El estado del arte de la ciencia política
 9592588783

  • 0 0 0
  • Like this paper and download? You can publish your own PDF file online for free in a few minutes! Sign Up
File loading please wait...
Citation preview

El estado del arte de la ciencia política Dra. Cs. Thalla M. Funa Rlvaríln lcoordlnadoraJ Dr. c. Carlos J. Dalaado Dlaz [VIB8CDDrdlnadorJ

...: ./ :"" f§DITORIAL V FEUX VARELA La Habana, 2005

Edición y corrección: Lic. Niurka Casanovas Herrero Diseño interior y de cubierta: Frank Herrera García Diagramación: Yohanka Morejón Rivero

© Thalía M. Fung Riverón (coordinadora), 2005

© Sobre la presente edición:

Editorial Félix Varela, 2005

ISBN 959-258-878-3

Editorial Félix Varela San Miguel No. 1111, e/ Mazón y Basarrate, Vedado, Ciudad de La Habana.



ÍNDICE

A modo de presentación 1 V

Primera Parte. La ciencia política en boga l.

Talcott parsons y la complejidad del sistema social JosÉ Lu¡s MllNDEz MÉNDEZ 1 3

2. El pensamiento político de Mancur Olson a través de La lógica de la acción colectiva RAFAEL GARCiA GutLARTE 1 24

3. La "teoría de la acción" de Hannah Arendt MARTIIA M. PllREZ GóMEZ 1 3S

4. Michel Foucault: la inquietud del poder HJRAM HERNÁNDEZ C.�RO 1 69

S.

Karl Deutsch y su concepción del poder 0LGA DoTREs RoMAY 1 93

6. Reflexiones de Robert Dahl en torno a los sistemas políticos JUAN SIMÓN ROJAS /100

7.

8.

9.

Norberto Bobbio: una concepción dinámica de la política

MAuRA SALABARRiA Rom /110

Arend Lijphart: su nuevo institucionalismo

A';A KARELIA GoNZÁLEZ ROSELLÓ 1 142

Acerca de la teoría neocontractual de John Rawls: una valoración

ALiclA MoRFFI GARclA 1 152

III

10 . La concepción del sistema político en David Easton JosÉ FERNA:NDEZ OLIVERA 1 185

11 . Una vez más acerca del liberalismo político MANUEL QurnTANA PÉREZ 1 194

1 2 . Daniel Bell y la sociedad posindustrial MARíA ANTONIA RoMA:N MoTAS 1 204

13. La teoría de las olas civilizatorias: Alvin Toffler ALBERTO GoNZALEZ TEJEDA 1 220

Segunda Parte. Una ciencia política alternativa 1 . Globalización y hegemonía. Fundamentos teóricos y prácticos de la filosofia política actual JUA."' FRA.'"'CJSCQ FUENTES PEDROSO 1 245

2. L a epistemología y la ciencia política: una aproximación en la primera década del siglo XXl CARLOs JEsús DELGADo DíAz ¡ 255

3. La cultura política y su dimensión actual: una mirada desde el sur ELsiE PLArn RAD·CLIFF 1 276

4. Una ciencia política desde el sur THAL!A M. FUNG RIVERÓN 1 286

De los autores 1 360

IV

A MODO DE PRESENTACIÓN

Para el Grupo de Ciencia Política de la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de la Habana y para la Sección de Cien­ cia Política de la Sociedad Cubana de Investigaciones Filosóficas es una satisfacción introducir el libro El estado del arte de la cien­ cia polttica, estructurado en dos partes: La ciencia política en boga y Una ciencia política alternativa. En esta obra se presentan diversos enfoques de estudiosos cu­ banos de la ciencia política que, a la asunción crítica de la teoría polltica occidental, unen sus experiencias teóricas y prácticas en las reflexiones y metarreflexiones de los postulados de dicha disciplina, en busca de salidas a la complejidad del mundo polí­ tico de hoy. Cada ciencia posee su propia historia epistemológica, de la que no se excluye la ciencia política sistematizada a partir de Maquia­ velo en una línea euronorteamericana que lejos de complejizarse con el devenir, se hace cada día más unicentrista. En este libro no se pretende instrumentar salidas a la emergente complejidad del mundo de hoy, aunque constituye en sí la búsqueda de una alter­ nativa; más bien es un camino que se sabe lleno de vueltas, retro­ cesos, así como de las espinas que enfrenta todo lo que se opone al pensamiento consensuado; pero, como decía Marx, a la ciencia no se transita por una calzada real, y ese desafio lo han asumido los autores, que presentan su visión en lucha, precisamente, con­ tra paradigmas al parecer intocables. Comparta, lector, nuestras inquietudes. Sus críticas ayudarán a nuestro trabajo, es más, usted, con ellas, devendrá también un constructor de lo que resultaría una ciencia política alternativa. V

PRIMERA PARTE LA CIENCIA POLÍTICA EN BOGA

1 TALCOTT PARSONS1 Y LA COMPLEJIDAD DEL SISTEMA SOCIAL JosÉ Lms MÉNDEZ MÉNDEZ

Sociólogo estadounidense, fundador de la escuela del funciona­ lismo en sociología y considerado un clásico de la ciencia social contemporánea. Una aproximación a Talcott Parsons nos revela que su trabajo se centró en formular un sistema teórico general para analizar a la sociedad, cuya idea principal era la visión de esta como un organismo, en contraste con la escuela del estructu­ ralismo2 que veía a la sociedad como uná estructura en la cual cada parte tenía un papel que desempeftar en la preservación de un equilibrio dinámico vital, punto de vista expuesto en su libro The Social System (El s is tema polttico, 1951). En esta obra, Parsons argumenta de forma esencial que la ca­ racterística fundamental de las sociedades, al igual que en orga­ nismos biológicos, es la homeostasis, es decir, el mantenimiento de un estado estable y que sus partes pueden ser interpretadas solamente en los términos de su totalidad. Comenzó su carrera como biólogo y más tarde se interesó en la economía y en la sociología. Enseftó economía en la Universidad de Harvard, desde 1931, hasta su retiro; dirigió allí el Departamento de Relaciones Sociales. Publicó más de 150 libros y artículos. Fue titu­ lar de la cátedra de Sociología de esa universidad. Se distinguió por 1

Nació en Colorado, Springs; graduado de Amherts College, bachiller en artes en 1924, de la Escuela de Economía de Londres, Inglaterra, y de la Universi­ dad de Heidelberg, Alemania, donde se doctoró en 1927; estuvo en Harvard desde 1927 hasta su retiro entre 1973 y 1974. Talcott dirigió en la Universidad de Harvard la revista The American Sociologist. 'Se convirtió al funcionalismo bajo la influencia del antropologista Bronislav Mallnowskl.

