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Spanish Pages 184 [183] Year 2019
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ISBN: 978-84-00-10492-4
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shai cohen
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el poder de la palabra: la sátira política contra el conde-duque de olivares
el poder de la palabra: la sátira política contra el conde-duque de olivares
65. Vidas de sabios. El nacimiento de la autobiografía moderna en España (1733-1849), por Fernando Durán López, 516 págs. De grado o de gracias. Vejámenes universitarios de los 66. Siglos de Oro, por Abraham Madroñal Durán, 532 págs. 67. Del simbolismo a la hermenéutica. Recorrido intelectual de Paul Ricoeur (1950-1985), por Daniel Vela Valloecabres, 192 págs. 68. De amor y política: la tragedia neoclásica española, por Josep Maria Salla Valldaura, 552 págs. Diez estudios sobre literatura de viajes, por Manuel Lu69. cena Giraldo y Juan Pimentel Igea (eds.), 260 págs. 70. Doscientos críticos literarios en la España del siglo xix, por Frank Baasmer y Francisco Acero Yus (dirs.), 904 págs. Teoría/crítica. Homenaje a la profesora Carmen Bobes 71. Naves, por Miguel Ángel Garrido y Emilio Frechilla (eds.), 464 págs. 72. Modernidad bajo sospecha: Salas Barbadillo y la cultura material del siglo xvii, por Enrique García Santo-Tomás, 280 págs. 73. «Escucho con mis ojos a los muertos». La odisea de la interpretación literaria, por Fernando Romo Feito, 208 págs. 74. La España dramática. Colección de obras representadas con aplauso en los teatros de la corte (1849-1881), por Pilar Martínez Olmo, 652 págs. Escenas que sostienen mundos. Mímesis y modelos de 75. ficción en el teatro, por Luis Emilio Abraham, 192 págs. 76. De Virgilio a Espronceda, por José Luis Bermejo Cabrero, 200 págs. Estructura y teoría del verso libre, por María Victoria 77. Utrera Torremocha, 232 págs. 78. Mundos perdidos: una aproximación tematológica a la novela postmoderna, por Íñigo Barbancho Galdós, 296 págs. 79. El Quijote y su idea de la virtud, por Ángel Rubén Pérez Martínez, 280 págs. El enigma sobre las tablas. Análisis de la dramaturgia 80. completa de Juan Benet, por Miguel Carrera Garrido, 324 págs. 81. El sujeto difuso. Análisis de la socialidad en el discurso literario, por Federico López-Terra, 264 págs. El mito de Atalanta e Hipómenes. Fuentes grecolatinas y 82. su pervivencia en la literatura española, por María Jesús Franco Durán, 348 págs. 83. Tormentos de amor. Celos y rivalidad masculina en la novela española del siglo xix, por Eva María Flores Ruiz, 380 págs. 84. Del teatro al cine. Hacia una teoría de la adaptación, por María Vives Agurruza, 338 págs. El teatro de los poetas. Formas del drama simbolista en 85. España (1890-1920), por Javier Cuesta Guadaño, 488 págs. 86. Tránsitos, apropiaciones y transformaciones. Un modelo de cartografía para la dramaturgia de Juan Mayorga, por Germán Brignone, 368 págs. 87. El personaje literario en el relato, por María del Carmen Bobes Naves, 208 págs. Teatro: no pasar. Rendimiento crítico del teatro de Ro88. berto Suárez en su contexto de producción, por Ignacio Gutiérrez Muiño, 200 págs. 89. Familia y exilio en la dramaturgia de la gran Cuba. Una perspectiva dramatológica, por Abel González Melo, 326 págs.
El presente volumen ofrece una antología de la poesía satírica anónima durante el período de Gaspar de Guzmán, conocido como conde-duque de Olivares, favorito del rey Felipe IV. Durante sus largos y exhaustivos veintiún años en este mandato, el conde-duque se convirtió en uno de los personajes más despreciados de la España moderna y acabó siendo objeto de muchas sátiras que revelaban las controversias de su actividad política y personal. Estas sátiras son textos que reflejan la desfavorable opinión pública hacia el conde-duque de Olivares. Es decir, los poemas dan cuenta de los motivos que condujeron a la caída de España, provocada por el favorito del rey, una personificación viviente del poder. Los textos de esta sátira política son numerosos y, por lo tanto, han tenido que ser filtrados y seleccionados, prestando especial atención a los textos inéditos y al arduo trabajo de anotación en el aparato crítico. Este libro incluye un estudio acompañado de una edición crítica y anotada de autores anónimos de sátira política sobre la figura del valido. Básicamente, se trata de un nuevo enfoque para un antiguo y muy disputado problema: si los textos satíricos del Siglo de Oro español influyeron en los eventos de ese periodo. El estudio abarca esta cuestión y ofrece una interpretación de los eventos antes, durante y después del auge del género satírico del siglo xvii. Esta perspectiva original y novedosa permite guiar al lector en este complejo período y reconocer la voz satírica con sus mensajes hacia la esfera pública y su repercusión en el entorno social, económico, político y, por supuesto, literario. Este trabajo será una referencia para futuras consideraciones e investigaciones sobre la sátira política en España, particularmente durante el siglo xvii.
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CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS
Shai Cohen realiza actualmente su investigación posdoctoral en la Universidad hebrea de Jerusalén. Graduado en Langue, Littérature et Civilisation Etrangère Espagnole en Francia, seguido por un máster en Israel, se doctoró en la Universidad de Navarra. Ha desarrollado su carrera docente e investigadora en varias universidades y centros europeos de prestigio, como la Universidad de Granada. Centra sus líneas de investigación en la relación interdisciplinar entre la política y la literatura del siglo xvii, caracterizada especialmente por aspectos socio-políticos. Otra de sus líneas de investigación trata del mundo sefardí y, en general, la historia cultural judeoespañola y judeoconversa. En la actualidad trabaja en temas de paz y conflicto en el contexto áureo. Es miembro y colaborador en diversos proyectos y grupos de investigación y ha publicado varios artículos en diversas revistas es pecializadas. Como profesor invitado ha impartido conferencias, seminarios y talleres en universidades españolas, así como en universidades internacionales. Entre sus publicaciones destacan libros como Strappado (Gvanim, 2012), El arte de hablar callando (Leer-e, 2013) y Escritos y humanismo (Universidad de Granada, 2018), así como varios artículos en revistas indexadas.
Imagen de cubierta: Diego Velázquez, Retrato de Gaspar de Guzmán, conde-duque de Olivares, 1638, óleo sobre lienzo (© The State Hermitage Museum / photo by Alexander Koksharov).
Csic
09/07/19 09:52
El poder de la palabra: la sátira política contra el Conde-Duque de Olivares
ANEJOS DE LA REVISTA DE LITERATURA, 90
Director José Luis García Barrientos, Instituto de Lengua, Literatura y Antropología, CSIC Secretario Luis Alburquerque García, Instituto de Lengua, Literatura y Antropología, CSIC Comité Editorial José Checa Beltrán, Instituto de Lengua, Literatura y Antropología, CSIC Óscar Cornago Bernal, Instituto de Lengua, Literatura y Antropología, CSIC Miguel Ángel Garrido Gallardo, Instituto de Lengua, Literatura y Antropología, CSIC Abraham Madroñal Durán, Instituto de Lengua, Literatura y Antropología, CSIC Brígida Pastor Pastor, Universidad de Gales-Swensea María del Carmen Servén Díez, Universidad Autónoma de Madrid María del Carmen Simón Palmer, Instituto de Lengua, Literatura y Antropología, CSIC Ana Suárez Miramón, Universidad Nacional de Educación a Distancia Comité Asesor Alberto Blecua Perdices, Universidad Autónoma de Barcelona María del Carmen Bobes Naves, Universidad de Oviedo Jean-François Botrel, Universidad de Rennes 2 – Haute Bretagne Dietrich Briesemeister, Universidad de Jena Luis Alberto de Cuenca y Prado, Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo y Oriente Próximo, CSIC Paloma Díaz Mas, Instituto de Lengua, Literatura y Antropología, CSIC Aurora Egido Martínez, Universidad de Zaragoza Maurizio Fabbri, Universidad de Bolonia Víctor García de la Concha, Real Academia Española Alfredo Hermenegildo, Universidad de Montreal Jo Lavagny, Universidad de Nueva York José Carlos Mainer, Universidad de Zaragoza Francisco Rico Manrique, Universidad Autónoma de Barcelona Leonardo Romero Tobar, Universidad de Zaragoza Joseph Snow, Universidad del Estado de Michigan
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El poder de la palabra: la sátira política contra el Conde-Duque de Olivares Prólogo de John Elliott
CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS Madrid, 2019
Reservados todos los derechos por la legislación en materia de Propiedad Intelectual. Ni la totalidad ni parte de este libro, incluido el diseño de la cubierta, puede reproducirse, almacenarse o transmitirse en manera alguna por medio ya sea electrónico, químico, óptico, informático, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo por escrito de la editorial. Las noticias, los asertos y las opiniones contenidos en esta obra son de la exclusiva responsabilidad del autor o autores. La editorial, por su parte, solo se hace responsable del interés científico de sus publicaciones.
Catálogo general de publicaciones oficiales: http://publicacionesoficiales.boe.es Editorial CSIC: http://editorial.csic.es (correo: [email protected])
© CSIC © Shai Cohen © Imagen de cubierta: Diego Velázquez, Retrato de Gaspar de Guzmán, conde-duque de Olivares, 1638, The State Hermitage Museum, St. Petersburg (©The State Hermitage Museum / photo by Alexander Koksharov).
ISBN: 978-84-00-10492-4 e-ISBN: 978-84-00-10493-1 NIPO: 694-19-131-3 e-NIPO: 694-19-132-9 Depósito Legal: M-17849-2019 Maquetación: Ángel de la Llera (Editorial CSIC) Impresión y encuadernación: Solana e Hijos, A.G., S.A.U. Impreso en España. Printed in Spain En esta edición se ha utilizado papel ecológico sometido a un proceso de blanqueado ECF, cuya fibra procede de bosques gestionados de forma sostenible.
Índice
Prólogo de John Elliott..................................................................................................
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Prefacio.......................................................................................................................... 13 Capítulo I. Conde-duque de Olivares: vida y contexto his tórico......................................................................................................................... 17 Vida de Gaspar de Guzmán: formación y privanza......................................................... 17 El arte de gobernar del valido.......................................................................................... 24 La propaganda como expresión de la opinión pública.................................................... 32 Capítulo II. Estudio de la poesía satírica..................................................... 41 Sátira poética: cuestión de género................................................................................... 41 Entre historia y ficción.............................................................................................. 48 El problema de la anonimia y los poemas apócrifos (o falsas atribuciones)............ 53 Intertextualidad......................................................................................................... 55 Los textos satíricos: contenido........................................................................................ 60 Los mentideros y la expresión popular..................................................................... 72 Estilo y métrica................................................................................................................ 74 Algunos rasgos estilísticos: referencias bíblicas y el uso del lenguaje soez............. 74 Las figuras retóricas de la sátira anónima................................................................. 77 Análisis métrico........................................................................................................ 80 Conclusión....................................................................................................................... 85
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Capítulo III. Edición de la Antología de poesía satírica.................... 87 Fuentes manuscritas......................................................................................................... 87 Bibliografía................................................................................................................ 163 Índices.............................................................................................................................. 175 Toponímico...................................................................................................................... 175 Analítico.......................................................................................................................... 176 Onomástico...................................................................................................................... 179
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Prólogo El ejercicio del poder provoca inevitablemente oposición al mismo. Esta oposición puede ser abierta o clandestina, dependiendo del grado de coerción y represión ejercido por quienes controlan los instrumentos del poder. En la Europa moderna, esos instrumentos eran eficaces solo en parte; así y todo, oponerse abiertamente era arriesgarse y, a falta de confrontaciones armadas, era prudente recurrir a artimañas más sutiles para desafiar y subvertir regímenes impopulares. Entre las más efectivas estaban las sátiras que se hacían circular clandestinamente, inspiradas en chismes, difamaciones, noticias y bulos, y cargadas, en el mejor de los casos, con las armas mortales del sarcasmo y la ironía. El siglo xvii, como muestra este volumen, fue un gran siglo para la sátira política, ya sea en forma de panfletos impresos ilegalmente, pliegos e imágenes, o de manuscritos subrepticiamente pasados de mano en mano. Además, en una época aún dominada por la cultura oral, la sátira encontró su salida en la palabra hablada. Esta tradición se mantendría en el tiempo. Todavía recuerdo, a mediados de la década de 1950, conversando con un limpiabotas en Madrid, que, a medida que nuestra charla avanzaba hacia la política, comenzó a recitar. La recitación consistió en un largo poema, y mientras escuchaba, me di cuenta de que tenía un extraño parecido con una sátira contra el gobierno del duque de Lerma que había leído recientemente. Por mucho que Franco hubiera sustituido a Lerma, las acusaciones de mala administración, corrupción y escándalos en altos cargos eran las mismas. Una razón importante para la proliferación de este tipo de sátira en el siglo xvii se encuentra en las circunstancias políticas de la época. Los ataques directos a la persona del monarca eran necesariamente problemáticos, ya que a los reyes se les consideraba los representantes de Dios en la Tierra. Pero con la aparición del privado o valido 1 1
Todos los términos en cursiva, en español en el original.
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como confidente y hombre de confianza del monarca, quien iría paulatinamente asumiendo los deberes de un primer ministro, los opositores de regímenes impopulares dieron con un objetivo mucho más fácil de atacar. La misma ambigüedad de la institución o pseudoinstitución de la privanza o valimiento explica la vulnerabilidad del privado. Se trataba de un hombre situado en el centro de la vida de la corte que, aun careciendo de estatus formal, actuaba en nombre del monarca y ejercía el poder monárquico. Encumbrado sobre sus iguales o superiores sociales por mandato real o por capricho, su elevado estatus provocaba inevitablemente envidia y resentimiento. Así, estaba siempre obligado a vigilar sus espaldas para evitar intentos de desalojo. Para protegerse, recurría al apoyo de familiares cercanos y amigos, y se rodeaba de servidores y hechuras en quienes sabía que podía confiar. Como estos, a su vez, eran recompensados con mercedes en forma de cargos, privilegios y favores financieros, el resentimiento crecía. De esta forma, los propios privados del privado asumían igualmente su lugar como objetivos fáciles, convertidos para la opinión pública en ejemplos de la arrogancia del poder. El duque de Lerma fue el privado de Felipe III durante veinte años, de 1598 a 1618. El conde-duque de Olivares ejerció su poder como privado y primer ministro de Felipe IV durante veintidós, desde 1621 hasta 1643, cuando su regio señor le dio permiso para retirarse, primero a su casa y finca en Loeches, y luego a Toro, lugar menos peligroso por estar más lejos de la corte. La duración del mandato de estos dos favoritos reales sirvió para fraguar odio y resentimiento hacia ellos y agravó los crímenes que sus enemigos les imputaban. No sorprende, pues, que la sátira política floreciese en España como nunca antes. Este libro, escrito por Shai Cohen, es el resultado de una empresa heroica, acometida en los archivos y bibliotecas de España y Europa: la de encontrar, seleccionar e imprimir veintiocho de los poemas más convincentes y atractivos de la gran avalancha de sátiras generada contra la privanza de Olivares. Algunos pueden ser conocidos, habiéndose impreso en otros lugares, pero muchos otros permanecían inéditos o se ignoraban en su mayoría. Como el libro deja claro, el estudio de la sátira política tiene aún mucho que ofrecer. Para los historiadores de la palabra impresa, proporciona nuevos conocimientos sobre una forma de literatura que a menudo se pasa por alto, considerada, cuando más, de menor importancia. La versificación y la rima pueden aportar comparaciones sugerentes y contrastes con otros géneros literarios más «respetables» y convencionales, mientras que la atención a los recursos retóricos empleados por autores generalmente anónimos ilumina con fuerza las vías por las que aquellos creían poder influir mejor en la opinión pública. Para los historiadores de la política y lo social, la recompensa puede ser incluso más rica. El autor ha hecho un gran esfuerzo para contextualizar el entorno intelectual, político y social que dio origen a estas sátiras y que arroja luz sobre las preocupaciones que las animaban. Como los lectores comprobarán por sí mismos, los temas se repiten constantemente: la justa caída de un «tirano» tras grandes desmanes en el gobierno del país, habiéndose arrogado los poderes que correspondían al soberano
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real, seducido con malignidad y artes mágicas; los fracasos de su política exterior, reflejados en la larga lista de derrotas militares; el cruel trato dispensado a sus enemigos; la injusta acumulación de riquezas en su persona y las de sus hechuras; escándalos personales y familiares, y, cerca del final de su mandato, el desesperado intento de perpetuar su dinastía mediante la legitimación de su hijo bastardo, «don Julián»; gastos desmedidos en frívolos y costosos proyectos, de los cuales, el más extremo fue la construcción del palacio de recreo del Buen Retiro; las revueltas en 1640 de Cataluña y Portugal contra su Gobierno, y la miseria a la que redujo a España con sus guerras interminables. Ningún lector acudirá a estos poemas esperando encontrar una descripción precisa de la historia de España durante la primera mitad del reinado de Felipe IV. Tienen, sin embargo, el gran valor de ilustrar cómo los contemporáneos que desde siempre se habían opuesto al régimen o que, por una u otra razón, lo habían repudiado, decidieron representar sus faltas y excesos. Admitiendo que los versos satíricos, pese a todas sus limitaciones, pueden contener grandes dosis de verdad, son, como insiste el autor, percepciones de la realidad, y no la realidad misma. Ahora bien, dichas percepciones, después de todo, son parte de esa realidad, determinando o despertando reacciones y respuestas en formas que podrían cambiar el curso de los acontecimientos. No sabemos hasta qué punto el propio Felipe IV pudo verse influido, en su decisión de relevar a Olivares de su cargo, por una sátira escondida en los pliegues de su servilleta o encontrada en su escritorio. Es difícil, en todo caso, creer que tales ataques contra su ministro no tuvieran ningún impacto llegado el momento de la decisión. Para los lectores actuales, sin embargo, estas piezas a menudo son oscuras y difíciles de entender. Esto se debe en parte a razones de estilo y a una elección de palabras con frecuencia arcaicas, pero sobre todo a las numerosas alusiones que, inmediatamente captadas por los contemporáneos, se refieren a personas e incidentes en gran parte hoy olvidados. Para el historiador actual, el mayor valor de este libro radica en la identificación y explicación de estas alusiones. Esta ha sido una tarea larga y ardua, con tantas cuestiones planteadas como resueltas. Todavía queda mucho por descubrir, pero cualquier lector interesado en los veintidós años de fiel servicio del conde-duque a su soberano real, en los buenos y malos tiempos, estará en deuda con Shai Cohen. John Elliott Oriel College, Oxford
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Prefacio El presente volumen ofrece una antología de la poesía satírica anónima, de carácter político, compuesta en tiempos de don Gaspar de Guzmán, conocido como el conde-duque de Olivares. El valido fue durante su largo y exhaustivo mandato uno de los privados más denostados de la España moderna, razón por la que fue blanco de diferentes sátiras que delataban las controversias de su actividad política y personal. La primera mitad del siglo xvii generó una extensa bibliografía que refleja el desasosiego de un período agitado por el cambio de mentalidad, lo que afectó el desarrollo literario, histórico y económico en el continente. Por tanto, se propone un acercamiento a esta poesía satírica que desempeñó un papel esencial en la coyuntura sociocultural de la temprana edad moderna. Los veintiocho textos de esta antología crítica son fruto de una extensa búsqueda y minuciosa selección entre numerosos manuscritos custodiados en diferentes bibliotecas de Francia, Inglaterra y España. Estos textos reflejan la opinión pública desfavorable hacia el valido de Felipe IV, a quien acusaban de ser el principal responsable del mal gobierno. Debido a su gran número, han sido filtrados y seleccionados, prestando especial atención a los textos inéditos. Esta sátira proliferó especialmente en la década de los cuarenta, los años de mayor trastorno político a todos los niveles. Fue una época marcada por la desilusión provocada por la política del privado, en la que destaca 1643, año cuando los poetas, críticos y políticos hacen gala de una agresividad inusitada para celebrar su retirada, preludio de su óbito en 1645 en Toro. Antes de abordar los textos que conforman este volumen se presenta de manera general la figura del conde-duque de Olivares y su época. El análisis incluye tanto la dimensión literaria de estos textos como su contexto histórico, político y sociocultural. La visión yuxtapuesta que ofrece la historia y la literatura resulta imprescindible en una investigación de esta índole. El enfoque filológico exige acudir a los textos
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desde dicha perspectiva, para beneficiarse del esbozo que ofrece la historiografía sobre la situación gubernamental de la monarquía española en dicho contexto. De esta manera, los textos de teoría política del siglo xvi permiten aclarar ciertos modelos del ars gubernandi, para así descifrar paulatinamente el tejido sociopolítico de aquel entonces. Esto posibilita conocer y comprender los acontecimientos que precedieron la ascensión al trono de Felipe IV e, incluso, la formación del ministro principal del gobierno antes y durante su valimiento. Siguiendo esta línea general, se tienen en cuenta algunos episodios polémicos como la Unión de Armas o el palacio del Buen Retiro que, sin duda, aparecen reflejados en la sátira clandestina. La profundización en los sucesos siempre desvela facetas del efecto propagandístico, sobre todo en el caso de la propaganda literaria del Siglo de Oro. Entre los textos que forman parte de la idiosincrasia de la crítica política, los más feroces son los que popularizaron una voz opositora a través de la sorna. Los autores anónimos de esta sátira política presentaron batalla armados con fieros insultos, pasquines, panfletos, diatribas, libelos y poemas de diferentes esquemas métricos y estilos. Se revela así un afán literario, un conocimiento de la corte y las rivalidades intestinas, de las inquinas e intrigas personales. Para colmo, las medidas de censura y la propaganda propuestas por el valido para frenar esta batalla de agudezas se volvieron en su contra, causando un auge de la literatura antigubernamental. En todo caso, la naturaleza literaria de la sátira exige profundizar en algunas estrategias discursivas, determinadas figuras retóricas y, muy especialmente, en el uso de la técnica poética. La popularidad de la sátira política contra Olivares es un testimonio de la creciente oposición popular, fruto de la tenacidad y obsesión por el control del poder. En este contexto, cabe preguntarse si la sátira fue un factor relevante para condicionar la opinión sobre el privado, pues ha permanecido durante siglos en la opinión pública tan «consustancial a la vida política» 1 y sigue llamando la atención de los estudiosos. Al contestar esta pregunta surgen algunas cuestiones sobre las que todavía existen discrepancias, entre ellas: ¿se basaban los poemas en la realidad o en una percepción exagerada de esta?, ¿cuál fue el efecto de la poesía satírica en la vida política? o, incluso, ¿cuál era la visión del propio valido? La sátira política recurre directamente a la burla y con mucha sutileza se aprovecha de la situación de crisis y corrupción, evocando —por ejemplo— la bajada del vellón o los gastos desproporcionados. A su vez, es compleja porque apenas da referencias históricas, sin atreverse a teorizar ni a mencionar explícitamente a las personas influyentes involucradas. Aun así, ha llegado a ser una de las expresiones escritas más politizadas del Siglo de Oro, tanto por su intención como por su recepción. La peculiaridad de estos escritores se manifestaba también en su crítica contra sus dirigentes. 2 Los autores anónimos utilizaban y nutrían esta necesidad, fomentando —en muchos casos— un discurso divulgativo que circulaba tanto entre las capas cultas como entre el vulgo mediante un mecanis Santaella López, 1990, p. 45. Pelorson, 1981, p. 96. El investigador reitera esta función politizada de la sátira.
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mo de transmisión típico de la literatura popular y tradicional. Las murmuraciones y querellas estaban más ligadas a objetivos pragmáticos de determinadas circunstancias concretas de la vida política que a la pura creación literaria. Estas páginas pretenden centrarse en la sátira política en la época del conde-duque de Olivares, cuya figura, como se verá más adelante, supuso un giro decisivo en el desarrollo literario de este género. Conforme se desencadenaban los acontecimientos históricos aparecían poemas que formaban en el lector áureo una imagen completa de los hechos y personajes al ilustrar de forma mordaz la relación anecdótica entre los sucesos y su expresión satírica. Esta relación ha facilitado las referencias y anotaciones de este estudio, además de configurar un espacio donde el lector podrá aproximarse a la par al texto y a su contexto. La sátira marginal 3 del Siglo de Oro no ha sido aún objeto de una profunda investigación al quedar eclipsada por autores áureos como Cervantes, Quevedo y Calderón de la Barca, entre otros. Gran parte de los poemas aquí incluidos, dispersos por distintas bibliotecas europeas, han sido transcritos íntegramente por primera vez y van acompañados de un aparato crítico lo más completo posible. Este volumen es fruto de una profunda revisión de una parte de mi tesis doctoral, dirigida por el profesor Ignacio Arellano. Solo guardo agradecimiento por su ayuda, consejos y sugerencias durante y después de mi investigación. De igual manera, doy las gracias al especialista de referencia internacional sobre la figura del conde-duque de Olivares, el profesor John H. Elliott, quien aceptó escribir el prólogo de este libro y compartió conmigo valiosas sugerencias y acertadas correcciones. Lo mismo he de dedicar a los miembros del GRISO (Grupo de Investigación Siglo de Oro) por su compañerismo y apoyo incondicional. De igual modo, doy las gracias a la Asociación de Amigos de la Universidad de Navarra por su apoyo económico e institucional, el cual me permitió investigar, enseñar y sobre todo aprender durante aquellos años de doctorado. Por último, agradezco la completa y detallada revisión, además de sabios consejos, de José Elías Gutiérrez Meza.
3 En esta Díez Borque incluye la sátira sociopolítica, religiosa, poesía erótica, además de escritos varios en verso que tratan de supersticiones, conjuros, hechizos y pronósticos (1983, p. 376).
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Capítulo I
Conde-duque de Olivares: vida y contexto histórico Vida de Gaspar de Guzmán: formación y privanza Don Gaspar de Guzmán nació en la embajada de España en Roma el 6 de enero de 1587, día de la Epifanía. Su vida es una curiosidad por sí misma. Como tercer hijo, estaba destinado a ocupar un cargo religioso importante. Fue solo por la muerte de sus hermanos mayores como el joven Guzmán cambió este destino por la política. Su familia, de origen cordobés, volvió a España en el cambio del siglo y en 1607, a la edad de veinte años, él se convirtió en el tercer conde de Olivares. Ese mismo año se casó con Inés de Zúñiga y Velasco, su prima y una de las damas de honor de la reina Margarita de Austria, con la pretensión de consolidar su poder nobiliario y extender sus alianzas. El título de conde-duque se le concedió cuatro años después de su subida al poder cuando el rey le confirió el título de duque de San Luque en 1625. Ese mismo año sufrió una pérdida familiar que afectó el resto de su vida: la muerte de su hija única, María de Guzmán y Zúñiga, a la edad de diecisiete años. Esta muerte dio lugar a mitos e historias sobre sus intentos de procrear un heredero, entre los cuales está el episodio de San Plácido. El 10 de octubre de 1642, un año antes de su retirada, concedió a Enrique de Guzmán, su hijo bastardo, resultado de su unión con Isabel de Anversa (más conocido en la sátira como don Julián), el marquesado de Mairena. Olivares terminó su carrera el 17 de enero de 1643, cuando el rey decidió desvincularlo de su cargo y desterrarlo a Loeches. Dos años más tarde, en 1645, murió y fue sucedido por su sobrino Luis de Haro. Poco después, en 1646, su hijo bastardo falleció a los treinta y tres años de edad.
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Al haber nacido y sido educado en Italia durante los primeros años de su vida, Gaspar de Guzmán adoptó una actitud diferente a la de sus contemporáneos peninsulares, por lo que se puede apreciar una cierta influencia extranjera en él. De hecho, el libro La razón de Estado (Della ragion di Stato) de Giovanni Botero vio la luz casi al mismo tiempo que el conde-duque. 1 Se trata de una obra esencial, trasfondo de una era con diferentes aspiraciones y una nueva visión del gobierno. Proponía una reflexión política que configuraba un camino hacia una monarquía potente que, para Gaspar de Guzmán, constituía el camino para superar una larga y penosa decadencia. Al hablar del valimiento de Olivares debemos considerar su coyuntura. Cabría preguntarse cuáles eran las perspectivas que existían en el contexto europeo y español entre los aliados y enemigos del privado. 2 La relativamente reciente formación institucional es destacada por Thompson como el factor que dio pie al auge de los ministros principales y los «favoritos secundarios». 3 Los validos se han convertido en un tema de investigación de creciente interés que aglutina diferentes ámbitos académicos. 4 Se trata de personajes que no ven límite a su posición de poder e influencia y a su anhelo de implantar su visión de la realidad. ¿Qué significa, entonces, ser un valido? En latín, la palabra valido quiere decir ‘valiente’, aunque quizá desde la perspectiva del siglo xvii, como ya lo manifestó entonces Hobbes. 5 Sin embargo, probablemente para Olivares este cargo conllevaba una profunda preocupación por el valor del rey. Según los principios monárquicos del Siglo de Oro, el valido era el ministro universal, un «hombre de confianza, depositario de la del monarca, para compartir el peso de los negocios de Estado y descargarse de lo que tuvieran de enojoso». 6 Este papel omnipotente y envidiado lo desempeñó entre 1621 y 1643. Personaje controvertido, según se desprende de diversas y contrapuestas fuentes, el conde-duque fue un hombre con una poderosa visión, con una capacidad de trabajo extraordinaria, aunque también se vio afectado por un idealismo inalcanzable. Sobre todo era un megalómano, con expectativas grandísimas y exigen1 La primera traducción al español apareció en 1593, cuatro años después de su publicación original. En 1611 salió una nueva edición, relativamente más divulgada y conocida, realizada por Herrera. Sin embargo, se puede suponer que el valido lo leyó en su lengua original, ya que apreciaba la tradición italiana y le gustaba leer en este idioma. 2 Para una precisa sinopsis, véase Thompson, 2004, en particular pp. 311-315. 3 En referencia a Uceda, Nithard, Valenzuela, Concini, De Luynes, Sillery, La Vieuville y Carr (Thompson, 1999, p. 26). 4 Thompson, 1999, p. 26. 5 El estadista inglés Thomas Hobbes igualmente trató este tema en su libro Leviatán, aunque en vez de valiente, prefería hablar de la dignidad (dignity): «La valía pública de un hombre, que es el valor que le ha sido asignado por la república, es lo que comúnmente llamamos Dignidad. Y este valor que le ha sido dado por la república se manifiesta en puestos de mando, en responsabilidades judiciales, en empleos públicos, o mediante nombres y títulos que se usan para dar distinción a ese valor» (p. 85). Siguiendo esta observación de Hobbes en su definición de Commonwealth, hoy en día (en particular en las últimas décadas) se ha abandonado la noción de que exista una distinción entre ella y monarquía en los siglos xvi y xvii (Mackay, 1999, p. 3). La relación entre el rey y sus súbditos ha sido más heterogénea, permitiendo a la monarquía española sobrevivir a tiempos de fuerte crisis (aunque no siempre por la figura y papel del Dignity o valido). 6 Fernández Duro, 1972, p. 5.
