
LA DEFENSA DE LA UNIVERSIDAD. EL PAPEL DE ANUIES
Durante 10s dias 21,22 y 23 de noviembre de 1990 se realiz6 en la ciudad de Guadalajara el Primer Foro sobre la Planeacio'n de la Educacidn Superior, con la asistencia de representantes de casi todas las instituciones piblicas de educaci6n superior. El evento cont6 con muy notables especialistas, altamente capacitados en las lides de la planeaci6n y en el analisis de nuestros problemas educativos; sin embargo, seria un error considerar que el examen de tCcnicas y niimeros conform6 la columna vertebral en 10s trabajos de dicho Foro. La politica, en el amplio espectro de acepciones que, desde siempre, admite el tCrmino, presidi6 el desarrollo, la organizaci6n y las conclusiones de tan peculiar reuni6n, sin que ello dejara de ser percibido por participantes y observadores, desde 10s mQsdiversos Qngulos y lugares. Es politica la renovaci6n de relaciones entre las universidades piblicas y el gobierno de la Repiblica; es de reconocimiento, cuando no de juicio lapidario, sobre la pCrdida de funcionalidad de la Asociaci6n Nacional de Universidades e Institutos de Educaci6n Superior (ANIJIFS), que ha acompaiiado -sin respuesta eficaz-a las universidades mexicanas en el largo trayecto de la bancarrota presupuestal, acadkmica y social; mucho m b politica es, sin duda, la pretensi6n de originar una nueva asociaci6n que ~ 6 1 0incluya a las universidades pGblicas. Por supuesto, tambiCn
fue politica la ausencia de 10s rectores de las universidades radicadas en la ciudad de MCxico. En rigor, muy poco aporta al an6lisis de la vida universitaria el reconocer la presencia de la politica. Desde la ruptura del gobierno independiente con la real y pontificia Universidad de MCxico y, especialmente, desde 1968, el desarrollo universitario ha sido politico; en ocasiones, exclusivamente politico. Los reacomodos, reformas y perspectivas que se establecen a1 calor de la m i s atinada bCsqueda de adecuacidn al multicitado proceso de modernizacidn nacional, aportan algunas novedades a las prscticas politicas universitarias. La renovaci6n de relaciones Universidad-Estado, enmarcada por las acciones gubernamentales que cobija el Plan Nacional de Desarrollo, tales como la apresurada privatizaci6n de la vida econ6mica o el Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL), se ha visto apremiada por la inercia de las universidades que les resta capacidad para ponerse a1 dia en la atenci6n a las demandas sociales e incluso en el papel tradicional de interlocutor critic0 de la sociedad mexicana. Lo lamentable de las reformas en curso es que no responden, en lo fundamental, a prop6sitos internos, sino que parecen enderezarse, como respuestas apresuradas, a 10s condicionamientos y austeridades que el gobierno ha impuesto. Ello no significa, fatalmente, que se estC en el riesgo de perder la autonomia, ni de que, en general, contemos con elementos para agrandar nuestro inveterado sindrome del perseguido. No estamos en presencia de una conspiraci6n gubernamental contra las universidades, sin0 ante el cuarto menguante de la paciencia de la sociedad y el gobierno frente a la falta de respuesta universitaria a 10s requerimientos de la nacidn. La necesidad de tender puentes hacia el resto de la sociedad, que fuera brillantemente expuesta por RaCl Trejo Delarbre en el discurso con el que agradeci6 un premio merecidisimo, y que publicara el peri6dico El Nacional, resulta imposible de posponer; tiene un caricter urgente para el pais y, si ello es posible, mhs urgente acn para las propias universidades.
Con el inicio de tan postergada construcci6n, la universidad pGblica estari sirviendo a su destino y, lo que ahora parece mis relevante, estari disolviendo las razones de su muy elemental paranoia.
EL OBJETO DE LA UNIVERSIDAD. LA URGENCIA DE SU DEFENSA
La universidad pGblica se ha definido, en un cuerpo de apreciaciones superficiales, como aquella que funciona a1 amparo de subsidios mayoritariamente provenientes de 10s recursos fiscales de la federaci6n; es decir, que debe su existencia a 10s dineros del pueblo. En realidad, la universidad pGblica es mucho m8s que un organism0 descentralizado, y se define por varios factores:
- La selecci6n deliberada de sus beneficiarios, dentro de una concepci6n que no ignora la desigualdad social ni las cualidades de la educaci6n superior, en tanto promotora de la movilidad; - la definici6n puntual de objetivos sociales, ligados a la superaci6n de 10s grandes problemas nacionales, tal como se conciben desde el Ambit0 universitario y tal y como se pueden atacar desde 61 a trav6s de la producci6n de conocimientos, la formaci6n de profesionales y la dimensi6n social de las diversas formas de servicio, difusi6n de la cultura y extensi6n universitaria. - la perspectiva cientifica de largo plazo, que le permite sustraerse de las presiones del inmediatismo utilitarista que, hoy, convoca a1 desarrollo de la investigaci6n aplicada, enviando a1 olvido la biisica;
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la convivencia democritica, la coexistencia tolerante y respetuosa de diversas concepciones politico-ideo16gicas7 en una sociabilidad en y por el trabajo, y el cobijo que, a todos estos elementos, proporciona el ejercicio pleno de la autonomia, entendida como la capacidad de autogobernarse y de autoadministrarse.
En el reparto desigual de austeridades de 10s afios ochenta, la comunidad intelectual y sus instituciones, ocuparon -a1 lado del resto de asalariados- un papel muy parecido a1 de pieza de caza. La reducci6n de 10s salarios reales de 10s trabajadores universitarios de m6s del 60 por ciento entre 1977 y 1988, el decrement0 del subsidio acicateado por la fuerza de la espiral inflacionaria, la marcha incontenible del deterioro de instalaciones - d e suyo amortizadas-, fueron 10s elementos materiales de un castigo deliberado a 10s centros de educaci6n superior pliblicos. Hubo, tambiCn, dafio moral. El descrtdito social, la exaltaci6n d e muy exageradas virtudes de la educaci6n privada; la prohibici6n expresa para la conformaci6n de una organizaci6n sindical nacional; la represi6n disfrazada de cambio de funcionarios -recordernos al CrDE, para acallar criticas puntuales de la politica econ6mica-; la conformaci6n de un mercado de trabajo estrecho (por la crisis) y excluyente, en el que 10s egresados de las universidades piblicas no tenian sitio y, en el remoto caso de conseguirlo, se habrian de desempeiiar como subordinados de 10s egresados de las universidades privadas; la descalificaci6n de 10s esfuerzos y resultados de la investigaci6n universitaria y la negaci6n de 10s del servicio, la extensi6n y la difusi6n de la cultura; la construcci6n de instancias extrauniversitarias que, en funciones de jueces externos impuestos por el gobierno, distribuyen 10s recursos del llamado Sistema Nacional de Investigadores, y el juicio sumario sobre amplias franjas del conocimiento --apecialmente humanistic0 y social- por el enorme delito (adem6s de ser blandas), de no aportar elementos tecnol6gicos aprovechables para la producci6n.
DespuCs de este prolongado vapuleo gubernamental, que casi convirtici en penoso el reconocimiento del empleo en las universidades piiblicas, que envi6 a gran cantidad de profesores a buscar un ingreso complementario, no siempre en el mundo acadCmico, que produjo una muy desigual competencia entre las ciencias "duras" y las que, se decret6, no lo son, la actitud oficial del presente pareciera olvidadiza en extremo. Se convoca a incrementar productividad, a alcanzar excelencias, a evaluar el propio desempeiio, a buscar fuentes complementarias de financiamiento, a servir a la industria, en fin, a la modernizacicin universitaria, a cambio de incrementos en el ingreso de algunos profesores e investigadores que, con el eventual decaimiento del rendimiento individual, se evaporan. No estoy tan seguro que la universidad pGblica haya corrido 10s peores peligros durante la crisis y el ajuste. La persuaci6n respecto a 10s nuevos imperativos (modernidad, tecnologia, investigaci6n aplicada, profesionistas "productivos"), de la que no escapa ningGn rector de 10s relevantes, pudiese colaborar --con ayuda de 10s estimulos y las becas- al abandon0 de las caracteristicas definitorias de la universidad pGblica con mayor fuerza que la de la desesperanza y desesperacicin, que administraron las austeridades. En el proceso reorganizador de la vida universitaria, la observancia de sus principios fundadores, el respeto permanente a su origen y pr0p6sito.s~son las Cnicas garantias para que estos centros educativos no se conviertan en las nuevas victimas de la modernizaci6n.
i ES VIGENTE LA A U T O N O M ~UNIVERSITARIA ?
La evaluaci6n de las relaciones Estado-Universidad, conflictivas y isperas para el caso de MCxico, ha transitado por las vias de la confrontaci6n y el desencuentro con mucha mayor frecuencia que por las del dillogo y, como hoy se dice, la concertaci6n. La estupenda historia de la UNAM (La Rosa de 10s Cambios) que recoge Gilberto Guevara, informa con detalle de la perseverante intenci6n estatal por instrumentar la vida universitaria y de la rebeldia, llevada hasta el aislamiento, con la que la instituci6n educativa ha respondido a esos apremios. AtrGs han quedado las formas violentas; durante 1968 por ejemplo, las intervenciones militares de las instalaciones universitarias conformaron una brutal violaci6n de la autonomia; en 10s aiios setenta, iniciados con una peculiar lumpenizaci6n del movimiento estudiantil, pudo precisarse que extraterritorialidad y autonomia no son sin6nimos y, en esa misma dCcada, a1 calor de las luchas sindicales de 10s trabajadores de la educaci6n superior, 10s centros universitarios perdieron, para no verla recuperada hasta la fecha, la capacidad de fijar 10s salarios de sus profesores, investigadores y personal administrative, y se sometieron a1 establecimiento de 10s lamentables topes salariales con 10s que se pus0 en marcha la politic. salarial regresiva que continiia reduciendo el ingreso real de esta porci6n de la masa asalariada.