3

sus �portes a la teoría soci ?lógica desde el punto de vista estruc­ _ _ que tiende a privilegiar los aspectos estáticos turahsta-�unciOna hsta _ de la realidad social respecto a los de cambio y conflicto. En su mun�o mtelectual coincidió en Harvard con el sociólogo ru�o naciOnalizado estadounidense Pitirim Alexandrovich Sorokin � qme � desde 1930 diri el Depa�amento de Sociología en esa uni . versJ ad Y se espec1a :zo en trabll,�ll no se circunscribe al foro legislativo, sino que es asumida por ciudadanos desde el seno de sus propias doctrinas co:nstructivas razonables como criterios de legitimación. Otra expresión de razón pública son las cuestiones de justicia básica, según se presa en la visión política de la justicia como imparcialidad, tanto especifica derechos, libertades y oportunidades, asign:áiJ4 doles una prioridad lexicográfica y garantizándoles las me·dícla¡¡i necesarias para cumplirlas. La principal manifestación de la razón pública es, ante todo, la Corte Suprema de Justicia. Es en ella donde se defienden los prin• cipios fundamentales que especifican la estructura general del Estado y los procesos políticos, así como los derechos básicos igua. les y las libertades ciudadanas que deben ser respetados por todos; La razón pública es, aunque no exclusivamente, la razón de su Corte Suprema de Justicia como la máxima instancia de interpre­ tación judicial, sin ser la máxima representación de la ley. La Corte Suprema de Justicia es, a la vez, la rama del Estado que ejemplariza la razón pública, esto se explica por los "principios del constitucionalismo"" sintetizados por Rawls: - La diferencia entre el poder constituyente del pueblo y el poder ordinario del gobierno y el electorado para desarrollar - La dístinción entre leyes supremas y leyes ordinarias,políticas. siendo las primeras expresión de la voluntad constituyente del pueblo y sus representantes y, por lo tanto, guía de las ordinarias. - El hecho de que la constitución democrática es la principal ex­ presión de la ley suprema del ideal político de un pueblo para gobernarse de determinada manera. - Lá fijación, a través de ello, de los esenciales constitucionales, ratificados constitucionalmente por el cuerpo de ciudadanos y a los que deben adaptarse las leyes ordinarias y procesos politicos de esa sociedad. - La responsabilidad fundamental de las tres ramas por mantener el equilibrio armónico del régimen constitucional como expre­ sión de una sola soberanía. " Rawls, J.: Political Liberalism, pp. 212-254.

202

conclusiones

re la . una distinción entral eraltsm, Raw1 s introduce En Política! Librecon es erentes teoríasdemola jus­ o�,en par� �� 1:J.. dif " verdad" qu.e de la concepción se libera Y la razona .i d comprehensivas,de justicia la co�c�pción políticamaden laa las ticia. La valideezios es distintas con­ as! de los cri� : s, ¡.l�cis¿}�l 0!5�u���!�!s, y pasa a depender úni­ osa cepciones rel!�!raz que todos han de s sto ue sup pre � los " ' �e e b a ?n lo de te en cam de validez generapúl.blimente con Pre tensiólan noc reconocer necesana ión de razón ecruz �� La idea del consenasograen� lismo o a un constituciona pone . .vltar ��c�edime ca, Raw�s lascuya ativa de ntal y argument le.gitl�ll �ad � a invalida pragmátic�, utilitarisn:o. Su al stici a e ca �iti po n ció cep la con anglonorteamer¡canre­a, fia angJI.o sajona:esY ista diálogo con la filos?ien teamericano to s?c ¡al prog neolibnor revitaliza el pensam l que ha caracl político adera t o r:;:��� � �s����� �\����� l�s últimas déc as. ,

·

Bibliografia

Cambridge Umversi'tY Press RAWLS, J . E . , Madri. d: kantiano en la teona moral" , (trad Es p.. structlVlsm.0 . l Tecnos, Madnd con "El (19 86). : . 'dad: Ed1tona e en Jusuc w c��o i�� Universlty al m NewYork Columbia (1993): Pol!Ucal . lism tom �o�enech ' EÍ libera o político, Press (trad. Esp.: An Barcelona, Crítica, 1996) (19 71) : A Theory ofJustice, 197 8). .Fe ·

·

·

___

---

1

·

·

'

·

·

.

r

·

203

12

DANIEL BELL y LA SOCIEDAD POSIND USTRIAL MARIA ANTONIA ROMÁN MOTAS Introducción

����J¡ � �� � � � 1 : ������r:�r � � �

El escenario de las ciencias ¡y� ue se inscribe la teoría de Daniel Bell, periodista, soció �;o ogo norteamericano, pre­ senta una marcada com le ·idad p r las tendencias prev alecientes en el denominado Prime und e emente comprometidas con la reproducción del sistem ta !s contemporáneo. . a cap . poht ca Una mirada desde J del Tercer Mundo permi­ te identificar las form l� ?te das por este autor, jun to a otras teorías coetáneas que ta en e!llostraron su caducidad tanto en el orden ideológico com pra- tico, pero qu resp ondie� ron a los intereses de los grupos e po er norteamenc anos. El autor objeto de estudio· nació . . en N:w York, el lO de mayo de 1919. Se licenció en 1939 e e 1 penodismo por más de veinte años en The New Leader 9 4 ) y e e l Fourtune (1948 -1958 ). Alcanzó el doctorado en la Univers·1 dad e Columbia (1960 ) donde . fue profesor de Sociolo ía t desempeñó igual cáte­ dra en la Universidad e a a n;.antemdo su activi­ dad periodística paralelamente hasta a actualidad. Una etapa de particular importanci · ual est vo comp rendida entre 1 9561 957, durante su p arti i como !rector del Seminario de la organización denominada Congreso p ara la ibert ad Cultural L (Congress for Cultural Fredom) con sede en París.'

}

{¡ �r� � �

� J J ��������;� � 1 ����f�� � ·

, 'En 1950 fue creada esta organización co � sede en Pans y secciones en 21 países . en la que participaba n más de ci ':rt �� � e:tua\es de diferentes naciones. cele� brando 20 simposios y congresos t aCiona es. Dlferentes autores afirman .

204

Sus principales enfoques teóricos aparecen expuestos en los tado Higuientes libros: Marxian Socialism in America (1952 , reedi ); (1963 t Righ cal Radi The en 1967) ; The End of ldeology (1960 );

Coming of Post­ 'fhe Reforming ofGeneral Education (1966 ); The radi ction s of Indu stria l Soci ety ( 1 97 3 ) ; The Cultu ral Cont autor de otras Capitalism (1976 ); The Winding Passage (1980 ). Es ro­ obras como Toward the Year 2000, Work in Progress y de nume

sos artículos en revistas de Estados Unidos y España. dad Sus concepciones acerca del fin de la ideología y la socie las de s nente posindustrial le confirieron notoriedad entre expo ciencias sociales de su tiempo.2 so­ Bell se ubica en mayor medida en el campo de las teorías n Alai , Elías ert cioló gicas cont empo ráne as -jun to a Norb ias cienc Touraine, Anthony Giddens--- que como teórico de las os pro­ camp de ación utiliz y polfticas, no obstante su inserción lo. ndar desli píos de esta disciplina, de la cual no es posible un Por e l conj unto d e su obra es cons idera do tamb ién vin­ futurólogo, al abordar perspectivas de la sociedad capitalista el e Desd os. ómic culadas a aspectos sociales, históricos y econ pro­ el punto de vista de la sociología describió, desd e su noción, os Unid os Estad en ucía prod se ceso de transformación social que como líder del capitalismo mundiaL smo y En términos d e polít ica se inscr ibe en el conservaduri ió com o la derecha norteamericana. El propio autor se auto defin de Estados Unidos financió esta que l a Agencia Central de Inteligencia (CIA) gías contra los países socialis­ ideolo de a guerr la organización como parte de los d e esta organización con l a CIA, tas. En 1967 fueron denunciados los víncu a otros intelectuales, los que en la cual aparece involucrado Daniel Bell junto ayudada económica sin daban s amiga s afirmaron que la CIA y sus fundacione

condiciones. Puede ampliarse información en: pagó: La ClA y la Guerra Fria, Cultu­ Saunder, Frances Stornor (2000): Quién ral. Londres, Ed. Granta Brook. l Bell pagado por la CIA. Letras Libres Interactivas-En Linea. Danie sp2secc � ee&e eint = foros &des ple­ http: //ww w. letra sli bre s.c o m/ enlin ea2.a oro= 1 tatusF gar= 2&seccion-id =22&temas-id = 1 026&s .eurosur.org/rebelion!letras/ /www http:/ CIA la Rebelión: Noticia Daniel Bell y

