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María Angélica Illanes Oliva es Doctora en Historia (2004), Diplomada Superior en Ciencias Sociales (1983), Licenciada en Filosofía mención Historia (1985) y egresada de Pedagogía en Historia y Geografía (1973). Se ha especializado en historia social y en historia de las políticas sociales en Chile. Entre sus numerosas publicaciones habría que destacar sus libros: "Ausente. Señorita". El niño-chileno, la escuelapara-pobres y el auxilio. Chile, 1880-1990 (1992); La dominación silenciosa. Productores y prestamistas en la minería de Atacama. 1830-1860 (1992); Poemario Popular de Tarapacá. 1889-1910 (co-editora junto a S. González y L. Moulián) (1998); La batalla de la memoria. Ensayos históricos de nuestro siglo. Chile, 1900-2000 (2002); Chile Des-centrado. Formación socio-cultural republicana y transición capitalista. Chile, 1810-1910 (2004) y Cuerpo y sangre de la política. La construcción histórica de las Visitadoras Sociales. Chile, 1880-1940 (2007). Actualmente se desempeña como académica del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad Austral de Chile. La primera edición de su libro En el nombre del Pueblo, del Estado y de la Ciencia. Historia Social de la Salud Pública, Chile 1880/1973. Para una historia social del siglo XX, (Colectivo Atención Primaria, 1993) mereció el Premio de la Sociedad Chilena de Salubridad, 2002 "por su destacada contribución a la Salud Pública de Chile".
"EN EL NOMBRE DEL PUEBLO, DELESTADO Y DE LA CIENCIA, (...)"
HISTORLA SOCLAL DE LA SALUD PUBLICA CHILE 1880/1973 (Hacia una historia social del siglo xx)
María Angélica Illanes Oliva
Colaboración Profesional Pablo Blasquez Ana María Farias Claudio Fuentes José M. Pozo (1». Parte)
"En el nombre del Pueblo, del Estado y de la Ciencia. ..." Historia Social de la Salud Pública en Chile 1880 / 1973. (Hacia una historia social del siglo xx). ©María Angélica luanes Oliva. Inscripción N" 85.703 Primera Edición: Colectivo de Atención Primaria. Santiago. 1993 Segunda Edición: Ministerio de Salud. Chile. 2010 Edición Revisada: María Angélica lllanes Oliva. Diseño: Patricio Uribe B. Producción de originales: Patricio Oribe B. Impresión: Gráfica Puerto Madero Imagen de portada: "El niño enfermo", óleo de Pedro Lira. Material iconográfico: Biblioteca Nacional. Reproducción material iconográfico: Francisco Velóse. Santiago de Chile, enero. 2010
A las pobladoras chilenas a sus padres y abuelos A Fanny, Isabel, Antonio y Rodrigo por saber mirar más amplio y más lejos A mis padres A quienes amo
Agradezco al Colectivo de Atención Primaria por haber tenido la visión acerca de la necesidad de comprender socio-históricamente los procesos de construcción de institucionaüdad pública, lo que cristalizó en la primera edición de este libro sacado a luz antes de finalizar el siglo XX. Debo mis agradecimientos al equipo del Ministerio de Salud por su interés y compromiso en la re-edición de este libro en los albores de este siglo xxi. Agradezco, asimismo, al equipo profesional que me ha acompañado en esta larga tarea de investigar, habiendo asumido el desafío con un auténtico profesionalismo y compromiso historiográfico. Deseo también agradecer a aquellas personas, tanto en el campo de la medicina como de otros sectores, ya sea vinculadas al trabajo social y poblacional chileno, así como a aquellas ligadas a la historiografía social, las cuales me han hecho interesantes comentarios y aportes que han contribuido a esta historia. Agradezco a mis hijas Dafne y Julieta quienes me apoyan amorosamente todos los días de la vida.
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PRESENTACIÓN A LA P R I M E R A EDICIÓN Este trabajo, extenso, exhaustivo y emocionante, se inicia a fines de los ochenta. Una tarde, en el Colectivo de Atención Primaria, analizando el dinamismo y las proyecciones de los grupos poblacionales de salud y su relación con los profesionales del mundo sanitario, surgió la pregunta: ¿Habrá sucedido esto, antes en la historia chilena? ¿En qué período? ¿Con qué proyecciones y desenlace? Recurrimos, entonces, a la autora, de reconocida trayectoria en la historiografía del movimiento popular. Nuestra preocupación se originaba al constatar que las organizaciones populares habían desarrollado no sólo una importante capacidad de gestión a nivel de salud poblacional -que la expresaban también en ollas comunes, comedores infantiles, comités de vivienda- sino que percibían los problemas de salud de una manera integral, profundamente vinculados a las condiciones de vida. Este desarrollo, presente en contados profesionales del sector, podía significar un importante aporte a la resolución de los problemas de salud que afectan a la población más necesitada. Se requería para ello, que los profesionales de salud, tradicionalmente excluyentes y vanidosos, aceptaran que para la solución de los principales problemas, era necesaria una visión distinta, comprometida, cercana y experta. Revisando la historia, aparecen experiencias aleccionadoras. Resulta clara la potencialidad de las organizaciones sociales, para determinar sus prioridades en salud. También se ve como la ciencia médica soluciona problemas eficazmente y asfixia la autodeterminación de las organizaciones sociales. En síntesis, se señalan los puntos críticos que tienen que resolver distintos actores del espacio sanitario, para aportar al bienestar de la gente. Esperamos que la lectura de este libro, entregue elementos adicionales, que permitan caminar hacia una gestión de salud, profundamente participativa, que satisfaga las aspiraciones de los diferentes actores sociales por lograr una mejor calidad de vida.
Colectivo Atención Primaria Santiago, 1993
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PRESENTACIÓN A LA SEGUNDA EDICIÓN Considerando que nuestro país se encuentra en su Bicentenario, un momento relevante en la Historia de Chile, la Subsecretaría de Salud Pública ha considerado de suma importancia recoger la historia de la Salud Pública desde fines del siglo XX, tanto para sustraer lecciones de su historia como para traer a nuestra memoria colectiva los avances y dificultades que han acompañado a los procesos de transformación de Chile y de nuestro sistema sanitario. Este libro nos invita a reflexionar sobre nuestras tareas como funcionarios del Servicio Público a considerar a los /las ciudadanos de este país, en su dignidad y sus capacidades de construir en conjunto sus sueños y demandas más sentidas del respeto de un derecho humano como la salud. Los valores y principios aquí discutidos, que incluyen la equidad, la solidaridad, la justicia social, el acceso universal a los servicios, la acción multisectorial e intersectorial y la participación de la comunidad, son principios que compartimos. Para hacer de estos principios una realidad, se requiere impregnarse de la historia para saber con datos y relatos, la vida de generaciones anteriores para comprender que la ciudadanía es quien conoce mejor sus carencias y sus propias soluciones. La Subsecretaría de Salud Pública ha impulsado una agenda de trabajo en determinantes sociales y equidad, con el propósito de mejorar el nivel de acceso a la salud y el conocimiento de los ciudadanos de sus propias capacidades para proteger y demandar cuidados y oportunidades para la salud y el desarrollo de su vida. Queremos construir un país más próspero y justo que supere las inequidades y las exclusiones. Por lo tanto seguiremos luchando incansablemente por hacer realidad los principios que han inspirado a muchos de los trabajadores y trabajadoras de la salud pública. Vencer las inequidades en salud es nuestro mayor desafío, tal como expresó la Presidenta Bachelet en su programa de Gobierno: "Para vencer las desigualdades no basta la determinación; es necesario, además, entender su origen. La desigualdad no empieza ni termina en los ingresos. Ella se manifiesta en los primeros años de vida de la persona, continúa con las oportunidades de educación, se profundiza con las discriminaciones y se consolida con la adversidad. La desigualdad se da en las oportunidades y en los resultados. Se reproduce diariamente y se profundiza cada vez que los más poderosos imponen sus intereses sobre el interés general, ya sea en la política, los negocios o las decisiones públicas. En Chile no hay una sola desigualdad; hay muchas desigualdades y todas están relacionadas entre sí".
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Diversas organizaciones gubernamentales y mundiales han señalado la necesidad de mirar a los seres humanos en la realidad de sus carencias, tanto de oportunidades como la dificultad de desarrollar sus potencialidades como sucede en diversos grupos sociales, entre los que se encuentran las niñas, los niños y jóvenes en situación de calle, los migrantes, los trabajadores y trabajadoras, las personas con discapacidad, los adultos mayores y la población indígena. Esperamos que este libro ilumine en los desafíos que nos presenta nuestro país, que nos acompañe en la reflexiones cotidianas de cada uno de nosotros y nosotras y que nos entregue elementos de reflexión para construir propuestas que respondan a los acelerados procesos de la sociedad, a las necesidades de nuestro pueblo y, sobre todo, que nos permita contribuir a la construcción de un país con mayor equidad . solidaridad y justicia social.
Santiago 2010
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Dra. Jeanette Vega Morales. Subsecretaría de Salud Pública. Ministerio de Salud
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NTRODUCCION
, a antesala de atención de público del hospital J. J. Aguirre estaba atestada f esa mañana de día lunes. Mi padre, médico del hospital, me había llevado para que algún colega me examinara un lunar que no tenía buen aspecto. Mientras hacía sus gestiones, me hizo esperar en la sala de público. Poco a poco fueron copando los asientos decenas de mujeres, hombres y niños del pueblo de la zona norte de Santiago. Venían con sus dolencias y sus esperanzas y se notaba la fatiga de la vida en la piel de sus manos. Al paso del tiempo de espera, los niños correteaban y las madres ofrecían sus pechos. Yo esperaba en calma disfrutando el formar parte esa mañana de ese grupo de personas reunidas en una misma sala de hospital. Tenía 14 años y era un tiempo en que la historia se desarrollaba a tajo abierto, mostrando la herida de las carencias, los ruidos de las demandas del movimiento social y el debate alzado en tomo a los proyectos de reforma. Mientras se agitaba el paso del personal por los pasillos y se gritaban los nombres de loas pacientes, el calor humano en la sala de espera fue generando conversaciones sobre la vida y los quebrantos. Fue el momento en que aprendí que a todoas nos unía algo en común: nuestro cuerpo (-alma). A partir de esta evidencia fundamental, en esa sala de hospital tuve la oportunidad de tener otros aprendizajes que me han acompañado e inspirado en la vida. En esa antesala de hospital tuve la primera evidencia de la unidad cuerpo/conciencia y, especialmente, de la igualdad natural, existencia! y social: principio que no surgía de una abstracción filosófica ni menos de un programa partidario, sino que emanaba desde nuestro cuerpo vivo, absolutamente igual en su condición de existente y doliente. En consecuencia, aprendí que cualquier desigualdad en la consideración, el trato y el cuidado de nuestro cuerpo, donde habita el alma y la natural igualdad como principio y realidad humana, se constituye en una de las más radicales violencias que puede ejercer el sistema social en que dichos cuerpos co-existen. De pronto apareció mi padre a buscarme. Me condujo a una sala de clases donde esa mañana su colega impartía docencia a más de cien alumnos. Ambos médicos me explicaron y sentaron en una silla en el estrado. El profesor disertó sobre los diversos tipos de papilomas y sus riesgos. Luego laos alumnos pasaron en fila adelante a observar directamente el lunar de mi rostro. Yo permanecí sentada en silencio exhibiendo mi marca, sintiendo una mezcla de mbor y orgullo, sabiendo simplemente que esa era mi tarea. Ese estar sentada allí ofreciendo mi lunar a la mirada me entregó otra lección esa mañana memorable: aprendí que nuestro cuerpo tiene una dimensión colectiva, que no es solo propio sino de todos, para el saber, el aprender y el cuidamos mutua y colectivamente en sociedad.
! Introducción a la segunda edición. Esta Introducción es una re-escritura que recoge algunos temas y problemas planteados en la introducción de la primera edición.
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En suma, ese día supe lo que era la "salud pública": un lugar donde se materializa el cuerpo colectivo y donde se ejerce un cuidado social que busca indagar e intervenir los cuerpos donde habita nuestra existencia, nuestra alma y nuestra igual condición humana. El año 2002 se conmemoraron 50 años del Servicio Nacional de Salud (S.N.S.), emblema de la salud social/pública del siglo xx. En la ceremonia se entregaron decenas de condecoraciones y reconocimientos: a funcionarios, enfermeras, matronas, médicos y a numeroso personal de salud que trabajó en esos emblemáticos años que marcaron la medianía del siglo xx en Chile. Los discursos y el montaje de la conmemoración estuvo impregnado de nostalgia: se conmemoraba lo perdido para el no-olvido. Fue un rito cuasi mortuorio. ¿Qué era lo que había muerto y que se conmemoraba el 2002? La respuesta a esta pregunta quizás puede ser encontrada en este texto. Aquí narramos el proceso de construcción de un sistema de salud social/institucional que, desde las manos auto-responsables del pueblo organizado en sociedades de socorros mutuos, así como desde un sistema de cuidado de los cuerpos de pobres basado en la caridad, pasa a ser principalmente responsabilidad y expresión del Estado. Aquí planteamos que, como respuesta a un movimiento social que cuestionó la injusticia y desigualdad de un sistema capitalista anárquico, carente de regulación y legislación social, durante el curso del siglo xx tiene lugar en Chile una "revolución pasiva", es decir, una transformación institucional del régimen político y del rol del Estado en el capitalismo-, que tuvo como principal expresión el compromiso social por el cuidado del cuerpo del pueblo y de la ciudadanía en general. La figura que emerge en Chile a partir de la década de 1920, es la de un Estado Asistencial que poco a poco va asumiendo el carácter de un Estado de Compromiso Social que construye un nuevo pacto socio-político que otorgó definición al siglo xx: el pacto Estado/Pueblo. De este modo, será el Estado el que se irá constituyendo en agente protagónico de esta revolución pasiva y de este nuevo pacto. ¿Qué entenderemos por Estado? Aquí no lo vamos a concebir como un aparato en sí mismo -aunque actué como tal- o como la expresión histórica de la "conciencia absoluta" (Hegel) -aunque muchos discursos de época le hayan dado esa dimensión-, sino principalmente como "un lugar" a ser ocupado por los distintos proyectos políticos y/o clases sociales, que hacen de ese aparato un instrumento de sus objetivos estratégicos y un aparato constructor de su modelo de ordenamiento social. Desde esta perspectiva, aquí trataremos acerca de la lucha social e histórica que se entabla, desde fines del siglo xix, por parte de dichos proyectos políticos y/o clases sociales por ocupar este espacio/Estado y conducirlo hacia sus propios fines. El proyecto liberal, nacional/asistencial, mesocrático y popular corresponden, entre 1880 y 1973 -período de nuestro estudio- a momentos y figuras políticas de apropiación del espacio/ Estado en el siglo xx para la construcción de sus distintos objetivos estratégicos.
2 Sobre e] concepto de "revolución pasiva" propuesto por Gramscí ver Ciiristine Buci-Glucksmann, Gramsci y el Estado. Siglo XX!. México. 1988
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En general, como decíamos, la tendencia es la de una creciente disminución del activismo civil (popular y aristocrático) en el campo de la salud social hacia un mayor protagonismo de Estado, considerado como un espacio más amplio y más eficaz para el ejercicio del poder en general, así como para la propia implementación de los distintos proyectos políticos y de clase en materia de cuidado y reparación del cuerpo del pueblo y de la sociedad. Habría que enfatizar al respecto que esta opción por ocupar el Estado para la implementación de estos proyectos fue fruto de un largo camino pero de un creciente consenso acerca de la imperiosa necesidad tanto de la intervención legislativa del Estado sobre el capitalismo anárquico, como del agotamiento de un sistema de salud caritativa privado subsidiado, incapaz de subsanar la crisis crónica que habitaba en los cuerpos, mientras la salud social popular organizada tampoco era capaz de mantenerse por sí sola. La opción por ocupar el Estado fue también expresión de una toma de conciencia colectiva de que el estado de salud de la sociedad era un problema político de especial relevancia que comprometía no sólo el pacto social, sino la definición misma de la sociedad y su fundación moderna, basada en el principio de equidad. Asimismo, la opción por ocupar y otorgarle un nuevo protagonismo al Estado liberal y su transformación en Estado Asistencial y de Compromiso Social será, al mismo tiempo, fruto y respuesta institucional a la emergencia política de la clase obrera y popular en el siglo XX. así como una respuesta al "socialismo real" que se levantaba como una marea incontenible en los anhelos y las expectativas populares de muchos pueblos del mundo. Ante esto, el Estado de Compromiso fue un "experimento político en occidente"', llamado a intervenir el capitalismo a través de la sustracción legal de una parte de su plusvalía para destinarla al beneficio social, calmando de este modo la protesta y el descontento con el objetivo estratégico de neutralizar la opción socialista y/o construir caminos políticos que articularan los beneficios del socialismo y la democracia. Así, el Estado se configura en el siglo xx siguiendo los pasos del pueblo, saliendo al camino de su protesta, poniéndosele por delante, tomando sus banderas -asistencialmente-. Mientras por detrás el Estado Gendarme reprime y envía a la cárcel, por delante el Estado Asistencial recoge los heridos y envía leyes al parlamento. El Estado en el siglo xx interviene enfatizando una u otra faceta de su doble figura, según sus intereses predominantes en las distintas coyunturas: intereses determinados en buena medida por el rol asumido por el Estado chileno respecto del sistema capitalista. Por detrás y por delante el Estado fue abrazando al movimiento popular, incorporándole en medio de la confusión de su doble figura, su doble accionar y su doble discurso; el Estado del siglo xx encuentra en esta contradictoria duplicidad su propia definición. No obstante, en general, el Estado a través de su figura asistencial y/o de compromiso-social busca cooptar al Pueblo a su propio espacio e institucionalidad, fundando un nuevo pacto social.
3 Ver Stein Ringen. The possibilm- of polines. A study oflhe política! economy of the welfare-state. ClareiidoN Press. Oxford. 1987
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Cabe preguntarse cuáles son los fundamentos que legitiman históricamente esta agencia y acción de cooptación del Pueblo que realiza el Estado en el siglo xx. Por una parte, como decíamos, el Estado emerge como superación de la 'caridad', la que, a través de las figuras filantrópicas de la aristocracia y la iglesia, atraía privadamente al pueblo cuidándole según los lineamientos de sus propias perspectivas ideológicas e intereses particulares de clase. Por su parte, el Estado se levanta a nombre del 'derecho': concepto que reconoce y confiere legitimidad (institucional-en-el-Estado) al conjunto del Pueblo, el que adquiere, así, una dimensión universal en el Todo-estatal. Superando la 'cooptación privada', la 'cooptación estatal' del pueblo aparece históricamente como una 'auto-alienación positiva del pueblo en el Estado'. Por otra parte, el dramatismo de la pobreza y de las crisis económicas y especulativas del capitalismo tal como se desarrolló en el período en estudio, inducen al conjunto de la sociedad civil a ocupar la figura del Estado como un aparato de mediación frente a la actuación anárquica del capitalismo. Ante éste, el Estado es a menudo visto como una alternativa restauradora de la armonía social amenazada por el capital y la protesta, entregándosele los instrumentos legales para presionar al capitalismo -con distinto énfasis según la coyuntura- para que sacrifique su acumulación absoluta, ya en aras de su propia supervivencia, ya en vista de su limitación o de su transformación estructural. En suma, visualizamos al Estado chileno en el siglo xx como una construcción netamente histórica, esto es, que se configura a partir de la voluntad política de ocupación de su espacio como lugar de ejercicio de poder por parte de distintos proyectos políticos y de clase, en tomo a los desafíos sociales, económicos y políticos que se plantean en el período, los cuales exigirán del Estado un creciente protagonismo. ¿Qué rol juega la salud pública en este protagonismo de Estado y en esta relación y pacto social Estado-Pueblo? Este rol se ha de comprender en el marco de un sistema capitalista que en esta fase de su producción histórica se sustenta, trágicamente, en el consumo fisiológico de la vida de la fuerza de trabajo. Ante esta disyuntiva, agudamente contradictoria, la ciencia biológica y el estamento médico hubieron de intervenir a través de una estrategia y acción biopolítica de amplio alcance social ^. En Chile esta biopolítica tomó dos vertientes en el siglo xx: por una parte, consistió en la organización y la institucionalización de la intervención social/pública sobre los cuerpos del pueblo y, por otra parte, consistió en la realización de una suerte de "ecología social" del capitalismo, interviniendo su "libertad" anárquica en vista de superar la contradicción trabajo-muerte.
4 Michel Foucauli define la biopolítica como ''la ciencia de las poblaciones, higiene pública, pedagogía: es el entrecruzaniiento de todas estas disciplinas, cuyo punto de aplicación es el cueipo. en adelante sometido a normas dadas... en nombre de un saber de la penalidad y la patología (...)'". Ver Bíandine Barret-Kriegel, "Michel Foucauíl y el Estado de policía", en A. Balbier y otros. Mí77e//^íí/íc«íí//.^/ásr;/tí.Gedise Editorial. España. 1999. p. 188
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Instrumento de esta misión histórica fue justamente el lugar/agente/Estado, el que en la década de 1920 fue abordado resueltamente por el estamento médico chileno, logrando construir su figura y rol asistencial, otorgándole una base programática para realizar una intervención legislativa ampliada sobre las relaciones sociales de producción capitalista y cooptando de paso al pueblo a una institucionalidad sanitaria pública ad hoc. Así, una de las principales figuras que asume el Estado en Chile en el siglo xx respecto del pueblo y la clase capitalista es la de un Estado Asistencial Sanitario^ que, a través de la aplicación de la legislación social y principalmente a través de la incorporación de la clase trabajadora a un sistema de atención nacional de salud y de previsión social, interviene legislativamente la anarquía propia del capitalismo y el mercado e intenta aliviar la angustia de la supervivencia corporal/existencial de la clase trabajadora y popular, descongestionando relativamente la presión del descontento social. Desde la perspectiva de los trabajadores, si por un lado el activismo del Estado en materia de intervención sanitaria sobre su cuerpo-fuerza de trabajo les sustraerá del propio control y cuidado de su cuerpo en las sociedades de socorros mutuos (hecho que el movimiento social de los trabajadores intentará inicialmente resistir), por otro lado, la reforma asistencial permitió a dicha clase trabajadora asalariada como a amplios sectores populares cobijarse bajo el alero protector del Estado, dignificándose al constituir el cuidado piíblico de su cuerpo uno de los fundamentos del nuevo pacto-social nacional y terminando el movimiento social por apropiarse de dicha figura asistencial del Estado, ocupándolo programáticamente y buscando las vías para su democratización. Este trabajo está centrado en la historia de la construcción del Estado como institucionalidad de salud pública chilena en el siglo xx; no obstante, nuestro enfoque rebasa, necesariamente, el de una historia particular o de contenido específico. Este texto pretende ser, básicamente, un capítulo de la historia social de Chile en el siglo xx, que busca comprender como se concibió y construyó el régimen político-cultural en Chile llamado a realizar la tarea de la construcción de Estado y nación moderna en base a un pacto político-social fundado en los conceptos de derecho, equidad e integración. Es ésta la lectura que desearíamos se hiciera de él. Esta investigación se emprende a finales de la década de 1980, cuando la propia institucionalización de la dictadura anunciaba su caída. Adelantándose a través de su práctica permanente en tareas de "'reconstrucción" de una sociedad inclusiva y democrática en materia de salud social y pública y presagiando los desafíos que habrían de surgir con el inminente fin de la dictadura militar, la ONG Colectivo de Atención Primaria percibió la necesidad de que se acometiese una investigación histórica acerca de la experiencia desarrollada en Chile en el siglo xx en el campo de la salud púbhca. Tarea que acometimos con especial interés y desde la perspectiva de la historia social, es decir, comprendiendo los procesos históricos desde las relaciones sociales que los habitan y los construyen dialécticamente. El resultado fue este texto cuya primera edición salió a luz hace diez y 5 Otra de las figuras centrales de este Estado en el siglo xx en Chile es la de un Estado Docente; figura y rol que no tiene, sin embargo, eí alcance del Estado Asistencia! Sanitario a nivel de la ínter\ención que éste realiza sobre las relaciones sociales de producción en el capitalismo.
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seis años atrás, cuando se reiniciaban los esfuerzos por volver a imaginamos una sociedad fundada en los principios de igualdad, justicia y democracia que había movilizado el trabajo y la utopía social del siglo xx. No obstante, este ideario pre-dictadura ha ido tomando la figura de una "memoria de la lucha" de nuestro pueblo que ha quedado soterrada bajo la historia. En efecto, mientras se luchaba contra la dictadura que nos otorgaba su cuerpo visible, por debajo se había construido exitosamente la armazón de un nuevo orden sustentado en el "principio de desigualdad". Por otra parte, los procesos históricos siguen avanzando sin querer detenerse a reconocer sus referentes. Al parecer, la "reconstrucción" es un verbo que no conoce la dialéctica de la historia, siempre urgida de nuevas figuras y contradicciones que alimenten su movimiento. En este marco, el tema de los esfuerzos que se han hecho durante la fase post-dictadura por intervenir el "principio de desigualdad" creando todo tipo de fórmulas que lo mitiguen, constituye, sin duda, un capítulo relevante de la "invención histórica" de este período. Ha sido especialmente notable el verdadero 'rescate' que se hizo a la infraestructura hospitalaria y asistencial chilena derruida durante la dictadura, así como la importante inyección de recursos realizada estas liltimas dos décadas a la institucionalidad de la salud pública, donde se atiende la gran mayoría de la población y donde se seguirá atendiendo en el futuro. No obstante, todo lo que se ha podido avanzar al respecto estos iíltimos años se vuelve y se percibe insuficiente. Las salas de espera de los hospitales y otros centros de salud siguen siendo el lugar de materialización de lo colectivo, pero de un colectivo que se percibe inferiorizado respecto de la salud privada donde se mercantiliza el cuidado del cuerpo, comprándose la salud a precio de trato preferencial. De este modo, el principio de desigualdad opera en su máxima eficacia: como referente de valoración o desvalorización de los cuerpos donde habita la existencia humana. Así. a nuestro parecer, la insuficiencia no sólo es cuantitativa, sino cualitativa y estructural y dice relación con la legitimidad que ha alcanzado el trato desigual (o mercantil) en el cuidado de los cuerpos. Insuficiencia cualitativa que dice también relación con la soledad y el vaciamiento de un aparato de Estado que no ha sido ocupado por un proyecto de sociedad civil democráticamente participativa y empoderada y movida por una escala de valores fundada en el principio de igualdad y democracia. Los desafíos que enfrentamos en el futuro inmediato en este sentido son relevantes. Ojalá este texto que hoy sale a luz en su segunda edición siga siendo un lugar de encuentro con nuestra experiencia histórica en vista de estos desafíos en los que sin duda se juega nuestro mejor destino. Esta segunda edición ha sido posible gracias al interés desplegado por parte del equipo del Ministerio de Salud del gobierno de la Presidenta Bachelet, a quienes vuelvo a agradecer la oportunidad de esta revisada reedición. Valdivia, enero, 2010
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SOLIDARIDAD, CIENCIA Y CARIDAD
PRIMERA PARTE
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LÍu 1 orden social antiguo descansaba sobre dos pilares: el palacio y el hospi1 CÍO. El equilibrio histórico de ese orden social se recreaba en la unidad de la miseria y la misericordia; del látigo y la lástima; del desprecio terrenal • y el amor celestial. El fundamento del vínculo de las clases sociales se daba en la relación dialéctica entre la explotación y la compasión. Junto al solar patronal se levantaba la institucionalidad social privada de los orfelinatos, asilos, hospicios, hospitales de pobres y dispensarios, financiados por las erogaciones particulares y testamentos de las grandes figuras de la aristocracia, encargándose a la Iglesia, y especialmente a las monjas, el ejercicio directo de la misericordia social. Imposible entender la dominación sin la caridad. Esta institucionalidad social privada donde se realizaba la caridad descansaba sobre un concepto de "pueblo-escoria": su acción consistía en "recoger lo arrogado", por el trabajo, por la vida, por la enfermedad, por la decrepitud. La caridad se definía como "el acto de dar sin que el que recibe tenga derecho a exigir" (Ismael Valdés Vergara). Hacia el último tercio del siglo XIX en Chile, este orden social antiguo comienza a presentar graves fisuras, que conducirán finalmente a su cuestionamiento. La solidaridad popular organizada, por un lado, y la ciencia -especialmente la que se jugaba entre las manos de una intelectualidad médica-, por otro, desempeñarán un rol protagonista en el proceso de resquebrajamiento del predominio social aristocrático, en el marco de la más grave y crónica crisis del sistema de producción capitalista mundial y nacional, la cual toma especial fisonomía en Chile hacia fines de la década de 1870. Mientras la solidaridad popular intentará arrancar y liberar al pueblo de sumisión caritativa de la aristocracia-oligarquía (y la Iglesia), la ciencia y la intelectualidad médica, por su parte, exigirán a la caridad someterse a sus designios y exigencias de modernidad. Es justamente en el curso de este proceso de crisis y cuestionamiento del modo de sumisión caritativa del régimen oligárquico, donde se levantará el problema histórico de la salud pública, tema central del presente estudio. Aún más, es a partir de la cuestión de la salud -como organización social y como política- desde donde se acometió la crítica histórica e ideológica del sistema aristocrático de apropiación privada del cuerpo del pueblo. Esto fue así porque es en torno al problema de la salud popular donde se trabará la contienda histórica que contribuirá a dibujar decisivamente la preocupación por lo colectivo y lo social en Chile. Porque en definitiva el tema no era el de la salud, sino el de la muerte. En efecto, la historia social y económica de Chile, desde el último tercio del siglo pasado hasta avanzado el presente siglo, es la historia de la muerte del pueblo. El proceso de acumulación capitalista de las tierras y de la producción de las riquezas básicas, condujo a un progresivo despojo del pueblo que se hizo muy agudo, cumplido ya el primer centenario de la independencia republicana. A ello se le sumó la crisis
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cíclica del capitalismo industrial europeo y exportador chileno y el progresivo levantamiento de una industria nacional basada en la más grave explotación de hombres, mujeres y niños. Todo condujo al debilitamiento extremo del cuerpo del pueblo, que lo hizo carne insaciable de pestes y enfermedades. De esta manera, los sectores más pobres de la sociedad chilena se constituyeron en las víctimas de ese sistema en grave crisis y en víctimas, asimismo, de las propias soluciones con que la sociedad dominante intentaba saldar dicha crisis. El resquebrajamiento del orden capitalista mundial en la década de 1870, la Guerra del Pacífico, el progresivo despojo del campesinado junto a la conquista de la Araucanía en los años 1880, la Guerra Civil del 91 y finalmente, la Primera Guerra Mundial, todo recayó con miserable crueldad sobre los sectores más desposeídos de nuestra sociedad. Hambre, cesantía, prostitución, hacinamiento, insalubridad, explotación, abandono, criminalidad, eran los signos de una sociedad agudamente desintegrada. La mortalidad infantil, la más alta del mundo, constituía el símbolo de un territorio social donde el hijo del proletario no tenía legitimidad histórica. Las pestes -viruela, cólera, alfombrilla- las enfermedades infecciosas -tuberculosis, tifoidea, sífilis- perseguían implacablemente. La porfiada visita de la enfermedad y la muerte en los hogares pobres de un país que ostentaba el brillo de su carcoma, impulsaron al pueblo a crear las que constituyeron sus primeras organizaciones autónomas de base: las Sociedades de Socorros Mutuos, como la máxima expresión de un pueblo que decide enfrentar por sí mismo la enfermedad y el desamparo. Germinaba allí un concepto de salud como sociabilidad, solidaridad y organización, donde la enfermedad era inseparable de la condición social y la lucha contra ella pasaba a ser parte de la lucha del pueblo por su propia identidad y bienestar. Un enorme esfuerzo de movilización y de construcción de organización popular se canalizó a través de las Sociedades de Socorros en la tarea de la defensa de la vida. Su presencia histórica en Chile, su labor pionera en materia de organización de la salud y de un sistema de previsión social y su rol decisivo en la liberación del pueblo de los brazos de la caridad, hacen de las sociedades de socorros populares un tema imprescindible al abordarse el problema del quiebre del orden tradicional desde la temática de la salud pública. Es así que al incorporarse las sociedades de socorros al tema del desarrollo de la "salud pública" en Chile, la historia nos devuelve este concepto. En efecto, cuando la salud como idea pública no pensaba aún transitar de su secular figura de aseo urbano y ordenanzas sobre mercados y mataderos -propia del modelo liberal del Estado que no se inmiscuye en el "privado" recinto donde se juegan las condiciones de vida-, los artesanos y gremios de trabajadores habían dado un salto histórico decisivo al crear y ejercer un concepto de "salud social" en las Sociedades de Socorros Mutuos.
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A lo largo del siglo XIX y principios del XX, ambos conceptos de salud popular e institucional no llegaron a encontrarse; expresión de una sociedad desintegrada, paralela. Esta separación era una grave amenaza al orden social imperante que en definitiva no podría soportar dentro de sí el acontecimiento revolucionario que ocurría al interior de las sociedades de socorros mutuos: el de la solidaria autonomía de la miseria. Las pestes jugaron, sin embargo, el papel histórico de desnudar la pobreza; un rostro cadavérico apareció ante los ojos estupefactos de la sociedad dominante. Antes de su explosión política, la imagen del pueblo "varioloso", colérico, tísico, pestilente, penetró en los alfombrados salones del Congreso, de los municipios, de las casas patronales, del palacio de Gobierno. Se desbordó la institucionalidad caritativa, se estremecieron las conciencias, retumbaron los discursos, se crearon organismos y consejos. Junto a las pestes, se fortalecieron también las organizaciones populares de las sociedades obreras de socorros mutuos y nació el Partido Demócrata, de clara fisonomía popular (1887). Los dirigentes obreros hablaron amenazantes en su propia prensa. Entonces fue cuando comenzó a delinearse el rostro de una intelectualidad médica apoyada -en primera instancia- por esa prefigura del Estado moderno cual fue el gobierno de Balmaceda y algunos personeros claves de su ministerio. Era imperativo abrir el cauce a la reforma de la atención del cuerpo donde supuraba la miseria, sin tener que tocar las condiciones mismas que la producían. Acometer la reforma social desde lo fisiológico y en tanto lucha nacional y mesiánica de la civilización contra la barbarie. Había que poner urgente atajo al decaimiento fatal de la raza y a la pérdida del factor productivo más importante para la riqueza del país: la mano de obra. El camino a seguir consistió en disputarle a la sociedad caritativa el cuerpo enfermo y moribundo del pueblo para mejorarlo con la eficacia de la ciencia y la técnica y salvar, así. la república, el orden social y la riqueza nacional, iniciando el camino de la civilización hacia el progreso. Este proyecto científico-médico de salvación nacional que vulneraba la autonomía patronal de la caridad, encontró serios obstáculos en su camino. Las páginas que siguen también muestran el proceso difícil de la auto-construcción de un estamento científicotécnico médico que. desde la clase dominante, se impuso autonomizarse activamente de ella. La reforma del modo de dominación caritativo se entabló, así, como una lucha de poder entre una clase, que pugnaba por las garantías y la libertad individual, y un estamento que, desde esa misma clase, vislumbraba científicamente la dimensión de lo social.
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La lucha estamental de la intelectualidad médica necesitaba de una base de sustentación real. El proyecto científico buscó al Estado, como el único aparato de poder desde el cual imponerse sobre el dominio aristocrático, en lo relativo a la salud del pueblo y la nación. El Estado, en tanto se permitió -como uno de los factores más decisivos- ir anidando en su interior a la ciencia y la técnica, se ayudó también a sí mismo a ir tomando cierta distancia de la oligarquía, adquiriendo una fisonomía propia. Esta primera parte ha tenido como objeto desarrollar históricamente el cuestionamiento del orden social aristocrático desde el cuerpo y la muerte del pueblo. A lo largo de este proceso se fueron configurando poco a poco los sujetos y los conceptos que contribuirían a abrir el cauce a la reforma social-legislativa del siglo XX. El tema de la historia de la salud (pública/social) en Chile, es parte y motor de este histórico proceso.
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UNA SOCIEDAD DESGARRADA
Nuestros textos de historia han exaltado la prosperidad, el progreso y avance de la civilización y de las luces durante el transcurso del siglo XIX en Chile, y especialmente a partir de la década de 1880. La fuerza expansiva de este progreso habría mostrado su poderío en la guerra del Pacífico y en la mal llamada "pacificación" de la Araucanía, reinando airoso nuestro país en los mares del sur. Pronto emprenderían el camino al mercado las nuevas riquezas: el salitre de la conquista boliviana y el trigo del despojo araucano. El auge de los negocios de exportación, de las especulaciones financieras, la llegada de capitales extranjeros y de las importaciones de lujo, levantaron palacios y embriagaron de fiesta a la gran sociedad que educaba a sus hijos en Londres y París. En todas las casas aristocráticas de Santiago "se comían cuatro o cinco platos, todos de primer orden y como había libre importación de conservas, se podía comer lo mejor del mundo entero, sobre todo de Francia e Inglaterra".* En sus Memorias de 80 años, Francisco Undurraga describe una de las mansiones santiaguinas de la época: "El vestíbulo va con muebles de Maple. Le sigue la sala celeste cubierta de gobelino. Está a continuación el gran salón con los techos rameados de oro y sus pisos cubiertos con tapices de Smyrna. Viene luego la galería de pinturas donde cuelgan telas de Fragonard y Murillo, haciendo contraste con las de Corot. Se suceden después los salones de Luis XV y Luis XVI. Por fin, al fondo, se abre el gran comedor cuyo amoblado es copia fiel del comedor Francisco Guillermo de Prusia"\ Ante este espectáculo de lujo y abundancia, el pueblo de Chile moría de miseria y abandono. En 1885 nacieron en Chile 61.965 personas; ese mismo año murieron 66.818.'* Las víctimas en su mayoría fueron niños. En Chile, nacer para vivir era claramente un privilegio.
6 Julio Subercaseux, Reminiscencias, Santiago, Editorial Nascimento, 1976: 276. 7 Citado en Luis Barros y X. Vergara, El modo de ser aristocrático. Editorial Aconcagua. Santiago. 1978 8 Anuario Estadístico de la Reptjblica de Chile, 1985
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TOTAL DEFtNCtONES POR EDADES EN 1885»
llaslalmes Oe 1 a 3 meses De -3 a 6 meses De 6 meses ii 1 añi) De 1 3 2 años De 2 a 5 años DeSalOañi» De 10 a 15 anos
8.270 3.126 2,72K 5.904 ').800 6.386 2.816 1,681
Rn jas edades que siguen, las curas son semejantes a las últimas cifras. í Anuario rstadíslieo. 188.S).
La fiebre intermitente, palúdica, tétrica, catarros, gástrica, pulmonar y tifoidea se identifican como las causales más importantes. Aunque imprecisas, al parecer estaban todas muy ligadas a las condiciones de vida y de cuidado natural. Honorable Cámara, Las condiciones generales de alimentación y de insalubridad en que vive la gran mayoría de los habitantes de nuestro país, no pueden ser más deplorables. Me refiero a las condiciones de alimentación del pueblo en general, a la carestía de todos los artículos de primera y más indispensable necesidad y las consecuencias necesarias e inevitables que ella produce. Sabe la Cámara que en nuestro país perece un 70 a un 80% de los párvulos siendo por demás lento el desarrollo de la población debido no sólo a la falta de higiene e insalubridad en que viven nuestras clases pobres, sino también a la pésima alimentación que está a su alcance. Sabe también la Cámara que con frecuencia se desarrollan epidemias que diezman a nuestra población, llevándose miles de brazos de valor inestimable para el progreso y la riqueza del país, siendo siempre como origen principal las mismas causas a que hemos apuntado. Como es natural, ello produce perjuicios inmensos al país que, examinados sólo bajo un aspecto financiero, puede sin exagerar apreciarse en millones y millones de pesos''.
9 Diputado por Valparaíso Juan E. Maclíenna. Presidente de la Junta de Beneficencia. Boletín de! Congreso. Diputados, agosto 17, 1888. p. 443,
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Por otra parte, el diputado L. M. Rodríguez, sostenía: El desarrollo que la criminalidad ha tomado en estos últimos tiempos, no sólo en Santiago, sino en todos los Departamentos de la República, es ya alarmante. Los señores diputados conocen los últimos salteos ocurridos en Santiago en barrios relativamente centrales. En la época que, a consecuencia de la terminación de la guerra V del consiguiente licénciamiento de tropas, se temía una recrudescencia de la criminalidad, ella no llegó a dejarse ver y es hoy cuando aparece con mayores caracteres de alarma. Es ésta una enfermedad más terrible que una epidemia, porque si ésta concluye con la vida de cierto número de habitantes, cesa por sí sola al cabo de cierto tiempo; pero la criminalidad, si no se le pone pronto y activo remedio, es una plaga que no dejará tranquilo a ningún habitante de la República'". El pueblo, con su muerte y su miseria, comenzó a entrar así en los salones del poder parlamentario; como pérdida económica, como amenaza a la propiedad. Una ola de infección, un mal mortífero para la sangre y el alma va llegando a las masas populares y a los hogares de todas las clases sociales. Frente al delicado asunto de la prostitución, las autoridades y ¡os hombres de ciencia se cruzan de brazos.... Por calles y plazas estamos viendo los estragos de la sífilis. Jóvenes de ambos sexos suelen exhibirse en público, demacrados, vacilantes al andar, la vista hundida y hasta con los síntomas cadavéricos de una materia que ya comienza a descomponerse en vida. La corrupción fomentada por el billete de banco que todo lo avasalla y malea el gusto por vivir sin trabajar cuando hay placeres crapulosos que disfrutar, empujan al sepulcro a la inexperta juventud de nuestro país. Asila desmoralización cunde y toma forma; así van llenándose las casas y las oficinas de esqueletos vivientes.... La prostitución ya no tiene dique. Cuando el mal ha tomado mayores proporciones es cuando oímos algunas alarmas y vemos tímidamente tomas escasas medidas. Debemos ir derecho al mal con el remedio enérgico, si no queremos legar al siglo XX una 10 Diputado Luis Martiniano Rodríguez. Boletín del Congreso. Diputados, diciembre 28. 1886. p. 2.'Í7
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raza degenerada y podrida. Únanse legisladores, autoridades y hombres de ciencia para combatir al enemigo que nos cerca y
Las imágenes decadentes de la miseria, el hambre y la degradación moral de un pueblo desamparado, carente de una política de protección social e irreverente objeto de cálculos financieros, contrastan, pues, agudamente, con las risas y fiestas de la sociedad dominante, dueña de todas las expresiones del poder y única clase legitimada como "ser histórico". Aguda contradicción que descansaba sobre una profunda crisis y fracaso del modelo capitalista usurero y exportador. ¿Cuáles son los antecedentes históricos de esta crisis? A lo largo del siglo XIX el pueblo campesino chileno ha ido abandonando la tierra, en su mayoría despojados por las leyes republicanas de mensura, división y libre-venta de los pueblos de indios, así como por la ansiedad de tierras por parte de hacendados y mercaderes y por la pérdida que finalmente produce el progresivo pauperizamiento derivado de la misma pobreza y desprotección con que vivían en América los despojados. Se generaba, así, el peón vagabundo de la República, que engrosará la marcha de los grupos trashumantes mestizos de la Colonia, los que desde hacía ya dos siglos recorrían, como parias, el suelo de una tierra ajena. Miles de ellos alcanzaban al fin el desierto y los montes de Atacama, buscando participar en la extracción de la riqueza de cobre y plata que afloraba generosa. "Invitados multicolores, desde Chiloé hasta Copiapó (y otras lejanías) llegaron a vivir tu república (Atacama), a participar de tu inconmovible democracia de metal. Las barreras no pudieron cubrir tus atajos y por todas partes te dejaste penetrar de la fuerza, la voluntad y la emoción de tantos chilenos empeñosos, desatadas las amarras hacia la libertad posible"'-. A partir de los años 1860 Chile vivió la primera crisis económica de envergadura con la quiebra de la minería nacional del Norte Chico -cobre y plata- que sucumbió principalmente en manos de la dominación de los prestamistas nacionales y extranjeros. Expresión de este fenómeno fue la guerra civil del 59, último estertor de un sector social minero que había construido su propia identidad en la explotación y fundición de minerales, alimentando por décadas las rentas de la República e irradiando su bienestar hacia los campos agrícolas y la industria del carbón del sur. La quiebra de la minería 11 Lu/gKaWad. Santiago, octubre 13.1894 12 M.A. lUanes.Lí/ dominación silenciosa. Productores y prestamistas en la minería de Atacama. Ediciones Blas Cañas, Santiago. 1992
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desbandará también al pequeño minero y al peón en busca de otros destinos, terminando de proletarizarse en las faenas del salitre y los fertocarriles. Por su parte, un auge productivo que por entonces se da en la agricultura chilena a partir de la exportación triguera (California) -y que venía a saldar la crisis minera del norte chico- no hizo sino agudizar el proceso de expulsión y emigración de campesinos, inquilinos y peones de la tierta. Tecnificada la agricultura, con cultivos intensos y estacionales y amplificada la gran propiedad, los campesinos chilenos "salen a andar por los caminos de Chile y de los países vecinos, atravesando el valle, la cordillera y el mar. Y que a fin se estacionarán en las ciudades y poblados, puertos y faenas"". De esta manera se creaba, a partir de la década de 1870, los gérmenes del hacinamiento, del hambre, la enfermedad, la miseria y la marginalidad del pueblo chileno, todo lo cual se agudizará con el corter del siglo. A partir de 1873 -año de la más grande crisis capitalista del siglo XIX- se produjo una caída mundial de los precios, especialmente de los productos agrícolas, tales como el trigo, maíz, avena y otros, llegando a alcanzar, hacia 1896. la mitad de su valor existente en 1873 en el mercado mundial. Las causas de este descenso están vinculadas a la crisis de sobreproducción industrial europea, a la desmonetización de la plata en ese continente y al "ingreso de la producción de grandes zonas agrícolas hasta entonces sin fácil salida al mar (tales como) India, EE.UU., Canadá, Rusia, Australia y la República Argentina. El descenso de los precios y las perturbaciones que este fenómeno llevó a la actividad económica entera, produjo en los negocios un prolongado malestar, una especie de crisis sorda o latente que duró largos años" '"'. Pero si bien estas crisis afectaban a la sociedad propietaria en sus negocios y producciones, ella encontraba desde el interior de su propia casa mecanismos de extracción de beneficios que, por lo general, redundaban en la miseria del pueblo. En efecto, expresión y paliativo de esta crisis exportadora fue la baja del cambio a nivel interno, es decir, la incesante caída del valor de la moneda, alzándose desmesurada y persistentemente los precios de los artículos de subsistencia básicos, pauperizando a las clases populares, en el marco de una economía exportadora cuya crisis se haría estructural y que se apoyaba lapidariamente sobre el ligamento más frágil de la economía: los productos de consumo de la población. Comprometida en la solución de su propia crisis económica, la clase propietaria en Chile pondrá sus ojos en la apropiación de otros ricos recursos exportables. i 3 Ver Gabriel Saiazar, Labnidores. peones y proletarios. Formación y crisis de la sociedad popular chilena del siglo xix , SUR, Santiago, 1985 14 Francisco Antonio Encina. jVuejrra inferioridad económica, Santiago, Editorial Universitaria, 1978: 198.
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Tomando las armas en 1879. envolverá al pueblo y su miseria en el opio del patriotismo y heroísmo guerrero. El peón miserable, el obrero cesante, el alcohólico, se convertirá en el adulado "roto chileno" de la Guerra del Salitre. Embriagado recién con el olor a la sangre, envanecido con el uniforme y las victorias, fue el "roto" inmediatamente conducido en batallón a despojar al pueblo mapuche, realizando, en plena república, la conquista de la Araucanía. Y luego, mientras la élite aristocrática y mercantil corría a apropiarse del botín que llevaría en parte en los barcos de placer rumbo a Europa, el roto chileno volvió a las pocilgas, ranchos y conventillos a llenar el vacío de su estómago con los sabores de proezas sin nombre alcanzadas en el campo de batalla. La guerra había significado la quiebra absoluta de las arcas del Estado. Se impuso la millonaria emisión de papel moneda, la inconvertibilidad del billete y el endeudamiento crónico. Continuó, pues, la desvalorizacjón de la moneda y el alza de los precios de las subsistencias, agudizándose el hambre del pueblo. Hogares que anidaban la muerte en su pocilga insalubre.
LM Situación del Obrero. Procuraré tomar aquellos antecedentes más trascendentales que hayan contribuido a producir la situación desesperante que atravesamos. El problema del cambio ha sido una de las causas principales de la depreciación del trabajo manual. El mal estado de nuestro cambio retrae muchas industrias, paraliza muchas obras, con lo cual se produce un aumento considerable de brazos que no solamente malbaratan el trabajo, sino que borran todas las consideraciones a que son acreedores los dignos hijos del trabajo. Para analizar la situación del obrero tomaré por base el año 1884 y un cambio de 26 peniques correspondiente más o menos a aquella época. Comparando esos valores con los actuales, concluimos que hemos perdido el 50% de aquéllos. Los sueldos del obrero han permanecido entre $ 4 diarios como máximo y $ 1.50 como mínimo, las mercaderías han subido a precios exorbitcmtes I...) el precio de los vestidos de mediana calidad están fuera del alcance lo los sueldos (...).
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Sueldo medio de un obrero, $ 3 diarios. Reduciendo el sueldo diario a mensual: $ 78. Una casita cuyo costo varía entre $ 20 y $ 25 mensuales. Las salidas de una casa no bajan de $ 71,50 ctvos, quedando un sobrante de $ 6,50 ctvos., que se consumen en utensilios y menaje, sin que quede un solo centavo para adquirir un mal vestido. Calcúlese también los sacrificios c¡ue imponen a los jefes de familia los propietarios que, cegados por la usura, sedientos de exterminar a la ciase obrera, tienen el cinismo de exigir pagos adelantados en las circunstancias actuales. Infinidad de hogares hoy luchan desesperados por evitar la miseria que se acerca a pasos agigantados'^ Esas pocilgas o conventillos o esos "mataderos'" de la gente de trabajo -como decía un diario popular- eran la suma de cuartuchos sin ventilación, atravesado de lodo a su patio corredor por acequias pestilentes y que algunos mercaderes construían expresamente para la "habitación" del pueblo. En cada uno de esos cuartos sobrevivía apiñado el trabajador y su familia, en pleno centro de Santiago. "Lodazal de puercos", en las aguas de las acequias inmundas del conventillo se criaban los niños para "angelitos". Una de las causas que ocasiona la mortandad espantosa que en nuestro país llega a su más alto grado, es la habitación obrera, nombre que de ninguna manera corresponde a lo que significa, pues su verdadero nombre es cuarto socio e inmimdo, pocilga o lodazal de puercos, cuartuchos que los chacales burgueses hacen pagar al pueblo trabajador a precio de oro(...). La aristocracia se llena de horror y se admira cuando ve en las calles a un obrero roto, como ellos dicen, mal trajeado, sucio o lleno de lodo (...). Decidme quién tiene la culpa de la falta de aseo y de la inmundicia del pueblo. Vosotros los que vestís levita y colero, los que cubrís vuestros corrompidos cuerpos con valiosos trajes (...) y el lujo que osáis a costa del sudor que el pueblo trabajador derrama día a día en los duros y pesados trabajos a que los obligáis (...). Por qué ricos aristocráticos no mandáis asear esos cuartos redondos y sin ventilación ninguna que alquiláis a los infelices que se ven obligados a vivir en ellos (...)"'. Ante el abandono y la indiferencia de la sociedad y el Estado, las clases populares se habían ido organizando en pos de la defensa solidaria de la vida y el digno enfrentamiento con la muerte. 15 LM Igualdad. Santiago.octubre 13. 1894 \6 Lti Propaganda. Santiago, juíio \2. 1908
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II LAS SOCIEDADES OBRERAS Y LA SALUD SOCIAL
La Fundación de las Sociedades de Socorros
Mutuos
Una de las opresiones más profundas que sentía el pueblo, despojado de sus tradiciones y su tierra, era esa nueva y civilizada relación entre la miseria de la vida y el abandono de la muerte: Muere el rico. ;0h dolor!, ; Qué funerales! los criados se afligen. ábranse fastuosas
sepulturas.
mil preces a los cielos se dirigen, lloran los vecinos, los curiosos, ... ¡Hasta lloran los curas! no se oye más que un grito: ¡Lástima del Señor! Era un Bendito. Muere el pobre: está solo al borde de la fosa impávido y grosero y hasta fumando está el sepulturero: cuando coge al difundo para echarlo en el hoyo preparado, dice con sangre fría: -¡Jesús! Y ¡cuánto pesa el condenado! y lo tira hasta el fondo del encierro, con tanto mimo cual si fuera un perro. Coge la pala al punto y mientras va la fosa llenando o tacos suelta o juramentos trinos. o alegres malagueñas va cantando como el que va encardando cebollinos es cosa que divierte la igualdad de la muerte'''.
17 Augusto Madan en La Defensa. Santiago. 1903.
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Enfrentando la extrema inseguridad vital, el pueble artesano y obrero levantó organizaciones destinadas a protegerlo autónoma y mutualmente. Nace así la Salud Social, basada en el humanismo popular y la organización solidaria y como una alternativa expresamente contrapuesta a la caridad, a quien estaba entonces contratado el cuidado del pueblo enfermo, hecho objeto de expiación social. Las Sociedades de Socorros Mutuos pretendían liberar al pueblo del desprecio. Cajón, carros mortuorios, acompañamiento de todos los socios, discursos, son los instrumentos del digno y solidario ceremonial fúnebre de las sociedades obreras ante la muerte. Y finalmente, el entierro del socio en el mausoleo de las sociedades, sellaba su pretérita pertenencia social y su identidad como nombre escrito en la lápida, en la prensa obrera y en el Memorial de la Sociedad. Las Sociedades de Socorros Mutuos surgen también como una respuesta popular a su radical experiencia de ausencia de Estado en plena República. La Independencia no había cambiado las condiciones socio-económicas del pueblo; más bien comenzaron éstas a agravarse desde el punto de vista económico y social al consolidarse el capitalismo mercantil, el autoritarismo aristocrático y a legitimarse el despojo. En el orden republicano chileno, en pleno reinado de la ilustración, el pueblo se encontró marginado de su propio concepto. Durante el año 1850- 1851 los sectores más conscientes del artesanado, dieron una ardua lucha desde el seno de la Sociedad de la Igualdad -dirigida por Francisco Bilbao. Santiago Arcos y otros- y desde una incipiente y audaz prensa, por la democracia y la participación popular en la construcción de la república. Actuaron en la guerra civil de 1851, la que tuvo una marcada expresión de sublevación social. La brutal represión que siguió a dicho movimiento y revuelta desintegró a esa primera organización popular. Desde entonces quedó muy en claro que el pueblo y sus reinvindicaciones no tenían espacio en el gobierno republicano. Replegados los artesano a su suerte, algunos de ellos no tardaron en darse una nueva expresión organizativa. El 18 de Septiembre de 1853 los obreros tipográficos, resentido eslabón de la protesta anti-gobierno, fundaron la "Sociedad Tipográfica de Socorros Mutuos". La primera forma de ruptura social con el Estado. Los trabajadores debían confiar sólo en sus propias fuerzas e iniciativa. Nada había que esperar de un sistema que no tenía para el pueblo sino un proyecto de esclavitud en librecambio. El objetivo primordial de las Sociedades de Socorros Mutuos que desde entonces se organizaron era darse solidaria protección ante la enfermedad, la muerte y el desamparo familiar en base a la creación de un sistema de seguridad social fundado sobre el ahorro de sus asociados. Al mismo tiempo, dichas sociedades buscaban el desarrollo intelectual y moral de sus compañeros a través de una serie de iniciativas educativas,
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culturales y económicas (escuela nocturna, conferencia sobre salud, literatura: fiestas y paseos; cooperativas de consumo y de construcción, etc.). Sin embargo, el objetivo que les daba prioritariamente su identidad era el socorro ante la desgracia por enfermedad. Las Sociedades de Socorros Mutuos significaron históricamente una revolución cualitativa en el seno de la Sociedad popular chilena: a) por el hecho de expresar un acto conciente de autonomía social organizativa; b) por haberse generado desde allí la primera construcción de una identidad popular capaz de reconocerse y autolegitimarse; c) por haber podido desplegar, desde esas sociedades, una importante capacidad organizativa para hacer funcionar la práctica social del ahorro, la prestación de salud y la protección familiar y social de sus asociados, ejerciendo democráticamente un concepto de medicina social, donde el enfermo es un sujeto integral, asumido con toda su realidad social, familiar y cultural; y d) por haber levantado la dignidad del pueblo, emancipándolo de su humillante condición de objeto de caridad pública, conduciéndolo a su reconocimiento de sí mismo como sujeto, con plenos derechos y responsabilidades, constructores de su propio destino. Mientras el desastre se agiganta, los obreros se agrupan; mientras el escándalo que apesta toma cuerpo y amenaza al cuerpo social, los artesanos se aislan de los victimarios implacables y huyen de la gangrena. Afines de Octubre del culo pasado, un grupo de operarios decididos echaban las bases (en Tocopilla) de una Sociedad de Socorros Mutuos. Mientras la especulación desordenada se cierne sobre nuestras cabezas como cuervo negro y fatídico, los obreros meditan en el rincón desmantelados de sus chozas solitarias. Allí no llega el soplo helado de la muerte moral, allí todavía hay conciencia y hay todavía decoro propio e inmenso patriotismo. ¡Pueblo! Tú que sabes cuánto cuesta arrastrar de este valle de lágrimas ¡a honrosa carga de una existencia afligida, amenazada por el fiero oleaje de la especulación. Para ser más liviano este fardo de infimüas que día a día teje la maldad y el derroche, no hay camino más seguro que crear sociedades de obreros"^. La fundación de una Sociedad de Socorros Mutuos generalmente se inicia cuando un grupo de artesanos o trabajadores de algún gremio -o algún otro grupo social con identidad propia, como las mujeres, por ejemplo-, loman la iniciativa de unirse para socorrerse, convocando al resto de sus compañeros a sumarse a la organización. Una vez
Luis Vergara Flores. "Las Sociedades de Obreros" extraído de El Comercio de Tocopilla. en La Igualdad. Santiago, marzo 9 de 1895
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constituida, le dan un nombre y redactan ellos mismos sus Estatutos y Reglamentos, lo cual les otorga cuerpo, realidad, e incluso personalidad legal. Estas sociedades, por su estructura y organización interna, se constituyen en instrumentos y escuelas prácticas de ejercicios de democracia y poder popular. Su directorio es elegido por pluralidad de votos en Asamblea General, el cual elige su presidente. Este Directorio funciona con un Consejo de 12 a 13 miembros elegidos también democráticamente . El Directorio nombraba dos Comisiones generalmente: una llamada Comité de Socorros o de Subsidios que es la que se encargaba de la atención, visitas y cuidado de los enfermos e inhábiles y otra que es Comisión de Ahorros la que, con su tesorero, fiscalizaba los dineros de la sociedad, los cuales estaban también sujetos al control abierto de cualquier asociado. Puede haber otras comisiones como un Comité de Colocación que se encargaba de conseguir empleo a los socios cesantes. Interesante era el funcionamiento interno de las asambleas de socios que se estructuraban según el modelo parlamentario, constituyéndose en especie de Cámaras Populares. En dicha asamblea -ordinarias y extraordinarias- se presentaban proyectos que pasaban a primera y segunda discusión, relativos al mejoramiento de los servicios de la Sociedad. Sin embargo, el sujeto enfermo y necesitado, el rostro concreto del compañero en desgracia constituía siempre tema y objeto central de las Asambleas. Si bien estas sociedades generalmente se inician reuniéndose sus socios en casas particulares, pronto se les ve arrendando o adquiriendo propiedades que pasan a ser "el local" de la Sociedad. Estas sedes además de consolidar la identidad propia de dicha asociación, se constituyeron de hecho en los primeros centros de reunión popular, donde funcionaban sus escuelas nocturnas, otras múltiples actividades. Allí llegaban, también, figuras importantes del quehacer político y cultural del país, como Amanda Labarca, Luis Emilio Recabarren, Gabriela Mistral y muchísimos otros. Las Sociedades de Socorros Mutuos comenzaron, así, ha hacerse un espacio físico en el seno de la sociedad chilena, siendo poco a poco reconocidas como interlocutoras válidas del sentir popular, incorporando su pensamiento y su palabra a la opinión pública del país. Muchas veces se convoco a sus representantes ante problemas como el de la industria nacional, el de la habitación obrera y otros temas de política social. No obstante, en sus estatutos dichas sociedades prohibían hablar de política o de religión en sus asambleas de socios, con el objeto de asegurar su unidad interna, que en épocas pasadas se había visto vulnerada a raíz de disidencias de ese tipo. De esta manera, si bien las Sociedades de Socorros Mutuos se abstenían de la política contingente en el seno de sus sociedades, no por ello dejaron de hacer política social general ante los graves problemas que vivían las clases populares. Aún más, una buena parte de sus asociados y dirigentes pertenecían también a partidos políticosprincipalmente al partido demócrata, radical y socialista obrero- en donde expresaban
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abiertamente su opinión política y se insertaban en las grandes luchas que entonces protagonizó la clase obrera."... El Socorro Mutuo de nuestras enfermedades, el ahorro y la instruccicm son sólo la base de granito del gran edificio que desafiará a la injusticia de ¡os hombres y aún a ía misma miseria"^'^. ¿Cómo ejercían estas Sociedades de Socorros Mutuos en la práctica de su tarea y compromiso con la salud del pueblo? En primer lugar, los socios debían pagar una cuota de inscripción -de $ 1 a $ 2- y seguir abonando semanalmente una cantidad que en general fluctuaba entre los 20 ctvos. y $ 1. Este "noviciado" duraba, por lo general, seis meses y al cabo de este período el socio podía comenzar a gozar de las prestaciones médicas facilitadas por la sociedad. Por su parte, la sociedad tenía contratado los servicios de médicos (de 3 a 6), de practicantes u otro personal paramédico. Obtenía, además, convenio con determinadas boticas en donde los asociados compraban sus medicinas a precios rebajados y organizaba sus "comisiones visitadoras" de enfermos, de entre sus mismos asociados. A cada uno de los médicos y personal contratado, así como a las comisiones de visitas a los enfermos, se les asignaba un sector de la ciudad, donde habitaban las clases pobres, por ejemplo: (1) Barrio ultra-Mapocho; (2) Entre Mapocho y Alameda; (3) Barrio Sur de la Alameda. Todo el personal contratado quedaba sujeto a inspección periódica pot pane deJ Directorio, el cual daba cuenta en cada Asamblea Ordinaria del movimiento del servicio y estado de los enfermos. El "Reglamento Sanitario" de la Sociedad de Socorros Mutuos la Protección de la Mujer, de 1890, nos revela detalles de su funcionamiento
Los servicios profesionales de los médicos se conformarán al siguiente honorario: Visitas $ 0.80 Visitas de 9 a 12 PM $1.20 Visitas de 12 al amanecer $3.00 Consultas $ 0.50 Junta Cirugía menor
$ 1.20 $ 1.00 a 5.00
Cirugía mayor
$ 5.00 a 15.00
(Art. 19}
19 Juan F. González. "La sociabilidad > sus fines", Z-Ü/^wa/Jaí/. Santiago, noviembre 17. 1894
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Los médicos de la sociedad son facultados para: -Designar el régimen que deben aplicar a sus enfermas. - Expedir órdenes a los practicantes cuando sea necesario. -Decretar a sus enfermas baños termales y temperamentos (climas) apropiados a su salud, debiendo sujetarse a los siguientes precios: Baños temíales $ 1.50 Temperamento $ 1.00 - Dar órdenes de subsidios hasta por 8 días, conforme a la imposibilidad que las enfermas tenga para el trabajo (Estos subsidios fluctúan entre $ I y $ 1.50 diarios). - Llamar a Junta a los demás médicos de la sociedad cuando lo crean necesario. - Aceptar las Juntas que proponga la enferma no siendo éstas de cuenta de la institución. - Entregar a sus enfermas a médicos especialistas, aún cuando no pertenezcan a la sociedad, dando parte a la visitadora, quienes darán su visto bueno para su pago por la sociedad. (Art. 21) Los servicios de los practicantes serán remunerados con el siguiente honorario: Curaciones $ 0.50 Curaciones de 9 a 12 P.M $ 1.00 Curaciones desde 12 al amanecer $ 2.50 (Art. 23} Obligaciones de los practicantes: - Desempeñar sus funciones bajo la dirección de los médicos de la Sociedad. - Concurrir a la sala de sesiones cuando el Directorio los invite para alguna medida general. (Art. 24) Obligaciones de los farmacéuticos: - despachar las recetas. - hacer gratuitos los análisis que los médicos determinen. La Sociedad cancela las cuentas de este servicio cada mes. (Art. 25) Las visitadoras distribuían a los médicos las órdenes de visita, firmadas con el sello de la Sociedad. Los médicos contaban con libretas numeradas para la expedición de las recetas.
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¿Cómo operaba la Sociedad de Socorros Mutuos en su acción de salud? Las sodas enfermas que deseen obtener los servicios de la sociedad darán oportuno aviso a la visitadora de su cuartel (sector), justificando con su libreta estar en posesión de sus derechos. Tan pronto como las visitadoras reciban aviso de una socia enferma, se trasladarán a casa de ésta y resolverán, de acuerdo con ella y su familia, la forma en que deba atenderla la institución. (Art. 10}. La socia que resuelva cambiar de médico pedirá a la visitadora la orden respectiva, la que será dirigida al facultativo que la socia desee. (Art. 12) También podrá medicinarse a las sodas enfermas en los pensionados de los hospitales u otros establecimientos de sanidad, cuando el Directorio considere que no es gravoso para los intereses sociales, no pudiendo exceder de $ 1.50 diarios. Las sodas asistidas en esos establecimientos serán atendidas por la visitadora del cuartel en que esos establecimientos se encuentren". (Art. 15-16} Son obligaciones de las Visitadoras: - Asistir a las consocias diaria o periódicamente, según la gravedad de la enferma. - Dar cuenta inmediatamente y periódicamente al Directorio del estado de sus enfermas. - Llevarles los subsidios de la sociedad en caso de imposibilidad de la familia de la enferma. - Atenderlas personalmente hasta que sanen o fallezcan. - Acompañar sus restos y hacer las diligencias funerarias hasta el último momento. (Art. 17} Las visitadoras tendrán también el deber de atender a la familia de la socia fallecida en sus relaciones con la sociedad para hacer efectivo el cobro de sus derechos a un fondo social extraído de una cuota extraordinaria dada por todos los consocios-'^. 20 Sociedad de Socorros Mutuos Protección de la Mujer. Reglamento Sanitario. Santiago, 1890
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La enfermedad de un asociado de una Sociedad de Socorros Mutuos era motivo, pues, de la movilización de una buena cantidad de personas en su ayuda, integrando la atención práctica con la solidaria intimidad del dolor del hogar proletario. Médicos, tales como, Daniel Cruzat, Ricardo Cortés Monroy, Elias Fernández, Eloísa Díaz, César Martínez, Moisés Amaral, Luis Felipe Salas, Manuel Calvo Mackenna, Francisco Landa y otros, efectuaban su labor con espíritu y vocación de servicio, cobrando aranceles exiguos, mereciendo constantemente la admiración y agradecimiento de los miembros delasS.S.M. Con la fundación de estas sociedades las costumbres han cambiado, han mermado las desesperaciones (...)• Las Sociedades de Socorros Mutuos han levantado de la postración degradante en que se le mantenía al rey del progreso: el obrero". "Estas sociedades han sido fundadas con el exclusivo objeto de socorrerse mutuamente entre sí y, al mismo tiempo, equipar un pequeño patrimonio para su familia. Cuando un socio cae enfermo, las sociedades no omiten ningún género de sacrificios para aliviar la situación de ese compañero que, si no hubiera sido socio, habría ido a parar a un hospital de caridad pública, implorando misericordia (...). La Sociedad le da de todo: médicos, botica, una modesta pensión para la dieta y si fallece, sepultura decente, acompañando sus despojos hasta la última morada todos sus compañeros de Sociedad y esos mismos compañeros entregan a la familia del fallecido algún dinero para sus inmediatas necesidades^^. Crisis de sobrevivencia de las sociedades de socorros mutuos Ardua tarea la de estas sociedades de cubrir únicamente con los aportes del salario proletario, las necesidades de salud de sus asociados, continuamente abatido el pueblo por las pestes, las malas condiciones de vida, la guerra, miseria y cesantía, cual era el espectáculo que ofrecía Chile tras sus cortinajes de terciopelo, hacía fines del siglo XIX. El año 1895 las Sociedades de Socorros Mutuos estaban sufriendo de cuasi bancarrota. No sólo por la gran cantidad de enfermos habidos en un marco de agudizamiento de la miseria, sino también por caer algunas de ellas víctimas de la ola especulativa de 21 Hipólito Olivares. Conferencia en la Sociedad de Socorros Mutuos "Igualdad y Trabajo" dictada el 10 de enero de 1894, en U¡ Igualdad. Santiago, agosto 22. 1894
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los agiotistas. "La Sociedad de Sastres, que estaba levantándose en un excelente pie, ha sufrido las consecuencias de agiotismo oligarca. Esta Sociedad tenía depositados sus fondos en el Banco de Ahorro y Préstamos que está quebrado. Así que la Sociedad ha quedado de brazos cruzados". Se la trataría de salvar con un beneficio que le daría el Circo Olímpico: '"se llama a todos los obreros a concurrir a dicha función ya que se trata de levantar a una institución que ha caído en desgracia"." La crisis general repercutía gravemente en las Sociedades de Socorros Mutuos. Lo cual no sólo tenía su expresión económica, sino que se manifestaba también en un decaimiento de la participación al interior de dichas Sociedades. Necesitaban ayuda. Hacía años que el Estado subvencionaba con importantes sumas a la beneficencia privada. ¿Por qué no podría subvencionar también a las Sociedades de Socorros Mutuos que desempeñaban una tarea social de envergadura?-" Conózcalos el pueblo. En la sesión que celebró la Cámara de Diputados el 10 del presente, el H. diputado demócrata Sr. Guarello, formuló indicación con el benéfico propósito de socorrer a las sociedades obreras que ejercen el socorro mutuo y que gozan de personería jurídica en el país. Esta indicación tenía por objeto repartir por iguales partes entre las referidas corporaciones, la suma de $ 50.000 de los fondos de inversión del presupuesto nacional. Para los que saben comprender y apreciar el verdadero mérito que tiene para los artesanos estos centros de ilustración y de bienestar para sus asociados, no habrán podido por menos que aplaudir la feliz iniciativa del H. diputado por Valparaíso . Que el asociado, para tener derecho a los beneficios tan humanitarios de las Sociedades de Socorros Mutuos, "tiene que soportar con verdadera abnegación un noviciado de un año, en cuyo tiempo paga una cuota semanal sacada con sacrificio de su exiguo jornal que, por la postración tan compleja a que ha llegado el cambio bancario y por la depresión tan notable del papel moneda y por los elevados precios que han adquirido los arriendos de las habitaciones y los artículos alimenticios y de vestir, no le es posible hacer gastos extraordinarios ?'' 22 La Igualdad, Santiago, 5 enero, 189.^ 23 En 1897, las inversiones en la caridad privada en Santiago, alcanzaban la suma de $ 1.200.000. de los cuales $ 650.000 los proporcionaba el Estado > S 570 eran producidos por rentas de donaciones particulares. Boletín de Sesiones del Congreso, Diputados, octubre 22, 1897 24 Líí/^«aWaí/. Santiago, enero 18.1895
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Comprendiendo esta situación crítica de los obreros, el diputado Sr. Guarello. con conocimiento exacto de la situación tirante porque atraviesan en la actualidad muchas sociedades (...) a consecuencia de los numerosos enfermos y casos fatales que tuvieron en el último año y otras que aún no pueden resarcirse de los perjuicios que les ocasionó la guerra civil del 91. se encuentran con sus fondos casi del todo agotados y haciéndose intérprete de esta anómala situación, hizo la indicación referida. Pero por desgracia, para ¡as "clases dirigentes" (...) no es posible que el pueblo golpee a sus puertas en demanda de un mendrugo de pan en ese suculento festín anual de los presupuestos I...), el pueblo no tiene otra misión, sin cpie le sea permitido protestar, que pagar las patentes, contribuciones, recargos o impuestos, con que se le ha feriado en éstos últimos años -\ En definitiva, la indicación de Guarello fue rechazada por 32 votos contra 22. apuntando expresamente el periódico La Igualdad que no sólo votaron en contra los clericalistas, sino también algunos radicales (entre ellos el Sr. Paulino Alfonso, presidente de la Comisión de Educación y Beneficencia de la Cámara de Diputados) y liberales que les prometían favores en épocas de elecciones. He aquí algunas fundamentaciones de estos votos "no": Paulino Alfonso : "Digo ""no" porque no conozco estas sociedades y no com prendo el objetivo que con esta indicación se persigue". Alfredo Delano : ""No. porque a este paso vamos muy lejos". Carlos Robinet : ""No, porque se va haciendo un verdadero vicio de vivir a costa del Estado. Joaquín Walker M. : ""No. porque no acepto que se haga de los obreros una clase especial. Todos somos obreros"-^ El periódico La Igualdad reconocía, sin embargo, aquellos diputados que votaron a favor del proyecto, entre ellos, el Dr. Ramón Corvalán Melgarejo. El rechazo a este proyecto -de gran trascendencia para las sociedades obreras, pues además de ir en su ayuda pecuniaria, hubiera significado su reconocimiento y su incorporación al reparto del botín de la nación- afectó dolorosamente a sus asociados. Se puede subvencionar a los padres salesianos y todas las comunidades religiosas que vengan del otro mundo, pero a las sociedades de obreros, a esa masa de hijos del pueblo que se afana por acrecentar las riquezas de los poderosos, que les levanta sus palacios, que los viste, que los calza admirablemente para diferenciarlos de nosotros los miserables, a esos desgraciados hijos del pueblo que arrojan noche a noche sus pulmones para que a la tnañana siguiente pueda el señorito, antes de levantarse, leer las noticias locales, los telegramas y los discursos que han pronunciado: esa masa no es digna de subvencionarse.^^ 25 Ibid 26 Boletín de Sesiones del Congreso. Diputados, enero 10. 1895, p. 620 27 La Igualdad, enero 19. 1895. En 1902 el Diputado Landa consiguió una partida de S 40.000 para socorrer a las Socieda des de Obreros, suma que se destinó a las escuelas nocturnas de dichas sociedades, Recabarren en L 11
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Ill LOS MEDICOS DE FIN DE SIGLO El primero y más elevado de los deberes de todo gobierno es, sin duda, garantir la salud y la vida de sus gobernados. 'Salus populi suprema lex est'. Tal debiera ser el lema adoptado en todo el orbe por toda la civilización moderna. (David Salamanca)^''. Por la santiaguina calle San Francisco transitaba la generación de médicos que abriría el nuevo siglo. A una cuadra de la Alameda, detrás de la colonia Iglesia y lindante con la parte posterior del Hospital San Juan de Dios, se encontraba la Escuela de Medicina de la República de Chile. A juzgar por su triste y pobre aspecto y los malos olores que hacia el exterior exudaba el edificio, ningún viajero de otras latitudes ceería que allí se formaban las más prominentes inteligencias de la nación: .. .insoportables emanaciones de gases pútridos y cadavéricos infestan la vía pública en ese punto. Algunas bancas rotas y empolvadas, de color indefinibles, es lo único que contiene los dos o tres cuartos estrechos donde se retine a estudiar una numerosa porción de jóvenes, los más distinguidos de todo el país por su inteligencia y ardoroso entusiasmo para sondear y descorrer el velo a las misteriosas leyes que gobiernan la vida. En este sitio llama la atención el más inmundo desaseo, la humedad que forma barro en el invierno, una falta de ventilación asfixiante, la suma pobreza en todo; murallas manchadas y desmoronadas que contritan el ánimo más alegre y satisfecho. Ahí se respira una atmósfera envenenada, saturada por millares de infitsorios, epífitos i entofitos, productores y determinantes de enfermedades malignas, que han llevado a la tumba (...) a más de un estudiante que empezaba a penetrar en la aurora de un brillante porvenir. Dos o tres cadáveres destrozados, la muía y el carretón de los muertos, montones de basuras en putrefacción, i la tierra negruzca con el producto de los "estudios anatómicos " ocupan el pequeño patio colocado en segundo término. (...) Ha sido el único edificio en su especie y calidad que soporte tranquilo en su portada un títido de los más honrosos. Se ha mantenido siempre en ! David Salamanca. IM policía médica en Chile. Santiago. 1876
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condiciones higiénicas inferior a ¡a última caballeriza de nuestra opulenta capital. Sufre pacientemente cada 10 años reparaciones en sus vigas podridas o en sus murallitas desplomadas. Ha recibido en sus recintos a todas las notabilidades médicas que nos han au.xiliado con sus conocimientos, i hasta hoy penetra diariamente en su seno, sin inmutarse, nuestro honorable cuerpo de profesores ". He ahí el cuadro impresionista de la afamada Escuela de Medicina chilena. Ella no era por si misma. En realidad, ella formaba parte de la institución social por excelencia de la República: el hospital-para-pobres. No era de extrañarse que no se "inmutaran" las excelencias: la escuela y el hospital correspondían al concepto de institucionalidadde-pobres. ¿Qué más se podía esperar para esa "escoria" humana que se recogía benéficamente? ¿Qué más para una institución-antesala de la muerte? ¿Qué más para la investigación y la enseñanza que había de tener de laboratorio a los cuerpos miserables en estado de enfermedad? No obstante, preludiando el nuevo siglo, ya se levantaban algunas voces haciendo un llamado de atención al respecto. Médico como Aguirre, Díaz, Murillo. AUendes. Valderrama, Orrego Luco, entre otros, reclamaban del estado en que yacían los establecimientos de caridad pública, "que de todo tendrán, menos de caritativos si se atiene a la manera irregular con que se atiende a los asilados" ^^ Por su parte, los estudiantes emitían declaraciones estampando su denuncia ante los escasos recursos y la baja calidad de la enseñanza, a pesar de los esfuerzos y la voluntad de superación desplegada por los profesores: Las ciencias médicas han sido relegadas al olvido, puede decirse. De aquí para muchos jóvenes la necesidad de ir a terminar o perfeccionar sus estudios médicos en los establecimientos europeos. Mientras tanto, casi la totalidad de los jóvenes que se dedican a la medicina, deben resignarse a los pocos conocimientos que se les sugieren, no por falta de voluntad de algunos profesores, sino por la carencia de los elementos indispensables a la adquisición de los sólidos conocimientos médicos {...). ¡Cuántas víctimas arrebata la guadaña implacable de la muerte a la falta de verdadera ciencia! ¿Es posible que no tengamos todavía un anfiteatro, un internado, un mediocre museo anatómico, etc.? I mientras tanto, se gastan cientos de miles de pesos en exposiciones, en liceos, en buques en armamento i tantas otras necesidades evidentemente secundarias en presencia de la de conservar la vida...? ^-\ 33 David Salamanca. La Policía Médica en Chile. Santiago 1876. p. 15-16 341bld..p. 17 35 Citado en op. cit..p. 18
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Miles de enfermos susceptibles de haber sanado terminaban encajonados por enfermedades mal diagnosticadas. La muerte rondaba las noches en vela de los hogares chilenos, despiertos, expectantes, silenciosos al sonido de los pasos que cargaban aguas, preparados, tónicos, y pomadas... hasta el suspiro final. Con increíble frecuencia la familia amortajaba el enfermo que de pronto gemía su asfixiante condena, enterrado vivo, por ignorancia y falta de verificación oficial. De año en año asolaba en el país la viruela, sin que se tomasen medidas preventivas ai respecto, ni se tuviese una visión certera respecto de las condiciones que favorecían su aparecimiento. Completamente "desarmados'" los había sorprendido la viruela en 1872, habiendo ésta producido una verdadera devastación demográfica en el país. "Desgraciadamente, la viruela diezmará todavía durante muchos años nuestras poblaciones, protegida por la imprevisión indolente i lo fugaz i pueril de nuestras emociones"'"'. Entre todos los males, existía uno que castigaba los cuerpos de la sociedad chilena con la lacerante angustia de la culpa y el pecado. Syphilus. el protagonista del poema de Fracastoro. contrajo el mal. perdurando, con su nombre, en la memoria de los azotes de la humanidad. Enfermedad intersexual endémica, contagiosa y crónica, la sífilis "no abandona su residencia en muchas generaciones, transmitiéndose de padres a hijos i en su marcha caprichosa y extravagante simula todas las enfermedades conocidas en el mundo, desde la ligera molestia, hasta lo más repugnantes, graves e incurables padecimientos. Da lugar a infinitas disensiones domésticas; i valiéndose de todas las seducciones imaginables, sorprende traidoramente a sus infelices víctimas, en las mismas fuentes de la vida. Inspira tal terror, que siempre se habla de ella furtivamente, i al pronunciar su nombre se enrojecen las mejillas (...) todo lo envenena, sorprendiendo como las serpientes del Asia, sin respetar la virtud, el candor o la inocencia"". Los médicos de fin de siglo llamaban la atención respecto de los avances vertiginosos que habían tenido la enfermedad en los últimos tiempos, urgiendo tomar medidas que pusiesen atajo a las fuerzas de su propagación. Para la conciencia crítica de los médicos de fin de siglo quedaba claro que la solución de éstos y otros males que cotidianamente amenazaban la vida de la población chilena, sólo era concebible a partir del cuestionamiento de si mismo, de su propia formación y de su rol en la cosa pública. Sin embargo, los médicos estaban lejos de pretender cargar con culpabilidades respecto de tal estado de cosas. Ni los médicos, ni la Universidad, ni los estudiantes eran culpables. El gobierno es el gran culpable i el único responsable de la carencia, entre nosotros, de una Escuela Médica, de las deficiencias funestas y deplorables de los estudios medicales, del mal servicio 36 Ibid,, p. 36 37 lbid,,p. 37-38
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que se nota en todos los establecimientos dedicados a la caridad, en la administración de la higiene pública y de la policía médica, en fin, de las perniciosas consecuencias a que diariamente dará lugar la bárbara incertidumbre con que son resueltas las gravísimas cuestiones médico-legales. (...) Es ya tiempo de que el Supremo Gobierno atienda eficazmente al cumplimiento de sus primeros y más altos deberes, como son los que dejamos apuntados^'^. Era ya tiempo de que el Gobierno asumiera su papel. Una premisa que no dejaba de ser novedosa. Hasta aquí la preocupación por la salud de la población figuraba en un escalón bastante inferior respecto de los intereses del gobierno interior, jugando el Estado un rol meramente subsidiario en este sentido, descansando más bien en la Iglesia, la beneficencia privada y la educación universitaria, la responsabilidad directa en materia de salud de la población. La figura del Supremo Gobierno tenía como rostro el de un Estado Gendarme. ¿Sobre qué premisas se fundamentaba este nuevo énfasis en el rol gubernamental respecto de la salud? Simplemente, en cuanto la salud decía relación "con los más altos intereses de la sociedad; el mejoramiento y conservación de la existencia, base fundamental de todos nuestros deberes y voliciones". Ante esto, no hacía falta mayor teoría. Más bien los argumentos se apoyaban en la práctica; tanto Inglaterra como Alemania, los países que habían prestado el mayor interés a la aplicación de la medicina constituían modelos de vigor corporal, progreso y libertad. "En la última guerra que sostuvo la Alemania demostró, con la elocuencia de los hechos, el ejemplo que deben imitar las demás naciones"^'. La conciencia crítica de los médicos de fin de siglo, representada en la voz del doctor David Salamanca, autor de uno de los primeros escritos de la época relacionados con al política de salud en Chile (y que hemos venido citando), buscaba producir un amplio movimiento de opinión pública respecto de la necesidad de reformar y mejorar sustantivamente la "policía médica" en nuestro país. Sin embargo, se expresaba un claro escepticismo respecto de la posibilidad de lograr cambios a través de la mera apelación a las autoridades políticas o administrativas. Si bien el Estado y a los gobiernos les correspondía el deber de impulsar las urgentes reformas, se vislumbraba como algo casi imposible de lograr si se dejase a la inercia de su iniciativa. "Abrigamos el temor de que, por muchos tiempo todavía, la legislación y la administración no den cabida a estas diferentes exigencias de la ciencia y del arte medical (...)"'*^
-18 Ibid., p. 21 39fb¡d..p. 14 4ülbid.,p. 22
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El camino a seguir no podía ser otro sino el de efectuar un llamado a las "inteligencias superiores" de la nación. ¿Quiénes sino los médicos?, se planteaba. J.J. Rousseau había escrito: "Los médicos en todos los países son los hombres más verdaderamente sabios'""". Su autoridad emanaba del cultivo de una ciencia que tenía la "primacía entre todas las ramas del conocimiento humano": la medicina, la cual se definía como "un arte y una ciencia que tiene por objeto la conservación de la salud individual y colectiva, la curación de las enfermedades y el perfeccionamiento físico e intelectual i moral del hombre".^- Su campo abarca, pues, vastos dominios, y su importancia, trascendental. Además de la conservación de la "salud social", su palabra era autoridad frente a problemas humanos y sociales de la más variada índole (sentimentales, judiciales, sicológicos, morales). Por otra parte, en cuanto a que la medicina era "la ciencia de la vida en el hombre, de su origen, de sus transformaciones, de sus degradaciones y de sus relaciones con la materia bruta y la leyes físicas y químicas del universo", ella, a la vez que se nutría de las otras ciencias de la naturaleza, las fecundaba con sus descubrimientos de notable importancia. Por esto, en todas las épocas del mundo, el arte medical considerado como el más útil a la humanidad, se ha creído, muchas veces, que era inspirado por los Dioses ''•\ Era, pues necesario que los médicos ocupasen el lugar que les correspondía en la sociedad. En lo inmediato, esto significaba la necesidad de que en Chile "se organice una Corporación sólidamente constituida, que sepa dar impulso i dirección a todos los trabajos que reclaman el estado actual de la ciencia: que las funciones públicas, acordadas solamente a la capacidad, impongan, con las ventajas que les acompañan, deberes rigurosamente exigidos"."" Los médicos habían fundado en 1873 la Sociedad Médica de Chile, con objetivos científicos-académicos y de extensión; no era pues a esto que referían cuando hablaban ahora de una Corporación, la que a todas luces se visualizaba más bien como una institución de carácter público. Así reflexionaba el médico santiaguino mientras contemplaba con espíritu crítico el boato de las clases opulentas que vestían con los exquisitos objetos encargados al viejo mundo, así como también el del Estado que gastaba ingentes sumas en las construcciones de fastuosos edificios para el ejercicio del poder: la enorme suma de $ 250.000 se había decretado recientemente para terminar de alhajar el enorme y lujoso palacio del Congreso Nacional y $ 6.000 para la compra de dos estatuas que debían adornarlo *^ 41 Citado en Ibid., p. 13 42 Ibid., p. 2. 43 Ibid.,p. 12 44 Ibid., p. 22 45 Ibid., p. 47
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El rico mineral de plata de Caracoles extasiaba, desde 1870, el consumismo de la alta sociedad y de sus gobernantes. Las importaciones, las especulaciones mercantiles y financieras, la expansión de la risa y el placer excitaba los cuerpos en el baile y los banquetes agasajados diariamente en el nuevo y parisino Club de la Unión. Eran los 'años locos""". Frente a esto, ¿qué tanto significaba destinar la suma de solo $ 100.000 para la construcción de una verdadera Escuela de Medicina? Pero este deseo aún habría de esperar una década para su realización: cuando el gobierno del presidente Balmaceda y los doctores chilenos estrecharan lazos para poner en marcha la política de salud en Chile. Los primeros días de abril de 1876 apareció la viruela en la capital, victimando a los pobres. Era lo último que faltaba para completar ese paisaje impresionista de la miseria en Chile. El despilfarro de los plateados años anteriores no había hecho sino subir desmesuradamente los precios de las subsistencias, mientras el pronto derrumbe de las empresas de papel y de toda suerte de negocios especulativos paralizaba la mueca de la risa y vomitaba trabajadores a lo largo del país. Se agotó Caracoles, al paso que llegaban a Chile los efectos devastadores de la más grande crisis del capitalismo occidental. La viruela sorprendió, como siempre, a las autoridades sanitarias y de la beneficencia: "con absoluta falta de locales y con la misma dificultad de encontrar los adecuados sin que causaran alarma en los vecinos". Últimamente se venía produciendo una aceleración de los períodos de epidemia en el país, e incluso este año la viruela se había adelantado a la llegada del invierno *\ Cundía el terror entre los "centros del proletarismo denominados San Pablo, Belén, San Diego afuera..."; se movilizaba el gobierno habilitando locales de emergencia; el vecindario agitaba las bolsas colectoras de la caridad... Se prepararon 4 lazaretos: Maestranza, San Vicente de Paul, Salvador y Av. del Cementerio, con una recepción total de 5.808 enfermos y una mortalidad promedio del 43,89%, en su gran mayoría jóvenes hombres y mujeres entre 15 y 40 años. Otros cientos de enfermos habían debido ser rechazados de los lazaretos por falta de capacidad, sacando a lucir dichos establecimientos en sus puertas el letrero de "No se reciben más apestados" ***. La situación era insostenible. La crisis de capacidad hizo patente la necesidad de acometer una reforma del sistema asistencial que le permitiese a éste responder a las crecientes demandas de atención popular. El deterioro de las condiciones de vida de los sectores más desposeídos necesariamente habría de expresarse en los cuerpos, amenazando la supervivencia de importantes sectores productivos de la sociedad. Había que preparar "las instituciones destinadas a paliar esta situación". 46 G. Vial, Historia de Chile. Tomo I. Editorial Santillana. Santiago. 1981. p. 35 47 Memoria que la Junta Central de Lazaretos presenta al S. Gobierno sobre el resultado de sus trabajos Santiago, octubre. 1876. 48 Ibid., pp. 31 32
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El año 1877 el gobierno nombró una Comisión de personalidades del mundo intelectual y profesional para acometer el estudio y la reforma de la Beneficencia Pública, la que contaba en Santiago con los siguientes establecimientos, a los cuales llegaban "menesterosos" de todas partes:
ESTABLECIMIENTOS San Juan de Dios San Vicente de Paul San Borja Casa de Expósitos Casa de Orates Hospicio Dispensarías diversas Casa del Buen Pastor Casa de María Casa de Patrocinio de San José Casa de Asilo del Salvador TOTAL
N° ASISTIDOS 4.624 3.487 7.043 1.065 578 524 77.615 167 202 85 212 95.602
Ftu'ine: Mwciíil González.
Esludio
Esta cantidad, sumada a los asistidos en alimentación y medicinas por Hermandad de Dolores, además "de los pobres de solemnidad enterrados gratis en el cementerio", hacía un total de 100.000 individuos, esto es, que "como la mitad de la población total de Santiago, en lo que va corrido de este año ha recibido los auxilios de la caridad pública"''''. Toda esta estructura asistencial estaba concebida para la extrema pobreza, en una situación límite: de abandono, de agonía, de necesidad irremediable. Una estructura basada en el sentimiento: de caridad cristiana y de compasión civil. Expresaba la única función social de la sociedad dominante: su responsabilidad paternalista con el físicamente incapacitado. La gran cantidad de pobres asistidos en los establecimientos se explicaba por "la multiplicación del número de menesterosos, prueba de la necesidad urgentísima de acudir con nuevos y más abundantes recursos a los reclamos cada día mayores de nuestra beneficencia general. (...) Por grandes que sean los progresos de esta capital, o tal vez, a causa de esos mismos progresos, las condiciones de desigualdad han crecido y multiplicádose aquí de un modo extraordinario en los últimos tiempos. El incremento mismo de la riqueza ha traído el desequilibrio de todos los valores: el precio de las cosas se ha -9 "Reorganización de la Beneficencia Pública en Santiago". Santiago. Imprenta Nacional. 1877. en Marcial González. Esmdios Económicos. Santiago. Imprenta Gutenberg. 1889 pp. 389-390
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duplicado en breves años y no hay renta ni salarios que no hayan venido a ser estrechos ante el alza excesiva de los consumos. Por eso es que, aún cuando no haya aumentado el número de pobres, la pobreza, sin embargo, ha puesto en evidencia la desigualdad social, que condena a muchos a vivir e la desnudez y la miseria cuando otros nadan en la riqueza y la abundancia. Fuera de que las exigencias de la vida moderna han crecido considerablemente, las necesidades se ha aumentado, y coincidiendo esta circunstancia con la subida del valor de todos los consumos, ha resultado por necesidad un número mucho mayor de individuos desvalidos que hoy no pueden subsistir sin los auxilios de la beneficencia, que vive de la caridad privada o pública" ^". He aquí la brillante exposición del más grave problema social que se planteaba en Chile en el ocaso de un tiempo que buscaba abrirse a la modernidad del siglo XX. Ante el descarnado diagnóstico de la situación, emergía la figura de la única institucionalidad destinada a tratar su remedio: la caridad. El sistema asistencial caritativo vivía una "angustiosa" situación económica. Cientos de enfermos eran mensualmente rechazados en sus puertas y aún así, padecía de un grave déficit presupuestario. De esta manera, los gastos habían excedido a las entradas en $ 168.200,40. los cuales habían quedado como saldo en contra o habían tenido que cubrirse con el capital fijo de los establecimientos, cuya renta se veía disminuir progresivamente". Una serie de medidas se proponían, tendientes a mejorar en forma inmediata la atención caritativa: inyección de nuevos recursos (venta de la hacienda del Choapa, hijuelización y venta de la chacra de la Provincia y de otras propiedades urbanas de la Beneficencia, etc.); racionaüzación de dichos recursos; mejoramiento de la administración de los establecimientos, reforma de la estructura de la Junta de Beneficencia y reconstitución de la Junta Central de Beneficencia'-. Si ajuicio de las figuras críticas del estamento médico, el Estado era principal responsable del resguardo de la salud de la población (tal como lo hemos expuesto), sin embargo, a la hora de plantear su rol en el seno de la Beneficencia, la Comisión ad-hoc mantuvo el criterio de la autonomía de ésta respecto del Estado. En efecto, el objetivo era el de "unificar la beneficencia y darle vida propia, haciéndola independiente de toda otra autoridad que la conciencia individual y pública; asociar al trabajo caritativo a un crecido número de hombres buenos y conocidamente filantrópicos, que se consagren con abnegación al alivio de la desgracia; y, por último, llamar en auxilio de la beneficencia a todos los intereses, todas las influencias, todos los círculos domésticos, políticos y sociales, para que, con su trabajo y sus recursos o los de sus relaciones (...) puedan contribuir al lleno de las necesidades cada vez mayores de este importante ramo del servicio público""''. 50 Ibid., pp. 391-392 51 Ibid., pp. 410-411 52 Ibid. 53 Ibid., p. 380
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ESTADO DE LAS ENTRADAS Y SALIDAS DE LA BENEFICIENCIA EN 1876 Establecimiento Gastos Ord. y Extraord. Entradas Ord. Hospital San Juan de Dios 52.535,29 112.380.31 Hospital San Borja 49.938,37 94.258,27 Casa de Expósitos 110.156,44 80.504,48 Cementerios 31.568.02 29.986,00 Hospicio 70.677,25 38.075.67 Asignaciones fiscales 35.999.92 35.800.00 TOTAL 155.040,21 286.839.81 Fuente: Marcial Gouzále:.. Estudios Económicos (1889).
Para alcanzar dichos objetivos se proponía la reorganización de la Junta de Beneficencia, "constituyéndola en un Consejo Superior, más numeroso y con más altas atribuciones, que represente todos los intereses sociales y centralice en sus manos la dirección general de todos los establecimientos caritativos; que les imprima una marcha adelantada y uniforme y que haga compatible un mejor servicio con una mayor economía en sus gastos ordinarios; que por medio de celosas comisiones y sub-comisiones penetre en los detalles administrativos de cada establecimiento, para que todos llenen lo mejor que se pueda el objeto de su institución (...)". Que la centralización de los establecimientos era de "indiscutible necesidad", permitiendo a todos los establecimientos "auxiliares mutuamente". "Que haya un motor único para poner en movimiento el variado rodaje de la asistencia pública, una sola fuerza previsora que la dirija, un pensamiento que Ja presida, una voluntad que rija (...)" '^"'. Dicho Consejo constituiría la "Dirección Superior de la Beneficencia Pública en Santiago" y estaría compuesto por 30 miembro titulares que serían: 1 senador y 1 consejero de Estado, 2 magistrados, 4 diputados. 12 vecinos de probada filantropía, 2 regidores municipales, 2 eclesiásticos, 2 médicos-cirujanos, 1 arquitecto, 1 ingeniero y 2 abogados, además del Intendente de la provincia y el médico en jefe de hospitales.'^' Se trataría, pues, de formar un cuerpo básicamente civil y técnico, en el cual la injerencia del gobierno aparecía minimizada en la figura de un consejero (que de sus tres años en el cargo, sólo en el primer año era elegido por el Presidente de la República) y del Intendente que sólo actuaba como un miembro más: quién presidiría el Consejo sería uno de sus miembros elegidos a pluralidad de votos. Es decir, la sociedad civil caritativa fortalecía su protagonismo en el ámbito de la asistencia caritativa, visualizando la reforma desde la perspectiva de la "centralización civil", alejando, así, a los gobiernos de la tentación de algún control central de la beneficencia. A pesar de que dicho Consejo no habría de crearse tan pronto, este proyecto visualizaba desde ya, una de ías contraposiciones básicas de la historia de la salud en Chile: la de la pugna entre i o privado' y i o público'. 54 Ibid., p. 409 .'i5Ib¡d.,p.418
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En suma, hacia fin de siglo van a quedar claramente planteados los problemas claves de la salud pública chilena, principalmente aquellos relacionados con la creciente miseria del pueblo. No obstante, en lo sustancial, las vías de su solución no van a ser precisamente innovadoras: la caridad privada continuaría siendo el alma y el cuerpo del sistema asistencial en Chile. Aún quedaba un largo camino por andar para lograr cambios al respecto, tal como lo deseaban y lo desearán con creciente convicción algunas de las figuras prominentes del sector médico.
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IV PESTE Y REFORMA En pleno mes de Julio caminaba la sirvienta con su niña de diez años a cuesta. El único carro para apestados de Santiago estaba descompuesto. Crecía la viruela en la capital como el hongo del pobre en la humedad del invierno. El camino al lazareto era esa ruta lejana que conducía al margen de la ciudad, barracón para espectáculo de la muerte; y aunque todo el pueblo lo sabía, la sirvienta no tenía otra alternativa, pues en la casa de su patrón, Eulogio Altamirano, no podía tenerla por peligro de contagio. El lazareto estaba ubicado al oriente de la ciudad, hacia donde caminaba penosamente. Al llegar al fin desfallecida, le dijeron que no podían recibirle a la niña, que no había camas. Más de 100 variolosos se hacinaban en el frío establecimiento, abierto a la intemperie. La mujer le dijo al empleado: "Yo no tengo fuerzas para volver llevar la niña y aquí la dejo". Y se retiró. A los dos días murió"'^. El lazareto lucía su gran figura desvencijada. Abierto, con un techo de fierro desde donde solía caer el agua de los deshielos en la sala de los enfermos, con más razón en los días de lluvia. Ochenta camas se alineaban en dos o tres hileras. El establecimiento carecía de agua para sus necesidades, debiendo mandarse al centro a buscar aguadores para lavar la ropa de los enfermos y para el uso de la casa. Allí era frecuente ver a las madres o parientes de variolosos llevar carbón o leña para preparar por sí mismos y dentro de la sala de los enfermos, los alimentos para los suyos. En la noche era el abandono y la huida. Por cada 60 variolosos (que en realidad no bajaban de 150) quedaban un cuidador o cuidadora -según el sexo de los enfermos mal pagados: $ 10 al mes los hombres y $ 5 las mujeres. En medio de la fiebre muchos se escapaban, enloquecidos. A la mañana siguiente era frecuente que se les fuese a buscar a las chacras vecinas, mientras muchos habían ya emprendido el camino de vuelta, desparramando su microbio por la ciudad. Un solo practicante había para el cuidado de todos los hombres enfermos y una mujer, por su parte, atendía a las mujeres. Los variolosos iban llegando por decenas. Un facultativo visitaba el lazareto diariamente-excepto los días festivos-expediendo las recetas de cada enfermo que el practicante debía grabar en su "memoria", según cuyos dictados recetaba a los cientos de variolosos. El doctor ganaba $ 50 al mes. La mortalidad del lazareto de Santiago bordeaba el 70%. 56 Caso real ocurrido en Santiago en 1886. Boletín Senadores, julio 9, 1886,
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En 1885 existía en la República para el tratamiento de los variolosos los lazaretos de Angol. del Salvador en Santiago, y el de Playa Ancha en Valparaíso. En los demás puntos del país se ubicaba a dichos enfermos en secciones anexas a los hospitales. La viruela había sido siempre en Chile una peste crónica, parte de la estructura de la pobreza. Todos los años, cuando aparecía, se levantaban algunas voces llamando a tomar medidas, para luego quedar dormidas en el papel y en la intención caritativa. La peste se iba con el invierno y los temporales. Era parte del clima y la estación. Como muchas otras veces en nuestra historia, para las mentes coloniales que ejercían el poder, la realidad social chilena no era digna de aparecer en el propio rostro del pueblo que se tenía frente a sí. sino que sólo era posible de conocerse 'desde otro y desde fuera': desde la conciencia de los países "civilizados'. En efecto, cuando en estos momentos, en Chile, el pobre sucumbía a la cotidiana viruela estival, en Europa asolaba el cólera. Se estremecía ese continente en un grito universal por cada diez enfermos que fallecían. Se tomaban medidas urgentes, se movilizaban las sociedades de la vieja Europa y hasta este confín del mundo llegaban los telegramas alarmantes. Comenzó, entonces, a tomar forma más nítida la imagen velada del pueblo enfermo, pestilente y moribundo que gemía a pocos pasos del Congreso y del Palacio Presidencial. "Cuando en una población de 150 a 200.000 habitantes fallecen de una sola enfermedad 400 a 500 personas, es porque el carácter de la epidemia es verdaderamente grave y funesta. (...) De ser cierta esta situación higiénica, sería mucho más alarmante que la que han tenido en Europa en el último año con la epidemia del cólera que ha agitado tanto a los gobiernos y a la sociedad en aquellos países, cuando tenían una pérdida de vidas 10 o 12 veces menor a la que nosotros tenemos hoy en la viruela"". En 1872 en los lazaretos y hospitales de la república (no figuraban los fallecidos a domicilio) se recibieron 14.200 variolosos, de los cuales murieron 6.324. Solo en Santiago hubo 3.073 fallecidos. El azote recrudeció en el año 1876, ocasionando en Santiago 2.549 defunciones'*. Y desde el año 1882 han fallecido solo en los establecimientos de beneficencia:
57 Boletín Sesiones del Congreso. Diputado José Francisco Vergara, 1886, Sesión de julio 9, p. 103 .'iS Boletín Sesiones del Congreso. Diputados. 1888. agosto 18. p. 460
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ANOS 1882 1883 1884 1885 1886
MUERTOS POR VIRUELA 2,164 3.188 2.081 3.138 7.788 '" Fuente; Boletín Sesiones del Congreso. Diputado J. N. Parga, 1886, julio 14. p, 248
Desde el momento comenzó en Chile la primera discusión importante acerca de una política de salud. El debate se centro en el tema de la vacuna: la disputa entre la vacunación obligatoria y la persuasiva, discusión que duraría décadas. Detrás de estas dos opciones estaba la imagen opuesta del gendarme vs. la palabra, de la fuerza vs. la razón. El modelo portaliano de la república autoritaria y centralizada aparecía ahora como una amenaza ante la figura en gestación de una política de salud, especialmente en cuanto a que ella podía significar la intervención del gobierno en el ámbito sagrado de lo privado-patronal. En efecto, el proyecto de vacunación obligatoria patrocinado por el Gobierno de Santa María fue obstaculizado una y otra vez en la Cámara de Diputados. El proyecto en cuestión entregaba la responsabilidad de la vacunación del pueblo al patrón, sobre cuyo cumplimiento amenazaba caer la autoridad de subdelegados, inspectores y gendarmes, los distintos rostros del Ministerio del Interior. Se percibía aquí, pues, la fuente de un autoritarismo político peligroso. El diputado liberal Juan N. Parga fue uno de sus principales opositores, en cuanto dicho proyecto, a su juicio, atentaba contra la garantía y la libertad individual. "Ese proyecto castiga en cabeza del inocente al culpable o desidioso; puesto que uno de sus preceptos establece que el propietario de un fundo, el jefe de un establecimiento industrial, el arrendador de casas, el que está a la cabeza de un establecimiento minero y en general todos los que tienen que ver con aglomeraciones de personas son justiciables porque los demás no cumplen la obligación de vacunarse"''". Queda claro que la gestión histórica de una política de salud en Chile no puede comprenderse fuera del contexto de la principal confrontación de la sociedad dominante en la época, es decir, fuera del conñicto clase patronal-Estado central.