A pesar de que resulte imposible imaginar algGn tip0 de sutileza en el empleo de bazukas o de reducciones salariales, debe reconocerse que el espacio de juicio acadkmico y de las m6s relevantes decisiones administrativas fueron y han sido cobijadas por una disminuida autonomia. Ello ha empezado a sufrir modificaciones que tienden a convertir en nada a1 desarrollo aut6nomo de la vida universitaria. La creaci6n del Sistema Nacional de Investigadores, apadrinada por la veleidad y la exclusi6n, fue el anuncio de una renovada disposici6n estatal por meter algo mris que mano en las universidades, sin tomar en cuenta, m6s a116 de la postulaci6n de candidatos, el punto de vista que sobre sus propios investigadores, tuvieran las instituciones educativas; en tal accionar, las universidades deben presentar, generalmente faltando a la verdad, a sus postulados como seres marginalmente comprometidos con la docencia, misma que, en el period0 de preparaci6n de informes a1 SNI resulta realmente abandonada. Simulthneamente se origin6 una clasificaci6n de las ciencias en la que las generadoras de tecnologia fueron las del apoyo preferente, mientras al resto se les ha considerado blandas, desfavoreciendo a las sociales, sin justificaci6n acadCmica creible. En un lapso brevisimo, cuyo punto de partida es la fijaci6n del requisito de la autoevaluaci6n, las universidades pfiblicas han sido sometidas a un bombardeo de acciones gubernamentales que se encamina a conculcar la capacidad interna para opinar sobre el financiamiento con el que se califique a sus recursos humanos, se apoye a 10s esfuerzos de investigacibn, se incremente y diversifique su oferta de estudios de posgrado, se determine la distribuci6n interna de 10s recursos del gasto corriente excedente; en fin, con el financiamiento con que se ejerzan Ins funciones que la autonomia acadkmico-administrativa permite. El Conacyt y la SEP habr6n de proporcionar apoyo a 10s proyectos de investigacicin propuestos por las instituciones de educaci6n superior, a travks de un mecanismo de evaluaci6n regional en el que, por poner el ejemplo de la regi6n V, la cual incluye a
10s estados de Morelos, Hidalgo, de MCxico, Tlaxcala, Puebla y el Distrito Federal, 12 investigadores nacionales (ley6 usted bien: 12) habrln de dictaminar las propuestas de todas las instituciones de educaci6n superior, en un mecanismo que permite suponer la construcci6n de 10s m l s diversos filtros, aplicables por cualquier trabajador administrativo, de forma tal que esta nueva junta de notables se las vea con un puiiado de proyectos, adornados por la conducci6n de otros investigadores nacionales, doctores con publicaciones en revistas internacionales, practicantes de la ciencias duras y titulares de la investigaci6n. El Conacyt evalCa 10s planes y programas de 10s posgrados para incorporar a 10s que resulten aprobados.en un padrbn, lo que constituye una condici6n ineludible para que quien pretenda emprender esos estudios, obtenga alguna de las becas que ofrece el Consejo. Al respecto deben mencionarse dos cuestiones, a saber: -
-
El costo de oportunidad de 10s estudios superiores, en 10s que caen 10s posgrados ha crecido considerablemente, con lo que en tbrminos dinerarios, es mucho lo que deja de obtener quien se decida a continuar sus estudios; todo ello convierte a las becas en un instrumento fundamental para el estudiante de posgrado, y El resultado adverso que en la evaluaci6n han obtenido la totalidad de posgrados en ciencias sociales y buena parte de 10s que se desenvuelven en la esfera de las biol6gicas y de la salud.
Contra toda 16gica, y olvidando la penuria cientifica national, el Conacyt establece que 10s programas de maestria deben impartirse por un personal acadCmico que mayoritariamente cuente con el titulo de doctor. Resulta obvio que para las instituciones que no han convertido a la educaci6n en negocio, la descalificaci6n que les propina el Conacyt habr5 de convertirse en el procedimiento a trav6 del cual sus programas de posgrado se marchiten, engordando el caldo de 10s mercaderes de la educa-
ci6n superior, que ofrecen estudios a una microsc6pica minoria de nuestra sociedad. En la Secretaria de Programaci6n y Presupuesto, en curiosa. coincidencia con 10s desprop6sitos de la SEP y el Conacyt, se ha elaborado una "f6rmula" de distribuci6n del gasto corriente ex-. cedente (WE) que montada en aritmktica elemental, inventa la excelencia a partir del nGmero de candidates al SNI y del corres-. pondiente a 10s tres niveles de investigadores del sistema,, dividido por el nGmero total de investigadores en cada entidad,, esperando que representen una proporci6n superior a1 30.0% del total, si es que aspiran a la excelencia; 10s cursos de diplomados y las tesis de licenciatura, maestria y doctorado conforman otrc~ ingrediente de juicio, donde un semestre de diplomado y una tesis de licenciatura valen un punto, una de maestria, dos y una de. doctorado, seis. Recursos captados por servicios, divididos por 10s recursos fiscales gastados conforman un peculiar indicador de "vinculaci6n", y el peso reducido de 10s gastos administrativos sobre el total de gastos, indica eficiencia. Por las condiciones que. atraviesa la universidad pliblica, las medidas que se analizan no pueden conducir sin0 a la descalificaci6n y a1 desaliento. Algunas preguntas son indispensables: ~ E una s tarea sustantiva de la universidad phblica la producci6n de investigadores nacionales? La puesta en ejercicio de esta parodia de politica cientifica jncl constituye una grave agresi6n a la autonomia universitaria y a la propia existencia dc la universidad pliblica? ~ Q u i 6 nevalGa a 10s evaluadores, en su comprensi6n de 10s problemas y circunstancias de la ciencias mexicanas? En este nuevo desencuentro Universidad-Estado, i,a quikn co-. rresponde la defensa de la universidad piblica? La apresurada modernizaci6n del actual grupo gobernante,, constituido en parte significativa por ex-becarios, les hace olvidar que, en caso de pretenderlo, no serian ni investigadores naciona-. les, ni profesores de 10s posgrados, segGn la novedosa politica de: la exclusi6n.
Ante estos hechos, la urgencia en la defensa de la universidad piiblica debe colocarse en el centro de las preocupaciones de todos 10s que han ocupado un lugar en sus aulas, de todos 10s que laboramos en ellas y de 10s mexicanos que aspiran a la construcci6n de un futuro vivible, mejor.
LOS L~MITESDE LA SOLIDARIDAD
SegGn rez6 una pueblerina convocatoria en favor de la votaci6n por el partido oficial, el grueso de 10s comicios, entre otras cosas, se solidariz6 con Solidaridad; es decir, una mayoria de sufragantes ha decidido brindar su apoyo a 10sempeiios gubernamentales por dotar del llamado piso econ6mico a la anchisima franja de mexicanos empobrecidos por una dCcada de ajustes que caminaron sobre 10s temibles pies de la contracci6n del ingreso y del retiro de subsidios. La magnitud de la deuda social que construy6 una erritica politica econ6mica7 enderezada en el combate a la inflaci6n -y que produjo un peculiar record inflacionario-, se expresa en el ensanchamiento de la pobreza que, segGn 10s datos oficiales, abarca a alrededor de 40 millones de compatriotas. Con independencia de 10s mecanismos con 10s que se financia el programa redentor y del uso electoral, por lo d e m b legitimo -salvo para quienes apetecen una clase de vida democrstica que no existid ni en Grecia-, que no fue dato menor en la jornada del pasado 18 de agosto, lo verdaderamente relevante consiste en la puesta a1 dia de 10s derechos sociales del pueblo de MCxico y la sensibilidad de un gobierno que comienza a reconocer que no es el mercado en donde se disuelve la desesperanza colectiva, sino en acciones gubernamentales de aliento popular.
En estos afanes solidarios, indispensables en el accionar de un buen gobierno, hay una agenda de solidaridades pendientes que, ademAs de provenir de la inequidad de 10s ajustcs, afectan considerablemente a 10s propGsitos modernizadores que se declaran con insistencia. Me refiero a1 empobrecimiento integral de la comunidad intelectual mexicana, empequeiiccida en su capacidad de compra y las condiciones e instrumentos de su propia labor, cuya recuperaci6n no se logra con el simple increment0 de salarios, sin0 que comporta la creaci6n de un amplio espectro de oportunidades de desarrollo, en la que ayuda muy poco la clasificaci6n de las ciencias en duras, blandas y gelatinosas, asi como la concentraci6n de apoyos entre quienes mayor desarrollo relativo han alcanzado, sin que se brinde solidaridad a quien pretende desarrollarse. Tal es el caso que 10s apoyos que ofrecc el Conacyt para que 10s investigadores concurran a eventos acad6micos, (el cual estri condicionado a1 siguiente, inalcanzable listado de requisitos: -
Contar con el grado de doctor; Pertcnecer a1 Sistema Nacional de Investigadores; Haber elaborado trabajos para publicaciones cxtranjcras con refereo; Solicitar apoyo para un evento "cientifico", y Ser invesligador titular.
Para nadie es un secret0 que quienes llenan estas condiciones conforman una microsc6pica minoria dentro de nucstra comunidad intelectual y, mucho menos, que el pais se encuentra urgido para crear un vigoroso capital humano, y relativice la idea consistent~en ubicar a nuestra mris relevante ventaja comparativa en la abundancia de una fuerza de trabajo barata y descalificada. La lcccidn aparcntemcnte dcsconocida, realmente relevante, nos informa de la pkrdida de funcionalidad que ha sufrido, para casi cualquier propGsito, la perseverancia de la desigualdad; ma1 hace quien, en la rctorcida lGgica de mantencr distancias franca-
mente discutibles con otros intelectuales, construye y aplica una politica cientifica excluyente, cuando 10s requerimientos de la naci6n apuntan en la direcci6n contraria. Toea a1 gobierno, que no a esta reedici6n de 10s "cientificos", crear las condiciones de equidad en el reparto de oportunidades para el desarrollo del muy necesario capital humano national, y reconozca que el desagravio que comporta la Solidaridad no se agota en el combate a la extrema pobreza; debe combatir, tambiCn, la pobreza de criterio de tan excluyentes jueces.