0901 01cia .htm llana sus libros más conocidos: El fin de ' Han sido publicados a la lengua caste dad post-industrial y Las contradic­ la ideología, El advenimiento de la socie o. ciones culturales del capitalism

205

libe ral en pol ític a, soc iali sta en econom ía y conservador en cultura.' Lo _identifican, además, como nciador del posmodernismo m� ncwnado entre teóricos que anu omaron durante la segund� mttad d_el pasado siglo las discusret ion generales en torno a la modermdad Y P?Smodernidad, junto es a Mic Habermas, Martm Heidegger, Alasdair Mc hel Foucault, Jurgen lntyre, Richard Ror Y que planteaban l nec esid ad de interpretar los problemas poltyí� � tJcos Y sociales derivados de la economía cap italista. Por el sustento teórico de sus obras se sitúa ent re los pensadores occi�entales d� esa etapa que contribuyeron a estu dia r con una pers­ _ pectiva htsto:Ic� de largo plazo los cambios que ten ían lugar en la s octedad captt�hsta de su tiempo, marcada por el auge del capita­ _lismo mor;opolista de Estado, con ados Unidos al frente, de ahí que constituya un autor de necesaEst consulta. . �obre los paradigmas elaboradoria s por l, apuntamos la defi­ mctón q_ue apare?e en el Diccionario de Bel Sociología, 4 el que atri­ buye_ la Id7a del fm de la ideología al surgim iento de una concep­ _ a, como resultado Ción Ideolog!C de la rec upe rac los países occidentales tras la Segunda Guerr ión económica de de mante�er !a paz ent:e los bloques (con a Mundial y el deseo alusión al grupo de países capitalistas y sociah_ stas en contingenc texto e�blemático en el que sustentó esta con ia). Refiere que el de Dame! Bel l, El fin d� la ideología, editad cepción fue la obra mentada _con El advemmzento de la sociedad pa en 196 0, comple­ ost-industrial y Las contraccwnes culturales del cap italismo. 5 En el períod? en que se inscriben las teorías de Bell, predom _ nan entre pob_to�ogos, sociólo gos y economistas, conceptos acer­i­ ca de los cambws que se manif aban en la naturaleza del cap�tabsmo en lo concerniente a laest dist ribu ción _ los Ingresos. Este cambio -afirmaban- dar de la propiedad y mmadas revolución de los gerentes y revolu ía lugar a las deno­ ción de los ingresos, 'Ampliar información en: http://www.sociologyonline.co.ukjPbell.htm Letras Libres Interac ivas-En Linea http://www.Ietraslibres.com/ enhnea2.asp2secc=ee&eemt=foros&desplegar=l&accion=mens¡ije ' Gm �r, Salvador; Llamo de Espinosa, Emilio; Torres, Cristóbal; Diccionario de



5

Socwlogia.

La teoría del fin d e la ideología de Daniel Bell fue presentada por primera vez en 1955, durante el Congreso de Milán, organizado por el ya mencionado Con­ greso por la Libertad de la Cultura.

206

a la democratización del capital, lo q �e evolucionaría a un ��e­ _ vo sistema social resultado del ya crec1ente desarrollo cientlflco y tecnológico, con significativo aumento de la producción y pro­ ductividad del trabajo, con beneficios tangentes en la prosper¡dad y enriquecimiento de esa sociedad. . Una conclusión evidente resultaba de este enfoque: el capita­ lismo tenía la capacidad de solucionar sus contradicciones al con­ vertir a sus trabajadores en propietarios de los medíos de producción, eliminar la pobreza y crear una sociedad de la abun­ dancia, sin diferencias esenciales entre sus grupos soc1etales, lo que fue conocido como Estado de bienestar generaL Paralelamente, proliferaban análisis y trabajos sobre el térmt­. no "ideología" en sus diversas manifestaciones, pero con una par­ ticularidad, este concepto se modifica y comienza a tratarse como fenómeno social. Al respecto, el politólogo alemán H. Kuhr seña­ laba: "La ideología merece el más atento examen de los científi­ cos no solo porque bajo su amparo la ciencia social descubre nu�vos problemas, hasta ahora desconocidos, sino porque la ideo­ logía ejerce diversas influencias en la conciencia social y el com­ portamiento social de los individuos".6 Es decir, la ideología estaba signada a asegurar en el terreno de las ideas la legitimidad del sistema capitalista en el mundo, lo cual resulta válido si consideramos que precisamente en los años setenta se intensifican los estudios por encargo de instituciones del gobierno norteamericano sobre la ideología y la economía de la entonces comunidad socialista del este europeo, y es aprobada por el Congreso de Estados Unidos la aplicación de medidas para incrementar la guerra psicológica contra esos Estados. y

Contexto histórico

La categorización utilizada por el autor se_ inco;¡;¡ora a u!� dinámi­ . co y particular panorama económ1co, socwpoht1co y militar, que obliga a reseñar los principales rasgos que caracterizan el mo­ mento histórico en que transcurre la política exterior norteame­ ricana y que definen el capitalismo reinante en Estados Unidos. 'Kuhr, H. (1977): Ideologietheorie und Ideologiekritik. Aus politik und Zeitgeschichte, Bonn, RFA, No. 2, p.

3.

207

En los años cercanos en que vio la 1 uz la primera obra de Da· niel Bell, había concluido en 1947 la Segunda Guerra Mundial de la que Estados Unídos sale fortalecido, sin la devastación ni otras graves afectaciones que sufrieron la entonces Unión Soviética y los restantes países europeos, entre ellas las potencias occídenta· les, convirtiéndose en el centro principal del mundo capitalista.' Paralelamente, surgían nuevos Estados socialistas en Europa que cambiarían el espectro geopolítico mundial de esa época. Ante estos hechos se proclamaba en 1 947 1a doctrina Truman · la que constituyó una nueva política de Estados Unidos de alean: ce global, con objetivos estratégicos y militares, y que declaraban la guerra fría a los países de la comunidad socialísta.8 Est�dos X:nid os firmaba el Plan Marshall, a través del cual asig­ . naba fmanctam�ento para la reconstrucción de las economías oc· cide�tales europeas fuertemente dañadas por la guerra, en . particular de Alemama, como forma de contención del "peligro comunista soviético". Este plan estableció dependencias econó­ micas de larga data de estos países con el norteamericano. Con la firma del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en 1949 se incorporan los ejércitos de Europa occidental en un pacto milltar encabezado por Estados Unidos. Esa hegemonía militar se consolidó con el monopolio de la bomba atómica y las amenazas y condicio· n�mientos que caracterizaron la política exterior de ese país . Sur· gta como respuesta el Pacto de Varsovia, que unió las fuerzas militares de la comunidad socialista, con la URSS al frente. Posteriormente la URSS anunciaba la tenencia de la bomba atómica, lo que rompió el hegemonismo bélico norteamerica' Daniel Bell reconocía afios más tarde que el futuro de Estados Unidos estaba en afirmar su liderazgo en la economia mundial y que tendría que enfrentarse a los desafíos económicos y políticos mundiales, "... la lucha por mantener su hderazgo e': la alta tecpología, aviones, el espacio, productos farmacéuticos y bmtecnológ¡cos, serviciOs financieros, agricultura y entretenimiento". Ver: "Un afio de Bill Clinton", en revista Claves de la Razón P ráctica, �o. 40, pp. 45-46. 'Bell sefialaba al respecto: "El período inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial devino en la guerra fría, con los Estados Unidos convertidos en l a potencia polftica y militar predominante de Occidente y aliados a las Qa­ ci�nes de Europa occidental en la OTAN, la cual pretendía contener la expan­ sJon soviética Y de los paises del Pacto de Varsovia, donde Alemania era el campo de batalla entre los dos bandos [. . .] A partir de ese momento, y por más de 40 afios, Alemania estuvo bajo la amenaza de los misiles de Estados Uni­ dos". Ver: "Las caras del siglo xx", en revista Letra Internacional, No. 66, p. 26.

