¿Es pensable la pos-modernidad desde el marxismo? [1 ed.]

El Marxismo de nuestro siglo, en realidad los marxistas que hacen ese Marxismo, han mostrado una nada envidiable habilid

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¿Es pensable la pos-modernidad desde el marxismo? [1 ed.]

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¿ Es pensable la

pos-modernidad desde el Marxismo?

Un librodesaparecido.

Inaccesiblehasta hoy.

Un texto esclarecedor!

Pedro Luis Sotolongo Codind

PEDRO LUIS SOTOLONGO CODINA

Editorial F

U T U

S.R..

¿ES PENSABLE LA POS-MODERNIDAD DESDE EL MARXISMO

?

EDITORIAL FUTURO S.R.L. (en formación)

Queda hecho el depósito que marca la ley 11723

Primera edición Octubre de 1995

LIBRO DE EDICION ARGENTINA Editorial Futuro S.R.L. (en formación) San Martin 876 - 2000 Rosario - Argentina

AGRADECIMIENTOS *Quede patente toda mi gratitud hacia JOSE R. FABELO, sin cuyo interés y aliento este trabujo no hubiese sido escrito y hacia CARIDAD HERNANDEZ, sin cuyoesfueraoy largas horas de dedicación no hubiese llegado a la forma que hoy ha adquirido. EL AUTOR.

INDICE ¿ES PENSABLE LA POS-MODERNIDAD DESDE EL

MARXISMO? I- TRES AMBIGUEDADES DEL DEBATE ACERCA DEL POSMODERNISMO Y LA POS MODERNIDAD; DOS CIRCUNSTANCIAS Y CUESTIONABLES DOS INTERROGANTES ESENCIALES. (Planteamiento general de la problemática)..

II- ¿SON EQUIVALENTES POS-MODERNIDAD MODERNISMO?.....

Y

POS-

......

9

IIl-¿ES REIVINDICABLE EL MARXISMO (Y MARX) EN NOMBRE DE LA MODERNIDAD Y OPONIENDOLOS A LA POS-

MODERNIDAD?..

43

UN CONTENIDO IV.MISMO UN ¿PRESENTAN ESTETICO" UN "MODERNISMO Y "MODERNISMO

HISTORICO"?..

53

V.- ¿ES IMPRESCINDIBLE PARA CARACTERIZAR LA POSMODERNIDAD HACERLO DESDE LOS PRESUPUESTOS DEL

POS-MODERNISM0?... VI.-

61

EL SUBYACENTE: PROBLEMA LA AUTOCONCIENTIZACION DE NUESTRA CONTEMPORANEIDAD. 71 (A modo de conclusiones).

¿ES PENSABLE LA POS-MODERNIDAD

DESDE EL MARXISMO?

L- TRES AMBIGUEDADES DEL DEBATE ACERCA DEL POSMODERNISMO Y LA POS-MODERNIDAD; DOS CIRCUNSTANCLAS CUESTIONABLES Y DOS INTERROGANTES ESENCLALES. (Planteamiento general de la

problemática). Suele suceder que determinadas cuestiones acaparan, de período en

período, la atención preferente del debate público. En los últimos tiempos así ha acaecido con el tópico del Pos-modernismo y la pos-

modernidad. Acá y acullá se debate con profusión dicha cuestión. Los marxistas -y con ellos el Marxismo- también han entrado a participar en el debate. Asi, con frecuencia, las discusiones acerca del Pos-

modernismo y la pos-modernidad se mezclan, mutatis mutandi, con la cuestión de la llamada "crisis del

Marxismo",

corrientes del debate contemporáneo,

1

otro de los tópicos

vinculado a lo cuál se toman

posiciones con relación a la vigencia del Marxismo como corriente de pensamiento en el tránsito hacia el siglo XXI. No me apresuré, en mis predios, a tomar parte en el debate. Me

pareció,desde su inicio, que adolecía de ciertas ambigüedades. Era

más una intuición que otra cosa, al principio. Después fué adquiriendo contornos más y más de nidos y de nibles para mí. Decidi entonces indagar acerca de aquéllo que se me antojaba ambigüo en tal debate. Semejante indagación me condujo a constatar otras circunstancias del debate, entre ellas algunas concernientes a determinadas posiciones

asumidas

por

muchos

marxistas,

que me parecieron

sumamente

cuestionables, y peligrosas, por sus consecuencias, para los propios marxistas y para el Marxismo. Aquellas ambigüedades y estos cuestionamientos suscitaron en mí la aparición de ciertos interrogantes que consideré esenciales para cualquier participación en el debate de referencia y, más aún, para cualquier toma de posición en el mismo. Si se trata, además, de la participación y toma de posición en el debate por parte de un marxista, y de "su" Marxismo, entonces esa aclaración de ambigüedades,

interrogantes

esa precisión de cuestionamientos y esa respuesta a

esenciales,

se

tornan,

a

mi

juicio,

sencillamente

insoslayables. Para mí, en todo caso, lo fueron. La pregunta con que he dado título a este libro: ¿Es posible pensar la pos-modernidad desde el Marxismo?, globaliza el sentido que pronto se me hizo claro tomaban los esfuerzos indagativos

enprendidos por mí, llevados por su lógica propia de desenvolvimiento. Al mismo tiempo, con tal formulación trasluce la motivación que producían en mí los resultados a que iba arribando en dicha indagación y que me impulsara a introducirme en el debate en el

marco de mi realidad más cercana y que, hoy, toma la forma de este libro. Quisiera, entonces, abordar dicha motivación explicitamente. Más que una motivación, es una preocupación suscitada en mí por la

constatación

de que,

inmersos

fi

fi

2

en el

debate

acerca

del

Pos-

modernismo y la pos-modernidad, mis predios como fuera de ellosnuevo, hacia algo para lo cuál el realidad los marxistas que hacen ese envidiable

habilidad:

la de

muchos marxistas -lo mismo en se encaminan, según creo, de Marxismo de nuestro siglo, en Marxismo, ha mostrado una nada

aislarse

con

relación

a

determinadas

manifestaciones contemporáneas de la vida y del pensamiento, al no discernir adecuadanmente sus facetas legítimas de sus lados justamente criticables. En esta oportunidad el resultado sería el aislamiento con relación a la pos-modernidad.

Este libro, y mi inserción modesta anterior a él en el debate dentro de mi realidad nacional, tratan de argumentar porqué considero que en tales cicunstancias del debate, aparentemente alejadas de las luchas cotidianas, los marxistas (el Marxismo) se juegan su supervivencia como corriente de pensamiento vigente. Intentaré mostrar cómo el aislamiento con relación a la posmodernidad por parte de los marxistas, es equivalente a aislarse de la

contemporaneidad y todo aquél que se aisla de su contemporaneidad

está, o queda, desvalido para ejercer in uencia

signi cativa sobre sus

contemporáneos. El cúmulo de material reunido en el curso de la indagación a que ya he hecho referencia es apreciable. Tanto, que es capaz de dar a luz muchas mas cuartillas que las que el lector se verá incitado, obligado,

nunca

a leer en el presente caso. Es susceptible de ser organizado

y plasmado en un volumen que duplique el número de páginas de éste. Y en otro que se encamine, por lo menos, a triplicarlo.

Me pareció oportuno, y necesario, concentrar lo esencial en un número de páginas su cientemente numerosas para hacer llegar a los lectores el mensaje que he adelantado más arriba, y hacerlo con un

mínimo de argumentación que le permita autosostenerse y, al mismo

tiempo, su cientemente reducidas como para no exigir una dedicación

fi

fi

fi

fl

3

temporal excesiva al mismo por parte de quienes no disponen de ese tiempo más prolongado. Por supuesto, lo anterior condiciona, entonces, cierto estilo de exposición , concentrado, ceñido a lo más importante, y

compromete,

a su vez, a otros

tratamientos

cabida no sólo a lo más importante, signi cativos,

a

argumentaciones

posteriores,

sino a otros no

tan

compendiador, que den

aspectos también

concentradas

extiendan más en unos u otros detalles o circunstancias

que

se

colaterales,

pero que arrojen asimismo luz necesaria y conveniente a lo tratado en esta ocasión. Quisiera expresar la esperanza de que esta necesidad de circunscribirnos en estas páginas a lo esencial y mínimo, sirva de acicate a otros más informados y mejor dotados que este autor, para levar a vías de hecho esos otros tratamientos más extensos de esta problemática que sometemos a su consideración. Comencemos a adentrarnos en el tema. Para ir ganando claridad

en lo que pretendemos argumentar, traigamos a colación explícita aquellas ambigüedades, cuestionamientos e interrogantes esenciales a

que ya hemos hecho referencia implícita y que, de una u otra manera, condicionaron nuestra aproximación a las cuestiones que pasaremos a

tratar. A poco de familiarizarme con las primeras manifestaciones del debate acerca del Pos-modernismo y la pos-modernidad que cayeron en mis manos o que tuve ocasión de escuchar

personalmente, se me

fué haciendo patente la impronta que, necesariamente la presencia del pre jo "pos", dada su índole correlativa, imponía a lo debatido. Si se trata de algo "pos", ello signi ca que hay que precisar aquello que constituyó el "pre" (lo precedente) a ese "pos" y lo que constituye ese "pos" (lo posterior) a aquel "pre", so pena de no circunscribir lo debatido

a su

marco

exacto.

Se

torna,

entonces,

imprescindible

correlacionar ese "pos" con su "pre" y viceversa, y, precisamente, me percataba de la frecuente ausencia de semejante correlación

fi

fi

fi

4

precisadora de contextos o de la

insu ciente

profundización

en la

misma. De modo que, explicitando esta prinmera ambigüedad del debate, la formularíamos de la siguiente manera: la insu ciente precision en la

necesaria contextualizacion (epocal y loso ca) a la que obliga la indole correlativa del pre jo "pos", presente en los terminos centrales del debate, para sustantivar ya bien la epoca, ya bien la corriente de pensamiento de que se trate. Por otra parte, no era di cil percatarse como en el curso del debate uno u otro de los participantes pasaba de referirse, por ejemplo, al Posmodernismo en una u otra de sus características en tanto corriente de pensamiento con temporánco, a referirse, como si no estuviese hablando ahora de nada diferente, a la pos-modernidad. 0, en ocasiones, lo inverso, es decir, una

argumentación

modernidad en una u otra de sus

contemporánca,

era

continuada

manifestaciones

en

términos

referida a la poscomo

de

epocalidad

Pos-modernismo.

Como resultado de lo cuál, los "laureles" o los "anatemas" , según la

visión del debatiente. de que se hacia merecedor, por ejemplo, el Posmodernismo,

pasaban a

"embellecer"

o a "afear" a la

pos-modernidad

o viceversa, lo que no me parecia justi cable: y, con cierta frecuencia, me

percataba

inaceptables

que

que.

por

daba

lugar

a

generalizaciones

otro

lado,

contribuian

francamente

a enconar aún más -

innecesariamente- el debate oral o escrito. De manera que esta segunda ambigüedad del debate puede quedar

expresada como: la insu ciente distincion entre Pos-modernismo (con mayúscula) como corriente de pensamiento y pos-modernidad (con minúscula) como epoca historica. Como se sabe, el debate a que nos referimos se mueve en varios

planos. Abarca aspectos de lo estético -campo por donde se originaron las

primeras

modernismo

manifestaciones

a las que se

fi

fi

fi

fi

fi

fi

fi

como Pos-

extendiéndose a otros ámbitos del pensamiento social, 5

fi

denominara

hasta llegar al terreno propiamente

losó co. Todo ello involucrando,

por supuesto, la dimensión de lo histórico, en tanto se debate sobre procesos que se desenvuelven en un determinado periodo epocal. Sin

embargo, en el acaecer cotidiano -y también en el conceptual- del debate, frecuentemente se pasa de uno de dichos planos, por ejemplo, el de las manifestaciones estéticas, a otro, ya bien el de otros ámbitos

sociales, o el losó co (y viceversa), prácticamente sin solución de continuidad. Pero hay más. Aún en los marcos de un mismo plano del debate, se transita, también sin solución de continuidad, de la utilización de algunos términos con el sentido que adquieren en ese plano particular de análisis, a su utilización en un sentido históricoepocal más amplio , que ya no es privativo de aquel plano particular. Un caso especialmente frecuente, y, a juicio nuestro, de importante connotación dentro del debate de referencia, lo constituye la transición sin solución de continuidad en el manejo del término "modernismo" en su signi cación estética a su aplicación en lo histórico. Esta última circunstancia, me pareció pronto, introducía complicaciones

adicionales en el debate, tanto más si tenemos en

mente, sobre lo que tendremos ocasión de abundar más adelante, que el propio término "modernismo" estético, tomado por sí mismo,

presenta ya más de una ambigüedad terminológica. Así las cosas, podemos entonces formular esta tercera clase de

ambigüedad como: el paso, sin solucion de continuidad, entre diferentes planos y sentidos en el tratamiento de uno u otro termino del debate, en particular en lo que se re ere al tratamiento del "modernismo" estetico y del "modernismo'" contenido.Estas tres historico-epocal, obviando su diferente ambigüedades constatadas en el debate acerca del Pos-modernismo y la pos-modernidad pasan, la mayor parte de las veces, inadvertidas para los que incurren en ellas, por lo que, de caso en caso, son

fi

fi

fi

fi

fi

fi

6

"solucionadas"

de modo aleatorio y en detrimento ya de uno, ya de

otro polo, o de ámbos, de la ambigüedad de que se trate.

Lo anterior, entonces, ha ido determinadas

debate.

otras

Entre

conformando, en buena medida,

circunstancias.

cllas

hay

dos

más o menos que

nos

recurrentes,

parecen

del

especialmente

signi cativas, por lo cuestionable de las mismas: 1)

La

remisión

caracterización

de una

-0

referencia

pos-modernidad.

para cualquier a los presupuestos del Pos-

obligada-

modernismo. 2) La harto frecuente consideración -como especie de corolario a la

circunstancia

1- de la

pos-modernidad

, y de

perteneciente o concerniente a ella, como algo

cualquier

ajeno,y

aspecto

adverso, al

Marxismo. Pero

SI

semejantes

circunstancias

cuestionables

Vienen

condicionadas por aquellas ambigüedades ya apuntadas, entonces no solo cabe preguntarse, sino que se torna totalmente pertinente y necesario interrogarse acerca de si: a) ¿Es modernidad.

imprescindible, para toda caracterización de una poshacerla referida exclusivamente a los presupuestos del

Pos-modernismo? b) ¿Es modernidad.

reivindicable

el

"oponiéndolos"

Marxismo a toda

(y

Marx) en nombre de la

pos-modernidad,

e insoslayable

considerar, como ocurre con frecuencia, a la pos- modernidad

como

algo ajeno y adverso al Marxismo (y a Marx)? Mi respuesta a estos

esenciales interrogantes, en ambos casos, cs negativa.

No

imprescindible

al

caracterizar

la

pos-modernidad

circunscribirse a lo que el Pos-modernismo ha aportado y aporta a ella , estése a favor o en contra de esos aportes, que es ya otra faceta de la

cuestión que no invalida, ni en un caso ni en otro, esa negativa. No es insoslayable

considerar a la

pos-modernidad

como algo

ajeno y adverso al Marxismo (y a Marx) como algo que incluso no

fi

7

fi

puede pensarse desde o a partir

del

Marxismo

o de lo cual el

Marxismo (y Marx) no pueden formar parte. Y entre las razones para que no lo sea, gura, en nuestra opinión, la de que reivindicar al Marxismo (y a Marx) en nombre de la modernidad, "oponiéndolos" a

cualquier pos- modernidad, constituye una verdadera "contradictio in

adjectum." Pero declarar algo, por muy convencido que se esté de ello, no

puede de ningún modo sustituir su argumentación. Por lo mismo, las dedicadas a esa restantes secciones de este libro estarán argumentación, en la que intentaremos despejar las tres ambigüedades constatadas,

en

tanto

se

sitúan

en

la base

misma

problemática, así como diluir las dos circunstancias

que dan lugar, mostrándolas como falsas

de

toda esta

cuestionables a

"soluciones".