59 Ibid 60 Boletín Sesiones del Congreso, Diputado J.N. Parga. 1886, julio 14, p. 248
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La salud como política aparecía como una forma de intromisión del Estado en el individuo-patrón, en su propiedad y sus relaciones de trabajo; más aún, hasta en la misma intimidad de su propio cuerpo y el de su familia. El Estado policial, encargado sólo del resguardo del orden público y social, al adquirir funciones de Estado-sanitario, cambiaba subrepticiamente y en la práctica histórica misma, de carácter, prefigurando el rol de Estado protector-legislador social, propio de] siglo XX. Así, el diputado Parga, para salvar la libertad y responsabilidad de los dueños, abogaba por la persuasión y el convencimiento, por la vacuna a domicilio, barrio por barrio. Y proponía, como alternativa para enfrentar el problema de la viruela, conceder al gobierno una suma de hasta $ 300.000 para la construcción de nuevos lazaretos para variolosos. Principal contrincante de Parga fue el diputado radical Puelma Tupper, quien abogaba por la vacuna obligatoria como único remedio eficaz ante la envergadura de la emergencia. "Esto de construir lazaretos para varilosos, con todo el lujo de los hospitales fijos, es un verdadero signo de barbarie que viene a colocar a Chile en las últimas gradas de la civilizacón. Yo no conozco país alguno en que hayan lazaritos par varilosos a pesar de haber viajado por muchos países de Europa. En ellos se construyen lazaretos para enfermos del vómito negro, de la fiebre amarilla, del cólera morbo, que son epidemias contra las cuales no se ha descubierto un preservativo eficaz; pero votar fondos para lazaretos de varilosos es una enormidad"'''. Terminaba haciendo un llamado desesperado a los médicos que formaban parte de dicha cámara de diputadosJ.J. Aguirre. Izquierdo, Orrego Luco, Salamanca, Puga Borne, Cienfuegos, Carvallo Elizalde y otros- para que propusieran una ley para hacer obligatoria la vacuna. Sin embargo, al parecer no se pronunciaron al respecto y lodo terminó como siempre, aprobándose algunas sumas para que el Gobierno afrontase la epidemia. El gobierno de Domingo Santa María no permaneció inactivo al respecto, inaugurando la práctica histórica de los decretos en materia de políticas de salud y dando el primer paso hacia la organización más centralizada de la salud privada de caridad. En efecto, el decreto del 27 de enero de 1886 reglamentaba las Juntas de Beneficencia a lo largo del país. Dicho decreto -sacado casi a escondidas de Parlamento- estipulaba que la beneficencia de cada departamento de la República estaría a cargo de una junta compuesta, en Santiago y Valparaíso, por cuatro miembros nombrados por el Presidente de la República, por cuatro miembros elegidos por la Municipalidad y por los administrativos y sub-administradores de los diversos establecimientos de beneficencia (que por lo general eran filántropos). En los otros departamentos compondrían la Junta dichos administradores y cuatro vecinos, dos de ellos elegidos por el Presidente de la República, y dos por la Municipalidad respectiva. "La acción de dichas juntas de Beneficencia comprenderá el servicio completo de los hospitales, hospicios, lazaretos, casas de huérfanos, de expósitos e insanos, cementerios, casa de maternidad, dispensarios de medicamentos o de socorros a domicilio i en general, la inspección, cuidado y supervigilancia de 61 Boletín de Congreso. Diputados. Puelma Tupper, 1886. julio 14. p. 246
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todos los establecimientos que vivan de recursos suministrados por la caridad pública o auxiliados con fondos del Estado'"'-. Dichas Juntas deberían presentar, además, a la autoridad administrativa o a la municipalidad las medidas que considerara necesarias para el mejoramiento de la higiene pública de su respectiva localidad. Por otra parte, "agrupó a las juntas en la Junta Directora de Establecimientos de Beneficencia y les dictó reglamento orgánico. Las autorizó para contratar comunidades religiosas, nombrar personal de servicio, fijar requisitos para el internado de licenciados y bases para los arrendamientos; pero se reservó el derecho de aprobar los reglamentos del régimen interno, los presupuestos, la aceptación de donaciones y legados y el permiso para contraer préstamos hipotecarios". Aún más se creó a nivel de Ministerio del Interior la sección de Higiene y Beneficencia "que fue la autoridad única y suprema en materia de salud (...)" ''-'. El Estado liberal comenzó a vislumbrar y asumir una mayor responsabilidad organizativa frente a la caridad asistencial. En este sentido debemos entender este proyecto de organización de la beneficencia. A través de su directa representación, entraba allí el Estado central, por primera vez. a fiscalizar la acción conjunta de lo privado y lo público en el ámbito de la caridad social. Constituyó éste el primer paso de largo camino a recorrer hacia la fiscalización de la política de salud. ¿Cuál era la infraestructura de la Beneficencia con que se contaba entonces? Según el Anuario Estadístico de 1886 existían en el país:
1 14 9 16 49 39
casa de orates con. Asilos y casas de expósitos hospicios con lazaretos hospitales que atendieron este año a dispensarios que atendieron a
580 1.000 53.000 248,000 76.000
enfermos enfermos individuos enfermos pacientes aduhos y niños
Fuente: Anuario Estadístico de la Repúbüca de Chile. ¡886
¿Qué papel jugó el cuerpo médico en esta etapa del inicio de la preocupación de la salud como política? Los médicos, agrupados muchos de ellos en la Sociedad Médica, no tenían mayor ingerencia en la práctica y toma de decisiones respecto de algún tipo de política de salud. De hecho quedaron marginados de la participación por derecho propio en la nueva estructura que organizó la Beneficencia. "Dichas Juntas de Beneficencia los dejó en situación desmedrada, confiriendo el máximo de autoridad a los administradores" *^.
62 Boletín de Leyes y Decretos. Santiago. 1886 63 Dr. Hernán Romero. "Hitos fundamentales de la Medicina Social en Chile", en Medicina Social en C/ii/e, Santiago, 1977. p. 32. 64 Hernán Romero. "Hitos fundamentales de la Medicina Social en Chile", en Medicina Social en Chile, Santiago, 1977, p.32
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El cuerpo médico vivía entonces la contradictoria situación de ejercer poder político -asientos en el Congreso y participación consultiva en comisiones de salud de alto nivel- y ser empleados profesionales sin ningún poder de decisión a nivel de los establecimientos de beneficencia, único espacio asistencial de salud. Contradicción que tenderán a resolver por todos los medios. El cuerpo médico iniciaría pronto el camino de la construcción de su identidad y poder estamental propiamente tal, dentro de la sociedad chilena. Todo esto comenzó, en realidad, en los tiempos del cólera. En pleno mes de diciembre de 1886. alarmantes noticias dieron a conocer la temible llegada del cólera a la provincia de Buenos Aires. El cólera se conocía como una de las epidemias más contagiosas, que se trasmitía principalmente por conducto de agua, para el cual no existía vacuna alguna. Desde Buenos Aires la epidemia comenzó a diseminarse por la Argentina, llegando al norte, a las provincias de San Juan, La Rioja y Cordova. Su población despavorida arrancaba hacia Mendoza y amenazaba pasar en Chile. El pánico llegó, pues, al país. Asomaba el verano; la estación de gran demanda de mano de obra para las faenas agrícolas y de intenso tráfico comercial ganadero con las provincias trasandinas. Ante la urgente necesidad de prepararse para la inminente llegada de la epidemia, comenzaron las discusiones parlamentarias, mientras el gobierno de Balmaceda -ya en el poder- nombraba comisiones de emergencia y solicitaba facultades extraordinarias para resguardar el país de ella. Una de las medidas implementadas fue el inmediato cierre de los puertos marítimos y especialmente, la prohibición del tráfico mercantil ganadero por los boquetes cordilleranos que conectaban la ciudad de Mendoza con la ciudad de Los Andes y pueblos vecinos de Chile. Esta medida suscitó acidas reclamíiciones por parte de algunos congresales, entre ellos, el Dr. José Joaquín Aguirre y Demetrio Lastarria. quienes planteaban la carestía que esa medida iba a traer sobre el comercio y el consumo de la carne. "Con el cierre de la cordillera se producirán graves perturbaciones al país entero, quizás más graves que el cólera (...). El cólera lo transmiten los individuos enfermos y no los animales vacunos y caballares que constituyen nuestro principal comercio con la Argentina (...). Ha bastado la noticia de que el cólera había aparecido en Buenos Aires para que las reses hayan subido a S 6 por cabeza. ¿Adonde llegará el alza si se prohibe la internación de animales?" ^•\ En vista del cólera y del cierre del tráfico ganadero, comenzó a plantearse en Chile, en el seno del poder, la relación de la peste con la pobreza de la alimentación del pueblo; las deplorables condiciones higiénicas -sociales y urbanas- de las ciudades 6-'5 Dr. José Joaquín Aguirre. Boletín del Congreso. Diputados. 1886. diciembre 4. p. 72
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del país, la incapacidad de los organismos municipales y de beneficencia para hacerse cargo de las medidas de aseo y salubridad locales y principalmente, la carencia de una ley de policía sanitaria que involucrara el problema general de la salud de la población, implementada como política. La peste, especialmente el cólera, jugó el papel histórico de cuestionar el sistema sanitario en Chile, abriendo las puertas hacia la formulación de políticas centrales y hacia la participación política y administrativa del cuerpo médico en función de dichas políticas. Estas, en general, consistieron en la puesta en marcha de medidas de saneamiento urbanas ya impostergables. "En este país jamás se ha tomado medidas higiénicas. No conozco ley alguna sobre higiene que se haya dictado en Chile y. en materia de ordenanzas, tampoco conozco ninguna -fuera de las que prescriben el barrido de las calles y la limpieza de acequias- que establezcan un servicio permanente para la purificación del aire y del suelo, como existe en Inglaterra, en cuyo servicio invierten los ingleses 2.500.000 libras esterlinas anualmente'" *•*. "La hora actual es propicia para emprender la tarea de una ley sobre higiene pública"^'. La salud pública buscaba transitar de su concepto de policía de aseo local al de política general de higiene y saneamiento ambiental. A propuesta del diputado Parga se aprobó el nombramiento de una comisión encargada de redactar un proyecto de ley sobre higiene pública. Ella quedó compuesta por diputados Dr. Federico Puga Borne. Dn. Demetrio Lastarria. Dn. Carlos Lira. Dn. Abraham Konig. Dn. Gregorio Urrutia. Dn. Orrego Luco y Sr. Parga. Esta comisión pasó, a su vez. a formar parte de una comisión de higiene pública organizada a nivel de gobierno, en la cual, junto a las más importantes figuras médicas, participaron personalidades políticas del régimen y el propio Ministro del Interior. Apenas constituía como Comisión de Higiene, el Dr. Puga Borne propuso el nombramiento de varias sub-comisiones para organi¿ar la defensa contra el cólera; de aislamiento, de desinfección, de salubridad o higiene, de asistencia médica hospitalaria y domiciliaria y de publicidad.''^ La comisión de aislamiento, formada por J. Zegers, Izquierdo, Lastarria, Rodríguez y Puga Borne, elaboró el esperado proyecto de policía sanitaria, el cual suscitó uno de los más acalorados debates de la época en la Cámara de Diputados. En torno a dicho proyecto se planteó entonces la oposición irreconciliable entre aquellos dos principios que estarán permanentemente en el tapete desde fines del s. XIX en Chile: el principio de las garantías individuales versus el interés colectivo. E! programa de la higiene pública y la epidemia gatillo en buena medida uno de los temas más importante de la historia de Chile del siglo XX. 66 Demetrio Lastarria. Boletín Cotigreso. Diputados. 1886. diciembre 4. p. 74 67 J. N. Parga. Boletín Congreso. Diputados. 1886. diciembre 4, p. 74 68 Acras de Junta de Salubridad, Santiago. 1887. p. 7
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El gobierno de Balmaceda y sus ministros se mostraban partidarios de un concepto nuevo de responsabilidad ejecutiva del Estado en materia de salud pública. La emergencia en salud fué planteada en dicho gobierno, con todos los rasgos de una emergencia política o bélica y en cuanto tal, asumiendo el Estado y sus representantes -Gobernadores e Intendentes- un rol protagónico, directriz y centralizador. La frase pronunciada por el diputado Enrique Tocornal es demostrativa del contenido del debate: "la salud pública no consiste en la canonización del absolutismo".'''' A los conservadores, asentados en el Congreso les parecía una locura que el Gobierno, a propósito de la defensa del país contra la epidemia del cólera, pretendiese -entre otras medidas- expropiar propiedades particulares para la instalación de lazaretos y locales de emergencia, exigir la denuncia por parte de los dueños de casa, de hospederías, etc., de los casos de cóleras que apareciesen en sus domicilios, imponer el inmediato traslado a lazaretos de los enfermos que la familia no pudiese aislar adecuadamente, proceder a destruir el ganado o mercaderías infectadas introducidas al territorio chileno y que no fuese posible desinfectar, etc. ™. "Las facultades que se trata de conceder al Presidente de la República para declarar de utilidad pública lo que le dé la gana, haciéndolo señor de la vida y haciendas, es destruir la base misma de la libertad que consiste en la inviolabilidad particular. ¿Cómo hemos de aceptar esta enorme facultad que se quiere dar al Presidente de la República, los que hemos combatido la ley de vacunación forzosa en nombre de esa misma libertad?. Esto sería un contrasentido"''. Otros conceptos importantes se enfrentaron a partir de esta discusión: la oposición entre la racionalidad sanitaria y el heroísmo, el lazareto versus la familia, la utilidad colectiva versus el sacrificio individual. Relataba Walker Martínez el caso de un matrimonio colombiano. Habiéndose el marido enfermado de lepra, su mujer, "joven y hermosa" se retiró con él a una casa de campo. Ella se consagró a cuidarlo, exponiéndose a morir. Después de cuatro años, "la heroica mujer volvió a la ciudad, a su familia, a sus amigos, con su marido sano (...) No hay palabras bastantes para elogiar tan noble sacrificio(...) Pues bien, con el proyecto actual, esa mujer habría sido arrastrada a la cárcel porque no había ido a las autoridades a delatar la enfermedad de su marido; o la imposición del lazareto obligado le habría impedido coronarse con la corona de virtud y de gloria con que ciñó sus sienes"^-.
69 Boletín Congreso. Diputados. 1886. diciembre 23. p. 227 70 Dicho proyecto de ley fue firmado por J. Zegers.Z. Rodríguez. A. Matte. M,R. Lira. D, Lastarria. R. Barros Luco.Z. Freiré. P. Monlt. F. Fuga Borne. G. Vidal y C. Rogers. 71 Boletín Congreso. Diputados, diciembre 17. p. 162 72 Ibid
Principal adalid de la defensa del proyecto elaborado por la comisión conjunta de personalidades médicas y del gobierno, fue el abogado Julio Zegers: "Las garantías individuales son la base de la vida libre de las naciones y nosotros, más que nadie, debemos velar por ellas (...): pero cuando no se puede armonizarlas garantías individuales con el alto interés social, ¿sería posible que sacrificásemos ese interés a pretexto de amparar las garantías individuales? Afirmo que ese no es el espíritu de nuestra Constitución""'. Notorio es el hecho que las autoridades médicas no se jugaron por la globalidad del proyecto en las Cámaras, sino que se pronunciaron por la necesidad de tomar medidas de cordón sanitario y auxilio pecuniario de las municipalidades para el aseo higiénico de sus localidades, intentando limar asperezas políticas y priorizar la acción urgente. A pesar de las virulentas discusiones, el parlamento, consciente de la situación límite que el cólera imponía al país, aprobó -modificada- la famosa ley de policía sanitaria, la que fue promulgada el 30 de diciembre de 1886. Ella imponía al Ejecutivo el acuerdo del Senado para cerrar eventualmente los puertos marítimos y terrestres o para imponer cuarentenas, así como para declarar infectadas las localidades y poblaciones del país. La destrucción de animales y especies infectadas debían dictarse previa sentencia judicial y las medidas de traslado a lazaretos sólo se podrían efectuar con el consentimiento de dueño de casa. El Presidente de la República podía sí decretar medidas de aseo y desinfección de poblaciones imponiendo multas de S 1 a $ 50. En enero de 1887 la Comisión de Higiene tomó el nombre de Junta General de Salubridad, con sedes locales en ciudades y provincias. Estas Juntas Locales de Salubridad estarían constituidas por el Gobernador o Intendente, por el Primer Alcalde de la Municipalidad, por el Presidente de la Junta de Beneficencia, por el Director del Cuerpo de Bomberos, por el médico de ciudad y por un sacerdote. Y mientras las Municipalidades se debían ocupar principalmente del aseo de las ciudades, la Junta de Salubridad debía tener a su cargo todo lo relativo a la defensa de la epidemia y la asistencia de los enfermos. Este hecho inició una agria disputa entre las municipalidades y estos organismos ejecutivos de salubridad. Se planteaba que las Juntas de Salubridad usurpaban atribuciones de los municipios en el ámbito de la salubridad pública. A propósito de la emergencia del cólera quedaba, así, inicialmente planteado uno de los conflictos de poder más importantes de fines del siglo XIX en Chile y que cristalizó en la reforma de la Ley de Municipalidades de septiembre de 1887. El cólera hizo su primera aparición en la aldea campesina de Santa María, en la hacienda de Catemu de la familia Huidobro. En un improvisado lazareto diariamente morían ahí 150 personas. El gobierno declaró aislada con cordón sanitario a la provincia de Aconcagua. Se cortó el tráfico con esos pueblos en las cuales se diseminó rápidamente la epidemia: Putaendo, San Felipe, Los Andes, Limache, Llay-Llay, Quilpué. 73 Boletín Congreso. Diputados, J. Zegers. 1886. diciembre 17, p. 137
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Los ojos del patriciado se abrieron. Ese vómito de la miseria que era el cólera, amenazaba llegar a las mansiones; mientras, los médicos más prominentes despertaron del letargo de su profesión liberal, poniéndose al servicio del Estado para el enfrentamiento de la catástrofe social. El año nuevo de 1887 despertaba, así. con temor apocalíptico. Se levantaron las alfombras, cayeron los cortinajes y los coleros. La sociedad miserable, cruelmente abandonada, mostraba su rostro. El olor de la peste desvaneció los perfumes y se extendió por campos y poblados. Una y otra vez solicitaba el Gobierno recursos pecuniarios al Parlamento para socorrer dichas localidades, moviéndose infructuosamente para conseguir casas para lazaretos, distribuyendo por goteras los recursos a cada localidad. Frente a la acción que se catalogaba como "ineficaz" de parte del Gobierno, se alababa la iniciativa particular y sus generosas figuras que. secundados por los personeros municipales, atajaban -decían- con rapidez la propagación de la epidemia. "Hemos visto que en todos los departamentos en que la iniciativa particular no se ha hecho sentir y que han estado entregados sólo a manos de los intendentes o gobernadores (...) éste ha tomado grandes proporciones". Que en Llay-Llay se había podido cerrar el lazareto gracias a la intervención generosa de una señora de Valparaíso. Algo semejante ocurría en Quilpué. En Valparaíso había ayudado José Erancisco Vergara y particulares y municipales por su cuenta habían levantado un empréstito de S 15.000 con el Banco Edwards. Esto, como paliativo ante la negativa del gobierno de autorizar un empréstito de $ 100.000 que quería contratar dicho municipio con la banca particular'^. El municipio significaba de pronto para los conservadores la vía expedita para la acción y canalización de los recursos fiscales, mientras veían al Estado como un elefante de andar lento y pies pesados y con hambre permanente de recursos que solicitaba al Congreso para después hacer con ellos lo que le diese ganas. Pero la oposición conservadora pretendía -de hecho- que el Gobierno siguiera haciendo exactamente eso: pidiendo plata, pero no para sus intendentes, sino para el alcalde que debía representar a la iniciativa particular que residía por excelencia en los señores de las localidades. En efecto, el cólera levantó rugidos en contra de la autoridad central del Estado: que no había camas suficientes ni lazaretos, que se hambreaba a la gente con el cordón sanitario, que se negaba a los municipios tomar nuevos préstamos bancarios, que el corte de las aguas infectadas de Aconcagua traía la sequía y la paralización de los trabajos agrícolas. Y tras pronunciar el nombre del peón moribundo, la sociedad patronal lloraba sus intereses. "Un sentimiento de humanidad, más aún, un cálculo de egoísmo debería unirnos en defensa y protección del pueblo, que es la base de nuestro bienestar y nuestro poder nacionar""\ "El valor del roto chileno, dada su fuerza de producción y de consumo, y por muy barato que se le tase, no debe bajar de $ 2.000. Pues bien, ¿qué 74 Juan A. Walker .Martínez. Boletín Congreso. Diputados. 1887. febrero 1. p. 668 7.^ Julio Zegers. Boletín Congreso, Diputados, enero 22. 1887. p. 503
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planta de viña y qué fardo de pasto seco y aprensado tiene tal alto precio?"^''. El concepto de pueblo debutaba en el texto oficial como rentabilidad y cálculo comparativo. Pero la peste fue desnudando, sin prejuicios, la visión de la miseria, revelada y fotoampliada en el micro-clima sanitario del aislamiento. Los Andes. San Felipe. Putaendo, Quillota. paralizaba ¡as faenas agrícolas y muchos jornaleros huían del pánico del hambre y el encierro escapando del cordón sanitario. Sus familias quedaban allí, encadenadas a la cárcel de la peste, hambreados. "Más de 100.000 habitantes del Valle de Aconcagua que el gobierno tiene sitiados están sufriendo torturas atroces que agrandan la imaginación y que el pánico convierte en agentes mortíferos; el miedo y el hambre los condenan a una muerte casi segura"". Azotaba con furia la peste en Aconcagua. En Santa María \a había muerto la mitad de sus habitantes y el resto continuaba agobiado por la miseria y la epidemia. Debieron tomarse medidas tan duras y dolorosas como la destrucción de las frutas y sembrados. Más de 50 doctores y estudiantes de medicina participaban directamente en Aconcagua en el combate de la enfermedad, mientras la caridad privada había organizado en Los Andes la Olla del Pobre -que repartía más de 1.000 raciones diarias-; en Quillota se formó la Cruz Roja. Los propietarios de la zona, los Huidobro. los Edwards y los Errázuriz. movilizaban sus recursos. Sin embargo, la caridad privada se vio inmediatamente desbordada por la realidad. El gobierno debía apo)'arla. Al Estado correspondía -dijeron- alimentar al pueblo indigente y sitiado. Quizás por primera vez comenzó a barajarse esta idea de un Estado que debía asumir la responsabilidad social de la dominación capitalista; el costo social. "La autoridad está en la obligación de acudir a salvar del hambre a los débiles y los infelices. Tienen éstos pleno derecho para exigirlo (...) o el gobierno restablece las comunicaciones con Aconcagua o se resuelve a alimentar y cuidar a los que sufren a consecuencia de los cordones sanitarios" ^ "El Estado debe atender a todas las necesidades públicas y una de ellas es el hambre, que no puede esperar"™.
76 Ibid 77 Sr, Grez. Boletín Congreso. Diputados, enero I!. 1887p. 334 78 Francisco Gandarilias. Boletín Congreso. Diputados, enero 22, 1887. p. 509 79 Walker Martínez . Boletín Congreso. Diputados, febrero 7. 1887. p. 749
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Hasta el momento el régimen liberal no había transitado más allá de la tradicional y limitada responsabilidad estatal ante el incapacitado y el enfermo. Había tomado importantes iniciativas centrales de organización y coordinación de la acción sanitaria y preventiva de la catástrofe epidémica. Pero algo muy distinto y nuevo era cargar con la responsabilidad de los vivos, de los sanos con hambre. "Me parece que estas necesidades de carácter privado deben ser también atendidas por la caridad privada"**". La epidemia del cólera, había, pues, provocado dos hechos importantes: 1) poner en conflictiva tensión a la institucionalidad privada y ptiblica respecto a su función social y 2) comenzar a plantear nuevos conceptos y definiciones sobre el pueblo y su vinculación con el sistema y el Estado. A pesar de todos los cordones sanitarios, la peste no tardó en aparecer en Valparaíso y Santiago. "El 15 de enero de 1887, los hospitales de Santiago reciben pacientes con ataques de colérico y sospechosos de cólera; el 19 se presenta el primer deceso en las afueras de la ciudad. En los días siguientes, los casos se multiplican rápidamente y el Ministerio del Interior declara el 25 de enero, infectado el Departamento de Santiago".**' Corría el mes de febrero de 1887.
Localidad San Felipe Los Andes Quillota Valparaíso Santiago Localidad San Felipe Los Andes Quillota Valparaíso Santiago
ESTADÍSTICA DEL COLERA PRIMER PERIODO Días de N° N° duración infectados defunciones 59 2.882 ].031 29 2.877 1.201 70 2.961 1.002 106 1.527 628 104 8.463 3.481 SEGUNDO PERIODO Días de N° N"^ duración infectados defunciones 71 379 115 76 148 57 126 1.832 729 130 3.689 1.451 161 5.399 L790
% morbilidad 45 41 33 41 41
% morbilidad 30 38 39.7 37 33.1
Fuente: Diaz. Wenceslao. ".Memoria de la Comisión Directiva del Servicio del Cólera. 1887- 1888".
Se prohibió en Santiago y otros lugares la venta de productos de chacarería a causa de la epidemia, lo que afectaba gravemente a los pequeños chacareros, amenazados de espantosa miseria. "Las pobres mujeres, por lo común desamparadas por la muerte de sus maridos o deudos, que antes vivían de sus pequeños negocios de expendio de 80 Ministro del Interior. Carlos Antúnez, Boletín Congreso. Diputados. 1887, p. 507. SI 72 A. Góngora. ¿a Soae^/ac/anre /(i muene. Tests de grado. Universidad Católica, Valparaíso, 1985. p. 13
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frutas y legumbres, hoi no tienen cómo alimentar a sus hijos"'^-. Los trabajos estaban suspendidos a causa de la peste. Más de cuatrocientos chacareros se congregaron el 7 de Febrero en la Plaza de Armas, frente a la Intendencia, solicitando medidas. Partidas de gente a caballo recorrían la ciudad sin encontrar destino al hambre. Un grupo asaltó un carro mortuorio, acusado de traer la muerte. Familias enteras y niños morían de hambre. La vida era un fantasma. La realidad estaba en los muertos que yacían por todas partes: algunos en la ribera de los ríos, otros abandonados, insepultos por más de 40 horas. Los carretones mortuorios no daban abasto. Los cadáveres sudaban: su peste hedía desde el infierno. "Quizás convendría quemar los cadáveres que se sospechase de ser colérico o no deberán ser enterrados sin desinfectarlos con sublimado, cloruro de zinc o ácido sulfúrico. Deberán ser enterrados rápidamente" (Proyecto de la Subcomisión de Salubridad de la Junta de Salubridad). Que debía renunciarse a la quema porque levantaría formidable resistencia y por medio de ella se ocultarían los casos de infección y de muerte. (Pereira y Barros Luco), que la "única manera de extirpar los gérmenes era quemando los cadáveres; que su descomposición duraba 3 años y ese tiempo duraba también la epidemia" (Puelma Tupper), que "la resistencia popular no sería grande. El sentimentalismo se adormece entonces y la prueba es que en caso de viruela se dejan abandonados los cadáveres".'^Tinalmente, la cremación se desechó. Muchos pobres ocultaban sus cadáveres, diseminándolos por terrenos aislados; tenían la presencia pestilente de sus muertos en su memoria, en sus sueños, en su desengaño y en sus escuálidas fuerzas por revertir su destino. Se multiplicaron desde entonces las Sociedades de Socorros Mutuos. El 20 de noviembre de 1887 se fundó el Partido Demócrata.
82 Walker Martínez . Boletín Congreso. Diputados, febrero 7. 1887. p. 748 %}> Actas de ¡a Junio de Salubridad. Santiago. 1887. p. I 8
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ii fiiiptiio una inyección que 4 (lando resulfadog bastante tisfai-torios. ^!s!(J^ mollinos non los sfnoron
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BALMACEDA Y LOS DOCTORES
La epidemia del cólera fue el terremoto de las conciencias, de las instituciones, de los conceptos de Estado y de sociedad. El espectáculo de la miseria diseminada como cadáver ante los ojos estupefactos de la sociedad de terciopelo, desordenó sus sentidos. La peste fue la despavorida visión del pueblo en su propio habitat. Si se lo había conocido como sirviente en las mansiones, en los campos sobre el barbecho, en las calles de la ciudad como aguateros y vendedores, la peste llevó los ojos de la sociedad patronal a las propias habitaciones de los pobres, a sus excrementos y sus harapos. Pero no era sólo un espectáculo mortífero para despertar de pesadillas el sueño de las mansiones. El pueblo comenzaba a hablar, a organizarse. Incluso se había dado su propio partido. Desde del gobierno de Balmaceda, desde la mirada lúcida de los médicos y otros personeros, se inició entonces la conocida vía de las respuestas legales. A fines de la década de los años 80, comenzaba a gestarse la historia del siglo XX. La epidemia del cólera -que duró con intermitencias hasta 1888- dejó un saldo de 23.395 muertos en toda la República, mientras la mortalidad general subía a proporciones nunca vistas. El cólera había sido el espejo de aumento de la muerte cotidiana del pueblo: viruela, tisis, disentería, hepatitis, neumonía, tifus, eran los nombres de los enemigos microscópicos con que se convivía.
POBLACIÓN TOTAL EN 1887 2.545.243 hab.
1986 1987 1988 1989 1890 1891
MORTALIDAD 31,6 por 32,1 por 34,7 por 36,7 por 34,! por 37,6 por
1.000 1.000 1.000 1.000 1.000 1.000
(Anuarios Estadísticos, 1920). Fuente: Anuario Estadístico. ¡920
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El año 1896 el cólera y la viruela se habían tomado la mano. AÑOS 1882 1883 1884 1885 1886
MUERTOS POR VIRUELA 2,164 3.188 2.081 3.138 7.788
Fuente: Aunarlo Estadístico. 1888
Existiendo la vacuna, esta muerte era el símbolo más nítido del significado real que entonces tenían en materia de salud las nombradas "garantías individuales'". Balmaceda decide tomar decisivas cartas en el asunto. En junio de 1887 envía al Congreso un proyecto de organización del Servicio Nacional de Vacuna. La epidemia de viruelas hace cada año considerable número de víctimas en nuestro país. Mientras (...) es un hecho comprobado que la vacunación es un preservativo seguro contra esta enfermedad. En el año último, sobre 3.529 enfermos asistidos en el lazareto del Salvador en esta capital, fallecieron 2.218 y de ellos sólo 143 estaban vacunados. Estas cifras bastan para demostrar que la programación de la vacuna es uno de los primeros deberes que nos impone la salubridad de la República^''. Hasta ese momento, y desde 1883. existían Juntas Departamentales de Vacuna; este proyecto pretendía crear una junta central que tuviese "la energía y unidad de acción que requiere un servicio de esta naturaleza". Esta junta dependería del Ministerio del Interior y estaría administrada por un director general nombrado por el Presidente de la República, el cual fiscalizaría el cumplimiento de los funcionarios y médicos de vacuna del país y llevaría la estadística del servicio. Este director estaría asistido por un consejo compuesto por el decano de la Facultad de Medicina y por cinco consejeros nombrados cada dos años por el Presidente de la República, de los cuales a lo menos dos debían ser médicos. El Ministro del Interior presidiría las sesiones. Al mismo tiempo este proyecto contemplaba la creación de un Instituto de Vacuna Animal, bajo la dirección de la Sociedad Nacional de Agricultura, el que tendría a su cargo el cultivo de la vacuna. La Facultad de Medicina, por derecho propio, podría visitar el Instituto y presenciar sus operaciones, a fin de informar al Gobierno. Así, con la anterior creación de la Junta Central de Salubridad y este proyecto de Junta Central de Vacunación e Instituto de Vacuna, comenzó la tarea institucional de una política -estatal y facultativa- de salubridad pública. Sobre esta base comenzarán a proyectarse y montarse otros organismos centrales y el cuerpo de médicos (específi84 Boleí/n Congreso. Sení^dorcs. junio 17. 1887. p. 712
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camente la Facultad de Medicina) pudo abrirse espacio, con el apoyo de Balmaceda, a importantes responsabilidades en materia de política sanitaria. Ante el silencio del Congreso respecto de la creación de la Junta Central de Vacuna, Balmaceda respondió tomando una decisión histórica acerca del debatido problema de la vacunación obligatoria. El 8 de Agosto de 1887. "teniendo presente que para asegurar la vacunación general de la población es necesario atender preferentemente a los recién nacidos", decretó la vacunación de todos los nacidos inscritos en el recientemente creado Registro Civil. Los vacunadores "buscarán en sus domicilios a cada individuo que figure en dicha lista, para practicar la vacunación dentro del 4to. mes de nacimiento".'*-^ Por un simple decreto Balmaceda comenzaba, pues, de hecho, la política de vacunación obligatoria en la República, aunque ésta no había sido autorizada por el Congreso Nacional y aún faltará mucho tiempo para ser admitida como ley nacional. Balmaceda acometió también, con energía, importantes obras sanitarias; la higiene pública pasó a ser la política social por excelencia. Si la miseria era cuestión privada, esa miseria corría por los desagües, a tajo abierto por la ciudad capital. Balmaceda, iniciando un vasto plan de construcción de desagües se propuso terminar con "ese desperdicio de las habitaciones'". Comenzaba el largo camino de la modernización urbana. Paradojalmente, estas mismas obras de higiene crearían una nueva marginalidad urbana, pues ellas debían ser pagadas a medias entre el vecindario y el estado (3% anual cada uno sobre el capital invertido por contratistas particulares, durante 25 años). La salud como higiene urbana se afrontó no como un problema social, sino técnico-financiero, que supuso a la urbe como una entidad socialmente homogénea. Respecto de la habitación popular, tímidamente el año 1887 el diputado Gregorio A. Pinochet había presentado el que se puede considerar el primer proyecto de habitaciones para obreros, el cual obviamente pasó a dormir a las carpetas. Insistiendo sobre él en 1888, se le contestó que dicho proyecto Entraña graves cuestiones (...) Este proyecto implica el reconocimiento del socialismo de Estado en su forma más audaz. Se quiere que el Estado, extralimitando sus funciones naturales e invadiendo el campo de acción de los individuos, suministre habitación a los que no la tienen. Mañana se pedirá que los alimente y que ¡os vista. Todo es inaceptable^''.
85 Boletín de Leyes y Deereros del Gobierno. Santiago. 1887 86 Gaspar Toro. Boletín Congreso. Diputados, julio 12. 1888. p. 244
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Gregorio Pinochet se defendió diciendo que no era el Estado a quien se le pedía dicha responsabilidad habitacional, sino al municipio. Un mes después vuelve a insistir en esa idea el diputado liberal Ramón Barros Luco, quien sería presidente de Chile entre 1910 y 1915. Barros Luco estaba convencido de que el problema de la miseria de la habitación popular era uno de los asuntos más graves de higiene pública. Se prestaría un gran servicio a nuestro pueblo si pudiéramos, aunque fuera en parte, reemplazar el rancho y el conventillo por habitaciones saludables y que pudieran adquirirse en propiedad por los obreros mediante una amortización anual". Su propuesta era entregar, no al Estado, ni al municipio dichas construcciones, sino a empresas particulares "inspiradas en sentimientos filantrópicos" y con el sistema de garantía fiscal a la inversión, a imitación de lo que se hacía en algunos países europeos"*^ De hecho, éste fue el sistema que se empezó a aplicar desde fines del siglo, con escaso resultado por ser inasequibles dichas habitaciones para el bolsillo popular. ¿Cuál era el rol que le había correspondido ejercer al Municipio como organismo político y como principal responsable de la higiene y la salubridad pública? En los municipios de América había residido, desde tiempos de la colonia, el ejercicio del poder de los propietarios americanos; el municipio se constituyó en su aparato político por excelencia, desde donde ensayaron el gobierno de la autonomía. En tiempos de la República, los grupos liberales levantaron la bandera de la libertad municipal frente al autoritarismo y centralismo de Estado, reivindicación que estallaba a través de las guerras civiles que se sucedieron. La derrota de los liberales en la guerra civil de 1851 se tradujo principalmente en una fuerte intervención de los municipios por parte del Ejecutivo; intervención que consistió principalmente en el control político de las localidades. No obstante, los municipios mantuvieron múltiples atribuciones en materia de gobierno local, siendo los organismos encargados de la "policía urbana" en todas sus expresiones y, especialmente, en materia de salubridad de las poblaciones. Esta responsabilidad la reglamentó la Primera Ley de Municipalidades de 1854, dictada durante el gobierno de Manuel Montt. Esta ley textualiza y amplía las funciones que ejercían los municipios en las localidades, fundándolos como construcciones centradas en el 'habitar' (...)". Entre estas funciones destaca su responsabilidad hacia el cuidado de la "subsistencia orgánica del habitar: la salubridad, la provisión de abastos, el libre flujo del tránsito, el aseo y ornato, el sistema de aguas urbanas. (...)" **^
87 Ramón Barros Luco, agosto 12. Ibid., p. 350 88 .acerca del desarrollo histórico del poder municipal ver M. A. iUanes, C!¡ik' Des-centrado. Formación socio-cultural republicana y transición capitalista {¡SW-1910Í. LOM, Santiago. 2003
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Al llegar los liberales al gobierno con Santa María y Balmaceda y al verse despojados del gobierno los conservadores, estos hicieron suya la bandera de la autonomía municipal y presionaron fuertemente por la reforma de la ley de municipalidades con el objeto de crear los cargos y autoridades ediles por votación popular, sustrayéndoles el poder central del Estado. "La autonomía municipal es una de las bases fundamentales del programa liberal y ha sido y es una de sus más constantes aspiraciones en el poder y fuera del poder (...), El partido conservador sólo en los últimos años ha inscrito en su bandera esta reforma que tiende a dar vida al gobierno representativo y dar personalidad a las fuerzas locales (...). El partido conservador ha venido a entrar por el buen camino sólo a la hora postrera y cuando la fuerza de la opinión lo atrojó del poder"'''*. Cuestión que los mismos conservadores hubieron de reconocer. "Nosotros cedemos el terreno de nuestras aspiraciones hasta aceptar el proyecto de un adversario y nos reducimos a pedir a los miembros de la mayoría (liberal) que acepten su propia obra, su propia aspiración, su propio programa" *. Producido el consenso histórico sobre uno de los temas más relevantes del último cuarto del siglo pasado, se promulgó la primera Ley de Autonomía Municipal el 15 de septiembre de 1887, durante el gobierno de Balmaceda. Por votación abierta se debían elegir los alcaldes y una junta de vecinos, haciéndose el municipio responsable de la administración de los asuntos de bienestar social y de los establecimientos de beneficencia dependientes o con financiamiento municipal. No satisfechos, los conservadores levantaron la bandera de la Comuna Autónoma en busca de la transformación del régimen político y como una vía para devolver a los señores de las localidades el poder que el Estado liberal les arrebataba. La oposición de Balmaceda al proyecto en cuestión fue uno de los detonantes decisivos de la guerra civil de 1891; triunfantes los opositores a Balmaceda, se dictó la Ley de Comuna Autónoma (1894). Más allá de los intereses y las expectativas políticas que la ley de "comuna autónoma" despertó en todos los sectores de la sociedad chilena, el municipio estaba llamado ahora a desplegar un mayor compromiso en todos los aspectos que decían relación con el bienestar de la población'". Las tareas de 'policía urbana' y de bienestar se topaban continuamente con falta de recursos, lo que afectaba especialmente a todo lo que decía relación con la salubridad e higiene de las poblaciones, amenazando la subsistencia misma de sus habitantes. Una de las principales tareas que debió asumir el municipio en materia de salubridad pública fue la contratación de las obras de desagüe para las ciudades de la República. Así, mientras las máximas autoridades de salud, desde sus organismos centrales de higiene, tomaban progresivamente poder sobre la higiene como desinfección, vacuna, tratamiento hospitalario y otros, las municipalidades se encargarían de las obras urbanas indispensables para la higiene general, especialmente de las aguas, principal conducto de las enfermedades. Complementación a todas luces provechosa, manteniendo la municipalidad esa vitalidad propia de su contacto directo con la gente.
89 Julio Bañados Espinoza. Boletín Congreso. Diputados. 1886. agosto 24. p. 604 90 81 Walker Martínez. Boletín Congreso. Diputados. 1886. agosto 24. p. 601 91 .M..^. lUanes.op.cit.
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Poco duró, sin embargo, el romance de la autonomía de los municipios. Entregados a su propia suerte y a su mera capacidad económica vía contribuciones, los municipios pasaron a ser libres incapaces. Un rosario de peticiones de auxilio fiscal a sus desnudas arcas demostraron sus dificultades de sobrevida. Aún más grave, la libertad para contra empréstitos con casas bancarias para la construcción de sus obras municipales y de desagües las hizo encontrarse en la grave situación de embargo de sus bienes y haberes por parte de dichos bancos ante la insolvencia municipal. El sistema de la plena autonomía entró en quiebra: detrás de la liberación municipal de la tutela del Estado, esperaba sonriente la banca privada. Desde otro ámbito, la necesidad de atender la crisis de la muerte social despertó la conciencia crítica de los médicos acerca de una formación profesional exclusivamente orientada a la formación elitista de doctores. Fue así como el 3 de febrero de 1887 los doctores diputados Puga Borne, Salamanca. León Lavín. Korner. Cienfuegos y Silva, tomaron la iniciativa de presentar una moción al Congreso para la creación de profesionales auxiliares de la medicina, de carácter universitario que llenaran más cabalmente las necesidades de salud de la población. Decían: "Tal como existe hoy la Escuela de Medicina, esta institución dista mucho de satisfacer todas las necesidades de la República. Aún cuando ya ha producido un número suficiente de médicos-cirujanos, se observa el fenómeno de haber muchos enfermos que no pueden disponer de médicos y muchos médicos que no tienen enfermos (...) esta extraña y perniciosa anomalía proviene de que la enseñanza va exclusivamente encomendada a formar doctores".'-. Y agregaban: "Por falta de expectativas de una proporcionada remuneración, la mayor parte de los médicos se abstienen de tentar la práctica libre en los campos y en los pueblos cortos, de emplearse a sueldo en los campos militares y en las empresas industriales. De aquí saca su origen la plétora de médicos en las ciudades grandes (...) condenados a pasar una existencia estéril para sí mismos y para la sociedad (...) Eso mismo origina la carestía de los servicios médicos que llega hasta privar a los pobres de su auxilio aún en los lugares donde existen individuos de la profesión" '''. Para subsanar estos defectos y evitar, por otro lado, el ejercicio de profesiones paramédicas sin la formación profesional requerida, dichos médicos proponían la creación de profesiones médicas accesorias: de farmacéuticas, matronas, practicantes de medicina y cirugía, dentistas y practicantes de farmacia. Con pocos años de estudio -2 a 4- "muchos individuos quedarán en aptitud de diseminarse en la República e infiltrarse en todas las clases sociales llevando los recursos del arte" a precios baratos. "El pueblo ignorante se salvará de caer en manos de los innumerables charlatanes de que es víctima. Las enfermedades sencillas serán combatidas a tiempo y no acabarán, como 92 Moción presentada por los diputados Puga Borne. Salamanca. León Lavín. Korner. Cienfuegos y SiK a. Boletín Congreso. Diputados. 3 de febrero. 1887 93 Moción presentada por los diputados Puga Borne. Salamanca. León La\ín. Korner. Cienfuegos y Silva. Boletín Congreso. Diputados. 3 de febrero. 1887
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actualmente, por conducir al hospital y al cementerio: las enfermedades graves serán conocidas oportunamente y puestas a cargo del médico cirujano. El enorme costo de los trabajos de dentistas bajarán hasta hacer partícipes de sus beneficios a las clases pobres y dejará de estar monopolizado por los extranjeros. La mala asistencia de los partos, que cuesta con frecuencia la salud de la madre y la vida del hijo, cesará y con ello se reducirá la cifra lamentable de nuestra mortalidad infantil. El servicio de las boticas podrá disponer de personal garantizado (...). En resumen, los objetos capitales del proyecto son abrir nuevas carreras titiles y honrosas y extender las ventajas del arte médico a todo el pueblo. Disminuyendo los estragos de las epidemias por medio de una previsión ilustrada y de un tratamiento oportuno, se aumentará el bienestar general y se propenderá al fin supremo que la higiene pública persigue: prolongar ¡a duración media de la vida de la población" ^\ Proyecto de tanta trascendencia encontró acogida en las cámaras y se aprobó en agosto de 1887. A todas luces se ve aquí un nuevo sentido, un nuevo concepto: el arte y la ciencia médica como una función social a ser desarrollada por un tipo de personal para-médico con el fin de intervenir los cuerpos en el terreno. De esta manera, el pueblo comenzó a entrar, incipientemente al aula universitaria. Se producía, poco a poco, cierto consenso en la época en torno a la inquietud por la higiene ambiental y la masificación de la asistencia popular como ámbito por excelencia de la política social. Balmaceda nombró entonces Ministro de Justicia e Instrucción Piíblica -el tínico ministerio existente con un cierto ""tinte" social- al Dr. Federico Fuga Borne. El cuerpo médico se encontró de esta manera representado a nivel gubernamental y estrechamente apoyado por el presidente Balmaceda. Expresión de este lazo y de la clara conciencia de Balmaceda de ia necesidad de tomar urgentes medidas de política sanitaria fue haber decretado la máxima aspiración del cuerpo médico: la creación de un Consejo Superior de Higiene Pijblica. el cual estaba destinado y concebido para revolucionar la política de salud existente hasta entonces. El 19 de enero de 1889 apareció el decreto de su creación, "'considerando que es urgente el establecimiento de Consejos de Higiene que tengan a su cargo el estudio y propagación de las medidas que convenga adoptar en todo lo relativo a salubridad pública y privada en las distintas provincias de la República"''". Por este decreto se establecía un Consejo Superior de Higiene Pública en Santiago y en las capitales de provincias. Consejos Provinciales de Higiene, que dependerían del primero. El Consejo Superior quedó compuesto de diez miembros nombrados por el Presidente de la República por tres años, pudiendo reelegirse indefinidamente. 94 Ibid 95 Decreto con fuerza de Ley del 19 de enero de 1889. firmado por el Ministro del Interior del gobierno de Balmaceda, Ramón Barros Luco-
Las facultades otorgadas a este Consejo Superior de Higiene Pública eran tan amplias que de hecho lo constituían en un poder erigido sobre los municipios y sobre la sociedad civil. En efecto, dicho Consejo Superior quedaba encargado de las siguientes tareas: indicar a la autoridad las medidas de higiene que debían implantarse en la República; inspeccionar a los médicos de ciudad; velar por las condiciones de salubridad de las habitaciones, fábricas, escuelas, hospitales, lazaretos, hospicios, dispensarios, etc.; prevenir el desarrollo de epidemias y dictar los reglamentos para combatirlas; hacer presente a los municipios las medidas necesarias de salubridad urbana; vigilar la calidad de los alimentos y bebidas que se expenden en el comercio; reabrir y coordinar los datos para la formación de una estadística médica de toda la República, entre otras atribuciones. Como complemento de esta nueva institucionalidad de salud pública, Balmaceda decretó, el 10 de julio de 1889, la formación de una Estadística Médica obhgatoria y detallada. Esta debía llevarse a nivel hospitalario y en los establecimientos de beneficencia, "teniendo presente que es indispensable la formación de una estadística para poder apreciar debidamente las causas que tienen mayor influencia en la mortalidad" ''^. Con las nuevas reformas y decretos bajo el brazo y la recién inaugurada Escuela de Medicina, la convocatoria del Primer Congreso Médico Chileno para el 15 de Septiembre de 1889 revistió especial importancia. "Aceptándose la invitación hecha por la Sociedad Médica de Santiago y por la Facultad de Medicina, el Supremo Gobierno decreta: nómbrase a los señores A. Valderrama, Máximo Cienfuegos, Isaac Ugarte, Alcibíades Vicencio para que en unión con los señores José J. Aguirre -quien presidiría la comisión- F. Philippi y V. Izquierdo, nombrados por la Facultad de Medicina y Farmacia y de los señores Manuel Barros Borgoño, Roberto del Río y Octavio Maira, designados por la Sociedad Médica, formulen las bases del Congreso Médico Chileno que debe celebrarse en Santiago" (Balmaceda, Puga Borne) '^ Los temas que se sugirieron para ser abordados en dicho Congreso Médico nos muestran la orientación principal que entonces tomaba el concepto de salud pública. Algunos de los temas más relevantes fueron: - Necesidad de organizar un servicio de salubridad pública en Chile. - Organización de un Consejo de Higiene permanente. - Las enfermedades epidémicas más frecuentes en Chile y sus estragos. - Procedimientos de desinfección más apropiados. - Métodos para ensayar las bebidas y alimentos. - Habitaciones de la clase obrera. - Higiene de la infancia: alimentación y cuidado de los niños. - Sífilis y prostitución: medidas higiénicas. - Necesidad de una estadística médica'**. 96 Ibid. 97 Bases y Regiamentos del Primer Congreso Médico. Santiago. Congreso Nacional. 1889 98 Ibid.
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Pero la más importante conclusión de este Primer Congreso Médico fue la necesidad de convertir en ley de la República la creación del Consejo de Higiene Pública, como instrumento clave de la organización definitiva de la salubridad pública. Para ello era necesario acudir al Congreso y comenzar a dar allí batalla campal. Diferido permanentemente de la tabla de discusión en la Cámara de Diputados, el diputado Dr. José J. Aguirre expresó su ira: "Realmente es hasta cierto punto vergonzoso que en un país civilizado como el nuestro no haya una corporación encargada de este importantísimo servicio de higiene pública, pues es ésta la autoridad que, conforme a las prescripciones de la ciencia, debe decirnos las condiciones en que han de encontrarse los artículos destinados a la bebida y comida"". El estamento médico, en su primer congreso había ido más allá de la conocida salubridad callejera de las vías públicas: se inmiscuía en las habitaciones, en la producción de alimentos, en el cuidado de la infancia: se acercaba a las prostitutas: buscaba sintetizar contablemente la vida, la enfermedad y la muerte de toda la República. Si el municipio había ganado en autonomía, éste se verá paulatinamente privado de su función social en el ámbito de la salud de la población. El estamento médico, con sus recién creados organismos centrales de higiene, desinfección e inspección sanitaria, se instaló de hecho por encima de los municipios. Los resquemores y disputas que entonces se produjeron entre ambos, no alcanzó a vulnerar la autoridad de la institucionalidad de higiene del cuerpo médico. No obstante, la Municipalidad siguió desempeñando ciertos roles vinculados a la higiene y salud de la población, manteniéndose por bastante tiempo una suerte de pluralismo de funciones entre el municipio y el Consejo Superior de Higiene Pública, sin que efectivamente uno pretendiese anular al otro en materia de higiene y salud. Se vislumbraba aquí un proyecto de salubridad e higiene pública que no solo se plantea como un problema de aseo local municipal urbano, o como una cuestión de emergencia epidémica. Se trata básicamente ahora de un asunto de política para enfrentar lo que más tarde se llamarán "enfermedades sociales". En suma, el objetivo más importante de la comuna autónoma, cual era la decisión propia sobre sus gastos y presupuestos y la responsabilidad de la construcción de la infraestructura urbana de salubridad, la hizo caer en la nulidad de su objeto. Al paso que se intentaban realizar las obras de mejoramiento indispensables, la comuna caía en manos de los prestamistas nacionales y extranjeros, embargadas: mientras se proponían medidas de mejoramiento e ilustración popular, se les exigía que tuvieran por principal finalidad resguardar la policía de seguridad, para lo cual se les concedía subvenciones de emergencia. Finalmente, terminaron anulándose las funciones de la Asamblea de Electores, pasándolas a la Asamblea de Contribuyentes y se hizo depender nuevamente al municipio del Senado para la contratación de sus empréstitos'"". 99 J.J. Aguirre. Boletín Congreso. Diputados, noviembre 30. 1889. p. 285 100 Boletín Congreso, Diputados. 1896. Proyecto .Ministerio del Interior, septiembre 4. p. 588
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VI LOS NUEVOS ACTORES DE LA POSTGUERRA CIVIL
Finalizando el siglo, la sociedad chilena viviría su más grande convulsión: la guerra civil de 1891. cuando los poderosos señores de la banca y el comercio entraron a disputar al activo gobierno modernizador de Balmaceda el botín salitrero y cuando el poder conservador, entronizado en el Congreso, exigió la transformación del régimen político en vista de debilitar el poder del Estado. Esta guerra civil victimó despiadadamente al pueblo y dividió políticamente a su naciente partido obrero, el Partido Demócrata. La miseria se agudizó. "El cambio se mantiene fijo en los 11 7/8 peniques y aún con tendencias a seguir bajando: la capital llena de mendigos que imploran la caridad pública a consecuencia de la miseria que nos ha acarreado la revolución del 91 y tantas otras calamidades" "".
CADÁVERES SEPULTADOS EN EL CEMENTERIO GENERAL DE SANTIAGO Años Párvulos Adultos Totales 7.428 1890 6.923 14.351 7.986 1891 7.239 15.225 9.787 7.709 1892 17.496 8.388 1893 7.461 15.849 * En 1895 la población total de Santiago llegaba a 278.412 (área urbana). I Boletín Anuario Estadístico, 1896.
Más que nunca el pueblo se refugió tras las máscaras de risa y llanto del alcohol. Cundía el hambre y el dolor por los hijos y amigos perdidos en la pelea aristocrática. Cesantía; sólo unas monedas para el bar.
101 La 4'HaWad, Santiago, septiembre 15, 1894
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SÁTIRA A LOS DE ARRIBA ¡Pobres chilenos! qué haremos con tanta calamidad Nuestro bendito gobierno Hoi nos mira sin piedad. ¡Dios mío! ¿por qué razón permites que en lo presente. parezca toda la gente en la mayor aflicción? (...) El pueblo hoi día comienza a pedir socorro a gritos porque ya se encuentra frito por el rico sinvergüenza; que en La Moneda no piensa salir de la oscuridad viendo que está la ciudad en la ttiiseria indigente, ¿ Y qué hará la pobre gente con tanta calamidad? El Ñato Quillotano"^^
Pero a la clase aristocrática le obsesionaba una sola cosa respecto del pueblo; el alcoholismo. El diputado Robinet: Hace un par de meses que el Ejecutivo envió un mensaje en que se proponía un proyecto de ley que tenía por objeto declarar delito la embriaguez y penarla severamente. En mi concepto, ningún proyecto más importante que éste se ha sometido en el último tiempo a la deliberación del Congreso. La embriaguez es hoy el cáncer que perturba más profundamente el desarrollo del progreso de nuestro país.
102 Poema citado en Vlicaela S'd^'dTrelt^. La poesía popular en la época de Balmaceda. Tesis de Grado, Universidad de Chile. 198,1
Fsó
En ninguna nación ha alcanzado, como en la nuestra, más rápido desarrollo esta plaga social, que corrompe y aniquila el vigor de nuestra clase trabajadora, que convierte a individuos mansos en criminales sin entrarlas, que llena de reos nuestras cárceles y de enfermos nuestros hospitales, que reduce a 150 días el trabajo anual de nuestras fábricas y talleres, con hondo menoscabo de la salud y de la riqueza pública"'-'. La clase dirigente que había involucrado al trabajador en su guerra civil con promesas de bienestar, ahora lo transformaba en delincuente, para el cual pondría en acción los tres instrumentos inseparables de la democracia patronal: la ley, la policía y la cárcel. Al mismo tiempo, dejaba expresamente establecido el carácter de las relaciones de clase en el sistema social chileno, en boca del banquero Eduardo Matte, en 1892: "Los dueños de Chile somos nosotros, los dueños del capital y el suelo. Lo demás es masa influenciable y vendible. Esta no pesa ni como opinión, ni como prestigio"'""'. Como respuesta, sectores importantes de la clase trabajadora chilena decidieron cerrar filas en tomo al reunificado Partido Demócrata en 1894. El dirigente máximo de este partido, Malaquías Concha, presentó al pueblo ese año su ""Programa de la Democracia", dedicado a Francisco Bilbao y muy semejante al que había sido aprobado el 14 de julio de 1889 en Santiago, día del centenario de la Revolución Francesa. Este programa constituyó la base del pensamiento político de la clase trabajadora y jugaría un papel central en el destino histórico chileno de las décadas siguientes. "Los acontecimientos políticos desarrollados en el país durante la última década y en especial la deplorable situación económica creada a la República por la reacción entronizada en el gobierno, imponen, como un deber de la hora presente, el agrupamiento de todos los hombres de bien alrededor de una bandera de principios (...) y la organización de una asociación política fuerte, unida y poderosa, capaz de establecer el imperio de la razón y el derecho y de impedir en el presente y en lo futuro todo género de opresión, toda especie de tiranía, toda servidumbre y toda explotación en factor de castas privilegiadas, llámense teocracia, aristocracia u oligarquías". A nombre del "principio democrático", Concha llamaba al pueblo "a tomar parte en la dirección de los negocios públicos y a concurrir, por sí o por delegación, a la administración del Estado", especialmente en el municipio, el cual debía tener la misión histórica de ser "la escuela primaria de la libertad". Por su parte, en este Programa, el Estado debía ser "instrumento de mejoramiento social". Al respecto opone la teoría liberal del Estado Gendarme a la teoría "proteccionista" del Estado Providencia. "La misión esencial del Estado es hacer reinar el derecho e imponer la justicia, lo cual implica una intervención activa y múltiple en los arreglos sociales en que existen aún iniquidades heredadas del pasado. Esta obra de justicia reíos Boletín del Congreso, Diputados, septiembre 3 de 1895, p. 432 104 "El Pueblo" 19 de marzo, 1892, citado porH. Ramírez N..Balmacecla y la contrarrevolución del 91. Santiago, Editorial Universitaria, 1969, p, 220
parativa, como lo llama Fouillé, es tan grande que no podemos definir sus límites". "Cuando el Estado interfiere a favor de los débiles y desheredados (...) no hace más que reparar el mal que se ha cometido anteriormente", expresa dicho Programa. Además del tradicional cuidado de la asistencia pública en beneficio de los desvalidos (hospitales, hospicios, asilos de pobres, casa de trabajo, casa de maternidad, asilos de huérfanos, dispensarías y obras de beneficencia en general), la democracia moderna debía tener como fin el que los "hombres no se vean obligados a alojarse en barrios insalubres, que obtengan una remuneración equitativa por su trabajo, que cada cual reciba la instrucción suficiente, que la duración del trabajo no sea excesiva, que los niños y las mujeres no sean obligados a trabajar en ciertos casos, que los trabajadores o inválidos obtengan una pensión, que los indigentes o enfermos sean socorridos, que los que no encuentran trabajo (...) sean, sin embargo, alimentados. ¿Quién otro sino el Estado puede emprender esta obra inmensa de justicia reparativa?" preguntaba el Programa de la Democracia"^'\ Como veremos, quedaba aún un largo camino por recorrer para que se concretara en Chile la figura de un tal Estado Reparador. La baja del cambio y la desvalorización de la moneda se hará crónica y estructural, como el hambre. No obstante, la riqueza nacional se incrementó notablemente con las adquisiciones como fruto de la Guerra del Salitre.
BAJA DEL CA.MBIO INTERNACIONAL 1885 26,5% 1891 18.8% 1894 12,5%
ENTRADAS DE LA NACIÓN 1890 S 58.570.000 1895 S 83.700.000
Fuente Daniel NLiríner. Historia de la Política Económica y Comercial Chilena. Imprenta L'ni\ ersitaria. Santiago. 192.^
La preocupación por la implementación de una (posible) ""política social" provendría, una vez más. de la iniciativa de los sectores comprometidos con la higiene pública (la salud pública de la época), enlazando el tiempo de pre y post guerra civil. En efecto, después de todos los obstáculos y prejuicios sobre las leyes sanitarias dictadas durante el gobierno de Balmaceda y especialmente respecto del Consejo Superior de Higiene, éste se aprobó rápidamente y sin trámite alguno apenas triunfante la Revolución del 91. ampliándose el proyecto a la creación del Instituto de Higiene. Ambos proyectos eran promovidos por el mismo patrocinante anterior y Ministro del Interior de Balmaceda. Ramón Barros Luco, luego revolucionario y Ministro del Interior en 1892. Como presidente del Consejo Superior de Higiene Pública asumió José Joaquín Aguirre, y uno de sus miembros importantes fue el senador y médico Francisco Puga 105 Malaquías Concha, programa de la democracia Santiago. 1894
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Borne. Como jefe del Instituto de Higiene quedó Alejandro del Río. profesor de Higiene y Bacteriología. Quedaba así legitimada legalmenle y sin mayores dificultades, la institucionalidad sanitaria básica en Chile sobre la cual se iría montando la política de salud. El cuerpo médico de Santiago sustituye, podríamos decir, en esta etapa, al Estado en las iniciativas de acción social, las que. vinculadas siempre a la higiene, consolidarán a dicho estamento médico como grupo de poder, iniciando el camino de su propia autonomía e identidad. Desde los ministerios y el Congreso, desde la Escuela de Medicina y principalmente desde el alto torreón del Consejo Superior de Higiene Pública y su Instituto de Higiene, los médicos buscarán ejercer poder efectivo sobre los municipios, la beneficencia, las autoridades civiles y militares. Estrechamente vinculado al Estado y al parlamento, pero en forma independiente, el cuerpo médico se irá constituyendo en una suerte de 'cuarto poder' de gran influjo por su irradiación directa sobre la base misma de la sociedad. Su política social como higiene pública la ejercerán desde su calidad de estamento social poseedor de las claves del saber científico, arma revolucionaria de la moderna 'política de civilización". "El cerebro de nuestra raza tiene, por hereditario atavismo, una conformación más adecuada para las concepciones artísticas y para las producciones de la imaginación, que para las duras asperezas de la filosofía científica y sus órganos se adaptan poco a las pacientes operaciones de análisis y a las generalizaciones sintéticas que requiere el estudio de las ciencias inductivas""'. Los médicos se concebían a sí mismos como la intelligentsia nacional. Brazo derecho del Consejo Superior de Higiene, el Instituto de Higiene con sus tres departamentos -Higiene y Estadística, Química y Bacteriología- comenzó a funcionar en la estación agronómica de Santiago, bajo la dirección de Pablo Zamétayer. Su objetivo era examinar muestras de sustancias alimenticias para detectar allí posibles fuentes de infección. Como primicia mundial, el Instituto dictó clases sobre química aplicada a la higiene, confiriéndole así a ésta última una categoría científica (análisis de bebidas, alimentos, salubridad de las habitaciones, etc.). En la sección de bacteriología se analizaban las enfermedades parasitarias de las carnes muertas del Matadero y de aguas potables y de acequias. Además, se realizaban diagnósticos bacteriológicos de algunas enfermedades. En 1896 se sumó a estas secciones la de Seroterapia o Instituto de Vacuna Animal, que debía preparar sueros y vacunas: suero antirrábico, antidifiérico, tuberculina antivariólica y sueros inorgánicos. Hasta aquí el Instituto era casi un centro de investigación. El Consejo Superior de Higiene Pública no estaba satisfecho. Buscaba hacer del Instituto también un centro de acción; comenzó a presionar para echar las bases de la desinfección pública, cuya responsabilidad y dirección se disputaron la Municipalidad de Santiago y el Instituto de Higiene, accediendo el gobierno a que fuese este último quien tuviese en sus ma106 Dr. Manuel Barros Borgoño. ex decano de la Facultad de Medicina, profesor de Clínica y miembro del Consejo de Instrucción Pública. Discurso en el Primer Coní>reso Médico Latinoamericano. i901. p.lO
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nos el Desinfectorio, el cual se comenzó a construir en 1895 en la ribera norte del río Mapocho. EhDesinfectorio inició sus funciones con una estufa fija, otro locomóvil y un pulverizador. Premunidos de delantales, mascarillas e instrumentos ad-hoc. los desinfectadores pasaron a ser los nuevos agentes de la política de salud. Acudiendo gratuitamente al llamado de un foco o lugar infeccioso, los desinfectadores penetraron -con su moderno y enmascarado concepto de higiene- dentro de las habitaciones del pueblo. En ellas irrumpía este poderoso y mágico agente insecticida, el enviado del médico. Se iniciaba la guerra química contra la muerte popular. Se levantaban trapos, colchones, sillas, gatos, perros y pollos; se buscaban las ratas, los piojos, las chinchillas. El desinfectador enmascarado no veía a los habitantes de esas casas pobres; poco podía conocer más allá de sus vapores de formalina. las condiciones mismas de la vida del pueblo. El desinfectador no era más que un empleado del médico jefe del Desinfectorio, expuesto al contagio por muy poco sueldo. La salud pública como política tomaba olor a química. Esta nueva fase de la higiene pública como desinfección, constituye la expresión más "científica"', moderna y tecnificada alcanzada hasta entonces. La desinfección hacía de la higiene un instrumento de salubridad que permitía obviar lo real; era un servicio público que entraba en la intimidad de la vida social, no como política, sino como química. Sin embargo, el Desinfectorio se constituyó en un centro activo de vinculación permanente de la institucionalidad sanitaria con la base social. Y fue, junto con el servicio de vacunación, uno de los primeros servicios públicos no vinculados a ningún precepto de caridad. Su racionalidad se basaba, en primer lugar, en el hecho de estar dirigido a todos los estamentos sociales y. en segundo lugar, descansaba en la máquina, la ciencia y el funcionario: el desinfectador. "El Servicio, que tenía la circunstancia especial de su gratuidad, fue solicitado con interés desde su fundación y supo inspirar la confianza que merece" '" . La tuberculosis, la viruela y la difteria diezmaban la población en los años 1898, 1899 y 1900. Desde diversos departamentos del país se solicitaban estufas y desinfectores. En abril de 1898 el alcalde de Santiago dictaba una ordenanza para la desinfección obligatoria de la ciudad; "1) la declaración de la enfermedad será hecha al Desinfectorio por intermedio de los comisarios de policía o por el dueño de casa o por el médico que asistió al enfermo; 2) las personas que no hagan la declaración a que están obligadas o dificulten la desinfección, sufrirán multas hasta de $ 40, debiéndose efectuar de todos modos la desinfección con el auxilio de la fuerza pública si fuese necesario". Este reglamento se comenzó a aplicar en 1899, una vez aprobado por la Asamblea de Electores. 107 P.L. Fervcr. Higiene y Asistencia Pública en Chile. Imprenta Uni\erso. Santiago. 1911. p. 81
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Ya en febrero de ese año 1899. el Congreso Nacional había aprobado y promulgado la Ley de Declaración de Enfermedades Infecciosas (iniciativa del Consejo Superior de Higiene-Ministerio del Interior), por la cual todo médico que asistiese a un enfermo infeccioso estaba obligado, en un plazo de 24 horas, a dar parte al Consejo de Higiene o a la Municipalidad respectiva. La declaración debía ser hecha por escrito, indicando la dirección del enfermo y el número de personas atacadas. El no cumplimiento de dicha ley contemplaba multas que fluctuaban entre $ 10 y S 50'"**. (Muchas, muchísimas veces el médico trabajó clandestino, cómplice con las familias condenadas a la delación y la química. No coincidían los casos con las declaraciones). El concepto de higiene pública como 'desinfección', amparada sobre una institución médica ya consolidada como poder estamental, permitió abrir el camino de la normativa sanitaria general. Esto, en un momento histórico de aguda crisis económica y de una fuerte arremetida política popular y de resistencia obrera. A la Ley de Declaración Obligatoria de Enfermedades Infecciosas siguió la aprobación del proyecto (iniciativa del Consejo Superior de Higiene Pública - Ministerio del Interior) que creó los Inspectores Sanitarios, nombrados por el Presidente de la Repiíblica a propuesta del Consejo Superior. Estos debían ser médicos titulados, y dependerían del Consejo Superior de Higiene Pública. Su tarea; la inspección para la prevención. "Corresponderá a los inspectores sanitarios pesquisar las influencias insalubres, haciendo las comprobaciones necesarias e indicando las medidas conducentes a mejorar el estado higiénico de las poblaciones y de prevenir nuevas causas de insalubridad" '"'. En sus nuevas visitas a fábricas, habitaciones, escuelas, cárceles, los Inspectores Sanitarios fueron los primeros en dar cuenta de la realidad social, la que oficialmente aparece, así, desde la preocupación sanitaria. La salud pública actúa como instrumento de conocimiento y diagnóstico de dicha realidad. La extrema violencia del hambre sufrida por la clase trabajadora chilena con posterioridad a la guerra civil, la creciente organización de ésta en sociedades mutuales, sindicales y de resistencia, la reconstrucción del Partido Demócrata y la formación de las primera agrupaciones y partidos socialistas, van a marcar un momento álgido en la historia social chilena; la clase trabajadora se ponía de pie, impulsada por la fuerza de una convulsionante revolución de principios "".
108 proyecto de Ley de Declaración de Enfermedades Infecciosas presentado por el Consejo Superior de Higiene y el Ministerio del Interior y aprobado por el Congreso Nacional en febrero de 1899. 109 proyecto de creación de los Inspectores Sanitarios presentado al Congreso por el Consejo Superior de Higiene y el Ministerio del Interior en junio de 1896. 110 En 1896 comienzan a actuar en Santiago dos agrupaciones de carácter socialista: el Centro Social Obrero y la Agrupación fraternal Obrera. En 1897 ambas organizaciones decidieron fusionarse, dando origen a la Unión Socialista, la que. en 1898 se transformó en Partido Socialista. Ver E. Devés y C. Díaz. El Pensamiento Socialista en Chile. Santiiigo. Nuestra América Ediciones y Ediciones Documentas. 1987
"El socialismo, al venir a tomar parte en el concierto de los partidos políticos de Chile, viene desempeñando un papel como el de Cristo entre los judíos, que era esperado por estos para su redención: también el socialismo viene a Chile a redimir a la clase obrera, por la cual combatirá sin tregua a la burguesía para la felicidad de Chile"'". ¡"Pobre pueblo! La mano capitalista lo arroja hoy al abismo de la bancarrota y la miseria (...). El agio y la usura de los banqueros: el robo de los empleados públicos: el lujo de la Iglesia: el quijotismo de la guerra: el lecho dorado de la prostituta y la sodomía de los representantes del pueblo: he ahí la causa del cataclismo económico. (...). Sin crédito en el extranjero: agotados todos los recursos para mantener la paz armada y la preponderancia militar. (...). Las fábricas y talleres cierran ya sus puertas; el capital extranjero se enmaleta y emigra (...). Las masas trabajadoras, sintiendo rugir el hambre en sus estómagos, recorren las calles con la locura de su desesperación en sus cerebros. Los gritos hambrientos de los niños y el sollozo convulsivo de la mujer interrumpen ya la monotonía de la negra noche en los arrabales de la ciudad (...). La reacción se impone. El despertar se hace necesario, no importa que éste sea violento como la erupción de un volcán. El rugido del león acosado, manando sangre por sus heridas, debe repercutir en las puertas de La Moneda y palacios soberbios, para que los cobardes lebreles comprendan que aún está vivo y aún siente hervir sangre rebelde en sus arterias. No queda otro recurso. El hambre no abandonará tan luego el hogar del trabajador. Es sólo el principio del fin (...) ¿Continuará así el pueblo, dejándose consumir lenta y resignadamente por la miseria? ¿Habrá perdido ya todo deseo de libertad? Lo dudamos""-. "Nosotras, antes de ver a nuestros hijos morir por el hambre, alzamos la voz para infundir valor a nuestros hermanos que luchan, y para maldecir a los que, por medio del capital, nos arrebatan el pan de nuestros hijos (...). Nosotras, las que hemos cifrado nuestro porvenir y bienestar en la ruda labor de los hombres de trabajo, las que tenemos hijos que cuidar e instruir, las que soportamos las injusticias y desigualdades del actual régimen social, nos adherimos, entusiastas, a la falange de los nuevos redentores de la humanidad: los Socialistas" " \ El Programa Mínimo del primer Partido SociaUsta fundado en Chile el año 1898 abarcaba un amplio espectro de demandas laborales, económicas, educacionales, de higiene y asistencialidad, políticas, judiciales, legislativas, etc. Respecto de lo laboral, destacan las demandas por una jornada de 8 horas, con prohibición de todo trabajo industrial a menores de 12 años, la supresión o doble remuneración para el trabajo nocturno en fábricas y talleres, la responsabilidad de los patrones en los accidentes de trabajo, la creación de Consejos Departamentales compuestos de patrones y trabajadores para solucionar los conflictos entre ambos, entre otras. En lo económico: impuesto directo y progresivo a la renta, abolición de los monopolios y privilegios, protección a las artes e industrias: en lo educacional: instrucción laica, gratuita y obligatoria hasta 111 Magno Espinoza. "La Nue\a Era" en £/Pm/frar/f). Santiago, octubre 17 de 1897. N^'3. en De\'és \ Díaz., op. cit. 112 J.G. Olivares. "Lázaro", en El Martillo. Santiago. N" 2.24 de julio. 1898. en E, Devés > C. Díaz. op. cit.. p. ,5.1 113 IJrsula Bello de Larraechea. "¡Nosotras! A los soldados del trabajo", en El Proletario. Santiago. IO de octubre 10. 1897, en Devés y Díaz. op. cit.. p, ,54
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los 12 años, creación de escuelas nocturnas, de talleres profesionales y agrícolas, igualdad de instrucción entre el hombre y la mujer...; en lo político-judicial-legislativo: abolición de la pena de muerte, azotes y prisión perpetua; igualdad de derechos civiles entre el hombre y la mujer; separación de la Iglesia y del Estado, elección popular del poder judicial, limitando temporalmente su mandato, libertad de imprenta, sufragio universal, supresión de los ejércitos permanentes... Con respecto a las demandas asistenciales, interesa destacar las siguientes:
Mejoramiento de la higiene y salubridad pública por medio de dispensarios gratuitos, con asistencia diaria de médicos rentados y medicinas a disposición de las clases pobres, en cada comuna del departamento (Art. 12); fimdación de casas protectoras de niños desvalidos y ancianos y prohibición en absoluto de la mendicidad (Art. 13); instalación de montepíos fiscales en todos los departamentos de la república, cuyos préstamos no podrán exceder de un 2% mensual y a un año plazo (Art. 14); supresión de todo pago por derecho de sepultación (Art. 15). Finalmente, el partido puntualizaba que daría cumplimiento a este programa trabajando "por todos los medios legales para llevar a la representación nacional el mayor número de representantes" ""*. Un "programa mínimo" que, recogiendo las demandas más sentidas de los trabajadores chilenos, se expresó militantemente a fines del siglo, sirviendo como bandera de lucha de un vasto movimiento social obrero que se ponía irrenunciablemente en marcha. Movimiento que encontró una importante vía de expresión a nivel del municipio democratizado en el gobierno anterior. En efecto, la "comuna autónoma" significó una verdadera revolución para las expectativas de poder popular. Pueblo y artesanos, obreros y proletarios comenzaron a ver allí una vía de fácil acceso al ejercicio del poder, convirtiéndose el municipio en una importante escuela de participación política y social. "Este obrero alza su voz para dar a conocer a mis hermanos de trabajo la conveniencia indiscutible que tenemos de unimos para elegir de nuestro seno a loa verdaderos representantes del pueblo. ¿Acaso no tenemos en el seno de la numerosa clase trabajadora hombres competentes que puedan desempeñar con brillo un cargo de concejal? ¿Necesitamos ser muy versados en leyes para notar la falta de higiene en los conventillos, para denunciar los basurales que existen en la ciudad, el pésimo alumbrado de parafina, aumentar la dotación de la policía cuando se multiplican los salteos, etc.?" "'\ En efecto, poco a poco fueron tomando posiciones los representantes del pueblo en los municipios y en forma mayoritaria en Valparaíso e Iquique, propiciando reformas de mejoramiento social, especialmente en el ámbito de la salubridad. 114 Programa Mínimo del Partido Socialisla chileno", en £/ Martillo. Santiago. N'' 1. julio 3. 1898, citado en ibid., p. 58 115 Angei Biton.Lfl Igualdad. Santiago, junio 8 de 1895
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Todo esto preocupó seriamente a la sociedad aristocrática y eclesiástica. Se movilizó la agitación caritativa. La Beneficencia se acrecentó "'\ CADÁVERES SEPULTADOS EN EL CEMENTERIO GENERAL DE SANTIAGO Totales Párvulos Adultos 12.269 6.781 5.488 11.943 6.207 5.736 12.198 6.397 5.801 17.258 10.889 6.369
Años 1897 1898 1899 1900 Población total Santiago, Censo 1895: 278.412
En 1896 se había creado la Sociedad Protectora de la Infancia por parte de un grupo de señoras asociadas con una congregación religiosa. En Valparaíso se fundaba una sociedad similar: la Sociedad de Asilo para Niños, que repartía leche y alimentos a niños pobres y que contaba con el apoyo del comercio de Valparaíso, el que dio para dicha sociedad $ 30.000. Mantenía también un dispensario o policlínica que atendía diariamente a unas doscientas personas. Otra institución recién establecida fue la de las Hermanas de Santa Cruz que construía dos sedes, en Santiago y Valparaíso con sus escuelas gratuitas y mantenía un servicio médico a domicilio para pobres. La Sociedad San Vicente de Paul construía entonces su edificio de asilo para recoger mujeres y niños desvalidos, enseñándoles a trabajar y dándoles educación, vestido y alimento. Por su parte, el Estado concedió 12.000 hectáreas de terrenos en las recién conquistadas tierras de Malleco y Cautín a la Casa de Expósitos de Santiago, con el objeto de que se establecieran allí colonias o escuelas que completasen la educación de los niños de dicha casa. Al mismo tiempo, la Casa de Orates, "cárcel obscura rodeada de calabozos, pocilga inmunda" se modernizaba bajo los nuevos preceptos de la higiene. La iniciativa benefactora culminó al alborear el nuevo siglo cuando, en 1900, un diluvio invernal terminó desnudando por completo la miseria. Bajo la dirección de ese hombre de acción que fue Ramón Barros Luco, con los aportes de los más ricos y la movilización cristiana de sus señoras, se fundó el Patronato Nacional de la Infancia institución que decidió afrontar el problema social más grave, cual era el del niño y la madre desvalida. El Patronato estableció una amplia red de servicios consistentes en el Asilo Maternal, las Gotas de Leche y, más tarde, las Marmitas. Esa triple estructura permitía tomar a la madre con su hijo desde el alumbramiento, evitando el abandono hospitalario o callejero inmediato; hacerle seguimiento vía la entrega de alimento para el hijo, proporcionar atención de policlínica al niño y a la madre y finalmente, alimentar a la madre desnutrida "'. 116 Estadística presentada al Congreso. Diputados, diciembre 19. 1901. p. 1 A52 117 Kn 1919 se había atendido 620 niños en el Asilo Maternal, dándole asilo a .^."^9 madres y en las Golas de Leche a 6.461 niños. En total; 7.261. de los que fallecieron 881. Almanaque del Patronato Nacional de la /iifanria. 1920
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Como veremos más adelante, esta institución tomó real importancia, no sólo por la acción práctica que ejercía a nivel de la salud, sino porque ella se constituyó en un importante espacio de mediación entre la más rancia aristocracia y la más extrema pobreza y quizás contribuyó -tal como se lo proponía- a aliviar la tensión social. Sólo la caridad cristiana, se decía, atajaría al comunismo que despertaba en el país. Esta acción social estaba llamada a ejercer una importante tarea ideológica, además de constituir ella misma un verdadero almanaque de figuración social y de ostentación de dádiva de dinero personal. En el Almanaque, órgano de propaganda y de expresión del Patronato, figuraban para la posteridad las imágenes de los rostros de sus más ricos dadores, la lista con el monto del dinero entregado de los más conspicuos de la sociedad, junto a las fotos de los pobres en las salas de espera de las Gotas de Leche, en el Asilo... Impregna sus páginas el discurso caritativo que llama a las lágrimas y las frases imperativas por la acción anticomunista. A través de la "salud como beneficencia" la sociedad patronal mostró su "proyecto social". Este desarrollo de la beneficencia privada y religiosa no era capaz de mantenerse, sin embargo, con sus propios medios, A partir del año 1896 solicitará una y otra vez el auxilio y subvención del Estado. Junto con el dinero concedido, el Estado obviamente comenzará a tomar mayor ingerencia en este ámbito de la salud, llegando incluso el Ministro del Interior a presidir algunas de esas instituciones"^ El objeto de todas estas sociedades e instituciones de beneficencia era el pobre. Su vinculación con él estaba mediada por la caridad. Sabemos que si bien amplios sectores populares encontraban allí un refugio a sus mínimas necesidades, conocemos también que algunos de sus sectores más liicidos protestaban abiertamente contra la caridad, considerada como un abominable desprecio a la dignidad del pueblo. "La clase directiva manifiesta su "cariño" hacia el pueblo estableciendo sociedades que nada tienen de tales, puesto que los miembros no pueden atreverse a fiscalizar los actos de sus superiores ni mucho menos atreverse a aspirar a figurar en el gobierno de la institución, porque de antemano se sabe quiénes son los escogidos al efecto (...) de entre la aristocrática "clase dirigente". (...) diremos a nuestros compañeros de la "clase inconsciente" que nada podemos esperar en pro de nuestro verdadero bienestar sino aquello que nosotros mismos llevemos a la práctica por medios legales (...). Para ello felizmente contamos con las sociedades obreras en las que estudiamos todo lo referente a aliviar por nosotros mismos las situaciones difíciles que crean las enfermedades y en 118 En 1910. los diez establecimientos administrados por la Junta de Beneficencia, tuxieron un gasto social de $ 5 millones, de los cuales, un millón procedía de las carreras hípicas que por ley debían entregar el lO^r de las sumas jugadas. S 2,500.000 coiTespondían a la subvención fiscal \ S 1 ..500.000 eran rentas propias de las donaciones acumuladas por años (Roberto del Río. P.L. Ferrer. Beneficencia, op. cit.. p. 2681
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las que se encuentra la verdadera y desinteresada confraternidad, base futura de nuestro propio alivio. (...) Debemos aunar nuestras débiles fuerzas para convertirnos en propagandistas de la verdadera sociabilidad sin extraños directores, en la seguridad de que no está lejano el día en que tal institución dirigida por los mismos interesados produzca sabrosos frutos que sólo a nuestros propios esfuerzos deberemos" "''. Si bien, pues, la sociedad comprometida con estas instituciones caritativas pretendía abrirse al problema social y canalizar la miseria y la demanda social, dicho proyecto se mostraba alejado de las reivindicaciones de la sociedad obrera organizada que protagonizaría el conflicto social de modo creciente. El proyecto de esta sociedad popular organizada era, desde sus inicios, un proyecto de autonomía, de autodirección y de protagonismo solidario. Todo lo cual se oponía drásticamente a la caridad como concepto autoritario y jerárquico, en que el pueblo permanecerá como objeto de intervención de la sociedad dominante. El poder creciente que ejercía la beneficencia privada y pública sobre la práctica de la salud del país, hubo de entrar en contradicción también con el cuerpo médico de Santiago el que, a su vez, luchaba por obtener a nivel de la Beneficencia -que también controlaba los hospitales-, el poder de decisión y de dirección que profesionalmente le correspondía. Concretamente, se trataba de un grave conflicto que se estaba dando al interior de los hospitales entre quienes los administraban -señores filántropos o de "espíritu público" nombrados por las Juntas de Beneficencia- y los médicos los que. sabiéndose la pieza maestra de los hospitales, estaban sin embargo incapacitados para tomar decisiones respecto de esos establecimientos. El conflicto estalló el año 1897 a propósito de la separación del Dr. Charlin -de importante trayectoria- del hospital San Borja, por la particular decisión del administrador de dicho hospital. "La verdad es que se notan día a día serios inconvenientes y dificultades en la administración de los hospitales, nacidos principalmente de cierto antagonismo entre los administradores y los médicos. Los primeros quieren serlo todo, dominar a los segundos, aun en materia de su profesión, lo que molesta evidentemente a los médicos" '^°. El cuerpo médico reclamaba su participación en la dirección de los hospitales, como su lugar más propio para la ejercitación de la política y práctica profesional de la salud. Después de la ardua lucha por la creación del Consejo Superior de Higiene Pública, esta pugna por la mayor ingerencia médica en la dirección de la Beneficencia y especialmente de los hospitales, fue su segundo e histórico desafío. El Dr. Koenig enfatizaba en el parlamento: "La Facultad de Medicina ha pedido varias veces que el Hospital San Vicente, destinado a las clínicas, le sea entregado para dirigirlo (...). En 1894 la sociedad médica se dirigió al Gobierno proponiendo medidas eficaces para regularizar la marcha de los hospitales".
119 L.B. Díaz, dirigente del Partido Demócrata y de la Confederación Obrera de Sociedades Mutualistas, La Igualdad. febrero 9. 1895 120 Dr. Koenig, Boletín del Congreso, Diputados, octubre 27 de 1897, p. 113
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Koenig sintetiza bien las reivindicaciones médicas en el proyecto que presentó en la sesión del 27 de Octubre de 1897 a la Cámara: 1) ""que formen parte de la Junta de Beneficencia de Santiago cinco médicos nombrados por los profesores de la Facultad de Medicina; 2) que el administrador de cada establecimiento de beneficencia reúna una vez al mes a los médicos, para tratar asuntos relativos al servicio médico hospitalario'"'-'. La cuestión, sin embargo, no era fácil de resolver. Para los grupos de poder político y económico que dirigían y administraban la Beneficencia, en ésta estaba comprometida mucho más que la práctica médica. La Beneficencia, con sus figuras eminentes, sus monjas y curas, se constituía en un ámbito para ¡a propagación y reproducción de las bases tradicionales del orden social y la normativa valórica de la sociedad chilena. Los médicos, por su parte, cada vez más comprometidos con la ciencia y el positivismo, se iban alejando del tradicionalismo clerical caritativo de la salud, aunque la aceptasen como beneficencia. La lucha de poder entablada entre la intelectualidad médica y la rica aristocracia chilena, conduce al estamento médico a identificarse y vincularse directamente con el Gobierno. Los médicos, en su calidad de empleados públicos, sostenían que sólo debían responder al Gobierno y no a los administradores particulares de la beneficencia. E! carácter cada día más estamental del cuerpo médico, en una época en que tiende a buscar su identidad más en sí mismo que en cuanto clase social determinada, conducirá a muchos personeros de dicho gremio a vincularse más estrechamente con los gobiernos y el Estado, como una vía de eludir la prepotencia filantrópica del dinero particular aplicado a la salud. Por su parte, el municipio, era incapaz de hacer frente por sí solo a los graves problemas sanitario-urbanos del país y de mejorar las condiciones de vida de la población: ante esto, el cuerpo de médico de Santiago pensaba dar nuevos pasos hacia una mayor centralización y control de la política de salud y salubridad por parte de sus propios organismos de higiene pública. En el Primer Congreso Médico Latinoamericano, el Dr. Pedro Lucio Cordova planteó la necesidad de reformar el sentido de la ley de 1892 que creó el Consejo Superior de Higiene Pública y el Instituto de Higiene. Según él. dichos organismos distaban de ser reales agentes activos de cambio y mejoramiento de las condiciones de salubridad de la población, cuya mortandad no aminoraba. ""El Consejo es un cuerpo consultivo, a él corresponde la gran tarea de ilustrar al Ministerio del Interior sobre las cuestiones de higiene que interesan al país y que deben formar parte de las preocupaciones patrióticas de un gobierno". Que sólo en contadas ocasiones, decía, habían ejercido funciones prácticas, principalmente en emergencias. ""Estas contadas ocasiones han dejado una bien triste lección: ver esterilizados los mejores propósitos, la más humanitaria tarea a que se entregaba el Consejo, por dificultades y obstáculos creados por otras autoridades", las que llegaban a ""comprometer gravemente la salud pública". A quienes hasta ese momento correspondía en definitiva -agregaba- la ejecución, dirección e inspección de las medidas de higiene que se adoptaban era al '"Ministerio del Interior, a los Intendentes o Gobernadores, a! Alcaide, funcionarios que en ¡a inmensa mayoría de los 121 Ibid
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casos desconocen o niegan el papel de la higiene pública en la vida de las sociedades. Con tal organización no puede ser una sorpresa nuestra triste situación actual. Con ciudades malsanas, desprovistas de agua potable, al abrigo de infecciones, sin sistema que aleje las inmundicias, sin asistencia médica a domicilio, es lógica la terrible mortalidad que nos agobia y contraria el progreso de la población" '--. Los poderes públicos tradicionales parecían ya haber demostrado su incapacidad desde el punto de vista social. El organismo público máximo del estamento médico -el Consejo Superior de Higiene Pública- debía, a su juicio, tomar en sus manos la responsabilidad de la política social, incorporándose como aparato de poder a los distintos ámbitos y niveles de la institucionalidad nacional. Al respecto, el doctor Pedro Lucio Córdoba propuso el siguiente organigrama para la creación de un sistema sanitario público: I
Poder Central Ministerio del Interior Cuerpo Consultivo Cuerpo Ejecutivo
II
Subsecretaría de Salud Pública Consejo Superior de Higiene Dirección de Higiene Pública
Poder Departamental Intendentes o Gobernadores Cuerpo Consultivo :
III
Consejos Departamentales de Higiene Publica.
Poder Municipal Alcalde Cuerpo Consultivo Cuerpo Ejecutivo
: :
Director de la Oficina de Higiene Oficina de Higiene
Esta estructura de organización sanitaria permitiría "organizar científicamente la defensa contra la enfermedad y la muerte, contribuyendo del modo más eficaz al crecimiento de la población y por consiguiente, a la riqueza del país"'".
122 Pedro L. Cordova (Secretario dei C.S.H.P. y futuro Ministro del Trabajo y Previsión Social). "Bases de Reorganización de la Higiene Pública en Chile", trabajo presentado al Primer Congreso Médico ¿MTinoamerícano. Santiago. 1901. i2.'?0p.cit.
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Tras la organización del poder sanitario estaba en juego, a juicio del sector médico, el destino del país. El cuerpo médico era el único capaz de esta heroica y patriótica tarea de salvación nacional, que tenía en la mira de su cuidado a todos los sectores sociales. "Propaguemos la higiene y hagamos que sus luces alumbren los palacios y las chozas y habremos hecho con ello el más positivo de los servicios a estas naciones fuertes y viriles a las que la muerte azota, por nuestra propia desidia, con una maldad inaudita"'-*.
!24 Dr. Octavio Maira. Discurso presentado al Primer Congreso Médico Latinoamericano. Santiago. 1901. p. 17
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VII LA CUESTIÓN SOCIAL Y SANITARIA
Junto al mar, frente a los barcos donde se cargaba la riqueza de la República, estalló la revuelta obrera. Mayo de 1903 en Valparaíso constituye el símbolo histórico de la nueva figura que engendraba el siglo: el pueblo. Agrupado, moviéndose, avanzando, gritando. ""La sangre obrera lavó los adoquines de Valparaíso, mientras la hoguera consumía las oficinas de los asesinos con patente. La cárcel abrirá sus puertas para dar paso a los obreros más entusiastas que marchaban a la cabeza del movimiento reparador"' -^. Los dueños de Valparaíso los trataron de bandidos px)r su acción incendiaria v se regocijaron de su muerte. ""Merecían haber muerto 50 individuos más de los que cayeron. En vez de destinar dinero para proteger a las familias de ellos, debería destinarse una suma para socorrer a la Cía. Sudamericana de Vapores'"'-*'. Sin embargo, y al paso que la clase propietaria acarició a la policía con leyes que la beneficiaban, como la de jubilación, comenzó a preocuparse y temer. "'Me parece que no somos felices", decía el famoso Enrique Mac-Iver hacia el 1900. ""Se nota un malestar que no es sino de todo el país... El presente no es satisfactorio y el porvenir aparece entre sombras que producen la intranquilidad (...) Tenemos más naves de guerra, más soldados, más jueces... más empleados y más rentas piíblicas que antes. (Pero), ¿progresamos? Hace cinco años se levantó el censo de la república. El recuento de la población no fue satisfactorio, pues aparecía un aumento por demás pobre y a escala muy inferior a la de los anteriores censos" '-\ Nuestra clase trabajadora estaba exhausta; no habría, se vaticinaba, brazos suficientes. Corriendo tras la barreta y la pólvora sucumbía la "raza chilena". produciendo la gran riqueza de la Nación, el cafiche. El sudor corría por el cuerpo y por las paredes de calamina. La más grave y temible epidemia apareció en Iquique: la peste bubónica. Suelo insalubre, ratas y piojos constituían la trilogía del habitat ambiental de esa peste. La primera víctima fue una niña de un conventillo del puerto de Iquique. El Intendente y el médico Agustín Gana ordenaron la quema del conventillo con todos sus enseres. La niña y su madre quedaron en la calle. Corría la estufa del desinfectorio tras las ratas: comisiones por manzana buscaban casa por casa los cadáveres escondidos para evitar la quema de los cuaitos. El gobierno reforzaba la guardia armada. Mantenía silencio para evitar la paralización de las transacciones comerciales salitreras y temía la avalancha y la revuelta obrera, cercados por el hambre y la peste. ""El Honorable Senado comprenderá -se explicaba el Ministro del Interior ante la interpelación hecha por Puga Borne- cuál sería la situación de una provincia 125 Recabarren. La Voz del pueh!o.\'á\píin\í^o. ma\o 23. 1Q03 126 Ross Sania María, sesión municipal del 18 de ma\o. en Recabarren. op. cit. 127 E. Mac Iver, Discurso sobre la crisis innrcd de la República. Santiago. 19(KJ
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como la de Tarapacá, declarada infestada. Los trabajos tendrían que paralizarse, los vapores en camino rescindirían sus contratos, los que se encontraban en la bahía la abandonarían. Conozco aquellas localidades y me explico la situación que se produciría. La primera manifestación será el desorden, el orden público comprometido. Y yo me pregunto si sería cuerdo precipitar una situación semejante" '-". La peste vem'a del Callao y el Consejo Superior de Higiene, alerta al problema, había solicitado del gobiemo un buque-estación sanitaria que impidiera a tiempti su llegada al país. Pero el gobiemo sólo envió un barco de guerra con la guardia armada que llegaba en los momentos mismos en que los obreros se reunían para pedir el cumplimiento de promesas empresaiiales. El gobiemo solicitó del Consejo Superior de Higiene el envío de una comisión de médicos a diagnosticar la situación. Esta comisión marchó al norte presidida por el Dr. Alejandro del Río, presidente del Instituto de Higiene. El gobiemo solicitó reserva al Dr. del Río. Este, pasando a llevar -según denunció el Dr. Puga Borne- al Consejo Superior de Higiene Pública (C.S.H.P.). informó secretamente al gobiemo del curso de la peste. Quedó planteado, así. el primer y más grave conflicto entre el Ministerio del Interior y el C.S.H.P. Este último pudo percibir su incapacidad y carencia de poder real en materia de decisiones sanitarias. Evidentemente la salud de la población era una cuestión supeditada a la cuestión poKtica. Esto "ser\'irá -dijo Puga Bome- para que el C.S.H.P. llegue a formarse el convencimiento de que el carácter meramente consultivo que tiene en Chile la coiporación encargada de velar por la salubridad pública no es suficientemente eficaz \\ en consecuencia, puede proponerse la reforma de la ley con el objeto de que. en vez de estar la dirección de este servicio encomendada a un cuerpo consultivo, ella esté en manos de funcionarios facultados para la ejecución de las medidas y que tenga a la vez la responsabilidad de sus resultados. Hago votos -añadió, aludiendo al comportamiento del Dr. del Río- porque siempre los funcionarios encargados de la salubridad púbhca tengan como norma el cumplimiento de la ley y el respeto a la verdad" '-'. La salud y sus funcionarios estaban más allá de la política; ésta distaba de los criterios de la salud como ciencia y su imperativo de verdad y acción. Ya era demasiado tarde. La epidemia se propagó intensamente y el mismo Congreso impuso al gobiemo el establecimiento del cordón sanitario en la provincia de Tarapacá. Los obreros quedaron cesantes y encerrados en el hambre. Se impuso la carestía de los artículos alimenticios ante la escasez, por lo que el Gobiemo hubo de enviar un barco proveedor. Algunos particulares instalaron "oUas del pobre". Simultáneamente prendía la viruela en Antofagasta, con trágica intensidad. Las vacunas enviadas por vapor se descomponían y la muerte era masiva. El año 1904 la viruela en Antofagasta sacrificaba el 70% de sus víctimas. La peste no era ahora sólo un asunto sanitaiio: era un síntoma socio-político.
128 Boletín Congreso. Senadores, junio 20. 1903. 129 Boletín Congreso. Senadores, julio 2. 1903.
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El gobierno nombró una comisión presidida por el Ministro del Interior, Errázuriz Urmeneta. para estudiar la situación de los trabajadores de Tarapacá y Antofagasta. "La comisión ha podido observar, informaba, que existe un malestar (...) un principio de perturbación que con razón o sin ella, tiende a desarrollarse". Que los obreros se quejaban de su condición material, de! pago enfichas,de la insalubridad de las habitaciones. "Los patrones se quejan de un verdadero malestar social que amenaza traer consigo las más graves consecuencias en todo el país" "". Los escenarios de la protesta se multiplicaban. A esta evidencia del quebrantamiento del orden se le llamó "la cuestión social". Entonces comenzaron a desenterrarse en el Congreso los proyectos reformadores y se hicieron escuchar los discursos del mejoramiento moral y material de los desposeídos. Salió a relucir en las Cámaras la cuestión de la miseria y la mortandad. Se recurrió a las explicaciones sanitarias de la época respecto del problema. Que las causas de la mortalidad eran cuatro: la calidad de la raza, el clima del país, las costumbres de los habitantes y las condiciones de la habitación. Si en Chile, se razonaba, no ha\ problemas respecto a los tres primeros aspectos, era, pues, claro que la clave estaba en la insalubridad habitacional" '''. El pensamiento sanitario de la época entregó los fundamentos para una temprana opción por la reforma como vía ptira la estabilidad del orden social, cuando una inusitada aceleración del movimiento de protesta social se vem'a desencadenando desde hacía un par de años. El gobiemo de Riesco formó una comisión de alto nivel para estudiar el problema de la habitación obrera. Esta comisión elaboró un proyecto -que fue aprobado por el parlamentoque creaba el Consejo Superior de la Habitación. "Esta ley contribuirá eficazmente a mejorar la condición social del pueblo, reformando sus costumbres, robusteciendo los lazos de familia y creando intereses vinculados al orden y la paz pública" '"-. Memorable fue el discurso efectuado en la ocasión por Agustín Edwards en la Cámara de Diputados, apoyando el proyecto de la habitación obrera; "... la estabilidad social depende de la sana, moral y legal constitución de la familia, base fundamental de toda sociedad, piedra angular en que descansa la paz social (...). Si el interés privado puede hacerse oír en este recinto, permítaseme que diga que el interés privado de todos los capitalistas, de todos los dueños de la tierra en esta repúbüca está en que se atienda a las verdaderas necesidades del obrero para que éste, que es la base de la estabilidad social, pueda conformarse con la suerte \ la categoría que en el mundo le ha tocado, por le\ natural" '"". Obviando las relaciones de clase, se apuntará a la categoría "familia" como clave del orden socio-político y bio-político: en tomo a ello convergirán los capitalistas, la doctrina social de la Iglesia v las modernas tesis científico-sanitarias.