208

mili tar en amb os no, logr ánd ose as! la par idad y equ ilibr io ., bloq ues. . encwn del co· A lo anterior se unió la conocida polittca de cont ocracias populares munismo internacional dirigida contra las dem chantaje político, las de Europa oriental, para lo cual utilizaron el A la c�nt�nctón le presiones económicas y la diplomacia ató11_1ica. lares obJettvos. seguirla la doctrina de la liberación con stmt . s dirigidas a lo­ rma En los años sesenta surgieron otras doct mas, esbozada pri­ grar una estrategia de paz entre los dos siste F. Kennedy,9 la que mero por el ex presidente norteamericano John ntes Y proclam�da fue conocida posteriormente como tendido de pue n. A dife ­ on B � : Jo�? por el entonces presidente -�e ese pais, Lyn. propo­ n), acto on y hber rencia de las primeras (pohticas de contenct a el capitalismo en n!a una sustitución paulatina y pacifica haci odía lograrse, su­ los gobiernos socialistas europeos. La .mis ma ? flextble; el otor­ ta puestamente, con la aplicaci?n de la dtploma� tmtento de puen.tes gamiento de créditos financieros; el establec ; la ayuda huma�ta­ de comercio ampliado, de ideas y de turistas _ de opostcw_ n p �htíca. s rna inte zas fuer de n ació mul esti la y ria c1 nes con occidente Aseguraban que la ampliación de las rela � . wnes soct. ahstas de daría las perspectivas de progreso a las nac ., Europ a. confrontacwn entre S e iniciaban así nuevos enfoques sobre la rio de q�e 1� guerra los bloques beligerantes, partiendo del crite e el cap1tahsmo Y el no podía ser la solución de los problemas entr fica. ., socialismo, y se imponía la coexistencia pac! con centrac wn y E n tanto en la déc ada de 1 960 crec e la industrial Y bancano, centralizaciÓn del capital, la fusión del capital diales y de grandes y se fortalecen las instituciones financieras mun et oso el desarrollo empresas transnacionales, as! como surge imp � un periodo de rr1a cientifico, técnico y la informátíca. Transcu do. Esta de lista plenitud del capitalismo monopo La sociedad posindustrial

Entre los años 1960-1970 prevalecieron teorias sobre una deno­ minada civilización posindustrial, que emergía como alternativa

'Kennedy, John F. (1960) : Strategy of Peace, �ew York, pp. 8-10.

209

al agotarse las anteriores concepciones que sustentaban las so• ciedades industriales. El concepto de sociedad posíndustríal atribuido a Daniel Bell a principios de 1970, fue también objeto de estudio por importantes científicos norteamericanos, con denominaciones tales como so• ciedad tecnotrónica por Zbigniew Brzezinski y la nueva sociedad industrial por John K. Galbraith, las que convivieron con teorías que planteaban, en esencia, la necesidad de explicar los cambios económicos y sociales que tuvieron lugar a finales del siglo decimonónico y que superaban las concepciones inherentes a la sociedad industrial, con mayor atención a los problemas sociales y al hombre, y que sustentaban la existencia de una civilización posindustrial.10 Pero no es hasta 1973, con la aparición del libro El adveni­ miento de la sociedad post-industrial de Daniel Bell, que esta teo ría cobra representación en el marco del pensamiento social­ norteamericano, al presentarse como alternativa y presentar so· luciones virtuales y explicaciones a las contradicciones del capi· talismo de ese momento. De acuerdo con el autor, la sociedad posindustrial no responde a un sistema político capitalista ni socialista, constituye nuevo tipo de vida social que disuelve los límites entre los dos sistemas opuestos, y declaraba etapa pasada de la historia a la sociedad capitalista basada en la propiedad privada. Definió el cambio de la economía de producción de bienes a una economía de servicios, en la que mayoritariamente los trabajado­ res ocupan las esferas de comercio, transporte, finanzas, investí· gación científica, administración pública, sanidad y recreo; con predominio de profesionales, técnicos y el crecimiento de la tasa de científicos e ingenieros en la población activa. A su vez, los avan­ ces científicos, técnicos y de la computación conllevaban a un sis­ tema de bienestar material no conocido antes, proceso que daría lugar a elevados niveles de productividad e ingresos en una estruc­ tura esencialmente urbana. La sociedad posindustrial cambiaría el modo de vida del hombre del siglo decimonónico, en la que prácticamente todos sus ciudadanos serian ricos y acomodados. un

u1El término Hsociedad posindustrial" asumió otras denominaciones como civi� lización terciaria, sociedad de la información, sociedad posmoderna, del ocio, de consumo, organizada, de masas.

210

. alista como pit ca a ad iv pr d da de ión ric Valoró la desapaas �orm�s ��P;�P��ación de la economía, al con· resultado de nuonevopolios pnvados :n entidades controladas por los vertirse lo s m stado Los m n líos armonizan los intereses de ¡¡erentes Y �1 � . la p�o¡�e�gn estimulan la inici ativa pers.o· en an o, clp los que partlear vida satisfactonla ros �'n modo deseguri nal para cr . en sus 11?-d¡em social , dad de Vl a que g rantiza la una nueva calidspad eto. · justicia y el reodelo capitalista tam ad ied op pr la er ec ar ap �s d al , Con este m n las prmclpales clases al separarse la prople· bién desapareietceario, Y se . di. suelven, or' tanto los antagonismosr dad del prop jo y el capttal, rasgo caP racterístico de la anterio entre el trabastrial. la du sociedad inonam e la división de de qu ar er ev as a uce d con iento ios Este raz ue poseen losiómn.edDe los r po , es nc to en e, fin de se ahí no d socieda sino por los que os el ioder de decis op n, on ���r se trasladan de los m o­ producció ¿ e Y,f es . l cu! so es nvertirse las co que las relacion al s ica ém ad ac y P as ¡c l nt �le s ne cio opolios, en lios a las institu, de 1 .gobierno y Íos mon e n . co to un . J n. co es ad sid er univ con poder �e �eo.���;:dominante que alcanza el co· las instanciasqu e dado e va c d ende de la influencia de la Consideró estru ctura s de la política, nocimiento, la icos se es or ad ul rm fo =� n � e � ? conv ciencia, los teór turo e?tara: determinado por la tecnología." fu strumento y, por tanto, elpe 1o• gica utilizó como in cio so a iv ct pe rs a Desd. e. un con�epto "estructura soc1·al", la que clasificó en tres de anáhs1s el honzon al, verti. a1 Y de la estructura soc1al. los � tal � m. tegran los profesionales, dimensiones: n honz on sió es del. en m di La s y trabajadorfis do ea pl · � ale swn profe semi y úl��:S dedicados al trabajo ico técnico� : . to es s, ro re ob tec· s comerciO, Y lo esionales.consld ó cuatro estados: cientif¡co,tas Entre los prof cuale� mcor ::a a los ingenieros, econoD?-is yey nológico (en losini�t�atiVO Y. u� al La dimensión vertical mclu médicos), adm nustracwn, ��fve.rsidades , centros de investiga· e so ci al es , d�nd la economia, adamY lo s de n?ml·nad os ej pl m co os . al Y ción cientlftc mas hos pita no centros de asistencia soct el ­ siste con los � � � nde uye incl se correspo estatales, sis sión e ra terce La r. los milita a la esfer ��e las instituciones tema político, la cual compren .

.

e

. imiento de !a , p. 14

"B ell , D. : E! adven

.

..