Soluciones

falsas que no debe pensarse que son esgrimidas exclusivamente por aquellos que no ven con buenos ojos al Marxismo o que son, al mismo

tiempo,

partidarios

acérrimos del

Pos-modernismo,

sino que, por

paradójico que pueda parecer, son también propuestas -implícita o

explícitamente- por numerosos marxistas.

I.-¿SON EQUIVALENTES POS-MODERNIDAD Y POS-

MODERNISMO? La respuesta a la pregunta que encabeza esta sección nos permitirá

-como no es di cil percatarse por su formulación- dilucidar la segunda ambigüedad del debate acerca del Pos-modernismo y modernidad de las tres traidas a colación. Pero el camino

la posque nos

conducirá a ello será el que nos indica tomar la primera de dichas

ambigüedades mencionadas, es decir, la que apunta a la insu ciente precisión en la necesaria contextualización a la que obliga la

naturaleza co-relativa del pre jo "pos" en los términos centrales del debate.

De manera que, como se dice

cotidianamente,

"matando dos pájaros con un mismo disparo". Para dilucidar la carga semántica de una primero

que se

impone,

pues, es

contextualizarla

con

pos-modernidad,

contextualizarla

aquéllo de lo cuál se erige en "pos" (en

estaremos

con

posterioridad).

relación

lo a

Es decir,

relación no a otra cosa que con respecto a la

modernidad.

CONTEXTUALIZACION EPOCAL DE LA MODERNIDAD La existencia misma de un referente epocal correspondiente al

concepto de "modernidad" puede considerarse como establecida. 0

fi

fi

fi

sea, puede - y, de hecho, como veremos, se hace - debatirse aún acerca

de la precisión de sus límites separan -y la unen- de

existencia

misma

argumentación modernidad,

nuestros

como

no

irá

sino a

epocales, sobre todo de los que la días,

periodo dirigida

epocal.

a

delimitarla,

pero

"probar"

existe

Por la

sobre todo en lo

consenso en su

lo

tanto,

existencia

nuestra de una

concerniente a sus

limites con aquella epocalidad que se erige como su posterioridad. Desde el punto de vista epocal, un periodo histórico queda

primeramente contextualizado como la plasmación de manifestaciones históricamente portadoras, por su contenido, de un carácter cualitativamente tal, que distinguen -diferenciándolo- a dicho periodo temporal de manera más o menos radical con relación al periodo

precedente. Para la modernidad, el inicio de semejante demarcación

con el periodo previo -el Medioevo- puede razonablemente situarse en

conexión

complejos y variopintos procesos que acostumbramos denominar: el Descubrimiento y conquista del Nuevo Mundo, el Renacimiento, la Reforma, la transición gradual del sistema socio-económico feudal al capitalista, de modo que dicho con

esos

limite inferior de la modernidad queda ubicado en aquella "bisagra"

histórico-temporal que une los siglos XV y XVI, 1500 en un

ámbito

que,

geográ ca,

"girando" en torno al

socio-económica,

política

y

culturalmente, recibe su ímpetu desde el continente europeo pero que, desde

sus

inicios,

presenta

una

proyección

que

lo

vincula

orgánicamente con diferentes partes del descubierto mundo extra-

europeo, hoy denominado "tercer mundo", cuyos recursos materiales, y también contribuyen

culturales, a pesar de que ello se olvida con frecuencia., sustancialmente

a marcar

periodo con los rasgos que lo

indeleblemente

caracterizarían,

a ese nuevo

especialmente

con

aquella "apertura hacia el futuro" y con aquel agudizado "sentimiento de lo nuevo" que se harían consustanciales a "lo moderno".

¿Qué

rasgos

económico-productivos,

sociales,

políticos

y

cultural-espirituales con eren contenido especí co y contextualizan

fi

fi

fi

10

epocalmente

este

nuevo

periodo

del

devenir

de la

humanidad?

Intentemos recapitular los principales, recorriéndolos en dicho orden. Para el ámbito o esfera de su modo de producción:

- La sustitución gradual de los talleres gremiales artesanales por las

manufacturas, con la ulterior división del trabajo que ello conllevara aparejado y el concomitante auge de la productividad del trabajo, - el proceso de crecimiento y concentración sostenida de los capitales, con la tendencia al predominio del capital comercial, - la revolución técnica de la segunda mitad del siglo XVII e inicios

del XIX con la aparición de las máquinas herramientas, entre ellas las

movidas a vapor, - la revolución industrial del siglo XIX con la generalización del nuevo modo tecnológico de producción fabril-mecanizada, en los paises más

desarrollados,

con un

colosal

salto

cualitativo

de las

fuerzas productivas y de la productividad del trabajo que ello proporcionó, asi como con la tendencia al predominio del capital

industrial, la

expansión

progresiva

de los

mercados

nacionales

y el

surgimiento y auge de un mercado mundial, sobre la base y recursos económico-productivos de toda la "periferia" del nuevo mundo descubierto, mantenida en diferentes estadíos de subdesarrollo

económico, siendo precisamente aquel nuevo -y superior- modo tecnológico fabril-mecanizado de producción -y el enorme incremento de la productividad del trabajo que posibilitó- lo que marcara la superioridad de nitiva del capitalismo, después de tres siglos de olvidando que el pugna. Pugna que hoy tendemos a obviar, capitalismo, socialmente, mas progresivo desde el siglo XVI con relación al régimen feudal, necesitó 3 siglos para poder darse una base

tercnológico-productiva que le permitiera mostrar irreversiblenmente no sólo dicha superioridad social, sino también su superioridad productiva con relación al antigüo régimen, ya que la manufactura,

fi

11

con todo el progreso que signi có con relación al taller gremial, lo fué mayormente en el plano de la organización social de la producción, pero no en el plano tecnológico de la misma, que permaneció siendo de similar nivel al del feudalismo tardío hasta el advenimiento, siglos después,

precisamente

de esas

revoluciónes

técnica

del

XVIII

e

industrial del XIX. Para el ámbito o esfera de su socialidad: -

El

tránsito del

predominio

de las formas no

económicas

de

explotación social del trabajo al predominio de las formas económicas de dicha explotación, - la decadencia del estamento de los señores feudales y el auge de la

clase burguesa, - la extensión de los estilos de vida urbana con relación a los rurales, - el surgimiento de un proletariado como clase en-si, pero no como clase para-sí, la secularización progresiva de las costumbres, el avance mani esto en la sanidad pública, en la escolaridad y en la

educación, -

la

institucionalización

de la ciencia como

ámbito de actividad

social. la creciente

separación del arte como

ámbito

autónomo de

quehacer social con relación a los restantes,

el proceso de generalización de patrones de vida y acción sociales europeizantes con el incremento de la internacionalización de la vida, en detrimento del a anzamiento de las socialidades autóctonas

"periféricas", Todo lo cual conllevó a la plasmación de una nueva socialidad emergida sobre el dominio de la clase de la burguesia.

Para su ámbito o esfera político:

- Las transformaciones estatales holandesas del siglo XVI,

fi

fi

fi

12

- la revolución burguesa inglesa del siglo XVI, -

la

institucionalización

de los poderes políticos

centralizados y el

a anzamiento de los Estados nacionales europeos, - el dominio político de dichos Estados europeos, sobre la base del

colonialismo, sobre los países del nuevo mundo "periférico", - la gradual separación de la lglesia y del Estado,

- la instauración del derecho privado y el proceso de universalización

de las normas jurídícas, los primeros procesos independentistas de las colonias, en particular la independencia de las colonias norteamericanas de

Inglaterra en el siglo XVII, -

la

Revolución

Francesa de

nales del

XVIII, con sus ideales de

"libertad, igualdady fraternidad" que se erigieron en una suerte de "culminación" del proceso de dominio y a anzamiento político ulterior de la clase burguesa. Procesos que

conllevaron

al

establecimiento

de un nuevo tipo de

estatalidad sobre la base de la nación-estado republicana. Para su ámbito o esfera

cultural-espiritual:

- La gradual secularización del pensamiento y la cultura, junto a la revalorización de la cultura de la Antigüedad y el auge del humanismo

en el llamado Renacimiento, - la renovación del pensamiento cristiano

occidental-curopeo con la

Reforma religiosa protestante del siglo XVI y su extensión gradual posterior a América del Norte, - el surgimiento y

auge de un pensamiento

cientí co-metódico

y

experimental, - una voluntad de sistema como estructuración del saber,

- el predominio de "lo matemático" y "lo lógico-deductivo" y de "lo analítico" como ideales del conocimiento, - las controversias el

empirismo

en los

losó cas -y cientí cas- entre el racionalismo y marcos

del

fi

fi

fi

fi

fi

fi

fi

13

establecimiento

de un

ideal

de

racionalidad

centrado en la facultad de la razón y movido por una

aspiración iluminista de Ilustración humana, -

la

subordinación

de las culturas

autóctonas no europeas y su

"europeización", - el

desenvolvimiento

de un agudo

sentimiento o percepción de la

actualidad, siempre abierta o "de cara" al futuro, - el

establecimiento

de un sentido de pertenencia a una humanidad

universal y a una historicidad

universal como parte del proceso de

conformación de una conciencia histórica", - el a anzamiento de una nueva manera de desarrollo como "progreso" sostenido e irreversible, una sensibilidad

experimentar

el

agudizada hacia la aceleración de todos los

procesos sociales, con el establecimiento paralelo de "lo nuevo" como criterio supremo de valor. Conjunto de procesos que plasmaron un nuevo tipo de cultura secular, cientí co-racionalista- que levó al establecimiento de un verdadero "culto" al poder de una razón auto-transparente, ubicua y centrada en la autoconciencia del sujeto humano, en detrimento de la

justa ponderación de otras facultades de la racionalidad

humana y

marcadamente europeizante con relación a la presencia y valores de

las culturas autónomas no europeas; cultura que, con todos sus logros y defectos, constituyó una nueva sensibilidad epocal.

Lo recapitulado constituye, por supuesto, una caracterización no exhaustiva

especi cidad

de

los

de

rasgos

la

con

modernidad

los

que

como

puede

periodo

caracterizarse

histórico,

la

pero,

su ciente, a nuestro parecer, para contextualizarla epocalmente. Sobre tal base, la modernidad, epocalmente, se nos presenta como

aquel periodo historico en el que, desde el transito del siglo XY al XVI y hasta mediados del siglo XIX, fundamentalmente en el continente europeo, y en las postrimerias de dicho periodo también en la América del Norte, se plasman:

fi

fi

fi

fi

14

- un nuevo tipo de socialidad: la socialidad basada en el dominio de

clase burgués, un nuevo tipo de estatalidad: la nación-estado-republicana, un nuevo tipo de cultura: secular, cientí co racionalista y europeizante, pero

que,

desde

sus

inicios,

se

nutrieran

con

los

resultados

descubrimiento, conquista y explotación colonialista mundo "periférico" en los 4 continentes restantes.

Mundo

"periférico"

manteniendo

de todo

del

un

cuya existencia devino entonces híbrida,

desde siempre

"un

pie" en la época

anterior

a esta

modernidad europea -y, con posterioridad, norteamericana- mientras intentaba (y a veces le obligaban a) poner "el otro pie" en la nueva

época moderna que venía muchas veces

"importada",

no siempre

generada autóctonamente, y sin poderla plasmar plenamente ni en lo económico- productivo, ni en lo social, ni en lo político, ni en lo

cultural-espiritual. Es decir, no plasmándose para dicha "periferia" un acceso pleno y auténtico a tal modernidad.

CONTEXTUALIZACION FILOSOFICA DE LA MODERNIDAD ¿Cuándo

y

cómo

se

adquirió

conciencia

losó ca

de

una

modernidad y qué premisas y rasgos caracterizantes asumió la misma? Ninguna época histórica puede alcanzar su autoconciencia losó ca hasta

que

sus

contornos

caracterizantes

su ciente, tornándose así susceptibles de ser

Asi precisamente acaeció con la modernidad.

fi

fi

15

fi

fi

la propiedad privada de los medios de producción,

fi

fi

organización social de la producción de caracter capitalista, basadas en

fi

fi

un nuevo tipo o modo tecnológico, fabril-mecanizado, de producción sobre la base de relaciones, también de nuevo tipo, de

se

hayan

per lado

lo

jados conceptualmente.

la

Solamente a nes del siglo XVII es que madura y se hace aguda necesidad de su autocercioramiento para la modernidad. Este

autocercioramiento comienza a sentirse como un problema, como una cierta urgencia de la propia vida. Para entonces, ese tipo de sociedad

cuyos rasgos epocales especi cos caracterizantes apuntáramos más arriba, siente cada vez más agudamente sus logros -que no eran ya pocos - pero también sus carencias. Vive ya las nuevas solidaridades

que ha generado como época, pero también sufre ya -y tampoco eran pocos - los desgaramientos producidos por ella misma. De ahí que experimente un ansia cada vez mayor de justi carse ante sí misma, de

esclarecerse sus propios fundamentos normativos que la legitimen ante

sus propios ojos. Todas estas circunstancias habian madurado ya a nales del siglo XVIII y en su transición al XIX y, si bien existia ya el precedente de aquel proceso que se denominara "la querella de los antiguos y los modernos" -acaecida en el entorno de los siglos XVI-XVIII- en el que en el terreno de "lo estético" como siempre, sensible antes que los cuestiones de demás a su contemporaneidad, se habían dirimido autocercioramiento epocal, no es hasta Hegel y su losofar que cristaliza este género de re exión como un nítido problema de índole

losó ca. Semejante

necesidad

y

urgencia

de

autoestabilización,

de

autoconciencia losó ca de una época, presenta, por otra parte, un nexo dialéctico sutil con la idea que un losofar se hace de sí mismo.

En esto tampoco fue la modernidad una excepción. Y siendo el losofar de la modernidad tan sensible a todo lo concerniente al sujeto

y otorgándole al mismo la prioridad que le otorgaba en su re exión, no es de sorprender que la problemática de la subjetividad humana estuviese en el centro mismo de la eclosión de su autocomprensión

losó ca.

fi

fi

fl

fi

fi

fi

fi

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fi

fi

fi

fi

fi

l6

La

estructuración

de

preocupación central de la aprehensión menos,

René

Descartes

con

misma

subjetividad

la

su

había

sido

losó ca moderna desde, al

"cogito

ergo

posteriormente por I. Kant en términos de su

sum"

y

tratada

loso a de la re exión

critica. Hegel, por su parte, considerando al cogito" cartesiano como una

subjetividad

abstracta

y a la

re exión

kantiana

como

una

autoconciencia absolutizada, condensa este "pathos" de la inmediatez

de la conciencia, fundador del losofar moderno europeo occidental, en su "principio de la subjetividad" como principio losó co de la modernidad.

Y

relacionarse

el

la

caracteriza

sujeto

como

consigo

una

manera

especi ca

de

mismo,

autorelación que era precisamente lo que constituia para él el contenido de la noción de subjetividad y que se explicitaba

mediante las nociones de libertad y

de re exión. Semejante principio de la subjetividad determinaba entonces las manifestaciones de la cultura moderna. institucionalizadas en diferentes ámbitos de actividad: la ciencia moderna, el arte moderno y la moralidad moderna, como verdaderas plasmaciones suyas a través de

complejos

procesos

Revolución

Ilustración, la Romanticismo. Todo

ésto,

autoconciencia

histórico-sociales

a

su

en la

vez,

como

Francesa

se

imbricaba

modernidad,

que se

con

la

Reforma,

posteriormente,

la el

la

la

estructura

constituia

de

en ella por la

delimitación de diversas esferas de validez (de la verdad, de la justicia, del gusto) que respondian a criterios

diferentes,

produciendo así la

modernidad una razón escindida en sus diferentes facultades. De esta manera, el principio de la subjetividad, y la estructuración de la auto-conciencia,

constituían en Hegel las fuentes de criterios

normativos que de nían a la modernidad. No es di cil

conciencia había

percatarse que esa escisión de las facultades de la

sido

evidenciada

fi

fi

fl

fi

fi

fi

fi

fl

fl

fi

fi

fi

fi

17

también

por

Kant,

pero

lo largo de su vida

Habermas",

no

constituía

para él nada

lósofo alemán a

losó ca -desde su juventud de Tubinga, Francfort

y Berna, pasando por su periodo de Jena y por sus etapas de madurez

posteriores para plasmar una solución satisfactoria a tal cuestión.