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cias excesivas. Olivares, que fue un gran estadista, no dudó ni de su meta de conseguir un imperio español unido y poderoso ni del camino necesario para alcanzar dicho fin. El 4 de julio de 1625 escribió una carta titulada Papel del señor Conde Duque sobre la reformación del Consejo de Hacienda y nueva creación de ministros y sobre otros puntos muy graves y importantes, 7 en la que se quejaba de la cantidad de trabajo y responsabilidad que estaba asumiendo. Esta epístola es una de las varias que dejó el estadista como testimonio personal de la realidad que tuvo que enfrentar. Mercedes Comellas, en su edición crítica de La cueva de Meliso, coincide plenamente con esta afirmación sobre la situación desafortunada del privado de un rey que, por su joven edad y su carácter hedonista, tenía como primera preocupación las diversiones. 8 En lo que se refiere a la historiografía, Elliott y Bérenger han puesto coto al manido tópico contra el valido español y han dado pie a una perspectiva más justa y documentada. La denigración de su persona, de sus hechos y sus fallos era la única arma contra el hombre más influyente de su tiempo. Dicha difamación originó prejuicios en historiadores y críticos literarios, que siempre lo consideraron el motivo principal de la decadencia continua de la monarquía. De modo general, la sátira política tuvo un efecto innovador, pues al subrayar la polémica alrededor de la figura del privado se confundió su persona y su figura política como la cara visible del Estado. Es decir, Gaspar de Guzmán, el homo historicus, era muy pertinaz y obstinado, características pertenecientes a dos tipos de personas cercanas pero opuestas: el fracasado y el exitoso. Luego, Olivares, el homo politicus, reflejaba al gobierno, era la prosopopeya de una crisis económica y política en un país que había perdido su gloria imperial. En general, el valido representaba «la antropomorfización del “mal gobierno”, causante de la ruina de España», 9 una figura estereotipada y de mala fama por la singularidad de su función y así era satirizado por los anónimos escritores de la época. La literatura ha tratado esta figura desde varias perspectivas. En Cómo ha de ser el privado de Francisco de Quevedo, el personaje llamado Violín contesta al marqués (probablemente máscara dramática de Olivares) que no se preocupe porque, haga lo que haga, siempre culparán al valido por todo: Y triste de vos, si acaso, aunque os sobre la razón, Elliott y de la Peña, 1978, tomo I, p. 125. Comellas, 1991, p. 93. La difundida idea del carácter hedonista y perezoso del joven monarca parece estar muy extendida. Sin embargo, estas observaciones sobre su personalidad a menudo resultan exageradas. Sobre este asunto, véase Stradling, 1989, en particular pp. 459-467. 9 Así lo afirma Egido López en relación con la sátira de finales del siglo xvii, aunque es aplicable a medio siglo antes: «Las tácticas para lograr esta conexión entre sectores tan lejanos no pueden ser más elementales, quizá por ello mismo tampoco pueden ser más eficaces. En primer lugar, se agitan problemas de interés popular, preferentemente estomacales. Tales motivos estomacales, que aseguran la reacción simpática de las clases inferiores, sirven para arropar la oposición contra los responsables —mejor, responsabilizados— del hambre, presentados como la antropomorfización del “mal gobierno”, causante de la ruina de España» (1980, p. 279). 7 8
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osáis picar al frisón para que apresure el paso; que sois estrapazador dirán y que dais espanto, y seréis culpa de cuanto soñare un murmurador. Si no hay pan, tiene el valido la culpa —¡abrásele un rayo!—, porque no llovió por mayo, porque por mayo ha llovido. Si está sin tratos la tierra, el privado lo ha causado; si hay paz, es mandria el privado; es un violento, si hay guerra. En fin, si al vulgacho modo todas las cosas no van, habéis de ser un Adán, que tiene culpa de todo. 10
Las innumerables cuestiones que surgen al establecer el perfil del valido sirven como hilo conductor para aprehender su figura. Mediante las fuentes primarias, los investigadores han conseguido trazar los pasos, acciones e incluso intenciones en la larga y compleja trayectoria del conde-duque. Felipe IV tenía dieciséis años cuando se convirtió en el Rey Planeta, desafortunadamente dentro de una España en plena situación de guerra (el final de la tregua de los Doce Años, principio de la Guerra de los Treinta Años y demás batallas esporádicas e incesantes). Rey inteligente, inclinado a las artes, de una sensualidad erótica muy acusada 11 y gusto por el teatro, precisaba la ayuda de una persona capaz de tomar las riendas de la política del gobierno y de actuar con plena diligencia y confianza. Da la impresión de que mucha de la crítica sobre el ministro y tutor del Felipe IV emana de la frustración y el descontento de su entorno. En cierta manera, para Gaspar de Guzmán, el oficio de valido fue lo que el rey fue para Dios: el hombre elegido para realizar su obra divina y transcendental con rigor y firmeza. Según Etreros, fue Gregorio Marañón, en su libro El Conde Duque de Olivares, la pasión de mandar, quien trocó la idea de un valido inútil y degenerado, modo en el que había sido descrito durante siglos en los libros de historia, haciendo mella en el acervo popular 12 que, en parte, estaba influenciado por la sátira sobre su persona y su legado. La expresión «Publica fama non semper vana» en el caso del homo politicus Olivares resulta ambigua al referirse a un hombre de tanto poder y autoridad. Gaspar Quevedo, Cómo ha de ser el privado, en Teatro completo, 2011, p. 140, vv. 361-380. Alcalá-Zamora y de Llano, 2005, p. 51. Sin embargo, hay quienes corroboran la acusación que hizo la joven reina, Isabel de Borbón, de que fue Olivares quien animaba al joven rey en su afán por las mujeres madrileñas (entre otros, Elliott y Brown, 1988, p. 34). 12 Etreros, 1977, p. 176. 10 11
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de Guzmán repitió reiteradamente que sus acciones siempre se llevaron a cabo con el fin de engrandecer a España y a su rey. De hecho, su declaración no es baladí si lo que se pretendía era sacar adelante una monarquía estancada por deudas, guerras y desconfianzas: Tenga V. Majd. por el negocio más importante de su Monarquía el hacerse rey de España; quiero decir, señor, que no se contente V. Majd. con ser rey de Portugal, de Aragón, de Valencia, conde de Barcelona, sino que trabaje y piense con consejo maduro y secreto por reducir estos reinos de que se compone España al estilo y leyes de Castilla, sin ninguna diferencia en todo aquello que mira a dividir límites, puertos secos, el poder celebrar cortes de Castilla, Aragón y Portugal en la parte que quisiere, a poder introducir V. Majd. acá y allá ministros de las naciones promiscuamente y en aquel temperamento que fuere necesario en la autoridad y mano de los consellers, jurados, diputaciones y consejos de las mismas provincias en cuanto fueren perjudiciales para el gobierno y indecentes a la autoridad real, en que se podrían hallar medios proporcionados para todo, que si V. Majd. lo alcanza será el príncipe más poderoso del mundo. 13
Valido desde los treinta y cuatro años, el conde-duque de Olivares ejerció su papel de ministro principal con entusiasmo y grandes ideales. Con los documentos que tenemos a nuestra disposición es relativamente fácil conocer sus motivaciones y reflexiones en asuntos variados, ya que, por un lado, le gustaba describirlos y detallarlos y, por otro, la opinión del rey le resultaba esencial. Olivares siempre aspiraba a que el monarca tuviera un papel activo en las decisiones más importantes, aunque a menudo intentaba determinarlas con su obstinado consejo. En el séptimo punto sobre la Crianza de la juventud, el valido dice a su rey: Confieso que en esta parte debo de estar incapaz de discurso, porque cuando veo lo que Vuestra Majestad ha hecho para que se tratase dello, y en cinco años enteros con órdenes reiteradas hallo que no se ha empezado a ejecutar nada, siquiera aquella parte que no necesita de gastos nuevos, ni a la república ni a los particulares, me parece que no es posible que se engañen tantos, sino que me engaño yo, y que la juventud de España se debe criar bien, o medianamente, pues un punto sobre que juzgaba que Vuestra Majestad había de ser importunado y solicitado de todos sus ministros, aunque apretándolos Vuestra Majestad con repetidas y frecuentes órdenes, no se ha visto el principio. 14
Olivares rechazaba interrupciones y maniobras políticas, lo que correspondía perfectamente a su afán de control. Esto se llevó a cabo mediante un sistema elaborado para restringir información valiosa. En el texto de Vittorio Siri (o Mercurio Siry, según la edición francesa de 1722), traducido por Felipe Jiménez de Sandoval, este Cita del Gran memorial, transcrito en Elliott y de la Peña, 1978, tomo I, p. 96. Elliott y de la Peña, 1981, tomo II, pp. 160-161.
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profesor de ciencias de Venecia criticaba de manera insistente el asunto de los secretos de Estado en el gobierno de Olivares. 15 Por ello, tanto el cuidado de los secretos internos como el esfuerzo invertido en un sistema de espionaje y en el pago de sobornos fueron de alta importancia. Bérenger considera aquella época como el establecimiento del Estado moderno, un Estado con un soberano heredero al trono como el símbolo de la monarquía y un primer ministro en el papel ejecutivo. 16 La literatura activista pretendía informar, aunque sin dejar de tomar partido, mostrando así una imagen nítida dentro de una visión borrosa de la realidad. Los textos que sobrevivieron el paso del tiempo revelan una imagen clara y relativamente simple: el conde-duque de Olivares no fue bien tratado por la opinión pública, ni consiguió respeto ni admiración. En materia de guerra, sus triunfos militares en Génova y Cádiz, además de varias victorias marítimas contra los holandeses, le hicieron gozar de una breve popularidad. Al respecto, su política militar resultó especialmente hábil en el éxito de la conquista de Breda, puerta marítima principal a los Países Bajos, que cayó en manos de los españoles en 1625 (el annus mirabilis), gracias al mando de Ambrosio Spínola. 17 Esta hazaña estratégica suscitó la admiración de su rey, el joven Felipe IV. De hecho, con motivo de esta celebración (aunque nueve años más tarde), el rey permitió que el pintor real, Diego de Velázquez, representara al valido en una postura ecuestre generalmente reservada a la familia real. La política del valido, tanto exterior como interior, refleja la aspiración de Olivares por una España centralizada, poderosa y ambiciosa, y por extender la justicia y estabilidad, además de una paz duradera, bajo el mando de un rey poderoso. La formación de Gaspar de Guzmán le brindó momentos gloriosos e incluso ilusiones que solían diferenciar al buen gobernante del malo. Tales aspectos teóricos fueron un punto de partida para el conde-duque, quien no solamente consideraba y reconocía la trascendencia de estas destacadas obras (de filosofía y teología, entre otras) por su afición a la lectura, sino que también estuvo influenciado y aconsejado por algunos familiares conocedores del tema. Uno de ellos fue don Baltasar de Zúñiga, su tío y la persona que presentó al joven conde para este envidiado oficio de valido del rey. Don Baltasar fue un apreciado estadista, considerado gran sabio en materia de guerra y de diplomacia. Siri cita a Zúñiga enfatizando dos cosas que Olivares no debería jamás olvidar: La primera, tener como principal objetivo de su ministerio el mismo que tuvo el Duque de Lerma en el suyo; es decir, que, siguiendo el ejemplo de aquel ministro, debe esforzarse en sostener la paz con todas las potencias de Europa. Este fue un gran bien que el Duque de Lerma hizo a España, conservándola feliz y próspera. La Monarquía española es tan vasta, tan extensa, contiene tantos Estados separados, que es mucho más importante conservarla tal cual es que soñar con hacer nuevas Siri, Anécdotas del gobierno del conde-duque de Olivares, pp. 149-150. Bérenger, 1974, pp. 166-192. 17 Más sobre el tema en Elliott, 1991, p. 244. Calderón celebró el hecho en su comedia El sitio de Bredá y Velázquez en el muy conocido cuadro de Las lanzas. 15 16
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conquistas. Para sostenerla no hay otro medio que la paz. Para engrandecerla sería menester la guerra. La una hace la felicidad de los pueblos y asegura al Estado. La otra, en cambio, causa la ruina, debilita al Estado y le expone a una infinidad de revoluciones. En una palabra, la guerra no puede traer a España ventaja alguna y sí causar grandes daños. La segunda no consiste sólo en servir con aplicación diligencia y fidelidad a nuestro soberano Monarca y tributar a sus hermanos los Infantes Don Fernando y Don Carlos los respetos debidos a su augusto origen, sino en hacer todo lo posible para sostener en estrecha unión y buena armonía a toda la familia real: es esta concordia la que hace más seguro a los Estados, y por eso Tito se quejaba a menudo al Emperador Vespasiano, su padre, del desprecio que manifestaba a Domiciano su otro hijo. Los Estados no se fortalecen tanto por la fuerza de las armas como por la estrecha unión que reine en las familias reales. Tácito acostumbraba calificar esta unión de broquel impenetrable del Imperio, y Suetonio la llamaba puertas de broce que hacen el palacio imperial inaccesible a los chismosos y a los malintencionados. 18
La influencia de su tío resultó esencial y contribuyó a formalizar y fortalecer el cambio del dúo Lerma-Calderón por el clan de los Guzmán-Zúñiga. 19 De hecho, a lo largo de su trayectoria política la confianza de sus familiares y hombres cercanos fue uno de los principales temas de la crítica en su contra, a menudo relacionada con su obsesión por controlar todo y a todos los que le rodeaban, sirviéndose de un marcado nepotismo. El valido nombraba a familiares y amigos que apoyarían sus decisiones, hasta tal punto que la única y notable oposición fuese el poder ejecutivo en la corte. Varios escritores denunciaban la «parentela» en la casa de los Guzmán. Para ilustrarlo se puede recurrir a Quevedo en el capítulo XI de su Política de Dios y gobierno de Cristo: «Ni buen rey debe permitir que sus estados se gasten en hartar parentelas. Sean ministros los que hiciere huérfanos la justificación, y viudos la piedad, y solos la virtud, aunque la naturaleza lo dificulte». 20 Elliott, además, pone de manifiesto la crítica de Novoa a la «parentela». 21 Este tipo de nepotismo también fue mencionado por Lisón y Biedma en El Tapaboca, que azotan (publicado en 1630 22), donde el sabio embajador describió detalladamente a los familiares del privado que por su fidelidad consiguieron puestos de considerable poder político y económico. 23 Ahora bien, siguiendo las huellas del aprendizaje del arte de gobernar del privado, llama la atención la posibilidad de que el conde-duque leyese La razón de Estado Siri, Anécdotas del gobierno del conde duque de Olivares, p. 169. Negredo del Cerro recuerda otro papel perdido (mencionado en el memorial del confesor del conde-duque, el padre Salazar), en el cual Baltasar de Zúñiga aconsejaba a don Gaspar cómo debía enfrentarse a los problemas del gobierno tras su partida (2002, p. 193). 20 Quevedo, Política de Dios y gobierno de Cristo, p. 54. 21 Elliott, 1991, p. 153. 22 Según Castro Ibaseta, probablemente el objetivo de este escrito satírico fue don Juan Antonio de Vera, el conde de la Roca, y no Quevedo, como se ha pensado (2008, pp. 471-474). 23 Astrana Marín, 1945, pp. 619-620. 18 19
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de Botero. Según afirman Marañón y Andrés, 24 seguidos por Elliott algunos años más tarde, 25 esta obra aparece entre los libros de su extensa biblioteca. De hecho, el de Botero no era el único manual para gobernantes en su haber, también tenía los Anales de Tácito y El príncipe de Maquiavelo. 26 Melo, el historiador portugués de la guerra de Cataluña, comentó: Los libros políticos e históricos que leía Olivares le habían dejado algunas máximas desproporcionadas al humor de nuestros tiempos; de donde procedía intentar a veces cosas ásperas sin otra conveniencia que la imitación de los antiguos; como si los mismos Tácitos, Sénecas, Patérculos, Plinios, Livios, Polibios y Procopios de que se aconsejaba no mudaran de opinión, viviendo ahora, en vista de las diferencias que cada época impone a las costumbres y a los intereses de los hombres. 27
Parte de este aprendizaje se reflejaba en la política exterior. Se aprecia un particular interés en la rivalidad con el cardenal Richelieu (que fue, sin duda, un reto continuo durante su privanza). El valido del rey Luis XIII de Francia transformó el obrar político en arte político por medio de una apasionada y rigurosa habilidad estratégica. En esta destacada rivalidad se introdujo un concepto particularmente útil: saber engañar. Para sortear a los enemigos, que están en permanente búsqueda de debilidades, se permiten algunas trampas solo y cuando estén al servicio del bien común. 28 Tan solo hay un engaño que no está hecho para este fin: el pecado. 29 Más aún, uno de sus precedentes, Maquiavelo, también llegó a la conclusión de que un gobernante a veces se ve obligado a actuar de manera vil por el bien de su gobierno. 30 El arte de gobernar del valido En la continua rivalidad y guerra entre franceses y españoles, el ars gubernandi se reflejaba mediante las alianzas y las maniobras que hizo Richelieu para hacer mella en la casa de los Austrias. Las alianzas se hacían y deshacían según las necesidades políticas y estratégicas, con poco respeto a los valores religiosos (alianzas con los luteranos de Dinamarca o los rebeldes flamencos) y de sangre (la reina de Francia era hermana del rey español). Del mismo modo, Richelieu no era más apreciado que Marañón, 1952, pp. 160-166; Andrés, 1973, p. 12, núm. 33. Sobre los libros documentados de la biblioteca de Olivares, véase Marañón, 1935. 25 Elliott, 1991, pp. 48-50. 26 La biblioteca de Olivares es imprescindible para entender su formación además de su notoria afición a la lectura. 27 Murillo Ferrol, 1989, p. 127. 28 Murillo Ferrol, 1989, p. 131. 29 Malcolm, 2007, p. 101. Traduce la cita de Lipsius, Politico rumsive civilis doctrinae libri sex, p. 204 (Leiden, 1589). 30 Malcolm, 2007, p. 102. 24
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Olivares por su pueblo, y menos aún a ojos de los literatos españoles, quienes le representaron como un codicioso estadista y falso cardenal sin principios. 31 En realidad, tanto el cardenal como el conde-duque han sido descritos paradójicamente como buenos políticos pero malos gobernantes, lo que probablemente se debe a la capacidad teórica que tenían por su formación de estadistas y su pragmatismo, particularmente al intentar llevar a cabo sus múltiples reformas y cambios sociopolíticos y económicos. Esta política, que algunos calificarían de tacitista, 32 se percibe en la determinación del valido de conseguir sus objetivos a largo y corto plazo. Cabe suponer que Olivares estuvo bajo cierta influencia del retórico y prolífico autor romano, bien a través de sus obras o las de sus seguidores. No obstante, resulta poco beneficioso entrar en esta cuestión, cuando lo importante es centrarse en el resultado de sus acciones como valido. Por tanto, el ars gubernandi es el nombre de referencia menos arriesgado para aglutinar a toda una variedad de autores. De hecho, la política del conde-duque estaba bajo la influencia de los escritos contemporáneos sobre la teoría política de esta disciplina. 33 Además, el modelo del espejo de príncipes no solamente se reflejaba en sus cartas, Olivares escribió obras a propósito de este tema, en particular el Memorial de las mercedes (1621) y El memorial o Gran memorial, reflexiones políticas y cristianas (1624). 34 En ellas, el preceptor y consejero se dirigía a un joven monarca sin experiencia para exponerle una serie de ideales. Así expresaba en estos escritos un resumen de su propia educación. 35 Parte del fracaso político de Olivares se debió a su manejo de los territorios septentrionales, con los que se negó a pactar una solución pacífica en el primer año de La comparación entre ambos validos va más allá de la reacción del pueblo. En muchos aspectos compartían el mismo ideal sobre el arte de gobernar. En cuanto a la comparación entre los dos, véase Elliott, 1984. Para un ejemplo del gobierno y la sátira contra el cardenal, véase Scott, 2010, en particular pp. 54-85. 32 Elliott lo menciona brevemente en su libro sobre Olivares (1991, p. 175). Sin embargo, a pesar del diálogo de los tacitistas (González de Cellorigo, Moncada y Navarrete y demás) con el maquiavelismo y la moral cristiana, las acciones del conde-duque se alejaban de esta al seguir los argumentos de aquel. El ejemplo por excelencia es la concesión del libre movimiento a los banqueros portugueses de origen judeoconverso. Antón Martínez (1992) lo retoma en un artículo y enfatiza, quizá de manera desproporcionada, la relación de Olivares con la lectura y reescritura de Tácito. 33 Galino Carrillo ofrece una nómina de 81 textos escritos durante los siglos xvi y xvii en castellano, dedicados a la educación del príncipe (1948, pp. 14-16). Esta lista, aunque precisa, no está completa, pero sí ofrece una idea general de la frecuencia del fenómeno en la época. Debe destacarse la teoría del humanista flamenco Justo Lipsio y su inmensa influencia al final del siglo xvi. De tal forma, las leyes universales de los tacitistas sobre el buen gobierno se reflejaron en la mentalidad política de la época. 34 Borrego Pérez, 2009, p. 80. Recientemente Rivero Rodríguez (2012) cuestionó la autoría del Gran memorial. El investigador compara la transcripción de Antonio Valladares de Sotomayor con la de Elliott y de la Peña (en el primer volumen, 1978) y destaca algunas claras diferencias. Sin embargo, a mi modo de ver, no hay razón para discutir las pertinentes conclusiones de Elliott y de la Peña, sino se debe aprovechar la interesante aportación de Rivero Rodríguez y la copia de Valladares, que añaden otra perspectiva sobre el tema de espejo del príncipe, Olivares y su entorno. El Gran memorial parece ser un compendio de múltiples escritos y epístolas, algunos redactados personalmente, otros recopilados y elegidos por el conde-duque. En cualquier caso, reflejan su punto de vista. 35 Es oportuno recordar que Richelieu solo escribió su «memorial», llamado Testament politique, a finales de su vida (y de su valimiento). Véase Borrego Pérez, 2009, p. 82. 31
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su nuevo cargo. El final de la tregua de los Doce Años puso coto a la prosperidad de los holandeses y significó la vuelta a una política beligerante exigida por el difunto Felipe III (dos días antes de su muerte 36). Así actúo contra lo que le recomendaba su formación en teoría política, ya que movilizar ejércitos en territorios heredados y controlados, pero no colonizados e integrados, solo funciona durante un corto plazo de tiempo y supone un elevadísimo coste. Es decir, respecto a Flandes da la impresión de que Olivares no aprovechó suficientemente los consejos de Maquiavelo: Si en lugar de colonias el príncipe prefiere tener allí ejércitos le resultará mucho más caro, pues para mantener estas guarniciones necesitará gastar todas las rentas que proporcione el país; la ganancia se le convierte entonces en pérdida y ofende mucho más a los habitantes con los desplazamientos del ejército y con la dificultad del alojamiento y manutención. Todos sus súbditos se sienten incómodos y se convierten en enemigos y estos son precisamente los enemigos que más puede perjudicarle, pues aunque fueron vencidos y sojuzgados permanecen en sus propias casas. 37
Durante los años siguientes destacan algunas maniobras políticas revolucionarias y atrevidas: la Unión de Armas, que pretendía igualar distribución y deberes para el mantenimiento y la protección de la monarquía; batallas estratégicas como la de Mantua, que se llevaron a cabo para garantizar el control imperial en el norte de Italia; y notables acciones en el ámbito de la educación, en el que el conde-duque propagaba el punto de vista de los jesuitas (probablemente influido por su confesor, el padre Hernando de Salazar) o se preocupaba de formar a los nobles como políticos, militares y hombres de estado. 38 Asimismo, en el ámbito de la economía devaluó el vellón al cincuenta por ciento de su valor y reemplazó la dependencia de los genoveses —que cobraban altos intereses— por la de los banqueros «marranos» portugueses de bajo coste económico pero elevado coste político. El hecho de que Olivares se criara en el seno en el que floreció el cambio en la mentalidad del gobierno se evidencia en la proliferaron de manuales de educación de príncipes y gobernadores, en parte conocidos como ars gubernandi durante esta época. En dicho contexto, este estudio se enfoca desde una doble perspectiva: por una parte, la del escritor de dichas obras y la de la mentalidad de la época respecto a cómo debería reinar o gobernar un príncipe o consejero ejecutivo; por otra, la del efecto e influencia que dichos manuales pudieron tener en la formación a largo plazo 36 Parker, 1977, p. 264. El miedo a la consolidación comercial y el fortalecimiento militar de los Países Bajos fue el factor determinante en esta decisión. Baltasar de Zúñiga también contribuyó a esta situación, mandando tropas a Viena para luchar, junto con el emperador Fernando II de Habsburgo, contra los herejes protestantes (Mackay, 1999, p. 5). Fue un momento clave que afectó al futuro gobierno de Olivares al provocar una cadena de destructivas consecuencias. 37 Maquiavelo, El príncipe, p. 12. 38 Véase a propósito el artículo de Kagan, 1990, pp. 225-248. Su intención, de modo general, fue crear figuras mejor preparadas para dirigir los ejércitos, incluso eliminando los «prejuicios, la satanización de lo judío y de todo lo que le afectase» (Gutiérrez Nieto, 1990, pp. 419, 439).
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de la política y la sociedad. Según estos manuales, el cambio de gobierno conlleva numerosas transformaciones estratégicas, especialmente en tiempos de crisis. Estos cambios generan optimismo, acompañado a menudo de esperanza, por lo general desproporcionada, que desemboca en la desilusión expresada en las acusaciones contra la conducta del gobernante. De hecho, los años de Olivares se ajustan a este esquema, aunque difieren en que probablemente ambos sentimientos surgían del entorno de una apoteosis del poder y la autoridad. Los cambios políticos, sociales y militares, expresados en decretos de leyes, enfrentamientos bélicos y demás acciones impactantes del nuevo gobierno que se estableció en 1621, repercutieron en estos textos. Dichas modificaciones reflejaban claramente el espíritu olivarista de la primera década de su gobierno, que representaría la fase de la esperanza. Ahora bien, a partir de los años veinte, Olivares destacó por sus iniciativas reformadoras basadas en teorías modernas, cuyos resultados se volvieron más tarde en su contra: La politica, di cui intendiamo ragionare, la divideremo in due parti: l’una in speculative, in cui trattaremo de’ principia universali, generi, forme de’ governi et alter cose spettanti a la natura di quelle; l’altra in politica prattica, ne la quale s’esporrà in teatro come I principi e Stati s’habbiano a reggere e governare I popoli con le massime proprie spettanti al bon governo. E acciò procediamo con chiarezza e non caminiamo in tenebre, fa di bisogno che diamo principio da la sua definizione. La política, dunque, ella vien difinita in cotal modo: ella è un habito che informa l’animi et costumi dell’huomini acciò vivano in una comunità fra di loro, bene e felicemente. La mia intenzione egli è di trattare con brevità (lasciate in disparte le questioni filosofiche, quanto più sia possibile), a la moderna e da cortegiano), le massime di bon governo ne’ principi e potentati [...]. 39
Estas palabras, escritas por un autor anónimo del xvii, reflejan perfectamente la mentalidad y las reflexiones de sus contemporáneos italianos. Corresponden a una literatura política que se preocupa por los principios necesarios para un gobierno justo y poderoso. Esta línea de pensamiento bien pudo estar, en parte, bajo la influencia de Nicolás Maquiavelo que, tras la publicación de Il principe, consiguió despertar la preocupación por la pragmática política en los territorios italianos y más allá. 40 Villari, 1993, p. 1017. La corriente italiana se destaca por su carácter pragmático. La española se concentraba igualmente en cuestiones políticas y económicas, aunque se expresaba mayoritariamente desde un punto de vista más filosófico-moral y de derecho natural y humano. Respetados investigadores del tema utilizan la expresión «cristiana razón de Estado» para distinguir estas dos reflexiones de teoría política (véanse al respecto Usunáriz, 2013, p. 213 y Cantarino, 1996, p. 5). Entre otros se trata de Rivadeneira (Tratado de la Religión y Virtudes que deve tener el Príncipe Christiano, para gobernar y conservar sus estados. Contra lo que Nicolás Maquiavelo y los Políticos deste tiempo enseñan, 1595), Mariana (De rege et regis institutione, 1599), Baños de Velasco (Política militar de príncipes, 1680), Faria de Sousa (Discursos morales y políticos, 1623), Barbosa Homen (Discursos de la jurídica y verdadera Razón de Estado. Contra Machavelo y Bodino, y los demás políticos de nuestros tiempos, sus sequazes, ¿1627?) y Juan Blázquez Mayoralgo (Perfecta razón de Estado. Contra los políticos atheístas, 1646). 39 40
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Sin embargo, este movimiento literario, poco habitual, no disfrutó del mismo éxito en todas partes, ya que la propia obra de Maquiavelo reflejaba una pragmática italiana muy directa y, por tanto, alejada de las reflexiones filosófico-morales de la Península Ibérica (y más tarde también de las teorías hobbesianas del Imperio inglés, en particular a partir de 1651 con el Leviatán). Otro ejemplo es la obra de Trajano Boccalini, Discursos políticos y avisos del Parnaso, traducida al español por Fernando Pérez de Sousa, 41 que añade en su prólogo al lector: «Este autor es el que sólo entre cuantos han escrito en este género de mezclar, según Horacio, el útil de los preceptos políticos con lo gustoso y entretenido de la invención, llevó verdaderamente la palma». 42 Boccalini, en efecto, se acerca a ciertos aspectos de la naturaleza humana con un pragmatismo parecido al de sus compatriotas contemporáneos: El común precepto político que enseña es necesario, para reinar seguramente, tener los vasallos abatidos, es tan verdadero como mal entendido, y tiránicamente practicado de muchos príncipes, que por su insaciable codicia dirá las mejores sentencias políticas las interpretaciones que les redunda en mayor utilidad. 43
Los poderes estatales durante largo tiempo se repartieron entre el poder representativo oficial y sus consejeros, ministros, tutores y asesores. Ahora bien, la reflexión filosófico-política sobre el tema ha influido en la imagen del consejero principal y en la de su poder ejecutivo (dos aspectos que se nutren recíprocamente). De hecho, figuras históricas como el conde-duque de Olivares y su homólogo francés, el cardenal Richelieu, han sido el núcleo del aprendizaje y la aplicación, errónea o astuta, del arte y la ambición de gobernar. Los textos —bajo la forma de tratados, memoriales, crónicas y piezas literarias— muestran las múltiples facetas de la monarquía y del gobierno, revelando el cambio de mentalidad desde los estados feudales hasta la formación del sistema estatal centralista y global que se desarrolla en un marco nuevo con el surgimiento del ministro principal. Una figura pública de tal envergadura exige entender la situación política en general que llevó a tal diseño del gobierno. Además, es imprescindible tener en cuenta el punto de vista no solo de los políticos, tanto aliados como enemigos, sino también de la literatura crítica, ya que, si la crítica acusa al valido de poder tiránico y despótico, hay que preguntarse desde qué perspectiva se plantea esto: ¿se trata de un descontento general por la situación colectiva o simplemente de una actitud militante concreta en el marco de las luchas intestinas de la corte? Conocer los 41 Gagliardi anota que el supuesto portugués Fernando Pérez de Sousa es un pseudónimo que utilizó fray Antonio Vázquez de Espinosa (2005, p. 199). En todo caso, esta obra fue traducida al español por primera vez en 1634, más de 22 años después de su publicación italiana. De modo general, Boccalini tuvo problemas para la publicación de sus escritos. Su obra de carácter más satírico, titulada Pietra del paragone político, no se publicó hasta después de un viaje promocional en 1611. De hecho, Boccalini murió en 1613, un año antes de que se publicara su trabajo en su integridad (Villari, 1993, p. 448). 42 Boccalini, Discursos políticos y avisos del Parnaso, Prólogo. 43 Boccalini, Discursos políticos y avisos del Parnasso, Aviso L, pp. 265-266.