130 bdo. Pinto. Cníiuca politice, de! SÍQIO \X. Orbe. Santiago. I 972. p, 39 IM Diputado Cruchaga. Boletín Congicvi. Dipijt.ados. junio 19. 1903. p. 330 132 Mensajes del (johierno al Congteso. Senadores.,Agosto 27. 1906 133 Agtistín Ed\^ards. Boletín Congreso. Oiptitados.Jtmio 19. 1903
Junto a la ley del Consejo de la Habitación Obrera -la primera ley social chilena-, se decretó la de Cajas de Ahorros para Obreros, dependientes de la Caja de Ahorro Hipotecario, en las ciudades más importantes del país, con el objeto de formar un fondo social para la construcción habitacional''^. La presión social apuntaba, sin embargo, hacia las relaciones de producción; el anhelo obrero era una ley de descanso dominical. En huelgas, mítines y peticiones legales se esgrimía el descanso dominical como una de las reivindicaciones más sentidas del movimiento obrero. Llegófinalmentea levantarse como bandera de la .^lianza Liberal. Dicha colectividad presentó al Congreso, en julio de 1904. un proyecto de ley de descanso en domingo, copiado casi a la letra de un proyecto anteriormente elaborado por el Dr. Corvalán Melgarejo. Inmediatamente se hizo notar la resistencia patronal en las Cámaras y en la Sociedad de Fomento Fabril (SÓFORA), quienes argumentaban que no era posible tal reforma, tomando en consideración el alcoholismo de la clase obrera y su inconstancia en el trabajo. La discusión de esta ley fue ardua; la estabilidad y el orden social exigía, se planteaba, el ""sacrificio" de los dueños. Corvalán y otros optaron por hablar de ""un día de descanso en la semana"', insistiendo Malaquías Concha por el domingo. Finalmente la ley fue mutilada como un día de descanso semanal para los niños y las mujeres y un día cada dos semanas de trabajo para los hombres. Fue aprobada sólo en abril de 1907, cuando el movimiento obrero estaba en su punto álgido. El invierno de 1905 había sido duro. Año de especulaciones comerciales e industriales; todos los artículos alimenticios habían subido de precio, especialmente la carne, protegida de la competencia extranjera. La viruela había hecho más de 11.000 vícrimas, principalmente entre el pueblo. Sólo las ""enfermedades mal definidas" alcanzaron ese año a los niveles más altos de la historia de Chile: 448.5 por 1000 '"'. Asomando la primavera, el 22 de octubre de 1905 se reunieron en la Alameda todas las sociedades obreras de Santiago con sus estandartes e insignias, además de una enorme multitud de gente que en total sumaban unas 30.000 personas. El comité del mitin se dirigió a la casa del presidente Riesco. el que se encontraba en compañía del Ministro de RR.EE.. Dr. F, Puga Borne. Los obreros le entregaron a Riesco un memorial cuestionando la ley que protegía la ganadería nacional ya que los ganaderos del país habían hecho de esa protección un pretexto para aumentar día a día el precio de la carne. Pero la furia era ya incontenible. Se escucharon las voces de espontáneos oradores populares y los gritos de "\A la Moneda!". Comenzaron las pedradas y la rotura de cristales en un combate de frente con la policía y con los señoritos armados salidos del Club de la Unión.
1.^4 Este fue el proyecto tan atacado por Recabatrert. pues allí se consideraba que para el caso especial de las salitreras, las mísiTtas oficinas podrían ser\irde agentes de ía Caja, descontando de sus propios salarios las imposiciones de los obreros {El Sífílo. diario demócrata, marzo 12. 1904). 135 Femando Pinto. Crónica PoUnca de! siglo XX. Oxbt. 1972. p. 39
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En 1906 la tensión social era una olla de presión en Antofagasta. La bubónica atacaba los cuerpos impulsados a la huelga, en un ambiente de votación por los candidatos populares al municipio y al Congreso. "Tenemos en este pueblo una atmósfera -escribía Recabarren- un ambiente preñado de miasmas que infecta el aire que respiramos. Aquí no se puede respirar una brisa sana porque no existen desagües (...), si los pobres somos los que sufrimos las consecuencias del mal estado sanitario, porque nuestros hogares son los primeros en ser visitados por las epidemias y las enfermedades, los pobres somos los que debemos empujar a nuestros propios representantes a realizar las obras de beneficio público y sobretodo, estas obras que llevan en sí la vida, la salud de las gentes. Antofagasta produce un millón de pesos mensuales y justo y razonable sería que un mes quedara aquí una cantidad destinada a obras de desagües" '*". Las ratas engordaban en todos los centros de trabajo y pobreza. La bubónica había hecho desaparecer la población de Pisagua y azotaba devastadoramente en Tal-Tal y Antofagasta. "Antofagasta. 26 enero. Epidemia bubónica asume desarrollo alarmante. Alcalde adopta medidas no encontrando de parte Intendencia cooperación. Ministro Interior ha contestado que gobierno no puede contribuir extirpación epidemia porque esto corresponde exclusivamente a la municipalidad. Para Santiago destinarse dinero a manos llenas, para Antofagasta, nada. No somos considerados habitantes de Chile. Ruego ordene Ministro secunde acción Alcalde dejando politiquería un lado. Primitivo Líbano '". Nuevamente el gobierno envió una comisión del Instituto de Higiene a tratar de controlar la epidemia. El pueblo se agitaba. Estaba en huelga en febrero y se reunía en la Plaza Colón de Antofagasta donde llegaban sus oradores. El 21 de febrero, un grupo de comerciantes armados, autorizados por la Intendencia, se paseaba en presencia del pueblo en actitud provocadora. Los obreros reunidos los silbaron y el grupo armado disparó sus armas desde el Club de la Unión sobre toda la multitud, produciendo muertos y heridos. Al frente se levantaba la Intendencia donde estaba destacado un piquete de la Esmeralda, cuya tropa disparó a su vez sobre los obreros, que quedaron entre dos fuegos. El pueblo triunfaba en las elecciones municipales y Recabarren salía elegido como diputado ante el Congreso Nacional. Entretanto, ía rata libremente avanzaba hacia el sur. Cuando murió la sirvienta del senador Urrejola. contagiada de bubónica por el gato que se comió al ratón, la alarma de la peste llegó al Congreso. "Y los ratones, ¿dónde la habrían adquirido?", preguntó Malaquías Concha. "Ese es otro punto aparte", respondió Corvalán Melgarejo. "El hecho es que los ratones contaminaron al gato y el gato a la sirvienta" '"*.
¡36 L« VÍ7/;¿^«£irúí/Ví. Antofagasta.enero 17. 1906 137 Boletín Congreso. Diputados, enero 28. 1906, p. 2.448 138 Boletín Congreso. Diputados, enero 23,1906, p. 2.217
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En Santiago comenzó la movilización bomberil sanitaria. Se realizaron visitas a los barrios pobres donde se conoció "la porquería increíble". "En más de 50 conventillos se me hizo presente que jamás iban a sacar la basura los carretones de la municipalidad" ''^ Una tarde de fines de enero se llevó por la fuerza al lazareto de San José a un turco al que se creyó enfermo de cólera. El turco opuso resistencia y se fugó del lazareto. Era el pánico. Nuevamente aparecieron las imágenes de la lamentable condición sanitaria de la capital y las voces sobre la incapacidad ejecutiva del C.S.H.P. Algunos miembros del cuerpo médico, apoyados por el gobierno, se aprontaron para dar nuevos pasos en la construcción de su "poder". Subrepticiamente se hicieron un espacio en el Estado al crearse, a propósito de la bubónica, una sección sanitaria especial, dependiente del Ministerio del Interior, a cargo de un jefe de sección, un funcionario con título de médico-cirujano de la Universidad de Chile. Este médico jefe tendría a su cargo todo lo relativo a la higiene y beneficencia pública. Ante la alarma que provocó en el Congreso este decreto que luego se presentó como proyecto de ley y que de hecho ponía a un funcionario médico por sobre el C.S.H.P. y de las Juntas de Beneficencia, se explicó que el nuevo funcionario sólo controlaría los fondos destinados a epidemias y vigilaría la conservación de los aparatos de desinfección. "Sólo se trata, decía Puga Borne, de una oficina técnica que tramitará y facilitará el despacho de los asuntos de los ramos de beneficencia e higiene" '*. Sin embargo, este médico funcionario con su sección propia dentro del Ministerio, significó la primera incorporación de un empleado sanitario al Estado y. paradojalmente, la primera y relativa especialización de lo sanitario en el seno del gobierno o la diferenciación entre lo político y lo técnico. Por su parte. Corvalán Melgarejo comenzó nuevamente a presionar por la vacunación obligatoria contra la viruela que arrebataba miles de vida cada año y por la construcción, anexa al Instituto de Higiene, de una sección destinada a la producción de serum para atacar la peste bubónica, a lo que el Gobierno accedió. Al mismo tiempo, dicho Instituto de Higiene fue investido de facultades omnímodas para impedir la propagación del flagelo. Esta medida, como era de esperar, chocó con la Junta de Beneficencia, agudizándose un conflicto que ya tenía historia. Autorizado el Instituto de Higiene por el Gobierno para tomar posesión del lazareto de Santiago con el objeto de asilar allí a los enfermos de la bubónica, al ir a tomar posesión de dicho establecimiento, la Junta de Beneficencia se negó a hacer entrega de él. Sobrevino la ruptura y la renuncia del presidente del Instituto, Dr. Cienfuegos. Quienes aquí se enfrentaban eran la caridad y la ciencia. Estaba "el lazareto entregado en manos 139 Diputado Cox Méndez , Boletín Congreso, Diputados, 1906, p. 2.229 140 Boletín Congreso. Diputados, enero Í6. 1906, p. 1950
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inexpertas, por lo que es necesario que se deje en manos de la ciencia" '"". Esta (ciencia) miraba fijamente hacia el Estado, única institución capaz de sobrepasar el dominio particular que operaba en torno a la caridad. "Ninguna ocasión más propicia que la actual para hacer sentir a los poderes públicos la necesidad absoluta de crear pronto una Subsecretaría de Higiene y Asistencia Pública, ampliando el proyecto del Sr. Ministro del Interior que se refiere a una sección" ''-, Si bien aún no estaban dadas las condiciones para una reforma de esta importancia. se avanzó algunos pasos más para acercar el estamento médico al Estado y controlar la Beneficencia: 1) Pedro Montt. gobernante de la Alianza Liberal, decretó en 1908 que los inspectores de lazaretos pasaran a llamarse "inspectores de beneficencia", dependientes de la sección de Higiene y Beneficencia del Ministerio del Interior, a cuyas oficinas debía asistir seis horas diariamente. A través de este funcionario debía pasar directamente a dicha sección de higiene toda la información, estado y movimiento de los establecimientos de beneficencia: 2) en 1909 el gobierno decretó la incorporación del Decano de la Facultad de Medicina a la Junta de Beneficencia. La sangre de los obreros caídos en la Escuela Santa María de Iquique corrió por la geografía del valle de Chile, tiñendo el espanto. Al caer la noche se escuchaba el silencio de sus pañuelos blancos. La plutocracia gobernante se había sacado la careta: el Estado era su propio brazo armado. 1907 fue desde entonces el símbolo de esta tragedia histórica en Chile. Replegado el movimiento obrero, profundizó en la doctrina socialista, mientras la clase ilustrada y la conciencia política oficial reflexionó la culpa. Comenzó en Chile el estudio de la realidad social \ hubo una verdadera explosión de escritos sobre la cuestión obrera. Los gobiernos que siguieron y la clase ilustre acercó los pasos y la vista hacia las condiciones de \ida y trabajo de la clase proletaria. Se sucedieron las comisiones al norte y los informes socio-sanitarios y laborales. Había que conocer ese otro país que habitaba dentro de Chile: se sentían ya los gestos y las dolorosas contracciones de un cuerpo extraño, que presionaba por nacer en un país viejo, tradicionalista y miope. En 1910 el presidente Ramón Barros Luco envió al norte al Dr. Valdés Canje (Benjamín Palacios) quien, escondiendo su profesión con el objeto de no ser adulado por los patrones, se sentó a la mesa con los obreros y supo de su suerte y su miseria. "En verdad, Sr. -escribía Valdés Canje a Bartos Luco- uno siente vergüenza como chileno cuando visita aquellas regiones y ve el punible desamparo en que se les tiene; sus ciudades más importantes hacen pensar en villorrios del Congo o de la China. Iquique, la principal de todas, que debiera ser la hija mimada de Chile (...) pues su aduana ha recibido en los últimos 30 años más de $ 1.000.000.000 es un pueblo que da lástima, profunda lástima, ya se le examine moral o materialmente". En su escrito detalla el terrible estado sanitario 141 Boletín Congreso. Diputados, enero 2."^. 1906. p. 2,33.^ 142 Entrevista al Dr, Robeno del Río en un diario de la capital en Boletín Congreso. Diputados. 1906. p. 2,319
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de las ciudades, de las habitaciones obreras y de las condiciones de trabajo. Descarnadas y desinteresadas palabras de un médico, viajero y portavoz de una conciencia autónoma de la política partidista y expresada en un discurso sanitario que se acercaba a las condiciones de vida y que hablaba abiertamente del problema social '^\ En 1911 y bajo la presión de los sectores más progresistas del país, se comenzaron a cuestionar directamente las condiciones laborales del pueblo y se creó la Oficina del Trabajo, dependiente del Ministerio de Industria y Obras Públicas, que emprendió la "patriótica"' tarea del reconocimiento práctico y estadístico de la realidad social obrera. He aquí uno de los informes de dicha Oficina del Trabajo, resultado de una visita a trece familias obreras de Iquique en 1912 (Ver cuadro página 114). ¿Por dónde comenzar a producir desde el Estado el cambio en las condiciones de vida y trabajo en el marco del más violento capitalismo extractivo, como era el que se desarrollaba en el norte salitrero? El tema de los salarios, jomadas de trabajo y todo aquello que tuviese que ver con el propio régimen de las relaciones de producción, había de esperar aún un largo camino para su reforma legislativa y aún imponerse por la fuerza de las armas (tal como veremos más adelante). Si no se podía comenzar por la intervención de las causas o fundamentos que producían el sufrimiento de la clase trabajadora chilena, había que partir por los efectos, por la evidencia irrefutable, es decir, por el cuerpo: la muerte y la enfermedad, especialmente aquella cuya causa contable, medible y demostrable, era provocada en el terreno mismo de la producción: los accidentes del trabajo. Honorable Cámara: El desarrollo de las industrias por el empleo de las maquillas ha determinado una evolución trascendental en el derecho. Razones de humanidad y de economía social han incorporado en la legislación de la mayor parte de los países civilizados nuevas disposiciones que tiendan a restablecer el imperio de la justicia i a asegurar la paz social. La primera i. sin duda, la más importante de las evoluciones legales i económicas a que nos referimos, es la relacionada con la reparación de los accidentes del trabajo. La lesión corporal sufrida por un obrero, por el hecho i con ocasión del trabajo, no sólo afecta a la víctima i a la familia a su cargo, sino también a la industria en que presta sus servicios, a la sociedad i a la economía nacional. (...) La incapacidad para el trabajo, temporal o permanente, producida 14,^ -í. Valdés C . Sinceridad. Chile íntimo en 1910. Santiago. Imprenta Universitaria. 1910
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por la lesión, priva a la víctima i a la familia a su cargo, del sustento diario, altera la normalidad de la vida obrera, obliga a sacrificar los ahorros i a abandonar las justas expectativas de un porvenir mejor, lanza a una familia por el plano inclinado de la miseria, con todas sus horrorosas consecuencias i despierta en el fondo del alma sentimientos que comprometen la armonía social'**. Como era de esperar, el debate sobre la materia quedó pendiente en la Cámara. Ante esto, la Oficina del Trabajo protagonizó una campaña para mostrar el cuerpo victimado de los obreros en las faenas del caliche, la industria que ocasionaba en el país la mayor cantidad de accidentes del trabajo. Aún más. entró a refutar a los patrones, quienes esgrimían como únicas causales de los accidentes, el descuido y embriaguez de los trabajadores. ""Es posible que en muchos casos los accidentes se produzcan por dichas causales, pero basta conocer un establecimiento salitrero para adquirir el convencimiento de que tanto la disposición i composición de las máquinas, como las distintas clases de trabajos que en el se efectúan, presentan graves probabilidades de que ellos sucedan, sin que medie la embriaguez o el descuido culpable de los obreros" '"'\ Palabras autorizadas del Secretario Comisionado por la Oficina del Trabajo para ir a investigar en el terreno mismo de los hechos, las condiciones de vida y trabajo de los obreros salitreros. ¿Cuál era la relación entre cuerpo y trabajo en la faena calichera? He aquí una breve descripción de la posición y movimiento de los cuerpos en dicha faena salitrera: 1.
Extracción caliche: barreteros y particulares / dinamita y pólvora / explosión / masas de terreno arrojadas a largas distancias / caídas de esas masas / sobre los cuerpos de operarios ocupados en otras faenas. "Es indispensable una precaución que hoy día no se toma: la de anunciar por lo menos la explosión de los grandes tiros de dinamita".
2.
Acarreo de! salitre a la máquina: carretas / muías / 45 qq españoles / hoyos y zanjas en el terreno (dejadas por explotaciones iniciales) / atropellos-caídas.
3.
Alimentación de ¡a máquina: recogida de material en cancha / empuje de carros hasta la boca de la chancadora / canchas anti-higiénicas e insalubres / atmósfera cargada de polvo salitroso / recepción de salitre triturado / vaciamiento del material hacia el interior de los cachuchos.
4.
Vacicmúento del salitre a los cachuchos: (calderas rectangulares de 9 m de largo): aberturas para vaciar el caliche / a ambos lados de los rieles de los can'os / caídas / dentro de los cachuchos.
144 '"Proyecto de Ley sobre Indemnizaciones por ios Accidentes del Trabajo". Informe de la Comisión de Legislación Social de la Cámara de Diputados, en Boletín de Id Oficina del Trabajo. \ " 6. 1er. Semestre. 191.^. año IIL 145 Boletín de la Oficina del Trabajo. .\" 6, 1er. Semestre. Año IV. 19L1. p. 47
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5.
Desrripiamiento de los cachuchos: barro o ripio al fondo y en las paredes adherido / 4 de la madrugada / cuadrilla de 8 trabajadores / 4 al interior / 4 debajo del cachucho / cuerpos casi desnudos / limpieza a pala / aiTojamiento del barro por compuertas móviles / laigo tiempo / alta temperatura / transpiración / aspiración de emanaciones venenosas de yodo y nitrato / enfriainiento brusco / pulmonía frecuente.
6.
Subida del barro: carros / plano inclinado / corte del cable o uniones de carros / muchas veces / aplastamiento / trituración / de los cuerpos obreros por los carros "^
Existencia de un hospital en Iquique y uno en Pisagua. ambos de la Beneficencia. Traslado de accidentados y enfermos en tren / 9 horas desde Iquique a Pisagua / viaje fatigoso: elevada temperatura en el día. estrechez de vagones / innumerables estaciones / prolongadas detenciones / 6 ó más horas de viaje / arribo en estado de suma gravedad. Hai en la Pampa / 8 médicos para atender a una población diseminada de 22.000 trabajadores, número que, contando con sus familias i las poblaciones de los Cantones, asciende a unas 65.000 almas. Un facultativo atiende, por lo generen, 4 ó 5 oficinas, con un total de 2.000 a 3.000 operarios. Las visitas, a veces diarias, se practican rápidamente i los remedios son recotnendados con precipitación c¡ue denmestra absoluta fcdta de interés eii el facultativo. Estos viven en establecimientos distantes de aquellos que deben visitar, en forma que no pueden, convenientemente, atender a los enfermos. Los obreros se quejan incesantemente de este mal sistema que está mui lejos de ser una garcmtiapara su salud. I...) Además, debo Imcer presente a Ud. que para el sostenimiento de este deficiente senicio médico, se obliga a cada trabajador -no asía los empleadlos de escritorio- apagar $ 1 mensual: esto equlvcde sencillamente a cercernarles el salario^^\ El deseo de subsanar estos males había llevado hacía 6 años al Dr. Guillermo Ossa. con gran espíritu de altruismo y sacrificio, a organizar por cuenta propia un hospital en medio de la Pampa, con todos los elementos requeridos para la cirugía moderna, con elfinde atender a los enfermos de la región y muy especialmente a los accidentados, Mensualmente el Gobierno subvencionaba al hospital con $ 533, suma que se agregaba al aporte otorgado por 15 oficinas que era de S 565. Total: S 1.098 mensual. "La diferencia entre los gastos de mantenimiento y entradas es donada por el Sr. Ossa". Se trataba del Hospital de Dolores. "En el curso del año anterior, mientras en el Hospital de Iquique, con 310 camas i $ 512.000 de subvención, se atendió a 365 heridos en accidentes del trabajo, en el de Dolores, con 48 catnas i un presupuesto de $ 14.016, se atendió a 227 heridos, la mayoría graves, como lo demuestran las siguientes cifras: Muertos 5; Lesiones graves 198; Lesiones leves 24" ^•*\ 146 Ibid. pg.48o2 i47Ibid.,p,53 148 Ibid.
II9T
CUADRO E S T A D Í S T I C O DE LOS ACCIDENTES DEL TRABAJO ATENDIDOS EN EL HOSPITAL DE DOLORES DE IQUIQUE DURANTE EL AÑO 1912.
Clasificación de las víctimas por oficio u ocupación Aguador Barreteros Carrilanos Carreteros Carreros Capataces Canaleros Cargadores Cambiador Caldereros Carpinteros Cuarteadores Chancheros Chaveteros Desripiadores Fleteros Fogoneros Herramientero Herreros Jornaleros Muleros Mozos Mecánicos Maquinistas Militar Majadores Particulares Pescador Palanqueros Pintor Sastre Vaciador Huincheros Total
Con relación a las causas que han producidos los accidentes, ese total se distribuye como sigue: 5 7 38 5 5 17 6 1 3 2 4 14 7 44 2 2 1 2 17 15 2
2 83
1 15 1 1 1 6 326
Caídas Manejo de máquinas motores e mstrumentos Explosiones Aplastamientos Derrumbe de calicheras Atropello de carros o car: Golpe de costras. instrumentos u otros obje Quemados en cachuchos. canales o vapor Total
5 19 25 20 138 56 43 326
Los 326 accidentes, con relación a estado civil de las víctimas. se descompone como sigue: Solteros Casados Viudos Total
252 57 17 326
En fin, atendiendo al daño recibido por las víctimas, los 326 accidentes se clasifican como sigue: Casos de heridas leves 165 Casos de heridas graves 160 Casos de muerte 1 Total 326
Boletín de la Oficina del Trabajo M" 6, Primer Semestre Año 4, 1913 pág. 58-59.
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Que era necesario, decía el Comisionado, habilitar otros establecimientos de sanidad gratuitos en la Pampa del Tamarugal. "Actualmente existe en el pueblo de Huara un edificio que fue construido para hospital: pero los fondos consultados para su habilitación no se invirtieron por razones de economía i el edificio ha sido destinado a cuartel de carabineros" '*. Que el Dr. Ossa era partidario de crear Casa de Asistencia Pública, con elfinde atender a los heridos con la rapidez que la mayoría de los casos requería. Cada Casa de Auxilio dispondría de 2 servicios: uno permanente y otro ambulante, compuesto éste de un practicante y un mozo, los que acudirían al lugar del accidente apenas se tuviese conocimiento, practicando la primera curación. Se proponía que el servicio de cirugía estuviese a cargo de los ""médicos de la Pampa'', a quienes se debía imponer la obligación de atender a los heridos de las oficinas que visitan. El infraescrito sólo desea que la exposición de estos hechos sea tomada en cuenta por las personas del gobierno: que los poderes públicos consideren las consecuencias perniciosas de un tal estado de cosas en el desierto de Tarapacá i que arbitren los medios que podrían poner ténnino a la situación tristísima i dolorosa en que los obreros se ven obligados a agotar sus fuerzas en lugares desprovistos de todas las comodidades de la ciudad, i donde no cuentan siquiera con una asistencia tiwdica regularmente organizada. (...) La inter\-ención gubernativa es siempre imprescindible cuando los intereses de los obreros se encuentran comprometidos i cuando los sentimientos de lucro imperan sobre las consideraciones de solidaridad social '-". La guerra mundial de 1914. con su secuela de cesantía y hambre en las familias obreras del país, encontró al pueblo atrapado ya en esa crónica miseria que se encamaba en los niños muertos de los pobres.
"Edades
MORTALIDAD DE LA POBLACIÓN 1912
1913
Menores de 1 año 1 a 2 años 3 a 4 años 4 a 5 años 5 a 6 años 6 a 7 años
38.836 8.136 3.760 1.345 1.146 859
40.135 9.368 3.706 2.772 1.355 1.057
*Total mortalidad de la población
103.905
107.200
Fuente: Anuario Estadístico de la República de Chile
I49 1bid. 1.50 Ibid., pp. 55-56 151 .\nuario Estadístico de ia República de Chile. 1915. p. 36
121
Cincuenta mil trabajadores cesantes de las salitreras paralizados el año 1914 se hacinaban en Iquique en albergues sin agua, tirados unos junto a otros. "Nunca habíamos visto cuadros tan miserables que el que nos ha ofrecido Tai-Tal en estos tiempos de crisis. He visitado los sitios donde está albergada la gente sin trabajo y que no tiene familia, ni conocidos, ni recursos posibles de evitarles tan dolorosa situación. Son cuadros repugnantes de abyecta desgracia (...) después que han producido millones de oro para la nación y los capitalistas, hoy. cuando la desgracia los azota, quedan abandonados y despreciados" '"-. Ese año se declaraba que ya no era posible desarraigar la peste bubónica de dichas localidades, ""vive allí como en casa propia". La imagen de la cesantía y el hambre junto con los cadáveres de los apestados era entonces la vida cotidiana en Iquique. Chañaral. Antofagasta. Tai-Tal. El temor a la destrucción de las propiedades fruto del hambre, mandó "devolver' a los obreros del salitre al centro y sur del país. Los médicos atacaron con su código sanitario bajo el brazo, urgiendo se atendiese a las condiciones higiénicas del pueblo a través de la creación de una autoridad sanitaria capaz de poner a la ciencia al servicio de la salud pública. El diagnóstico del estado sanitario del país en 1916 fue lapidario; estado de barbarie. Chile podía definirse, se decía, como ""un desgraciado país". Las epidemias seguían asolando campos y ciudades. En Llanquihue y Chiloé morían de peste nueva: el tracoma. El C.S.H.P. no tenía capacidad de decisión y los estudiantes de medicina hacían las veces de scouts sanitarios, enviados aquí y allá a paliar los focos apestosos que los burlaban, apareciendo en uno y otro frente. Imperaba la coyuntura, se carecía de política y legislación, es decir, de permanencia. Seguían construyéndose habitaciones insalubres, sin agua potable, sin desagües, pavimento ni veredas. Pendía del Senado el proyecto de Código Sanitario, uno de cuyos autores era el Dr. Corvalán Melgarejo y que tenía por objeto terminar con el imperio de esa incivilidad. El mismo lo calificaba como ""el código de oro de la república", asemejando su importancia y trascendencia con el Código Civil y citando al sabio Bello en la presentación de dicho Código ante el Congreso. Uno de los articulados más importantes de ese Código era aquél que establecía una DÍ2-ección Generai de Sanidad, llamada a constituir "la sangre, el nervio y el músculo de la organización" y que tendría a su cargo la dirección y control de todos los servicios sanitarios del Estado y la dirección técnica de todos los establecimientos dedicados al arte de curar, así como también velar por el cumplimiento de los deberes sanitarios de las municipalidades del país. En suma, ""todas las atribuciones necesarias para que sea una autoridad fuerte y vigorosa". Por su parte, el C.S.H.P. mantenía su rol de proponer y dictaminar, mientras la Dirección General de Sanidad "dirige, ejecuta y vigila". El Gobierno mantendría allí su influencia nombrando diez de los doce miembros de dicha Dirección General. "Siendo el C.S.H.P. un cuerpo técnico llamado a asesorar al Presidente de la República, nada más lógico que lo asesore en materia de tan calificada importancia técnica como en el nombramiento de Director General de Sanidad y de los jefes de oficina" '"". 152 L.E. Recabarren. E! Desperuir, Iquique. febrero 9. 1914 153 Corvalán. M,. Diputados, enero 26. 1917. p. 2.217
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Hacía cinco años que el proyecto de Código Sanitario había quedado atrapado en las carpetas de una comisión del Senado. Este año 1917 se logró su aprobación en la Cámara de Diputados, tomando a sus personeros casi "por sorpresa". Sin embargo, sufrió una grave derrota en el Senado, siendo calificado de "un disparate", que no merecía el título de Código y que era violatorio de los preceptos constitucionales. Pero básicamente se le rechazó por ser un proyecto, se dijo, de "los radicales". Respondió Corvalán Melgarejo: "Hay aquí una cuestión de interés nacional. La higiene no reconoce partidos: aún más. no reconoce fronteras". Que personeros de todos los partidos políticos lo apoyaban. Que además del código presentado por él y por el Sr. Alfonso. el gobierno había enviado otro elaborado por una comisión extraparlamentaria y fruto del estudio de ambos se había aprobado uno revisado por el Presidente de la Cámara de Diputados, a partir de las opiniones vertidas en dicha Cámara. Que entre los médicos que informaron el proyecto los había de varios partidos: el Dr. Bustos y el Dr. Pedro L. Córdoba eran nacionales, el Dr. Middleton. conser\ ador. Que contaba con el apoyo de todos los médicos del Instituto de Higiene, del jefe de la Sección de Higiene del Ministerio del Interior, Dr. Pedro L. Ferrer y de muchos diputados de todos los partidos y tendencias. "Hay entre estos distinguidísimos e ilustrados profesionales hombres de todas las ideas: no obstante, ninguno se dedica a la política" '-'^. En realidad, el conservadurismo, al atacar un proyecto por su supuesta autoría política, era consecuente con el modo tradicional de hacer política en el país. Los médicos, en cambio, superando esa etapa, se sabían parte del siglo XX. responsables en Chile -ante el desastre y la vergüenza de la mortandad- de la gestación de modernidad que se jugaba en el positivismo científico. Era obvio que los radicales estuvieran en esta postura, pero no hay duda que la ciencia positiva, más allá de cualquier tienda política, era una postura filosófica a la que se sentía llamada la civilización moderna.
1.54 Con alan. M.. Diputados, enero 2,'i de 1917. p. 2.197
123i
124
VIII PRESIÓN POPULAR, CRISIS Y REFORMA
Pero la caridad habitaba, como siempre, en esa temporalidad cotidiana sin historia de los hospitales, asilos, hospicios, casas de locos y cementerios. Todo seguía igual en las salas de enfermos de los hospitales de la república. Regentadas por el gran filántropo -hombre de negocios, dueño de hacienda, espíritu altruista- quien administraba las herencias y las rentas. Le seguía la gran ama de llaves del hospital: la madre superiora quien, vigilando sobre lo doméstico, de hecho resolvía y ejecutaba todo lo relativo al servicio hospitalario. Era la figura fuerte y poderosa de la caridad hospitalaria como convento. Por cada sala había una monja, un practicante y un mozo, el cual muchas veces estaba haciendo allí un servicio gratuito para pagar una manda que había hecho por su mejoría cuando había estado en el mismo hospital. El pueblo le temía. El hospital, con sus cruces y monjas, era la antesala del sacrificio.
ENFERMOS CLAMANDO A DIOS Y MARIA (poesía
popular)
Tened siquiera
piedad
Ai Dios de mi corazón! ¡No castiguéis mi maldad de mi tened
compasión
Enfermos al hospital siempre lo pasan pues Dios está
llegando. castigando.
las culpas de cada cual como Dios es tan cabal, castiga con igualdad sin tratarnos con ruindad i menos con ironía. Claman diciendo a María
125!
¡Tened siquiera piedad! Todos hemos de creer que Dios nos está mirando i en su libro está
apuntando
las hechas y por hacer. Tendremos que padecer para obtener el perdón: por gozar de una ilusión hacia el abismo
marchamos.
I de vos nos olvidamos ¡Ai Dios de mi corazón! Cuando enfermos nos hallamos en una cama
postrados
entonces en llantos misericordia
anegados
imploramos,
antes no nos acordamos no merecemos
piedad,
pues, que con serenidad hacemos todo al revés. diciéndole a Dios después No castiguéis mi maldad. (...) Al fin todos
compungidos
cansados de haber en este mundo lloramos
gozado,
malvado
arrepentidos
temiendo de ser perdidos clamamos al Dios Divino. nos guíe por buen camino pedimos en la oración. que nos lleva a su mansión a cumplir nuestro
destino"'"'.
155 Juan R. González. La Joya Literaria. Imprenta La Sin Rival. Santiago. 1900
126
Imperaba allí el criterio del claustro. Una sola comida para todos los enfermos, a una sola hora los remedios para todos. Escaseaban los baños y el agua. Monjas y mozos paseaban las manos por tuberculosos, tifoideos y cardíacos. De noche, un "velador" de enfermos dormía, mientras /os neumónicos, bajo sus deiirios febriies se iban ai patio a dormir y morir sobre la lluvia y el frío. La solución fue la camisa de fuerza que los mataba, al fin. del corazón. El pueblo temía al hospital y lo despreciaba. Los operados morían por falta de atención; los tratamientos se volvían nulos; los médicos vegetaban en la falta de estímulo científico y profesional, amarrada la ciencia al hábito. La Beneficencia, en suma, era ineficaz. Ella no reñía con la muerte; antes bien, la preparaba. Era un imperativo la administración técnica de los hospitales en manos de sus profesionales idóneos; los médicos. Era "necesario buscar una fórmula legal que pusiese de acuerdo a los principios de la ciencia, los conocimientos técnicos y la práctica en materia de beneficencia pública, de tal manera que los administradores no sean sólo caballeros distinguidos, sino verdaderos técnicos" '"". La cuestión de la beneficencia estalló cuando el problema social ya era un hecho político "grave"; cuando la huelga, la movilización obrera, la organización partidaria y Ja ideología socialista que ¡a acompañaba, se habían constituido en una amenaza cierta a la estabilidad del orden establecido. Esto, en una coyuntura de auge productivo interno, cuando las industrias nacionales comenzaron a fabricar aquí los artículos que antes de la guerra se importaban. Era un momento de acumulación y gran explotación de una mano de obra barata, contando con un importante ejército de reserva y con las abundantes manos de las mujeres y los niños. El hogar proletario quedó abandonado. La acumulación industrial estaba creando un problema social de envergadura, profitando de la crisis anterior. La Beneficencia se vio desbordada.
156 .Manuel Barrenechea. Boletín del Congreso. Diputados, enero 10. 1917 p. 1,799
l2T
Entonces se comenzó a hablar de la responsabilidad y deber social del Estado. Esta transformación del concepto se expresó en un relevante cambio de nombre; a la Beneficencia se la comenzó a llamar Asistencia Social. Este concepto dejaba fuera la idea caritativa del "beneficio" y miraba más allá del indigente: visualizaba la sociedad en general. La Beneficencia estaba en bancarrota. Se la llamaba "tonel de la Danaides", refiriéndose a las cincuenta hijas de Dánao. "Sus gastos aumentaban, se decía, a medida que se concentra la riqueza del país". Los $ 11.000.000 de subvención fiscal no le habían alcanzado en 1917, pues la demanda social de asistencia había exigido la construcción de nuevos hospitales, muchos de los cuales no se habían podido terminar. Ochenta y un hospitales subsistían de la subvención fiscal a lo largo del país, aunque la mayoría de ellos no eran más que camas dispuestas en salas acondicionadas ad-hoc. No se concluían aún las construcciones del hospital de niños Manuel Arriarán, la Posta 3 y 4 de la Asistencia Pública y algunos otros hospitales de provincia. El Estado subvencionaba también varias Sociedades de Beneficencia, sanatorios y hospicios. Desde Valparaíso y Talca llegaban telegramas desesperados solicitando auxilios y amenazando con cerrar las puertas de los hospitales. Se solicitaba autorización para contratar empréstitos. Los obreros paralizaban entonces el país con la gran huelga de Ferrocarriles del Estado y amenazaban con arrastrar otros gremios e industrias. Había olor a huelga general cuando el Partido Socialista era ya una realidad en Chile. Y la Beneficencia en bancarrota. El gobierno de Sanfuentes percibió el significado político que podía tener la quiebra de la Beneficencia. Por ello envió al Congreso un proyecto de financiamiento permanente, a través de contribuciones que afectaban especialmente a las sociedades anónimas (1% sobre el capital y ] % sobre el aumento de dicho capital) y a través del aumento de los impuestos aduaneros. La élite pataleó en el Congreso y sugirió que el gobierno entregase a la Beneficencia parte de las entradas provenientes del salitre.
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La cuestión del financiamiento permanente de la Beneficencia quedó atrapada en una comisión. Sin embargo, ante la crisis social no se podía obviar, como antes, un problema como éste, vinculado ahora a la salvación nacional. El problema de la Beneficencia entrañaba cuestiones más de fondo que tenían que ver con la necesidad de ajustar el sistema a los apremiantes desafíos que imponía al Estado la mantención del orden y la preservación del modelo económico-político imperante. De esta manera, el proyecto del Ejecutivo contemplaba, además, la reorganización administrativa de la Beneficencia. Dicho proyecto hablaba de la necesidad de crear un Consejo General de la Beneficencia que lograra la unidad y armonía de su acción. Era necesaria la organización de un todo en el Estado. "La beneficencia, decía el Ministro del Interior ante la Cámara, no es un acto facultativo, voluntario, sino un servicio público, una carga social a la cual el gobierno está obligado a subvenir''. La Beneficencia y la cuestión sanitaria como base fundamental de la política social van ligándose a un concepto que cambiaría radicalmente el rol del Estado moderno: el Estado Asistencial. Este nuevo rostro del Estado no era sino otra expresión de la política central propia de ese Estado moderno, es decir, un asunto de orden público. Sin embargo, con el nuevo concepto del Estado Asistencial, preocupado de la salud y la vida de sus habitantes, el Estado pasó a ser integrador y representante del "todo", concepto en el cual cabía ahora el pueblo. Se desdibujaba aquí el concepto de caridad: del sentimiento se transitaba al deber, de la voluntad a la necesidad. La sociedad descansaría sobre el Estado como una 'carga'. pero esta carga no era la del burro, sino la carga del aparato moderno de un Estado movido por la eficiencia, la técnica, el profesionalismo y el conocimiento. Dada la peligrosidad de la crisis, la clase gobernante e incluso hasta los mismos agentes de la Beneficencia, entraron en una posición de relativo consenso. Y este consenso tuvo una expresión histórica el año 1917 al realizarse el Primer Congreso Chileno de la Beneficencia. "El servicio de la asistencia pública a enfermos indigentes -se planteó- es un deber del Estado". Que el número de establecimientos había crecido, como también habían progresado los conocimientos científicos aplicados a estos servicios, creando nuevas atenciones y exigencias. Se propuso la formación del Directorio General de los servicios de toda la república, dando participación en dicho directorio "a los facultativos por los conocimientos técnicos y prácticos que tienen en los servicios hospitalarios, materia de primordial importancia en la beneficencia." '"
157 Pedro Bannen. miembro de la Junta de Beneficencia de Santiago. "Estudio de la reorganización definitiva de la Beneficencia Pública", en El Primer Congreso de la Beneficencia, Santiago. 1917
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Así. tras la crisis financiera y administrativa de la Beneficencia, la caridad se puso en el banquillo de la historia republicana. Poco a poco se abrió paso uno de los debates ideológicos más importantes del siglo XX, signo del tardío advenimiento de la modernidad en Chile. "La caridad es un producto del putrefacto régimen imperante. del robo amparado por las leyes, de la explotación del hombre por el hombre, debemos rechazarla por ser un alentado contra la dignidad de los humanos, sustituirla por la solidaridad que es lazo fraternal de armonía, de efecto, creadora de sentimientos de amor y de justicia. ¡Caridad! Befa, ultraje de los fiíertes a los débiles, de poderosos a los humildes, prepárate a desparecer junto con los que. cubierto el rostro de su hipócrita velo, han explotado, tiranizado y vilipendiado a los que todo lo producen y nada poseen ' ' \ Estamos en tiempos en que la ciencia, la razón y la lógica han prohado hasta la evidencia que rodos los humanos tienen igucdmente el derecho a la vida y aún se habla de caridad y de obras de misericordia..." '''*. Desprestigiada y atacada por los sectores más concientes del pueblo, desbordada socialmente, incapacitada económicamente y debilitada institucionalmente, surgió, al interior de la misma Beneficencia, un importante movimiento reformador. Esta tendencia reformadora se expresó en dicho Congreso en el planteamiento de la necesidad de hermanar y complementar a la ciencia y a la caridad, en tanto comprometidas en un mismo "objeto'. "Hacen mala obra los que tienden a presentar como contradictoria la caridad y la ciencia, siendo que lo más favorable para los infelices o para los enfermos es que la caridad sea científica y que la ciencia sea caritativa. (...) No importa que esta labor común sea llamada por unos Asistencia Social o por otros Ciencia Médica o por otros Caridad (...). Frente a la ineficacia de la caridad aislada y sentimental se ha ido fortaleciendo la tendencia a la caridad organizada y científica, es decir, a la Beneficencia Pública que ya ha pasado a ser (...) un rodaje indispensable en la vida de las sociedades civilizadas. (...) iMucho más perfecta la organización, más halagador el resultado y mientras más científica es la obra, más completo es el éxito que se obtiene (...). La Beneficencia es un conjunto inseparable de caridad y de ciencia (...) """. Quedan aquí planteados los criterios bajo los cuales se implantará la salud pública en Chile hasta mediados del siglo XX: una asistencialidad-para-pobres, aunados los conceptos y las prácticas de la caridad y de la ciencia, bajo el nombre del Estado y ampliando su alcance hacia lo público-pueblo.
158 Marcel . El Pmductar. Santiago. 1919 159 El Oprimido. Santiago, mayo 5, 1906 160 Ismael Valdés V.. "Estudio sobre fa Organización definitiva de la Beneñcencia Pública", en Primer Congreso Chileno de la Beneficencia. Santiago. 1917. p. 3
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Sobre la base de estos criterios, la clase médica y la caridad privada van a iniciar una amplia ofensiva para enfrentar los dramáticos desafíos que imponía la proletarización, la miseria y la enfermedad de la clase trabajadora. Decenas de peticiones de personalidad jurídica se presentan al gobierno por parte de toda suerte de instituciones caritativas (ollas de pobre, dispensarios de caridad, sociedades benefactoras,..). Volviendo sobre ello, se había creado en 1900 una importante institución de caridad asistencial. que revolucionará el concepto tradicional de la asistencia al orientar su trabajo en el sentido de la protección pre\entiva madre-niño, acción realizada en el seno mismo del habitat de las clases populares, Se trataba del conocido Patronato Nacional de la Infancia, dirigido por el doctor Luis Calvo Mackenna \ por Ismael Valdés Valdés, director del hospital de Niños Manuel Arriarán y dirigente máximo de la Beneficencia chilena. La estructura básica del Patronato quedó conformada con la instalación, en las cercanías o en medio de los barrios populares, de sus 11 Gotas de Leche, dispensarios para la atención de policlínica y distribución de leche a las madres que. debido a su mal estado fisiológico (desnutrición, enfermedades venéreas o tuberculosis), no alimentaban normalmente a sus guaguas, cuyas vidas peligraban. El Patronato contaba, además, con un pequeño Asilo Maternal con 100 cunas \ 50 camas donde pudiese alojarse pasajeramente una madre con su pequeña, que no tuviese donde albergarse después de haber dado a luz a su hijo. El Asilo albergaba también a guaguas cuyas madres estuviesen hospitalizadas, evitando el abandono. Funcionaba también un Ajuar Infantil que reunía ropa para los desnudos pequeños de la pobreza. Pronto la labor de las ""Marmitas"', complementaría la labor de las Gotas de Leche. Aquellas eran cocinas donde se distribuía una comida diaria a las madres que estaban criando o que estaban próximas a parir, previa orden médica. Tras esta estructura comenzó a trabajar una amplia red de filántropos, señoras, médicos, religiosos y funcionarios, comprometidos en las tareas de salvación maternoinfantil. El Patronato, basado en un modelo francés, se inspiraba en el concepto de la ""caridad familiar" que no separaba al niño de su madre, manteniéndolos en su propio habitat e intentaba inspirarse en criterios científico-preventivos, tanto respecto de la salud corporal como social. ""(...) si una nación abandona a los niños y los deja extraviarse, siembra vientos para cosechar tempestades: si los atiende, los prepara a corto plazo para ser útiles al país" "''. Sustentados económicamente por las grandes figuras de la aristocracia caritativa, los trabajos del Patronato eran apoyados principalmente por ""las señoras", que hacían las veces de enfermeras y visitadoras, a las que nos referiremos más adelante.
161 Ismael Valdés V.. "El Problema de la Infancia'", en Revislcí de la Beneficencia, op. cit.. p. 272
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En base a la ciencia y a través de la mediación del niño proletario de amenazada sobrevivencia, se buscaba establecer una nueva relación con el pueblo que acercara las miradas blancas de madres y médicos, rompiendo velos de mutua desconfianza. Difícil. Los médicos desconfiaban cuando concebían a las madres del pueblo "aferradas a sus torpes prejuicios y sumidas en la incultura que constituyen su mayor oprobio" '*-. Y la madre temía, paralogizada ante esa desconfianza que irradiaban los ojos, los gestos y las palabras de ese hombre blanco que le dirigía la voz y tenía el poder de dictaminar si le daría a su guagua la leche de frasco esteriUzada que a su pecho le faltaba. "Nada hay más desconsolador que constatar a cada paso la iitutilidad del esfuerzo del médico comprobando por una simple pregunta, cuan mal fueron comprendidas, -si lofiíeron-, las instrucciones establecidas. No es raro ver que la madre a quienes fiteron dirigidas, no sólo no se ha penetrado en ellas, sino que ni siquiera es capaz de repetirlas inmediatamente después de haberlas oído. Una observación alerta de la expresión de su fisonomía basta para darse cuenta de que su estado tnental del momento es confuso, de que ese cerebro, -como el del escolar atite el tribunal examinador- está incapacitado para discernir y razonar y de que hasta su memoria está momentáneamente abolida. En cambio, es curioso observar con cuánta facilidad asimilan y retienen esas mismas indicaciones las madres que presetician el despacho del médico mientras aguardan su tumo. Eso no obsta para que más tarde y cuatido el médico se dirige personalmeiite a una de ellas, mieittras atiende a su hijo, ésta caiga a su vez en el estado mental ya mencionado y repetidas explicaciones de los cuidados del nitlo necesita" '*'. La ilusión de fundar, desde esta institucionalidad asistencial una nueva relación entre la sociedad formal y el pueblo, agitaba la palabra del doctor Calvo, instando a sus colegas acerca de la necesidad de trabajar científica-amorosamente con la mujer del pueblo. Que el desgarramiento del velo del prejuicio y del temor sólo podía producirse a través de la acción de médicos bondadosos, suaves, compasivos y tiernos para con la indigencia y la incultura. "Pero hay veces en que el médico -es doloroso reconocerlo-, olvida que su labor es más bien de índole humanitaria que profesional, más caritativa que médica, tampoco recuerda la insignificancia del nivel intelectual de su numeroso público, se impacienta ante las repetidas dificultades que a su generosa labor se oponen y trata en forma poco benévola y hasta con dureza a la infeliz que no se penetra rápida y fácilmente sus consejos" '".
162 Dr. L. Calvo Mackenna. "'RoJ del Médico en las Gotas de Leche", en Revista de la Beneficencia. Tomo I[. septiembre 19l8,N"3,p.224 163 Ibid., p. 225 164 Ibid
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He ahí la mujer del pueblo. Siendo masivamente objeto del macho-técnico en el seno de las instituciones de caridad; "tratada" por la ciencia y sus sacerdotes en los nuevos templos para la salvación de los cuerpos. (Sólo el amor de algunos desnudaba las vestiduras). Principal resultado del Congreso de la Beneficencia y expresión de la conciencia activa respecto de la necesidad de cambios a nivel de la relación entre caridad-asistencial y el pueblo fue la creación, en 1917. del Consejo Superior de la Beneficencia, -anhelo del cuerpo médico tanto tiempo postergado-, dirigido por Ismael Valdés Valdés. el Dr. Alejandro del Río y Germán Greve. La primera tarea a que se abocaron fue realizar, en el mismo verano de 1918. una visita inspectiva a todos los hospitales del país, mientras se proyectaba la construcción del hospital de niños Roberto del Río. el que secundaría la acción del Manuel Arriarán. Todo esto formaba parte también de una decidida iniciativa de los sectores políticos y del Estado liberal por salir al paso de la convulsión social que se anunciaba. Los gremios de los ferrocarriles, maestranzas, zapateros, gentes de mar y principalmente los mineros del salitre y del carbón, manifestaban su decisión de presionar por el mejoramiento de sus condiciones de trabajo y salariales a través de la huelga y el conñicto anti-patronal. Ante esto, y mientras el gobierno exigía el arbitraje de los conflictos (auto-facultado por el decreto N° 4.353), el Congreso aprobaba, con suma urgencia, algunos proyectos de legislación social que tendían a paliar la amenazada sobrevivencia corporal de la clase trabajadora: La Ley de Salas Cunas (13 de febrero de 1917), que establecía que toda fábrica, oficina o taller que ocupase a 50 o más mujeres mayores de 18 años, debía disponer de una sala especialmente acondicionada para recibir a los hijos de las obreras durante su primer año de vida, con derecho irrenunciable a tiempo de amamantamiento en horas laborales, no descontable del salario: y la reforma a la ley de Descanso Dominical (3 de noviembre de 1917) que ampliaba sus beneficios a todos los trabajadores (con una lista enorme de excepciones), la cual había sido enviada al Congreso por iniciativa del gobierno de Sanfuentes, mandando a elaborar su reglamento a la Oficina del Trabajo con "suma urgencia" '^\ Se trataba de importantes protecciones legislativo-sanitarias a nivel laboral, las que prácticamente no van a encontrar cumplimiento en una época histórica en que reinaba la arbitraria voluntad patronal en las relaciones de trabajo. Entretanto, la amenazada sobrevivencia popular agudizaba su condición.
165 Boletín de la Oficina del Trabajo. N° 11, año 8, 1918
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El protagonismo popular que se levantaba esos años impulsó a los trabajadores del país a organizarse para presionar por el abaratamiento de los artículos de consumo básico, cuya carestía sin freno hambreaba a la familia trabajadora. Existía clara conciencia de que no se podía esperar ninguna iniciativa de parte de las autoridades si no era a través de la presión de los trabajadores organizados. Reunidas las más importantes delegaciones obreras de Santiago (Congreso Social Obrero. Federación de Sociedades Católicas y Gran Federación Obrera), acordaron constituirse en Comité con el fin de unificar la lucha por la subsistencia del pueblo, enfrentando organizada y coordinadamente a los poderes públicos. Dicho comité se dio el nombre de Asamblea Obrera de .Alimentación Nacional, presidida por el conocido dirigente Carlos Alberto Martínez, del Partido Obrero Socialista y que elabora un manifiesto al pueblo convocándolo a un gran mitin de denuncia, protesta y propuesta ante el Estado y la nación. LA ASAMBLEA OBRERA DE ALIMENTACIÓN NACIONAL AL PAÍS Conciudadanos: En esta Asamblea que la forman todas las sociedades de alguna importancia de Santiago y en la que se ha dejado de lado el eterno doctrinarismo. se ve hermanado al obrero laico y religioso para defender el sustento del pueblo, pueblo en que se han dado e en llamar soberano, porque se le permite el derecho a pedir y pedir, sin que jamán se atienda a su ruego. A un pueblo que se considera, se atiende: pero al pueblo de Chile nuestros dirigentes, no sólo no lo atienden, sino que no lo oyen: lo desprecian y le ponen epítetos que lo denigran y rebajan en su nivel moral. El Gobierno. Cámaras Legislativas y autoridades que emanan de este pueblo, que son sostenidas por el pueblo, enseñoreadas en su solio crean y dictan leyes en beneficio de ellos, piensan y creen que son ellos los únicos que tienen derecho a la vida; sin embargo, sin este pueblo que labora, que lucha y trabaja por el engrandecimiento nacional, el Gobierno, Cámaras Legislativas y autoridades nada serían, ni la república misma existiría, sin el elemento primordial de vida y progreso: el pueblo. La Constitución Nacional establece el derecho de petición y garcnniza el derecho de reunión, pero esta Constitución no señala los medios para que el pueblo pueda hacer respectar el derecho a la vida, que potentados, industriales y comerciatites atacan a diario, usando los medios que el pueblo ha creado para beneficio general, cuales son los ferrocarriles y transportes nacionales, carreteras y puentes y que se toman hoy como armas para hatnbrearlo.
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¿Es posible que esto siga sucediendo? ¿-Somos el pueblo llamado a defender la integridad nacional? La integridad nacional reside en la Nación y ésta se apoya en la soberanía de su pueblo. Para defender la integridad de la nación v blo, atacada por los agiotistas, se retinen deliberar qué medios debe emplearse para un trabajo, de un sueldo, no se mueran de hijos.
la soberanía del puelos obreros todos, a que los que viven de hambre con familia e
Si no permitimos que extranjeros atenten contra nuestra vida: si tenemos la obligación de defendernos de los de afuera, ¿con cuánta mayor razón no habremos de ir contra los falsos hombres que diciéndose chilenos y patriotas, anügos o hermanos, quieren matarnos por medio de privaciones? ¿Qué razones hay para que los artículos alimenticios de primera necesidad como la papa, el trigo, el maíz, el fréjol, haycm subido al doble de precio?- ¿Acaso la tierra que los produce ha habido de importarla?- ¿Acaso los jornales han subido al doble?- No ha habido tal. La tierra ha sido pródiga, v los jornales en vez de subir, han bajado. Con el pretexto de ¡a guerra han bajado los jornales: con el pretexto de la guerra han subido los artículos alimenticios, y ni siquiera hemos tenido quien proteste de esto, quien haga caudal de nuestra situación de explotados: somos los pobres, somos los parias en la tierra que conquistaron nuestros abuelos con sus vidas, a la que dieron libertad nuestros padres con su scmgre y la hemos engrandecido con el sudor de nuestras frentes en las lides del trabajo. El pueblo está solo y debe defenderse, debe ir contra sus esquilmadores. llámense estos senadores, diputados, ministros, hacendados, banqueros o comerciantes, y para ello debemos usar los mismos medios que ellos nos proporcionan en las leyes, ejerciendo el derecho de reunión y deliberando en asamblea pública las medidas a tomen- contra los que. abusando de nuestro leal patriotismo, prefieren a la vitalidad de la república, la talega de oro arrancada al dolor inmenso de la madre c¡ue ve morir a su hijo de necesidad, o al gesto heroico de los trabadores que los rinde la fatiga al pie del yunque. La Asamblea Obrera de Alimetuación Nacional llama al pueblo de Chile y. en especial al de Santiago, a prepararse para le grcm jornada de reivindiccu- su soberanía \ establecer que, así como comprende los deberes de ciudadano respetuoso de las leyes y autoridades, sabrá también, como lo hicieron sus abuelos y padres.
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arrojar del suelo nacional v castigar a los que del patriotismo hacen un negocio y de las leyes un escarnio. Este Comité delibera en este instante sobre las siguientes materias: 1) Liberación de derechos a la internación de ganado argentino. 2) Privación de la exportación de cereales y artículos alimenticios. 3) Liberación de los derechos aducmeros de los azúcares, arroz y otros del extranjero. 4} Un estudio sobre legumbres. 5) Reglamentación de Mercados. 6) Medios de transporte por los ferrocarriles. 7) Cooperativas. 8) Pesca libre y abolición de las concesiones pesqueras. 9) Modificar el régimen tributario durante la época de guerra. 10) Impedir el beneficio de hembras menores de seis años y hembras preñadas, proyecto presentado por el Ejecutivo. 11) Abaratamiento de los arriendos. 12) Ferias libres. 13) Moneda a un tipo de cambio fijo. 14) Tarifa de tranvías. 15) Colonización con nacionales. 16) Implantación de la jornada de 8 horas de labor. 17) Salario mínimo. Concluido este estudio, hará un memorial que presentará al poder Ejecutivo y elaborará un proyecto de ley que enviará al Congreso, y la resolución que estos cuerpos den a dichos documentos, los someterá a discusión del pueblo que sabrá aplicar el verdadero veredicto a unos y otros. Para esto necesitamos que todos los hogares, el día de la manifestación quedan vacíos v acudan al sitio que se señalará a manifestar o un aplauso o una censura para aquellos que diciéndose representantes del pueblo, resultaren agiotistas o representantes de grandes comerciantes. Que nuestras ancianas madres, que nuestras esposas, que nuestros hijos, salgan a combatir al lado de los hombres por el engrandecimiento nacional, defendiendo su vida, pues ella está sinteiizada en alimentación sana y barata. A las sociedades de provincias pedimos formen Cuerpo al igual que el nuestro y en un mismo día y a una misma hora, que se oiga el clamoreo en todo Chile, a ver si así los dirigentes quieren oir el dolorido grito de los que todo lo producen v ni siquiera tienen que comer. Carlos Alberto Martínez, presidente; M. Montoya, vicepresidente; Evaristo Ríos, M. E. Galaz, Aurora Rojas, secretarios; Luis Ramírez, tesorero''''''. Este constituye uno de los más importantes documentos de la historia social chilena de principios de siglo que expresa la palabra Unida de los trabajadores, escrita para la nación, el Estado y la historia de Chile. Es el manifiesto de su ideario -la vida-, a conse166 ÍM Federación de Obreros de Imprenta. K' 8. Santiago, noviembre. 1918
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guirse resueltamente por la lucha, entendida como la fuerza compacta del pueblo reunido exigiendo justicia, demandando las medidas legislativas urgentes a los poderes públicos. He aquí. pues, un proyecto político, económico y social popular, hecho fuerza e historia en la voluntad organizativa de los trabajadores y su capacidad de convocatoria. Era el mes de noviembre, día 22 de 1918. cuando 50.000 obreras, obreros y pueblo en general, convocados por la Asamblea Obrera de Alimentación Nacional, salieron a la calle en demanda de sus urgentes reivindicaciones. Se impuso un plazo a los poderes públicos para solucionar el problema de la carestía, para prohibir las exportaciones y perseguir a los acaparadores. Se mostró la fuerza y el rostro alzado. A pesar del manifiesto enojo y herido orgullo de los congresales, surgieron algunas voces en el Salón instando a la intervención del Estado en la regulación de algunos factores del mercado interno de la economía, poniéndose en consonancia con los modernos conceptos de la función reguladora del Estado, en boga en los países europeos. "(...) Las duras necesidades de la lucha económica moderna han obligado a sustituir el fatal y desacreditado sistema del iaissez faire" de algunas escuelas económicas que ya hicieron su época, por un método de índole muy diversa; por un método que está llamado a revolucionar la producción y distribución de la riqueza". Así fundamentaba el diputado Pablo Ramírez el proyecto de ley que recogía las demandas de la Asamblea Obrera. Y citaba al profesor inglés Edward Perne: "La experiencia europea demuestra que la actual organización industrial se derrumba. El propio interés no es un obstáculo que la sociedad debe fijarse cuando el interés común está en peligro. No se produce lo bastante, no se produce lo que conviene y los precios no son razonables. Por consiguiente, el gobierno de Inglaterra y Alemania toma el control de las industrias, fija los precios, determina lo que debe producirse y en qué cantidades" '*', Argumentaciones que caían en el vacío de la somnolencia de los señores congresales, mayoritariamente agricultores, ganaderos y comerciantes, obviamente satisfechos con las oportunidades que ofrecía el mercado de la devastada Europa post-bélíca. Entonces, para remecerlos del sopor de la indiferencia, el diputado Ramírez les despertó su 'temor del pueblo': "No olvidemos que el pueblo padece hambre, el más fuerte estímulo humano." Y agregó: "Si Alemania, forjada al golpe victorioso del acero de sus monarcas y educada en una fuerte disciplina, obUgada por el hambre, rinde sus armas y arroja s sus príncipes, ¿de qué no podrá ser capaz el hombre de nuestro pueblo que, humilde campesino y modesto obrero, no tiene otro sentimiento que lo arraigue a nuestra nacionalidad que el recuerdo del arroyo en que nació y el vivo sentimiento de orgullo que le produce la vista de los colores de nuestra bandera?" '*^ Pero ningún argumento ni amenaza tenía la fuerza capaz de doblegar los superiores intereses particulares que reinaban en Chile. Al final, la cuestión se remató, como siempre, con las ya típicas palabras de "el que tiene hambre, es flojo". Y partieron los cot\gresale% a la& playas. 167 Boletín Congreso Nacional. Diputados, sesión del 22 de no\iembre. 1918. p. 612 168 Ibid.
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CAPITALISMO TRÁGICO Y ESTADO ASISTENCIAL
SEÍHJNDAPARTE
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OS años 20 del siglo XX abren las puertas a una historia de nuevos protagonismos sociales y desafíos políticos. Los sectores organizados del pueblo y de la clase obrera muestran su presencia y su fuerza, mientras las clases dirigentes y propietarias asumen el reto de la salvaguardia del orden establecido. Los años 20 del siglo XX son el nudo histórico de este conflicto que. no obstante, estuvo lejos de resolverse en función de la polaridad clase obrera/burguesía. Peculiaridad de la "vía chilena" que se explica tanto por la propia historia del movimiento popular, como por la capacidad de respuesta de los sectores más lúcidos de la clase dominante y del estamento técnico. Un período de gran complejidad que hemos abordado desde esta problemática social de la salud pública, no sólo en cuanto temática, sino como importante categoría de análisis histórico, imprescindible para la comprensión de un período que en buena medida se jugó en torno al protagonismo de la intelectualidad médica. Este período histórico que barca desde 1920 a 1938 es la historia de la disputa social y política por el cuerpo del pueblo. Cuerpo doliente y enfermo, donde supura ya toda su explotación secular y que testimonia ante todo Chile y el mundo el estado de destrucción humana a que ha conducido la explotación laboral. A las clásicas pestes, como la viruela, se sumaron las llamadas "enfermedades sociales" -la tuberculosis, la sífilis, el tifus exantemático-, que no era sino el cuadro clínico de la miseria, el hacinamiento y la carencia de una vivienda higiénica y humana en el marco de la emergencia de un capitalismo mercantil, industrial y manufacturero que pugna por imponerse en Chile con un afán de plusvalía absoluta. Miles de hombres, mujeres y niños sudaban la humedad oscura, el hambre, el cansancio de los interminables horarios de las fábricas y faenas. Pudiera parecer que aquí estamos hablando de masas agónicas, misémmas, semejantes a sociedades paupérrimas del África o de la India. No pocos hicieron esa similitud para granear la miseria en Chile. No obstante y a diferencia de esas imágenes de lejanía, en Chile el pueblo enfermo y hambriento estaba organizado, o al menos tenía cercana y abierta la posibilidad de la organización.
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Sabemos que desde medio siglo antes, los trabajadores habían creado y multiplicado las Sociedades de Socorros Mutuos (S.S.M.), a través de las cuales organizaron un sistema social de prestación de salud y un sistema previsional a la medida de sus recursos, al paso que fundaban sus propias escuelas, sus salas de teatro, baile y cultura y su propia prensa. Un micro-mundo social popular que encontraba allí un referente para la construcción de su identidad. El progresivo crecimiento de las sociedades de socorros fue acompañado por sucesivos intentos de unificación organizativa: la Confederación Obrera de Sociedades Unidas, las Mancomúnales, el Congreso Social Obrero, la Gran Eederación Obrera de Chile, la Asamblea Obrera de Alimentación Nacional, fueron todas organizaciones que buscaban dar respuesta tanto a las necesidades vitales y fisiológicas básicas de la clase trabajadora, como llevarla a la lucha por el mejoramiento de sus condiciones de vida. En estas expresiones de unificación de las agrupaciones populares, junto a la lucha social reivindicaliva y de clase, se mantenían las propias organizaciones de base: las Sociedades de Socorros Mutuos para auxiliarse en caso de enfermedad, muerte y desgracia: para instruirse y entretenerse. Cuerpo y conciencia, inseparables elementos constitutivos de la identidad popular y que encontraba en las S.S.M. obreras una expresión organizativa. Cuando el humo de los bombardeos de la Primera Guerra Mundial parecía anunciar el derrumbe del capitalismo, la revolución proletaria tomaba el poder en Rusia. Entonces se planteó en Chüe ei imperativo de dar ¡a lucha frontal: había llegado la hora deí poder para la clase obrera. Las sociedades de socorros mutuos fueron profundamente cuestionadas por la vanguardia revolucionaria: el cuerpo fue despreciado en cuanto razón de organización: las sociedades de socori'os debían ser superadas por el sindicato, que centraba la lucha contra el capital \ el cambio estructural. El imperativo de la modernidad para el proletariado industrial, llamaba a dar la batalla en el terreno mismo de la fábrica, contra el patrón, movilizada la conciencia y acción revolucionaria. El cuerpo del pueblo -en tanto figura concreta y necesidad inmediata, como dolor de parto, como chiquillo con fiebre, como cojo mutilado en las faenas del ferrocarril, como borracho tirado en el barro del conventillo- quedó de hecho subsumido en el campo de la conciencia de clase, que se dijo capaz de absorber dentro de sí toda la realidad en tanto verdad y acción absoluta. Después de la destrucción de la causa primera del dolor, el capitalismo, después se solucionaría todo lo demás, por añadidura. Así, el movimiento popular de vanguardia dejaba el campo libre para la acción benefactora de la institucionalidad privada, de la Iglesia y del Estado. La envergadura del problema social en tanto miseria y enfermedad y los reiterados
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estallidos de protesta, fueron un llamado de alerta a los sectores más lúcidos de la clase patronal chilena, de los partidos políticos abiertos a la reforma, de la Iglesia, de los sectores medios y profesionales, de los militares y especialmente de una intelectualidad médica, la que fue quien supo finalmente abrir una salida a la crisis. En efecto, dicha intelectualidad médica, situándose más allá de la contienda política militante que obstaculizó el proceso de reforma, apoyó, dio dirección y conducción a dos proyectos institucionales que estarían llamados a realizar la "salvación nacional": a nivel privado, el ya referido Patronato Nacional de la Infancia: a nivel público, el Estado Asistencial. Ambos proyectos se fundaban sobre el nuevo concepto de "'asistencia social", moderno heredero del concepto de caridad que se entendía como el acto de "'ayudar a salir" de la pobreza, de la enfermedad y del círculo vicioso propio de la miseria. Correspondientemente se transitará también de la idea de ""cuerpo-escoria", propio de la acción caritativa, al concepto de ""cuerpo-recurso" sustentado por la ideología asistencial. Recurso (el cuerpo del pueblo) económico, militar y político, la asistencia, se planteó, mejoraría las condiciones de salud y vida del pueblo y éste se alejaría de la subversión. A pesar del contenido utilitario-económico que acompaña a la asistencia, una mayor conciencia del dolor humano recorría la piel de la sociedad desde los años 20 del siglo XX. El objetivo político del proyecto asistencial es '"integracionista": busca restablecer los lazos rotos del pueblo con la clase dominante, por un lado, e incorporar al pueblo al ámbito de lo nacional, es decir, al Estado, por otro. Esto, a través de la apropiación del cuerpo sufriente y enfermo del pueblo para el restablecimiento de su salud y aseguramiento de su reproducción biológica, ante las condiciones límites que se vivían de abandono y muerte. Por lo tanto, el proyecto "integracionista" del pueblo se realiza aquí justamente por el lado que va a ir dejando de lado la vanguardia obrera militante: por el lado del cuerpo y la enfermedad del pueblo, sin tocar las condiciones productivas de la misma: la economía capitalista. Entrar al tema específico del Estado Asistencial que emerge como proyecto a partir de los años 20 y que se concreta a partir del 25, constituye uno de los desafíos importantes de nuestra historia contemporánea. Desafío asumido en parte aquí intentando al mismo tiempo escudriñar en los fundamentos ideológicos sobre los cuales éste se sustentó históricamente. Esforzada y contradictoria fue la construcción de este proyecto político, en tanto pretendía realizar una importante transformación del rol del Estado en Chile, ocupándolo con el fin de incorporar a su seno al pueblo y a la sociedad en general para la salvaguardia del orden establecido y el restablecimiento de la "armonía social". De gran envergadura y alcance fue este proyecto, pues él debía comprometer a todas las clases sociales, las que debían pagar, en definitiva, el costo de la reforma social. Proyecto de
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tal naturaleza habría sido imposible de asumir por los partidos políticos históricos de la época, entrampados en una práctica política que concebía la república como un salón o club para la defensa de sus intereses particulares. Los agentes claves de este fenómeno de transformación del Estado de Chile fueron, en primer lugar, la intelectualidad médica y, por otra, los militares, ambos en abierta ruptura con el estamento político. Médicos y militares se dieron la mano -por la razón y la fuerza- para obligar al "sacrificio" al capitalismo anárquico en aras de su propia salvación y de la sobrevivencia de la clase trabajadora. Para los médicos, su imperativo histórico era restablecer -desde la ciencia y la técnica- el roto y vulnerable equilibrio entre la fuerza de trabajo y la producción capitalista. Los médicos jugaron aquí el papel histórico de levantar el crítico problema de la salud pública ai status de una verdadera doctrina de seguridad nacional, desde la doble perspectiva de la seguridad externa: regeneración de la raza como fuerza militar de guerra: y de la seguridad interna: restauración del desintegrado orden productivo nacional, a raíz de la mortalidad obrera, del deterioro de la capacidad física de la fuerza de trabajo y de la fuerte presión de la protesta social. Ei problema de la salud pública, en tanto doctrina de seguridad y en tanto política de bienestar social, se constituyó en el concepto a partir del cual se construyó la vía del llamado Estado de Asistencia, encarnado históricamente en la fundación de un superministerio llamado a la misión de llevar a cabo a reforma legislativa y asistencia!: el Ministerio de Higiene, Asistencia, Previsión Social y Trabajo (1925), a cuya cabeza se instaló el cuerpo médico, bajo e! amparo de los golpes de fuerza de los gobiernos militares de los años 20. El modelo de Estado Asistencia! que se pretendía construir, no pensaba realizar una revolución interna en la estructura del Estado ya existente, sino más bien crear un aparato adjunto al Estado liberal. Una suerte de "satélite' de! Estado liberal llamado a cumplir la función asistencia! del mismo, comandado por el cuerpo médico, pero controlado y legitimado desde el aparato central del Estado. De este modo la intelectualidad médica quería asegurarse de que no se hiciese del superministerio que llevaría a cabo la reforma social, una mera repartición pública del Estado, sujeta a la aventura de los distintos gobiernos. Y había algo que se lo aseguraba: el satélite tenía su propio satélite: la Caja del Seguro Obrero Obligatorio, que recibía todo el fondo del ahorro social y en torno a ¡a cual la ciase médica se instaló para el ejercicio de su poder y puesta en práctica de su proyecto sanitario. Un Estado dentro del Estado.
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Podríamos graficar el proyecto de Estado Asistencial de la manera siguiente:
Estado
Ministerio de Higiene, Asistencia Social y Trabajo
Caja del Seguro Obrero
El desafío de hacer del Estado un agente interventor en materia de legislación y cuidado bienestar corporal colectivo, en tanto que no pretendía cambiar las bases del orden político-económico, es decir, en tanto que no buscaba construir una sociedad basada en principios de justicia social, convivía con profundas contradicciones internas, que caracterizaron la historia del período 1920 y 1938. El fundamento de estas contradicciones descansaba en la dificultad de establecer una relación democrática entre la base social y el Estado legislador. Relación que se buscó establecer a través de agentes mediadores. Visitadoras sociales, enfermeras sanitarias, inspectores sanitarios y del trabajo, la investigación científico-social, la organización técnica, constituyeron todos intentos esforzados por disminuir la distancia entre el mundo social y el Estado. En general, el proyecto reformista del Estado legislador logró ir sorteando los obstáculos en el curso del siglo xx, en medio de las crisis económicas y políticas más agudas que registra la historia nacional. Una de las claves importantes para comprender este fenómeno, es decir, para entender todo el proceso de construcción y consolidación del Estado Asistencial en Chile, reside en la Ley 4.054. Ley de Seguros de Enfermedad. Invalidez y Vejez. Ella creó la Caja del Seguro Obrero Obligatorio que condujo de hecho a la histórica y combatida incorporación de la clase obrera nacional al Estado, en tanto Caja Social, administradora de una parte de la plusvalía capitalista y del salario, a quien la clase obrera debió arrendar su seguridad vital. A través del control de esta Caja el Estado contó con la base sustancial de apoyo y sustento de su política social en el siglo xx hasta la década de 1980 con la privatización de los seguros sociales: golpe mortal al Estado chileno. Cuando se abren las páginas en los albores de los años '20 del siglo xx chileno y se capta la intensidad histórica de aquellos álgidos momentos de crisis, protesta y organización, en una coyuntura de ofensiva exitosa de los movimientos revolucionarios en Europa del Este, los historiadores vanamente han dado vuelta la página, esperando el capítulo siguiente, es decir, la revuelta y la revolución. No obstante, los factores aquí mencionados, en especial, la pugna ideológica al interior del movimiento popular, la movilización del sector filantrópico y, principalmente, del estamento médico y militar y su decidida voluntad histórica puesta al servicio de la construcción del nuevo rostro de Estado Asistencial, se coadyuvaron para la neutralización del conñicto social. Sin embargo, se comenzaría a escribir el primer capítulo de una "revolución pasiva" a través de la ocupación del Estado por el cuerpo militar y el cuerpo médico, con el fin de iniciar la reforma legislativa y asistencial.
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LA ERA DEL DESPERTAR MODERNIDAD UNO: LAS SOCIEDADES OBRERAS DE SOCORROS MUTUOS EN EL BANQUILLO
Cuando el nuevo siglo tenía diecinueve años, los hijos de las mujeres pobres no abrían sus puños después de nacer. Al caer la noche, los hombres se reunían inquietos en la boca del conventillo. En las calles polvorientas caminaban, al alba, camino a la fábrica, hombres, mujeres y niños que trabajarían largas horas en recintos oscuros y fríos por un salario de hambre. Se asistía en el mundo al derrumbe de la teoría del equilibrio de los salarios a nivel de la subsistencia. La curva de la super\ ivencia se deslizaba irremediablemente hacia el punto cero y se detenía la reproducción de los asalariados. Se diezmaba el ejército de reserva. La mortalidad general daba cuenta en Chile, en 1920, de 34 por mil y la mortalidad infantil de menores de un año llegaba al 306 por mil. Nuestro récord mundial "'''. La miseria se quedaba en Chile tras el bullicio de los barcos que partían al Este repletos de trigo y cereales. Iban a calmar el hambre de la convulsionada Europa de postguerra. El nuevo auge del puerto alzaba los precios de todos los artículos indispensables y los salarios ni siquiera alcanzaban para el azúcar y el mate. A los niños que sobrevivieron se les hinchó el vientre y arquearon las piernas. Sobrevino el despertar, como instinto irresistible de vida. Los 3.700.000 habitantes de Chile conocieron sobre huelgas y cuestión obrera: treinta huelgas en 1918, con trescientas jomadas paradas y pérdidas en dinero por $ 40.700.000; sesenta y seis huelgas en 1919 con setecientas veintinueve jomadas paradas y pérdidas por S 106.690.000 '"".
169 Anuario Estadístico de la República de Chile. Santiago. 1920 170 Boletín de la Oficina del Trabajo. Santiago. Chile. 1920
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Después de las mancomúnales, destruidas en 1907, se habían sucedido los esfuerzos e intentos de federación de las Sociedades Obreras de Socorros Mutuos. Por su parte, la Gran Federación Obrera de Chile, creada en agosto de 1909 desde el seno del gremio fen'oviario, se había esparcido rápidamente por el país, llegando a tener seccionales en Valdivia, Temuco, Talcahuano, San Rosendo, Concepción, Talca, Chillan, Santiago, Valparaíso, Llay-Llay, Ovalle, Copiapó, Iquique y Antofagasta. Conservando la orientación de las sociedades que la conformaban, el socorro mutuo, pretendía al mismo tiempo aglutinar a la clase artesanal y obrera en torno a la presión social, política y reivindicativa a nivel nacional. Culminación de este fenómeno asociativo y de agitación fue la creación, a fines de 1918. de la Asamblea Obrera de Alimentación, a la que ya nos hemos referido. Los fracasados esfuerzos de la Asamblea por presionar a los poderes legislativos para que se hiciesen las reformas necesarias para el mejoramiento de las dramáticas condiciones de vida de la clase obrera, desencantó a importantes sectores de trabajadores, los que criticaron la "vía oficial" para presionar por los cambios. Se levantó el discurso de la necesidad de agitar la lucha social anti-patronal directa. Entretanto, se fueron creando nuevas sociedades obreras y gremiales cuya novedad era su negativa a solicitar personería jurídica. Setenta asociaciones se habían afiliado a la Federación Obrera. En el norte, la Federación comienza a estrechar sus lazos con el Partido Obrero Socialista, cuyo máximo dirigente era Luis Emilio Recabarren, con el objeto principal de facilitar "el movimiento de oradores que requiere la actividad educacional". En Antofagasta se creaba un Comité Central paralelo a dicha Federación, con el objeto de centralizar y coordinar la acción de las distintas sociedades del norte y darles una nueva impronta de lucha anticapitalista y de clase. Sin embargo, dicho Comité Central no dejaba de lado la función de asistencia y socorro mutuo que daba sentido a la mayoría de las asociaciones federadas '^'. Todo esto sucedía cuando las salitreras, desde fines del año 1918, expulsaban miles de obreros de la pampa, derramándose hambre humana por la tierra de la república. Veinte mil quinientos obreros golpearon las puertas de la re-instalada Oficina de Colocación, en demanda de empleo: mayoritariamente se trataba de obreros del salitre y de peones jornaleros no calificados. Trece mil de ellos fueron "despachados": 7.400 con empleos en obras públicas, fábricas, talleres y faenas agrícolas. No obstante, más de 5.400 fueron despachados "libres" .
1 71 Recabarren, Luis Emilio. "Primer Congreso Regional de la Federación Obrera de Chile"". El Socialista- Antofagasta 16 de enero. 191 8. en De\és \ Cruzat. Rccaharn'n. eschíos de prensa, Nuestra América \ Terranova Ediciones. Tomo IV, Santiago, 1987, p, 7, Dicho Comité Central declaraba como uno de sus objetivos más importantes: ""Garantizar y perfeccionar los ser\ icios tnédicos \ de beneficencia \ la inmediata y solícita atención en ios incidentes; abolición del peso que paga cada trabajador en las oficinas salitreras o mineras para la asistencia médica que por ahora es nula y con dicho peso levantar Itospitales obreros en cada pueblo que lo necesite o acuerde el Comité de la Federación, administrado y dirigido por los mismos trabajadores.
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En solo tres meses (octubre, noviembre y diciembre de 1919) habían ingresado a! Albergue Fiscal 14.800 hombres y 2.250 mujeres y 2.100 niños de la clase trabajadora chilena . Los carros de Valparaíso ardieron en llamas: en Santiago los gremios obreros declaraban las huelgas por turno en los establecimientos industriales de un mismo ramo; en Punta Arenas, alzamientos de obreros culminaban con la toma de localidades y retenes policiales; paraban los obreros de Lota, Coronel y El Teniente. En 1919 se fundó en Chile la anarquista International World Workers (IWW) y los estudiantes universitarios protagonizaban combativas jornadas callejeras, cayendo, junto con la clase obrera, víctimas de la furiosa represión. Modernidad, alumbramiento, despertar podríamos llamar a esos años de la historia social y política de Chile cuando, con el vacío del hambre y la energía de la ideología marxista. la clase trabajadora se organizó, fue a la huelga, cayó sobre su propia sangre y pregonó la unidad. La historia ha narrado este acontecer como un punto de inflexión, momento en el cual al interior de la clase obrera habrían de dirimirse dos radicales posiciones: la del anarquismo versus las corrientes socialista y comunista respecto a la táctica, sentido y orientación de su lucha contra el patrón, el Estado y el orden social capitalista. Sin embargo, estas dos posiciones confrontacionales no son capaces de dar cuenta cabal de las reales disyuntivas de un movimiento popular que ya tenía su propia historia, cuyo accionar y modo de ser cultural se había moldeado en el seno de las sociedades obreras de socorros mutuos. Pensamos que sólo desde esta más amplia perspectiva histórica podremos comprender mejor el camino que siguió el movimiento popular ante los nuevos desafíos políticos, como también dar cuenta del contenido y las contradicciones históricas que asumió su nueva fase de la lucha. Las Sociedades de Socorros Mutuos agrupaban en 1923 a cerca de 100.000 asociados a lo largo del país. Su objetivo central e identidad descansaba en la autoprotección de sus asociados ante la enfermedad, la muerte y la orfandad, por medio del ahorro y la solidaridad. Sin embargo, se vieron sobrepasados por los acontecimientos de un siglo que despertaba enfermo de crisis y guerra, mientras se realizaba, en un país del planeta, la destrucción de la propiedad privada.
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Estos hechos plantearon apremiantes desafíos a la clase obrera del mundo, específicamente, de Chile. Desde ese momento se habló más claramente de la necesidad de orientar la lucha en el sentido de la transformación revolucionaria de la sociedad capitalista, adoptando para este fin modalidades organizativas que priorizaran la lucha contra el capital y las estructuras de dominación. Prácticamente la totalidad de las organizaciones de la clase obrera y artesana eran Sociedades de Socorros Mutuos. Esto significó que el movimiento político y revolucionario y sus enormes desafíos históricos se plantearan desde y a partir de esas sociedades. Por ello se presionó por la modificación del carácter de éstas: de organizaciones sociales de solidaridad horizontal de la clase obrera (salud, atención, instrucción, compañía ante el dolor y la muerte), en instrumentos claves de acción política y su transformación en sindicatos orientados directamente hacia la lucha contra el patrón. El imperativo histórico de protagonizar una lucha de carácter político-revolucionario implicaba para la clase obrera tener que cuestionar sus propias sociedades de socorros, en tanto organizaciones autónomas, gestadas espontáneamente desde el seno de las diferentes agrupaciones populares y orientadas básicamente a la autoprotección física y desarrollo cultural de la sociedad obrera en general. Pero los hechos que llevaron a poner en tela de juicio a las Sociedades de Socorros Mutuos no pueden atribuirse exclusivamente al voluntarismo político de la dirigencia obrera de la época, sino que también hay que considerar la situación que se vivía al interior de las sociedades. Un sentimiento de apatía y un estado de estagnación las consumía desde principios del siglo XX. Factores como la miseria económica de los trabajadores y la consiguiente falta de recursos de las sociedades, la creciente convicción de que mientras existiese el orden capitalista poco ayudaban las tareas en pro de la salud y bienestar de los asociados y sus familias, así como la prescindencia política de las sociedades en una época en que se presionaba por el compromiso en la lucha social etc.; todo esto coadyuvaba al paulatino decaimiento de las sociedades obreras con finalidad de socorro.
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Por otro lado y de manera decisiva, tuvo que ver en este fenómeno la creciente proletarización de los artesanos y sectores populares en general a raíz del importante aumento de las industrias y manufacturas chilenas desde principios de siglo y especialmente durante la guerra europea. Esto, obviamente, llevó el nudo del problema social a la confrontación asalariado-capitalista, alimentada por la teoría revolucionaria marxista que anidaba en los sectores más lúcidos del proletario chileno. El número de obreros ocupados en las fábricas y en los centros mineros en 1890 llegaba a 200.000; en 1900 sobrepasaba los 300.000. De acuerdo al censo de 1907 de una población activa de 1.200.000 habitantes, 940.000 eran obreros: 300.000 trabajadores urbanos, 240.000 gañanes, 220.000 obreros agrícolas, 40.000 mineros, 140.000 trabajadores ligados al comercio^'"-. La exigencia de sustitución de las Sociedades de Socorros Mutuos por organizaciones sindicales y políticas significaba, en la práctica, la relativa pérdida de la participación popular de base que en dichas sociedades de socorro ejercía -tanto a nivel de la gestión, control popular y acción directa- una parte importante de la sociedad proletaria y obrera. Esto por el hecho de que la organización gremial-política sustitutiva necesitaba levantar cuadros dirigentes especializados en la práctica del debate ideológico y la lucha antipatronal, jugando de hecho un papel de mediación-revolucionaria entre la base y las estructuras de poder. Esta situación, en su conjunto, alimentó por mucho tiempo contradicciones y pugnas al interior de la clase proletaria, sembrando la desorientación en amplios sectores de ella y dejando el camino libre a la importante acción social que comenzó a desarrollar la Iglesia, la clase aristocrática y el Estado, con un sentido compasivo, vertical y jerárquico y en vista de una clara orientación de mantención del statu-quo. ¿Cuáles eran los argumentos que fundaban la crítica obrera a las S.S.M.?
172 Julio He'ise. Historia de C/ü/e. Editorial Andrés Bello, Santiago. 1974. p. 411
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SOCIEDADES MUTUALISTAS
"Más de una cincuentena de años llevan las sociedades mutualistas primitivas en nuestro país...
La asociación gremial, a la inversa de la mutualista. trabaja por mejorar al obrero de lo que éste no ha alcanzado aún.
Se organizaron con el fin de socializar al obrero, de precaverlo contra futuras emergencias. Para que. en caso de enfermedades tuviese un punto de protección y si feneciese, la familia contara con un apoyo para salvar los gastos de sepultación y algo de efectivo con que hacer frente al difícil trance de la viudez u orfandad.
Siempre se suscitan grandes dificultades entre patrones y operarios, aquel quiere explotar y avasallar, éste lucha por su independencia económica y por conseguir garantías para sí.
Resumiendo: las Sociedades Mutualistas se preocupan sólo del porvenir del obrero y muy poco o nada del presente. Puede de ellas decirse que ya hicieron su época. Y por lo tanto, en la evolución obrera, son deficientes, no dan resultados prácticos inmediatos. Las nuevas orientaciones hacia fines más positivos han llevado a los obreros hacia las modernas organizaciones gremiales o sindicales y ellas han estado dando excelentes resultados en los países en que ya están implantadas.
¿Quién será el que hará comprender al patrón de la necesidad del obrero? ¿Quién le exigirá que remunere el jornal, que atienda en un accidente del trabajo u otras necesidades? Aquí está la sociedad sindicalista sirviendo de interventora entre el capital y el trabajo, exigiendo siempre lo que corresponde al trabajador como remuneración a sus tareas. A las actuales sociedades mutualistas debe imprimírseles un rumbo sindicalista, para que así realicen una obra más directa en bien de sus asociados".
Cicero'
\75 El Gráfico. Época 2. Año I. Anlofagasta. Chile. Septiembre de 1918. N° 3
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LA RUTINA SOCIAL OBRERA 'Trataré... de la constitución rutinaria de las diferentes sociedades sociales obre-
Existe en cada una de ellas y en cada una de las que se organicen en esta época, el mismo objetivo anónimo, la misma reunión de seres cuasi-parásitos. inactivos, sin nuevas iniciativas de regeneración y mejoramiento social-económico obrero que signifique una revolución en el actual estado de la sociabilidad: sin más mirajes que reunirse con el instinto del mono en grupos, según sean sus gremios, sus aficiones, costumbres o creencias.
Casi siempre, o en la generalidad de ellas, no se explaya en sus sesiones ningún tópico de interés, ninguna idea tendiente a una nueva era de vida colectiva; siempre es la eterna discusión de temas estériles, ingenuos, faltos de vida, de lucha, faltos de concepción humana, de manifestaciones de arte, de civismo, de adelanto, de trabajo, de perseverancia. ¡¡Empezad por temblar, oh burguesesl!, cuando ese pueblo mancomunado en las modernas sociedades obreras ventile los nuevos ideales de reivindicación social. ¡¡Temblad!! Y haced uso de la metralla cuando el estado actual de la sociabilidad obrera caiga al peso de su podredumbre. Cuando la obra tesonera de los locos geniales infiltren en el cerebro de los obreros mancomunados las doctrinas de un más hermoso devenir humano"". Norma Pe Cisma'^^
A través de estos y otros escritos de prensa obrera se aprecian claramente algunos factores interesantes de anotar: 1.
Las Sociedades de Socorros Mutuos se perciben como una primera etapa de la organización obrera, llamada a ser superada. Esto significaba que. de hecho, ellas y sus objetivos estaban condenados por el curso natural de la historia en progreso ininterrumpido y ascendente:
2.
Ellas constituyen una etapa primitiva ingenua de la asociación obrera cuya simbología usada, la del mono, nos demuestra la radicalidad de este pensamiento evolucionista.
3.
Ante estas sociedades se levantaba la alternativa de la modernidad societaria obrera, la que descansaba en dos fundamentos: la teoría política revolucionaria y el trabajo asalariado. La modernidad proletaria era la lucha revolucionaria de la clase obrera contra el capital y la explotación: la modernidad era, pues, el capitalismo, que ya alcanzaba en Chile su rostro industrial. Todo aquello que quedara fuera del marco dado estrictamente por el capital y su ámbito de reproducción era primitivismo, atraso, creencia e ingenuidad.
175 Ibid.
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Así, históricamente, las sociedades obreras de socorros mutuos, con su preocupación básica por la salud y bienestar de sus asociados, cayeron bajo el imperativo de la modernidad. Dichas sociedades obreras se mostraron abiertas a la crítica interna, conscientes de que se vivía un momento de reflexión histórica que pugnaba por abrir paso a lo que ellas llamaban, una "evolución" de rumbos de la clase obrera, planteándose dos preguntas claves: "¿Son para la época en su forma actual? ¿Qué reformas son necesarias para que respondan a las nuevas orientaciones del progreso y de las necesidades sociales?" ''\ Al interior de las sociedades obreras las alternativas de mutualismo-sindicalismo se planteaban no tanto como "oposición", sino como "reorientación". Se trataba, quizás, de fundir ambas alternativas en una organización que acogiera, que reuniera la diferencia: lo social-laboral y lo social-biológico: el espacio de la fábrica y el espacio familiar, el dirigente-luchador-teórico y el dirigente-hermano-solidario: las bases en huelga y las bases puerta a puerta: el patrón y el enfermo: "La sociedad nuestra (Sociedad Unión de los Tipógrafos, la más antigua) está compuesta por elementos que dilucidan a favor del mutualismo, unos, y por el sindicalismo, otros; sin embargo, la unión no decae ni decaerá hasta obtener una organización que responda a las nuevas orientaciones del progreso y de las necesidades sociales" ''''. De hecho, la Federación Obrera de Chile (FOCH). creada en 1909 a iniciativa de los obreros ferroviarios y que fue consolidándose al calor de las luchas obreras y de la conciencia de clase, mantuso su carácter de asociación central mutualista. al paso que fue incorporando reivindicaciones y banderas de claro contenido anti-capital. A esta Federación se fueron incorporando cientos de sociedades y una buena parte de los recién creados sindicatos, comenzando poco a poco a temblar en su interior la pugna ideológica, con especial intensidad desde que surgió el referente histórico de la revolución rusa ' '. Eran tiempos que exigían unidad. Pero era también tiempo de definiciones. A partir de 1919 las sociedades obreras convocaban a congresos nacionales para dilucidar su identidad.
175 El Gráficit. Antofñgasu. noviembre. 1918 176 Ibid. 177 No obstante, las sociedades de socorros siguieron primando tanto al interior de la Federación, como en el país en general, existiendo en 1923. 338 sociedades mutuales que agrupaban a un total de 98.237 socios y 67 sindicales con un tota'! de 17,978 asociados. Aún más, ¡a mitad de dichas sociedades smdicales prestaban atención médica \ botica a sus miembros. Boletín de la Oficina del Trabajo. 1923, p, 220
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"No está demás terciar -escribía Recabarren - en un debate que tendréis para resolver la discusión de vuestros estatutos en lo que respecta a auxilio en caso de enfermedad (...)• En mi concepto, debemos unirnos principalmente para defendernos de la explotación y de la tiranía en que nos esclaviza la clase capitalista y gobernante. Este pensamiento debe estar por encima de cualquiera otra mira mezquina y egoísta. Unirnos, formar nuestra Federación, formar nuestra Caja para defendernos por medio de la huelga, contra el bajo salario y la carestía de los consumos, tiene y debe ser nuestro pensamiento principal. El socorro mutuo, la protección en caso de enfermedad es algo que queda fuera de todo valor en el estatuto de una organización como la nuestra (...). Pensad juiciosamente que nuestro principal objetivo de organización debe ser para conquistar la libertad y la dignidad que nos han quitado los que explotan nuestra patria. Después, nunca ningún compañero quedará abandonado" '^^. La causa obrera debe encaminarse, en este pensamiento, a la "causa primera', en función de la cual todo lo demás vendría por añadidura. En el Congreso de la FOCH de 1919, bajo la presidencia de Recabarren. se produjo el quiebre de la Federación Obrera, adoptando un sector de ella el emblema de la bandera roja. El sector mutualista se agrupó en tomo al Congreso Social Obrero después de 1920. En la etapa crucial del movimiento obrero, cuando éste alcanzaba su álgida expresión como protesta, huelga y movilización, la clase obrera se divide. Se podría plantear que aquí se enfrentaron dos pensamientos: el revolucionario y el reformista, el pensamiento socialista y el pensamiento demócrata. No obstante, no es posible reducir el problema en esta etapa de la historia de Chile, sólo a una cuestión ideológica y político-partidaria. Se enfrentaron aquí, de manera importante y decisiva, la tradición mutual de la sociedad obrera y la modernidad organizativa anti-capital. Por otra parte, sería un simplismo histórico reducir a las sociedades de socorros a la categoría de reformistas, puesto que su identidad no se configura respecto del sistema establecido, sino por el contrario, respecto de su autonomía relativa al sistema. Pensamos que en la confrontación sociedad de socorros versus sindicato subyacía la oposición "autonomía sistémica" versus 'incorporación confrontacional al sistema'. Hasta cierto punto, nos podríamos encontrar aquí ante la problemática anarquismo versus socialismo. No obstante, siguiendo otra lógica, las sociedades de socorros mutuos siguen manteniendo como foco principal de su identidad, las necesidades y la persona del asociado. Al enfrentarse la mutualidad con el sindicato se estaba concibiendo la separación histórica entre lo particular y lo general, lo individual y lo colectivo, el rostro y el cuerpo, la figura y la forma, lo fenoménico y lo absoluto: 178 "El Socialista". Antofaeasta. 15 de agosto. 1919; en E. Devés y X Cruzat: Recabarren. escritos de prensa. Tomo IV, Nuestra América > TerranoN a Ediciones. 1985. p. 32
Hsó
A LOS TRABAJADORES •"Cuando los individuos saben que dentro de ios organismos de la Federación Obrera de Chile no hay fórmulas de mutualidad, cuando saben que sus estatutos no prescriben beneficios mutualistas por enfermedad o muerte, consideran la organización deficiente, a su criterio, e inservible para el pobre, creyendo que los hombres deben formar instituciones donde les tiren unos cuantos centa\os a ellos cuando estén enfermos o a sus deudos, para que le compren cajón y lo enüerren cuando se mueran. Las sociedades mutualistas hacen esto. dan linicamente estos beneficios: Pagando una cuota subida, porque con baja cuota no lo harían, cuando se enferman tienen doctor y medicina y un pequeño viático para su sostén mientras dure la enfermedad. Cuando el asociado se muere, la Asociación corre con todos los gastos del funeral y a la viuda se le indemniza con una suma de dinero. Pero hay que convenir, que para recibir esos beneficios, tínicamente esos beneficios, sin hacer otra acción más elevada, no vale la pena la agrupación de personas en sociedades que viven bajo pomposos nombres, cuando únicamente bastaría sacar una póliza en una Compañía de Seguros y así estaría perfectamente garantido en su interés egoísta que busca dentro de esas instituciones llamadas de socorros mutuos. En cambio las organizaciones en resistencia o revolucionarias tienen mirajes más elevados, concepciones más amplias de sus funciones que son la esencia de su vida.
No habría necesidad de hacer un estudio profundo para demostrar el objetivo de la vida de estas organizaciones, tínicamente nos basta y en forma rutinaria, decir: los dolores, las enfermedades que sufre el pueblo ¿a qué se debe? A defección del organismo, y no únicamente del organismo individual, físico, sino también, al plexo social: desde el momento que todas las enfermedades que sufre la humanidad son derivadas de la imperfección social en que nos desarrollamos. ¿.Acaso la miseria en que vive el pueblo, las malas habitaciones donde se aloja, las inhumanas faenas en que trabaja no son causa gerenáticas de un sinnúmero de enfermedades que lo imposibilitan cruelmente o lo zampan prematuramente a la tumba? Sí; las condiciones de vida, esas condiciones desgraciadas en que vive el pueblo son causas de todas sus enfermedades; y. el interés de las instituciones que los obreros formen debe tender -precisa y únicamente- a hacer desaparecer las causas que generan sus males, a perfeccionar las condiciones sociales del individuo, a perfeccionar la vida misma. Y las instituciones de resistencia o revolucionarias tienden a eso. Compréndanlo, así los trabajadores prejuiciados con el mutualismo. Las organizaciones nuestras no prescriben en sus estatutos, reglamentos o programas, viáticos para los enfermos, pomposos funerales para los muertos e indemnizaciones para las viudas; eso está prescrito sí, en el sentimiento, en el corazón de cada asociado que cuando ve una
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desgracia de esta naturaleza, armado de ese espíritu de solidaridad que cada vez se perfecciona más en el individuo que pertenece a nuestras organizaciones, corre presuroso a prestar su ayuda, donde se necesite sin que escrituradamente se le obligue, porque ello es únicamente un sentimiento humano constituido en deber y no obligado por fuerzas extrañas. Nuestras organizaciones, hemos de repetirlo muchas veces, no se preocupan de la ayuda mutua a los enfermos y a los muertos, pero se preocupa sí. mucho, de los vivos; de que sus condiciones de vida se perfeccionen cada día más y por eso la propaganda es intensa para que dentro de los organismos haya mayor número de los que sufren para bregar en mejores condiciones por la desaparición completa de los sufrimientos. Pongamos un ejemplo: Dentro de un Consejo Federal hay un número de cien individuos que pagan una cuota mensual de tres pesos, los que se utilizan en pago de local, gastos de secretaría, alumbrado, aseo, mantenimiento de un salón de lectura, etc.. etc. Estos individuos trabajan dentro de una fábrica con un salario de cuatro pesos diarios y un día cualquiera, no satisfechos por cierto con el jornal, hacen un movimiento tendiente a mejorarlo y consiguen un aumento de veinte por ciento, cada obrero como se ve. ha conseguido diariamente ochenta centavos de salario más al día. que suman al mes. término medio. 20 pesos. Es ese el fruto de la organización de resistencia. Con una cuota de tres pesos al mes que pagan en un Consejo donde está organizado, ha conseguido un aumento de salario mensual de 20 pesos.
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Hablando más claro, y para que los obreros nos entiendan, diremos: El obrero organizado depositó $ 3 en la Caja del Consejo donde está agrupado, y estos tres pesos depositados mensualmente le producen una renta de 20 pesos mensualmente también. ¿Qué compañía o empresa industrial produce una rentabilidad tan superior a ésta? Ninguna. Esos veinte pesos, ¿qué significan? Más pan en el hogar del obrero que los gana, más vestuario para su mujer y sus hijos, una mejor condición de vida. ¿Da esta renta, o este bienestar inmediato una sociedad mutualista que únicamente se preocupa de cuidar enfermos y de enterrar muertos? Comparen los trabajadores. Aún más. las organizaciones en resistencia perfeccionan al individuo porque en ellas hay un contacto diario de sus elementos por diversas circunstancias: se va a la organización una vez porque se realice una conferencia, porque se ha abierto una sala de lectura, porque hay una reunión para tratar cualquier asunto y porque se hace el hábito de ir al local a conversar noche a noche sobre la situación en que se está en el taller, de la condición del trabajo, del trato que reciben de sus patrones y de los movimientos que deben de hacerse después para ir mejorando poco a poco su condición. En este diario contacto los trabajadores se conocen, conversan, discuten y así hacen una amistad estrecha paternal; se dan el trato de compañeros y se consideran
hermanos entre sí hasta el extremo de que el dolor del uno lo siente el otro y en estas condiciones se practica la verdadera solidaridad humana. ¿Puede haber mayores ventajas dentro de una sociedad de socorros mutuos a las que presentan las de resistencia o revolucionarias? Hemos escrito esto, para aquellos trabajadores que buscan dentro de las instituciones su satisfacción personal, para aquellos que cuando son invitados por nosotros a pertenecer a los organismos de la Federación Obrera de Chile, la primera pregunta que nos hacen es: ¿cuánto le dan cuando uno está enfermo?, ¿cómo le hacen los funerales cuando uno se muere?, ¿qué dinero le dan a la viuda, a los hijos? La Federación no ofrece estos beneficios en sus estatutos: pero el sentimiento de satisfacer o aliviar estas desgracias es individual en los asociados y como cada individuo dentro de la organización tiene estos sentimientos él está consagrado como sentimiento colectivo.