Le era imprescindible para ello encontrar aquel "poder uni cador" capaz de restituir a la autoconciencia

moderna su unidad perdida y a la

vida social su armonía concomitantemente desorganizada. Pero como su "pathos" losó co provenía de la necesidad de autoa rmación de la modernidad, buscaba ante todo tal fuerza uni cante y reivindicadora en el propio principio de la subjetividad moderna. Era ésto equivalente a

plantear

-y

a

tratar

de

resolver-

toda

una

"dialéctica

de

la

modernidad". Pero, al mismo tiempo, llevaba implícita la cuestión de si eran

su cientes ese principio de la subjetividad y aquella estructuración de la autoconciencia como fundamentos -es decir, fuente de criteriosnormativos para la modernidad y, más aún, para la restauración de la perdida unidad de esa conciencia y de la dañada armonía de la vida

social. Tanto más que eran de ellas mismas de donde, según cl propio Hegel, habían dimanado dichas anomalías Como tendremos ocasión de mostrar, en dicha cardinal cuestión el losofar moderno se jugaba su propio destino. ().-Habermas,

J;

"El discurso

losó co de la modernidad'"; Edit.

Aires: 1989.

fi

fi

fi

18 fi

fi

J.

Diversas fueron las tentativas llevadas a cabo por el

fi

fi

señalado

épocas anteriores (medieval y antigüa). A partir de lo cual, entonces, el losofar hegeliano puede ser comprendido como sus intentos de solucionar esta cardinal cuestión.

fi

fi

ha

desgarrador, mientras que para Hegel ello es vivenciado como una verdadera ruptura dimanante del propio principio de la subjetividad moderna, con relación a la unidad prevaleciente en la conciencia de las

fi

fi

fi

fi

como

Taurus; B.

uni cante

y

armonizadora.

provenir la ya

De dónde podría

terminología,

se refería como a una

"totalidad

Pero ni sus consideraciones acerca de una moralización

una imbricación

ética".

religiosa; o de

religión-arte que redundara en una renovación de la

capacidad regeneradora del mito; o de la fuerza reivindicadora del arte romántico, se muestran capaces de lograr tal resultado ante las tercas

realidades del alejamiento que experimentan con relación a la vida real

del

pueblo

ya

bien

aquella

"religión

racionalizada"

salida del

Iluminismo y del kantismo, ya bien ese arte romántico desgarrado en

sí-mismo. Quedaba, entonces, el

losofar mismo como la única instancia a

quién apelar para producir dicha "totalidad ética" intersubjetiva. Y aquí se halla Hegel ante una disyuntiva que, por el rumbo que tomó en de nitiva, el del concepto del "absoluto", marcaría cardinalmente su

losofar

posterior

como esa especie de

moderno de la conciencia,

haber seguido la

intersubjetivdad,

como ha sido

alternativa

que

le

ofrecida

brindaba

culminación

del

identi cado,

pero que, de

por el otro

aquella

losofar

rumbo, el de la

disyuntiva,

le

hubiese

conducido a terreno diferente y mucho más rme

(2).- Jurgen Habermas muestra, de modo sugestivo, esta "apertura" del losofar hegeliano al ámbito de la intersubjetividad en sus escritos de juventud e incluso del periodo de Jena, pero abandonado pronto, sin embargo. por él. De hecho, muestro tratamiento del losofar de Hegel como autoconciencia losó ca de la modernidad sigue de cerca el que hace Habermas, que nos parece convincente. Más adelante señalaremos dónde estimamos necesario apartarnos de él -en lo tocante al carácter "inconcluso" que proclama para la modernidad-(sigue)

19

fi

fi

fi

fi

fi

fuerza

a la que, en su

fi

fi

como en aquéllo de dónde podría

generarse, entonces, una intersubjetividad no desgarrada o deformada

fi

fi

loso a,

mencionada

fi

fi

y en la

fi

fi

Hegel pone sus esperanzas sucesivamente en la religión, en el arte

Esta decisión inconsecuencia

del

lósofo

de

su

alemán

no

pensamiento:

era

en

todo

lo

realidad

una

contrario.

Pues

"entregarse" al ámbito de la intersubjetividad le hubiese obligado abandonar el terreno de la autofundamentación losó ca de la modernidad a partir del principio mismo de la subjetividad que la caracterizaba. Y la tarca que Hegcl se habia situado era la antipoda

losó ca con relación a semejante abandono. Ello

condicionó

"absoluto"

como

que se

dedicara

a

elaborar

razón

universal

e

in nita

una

su

concepto

en la que

del

dicho

absoluto se plasmaba como cl proceso de relación del sujeto consigo mismo

-es

decir.

de la

subjetividad-

en que

lo

condicionado

se

relacionaba con lo incondicionado y en el curso del cual iba superando

las positividades (o sea. las absolutizaciones de lo condicionado como

lo incondicionado) producidas por esa misma razón ilustrada. En

otras

palabras.

clabora

una

manera

especí ca

en

que

la

modernidad, segün su visión. resolvia su propia dialéctica. quclla que ya

mencionáramos

como

dialéctica

de la

modernidad

denomina también: dialéctica de la llustración: mismo

de

la

superaciön

de

. 0 como se lu

la absolutización del

cualquiera.

y

de

toda.

absolutización suya por parte de la subjetividad moderna. ¿Pero dónde "tomaba cuerpo" semejante rasgo del losotar moderno? Lo hacía precisamente en el idealismo especulativo alemán. al que pertenecia cl

propio

losofar hegeliano. y al cual él precisamente daba cima. Pero dl

mismo constataba como tal

losofar. en contra de lo que debía succder

si se constituia como se aspiraba. en aquella fuerza regeneradora de la

"totalidad ética" moderna. desgarrada. se desvinculaba cada vez mas de

las

urgencias

vitales

populares

y

se enclaustraba

en aulas y

si bien no paru desestimar los desarrollıs mis recwntes del propio Hubermas uerva de la dimesicm de lu praxis cmmnicativa intersuhjetiva humanu, sm), todo lo conrurio, pura uprorechurlos en un sentido, u juicio nuestro, purticulurmete

fructifero

fi

fi

fi

fi

fi

fi

fi

fi

fi

fi

20

sin salida". En la etapa misma en que había

propio principio caracterizante, el de la subjetividad, ésta se mostraba incapaz de llevarlaa vías de hecho, y de restaurar así la armonía de la vida social y de la autoconciencia escindidas en ámbitos de actividades y en facultades de la conciencia no reconciliadas. Se tornaba así problemático, a partir de Hegel, todo intento de

autofundación de una dialéctica de la modernidad a partir del propio principio de la subjetividad. La "inmediatez de la conciencia" de la

que había partido todo el sido

explotada

losofar moderno desde Descartes, habia

hasta sus últimas

consecuencias y

desembocaba,

paradójicamente, en una absolutización suya tal, que negaba aquel "pathos" antiabsolutista y antiautoritario, con que surgió en el alba de la modernidad.

Filosó camente, la modernidad quedaba culminada, su fuente inspiradora quedaba ağotada. La "dialéctica de la modernidad"

ilustrada sólo podia ser prolongada sobre la base de la transgresión de la propia modernidad como época y, losó camente, sobre la base de otra inmediatez y otro principio"!. (3).- Aquí es precisamente dónde no compartimos el tratamiento de la modernidad como

un

proyecto

"inconcluso"

que

hace,

a

partir

de estas

circunstancias

,

Habermas. Al contrario -y paradójicamente para nosotros basándonos en lo mismo que ha argumentado convincentemente el propio Habermas- se pone de mani esto dicho proyecto como un "proyecto agotado". Ni el mevo modo tecnológico de

producción, ni la nueva socialidad y estatalidad, ni la nueva sensibilidad culturalespiritual instauradas por la modernidad, podian ya -como efectivamente no pudieron- regenerar la "totalidad ética" escindida en la propia modernidad. Dónde y cuándo ello ha parecido comenzar a poder ser plasmado -y, desgraciadamente en más de un caso, no por

mucho tiempo,

debido a la

lamentable

deformación

subsiguiente de esos mismos nuevos fundamentos normativos y esas nuevas (sigue)

fi

21

fi

fi

"callejón

losó co hegeliano desembocaba en un

logrado elaborar una "dialéctica de la mnodernidad" consustancial a su

fi

fi

verdadero

fi

fi

cenáculos. Asi, el patético intento

Pero cilo

scria

llevado a cabo.

como

veremos

en

próximas

scciones,. ya no por Hegel

CONTEXTUALIZACION EPOCAL DE LA POS-MODERNIDAD. La existencia de un reterente epvcal correspondiente al conxeplo de

"pos-modernidad"

epocal

para

el

no presenta zún, a

concepto

de

diferencia

"modemidad".

un

del

referente

reconocimiento

generalizako quc pcmita considerarla conU algo ya establecido,, aunquc es ya notoria y signi cativa la generalización crecicnte de una, tcorización que cmplca dicha nocion. Lo decisivo aqui, como para cualquicr otra ćpoca, lo constituye la

presenciao , en lacontemporancidaddada, demanifestacioncs historicas

quc. por su

cualitativamente

contenido.

sean

portadoras

de un

carácer

difercnte. quc le con ere a esa contemporaneidad,

precisamente. una cspcciticidad distintiva con relación al periodo precedente. ¿Existen tales manifcstaciones históricas quc marquen, por sus carácter peculiar y especi co. un periodo radicalmente nuevo que transgrede aquello que caracteriza cpocalmente a la modernidad? Nuestra respuesta es AFIRMATIVA. Existe,

efectivamente,

ese

referente

para

la

noción

de pos-

modernidad. Se vincula a toda una gama de acontecimicntos de la vida

matenal y espiritual que, a partir del scgundo tercio dcl siglo XIX, señalan, por un lado, el agotamiento relativo, con relacion al periodo precedente, de los procesos caracterizantes de aquclla modermidad, o la pérdida de su carácter de procesos históricamente progresistas, ante ferras ociales en periodka ms recientes lo ha sido sólo sobre la base de fumdamentasnormatrvas y fuerzat socałes ajena ty confrecueRcIa antagins) & csa Modernidad Pero etlo es materia para secones sshsguienes de ene libra

fi

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fi

22

En el ámbito o esfera del modo de producción: - Los avances ulteriores de la producción

fabril-mecanizada

simple

hacia una producción industrial compleja, - la

limitación,

desde principios del siglo XX, de los procesos de

dominio del capital en una serie de países y aún regiones geográ cas,

donde surgen, por vez primera, relaciones de producción socializadas en sistemas de plani cación centralizada no basadas en la propiedad privada sobre los medios de producción, - el

tránsito

en las

regiones

bajo la égida del

capital,

desde el

predominio del capital industrial productivo, hacia el predominio del capital nanciero especulativo, junto a la transformación paralela del capitalismo industrial en monopólico, la ocurrencia de la revolución cientí co-técnica contemporánea, a mediados del siglo

XX, que da a luz las máquinas

herramientas

automatizadas -con la adición de un eslabón lógico a las mismas- y

con el consiguiente salto cualitativo en las fuerzas productivas, -

la

transnacionalización

de

la

economía

y

la

globalización

(planetarización) de los nexos económicos internacionales, -el comienzo de la llamada "reconversión industrial" o "revolución de la alta tecnología", a partir de la década de los años ´80 de este siglo, en los paises altamente industrializados,

constituyéndose en el inicio

del tránsito a un nuevo modo tecnológico de producción integralmente automatizado, basado en los sistemas robotizados de producción

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23

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el surgimiento, precisamente, por otro lado, de esas nuevas realidadesde muy diverso orden- que los niegan y/o que son portadoras de un carácter históricamente mas progresista, trascendiéndolos.Al igual que hicimos para la modernidad, recorramos de ámbito en ámbito social dichas manifestaciones:

fl

exible, que implica un nuevo y colosal salto en la productividad del

trabajo, - el proceso de inusitado

crecimiento de la deuda externa acumulada

por los países subdesarrollados para con los desarrollados; así como el ensanchamiento de la brecha de desarrollo -tecnológico y económic0entre estos dos grupos de países.

Con todo lo cuál, por una parte, ha cobrado ya existencia fáctica, en el último tercio del siglo XX, una base técnica, que ha comenzado a ser ya empleada en los paises más altamente desarrollados, que hace posible un modo tecnológico, integralmente automatizado, de producir que, como tendencia, se erige en sustituto del modo tecnológico de producción de la modernidad madura; y que, por sus propias caracteristicas,

es

susceptible

de

constituirse

en

el

basamento

tecnológico-productivo de sociedades pos-capitalistas basadas en una combinación social de la producción organizada sobre bases más

colectivas o socializadas. Mientras, por otra parte, toda una "periferia

terçermundista"

transita

por

diversos

estadíos de

subdesarrollo

a

expensas del cuál, en buena medida, ha sido factible aquel otro nivel de desarrollo.

En el ámbito o esfera de lo social: - La decadencia relativa de la clase burguesa y el auge gradual de las

clases trabajadoras, en tanto portadoras de un carácter históricamente

progresista, - el tránsito del proletariado de una clase en-sí hacia una clase para-sí, -la sustitución en una serie de países de las relaciones de explotación

económica del trabajo, por relaciones de cooperación laboral colectiva de los trabajadores, - los primeros intentos, a partir de 1917, del establecimiento, en los países con relaciones de producción socializadas, de un nuevo tipo de

24

socialidad

que se basa o aspira a basarse en la praxis de las masas

trabajadoras

y en la

priorización

de sus necesidades e intereses; la

deformación gradual de esas socialidades -en periodo más recientecomo resultado de una socialización más formal que real de los

medios productivos, por su estatalización en un grado mayor que lo realmente necesario, con su consiguiente burocratización y con el estrechamiento sostenido de su base social popular inicial,

el creciente papel como sujetos y agentes de acción social de toda una serie de capas trabajadoras y de capas medias no proletarias, - el creciente activismo de diferentes minorías sociales y/o de

comunidades indigenas autóctonas, como reacción al cercenamiento de la "sociedad civil" con su ulterior totalización y homogeneización de las vidas individuales, la posibilidad, por vez primera en la historia "civilizada", de la liquidación ontológica bélica de la humanidad misma, como resultado

de la carrera armamentista, - la

creciente

informatización

y

masi cación

de la

vida

social

impuesta por los medios de comunicación masiva, primero, y por las

computadoras, después, -megapolis-

con colosal

concentración de seres humanos en un espacio social

relativamente

- el

surgimiento

de enormes

ciudades

reducidoy aislado del entorno natural, - la aproximación gradual a límites con consecuencias negativas ya imeversibles, de la modi cación por el hombre de su medio ambiente natural, con la ocurrencia fáctica de graves accidentes y catástrofes

ecológicas, el gradual resurgimiento de formas de vida religioso-popular, como reacción a una ulterior secularización de la vida.

A través de todo lo cual tomaron cuerpo por vez primera, por una parte, socialidades que se proclamaban y proclaman pos-capitalistas, las del "socialismo real"; mientras que, por otra parte, la socialidad

fi

fi

25

plasmaban socialidades hibridas -donde coexisten entornos y formas de

vida

social

sumamente

dispares-

cuya

identidad

social

es

precisamente (y paradójicamente) su carácter heterogéneo.