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motivos de la crítica y del criticado, desde distintos escritos y enfoques, permite percibir de manera más precisa los mecanismos de estos conflictos y sus expresiones culturales y literarias. Así, la figura de Olivares fue durante mucho tiempo víctima de tópicos, traspasando incluso el marco cronológico de su mandato. 44 Entre otros textos aparecieron los de Justo Lipsio (sus Políticas mantienen ciertas características del espejo de príncipes 45), Bodin (traducido al castellano en 1590), Baltasar Álamos de Barrientos con la Suma de preceptos justos, necesarios y provechosos en consejo de Estado al rey Felipe III siendo príncipe (publicado en 1599), 46 la traducción de Antonio de Herrera de 1615 de los Annales de Tácito, 47 etc. Entre todas estas obras, una de las más influyentes y que resume algunos conceptos del ars gubernandi (o espejo de príncipes) es La razón de Estado de 1589 (traducida al español por primera vez en el año 1593). Botero aspiraba a aunar la noción pragmática de gobernar de Maquiavelo con la corriente católica de la razón de estado. Pero, por mucho que lo intentaba, no conseguía lograr una síntesis que se aproximara a la visión ético-cristiana. Para ilustrar esto, Rivadeneira insistía en su obra de 1595, Tratado de la Religión y Virtudes, en una razón de estado falsa y otra verdadera, siendo esta divina y aquella diabólica y engañosa. 48 En lo que concierne al rey o a los que rigen en su nombre, la razón de estado da legitimidad a dudosas actuaciones si el bienestar del estado lo justifica. Es, según Friedrich Meinecke, el puente político entre el afán de poder y la responsabilidad ética y moral del estadista. 49 Ahora bien, tal definición le abre las puertas a infinidad de interpretaciones, tanto personales como ideológicas, problema del que Meinecke es consciente. La definición, muy breve y simplista, no puede ofrecer soluciones y respuestas frente a las acusaciones de buen o mal gobierno, ya que el significado filosófico relativiza y resulta demasiado vago para indagar en estrategias concretas. El uso del poder en los diferentes casos puede explicarse mediante la razón motivada por el interés del estado. Para evitar excesos, el poder debe estar pendiente del derecho y de la moral, dos términos que igualmente evocan a menudo una discusión filosófica más que pragmática. 44 Rey muestra que, paralelamente al cambio de opinión a favor de un conde-duque reformista y modernizador, en la segunda mitad del siglo xx degenera la opinión positiva hacia Quevedo (2010, en particular pp. 646-647). 45 La obra de Lipsio fue traducida al castellano en 1604 por Bernardino de Mendoza. Por su parte, el espejo de príncipes fue una corriente literaria popular en aquella época. Norte de Príncipes fue escrito a principios del siglo xvii por Álamos de Barrientos bajo el nombre de su amigo Antonio Pérez (p. 12). 46 Aunque su obra pretende ser tacitista, se puede apreciar la influencia maquiavélica que destaca en su estrategia pragmatista. 47 Los cinco primeros libros de los Annales de Cornelio Tácito: que comienzan desde el fin del Imperio de Augusto, hasta la muerte de Tiberio, trad. Antonio de Herrera, Madrid, Juan de la Cuesta, 1615. 48 Fernández-Santamaría propone un exhaustivo análisis de diferentes tratados de esta y otras tendencias, que compara con el discurso maquiavélico (1986, p. 35). 49 «la consideración de lo que es oportuno, útil, provechoso, de lo que el Estado tiene que hacer para alcanzar en cada circunstancia el optimum de su existencia» (Meinecke, 1997, p. 7).
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La ambición de poder, a menudo enmascarada en preocupaciones de estado, es el motor de acciones que resultan en abusos despóticos. El interés personal frente al bien común es un tema repetido en materia del gobierno de príncipes o de sus hombres de confianza, como es el caso de las obras de Botero, Boccalini, Malvezzi, Zuccolo o Siri. Al respecto, Boccalini abrió una vía para atacar a los príncipes. En sus obras Ragguagli di Parnaso y Pietra del Paragone (1614-1615), reflexionó sobre lo que hoy llamaríamos la dimensión psicológica del poder, según se desprende de la siguiente analogía: si un criminal debe estremecerse al cometer un asesinato, ¿cómo debe sentirse un príncipe que comete miles? Con todo, Boccalini no era un revolucionario, sino un reformador que se planteó ciertas interrogantes 50 en el constante debate sobre la legitimidad y el uso del poder. Murillo Ferrol escribió exten samente sobre el dilema de moral y política, 51 evocando, entre otros autores, a Boccalini en Ragguagli di Parnaso. Por ejemplo, plantea la pregunta (que bien podía dirigirse al conde-duque) de si el espejo debe ser castigado como culpable de la situación que le rodea. 52 Subsecuentemente se alude a una de las principales preguntas que suscita la sátira política anónima: ¿qué consideración y legitimidad deben tener en la crítica los hechos frente a los deseos del favorito? Diego Saavedra Fajardo se adecuaba al modelo del tratadista, es decir, un partidario de la razón de estado y defensor del ideal del buen gobierno. Su visión en materia del arte de gobernar queda expuesta en su conocida Idea de un príncipe político-cristiano representada en cien empresas, que desde su publicación en 1640 se convirtió en una referencia de primer orden para la literatura política de la época. Esta obra está dirigida al príncipe Baltasar Carlos en forma de un manual explicativo y educativo sobre cómo sería el príncipe ideal. Saavedra Fajardo asegura que los afectos y las pasiones son difíciles de controlar y, de modo general, pueden engañar con facilidad. Por ello, es mejor confiar en la razón, por su carácter de reflexión y acción lógica. En la empresa VII, por ejemplo, muestra la importancia de estos conceptos: No es mi dictamen que se corten los afectos o que se amortigüen en el príncipe, porque sin ellos quedaría inútil para todas las acciones generosas, no habiendo la naturaleza dado en vano el amor, la ira, la esperanza, y el miedo, los cuales, si no son virtud, son compañeros della, y medios con que se alcanza y con que obramos más acertadamente. El daño está en el abuso y desorden dellos, que es lo que se ha de corregir en el príncipe, procurando que en sus acciones no se gobierne por sus afectos, sino por la razón de Estado. […] No ha de obrar por inclinación, sino por razón de gobierno. No por genio propio, sino por arte. Sus costumbres más han de
Meinecke, 1997, pp. 73-82. Se refiere a la moral de naturaleza estrictamente cristiana y católica, ya que en la época en la que surgió la noción de la razón de estado (la segunda mitad del siglo xvi) hubo igualmente paralelas discusiones entre protestantismo y catolicismo. 52 Murillo Ferrol, 1989, p. 149. 50 51
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ser políticas que naturales. Sus deseos más han de nacer del corazón de la república que del suyo. 53
Si Botero hablaba del interés personal y la aspiración del poder frente a la esfera pública, Saavedra Fajardo nos recuerda que los dos primeros aspectos son innatos al hombre y problemáticos, incluso a veces nefastos, cuando se sobreponen de manera viciosa por encima del bien común. En ese mismo comentario, añade una reflexión sobre el oficio del valido y los peligros de la lisonja cuando afirma: Y como las personas que les asisten [a los príncipes] aspiran al valimiento, y casi siempre entra la gracia por la voluntad y no por la razón, todos se aplican a lisonjear y poner asechanzas a aquella y deslumbrar a esta. Conozca, pues, el príncipe estas artes, ármese contra sus afectos y contra los que se valen dellas para gobernalle. 54
El tratadista no se está pronunciando en contra del privado o del primer ministro en lo relacionado a su función de consejero principal, simplemente está advirtiendo de los riesgos que acompañan tal privilegio. Una advertencia, tanto a nivel personal como en su relación con el príncipe. Más tarde, en la empresa L, el sabio teórico reitera las funciones del valido, destacando su deber de ayudar y apoyar el papel del rey. Del mismo modo, su capacidad de trabajo y su habilidad para asuntos estatales son competencias ausentes en ciertos reyes. De hecho, no por casualidad, la quincuagésima empresa es la más larga del centenar. Los múltiples ejemplos que Saavedra Fajardo se toma la molestia de presentar muestran el valor que concede al asunto del valimiento: […] si el ministro satisfacía a su rey, se ofendían los hombres; y, si procuraba la gracia de los hombres, perdía la del Rey. Si la privanza se funda en la adoración externa, fomentada de las artes de palacio, es violenta y hurtada, y siempre la libertad del príncipe trabaja por librarse de aquella servidumbre, impuesta y no voluntaria. Si es inclinación, está dispuesta a las segundas causas, y se va mudando con la edad o con la ingratitud del sujeto, que desconoce a quien le dio el ser. 55
Los teóricos del ars gubernandi coinciden, primero, en que el valido debe aceptar la última palabra del rey, ya que este es elegido por Dios. En segundo lugar, debe entender que, a pesar de sus maniobras, nunca podrá abarcar todas las contingencias. Finalmente, debe posicionarse entre las dos reflexiones más influyentes de la política de su tiempo, es decir, la que sostenía que la justicia debe ser lo más importante,
Saavedra Fajardo, Empresas políticas, Empresa VII, pp. 246-247. Saavedra Fajardo, Empresas políticas, Empresa VII, pp. 242-243. 55 Saavedra Fajardo, Empresas políticas, Empresa L, p. 589. 53 54
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como afirmaba Erasmo; 56 o la de su contemporáneo Maquiavelo, quien defendía que el bien de la república debe predominar, aunque haya que ejercer algún mal. El arte de saber elegir entre justicia (fiat iustitia) y monarquía (república en el caso de Maquiavelo), 57 además del interés personal o común, era responsabilidad del valido, particularmente cuando este se hallaba al servicio de un rey amante de las distracciones. La propaganda como expresión de la opinión pública La propaganda es, en potencia, una forma de control y poder, como afirma Pizarroso Quintero: El origen del término «propaganda» está en la «Sacra Congregatio de Propaganda Fide» (o también, «Sacra Congregatio Christiano Nomini Propaganda»), constituida de manera definitiva por la bula Inescrutabili Divinae de 1622, emitida por el papa Gregorio XV, pero que ya funcionaba desde 1572 cuando el papa Gregorio XIII comenzó a reunir con frecuencia más o menos regular a tres cardenales en una primitiva «congregatio» para combatir la acción de la Reforma. Esta comisión o congregación se constituiría de hecho como órgano permanente bajo Clemente VIII. A su composición de 1622 (trece cardenales, tres prelados y un secretario) añadiría el papa Urbano VIII un colegio y un seminario de misioneros. Nacida como instrumento de lucha de la Contrarreforma, acabaría ocupándose fundamentalmente de la expansión del Catolicismo en «tierras de misión». 58
Por lo tanto, el término propaganda describe el intento de dirigir la opinión pública hacia la postura política del Vaticano. Del mismo modo, la instrumentalización de dicha opinión 59 fue especialmente valiosa en tiempos de Olivares. La conciencia política crecía considerablemente y, como consecuencia, la opinión pública pretendía ocupar un papel más relevante. 60 La propaganda fortalecía el vínculo entre el gobernante y sus súbditos en beneficio del primero y así se configuró como un componente esencial en la sociedad, según Violet Edwards: Sobre todo en su obra de 1516: Educación del príncipe cristiano (pp. 32-38). Skinner, 1985, p. 278. 58 Pizarroso Quintero, 1999, p. 165, n. 62. 59 El vínculo entre la propaganda, la opinión pública y la política es evidente: «Even if the very word itself was not always invoked, however, the emergence of a contiguous notion, public opinion, had become a fact of political life as early as the seventeenth century; and the corresponding desire among princes and bureaucrats to control and manipulate this public opinion meant that early forms of propaganda, or at least its antecedents, could no longer be ignored even by those who ruled» (Cunningham, 2002, p. 17). Sobre este fenómeno colectivo, véanse Habermas, 1981; Santaella López, 1990 y Ortega y Gasset, 1998. 60 Arredondo, 2011, p. 72. 56 57
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Propaganda es la expresión de una opinión o una acción por individuos o grupos, deliberadamente orientada a influir opiniones o acciones de otros individuos o grupos para unos fines predeterminados y por medio de manipulaciones psicológicas. 61
En cuanto al conde-duque, contamos con una carta de 1624 que trata el tema de la propaganda. En ella, el privado se dirige al rey Felipe IV para reconocer la capacidad del mundo literario como instrumento propagandístico: No es juicio a que Vuestra Majestad debe estar totalmente resignado, pero siempre conviene tener atención a la voz del pueblo y holgar mucho cuando Vuestra Majestad, por las otras causas de mayor consideración y madura atención, escogiere personas aprobadas de él [el pueblo], que llega a satisfacerse como si él mismo o Vuestra Majestad por él hubiera gobernado la elección. 62
El resultado de esta reflexión es bien sabido: una cuadrilla de propagandistas a su servicio, entre los que se encontraba Francisco de Quevedo, el primer «panfletista y publicista del régimen», 63 pero también un crítico agrio, que manejaba de modo inimitable las armas de la burla y la risa. En palabras de Arellano: «el poder tiene buen cuidado de intentar institucionalizar las formas de la risa y protesta», 64 aunque también esté sujeto a sus ataques. En uno de los manuales que trata de la enseñanza del príncipe, afirma Álamos de Barrientos: Y quiero advertir a V. E. que el pueblo todo desea poderle ver cada día, y darle sus quejas, y consolarse con saber que las ha oído, y que de dos cosas, que siempre desean los menores, ser oídos, y remediados, la primera les entretiene, y consuela, y hace que se espere con buen ánimo la segunda. 65
Poco tiempo después, el 13 de junio de 1627, decretó el valido una ley en la que ampliaba la censura previa a toda clase de impresos, incluyendo «relaciones, cartas, apologías, panegíricos, gacetas, nuevas, sermones, discursos o papeles en materia de Estado o gobierno». Curiosamente esa ley se mantuvo vigente durante los siguientes cincuenta y cinco años. 66 No hay duda de que el conde-duque conocía la importancia de la propaganda en el oficio del gobernante y de que, más aún, debió reconocer su poder sobre el pueblo, ya que, después de todo, la propaganda es el principal motor de la reputación, pues es determinante para configurar la buena o mala fama. Santaella López explica que la opinión pública se forma a nivel colectivo, en este caso expresa Pizarroso Quintero, 1999, p. 147. Elliott y de la Peña, 1978, tomo I, p. 62, documento IV. 63 Elliott, 1991, p. 366. 64 Arellano, 2003, p. 30. 65 Pérez, Norte de príncipes, p. 42. 66 Domínguez Ortiz, 1991, p. 115. 61 62
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da fuertemente por la poesía satírica antiolivarista. 67 La distinción entre la voluntad del pueblo y la opinión pública resulta pertinente en el caso de gobernantes como Olivares. A partir del siglo xvii, el nexo entre política y opinión pública se va acentuando, debido tanto a literatos al servicio del gobierno como a los propios políticos. 68 Para afianzar esta reflexión, se deduce que, en realidad, los textos escritos en vida de Olivares reflejan más la voluntad del pueblo que la casuística de la opinión pública. Son, en definitiva, textos espontáneos y anónimos muy críticos y/o satíricos. Hasta el momento de su destierro, el pueblo no parecía ser un colectivo contrario a su poder. El afán de la opinión pública, expresada mediante la sátira, por crear un colectivo homogéneo cesó hacia el final de la vida del valido. Hasta entonces, si consideramos su número, fueron pocas las voces murmuradoras, en su gran mayoría, anónimas (salvo las de arbitristas 69 y literatos con agenda política) que resonaron en contra del valido. El conde-duque implantó el paradigma de la censura e interacción contra los distintos autores de literatura e historia. Según Usunáriz, en aquella época la historia fue utilizada por los que ostentaban el poder con fines políticos y propagandísticos a través de la formación del monarca. 70 El 16 de enero de 1645, dos años después de la caída vertiginosa del privado, se emite un real decreto, en el que el rey dispone: Por justas consideraciones he resuelto que los libros de historias se vean por ministros de Estado, y que sin que esto preceda no se impriman, aunque tengan aprobación del Consejo de Castilla o el de Aragón… Y para que esto tenga consecuencia siempre que se remitan libros con título de historia o guerra, a las personas a quienes se mandaren ver se prevenga que todo lo que tocare a historia lo reservan al Consejo de Estado, por haberse experimentado salir algunas impresiones cuyas intituladas suenan una cosa y lo que contienen es de diferente calidad. 71
Más tarde, el 27 de enero de 1651, el monarca se refiere a las licencias de publicación: Por diferentes órdenes he mandado al Consejo que no dé licencia ni permita que se impriman libros de historia ni de sucesos dignos de ponerse en ella sin que se me dé cuenta primero para que lo mande ver por ministros de Estado, y precediendo esta diligencia y su aprobación y no de otra manera se haga, y porque a esta limitación mueven muchas consideraciones justas, y por ser graves los inconvenientes Santaella López, 1990, p. 22. La relación entre el gobierno y el público se revela más visible y evidente un siglo más tarde. Al respecto, el estudio de Baker sobre la relación entre la política y la opinión pública en la Francia del xviii resulta revelador (1987, en particular pp. 41-45). 69 Los arbitristas atraían a cierto público interesado en la literatura económica y política, pero es difícil concluir que, a pesar de su difusión entre los letrados, tuvieran un significativo impacto sobre la opinión pública (Senabre, 1986, pp. 60-61). 70 Usunáriz, 2007, pp. 98-99. 71 Domínguez Ortiz, 1991, pp. 115-116. 67 68
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que han resultado del abuso y desorden que en esto se ha permitido, mando al Consejo que no sólo no concedan licencias para estas impresiones sin remitir los libros al Consejo de Estado, sino que también se ordene en los reinos a los virreyes y gobernadores no den estas licencias sin consultarlas, para que pueda tener cuidado de no dar lugar a que salgan libros algunos de este argumento de historia de las provincias de la Monarquía. 72
Gran parte de la literatura del Siglo de Oro está estrechamente relacionada con su contexto histórico y su situación política. 73 Los autores contemporáneos de Olivares no podían ser una excepción. No obstante, había casos que se ajustaban a la narrativa retórica de la época, a la lucha contra los deseos, pasiones y demás concupiscencias terrestres (lo que es consecuente con el fervor religioso de la época). Además, desde el principio de su valimiento, el conde-duque mostró una actitud más bien permisiva con la opinión pública. En una carta al rey, tras ser nombrado ministro en 1621, escribe: «Véome a mi más obligado al servicio de V. Majd. que otro ningún vasallo y me juzgo deudor de proponer a V. Majd. amado de sus vasallos y a todos ellos deseare beneficiados de su liberalidad y grandeza». 74 Este tratamiento no era solo una forma protocolaria del género epistolar, sino que el favorito también se pronunciaba así al hablar del rey con otros oficiales. El 17 de enero de 1625 escribe Olivares a Gondomar: En estos mismos reinos de España; qué ha leído V. S., y qué visto, y en qué siglo me contará V. S. que los historiadores no se hayan lamentado de lo mismo que hoy lloramos. No quiero con esto decir a V. S. que son felices estos tiempos, porque si a todos les parece de otra manera a ninguno más que al que se halla con el reino en la mano, con tan buen celo y amor como el mejor de los que Dios ha puesto ni pondrá en este lugar de aquí a que se acabare el mundo; que en esta parte a Dios pido que quite mi vida y honra si hablo con presunción, pues es cierto que antes quedo corto, siendo tan asentado que debo más a mi rey que ningún otro ha debido a los suyos, y a Dios tanto más cuanto le hizo más aventajado príncipe en partes personales de cuantos ha criado en el mundo. 75
En la sátira en contra suya se repite todo lo vinculado con los momentos claves en su trayectoria política, lo que remite a la diferencia, previamente destacada, entre la literatura histórica y la historia entendida en su sentido tradicional. Los textos suelen corresponder a las razones principales de la contundente caída del valido: sobre todo el fracaso en la política exterior que causó dos rebeliones dentro de la Domínguez Ortiz, 1991, pp. 116-117. De Armas ha retomado ese tema últimamente, realizando un estado de la cuestión que incluye varios puntos de vista como los de Arellano, Fernández Mosquera, Greer, Neumeister, entre otros (2011). 74 Elliott y de la Peña, 1978, tomo I, p. 8. 75 Elliott y de la Peña, 1978, tomo I, p. 111. 72 73
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Península que acabaron con una hegemonía constantemente cuestionada. Adolfo de Castro abre su biografía de Olivares y Felipe IV con las siguientes líneas: Mi propósito es escribir la historia de un valido que con su estraña ambición fue causa de que España perdiese en Oriente los reinos de Ormuz, Goa y Pernambuco y todos los que están en aquella amplísima costa: además del Brasil, las Islas Terceras, el reino de Portugal, el Principado de Rosellón, todo el Ducado de Borgoña, fuera de Dola, Wiranzan y Esthio, Arras de Flandes, muchas plazas en el Ducado de Lucemburg y Brusvik y en la Alsacia, y doscientos ochenta navíos en los mares Atlántico y Mediterráneo. 76
Como se deduce de la lista en la cita, durante sus veintidós años en el poder, el valido tuvo que enfrentarse a numerosos acontecimientos que avivaron el fuego en un gobierno ya de por sí en llamas por la crisis económica prolongada y los conflictos bélicos interminables. Flandes, por ejemplo, fue para Olivares una prueba fallida de su gobierno, cuya situación describió Vittorio Siri: «esta de Flandes no es una verdadera guerra, sino más bien una especie de academia donde se aprende a hacerla y a vencer a los enemigos sin verlos vencidos jamás». 77 En momentos de guerra contra Francia y los principados italianos, los españoles procuraban la paz con las Provincias Unidas; en momentos de calma con los galos, el dinero manchado de sangre volvía a fluir para mantener los tercios combativos en Flandes. 78 De hecho, Siri consideraba que ambos conflictos, la guerra con las Provincias Unidas y la revuelta en Cataluña, fueron dos de los cuatro episodios más importantes del ministerio de Olivares. 79 Estos conflictos reflejan una degradación paulatina en la política exterior que se expandió hacia el interior. En el norte, los franceses eran el eterno enemigo; al oeste, los portugueses con su aspiración de independencia; por el este, Cataluña decidió aprovechar la ola de rebeliones para, una vez más, buscar su independencia; y en los Países Bajos, los antiguos conflictos de siempre. En dichas circunstancias, la literatura propagandística formó parte integral de la actividad popular. Cuando estalló la rebelión catalana en 1637, que fue seguida por la portuguesa dos años más tarde, la propaganda recuperó su fuerza. En Literatura y propaganda en tiempos de Quevedo: guerras y plumas contra Francia, Cataluña y Portugal, Arredondo lleva a cabo un amplio estudio de las obras maestras de la época con una fuerte dimensión política. Bien se ve que estas obras fueron escritas, por un lado, por literatos con un innegable Castro, 1846, p. 1, Prólogo al lector. Continúa: «El Conde Duque de Olivares, varón de ánimo constante, de gran resolución, de notable ingenio: prendas que oscurecían ser nada señor de sí, poseído de una estraña ambición, vengativo a veces, pocas generoso y soberbio siempre, no pensaba con maduro examen las cosas. Emprendía las más arduas sin considerar cuáles serían sus resultas, y las dejaba de todo punto al arbitrio de la ciega fortuna». Sin embargo, de Felipe IV afirmaba el historiador: «un rey de claro ingenio y corazón piadoso» (1846, p. 2). 77 Siri, Anécdotas del gobierno del conde duque de Olivares, p. 192. 78 Elliott, 1991, pp. 378-379. 79 Los otros dos fueron la ruptura del proyecto de matrimonio con Carlos de Inglaterra y la guerra con Mantua (Siri, Anécdotas del gobierno del conde duque de Olivares, p. 306). 76
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afán de influencia política y, por otro, por políticos con ciertas pretensiones literarias y de reconocimiento de su propio poder. El poder de la palabra, tanto constructivo como destructivo, provocó un efecto conocido desde antaño, aunque el descubrimiento de su potencial propagandístico se intensificó considerablemente durante la primera mitad del siglo xvii. Arredondo muestra el amplio y elaborado diálogo que se despliega a través de los textos, escritos en primera instancia por Francisco de Quevedo, Adam de la Parra, José Pellicer, Diego de Saavedra Fajardo, Pedro Calderón de la Barca, Francisco de Rioja, Virgilio Malvezzi, Baltasar Gracián y Ana Caro de Mallén. A manera de ejemplo, Saavedra Fajardo o Malvezzi escribían a favor de los españoles y las ventajas que generaba el doble efecto de los conflictos bélicos: la subida de la moral entre estos y de la duda y el miedo acumulados en el campo enemigo. Asimismo, Arredondo describe el uso de metáforas animales y vegetales para caracterizar las figuras políticas en cuestión. 80 Por tanto, cada texto ejerce como el portavoz que relata las opiniones e ideologías propagandísticas de su autor sobre la base de hechos tomados de otros autores o presenciados personalmente (en el campo de batalla o en la política). De modo general, existe un conjunto de obras propagandísticas pertenecientes a la primera mitad del siglo xvii. Estas abarcan un amplio repertorio de géneros: memoriales, manifiestos, panfletos, libelos, tratados y composiciones en verso, en su mayoría anónimas. Entre las más polémicas que reflejan esta ambigüedad histórico-literaria se encuentran: Defensa de España contra las calumnias de Francia de Pellicer, Carta al serenísimo, muy alto y muy poderoso Luis XIII de Quevedo, Conspiración herético-cristianísima de Adam de la Parra y Locuras de Europa de Saavedra Fajardo. El estilo y la implicación personal y colectiva señalada evocan intensidad en estas obras. Sus autores están comprometidos con una misión: representan y defienden los intereses de su patria, de su reino, de su hogar. En cuanto al liderazgo en la opinión y la influencia sobre los diferentes colectivos sociales, en palabras de Arredondo: «En el siglo xvii la retórica contribuía a paliar una necesidad de comunicación, que hoy está en manos de la prensa, y que era especialmente útil en tiempos de Guerra». 81 Además de los poemas anónimos y los pliegos de cordel, 82 también existen extensas referencias en prosa que se comunican e interactúan con la poesía satírica. En la España defendida, Quevedo agradeció a Dios ciertas hazañas de los castellanos, entre ellas, los triunfos del Cid, Hernán Cortés, las Navas de Tolosa y las navegaciones de Vasco de Gama y Alburquerque. Estos dos últimos, pese a ser navegantes portugueses, fueron añadidos por Quevedo a la lista de hazañas españolas. 83 Sin em80 Por ejemplo, la cizaña en Quevedo alude a la mala hierba que impide desarrollarse y dar fruto en el terreno fértil (el valido impide que la corona prospere); por su parte, el caballo simboliza el poder, por lo que montar a caballo significa tener las riendas del poder (Arredondo, 2011, p. 116). 81 Arredondo, 2011, p. 121. 82 Sobre los pliegos y el problema portugués, véase García de Enterría, 1973, en particular pp. 303304. También aparece en la biblioteca de Évora una crítica contra el conde-duque: «Mas desde que cayó Nabuco / hecho pedazos por tierra / desmayaron los ministros / y sus pretensiones necias». 83 Quevedo, España defendida, pp. 174-175.
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bargo, el duque de Braganza aspiró a una separación del yugo español e inició la guerra de independencia. 84 Durante el conflicto, múltiples autores, tanto conocidos como anónimos, vertieron mucha tinta para apoyar su visión política. Del lado portugués, hallamos múltiples autores que recogieron los sucesos y relaciones desde el punto de vista separatista. Como ejemplo tenemos el siguiente escrito de un religioso portugués. Según Alonso, se trataría de Agostinho Ossório o Agustín Osorio (¿Pinhel?, c. 1554-Barcelona, 1646), 85 un portugués que vivió en Cataluña casi toda su vida defendiendo los derechos de Portugal y simpatizando con la causa catalana. El fraile profetiza la toma de Portugal por un rey portugués: Después de faltar rey en Portugal, san Isidoro, santo Tomás Apóstol, el Santo Zapatero, Simón Gómez y Bandarra en sus profecías dejaron escrito que en el año de 1640 tendría rey Portugal. Y en estas profecías se fundaban las esperanzas de los afligidos portugueses porque, fiados en la misericordia y palabra de Cristo Jesús, esperaban por el año de 1640 nuevo rey, como los judíos aguardan por el Mesías. Y llegado el año de 40 se imprimió en esta ciudad de Barcelona un pronóstico que dice: Una persona real se vuelve a su casa, y se aquieta y se harta de fiestas. 86
La propaganda, tanto impresa como manuscrita, llegó a alcanzar «un desarrollo enorme», como afirma Bouza. 87 Desde el momento de la Restauração portuguesa hasta 1668 transcurren veintiocho años de crítica satírica interna dentro de la monarquía hispánica, mucha de ella en relación con el fracaso frente a Portugal, 88 como muestra la siguiente décima: Aquí yace un reino entero, herido de un cardenal, de un Monterrey, de un Toral, de un confesor lisonjero. Salazar le hirió primero, Villanueva le hechizó, Olivares le perdió, catalanes le mataron, las monjas le amortajaron, y Portugal le enterró. 89
Para los eventos históricos relacionados con los textos, véanse Arredondo, 2011; Elliott, 1992; Hespanha, 1989; Pimenta Ferro Tavares, 1992 y Carrasco Vásquez, 2006 entre otros. 85 Alonso, 2008, pp. 115-116. 86 BNF, Rez-de-jardin—magasin, 8- OR- 106. Se trata de un opúsculo impreso, de ocho páginas, bajo el título Relación verdadera que un religioso portugués tuvo del levantamiento del Rey de Portugal, Don Juan Cuarto, publicado por G. Nogués en Barcelona en 1641. 87 Bouza, 2008, p. 136. El investigador examina múltiples textos sobre el tema portugués. 88 En los dos apéndices de su libro, Bouza recoge un índice de libros (apéndice I), cartas, relaciones y demás escritos (apéndice II) en relación con la guerra con Portugal (2008, pp. 159-178). 89 Poema II, Décima a la pérdida de los reinos, año de 1643. 84
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Se puede decir, pues, que la Unión de Armas y el palacio del Buen Retiro, junto con lo ocurrido en Cataluña y Portugal, son hechos concretos que aparecen en esta poesía que busca lo simbólico, plantear a lo mucho el estado de la cuestión y no necesariamente proponer soluciones. Por tanto, el poder acuciante de la sátira elige eventos conocidos y discutidos, para modelarlos según la perspectiva del humor. No se trata precisamente de transmitir la verdad, ni de juzgar lo que sucedió, sino de provocar risa, dar alegría y alivio en la verosímil empatía. Conociendo más aspectos de la agenda de Olivares sobre el gobierno, ¿cómo se podría equiparar esto al ars gubernandi? En La razón de Estado afirma Botero: «El Estado es un dominio establecido sobre los pueblos y [la] razón de Estado es el conocimiento de los medios aptos para fundar, conservar y ampliar tal dominio». 90 A pesar de tener una ambición similar a la descrita en la cita, Gaspar de Guzmán no consiguió realizar esta tarea. Por razones prácticas, el ministro principal fracasó al establecer sus ideales para la corona. Las circunstancias de su gobierno provocaron una crítica satírica feroz en su contra, en particular en los últimos años de su mandato. Así, esta literatura abrió el debate a lo que se puede denominar la literatura activista de los súbditos letrados. Normalmente moderadas, aunque a veces violentas, las invectivas antiolivaristas se convirtieron en una oposición venenosa a su control absoluto. Asimismo, se percibe en sus escritos dirigidos al rey en el momento de su renuncia que lo que más le hubiese molestado habría sido la opinión negativa de este. 91 Por otro lado, el propio conde-duque reconoció el poder de la literatura tanto para reescribir y configurar la futura historia como para la transmisión de la información a la comunis opinio. De allí que solicitase la colaboración de conocidos escritores (Lope de Vega, Ulloa y Pereira, Malvezzi e incluso el humanista Quevedo) para que apoyaran su política frente al pueblo. 92 En cuanto al Olivares histórico, los textos de la primera mitad del siglo xvii, durante su vida y tras su muerte, fueron considerados como una fuente historiográfica que resumía su gobierno. Elliott afirma igualmente que es muy probable que el mismo valido utilizara fuentes de literatura histórica para su formación en el oficio. La lectura de libros de teoría y reflexión política fue muy posiblemente esencial para la formulación de sus referentes históricos. 93 En definitiva, esta literatura creaba, por su carácter persuasivo y sugerente, un vínculo importante entre los círculos de poder y el pueblo. De esta forma, cada estamento encontraba en la palabra una herramienta de poder y propaganda, una manera de hacerse con la motivación y la opinión.