LAS CIENCIAS DURAS Y EL SUBDESARROLLO
A partir de las muy diversas reacciones que ha provocado la evaluaci6n que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologia ha realizado durante 1991, de 10s posgrados que solicitaron su ingreso a1 padr6n correspondiente, requisito insalvable para que 10s aspirantes a cursarlos puedan obtener una beca, el Dr. M.J. Yacamln public6 un articulo (La Jornada, 7-10-91), en el que explica el procedimiento empleado en la selecci6n de 165 posgrados aprobados, 106 condicionados y la reprobaci6n de 413. Nos informa el Dr. Yacamln que la evaluaci6n de tales posgrados se realiz6, en s61o tres meses, por un Comit6 integrado por diez cientificos activos del m l s alto nivel, especializados en diversas disciplinas (no se dice cuiles) y que se centr6 en el anilisis de ]as plantas docentes, mismas que debian estar integradas por doctores, miembros del Sistema Nacional de Investigadores, con un buen ntimero de publicaciones cientificas (buena parte de carlcter internacional), y dedicados de tiempo completo a 10s posgrados. A estos criterios fundamentales se sumaron dos mls, relativos a1 funcionamiento de 10s egresados, en calidad de investigadores activos y a1 hecho de que, por investigaci6n aplicada, en el caso de 10s posgrados de caricter tecnol6gic0,los logros atendibles s610 podrian consistir en aplicaciones tecnol6gicas en las empresas.
Con apoyo en tales criterios, el Conacyt decidi6 excluir buena parte de la informaci6n que, en sus mismos formatos, debia ser proporcionada por 10s posgrados sujetos a evaluaci6n. Y asi -a1 menos eso se nos dice-, se lleg6 a 10s resultados ya mencionados. Las siguientes observaciones pretenden destacar el carActer excluyente del mCtodo empleado, su desvinculaci6n con 10s problemas del futuro national, mucho mAs cercano de lo que aparenta; la confusi6n que para la formaci6n de recursos humanos y para la materia de trabajo de sus egresados, comporta el meter en el mismo costal a maestrias y doctorados; el sesgo descalificador de algunas Areas del conocimiento que, aunque moleste, siguen siendo fundamentales en 10s requerimientos del pais, y la irrealidad de 10s resultados obtenidos; es decir, las muy razonables dudas respecto a que 10s posgrados aprobados cubran 10s requisitos que YacamAn dice que cubren. En primer lugar, segtin el Catalogo de Posgrado editado por la ANUlES y que corresponde a 1990-1991, existen en el pais 2367 programas de posgrado, 717 de especializaci6n71398 de maestria y 252 de doctorado. Ello significa que menos del 30.0% se someti6 a evaluaci6n7posiblemente por la debilidad de los propios programas y las respectivas plantas docentes o por el hecho de no requerir 10s apoyos del Conacyt. El aparente caricter voluntario de responder a la convocatoria del Consejo no permite conocer las razones de esta situaci6n. Sin embargo, es un hecho significative que mAs del 70.0 % de tales programas no acuda a1 llamado de la "excelencia". En segundo lugar, es notoria la confusi6n que produce el hecho de pedir cualidades a las maestrias que deben correspondcr a 10s doctorados. i CuAntas maestrias, en el mundo, forman investigadores? iPor quC se requiere que la planta docente de las maestrias estC compuesta por doctores? iSon ajenas a1 conocimiento superior las diversas tareas nacionales, distintas a la investigacibn? Un tercer elemento es el hecho de estar adscrito a1 SNI, como si tal adscripci6n hubiese dejado de ser voluntaria y que, ademAs, en el proceso de postulaci6n no pesaran cuestiones politicas e
ideol6gicas que eventualmente indispusieran a investigadores activos con mCritos indiscutibles a optar por ese camino. La pertenencia al S N I no s610 significa nivel acadCmico elevado; requiere de la voluntad de ser becado por una junta de notables, cuya ecuanimidad es muy dudosa. Requiere, ademis, de disponerse a ocultar --corn0 si fuera un delito- la dedicaci6n a la docencia. Los problemas del pais, 10s relativos a la formaci6n de recursos humanos para el desarrollo, nos informan con elocuencia de la necesidad urgente de producir &?pita1 humano, de crear condiciones para que la distribuci6n de la cultura y 10s conocimientos cientificos y ttcnicos dejen de distribuirse con una inequidad que supera a la que corresponde a1 ingreso monetario. metamorfosis de las ventajas comparativas en ventajas competitivas descansa en la construcci6n apresurada de ese capital, a la que las vias del Conacyt no ayudan en lo m8s minimo. Imaginar un pais de fisicos, donde el resto de conocimientos se debata entre la blandura y la gelatina, podri ir bien para una sociedad en la que 10s principles problemas s e encuentren solucionados; no para otra, como la mexicana, en donde 10s rezagos y carencias conforman una realidad perseverante e invencihle. La animadversi6n de Yacamin hacia las ciencias sociales, parte de sus derechos individuales, lesiona a 10s intereses del pais cuando, guiado por el prejuicio, toma decisiones relativas a la politica cientifica national. Lo m8s dificil de tratar son las dudas respecto a la veracidad s que casi un 7.0 % de de 10s resultados de la evaluaci6n. ~ E creible 10s posgrados del pais cumpla con 10s requisitos del Conacyt? &NOsucederj que una parte de 10s cientificos que juzgan y excluyen aparezca como integrante de la planta docente d e varios de 10s posgrados aprobados? NO se brind6 a l g h tratamiento especial a programas fundados por 10s evaluadores? k t a s y m5s preguntas requieren de respuestas serias y oportunas. La autoridad de 10s evaluadores asi lo demanda.
GATOPARDISMO CIENT~FICO. EL CASO DEL NUEVO CONACYT
Insistir en las debilidades de la reciente evaluaci6n que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologia practid sobre menos de la tercera parte de 10s posgrados que existen en el pais, pareciera corresponder a la afici6n por la necedad y, lo que suele ser peor, por la inutilidad. No es ask la multicitada evaluaci6n ha avasallado sin convencer, ya montada en falacias muy ma1 disimuladas, ya empleando el poco edificante expediente del cinismo. En el primer caso, caen buena parte de las puertas de escape que algunos de 10s responsables de la evaluaci6n inventan, a saber:
- El "nuevo" Conacyt, que sugiere ruptura irreparable con un pasado manganchero, de "populismo acadCmicoV,en el que la corrupci6n indolente permiti6 el que se brindara apoyo a becarios que cursaron estudios de posgrado en universidades de segunda, no se adecua muy claramente a1 hecho de que el Consejo Asesor del Conacyt cuente, entre sus miembros, con dos exdirectores de la renovada instituci6n; dos emisarios del pasado que no escaparian a la mayor responsabilidad sobre 10s desprop6sitos perpetrados por el "viejo" Conacyt. Quienes tuvimos el honor de participar en el movimiento estudiantil de 1968, podriamos, mAs bien, suponer que nos encontramos
frente a1 nuevo Yacam6n. Por lo demris, lo novedoso en ese organism0 parece pensado en la 16gica perversa de evaluar sin ser evaluado. pretensi6n de descalificar programas de posgrado, sin descalificar a las instituciones que los ofrecen, corresponde a un gCnero teatral, de 10s llamados chicos, en el que se puede acusar de fraude a 10s integrantes de una familia, sin afcctar a su buen nombre. Muy ma1 se disimula la pretensi6n de instrumentar la vida universitaria, desde fuera de la propia univcrsidad, intentando modificar el objeto de la misma. - La paradoja que se construye a1 pedir cualidades a 10s evaluados que algunos de 10s evaluadores no tienen. Desde la pertenencia a1 Sistema Nacional de Investigadorcs, hasta la publicaci6n de articulos en publicaciones extranjeras con rcferCo, pasando por la falta de estudios de doctorado, no son escasos 10s integrantes de ciertos comitks de evaluaci6n por Breas que incumplen con lo que se exige a 10s intcgrantes de las plantas doccntes que son, en realidad, 10s verdaderos evaluados. - La convocatoria a evaluar programas de posgrado, para centrar la "evaluacicin" en 10s recursos humanos que en talcs programas laboran. Titulo de doctorado, pertenencia a1 SNI, dedicaci6n de ticmpo completo a1 programa, publicacioncs mayoritarias y recientes en revistas extranjeras (por supuesto, dcl primer mundo) con relerCo, son 10s ingrcdicntes fundamentales, empleados cn la construcci6n del juicio sobre la "excelencia". El curricula, 10s productos de 10s posgrados, la eficiencia terminal, la cantidad y calidad de 10s experimentos en 10s que se apoya la elaboraci6n de las tesis, 10s principios fundadores del disefio curricular, aparecen como informacicin sccundaria, prescindible. Con estos insumos, empleados por igual para juzgar maestrias y doctorados, no se puede obtener, y no se obtuvo, nada que supere a una evaluaci6n incomplcta, coja y, en muchos casos, extraordinariamente injusta. Con ella, se castig6 por igual a prograinas fundados
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en intereses politicos, hechos sobre las rodillas, que a programas serios, de un nivel m i s que aceptable y, sobre todo, socialmente relevantes. Por Cltimo, aparece el caricter potestativo en el uso de 10s elementos de juicio. La certidumbre de que el nivel de exigencia fue empleado con discrecionalidad documentable, favoreciendo a algunos programas que, en realidad, no cumplen con lo exigido, sin que la altura de esas trancas disminuyera para otros. Voluntarismo puro, por emplear un tCrmino indulgente. Esta situaci6n bien pudo derivarse de la tarea de gestores , a favor de sus propias instituciones, que parecen haber desempeiiado algunos de 10s integrantes del llamado ComitC Especifico o de Posgrado; de no ser asi, resulta imposible entender la mudanza de opini6n del Conacyt, entre lo enviado a las instituciones y lo publicado en la prcnsa el 21 de octubre del aiio en curso, toda vez que, para algunos casos, no informan del mismo resultado.