En el ámbito o esfera politico: -

El

gradual

agotamiento

relativo

burguesas de estatalidad, - la ocurencia del primer intento

de

las

formas

republicanas

de plasmar una estatalidad no nales del siglo XIX, cruelmente

burguesa con la Comuna de Paris a aplastada,

- el término de la repartición colonial del mundo "periférico" (no hay ya más nada que descubrir, conquistar y/o colonizar), - la primera con agración bélica mundial de 1914-18, - la

revolución

de Octubre de 1917 que lleva al poder a la clase

trabajadora rusa en el país mayor del planeta, - la institucionalización en la Unión Soviética de un nuevo tipo de

estatalidad popular, los Consejos (Soviets) de representantes del pueblo, que aspiraba conscientemente a evolucionar hasta la gradual extinción del Estado, después de una fase inicial de "dictadura del

proletariado" contra la resistencia interna y externa, -

el

desenvolvimiento

deformaciones

gradual,

a

partir

de

totalizantes de las estatalidades

los

años

"30,

de

contemporáneas:

el

fascismo, de derecha, en el caso de la

estatalidad

burguesa

en el caso de la

y el

stalinismo,

de

izquierda,

de

interguerras nueva

estatalidad proletaria soviética, con consecuencias ulteriores nefastas en ambos casos, y que, en lo concerniente al stalinismo,

comprometió

irreversiblemente en ese pais, y en otros con posterioridad, como se haria evidente en periodo más reciente, las poten cialidades inherentes

26

fl

fi

burguesa moderna desarrollada se transformaba en la contemporánca "'sociedad de consumo" y los paises de la periferia subdesarrollada

a

ese

nuevo

tipo

de

estatalidad

de

los

Consejos

populares,

desvirtuándola, - la 2da con agración

bélica de alcance

mundial,

de 1939 a 1945,

con saldo de decenas de millones de víctimas, y la victoria de las fuerzas aliadas , por encima de sus contradicciones

fascismo, a cuyo

término

mutuas,

contra el

un nuevo grupo de países de Asia y de

Europa Oriental accede a la construcción de una sociedad que aspiraba a sustituir al capitalismo previo, pero en el caso de los paises europeoorientales

no

siempre

como

resultado

de

procesos

totalmente

autóctonos, la instauración de la politica de "guerra fria" entre las grandes

potencias y su más reciente supuesto " n" con el desmoronamiento del "socialismo real" en Europa, - la

revolución

china de

1949, que

lleva al

poder a las clases

trabajadoras del país más poblado de la Tierra, - el proceso de

en Asia,

decolonización de más de 100 países de la "periferia"

Africa y América

Latina y su ulterior lucha por su plena

soberanía política, la revolución cubana de 1959 que instaura en el poder por primera vez en América a las clases trabajadoras, - el desenvolvimiento en China de la deformación

maoísmo, de la estalidad

de izquierda, el

popular plasmada allí y la subsiguiente

"revolución cultural" aberrante, - el surgimiento, por vez primera, de códigos juridicos que pretenden refrendar una legalidad no burguesa, la llamada "legalidad socialista" en los países del "socialismo real", - los sucesos de Mayo del 68 en París y su repercusión en Europa y más allá de sus fronteras; la creación de la denominada "nueva

izquierda", el proceso de reforma del 68, conocido como la "primavera de Praga", en

la Checoeslovaquia

fi

fl

27

socialista, que sería a

posteriori

"perestroika",

- las reformas chinas a partir de 1978 como reacción a las anteriores

deformaciones maoístas, - el proceso de la "perestroika" soviética a partir de 1985, como intento de reformar las deformaciones del socialismo real en el país,

pero que, en realidad, al abortar, condujo a la desaparición de ese tipo de estatalidad socialista, primero en los paises de Europa del Este y

posteriornmente en la propia URSS, - cl proceso de "desmonte" del Estado de Bienestar de las sociedades

de consumo desarrolladas y los intentos de su sustitución por el Estado Neo-conservador., -

la

estatalización

gradual

del

espacio

público

y su

ulterior

"privatización" y "partidización'" como su "secuestro" por los grupos de intereses y los partidos politicos, - la guerra "tecnológica" del Golfo (previamente "anunciada" y "seguida" por televisión en gran parte del planeta), dónde millares de bajas se producen "antes" que los ejércitos beligerantes hicieran

"contacto" sico directo, - el n del Estado del "apartheid" sudafricano, - el inicio de la recomposición de la izquierda ante la lamada "crisis

del Marxismo". Todo lo cuál conllevó la aparición en nuestro siglo, por vez primera, con todos sus aciertos y también con todos sus errores que llevarían a la desaparición de la mayoría de ellas, de estatalidades no burguesas que se proclaman portadoras de los intereses políticos de las

clases trabajadoras y ejercen el poder en su nombre, tomando la forma de Repúblicas de Consejos populares o de las llamadas "democracias la estatalidad mientras evoluciona populares", burguesa an bológicamente, y pendularmente según países y regiones, desde el denominado Estado Bienestar de la sociedad de consumo desarrollada

28 fi

fi

fi

concientizado como el primero de los procesos tipo reprimido por tropas del Pacto de Varsovia,

neo-conservadora,

con su

pretendido dominio de "lo contractual" sobre "lo reivindicativo".

En el ámbito o esfera cultural-espiritual: - El auge y difusión ulterior, desde el segundo tercio del siglo XIX, del Marxismo, del Positivismo y del Existencialismo, como corrientes de pensamiento moldeadoras de fuertes componentes de la cultura de su época, - la polémica de

nes del XIX entre las ciencias del espiritu y las

ciencias de la naturaleza y la ulterior

búsqueda , ya en nuestro siglo,

de un ideal no clásico de racionalidad, como proceso de reacción a la

ruptura humanismo vs. cientismo producida en la cultura, - la destrucción consciente de cánones artísticos y literarios por los

diferentes vanguardismos estéticos, empezando por el paradójicamente Ilamado "modernismo" decimonónico, que, en realidad, reaccionaba ya contra el arte de la modernidad (4) - el desarrollo gradual de una voluntad anti-sistema y anti-meta sica como ideal de estructuración del saber., y como reacción a los excesos de

la

"sistemomanía"

de

la

modernidad

y

a

las

abstracciones

divorciadas de la realidad de su meta sica,

el movimiento de la "nueva novela" de la pos-guerra, - la

gradual

retorización e

estetización

del

pensamiento,

acompañada

de su

intertextualización,

(4).- Tendremos ocasión en secciones subsiguientes de abordar cómo dicha denominación de "modernismo"estético para algo que en realidad no es tal,

iutroduce complicaciones en la interpretación de la contemporaneidad estética.

fi

29

fi

fi

hacia las recientes formas de estatalidad

- la evolución de formas nuevas de reproducción cultural, mucho más vinculadas al mundo de la imagen con todo su universo simbólico; el

surgimicnto de una "cultura de pantalla", - el

"giro"

hacía una perspectiva

lingüistica

o "del

lengüaje" en el

pensamiento, a mediados del presente siglo. - el "giro" hacía una perspectiva hermeneútica, como saber de "los límites del propio saber", reivindicando el carácter mediado de

toda

aproximación

enraizándola

y

experiencia

en la realidad,

,

incluyendo

la

cognoscitiva,

y

contextual e histórica con sus plexos de

sentido pre-re exivos, - un cuestionamiento creciente de las grandes instituciones de poder y

de las grandes tecnologias, en favor de "lo pequeño" y "lo débil", - la

reivindicación

de valores que la tradición

consideraba bajos o

de las

o

innobles, - la

reactivación

resistencia

a su

ulterior

culturas

- el desarrollo de una nueva

nociones de "sujeto", "meta sica",

que

marginales

homogencización

cargo de supuestas "identidades" realidad, les son ajenas.

aspira

a

,

integración

como

forzadas a

culturales ylo nacionales que, en

sensibilidad

"razón",

e

indígenas,

o visión con relación a las

"progreso", o

de

"historia",

hecho

lleva

a

"utopia"

y

cabo,

Su

liberación,

en

reconceptualización. - el

surgimiento de una

loso a y una teología de la

latinoamérica, - el

sobrevenimiento

pensamiento

marxista,

de una más

reciente

vinculado a su

etapa de. crisis

dogmatización

presente siglo y al fracaso de muchos de sus

concretos orientados por ese Marxismo deformado,

fi

fi

fl

30

fi

fi

- la masi cación de la vida cultural y espiritual a través de los medios de comunicación masiva,

en el

anterior en el

proyectos

sociales

la reducción de los valores de uso culturales a valores de cambio,

con sus concomitantes

caleidoscopicas metamorfosis, que conducen a

la aparición de un nihilismo

contemporáneo, reputado por algunos

como "nihilismo activo", - el surgimiento de cierta apreciación o sentimiento de "agotamiento

epocal", como "si todo estuviera ya pensado", como reacción a la crisis de valores de la sociedad capitalista de consumo o a los fracasos de

muchas

de

las

primeras

tentativas

de

plasmar

economías,

socialidades, estatalidades y culturas pos-capitalistas, una nueva experiencia de "lo nuevo" ante la pérdida de su anterior sentido, de factor subvertidor a factor a anzante del orden establecido, al tornarse un n en sí mismo, - el surgimiento, en el último tercio del siglo XX, de una corriente de pensamiento que se autoconcientiza

como un

Pos-modernismo,

y se

contrapone así, decididamente, a la modernidad, - la ulterior controversia, a partir de los "80, acerca de la pos-

modernidad vs. la modernidad, como resultado de todo lo cuál ha surgido una nueva

sensibilidad

cultural epocal, que incluye una visión des-centrada del sujeto y a razón humanas , desengañada ya del culto a la razón de la modernidad,

y que, jerarquízando la intersubjetividad y el componente estéticoimaginativo de la experiencia cultural, tiende y aspira a la reivindicación de aquellas dimensiones de la conciencia humana aracionales- como su afectividad, su emotividad y su enraizamiento

con el cuerpo, tildadas por otros como irracionales, así como, por otra parte, su dimensión comunicativa. Este nuevo "espíritu de época", por otro lado, desde las regiones "periféricas", reacciona en contra del carácter europeizante de la cultura de la modernidad, y contra sus

"prolongadores"

en nuestra

época, y en favor de la legitimación de sus culturas autóctonas y de

una policulturalidad sin jerarquías.

fi

fi

31

La recapitulación hecha, sin aspirar tampoco a ser considerada como

exhaustiva,

es, a

juicio

nuestro,

su ciente

también

constatar que estamos inmersos en una contemporaneidad

para

que "no

cabe ya", desde por lo menos el segundo tercio del pasado siglo, en los marcos de aquella modernidad epocal anterior, y de la cual ha formado parte, como uno de su componentes, desde sus inicios, el

Marxismo. Esta contemporaneidad, por lo tanto, desborda aquella modernidad tanto por sus procesos y realidades plasmadas con todos sus aciertos y todos sus fracasos- económicas, sociales y políticas, así como

por la nueva

sensibilidad

cultural-espiritual

a que ha dado

origen. Procesos y realidades nuevas que, en sus rasgos esenciales, se

han inspirado

en una reacción cada vez más consciente contra sus

contrapartidas económica, social, política y cultural, de la modernidad. Constituye, pues, esa contemporaneidad, en su conjunto, un factum pos-moderno que es vano, y peligroso, desconocer. Ese factum no es otra cosa que una pos-modernidad donde lo que verdaderamente importa no es el térnmino usado para darle nonbre, sino la presencia

innegable de ese contenido epocal nuevo. La manera o modo en que hoy se producen los bienes económicos, las

caracteristicas

de

las

socialidades

en que

hoy

vivimos,

las

estatalidades que nos rigen y el espíritu cultural que nos rodea

sin

pretender que estén ya plenamente y maduramente plasmados, con todas sus potencialidades ya desplegadas, no son el desenvolvimiento orgánico de una modernidad inconclusa ni tienen su fuente impulsora en ella, sino, por el contrario, constituyen manifestaciones de aquello que la trasciende y niega, aunque, por supuesto, deba ser ésta una

negación dialéctica, es decir, que no parta de la nada o del vacío social total, sino de la propia modernidad, conservando de ella todo aquello

que ha adquirido relevancia para la humanidad en su conjunto y que, por lo mismo, merece ser apropiado por cada generación por

fi

32

"periféricas", en que,

cuantitativamente

debido a las propias

contradicciones de la dominación moderna del colonialismo, no se ha

plasmado plenamente dicha modernidad; la internacionalización y la globalización de la vida contemporánea tornan ilusoria la esperanza de

realizar

"primero" la "conclusión" de esa modernidad para "después"

llevar a cabo un tránsito que nos haga acceder a la pos-modernidad.

Estas sociedades, o

no,

es

otra

las nuestras,

cosa

- de

presentan la especi cidad - nos guste

estar

insertas

ya,

sin

haber

plasmado

plenamente su modernidad, en procesos que las hacen parte (parte

híbrida,

heterogénea,

no

"pura",

pero

parte al

n)

de

la

pos-

modernidad. Contextualización osó ca de la pos-modernidad La contextualización losó ca rigurosa de un periodo histórico se torna factible en toda su exactitud, sólo después que el mismo ha decursado

todo

su arco o

rango

temporal-epocal,

plasmando

así

plenamente sus creaciones materiales y espirituales maduras sobre

cuya base dicha contextualización adquiere sus contornos precisos.

5).- Somos de la opinión -que no es éste el lugar para expandir- de que el fracaso de

muchos

"socialismo

de real",

los

proyectos

de

socialidades

pos-capitalistas

del

llamado

estribó, en no pequeño grado, en que llevaron a efecto una

"negación no dialéctica" de la sociedad que aspiraban a sustituir; sin aprovechar muchas de sus instituciones económicas, y aún politicas -reivindicables para la humanidad en su conjunto- que fueron, por el contrario, tildadas, innecesariamente, de

"reaccionarias"

o de "burguesas", siendo entonces reemplazadas más o menos

voluntaristamente por variantes que se mostraron arti ciales.

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33

fi

fi

para aquellas sociedades

mayoritarias en nuestro mundo actual,

fi

fl

Incluso

fi

fi

venir

modernidad,

reivindicando

con

un

sentimiento

igualmente

agudizado la inmediatez de otros ámbitos de la realidad. Esta demarcación losó ca, que con su ciente nitidez se ubica dentro de ese segundo tercio del siglo pasado, se manifestó

en el

losofar de: * un A. Comte - con su reivindicación de la inmediatez de los

hechos, * un C. Marx

- con su

reivindicación

praxis, 34 fi

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la

fi

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dominara sus losofemas. El segundo tercio del siglo XIX es testigo, entonces, del surgimiento de posiciones losó cas que pasarían a caracterizar el losofar del periodo posterior, y que de manera fehaciente tomaban distancia con relación a tal inmediatez de la conciencia tan propia de

fi

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hacia la inmediatez de la conciencia y que, de Descartes a Hegel,

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losó camente la modernidad la primacía en su losofar del "principio de la subjetividad", expresión losó ca en que la modernidad concentró aquella sensibilidad suya

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modernidad. Ya señalamos al contextualizar

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ideas losó cas ya surgidas en esa "juventud" pos-moderna; siempre que guardemos en mente ese, su carácter no de nitivo. Algunas cosas pues, pueden ya adelantarse con relación al losofar de la pos-

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misma para cualquier intento, que además harían , como seguramente sucederá también, otros y no nosotros, de contextualizar el conjunto de

fi

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signi ca que tengamos que renunciar hasta periodos posteriores de la

fi

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modernidad, como época y loso camente, es aún jóven, recién ha comenzado a autoconcientizarse como tal. Sin embargo, nada de ésto

fi

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losó ca de la

pos-modernidad. No gozamos aún del horizonte histórico pleno al que hacemos alusión para dicha caracterización de nitiva. La pos-

fi

fi

No es ese el caso aún para la contextualización

de la inmediatez de la

fi

fi

losofar,

tres tipos muy

aunque no sin puntos de contacto

iferentes

importantes,

de

como a

menudo se ha pretendido, y que compartían ese urgente "pathos" de reconocer no la inmediatez de la conciencia, tan cara a la modernidad

sino, por el contrario, su carácter mediado, su mediatez. No fueron iguales las prioridades de esos tres importantes esfuerzos del pensamiento losó co en la exploración de los hechos "positivos", de la praxis intersubjetiva y de la existencia humana, respectivamente. Tan

distintas

que a

menudo

las tres

corrientes

de

la

loso a

contemporánea a que dieron lugar:

el Positivismo, * el Marxismo, * el Existencialismo,

y que, en buena medida, han caracterizado el losofar de nuestro siglo, han batallado entre si, a despecho de ese común "pathos" que las originó. Pero ello no opaca la necesidad de constatar, y de situar en su justa relevancia para la contextualización losó ca de nuestra

contemporaneidad, aquella común demarcación. Semejante actitud común ante la mediatez de la conciencia tuvo desarrollos distintivos ulteriores en cada una de las tres direcciones

apuntadas del

losofar contemporáneo que, sin que podamos seguirlos

aquí en todos sus detalles y riqueza, si necesitan ser constatados en la

medida en que

fueron

plasmando

otros

hitos

característicos

del

losofar de esa contemporaneidad que transgredía la modernidad. No pueden dejar de sefñalarse los desarrollos contemporáneos logrados en: - la lógica de la ciencia