211

partidos, organiza sas asociaciones.l2ciones profesiona1es, grupos étnicos y las di verPara explicar este sopo . ; rte social utlllz - ea de meri .. ó una versiOn ran tocracia lJ con con temp . o-' el � u� Ide tificó el sistema de la sociedad posindu� político� trialÍ don � os m�iemb los elegidos para gobe ros más dota dos son; rnar a �oc�edad, en los cu científicos, investigado ales ubic ó a lOS! res P��·::a�nal s, Profe Definió el talento human sore � s, inge n bien social, a cuyos nieros. todos deben tener acceso � c espe c·��1m�nte los menos afor frutos Según el autor, la bur� tunados. u . propuesta y elimina las uesía o figura en la estructura social las clases principales A cont . . radiccJOnes de clase al desapar ecer . rior de l a dimensión hor �· los obreros ocupan el nivel infe f�:: ­ : es: est�uctura ocia!, y P?S calificados de la clas los � gru e ­ obre r! Y aba.¡adores mtele dJsuelven en las restante ctuales se s d' Imen . de la fuerza de siOnes. . La dJSlffinUcJón . trab?JO y del proletariado trial conlleva, según el indus­ auto r a 1 rante que esta ocupaba con � �¿:rdida ge la posición prepo ndere De este esquema se de pec os tra aJa�ores en su conjunt o. una teoría válida en esa sprende q ue el marx�smo no representa dustriales pierde su baseépoca: ya que al abo!Jrse los obreros in­ má �cup�do por la elite posindu:t��ortante. El lugar decisivo será ;&:: r�pres�nta a los monopo ­ hos, mtegrada por la com unid ad ncJera, JUrídica, empresa rlal, de los negocio intel ectual' 1o que �hsue entre las clases ques,conf lve los antagonismos­ orm an e sa sociedad . Al respecto, Bel! reafirm ó est oque al p lo que estaba equivoc ar: "... Pero en Marx f�=�n s �ponerlante tiempo la estructura ado que con el paso del social de la SO�Ie ad l.� clases: las pequeñas clas a a . red ucir se a dos de negocio [.. .], los artes es medlas, e pequeno comercio, la gen te todas estas �!ases se h en el proletariado, y de ano undi rían ese _ c � n �¿�o de cl�ses Iba a venir el golpe fmai del sistema capitalis ta é Pe / o oy en d¡a -agregaba letaríado, si pensamos en -, el pro l omo el ase obr era industri al, está·

·

"Ibídem, p. 375. 13 L ' a merltocracía e s un térnu·no u til'1zado desde la como base los an tigued - ad en la que méritos personales toman 1 P a ocupar Gran Breta ña Y carg os oficiales. En Estados Unidos 1 el siglo xx re dad en la que el Y e�tienden el pod er politico Y concepto a la socie­ !Cl n soc��l depe sJva de las cuali nden dade de manera exclu s naturales Y " BeU, a formacwn de los D.: Ob. cit., pp, Individuos. 433_435_

":' � ���!1 ��� 212

i·'' '

reduciéndose. Marx fue el teórico de la sociedad industrial, pero está siendo reemplazada a través de la tecnología, por una Hociedad postindustrial" .15 Para sustentar tales afirmaciones, en este mismo artículo cita­ ha: "En los Estados Unidos -refiriéndose al año 2000- el sector de las manufacturas se ha reducido a menos del 20 % de la fuerza laboral y los servicios (que en su gran mayoría son servicios pro­ fesionales y de negocios) componen el 80 % de las actividades de la economía". Estos argumentos develan que el autor consideró posible que los grupos societales en condiciones económicas o sociales venta­ josas, renunciarían a sus intereses como grupos dominantes, y actuarían en bien de la sociedad y por la justicia suprema. Estos enfoques atribuyeron a las ideas de Bell un sentido humanista y justiciero del Estado de bienestar que pretendía p�o­ tagonizar la sociedad norteamericana. Sin embargo, estos paradig­ mas caían en sus propias contradicciones. Al considerar la meritocracia como sistema político capitalista incurría en una apreciación irreal que no se .corresponde con la propia naturaleza de ese sistema, en el cual su control está concen­ trado justamente, en manos del capital. Desde otro ángulo, este siste �a propuesto posee un carácter antidemocrátic'o, al dividir la sociedad, de una parte, en una elite escogida entre los dotados, y de la otra, en una masa impersonal de inferior categoría. Sobre este último aspecto, presenta particular interés el análisis posterior realizado por el Bell sobre las elites, al explicar que la mayor preocupación de sus integrantes ha sido la politica exterior de Estados Unidos como resultado de sus conocimientos e inte­ reses' reconociend� que, en cambio, la mayor parte de la .sociedad norteamericana estaba preocupada por los problemas mternos, la economía, la seguridad social, el bienestar, los derechos civi­ les, y más recientemente, el deterioro urbano, el crim�n, las drogas, la violencia y por cuestiones sociales como el felffirnsmo y los derechos de los homosexuales.16 Los elementos teóricos que sostienen la sociedad posindustrial presentan profundas incongruencias, al omitir el lugar decisivo esta

"

"Bell, D.; "Las caras del siglo xx", en revist a Letra Internacional, No. 66, p. 30. 1'Bell, D.: U n año de Bill Clinton", en revista Claves de la Razón Práctrca, No. 40, pp. 43, 45.

213

que ocupa la propied ad Y el nivel de 1 as fuerzas productivas sistema capitalista en el contemporáneo y s ? función en la vida social, Por tanto, presupone que los m n pollos ren�nc1en voluntaria y altruísticamente al poder econ m?co Y a s u m uencia deter nante sobre la polít mi­ ica l a q d n tra ns ferir, a su vez, a consejos de cie�tífíco loli s inge er s En este sentido el .; desarroll c · entT i ¡ Ico, tecnológi co Y el augé de la computació son presen dos om o vectores mdepend � tes Y autónomos de ien� las relacione socia l y de la propia estru ra social, desvincula ctu < do de los in reses e los u d os e En síntesis, la teoría poder. p gr _ de la soc posmdustrial pres modelo de sociedad enta un capitalista cie I Ica me� te adnumstrada . gamzada, orientad , or· a a un crecí . e to econonuc o, sm crisis, sin luc ha entre las clase _ s ni otros s ac ulos y, por tanto, re exclusivamente a los sponde esafíos de progreso , la Ciencta y la técnic en todos los órdene a s.

g� � �� � :7 ':: �� : �;� 1



n'

d

El fin de la ideologí a

p

e 1 ¡B�! • f :

En el contexto antes expuesto onfl uyen Y se sustentan las pr paJes líneas del pens inc iamiento de e odo que el estudio de sociedad posindustr la ial aparece n Iso u _ emente llg ad tradicciones cultura o a las co n­ les de l ca pit l _ o Y a la desaparición ide?logías, en un a es de las pecie de tril En este en ga rc e de teorías co P r lo referente al tratami ento que el autor confiere 1 g í. Las teorías que en los años senta cons ideraban agotadas las grandes ideologías tienen en sus expo ?entes a Da Edward Shíls • Ra y niel Be ll, on d Aron Y S eymour l Lipse t 17 En anos posteriores fueron refi rmu1 a da argumen taban la de � estas posiciones que clinación de s Ide olo gia s, dada la necesidad de crear políticas ac tivas specto a la ideología mula de luc ha cont , como fór­ . ra el c smo . Otras tendenc ias estaban dirigidas a aseverar que no er a e omento de teorías ni logías, ya qu e estas de ideoha bían demos ra do su fracaso, por ¡0 qu e ar-

���� �'{!����� �� �� 1� ��:: ; :U .

