Historia De La Comunidad Valenciana

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llibres

HISTORIA (en primera persona)

DE LA COMUNIDAD VALENCIANA

JAVIER SERRA ESTELLÉS

llibres

Declicaclo a mis ~obrlnosPaco, Mansa, Peju, María, Pq/u 11, Susana, Patricio, Tina, M(rnolo, Parricia, Luis, Cristina, Marta, Miguelángel, Jmi, María, Elenn, Josema~zuel,Ana, Isabel, Javl, Carlos, María, Pablo, Juan, Perico, Inma e Ireize, todos ellos castella~oparlantes,y a los valenc i a n o p a r l a n t e ~Mari, Raja, Paula, RaJh 11, Romnna, Mundo, Annn y Mundo II.

l a Edición en castellano Traducción del autor sobre la 3" edición en valenciano (en preparación)

O

Javier Serra Estellés

Edita:

NAU llibres Periodista Badia, 10 (96) 30 33 36 Fax (96) 3 69 22 44 4601 0 VALENCIA Impresión: E.C.V.S.A. Periodista Badia, 1 O 460 10 Valencia n (96) 30 33 36 Fax (96) 3 69 22 44 Fotograjlu pnrludu: Canals (nocturno)

Javier Sena Estellés Diseño portaúu: Variaciones sobre "Canals (nocturno)"

Pilar Ferrer Mas Edición: Antonio Martínez

/.S.B.N.: 84-7642-474-4 Dep. legd: V-4576-1996

No penses que després hi ha oblit: en la pell acaronaclu sempre perdura cam un record la pres21zcia amagada. Mira11 de memoria. (Vicent TORRES AGUADO, Quarz indagues l'instant.)

No piensrs que después hay olviclo: en la piel acariciada siempre p e r r l ~ m como LUZ recuerdo la presencia escondida. Espejo de memoria.

Carta al lector de la segunda edición. Otra vez en la caseta del Huerto de Arriba, un espléndido día del otoño de 1995,después de una semana de lluvias benditas. Querido lector: Siempre había deseado leer la segunda edición de un libro «corregiday disminuida»,y ahoraque yo mismo tengo la oportunidad, no puedo hacerlo. Podría eliminar todas las tonterías que digo en el libro, pero entonces quedaría reducido a casi nada, y tampoco es eso. Sí que es verdad que he «disminuido»la primera edición, pero no mucho: alguna frase, alguna palabra, alguna fecha. Pero, como resulta que he añadido también alguna frase, alguna palabra y alguna fecha, creo que nos hemos quedado empatados. Bueno, bien, por lo menos no tengo la necesidad de decir «segunda edición corregida y ampliada». Lo dejaremos simplemente en «segunda edición corregida».Porque correcciones sí que ha habido, que la primera edición estaba lejos de ser perfecta e inmejorable. Esta tampoco lo es, por supuesto, ¡gracias a Dios! He corregido algún error, de imprenta más que nada. Por ejemplo la fecha de la batalla de Almansa, que en la primera edición aparecía un 7 de marzo, cuando todo el mundo sabe (y yo mismo lo indicaba en otro lugar del libro) que ladichosa batalla tuvo lugar el 25 de abril. Resulta que en la imprenta se saltaron una línea, la línea donde ponía que el rey Carlos huyó de Valencia aquella fecha, el 7 de marzo, y yo no me di cuenta a tiempo. Errores de este tipo he corregido un par de ellos. Pero más que nada he corregido o aclarado alguna expresión o idea que sistemáticamente provocabael error en mis aluin-

nos, quienes no llegaban a comprender el verdadero significado que yo quería darle. Tengo muchas cosas que agradecer a mis alumnos, de verdad. También he de agradecer la buena acogida que el libro ha tenido en su primera edición y la buena propaganda que me han hecho mis amigos. Y las críticas, positivas y negativas. También os agradezco las críticas negativas, no penséis que no. A veces equivocarse y fracasar es más interesante que no acertarlo todo desde el principio. Aunque sobre el fracaso posiblemente no pensemos de la misma manera. Yo no creo en el fracaso. Enrique, que es un historiador de los de verdad, me dijo el otro día que estaba de acuerdo con Vicente. Que mi libro no es serio, que es escandaloso, que es una burla de la historia, que no es propio de un investigador.Yo ya me veía venir su crítica. Y, sin embargo, como en este punto no estoy de acuerdo con Enriq~ie, forzado por las circunstancias (ya que no quedan libros de la primeraedición en el mercado), me he atrevido a hacer esta segunda. Y también hablamos, Enrique y yo, del libro de Toni. Los dos coincidíamos en que el libro de Toni es un muy buen libro de historia de Valencia. Comprendo, Toni, que no me cites en la extensa bibliografía que nos ofreces, porque sé muy bien que citar mi libro no queda bien de cara a los historiadores sesudos. No te preocupes. El libro de Toni, Antoni Furió, se titula Histaria del PaD Valencia, y apareció unos meses después del mío. Posiblemente el libro de Toni es el que hace años hacía falta a los valencianos. Solo que mi libro llega al menos, lo he podido comprobar, donde no llega el otro. Porque el libro de Toni no llega, simplemente, a aquellos que no tienen tiempo ni ganas de leerse casi 650 páginas

en un lenguaje que, a pesar de su esfrierzo, continúa siendo todavía demasiado técnico y erudito para la mayoría del personal. Además, el libro de Toni comienza, prácticamente, en 1238. Y yo tampoco estoy de acuerdo con que la historia de Valencia comience con Jaime 1, Djaqmu el tirano para los valencianos de entonces. Si fuera así, también deberíamos de dejar de hablar de nuestro País a partir de 1834.Porque después del 1834 Valencia de-jade existir como reino y se convierte en las provincias de Alicante, Castellón y Valencia. Eso, sin embargo, no implica que yo si quiero (que no quiero), no pueda continuar hablando del Reino de Valencia. Puedo, sin embargo, quiero y debo hablar de Valencia como País después de aquella fecha. Porque, idesde cuándo las leyes, las normas, los principios, los deberes y las fechas están por encima de las personas y no a su servicio? Por eso, Toni, no puedo estar de acuerdo contigo, cuando dices: «Tampoco creo que podamos remontar la historia del país más allá de su momento fiindacional~,y su momento fiindacional para Toni es el 1238.Y más adelante dice: «...la historia de los valencianos, como pueblo, como cultura, se origina, como ya se ha dicho, en el siglo XIII...D. Lo siento mucho, Toni, pero no estoy de acuerdo. Si quieres como comunidad administrativa,aún podría aceptarlo, pero ni siquiera así estoy muy seguro. Como pueblo, como cultura, como país, Valencia podrá tener sus raíces en el XIIS, pero su «barbada», sus raicillas, son anteriores. Y sin «barbada» no hay raíces, no habrá árbol. No he querido, en esta segunda edición, «poneros al día» respecto a los conflictos bélicos y otras circunstancias y comentarios muy temporales y coyunturales que podrían, ahora en esta nueva edición, haber quedado pasados de moda. El Tratado del

Elíseo, que quizás, Dios nos escuche, podría suponer el final de los terribles cuatros años de guerra en Yugoslavia, se ha firmado hace tan solo unos días en París. Y sin embargo no he cambiado mi comentario, en la primera edición, de la guerra en BosniaHerzegovina. Y no lo he hecho, entre otras razones porque hay sucesos en nuestro mundo que no se deben olvidar nunca en la vida (por lo menos para no repetirlos). ¿Quién se acuerda hoy del Timor Oriental o del Sudán? Son dos países en guerra civil cruelísima y permanente, olvidados totalmente por el mundo Occidental. No, no hemos de bajar la guardia. Una última aclaración. Este libro tiene dos lecturas bien distintas. Una distraída, amena, para pasar un rato, casi lectura «de un tirón», conforme me han dicho algunos amigos. Y así te enteras de alguna cosa de la historia de nuestro País. La otra lectura es detenida, despacio, de estudio. Y si lo haces así, verás cómo no tendrás más remedio que leer el texto dos o tres veces. Porque soy consciente de que en mi exposición doy unos saltos que llevan de cabeza al estudiante que confía hacer una lectura lineal de nuestra historia. Otras veces únicamente insinúo, abro la puerta sin entrar, doy una referencia un poco críptica. Hasta puedo desmontaros algún esquema tradicional (por e-jemplo cuando os hablo de «el pájaro del Cid», o de «el tirano Jaime I»),más respetuoso -vuestro esquema- con la legalidad vigente desde Castilla o desde el triunfador, que desde la realidad histórica del valenciano. Y de esta forma, a veces, espero haber acertado a despertar en vosotros la curiosidad (madre de la filosofía) y a forzaros, amablemente, a ampliar materia y consultar otros libros. Sobre todo os aconsejo tener a mano una buena enciclopedia.

Al final, confío que esta historia nos haga comprender y querer más a nuestro pueblo. Otra vez os agradezco vuestra atención.

Presentación.

Siempre he pensado que las presentaciones de los libros no las tendrían que hacer nunca los mismos autores. Porque, ¡está clarísimo!, no van a hablar mal de su propia obra. Para hablar mal o bien estamos los críticos, los intelectuales, para dar soporte o no a un trabajo. Y ahora, ¿qué puedo deciros de este libro que acabo de leer? (En realidad no lo he leído del todo, pero casi; leerlo del todo habría ido contra mis principios.) Os diré que este libro no es un libro muy normal, pero es que su autor tampoco es muy normal. Javier es amigo mío desde que intentó hacemos entender y estudiar, a mí y a mis compañeros de clase, la historia del pueblo valenciano, que va desde el momento en que los valencianos iban desnudos por las cavernas, pintando, cfent la m&»',peleándose con los vecinos y cazando, hasta los momentos actuales, cuando los valencianos llevamos jeans y cazadoras de cuero sintético, vivimos en horrorosas colmenas y continuamos «fent la m& y peleándonos. Javier intentaba, también, hacernos ver, de pasada, que quizás las dos o tres revoluciones que ha tenido la humanidad, han mejorado un poco la cosa, pero no para todos, por supuesto. Los historiadores, tradicionalmente,se han dedicado a recoger, clasificar, estudiar, interpretar y explicar lo que hicieron nuestros antepasados. Antes pensaba que todo eso era inútil; ahora ya 1

Expresión absolutamente intraducible, que viene a significar «molestando al personal», con un toque socarrón y ligeramente obsceno.

no estoy tan seguro. Por lo menos después de tanta faena por parte de los historiadores, los exámenes en la universidad están justificados y los sueldos de los profesores también. Partiendo de su necesidad vital de poner delante de nuestros ojos nuestra propia historia, Javier se dio cuenta muy pronto de la dificultad que para nosotros los estudiantes -y sobre todo sus estudiantes que no estudiábamos- suponía el hecho de trabajar con un material voluminoso, y al mismo tiempo pesado y aburrido, como son la mayoría de los libros de historia. Y a Javier se le ocurrió la idea de escribir este nuevo y divertido libro que tenéis en vuestras manos con el que, casi sin querer y sin darnos cuenta, nos encontramos dentro de los anales de nuestra historia siempre sorprendente, complicada y a veces confusa, luchando por conquistar territorios y castillos, llorando las guerras y la muerte, paseando por nuestras calles y por nuestros pueblos, descansandoen las antiguas tabernas y recuperándonos con un buen vino valenciano, ayudando a los más débiles y a los enfermos, disfrutando de la poesía y del amor, con la esperanza de que todo el inmenso esfuerzo y sufrimiento de los valencianos a lo largo de siglos y siglos nos indicaran, quizás, el camino a seguir y aquellos que hemos de dejar de lado. Ánimo, porque creo que llegaréis a interesaros leyendo este libro. Gracias, Javier. Raja Monzórz Sastre

Unas palabras previas

EXTRACTO Y CONCLUSIONES (también bibliográficas) DE TANTAS Y TANTAS CONVERSACIONES CON MIS AMIGOS Y ALUMNOS, QUIENES (afortunadamente) NO ACABAN DE ESTAR TOTALMENTE DE ACUERDO CONMIGO EN DETERMINADAS CUESTIONES. La verdad es que, cuando escribía este libro, pensaba en mi amigo Rafa, y pensaba en mucha más gente, que quizás tengan interés por conocer nuestra historia, pero lo que no tienen es tiempo, y consideran inaccesibles y aburridos los gruesos libros de historia. Y pensaba también en mis alumnos de la Escuela de Magisterio de Edetania, muchos de ellos sin una mínima curiosidad, pero que no tienen más remedio que estudiar historia de Valencia. Y pensabaen mí mismo, que me las veo negras para motivarlos un poco. A veces me sale bien, pero otras no. Y no es que no haya buenos libros de historia de Valencia; lo que pasa es que algunos son, para muchos, demasiado volumi-

nosos y otros, quizás, demasiado técnicos. La verdad es que como no encontraba lo que buscaba, me he atrevido a escribirlo yo mismo. Me da un poco de vergüenza, y pido perdón a mis amigos, los buenos historiadores, porque sé de sobraque hay muchos que lo harían mucho mejor que yo, pero como no lo hacen ... Estoy bien seguro de que en el libro encontraréis lagunas. Quiero decir que hay muchas, muchísimas cosas, y hasta cosas importantes, que no aparecen. Soy perfectamente consciente de ello, pero si queréis que lo tratemos todo nos harán falta otra vez los tres o cuatro volúmenes de los que he querido huir desde el principio. Pues bien, aunque me ponga un poco serio o trascendental, no puedo dejar de deciros que no se puede querer una cosa, una persona o una tierra sin conocerla. Y este ha sido mi principal objetivo al escribir este libro: ayudaros a conocer mejor Valencia, sus tierras y sus gentes. Si la lectura de estas páginas os resulta divertida, habré conseguido otro objetivo, el Iúdico o eutrapélico (no os digo lo que quiere decir eutrapélico; buscad en un diccionario, que yo también tuve que buscar la palabrita la primera vez que la leí). Todos no van a ser como mi sobrinalnma, aquien le gusta la historia a pesar de los horribles libros de texto que tiene que estudiar. Pero si el libro os resulta aburrido y os dormís leyéndolo, también habré conseguido otro objetivo: descanso y serenidad para vuestros cuerpos y para vuestros espíritus (me gusta que la gente se duerma en mis sermones -soy sacerdote-, porque me considero en ese momento transmisor de paz y bienestar; aunque no les doy mucho tiempo, porque mis sermones no suelen durar más de cinco minutos -también he de tener compasión de los que no se duermen-). Y si, finalmente, cosa que también puede ocurrir, despierto vuestra

curiosidad y el libro hace que os intereséis por nuestra historia y decidís informaros mejor en obras más completas o más específicas, habré conseguido el objetivo definitivo. Ya veis que quien no se conforma, es porque no quiere. Vicente, Vicente Torregrosa, mi amigo, el cura de Benifaraig, me dice que este libro no es serio, que no es propio de un científico, que me desprestigia (y eso que aún no lo ha leído todo, que, cuando lo haga, me dirá muchas más cosas). Quizás tenga razón; casi siempre tiene razón. Pero es que lo de la eutrapelia también vale para mí. Yo me he divertido escribiéndolo. Y, a h más, el hecho de que un libro sea divertido, no quiere decir que no sea serio, que no sea científico. Estoy de acuerdo, no insistáis. Un historiador debe ser objetivo y este libro es lo más subjetivo que os podáis imaginar. Sin embargo, a pesar de la subjetividad, y aunque no os lo parezca, os aseguro que he intentado respetar al máximo el principio de todo buen historiador, conforme me decía Toni Furió: «La historia se hace con documentos y sin apriorismos».También estoy de acuerdo en que el historiador no debe hacer anacronismos -como por ejemplo, juzgar con mentalidad actual los hechos ocurridos hace un montón de años-, y este libro está lleno de juicios éticos sobre el comportamiento de las personas. Es mi juicio conforme a mi ética, evidentemente. No puedo salirme de mí mismo. Pero, ¿es que acaso no podemos tampoco dar nuestro juicio crítico sobre los pogromos antijudíos de Hitler para evitar incurrir en el anacronismo? Laexpulsión de los judíos (1492) o la de los moriscos (1 609) de las Españas no fueron menos inhumanas, siempre según mi ética, por supuesto. En todo caso, prefiero ser rechazado por haber dado juicios considerados anacrónicos, que no cerrar los ojos y la boca, para no ver y así no sentir la necesidad de

denunciar. Creo que el historiador ha de ser también crítico, si quiere que su historia no sea erudición aséptica. Pues bien, aséptico y objetivo no es precisamente este libro, sino todo lo contrario. No he intentado ni ser aséptico ni ser neutral. Y no es que dé mi opinión en un momento u otro, es que todo el libro es mi opinión. Esta historiaestáescrita en primera persona, no es la historia, sino una historia, la mía. Estoy implicado en ella desde las primera páginas. La asepsia me da dentera y, además, creo que se puede afirmar que la objetividad no existe en los libros de historia, por mucho que se lo proponga el historiador. La Historia es un medio idóneo de conocimiento. Es una cienciaque nos hace conscientes de los límites y de la relatividad de nuestra cultura y, en definitiva, del ser humano (esta es una frase como para impresionar al personal). Yo, de pequeño, estaba convencido de que había descubierto el Mediterráneo, y casi casi pensabaque lo había bautizado mi maestro en el colegio, hasta que me di cuenta de que unos desgreñados e ignorantes, que comían carne cruda porque no sabían encender el fuego ni con cerillas, que en verano iban en pelotas sin vergüenza alguna y que fueron los primeros que vivieron en el trozo de tierra que ahora llamamos Comunidad Valenciana, ya lo habían descubierto, el Mediterráneo. Para mí fue una desilusión enorme, per aprendí la lección. Y poco a poco, fui descubriendo que, a pesar de lo que había pensado cuando era pequeño, el campanario de mi pueblo no era el campanario más grande del mundo, que mi padre y mi madre no frieron los primeros (y desgraciadamente tampoco los últimos) que sufrieron las tragedias de una guerra cruel y absurda (como lo son todas, además de injustas), que mi abuela cocía el pan como su abuela le había enseñado, que

el cura de mi pueblo nos decíacómo teníamos que ser felices de la misma forma que a él se lo había enseñado otro cura, y así muchas, muchas más cosas. Mirando mirando -como los mochuelos-, escuchando escuchando y pensando pensando, fui descubriendo un montón de cosas que, ciertamente, yaestaban bien descubiertas, pero que a mí me han ido muy bien, pero que muy bien, para ser feliz la mayor parte de mi existencia. Y decidí dejar el clzo~~vinismo para los gabachos. Un profesor, con quien llegué a tener una buena amistad, nos decía: «El pasado es una realidad que gravita sobre el presente y configura el futuro». Esta sí que es una frase redonda y acertada, pensabaentonces. Y aún lo pienso. Pero si queréis otra, tomad nota: «El pasado y el futuro configuran nuestro presente». Está bien, jeh? Paradójico, pero real. Y por eso me dediqué a estudiar el pasado y desear el futuro de nuestro pueblo, para configurar mi futuro y mi presente, para conocerme me-jora mí mismo, para conocer mejor a mi gente, la que conforma mi entorno, laque vive en la tierra donde yo vivo. Porque descubrí (como podéis comprobar, siempre he descubierto muchas cosas que ya estaban descubiertas) que el conocimiento está en el umbral del amor y que este es la piedra filosofal de la felicidad. La verdad es que no puedo ocultar que soy sacerdote. No me sabe mal; sin embargo, a veces las he de pasar de todos los colores y me toca caminar por la cuerda floja. Respecto al contenido de este libro, quitando algún mínimo detalle de la vida del siglo XIIII (sí, con cuatro palitos, como los clásicos), aportación propia, resultado de mis investigacionesen algunos archivos históricos, todo lo que os cuento, me lo han en-

señado mis maestros. A muchos no tengo el gusto de conocerlos personalmente, pero sí a través de sus escritos. Permitidme que trate ahora un momento de sus libros. No os asustéis, que no os daré una bibliografía de esas que se llaman exhaustivas. No será ni exhaustiva ni inhaustiva. Solo os señalaré unas pocas obras, de carácter bastante general, que podéis tener fácilmente a vuestro alcance, quizás hasta en vuestras propias casas, y también algunos libros o artículos más especializados, que cito en algún lugar de este libro. Rafa me ha dicho que ponga la bibliografía al final (para no verse en la obligación de leerla ahora, por supuesto); si no queréis leerla, pasad directamente al capítulo Barbada y raíces de nuestro pueblo. Obras completas en varios volúmenes tenéis: " Historia del País Valencia (5 vol.), de Edicions 62, una obra clásica nuevamente reeditada y con una nueva presentación. :': Nuestra Historia (7 vol.), de Mas Ivars editores. " Historia del Pueblo Valenciano (3 vol.), que publicó el diario Levante en fascículos. Hay alguna cosa más, pero con estas tres obras ya tenéis bastante. Es verdad que, sobre todo a las dos últimas, les falta un poco aspectos como el religioso, tan importante a lo largo de la historia de nuestro pueblo, pero es que los autores y los tiempos no estaban (aún no lo están mucho) para consideracionessobre el pensamiento y mucho menos sobre la religión o la teología. Ya sabemos que en los libros o artículos de historiaescritos en estos últimos años, preponderaban casi exclusivamentelos estudios de economía y población. El espíritu se había dejado un poco de lado y estas obras generales reflejan la moda. Pues bien, lagunas tie-

nen, de acuerdo, pero los temas que tratan los tratan muy bien. Es decir, no estoy seguro si están o no muy bien, pero a mí me han gustado bastante. En estas obras han escrito Batllori, José Aparici, Juan Bernabeu, Miguel Tarradell, Valentín Villaverde, Ramiro Reig, Pierre Guichard y muchos otros, asícomo mis amigos Antonio Mestre, Enrique Guinot, Ana Aguado, Toni Furió, Pepe Hinojosa, Ramón, Ferrer, Pedro López, Mateu Rodrigo, Manuel Cerdá y otros. Creo que hoy díaestán entre los mejores conocedores de la historia de Valencia, y yo me he aprovechado de sus conocimientos. Historias de Valencia en un solo volumen tenéis, pero no muchas. Además de la mencionada en la Carta al lector de Ln segunda edición, de Toni FURIÓ, podéis leer la simpática obra de Carlos RECIO, Valencia: Historia d'una nacionalitat, publicada en Valencia en 1993;aunque Recio se enreda un poco demasiado y a veces no se lo saca de las manos. El libro de Milagros GIL-MASCARELL,Thomas GLICK, Toni FURIÓ y otros, Historia del País Valencia, publicado en Valencia en 1992, es, quizás, demasiado técnico para comenzar. Os lo recomiendo después de haber leído alguna que otra cosa. Si tenéis por casa la Historia dels Valencians,que publicó la Generalitat Valencianaen 1988 con motivo del 750 aniversario de la derrota de los valencianos,podéis leerla fácilmente.Es como un cuento para niños con cómics y todo, pero está bastante bien. El libro de FUSTER, Nosaltres els valencians, ha levantado una gran polémica desde si1 primera edición en 1962, aunque la mayoría de los que hablan mal de él no lo han leído. Creo que, si podéis leerlo sin prejuicios, sacaréis buen provecho; le falta, sin embargo, toda la primera parte de la historia de Valencia, pues Fuster solamente habla desde la conquista de Jaime 1.

La obra de REGLÁ, Aproximació a la Histhria del Pak Valencia, es un magnífico libro de bolsillo del ilustre maestro de maestros de historia, pero el título es incorrecto; en realidad la aproximación la hace Reglá únicamente a unos siglos de nuestra historia, del XIII al XVII. Después disimula, añadiendopoco más de diez páginas, diciéndonos alguna cosa de los siglos XVIIIXX. Para acabar, como obra de carácter general, podríais tener presente los dos volúmenes que mi amigo Vicente CARCEL ORTÍ ha escrito sobre la Historia de la Iglesia en Valencia, obra que publicó nuestro arzobispado el año 1986, y que es un buen resumen de la historia de nuestra Iglesia, aunque desigual (70 páginas para los siglos XIII-XIIII-XV y más de doscientas para medio siglo XX), y se le ve el plumero más que a mí, que él también es sacerdote. Hay, quizás, alguna cosa más, pero si leéis lo que os acabo de decir, ya vais bien, ya. En el libro os he citado también autores que han escrito algo sobre Valencia de carácter mucho más especializado. Mi amigo y maestro José ESTEVE FORRIOL publicó hace ya tiempo, en 1978 (pero creo que es definitivo), un magnífico libro sobre Valencia, fmdación romana. Algunas páginas de este libro de carácter más técnico os las podéis saltar, no os preocupéis, que a Esteve no le sabrá mal; pero estoy seguro que el resto del libro os resultará de gran provecho. Enrique LLOBREGAT, además de otras colaboracionesen obras de carácter más general, publicó el año 1977 en Valencia un insuperable libro de poco más de 150 páginas sobre La primitivtr cristiandat valenciana. Segles IVal VIII, y en 1985 otro libro de bolsillo que podría acompañar al de Fustero al de Reglh, porque

trata muy acertadamenteEls orígerzs del Pais Valemid. D ~ rlds J primers homes fins al Rei Jaume 1. Un libro que a mí me gustaría escribir sobre el siglo XIIII (si queréis con otro estilo y otra metodología), es el que ha hecho BURNS, Robert Ignatius, para el XIZI, es decir, Tlw Cru~atler Kingdnm of Valencia, que se publicó también en castellano en dos volúmenes el año 1982 con el título de El Reino de Vrilerici~~ e11el siglo XIIl (Iglesia y Sociecicrd). Yo he escrito algo sobre laValencia del siglo XIIII; podéis leer, si queréis, Una Església en crisi? La dihcesi de Val2ncicr al segle XIV, p u b l i c ó ~ ~enÓel monográfico níim. 13 (1992), o algunos artículos publicados los años 1990-1991 en la Gran Enciclolklia Valenciana, como por ejemploAnticlericalisme, o A ~rtisemitisme,o Beizet XIII, o Calre Sant, etc. Tengo otras cosas publicadas,pero en general no os las recomiendo, porque son demasiado técnicas y aburridísimas. Hace poco se ha vuelto a publicar la obra de SANCHIS SIVERA, Vitkr íntima de los vale~zcia~zos en 1t1kpuca,fural, interesante para comprender mejor a los valencianos de entonces y a los de ahora. Nos l-iablade cómojugábamos, qué comíamos, cóino vestíamos, etc., allá por los siglos XIII, XIIII y XV. Si queréis saber algo más de las Germanías o de la Inquisición, podéis leer los libros de Ricardo GARCÍA CARCEL: Ltrs Germanías de Vale~zcia,publicado en 1975, y Orígenes de ltr Ir~quisiciónEspañola. El tribunal de Valencia, 1478-1530,~ L I blicado al año siguiente. Podéis leer también con mucho provecho algunas de las obras de mi maestro Antonio Mestre, como por ejemplo lrzfl~ljoeurnpeo y herencia hispánica. Muyans y la ilustración valencimn, publicado en Valenciael año 1987.