(lógica de los

lenguajes

formalizados)

desarrollada, por cierto, sobre una base no dialéctica, por todo el

Positivismo posterior (Neopositivismo, Positivismo Lógico),

35

fi

fi

fi

a través de los cuales se constituyen

fi

fi

con su reivindicación de la inmediatez de

la existencia,

fi

fi

fi

* un S. Kierkegaard

- la

Filoso a

desarrollada

del

por

Neopositivismo,

Lengüaje.

vertiente

la

del de

lengüaje

la

común

Filoso a

y

ordinario,

Analítica

del

con su tránsito desde un lengüaje "listo ya", que se

"emplea", hasta el lengüaje como "actividad" y generador de sentido, la hermenecútica dialéctica de Marx y el Marxismo

no

conceptualizada

logi cada

y

como

positivisada

tal

(y

original , aunque

lamentablemente

ideologizada,

ya en nuestro siglo por buena parte del

Marxismo posterior, especialmente por el "Marxismo mat) y

segundo

retomada.

por su parte.

tercio de nuestro

por la Escuela de

siglo,

especialmente

o cial" o diaFrankfurt

en el

en lo tocante a la

segunda generación de dicha escuela, conJ. Habermas y K. O. Apel, - la

hermeneútica

Existencialismo de

ontológica.

de M.

pero no dialéctica,

Heidegger a

partir

de

que

la

desarrolló el

fenomenología

E. Husserl 6),

A través de los cuales se fueron plasmando, gradualmente, lo que se ha denominado en ocasiones el "giro hacia el lengüaje" y el "giro

hermeneutico" (en realidad intervinculados) losofar

de nuestro

experimentados

por el

siglo y que ha pasado a ser uno de sus rasgos

caracterizantes que también la distinguen. Semejantes características del losofar

pos-modernidad al y no podían dejar de llevar, contemporánea Ilevaron , "desgajamiento" de determinados ámbitos de la anterior noción de un sujeto-centrado

- en - sí - mismo,

de la

propia de la

modernidad

con su

(6).- La Fenomenologia del E. Husserl temprano no se ubica dentro del pathos de la mediatez de la conciencia, sin embargo, el Husserl posterior -con su noción de "Lebenswelt" (mundo de la vida) y sus intentos de abarcar la inersubjetividad humana- ya mani estan un viraje (no consumado del todo) hacia ese pathos caracteristico de la pos-modernidad losó ca: viraje, en Husserl, no ajeno a la in uencia de los desarrollos llevados a cabo por su "discipulo rebelde" -M. Heidegger- a partir de su propia obra.

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36

autoconciencia

"transparente"

basada

omnipotente, a la que se rendía culto.

moderna de un sujeto

en

una

Sobrevino

razón

ubicua

y

así la noción pos-

"descentrado" con conciencia

"opacada"; es

decir, con múltiples facetas suyas que se originaban en ámbitos prere exivos o pre-conscientes que trascendian, entonces, aquella subjetividad transparente de la modernidad. Hitos insoslayables de esa tendencia, sumamente característica

del losofar contemporáneo, han sido: - el desgajamiento, por Marx, de las relaciones sociales con relación al ámbito de su pleno alcance y - la

reivindicación,

desde Freud a Lacan, de los aspectos del pre-

consciente y del inconsciente humano, - el énfasis, por Heidegger, en la diferencia ontológica Ser-entes, en especial con relación al Ser-ahí-en-el-mundo del ente humano, - la distinción, por Wittgenstein y sus epigonos de la Filoso a "Pos"analítica, del habla como actividad, con sus "juegos del lengüaje" y "actos del habla" entramados indisolublemente con formas de vida

activa, - la contextualización Kuhn

y

Lakatos,

del

basándose

conocimiento en el

"paradigmas" y en la articulación

cientí co,

establecimiento

entre "programas

enfatizada por y

relevo

de

investigativos",

respectivamente, - el desentrañamiento, por Foucault, de la dimensión

enunciativa de

los discursos especializados, con su "arqueologia del saber", el radicalismo extremo de una "muerte del sujeto", por Lyotard,

Baudrillard y otros representantes del Pos-modernismo. Para cubrir sólo algunos de los casos más evidentes, de sostenida elaboración e in uencia, a lo largo de los últimos 150 años.

Paralelamente a estos desarrollos del

losofar

contemporáneo, y

como su corolario, se ha ido plasmando una aspiración y búsqueda, menos o más consciente según sea la corriente o el pensador de quién

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fl

37

al

sustentado

por la

racionalidad

no clásica, que todavia se busca.

que no se

del ser humano, han aspirado sucesivamente en la contemporaneidad el

Neo-kantismo

de los

valores

y la

Filoso a

de la

Vida.

en el

entresiglos XIX-XX: y ya en nuestro siglo el Existencialismo, la Antropologia Filosó ca. el Marxismo de un M. Bajtin, con su loso a del proceder. y de un M. Mamardashvilli?), con sus desde el Marxismo, así esfuerzos por repensar la fenomenología como la Escuela de reciente

por

Frankfurt. en especial

elaboración

en una especie

que

sólo

no

lo

y lo

más

comunicativa".

racionalidad procedimental. cognitivo-instrumental, sino también lo

que se constituye

abarca

con la

J. Habermas de su "teoría de la acción

estético-expresivo

de

práctico-moral,

enraizándose

en la

praxis

intersubjetiva vital, transformativa y comunicativa, de los hombres. Otro rasgo característico del losofar de la contemporaneidad que lo distingue del losofar de la modernidad. es su marcada tendencia anti-meta sica,

como

reacción.

precisamente.

a los

excesos

de la

meta sica moderna. Ello se ha concretado a través, entre otros, de:

- el "pathos"

antimeta sico de Nietzsche.

- la vocación

antimeta sica del Neopositivismo del Circulo de Viena

y de Wittgenstein, - el proyecto de "destrucción" de la meta sica de Heidegger, (7) Probablemente sea M. Mamardashvilli -recientemente fallecido - el autor que haya emprendido dicha búsqueda con mayor grado de concientización. Así lo testimonia su obra de 1984: El ldeal Clảsico y el No Clásico de Racionalidad.

extraordinario libro de sólo 8l páginas. pero todo un "best-seller"

losó co en lu

entonces URSS (y que, sin enbargo, permanece desconocido en Occidente).

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38 fi

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distinto

reduzca a la razón, en detrimento de las restantes facultades racionales

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A esa

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racionalidad

modernidad: un ideal no clásico de racionalidad.

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se trate, de un ideal de

la "de-construcción" de la meta sica del Pos-estructuralismo de un J. Derrida,

- el radicalismo de un " n de la meta sica" del Pos-modernismo,para

sólo mencionar algunas de sus manifestaciones más notorias(3), Por otra parte, las

circunstancias

vinculadas a la aparición de

nuevos sujetos-agentes socio-históricos, al mayor aceleramiento del devenir de la vida contemporánea en comparación con otras épocas, a los avatares, en ocasiones mismo de

sumamente

abruptos e inesperados,

lo

sus progresos que de sus regresiones y a algunos de los

resultados que han arrojado los propios estudios históricos recientes la aparición en el pensar especializados, han ocasionado acerca de la historia y la contemporáneo de nuevas re exiones historicidad, que abarcan todo un abanico de posiciones, entre otras las de: - el materialismo histórico marxista desde Marx a Gramsci, Lukács y

hasta los historiadores marxistas ingleses más recientes, - el historicismo de entresiglos XIX-XX,

- los nuevos desarrollos historiográ cos de nuestro siglo, - las posiciones radicales de un " n de la historia" de Fukuyama y

también de Vattimo y de otros representantes del Pos-modernismo. Tomadas en su conjunto, todas estas tendencias especi cas del losofar de la contemporaneidad han ido conformando ese impulso suyo, tan característico, hacia la desde esas

diferentes

posiciones,

reconceptualización a veces

modernos clásicos de: losofemas "racionalidad", "historia" y "meta sica".

muy

en marcha ya,

dispares,

"sujeto",

de

los

"razon",

(8).- Terminológicamente, también el Marxismo ha tenido su pathos antimeta sico, pero no es ubicable en esta tendencia que acabamos de mencionar, pues la carga

semántica que el Marxismo ha otorgado al término "meta sico" equivale a "antidialéctico"y no a la de un " losofar primero" -a lo aristotélico- que es a lo que nos hemos venido re riendo.

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39

A

estas

alturas de

nuestra de la

exposición

podemos

comenzar

interrogante formulada como ya a hacernos cargo encabezamiento a la presente sección: Son equivalentes posmodernidad y Pos-modernismo? No es di cil constatar, a partir de la contextualización epocal ya expuesta, que el Pos-modernismo, como corriente de pensamiento

radical, con su "pathos" de

anti-modernidad,

nos da sus primeras señales de vida

solamente en el periodo más reciente, en el último tercio de nuestro siglo, a partir de la década de los años 60,

mientras que la pos-

modernidad, como época histórica que comienza a rebasar los marcos de la modernidad, data del segundo tercio del siglo XIX. Por otra parte, de la contextualización .modernidad, se constata tendencias caracteristicos efectivamente

losó ca hecha de la pos-

también como, dentro de los rasgos y de la misma, el Pos-modernismo hace

su aporte ya a unos ya a otras,

distinguiéndose,

en

particular, por la radicalidad de sus enfoques, pero, al mismo tiempo, se ve

como

no

constituye,

como

en

más

de

una

ocasión

se ha

pretendido, lo mismo por sus partidarios que por sus detractores, la única, ni la primera, manifestación de tales rasgos y/o tendencias del

losofar de la contrario,

se

contemporaneidad

integra,

eso si,

pos-moderna,

radicalizándolo,

sino, que, por el a

todo

el

esfuerzo

losó co de la pos-modernidad en su conjunto. Es decir, desde ya, y en secciones

sobre

ello,

pueden,

y

deben,

subsiguientes

efectivamente.

abundaremos

distinguirse

pos-

modernidad y Pos-modernismo, en la medida en que:

* uno constituye una corriente de pensamiento, mientras la otra

representa toda una época histórica, * uno surge en el último tercio del siglo actual, en tanto la otra comienza desde el segundo tercio del siglo precedente,

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40

* uno aporta su enfoque peculiar y se integra a toda una serie de rasgos

y

tendencias

caracterizantes

de

la

otra

que

venían

ya

plasmándose por la misma con anterioridad. Por lo que es erróneo identi car, como frecuentemente ocurre en el debate en curso, a la pos-modernidad y al Pos-modernismo.

A su vez, y ya en lo tocante a la participación del Marxismo y de los marxistas en este debate, semejante errónea identi cación de pos-

modernidad y Pos-modernismo, teniendo en cuenta el cuestionamiento

hecho por muchos marxistas de determinados aspectos planteados por algunos representantes del Pos-modernismo, leva con frecuencia notable a considerar también todo lo concerniente a la pos-modernidad como algo adverso y ajeno al Marxismo, con lo que. Marxismo y marxistas, quedan colocados -consciente o inconscientemente- del lado de una modernidad y versus la poS-Modernidad. Pero en tanto, como vemos, csta última circunstancia dimana de aquella errónea identi cación, resulta entonces necesario pasar a tratar la cuestión que, en su

formulacion,

coincide con una de las dos

interrogantes esenciales que nos hubimos de hacer desde el inicio, acerca de si es pertinente o no una

nombre de la modernidad.

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fi

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41

reivindicación

del

Marxismo

en

III- ¿ES REIVINDICABLE EL MARXISMO (Y MARX) EN NOMBRE DE LA MODERNIDAD Y OPONIENDOLO INSOSLA YABLEMENTE A UNA POS-MODERNIDAD? El camino que permite ganar el criterio necesario para contestar esta

interrogante

es

idéntico

ambigüedad

de

modernismo,

es decir. la

al

identi cación

ya

recorrido

entre

para

abordar

pos-modernidad

contextualización

epocal y

y

loso ca

la

Pos-

del

Marxismo.

CONTEXTUALIZACION EPOCAL DEL MARXISMO Una

contextualización

epocal del

través de la constatación

del

Marxismo

periodo

pasa. por supuesto. a

histórico en que surge como

hecho de la vida del pensamiento humano

( loso co,

sociológico y

politico, así como económico) europeo, así como de la jación de los diferentes hitos fundamentales de su desenvolvimiento y difusión

geográ co-temporal ulteriores. Asimismo. contribuye a dicha contextualización la precisión de la época que el Marxismo pretendía. desde su surgimiento, superar. asi

como de la época que aspiraba. como objetivo estratégico. plasmar y. por ende. con la que se identi caba.

No consideramos imprescindible ser demasiado prolijos en lo concerniente al periodo histórico del surgimiento del Marxismo, asi como en los detalles de las etapas de su ulterior difusión. por ser todo

ello

ampliamente

conocido:

segundo tercio del siglo

Surge el

Marxismo en la Europa del

XIX. con Marx y Engels en Alemania,

primero, y en Inglaterra -como citadela del capitalismo maduro de la

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43

época- después. Su continuación y difusión ulterior ocurre hacia la

Europa Oriental subdesarrollada entonces, en Rusia, por Lenin -con quién terminarían sus "clásicos"- así como con la incorporación gradual de un número cada vez mayor de re exiones de corte marxista -o marxiana-

América

primero en el resto de la propia Europa y después en

del

Norte,

Asia,

América

Latina

y

Africa,

desde las

postrimerías del XIX y a lo largo de todo nuestro siglo. Algunas de esas re exiones mostraron determinado grado de originalidad, mientras otras se limitarían a una exégesis (de diverso corte, desde

más o menos creativa hasta dogmática) de los clásicos. En aquellos países en que, a partir de 1917 con la revolución de

Octubre rusa, el socialismo se constituyó en propósito

marxista

pensamiento subordinándose,

devino

desmedidamente,

ideología a los

nacional, el

o cial

intereses

(y

del

única)

Partido

que

ejercía el poder político en el país dado. Este proces0, también bien conocido, abarcó después de Rusia a las diferentes Repúblicas de la URSS , algunas asiáticas, así como a Mongolia (todo ello antes de la

2da guerra mundial) y a China, Corea y Viet-Nam, también en Asia, con posterioridad a dicho con icto global. La segunda mitad de nuestro siglo fué testigo de análogo proceso en Cuba y después en

Angola y Etiopia, pensamiento

con lo que la extensión del

"o cial"

Marxismo

llegó a esos países de América

como

Latina y de

Africa. No en todos los casos- notablemente en los paises de Europa

del Este y también en Mongolia- fué todo ello un proceso generado por el desarrollo orgnico de procesos autóctonos dentro de la realidad nacional especi ca. Las consecuencias de esta última circunstancia -

largo tiempo desatendidas y dolorosamente décadas después. Así,

posteriormente

Marxismo

hasta

a esa etapa de

sostenida

del

y de sus

concretos

durante los tres

primeros

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fl

44 fl

negadas-

se

extensión

proyectos

harían

sentir

más o

menos

sociales

cuartos de nuestro

socialistas siglo,

ha

sobrevenido

actualmente -en su último cuarto- la etapa denominada

como "crisis del Marxismo", con la reducción signi cativa del ámbito geográ co de su plasmación en proyectos nacionales socialistas y con un creciente debate, externo e interno al propio