La Federación Obrera de Chile no abandona a sus enfermos, entierra a sus muertos, ayuda a los que por una circunstancia o por otra se encuentran en situación miserable o en cualquier desgracia, repitiendo lo antes dicho, sin que sus estatutos lo prescriban. Ahora comparen los trabajadores con los pocos razonamientos que entregamos a su consideración, si prefieren las sociedades de socorros mutuos donde les dan un viático cuando se enferman y un pomposo funeral cuando se mueren, sin preocuparse de ellos en su vida diaria, o pertenecer a una organización como la Federación Obrera de Chile, que se preocupa a más de sus condiciones desgraciadas, por enfermedad o muerte, también de su vida diaria, de mejorar el salario, de espantar la miseria del hogar, de perfeccionar la vida misma".
Pancho Villa
A través de este importante artículo firmado con el seudónimo de Pancho Villa se aprecia claramente el radical cuestionamiento a que se vieron enfrentadas las sociedades de socorros mutuos en tanto organizaciones obreras. Mientras éstas trataban con la enfermedad y la muerte, el sindicato trataba con la vida; mientras las sociedades de socorros mutuos lidiaban con el hecho irremediable y la consecuencia, aquél buscaba las causas; mientras las sociedades de socorros mutuos se revolcaban en la piel maloliente de lo corpóreo, el sindicato buscaba lo elevado y la esencia. Así, históricamente, la sociedad obrera en general se vio envuelta en esta radicalidad de la modernidad que se nombró Mumalismo versus Revolución.
179 IAI Federación Obix'ni. Siinú-dgo.]un\o 19. 1922
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2. MODERNIDAD DOS: LA -TATRIOTICA MUJER CHILENA"
La sola presencia en el hogar del pobre de una dama distinguida, aún cuando ella descienda de lujoso coche y luzca preciosas joyas, desarma al más exaltado enemigo de la aristocracia '*". El nuevo discurso y acción de la clase obrera que iniciaba la lucha contra el capital y hablaba del ideario sociahsta, despertó, a su vez, a la clase patronal de su letargo social. La modernidad como proletarización de los sectores más pobres, al paso que había agudizado su miseria hasta el límite de la muerte crónica, por otro lado, había desatado sus lazos de sujeción servil con la clase dueña de la riqueza. El peligro del sociahsmo se inscribía en el marco de esta "autonomía de la miseria". El imperativo para la clase patronal era, pues, el de restablecer los lazos rotos de la dependencia y la admiración social del orden aristocrático. La prédica clerical del valle de lágrimas y de la resignación había hecho su época y ya mostraba su plena ineficacia en el siglo de la madurez de la razón y de la conciencia. La misma voz oficial de la iglesia católica, a través de sucesi\'as encíclicas y, especialmente por medio de la Rerum Novamm, había llamado a la movihzación de los cristianos para la salvaguardia de la humanidad a través de la justicia y la caridad para con los pobres del mundo. Y en momentos en que la guerra europea había desarticulado todos los engranajes sociales y que la civilización occidental con su espectáculo de belicosidad había sacado los trapos al sol de su barbarie; cuando la vanguardia obrera habían hecho suyo el poder en la Rusia zarista y lanzaban su llamado a los proletarios del mundo unidos, la movilización social patronal en pos de la salvaguardia del orden occidental, pasó a ser un imperativo impostergable. Se inició, entonces, en los años 20 en Chile, una tenaz campaña llamando a las madres a iniciar la salvación nacional contra la amenaza del socialismo "que tiende a separar al hijo de su madre entregándolo al Estado (...). Hoy el materiahsmo acentúa la decadencia del sentimiento maternal, ya aminorado (...). Ninguna madre digna de ese nombre puede permanecer
180 Santa Cruz. Elvira. "La caridad privada > las Gotas de Leche", en Primer Conf^reso de las Gotas de Leche. Santiago, i 920.
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indiferente ante el peligro que nos amenaza, de retroceder al estado de barbarie por la amplia e intensa propaganda que se hace de las doctrinas socialistas (...). El mismo sentimiento maternal intensifica el espíritu de caridad, haciéndolo extensivo no sólo a sus propios hijos, sino también a los huérfanos que ella encuentra a su paso (...) pues la madre forma parte de una vasta congregación, unida por lazos sobrenaturales'" '^'. La mujer en lucha contra el socialismo lo hacía en su calidad de categoría universal y como núcleo de la sociedad. El recurso a la madre era el desesperado llanto de lafigurade una clase en busca de útero -refugio ante la avalancha de la historia. El contenido específico de este objetivo de lucha y movilización antisocialista decía relación, como decíamos, con la restitución de la mediación entre clase propietaria y pueblo. La caridad, secularmente arraigada en el sentimiento cristiano, necesitaba nuevos fundamentos e instituciones que respondieran a este imperativo de mediación. No bastaban los asilos, hospicios o casas de expósitos donde la clase aristocrática entregaba sólo su dinero encomendándole a la iglesia el ejercicio directo de una caridad que no estaba dirigida al pueblo en general, sino exclusivamente a aquellos sectores populares que quedaban marginados de la vida productiva propiamente tal. Se sabía que Chile tem'a la mortalidad infantil más alta del mundo, hecho que se había agudizado con la creciente proletarización de la mujer obrera que acudía a trabajar por largas jomadas a las fábricas. También se sabía que la miseria de los salarios de la familia obrera, su inhumano hacinamiento en los asquerosos conventillos y su mala aumentación crónica, los hacía sucumbir de enfermedades y pestes. Hacia este pueblo explotado se dirigían las llamadas y proclamas para su emancipación, organización y lucha anticapitalista. La caridad modema debía dirigirse, pues, a las fuerzas vivas del pueblo chileno y acudir hasta las mismas puertas del hogar obrero. Pero como toda caridad, su objetivo debía centrarse en los eslabones más débiles del pueblo; los niños y, por ende, las madres. Este moderno contenido de la caridad coincidía, como hemos dicho, con los objetivos específicos de la ciencia médica que entonces se planteaba -como uno de sus más caros desafíosla lucha frontal contra la mortalidad infantil para la salvaguardia de la raza, de lariquezade la República y de la misma ciencia y, por otro lado, era una respuesta al mensaje de las encíclicas recientemente promulgadas, que concebían el hogar y la familia como el núcleo fundamental
181 15 "La Misión de las MadTi:5\ Ahnanaque de! Paíronato Nacional de ¡a Infancia. Santiago, i921
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de la sociedad y. por lo tanto, como el centro y agente protagónico para la salvación del orden y los valores occidentales y cristianos. Si la estabilidad y la subsistencia familiar se vulneraban, todo el edificio social peligraba y se exponía al derrumbe del orden moral establecido. La institución vanguardia de este moderno objeto de caridad: el niño y la madre, se había creado en 1900, año ciílmine de la miseria, el hambre y la muerte en la República, año de fuerte incremento de las organizaciones de lucha y resistencia de la clase obrera y de grandes paralizaciones huelguísticas a lo largo del país. Se trataba del Patronato Nacional de la Infancia y su red de Gotas de Leche diseminados por los barrios populares, al cual ya nos hemos referido. En el marco de esa álgida eferv'escencia social que atemorizaba a la sociedad tradicional católica, se realizó el Primer Congreso Nacional de Gotas de Leche. El contenido y espíritu de su discurso llamaba a la "•resistencia caritativa" frente a la revolución social, movilizando todas las energías en la urgente salvación del orden social cristiano. El llamado se dirigía, principalmente, a quien debía ejercer la acción clave de esta misión salvadora: no a los médicos, ni a losfilántropos,ni a los pob'ticos. ni a la Iglesia, sino al "cuerpo de señoras". Entre la red de agentes de caridad y salud que acmaban en los distintos servicios del Patronato Nacional de la Infancia, el agente principal era el llamado "cuerpo de señoras". Serán las "distinguidas damas" ligadas al Patronado -muchas de ellas esposas defilántroposy todas mujeres de la alta sociedad con gran espíritu altmista y especial sensibilidad social- las que ejercerán la función clave, elfinestratégico del Patronato y que lo diferenciaba de las tradicionales instituciones caritati\'as: las señoras estaban llamadas a restablecer la mediación entre la clase patronal y el pueblo, acudiendo directamente al hogar proletario a llevarle el mensaje de cariño, comprensión, compasión y ayuda del Patronato a los humildes. De todas las obras del Patronato, "ninguna más trascendente que la organización de señoras que hoy toma en sus labores una parte tan activa y de tan alto interés. Ellas han dado al Patronato esa acentuación de espíritu materno, de bondad, de ternura, sin la cual todas la nociones científicas de los médicos, todas las enseñanzas de los higienistas, toda la voluntad de los filántropos y toda la vigilancia de los administradores, aparecerían como muertas y resultaiian ineficaces" '"'"Tor medio de las visitas domiciliarias, la dama del Patronato no sólo vigila al niño que se atiende en las Gotas de Leche, sino que se introduce en los hogares, cura las llagas físicas y morales (...): graiijeándose primero las voluntades, llega a la conquista de las almas suavemente, hasta conseguir, porfin.inocular en esos espíritus ignorantes una clara noción de sus deberes sociales". De esta manera ""el Patronato Nacional de la Infancia, con admirable criterio V sutilísima intuición ha iniciado este acercamiento de las clases sociales" '^'. 182 Carlos S¡l\ a Vildósola, Ibid., p. 4 1 S3 hh ira Sama Cruz . Ibid., p. 257
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Esta importante tarea de mediación -y lo que le confiere tal carácter- no se dirigía sólo en un sentido unidireccional; dama aristocrática-pueblo. sino que tenía por misión traer desde la base misma al seno del Patronato la imagen difusa del pueblo chileno. '"Vosotras, dejaréis oír aquí vuestros sanos consejos, nos diréis lo que \uestra larga experiencia os ha enseñado en el arrabal y el conventillo: nos instruh'éis en la psicología de ese pueblo que aviva vuestros generosos impulsos y aprenderemos a comprenderlo mejor, a aquilatar mejor sus necesidades y a conocer toda la extensión de su miseria. (...) Os ruego con especial insistencia que ilustréis nuestras deliberaciones en cuanto se refiere a la inspección domiciliaria, que hagáis otra vez presente su enorme eficacia, que otra vez nos digáis su rol eminentemente educador del pueblo, que nuevamente nos indiquéis cómo os habéis convencido que sin ella se malgasta en forma lastimosa la labor del médico yfinalmente,que nos demostréis cómo esas cariñosas visitas vuestras al hogar del pobre, despierta la gratitud de la adusta miseria y borran asperezas sociales que empiezan a sacudir al mundo entero" '"^. (En conversación con Yolanda Barba, ex integi'ante del grupo de señoras de una Gota de Leche; "Cuando usted trabajaba en la Gota de Leche, ¿cómo las recibía el pueblo cuando ustedes llegaban a sus casas?". -"Con desconfianza", expresó. "Nos miraban desconfiadas. Es que algunas señoras iban elegantes > enjovadas"). En realidad, y como ya lo habíamos planteado, en el centro de esta mediación de caridad, altruista e ideológica al mismo tiempo, residía un concepto de pueblo que no podía sino mantener las distancias entre las dos clases que. si bien se miraron a los ojos e incluso de tocaron en el seno de la modema caridad, se pensaban y se deseaban profundamente lejanas. "Los pobres son los niños grandes de la humanidad. Ellos no comprenden la causa de esas desigualdades irritantes de la fortuna, se rebelan contra su desdichada suerte (...) la vida es triste para ellos desde que nacen hasta que mueren, porque ni la luz de la razón ni la del sol ha llegado muchas veces hasta ellos. No olvidemos que en Chile la ci\ilización se ha detenido en las clases superiores" ^'\ Con este concepto de pueblo, como las masas ignorantes y marginadas de la razón, evidentemente que la mediación caritativa se ejercía impregnada de verticalidad y como una relación compasiva entre civiüzación y barbarie. Sin embargo, esta "caridad burguesa", en tanto elevada misión histórica mediadora, tuvo también la osadía de aportar a un profundo debate que cuestionó la irresponsabilidad de la sociedad en ejercicio del poder, e impulsó una cierta toma de conciencia aristocrática acerca de la situación de abandono y miseria del pueblo y el nuevo rol social que a dicha sociedad le cabía para su ""remedio". No podna. pues, comprenderse el curso evolutivo reformista y pacífico que tomó la historia política del país, sin considerar y calibrar este importante ""activismo social" que se llevó a cabo en el seno de la sociedad patronal más conciente. preparándose para los nuevos tiempos, es decir, para su modema misión \' deber de ""restauración social".
184 Discurso de Luis Cal\o .Maci^enna. en Acras del Primer Ctm^reso de ¡as Gotas de Leche. Santiago, i920. p. 57 185 Elvira Santa Cruz. op. cit.
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Uno de los nudos centrales del debate se fundamenta en las nuevas exigencias del cristianismo el que, en este tiempo de modernidad, se concebía como la doctrina que había elevado el sentimiento de la caridad a la categoría de un deber social. Pero más allá del cristianismo, existía un imperativo histórico: "Es deber de los ricos, para satisfacción propia, por su propia conveniencia y hasta para su propia defensa y salvación, ir en socorro de los necesitados" '*'. Se hacía ver, en un claro sentido educador de los 'ricos', que la miseria era causal de incumplimiento por parte deJ pueblo de sus ""deberes sociales", por lo tanto había que atacar dicha miseria para obtener el cumplimiento del deber, es decir, del trabajo y la paz social. Finalmente, "para que puedaflorecer-se enfatizaba- la fraternidad y el amor entre el rico y el pobre (...) es preciso tender sobre aquel abismo social el puente divino de la caridad,que no sólo consiste en la protección material del desvalido, sino que es también dignificación del trabajo, rehabilitación social, acercamiento espiritual, puente franco a cuyos bordes el uno tiende las manos solicitando ayuda y el otro extiende sus brazos y le cobija en ellos. Sí. señores, la caridad privada puede realizar ese ideal de redención humana, puede disipar los odios de clases y acallar las protestas airadas del proletariado con más eficacia y mayor éxito que la acción represiva de los gobiernos" "*\ La lucha por la sobrevivencia del niño proletario y su cuidado materno era, desde esta visión, la puerta principal que abría el camino de la redención física y moral del pueblo. En tomo a este desafío se hermanaron, en esa crucial coyuntura histórica de los años 20. el positivismo científico y la moderna caridad cristiana. Agente y mensajera principal de uno y otra fue la "abnegada mujer chilena, que más que mujer, es ángel" "^*con su corazón abierto al tiempo nuevo. "Cada nueva Gota de Leche -decía el Dr. Luis Calvo Mackenna- es una nueva barca salvavidas que la caridad arroja en medio del tumultuoso mar de nuestra infancia desvalida, de este mar lleno de tempestades -llámese alcoholismo, tuberculosis, sífilis, pauperismo, ignorancia(...). Vosotras,damas nobles y abnegadas de las Gotas de Leche del país (...) habéis acudido en tropel al llamado que el pueblo os ha hecho por intermedio del Patronato Nacional de la Infancia", embarcación de la "'expedición libertadora de la infancia desvalida". Agregaba: "la lucha a favor de la infancia será cada vez más activa, el niímero de sus soldados cada vez mayor; cada día más instruidas y disciplinadas las tripulaciones de esas barcas que surcan el mar homicida" •'*'. Era la guerra santa del siglo XX. A poco andar, esta expedición libertadora de la infancia, como otras múltiples iniciativas de la caridad privada, comenzó -ai parecer- a dar sus frutos, lo que se expresó en la denuncia 186 Discurso de Emiliano Bordalf. en Adas del Primer Congreso dt' Gotas de Leche. 1920. p. .^4 I 87 Sania Cni/. Elvira, op. cit.. p. 2,'J7 I 88 Bordalí. Emiliano, op. cit.. p. .Í2 189 lbid..pp..57..'S9
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por parte de la Federación Obrera: "Con estupefacción vemos que el pueblo se entrega ingenuamente en manos de la burguesía católica, del clero y. en general, de una serie de ladinos patronatos, escuelas parroquiales, gotas de leche, instituciones catequistas, etc., que son agentes activísimos de la iglesia. La masa popular se fanatiza y en este estado, los usufructuarios de la religión les enseñan a las familias proletarias a abominar de los centros donde se les da educación social y de lucha de clases."' Planteaba que había que intensificar la "educación de las masas trabajadoras, afinde que se den cuenta del peligro que para ellas significa el poder creciente y amenazador de la clase capitalista de esta nación, si ésta continúa desorientando al proletariado y ganándolo para que traicione sus propios intereses de clase"'*'. La prensa obrera ataca lo que denomina la "caridad burguesa"" en oposición a la "solidaridad social". A dicha caridad la catalogan de ""insulto"", "'exhibicionismo'", "'hipocresía", "sádico placer" de la clase alta que estira hacia el pobre '"su mano protectora temblorosa de orgullo'". Su crítica de fondo aludía a que la ""caridad burguesa"" no apuntaba hacia las causas de la miseria para su remedio, sino que trataba de remediar su efecto caritativamente. Sin embargo, lo más claro en la crítica popular a esta caridad ejercida por la alta sociedad, era su carga de rabia y de dolor ante la humillación que significaba para el pueblo. "'Es un insulto la caridad burguesa; es una blasfemia semejante sentimiento cuando quienes la practican, cuando quienes lo abrigan lo hacen y sienten dando sobras y sintiendo la repugnancia de la desgracia ajena"'"'.
190 Federación Obrera. Santiago. 1924. enero 3 Í9I "¿Caridad, vanidad, hipocrecía?". Federación Obrera. Santiago, junio 7. 1923 y septiembre 23, 1922. "Los burgueses iiaciendo la earidad"". "La iniitil candad". yii^nVia. junio 18, 1926
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3. MODERNIDAD TRES; ESCLAVITUD Y "PESTE BLANCA"
La mujer del pueblo de Chile -reciente objeto de caridad cuando llevaba hinchado el útero y los pechos- con su hijo )a crecido, era uno de los recursos naturales más ricos de la República para la producción capitalista. En buena medida, el auge industrial y productivo de Chile a partir de 1910 descansó en sus brazos trabajadores y el de sus hijos. Mal alimentados, en talleres insalubres y mal aireados donde nunca entraba el sol, en jomadas de diez a dieciséis horas al día. algunas con horarios nocturnos del que salían a las dos y tres de la madmgada. con jornales de $ 1.50 eran. pues, las víctimas más vulnerables de la modernidad industrial. "¡Cuántas jovencitas deben trabajar durante todo el curso del embarazo y hasta los instantes mismos del alumbramiento, en faenas pesadísimas, muy superiores a sus fuerzas y soportando un trato inhumano, cruel de sus patrones! (...) ¡Cuántas mujeres hay. que en el momento de parir sus hijos no tienen ni un pedazo de pañal para envolverlos ni leche con que alimentarlos porque sus glándulas mamarias, debido a los largos ayunos, no han podido enriquecerse con el sublime Ucor de la vidal Y acaso no sabemos que la inmensa mayoría de las pobres madres del pueblo deben abandonar el lecho dos días después del alumbramiento para atender a todas las atenciones de su hogar y cuatro o cinco días después se presentan a la fábrica o al taller, a ocupar sus puestos, a luchar rudamente por la vida en pesada faena de muchas horas de labor, restándose a los cuidados que solícitamente debe prodigar al hijo? '''^
Con sus ojos impregnados de noche, no había madre de pobres que no trabajara hasta altas horas en su propia casa. Además del secular lavado y planchado de ropa ajena, el auge de la industria fabril y. en especial la textil, le había llevado "trabajo a domicilio"" que asalariaba su miseria por pieza hecha: un peso cuarenta por una docena de camisas. Lucinda Gamboa vivía en la calle Palma N° 1403. Trabajaba en "aparado"" y ganaba $ 100 al mes. nominales, a los cuales había que descontarles $ 16 por gasto de material (agujas, hilo. seda, carbón, etc.). las multas que por cualquier defecto impom'an los empresarios y los gastos de movilización y tiempo para llevar el trabajo ejecutado a la casa del mismo. Lucinda pagaba $ 35 por el alquiler y para subvenir los gastos de su familia compuesta por cinco personas. Lucinda trabajaba catorce, quince y aún dieciséis horas diarias '''•'. Las ropas hechas por encargo pasaban a fonnar parte del hacinado paisaje de ollas, sartenes, chiquillos sucios y escuálidos, ceniza volando por el aire, perros y gatos, lavaza de loza y ropa: el microcosmos de la pieza de conventillo que anidaba la bronquitis, el bacilo de Koch. el tifus y todos los microbios del siglo. "Nuestras elegantes damas que llegan felices a sus casas por haber comprado a]go baratísimo (...) pagan en reaJidad un precio eievadr'simo, ya 192 federación Obferu. Saníiago. ¡924. marzo 24 Í93 H. Caffarena. "F:! irahajo a domicilio", en Bcletín de ía Oficina del Trabajo. 1924. p, ')8
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que junto con el objeto comprado llevan a su casa gérmenes de tuberculosis, de difteria, de sarampión, de viruela, etc." ''^. Malgastado su cuerpo con trabajos alumbrados con vela, la mujer trabajadora enfermaba y con ella sus hijos vivos y por nacer. De un estudio de 1.064 niños pobres menores de un año hecho en la ciudad de Santiago en 1920. sólo cinco niños estaban totalmente sanos. Ochenta de ellos padecían de tuberculosis manifiesta y cuarenta y siete la tem'an en estado latente. Una mayoría era víctima de bronquitis y setenta y cinco de ellos eran raquíticos" ''''. La condición de miseria y expoliación de la mujer no sólo se mide históricamente a través de la explotación de su fuerza, sino también por el tráfico social del placer de su cuerpo. Las jóvenes del pueblo de los años 20 llenaban las noches de calles y prostíbulos. Se las llamaba las '"esclavas blancas" que contagiaban el placer con sífilis y gonorrea. El niimero de las "'esclavas" inscritas \^oluntariamente en la ""Boleta de Inspección" en Santiago llegaba en 1921 a 8.582. la mayoría de ellas entre los veinticinco \ treinta y cinco años. Del total de inscritas, el 63% tenía sífilis detectada, a pesar de tcxlos los recursos que dichas ""esclavas" empleaban para ocultar sus enfermedades a las visitas efectuadas por los médicos a las casas de prostitución. En 1921 existían en Santiago 108 prostíbulos anotados con ."JOS asiladas '''"\ Sin embargo, el número de inscritas no sobrepasaba el 10%. mientras se constataba una cifra aproximada de 25.000 defunciones, en 1924. ocasionadas por sífilis sobre un total de 124.097 fallecidos '"". En el norte, en la región salitrera, el problema de las enfeimedades venéreas llegaba al extremo. En 1918. al menos el 60% de los trabajadores estaba contagiado. Esta situación motivó la indicación del entonces Ministro del Interior. ,\rturo Alessandri P.. quien propuso que las personas infectadas acudieran a los hospitales bajo pena de sesenta días de prisión. Esta medida fue aprobada ''*'. Las enfemiedades venéreas infectaban los románticos años 20. diseminándose por la población obrera y por los jóvenes cultos de la sociedad que solazaban en las ""esclavas blancas" elfinalde la farra. La moderna y cristiana sociedad chilena, escandalizada en sus principios y violentada en sus tabúes, se vio obligada a hablar de sexo: en los pulpitos, en las instituciones de beneficencia (que organizaban colectas para las ""mujeres caídas"), en el Congreso. ""Buena obra es la acción médica que alivia los dolores físicos o trata de evitar contagios o propagaciones vergonzosas y funestas: pero mejor obra es moralizar y educar, para que hombres y mujeres cumplan deberes morales y no produzcan males que se extienden a otras generaciones, que destruyen las buenas cualidades de una raza, que perturban hasta el orden social de una nación" '"^^ 194 E.. Caffarena. op. cit.. p. 10.^ I9.Í R, Bra\o. "índice de Sanidad de la Ciudad de Santi.ago". en Memorias de la Liga Chilena de Higiene Social. 19201921.pp. 194-197 195 Dr, Ramón Sataforello. "La esclavitud blanca", en Memorias de la Liga Chilena de Higiene Social. 1920-1921. pp. 198-204 197 Dr. U., Bustos. Medicina sccial. Santiago, pp.6.^-69. 198 Boletín del Cniígreso Sacioncd. Diputados, sesión de mayo 6. 1928 199 Boleríit del Congrego. Sesiones Extraordinarias. Diputados 1919-1920. p. 1.264
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La ciencia médica se vio obligada, entonces, a desnudar su velado lenguaje tradicional: "Diez años atrás no era lícito ni siquiera hablar de la sífiüs y la gonorrea: los epítetos de 'enfermedades secretas', 'enfermedades vergonzosas' o 'de la sangre' servía para ocultar todo lo que ignorábamos de la enorme trascendencia que desempeñan en el bienestar de la raza y prosperidad de la nación" -*'. En cada época histórica, la miseria ha encontrado su peculiar manera de mostrarse en el cuerpo. Más allá de sus universales andrajos, curvatura de espalda y opacidad en los ojos, el hambre y la explotación dan vida a los microbios que supuran la historia por dentro. La tuberculosis, llamada entonces "la peste blanca", se mostró como el más genuino producto corporal de la producción industrial; su hacinamiento urbano, sus miserables condiciones de vida, subsistencia y trabajo y su maldito sistema de evasión: la taberna y el alcohol. "La tuberculosis -decía la Federación Obrera- es hija del régimen capitaüsta" -"'. La "peste blanca" era, pues, esa otra manifestación de la modernidad. Y una de las causas principales de muerte del pueblo hacia 1920. Tradicionalmente conocida como la "anemia de los mineros"', la tuberculosis hacía desde siempre estragos entre los peones del carbón. En 1923 se daba cuenta que en las minas de Lirquén el 72,5% de los obreros estaba infectado con el bacilo -°-. La enfermedad cundió en el país a la medida del desarrollo industrial y de la multiplicación de los miserables conventillos de las ciudades. El pueblo cansado, infectado, alcoholizado, tosía en el conventillo, en las fábricas y talleres, escupía sus desgarros a lo largo del camino diario. En 1923 se constataba que 'la peste blanca afectaba ya al 85% de la población" (...) "Al caer el jefe de la familia, cesa el salario, las prendas se venden, el hogar se destruye, el hambre y la desesperación hacen presa de la mujer y de los hijos, siendo la sala común del hospital su única esperanza y la mendicidad o corrupción, el refugio obligado de su triste condición" -"'. Los lazaretos de variolosos se adaptaron para acoger la nueva peste. Pabellones de mujeres y hombres, donde yacían brazos secos y rostros macilentos, que soportaban los dolores de las piernas, del pulmón y la cintura. Lavanderas, cosmreras, zapateros, mecánicos, "gañanes, hombres de vida oscura, de pasado amargo y tortuoso, el hambre, la miseria, los vicios, a unos los tomó en la cama, a otros en la taberna, en el prostíbulo, en el taller y a otros en el suburbio, para juntarlos en la sala común del hospital y tal vez mañana por unirlos en la fosa común del cementerio" -**.
200 Freiré, Lucas. -La Reforma Sanitaria", en La Nación. Santiago, diciembre 10, 1924 201 Federación Obrera. Santiago, septiembre 18, 1923 202 Federación Obrera. Santiago, enero l-i, 1922 203 Exequiel González Cortés, "Proyecto sobre Seguro Obligatorio", Santiago. 1923 204 Federación Obrera. Santiago, marzo 21, 1922
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Alarmada la sociedad ante una de las más temidas enfermedades contagiosas, se había organizado desde 1900 la Liga contra la Tuberculosis que reunía a una cantidad de médicos y otras personalidades, concientes de la necesidad de educar para evitar elflagelo.En su llamado de alerta a las formas de propagación de la peste, la Liga hacía una neutral radiografía, ya en 1901, de lo que no era sino las conexiones de la miseria con la enfermedad. "Predisponen a la tuberculosis todas la causas capaces de debilitar al organismo y en particular: el alcoholismo (...); la alimentación defectuosa y deficiente; la aglomeración de personas en habitaciones estrechas, oscuras y húmedas: ciertas profesiones y ocupaciones que obligan a trabajos en común en lugares polvorientos; la posición inclinada habitual; enfermedades como la alfombrilla, la influenza, lafiebretifoidea; el exceso de trabajo, la vida desordenada, los sufrimientos morales prolongados: la herencia; los hijos de padres mberculosos" ™^ Para evitar la enfermedad la Liga recomendaba una serie de medidas relacionadas con el aire puro, la alimentación adecuada y los ejercicios, en ese lenguaje peculiar de la ciencia profiláctica, pseudo- naturista. Sin embargo, a propósito especialmente de las enfermedades de la blanca modernidad y de mortandad infantil, se desató una de las más virulentas denuncias por parte de la clase obrera organizada acerca de la responsabilidad que le cabía al régimen de explotación capitalista. Y si el hambre y la carestía eran argumentos fácilmente obviables por la clase propietaria a través de los conocidos clichés de la "flojera del pueblo"', "su indolencia'", y su "falta de previsión'", el espectáculo de un pueblo que nacía enfermo, que mori'a a los pocos meses, que asistía al trabajo tosiendo hasta morir, que llenaba los hospitales donde se anotaba su "curriculum vitae" como testamento de su muerte, ante este espectáculo, tartamudearon las argumentaciones y se organizaba urgente la caridad, los comedores y las colectas. Pero surgieron también otras iniciativas que hermanaron, con espíritu soüdario, a gmpos de "médicos jóvenes" con las propias organizaciones obreras. Las enfermedades de "trascendencia social", las venéreas y la tuberculosis eran ya plagas crónicas "que por sí solas aportan más sufrimiento, miserias y muertes en la familia humana que todas las demás infecciones agudas juntas" -"''. Con el objeto de aliviar esta fuente de dolor humano de la modemidad, se creó, por parte de algunos médicos, la Liga Chilena de Higiene Social. El Dr. Carlos Femández Peña, con su raída chaqueta, sus cai'actenslicos lentes redondos y abundante barba negra, dirigente de dicha Liga, era también consejero de dirigentes obreros tales como Carlos A. Martínez y Evaristo Ríos. Sobre los tres se escribía: "Son hombres sencillos y llenos de ilusiones. Me hacen la impresión de esos cristianos de los primeros siglos, que vivían medios febriles, esperando por momentos la realización de algún apocalipsis" -'*^. El Dr. Femández Peña, en estrecha relación con el movimiento de los trabajadores, incorporó la iniciativa médico-científica de la salud a la reivindicación y organización federada obrera: concepto de medicina social entendida como la expresión de un movimiento social amplio en lomo a la higiene y salud del pueblo. 20.5 Liga conira la Tuberculosis, 'instrucciones para evitar Is Tuberculosis". Imprenta Un¡\erso, 1901 206 Lo ,Vflc(o/!. Santiago, diciembre 10. 1924 207 Entre\'istaa Antonio Pinto Duran. Zigzag. 1920
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Esta unidad de acción se expresó en la Convención Nacional de la Federación Obrera realizada en julio de 1920. donde se hizo un crudo diagnóstico de las llamadas eitfermedades de trascendencia social de que era víctima la clase obrera, disponiéndose a luchar contra las condiciones de trabajo fabriles y contra las "industrias alcoholizadas". educando ai pueb'io e iniciando un vasto movimiento de opinión piíblica al respecto. Se acordó ofrecer la implantación de la gratuidad del diagnóstico, profilaxia y tratamiento de esas afecciones y una abierta cooperación en la labor de la Liga Chilena de Higiene Social a través de los Consejos Federales de la FOCH. Por su parte, dicha Liga ofrecía a la Federación Obrera de Chile "su más entusiasta colaboración para conseguir la ayuda de los poderes piíblicos en el sentido de (...) buscar los fondos que se necesitan para desarraigar la peligrosa plaga de la unciiiiarrosis que tan gravemente afecta la salud de los obreros (...)" -"^ Tres iniciativas importantes se dieron la mano como expresión de esta unidad entre ciencia médica y trabajadores: la Liga Chilena de Higiene Social, la Liga Nacional contra el Alcohoüsmo y la Federación Obrera de Chile. A éstas se incorporó también la Asociación de Educación Nacional que celebró, por las calles de Santiago y con Femández Peña a la cabeza, la aprobación de la Ley de Instrucción Primaiia Obligatoria, que salió del homo parlamentario poco antes del advenimiento de los años 20. El manifiesto de dichas asociaciones reunidas llamaba a la organización de "las fuerzas vivas" de Chile para iniciar una poderosa campaña contra las enfennedades sociales, la prostitución y el alcoholismo. El alma de este mo\'imiento. que no distingue credos, partidos, ni clases, que junta obispos, señores, radicales, obreros, demócratas y socialistas, como las cruzadas reunieron a todos los señores feudales más enemigos, en una palabra, de este modemo movimiento de salvación pública, es uno de los personajes más singulares y dignos de obser\'ación con que cuenta nuestra sociedad. ¿Quién no lo conoce? Su gran patilla negra elevada sobre una aha armazón, de ademanes sueltos, siempre en viaje a través de las calles, con un gran paquete de libros y re\ istas que no se sabe adonde lleva. El Dr. Fernández Peña, profesor \ propagandista anti-alcohólico. constituye una de esas figuras que sir\^en para caracterizar toda una época -'".
208 Memoria de la l-iga Chilena de Higiene Social. 1920. p. 46. 209 •'Como se repite la historia". Zig-Zag. op.cit.
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En plena conmoción política, el Dr. Fernández Peña, a nombre de la ciencia y la conciencia social, jugó un rol clave e incansable de vinculación entre la clase obrera, el estamento médico, los poderes públicos y la sociedad en general. Su figura simbolizó un tiempo en que la historia de Chile no había de dirimirse sólo en el ring de los dos contrincantes. "Un feliz apaciguamiento de las divisiones sectarias vino a favorecer esta corriente de cordialidad entre los que por diversos caminos, iban hacia un mismo fin'"-'", se escribía respecto a esta campaña del Dr. Fernández . Fernández Peña expresó la inquietud y trabajó por poner la ciencia en vinculación directa con el pueblo. Las organizaciones creadas por su iniciativa fueron el foco de acción de una numerosa red de médicos, cuyas conferencias propagandeaba semana tras semana el diario de la FOCH y que se dictaban en los mismos locales de esta organización. LLAMADO A UNA CONFERENCIA EXTRAORDINARIA DE LA LIGA CHILENA DE HIGIENE SOCIAL Hoy jueves a las 6 P.M. esta institución ofrecerá en su local de Bandera 166 una Conferencia a una delegación del personal de la Vía y Obra de los FF. FE. que se encuentra en esta capital. La doctora Ernestina Pérez hablará sobre sífilis y el secretario de la Liga sobre "Profilaxis de las enfermedades sociales". Ilustrarán con películas muy interesantes-". Esta acción educativa y de atención social condujo a la creación de un movimiento amplio que culminó en lo que se llamó la Liga de las Ligas: el "Consejo Nacional ProPatria y Hogar", cuyo programa se planteaba: "sobre la base universal del sentimiento patrio, con la dirección que nadie discute del método científico riguroso, se combatirá con todas las armas legales, morales, intelectuales y materiales la triple plaga de la enfermedad social, la peor de todas: la esclavitud blanca, signo de oprobio y del alcoholismo, fuente de la miseria y abyección populares, veneno de la raza y sentencia mortal para sus futuras generaciones" -'- . A menudo el proyecto del que se ha llamado "Estado Benefactor" que se intentó implantar en Chile desde el gobierno de Arturo Alessandri (1920-1924/25), se ha visualizado como un tema vinculado a negociaciones de carácter netamente político-partidista. Sin embargo, desde esta perspectiva de la lucha vital, aparece como una construcción activa desde la base, movilizada en torno a la cuestión límite de la muerte del pueblo y que se dio en forma paralela, conjunta y atravesando el propio movimiento social obrero y político de la época. La lucha social contra la muerte, entrando a terciar en la contradicción que se jugaba en la polaridad de la lucha de clases, abría camino a la Reforma. 210 Z/>-Zí7?.op. cit. 211 Federaciófi Obrera. Santiago, enero 17. 1924 212 "Como se repite la historia". Zig-Zaí:. op.ck.
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n LA LEY SOBRE LA HISTORIA 1, LA INTERVENCIÓN AL PATRÓN
Despuntaba el mes de abril cuando atravesaban la pampa. Los señores comisionados estaban absortos en la reflexión de su misión ante el espectáculo que, en película muda, transitaba por sus pupilas al paso del tren. Un espíritu casi sublime los animaba y se lo transmitieron mutuamente a la hora de la cena en el carro comedor: esforzarse "por guardar la serenidad que se requiere para apreciar con justicia los fenómenos sociales (...) huir siempre de la exageración, por pequeña que fuese, en los hechos observados'". No apasionarse "en ningún momento ni por uno ni por otro partido (...). Presentar la cuestión social con las características de una verdad desnuda de todo prejuicio (...)". Estaban convencidos de que sólo asumiendo tal actitud podrían realizarse "investigaciones científico-sociales que puedan servir de fundamento de una política nacional conveniente, salvadora de los peligros que pueden amenazar a nuestro país'"''- . Su llegada a las oficinas salitreras fue recibida con la cordialidad patronal que las circunstancias requerían y con una fría curiosidad por parte de los obreros. Se presentaron: Carlos A. Ruiz, diputado por La Laja, Dr. Carlos Fernández Peña, presidente de la Asociación de Educación Nacional, Eugenio Frías Collao. director de la Oficina del Trabajo y Daniel Manner, director del Seminario de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de Chile. Portaban el decreto del presidente Sanfuentes que los comisionaba a las provincias de Tarapacá y Antofagasta para estudiar "las condiciones de la vida y especialmente de la alimentación en dichas provincias", con el objeto de que propusiesen "las medidas administrativas que podrían adoptarse para mejorar aquellas condiciones" ''•*. Se trataba de una comisión bastante especial: un grupo propiamente "profesional", pero no puramente técnico. Eran figuras conocidas por su compromiso y activa sensibilidad respecto de la cuestión obrera y, si bien asumían una intencionada objetividad, su misión estaba lejos de concebirse como protectora de los intereses patronales. Por el contrario, su preocupación se centraba en la clase trabajadora y sus inhumanas condiciones de existencia y trabajo. Claro, para poner atajo a la amenaza de una revolución, cuya evidencia asomaba con claridad en el movimiento obrero organizado y socialista de la pampa salitrera. Pero no solamente por eso. El sufrimiento de la clase trabajadora chilena de los años 20 del siglo XX o iluminaba las conciencias de los despiertos o alimentaba terribles remordimientos, encerrados tras los postigos de la historia.
21.^ "Informe de la Comisión al None", en Bo/íím di-/« O/if/m/de/rraAoío.V 12, ano IX. 1919 214Ib¡d.
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Ante la vista de la explotación humana, los comisionados se impregnaron de auténtica objetividad: de indignación histórica. Todo lo visto no cabía en palabras propias de informes oficiales y se vieron impelidos a sobrepasar la formalidad textual para incluir términos tales como "incuria criminal"', "insensibilidad humana", "arbitrariedad vejatoria" y otros múltiples adjetivos para intentar dar alguna fuerza al texto de manera de poder acercarlo mínimamente a la realidad del abusivo trato patronal a los obreros del salitre. "Al expresarnos así estamos seguros de no caer en exageración alguna. Son los hechos mismos, en toda su penosa realidad, ios que nos obligan a exponer descarnadamente la situación real del obrero, i los abusos de que éste es víctima (...)" -'"^ . Visitaron las faenas en todo su proceso industrial, hablaron con los patrones y los obreros, recorrieron fábricas y talleres, inspeccionaron viviendas, escuelas, hospitales y dispensarios, escudriñaron en las condiciones de vida de las familias obreras. A su regreso los comisionados informaron extensamente al gobierno, concientes que su evaluación tendría, en estos momentos álgidos de la historia social chilena, una importante repercusión a nivel de la voluntad política gubernamental.
INFORME
1. "No hay tal vez una sola empresa donde no se descuide de una manera lamentable, que raya a menudo de incuria criminal, todo lo que concierne a la salud y vida de los obreros". En los talleres no habían condiciones mínimas de salubridad, ventilación, luz. desagües, estando expuestos los obreros a emanaciones, explosiones, venenos y accidentes de toda índole. 2. De las millonarias ganancias que recientemente había obtenido la industria salitrera a raíz de la guerra europea, ni un centavo había ido a parar al mejoramiento de las condiciones de trabajo y \ ida del obrero, "que ha contribuido más que ningiín otro factor a la producción de riqueza que da margen a tan pingües utilidades". Ni un peso para mejorar sus habitaciones, o la asistencia médica, farmacéutica u hospitalaria, ni mucho menos alguna participación en los beneficios, ya fuese en fondos de ahorro, retiro o seguros. "Muy lejos de esto. Las Compañías no se han preocupado siquiera de atender a las necesidades más urgentes e imperiosas, cuya satisfacción inmediata reclaman los más rudimentarios sentimientos de humanidad (...)", 3. No existía en las salitreras propiamente "contratos de trabajo". El único consistía en la imposición de la "voluntad del patrón", lo cual ponía de reheve Ja "enorme desigualdad jurídica que existe entre patronos i obreros, desigualdad que reviste caracteres irritantes i crueles, en una región árida, inhospitalaria, desprovista de toda clase de recursos i donde la vida es extraordinariamente difícil e insostenible para el 115 lbid,.p. 12
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obrero que por cualquier circunstancia se ve privado del salario". Todo lo cual traía por consecuencia el abuso de los patrones "para imponer al obrero condiciones arbitrarias, ilegales i hasta vejatorias de la dignidad del trabajador". 4. Que el problema referido al despido de los obreros no podía sino ser objeto de total "condena". "La falta más insignificante, el asomo de una protesta o queja contra la Administración o sus empleados, son causales suficientes para que el obrero sea despedido sin formalidad de ninguna especie, sin a\ iso previo ni desahucio de su contrato. I es todavía muy frecuente el caso de que se recurra a medios violentos para obligar al obrero despedido a abandonar la oficina dentro del plazo perentorio de unas cuantas horas". Que en tiempos normales este tipo de abuso se hacía "sin dejar rastro", debiendo resignadamente soportarlo los obreros: que "las propias víctimas" sabían que era inútil y vano recurrir a las autoridades judiciales o administrativas de la localidad. 5. En lo concerniente a las habitaciones de los obreros en las empresas salitreras, la acción de los patrones revestía caracteres ""de una explotación o de una incuria torpe, cruel e inhumana", lo cual constituía una de las causas profundas del descontento y miseria que se notaba entre los trabajadores. 6. Respecto del comercio libre, de las pulperías y del pago de salarios en fichas, eran estos elementos inseparables del objeti\ o patronal de ""reducir subrepticiamente la tasa de los salarios y de compensar, casi sin necesidad de dinero en efectivo, el todo o parte de los salarios devengados por sus obreros". Que en relación a esto se imponía •"con fuerza incontrastable" una gran conclusión: ""e! salario real de estos obreros es un verdadero salario de hambre, apenas suficiente para atender a las necesidades primordiales de la vida, i dentro del cual no hai margen siquiera para el sostenimiento de la familia obrera" -'^ . Sobre la base de estos y otros antecedentes, frutos de un descarnado diagnóstico de la vida y trabajo obrero en el salitre -máxima expresión de la industria nacional-, la alta comisión se abocó al planteamiento de un Código del Trabajo, sobre la base del cual establecer ""un plan completo y sistemático de legislación económico-social, de una política definida y concienzuda, que señale rumbos capaces de conducir al país a un bienestar interno que se armonice con los intereses nacionales i la cultura a que han llegado los pueblos del presente" -'". Había llegado la hora necesaria para intervenir la acción patronal en el ámbito mismo de la empresa privada y del régimen de trabajo capitalista. La sociedad civil-patronal industrial no estaba sino poniendo en peligro las bases mismas de la civilización. El patrón, con su egoísmo, su interés insaciable, su insensibilidad humana, su crueldad indiferente, había llegado a constituirse en la principal amenaza para la sobrevivencia de la sociedad organizada de occidente. 216 C. Ruiz. C. Fernández Pena. H. Farias \ D. Manner ."El Problema Social Económico ácí none, informe de los comisionados del Gobierno", en Boleíín Ofirínd del Tiuhiíjo.yí" 12. Año EX. 1919 217 Ibid., p. 172
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Pero, ¿quién tenía autoridad sobre la suprema potestad de la "propiedad privada" y de la "libertad individual"? ¿Quién podría u osaría ejercer el poder para intervenir el sagrado recinto de "lo particular"? "Ante la actitud asumida hasta hoy por los industriales -plantearon los comisionados-, no se presenta otro camino que el que ha debido seguirse desde mucho tiempo atrás- el de la acción directa del Estado, esto es. el despacho de una Ley. por la cual se obligue a los patrones (...)" ^"* . Se trataría de la acción de un Estado-Ley no sólo para obligar al mejoramiento de las condiciones del trabajo obrero, sino para "proteger a los obreros contra los patrones" poco escrupulosos o inconscientes" -'"'. Aún más, un Estado-Ley capaz incluso de suprimir a la empresa y, por lo tanto, al patrón. "Es justo y necesario que desaparezcan Empresas, que no pueden subsistir sino a costa de la miseria del obrero y la degeneración de la raza. No puede ni debe olvidarse jamás que,(...) las Empresas que no logran asegurar a sus obreros un mínimum de bienestar material, son a su vez impotentes para impulsar la prosperidad de un país: antes bien, precipitan su ruina y su decadencia" --" . ¿Sobre qué fundamentos filosóficos, jurídicos e históricos se levantaba la moderna potestad del Estado-Ley en Chile, llamado a revolucionar las bases del capitalismo anarcopatronal?
218 1bid. .p. 175 219 Ibid. . P- 181 220 Ibid. .p. 187
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2. EL CAPITALISMO TRÁGICO Y SUS REFORMISTAS El advenimiento del Estado moderno, el cual se impuso sobre el orden feudal, entregó a la filosofía la tarea de pensar los fundamentos de un nuevo ordenamiento políticosocial sobre el cual -y sin apelar a un mandato divino- cimentar la convivencia entre los individuos que componían la sociedad. Desde esta problemática se construye la filosofía del derecho positivo, el que establece los fines o "derechos naturales" del hombre, los que debían servir como norma del obrar común de los individuos en sociedad: la salvaguardia de la existencia (Hobbes); la "necesidad de proteger la vida, derecho y bienes del hombre" (Locke). El derecho, en cuanto sistema de normas tendientes a alcanzar estos fines naturales del hombre, se erigía, por sí mismo, en el nuevo fundamento (racional y no divino) de la convivencia social. Sin embargo, el derecho positivo se fundamentaba en fines que podían relativizarse, cuestionarse o simplemente no desearse: ante lo cual el derecho mismo se hacía francamente vulnerable. Fue Kant quien pensó el problema del derecho como un imperativo absoluto: como un deber incondicionado, es decir, como un deber moral. "La moral exige de mi que adopte por máxima eJ conformar mis acciones al derecho", dándose así al derecho categoría de universalidad (pseudo-divina) verdadera revolución sobre la cual se debatieron las escuelas filosóficas de fines de siglo XIX y principios del XX. El derecho como normativa universal es para Kant la forma que debe asumir el ejercicio de la libertad -ley universal, "principio primitivo, propio de cada hombre por el solo hecho de ser hombre"- entre los individuos de una sociedad. El derecho nos proporciona el "saber si la acción de uno es o no obstáculo a la libertad del otro según una ley general" "' .La ley es la expresión exterior de esta normatividad moral general que conlleva en sí Ja facultad de obligar. El único principio del derecho en Kant es. pues, el de la libertad, que supone la mutua obligación (al paso que los conceptos de "equidad" y "necesidad" sólo son "virtudes" en el ámbito del derecho, que no exigen obligación legal). Con Kant quedaba consagrado el principio de la "libertad individual" como fundamento natural y sagrado del hombre, encamado en el derecho. La filosofía respondía así. a las nuevas exigencias históricas del capitalismo que se abría paso con fuerza irresistible. Sin embargo, objetivo de la teoría kantiana del derecho era, por otra parte, entregar un fundamento para la mantención de la armonía de las relaciones entre los individuos y entre los Estados. Inquieto ante una Europa en permanente guerra, desatadas las fuerzas de la libertad económica, Kant busca fundar en el derecho y no en la fuerza la base de una "paz perpetua".
221 Kant, ¡mroducción a la Teoría del Derecho. Madrid, 1873. pp, 12 y 54
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La extrema miseria, explotación y mortandad del proletariado europeo estalló en revuelta en 1848 en Francia y fue el símbolo más claro del camino a que conducían los excesos del liberalismo manchesteriano. En Francia y especialmente en Alemania se levantó la preocupación por la regulación de esta moderna barbarie fabril de la Europa industrial que amenazaba con exterminar, con salarios bajo la subsistencia, la existencia misma del pueblo proletarizado que vendía su fuerza de trabajo con esa extrema urgencia que impone el hambre y la muerte. Había llegado el momento de dar cauce a esta explosiva situación, especialmente ante la amenaza del Manifiesto Comunista que se divulgaba rápidamente por toda Europa. El imperativo de las reformas que exigía el drama social de la modernidad se planteó, en primer lugar, desde la teoría del derecho positivo y con el objeto del resguardo mismo del principio de la libertad individual, en tanto único principio verdadero, universal y científico del derecho, fundamento puro y natural de las relaciones sociales, contrapuesto a lo meramente ideológico y político (equidad, necesidad) que para esta teoría, representaba el marxismo --- . El concepto de la libertad individual - en el ámbito de la escuela filosófica alemana neo-kantiana- debía encontrar ahora su plena verdad, incorporando en "su derecho"' a la colectividad social en general, como partícipe de la libertad contractual de la sociedad en conflicto. En esto consistió el reformismo legal del derecho positivo, por el cual, una parte de la sociedad -dueña del capital y hasta entonces monopolizadora del principio de la libertad individual- debía vincularse con el resto de la sociedad (asalariada) en el mismo terreno de la libertad contractual. Por otra parte, el nuevo siglo (xix) había amanecido con una nueva concepción del Derecho y del Estado cuanto Hegel se había propuesto fundarlo sobre la Razón, superando el naturalismo positivista y, por ende, los intereses-fines propios de los individuos. El Estado, ai que identifica con el "mundo ético" no podía vivir a ¡a suerte de la naturaleza o a merced de los caprichos o necesidades históricas de los simples mortales: el Estado como algo inherentemente racional" y. por ende, como "auto-conciencia", es decir, como "espíritu universal", que contiene en sí, como un Todo idéntico a si mismo, a lo particular. "Lo universal que tiene a lo particular como su opuesto, pero lo particular que por su auto-reflexión ha sido equiparado a lo universal" "' .
222 Cerroni. U. \ otros. Marx, el Derecho y el Estado. Editorial Oikü^. l'au. Barcelona. 1969 22."^ Ver Hegel. Philosophy ofRl^hí (1820) Oxford Uni\ersil\ Press. EE.UU., 1952 (frase traducida por esta atitora]. Es interesante anotar qtie Hegel plantea explícitairtente la necesidad de fundar una "ciencia del Estado", pero no de establecer "¡o que debe ser el Estado", entendido como un modelo histórico, lo cual está lejos de ser su intensión teórica. La tarea de darle figura histórica a este Estado-Razón fue uno de los desafíos más importantes a que se \ io enfrentada la ciencia política moderna \ la misma sociedad contemporánea a lo largo del siglo \ i \ > x\. alcanzando una máxima expresión en el EstadoTodo del socialismo real. ho\ en crisis.
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La revolución teórica que se produjo a partir de la filosofía del derecho y del Estado de Hegel, sentaría las bases para repensar las relaciones histórico-jurídicas de la sociedad moderna, y. específicamente, de las relaciones entre las clases sociales en conflicto. Se vislumbraba hacia lo lejos la utopía del fin de la lucha de clases y de su encuentro en el universal: en el Estado-Derecho. La lógica reformista de una de las épocas más fructíferas de la humanidad, encontró también su expresión ético social en la figura cumbre de Augusto Compte. Recién salido de su "episodio cerebral"", como llamó Compte a su locura que lo internó en el manicomio a fines de 1820. escribió su Curso de Filosofía Positiva (1830- 1842), que lo condujo a la fundación de su ""religión positivista"" que tanto influjo tuvo en los intelectuales de fines del siglo xix y hasta mediados del siglo xx. reclamando reformas a las costumbres e ideas morales como condición necesaria de las reformas de la economía. En los fundamentos de su ""religión de la humanidad"" intenta unir la economía política a la moral, afirmando el carácter humano y colectivo de los hechos económicos. Desde aquí arranca la fundación de la "ciencia social"" -la sociología- que hace de la dimensión colectiva, al mismo tiempo que un objeto de conocimiento científico, una vocación del hombre. "'El hombre existe, pero existe únicamente en cuanto es función del grupo. Es. pero es un ente social. Su existencia y su anhelo de felicidad sólo pueden encontrar vigencia dentro del grupo. Hay que estudiar, por lo tanto, al grupo, pero en forma científica. En Compte. el carácter que asume esta ciencia social se aleja sustancialmente de la verdad especulativa para comprometerse con el desarrollo de la humanidad, tínico fin del conocimiento. La ciencia de lo social está estrechamente unida a la aplicación de medidas, las que deben descansar en la previsión otorgada por el saber y método científico. "La ciencia no es sólo un sistema de conocimientos, sino que es conocimiento para prever. La verdad no puede tener un fin en sí misma, tiene que mirar hacia la posibilidad de obtener aplicaciones útiles"" --' . Pero será principalmente en el ámbito de la economía política donde se producirá la reacción más fuerte por la reforma de la libertad de explotación y del maquinismo propiciado por la escuela clásica (Smith y Ricardo). La primera y una de las más importantes contrastaciones a esta teoría económica clásica se levantará por parte del economista ginebrino calvinista Sismondi. discípulo Smith y Ricardo. En su Nouveaux Principe de Economic Politique (1829) se rebela contra un sistema en el cual el hombre no era sino un mero instrumento y contra una economía que perseguía ¡a riqueza, pero no el bienestar de! hombre y la sociedad. No obstante. Sismondi no llega a condenar al capitalismo en sí mismo, sino que pretende atenuar los sufrimientos de los asalariados a través de lo que se ha llamado "capitalismo jurídico'", es decir, a través de la legislación social. Plantea que la pobreza del salario no es el único factor de la miseria del obrero, sino su inestabilidad en el empleo y propone dar a los obreros "el derecho de coalición, hacer obligatorio el reposo semanal (...) y 224 Fuentealba. Luis. "Compte. la realidad \ su^ proyeeeiones". en Hiiinhres Eíninemes. Santiago. 1959. p. 87. Compte ftie uno de los grandes inspiradores de la intelectualidad científica en Chile, la que se sintió en buena medida responsable del bienestar del hombre > la sociedad. Esto, especialmente tomando en cuenta aquellos dos pilares sobre los cuales descansaba, para Compte. el destino de la sociedad moderna: el poder espiritual en manos de los sabios \ el poder temporal en manos de los industriales.
unir jurídicamente al obrero con la empresa de manera durable (...) para darle un salario aún cuando cese de darle trabajo". A estas medidas, entre otras, Sismondi llama "garantismo". es decir, prevención --\ Por su parte, el filósofo y economista francés de madre inglesa. Charles DuPont- White fue quizá el primero que llevó el concepto hegeliano del Estado, al ten-eno de la política social. Indignado con la "ley de la hambruna mortal de la clase obrera" y reconociendo la "lucha necesaria" entre capitalismo y trabajo. DuPont- White se preocupó de prevenir la revolución social. En su Ensayo sobre las relaciones del trabajo con el capital (1846), la solución que propone es "la caridad de las leyes", organizando en gran escala la asistencia piíblica. la enseñanza popular y creando un seguro contra la crisis, reclamando el sufragio universal como condición necesaria de una política social. Con este programa, DuPont- White hace un llamado al Estado durante el segundo cuarto del siglo xix con el objeto de que éste reglamente el taller. En una época en que tanto liberales como socialistas estaban de acuerdo con la progresiva reducción del Estado. DuPont-White toma la ofensiva, intentando demostrar que factores históricos como el "aumento de la densidad de la población, el progreso moral, el progreso jurídico, el progreso económico, acarrea, por el contrario, la extensión y complicación creciente del rol del Estado." DuPont- White plantea que el "gobierno es a la vez el instrumento y agente del progreso, asumiendo un rol sin cesar creciente y una estructura cada vez más centralizada". Sacando a luz su hegelianismo. DuPont-White encarna la Razón en el Estado y dice que "la humanidad es mejor en el Estado que en los individuos: se purifica, porque se eleva en este ser colectivo." Sin embargo. Estado e individuo no se oponen, sino que se apoyan y engrandecen recíprocamente. Para él la libertad no significa el desmenuzamiento del poder. "La libertad no implica para una sociedad ser poco gobernada, sino ser en sí misma su gobierno" "^ . En mayo de 1891. salía a la luz la encíclica Rerum Novarum de León XIIL que estableció las bases de un nuevo planteamiento de la Iglesia respecto de la preocupación social. A través de ella el papado tomaba una posición en relación al emergente movimiento obrero, instando a los gobiernos a realizar una vasta reforma legislativo-social que encauzará pacíficamente la protesta de los explotados y desviase su creciente adhesión a los postulantes del marxismo y del socialismo. Planteaba que "es de extrema necesidad ir en ayuda, sin demora y con oportunas medidas, de los proletarios que en su mayor parte se encuentran en ínfimas condiciones, indignas del hombre...".
22.^ Ville\. Daniel. Hi.\Ior!a Je kiA Cnintlcs Dt/ctrinas Ecominticas. Editorial Nova. Buenos Aires. 1960. p. 221 226 Ibid. "
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Entre las medidas a adoptar señalaba, en primer lugar, ios "Remedios Divinos" consistentes en la instrucción doctrinaria a los obreros y a los pobres de que la desigualdad era natural, necesaria y conveniente al hombre; que el trabajo era penoso pues, como el pecado, era de carácter expiatorio: que la relación entre el capital y el trabajo no era de lucha, sino de unidad, en función de sus mutuos deberes. Recuerda a los ricos el peligro de las riquezas, de las que no son sino meros administradores, pues es Dios el dueño absoluto de ellas y que debían usar lo superfluo en ahvio del menesteroso. Recuerda a los pobres que no es deshonra la pobreza, ni ganarse el sustento con el salario; que la verdadera riqueza es la virtud y que ellos son los predilectos de Dios. Los "'Remedios Humanos" debían, en segundo lugar, ir aparejados con lo anterior y sus agentes principales eran el Estado, los patrones \ los obreros. Que era el deber del Estado procurar, mediante las leyes y la administración pública, solucionar la cuestión obrera, defendiendo al mismo tiempo ¡a propiedad privada y reprimiendo por !a fuerza para alejar a los obreros de los agitadores y subversivos. Que la defensa de la clase obrera la debía realizar el Estado a tra\ és de las siguientes medidas: descanso dominical, evitando el trabajo excesivo y limitando el de las mujeres y niños, procurando el pago de un salario justo, facilitando al obrero la adquisición de propiedad privada. En relación a la acción positiva a ejercer por parte de obreros y patrones, la encíclica señala como medidas: organizar sociedades de socorros mutuos, de previsión y patronatos: organizar asociaciones obreras y privadas de carácter religioso" --'. Las autoridades doctrinarias de la Iglesia produjeron, con estos conceptos, un fuerte impacto social y patronal muy especialmente, entre los grupos conservadores. La Rerum Novarum entregaba, nada menos, que la base ideológica para un moderno proyecto de orden moral-divino que venía a complementar la filosofía del derecho satisfaciendo a los espíritus católicos-conservadores: León XIII -siguiendo la tradición conservadora de la iglesia católica- sustentaba, una vez más, el orden moral en la desigualdad natural y la resignación del pecado. Pero, por otra parte, la Encíclica se vinculaba a la modernidad en su concepto de poder y deber legítimo del Estado, como fuente de orden social histórico, combinando la represión con el resguardo de la humana integridad del explotado. Desde diversas vertientes, el pensamiento de "la reforma"" abrazaba el tiempo nuevo, orientando a las clases dirigentes que detentaban el poder para la realización de su propia revolución legislativa, única vía duradera de salvaguardia del orden social. Alemania se constituyó en el suelo propicio para la aplicación histórica de un pensamiento y una obra de reformas sociales y económicas que marcarían la pauta de un camino que debieron seguir las demás naciones luego de la Primera Guerra Mundial. Con respecto a otros países europeos -en especial Inglaterra y Francia-. Alemania tuvo un desarrolJo industrial tardío (siglo xixj y. por lo tanto, hubo de entrar en una pugna comercial desigual con las tradicionales naciones industriales europeas que. a 227 Humeres. H.. Apuntes del Derecho del Trabajo y h¡ Sei^iirídod Social. Santiago. Editorial Jurídica. 1973.
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nombre del libre mercado, amenazaban competitivamente con aplastar cualquier esfuerzo industrial que se levantare en Europa. Ante la problemática de esta lucha comercial desigual que sufría Alemania, el economista Federico Lizt, nacido en 1798, de origen burgués y que vivió varios años en Estados Unidos, -donde observó también la lucha de este país por librarse de la dependencia económica con Inglaterra, concibió su Sistema Nacional de Economía Política, donde planteó la doctrina del proteccionismo nacional. Manteniéndose fiel al modelo capitalista y al libre cambio interno, Lizt plantea aquí la responsabilidad de la nación y. por consiguiente, del Estado, de proteger sus fuerzas productivas para el porvenir. "Los economistas clásicos razonan siempre en términos de valor. Lizt presenta el problema en términos de 'potencial industrial nacional", introduciendo aquí la categoría del tiempo, presente en este concepto de potencialidad" --**. El pensamiento de Lizt arraigó muy fuertemente en Alemania y el concepto de protección de las fuerzas productivas incluyó explícitamente a la mano de obra asalariada, como una de las riquezas básicas que una nación y el Estado debía proteger y resguardar. La miseria y la mortandad de la clase obrera, los sucesos políticos revolucionarios de 1848, la fuerza con que prendió el Manifiesto Comunista entre los trabajadores y las propias exigencias y proyectos del industrialismo capitalista alemán, indujeron a plantear la urgencia de una legislación social que, al mismo tiempo que mitigara la presión social, convirtiera y concibiera a la fuerza del trabajo como uno de los recursos más importantes del desarrollo económico de la nación. Se consolidaba "una tendencia nacionalista, social intervencionista; una gran concepción de la economía política, que ve en ella una ciencia de fines de grupo social y de estado, más bien que de mecanismos de la producción, de la circulación y del reparto de riquezas "' --". La fuerza de la realidad histórica y el arraigo que tuvieron las ideas reformistas del capitalismo en Alemania, condujo a la fundación allí, hacia los años de 1860.de la Asociación para la Política Social. Esta asociación solicitaba del Estado la intervención en el desarrollo de condiciones sociales que aseguraran la subsistencia de los asalariados y evitase los excesos liberales, "una legislación fabril más eficaz, mayor influencia de los asalariados en el contrato de trabajo, una mejora de las condiciones de vivienda, enseñanza popular y otras innovaciones" --'". Dicha asociación de intelectuales reformadores promovió un vasto movimiento al interior de Alemania. Por medio de investigaciones y encuestas promovía y preparaba acciones legislativas y abría debate político acerca del imperativo de la política social y la amenaza del socialismo. En plena Alemania bismarkiana. reformadores, conserx-'adores y católicos, trabajaron consensualmente en la elaboración de una reforma social de vastas proporciones y fueron convenciendo en los últimos años del régimen de Bismark "de la necesidad" de una política social adecuada a la moderna sociedad industrial, que redujera las tensiones sociales y fuera soportada por el sentido de responsabilidad 2:81bid..p.224 229 Ibid.. p.22.i 2,10 64 Tre^e. VV.. Hiuona de Alemania. Kditorial LTEH.A. .México. 1964. p. 1.19
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del pueblo y del gobierno y tratara de reconducir a la clase obrera, cortejada por el socialismo, hacia el estado y la comunidad popular" -''. En la proclama imperial del 17 de noviembre de 1881, Bismark abría paso a 'ia primera gran obra social-política conjunta de la sociedad capitalista industrial moderna". En dicha proclama se anunciaron tres grandes leyes de seguros que se aplicarían en los ocho años siguientes: en 1883 se crearon las Cajas contra las Enfermedades, en 1884 el Seguro contra Accidentes, siguiendo ¡as leyes de pensiones contra la invalidez y vejez. "Mediante este complejo de leyes, la nueva política económica (no manchesteriana) obtenía su complemento social-politico orgánico y su coronación lógica. Al propio tiempo, completóse con ello, en forma positiva, la política antisocialista negativa de las prohibiciones" -'-. A través de este recorrido por las principales corrientes reformadoras costo social del capitalismo y de la exposición acerca de su reforma pionera en uno de los países más cultos y represivos de Europa, hemos querido mostrar los fundamentos sobre los cuales se levantó la reforma capitalista de la post-primera guerra, tanto en Europa como en América y específicamente en Chile. El Tratado de Versalles (1919) consagró todos estos principios reformadores y creó la Oficina Internacional del Trabajo, como respuesta histórica al creciente sonido del oleaje de la revolución social.
231 Ibid., p. 140 232 Ibid..p. 141
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3. LA LEY ABORTADA 'Wo esperamos nada de las promesas de los partidos burgueses (...). Reunamos nuestras fuerzas, obtengamos la capaddad de hacer las leyes y ejecutarlas y quedará resuelto el problema". (Recabarren, 1920).
"Quieren los obreros que vaya a la Camará a hacer las leyes obreras, opuestas a las leyes burguesas". No. Ya comprendemos los obreros que el problema social no se resolverá por medio de leyes, pues la burguesía capitalista jamás habrá de permitir que se hagan leyes benéficas para el pueblo y si algunas se hicieran, no las respetará".. (Recabarren, 1921).
Las pocas leyes sociales que se habían logrado dictar ya entrando el siglo XX en Chile, reinaban en el incumplimiento histórico. El gran bombo que se había dado a la Ley de Habitaciones Obreras, por ejemplo, había resultado ser una enorme pompa de jabón para lavar las conciencias del escándalo. Todo había continuado igual en la miseria del conventillo y el rancho, los que. además de solazarse en la podredumbre de sus muros alicaídos, esquilmaban e! escuálido bolsillo obrero con sus arrogantes alquileres. Un día los trabajadores de Antofagasta decidieron apropiársela, "cansados -dijeronde esperar pacientemente que los hombres dirigentes del país dictaran alguna medida" que detuviese el alza exhorbitante de los arriendos. Fue entonces cuando la Liga de Arrendatarios, compuesta de más de 20 sociedades obreras gremialistas, dictó su propia ley "salvadora", como la catalogaron: "cada propietario de casas debía bajar un 50% sus cánones de arrendamiento." Una ley "dictada por el pueblo" que no fue publicada en el Diario Oficial, pero que se promulgó, "por medio de vibrantes discursos, en cada puerta de los propietarios de casas" -"\ Un acto histórico, pero principalmente, simbólico: "En Chile -había dicho el diputado por Antofagasta Antonio Pinto Duran- indirectamente es el pueblo el que está gobernando el país" -'''. En Chile entonces se veía emerger una nueva figura de las clases populares "que ya no son los mansos corderos de antaño" -'\ mientras el Ejecutivo poco a poco se distanciaba del partidismo parlamentario, acercándose a la intelectualidad en vista de un proyecto nacional de reforma. El gobierno de Sanfuentes se rodeó de personeros comprometidos con el ideario del cambio jurídico, formando comisiones gubernativas especializadas en cuestiones 233 "La ley dictada por la Liga de Arrendatarios". £/Crdíco. Antofagasta. julio .1919 234 Ibid. 235 Ibid,
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sociales, haciéndose asesorar por organismos técnicos estatales como la Oficina del Trabajo y creando una verdadera red de colaboradores intelectuales, como los comisionados a Antofagasta, Daniel Martner. Fernández Peña y otros. De esta manera y aunando cierta fuerza de voluntad por la reforma, el gobierno de Sanfuentes se abocó al estudio y elaboración de proyectos de leyes tales como el de la creación del Ministerio del Trabajo y de la Previsión Social, el que reglamentaba el trabajo de las mujeres y de los niños, el de la jornada máxima de trabajo, de accidentes del trabajo, de pago de salarios, de asociaciones profesionales y de salario mínimo^-'''. Al mismo tiempo, el gobierno iniciaba una abierta ofensiva por el cumplimiento de las pocas leyes ya aprobadas, en especial el de habitaciones obreras, presionando sobre los organismos civiles encargados de su aplicación, como el Consejo Superior de Habitaciones Obreras, presidido por Francisco Subercaseaux. En julio de 1919 el Ministro del Interior se dirigió al Consejo Superior de Habitaciones Obreras en los términos siguientes; El Ministerio de mi cargo tiene el propósito de impulsar decididamente y por todos los medios a su alcance el mejoramiento de las habitaciones populares. {Que tenía el "doloroso convencimiento" de que subsistía íntegramente el problema de la habitación popular a pesar de la legislación dictada hacía ya 13 años). Estimo superfluo insistir sobre los males irreparables que necesariamente acarrea la tolerancia de un estado de cosas abiertamente contrario a una ley de la República, dictada en nombre de los más elevados y permanentes interese nacionales, los que miran a la salvaguardia de la salud y de la moralidad pública i a la conservación misma de la raza. No es, por otra parte, aventurado afirmar que hoy día las reformas de las habitaciones populares ha llegado a constituir en cierto modo un imperativo categórico de la conciencia nacional. Luis Serrano. Ministro del Interior-".
236 Boletín de la Oficina del Trabajo. N° 13, Año X, 1920. p. 119 237 Ibid., p. 63
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Alessandri llego al poder en medio de un país convulsionado por las huelgas y el malestar popular, portando el vasto programa de legislación social para imponer la "armonía de las clases en base a la justicia social, lo cual sólo podía cimentarse en el reconocimiento de ios derechos esenciaíes de ios trabajadores, como ía ftueíga. ía judicatura del trabajo, la previsión social y varias más que olían a azufre a la oligarquía imperante'" -"", En la proclamación de su candidatura Alessandri advertía: "(...) quiero ser amenaza para los espíritus reaccionarios, para los que resisten toda reforma justa y necesaria: esos son los propagandistas del desconcierto y del trastorno. Yo quiero ser amenaza para los que se alzan contra los principios de justicia y de derecho. Quiero ser amenaza para todos aquellos que permanecen ciegos, sordos y mudos ante la evolución del momento histórico presente, sin apreciar las exigencias actuales para la grandeza de este país. Quiero ser amenaza para los que no saben amarlo y no son capaces de hacer ningiín sacrificio por servicio" -"*. En todo el mundo occidental se escuchaba la prédica socialista anunciando a viva voz el advenimiento de la igualdad y la justicia y llamando a la lucha frontal con la clase dueña del capital y que monopolizaba el ejercicio del poder. Se rodaba en Santiago la película nacional Uno de Abajo presentada por Minerva Film, compañía cinematográfica fundada por un entusiasta grupo de jóvenes artistas. AiJj aparecía la imagen deJ puebJo inquieto, reunido y aatado. Manifestaciones, mítines y la organización de un paro obrero nacional fueron las presiones ejercidas por iinportantes sectores de la clase obrera para defender el triunfo de Alessandri, que amenazaba ser arrebatado por el Congreso Pleno y el Tribunal de Honor. Marchando a pie desde Purranque a Santiago, una comisión de obreros venía a felicitar al presidente electo. La dividida Federación Obrera de Chile se mantuvo, una. a la espera del cumplimiento del programa del nuevo mandatario y la otra, que luchaba por el socialismo y portaba estandarte rojo, asumió la posición del estado de alerta. Los cuatro hombres que siinbolizaron el nuevo siglo subieron simultáneamente al poder: Alessandri al sillón presidencial: Pedro Aguirre Cerda, joven presidente del Partido Radical, al Ministerio del Interior: el Dr. Exequiel González Cortés y Luis Emilio Recabarren a la Cámara de Diputados. Los tres primeros portaban el texto histórico de la reforma del orden establecido; el cuarto los esperaba con el contraproyecto democrático popular. Si bien Recabarren suponía el rechazo de su proyecto, tampoco Alessandri y los suyos tendrían éxito dentro del esquema de la democracia liberal de la aristocracia y la burguesía, la que, si bien había abandonado el sillón ilustre del gobierno, se atrincheró con afiladas garras al sillón histórico del poder de clase: el parlamento. 238 Olavarría. A.,C/i;7í' einre ílm Alc^^aiidii. Santiago. Editorial .Nacimiento. 1962. p. 62 2,39 Pinto Z.. Fernando. Cmiiicii política del sií(li> XX. Editorial Orbe. Santiago. 1972. p.88
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Apenas en el gobierno. Alessandri presentó al Congreso la carta máxima de la reforma; el Código del Trabajo, imperativo social en un país como Chile donde el desarrollo industrial era una realidad y. tal vez. un destino. "Simultáneamente con el industrialismo -planteaba el proyecto- se ha operado en Chile una transformación profunda y radical de las antiguas ideas dominantes en el criterio piiblico. sobre el problema del trabajo y la forma en que debe propenderse a su solución. Y esta evolución en el campo de las ideas, que obedece a una necesidad real y efectiva en el terreno de los hechos. y que creó una ciencia nueva, la Economía Social, se ha intensificado con los nuevos conceptos y nuevos valores que la gran guerra ha puesto en evidencia y que tienden a que la vida del obrero se desarrolle más en armonía con los principios de justicia y solidaridad humana, que dirigen la evolución social de los pueblos contemporáneos" -"*". Dicho Código comprendía: en su Libro I: Contrato de Trabajo y Régimen de Salario: prohibición de pago en fichas, salario mínimo, protección del trabajo a domicilio, creación de comités de salarios, control del Gobierno de los precios de los artículos de primera necesidad, participación de los obreros en los beneficios de las industrias. El Libro II de dicho Código reglamentaba minuciosamente las diversas modalidades de trabajo: edad de admisión (14 años), jornada de ocho horas, vigilancia por parte del Estado del trabajo de mujeres y niños (higiene, seguridad y moralidad) "ante la necesidad suprema de salvaguardar el futuro de la raza, manteniendo intactas las fuerzas vivas que aseguran su conservación y renovación indefinida", descanso semanal, reglamentación de la higiene y seguridad en el trabajo, creación de la Inspección del Trabajo. El Libro III del Código trataba acerca de la trascendental organización de sindicatos de profesionales y la solución de los conflictos entre el capital y el trabajo (huelgas) por medio de la creación de los Tribunales de Conciliación y Arbitraje. Incorporando al proyecto de Código del Trabajo el proyecto de Previsión Social del Dr. Exequiel González Cortés, completaba la trascendencia reformadora del nuevo Código, el Libro IV estaba dedicado a la "importantísima materia" de la Previsión y los Seguros Sociales que tendía a paliar los problemas derivados del "riesgo profesional". Esta parte contemplaba la reforma a la ley de accidentes del trabajo y la creación de la Caja Nacional de Seguro Obrero Obligatorio, en forma análoga a la que existía en países como Alemania. Uruguay. Australia, Luxemburgo. Italia. Holanda. Noruega, etc. "Con el establecimiento de los Seguros Sociales, la Beneficencia Pública se descargará de gran parte de la masa anónima que a ella recurre en último término; y el Estado, como en el caso del paro forzoso, no tendrá que desvelarse en atender a la alimentación y albergue de las grandes masas de desocupados que las crisis periódicas de las industrias arrojan despiadadas en el abismo de la desesperación y la miseria". Se desprendía así el Estado, a través de este proyecto de Seguridad Social, del tradicional rol liberal de "Estado de Emergencia" del capital. En dicho Libro IV se contemplaba, además, el fomento y reglamentación de las cooperativas y el desarrollo de la habitación obrera. Como corolario de dicho Código, se contempla la creación del Ministerio de Agricultura. Trabajo y Previsión Social -•".
240 Bdlclíii de la O/iciiiu del Trabüiu.\' 24! Ibid.
17. i921. pp. 3-22
Terminaba Alessandri la fundamentación del gran proyecto del Código del Trabajo, con estas palabras: "No debe estimarse este Código como un ataque al capital y a la riqueza, porque no es posible desconocer la importancia enorme que ha tenido en el progreso de las naciones, f...) Al legislar sobre el trabajo a la par que se da satisfacción a los principios fundamentales de humanidad y solidaridad social, se juzga el problema obrero como factor económico eficiente y se resguarda también los derechos sagrados del capital, ya que. en la armonía y concordia de estos dos grandes factores de la riqueza pública, capital y trabajo, estriba la base fundamental de la grandeza y prosperidad económica de la República. Precisamente a encontrar la ecuación de armonía y concordia de estos dos grandes factores, sobre la base de la justicia, el derecho y el respeto al orden social actualmente establecido, va encaminado este Código del Trabajo que se entrega a la deliberación del Congreso Nacional. Confiamos en el patriotismo de todos sus miembros para que este proyecto sea pronto ley de la República y venga a realizar así la más honda aspiración del gobierno: darle al pueblo una legislación social lo más amplia posible, dentro de los principios de mutualidad, previsión y seguros sociales""-^Ocupado el Parlamento, con mayoría opositora, de imponer todo tipo de obstáculos a la gestión y propia existencia del gobierno legislador de Alessandri, el gran proyecto del Código del Trabajo quedó atrapado dentro de la maraña de acusaciones ministeriales, sin que ni siquiera se llevase a discusión. En buena medida este proyecto recogía en sí mismo aspiraciones obreras largamente exigidas, reivindicaciones que habían motivado muchas huelgas y movimientos, en especial la jornada de ocho horas, el descanso dominical, la reglamentación del trabajo de las mujeres y niños y en general todas aquellas medidas que tendieran a disminuir la explotación y recuperar en parte la plusvalía del trabajo. Sin embargo, considerando el proyecto como un todo, el cual tendía a la reconciliación social y al mantenimiento del orden establecido, distaba de las aspiraciones democráticas de la clase obrera organizada. De hecho, el proyecto de Código del Trabajo y Previsión Social levantaba a! Estado en un Super-Poder-Social, con injerencia directa en los problemas del trabajo y la seguridad previsional. El Estado se convertía en un aparato fiscalizador y normativo, participando activamente en los conflictos del trabajo (Tribunales de Conciliación y Arbitraje) y en todo lo vinculado con el régimen de producción (Inspección del Trabajo), estando también presente en las cajas de seguro a nivel central y local. Así, tras el proyecto de Código del Trabajo y Previsión Social había un proyecto de Estado interventor que pretendía restar iniciativa a la clase obrera organizada de la época, la que insistía en hacer descansar en su propia iniciativa cualquier proyecto de solución de la cuestión social.
242 Ibid., p. 22
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Expresión de esta diferencia radical fue e! proyecto de Recabarren de "Cámaras del Trabajo", presentando al Congreso en julio de 1921, las que estarían "facultadas para resolver los problemas sociales del presente y del porvenir." Dicho proyecto creaba en cada provincia "'un cuei"po legislativo" que legislará sobre el problema más grave de la época: la cuestión social y las relaciones entre el capital y el trabajo. "Nada más monumental -decía Recabarren- podrá hacer el Parlamento chileno que repartir la labor de protección a la organización social, entregando a obreros y patrones, como elementos directamente interesados, la solución de los múltiples problemas que surgen del trabajo". Esto significaba, en la práctica, ""entregar a obreros y patrones organizados de cada provincia el derecho a legislar sobre sus respectivos intereses". (...) "'Realizando este proyecto -planteaba Recabarren- aliviaremos al Parlamento Nacional, al gobierno, a la magistratura y a las autoridades generales del país, de la inmensa labor que hoy tienen sobre sí con el advenimiento social obrero que se desarrolla a través de la República y que adquirirá, cada nuevo día. mayor desarrollo e importancia, pues el movimiento obrero no es sólo una agitación para alcanzar el perfeccionamiento de su civilización
Recabarren concebía dichas Cámaras del Trabajo Provinciales formadas por cinco miembros nombrados por la Federación Obrera de Chile, u otras organizaciones obreras que luchaban por los derechos de ios trabajadores y por cinco miembros designados por la organización patronal (industrial y comercial). Si ésta se negare a nombrar a sus miembros representativos, dichas cámaras tendrían pleno poder para legislar con sus miembros obreros de la Federación. Las atribuciones de estas Cámaras contemplaban: la reglamentación de las condiciones de trabajo, la fijación de salarios o precios mínimos del trabajo a trato; horarios ordinarios (no más de cuarenta y ocho horas semanales diurnas y cuarenta y dos semanales nocturnas): reglamentación de la higiene de fábricas y habitaciones que ocupaban ¡os obreros contratados (minas, salitreras, fundos, vías férreas, etc.): reglamentación de servicios sanitarios y aplicación de ley de accidentes, fijación de precios de los productos, fijación del porcentaje de utilidad anual que debía repartirse entre el personal y organizar cooperativas de trabajo obreras. Establecía en el proyecto una serie de medidas reglamentarias sobre el proceso de votación y resolución de reclamos y que las huelgas sólo se podrían realizar a partir del sexto día de reclamo si la Cámara no hubiese emitido fallo alguno. El papel del Estado se reducía a financiar una parte de las Cámaras del Trabajo, a aportar la fuerza piíblica necesaria para el respaldo de las resoluciones de las Cámaras, a controlar las listas de industriales y comerciantes que pagasen patentes y a que el Presidente de la Repiíblica nombrase una comisión de tres personas que arbitrara ante empate repetido de votos durante tres sesiones de las Cámaras de Trabajo. Aún más. este proyecto consideraba a las municipalidades, ""como cualquier industrial".
243 Recabarren. Luis B.. "ProNeclo Cámara del Trabajo", en Federación Obrera. Santiago, ¡921
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Pasado a Comisión, el proyecto obviamente no salió de allí, pero no por ello dejó de levantar palabras de horror en las cámaras ante el claro significado "comunista" que encerraba. No obstante que había un cierto consenso en el país -incluyendo a los sectores industriales representados por la SOFOFA- acerca de la necesidad de legislar para "solucionar" los graves problemas sociales y las huelgas, los parlamentarios comenzaron a darse vuelta inútilmente en mociones, indicaciones y discursos que a nada condujeron. Los partidarios del programa de gobierno predicaban en el desierto acerca de la necesidad de encauzar pacíficamente la irresistible revolución social mediante la legislación. El Congreso se entretuvo durante meses en la discusión del proyecto de reforma de la Ley de Accidentes del Trabajo que desde antes del advenimiento de Alessandri se había enviado al Parlamento. Incluso en el año 1922 ni siquiera existía ya la Comisión de Legislación Social de dicho Congreso, que se había formado un año antes para el estudio de los proyectos relativos a dicha temática. En el país y especialmente en el seno de la clase obrera, se abrió el debate acerca de la naturaleza, carácter y sentido de "lo legal". La Federación Obrera pasó a imprenta uno y otro artículo llamando a tomar conciencia al pueblo de esta nueva "farsa" para la mejor dominación. .Agradecía a Alessandri el haber puesto ai descubierto la falsedad de un programa basado en la ley. ilusión ilustrada ante el poder real de la burguesía y su cotidiano paso de revista a las bayonetas. La única ley imperante era la que ella mandaba ensartada en el tubo del fusil. "¿Qué es lo legal? -se preguntaba la Federación- ¿Es un imperativo moral o es una imposición colectiva? (...) Si es un imperativo moral la ley. ¿por qué se rodea para existir del aparato de la fuerza? (...) Concepto que vela la realidad: lo legal protege sus intereses y existe para defenderlos (la burguesía). (...) La ley, vieja divinidad mentirosa (...)'" -"'^. La historia social y económica de Chile estaba difícilmente entrampada. La crisis del mercado salitrero mostraba su rostro al descubierto con la paralización de las faenas que obligó a 47.654 personas a emigrar hacia el sur. Los minerales de cobre de Chuquicamata y El Teniente dejaron cesantes a 9.422 personas: la industria del vidrio y la edificación, a 3.846 obreros -^\ La presión social obrera que estallaba en el norte -matanza de San Gregorio- se disemina a lo largo del país. En Santiago, los altivos obreros de la la. pampa salitrera pasaron a ser -como se decía- "pordioseros del Estado" y se vieron obligados a refugiar su conciencia proletaria en los recintos especialmente acondicionados por el Estado para el ejército proletario de reserva del capitalismo: los albergues.
244FÜCH. 1992. mayo 28 245 Federación Obrera. Santiaeo. 1922. ¡unió 4,
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Sólo en Valparaíso el Estado alimentaba a 3.000 desocupados. Cumplido su rol liberal del "Estado de Emergencia", luego había de arrojar la reserva a través de la RepúbUca. por los campos y ciudades del territorio a mendigar el salario de la oferta y la demanda. "He tenido conocimiento en la tarde de hoy de que se ha notificado en todos los albergues a los refugiados solteros que deben indicar un sitio de la República adonde quieran irse (Recabarren en el Parlamento) para darles pasaje mañana mismo y a los que no quieran irse, se les arrojará de los albergues. (...) Se va a desparramar a estos obreros en toda la República, sin asegurarles trabajo, sin que sepan qué van a hacer'"
-"A procrear...'', le contestó un diputado-^^ La peste blanca (Tbc) brotaba entre los habitantes pobres de Chile, albergado el microbio en las cavernas de su debilidad, dolor y miseria. La peste en su avance progresivo "afecta ya al 85% de la población" -•'•\ No menos trágico era el problema de la viruela, del tifus y de todas las variaciones de la infección capitalista. La gravedad de la emergencia encontraba al país sin sanatorios y hospitales para infecciosos, mostrando a veces el horroroso cuadro de hasta tres variolosos por cama. y en general con una deficiente estructura asistencial; con maternidades en cantidad mínima, con una casa "donde los locos van a rematarse", a ello se le suma que la crisis general había disminuido los recursos de la caridad y reducido a la mitad el aporte anual del Estado a la Beneficencia (de un Presupuesto de $ 20.000.000 sólo había dado $ 10.000.000). Esta realidad golpeaba profundamente la conciencia del estamento médico chileno, especialmente cuando comprobada en los hechos, la enorme cantidad de vidas perdidas por falta de una atención médica eficiente y oportuna. Insistió el Dr. González Cortés ante las Cámaras, el año 1922, presentando un proyecto de Previsión Social por separado, con la convicción de que la única solución para el grave problema de mortandad del pueblo estaba en la "fundación de Cajas para enfermos que tienen por objeto suministrar a los enfermos pobres atención médica gratuita, farmacéutica, y en socorro para la subsistencia de la familia, durante la enfermedad de su jefe y una pensión en caso de invalidez absoluta para el trabajo y entrega a la familia de una cuota fija en caso de defunción", a imitación de lo que hacía décadas efectuaban las Sociedades de Socorros Mutuos y que González Cortés proponía, apoyándose en lo que estaban haciendo los europeos y que él había conocido en sus viajes por ese continente. El sistema de seguro que proponía debía financiarse en forme tripartita, por los trabajadores, por los patrones y por el Estado. Los cálculos realizados en base a un millón de asegurados producirían la suma de cien millones de 246 Recabarren en !a Cámara de Diputados. Boletín de Sí'^io/w^ del Congreso. Dipulados. Sesión Extraordinaria. 9 e diciembre. 1921. p. 216 247 Contestación a Recabarren. en Ibid, 248 Ibid.
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pesos, de los cuales aportaría el Estado $ 15.000.000, los asegurados $ 30.000.000 y los patrones $ 45.000.000, financiándose el resto con las multas e impuestos especiales. En la práctica a los obreros se les debía descontar el 2% del salario, los patrones aportarían el 3% y el Estado el 1%. Justificaba la cuota patronal "con la consideración de que este seguro hará la vida del trabajador más humana y consoladora, demostrará que el capital toma parte importante en la suerte de sus auxiliares y producirá, en una forma suave y racional, la paz social, la alianza cordial entre dos grandes factores de la producción, hoy profundamente divorciados por la triste y real miseria de los que trabajan y también por el odio ciego e insensato que en ellos van destilando los profesionales de la revolución y los ensueños locos" -•*'. El proyecto exigía obligatoriedad del seguro para todos los que no tuvieren otro medio de subsistencia que su salario y que no excediera dicho salario de $ 5.000 anuales en las capitales de provincia y para los artesanos de trabajo a domicilio, para vendedores callejeros, pequeños comerciantes y pequeños industriales cuya renta no excediera del límite establecido. Sólo quedaban exceptuados de la obligatoriedad las personas que pertenecieran a una sociedad de socorros mutuos que prestase a sus asociados un servicio equivalente a este seguro y que fuese reconocido por la Caja. El fondo de capital acumulado, tendría como uno de sus objetivos centrales asociar "el funcionamiento de las Cajas de Seguro a una reorganización hospitalaria que permita proveer a la Beneficencia de fondos con los cuales se pueda entrar a la ancha vía del progreso reclamada por la civilización" ^^". Pero las mociones y proyectos no lograban penetrar los fríos muros del Parlamento. La causa de la revolución encontraba, para los obreros, nuevos fundamentos: la ley como vía de reforma había fracasado; el ideario del cambio evolutivo se mostraba fatalmente detenido. Así lo decía la prensa obrera; "Constantemente estamos oyendo decir que en materia social no es la revolución la que debe propiciarse, sino la evolución. Nosotros sabemos que la evolución es posible y aún da resultados benéficos cuando se la practica intensivamente, avanzando siempre, sin detenerse jamás (...). Entre nosotros no se hace esto. Se habla de evolución y aún se dan pequeños pasos en este sentido, pero cuidando escrupulosamente de reservarse, los dirigentes, toda la suma de poder y de la fuerza para impedir que la evolución se produzca ampliamente. Una evolución así es un engaño, una burla que no hace más que exacerbar los impulsos revolucionarios" -^'.
249 Moción dei diputado E. González C . Boletín de Sesiones del Congreso. nia\o 19. 1922. p. 689 250 Ibid 25! Federación 0/>rera. Santiago. 1923. agosto 16
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La clase obrera estaba profundamente desencantada del gobierno sobre el cual había depositado algunas esperanzas. Hablaban de arrepentimiento y dolor ante la persecución de las bayonetas. Nada había cambiado. "¡Peor aún! ¡Todas las pequeñas conquistas sobre mejoramiento de salarios y reducción de horas de trabajo, obtenidas antes de su exaltación a la Moneda han desaparecido" -'-. Ciertamente con Alessandri los destinos del país estaban en manos de una pujante y creciente burguesía industrial, manufacturera y comercial que se consolidaba internamente al calor de una política de fomento estatal. En dicha burguesía descansaba el poder económico y social que se imponía sin cortapisas y violaba, sistemáticamente, la única ley social existente en la República, la Ley de Accidentes del Trabajo. Esta violación, según denuncia de los obreros, se realizaba a través de la connivencia con médicos adictos y vendidos que falsificaban diagnósticos y que mentían respecto al destino de la enfermedad del trabajador. Así se salvaba el patrón de pagar el hambre del peón herido. Era la época del tifus exantemático. No había conventillo sin un tifoso; en los albergues caían por docenas. Según la Federación Obrera, el Dr. Corvalán Melgarejo. Director de Sanidad, dejaba pudrirse los cadáveres infectados en las calles. Corvalán le cerraba la puerta a los obreros que denunciaban. Despotismo sanitario. Primavera de 1922. De acuerdo al Dr. Juan Gandulfo. la difusión del exantemático se debía a la miseria del pueblo y a la desocupación: a la aglomeración en viviendas insalubres (albergues y conventillos) y a la falta de nociones de higiene en el pueblo y carencia de medios para realizarla; a la escasez de baños públicos en Santiago )' en el país en general y, especialmente, la propagación de la epidemia se debía "al fracaso absoluto de la Dirección de Sanidad, que ha perdido la confianza de los poderes públicos que se resisten a proporcionarle fondos para los ser\ icios más elementales de higiene social" ''""• Para perseguir a los piojos, el Dr. Corvalán trabajaba con una "Brigada Sanitaria' formada por soldados, carabineros y mechones de medicina, incapacitados de hacer diagnóstico alguno. El personal de sanidad en general, decía Gandulfo. había sido nombrado por influencia política de radicales } conservadores. Era necesario sacar a Corvalán y poner a Roberto del Río. Puga Borne o Lautaro Ferrer. Abolir los albergues, previa desinfección, ropa nueva y empleo bien remunerado. Imitar a la Roma antigua con sus quinientos baños públicos; la higiénica sensualidad del Imperio.
252 Feücfari'hi Obrera. Santiago. 1923. maxo 7 2."^.^ FL'íkrüí ion Obrera. Santiago, septiembre 10. 1922
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Una epidemia sobre otra llegaba a los poblados, pequeñas aldeas y ciudades. El Código Sanitario esperado durante treinta y cinco años en el país y que entonces era texto aprobado, no tenía vida histórica. La legislación reformista, si no se atrevía a tocar los intereses dominantes que tenían que aportar su cuota de ••sacrificio", perdía sentido y eficacia. Las epidemias seguían gozando del régimen liberal. "(...) la administración pública de Chile necesita hombres capaces de imponerse una tarea de reforma y fiscalización y esos ciudadanos no los hay" -'•*. Cada mañana el doctor enviaba sus brigadas a los barrios pobres. Un día como otros, a las diez de la mañana se presentaron los soldados a los conventillos ubicados entre las calles Diez de Julio y Copiapó. Allí tomaron a la fuerza a cuanto pobre pasó, corrían tras las mujeres que arrancaban con gritos: a todos los subieron a los camiones. Los llevaron al Desinfectorio, donde obligados a desnudarse, los entregaron a un mayordomo. Su ropa al desinfectador y las niñas a bañarse. Los soldados les abrieron las puertas y di\irtieron los ojos y las palabras. Se vistieron con las ropas limpias, mojadas. De allí a la peluquería. A las dos horas regresaron las víctimas peladas al rape. A las mujeres les dejaron un mechón de dos pulgadas para el adorno -^\ Con el anquilosamiento de la política y del gobierno, con la crisis exportadora y del empleo, la miseria y muerte del pueblo seguía el curso natural del "laissez faire. laissez passer'. La enfermedad social del orden establecido desembocaba en otro nivel de la realidad: en la Beneficencia Pública, en sus hospitales, dispensarios y asilos, exhaustos de recursos. El hospital era despacho donde entraba y salía la pobreza. Vitrina contemplativa del rostro espectral de la sociedad enferma. Caja de resonancia de la indolencia política; recinto especialmente acondicionado para la miseria en estado purulento. Templo de trabajo de cerca de seiscientas monjas que pacientemente cocinaban el dolor y el pecado. Nada había pasado bajo el puente. Las monjas continuaban, con indulgencia, haciendo el ••trabajo sucio": recogiendo la escoria humana.
2-'i4 Ibid., noviembre 5. 1922 255 Ibid.. diciembre 8. 1922
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Hospitaic h)12 1920
BENEFICENCIA PUBLICA Xporíe .'aporte -Apone Fiscal Panic Municipal 59.350 2.836.079 4.546.050 181.814 640.484 4.7:0,400
Entradas Propias 6.159.486
Total 7.441.479 11.714.184
Uasiocn 192():S 14.193.571 (Rc\. Bcncficiencia. Tomo VIII, 1923. marzo, p. 118)
Fílenle: Revista de la Beneficeneiu.
Tomo VIH. marzo. 1923. p. IIS
El cuadro precedente muestra que mientras disminuyen drásticamente los aportes particulares a la Beneficencia, se incorporaba un ítem contundente de "recursos propios". No obstante, los nuevos recursos, provenientes especialmente de la venta o arriendo de propiedades de la Beneficencia, no cubrían su déficit. Por su parte, el Estado, prácticamente no había aumentado su aporte. A fines del año 1922 se celebraba el Segundo Congreso de Beneficencia Pública, un nuevo hito respecto al delineamiento de políticas en materia de salud piíblica. Si en el Primer Congreso (1917), se había planteado la necesidad de secularizar y fiscalizar la beneficencia privada, incorporando la ciencia y la técnica a todos los niveles del problema asistencial. en ese Segundo Congreso se establecerían las bases para la reorganización de la Beneficencia en función del trascendental Proyecto de Previsión Social. Este proyecto del Dr. González Cortés se planteaba desde esta realidad deficitaria de la Beneficencia, como la necesidad de que los mismos enfermos costearan en parte su atención hospitalaria. En este Segundo Congreso de la Beneficencia, citaba el doctor González al doctor Armand Delille y su obra La Asistencia y sus medios de acción: ''las leyes de previsión social (retiro por vejez), los seguros sociales contra las enfermedades y los accidentes tratan de evitar, garantizando un mínimo de bienestar, que los individuos vayan a ser una carga para la Beneficencia Pública". Insistía González en los fundamentos trascendentales que apoyaban el proyecto de Previsión Social. Citaba a Adolfo Posada: "... puede decirse que la forma trágica ideada por Mar.x como impulsiva del movimiento de transformación del Estado, a saber, la lucha de clases, se ha resuelto en realidades de paz y aiTnonía mediante una política social (...). Pues bien -agregaba- ¿cuál es el instrumento más eficaz de aplicación de esa política salvadora? El seguro" '•'^. La Beneficencia Pública debía desarrollarse sobre este nuevo y moderno fundamento. No era posible volver a la caridad. Era ya tiempo de comprender que los hombres de trabajo no podían ser colocados en la necesidad de mendigar socorros, en desmedro de su dignidad y de toda la clase obrera. La caridad privada debía limitarse a los indigentes. 256 "Seguros Obreros contra .Accidentes. Enfermedades (... t como fuente de recursos para la Beneficencia Pública", en Beneficencia. m^rzQ. 1923. p. 120
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Es decir, hay que tener desde ya presente que el proyecto de previsión social descansaba sobre esta nueva diferenciación conceptual del pueblo: "trabajadores" e "indigentes" y que así entregaba nuevos fundamentos para la legitimación del trabajo asalariado. La política social provisional suponía este ordenamiento social. A pesar de que el proyecto de previsión contemplaba nominalmente a todo el pueblo en todas sus manifestaciones laborales, históricamente esos sectores no asalariados van quedando fuera, pasando a esa categoría de indigencia. Esta separación "trabajadores" versus "indigentes" atravesará todo el orden social y adaptará a ella la política social del Estado. El trabajo asalariado pasa a ser la esencia o el sujeto mismo de la política social del Estado legislador. De esta manera, el nuevo proyecto de financiamiento de la Beneficencia -objetivo de este Segundo Congreso- descansaba sobre un triple pilar: El Estado, el Patrón y el Obrero, la trilogía del nuevo ordenamiento social. El Congreso de la Beneficencia planteó además una trascendental reforma para el programa asistencial del país, que estaba llamada a tener una decisiva importancia en el proyecto del nuevo orden social instituido por la política legislativa: se trataba de la creación de un nuevo sujeto profesional auxiliar de la medicina: la Visitadora Social. Se contaba el caso de un niño de cinco años con una guagua en brazos y otro hermanito de la mano que había llegado ante las puertas del Patronato. La mamá estaba en el hospital. Las señoras del Patronato habían salido a buscar ese hogar proletario y a la madre hospitalizada. ¿.Qué podía lograrse mejorando científicamente a la madre, si sus hijos quedaban abandonados a la suerte del iaissez faire"? Quien estaba llamada a la vinculación de la medicina con el hogar, de la ciencia con el pueblo, era la Visitadora Social, agente de mediación de primera importancia de la política social, El rostro humano de la ciencia y el Estado. Un personal debidamente preparado, remunerado, secularizado, abnegado. No un cuerpo de señoras; un cuerpo profesional para formar el Departamento de Acción Social del hospital. La visitadora social debería iniciar, pronto, el importante rol de mediatizar un Estado asistencial que continuaría de hecho separado del pueblo. La visitadora tendría que. cariñosainente, dar la cara (materna) del Estado-macho, responsable socialmente. pero no menos autoritario.
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4. MILITARES Y MEDICOS AL PODER. LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO ASISTENCIAL
Las fuerzas ciegas de la selección natural, como agente que nos impulsa al progreso, deben ser sustituidas por una selección candente: los hombres deben utilizar todos los conocimientos adquiridos por el estudio y el proceso de la evolución en los tiempos pasados, a fin de promover el progreso físico y moral en el futuro. La nación que primero resuelva concienzudamente este gran problema, no sólo vencerá en todas las materias de competencia internacional, sino que ganará un sitio de honor en la historia del mundo. Francis Galton --'" En el raes de marzo de 1923. las páginas del diario El Mercurio se abrían para la lectura de un texto impactante: La Amenaza del Sub-Hombre. Escrito en 1922 por el sociólogo norteamericano Lothrop Stoddard, el libro causó amplia polémica en Europa y Estados Unidos y gran sensación en Chile: trataba de una novedosa interpretación causal (biológica) del movimiento revolucionario del proletariado bolchevique, tema que estaba en el epicentro de las preocupaciones de la política occidental. Su autor ahonda- explica El Mercurio- en las raíces de los orígenes de las perturbaciones sociales y hace ver que ¡a propaganda bolchevique no es más que una manifestación de la causa matriz del fenómeno, haciendo ver cpie ésta se encierra en el empobrecimiento biológico de las razas. Estudia la cuestión social desde un punto de vista nuevo y demuestra cpie la Revolución Rusa debe ser examinada a la luz de las últimas investigaciones que la ciencia psicológica ha realizado -'*, La revolución rusa- puntualizaba en otra ocasión el mismo diario- ha sido comentada por muchos como un síntoma del fin de la civilización que hemos llamado occidental, o sea, la que la Europa fimdó en el cristianismo y difiíndió en América y otras partes del mundo. Pero a estos movimientos inquietantes de grandes masas humanas no se ¡es había aplicado un método como el de Stoddard (...).