Si queréis más y mejor información de nuestro pueblo de los siglos XVIIII y XX os recomiendo el libro de mi amiga Ana AGUADO y otros compañeros suyos, Historia contemporcinici del País Valencia, publicado hace un par de años. También os resultaría interesante algún libro de SANCHIS GUARNER, y si os atrae la historia de la capital de nuestro País, sin duda os gustará su libro La ciutat de Valencia. Sintesi d'historia i de Geograja urbana, publicado en Valencia en 1976. Finalmente, respecto al tema de la lengua de los valencianos, que trato al final del libro, otra publicación de Sanchis Guarner os resolvería muchas dudas; estoy refiriéndome a La llengua clels valencians (numerosísimasediciones), que habría que leer antes de decir demasiadas tonterías; quizás Sanchis Guarner proponga para algunos aspectos parciales hipótesis de trabajo con datos insuficientesy que posteriormente se han demostrado erróneas, pero en general la lectura de sus obras es muy interesante y ayuda a hacer planteamientos rigurosos. Mi amigo José VIDAL, el cura de Massarrojos, ha reflexionado con voz clara y con propuestas nítidas -reflexión que bien podrían aprovechar nuestrosjerarca y todos los interesados en el tema- sobre lo que se habría de hacer y cómo se habría de tratar el problema de la lengua desde un punto de vista cristiano, en un artículo publicado en el núm. 37 (1993) de Anales Valentinos. Revista de Filosofia y Teología. El artículo se titulaInculturaci6 de lafe i Comunitat Valenciana,y si podéis superar las primeras páginas, densísimas para la mayoría y por tanto para mí y para muchos de vosotros, digo, que si las podéis superar, las s~iperáis, y si no podéis, id directamente a la página 53, cuando empieza a hablar de La llengua i les llengües.

Si leéis la mitad de la mitad de lo que os he dicho, ya vais bien; en todo caso, y mientras llegaese momento, os aconsejo que no se os ocurra atreveros a dar vuestra opinión sobre temas que desconocéis.Es peligroso y saldríais malparados. No puedo dejar de expresar mi agradecimiento a muchos amigos que me han ayudado aescribir este libro: a Vicente, siempre crítico y, sin embargo, comprensivo, a Charo y a Rafa, que desde perspectivas totalmente distintas me animaron muchísimo, a Paz y a todos mis alumnos, mayores y jóvenes, que, además de constituir el móvil primero de este trabajo, me han obligado a cuidar el texto y adefinir algunos puntos ambiguos con más precisión; a Xema y a Pilar, que me proporcionaron material bibliográfico (y musical), incluso inédito, a Honorato, a Rosa, a Toni (Martínez), y Toni (Cucurella), a Josep y Francesca, que han hecho algo más que una mera revisión de laortografía y de laexpresión (que yo soy castellanoparlante de nacimiento), a Miquel, que ha diseñado la portada, y a Leopoldo, que no consideró una barbaridad la publicación de este libro, y a tantos y tantos amigos que en comentarios ocasionales y en conversaciones más o menos serias me han ayudado a darle forma final a esta especie de Mira11 Re memoria. Gracias por haberme escuchado y hasta la próxima. La paz esté en vuestras casas. A Dios.

El Huerto Re Arriba, Cárcer y Alcántara del J~icar;este inviernojunto alfuego de 1~ chimenea.

Desde una perspectiva de comunidad humana la barbada de nuestro pueblo la constituyeron las primeras mujeres y los primeros hombres que vivieron en esta tierra, nuestros antepasados de aquel tiempo que se llama prehistoria! Como no eran esclatcisangs" ni se había inventado la generación espontánea, ni creo que ellos fueran Adán y Eva, supongo que vendrían de otra parte. Muy posiblemente del Norte de África. No lo sé, ¿qué queréis que os diga? La barbada fue creciendo y convirtiéndose en raíces sin nemátodos"racias a las sucesivas oleadas de invasiones cultui-ales y comerciales de fenicios, griegos, cartagineses, romanos, bizantinos y visigodos. En general sin rompimientos, sin traumas, sin invasiones étnicas de importancia. Siempre lentamente, m u y Mi amigo Jaimc, cuando planlé la navel, me explicaba que la barhada, es dccir las raicillas muy pequeñas de los plantones, debía cstar bicn suclia. Creo que en este caso es más conveniente hablar tlc barbada y no de raíces; ya se convertirán en raíces, poco a poco, no os preocupéis. Ya nos hcmos acostumbrado a la palabra, pero no me digáis que no cs una barbaridad. ¿,Qué quiere decir?, ¿que no es historia? Porque si cs a la historia, jentonces qué es? Algún presocrático anterior (/m-) podría iener con esta denominación graves problemas de conciencia. Nosotros nos contentaríamos diciendo que la prehistoria es la historia conocida a través de mLtodos exclusivamente arqueológicos. En Muro diccn escloto-songs, en otros lugares bolers, quc vicnc a scr una espccic dc champiñones, aunque no sea lo mismo una cosa qiic otra. Los nemáíodos, que están ahora de moda, son como si fiieran aniinalitos pequeños, muy pequeños, que nos fastidian las raíccs tlc los naranjos, hacen las hojas del árbol amarillentas y, al final, lo dc sicnipre: el labrador tiene que volver a empezar.

lentamente, a lo largo de siglos de internas transformaciones, y siempre con aportaciones humanas bien reducidas, que no pasaron casi nunca, probablemente, de unos pocos centenares y que se amalgamaron perfectamente con la población anterior. Y después, en tiempos del moro Muza, nuestros pobladores que primero eran prehistóricos y que después se llamarán iberos, muy romanizados y escasamente visigotizados (nunca absolutamente) se harán musulmanes. La primera ruptura, que a la larga fue casi integral, fue, pues, en el siglo VIII, cuando lo de los moros, y la segunda, tan integral y tanto o más dolorosa que la primera, comenzó en el XIII y se consumó con la expulsión de los valencianos-moriscosen 1609. Fue una de las más grandes barbaridades históricas que liemos sufrido los valencianos. Llamarlo burbarirlad es un eufemismo, porque aquello fue unacrueldad bien criminal. Hay que suponer que no sabían lo que hacían (los cristianos, quiero decir, que fueron los angelitos de la hazaña). Desde una perspectiva de comunidad administrativa, con características similares a las actuales, Valencia nace en tiempos de los Fueros otorgados por el rey Jaime 1. El árbol había llegado a la plena producción y la barbada se habíaconvertido en raíces. Pero, ahora sí, con nemátodos. ¡Caramba!, y si hasta el XIII los nemátodos no habían sido muchos, después fueron tan numerosos que casi se cargan el arbolito. Los nemátodos se mostraron de lo más peligroso en el mismo XIII, en el XIIII, en el XV, en el XVI, en el XVII, en el XVIII, en el XVIIII y en el XX, lo que me hace sospechar que antes ya existían, los nemátodos. Y suponiendo lo peor, podemos prever un siglo XXI en el que la cosa no cambie para nuestros (vuestros) hijos. O quizás sí, si entre todos nos esforzamos un poco.

Uno de los momentos más difíciles de la historia de nuestro País fue a comienzosdel XVIII; por aquellos tiempos, y para mayor inri, sufrimos un fortísimo poniente del que aún no nos hemos recuperado, entre otras cosas porque, cuando la situación parece que mejora un poco, ivuelve el viento del poniente! ¿Es que no sabéis lo del poniente? A mí mi amigo Jaime me ha enseñado muchas cosas. Una vez me explicó los vientos de Valencia. Y como lo que estáis leyendo ahora es una introducción, a manera de introducción os explicaré lo que mi amigo me contó de los vientos: si el viento viene del norte se llamatramontana, y aunque pueda ser un poco frío, normalmente, si no ha atravesado los Pirineos, lleva cosas provechosas a nuestras tierras; a veces, cuando es muy muy frío, es de lo más peligroso para las verduras y los naranjos; el viento del este es el levante que nos visita pocas veces, pero las brisas estivales son muy de agradecer; entre uno y otro está el gregal; xaloc es el jaloque, el del sudeste y morisco el del sur, que suele ser bueno para la agriculturaen general; el llebeig es el ábrego, el del sudoeste,ponienteel del oeste, ymistral el del noroeste. De todos ellos el más puñetero es el del poniente, que quema los árboles y los deja como si hubieran sufrido una helada. Pues bien, después del ponentazo de principios del XVIII, las cosas fueron de mal en peor. Ya os las contaré poco a poco, pero en líneas generales os he de decir que Valencia quedó integrada, a la fuerza, dentro de un Estado bastante totalitario que se olvidaba de la existencia de los valencianos (y también de la existencia de otros pueblos hispánicos). Eso no ha cambiado mucho hasta ahora. He intentado mantener un equilibrio entre los distintos períodos de nuestra historia; sin embargo podréis observar que la

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dedicación a los siglos de la Baja Edad Media es, en comparación con el resto, notablemente superior. Y lo es, al menos, por dos razones: En primer lugar porque en los siglos XIII-XIIII-XV podemos encontrar realmente nuestras raíces. Muchas, muchísimas de nuestras formas de pensar y actuar de ahora mismo están fuertemente condicionadaspor los sucesos de aquellos siglos. Me refiero a la religión, a la lengua, al arte, etc., y a muchas de las costumbres, fiestas y tradiciones más populares, sin olvidar el paisaje tanto urbano como rural. En segundo término porque aquellos tres siglos contemplan un reino de Valencia independiente, con legislación propia, hermana de otras tierras igualmente soberanas, integrando todas ellas una monarquía federada denominada Corona de Aragón. Situación de derecho y, lo que es más importante, también de hecho, porque después, durante los siglos XVI y XVII la situación de derecho todavía se mantendría, pero no la de hecho, y a partir del poniente del 1707 la situación de derecho variará substancialmente,reflejando la realidad de un reino valenciano, ahora ya ni libre ni independiente.

1. Volvamos a la barbada.

1. LA HISTORIA NO ESCRITA. Escrita no, pero pintada sí; y si no que se lo digan a mi amigo Paco Ferrer y a sus scouts del Parpalló. Pero cuando los primeros valencianos tuvieron tiempo para pintar, ya habían progresado mucho. Dentro de un momento os lo cuento. La historia comienza hace Linos 502.000 años. Más o menos. Tampoco es que tenga mucho interés en negar que sean 302.000, como dicen otros. De 502.000 habla Pepe Aparlci. Bueno, Pepe dice 500.000 A.C., y yo por mi cuenta le añado los 2.000 que van desde nuestro Señor, el señor Jesucristo, hasta nosotro\ (la verdad, no me acuerdo miiy bien si eran 502.000 o 302.000). Por cierto, os recomiendo que vayáis al Museo de Prehistoria de Valencia, si queréis comprender mejor nuestra barbada. Estrí en la calle Corona 36, y abren de martes a sábado de t O a 14 y de 16.30 a 18.30 y los festivos de 10 a 14, y la entrada es gratuita, y si queréis más información, telefonead al 388.35.77, y, si sois maestros, podréis muy bien ir con vuestros chavales, porque el

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museo es muy bonito y seguro que os interesará... Bueno, pues bien, en el Museo de Prehistoria hay herramientas líticas que nos hacen pensar que ya hace mucho tiempo que los hombres poblaban nuestras tierras.

A lo largo del período de la piedra antigua opaleolítico, los valencianos (que aún no se llamaban valencianos) vivían en abrigos o grutas y en cuevas en Alcoy, y en Benicásim, y en Buñol, y en Játiva y en Aspe, y en otros muchos lugares. Comer, comían lo que podían, porque como aún no tenían ni idea de lo que era doblar la espalda para plantar trigo y cebada, y, menos aún, acelgas y lechugas, no tenían más remedio que atiborrarse de raíces y hierbas y frutas que no tienen nadaque ver con lo que nosotros comemos ahora. La carne se la comían cruda (hasta que no descubrieron el fuego) y seguro que, en muchos casos, un poco pasada, porque muy posiblemente serían carroñeros (como lo son todavía hoy algunos pueblos africanos) y porque las neveras de la Sierra de Mariola y del Benicadell y de la Sierra Vernisa y otros sitios, aún no se habían inventado. Cuando pasó el tiempo y perfeccionaron algunos instrumentos de madera y sílex para la caza, cambió la situación. Y se inventaron armas nuevas, como los arpones para pescar y las azagayas, que eran una especie de lanzadora de lanzas. Entonces comían mejor, porque sabemos que cazaban elefantes y rinocerontes, caballos, ciervos,cabras,jabalíes, panteras, gatos monteses, y también conejos y tortugas, peces, aves y huevos ( j ojo!, que los huevos no los cazaban). Y como los niños y las niñas ya iban al cole y allí aprendían a coser las pieles de los animalotes que les llevaban los padres, empezaron a vestirse, cuando tenían frío (aunque debían ser muy peludos), y a hacerse barracas con las pieles

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de los animales. El súmum fue, cuando importaron del extranjero lo del fuego. Tanto progreso supuso una mejor alimentación y formade vida, y, como no practicaban ningún control de la natalidad (aún no se habían inventado los condones), pudieron reproducirse en mejores condiciones que durante las etapas anteriores,y suponemos que lospithecantropi erecti poco a poco se fueron haciendo más hombres y más neanderthales, y después más cromagnones, es decir más guapos. Tampoco es seguro que unos fueran los hijos de los otros; lo único que podemos suponer es que, cronológicamente, unos sucedieron a otros. Hay quien dice que el eslabón perdido entre los primeros, que eran hominidos, y los últimos, éstos ya eran homo sapiens, somos nosotros. ¿Qué queréis que os diga? A veces no digo que no. Entonces, los más listos se reunieron en asamblea y dijeron: «Vamos a crear la sociedad del ocio». Y la crearon. Y se pusieron a pensar, a tener tiempo libre y a pintar. Lo de las pinturas es fantástico. Mi madre, que es una artista y es de Godella, siempre nos ha dicho que Godella es cuna de artistas. Es verdad, pero la cuna de la cuna estaba un poco más lejos, hacia el sur. Cerca de Gandía, en Barx, en la Cueva del Parpalló. ¡Qué no se habrán encontrado más de 5.000 plaquetas de roca calcárea con incisiones, grabados y pinturas (algunas rellenas de color), representando animales! Id, id al Museo de Prehistoria y las veréis, que vale la pena. El Recio nos dice que mis colegas de la tribu «dibujaban el animal que querían atrapar y después rompían la placa con la intención de representar simbólicamentela muerte del animal, y el triunfo seguro de los cazadores en su próxima expedición». Creo que tiene razón.

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Se ve que también pensaban un poco en cuestiones filosóficas y teológicas. Porque si no, ¿queréis decirme qué interés tenían, cuando enterraban a sus muertos, en ponerlos cara al este (de donde sale el sol, es decir la vida) y en postura fetal como si tuvieran que volver a nacer? Mirad una fotografía muy interesante en la obra del Valentín Villaverde6y fijaos bien en el cráneo con pequeñas perforaciones, de indudable carácter ritual. Y pensad que se ha podido demostrar que algunas de las trepanaciones se hicieron en personas que después de la operación siguieron viviendo. Entonces, los listos, en otra reunión, decidieron que ya no eran hombres y mujeres, niños y niñas del paleolítico, y, como arín no sabían qué era el neolítico, decidieron que estaban en el mesolítico,una cosa así como que estaban en medio de dos piedra, la antigua y la nueva que aún no estaba inventada. Según las crónicas esta reunión se hizo el 24 de enero del 488.000 «a prima urbe in tema Valentina conditm, es decir, hace unos 14.000 años. Era sábado, creo que por la mañana. En un par de páginas nos hemos cepillado casi medio millón de años. A partir de ahora iremos más despacio, que si no acabaremos el libro en un momento y Leopoldo no querrápublicarlo. Lo malo es que, si escribo muchas más, los estudiantes no querrán leerlas. ¡Vamos allá! De los hombres y de las mujeres7del mesolítico no quiero 6 7

En la pagina 16 del vol. 1 de la Historia del Pueblo Valenciano En la primera edición ponía solamente «hombres», y es que mi amiga Francesca no me deja pasar una, y tiene razón, y aunque yo argumente que «hombre» es genérico y quiere decir «hombres y mujeres», ella contraargumenta que el genérico es «personas». De acuerdo, Francesca.

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deciros muchas cosas, más que nada, porque no quiero enredaros. Únicamente quería comentaros que es un momento de los que podemos denominar de transición y sobre todo quiero recordaros que el arte parpallonés continúa, acompañado ahora por el primer arte rupestre valenciano (levantino, que dicen los técnicos): figuras de arqueros en Morella la Vieja, cabras en Puebla de Benifassar, brujos en Ares del Maestre, y la famosísimarecolección de la miel en la Cueva de la Araña de Bicorp, arqueros en Ayora, dibujos abstractos en Alcoy, cazadores en Dos Aguas, etc., etc. Un arte preferentementeesquemático, a veces totalmente abstracto, de colores ocre, rojo y negro, que muy, muy posiblemente, tendría también un significadoreligioso. Y, de repente, en un abrir y cerrar de o-jos,de la noche a la mañana, inventan la cerámica, la agricultura, la ganadería, la navegación de cabotaje, la confección de telas y la piedra pulimentada. Cuando los niños mesolíticos se levantaron aquella mañana sus madres les dijeron: «Chiquitos, hijos de la revolución, estad contentos y sed felices, porque a partir de ahora sois neolíticos. Y los niños preguntaron que ¡Viva la revolución del neolítico!>>. qué quería decir eso deneolítico y los padres, como no sabían ni griego ni latín, no pudieron explicarles que quería decir piedra nueva. Y es que el hecho de que supieran pulir la piedra y tuvieran tiempo para hacerlo, es tan importante y significaba un desarrollo técnico tan perfeccionado, también en otros campos, que dio nombre a la época. Y a partir de ese momento a la hora de freír un huevo no lo ponían encima de una piedra caliente sino en una cazuela parecida a las de laescuraeta de la Virgen, que compramos el día de la Virgen en la ciudad de Valencia, y cuando iban al río a por agua, la llevaban en jarras de cerámica muy decoradas, y la madre servía los platos con cucharas de hueso, y el padre iba a

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cazar todo adornado de collares y anillos hechos con pequeñas piedras pulimentadasx,y entre todos se ocupaban de los cuatro animales que tenían y cultivaban las tierras que podían. Los técnicos dicen que eso hizo que de una economía de subsistencia pasaran a una de producción agrícola (tenían hoces, molinos manuales, como los de los nambias de Zimbabwe de ahora, tenían también depósitos de grano, etc.) y ganadera (hemos encontrado restos óseos de oveja, buey, perro, etc.), y consecuentemente se hicieron sedentarios. Eso sí que es una revolución. Pero también creo que, muy probablemente,empezaron acodiciar cada vez más las propiedades de los otros y por eso comenzaron a hacerse ciudades más o menos amuralladas, para defenderse de los vecinos ambiciosos y maltrabajas. El método utilizado en lo de las hoces es muy interesante. Aún recuerdo que, cuando era pequeño, ibarnos a trillar COI? las hombres (en realidad lo que hacíamos era estorbarles, pero ellos estaban contentos de vemos enredar por el medio), y el trillo estaba hecho de pequeños trocitos de piedra incrustados en la parte de abajo de una plancha de madera. Nosotros, los niños, nos poníamos encima para que pesara más y triturara mejor la paja, separándola del grano, y el caballo nos arrastraba dando vueltas a la era. El sistema de engarzar las piedras a la plancha de madera era idéntico al que se utilizó hace miles de años para hacer hoces o 8

Creo que muy posiblementc el machismo ya comenzó entonces; cl machismo es propio de sociedades que utilizan la fuerza de los brazos más que la fuerza de la cabeza, y como aquellas sociedades no estarían, probablemente, muy entrenadas para utilizar la cabeza, por cso picnso que serían bastante machistas. Desgraciadamente hoy en este campo no se ha avanzado mucho, aunque parezca lo contrario.

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segaderas. Podéis ver una fotografía en el artículo de Juan Bernabeu", si podéis, id al restaurante «La Puerta de Hierro», que tienen una muy bonita. Algunos autores dicen que estarevolución ni fue tan rápida, ni en todos los lugares al mismo tiempo. Que duró algunos miles de años y que, en absoluto, no fue cosa de la noche a la mañana. Creo que tienen razón, pero quedaba muy bien lo de las madres revolucionarias. La revolución comenzaría unos 5.000 años antes de la gran revolución que nos trajo nuestro Señor, el señor Jesucristo. Ahora os voy a contar otro capítulo de nuestra historia. Una vez un ciudadano con vocación de herrero se había ido al extranjero a buscar faena, porque aquí, como no se había inventado todavía el hierro, estaba parado y no ganaba un duro. Un buen día volvió con la mochila toda cargada de piedras. Los vecinos pensaban que se había vuelto majara. «Claro, jtanto sufrir en el extranjero!»,decían las madres. Pero no se había vuelto majara, no. Aquel mismo día, al hacerse de noche se fue a la tienda y, después, los dos, el tendero, que era su amigo, y el herrero se fueron al horno de la plaza, que era el mejor horno y el más grande del pueblo (porque casi todas las familias tenían su pequeño horno). El herrero les explicó que de aquellas piedras se sacaba una piedra muy dura y muy fuerte que les haríaricos, porque la comprarían los cazadores y los militares para cazar más y ganar más guerras. El tendero y el hornero no estaban muy seguros, pero quisieron probar. Primero hicieron unaespecie de horno muy pequeño, parecido a una piedra pesada de cerámica con un pequeño agujero en el interior, lo que se dice 9

En la página 44 del vol. 1 de la Historia del Pueblo Volenciniio.

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un crisol, para fundir las piedras que el herrero había traído. Machacaron las piedras y las hicieron polvo, y después pusieron el polvo dentro del crisol y lo cerraron bien cerrado. Y empezaron a calentarlo;y el tendero fue a la tienda a por un termómetro y, cuando el crisol se puso a 1.100grados, el herrero dijo que ya estaba bien. Destaparon el crisol y el tendero y el hornero se quedaron boquiabiertos al ver que del crisol salía un líquido hirviendo y que el herrero lo dejaba caer en un molde de arcilla que había preparado parael caso. Cuando se enfrió aquel líquido, los tres fueron plenamente conscientes de que ya no estaban en el neolítico sino en el eneolítico, y si hubieran sabido latín, habrían sabido también que eneolítico quiere decirpieclra de cobre, porque las piedras que el herrero había traído del extranjero eran piedras de cobre. Entonces, emocionados como estaban, dijeron que se había acabado en Valencia laEdad de la Piedra y que se inauguraba solemnemente IaEdad de los Metales. Era la noche de1 21 de diciembre del 497.500 «aprima urbe in terra Valentinacondita». No hace falta que hagáis el cálculo, que os lo digo yo: es el año 2.500 antes de nuestro Señor, el señor Jesucristo. Después el hornero, el tendero y el herrero se dieron cuenta de que en Valencia había muy pocas piedras de aquella clase;pero, como el herrero ya teníaexperiencia de viajar, se fueron en el primer barco que pasaba para Huelva (que aún no se había inventado) y en poco tiempo montaron un negocio de import-export muy interesantecon los mineros de Río Tinto (que entonces ya se había inventado, aunque no se IlamabaRío Tinto). El pueblo del herrero era un pueblo pueblo. Llobregat, que sabe muchísimo de esta gente (además de saber también muchísimo de los primeros cristianos de Valencia), nos dice que vivían en casas de verdad «con paredes de piedra y barro en su parte inferior

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y encofrados de barro y paja el resto, con techumbre de ramas y paja, probablemente revestidas del todo o en parte con barro tierno. Son pequeñas casas de forma rectangular [...] emplazadas en alturas, a menudo muy elevadas, protegidas por los barrancos de alrededor y, además, con murallas de considerable grosor en su base». Se dedicaban sobre todo a la agricultura y ya sabían hacerse piezas de ropa en telares manuales. La caza aún era un complemento de importancia, aparte de los animales domésticos. El tendero, el hornero, el herrero y mucha más gente, cuando se murieron, fueron enterrados todos juntos en cuevas de enterramiento colectivo. Junto a sus cuerpos dejaron también algunos elementos de sus ajtuares y objetos de cerámica con comida, por si les hacía falta allá donde estuvieran. Todo eso, probablemente, con ritos funerario-religiosos muy significativos. Después se inventó el bronce y unos días más tarde"', cuando los de Villena ya hacía tiempo que trabajaban el oro y la plata (¿habéis visto el tesoro de Villena? ¡ES increíble! Id a verlo al Museo José María Soler García, de Villena), es decir unos 1 .S00 años después, inventaron otro metal que se Ilamóhierro. Posiblemente por aquellos tiempos tuvo lugar al norte del País algún tipo de invasión celta, pero no estoy muy seguro.

El hierro, poco a poco, se convirtió en material de uso corriente y ia cerámica empezó a trabajarse al torno. El comercio con Andalucía, con Ampurias y con el Oriente se intensifica.Los numerosísimos hallazgos, sobre todo griegos (si vais a Burriana no dejéis de ver una crátera griega muy bonita en el Museo MuniIO

Solamente 547.500 días mas tarde. Acostumbrados a contar los días por miles, dos millares arriba o abajo no es mucho.