·

-



�: �

·

"El concepto "fin de la ide olog h bfa Sid . o utilizad en esa mism Edward Shils Y Seymour a etapa por � Li p t en ra t s q ue Lew!s Feuer hizo me nción a s Má allá de las ideolo ías. ' g •

"

214

gumentaban que l a caducidad de las ideologías revelaban el agota­ miento del debate sobre la interpretación de un mundo real y abrían paso al liberalismo. Era el momento de definir nuevos caminos de estabilización del capitalismo. Pero Bell había establecido las bases teóricas en las que argu­ mentó el final de l a era de las ideologías, a partir de la concepción de la sociedad del bienestar, la desaparición de las contradiccio­ nes entre las clases y la extinción de ellas mismas, argumentada en el modelo casi perfecto de l a sociedad posindustrial, coinci­ dente con los valores del crecimiento industrial, la eficiencia tecnológica y la adnúnistración de los tecnólogos. En este es­ quema no cabían las grandes ideologías cruzadas. Los motivos que la originaron habían desaparecido de la faz del mundo capi­ talista. Para este autor el fin de la ideología era el fin de las ideas del marxismo-leninismo. Bell había dejado para la historia precedente los conflictos ideo­ lógicos que se produjeron en la guerra fría y la intensa confronta­ ción política, económica, militar, ideológica y psicológica que emprendió Estados Unidos contra los países socialistas. Años más tarde este autor reconocía entre los hechos políticos de mayor trascendencia histórica en el mundo, la guerra de ideologías en­ tre el comunismo y el fascismo por l a supremacía en Europa.18 Mantuvo un compromiso político y de naturaleza ideológica con los grupos de poder económico, político y de gobierno de la socie­ dad norteamericana, lo que era visible al argumentar y proponer acciones que conformaran l a práctica política de Occidente contra el comunismo. Al respecto reconocía que la política de ese momen­ to no reflejaba ninguna diferencia entre las clases internas, sino que esta se formaba al influjo de los acontecimientos externos, y que cualquier política exterior, como expresión final de la política en general, era el resultado del efecto ejercido por factores diver­ sos, el principal atribuible a la evaluación de los propósitos de los soviéticos y la necesidad de la contención del comunismo!• Este autor mantuvo sus criterios iniciales al afirmar que en los países de Occidente no existe ideología predominante, sino sola­ mente ciencia social pura, relacionada directamente con el avance científico y técnico, y la racionalidad de la vida social.

"Bell, D.: "Las caras del siglo xx", en ob. cit., p. 23. "Bell, D.: The End of Ideology, pp. 70-78. 215

Más tarde volvía a refe pecto a la declinación de rirse a la validez de su teoría con res­ la s las viejas ideologías políti ideologías, al señalar: " . . . Puesto que cas han periclitado -tem escribí por primera vez hace 35 años en El fin de a sobre el cual las ideologfas­ por un giro actualmente ac las nuevas políticas de id elerado por la caída del comunismo, en quedado en primera línea tidad, etnicidad, género y religión han ... ".' El autor reconoció en 19 0 76 en su libro Las contradicciones cul­ turales del capitalis mo, donde sometió a juicio sus reflexiones expuestas en El fin de la ideología, que había subestimado el pa ­ pe l de la política en su s en que el fin de la ideología unciados iniciales. Asimismo, afirmó no era precisamente el fin de Cuando Bell reflexionó sobre los principales mom la utopía. co s del siglo xx planteó: entos políti­ "Se de la historia'. Creo que no ha dicho que todo esto presagia el 'fin sentido hegeliano origina es as í. El fin de la historia, a partir del sa l. Pero lo que estamos l, era la creación de una sociedad univer­ viendo no es el fin de reanudación de la hi storia [...] El rasgo princip la historia, sino la al del siglo xx fue el esfuerzo por imponer un pu comunismo- en el mund nto de vista único -principalmente el o como sí fuera un manto, por decirlo de alguna manera, que sirvi era para acabar con las pr ofu nes históricas y las grieta s entre las sociedades y de ndas divisio­ ntro de ellas".21 Bell valoró con posterio rid existe un mecanismo socia ad que en los países capitalistas no l para evaluar la s necesid de manera consciente y ad sobre una concepción cla es sociales ra del interés social. Mencionaba que en Estado de bienestar se ba todo el mundo industrial avanzado, el tió el despilfarro, que han he en retirada po r el alza de lo s costos y cho que estos servicios alc esa sociedad resulten de anzados por masiado pesados." Pero esta pálida alusión del autor no revela en su incapacidad de l capitali magnitud la smo de darle respuesta y soluciones a la s necesidades de la s mayo ría de r ni en la intelectualida s qu e no clasifican en las elites de po ­ d noce la s reacciones intern tecnocrática, as í como tampoco reco­ as que tales circunstanc ias generan y están latentes en la socie dad capitalista contempo ránea. "Bell, D. : "El fundamentalismo islámico", en revista Claves de ca, No. 46, p. 23. la Razón Prácti­ Bell, D.: ''Las cara s del siglo Xx11, en ob. cit., p. 31. "Bell, D. : "Un año de Bill Cli nto n", en ob. cit., p 45. 21

216

Conclusiones

. Las tesis planteadas P_Or DaJ?le1 Bell difieren de toda sustentación marxista y en ellas OIIl.lte los mnegables aPortes que Marx realizara sobre la teoría objetiva del va or, �1 pr de roducción y circula­ • ción de mercancias, la repro uccion ada la acumulación del . capital, por �olo q menciOnar las ardan íntima relación con las . categonas utilizadas por el a �or tuye un error mayor, no �aber tenido en cuenta la contra _IC ó fundamental entre el capital y el trabajo que M �rx ya abia nciado un siglo antes. Bell protagomz ó' JUn o .a otros intelectuales de su tiempo, un . . abierto enfrentalil.lento a! I e o marxista y el lenguaje llterano utilizado estuvo Impregna o adjetivos �nticomunistas que le restaron rigor científico. . En el campo de l�s ciencias sociales contemporáneas los apor tes de Daniel Bell tiene r: una fundamentación esencialmente so­ ciológica, por lo que el enfasi� e ó en el comportamiento de atamiento dado a las elites, los grupos sociales, y en especia aunque sin ten_er en cuen�a sus c ntradicciones ni su acción so­ cial, al concebir la e ? ci n s clases contendientes . Desde su óptica no desvmcu o os ac r s económicos de los sociales, lo que constituyó un aspecto d e valo. r al incorporar elementos polí­ ticos y culturales en su. c � c e �marcó las diferencias en El autor no esclar�ct m a . tre régimen social y _sist ma so I 1 ni realizó estudios específicos �ntificó con una meritocracia sobre sistem� pohttco, o da la era del conocimiento y la po­ adaptada al Siglo XX, que a tencialidad de las_fuerzas prod. u t'vas donde los que dominan el conocimiento gobiernan 1 a socte ;d a�nque sin prever la unidad .. . de accton entre 1 a c�encia y el gobterno. El autor se mscrtbe ent7e 1 os teóricos que defendieron la reo tribuir con doctrinas que producción del �istema capttalts prolongarlo, situándolo impulsaron acciones para mant � . que abrieron caminos en el entre los prec �sores de doe . de Occidente en la segunda campo de las Idea� pre�a leci . mitad del siglo _decimonom . Las concepcwne� esboza as Por Bell fueron objeto de críticas _ ies sobre las que el propio au­ entre diversos mediOs mtelectua tor se vio precisado, con. poster I_on! ad a reconocer algunas de estas llmitacwnes Asiiil.lsmo ' e¡ compo'rtamiento de. la historia . . del capitalismo mundtal d emostró la obsolescencia e mvalidez d e¡



��� � � �� � ��� g �� ·.

·

� �� � �f � �� � � � :���� � � �� ��: � ,

':

.

.