251 Cita del Dr. Lucas Sierra en su introducción ai libro de Lotiirop Stoddard. La amenaza del Suhhofiihre. Nascimenlo. Santiago. 1923 258 Presentación al libro de Stoddard. Ibid., p. 16
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El libro de Stoddard abre horizontes desconocidos para el estudio de las inquietudes sociales que perturban el mundo, para el conocimiento pleno de los peligros que se ciernen sobre la civilización y para las orientaciones que es necesario tomar en la defensa de la humanidad amenazada por los despojos sociales que llama sub-hombres-^"'. ¿Quién era este Sub-Hombre de que habla Stoddard, que constituía la gran amenaza del mundo occidental? Avalando su argumentación en la experimentación científica y biológica, el sub-hombre de Stoddard no era sino el proletariado moderno, catalogado como "ente inferior" con respecto a los seres "superiores" y los "intermediarios". Esta calidad de "ser inferior" nada tenía que ver con los condicionamientos del "medio", ninguna relación con sus condiciones de vida, con el hambre, la explotación laboral, con los conventillos, ni. en general, con las graves dificultades de la sobrevivencia popular de principios de siglo. Su calidad de "inferioridad" provenía de la "herencia", en cuanto una suerte de "esencia" natural. Herencia por naturaleza "desigual". "La idea de la agualdad natural' (propiciada por el socialismo) es una de las más perniciosas ilusiones que haya afligido jamás a la humanidad", decía Stoddard. La civilización arrastraba con esta lacra de sub-hombres como la pervivencia irremediable en su interior de elementos de barbarie, presentes en cualquier sociedad, "bárbaros listos para la revuelta y siempre dispuestos a la destrucción", fruto de un supuesto odio contra quienes eran sus naturales superiores. - Interpretando el texto de Stoddard, a juicio del Dr. Lucas Sierra, lo que estos seres buscaban, no era el progreso, sino el "regreso" a las condiciones del hombre primitivo. Hecho que revestía en la hora presente una especial gravedad, por cuanto cada día la civilización engendraba menor cantidad de seres racialmente superiores, mientras los sub-hombres tendían a aumentar y reproducirse, producto de la acción de la medicina que había bloqueado el proceso de selección natural. "El empobrecimiento de la raza es la plaga de la civilización", lo cual Stoddard supuestamente comprobaba a partir de un análisis de los soldados del ejército norteamericano. Y advertía el sociólogo: "(...) si queremos que sobreviva nuestra civilización, debemos conservar y fortalecer nuestros propios valores de raza" -™ La ciencia debía constituirse en el moderno recurso para el logro de ese objetivo, asumiendo la responsabilidad histórica del "mejoramiento" de la raza, realizando esta tarea desde una postura guerrera: "Esta lucha está empeñada entre el bolcheviquismo, que es la encarnación de las fuerzas atávicas del pasado y la biología, que es el símbolo de la esperanza del futuro progresista" ^'^'.
259 1bid.,pp. 16-17 260 1bid..p. 38 261 ibid..p. 128
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•'ifa^f^H^lili^j-
El '"mejoramiento de la raza". ¿En qué consistía? En "la multiplicación de los individuos superiores y en la eliminación de los inferiores (...)" -''". Simplemente. La tesis de Stoddard repercutió inmediatamente en E.stado Unidos y América Latina y tuvo como principales interlocutores a grupos médicos de estos países, encontrando éstos el fundamento para un creciente protagonismo social y político. Se sucedieron las conferencias interamericanas acerca del tema de la raza y la selección biológica, "pero más que todo esto, habla elocuentemente el dictamen de la V Conferencia Panamericana, aprobado por unanimidad, en que se resolvió recomendar la creación de una Oficina Interamericana de Eugenesia de Homicultura que guarda relación directa con el tema dilucidado en el libro de Stoddard" -*'\ Dado a conocer, traducido, interpretado y sintetizado en nuestro país por el conocido higienista chileno Dr. Lucas Sierra, La Amenaza del Sub-hombre fue publicado rápidamente y "sin omitir sacrificio alguno'" por la editorial Nascimento y dedicado ai Presidente de la República. El "mejoramiento de la raza" (sin la intención aniquiladora que para Stoddard ello implicaba) debía constituirse en el imperativo de la política de regeneración del sistema y orden de la civilización. Lo médico-biológico estaba en la raíz del tema social y. por lo tanto, se constituía en clave de lo político. Cuando el general Altamirano. Bello, sus oficiales y parte de la tropa ingresaron y tomaron asiento en el Parlamento la histórica mañana del 3 de septiembre de 1924, el presidente de la Cámara palideció ante el ruido de sables. Con nerviosas palabras, sólo atinó a dar por aprobadas las leyes sociales sin debate alguno. En las últimas horas del 8 de septiembre y antes de tomar Alessandri el tren que lo conduciría a la Argentina, se celebraba en la capilla de La Moneda, con estremecido recogimiento, el matrimonio de su hija Marta con el doctor Scroggie. Era la despedida. Cerrado el Parlamento y decretado el estado de sitio se instalaba la Junta Militar en el poder gubernativo, iniciando, con gran expectación popular, el gobierno de la "Depuración". Era un 11 de septiembre de 1924. De una plumada se aprobó el presupuesto nacional entrampado en el Congreso, y se tomaron las medidas de mejoramiento económico del ejército, de pago a los empleados y profesores impagos; se decretó el impuesto a la renta y salieron a la luz las tan esperadas leyes sociales, motivo de la más grave controversia de los años anteriores. Comenzaba una nueva era en la historia de Chile. El Código del Trabajo y el proyecto de Seguro Social Obligatorio hechos ley con el amparo de la fuerza, fueron los pilares sobre los cuales se levantaría la nueva historia.
262 1bid..p. 133 263 Dr. L. Sierra, en su presentación ai libro de Sloddard. p. 12
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Estos inéditos acontecimientos que clausuraban la política discursiva e inauguraban la política "de hecho", impulsaron a la intelectualidad médica a abrirse paso y levantar su propio protagonismo piiblico. El 15 de septiembre, el estamento médico de Santiago se reunió en Asamblea General en el local de la Sociedad Médica, bajo la iniciativa de las Sociedades Médicas y de Pediatría. Usaron de la palabra los doctores Lea-Plaza y Cienfuegos a nombre de las sociedades respectivas. Habló el Dr. Alejandro del Río \ a nombre de la Junta Militar el comandante Bartolomé Blanche. Se había convocado a la Asamblea para tomar los acuerdos que reflejaban el sentir unánime de los médicos "respecto al problema del estado sanitario del país y la organización de los servicios y previsión social" -''^. Colegas: la función social del médico \ sus colaboradores es la conservación de la salud del hombre. (Que las aterradoras cifras de morbilidad y mortalidad del país era una barbarie ante la faz de la civilización). Cada uno de nosotros sabe la causa de esta situación vergonzosa e inaceptable. Ella se debe a la falta de organización V control de los servicios que cuidan la salud pública, en cuya realización y dirección tienen injerencia: los médicos, gracias al prestigio social o a su buena voluntad: los elementos sectarios que subordinan la actividad sanitaria a la mayor difusión de sus ideas: y los políticos, que rigen toda actividad en mala forma, para beneficiar a sus corifeos que los sostienen en su situación de privilegiados. Sólo los niédicos, que sonu)s los más capacitados para resolver todo lo que atañe a la salud pública (...) estamos desplazados del sitio que fimcionalmente nos corresponde. Es por eso que -aprovéchemelo este momento en que se ponen en fiíego todas las fuerzas vivas de la nación y en que se nos ofrece ccunbiar bruscamente nuestra estructura constitucional- queremos nosotros estudiar este vasto y complejo problema (...) tomándolo para resolverlo desde un punto de vista exclusivcmiente técnico y social. Deseatnos ocupar el puesto que nos corresponde, es decir, organizar-independientemente de toda injerencia extraña a nuestra función de veladores de la salud del hombre- la Asistencia Social. Aspircmios a formar un grupo profesional que marque él mismo su organización y plan de acción (...) el cual no esté subordinado a los poderes del Estado y reciba de éste -que lo controlará- Ins medios materiales para realizar su alta finalidad. Esta será la única forma de no esteriliz.cn- nuestra profesión y poder salvar así a nuestro pueblo (...) de la degradación física, moral e intelectual en que se encuentra -^'\ 254 ¿a C/Í'HÍVÍI. octubre I". 1924. p. 118 26.5/H.síífia. septiembre 16. 1924
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La Asamblea, como conclusión, manifestaba al Gobierno "la importancia capital de que el Estado dedicase a los problemas sanitarios una atención preferencial". Que la organización sanitaria a nivel nacional y municipal exigía total modificación. Que se requería la creación de la carrera de especialistas sanitarios (médico sanitario, ingeniero sanitario, enfermera y visitadora). Finalmente, la creación de un departamento de estado, independiente, a cargo de la higiene, la asistencia pública y la previsión social '*''. El receso de "lo político-partidario" abrííi las puertas a la ciencia como "política social técnica". En Chile estaban maduras las condiciones para dar este paso a partir de la existencia de este estamento médico preparado y dispuesto a realizar el proyecto de reforma abierto por la fuerza. La ciencia y líi bayoneta se dieron históricamente la mano cuando los políticos apagaron el discurso. Se anunciaba el tiempo de la acción basada en el principio de la razón eficaz. Nos preguntamos, ¿cuáles fueron los fundamentos últimos que tuvo esta acción de fuerza para apoyar el proyecto de legislación social, desde el punto de vista de la lógica propiamente mifitar? ¿Qué. de su esencia e identidad, estaba entonces en juego? ¿Cuál fue el pensamiento que hermanó en última instancia a estos dos estamentos -médico y militar- los cuales se reconocieron mutuamente al final de la función del teatro político? Esta claro que para uno y otro cuerpo estamental el curso que tomaba la vida social nacional era crítico. El cuerpo médico, en particular, con un saber científico convertido en el busto de una estatua solitaria, sin pies ni manos, no podía estar tranquilo ante el espectáculo de los hospitales-cementerios. Se jugaba ahora, al fin y al cabo, la propia razón de ser de su profesión, incluso la identidad misma de su nombre. Estaba, además, de por medio, su compromiso ideológico con la civilización amenazada (por el sub-hombre). Un proceso semejante ocurrió en el seno de la lógica militar. El discurso médico les demostraba que si no se afrontaba el problema de la sanidad pública, la raza degeneraría, peligrando la propia soberanía nacional. "Si no logramos cegar las fuentes de nuestra decadencia racial, se producirá fatalmente la pérdida de nuestra nacionalidad. Esta pérdida se verificará en el sentido de que otras razas y otros hombres nos reemplacen, conservándose la nacionalidad polídca, o bien, con nuestra atrofia y degeneración, vendrá también la supresión de nuestra soberanía" -''".
266 La C/mica. octubre 1°. 1924. p, 118 267 Líí C/mífíí. noviembre r , 1924. p. 121
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Como comprobación de lo anterior, el ejército pudo demostrar con horror que "en nuestros conscriptos, o sea en la población seleccionada de Chile, a los 20 años de edad sólo hay un 10% aptos en toda la acepción biológica del vocablo" -*^ En suma, he aquí la formulación de una verdadera "doctrina de seguridad nacional" fundada en la "cuestión sanitaria", la que penetró hondamente en el espíritu militar, especialmente ante la realidad que se vivía en Chile de "incapacidad política manifiesta para luchar contra la fatalidad nacional" -''''. A la asamblea médica del 16 de septiembre asistió el capitán Fenner para dar la bienvenida, a nombre de la Junta, a la iniciativa y leyó el mensaje que para dicha ocasión redactó el general Bartolomé Blanche; "La oficialidad del Ejército y la Armada anhela vehementemente borrar con la rapidez debida la mancha negra de nuestro estado sanitario, causa indudable de ruina interior y de desprestigio ante el mundo civilizado." Expresó que el gobierno proyectaba crear el Ministerio de Higiene. Asistencia y Previsión Social, crear una Escuela Superior de Higiene que formara al personal médico especiaüzado requerido para su alta función de implementar el "plan de salvación nacional" y reducir las funciones municipales relativas a lo sanitario, "que sólo pueden y deben ser funciones del Estado." El capitán Fenner terminó su discurso con estas palabras: "Perdónesenos si decimos que procede una acción militar para llevar al país a la regeneración sanitaria que el cuerpo médico y la opinión pública reclaman con el ardor y el mismo patriotismo que nos ha llevado a la renovación de los valores políticos de los días que vivimos" "". El 14 de octubre de 1924 se decretaba la iniciativa que representaba la más alta aspiración de los médicos, la creación del instrumento llamado a llevar a cabo la reforma: el Ministerio de Higiene, Asistencia, Trabajo y Previsión Social. La trascendente medida se fundamentaba en la "necesidad de mejorar nuestras condiciones sanitarias (...) y reducir al mínimo posible las perturbaciones económico-sociales que se derivan de nuestra excesiva mortalidad." Que era el rol del Estado asumir su responsabilidad frente a este problema a través de la creación de este nuevo organismo, donde se encarnaría el plan de reconstrucción nacional. Organismo de Estado que. por otra parte, tenía el carácter de "Dirección Superior Única" en materias de salud y trabajo. Quedaba así incorporado al nuevo Ministerio el Departamento de Higiene y Beneficencia del Ministerio del Interior y la Oficina del Trabajo del Ministerio de Industria y Obras Públicas. Firmaban el decreto: Luis Altamirano. Juan P. Bennet, Francisco Nef y Alcibíades Roldan -''. "Se trata de la organización sanitaria de la nación, de la obra de mayor trascendencia en la conservación de nuestra raza y de la salud misma del país" -'-.
268 Discurso del capitán Fenner en ¡a Asamblea Médica del 16 de septiembre, en Ibid 269 La Clínica, noviembre r \ 1924. p, 1 21 270 La Clínica, op. cit. 27 1 Boletín de Leyes y Decretos. 1924. p. 1.796 272 Sierras, Lucas Dr.. ""La Reforma Sanitaria", en La Clínica, diciembre 10. 1924
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Como cabeza máxima del superministerio se nombró al doctor Alejandro del Río, profesor de la Facultad de Medicina, ex-director del Instituto de Higiene, miembro del Consejo Superior de Higiene Pública y administrador de la Asistencia Pública. En su libro Política Sanitaria, el Dr. Alejandro del Río expone cabalmente su pensamiento en materia de la salud como política. Citando a Disraeli, plantea en primer lugar que "la salud pública es el primer deber del Estado"' e identifica "política sanitaria" con "política nacionalista", en cuanto a que la primera está íntimamente ligada a los "secretos" de los destinos de la nación. La finalidad de uno y de otro -salud pública y Estado- consistiría en procurar elevar el bienestar de la masa de la población como imperativo de la civilización moderna. El nuevo concepto de civilización como "el valor que se le asigna a la vida humana", exigía la extensión del concepto de bienestar individual al de bienestar colectivo de la masa, ideal alcanzado en la "civilización norteamericana que ha logrado, prácticamente, suprimir el proletariado" -"'.La encrucijada en Chile era. pues, la de entrar o no a formar parte -desde este concepto- del concierto de los países civilizados. ¿Sobre qué bases fundamentaba del Río. la importancia de la salud como política? "La higiene, dice, que comenzó por la conservación de la salud individual y el saneamiento del medio urbano, ha seguido en el último siglo la evolución industrial de la humanidad". Que los cambios que la era industrial había producido en el trabajo humano y las condiciones de vida de los obreros, hacían un llamado a la ciencia de la salud para el estudio y adopción de medidas que equilibren en forma estable trabajo y producción. "Así se ha llegado al conocimiento de un hecho: que la prosperidad industrial no se puede alcanzar sin la cooperación de hombres que puedan vivir en habitaciones sanas, aumentarse fisiológicamente, sobrellevar los gastos familiares, disponer de horas de descanso, o sea. que los bien entendidos intereses del capital y del trabajo no son antagónicos" -'^. Este imperativo de civilización moderna -la producción de riqueza- entregaría a la salud como política un nuevo concepto, el de Medicina Preventiva, el que iba mucho más allá de la Higiene Pública: "pretende actuar en el sentido de mejorar la salud individual. es decir, de aumentar la eficacia, vale decir, la producción. Y este es precisamente, su terreno de elección". En función de este concepto superior. "Sanidad y Asistencia son inseparables y deben (...) obrar de concierto" -"'. Podemos comprender, a través de estos conceptos, el vuelco revolucionario que se ha dado en el ámbito de la salud como ciencia. Es claro que en esta etapa del desarrollo histórico de la civilización occidental, el capitalismo industrial ha recurrido a la ciencia como instrumento para el restablecimiento del "equilibrio" de una relación dramática: el trabajo y la muerte se alimentaban recíprocamente en su propia negación. 273 Alejandro del Río, Políiica Suniíaria. Santiago. 1930 274 Ibid., p. 118 275 Ibid., pp. 120 y 123
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Necesariamente las ciencias de la salud estaban llamadas a ocupar un lugar privilegiado. Ellas, con las armas del saber científico-biológico y cuyo objeto era la vida humana, podrían asumir como ninguna otra el imperativo de la unidad de 'lo económico' y 'lo social'. Conociendo los límites de la relación entre cuerpo y trabajo, se podía construir las bases de un nuevo equilibrio en el régimen capitalista de producción industrial. En su artículo "Algunas consideraciones sobre Higiene Pública. Asistencia y Previsión Social". Alejandro del Río enunciaba su plan ministerial de trabajo con el objeto de "recuperar el tiempo perdido por el desgobierno sistemático en que vegetábamos" "^ Con respecto a la Higiene Pública, del Río se refiere a la necesidad prioritaria de formar el personal técnico especializado destinado a la dirección de los departamentos oficiales de la Dirección de Sanidad. Para ello se contaría con la cooperación de la Fundación Rockefeller y del Dr. Long, subdirector del Servicio Federal de Sanidad de EE.UU. Futuros médicos higienistas chilenos podrían estudiar en la Alta Escuela de Higiene de la Universidad John Hopkins, así como en los institutos especiales de Higiene Pública en Brasil. Esto, mientras se procediera a la creación en Chile de una Escuela Superior de Higiene. Entretanto, se contrataría en el extranjero, especialmente en EE.UU.. técnicos que pudiesen actuar inmediatamente en la Dirección de Sanidad, imponiéndose a ésta los nuevos rumbos que requería la "higiene social."' Para ello se hacía imperativo reformar el Código Sanitario (1918), dándose mayor eficacia y fomento a los departamentos de profilaxia sobre el tratamiento de las enfermedades de "carácter social", creándose, además, el Departamento de Higiene de la Infancia, de Oficinas del Niño y de Oficinas de Higiene en las principales capitales de provincia -^'. En el ramo de la Asistencia Social había que consolidar los procesos de evolución que en su interior se habían llevado a cabo con la ya conquistada participación del cuerpo médico en su administración. Era necesario reforzar la tendencia a "penetrar en el campo de la acción social o a cooperar con los organismos de sanidad en el sentido de la profilaxia." Había que vigorizar el Consejo Superior de Beneficencia con amplio apoyo oficial, abordando el problema de la asistencia social con criterio nacional: dividir el país en zonas hospitalarias, con centros-hospitales modernos complementados con dispensarios y casas de socorros. Urgente era mejorar el servicio hospitalario de atención a los enfermos, para lo cual se requería la formación de Escuelas para Monjas-Enfermeras o para Enfermeras laicas, estableciendo entre éstas y los médicos una "armónica y jerárquica cooperación." Los hospitales y dispensarios debían contar, además, con funcionarías preparadas en el Servicio Social, en escuelas especiales semejantes a la Escuela de Servicio Social recién creada por la Junta de Beneficencia de Santiago (1925). Con respecto a la previsión social, planteaba del Río que "la común dirección superior de los servicios de Higiene. Asistencia y Previsión Social permitirá colocar los múltiples problemas del trabajo en su justa vía", mientras la Ley del Seguro Obrero Obligatorio produciría "cambios trascendentales'" en la Beneficencia, mejorando sus servicios. 216 Lu Clínica, oaubvc \". 1924. p. 109 :77Ibid..p. lio
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¿Qué pensaba el nuevo ministerio de la labor asistencial de la caridad que, aparentemente, tendería a ser absorbida por el vasto campo del Estado asistencial? Al respecto, del Río planteaba la necesidad de que las sociedades privadas de caridad debían obrar en armonía y cooperación con los servicios oficiales. "Para llegar a realizar la santa obra de la regeneración nacional en el campo de la sanidad y del bienestar general, es menester aunar muchas voluntades y federar los esfuerzos de todos los organismos que concurren a este fin, sean éstos oficiales o simplemente particulares"-'**. La "higiene pública" se concebía, así, como organización científico-técnica de perspectiva y direccionalidad nacional y central. El aspecto centralizador de la misma se entendía como uni-direccionalidad de sentido y orientación de políticas nacionales, manteniéndose, en el campo de la acción, la "cooperación" de distintos organismos de salud, vinculados en forma armónica al hospital como órgano central de un espacio territorial determinado. Si bien el Estado no pretendía, en este proyecto, disminuir la acción de la asistencia privada, sí pretendía consolidar su opción centralizadora respecto de organismos políticos-sociales locales, como es el caso de los municipios. Estos habían logrado mantener importantes tareas y atribuciones en materia de higiene, cuando ésta se concebía básicamente como policía local de aseo urbano; funciones que había ratificado el Código Sanitario que entonces tenía vigencia. El programa del flamante Ministerio de Higiene contemplaba la reforma de dicho código, en el sentido de hacer que los servicios de higiene que dependían de las municipalidades, se traspasaran "relativamente" a la Dirección de Sanidad. El nuevo cercenamiento del poder de las autoridades locales -ya se les había quitado el servicio de agua potable, de las policías, de la vacunación e inspección de boticas- se pensaba hacer sólo en nueve ciudades, correspondientes a las respectivas zonas sanitarias en que estaría dividido el país. "Se ve. pues, que se trata de un ensayo, casi de un estímulo para que las que no dependen de la Dirección de Sanidad, demuestren en los servicios de higiene igual o mayor eficiencia que las de los servicios que estarían destinados a servir de norma "standard" para los demás" -'''. Este tímido traspaso se fundamentaba en una fuerte crítica a la labor de los municipios en materia de higiene pública y de hecho -a imitación de los países europeos- se arraigaba la idea de que dicha función "pase a depender directamente del Estado" dándole, así, mayor estabilidad a la tarea de la higiene social, "alejándole de la influencia de la política lugareña y estrecha" -*". Este centralismo de la política sanitaria lo exigían las urgencias de la sífihs y la tuberculosis, "los más sutiles y encarnizados enemigos del hombre." Se necesitaba la creación de "un frente único con un estado mayor bien organizado y a las órdenes de un solo jefe supremo, el Director de Sanidad" -*'. 278 Ibid., p. 11,3 279 Cordova. Lucio Dr.. op. cit. 280 Sierra. Lucas Dr,. op. cit. 281 Ibid.
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La situación crítica, urgente, dramática, imponía el discurso guerrero de la dirección máxima y omnímoda en materia de salud. El concepto de higiene pública adquiría primordialmente un contenido de organicidad política: una jerárquica dirección técnico-administrativa central. Pero este concepto, como hemos visto, esbozaba nuevos contenidos y significados, quería acercarse a lo social a través de sus nuevos e importantes instrumentos sanitarios: departamentos profilácticos, enfermeras y visitadoras sociales, con la previsión social. En este sentido el concepto de Higiene Piíblica asumía un papel político trascendental, pues estaba llamado a abarcar el conjunto de la sociedad, atravesándola en la nueva organicidad asistencial. "La higiene moderna representa la quinta esencia del progreso realizado por todas las ramas del saber humano que directa o indirectamente contribuyen al mantenimiento de la salud y el bienestar del hombre" -'^-. Su tarea primordial: atajar la enfermedad fruto del sistema de relaciones sociales y de trabajo imperantes, sífilis, gonorrea, tuberculosis: la grave mortalidad infantil, derivada de la miseria. Se comenzó a hablar de Higiene Social. La ciencia y su técnica debía mirar a la sociedad real. Reglamentar el trabajo, hacer obligatorio el ahorro, establecer el puente entre el médico y lo social. El nuevo objeto de la higiene pública como higiene social era el pueblo, como género, como raza, como nación y factor de producción. El drama social de la modernidad y las nuevas luces de la ciencia aplicada a la realidad social, había dado nacimiento al concepto de Asistencia Social, supuestamente separado de la política y de la caridad tradicional. Asomándose a la ciencia y su instrumento de conocimiento, la investigación, su objetivo era conocer lo real para colocarse por encima del hecho: para pre-ver. Su imperativo era el conocimiento de la "enfermedad social" para prevenir su dolor y evitarlo, aplicando el aparato instrumental de la ciencia: la técnica. Se "prefiere ahora la investigación de tal necesidad o de tal dolor para evitarlo haciendo (...) la profilaxia de la miseria. A esta ideología de índole colectiva y de amplísima finalidad se le ha dado el nombre de Asistencia Social, que de aquí en adelante irá constituyendo una obligación principal de los Estados" -'*'. La miseria, la explotación, la historia real de la dominación se convertía en objeto de tratamiento científico abordable a través de la hermandad de la Asistencia (ciencia social), la Medicina (ciencia biológica) y el Estado (aparato político). La sociedad pasaba a ser un "caso clínico", objeto de "diagnóstico'" médico-social y político. Su utopía: dar "a cada cual el máximo de probabilidades en la lucha por la existencia para que se obtenga algún día la soñada armonía social" -*'^.
:«2Ibid. 283 Cienl'uegos. Eugenio. Dr, "Asistencia Soci.il". en La Clínica.\m\\o 284 Ibid
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V\ l')24
Este moderno concepto suponía el 'laissez faire": la vida como lucha individual para la cual se debían preparar las capacidades biológicas y físicas de los distintos grupos de la selva. Mejorar la resistencia para la pelea vital. En la igualdad física, se vislumbraba el fin de la lucha de clases. Era una de las utopías de la ciencia como instrumento de bienestar de la humanidad. Como decíamos, la nueva medicina debía descansar en la Asistencia Social como prevención colectiva vital; "cuida del niño, y va como el ángel guardián de la leyenda, junto a la criatura a lo largo de su vida." La cuidaba en el vientre de la madre obrera, intercediendo por su descanso ante el patrón: consolaba el espíritu de la madre soltera, buscando al escondido padre, tocando su egoísmo en su corazón "y logrando quizás recibir al hijo en hogar constituido. Verá crecer al niño vigilando su ambiente familiar, aconsejando al padre o a la madre. Apoyada en las leyes sociales, cuidará del trabajo de los aprendices, de la higiene de las fábricas, de las habitaciones proletarias. Ya grande, luchará por su salud protegiéndolo en la guerra contra la tuberculosis, el alcoholismo y las "enfermedades sociales". Si cae enfermo, recogerá bajo su amparo a la familia (...)"" "'*\ Esta perspectiva de acción social proyectada en el ideario de la Asistencia Social estaba llamada a transformar profundamente el sentido de la medicina. Hasta ayer era esa ciencia que trabajaba en el hospital-claustro poblado de confusas sombras de médicos y sepultureros: putrefacto de microbios, gritos finales y convulsiones de muerte, lleno de crucificados en los muros, de ecos de letanías de perdón..., de miradas irremediables. La medicina de antaño estaba derrotada. La vida no se jugaba entre sus manos. Bajo el hospital echaba raíces el cementerio. Había que buscar la vida que latía en el vientre, buscar la causa que vivía en la miseria, prever la enfermedad y la muerte. La Asistencia Social podía salvar a la medicina de su derrota; la ciencia biológica debía unirse a la ciencia social. Los médicos a nombre de la ciencia y las enfermedades higienistas, y las visitadoras sociales a nombre de la asistencia social, eran los agentes de esta nueva hermandad en la búsqueda de la Vida como ideal de la ciencia progresista. A través de esta unidad se pretendía visualizar al enfermo que llegaba a las manos del médico como un dato de la realidad social, de la que informaría la enfermera y visitadora. Ellas estaban llamadas a cumplir la importante función de insertar el hospital en el seno de la sociedad. Acudirían a las familias del hospitalizado "informando de sus costumbres, de sus recursos, de sus aptitudes, de su familia": se presentarían ante el patrón solicitándole la conservación de su puesto de trabajo; confortarían al enfermo y "procurará que su alimentación, que su vivienda contribuyan a robustecer su organismo." Así. "evitará su desesperación y desencanto y conseguiría que ni el hambre haga de él un ladrón, ni el odio un rebelde que reniega de la sociedad en que se mueve". En sus visitas al hogar del enfermo, aprovecharía para enseñar la higiene familiar, "levantándole la moral y comunicándole una mayor confianza en el futuro". Mano derecha de los médi28,'i rbid
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cos en dispensarios y consultorios, "nadie como ella puede servir de intermediaria entre la madre ignorante y abatida, llena de prejuicios y temores ancestrales y el especialista que dispone de escaso tiempo para imponerse del origen de los males que afectaban a la criatura (...)" ^^^- Esto no sólo a nivel hospitalario, sino también a nivel de reparticiones públicas sanitarias que habrían de crearse. Es decir, sobre la Asistencia Social como Visita bondadosa, didáctica, maternal y dialogante, descansaba buena parte de la utopía de la regeneración humana de la ciencia. Esto y todo lo demás estaba por hacerse en Chile. El "ahora o nunca" que se repetía en los discursos médicos, latía con urgencia histórica en la nueva voluntad política de la intelectualidad médica y las Fuerzas Armadas. En diciembre, recién contratado el norteamericano Dr. Long, el Ministerio de Higiene dictaba sus primeras y trascendentales medidas para comenzar a tirar las líneas del nuevo plan sanitario del país. El Decreto Ley N". 115 creaba, en primer lugar, la carrera de Médico Sanitario. Este se formaría momentáneamente en el extranjero para ser un "personal directivo especializado con tiempo y dedicación exclusiva al servicio." Se daba así forma legal a una de las conclusiones a que había llegado la reciente Quinta Conferencia Panamericana de Higiene, a instancias del presidente de la Fundación Rockefeller, Dr. Vincent. En parte de su ponencia, dicho doctor había planteado: "la eficiencia de la administración de la salubridad pública depende directamente de la existencia de un personal perito y experimentado, el cual sólo puede obtenerse si se reconoce que la medicina preventiva constituye una profesión especial a la cual se garantiza una preparación apropiada, inamovilidad en el servicio, ascensos basados en servicios meritorios y jubilación" -*^ Es decir, un empleado, un funcionario por definición. Este carácter que asume desde ya el médico sanitario, lo define, porque es la condición misma de su carrera, es decir, debe abandonar el 'ejercicio profesional' de la medicina propiamente tal. Con el "médico-higienista", a propuesta norteamericana, se creaba el primer funcionario del Estado Asistencial. En diciembre su fundaba el Consejo Superior de Asistencia Social, el cual estaría presidido por el Presidente de la República y que venía a reemplazar al Consejo Superior de la Beneficencia. Este organismo estaba llamado a establecer la unidad de acción del Servicio de Asistencia Social, bajo la inmediata dependencia del Estado y de acuerdo a un plan de acción de conjunto para el país.
286 Cienfuegos. E.. op. cit 287 Boletín de Decretos y Leyes. Santiago. 1924. p. 1.704
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El Estado debería, en adelante, fiscalizar la distribución de las subvenciones a las instituciones privadas de la Beneficencia "ejerciendo una influencia directa sobre el rumbo de estas instituciones, estimulando su desarrollo y modernizando sus métodos de trabajo". Se las sometería así. a "discreta vigilancia", fomentando la cooperación entre las diversas Juntas de Beneficencia a lo largo del país. La composición de dicho Consejo Superior reforzaba la representación fiscal en el organismo. Estaría compuesto por el Ministro de Higiene, por el Presidente de la Junta de Beneficencia de Santiago y el Decano de la Facultad de Medicina. Además, por dos personas designadas por la Junta de Beneficencia de Santiago, por un miembro de la Facultad de Medicina, por un delegado de cada Junta de Beneficencia de ciudades con más de 50.000 habitantes, por un miembro del Consejo de Defensa Fiscal, por el Director de la Oficina del Trabajo y por el Jefe del Departamento de la Dirección General de Sanidad -**. El Decreto 174 de ese mismo mes de diciembre dividía el territorio de la república en nueve zonas sanitarias con el objeto de unificar los servicios sanitarios locales a nivel nacional. Estas zonas sanitarias quedarían bajo una autoridad central única -la Dirección General de Sanidad- disminuyendo así, de hecho, la autonomía municipal en materia de higiene y salud. La dirección centralizada permitiría, "organizar estos servicios sobre bases científicas y económicas que correspondan sólidamente a las necesidades que están llamadas a servir". En cada una de las zonas sanitarias se instalarían Oficinas de Sanidad, organizadas y eficientes, que tendrían bajo su vigilancia inmediata sus zonas respectivas -*'. En enero de 1925, Alejandro del Río y el general Altamirano daban culminación a esta obra organizativa con la creación del Consejo Superior de Protección a la Infancia, el que coordinaría los servicios públicos y privados en favor de la infancia, con eficacia y aprovechamiento. Dicho Consejo quedaba presidido por el Ministro de Higiene, por el presidente del Consejo Superior de Asistencia Social, por los jefes de los Departamentos de Higiene Social, Higiene Infantil y Servicio Médico Escolar de la Dirección de Sanidad, por dos delegados de la Facultad de Medicina (pediatra y obstetra), por un director de un hospital de niños de la Beneficencia de Santiago, el director de la Casa de Huérfanos, un representante de la Sociedad Chilena de Pediatría, uno del Consejo Superior de Defensa Fiscal, uno del Patronato Nacional de la Infancia, el director de la Oficina del Trabajo, el director de la Escuela de Reforma y el jefe de estadística de la Beneficencia. El objetivo de dicho Consejo era la organización del seguimiento del niño desde su etapa intrauterina hasta su vida de trabajo y el fomento y creación del personal de enfermeras y visitadoras en el campo de la pediatría. ''"'.
288 Ibid,.diciembre,p. 2.718 289 Ibid., p. 2.729 290 Boletín Oficina del Trabajo. . N" 23. Santiago. 1925. p. 277
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Todos estos decretos estaban firmados por Luis Altamirano, Francisco Nef. J.P. Bennet y Alejandro del Río. Ellos constituyeron los pilares sobre los cuales se construiría poco a poco la política central del Estado como Estado Asistencial. Se iniciaba, desde este momento, la operación salvamento no sólo del degradado cuerpo del pueblo chileno, sino de la riqueza de la República. Era éste un proyecto de '"restauración nacional" que. a través de la sanidad, llevaba en sí un proyecto nacionalista y desarroUista. "De nada nos servirán todas las inmensas riquezas que encierra nuestro vasto territorio, de muy poco sus dilatadas costas, sus innumerables caídas de agua y bellezas naturales, si sus propios hijos no se esfuerzan en guardar par si mismos todas aquellas riquezas, comenzando naturalmente por conservar y multiplicar el capital humano, la salud. Tiempo es ya de que nuestro hombres de gobierno, el parlamento y cada uno de nosotros, contribuyamos a hacer desaparecer el oprobioso estigma que nos cubre, de derrochadores de vidas humanas" -^'.
291 Sierra. Lucas Dr.. Medicina Preventiva. Santiago. 1926. p.
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NOTAS
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5, EL DOCTOR SALAS, MINISTRO Y CANDIDATO
Sólo me inspira el santo deseo de cumplir con la obligación que las fuerzas vivas del país han declinado en mí para cumplir las aspiraciones de la nueva democracia. Dr. Salas -^''-'
"Candidato de los asalariados", como se le proclamaba, el Dr. Salas era el superministro de Higiene, Asistencia, Previsión Social y Trabajo el año 1925, luego que cayera, junto con la primera Junta Militar, el Dr. del Río. Brillante alumno de medicina, especializado como "higienista" en el extranjero y jefe de los Servicios Sanitarios del Ejército, con catorce años de profesión, Santos Salas, al llegar al ministerio se transformó en una figura política de relevancia: por varios años tuvo en sus manos el Estado Asislencial propiamente tal y por lo tanto toda la política social del gobierno, puntal básico de la revolución institucional gestada el año 24. El 4 de octubre de 1925 se realizó el Congreso de los Asalariados "único tal vez. en la América, por la concordancia total de la clase trabajadora (.,,). (Debemos) resguardar esta afinidad, cuidar este bloque, para cerrar las filas más y más de la clase asalariada que la forman empleados y obreros". Que no pretendían levantar a un ídolo, pero que mientras la clase trabajadora no tenía aún una figura dentro de sus propias filas, "deberá, por el momento, colaborar con la clase intelectual. El Dr. Salas es un simple accidente en el desenvolvimiento de esta clase explotada; es un detalle en la escala ascendental de valores ideológicos, es el estandarte transitorio de los obreros (...). Ya la clase obrera ha recibido el bautismo de la sangre y. aterrorizada, busca con infinitas ansias, los salvavidas que salvaguarden sus existencia (...). Es esta no una lucha política, no por su nombre, es más, mucho más; es la lucha por la defensa de toda una clase, de toda una humanidad destrozada, que siente vibrar el sollozo de una gran tragedia"-'' .
292 •'Manifiesto del Dr. Salas al país". La Nación, oct. 11, 1925 293 ••.Manifestación del Comité de Empleados pro-candidatura Salas". í.a Nación. octubre 11. 1925
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El Comité Organizador de la Convención de Asalariados daba cuenta, en octubre de 1925. de las adhesiones de obreros y empleados a lo largo del país, especialmente en la zona salitrera, en Valparaíso, en Santiago -donde se realizaban asambleas de proclamación- y en la región carbonífera de la provincia de Concepción. Se organizó un Comité Ejecutivo de los Trabajadores para coordinar la campaña de Salas, formado por representantes de arrendatarios, tranviarios, empleados, gráficos (Elias Lafferte). mutualistas (Carlos Alberto Martínez), federados (Pedro González. Luis Cruz, articulistas del diario de la FOCH). La mesa directiva de este comité quedó formado como sigue: presidente. Carlos Alberto Martínez -uno de los más importantes dirigentes de sociedades obreras, que presidió la gran Asamblea Obrera de Alimentación Nacional y la FOCH en sus primeras etapas; Carlos Contreras Labarca. del Partido Comunista como vicepresidente y tesorero, F. Villalón. El 5 de octubre se entrevistó la Comisión con el Dr. Salas ""para poner en su conocimiento que había sido proclamado candidato a la Presidencia de la República por los asalariados de Chile". Que los convencionales, "por aclamación y en medio de un delirante entusiasmo, lo habían elegido su candidato, fijándose en la brillante labor de bien social desarrollada por él desde su llegada al gobierno (...). Ante el estado caótico que vive el país, debido a la profunda corrupción y desorientación política, los asalariados que representaban la inmensa mayoría de los habitantes, están firmemente dispuestos a hacer triunfar al candidato que han elegido" -'^^• ¿Sobre qué bases se apoyaba este movimiento por el candidato del Ministerio de Higiene? ¿En qué consistía la valoración de las agrupaciones sociales obreras de su gestión ministerial? En primer lugar, pensamos que no sería aventurado decir que el ministro Salas encarnó, a los ojos de los trabajadores, un '"Estado Nuevo", expresado en la vinculación directa ejercida por el Ministerio entre gobierno y trabajadores; en su postura dialogante y en la disposición de respuesta a ciertas impostergables demandas populares, tales como la Ley de la Habitación Barata, por ejemplo. En suma. Salas representaba la interlocución del pueblo con el Estado. Hecho totalmente nuevo para una clase históricamente despreciada y desoída por las cúpulas del poder. Por otra parte. Salas demostró una clara voluntad de ejecución, lo que hizo vislumbrar la factibilidad histórica del Estado Asistencial. Salas encarnó en sí mismo la hermandad médico-militar, es decir, el proyecto de reforma por la razón y la fuerza.
294 L(í Nanóii. octubre 6. 192.'!
217:
La crisis económica y social del país se agudizaba. Las salitreras seguían escupiendo obreros a los albergues de la capital, mientras en la pampa se decretaba el estado de sitio para contener los movimientos de protesta del malestar obrero. Las pestes no amainaban como expresión física del hambre, de la carestía y de la insalubridad. Aumentaba la gravedad de la situación el alza persistente de los arriendos de los conventillos como respuesta de los propietarios afectados por el recién creado Impuesto a la Renta. En febrero del año 1925 se formó la "Liga de Arrendatarios" en Santiago y Valparaíso y se protagonizaban grandes movimientos de masas que culminaron con el acuerdo de pagar sólo el 50% de los arriendos, desencadenándose un paro general en Valparaíso hasta obtener solución de parte del gobierno al problema -''\ El doctor Salas acudió a Valparaíso a dialogar con los dirigentes del movimiento y promovió ante el gobierno la dictación de un decreto-ley que rebajaba los arriendos a la mitad para las viviendas en mal estado -que eran la mayoría- y se movilizaron los recién creados Inspectores Visitadores que debían dictaminar las declaratorias de "insalubres". Al mismo tiempo, se creó el Tribunal de la Vivienda para que arbitrase los conflictos entre dueños y arrendatarios y se establecieron impuestos elevadísimos a los propietarios de sitios eriazos sin construir. Aún más. se cambió la dirección del Consejo Superior de Habitaciones para Obreros, creado en 1906. que dependía del Ministerio del Interior, por el Consejo Superior de Bienestar Social, dependiente ahora de la división de Higiene Social de la Dirección General de Sanidad, para cuyo financiamiento el gobierno destinó S 10.000.000, Dicho Consejo estaría formado por el Director General de la División de Higiene Social, por dos miembros nombrados por el Presidente de la Repiíblica. dos de la Caja de Crédito Hipotecario, por el Director General del Trabajo, un arquitecto, un miembro de una sociedad de obreros o empleados designado por el Presidente de la República -"'. La intencionalidad era. pues, incorporar el problema de la vivienda a las tareas y orientaciones del Ministro de Higiene. Asistencia, Previsión Social y Trabajo. En este mismo sentido se dirigió el decreto que transformaba la Oficina del Trabajo dependiente del Ministerio de Industrias y Obras Públicas, en la Dirección General del Trabajo que formaba parte del Ministerio de Higiene. Asistencia y Previsión Social. Dicha Dirección del Trabajo tendría como función primordial asesorar al ministerio en el "estudio y fiscalización de las medidas legales y administrativas que sea necesario dictar para el mejor cumplimiento de las leyes sociales". Para apreciar el contenido y vasta tarea a cumplir por la nueva Dirección General del Trabajo, es necesario nombrar sus ocho secciones: Asesoría Jurídica, Reclamos de Accidentes del Trabajo. Estadística. Bolsas de Trabajo. Inspección del Trabajo. Seguros Sociales. Bienestar. Cooperativas y Mutualidad. Biblioteca y Publicaciones -''".
295 Espinosa. V.. Para inia historia de los polrres de la dudad. Santiago, SLR. 1988 2% So/t'/;'" í/o 20. p. 929 316 fio/er»! A'/flSOFOM. Santiago, agosto !926.p.59.s
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munista, le expuso al Presidente de la República la situación desesperada de los albergados, hacinados en un reducido espacio, esperando la muerte sólo por minutos. "El señor Figueroa manifestó por toda contestación a los trabajadores, que él había sido llevado por la fuerza a ocupar aquel elevado cargo, agregándole que se sentía verdaderamente aburrido, hasta el extremo que no tenía ni tranquilidad en su hogar, aún cuando veía la desastrosa situación porque atraviesa el país, nada podía hacer" '". Una parte de las minas del carbón también paralizaban. Lo mismo ocurría con las industrias, afectadas, como decían, por el impuesto a la renta, las leyes sociales, el alza de los ferrocarriles )' la falta de una política de fomento. De los millares de obreros cesantes en la capital, miles estaban diseminados en los suburbios, viviendo en carpas hechas de sacos. Era invierno. La policía les regaló otros sacos más para tapar algo la helada y el agua que entraba a torrentes "^ La sábana de nieve que cubre como un blanco sudario nuestra montaña andina, envía a los pobres su beso helado que flagela la carne del conventillo y del suburbio y que aviva las hambres que no han de ser satisfechas (...). ¡La destartalada vivienda está huérfana de abrigo y de pan'. ¡Llueve, llueve! ¡El suburbio está silente y sórdido y tristel '". A cada momento una madre llora desesperadamente la muerte de uno de sus pequeñuelos que sucumbió por carencia de recursos y por falta de médico y medicina. Por las calles, mujeres con las manos huesosas y mugrientas imploran tristemente una dádiva (...) a su lado, la dama perfumada y radiante, hace crujir las sedas de las más costosa manufacturas orientales y luce joyas con cuyo valor habría para dar de comer a cientos de niños hambrientos'-'^. Los especuladores acaparaban el oro dulce (pan. azúcar, arroz y productos básicos) para su ya tradicional espera de las alzas y la lucrativa exportación al exterior. Reapareció entonces en el probrerío ese fantasma invernal que se creía desterrado: la viruela, sembrando el temor entre los pobladores. Aunque contándose con el Código Long, el Ministro Cordova se mostraba incapaz de atajarla. Alegaba escasez de recursos. La viruela no era más que la expresión de la miseria más extrema. Decía al respecto un articulista obrero: "o nos quedamos con la epidemia dentro del régimen capitalista o suprimimos ese régimen para sanear el ambiente" -'.
317 Jusiicui. 318 Juslicia. 319 Juslicia. 320 Justicia. 321 Justicia.
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Santiago, julio 30. 1926 Santiago, agosto 3, 1926 Santiago, jtnlio 8. 1926 Santiago, agosto 3. 1926 Santiago. Junio 2. 1926
2. EL GENERAL DEL BIENESTAR
A imposición del cuerpo de generales, se hallaba 'enquistado' en el gobierno de Fjgueroa un hombre que, con severa voluntad de poder, encamaba los ideales revolucionarios de septiembre de 1924; el coronel Carlos Tbáñez del Campo, uno de los promotores de la campaña presidencial del Dr. José Santos Salas, el propio contendor de Figueroa. Desde su cargo en el Ministerio de Guerra, mantuvo la línea de acción rectora del pensamiento militar revolucionario: la guerra tenaz al parlamento, la condena a los políticos y a la politiquería y la persistente exigencia de aplicación de las leyes sociales dictadas el año 1924. Desde una creciente posición de fuerza al interior del gobierno de Figueroa -Ministro del Interior y luego Vicepresidente de la Repiiblica- Ibáñez se fue configurando como el hombre capaz de enfrentar al parlamentarismo que retornaba a sus prácticas tradicionales obstaculizadoras de la acción gubernativa. .A.nte la opinión pública, Ibáñez se demostró como la personalidad fuerte capaz de llevar al país a realizar las reformas de fomento, control económico y protección social que exigía la crítica situación del país. La primera vez que el Presidente Figueroa habló de renunciar a su cargo, fue cuando Ibáñez (Ministro del Interior), le planteó la imperiosa necesidad de nombrar al doctor José Santos Salas como Ministro de Higiene, Bloqueada esta alternativa, en mayo de 1927. Ibáñez elaboró, en su calidad de Vicepresidente, un programa de acción política que tendría como prioridad la atención de los Servicios de Higiene y Asistencia Social. •'La Asistencia Social por el Estado ha llevado hasta hace poco una vida lánguida, la escasez de recursos, por una parte, y la falta de orientación precisa, por otra, habían hecho de una de las funciones más importantes del Estado un servicio pasivo que no cumplía con las finalidades que de él se esperaban. En la actualidad se trabaja intensamente por organizar la Asistencia Oficial en todo el país, conforme a un plan y una organización bien definida, en forma de que puedan gozar de ella no sólo los habitantes de las grandes ciudades, sino especialmente los menesterosos y necesitados de los pueblos pequeños y de los campos" '--. Si a la "revolución pasiva" de 1924 le había correspondido la misión histórica de detener y prevenir la agitación desatada por el problema social, al gobierno de la hora le tocaba la no menos difícil tarea de ajustar y reformar lo que fuese necesario para la cabal aplicación de la leyes sociales, fundamento del nuevo orden político, económico y social. De esta manera, Ibáñez anunciaba al Congreso sus proyectos en estudio; reforma de! Código Sanitario de Long, reforma de ¡a Ley de Seguro Obligatorio. Simultáneamente anunciaba sus proyectos de creación de la Dirección de Deportes y Educación Física, "para la preparación y formación, si pudiera decirse, de una raza nueva, física 322 Discurso de Ibáñez (Vicepresidente) en la de Salubridad, i^'"2. pVíio. 1911
inauguración de las Sesiones del Congreso Nacional", en Bolerín Mimsteno
y moraimente superior", de la Dirección de la Habitación destinada a vigilar la higiene de las habitaciones "para que cada obrero de Chile tenga un hogar confortable, en el que pueda descansar sus fatigas y atender la educación moral de sus hijos", y de la Dirección de Subsistencias, "destinada a controlar las ventas y consumos de los artículos alimenticios de primera necesidad, a impedir la especulación con ellos y a reglamentar las exportaciones y las importaciones en forma que permita eliminar para siempre la posibilidad de que el pueblo carezca de alimentos sanos, abundantes y a precios módicos" - \ Con no menos audacia planteó su labor en el ámbito del fomento y desarrollo de la economía nacional. En efecto, pronto crearía: la Superintendencia del Salitre y Yodo, destinada a vigilar la producción salitrera evitando sus ficticias crisis en la espera de mejores precios, causantes de tan graves trastornos económicos y de cesantía en el país; el Ministerio de Fomento para el desarrollo de las industrias y actividades productivas en general: el Instituto de Crédito Industrial, alimentado por el ahorro provisional, devolviendo a los industriales la acumulación de la Caja del Seguro: la Caja de Crédito Minero y Agrícola; el Banco Central y la implantación del proteccionismo aduanero; medidas todas tendientes a cimentar el capitalismo industrial nacional sobre su propia dinámica interna. Desde los sectores populares y desde la clase industrial, se produjo la esperanza del advenimiento del mandato de la justicia y del progreso. A partir del día 4 de mayo de 1927. día de la renuncia del Figueroa. se levantó la figura de Ibáñez como el hombre para el Chile nuevo. El Partido Demócrata y !a Unión Social Republicana de Asalariados de Chile (USRACH) -la organización obrera del Dr. Salas- fueron los primeros en proclamar la candidatura presidencial del coronel, al paso que culpaban a los partidos políticos de los males y la corrupción de los años anteriores. La clase trabajadora en general se había mantenido escéptica frente a las leyes del trabajo elaboradas dentro del sistema capitalista burgués, basadas en el argumento de que ellas serían necesariamente letra muerta en la medida que afectaban los intereses de la clase dominante. Reiteradas veces las habían criticado y repudiado intentando dirimir directamente con la clase capitalista los conflictos laborales y sociales. No obstante, esta actitud opositora se mostró dispuesta a ceder ante la capacidad ejecutora que. a través de ciertas figuras de fuerza, demostraba tener el sistema.
-'2-1 Ibid,
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De ahí el imperativo categórico de los sectores más lucidos de la clase dirigente por demostrar la factibilidad de la aplicación legislativa, como el asunto clave del momento para la "salvación nacional''. Los médicos estaban hace tiempo comprometidos con esta idea y habían demostrado su intencionalidad de mediación entre pueblo y Estado legislador: sin embargo, necesitaban de la fuerza, de las figuras armadas, cuya firme y amenazadora voluntad de poder fuese capaz de imponer a la sociedad política el nuevo orden cimentado en la ley social. Si bien ambos -médicos y militares- terminarían separándose al fin. ello no resta la importancia decisiva que tuvo aquella alianza en la puesta en marcha de la nueva institucionalidad chilena. A horas de la elección presidencial, lo más genuino de la alta sociedad, representante de la banca, la industria, el comercio y la agricultura, le ofrecieron al candidato una fastuosa comida de cuatrocientos cubiertos en el Club de la Unión. Habló Ibáñez: No están lejos los días en que his miradas del proletariado chileno se fijaban irritadas en los muros de este hermoso palacio. Era c¡ue en el ánimo popular esta institución había llegado a identificarse con los vicios que hicieron funesto el pasado régimen político. Este centro era considerado por el pueblo, como el monumento que simbolizaba la injusticia, la indiferencia y el orgullo de sus clases dirigentes. Yo creo, señores, que en todo esto ha existido un fondo de razón y por eso, aspiro a que durante mi gobierno terminen estas pasiones negativas para el bienestar colectivo y para el progreso económico y social del país ''-*. Ibáñez salió elegido -sin contendor- por el 90.82% de los sufragios emitidos, que representaban al 82% de los ciudadanos inscritos en los registros electorales. Sin moverse de La Moneda, continuó su infatigable trabajo de reforma y acción. A su lado apareció la figura del Ministro de Higiene del tiempo revolucionario y que lo habría de acompañar en la primera etapa de su gobierno, el Dr. José Santos Salas, que se hizo cargo nuevamente del Ministerio. Una de las primeras medidas que se adoptó fue el cambio de nombre del Ministerio de Higiene. Asistencia Social. Previsión Social y Trabajo por el de Ministerio de Bienestar Social, expresión del ideario sanitario de Salas. Esto se tradujo especialmente en la organización de la sección de Higiene Social de la Dirección General de Sanidad que tendría a su cargo todo lo relacionado con la lucha contra las enfermedades venéreas, sección que quedó a cargo del Dr. Díaz Velasco y del Dr. Carlos luanes. Pronto inició su labor: el 10 de diciembre de 1927, los diez antiguos dispensarios antivenéreos que 324 Wurth. R.. Ernesto. Ibáñez. caudidato enigniánco. Editorial del Pacífieo. Santiago. 1958, p, 142
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dependían de la Beneficencia pasaron a formar parte de la sección de Higiene Social, la cual se instaló en local propio en la calle Artesanos e inició la construcción del primer consultorio antivenéreo modelo, con laboratorio y farmacia especializada. Otras policlínicas semejantes se construyeron en las principales ciudades a lo largo de la República, haciendo un total de dieciocho. Atención médica y medicamentos gratuitos se otorgaban a los enfermos del mal, intentándose detectar la fuente de infección y deteniendo a las prostitutas portadoras por medio de la acción policial. Tarea prioritaria de los profesionales a cargo del servicio era la difusión educativa del mal venéreo a través de los mismos pacientes, de las escuelas, de sociedades obreras y de medios de comunicación. Los folletos publicados por la sección de Higiene Social muestran la voluntad de romper el tabú social del problema venéreo, abriendo una primera expresión a la educación sexual en Chile: ''Gonorrea, su aspecto social"; "Sífilis: la sífilis hereditaria": "La masturbación y sus peligros"; "A los jóvenes": "Cómo se lo diré a mis hijos": "Las enfermedades venéreas y el matrimonio": "Lo que usted debe saber sobre enfermedades venéreas" -'-\ Desde octubre de 1927 se hallaban deportados en Buenos Aires un medio centenar de políticos chilenos, entre ellos el ex-presidente Arturo Alessaandri. el general Enrique Bravo y destacados senadores y diputados: Pedro León Ugalde, Hernán Alessandri. Carlos Vicuña Fuentes, entre otros, todos controlados por una red de espionaje. Otro de los pasos decisivos dados en este período para la organización de la higiene socia! o "saíud pública" a nivel nacionaí. fue la división sanitaria del país en Provincias Sanitarias correspondientes a cada provincia administrativa, las que se subdividieron en Circunscripciones Sanitarias, identificadas con las Comisarías del nuevo cuerpo de Carabineros de Chile. A cargo de las primeras debía estar el Médico Jefe Provincial que dependía directamente de la Dirección General de Sanidad y de las segundas, los Médicos Sanitarios de Circunscripciones. Las obligaciones y facultades del Médico Jefe Sanitario Provincial lo convertían en la máxima autoridad de salud pública local, coordinando su acción con las labores municipales, públicas y privadas, en la tarea tradicional de la higiene y aseo urbano, de control sanitario de los recintos sociales, de prevención y detección de pestes e infecciones, etc.: a lo cual se agregaba la vasta responsabilidad de luchar contra las enfermedades sexuales, así como de la reducción de la mortalidad infantil " \ Esta nueva reglamentación sanitaria contemplaba la restitución a las municipalidades de muchas funciones de salud que habían sido incorporadas a la Dirección General de Sanidad (Código Long), especialmente relacionadas con la inspección de mataderos, caballerizas, prostitutas, ventas callejeras y el aseo e higiene en general, así como la instalación de desinfectorios públicos. Además, las mismas Juntas de Vecinos locales debían nombrar el personal de las Oficinas de Sanidad de su circunscripción, cuyos sueldos debían pagar ellas mismas. De esta manera, la Dirección General de Sanidad (D.G.S.) sólo tenía una función orientadora y el Jefe Sanitario Provincial una labor de 325 Boletín del Ministerio de Bienestar Social. Santjaso. junio-diciembre. 1930. p, 141 326 1bid..p. 153
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coordinación de los servicios locales, lo cual distaba del ideario del estamento médico civil, impregnado de las tendencias centralizadoras de los higienistas, especialmente norteamericanos. La gravedad de las enfermedades del pueblo, que exigían atención especializada y prolongada, lo hacía acudir cada día más al hospital, a las policlínicas y al dispensario. Pero, como otra expresión de la crisis general en que se había mantenido el país, la Beneficencia Pública de la cual dependían todos los servicios hospitalarios, seguía en bancarrota. Muchos hospitales habían debido reducir su atención, sin poder recibir a la enorme población que vagaba esquelética y enferma y cuyo instinto de sobrevivencia la conducía a dichos establecimientos. En efecto, habiendo aumentado el número de enfermos asistidos en los hospitales de la República de 141.700 en 1922 a 153 mil en 1926. el número de establecimientos hospitalarios se había reducido y amenazaba seguirlo haciendo (119 mil en 1925 y 118 mil en 1926) ™. Seis millones de pesos adeudaba la Beneficencia a la banca privada, la cual había decidido cerrarle sus puertas. Se imponía, pues, la reorganización de los servicios sanitarios del país, con el objeto de solventar la crítica situación de la Beneficencia. Trascendental medida fue, en primer lugar, la entrega de una parte importante de los fondos sociales de la Caja del Seguro Obligatorio a la Beneficencia; el 809, 19.19
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Quiero VE. ser lo más lacónico posible, ya que comprendemos que vuestra clara visión de estadista y la apreciación personal en apreciar la realidad de estas miserias en que nos debatimos. Bastaría para compenetrarse de nuestra triste situación, y que. por las razones expuestas, nos permitimos pedir respetuosamente lo siguiente: Primero.- Una pensión mínima de $ 500 para cada pensionado, además, salario familiar. Segundo.- Para los que ganan más de $ 300 y menos de $ 500 un aumento del 509c.; y, Tercero.- En caso de muerte del pensionado, que quede a beneficio del cónyuge sobreviviente, la mitad de la pensión, hasta que la viuda o viudo, contraiga nuevo matrimonio, o hasta que sus hijos cumplan 18 años. Como nuestra situación se liace cada día más insostenible. Rogamos a VE., se siixa disponer que el señor Ministiv de Salubridad, elabore el proyecto respectivo, y pedir a su vez la suma urgencia para su despacho al Honorable Cuerpo Legislativo, la aprobación de esta ley V.E.. significaría Justicia Social, programa de nuestro Frente Popular, cuya bandera de redención y reivindicación, enarbola la combinación política que llevó a V.E. al Solio Presidencial. Creemos sinceramente que .si V.E. envía pronto el proyecto respectivo (si ya no ha sido enviado) la ley será una realidad, ya que pocas veces en nuestiv país, se habrá pedido una cosa más fiísta y humana, digna de tomarse en cuenta por los poderes constituidos, y más aún por V.E. que es el baluarte de una pura y cristalina democracia. Honor de nuestra República. Es gracia y justicia de VE. Por poder de treinta pensionados de Invalidez de Angol. {nota manuscrita: "Por no poder firmar por ser parcdítico lo hace a ruego de Carlos Sepúlveda, Silverio Coronado Bizama"'--.
I 22 Arch. Min. de Salubridad. .A.S. \ P.S.. 1940 s m Pro\ idencias 277-750.
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Este sistema de previsión, a través de su política de ahorro y pensión, no era en realidad sino una forma de prolongación de la miseria. Para los trabajadores aquellos era producto del régimen de poder de la oligarquía; el frentismo debía poner término a esa situación de injusticia y dar solución deñnitiva a lo que para la clase trabajadora era lo mínimo; una pensión justa, que le permitiese sobrevivir, financiada por su propio tiempo de trabajo. No obstante, nada de esto se pudo cumplir. La Caja del Seguro la recibió el Frente Popular con un déficit de $ 321.000.000. el que al cabo de un aíio (30 de junio de 1939) aumentó gravemente a $ 549.000.000 123. ¿Cómo se llegó a producir esta situación? Aparentemente el problema derivaba de un mal funcionamiento de ia ley, que no separaba por una parte los beneficios de orden médico, financiados por las cuotas a prorrata y por otra, las indemnizaciones económicas propiamente tales, financiadas por la capitalización. En la realidad lo que ocurría era que las prestaciones médicas, por la situación de morbilidad que se vivía en el país, se habían comido las cuotas a prorrata y seguía comiéndose los capitales acumulados. "Ese déficit, antes de constituir uno de orden financiero, significa ya en forma inaparente un déficit más grave de orden biológico de la sociedad"", lo cual exigía, a su vez. políticas urgentes e inmediatas ' ' \ El círculo era vicioso. No obstante, las razones de la crónica crisis deficitaria del sistema pre visional no obedecían sólo a un problema específico de las condiciones de vida y enfermedad del pueblo chileno, sino a factores más estructurales del sistema previsional y económico en que éste se insertaba. Allende llega a puntualizar al respecto que "todo régimen de previsión nacía a la vida social tarado ya por considerables déficits". En primer lugar, por la no correspondencia entre las cuotas fijadas por la ley y las necesidades y evolución de éstas en la realidad social; en segundo lugar, porque estos "capitales sociales"" no alcanzaban, en el régimen económico de producción capitalista el grado de rentabilidad de los capitales privados, y en tercer lugar, porque la misma existencia y desarrollo de la previsión "exigen ampliaciones cada vez más grandes, ya que ciertos derechos dan inevitablemente nacimiento a otros" '-•*. Sobre graves vulnerabilidades descansaba, pues, el proyecto de transformación del Estado de Acción Social frente popular. Será justamente desde este flanco del Estado -el del sistema previsional- desde donde estallaron las contradicciones históricas del mismo, expresadas en los miíltiples intereses que se pusieron en tensión histórica. En concreto, esto se manifestó a través de distintos conflictos tanto al interior del sistema previsional. como entre éste y algunos segmentos de la sociedad civil, a saber: a) conflicto entre el sector técnico-administrativo y la clase política; b) conflicto con la clase propietaria; c) conflicto inter-partidario entre la izquierda; d) conflicto con la clase trabajadora en pugna por la democratización del sistema previsional.
12.^ S, Allende. "La realidad médico social chilena". 1939. p. 17,3. 124 Ibid., p. 72
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PARTICIPACIÓN DE LA CLASE OBRERA EN LA DIRECCIÓN DE LA CAJA DE SEGURO OBLIGATORIO.
Reinaldo Núñez Alvarez (1940) La Caja de Seguro Obligatorio fue creada en nuestro país por la Ley 4.054 defecluí 8 de septiembre de 1924 y nació a la vida en medio de airadas protestas de la clase obrera. No eran contrarios los trabajadores a que se legislara sobre el seguro social; pero reclamaban, a través de la FOCH, con toda razón, que debía haberse consultado en fimim más democrática la voluntad e intereses de la clase obrera organizada. Los trabajadores comprendían claramente que una ley de esta naturaleza, creada .sin la debida participación de la clase obrera, se transformaría en una odiosa burocracia médica y administrativa, como también que los cuantiosos fondos que la Caja acumularía en su creciente desarrollo serían pasto fácil para las administraciones reaccionarias que .se sucederían en la administración de la institución. Después de 15 años de existencia de la Caja, podemos constatar toda lajusteza de los planteamientos de los trabajadores respecto de la institución, por cuanto en este período ¡a Caja fie administrada por la reacción como cosa propia, aplicando un criterio comercial en los beneficios que se concede a los asegurados y en cambio se Izan cometido toda clase defraudes e irregularidades con los fondos inalienables de la clase obrera. Adenuís, podemos constatar hoy mismo la existencia de una pesada burocracia en la mayoría de sus servicios. La actual administración de la Caja, pese a que ha tornado medidas de tipo social, todavía no consigue identificarse completamente con los intereses y anhelos de los trabajadores de la ciudad y del campo, por cuanto el clamor popular respecto a los vacíos de la Ley misma y a la incomprensión de mcdos fimcionarios, como también la permanencia en el serxdcio de elementos emboscados, hacen que la clase manifieste su descontento en cada Congreso o conferencia de la CTCH. Por e.stas razones es que deseo referirme, en esta oportunidad, a la resolución respecto a la Caja tomada por la Primera Conferencia Nacional de la CTCH, celebrada en los primeros días del mes de septiembre último, en el sentido de luchar porque se constituyan los Consejos Zoncdes, Regionales y Locales de la Caja de Seguro Obligatorio en toda localidad en que existan servicios de la institución. En estos Consejos la clase obrera se haría representar por dos asegurados, designados por la CTCH, pudiendo indistintamente recaer estas designaciones en un compañero o compañera, con lo cual damos
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un paso efectivo en la incorporación de la mujer en los cargos de dirección de los problemas que a ella directamente la incumben. Es fácil comprender la trascendental importancia que estos Consejos están llamados a adquirir en el futuro, ya que con esta medida se abre el camino a la clase obrera para participar directamente en el Control, supervigilancia,prestación de sen'icios médicos, inversiones, etc., que realiza la Caja de Seguro Obligatorio. Los ¿¡.segurados y aseguradas podrán reclamar ante sus propios representantes, en cada oportunidad que no sean atendidos como corresponde a sus legítimos derechos que la ley les confiere, con lo cual iremos aplicando medidas severas en contra de aquellos funcioruirios que a diario martirizan a los miles y miles de asegurados de la ciudad y del campo. Los buenos fimcionarios de la institución serán también beneficiados con estas medidas, por cuanto los representantes de los asegurados reconocerán sus méritos en cada oportunidad que la dirección de la Caja asilo requiera. La fiscalización misma de las disposiciones de la ley 4.054 se aliviará para la institución, por cuanto los representantes de los asegurados estarán recibiendo diariamente deimncios en contra de aquellos patrones que sin ningún escrúpulo e.scamotean el cumplimiento de esta ley, especialmente los grandes latifimdistas, los cuales jamás han dado cumplimiento a la Ley 4.054. Como Consejero obrero, seguiré luchando por crear cuanto antes estos Consejos, por estar convencido que con ello la ciase obrera evitará nuevos fraudes con sus fondos y a la vez impulsará el perfeccionamiento de los diferentes senicios de la Caja '-\ En esta etapa de su historia, el nuevo Estado habría de enfrentar el desafío de la democratización. Democracia institucional que los trabajadores exigirían intransablemente después de años de infructuosa lucha llevada a cabo durante los regímenes liberales. Para los trabajadores, la democracia institucional se expresaba en su participación activa y fiscalizadora en el sistema previsional y específicamente, en la Caja del Seguro Obrero. Esto, porque era en la Caja donde residía la economía social, el capital de los trabajadores, el ahorro que por la vía de su salario, o por la vía de la acumulación patronal y del Estado, era el fruto de su esforzado trabajo. Desde su más antigua tradición, la clase trabajadora había construido su autonomía, su identidad y su cultura en torno a las organizaciones de socorros mutuos donde acumulaba, administraba y controlaba sus propios ahorros en vista de su salud y bienestar. Y si la clase trabajadora 125 CTCH. Santiaoo. diciembre. 1940
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estuvo dispuesta a que este sistema se "estatizara" con el objeto de darle mayor alcance al ahorro del trabajo, jamás aceptó la pérdida de democracia real que dicha ley significó para ella. El Frente Popular en el poder tenía como misión realizar este anhelo y hacia allá seguirá apuntando la presión de los obreros. La importancia de la democracia institucional previsional adquiría ahora más relieve que nunca, puesto que el frentismo pretendía realizar, justamente, a partir de esta economía social, cual era la Caja del Seguro, no sólo el resguardo asistencial del cuerpo del pueblo, sino que pretendía alcanzar el bienestar integral del mismo. Desde este concepto, se jugaba para los trabajadores, más que nunca, el desafío de la democrati-
Apenas instalado en el Ministerio de Salubridad. Asistencia Social y Previsión Social, el socialista Miguel Etchebame había procedido a reestructurar el Consejo de la Caja del Seguro, incorporándose como representante de la clase obrera a uno de los dirigentes de la CTCH. Muñoz Sandoval. Pero esto no era suficiente. En esta fórmula liberal de la representatividad a nivel de Consejo General no se jugaba la democracia real. Fue así que la nueva administración de la Caja planteó la necesidad de reestructurar la organización de la misma a nivel nacional, intentando su democratización por la vía de la descentralización. Se elaboró un proyecto en este sentido, el cual reemplazaba las filiales (médico-administrativas) provinciales de la Caja por filiales zonales (10 aproximadamente), bajo las cuales se encontrarían los centros de atención egionales, locales y los centros primarios, los que estarían equipados permanentemente de médico y matrona, contando con 4 ó 5 camas para la recepción de los enfermos más graves para ser tratados oportunamente en los grandes centros asistenciales. Los distintos centros zonales (médico-administrativos) se vincularían a través de un Consejo Zonal con representantes obreros y patronales'-^ A este nivel la influencia de los trabajadores aumentaría y se podrían controlar mucho más directamente las inversiones de los fondos, las prestaciones médicas así como las necesidades y reclamos de los asegurados. A este proyecto se opuso tenazmente el Jefe del Departamento de Previsión Social, Dr. Julio Bustos, de larga carrera funcionaría en ese Departamento quien fundamentó acuciosamente al Ministro Etchebarne su postura al respecto, basado en su experiencia. Sus reparos fundamentales decían relación con el hecho de que la transformación de la orgánica de las prestaciones médicas requería una ley de modificación de la 4054 y, especialmente, a que una previa experiencia de cajas locales había conducido a una acumulación en la Caja Central de la cantidad de 2 Vi millones de libretas de asegurados, produciéndose un caos general en la institución a nivel de cuentas individuales, a nivel de estadística, etc. Que su gestión el año 1932 había consistido justamente en ordenar el caos "centralizando los servicios técnicos a fin de poder ejercer un control científico y uniforme sobre la cuenta individual'''-^ I 26 Arcliivd Miiusteiio Je Salubridad. Asistencia Social \ Previsión Sacial. Santiago, febrero 1 ."í, 1939 127rbid.
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Los exquisitos y descarnados detalles acerca del caos de la descentralización y las imágenes de montañas y montañas de libretas en el subterráneo de la Caja Central, así como factores económicos y políticos que entraron en juego, sin duda intranquilizaron la responsabilidad del Ministro Etchebarne. Una de las primeras medidas de Allende al tomar la responsabilidad del Ministerio, a fines de 1939 fue encargar al Departamento de Previsión Social hacer un estudio general de reforma de la ley 4054 '-^ Había que entrar pues por la vía legislativa, es decir, por el camino largo y la paciencia histórica. Pero el desafío de la democratización del Estado A.sistencial era el golpe permanente azotado en los muros del Aparato. "Superestructura estatal" y "'democracia" eran dos conceptos sin posibilidad de contenido real, al menos en ese momento histórico. Porque esta súper-estructura no contiene en si "relaciones sociales reales", sino que ella es un "aparato" que se relacionan con entes -objeto- de su trabajo, a los que, a lo más. busca incorporar como "representantes" de los sujetos reales o como ampliación de su cobertura. En esta etapa de la historia y desde la voluntad política y posibilidades del frentismo, lo que habría de entenderse como "democratización" del aparato estructural previsional. consistió en la ampliación de su "objeto de política": la incorporación del "pueblo ampliado". En este sentido debemos comprender el Proyecto de Reforma a las Leyes 4059 y 4055 enviado por el Ministerio de Salubridad al Congreso Nacional en 1941. La Comisión que elaboró este proyecto estuvo presidida por el ministro Allende y formada netamente por la intelectualidad técnica (dejando afuera e! ministro Allende su alianza con la clase política). Se trataba de una Comisión Técnica, históricamente comprometida con la vía del Estado Previsional de Seguridad Social que justamente se había construido por el lado de afuera del partidismo político: el Dr, Exequiel González Cortés. Dr. Julio Bustos (Jefe del Depto. de Previsión Social). Dr. Miguel Etchebarne (Administrador de la Caja de Seguro), Bernardo Ibáñez (representante de la CTCH). otros 3 médicos (Dr. Biondy. Peña y Mac Gindy) y algunos funcionarios.
128 Ibid.. Oficios 141-300. enero 17. 1940
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¿Qué establecía el proyecto en cuestión? La plena incorporación del pueblo-clase trabajadora al Estado a lo largo de toda su vida, proporcionándole "seguridad vital" ante los avatares e inseguridades propias del sistema económico capitalista: extensión de la prestación médica a la familia del asegurado; pensiones vitales para invalidez y vejez, seguro de orfandad, viudedad y cesantía, cambio de sistema de "capitalización" de la Caja, por el de "reparto", entre otras varias reformas (y que trataremos en detalle más adelante). No obstante, el proyecto quedó atrapado -como tantos otros- entre los papeles del Congreso. Nada se logró al respecto en lo inmediato, mientras la clase trabajadora agudizaba su descontento en vista de su frustrado anhelo de democratización del Estado provisional. A pesar de los esfuerzos de Allende, la Caja del Seguro se convirtió en una verdadera caja de resonancia de los problemas políticos suscitados al interior de la alianza frente populista. En efecto, el conflicto socialismo-liberalismo, socialismo-radicalismo, y socialismo-comunismo encontrará una de sus vías de expresión en los problemas suscitados en la administración socialista de la Caja del Seguro, instrumento intencionado para el cambio y las condiciones de vida del pueblo. En este sentido, el Estado comenzará a vivir una etapa de crítica transición a raíz de la incorporación a su gestión de la clase política, cuya lógica, discurso y modo de actuar, chocará con la intelectualidad profesional que residía al interior del Estado asistencial liberal. No obstante, hay que puntualizar al respecto que figuras como el Dr. Salvador Allende, por ejemplo, al mismo tiempo que harán una suerte de mediación entre dicha clase política y la intelectualidad, encarnaron más bien en si mismos la "razón del Estado". Este hecho, a la vez que permitió sortear los conflictos y salvar el modelo del Estado, no fue capaz de impedir que el instrumento de la política social del mismo se viese envuelto en la lucha interpartidaria, produciéndose incluso irregularidades funcionarlas a menudo escondidas y justificadas por la razón de partido. Así, el aparato social del Estado irá perdiendo ese carácter supra-político que fue lo que le permitió a los grupos de poder hacer de él un instrumento de neutralidad social; más grave aún, la presencia de la clase política no significó tampoco la democratización del aparato social del Estado. Esto, porque dicho sector político se convirtió crecientemente en el mediador entre el Estado y los trabajadores, dejando fuera, en tanto tal mediación, el imperativo de la democratización. Los hechos que ilustran este fenómeno son bastante trágicos e incluso dolorosos para la historia social chilena. Bastante conocidos son esos episodios de rivalidades y pequeneces por la disputa de cargos que impregnaban las relaciones entre radicales y socialistas. Estos últimos, instalados al interior del gobierno, impedían la plena instauración de la hegemonía radical
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y su creciente interés de alianzas con el liberalismo. Esta rivalidad llegó a expresarse en "cochinadas'" mutuas por debajo, llegando a contar, por ejemplo, los liberales, con verdaderos "soplones" al interior del gobierno, que les entregaban datos sobre la gestión socialista en el aparato del Estado. Esto salía a la luz en ¡as acusaciones de la oposición a la gestión ministerial y muy especialmente en la lucha que emprendió contra la política de la Caja del Seguro Obrero, que amenazaba la propiedad particular. Todo lo cual debilitó y desgastó en extremo al proyecto frentista y facilitó la ofensiva patronal. Pero la disputa de consecuencias más graves -desde el punto de vista del movimiento popular- fue la que se generó entre el Partido Socialista y el Comunista. Eran tiempos de guerra mundial, de stalinismo y fascismo, de polarización y enfrentamiento entre los bloques mundiales de poder; todo lo cual repercutió al interior de las agrupaciones políticas nacionales. El Partido Socialista chileno rompió virtualmente con el Partido Comunista ante la alianza Stalin-Hitler y el Partido Comunista criticó al Partido Socialista-a Schnake específicamente- de buscar alianzas con Estados Unidos, con el objeto de conseguir crédito para financiar los programas de desarrollo chilenos. El Frente Popular estaba políticamente quebrado. Pero los socialistas permanecían en el poder. El Partido Comunista centró entonces sus ataques hacia la gestión de personeros de ese partido, especialmente enfocados a la Caja del Seguro, la que se desprestigiaba crecientemente entre los obreros por su desfinanciamiento crónico y por la permanencia de problemas como la miseria de los pensionados y la mala atención de los asegurados. El Partido Comunista hará de mediador del descontento popular; pero la forma en que asumió esa intermediación sirvió a sus intereses. El malestar y los problemas concretos de la vida del pueblo quedaron envueltos en el conflicto intrapartidario y hasta cierto punto se convirtieron en sus objetos. Todo lo anterior se habría visto disminuido si las críticas al comportamiento funcionario del Partido Socialista no hubiesen tenido fundamento. Llovían las acusaciones de irregularidades financieras y de operaciones fraudulentas de funcionarios inescrupulosos; se denunciaba que. cargos que percibían sueldos financiaban las actividades políticas a las que en realidad se dedicaban sus funcionarios. Todo lo cual iba a parar angustiosamente al escritorio de Allende, el cual debía poner en acción todos los recursos de su inteligencia para neutralizar el conflicto.
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Titulares: Caja del Seguro no paga a tiempo subsidios a obreros" '•''. A un obrero le recetan un tnes de reposo y le niegan ayuda necesaria" '""'. Después que han hecho imposiciones durante años, obreros reciben del Seguro $ 20 de subsidio a la semana " '-''. Sigue la mala atención a accidentados El pensionado
en el seguro" '"'-.
del Seguro Obrero carece de servicios higiénicos "
El schnakismo hace peligrar los beneficios de los millares de imponentes de la Caja del Seguro Obrero" '-''. Robos de los schnakistas imposibilitaran subsidios y pensiones" ''-. Los schnakistas
descuidan
al Seguro para
atención medica de los
pagar
asegurados"
116
Grave situación crean schnakistas al Seguro Obrero. No han dejado dinero ni para construir habitaciones obreras. Allende tiene que pedir prestado a la COREO" '-'. No hay fondos para atender a enfermos de los policlínicos"
''".
Cánones subidísimos de arriendos se cobran en los colectivos del Seguro. El schnakismo quiere saldar en esta forma el déficit por despilfarras" '-"'. El schnakismo ha dejado sin medicinas al Seguro Obrero " "". El Dpto. de Higiene dirigido por schnakistas hace la vista gorda a la insalubridad de las industrias"''". Se clausuró el siglo el 11 de mayo. Continúa el 21 de mayo: En bancarrota la Caja del Seguro Obligatorio. El schnakismo remata los fondos de la institución para pagar a los empleados". Reserva de 6 millones 400.000 pesos liquidan schnakistas del Seguro Obrero. Vendieron los 8.000 bonos de la Caja del Crédito Industrial" "-. Schnakismo venderá el Laboratorio Chile y obreros quedarían sin servicio medico"'''\ 129 El Sií^lo. Saruiago. enero 3. 130 Ibid,, enero 15. 1941 131 lb¡d..marzo7. 1941 132 Ibid.. marzo 21. 1941 133 Ibid.. abril 10. 1941 134 Ibid.. abril 13. 1941 13.5 Ibid. abril 21. 1941 136 Ibid.. abril 22. 1941 137 Ibid.. abril 30. 1941 138 Ibid.. mayo 2. 1941 139 Ibid.. mayo 6. 1941 140 Ibid.. mayo 11. 1941 141 Ibid..mayo II. 1941 142 Ibid.. mayo 25. 1941 143 1bid,.mavo26. 1941
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El Ministro Allende interpuso querella criminal a El Siglo por injurias. Lo que estaba aquí enjuego era una cuestión más de fondo. Para el Partido Socialista, la Caja del Seguro era instrumento para un proyecto de desarrollo social a mediano y largo plazo. A partir de los fondos de ahorro social, se irían realizando inversiones, como el proyecto lechero y de construcción de vivienda popular. En términos concretos, esto significaba sacrificar el mejoramiento en los beneficios inmediatos de los asegurados, lo cual era obviamente indefendible. Pero en realidad, esta relación conflictiva entre lo mediato y lo inmediato constituye una de las disyuntivas clásicas de la democracia -específicamente en países del Tercer Mundo-, la cual a menudo se ve ante el problema de transar lo mediato por las inmediatas urgencias del pueblo que han llegado al extremo histórico de su necesidad. Las investigaciones del Ministro Allende condujeron, por otra parte, a establecer una situación de grave incumplimiento por parte del mismo Fisco de sus obligaciones previsionales. llegando a adeudar sumas de tal consideración a las distintas cajas "que han influido notablemente en el equilibrio económico-financiero de ellas". Las siguientes cifras lo demostraban:
SALDO A F.WOR DE LAS CAJAS: (DEU DA DEL FISC O) S 17.390.577 Empleados Públicos, 1939 2.325.714 Retiro y Montepío Fuerzas de la Defensa Nacional (1939) 1.232.269 Carabineros (1939) 19.967.112 Caja Seguro Obligatorio, Junio 1941 Fuente: Archivo Ministerio de Saliéridad. Asistencia Social \ Previsión Social (19411
Allende notificaba que, como "dato ilustrativo", la Caja del Seguro Obligatorio le debía a la Beneficencia más de $ 20.000.000 por la atención de los asegurados, lo cual obviamente se traducía en mala atención hospitalaria y médica y. en general, atrasos en los pagos provisionales. Poco a poco fue decayendo la campaña emprendida por el Partido Comunista en El Siglo. A pesar de que con ella no logró derribar a los schnakistas en bloque del gobierno radical, ella tuvo consecuencias inmediatas. El 5 de marzo, apenas iniciada la campaña del Partido Comunista. Allende envió al Presidente un proyecto de reorganización de los servicios de previsión social, que establecían que tanto el Ministro de
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Salubridad como el Director de los Servicios de Previsión Social serían, por derecho propio, miembros de todos los Consejos de las instituciones de previsión. El Ministro tendría el cargo de Presidente y tendría derecho a rechazar los acuerdos de los Consejos Directivos si los consideraba contrarios a los intereses de las instituciones de previsión. El Ministro estaba facultado para ordenar sumarios administrativos y remover a los empleados de sus cargos, desde los gerentes para abajo, "cuando comprometan los intereses de las instituciones que representan". Por su parte, el Departamento de Previsión debería fiscalizar todo el movimiento económico y operativo de la Caja'"". Proyecto que hablaba por si solo: efectivamente eran públicas y notorias las irregularidades funcionarlas producidas en la Caja del Seguro. A los pocos días se destituyó al socialista Administrador General de la Caja y se le reemplazó por el conocido funcionario de la administración liberal anterior, Leonardo Guzman, lo cual, ajuicio de El Siglo, produjo una "sensación de alivio" al millón de doscientos mil imponentes. Como primera medida se procedió a nombrar un nuevo Consejo, el cual dejó sin representación a los obreros y como medida inmediata "acordó la venta de varios millones de pesos en acciones del Instituto de Crédito Industrial"""*'. Es decir, se volvía a la política liberal de hacer retornar el ahorro provisional a los empresarios. Pero los socialistas de Schnake continuaron su colaboración con el gobierno y siguieron al frente del Ministerio de Fomento (Schnake), del Ministerio de Salubridad y del Departamento de Previsión Social aún después de la muerte de Pedro Aguirre. durante la administración de Juan Antonio Ríos: Miguel Etchebarne. Vicepresidente Ejecutivo de la Caja del Seguro Obligatorio y luego Ministro de Salubridad (septiembre, 1942): Salvador Allende. Vicepresidente Ejecutivo de la Caja del Seguro Obligatorio (septiembre. 1942). No obstante, hacia fines del año 1943 ingresa al Ministerio de Salubridad el Dr. Sótero del Río -liberal-, uno de los gestores del modelo de Estado Asistencial. de larga trayectoria en la salud pública, por varios años Director General de la Beneficencia y uno de los creadores de la "Una Tricolor" (antecesora de las Milicias Republicanas). Se podría quizás afirmar que terminaba aquí el infructuoso intento por realizar el bienestar integral y la justicia social por el lado de la política asistencial y previsional del Estado, impulsada desde un ideario socialista. Razones estructurales, de competencia política, de divisionismo ideológico y de corrupción administrativa impidieron salir airosos del intento.
144 ibid., marzo .S. 1941 \45 El Siglo, marzo 11. 1941
^62
Desde el punto de vista del movimiento popular, lo más grave fue no haber logrado profundizar la democratización del Estado. Una y otra vez reiterarán sus peticiones en los Congresos de la CTCH por su participación democrática en los organismos que manejaban los propios ahorros de su trabajo. "Personalmente estoy convencido -dice el dirigente sindical Reinaldo Núñez- de que la eficiencia y buena marcha de los organismos de previsión social está en función directa con la participación que se de a sus imponentes en la gestión, supervigilancia y dación de beneficios que estas instituciones otorgan {...). Por esta razón lucharé porque se constituyan rápidamente los Consejos Zonales, Regionales, Locales, etc., con participación de los representantes de la CTCH{...}"''"'.
146 Frente Popular.junio 15. 1940
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2. GUERRA MUNDIAL Y NACIONAL. CONTRADICCIÓN Y CLAUDICACIÓN DE LA INTELECTUALIDAD Abrir el libro de la historia de la humanidad de los años 1942 a 1945 produce escalofrío. Cadáveres alineados en los campos de la Segunda Guerra, fosas comunes con huesos de judíos apilados. Niños raquíticos, gente emigrando; miles de hombres armados. La tierra horadada de surcos y refugios, sembrada de explosivos: los cielos y los mares atravesados de ruidos bombásticos. Años de la libido de dictadores, gozosos de tanto cuerpo echado sobre la cama de polvo y sangre. Imágenes eléctricas, foto-grabadas en el inconsciente colectivo del siglo xx. Abrir el kardex de la policli'nica de broncopulmonares del Hospital del Salvador de los años '40 al '45 impacta el espíritu histórico. Alineada la realidad de 2.500 enfermos que. a través de su cuerpo, hablaban de 9.164 personas. Todas chilenas, pobres, indigentes. La mayoría mujeres, dueñas de casa: el SS.Tó^ : cesantes: 10.64%: estudiantes: 9.569f y obreros: 9.767f. entre otros. En su mayoría familias habitantes de una choza redonda, su hogar entero: comedor, dormitorio, cocina, lavadero. 50.36%. Bajo la plancha de zinc, colgando gangochos, cavaban por dentro la tierra como trinchera para protegerse del frío. Más de ocho centenares de familias vivían en los famosos cites y conventillos, inspiradores de tantos discursos de legisladores y reformadores: 35.04%. Un promedio de más de dos personas por cama -sin sábana: niños con tuberculosis, padres con adolescentes, hermanos con allegados. El apiñado sueño de la miseria. Zapatos nuevos para el dieciocho sacados al crédito. 50 9c del salario para comer, 40% para arrendar, 10% para moverse y comprarse la prenda del año. Todos tienen la radio. La alegría de vivir, rumbas, tangos y el radioteatro de la mañana. Era la vida de 2.500 enfermos tuberculosos del Poli del Salvador. El 41.04% de ellos alimentados de un plato al almuerzo -mucha papa, arroz-, té solo y agüita caliente en la mañana y la noche "". El año 1942 fue crítico para el hambre popular. COSTO DE LA VIDA 1940 1941 1942 1943
% DE AUMENTO EN RELACIÓN ANO ANTERIOR 13,80% 15,12% 25,06% 16,04%
Fuente: Eduardo Fernández, R. Tagle y R. Castillo. "Fisonomía social de los consultantes a la policUnica de proitcopulmonares del Hospital del Salvador"
t¡945).
147 Dr. Eduardo Fernández \ Visitadoras Sociales Raquel Tagle > Rosa Caslillo, •"Fisonomía social de los consultantes a la policlínica de bronce-pulmonares del Hospital del Sah ador". .4/IU/Í'.V * / Huspiíal del .Salvador. \'oi. IV, 1945. pp. 122-128
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Los artículos de subsistencia eran de lujo y muchos comenzaban a escasear, como el aceite, las legumbres, las velas. La leche había subido a $ 2.20 el litro cuando el Comisariato anunciaba que instalaría "puestos reguladores", camiones ambulantes de venta de leche a $ 1,80 en los barrios populares. Allí acudían los pobladores con la olla y el tacho, A muchos no llegaban los benditos camiones del Comisariato; así que igual debían pagar caro '^^ Entre 1932 y 1942 el costo de vida había subido en un 169%. cifra tras la cual muy lejos habían quedado los salarios. Había inestabilidad, incertidumbre laboral con la guerra. Odio-amor a Hitler y Mussolini: disputas acerca de Stalin. Se notaba la caída de la productividad. Inseguridad. En día domingo, cuando no había paga, se tenía hambre. "Creo firmemente que nuestra situación económica, social y política está en grave peligro" -decía el diputado demócrata Bart en la Cámara. "Hay un trágico ebullir de descontento -agregaba- (...) un hondo malestar que está minando las raíces vitales de Chile. Se piensa en el hombre providencial, se desea el dictador. Y el ejemplo contagioso, el contagio mental que nos viene de Europa y que es endémico en estas pequeñas y miserables repúblicas americanas, ofrece un modelo peligroso para que audaces y desesperados intenten subvertir el orden constitucional"'^'*. En el Teatro Caupolicán y por las calles de Santiago se reunieron y desfilaron 15.000 personas de la clase trabajadora y sectores medios que acudieron al llamado del Comité Nacional Pro-Abaratamiento de las Subsistencias. Consumidores y comerciantes, "tildándolas de actividades provocadoras y sediciosas, ya que en forma deliberada producen la alarma y el desconcierto en la población para abrirse paso hacia el golpe de Estado". En su petitorio al gobierno, el Comité Pro-Abaratamiento de las Subsistencias expresaba las reivindicaciones más urgentes y sentidas por el pueblo: supresión de los monopolios privados de los artículos alimenticios, control y distribución de la producción con fijación de precios y limitación de utilidades; requisamiento de los artículos de primera necesidad acaparados y su venta a los precios oficiales; término de las sanciones del Comisariato a los pequeños comerciantes y de la clausura de sus locales que ya llegaban a 800; baja de precio de la carne y de la locomoción: que se impidiesen los lanzamientos de arrendatarios y el alza de los cánones de arriendo. A lo que agregaban su histórico anhelo de participación: "Insistimos ante V.E. que el Comité Pro-Abaratamiento de las Subsistencias, que cuenta con organismos en todo el país, sea considerado como un organismo cooperador del Estado en todas aquellas medidas que vengan a poner término a la angustiosa situación en que vive el pueblo, provocada por la especulación y la carestía de vida"'*^". En septiembre de 1943 se llevó a cabo el Segundo Congreso Nacional de la CTCH en los momentos en que el Presidente Juan Antonio Ríos daba "un nuevo paso hacia la derecha" con un gabinete formado por el ala más conservadora del Partido Radical. Cuando se inauguraba el Congreso, el Gobierno vetaba la ley de reajustes de sueldos a los profesores y atacaba a los sindicatos recién formados de la Beneficencia, estimándolos ilegales, "lo que resultó una bofetada en la cara para la dignidad de la clase de !48 Boletín de Seúones deí Congreso. Diputados. Ordirjarias, julio 15, 1942, pp, lA^-lA^) 149 Ibid., Diputados, Ordinarias, julio 21, 194,1, p. 1,4-W 1,^0 Boletín de Sesiones del Congreso, Diputados, Ordinarias, 27 de julio, 194,1, p. i .637
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los trabajadores (...)". El mensaje de saludo del Presidente, leído en el Congreso de la CTCH fue repudiado con violencia por los miles de trabajadores presentes '". El Partido Socialista se había retirado del Gobierno. La disolución de la III Internacional acercó el Partido Socialista y el Partido Comunista. Se habló de "partido único". Más de 1.300 chilenos se suicidaron el año 1944, la mayoría ahogados. Una gran cantidad, bajo ruedas de trenes y tranvías. Cerca de 900 de ellos tuvieron por causa tragedias de índole económica. "El suicidio alcanzó en Chile las dimensiones de una epidemia" '". Los ebrios hacían nata esos años en los cuarteles policiales. Se anotaron el año 1943, 143.236 ebrios capturados en las calles y arrabales por el carro-victoria policial. Más de 15.000 lesiones corporales se registraron en los conventillos y cites, perpetrados en un 85% por ebrios, los que protagonizaron también las 671 violaciones ocurridas en el país. Se registraron 16.269 hurtos y 8.067 robos, el 72% de ellos realizados por ebrios. "La miseria fue la causa primera. La desdicha de los arrabales, el hambre, la angustia". Más de 1.000 abandonos de hogar que diseminaban "pelusas" por las calles: fueron 2.235 los pequeños presos por vagancia, en su mayoría menores de 15 años " \ "La República de los Pelusas esta en crisis". Funcionaba en Avenida Ossa 2250, dirigida por Dn. Polidoro Yáñez, ex-funcionario de Sanidad. La República había acogido a niños huérfanos abandonados a corta edad. Muchos habían vivido 10 ó 12 años en los puentes del Mapocho. Al incorporarse a la República, trabajaron en la explotación de su bosque para su propia subsistencia. Muchos fueron llegando. Aprendieron el trabajo de la tierra y varios salían a ganar jornal en las parcelas vecinas, ayudando así al mantenimiento de sus compañeros. Los pelusas y don Polidoro posaron ante la cámara del reportero a quien dieron a conocer su grave problema: la "República" estaba en crisis. Se agotaba el bosque que permitía su existencia. Se hacía un llamado al sentimiento de aquellas personas que pudiesen ayudarlos '"*. Con el fin de la guerra comenzaron a paralizar salitreras y minas de cobre: Estados Unidos había cerrado las oficinas de la Metal Reserve, gran compradora del metal rojo. Se desató una "epidemia de huelgas" que afectó a 50.000 obreros. El drama de la miseria no estalló esta vez por el lado del piojo exantemático, cuyo éxito en la campaña emprendida en 1939 había dado sus frutos, producto de la "abnegación y sacrificio" del personal sanitario, entre los cuales no menos de 50 habían perdido sus vidas en la misión realizada '-".
151 Lucha Obrera. Santiago. .\° 1. 2a. quincena septiembre. 1943 152 Ercilla. Santiago, febrero 20. 1945 153 lbid.,enero2. 1945 154 Ibid. Sobre la historia de la infancia proletaria > vagabunda en Chile, ver VI.A. luanes. Alíseme señnrira. El niñochileno, la escuela-para-pohres y el au.xilio. 1890-1990. Santiago. .ÍUNAEB. 199! 155 Revista Chilena de Higiene y .Medicina Prevenrira. Yol, V. N'^ 2. 1942
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No podría decirse lo mismo respecto a las campañas emprendidas en contra de las enfermedades venéreas. A pesar de los considerables esfuerzos de todas las instituciones asistenciales y de la inversión (en 1940) de una suma total de 6 millones de pesos en combatirlas, la morbilidad por venéreas se mantenía establemente alta. La falta de planificación, coordinación y centralización del trabajo institucional estaba en la base del fracaso de la campaña. Insuficiente había sido el control de comercio sexual: la más alta morbilidad de esa enfermedad (40%) se ubicaba en la prostitución clandestina. Migraban las prostitutas a lo largo del país, escapándose a su control y tratamiento '•''. Francisco Vio, jefe de la Sección Jurídica de la Oficina de Denuncia Venérea y Comercio Sexual, dirigida por el doctor Eduardo Grove, conoció a fondo la prostitución del puerto de Valparaíso. Salía en las noches, junto con el doctor Grove y algunos inspectores, a visitar los prostíbulos de la zona, conversando con las mujeres que lo habitaban. Francisco Vio escribió algunos de sus testimonios: PROSTÍBULOS DE PUEBLO Un día lunes, en la mañana, entre las 8 v las 12 horas del año 1939, visité los numerosos prostíbulos de La Calera, pueblo de mineros, obreros de gran industria y campesinos. Todos estaban en plena actividad: sus dueñas, en imapieza contigua al salón, agitadas, incitaban a las "niñas" a "atender" a los clientes r presurosas llemiban las copas de éstos con licores que obtenían de una damajuana oculta debajo de un sillón, de un cajón o de una cama; los clientes, ebrios, abrazados con algunas de las niñas, hacían esjiíerzos por mover los pies al compás de la música chirriante de una vieja vitrola o de una orquesta de tercera clase. Esos prostíbidos ocupan casas viejísimas, con techos envigados y pisos sin tablas ni ladrillos. Sus piezas más grandes son destinadas al "salón ", centro de la casa y lugar en que se permite toda forma de expansión sexual, adornado generalmente con papeles de diferentes colores, recortados y con grandes espejos. Las otras piezas, amobladas con antiguos catres, cubiertos de inmundas ropas, sirven de dormitorios. ..Los servicios higiénicos se esconden detrás de un matorral, de un árbol o de una planta al fondo del patio, adonde casi siempre no se llega, porque también el camino, como todo el patio, pre.sta esos servicios. En los prostíbidos de La Calera no falta un estante en que no ludia botellas de bebidas gaseosas. Sirve ese estante para ocultar el negocio verdadero: pues sus dueñas obtienen de la Municipalidad, patente para expender esas bebidas y, con ese pretexto, mantienen abiertas las puertas del negocio, invitan a los transeúntes a pasar a "beber" e instalan "salones" en que se baila, se canta y se "bebe"... alcohol. 156 Asistencia Social, Tomo XI. Junio. 1942. pp. 1-98
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Si se obsen'an los estantes, se verá que siempre se mantienen bien alineadas las mismas botellas de bebidas gaseosas. Otro día visite' los prostíbulos de Quillota. La gran rnayoría son "negocios en grande". Parece que sus clientes pertenecen a una clase más elevada que los de los prostíbulos de La Calera. Casi todos cuentan con una buena orquesta compuesta de músicos profesionales, que perciben remuneraciones superiores a $ 500 y viven en el mismo local. Sus salones son amplios, amoblados con cierta decencia y con grandes cuadros y espejos. Me llamó mucho la atención un prostíbulo que se dividía en tres secciones: una resen'oda, una de primera y una de tercera. La primera muy bien presentada, dentro, naturalmeitte. del ambiente: dedicada a parejas de "gente de bien". que llegan a pasar un "rato agradable"; con salones pequeños, compuestos de salitas "de estar" y dormitorios. La segunda, bien presentada, con un salón amplio para bailar, bien amoblado \ con dormitorios con catres de bronce, camas cubiertas de vistosos acolchados, cómodas y roperos en buen estado, aunque antiguos, dedicada a Chentes que llegaban solos a "entretenerse un rato". La tercera, limpia, pero pobre: con espacios para bailar al compás de la música de viejas vitrolas. al aire libre: con dormitorios amoblados con catres de fierro negro y cajones. No se ocultan detrás de estantes con botellas de bebidas gaseosas los prostíbulos de esa antigua ciudad, sino que, por el contrario, presentan cantinas muy bien montadas al primer visitante y colocan letreros grandes y llamativos hasta en el pavimento de las calles. Hay en Quillota también prostíbulos de última clase, en que las sillas que ofi-ecen a sus clientes son cojas y las mujeres son realmente repugnantes por su fealdad y fcúta de aseo" '^'. Francisco Vio constataba la contradicción histórica de contar con una de las legislaciones sociales más avanzadas del mundo, junto a la presencia de una realidad social dramática que ensuciaba las hermosas letras del afamado Código Sanitario, de la ley 4054 y de la Ley de Medicina Preventiva; contradicción que parecía constituir el callejón sin salida de un pueblo atrapado en su propia historia. El Estado de compromiso social aparecía como un modelo surrealista, iluminado, instalado sobre una realidad obscura. La vía chilena era la construcción de un edificio de cartón, "grafiti" de teorías, textos y discursos: creaciones de utopías llenas de voluntad y sentimientos. Los funcionarios encargados de llevar la letra a la historia, de hacer la medición entre la realidad y el Estado-texto, sufrían la alienación de la vía chilena. Los técnicos 157 Francisco Vio V.. "Prostitución", en Medicina Social. XI-XII. N" 37. 1940
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se tomaban la cabeza entre las manos ante las estadísticas; aplicaban leyes, recursos y conocimientos que sólo actuaban como barreras de cartón, incapaces de poner atajo a ¡os estragos de !a necesidad y el deseo. Esta contradicción entre ley y acción fue expresada en los siguientes términos por el Dr. Lewis Hackett. de la Fundación Rockefeller en el Salón de Honor de la Universidad de Chile: Durante 16 años Chile ha estado en la vanguardia del movimiento mundial hacia el seguro integral de la salud de los trabajadores y empleados y también de previsión social y de atención médica gratuita de todo individuo enfermo. En mi patiia estas aspectos han sido descuidados hasta ahora líltimo. Durante mucho tiempo, todos nuestros esfuerzos han sido dirigidos hacia la prevención de enfermedades y el fomento de la salud. Como consecuencia, la atención médica, el seguro de salud y la protección económica de los grupos de edad avanzada son inadecuados. Por otra parte, el saneamientofimdamentalexiste en todas partes y las enfermedades infecciosas han quedado relegadas a una posición insignificante como causa de incapacidad y muerte. Por mucho tiempo nosotros cometimos el error de considerar esto como la única obligación que el Gobierno tienefi'enteal público, en el campo de la salubridad. Es posible que Uds. hayan estado incurriendo en el pecado opuesto de desarrollen- el seguro social y de salud cuites que la prevención de enfermedades. Si las gentes están cayendo continuamente a un precipicio, es más humano y más barato colocar una defensa "en altura " que construir un hospital en el fondo''''. Esta situación se mostraba muy claramente en el caso de la tuberculosis, la más grave enfermedad que atacaba a la clase obrera, los empleados y el pueblo (20% morbilidad general). "Debemos hacer resaltar -se escribía- que siendo Chile uno de los países con legislación social tan avanzada y contando con medios asistenciales bien organizados, aparezca la tuberculosis a la cabeza de las enfermedades infecto-contagiosas (...)" '"'''. Casi nada se había hecho al respecto en materia de educación sanitaria. Más grave atín, la Ley de Medicina Preventiva abandonaba en forma bastante inhumana al tuberculoso avanzado, destruyendo en este acto su propio objeto -prevenir la TBC- ya que los enfermos despreciados por esa ley se convertían en focos de contagio que multiplicaban la enfermedad en torno a su habitat familiar. Un estudio realizado al respecto demostraba que un tuberculoso producía entre los contactos un 14% de nuevos enfermos, mientras que a través de los exámenes de la Medicina Preventiva se lograba realizar un hallazgo de sólo un 3% a un 5%. "El enorme esfuerzo económico que representa 158 Luis Hackett, Oncníaciones Modevnas de la Salubridad. Santiago, Imprenta Universo. 1942 159 Dr. Eduardo Fernández y Visitadoras Sociales. R.iquel Tagle y Rosa Castillo, op. cií., 1945
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la Ley de Medicina Preventiva, a la cual no podemos restarle los grandes méritos que ha tenido, resulta poco productivo desde el punto de vista de la solución general del problema de la tuberculosis en nuestro país" "'". Grandes monumentos legislativos, como la propia Ley de Medicina Preventiva y tantas otras, se habían levantado dejando huecos y vacíos que terminaban por debilitar su estructura, desvirtuando sus propios lineamientos y objetivos. En el marco de la estrategia de captación de América Latina para la causa de los países aliados de la Segunda Guerra y de la construcción de la hegemonía de los Estados Unidos en el mundo y especialmente en el continente americano, el gobierno norteamericano había decidido destinar importantes sumas de dinero con el objeto de mejorar el estado sanitario de algunos países latinoamericanos, correspondiéndole a Chile la cantidad de cinco millones de dólares (Reunión de Cancilleres de Río de Janeiro efectuada en 1943). La inversión de los fondos se entregó a la Dirección General de Sanidad, la que, a su vez. nombró una comisión que determinó cuatro líneas de inversión: a) saneamiento. 73,3% (rural, alcantarillado, higiene de habitaciones): b) enseñanza. 5,4% (escuela de salubridad para la formación de enfermeras en el Instituto Bacteriológico): c) lucha contra la tuberculosis, 10.5% (creación de Unidad Antituberculosa, mejoría en el tratamiento, educación y readaptación de enfermos) y d) construcciones. 13.8% (6 unidades sanitarias, 10 centros de salud rural. 9 laboratorios regionales, etc.). A todas luces este proyecto de inversión expresaba el nuevo énfasis en una política de prevención de salud vinculaba al habitat y su saneamiento, propia de época de epidemias: una política más tradicional y "liberar, pero que apuntaba justamente a paliar los vacíos de acción en el campo de la higiene ambiental. Por otra parte, se seguían aquí los lineamientos de la política norteamericana en salud. El saneamiento ambiental era clave para combatir la TBC. la segunda causa de muerte en el país (12.5%). después de las gripes y la neumonías de los niños pobres que no alcanzaron a tener la TBC (21,1%) '«. El mayor éxito alcanzado hasta entonces tenía relación con la mortalidad infantil, que había descendido poco a poco a partir de los años '40. fruto de la milagrosa acción de las sulfas y del "papel importante que realiza la Caja del Seguro desde algo antes de 1938", especialmente en el Servicio de la Madre y el Niño, que prolongó la atención de los niños asegurados hasta los 2 años (1° de diciembre de 1937). "Desde ese momento la Caja del Seguro se convierte en la primera institución de protección y asistencia de este ramo" ""'.