Botero, La razón de Estado y otros escritos, p. 91. Elliott y de la Peña, 1981, tomo II, pp. 14, 271. 92 Elliott, 1991, pp. 365-366. 93 Elliott, 1991, pp. 50, 112, 128. 90 91
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Capítulo II
Estudio de la poesía satírica Sátira poética: cuestión de género La poesía satírica anónima adopta por lo general distintos esquemas métricos y no suele ser la expresión de un gran talento salvo en algunas excepciones. Se limita, según Cacho Casal, a cumplir su papel de «poema activo». 1 Esta poesía se crea con la intención de contar determinada realidad, aunque siempre mediante el humor, generalmente sardónico (ridentem dicere verum). Si bien no intenta reflejar la verdad, recurre a referencias verídicas como nombres de personajes históricos, topónimos, etc., para reforzar su opinión contra el sistema, el régimen o las doctrinas existentes. Así, ciertos literatos del Siglo de Oro se presentaban como preocupados ciudadanos que aspiraban, desde una perspectiva más social, a una reforma general del gobierno en busca de mejores condiciones de vida. Ante la imposibilidad de contar con una audiencia periódica con el rey, de movilizar tropas o de pagar las deudas del reino, tenían que contentarse con expresarse por medio de la palabra escrita, agitando y denunciando las infidencias del gobierno. Estos hombres de variada procedencia y oficio, mezclados dentro de una nube anónima llena de tinta y papel, borraron las delicadas fronteras entre lo político y lo social, creando una categoría de poesía marginal: la sátira sociopolítica. 2 Su voz tomaba partido, posicio Cacho Casal, 2004, p. 63. Si bien en este estudio se analiza la sátira de manera genérica, la perspectiva dominante siempre engloba la sátira sociopolítica. Esta denominación se utiliza, como Díez Borque indica, con «todas las reservas», aunque ayuda a la distinción y delimitación de otros campos de la poesía satírica: religiosa, «erótica», quevediana y demás escritos en verso (1983, en particular pp. 376-379). 1 2
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nándose del lado del pueblo y en contra del mal gobierno, para criticar todos los desaciertos y abusos del poder. 3 La sátira como arma política ha conocido periodos de letargo en las diferentes épocas. A partir del siglo xv, el incremento de la circulación de manuscritos desempeñó un papel decisivo en la difusión y distribución de textos satíricos, normalmente en forma de panfletos, libelos de una página o más. 4 Es muy probable que el número de sátiras que circuló por Madrid y demás metrópolis durante la primera mitad del siglo xvii fuese mayor a lo que podemos suponer a partir de las muestras que nos han llegado. El auge de esta forma de «violencia oral» 5 se produjo en dicho escenario sociopolítico tanto para referirse a disputas internas como a conflictos exteriores. En tal contexto destaca la guerra de papeles 6 comenzada con gran virulencia en el siglo xvii y de forma simultánea a la caída del conde-duque. 7 Además, aprovechando el desarrollo propagandístico del discurso político, los autores hicieron sus contribuciones a la sátira unas veces por encargo y otras por voluntad propia. Esta realidad traspasaba las fronteras junto con las innovaciones métricas y las ideológicas. Estas denuncias, de índole breve y activista, atravesaron fronteras y culturas, combinando una perspectiva imaginativa con el insulto directo. Al norte de la Península proliferaron las denominadas mazarinadas francesas (sobre todo a mediados del siglo xvii) y la literatura de acción. 8 La literatura política plasma ciertas opiniones en el papel, movilizando o no a su público, alterando o no los sucesos, pero proponiendo una visión fresca de la realidad sociopolítica. Probablemente la pasquinería de la segunda mitad del xvi se extendió a todo tipo de escritos durante el siguiente siglo (lo que en el xviii, el siglo de la Ilustración, se convirtió en la manifestación política de una conciencia de igualdad y de ciertos derechos sociales). La sátira política en España se aprovechó de la figura de los validos para mofarse de los resultados de sus decisiones. Tras una recuperación estilística durante el Renacimiento italiano, al principio del siglo xvii las sátiras se incrementaron cuantitativamente en España y, además, enfatizaron su efecto mordaz. 9 La tradición de la 3 En un opúsculo, atribuido a Fernández de Córdoba, se dice del duque de Sessa: «ambición de gobernar insaciable, para cuyos fines, con riesgo público de la ruina del mundo, tiraniza a su rey la voluntad, no le aconseja con el gobierno, dispónele a que forzosamente le obedezca, consérvale en esta tiranía... Es ruina de su rey y de su patria, no por mal celo... sino por su presunción y errada política» (Elliott y de la Peña, 1981, tomo II, p. 8). 4 Buoza, 2001, p. 73. 5 Gascón Pérez, 2003, p. XXXIV. 6 Arredondo acuña los términos armas de papel (1998), demostrando la relación de Quevedo con el conflicto de Cataluña. Además, describe el batallón de escritores que participó en estos conflictos bélicos, como la guerra contra Francia entre 1635 y 1659 (Arredondo, 2011, p. 14). 7 Gascón Pérez recuerda los estudios de Lindsay y Neu y de Richet, con los que suma 7000 panfletos en Francia (siendo la gran mayoría de entre 1648 y 1652). Aumentó tanto el número de publicaciones, como el de copias (2003, p. XLI). 8 Se denominan así (en francés mazarinades) por el cardenal Mazarino, el favorito que sucedió a Richelieu. La difusión de libelos y panfletos se consideraba un grave ataque contra el gobierno y la monarquía. Véase el estudio de Christian Jouhaud: Mazarinades: la Fronde des mots (1980). 9 Cacho Casal, 2004, p. 66.
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sátira marginal del Siglo de Oro viene llamando la atención de los investigadores desde los años ochenta del siglo pasado. Todos coinciden en reconocer sus orígenes clásicos, tal como la define Covarrubias en el Tesoro de la Lengua Castellana Española: «un género de verso picante, el cual reprehende los vicios y desórdenes de los hombres; y poetas satíricos los que escribieron el tal verso, como Lucilio, Horacio, Juvenal». Ahora bien, la crítica literaria no la ha considerado como un auténtico género poético hasta época relativamente reciente. Con todo, no falta quien prefiere considerarla un subgénero de la lírica, recurriendo a argumentos que solo confirman que estamos ante otro tipo de poesía, con un estilo retórico y una coherencia propias. 10 Cacho Casal desglosa cuatro géneros influyentes en la sátira áurea: el drama satírico griego, la sátira menipea, la sátira en verso clasicista y la composición mordaz. 11 La sátira política pertenece, según esta categorización, sobre todo a la última (aunque a veces se solapa con la menipea quevediana). Como indica su nombre, la composición mordaz enfatiza el hecho de «criticar con acritud o malignidad normalmente ingeniosas» (DRAE). El discurso satírico parece ser un cajón de sastre que aúna términos inocentes con palabras cargadas de contenido crítico, presentando una perspectiva de la realidad basada en hechos y en el entendimiento de estos, es decir, en la interpretación de lo público para permitirse acceder a lo meramente privado. Según Arellano, en el caso de lo burlesco, supuso una reducción de la extensión de la comedia, el número y el tipo de formas estróficas utilizadas, el número de personajes, de escenas o bloques escénicos (como no podía ser menos, dada la reducción de la longitud misma de la comedia; aunque, por otra parte, la disgregación estructural favorecía la multiplicación fragmentaria de lo burlesca) así como de los registros estéticos (dramáticos y literarios: meiosis paródica) de las escenas. 12 Ahora bien, puede percibirse una evidente diferencia entre la comedia burlesca (entendida como un subgénero de la comedia) y la crítica y la sátira poéticas, sobre todo por los medios retóricos y artísticos empleados en ambas. 13 Jammes trata de fijar una definición y diferenciación 10 Schwartz recalca la importancia de la homogeneización frente a la clasificación en distintas clases, categorías o variedades dentro de otro género: «Si aceptamos que la poesía satírica se construye según ciertas convenciones genéricas, y si nos detenemos en estas marcas de “verdad” del género, ¿cómo establecemos los límites que la separan de la poesía burlesca?» (1986, p. 219). Para López Bueno, forma parte de los géneros clásicos (junto con la oda, la epístola, la égloga y la elegía), cada uno con sus expresiones y gran variedad de temas y sucesos. El tono crítico y el léxico bélico (arma, guerra, conflicto) forman parte de la segmentación satírica perteneciente a una escritura engagée, activista (2008, p. 11). Para más información véanse las exhaustivas investigaciones de Cacho Casal (2004), Arellano (2003) y Egido (1973 y 1990). Sobre la base de los estudios de Feinberg y R. C. Elliott de los años sesenta, Etreros concluye que no se puede clasificar la sátira como género por la falta de datos formales, particularmente por su carácter diacrónico y abarcador, pues incluye una mezcla de temas, direcciones y estilos (1983, p. 11). 11 Cacho Casal, 2004, p. 69. 12 Arellano, 1995, p. 643. 13 La diferencia entre lo burlesco y lo satírico es un tema amplio ya tratado de manera exhaustiva. Véase la teoría de Robert Jammes al respecto (Jammes, 1980, p. 20-22) y Arellano, 2003, en particular pp. 20-29.
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para trabajar la poesía de Góngora. El resulta puede aclarar y afinar este estudio satírico con una mirada comparativa. En breve, se nota que una de las diferencias más llamativas es el sistema de valores del autor, dice así: Todo lo que se llama satírico en el Siglo de Oro estriba en un sistema de valores que, fundamentalmente, no difieren de los valores de la ideología dominante: la cobardía, la ignorancia, la mentira, la codicia, todos los vicios denunciados por los moralistas y predicadores, todos los pecados capitales y, a otro nivel, las manías o costumbres ridículas son o pueden ser materia de sátira (lo cual no significa que la sátira sea, por definición, un instrumento al servicio de la clase dominante, ya que puede alcanzar a los oficios, las dignidades o las personas más representativas de esa clase). En cambio, es burlesco todo lo que se apoya en un sistema de valores más o menos directamente opuesto al de la ideología dominante: en el Siglo de Oro, el elogio del vino, de la pereza, del sueño, del amor físico, de todo lo carnal y material, o de todo lo feo (esencialmente lo escatológico) pertenecen a la literatura burlesca; toda reacción contra el idealismo dominante (en materia de amor, por ejemplo) es automáticamente burlesca. El hecho de que la literatura satírica pueda ser dirigida contra la clase dominante, por una parte, y que, por otra parte, el sistema de antivalores en que estriba [a literatura burlesca no pueda ser tomado totalmente en serio por el autor, ni por el público, explica que los dos géneros […]. 14
Sin extenderse sobre el tema, se puede decir que en este caso concreto la mayor diferencia entre lo burlesco y lo satírico es la relación del autor anónimo con la figura criticada, además de su intención. 15 Pese a que puede tener elementos burlescos, esta sátira política versificada no se contenta con la enseñanza moral y la crítica social, sino con acciones y resultados, así como con la notoria implicación personal. A continuación, a manera de ejemplo, se destaca el tema literario del tiranicidio. Velasco localizó parte de los escritos de orientación política sobre el asunto, entre los cuales hay cuatro compuestos por extranjeros: De justa abdicatione Henricitertii de Boucher; De jure regni de Buchanan; diversos escritos del francés Bodino y Políticas de Justo Lipsio. 16 Las ideas de tales escritos recuerdan a los monarcómacos o al humanismo cívico hobbesiano, aunque no estén precisamente dirigidos al rey. El tiranicidio ya había sido mencionado en múltiples obras durante la segunda mitad del siglo xvi, como se ve en el siguiente ejemplo: ¿Quién horrenda tiranía dio a tu infernal gobierno, si no hay mal en el Infierno que en tu casa no se cría? Eres convento de furias, Jammes, 1980, p. 21. Arellano, 2003, p. 25. 16 Velasco, 1925, p. 112. 14 15
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de celos y de sospechas, donde las cosas bien hechas se castigan con injurias. […] Que le amenaza y advierte que su maldito gobierno no es menos duro que Infierno ni más que un cabello, fuerte. […] En fin, todos acabaron, como acabarán aquellos que, no escarmentando en ellos, pecaren como pecaron. 17
Etreros trata igualmente el tema, transcribiendo un poema, probablemente de la tercera década del siglo xvii, en el que se justifica el tiranicidio. 18 De hecho, la acusación de tiranía contra Olivares aparece en diversos textos como lo ilustra Egido López con el primer cuarteto del siguiente soneto: Soltose el diablo, y, sin saber por dónde, en palacio se entró, ¡gentil alhaja! El cetro huella y la corona ultraja, que a esperar tiraniza el que se es-conde. 19
Los protagonistas representan la usurpación del poder y así el valido es comparado con Amán, 20 haciéndose referencia al expolio de las arcas del reino. 21 Otro motivo es el taimado abuso del poder, en el caso del valido, legitimado por el rey. De hecho, Quevedo se pone a la cabeza de los poetas cuando reclama al rey que retome las riendas del gobierno y advierte al privado (al principio de modo general, pero luego dirigiéndose al duque de Lerma o al conde-duque) de que no actúe al margen del rey. En Discurso de las privanzas destaca el humanista: Todo esto es verdad, y con serlo deja no duda, pero necesidad de declaración en si es conveniente a un príncipe tener privado. Los que dicen que no, lo fundan en decir que todo lo que es preferir uno a muchos es peligroso así para el que le prefiere como para el preferido, porque al rey le sigue aborrecimiento y al privado invidia. Y peligra más el privado porque halla en él menos resistencia la invidia que el odio en el rey y porque, las más veces, la invidia de los invidiosos toma por instrumento de sus determinaciones al rey mismo. 22
Velasco, 1925, p. 115. Etreros, 1983, p. 158. 19 Egido López, 1973, p. 126. 20 «Soberbio Amán usurpa la corona / tiranizando el reino de su dueño» (Poema XIX, vv. 1-2). 21 «Y pues el lobo voraz, / tanto tesoro ha usurpado» (Poema V, vv. 25-26). 22 Quevedo, Discurso de las privanzas, p. 203. 17 18
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De la misma manera, en Cómo ha de ser el privado de Quevedo, el marqués se pronuncia sobre el tema: Y así, se debe advertir que el ministro singular, aunque pueda aconsejar, no le toca decidir. 23
Por otra parte, cabe hacer hincapié en un tipo de tirano que aparece en la poesía y que no corresponde a las categorías aceptadas en la época al respecto. 24 Se trata del ser tirano por enemistad y traición, es decir, se recurre a la figura del diablo (Luzbel en ciertos versos, Lucifer en otros), un ángel que se rebeló contra Dios, el verdadero soberano: Ese Luzbel de quien digo, que dicen, que con mal arte os fue tirano enemigo, llevó la tercera parte de las estrellas consigo. 25
Asimismo, se considera tirano al enemigo de facto y al usurpador (desde la perspectiva española) de los derechos de la corona, como en el caso del portugués duque de Braganza: Y todo cuarteles es, de gente de guerra, pues, su paz alterado han, el soberbio catalán, y el tirano portugués. 26
El padre Juan de Mariana es, sin duda, una figura predominante en la discusión sobre este tema. Este «leader del tiranicidio», como le llama Velasco, publicó en 1598 De Rege et regis institutione. Mariana aprovecha la ocasión para recordar al recién coronado Felipe III lo siguiente: «Es ya pues innegable que puede apelarse a la fuerza de las armas para matar al tirano, bien se le acometa en su palacio, bien se entable una lucha formal y se esté a los trances de la guerra». 27 En la poesía antioli-
Arellano, 2011, p. 67. Velasco menciona las tres formas de tiranía según Boucher: tirano usurpador y abusador del poder legítimo, injurias contra particulares y el poder público, e injurias contra la potestad pública y la individual (1925, p. 112). 25 Poema XVIII, vv. 21-25. 26 Poema X, vv. 47-51. 27 Mariana, Del Rey y de la institución real, p. 76. 23 24
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varista se menciona, en esta línea, la posibilidad de acabar de manera definitiva con el tirano conde-duque como una solución provechosa: que a España no dé ganancia el español arrogante en cosa tan importante como es matar un traidor, llega y no tengas temor, que Dios estará contigo, y digan que yo lo digo. 28
Otra curiosa imagen que encaja perfectamente con la sátira y crítica contra el conde-duque nos llega de las manos de Luis de Ulloa y Pereira, amigo íntimo del valido hacia el final de su vida. 29 Su poema épico, La Raquel, se convirtió en la más leída de sus obras (publicada oficialmente en 1643, aunque quizá apareciera previamente en forma de sátira suelta). En ella encontramos a una joven hebrea enviada por su pueblo al rey Alfonso VIII para que lo influyera e instara a cambiar su decisión de expulsar a los judíos del reino. El rey se enamora locamente de la joven, dejando sus quehaceres gubernamentales. Al ver esto y tras siete años de romance entre el enamorado rey y la joven judía, algunos ministros deciden asesinarla y liberar a su majestad de su hechizo. Completan la misión con éxito y el rey vuelve a su juicio. El paralelismo entre Raquel y Olivares se hace evidente, más aún cuando el valido abogó por la supresión del estatuto de limpieza de sangre. Lara Garrido defiende que, en realidad, se trata de una criptosátira. 30 Este término se ajusta perfectamente a las sátiras no intencionadas o ambiguas. 31 Es bastante probable que La Raquel se convirtiese en sátira, en octavas sueltas o en formatos más extensos, para criticar al conde-duque y su relación con los banqueros portugueses (sospechosos de cripto judaísmo). 32 A manera de ejemplo, en las octavas 36 y 37 se alude a tiranos paradigmáticos y el juicio que el autor hace sobre ellos: Oficio es el reinar, o ministerio que servidumbre espléndida se llama, Etreros, 1983, p. 158. Ulloa y Pereira acompañó a Olivares hasta sus últimos días y reconoció la ambigüedad que existía en la figura del valido, entre tirano malvado y comprometido gobernador. Esta visión es la que refleja en un soneto titulado A otro sumamente bien afortunado en toda la vida que murió infeliz aceleradamente y donde probablemente alude al valido a modo de epitafio (Obras de don Luis de Ulloa Pereira: prosas y versos, 1674, p. 31) 30 Lara Garrido, 1984, p. 238. 31 «En realidad, si la crítica no ha podido hasta ahora más que intuir, sin precisar, la vehemencia tribunicia del poema de Ulloa no es únicamente porque necesitaba disponer de unas claves referenciales que solo tras extenso rastreo en la documentación manuscrita han podido ser reveladas, sino porque, sobre todo, lo ha leído mediatizada por el efecto que persigue toda criptosátira y aquí está maravillosamente conseguido: la radical ambigüedad» (Lara Garrido, 1999, p. 246). 32 Véase Cohen, 2017. 28 29
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y en el mayor poder es el imperio más corto si se ajusta con la fama; entre Nerón, Calígula y Tiberio voluntario el deleite se derrama; en las fatigas de los reyes justos ignóranse los nombres de los gustos. De una torpe ramera en la esperanza vivimos, o suspensos o postrados, siendo al arbitrio de su infiel balanza los premios y castigos ponderados. Sólo la liviandad de su mudanza nos tiene desvalidos o privados; tanta paciencia en pechos varoniles no los hace leales, sino viles. 33
El componente crítico de la sátira cumple con las expectativas de los poetas anónimos de la sátira de conocer la historia del presente. 34 Esta voluntad de recopilar información se ilustra en los famosos Avisos de Pellicer y de Barrionuevo, lecturas conocidas de la época 35 que se presentaron como una especie de «diarios noticiosos». La iniciativa de documentar e informar lo ocurrido en Madrid fue acogida inmediatamente como lectura de interés y fue el origen de panfletos y libelos. Pellicer empleó los rumores de la corte como fuente esencial para sus cartas semanales. 36 De modo general y con el espíritu de historiador de sucesos, él procuraba averiguar y confirmar los rumores que llegaban a sus oídos, en particular para no caer en la trampa del simple cotilleo cortesano. 37 Entre historia y ficción La historiografía 38 que trata del conde-duque suele entrelazar literatura e historia, lo cual puede generar una sobreinterpretación de su figura. Frente a esta tendencia, habría que preguntarse cómo se mide la función histórica y simbólica de una Ulloa y Pereira, La Raquel, vv. 281-296. Me parece que la idea general de este término se explica sola; en todo caso, remito al prefacio del libro de Schwoebel (1968, p. 18). 35 Sobre la función literaria, histórica y política de los Avisos, véase Clare, 1998. 36 Aunque Pellicer insistía en el hecho de no publicar sátiras hablando de los «mal intencionados» (Avisos, vol. I, p. 77, 3 de enero de 1640, donde muestra sus reticencias y su intención de publicar solo lo que es «digno de escritura», cit. Clare, 1998, p. 184), sí concedía importancia a los rumores de la corte. De todas formas, sus avisos son importantes para reconocer y comparar lo contado en las sátiras. 37 A modo de ejemplo, Clare recuerda algunos de los comentarios que hizo Pellicer como respuesta a lo ocurrido en Granada en 1640, donde culparon a los judeoconversos portugueses de ofender a la Virgen, hasta que al final confesó un ermitaño frustrado (1998, pp. 190-191). 38 En este contexto, el énfasis recae en el efecto histórico y no en la manera en la que la historia ha sido contada. Al respecto, véase Bloch, 1949, p. 2; 1999, pp. 99-101. 33 34
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persona como Olivares y quién tiene el poder de calificar el valor de las acciones o de los ideales, realizados o no. Su entorno, sus críticos y el público estaban bajo la influencia de un aparato propagandístico. Olivares, en suma, es la acumulación de su propio ser y de las percepciones que de él se tienen, de su propia actuación y de las imágenes configuradas por sus servidores y sus detractores. La sátira, como expresión de una queja basada en los prejuicios y la crítica, era la única baza que los dominados podían ejercer contra los dominadores; al culpar al gobierno y a los dirigentes no se diferenciaban los ámbitos privados y públicos. Como concluye Arendt: En nuestro tiempo, si se quiere hablar sobre política, debe empezarse por los prejuicios que todos nosotros, si no somos políticos de profesión, albergamos contra ella. Estos prejuicios, que nos son comunes a todos, representan por sí mismos algo político en el sentido más amplio de la palabra: no tienen su origen en la arrogancia de los intelectuales ni son debidos al cinismo de aquellos que han vivido demasiado y han comprendido demasiado poco. No podemos acallarlos porque apelan a realidades innegables y reflejan fielmente la situación efectiva en la actualidad y sus aspectos políticos. Pero estos prejuicios no son juicios. Muestran que hemos ido a parar a una situación en que políticamente no sabemos —o todavía no sabemos— cómo movernos. El peligro es que lo político desaparezca absolutamente. Pero los prejuicios se anticipan, van demasiado lejos, confunden con política aquello que acabaría con la política y presentan lo que sería una catástrofe como si perteneciera a la naturaleza del asunto y fuera, por lo tanto, inevitable. 39
Los poetas áureos, como sus antecesores —Juvenal en especial—, reconocían la necesidad de denunciar y condenar los vicios y la corrupción. Las sátiras incluidas en este volumen son muy distintas de las que escribieron los clásicos antiguos, pero han heredado muchos de sus rasgos, sobre todo de la sátira menipea. 40 Cabe, entonces, preguntarse: ¿hasta cuándo esta literatura fue un factor relevante en el mapa sociopolítico español del siglo xvii? Gascón Pérez muestra que existe cierta unanimidad entre los investigadores sobre el tema de los panfletos y libelos respecto a siglos posteriores, siendo la Revolución Francesa el ejemplo por excelencia. La contribución de los pasquines y libelos a la reacción ciudadana es incuestionable. 41 Por tanto, para llegar a entender el estado de esta cuestión es imprescindible detenerse en el caso concreto del conde-duque de Olivares, es decir: ¿qué relación tienen tales manuscritos con la política de la primera mitad del siglo xvii y hasta qué punto la sátira política fue un factor decisivo en su caída?
Arendt, 1997, p. 49. «Se caracterizaba por la mezcla de varias formas métricas y, en una fase histórica posterior, por la mezcla de verso y prosa. Su finalidad es la de criticar y ridiculizar los vicios de los hombres» (Cacho Casal, 2004, p. 64). Quevedo es un buen ejemplo de esta forma satírica. 41 Gascón Pérez, 1998, p. LV. 39 40
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Hay que recordar que escribir sátira política y social no es practicar o documentar la política o, en palabras de Arendt, «no es un juicio» 42 propiamente dicho, sino la expresión de una determinada percepción de la realidad. Por tanto, dentro del marco de esta situación decadente, los autores, asumiendo en esta instancia también el papel de políticos, intentaron señalar un chivo expiatorio. Así existe una estrecha relación con la propaganda, un entendimiento compartido que reconoce el uso de la palabra para propagar ciertas ideas. De hecho, los solapamientos entre la literatura propagandística y la literatura tradicionalmente interesada eran cada vez más frecuentes, especialmente la reafirmación de opiniones, expresadas de forma escrita, a favor o en contra de una figura. En su tesis, Castro Ibaseta investiga el principio de la sátira política tal cual la conocemos entre finales del siglo xvi y principios del xvii. En particular, entre los años 1603 y 1608, se difundió a través de pasquines sobre el duque de Lerma, Francisco de Sandoval y Rojas, que traspasaban incluso las fronteras del reino. 43 Castro Ibaseta aboga por el hecho de que tal expresión satírica no existió antes en esta forma. Uno de los primeros alegatos panfletarios, según él, fue el siguiente: «Oh pueblos y gentes miserables de España. Qué esperáis a remediar las insolencias de un privado tirano cuyo libre e ignorante gobierno os tiene a vosotros y a vuestro Rey en último punto de miseria y peligro». 44 Estos textos son un ejemplo clave de la necesidad de aunar crítica literaria y perspectiva politológica. Como Van Dijk lo explica: «Se parte del supuesto de que en la comunicación literaria no sólo tenemos un texto, sino de que la producción (y la interpretación) de dicho texto son acciones sociales». 45 El texto satírico tiene una interpretación y un componente social de los que no disfrutan otros textos. Desde el punto de vista del productor, la veracidad de la base de lo representado, más que informar al público, lo atrae. Esta ambivalencia de humor y crítica exige un hecho verídico para que se formule un chiste que aglutine comicidad y una alta credibilidad, siendo así mucho más fácil de retener en la memoria que un aviso convencional. Ricoeur enfatiza: «La expresión viva es lo que dice la existencia viva», 46 lo que lleva a la conclusión de que mediante la poesía la realidad puede perpetuarse. Por ello, no hay duda de que el principal motor de la mayor parte de estos escritos era la indignación por las circunstancias sociopolíticas y la falta de autonomía de Felipe IV, supuestamente bajo el dominio despótico de Olivares. En este sentido, esta poesía satírica no suele abarcar temas importantes o con peso político, económico o
Arendt, 1997, p. 79. Castro Ibaseta, 2008, pp. 295-297. 44 Castro Ibaseta ubica este pasquín en el verano de 1608, durante el juicio de don Rodrigo Calderón y otros miembros del gobierno. El pasquín aparecía en distintos lugares de la capital (entre otros, el mentidero de San Felipe y la puerta de Guadalupe). Se trata, sobre todo, de cuestionar la veracidad y justicia en los procesos judiciales (2008, pp. 294-295). 45 Van Dijk, 1987, p. 176. 46 Ricoeur, 2001, p. 66. 42 43
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social significativo, sino que se limita a difundir actitudes populares incitadas por los rumores. El estudio de una figura histórica puede resultar ambiguo al no quedar claro si se está analizando la persona o el personaje. Desde esta perspectiva, una lectura de la sátira política dirigida contra el conde-duque requiere de una aclaración de las dimensiones literarias e históricas, sobre todo para no crear confusión al tratar los temas, personajes aludidos y referencias. Como consecuencia de esta interacción, el Olivares histórico se convierte en literario para volver a ser materia histórica dentro de una estructura narrativa fija. De este modo, la figura histórica interactúa con su personaje ficticio, creando incluso un discurso narratológico-histórico con referencias sociopolíticas. Con todo, la literatura satírica en contra del mal gobierno no tiene por qué ser una fuente histórica que describa los acontecimientos, sino simplemente un arma de la oposición. A pesar de los datos, a veces verídicos y confirmados, es evidente que atienden a exageraciones y expresa los intereses personales —políticos y sociales— de su autor. Por ende, tal literatura histórica, más que historia literaria, nos ofrece el testimonio de un cambio importante en la sociedad, 47 además de relevante información en cuanto a las figuras políticas. El ejemplo que se repite a menudo en la sátira contra la política del conde-duque es su endogamia familiar y proteccionismo político en su relación con sus tres confidentes claves: José González, Pedro Valle de la Cerda y Jerónimo de Villanueva. 48 Posiblemente, el privado no le dio tanta importancia a su propia imagen ni a las alusiones sobre su persona, porque su auténtica preocupación era la imagen que se proyectaba de Felipe IV, al que intentaba por todos los medios de enaltecer ante el pueblo. 49 Malcolm, en su libro Reason of State, Propaganda, and the Thirty Years’ War, afirma que la propaganda más exitosa es la que ofrece una imagen distorsionada de hechos verídicos y ficticios. Por tanto, el uso de los secretos de estado es particularmente interesante, ya que se trata de hechos confidenciales que pueden ser verídicos o ficticios de acuerdo con el interés de quien auspicie su representación. 50 Para ilustrar este debate sobre el valor histórico de esta poesía de difusión pública se debe hacer referencia a la literatura de los pliegos de cordel. En su imprescindible estudio sobre esta cuestión, García de Enterría recuerda el valor de esta literatura y concluye que se trata de poesía claramente histórica, pues, junto a poesía que podríamos llamar periodística. La poesía no puede permanecer al margen de los sucesos políticos y todavía menos
47 La evolución de la sátira se encuentra en Castro Ibaseta, 2008; Ettinghausen (en Vaíllo y Valdés, ed.), 2006; Pérez Lasheras, 1994; Rosales, 1944. 48 Sobre estos personajes, véase la anotación correspondiente en la antología. 49 Por supuesto, esto era necesario para mantenerse en el poder. Véanse Brockliss, 1999, p. 411 y Elliott, 1999. 50 Malcolm, 2007, p. 34.
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si la poesía es popular. […] se ha usado la poesía como arma política y esto lo encontramos en la de cordel con mucha frecuencia. 51
La autora retoma la etiqueta lukacsiana «sociología de la literatura», aunque libre de concepciones marxistas e ideales economicistas. Su exhaustivo estudio confirma el enlace entre la literatura de los pliegos y las cuestiones sociológicas de la recepción, además de señalar su preocupación por informar a la gente de manera agradable y rigurosa. Los pliegos muestran casi el mismo interés de la relación, la crónica o los avisos. Gran parte de ellos habla de enfermedades y calamidades que han ocurrido, de terremotos, tempestades y demás problemas sociales como la expulsión de ciertos grupos (los moriscos en 1609), la emigración (sobre todo al Nuevo Mundo) y las guerras. El siguiente poema titulado Relación verdadera de algunos casos que han sucedido en el Principado de Cataluña y Condado de Rossellón, hechos por los soldados en sus tránsitos dentro de este año 1640 es un claro ejemplo de lo mencionado: Esos Condes Duques y Protonotarios, Nerones la emprenden por caminos varios… Mas como el gobierno persigue esta tierra no admite ocasión que acabe la guerra. Acuden las tropas que en Cantabria estaban, y estas la comienzan, y la tierra acaban… La comida piden contra pacto y leyes, observado siempre por todos los Reyes… Contra los Ministros de su Majestad que atropellan leyes y la inmunidad […] Si de catalanes se extrañan sucesos. soldados los causan con tantos excesos… 52
García de Enterría, 1973, p. 50. García de Enterría, 1973, pp. 300-301 (pliego de la Biblioteca de Cataluña).