·

� =�� � ���== d

·

217

sistema de interpretación de la realidad práctica y téorica utilizada por el autor. Como representante del noeconservadurismo norteamericano, en su actividad téorica y práctica reflejó este compromiso políti­ co y también ideológico. Defendió el papel hegemónico de Esta· dos Unidos como potencia y gendarme mundial, como modo de garantizar la relación de este y las naciones aliadas del Primer Mundo con las áreas y problemas que interesaron al poder y la política norteamericana. Reconoció como válidas las políticas de contención al comunismo y la guerra de ideologías, por lo que su doctrina estaba dirigida, en mayor medida, a justificar el fin de la ideología marxista. Sin embargo, el impacto de estas teorías tuvo repercusión pos­ terior, donde politólogos contemporáneos han reflexionado para­ lelos en los objetivos finales planteados por autores recientes y los de Bell, como en el caso del norteamericano Francis Fukuyama con la versión de El fin de la historia, del año 1989. Es importante apuntar que con la desintegración de los Esta­ dos socialistas europeos, las teorías que sustentaron el final de las ideologías tomaron nuevamente fuerza en el Primer Mundo, retrotrayendo las añejas doctrinas que había inaugurado Bell en los años sesenta. Esta polémica en torno al aporte y la vigencia teórica de Da· niel Bell al capitalísmo resulta de obligado estudio, evaluación y análisis desde la ciencia política del Tercer Mundo. Las concepciones de Bell sobre la ideología y la sociedad posin­ dustrial constituyen actualmente materia recurren�e en cursos académicos de diferentes universidades e instituciones del mun­ do occidental. Bibliografía

BEIL, DANIEL (1962): The End of Ideology (On the exhaustion of política! ideas in the fifties), Ed. Collier Book, New York. --- (1973): The Comíng of Post-Industrial Society (A venture in social forecasting), Ed. Basic Books, New York. (1994): "Un año de Bill Clinton", en revista Claves de la Razón Práctica, No. 40, marzo, Madrid. --- (1994}: "El fundamentalismo islámico", en revista Claves de la Razón Práctica, No. 46, octubre, Madrid. ---

218

n revista Claves de la Ra(19 95) : "El futuro de Áfr ica ", � drld. . zón Práctica, No . 52, mayo, Ma Internaxx", en rev1sta I"etra o sigl del as car s "La : (ZOOO) cional' No. 66, Madrid. . contradicciones cultura1es de1 Ü!L' CELMA Y JUAN M (1999} "Las Po!ítzca, C u 1o, de Daniel Bel l", en Nueva Revzsta __

___

capitalism



'

.

·

d. tura y Arte No. 62, abril, Madri

.

.

de SA Y C. ToRREs (19 98} : Dzccwnarzo GINER, S.; E. L�Mo DE EsPlNO dr1_ d. Sociología, Editorial Alianza, Ma

219

.

13 LA TEORiA. DE LAS OLAS CIVILIZATORIAS: ALVIN TOFFLER ALBERTO GoNzALEz TE.IEDA

El objetivo del presente trabajo es realizar una exposición nad� de las t�s s fun amentales de Alvin Toff!er1 en el campo _ la ctencta pohtica, quten con la publicación en de su obra shock del futuro, se convertiría en el cientísta polftico más gado de la actualidad. Sus obras principales, además de la mencionada son· La terce. ra o a Cambio de poder y La creaci n d una nue­

!



� _(� 980),

1970

(1990)

va C1Vzlzzacz6n. La polftica de la tercera ola

Ó � (1994).

Las fuentes teóricas de Alvin Toffier Las ideas de Toffler siguen la línea de pensamiento abierta a fina­ les de los sesenta por Marshall Me Luhan/ Zbigniew Brzezinski• 1

(1928),

Alvin Toffier: Nueva York politólogo, sociólogo y escritor estad ounidense después de obtener un Doctorado, ' fue profesor en la New School forSocia l Research Sus libros, es�ntos en estrecha �olaboración con su esposa Heidi Toffler, so a�ténticos éxitos de venta; han s1do, además, divulgados en seriales de televi­ swn, que lo �an dado a conocer al gran público. Goza de una gran influ . encia en . el mundo pohnco, ha Sido mter locutor de hombres como: Ronald Reagan George Bush, Ind1ra Gandhi, .Mijaíl Gorb achov, Henry Kissinger y Colín Pow l. , Me Luhan, Marshall War and Peace in the Global Villa ge, Bantam, N. York . Donde �eahza por pnmera vez un análisis de los cambios cultu rales que estaban ocurr17ndo en el mun do bajo la égida de la revolución tecn ológi ca apli­ cada a los medws masivos de comu nicación. 'Brz ezin ski, Zbígniew Betw een Two Ages. Ame rica 's Role in the Tecnotromc Era, V!Cking Press, N. York. Out ofControl, Donde refiere la era tecnotrómca y la pérdida de contr ol.





(1968!:

(1969):

1993.

220

y Daniel Bell,4 todos pertenecientes al entorno norteamericano, donde se daban las primeras muestras del cambio de paradigma

tucnológico y cultural que hoy se está desarrollando, primeros en rllconocerlo y reflexionar sobre las implicaciones que tendría. Continuador de ellos, Toffler intenta ofrecernos una concepción 11iobal de la historia a partir de tres grandes revoluciones de pro­ ducción. Pero tratando de superar una visión que desde este punto dtl vista quedaría bastante rígida, recurre a la imagen de "olas" en constante flujo, reflujo e interacción. En vez de presentar a la his­ toria como una secuencia de "estadios", como si cada uno de ellos fuese una fotograffa fija, la teoría de la oleada social nos permite ver a todas las sociedades en procesos. Por ejemplo, podemos ver más de una sola ola de cambio pasar a través de la misma sociedad al mismo tiempo. En Japón, el sistema familiar se está moviendo aún hacia la forma nuclear. Constituye una parte del cambio de la Segunda Ola, la ola de la industrialización tradicional que se com­ pletó en sí misma, por así decirlo. Pero simultáneamente, veremos muchos aspectos del comienzo de la Tercera Ola. "Por ello, en vez de una sociedad como algo unitario, la repre­ sentamos como formada por movimientos concurrentes, olas de cambios asociados. Las que pueden compararse en términos de una mezcla de elementos de la Primera, la Segunda y la Tercera olas, y en términos de los diferentes índices de cambio en cada uno de ellos, y así por el estilo. El modelo de la ola está basado en el proceso, no sólo en la estructura".5 Por su apego al tema histórico, se puede descubrir en Toffler una gran influencia hegeliana, e n el gran peso que le da en su obra al fenómeno del cambio, tan característico de las tesis de Hegel: "Nuestra argumentación se basa en lo que denominamos la 'premisa revolucionaria'. Esta plantea que, siendo incluso proba­ ble que las décadas inmediatamente venideras rebosen de agita­ ción, turbulencia y quizás hasta de violencia generalizada, no nos destruiremos por completo. Parte de la idea de que los cambios bruscos que ahora experimentamos no son caóticos rú aleatorios, sino que, de hecho, forman una pauta definida y claramente

(1973):

4Bell, D. The Corning of Post-Industrial Society (A ve nture In social forecasting). Bell planteó que se habia entrado en una nueva era, que calificó como posindustrial, en la que el desarrollo tecnológico ejercía el papel rector. 5 Toffler, Alvin: Avances y premisas, pp.

219-220.