160 Drs. Santiago Raddatz y Eduardo Fernández.'•Investigación de Contactos en Tuberculosos"..4;T/!IVOJ í/e///oipira/ííf>/ Salvador. Vol. III. 1944. p. 619 161 Dr. Hernán Romero y otros, "Enfermedades infecciosas". Previsión Social. Santiago, abril-septiembre, 1948. p. 208 162 Dr. H. Romero y J. Moroder, "Mortalidad Infantil". Ibid., Santiago, octubre-diciembre. 1946. p, 319
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Años 1936 1937 1938 1939 1940 1941 1942 1943 1944 1945
MORTALIDAD INFANTIL Cifras estadísticas Cifras de Sanidad (x 1.000) (+ probables) 252 226 241 215 236 211 225 201 217 193 200 179 195 174 194 173 181 162 184 164
Fiienre: Dr. Hernán Romero et. al.. "Enfermedades infecciosas" (1948)
De 342 por 1000, cifra de principios de siglo, la mortaüdad infantil había bajado a 184 por 1000 en 1945. No obstante, este descenso era calificado como "sumamente lento'' y se seguían considerando las cifras expuestas como "elevadísimas" "'\
Años 1931 1935 1939 1943 1945
MUJERES HOSPITALIZADAS POR ABORTO % entre las Total Fallecidas hospitalizadas 15,4 5601 28 22,4 151 10822 21,4 184 14730 24,1 20224 261 21471 24,8 101
%de fallecidas 0,5 1,4 1,2 1,3 0,5
'f'O
Fuente: J. Moroder y F, López, "Mortalidad materna y sidfadrogas" (1947)
Sobre las aguas de Manhattan en Nueva York se desplegó el reflejo del gigantesco edificio de las Naciones Unidas, levantado en 1945 para acoger el sueño de descanso de los pueblos agobiados. La Segunda Guerra Mundial llegaba a su fin, lo cual no era garantía de paz para la humanidad. La misión de las Naciones Unidas era lograr un compromiso estable fundamentado en la creación simbólica e histórica de esta supranación -ONU- que estaría mirando sobre los estados, preocupada del bien de la humanidad. El 26 de junio de 1945 los representantes de 50 estados firmaban la Carta de las Naciones Unidas, en cuyo primer artículo expresaban su ideal y compromiso: "Salvación de la paz mundial, defensa de los derechos del hombre, igualdad de derechos para todos los pueblos, aumento del nivel de vida en todo el mundo". 163!bid.
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A mediados de 1946 el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas convocó a una Conferencia Internacional de la Salud. Como presidente de la delegación chilena asistió al evento el doctor Julio Bustos. Director General de Previsión Social. El objeto de la reunión era la creación de una Organización Mundial de la Salud (OMS). hecho calificado por el doctor Bustos a su llegada como "un acontecimiento histórico de los que marcan una nueva era en los destinos del bienestar de los pueblos". Basándose en un concepto de salud como un "estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente como ausencia de afecciones o enfermedades", la OMS se creaba como un organismo para la "felicidad humana". Una meta que rebalsaba la política y el interés de los estados por separado: "sólo la acción mancomunada de todas las naciones, en una escala mundial, puede asegurar la máxima eficacia de la lucha contra el sufrimiento, la enfermedad y la muerte". La salud era el más precioso bien del hombre "'^. ¿Sobre qué conceptos y fundamentos se daría realidad a esta política mundial de la salud como bienestar? El ideario doctrinario de la OMS era la explicitación formalizada de los supuestos sobre los cuales se había levantado políticamente el Estado Asistencial, cimentado sobre ese concepto de "homo-económicus". que hemos estado formulando a lo largo de esta investigación. El valor de este hombre descansaba en su potencialidad laboral, que la política de salud debía comprometerse a resguardar: "La estructura de la sociedad en el Estado Moderno se concibe fundamentalmente como un organismo económico cuyo buen funcionamiento radica en la conservación de la capacidad de trabajo de los elementos humanos que lo constituyen, puesto que cada "individuo activo' es un valor económico positivo, que es necesario conservar, a fin de evitar que se transforme en un elemento "pasivo" (...) '^^ Un planteamiento que debemos comprender desde la perspectiva del imperativo de reconstrucción económica de la Europa de post-guerra y del desafío de la expansión industrial para responder a la grave amenaza del hambre en los pueblos. El fundamento para una política de rápido crecimiento y desarrollo descansaba prioritariamente en la mano de obra. Resguardarla y cuidarla era, así. una preocupación prioritaria de la paz económica y social. La OMS era. de esta manera, un instrumento de desarrollo estratégico. Como en aquel primer momento del desafío industrializador de la post Primera Guerra, en este segundo momento, la vía para la implementación de esta doctrina bioeconómica consistía en el desarrollo de una política de Seguridad Social: un sistema de indemnización del ""daño económico" del cuerpo humano mediante subsidios de enfermedad, invalidez y vejez. Pero lo que sí era novedoso, al menos para el caso chileno, era la mayor amplitud y alcance que tenía dicho concepto y sistema de previsión social, abarcando todas las situaciones de inseguridad vital: a los tres subsidios anteriores agregaba la pensión de huérfanos, de viudas, el subsidio de desocupación y una organización del empleo. El hombre-económico tendría garantizada su "felicidad' como "seguridad", tanto de si mismo como de su familia. La nueva era, inaugurada por la OMS, era la promesa de un 'futuro' como premio a la integración masiva de la población activa como fuerza laboral a la producción. 164 Dr. Julio Bustos. "La Organización Mundial de la Salud". Ibid.. Santiago, julio-septiembre. 1946. pp. 2.^7-239 165 Dr, Julio Bustos \ otros. "La protección de la salud". Revista Previsión Social. Santiago, julio.septiembre, 1947
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La doctrina de la Seguridad Biológica de la OMS repercutió con especial énfasis en Chile, tanto en la AMECH, como en la CTCH, en un momento crítico dentro del sistema de salubridad y de previsión. El edificio monumental construido para este objeto desde 1925 parecía derrumbarse junto con los viejos muros de los ya cansados hospitales de la Beneficencia. Se comenzó a exigir la urgente necesidad de reformar las leyes fundadoras del sistema previsiona! en Chile -4054 y 4055- cuyo perfeccionamiento se hacía imprescindible para responder a los nuevos desafíos de la hora. La clave de la reforma era la ampliación de su objeto: el núcleo-familiar del trabajador, en todas las etapas de la vida. En 1949 comenzaron a removerse las carpetas de las Comisiones Parlamentarias, buscando el proyecto que enviase el Ministro Allende en 1941, elaborado por la Dirección General de Sanidad, discutido con la participación de la CTCH y que contemplaba casi todos los principios de la OMS. El proyecto se financiaba con un 4% de aporte obrero, un 10% de aporte patronal, manteniéndose en un 2% el aporte del Estado durante los 6 años siguientes a la promulgación de la ley '"'. La guerra había significado un importante aliciente para la estimulación de una economía industrial, tendiente a la sustitución de importaciones, una de cuyas expresiones había sido la creación de la COREO. Había significado, además, un buen mercado para las exportaciones mineras y agrícolas. Junto a la miseria, se había logrado mantener un cierto dinamismo macro-económico. Ese fue un período en el cual se acumularon reservas internacionales, es decir, en que las exportaciones crecieron más rápidamente que las importaciones. El consiguiente superávit tuvo consecuencias financieras expansionistas que (...) contribuyeron además a agudizar las presiones inflacionarias. Pero cuando las condiciones de la economía internacional cambiaron, y las exportaciones se estancaron al mismo tiempo que las importaciones se aceleraban, los efectos multiplicadores de la inversión interna se redujeron apreciablemente y el estímulo de la demanda interna se filtró al exterior. El signo del desequilibrio externo se invirtió y pasó a constituirse en un déficit. Mientras hubo reservas internacionales ese déficit pudo continuar. Sin embargo, luego ello sólo fue posible mediante el endeudamiento, gracias a la organización de un sistema de financiamiento internacional surgido a partir de la Segunda Guerra Mundial. Aunque esto permitió financiar la balanza de pagos, no impidió un efecto recesivo sobre la demanda interna '^\
166 Dr. Julio Bustos. "La pie\isión y la medicina social chilena en I947'\ Revista de Previsión Social. Santiago, eneromarzo. 1948. pp. 1-5 167 MuiKV. Osear. Chile v su industrialización. Smú-djío. CIEPLAN, 1986. pp. 1.^9-140
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Todo lo cual se tradujo en una agudización de los ya graves problemas de subsistencia de los asalariados, mientras los patrones se negaban a entregar el 15% de las utilidades como participación a empleados y obreros, exigencia establecida en la nueva Ley Económica de Juan Antonio Ríos y que pretendía hacer justicia ante las enormes ganancias que habían tenido los industriales chilenos con la guena. especialmente los del salitre, cobre y transportes. Los trabajadores se movilizaron, protestaron y se organizaron en función de la defensa de sus salarios y de su propia sobrevivencia amenazada. Expresión de esto fue la creación, a comienzos de 1946. de la Central de Defensa de los Consumidores (CENADECO) que agrupó a las organizaciones de empleados fiscales (ANEE), a los empleados particulares, a los sindicatos obreros, a las organizaciones mutualistas y populares. Una gran concentración de 25.000 personas convocadas por CENADECO se reunió en la Plaza de la Constitución (22 de enero de 1946). en la cual Clotario Blest (Presidente de la ANEE) habló con energía amenazadora, dando a conocer las aterradoras cifras del alza del costo de la vida "''*. A los pocos días (28 de enero), decenas de asalariados caían heridos y cinco de ellos fueron masacrados en la Plaza Bulnes. Se iniciaba el camino de la traición al pueblo. Gobernaba en forma interina el senador Alfredo Duhalde ante la enfermedad del Presidente Ríos. El descontento popular se hizo crítico. Una gran ofensiva huelguística y movilizadora se levantó como furia de los trabajadores ai ser desoídos y reprimidos. Huelgas en Chuquicamata y en el carbón. Se anunciaba paro general. Se decretaron suspensiones de la prensa obrera, entre ellos. El Siglo. Las Noticias de Ultima Hora y El Popular. A mediados de ese año fallecía Juan Antonio Ríos en medio de una profunda crisis política y económica. Se levantaron nuevas candidaturas presidenciales, destacándose la del Dr. Eduardo Cruz-Coke como abanderado del Partido Conservador, la Falange y el Partido Socialista Auténtico de Grove: y la de Gabriel González Videla como candidato del ala izquierdista de los radicales, apoyado por los comunistas y bajo el compromiso de "restablecer el espíritu reformista del programa del 38". Ganó por mayoría relativa González Videla. 40.1%: seguido por Cruz-Coke con un 29.7% y Fernando Alessandri (apoyado por los liberales) con un 27.3% '*''. El alza de todos los precios de los artículos de primera necesidad y el acaparamiento de especuladores hacía vivir al país un "estado de guerra", se decía, que parecía una "zona devastada". El pueblo andaba vestido con los harapos que le proporcionaba el Ejército y las instituciones de caridad. Se especulaba con los precios de las viviendas y continuaban los lanzamientos. Entre mayo de 1946 y mayo del '47 el costo de vida había subido en un 40%. Era la guerra de la Post-Guerra. ¿Aiin creían los países del Tercer Mundo que no habían participado en la conñagración mundial? 168 ANEF. Santiago, enero 23. 1946 169 M. Avlwin v otros. Chile en el Siglo XX. VER DATOS
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ALZA DEL COSTO DE 1928 == 100 1940 1941 1942 1943 1944 1945 1946 1947
LA VIDA 210.3 242,3 304,3 353.3 395,0 430,0 498.6 666,0 ''-'
Fuente: Iiisntuto Nacional de
Estadística
El año 1947 González Videla gobernaba con facultades extraordinarias. Se reprimió a las organizaciones campesinas; la zona carbonífera -nuevamente en huelga- se hallaba militarizada y en pie de guerra; los sindicatos y partidos políticos de la zona, clausurados y sus dirigentes detenidos. La guerra emprendida por el gobierno contra el movimiento de los trabajadores tuvo pronto su expresión política: el lanzamiento de los comunistas fuera del palacio de gobierno. Chile apoyaba la "guerra fría" internacional con una guerra muy caliente en su interior. Recrudecieron las huelgas. Los soldados salieron a reemplazar a los obreros: en los fen-ocarriles, en los tranvías, en correos y telégrafos. Al anochecer Santiago quedaba a oscuras: era el racionamiento en los fríos inviernos del fin de los '40. Imágenes bélicas de nuestra guerra propia. Nuevos movimientos sociales entraron a la arena huelguística. Se agitaba el personal de los hospitales de la Beneficencia ante el atraso reiterado en el pago de sus sueldos. La Confederación de los Sindicatos de la Beneficencia fue a la huelga. Se sacaron las voces del descontento: era el personal más mal pagado de los servicios asistenciales públicos. Por su parte, el gremio de médicos de la Beneficencia hacía llegar al gobierno su malestar ante su deteriorada situación económica y la injusticia en la otorgación de reajustes que dejaba a los médicos fuera de los aumentos concedidos a los empleados fiscales. Los médicos llevaron más lejos su palabra: culparon de su situación a la política social de salud implementada desde el Estado. "Las miíltiples leyes sociales que otorgan atención médica gratuita a casi todos los sectores de la población han transformado totalmente en nuestro país la modalidad del ejercicio de nuestra profesión. El médico ha llegado a ser casi en su totalidad un funcionario que otorga su trabajo técnico a cambio de un sueldo que siempre fue exiguo (...) '"".
170 Bolelin Gremial de la AMECH. Santiago, marzo. 1947
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Planteaban que la previsión social, al funcionarizarlos, les había quitado los enfermos que constituían su clientela particular para obligar a atenderlos por renta fija. Que ellos habían aceptado la funcionarización con "altruismo ejemplar" en pos del "avance social", pero que no habían sido comprendidos ni valorados. Que había llegado la hora de dar la lucha. Se facultaba al Directorio General de la AMECH para convocar a la renuncia colectiva o a la huelga general- Se nombró una comisión para elaborar un proyecto de Estatuto Orgánico que regulase las condiciones de trabajo del cuerpo médico funcionario '''. El sentido y el contenido del movimiento gremial del estamento médico nos evidencia la presencia de un momento históricamente límite: la claudicación del principal agente del proyecto del Estado Asistencial chileno; la rebeldía del cuerpo médico a seguir ejerciendo la mediación entre pueblo y Estado, a seguir haciendo el papel de los "enviados" del Padre, a seguir sirviendo a un Estado-Pater del pueHo, poTmediode.su instrumentalización científica y explotación técnico-laboral. De esta manera, justo en el momento cuando a nivel mundial se dirigía nuevamente la palabra al estamento médico, para asumir la histórica responsabilidad biopolítica de la salvaguardia de la salud del pueblo para el progreso y la felicidad de la humanidad, la clase médica chilena, cansada y empobrecida, se manifestaba en abierta rebeldía a seguir jugando ese papel sin condiciones. Ya no era tiempo para utopías. El estamento médico en Chile se sacaba las máscaras para expresar con rabia su propia contradicción. "Hay una razón clara y precisa -puntualizaba la AMECH- que representa la causa primera y principal de nuestro descenso en cuanto a holgura económica y prestigio: el avance de la medicina social en Chile" "-. Con esto, los médicos agrupados en la AMECH retomaron su posición de clase. Abandonaron su postura de intelectualidad socialmente responsable. El tono de su discurso y su contenido era la declaración histórica de su renuncia: Empleados y obreros creen que el médico disfruta y aprovecha de un régimen que ellos tienen por derecho propio, olvidándose de que antes que aceptáramos el sacrificio de nuestra profesión liberal para fimcionarizarnos. ellos pagaban costosamente su situación de enfermos o imploraban una caridad vergonzante para obtener salud y vida (
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(...) No cabe a nuesrfo juicio otro camino que colocarnos también egoístamente en un lugar clasista y defender nuestros fieros, aún a trueque de que se pierda un caro progreso y un ideal que terminará por matarnos de hambre y de amarguras. 171 Ibid..Año I. N" I. diciembre. 1946. p. 2 i72 Ibid.. Santiaso. enero a abril. 1948
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Si los poderes públicos, si las autoridades médicas y de previsión, si los consejos profanos y si los propios beneficiados con nuestra obra no quieren aceptar que los médicos son hombres dignos, seleccionados por el estudio y trabajadores con derecho a la vida, lancemos nuestro reto y empuñemos nuestras armas para atacar y defendernos (...)" '". Se comenzó a agitar nuevamente la necesidad de la creación del Colegio Médico de Chile, proyecto que se había tramitado en el Congreso durante los últimos 15 años. Esta vez el proyecto se discutió y se aprobó como ley el 15 de noviembre de 1948. El descontento popular y la agitación del Partido Comunista, expulsado del gobierno, se expresó en el crecimiento del apoyo electoral a dicho partido a nivel de elecciones municipales, a costa de los candidatos radicales. Esto, además de la polarización ideológica a nivel mundial entre Estados Unidos y la Unión Soviética y la alianza de Chile con la potencia norteamericana, determinaron la dictacion de la Ley de Defensa de la Democracia que proscribió y persiguió al Partido Comunista. Pisagua recibió a los detenidos. Pablo Neruda escapaba por la cordillera del sur hacia el exilio. Las organizaciones laborales hablaron de dictadura y repudiaron lo que llamaron "Ley de Defensa de la Aristocracia" "'*. Se denunció la entrega de las riquezas nacionales y de las industrias más importantes al capital extranjero. Muchas fábricas nacionales cerraron sus puertas, lanzando a la cesantía a 10.000 obreros en Santiago. Se paralizaban las obras públicas. Carabineros baleaba las protestas callejeras. La CTCH llamaba a toda la clase obrera a fortalecer la unidad en torno a la lucha por sus reivindicaciones y por el restablecimiento de las libertades públicas. Terminaba la década de los difíciles años '40.
173 Ibid. 174 ''Informativo de !a CTCH". Santiago, Ira. quincena de junio. 1949
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IV EL PUEBLO ASEGURADO 1. EFERVESCENCIA SOCIAL - SEGURIDAD INSTITUCIONAL: S.S.S.-S.N.S.
La década de 1950 marca un momento culminante en la historia de Chile, en el cual la estructura política y económica del país alcanza su límite crítico de resistencia a las demandas masivas de incorporación y participación de la sociedad popular y media organizada. Esta sociedad, desde posiciones estratégicas de la estructura productiva (carbón, cobre, salitre) y de servicios piíblicos (ferrocarriles, locomoción colectiva, salud, educación, correos, etc.), se presentará en toda su magnitud como cuerpo movilizado en pos de sus demandas económicas y políticas. La huelga y el paro general como arma de lucha tensionara persistentemente el sistema capitalista nacional que ya se muestra incapaz de congeniar su subdesarrollo con las demandas amplias de la sociedad necesitada. Culmina, así, críticamente, el largo proceso hacia el espejismo del modelo desarrollista seudo-industrial y seudo-modernizante del capitalismo hacia adentro, bajo la conducción y compromiso social del Estado. Paralelamente, en otro ámbito de realidad y como encarnación social de la crisis, comienza a configurarse un espacio social donde germina la más genuina reproducción de la miseria: la anti-urbe, la callampa de orilla, la vida en el límite. Fenómeno relativamente nuevo de un cuerpo social marginalizado, barrido del conventillo a la periferia o arribado del campo y que poco a poco tenderá a agruparse y organizarse en función de la lucha por sus necesidades más sentidas. Estos nuevos grupos humanos que instalaron su cotidianidad rodeando la ciudad capital se constituyen, así, en centros de formación y acción de dirigentes sociales de base y en un espacio abierto y receptivo a la concientízación política para el cambio social. Pero son también punto de partida y llegada de los delincuentes que pululan persistentemente estos años por la ciudad, sembrando el pánico del robo y el homicidio. En definitiva, la sociedad empobrecida de trabajadores, empleados y pobladores aumenta su figura como cuerpo visible y su movimiento -organizado y/o espontáneo, de masas o grupal, legal e ilegal o delictual- se percibe como una amenaza real al sistema.
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González Videla, atrapado en la "lógica" de la represión y el muñequeo político, no es capaz de detener la movilización, mientras la sociedad sufre las alzas de los productos básicos, manifestándose en una explosiva violencia espontánea por la subsistencia. Todo lo cual plantea una situación de extrema crisis. Como sabemos, el principal chivo expiatorio de esta aguda situación es el Partido Comunista, al cual el gobierno de Videla perseguirá constantemente (Ley de Defensa de la Democracia, relegación y detención de dirigentes y militantes). Pero esto, en realidad, reflejaba el temor por la creciente influencia política en la sociedad chilena de un partido fuertemente organizado, que había realizado históricamente la revolución social y que constituía una hegemonía contestarla a nivel de la lucha anti-capitalista mundial, en una época de confrontación y guerra fría. Pero, más allá de la cuestión partidaria, el pueblo organizado prosiguió su marcha en pos de la reivindicación económica y social, apoyado en sus organizaciones gremiales, en la unidad que se va creando entre los estamentos de trabajadores, empleados y estudiantes y bajo la conducción de un líder gremial independiente que es ñgura central en este período: Clotario Blest. Movilización que se expresará en paros y huelgas escalonadas de obreros y empleados de empresas estratégicas y que el gobierno contrarrestará incorporando a las fuerzas armadas en la tarea de reemplazar al obrero en la lucha, destinándole, dramáticamente, el rol de rompe-huelgas del pueblo. Con la década de 1950 entró en escena en Chile la reforma a la Ley 4054, retomándose históricamente el proyecto de Estado Asistencial como la vía chilena de la política social, destinada a calmar y encauzar la histórica angustia existencial y revolucionaria de la clase trabajadora. En el imperativo de su cumplimiento y efectividad se jugaría, una vez más, la vía chilena institucional. En efecto, con un bostezo largo y profundo despenó de su sueño de 9 años el proyecto de reforma de la ley previsional chilena -presentada por el ex-Ministro de Salubridad, Salvador Allende-, el que dormía entre las empolvadas carpetas de una comisión del parlamento. Y después de haber sido encarpetada por tanto tiempo, ahora se aprobaba por unanimidad. Todos los sectores y comisiones políticas, desde ¡a derecha hasta la izquierda estuvieron de acuerdo. La pregunta asalta el asombro. ¿Cómo se genera el consenso dentro de las sociedades históricas en un período dado? ¿.Cómo es posible que una ley que hubiera levantado tanta tempestad -por el aumento de las imposiciones que significaba y por el ataque al libre comercio de seguros del trabajo-, se dictara con un apaciguamiento inusitado de los espíritus; aún más, intentan-
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do identificarse cada partido con el contenido y espíritu de dicha ley? Por cierto, algo nada fácil de responder y que demandaría un estudio especial al respecto. No obstante, podemos plantear desde ya, que ello tiene que ver con algo que en otro trabajo hemos denominado "verosimilitud histórica'": es decir, la correspondencia de tiempo histórico entre la reforma propugnada y las expectativas, realidad y necesidad de la sociedad global que se hace a si misma objeto de esa transformación. Este era un momento propicio para la ley: se vivía un tiempo histórico de post-guerra mundial, que había acuñado universalmente la necesidad de la seguridad social integral del trabajador como instrumento de su incorporación a la nación y al desarrollo. Dejaba, así, de identificarse el proyecto en cuestión con un determinado régimen de gobierno sujeto a alguna inclinación política y partidaria interna. Por otra parte, hemos planteado que en esta etapa de la historia social del país se vivía una situación límite de miseria; se sufría un estado de guerra interna en que peligraba la vida y subsistencia de los trabajadores, cuando el alza permanente del precio de los artículos de consumo básico agotaba el precario salario de los obreros. Problema que -en una época de organización, ideologización y presión del pueblo- convertía el drama de la miseria en una cuestión política que amenazaba extralimitar los distintos proyectos partidistas que, en mayor o menor grado, jugaban dentro del statu quo. Hay que tener presente, además, que cuando ahora se presenta }' discuten las leyes de reforma de la 4.054 y 4.055 se estaba entrando en un período de vísperas de elecciones presidenciales cuando "el pueblo" y sus urgencias entran a formar parte sustantiva de los discursos partidarios. Lo mismo había ocurrido en el caso de la Ley de Medicina Preventiva. Ninguna colectividad política representada en el parlamento podía aparecer desaprobando proyectos de beneficio tan fundamentales para la clase trabajadora. La alternancia en el poder de la clase política constituye para las capas subalternas una importante coyuntura de participación en los beneficios de la democracia, pues se sacan más fácilmente los proyectos sociales que en otros tiempos se habrían trabado. Pero todo esto no es capaz, aún, de explicar esa "verosimilitud histórica" para el consenso. Era necesario que se produjera la convergencia de intereses en un ámbito más concreto e inmediato de la vida y la producción nacional. Ni patrones ni obreros se dejarían duplicar sus cotizaciones así no más. Las compensaciones debían ser sustanciosas. En efecto, los empresarios habían dado una larga lucha, desde 1933, en contra de las inversiones de la Caja del Seguro en el ámbito de la economía -que se reservaba a la iniciativa privada-, pues entraba a competir con los empresarios en el terreno de la inversión y la producción. Por su parte, para los obreros, esta política de la Caja (llamada de "capitalización") no sólo no había traído el mejoramiento de sus beneficios, sino que incluso había conducido a la Caja a su cuasi quiebra. La reforma de la 4.054 que se propugnará ahora contemplaba el fin de la política inversionista de la Caja, dejando libre el campo a la acción empresarial. Pero sus excedentes los ocuparía la Caja en la construcción de casas para asegurados, equilibrando entradas y gastos (sistema de reparto), garantizando y mejorando las prestaciones. He aquí, pues, la 'base material' del consenso.
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El proyecto de reforma en cuestión fue vuelto a presentar, a fines de 1950 por el Dr. Mardones, Ministro de Salubridad del gobierno de González Videla, en sesión extraordinaria y con carácter de urgente, lo cual permitía sacar el proyecto de la Comisión de Estudio y prescindir de ella para su discusión y aprobación. 1. El señor Bossay: "Con extraordinaria satisfacción entra el Partido Radical a la discusión general de este proyecto de ley. Quiero recordar a la H. Cámara que este Mensaje, cuyo despacho va a constituir uno de los actos de mayor importancia dentro de nuestra legislación social, fue enviado al Congreso con las firmas de un Presidente de la República de nuestras filas, don Pedro Aguirre Cerda y del Ministro de Salubridad de aquella época, Dr. Salvador Allende... El Sr. Castro: "¿De qué filiación?" El Sr. Bossay: "...en el están contemplados la mayoría de las ideas que nuestro Partido sostiene en materia social..." El Sr. Castro: "Es socialista el Dr. Allende..." El Sr. Bossay: "...relacionadas con una mayor justicia (...) a favor de la clase obrera, de nuestro país". 2. El señor Larraín: "Los diputados Conservadores Tradicionalistas entran con verdadero interés y simpatía al estudio del proyecto de reforma de la Ley de Seguro Obligatorio. (...) Ha sido el Partido Conservador el gran impulsador de la legislación social en Chile. Y fue un correligionario nuestro, el Dr. Ezequiel González Cortés, el autor de la Ley del Seguro Obligatorio que en estos momentos se reforma". 3. El señor Campos: "La H. Cámara conoce hoy uno de los proyectos más importantes de la presente legislatura, tanto por la enorme cantidad de ciudadanos a quienes afecta, como por las repercusiones de orden social y económico que puede producir al país (...). Esta ley (...) forma parte del grupo de leyes que fueron aprobadas el 8 de septiembre de 1924 durante la presidencia del Sr. Arturo Alessandri Palma, quien fue el inspirador de la legislación del trabajo en Chile (...). Chile se colocó en virtud de este acto del Presidente Liberal a la vanguardia de las naciones de América y quizás del mundo, en materia de legislación social". 4. El señor Valdebenito: "Después de 10 años de espera y ante la inoperancia manifiesta de la ley 4.054 y el descontento manifestado por las masas trabajadoras a través del tiempo, la H. Cámara se aboca a una reforma total de la previsión para obreros en Chile, hecho que constituye, a nuestro entender, un paso trascendental y un cambio de rumbo en la salubridad nacional. (...). Nuestro mandato popular y obrero por excelencia nos ha inducido a levantar la voz del Partido Socialista con el espíritu de deslindar posiciones (...). Nuestra ley de Seguro Obligatorio fue íntegramente tomada por la legislación alemana vigente en tiempos de Bismarck y se creyó
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en nuestro país que su aplicación significaría un avance social formidable. (...) Hoy no sólo se impone como una necesidad urgente e imprescindible la reforma de estas leyes que favorecen a los obreros, sino una modificación completa bien estudiada y racional de toda nuestra previsión. (...) Alzamos nuestra voz en este momento impregnado de sentimientos de justicia social (...) '''. Presidente del Senado era entonces el Dr. Salvador Allende, quien a su vez había presidido la Comisión conjunta de Salud, Previsión. Asistencia Social y de Trabajo y Legislación Social, unidas nuevamente en torno a la discusión de uno de los proyectos calificados por todos los sectores como de los más trascendentales de la historia nacional y americana. Alejado de todo espíritu partidario y conciente de la alta misión y compromiso que había asumido desde hacía largos años con el proyecto de reforma de la Ley del Seguro Obligatorio, el Dr. Salvador Allende presentó el proyecto en el Senado con un discurso impregnado de gratitud por el consenso histórico alcanzado. Mencionó con admiración al ex presidente Arturo Alessandri por haber patrocinado la promulgación de las leyes sociales en los años '20. y recordó la labor del doctor conservador, Ezequiel González Cortés. Que la 4.054 estuvo destinada, dijo, a "dar al trabajador chileno una protección legal que involucrara, al mismo tiempo, la formación de la conciencia de sus derechos...". Se refirió a su preocupación en el Ministerio de Salubridad en el Gobierno de Pedro Aguirre Cerda por reformar las leyes 4.054 y 4.055, así como por la creación de un Servicio Único de Salud Pública y mencionó el arduo trabajo de la comisión encargada de elaborar un proyecto que terminó enmudecido en el Congreso Nacional. La esterilidad de la labor parlamentaria y del Ejecutivo al respecto durante 10 años, dijo, "han permitido que continúe acentuándose el desnivel económico que gravita brutalmente sobre la clase obrera chilena. Y ahora ha llegado el momento de evitar que esto continúe" '^'\ Se refirió al espíritu democrático que impuso en su trabajo la Comisión Conjunta, donde había escuchado a todos los que tenían interés de opinar en la materia, citándose a representantes de todas las organizaciones sociales y asistenciales del país. Allende reconoció las discrepancias y al mismo tiempo, el esfuerzo de superación de ellas. "Yo destaco estos hechos porque, a mi juicio, ha quedado demostrado que, por sobre principios personales, ideas doctrinarias o puntos de vista políticos discrepantes, senadores que representan matices muy distintos han llegado a conciliar sus ideas en un proyecto que. indiscutiblemente, a mi juicio, es de aquellos de mayor importancia debatidos por Congreso alguno en nuestra América" '".
175 Boletín de Sesiones del Congreso. Diputados, Extraordinarias, noviembre 3. 1950, pp. 535 a 547 176 Boletín de Sesiones del Congreso. Senadores, Ordinarias, septiembre 6. 1951. pp. 1.5 15 a i .526 177 1bid.,p. 1.525
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Esta trascendencia queda clara al compararse el alcance social existente entre la ley 4.054 original y el proyecto de ley reformado, como lo muestra el siguiente cuadro:
LEY 4.054 VIGENTE PROVECTO DE REFORMA 1. PERSONAS OBLIGADAS - Sin otro medio de subsistencia que el salario. - Menores de 65 años - Independientes: renta no major de $ 24.000 - No afectados a otra previsión.
- Todos los obreros que ganan un salario - Cualquier edad. - Independientes: renta no ma\'or de sueldo vital en Santiago.
11. RIESGOS CL^BIERTOS Y PRESTACIONES 1. -Atención médica - Imponentes/pensionados - Esposas parturientas - Hijos menores de 2 años.
- Imponentes/pensionados - Sus esposas. - Sus hijos legítimos, naturales, adoptivos, ilegítimos. 2 Subsidios
- de Enfermedad: desde el 5" día. hasta 26 semanas prorrogables hasta 52. Escala decreciente; 100% la. Semana; 50% en la 2a.; 25% en las siguientes. Porcentajes se reducen a la mitad para el beneficiario sin familia a sus expensas. - de Medicina Preventiva: 100% del salario.
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- de Enfermedad: desde el 4° día. hasta 1 año y medio prorrogable según Reglamento. Asciende al 100% del salario. Se descuentan un 15% por imposiciones y 15% si el beneficiario es hospitalizado - de Medicina Pre\entiva: del mismo monto que el de enfermedad.
- de Maternidad: dura 12 semanas (6 pre y 6 post natal). Cuatro son de cargo del Seguro y ocho, del patrón. - de Lactancia: 25% del salario por 8 meses.
- de Maternidad: del monto de enfermedad. Dura 12 semanas, todas a cargo del Seguro. - de Lactancia:mientras amamanta; alimentos suplementarios o el 25% del subsidio bruto por enfermedad. 3. Invalidez
- Se exige invalidez absoluta y permanente y 2 años de imposiciones
- Pensiones no reajustables. - Monto entre el 50 > 100% del salario.
- Invalidez absoluta: incapacidad de ganar más de 30% del .salario de un trabajador sano en condiciones análogas. - Invalidez parcial: incapacidad de ganar más de 60% en mismas circunstancias y originaria de ciertas enfermedades. - Mínimo 50 semanas de imposiciones. - Pensiones reajustables. - Monto varía entre el 50 v 70% del salario, más 10% del salario por cada hijo menor de 15. - Monto invalidez parcial: entre el 25 y 35% del salario. 4. Vejez
- Desde los 55, 60 ó 65 años.
- No reajustable.
- Desde los 65 años estables. - Mínimo 800 semanas de imposiciones los hombres y 500, las mujeres. - Monto igual al de invalidez absoluta. - Reajustable en la proporción en que aumenten los salarios medios. siempre que estos suban en un 15% 0 más. '""
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5. Muertes - Cuota mortuoria de $ 300 y devo- Cuota mortuoria: salario, pensión, lución de imposiciones personales a cónyuge e hijos. - Pensión temporal: de 12 meses para viuda menor de 65 años y vitalicia para la mayor de 65 años - Monto: 50% del salario pensión y 50% pensión invalidez absoluta, más 20% salario pensión por cada hijo menor de 15 años. - Reajustable.
- No existe.
6. Cesantía - Posibilidad de que el seguro destine a préstamo de cesantía hasta el 5% de los excedentes anuales (ingresos no gastados en pensiones y demás beneficios v gastos). ""
El proyecto aludido, sin duda, apuntaba a abrir al trabajador a una nueva dimensión existencial de protección para si y los suyos que, de hacerse efectiva, estaba llamado a calmar la histórica angustia capitalista. Para el grupo médico, la base de realidad del proyecto descansaba, en buena medida, en el estado de salud de la población. Chile contaba entonces con 5.200.000 habitantes. Una población sana y con una atención y curación efectiva era el fundamento del trabajo y por ende del salario y de la 'imposición". La salud era la base de la seguridad. La vía de la reforma se jugaba en los cuerpos. La política, la economía y quizás hasta la mentalidad ideológica dependería de la clínica y la biología. Era la bio-política en acción. La clase política quedaba fuertemente amarrada al estamento médico. Allende encamaba esta síntesis y expresaba los nuevos desafíos de la historia, no sólo nacional, sino también mundial. El proyecto de reforma de la ley 4.054 incluía el de creación del Servicio Nacional de Salud Pública, refundiéndose en esta nueva figura la Dirección General de Sanidad, los Servicios de Beneficencia y Asistencia Social, la Dirección Nacional de Protección a la Infancia, los servicios médicos de la Caja del Seguro Obligatorio, los servicios médicos de la Caja de Accidentes del Trabajo, los Servicios Municipales y el Servicio Nacional de Empleados. El Servicio Nacional de Salud Pública se haría cargo de la responsabilidad de "hacer posible la atención de carácter preventivo y curativo a los tres millones de chilenos que, por imperativo de la ley. van a recibir atención médica (y) permite, también, la realización de un plan de tipo nacional, con una visión central, jerarquizando la importancia de los problemas de nuestra patología social'" '^*. 178 Discurso Allende en relación al pro>ecto de ley de reforma del sistema previsional chileno. Ibid.. p. 1.522
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El vasto plan de organización central sanitaria requería de la ampliación de la red de hospitales, unidades sanitarias, postas y casas de socorro, todo lo cual se realizaría con los recursos generados de la liquidación de los bienes de la Beneficencia. La Caja del Seguro también se desnudaba de bienes, cuya liquidación -en un plazo de 15 años- permitiría disponer de un fondo de millones de pesos, para la construcción de habitaciones obreras. Allende: "Tengo la íntima convicción de que nosotros no alcanzamos a percibir la alta trascendencia de estas iniciativas en toda su magnitud y que el tiempo les dará las proyecciones que, a mi juicio, ellas tienen en la defensa de la raza, en la protección del capital humano y en lo que se refiere a evitar las tremendas injusticias que derivan de la existencia en el país de distintos estratos sociales" ''''. No obstante el amplio consenso alcanzado, el proyecto original presentado por el Ministro Mardones había salido hasta cierto punto mutilado de la Comisión Mixta de Asistencia Médico-Social e Higiene y de Trabajo y Legislación Social. Así lo hizo resaltar Aniceto Rodríguez, en la discusión particular del proyecto en la Cámara, diciendo que se habían alterado algunas de las ideas matrices que sobre previsión social de los obreros venía sustentando el Partido Socialista por más de 10 años. Ello decía relación con la exclusión que se había hecho de la obligatoriedad de Seguro de Accidente del Trabajo incorporando al millón de trabajadores al sistema, que se proyectaba pasar de manos privadas a la Caja del Seguro. La Comisión le había dado a dicho seguro un carácter optativo y se había opuesto a la centralización del seguro en manos de la Caja'*"". Por otra parte, la Comisión había establecido un subsidio de cesantía a los trabajadores que se hallaran en esa situación en forma involuntaria sólo por 3 meses, con lo cual, decía Aniceto Rodríguez, se vulneraba los principios socialistas en materia previsional. "La seguridad social -dijo- entendida en un sentido amplio, científico y racional supone el desarrollo de una política de Pleno Empleo, a fin de evitar el riesgo de cesantía con todas sus consecuencias anti-económicas y anti-sociales ya conocidas. (...) Si este Gobierno u otro de composición política y social parecida, no es capaz de desarrollar una política de "empleo pleno", debe legislar por lo menos sobre el riesgo de cesantía y si no lo puede hacer, está obligado a que se amplíen los meses de protección por cesantía involuntaria". A lo que respondió el diputado Errázuriz, que ello significaría el total desfinanciamiento de las Cajas. Que, desgraciadamente, con los fondos previsionales no se podía conceder todo lo que se quisiese a la clase obrera" ''^'.
179 Ibid., p. 1.525 IHO Boletín Sesiones deí Con£:reso. Dipmado^. Extraordinarias, 1950-51. 28 de diciembre. 1950. p. 1.432 1811bid..p, 1.440
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El problema de la cesantía en el país era ya crónico, grave y dramático y, sin duda, en función de este cuadro de hambre e inseguridad vital, se probarían los límites del sistema político de seguridad que buscaba implantarse en el seno de la economía liberal. Otro de los problemas que desde ya se vislumbraba era el del desfinanciamiento del proyecto de seguridad que pasaba a atender, por concepto de seguro de enfermedad, de un millón a tres millones de beneficiarios. El aumento de las imposiciones (10% al patrón y 59c al obrero) no daría abasto para el alcance de la ley. Se planteó en la discusión que el proyecto se asemejaría ""a lo que sucede con nuestra instrucción primaria. Se establece el principio de que ella es gratuita y obligatoria, pero, no obstante tan bello y elocuente mandato, millones son los niños chilenos que quedan sin educación; ya que todavía no hemos logrado que existan en el país los suficientes maestros, escuelas y recursos para atenderlos a todos". Que. así. el Servicio médico del SNS tendría que estar limitado a las posibilidades económicas del país y a la cantidad de médicos y de equipo médico. "Quiero decir estas palabras para salvar mi responsabilidad en esta materia y para que en el futuro no se culpe a esta Cámara de haber aprobado una disposición (el alcance de la atención de Salud) que no se va a poder aplicar en toda su extensión" ""-. Premonitoria, sin duda, la advertencia, pero impregnada de ese poncio-pilatismo que es recurrente en la historia parlamentaria el país. Otra voz aislada planteó también uno de los problemas graves que debía asumir el nuevo proyecto de seguridad: el del fenómeno inflacionario. ""Al establecer este sistema de previsión -diputado Donoso- no se ha pensado ni por un momento en el gravamen recesivo que todo esto significa para la economía del país. El recargo de las imposiciones obreras sumarán S 450 millones, el recargo de las imposiciones patronales será de $ 750 millones y el recargo del aporte del Estado alcanza a los S 400 millones: o sea, que la economía nacional se \'erá sobrecargada en S 1.600 millones, lo que contribuirá al encarecimiento de todos los productos y a la continuación de esta trágica carrera inflacionista que está viviendo el país" '-'. A pesar de esta crítica macro-económica. la necesidad y urgencia de encontrar una vía al descontento social y al entrampamiento político de la hora se imponía. La voluntad política del consenso nacional por la reforma aparecía como el motor de la historia, conformable ésta a sus designios. Esta voluntad política nos colocó ""textualmente", una vez más. en la a\ anzada mundial de la legislación social, calmando una y otra vez la cansada paciencia popular: esto, a pesar de los reiterados problemas de la aplicación de la legislación, que azotaba cada día los derechos legales de los trabajadores contra el muro del incumplimiento, de la burocracia \' la inflación. Pero, por principio, la cultura política chilena no podía seguir postergando una reforma social enraizada en los desafíos históricos de los años '20 como la vía pacífica al cambio. De esta manera, en la Cámara de Diputados el proyecto de reforma de la 4054 -calificada como la más importante de los tiltimos años, en relación a la vida civil de masas de chilenos y a la cuantía de sus recursos- podríamos decir que se fue casi "'por un tubo". 182 DipuL-ido Alonso Campos . ibid,, p. 1.4,^9 183 Ibid., p. 1.466
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Sólo se alzó la voz decidida de un diputado demócrata -Cárdenas- contra la sindicalización de la representación obrera ante el Consejo de la Caja del Seguro. En efecto, el proyecto establecía que los representantes obreros debían ser nombrados por los dirigentes de los sindicatos con lo cual quedaban excluidas de representación las sociedades mutualistas. Dijo que, en una reunión efectuada por más de 20 presidentes de sociedades y dirigentes de la Confederación Nacional Mutualista y de la Confederación Provincial Mutualista de Santiago, éstos '"se quejaron del trato que se les ha dado en la reforma de esta ley. Las Sociedades Mutualistas no sólo han sido colaboradores de la Caja del Seguro Obligatorio, sino que. aún más, precursoras de esta legislación social cuya reforma ahora preocupa a la H. Cámara". Interpeló al Ministro de Salubridad a plantearse al respecto. Como respuesta, el Dr. Mardones expresó que en el proyecto del ejecutivo se establecía que la representación obrera o patronal fuese hecha a partir de sus instituciones representativas con personalidad jurídica, lo cual no excluía a las sociedades mutualistas. Sin embargo, añadió, ''lo que ha primado en la comisión ha sido la idea de establecer entidades patronales definidas y sindicatos obreros" '"-. A lo largo de la discusión salía a relucir, una y otra vez. la gravísima situación humana que vivían los pensionados del Seguro Obrero. Se denunciaba que recibían una pensión miserable que fluctuaba entre los S 80 y S 100 mensuales, por lo que iban, por lo general, a parar al hospicio, un ""verdadero campo de concentración", se le calificó, donde movían sus huesos encorvados seres denigrados por el hambre y el maltrato. El proyecto proponía un aumento a $ 1.000 mensuales, lo que aiin se consideraba una "'migaja", aunque se estaba consciente que pagar más era desfinanciar la Caja. Artículo por artículo, en general, la ley de reforma de la previsión chilena se aprobó en Diputados sin obstáculos mayores, la que, como habíamos dicho, conducía bajo el brazo su proyecto histórico propio: el Servicio Nacional de Salud (S.N.S.). A pesar de que la fundación de un servicio único de salud había sido una de las más caras aspiraciones del cuerpo médico y que también se había presentado como proyecto en los tiempos del ministerio Allende, ahora el S.N.S. fue sacado "'bajo el poncho", como se dice, anexándolo al proyecto de reforma de la 4.054 por parte de la Comisión de la Cámara de Diputados que procedió a su estudio. El Colegio Médico se oponía a poner en discusión un proyecto semejante, mientras no se aprobara el proyecto del "Estatuto del médico-funcionario". No estaba dispuesto a la organización del sistema de la salud nacional en base a la explotación de sus profesionales. Ya hemos dicho que eran tiempos de renuncias apostólico-científicas. La aventura del proyecto en el Congreso no fue tan fácil. Para que lograra entrar a discusión, se le presentó anexado al de reforma previsional y se hizo ardua la lucha por impedir que se les separa para proceder a un estudio especial respecto del S.N.S. En su defensa se destacaron los diputados falangistas (Rogers, Reyes y Carmona), quienes se 184rbid.. l950-,51.p. 1.478
felicitaban de que sus planteamientos y principios hubieran sido tomados en cuenta en la formulación del proyecto S.N.S. Enfrentándose a los falangistas, se oponían al proyecto los diputados radicales, colectividad que entonces gobernaba, "dada la manera como las comisiones unidas la despacharon" y planteaban que era anticonstitucional porque cambiaba las funciones de salubridad que debía asumir el Estado y los municipios. El Ministro de Salud. Dr, Mardones, salió en defensa del proyecto a pesar de estar en desacuerdo con algunos de sus aspectos que calificó de "errores". Entre ellos, que en el proyecto "no hay una precisión clara sobre la proposición de las inversiones que deben hacerse en materia de prevención" privilegiando sólo la atención de las enfermedades. Calificó a la Comisión que había despachado el proyecto de "poco técnica" y se mostró partidario de darle carácter "fiscal" a los organismos regionales, los que aparecían como autónomos '*'\ Pero, de hecho, casi sorpresivamente, todos los articulados que en el proyecto de reforma de la 4054 hablaban del S.N.S., fueron vetándose y aprobándose sin mayor discusión, incluyendo el artículo que establecía que la relación Caja del Seguro-S.N.S. debía descansar en el aporte por parte de la Caja al S.N.S. de un porcentaje de las imposiciones salariales (3% de los salarios), a semejanza de lo que había hecho Ibáñez con la Beneficencia privada y que había alzado tanto revuelo. Cuando el proyecto que reformaba la ley previsional chilena entró a debatirse en el Senado en septiembre del año 1951. Allende, en su calidad de presidente de dicha Cámara Alta, le ofreció la palabra al Sr. Ocampo, "representante" -se autodefinió- de los obreros y campesinos, quien, en consecuencia, formularía "el pensamiento mayoritario de los asegurados frente al problema de la reforma". Ocampo -como Aniceto Rodríguez en la Cámara de Diputados- planteó la acción "desnaturalizadora" de la Comisión de la Cámara de Diputados respecto del proyecto original formulado por Allende hacía 10 años. Este, en lo sustancial, fusionaba las Cajas de Seguro Obligatorio y de Accidentes del Trabajo, creaba el seguro de cesantía y no hacía recaer sobre los asegurados el financiamiento de las reformas que en el proyecto de la comisión elevaba del 2 al 5% la imposición de los obreros. Habló del "sentimiento de odio" que tenían los asegurados obreros respecto de la Caja del Seguro, fruto de su justo reclamo de que los beneficios de la Caja resultaban un verdadero "sarcasmo" para quienes habían pagado imposiciones por 20 o más años. "Sin embargo, -puntuahzaba Ocampo- no debe confundirse el reclamo justo de los asegurados (...) con la campaña interesada de los elementos patronales y en especial de algunos latifundistas que desean el desprestigio de la institución, a fin de liquidarla y arrebatar así la previsión social que, con su lucha, conquistaron los trabajadores de la ciudad y del campo" "^*.
IS5Ibid..p. 1.477 !86 Boletín de Sesiones del Congreso. Senadores. Ordinaria, septiembre 6. 195 1. p. 1.549
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Las modificaciones que proponía la Comisión de Higiene y Salubridad del Senado al proyecto aprobado en Diputados, emanaban de una propuesta de la Confederación de Trabajadores de Chile y pretendían, a su juicio, lograr que la Caja conquistase "el cariño" de los asalariados. En primer lugar, la creación del monopolio de los seguros sociales a favor del Estado, a semejanza del Uruguay, impidiendo a las compañías particulares ejercer el comercio con los seguros. Lo cual no había sido acogido por la Comisión. Igualmente había rechazado ésta el seguro de cesantía. La misma suerte había sufrido el tan largo anhelo de los trabajadores de otorgar mayores atribuciones a los Consejos provinciales y locales de la Caja del Seguro, con el objeto de evitar el centralismo y asegurar la equitativa distribución provincial de los fondos. Pedían los trabajadores que se derogase la exigencia de 7 meses de imposiciones previas a la obtención de cualquier beneficio, así como rebajar a 55 años el derecho a pensión de vejez, tomando en cuenta que los obreros y campesinos comenzaban a trabajar entre los 13 y los 15 años y que el promedio de vida en Chile era muy bajo. A pesar de puntualizar la importancia de los puntos anteriores. Ocampo y la CTCH insistían en tres problemas, a su juicio "medulares", para los cuales solicitaban una discusión profunda de parte del Senado, expresando su deseo que el proyecto fuese prontamente aprobado '^\ Chile lia suscrito Convenios Internacionales de la OITpor los cuales se ha recomendado que la previsión social de los asalariados debe ser financiada con los aportes de los patrones y del Estado. Para apoyar este concepto se )m tenido en cuenta que los trabajadores manuales e intelectuales crean con su esfiíerzo toda la riqueza de que dispone la colectividad y, que, debido a este trabajo creador, los itjdividuos pierden sus energías y Iwsta sus vidas. Corresponde a quienes disfrutan del producto del trabajo, recompensar el desgaste siifrido por los trabajadores. Por lo tanto, una previsión social científica y humanamente concebida debería serfinanciadaexclusivamente por los aportes patronales y estatales. El proyecto en debate eleva de un 2% a un 5% el aporte de los asegurados; es decir, se aumenta la cuota obrera en un 150% En cambio, la imposición patronal se sube sólo de 5% a un 10%; es decir, en un 100%. La Confederación de Trabajadores de Chile recliaza este injusto y desproporcionado aumento de la cotización de los asegurados, ya que los actuales salarios están por debajo del alza creciente del costo de la vida, de tal manera que este nuevo gravamen va a agravar la miseria en que se agitan los trabajadores de la ciudad y del campo. En relación con las imposiciones que deben pagar los trabajadores agrícolas, hemos propuesto que, como la existencia del latifimdio 187 Ibid, 1951. p. 1.550
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determina que medio millón de asalariados del campo no perciban salarios equivalentes a los que gana un obrero de ¡a ciudad, se exija a los patrones que paguen las imposiciones conforme al salario medio industrial determinado por la Dirección General de Estadística. Estimamos, además, que el trabajador de la tierra debe efectuar sus imposiciones solamente por el monto de dinero que perciba. De este modo, ¡a Caja dispondrá de mayores recursos y podráfinanciarla atención de las masas agrícolas, que hasta el presente no Imn disfi-utado de los beneficios que les concede la ley 4.054. El otro problema en el cual deseamos insistir es el relacionado con la representación de los asegurados con el Consejo de la Caja. Se proponen tres representantes de los asegurados, número que, creemos, debe ser elevado a cinco. Estos consejeros deben ser elegidos directa y libremente por las organizaciones sindicales, y la designación recaer en un representante de los obreros industriales, uno de los mineros, uno de los trabajadores agrícolas, uno de los obreros marítimos y uno de los asegurados pertenecientes a las sociedades mutualistas. Para facilitar la elección de esos representantes de los asegurados, deben inten'enir las Federaciones Industriales Nacionales existentes en el país, y las .sociedades quefiguranen la lista que me he permitido enviar a la Mesa, para que sea considerada en el momento oportuno. Para terminar, señor Presidente, quiero irisistir en que tanto las indicaciones que he formulado en la Comisión como las c{ue formularemos en el Senado, han sido auspiciadas y aprobadas por la Dirección General de la Confederación de Trabajadores de Chile. Además, tengo encargo de mcmifestar, en nombre de la clase obrera y campesina, los agradecimientos por el esfiíerzo que han realizado los señores Senadores, el Presidente de esta Comisión y todos los Parlamentarios y técnicos que se Imn esforzado en mejorar la ley 4.054. Al mismo tiempo, y en nombre de estas mismas sociedades, declaro que las reformas que consigna el proyecto no satisfacen a las masas asalariadas. Sin embargo, como ya he dicho, votaremos favorablemente el proyecto en la discusión general"'^'*. En la discusión del Senado las Sociedades Mutualistas realizaron un decisivo esfuerzo por impedir la condena a muerte que el proyecto de reforma previsional significaba para ellas, ya que establecía definitivamente la obligatoriedad del seguro nacional para todos los obreros apatronados o independientes. A nombre de las sociedades mutuales hablaron dos Senadores. Martínez Montt y el socialista Carlos Alberto Martínez, 1881bid., 1950. pp. 1S50-1551
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de conocida tradición en el liderazgo del mutualismo chileno. Ambos Senadores presentaron una indicación que dejase a los obreros abierta la posibilidad de optar entre la Caja del Seguro y las instituciones mutualistas reglamentariamente legitimadas. En discrepancia con su "colega de partido". Salvador Allende salió en defensa de la obligatoriedad de afiliación a la Caja del Seguro. No se trataba de desconocer, decía, la labor social e histórica realizada por el mutualismo, pero que era sumamente peligroso dejar fuera de la obligatoriedad del Seguro a 200.000 personas que afiliaba el mutualismo a lo largo del país y que de hecho había disminuido el campo de aplicación de la ley sobre seguro obrero. Planteaba Allende que "el Seguro Social constituye un paso más allá de la acción de la mutualidad. Creo que ésta puede cooperar, en función del interés personal, a la labor del seguro social, pero estimo que no puede permitirse, en una legislación de este tipo, la no obligatoriedad respecto de este grupo de personas, so pretexto de que forman parte de determinadas mutualidades" •'^'*. La votación del Senado ratificó el planteamiento de Allende, rechazando la indicación del señor Martínez por dieciséis votos contra seis '*'. A pesar del consenso general político respecto al proyecto en cuestión, su proceso de aprobación demoró hasta 1952 pues se hicieron todos los trámites habidos y por haber hasta lograr -después de arduos esfuerzos e incluso "pactos políticos"- la incorporación de la Caja de Accidentes del Trabajo (particular) a la Caja del Seguro. El hueso más duro de roer por los sectores de la derecha. Había llegado la hora de la hegemonía de la lógica social y política que tenía el deber de imponer la razón humanitaria. "¿Acaso no sabemos, expresó Allende, la tragedia de ocho mil obreros chilenos que golpean a las puertas de la Caja del Seguro Obligatorio, donde les dicen que la silicosis que padecen es un accidente del trabajo y que deben ir a la Caja de Accidentes del Trabajo, donde a su vez les contestan que no se trata de silicosis, sino de tuberculosis y que, por lo tanto, deben volver a la Caja del Seguro Obligatorio?" '"*'. Finalmente, durante el curso del proceso de aprobación del proyecto en el Senado salieron también a relucir las voces de algunos representantes conservadores que, a título personal, anunciaban el gran escándalo inflacionario que esta ley contribuiría a crear, con los argumentos ya consabidos. Se apuntó pues, en el Senado, a la llaga más dolorosa del proyecto. Pero, como ya lo hemos dicho, se impuso esa "voluntad política" como la vía chilena para la búsqueda del equilibrio social \ la justicia institucional. Así lo expresó Eduardo Frei: que compartía, dijo, la visión de que el proyecto era "profundamente inflacionista", pero que, no obstante, "si en un proceso inflacionista no hemos puesto freno al comerciante, al industrial, al agricultor, al empleado público y al privado y al que especula con el crédito, ¿podríamos hoy poner freno precisamente al que está en peor situación? Yo los acompaño a que comencemos, si se quiere, simultáneamente por todos y comencemos por los que están mejor. ¡Pero no vengamos, en este caso, a aplicar el torniquete a los que están peor! Sería irritante" '''", 189 Ibid., septiembre l i . I9.'^l.p. 1.669 190 Ibid., p. 1.672 191 Ibid.. Senadores. Extraordinarias, enero 2.^. 1952. p. 864 192 Ibid.. 19.51. p. 1.567
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La 'razón política' para la justicia consistía entonces en Chile -y en esto descansaba el consenso de los partidos- en sumar efectivamente a la clase obrera y proletaria a los beneficios de un renovado pacto social. El 'costo económico" y la 'razón económica' aparecía vaciada de toda lógica ante el sólido marco de la Reforma sobre la que debía descansar todo el edificio social. Vía que intentaba nuevamente concretarse después de décadas de esforzado intento. En 1952 se pretendía alcanzar al fin el proyecto histórico pre-figurado en los años '20 e impuesto por la intelectualidad médica y la fuerza en los años '25. Recién ahora la clase política en su conjunto aunaba sus voluntades al estamento técnico para conferirle su propia legitimidad histórica. El nuevo camino hacia la construcción de la vía político-social chilena tomo los 'seseados' nombres de los trascendentales proyectos debatidos y aprobados: SSS-SNS (Servicio de Seguridad Social y Servicio Nacional de Salud).
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2. SEGURIDAD VERSUS REALIDAD El pueblo, reprimido, duramente golpeado en sus condiciones de vida y subsistencia (alza persistente del pan, la leche, el aceite, locomoción, arriendos, energía, azúcar, muchos productos de los cuales había también escasez), desalojado del espacio urbano formal, reaccionará a su vez con gran rudeza. Batallará de igual a igual con palos, piedras, incluso con balas y bombas de gases contra carabineros, protestará violentamente contra las alzas y contra la ley maldita (Ley de Defensa de la Democracia). Más crítico aún es el ambiente delictual álgido que se produce en Santiago durante el período: la efervescencia política y la falta de medidas económicas y sociales en un proceso de plena creación de marginalidad, hace emerger lo delictual como parte de la cotidianeidad social. En general, la violencia que se vive es básicamente de contenido reivindicativo contra la represión social y política y por la subsistencia desesperada en una etapa de la historia nacional en que el pueblo sabe y hace sentir su poder como fuerza laboral y de presión social y política. No aparece aún claramente en estos sectores sociales, la violencia terrorista, (que se inaugura en manos de la ultra-derecha, especialmente del ACHA, Acción Anti-comunista). Para los más amplios sectores de trabajadores y pobladores, la vía es la organización (a pesar de sus contradicciones y divisiones políticas). La tónica general es la movilización, ja presión y la elección. Y es necesario mencionar el nuevo protagonismo que alcanzan las mujeres, especialmente en su lucha por la subsistencia y a propósito de haber logrado estos años el derecho a voto. Con esta nueva clientela electoral se disputarán los partidos el año 1952 en una situación anormal de Ley de defensa de la Democracia, de persecución comunista y gremial y de creciente militarización de la sociedad: 80.000 jóvenes prepara el gobierno en 1951 en la Defensa Civil, en el marco de un pacto de ayuda militar de U.S.A. a Chile. El círculo vicioso del ciclón inflacionario provocaba ruido de huelgas y movilizaciones de empleados y obreros, batahola que se acallaba con nuevas leyes de alzas de sueldos y salarios. La polvareda del descontento nublaba el medio ambiente. El smog político no parecía disiparse ni con los consensos y "pactos patrióticos" de los partidos. Las alzas asfixiaban los pulmones de la economía nacional. Hemos expuesto cómo esta inflación se había desencadenado desde un modelo productivo, comercial y financiero especulativo configurado como modo de resistencia y protección del capital: por un lado, frente a las crisis del capitalismo y del comercio mundial y, por otro, frente al modelo político chileno de estabilización social a través de la legislación laboral, previsional y tributaria, que afectaba al bolsillo de los empresarios, los que se resarcían a través de los precios.
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Las mujeres, que recién entraban a la cancha del juego electoral, se presentaron a las calles a dar la pelea con sus propios instrumentos caseros. Escobas y escobillones chascones, pajizos, duros y barredores, pretendían limpiar el polvo político. Y tras ellas apareció de nuevo la figura de Ibáñez como el mago del aquelarre, dueño de la pócima milagrosa que limpiaría de la peste política a la ciudad. Ibáñez salió elegido con una cifra no muy lejana al 50% de los votos (46,8%), número que impactó la opinión política y que fue la expresión de una cansada sociedad que soñaba con super-man. machos de uniforme capaces de acallar el discurso. Pero la llegada de Ibáñez al gobierno no fue sino un volador de luces. Nuevamente la realidad emergió y las escobas volvieron a barrer las polvorientas casas de los hogares cada día más empobrecidos. Las facultades extraordinarias económicas y administrativas conferidas al gobierno y las campañas realizadas, por el mismo, contra los especuladores, especialmente panaderos y carniceros, dieron poco resultado. El gobierno se vio sobrepasado por la incontrolable situación del costo de vida. Y se fue quedando solo. Su campaña anti-partido se había apoyado principalmente en el bolsillo de los consumidores, el cual desinfló rápidamente sus expectativas. El ibañismo no fue sino un movimiento instrumental que a los pocos meses de asumido el gobierno se dividiría, fruto de la disputa interna entre los heterogéneos grupos que lo conformaban, artificialmente aglutinados para lograr el triunfo electoral. El descontento se apoderó de la ciudadanía. El escepticismo político se expresó en \a abstinencia record que se produjo en las elecciones parlamentarias de enero del "53, ¡a que llegó al 42.3%. siendo que para la elección presidencial sólo había alcanzado al ocho por ciento. ""Desorientación, cansancio por actos electorales y alzas fueron factores de abstinencia cívica del domingo"', decía un titular '''-'. En realidad, la subida al poder, con amplio respaldo popular, del general Carlos Ibáñez del Campo, corresponde al último eslabón del largo proceso histórico de suscripción de parte importante del movimiento popular a liderazgos extraños a sus propias organizaciones de clase y de partido. Carlos Ibáñez representará, con su política represiva del movimiento popular, el último desengaño político de la clase trabajadora. En efecto. Ibáñez completará la obra represiva de González Videla. ya que no sólo continuó con la Ley de Defensa de la Democracia y la represión de los dirigentes políticos y gremiales de los trabajadores, sino que logró lo que su antecesor no pudo hacer: contrarrestar, por medio del terror y la amenaza militar, el propio movimiento social. Esto, en circunstancias de las más fuertes alzas de precios, las que alcanzaron los mayores promedios del período entre 1954 y 1956 (el promedio anual de alzas subió del 22.2% en 1952, al 75,2% en 1955). en el marco de una aguda crisis del mercado mundial de cobre y de un dólar fijo, todo lo cual agotó las divisas. La impotencia gubernamental en el plano económico se expresó en la contratación de la famosa Misión i9.^ EirilUi. Santiauo. enero 6. 19,'^.^
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Klein-Sacks para estabilizar la economía, a partir de la cual se decretó el congelamiento de sueldos y salarios y el cambio libre. Para los trabajadores, llegaba el momento de la unidad. Sobre la base de una agrupación de empleados que se había ido consolidando en la época de la represión obrera -La Junta Nacional de Empleados de Chile->- y del Comando Contra las Alzas, expresión de la agrupación progresiva de federaciones de obreros y empleados, se llamó a formar una gran unidad sindical. En febrero de 1953 nacía la Central Única de Trabajadores (CUT), presidida por Clotario Blest y llamada a ejercer las más fuertes presiones sobre el sistema de poder a través del temido recurso de la huelga y el paro general (mayo 1954, julio de 1955) '^*. La fórmula para la detención de la vasta movilización social que se expresó en huelgas que involucraron a 60.000 trabajadores del país en 1954, fue el Estado de Sitio (aplicado 3 veces durante el mandato de Ibáñez), la relegación de dirigentes, abriéndose nuevamente la ruta a Pisagua, la Zona de Emergencia preventiva y la creación del pánico en la rnasa. Carlos Ibáñez del Campo sacó a pasear los tanques y personal uniformado a la calle, mientras rompía con la CUT y se adscribía a la tesis de su ministro y General del Aire Alejandro Schwester de montar un gobierno autoritario, sincronizando con la derecha en e\ p\ano icg^'iíi'ii-NiO. Debtttaba, asmismo, viTi m'ie^iO \\po áí^ nz^xtú'é'V- —a'. •e.svA'C argentino- consistente en redadas masivas a locales de reunión piíblica. así como el desmantelamiento de organizaciones gremiales y políticas de izquierda. Así las cosas, la mejor noticia de esos años -de acuerdo a una encuesta- fue la llegada a Chile de las nuevas drogas contra la tuberculosis, que aliviarían el trauma colectivo del miedo ala muerte. A pesar del hambre y los precios, comenzaba una nueva era para la vida de los cuerpos decaídos y condenados. La sulfa y la penicilina renovarían la fe en el hombre y su impactante capacidad para vencer sobre la muerte. En el verano del '53, regresaba de Isla de Pascua su primer médico residente, el doctor Manuel Valenzuela. Había acudido como el salvador de los leprosos. La revolucionaria aplicación de dos derivados de la sulfa había dado de alta a la casi totalidad de los enfermos del legendario leprosario y se comenzaba a aplicar en la población nativa enferma detectada, la que con gran temor se resistía a ser tocada por quien no era uno de sus propios brujos. El fin de la lepra en Pascua coincidía con el nuevo reconocimiento por pafte del gobierno chileno de esa tierra de las cabezas enormes y las caderas batientes y el término del contrato con la compañía norteamericana explotadora de la isla '"'. 194 Ve González y Paire, Los Paras Nacionales en Chile (1919-1973) Documento N" 1. CEDAL. Sanlia_go. 1984 195 Ercilla. SantiaaO. enero 27, 1953
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"Se desvaneció de hambre por esperar atención medica". Con este titular salió a la luz la primera página de un nuevo diario: El Clarín de Santiago, el 22 de septiembre de 1954, con el fin, decía, de proteger la vida y los intereses del pueblo. Juana Orellana Orellana tenía 20 años. Nacida en Puerto Montt, se vino a Santiago a trabajar como empleada doméstica a los 17 años. A fines de 1953 enfermó de tuberculosis y estuvo internada en el Sanatorio de Putaendo durante 9 meses. Salió de allí sin restablecerse y siguió sujeta a reposo con un subsidio de $ 1.122 mensuales. Desde que salió del sanatorio no había podido aún cobrar su subsidio, estando retenida su libreta por trámites burocráticos. Había llegado la primavera del '54. Juana fue citada al Consultorio N° 1 del S.N.S. a las 8 A.M., en ayunas para someterla a exámenes. Llegó a la hora, pero los funcionarios sólo comenzaban a trabajar a las 09:00. Se atendía únicamente en la mañana. Juana esperó con cientos de imponentes junto a las puertas cerradas del frío edificio de cemento ubicado en la calle Copiapó abajo. A las 9:30 cruzó la calle para tomar un poco de sol. Poco antes de las 10:00 cayó desvanecida, golpeándose en la calzada. Acudió un practicante del Consultorio: "es un ataque de epilepsia", dijo. "No sea tonto, señor, respondieron algunas voces. Es hambre. La hicieron venir a las 08:00 y sin desayuno, por eso se desmayó" "*. El imponente edificio de 10 pisos con su torre, donde habitaba el nuevo Servicio de Seguro Social, ex Caja de Seguro, sufrió el impacto de su peso.
196 Clarín. Santiago, septiembre 22. 1954
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Se derrumbaba su bello torreón, que perdía estabilidad, junto a su personal. Consultados los ingenieros calculistas, éstos determinaron que la extraña enfermedad del edificio podría mejorarse si se desalojaban de su torre las pesadas estanterías-archivos y máquinas que soportaba, por lo que la liberaron de esa gran carga ''''. Por su parte, en 1.500 millones de pesos estaba endeudado el nuevo Servicio Nacional de Salud (S.N.S.) con diferentes entidades comerciales del país. Alarmados los comerciantes mayoristas, suspendieron momentáneamente su entrega de alimentos, medicinas, equipos, repuestos y combustibles. El Ministerio de Hacienda entregó, ante la urgencia, al Ministro de Salud, 150 millones de pesos para cancelar a los acreedores más postergados, aliviando el pehgro de cierre total de los créditos comerciales. Mientras, se intentaba evacuar a los enfermos menos graves debido al agotamiento de medicinas '*"*. Tras esta situación límite existía la pugna acerca del destino de los recursos, terreno donde se enfrentaba la medicina preventiva versus la asistencial. El Consejo Técnico del S.N.S. había privilegiado, desde la formación de este servicio, a la medicina preventiva bajo el criterio de que "realizar una labor asistencial en Chile significaba ver a una columna de millones de seres humanos que marchan por un camino que termina en un precipicio, donde todos tendrán que caer y para salvarlos se construye en el fondo del precipicio un hospital que los recibe a todos sin distinción del grado de gravedad""'^. Criterio que otorgaba gran importancia y. por lo tanto, recursos, a los problemas del alcantarillado y agua potable, vacunación, reglamentación de la alimentación y control de madre-niño. Acogiendo la presión de ia población, el Ministro de Salud, doctor Altamirano. criticó a la dirección del S.N.S. de haberse convertido en "médicos de escritorio". Era una realidad ineludible el que dicha institución tenía el compromiso contraído con la Ley 10.383 (S.S.S.-S.N.S) de dar atención médica a 5 millones de habitantes, para lo cual contaba con $ 10.000 millones. 3.000 médicos. 157 hospitales. 300 postas de primeros auxilios y 30.000 funcionarios. Se apuntaba a que las prioridades asignadas por los Consejos Técnicos y Administrativos del S.N.S. habían estado aplicando, hasta el año 1954. el grueso de los recursos humanos y económicos a la elaboración y experimentación en planes de medicina preventiva y sanitaria, provocando un grave desequilibrio a niveí asistencial. "Enfrentando estos hechos y ante ias indicaciones formuíadas por representantes del Gobierno, los planes del S.N.S. volverán a dedicar la mayor parte de sus medios a la labor asistencial. que reclaman miles de enfermos chilenos actualmente sin atención y sin derecho a hospitalizarse" -"". Después de muchas discusiones, el S.N.S, tuvo que admitir que las condiciones económicas y humanas en Chile le impedían por el momento la realización de planes sanitarios y preventivos en el país. En efecto, el Director General del S.N.S., doctor Valenzuela. envió urgentes órdenes a los jefes zonales para que centraran en las labores asistenciales y hospitalarias todos los medios económicos, materiales y humanos dis197 Enillíi. enero 1?. 1953 198 Chirfu. Santiago, septiembre 25. 1954 199 Clarín. Santiago, septiembre 24. 1954 200 ibid.
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ponibles. "El problema médico fundamental de Chile, es la atención de los enfermos", declaró y propuso medidas concretas para optimizar el aprovechamiento de los centros hospitalarios. Se comenzó a entregar atención permanente en los hospitales San Juan de Dios, Roberto del Río y Manual Arriarán, con una planta de médicos para un trabajo continuado de 8 a 18 horas. Se tendería a generalizar esta medida, rompiendo con las limitaciones de la atención matinal exclusiva de los hospitales, dejándose de aprovechar todo su material de clínica, rayos X y laboratorios el resto del día. "Por lo menos durante 10 años el S.N.S. deberá mantener una labor asistencial intensa, encuadrada dentro de la realidad nacional que le proporciona un presupuesto reducido, un ntímero escaso de médicos y personal especializado y una gran masa de personas que requieren urgente hospitalización y tratamiento". De esta manera, el S.N.S., decía El Clarín, debía "enmendar rumbos, pues trataba de implantar un nuevo tipo de medicina de carácter preventivo, postergando a los enfermos y su atención en hospitales y clínicas" -"'. Poco había durado el sueño del gran servicio tínico de salud, orientado hacia un pian de prevención de salud, intentando apuntar al origen y no al resultado. El peso de la realidad, el drama de la salud de los chilenos, especialmente en una época como aquella de crisis crónica de hambre y de empleo, había logrado imponerse sobre la intencionalidad científica. Las órdenes de "cambio de rumbo" del Director del S.N.S. sonaron como un ruidoso despertador del sueño preventivo. El gobierno criticaba además la autonomía administrativa del S.N.S. y abogaba porque éste pasase a depender del aparato gubernamental, permaneciendo con autonomía sólo el Consejo Técnico, que a su vez pasaría a estar formado exclusivamente por jefes de servicio. Por su parte, el Director General del S.N.S. debería, ajuicio del gobierno, contar con la confianza del Presidente de la República -"-.Criticaba al Colegio Médico de hacer del S.N.S. no una conquista nacional, sino gremial -"'. Tocando el tema de la autonomía, el problema adquiría un color gris oscuro, que enfrentaría al gobierno con el Colegio Médico. Este culpó al gobierno de déficit económico del S.N.S. por no haber cumplido con su obligación de aportar el 5,5% de los salarios que se pagaban a los obreros, adeudándole al S.N.S. la cantidad de 1.523 millones de pesos. Defendía la autonomía del Servicio "para que impere la técnica y pueda cumplir la alta finalidad perseguida como razón de ser de su existencia y porque no entren los apasionamientos políticos o partidistas a perturbar su correcta y eficiente organización" -""'. "Se realizaron convenciones y asambleas gremiales en la defensa de la autonomía tanto técnica, como administrativa y económica del Servicio. Sólo en estas condiciones el Colegio Médico asumía su responsabilidad frente al país ante el S.N.S., "declinando", amenazaron, si tal autonomía se vulneraba"-"-\ La Sra. Ofelia López de Calvo llegó a la 1:30 de la madrugada del domingo a la maternidad del Hospital Barros Luco con síntomas de alumbramiento. El portero la recha201 )bid.. septiembre 28. 1954 202lbid..sepliembre21. 19-54 203 Vida Médica, marzo. 1954. p. 14 204 Ibid. 205 Ibid., editorial, mayo 1". 1954. p. 1
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zó. Trató de regresar a su casa, a pie, pero debió refugiarse en una casa de la vecindad. En las primeras horas de la mañana dio a luz a un varón que murió por falta de atención médica. Conducida al hospital, a las 11:00 A.M. nacía el segundo de sus mellizos. Ella se encontraba en estado de gravedad -"*. En la más abandonada de las "poblaciones". Navidad, el 10 de enero de 1955 nacía una guagua con el esfuerzo de su madre. "Ella, como pudo, en medio de los atroces dolores, dio a luz. Se le puso un nombre simbólico: Gloria Navidad" -'". Ese mismo día 10 de enero de 1955, el Ministro del Interior anunciaba la derogación de la Ley de Defensa de la Democracia y su reemplazo por la Ley de Defensa de la Economía Popular -"**. El grave problema de la atención de parto rebalsaba la capacidad del S.N.S. A principios de 1955 la Alcaldía de Santiago se conseguía el apoyo de un gran número de comerciantes e industriales para llevar a la práctica un proyecto de creación de un servicio ambulante de maternidad, con el objeto de atender los casos de urgencia de personas desvalidas. El servicio contaría con dos ambulancias, enfermera, matrona y todos los elementos necesarios, con el objeto de reemplazar a las postas de los hospitales. La enferma sería atendida dentro del vehículo, acudiendo éste al lugar donde ella se encontrara. Aún más, el servicio ayudaría a la madre indigente que lo solicitara, dejando una enfermera por 5 ó 6 días al cuidado de ella y su hijo; todo lo cual se haría gratuitamente, cobrando una tarifa módica en casos de personas que contasen con algunos medios económicos -"''. A principios de 1955 dejaba el Ministerio de Salubridad el doctor Altamirano y asumía en su reemplazo el agricultor Jorge Aravena, productor lechero, ex Intendente de Talca y ex Director del Servicio de Seguro Social. El nuevo ministro anunciaba la política de construcciones hospitalarias con los recursos de las propiedades en venta del S.S.S. Estaban listos los planos para la edificación de hospitales en Talca y Viña del Mar. Se contemplaba, además, un plan de mejoramiento de los servicios hospitalarios de todo el país. Se crearían "centros médicos" en los sitios apartados -'". En su visita a los hospitales de Rancagua, San Femando, Curicó, Molina, Talca y Linares, el Ministro comprobó el denigrante estado de sus locales. "Considero un milagro, dijo, que las operaciones se efectúen con éxito en pabellones que resultarían más apropiados para una morgue. Sus salas son ratoneras infectas. Las policlínicas funcionan en piezas improvisadas con tablas que sirven como focos de contagio, ya que a ellas acuden cantidad inmensa de madres con sus hijos pequeños y, conjuntamente, innumerables enfermos contagiosos, muchos de TBC". En vista de la gravedad de la situación el Ministro convocó a una reunión extraordinaria del Consejo del S.N.S. con el fin de llegar a un acuerdo que permitiese hacer realidad la aspiración de dotar de modernos hospitales a las distintas provincias y pueblos, vendiendo incluso los predios del S .N .S. con este objeto -". 206 207 208 209 210 211
Ibid., septiembre 29. 1954 Ibid..enero II. 1955 Ibid. Clarín. Santiago, enero 2. 1955 Ibid.enero 15,1955 Ibid., febrero 1°, 1955
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Se procedería, también, a la reorganización del Servicio Médico Nacional de Empleados que sufría de un problema de alto costo de atención por empleado y un servicio muy resentido en las provincias. Se pensaba en la construcción del Hospital del Empleado y en el establecimiento de la medicina curativa a todos los empleados, especialmente los particulares que sólo podían acogerse a la preventiva. Ya estaba cumpliendo el S.S.S. al entregarle a la CORVl el 1% de sus ingresos para la construcción de habitaciones para los obreros, habiéndose ya entregado más de 1.200 viviendas económicas. Al mismo tiempo, se congelaron los arriendos de los edificios de las Cajas de Previsión y se resguardó para el exclusivo usufructo de los obreros asegurados. El Ministro Aravena declaraba que se empeñaría para que "se haga justicia a los asegurados y puedan obtener pensiones equivalentes a un sueldo vital o medio sueldo vital en el peor de los casos". Era partidario de que los fondos del S.S.S. no se mantuviesen empozados en los bancos, sujeto a la depreciación de sus valores y destinarlos a la construcción de habitaciones populares. "Una de las innovaciones -declaraba- que debe introducirse en el régimen de seguro social es aquella que permita que desde los 16 años pueda ser imponente el trabajador, dejando un pequeño porcentaje para habitación. Así, cuando estos jóvenes lleguen a la edad de formar un hogar, tendrán derecho adquirido para una vivienda y así llegaremos a tener bien constituida una familia obrera". Que estaba preocupado, agregaba, de crear colonias veraniegas para los hijos de los imponentes y de la protección a la infancia desvalida creando politécnicos. Buscaría amparo para los niños vagos que continuaban viviendo el abandono por las calles de la ciudad. "Esta es la misión que le corresponde al Estado y mi Ministerio lo cumplirá integralmente" -'-. Un despliegue de energía creadora y protectora emanaba desde el nuevo ministerio, impregnado de la doble misión de echar a andar el nuevo modelo de seguridad social, como de solucionar los graves problemas vitales de la población que se arrastraban durante décadas. Por una vez más se requería de un activo compromiso de parte de las autoridades ministeriales de salud. Pero nada fácil era el tema de la salud y muy pronto lo debería enfrentar el agricultor. Especialmente delicados eran los problemas suscitados a nivel gremial y que se mantendrían vivos, críticos y amenazantes durante las décadas siguientes. Nos referimos a las movilizaciones, reivindicaciones y huelgas de los funcionarios de la salud. A pesar de que la nueva era de organización de la salud nacional se había iniciado con la promulgación de la tan anhelada Ley del Estatuto Médico Funcionario que reglamentaba el horario y modalidad de trabajo y remuneración de los médicos en los hospitales, no tardaron en surgir inéditos conflictos entre el nuevo patrón, el Fisco y sus empleados, los médicos. Los retrasos en los pagos eran permanente fuente de descontento y huelga, mientras muchos médicos funcionarizados no entregaban lo mejor de sí como empleados del Servicio Nacional de Salud. Una relación laboral que desde 212 Ibid., enero 16. 1955
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el comienzo marchó mal y que si bien en parte es atribuible a razones económicas, es posible pensar que la tradición y figura del otrora profesional liberal, se avino poco con su nuevo status de apatronado a sueldo fijo y jubilación. Un "desilusionado galeno" escribía a El Mercurio al respecto: MEDICINA SOCIALIZADA Hasta no hace mucho, señor Director, era yo sólo un modesto médico, cluipado a la antigua, apegado a la medicina tradicional, viviendo de un menguado sueldo hospitalario y atendiendo una clientela de barrio popular. Es verdad que mi sueño era frecuentetnente interrumpido, que las comidas se realizaban a horas irregulares, que los sobresaltos y preocupaciones de mis pacientes constituían mis propias preocupaciones y cmgustias, pero fue, gracias a ellos, que pude vestir, alimentary educar dignamente a mis cuatro niños, comprar un terrenito. edificar la casita de mis ensueños y adquirir un pequeño cacharro que facilitó la eficacia de mi rendimiento profesional. Así las co.'ias, en 1950. el dulce aroma socializante del Estatuto del Médico Euncionario embriagó mi espíritu -como el de tantos otros incautos- y orientó mi ánimo hacia nuevas formas de atención médica. Por fin adquiriría el derecho a comer y a reposar tranquilo. No más urgencias angustiosas, ni más responsabilidades personales. Hasta el lejano horizonte se veía iluminado por una tranquilizadora jubilación. La combinación con Papá Pisco era tentadora y abandoné el trabajo, aparentemente incierto de ¡a calle, para dedicar mi mística a la medicina aristocránca del Hospital... Y ya recorrido casi el año de medicina fimcionaria, aquí estamos, igual que cuites, o peor que antes. El Estatuto no ha cambiado nada. El flojo, sigue flojo y el laborioso, laborioso. El profesional brillante se destaca cotno siempre a la vista de los sufrientes y el opaco, desaparece detrás del boiuladoso anonimato. A lo sumo ha servido esta ley del Estatuto para poner en evidencia algunas de las taras que carcomían la dignidad del cuerpo médico. Imciendo notorias la lenidad y la ineficacia de las autoridades llamadas a velar por el cumplimiento de los deberes de cada cual. Circulan los nombres de quienes aparecían .sólo el día de pago a recoger sus chequecitos. o el de los frescos que entraban por una puerta del Hospital para desaparecer por la otra. Ya es un factótum de provincia que defiende desesperadamente .su derecho a trabajar veinticinco horas diarias: o. más cerca de nosotros, es algún destacado fimcionario de la Escuela de Medicina, bien apimtaladopor el "continuismo"
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universitario, el que ensaya impúdicamente un acomodo para sus múltiples pegas. Este espectáculo poco edificante y el de los médicos corriendo presuroso de oficina en oficina, con legajos de papeles y de certificados bajo el brazo, olvidados muy a pesar de los enfermos, nos hacen aflorar, a tan corto plazo, los días en que nuestra actividad dependía más de nosotros mismos que de este rodaje desliumanizado. Y si agrega usted, señor Director, que Papá Fisco, que no me cancela mis reajustes desde hace más de un año, me ha embargado mi casita por cobro de la contribución del primer semestre, comprenderá usted el por qué de mi arrepentimieiíto, aunque tardío, de luiber entrado en tan mínitna sociedad con él. Le saluda muy atentamente, un desilusionado galeno "'*. Habiendo tomado el Fisco el nombre de "'patrón" de un servicio nacional de ¡a envergadura del de la salud -que antes estaba diseminado en una gran cantidad de patrones de la Beneficencia- pronto comenzó a ser presionado por ios 30.000 funcionarios paramédicos y auxiliares de todo el país, los que demostraron su poder de convocatoria y paro. Fue lo ocurrido en enero de 1955 cuando los dirigentes de los funcionarios llamaron a paro nacional, reclamando la no cancelación de los reajustes de una bonificación, así como tampoco del trabajo nocturno. Ante el hecho, personal de las fuerzas armadas y la marinería hubieron de ponerse los delantales blancos para la atención de los centros hospitalarios más vitales. Acudió el personal de la Cruz Roja, la Defensa Civil y estudiantes universitarios. En Santiago había brote de tifus. Ibáñez se negaba a negociar en paralización de actividades, aunque después de muchos tiras y aflojas surgió el acuerdo -'^. Desde todos los flancos, el problema de la atención de la salud de la población estallaba su crisis histórica, la cual no sólo no fue posible atajar con la nueva organización nacional puesta en función, sino que aún más, ésta más bien aceleró el colapso al incorporar a la familia del asegurado al beneficio asistencial en salud. Más crítico aún fue el problema en los centros poblados de provincia, lugares en los que era difícil conseguir médicos residentes y donde los funcionarios eran superados por la presión de los beneficiarios. Era el caso de Lota, por ejemplo, narrado por su desesperado médico, doctor José Zemmelman, al Inspector Zonal de Concepción. En su informe el doctor expone el dantesco espectáculo de una policlínica absolutamente taponeada por las aglomeraciones del público y de los reclamos que recibía impasible el único funcionario que atendía la ventanilla para conseguir consulta: describía los tumultos producidos frente a los calculadores de subsidios, todo lo cual se agravaba los días de reparto de leche. El mismo, decía, se encontraba incapaz de cumplir bien 213 Vida Médica. H' 10. Año I, 19.52 214 Clarín. Santiago, enero 19. 1955
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sus funciones. En seis horas de trabajo debía "atender más de 100 consultas, despachar los asuntos de rutina, atender los reclamos, recibir a los sindicatos y visitar más de 20 domicilios. Nos duele a los médicos, agregaba, no atender a los enfermos como legítimamente les corresponde, como humanamente debe hacerse y como nos gustaría a nosotros mismos que se nos atendiera en su caso". Con un minuto y medio de atención por paciente era imposible examinar y había que entregar sin mayor revisión los subsidios requeridos por los pacientes que aseguraban imposibilidad de trabajar. La Caja se desfinanciaba -'\ El asunto era grave y sin fácil solución. Si en Lota el problema alcanzaba máxima expresión era porque allí, como en tantos otros centros productivos, los obreros trabajaban en el límite de su capacidad física y alimentaria, lo que ainenazaba crónicamente su salud. Un verdadero sistema de seguridad social como el que ahora se buscaba implantar en Chile -con subsidios por enfermedad del 100% del salario, por ejemplodebía naturalmente verse desbordado de demanda social la que. a su vez, vulneraba la propia existencia del sistema de seguridad. Era el conocido círculo vicioso propio de la '"acumulación social de necesidad" que se expresaba en la neurosis colectiva del sistema. Así lo expresaba el doctor Zemmelman: "En el personal de la policlínica de Lota, tanto médico como administrativo, se ha producido una especie de neurosis por ese constante trabajar a presión y el constante descontento del público que no obtiene lo que desea o que no lo obtiene con la prontitud deseada. Todos, tanto médicos como administrativos, antiguos funcionarios del Seguro, tienen ya en sus rostros y en sus modos el cansancio de una situación que se está tornando insostenible, por el continuo debatir de una enorme masa de asegurados que los culpa a ellos de lo que ocurre"^"". El conflicto entre el autónomo S.N.S. y el gobierno se fue agudizando al paso que se acumulaban las deudas impagas de éste con el Seguro y por ende, de éste con el S.N.S. En concreto, el enfrentamiento se dio entre las dos instituciones de la Reforma Social: el S.S.S. y S.N.S. Este último organismo de salud hubo de recurrir a la Contraloría General de la República, la que dictaminó en diciembre de 1955 la obligación al S.S.S. de pagar lo adeudado al S.N.S. El S.S.S., a su vez, declaró no poder hacerlo porque el gobierno no le había entregado la suma de las imposiciones que le adeudaba por tres años y que ya alcanzaba la suma de $ 9.000.000. La Contraloría insistió. El S.S.S. se declaró en rebeldía - ' \
215 "Pavoros.i Realidad". Vida Médica. Año 11. N° 20. 1953. pp. 4-5 216 Ibid. 217 Del 109c de las imposiciones con las que el S.S.S. contribuía para financiar el S.N.S.. el 4.5% correspondía al S.S.S. \ el 5.5 al Fisco. Clarín. Santiaso. marzo 10 de 1956
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El S.N.S. acudió directamente al Ministerio de Hacienda. La respuesta fue el anuncio de la nueva política del gobierno de reducción del gasto público y por ende, de reducciones masivas de personal que también tendría que afrontar el S.N.S. Aseguró al mismo tiempo que se pagaría al S.N.S. lo correspondiente a 1956, pero que quedaría en estudio el pago de los saldos anteriores '**. Aún más. el Gobierno ya había enviado al Congreso un proyecto de ley para la reforma del S.N.S. intentando intervenir en su autonomía. Mientras, el S.N.S. se vio en la necesidad de acudir al despido masivo de personal; sólo el pago de sueldos consumía más del 50% de su presupuesto. Todos los médicos jóvenes con menos de 5 años de antigüedad (sumaban unos 500) quedaron cesantes. Esto como medida económica, pero también como medida de salud nacional; los médicos jóvenes tendrían que partir a provincias. Al mismo tiempo, se determinó el desahucio masivo del personal a contrata y jornal. Medidas que provocaron impacto y resistencia. Se planteó que con ellas afectaba principalmente a la salud poblacional, la cual quedaría prácticamente sin atención primaria. Grave peligro se cierne sobre las poblaciones modestas de la comuna de San Miguel, al cerrarse definitivamente los subcentros de salud existentes en las poblaciones La Legua, Recreo y Miguel Dávila Carson. Más de cinco mil familias quedarían exentas de control y asistencia médica, como consecuencia de las medidas adoptadas por la Dirección General del Senncio Nacional de Salud, al desahuciar al personal contratado y jornal, además de los médicos que tengan menos de cinco años en ejercicio de su profesión. El Centro de Salud de San Miguel se verá en la dolorosa situación de proceder a cerrar los subcentros de salud que cumplían una valiosa y abnegada labor en las poblaciones La Legua, Nueva La Legua, Recreo, Carmen Mena, Colón América y Miguel Dávila Carson, favoreciendo con sus servicios a cerca de 30 mil ^". La presión sobre la amenazada sobrevivencia comenzaba recién a manifestarse. Las medidas restrictivas sólo habían comenzado y el S.N.S. fue el primero en conocerlas. Ellas no demorarían en abrazar el conjunto de la sociedad.
218 C/an'n, Santiago, julio 10. 1956 219 C7«™, Santiago, abril 6.1956
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3. LA NUEVA CONCIENCIA ÉTICO SOCIAL "Por 20 votos contra 19 el Senado aprobó la congelación. Decidió Eduardo CruzCoke'"--", Suspiró el gobierno y la derecha. Y. por supuesto, los Estados Unidos. La inflación había llegado en 1955 al 83% y el senador Cruz-Coke desoyendo el mandato de su partido -el Social Cristiano-, había optado por "votar en conciencia", decidiendo sobre el empate que se había producido en esa Cámara. Pero si se congelaban los ingresos de miles de trabajadores fuertemente organizados y terriblemente cansada su paciencia estomacal y política, el Gobierno había de estar preparado para la más fuerte ofensiva sindical. El llamado a paro no tardó en producirse, Uderado por la CUT y la nueva Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC) y programado para los calores de enero de 1956. La huelga fracasó. Como consecuencia, se produjo la virtual paralización del movimiento social durante casi cuatro años, propicio el ambiente, así. para la aplicación de las leyes anti-inflacionarias de congelación. Algunas razones del quiebre del movimiento se vinculan, por un lado, a la ofensiva de Ibáñez a través del convencimiento a la población -cadenas radiales, volantes tirados por aviones de la FACH en la capital explicando las razones de las medidas- y la inundación de las calles de la capital con tanques y soldados en la oscuridad de la noche previa al paro, bajo el amparo de decretos de Estado de Sitio y Facultades Extraordinarias. Por otro lado, dicho fracaso se atribuye también a las favorables respuestas de las compañías norteamericanas a los petitorios económicos de la CTC. Les convenía hacerlo. Todo este cuadro formaba parte de la puesta en marcha de un vasto plan de control económico-social propiciado desde los lineamientos de la política norteamericana para América Latina, llevado a cabo en Chile por la asesoría contratada por el Gobierno de Ibáñez de la famosa Misión Klein-Sacks desde mediados de 1955 hasta 1958. Ella consistía básicamente en la combinación de medidas anti-inflacionistas en el ámbito económico social, público y comercial, junto con el estímulo a la inversión, principalmente de capital extranjero (norteamericano) en la minería del cobre y otros centros industriales estratégicos. Junto al congelamiento de los salarios, se congelaron también los precios de una lista de 43 artículos de primera necesidad, entre los cuales ñguraba el aceite, los antibióticos, el arroz, el pan, el azúcar, la carne de vaca y oveja, los cuadernos, los porotos, la gasolina, la harina, la leche, la manteca, etc. --'. Los despidos masivos fueron lo más dramático del momento. En marzo recibieron sobres azules mil funcionarios a contrata del S.N.S. La directiva sindical de la salud se quejó por la utilización de criterios políticos en su selección. Por otra parte, se 220 Clarín. Santiago, enero 5. I9,'^6 221 Ibid..enero \í. 1956
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denunciaba el desahucio de 6.000 funcionarios hospitalarios del S.N.S. a lo largo del país "-. Esta política de reducción, a más de la prohibición (Ley 11.575) de contratar nuevo personal, dejaba a los hospitales recién construidos y a los hospitales de provincia prácticamente sin personal. Se amenazaba el cierre de varios establecimientos. El problema se agravaba tomando en cuenta que más de 3.000 funcionarios aún no eran encasillados, por lo que sus cargos estaban vacantes y no podrían llenarse --\ Y así, en todas las reparticiones públicas. Ante las protestas, amenazas de huelga y peticiones de alzas salariales, el gobierno de Ibáñez declaraba: "'Hoy no habrá huelguista, sólo cesantes" --^. En medio de esta situación que se percibía como catastrófica desde el punto de vista social en general, así como desde la perspectiva del gran proyecto de seguridad previsional y sanitaria nacional, salían a luz escritos y se pronunciaban discursos elevados por encima de la contingencia. Voces de una conciencia reflexiva acerca del significado de la humanidad y del rol histórico que al respecto le tocaba jugar a Chile. Algo muy característico, por lo demás, de los momentos de crisis, cuando no faltan voces convocando al apaciguamiento y elevación de los espíritus. Desde el seno del mismo S.N.S. surgía la voz de una conciencia humanista que intentaba tomar vuelo rompiendo la fuerza de gravedad de la conflictuada historia social chilena. Sólo cuando el hombre se libera de las cadenas el egoísmo y acepta las obligaciones que tiene para los seres que le rodean, la familia en que nace, la localidad en que liabita y la patria que lo sustenta, su espíritu adquiere una conciencia activa y una voluntad fecunda ^'\ Al atardecer del 7 de abril. Día Mundial de la Salud, el Director General del S.N.S. se dirigió por cadena radial a todo el país. Se refirió a la Organización Mundial de la Salud (OMS) como "un símbolo del esfuerzo humano", el cual enaltecía a nuestra civilización. Que dicha organización se sustentaba en el principio de la salud como un "derecho y un deber de todo ser humano y de las naciones en conjunto". Que el sentido del nuevo pensamiento sanitario era el de la solidaridad que rompía los estrechos marcos nacionales y de afán de poder de los Estados: un país no era ni sena verdaderamente grande, sino en la medida en que, "inspirado por la magnitud de su responsabilidad moral, sepa constituirse en factor de prosperidad para el mundo entero". Se abría paso la solidaridad internacional, fuente de paz "que sólo puede surgir en torno a un ideal, tan desprovisto de mezquindad y de intereses de predominio, como el que la salud encarna". Ese desprendimiento, generosidad y sensibilidad superior por el dolor humano había quedado sellado en la 222 Ibid..julio 5. I9.Í6 22.^ Ibid..julio 12.V 19. 1956 224 Ibid., septiembre 4. 1956 225 Palabras del Secretario de Relaciones Exteriores de Mé.xicO con motivo de la celebración, en ese país, de la ""Sexta Conferencia Panamericana de Directores Nacionales de Sanidad", realizado en 1948. Citadas por el Dr. Valenzuela. Director del S.N.S. en su discurso radial con motivo de la celebración del Día Mundial de la Salud. Revísra Servicio Nacional de Salud. Vol. [I. N" 2, 1956. pp. 14 a 19
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historia de la humanidad en los héroes y mártires de la salud. Médicos como el Dr. Sazié, primer decano de la Faculta de Medicina, y los 60 funcionarios de salud que habían dado su vida en el combate del tifus exantemático en Chile, eran un símbolo de esta superior misión de la medicina y sus agentes al servicio de la vida de la humanidad. Y así ocurría con estos misioneros de la salud a través de los países de la tierra --*. Se comenzó a hablar del "humanismo médico" que se inspiraba más que nunca en el anhelo y el compromiso con la dignidad de la vida del hombre. El concepto de medicina social alcanzaría aquí, la plenitud de su figura. Este había sido el nombre de un concepto de salud que había expresado y acompañado el proceso de construcción del Estado Asistencial, desde una concepción de "profilaxia de la miseria" hasta el compromiso por el '"cambio de las condiciones de vida" del pueblo. Ahora se daba un paso aún más allá. Lo expresaba en las siguientes palabras el doctor Horwitz: "Como ciencia de la vida y del bienestar humano, nada de lo que puede influir sobre estos valores es extraño a las preocupaciones de la medicina actual. En ese sentido, la salud por si misma, no representa una finalidad. Es un medio para la realización de las potencialidades de cada ser. en beneficio de la familia, de la sociedad y de la humanidad'" --\ Si el concepto de "medicina social" había permitido incorporar la categoría de medicina preventiva para distinguirla de la curativa y darle un lugar primordial en el problema de la salud, ahora había llegado el momento de vincular esencialmente a ambas. Una amplia visión de humanismo constitutivo del nuevo concepto de medicina social, necesariamente se sentiría violentado con la separación entre dos figuras de la medicina que no eran en realidad sino una. "Es artificial, dice el doctor Horwitz. la segregación de las funciones curativas y preventivas. (...) La medicina es una y se realiza mediante la integración de sus funciones de reparación, protección y fomento de la salud. Su objeto no es ya el paciente fragmentado por la especialización: es el hombre en su integridad bio-sicológica y social; es la persona con sus sentimientos, costumbres, creencias, tensiones y temores; es el ser social por naturaleza, en recíproca acción y reacción con su medio. Las mejores tendencias de la medicina contemporánea se orientan en esa dirección" --^ Desde el punto de vista netamente científico, esta visión de la íntegralídad del concepto de la medicina se apoyaba en el concepto de "ecología". Salud y enfermedad constituían parte de un fenómeno ecológico que se interpretaba a través de su historia natural, como la interacción de agente, huésped y ambiente --', "La Ecología nos ayuda hoy -explicaba
226 227 228 229
Discurso del Director del S.N.S. con motivo del Día Mundial de la Salud. Ibid. Dr. A. Horwitz. "Medicina en Chile". Boletín S..N.S.. N° 1, editorial, octubre, 1956 Ibid. Ibid.