Por lo que a la cuota de cinismo se refiere, basta con reproducir parte de un documento multiusos, elaborado por el Dr. Miguel Jos6 Yacamin, mismo que apareci6 el dia 7 de octubre, como la primera entrega de un articulo (la segunda fue mucho mas prudente) y que se re$te, ahora con el nombre de Procedimientos, en lo que seguramente es una inserci6n pagada del Conacyt, aparecida el 21 de octubre de 1991 en la prensa nacional. He aqui la joya: "...dadas las condiciones actuales de salarios, sobre todo en las instituciones pCblicas, resulta muy dificil entender que un investigador activo y productivo no pertenezca a1 Sistema Nacional de Investigadores ...". No nos resta sino esperar que, alghn dia, el Conacyt evalire la politica salarial regresiva que ha empobrecido a la comunidad intelectual mexicana, y deje de tomarla como una constante que hace de muy dificil entendimiento casi todo.
LAS "NUEVAS RESPUESTAS" DEL CONACYT
En el establecimiento de importantes reformas, temas de relevancia indiscutible para el futuro nacional -tales como la renovaci6n del PECE o las reformas a1 articulo 27 constitutional- han llamado poderosamente la atenci6n de la opini6n p4blica del pais, por cuanto constituyen medidas de gran alcance, especialmente la segunda, para nuestra organizaci6n econ6mica y social. Tan deslumbrantes temas opacaron a otros, quiz5 menos relevantes, pero trascendentes para la construcci6n de las vias hacia la modernizaci6n del sistema educativo nacional; es ese el caso del debate relativo a 10s criterios, mecanismos y resultados de la evaluaci6n de 10s posgrados a la que convoc6 el Conacyt. El debate mencionado se inici6 con un cuerpo de observaciones sobre el tema, que public6 el Consejo AcadCmico de la [JAM Xochimilco el pasado 8 de noviembre de 1991, en el que se puntualizan 10s siguientes aspectos: -
La falta de explicitaci6n7previa a la evaluaci6n, de 10s criterios que se emplearian en la misma; La nula relaci6n de 10s criterios empleados con lo que debe entenderse como el objeto de las instituciones educativas, especialmente las de caricter pfiblico, que deben dar cumplimiento a sus leyes orgAnicas, asi como a 10s prop6sitos que
internamente hayan establecido, para el mejor desempeiio en sus tareas acadCmicas; - La generalizacibn de mCtodos de evaluaci6n propios de una parte del espectro cientifico, las ciencias naturales y las b k i cas o exactas, en detriment0 de las ciencias sociales; - La selecci6n de integrantes de 10s diversos comitCs y consejos (especifico, por Brea, para la formaci6n de recursos humanos en ciencia y tecnologia, y asesor), que intervinieron en la evaluaci6n7que se sesg6 hacia las disciplinas ya mencionadas, y que en el primer comitC, el decisivo en la evaluaci611, no incluy6 a ningGn investigador de las ciencias sociales; - La dedicaci6n de 10s integrantes del comitC especifico a las tareas de evaluaci6n7 misma que, con apoyo en 10s datos del propio Conacyt, marchaba a1 ritmo de 1.55 programas por hora; - La publicaci6n de resultados de la investigaci6n que, para aquella que preferentemente est5 referida a problemas nacionales, no suele buscar las vias de las revistas internacionales, a pesar de que, "a tor0 pasado", Cste se convirti6 en un elemento central de la evaluaci6n, en el que se entiende por revista internacional a las del primer mundo; - Sobre el punto anterior se enfatiz6 el hecho de que tal criterio fue excluido de 10s que emplea el Sistema Nacional de Investigadores, a cuya pertenencia se incluy6 como criterio relevante en la evaluaci6n del Conacyt, por su inaplicabilidad para el espectro cientifico global; - La metamorfosis de la pertencia a1 SNI de voluntaria en obligatoria, a partir de la penuria econ6mica de 10s docentes de las universidades pliblicas y de las peculiares observaciones que, a1 respecto, se ha permitido imponer el Dr. YacamBn; - La falta de distincicjn, voluntariosa y ajena a la normatividad internacional, entre programas de maestria y de doctorado, exigiendo que ambos cumplan con 10s mismos requisitos; - La evaluaci6n preferentemente aplicada a1 personal docente de 10s posgrados, en la que se hace abstracci6n de otro cuerpo relevante de elementos por evaluar;
La incongruencia de exigir requisitos a 10s evaluados que un buen nGmero de 10s evaluadores incumple. En la lista de 10s integrantes de comit6s por 5rea, aparecen distinguidos investigadores con licenciaturas y maestrias (sin doctorado) y algunos m i s que no pertenecen a1 SNI ni han publicado en revistas internacionales; ello parece evidenciar las dificultades que comporta el cumplimiento de 10s requisitos exigidos y debiera mover a su revisi611, y La inequidad en la aplicaci6n de 10s criterios, la incorporaci6n a1 padr6n de 10s llamados posgrados de excelencia de programas que no cumplen con 10s requisitos establecidos. Algunos de esos programas contaron con el apoyo, para el diseiio y la operaci6n, de personal que se desempefia en posgrados no aprobados; otros, con duracicin menor a1 ano para obtener el grado de maestria, no incluyen tareas vinculadas con la investigacibn; no pocos, inicialmente no aprobados, pertenecen a instituciones en las que laboran miembros del comit6 especifico, lo que pudo facilitar una inmediata y exitosa apelaci6n. El documento de la UAM-X concluye con la explicitaci6n de un cornpromiso para elevar la calidad de sus posgrados y una invitaci6n formal a1 Conacyt para establecer un dillogo, como el que ofreci6 el presidente Salinas, para perfeccionar 10s criterios y mCtodos de la evaluaci6n. L 1 respuesta del Conacyt, publicada el din 12 de noviembre, se desarrolla en la vieja artimafia de, desatendiendo las razones del interlocutor, descalificar a la universidad. Recordando la p6rdida de ecuanimidad que, durante el Congreso de la UNhM, le llev6 a arrancar mantas y pisotear pancartas, el Dr. Yacamhn hace alarde de ignorancia respecto a la trascendencia histbrica, cientifica, cultural y politica de la universidad pGblica mexicana, a1 afirmar que a1 Conacyt, que no hace ciencia, le corresponde definir la politica cientifica del pais y cuidar 10s recursos de 10s contribuyentes, asi como orientar de la mejor manera a quienes
aspiren a cursar estudios de posgrado. "Rechaza", como si con ello la modificara, la verdad respecto a que 10s evaluadores no cumplian, en todos 10s casos, con 10s requisitos que estableci6 el propio Conacyt; afirma que la evaluaci6n tuvo un cariicter voluntario, lo que es menos que una verdad a medias, ya que, con raz6n, 10s diversos programas tienen derecho a buscar el que sus alumnos puedan ser becarios, y la mayoria de las instituciones educativas no reciben recursos para tal prop6sito. De otro lado, se permite juzgar a1 estado en que se encuentran 10s posgrados de ciencias sociales, "crisis de calidad" y espera que, en un corto plazo, ejerzan el rigor cientifico que caracteriza a las ciencias naturales y a las exactas; pareciera que 10s investigadores de la fisica, las matemiiticas y las diversas ingenierias fundaran leyes o estuvieran en la antesala de algfin premio Nobel. S610 asi seria comprensible que se autodefinan como 10s verdaderos investigadores. La direcci6n adjunta de investigaci6n cientifica, cuyo titular es Yacamiin, acusa al Consejo AcadCmico de la UAM-Xochimilco de pedir "cheques en blanco", sin ninguna evaluaci6n; asi como pretender volver atriis en el desarrollo cientifico del pais; tambiCn le imputa asumir una posici6n de defensa de la mediocridad; y adoptar una actitud poco constructiva, superficial, irresponsable y demag6gica. La respuesta de Conacyt, en una "aclaraci6n" que despertaria la envidia de Cantinflas, explica lo que debe entenderse por nacional, extranjero e internacional, seguramente sin la previsi6n de tener un diccionario a la mano. Igualmente, percibiendo a la crisis de manera diversa a la opini6n presidential, afirma que muchas instituciones, la mayoria de ellas, universidades pfiblicas, se ha^ logrado fortalecer a pesar de la crisis. En el futuro, las que lo logren, lo hariin a pesar del Conacyt. Para descalificar al interlocutor, o para intentarlo, Conacyt reproduce en el desplegado, lo que, en apariencia, es la informaci6n que sobre sus posgrados envi6 la UAM-X, poniendo en ejercicio un recurso para debatir de muy dudosa higiene. Es el caso
que lo enturbia mucho mis, a1 falsear, invariablemente para mal, la informaci6n que le fue turnada; si con esos datos, diversos a 10s que recibib, fund6 su desfavorable dictamen, la decisi6n debe revisarse. En su Tercer Informe, el presidente Salinas dijo: "Vamos a fortalecer a las universidades pGblicas con el equipamiento que tanto necesitan. No se trata de subsidios abiertos e indiscriminados, sino de recursos destinados a proyectos probados de mejoria acadCmica y a rehacer la infraestructura deteriorada por 10s aiios de crisis." Ojala en el Conacyt no sea juzgada de demag6gica la oferta presidencial, si es que pudieron escucharla. Las partes en debate, Conacyt y UAM-X tienen un factor comCn: nacieron durante el mismo sexenio y aunque el Consejo es m6s viejo, tienen edades comparahles. No resultaria inadecuado, cuando 10s vientos multievaluadores soplan tan fuerte, que la sociedad mexicana conociera con detalle lo que cada instituci6n ha realizado en esos aiios. Desde 10s lios de comisaria de alg6n exdirector del Conacyt, hasta el despilfarro irresponsable de recursos de la naci611, el actual juez de hierro no tendria muy buenas cuentas que entregar. Xochimilco, por su parte, ha graduado a casi el 50.0 % de 10s titulados de las tres unidades de la Universidad Aut6noma Metropolitans, con una muy elevada eficiencia terminal. Mientras Csta insiste en consolidar su tradici6n acadkmica, aquCl se nos disfraza de "Nuevo Conacyt". Con sus antecedentes, hace bien.
i~~~~~ DEFIENDE A LA UNIVERSIDAD PUBLICA?