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cipal) y otros de origen púnico, nos hablan de lacompetencia entre cartagineses y greco-masaliotas (los masaliotas son los habitantes de Masalia, es decir Marsella). Nuestro País se encontraba en medio de las zonas de influencia de aquellas dos grandes culturas del Mediterráneo y las relaciones internacionales se hacían cada vez más fáciles y frecuentes. 2. LA DAMA Y EL GUERRERO. Clases sociales y guerra en Elche y en Mogente. ¿Qué queréis que os diga? Ambas piezas, máximas representantes del arte de los iberos en nuestras tierras, me gustan muchísimo, pero me hablan, también, de pobres sometidos a los de siempre: los ricos y los políticos. La Dama de Elche es simplemente fastuosa. Debería ser una reina o una sacerdotisa suprema. Lo que más me gusta son sus labios, de líneas suaves, un poco pequeños, todavía con una ligera pincelada de color rojo sobre la piedra helada. No sonríe, pero no le hace falta, porque toda ella sonríe a pesar de su hieratismo. Los de la Hispania Ulterior la tienen en su Museo Arqueológico de Madrid1!.Espero que nos la devuelvan cualquier día, porque, según mi punto de vista, sería más justo. De todas formas en el Museo de la Diputación de Alicante podéis admirar la otra Dama, la de Guardamar,descubierta hace unos años. La figura del denominado Guerrero de Mogente, es muy pequeña, de poco más de 6 cm. de altura, y representa un jinete 11

Siemprc nos han dominado los de la Hispania Ulterior a nosotros, los de la Citerior; jcomo si no fuéramos hermanos, nacidos al mismo tiempo de la misma madre romana! De los romanos ya os hablaré más adelante.

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con un casco fantásticorefrenando el impulso del caballo que quiere lanzarse a la lucha. Es de bronce y podéis verlo en nuestro Museo de Prehistoria, pero también podéis ver y disfrutar de una reproducción muy agrandada del guerrero, cuando paséis con el autobús 5 de Valencia, a la altura de los jardines del Hospital Antiguo, donde ahora está la Biblioteca Municipal. Vamos a la historia de los iberos. Los iberosfueron unp~rebloinvasor, una etnia nueva, que venía de las costas de África y se expandió por todo el sur de la Peninsula que, como su nombre indica, es Ibérica. Se mezclaron con los celtas que venían del norte y crearon la Celtiberia.

Eso es lo que decía mi maestro don Manuel. Mi maestro era don Manuel. Con don, porque tenía título de don, como si le hubieran dichomonseñor, omilord. Don Manuel ya hace años que está retirado. - Bien, pues, mmmmm, con todos los respetos, don Manuel, nofue exactamente asiy usted perdone. Los iberos no venian del sur, ni del norte, ni del este, ni del oeste. Los iberos no vinieron de ningún lugar: - Entonces, ¿qué? ¿ Volvemos a la generación espontánea ? - iHombre!, 2 qué quiere que le diga? Un poco, si. No es que los iberos fueran setas, sino que no venian de ningún l u g a ~ - iExplícate, niño! (que don Manuel aún me llama niño).

Como dice Llobregat una «mezcla de un tronco del Bronce valenciano, con influencias indoeuropeas, fenicias, tartésicas, y últimamente griegas, había de dar pie al largo de unos siglos a la aparición de los iberos». Fueron los historiadores griegos de la antigüedad los que denominaron iberos a los pueblos que habitaban, en la época preromana, la costa mediterránea occidental, desde el Ródano (el río que desemboca en Masalia) hasta el estrecho de Gibraltar. Los otros serían los celtas, de raíz indoeuropea,que ocupaban el centro de la Península y la costa atlántica. Y si en algún museo local del Algarve veis escritura ibera, no os extrañéis, porque nuestras relaciones comerciales llegaron hasta los lusitanos. Es decir, el nombre de ibero tiene una significación geográfica, toponímica, y no étnica. Y así, quitando una pequeña parte, en las montañas nordoccidentales,de celtas, el resto de los valencianos entonces no se llamaban valencianos sino ilercavones, edetanos y contestanos, y todos ellos eran iberos. Los Ilercavones eran los iberos de la zona de Castellón hasta Lérida, los Edetanos la tribu del centro de nuestro País con capital en Liria y los Contestanos los de la zona de Cocentaina y más al sur. Sus ciudades las construyeron en la cima de las montañas, donde se subíacon dificultad. Intentadlo,si queréis; id, por ejemplo, a Castellar de Meca, junto a Ayora.

Mi amigo Josemaría, mielero, hijo del mielero de Ayora, me ha acompañado más de una vez a la cima de Meca. Me hace sudar, porque él es mucho más joven que yo, pero vale la pena. O subes por una especie de calzada que hay hasta la cima, a veces entre altas paredes verticales (muy adecuadas para la defensa de los que

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vivían en la ciudad), o subes montaña arriba y, cuando llegas, te has dejado las tripas a mitad camino y no tienes fuerza para nada. Imaginaos en estas condiciones empezar una luchacontra los defensores. La derrota era segura. Además, los de la ciudad tenían provisiones y agua a base de bien. El sistema de aprovechamiento y canalización del agua era muy sofisticado y la que sobraba la conducían a una balsa para regar sus huertos. Hay muchos poblados ibéricos, además del de Castellar,quc vale la pena destacar: El Tossal de Manises en la Albufereta de Alicante, el Puig de Alcoy, la Bastida de les Alcuses de Mogente, el Tossal de San Miguel de Liria, la Moletadels Frares de Forcall, el Puig de Benicarló, el Tossal de les Forques de Borriol, el Castillo de Sagunto, la Cueva del Colmenar de Domeño, 1aTorreSeca de Casinos, lazafa de Cheste, el Pedregal de la Campiña de Potríes, IaLloma de Galbis de Bocairente, el Pico del Águila de Denia, el Saladar de Jávea, IaIlleta de Campello, etc., etc., etc. Conocemos muchos detalles de aquella civilización. Puedo contaros, a grandes trazos, la vida de mis amigos y de sus hijos Abarueigite, Abartiaigis, Aurunibeiceai, Astebeiceiaic y Ultiteceraicase. Sus nombre nos suenan ahora un poco raros, pero es que son nombres iberos, una lenguaque, aún hoy día, nos es desconocida(podemos leerla pero no entenderla).Tuvieron mLís hijos, pero los otros se murieron. Se morían muchos niños en aquel tiempo. Abarueigite,Abartiaigis, Aurunibeiceai, Astebeiceiaie y Ultiteceraicase vivían en una casa de una sola habitación, aunque tenían unos parientes más ricos que vivían en una casa con dos habitaciones. Utilizaban para las faenas caseras y para el trabajo en el campo objetos de hierro, de cobre, de cerámica, de vidrio, de hueso, etc.; y también de otros materiales que han desaparecido,

como telas, madera o cuero. Las jarras de cerámica estaban decoradas con figuras humanas y de animales, pero esa era la cerámica de lujo; tenían otra para lacocina de todos los días. Sus parientes ricos tenían también cerámica importada de Italia y de Grecia, y estaban muy orgullosos de ella. Abartiaigis utilizaba algunas armas e instrumentos de hierro. También tenían broches y hebillas y otros adornos, y jarros y vasos de bronce. Abarueigite tenía tres túnicas largas, hasta los pies, la más bonitacon cola y todo. Esta era solamente para los días de fiesta. En invierno utilizaba la de lana y en verano lade lino. Abartiaigis vestía una túnica más corta. No tenían muchas joyas, pero sus parientes ricos, sí: collares, pendientes, cadenas de oro, diademas, brazaletes. Como la Dama de Elche. En tiempos de paz, Abartiaigis se dedicaba a la ganaclería y a la agricultura. Tenían cuatro o cinco cabras, un cerdo (que mataban en invierno), algunos conejos y gallinas. La verdad es que no se puede decir que fueran pobres. Sus parientes ricos tenían más animales y hasta un caballo y dos bueyes, y más de trece ove.@as Abartiaigis, cuando le tocaba el turno, podía regar un cuartón que teníaen el llano; pero más lejos tenía más tierras que no podía regar, donde plantaba trigo y cebada y alguna cosa más. A Abarueigite, Abartiaigis, Aurunibeiceai, Astebeiceiaie y Ultiteceraicase les hubiera gustado comer naranjas y arroz, pero todavía no lo habían importado. Sus parientes ricos se habían dedicado al comercio y fueron de los primeros valencianos que utilizaron dinero en sus transacciones comerciales. ¿Os acordáis de los chavos, que tenían un jinete montando a caballo? Con diez chavos hacías una peseta, pero una peseta ya era mucho dinero. Aún me acuerdo, cuando era muy pequeño, que con un chavo te daban una medida de cacahuetes y una de

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altramuces en el Parterre de Valencia. Pues bien, las monedas de los iberos eran muy parecidas a los chavos. Podéis ver una fotografía en la obra de Miguel Tarradell12.(¡Y es que todo está inventado! Y si no que se lo pregunten a las palomas de Picasso.) Abarueigite y Abartiaigis tenían en casa algunos objetos de arte; el más bonito era una escultura de un caballo hecha de piedra. Pero SUS parientes tenían muchas más, casi siempre de animales, a veces de animales fantásticos. De su religión no puedo deciros demasiadas cosas, porque no eran muy practicantes; creo que se trataba de una religión más bien de importación,aunque, quizás, un poco mezclada con creencias tradicionales. No conozco muy bien lo que hacían mis colegas curas, pero faena tenían, seguro, porque, por ejemplo, cuando Abarueigite murió, la enterraron en el cementerio con objetos personales y alimentos para el viaje al otro mundo, y supongo que con todo un ritual f~inerario-religioso. Abarueigite, Abartiaigis, Aurunibeiceai, Astebeiceiaie y Ultiteceraicase y aproximadamente 99.995 personas más eran, como máximo, todos los iberos de Valencia. Algunos dicen que la mitad. Yo intenté contarlos una vez, pero me cansé, cuando Ilevnba 33.333. Abarueigite, Abartiaigis, Aurunibeiceai, Astebeiceiaie y Ultiteceraicase no se dieron cuenta de lo que pasó con Aníbal, entre otras razones porque ya se habían muerto, pero los parientes de mi cuñado Pedro de Cartagena y los de mis vecinos de Sagunto y otros muchos más, síque se enteraron. iY de qué manera! Ahora os lo cuento.

12 En la página 112 del vol. 1 de Hi.ctbricz del Prris V¿lmcih.

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3. ROMA Y CARTAGO SE PELEARONAQUÍ. Aníbal era un tanto maniático. Todos somos un poco maniáticos, pero mientras tengamos manías que no molesten a nadie, no hay problema. La manía de Aníbal sí que fue problemática. La culpa la tuvo su padre, que era un rencoroso. Su padre estaba quemado y requemado porque había perdido la Primera Guerra Púnica. Y es que los romanos y los cartagineses querían el trigo de Sicilia y de paso el control del Mediterráneo. Siciliaestá a mitad camino entre Italia y Cartago al norte de África. Entonces los romanos y los cartagineses en vez de hacer una especie de CEE, hicieron lo de siempre, cuando dos personas no están de acuerdo: se pelearon. Pero, ¡qué pelea, Dios mío! Los de Cartago, los púnicos, perdieron, pero bien pronto tino de sus generales, Amílcar Barca, que quería Sicilia por encima de todo, pensó que la mejor formade ganar a los romanos era haciéndose con un buen ejército, bien armado. Entonces se fue a Cádiz y allí encontró el material técnico y humano necesario. De Cádiz se fue a Alicante, que aún no se había inventado, y muy cerca de allí fundó una ciudad que se llamaba Akra Leuké. Siempre luchando, finalmente parece que se le ocurrió morirse en una batalla. Era lo normal. Le sucedió su yerno, que se llamaba Asdrúbal; este fundó la ciudad de mi cuñado, pero no la bautizó Cartagena, sino con un nombre parecido: en un arranque de inteligencia,creatividad y originalidad la llamó Cartago Nova. Los de Cartagena se acuerdan bien de Asdrúbal. Dicen los jóvenes (y los no tan jóvenes): «¡Viva Asdrúbal, el fundador del Molinete!» (>y no tuvo más remedio que hacer canciller al arzobispo y así el papa concedió la bula fundacional en el 1500. En realidad el arzobispo se contentaba con presidir, pero quien mandaba de verdad era el Consejo, aunque, poco a poco, sobre todo a través de la ensefianza de la Filosofía y la Teología a cargo de religiosos, la Iglesia fue ampliando su influencia. En el año 1547 se fundaba en Gandía otro Estudio General y en el 1552 se conseguía la bula papa1 que aprobaba la fundación de otra Universidad en Orihuela. De este tiempo el estudiante valenciano más reconocido fue el gran humanista Luis Vives. Vives estudió gramática en la Universidad de Valencia, pero como que era judío convertido, le hicieron la vida imposible y se exilió voluntariamente, cuando tenía 16 años, y no quiso volver más por Valencia. ¡Qué lastima! Y es que le cogió miedo al chico. No me extraña, que a su padre le quemaron vivo por ser judío, y a la abuela también, y a dos hermanos de su madre les pasó lo mismo, y a S U madre, como no la podían quemar viva, porque ya se h ab'la muerto, la desenterraron y quemaron sus huesos. Así de bestias eran los de la Inquisición. icualquiera se hubiera atrevido a operarse de fimosis! Lo tenían difícil, Leh? 4.4. El siglo de oro. Si se entiende la expresión como un período de expansión económica, comenzada a finales del siglo XIIII y que duró casi todo el siglo XV, no están completamente de acuerdo todos los técnicos. Y así unos dicen que es un siglo de esplendor y otros que es un siglo de crisis. Yo creo que tienen razón todos. Y no lo digo para dejarlos contentos,a los técnicos, a todos los técnicos; no, de verdad; lo digo porque la vida es así. Pocas veces podemos ir

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tranquilamente por el blanco o por el negro, siempre estamos yendo por el blanco con más o menos matices negros o por el negro con más o menos matices blancos. Afortunadamente.Los que lo tienen muy claro, probablemente es que nolo tienen. De todas formas no os equivoquéis,queesplenclor casi siempre quiere decir esplendor para unos pocos y crisis para muchos, que las clases populares apenas se dieron cuenta de que estaba en el siglo de oro. Si se entiende como el período clásico de la cultura valenciana, entonces creo que la cosa está más clara. Vamos a ver primero lo de la economía. El siglo XIIII f ~ i de e crisis, eso está claro. La crisis comenzada con la conquista del Djaqmu se mantuvo a buen ritmo, buen ritmo de crisis, y hasta empeoró durante casi todo el siglo siguiente. Ya lo hemos visto: guerras, más guerras, para descansar peste y más peste, de postre guerra y peste. Ya me contaréis, así cómo ha de ir adelante un país. Pero afinales del siglo Valencia se recupera y vuelve a niveles de bienestar de etapas anteriores. La mejor y más organizada producción, así como una buena orientación comercial, contribuyeron a la recuperación del resuello. Las sucesivas repoblaciones, dirigidas sobre todo al sur del País, significaron igualmente un aumento de la población, aunque con unacierta regresión al norte y al interior. Se incrementó la producción cerealística, aunque Valencia siempre fue deficitaria,pero la de viña y de olivos disminuyó. En algunos lugares empezaron a plantarse higueras y almendros. Como que el arroz parecía un buen negocio se desecaron marjales para su cultivo, con gran perjuicio de los pájaros. La industria de la seda, ya hemos dicho que empezada por los valencianos antes de

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la llegada del Djaqmu, alcanzó en los siglos XV y XVI momentos de máximo apogeo, constituyendo una de las columnas vertebrales del comercio valenciano. Otra columna sería la manufactura casera y familiar de los valencianos musulmanes, una cosa parecida a la que podéis ver todavía hoy en las medinas de las ciudades marroquíes, donde igual hacen joyeros de madera de olivo, que chilabas de seda, que filigranas en hierro forjado, que rep~qados en bronce o en cuero. Las ciudades se aprovechaban del campo y lo dominaban. Valencia se había convertido en uno de los grandes puertos del Mediterráneo, con un comercio intenso sobre todo con Italia y con el norte de África, con barcos hechos en las atarazanas valencianas y subvencionados por el Consejo. Los comerciantes, no siempre valencianos, triunfaban en toda regla, tanto que pusieron en peligro hastaa los mismos artesanos y gremios valencianos. Pero a finales del siglo XV distintas crisis de cereales, comerciales y monetarias (el sistema de censales o hipotecas se mostró peligrosísimo) se manifiestan como síntomas de una nueva crisis total. Además, continuaron los préstamos a los reyes para sus aventuras y la economía valenciana no pudo resistirlo, porque los reyes no devolvían el dinero. Cuando el comercio se inclinó hacia América, y Castilla lo monopolizó, con prohibición expresa para los valencianos, que solamente podían ir a América como misioneros, la crisis estaba servida. Ahora podemos comprender mejor lo de las Germanías, que os explicaré más adelante. Si hablamos de pintores, de escultores, de arquitectos, de músicos y de literatos, el siglo XIIII, pero sobre todo el XV nos muestran un buen puñado.

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Arnaldo de Vilanova, Francisco Eximenis (gerundés de nacimiento, franciscano y teólogo oficial del Consejo valenciano, que al final de su vida trabajó de obispo en Elna, en Francia) y sobre todo Vicente Ferrer forman «la gran trilogía valenciana con proyección europea» del siglo XIIII. Pero no olvidemos a Anglés, que escribió obras teológicas y catequéticas de importancia, por ejemplo un canon de la misa en valenciano «para instrucción y formación de los sacerdotes», a Bonifacio Ferrer, a Juan de Monzón, perseguido por la Universidad de París por sus ideas religiosas un tanto extrañas, a Juan Mateu o a Antonio Canals. Del siglo XV, el famoso siglo de Oro, el escritor más conocido es el poeta Ausiás Marc, nacido en Gandía (o Beniarjó) en 1397.Al Ausiás le gustaba el campo, lacazay las mujeres. ¡Toma, y a mí! No puedo resistirme, y no tengo más remedio que dejar que gustéis un poco el arte de nuestro más grande poeta. Lo siento muchísimo, ya sé que esto no es un libro de poesías, sino de historia. Espero que sabréis perdonarme: Una sabor d'agre e dolg Amor Ilanp que lo meu g ~ udepartir-les t no sap: dins mos clelits dolor mortal hi cap, e tal dolor ah delit ha lliganca. Mas jo em reprenc com parlar m'ha plagut de co que en mi no basta la cikncin; sobresamor me porta ignockncia: vid1 e cEesvul1sens cas esdevengut. Un poco difícil, lo reconozco, pero intentad leerlo sin necesidad de entenderlo, solamente escuchando el canto, la música.

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Viene a decir: «Amor lanza un sabor agridulce que mi gusto no sabe diferenciar: en mis placeres tiene cabida un dolor mortal, y ese dolor se une con el placer. Pero yo me castigo a mí mismo por haberme complacido hablando de lo que no puede comprender mi cortaciencia; un exceso de amor me lleva a la inocencia: quiero y no quiero, sin razón que lo motive».

Y Jordi de Sant Jordi. No sé quién dice que es un nombre tan bonito que parece un pseudónimo. A lo mejor. Y Juan Ruiz de Corella, que además de teólogo era poeta lírico y murió en el 1500 y con él el siglo de Oro valenciano. Jaime Roig además de ser una calle de Valencia era también otro poeta, no lírico, como los anteriores, sino más bien un tanto satírico. En L'espill o llibre de les dones, las pone a parir, a las mujeres, a todas. Se ve que le iría mal. Al final dice que la única perfecta es la Virgen. Bien está la cosa, si bien acaba. El cuñado del Ausiás, Joanot Martorell, nos escribió el libro de caballería mas encantador del mundo. Carmesina, Plaerdemavida, Hipólito, Tirant ... Disfruté una barbaridad leyéndolo. No os lo perdáis el Tirant Lo Blanc. En la caseta tengo cuatro cuadros de una carpeta que hicieron en Játiva, cuando el 500 aniversario,y que me regaló mi amigo Toni Martínez, el de Játiva. Me gustan muchísimo; es para enamorarse de la Carmesina. Si pensáis que estoy exagerando, cuando hablo tan bien del Tirant,escuchad a Cervantes que decía que era «el mejor libro del mundo». Yo no sé si será el mejor libro del mundo, que yo no los he leído todos, pero, por lo menos es de los que más me han gustado.

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Ya os he mencionado a Isabel de Villena. Ahora me queda, así de importante, deciros que el primer libro literario impreso en las Españas fue en Valencia en el 1474 y se llama Les trobes en lahors de la Verge Maria. Los de París-Valencia hicieron una edición facsímil de este libro, que seguro que os gustaría tenerla en casa, y es muy barata. iY qué me decís del BonifacioFerrer! Tradujo IaBiblia al valenciano. Es la traducción más antiguaque se conoce en cualquier lengua vernácula. La más moderna, creo, la ha hecho mi amigo Alejandro, en nambia. iEnhorabuena, Alejandro! Los nambias, cristianos o no, te lo agradecerán. La del Bonifacio tuvo mala suerte. ¡Qué lástima! Los inquisidores la quemaron. No comment. Otra obra muy leída en toda Europa fue la Imitritio Christi,atribuida al Kempis. Los cristianos valencianos también la leían, tanto, que la primera traducción en lengua vernácula también parece haberse hecho en valenciano, obra de Miguel Pérez, que se la dedicó aIsabel de Villena. Los valencianos leían bastantes libros de espiritualidad, algunos de los cuales están escritos con los más puros principios evangélicos. Algo se les pegaría, supongo. Pero no todo han de ser poetas y literatura. En la ciudad de Valencia los ricos comerciantes, los cléiigos, los nobles y los artesanos que aún no se habían arruinado, se preocuparon de poner guapa la ciudad. Las murallas cristianas del siglo XIIII se reforzaron y mejoraron, con enormes puertas de entrada, de las que hoy nos quedan solamente las llamadas Torres de Cuarte y Torres de Serranos, y lo mismo se puede decir de las atarazanas; se construyó IaLonja, obra de Pedro Compte, el mAs prestigioso arquitecto de la época; se empezó la construcción del

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Palacio de la Generalidad y el edificio de la Universidad; el Miguelete o Campanario Nuevo, que empezado como una torre exenta en el 1381, quedó posteriormente dentro del nuevo recinto ampliado de la Catedral. Además, se alzaron numerosos palacios y casas particulares,que aún podemos ver, por ejemplo, en la calle Caballeros. El actual Palacio de las Cortes era la casa del duque de Gandía, de la familia Borja. ¡Casi nada! Pero no os olvidéis de Morella (iglesia, puertas, portales, acueducto, etc.), de Olocau del Rey, que el gótico aparece donde menos te lo esperas, del castillo de la Todolella (de la familia del Vinatea), de Canet lo Roig, de Traiguera, de Peñíscola, de San Mateo, de Catí, de Vilafranca, de Benasal, de Albocácer, de Culla, de Ares del Maestre, de Vilafamés, de Onda, de... ¿Qué queréis que os nombre todos los pueblos de Valencia? Casi, casi que podría. De momento aún no he llegado ni a Sagunto, ni a Requena, ni a Benavites, ni a Albalat, ni aLiria, ni aBenisanó, ni a... Y si pensáis que al sur de nuestra Comunidad no llegó el gótico, entonces pensad en Játiva, o en Montesa, o en Albaida (La Blanca para los amigos), o en Valldigna, o en Gandía, o en Denia, o en Jávea, o en Teulada, o en Cocentaina, o en Jijona, o en Novelda, o en Callosa de Segura, o en Alicante, o en Orihuela. Es evidente que toda nuestra Comunidad respira gótico por todos sus poros, hasta en sus entrañaP. Es evidente que estos palacios, casas y templos estaban revestidos de obras de arte, cerámicas, esculturas y pinturas. Sobre 36

Es carillo, pero si vuestro presupuesto no os da para mis, podéis hojear en alguna biblioteca (es lo que he hecho yo) el libro de PÉREZ y MORAGÓN con maravillosas fotografías de JARQUE, sobre la Arquitect~lraGótica Valenciana; es muy bonito y vale la pena.

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todo de pinturas, con fuerte influencia flamenca (Jacomart, Reixac) e italiana (Pagano, Paolo de San Leocadio), o de las dos al mismo tiempo (Rodrigo de Osona). Y es que, como dice la señora Rosario, los dineros y lo otro no se pueden esconder. 5. MODUS VIVENDI. Os contaré por encima por encima cómo vivían los valencianos cristianos. La vida de los valencianos musulmanes era muy similar a la de los valencianos cristianos más pobres; aunque siempre con sus particularidades, sobre todo respecto a la vestimenta, a las comidas, a la lengua y a la religión. Si queréis más detalle, podéis leer el libro de Sanchis Sivera. Acaban de hacer una nueva edición y es fácilmente asequible y legible. ¿Que qué comían los valencianos? Según. Los ricos de todo, los pobres lo que podían. Ya hemos dicho que el trigo escaseaba.Los ricos todavía lo podían comprar, pero los pobres a veces lo tenían más negro. En Valencia ciudad, los consejeros se preocupaban de que no faltara. Pero no era fácil. Tened en cuenta que era más complicado traer el trigo desde Castillaque desde Sicilia o África. Hoy aún no existe autopista que cruce el río Cabriel y ya supongo que sabréis el problema que hay con las bellísimas Hoces del Cabriel. Hace 500-600 años aún lo tenían más difícil. El Cabriel lo cruzaban por el puente de Vaclocañas,de feliz memoria.