Marxismo, y aún en

en cuanto a los origenes, causas y destino

curso,

ulterior

de tal

"crisis". De hecho, la participación del Marxismo y de los marxistas en el

debate acerca del

Pos-modernismo y la

pos-modernidad,

ajena a aquel otro debate acerca de la "crisis del

ocasiones,la

no ha sido

Marxismo"

y, en

imbricación de ambos debates llega a punto tal, que no

siempre es sencillo delimitar anmbas polémicas. En cuánto a la época con la que se identi caba y a la que aspiraba

el Marxismo -desde su surgimiento- ya la época que rechazaba y pretendía rebasar -también desde su surgimiento- tampoco se presenta

dí cil de precisar. El Marxismo proclamó siempre que sus objetivos consistían en: - la interrupción del proceso de dominio del capital - la

sustitución

del modo

capitalista de

producción

por el modo

comunista de producción, - la superación del dominio de la clase burguesa, la extinción de la explotación, de cualquier tipo, del hombre por el hombre, - la transformación del proletariado de clase en-sí en clase para-sí,

objetivo en cl que cl propio Marxismo constituye pieza clave, - la creación de condiciones para la plasmación en los hechos de la

toma del poder politico por el proletariado. la interrupción del proceso de desarrollo desigual de los paises periféricos -basado en el colonialismo y en la dominación foránea- y la reivindicación

de los intereses de las amplias masas desposeidas de

estos países,

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45

- la instauración de la solidaridad entre los trabajadores de diferentes

nacionesa través del internacionalismo proletario, - el

establecimiento de una democracia de la clase proletaria, aunque

en su primera etapa tuviese que necesariamente, bajo las presiones hostiles externas e internas, asumir la forma de una "dictadura del

proletariado", - la desaparición del Estado -sobre la base de la gradual desaparición

de las clases sociales- sustituyéndosele por una amplia autogestión participativa de las masas trabajadoras, - el establecimiento de bases cientí cas del pensamiento social, de las

que el propio Marxismo formaba parte, - la primacía de la racionalidad de la praxis en la correlación entre

teoría y práctica, - la igualdad de valor de todas las culturas, - la primacía de los valores clasistas y su necesaria conjugación con

los valores humanístico-universales, - el

desenvolvimiento

de un

humanismo

de la praxis

proletaria

(trabajadora). Desde sus inicios, pues, el Marxismo ha pretendido la creación de

condiciones para la posterior plasmación en los hechos de: - un nuevo tipo de modo de producción: el modo comunista de producción, basado en un auge ulterior de las fuerzas productivas y en relaciones de producción colectivistas sobre la base de la socialización

de los medios de producción fundamentales, - un nuevo tipo de socialidad: la socialidad

proletaria basada en el

trabajo social colectivo, - un

nuevo

tipo

de

estatalidad:

la

autogestión

democrática

y

participativa de los propios trabajadores (con la desaparición gradual del Estado), - un nuevo tipo de cultura: secular, cienti ca, clasista, humanista

proletariae internacionalista.

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46

Que debían negar explícitamente, aunque dialécticamente, el modo de producción capitalista, la socialidad, la estatalidad y la cultura de la burguesia, que, a su vez, eran características y

constitutivas

de la

epocalidad de la modernidad. Es

di cil,

entonces, no constatar, de nuevo, el

carácter de

transgresión de la modernidad que ostentaba -objetivamente- el Marxismo como hecho del pensamiento y de la acción politica del segundo tercio del siglo XIX, carácter acentuado ulteriormente por el' decursar de ese siglo y el advenimiento del nuestrof),

Ahora bien, ¿qué realizó C. Marx, y el Marxismo surgido con él, en el contexto de la autoconciencia losó ca de su época?

CONTEXTUALIZACION FILOSOFICA DEL MARXISMO Marx, comprendiendo

el

agotamiento

del

"principio de la

subjetividad" -bajo el cuál la modernidad habia cobrado, con Hegel, conciencia losó ca de sí misma- y aquilatando la incapacidad de dicho principio para ser fuente de la fuerza uni cadora de la totalidad ética desgarrada en, y por, la modernidad, abandona entonces dicho principio y con él la primacía losó ca de una "inmediatez de la conciencia", en favor de la primacía losó ca de la inmediatez de la praxis intersubjetiva de los hombres, condicionada por la materialidad de sus relaciones sociales. Por otra parte, para Marx y el Marxismo, dentro de la estructuración de esa praxis intersubjetiva humana, tiene la primacía, a su vez, el ámbito del trabajo social y de la produccion (9).- No se trata aquií, entonces, de la mayor o menor "carga utópica" de una u otra de dichas aspiraciones del Marxismo, sino de su presencia fáctica como tal aspiración dentro del corpus de pensamiento marxista.

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47

naturaleza para producir) y las relaciones de producción (relaciones entre los propios hombres para producir). Entonces, en dependencia de la posición que los hombres ocupen dentro de esas relaciones de producción (en especial en lo relativo a las relaciones de propiedad sobre ese componente cardinal de las fuerzas productivas que son los medios de producción), estos hombres se dividen en clases sociales, cuya

dialéctica

de

desarrollo es entonces el motor que, en última

instancia, mueve la historia. Así, esta concientización parte de

Marx,

autoconciencia

principio

de

sufre un

losó ca

la

losó ca de su contemporaneidad por

vuelco que marca la

transgresión

de la

propia de la modernidad. Ya no es más el

subjetividad

la

eclosión

losó ca

de

esa

contemporaneidad, con su primacía de la inmediatez de la conciencia, sino el principio de la objetividad e inmediatez de la praxis humana.

La necesidad de estabilización experimentada por la eticidad desgarrada de la modernidad no podia provenir de una fuerza uni cadora emanada de los criterios normativos generados por la subjetividad hecha época, ni tampoco fué ese desgarramiento obra, en primera instancia, de esa subjetividad, aunque si contribuyera a la misma. Sólo provendría tal superación de ese desgarramiento de donde mismo provino éste último: del terreno de la objetividad social, de la

fuerza uni cadora de la praxis intersubjetiva humana, de la renovación cualitativa

de

las

relaciones

de

producción

sociales

y

de

la

emancipación del trabajo social asalariado enajenado. Pero ello mismo implicaba, epocalmente, la transgresión de la propia modernidad, así

fi

fi

48

fi

fi

vez que plasman nuevas relaciones sociales materiales entre las que sobresalen las fuerzas productivas (relaciones entre los hombres y la

fi

fi

actividad social que se erigen sobre relaciones sociales anteriores -a la

fi

fi

social, como actividades básicas esenciales sobre las que se erige todo el resto de la estructuración de esa praxis intersubjetiva; ámbitos de

implicaba

ni

la

eliminación

sociedad

en

ámbitos

la

sustitución de la

modernidad;

de la

autónomos

ni tampoco

diferenciación de

actividad

losó co-

capaz de erigirse en fuente, una, y en eclosión losó ca, el otro, de aquella fuerza social de donde sí podría venir el poder uni cador que subsanara los desgarramientos de la vida y de la razón de la

modernidad, rechazando sus fundamentos normativos ya agotados y aportando nuevos fundamentos. De esta manera, Marx encamina su crítica contra el principio de la subjetividad de Hegel no como éste último criticara la subjetividad en Kant

o en

Fichte

-es

decir,

para

que

la

autoconciencia

de

la

modernidad se cerciorase de sí misma y contribuyese a estabilizar a la

propia modernidad- sino para todo lo contrario: para trascender la

modernidad. Con

el

principio

de

la

inmediatez

de

la

praxis social humana; tratada

intersubjetiva, la historia de la alienación especulativamente por Hegel, es colocada por el Marxismo en el terreno empírico-material. La dialéctica que estaba insertada en la "Fenomenología

del

Espíritu"

hegeliana

es así

transformada

en

hermeneútica de la praxis del hombre social (aunque Marx no utilizase dicha denominación epistemológica) y ante todo en una hermeneútica de la praxis del trabajo social que dejara clara huella en las obras

tempranas de Marx.

fi

fi

49 fi

fi

escindida de la

loso camente, a otro principio. Inmediatez, y principio

fi

fi

validez de la conciencia

generados por la modernidad. Lo que hacía era fundar aquélla y ésta ámbito de inmediatez en la realidad y remitirlas, en otro

fi

fi

eliminaba, sin embargo, la estructuración en esferas de

institucional

fi

fi

sustituía ni

fi

fi

como, losó camente, el Marxismo signi caba la transgresión de la autoconciencia losó ca de la modernidad. Ese abandono de la primacía del principio de la subjetividad no

peculiar

desarrollo,

un

"giro"

marxista es, en buen grado, un

ontológico,

dado por

Marx a una

fenomenología del sujeto productor que es entonces "des-andada" hermeneúticamente, en una hermeneútica dialéctica, hasta hundir sus raíces en la praxis intersubjetiva cotidiana de ese hombre. Esto contrasta con el desmedido énfasis que haría el Marxismo de los epígonos de Marx en la herencia hegeliana marxiana proveniente de "La

Ciencia

de la

"logi cación"

y

Lógica"

que,

"positivización"

en no

poco,

contribuyó

de buena parte del

a la

Marxismo de

nuestro siglo. El propio

Marx expresa en sus "Manuscritos del 44"; "-La grandeza de la fenomenología de Hegel y de su resultado nal, la

dialéctica de la negatividad como principio motor creador, consiste, pues, en que Hegel entiende la producción del hombre por sí mismo como un proceso; la objetivación como desobjetivación, como alienación y supresión de esta alienación; en que comprende la esencia del trabajo y concibe al hombre objetivo, verdadero, en cuanto real, como el resultado de su propio trabajo. La relación real, activa, del hombre consigo mismo, la manifestación de sí como ser genérico, es decir,

como ser humano, no es posible sino en cuanto el hombre

exterioriza realmente por la creación todas sus fuerzas genéricas, lo que, a su vez, no se puede dar sino por el hecho de la acción conjunta de los hombres como resultado de la historia".

Aquí, en esta última aseveración, trasluce claramente el carácter intersubjetivo

condiciones

de la

praxis

humana

y su

enraizamiento

históricas mediadoras, ya que toda

en

las

intersubjetividad

nunca se agota en sí misma, sino que tiene su raíz en algo pre-dado

historicamente. Así, el "giro" hermeneútico está dado y su "texto" lo constituye la situación práctica de los hombres. No es pues esa praxis

"robinsones",

sino

social

de

Marx

nunca

presentando ese carácter suyo

50 fi

fi

Puede decirse que el humanismo

la

praxis

de

eminentemente

intersubjetivo.

Ello,

aunque

conocido,

subrayado, aunque sea por la

debe

circunstancia

no

obstante

ser

de que buena parte del

Marxismo pos-leninista aunque ha subrayado la materialidad y la objetividad de la praxis social, no lo ha hecho su cientemente con respecto a su carácter de

intersubjetividad.

Es precisamente ese carácter intersubjetivo de la praxis humana el "pathos"

que

guía

el

notable

esfuerzo

elaboración de su Teoria de la Acción

Habermas

Comunicativa,

en

la

subrayando, al

tiempo,

fuerzas

productivas se funda, para Marx, en la praxis de un sujeto y no en la

que el

J.

propio

productor

acertadamente,

de

re exión

desencadenamiento

de un sujeto

equivale a entender el proceso de

formación

como un proceso de autogeneración

de las

cognoscente,

lo que

de la especie humana

basado no en la

autoconciencia

sino en el trabajo social. Sin embargo, Habermas continúa enfocando ésto como un atenerse de Marx a una dialéctica de la ilustración que

"prolonga" a la modernidad,

que él

denomina

modernidad,

lo

el que

lo que es argumentado

"principio nos

del

parece

trabajo" forzado;

adscribiendo

marxiano sin

a la propia

embargo,

consecuente con la tesis habermasiana de la modernidad proyecto

inconcluso".

No

lo

ello

es

como "un

adscribir a Marx a la modernidad

sería, a

todas luces, contradictorio con dicha perşpectiva propia y Habermas, por supuesto, no cae en ello. De modo que ese "des-montaje" hermenéutico de la fenomenologia hegeliana -en sus obras de juventud- y de la lógica hegeliana -en sus. obras de madurez- le permitió a Marx desarrollar la

correspondencia estructural entre la praxis social, el trabajo social, y la conciencia social, señalando así la substancialidad y la objetividad que de nen a la conciencia en

principio absolutizado modernidad.

contraposición

-por Hegel-

fi

fl

fi

51

de

a su

la

idealización

subjetividad

en el

de

la

contextualización

Marxismo

epocal y

losó ca hecha se desprende

surgió como uno de los hitos esenciales de una

transgresión, epocal y losó ca, de la modernidad; transgresión cuyo "pathos" fué el de plasmar una nueva realidad social pos-capitalistay que se remitía a una

reivindicación

de la

inmediatez

de la praxis

intersubjetiva de los hombres, condicionada históricamente objetividad de las relaciones y vínculos sociales.

por la

Así, Marx y el Marxismo se constituyeron en exponentes -de los primeros

exponentes- de un pensamiento que "no cabía" ya en la

modernidad y que aspiraba a trascenderla. En otras palabras, en un

pensamiento "pos-moderno". Llegada nuestra exposición a este punto, nos queda por dilucidar aún la última de las tres anbigüedades que formuláramos de inicio; en este caso, la del tránsito, sin solución de continuidad, de un tratamiento del "modernismo estético" al de un "modernismo

histórico" o viceversa.

52 fi

fi

que el

fi

fi

De la

IV- ¿PRESENTANUN MISMO CONTENIDO UN "MODERNISMO" ESTETICO Y UN "MODERNISMO"

HISTORICO? Ya hubimos de apuntar que el mencionado tránsito no re exivo de un plano de análisis a otro contribuye a complicar el debate acerca

del Pos-modernismoy de la pos-modernidad, tanto más que el propio término de "modernidad" estética presenta, de suyo, sus propias

ambigüedades terminológicas adicionales. Acerquémonos, pues, a esta problemática.

¿Qué es "modernismo histórico "? El

término

"modernismo

histórico"

correlaciona

modernidad como época histórica, que comprende, cuenta la

contextualización

con

la

teniendo en

epocal que hiciéramos de ella, desde el

entorno del 1500 hasta el segundo tercio del pasado siglo XIX. Puede, pues, aplicarse a todo aquéllo que pertenezca a dicho periodo epocal

que sirve como referente a esa modernidad.

Modernismo histórico, entonces, es todo aquéllo que constituye parte integrante de esa modernidad como época, siendo entonces sus

límites inferior y superior los que dictan la posibilidad de adscribirle a algo el carácter de un modernismo en sentido histórico.

fl

53

¿Qué es "modernismo estético"?. El término "modernismo estético" es utilizado en un determinado modo de manifestación de la pensamiento estéticos que se distingue de otros modos manifestación. Este modo particular de manifestarse

correlación con práctica y del anteriores de su la práctica y el

pensamiento estéticos se conforma reconociblemente por vez primera a mediados del siglo

XIX -en la obra de C.