La enormidad de atencicin, espacio e importancia que se dispensa a1 muy relevante tema, en realidad monotema, del Tratado Trilateral de Libre Comercio (ITLC), ha enviado a un tratamiento secundario a un gruesisimo cuerpo de problemas nacionales, cuya discusi6n se encuentra paralizada, cuando existen numerosas evidencias de la conflictiva en que se debaten, y mientras el ?TLC, a1 que se bendice y sataniza, aiin carece de definiciones fundamentales en las que 10s diversos juicios pudiesen hospedarse. Entre 10s temas que sufren abandon0 se encuentra el de la universidad phblica, victimada con insistencia en su prestigio y en sus finanzas por un period0 que ya casi alcanza 10s tres lustros y desde 10s m5s diversos frentes. A la penuria econ6mica que, junto con muy anchas franjas de la poblacicin, padece la intelectualidad mexicana, especialmente la que trabaja en 10s centros de educnci6n superior, se suma una duradera campaiia de descalificacibn, en ningGn momento desinteresada, que produce juicios apresurados, mayoritariamente desinformados, que se enderezan en el propcisito de desprestigiar a la universidad pdblica. Centro casi exclusive de la investigacicin b5sica; productor eficiente de 10s cuadros en 10s que se explican 10s escenarios cientifico, tecnol6gic0, cultural y politico de la naci6n; espacio plural donde se recrea la producci6n de conocimientos y la refle-
xi6n profunda, la universidad pfiblica mexicana ha transitado en un lapso brevisimo, del mQs calificado referente de la cultura nacional y no a1 estacionamiento multitudinario de j6venes en edad de trabajar para 10s que no hay posibilidades de ocupaci6n; ha devenido, tambiCn, productora de desempleados y "disturbios inexplicables"; es, por lo pronto, lugar de experimentacibn de 10s incrementos de ingreso no contractuales, iundados en peculiares evaluaciones de la productividad y, desde hace ya mucho tiempo, ha sido despojada de la autonomia con la que, por ejemplo, pudiese fijar 10s niveles salariales de sus trabajadores. Se le tacha de premoderna por negarse a percibir a la educaci6n como mercancia y por reivindicar sus propios, esenciales, prop6sitos sociales. Como puede advertirse, hay una larga, enorgullecedora historia que se olvida apresuradamente. Aquella que da cuenta de 10s servicios, extraordinarios e incontables, que la universidad pfiblica ha brindado a la nacibn, haciCndose cargo de la investigaci6n cientifica m8s relevante, formando a 10s mejores mexicanos; en fin, protegiendo 10s mQselevados intereses nacionales. Se llega a1 extremo, a1 calor de la m i s desautorizada descaliEicaci6n, de compararle desventajosamente con establecimientos propios de mercachifles, desde 10s que se perpetra la llamada educaci6n privada. Todo en atenci6n a 10s lamentables vientos conservadores que, con dureza desconocida, soplan en el Qmbitosocial. Entre las actitudes gubernamentales que se echan de menos! destaca la correspondiente a la defensa de las instituciones del pueblo mexicano, especialmente de las universidades pfiblicas. Hoy, que se exalta la ampliaci6n de la actividad de la sociedad civil, aunque en el sexenio pasado se le coniundi6 con 10s propietarios y los especuladores, es indispensable que las grandes mayorias subordinadas en lo politico y explotadas en lo econ6mico comiencen a hacer lo que el Estado ya no hace. A1 confeccionar la agenda de esas tareas, la defensa de la universidacl publica merece uno de 10s primeros sitios.
El ejercicio de una convivencia democr8tica, deseable por casi todos, no puede reconocer a1 politico como el imbito exclusivo de verificaci6n; la convivencia democritica, cuando realmente se intenta, debe permear a todas las formas de interacci6n ciudadana. El pasado 13 de diciembre de 1991, en ocasi6n de la presentaci6n de una nueva revista del Conacyt, se inform6 de una muy relevante modificaci6n de 10s procedimientos con 10s que se evaluarin 10s posgrados de las instituciones educativas mexicanas, con lo que, tras un profundo desencuentro entre evualuador y evaluados, se clan muestras de tolerancia y de incorporaci6n de 10s puntos de vista del interlocutor. Esta decisi6n deja atr8s a la prepotencia desp6tica con la que el Conacyt realiz6 una evaluaci6n que, por lo menos, fue incompleta y sesgada, en la que fue notorio el menosprecio por la funci6n y el objeto de la universidad pGblica. Hoy existe una gran posibilidad de que las tareas evaluatorias se finquen en el grado de cumplimiento de 10s objetivos y compromisos de esas instituciones y que permitan reconocer 10s inocultables problemas, deficiencias y rezagos de nuestras universidades, con un Bnimo correctivo, en busca de las diversas expresiones de la excelencia, y no con el espiritu descalificador con el que, casi todas, resultaron devastadas en el septiembre pasado.
Seghn la nota informativa de la reconsideracibn, se trata de responder, con ella, a las manifestaciones de malestar que expresaron algunos universitarios y un 6rgano colegiado --el Consejo AcadCmico de la [JAM Xochimilco- que criticaron el procedimiento, 10s criterios y, por supuesto, 10s resultados de la evaluaci6n. No resulta ocioso el preguntarse sobre las posibilidades de reconsideraci6n en ausencia de esas expresiones de critica. En realidad todo el proceso que desemboc6 en esta feliz muestra de tolerancia y reconocimiento de error, demostr6 que una obligaci6n de quienes se sienten victimas de la injusticia es responder con entereza y decisi6n n tal injusticia; ello no es sencillo cuando la pusilanimidad y una visi6n catastrofista sobre la omnipotencia del neoliberalismo ha ido diluyendo voluntades, cuando no ganando Bnimos. Pese a lo anterior, la responsabilidad de las instituciones cuya presi6n y respuesta permiti6 el cambio de opini6n del Conacyt ha crecido exponencialmente. Lo que basta ahora se ha demostrado no tiene que ver con eficiencia, excelencia o calidad en el cumplimiento de las tareas universitarias; simplemente se ha establecido la necesidad de incorporar a las instituciones educativas en el proceso de definici6n de criterios para la evaluaci6n de 10s posgrados. Esti pendiente la tarea de inventariar 10s problemas de las universidades que han sido creados por 10s propios universitarios: simulaci6n, holgazaneria, autodescalificaci6n, aislamiento, ideologizaci6n caricaturesca de casi todo, sobrepolitizaci6n en el peor sentido, ausentismo, improvisaci6n, formas clientelares de convivencia, niveles acadCmicos que vuelan bastante bajo, la afici6n por servirse de la instituci6n en lugar de servirla, complicidades que recrean la mediocridad, funcionarios medios miis merecedores de compasi6n que de reproches, planes y programas obsoletes y elaborados con injustificable voluntarismo, adelgazamiento acelerado del compromiso con la universidad y con el pais, pirdida casi irreversible de funcionalidad ante 10s requerimientos de la naci6n y un larguisimo etdtera. Ante tan abultada carga de calamidades, las universidades pfiblicas
deben realizar una evaluaci6n profunda, en la que las cosas Sean llamadas por su nombre y de la que resulten correctivos radicales. Ante estas perspectivas, s61o puede considerarse provechoso el enfrentamiento que sostuvieron las universidades, destacadamente la UAM Xochimilco, con el Conacyt. La evaluaci6n que se requiere apenas comienza.
Por muy diversas razones, lo que resta del afio de 1992 se veri acompafiado de miltiples eventos de efervescencia universitaria. Las revisiones contractuales y salariales en un buen nGmero de instituciones, la revisi6n de 10s montos de las colegiaturas en la UNAM, las respuestas de la SEP, a las solicitudes d e apoyo a la investigaci6n7 la evaluaci6n de 10s centros de educaci6n superior, sera'n eventos de previsible conflict0 para 10s que resulta conveniente una actitud gubernamental comprensiva e inteligente. DespuCs de la peculiar evaluaci6n de 10s posgrados realizada por el Conacyt, el desencuentro universidad-gobierno pareciera haberse profundizado; la modernizacidn impuesta a la universidad de Sonora y la puesta en ejercicio de la fijaci6n lamentable de 10s llamados techos presupuestales para 1992, conforman un cuerpo de antecedentes que, en conjunto, auguran una inadecuada y riesgosa intolerancia oficial que podria llevarnos a una muy dificil situaci6n que, en ausencia de actitudes ecuinimes, se pudiera suponer provocada. La mansedumbre con la que mayoritariamente se han comportad0 las instituciones frente a una evaluaci6n oficial que, en el caso de 10s posgrados, ha agredido a la mayor parte de las universidades, puede metamorfosearse en actitud combativa en un breve lapso, si la aguerrida posici6n oficial no se convierte en
invitaci6n a1 diilogo y a la concertaciGn, en cada uno de 10s acontecimientos por venir y 10s que estin en curso. En general, 10s criterios de las diversas evaluaciones deben construirse colectivamente, a travCs de una 16gica que no se niegue a la evaluaci6n y tampoco la imponga unilateralmente. El asunto es de gran importancia, no s610 ante la eventualidad de la firma del TLC, monotema inescapable, sino frente a1 proceso del desarrollo nacional, que requiere de profesionales calificados, socialmente comprometidos y funcionales a 10s requerimientos cientificos, tecnol6gicos y productivos de MCxico. A1 aislamiento que las universidades se dieron frente a1 resto de la sociedad, hoy le acompafia un aislamiento entre las propias universidades. Es urgente la recomposici6n del dialog0 entre las instituciones de educaci6n superior, entre sus profesores, alumnos y autoridades para desahogar una muy relevante agenda, cuyo punto inicial deberi ser el relativo a la evaluaci6n pertinente, la que estC cercana a1 objeto de la universidad pGblica, que revise su grado de cumplimiento. La universidad debe ser evaluada por las funciones que le corresponde realizar, no por las ocurrencias de an6nimas y misteriosas "comunidades cientificas". Una reuni6n nacional de universitarios pudiera fijar las vias de la evaluaci6n que se requiere.