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Si bien es evidente el uso social de la escritura literaria en los pliegos, no resulta difícil concebirlo igualmente en otras facetas artísticas literarias. El nuevo palacio del Retiro es uno de los múltiples autos y comedias en los que Calderón de la Barca hace alusión al conde-duque. A pesar de la crítica mostrada en el auto, 53 el dramaturgo afirmaba, en boca de la reina, la posición de Olivares como el fiel valido del rey. 54 El juego artístico de Calderón desestima al privado para enaltecer al rey. Así se difundía el mensaje de que Olivares trajo a los judíos a España hasta que el rey, figura justa por excelencia, reconoció el peligro y los rechazó. Por su parte, Roncero afirma que un cúmulo de acontecimientos históricos provocó una literatura «cuyo tema principal era la figura del valido». 55 Ejemplos principales de este argumento serían: Discurso del perfecto privado de fray Gregorio de Pedrosa, El perfecto privado de Mateo Renzi e incluso el Tratado de república de fray Juan de Santamaría. En este sentido, se puede afirmar que la sátira política se gestó al margen del discurso oficial y se involucró con las acciones de la monarquía y por extensión del gobierno. Si bien la poesía satírica incorpora elementos presentes en modalidades literarias que responden a los intereses del poder, como las relaciones, 56 los relee dándole un tono humorístico. El problema de la anonimia y los poemas apócrifos (o falsas atribuciones) La anonimia se convirtió en una práctica común durante el Siglo de Oro. Las relaciones de sucesos en verso escritas por autores anónimos probablemente pululaban durante el siglo xvii y, como afirma Victoria Campo, por la baja calidad de los versos 57 su valor radica en su aspecto sociocultural. Las relaciones de sucesos van de la mano con la poesía anónima satírica y así comparten la falta de un estilo propio y de una exposición apropiada de sus contenidos. Las razones que llevan al anonimato son tan variopintas como obvias. Se aprecian dos ideas principales: la naturaleza literaria del poema y el contenido del mismo. El anonimato en el caso de la sátira del siglo xvii invita a la comicidad y la diversión. Se destaca la rica caracterización de los autores conocidos, lo que da una idea aproximada de la calidad de los que permanecen en el anonimato, desde literatos preocupados por la política hasta teólogos, predicadores, moralistas y filósofos. 58 Así, desde el punto de vista propagandístico, se instrumentalizan comedia y sátira para transmitir, difundir e informar al pueblo de lo ocurrido en el ámbito político. Foucault, en un intento de tratar la polémica sobre el Sobre este, Pulido se pregunta si Olivares podía impedir su representación (2001, p. 759). Calderón de la Barca, El nuevo palacio del Retiro, v. 450. 55 Roncero, 2009, p. 142. 56 Victoria Campo, especialista en el tema de relaciones de sucesos, concluye que estas inspiran un pensamiento comparativo entre las dos formas literarias (relaciones de suceso y la sátira política) y menciona la limitada calidad poética «despojada de matices y, por tanto, simplista» (1996, p. 29). 57 Campo, 1996, p. 30. 58 Pelorson, 1981, p. 96. También destaca el mismo carácter en el teatro (p. 102). 53 54
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autor y la autoridad, apunta que los autores singulares (refiriéndose a los que se alejaban de la tradición canónica) que han aparecido en el siglo xix son «de manera un tanto arbitraria, “fundadores de discursividad”». 59 Se entiende, por tanto, que la situación de anonimato crea una cierta homogeneidad, mientras que en el caso de autores conocidos (o «“grandes” autores literarios» según Foucault), sea por firma propia o por atribución, se habla más a menudo del autor responsable de su creación. En los textos de Quevedo el poeta no muere, sino que se funde con su texto para resurgir en cada chiste y en cada referencia satírica o moral. El anonimato de esta poesía es análogo una vez más al anonimato de los autores de las relaciones de sucesos. Quizá se pueda sugerir que se trataba de escritores que carecían de talento literario y, por tanto, producían literatura marginal y poco considerada. Sin embargo, como ya se ha indicado previamente, esto significaba que su literatura podía alcanzar a diferentes públicos, no necesariamente al más educado, consumidor de las bellas letras, además de crear una corriente de lectores de pliegos y panfletos. Según los conceptos barrocos, este público tuvo acceso a través de estos poemas a la cultura mediante cuestiones de interés propagandístico, recreativo y, sobre todo, populista. Los autores de esta sátira aprovecharon el anonimato para atacar a los protagonistas de su época. El ejemplo más evidente es el de los testamentos. En esta antología se recoge el Testamento que hizo el conde duque (poema XXIII). Como indica su título, el yo poético es el propio conde-duque, blanco de la sátira. Este recurso literario aumenta la comicidad, ya que el valido confiesa sus propios fracasos mediante insultos e infamias. En este contexto, también destacan las sátiras apócrifas. El ejemplo por excelencia es la falsa atribución a Quevedo de poemas con una marcada diferencia estilística, por ejemplo, el romance titulado Al hijo declarado por el conde duque de don Francisco de Quevedo (que comienza: «Habrá muy poquitos días...» 60). La falsa atribución o la atribución dudosa conlleva a menudo un provecho pecuniario por el prestigio de un autor conocido, al mismo tiempo que esconde la identidad del verdadero autor. No cabe duda de que el incremento de esta sátira anónima fue la razón del auge de estas falsas atribuciones a Quevedo durante el reinado de Felipe IV. 61 Conviene recordar, como otro motivo para este anonimato, que la difamación era un delito jurídico punible en Madrid. De hecho, los archivos históricos contienen un corpus extenso de procesos que incluyen delitos de injurias, obscenidades, maldiciones y blasfemias. En palabras de Tabernero: «la injuria atenta contra el sistema establecido, provocando consecuencias sociales de diferente alcance». 62 A esto se añade al miedo a la persecución que padecían los autores de la sátira.
Foucault, 1998, p. 53. BNE, ms. 2311, fol. 255. 61 Esta conclusión igualmente se desprende del estudio sobre la difusión de la obra de Quevedo (Pérez Cuenca, 2013, p. 80). 62 Tabernero, 2016, p. 252. 59 60
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Intertextualidad En 1969 Julia Kristeva acunó este término refiriéndose a la «permutación de textos» 63 dentro de la su productividad. Este cruce de enunciados en el espacio de un texto (parafraseando a Kristeva), redistribuye y comparte el lenguaje en el servicio del poeta. Además de homogeneizar el ideologema de los activos sujetos, aumenta su fuerza comunicativa reduplicándose entre los agentes receptores. La relación entre los poetas anónimos es una constante en los manuscritos de la poesía satírica del siglo xvii, hasta tal punto que puede intuirse un diálogo sobre la situación política y el descontento que generaba en su entorno. En este caso ejemplar de una intertextualidad se puede ampliar más allá de la clasificación de la intertextualidad eidética y frecuente de Genette (cita, plagio y alusión respectivamente). 64 Este campo terminológico no es una ciencia cierta y por tanto cada caso funciona como su propio testimonio y estudio de caso. Así, Genette compara su propia distinción de texto transtextual frente a lo intertexto de Riffaterre. El sentido de la Intertextualidad en este trabajo sigue la inicial definición más abierta de Kristeva, al que añadimos otras investigaciones más específicas al tema. Cacho Casal destaca el aspecto epistolar de la sugerente intención del autor satírico, de influencia romana, de embarcarse en una correspondencia continua, invitando al público a escuchar atentamente y a seguir la pista del otro. 65 El fenómeno de la sátira política difiere del cotejo habitual en las comedias y sátiras en verso por su particular anonimato y difusión; es decir, la dificultad de saber si se trata de un texto copiado o de una aportación en paralelo impide dilucidar la naturaleza del texto. Además, no se puede afirmar con suficiente certidumbre cuál es el texto original, ya que en todas sus variantes se le puede considerar como tal. Por ende, dejando de lado el esquema de texto / autor, es preferible centrarse en la relación entre los poemas que abordan el mismo tema y en la misma continuidad. La intertextualidad y la falta de desarrollo del discurso popular crean una sátira poética en la que se reiteran los temas principales. En las sátiras y los panfletos contra el conde-duque, por ejemplo, el gallinero es una sinécdoque que designa popularmente al nuevo palacio del Buen Retiro. Se trataba de un jardín dotado de un estanque, cuya mayor atracción fueron las jaulas para fieras y un aviario de hierro. 66 En el auto sacramental El nuevo palacio del Retiro de Calderón, el dramaturgo mencionó varias veces tales instalaciones (p. 108). La sátira política igualmente aprovechó la referencia para reírse de la figura de Olivares. En el poema titulado Diálogo a la caída del conde duque entre un pasajero y un cortesano cuenta el autor: «Que fue gallinero es llano, / si hoy palacio se imagina. / Por eso a un conde tirano / le tratan como a gallina». 67 Kristeva, 1981, p. 147. Genette, 1989, p. 10. 65 Cacho Casal, 2004, p. 276. 66 Elliott y Brown, 1988, p. 64. 67 Poema XI, vv. 48-51. 63 64
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Otro recurso común entre los autores áureos es identificar a Olivares con el diablo, por lo que aluden a él utilizando sus distintos seudónimos (Luzbel, Belcebú, Lucifer, etc.): Este Lucifer cruel, quiso alzarse con un cielo, haced, pues, monarca fiel, que no pare en todo el suelo ese soberbio Luzbel. 68
Con este claro posicionamiento se inicia una conversación entre textos antiolivaristas que, a lo largo de los años, proliferaron en varias formas y estilos, en verso o en prosa, entre los cuales se encuentran comedias, poemas, versos sueltos, panfletos, diatribas, memoriales, tratados, pasquines, panegíricos, avisos, opúsculos y libelos. Los distintos autores retomaban no solamente las mismas fuentes, sino hasta los versos que con el tiempo se popularizaban, los que modificaban a su parecer. La gran variedad de poemas copiados dentro y fuera de España atestigua esta impresionante circulación oral. 69 Los cambios pueden ser mínimos, afectando a versos sueltos o a una palabra en el verso como, por ejemplo, en los siguientes dos romances, donde se aprecia el cambio a partir del tercer verso: Vuestra Majestad despache a mi hijo don Julián, que es hoy el mejor Guzmán si ayer lo fue de Alfarache. 70 Vuestra Majestad despache a mi hijo don Julián hoy Enrique de Guzmán, ayer Guzmán de Alfarache. 71
En la siguiente décima se apuntan dos hechos: la construcción del palacio del Buen Retiro (desde 1630 a 1635) y la retirada del conde-duque (1643), los que se mezclan en un epitafio para enfatizar la alegría que conlleva el final de una época. De hecho, las voces en su contra se intensificaron tras su óbito: El que todo el mundo inquieta, aquí yace muerto en vida; que murió de una caída sin valerle su muleta. Poema XVIII, vv. 31-35. Castro Ibaseta, 2008, p. 290. 70 BNF, Yg 1383. Igualmente parte del poema IX, vv. 140-144. 71 BNE, ms. 3921. Etreros lo localizó en tres manuscritos más (1983, p. 119). 68 69
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Dice quien mal lo interpreta que él mismo se retiró; dos retiros nos deseó, mas aténgome al segundo, que el primero acabó el mundo y el otro le redimió. 72
Otro poema, titulado Respuesta de un piadoso a un papel desvergonzado que un poeta desbocado escribió mal primoroso, que trata de la muerte del ministro, fue recopilado en el apéndice de Marañón. Lo curioso es que este defiende al privado de un poeta que escribió una diatriba contra él: Ya el Conde Duque murió; Dios le haya en su gloria, amén; que si supo morir bien, envidia le tengo yo. Ya a su Creador cuenta dio, y si mala cuenta ha dado y en ella queda alcanzado, calla, bárbaro soez, que es delito ser juez de lo que Dios ha juzgado. 73
Uno de los fenómenos más curiosos de esta sátira es que apenas existió una mención a la política per se, más bien se tendía al ataque personal como estrategia de desgaste o manifestación de alegría por su pérdida del poder. Esto se percibe en el número de veces que los escritores anónimos repiten los términos gobierno y político, 74 así como sus respectivas derivaciones, en el corpus literario satírico. Dichos términos aparecen en sus diferentes formas tan solo veinte veces en la antología (una vez ‘político’ y diecinueve formas de ‘gobernar’ o ‘gobierno’, en un total de 1850 versos). A manera de ejemplo: que quien ha perdido a España con impiedad clara y cierta gobernar puede el infierno, si el desorden la gobierna. «Venga —le dijo Luzbel— [...]» 75 Poema I. Esta décima aparece transcrita en Marañón, 1952, p. 421. 74 Palabra poco usada durante el Siglo de Oro, aunque en Covarrubias aparece con el sentido antiguo de gobernar, de ahí que bajo la voz policía consigna: «Político, el urbano y cortesano. Política, la ciencia y modo de gobernar la ciudad y república» (Cov.). El Diccionario de Autoridades define político así: «Se llama el sugeto versado y experimentado en las cosas del gobierno […]» (2002, p. 312). La voz se incorporó al uso común solamente después de la Revolución francesa. 75 Poema XXIV, vv. 117-121. 72 73
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O bien: Mandad, regid el infierno, gobernad en sus cavernas, 76 Oprimidos de mil modos.... todos. Los que estos daños ignoran... lloran. Nada para hacerle eterno... el gobierno. 77
Otros versos piden mayor iniciativa por parte del monarca: Gobernad ya sin privado y no al coadjutor sujeto, que, aunque sea gran sujeto, debe de ser desgraciado. 78
Por otro lado, al buscar las menciones de política, político y sus derivados, estas brillan por su ausencia. Existe una única referencia: Quien comete más bajezas es un político diestro, el que mira por la patria se le nota de extranjero. 79
La ausencia de términos que aluden a la política y al gobierno puede deberse a la diferente concepción que los poetas satíricos tenían del político y del gobernante. El primero, según ellos, debía manejar el arte del poder público, 80 preocuparse de asuntos pendientes y dar una prioridad justa y adecuada a cada situación en tiempo real. El laborioso conde-duque dominaba estas habilidades, por tanto, la crítica se concentraba en asuntos del gobierno y en su habilidad de gobernar. Poema XXIV, vv. 129-130. Poema XXVII, vv. 101-106. 78 Poema VI, vv. 91-94. 79 Poema XXVIII, vv. 96-99. 80 Una esclarecedora explicación se encuentra en el trabajo de Baker sobre la política y la opinión pública bajo el Ancien Régime del siglo xviii: «Le “public” émergea dans le discours politique du xviiie siècle comme une entité conceptuelle, le «tribunal du public», ultime cour d’appel. C’était une forme abstraite d’autorité qu’invoquaient les acteurs d’une politique d’un type nouveau afin de consolider la légitimité de revendications qui ne pouvaient plus être imposées par un ordre absolutiste. Ainsi apparut, de façon implicite, un système nouveau dans le cadre duquel le gouvernement et ses adversaires entrèrent directement en concurrence, chacun faisant appel au “public”, et chacun se vantant d’avoir obtenu de ce tribunal un verdict favorable» (1987, p. 44). 76 77
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Entre las referencias intertextuales escasean las que aluden a la literatura áurea, probablemente desplazadas por los asuntos gubernamentales. De hecho, estos asuntos del Estado en forma de literatura no comparten el origen y la meta de los múltiples escritos literarios aunque sí, su forma. A tenor de eso, distinguimos en este trabajo la producción literaria de la sátira política en forma de poesía de los otros métodos de expresión literaria durante el Siglo de Oro. Los versos satíricos en la antología suelen ser directos y agudos; evitan corrientes como el culteranismo barroco para, en lugar de la forma, detenerse en el contenido. De tal forma, los poetas comulgaron con el conceptismo, lo cual explica las repetidas menciones a Quevedo, por sus poemas y por su enemistad personal con el conde-duque, incrementada después de que este le encarcelase en el convento de San Marcos. De la extensa producción literaria y política del maestro, aparece una referencia a sus Sueños y discursos (1627): «¿Cómo Quevedo no imprime / a unas verdades un sueño». 81 En lo que se refiere al carácter del valido y al de su hijo, el poeta anónimo comparó al último con el famoso Lazarillo de Tormes, cambiando su nombre por Julianito: de un Julianito de Tormes, pícaro de nuestra edad. Fruto de la mocedad del conde, dicen que ha sido al padre tan parecido que no será cosa extraña que sea el Julianito de España, si llegare a ser valido. 82
Es muy probable que los autores copiasen y divulgasen su poesía tanto por escrito como de forma oral en lugares públicos, ya sean mentideros u otros espacios. Esta relación al nivel personal se evidencia mediante la forma explícita e intertextual aunque probablemente pululaban igualmente de forma implícita mediante lo que se podría definir como interdiscursividad. 83 Hoy conservamos las transcripciones de parte de ella en manuscritos de colecciones tardías. Resulta, además, difícil de evaluar si existía una metodología por parte de los copistas para valorar los escritos, más allá de la precisión de la información mencionada en el poema y el grado de comicidad. Se aprecia, por ejemplo, el hecho de que no existe información equivocada (nombres, fechas, historias, mitos, entre otros), sino que se recoge lo sabido y conocido; si existió una poesía satírica con información errónea, se borró o se corrigió en el proceso de reescritura 84 o en el de transmisión. Es decir, los autores satíricos hicie Poema XIII, vv. 5-6. Poema VI, vv. 83-90. 83 Tal y como se ve reflejado en diversos trabajos sobre la comunicación y la retórica (i.e. Albaladejo Mayordomo, 2005, p. 8). 84 Fernández Mosquera vincula la intertextualidad a la reescritura y las estudia destacando el proceso de transformación en el Siglo de Oro (2005, pp. 21-22). 81 82
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ron caso omiso de las diferentes relaciones y noticias con temas de brujería, asesinatos y relatos extravagantes que veían la luz en la imprenta. Los textos satíricos: contenido Un análisis más amplio de la sátira política, basado en 126 poemas de esta naturaleza —97 de ellos tomados de diferentes estudios y 28 inéditos—, entre los que se incluyen sonetos, redondillas, romances, coplas, décimas, quintillas, etc., confirma la relación estrecha que existe entre política, historia y literatura. 85 Se trata de una poesía que, a pesar de no llegar a ser excesivamente agresiva y procaz, mantiene un claro tono satírico. Son textos imprescindibles para entender el desarrollo de acontecimientos históricos claves 86 e invitan a preguntarse si la caída de Olivares no fue provocada en parte por Quevedo, Adam de la Parra, el doctor Rosales y otros escritores, con lo que su principal aporte fue hacerse portavoz de la esperanza de un cambio y una nueva era en una España regenerada. En la Sátira política de la España moderna de Egido López 87 se encuentran nueve sátiras en las que Olivares es el protagonista. Marañón, por su parte, contabiliza en su libro El Conde Duque de Olivares, la pasión de mandar 56 textos de «poetas de último orden». 88 Más recientemente, en La sátira política en el siglo xvii de Etreros se indica que Olivares aparece como protagonista o se le menciona de forma indirecta unas 287 veces 89 (si bien se repiten algunos de los poemas con pequeñas variaciones). Marañón, como aprecia Moncó, solo tiene en cuenta los casos en los que Olivares es el protagonista explícito, sin considerar todas las ocasiones en las que el conde-duque fue aludido mediante analogías y aquellas en las que su persona forma parte del texto-suceso. Este inventario, por tanto, puede ampliarse con creces, ya que existen textos de la segunda mitad del siglo xvii en los que los poetas de la época posolivarista tratan hechos sucedidos a lo largo de la derrota de la monarquía española. Además, los textos mencionados arriba son en su mayoría textos breves; los escritos más elaborados están firmados, si bien una parte de ellos son falsas atribuciones. En realidad, la lista de los pronunciamientos antiolivaristas resulta relativamente extensa e incluye nombres de arbitristas, políticos, religiosos y letrados, entre ellos: el doctor Juan de Espino, el inquisidor Juan Adam de la Parra, Mateo Lisón y Biedma, Sancho de Moncada, el obispo Palafox y Mendoza, Matías Novoa, el doctor Rosales, Vélez de Guevara, Saavedra Fajardo, Fray Hortensio Paravicino, Luis Pacheco de Narváez, Baltasar Gracián y, por supuesto, Francisco de Quevedo. Véanse gráficos de interés en Cohen, 2010. Rosales concluye que la poesía política, sin duda, afecta a la historia (1944, pp. 42-43). 87 Egido López, 1973, pp. 105-180. 88 Marañón, 1952, p. 416. Es mencionado igualmente en el artículo de Moncó, 1993, p. 10. 89 Etreros, 1983, pp. 211-402. He contado doscientos ochenta y siete poemas en un corpus documental de más de dos mil obras. 85 86
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Los escritos satíricos se consolidaron alrededor de grandes conflictos como la guerra entre España y Francia, que se extendió a Cataluña (1635 y 1637), y el conflicto por la independencia de Portugal (1640). A grandes rasgos, los temas de esta crítica son la política, la crisis económica, las guerras, las monarquías (en particular del rey Felipe IV y sus contemporáneos europeos) y, en menor lugar, la religión. A continuación, se hace hincapié en los asuntos más importantes de esta poesía. La Unión de Armas y la construcción del nuevo palacio del Buen Retiro recalcan la diferencia entre la visión idealizada del privado y la realidad obstinada que este enfrentó, de modo que reflejan su carácter polémico. La Unión de Armas apuntó a la búsqueda, por todos los medios, del poder absoluto para la creación de un mundo idílico (desde la perspectiva del recién nombrado valido); mientras que el palacio del Buen Retiro evidenciaba su preocupación por la glorificación de su rey frente a la corte española y más allá. De modo general, el valido caracterizaba su deseo de uniformizar el territorio diciendo: «Multa regna, sed una lex». Este aforismo manifestaba su anhelo de leyes uniformes en los territorios españoles, en particular Aragón, Cataluña y Portugal. Dichos territorios tenían fueros y diversas legislaciones muy restrictivas para los objetivos de Olivares. Por ello, el valido veía en el establecimiento de una unidad fiscal conforme a la territorial la mejor manera de salir de la crisis. El desarrollo de estas reflexiones del conde-duque se evidencia en sus escritos. En 1624, en el Gran memorial, el magnánimo proyecto se describe como parte de tres soluciones para reducir a los reinos «al estado más seguro» para el mayor poder: El primero, señor, y el más dificultoso de conseguir, pero el mejor pudiendo ser, sería que V. Majd. favoreciese los de aquellos reinos introduciéndolos en Castilla, casándolos en ella y los de acá allá, y con beneficios y blandura los viniese a facilitar de manera que viéndose casi naturalizados acá con esta mezcla, por la admisión a los oficios y dignidades de Castilla se olvidasen los corazones de manera de aquellos privilegios, que por entrar a gozar de los de este reino igualmente, se pudiese disponer con negociación esta unión tan conveniente y necesaria. 90
Lo que el ministro principal pretende es «trasplantar el modelo castellano sin eliminar la personalidad político-jurídica de cada uno de los Estados existentes». 91 Más tarde, en una carta a don Fernando de Borja, virrey de Aragón, el 2 de diciembre de 1625, escribe el valido: «Confieso a V. S. que cuanto ha que sirvo al Rey... estoy deseando acertar algún camino por donde se pudiese conseguir que los reinos de S. M. fuesen entre sí cada uno para todos y todos para cada uno». 92 Esta alusión al compartido interés individual era frecuente en Olivares. Elliott y de la Peña, 1978, tomo I, p. 97. Borrego Pérez, 2009, pp. 100-102, 104-105. 92 Tomo la fuente directa de la Bodleian Library, Oxford, Arch. Seld. A. Subt. 22. También se puede encontrar el documento transcrito en Elliott y de la Peña, 1978, tomo I, p. 173. 90 91
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Al parecer, el conde-duque concluía que la verdadera fuerza no estaba en el centro de una red de territorios heterogéneos, sino en la interdependencia de los territorios del reino español. Pretendía una contribución mutua que reforzara la unidad. Según Elliott, Olivares calculó que con la contribución equitativa podría mantener un ejército de treinta mil soldados (es lo que propone Salazar en la Junta Grande en 1622 93). Tal fuerza bélica era vital para la realización de su ideal, un ejército como instrumento de estabilidad y protección, o bien para la expansión territorial. Aunque este intento de reformar y mantener un equilibrio interdependiente beneficiaba a todos, chocaba también con las pretensiones de independencia y autonomía de los entes afectados. Olivares realmente consideraba verosímil que una España fuerte suponía un beneficio común para todos los territorios de la monarquía. Además, por la mejora económica que suponía, debió tener en mente el bienestar social de estas regiones. Elliott y de la Peña creen igualmente en la probable influencia de La razón de Estado en dichas reflexiones del valido: «No sería por tanto nada extraño que estas ideas de Botero sobre la conservación de los imperios dispersos fuese por lo menos una de las fuentes del gran proyecto de Olivares conocido por la Unión de Armas». 94 Pese a todos los preparativos y a una voluntad férrea, el plan nunca se implementó y la Unión de Armas acabó como un ideal no realizado. Las razones de tal fracaso son varias, pero entre las más notables está la escasa participación de los territorios españoles, en particular dentro de la Península (un ejemplo ilustrativo es la región catalana). La Unión de Armas fue sin duda el programa más ambicioso del joven privado y fue recordado desde allí en adelante para ilustrar tanto sus grandes aspiraciones como sus fracasos. En efecto, las alusiones a la política belicosa de Olivares y a las guerras continuas que «toda la tierra encierra» 95 fueron suficiente razón para que los satíricos la denunciaran: desde aquí más cruda guerra, pues mis miembros han quedado donde, si no los desmiembran, formen la tercera estatua o otra torre de las lenguas, que quien se atreve a su rey no será mucho se atreva a escalar los altos cielos: ¡grande España! ¡Alerta, alerta! 96
Los soldados se mantendrían mediante un impuesto sobre las haciendas más ricas (Negredo del Cerro, 2002, p. 191). 94 Elliott y de la Peña, 1978, tomo I, p. XLIII. 95 Poema XII, v. 71. 96 Poema XXII, vv. 64-72. 93
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En relación con la edificación del nuevo palacio del Buen Retiro, se puede argumentar que el gran poder se evalúa durante los grandes acontecimientos, pero muchas veces se lo recuerda también a través de grandes construcciones. Olivares, por lo astuto que era, decidió que era hora de pasar de hazañas menores a la construcción masiva y costosa dedicada a su rey. Así nació el nuevo palacio del Buen Retiro, un complejo magnífico que en la poesía satírica se convirtió en uno de los símbolos utilizados para cuestionar y criticar las decisiones del valido tanto durante su construcción como a posteriori. Elliott y Brown afirman que «los teóricos políticos defendían el ideal de magnificencia como atributo indispensable del príncipe, y la magnificencia no podía mostrarse con mejor ventaja que en los espléndidos edificios que albergaban cortes fastuosas». 97 Los ejemplos son múltiples: de Carlos V y Felipe II tenemos el Escorial, los alcázares de Madrid, Toledo y Sevilla, y el palacio de Carlos V en Granada. Por ende, también el valido compartió esta idea de alabar y exaltar la persona y figura de su rey y sellar la grandeza de la monarquía de Felipe IV en la historia mediante la construcción de un monumento majestuoso. Su esplendor arquitectónico y artístico materializó el interés del rey en las artes: la pintura, 98 la escultura y el teatro. En este palacio, más que retirarse, el rey y su corte disfrutaban de representaciones teatrales y del glamour de salas majestuosas que albergaban colecciones espectaculares de obras maestras, comisionadas especialmente para la ocasión. De hecho, el salón de Reinos, el lugar más significativo desde el punto de vista protocolario del palacio, fue decorado por cinco retratos ecuestres de la familia real. Estas obras maestras fueron pintadas por Velázquez, pero el pintor real no era el único nombre de referencia en esta sala. Otros muchos cuadros famosos eran, por ejemplo, diez pinturas de Hércules de Zurbarán y doce de batallas ganadas durante el reinado de Felipe IV (además de cuadros de Carducho, Cajés, Castelo, Josephe Leonardo, Pereda y Maíno). 99 Con todo, si bien el palacio pretendía ser un símbolo de la grandeza de la monarquía española y de la majestuosidad de su poderoso rey, al final se convirtió en un ejemplo más del mal gobierno, de tal forma que las murmuraciones expresaban el descontento y las quejas por los enormes gastos que asumía el pueblo (sumido ya en el hambre y la pobreza). El Retiro aparece explícitamente en nueve de los poemas de la antología, 100 lo que indica la importancia que el palacio llegó a tener tanto para la oposición de Olivares como para la ira del pueblo:
Elliott y Brown, 1988, p. VII. De hecho, es probable que Olivares tuviera un interés particular hacia la pintura, como lo nota Civil al llamarle: «un Sévillan, protecteur des arts» (1995, p. 103). Esta fue la causa principal por la que se hizo con una colección de cuadros tan ostentosa. 99 Para un estudio exhaustivo de las obras de arte en el salón de Reinos, véase López Torrijos, 1985, en particular pp. 144-166. 100 Véanse poemas I, v. 7; XIII, v. 32; XI, v. 42; XXII, v. 49; XII, v. 111; XXI, v. 63; XXIV, v. 79; XXV, v. 49; y XXVII y v. 46. 97 98
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Triste, ya que no postrada, pondrá en el Retiro. Miro, si hacerle fue cosa errada, por lo menos dio el Retiro presagio a la retirada. Que fue gallinero es llano, si hoy palacio se imagina. Por eso, a un conde tirano le tratan como a gallina, pues le recogen temprano. 101
A pesar de los intentos de Olivares de justificarse reclamando la grandeza del rey y la tradición de los precedentes reyes de construirse un segundo palacio, parece que el razonamiento de esta «primera maravilla del mundo» 102 no consiguió calmar las quejas a su alrededor: La tradicional defensa de la «liberalidad» real no podía por menos de resultar chocante al ser expresada entre la miseria de la Europa del siglo xvii, agobiada por la recesión económica y por los onerosos impuestos de guerra. En un mundo tal, las virtudes estoicas de moderación y sobriedad adquirían nuevo atractivo. Y Olivares, al construir el Retiro, incurría en un anacronismo. […] El Retiro, pues, pasó a ocupar un significativo lugar en la mitología de la oposición al gobierno de Olivares, cuyo argumento central era que se había apoderado de la voluntad del rey. Existía una larga tradición que atribuía el dominio ejercido por los validos sobre sus monarcas a la utilización de pócimas y filtros y a mantenerlos ocupados en espléndidas diversiones. 103
Olivares también fue atacado por su fracaso en mantener la unidad de los territorios de la monarquía. La sublevación catalana 104 tuvo su origen principalmente en la presión fiscal que avivó la animadversión entre el conde-duque y los catalanes. Las medidas fiscales para aliviar los gastos de la corona en el siglo xvi, seguidas de la Unión de Armas en 1625, dieron lugar al desacuerdo. La animosidad fue en aumento con el paso de los años hasta que al final de la década de los treinta se desató la sublevación contra la corona. Los catalanes enviaron mensajeros a Francia, probablemente en nombre de Pau Claris, el presidente de la Generalitat. Claris proclamó la república tras recibir la bendición y el apoyo político y militar del poderoso cardenal Richelieu. A este no pareció sorprenderle la petición, ya que desde hacía largos años
Poema XI, vv. 41-51. En La cueva de Meliso dice el mago: «lustre de aquella villa / y en el mundo primera maravilla», refiriéndose al Buen Retiro (Comellas, 1991, vv. 623-624). 103 Elliott y Brown, 1988, pp. 246-247. 104 Para un estudio detallado, véanse Elliott et al., 1992, pp. 17-43. 101 102
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contaba con espías y aliados en Cataluña que lo mantenían bien informado. Richelieu estaba preparado e interesado en intervenir. 105 Tras la sublevación de los campesinos —disgustados por la alta presión fiscal— durante el Corpus Christi de 1640, el resultado fue que los gobernantes catalanes decidieron cumplir su sueño de independencia. El pacto de Ceret abrió las puertas de Barcelona al ejército francés y los catalanes cortaron su relación con la corona de España. Ya en 1641, Cataluña parecía caer en la órbita francesa y se encontraba sometida a dicha monarquía. A renglón seguido, volvió a verse entre la espada y la pared, tanto por los efectos destructivos de la continua guerra como por ser relativamente controlada por una corona, esta vez la francesa (con su propia agenda de autoridad y poder). Este incidente se resolvió con la pérdida de interés de los franceses por los catalanes, la derrota del ejército franco-catalán en 1652 y la retirada de los franceses del territorio catalán en la Península, aunque se apropiaron de los territorios al norte de los pirineos. El asunto terminó en 1659 con el Tratado de los Pirineos que puso fin a 24 años de conflicto franco-español. Por otra parte, respecto a Portugal, durante la larga Guerra de Restauraçao portuguesa (1640-1668), diferentes voces proclamaban verdades y medias verdades. Para los escritores madrileños, sobre todo para los nacidos después de que Felipe II lo anexara en 1580, Portugal era parte de la monarquía española. Por tanto, además del sentimiento monárquico, existía una hegemonía territorial que incluía a Portugal no como territorio incorporado, sino recuperado por la corona. Los acontecimientos criticados no se reducen a la esfera pública, incluso alcanzan la vida amorosa y familiar de Olivares; es decir, la crítica satírica aludía directa o indirectamente a hechos históricos documentados en su biografía, de modo que ridiculizaba su persona. Entendían que, si el conde-duque no podía respetar ciertos códigos de la moral cristiana, no debía dirigir un gobierno. Carente de la legitimidad de origen, al menos debía hacerse con la legitimidad de ejercicio. Este es, en definitiva, el hilo argumentativo básico de estas sátiras, en las que se pueden encontrar referencias a su relación con Isabel de Anversa (con la que tuvo un hijo, don Julián) y el famoso episodio, con connotaciones de brujería y relaciones infames, de las monjas del convento de San Plácido. La primera y la más reiterada es la referencia a Julián Valcárcel (¿1613?-¿?), su hijo bastardo, llamado así por don Francisco Valcárcel, quien se hizo cargo del joven. Más tarde, el conde-duque lo reconoció como hijo legítimo, cambió su nombre a Enrique Felipe de Guzmán y le otorgó el título de marqués de Mairena. El escándalo del renombrado hijo ilegítimo generó una discusión abierta sobre un tema sociopolítico, pero con claros vínculos con el ámbito personal de Olivares. El episodio del bastardo fue doblemente aprovechado por los satíricos: por un lado, se trataba de una sátira ad hominem sobre la supuesta falta de moral y valores familiares del valido y, por otro, del abuso de poder del padre que, al reconocer a su hijo, manipulaba su Elliott, 1991, p. 556.