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el Dr. Guillermo Adriazola en su cátedra de la Escuela de Salubridad- a entender que la salud y la enfermedad son consecuencia de un encadenamiento de causas miiltiples que, en distinta proporción, actúa sobre sus componentes. Es el concepto holístico, o de causación múltiple de todos los fenómenos biológicos". Y concluía: "La salud, como objetivo, no tiene límites y está siempre abierta al progreso y a nuevas acciones" --". Todos estos elementos conceptuales constituían también el fundamento doctrinario de! Servicio Nacional de Salud, a quien correspondía la misión fiistórica de concretar y realizar el compromiso por la vida humana como razón de Estado. 'Toda vez que se asigna un valor a la vida humana, el cual se expresa en la medida que el hombre produce, se hace de la salud un derecho y de su fomento y consumación una obligación del Estado" -". Consecuentemente -y en una escala de concreción progresiva dentro del análisis- la política de salud a nivel nacional tendería a expresarse e implementarse prioritariamente a través de dos aparatos culturales como agentes de intervención social ampliada; la escuela y el consultorio. En el Salón de Honor de la Universidad de Chile, en abril de 1956, quedó constituida la Comisión Mixta Permanente de Salud Pública y Educación, cuya finalidad se centraba en la educación para la salud y la proyección de la labor educativa hacia el hogar y la comunidad. Se buscaría adoptar los programas educacionales a las necesidades de la salud del niño y a los problemas sanitarios de la colectividad. Al mismo tiempo, se incluiría la Educación Sanitaria dentro del programa de formación de educadores y se prepararía material visual y audiovisual para la implementación de los programas. Los discursos pronunciados en la ocasión demuestran la gran importancia que a la iniciativa se le atribuyó desde un triple punto de vista: sociológico, científico y nacional. A nombre el Ministro de Salud habló el Subsecretario de Salud Pública: "En esta casa, que es la cima espiritual desde lo cual se puede apreciar mejor la perspectiva del futuro de Chile, médicos y educadores han querido reunir los más nobles materiales para una obra común". Resaltaba el hecho de que en ninguna época de la historia había existido una preocupación tan "intensa por la salud". "Es lógico que así sea. Porque una sociedad que hace descansar su existencia y crecimiento en el esfuerzo cooperativo de sus integrantes, se aniquilaría a si misma permitiendo que la enfermedad y la muerte prematura sustraigan a ese esfuerzo una proporción apreciable de sus miembros". Por su parte, el Ministro de Educación, Dr. Tobías Barros, enfatizaba en la máxima "mente sana in corpore sano" "'-. En definitiva, la importancia de la iniciativa descansaba en el hecho de buscar y actuar sobre los eslabones más sensibles y de mayor proyección histórica nacional. Existía conciencia de que el problema sanitario y en general, la salud pública era, en buena medida, una cuestión de "formación".
230 G. .Adriazola, '-Introducción a la Salubridad". Boletín S..N.S.. Vol. 1 N° 1. \95(¡. pp. ó-i-óS 231 Drs. G. Valenzuela, B. Yuricic y ,A. Horwitz. "Doctrina del Servicio Nacional de %?í\üd". Boletín S.N.S..N" 1, Vo!. 1. 1956, p. 8 232 Boletín S.N.S.. Año 11. N° 2. 1956. pp. 39-44
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Por otra parte, como ya decíamos, si de formación sanitaria se trataba y si el concepto de salud pública pretendía acercarse integralmente a la vida del hombre y su comunidad, agente clave de esta acción debía ser la atención ambulatoria en consultorios o en el hogar. La medicina debió abrir las puertas del claustro hospitalario y dirigirse y acercarse a ia comunidad en el lugar mismo donde ésta habitaba. Y esto era el imperativo sanitario del momento, en una época en que comienzan a proliferar las barriadas, las callampas y las poblaciones alejadas del medio central de la ciudad. Por otra parte, la atención externa en los consultorios permitiría colar más efectivamente la presión y demanda hospitalaria, de alto costo y limitada capacidad. De esta manera, tanto desde el punto de vista de su concepto, como de su necesidad, la medicina social como salud pública debía echar raíces en la tierra. "De acuerdo con la tendencia actual de la medicina, se considera indispensable dotarle de las posibilidades máximas de amplitud física y funcional para que pueda desarrollar una labor integrada de salud pública"". No obstante, dicha amplitud no significaba desarticulación, el centro debía estar siempre en el hospital: '"El Consultorio Externo es el organismo fundamental de todas las acciones del Hospital: debe constituir una unidad con el establecimiento en cuanto a sus funciones y estará a cargo de un jefe técnico"' -•''. Junto al inclaudicable ideario humanista del S.N.S. y a los nuevos programas de acción, tanto a nivel asistencial como educativo-preventivo. la medicina en Chile se sentía, después de todo, bastante más satisfecha consigo misma. Las estadísticas de mortalidad habían, finalmente, quebrado el récord de altura y. desde hacía más de una década, tendían notoriamente a la baja. (Ver gráfico de página siguiente).
233 Dr. G. Valenzuela > otros. "Atención médica en el S.N.S. La política _\ sus realizaciones". Boletín S..\.S,. 1956. Vol. I. .\"2.p.234
Ul2
MORTALIDAD GENERAL, INFANTIL Y POR CAUSAS ESPECIFICAS CHILE 19I7-Í955-"
1 45
1917 20 Fuente: Dr. G. Valenzuela y otros, "Atención médica en el S.N.S".
r50 55
(1956)
234 Dr. G. Valenzuela y otros. ••.Atención médica en el Servicio Nacional de Salud" . Boletín del Servicio Nacional de Salud, Vol. t, N° 2. 1956. p. 244
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"Los índices se usan con tal objeto: los de morbilidad y los de mortalidad. Los primeros expresan mejor que los segundos la realidad mórbida de una colectividad, pero los datos estadísticos pertinentes no se recogen de rutina -salvo los de enfermedades infecto-contagiosas- porque la denuncia de los casos es muy incompleta. Es por eso que para medir la magnitud de los problemas de salud de una colectividad, recurrimos a los índices de mortalidad"^-'\ De acuerdo a lo anterior, es necesario tener presente dos cosas: en primer lugar, que el problema de la medición, o sea, de las variables de medición del estado de salud de la población constituye un problema de carácter histórico. En un sistema de salud desperdigado, mayoritariamente administrado por manos privadas y en una época donde la valoración, el uso y el control de la estadística social es muy precaria, es obvio que la medición de morbilidad, es decir, de la realidad cotidiana de la salud, se escapa de las manos. En esas circunstancias, sólo es posible captar el "hecho estadístico" cuando éste ha salido del sistema de salud, es decir, cuando el "hecho" se encuentra en el cementerio. En segundo lugar, y como inferencia de lo anterior, la organización y construcción de un sistema orgánico de salud, es decir, el avance de una sociedad hacia un estado de ""salud pública", se podría ver muy bien expresado con un acertado diagnóstico de morbilidad. Seguir manteniendo la variable ""mortalidad" como única medición permanente, significa velar la realidad sanitaria del país. No obstante y a partir de las anteriores consideraciones, la tasa de mortalidad infantil era una variable básica para la apreciación no tanto de la realidad sanitaria, sino del estado de "'barbarie de la civilización" chilena. Su importancia descansaba en esa radicalidad de la vida en el límite de la muerte, que se daba históricamente entre el pueblo. Notoria había sido la disminución de la tasa de mortalidad infantil desde 1917 a 1955, baja que alcanzaba al 53.1 % y que se debía en buena medida a la progresiva consolidación de la atención ambulatoria en los consultorios externos. La atención en dichos centros de salud había venido aumentando progresivamente y lo continuaría haciendo en los años venideros:
Consultas médicas .Atenciones dentales
1952 4.617.763
1953 5.320.308
1954 5.442.142
747.299
831.225
909.403
Fuente; Servicio Nacional de Salud, Dpto. de Bío-F.stadística 235 1bid,.p.244
414
1955 5.783.785
1.268.664 -'-•
Los consultorios externos a la vez que educaban a la población en el hábito de la consulta periódica desde el nacimiento, permitieron afianzar y profundizar una suerte de "confianza básica" de la población respecto de la medicina y la salud pública en Chile. Podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que el nuevo pacto social se encarnaba en buena medida, en el consultorio: físicamente cercano, asequible y cotidiano, con el que se podía establecer vínculos directos y conocidos, formando parte del habitar de la propia población. Potencialmente, el consultorio era capaz de producir un acercamiento más real entre pueblo y sistema. Fue el caso ocurrido no hacía mucho en la población Nueva La Legua y su policlínica parroquial. Por sus barrosas calles caminaron los dos médicos del Poli, e! párroco y laos alumnaos del curso sanitario de i 950 de la Escuela de Enfermeras de la Universidad de Chile, encuestando a esa población callampa ubicada al sur de la Avenida San Joaquín. Encuesta que permitió conocer y difundir su realidad no con un objetivo meramente estadístico o político, sino con un sentido de vinculación. El 82.8% del total de 1.216 familias que constituían la callampa, vivían en ranchos con piso de tierra, paredes y techo construidos con materiales diversos (maderas, zinc, sacos, papeles, apuntalados a predios, ladrillos, clavos o alambre). Las tres cuartas partes de las familias vivían en un sólo dormitorio, con graves consecuencias de estrechez y promiscuidad. El estudio revelaba que el 46,5% de la población activa de Nueva La Legua tenía trabajo estable, de lo cual se podía concluir que era "difícil creer que el total de sus habitantes está constituido por 'quebrados morales'... No puede suponerse que sea ésta la hez de la población ni que su infrahumana situación sea consecuencia del vicio y de la flojera"
El estudio aludido traficó por diferentes lugares académicos, profesionales y políticos: no obstante, el equipo que lo realizó permaneció allí, cercano y físicamente visible y asequible en la misma población. La protesta social popular era general, reiterada y desesperada, pero al mismo tiempo, disgregada, en un ambiente de temor; la violencia delictual estaba también fuertemente controlada a través del aumento de la dotación y profesionalización de los servicios policiales y de investigaciones, que controlaban día y noche y realizaban redadas poblacionales. A nivel poblacional, sin embargo, se avanzó en la organización y lucha, produciéndose las primeras tomas de terreno organizadas (La Victoria en 1957). Esta situación social a presión estallará con feroz virulencia en los sucesos de abril de 1957 en que, actuando como detonante la movilización estudiantil anti-alzas de la locomoción, se lanzó el pueblo a la calle, produciéndose saqueos, destrucción urbana y fuerte represión.
236 Mario Zañartu, S.S.. "Reaüdad de una población". .'V/e/íia/V, Santiago. 19.^0
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En el plano político, las medidas anti-populares y represivas tuvieron su contrapartida en la construcción de la unidad de la izquierda bajo el liderazgo del FRAP y el candidato presidencial Salvador Allende, con el objeto de prepararse a dar una batalla electoral sobre la base de un proyecto popular. Llegando de su gira presidencial, el senador Dr. Salvador Allende se presentó en la Asamblea del Colegio Médico -diciembre de 1957- para plantear su posición ante el conflicto médico que entonces tenía lugar. Posición que había plasmado en un proyecto de ley del que era autor, el que presentaría a la Cámara. Proponía aumentos de sueldos a médicos y personal del S.N.S.. así como el pago de los subsidios a los asegurados a partir de un impuesto a los dólares de la gran minería que no retornaban al país. Proyecto que causó escandalera entre los médicos más conservadores, los que se quejaron de que ello significaba una intromisión de ""la política" en "lo gremial" "'"'. La deuda fiscal con el S.N.S.. que ya ascendía a 16 mil millones, impedía a éste pagar los subsidios por enfermedad a los asegurados. No hay que imaginar mucho la situación de descontento entre los ""beneficiarios" del Estado de Seguridad Social. Respecto al S.S.S.. la situación de deterioro económico se haría aún más dramático si se despachaba en el Congreso la ley de reajuste de pensiones, vejez, invalidez y orfandad, lo cual significaría un desembolso de 7 mil millones de pesos -'^ Y no era improbable que ello sucediera así. viviéndose un período pre-eleccionario. en que ningiin parlamentario quería aparecer oponiéndose al mejoramiento económico del pueblo. He aquí una de las expresiones de esa paradoja que los estudiosos del caso chileno han señalado para esos años sin encontrar respuesta: un país desarrollado políticamente y subdesarrollado económicamente. "'No somos macanudos", declaraba Fernando Toro, abogado de la Dirección General del Trabajo. "'En Chile existe un falso concepto en el sentido de que gozamos de leyes sociales privilegiadas. Lo que hay es una gran profusión de leyes que no producen los efectos queridos por sus autores". Esto se debe a que toda ley de carácter liberal o social debe guardar relación directa con la capacidad económica empresarial y con la renta nacional". Que las bien intencionadas leyes del año '52 habían fracasado por no resguardar dicha relación; y agregó: ""Los obreros, a partir del año '25 han sido engañados por lo ficticio de las leyes dictadas con mero afán electoral, produciendo las injusticias sociales"" -"*. Pero la vía chilena de la reforma asistencial prosiguió. En el S.N.S. y S.S.S. se comenzó a hablar de fusión. Cundía la desocupación, fruto de la aplicación del Plan Klein-Sacks, cuyo programa anti-estatal produjo una recesión general en la economía nacional. Se paralizaban las fábricas y las faenas de construcción, donde la cesantía pasó del 50%. Hubo que recurrir a la emisión. El Comando de Recuperación Sindical daba forma a un movimiento contra la cesantía, mientras la CUT llamaba a oponerse a las nuevas alzas de precios. 237 £>(77/,;. enero I". 19,S8 238 Ibid.. febrero I '. 1958 239 Claim. Sanliaso. run iembre S. 1958
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Agonizaban los hermosos "restaurantes populares" que otrora simbolizaran el espíritu del ideario benefactor del Frente Popular. Almuerzo bueno y barato, con leche incluida y bien servido, habían formado parte de un capítulo de la historia por la dignificación de los más pobres. No obstante, la gran cantidad de indigentes que se alimentaban allí en los comedores populares del Estado, había conducido a su bancarrota. Era el caso del restaurant de Merced y Miraflores al que ya no le quedaban legumbres en la despensa, habiendo debido atender a más de 1.000 obreros y empleados de escasos recursos, entregando además, unas 200 a 300 raciones para indigentes. Los cesantes llegaban a las 11 de la mañana y devoraban lo que podían. "¿Cuántos de estos podrán trabajar"?, se preguntaba al concesionario del restaurant y los mismos obreros, los cuales debían pagar "extra" por agotamiento de la colación -""'. En medo de esta situación, el proyecto de fusión del S.S.S. y S.N.S. enviado por el Gobierno al Congreso, provocó fuerte rechazo entre la clase obrera y el sector de empleados. El dirigente máximo de los sindicatos del S.S.S.. Leonardo Rivera, emitía una declaración en la que señalaba la posición del movimiento obrero frente al proyecto de fusión. Que se hacía presente que "anexar al S.S.S.. que representa la previsión social obrera, al S.N.S. significa entregar los esfuerzos obreros a un organismo en bancarrota y, de hecho, perder la mayoría de los escasos beneficios que actualmente se perciben". Que si ya había falencia económica en el S.S.S.. el problema se agudizaría con la anexión ^^'. Inmediatamente se formalizó un movimiento de carácter nacional denominado Defensa de la Previsión Obrera, integrada por organismos que representaban a más de 400.000 obreros afectos a la ley 10.383 de Seguro Social. Por su parte, la Asociación de Pensionados que representaba a 35.000 afectos a la previsión, manifestaba asimismo su total rechazo a la fusión. Una de las razones argumentadas era que el Seguro tendría que cargar con todos los déficits del S.N.S.. el que terminaría por acabar con la previsión social -^^ A este movimiento se fueron sumando las más diversas organizaciones de empleados y obreros. Al cabo de pocos días quedaba constituido el Frente Nacional de Defensa de la Previsión Obrera, cuyo Secretario General era Ramón Domínguez, dirigente de la construcción y consejero obrero ante el S.S.S. -*'. Poco a poco se fue desinflando la intención de fusionista. Ese invierno del '58 fue crudo en las callampas, como tantos otros. Se inundaba el Zanjón de la Aguada y la gente había de ser evacuada. En las poblaciones de San Miguel ocurría lo mismo: la Legua Vieja, Sierra Bella y Las Lilas. "La ranchería denominada campamento La Victoria quedó inundada en una extensión de más de cuatro cuadras" -^. El Comité Nacional de Cesantía, que agrupaba a más de medio millón de cesantes, exigía al gobierno de Ibáñez el reinicio de la construcción de obras públicas. 240 Clarín. Santiago, febrero 25. 1958 241 C/ííí-H!, febrero 6. 1958 242 CVflrf/í. febrero 8, 1958 24.1 C7i;//7i. febrero 17. 1958 244C/iími.ma\o 16 . 1958
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¿El lector ha visto alguna vez a un mocoso tristemente vestido, con el pelo largo, con los ojos 'adentro'y la cara chupada por el hambre, descalzo y 'azulado de frío'...? Imagínese el cuadro, multiplíquelo por siete y obtendrá una visión apro.ximada de lo que vimos ayer en el Clarín, cuando una desesperada madre llegó hasta la redacción de este diario, a Horary contarnos su desgracia. Está embarazada, en espera de su hijo número ocho. El padre de los runos hace diez meses que está cesante. Las ropas de todos dejaron de ser tales hace tiempo; pero siempre las llevan puestas. Con las palabras entrecortadas por la emoción exteriorizada en llanto (sabemos que no había simulación), nos dijo la atribulada madre que, en diferentes partes, tienen una deuda de $ 30.000. Les exigen cjuepaguen como es lógico. Pero no disponen de un .solo centavo. No vino el padre. No tiene ropa y su miseria le avergüenza. Pero nmndó un desesperado mensaje a los lectores de Clarín; se ofrece para trabajar como rondín o sereno o cualquier otra actividad; en su caso no se puede elegir... ¿Su pedido? Un poco de ropas para cada uno de ellos y im préstamo... asi como suena. Un PRÉSTAMO de por lo menos 30 mil pesos, que es la deuda inmediata. Prometen pagarlo en cuotas 'modestas', pero cuotas que cancelarán religiosamente (.. .f"*'.
245 Clarín. Santiago, mayo 2i. 1958
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Mucha era la miseria y mucho el dolor en el mundo desde la post-segunda guerra y especialmente en América Latina, donde seguían creciendo los cordones de seres que presionaban por incorporarse a la vida humana. Pero no se trataba ya solamente de un problema económico, ni tan sólo de la clase obrera organizada, enfrentada a la burguesía. Irrumpía sobre la historia la figura de un nuevo sujeto, cuyo sufrimiento se expresaría en la energía que derrumbaría muros y alambradas. Se trataba del Pueblo, ya en su expresión de cuello y corbata, de chaleco y martillo, de mediagua y fonola. de libro y cuaderno, de azadón y pala y de cultriin. Se trataba del momento crítico en que el pueblo se convertía de "objeto político" en "sujeto histórico". Algo nuevo se esperaba: para muchos, grandioso, para muchos, temible. El 1" de enero del '59 triunfaba la revolución popular, campesina y estudiantil cubana. El presidente Batista huía de La Habana. Una ola de estupefacción recorrió de norte a sur el continente latinoamericano. La conciencia médica se expresó en esta fase como los "signos de los tiempos" lo exigían. A pesar del permanente conflicto del personal médico, paramédico y auxiliar con el Fisco y el S.N.S. por sus reivindicaciones económicas, se apelaba al altruismo de la profesión. Y si bien a la intelectualidad profesional que actuaba en el S.N.S. y en la Facultad de Medicina le preocupaba la denigración económica de la profesión médica, las necesidades salariales no podían dejar a los médicos a la retaguardia del grandioso fenómeno mundial de compromiso con el humanismo. El dinero no podía imponerse sobre el espíritu científico y la solidaridad social. "El retorno al esplritualismo se ha apoderado del mundo", decía en un discurso el Dr. Juan Marín. "Igual que en los primeros días del mundo, el hombre, que sufrió el horror de una guerra monstruosa y sintió que la muerte pisaba la huella de sus pasos, vuelve los ojos hacia lo desconocido y busca puntos de apoyo en el gran silencio negro de la creación" -'*''. La preocupación por el hombre como ser integral no sólo se fundamentaba en el espectáculo de su destrucción, sino también en los nuevos descubrimientos científicos acerca del desarrollo de la vida. El cuestionamiento de la teoría darwinista de la "selección natural" y el descubrimiento de la importancia de la psiquis en el estado de salud del cuerpo, así como la creciente valorización de la influencia del medio y de las relaciones sociales en el estado de vida del individuo, en tanto ser social, tendía a acercar a la medicina al hombre concreto social e histórico -''^ Es en este sentido que debía entenderse esa nueva definición del concepto de salud establecida por la OMS: no como la carencia de enfermedad, sino como el estado de bienestar integral del hombre en sociedad.
246 Dr. Juan Marín Rojas. "La Medicina Contemporánea"", discurso pronunciado el 25 de abril de 19.52. en la Universidad de Ciiile. A/;tí/e.v Chilenos de Historia de la Medicina. Vol. I. 1er. Sem.. I960, pp. 214-215 247 Ibid.
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Si todo esto, como ya lo habíamos mencionado, formaba parte del ideario de la nueva institucionalidad asistencial y previsional de la nación, era necesario que ésta inadiara hacia el cuerpo médico en su conjunto. Para el Dr. Hernán Alessandri, Decano de la Facultad de Medicina, "el médico debe ser un personaje múltiple. Antes que nada, un verdadero ser humano, un hombre con la base cultural más amplia posible y que sienta el apasionado deseo de ayudar a sus semejantes. Sin calor humano, se podrá ser un buen técnico, pero nunca un buen médico. Interés por los hombres, deseo de servirlos, serenidad en el alma y tolerancia (...) son condiciones que el médico debe cultivar con esmero (...). El médico, no lo olviden -agregaba- tiene que ser. donde actúe y en todo momento, un verdadero profesor y el conductor de hombres". Y citaba al Dr. William Osier, gran médico y humanista, muerto hacía 40 años; "'el ejercicio de la medicina es un arte, no un oficio; un llamado, no un negocio, una vocación en que nuestro corazón actuará igualmente que nuestra cabeza'" -"^ Se apelaba, así. a desechar la claudicación y la "renuncia" de los médicos a su misión de ser una intelectualidad en el sentido de ser trazadores de directrices en vista de la mayor humanización de la sociedad.. La historia le exigía de su máximo altruismo y capacidad de servicio. Tenían la responsabilidad de entregar lo que eran; "ios médicos, como clase profesional, son los depositarios de una parte del saber y de la cultura de la sociedad moderna" -^^ Las exigencias que imponía la nueva conciencia ético-social constituía, sin duda, un duro sacrificio en una época en que el médico era funcionario a sueldo fijo escaso y sometido a una fuerte presión de trabajo en los distintos centros asistenciales del S.N.S. Una contradicción que marcará profundamente a los profesionales sociales de los '60. Si bien este llamado ético-científico y social buscaba tocar la conciencia del conjunto del estamento médico en estos años críticos, cuando se percibía el temblor de un mundo nuevo, el llamado se dirigía especialmente a las jóvenes generaciones. Era necesario impregnar de ética social los programas de formación universitaria, especialmente de los estudiantes de medicina. Allí se podría sembrar la semilla que requería el imperativo humanista de la hora. La educación de la medicina debía enfocar al hombre como plena expresión de Vida, más que como enfermedad y muerte. ""Su educación girará alrededor de la aventura de vivir y de los aspectos que integran dicha aventura; crecimiento, desarrollo, declinación..." -"'. Una buena orientación que sin duda estaba encaminada a liberarlo del peso del referente de la muerte, bajo cuya sombra ejercía el médico con agobiado altruismo o amargado pesimismo su labor profesional.
248 Dr. Hernán Alessandri. "La misión del médico en la sociedad" . Cuadernos Médico-Sociales. .V° 7. junio. 1960. pp. 1,^-14 249 Orund\ > Mackingtosh. "1.a profesión _\ la iocieáaá" .Cuadernos Médico-Sociales, noviembre. 1959 250 Lagos Goldstein. "The Meaning of Social .Medicine". Massachussetts. i959. Cuadernos Médico-Sociales. Santiago, noviembre. 1959
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Este decidido compromiso con la Vida no lograría imperar plenamente si no llegaba a plasmarse en los programas de estudio. Pero, a pesar de los avances en el concepto de medicina preventiva y social, la Facultad de Medicina seguía preocupada solamente de lo patológico. El departamento médico del Colegio Médico decidió tomar la iniciativa al respecto y organizó un seminario que discutiría la formación profesional. Había que ponerse a tono con el movimiento mundial que entonces tenía lugar en el campo de la educación, que revisaba los principios doctrinarios, los contenidos y métodos de enseñanza media. Revisionismo que pretendía "una mejor comprensión y reconocimiento del hombre enfermo, el conocimiento de las relaciones que existían entre los aspectos biológicos de la enfermedad y los factores psicológicos, sociales, culturales, económicos y ambientales que condicionan la respuesta humana a aquella" -". La Escuela de Medicina debía encaminarse al logro de este objetivo formative integrador. "Para lograr este propósito la comunidad debe ser utilizada como un laboratorio de salud o experimentación, como en la sala de hospital, el laboratorio de fisiología o la sala de disecciones"". Esto permitiría al estudiante entender al paciente como ser biológico y como unidad social -"-. Un nuevo camino de enseñanza que. desgraciadamente, soportaba desde la base el concepto de su negación. Un concepto de conocimiento integral, englobado y ampliado hacia lo social como objeto. Este acercamiento de la medicina hacia la comunidad estaba lejos de pretender integrar a ésta en su quehacer. No dejaba de ser. así. sino un acercamiento instrumental. Lo social permanecía, de esta manera, ausente de la ciencia en tanto sujeto.
No obstante, si la ciencia biológica atin permanecería atada o aprisionada en su propio egocentrismo objetivista, ella daba un importante paso al bajar los peldaños de su torreón de marfil y salir al encuentro de la ciencia social. Estaba decidida a amistarse con la sociología, la antropología y la economía. Aiin más, una buena parte de la nueva generación de estudiantes de medicina sobrepasaría la orientación todavía estrecha de los programas de estudio y se dejaría impregnar con el nuevo espíritu del hombre, como sujeto que impugnaba por hacerse un lugar en la historia y cuya ciencia pretendía hacer suya la universidad.
2.^1 Cuadernos Médico-Sociales. Editorial. Santiago, diciembre. 19,^^9 252 Ibid,
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Así lo expresaban las sabias palabras del rector de la Universidad de Chile, Juan Gómez Millas: Ninguna enseñanza que pretenda alcanzar la dignidad de una educación, de una formación humana, por especializada que sea, puede encerrarse en los límites de un tecnicismo estrecho; ni menos la enseñanza universitaria, que por tradición y esencia es humanista e integral aún en los momentos en que lleva a los jóvenes al conocimiento de los más finos y delicados tecnicismos. (...)", Por ello debemos insistir en que lafimción de la educación superior no se agota proporcionando infonnación y ofreciendo a sus graduados oportunidades y medios para investigar; su verdadera y principen justificación consiste en mantener activa la conexión entre el saber actual y la corriente vital de la humanidad, sus necesidades y sus anhelos y unir para ello en la tarea escolar la juventud \ la madurez en un mismo enfoque itnaginativo y poético del trabajo intelectual. (...) La universidad sólo se justifica si capacita a los jóvenes para construir la visión de un mundo nuevo y el cómo llegar a realizarlo en la célula, en los átomos o en la estructura social de cada país. Lo que más importa en la universidad es que el joven entienda los principios de la ciencia o el arte, no como fórmulas verbales, sino como objetos ideales del conocimiento racional; los maneje con hábito mental no sólo como conocimiento, sino también como poder; es decir, que llegue no sólo al saber, sino también a cómo hacer las cosas que el pensamiento nos descubre. Las ciencias del hombre fiíeron en otro tiempo la parte principal de las universidades; creo que deben continuar siéndolo, si pretendemos que un equilibrio sensato en la fortnación de los cieritíficos y técnicos garantice una actividad moral constructiva y salvadora. La comprensión de los modos históricos de vida humana debe mantenerse con vigor en la formación del científico y del técnico. Lo que puede llegar a ser la vida humana y todo nuestro sistema de convivencia sin el saber y la compresión histórica, sociológica y filosófica, no sería otra cosa que un mundo tecnificado, pero bárbaro e inmóvil (...).
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La historia, la literatura, la moral, lafilosofia,el derecho, las artes han sido responsables mayores de la vida humana; ellas Ixan organizado la sociedad en que vivimos cuando las ciencias de la naturaleza no eran más que débiles balbuceos envueltos en la magia. Hoy que las ciencias de la naturaleza han alcanzado niveles e influencias sorprendentes, es hora que las ciencias del hombre reciban un nuevo y recio impídso y aprovechen de los métodos, técnicas y experiencias de sus hermanas, sin desnaturalizar la intimidad de sus estructuras, ni la vigericia de susfinespropios, y logren un desarrollo insospechado para la reforma de la sociedad, de la política, del derecho, de la economía y de todo lo que tiene que ver con el hombre " ^'^
253 Juan Gómez Millas, "La L'niversidad \ la formación profesional". Discurso de Inauguración del Año .Académico. Cuadernos Médico-Sociales. Santiago, junio, i960
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AUGE Y C A Í D A DEL ESTADO ASISTEIÍCIA.L 1 960 - 1973
CUARTA PARfE^
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a cuarta fase de esta historia está claramente señalada por su título: el auge y caída del Estado Asistencial, expresión de la culminación de un difícil y completo proceso de construcción de un proyecto histórico social de "revolución pasiva" llevado a cabo desde la estructura estatal. Este proceso estuvo marcado por un largo y cansado camino de búsqueda de soluciones institucionales a las profundas contradicciones que agitaban la sociedad histórica desde y antes de los albores del siglo. Soluciones que, al mismo tiempo que agitaban el descontento ante su incapacidad relativa, también sembraban la historia de Chile de iniciativas, especialmente en el ámbito de la salud y la educación que. paradojalmente. construyeron una "cultura social institucional" sobre la cual se fue configurando históricamente la sociedad chilena del siglo XX. Los años que van de 1960 a 1990 constituyen la máxima expresión de afirmación y negación de ese proyecto social desde el Estado, fenómeno cuya radicalidad deja aún abierta su herida maximalista. manteniendo todavía a la sociedad chilena en la perplejidad. La etapa de auge estuvo marcada por la palabra "compromiso" del Estado respecto de la clase trabajadora, alcanzando allí su máxima expresión la relación Estado-Pueblo que se había venido construyendo conflictivamente a lo largo del siglo. El Estado encontrará, en esta fase de auge, en el Pueblo su propia definición y éste, a su vez, en el del Estado: una relación simbiótica, ensamblada históricamente por la voluntad política de la clase dirigente para el encauzamiento pacífico de la transformación social. En su expresión institucional y en el ámbito de la salud pública, el compromiso Estado-Pueblo abarcó más allá de la relación tradicional Estado-clase obrera, abrazando también a la clase media de los empleados y a los sectores populares y poblacionales en su más amplia expresión. En materia de salud (como en educación) el Estado, en cuanto política social y asistencial, se proyectó hacia el conjunto de la sociedad vulnerable, es decir, aquella que sólo podía y tenía "derecho a" levantar su proyecto vital a través de políticas sociales implementadas colectivamente desde el Estado. Sin embargo, este carácter "ampliado" de la relación Estado-Pueblo no bastaba para la solución de los problemas históricos de la asistencialidad. Más aún, ella exacerbó las contradicciones por cuanto, ya lo sabemos, la infraestructura institucional se vio una vez más desbordada por una creciente demanda social insatisfecha. Los éxitos relativos alcanzados en el ámbito de la mortalidad general, infantil y maternal, así como en el estado y la educación sanitaria de la población, se veían prontamente neutralizados por las abultadas cifras de la demografía y la miseria. Por otra parte, la ideología humanista que revolucionaba la fase sesentaochista y que cuestionaba las estructuras arcaizantes de la sociedad y su racionalidad vertical y
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dominadora, despertaba y presionaba desde abajo por la democratización real del poder y del sistema institucional en general. Convulsionada y movilizada la sociedad y el pueblo en el deseo-del-poder, se presionó por la alternativa política que abriese el camino histórico de la transformación de la relación Estado-Pueblo: su democratización. Este fenómeno encontró especial expresión en el ámbito de la salud durante los años de la Unidad Popular cuando, al mismo tiempo que se movilizaba y organizaba la sociedad popular en torno a las urgencias de salud, se intentaron democratizar las tradicionales instituciones asistenciales para la implementación, desde la base popular, de las políticas de salud, coadyuvada por el sector professional comprometido en el proceso democratizador. El concepto de Medicina Social buscaba entonces determinarse con el nombre de Medicina Comunitaria y Medicina Democrática, como expresión de su cabal inserción en lo real-social. Todo el aparato del Estado buscaba sumergirse en la base de la sociedad y la base emerger hacia arriba. El Estado, así. intentaba dejar de ser un "aparato'" para ser una ••función social" (de práctica social): una función democratizadora para el ejercicio de poder social que adelantaba las transformaciones hacia las cuales deseaba transitar la vía chilena al socialismo. Este proceso y fenómeno tendía, obviamente, a vulnerar en profundidad el statusquo asistencial chileno, quedando radicalmente involucrado el sistema de salud en el movimiento confrontacional político-ideológico que vivió la historia de Chile en ese período. El significado de la caída del Estado Asistencial en Chile sólo puede ser realmente dimensionado desde la perspectiva anterior: es decir, al considerar el nuevo carácter de la nueva relación que se intentaba establecer entre Pueblo y Estado. Una relación que ya no consistía tínicamente en una más de las tantas políticas de Estado, sino que había llegado a ser una relación definitoria del mismo Estado y del mismo Pueblo. La caída del Estado Asistencial significa, pues, el fin de la relación Estado-Pueblo y, por consiguiente, tanto el fin del Estado como el fin del Pueblo. No obstante y a pesar de este 'fin de relación' a nivel institucional, la sociedad histórica buscó, en la práctica y a través de sus actores civiles, continuar con el desarrollo de políticas democratizadoras, especialmente en el ámbito de la salud poblacional. La existencia de una variedad de iniciativas a nivel comunitario nos hablaron de la pervivencia en Chile de un ideario democrático en el campo de las políticas sociales como •práctica social'. Dicha práctica comunitaria, ¿buscaba sustituir el Estado, constituirse como proyecto autónomo o como proyecto complementario? Esta fue una inquietud que se planteó en la década de 1990, cuando existía una tensión en busca de una nueva relación entre el
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Estado y la comunidad que fuese capaz de neutralizar las fuerzas individualizantes, fragmentadoras y mercantilizadoras puestas en acción en la década de ] 980 en torno al cuidado de los cuerpos durante el régimen político de dictadura militar y de capitalismo neoliberal radical. El estudio de la historia de la modalidad del cuidado de la salud social del período post-Unidad Popular rebasa la investigación de que da cuenta este texto. Sin embargo, la comprensión de este último período se enmarca en este proceso de "caída del Estado Asistencial o de Compromiso Social" y de fin del pacto Estado-Pueblo que este modelo de Estado preconizaba y que había alcanzado su maduración y consolidación, definiendo el carácter del pacto político social del siglo xx.
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LOS CRÍTICOS ANOS '60 . LOS MOVIMIENTOS DE LA TIERRA, DE LOS CUERPOS Y DE LA RAZÓN.
El terremoto del 21 de mayo de 1960, el más grande registrado en la historia nacional, significó un verdadero electro-shock para una situación crítica que entonces sumía a la sociedad chilena en un enardecimiento sin vías de escape. En efecto, aquel gran terremoto que levantó el mar, sepultó pueblos y hundió la tierra del sur de la República, dio un respiro político y salvó en la coyuntura al gobierno de Alessandri. Ese histórico mes de mayo ya toda la sociedad organizada se había puesto de pie: los trabajadores del carbón y del salitre, los empleados de sectores claves de la economía nacional (Chilectra, Teléfonos, Endesa, Mademsa, Madeco), y el gremio de profesores. Desde el teatro Caupolicán, los partidos de izquierda pedían la renuncia a Alessandri. Las medidas restrictivas del gobierno para intentar poner atajo a la inflación, la reiterada miseria, y la nueva presencia de la burguesía y de la aristocracia en el poder, en una época de plena efervescencia de las masas, habían hecho subir la temperatura y el calor político, ideológico y cotidiano a más de 100 grados de pasión. La década del 60 marca un punto crítico de la historia chilena cuando el modelo capitalista, estancado en el monopolio y la concentración de la propiedad, muestra su cansancio, su ineficacia y su fracaso. Era el momento álgido de un proceso que ya se conocía, y con el que se convivía en la mesa popular desde hacía largas décadas, sólo que ahora ese capitalismo en crisis estaba viejo y gastado. Tras esto existía una cuestión central. El verdadero carácter de la crisis residía en un problema político de envergadura histórica: se asistía el derrumbe de la capacidad por parte del Estado de neutralizar política y socialmente los daños humanos y económicos de la ya vieja tragedia capitalista. La legislación social y provisional junto a la movilización militar y de la intelectualidad médica que en 1925 habían logrado sortear la crítica situación social y política de los años '20, era una vía no sólo imposible de reeditar, sino que, peor aún, ella misma vivía su propia tragedia histórica. Por todas partes hacía agua el Estado Asistencial y de Seguridad: deficitaria la previsión social, con graves problemas la atención hospitalaria, incapacidad del Estado de responder a las demandas de vivienda popular, enorme deserción escolar, falta de salida viable a los conflictos laborales, etc.
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Todo el sistema tocaba fondo. Maduraba la conciencia del cambio de estructuras. La lucha ideológica ocupó un primer plano. No fue mero teoricismo. sino la necesidad histórica de levantar cuerpos de pensamiento doctrinario desde los cuales poder imaginar, pensar y hacer emerger una nueva sociedad. Tanto el social-cristianismo como el marxismo fueron expresiones de este desafío de re-elaboración. Ambos pretendían revolucionar las bases de un régimen que caducaba. Entre las sombras del sistema que se desplomaba se levantaba la figura adolorida del pueblo que clamaba la vida, que alzaba sus hijos ofreciéndolos a la Historia. La sociedad entera cargaba con el peso de la conciencia histórica. El pensamiento filosófico, el arte, la ciencia social, la ciencia biológica llegaban a un punto culminante de encuentro con el Nombre: Pueblo. Era el tiempo de la "liberación" que consistía, para unos, en la caída terminal de las estructuras y, para otros, en el intento de acercar esas estructuras al pueblo. Había que abrir el paso al protagonismo social y popular. En la fogata de la noche que reunía a los hombres y mujeres a calentarse a la intemperie -esperando las réplicas del temblor de las estructuras-, se discutían las señales de la nueva historia. La población chilena había crecido. De 5.933.000 habitantes en 1952. aumentó a 7.628.000 habitantes en 1960. La bella mujer chilena seguía ocupando un lugar de privilegio entre las más fecundas del mundo. Nuestra población aumentaba a un ritmo de 2.5% anual. La población urbana, que en 1920 era de un 40%, en 1960 alcanzaba al 60%, concentrándose especialmente en Santiago, Valparaíso y Concepción. La zona sur del Gran Santiago creció en un 110.7% , llegando a una densidad de 4.622 habitantes por kilómetro cuadrado ', ""En 1952 se comprobó que 1 millón de personas (la 5ta. parte de la población) estaba en lugares distintos a los de su nacimiento""". La mortalidad infantil constituía el 60% de la mortalidad. Un informe elaborado por el Instituto de Economía de la Universidad de Chile resaltaba este hecho del deterioro de la tasa de mortalidad infantil en los tíltimos años (129.3 en 1958) y apuntaba como sus causales más importantes, la deficiente situación alimenticia del pueblo, su precaria educación y la aguda crisis de la habitación popular \
1 Revista de Medicina Prereutiva y Social. N" ]. 1961. p.9 2 Ercilla. Santiago. I960, .igosto ,1. 3 Clarín. Santiago, septiembre 3. I960
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Como 'botón de muestra', la populosa y principal población santiaguina. la José María Caro: Ciento quince mil personas en 9.311 sitios, con un promedio de 11,2 por vivienda y un total edificado de 18 m2 por casa. Un consultorio de SI^.S.. atendido por cuatro médicos: una comisaría con cinco carabineros V siete escuelas primarias que atienden aproximadamente a un 35% de los 22.000 niños en edad escolar que viven en la población. Todo esto constituye una Unidad Habitacional creada por la Corporación de la Vivienda en 1958.(...) Nunca, desde que se estableció, ha visto pasar por sus calles un camión basurero. Hace pocos días -relató un esnidiante de medicina que ayuda en la policlínica de la población- me llamaron a una casa del sector F (el más pobre) porque había muerto el jefe de la familia y no sabían qué hacer con el cadáver. No tenían un centavo. Ni siquiera los E" 5 que cobran los choferes de micros por llevar el ataúd hasta el Cementerio General. Fui a la casa. El muerto yacía en una cama, rodeado de moscas e insectos. Estaba semipufí-efacío. Tenía cinco días. Su nmjery tres hijos dormían en el piso, en la misma pieza. La cama ocupada por el cadáver era la única de que disponían ''. Cerros de basuras se amontonaban en las calles de las poblaciones, donde la vida y los excrementos convivían en la intemperie urbana de la ciudad marginal. Día a día crecían los putrefactos cerros de colores, coronados de nube negras de mosquerío. Un tercio de la mortalidad en el primer año de vida en Chile era causado por la fiebre tifoidea, la gastroenteritis y las diarreas infantiles \ A dos mil llegaban los pobladores cesantes en la población José María Caro. Muchos se veían obligados a robar ^. Rodaban por la ciudad capital los papeleros tras el carro de manos. Baratas nocturnas, hormigas urbanas, su riqueza y su reinado eran los montones de basura que rodeaban las callampas. Buscando, encorvados, empujando, encorvados, juntando y apilando en los patios malolientes de sus "casas". "Con frecuencia el patrón paga sus servicios al papelero con una cuota de vino" ". La explosión demográfica y los problemas sociales, económicos, de salarios y habitación, en el marco de estructuras cansadas y gastadas, impulsaban a los pobres a hacerse las soluciones por sus propias manos: el aborto (1 por cada 2.6 nacimientos vivos) **. 4/Mo 18. 1962 33 Ibid..mavo21. 1962
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II LA REVOLUCIÓN, LA TRAGEDIA Y EL DES ARROLLISMO
Las dos figuras claves de "los signos de los tiempos" -Frei y Allende- hablaban el año 1964 de la "revolución' que impulsarían desde la presidencia. Una revolución que, de buena o mala manera, convocaba también a la derecha que mayoritariamente apoyaría a Frei. Los sectores de centro y derecha se abrían a los desafíos del nuevo tiempo, como en los años "20, intentando asumir una ofensiva que los llevase a vanguardizar lo irremediable. "Chile está a las puertas de un proceso de cambios fundamentales, que se realizarán inexorablemente", decían las primeras palabras del programa de Frei. "El presente programa presidencial -continuaba- significa el comienzo de una ['evolución que cambiará la fisonomía de Chile". Se trataba de la llamada "Revolución en Libertad" que pretendía "junto con dar dignidad al pueblo, (...) liberar sus energías creadoras; ganar nuevos niveles de responsabilidad y conducción a las clases más explotadas: y reformar y democratizar nuestro régimen político" '"*. Se aceptaba, pues, como una suerte de naturalismo irremediable el advenimiento de la revolución social. Nuevas energías de autonomía y protagonismo se liberaban en el seno de la clase popular. El pueblo, en su conjunto, había levantado cabeza. Pues ya no sólo se trataba de la clase obrera organizada, sino que - con más impacto aún- de los pobladores y los campesinos. Estos sectores emergían también ahora con una inusitada energía de movilización y alzaban la voz en el barro del campamento, de los potreros y de las minas. Estos nuevos sujetos, ya no podían ser mero objeto de clientelismo electoral. Lo había demostrado, por lo demás, la revolución cubana. Así, cualquier proyecto político que pretendiese abrir un nuevo cauce pacífico a la historia social chilena debía necesariamente crear los conceptos políticos a partir de los cuales dar respuesta y cabida a este "ser sujeto" del pueblo. Aquí residía el nudo de la "cuestión", es decir, del momento histórico más crucial de la historia de Chile. Donde de hecho se estaba jugando todo el peso y la trayectoria de la "vía chilena". El concepto de revolución que triunfó en las urnas el año '64 fue el de "revolución en libertad" de la Democracia Cristiana y el contenido popular de este concepto de revolución que logra imponerse es el de "Promoción Popular", sobre el cual se pensaba ed\ftcai una nueva velación entre el pueblo mismo a nivel de base y, especialmente, entre aquél y el Estado, así como entre el pueblo y el resto de la sociedad civil. En concreto, el Programa de Promoción Popular se constituiría en el elemento clave de una 34 Ercilla. Santiago, mayo 20, 1964, p, 15
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nueva mediación entre el pueblo y el Estado, el que tenía por objetivo reemplazar el rol desempeñado por la tradicional, vertical, paternal Caridad o Beneficencia, por una relación horizontal, igualitaria y participativa propia del Derecho Humano. Creemos que dehe irse a la extirpación del sistema caritativo. El regalo de alimemos, por ejemplo, debe reemplazarlos por el derecho y la capacidad adquisitiva de comprarlos, no por parte de algunos, sino de todos. La inyección caritativa liasta ahora en boga debe ser sustituida por el derecho y la facilidad de todos de acudir a una policlínica. La plaza de juegos infantiles donada debe ser reemplazada por la capacidad creadora de los propios pobladores (...). la visita esporádica por algún conjunto teatral o musical, por la creación entre los mismos pobladores de conjuntos arrísticos que le den su propia expresión. Es decir, el pueblo tiene el derecho y el deber de una inayor participación en la vida nacional" . El desarrollo de la larga historia del movimiento social y de la salud pública en Chile, nos permite apreciar la relevancia de estos planteamientos. No se trataba obviamente de desconocer la buena intención de la mediación caritativa, sino de rebatirla como vía política de vinculación del Estado con el pueblo. Expresión de esta inquietud fue la Jornada de Asistencia Social Particular organizada en Santiago por Caritas Chile en diciembre del '64. Su intención era la de "organizar una actividad que ya no tenga el cariz de las instituciones de beneficencia. Se pretende formular los planes para una campaña nacional activa de los propios afectados, terminándose con la caridad mal entendida de "señoras ricas"" -''. En la oportunidad habló, a nombre del gobierno, el Director del Instituto de Promoción Popular, Leonel Calcagni: "Las masas populares chilenas han alcanzado un alto grado de madurez (...) y es difícil argumentar que necesitan de una dirección más o menos controlada, como afirman algunos sectores políticos. Nosotros creemos que nadie debe hacer por el pueblo lo que el pueblo puede hacer por si mismo. Nuestra labor es despertar su iniciativa y su deseo de actuar en su propio beneficio" ", A pesar de las intenciones democráticas que el proyecto de la Promoción Popular implicaba, su nombre suscitó una serie de controversias, tanto en el plano político como social. Allende, por ejemplo, puntualizaba la "gran diferencia" que había entre el concepto de "promoción popular" y el de la "incorporación del pueblo al ejercicio efectivo del poder" "^, A lo que respondió Frei: "La promoción popular es la incorporación del pueblo, no a un poder vago e impreciso (...) sino la incorporación efectiva del pueblo a todos los organismos del poder que actualmente existen (Ejecutivo. Legislativo, Judicial, Municipalidades) y a los que vamos a crear: Juntas de Vecinos (con prerrogativas 35 Áharo Marfan. Director del Plan Dsc^nal de DesarroJJo. ErciUa. noviembre 4. 1964 .^6 ErciUa. Santiago, diciembre 9, 1964 37 Ibid, 38 ErciUa. Santiago, noviembre 9. 1964
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de mando, personalidad jurídica y financiamiento), cooperativas, organismos juveniles, vacaciones populares, centros de madres, sistemas de construcción de viviendas y autoconstrucción, etc" ''. Por su parte, un representante de los pobladores expresó su posición al respecto con las siguientes palabras: "cuado se habla de 'promoción popular' se toca un problema de clases sociales. Muchas creen que sólo debe estar dirigida a los pobres y se ubican 'al otro lado', en calidad de benefactores. Yo creo que la promoción debe hacerse en todos los sectores, de Portugal para arriba y de Portugal para abajo. ¿Existe acaso un centro de madres en Miguel Claro con Providencia?" *. El anhelo de 'igualdad' no se percibía claro en el concepto de "promoción popular". Igualdad que, después de alcanzar un nivel de vida digna, no apuntaba tanto a lo económico, como a lo social: el término de la división de la sociedad en clases diferenciadas jerárquicamente. A pesar del nombre - "promoción popular" - la intencionalidad de este programa era justamente la superación de la marginalidad a través de la auto-organización del pueblo; y la clave de su pensamiento se encontraba en el concepto y acción de la "capacitación de dirigentes". Pero he aquí, también, su vulnerabilidad. Si en algunos sectores poblacionales donde se introdujo la "promoción popular" hubo resquemores, fue porque la vinculación de este programa con los dirigentes naturales se hizo verticalmente, de arriba-abajo. Donde el proyecto cobraría vida propia sería donde los dirigentes naturales mantuvieron la autonomía de acción, aprovechando recursos de apoyo que se le brindaban. Pero de hecho, la "promoción popular" fue una institución de gobierno, con regionales y seccionales a lo largo del país, con el objeto de actuar sobre las poblaciones. Así, a pesar de los éxitos logrados, a pesar del contenido democratizador de su ideario y de la gran movilización que estimulaba el proyecto de promoción, importantes sectores poblacionales no quisieron identificarse con dicha "promoción" en tanto programa institucional de un gobierno partidario. La política-social quedó aquí claramente confundida con lo político-militante. Si para el gobierno la "libertad de la revolución" consistía principalmente en la organización popular desde la base, para el pueblo la "libertad" no era sino la de su propia palabra, de su gesto, de la manifestación de su ira cansada, de su presencia fortalecida, marchando por los caminos de la República, levantando humo de ollas en las huelgas de las fábricas, denunciando las acciones ilegales de los patrones. Si la libertad de la revolución del gobierno llamaba a encauzar las demandas vertiéndose éstas en la organización de base; para el pueblo esa libertad era al fin libertad de acción, de movilización, de protesta, de militancia. Fue una emancipación de las energías; la gente se hizo la libertad por sus propias manos. La organización de base en su mismo acto de creación, se sobre39 Ercilla, Santiago, noviembre 4. ! 964 40 "Jomada de Asistencia Social Particular". £m7/a, Santiago, diciembre 9. 1964
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pasaba así misma. Había llegado la hora de desatar la libertad. Demasiado tiempo había sido el pueblo objeto de la política de "contención social" por parte del Estado. Se había esperado demasiado y en este acto histórico de "desamarre social" que se vivió a partir de 1964, se llegó necesariamente a chocar entre unos y otros. Los cauces construidos para el desborde se rebalsaron. A 700 kms. de Santiago se levantaba el sufrido rostro de las mujeres de Plegarias. Durante dos años las empresas carboníferas de esa localidad no habían pagado los sueldos de sus obreros. Muchos habían "reventado" y se habían ido sin cobrar los adeudados. Mujeres, abuelas y nietos quedaban en la inanición. Los patrones daban vales de 10 mil para toda la semana: las mujeres necesitaban 8 mil diarios. "Aquí nos estamos muriendo de a pausa", señaló Raquel Parada. "¿Leche para los niños? ¡Eso no se conoce! (...) Hay días en que se llevan hasta 5 niños al cementerio,a Curanilahue. Y una no se puede mover de aquí esperando que les cancele el •"caballero". El Intendente de Arauco. Claudio Huepe. de 24 años. recoiTió las calles en Plegarias, las mujeres apostadas con sus hijos en los umbrales de las puertas. Habló con el obrero Hormazábal. con 8 hijos: "Los más grandecitos van a la escuela, señor. Allí les dan alguna comidita. un poco de leche. Ellos no se la toman, se la traen a los más chiquitos para que no se vayan a morir. Ellos se van después a buscar nalcas y chupones a los cerros". Lloraba Hormazábal. Hacía tres días que tenía el pie infectado el hijo de Guillermina Araneda. que gritaba de dolor. No tenía para llevarlo a Curanilahue para su atención. Huepe le examinó el pie. Guillermina tenía 8 hijos. Su marido estaba en Coronel, pidiendo ayuda a algunos familiares "para vivir algunos días más...". -"Ya no es tanta la ""viejez" como en pensar que nos estamos muriendo en vida, señor. ¡Son once años de puro sufrimiento aquí!". Un obrero narró cómo se mejoró su señora de guagua. Ninglín vehículo de la Compañía la pudo o quiso llevar a Curanilahue. Era de noche. Con un vecino subieron a la mujer en una "volanda" para acarrear durmientes en la vía férrea. Empujando a puro ñeque por la vía llegaron a destino en la madrugada, con la mujer casi enloquecida por los dolores- "así nacen los cabros aquí, señor, como animales".
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- ¿ Y cómo, si a Uds. se les mueren los niños y dicen que Hermosilla es el culpable, anda él como Pedro por su casa, todavía vivo? - ¡Un día se nos va a acabar la paciencia! - ¡El sabe que no le hacimos ná! - Lo malo, señor, es que algunos compañeros cargan con las pobres viejas. Llegan a la casa, quenmdos, con luimbre, sin plata, los chiquillos están llorando de liambre. la pobre compañera losjode y ellos la zitmbecm de lo lindo. (...) Por eso es que no han matado a Hermosilla, porque se desquitan con las pobres viejas. - Nosotros no queremos salir de aquí-un obrero en el mitin del Sindicato- con los bultos al hombro y los chiquillos en brazos a mendigar por el país, porque Chile no es un país para pedir limosnas"". El gobierno de Frei envió a Plegarias 40 millones de pesos con cargo al 2% constitucional para calamidades públicas. "Con libertad o sin ella lo que necesita Plegarias -comenta el Clarín- es una revolución, como sea. A secas"'*- . Era un tiempo histórico en que, sin duda, los conceptos políticos y sus adjetivos no podían abrazar la realidad. La vía chilena quedaba chica para el peso de lo real. La revolución en libertad llegaba tarde a la historia social de la miseria: ya no había tiempo para el desarrollo de "procesos": se vivía la historia de la emergencia y la calamidad. A 42 km. de Ovalle, 6.500 habitantes y sus cabras se diseminaban por una variedad de caseríos. Sin camino y sin postas de auxilio, la comuna de Santo Alto, pobremente alimentados sus niños, acusaba al récord de la mortalidad infantil: 42%. Su alcalde y su regidor llegaban a Santiago a golpear las puertas de los ministerios. La situación era crítica "*\ Los dos helicópteros de la Armada se dirigieron hacia el sector de La Dormida, a 70 km. de Santiago. Su destino era el abandonado villorrio de La Vega, enclavado en la montaña; su objetivo: el rescate de sus habitantes, tuberculosos en grado avanzado. El pantconero del cementerio del sector expresó que. "de cada 20 finaitos. sólo uno era adulto. El resto guaguas de 2 días a 11 meses." Urgía ayuda a pobladores que vivían en condiciones sub-humanas'". La calamidad social rompía el silencio de las lejanías. Todo Chile comenzó a hablar su tragedia, desde los montes al mar, entre lagos e islotes, en las ciudades, pueblos y villorrios, expandiéndose la palabra de su angustia hacia las tierras planas.
41 Clarín. Santiago, noviembre 25, 1964 42 Ibid. 43 Clarín. Santiago. no\iembre 24. 1964 44 Clarín. Santiago, noviembre 24. 1964
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Al gobierno de la D.C. no sólo le interesaba responder a las sentidas demandas de los sectores sociales más postergados, sino que también interesaba levantar a la clase media ante el Estado, estrechando voluntades y apoyo mutuo, en cuanto dicha clase media había de constituirse en uno de los pilares básicos de sustentación social de un sistema en estado de reforma paciente, gradual y auto-limitada. La situación económica de los empleados en Chile era. por lo general, muy precaria: no obstante, no gozaban de los beneficios que tenían por derecho los obreros en materia de salud. No contaban con un sistema social de medicina curativa ni podían pagar, sin endeudarse gravemente, la atención privada, Cabe preguntarse, al respecto, por las razones de esta crónica y grave marginalidad asistencial de la clase media empleada en sociedades como la chilena a lo largo del siglo XX. Y ésta es una pregunta que. históricamente, se carga de sospecha. Y no podría ser de otra manera, al conocerse la trayectoria del sistema social de salud en Chile y el rol histórico que jugó para "calmar" la angustia, la protesta y la fuerza social por el cambio protagonizada por la clase obrera a la vanguardia. Pero los empleados ¿habían sido histórica y efectivamente un sector de presión contestataria al sistema? Ahora en cierta manera lo eran y podrían llegar a serlo, por lo que su entrada al escenario era necesaria. La relación de los empleados con el sistema demostraba históricamente que. en la construcción de la democracia, la falta de presión era equivalente a la ausencia de política. Desde esta doble perspectiva -humana y política; social y estratégica- debe entenderse, pues, el proyecto de Medicina Curativa para Empleados dentro del S .N.S. planteado por el gobierno de Erei y su Ministro de Salud, el Dr. Ramón Valdivieso. El proyecto en cuestión significaba la incorporación de 1.200.000 personas a la atención hospitalaria y de policlínicas del S.N.S., financiada con el descuento del 3% de las remuneraciones de los empleados y 3% de aporte patronal. A través de un sistema de aranceles pactados, los empleados podrían atenderse, además, privadamente, pagando el paciente la diferencia de costo. Obviamente que, tomando en cuenta los problemas de atención que enfrentaba críticamente el S.N.S., el proyecto de medicina estatal para empleados provocó el rechazo del Colegio Médico. Que el S.N.S. no contaba ni con el personal, ni con locales, camas, ni equipos suficientes para dar atención integral a sus actuales beneficiarios. ¿Qué respondía el Ministro ante tal evidencia? Respondió con otra evidencia: un sondeo sobre la atención hospitalaria demostró que, en los hechos, el 25,1% de los enfermos hospitalizados eran empleados públicos y particulares, cifra que aumentaba al 38% en la Universidad de Chile y 32% en la Universidad Católica. Al igual que en el caso de las Juntas de Vecinos y Centros de Madres, se trataba de legalizar una situación de hecho que tendía a sobrepasar las estructuras o a actuar por si misma. "Esto es legislar sobre hechos concretos -dijo Valdivieso- y es lo que hemos
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hecho con el actual proyecto de Medicina Curativa. (...) ¡Estamos en una economía de guerra! -agregó. ¿Podemos seguir dejando desamparada a esa gente? ¿Es una razón aceptable el hecho de que no tengamos dinero? Estamos legislando para dar una estructura legal a una realidad. Sabemos que costará sacrificios... pero hay que salirle al paso a este drama" ^'. Entonces el Colegio Médico planteó la objeción clave: el rechazo categórico al aumento de su plusvalía, a aumentar su proletarización ante el Estado-patrón. "Rechaza el Colegio Médico terminantemente cualquier sistema de trabajo médico que modifique la actual jornada de trabajo de 36 horas semanales...". - "Incomprensible, respondió el ministro. Yo creo que nosotros debemos trabajar una jornada de 8 horas, como cualquier otro profesional" ^". El conflicto así planteado asumía el carácter de un problema de relación de producción. El Colegio Médico asumía la postura de poner límites al alcance social de la medicina socializada en vista de no aumentar la apropiación pública de su fuerza de trabajo. Abogaba, respecto de los empleados, soluciones que se encaminaran más bien a consolidar la medicina privada, aceptando, sólo en este terreno, la subvención estatal. "Es necesario reconocer que una buena parte de los problemas médico-sociales (...) en nuestro país, no dependen estrictamente de factores de orden médico y que la participación y responsabilidad que le incumbe al S.N.S. es sólo parcial, en orden a guiar a la comunidad organizada en la solución de sus problemas de salud: pero es obligación del Estado y de aquélla, realizar los esfuerzos necesarios tendientes a modificar los demás elementos del medio que quedan fuera del radio específico de acción del servicio médico, como son: el salario, alimentación, vivienda, educación, recreación, vías de comunicación, etc" ^ . Si la renuncia a su función de intelectualidad responsable por parte del cuerpo médico, ya ocurrida en los años '50. había sido principalmente fruto de la neurosis reactiva a su "explotación funcionaría", ahora la situación era diferente: la renuncia obedecía, además, a la conciencia crítica de una "responsabilidad compartida" con otras esferas de la realidad social y con otros ámbitos de la política estatal. La institucionalidad sanitaria era sólo un agente y secundario, frente a la responsabilidad de la comunidad y del Estado ante el problema del bienestar físico, humano y social. Las implicancias de esta nueva conciencia de renuncia iban mucho más allá de sus tranquilas palabras. La renuncia a la hegemonía por parte del sector médico -la tradicional intelectualidad chilena capaz de liderar la "revolución pasiva" desde el Estado- tenía, pues, importantes alcances políticos, dejándose abierto el camino para un cambio al respecto. Obviamente que esto no era mero voluntarismo de los médicos. 4.Í Ercilla. Santiago.julio 1-'. I96,> 46 Ercilla. Santiago, julio 14. 1965 47 Dr. Alftedo Bra\o (Director Gral. S..\.S.i. •'Presente \ futuro del S.S.S.". Revista de Medicina Preventiva v Social. Santiago, enero-junio. 1964. p. .>
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Era simplemente el reconocimiento del principio de "refutación histórica", es decir, de la manifestación de los errores de una política o de una ideología en la realidad histórica concreta. Ahora era el tiempo en que se acallaban las voces supra-salvadoras: la intelectualidad médica se separaba del Estado. Uno y otro se relacionarían con la comunidad social de acuerdo a sus propios intereses estratégicos. No obstante que el proyecto se aprobó en el Congreso creándose el Servicio Médico Nacional de Empleados (SERMENA). el Ministro estaba conciente del problema mayúsculo de la política de salud: '1a insatisfacción de una parte importante de la demanda de atención médica", fruto del crecimiento de la población, de la migración campo-ciudad y de la mayor conciencia general acerca de la importancia de la preocupación por la salud para la conservación de la vida y su bienestar ^'^. Si desde todos los flancos de la realidad -especialmente desde el campo de lo económico y lo educacional- se presionaba sobre la salud, se llegaba entonces a la conclusión de la "evidente interdependencia entre la Salud, la Educación y la Economía" "". El nuevo carácter de ésta "interdependencia C integralidad" consistía en que dicha interdependencia era un elemento constitutivo del Estado moderno. Esta interdependencia en el Estado debía cristalizar en el concepto de Planificación, que. a su vez. no era un concepto estático-estatista, sino que se sumaba al movimiento de la historia, intentando encausarla hacia una intencionalidad y proyecto de Desarrollo. En concreto, la envergadura de las demandas sociales exigía enmarcarlas dentro de un Plan de Desarrollo que movilizara todas las fuerzas productivas nacionales en respuesta de dichas demandas. Así, y en función del mismo principio de integralidad, ""las acciones de salud deben ser planificadas en conjunto con la planificación del desarrollo socioeconómico de la nación". Se debía terminar con los planes de salud aislados e inconexos, autónomos del resto del planeamiento del país. "El plan decenal está en marcha...". Era necesario perfeccionar los planes de salud para incorporarlos a "una política general de gobierno sobre la materia, que constituya una bien fundamentada declaración de propósitos acerca de lo que el gobierno desea hacer en un período determinado" -". Fue la época gloriosa del "desarrollismo". que cumplió con la importante función de integrar los esfuerzos técnico-económico-sociales, apuntando a los problemas más estructurales del subdesarrollo.
48 Ercilla. octubre 27. 1965 49 Dr. A. Bravo, "La salud es un ácKcho". Reviita de Medicina Preventiva y Social. N" I -2 enero-junio. 1964. p.9 ,'i01bid.,pp. 9-10
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En el ámbito de la salud, esto significó un estrechamiento de lazos con la Educación, la cual pasó a ser clave de la medicina social, impulsando una mayor comunicación del estamento médico con la base de la sociedad, sus pacientes. Esto fue des-entronizando, al mismo tiempo, a los técnicos: dejaba libre a los médicos, enfermeras y matronas para salir a la población y hablar el lenguaje de la casa y de la calle con los pobladores, las mujeres, los jóvenes y los niños. Un hermoso libro aparecido en esos años -Victoria García, Importancia de la Educación en Salud (1965)-, daba cuenta del amplio horizonte humano y profesional que se podría abrir desde la comunicabilidad médico-paciente y su relación con la educación. A través del texto, Victoria García trata de "revelar" los pacientes-pobladores al cuerpo médico, invitándole a romper con esa visión del paciente hospitalario, considerado como "estúpido", "ignorante" e "ilógico", como una manera de explicarse su poca "cooperación" en los tratamientos de salud. "Las personas que obran en forma contraria a lo esperado por nosotros (...) en la mayoría de los casos actúan de manera completamente racional y comprensible desde su propio punto de vista. Y frente a este modo de ver los problemas, nosotros oponemos ciegamente el nuestro, fruto de nuestra cultura científica, estableciéndose así un abismo (...)'• Para V. García "este esfuerzo por tratar de establecer un puente de unión por cuyo intermedio diferentes niveles culturales puedan entenderse en un lenguaje y sentimientos comunes y permita comprenderse mutuamente para facilitar la lucha contra la enfermedad, es la gigantesca tarea de la Educación en Salud" ~'. Superar esa ruptura histórica, crónica y latente, es decir, la desconfianza mutua entre los profesionales y la gente, era el gran desafío de la hora, desafío que podríamos llamar de la "democratización de la intelectualidad".
.'il Victoria García./mporíoHc/n efe la Educación en Salud. Santiago. !965. p. 8
2. LA RAZÓN HUMANISTA DE LA VIDA, EL CONTROL DE LA NATALIDAD Y LA REFORMA UNIVERSITARIA
Siguiendo a Virchow, nos calificamos de abogados de los pobres, sustentamos que la nuestra es una ciencia social, que los problemas de este orden quedan en nuestra jurisdicción v que la política no es sino medicina en una escala más amplia ^^. Las mujeres jóvenes del pueblo -y muchas otras más- entraban a menudo a la clandestinidad. Una decisión auto-consciente las conducía a piezas o departamentos mal alumbrados y silenciosos a raspar la vida. Y luego llegaban a los hospitales a presentarse al usualmente violento juzgamiento de enfermeras, matronas y médicos, mientras la policía perseguía a las parteras y falsas matronas. En definitiva, las mujeres cargaban así todo el peso de la estructura de la miseria como castigo intra-uterino. Las cifras, como ya lo dijimos, eran alarmantes: en promedio las encuestas determinaban un aborto cada dos nacimientos. La causa era en un 80% socioeconómica. Los hospitales, recargados con las secuelas del aborto, debían destinar personal prácticamente exclusivo para el tratamiento de esos casos, en circunstancias que no daban abasto para atender las enfermedades comunes. La crítica situación hacía necesario exponerla abiertamente, buscando soluciones eficaces. Los médicos chilenos asumieron el desafío histórico de abordar el problema, con los recursos de la medicina moderna que abría el camino al "control de la natalidad". La medicina preventiva y la medicina social entraban así a enfrentar uno de sus más graves desafíos, en tanto pasaban a vulnerar una de las estructuras de autoridad más influyente de la sociedad chilena: la Iglesia. Esto, en circunstancias de un gobierno cristiano por excelencia, de una sociedad popular muy religiosa y de una élite bastante pechoña. No obstante, el triunfo de la razón científica sobre el juicio religioso, será la expresión más clara de la maduración en los años '60 de ese nuevo concepto que revolucionaba la historia de la humanidad y que la medicina contribuiría a configurar: el concepto de la 'razón humanista'. La 'razón humanista' rompía con el concepto de hombre y de mujer-objeto; en este caso, tomaba distancia crítica de la moral normativa del "deber" confrontada al "deseo" en el sexo y el amor. El aborto clandestino no era sino la manifestación de esta dicotomía de la civilización occidental que ahora mostraba a plena luz su contradicción. La resolución de ésta tenderá a buscarse, en primera instancia, en el reconocimiento de la libertad de la autoconciencia como voluntad autónoma de decisión sobre el deseo. En segunda instancia y en respuesta a las dramáticas consecuencias de la clandestinidad 52 Dr. Hernán Romero, "Demografía y Salud. Justificación de la enseñanza de Demografía". Cuadernos Médico-Sociales, Vol. IX, N° 3. septiembre, 1968
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histórica del deseo, la solución tenderá a plantearse desde la ciencia médica como la voluntad de vulgarizar y democratizar su tecnología, poniéndola al alcance del bienestar de las mujeres y de las familias de la sociedad en su conjunto y especialmente de los sectores más pobres. Uno de los exponentes más importantes de esta razón humanista en el estamento médico aplicada al problema de la reproducción, fue el Dr. Hernán Romero, quien, en su libro El control de la natalidad (1964), abrió la polémica sobre uno de los temas más candentes de la modernidad. En Chile, el problema de los abortos ya revestía para la medicina un carácter angustioso, "epidémico", decía Romero, llegando a crear una verdadera industria clandestina, motivando la mayor cantidad de sumarios en el Colegio Médico. 150,000 abortos anuales para 250.000 nacimientos al año. Las encuestas señalaban que el 25% de las mujeres en edad fértil había practicado uno o más abortos. De cada diez, cinco eran casadas, tres viudas o separadas y sólo dos solteras '-\ Romero constataba o mejor, interpretaba "la necesidad profundamente angustiosa que tienen las mujeres de limitar la natalidad y como no conocen, siendo en su mayoría de clase popular, otro medio, recurren al aborto". Y concluía: "El control de la natalidad por medio de métodos anticonceptivos es una necesidad social, económica y emocional de las parejas chilenas. El poner a su alcance los métodos es también una necesidad para la salubridad nacional, ya que evitaría los abortos y sus secuelas" ^^. A diferencia de cualquier otra "epidemia", no bastaba aquí con realizar el diagnóstico y aplicar las soluciones pertinentes de manera técnica y especializada por parte de los agentes responsables, dirigidas al público masivo como objeto pasivo de dicho profilaxia. Por el contrario. El control de la natalidad como técnica preventiva del aborto tenía la oportunidad de "ofrecerse" a la decisión de la voluntad humana, más aún. a la conciencia de la mujer. Una hermosa posibilidad de la técnica de ayudar a la transformación de objeto en sujeto a la mujer histórica. Más aún, el sector médico acometió el desafío de asumir la voz de la conciencia y de la palabra de la sociedad real frente a la estructura, la Ley, la autoridad y la moral. La intelectualidad médica asumía, aquí, el rol histórico de una "mediación democrática", desde el pueblo, desde la sociedad, hacia el sistema, con una intencionalidad más amplia y humanista que la mera intención del statu-quo. "Pienso que es enteramente discutible la conveniencia de que Chile tenga más población de la que tiene, argumento que, con pretexto de la necesidad de brazos humanos, esgrimen los opositores a la regulación de la natalidad" ' \ El profesor Hernán Romero. presidente del Colegio Médico, Director del Departamento de Medicina Preventiva de la Universidad de Chile y profesor de la Facultad de Medicina Preventiva y Social, presidente de la Comisión de Estudios Especiales del Ministerio de Educación, con su frente ancha y profunda, sus lentes gruesamente enmarcados 53 Dr, Hernán Romero, El control de la natalidad. Santiago. Editorial Universitaria. 1964 íi Ercilla. Santiago, agosto 1 2, 1964 55 Entrevista al doctor H. Romero, Ibid,
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de negro, sosteniendo un rostro de facciones decididas, pronunciadas, la mirada fija azul y lejana, encarnaba la fuerza y la razón de la humanidad herida. Armado con su palabra. Romero se dispuso a enfrentar las máscaras sociales de la falsa moral: "Me impulsan a señalar estos hechos -habla Romero- la responsabilidad que involucra para mi ser profesor de medicina social y, en calidad de tal. deseo que nuestra sociedad no sea suficientemente mojigata o hipócrita para enterrar su cabeza en la arena, creyendo haber resuelto o desterrado el problema con sólo negarse a verlo o enfrentarlo. Mi preocupación es que se pongan los medios anticoncepcionales al alcance de la gente que desee usarlo. Que las personas que los desconocen sepan que existen métodos eficaces e innocuos, exentos de todo peligro" ''''. La palara de Romero denunciaba los prejuicios a nombre de la razón y de la fe: "Creo que es inmoral, incluso un pecado, para emplear el lenguaje religioso, echar al mundo niños hambrientos y analfabetos. Mi objetivo es conseguir que se pongan al alcance de quienes quieran utilizar los recursos necesarios para controlar la natalidad y se den a conocer los medios para que puedan recurrir a ellos los necesitados. Deseo también que la gente tenga una apreciación objetiva del problema y no siga razonando a base de emociones y prejuicios". "...quiero saber si acaso es posible entenderse de mente a mente con los seres humanos" ^^ Desde comienzos de los años '60 la Iglesia venía preocupándose del tema del control de la natalidad. Su postura oficial era la de la prohibición del uso de cualquier tipo de anticonceptivo: no obstante, teólogos y autoridades más liberales y progresistas fueron sacando a luz nuevas fuentes doctrinarias que permitían abrirse a su "aceptación": era una postura disidente. Pero no nos ocuparemos aquí de este extenso debate. Lo que sí nos interesa resaltar al respecto, es este momento histórico en que -y como una expresión de la modernidad- la ciencia expresa y construye el discurso de su emancipación de la fe. en cuanto normatividad que se interpone obstaculizando el progreso y bienestar de la Vida en la tierra. Y he aquí la importancia que crecientemente adquiere la palabra de los médicos y de la ciencia biológica a nivel de la sociedad. No se trata de un asunto meramente profesional, sino que la ciencia médica, en tanto involucrada profundamente en el vida humana -no sólo ya como "conservación" de la salud, sino ahora como "posibilidad" y "control"- pasa a sustituir en buena medida a la autoridad de la fe. De hecho, y ante la dramática situación del aborto que había alcanzado el año '61 y '62 su mayor récord histórico -18,6 abortos registrados por 100 nacimientos- las acciones de regulación de la natalidad habían sido incorporadas a los programas del Servicio Nacional de Salud, acción que duró hasta diciembre de 1963. cuando se marginó a la institución oficialmente de dichos programas. No obstante, se continuó trabajando 56 Ibid, 57 Ibid.
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en control de la natalidad con finalidades "asistenciales. de investigación y adiestramiento", en coordinación con universidades nacionales y con agencias internacionales (Ford Foundation. Population Council, Public Welfare Foundation, Harvard University). Por otra parte, el control de la natalidad como necesidad humana de subsistencia coincidía con una política de desarrollo económico y social para la estabilidad política continental propiciada por Estados Unidos. En efecto, desde Estados Unidos se había exportado una frase que causó mucho impacto: "'Cinco dólares gastados en control de la natalidad producen más para el desarrollo que 95 dólares en inversiones y desarrollo de servicios" "\ De ahí que llegaron cuantiosos capitales que la propulsaron y las actividades de contraconcepción se siguieron desarrollando crecientemente en Santiago, para luego extenderse a provincias. Así, en el primer semestre de 1965 se registraron un total de 15.094 personas asistidas en establecimientos del S.N.S. con fines de control de natalidad, dispensándose a ellas un total de 45.822 consultas, o sea. un promedio de tres consultas por cada caso en control. En el 56.5% de los casos fue indicado el dispositivo intra-uterino y en el 28,4% se prescribieron anovulatorios orales '''. No obstante, las acciones de control de la natalidad realizadas por el S.N.S. se hacían al margen de la propia estructura administrativa del servicio, debiendo utilizarse •fuera de la ley". locales, equipos, personal y presupuesto. Una acción de salud "'semiclandestina" para dar la guerra a otra acción clandestina, el aborto provocado. Una de las reivindicaciones básicas de la medicina social era pues, en 1966. la inclusión en los programas habituales de asistencia matemo-infantil del S.N.S. de los programas de contra-concepción, pudiendo así la institución asumir una cabal "responsabilidad" al respecto. Dichos programas exigían esa legalización debido a que el control de la natalidad era un programa basado en la "palabra", en la comunicación abierta y en la educación familiar y social que necesitaba de un sólido respaldo institucional. "En un programa como el que se está contemplando es un imperativo el lograr su ejecución en el contexto de un equipo de salud que pueda, en forma responsable, desde el punto de vista técnico \ humano, atender a la solución de todos los problemas que se plantean en torno a la obtención de la paternidad responsable, con consideración debida de los factores sociológicos-culturales. económicos \ éticos y articulación permanente con los organismos de promoción comunitaria" ^". Un gran desafío para la medicina preventiva, la que. a través de la educación sexual y el control de la natalidad podía, al fin. influir decisivamente sobre las condiciones de vida y subsistencia de la familia y mujer proletaria, sin sentir -como siempre- la impotencia del enorme peso de las determinaciones de las estructuras económicas.
58 •"Control de la natalitiad". EiriUa. Santiago, febrero 22. 1967 59 Dr. ,1. Rosselot. "Regulación de la natalidad en el Servicio Nacional de Salud de Chile". Cuadernos Médico-Sociales. V 2. Yol. VII. junio. 1966. p, 16 60Ibid..p.20
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No obstante, las acciones del S.N.S. en el campo del control de la natalidad fueron pronto motivo de acidas denuncias y debates, principalmente por parte de la Iglesia quien, en 1967, reiteraba su oposición terminante al uso de anti-conceptivos farmacéuticos y mecánicos. En respuesta, el DirectOT de Sa\ud, doctot Fiaricisco Mardones Restat, explicaba, visiblemente molesto, que el S.N.S. proponía métodos de control a casos médicamente específicos, "pero en ningiín caso el S.N.S. plantea un control de natalidad en Chile". Que esto correspondía a decisiones de política de '"más arriba" y reiteraba un principio intransable del S.N.S. respecto a dichas acciones realizadas: "Nosotros tenemos otras razones para el control limitado de la natalidad. Cuatrocientas mujeres mueren y 50.000 son hospitalizadas por consecuencias del aborto criminar'*"'. ¿Qué otra situación podía esperarse a raíz de las condiciones de vida de la mujer trabajadora urbana? Recargada la mujer con las labores domésticas que antiguamente, en el mundo rural, compartía con familiares y allegados, junto a la mantención del ritmo de la procreación en condiciones de agudización de la carestía de vida en la ciudad, presionaba gravemente sobre la estabilidad y supervivencia misma de la familia obrera. Frente a esta situación, el S.N.S. -planteaba Mardones- '"estima que tiene una responsabilidad irrenunciable y debe ayudar a estos grupos a tomar decisiones que permitan prevenir estos riesgos. (...) Eludir esta responsabilidad en el S.N.S. sería tan grave como fomentar el aborto indiscriminado"". Que había que poner atajo a las críticas y a las presiones ante medidas tan "estrictamente necesarias. (...) Es tal la gravedad del problema -concluía- que todas las oposiciones que no mejoren la situación se rechazan terminantemente""''-. Ni la legislación ni la Iglesia cedieron; tampoco el S.N.S. Este siguió desarrollando su acción como respuesta a un encuentro tácito y definitivo entre la ciencia y la sociedad. Y, como siempre, la "ley de la necesidad histórica" es la que al fin de cuentas se va imponiendo. El año 1969. profesionales de la medicina del área sur de Santiago daban a luz, a la comunidad nacional, los promisorios resultados de la labor del S.N.S. en control de la natalidad en un vasto y populoso sector poblacional de Santiago: la población San Gregorio de La Granja, con una de las más altas tasas de fecundidad y de aborto. Sobre la base de una muestra que incluyó 1.293 mujeres entre 15 y 44 años (un 209c de la población) el estudio realizado permitió establecer una clara disminución tanto en la tasa de fecundidad como de aborto después de un año de aplicado el programa de control a nivel educativo y asistencial. A través de un riguroso análisis se llegó a establecer que el aborto disminuyó en un 409c y la fecundidad en un 20%, en el período de un año de trabajo ^\
61 firi7/a. Santiago, febrero 22. 1967 62 Ibid. 63 Faúndez, A., Bodríguez-Galam. G. y .Avendaño. O: "Planificación de la familia _\ salud, Efectos de iin programa de planificación de la familia sobre las tasas de fecundidad \ aborto de una población marginal de Santiago" . Cuadernos Médico-Socialesyo\.X..H' I,marzo. 1969. pp.22-.il
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No era de extrañar el alto nivel de eficiencia de la labor realizada, en cuanto venía a responder a una de las necesidades más dramáticas de la pobreza. Pero, más allá de las estadísticas, interesa a esta investigación la forma y sentido que adquirió el trabajo realizado por dicho equipo de salud en el ámbito de la comunidad popular, como era el de La Granja. Su labor consistió básicamente en tres aspectos: organización popular de base, educación y asistencia. Las tres patas de una mesa redonda para el "encuentro" de los técnicos y el pueblo, un concepto y una práctica de medicina social participativa que claramente hablaba de nuevos tiempos y de una nueva etapa en la democratización de la salud. Dichas organizaciones de base surgieron en torno a la clínica materno-infantil de San Gregorio (club de primíparas, club de madres de niños distróficos, etc.) y en función de las organizaciones comunitarias (centros de madres y centros culturales). Como educadores participaban voluntarios del Hospital Barros Luco. Asistentes Sociales y principalmente médicos y matronas. El mensaje educativo no pretendía ""enjuiciar"" respecto del aborto, sino que buscaba dar a conocer los riesgos físicos que corría una mujer al procurárselo. Al mismo tiempo, se les informaba acerca de los métodos existentes para evitar el embarazo, con toda la responsabilidad pedagógica que esto implicaba; sus límites, sus riesgos, etc. Finalmente, el programa contemplaba una nueva "forma de relación" entre los técnicos y las pacientes en la policlínica, basada en una "relación amistosa"" de los primeros con las segundas, "con especial consideración de sus características socio-culturales. Es necesario ser particularmente comprensivo con las mujeres que olvidan tomar sus pildoras o con las que se quejan de molestias imaginarias. El personal de la clínica debe desplegar todo esfuerzo posible por educar a la paciente, pero aceptar finalmente sus limitaciones culturales. Cualquier imposición, aunque prolongue el uso de un anticonceptivo en algunas mujeres, implicará a la larga una pérdida considerable del prestigio del programa" ^. Junto a esta nueva orientación del trabajo de salud, basado en una inserción directa en la comunidad y sus organizaciones, con una intencionalidad dialogante, educativa y democrática, se jugaba el éxito o fracaso de un programa concebido como unidad técnico-social. Este desafío profesional, junto a las circunstancias de un tiempo histórico que le abría el paso al Pueblo como sujeto, permitió, en definitiva, incorporar la historia de la salud a las grandes tareas del humanismo de los años '60. Iniciativas como la recién expuesta tenderán a aumentar durante los años siguientes, manifestándose así, históricamente, un importante compromiso de grupos relevantes de la nueva generación de la clase técnico-médica por la democratización de la salud. Como culminación de un largo proceso de conciencia por lo social, había llegado el tiempo del compromiso a nivel de la institucionalidad del pensamiento médico: la universidad. La democratización de la intelectualidad se tendrá que probar, efectivamente, a este nivel. En la orientación que asumiera la formación de las nuevas generaciones, se jugaba en definitiva el tiempo nuevo. 64 Ibid.
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Esto de dejarse empapar por la conciencia de lo social por parte de la clase médica instalada en el poder universitario no era, por lo demás, sólo una cuestión de idealismo. Era de absoluta necesidad para ponerse en correspondencia con las nuevas tendencias educacionaies-humanísticas y desarroliistas de Ja hora. "El médico debe comprender que el ejercicio de su profesión (...) se realiza hoy dentro de un marco social en el que los actores determinantes son la estructura económica de la sociedad, el nivel de vida de la población y la presión de la colectividad exigiendo servicios" ''\ Una cosa era "saber" y otra "incorporar" dichos factores a la praxis médica. El desafío era entonces dejarse empapar por ellos en su propia formación científica. Las ciencias sociales debían entrar a las escuelas de medicina. Asunto que se venía planteando seriamente desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y desde la difusión del ideario humanitario y social de la OMS. No obstante, el problema no era tan fácil de resolver y exigía otras definiciones y compromisos en el campo de la ciencia médica. De hecho, había una gran confusión acerca de cuál debía ser la "relación de integración" entre las ciencias sociales y la medicina: "Para algunos significa abolir barreras entre las diferentes actividades del programa de salud o entre las cátedras de la Escuela de Medicina: para otros puede ser la incorporación al curriculum de disciplinas nuevas, especialmente de ciencias sociales; hay quienes lo interpretan como el enfrentamiento del alumno con los problemas ambientales y sociales del caso clínico y para muchos significa relacionar una diversidad de materias en una unidad de estudio; hay quienes la conciben como un cambio en los métodos docentes que conduzca a una cabal maduración psicológica del estudiante, en el sentido de integración de la personalidad; otros definen la medicina integral, basados en el concepto de salud que da la OMS. como aquella medicina que se dirige a lograr un completo bienestar físico, psíquico y social aplicando prácticas de recuperación o rehabilitación, fomento y prevención"''''. Todos estos eran planteamientos aiin abrazados a la tradición de la ciencia médica en su relación con la ciencia social, en la cual la medicina mantenía la hegemonía sobre la ciencia y la acción transformadora de lo social. La conciencia social nueva de la intelectualidad médica aiín estaba lejos de saber cómo revolucionarse para alcanzar lo que aún no sabía que tenía que lograr: su propia 'democratización científica'. Pero esto ya maduraba en ciertas conciencias más lúdicas del estamento universitario, lo cual surgirá en la Reforma Universitaria del "68. A su propio ritmo, la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile quiso avanzar incorporando la enseñanza de las Ciencias Sociales al curriculum de estudios médicos. Se levantaron entonces algunas voces bastante desesperadas tratando de crear nuevos conceptos sobre los cuales fundar científicamente la relación entre las ciencias médicas y las ciencias sociales. Un artículo muy revelador de este debate reconocía al respecto que "las condiciones del país parecen estar maduras para ensayar la integración explícita de los aspectos sociales en la enseiíanza médica. (...) Frente a esta inminencia 65 Drs. H. San Martín. Jorge Peña \ F. Biei, "Lo social y lo integral en la asistencia médica y en la enseñanza de la medicina"; Cuadernos Médico-Sociales.'N" 3. Voi.VU. septiembre, 1966, p. 22 66 Ibid., p. 23
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-agregaba- pedimos hacer una pausa para precisar en qué condiciones debe plantearse el 'aporte de las ciencias sociales' a la enseñanza médica" '''. No se trataba -planteaba Montoya- de "anexar" lo social a lo científico, ni de introducir las Ciencias Sociales bajo el concepto de un "aporte exterior", manteniéndose una relación de convivencia "autónoma" entre ambas disciplinas. Montoya trataba, por el contrario, de pensar y creer en un nuevo concepto capaz de producir la "unidad de ser' entre lo médico y ¡o social. Planteó, así, que "la Medicina es. esencialmente Ciencia y Técnica Social, además de Ciencia y Técnica Biológica y Psicológica" ''^ Es decir, la medicina encarnaba la síntesis, como Verdad. Montoya era capaz de intuir el nuevo concepto de 'verdad científica" que maduraba en la nueva conciencia y el pensamiento universitario de la época y que se expresará en la Reforma del '68. La 'verdad" como la 'unidad de lo social y lo científico' se debía encarnar en el propio médico-docente, el cual debía formarse primero en lo social, asimilándolo a su formación científico-biológica, volcándose después y como dicha unidad o síntesis a la sala de clases. La ciencia social no debía entrar a modo de cátedra paralela, sino como parte de la formación integral del estamento docente, el cual encarnaría la unidad de lo social y lo biológico. Más allá de si tal planteamiento fuese o no realizable, ello nos está hablando de la preocupación de la medicina como ciencia de dejarse penetrar por la razón humanista como nuevo eje de su pensamiento y su quehacer. Expresión de la voluntad por asumir activamente el nuevo desafío de la apertura a lo científico-social fue la creación de la "enseñanza médica integrada" en la recién creada Escuela de Medicina de Valparaíso de la Universidad de Chile, dirigida por el doctor Pedro Uribe. Al curriculum tradicional de la medicina se incorporaban las Ciencias Sociales (Sociología. Antropología. Economía. Psicología. Educación, etc.). las que cumplirían una misión decisiva en el campo de la formación, investigación y práctica profesional multidisciplinaria de la nueva generación de médicos. Cinco principios inspiraban la nueva orientación de la escuela porteña. los cuales definían el concepto de "medicina integrada": 1) La orientación de la enseñanza hacia la protección, fomento y reparación de /a saíud. en estrecha relación con los programas nacionales y locales de salud: 2) La formación de un profesional no especializado, capaz de ejercer una medicina con "sentido educativo y actitud social, considerando al individuo como una entidad biológico-cultural": 3) El conocimiento de las relaciones grupales. comunitarias y ecológicas que configuran la salud de un individuo determinado y, por lo tanto, 4) El concepto de una medicina "indisoluble", proyectada hacia el individuo, su familia y su medio de vida y trabajo; 5) La enseñanza preferentemente práctica, basada en el contacto directo del alumno con la población y su medio ^''. 67 Dr. Carlos Montoya. "Algunas ideas que deben esclarecerse como asunto pre\io a la introducción de la enseñanza de las Ciencias Sociales en la Escuela de Medicina". Ciiadenios Médico-Sociales. \ 4. \ol. \1I. diciembre. 1966. p. L> 68 Ibid., p. l.i 69 Drs, P. Uribe > A. San Martín. "La enseiianza médica integrada en la nueva Escuela de Medicina de Valparaíso. Chile". Cuadernos Médico-Sociales. Vol, \'III. \ " 2. junio, 1967. pp, 20,24
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El año 1967, un año antes que los estudiantes de París se lanzaran a las calles a pintar la "imaginación al poder", sigilosamente, nocturnamente, los universitarios santiaguinos abrían el camino de la Reforma Universitaria. Un ánimo somnoliento invade hoy el alma y el espacio del chileno . Una larga queja ha cogido la vitalidad y el paisaje de nuestra tierra. Algunos se quejan que el pueblo es flojo y que el desorden impera; otros, que la revolución no se hace y las promesas no se cumplen, que somos pobres, que somos sometidos, que llueve mucho, que no cae agua, que nos explotan y nos dominan, que hemos perdido el optimismo y la fe. Un tiempo de permanente y cotidiana frustración, de dolor infecundo nos circunda; un tiempo de ilusiones rotas, en que mucho aborta, nada se completa (...). El conformismo y el escepticismo adquieren legítima presencia. (...) Un tiempo en que la melodía pegajosa de "morir un poco " impregna nuestra sensibilidad y se identifica con nuestra vitalidad, dejándonos lacios. Un tiempo achacoso en un país joven, que se conforma mirando embobado como otros llegan a la luna, como otros hacen su revolución. Un tiempo en que vivimos prendidos de lo ajeno. (...) En medio de esta quejumbre colectiva, un chispazo, reducido pero intenso, ilumina el panorama sombrío. Es alguien que se rebela, es alguien que dice, "No estoy satisfecho": es la juventud que toma la ofensiva de la vida. Y el alma colectiva dirige sus ojos -esperanzados algunos, temerosos otros- hacia ese fulgor de vida al cien por ciento. Y en esta patria joven, ayer sólo fundada, territorio aiín verde, una juventud universitaria (...) dice no, dice que el camino que se le ofrece en la Universidad no la conduce a la alegría sino al vacío, y ala complicidad con lo malsano. Y esta juventud toma físicamente, en sus manos sus lugares de trabajo, sus universidades y en gesto vivo promete comenzar a romper allí el ciclo de la frustración y la desesperanza, y abrir una vela ancha para lo nuevo. La Reforma Universitaria se desencadena bajo un mandato irrevocable: conquistarla para el pueblo, colocarla al servicio de los profundos intereses de los trabajadores. Y el joven sale a la calle, proclama sus verdades, llena las páginas de los diarios, salta al primer plano ^''.
70 Miguel Ángel Solar, Palabra de juventud y palabra de poeta, Santiago, 1969. Discurso pronunciado el día en que la Universidad Católica otorgó la distinción de Doctor Honoris Causa al poeta Pablo Neruda. Miguel Ángel Solar, estudiante de medicina de la P.U.C. fue líder de la toma y de la Reforma Universitaria.
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Los gruesos y antiguos muros de la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile temblaron. Los remecían las manos que por dentro y por fuera empujaban el grito de la democracia, la reforma y la participación. La vieja universidad -si quería continuar teniendo alguna legitimidad- debía dejarse penetrar, abrirse de par en par al hombre y a la mujer afligida, que clamaba su necesidad entre el barro de la realidad y los ojos de sus hijos. Una guerra de declaraciones provocaba la renuncia del decano de Medicina de la Universidad de Chile: Amador Neghme, en medio de la tensa parálisis de las actividades, era "inmolado en aras (...) del principio de la legalidad (...)"''. Los principios reformadores avanzaban y se imponían como una fuerza irrevocable. El movimiento reformador engendrado entre los estudiantes (y algunos profesores) de medicina alcanzaba mayor profundidad en tanto era mayor el desafío de su compromiso social. La antigua intelectualidad, siempre dispuesta a la reforma para el ordeny-bienestar (fisiológico) se reproducía en su estudiantado como conciencia crítica para coadyuvar al cambio de la sociedad. El 'cambio', fuerte, enojoso, decidido, hermoso, prometedor, atractivo, joven, era el proceso que la juventud deseaba engendrar y empujar. Caían las estructuras de la universidad tras el alejamiento de las autoridades heridas, presas del desengaño, atrapadas entre las incomprensibles fuerzas de una historia desconocida. Emergían altivas, desde el anterior silencio de la conciencia reflexiva, las resonantes palabras que nombraban los conceptos nuevos. Ellas energizaban el movimiento del temblor, lo atraían, lo conducían hacia las estructuras resquebrajadas. Definición: "El factor común de estos movimientos estudiantiles puede definirse como la conciencia de la necesidad y el derecho de toda la comunidad universitaria de participar en la dirección de las universidades y la exigencia de un cambio fundamental, de modo que el quehacer universitario se desarrolle en íntima consonancia con los problemas sociales, políticos y de todo orden del medio y del tiempo en que existen"'-. Principios: - "Con - "Con - "Con - "Con - "Con
la reforma la reforma la reforma la reforma la reforma
se reclama se reclama se reclama se reclama se reclama
la democratización de la Universidad". mayor autonomía para el académico". la creatividad como base del quehacer universitario'". una universidad comprometida"'. una universidad evolutiva".
71 Dr.Avcndaño. "Acta de Sesión de la Facultad de Medicina de ia Uni%ersidad de Chile del 13de julio de 1968". Anales Chilenos de Historia de la Medicina, 1967-6H 72 Dr. Alfredo Jadresic. "La Reforma Universitaria. los problemas de la salud y la atención médica". Anales Chilenos de Historia de la Medicina. 1967-68. p, 193
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La universidad para el cambio: - "La Universidad es un instrumento necesario en la construcción de nuestra vida cultural y social, desde el momento en que la enseñanza superior se ha convertido en factor coadyuvante del cambio social e histórico (...) y que su misión fundamental es impulsarlo, colaborando así a la superación histórica de las contradicciones que operan en toda sociedad". - "La misión universitaria debe entenderse como verdadero y auténtico proceso de transformación, con objetivos bien definidos, que habrían de verificarse en auténtica planificación; planificación no concebida como simple técnica de administración y organización, sino como uno de los instrumentos nacionales para promover el cambio social e imprimirle el rumbo más adecuado, con miras a aquel tipo de sociedad a que aspiramos" ' \ ¿Qué cambios exigía, en concreto, el movimiento reformador de la universidad a la Escuela de Medicina, con el objeto de ponerse en consonancia con los objetivos y principios expuestos'.' Para el doctor Alfredo Jadresic, Profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, nombrado entonces Rector de esa Universidad, el primer compromiso de la Facultad de Medicina con la realidad y con los requerimientos de la sociedad chilena consistía en "vincularse íntimamente" con el Servicio Nacional de Salud (que atendía el 70% de las necesidades médicas del país), nutriéndose recíprocamente en el ámbito de la investigación científica relacionada con los problemas nacionales de salud, como en el terreno de la formación profesional, aportando la universidad el personal requerido -en cantidad y calidad- por las crecientes demandas, no satisfechas, de salud de la población. Para ello la facultad debía superar la formación excesivamente cientificista y tecnicista y fortalecer ei ámbito de la Medicina Social, dirigida a la configuración de un profesional capaz de enfrentarse a los problemas de salud como una expresión de la realidad social integral. El desafío consistía en formar profesionales en cantidad adecuada a las necesidades del país, aumentando notoriamente la matrícula de la universidad, abriéndose a los mejores elementos de la clase obrera y campesina y creando un internado rural que diseminara la acción médica por los confines del país.
73 Documentos de la Comisión de Reforma Uni\ersitaria de Concepción, citados en R. Damcarrere (Director de la Escuela de Medicina. U. Concepción). "'Reforma Universitaria y Educación Médica". Cuadernos Médico-Socialts. Voi. IX. N" 3. septiembre. 1968. p. 15
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A través de estos objetivos y de su cumplimiento, la Universidad de Chile y la Facultad de Medicina estarían preparadas "para contribuir con su experiencia y con sus hombres a impulsar una revolución científica y humana, nacional y universitaria" '''*. El profesor-doctor Juan Ignacio Monge, Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica, adscribía, por su parte, a los nuevos principios de la "medicinasocial-integral". habiendo incorporado al curriculum del año '68 el estudio de la Sociología Médica y la Antropología. Desde esta concepción humanista de la medicina, vinculada a la 'vida integral del ser', Monge planteaba a la Salud como un Derecho Humano, concepto que debía dar sentido, orientación y dirección práctica a la formación de los médicos del presente y del mañana. A este respecto, el médico debía relacionarse no con un paciente, sino con una "persona humana'", para lo cual no podía bastarse a sí mismo, sino que debía formar parte de un equipo multidisciplinario y multiprofesional. Sólo así se podría, desde distintos flancos, abordar la unidad, "el hombre", de lo cual "nace el concepto de medicina integral". Este era. para Monge. el desafío de la educación médica: preparar un médico capaz de actuar integralmente y en equipo multiprofesional. "La Universidad Católica de Chile -concluye- inició hace un año un proceso de profundas transformaciones. La Facultad de Medicina es parte importante de esos cambios. La biisqueda de nuevas formas estructurales se hace indispensable para la mejor realización de sus objetivos académicos y para cumplir en forma más adecuada con su misión social" ^'. Sumándose al ideario reformador de la medicina tradicional, el Director de la Escuela de Medicina de la Universidad de Concepción, resaltaba la responsabilidad histórica del médico en tanto agente de transformación social y de desarrollo nacional. Esto, por cuanto la salud constituía un preciado recurso, un bien de la vida del individuo y de la sociedad, cuyo destino se jugaba en el mejoramiento conjunto de sus condiciones de vida. ""La salud es un problema social -dice Rafael Darricarrere- más que un problema netamente médico y representa sólo uno de los aspectos del bienestar de los pueblos. Por esto, el objetivo fundamental de la Medicina es contribuir a que el hombre y la sociedad a la cual pertenece, alcancen un grado pleno de salud; para este fin. sus actividades deben reaUz:arse en armonía con los otros factores que intervienen en el desarrollo y progreso de los pueblos". Abogaba, pues, por una enseñanza médica que saliera a tomar aire fuera de los laboratorios y los hospitales: recorriesen las calles y formase parte de los equipos que actuaban y tomaban decisiones de políticas sociales, económicas y culturales a todo nivel. En concreto, la Universidad de Concepción privilegiaría la formación ampliada de "médicos generales'", con un vasto conocimiento científico-humanista de los problemas sociales en donde el individuo se insertase y capacitase para atender la mayor parte de los requerimientos de salud de las poblaciones urbanas y rurales del país. "'Sin sentir la 74 Dr. A. Jadresic. Ibid,, pp. 10-1 i 1^ Dr. Juan Ignacio Monge E.. "Cambios en la Educación Médica en la Universidad Católica". Ibid., pp. 12-14
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miseria, la ignorancia, el estado de abandono y la crisis total de un pueblo, no se puede trabajar por resolverlos, ni desde la Universidad, ni desde ninguna otra parte". Confería gran importancia a la Difusión Universitaria, en tanto proyección de la universidad en el medio social y propiciaba acciones concretas en este sentido, semejantes al "Centro Tucapel", una organización de extensión de la Escuela de Medicina, que realizaba un programa docente-asistencial con participación de dirigentes de la comunidad. Llamaba a la urgente concreción de medidas que llevasen a la práctica los nuevos conceptos transformadores de la Medicina, irradiando esta acción hacia los organismos gremiales y profesionales, determinando "si se requieren otros organismos más ágiles y más efectivos y formarlos" '"\ Estamos, en suma, en presencia del momento histórico del triunfo del concepto de 'Medicina Social" como nueva hegemonía cultural en el campo de la salud pública. Desde su largo tránsito de "higiene social ambiental" a esta nueva figura de "cienciabiosocial", la Medicina Social se ha constituido en una disciplina clave para la medicina en general, revolucionando su acción teórica, científica y práctica. La Reforma Universitaria y la convulsión humanista de los años '60, se constituyeron en hechos decisivos de una coyuntura histórico propicia para esta hegemonía bio-cultural. Sin embargo, justamente cuando la Medicina Social alcanzaba la plenitud de su concepto histórico, éste debía pagar un costo consistente en cierta dosis de alienación: su apertura a lo social le exigía dejarse penetrar por ello y le imponía empaparse de las tradicionales Ciencias Sociales. Desde todos los flancos se le exigía su propia democratización científica. Era el precio que debía pagar la intelectuaUdad al bajar de las cúpulas. Dicho fenómeno de democratización de la clase médica en su conceptualización científico-técnico iba a ser muy fructífera, tanto en el campo de la investigación, de la formación, como de la práctica médica, dejándose sentir su cambio en forma casi inmediata, demostrando su premura. En el campo de la investigación esto se tradujo en la apertura de la medicina social a un vasto y novedoso campo de temáticas sociales vinculadas al problema de la salud, temas que comienzan a formar parte de la propia tarea investigativa de la ciencia médica. Esto queda muy bien expuesto en el artículo del Dr. Salvador Diez, el que, con el carácter de "comunicación", se envía a los decanos de las Facultades de Medicina de las Universidades de Chile, Católica, Concepción y Austral, al Presidente de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONYCIT) y al Ministro de Salud. Una "comunicación" que causó bastante impacto en el gremio académico y que sirvió de guía de muchos trabajos realizados desde entonces en el campo de la medicina social. El escrito del Dr. Diez (Jefe del Dpto. de Estudios de la Escuela de Salubridad), se titulaba "Una Necesidad Emergente. Investigaciones sociales relacionadas con la salud pública", donde planteaba la necesidad de abordar diferentes temáticas en tres campos investigativos: a) el primero decía relación con la "salud y el ámbito económico de la sociedad", proponiendo temas al respecto tales como, los efectos del desarrollo eco76 R. Darrícarrere, "Reforma Universitaria y Educación médica". Ibid., pp, 1,5-18
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nómico en el mejoramiento del bienestar social, especialmente en salud; los efectos del mejoramiento del nivel de vida y de salud en la productividad; la relación entre inversión en salud y la modificación de niveles de salud en poblaciones de diferente desarrollo social; los efectos de la capacidad de "compra" de los servicios médicos por una sociedad en el planteamiento de los recursos humanos y materiales, b) El tema de "'la medicina y el ámbito cultural de la sociedad'" constituía un segundo campo para nuevas investigaciones en salud pública. Ellas estudiarían temas como la morbilidad en sus vinculaciones con las causas sociales; la relación perceptiva entre los factores sociales y culturales y la alteración de la salud; los factores que determinan el grado de utilización social de los servicios médicos; así como los efectos que tiene la oferta de los servicios médicos sobre la demanda de la población, c) Una tercera temática general decía relación con "la medicina y el ámbito organizacional de la sociedad'", bajo el planteamiento crítico del bajo rendimiento de la organización social en salud. Las principales líneas de investigación que de esta problemática se desprendían, decían relación con la investigación de las estructuras del sistema de salud y sus diversas relaciones, la temática del rol que juegan los distintos cargos y posiciones dentro de la estructura, así como también el estudio de dichos roles-cargos en cuanto a imagen, percepción de sí mismos y expectativas sociales futuras ^'. He aquí. pues, las preocupaciones "emergentes" de la Medicina Social, las cuales la elevaban a nivel de una disciplina clave en el ámbito de la salud pública. Ella pretendía servir, así. de importante instrumento de conocimiento y principalmente de superación de los problemas más relexantes en materia de salud social-poblacional. estatal y nacional. Con la apertura al vasto campo de las categorías sociales de análisis, la salud pública podía entrar, además, con nuevos fundamentos, en la etapa de su evaluación histórica, impulsándola a modificar rumbos en democrática consonancia con la sociedad cultural chilena.