EL ITINERARIO DE LA REFORMA EDUCATIVA
El sentido de 10s recientes cambios en el gabinete del ejecutivo federal, no parece agotarse en una destituci6n largamente anunciada: la del Lic. M. Bartlett, ni en una concepci6n muy novedosa del quehacer econ6mico gubernamental; la Secretaria de Hacienda y CrCdito PGblico pareciera encaminada a ser lo que ya ha sido, sin mayores sofisticaciones y, con ello, casi sin apetito politico vilido. En estos cambios, sin duda, es la designaci6n del Dr. E. Zedillo la que parece acercarse m6s a 10s prop6sitos reformadores presidenciales. Desde el comienzo del sexenio el escenario educativo nacional debi6 recorrer una agenda de modificaciones radicales que simplemente no se ha iniciado y que, hoy, se intenta inaugurar con eficacia y rapidez. La tarea que tiene enfrente el nuevo secretario de Educaci6n - e n apariencia ajena a las cualidades que le caracterizan- es de magnitud enonne. En ella, debe reconocerse a pesar de 10s cambios de direcci6n en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educaci6n (el m6s grande del pais), el peso extraordinario del corporativismo y las acciones de una oposici6n no del todo reiiida con la propia estructura corporativa; pesa, tambikn, el apremio por desconcentrar el funcionamiento de la educaci6n bisica, y la amenaza, hoy fortalecida, de que las nuevas autori-
dades educativas, a escala regional, Sean las eclesiisticas; no ha dejado de estar presente la pesadisima lipida de la descalificaci6n magisterial, con la que se construyen generaciones de analfabetos funcionales; pervive, contra las muy optimistas declaraciones oficiales, una suerte de secret0 educativo, con el que se construyen las m i s alegres cuentas, sin que la sociedad sea informada de 10s lamentables niveles en 10s que se debate todo el sistema educativo mexicano; sigue asfixiando a la energia de profesores y alumnos la mediaci6n vertical de una burocracia insensible y numerosa que se supone indispensable en el accionar de las escuelas; la interacci6n entre la sociedad y la educaci6n se ha constreiiido a 10s desprop6sitos de un segmento activo adscrito a1 oscurantismo confesional, sin caer en la cuenta dc su pequeiiez y sin abrir cauce a las expresiones de una mayoria que, hasta hoy, se mantiene en el silencio. Reformar este terrible panorama requiere de lucidez y, sobre todo, de valor y fuerza extraordinarios. Posiblemente, por no perteneccr a 10s grupos en conflicto, por ser aparentemente ajeno a las huestes de preocupados por la educacibn, y por haber puesto el primer dedo en la hist6rica llaga de las inconveniencias de reformar a1 articulo tercero constitucional, el Dr. Zedillo estC llamado a concretar 10s cambios indispensables. Desconcentrar sin concesiones a1 clero, respetar derechos y atender reclamos de 10s profesores sin someterse a las veleidades del corporativismo, recalificar a fondo al magisterio, interactuar sin ocultamientos con la sociedad, reconocer las energias creativas de la escuela en la definici6n de su propio quehacer, son 10s requerimientos que habrin de conformar la agenda de la reforma en la educaci6n b5sica. Hasta ahora, nada de ello se ha hecho; no hay que adelantar juicios sobre las posibilidades que para lograr estos cambios, tenga el nuevo secretario de Educaci6n.
EL S~NDROMEDEL EVALUADO
Desde que el muy devaluado leninismo intent6 analizar el comportamiento del peculiar capitalismo japonb, se pudo reconocer la persistencia de una afici6n perversa por repetir las afrentas que 10s fuertes imponen a 10s subordinados. Jap6n le hizo, le sigue haciendo, a1 resto de Asia, lo que el imperialism0 depredador le impuso, para convertirlo en mercado. MAS tarde, cuando la barbarie racista hitieriana persigui6, encarcel6 y liquid6 a buena parte del pueblo judio, se puso en marcha un lamentable adiestramiento en la brutalidad que, hoy, es ejercitado contra 10s palestinos por el Estado israeli. El asunto rebasa a1 talent0 popular contenido en la conseja de que nadie sabe para quiCn trabaja. En el escenario nacional, las muestras de pusilanimidad que hacen, por ejemplo, que antiguos opositores Sean entusiastas constructores de un nuevo (?) PRI, o que 10s tenderos que constituyen nuestra burguesia abandonen su hist6rica afici6n por el mercado cautivo, para convertirse en aguerridos librecambistas, aunque no trasciendan el umbra1 declarative, caen en la misma, lamentable 16gica de la imitaci6n de actos y actitudes de sus vencedores. La educaci6n superior, aquella de la que son responsables las universidades p~blicas(la indiscutiblemente mayoritaria), no constituye una excepci6n ante esta inercia que bien podria enten-
derse como una especie de sindrome del vapuleado. Es el cascl que, tras una resistencia ejemplar ante los excesos de la evalua-. ci6n arbitraria de 10s posgrados que, apenas en el Bltimo trimestre de 1991, perpetr6 el Conacyt, la Universidad Autcinoma Metro-. politana, a travds de su m6s importante 6rgano colegiado, recrea una evaluaci6n incompleta, sesgada, no anunciada y carente de. evaluadores calificados para no ratificar a aspirantes a integrar las Comisiones Dictaminadoras por L e a que, desde el final de. 1991, debieron renovarse, contrariando la voluntad de 10s profe-, sores que, de acuerdo con la reglamentaci6n vigente, votaron por colegas que, en general, cumplian con 10s requisites establecidos. En este asunto no s61o se reedita la muy abultada historia del. abuso legislativista, el mismo que inmoviliz6 a Morelos y aco-. rral6 a Ju6rez; tambien se incurri6 en la incomprensihle injusticia. de realizar juicios acaddmicos por una instancia que no esti. compuesta ni por 10s mejores evaluadores, ni para esos prop6sitos. El Colegio Acaddmico esti formado por cuatro rectores:, nueve directores de divisicin, nueve representantes del personal. acadCmico, nueve estudiantes y tres trabajadores administrativos y con esa composici6n, sin requerir asesoria de evaluadores; expertos en las ireas de conocimiento de las Comisiones Dicta-. minadoras, ha juzgado (y, en muchos casos, ha rcprobado) a profesores titulares que aspiraban, con el volo de sus colegas, a1 integrar dichas comisiones. Cuando 10s aspirantes se registraron para integrar el padr6n de elegibles, atendiendo a la convocatoria que para tal prop6sito emiti6 el Colegio AcadCmico, no existi6 advertencia alguna sobrt: las posibilidades de que el 6rgano colegiado estableciera un cuer.. po de exigencias mris a116 de lo previsto por la reglamentaci6n respectiva, ni sobre la puesta de ejercicio de peculiares juicios acaddmicos, sin asesoria de opiniones calificadas. Para acabarla de acabar, el propio Colegio dio entrada a una sucrte de gestoria polilica, a travCs de la cual pudo ratificarse a algunos profesores con mkritos iguales y/o menores a los de otros que no fueron ratificados, por obra y gracia dc 10s propios colegiados.
En la llamada "nueva cultura de la evaluaci6n", no es un dato menor la forma en que suele confundirse a la esencia con la apariencia. La interlocucicin, real o imaginaria, con el exterior se ha ido colocando, desde las generosamente denominadas evaluaciones del Conacyt, en el centro de las preocupaciones de no pocos directivos universitarios. En esa dinimica, es apreciable un voluntarismo, no desprovisto de intenci6n politica, encaminado a presentar la situaci6n de la educaci6n superior como distinta y mejor de lo que realmente es; la convivencia interna, el anilisis objetivo de rezagos y deficiencias, la bisqueda colectiva de vias de soluci6n van cediendo su sitio a una actitud que pretende decretar, cuando no inventar, a la excelencia, en franco sometimiento a 10s pcculiares referentes de una an6nima "comunidad cientifica", ajena por completo a1 objeto y quehaceres universitarios. Hay, en realidad, algo bastante peor que carecer de la llamada "excelencia acadCmicaV; es suponer que es posible inventarla para que otros, 10s evaluadores de afuera, la crean.