El primer grupo scout (del que aún conservo la bandera que nos bordaron, muy bonita, con puente y todo) se llamaba Vuclocaiias.El puente está en el término de Venta del Moro, cuan-

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do llegas a Casas de Moyaa la derecha, como si fueras al Roto y a la Derrubiá. He disfrutado mucho de la naturaleza en la Derrubiá, pero reconozco que traer el trigo desde Castilla hasta Valencia por estos parajes era una empresa dura. Entonces, cuando la cosa se ponía muy difícil y el trigo de Sicilia o de Orihuela era insuficiente, el Consejo armaba un par de naves y asaltaba el primer barco que pasara por nuestras costas. ¿Añoranzas de los primeros piratas moros valencianos?¿Qué queréis que os diga? No lo justifico, pero es que el hambre es el hambre. A los acaparadores y especuladores de trigo, cuando los cogían, les ponían unas multas que les dejaban temblando. El trigo lo transportaban al Almudímunicipal, que servía de depósito y de lonja. Había también arroz, maíz, avena y cebada. Cuando venía el rey, la cebada no podía faltar. No penséis mal, que era para los caballos y las mulas de su séquito. ¡Que no penséis mal! Carnecomían bastante. Cuando faltaba, la importaban, como el trigo, pero menos. Una vez en 1360 dos carniceros se fueron a Cerdaña, compraron 250 cerdos, los salaron y los vendieron en Valencia. Se pusieron las botas. La carnicería era una regalía, es decir, que el que quería vender carne, tenía que pagar un canon al rey o al señor. Y pescado también comían, bastante, hasta en los pueblos del interior. Los pescadores (que aún no había pescaderías) hacían su agosto en marzo-abril, que era la Cuaresma y los curas se habían inventado una historia (que en parte aún se mantiene), para que la gente durante 40 días no comiera carne. Una cosa como el Ramadán macle in Vaticun. Había muchos, pero que muchos conejos, y perdices, y jabalíes, y patos, y palomas, y otros pájaros y animales,y aunque no

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tenían escopetas cazaban mucho, y también les estaba permitido vender la caza. Vino, frutas, hortalizas, aceite y sal normalmente había suficiente, sobre todo vino, que estaba muy protegido. El mustasaf, aquel que tenía que controlar los precios y pesos en el mercado, se ganaba el sueldo, no creáis que no. Y claro, los que podían (y eran muchos) comían bien, pero que muy bien. A veces se organizaban banquetes escandalosos, refinadísimos y hasta inmorales. No podemos decir que no hubierapobres, enfermos, viudas, niños huérfanos, etc., pero hasta los más desprotegidos, quizás, no estaban tan mal como en otros sitios. Lo de Robin Hood es más para Inglaterra. Un mendrugo de pan, aceite y sal no les faltaba. Y vino tampoco. Los más nobles por snobismo3' bebían vino griego o vino de Nápoles; los del pueblo bebían vino de cosecha propia, que siempre es mejor y además sabes lo que bebes. Y todavía hoy comemos dulces y pasteles de los moros. Mi amiga Houria, que es de Kenitra, los hace riquísimos. María, la del Huerto de Cárcer, hace un arnadí, moro, por supuesto, parachuparse los dedos. El arnadí se hace con calabaza,piñones y almendras, y nos lo comemos por Pascua.

La vestimenta de los ricos a veces era un poco exagerada y hasta los jurados tenían que recortar los abusos de ostentación. Los curas, a veces, intentaban corregir la moda: «¿Pensáis, hi-jas mías -decía san Vicente- que Dios os ha dado los pechos para mostrar las entrañas a los milanos, como si fuerais putas? No, que debéis ir completamente tapadas». San Vicente no tuvo mucho 37

Ironías del destino, porque snobismo viene d e s.nob que quiere decir sine nobilitate.

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éxito (afortunadamente para muchos) y un siglo más tarde un alemán que visitaba Valencia, decía que el vestido de las mujeres era un tanto descarado y que se podían ver «usque ad mamillas~y casi casi hasta los pezones. Y es que hay modas muy interesantes, ¿no os parece? Los domingos o cuando estaban de vacaciones, después de una buena comilona las mujeres continuaban trabajando (eso desgraciadamente aún no ha cambiado mucho, que la mayoría de las mujeres no tenían -ni tienen- nunca vacaciones) y los hombres se iban a la tabemaa jugar a los dados o a las cartas. Las discusiones de los que no sabían perder eran muchas y a veces brutales, y la autoridad tenía que intervenir a menudo dando leyes, que no se cumplían, y poniendo paz cuando podía. Los más deportistasjugaban a pelota, y aquies donde más tacos se decían, y los curas se cabreaban,pero en 600 años que va la cosa, no hemos conseguido mucho. Tampoco es que tenga gran importancia, pero, jcollons!, que hablar bien tampoco cuesta tanto. En todo caso (como dice no me acuerdo quién), esta formade hablar se podría considerar como un aristofanismo socializado. Lajet jugaba al ajedrez, a la equitación, a la esgrima y a la caza asistida por los secretarias, y, cuando ya no podían más de aburrimiento, organizaban un torneo, pero no eran muy frecuentes,que aquí, proporcionalmente,degilis había menos. No iban a esquiar a La Molina porque aún no se habían inventado los remontes ni losforfeits. Los días de fiesta iban a los toros, al teatro, al concierto o a la procesión. Las procesiones de más gente en Valencia eran la del Corpus, la de San Jorge y la de San Dionisio, conmemorativa de la conquista del Djaqmu (los valencianos musulmanes trinarían). Desp~iés,en cuanto se hacía de noche, los solteros y los casados insatisfechos, si estaban o vivían en Valencia, se iban a la calle

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Liria, y a la calle Ripalda, y a la calle San Ramón, detrás del IVAM3', y como que el IVAM a esas horas estaba cerrado y no habían salido precisamente para ver museos, entonces hacían otras cosas. Y las chicas que podían se lo dejaban, y entonces las acogían en la Casa de las Arrepentidas, que la fundó una terciaria franciscana, y si se casaban (las chicas, no las monjas; fijaos si es importante una coma) el Consejo les ayudaba dándoles dinero. Y durante la Semana Santa no podían trabajar y entonces se iban a la casa de la franciscana y allíel Consejo cubría los gastos para que no sufrieran mucho y pudieran estar en forma el domingo de Resurrección. La verdad es que en muchas ocasiones era un negocio bastante rentable, para algunos particulares y para los ayuntamientos, pero evidentemente no para las trabajadoras (como siempre). En Elche la dueña de los burdeles era la condesa de Jérica, señora de la villa. Y claro, ahora y entonces, tenían problemas de higiene. Además, muchas calles no eran muy anchas que digamos, ni tenía suficiente sol ni aire, ni estaban asfaltadas,es decir, empedradas, y, aunque estaba prohibido, tiraban la basura en la calle y en los mercados, y la red de alcantarillado era insuficiente. La Junta de Murs i Valls (vnlls quiere decir fosos, que eran los a~~ténticos colectores generales) no daban abasto. Consecuentemente, y a pesar de los numerosos baños públicos3",heredados de los hammams de los moros, sufrían las mismas enfermedades que hoy día, pero algunas corregidas y aumentadas, sobre todo el tifus, el paludismo, la tuberculosis, el reuma, la lepra, la sífilis, etc. Afortiinadn38

Instituto Valenciano de Arte Moderno.

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En la ciudad de Valencia se podían contar más de 20 baños públicos: del Almirante, de Berenguer Mercer, del Verdugo, de Zanón, de Celma, de la plaza de la Higuera, de los Paveses, de las Reinas moras. etc.

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mente tenían buenos médicos. El mejor y más conocido fue, por supuesto, Arnaldo de Vilanova, que aun siendo médico de papas y reyes, como que predicaba la humildad y la pobreza evangélica, y por tanto su mensaje tropezaba de frente con la vanidad y opulencia de los ricos (aunque fueran clérigos), le condenaron y le hicieron la vida imposible. Pero había muchos más, y famosos, como por ejemplo Francisco Conill, que fue catedráticoen Montpellier. Los ricos tenían SUS médicos particulares y los pobres iban a la seguridad social, como ahora. La seguridad social, es decir, los hospitales, que eran muy numerosos, la llevaban sobre todo los obispos y los curas, y los ricos y los ayuntamientos, que colaboraban a base de bien. Los hospitales más conocidos en Valencia eran el de la Reina, extramuros, al lado del convento de los franciscanos, donde ahora está el Ayuntamiento, el de En Clapers, al principio de lacalle Sagunto, al lado de la iglesia de Santa Mónica, el de los Sacerdotes Pobres, frente al de San Juan de Jerusalén (esta es actualmente la iglesia padre del Opus), el de los Beguinos, el de En Conill, el de En Bou, etc. En 1376 Berenguer Soler, a ruegos de los jurados, fundó un hospital para los castellanos que huían de Castilla por el hambre que sufrían (la solidaridad ya hace tiempo que le hemos practicado, incluso con los vecinos más incómodos, ¡qué creíais!). En 1409 un fraile mercedario -de aquellos que decían que si no tenían dinero pararescatar cautivos, que ellos mismos se pondrían en su lugar-, llamado Gilabert Jofré, fundó el ya mencionado Hospital de los Inocentes, considerado como el primer manicomio de Occidente; hoy el lugar se ha convertido en jardín, aquel que os decía del guerrero de Mogente. Además, había hospitales en todas las ciudades más importantes y, a veces, en los pueblos más pequeños. Contando con todas las carencias y dificultades de los pue-

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blos europeos en la Edad Media, nosotros estábamos, en comparación, bastante bien, gracias.

6. LOS JUDÍOS. ¡Pobresjudíos! ¡Qué manías! iY muchas veces en nombre de nuestro Señor, el señor Jesucristo! -

Pero, jsi nuestro Señor, el señor Jesucristo, t~inzbién erajudío! - Sí, pero lo mataron los judíos y eso es íleiciclio. Los j~iclíosmataron a Dios. - i Quééééééé? Tú estás majara. - Si, lo mataron y por eso todo Lo que les pasa es poco. - ;Eso es ílemencial! ;Y Hitler, y los Reyes Católicos, y lo de 1391! - iMerecido! - jlntransigente, más que intransigente! No has compreníliílo ni una palabra de lo que signiiica ser cristiano. j Tunto ir a misa y no te sirve de naílu! - Yo voy a misa porque está mandado, y no como otros que «se lo saltan todo a la torera)). Por cierto, i qué paso en 1391 ? - Si solo vas a misa porque está manclnílo, comprendo que no te sirva para nada. Yu te cogeré en otro momento. Pero ahora te contaré lo de 1391, a ver si por f i n aprendes algo.

La verdad es que de los judíos no os puedo decir mucho. Pero mi amigo Pepe Hinojosa, que es catedrático en Alicante, lo sabe casi todo de los judíos valencianos. Id y leed sus escritos. Yo os hago un resumen de lo que él me ha contado.

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Los judíos, mientras mandaban los musulmanes, eran bastante respetados. Los judíos son negociantes, por naturaleza, y, cuando vieron la posibilidad de negocios después de la conquista del Djaqmu, muchos se vinieron para aquí. Y como los judíos son judíos, vivían en ghettos de judíos que se llamaban ,juíleríris o calls, muy segregados de los cristianos y de los musulmanes. Tan segregados que hasta vestían de forma distinta y tenían prohibido casarse con cristianos, y al que cogían acostándose con una in~ijer cristiana, no se lacortaban, pero casi. Y las mujeres aún lo tenían peor. Habíacalls en casi todas las poblaciones de nuestro País y trabajaban sobre todo de médicos, de traductores, de administradores, de banqueros y hasta de bailes. El Djaqmu, que era un espabilado, los protegía. En general los reyes valencianos les protegieron, pero todos no. Pedro 1 les tenía un poco de manía. Bueno, bien, no, manía no, sino que le presionaron. De él son las primeras medidas antijudías de la historia de Valencia, y como resulta do de ellas algunas aljamas, o comunidades de judíos, desaparecieron. Albaida, Corbera, Bocairente, Montesa, etc. En 1348 los cristianos, los que no se habían leído los evangelios, y si se los habían leído no los habían entendido, dijeron que los responsables de la peste eran los judíos, y asaltaron los calls de Alicante, Valencia, Cullera, Sagunto, etc. El antiseinitismo iba en aumento. En 1391 gran parte de las aljamas del reino fueron asaltadas por cristianos ávidos de riquezas. Hubo muchos asesinatos y los saqueos fueron incontables. El rey y los curas no pudieron hacer nada para impedir los asaltos. En vano predicaba y se lamentaba san Vicente: «Los apóstoles que conquistaron el mundo, no llevoban armas ni cuchillo [...] Los cristianos no deben matar a los judíos con cuchillos sino con palabras. Y respecto a la revuelta

que hubo contra los judíos, se hizo en contra de Dios, que no se debió hacer...>>. En todo caso tampoco podemos olvidar que san Vicente era bastante intransigente y, aunque no me guste, no puedo dejar de transcribiros esta otra cita del Santo: «Judíos y moros [...] que estén cerrados y amurallados, porque no tenemos enemigos peores». Hubo conversiones forzadas en masa, como por ejemplo en Burriana, Castellón,Liria o Morella. Algunas sinagogas se convirtieron, después de los tristes sucesos de 1391, en templos cristianos (la sinagoga mayor de valencia se convirtió en convento de monjas, en la actual calle del Mar), otras fueron abandonadas temporalmente (Játiva o Burriana) o para siempre (Alcira o Liria). Desde aquel momento lasjuderías valencianas estaban heridas de muerte. Posteriormente, los momentos m&.significativos de la historiaantisemíticaen nuestro País fueron: el inicio de las sesiones en Valencia del alto tribunal de la Inquisición (1482); la expulsión de los judíos por los reyes denominados Católicos (1492), que aparte de lo de Hitler, sea posiblemente una de las barbaridades más grandes de la historia del antisemitismo (que los judíos nos perdonen); la adopción por parte del cabildo de la Catedral del status de pureza de sangre (1566) y el último proceso a judaizantes incoado por IaNueva Inquisición (1 866). La semana pasada volví a visitar la casa-museo de AnaFrank en Amsterdam. Otra vez, no cnmmenP. KI

Y no os hablo de los gitanos porquc no conozco bien el tema, pero se ve que en el siglo XV, y cn el XVI, y en el XVII, y en el XVIII, y en el XVIIII, y en el XX tambiCn hubo expulsiones y pogromos, y si no me equivoco el año 1749 supuso para cllos un horrible holocausto y la «Pragmática» de 1783 una versión concreta de una «legislación sanguinaria)).

1111. «Por el imperio hacia Dios».

Es el colmo de la desvergüenzay de la blasfemia. Para que la blasfemia no fuera tan gorda, tendríamos que leer «por el imperio hacia dios», en minúscula, claro, porque no tiene nada que ver con nuestro Señor, el señor Jesucristo. Lo digo porque alguna vez educadores más o menos inconscientes han querido hacernos creer que mediante esta clase de imperio, que, quizás, quisieran resucitar, se podía ir directamente a Dios y conducir a losclescarriaclos. Y no es así, ni de lejos. Este imperio se gestó nueve meses antes del 24 de febrero del 1500 aproximadamente a las once de la noche. Y de paso, en esta fecha, se acaba la Edad Media en Valencia y parte del extranjero. Es cuando nació el Carlos, hijo de Juana, hija de Fernando. Y si queréis a partir de 1516, cuando el Fernando le nombra heredero de todos sus reinos y después se muere. Y si queréis a partir de 1519, cuando al Carlos le hacen emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, aunque el papa no le coronará hasta 10 años más tarde, después del desdichadosacco di Roma de 1527, cuando el emperador se cargó media Roma e hizo prisionero al mismo papa.

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En todo caso, Carlos 1 fue reconocido como rey por Castilla y por Aragón, así como señor de Barcelona, en sendas Cortes, pero no por Valencia, porque ya le habían hecho emperador y, por supuesto, prefirió ir a Alemania antes que convocar unas Cortes en Valencia. Pero, desgraciadamente,la cosa no acabaría así.

1. H~DEMOCRACIA Y LIBERTAD!>(PANCARTA DE LOS AGERMANADOS). Las causas parecían bastante evidentes: crisis monetaria, difíciles relaciones entre los señores y los labradores,progresiva concentración del poder (sobre todo en laciudad de Valencia) en manos de una minoría controlada por el rey, expulsión de los judíos, bandosidades que nunca consiguieron la paz y, finalmente, crisis gremial, debida más que nada a los maestros inmigrantes y a la competencia de mercaderías extran-jerassobre todo italianas. ¡ESOno se podía mantener! Ciertamente, la clase de los más pobres no había participado nunca del gobierno local en Valencia, es bastante evidente; pero también es igualmente cierto que al principio los nobles tampoco pintaban nada. Sin embargo, a finales del siglo XV y principios del XVI los nobles, adictos al rey, habían ido metiendo la cabeza y había acabado haciéndose prácticamente con el poder. Entonces, los gremios aprovecharon que el rey Fernando se había muerto, y que el otro, Carlos, estaba muy lejos, para hacer algunos cambios antimonárquicos y democráticos en la administración de la ciudad. El baile no tuvo más remedio que tragárselos. Los gremios, descontentos, se hacían f~lertes.Carlos, desde Flandes, dijo que bien, que estaba de acuerdo. remedio!

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Historia (en primera persona) de la Comunidad Valenciana

La cosa empezaba a ir por buen camino. Un poco de terrci ferma en medio de aquel maremagnum. Los valencianos, cuando hemos estado solos, nos hemos sabido apañárnoslas muy bien, sin olvidar los deberes de solidaridad con otros pueblos. «Ahora vamos a hacer una política proteccionista», dicen que decían los de los gremios. Pero el año 1519 fue horrible. Los piratas norteafricanos nos hicieron la vida imposible, no había suficiente ni para comer ni para vestir, y encimatuvimos ladesgraciade una nueva y fuerte peste. Los jurados huyeron, el rey no se enteraba de nada y los señores, como siempre: señores. Los gremios estaban hasta las narices y empezaron a moverse. Juan Llorens, pelaire, orientaba ideológicamente y dirigía el movimiento. Llorens había aprendido en los escritos del fraile franciscano Eximenis (el ya mencionado teólogo del Consejo valenciano) y se apoyaba en el bajo clero. Llorens, con la excusa de un privilegio del rey Fernando (que permitía armar al pueblo en caso de peligro) y de las incursiones de los piratas, dio armas a los gremios y los agrupó en Germanía. Llorens se espabiló paraconseguir la aprobación del rey Carlos, muy pendiente todavía de su nombramiento como emperador. Entonces establecieron IaJunta de los Trece, o representantes de los gremios, una especie de Junta Revolucionaria, como órgano de gobierno. Los nobles y las minorías privilegiadas estaban que resoplaban, y donde los agermanados decían libertad, los nobles decían desvergüenza. Es lo mismo que hoy, que los que quieren dominar dicen que los jóvenes han confundidolibert~~cl con libertinaje, y es que nunca han sabido bien qué quiere decir libertad. Pues bien, los nobles reclamaron al rey. El rey, que no quería complicaciones, volvió adecir que sí, esta vez a los nobles,

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pero que le dejaran en paz, que él se iba a Alemania, que Valencia no le importaba un pito (eso no lo dijo, pero lo pensaba) y que a él lo que le interesaba era ser proclamado emperador. Los Trece, cuando se dieron cuenta de que el rey había apoyado a los señores olvidándosede las antiguas promesas, dijeron al rey y a los nobles lo del arco de triunfo y se pusieron exigentes y amenazadores; y el rey volvió a darles la razón. Y es que el rey no se aclaraba. ¡No se aclaraba en castellano, cómo había de aclararse en valenciano! Los nobles, inquietos y cabezotas, los gremios irritados, el enviado del rey (Adriano de Utrecht, regente de Castilla y posteriormente papa) pacificador pero sin dar solución a nada. Finalmente el virrey, Diego Hurtado de Mendoza, suprimió a los Trece y los gremios reventaron, abandonando, cada vez más, las primeras actitudes bastante moderadas. Eso ocurrió en la primavera de 1520, cuando más bonita estaba Valencia (la naturaleza, por supuesto). Al principio, los agermanados ganaban posiciones y el movimiento se extendía a otras villas. Como que la historia de la democracia y el proteccionismo no funcionaba en los pueblos, entonces los agermanados prometían a los labradores la supresión del feudalismo y de los señoríos: «La tierra para quien la trabaja», decían. ¡Señor,y qué benditos! Pero al principio aun se lo creían. Los moros no, los moros apoyaban a sus señores. Por eso los agricultores cristianos les tenían tanta manía; por eso y porque los moros cultivaba para los amos precisamente las tierras que los agricultores cristianos querían para ellos. Cuando las cosas se pusieron peor en Valencia, el virrey huyó a Játiva; los nobles se escondieron.Pero los gremios, imbéciles, aprovecharon para pelearse entre ellos, y así los señores y el virrey se pudieron rehacer. Miguel Estellés, general agermanado, es derrotado en Oropesa y en Almenara, perdiendo el dominio de

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Historia (en primera persona) de la Comunidad Valenciana

toda la Plana, donde el apoyo a los agermanados era muy débil. En el sur, Vicente Peris venció, en Gandía, a las tropas del virrey, pero este tenía un ejército demasiado poderoso y finalmente los agermanadosperdieron la batalla decisiva en Sagunto. El mismo Peris murió en Valencia. Los agermanados, igual que sus colegas los comuneros de Castilla, ya no tenían nada que hacer. La figura del llamadoEncubierto, poco más que una aparición, que decía que era nieto de los Reyes Católicos y por tanto su heredero, reavivó un poco el movimiento revolucionario, pero, poco después de su asesinato en Burjasot, se rindieron Játiva y Alcira (5 y 7 de diciembre de l522), últimos reductos agermanados. Después aún aparecieron tres encubiertos más, pero sin éxito. ¿Y qué pensáis que pasó después? No es difícil imaginarlo: confiscaciones, composiciones (eufemismopara decir que los que habían perdido, tenían que pagar los platos rotos), exilios, y lo que es peor, crueles torturas y ejecuciones de quienes no pudieroii huir a tiempo. Doña Germana de Foix se lució. La Germana no era precisamentehermana de losagermanados. Es que se Ilamaba Germana, segunda mujer del rey Fernando, con el que se casó a la muerte de Ysabel. Como que el Fernando también se había muerto, la Germana se había qiiedado sin faena y el rey Carlos tuvo la ocurrencia de endosárnosla como virreina, en substitución del Diego Hurtado de Mendoza, que también era otra peñora. La verdad es que la calle que le han dedicado a ella en Valencia no se la merece ni de lejos. Dicen las crónicas que frieron 150 los ajusticiados. ¡LOsabía, te aseguro que lo sabía! Aquello no podía acabar bien. Ni democracia, ni proteccionismo, ni libertad, ni supresión

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del feudalismo ni de los señoríos. ¡Nada! ¡Peorque nada! El reino de Valencia queda cada vez más marginado en el conjunto de las Hispanias (Fuster dice que el «reino deja de sercentro y pasa a ser periferia») y los nobles se hacen cada vez más fuertes en el gobierno de la ciudad y en el campo, arrimándose, como siempre, al sol que más calienta, es decir, ahora a los virreyes castellanos. En 1555-56abdicaba Carlos 1, sobre todo porque no sabía hacer frente a los enormes problemas económicos de sus reinos. A su hijo Felipe le daba las Hispanias, a su hermano Fernando el Imperio, a losjerónimos de Yuste el quebradero de cabeza de aguantarle, y a los valencianos la esperanza, pronto defraudada, de un nuevo y mejor rey. Felipe 1de Valencia era el monarca más poderoso de su tiempo. Era rey también de Aragón, de Mallorca, de Castilla,de León, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Galicia, de Sevilla, de Córdoba, de Murcia, de Jaén, de los Algarves, de Algeciras, de Gibraltar, de las Islas Canarias, de Nápoles, de Sicilia, de Jerusalén, de Hungría, de Dalmacia, de Croacia, de Córcega, de Cerdeña y de Portugal, soberano de extensísimos territorios en las Indias Occidentales y las Indias Orientales, Áfricay Oceanía, así como de los Países Bajos y del Franco Condado, archiduque de Austria, duque de Borgoña, de Brabante, de Milán, de Atgas, de Neopatria, conde de Habsburgo,de Flandes, de Tirol, de Cerdaña, de Rosellón y de Barcelona, etc., que no se acaba aquí la cosa. A Felipe 1 le gustaba jugar alevant~wcon unos cromos especiales que le hicieron con todas sus posesiones; y después: «Lo tengo, no lo tengo, lo tengo, lo tengo, este 10 tengo repe...P. No tenía ninguno repe, pero había algunos parecidos y se ve que jugando jugando, se

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equivocó. Felipe 1 sabía dónde estaba su reino de Valencia por referencias. Y también porque los valencianos le pagaron un tributo de 100.000 libras. Casi casi lo más interesante que puedo decir de Felipe 1, respecto a Valencia, es que poco antes de morir quiso hacer confesión general. La confesión duró tres días. Eso sí que es una confesión, y lo otro (muchas veces) no es más que quedar bien. Lo digo de verdad. Con un crucifijo de su padre en una mano y un cirio de Montserrat en la otra se murió en 1598. Ya sé que eso no tiene mucho que ver con Valencia, pero es que él tampoco tenía que ver mucho con Valencia. La verdad es que desde que Felipe 1 estableció su corte en Madrid el absentismo de los reyes en nuestras tierras fue continuo. Lo peor es que nos endiñaron lugartenientes, gobernadores y virreyes. ¡Si al menos nos hubieran dejado tranquilos!; y es que de reyes y virreyes y similares no nos hacía (ni nos hace) falta ninguno. Pero no pudo ser. Su hijo, Felipe II,era un abúlico e incapaz, y por eso el hijo de su padre y de su madre expulsó a los moriscos de sus reinos. Es una historia muy dolorosa, pero no tengo más remedio que contárosla.

2. «O T E BAUTIZAS O T E VAS*. Desde la conquista del Djaqmu, nuestra comunidad poco a poco se va poblando de extranjeros que gradualmente irían ocupando las mejores tierras. Derecho de conquista. «¿No hemos vencido?» -decían- «entonces es nuestro. Sí, todo, y el que no esté de acuerdo que lo diga». Y nadie dijo nada, y el que dijo algo lo pagó, y los valencianos iban viéndose arrinconados en las tierras más pobres del interior. Tres siglos después (en el XVI) en nues-

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tras tierras vivirían poco menos de unas 500.000 personas; de ellas una tercera parte eran musulmanes. Normalmente convivían bastante pacíficamente. Pero cuando lo de los agermanados, los moros se pusieron de parte de sus señores. No me explico muy bien el por qué. Supongo que, entre otras razones, por miedo aperder todavía lo poco que tenían. Como aquel: «¡Que me quede como estoy!». Cuando acabó la guerra civil, los señores les recompensaron a su manera y los valencianos musulmanes pasaron de una calamidad a otra. Fue después de grandes discusiones teológicas sobre si el bautismo forzado era válido o no. Más o menos esta escena se repetía con frecuenciaen los pueblos: Señor:

Rahal ben Abdala: Señor:

Muslem ben Ouin: Señor: Muslem ben Ouin: Señor: Muslem ben Ouin: Señor: Muslem ben Ouin:

Rahal ben Abclala, me han dicho que, cuando los insurrectos (los insurrectos eran los agermanados) pasaron por el pueblo, te bautizaron, i es cierto? Sí, señor; pero fiie a la fuerza, que yo no quería. Da igual, los teólogos han decilliclo que estás bautizado y que ahora eres cristiano. Desde ahora te llamarcís VicBnte. ;A ver! ;El siguiente! Yo, señol: i Cómo te llamas ? Muslem ben Ouin. ;Señor! Muslem ben Ouin, ;señor! ,j Y a ti, te bautizaron? No, señor, que me escondí.