Baudelaire- y estira su

arco, de fase en fase suya, hasta el entorno de la entredécadas de los

'50s a los 60s ya en nuestro siglo. Los rasgos caracterizantes de esa manera de plasmarse, en la práctica y

en la teoría, lo estético, incluyen: - Una aspiración a un arte distinto en una sociedad también distinta, - un objetivo de redención, por medio de la cultura, de la vida social

sojuzgada, - una fe en el arte como agente del cambio social, - una transformación

consciente de los códigos del lenguaje y de las

formas de representación artísticas, - un

sentimiento

y una actitud de

pertenencia a una

"avanzada"

o

"vanguardia" que se adentra por vez primera en territorios estéticos nunca antes hollados y, además, dispuesta a asumir los peligros dimanantes de ello, - la

reivindicación

del "gran arte" frente a la cultura de masas, a la que

se es hostil explicita o implicitamente,

una relación ambigüa, -pero estrecha- con los procesos en curso del desarrollo social y técnico contemporáneos, como una cultura de oposición que, al mismo tiempo, succiona su caudal energético de las propias crisis sociales y técnicas a las que combate, - una actitud de resistencia a la institucionalización del arte, -

nuevas nociones acerca del

estilo,la

imaginación y la autonomía artística,

54

creatividad,

la forma,

la

- la reivindicación de "lo sublime" vs "lo bello" en el arte, pero no en el sentido kantiano de una aspiración a una totalidad

sino como "lo irepresentable"

representativa,

consustancial a las manifestaciones del

arte. Todo lo cual le con ere al modernismo

estético un marcado

carácter confrontacional, de inconformidad, transgresor y critico; pero que, sin embargo, se sentia "incómodo" en las calles, no escogiéndolas para esas confrontaciones suyas. En suma, la plasmación de una

cultura

alternativa

o de una

alternativa de cultura, que se distanciaba de las nociones anteriores de

"autor", de "autenticidad", de "originalidad", de

"'subjetividad autocentrada" y de "identidad

"intencionalidad",

individual".

de

Plasmación

que pasa por toda una serie de fases, entre las cuales son insoslayables

las siguientes: * El modernismo

inicial de la 2da mitad del siglo

XIX (de

Baudelaire, Manet, Rimbaud, Renoir, Mallarmé y de tantos otros), * el modenismo hispanoamericano del entresiglos XIX-XX (de Martí, Darío , así como del modernismo

* el

"vanguardismo"

dadaísmo, el

futurismo,

español),

de los 20s y "30s del siglo XX (con el el

surrealismo,

el

abstraccionismo,

entre

otros), * el "alto"

modernismoo

modernismo "clásico" de las décadas de

los 40s y de los ´50s de nuestro siglo, la poesia del "New

Criticism";

Joyce, T.S. Eliot, Malraux, Nabokov, Fellini, Kurosaway tantos otros; el expresionismo abstracto. A través de los cuales su larga trayectoria, comenzada alrededor de 1850 en París, se trasladaría a Berlín y a Moscú en los

20s de

nuestro siglo y hasta el Nueva York de pos-guerra en los ´40s y "50s, en una sucesión de

movimientos

estéticos que vería agotarse sus

veneros en la transición hacia los años '60 de nuestro siglo.

fi

55

Entonces, ¿correlacionan un "modernismo histórico" y un "modernismo estético"?. Evidentemente no. Además de referirse a

planos distintos de la problemática en debate -el histórico y el estéticoaquel transcurre en la epocalidad de la modernidad y éste en el de la

pos-modernidad.

Aquel adquiere sus sentidos en el propio decursar de

esa modernidad y ese en su transgresión. Por lo tanto pasar, sin solución de

continuidad,

a referirse al

modernismo histórico cuando se ha venido hablando del modernismo

estético ylo viceversa -lo que es harto frecuente en el debate- es llevar a cabo una transición

que desvirtúa la

diferencia de sus referentes

complicando el debate en curso.

Por otra parte, no es di cil

constatar que el propio término de

"modernismo" para designar a ese modo prácticas y teorias

"sui-generis" ya señalado de

estéticas, está lejos de ser el adecuado.

epocalmente, se ubica toda su trayectoria en el periodo

Pues,

histórico que

hemos contextualizado como pos-modernidad y, por otra parte, por su "pathos", pretendía plasmar un "ethos" modernidad.

Nada, pues, menos

alternativo a la anterior

moderno

que ese

modernismo

estético. Esta circunstancia, imposible ya de modi car por lo arraigado de la denominación, no contribuye tampoco, en medida alguna a aclarar o

simpli car los términos del debate acerca del Pos-modernismo y de la

pos-modernidad. Fué

precisamente

como

reacción

.al

agotamiento

de

ese

"modernismo" estético, agotamiento ocurrido, como apuntáramos, en el periodo de los años ´50, o sea, el agotamiento del alto modernismo o modernismo clásico, que se iria conformando lo que desembocaria,

posteriormente, en lo que hoy conocemos como Pos-modernismo. Por lo tanto, antes de pasar a

contextualizar

al

Pos-modernismo

como tal, nos detendremos en los síntomas de semejante agotamiento

del modernismo "clásico".

fi

fi

fi

56

"Agotamiento" delmodernismoestético "alto"o "clásico". A pesar de todos sus aportes, el modernismo estético, a través de

sus diferentes etapas, no logró, no obstante haber demiti cado con el

vanguardismo de este siglo el papel

legitimante del gran arte en la estratégico de cambiar la

sociedad europea, su objetivo institucionalización social contemporánca de dicho arte; es decir, su función social global y la manera en que la obra de arte se producia, se

distribuía y se consumía. Por el contrario,

terminó siendo

mutatis

mutandi" absorbido, ya como modernismo alto o clásico, por esa propia institucionalización que tanto había combatido. Debe además señalarse, que el propio alto modernismo abonó, sin proponérselo, el terreno para semejante "absorción", con su tajante distinción entre gran arte y cultura de masas, considerada ésta última peyorativamente y con su canonización de sus propios códigos estéticos como si constituyeran el arte de nuestro siglo, produciendo

con ello una rigidización de la prescriptividad estética, que, además, dentro del contexto socio-político más amplio que le tocó vivir (la 2da

guerra mundial y el comienzo de la guerra fría), no pudo sustraerse a una apreciable dosis de sobreideologización, ya de izquierda, ya de derecha, que permeaba todas sus teorías y categorías estéticas. Todo lo cuál, como con razón se ha a rmado más de una vez, lo condujo a un

verdadero

"callejón sin salida" tanto en lo concerniente a la poiesis

como a la crítica estética de su época.

Apuntemos otros rasgos constitutivos de ese gradual agotamiento: - La creciente desilusión ante los fracasos relativos del anterior periodo del

"vanguardismo"

modernista, con la pérdida de fe en la

existencia misma de una avanzada artística, - una gravitación gradual -como corolario de esa desvanguardización de su praxis- hacia la reivindicación, como sucedáneo, de la teoría critica estética radical,

fi

fi

57

- la merma del,

lo crítico de los movimientos artísticos de los '50s,

así como de sus pretensiones de inculcar valores y

conocimientos

humanísticos, - una pérdida de fe en una constante e

modernización,

ininterrumpida

progresión,

del arte, como reacción a los fracasos y errores de las

modernizaciones sociales capitalistas y del llamado socialismo real en el terreno estético, - la pérdida, después de la segunda guerra mundial, de buena parte de la visión social de muchas de sus manifestaciones, en especial de la

arquitectura

funcional del Bauhaus, con su conversión

gradual en

símbolos del "establishment", - su

integración -en los "50s- .a una ideología

conservador

y

su

constitución

artistica de carácter

-paradójicamnente-

como

canon

académico de aquel "establishment", - la dogmatización -durante los 40s y los 50s- de sus posiciones estéticas, con todo lo cuál fué perdiendo su carácter de alternativa cultural. siendo entonces absorbido en los 50s por la institucionalización que tanto combatiera, en museos, galerias, salas de concierto, así como por la in uencia de los medios de reproducción masiva como el disco y las ediciones de bolsillo; otra vía de absorción resultó ser la del diseño industrial masivo y la publicidad, que lo convirtió en "mercancía estética". De lo cuál se desprende que dicho

agotamiento

del

alto

modernismo o modernismo clásico, fué constitutivo de un cambio en

la relación del artey la sociedad donde entró en crisis de nitiva el papel, exagerado, que le habia atribuido al arte el modernismo estético

en general. Paradójicamente, el modernismo había tenido tanto éxito, pues habia sido "aceptado" por el "establishment" anatematizó, que ese mismo éxito lo desvirtuó. Fué

contra

estas

circunstancias

en

que

se

que

siempre

consumió

el

modernismo clásico de los 40s y los 50s que reaccionó lo que hoy

fi

fl

fi

58

conocemos como Pos-modernismo. De esta forma, en sentido estético si tiene el

Pos-modermismo

bien puesto su nombre,

pero arrastra,

entonces, terminológicamente, la ambigüedad epocal ya constatada de ser un pos de un

estéticamente,

modernismo

su nombre,

que

tiene

porque fué parte

mal

puesto,

constitutiva,

epocal

y

desde su

inicio, de una pos-modernidad. De donde se desprende, entonces, en lo

que habremos de abundar aún más adelante, que el Pos-modernismo

resulta ser más bien un Pos-"pos-modernismo". Aproximémonos entonces al propio Pos-modernismo.

59

V.-¿ES IMPRESCINDIBLE PARA CARACTERIZAR LA POS-

MODERNIDAD HACERLO DESDE LOS PRESUPUESTOS DEL POSMODERNISMO?. El

Pos-modernismo

comicnzan

a

apreciarse

cmerge en un

las

primeras

contexto

epocal en el que

consecuencias

concretas,

de

indole más o menos generalizada. en la transición desde los 50s a los

'60s de nuestro siglo. dimanantes de la revolución

cienti co-técnica

sobre la cultura urbana y rural de los grandes centros desarrollados. sobre

todo

con

la

reestructuración

de

las

grandes

ciudades

que

comienzan a tornarse en verdaderas megapolis.

CONTEXTUALIZACION EPOCAL DEL POS-MODERNISMO. - Las primeras

terminológico-

manifestaciones

de lo

en la praxis

pos-moderno

estética -y en el uso

en los últimos años 50 y em los

primeros años 60 en el arte y en la crítica literaria de E.E. U.U. - la ulterior

generalización del término

los "60s por la critica

literaria

Pos-modernismo a lo largo de

norteamericana

como

corolario a las

ulteriores manifestaciones de una arte pos-moderno en la arquitectura, la poesía. la pintura. la música. el teatro y la literatura de ese pais (J.

Barth: R. Federman: L. Fiedler: F. Jameson: G. Graff: Barthelme: T.

Eagleton: Pynchon) en un contexto socio-político más general de confrontación antibélica: Bahía de Cochinos.Viet-Nam. y pro derechos

civiles. - la

reivindicación,

en los '60s, de la cultura de masas. pero con un

carácter opositivo al gran arte.

fi

61

- los

acontecimientos

de Mayo

del 68 en Paris y su

repercusión

ulterior en Europa Occidental y más allá del ámbito europeo, con el

fuerte sentimiento de demarcación generacional que provocaran, - la promoción del grupo de crítica

"TEL-QUEL" otros),

(con P.Sollers,

literaria

alrededor de la revista

J.Kristeva, J.Ricardou, G.Genette y

- la constitución de la llamada Nueva lzquierda y su recepción hostil

por la izquierda marxista tradicional "o cial", - la adquisición,

alrededor de 1970, de un ámbito de circulación más

generalizado por parte del término Pos-modernismo, las manifestaciones ulteriores de un Pos-modernismo

en arquitectura, danza, teatro, pintura, cine y música, en los 7Os, con su migración hacia Europa, sobre todo hacia Francia y Alemania (con M.

P.

Foucault;

G.

estructuralismo

Bataille:

J.

Derrida;

E.

Levinas

desde

el

Pos-

y con J.Kristeva, F. Lyotard, J. Habermas, desde sus

enfoques estéticos- losó cos y socio- losó cos respectivos), - el gradual

establecimiento,

una nueva

constelación

masas, que

produce

tanto en Europa comno en

-menos

opositiva,

E.E.U.U.-

entre arte y

algunas de los mejores

cultura

exponentes

de

de

hasta ese

momento del arte pos-moderno, - el gradual desenvolvimiento en los "70s, dentro de un contexto socio-político más general de indole pesimista: Watergate, crisis del petróleo; y de avance de un neoconservatismo, desde la 2da mitad de la década, por una parte, de una línea

a rmativa

(no transgresora del

statuas quo) y. por otro lado, de una linea alternativa (transgresora), dentro del propio Pos-modernismo, - la mutua imbricación, desde nales de la década de los 70s, del debate acerca de la

pos-modernidad

y el

Pos-modernismo.,

con las

discusiones acerca de la teoria crítico-literaria del Pos-estructuralismo, sobre todo en E.E. U.U., (P. deMan; H. Bloom; H. Miller y el auge de la Escuela Literaria de Yale).

fi

fi

fi

fi

fi

fi

fi

62

-la emergencia, en los 70s y los 80s, de diversas formas de "otredad" cultural y socio-política, entre ellas el ecologismo, el movimiento feminista, las comunidades autóctonas,que se constituyen, objetivamente,

en una

alternativa

con

relación a la

tradición

y el

canon, - las primeras

repercusiones

concretas, a partir de la decada de los

"80s, de la lamada "reconversión industrial" ,con su robotización de la producción y sus líneas de producción

" exibles", en las sociedades

más desarrolladas, - la eclosión, en los 80s, de los lamados

lósofos "deseantes" o "del

deseo", en Italia y rancia (con J.F.Lyotard, G. Vattimo, G. Deleuze, F. Guattari, J. Baudrillard y otros) que expanden ulteriormente los enfoques pos-modernos a diversas otras áreas del pensamiento social y

losó co, - la

constitución

del debate acerca de los contenidos

dicotómicos

Modernismo vs Pos-modernismo y modernidad vs pos-modernidad; la polémica Habermas vs Lyotard sobre la modernidad y la pos-

modernidad, - la difusión en el entorno de los ´80s a los "90s ,no sin apoyo o cial

norteamericano,de

la visión

pos-hegeliana de F. Fukuyama con su

" nal de la historia", en un contexto

socio-político

doctrina neoliberal neoconservadora en lo político, avances

de

una

en

lo

más general de

económico

y

- la propagación en los '90s del debate acerca de la pos-modernidad y el Pos-modernismo hacia otras regiones geográ cas, entre ellas la

latinoamericana, - la imbricación, desde

nales de los 80s y comienzos de los 90s,

del debate acerca de la pos-modernidad y el Pos-modernismo con el

debate acerca de la "crisis del Marxismo", en el contexto más general

del desmoronamiento del llamado socialismo real europeo y de la

recomposición de la izquierda,

fi

fi

fi

fi

fi

fi

fi

fl

63

todo lo cuál va constituyendo un movimiento ,que, comenzando por el terreno

estético va abarcando

gradualmente

el terreno

social y el

losó co, de repulsa y rechazo hacia todo lo que se hace sospechoso

de quo"

totalizador,

de

; como

sistematizante

y de

reforzante

reacción .en una u otra de sus

de un

vertientes,

"status

contra las

"grandes" instituciones tecnológicas, sociales, políticas e ideológicas, ya bien del capitalismo tardío, ya bien del socialismo de corte stalinista con su total

estatalización de la sociedad -y, en ocasiones,

contra lo uno y lo otro. En ese

movimiento

constituyendo

como

pensamiento;

en los

vanguardista

tal

,desde los

el

60s

60s

hasta los

Pos-modernismo

con

un

caracter

como

80s, se va

corriente

confrontacional,

de

pos-

bastante homogéneo, en E.E.U.U., y ya en los "70s y

"80s y en un ámbito

geográ co

más

extendido,

trascendiendo

ese

caracter inicial con una transición, ya no homogénea, hacia variantes

suyas a rmativa y alternativa del status quo.

CONTEXTUALIZACION

FILOSOFICA DEL POSS-

MODERNISMO El Pos-modernismo surge en un contexto losó co signado por el anti-institucionalismo de Althusser, por la arqueologia del universo enunciativo del Pos-estructuralismo de Foucault, así como por la visión de la intertextualidad de J.Kristeva.