El niimero 170 de la revista Nexos, correspondiente a1mes de febrero de 1992, incluye un importante trabajo de Gilberto Guevara Niebla titulado 4 e s p u C s de su lectura, me parece que con cierto optimismo- "El maieshr educativo". Guevara ofrece 10s resultados de un esfuerzo colectivo que ha coordinado desde 1988 y del que ya es apreciable un notable avance que permite reconocer graves problemas en la base de un sistema educativo que, a1 acumular rezagos, aclara con suficiencia el carlcter ut6pico que contiene la actual bhqueda de excelencias, cuando pretende ignorar la invencible penuria en la que se debate la educaci6n blsica mexicana. Tras reconocer el esfuerzo colosal que, hasta 1982, realiz6 el Estado para satisfacer la demanda de educaci6n en todos 10s niveles y de la que deriva la sorprendente noticia de que, en la AmCrica del norte, somos la sociedad m6s escolarizadn (poblaci6n en todos 10s niveles de educaci6n/poblaci6n total), el anllisis se orienta a diagnosticar la calidad de la educaci6n primaria y a seiialar las causas fundamentales de su lamentable situaci6n. Alejamiento de la producci6n cientifica, concepci6n enciclopedista del curriculum, ausencia de mCtodos y prlcticas de evaluaci6n, pedagogia a la que llamar traditional equivale a favorecerla, contenidos aiiejos y prescindibles, ensimismamiento de la vida escolar, gremialismo enemistado con 10s elevados prop6-
sitos de la escuela, conforman un cuerpo de variab1,es explicativas del adelgazamiento en la calidad de la enseiianza que se encuentra, para ahondar el problema, con el nivel -tambiCn miserable- de 10s salarios que perciben 10s profesores, con la falta de consulta a 10s mismos en relaci6n a su propia materia de trabajo., con el debilitamiento de una indispensable vocaci6n profesiona:l y con la disposici6n -mejor remuneraci6n mediante- a trabajar en otra cosa. No se excluye del anilisis la condici6n de 10s niiios que acudcn~ a la primaria, la inequidad que, como reflejo del orden social que padecemos, excluye y descalifica a 10s provenientes de familias pobres, a las dificultades que comporta la desnutrici6n -y a 121 forma misma en que se percibe: "alumnos disciplinados", callados, pasivos-; la condici6n de 10s padres, la idea generosa sobrc: las bondades de cualquier tipo de educaci611, la resistencia de autoridades y profesores para que 10s padres participen vigorosamente en el funcionamiento de las escuelas, la dificil conviven-cia de profesores y familias de 10s educandos, "resuelta" en reciprocos aislamientos. Guevara otorga, con raz6n, una importancia fundamental a 121 simbiosis SEP-SNTE, de la que derivan males enormes y numero.. sos, ilustrando la estructura dual del sistema educativo con apoyo en un tCrmino seguramente adoptado en su origen profesional dc: bi6logo: este sistema es un bivalvo (una almeja), en la que la?; burocracias sindical y educativa son las dos valvas que coexisten simbibticamente. La militancia sindical, la destreza puesta all servicio de acarreos electorales, han constituido 10s m i s apreciables mCritos a la hora de otorgar reconocimientos, cargos de direcci6n acadCmica o plazas de trabajo, sin que se repare en 10s verdaderos mkritos acadkmicos; esta organizaci6n social ~ 6 1 0 puede percibirse como enemistada con el cambio, con cualquier cambio que atente contra su clientelar forma de vida. No en balde pudo echar de la SEP a una figura como don Narciso Bassols y convertir en verbal la revoluci6n educativa de don J e s k Reyes Heroles.
Al examinar la condici6n de 10s estudiantes de las normales, reducidos considerablemente (seghn 10s datos del propio trabajo, no en, sino a 34.0% en 1991 respecto a 1983), resulta que el 45.0% de 10s encuestados quisieron estudiar otra cosa y, muy probablemente, no fueron aceptados en dichos estudios, lo que habla con elocuencia de un inexistente apostolado y anuncia la doble posibilidad perversa: tener a futuro muy pocos y muy malos profesores. El repliegue de la acci6n gubernamental en el maltratadisimo rubro del desarrollo social, favorece una mayor inequidad en el hmbito educativo, al contar con desayunos escolares s6lo el 6.0% de 10s planteles encuestados. El panorama que describe Guevara, la gravedad de nuestros prohlemas educativos, la persistencia de las causas que 10s originan y las posihles vias de soluci6n --que s i se visualizan en el trabajo que se comenta- merecen ser conocidos ampliamente. No s61o por quienes cursamos por un sistema de educaci6n phblica menos deteriorado, o por 10s especialistas en educaci6n. Profesores, padres de familia, autoridades diversas deben estar a1 tanto de lo que Guevara nos informa; y, si todo ello es cierto, sera muy dificil que 10s profesores de primaria y 10s estudiantes normalistas puedan comprar la revista (por lo demis, excelente) que public6 estas expresiones de la penuria educativa.
LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACION MEDIA SUPERIOR
En el inimo evaluatorio con el que se repiensa la universidad phblica, no es reciente la puesta en ejercicio de notables capacidades de abstracci6n que suelen aislarla de sus antecedentes mediatos e inmediatos, con la peregrina idea de poder, asi, juzgarla de mejor manera. A1 calor del debate sobre el reglamento de pagos de la UNAM, con el que se han cobijado las m6s inimaginables traidas a colaci6n, no ha faltado quien nos recuerde que la poblaci6n estudiantil mayoritaria de la maxima casa de estudios se encuentra en 10s dos sistemas de bachillerato (Escuela Nacional Preparatoria y Colegios de Ciencias y Humanidades), para concluir - c o n sofismas disfrazados de silogismos- que ahi se cocinan 10s mas importantes problemas universitarios, 10s de presupuesto, 10s de nivel acadkmico, 10s del acarreo politico. No se asume, en tan apresurados juicios, cuhl ha sido la atenci6n que las autoridades universitarias han dispensado a sus propios bachilleratos para adecuarles a 10s requerimientos de la educaci6n superior, impartidos por la propia universidad. Se omiten, tambikn, las graves consecuencias que ha generado una actitud permisiva e irresponsable respecto a las llamadas Preparatorias Populares, edificante proyecto de un pasado remoto que ha devenido centros de pandillerismo y corrupci6n asfixiante, quc se reclaman parte de la UNAM por haber recibido, seghn
el plantel y 10s estados de Qnimo de las autoridades, algunos recursos de la universidad. A falta de educaci6n digna del nombre, 10s bachilleratos han ofrecido la posibilidad de crear clientelas diversas, ya para automatizar el acceso a la universidad, ya para contar con carne de caficin htil en las frecuentes movilizaciones. El problema profundo de la educaci6n superior, con bachilleratos propios o ajenos, es el miserable nivel de conocimientos con el que es posible concluir este tramo de la formaci6n acadCmica y la falta de adecuaci6n a 10s perfiles que en todas las universidades, segiin la licenciatura que se aspire a cursar, debieran establecerse para 10s alumnos de primer ingreso. Donde existe, se ha considerado a1 examen de admisi6n como un instrumento adecuado en la definici6n de tal perfil; de ser ello cierto, no habria razones para aceptar, como se hace, a una aplastante mayoria de alumnos de primer ingreso que no aprueban dicho examen. Y esto no s610 sucede en la UNAM. Para el sentido comhn, resulta ofensivo que, si un estudiante va a requerir el dominio del ilgebra y el cilculo diferencial, se le adiestre en aritmCtica y geometria; que si va a leer y escribir, se le acepte sin reparar en la ausencia del escrGpulo ortogrifico; que si va a enfrentarse a nuevos conocimientos, no se le fomente la prictica del estudio y la reflexi6n (aunque no sea critics); que, en fin, si va a necesitar construir una idea del mundo, se le haga creer que con el apoyo de dofia Martha Harnecker tiene mucho m i s que la obra negra. Si se analiza con detenimiento el problema, no resulta dificil el reconocer que 10s mhs frecuentes y serios trabajos sobre nuestros problemas educativos, aluden a 10s extremos de la vida estudiantil: la edu~1ci6n blsica y la universitaria, mientras la media y la media superior se ignoran, por razones desconocidas, sin reparar en 10s muy perniciosos efectos de semejante desdCn. Hay conocimientos que debieran adquirirse en el bachillerato que no 10s proporciona la universidad, entre otras razones porque no es su funci6n el hacerlo; de ello se sigue una formaci6n mutilada
que afecta el desempefio futuro y permite juzgar, cada vez mis, a las bfisquedas de la excelencia acadCmica, como pricticas esquizofrCnicas, m i s dignas de compasi6n que de debate. No es lo relevante, en realidad, la propiedad o no de bachilleratos, desde la perspectiva universitaria. S i lo es, para todas las universidades, el reconocer 10s niveles infimos de calidad acadCmica de nuestro sistema de educaci6n media superior, donde -por cierto- las preparatorias particulares no han mostrado estar fuera del problema, para colaborar en una pronta y radical modificaci6n de este otro pjramo de la educaci6n mexicana.
En el indispensable prop6sito de elevar el nivel acadtmico de la poblaci6n mexicana, el muy manoseado vocablo "excelencia" ha pasado de su aceptable condicib de objetivo a una suerte de voluntarioso decreto, sobre el que 10s resultados del Cltimo Censo Nacional de Poblaci6n, correspondiente a 1990, arroja mucho m i s que un rotundo mentis. El analfabetismo es perseverante y creciente; 10s aiios promedio de escolaridad, impresentables; la geografia de la cultura, estrecha; la eficiencia terminal en la educaci6n bisica, centroamericana, y la franja de cientificos de alto nivel, francamente angosta. Sobre este angustiante panorama educativo, hasta ahora en el nivel de 10s posgrados, se ha ensayado un experiment0 evaluatorio fundado en parlmetros correspondientes a sociedades mucho m i s evolucionadas y sesgado hacia un par de facetas del conocimiento que corresponden a las ciencias exactas y a las naturales. De ello, incluidas las irregularidades del propio proceso (abundantes y escandalosas), nos hemos ocupado en una parte de las entregas de 1991. No es el prop6sito insistir en la argumentaci6n que conduce a construir referentes a partir de la circunstancia nacional y del objeto de las instituciones educativas, via seguramente m b feliz para encaminarnos a una idea cornpartible sobre la excelencia que se requiere y que debe ser resultado de un
proceso que, acaso, comporte un lapso mayor que el sexenal. Ni modo. En esta entrega deseo hacer referencia a otro exceso, Cste de corte intemacional, en el que incurri6 el Conacyt a1 aplicarse a la "evaluaci6n" de 10s posgrados del resto del mundo, especialmente de 10s alemanes, por cuanto 10s resultados de tan temerario ejercicio se encuentran considerablemente alejados de 10s que alcanz6 otra evaluaci6n, hecha por 10s propios alemanes, de sus posgrados. El volumen 11 de la revista Avance y Perspectivas, 6rgano de difusidn del Centro de Investigaci6n y de Estudios Avanzados del Instituto PolitCcnico Nacional (CINVESTAV), correspondiente a 10s meses de marzo y abril de 1992, recoge, entre otros interesantes articulos, la colaboracidn del Doctor Gerardo Herrera Corral, titulado "Sobre la evaluaci6n de 10s posgrados" En este trabajo se describen 10s resultados a 10s que lleg6, en 1990, un estudio socio-cientifico realizado por la revista DerSpiegel en colaboraci6n con el soci6logo berlinCs Friedhelm Neidhard y el Instituto Emnid de Bielefeld sobre la eficiencia de la investigaci6n y la ensefianza en las universidades alemanas. Seis mil estudiantes de las 5 1 universidades de la ex Alemania Federal, respondieron a una encuesta de 18 preguntas "cuidadosamente formuladas" y abarc6 a las 15 especialidades m5s concurridas en las universidades mencionadas. Contra las m5s atendidas ldgicas, que proclaman --corn0 en Jap6n- que las mis antiguas suelen ser las mejores universidades, la evaluaci6n que se menciona, aplicada a programas de licenciatura (Diplom) y de posgrado (Promotion), c o l o d en 10s primeros sitios a las universidades de mAs reciente creaci6n que suelen ser, tambiCn, las de menor tamafio (entre las 15 mejores se encuentran 12 fundadas en 10s aiios sesenta y setenta, mientras que entre las 15 Gltimas se encuentran 13 de las antiguas y renombradas universidades). La explicaci6n que propone uno de 10s responsahles del estudio consiste en la presi6n de garantizar un buen funcionamiento y capacidad para competir, a la que se encontraban sujetas las nuevas universidades.