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futuro. De hecho, aparte de su condición de bastardo, no se observa un ataque directo contra la persona del hijo, sino todo lo contrario; por ello, cuando este decidió desobedecer a su padre, 106 el nuevo Guzmán fue valorado positivamente. Pellicer escribe lo siguiente sobre su «aparición»: El nuevo hijo del señor conde duque dicen que partirá a ver la Europa muy presto, con dos confidentes solos. Está en casa de don Gerónimo de Legarda sin ser visto. Trátase de la nulidad de su matrimonio que consumó con doña Leonor de Uncieta, dama conocida, hija del secretario de Uncieta. Hanla llevado a Guadalajara a un convento llamado La Piedad. De la vida de este caballero se dicen grandes cuentos. Aquí le conocimos todos con el nombre de don Julián de Guzmán; tendrá veintiocho años; hoy se llama don Enrique. Dicen que en las Indias guardó puercos siete años, y tantas cosas que parecen patrañas y no pueden asegurarse hasta saberse mejor. 107
Esta historia familiar que se reiteraba en varios escritos de la época equiparaba al hijo con la figura de don Julián: «en esta corte se esconde / un conde don Julián», 108 el visigodo nativo de Tánger que pactó con los musulmanes para destronar al rey Rodrigo. Su plan no cumplió sus expectativas y, en cambio, causó la toma de la Península por los moros y la caída de España. Su figura formaba parte del imaginario español como alusión, satírica o no, al principal culpable de las calamidades de la Península: 109 Vuestra Majestad despache a mi hijo don Julián, que hoy es el mayor Guzmán, si ayer lo fue de Alfarache, 110 porque el mundo no tache este hijo aparecido. De San Plácido ha salido, que solo pudo el demonio deshacer un matrimonio y hacer un hijo fingido. Hijo de puta nací y como tal me criaron, no sé si me bautizaron, 106 En su primer matrimonio se casó con una mujer sin rango, hija de un oficial real. Olivares lo descasó para que pudiera desposarse con una dama de noble linaje, doña Juana de Velasco, hija del condestable de Castilla, en 1642. 107 De un aviso del 6 de noviembre de 1640 (Pellicer, Avisos históricos, pp. 88-89). 108 Poema IX, vv. 1-2. 109 Véanse la tesis de Mariam Mahmoud Aly Meky (2005, en particular pp. 1-4 y 287) y Bravo López (2014, pp. 48-49) y la de Castro Ibaseta (2008, pp. 554-568). 110 Esta parte aparece también en Etreros (1983, p. 119), Cotarelo y Mori (2003, p. 323) y Marañón (1952, p. 417, poemas 1-3), con mínimas variaciones.
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que me confirmaron sí. Toda la briba aprendí, de buen salto me escapé, caseme y me descasé, y ahora me vuelto a casar. 111
La historia de don Julián el traidor continúa de forma mucho más explícita en el siguiente romance: Habrá muy poquitos días que dentro la Armada Real, cantando jácaras nuevas, se andaba don Julián. Y cargado de servicios, con bien poquito caudal, se casó con la Unzueta, mujer que supo ganar. Está contento con ella y ella con él mucho más, porque nunca le hizo estorbo sino a comer y cenar. Sucedió en esta ocasión que el conde, gran Taborlán, andando a caza de hijos, con él se vino a topar. Trasplantole en el Retiro y escribió a toda ciudad que de los yerros pasados le quedó aquesta señal. Descasaron la Unzueta y volviéronla a sacar con un oidor que la saque extramuros de la mar. 111 BNF, Res de Jardin, ms. Yg 1383. Cabe destacar los enredos familiares alrededor de los hijos del conde-duque: María de Guzmán y Zúñiga, fruto de su matrimonio con Inés de Zúñiga y Velasco; y Enrique Felipe de Guzmán, de su relación con su amante Isabel de Anversa. Los dos hijos murieron relativamente jóvenes y cerca de la fecha de su matrimonio: María en 1626 a la edad de 17 años y Enrique Felipe en 1646 a los 33. María se casó con Ramiro Núñez de Guzmán, II marqués de Toral, cuya hermana, Isabel de Guzmán, era la esposa de Bernardino Fernández de Velasco y Tovar, VI duque de Frías y condestable de Castilla. Este, a su vez, era el padre de Juana de Velasco, fruto de su primer matrimonio con Isabel de Guzmán, la hermana del yerno del valido. Estas relaciones familiares fomentaron sátiras sobre el nepotismo de Olivares, al que, por cierto, también se referencia en documentos y fuentes bibliográficas. Estos matrimonios fortalecieron la posición del valido y a su vez situaron a sus parientes en posiciones privilegiadas, como era el caso del VI duque de Frías, sucedido por su hijo, el conde de Haro en 1652 (Martínez Hernández, S., «Bernardino Fernández de Velasco y Tovar», en Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico electrónico, en red, www.rah.es, consultado en 15.07.2018).
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Y para que sucesión tenga aquesta ganapán, con hija del condestable le hicieron amancebar. Comedia con sus tramoyas es la que pasando está, pues hay divorcio y hay bodas, Infante perdido hay, hay condestable ofendido, hay vasallo desleal, hay rey que lo mira y calla y que nada se le da. En la pérdida de España la comedia acabará haciendo el conde a la Cava 112 y su hijo a don Julián. 113
El episodio de don Julián o, mejor dicho, Enrique de Guzmán, ha sido mencionado igualmente en los escritos en prosa. Por ejemplo, en el manuscrito titulado Vida, caída y muerte del conde duque de Olivares, gran privado del s. rey don Felipe 4 el Grande, con los motivos y no imaginada disposición de dicha caída, sucedida a 17 de enero de 1643, para ejemplo de muchos y admiración de todos se explica cómo el joven bastardo llegó al mundo. La historia, real o ficticia, supuestamente ocurrió en 1612, cuando Olivares, con veinticinco años, se enredó en un triángulo amoroso con una dama de noble cuna y don Francisco de Valcárcel, alcalde de casa y corte. El escrito aparece en un manuscrito en la British Library e imita la forma de un memorial, aviso o relación de sucesos, lo que intensifica su efecto satírico. Según el autor del cancionero, el texto había sido escrito por Quevedo, atribución muy común en la época. Dice así: Para el conde duque ha sido el tormento mayor de cuantos le ha producido su impensada desventura el miserable estado en que queda su bastardo hijo don Enrique, que juzgaron todos indignísimo de la grandeza a que le había levantado su no conocido y postizo padre, y porque este es un accidente que trae consigo la mayor curiosidad que pueda apetecer un entendimiento deseado de extravagantes noticias, Alusión al Romance de don Rodrigo y la Cava, en el que esta última se refiere a Florinda La Cava, hija del conde don Julián. En el romancero, don Rodrigo la viola, incitando la venganza de su padre. Mahmoud Aly Meky muestra en su tesis el abanico de versiones que tratan la leyenda (2005, en particular pp. 51, 112, 123-124): «Puso la ocasión el fuego / en el corazón altivo, / y amor, batiendo sus alas, / abrasóle de improviso. / De la pérdida de España / fue aquí funesto principio / una mujer sin ventura / y un hombre de amor rendido. / Florinda perdió su flor, / el rey padeció el castigo; / ella dice que hubo fuerza, / él que gusto consentido» (romance núm. 6, Seducción de la cava, en Mahmoud Aly Meky, 2005, p. 166). 113 Marañón lo transcribe y afirma que Astrana Marín [(226, prosa), 1585] se inclina a atribuirlo a Quevedo. La referencia que Marañón anota es BNE, ms. 4147, fol. 505. 112
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me ha parecido formar un compendio de renglones y manifestar brevemente en él lo que en este asunto pertenece, pues para hacerlo con todas sus circunstancias por menor era necesario un libro entero. El conde duque a los doce años de su privanza se enamoró en esta corte de una mujer que en ella tenía el primer lugar en los galanteos amorosos. Esta señora, aunque señalada con el carácter de la nobleza, no quedó libre de aquellas persecuciones que, sin disgusto suyo, padecen las mujeres de gran belleza [...] el conde, que no hallándose libre de los tributos de la humana fragilidad, enamorado eficazmente de esta señora, halló entre las leyes del alcalde el privilegio de conde por medio del cual hizo la cuenta sobre la posesión que suponía ya suya sin la huéspeda, pues el alcalde se lo opuso con la vara y no hubo arbitrio para que el conde duque la rompiese si lo arrojase de la talanquera en que estaba. En este tiempo dio esta señora a luz un niño que sin dificultad se tuvo por hijo del alcalde por ser planta que brotó el terreno que labraba por medio de su hacienda, pero, conociendo después la flaqueza incorregible de la madre y que otros hacían leña en su monte; lo cedió contento a quien lo quisiese. 114
El caso de Olivares y su hijo fuera de su matrimonio con Inés de Zúñiga provocó que la opinión pública cuestionase la conducta moral del gobernante. De hecho, en teoría política, el ataque directo contra el ámbito familiar muestra una noción moderna de política que diluye la clara línea entre el entorno público y privado, como afirma Arendt: In our understanding, the dividing line [between the sphere of the polis and the sphere of household and family] is blurred, because we see the body of peoples and political communities in the image of a family whose everyday affairs have to be taken care of by a gigantic, nation-wide administration of housekeeping. 115
Entre los políticos mencionados en la sátira anónima destacan tres confidentes del conde-duque: Joseph González, Jerónimo de Villanueva y Pedro Valle de la Cerda. Los tres eran poderosos nobles, familiares y hombres de confianza del valido, 116 que recibieron elevados cargos en el gobierno. El primero, Joseph González (¿1583?1668), es mencionado seis veces explícitamente y ocho de manera implícita, lo que lo convierte en el político más citado en este corpus. Abogado de la cancillería de Valladolid, fue su principal consejero en asuntos financieros. Por su astucia y saber diplomático, el riojano se ganó el favor del rey 117 y siguió ascendiendo en la administración, incluso después de la retirada de Olivares, por lo que evitó la prisión tras la caída de su protector. Uno de los puestos importantes que desempeñó en su envi114 BL, Add MS 10254, titulado Vida y cartas del conde duque de Olivares, fols. 129v-131r. La historia continúa con el niño bautizado Julián. 115 Arendt, 1998, p. 28. 116 «Les liens familiaux, les relations et les réseaux de fidélité jouèrent un rôle appréciable dans le recrutement du personnel de la haute administration espagnole» (Fayard, 1981, p. 351). 117 Fayard, 1981, p. 358. Así lo interpreta a partir de Pellicer.
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diada trayectoria fue la Fiscalía de la Cárcel y Corte, antes de la del Consejo. 118 Luego aparece don Jerónimo de Villanueva, el protonotario de Aragón y uno de los miembros del Consejo de Guerra. Este converso 119 aragonés estuvo igualmente bajo la protección de Olivares y, tras la caída de este, estuvo encarcelado hasta su retirada de la vida política en 1646. 120 La última figura, Pedro Valle de la Cerda, fue oidor del Consejo de Hacienda y Caballero de la Orden de Calatrava. Consejero de finanzas (hijo del creador de los erarios), terminó suspendido y multado, junto con don Fernando de Ojeda. Además, era hermano de la celebrada Teresa Valle de la Cerda del episodio de San Plácido y cuñado del mencionado Villanueva, lo cual da testimonio del nepotismo promovido por el privado: 121 Las piernas todas de hierro, porque con mi orden yerran, han sido y son Leganés, González y Valle Cerda. Los pies bien se ve que son, aunque al fin de mala tierra por lo que son protolargos de tierra de Villanueva. Con esta formada estatua, ha querido mi potencia que me adore todo humano y todo poder me tema. 122
Otro familiar y hombre de confianza menos resaltado en esta sátira es don Diego Mejía y Guzmán, marqués de Leganés y primo del valido. Fue gobernador de Milán entre 1635 y 1641, antes de encabezar el ejército que marchó contra la insurrección catalana en 1641 y que fue derrotado en la Batalla de Lérida. Destaca también Pedro Antonio de Aragón (1610-1690), segundo marqués de Pobar (entre los años 16301654), que en 1627 fue caballero de Alcántara. Hay otros familiares del conde-duque, objeto de menciones breves y graciosas, como Manuel de Acevedo y Zúñiga, el sexto conde de Monterrey y cuñado de Olivares, casado con su hermana, Leonor María de Guzmán. Otro personaje histórico es Fernando Álvarez de Toledo y Mendoza (1595-1667), con varias menciones explícitas e implícitas. Era el condestable de Navarra, sexto duque de Alba; él y su padre, Antonio Álvarez de Toledo y Beaumont (1568-1639), mantuvieron una enemistad con el valido. Junto con estos personajes históricos, hay otros aparentemente ficticios. Es el caso de Andrés de León que, según la sátira, era el hechicero encargado de afianzar Domínguez Ortiz, 1960, p. 173. Según Elliott, era probablemente de familia conversa (1991, p. 266). 120 Aviso de 6 de septiembre de 1644: «La Inquisición prende a don Gerónimo Villanueva. El vulgo lo relaciona con el caso del monasterio de San Plácido» (Pellicer, Avisos históricos, p. 245). 121 Elliott, 1991, p. 419. 122 Poema XXII, vv. 17-28. 118 119
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el poder de Olivares. De hecho, la magia y la sátira están estrechamente relacionadas. Al respecto, Elliott afirma: «It seems to me that what we have been calling magical satire was in its remotest origins ritual. Satire was believed to be magically efficacious because the original ritualistic formula was efficacious; the belief remained the original content of the formula long after the rite had been forgotten». 123 Entre los espacios más recurrentes en esta poesía, se encuentra, sin duda, el convento de San Plácido. El famoso episodio se repite en diversas ocasiones, con diferencias en el desarrollo de los acontecimientos, pero siempre en relación con el conde-duque. Cuenta esta historia que, tras la muerte de su hija, Olivares pactó con el diablo con el fin de tener un hijo, lo cual ocurrió en el convento de monjas benedictinas de San Plácido, ubicado en Madrid. A partir de este punto se disparan las versiones. De acuerdo con la más popular, el convento se convirtió en la sede demoníaca para sus placeres carnales con las monjas o con su mujer, Inés de Zúñiga, mientras oraban al diablo. Para Marañón, se trata de una «realidad mezclada con el delirio de una fantasía popular, sensual y pervertida por la represión». 124 San Plácido era un convento de monjas benedictinas fundado en febrero de 1623 por un amigo del valido, el protonotario de Aragón Jerónimo de Villanueva. Según las sátiras, el lugar de culto pronto fue visitado también por el rey y sus más allegados. Las historias y versiones contadas sobre el convento son diversas, pero la mayoría transcurre entre la secta de los alumbrados, cuerpos poseídos por demonios y las aventuras carnales del monarca: Empreñó a mi señora la Condesa el mismo diablo; mal pudiera otro, que solo yegua tal requiere potro apacentado en la infernal dehesa. El Conde, que sus culpas ya confiesa, sintiéndose cargado del guillotro, la dice: «Hermana, en tanto que despotro, con Bercebú obrad vos, yo con Teresa». Lucióse al fin la nueva diligencia, que el diablo trabajó como un palomo. Diré el suceso, si me dan licencia: Dinero fue de duendes, si no ¿cómo de Sodoma el preñado, y Su Excelencia al yerno y concuñado les dio?, ¿cómo?. 125
A partir de 1628 se oían rumores sobre monjas poseídas por seres maléficos. La protección frente a la Inquisición que concedió el conde-duque fue suficiente para causar rumores sobre cierto interés personal en alejar este lugar de los ojos inquisi Elliott, R. C., 1972, p. 58. Marañón, 1952, p. 198. 125 Egido López, 1973, p. 127. 123 124
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toriales. Además, según los historiadores, él visitaba frecuentemente dicho convento para consultar a la priora, Teresa Valle de la Cerda, acerca de un futuro heredero y pedir a las monjas que rezaran por la causa. 126 De acuerdo con otras fuentes menos verídicas, se decía que: Llevó el Conde Don Gaspar de Guzmán a su mujer, Inés de Zúñiga, a San Plácido, y en un oratorio (otros dijeron que en el coro) tuvo acceso con ella, viéndolo las monjas que estaban en él, de que resultó hincharse la barriga a la condesa, y al cabo de once meses se resolvió, echando gran cantidad de agua y sangre, lo cual fue muy público en Palacio, y las monjas decían: «O Dios no es Dios, o esta señora está preñada». 127
Domínguez Ortiz glosa lo siguiente: Es este un asunto en el que la fantasía popular se dio libre curso: supuestas orgías, sacrilegios, hechizos... La verdad era mucho más simple, y en lo que atañe al Conde Duque se reduce a una credulidad excesiva, alimentada por su vehemente deseo de conseguir un heredero varón, legítimo, que asegurara la continuidad de su Casa; favor que esperaba lograr del cielo gracias a la intercesión de una monja visionaria y milagrosa. 128
Este episodio le persiguió hasta su caída, ya que en 1643 abrieron de nuevo la investigación, aunque en este caso por razones puramente políticas. 129 El destierro de Olivares a Loeches tuvo lugar el 17 de enero de dicho año. Ese día se convirtió en el tema central de muchas sátiras. Así se lee en la siguiente redondilla encontrada en un largo texto en prosa sobre el conde-duque de Olivares en la British Library (Add MS 10254, fol. 111r.): «El día del San Antonio, 130 / se hicieron milagros dos. / Pues empezó a reinar dios, / y del rey se hecho al Demonio». Según las sátiras, la caída del primer ministro alegró al pueblo que, tras varias derrotas militares y económicas, finalmente se creyó vencedor. Los mentideros y la expresión popular A partir del siglo xvi, se documentaban en Madrid estos espacios en proceso de desarrollo y con influencia e importancia en la esfera pública y gubernamental. Castro Ibaseta investiga su concepto y su popularidad, centrando su atención en el ejemplo por excelencia: el mentidero de San Felipe en la Puerta del Sol en Madrid. En este Elliott, 1991, p. 419. Del Delitos y hechicerías… (Domínguez Ortiz, 1992, p. 67). 128 Domínguez Ortiz, 1992, p. 22. 129 Elliott, 1991, p. 644. Véanse también Puyol Buil, 1993 y Muñoz Pérez, 2013. 130 El rey destituyó a Olivares el día de San Antonio el Abad, el 17 de enero, y lo desterró a Loeches. De esta manera, el monarca tomó las riendas del gobierno. 126 127
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lugar, el tema más efervescente de la conversación era «la opinión política popular». 131 En un mentidero, la palabra escrita completaba su transmisión mediante la palabra hablada, de modo que conseguía ser percibida y oída por un público amplio. La poesía satírica tenía que ser atractiva y fácil de memorizar, por lo que era presentada públicamente acompañada de un ritmo musical (más oral que instrumental). Como se sabe, la sátira se aprovechaba de la musicalidad del poema para facilitar la memorización, y satisfacer el gusto del público, además de enfatizar ciertas palabras, pausas y mensajes. Por ello, esta sátira se sirve de la memoria y del ritmo, aspectos claves en la literatura popular, para facilitar su difusión. Un rasgo interesante de la expresión popular barroca es la frase lapidaria o refrán en sus diferentes variantes. Estos resumen el contexto social, cultural, filosófico, moral y, por supuesto, literario. La difusión de esta tradición en su forma más concisa, a veces sofisticada y a veces popular, se ha materializado particularmente con el Vocabulario de refranes (1627) del maestro Gonzalo Correas. Como referencia principal para el refranero de esta época, ha servido en este volumen para identificar las alusiones, curiosidades, chistes, insultos y proverbios. En la antología encontramos algunos refranes conocidos. Por ejemplo, en el poema VI: si hay cisma, se aplacará, que entre bobos anda el juego; será embajador Lamego de los reyes lusitanos
En el v. 64 aparece el refrán «entre bobos anda el juego», recogido en Correas (refrán 9127): «Entre bobos anda el juego, y eran todos fulleros. / Ironía deshecha». Se lo emplea aquí para aludir a las acciones de los políticos imprudentes que apoyan la maniobra de Olivares de permitir la entrada de los banqueros portugueses al reino. El poeta pone de manifiesto que no hay motivo para inquietarse e irritarse, pues, en todo caso, esta política es propia de bobos. En otra ocasión, en el poema XIII, vv. 46-53, se acusa a Olivares y sus protegidos de ser el origen del malestar económico y se alude al refrán «por el hilo se saca el ovillo»: Cuando millones a cientos, que para guerras dio España entre los de la maraña él hizo el cuento de cuentos, ¿habrá quien suma de cuentos saque a luz por confundillo, o por el hilo el ovillo de un laberinto de Creta? Castro Ibaseta, 2008, p. 232.
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Entre los poemas de la antología, los refranes predominan en las décimas, ya que comparten la idiosincrasia de esta métrica en relación con su difusión entre el público y el acceso a la opinión pública. Otra característica compartida es el humor, unas veces explícito y popular y otras más anodinas. Por su carácter político y naturaleza crítica, como el caso de las sátiras sobre los oficios, médicos, mujeres o amigos poetas o en algunas representaciones teatrales y comedias, se hace hincapié en acontecimientos políticos desde una perspectiva irónica y crítica reflejando el descontento popular. Las invectivas contra el conde-duque fueron ocasionalmente popularizadas y repetidas en décimas y tercetos que circularon entre el público. Los autores muestran su profundo conocimiento de varios sucesos e importantes circunstancias en la corte, además de los nombres de los involucrados. Para facilitar la lectura de los siguientes poemas es imprescindible conocer el entorno de Olivares y de algunas de las víctimas más conocidas que aparecen reiteradamente en la sátira. No cabe duda de que este enfrentamiento estilístico funciona como transposición y metáfora para el desafío público. En este universo poético, las palabras oscilan entre significado e intención, frente al universo político en el que determinación y aseveración son características claves. En el caso de los poetas satíricos, que tienen «costumbre de decir mal», 132 su rol fue mostrar la cara falsa del político y funcionar como portavoz del pueblo. La crítica y sátira denuncian la manipulación y la verdad oculta por el gobierno, pero, al mismo tiempo, no se consideran portadoras de una verdad universal. En el caso del conde-duque, tal expresión social y política es evidente en múltiples poemas y escritos que manifiestan y recuperan una imagen borrosa de la realidad con el fin de poner de manifiesto este debate político sobre la validez del conde-duque. Estilo y métrica Algunos rasgos estilísticos: referencias bíblicas y el uso del lenguaje soez Las sátiras políticas en el entorno de la monarquía española nacieron dentro de una nueva ola de expresión social que sobrepasó las fronteras del pasado. Uno de los cambios más radicales consistió en el desarrollo y la divulgación de una escritura dominada por un lenguaje soez, infamias, insultos y referencias agudas. Al respecto, Tabernero indica: «El reflejo de un léxico más propio de la oralidad que de la escritura, sociolingüísticamente marcado, con registro lexicográfico en ocasiones, aumentó considerablemente en la literatura áurea, en la pluma de autores que plasmaron un retrato social de luces y de sombras». 133 «Satírico, el que escribe sátiras o tiene costumbre de decir mal» (Cov.). Tabernero, 2010, p. 101.
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Lo burlesco y lo satírico sobrepasaron la ya conocida escena de lo cómico, ya sea en su faceta mordaz, disparatada o educada. A través de juegos de palabras y de recursos lingüísticos alcanzaron su esplendor las maldiciones y las obscenidades, incluso las perogrulladas. La sátira recurre con frecuencia al empleo de este lenguaje y el público al que está dirigida. No se trata de eufemismos, sino se recurre a un lenguaje zafio en el que se intercalan voces de diferentes campos léxicos y temáticos para aumentar el efecto satírico. Los insultos varían en su grado de acidez, desde una ineptitud profesional hasta una actitud inmoral y vulgar. A modo de ejemplo, en dos ocasiones se hace referencia a «puta»: el yo-poético don Julián, el hijo bastardo de Olivares, confiesa haber nacido y sido criado como «hijo de puta» (poema IX, v. 150; poema XII, vv. 56, 60). En otras ocasiones, los Guzmán son comparados con el mundo animal, normalmente para contrarrestar la comparación de Felipe IV con un león. El símil del ministro no es otro que «lobo voraz» (poema V, v. 25; poema XIV, vv. 3, 30, 49). Además, llamar a las personas gallinas era relativamente común durante el Siglo de Oro. A modo de ejemplo, en el acto primero de El remedio de la desdicha dice Lope de Vega: «tan cerca está de gallina, / cuanto pretende ser gallo». Igualmente, Barrionuevos en Avisos dice: «Llámase Tal de Abiltoy Morejon, soldado de Flandes, gentil gallina». 134 Por ello, los poetas disfrutaban llamando al Retiro «gallinero» (poema XI, v. 47) y a Olivares «gallina» (poema V, v. 41; poema XI, v. 50). Los insultos se disparan a menudo en forma de una palabra: «Atila» (poema XII, v. 68), «bestia» (poema XXII, v. 42), «bribón» (poema XXVIII, v. 128), «esclavo» (poema XXVIII, vv. 93, 118, 129), «ganapán» (poema VIII, v. 14), «necio» (poema XXVIII, vv. 22, 111, 129), «perverso» (poema XXVIII, v. 115), «seta» (poema XIII, v. 8), etc. Sin embargo, los insultos compuestos resultan más complejos y cómicos: «catedrático de insultos» (poema XIV, v. 48), «Montarrey» (poema IX, v. 131), «pigüelas del azor» (poema XIV, v. 5), etc. Este discurso tan directo y propio de las clases más populares contrasta con los frecuentes juegos verbales a partir de fuentes bíblicas bien conocidas en la cultura popular. Así, junto a ese lenguaje soez basado en insultos y maldiciones, encontramos múltiples referencias bíblicas que giran en torno a los personajes que representan la traición y la manipulación. Se menta a Abel (poema XI, v. 56) para referirse a Caín, así como a «Judas» (poema XIII, v. 105; poema XXIV, v. 137); en el caso de Amán, este es caracterizado explícitamente como usurpador del poder y tirano: «Soberbio Amán usurpa la corona, / tiranizando el reino de su dueño» (poema XIX, vv. 1-2), o bien de forma implícita: «A Amán, vencido de Ester, / pondrá insignia Mardoqueo, / y cual toro hará paseo, / que remate en guindaleta» (poema XIII, vv. 14-17). Tampoco faltan personajes históricos como Nerón (poema XII, vv. 96, 100; poema XXIV, v. 20), Lutero (poema XXIV, v. 137) o Calvino (poema XXIV, v. 137). Entre las alusiones a la Biblia, tanto las tomadas directamente del texto como sus desarrollos posteriores, destacan también el infierno (poema X, v. 29; poema XXIV, Barrionuevos, vol. III, p. 362.
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vv. 105, 119), residencia del Diablo (poema IV, v. 10; poema X, v. 40; poema XIII, v. 9 estribillo; poema XX, v. 5; poema XXIV, vv. 71, 73, 81, 109) o Satanás (poema XVIII, v. 36), llamado a veces Lucifer (poema XVIII, v. 31; poema XXIV, v. 138) o Luzbel (poema XXII, v. 63; poema XVIII, vv. 21, 34; poema XXIV, vv. 101, 111, 121). Además, el propio contexto histórico de Olivares hace que se traiga a colación el «Alcorán» (poema XIII, v. 87) o las figuras del rey y su consejero: «Absalón y Aquitofel» (poema XIII, v. 101), sacados del segundo libro de Samuel. En este último caso las figuras son evocadas no por una similitud personal, sino más bien por el halo trágico que se desarrolló en las interpretaciones ulteriores. Estas alusiones bíblicas no pretenden únicamente evocar el carácter del personaje concreto y sus actitudes vituperables, comparables a las del conde-duque, sino que son resultado del ambiente literario contemporáneo del lector-oyente. Por ello, se genera un discurso dialógico plagado de estas referencias. Encontramos a la burra de Balán (poema IX, v. 3), Adán (poema XI, v. 71; poema XXV, v. 99), Ester (poema XIII, v. 14; poema XIX, v. 4), Holofernes (poema XIX, v. 9), Jonás (poema XVIII, v. 6), «María de los Ángeles» (poema XXII, v. 47), Nabucodonosor (poema XXII, vv. 1, 41), el pecado original (poema XI, v. 70; poema XXV, v. 99), Purgatorio (poema XXIV, v. 69), la rebelión de Luzbel (poema XXIV, v. 113), la torre de Babel (poema XXII, v. 68), Zabulón (poema V, v. 32), Mardoqueo (poema XIII, v. 15; poema XIX, v. 8), entre otros. Se introduce, además, aunque en menor medida, el tópico hagiográfico, mezclando con maestría esta temática con lo mitológico: «¿Mas ¿por qué no llamó entonces / a san Pedro que le abriera? / Porque a poder le quitara / este cargo su grandeza. / Salió el sacro vicecristo; / dijo: ¿qué es lo que intentas, / Ícaro que hasta el impíreo / volaste en alas de cera?» (poema XXIV, vv. 53-60). San Pedro, que tiene las llaves del cielo, puede decidir si abrirle o no a Ícaro su lugar en paraíso. El léxico relacionado con las creencias populares, la magia y la mitología es muy variado y se expresa mediante simples insultos: bruja (poema XVIII, v. 39) o cabrón (poema XIII, v. 97). Por ejemplo, el uso de figuras mitológicas sirve para que el poeta ponga de relieve su visión sobre la relación escabrosa entre Olivares y su rey en el poema XI, en el que Ulises (vv. 11, 100) encuentra a Circe (v. 100), de modo que se enfatizan los temas de la traición, el control y el poder. La riqueza poética en este ámbito depende de la creatividad de cada poeta. Al respecto, ver las notas sobre Gerión (poema XIV, v. 27), el laberinto de Creta (poema XIII, v. 3), Licurgo de Arnedo (poema XXV, v. 122), Pelayo (poema XXV, v. 35) y la sierpe de siete cabezas (poema XXIV, v. 14; poema XXVII, vv. 3-4). Aunque anónimos, soeces y burlones, de alguna manera los autores de esta poesía quieren dejar constancia de que son cultos y, por tanto, no es difícil encontrar tales alusiones, por ejemplo «Alcides» (poema XIV, v. 21). En una de las referencias más pictóricas, la trayectoria de Olivares es representada como el resultado de sus punibles decisiones fallidas: «en presunción y arrogancia / hizo a Luzbel competencia. / En la barca de Aqueronte, / no da blanca ni la lleva, / porque ya no la hay después / que nos bajó la moneda» (poema XXIV, vv.