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Historia (en primero persono) de la Comunidad Valenciana

Señor: Pues entonces te bautizas ahora. Muslem ben Ouin: Es que no quiero, señor. Yo creo en Mahoma y no en Jesucristo. jBlasfemo! ¡eso qué quiere decir! Señor: bautizas ahora t ~yí toda t~~,farnilia! (el señor no comprendía que Muslem ben Ouin adoraba al mismo Dios que él, pero de otra forma, y por lo que podemos ver en este caso, parece que mejor que él). Muslem ben Ouin: Señor; es que mi conciencia ... (el moro era objetor). ¿Tú, conciencia? ¡Los moros no tienen Señor: conciencia! jO te bautizas o te vas! Muslem ben Ouin: Señor; idónde iré si esta es mi casa y la casa de mis padres y la de los paclrcs de mis padres? Te vas a Orán mismo, que alliestrí todo Señor: lleno de moros (el señor decía moros despectivamente,no como nosotros, que lo decimos con respeto y por tradición). Y Muslem ben Ouin, y su familia, y lamayoría de los valencianos musulmanes se quisieron quedar en su casa y no tuvieron más remedio que bautizarse, y oficialmente eran cristianos; pero de hecho eran más moros que nunca. Porque los musulmanes, según su religión, pueden hacer esta trampaen caso de peligro y no pasa nada. Los cristianos no; los cristianos no pueden renegar de su religión, ni siq~iierapara evitar la muerte, y al que lo hace le

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llaman apóstata (y al que no lo hace, si le matan, después le Ilaman mártir).

Y es que los tiempos habían cambiado mucho. No es que el rey Juan, el amigo de san Vicente, fuera un angelito, pero algunas cosas las tenía bastante claras. Decía: «Ni el derecho civil ni el derecho canónico soportan que nadie se haga cristiano contra su voluntad; eso debe provenir de la simple libertad». Y los moros bautizados a la fuerza se llamaban cristianos nuevos, pero después los historiadores les llamaron moriscos. Y, claro, muchos valencianos musulmanes no lo aceptaron tan tranquilamente.Los más ricos, los que más habían ayudado a los señores,cuando lo de las germanías,negociaron. La pobretería, los que no tenían mucho o nada que perder, se rebelaron. En la sierra de Bernia y en el Espadán, en Benaguacil, en Jalón, en Callosa y en otros lugares, hubo sublevaciones.Los videntes-astrólogos-farsantes (que tanto proliferan hoy en nuestra sociedad) vaticinaron lo que estaba más claro que el agua: que perderían los más pobres (esta historia ya me la conozco). Finalmente los que no murieron (que murieron unos mil musulmanes) o no pudieron huir al norte de África, tuvieron que soportar otra vez las confiscaciones y las composiciones dichosas. Los que quisieron pactar, se fueron aMadrid y después de pagar una buena cantidad, acordaron que les dejarían tranquilos durante cuarenta años, y que en ese tiempo se evangelizarian y abandonarían su lengua (que los cristianos llamabanalgarahíu), vestimenta y costumbres. ¡Pobres valencianos! ¡Cuánto les quedaba aún por sufrir! La integración completa, de religión, lengua

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Historia (en primera persona) de la Comiinidad Valenciana

y, sobre todo, de mentalidad, fue imposible y, a la larga, el más fuerte eliminó al más débil. La evangelización fracasó rotundamente. Responsabilidades al jiffty-ffty. Ni unos sabían convertir, ni los otros querían convertirse. Y es que los moros son también bastante cabezotas. Sus señores no querían moros convertidos, porque un moro-esclavo es más esclavo que un cristiano-esclavo. Además, los curas de las parroquias moriscas decían la misa en latín, predicaban en valenciano y pare usted de contar. Eso devaluó el esfuerzo de la creación de 190 nuevas parroquias en tierras moriscas destinadas fundamentalmente a su conversión. El interés fue mínimo. Únicamente algunosjesuitas, un par de dominicos y el arzobispo Maitín de Ayala intentaron unacatequesis en árabe. Pero no pudieroii hacer casi nada, porque el personal no estaba por la labor. Además, el arzobispo Juan de Ribera y el rey Felipe 1 (que se negó a crear una cátedra de árabe en la Universidad de Valencia) se mostraron intransigentes en el temade la lengua. Y, de acuerdo con el propósito que perseguían, hicieron bien. Eran consecuentes. Si querían acabar con los rnoriscos, lo primero que tenían que hacer era acabar con su lengua. Es lo mismo que han hecho todos los dominadores extranjeros en Valencia. Cuando han querido someter el País, primero han procurado acabar con nuestra lengua. Y ahora, porque unos políticos (que aunque la mayoría sean ineptos, han sido elegidos democráticamente) intentan revitalizarla, 10s que siempre han querido medrar, nos vienen con lo del inglés, y con lo de Europa, y hasta con lo del esperanto, y se olvidan de las raíces, de la cultura, de la identidad, de la historia y de una vida con ideales que valga la pena vivir. Y es que a los trepas no les ha gustado nunca lo de la democracia y la libertad.

Javier Serra Este1lé.s

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También estaban las conexiones, a veces reales y a veces imaginarias, de los moriscos valencianos con los moriscos andaluces, los beréberes norteafricanos y los turcos otoinanos. Hasta la victoria de los cristianos en Lepanto (157 l), el equilibrio en el Mediterráneo no estaba muy claro y Felipe 1temía incluso tina invasión turca de las Hispanias, ayudada por los rnoriscos de dentro de casa, una especie de quinta columna. Ya os he mencionado el arzobispo Ribera. A pesar de ser santo (que lo dijo aquel papa que revolucionó la Iglesia hace unos años, Juan XXIII), bueno bien, a pesar de ser santo y ser amigo de una pandilla enorme de santos (san Luis Beltrin, san Francisco de Borja, san Carlos Borromeo, san Pedro de Alcántara, san Pascua1 Bailón, san Alonso Rodrígiiez, san Roberto Belarmino, san Lorenzo de Brindisi, incluso de santaTeresa de Jesús), a san Juan de Ribera hay que darle de comer aparte. Además, su santidad, conforme dice el Batllori, es un poco aliñada, es decir u n poco de circunstancias (y ya os he dicho que lo que dice Batllori, que es sacerdote y profesor e11 la Universidad Gregoriana de Roma, va a misa). El hombre, el Ribera, hizo un puñado de cosas en la Iglesia de Valencia, ciertamente, no digo que no; pero todas ellas denti-o de la más pura contrarreforma, es decir, con la más carca y conservadora de todas las tendencias eclesiásticas posibles. Hoy seguro que sería del Opus. Todo eso podría ser más o menos excusable, yaque no hacía más que cumplir con las normas del Concilio de Trento, pero io que no se le puede perdonar (bueno, bien, perdonar sí, pero dejar de recriminar duramente no), fue la metida de pataen el tema de los moriscos, aquellos valencianos que, no lo olvidemos, a Dios le decían Alá, es decir Dios en árabe.

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Historia (en primera persona) d e la Comunidad Valenciana

Veamos. Después de los cinco goles seguidos que nos endiñaron los Borja, lalglesia valentina se quedó prácticamente sin obispo durante 40 años (unaespecie de cuarentena, supongo) y su religiosidad estaba un tanto, bastante, de capa caída. Por ejemplo, en cuestiones de sexualidad, por aquel tiempo, y siguiendo el modelo romano, para los curas, monjes, monjas, clérigos y laicos en general «era fácil cosa traspasar los lindes del amor platónico». No deja de ser una cuestión de educación y de moda. Ahora está poniéndose de moda en U.S.A. la virginidad entre los ten-agers (no es broma). Y por lo que respecta a los dineros, la actitud del personal, en general, no era muy cristiana. Y es, entre otras razones, porque, quitando al arzobispo Villanueva, los otros obispos del siglo XVI tampoco hicieron mucho por los cristianos valencianos. Bien al contrario pasó con Juan de Ribera, que mandó en nuestra diócesis desde 1568 hasta 1611 . Y Ribera, a quien le llamaban el Patriarca, porque además de ser arzobispo, virrey, capitán general y canciller de la Universidad, era también patriarca de Antioquía, que es una especie de título nobiliario-eclesiástico, dicen que honorífico («lástima no haberse ido allí, a Antioquía, y haberse quedadon, decían los valencianos moriscos)... Me he perdido. A ver..., sí. Pues bien, el Patriarca inventó el Patriarca, que fue el primer seminario de Valencia y que estaba (y está) al lado del denominado,afin hoy, templo del Patriarca, una de las iglesias más bonitas de la ciudad de Valencia. Id a verla, por favor, si aún no la conocéis; está en la parte de detrás del edificio central de la Universidad de la calle de la Nave. Y así, la fábrica de curas, y las reuniones y sermones que Ribera les hacía a los sacerdotes, y la creación de nuevas parro-

Javier Serra Estellés

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quias y otras actuaciones del Patriarca reavivaron un poco la religiosidad de los valencianos. Y sin embargo con el tema de los rnoriscos no lo acertó. Por ahí sí que no podemos pasar. Aquello fue vandalismo religioso (además de un error social, político y económico).La inquisición valenciana, con lacomplicidad de Ribera, se lució. Los excesos y las represalias contra los rnoriscos fueron de miedo. De miedo y de llorar: destrucción de mezquitas, expulsión de los dirigentes, multas desorbitadas, incluso prohibición de hablar en árabe. MLIchos de los pobres valencianos fieles a Alá tenían que hablar por señas, porque ellos no conocían otra lengua que la suya de toda la vida. Ribera llegó a prohibir a los rnoriscos que fueran al papa a contarle lo que pasaba, porque seguro que engañarían al papa, decía Ribera, porque los rnoriscos actuarían de «mala fe». El problema de los moriscos era, sobre todo, un problema político y religioso. Religioso mal entendido,todo se ha de decir; pero en aquellos tiempos no eran muchos (aunque haberlos los había) los clarividentes partidarios de la libertad religiosa. El Vilar habla de una «pasión de unidad>>y de un «excl~isivismoreligioso»41,Pero era también un problema económico, cultural y social. Los cristianos, en líneas generales, odiaban a los rnoriscos (¡qué cristianos, madre mía!), y no solamente porque lareligión, la vestimenta, la lengua, las costumbres o la comida f~ieranmuy diferentes, sino porque, por encima de todo, el pueblo odiaba a los señores y de los señores, de rebote, pasaba el odio a los rnoriscos, que eran sus siervos obedientes y fieles. Y Ribera aprovechó el odio del pueblo para hacer un poco de demagogia religiosa. 41

En su libro Historia de España.

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Historia (en primera l~ersonn)d e la Comunidad Valenciana

Ribera presidía una especie de Conferencia Episcopal que aconsejaba al rey Felipe. Y Ribera luchó todo lo que pudo para convencer a sus colegas, los obispos, en favor de la expulsión de los moriscos. ¿Sabéis que la Inquisición castigaba con la pena dc muerte a los apóstata? (no digáis que no sabéis lo que es u n apóstata, porque la palabra ya ha salido un par de veces y además lo acabo de explicar hace cuatro o cinco páginas). Fijaos en la argumentación embrollada y demala fe del Ribera: los moriscos eran cristianos, porque estaban bautizados (a la fuerza, ya lo hemos visto pero bautizados); como en la práctica renegaban, todos los días, de su religión (cristiana), merecían por tanto la pena de muerte. En consecuencia las medidas de expulsión no se podían tener por rigurosas cantes por muy suaves, pues a quien merecía la muerte por apóstata, proditor y machinador del daño público, se le conmuta la pena de muerte en pena de destierro».A tan cruel atrocidad únicamente se le opuso el cardenal Javierre, que como erael confesor particular del rey, quizás sabía más de lo que podía decir. Pero Javierre no consiguió nada. Felipe 1, finalmente, no hizo caso de su confesor (suele pasar) y decidió expulsar a todos los moriscos de sus reinos. La verdad es que, después de Lepanto, políticamente ya no constituían un peligro, pero las manías (de uniformidad) no las curan los médicos. Sin embargo Marañón42dice que sí, que todavía constituían un peligro, pero no por sus relaciones con los turcos, sino con los franceses. El rey de Francia estaba a punto -dice Marañónde invadir la Península con la ayuda de los moriscos, cuando se produjo su expulsión. En todo caso, mientras pensaba cómo Ile42

En Españoles flrera de España.

Javier Serra Estelle's

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var a término el destierro, el rey tuvo a bien morirse. Su hijo, Felipe 11, fue el héroe nacional. Y a tan gran heroicidad le ayiidó, y mucho, Francisco de Sandoval y Rojas, marqués de Denia, conde de Lerma, favorito y primer ministro del rey. A pesar de su nombre, Lermaera valenciano y señor de moriscos. Lermn había ido aMadrid aprotestar porque veíaque, si los moriscos se largaban, él y sus amigos, los señores valencianos, se encontrarían bien apurados, sin poder contar con sus siervos de la gleba (jos acordáis de la «mano de obra barata» del yerno del Djaqmu?). Por el camino, a la altura de Tarancón, a dos días de Madrid, Lerma perdió el cinturón y, cuando llegó a la capital de Castilla, se le cayeron los pantalones. Apurado y apresurándose para que no se le vieran las vergüenzas, olvidó el por qué de su viaje a Madrid. No sé qué tienen los Lerma que, cuando llegan a Madrid, se olvidan de los valencianos. Y encima, Lermaconvenció a los señores valencianos que le acompañaban, y les dijo que el rey les clarín todas las tierras que dejaban los moriscos (algunos eran propietarios), y que después el rey les daría nuevas cartas de repoblación y solamente tendrían que encontrar otros desesperados de la vida que quisieran ser sus esclavos. La verdad es que, a pesar de las promesas, de la expulsión salieron bien parados únicamente los señores que consiguieron imponer a los nuevos repobladores una partición en las cosechas,en lugar de los antiguos censales (pagos en metrílico) ya muy devaluados. Muchos otros de los señoresparásitos se arruinaron y no pudieron pagar sus deudas. Volvían los problemas. Pues bien, la respuesta al proyecto del dúo rey-Lerma fue una bajada general de pantalones y ~inaconvidadade los valen~cia-

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Historia (en rvimern persona) de la Comunidad Valenciana

nos a una paella al rey; después se volvieron haciendo cálculos del dinero que se ahorraban y del que podían ganar, y pensando que «qué bueno es el rey de todos los españoles». Lerma y su tropa llegaron triunfales a Valencia. Todos muy contentos y nadie pensó en el dolor de las más de 30.000 familias valencianas moriscas, que tuvieron que dejarlo todo y se vieron arrojados de su tierra por obra y gracia de un rey extraño (si no extranjero) ayudado por unos políticos valencianos egoístas e incompetentes y una jerarquía eclesiástica ofuscada y engañada. La Virgen de las Nieves lloró inconsolablemente, cuando el día de su santo del año de desgracia de 1609,en Madrid se expidió el decreto de expulsión. Con la Virgen lloraron los 125.000 moriscos valencianos. También lloraron un poco, y por razones más venales, la mayoría de los señores valencianos, que no Iiabían sido convencidos por la palabrería del Lerma, y los inquisidores, porque se quedaban sin la mitad, al menos, de sus ingresos. Según el decreto, de tan anticristiana índole y hecho por personas que de cristianos solo tenían el nombre y en todo caso algún cargo, se permitía quedarse a los niños (con permiso de sus padres) y a los rnoriscos que fueran capaces de demostrar que eran auténticos cristianos. ¡Ironíase incongruencias que tiene la vida! La mayoría se fue. En los puertos de Alicante, Villajoyosa, Denia, Jávea, Valencia, Moncófar y Vinaroz embarcaron los valencianos moriscos que no habían muerto, cuando intentaban defender su libertad, o los que no pudieron huir o esconderse. Y Ribera tan contento: «¡Qué honra, qué autoridad, qué consuelo, qué descanso y qué alegría!>>,decía después de la expulsión, haciendo referencia, sobre todo, al hecho de que se pu-

diera tener sin problemas la exposición del Santísimo en todas las parroquias (sin darse cuenta de la enorme contradicciónteológica de su pensamiento). Y, quizás, Ribera tuviera buen conciencia, incluso un poco de mártir, porque con la expulsión veía peligrar las 13.000 libras anuales de las rentas del obispado; en todo caso «era mejor tener poco, con temor de Dios, que grandes tesoros con perturbación y pelea», decía, y «sarnacon gusto no pica», debía pensar. La expulsión de los valencianos del 1609-1610 supuso la segunda y definitiva etapa de la segunda y última rupturaétnica en Valencia, la iniciada por el Djaqmii, significando,inmediatamente, una fuerte regresión demográfica (muy posiblemente fue expulsado un tercio de la población total de Valencia). Unas doscientas aldeas moriscas quedaron abandonadas definitivamente. El asentamientoposterior nunca llegó a repoblarlas todas. Además, los nuevos repobladores no se mostraron tan sumisos como los moriscos y con el tiempo los problemas que les crearon sus señores, harían que se rebelaran una vez más. Antes de que se acabara un malestar social ya se estaba gestando el siguiente. Las consecuencias económicas no tardaron en advertirse. La producción agrícola y la industria de la seda entraron momentáneamente en crisis (aunque después se recuperarían, orientándose una a otros cultivos más comerciales, como las viñas, para la producción de vino y de pasas, y el arroz; la otra, aprovechando la ruina de las sederías castellanas y el aumento gradual del cultivo de la morera). En los primeros momentos, sin embargo, los señores no pudieron pagar los créditos y las hipotecas (censales). Finalmente, los mismos prestamistas, mayoritariamente comercian-

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Historia (en pritizern pewonn) de la Comunidad Valenciana

tes, religiosos y purticulares de las ciudades, se quedaron sin cobrar un duro. La Mesa de Cambios,una especie de Banco Central de Valencia, creada en 1407,quebró en 1614, 1634 y 1649. Los catalanes aprovecharon la ocasión, y los valencianos perdieron definitivamente la hegemonía como pueblo dentro de la Corona de Aragón.

3. «CON LOS VALENCIANOS HARÉ LO QUE QUER R ÉO ~ LOS OLIVARES DEL DUQUE (supongo que tendría olivares el Duque). Este títiilo es para que cada uno interprete lo que le parezcil bien. Todas las interpretacionesson posibles. Yo tengo varias. Desde el desastre de las Germanías, comenzando por los virreyes, que pertenecían a la nobleza castellana, y acabando por los nobles valencianos y aquellos que querían medrar, la lengua, las costumbres, la cultura y las leyes de los castellanos fuero11 introduciéndose en la.jet a la carrera. Con Felipe 111,que trabztjaba de observador, la cosa era descarada y el Conde Duque de Olivares, que era quien en realidad mandaba, nos hizo pasar a los valencianos, nobles incluidos, por el embudo. Dicen que, refiriéndose a Valencia, se decía en las Cortes de Monzón (1 626): «Aquí yace un reino entero l...] y Olivares lo enterró». Y es que aquellas funestas Cortes supusieron un golpe de gracia para la Valencia foral: prácticamcntc se suprimen las competencias de las Cortes valencianns. Olivares quería la creación de un ejército permanente, denominado por él comonocionol. Los más avisados, como el cura de San Martín de Valencia, veían claramente que lo que quería el duque era «que todas las coronas y reinos de Aragón han de ser

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conforme la de Castilla, no obstante los fiieros y privilegios de dichos Reinos». Las leyes de Castilla le daban más libertad al rey para hacer lo que le diera la gana. Los catalanes se mostraron reivindicativos (Guerra de los Segadores), los valencianos seminfots. Es conocida una frase famosa del de Olivares: «Con los valencianos haré lo que querré; con los aragoneses, lo que podré; y con los catalanes, lo que ellos querrán». Desgraciadamente, las cosas en este punto no han variado lo más mínimo. Y cl rey lo acababa de apañar: «Es nuestra intención de usar en cuanto menester sea de la plenitud de nuestra real y absoluta potestad». Solo le hacía falta decir de derecho divino. Y lo decían, no penséis que no. Y es que con el siglo XVII hemos entrado de cabeza en el más absoluto absolutismo, con toda la decadencia moral, económica, social y política que el sistema genera. Sin embargo, en nuestras tierras se manifestó no como un centralismo monárquico, sino más bien como un caciquismo local (ya os explicaré más adelante lo del caciquismo), y Valencia aún pudo fluctuar un poco entre el absolutismo y las libertades forales. La verdad es que gradualmente, el virrey y su consejo de juristas valencianos, la Audiencia, junto con la aristocracia local se arrimaban a Madrid y se alejaban del pueblo. Al final pasó lo que pasó. Ya hemos dicho que el problema de los censales contribuyó a las sucesivas quiebras de la Mesa de Cambios. Pero también contribuyó una malaadministración de la hacienda municipal, así como desfalcos de los cajeros con provecho de sus amigos (inuchas veces los mismos jurados; ino penséis que la corrupción de los políticos es solo cosa de ahora!). Nuevos préstamos, censales, se hacen cada día más imprescindiblesy, a pesar de los impuestos,

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llega un momento en que el presupuesto municipal se dedica íntegramente a pagar solo los intereses. iY gracias! Muchos comerciantes valencianos no pueden más y abandonan sus actividades tradicionales, incrementando así las dificultades y la crisis económica. La oposición popular aumenta y los jurados, prácticamente formados por la nobleza local, se apoyan cada vez más en el rey. El Consejo General o asamblea del pueblo, entonces de 142 miembros, última chispa de la democracia, decreta una huelga general de negocios en 1647 y poco después los valencianos sufrimos el flagelo de una nueva y cruel peste. ¡Qué duro! En líneas generales el siglo XVII es un siglo en crisis, a casi todos los niveles. Y no solo en Valencia, que en toda Europa lo pasaron fatal aquellos años. Y los nobles haciendo el noble, es decir cada vez más le.jos del pueblo. En Valencia había unas 150 familias de nobles o señores, propietarias de pueblos denominados de señorío. Ni siquiera vivían en el pueblo, que solían tener sus palacios en Valencia. Los nobles más señores eran los de Gandía, el de Segorbe, el conde de Cocentaina, el ya mencionado Lerma, etc. La expulsión de los rnoriscos los dejó dando tumbos, pero ellos continuaron como si tuvieran dinero, gastando más, mucho más, de lo que ganaban, si es que ganaban algo. Los acreedores estaban furiosos, pero los nobles se respaldaban en el rey, el jefe de la banda de trepas. Al final del siglo, haciendo sufrir al personal subordinado, consiguieron rehacerse. En los pueblos denominados de realengo, propiedad del rey, vivían loscaballeros,o nobles menos nobles. Así en Castellón, Valencia, Alicante, Morella, Játiva, Alcira, Alcoy, etc. Estos caballeros viven de renta. Son los prestamistas de los calamitosos censales, hechos a los nobles más nobles y a los ayuntamientos.

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Cuando las cosas iban mal, se mutaban en acreedores furiosos. Estas mutaciones aún no han sido bien estudiadas por los científicos. También estos mutantes se dirigen al rey para que les haga funcionarios (oidor de la Audiencia, Mestre Racional, etc.). Miran de reojo y envidiosos a los nobles-nobles. Ellos también quisieran alguna cosa, «aunque solo sea un vizcondadito de nada, jseñor rey!, y a mandar, que paeso estamos». Y el rey por una mínima cantidad que podía ser de unas 700 libras, les endiñaba un título de nobleza, y ellos tan contentos. En este plan, ¡qué defensa tenían que hacer de los valencianos, cuando iban a Madrid. jEscolanos del amén!, que dice mi padre (mi padre lo dice de él mismo, haciendo referencia a mi madre, por supuesto). Pero los ci~idadanoshonrados (lo de honrados no es ninguna calificación moral, sino el título de los ricos terratenientes), que habían aprovechado la coyuntura de la expulsión de los moriscos y vivían también de la renta de la tierra (y10 de censales), abogados, ricos comerciantesy algunos clérigos, que forman oligarquías urbanas y quieren controlar el gobierno municipal, desean también un título, para colgarlo a la entrada del despacho, supongo. Y también estos se lo podían comprar al rey, Felipe 111, más pobre que una rata. Había abogados especialistasen cuestiones de títulos nobiliarios.Y hasta un labrador rico podía comprar un título por 1.300 libras, más gastos de representación, a condición (implícita) de hablar castellano, la lengua elegante y educada, decían. Había un descontento general. Y es que la mayoría no pegaba golpe. Se ha calculado que un solo labrador tenía que alimentar a treinta individuos entre maltrabajas, vividores, nobles, terratenientes, clérigos, menestrales, etc. Y así en la Valldigna, en Pedreguer, en Sagiinto, en Cocentaina, en el Valle de Albaida, en

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Gandía, los labradores ricos que querían deshacerse de la presión de los señores, los labradores pobres de siempre y los empobrecidos de ahora se alzan otra vez formando un ejército de agermanados. Están mal armados y no tienen caballería, pero «aconsejados de rectores imprudentes y frailes lisonjeros» piden ayuda a la Virgen del Remedio y a san Vicente Ferrer. Tampoco es que ellos lo tuvieran muy claro, porque la Virgen del Remedio y san Vicente Ferrer no pueden capitanear ningún ejército. Por definición. La derrota de los rebeldes fue prácticamente antes de empezar y la represalia posterior los hará callar, de momento, a todos. En realidad no había sido más que una pequeña revuelta de labradores contra sus señores, desordenaday fragmentaria,un poco más desarrollada en la Marina y en el Condado. Después los historiadores denominarían Segunda Germanía (1 69 1 - 1693) a este movimiento. Tanta represalia después de tantas guerras, tantas glierras después de tanta represalia, tanta gente que había huido a la montaña y que tenía que malvivir, escondidos y ladrones; tanta gente descontenta, tanta gente pobre, tanto rico envidioso, tanto noble rencoroso, tanto dolor y tanta rabia..., imaginaos lo que podía pasar. ¿Creéis que ya lo habíamos perdido todo? Cuando al final del siglo XVII, Valencia empieza a recuperarse económica y espiritualmente, el absolutismo,el centralismo y la tiranía de los señores por una parte, el autonomismo, la libertad foral y la pobreza siempre latente por otra, la intransigencia y la incomprensión por ambas al mismo tiempo, hicieron estallar de nuevo la guerra civil. Coyuntura: que el rey Carlos 11murió, conforme murió, es decir sin descendencia y cara a la pared.