Contexto en el que se van

plasmando gradualmente: - Un nuevo sentido de lo urbano en las condiciones de la revolución

cientí co-técnica deshacer el

contemporánea,

funcionalismo

que conduce a una

de la

favorece un sincretismo de corte

arquitectura

"retro"

del

intención

Bauhaus

de

y que

,

- un desvanecimiento gradual de las distinciones entre alta cultura y

cultura de masas, con el

aprovechamiento

fi

fi

fi

fi

fi

fi

fi

64

,como

reacción al alto

modernismo, de las posibilidades de los medios masivos y de cultura "pop", con orientación hacia el futuro, una visión del arte y la literatura como re-creación de textos refeo de otros re ejos, con la reivindicación ulterior del lengüaje, la cultura y los medios masivos como mediaciones entre la realidad y la conciencia de ella por los hombres, que pre-estructuran ésta última en un entramado de intertextualidades .el contexto socio-cultural como

"palimpsesto", - una reapropiación

retrosprectiva de la dialogicidad

del

M.Bajtin

primero, como "diálogo de voces" dentro de un texto y como reacción al monologismo del modernismo anterior, - una peculiar visión

política

subyacente

de la

historia y de la

actualidad social, - una retoma de tenmas nietzscheanos y heideggerianos, tales como el

"eterno retorno", el "nihilismo", el "rebasamiento la meta sica" y la "critica al humanismo",

(*verwindung") de

que son vistos ahora no

como denuncias llenas de negatividad, sino como pre- guraciones visionarias de las condiciones, actualmente ya plasmadas, de la existencia en el mundo

industrial

tardío y que se asumen de modo

positivo como una especie de "nihilismo activo", - una arqueología y genealogía de las constelaciones saber-poder ante la constatación de los cambios contemporáneos en el status social

del conocimiento cienti co y su legitimación, - la reivindicación del deseo, del juego (lo lúdrico), de la seducción y de lo gural como alternativas legítimas a las grandes visiones sistematizadoras, así como una - una visión hermenéutica de la cultura y del arte, reivindicación de la dimensión comunicativa de la praxis humana que jerarquiza la importancia de tener en cuenta las alteridades, - un sentimiento ya bien de fragmentación, ya bien de culminación pos-hegeliana de lo histórico, como reacción, en un caso, a los excesos

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fi

fi

fi

fl

65

anteriores de una loso a de la historia lineal y teleológica y, en el otro caso, a las recientes realidades de los fracasos de muchos de los

primeros intentos de plasmar sociedades pos-capitalistas, - un escepticismo

hacia la noción de

criterio de valor de la

modernidad

que

progreso,

como reacción al

identi caba

siempre a

lo

re-pensar

las

nuevo con lo valioso, - una

radicalización

ulterior

en los

esfuerzos

por

nociones de "sujeto", "meta sica", "razón", "racionalidad", "historia", que llega, en algunos de sus exponentes, a tesis extremas tales como la de la "muerte del sujeto", el " nal de la meta sica", la "crisis de la

razón" o el " n de la historia". De esta manera, puede constatarse que el constituye

expresión y puesta en evidencia

Pos-modernismo

de un

sentimiento

más

agudo y desgarrado de una situación de crisis cultural de nuestra más

reciente contemporaneidad la del último tercio de nuestro siglo, que, por otra parte, reacciona contra el mal llamado alto modernismo del periodo inmediato anterior, pero guardando con él una cierta y curiosa relación de ambigüedad, ya que como que

radicaliza

ulteriormente

cuestionándolo, , sin

al mismo

proponérselo,

contra de su voluntad, algunas de sus manifestaciones.

o

tiempo

mejor,

en

Esto último

está condicionado por la común pertenencia del Pos-modernismo y del alto modernismo a una pos-modernidad epocal que los emparenta por debajo de sus diferencias. Al mismo

tiempo, ello pone de relieve que no es necesario , ni

posible, pretender, como sucede frecuentemente, caracterizar la posmodernidad partiendo, exclusivamente, de los presupuestos del Posmodernismo. Por supuesto que tampoco puede ya caracterizarse la pos-modernidad sin esos presupuestos, que son ya parte integrante de ella. Pero como lo que son, es decir, una de sus partes integrantes

más recientes y actuales, y no como su contenido exclusivo.

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66

un

Así contextualizado, el Pos-modernismo aparece, entonces, como variopinto movimiento que plasma, simultáneamente: una

reacción generacional, pos Mayo del '68, como denominador común a sus diversas orientaciones estéticas, sociológicas y

losó cas; una

toma de posición estética contra la vanguardia modernista y el alto modernismo

clásico, ante su absorción por el

"establishment

",

reacción que en ocasiones es de orientación retro y en otras de futuro, según se plantee rebasar ese modernismo retornando a ụn pasado pre-

modernismo o radicalizarlo losó ca

que se traduce

ulteriormente; una toma de posición en un

alejamiento

de los

signi cados

absolutos de las nociones de "referencia", "certidumnbre" del "yo", del "sujeto", de la "historia", la "meta sica", la "razón", la "racionalidad", el "progreso"; una visión subyacente de lo político, que aún sin

emergir a la

super cie

en muchos casos, marca una

"división de las aguas" entre un Pos-modernismo

a rmativo y otro

transgresor del "status-quo "social contemporáneo. El Pos-modernismo constituye, por lo tanto, un insoslayable fenómeno sumamente complejo de la vida cultural-espiritual de la actualidad, que - por su an bológica relación con el alto modernismo

y por su también an bológica visión política subyacente- se mani esta en toda una gama de visiones que, partiendo de un fuerte

"núcleo"

estético, se "desborda" hacia el pensamiento social y

losó co.

esa complejidad,

profunda, de

análisis

está requerido, para su aquilatación

Por

concretos, diferenciados, históricos, verdaderamente "enjuiciamientos" globalizadores y / o y no de

dialécticos moralizadores , tanto apologéticos como denostadores. En particular, tal ponderación se hace necesaria dado que el proceso de reconceptualización que ha venido levando a cabo la posmodernidad, y del cuál el

Marxismo , a veces de modo consciente y a

veces como que "en contra de su voluntad", y el Pos-modernismo han

formado

parte-

de

conceptos

tan

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67

signi cativos

como

los

ya

mencionados de sujeto, razon, racionalidad,

historia, meta sica

(con sus convergencias -y quizás aún más con sus divergencias- de resultados) está, a su vez, exigiendo cada vez con mayor fuerza, una

nueva sintesis que aporte unos nuevos fundamentos antropologicos, los de un humanismo de la pos-modernidad, en basea todo lo logrado en el

losofar

contemporáneo y descartando los excesos, tanto de

índole dogmática como iconoclásta, también cometidos. Como resultado de ese proceso, aún en marcha, de está el pensamiento reconceptualización, contemporáneo desembocando

en una

coyuntura

en que se han

planteado

varias

alternativas, que incluyen los extremos que pudiéramos denominar como de "los sistemas -posmodernos- sin sujeto" como reacción radical a "los sujetos sin sistema" de la modernidad.

extremos, nuevas

En tanto que

di cilmente sean defendibles. Se trata, entonces, de abrir

perspectivas,

a las que

pueden y deben

aportar

tanto

el

Marxismo como el mejor Pos-modernismo, así como otras corrientes de pensamiento contemporáneo, para la conceptualización de la constitución

de

la

subjetividad,

de

la

individualidad

y

de

la

personalidad humanas fragmentadas y negadas tanto por un capitalismo consumista y neocolonizador, con su culto a lo material y

su valor de cambio, como por un socialismo igualitarista, estatalizante y de ordeno y mando. El pensamiento de izquierda, Marxismo comprendido, ha sido, no obstante, unilateral , y, por lo tanto, poco profundo e inteligente en sus análisis críticos del Pos-modernismo, reduciéndo toda la constatada

variopinta

gama de sus

posiciones

a

aquéllas

que le

parecían más extremas y, por lo tanto, vulnerables , y, por lo mismo, más "fáciles de criticar" ,en un procedimiento harto ejercitado por cierta crítica marxista de este siglo, con resultados repetidamente más

que funestos.

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68

No ha llevado a cabo un esfuerzo

sostenido para esclarecer las

condiciones de emergencia de la cultura y la sensibilidad de ese Pos

modernismo y no ha sabido ver valores legítimos en su apreciaciốa de sus obras de arte y/o de pensamiento. Ello ha condicionado que no ha hecho las necesarias distinciones y precisiones entre las vertientes

a rmativa y transgresora del Pos-modernismo. Asi, es frecuente la

identi cación

"de un sólo tajo" de Pos-

Pos-modernismo y Neoconservatismo, con el paradójico resultado -no por poco reconocido modernismo

y

Neo-liberalismo,

menos real- de que la propia

de

práctica , que la

izquierda

ha tenido

dichas criterio de verdad, no con rma siempre como identi caciones, pues resulta ser que los neoconservadores no se identi can ellos mismos con el Pos-modernismo; por el contrario, le temen , pues tienden a considerarlo como plasmación, ulteriormente "popularizadas", de la estética y las actitudes sociales de los años "60s

,a los que le tienen horror. Se identi can más con el anterior alto

modernismo,

teniendo siempre el cuidado de despojarlo de su

lo

crítico. Todo este "des-enfoque" de la crítica de izquierda, marxistas incluídos, hacia el Pos-modernismo, nos conduce, como de la mano, a la cardinal cuestión de la autoconcientización de nuestra

contemporaneidad.

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69

nos ha ocupado

y a toda esa

contextualización

, epocal y

losó ca,

llevada a cabo: El problema que podemos denominar como el de "la de losó caautoconcientización nuestra -epocal

contemporaneidad'". Por otra parte, la controversia actual acerca de la vigencia ulterior del Marxismo no puede tampoco soslayar y si la soslaya está cometiendo una grave omisión- esta cuestión clave, que también subyace a esta faceta de los debates en curso. En otras palabras, la

cuestión de la concientización -epocaly

losó ca- por el Marxismo

de su contemporaneidad. El concepto que el Marxismo -y los marxistas- se hagan de sí mismos en nuestros días, está indisolublemente imbricado con el

concepto que se formen, el propio Marxismo y los propios marxistas, de su contemporaneidad y, en particular, del periodo más reciente de la misma -el último tercio de nuestro siglo. No otra es la razón del porqué el debate acerca de "la crisis del Marxismo" se mezcla realidad, siempre frecuentemente -en como vemos, está subyacentemente y necesariamente vinculado- con el debate acerca de la pos-modernidad y el Pos-modernismo. Semejante autoconcientización de su contemporaneidad constituye, de hecho, en la desfavorable coyuntura actual, un verdadero reto para el Marxismo, pero, al mismo tiempo, le brinda una

71 fi

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Todo lo expuesto pone de relieve la actualidad de lo que puede considerarse como la cuestión clave subyacente a la problemática que

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(A modo de Conclusiones)

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VI-EL PROBLEMA SUBYACENTE: LA AUTOCONCIENTIZACION DE NUESTRA CONTEMPORANEIDAD.

más compleja: La de la transición desde una realidad híbrida -con restos de

de enfrentar

una

problemática

, en la realidad y en la teoría,

pre-modernidad, con aspectos no plenos de modernidad y con avanzadas o enclaves de pos-modernidadhacia una realidad

posmoderna (10).-

ulterior que haga de dicha heterogeneidad (10) nuestro

En este punto, el debate que nos ocupa se imbrica, a su vez, con el debate actual

acerca de nuestra identidad latinoamericana. Con relación a ella sólo apuntaremos que nos

inclinamos a persar que muestra identidad

regional está signada precisamente

-por

paradójico que pueda parecer- por esa heterogeneidad nuestra. Nuestra identidad -lo reconozcamos

o no- es no ser homogéneos,

sino heterogéne os, es no ser

"puros",

sino

"mixtos". Esto no tiene que ser fuente de debilidad o inferioridad, sino, todo lo contrario -y

la historia es fecunda en casos análogos donde comprobarlo- puede y debe ser manantial

vigorizante y fuente de creatividad.

72

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este caso "inconclusa") para sólo después avanzar hacia una posmodernidad. Esto no quiere decir dejar de reconocer ese carácter no pleno de la modernidad tercermundista, sino que señala a la necesidad

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perspectiva que le permitiría -de ser consecuentemente aprovechadatrascenderla. Pero ello está en dependencia de que el Marxismo y los marxistas sepamos reconocer nuestra actualidad "como historia", nuestra contemporaneidad no como una modernidad "inconclusa", sino como la etapa más reciente de la pos-modernidad; una pos-modernidad a la que el Marxismo perteneció desde siempre por derecho propio, aunque se hallaran, ella y él, en etapas anteriores de su desenvolvimiento. Es imprescindible para los marxistas prestar oido atento y receptivo a ese factum, epocal y losó co, que es ya la pos-modernidad como contemporaneidad epocal y losó ca. factum, por otra parte, del cual fué siempre de donde partían los clásicos del Marxismo. El hecho, innegable, de que la región de la "periferia tercermundista" no haya accedido a una modernidad plena, no debe, a juicio nuestro, obnubilar lo anterior, como ya apuntáramos más arriba, desviándo los esfuerzos hacia completar primero esa modernidad (en

vinculadas al tercer mundo a una esquematizazación "primermundista"

más

o

menos

consciente

o

"europeizante" o inconscientemente

impuesta a nosotros "tercermundistas". Pienso, por el contrario, que tales criterios constituyen precisamente lo opuesto de lo que pretenden ser, por "complejo

provenir, inconscientemente, por supuesto- de cierto he de colonizados" que, en lo personal, jamás

experimentado. No es lo mismo

estar

colonizado

que tener el

complejo

de

colonizado; bien entendido que ello no conlleva tampoco estar orgulloso de estar colonizado. Son, las tres, cuestiones bien diferentes. Por todo lo expuesto, de no levar a cabo el mencionado autoreconocimiento, renunciando, epocal y

el

Marxismo, losó camente,

y

los

marxistas,

a nuestra

estaremos

contemporaneidad,

aunque no nos demos cuenta de ello o aunque no queramos admitirlo. He podido ya más de una vez leer , u oir,

a marxistas que, de hecho,

marchan ya por dicho nefasto camino en su polemizar con algunas tesis de las más radicales del

con todo el

Pos-modernismo

Pos-modernismo

-

confundiendo

y a este último con la

éstas

pos-modernidad

como un todo y reivindicando, explícita o implícitamente, a Marx y al Marxismo

en nombre de la

modernidad

y en contra de esa pos-

modernidad, lo que constituye un verdadero contrasentido epocal. Una renuncia así , lamentable de suyo,

tendrá, como

corolario,

además, la renuncia al Marxismo por nuestros contemporáneos. Y, de hecho, también tenemos más de una constatación que hacer - nos guste o no; y, por supuesto, no nos gusta -

que habla en favor de que

algunos, efectivamente, lo están haciendo ya. Lo que está en jueg0, entonces, con la problemática que hemos

venido exponiendo, es, a nuestro juicio, la propia supervivencia del Marxismo en su vigencia para nuestros contemporaneos.

73

fi

fi

aval.No compartimos ciertos criterios que adscriben cualquier conceptualización en términos de pos-modernidad de problemáicas

losó co,

aludido,

identi cación contribuido,

se

hace

ya

en

nuestro

modernidad.

Y

pertenencia ni

que

autoreconocimiento

necesario,

analítica de cuáles

marxistas ese carácter del

entre

circunstancias

siglo,

Marxismo

propiciaron

a

, epocal y

la fueron las que han otras

"enmascarar"

cosas,

para

muchos

como perteneciente a una posque

no

siquiera ante la presencia

se

reconociese

fáctica,

dicha

tangible, de los

proyectos sociales concretos que proclamaban su índole pos-capitalista y que, en nuestra opinión, si lo hubiesen sido en toda la medida en que

reclamaban serlo, no hubiesen podido dejar de poner al descubierto la

índole pos-moderna del Marxismo. Y, sin embargo, no lo hicieron. Más

aún,

contribuyeron

no

poco a que

muchos

identi casen

al

Marxismo con la modernidad. Esta circunstancia constituye toda una

paradoja epocal que urge desentrañar.

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fi

fi

74 fi

fi

Algo más debe decirse. Para el

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fi

fi

fi

fi

75

La Habana. Es Investigador del Instituto de Filoso a de la Academia de Ciencias de Cuba. Cursö

estudios

superiores

en la

Universidad

Estatal

de

Moscú

(Lomonosov). graduándose con el grado de MASTER. Defendió el Doctorado en Filoso a ante Tribunal en el Instituto de

Filoso a de la Academia de Ciencias de la URSS.

Tiene resultados

investigativos presentados en la problemática de la

lógica dialéctica como método de

pensamiento: en la temática de la

diferenciación y la integración de los conocimientos

problenas tėcnica

vinculados a la interpretación de la revolución

en las

concepciones

temporalidad: en epistemologia

Ha

publicado

articulos

fi

fi

fi

Argentina y la ex URSS.

fi

cienti cos; en los

cienti co-

contemporánca y sus consecuencias sociales: en la teoria del

desarrollo:

fi

fi

Pedro Luis Sotolongo Codina. Cubano. Nació y reside en Ciudad de

en

losóiicas

acerca del tiempo y la

alternativ a.

revistas

y

libros

de

Cuba.

Méjico.