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95-100). La «barca de Aqueronte» se utilizaba en la sátira para juzgar a los dirigentes. Entre sus precedentes más conocidos está el Diálogo entre Plutón y Aqueronte, en el que Villamediana situó al recién difunto monarca Felipe III en las puertas del Infierno. 135 Como se puede apreciar a partir de tan ingente inventario procedente de tan solo 28 poemas, el espacio lúdico verbal de la poesía satírica creó una nueva dimensión durante el Siglo de Oro por medio de juegos verbales ambientados en esa faceta de la política tan conocida por el público. El estatus quo de la relación sociedad-política no se quebró, sino se trasladó de lo permitido y legal a lo clandestino y cómico. Las figuras retóricas de la sátira anónima Los poetas satíricos recurrían al empleo de figuras retóricas simples y comunes para enfatizar la jocosidad de sus composiciones, lo que se refleja en algunos poemas en la necesidad de simplificar el mensaje en menoscabo de la calidad artística. De hecho, el énfasis estaba en el efecto del mensaje sobre la conciencia pública y no en la calidad de la composición y el talento del poeta. El poema, tal y como ocurre en la poesía amorosa, se convierte en un mero instrumento mediante el cual se trasmite una realidad que sin la presencia poética no se revelaría. Además, da pie a una correspondencia, una discusión entre poetas que tratan cuestiones políticas, cuyo jurado es el público receptor, en este caso, el pueblo. El efecto perseguido por los autores era inevitablemente el de la perspectiva aristotélica de la catarsis para purgar fuertes emociones en contra de la política de Olivares. Tal y como lo describe Boas: «poetry is the primordial form of literature, that it expresses the Folk Soul, and that it is emotional, not rational, speech». 136 Estos «mensajes», como los llama White, se transmiten mediante diferentes canales: comunicativo, expresivo o conativo. 137 El tropo por excelencia en esta poesía es la metáfora, elemento crucial, cuyo uso facilita la comprensión de ciertos aspectos políticos que a menudo parecen ser absolutos y aseverativos. De tal forma, pese a la opinión pública del lector / oyente, el mensaje se introduce en la conciencia neutral y evita ser rechazado. Este efecto está condicionado por el ingenio del autor y su capacidad de crear «agudezas de reflexión y agudezas verbales de carácter ornamental». 138 Como ejemplo, el efecto rítmico en el poema V (vv. 21-25) construye una rima que corresponde al sonido de la “z” (paz, empieza, cabeza, sagaz, voraz), llevada a cabo por una aliteración; incita el efecto satírico y evoca en el lector Arranz, 2009, p. 15. Boas, 1969, p. 131. El estudio de las emociones en los capítulos de la historia moderna es un campo aún por explorar. Es innegable el poder que tuvo la literatura en las emociones de las personas, si bien no tenemos medios para medir su influencia concreta en los ámbitos social y político. 137 White, 1987, p. 40. 138 Egido, 1987, p. 103. 135 136
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la sensación sonora de un posible zumbido que se anticipó en el v. 19: «si fue azote de Dios». En el mismo poema también se percibe el uso de repeticiones para enfatizar tanto al protagonista de la sátira como el objetivo de la misma en busca de un efecto hiperbólico. Así ocurre, en el poema XI, titulado Diálogo a la caída del conde-duque entre un pasajero y un cortesano, que comienza con la pregunta: «¿Viste al conde en Lueches? Di». En esta falsa décima las quintillas están compuestas de ababa. La secuencia se rompe mediante una quintilla (vv. 16-20) con rima distinta (aabbc), en la que se repite valido para enfatizar el objetivo de la sátira. Luego, mediante una antanaclasis, se tergiversa en balido, lo que intensifica la comicidad del poema: ¿No era valido fiel que nuestro español laurel dilató más que los godos? Sí, tan valido que todos damos balidos por él
Una de las figuras retóricas características del romance es la derivación (derivatio) y la podemos encontrar con relativa frecuencia. A manera de ejemplo, en el poema XXIV, Romance a la muerte del conde duque, el campo léxico referido al ‘gobierno’ emplea tres variantes: ‘gobierno’ (v. 116), ‘gobernar’ (v. 119) y ‘gobierna’ (v. 120). El uso de esta figura retórica pretende enfatizar el silogismo en la vida y muerte del conde-duque: «todo el gobierno le entrega, / que quien ha perdido a España / con impiedad clara y cierta / gobernar puede el infierno, / si el desorden lo gobierna» (vv. 116-120, la cursiva es mía). Aquí son tres los momentos claves en la vida del conde-duque: primero, su subida al poder, a la que le sigue su muerte (1645), para concluir gobernando el caos de las tinieblas. En cambio, el poema XXVII, titulado Romance contra el conde duque y otros ministros, que salió en marzo de 1643 enfatiza otro campo léxico: cerdo. Los siguientes versos intercalan esta idea de forma humorística: «A fulano de la Cerda, / que es un cerdoso animal, / le quieren peinar las cerdas / y bien habrá que peinar, / porque es cerda de la cola» (vv. 48-52, la cursiva es mía). La primera referencia es a doña Teresa de la Cerda, la monja de San Plácido, lo que hace que a continuación se la relacione con el animal para demostrar su condición de bruja. En el poema V aparece un quiasmo interesante: «en Italia y Cataluña, / o la rueca por la uña / o la uña por la rueca» (vv. 48-53). Los dos últimos versos probablemente se refieren al destino del dinero, de modo que se vuelve al primer verso. La rueca alegoriza a la rueda de Santa Catalina, asimilación de Cataluña, y la uña es alegoría de Italia por el escudo de los genoveses, ya que este lleva dos grifos con sus garras en la corona y en el escudo. Para insistir en la crisis económica y los continuos impuestos del valido se dice en el poema VI: «nos tienen los del senado, / y tras el papel sellado, / y otra nuevo media annata, / nos quieren quitar la plata» (vv. 6-9). El para-
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lelismo entre el segundo y el tercero verso llama la atención sobre los impuestos viejos y nuevos. En el mismo poema se puede apreciar otro paralelismo, esta vez mediante una enumeración: «a Milán pide el francés, / a Nápoles piden mil, / a Navarra por abril» (vv. 43-45). La ironía y el sarcasmo dominan muchos versos de la sátira. El tropo irónico implica referencias culturales, políticas e históricas que indican el nivel intelectual de los escritores anónimos. Sin embargo, no se trata de una ironía muy desarrollada desde un punto de vista literario, sino pensada para mantener el carácter populista del poema y ser comprendida, disfrutada y difundida. Esta voz satírica adquiere un refinado sentido de ironía que se expresa a través de su yo. Sin duda, la ironía es uno de los instrumentos principales de la sátira, pues permite decir una cosa para referirse a otra, de ahí que Paul de Man la proponga en contraste al símbolo. 139 Condenar una realidad histórica mediante palabras o expresiones de alabanza nos atrae por el hecho de que la propia ironía es por sí misma histórica, aunque nunca llegue a la autorrealización como un hecho histórico. Por tanto, a partir de esta reflexión paradójica, podemos caracterizar la relación de la sátira política con la realidad histórica. No se puede llegar a una reconciliación entre la agresiva expresión satírica (con su carácter ficticio) y la realidad histórica percibida. La ironía forma parte de las figuras retóricas más importantes en la literatura anotada en este trabajo. Desde el punto de vista del autor requiere amplio conocimiento y habilidad de manejar la sutiliza en el trabajo. Por otra parte, desde el punto del lector, el reconocimiento irónico en el poema requiere, además de las competencias lingüísticas, un conocimiento de la actualidad además del acercamiento a la complejidad de los asuntos ideológicos de la política. Estos dos puntos deben estar acompañados por un refinamiento y desarrollo cultural (hasta a veces educativo, aunque no necesariamente). Para los expertos coetáneos se aprovechaba de una competencia adicional, la genérica, de las normas literarias y retóricas que constituían el canon. 140 El efecto manipulador, como lo llama Hutcheon, se polariza en el proceso de descodificar el texto entre la agresión y la seducción del autor. El texto satírico resulta más inclusivo ya que la comprensión del lector está asegurada y, por tanto, su satisfacción del texto. Según ella, es el ethos pragmático lo que ayuda a fijar mejor la ironía en los discursos satíricos que son identificables y extratextuales. 141 La ironía verbal en los poemas adquiere un grado elevado de comicidad mediante la incongruente relación o la antífrasis entre versos: «Gran hombre (por Dios) ha sido / en destruir monarquías» (poema VIII, vv. 5-6). Hay que recordar que el lector áureo conocía perfectamente la situación desfavorable de Olivares, así que esta ironía le movía a risa, como se desprende del siguiente comentario sarcástico «Ea, señor, despertad, / y veréis cosas enormes / de un Julianito de Tormes» (poema VI, vv. 81-83). Así, la alabanza irónica resulta un instrumento válido para burlarse de los De Man, 1991, en particular p. 233. Hutcheon, 1981, p. 150. 141 Hutcheon, 1981, p. 153. 139 140
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Guzmán. Además, a partir de lo visto previamente en la parte sobre el arte de gobernar, sabemos que el valido buscó recuperar el poder de la monarquía, para lo cual gestionó con diligencia muchas maniobras para controlar mejor el territorio de la monarquía, sanear la economía y realzar al rey, lo que finalmente acabó en una derrota. Sin embargo, los poemas satíricos omiten esta ironía situacional. Pasando a otros tropos, se aprecia el uso de la anadiplosis en el poema III: «y que el padre Salazar, / azar, que repite el eco» (vv. 26-27). Sin embargo, el poema XII es el que está construido a partir de estos juegos de palabras: «no admite disputa... / de puta» (vv. 55-56), «esconde / el conde» (vv. 61-62), entre otros. Esta figura retórica corre pareja con el calambur, de modo que se crean acertijos: Salazar se convierte en Sal-azar, Monterrey en Monta-rey, proto-notario en proto-largos, Alvas-halló, etc. Del mismo modo, la oposición antitética destaca en el pensamiento del autor satírico, como es el caso de muerto/vida: «El que todo el mundo inquieta / aquí yace muerto en vida, / que murió de una caída» (poema I, vv. 1-2). Otras figuras retóricas que aparecen en la antología son el hipérbaton, la hipérbole («Ahora que el mundo gime […] porque el mundo se entristece», poema XIII, vv. 1-3) y la animalización, muy útil para la sorna en la poesía. Las más comunes son las antes mencionadas: el lobo, la gallina y el cerdo (o puerco). 142 Finalmente, los discursos de índole social incluían una perspectiva más amplia o genérica y no se limitaban a una persona o a un grupo. Por ende, los autores satíricos empleaban la prosopopeya con frecuencia: Castilla podía estar afligida y hasta pedir «con lealtad y amor» (poema VI, v. 2). Análisis métrico Los poemas recurrieron a una gran variedad de esquemas métricos, entre los que destacan: sonetos, redondillas, letrillas, romances, coplas, décimas, falsas décimas, quintillas, glosas, etc. Como puede apreciarse, se emplearon formas métricas consagradas como tradicionales, especialmente el soneto o el divulgativo romance. La métrica hasta cierto punto nos puede ayudar a discernir las diferencias entre uno y otro poema, pero no parece que pueda permitirnos extraer conclusiones concretas sobre las preferencias de determinado autor. Por tanto, no se trata de establecer una taxonomía o una estadística, sino de aprender y entender las técnicas empleadas en estas composiciones. La extensión de los poemas es oscilante. El más largo presenta ciento sesenta y seis versos y el más breve está conformado por un terceto. De los veintiocho poemas de esta antología: diez son décimas, siete romances, tres sonetos, dos falsas décimas, dos novenas, un terceto, dos redondillas y una glosa. Como se aprecia, la mayoría son décimas, seguidos por los romances, dos combinaciones métricas populares. Las explicaciones de estos términos han sido recogidas en la antología.
142
80
Destaca la cantidad de autores que escribieron esta poesía con la mera intención de ridiculizar el gobierno de Olivares. Según Etreros: En tan ingente cantidad de sátiras, las diferencias entre ellas son grandes. Acudir a una clasificación es tarea imposible, dada, no sólo la variación, sino también la disparidad que ofrecen. No sólo diferencias enormes en su extensión (desde una cuarteta o una quintilla de que se componen algunos “epitafios”, hasta composiciones que sobrepasan los mil versos, como La Cueva de Meliso) o forma (se encuentran indistintamente en verso y prosa, dentro de aquél el arte mayor y menor, etc.), sino que la técnica expresiva, la métrica, y demás características, suelen variar, aunque siempre, naturalmente, se dan cantidades grandes de repeticiones. Sin embargo, dentro de esta amalgama hay algo que une las composiciones: la intención satírica. 143
Etreros decidió no entrar en cuestiones de métrica en su estudio sobre la sátira política en verso, probablemente para centrarse en la catalogación de tan ingente cantidad de poemas. No obstante, en esta antología, con un número limitado de poemas satíricos editados y anotados, se requiere una revisión, por breve que sea, de su métrica. En la siguiente lista se han clasificado y agrupado los poemas según sus características métricas:
Número de poema
Título
Métrica
Observaciones
I
Epitafio al conde
Décima
II
Décima a la pérdida de los reinos. Año de 1643
Décima
III
Décimas a los responsos que decía cada día el padre Salazar al conde duque
Décima
IV
Al ver esta carta un curioso hablando con el autor del ella le puso la siguiente décima
Décima
V
Décimas contra el conde duque. Año de 1643
Décimas (60 vv.)
60 vv.
VI
Quejas de Castilla a su rey sobre tributos contra el conde duque. Año de 1643
Décimas (100 vv.)
100 vv.
VII
Otras
Décimas (30 vv.)
30 vv.
VIII
Varias poesías que salieron a la caída del conde duque de Olivares por enero de 1643
Décimas (50 vv.)
50 vv.
Etreros, 1983, p. 40.
143
81
Número de poema
Título
Métrica
Observaciones
IX
Advertencias muy famosas de pregunta y respuesta acerca de lo que sucede a Castilla y a su rey, con un pregón que ha mandado hacer el conde duque en la Villa de Madrid. Año 1642
Décimas
166 vv. abbacdc Hasta v. 159 (v. 20 — irregular 8+3) vv. 160-166
X
Décimas contra el conde duque y otros ministros. Salieron por marzo de 1643
Décimas
90vv. abbaaccdde Estrofas de 11vv. Con un estribillo unido al final de la décima por un verso de enlace (rima e). Además vv. 65-66 complementarios: ff.
XI
Diálogo a la caída del conde duque entre un pasajero y un cortesano
Falsa décima
106vv. Rima: ababa cdcdc Rima: aeaeebbffb (vv.11-20)
XII
Versos contra el conde duque y otros ministros
Falsa décima Octosílabo con versos quebrados
120vv. Estructura de ovillejo Consonante Rima: aabbc aabbc v. 3 - eneasílabo
XIII
Décimas contra el conde duque y el Diablo que dicen traer la muleta, las que salieron por febrero de 1643
Novena
135vv. Rima: abba accd Estribillo d
XIV
A la salida del conde duque
Novena
65vv. vv. 1-2 Introducción v. 1 + estribillos - Hexasílabo Introducción a (asonante) Estribillo abcc bbdda
XV
Terceto a la caída del conde duque
Terceto
abb
XVI
Redondilla al mismo asunto
Redondilla
abba
XVII
Redondilla a la salida del conde duque de Madrid
Redondilla
abba
XVIII
Saliendo su majestad a la fiesta de San Blas, a 3 de febrero de 1643, iba sola en un coche la condesa de Olivares, detrás del de los reyes, y una tapada dio a su majestad la siguiente
Glosa
4+40vv. Rima redondilla: abba Rima glosa: ababa cdcdc
Soneto a la reina nuestra señora
Soneto
Rima: abba abba cdecde
XIX
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Número de poema
Título
Métrica
Observaciones
XX
Soneto al rey nuestro señor
Soneto
Rima: abba baba cdecde
XXI
Soneto al conde de Olivares
Soneto
Rima: abba abba cdecde
XXII
La estatua de Nabucodonosor, a la caída del conde duque por enero de 1643
Romance
72vv. Rima: e-a
XXIII
Testamento que hizo el conde duque
Romance
68vv. Rima: a-a
XXIV
Romance a la muerte del conde duque
Romance
144vv. Rima: e-a
XXV
Romance a su majestad en que se le advierte cómo ha de gobernar sus reinos después de la caída del conde duque
Romance
148vv. Rima: e-o
XXVI
A la salida del presidente de Castilla, don Diego Obispo. Año de 1643, por mes de marzo
Romance
148vv. Rima: e
XXVII
Romance contra el conde duque y otros ministros, que salió en marzo de 1643
Romance
67vv. Rima: a vv. 13, 65 - estructura de ovillejo; pentasílabo seguidos por 2vv. estribillo
XXVIII
Descripción del estado de crianza de un duque. Su autor, el duque de Medina Sidonia
Romance
131vv. Rima: e-o
El título del poema XIII Décimas contra el Conde Duque y el Diablo resulta curioso ya que se trata de estrofas de nueve versos. El noveno verso es el estribillo o el verso de enlace que se repite a lo largo de las quince estrofas: «y digan que yo lo digo». La novena, según Domínguez Caparrós, es una: Estrofa de nueve versos. Aparte del número de versos, no existe un rasgo común a las formas estróficas de nueve versos. Así, pueden encontrarse novenas formadas por la unión de las distintas formas de estrofas de cuatro y cinco versos, incluso sin repetición de rimas en las semiestrofas, con lo que parecería dudosa la unidad de la novena como estrofa. Otras veces, la novena resulta de una estrofa de ocho versos a la que se le añade un verso; o de esquemas de una de diez versos a la que se le suprime un verso. Por otra parte, pueden encontrarse combinados versos largos y quebrados —octosílabos y tetrasílabos, endecasílabos y heptasílabos. 144
En este caso se trata de estrofas de ocho versos con un verso de enlace. José María Micó estudia la novena en relación con las décimas y, en efecto, reconoce algunas Domínguez Caparrós, 2007, p. 238.
144
83
confusiones al momento de distinguir estas estrofas. Cabe señalar el estudio introductorio de Robert Jammes a las Letrillas de Góngora. En él trata la confusión que existe en la literatura en cuanto a las variedades métricas en el corpus áureo, en particular entre décimas y letrillas y letrilla y romance. 145 Las dos novenas de esta antología siguen un esquema similar: dos redondillas y un verso de enlace (en el poema XIV, los dos primeros versos son introductorios). 146 También el poema XIV es una novena, aunque se añade un verso de enlace para introducir el tema: «¿Quién pasa? ¿Quién pasa?». Otra anomalía es que el verso de enlace y los estribillos son hexasílabos y no octosílabos como en el resto del poema. Por su parte, el poema X está formado por estrofas de diez versos octosílabos, a los que se añade un estribillo a manera de colofón, lo que naturalmente las convierte en estrofas de once versos. La excepción es la sexta estrofa que tiene trece versos, incluido el verso colofón: «y digan que yo lo digo». La relación entre la métrica y el contenido, o el mensaje poético, fue sugerida por Lope de Vega en su Arte nuevo de hacer comedias (1609). El empleo de diferentes metros y estrofas añade un matiz expresivo. La pregunta que nos interesa es si estos poetas expresaban distintas ideas por medio de diferentes formas métricas. Es decir, si bien los matices de la versificación corresponden más a las comedias que a las sátiras políticas o burlescas, ellos pueden ofrecernos una perspectiva global para al menos plantear esta cuestión en la poesía satírica. Según Lope, 147 los tercetos son «para cosa grave», una aseveración confirmada al leer los pocos poemas en esta estrofa, en los que los autores consideraban temas serios como los impuestos y las cargas pecuniarias. En este contexto, las redondillas siguen también el esquema general de los tercetos. Asimismo, más de la mitad de los poemas de la antología son décimas o falsas décimas, lo que se corresponde con lo expresado por el Fénix, ya que estas «son buenas para quejas», como es el caso del poema VI en el que el yopoético parece ser la voz del pueblo o puntualmente Castilla. Por su parte, en los romances que «las relaciones piden», se emplea el discurso dialógico entre el yopoético y el objeto de la sátira (suele ser el conde-duque o el mismo rey). «En los que aguardan», dice Lope, el soneto es lo más apropiado. En efecto, parece que el poeta espera y aguarda las respuestas a sus múltiples preguntas: «El espurio en la cámara, ¿qué espera? / ¿Y González que aguarda en el consejo? / ¿Qué hace Leganés en Cataluña?» (poema XX, vv. 9-11). Así, los sonetos dialogan con los conocimientos métricos del lector, despertando su interés y sus sentimientos. Como se ve, estas expresiones genuinas de la poesía satírica en gran parte respetan la normativa métrica de la época y recurren principalmente a versos octosilábicos de rimas consonante (para décimas recitadas) o asonante (para romances leídos).
Jammes, 1980, p. 8. Para más sobre la novena, véase Micó (2006, en particular pp. 400-402). 147 Vega, Arte nuevo, vv. 307-309. 145 146
84
Conclusión Se considera la Edad de Oro como un período de profundos cambios culturales, sociales, políticos y económicos, tanto en España como en otras partes del continente. Este trabajo hace frente a estas transformaciones mediante el análisis de la sátira política sobre la figura del conde-duque de Olivares, valido del rey Felipe IV. El abanico de temas tratados aquí es amplio, pero probablemente esencial para obtener una imagen completa de la situación y la secuencia de eventos decisivos que tuvieron al privado como punto de convergencia. Según los textos estudiados, se puede deducir que la teoría política de Olivares se encontraba muy influenciada por el pensamiento italiano en cuanto al aspecto pragmático y por el español debido a la centralización del poder en la persona del valido. Se habla de pragmática, ya que su teoría está basada en los ideales de la razón de Estado, tan propios de dicha época marcada por una modernización idealizada, lo que podemos constatar a partir de sus reflexiones sobre la importancia de la educación, la restructuración del sistema monetario, la redistribución de responsabilidades de cada territorio cara al estado castellano; es decir, la obligación de cumplir con las necesidades del estado centralizado. Como quedó reflejado en la sátira, fueron estas ideas las que contribuyeron a la gloria de Olivares y también, en parte, a su fracaso. Por ello, existe una relación sumamente compleja entre la preocupación por la figura del rey, sus inquietudes por la mejora de la sociedad y su propio interés de conservar el poder, en particular a lo largo de la primera década de su privanza (1622-1632). Es una situación que se puede constatar en el programa llamado Unión de Armas, que comprendió algunas medidas reformistas, pero acabó siendo un fracaso. Por lo tanto, la teoría política del conde-duque se benefició de la influencia del pensamiento español. Esta perspectiva implicó llevar a cabo mecanismos de propaganda, cuyo objetivo era transmitir al pueblo una imagen favorable y positiva de la monarquía, especialmente a través del escenario y la literatura. No obstante, la propaganda se reveló como un arma de doble filo, ya que tuvo efectos positivos para el gobierno de Olivares, pero también se volvió contra él. Estos dos efectos incidieron directamente en la literatura hasta el punto que el valido se convirtió en un tema recurrente en ella y poseía un impacto destacable en la experiencia emocional y estética del público, ya sea lector, oyente o espectador. Desde este punto de vista, la «leyenda negra» alrededor de Olivares, parafraseando a Marañón, sin duda tuvo un gran éxito. Sin embargo, un sector letrado se oponía a las medidas adoptadas por Olivares y la imagen proyectada por el poder con la sátira política, patrimonio de la literatura clandestina de la época. De esta manera, no solo algunos autores ponían a disposición del público una voz crítica orientada contra el gobierno, sino también le proponía los medios para reflexionar sobre la realidad contemporánea. El estudio de la sátira política mostró un estilo propio en su forma poética y, aunque las referencias poéticas y la imaginación de los poetas siguieron siendo limitadas, las figuras retóricas que ridiculizaron al conde-duque (metáforas, alusiones, metonimias, ironías en-
85
tre otras) son muchas y ricas en imágenes. Del mismo modo, Olivares aparece en la poesía acompañado por otras figuras políticas conocidas (especialmente Valle de la Cerda, José González, Jerónimo Villanueva y el hijo bastardo del favorito, don Julián). En este sentido, este estudio abre en la poesía clandestina una nueva perspectiva en la literatura del Siglo de Oro, en particular con respecto a la interacción entre el gobierno y la pretensión, o reivindicación, de la opinión pública. A pesar de que su marginación dificultaba la difusión de estos textos, la popularidad de los poemas se extendió en la comunidad de Madrid, especialmente durante los años cuarenta. Esta poesía marginal, por lo tanto, se ha convertido en una recreación, un juego social (por los mentideros o por la difusión de pasquines) que fue muy valorado, especialmente durante este período de decadencia. Se puede afirmar que la perspectiva filológica ha cambiado gracias a los resultados de esta investigación. En otras palabras, el énfasis de una perspectiva interactiva entre la política, la sociedad y la economía demostró que esta recibía poca consideración desde el punto de vista literario. No obstante, el panorama global de la situación sostiene la importancia de la economía, tanto como de cuestiones socioteológicas (como limpieza de sangre), necesarias para entender mejor la sátira contra el valido. Es decir, a pesar de que la economía no aparece explícitamente en esta sátira (salvo en cuestiones de impuestos, por ejemplo), esta investigación la incluye como parte necesaria en esta cadena de eventos. El estado de la cuestión consiguió situar en primer plano una literatura relativamente poco conocida, por ser clandestina, la que aparece acompañada por su respectivo estudio, aparato crítico y anotación. En esta literatura el conflicto se expresa con claridad, haciendo de Olivares el chivo expiatorio de todos los problemas de aquel entonces. Ello explica por qué la sátira política que lo tuvo como blanco se convierte en una práctica habitual, ya que se vuelve de suma importancia en el desarrollo de la conciencia social de dicho tiempo. De tal forma su expresión satírica se realizaba a través de referencias bíblicas, mitológicas y lenguaje soez que enfatizaban y decoraban las composiciones virulentas contra el valido. Las interjecciones crearon una rica y completa caja de referencias, a las que se añadieron los insultos, maldiciones e incluso algunas obscenidades, probablemente sin llegar a conseguir una perspectiva conativa directa frente al pueblo. En este sentido, se puede entender la figura de Olivares sin hablar de la política y la economía. Es la unión de estas dos actividades humanas la que ofrece una dimensión completa de esta figura decisiva en la historia de la España del siglo xvii. En conclusión, sin lugar a dudas la línea de acción de Olivares siempre estuvo marcada por sus reflexiones sobre la teoría política, por un lado, y el aspecto pragmático de la economía, por otro. Las reformas que quiso emprender no hubiesen producido ninguna reacción positiva ni los resultados que esperaba. Al contrario, la centralización del poder encarnado en este hombre de Estado provocó una reacción popular crítica canalizada por medio de la sátira política. Dado que las medidas adoptadas por él tuvieron repercusiones en todos los sectores de la sociedad, la sátira, buscando cumplir su deber frente al poder, apareció rápidamente encrucijada y articulada en la literatura de la época.
86
Capítulo III
Edición de la antología de poesía satírica
Fuentes manuscritas La investigación de los textos satíricos y críticos sobre la figura y el gobierno del conde-duque de Olivares cuentan ya con un respetable acervo bibliográfico. Son, en definitiva, investigaciones que aportan un trasfondo contextual que, por un lado, permite localizar muchos textos, ora originales, ora copias; por otro, invitan a continuar la ardua tarea de la reconstitución del pasado, tanto literario como histórico. Es el caso de la antología de Egido López, Sátiras políticas de la España moderna, y su artículo «La sátira política, arma de la oposición a Olivares»; un conjunto de textos de índole política, transcritos en dos volúmenes por John Elliott y José F. de la Peña en Memoriales y cartas del Conde Duque de Olivares; las ricas referencias que maneja Mercedes Etreros en su libro Sátira política, que resultan especialmente útiles para cualquier estudio del tema; y El Conde Duque de Olivares, la pasión de mandar (1952), donde Gregorio Marañón recoge una lista de textos relacionados con Olivares. Las composiciones breves aquí reunidas han sido elegidas por su relación con el conde-duque de Olivares. La gran mayoría lo critican de forma explícita y todas han sido transcritas a partir de manuscritos encontrados en bibliotecas nacionales y europeas. Esta condición demuestra el especial interés de ciertos poetas de negarse a imprimirlos para permanecer así en el anonimato. 1 Díez Borque, 1983, p. 374.
1
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Fuentes manuscritas: Biblioteca Nacional de España Los poemas se encuentran en varios volúmenes facticios, tomos y colecciones. Constituyen obras heterogéneas cuyos temas alternan entre política, economía y literatura. Desde que la BNE está llevando a cabo la digitalización de sus fondos manuscritos, la Biblioteca Digital Hispánica se ha convertido en la fuente de consulta más importante del mundo hispanohablante y nos permitirá en un futuro actualizar la lista de los manuscritos satíricos contra el conde-duque. Mss / 2244 Se ha empleado para la edición del poema IX. El tomo tiene un tejuelo que dice: Varios enigmas y versos. Aparece encuadernado en pergamino con broches y cortes rojos. La numeración de páginas es homogénea, aunque su grafía varía en diferentes pasajes del tomo, siempre letras de los siglos xvii y xviii. Contiene cuatrocientos folios de tamaño mediano, 210 x 150 mm, y una antigua asignatura (Olim G. 416). El índice es descriptivo y está en orden alfabético. 2 Los versos están ordenados y son legibles, mientras que los poemas aparecen separados por una línea con el título correspondiente. Mss / 3661 Este tomo de poesía satírica se titula: Poesías varias y otros papeles. El ejemplar recopila en sus 231 folios varios poemas escritos a mano, en letra de los siglos xvii y xviii. Los versos aparecen numerados, aunque algunos son difíciles de leer. De aquí se ha tomado el Diálogo a la caída del conde duque entre un pasajero y un cortesano (poema XI). Se trata de una falsa décima que también se encuentra en la BNF Richelieu (Espagnol 449, fols. 138v-139r), pero con pequeñas variaciones (por ejemplo: Loeches en vez de Lueches). El texto ha sido cotejado para llegar a tener una versión más completa. Este manuscrito de la BNE resulta de mucho interés por ser una de las compilaciones de escritos relacionados con el conde-duque. 3
Véase la descripción del contenido en el siguiente enlace: http://bdh.bne.es/bnesearch/detalle/ bdh0000011236. El texto se encuentra integro en línea. Esta referencia ha sido mencionada en Etreros, 1983, p. 215, n.o 6, 8-10. 3 Véase la descripción del contenido en el siguiente enlace: http://bdh.bne.es/bnesearch/detalle/ bdh0000014816. El texto se encuentra integro en línea. 2
88
Mss / 4147 La colección se titula: Papeles en prosa y verso, políticos y satíricos sobre acontecimientos y personajes del reinado de Felipe IV. Se publicó en el siglo xvii y cuenta con 518 hojas de 200 X 150 mm. Numerosas hojas cuentan con doble numeración, aunque una se mantiene continua desde el principio, por lo que se la ha seguido en esta edición. El manuscrito está compuesto por todo tipo de obras satíricas y humorísticas sobre el conde-duque de Olivares y el rey Felipe IV. 4 De nuestro interés han sido los fols. 349r-379v, de donde se han transcrito tres décimas (VII, VIII, X), una novena (XIII), un soneto (XIX) y tres romances (XXII, XXVI, XXVII). Mss / 10936 La colección titulada Papeles curiosos manuscritos está enumerada como «Tomo 51». La descripción de la BNE la atribuye a Melchor de Macanaz (16701760) con el título de Defensa que hizo en el año de 1717 de su Informe fiscal. No se conoce la fecha exacta de su publicación, aunque se le sitúa en el siglo xviii. La BNE cuenta con dos ejemplares en su sede de Recoletos, ambos con doscientos veintiseis folios. El ejemplar utilizado presenta una numeración homogénea de las páginas con grafía del siglo xvii. Los versos están ordenados y son legibles; los poemas están separados por línea con el título correspondiente. Es de tamaño mediano, 205 X 150 mm, con una previa asignatura (Olim Kk.51). 5 Esta colección es la que más ha aportado a esta antología: cinco décimas (II, III, V, VI, VIII), una falsa décima (XII), dos novenas (XIII, XIV), un terceto (XV), dos redondillas (XVI, XVII), una glosa (XVIII), tres sonetos (XIX, XX, XXI) y seis romances (XXII, XXIII, XXIV, XXV, XXVI, XXVII). Biblioteca Nacional Francesa (BNF) Las colecciones de la Biblioteca Nacional de Francia dependen de su ubicación física y su enfoque temático. En Richelieu-Louvois encontramos una colección importante de manuscritos en español o sobre España. Una de las colecciones más significativas sobre el Siglo de Oro es Dupuy. En ella encontramos, con cierta extensión y descripción, manuscritos relacionados con el conde-duque de Olivares.
4 Véase la descripción del contenido en el siguiente enlace: http://bdh.bne.es/bnesearch/detalle/ bdh0000135147. El texto se encuentra integro en línea. 5 Véase la descripción del contenido en el siguiente enlace: http://bdh.bne.es/bnesearch/detalle/ bdh0000149775. El texto se encuentra integro en línea.