4. ;DEJADME RESPIRAR UN POCO, POR FAVOR! Dejadme respirar un poco, por favor, que me quedo sin a1'iento. El panorama es triste, ya lo sé, pero no es tan negro como parece. Hay alguna cosa que vale la pena recordar y que nos hará sonreír. Es poco, ya lo sé, que ni las universidades valencianas lucieron por estos tiempos su máximo esplendor (quizás sí la de los jesuitas en Gandía), ni la revolución científica europea llegó a Valencia con mucha fuerza. Sin embargo, a finales del siglo XVII, con el reinado de Carlos 11,la Universidad de Valencia alcanzó un cierto prestigio gracias a figuras como el matemático Juan Bautista Coracht(i11,el padre Tomás Vicente Tosca, autor de dos famosas enciclopedias, una filosófica y otra científica (el padre Tosca es sobre todo conocido por su plano de Valencia, que como siempre iba por las calles midiendo y dibujando planos le llamaban el.fraile de las rayitos; al pobre hombre le han hecho un callejón pequeñísimo en Valencia, que da a la Gran Vía de Fernando, el llamado Católico, y encima ahora el callejón no tiene ni salida), los médicos Matías García y Juan Bautista Gil de Castelldases, o Gaudencio Senac, administradordel nuevo jardín botánica. Pero sobre todo el aire fresco viene de manos de los artistas valencianos. Es el tiempo del barroco. Fantástico, sorprendente, desbordante, prodigioso, desconocido arte barroco. «Basta carecer de ángulos rectos», aconsejaba el presbítero madrileño Caramuel, el mago de los principios oblicuos. Es cierto que el arte barroco fue sobre todo un arte propagandístico y simulador de un bienestar que no correspondía a la realidad. Pero gracias a esta propaganda (sobre todo, pero no ex-

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cliisivamente eclesiástica, recordad por ejemplo la portada del palacio del Marqués de Dos Aguas) podemos admirar hoy en la ciudad de Valencia el colegio y el templo del Corpus Christi (el Patriar~a)~" el de Santo Tomás, el campanario de la iglesia de Santa Catalina, la basílica de la Virgen de los Desamparados, el presbiterio y la fachada (la puerta de los hierros) de la Catedral de Valencia, la ornamentación interior o exterior de las iglesias de San Esteban, San Nicolás, el Carmen, San Martín, San Juan de la Cruz o San Juan del Mercado. Los tiempos, la economía de los tiempos, no estaban para muchas alegrías, y los grandes artistas se tuvieron que contentar en la mayoría de los casos, con hacer, rehacer o coronar campanarios (Pego, Biar, Onteniente o Cinctorres), decorar fachadas y portadas (La Jana, Alcira, Vinaroz, Aspe o Alcalá de Chivert con su bellísimo campanario)o remodelar y engalanar interiores (Chelva, Tiiéjar, Requena, Biar, Onil, Meliana, Orihuela, Morella, Caudiel y sobre todo Canals o Simat de Valldigna); en pocos casos el templo se creó de nueva planta (La Alcudia, Chiva u Onda con el magnífico retablo del altar mayor). Verdaderamente la gran mayoría de los templos de nuestros pueblos nos muestran la huella barroca (que no necesariamente quiere decir profusa ornamentación de rocalla y todo lo demás)44. 43

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En realidad el Patriarca no es de estilo barroco, sino m6s bien tardorenacentista con unos toques de manierismo, pero en todo caso cs fruto de la propaganda del patriarca Ribera. Otra vez y con el mismo matiz que os decía al hablar de la arquitectura gótica, os recomiendo que cchéis un vistazo a las maravillosas fotografías del JARQUE en el libro dc BÉRCHEZ, Arquitectitrn Kemcrntistn-Rentri.~enti.rtc~ ( 1 5001570) Valenciano. Otra vez: mirad las fotografías del JARQUE en el libro de BÉRCHEZ, Arquitectura Borroca Vrrlenciorin.

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Muchos no pintaban nada, otros pintaban bastante mal, pero buenos pintores también los tenemos, de los mejores. No podéis olvidar a los dos más famosos: Ribalta, Francisco para los amigos, catalán enraizado en Valencia, que llena todo el primer cuarto del siglo (id a Algemesí y podréis admirar algunas de sus obras, o al Patriarca de Valencia donde está su famosísima Santa Cena, presidiendo el altar mayor) y Ribera, de Játiva, que vivió y murió (1652)en Nápoles. Si queréis algo de letra pequeña (aunque me da un poco de vergüenza decir letra pequefia, pero lo justifico porque esto no es un libro de historia del arte), no olvidéis tampoco aPalomino, quien juntamente con sus discípulos pintó en Valencia las bóvedas de las iglesias de la Virgen, de los Santos Juanes y de San Nicolás, y al conquense Matarana, que no dejó un palmo sin pintar en la iglesia del Patriarca, y a Jerónimo Jacinto Espinosa, y a Urbano Fos, y a Esteve Marc, y a Joaquín Eximeno, y a Domingo Saurü, y al murciano Orrente, y... Los que me dejo, que son muchos, me lo sabrán perdonar. Acabemos con música. Tocar, lo que se dice tocar, cada uno tocaba lo que podía, pero el órgano nadie como Juan Bautista Cabanilles. Y si queréis escuchar música polifónica excelente, escuchad a otro Juan Bautista, el Comes. Hemos respirado un poco de aire puro, gracias; aunque la inspiración ha sido, quizás, demasiado profunda, porque me he pasado un poco (bastante) al siglo XVIII. Sabréis perdonarme, pero las periodizaciones, sobre todo en cuestiones de arte, no se pueden hacer con un cuchillo. Volvamos a la cruda realidad y volvamos a llorar.

V. Primero intendencia, después provincia y encima gracias.

Hasta ahora, mal que bien, nos defendíamos. El rey juraba en las Cortes valencianas y se decía rey de Valencia. Muy castellanizados, tanto en el hablar como en la política, pero aún podíamos apoyarnos en nuestras leyes, nuestros fueros, distintos, más humanos y mejores que los de Castilla. Aún los valencianos podíamos decir que éramos un reino independiente unido a otros reinos y tierras, igualmente independientes, en la figura de i i n monarca que se llamaba, para recortar, rey de /m Eslmíicrs. Y Valencia podía ser una España, como Castilla podía ser otra España, recordando los tiempos de los romanos, cuando nuestras tierras formaban parte de la Hispania Citerior y las tierras del interior y del sur formaban la Hispania Ulterior. La verdad es que ahora la poderosa Tarraconense de otros tiempos (Valencia pertenecía a IaTarraconense, pero Toledo también y Madrid, si hubiera vivido en aquellos tiempos, también), no contaba mucho y la recién llegada, Madrid, mandaba por todas partes. Forasteros vendrin que de casa te sacarán. Pues bien, teóricamente y desde el

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tcrnto rnontu aún los valencianos éramos hermanos de los castellanos, con los mismos derechos. Pero las cosas cambiaron. Y cambiaron como siempre: guerra. Y el que ganó, dijo que tenía razón y que por derecho de conquista hacía lo que le daba la gana. Y lo hizo.

1. «QUAN EL MAL VE D'ALMANSA, A TOTS ALCANCAm. Nos han metido los castellanismos hasta en los refranes de caricter nacionalista. Tendríamos que hacer algo, jno os parece? No tengo nada en contra de los de Almansa. Al contrario, que tengo buenos amigos allí y su castillo es, posiblemente, el primero que vi de verdad, cuando aún era un crio, y siempre me ha gustado mucho. Solo que el ponentazo, mejor dicho el Ponentazo, nos vinoesta vez por Almansa. Y del resquemor de esta catástrofc aún no nos hemos curado. El detonante (que no la causa; la causa, las causas..., jsi os parecen pocas las causas que hemos considerado más arriba!), digo que el detonante fue el pito de Carlos 11 que no pitaba. Felipe 111ya se vio apurado, porque la raza estaba corcada. Y el hijo, Carlos, con la mejor intención del mundo, se murió sin hijos al nacer el siglo: 1700. ¿Os acordáis del enredo de Caspe, cuando el rey Martín murió sin sucesión? Pero allí estaban los hermanos Ferrer y, sobre todo, allí había conocimiento y ganas de hacer bien las cosas. Pero, ahora...Todas las violencias, más o menos escondidas,de los valencianos y de los no valencianos estallaron, todos los íncubos y pesadillas se despertaron,todos los odios, menosprecios, resentimientos e iras se desbocaron.

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Luis XIIII de Francia se había casado con una hija de Felipe 111 y el emperador Leopoldo con otra. Los dos querían la corona de las Espaiias; el gabacho para su nieto Felipe de Anjou, el austríaco para su hijo el archiduque Carlos. Carlos Ií en su testamento había nombrado heredero al francés. Pero a los ingleses y a los holandeses no les gustó nada que los franceses tuvieran todavía más poder y declararon la guerra. Además, desde el punto de vista legal era muy discutible la validez de la introducción de un Borbón como rey de los estados españoles, a pesar del testamento del rey Carlos. No tengo muy claro por qué los valencianos, que en principio no mostraron grandes inconvenientes en aceptar al francés, después se pasaron al austríaco. ¿Manía ancestral a los franceses? No es suficiente. ¿Pensaban los campesinos que con el austríaco irían mejor las cosas? ¡Inocentes! Pero, quizás, sí lo pensaran. Ya se encargó el general austriacista Juan Baustista Basset de hacer que los valencianos se lo creyeran así. Y, claro, los que mandaban mandaron la guerra, teledirigida desde los despachos, sin darse cuenta de que, para quienes luchaban, representaba dolor, destrucción y muerte. Los ingleses, apoyados por los campesinos, en 1705 se apoderaron de Denia. El virrey pro-francés, en Valencia, se puso a temblar. Los austriacistas, llamados maulets, ganaron terreno en la Safor, en la Ribera, en el Maestrazgo. Nebot, botifler, es decir partidario del francés, se cambia de camisa. Los denominados botijlers han sido un poco símbolos, posteriormente,de los partidarios de los extranjeros y de los señores, losma~detsdel pueblo de a pie y de sus defensores. Es un decir, no penséis que la cosa está tan clara.

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El mismo año, 1705, Valencia se rinde a los austriacistas. Poco después otro, viendo las cosas que marchaban fatal, se cainbia también de camisa: el marqués de Rafal, gobernador de Orihi~ela~~. Cuando, gracias a la ayuda del de Orihuela, cae el puerto de Alicante, prácticamente todas las tierras valencianas están controladas por los austriacistas. Controladas no quiere decir partidarias. Ni siquiera el clero. El bajo clero sí parecía apoyar a Carlos. El arzobispo de Valencia, indeciso de entrada, y el obispo de Segorbe, también se decantaron, finalmente, por el austríaco; los obispos de Orihuela y de Tortosa por el francés. De todas formas creo que muchos de los valencianos eran partidarios de quien tuviera el ejército más poderoso o más cercano. No sé qué hay de historia y que hay de cuento en la afirmación de que el francés era centralista y el austríaco foralista. El francés era centralista, por supuesto, y bien que lo demostró. Pero el austríaco creo que era foralista coyuntural, es decir, mientras le interesara.Muy posiblemente nos hubieran ido mejor las cosas de ganar Carlos, de acuerdo; creo, sin embargo que no nos habríamos librado del centralismo,por lo menos como el que ya existía. De todas formas el peor de los males que puede sufrir un pueblo es la guerra, y entre unos y otros nos enredaron en un conflicto, como siempre, doloroso sobre todo para los más pobres. Lo que sí es cierto, es que mientras mandó el austriacista Basset, en Valencia se siguió una política antinobiliaria, los siervos dejaron de pagar a los señores y muchos nobles se exiliaron. Pero eso duró un par de meses. Los nobles y los señores 45

Estos se habían aprendido bien la teoría del corcho, que siempre Ilola sobre la mar por grande que sea una tormenta. Hoy se les denomina tránsfugas y de ellos tenemos un hermoso puñado.

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austriacistas acabaron con el coqueteo popular que Basset y Cia. tenían con losmaidets y le apresaron. Poco después el archidiiqiie se proclamaba rey, Carlos 111 de Valencia. El mismo año (1 706) el duque de Berwick recupera para el francés Caudete, Villena, Elda, Novelda y Elche. El rey Carlos huyó a Barcelona. El 25 de abril del 1707 los austriacistasperdieron la batalladecisiva en Almansa, donde curiosamente 1ucliaroi-i portugueses, ingleses, holandeses, alemanes y franceses, pero no valencianos. Despiiés los felipistas lo tuvieron bien fácil. Játiva, que les plantó cara, la pagó: fue incendiada, arrasada, reconstruida y rebautizada con el nombre de San Felipe. El nombre del rey francés victorioso, claro, solo que conSnn. En el Museo Municipal de Játiva podéis ver el retrato del rey cabeza abajo. Eso fue idea y obra de Ximo Núñez, un simpático e inconformista capellán de Játiva, que trabaja de cura en Mislata. Ahora, Núñez, dicen que quieren colgarlo cabeza arriba. ¡NOlo permitas, por favor, que está muy bien como está! ¡Es lo mínimo que se merece! La guerra continuó en Barcelona, y Madrid fue ocupada por segunda vez por las tropas del rey Carlos. Pero es el canto del cisne, porque el emperador José se murió, y su hermano, Carlos, nos hizo un corte de manga y se largó paraque le hicieran emperador. Las represalias, como siempre, cruelísimas. Y nos lo tuvimos que tragar. Sin querer, a la fuerza. Tuvimos que acatar al rey, claro, el rey francés, y con él a todos los Borbones, por los siglos de los siglos, con sus manías y con sus leyes. Hasta ahora.

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La cosa, quizás, no hubiera sido más que otro doloroso episodio bélico y postbélico de nuestra historia (dolorosísiino, que murieron unos 30.000 valencianos), si el francés no se hubiera cargado nuestros fueros: Considerando que Lino de los principales atributos de la soberanía es la imposición y derogación de las leyes [...] en lo tocante a los de A ragón y Valencia,hejuzgado por conveniente,asipor esto, como por mi deseo de reducir todos mis reinos de España a la ~tniformidad'Qe unas mismas leyes, usos, costumbrrs y tribunales, gobernándose todos igualmente por las leyes de Castilla, tan l o ~ bles y plausibles en todo el universo, abolir y derogar todos los referidosfueros, prúcticas y costiirnbres, hasta aquiobservados en los referidos reinos de Aragón y Valencia,siendo mi voluntad que ambos se rerluzcan a las leyes de Castilla. Requiescat in pace. El requiescat in pace no lo dijo el rey, lo digo yo. Aquello fue un legicirlio, que se cargaron nuestras leyes de un plumazo, un cuasi regniciclio, que prácticamente se cargaron el reino, y la continuación del paisicidio que se había iniciado, con sucesivos golpes casi mortales, hacía un par de siglos. iPobre País! Lo que acabáis de leer es el resumen del Decreto de Nueva Planta, del que, supongo, ya habréis oído hablar alguna vez. La 46

¡Qué manía con la uniforrnidadi ¿,Cuándo se darán cuenta de que un pueblo plural es muchos más rico y vivo que un pueblo uniforinado'?

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maravillosa estructurajurídica comenzada por Jaime 1 y perfeccionada por los reyes valencianos de la época foral se iba a hacer puñetas. Es el final feliz iniciado por el emperador Carlos dos siglos antes. Más aún; lógicamente, el rey francés, Felipe 111, cnhezciabajo, nos gravó todo lo que le dio la ganacon nuevos impuestos y otra vez con las infaustascomposiciones como indemnización por los gastos de guerra. Que por algo había ganado, ivamos hombre! Tanta victoria se le subió a la cabeza y el pobre acabó su vida tocado de la perola: se iba a pescar a las dos de la madrugada y montaba los caballos tejidos en los tapices de su palacio. Mejor le hubiera ido a él y a nosotros, si no hubiera salido nunca de Francia, que allí estaba muy bien. Por primera vez el castellano es lengua oficial en la administración valenciana. Aunque la clase bien (bien quiere decir acomodada y normalmente opresora) ya hacía tiempo que hablaba castellano. Son los del ocho, que aíin hoy les llama así la tía Concheta: «els que al huit li diuen ocho són elsseñoritos». Y ahora ya no quieren que seamos pueblo soberano, y somos Intendencia, al estilo francés. Intendencia de Valencia. Como si fuéramos una sucursal. ¡Qué horrible! Con trece gobernaciones. Con una ya tendríamos demasiado, y ¡nos endiñan trece! El rey francés lo quería todo «atado y bien atado». Es un caso típico de anacronismoavant-lettre. Aún duraríamos más de cien años como Reino, pero los valencianos estaban heridos de muerte y ya no pensaban como país, sino comoprovincia. El golpe de gracia nos lo asestó la regente María Cristina (la de la canción no, la otra, la hija del rey de Sicilia, Francisco 1, que se casó con su tío, el rey Fernando, IIII de Valencia, y que como se ve que no tenía bastante, cuando se murió su marido, se casó a escondidas con el Muñoz;

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la misma que se tuvo que ir de vacaciones por dos veces aFrancia por meterse donde no la llamaban, que fue la madre de Luisa Fernanda, la que se casó con el duque de Montpensier -esto parece una zarzuela- y quiso destronar a su hermana, que entonces ya era la reina de las Españas, la Isabel, que estaba casada con el Francisco de Asís, que era otro sobrino del rey Fernando y que no podía soportar a su mujer, y que...). Me he enredado otra vez, perdonadme. Continuamos. Bueno, pues en 1 834 por obra y gracia de la regente, María Cristina, el reino de Valencia desaparecía del mapa y se convertía, de derecho, en las tres provincias de Alicante, Castellón y Valencia. Una división totalmente artificial y absurda, por aquello del «dividey vencerás*. iGenial! Y desastroso para nosotros, porque un provinciano es un hombre resentido con su propio país, una especie de ciudadano de segunda categoría, un aspirante al centro (eso no me acuerdo quien lo dice, pero me parece que tiene razón). Mientras los valencianos tengamos consciencia, inconsciencia o subconscienciade ser tres provincias, nos ganarán siempre la partida. No volveré sobre el tema, que no quiero llorar más. De todas formas no nos engañemos: el pueblo de a pie, el que más nos interesa, apenas sí se dio cuenta. Simplemente cambió de amo. Y es bien cierto que, en todo caso, soportar al amo nuevo, que no difería mucho del antiguo, siempre era mejor que no la guerra. Pero también es cierto que un pueblo libre, bien gobernado, está en las mejores condiciones posibles para alcanzar los niveles de bienestar espiritual y material que todo el mundo desea; además es la mejor manera de autoestimarse y de actuar como hermano de otros pueblos libres y bien gobernados.

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2. MAYANS AND CIA. Tradicionalmente, y la tradición todavía continúa, el menosprecio que las instituciones valencianas y el pueblo en general han mostrado, y muestran, por lacultura y la investigación seria, ha llevado a obstaculizar, con toda clase de dificultades, el progreso científico. Sin dinero y sin apoyo social «el científico, para serlo, tiene que ser héroe» (eso lo dice Mestre, que es un gran conocedor de IaIlustración valenciana del XVIII). En el mejor de los casos quienes ayudan a la investigación científica, olvidan enseguida que la historia, por ejemplo, también es ciencia. Todo lo que no sean probetas y tubos de ensayo no adquiere, para ellos, la categoría de ciencia. Pero en el siglo XVIII tuvimos héroes, ¡vaya si tuvimos héroes! Y, sin duda, el que más sobresalía fue el erudito y escritor Gregorio Mayans y Císcar, nacido en Oliva en 1699. Mayans, a pesar de ser austriacista, hijo de austriacistas, fue nombrado bibliotecario real en 1733,al año siguiente de la edición de su obra Epistolarum libri sex, que fue la admiración de valencianos y extranjeros por sus conocimientos de los autores griegos y latinos. En Alemania le hicieron miembro de honor de IaAcaílemicr Lntinade Jena y mantenía correspondenciacon intelectuales de toda Europa. Pero en Madrid los borbónidas le hicieron la vida imposible. Sin embargo, poco a poco reconocieron sus méritos y en 1766 le nombraron Alcalde de Casa y Corte, y le dieron una pensión vitalicia. Mayans, dice Mestre, significó «el intento más serio y sistemático de la introducción del pensamiento europeo en España a lo largo del siglo XVIII». Sin embargo fue sobre todo el canónigo valenciano Francis-

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co Pérez Bayer, quien consiguió que los cortesanos madrileños asumieran una actitud positivacara a los valencianos. Pérez Bayer fue el intelectual de confianza de los políticos y el amigo de Carlos 1111de Valencia, y aprovechó la oportunidad para rodearse de otros intelectualesvalencianos que apoyaron sus iniciativas; entre otros contaba con el mismo Mayans, con Juan Bautista Muííoz, creador del Archivo de Indias, etc. De entre ellos saldrían también notables figuras eclesiásticas: Magí, obispo de Guadix, Climent, de Barcelona, Lasala, de Solsona, Bertrán, de Salamanca... La Ilustración valenciana se desarrollóen muchos otros campos. Solo os indicaré algunacosa importante de aquellas personas que todo el mundo conoce, al menos de nombre. Veamos. El botánico Cavanilles,sacerdote, se llamaba Antonio José, estudió en París y posteriormente le nombraron director del Jardín Botánico de Madrid. Jorge Juan, de Novelda, matemático, físico y marino, puso en práctica muchos de sus conocimientos científicos,por ejemplo en la construcción de las atarazanas y arsenales de El Ferrol y Cartagena o en la navegación con los avances más modernos de la época. Fue miembro de IaRoyal Society de Londres, y de las Academias de Ciencias de París y Berlín. Gabriel Císcar, sobrino de Mayans, nacido en Oliva, también marino y matemático (colaboró en el establecimientodel sistema métrico decimal en París), es conocido sobre todo como político liberal, regente (asícomo suena, regente de las Españas) en las Cortes de Cádiz (1 8 12) y en el Trienio liberal (1 820-23). La crítica histórica tiene a SUS mejores representantes, aparte de los mencionados Mayans y Muñoz, en Teixidor y en los hermanos ViIInniieva (Joaq~iínLorenzo en Madrid y Jaime en su con-

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vento de dominicos en Valencia, autor del Viage litemrio ir las Iglesias de Espzña). Aún vale la pena, por supuesto, leer Antigüedades de Valencia del dominico Teixidor, y como los de París-Valencia han hecho una edición facsímil, no tenéis problema. Finalmente no hemos de olvidar el campo de la religión. Muchos de los ilustrados eran clérigos, y clérigos de verdad. Y no se conformaban con una religiosidad barroca, pietista y le-10sde un cristianismo auténtico. Y fueron a las fuentes. Escritura, Santos Padres, Concilios. Los ilustrados valencianos constituyeron la vanguardia de un movimiento de renovación que se manifestó en una profundización cristianaen los estudios teológicos, planteamientos históricos críticos y rigurosa oratoria sagrada, para acercar la palabra de Dios a los fieles. El gran problema es que muchos de los ilustrados abandonaron Valencia para irse a Madrid: Pérez Bayer, M L I ~ O Z , Villanueva, Cavanilles... (Vilar recoge aquella frase teatral que algunos consideran gloria: «Todas las ciudades trabajan para Madrid, que no trabaja para ninguna»). Eso y la expulsión de los jesuitas contribuyó a frenar el vigoroso empnje intelectual valenciano. Estamos yaal final de laIlustración y al principio del liberalismo del siglo XVIIII.

3. EL PLÁCIDO GANDUL, EL GUARDADOR DE CERDOS, PEPE BOTELLA Y EL DESEADO. Según Recio, el Plácido Gandul es el rey Carlos, V de Valencia, el Guardador de Cerdos es su ministro Godoy que se acostaba con la reina para medrar, el Botella era el hermano de Napoleón y el Deseado el futuro rey Fernando. Ahora os lo cuento, pero primero quiero recordaros una cosa.

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Revoluciones revoluciones, lo que se dice revoluciones de verdad, ha habido pocas en la historia. De las más gordas una, si no la primera, fue la del neolítico. Otra la de nuestro Señor, el señor Jesucristo. Otra, si no la última, la industrial-francesa. Es decir, la industrial, comenzada alrededor del 1780 en la Gran Bretaña, y la francesa del 1789. Esta última doble revolución pariría la sociedad europea contemporánea (aunque después vendría Napoleón con las rebajas), y también la valenciana, con un poco de retraso. Vayamos por partes y vayamos con tiento. Digo que vayamos con tiento porque estamos apunto de entran en el sigloXVIIII, y este siglo es un tanto difícil de comprender. Si queréis, como resumen, sabed que es un siglo de una inestabilidad total. Os aseguro que no os contaré los 130 gobiernos distintos que hubo en las Hispanias, ni las 9 constituciones, ni los 3 destronamientos (CarlosIIü,José 1 e Isabel 11, sin contar la dimisión del de Saboya, ni las defenestraciones de algún que otro regente), ni las 5 guerras civiles, ni las decenas de regímenes provisionales, ni las 2.000 revoluciones organizadas, armadas y conscientes (con una media de una cada 18 días), ni los centenares de miles de pequeñas revueltas o alteraciones del orden público. Y no os lo cuento, entre otras razones porque yo no me lo sé todo. Pero síque os contaré lo que considero más importante. Y os digo que cuesta hacer un resumen, y aún así, estoy bien seguro de que me olvidaré de cosas importantes. Lo he sudado, no penséis que no; a veces como si hubiera estado en una sauna, aunque a mí me gusta más el harnrnarn marroquíque la sauna finlandesa.El hammam marroquí es formida-

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ble. Es como la sauna pero con agua bien caliente. Y los especialistas te hacen un masaje que te dejan baldado; pero después te tomas un yoghurt o dos y duermes de maravilla, y al día siguiente te encuentras en plena forma, y... Ya me he vuelto a ir de viaje, perdonadme. Volvamos al siglo XVIIII y, si me lo permitís, iin poquillo antes, a finales del XVIII.