Todo cual requería la formación de un profesional de salud ad-hoc a estas nuevas preocupaciones científico-sociales de la medicina, formación que debía superar el momento inicial de su práctica aislada (universitaria) o de su formulación movimientista (de la Reforma). La necesidad de su puesta en acción general, convocó -desde mediados de 1968- a una serie de "'Seminarios de Formación Profesional Médica", organizados por el Dr. Emilio Villarroel y el Dr. Salvador Diez, con asistencia de representantes de las Facultades de Medicina, Colegio Médico de Chile y Servicio Nacional de Salud. A través de las distintas sesiones del Seminario, sus integrantes concluían -a mediados de 1969- en un consenso general acerca del tipo de profesional médico que en Chile se debiera formar: un "cientista-social-activo'". cuyos conocimientos no fuesen academicistas, sino puestos al servicio directo de la comunidad y alimentados por ella. El 'médico nuevo' ya no se limitaría a "su tradicional papel técnico"", superando su mero rol de tratante de enfermedades individuales, sino que establecería una relación humana e integral con el paciente, su familia y su comunidad. Profesionalmente. la universidad debía tender a formar Médicos Generales en pregrado. sobre la base de cuatro disciplinas básicas: Medicina, Cirugía. Pediatría y Obstetricia; un profesional que de77 Cuadernos Médico-Sociales. Vol. IX. \ " i. marzo. 1968. pp. 1.^-19
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bía "poseer una clara conciencia crítica de sus responsabilidades y una actitud activa frente a su comunidad, adquirida a través de una formación en Ciencias Sociales" ^*. Se concebía y se soñaba al profesional médico sesenta-ochista: de espíritu crítico, comprometido responsablemente con la comunidad y su destino, abierto al trabajo en equipo rompiendo el individualismo catedrático-hospitalario, de mente inquieta en pos de una educación permanente, abierta y agitativa hacia los ejes transfoiinadores de la sociedad. Principio por contarle -el Dr. Francisco Acevedo. a su ex profesor- que estimo que la decisión de venirme como médico rural, que tanto me costó tomar, ha sido una de las más importantes y acertadas de mi vida. He vivido un año pleno de realizaciones personales y profesionales. Hoy soy un firme convencido de que la única vía que debiera ofrecérsele al recién egresado es el duro y esforzado camino del Médico General de Zona. Considero que esta práctica es fundamental en nuestra formación profesional; la creo indispensable de vivir antes de especializarse, ya que enriquece sustancialmente nuestra visión de la Medicina. Habiendo estado casi un año contratado con una excelente Cátedra de Pediatría v habiendo tenido en mi mano la posibilidad de becarme, me felicito por haber tomado esta decisión, que si bien me ha significado duros sacrificios y arduos trabajos, me ha permitido a la vez tantas satisfacciones y realizaciones. (...) Considero excelente la formación científica que le permite a uno, por una parte, aplicar el método científico a situaciones nuevas y no previstas y, sobre todo, que le permite continuar estudiando y manteniéndose al día en los nuevos avances. Más, así como es excelente nuestra formación en el plano científico natural, es mala en los otros aspectos de la Cultura. (...) ¡Qué falta me ha hecho conocer más del Hombre! Saber más de su Historia para entenderlo en el día de hoy: saber más de Sociología para entenderlo en sus relaciones con los demás hombres; saber más de Psicología (...) para entenderlo más en cuanto a él mismo y a sus relaciones" ''^. Francisco Acevedo, el médico-rural, el doctor sesenta-ochista que abandona los nombres y las regalías de la ciudad capital, que sigue el llamado de su conciencia hasta los embarrados y desolados rincones donde habita el hombre y la mujer, que se echa, mochila al hombro, el tiempo nuevo...: el doctor Acevedo simboliza y encarna a una generación de médicos y para-médicos que hicieron de su profesión una vocación humanista y democrática. Y que se diseminaron por los confines de la ciudad y el campo, donde palpitaba la vida amenazada. 78 '•Conclusiones conjuntas de los Grupos de Discusión sobre el Temario Propuesto en el Segundo Seminario de Formación Profesional Médica". Cuadernos Médico-Sociales. Vol. X. N'' 3, septiembre. 1969 79 "Extracto de una carta de un .Médico General de Zona a su ex profesor". Cuadernos Médico-Sociales. Vol. IX. N" 1. marzo. 1968. pp. 36-37
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Ill 1. LA MEDICINA COMUNITARIA Y LA DEMOCRATIZACIÓN DEL ESTADO ASISTENCIAL
La histórica emergencia del Pueblo (campesinos, pobladores, obreros, empleados, estudiantes...) hacía incontenible su cauce. La revolución de las expectativas sociales ya no se contenía a través de los parámetros tradicionales de mejoramientos económicos para paliar la situación de necesidad, ni con la implemenlación de políticas sociales a nivel de la vivienda, la salud o la educación. A ñnes del año '68 y con mucha fuerza el año '69, el pueblo presionaba por un solo anhelo: el poder. El siglo XX alcanzaba su climax. Había llegado el tiempo en que las promesas de progresiva incorporación del pueblo al Estado y sus aparatos de poder, -hechas por la clase política en los años "20- reclamaban su cumplimiento. El Pueblo había "topado techo" en el proceso de desarrollo de la democracia chilena. Se agudizaba el inconformismo y la protesta social: se hablaba de "fracaso" y se criticaba al gobierno de la Democracia Cristiana de ser una mera "administración del orden establecido"; maduraba la tesis del "agotamiento del sistema capitalista'. "La preocupación central es ahora cómo promover eficazmente un desarrollo no-capitalista e independiente; cómo, por consiguiente, asegurar los cambios profundos de estructuras, ante todo políticas, que posibiliten su realización; cómo, finalmente, y con el mismo objetivo, procurar que la gran masa de los chilenos pueda acceder al poder, a pesar de la resistencia de las clases hoy dominantes. Si hasta 1964 la temática central fue la de una estrategia para el desarrollo moderno, más bien de corte capitalista, hoy día -y en forma cada vez más clara- tiende a serlo la de una revolución de tipo socialista. Y es ante este objetivo que en el presente se definen posiciones, se establecen estrategias y surgen las contradicciones" **". Esta situación se expresó históricamente en una creciente movilización social (huelgas y marchas de hambre), que ponía en jaque la capacidad de respuesta del gobierno, llegándose a producir el quiebre al interior del propio bloque político de poder: la división de la Democracia Cristiana, rompiendo filas un sector importante de la juventud, así como dirigentes del Departamento Campesino y Sindical e importantes líderes como el senador Rafael Agustín Gumucio. Este fue el punto de partida de un nuevo referente político: la Izquierda Cristiana.
80 Mí?nja;e. editorial. N° 171, Santiago, agosto 1968
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Numerosas tomas de sitios provocaban la respuesta iracunda del gobierno (matanza de Puerto Montt) y una rebeldía creciente en el sector campesino ponía en jaque el orden establecido de la propiedad (toma de fundo por parte de los mapuches en la zona de Cañete en octubre del '69; toma de 45 fundos en la zona de San Antonio por parte de campesinos en diciembre del '69). instando al aceleramiento y ampliación de la Reforma Agraria. Los propietarios y las Fuerzas Armadas estaban en estado de alerta máxima, la que se tradujo en acción: la subversión del Regimiento Tacna. Escuela de Suboficiales y Arsenales de Guerra (Tacnazo. 22 de octubre del "69). preludiando amenaza del golpe militar. El pueblo, enfurecido, hizo fuerza de presencia, declaraciones y paros en apoyo del gobierno civil. Pero esa unánime defensa del civilismo en contra de la "sedición" -como se calificó al Tacnazo- no significaba mayor apoyo al gobierno en su gestión. ¿Cuáles eran las críticas más relevantes que fundamentaban esta oposición? Según una estudiada evaluación del régimen de la Democracia Cristiana, en numerosos campos de la vida nacional se vivía una situación de crisis y/o estagnación. En lo económico, por ejemplo, desde una tasa de crecimiento de 6.6%. alcanzada en 1966. se había bajado a un 3.57Í:. en 1967. lo cual se tradujo en la puesta en práctica de una política de "austeridad", reduciendo el gasto público y sacrificando el avance en profundidad de las reformas. Esto, mientras se visualizaba una mayor dependencia del capital extranjero en el ámbito industrial, especialmente norteamericano, fenómeno que se estaba produciendo en toda América Latina. Por otra parte, en el ámbito de la participación social -tema prioritario del programa de la "Revolución en Libertad"- se alcanzaban importantes logros en el campo de la organización social territorial (juntas de vecinos, centros de madres); sin embargo. el gobierno encontraba serios obstáculos legislativos para introducir reformas en el propio aparato del Estado que abriesen verdaderos canales de participación, lo cual se constituía en un vacío peligroso para la legitimación social del gobierno. Prácticamente nada se había avanzado en los anunciados cambios de valores culturales, agravando la situación la "ausencia generalizada de ideas, proyectos, métodos de trabajo y políticas de acción por parte de universidades, partidos políticos, centros intelectuales y la prensa (...). Esto, no obstante los grandes logros en incorporación social al sistema educacional, superando notablemente el grave problema de la deserción escolar primaria -'. En el campo de la salud, el gobierno hubo de construir altas trincheras para recibir las críticas que se levantaban desde sectores de la oposición y. especialmente, desde la voz del candidato Salvador Allende en el Senado. Con un cierto tono dramático Allende pintaba un panorama crítico: alta mortalidad infantil, desorganización del Sistema Nacional de Salud e ineficacia general de las instituciones de salud. "Yo lo comparto", expresó el Ministro Ramón Valdivieso en su discurso/contestación ante el Senado. No obstante, -y en esto se centró su defensa- una cosa era la "situación de salud" que se arrastraba por décadas, y otra cosa eran los "logros'" alcanzados por el gobierno en esta 81 José Joaquín Brünner. "La segunda mitad del camino". Menscijt-'. N'"* 167. marzo-abrji. 1968
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materia. "Así, se puede observar que en 1960 la mortalidad general del país era de 12.3 por mil, la que en 1966 bajó a 10,8 por mil. La mortalidad infantil en 1960 era de 120,2 niños por cada mil nacidos vivos, índice que en 1966 bajó a 101,9. No son despreciables estos resultados". Que en el ámbito de la desprotegida salud rural se había avanzado sustantivamente: desde 1964 había 156 médicos, en 1969, con la promoción de los médicos generales de zona, se llegaba a 560, acompañados de un incremento correspondiente en infraestructura de salud. Que se habían construido 45 nuevos hospitales y 35 consultorios, aumentando en más de 4.000 el número de camas, existiendo un vasto plan de nuevas construcciones en el área de la salud en general. Suma y sigue. En cuanto al cumplimiento práctico del principio de la "democratización de la salud"" referido al derecho de acceso a la atención de salud de toda la comunidad, se habían alcanzado tres importantes realizaciones: la creación del Servicio Médico Nacional (al cual se habían incorporado diversos servicios institucionales, tales como el de las FF.AA. y de las Universidades) y la Oficina de Planificación Sectorial de Salud, vinculada a ODEPLAN. con el fin de optimizar los recursos y planificar su amplia cobertura social. "Se acabaron las exclusividades, se acabaron los hospitales destinados únicamente a ciertos sectores. Todos los establecimientos son para la comunidad entera"""-. Desde el punto de vista del análisis histórico no cabe duda que. en materia de realizaciones concretas, el gobierno de la Democracia Cristiana avanzó mucho, especialmente en el ámbito del rol asistencial del Estado. Y esto básicamente porque dicho régimen de gobierno tenía el claro convencimiento y voluntad histórica de acción al respecto. es decir, un concepto de Estado cuya definición estaba dada por su función y política social. Esto, en una coyuntura histórica en que este rol del Estado no era cuestionado, menos cuando no vulneraba la estructura de la propiedad, contando, además, con el apoyo financiero externo necesario, en cuanto dicha función social estatal se enmarcaba en las miras de la política hemisférica interamericana. No obstante, el análisis histórico de la década del "60 sería incompleto si sólo se supeditara a la consideración de los factores de política social desde el Estado, la cual se venía implementando lenta pero progresivamente, con mayor o menor énfasis, desde la década de 1920. En los años '60 se vivía un tiempo denominado de "revolución", en el cual la gran mayoría de la sociedad maduraba la conciencia de la necesidad de un cambio profundo de las estructuras históricas del modelo capitalista. Como respuesta a esta conciencia de cambio estructural se había levantado la alternativa y el programa de la Democracia Cristiana, cuya "revolución en libertad" se cuestionaba hacia el final de esa década. Y este cuestionamiento tenía como principal fundamento aquello que el Ministro Zaldívar denominaba "la revolución de expectativas""**' y que no significaba otra cosa que la imposibilidad del gobierno de Frei de avanzar el cambio estructural -"la revolución en libertad"- más allá de una política social ampliada. Y fue en definitiva la opción gubernamental por esta última línea (y que se expresó en el quiebre de la D.C.) lo que maduró, principalmente entre los sectores populares e intelectuales, la necesidad de optar por el programa el socialismo. 82 Dr, Ramón Valdivieso. "Avances de la Salubridad en Chile en el último quinquenio". Discurso del Ministro Valdivieso ante el Senado. Anales ChiU'nos de Historia de ¡a Medicina. 1969. pp. 111-136 8.3 Ercilla. Santiago, 12 de noviembre. 1969
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Si bien esta presión relacionada con la necesidad de una profundización revolucionaria de la reforma, tomaba vuelo propio, ella no era un mero voluntarismo. Dicha crítica arrancaba desde una realidad social que la impactaba y la impulsaba. Querido
amigo:
Te habrá extrañado mi silencio. Me pedías un artículo. Te confieso que me ha sido imposible resolverme a escribir (...). Siento verdadera alergia de volver a hablar sobre problemas que ya han sido suficientemente analizados a nivel de especulación y teoría. La miseria super analizada, hiper encuestada, llega a ser prostituida por nuestra palabrería de buena voluntad. Desde que estoy viendo a diario gente que prefiere morirse de hambre con tal de que el silencio resguarde su dignidad, me siento obligado al respeto y, en cierta medida, al silencio. El hombre callado, la humillación callada de nuestros admirables pobres de Chile, es como la cordillera de grande: pero muy a menudo la cordillera no se deja ver. (...). Sólo en lo que va de esta semana me he encontrado con 15 familias en situación de hambre. A lo largo de los seis años en que he vivido en esta población marginal, los casos de miseria absoluta son varios cientos. (...i La gran mayoría de las familias obreras viven amedrentadas por el fantasma del hambre (...). Esto crea un ambiente de "miedo" (...) que es miga de su pan, es la condición en que han nacido y en la que siguen viviendo. (...)
Bueno, yo pienso que este miedo es conciente o inconscientemente explotado por el sistema capitalista. No digo que todas, pero sí la mayoría de las industrias y empresas capitalistas, a partir de este miedo, establecen un "régimen de terror". Todavía en Santiago de Chile, a pesar de las leyes del trabajo y del derecho de sindiccúización, están utilizando la palanca del terror. Todo obrero que asume iniciativa de reivindicación de mejores condiciones de trabajo sabe que se expone al hambre. (...) Bajo apariencias pacíficas, los obreros de Chile están viviendo un régimen de terror.
84 R. P. Esteban Gumucio. Párroco de la Parroquia San Pedro y San Pablo de la población Joao Goularl. "Carta a un sacerdote amigo"; Mensaje. N" 191. Santiago, agosto. 1970,pp. 372-374
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En septiembre de 1970 triunfaba el proyecto socialista en las urnas. Y se desató el pánico entre los dueños: baja de la Bolsa, retiro de depósitos, despido de empleados y obreros, cierre de pequeñas industrias y ... la huida. Muchos remontaron el paso de Los Andes, queriendo revivir el éxodo de los criollos después del Desastre de Rancagua. Pero muy lejos estaban los sectores triunfantes de pretender violentarse contra los perdedores, como lo hizo Marcó del Pont. Voces autorizadas buscaron calmar los ánimos y fundamentar racionalmente ia nueva situación; Esperábamos más de la madurez y serenidad de los chilenos (...). El sistema neo-capitalista ha asegurado el bienestar de unos pocos a costa de la marginalidad social, política y cultural de la gran mayoría. No pocas de nuestras actuales estructuras, concebidas por el capitalismo, están todavía a su servicio. Es, por lo tanto, imprescindible cambiarlas. (...) En este sentido hablamos de revolución necesaria que debía hacerse (...) sin violencia física, sin sangre y, por supuesto, sin injusticias, respetando los derechos básicos del hombre *\ Uno de los signos más característicos del nuevo régimen socialista fue la presencia de la gente en las calles. Pero ya no sólo se trataba de las imágenes de multitudinarias formaciones en marcha -que obviamente se acrecentaron- sino de la acción de la gente, de los jóvenes, de los profesionales, de los pobladores en las calles, construyendo plazas, realizando trabajos voluntarios, alfabetizando, vacunando, educando... Cada uno de los chilenos que apoyaba al gobierno se sentía comprometido de ayudar a la enorme tarea del enfrentamiento de la miseria material, fisiológica, cultural y moral. El gran espíritu solidario que se creaba a través de dichas acciones se pronunciaba en el nombre de "la compañera" y "el compañero", nombre para una cultura propia de la izquierda chilena, que igualaba las identidades sociales y suprimía las jerarquías, desde el desierto al valle, la costa y la ciudad. Con este nombre en los labios se iniciaron gran cantidad de campañas masivas de acción social, entre las cuales destacaron las campañas de salud, las que no sólo movilizaron a médicos, auxiliares y estudiantes de medicina, sino que capacitaron a jóvenes y diversos sectores de la sociedad para una efectiva masificación de su acción. En efecto, si el gobierno de la DC había avanzado notablemente en el ámbito de la educación, en función de la cual había movilizado a amplios sectores de la sociedad chilena, el gobierno del doctor Salvador Allende se destacó especialmente en su compromiso activo, masivo y eficaz, en materia de salud social y poblacional.
85 Mensaje, editorial. N'^ 193, Santiago, octubre, 1970
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Desde diciembre de 1970 se dio comienzo a las "'campañas": vacunaciones antitíficas, plan extraordinario de atención médica en las comunas de Quinta Normal. Barrancas y Conchalí, las que sufrían de pésima atención médica y carecían de policlínicas. Se inició, al mismo tiempo, una campaña nacional contra la desnutrición y el raquitismo, para lo cual se puso en marcha el Plan Nacional de Leche, que contemplaba la entrega de Vi litro de leche diario a todos los niños necesitados del país. Se daba comienzo, además, a la campaña masiva contra las diarreas infantiles, para todo lo cual se creó la Comisión Nacional de Emergencia de Salud. (Ana María toma nota los textos que testimonian esta época con la certeza de conocer algo no-vivido. Con la convicción de que ese tiempo de efervescencia y omnipresencia de lo social está metido hasta los huesos de nuestra historia. Ana María investiga para re-conocerse, Y busca los testigos que. estudiantes universitarios como ella, podían contarle su propia historia (des)-conocida. -¿Cómo participó la juventud universitaria en general en estas campañas de acción masiva? - Recuerdo que ese verano muchos estudiantes del Pedagógico de la Universidad Católica acudimos entusiastamente al llamado de dicha Comisión Nacional de Emergencia en Salud para participar en la campaña contra las diarreas infantiles. Durante un par de semanas asistimos a cursos de capacitación en la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile, donde se nos preparó especialmente en tareas de educación popular, para prevenir las diarreas y detectarlas a tiempo. Llenas de idealismo y muy interiorizadas de nuestra misión salvadora de vidas, recorrimos las calles de la miseria, tocando las puertas de los humildes cuartuchos de cientos de pobladores. Enseñamos a preparar mamaderas, a protegerlas de las moscas, a evitar su descomposición. Tocamos guagüitas en sus cunas, enseñando a recoger su piel reseca como síntoma de deshidratación aguda. Repartimos sonrisas y cariños, tomamos medidas de rescate ante casos de emergencia y anotamos las condiciones de vida de la familia visitada. Una experiencia inolvidable, que nos marcó para siempre. Imposible seguir viviendo después sin esos rostros ^^. - Sin duda que el tema de la salud, dice Ana María, había dejado entonces de ser una especificidad técnica de la política social, para pasar a ser un tema y una acción que comprometía el interés de toda la sociedad; es decir, que formaba parte de la construcción global de un nuevo proyecto). Más de 1.700 voluntarios se incorporaron a esos programas: "por primera vez hemos incorporado a la comunidad en este trabajo", dijo el Director del S.N.S.. Dr. Sergio Infante, quien se mostró satisfecho de sus resultados. En efecto, el balance de ese mes de campaña (enero de 1971) dio cuenta de haber salvado 254 vidas infantiles, reduciéndose en un 30% la muerte por diarreas estivales, en comparación a enero de 1970. 86 Entrevisla a un ex estudiante de la Uni\ersidad Católica.
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He aquí el primer rasgo característico de la política social -especialmente en materia de salud- del nuevo gobierno: la implementación de Campañas de Acción Masiva aplicadas en la propia base poblacional. Esta política de campañas masivas generó una serie de iniciativas de organización, educación y acción, especialmente a nivel técnico-profesional, además de la ya mencionada Comisión Nacional de Emergencia (Comandos Profesionales. Equipos de Salud, ... etc.). A nivel gubernamental se creó también un organismo vinculado a las campañas sociales, el que llevó el nombre de Consejería Nacional de Desarrollo Social, presidida por Carmen Gloria Aguayo; organismo que se proyectaba hacia su transformación en Ministerio de la Familia. Dicha Consejería no tenía el carácter de un organismo superestructural. sino que buscaba su vinculación con la base a través de las organizaciones laborales (sindicatos) y poblacionales (Centros de Madres, Juntas de Vecinos). A través de aquellos dos organismos institucionales -Comisión Nacional de Emergencia en Salud y Consejería Nacional de Desarrollo Social- se pretendía avanzar hacia la solución de los problemas más inmediatos, directos y cotidianos de la vida de los trabajadores chilenos: un organismo actuaría sobre la realidad como "emergencia" y otro que se preocuparía del bienestar "permanente". Otras de las acciones importantes realizadas en el ámbito de la "emergencia" fue la partida desde la Estación Central, en febrero de 1971, del Tren de la Salud con destino a las provincias de Cautín, Malleco y Arauco, internándose en ellas a través de sus ramales ferroviarios. Portaba un equipo completo de profesionales que trabajarían intensamente durante 35 días: médicos, enfermeras, abogados, sociólogos, constructores civiles y psicólogos, los cuales se integrarían a las comunidades rurales más pobres, tanto para resolver sus problemas de salud, como para realizar tareas vinculadas a la alfabetización, construcción de viviendas, agua potable, disposición sanitaria de las excretas, entre otras. El tren iba completamente equipado técnicamente y constituía una iniciativa piloto proyectada para su transformación en acción permanente '^\ El Tren de la Salud, con su música rítmica que anunciaba su paso y sus festivos pitos, bocinazos y humaredas, llevaba la buena nueva a los más apartados hombres y mujeres, silenciosos de dolores y seculares lejanías. Simultáneamente, la Consejería Nacional de Desarrollo Social ponía en marcha una campaña de TurLsmo Popular, habilitándose cabanas en la costa para albergar a 30.000 familias de la clase trabajadora. Para asolearse, reponer fuerzas, jugar, soñar.
87 Clarín, Santiago, enero 30. 1971
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En enero se ponía, a su vez, en marcha el vasto Plan de Leche, destinado a nutrir diariamente a 1.189.540 personas, entre menores de 2 años, pre-escolares, mujeres embarazadas y madres en período inter-gestacional. Para cubrir esta demanda se requerían más de 6 millones de kilos de leche, el 90% de los cuales provendrían de la producción nacional. Los escolares de todo el país quedarían cubiertos nutritivamente a través del millonario programa de alimentación que se entregaría a través de la Junta Nacional de Auxilio Escolar. Y para la sociedad en general, se dictaba un decreto de pasteurización obligatoria de la leche, como condición de su venta al público '^ Continuaron las campañas masivas durante el año 1971, con énfasis especial en la atención y la educación en salud, movilizándose los profesionales los días domingo, el día de los trabajos voluntarios. Las acciones masivas se intensificaron durante el invierno, que embarraba las poblaciones, agujereaba los techos y los volaba, destapando el frío nocturno de los humanos encogidos. Al despuntar la mañana, aparecían las campañas masivas: las vacunas, especialmente contra el sarampión, antesala de la bronconeumonía y que ya estaba causando estragos. Todas las vacunas de la modernidad no daban abasto. La acción de terreno demostraba la insuficiencia e ineficacia de los centros de salud: carecían de espacio, de personal, de recursos; las campañas de emergencia reclamaban por una organización de continuidad, para lo cual era indispensable la participación sistemática de los pobladores y grupos dirigentes. De esta manera, y a partir de la acción masiva técnico-profesional sobre los sectores poblacionales, se fueron creando, a su vez, numerosas modalidades, formas y orgánicas de participación popular vinculada a las tareas concretas -urgentes y permanentes- de asistencia y desarrollo social, especialmente en el ámbito de la salud. Brigadas de salud, voluntarias de nutrición, equipos diversos bajo la conducción de "responsables", comenzaron a capacitarse y a actuar conjuntamente con los estudiantes de medicina, las enfermeras y matronas, asistentes sociales, Cruz Roja y Defensa Civil. En torno a esta participación responsable en ¡a base, se formaron numerosos dirigentes poblacionales que irradiaban su acción más allá de las instituciones formales. Entre estas organizaciones de base, las Brigadas de Salud alcanzaron un grado de institucionalización más formal y de carácter permanente. En efecto, la Consejería Nacional de Desarrollo Social les entregó las bases para su funcionamiento orgánico. Definidas como "organizaciones funcionales, democráticamente generadas a nivel de comunidad", debían "enfrentar los problemas de salud y resolverlos mediante la actividad diaria de sus miembros en tareas concretas y definidas, planificadas de acuerdo a su realidad local" *'. Tenían, en primer lugar, la misión de la incorporación gradual, pero masiva, de la mujer en salud, la que asumiría un rol de Responsable de Salud. Otra de sus tareas consistía en el "control de la población de la política de salud aplicada por los organismos de salud a nivel de manzana, cuadra, baixio, etc.". En tercer lugar, dichas Brigadas estarían encargadas de informar acerca de la realidad cotidiana y 88 Clarín. Santiago, marzo 11. 1970 89 Consejería Nacional de Desarrollo Social, Las Brigadas de Salud. (Instructivo), Quimantií, Santiago, 1972
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sus problemas a los Consejos Locales y Paritarios de Salud. Finalmente, debían llevar a cabo una colaboración directa con las autoridades de salud, promoviendo la acción de la mayoría de la comunidad en la btísqueda y solución de sus problemas de salud. ¿Desde qué instancias se generarían estas Brigadas de Salud democráticamente elegidas? Ellas se podían crear a partir de tres instancias: de los Consejos Locales y Paritarios, de los Centros de Madres o constituirse directamente desde la comunidad. Las Brigadas estaban constituidas básicamente por mujeres Responsables de Salud, las cuales eran elegidas democráticamente en su sector. Reunidas cincuenta Responsables -como máximo- se formaba a Brigada, de cuyo seno se elegía un/a Responsable por cada programa específico (TBC. alcoholismo, distrofia, salud mental, etc.), además de un Directorio. En Sesiones de Asamblea -que reunía a las 50 Responsables- se informaba, discutía y resolvía acerca de todos los problemas de salud del sector de cada Brigada, así como de las relaciones con otras organizaciones comunitarias. Capacitada cada Brigada por un equipo técnico especial, ella estaba llamada a cumplir un importante papel en el ámbito de la prevención educativa, control y censo de salud en la comunidad. Su labor de control era amplia y estaba destinada a servir de notable apoyo a las instituciones de salud: abarcaba saneamiento ambiental básico (basuras, letrinas, aguas), control educativo y de detectación de problemas en niños de alto riesgo (prematuros, lactantes, menores de un año), control educati\o de embarazadas y métodos anticonceptivos, lucha anti-alcohólica y prevención juvenil. Las Responsables de Salud podían controlar niños sanos, pesquisando enfermedades y realizando funciones de "asistentes sociales'", haciendo gestiones administrativas a nivel de las instituciones asistenciales para la solución de problemas familiares. Tenían atribuciones de vigilar el estado de los alimentos expendidos en los negocios, denunciándolos al S.N.S. y de realizar acciones educativo-nutricionales. Los animales tampoco se escapaban de su supervisión saneadora de la vida comunitaria. En suma, la Brigada de Salud era el "'ojo clínico" de la población: ojo conocido, amigo y vecino, además de sabio y técnico. Todas las imágenes alegres que despertaban las Brigadas de Salud a partir de su importante y relevante misión de resguardo de la vida y salud poblacional. se veían a menudo empañadas por una realidad político-social muy ideologizada y hasta confrontacional. No obstante, las Brigadas de Salud, que no podían obviar su carácter "oficial"', debieron hacer importantes esfuerzos a nivel de las organizaciones de base comunitarias para tratar de cooptar democráticamente la mayor cantidad posible de mujeres Responsables de Salud. Y en esto se jugaba su propio destino. Según cómo se manejasen en este ámbito de la relación social comunitaria dependía su existencia y su trabajo.
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A este nivel, las Brigadas de Salud debían mantener relaciones orgánicas con Juntas de Vecinos, Sindicatos, Consejos Campesinos, Centros Culturales, Deportivos, etc., pero prioritariamente con los Centros de Madres, los cuales estaban divididos, obedeciendo unos y otros a distintas coordinaciones (gubernamentales y opositoras). La vinculación de las Brigadas debía realizarse intentando que algún miembro de ésta formase parte de la directiva del Centro de Madres, "a fin de propender a una acción común con el resto de la directiva en la difusión del beneficio comunitario que encierran la creación y funcionamiento de estas Brigadas". Simultáneamente, su acción allí debía estimular la creciente organización de Centros de Madres, informando sobre los nuevos intereses humanitarios que debía encauzar su acción. En suma, quedaba "planteada una labor de difusión, integración y movilización de la mujer por ambos organismos: los Centros de Madres y las Brigadas de Salud'""'. Se visualizaba aquí un campo muy amplio y rico de tareas sociales a realizar en la unidad de esas dos organizaciones, buscando entregar una inserción real y concreta de los Centros de Madres a las necesidades más vitales de la comunidad. Aparte de su relación directa con el equipo técnico encargado de su capacitación, ¿cómo se vinculaba la Brigada de Salud en tanto organización de base, con la institucionalidad formal que operaba en la población? Con el objetivo de "aprovechar integralmente los recursos que emplea el Estado para la solución (de los problemas de salud) e interesar a la población para que concurra con su aporte y colabore activamente en el proceso", el gobierno de Salvador Allende veía la necesidad de promover "una mayor integración" entre el gobierno interior, el S.N.S., los municipios, los trabajadores de la salud y las organizaciones representativas de la comunidad. Integración que debía realizarse a nivel de los propios establecimientos del S.N.S. a través de organismos formales de "contacto" que habrían de crearse "en términos tales que la comunidad cuente directamente en cada establecimiento del Área de Salud con la participación activa de los trabajadores de la salud y de la población, coordine sus programas de salud con las necesidades de ella y exista un conocimiento inmediato de sus problemas" " . De hecho, este democratismo en la salud había sido el gran ideario de importantes sectores médicos que recientemente habían levantado el concepto de Medicina Comunitaria, como concreción histórica del concepto de Medicina Social Integral, definida como "aquella concepción de la medicina que considera al sujeto de sus acciones, el hombre, como un ser considerado en su triple dimensión física, psíquica y social, en interacción con su medio ambiente". La Medicina Comunitaria se definía entonces "como la realización de la Medicina Integral, mediante la realización de las acciones preventivas y curativas en el medio ambiente con la participación activa de la comunidad organizada" '-. 90 83 Ibid. 91 Decreto Ley N" 602. septiembre !". 1971. Ministerio de Salud. Dr. Juan Carlos Concha. 92 Dr. Enzo Devoto, "La niedicina comunitaria y las vías de desan'oüo socio-económico". Cuadernos Médico-Sociales^ Vol. XI. N" .1. septiembre. 1970. p. .33
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El bienestar de la sociedad no habría de lograrse como resultado únicamente de los recursos económicos y técnico-profesionales entregados verticalmente a la población, sino que este bienestar surgía también de un proceso de interacción social-cultural-técnico entre los funcionarios y la comunidad, promoviéndose en dicho contacto importantes cambios de hábitos, actitudes, valores y creencias en relación a salud. "Podemos imaginar las posibilidades que de la integración de los servicios de salud y la comunidad, de la capacitación de los dirigentes, de la motivación de grupos organizados, se genera un dinamismo de colaboración activa y conciente, que da origen a una efectiva y real participación popular en la decisión y acción de las instituciones de salud" ' \ La proyección hacia una 'democratización ampliada' del aparato del Estado que se podría generar a partir de la democratización de la salud estaba, pues, en la base de la organización práctica de las Brigadas. Así como también de los Consejos Locales y Paritarios, creados por el gobierno. En efecto, en septiembre de 1971, el gobierno decretaba la democratización del S.N.S. Esto contemplaba: 1) La creación de un Consejo Local de Salud en cada establecimiento del S.N.S.; 2) la creación, en cada Área de Salud, de un Consejo Local de Área de Salud; 3) la creación, en cada establecimiento de salud, de un Consejo Paritario: de representatividad paritaria entre trabajadores de la salud y representantes de la población. Todos los miembros participantes debían ser elegidos democráticamente en las organizaciones correspondientes (a excepción de los Consejeros), durarían un año en el ejercicio de sus funciones, pudiendo ser reelegidos (a excepción de las autoridades de gobierno, municipio y educacionales que durarían el lapso de su mandato). Reuniones: Los Consejos Locales, una vez al mes; los Consejos Paritarios, una vez a la semana. La creación de estas instancias de participación y democratización de la institucionalidad de la salud, estaba llamada a producir una integración "real" de la comunidad y de los técnicos en tomo a ese problema vital para la gente. No obstante, dicho sistema democratizador no dejaba de ser hasta cierto punto complicado y de hecho no fue fácil ponerlo en marcha en numerosos lugares, quedando incluso atrapado el sistema en las redes del "reunionismo" excesivo, propio de aquellos años de cambios radicales.
93 Ibid,, p. 34
M^4
CONSEJO LOCAL DE SALUD ATRIBUCIONES . Examinar problemas de salud de la comunidad. . Solucionarlos mediante acciones eficaces y rápidas. . Promover la participación de los habitantes en dichas acciones. . Divulgación de planes de acción de salud. . Representación de las anomalías en la ejecución de esas acciones.
INTEGRATES . Jefe del Establecimiento del S.N.S. . Un representante de cada una de las organizaciones poblaciones y unidades vecinales. . Un representante de cada una de los organismos de trabajadores urbanos y o consejos campesinos del sector. . Un mímero de representantes de proporcionalidad paritaria entre las siguientes organizaciones de trabajadores de la salud del establecimiento; Federación Nacional de Trabajadores de la Salud. Federación de Profesionales y Técnicos del S.N.S. Funcionarios afectos a la ley 15.076 (su número no podrá ser mayor que la suma de representantes de las organizaciones poblaciones o de trabajadores urbanos o campesinos). Un representante del Gobierno Interior . ün representante municipal.
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CONSEJO PARITARIO DE SALUD ATRIBUCIONES . Responsable del cumplimiento de las funciones y atribuciones asignadas a los Consejos Locales de Salud. . Contribuir a la elaboración de los programas de salud. . .auspiciarán la corrección de las anomalías de los procedimientos administrativos denunciados por el Consejo Local de Salud y o Paritario, . Sus representantes deberán asistir todas las reuniones del Consejo Local de Salud.
INTEGRANTES . Jefe del Establecimiento del S.N.S. . Uno 0 2 representantes de cada una de las siguientes organizaciones de trabajadores de la salud del establecimiento: FENATS V Federación de Profesionales V Técnicos del S.N.S. v funcionarios Lev 15.076 . Dos representantes de las organizaciones y o Consejos Campesinos y 2 representantes de las organizaciones sindicales urbanas. (Manteniendo entre ambos sectores una proporcionalidad paritaria).
CONSEJOS LOCALES DE AREAS DE SALUD ATRIBUCIONES . Contribuir a la elaboración de los programas de salud. . Corrección de las anomalías de los procedimientos administrativos denunciados por el Consejo Local de Salud y/o Consejo Paritario de Salud.
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INTEGRANTES . Jefe de .Area de Salud. . Uno ó 2 representantes de cada Consejo Local de Establecimiento que funcione en el sector. . El representante del gobierno interior que corresponda al área de salud. . Un número de representantes, distribuidos en proporcionalidad paritaria, de las organizaciones de trabajadores de la salud y de la población civil ya mencionadas. . Dos representantes de la CUT y 2 representantes de los Consejos Campesinos correspondientes. . Un representante de Educación, miembro de la Comisión Vlixta de Salud y Educación del Area.
CONSEJO PARITARIO DE AREA SALUD ATRIBUCIONES . Asistir y participar en todas las reuniones del Consejo Local y Area de Salud.
INTEGRANTES . Jefe de Area de Salud, . Dos representantes de las organizaciones de trabajadores de la salud mencionadas. 2 representantes de la CUT y 4 representantes de organizaciones poblacionales y/o Consejos Campesinos.
Conocemos, sin embargo, algunos casos en los que. a través de la simplificación del sistema, los Consejos se pusieron en acción, demostrando los fructíferos efectos de la participación comunitaria en el campo de la salud: por ejemplo, el caso del consultorio de la comuna de Renca, correspondiente a la V Zona Área Norte de Salud, en el cual se había constituido un Consejo Local de Salud, encabezado por el Dr. Sepúlveda. Director del Centro Asistencial. "Buscamos romper el tradicionalismo patronal del S.N.S. e incorporar a la mayoría en la toma de decisiones", declaraba el doctor, para lo cual había procedido a organizar el Consejo Local, el que había quedado constituido muy funcionalmente: por manzana se elegían los líderes de salud, los que se preparaban en el consultorio. En las cuatro áreas de salud en que estaba dividida la comuna, se constituyó un Comité de Salud, formado por dos o tres líderes y un dirigente sindical campesino y poblacional. Cada Comité elegía a 4 ó 5 delegados al Consejo Local de Salud y éste eligió a su vez 6 representantes que, sumados a los 6 representantes de los trabajadores de la salud, conformaban el Consejo Paritario presidido por el Director del Establecimiento. La organización democrática en Renca había logrado, ajuicio del doctor Sepúlveda, "significativos resultados", lo cual demostraba los positivos efectos que producía la participación social en la solución de los problemas de salud que eran de la propia comunidad. Concretamente, "hemos observado una disminución de la mortalidad infantil, gracias a que la población del Área conoce en detalle, por ejemplo, el programa de prevención de diarreas y los modos de combatirla eficazmente, lo que han aprendido en el diario contacto con la policlínica". Se había aumentado la atención, racionalizando la mejor utilización de los recursos, constituyendo "equipos de salud" por especialidades. "Hemos comprobado una mayor conciencia, por parte de la población, de los problemas de salud; así también un mayor conocimiento por parte de los profesionales, técnicos y funcionarios del Consultorio con respecto de los problemas no sólo de salud, sino también los económicos y sociales que inciden en gran medida en los primeros"'"*.
94 J. Castillo. S. Leoncio. A. Millán.''Como sanara la salud en Chile", entrevista al Dr. SepúUeda. Mensaje, N^ 216. Santiago, enero-febrero, 1973
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Para María Eliana del Villar, pobladora y presidenta del Consejo Local, la participación de la comunidad en salud era "efectiva, porque al entrar la comunidad en los establecimientos se han solucionado varios problemas, como la entrega de leche, la atención del primer mes de embarazo (...)" '"• Con el lema de "a sacarle el jugo a nuestros escasos recursos en salud" el Comité Local de Renca, como el de Maipú y muchos otros, agrupados provincialmente. adquirían un creciente compromiso en una de las tareas sociales priorizadas por el gobierno de la Unidad Popular, debiendo incluso asumir funciones técnicas sustitutivas en los propios establecimientos de salud, envueltos crecientemente en un movimiento político e ideológico confrontacional de incalculables proyecciones. Con la creación de los Consejos Locales y Paritarios, así como con la formación de Consejos a nivel provincial y regional, se daba cumplimiento a uno de los objetivos históricos de la política de salud del gobierno de Salvador Allende; la democratización delS.N.S. Si bien desde hacía años que el establecimiento médico en general abogaba por la desburocratización el S.N.S.. cada día más inoperante, los médicos no gobiernistas sólo pensaban en una des-centralización institucional. La presencia de la voz del pueblo y de los funcionarios al interior de las instituciones a nombre de la "democratización" de la salud, rompía todo el sistema jerárquico al interior de los servicios -fundamento de la "autoridad" médica- lo cual fue. para muchos profesionales, para todos los agrupados en el Colegio Médico, algo inaceptable. Se habían acabado las reverenciales palabras pronunciadas al paso altivo del doctor, incluso se cuestionaban algunas de sus otrora sagradas órdenes. Ajuicio de los médicos afectados, se había introducido un completo "desorden" al interior de los establecimientos, como fruto de haberse roto "el principio de autoridad". Estas oraciones recurrentes del discurso opositor, se referían, más allá de lo gremial, a un proceso histórico más profundo que estaba tomando fuerza en esos críticos años: un fenómeno de confrontación de clase: el que se manifestaba con mucha claridad en la institucionalidad de salud. Esto se expresó especialmente en el hospital, el que contiene tradicionalmente en su interior a la propia sociedad histórica, ordenada jerárquicamente, por roles, funciones y clases, cuya interacción se realiza a través de la línea vertical de dicho orden estamental. La ruptura de este ordenamiento jerárquico al interior de esa micro-sociedad hospitalaria, presagió la construcción de una sociedad sin clase (sin "orden" ni "autoridad", como se enjuiciaba), lo que alertó a la clase médica opositora al gobierno y la hizo adoptar actitudes de abierto y creciente rechazo a la democratización social de la salud.
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Fue así como se intentó salir al paso de la voluntad democratizadora-popular de la salud por parte del Colegio Médico, expresado en las Conclusiones de su III Convención Nacional. Allí se planteaba que la participación de la comunidad se debería ejercer a través de los organismos legales de organización vecinal (Juntas de Vecinos. Centros de Madres), limitándolas a "las decisiones que les corresponda". Asimismo, la participación del estamento de los trabajadores de la salud agrupados en el FENATS debía realizarse "a los niveles que les corresponda y de acuerdo con la jerarquía técnica" establecida. Por otra parte, puntualizaba que "la generación de todas las representaciones se haga de acuerdo con la ley general de elecciones" '"^. Esta noción de la participación "a los niveles que les corresponda" no significaba otra cosa que la "no innovación", lo cual equivalía a plantearse en una oposición absoluta a toda forma de democratización propiamente tal. Sabemos que. no obstante, el gobierno del doctor Salvador Allende decretó dicha reforma ese mismo mes de septiembre de 1971. tocándole entonces actuar a la Contraloria General de la República, la cual, al dar curso a dicho decreto, puntualizó que la participación de los Consejos Locales de Salud "no puede entenderse sino en el sentido de que (ellos) han de actuar como meros organismos asesores o consultivos, sin que. por ende, pudiera estimarse que aquellas normas permitirían desarrollar funciones de carácter ejecutivo, las que son privativas de las reparticiones públicas que deben crearse mediante una ley" ^'. No obstante esa limitación, sabemos que cuando un proceso de cambio social está, en los hechos, puesto en marcha, las barreras de contención establecidas por una normativa legal (tales como el establecer el carácter "consultivo" de los organismos democráticos) aparecen como mera "idealidad", que muchas veces se ve sobrepasada. Otros procesos democratizadores tendrían lugar a nivel institucional-social, en los cuales estaba involucrada directamente la clase trabajadora y también el sistema de salud. Se trataba de la democratización del Servicio de Seguro Social (S.S.S.) y de la Caja de Empleados Particulares, las dos instituciones previsionales más grandes del país, aprobada por ley de la República (Ley 17.676), y cuyo Reglamento se dictó en enero de 1973. Este estipuló la entrega de la administración de los Consejos Directivos de los Institutos Previsionales a sus imponentes, elegidos directa y universalmente en cada organismo donde no tendrían representación la parte patronal ni el gobierno. Al Reglamento en cuestión se le calificó como "el proyecto de democratización más importante que haya entregado el gobierno y que beneficia a la totalidad de los trabajadores del país, tanto activos, como pasivos" '**. 96 E. E. Morales, "Sislema político. Planificación y Políticas Ptjblicas. La política de Salud, Chile, 1964-1978", FLACSO, Documento de Trabajo N^ 110, mayo de 1981, p. 76. Acuerdos de la 111 Convención Médica, septiembre 5 de 197 I 97Diario Oficial, 21 de septiembre de 1971. 98 Clarín, Santiaeo, 31 enero, 1973
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Dicha democratización se extendía también a otros organismos de seguridad social, ampliando su cobertura y convirtiendo, así, a la clase asalariada del país en auto-gestora de nada menos que de los fondos sociales de acumulación de plusvalía generada en el ámbito de la producción no estatal. Culminaba así un largo proceso histórico de luchas obreras por la democracia institucional-previsional. Dicha democratización constituía una abierta ofensiva a la histórica hegemonía de la clase patronal en las decisiones relativas a los fondos previsionales, los cuales tradicional y mayoritariamente fluían de nuevo a sus manos, vía créditos. Seguramente ahora el destino de los fondos sería otro. Por otra parte, ya se había producido un importante saneamiento de las arcas del S.S.S. con el aumento del 50% de sus entradas al lo. de enero de 1972. como producto, básicamente, de una gestión administrativa fiscalizadora ''^. Todo esto, mientras la sociedad chilena se debatía en una rabiosa confrontación política.
99 Clarín. Santiago.. enero I". 1972. .W dictarse la democratización, el Ministro del Trabajo. Luis Figueroa. anunciaba la pronta formación universitaria de Inspectores de Seguridad Social.
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2. LA CONFRONTACIÓN GREMIAL
El segundo punto clave del Programa de Salud -a nivel institucional- del gobierno de la Unidad Popular planteaba la creación de un Sistema Único de Salud, que agrupase a los distintos sistemas de salud del país (de empleados, de las fuerzas armadas, de las universidades, etc.) y que prestara una atención pareja a toda la sociedad chilena, sin distinción de clases. Se pensaba transitar, así, hacia "una medicina socializada, una medicina que no separe a la gente en clases sociales para medicina de ricos y medicina de pobres. Una medicina con un servicio único, nacional e integrado, donde tenga derecho a atención médica el compañero Presidente y el más modesto campesino de la patria" '»«. No era primera vez que se planteaba, entre el estamento médico en general, la necesidad de unificar los dispersos recursos de salud para poder construir un sistema eficiente y responsable. Desde su propia fundación, el S.N.S. se venía arrastrando con un déficit crónico de recursos, mientras la demanda por atención de salud por parte de la población aumentaba. Y mientras el S.N.S. debía atender al 75% de la demanda en salud, se le destinaba poco más del 40% de los recursos para salud de la nación; cerca del 60% de los mismos recursos se gastaba en los sistemas de medicina privada que sólo atendían al 25% de la población. En 1968 el país gastó 2.669 millones de escudos en servicios de salud (6,2% del P.N.B). De ese total, 1.076 millones de escudos (40,3%) correspondieron al sector público y 1.593 millones de escudos (59,7%) al sector privado. Destaca, además, del predominio del gasto en el sector privado, el alto costo que se realiza en el rubro 'farmacia', (35% del total), donde las diferencias entre ambos sectores es extraordinariamente grande (4,5% en el sector público versus 55% en el sector privado)". (...). Las proyecciones inmediatas y a largo plazo no pueden ser indiferentes para la población consciente del país. La demanda de las prestaciones de salud crece a ritmo acelerado, el egreso de profesionales calificados de salud aumenta a ritmo muy lento y la distribución del número de profesionales que egresa cada año es injusta (por cuanto el S.N.S. no estaba en condiciones de competir en sueldos con los sistemas privados). Muchos médicos, enfermeras, matronas y otros profesionales rechazan su ingreso al SJ\!.S., que tiene la obligación técnica y moral de cubrir las necesidades crecientes de salud de los grandes sectores rurales y agrupaciones sub-urbanas marginales "". 100 Presidente Salvador Allende, "Discurso en la Primera Convención de Médicos de la Unidad Popular". Clarín. Santiago, mayo 10.1971 101 Dr. Patricio Hevia. "¿Hacia dónde va la medicina social?". Mensaje. N" 201, Santiago, agosto, 1971, p. 364
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Esta era la realidad histórica del S.N.S., el cual, en esas condiciones y al finalizar el siglo XX, no era sino la triste prolongación de los "hospitales de pobres" de la época de la Colonia, cargando en si mismos un íntimo desprecio por los humillados en el dolor de sus cuerpos "pacientes". Maltratos, esperas interminables, aspirinas para matar bronconeumonías... (El 16 de julio de 1971 se presentó al Palacio de la Moneda el joven obrero Luis Concha con su guagua muerta en brazos, acusando al S.N.S. de asesinato por receta de aspirinas en vez de antibióticos). Todo lo cual era ratificado en un artículo a toda página publicado por el diario El Mercurio en el que se denunciaba a grandes titulares la "Insuficiencia Hospitalaria". Decía que los chilenos que allí se atendían sufrían una situación que "pugna con la dignidad humana". Que se hospitalizaba en camas sin sábanas y con raídas frazadas, compartiendo los enfermos los escasos lechos, debiendo éstos "soportar el trato de funcionarios que se han tornado insensibles y deshumanizados de tanto ver el dolor ajeno". A esto se añadían las inadecuadas instalaciones, equipos y edificios, la falta de profesionales y auxiliares, de limitaciones en el abastecimiento de medicamentos y una "excesiva politización que ha tenido como consecuencia una fuerte pérdida de la disciplina y también de la eficiencia funcionarla". Se hacía recaer la responsabilidad de todo esto sobre el S.N.S., del cual dependían todos los establecimientos hospitalarios del país. "A través de este organismo el Estado cumple con la obligación constitucional de velar por la salud piiblica y el bienestar higiénico de la nación" '"-. Las denuncias expuestas no planteaban nada nuevo: al contrario, incluso el artículo anterior podría haber sido copiado de otro por el estilo, escritos por la izquierda durante el gobierno de Alessandri o Frei. Aún más, estos argumentos publicados por el diario El Mercurio, líder y vocero de la oposición, podrían haber servido para fundamentar la necesidad del cambio estructural del S.N.S. propiciado por el gobierno de la Unidad Popular. Ante discursos como estos no cabe, pues, encasillarse en los hechos mismos denunciados, sino en la significación, en la intencionalidad histórica con que dicha exposición de hechos se hace. Así. pues, la intención de la denuncia decía relación con una situación histórica nueva que allí se plantea de pasada: la excesiva "politización" y por lo tanto, el relajamiento de la "disciplina". Es decir, lo que se impugnaba era. en primer lugar, la transformación del carácter técnico de la institucionalidad (y sus apariencias de neutralidad, orden y eficiencia) en una institución de naturaleza social, abierta a la problemática propia de la realidad de la comunidad. Por otra parte, esta palabra "politización" servía para denotar la exigencia de oponer el "estamento profesional", como depositario de dicha tecnicidad, al gobierno pro-socialista, no obstante que se le sigue atribuyendo a éste la responsabilidad máxima de la salud de la población. En suma, los discursos realizados contra el S.N.S. en esta etapa de la historia chilena, se comprenden desde la situación confrontacional en que estaba envuelta la sociedad entre dos "proyectos" radicalmente opuestos: confrontación de la cual el cuerpo médico formaba parte, a pesar de su delantal blanco.
102 Raúl Duque. Eí Mercurio. Santiago, julio 2. 1972
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Por su parte, el gobierno de Allende va a responder a tres niveles en el ámbito de la salud: a) a nivel de los trabajadores de la salud, llamando a mejorar la calidad de la atención; b) a nivel de los hechos reales denunciados y compartidos, como una manera de salvar la emergencia y acallar la voz de los "hechos" y c) a nivel de la reforma estructural, como vía de consolidación "legal" del cambio y supuesta neutralización de la confrontación. a) "Queremos formar un nuevo trabajador de la salud, consciente de sus responsabilidades y de alto nivel técnico y profesional. Queremos que los compañeros trabajadores de la salud den un trato humano a los compañeros modestos que vienen de las poblaciones. (...) Queremos que entiendan que los pobladores no vienen a mendigar o a pedir un favor (...), sino que esos compañeros están ejerciendo un derecho" '"'. b) En el ámbito de los hechos, la Unidad Popular en el gobierno, ponía en marcha el año 1972 un vasto plan de emergencia de atención de salud, que contemplaba: la incorporación de 300 estudiantes de medicina de 5o. y 6o. años al servicio hospitalario durante el verano y la inserción de dichos estudiantes en tareas auxiliares en los consultorios a partir del 1er. año de estudios universitarios; la proliferación de consultorios periféricos para absorber, en parte, la demanda hospitalaria; la construcción de nuevos establecimientos; una fuerte presión sobre el Laboratorio Chile para paliar la escasez de medicamentos (la importación de muchos de ellos se había visto vulnerada por la escasez de divisas); se intensificaban los trabajos voluntarios y se aumentaban los horarios de atención para absorber la demanda creciente, como resultado en la práctica de la categorización de la salud como "derecho humano del pueblo", así como las campañas educativas y de pesquisa realizada por la comunidad organizada '"''. Continuaron las campañas masivas, especialmente contra la bronconeumonía, prohibiéndose el rechazo de niños en busca de atención. Todas estas medidas se aplicarían con especial intensidad en las llamadas "Áreas Críticas de Demanda", que se ubicaban entre los sectores de pobladores y campesinos no asegurados y de bajos ingresos. c) Pero detrás de los hechos (y de sus denuncias y soluciones de emergencia) estaba la institución, en la cual cristaliza la voluntad política de un determinado orden establecido. Y el S.N.S. históricamente representaba la máxima expresión que se había logrado alcanzar en cuanto a las relaciones Estado-Pueblo en lo que a salud se refería. El S.N.S. era el resultado de la culminación de un proceso histórico de legitimación estatal del derecho a la salud del pueblo, habiendo absorbido y sustituido a la caridad privada de la beneficencia. Esto, como decíamos, era lo máximo a que en este terreno se podía llegar, en el marco de un sistema sustentado sobre el ethos de la separación de clases: el S.N.S. era la institución de salud estatal para-pobres.
103 Dr. Infante. Director General del S.N.S., Discurso en e! Teatro Caupolicán dirigido a !a FENATS. Clarín. Santiago, enero 15,1971 104 En la demanda semestral de 1970 y 1971 hubo un aumento de 14.7%. E. Morales, op.cit., p. 77
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Vulnerar este carácter de clase del S.N.S. era lo que el régimen de la Unidad Popular buscaba cambiar a través de su transformación en Servicio Único de Salud (S.U.S.). el cual absorbería ahora a las instituciones de salud, básicamente de la clase media, que era atendida especialmente en el sistema médico para-empleados, SERMENA, creado durante el gobierno de la Democracia Cristiana. Este hecho de intentar igualar institucionalmente a la clase popular y la clase media en cuanto a la prestación de salud, tocaba en la llaga de una de las claves de la historia social contemporánea chilena. Todo el proceso de construcción de la vía a la reforma institucional en Chile, que se inició en los años '20, caracterizada por la incorporación legal de las clases trabajadoras al Estado, tenía dos finalidades: en primer lugar, acercar las clases populares al Estado, sustrayéndolas de la lucha de clases y, en segundo lugar, ir conformando en el tiempo una amplia "clase media" de empleados, claramente diferenciada de la clase obrera y que sirviese como base de sustentación del Estado neo-liberal y de amplia clientela para el mercado interno industrial. Este proyecto fue dando frutos y es un hecho que hacia la década del '60 . nos encontramos en Chile con una clase media claramente diferenciada de la clase obrera, configurada en la educación del liceo, en la oficina pública y privada, entre los mandos medios de las FF.AA., en las universidades, en el D.F.L.2 (tipo de vivienda) y principalmente en torno a la construcción de una cultura e identidad propia definida principa] y justamente en función de su distinción respecto de la clase obrera y proletaria (y por lo tanto, en pautas de imitación de las "clases altas", con las cuales aspira a mezclarse). En el ámbito de la salud, este proceso tiende a reforzarse a través de la creación del SERMENA. Con anterioridad, los empleados y clases medias en general estaban "abandonados" desde el punto de vista institucional de la salud: debían pagar consultas privadas y la mayoría más pobre se dejaba caer en los hospitales solicitando un lugar. La creación del SERMENA, al mismo tiempo que les permitía ser clientela de los médicos en el mercado de la salud, les abría las puertas a secciones especiales y diferenciadas de los hospitales ("el Pensionado"), aprovechándose la infraestructura de los obreros, pero con sistema de financiamiento y médicos propios. Era este proceso de institucionalización de la distinción de clases lo que el proyecto de S.U.S. vulneraba y era esto lo que alimentaba una crónica confrontación al interior del cuerpo médico, no bastando para calmarla los argumentos de eficiencia, asignación de recursos y optimización de la atención para todos los chilenos. El proyecto del S.U.S. significaba, respecto de sus relaciones con el sector médico, la funcionarización de la medicina social en amplia escala, al incorporar a la clase media del SERMENA al sistema de atención estatal. Esto, sin duda, constituyó uno de los puntos más críticos de las relaciones entre los medicos pro S.U.S. y el Colegio Médico, el cual liderará movimientos a todo nivel para oponerse al intento "totalitario" de su funcionarización.
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Sabemos que el sector médico chileno, desde todas las corrientes ideológicas, había aceptado ser funcionario del Estado liberal-asistencial desde los años '20 hasta los '60, urgido ante la necesidad de la "salvación de la raza y del orden social". Largas décadas de entrega y sacrificio junto a las camas de los pobres habían permitido, en algunos, madurar su conciencia respecto de la necesidad de profundizar en la medicina social y los cambios estructurales; para otros, dicha experiencia constituía una suerte de aprendizaje y docencia clínica para lo cual servían de objeto los cuerpos de pobres; para unos y otros, un mecanismo de inserción en la carrera pública funcionarla y académica y de acceso a la previsión social. Todo lo cual no les impedía ejercer la medicina privada, contando con clientela propia, aunque escasa. El deterioro progresivo de la vida de la gran mayoría de la población chilena., la escasez de recursos del Estado y, por lo tanto, de los sueldos de los funcionarios, el estancamiento general de la economía hacia finales de los años '50. había deteriorado gravemente las relaciones del cuerpo médico con el Estado Asistencial, oponiéndose a su funcionarización sin un previo mejoramiento de sus condiciones laborales (Estatuto del Médico-Funcionario). Coincidente con este fenómeno, comenzó a desaiTollarse crecientemente la medicina particular, legitimándose cada vez más el ejercicio liberal de la profesión. Finalmente, el acceso amplio a la clientela de las clases medias, a partir de la creación del SERMENA, consolidó este proceso de liberalización profesional de los médicos. ¿Aceptarían si más la pérdida de su enorme clientela de empleados para funcionarizarse en un Sistema Único de Salud en el que todos serían iguales: pacientes, trabajadores y técnicos? Dr. Rubén Acuña (Vicepresidente del Colegio Médico): En el año 1971, en la jurisdicción de Santiago, el SERMENA atendió a 1.189.000 beneficiarios, se hicieron exámenes en número cercano a 482.000 y los programas (Bonos-cheques) ascendió a 121.229 prestaciones, todo lo cual significó ingresos para los médicos por un total de E° 91.000.000. ¿Por qué señalo el ingreso de los médicos? ¿Porque esto (el S.U.S.) significaría restarles este ingreso, lo que repercutiría directamente en su interés. En este momento, yo ¿qué hago, cuando veo un beneficiario de curativa por un problema de labio leporino, por ejemplo? Lo cito, le hago los exámenes previos y lo opero el mismo día y lo doy de alta inmediato. ¿Por qué? Y lo digo aunque me perjudique o se me malinterprete. Porque voy en la parada. Esto es incentivo econó-
105 "Acta del SERMENA, sesión del 25 de enero de 1972", Aíejijo/cN" 216, Santiago, enero-febrero, 1973. p. 56
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Esta posición de defensa de los beneficios económicos en el ejercicio liberal de la medicina, era calificado como la "mercantilización" de la salud, por parte de los sectores de la izquierda médica. En reiterados discursos, tanto del Presidente Allende, como del Ministro de Salud, Juan Carlos Concha, y de médicos y estudiantes gobiernistas, este concepto de la mercantilización fue rechazado como pérdida del sentido humanista de la profesión, reñido con los principios de la ética y la justicia. Para estos sectores, el médico debía estar al "servicio del pueblo", visualizándose como algo inmoral el hacer del sufrimiento corporal de éste, una mercancía. ESTUDIANTES DE MEDICINA A LA OPINIÓN PÚBLICA Porque creemos y luchamos por el hombre, como estudiantes de medicina concebimos nuestro futuro profesional poniendo nuestro conocimiento al servicio de la liberación del pueblo. Queremos formar en nosotros mismos el nuevo médico para la sociedad nueva, poniéndonos al servicio de las grandes mayorías postergadas de nuestra patria. (...) Porque conocemos de cerca la miseria, el hambre, las enfermedades que sufi'en los desposeídos (...}, queremos ser un médico diferente. Porque en el contacto diario con el pueblo hemos aprendido que más valioso que el dinero y los bienes materiales y el prestigio social que nuestros títulos nos pueden brindar, es la gratitud de este pueblo que marcha junto con nosotros hacia su liberación definitiva. Por todo lo planteado, lucharemos por la abolición de la medicina privada, de esta medicina comercializada y deshumanizada (...): de esa medicina-empresa que ejerce el más vil de los comercios, comerciar con la salud del hombre. Porque hemos visto que la comercialización de las prestaciones médicas corrompe el sentido ético y moral de la profesión, y la medicina se realiza en un sentido esencialmente reparativo, mientras la prevención y la rehabilitación sólo aparecen en el papel (...). También nos atrevemos a plantearnos críticamente frente al Colegio Médico, porque creemos que su labor ha sido obscura y sin compromiso alguno con una sociedad que está planteando sus derechos (...). Sus acciones más destacadas han sido las de tipo economicista, tratando de conseguir más privilegios para los colegiados. Esto se manifiesta especialmente en la defensa cerrada que se ha hecho, y se hace, de la medicina liberal, más con los subterfugios disimu-
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lados apenas como la Ley de Medicina Curativa, la que aparentemente beneficiaría a extensas capas de empleados. Esta y otras muchas actitudes hacen resaltar la poca adaptación del Colegio a los momentos que se viven, porque nadie podrá decir, responsablemente, que con la medicina liberal se pueden solucionar los grandes problemas de salud c¡ue existen en Chile. (...) Los estudiantes de medicina que firman este manifiesto, nos comprometemos,fi-entea la clase obrera y nuestro pueblo, a: - No ejercer privadamente nuestra profesión, poniéndonos de por vida al servicio de las clases explotadas y nuestro pueblo. - Luchar junto con los trabajadores para instaurar en Chile un servicio único de salud, con médicos con un claro sentido de servicio a las clases populares. - Luchar por una adecuada formación integral y perfeccionamiento del trabajador médico """. Se trataba de un importante discurso y compromiso impregnado de apostolado social, muy propio y expresivo de este momento histórico en el que, especialmente los jóvenes de izquierda, sentían el llamado a una alta misión encaminada a hacer de la utopía una realidad posible... Pero que se manifestaba gravemente obstaculizado, ante la ofensiva de una clase gremial y patronal dispuesta a defender, hasta las últimas consecuencias, su propio proyecto histórico. Una aguda situación de confrontación social se comenzó a desencadenar en el país desde los inicios del año '72, en el marco de otros procesos sociales críticos que tendían a poner en cuestión el orden de propiedad en Chile a través de la apropiación popular de fábricas, tierras y sitios, sobrepasando lo programado legalmente desde el aparato de poder. Desbordamiento que no se explica tan fácilmente por la acción de agitadores; éste era un problema histórico: "había llegado la hora"" de revertir su destino, descargar las espaldas del peso milenario de la esclavitud, la hora de dar "vuelta la tortilla", como se decía y cantaba, parodiando la canción española.
106 "Manifiesto de un grupo de 173 estudiantes de medicina de la Universidad de Concepción, de! 28 de junio de 1971 Mensaje. N" 201. Santiago, agosto. 1971. p. 262
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Mientras se avanzaba en el programa de nacionalización y estatización de los productos estratégicos, (cobre, hierro, carbón) y se continuaba con la creación del Área Social de la economía, se paralizaba y/o escondía la producción agrícola y fabril y de consumo básico de la población, produciéndose un panorama de escasez, especulaciones y colas que re-creaban un ambiente de inseguridad y crisis. Los gremios patronales se organizaban, mientras las acusaciones ministeriales se sucedían una tras otra en el Parlamento. Paralizaban los ferrocarriles, la locomoción colectiva. El cercenamiento del presupuesto fiscal en dos mil millones de escudos acordados por el Parlamento el año 1972, extremó el déficit fiscal, el cual se saldaba con emisiones de papel moneda. Todo encareció; en marzo de 1972 el costo de vida subió en un 2.7%, alcanzando un 13.4% en los tres primeros meses del año '"'. Para calmar los ánimos, las mujeres dueñas de casa se sentaban a ver la teleserie Simplemente María, evadiéndose en sueños de arribismo y riquezas. Por la noche, se vibraba con el apasionado round televisivo de "'A esta hora se improvisa'', que contribuía a que cada cual reafirmara sus posiciones políticas. Se anunciaba en El Mercurio la edición del libro Las Fuerzas Armadas de Chile en la Vida Nacional, del Tte. Coronel A. PoUoni. "una nueva demostración -decía la propaganda- del fervor nacional hecho carne en el soldado chileno, que jamás pierde de vista su condición civiF". El cine exhibía Irma, la Dulce y Goldfinger. Alameda abajo se cantaba en la Peña de Los Parra y se tomaba vino navegado. Julio del '72. Nevó sobre Santiago. Al despuntar la primavera, los señores se alzaron en una sola voz: "El Poder Gremial tiene una fuerza de incalculables proyecciones'", discurseó el presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio. En el mes de octubre dieron inicio a un vasto movimiento social, centrado en el paro del gremio de transportistas, sector clave, paralizándose toda la circulación de productos del país. La sociedad gobiernista se movilizó ampliamente en jomadas de trabajos voluntarios de producción y distribución. La confrontación política, social y económica en el país alcanzaba un punto álgido. El Colegio Médico de Chile, junto a los distintos gremios profesionales del país, adhirió de inmediato al paro de los transportistas, lo cual puso en grave situación la ya crítica asistencia hospitalaria. Se iniciaron horarios extraordinarios por parte de la FENATS y los estudiantes de medicina acudieron a asistir las distintas especialidades. Para coordinar la acción de emergencia y trabajos voluntarios de trabajadores y estudiantes, los médicos de izquierda organizaron el "Comando de Defensa de la Salud del Pueblo" y el gobierno decretaba la total gratuidad de la atención en los establecimientos asistenciales del S.N.S.
107 Clarín. Santiago, abril 7. 1972
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Finalizado el paro gremial del mes de octubre, el gobierno respondió, en el ámbito de la salud, tomando la ofensiva: firmó un convenio entre el S.N.S. y el SERMENA. otorgándose a 2.500.000 empleados el derecho de utilizar toda la institucionalidad del S.N.S., procediéndose a redistribuir el gasto médico nacional. Una medida de abierta ofensiva al poder gremial del Colegio Médico, el cual no tardaría en reaccionar, rechazando tal medida. Dicho Colegio Médico convocó a una Convención Nacional, en el marco de un gran debate entablado en el Parlamento, en la mira de la "defensa de la medicina curativa de empleados". En la convención aludida se acordó la intensión de celebrar convenios bipartitos entre dirigentes de empleados y Colegios Regionales "para organizar sistemas de atención médica al margen de la institución SERMENA" ""*. Al mismo tiempo se acordaba; 1) la defensa del SERMENA: 2) la necesidad de derogar el convenio hasta no consultar a los beneficiarios y a los Colegios involucrados: 3) la vía parlamentaria para el establecimiento de cualquier reforma en ese sentido; 4) estimular la libre elección en el S.N.S., fuera de las horas funcionarlas, manteniendo "áreas de privacidad, usando para ello el 5% del Fondo de Asistencia Médica que estipuló la ley (...)" ">", En medio de este movimiento confrontacional entre el gobierno y el Colegio Médico, en abril de 1973 comenzó a funcionar el convenio S.N.S.- SERMENA en todos los establecimientos asistenciales estatales del país, habiéndose contratado cerca de 400 médicos jóvenes que se diseminarían por el territorio nacional. Desaparecía, de esta manera, el cheque/bono, -el instrumento de pago para la atención del SERMENA-, bastando sólo una "orden médica" del médico del SERMENA, para ser atendido en los establecimientos hospitalarios, uniformándose el sistema administrativo para la atención médica de empleados y obreros. Como respuesta, los médicos del sistema de libre elección del SERMENA, se negaron a atender, rechazando la "orden de atención". Entre tanto, se llegaba a extremos en el problema del desabastecimiento de medicamentos en los hospitales, habiéndose producido un enorme incremento en la demanda de fármacos, aumentándose la tensión política en los establecimientos asistenciales.
J08 El Mercurio, marzo 31. 1973. citado en E, Morales, op. cit., pp. 84-85 109 "'Conclusión Convención Médica". El Mercuno. mayo 17, 1973. citado en E. Morales, op. cit., p.85
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La confrontación a nivel institucional-gremial en el campo de la salud, corría paralelamente a la implementacion de una política de base que no detenía su accionar, especialmente en el ámbito de la educación y la prevención en salud poblacional. Aumentaban los consultorios poblacionales, incrementando en un 35% las consultas en la provincia de Santiago. Nuevos médicos contratados cumplían un horario de 8 horas, extendiendo la atención hasta las 21 horas, incluyendo los días festivos "". Por otra parte, la creación de los Consejos Locales y Paritarios alcanzaban una alta proporción (87% Consejos Locales y 69% Consejos Paritarios a fines de 1972). "Esto demostraba una relevante participación e incorporación de la comunidad a las tareas de salud y, por lo mismo, hablaba de la presencia de una permanente acción educativa y de prevención de la salud poblacional, especialmente a nivel materno-infantil, cual era la función principal de las Brigadas y Consejos de Salud" '". En correspondencia con este fenómeno de protección de la vida y la salud en los sectores más frágiles de la sociedad, se aprobó, en abril de 1973, el proyecto del gobierno de ampliar el tiempo del descanso pre y post-natal, de 6 semanas a 12 semanas (Ley N° 17.928). Por su parte, el Plan Nacional de Leche protegía ya a 3.500.000 chilenos, especialmente niños y madres, habiéndose entregado en dos años, 100 millones de kilos de leche en polvo, lográndose superar en más de un 70% el déficit de proteínas en los sectores pobres. "La leche está en los barrios, en los campos, en los campamentos, poblaciones callampas, escuelitas. villorrios y poblados. Se reparten tanto en el Consultorio de Visviri. al lado de la frontera con Bolivia por el norte, hasta Puerto Williams por el sur" "-. Durante el mes de junio de 1973 se reanudaron los movimientos huelguísticos en los establecimientos hospitalarios de la capital, liderados por el Colegio Médico; expresión de una vasta movilización de rebeldía civil que, al paso de su agitación en las calles, exigía la renuncia del Presidente Allende y la intervención militar de las FF.AA. Tras el humo que envolvió el palacio de la Moneda, se derrumbaría, estrepitosa y violentamente, el proyecto histórico de la transición pacífica al socialismo. Con ello, se esfumaron, obviamente, los dos puntales de la política de salud de gobierno de la Unidad Popular; la democratización institucional de la salud y la creación de un sistema d salud sin clases.
110 Clarín. Santiago, abril 21. 1973 111 S. Allende. 3er. ''Mensaje Presidencial", citado por B, Morales, op. eit, 112 Clarín. Santiago, enero 4. 1973
502
í3AST0 PUBLICO PER CAPITA EN SALUD
(1960-1976) AÑO
E° c/año
1960 1961 1962 1963 1964 1965 1966 1967 1968 1969 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976
20,62 22,11 22,19 32,20 39,60 70,60 85,39 108,91 148,36 209,97 340,46 530,19 1.050,67 3.230,06 25.777,95 101.948,10 320.312,54
US$ año 76=100 29,16 29,12 25,22 25,63 21,44 28,32 26,29 26,14 27,19 27,36 31,97 40,31 43,04 25,18 26,78 22,49 22,85
Gasto X per capita
26,08(1960-64)
27,80(1965-70)
36,16(1970-73)
23,96(1974-76)
Fuente: Ministerio de Hacienda, Dirección de Presupuesto, INE "Población", citado en E. Morales (FLACSO, 1981).
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504
EPILOGO EL DESMANTELAMIENTO DEL ESTADO ASISTENCIAL Y LOS DESAFÍOS FUTUROS
Con la violenta imposición del régimen militar terminan 50 años de Estado Asistencial en Chile: una construcción que, levantada a nombre del Pueblo y teniendo a éste como su razón, había implementado una política social que -ya en el ámbito de la salud, la educación y/o la vivienda-, buscó constituirse en una vía de protección a la sociedad popular chilena, vulnerada por un sistema económico que tendía históricamente a reproducir la pobreza. Como resultado del golpe militar, se produce un regreso al modelo de sociedad, de economía y de política decimonónica, caracterizada, en primer lugar, por la separación del pueblo respecto del Estado; en segundo lugar, por la impunidad social del modelo económico liberal; y, en tercer lugar, por el rol subsidiario del Estado en el ámbito de la asistencialidad social. El "pueblo" ya no se constituye en una categoría del Estado, sino más bien de la economía: las necesidades y requerimientos del otrora "pueblo" -el que pierde su nombre- pasa a ser un factor "costo social", ante el cual el Estado asume un correspondiente rol económico (subsidiario), con el fin de su incorporación relativa al mercado de trabajo barato. Este fenómeno encontrará su más clara expresión en el campo de la salud pública, donde se produce un profundo quiebre respecto de la trayectoria desarrollada históricamente por el Estado y la política de salud en Chile. Este quiebre apunta, medularmente, a la estructura misma del sistema de salud en Chile, expresado en la 'renuncia' del Estado como responsable de la salud pública considerada como función y rol propio y constitutivo de su razón política. Como corolario, se tiende a la desestatización del sistema, es decir, a su privatización. Algunos estudios realizados a partir de los años 80 por investigadores del campo de la salud, han descrito detalladamente los cambios institucionales específicos ocurridos en este ámbito. En este epílogo no pretendemos abundar sobre ellos, aunque sí nos sirven de apoyo para fundamentar este problema -decisivo en la perspectiva de nuestro estudio- relativo a la ruptura de los lazos históricos entre Pueblo y Estado en Chile. En concreto, tal como lo plantea el Dr. Antonio Infante, "la aplicación ortodoxa de los principios neo-liberales con su ideología de 'Estado subsidiario' debilita y jibariza la presencia estatal en el financiamiento y la conducción del sistema sanitario. El concepto de salud como un derecho básico, consagrado constitucionalmente en 1925,
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se cambia por el derecho a elegir libremente la atención de salud que se requiere. Por otra parte, la aplicación de la doctrina de seguridad nacional lleva a la atomización del sistema y a su control directo por autoridades que dependen directamente del poder ejecutivo" '. La categoría social de "clase trabajadora asegurada" que conformaba la base de sustentación del Estado Asistencial chileno desde el año 1925. pierde su definición social. se atomiza y transforma en un factor de individuación en calidad de "clientela salarial asegurada" diseminada hacia un nuevo y doble mercado empresarial: 1) el financiero de salud (ISAPRE) y 2) el profesional-particular-médico. De lo cual resulta una suerte de "capitalismo sanitario", con un clientelismo ampliado y con su "natural" lacra social de "indigentes" que son atendidos, según el modelo antiguo, en hospitales-para-pobres. Las imágenes de este proceso nos muestran la radicalidad del mismo, especialmente en el ámbito de los recintos que otrora expresaban y simbolizaban el Estado Asistencial: los hospitales. Su falta de recursos y el abandono estatal se va a manifestar, silenciosa y endémicamente, en sus muros descascarados, en el frío siberiano de sus corredores y sus salas, en la ausencia de material quirúrgico, en la falta de toda clase de implementos domésticos y de medicamentos, en el deterioro de la dieta alimenticia de enfermos y del personal, en el mal pago de estos últimos, en el envejecimiento de la maquinaria hospitalaria, en el abandono de sus basureros amontonados entre los rincones de patios, pasillos y servicios "higiénicos". En el fin de la contratación amplia y total de los jóvenes profesionales de la medicina. Obligados a abrir los ojos ante el deterioro y agonía de los otrora florecientes hospitales de la República, obra, mal que mal. de su propia acción histórica, el cuerpo médico agrupado en el Colegio Médico titubeó y pronunció un discurso contradictorio. Mientras salía en defensa del rol social que necesariamente debían jugar los establecimientos hospitalarios, presionaban por el aceleramiento de la "modernización" (mercantil) de la medicina. Pero a medida que dicha "modernización" se concretaba a través de la reforma al sistema público de salud y de la mercantilización asistencial general, se va produciendo un creciente distanciamiento del Colegio Médico respecto del gobierno -.
1 Dr. Antonio Infante "Régimen .Militar > situación de Salud: el rol de las ONG y de la Cooperación internacional", en Una puerta que se abre. Los Orgaiüsmus No Gubernamentales en la cooperación al desarrollo. Taller de Cooperación al Desarrollo. Santiago. 1990. p. 387 2 Lo cual se traduce en el cambio de su directi\a el año 1977.
Los médicos se sentían frustrados. Las ilusiones de la bienandanza económica privada no se vislumbraban; la vergüenza ante las condiciones de su trabajo hospitalario se acentuaba. Tenían que esconder las deterioradas condiciones sanitarias de los otrora afamados hospitales del Estado, temiendo la visita de periodistas y de inspectores; tenían que botar, a menudo, las muestras urinarias en los laboratorios por falta de instrumental mínimo; tenían que operar haciendo el signo de la cruz, solicitando algún milagro que impidiese la infección. Un médico provinciano daba a conocer su inventario hospitalario: cuatro jeringas, dos equipos de curación y otros dos instrumentos pequeños. En el Instituto Traumatológico se repetían una y otra vez las placas: sólo se contaba con un anticuado y poco efectivo aparato de rayos del año 1938\ Muchos galenos -a pesar de su clara adhesión inicial al régimen militar- no titubearon en rechazar las bases de la reestructuración del sector salud. Demostraban ya su cansancio y disconformidad con la precaria situación que sufría la medicina social, abogando por su mejoramiento, mientras luchaban, al mismo tiempo, por convertirse en los "agresivos" empresarios requeridos por el mercado, en medio de la selvática batalla establecida para la supervivencia de los más fuertes. El nuevo modelo económico y de Estado provocaba a los médicos chilenos una angustia histórica, una pérdida de sentido: ya no sólo dejaban de ser 'intelectualidad'''. sino que pasaban a igualarse a cualquier postulante a empleado público -consiguiéndose un puesto o unas horas o un reemplazo- o asemejándose a un profesional cualquiera, como un abogado principiante o como un contador-auditor, o un financista, poniendo su oficinilla-consulta en algún departamento de la gran ciudad, atrayendo clientela con alfombras, sonrisas y televisión a color: los símbolos del éxito en el mercado. El Colegio Médico realizó acciones para poner atajo a uno de los proyectos que más gravemente lesionaba la historia político-social chilena, la cual no había sido fruto de legislaciones gratuitas, ni era maná caído del cielo, sino que ella (la política de salud pública) había sido fruto de arduos esfuerzos y comprometida lucha de la clase médica, del Estado y del pueblo en Chile, consiguiéndose entre estos tres estamentos una relación estratégica desde el punto de vista social, económico y político, realizando una "revolución pasiva" de gran alcance que había transformado la figura del Estado liberal y el contenido mismo del pacto-social en Chile.
3 Ho\\ N" 26. Santiago. 23/29 de noviembre de 1977 4 E! concepto de "intelectualidad" que hemos utilizado en este texto proviene del concepto "intelligentsia" de Gramsci. por el cual entiende aquel sector de la clase dominante que es capaz de constituirse en dirigencia y vislumbrar estrategias de 'tratamiento social ampliado' con el fin de construir hegemonía política y cultural.
507
Cartas, declaraciones, artículos y acciones de los médicos opositores lograron llamar la atención sobre la gravedad de la situación que se ponía en juego y vaticinaron muy malas expectativas en la salud pública a futuro, especialmente como fruto del desmembramiento del S.N.S.: 1) Término de la planificación nacional de la salud, que establecía prioridades y asignaba recursos en correspondencia con ellas; 2) Minimización de las acciones de fomento y prevención de salud a nivel local por su nula rentabilidad inmediata; 3) Minimización e incierta relación educativa entre el Servicio de Salud y las Universidades; 4) Término del programa de Médicos Generales y su función redistribuidora del recurso médico; 5) Incremento progresivo de los costos de salud, afectándose el presupuesto familiar y el gasto total de salud en el país; 6) Requerimiento de atención sólo por enfermedades graves por parte de los pacientes, dada la deteriorada situación económica de la mayoría de la población, perdiéndose la posibilidad de pesquisar precozmente las alteraciones de salud; 7) Término de la carrera funcionaría, regulada por el Estatuto Médico; finalmente, 8) se experimentaría un importante deterioro de la ética de la medicina y, por lo mismo, de la imagen pública de los médicos, lesionándose el "respeto social por ellos, que a todo país culto le interesa preservar" ^ "¡Cuan lejos se ven los principios de la atención médica integrall De una salud pública centrada en los problemas que le son propios. De la concepción profundamente humanista de la medicina que orientaba la conducta de los Maestros de la medicina a privilegiar al ser humano independiente de las etiquetas económicas o de los adornos pectorales. Se ha llegado, por el contrario, a una obsesiva preocupación por lo económico. Los problemas que resuelve la legislación se orientan a temas mercantiles. ¿Quién paga y cuánto paga? ¿Cómo se recolecta la plata? ¿Por qué unos pagan mucho, poquito o nada...? " '\ Los médicos humanistas sufrían el abandono de su propio sentido, dolidos en el sentimiento histórico de la pérdida... gritando su desesperanza; advirtiendo, amenazando... Pensamos que es un deber ineludible (...) dejar establecido como un 'téngasepresente', ante ¡a Historia, nuestros colegas, pacientes y el país en general, el deterioro que (este sistema de salud) significará, tanto en calidad como en costo. Sin duda, quienes han impulsado estos cambios y que seguramente piensan que la medicina es sólo una mercancía, creerán que su negocio será próspero, pues sus cálculos estarán hechos en base a seguir contando con el quijotesco espíritu de los médicos chilenos. (...) Quienes pretenden realizar su negocio en base a seguir explotando al médico (mano de obra barata) están muy equivocados, ya que deberán pagar lo que realmente valen nuestros servicios.
5 A. Goic. "Salud en Chile: Ei problema de fondo". Mensaje. K' 282. Santiago, septiembre. 1979 6 M, Requena. "Analisis del Proyecto de Ley 'Régimen de Prestaciones de Salud". Documento de Trabajo, Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz. Santiago. 1985
... lavándose finalmente la culpa; Deslindamos responsabilidad frente a lo que acontece porque estamos siendo arrastrados en contra de nuestros principios y voluntad" '. Retomar esos principios y concretar esa voluntad de realizar históricamente el "derecho a la salud", constituye, sin duda, uno de los más caros desafíos y responsabilidad del sector médico (y político) respecto de la actual transición a la democracia (1992). A nivel de base, durante la época de la dictadura se va a presenciar la brusca retirada de la participación y organización popular que antes coadyuvaba en la labor sanitaria; en correspondencia con esto, se produce el distanciamiento de los consultorios respecto de la dinámica de la vida popular donde están insertos. Su política asistencial se concretará a la prestación formal de una salud curativa mínima, mientras su política preventiva se expresará sólo en un abúlico reparto de leche a los sectores tradicionalmente prioritarios (el binomio madre-niño) y en la distribución de vacunas. Para algunos médicos comprometidos con el concepto y práctica de la "medicina social", el cambio más importante ocurrido a partir de 1973 en el campo de la salud chilena consiste justamente en esta pérdida de la vinculación entre la institucionalidad de salud y la sociedad de base, en "la desaparición de la comunidad organizada como gestora de cambios, rol que había sido crecientemente enfatizado en décadas anteriores" **. En efecto, el régimen autoritario significa, aquí, nada menos que el intento de poner fin al "movimiento social" en el campo de la salud, cuestión que, desde el punto de vista histórico, nuevamente expresa ese fin de la relación Estado-Pueblo a nivel de la misma base de la sociedad. Más gravemente aún, se intenta terminar, en este terreno, con un concepto "democratizador" alcanzado por las instituciones mediadoras del Estado, tales como los consultorios, en el campo social/popular, vulnerando uno de los logros más importantes en el ámbito de la relación Estado-Pueblo. Pero en este campo, el movimiento social tiende a fluir a través de otras vertientes, a pesar de la interrupción de su cauce central. Pronto se pudo presenciar el surgimiento de importantes iniciativas que, en el ámbito de la salud poblacional, tienden a restituir la relación entre un estamento profesional democrático que aún pervive y la comunidad de base, desarrollando una política alternativa conjunta en materia de salud tanto preventiva como curativa.
7 Vida Médica, editorial. Vol. XXXII. Santiago, marzo-mayo de 1981 8 R. Contreras y otros, Salud en Chile. Documento Área Pastoral Social de la Conferencia Episcopal de Chile, Santiago, 1988. p. 3
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Iniciativas que surgen inicialmente bajo el alero de la Iglesia y que toman la forma de policlínicas para la atención de aquellos sectores vulnerados por la política represiva del régimen o de grupos marginados del S.N.S. por su condición de cesantes o incapacitados. Y, poco a poco, el accionar de la "salud alternativa" va tomando otro cariz, combinando y ampliando el trabajo asistencial hacia una acción de inserción en el movimiento poblacional gestado en torno a iniciativas sociales, ocupacionales, culturales y, especialmente, de sobrevivencia alimentaria ("ollas comunes"). Desde esta inserción movimientista, la salud poblacional crea su propia orgánica, los "grupos de salud", los que, proyectados hacia la comunidad, buscan y expresan una praxis democratizadora en el campo de la medicina social. La educación al interior del Programa de Salud (del Arzobispado) surge en los años 75-76 con la formación de monitores o líderes de salud que colaboraban en las acciones de control de los niños que asistían a los Comedores Infantiles. Eran colaboradores de un Programa de Salud, concebido por profesionales con un criterio eminentemente técnico. El Programa de Salud recoge el impacto de la reflexión que se produce entre dentistas sociales y aquellos que se interesaban en la acción solidaria surgida en los años 75-79, reorientando su acción educativa. El equipo, entonces, orienta la acción educativa a formar un tejido social y a fortalecer un movimiento poblacional, asume que el rol del educador es de animador y el tema de la salud como un facilitador para el logro de los objetivos planteados. Alrededor del año 1980 estos objetivos se materializan a través del inicio de un trabajo educativo con grupos poblacionales existentes. El programa tenía en esos momentos como objetivos generar una reflexión grupal sobre la realidad poblacional a partir de la problemática de salud. El equipo va acompañando las experiencias de formación de grupos poblacionales que surgen en respuesta a emergencias ylo necesidades cada vez más sentidas por los pobladores... (inundaciones, protestas).
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Esta opción del equipo lo lleva a acompañar el proceso de crecimiento de los grupos poblacionales de salud, adecuando el trabajo educativo a estos fines. Se pretende responder a las carencias e inquietudes presentes en cada comunidad local, de acuerdo a las diferentes situaciones de vida, es así como la educación aporta a la solución de problemas concretos. Se comienza a hablar de "grupos poblacionales de salud" y a forjar un proceso educativo que ha permitido avanzar, organizar y orientar el proceso de formación de los grupos" '. La práctica democrática, por naturaleza, va generando nuevas formas y modalidades de relaciones que interpelan a una y otra parte a entregar renovados estímulos y respuestas. Las relaciones que se crearon entre los grupos de salud poblacionales y los profesionales que interactúan con ellos, fueron capaces de romper las verticalidades formales y abrirse a la praxis democrática entre "sujetos históricos", realizando experiencias de mutuo aprendizaje que se traduce en una multiplicación de iniciativas. La autonomía y la interdependencia constituían las dos fuerzas que, movilizadas hacia un fin común, estimulaban la creatividad y la emancipación democrática del movimiento social. "La acumulación que se produce a través de la acción y resolución de los problemas tiene un potencial en la medida que crece la autoestima y se produce visión crítica de la realidad; hay un proceso de "darse cuenta" respecto a los hechos que las rodean y sus causas, lo que conduce a la participación más allá de las actividades que encierra un grupo. Creemos que este proceso es el que lleva a la constitución del sujeto colectivo" '". A pesar de la experiencia democratizadora recreada en torno a esta organización popular de la salud, desde la perspectiva de la historia social chilena, ella ha debido cargar con el peso de su alienación: realizar su acción sin poder incorporarla y legitimarla "sistemáticamente" y sin proyectarse para formar parte del "ser/hacer" de la sociedad. (Lo que quizás se esconde tras esta imposibilidad de re-institucionalización de la participación popular, constituye más bien una tradición histórica: una visión instrumental del pueblo, usable para las conquistas "patrióticas" y desechable para las construcciones "democráticas"). Sin embargo, aquí necesariamente nos topamos con otro tema, hoy especialmente controvertido: el de la municipalización de la salud.
9 Isabel de Ferari y R. Rivera. "Sistematización del Programa de Salud de ía Vicaría Zona Oriente de Santiago y de ía Experiencia de los Grupos Poblacionales de Salud". Programa de Salud. Vicaría Zona Oriente. Colectivo de Atención Primaria. Santiago, 1989, p. 12 10 Isabel de Ferari y R. Rivera, op. cit., p. 10
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La municipalización de la atención primaria que tiene lugar durante el régimen militar ha sido objeto y aún lo es. de innumerables discusiones, por cuando dicho fenómeno ha correspondido más al concepto de "pueblo-objeto" que al de "pueblo-derecho". Distinto quizás hubiese sido que se hubiese gestado un proceso de municipalización de la salud como corolario de aquel amplio fenómeno organizativo y participativo de la comunidad poblacional. tal como se alcanzó a desarrollar en el campo de la salud durante los años del '70 al '73. Por el contrario, la municipalización, tal como se ha realizado, corresponde a un modelo autoritario y mercantil de la sociedad, en el cual los sectores populares se constituyen en el 'cuerpo-de pobres' del modelo, respecto de los cuales la salud municipal actúa prestando la asistencialidad mínima propiamente requerida No obstante, la actual controversia relativa a la municipalización de la salud está hoy atravesada por la nueva valoración que actualmente tiene lugar respecto del municipio como expresión posible de una forma de gobierno-local-democrático. En efecto, ante la caída del modelo de relación Estado-Pueblo y ante la difundida certidumbre de que este modelo -tal como en este estudio lo hemos podido apreciar- no fue capaz de concretar los anhelos democráticos de la sociedad histórica, se ha vuelto la mirada hacia el gobierno local, como posible ámbito germinador de una también posible democratización en la base, sustentada por una suerte de "gobierno a escala humana". En la lógica de esta valoración, no es tan fácil, por lo tanto, echar simplemente por la borda temas como el de la salud municipal. La polémica, al respecto, está viva y en ella están jugando un rol protagonista los sectores técnicos y profesionales involucrados en el campo de la salud primaria. Desde la perspectiva histórica, habría que tener presente que no es posible definir los problemas que involucran al bienestar de la sociedad, sólo desde la lógica institucional. El destino histórico de una sociedad se va delineando, no en función de la historia institucional -llámase municipio. Estado u otro- sino al revés: el carácter y el rostro histórico de las instituciones dependerá del rol -protagónico o pasivo, democrático o autoritario, de "objeto" o "sujeto"- que la sociedad pueda asumir en una situación histórica determinada. El tema crucial es. pues, no el del municipio en sí ni el de la municipalización de la salud propiamente tal. sino el de la democracia. Sobre éste y otros temas hoy candentes, dejamos la historia a sus actores. Santiago, enero de 1992
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ÍNDICE
PRIMERA PRESENTACIÓN SEGUNDA PRESENTACIÓN INTRODUCCIÓN Primera parte SOLIDARIDAD. CIENCIA Y CARIDAD I. II. III. IV. V. VI. VIL VIII.
UNA SOCIEDAD DESGARRADA LAS SOCIEDADES OBRERAS Y LA SALUD SOCIAL LOS MEDICOS DE FIN DE SIGLO PESTE Y REFORMA BALMACEDA Y LOS DOCTORES LOS NUEVOS ACTORES DE LA POST GUERRA CIVIL LA CUESTIÓN SOCIAL Y S.ANITARIA PRESIÓN POPULAR: CRISIS Y REFORMA
9 II 15
21 27 35 51 61 75 85 107 125
Segunda parte CAPITALISMO TRÁGICO Y ESTADO ASISTENCIAL
139
I.
147
II.
III.
LA ERA DEL DESPERTAR 1. MODERNIDAD UNO: LAS SOCIEDADE DE SOCORROS MUTUOS EN EL BANQUILLO 2. MODERNIDAD DOS: LA PATRIÓTICA MUJER CHILENA 3. MODERNIDAD TRES: ESCLAVITUD Y PESTE "BLANCA"...
147 160 166
LA LEY SOBRE LA HISTORIA 1. LA INTERVENCIÓN DEL PATRON 2. EL CAPITALISMO TRÁGICO Y SUS REFORMISTAS 3. LA LEY ABORTADA 4. MILITARES Y MÉDICOS AL PODER. LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO ASISTENCIAL 5. EL DOCTOR SALAS, MINISTRO Y CANDIDATO
173 173 177 184
TEMBLOR Y CRISIS DEL ESTADO ASISTENCIAL l.LACAJA DE LA SEGURIDAD 2. EL GENERAL DEL BIENESTAR 3. LA REBELIÓN DE LOS MÉDICOS Y LA CRISIS 4. LA INTELLIGENTSIA TÉCNICA 5. COLAPSO SOCIAL Y MEDICINA PREVENTIVA
224 224 233 244 258 270
198 216
513
Tercera parte DE ESPERANZAS Y DES-ESPERANZAS. ELESTADO DE SEGURIDAD, 1938-1960 I.
II.
III.
IV.
EL PUEBLO-ESTADO 1. FRENTE DEL PUEBLO 2. DIGNIFICACIÓN POPULAR EN EL ESTADO-PADREMADRE 3. COORDINACIÓN. INTEGRACIÓN, FUSION. LA MADRE. EL NIÑO Y EL TERREMOTO: EL ROSTRO CENTRALIZADOR DEL ESTADO DE ACCIÓN SOCI.AL REIVINDICACIONES HISTÓRICAS Y RESPUESTAS INSTITUCIONALES i. LUCHAS EN TORNO A LA VIVIENDA 2. LA NUEVA OFENSIVA DEL MUTUALISMO 3. LA VISITACIÓN DE LOS POBRES: ENFERMERAS VERSUS VISITADORAS LOS OBSTÁCULO DEL CAMBIO INSTITUCIONAL 1. CRISIS DEL SISTEMA PREVISION.AL: NAUFRAGIO DEL PROYECTO SOCIALISTA 2, GUERRA MUNDIAL Y NACIONAL. CONTRADICCIÓN Y CLAUDICACIÓN DE LA INTELECTUALIDAD EL PUEBLO ASEGURADO 1. EFERVESCENCIA SOCI.AL SEGURIDAD INSTITUCION.-\L: SSS-SNS 2. SEGURIDAD VERSUS REALIDAD 3. LA NUEVA CONCIENCIA ETICO-SOCIAL
Cuarta parte AUGE Y CAÍDA DEL ESTADO ASISTENCIAL I. II.
III.
1. LOS CRÍTICOS AÑOS 60. LOS MOVIMIENTOS DE LA TIERRA. DE LOS CUERPOS Y DE LA RAZÓN 1. LA REVOLUCIÓN. LA TRAGEDIA Y EL DESARROLLISMO 2. LA RAZÓN HUMANISTA DE LA VIDA Y LA REFORMA UNIVERSITARIA I. LA MEDICINA COMUNITARIA Y LA DEMOCRATIZACIÓN DEL ESTADO ASISTENCIAL 2. LA CONFRONTACIÓN GREMIAL
EPILOGIO EL DESMANTELAMIENTO DEL ESTADO ASISTENCIAL Y LOS DESAFÍOS FUTUROS.
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285 291 291 300
31.')
327 334 331 340 349 349 364 379 379 395 408
425
431 445 455 473 491 505
515
Colectivo de atención primaria El colectivo de atención primaria es una ong de salud que inicio su actividades en 1984. Integrada por profesionales de la salud y de las ciencias sociales, su propósito es contribuir a desarrollar una cultura de atención primaria que promueva la calidad de vida, la participación de las personas y la articulación de los diversos actores que aportan a la salud. Son ámbitos de interés del colectivo, el trabajo comunitario e interdisciplinario en atención primaria, la interacción en el espacio local, así como el quehacer y la gestión del nivel primario de atención. Durante sus años de existencia, el colectivo ha tenido la oportunidad de trabajar con grupos poblacionales de salud, de apoyar la salud solidaria, conocer y trabajar con profesionales y técnicos de consultorios rnunicipales. actualmente mantiene un trabajo con los grupos poblacionales de salud, participa en el proceso de articulación de pobladores, ongs, consultorios y diversos municipios ejecutando programas de capacitación de post-' grado a profesionales de la salud. En la búsqueda de entender y mirar en perspectiva a los actores sociales y a los técnicos vinculados a la salud, el colectivo promovió la realización de este estudio sobre la historia de los movimientos sociales y la salud pública en Chile, para ello tuvo el privilegio de contar con María Angélica Illanes y su equipo de ayudantes que interpretaron las expectativas de los trabajadores y profesionales de la Salud, buscando información relevante para realizar esta investigación.
ROTEG red de protección social GOBIERNO DE CHILE MINISTERIO DE SALUD
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