221

discerni b l e . D a por sentado, además, que esos cambios acumulativos, que sumados representan una transformación gig:an• tesca de nuestro modo de vivir, trabajar, actuar y pensar, y que posible un futuro cuerdo y deseable. En resumen, lo que sigue mienza con la premisa de que lo que ahora sucede es ni más menos que una revolución global, un salto de enorme métgn:itutd.] "En otras palabras, partimos del supuesto de que somos la neración final de una vieja civilización y la primera genera•ció'J.tl d e otra nueva, y de que gran parte de nuestra confusión, y desorientación personales tiene su origen directo en el cor1fhcttrJI que -dentro de nosotros y en el seno de nuestras ino;títuciorteét políticas- existe entre la civilización moribunda de la se€runtd91 ola y la civilización naciente de la tercera ola, que pugna, tortante;. por ocupar su puesto"." Sin embargo, la más notable influencia en su pensamiento es de Marx: "Después de Marx, ya no fue posible pensar en la tecnoJ. logía de la misma forma que antes. Ya no resultó posible ignoran a las clases. Ya no fue posible ver la Historia como una continui-: dad sin rupturas. Ya no resultó posible considerar la polltica y la econonúa como unas categorías separadas herméticamente. El ignorar a Marx en e l mundo de hoy es ser senúanalfabeto. La mi­ tad de la población del planeta considera sus palabras como si fuesen las Escrituras. Pero el propio Marx fue una expresión de la Segunda Ola clásica, o sociedad industrial, formada por .sus presunciones, y muchas de esas presunciones ya no pueden con­ siderarse ciertas. "Mi obra hoy aún se enfoca con fuerza sobre los temas acerca de los que él escribió: el cambio social, el papel de la tecnología, el con­ flicto, la discontinuidad y la revolución en el más amplio sentido".7 Aunque Toffler se cuida de tomar distancia de las tesis de Marx reiteradamente, a l o largo de toda su obra, hasta e l punto de ca­ lificar a la teoría marxista como: "fuera de moda y e quívoca" ,8 le es imposible negar la influencia del marxismo, pues los factores en los que divi de la historia son económicos, incluso el peso que le d a al conocimiento en La tercera ola (planteado como factor determinante de los cambios sociales) , está referido fundamen-

'Toffler, A.: La creación de una..., p. 24. 'Toffler, A.: Avances , p. 214. ' Ídem. ...

222

tulmente al mundo de l a producción y desde allí se extiende al l'csto de la vida de la sociedad. A pesar de afirmar que: "Una dife· r·encia clave tiene que ver con la primacía que el marxismo asig­ n a a l a economía. Intelectualmente, se hizo evidente que el marxismo era un instrumento equívoco y anticuado para com­ prender la realidad en el mundo de la alta �ecn�logía. Empl� ar al marxismo para diagnosticar la estructura mter10r de las socJeda­ des de elevada tecnología de hoy, es como limitarse uno mismo a una lupa de aumento en la edad del microscopio electrónico. Para los marxistas lo no económico es sólo una 'superestructura' cons­ truida sobre una base económica. Y yo disiento de ello"?

La teoría de las olas l a construcción de un La visión toffieriana de l a socie dad parte de amenta en torno al fund se mode lo para su análisis que, según él, teoría del conflicto.'0 conflicto y que tiene implicaciones para l a de la siguiente forma: Para Toffler la sociedad queda estructurada o empírica, al " Comencé de una forma más o menos indu ctiva tener en co­ cen pare ones identifica r lo que todas las civilizaci a cla� e de algun n tiene mún . Por ejemplo, toda s las civilizaciones ucJr los prod do para sistema energético. Todas tienen algún méto rvivencia. oseen al­ bienes y servicios nece sarios para la supe . cJos . .El �1stema de gún sistema para distribuir lo� bienes :r servJ ma de dJstr¡buclón es­ energía, e l sistema de woducc1ón y el s1ste _ y juntos pued e dec¡rse tán todos ellos muy íntimamente ligad os, forman una 'tecnosfera'. gía d e instituciones "Todas las civilizaciones tienen una ecolo civilizaciones, esas entes sociales, una 'sociosfera'. Dentro de difer ionadas unas con otras organizaciones o instituciones están relac ejemplo, vemos que la de diversas form as. En las nuestras, por a vida en una escu da de familia nuclear prepara a 1 os hijos para l nes pa�a la v1da en educación de masa s, que prepara a los jóve _ n. Por tal to uccJO prod 'l: compafiías o en las empresas socialistas de s subs Js­ ente difer en exist , sfera socio o llam yo dentro de lo que temas en interacción.



'Ibídem, pp. 214-215. "Ibídem, p. 222.

223

��:= � ���:�

"La tecnosfera y la sociosfera están rígidamente i� � �= Todas las civilizaciones tienen así mismo sistemas para l a nicación d e l a información. Algunas sociedades n o requieren cho intercambio de información, por lo que enviaban cmrredoret a través del país o creaban, como lo hicieron los persas, torrel encima de las cuales un hombre de buenos pulmones gritaba otro hombre de la siguiente torre, el cual a su vez, hacía rir...n l el mensaje. Pero fuera del nivel local, fue necesaria una pequeña transmisión de noticias, por ello, los sistemas de comtdl nicación estuvieron subdesarrollados no obstante, todas las SO(:l6� dades poseen alguna clase de estructura de co:mumi,ca Esto, por supuesto, sin renunciar a las conquistas teó­ ricas ni a l a universalidad y aportes de autores del mundo desarrollado; no se trata de una xenofobia o nihilismo, sino de enmarcarnos en nuestras realidades, de lo que se trata es de no copiar al pie de la letra otros paradigmas que nada tienen que ver con nuestras condiciones iniciales, emergentes, es decir, nuestras realidades: No obstante, esta tarea tiene que ser asumida por los propios teóricos y políticos tercermundistas, ya que los politólogos de las grandes potencias es difícil que puedan abstraer sus teorías del mundo en que viven, así que nada de extraño tiene que nosotros pensemos en problemas políticos de acuerdo con las complejida­ des del mundo en que vivimos, aunque, repito, sin renunciar a los

' Grupo de Ciencia Política dirigido por la Dra. Thalía Fung, adscripto al Dpto. de Filosofía. Especialidad, Universidad de La Habana. 253

aportes de la cultura universalista, es decir, insertarnos dentro ese mundo acorde con nuestras especificidades. En resumen, política y dominación, así como la antinomia de razón del poder y el poder de la razón, adquieren una gran s1g:m• ficación y actualidad en estos momentos, si se tiene en cuenta presente etapa de globalización neo liberal que marca el final siglo xx y el principio del xxr. Nos encontramos inmersos en problema que ha padecido la historia de la humanidad y que quiere una forma evidente en los actuales procesos políticos de se expresa la dominación con el carácter de legitimidad. Ya se trata del "estado natural" con su estructura de poderes (ll[ot,be:s¡ Locke, Montesquieu, etc.) resultado de una teoría del contrato cial, que se nos decía que legitimaba pueblos y nac ones, m famosas tesis paliativas del estado de bienestar social (Kt�ynes, Habermas) que intentaban garantizar algunas conquistas soci�l.tl les mínimas. Consideramos que la forma de dominación actual se nos ""·"r''"�'� con un grado mayor de refinación, dado que las nuevas ra1na111 del saber (telemática, tecnologías de punta en procesos vos, etc.) hacen que el poder político alcance una mayor domJcnatll ción mucho más eficiente que las cárceles, la policía, los .< Plrv''"w"' secretos. La dominación se extiende incesantemente a la PsiFPrAl de la cultura, la ciencia y la técnica, y así el dominio de la rm�óri del poder se expande a todos los confines del universo; en sentido al llamado universalismo ético-político (Ilustración xvm) se le opone una "ética" dominadora mucho más refinada encubierta a través de símbolos, imágenes, en la cual el ouu�� dominador "educa" más que reprime violentamente. Los gr•an,de:!ll: ideales del sujeto liberal (si es que alguna vez existieron) se tituyen progresivamente por un sujeto acrítico, de,snleinorütd