Tras hacer un recorrido por 10s procesos de evaluaci6n de las universidades de 10s Estados Unidos, Inglaterra y MCxico, el autor concluye con una muy atendible lamentaci6n respecto a la subjetividad y desatino con 10s que el Conacyt se permiti6 realizar una ambiciosa, desafortunada y voluntariosa evaluaci6n de 10s posgrados alemanes. Transcribe:
...si Conacyt considera a la Universidad de Heidelberg como la irnica universidad alemana con el calificativo de excelente en la especialidad de ciencias politicas, el estudio de Der Spiegel nos dice que en este rengl6n la Universidad de Heidelberg ocupa el lugar 31 entre las 38 universidades que ofrecen esta especialidad. 0 sea, una de las menos recoii~endables.Si Conacyt considera a la Universidad de Stuttgart como la finica urliversidad alemana digna del adjetivo excelente en la especialidad de Ingenieria en Cotnputaci6n e Informitica, en el estudio de Der Spiegel la Universidad de Stuttgart ocupa el 17 lugar en una lista de 20 universidades que ofrecen esa especialidad.
Acontece lo mismo con la especialidad de Psicologia, en opini6n del Conacyt aquella donde las universidades alemanas tienen m i s que ofrecer, y se deja sin ninguna oferta de excelencia a la especialidad de Fisica, haciendo caso omiso del hecho consistente en que, despuCs de 10s Estados Unidos, el pais que mAs premios Nobel ha obtenido en Fisica es Alemania, incluidos, por supuesto, 10s que lo obtuvieron en 10s Gltimos cinco aiios (todos de aquel pais). El dia 15 de diciembre de 1991, el diario La Jornada, public6 la noticia de una modificaci6n profunda de 10s criterios del Conacyt para la evaluaci6n de 10s posgrados, en un nuevo ejercicio que se verific6 en el pasado mes de febrero. Nada de ello aconteci6 y, con apoyo en tan incompletas evaluaciones (por decir lo menos), dicho Consejo sigue tomando decisiones mayoritariamente equivocadas y, por ello, carentes de justicia acadCmica ...y de justicia a secas.
Esta nueva muestra de incornpetencia, proveniente de una publicacidn patrocinada por un centro de excelencia, segGn la propia clasificacidn del Conacyt, debe sumarse a 10s botones correspondientes a la "evaluaci6n" de 10s posgrados nacionales - c o n lo que se tienen m i s de 10sque requiere una sotana-, para que las nuevas autoridades de la Secretaria de Educaci6n PGblica, y la m6s alta autoridad del pais, nos cambien a1 "nuevo Conacyt" por uno bueno, que realmente se ponga a1 servicio de la construcci6n de la excelencia y deje de decretarla o inventarla. Ahora, tamhidn, la imagen internacional de Mexico lo requiere asi.
COLEGIATURAS DE LA UNAM; DEBATE SIN ETICA
A1 concluir 10s aiios cincuenta, en la elaboraci6n de La Tierra Prbdiga, Agustin Yaiiez titul6 a un capitulo de aquella obra magnifica "El ultimo de 10s males: La esperanza". Por la peculiaridad de las que pastoreaban las fieras costeiias de Jalisco que protaganizan la novela, orientadas a esperar la debacle de sus respectivos contendientes, tiene sentido el que se les perciba como males. El asunto guarda alguna relacidn, digamos dialictica, con las pequeiias fieras que, cobijando su demagogia en un revolucionarismo verbal, pretenden que la UNAM se mantenga a1 margen de 10s cambios y redite 10s muy conocidos capitulos de desencuentro con el resto de la sociedad y el Estado, a1juzgar que 10s problemas financieros universitarios deben afrontarse con mayores subsidios. ~Conocen10s defensores de la gratuidad, cuil es el origen de 10s fondos pQblicos que demandan? ~Existealguna referencia a la calidad de la eduaci6n que se quiere gratuita? iSe sabe cuintos hijos de familias pudientes ocupan un lugar en las aulas universitarias? ~ P u e d afirmarse, e con conocimiento de causa, que una revisi6n de las llamadas "cuotas" alejari de la educaci6n superior a 10s hijos de 10s trabajadores mexicanos? NO es acaso perfectible la administraci6n de recursos, en nuestra mixima Casa de Estudios?
Los recursos que, en forma de subsidios, reciben 10s organismos descentralizados, dentro de 10s cuales se encuentra la UNAM, son fiscales; es decir, provienen del pago de impuestos que directa o indirectamente realiza el pueblo de MCxico, en circunstancias tales que por las diversas vias de comisi6n de 10s delitos fiscales, permiten afirmar que se constituyen preferentemente par las aportaciones de quienes no pueden incurrir en esas formas de delincuencia, por ser causantes cautivos. Me refiero a1 multicitado pueblo trabajador, del que tanto se habla en la aguerrida oratoria por la gratuidad y a1 que tan poco se aporta con 10s productos universitarios. Me parece temerario el suponer que, en caso de ser consultados sobre el destino de sus aportaciones fiscales, consentirian en que se orienten, en mayor proporcicin, a subsidiar a las universidades publicas. Causa una muy desagradable impresi6n que, en el debate sobre el futuro de la UNAM, no se asuma que la crisis financiera es mucho menos grave que la bancarrota acadCmica, y que la discusicin necesaria no es la que centra en el precio de la educaci6r1, sino en su calidad. Pareciera que, con la agenda y el nivel del debate, sc intenta demostrar que, por mhs de un a m i n o , las universidades pueden metanlorfosearse en secundarias, tal como aconteci6 con algunas de provincia. La universidad no tiene que ser un centro de excelencia por 10s apremios del Tratado de Libre Comercio; puede y dehe serlo por 10s requerimientos de la sociedad y porque, a pesar de todos 10s olvidos, ya lo ha sido. No se trata, entonee:;, sino de colocarse a la altura de un pasado que no es tan remoto. En la discusicin que hoy se sostiene, el examen de la cantidad de alumnos provcnientes de 10s bachilleratos incorporados y, en las prepas, de secundarias privadas, no conforma una tarea menor. Existe un nimero nada despreciable de estudiantes en el sistema UNAM que pertenecen a familias con =pacidades de pago suficientes como para afrontar una modifiaci6n considerable en 10s costos de inscripci6n y colegiatura. Hace ya tiempo que 10s expertos en educaci6n han reconocido que el problema econ6mico que aleja a las personas en edad d,e
cursar estudios de 10s centros de educaci6n que 10s proporcionan -salvo en el caso de las escuelas privadas- no son 10s costos de la educaci6n propiamente dichos, sino el costo alternativo o de oportunidad; es decir, aquello que dejan de percibir en el mundo del trabajo, por dedicarse a1 de la cultura, la ciencia y la tecnologia. El no estar a1 tanto de esta circunstancia, provoca que, en la defensa de supuestas e inexistentes igualdades en las oportunidades de estudiar, se incurra en notables injusticias. La universidad hace un flaco favor a1 ofrecer, a1 estudiante de pocos recursos, una baja cuota de inscripci6n y colegiatura; con ello no resuelve el problema de fondo. Se requiere que, con recursos provenientes de "cuotas" altas, pagadas por quienes tienen esas capacidades de pago, la universidad otorgue becas que cubran la estadia, manutenci6n y compra de textos y htiles a 10s estudiantes capaces y de pocos recursos que merecen ocupar un sitio en sus planteles. Los objetivos sociales de la universidad, la selecci6n de sus beneficiarios, deben comenzar por aplicarse en la conformaci6n de su propia matricula y en atenci6n a las singulares y lamentables desigualdades sociales. El ignorar esas desigualdades y colocarse en el supuesto de la igualdad de oportunidades, es la mejor via para perpetuar una lacra de las mls lacerantes, en el escenario social mexicano. No son pocos 10s enemigos de la universidad phblica que se han servido de la inconformidad mostrada por algunos miembros del Patronato de la UNAM en 1991, tal como lo hicieron cuando el rector Carpizo mostr6 las Fuerzas y Debilidades de la instituci6n. No es mi prop6sito arrojar mis lefia sobre esa hoguera. Si lo es el afirmar que existen excedentes de personal administrativo y recursos que pueden y deben administrarse con una m6s clara intenci6n acadCmica, sin que en el empleo de tCcnicas administrativas rigurosas y en la orientaci6n de recursos guiada por el objeto de la universidad, la autonomia signifique una muralla para que la sociedad ignore lo que se hace, y la forma de hacerlo, a1 interior de 10s muros universitarios.
Colocar la discusi6n en sus justos tCrminos; intentar un anilisi:; objetivo y despolitizado de las posibilidades y requerimientos de la universidad y, por encima de las grandes tentaciones clientelares, buscar una universidad a1 tamaiio de 10s requerimiento:~ sociales, son condiciones para que, del debate en curso, se pueda obtener el filtimo de 10s bienes: La esperanza.