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Acabando el siglo XVIII la sociedad valenciana es todavía plenamente feudal. Casi el 85% de nuestros pueblos son señoriales y las tierras están explotadas en lo que se dice régimen de enfiteusis. Lo de la enfiteusis es un tanto complicado, pero si no lo sabéis tendré que explicároslo,porque es fundamental para comprender cómo vivían los valencianos, casi casi os diría que hasta hace unos pocos años. El tío Pepe, el del Patio, el de aquí al lado de mi casa de Benifiiraig, aún se acuerda cómo por Navidades iba a Valencia a pagarle el canon, que era dinero, a losseñorct.~,y Ics llevaba, además, de regalo, quizás, un pollo o un conejo. Y otros iban en Navidad y en San Juan. Hoy, que no entendemos mucho del curso del año, diríamossemestralmente. Pues bien, el amo es el amo; eso ha sido y será así toda Id vida; aunque yo no he perdido la esperanza de que la cosa cambie. Eso quiere decir que el amo no trabaja y cobra. El que trabaja y encima paga es el labrador (estamos hablando del campo, claro). Pero el labrador, si es enfiteuta, es decir, que tiene las tierras del señor en enfiteusis (una especie de arrendamiento),como enfiteuta tiene derecho a lo que se llamadominio litil de la tierra a cambio de un pago anual, el censo enjitéutico qiie le paga al amo. El labrador enfiteuta tiene derecho a vender la tierra, o permutarla, o

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darlaen herencia. El labrador bastante contento, si le dejan tranquilo, y el amo más. Aparte están los labradores más pobres, que lo tienen más duro, porque no tienen ni dominio util ni nada, sino únicamente lo que el labrador rico o el señor quiera darle a cambio de su trabajo agotador de sol a sol. El señor o amo, sin pegar golpe, por algo uno es señor, tiene el dominio directo de las tierras, es decir, cobra el canon en cuestión, se reserva valiosos monopolios y además tiene derecho (?)a determinadasprestaciones de los labradores enfiteutas (por ejemplo la.fadiga -derecho del señor acomprar el dominio útil, si lo quiere vender el enfiteuta-, el luismo -dinero que se paga al amo cuando el enfiteuta vende a otro el dominio útil- y otros). Para completar el panorama quiero que sepáis que las tierras de realengo eran explotadas en régimenalodial, es decir, libres de cargas y prestaciones. No es que fueran muchas, las tierras, pero correspondían a las ciudades más importantes, como por ejemplo Alcoy y Játiva y Castellón y Alicante y Valencia. La verdad es que había muchos labradores miserables, otros empobrecidos y endeudados, pocos ricos y todos hasta las narices. Encima los enfiteutas más ricos querían librarse de las cargas señoriales. Y para acabarlo de apañar los pobres y miserables dc Valencia y otras grandes ciudades eran cada vez más numerosos. La crisis (sobre todo social, pero también económica y financiera) estaba nuevamente servida. La denominada «guerra del francés» coincidió con la culminación de un proceso revolucionario antiseñorial arrastrado desde finales del siglo XVIII. Creo que si no hubiera venido Napoleón tampoco nos habríamos salvado de lacremd. Quizás habría sido distinta, pero al fin y al cabo habría sido guerra.

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Porque Napoleón Bonaparte, espabilado él, aprovechando que el todopoderoso Godoy no tenía ni idea de política exterior, le engañó y con la excusa de que quería cantarles las cuarenta a los portugueses, se apoderó de las Españas. El Plácido Gandul, más tieso que una escoba, se fue a Francia a protestar y parlamentar, de tú a tú, con Napoleón; Napoleón, nada más verle, le dio un bofetón que le hizo saltar la corona, y antes de que cayera a tierra la cogió al vuelo y se la puso en la cabeza de su hermano José. EI pueblo, en Madrid, ante la pasividad de sus gobernantes se levantó en armas. ¿Os acordáis de los cuadros del Goya? Eso pasó en mayo de 1808. Y lo del pulleter, ¿lo sabéis? Unpalleter es un vendedor de palbtes, una especie de cerillas largas para encender el fuego. Vicente Doménec era unpalleter valenciano que, en vistas de que las autoridades locales no hacían nada y se tragaban el cambio de cabeza de la corona, dicen que declaró la guerra a Napoleón. Así, como suena, por su cuenta. Todo un símbolo de alzamiento popular, medio xenófobo y bastante antiseñorial, cuya estatua, reproducida, podéis verla en los jardines de Guillén de Castro, junto a las torres décuarte, obra de Emilio Calandín (el original se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Valencia). En la ciudad de Valencia y en otras ciudades y pueblos de nuestras tierras las autoridades fueron acusadas de colaboracionismo con los gabachos, y fueron substituidas por heterogéneas Juntas de Gobierno, formadas por curas, nobles y líderes campesinos y burgueses. Los colaboracionistas o afrancesadoscreían (o dicen que creían) más bien en una evolución y en una reforma lenta de las viejas estructuras, dirigida por Napoleón, representante del nuevo orden en Europa después de 1789.Pero el pueblo, harto de franceses, harto de amos, harto de estructuras asfixiantes,

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harto de pobreza y malestar, harto de estar harto, y desconfiando de las reformas (desde arriba), simplemente le añadía una r a la evolución. Laradicalización de la revuelta inicial se convirtió en guerra, con todas las consecuencias sobradamenteconocidas: muertes, epidemias, destrucciones, hambres, robos, bandolerismo, etc. Entonces se puso en funcionamiento el viejo sistema de laguerrilla, palabra castellana, que se ha convertido en internacional. Guerrilleros famosos valencianos fueron Pepe de la Huerta, José Romeu o el fraile Asensio Nebot. Algunos dicen que Pepe de la Huerta es un mito. En todo caso sería una leyenda, es decir una especie de mito con un cierto soporte real, porque parece ser que Pepe de la Huerta fue un labrador pobre,jefe de una de las muchas revueltas antiseñoriales de finales del siglo XWI, que se negaba a pagar los pretendidos derechos del amo. Después se destacó como guerrillero contra los gabachos y estuvo a punto de raptar a Suchet una de las muchas veces que el general francés se fue a cazar patos a la Albufera. Como muchos otros guerrilleros, sus ataques se dirigían ya contra el régimen señorial ya contra los mismos gabachos. En pleno dominio francés, Císcar (el mencionado regente), los hermanos Bertrán de Lis (ex-horneros y después banqueros), el abogado Manuel Cortés, el padre Rico y otros se f~ierona las Cortes de Cádiz, donde se mostraron de lo más activos reclamando la abolición del régimen señorial y la reinstauración de los antiguos fueros y privilegios. El ya nombrado Joaquín Lorenzo Villanueva se convertía en líder de los liberales. Por fin en 1812 nacía en la Tacita de Plata la primera constitución del estado español (lode Bayona del 1808no fue más que una farsa de Napoleón). La bautizaron Pepa, porque nació el día de san José. Desgracia-

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damente la niña moriría a los dos años, poco después de mostrar sus primeros dientes, de una hartada de absolutismo. Lástima, porque entre otras cosas abolía el régimen señorial y hablabade igualdad de todos ante la ley. De todas formas la idea ya estaba lanzada y más tarde ya se encargarían otros de aprovecharla. Volvamos a Valencia. Entre Moncey, que no pudo, y Suchet, que sí pudo, además de adornarnos las torres de Cuarte con agujeros para las palornas, consiguieron la rendición de Valencia (1 812), a pesar de la oposición del general inglés Blake, a quien debemos la destrucción del Palacio Real de Viveros para evitar que lo tomaran los franceses. Pero al año siguiente (1 8 13) Suchet tiene que abandonar la ciudad. Alonsanfún clelapatrí, que diría Pérez-Reverte. «Ya no sois esclavos miserables del usurpador de Europa», nos decía a los valencianos el encargado del Gobierno. Poco después se acabó la guerra del francés con un fracaso estrepitoso paraNapoleón. Los textos lo llaman la guerra de la Independencia. Lo que sí es verdad es que, aunque resulte sorprendente, quizás con José 1, Pepe Botella, nos hubiera ido mejor. Parece que tenía carisma democrático. Porque la que nos vino con el Deseado fue de aúpa. Además que el Napoleón tenía alguna idea buena, lo que le falló fue su metodología violenta y centrista (para los que tengáis mucha afición, podéis leer sii Manijiesto de Elba, que es interesantísimo). Bueno es vivir para ver. El general Elio, el de la montañeta (es decir los escombros del Palacio Real), gobernador de Valencia, todo contento él porque no sabía aún la que le esperaba, fue a recibir al nuevo rey Fernando, 1111de Valencia, a Segorbe. Y el nuevo rey, desde Valencia mismo, antes de ir aMadrid, donde le exigían jurar la nue-

vaConstit~iciónde Cádiz, demostró claramente por dónde iban los tiros: Declaro que mi real ánimo es, no solamente no jurar; ni acceder a dicha Constit~ición,ni a decreto alguno de las Cortes Generales y Extraordinarias, y de las Ordinarias act~~almente abiertas, a saber, los que sean depresivos de los derechos y prerrogativas de mi soberania [...], sino el de cleclarar aquella Constitución y Decretos nulos y de ningcin valor ni efecto, ahora ni en tiempo alg~lno,conzo si no hubiesen pasado jamás tales actos... Para empezar las cosas claras, jeh? icollons, si no llega a ser el Deseado...!¿O es que somos rnasocas a tope? Por lo menos lo parecemos, porque en Valencia, con Elio como capitán general, el Marqués de Dos Aguas como socio capitalista y el cabildo de la Catedral como soporte intelectual y religioso, ayudaron,tanto como pudieron, al rey a hacer un golpe de estado anticonstitucional. Los madrileños vienen a Valencia también a conspirar con el rey. Y en 1814 se restaura la monarquía más absoluta; es cuando la constitución de Cádiz se convirtió en agua de borrajas. Entonces Elio llevó a cabo una represaliaexagerada,ejecutando a todo aquel que él pensaba podía ser conspirador. Y sin embargo los pronunciamientos4' liberales, y las represalias conse-

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Esta es una de las palabras que si no la tiencs muy clara, podrías consultarla en una enciclopedia.

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cuentes, continuaron en todo el estado español sin interrupción hasta 1 820; porque el Fernando no se lo acababa de sacar de entre los dedos y se mostraba incapaz de resolver los graves problemas que sufrían los españoles: pobres y ricos, campesinos y burgueses, nobles, señores y clases privilegiadas, todos estaban descontentos. La verdad es que Napoleón dejó trás de sí una enorme crisis en toda Europa y nosotros no íbamos a ser menos. En Valencia la agricultura, la artesanía, la industria sedera, textil y papelera y el comercio están en bancarrota. Lacrisis social está siempre en el umbral del conflicto. Y conflictos los hubo, y muchos. Al final el pron~inciamientode Riego en Cabezas de San Juan en 1820 tuvo éxito. Elio es hecho prisionero, se le hizo un consejo de guerra y se le ejecutó (1 822), porque las represalias nunca han faltado, gane quien gane. El rey, esta vez sí, jura la Constitución liberal, pero solo de boquita para afuera. Espera que sus contactos con las coronas absolutistas centroeuropeas le ayuden a restaurar la situación anterior. Este período de libertades duró solo tres años. Los libros de historia lo denominan el Trienio Liberal. En estos años tuvimos tiempo de abolir el régimen señorial, de hacer desamortizaciones, indiscriminadas y mal hechas por cierto, y de reformar la fiscalidad. Los campesinos pobres, sin embargo, no se beneficiaron prácticamente de nada, sino únicamente los burgueses (especie en vías de desarrollo en ese tiempo), algunos nobles y los enfiteutas ricos. Las cosas habían ido de mal en peor (aquel año de 1822fue conocido como «el año del hambre») y finalmente volvimos al absolutismo. Porque los europeos, redentores ellos, nos enviaron a los

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Cien Mil Hijos de San Luis4', que acaban con los liberales. Y Suchet volvió con ellos, y es que Valencia le gustaba una barbaridad y quería recuperar sus títulos (y, por supuesto, sus rentas) de duque de la Albufera y señor de Sueca. Simpáticos los europeos, jeh? Ya hace muchos siglos que se consideran superiores. Debe ser cosa genética. Y con el absolutismo volvemos a la intransigencia, a la irracionalidad, a las represalias, a los exilios, a los asesinatos y a las depuraciones.

LOSacordáis del TOP de los tiempos de Franco? La mayoría de vosotros no, claro. Gracias a Dios. El TOP era el Trib~inal de Orden PLíblico, parecido al Tribunal de Purificaciones que en 1823 se encargó de una feroz represalia contra los liberales. Y volvimos también a unaespecie de nuevaInquisición (abolida la vieja en 1820): la Junta de Fe, cuya última víctima (también el último caso en Europa) fue el maestro Ripoll, de Ruzafa, quemado, culpable de eso que ellos llamaban herejía.

¿Yyo, que creo que a veces los herejes -ovejas negras de la Iglesia- han sido los más correctos intérpretes del evangelio de nuestro Señor, el señor Jesucristo? Por eso no medran, claro. Y, no hay que decirlo, volvemos a las conspiraciones liberales y a los refugiados políticos, en Londres al principio, en París después. Nuestras tierras valencianas se señalaron como uno de los focos más importantes de los liberales antiabsolutistas. Pero todos los intentos de cambiar las cosas acabarían fatal. Y únicamente cuando se murió el rey, murió con él la denominadaDécada Ominosa. Ominoso quiere decir abominable, detestable, odioso, 48

Y esta también.

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Historia (en

pririieri~ pcrsonn)

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aburrible, repugnante. Todo eso fueron los últimos diez aiíitos que tuvimos que soportar al Fernando (1823- 1833).

4. MODERADOS Y PROGRESISTAS, O EL FRACASO DE TODOS. ¿Muerto el perro, muerta la rabia? Si la rabia es el absolutismo, parece ser que sí. Si la rabia es la monarquía, entonces no, y a rey muerto, rey puesto, aunque esta vez fue un tanto más difícil. Porque los absolutistas más moderados y los liberales se acercaron a la mujer del rey, María Cristina, y la hicieron regente, y a la hija pequeña, Isabel, tan pronto como pudieron, aunque atín era unacriatura, la coronaron reina (1 843). Los absolutistas más absolutistas se acercaron a Carlos, hermano del Fernando, le proclamaron rey en Morella, y así inventaron el carlismo e iniciaron las guerras carlistas (3 en el 19)49. Solo con un par de cosas que os cuente, podréis imaginaros de qué iban aquellas guerras de negra memoria: como represalia por el fusilamiento de seis carlistas valencianos, Cabrera, general carlista que se había hecho f~ierteen el Maestrazgo, asesinó a los alcaldes de unos pueblos de Teruel. Noguera, a sti vez, asesinó a la madre de Cabrera. Ahora le toca el turno a Cabrera: asesinó a treinta mujeres, esposas de oficiales liberales. Y así hasta 183940, cuando Cabrera se fue de vacaciones aFrancia y de Francia a Inglaterra. (Se ve que allí se civilizó un poco -o se apoltronó- y cuando la segunda guerra carlista ya no quiso volver.) La primera guerra se acabó aquel año con el abrazo de Vergara entre el jefe carlista Maroto y el general Espartero. 49

No es un juego ni una apuesta, quiere decir tres guerras carlistas en el siglo XVIIII.

Espartero se dijo: «jLa ocasión la pintan calva!>>, y amable y caballeroso invitó desde Valencia a la regente, María Cristina, a irse a Francia, también de vacaciones, y se proclamó él mismo regente. Espartero era militar, pero era también liberal y progresista, cosa rara entre militares. Pero el hombre no se lo sacaba de las manos. Los políticos más radicales y los demócratas y los republicanos, en buena parte valencianos, le hicieron la vida imposible. Nosotros la pagamos con una represalia sistemática, pero los catalanes aún lo tuvieron peor, porque para hacer callar a los políticos, al general no se le ocurrió otra cosa que bombardear Barcelona. Al final los valencianos apoyaron a otro general, Narváez; este desembarcó en Valencia y al final hizo el golpe de estado que acabó con Espartero. Como de costiimbre el general derrotado se fue de vacaciones, esta vez aInglaterra. Entonces es cuando se proclamó la mayoría de edad de la reina y se acabaron las regencias, pero fue como lo de giiatemala y guatapeor, porque con la chiquilla pasamos de una monarquía desgastada y absolutista, la de sus padres, a una monarquía parlamentaria hecha por los ricos y para los ricos. La reina era Isabel 11de las Españas y ya no se acordó del reino de Valencia, porque había desaparecido hacía unos años, cuando la regencia de su mamá. Lacría solo tenía trece años y aún no sabía que acabaría como su madre, la María Cristina, de vacaciones en Franciaen 1 868. Por algo el valenciano Aparisi y Giiijarro la llamaba «la de los tristes destinos». Y después de Espartero sufriríamos un movimiento oscilatorio entre progresistas y moderados, entre los O'Donells y los Narváezs, espadones ambos del oscurantismo, donde los ricos se hacían cada vez más ricos gracias a la corrupción

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institucionalizaday al amiguismo político, y los pobres cada vez más pobres. Otro general, Prim, ve la oportunidad, siempre desde Valencia, de acabar con la reina y se apoya en Félix Pizcueta, Pascua1 y Genís, Peris y Valero y otros (que entonces no eran calles de Valencia), progresistas ellos, que deseaban conseguir el poder por todos los medios. Prim intenta un primer golpe en 1865 y un segundo en 1867, los dos desde Valencia, pero sin éxito. El movimiento revolucionario se generalizó. Finalmente,el descontento social, aprovechado por los demagogos ideológicos, la crisis económica y los errores de los políticos desembocaron en una crisis total y en larevol~~ción de septiembre del 68. Poco después Prim desembarcatriunfal en Valencia. Se inicia así el denominado Sexenio Revolucionario, seis años que tuvimos de todo: una reina destronada, una revolución, un rey italiano, que dimitió, una efímera república, un golpe de estado y otro Borbón. Todo aliñado con guerras carlistas y coloniales.Un bonito empastre. Todo eso os lo contaré un poco más adelante. Volvamos ahora un poco hacia atrás.

5. LOS DINEROS Y EL MODUS VIVENDI. No te aclaras mucho con los historiadores. La verdad es que uno no se puede fiar mucho de los libros de historia. De este tampoco, no os creáis. Cuando mis maestros de historiaen la universidad estudiaban una historia similar en una universidad similar, les decían que el siglo XVIII en Valencia había sido un siglo de expansión económica. Después, mis maestros estudiaron m& o de otra forma, y nos enseñaron a mis compañeros y a mi lo contrario. ¿Os aclaráis? Además, a veces pasa que un historiador se in-

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venta una bola, por razones, incluso, inconfesables, y todos los historiadores, durante siglos y siglos, repiten la misma bola hasta que alguien demuestraque estaban equivocados.Y es que los hechos históricos hay que tomarlos con un poco de precaución e interpretarlos relativamente. «Cum mica salis», que decíaplinio. En todo caso, creo que la mayoría estarían de acuerdo en que la economía valenciana del XVIII atravesó una etapa de relativo crecimiento, aunque hubo determinados aspectos que hacen pensar lo contrario. En líneas generales se podría decir que los valencianos vivían mejor. Pero no todos. Sobre todo la mayoría de los campesinos. Los ilustres ilustrados pudieron contemplar la transformación del paisaje rural en determinadas zonas de nuestras tierras. En el interior, muchas zonas de secano abancaladas, que actualmente se podrían creer cultivadas y abandonadas por los moros, son en realidad nuevas rotiiraciones de decenas de miles de hanegadas"', de pastos y bosques, hechos en el siglo XVIII. Por otra parte, los marjales y marismas con procedimientos costosos de relleno (igual que los holandeses en sus pólders, pero al revés) se convirtieron en tierras de cultivo no solo en la Albufera de Valencia, sin duda el caso más conocido, sino también en el Bajo Segura (provocando la aparición de nuevos poblamientos como Dolores o San Felipe), en Elche, en Elda, en Villena, en 50

Ya hemos hablado alguna vez de hnnegndas y ¿aún no sabéis cuánto mide una hanegada? ¡Ni que fuerais de Orense! Mis amigos Juan y Celsa son de Orense y sí que lo saben. Una hanegada son 820 metros cuadrados y por tanto un poco más de 12 hanegadas hacen una hectárea, y un campo de fútbol grande mide, algo menos de una hectárea.

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Torreblanca,etc. Además, se perfeccionan los antiguos sistemas de regadío con la construcción de nuevos embalses (o mejoras, como la del pantano de Tibi sobre el Montnegre, de finales del siglo XVI, que aparte de los que construyeron los romanos, probablemente fuera el pantano más antiguo de Europa), azudes o pequeñas presas para desviar el agua de un río, acequias y norias. Los nuevos y viejos labradores cultivaron fundamentalmentealgarrobos, olivos, viñas y cereales en las tierras de secano; arroz, moreras, alfalfa, también cereales, legumbres y hortalizas en las de regadío, e intensificaron el cultivo con interés industrial de la barrilla (una planta de la que se extrae la sosa) y el cáñamo. Y empezaron en serio lo de los naranjos. Y es que muchos curas valen igual «pa un roto como pa un descosía». Lo digo, porque tradicionalmente se considera al cura de Carcagente, Vicente Monzó, como iniciador del cultivo de la naranja de forma intensiva. En 1781 el cura trajo de Murcia unos plantones, instaI o' una noria y una balsa y enseñó a sus amigos de Carcagente y de Alcira cómo se tenía que plantar, hacer surcos, regar, tirar abono, podar, labrar, poner cañas, recoger las naranjas y venderlas en el mercado. No le peguéis muchas vueltas; creo que sin duda, durante casi todo el siglo XVIII se puede hablar de un incremento en la producción agrícola. Eso no indica necesariamente que los traba-jadore del cainpo vivieran mejor. Los señores sí. Ya hemos visto lo de los enfiteutas. Los señores tenían derecho (que se habían sacado de la manga) a censos o pagos anuales y, además, a onerosas prestaciones y monopolios diversos: sobre los molinos, almáceras, hornos, tiendas, carnecerías,etc. En las tierras de realengo la situación no variaba mucho, aunque probablementeera un tanto mejor. En todo

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caso tampoco se puede pensar en un campesinado uniforme y pobre: las diferencias sociales entre los mismos campesinos eran notables según los lugares y los señores, y encontramos niveles de extremada pobreza y absolutadependencia del señor,junto a labradores libres con tierras propias y con posibilidades de enriquecerse. Es seguro que Alicante y Valencia (a pesar de las pésimas instalaciones portuarias de esta última) alcanzaron un notable crecimiento comercial marítimo. En Vinaroz, Sagunto, Cullera, Gandía, Denia y Jávea la actividad en los puertos fue escasa. Del comercio terrestre probablemente hemos de señalar el mismo crecimiento: expansión general encabezada por las exportaciones sederas.Cogiditos de la mano del comercio vemos a los burgueses, aunque muchos de ellos extranjeros.Pero los burgueses buscaron muchas veces la seguridad de sus inversiones adquiriendo tierras, hecho que, a largo término, contribuiría en parte a desplazar los capitales necesarios para una reinversión en la industria, pero al mismo tiempo favoreció el progreso y la modernización de laagricultura. Con tierras y dinero, los burgueses, los que pudieron, se compraron el título nobiliario de turno, porque igiial que a los nobles también a ellos les gustaba lo del minuet, y que les dijeran señor marqués o tonterías parecidas. La gama de los nobles-pájaros es amplia: desde los ricos absentistas hasta el pobre endeudado. Pero, después de la guerra del francés y del hundimiento dcl sistemafernandinolas cosas cambiaron. ¿Os acordáis del neolíticoi! Los técnicos dicen que de una economía de subsistencia se había pasado a una economía de producción. Pues bien, ahora los inismos técnicos dicen que de una economía de tipo feudal y señorial pasamos a una economía capitalista y de clases. Voy a ver si me

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aclaro un poco, que yo con los técnicos tengo buenas relaciones, pero a veces no les entiendo demasiado. De lejos se podía vislumbrar una nueva configuración de la sociedad. Efectivamente, gracias a la Pepa, con sus reformas estructurales (leyes), y a los vaivenes de la primera mitad del siglo XVIIII, se va afirmando, en la segunda mitad, un capitalismo liberal y una economía de mercado burguesa, no exenta, sin embargo, en algunos momentos, de vestigios i residuos del feudalismo anterior. Los burgueses de las ciudades y los campesinos consolidan sus propiedades, en parte beneficiados también por las sucesivas desamortizacionesdel siglo. Sin embargo, dichas desamortizaciones, que hubieran podido convertirse en una buena reforma agraria a la inglesa (grandesdominios bien explotados)o a la francesa (pequeños y medianos labradores satisfechos), sirvieron únicamente para transferir las propiedades de laIglesia a los ricos capitalistas, y todavía fue peor. En seguida los ricos capitalistas se apresuraron a crear la Guardia Civil,para que no les robaran lo que ellos acababan de robar. Es el mismo método que han utilizado siempre las oligarquías más o menos dictatoriales. Además, las circunstancias demográficas eran favorables. Haría frío en invierno, o las primaveras alterarían mucho la sangre, o las siestas se harían demasiado largas en verano, o (lo más probable) las condiciones vitales eran mejores, el caso es que cada vez había más niños y niñas, y los que no morían (la mortandad infantil aún era muy elevada) se hacían muchachotes y muchachotas, y volvía el frío del invierno, y las siestas del verano, y «María, ahora», y «Vicente, todavía no», y «María, que no puedo más», y «Vicente, cuando nos casemos», y «María, te prometo

que nos casaremos», y «Vicente, que me tirarán de casan, y «María, que no te preocupes», y como ella tenía tanta gana como él, pasaba lo que pasaba, y a mediados del siglo la población había aumentado considerablemente. La ciudad de Valencia, por ejemplo, pasa de unos habitantes en 1850 a Linos 150.000,25años después, y a en 1890. Más gente, lo que significa más cultivos: viñedos, arroz y naranjos fundamentalmente,aunque también cebollas, tomates y patatas, almendros, algarrobos, olivos y trigo. Sin embargo a lo largo del siglo los cultivos industriales (cáñamo, barrilla y morera) prácticamente desaparecieron. Las moreras se pusieron enfermas (epidemia de 1852) y al mismo tiempo los chinos y los japoneses invadieron el mercado. La sedería valenciana se hundía definitivamente. En todo caso, la agriciiltura estimula el comercio y el comercio estimula la agricultura, y, así, el capital creado por ambas actividades,junto con larevolución de los transportes (con laconstrucción de nuevas carreteras, renovación de los puertos y sobre todo la realización de una importante infraestructura ferroviaria), permite en la segunda mitad del siglo la transformación gradual de una artesanía tradicional en una industria diversificada y consolidada en los sectores que más o menos son bien conocidos: de la cerámica, del papel, de los tejidos, del vino y de las pasas, de la madera, del calzado, del alcohol, de la harina, etc. Pero no nos engañemos, en la segunda mitad del siglo la mayoría del dinero más que a la industria o a la tierra iba a parar a los negocios más rentables y más seguros: los bancos, el ferrocarril, las compañías de seguros y los negocios urbanos (aguas pota-

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bles, empedrado e iluminación de gas en las calles, construcción de mercados, etc.). Todo ello en connivenciacon el poder político, y consecuentemente,aliñado de corrupción a todos los niveles. Hay también en el siglo XVIIII, según parece evidente, un crecimiento económico, pero no se puede decir que paralelamente haya una mejora en el bienestar social. El domestic system (os recuerdo: trabajar en casa), muy característico del desarrollo industrial del XVIII y principios del XVIIII, ya no es rentable y los trabajadores trabajan en las fábricas. Y se produce una sobreexplotación de la fuerza de trabajo (tanto en el campo como en la industria) en unas condiciones de trabajo y de vida tan infrahumanasque se veía venir una lucha del proletariado, sieinpre fatal (sobre todo para el pobre). Cuando la maquinaria empezó a substituir la mano de obra, la violencia del obrero contra la misma máquina (ludismo) y contra el amo estalló en amplios sectores. La crisis social estaba nuevamente servida. Y eso en las zonas ricas. Porque hay comarcas pobres de solemnidad,sobre todo el Alto Maestrazgo, el Valle de Ayora y la Hoya de Buñol. Conclusión: el siglo XVIm contempla el paso de una sociedad claramente diferenciadaentre ricos y pobres a una sociedad netamente diversificada entre pobres y ricos. Es decir, lo mismo: antes eran señores y siervos, ahora son señores y siervos en el campo, y en las ciudades propietarios de los medios de producción (=antiguos y nuevos señores) y productores de los mencionados medios (=antiguos y nuevos siervos). ¿Y qué hacían los políticos por el pueblo? En buena parte ya lo hemos visto: reír, Perdón, llorar. Eso nunca ha variado mucho. Bastante se hizo en Cádiz, donde tanto trabajaron los valencianos, pero costó mucho, muchísimo, llevarlo a la práctica. Di-

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cen que había elecciones democráticas. iJa! i Ja, ja! i Ja, ja, ja! Si consideramos que en nuestras tierras entre los que vivían y los que malvivían había aproximadamente 1.200.000 habitantes, el hecho de que solamente unos 13.000tuvieran derecho a voto, es decir, apenas un 1 %, nos habla claramente de cómo eran de dernocriticas aquellas elecciones. Y Murillo, el Bravo, aún quería reducir más el censo electoral. ¡Bravo!, iMurillo! Eso eran los conservadores. Los progresistas, que, como su nombre indica, eran progresistas, ampliaban la base electoral a un 5%.Los progresistas, que además de ser progresistas eran muy espabilados, para hacerse con el poder (considerando el sistema tan clernocrdtico de las elecciones) no tenían más remedio que acudir al pueblo y a la revuelta. Cuando llegaban al poder, el pueblo ya no era pueblo sino masa, mejor dicho, eran masas y, automáticamente,se olvidaban de él. Los progresistas más progresistas decían que además de democratizar el sistemaelectoral con un sufragio universal, se tendríaque llegar a la libertad de asociación, a repartirse las cargas tributarias de forma que pagara más quien más tuviera, a desestancar los estancos (monopolios de la sal y el tabaco), etc., etc. Pero los progresistas, en los dos años que mandaron ( 1 85456), demostraron que eran incapaces de orientar el capit,CL1'lsmo en la línea de una igualdad social, y en poco tiempo perdieron la hegemonía de la izquierda. Pero ni los demócratas después, ni los representantes del liberalismo doctrinal, se mostraron nunca capaces para resolver los problemas. La única cosaque se le ocurrióal alcalde de Valencia, Cirilo Amorós, para dar faena a los parados, fue derrumbar las murallas del siglo XIIII. La verdad es que la ciudad necesitaba una ampliación más allá de sus murallas, pero no precisamente su

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destrucción. Ahora, en vez de murallas, tenemos la línea 5 del autobús. De 1866 a 1868 se acentúa lacrisis financiera, lacrisis agraria con un recrudecimiento del déficit crónico de cereales, las epidemias de cólera, los pronunciamientos, las revueltas obreras, el malestar social y la biblia en verso. Ya lo habéis visto: la cosa tenía que estallar por algún lugar. Y estalló.

VI. La primera, la segunda y la tercera República.

La primera duró poco más de un año, precedida inmediatamente por el reinado de otro extranjero (esta vez un simpático italiano) y, un poco antes, por otra guerra fratricida. Fue una desilusión. La segunda duró un poquito más. Le abrió la puerta una dictadura insostenible y la asesinó la Guerra civil más espantosa ocurrida en toda la historia de todas las Españas de todos los tiempos. La tercera aún está por ver. Esperemos que no tarde mucho para bien de todos los valencianos y de todos los españoles. Iría precedida de lejos por otra dictadura y de cerca por ~inaespecie de monarquía constitucional con muchos políticos incompetentes y, según parece, corruptos en algunos casos. De momento no han sabido, en 20 años de fiincionamiento, sacar las castañas del fuego. La utopía que reinaba en el País después de la muerte del dictador, está herida de muerte.

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l. SEIS AÑOS DE AÚPA. Fueron seis años de desasosiego. Empezó por una revolución bautizada (no, bautizada no, que estas cosas no se bautizan), llamada La Gloriosa. Pero no fue tan gloriosa. ¿Cómo había de ser gloriosa una revolución que en realidad no solucionó nada y solo, posiblemente, hizo que empeoraran las cosas, al menos al principio? Eso ocurría en el otoño de 1868. Ya hemos visto cómo a Priin le gustaba Valencia. Le giistaba Valencia para la conspiración y la revuelta. Al final lo consiguió, y es que «gallineta que per casa va, si no pica picarhn. Y picó. Se ve que los valencianos estaban hasta más arriba de la coronilla y no veían otra solución que la revuelta armada. Lacrisis generalizada, los trabajadores parados o la miseria no son muy distintos en Valencia o en las otras Españas, pero el clima de conhpiración y revuelta se presenta aquí con más fuerza que en otros lugares. El 18 de septiembre de 1868 la armada (con Topete a la cabeza) se pronunciaen Cádiz y Prim proclamael destronamiento de la reina Isabel, que se va de vacaciones a Francia con toda su familia. En unos días unas Juntas Revolucionarias se hacen con el poder en las ciudades y los pueblos. Y cada una va a la suya. La Junta de Valencia, presidida por Peris y Valero, decreta la reclucción de aranceles en las aduanas, la desaparición de impuestos, In creación de una cátedra de agricultura en la universidad, la supiesión de los conventos religiosos, la expulsión de los jesuitas, elc. Pero el Gobierno Central, aunque provisional, no iban permitir la autonomía de las Juntas Revolucionarias. «iQué se habrán creído!» decían desde Madrid, y decretaron sil disolucióii. Sin embargo los republicanos valencianos aún controlan el poder

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y la milicia ciudadana, y tienen fuerza suficiente como para oponerseal Gobierno. Portodas parte, en nuestras tierras, el desacuerdo con el poder central, agravado por la persistencia de la crisis económica, se manifiesta en revueltas e insurreccionesarmadas. Pero, poco a poco, todas fueron sofocadas. La ciudad de Valenciu se convirtió en el último reducto de la resistencia: había más de 800 barricadas, donde los rebeldes esperaban a las tropas leales al Gobierno Central dirigidas por un tal Primo de Rivera; en las barricadas era como si jugaran a indios y vaqueros, pero matándose de verdad; sin embargo el espabilado del general prefirió bombardear la ciudad y después de aquella demostración de fuerza, las barricadas no sirvieron para nada y los valencianos no tuvieron más remedio que rendirse. Las represalias no estuvieron ausentes, como de costumbre. Desde entonces, los republicanos no tenían nadaque hacer y los monárqiiicos se envalentonaban cada vez más. Entonces empezaron a buscar por toda Europa un rey, que no había forma de encontrar. «Cetro y corona por 8 pesetas. iQuiéi1 da más? 8 pesetas a la una, 8 pesetas a las dos ...>> Así, más o menos, veían algunos dib~ijanteslacorona de las Españas vendida en pública subasta, y bien barata, porque no la quería nadie. Los monárquicos no se atrevían a llamar a IaIsabel, que continuabaveraneando en Francia, ni al pretendiente carlista, que ya había causado bastantes problemas y aún nos causaría más, y fin1' 1111e11te se decidieron por ofrecérsela, la corona, a un italiano de la casa de Saboya, Amadeo. Pero Prim, que le había buscado y convencido (que el Amadeo no lo tenía nada claro), fue asesinado nada más llegar el i protector; nuevo rey a Cartagena.Así, desprovisto de s ~principal angustiado por las revueltas sociales, las conspiracionesy los atentados contra él, abandonado por casi todos, atacado por los carlis-

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tas, por los isabelinos, por los alfonsinos y hasta por los montpensierinos (el duque de Montpensier era el cuñado -¿veis como siempre hay un cuñado?- de laex-reina), harto de todos, el rey abdicó a los 28 meses de haber aceptado la corona. Y, quizás, habría sido un buen rey, al menos él decía que «jamás trataré de imponerme a la voluntad nacional representada en Cortes». Lo mismo que el buen papa Juan XXIII, que decía, cuando le hicieron papa, que como jefe de la Iglesia iba a actuar igual que lo había hecho en su diócesis de Venecia (de donde fue obispo antes de ser papa), donde no hacía nada sin la aprobación de su clero. Y lo primero que hizo de papa fue convocar un Concilio, el Vaticano 11, que un concilio es la cosa más democrática que se ha inventado en la Iglesia. Pero después los papas que han venido después...No, todos no, porque aquel que se murió al mes de ser nombrado papa, jos acordáis?, y que decía que Dios más que Padre es Madre, y que si le hubieran dado tiempo nos habría demostrado que era un feminista de verdad, y que... ¡Seráposible, cómo me enredo! Perdonadme, pero es que no puedo evitarlo, deformación profesional, y como que la historia de la Iglesia es tan interesante y tan importante para comprender al hombre, y.... ¡Ya estamos otra vez! Y encima me equivoco, porque no fue el bueii papa Juan XXIII el de las propuestas democráticas, sino el otro... Perdonad. Ahora sí que corto. Pues bien, cuando el rey italiano se volvió a su casa, los diputados proclamaron la República (1 1 de febrero de 1 873).La primera en la historia de las Españas. Los políticos continuaban sin aclararse. Al mes de la proclamación de la República, el gobierno ya estaba en crisis. Los más radicales de los más radicales querían inmediatamente la soberanía de cada uno de los territorios que formaban la República

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(esoesfederalismo), y paraellos la mejor solución era la sublevación armada. A Pi (Pi es Pi y Margall, Pi para los amigos), presidente de gobierno y federalista moderado, el País se le escapa de las manos. En Valencia, como en Cartagena o Murcia o Sevilla,se aiitoproclamael Cantón Independiente con la correspondienteJunta Revolucionaria. La Junta de Castellón dura una semana, la de Alicante dos días o tres (a pesar del apoyo de los de Cartagena), la de Alcoy, la más radical, que se convirtió en una auténticarevolución social, duró un poco más. Y, como respuesta, otra vez un general, Martínez Campos, ordena el bombardeo de Valencia. ¡Qué barbaridad!, parece un tic de los generales. ¿Qué no se les puede ocurrir otra solución mejor que la de bombardear una ciudad? ¡La mare que va!" La total confusión política, dentro de los mismos republicanos, la revuelta social, siempre amarga sobre todo para el trabajador, el cantonalismodisgregador e intransigente, los carlistas, cada vez más fuertes, los enormes problemas de Cuba, aún colonia española, los descontentos que se habían multiplicado por mitosis y formaban ya un millón y medio en Valencia, es decir todos los valencianos, y 14 millones en el resto de las Españas, es decir todos los españoles, habían provocado una situación insostenible. Una especie de tejero, cree que ha llegado su momento de salvador de la patria, entra en el hemiciclo de las Cortes en Madrid y disuelve el Parlamento. Aquel tejero se llamaba Pavía y era, icómo no!, general. Después la República continuará, pero controlada. Es decir, una cosa rarísima: una dictadura republicana. si Ahora hace unos meses, el Yeltsin también ha pucsto cn práclica el sistema en Grozni, la capital de Chechenia, y la ha destrozado totalmente.

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Es evidente que los borbónidas estaban a la espera. Cuando los republicanos se descuidaron un poco, aprovecharon la ocasión. Los burgueses valencianos, Cirilo Amorós, el marqués de Montortal, Teodoro Llorente y otros, cuando se dieron cuenta de que la ideología republicana no les había ido tan bien conio se habían imaginado, dijeron que «la economía es una cosa muy seria y con las pesetas no sejuega», y apoyaron al general Martíiiez Campos, que dio un golpe de estado en Sagunto y proclamó rey a Alfonso XII de las Españas. Desde que la Borbona se había ido a Francia hasta qlie el de Borbón volvió de allí, habían pasado seis años; i q ~ éxito é Sexenio Revol~icionario!

2. OTRA VEZ LOS REYES. ¿ESque no hay una formajusta y civilizada de quitárnoslos de encima? A este período de Reborhonización,los historiadores lo Ilaman Resta~lración. Alfonso XII de las Españas es aquel de la canción «¿Dónde vas Alfonso XII?», tristísimo el pobre hombre porque iba en busca de su co~npa,la Mercedes, que «ayer tarde no la vi»; y es que la reina se le murió bien joven. Alfonso XII de las Españas era el hijo de la reina destronada en 1 868. Cuando el destronamiento,su mamá se quedó en Francia, pero a él le apetecía más la Gran Bretaña y, como tenían dinero de sobra, allá que se fue aparar. No sé cómo se lo apañan todos los reyes destronados,hoy también, que siempre tienen dinero para vivir de vacaciones ininterrumpidas en el extranjero, jcon lo caro que es! Ahora tienen la excusa de las exclusivas en Holo y eii

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otras revistas del corasson. Pues bien, allá que se fueron también los monárquicos,a confabular. Cánovas, conservador,el de la plaza de labeautifuljoven y conservadora valenciana de hoy día, el que había aconsejado al rey que pasara las vacaciones en Inglaterra, pera ver si aprendía inglés y, de paso, algo de democracia, digo que Cánovas estaba preparando la vuelta del rey a las Españas, cuando el general Martínez Campos se le adelantó con el golpe de estado de Sagunto. El nuevo rey se enteró de que era el nuevo rey un día que estabaen la Ópera de parís, donde pasaba las vacaciones de Navidades con su mamá. Los dos, madre e hijo, se pusieron muy contentos (él más que ella, claro). Poco después desembarcaba en valencia. La mamá no, que aquí no la queríamos ni en pintura y, además, ya hacía tiempo que había abdicado en favor de su hijo. Pero el rey, una vez en la trona, no pudo mandar mucho, porque mandaban más unas Cortes elegidas por una especie de sufragio, no universal y doblemente manipulado: antes de las elecciones por la presión de los caciques y después por los esbirros de los políticos en el recuento de los votos. Eufemísticamentese dice recuento de los votos, pero se trataba realmente de sucesivos pucherazos hechos sistemáticamente por los dos grandes partidos que se ponían de acuerdo para alternarse pacíficamente en el poder: los liberales de Sagasta y los conservadores de Cánovas. «El gobierno es como una chuleta -decía el pueblo- que, cuando ya está asada por una parte, se le da la vuelta». Lo de los caciques era también deplorable. Muchos de vosotros ya lo conocéis, pero otros, quizás, no. No os preocupéis, que os lo cuento ahora mismo.

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Primero de todo está el cacique que podemos llamar local. El cacique local es quien manda en el pueblo. Todos los pueblos tenían al menos su cacique y si había dos o más, cosa frecuente, normalmente se peleaban entre ellos. El que ganaba se encargaba de presionar al personal. Las formas de presión eran múltiples: arrendamientosabusivos, créditos usurarios (hasta del 50%o 60% de interés), control de los riegos, etc.; si no tenía bastante acudíaa la amenaza o a la violencia. La Guardia Civil y los alcaldes normalmente eran marionetas y el titiritero, por supuesto,el cacique. Después está el cacique comarcal, quien desde un pueblo más grande y de forma parecida controlaba a los otros caciques. Finalmente estaba el supracacique o cacique general (otros le llaman cacique provincial, pero ya sabéis que rechazo ese término de provincial), que controlaba y al mismo tiempo recibía el soporte de los caciques comarcales.Los caciques comarcales y los generales controlaban, sobre todo, mediante favores: los buenos cargos, los privilegios y las prebendas se obtenían, siempre y a todos los niveles, a cambio de adhesiones. Un expediente, un juez, un funcionario, una obra pública, la mínima hoja de papel no se movía sin el consentimiento del cacique, que estaba por encima de las leyes. De esta forma el dominio político y económico de los distintos caciques era total y el círculo cada vez más difícil de romper. El caciquismo perduró, sobre todo en los pueblos, hasta hace pocos años, que yo aún lo he conocido y no soy tan viejo. Era una especie de mafia. La verdad es que el sistema del caciquismo y del bipartidismo inventado por Cánovas dio una cierta estabilidad política, al menos hasta que estalló la primera Guerra Mundial (1 9 14), aunque los republicanos y el movimiento obrero no se durmieron. Pero

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los burgueses supieron dominar bastante bien la situación. Y así, cuando el rey, el Alfonso, murió en 1885, su sucesión, aunque difícil, no tuvo grandes problemas. Su hijo todavía vivía tranquilamente dentro de su madre, la segunda mujer del rey, María Cristina. El niño nació bien guapo (al menos para su madre), y como erarey, cuando le bautizaron, le apadrinó el papa (jos imagináis después del bautizo y ya en lacalle, al papa tirando caramelos y a los niños diciéndole lo de padrino roñoso?). Mientras esperaba hacerse mayor su madre trabajaba de regenta y, cuando el joven cumplió los 16 años, le pasó la corona. Es el XIII de los Alfonsos, el abuelo del de ahora. Por aquellos tiempos los de U.S.A. ayudaron a Cuba para que fiiera para los cubanos, Puerto Rico para los portorriqueños, Filipinas para los filipinos y Guam para los americanos, y los colonialistas de siempre no t~ivieronmás remedio que aguantarse. Entonces la emprendieron con África, y eso a la postre fue un desastre. En las guerras coloniales de África lucharon, sufrieron y murieron más de 80.000 pobres españoles. Pobres, porque los ricos pagaban lo que se denomina redención, y no iban a la guerra, o iba un pobre en su lugar. Con la regencia y el nuevo Alfonso se hicieron algunas reformas democráticas: sufragio universal (es un decir, o lo que es lo mismo, un eufemismo), libertad de expresión (regulada), de reunión (regulada) y de asociación (regulada). Pero como que no acababan de aclararse y las dificultades iban creciendo, los marginados del sistema iban concretando el sentimiento de perjudicados y organizándose. Es en este tiempo, cuando surge la figura política valenciana más conocida, Vicente Blasco Ibáñez, que daría nombre popular al partido de los republicanos autonomistas, radicales y

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anticlericales (que Blasco Ibáñez había salido rebotado del colegio de los escolapios), implantado casi exclusivamente en la ciudad de Valencia: el blasquismo (PURA). Al principio los blasquistas, que se creían interclasistas, apoyaban a los obreros. La metodología era nueva y muy eficiente: mítings, casinos,prensa (Blasco Ibáñez fundó «El Pueblo», diario demagógico, como casi todos, de amplio eco en el mundo obrero), etc. Pero cuando llegaron al poder municipal, se lo pensaron mejor y de-jaroi de lado a los obreros. La situación la aprovecharon los socialistas y los anarquistas que, poco a poco, llegaron a controlar a la clase trabajadora. Al final, Blasco Ibáñez se hartó de todos, se fue a vivir a Madrid y se dedicó solo a escribir, que era lo que le gustaba. Y escribió lo de Cuñas y barro, Arroz y tartana, La Barnrc~r, etc., pero también Historia de la Guerra Europea, Los cuatro jinetes del Apocalipsis o La vuelta al mundo de un novelista. Escribía siempre en castellano. Después de su retirada a Madrid el blasquismo agonizaría rápidamente, al menos como fuerza política importante. Sin embargo en su momento contribuyó mucho al cambio del sistema. Y tenía ideas buenas, no penséis que no. Con matices estaríamos, quizás, de acuerdo con muchas de ellas. Aunque el Blasco era más regionalista que nacionalista, su «Valenciapara los valencianos» (en castellano) era un grito de guerra paradigmático y el aprecio que tenía por Madrid no le impidió escribir: «La absurda centralización que convierte a Madrid en pólipo que absorbe todos los jugos de la vida nacional, es madre amorosa que nutre y agranda el caciquismo, la ignorancia y la holgazanería, las tres divinidades negras en cuyo culto desfallece y agoniza España». iVale, tío!

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Junto al blasquismo aparece el catolicismo político. Y es que el nombre de católico es muy sufrido. Lo cierto es que el término católico -que poco tenía que ver con la doctrina cristiana de nuestro Señor, el señor Jesucristo- fue aprovechado por los burgueses y por las fuerzas políticas tradicionalistas para hacer frente al blasquismo anticlerical y reforzar sus líneas debilitadas. Y así, buscando una base electoral más amplia, se formaron ligas católicas, cooperativas católicas, círculos obreros católicos, sindicatos católicos, prensa católica («La Voz de Valencia»),y lo que fuera, católico; en conjiinto se hizo con la mejor de las intenciones y, a veces, resultó bastante útil para la clase trabajadora. Es también el tiempo en que aparecen las primeras coi-rientes del valencianismo político: Lo Rat Penat, fundado por Constantino Llombart en 1878como una «sociedad de amadores de las glorias valencianas», de carácter un tanto nacionalista y progresista en sus inicios, pero que bien pronto se decantó por el conservadurismo y el folklorismo. Y ValenciaNova, fundada en 1904, más regionalista que nacionalista y que buscaba la participación de todos los partidos políticos para consegiiir la autonomía política. De la Val2ncia Nova saldría la Joventut Valencianista, que quería la autonomía, los antiguos derechos forales y el valenciano como idioma oficial. El valencianismo burgués estuvo representado sobre todo por la Unin' Va1enriani.sta Regional, que quería un Estado valenciano dentro de una federación política española. Pero el valencianismo político fue siempre minoritario y contó siempre con la oposición del blasquismo, que veía por todas partes el fantasma del pancatalanismo (os suena, jeh?).

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Y es también el tiempo de la denominada renaixenp valenciana, que de renacimiento tuvo bien poco y de valenciano tampoco demasiado. Los más conocidos representantes fueron Teodoro Llorente, el Poeta Querol, que como podéis sospechar era poeta, Félix Pizcueta, Pascua1 y Genís, el canónigo archivero Roque Chabás, etc., etc. Pero en general era una renaixenp descafeinada y de barraqueta, que, aparte de los magníficos trabajos de Chabás, a lo máximo que se llegó fue a la convocatoria de unos Juegos Florales, de carácter costumbrista y valencianista, pero melindrosos y afectados. De muestra unos versos de un poema de Llorente, titulado Visanteta: E17 blanca barraqueta, de sec pallús c~lberta baix una granfiguera, que la porta entreobertcr g~iartlnen l'hivern clels aires i del sol en l'estiu, al costat de sa mare, que la defén i cuida, la hermosa Visanteta, la filla mks pulida de tata l'hortu.

Eso continua en el mismo tono, pero yo ya tengo bastante, ¿no os parece? Lo siento muchísimo, pero todo, el nacionalismo, el republicanismo,el blasquismo, el valencianismo,el renacimiento, y todos los otros posibles ismos, todo se fue apique, cuando el golpe de estado y la dictadura de Primo de Rivera (1 923- 1930). El rey le dijo al general, porque, evidentemente,el Rivera era general, que mientras no le quitara la poltrona, que hiciera lo que le 52

En blanca Darraqueta, úe seca pajaza cubierta / boj0 uno gran higuera, que la puerta entreabierta /guarda en invierno de los niws y del sol en verano, /junto a su madre, que la defiende y cuido, / Ir1 hermosa Vicentiro, la hija tnós herrnosa / de todo lo liuerto, vive.

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diera la gana. Y el de Rivera, que se ve que no era tan primo, pensó que si mantenía al rey, tendría contentos a los monárquicos. Y así fue: los monárquicos contentos y los conservadores en general también, porque se dieron cuenta de que una buenadictadura era la mejor forma de mandar sin problemas para ellos y asíconservar, por eso son conservadores,lo que tenían. Es claro que sin problemas quiere decir sin problemas para los que mandaban y se enriquecíany con miichísimos problemas para los otros, como Blasco Ibáñez y Unamuno", que se tuvieron que ir de vacaciones a París. La verdad es que, cuando el golpe de estado, el País estaba cansado y desconfiaba de unos políticos que de sobra habían demostrado su ineficacia y de un rey tan insoportable como su abiiela, la Isabel. Tan cansado estaba el personal que no opuso mucha resistencia. Los burgueses y las organizaciones católicas apoyaron el nuevo régimen, eso es bastante evidente, pero es que hasta el PSOE y los sindicatos se mostraron, si no colaboracionistas,al menos sí expectantes.