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Espagnol 301 El manuscrito es de tamaño mediano (205 x 145 mm) y contiene 263 folios con escritos de distinta longitud, en prosa y verso, mayoritariamente en español. 6 Pertenece a un catálogo de obras en español y portugués recogido por Alfred Morel-Fatio en 1892. Gran parte de su contenido está relacionado con el conde-duque de Olivares e incluye famosos escritos al respecto: Caída del conde duque de Olivares (fols. 1-43), Fragmentos históricos de la vida de don Gaspar de Guzmán por Juan Antonio de Vera y Figueroa (fols. 43-202v.), etc. Solo una parte (poesía satírica desde el siglo xviii al xix) se aleja de este tema. De este manuscrito se ha tomado dos décimas (I, IV) y un romance (XXVIII). Espagnol 449 La falsa décima titulada Diálogo a la caída del conde duque entre un pasajero y un cortesano ha sido recogida de este manuscrito. Su letra es clara y con espacio suficiente para recopilar este y más escritos claves sobre el conde-duque (el Nicandro entre otros). El manuscrito, enteramente en español, contiene textos de los siglos xvi y xvii en doscientos veinticinco folios de dimensión media (285 × 220 mm). Pertenecía a la familia Minutoli Tegrimi, quien lo conservó hasta que fue comprado en 1880 por la BNF. Este manuscrito recopila varios escritos de poesía satírica. 7 YG- 1383 Este material es mayoritariamente manuscrito, salvo una parte impresa. El escrito incluye además una parte de la obra atribuida a Quevedo que comienza así: «Toda España en un tris». 8 Sin embargo, una décima curiosa (IX) apareció en la colección Tolbiac de Rez-de-jardin. Se trata de un impreso titulado Advertencias muy famosas de pregunta y respuesta acerca de lo que sucede a Castilla y a su rey, con un pregon que ha mandado hazer el conde duque en la Villa de Madrid. Año 1642. Este manuscrito fue publicado en Barcelona en casa del editor Jayme Mathevat en 1642.
Una descripción del material se encuentra en la siguiente página web: https://goo.gl/wSgSAb. Una descripción del material se encuentra en la siguiente página web: https://goo.gl/UubePX. 8 Una descripción del material se encuentra en la siguiente página web: https://goo.gl/Gi3bnc. 6 7
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Biblioteca Británica Add MS 10254 La colección 9 se titula Vida y cartas del conde duque de Olivares. Físicamente se encuentra en buen estado, es de tamaño mediano, relativamente ancho, con una foliación a mano (321 fols.). La parte que corresponde a la sátira se encuentra en fols. 1r-171v y se titula Vida, caída y muerte del conde duque de Olivares, gran privado del s. rey don Felipe 4 el Grande, con los motivos y no imaginada disposición de dicha caída, sucedida a 17 de enero de 1643, para ejemplo de muchos y admiración de todos. Incluye la siguiente nota: «Supone don Francisco de Quevedo en esta caída al conde-duque que escribió ser otro el autor de ella, pues la acomoda como carta escrita de un gran personaje a otro; lo cual sería ocultación juiciosa por las cosas de aquellos tiempos». De esta colección satírica se ha tomado una glosa (XVIII) y dos romances (XXII, XXV). Una de las principales dificultades al fijar estos textos es su compleja transmisión manuscrita. Debido a su anonimia, así como su gestación y distribución clandestinas en forma de cancioneros, cartapacios o antologías, sufrieron abundantes alteraciones, por lo que presentan frecuentemente errores, lagunas o variantes. Asimismo, sus copistas se caracterizaron por cambiar frases, palabras e incluso alterar nombres y contenidos. Por ello, vano empeño sería establecer el manuscrito arquetipo de esta sátira, tanto por su propio anonimato como por su extensa difusión e intertextualidad. Algunos de los textos se conservan en diferentes bibliotecas y, por tanto, requirieron de una minuciosa labor de cotejo. Estos casos están indicados en las anotaciones. La impresión de estas sátiras, particularmente en forma de poemas, conoció su auge a partir del siglo xviii. La búsqueda realizada en diferentes bibliotecas confirmó que los testimonios de la primera mitad del siglo xvii se conservan casi exclusivamente en forma manuscrita. Como se sabe, el manuscrito fue el formato más común para la circulación de estos poemas. Su consumo se difundió entre el público y aparecieron en diferentes colecciones, de tamaño y soporte similares, cuyo contenido se agrupaba siguiendo una secuencia cronológica. Al respecto, el libro de Etreros representa el inventario más completo de la sátira política del xvii, pues recoge la mayoría de manuscritos catalogados en distintos países. Finalmente, esta edición sigue los criterios de anotación establecidos por el GRISO para los textos del Siglo de Oro. 10 En cuanto a los criterios ortográficos, se ha puntuado y acentuado conforme a los usos modernos, regularizando incluso las oscilaciones gráficas.
Una descripción del material se encuentra en la siguiente página web: https://goo.gl/khAU1q. Véase Arellano, 2007, en particular pp. 73-81.
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I Epitafio al conde-duque 11 El que todo el mundo inquieta aquí yace muerto en vida, que murió de una caída sin valerle su muleta. Dice quien mal lo interpreta que él mismo se retiró; dos retiros nos deseó, 12 mas aténgome al segundo, que el primero acabó el mundo 13 y el otro le redimió.
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II Décima a la pérdida de los reinos. Año de 1643 14 Aquí yace un reino entero, herido de un cardenal, 15 de un Monterrey, de un Toral, 16
11 BNF Richelieu, Espagnol 449, fol. 153r. Una variación se encuentra en Etreros: «[...] le acabó una caída, / sin valerle su muleta. / [...] dos retiros nos dejó, / siendo mejor el segundo, / que el primero acabó el mundo, / y el otro lo restauró» (Etreros, 1983, pp. 431, 165). 12 v. 7 dos retiros: juego con el retiro del conde-duque tras su caída y el palacio del Buen Retiro, construido por él para glorificar a su rey. Este conjunto de edificios, parques y jardines de tamaño grandioso llegó a considerarse como un símbolo del mal gobierno del valido (fue un inmensurable gasto de fondos durante una continua crisis económica). La crítica se dirigía contra el pago de tantos impuestos para financiar su construcción (a partir de 1630), las diversiones del rey, así como suntuosos festejos (como el de febrero de 1637, que supuso diez días de celebraciones en dicho palacio), en vez de destinarlos a las guerras en Flandes y en Italia. 13 vv. 9-10 el primero acabó el mundo y el otro le redimió: mientras los enormes gastos realizados para la construcción del Retiro llevaron a la ruina al reino; el apartamiento de Olivares, causante de tal despilfarro, lo salvó. 14 BNE, ms. 10.936, fols. 204r-204v. Etreros menciona una décima similar titulada: Epitafio dedicado a España (1983, p. 166). 15 v. 2 cardenal: Francisco Gómez de Sandoval, duque de Lerma, se hizo nombrar cardenal cuando fue destituido. Es considerado el primero en la era de validos en servirse de la manipulación y la corrupción que llevaron al Imperio a su caída. 16 v. 3 Monterrey: Manuel de Acevedo y Zúñiga, VI conde de Monterrey. Fue el cuñado de Olivares (casado con su hermana, Leonor María de Guzmán). Durante su estancia en Nápoles como virrey realizó los encargos de pinturas destinadas al Retiro (Colomer, 2004, p. 127). Toral: Ramiro Felipe Núñez de Guzmán y Guzmán (1600-1668), II marqués de Toral, yerno de Olivares. Concertó matrimonio con María de Guzmán y Zúñiga el 9 de enero de 1625, quien murió un año más tarde. Fue nombrado tratador en las Cortes de Aragón.
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de un confesor lisonjero. 17 Salazar le hirió primero, Villanueva le hechizó, 18 Olivares le perdió, catalanes le mataron, 19 las monjas le amortajaron 20 y Portugal le enterró. 21
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III Décimas a los responsos que decía cada día el padre Salazar al condeduque 22 Que nuestro hermano Gaspar, sobrándole la salud, se acueste en un ataúd y que allí se haga incensar; 23 y que el padre Salazar, azar, que repite el eco, le ayuda a aqueste embeleco 24 y que a su gusto se ajuste. Ello me parece embuste. ¡Perdóneme Dios si peco!
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IV Al ver esta carta un curioso hablando con el autor de ella le puso la siguiente décima 25 Los títulos de comedia, conque su ingenio profundo 17 v. 5 Salazar: Hernando de Salazar, confesor de Olivares involucrado en los asuntos del gobierno. Para un análisis sobre su relación con la política económica, véase Negredo del Cerro, 2002. 18 v. 6 Villanueva: Jerónimo de Villanueva, protonotario de Aragón. Era uno de los diputados del conde-duque, más conocido por el episodio de San Plácido, siendo su fundador (1623) y patrono. Estuvo bajo la protección de Olivares, pero se mantuvo en la vida política hasta 1646. 19 v. 8 catalanes: alusión a la guerra en Cataluña. Esta sublevación (1640-1652) puso a prueba el mal gobierno del tiránico privado. 20 v. 9 monjas: se refiere a las monjas del episodio de San Plácido. Los rumores sobre lo que ocurrió allí fueron un tema recurrente en las sátiras y panfletos contra el valido. 21 v. 10 Portugal: alusión a la Restauração portuguesa de los Bragança (1640-1668). Junto con la sublevación catalana, la liberación de Portugal del yugo imperial español anunció la derrota del privado. 22 BNE, ms. 10.936, fols. 204v-205r. 23 v. 4 incensar: una dilogía entre «ofrecer el incienso o el humo del en el sacrificio, o en el altar.» y «en el sentido moral, vale dar honra excessiva, las más veces por adulación.» (Aut.). 24 En el manuscrito «le ayuda aqueste». 25 BNF, Richelieu, Espagnol 301, fol. 248r.
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saca al teatro del mundo 26 de este conde la tragedia, son medios que no remedia lo que intenta su desvelo, pues, a pesar de su anhelo, es cierto que nunca él dejará de hacer papel en la del diablo cojuelo. 27
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V Décimas contra el conde-duque. Año de 1643 28 Que de Loeches lo eches, 29 suplica el reino, señor, aparta de ti el traidor que está muy cerca Loeches. También suplica que fleches 5 contra su dura codicia el arpón de tu justicia. Sus súplicas también son dejes a la Inquisición que castigue su malicia. 10 El día del protector, 30 de la paloma sin hiel 31 que del intacto vergel escudo fue y defensor, con el del padre fervor 32 15 y el impulso soberano, v. 3 teatro del mundo: variante del título de un auto sacramental de Calderón. v. 10 diablo cojuelo: novela satírica de Luis Vélez de Guevara. Alude aquí a la cojera de Olivares. 28 BNE, ms. 10.936, fols. 202r-204r. Egido recopila sus primeros cuatro versos (Egido, 1973, p. 342). 29 v. 1 Lueches: Loeches, lugar a donde se retiró el conde-duque el 17 de enero de 1643 (aunque a lo largo de la antología se mencionan también las fechas del 24 y 25 de enero). Esta retirada acabó siendo meramente nominal, ya que durante cierto tiempo el fiel valido siguió dando consejos e informándose de lo ocurrido en la corte. Olivares se quedó ahí hasta que el rey lo desterró más lejos, a la ciudad de Toro (entre Tordesillas y Zamora). Al respecto, véase Elliott, 1991, pp. 627-629. 30 v. 11 día del protector: el día de san Ildefonso, 23 de enero, tuvo lugar el destierro de Olivares. El famoso santo toledano escribió una conocida defensa de la virginidad de María. Como recompensa, ella descendió en persona para entregarle una rica casulla. 31 v. 12 paloma sin hiel: al igual que intacto vergel (v. 13) son imágenes de la virginidad de María. 32 v. 15 el del padre fervor: hipérbaton. Es decir, el fervor del padre. El rey es el padre de sus súbditos. 26
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desterrasteis al tirano. Arrojadle bien de vos que, si fue azote de Dios, ya nos tiene de su mano. 20 En el día de la Paz, 33 señor, vuestro reino empieza, derribad una cabeza, conseguiréis lo sagaz. Y pues el lobo voraz 34 25 tanto tesoro ha usurpado, valeos de él y a su cuñado 35 en la presente ocasión pedid prestado un millón, 36 30 darlo puede decantado. Joseph, Villanueva y Cerda, 37 del tribu de Zabulón, 38 dar pueden otro millón, no es bien que nada se pierda. Será prevención muy cuerda, 35 en que no se puede errar, a Leganés visitar, 39 pues lo que en Italia ha hurtado lo recibió de contado 40 y lo ha gastado al fiar. De gallina y de ladrón imputan a Leganés, buen testigo es el francés, 33 v. 21 día de la Paz: la Virgen de la Paz es celebrada el 24 de enero. Véanse las fiestas de enero en el Flos sanctorum. 34 v. 25 lobo voraz: Olivares. 35 v. 27 cuñado: Manuel de Acevedo y Zúñiga, cuñado de Olivares. 36 v. 29 millón: alusión a los millones, impuestos extraordinarios sobre los productos de uso cotidiano (vino, aceite, azúcar y sal entre otros) para pagar costes especiales como los intereses a los banqueros o las guerras. 37 v. 31 Joseph: Joseph González, abogado de la Cancillería de Valladolid, era hombre de confianza y consejero del conde-duque en asuntos de economía. Fue responsable de la fiscalía de la Sala de Alcaldes de Casa y Corte antes de ascender a la del Consejo de Castilla (González Alonso, 1989, p. 14). Cerda: Pedro Valle de la Cerda, oidor del Consejo de Hacienda y Caballero del Orden de Calatrava. Era el hermano de la celebrada Teresa Valle de la Cerda del episodio de San Plácido y el cuñado de Villanueva (Elliott, 1991, p. 419). 38 v. 32 tribu de Zabulón: en hebreo זבולון, conocida por ser una tribu de comerciantes y marineros. Negociaban, entre otras cosas, con la producción del color azur y morado, utilizado para los tejidos de los altos cargos religiosos y las clases altas en Israel y otros países. Es una acusación antisemita que asocia a los judíos con la usura. En el Siglo de Oro tribu es masculino. 39 v. 37 Leganés: Diego Mejía (se escribe a veces Mexía o Masía) y Guzmán, marqués de Leganés, era primo del conde-duque. Fue el gobernador de Milán entre 1635 y 1641. Luego, encabezó al ejército contra la insurrección catalana en 1641 y fue derrotado en la Batalla de Lérida. Formaba parte del círculo de Olivares, lo que provocó numerosas alusiones satíricas.
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grande el pan de munición, 40 los doblones a trompón 41 son los polluelos que allueca. No se sabe si antes trueca en Italia y Cataluña, o la rueca por la uña o la uña por la rueca. 42 El marqués del Leganés dice desde la campaña 43 que junten de toda España dinero y gente otra vez. 44 También dice que el francés con nuevo valor amaga y que llevándose a Fraga también llevará a Aragón, 45 pero que él es de opinión que buen provecho le haga. 46
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VI Quejas de Castilla a su rey sobre tributos contra el conde-duque. Año de 1643 47 Castilla, afligida y pobre, pide con lealtad y amor, a su rey, padre y señor, 40 v. 44 pan de munición: pan fabricado y distribuido durante el tiempo de guerra a los soldados. Se acusa a Leganés de ser cobarde (gallina, v. 41) ante los franceses y de robar de las provisiones de guerra. 41 vv. 45-46 los doblones a trompón son los polluelos que allueca: la gallina clueca es la que empolla los huevos y cuida a los polluelos. Aquí los polluelos que enclueca la gallina de Leganés son los doblones que roba probablemente del arca de la monarquía a trompón, es decir: «sin orden, concierto, ni regla» (Aut.). 42 vv. 47-50 trueca en Italia y Cataluña, o la rueca por la uña o la uña por la rueca: en los conflictos de Italia y Cataluña Leganés pudo actuar como cobarde (de ahí que se insinué que prefiera la rueca, instrumento para hilar, propio de la mujer y asociado a lo femenino) o como ladrón, pues uña es la «destreza o suma inclinación a defraudar o hurtar» (Aut.). Asimismo, rueca y uña son las alegorías de Cataluña y de Italia respectivamente. 43 v. 52 campaña: campo de batalla. 44 vv. 53-54 junten de toda España dinero y gente: juntar gente es lo mismo que reclutar para el ejército, pero lo que interesa a Leganés es reunir dineros para quedárselos. 45 vv. 57-58 llevándose a Fraga también llevará a Aragón: Fraga es el municipio ubicado en la frontera entre Cataluña y Aragón, en la provincia de Huesca. Fue saqueado en 1642 durante la sublevación catalana (también llamada la Guerra de los Segadores). A principio de julio de 1642, las tropas francesas renunciaron a la conquista de Fraga por la cercanía del ejército dirigido por Leganés. Luego, Tarragona y Fraga se convirtieron en base de las tropas españolas y en 1644 del mismo rey. Véanse Elliott, 1991, p. 614 y Pellicer, Avisos históricos, p. 89. 46 v. 60 buen provecho le haga: Leganés no está dispuesto a luchar por Fraga ni Aragón, por lo que permite que el francés se quede con todo. 47 BNE, ms. 10.936, fols. 215r-218r.
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viva, reine, mande y obre. Sin moneda ni aun de cobre 48 5 nos tienen los del senado y, tras el papel sellado 49 y otra nuevo media annata, 50 nos quieren quitar la plata, 10 que es solo lo que ha quedado. Los tributos excesivos de la carne, aceite y vino en lo humano y lo divino lo pagan muertos y vivos, 51 15 los inmensos donativos, annata, compra de juros 52 con tan violento conjuro, pues sin dejar un real pone en duda si es leal el espíritu más puro. 20 Barcelona, despachada, 53 nuestro yugo sacudió y Perpiñán se perdió, 54 ¿Lérida no está sitiada? 25 A nuestra vista, ocupada tiene la Mota a Monzón 55 48 v. 5 cobre: la moneda menos valorada. El 7 de agosto de 1628, bajo el gobierno del conde-duque, se retiró la plata de la moneda dejándola solamente con cobre, lo que provocó una disminución de su valor en un cincuenta por ciento y causó una grave inflación (Hamilton, 1948, pp. 66-69, 74). 49 v. 7 papel sellado: el estanco de papel sellado fue un impuesto especial, aprobado en 1632 y que entró en vigor definitivamente el 15 de diciembre de 1636. Se trataba de un papel timbrado, obligatorio para ciertos procesos administrativos. Su inventor habría sido Hernando de Salazar, quien aparece como uno de los doctos en La isla de los monopantos bajo el nombre de Alkemiastos (Elliott, 1991, p. 504). Era común criticar este impuesto: «El arbitrista cruel, / del dozavo y de la sal, / para acabar de hacer mal, / echó el sello en el papel» (Vilar, 1973, p. 57). 50 v. 8 media annata: también media anata, era un impuesto de diferentes tipos. Por ejemplo, la media annata de mercedes gravaba los sueldos de oficios y cargos públicos durante su primer año; la media annata de juros, los créditos que debían recibir los particulares que habían adquirido deuda pública en forma de juros (Sanz Ayán, 2005, p. 159; Stradling, 1994, p. 18). 51 v. 14 En el manuscrito aparece: «lo pagan». Mejor sería: «los pagan», a menos que sea un neutro genérico, es decir: todo esto lo pagan los muertos y los vivos. 52 v. 16 juro: «cierta calidad de renta real, situada en las ciudades, villas y logares del reino; dicho así a iure, por la obligación que tenemos a sustentar los reyes y por la que ellos tienen de administrarnos justicia y conservarnos en paz» (Cov.). 53 v. 21 despachada: «Significa también vender los géneros o mercaderías, deshaciéndose de ellas, o trocándolas por otras.» (Aut.). 54 v. 23 Perpiñán se perdió: entre los episodios que sellaron la fama del valido estuvo la sublevación catalana. Una de las más graves pérdidas a favor de la alianza franco-catalana fue el sitio de Perpiñán. Ahí, tras rendirse el 9 de septiembre de 1642, los españoles perdieron un arsenal importante, así como la moral de las ciudades anexas. 55 v. 26 Monzón: pueblo de Huesca (Aragón), que se encuentra a alrededor de 60 km de Lérida en dirección noroeste. En 1642 las tropas rebeldes franco-catalanas, dirigidas por Philippe de la Motte (la Mota, véase a propósito Elliott y de la Peña, 1978, tomo I, p. 87), tomaron este pueblo.
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y Valencia y Aragón. Con aquestos ejemplares 56 viendo quemar sus lugares, duda con mucha razón el ejército florido. De tanta caballería y lucida infantería, la hambre lo ha consumido. Si Leganés no ha querido pelear con esta gente, ¿cómo podrá ser valiente sin ella en la primavera?, sino que el Mesía espera 57 milagros de su pariente. Fernambuco y el Brasil 58 posee ya el holandés, a Milán pide el francés, a Nápoles piden mil, a Navarra por abril la visitará Borbón, y Guipúzcoa en conclusión: vizcaínos vascongados no quieren ser conquistados porque encomendados son. 59 Flandes se quiere ajustar con el holandés vecino, el indiano peregrino 60 sin flota podrá pasar, puesto que habrá de comprar del pichilingue pirata, 61 sino mejor, más barata
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v. 28 ejemplares: ejemplos. v. 39 Mesía: variación del primer apellido del marqués de Leganés (Mejía o Mexía), con la que se alude también al Mesías esperado por los judíos. 58 v. 41 Fernambuco: Pernambuco, una de las capitanías establecidas por los portugueses en Brasil, conquistada y ocupada por los holandeses entre 1630 y 1654. Fue un lugar de producción masiva de azúcar, con la que se abastecía a Europa. 59 sobre las relaciones entre Guipúzcoa y el conde-duque véase Truchuelo García (2006). 60 Todo el pasaje: «los holandeses dominarán el mar de Indias; no hará falta ir a las Indias para conseguir los productos de allí, que los traerán los piratas holandeses y los venderán más baratos». Indiano: «el que ha ido a las Indias, que de ordinario estos vuelven ricos». (Cov.). 61 v. 56 pichilingue: «El vocablo aparece en Tirso, y poniendo en paralelo todos estos lugares, se ve que pechelingue significa ‘pirata, holandés’ (en la época tanto monta). Tirso de Molina en Marta la piadosa habla de los enemigos “moros y pichelingues” [ed. Arellano, I. de 1988, p. 129, acto II, v. 155]. Hartzenbusch lo supone derivado de “speak english”, pero más cierta parece la explicación de Gillet, en una reseña al Diccionario crítico etimológico de Corominas (diccionario que ignora esta palabra en su primera edición). Gillet lo cree derivado de Ulisingen, nombre de una ciudad holandesa. En Portugal la palabra tuvo cierta aceptación; en España arraigó poco, pero se documentan algunas aplicaciones en 56 57
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cualquiera mercadería sin temor de la avería ni que tome el rey la plata. 60 Si el pontífice muriere, el nepote lo será; 62 si hay cisma, se aplacará, que entre bobos anda el juego; 63 será embajador Lamego 64 65 de los reyes lusitanos, los señores venecianos aprobarán la sentencia y responderá Florencia: 65 «Felipe, lavo mis manos». 66 70 Llamar a Felipe «el grande», 67 sin por qué ni para qué, 68 grande disparate fue, aunque Virgilio lo mande. 69 Mas que un grande y otro grande, 70 75 viendo perder a Castilla y mal contenta a Sevilla, dejen estar a su dueño en aqueste mortal sueño, el sentido de ‘pirata’ o ‘corsario holandés’, como en el texto de Fray Alonso Remón «herejes holandeses, gelandeses y pichelingues». (Arellano, 2000b, p. 17). 62 v. 62 nepote: «sobrino [...] pariente que declara el Sumo Pontífice con este título y es como primer ministro o privado suyo» (Aut.). La costumbre de los papas de promover como cardenales a sobrinos suyos se hizo tan común que se llegó a considerar una institución: el cardenal nepote. De modo general, la política de Urbano VIII era menos favorable a España (apoyó a Francia en el conflicto con Cataluña y la escisión de Portugal). «Pidió el Papa á los cardenales asistentes en Roma que señalasen por sucesor suyo al Nepote [el cardenal Francesco Barberini] y que él renunciaría en él su dignidad. A lo que respondieron que renunciase primero Su Santidad para que ellos legítimamente pudiesen elegir el que mas conviniese.» (Memorial histórico español, tomo XVI, p, 475). 63 v. 64 entre bobos anda el juego: frase hecha: «Entre bobos anda el juego y eran todos fulleros» (Correas, refrán 9127), que quiere decir: «cuando los que pretenden alguna cosa son igualmente bellacos y diestros, que con dificultad se dejarán engañar» (Aut.). Rojas Zorrilla tiene una comedia con este nombre (1638). 64 v. 65 Lamego: primer embajador de los portugueses en Roma tras su independencia. En una carta de un miembro de la Compañía de Jesús sobre los asuntos políticos, escribe: «Han nombrado los rebeldes cinco embajadores: el obispo de Lamego para Roma; a Francisco de Melo, montero mayor para Francia; a D. Antonio de Almada para Inglaterra; a Tristán de Mendoza para Flandes; a Jorge de Melo para Cataluña» (Memorial histórico español, tomo XVI, p, 112). 65 v. 69 responderá Florencia: el padre Jerónimo de Florencia, predicador jesuita y confesor de los hermanos del rey, dio un sermón alabando al joven rey cuando éste pronunció las famosas y significativas palabras: «Conde de Olivares, cubríos», concediéndole la grandeza. 66 v. 70 lavo mis manos: frase hecha que se atribuye a Pilatos y expresa: «salirse fuera de alguna dependencia o tratado, sin querer tener parte, ni entrar ni salir en él» (Aut.). 67 v. 71 el grande: sobrenombre de Felipe IV. 68 v. 72 sin por qué ni para qué: «Lo que se hace sin causa ni provecho» (Correas, refrán 21525) 69 v. 74 Virgilio lo mande: aunque lo mandase o recomendase una gran autoridad. 70 v. 75 grande: se refiere al título de “grande”. Los grandes de España no despiertan al rey.
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es la mayor maravilla. Ea, señor, despertad, y veréis cosas enormes 71 de un Julianito de Tormes, 72 pícaro de nuestra edad. Fruto de la mocedad del conde, dicen que ha sido al padre tan parecido que no será cosa extraña que sea el Julianito de España, 73 si llegare a ser valido. Gobernad ya sin privado y no al coadjutor sujeto, 74 que, aunque sea gran sujeto, 75 debe de ser desgraciado. Basta lo que ha trabajado, bien puede ya descansar, y suceda en su lugar nuestra reina, que yo fío, 76 que con su prudencia y brío empezaréis a reinar.
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VII Otras 77 El tiempo inconstante y vario no hay cosa que no trabuque. 78 v. 82 enorme: «perverso, lleno de fealdad y maldad, excesivo y torpemente grave» (Aut.). v. 83 Julianito de Tormes: Julián, renombrado después como Enrique Felipe de Guzmán, fue hijo bastardo de Olivares. Se lo identifica aquí con el famoso pícaro Lazarillo de Tormes. 73 v. 89 Julianito de España: el conde don Julián fue el legendario traidor que entregó España a los moros. 74 v. 92 coadjutor: «persona que ayuda y acompaña a otra en algún empleo, cargo u oficio para el cumplimiento de sus obligaciones y cargas» (Aut.). Es decir, se refiere al valido. 75 vv. 93-94 aunque sea gran sujeto, debe de ser desgraciado: aunque el satírico reconoce a Olivares como una persona de importancia y valor, lo considera también mal afortunado (desgraciado), porque todo lo acaba haciendo mal. 76 v. 98 nuestra reina: Isabel de Borbón era enemiga del conde-duque y se convirtió en la heroína popular particularmente por influir en su marido para echar a su privado (Elliott, 1991, p. 619). 77 BNE, ms. 4147 fols. 366r-368v. (fols. 366v-367r. en blanco). También se encuentra en BNE, ms. 3917, fols. 283r-283v. con leves variantes y hasta v. 20. 78 v. 2 trabucar: verbo construido a partir de trabucco: «Maquina bélica que se usaba antes de la pólvora y artillería, y con ella se arrojaban piedras muy gruesas con mucho ímpetu, como ahora la pieza de cañón. Puede venir del alemán Tribock, que significa lo mismo [...] Se llama también una especie de escopeta corta, que tiene la boca muy ancha y, por consiguiente, calza bala más gruesa» (Aut.). Es decir, el tiempo derriba a los encumbrados personajes que a continuación se mencionan. 71 72
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Hoy derriba al conde-duque —aquel dragón temerario—, 79 tras él va el protonotario, 80 5 José González sin ley, Enriquillo y Monterrey, 81 que un san Miguel desengaña 82 de que no hay otro en España después de Dios, sino el rey. 10 Sevilla en su Montería 83 no quiere, conde, comedia, porque espera en tu tragedia, que le has de dar un buen día. De excelencia y señoría no hagas más personaje. 84 Tu altivez, conde, se baje, que la comedia acabó y Julianillo volvió 85 de papel de duque a paje.
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Al conde han preso y por eso el qué es, o qué es, no se sabe del qué es, o qué es. Era llave y a España amasaba aqueso. 86 España, tieso que tieso, 87 25 después de dar la corteza en las migajas, empieza a pediros, gran señor, v. 4 dragón: «el demonio en las Sagradas Letras y particularmente en muchos lugares del Apocalipsi, cap. 12: «Michael et Angeli eius proeliabantur cum dracone». En otros lugares sinifica los tiranos, monarcas, emperadores, reyes paganos que han perseguido la Iglesia y el pueblo de Dios antes y después del advenimiento de Cristo Nuestro Señor» (Cov.). Aunque parece exagerado llamar así a Olivares, encaja con la imagen siguiente de san Miguel derribando a él y a los suyos. 80 v. 5 protonotario: Jerónimo de Villanueva, protonotario de Aragón. 81 v. 7 Enriquillo: Enrique Felipe de Guzmán. 82 v. 8 san Miguel: su nombre significa: «¿Quién como Dios?» (en hebreo: )מיכאלy fue el arcángel que frustró la rebelión de Luzbel o Lucifer. Se lo representa con una lanza o espada, amenazando a un demonio o un dragón. 83 v. 11 Montería: el corral de comedias de Sevilla. 84 vv. 15-16 De excelencia y señoría no hagas más personaje: tras su caída, Olivares ya no tiene derecho a los tratamientos de excelencia y señoría. 85 v. 19 Julianillo: el ya mencionado hijo de Olivares. 86 vv. 23-24 Era llave y a España amasaba aqueso: no es claro el sentido de este pasaje. Quizá llave debe entenderse en su sentido de llave maestra: «que abre y cierra todas las puertas de una casa», en alusión al anterior poder de Olivares. Por su parte, amasar es: «disponer y dirigir algún negocio, concordando y juntando varias cosas, para que concurran a su logro y consecución» (Aut.), con lo que se referiría a la forma en la que el valido gobernó a España. 87 v. 25 tieso que tieso: «terquedad u persistencia en no dejarse persuadir» (Aut.). 79
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que del conde amasador 88 le deis presto la cabeza.
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VIII Varias poesías que salieron a la caída del conde-duque de Olivares por enero de 1643. 89 Décimas. —En efecto, ¿que ha caído? —No, no, que le han derribado. —¿Y dicen quién? —Su pecado. —¿Y aún no estará arrepentido? —Gran hombre, ¡por Dios!, ha sido en destruir monarquías. Morirase en cuatro días. —¿Aquesto dice? —¿Y qué poco? 90 ¿No ve que no siente un loco pasión en las fantasías? —¿Qué se hará de don Julián y de tanto secretario? —Que estos vendan letuario, 91 y él se vuelva a ganapán. 92 Lo que ya fueron serán. —Y entonces le dirá alguno: «Ya en España de consuno, 93 pasados los años mil, todo vuelve a su carril y a su centro cada uno». —Mi señora, la condesa, 94 ¿qué hace que no se va? —Pienso que presto saldrá
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v. 29 amasador: de amasar en su sentido de «reunir, acumular fortuna o bienes» (DRAE). BNE, ms. 10.936, fols. 175r-176v. También aparece en BNE, ms. 4147, fols. 361r-362r. Parece que son tres poemas distintos, como el mismo título anuncia. El primero imita una conversación; el segundo tiene como tema el diluvio; el tercero, el rey bajo el hechizo del valido. 90 v. 8 qué poco: «imposibilidad o dificultad de que suceda lo que se supone» (Aut.). 91 v. 13 letuario: electuario era un «Género de confección medicinal que se hace con diferentes simples o ingredientes con miel o azúcar, formando una a modo de conserva en consistencia de miel, de que hay varias especies purgantes, astringentes o cordiales» (Aut.). Junto con el aguardiente componía el desayuno típico de la época, por lo que dedicarse a su venta era un oficio muy vulgar. 92 v. 14 ganapán: «mozo del trabajo que adquiere su sustento llevando cargas y transportando lo que le mandan de una parte a otra» (Aut.); trabajos que no requieren especialización, un jornalero. 93 v. 17 consuno: «En compañía, unida y juntamente, de común acuerdo y conformidad» (Aut.). 94 v. 21 condesa: Inés de Zúñiga y Velasco, esposa de Olivares, se quedó en Madrid para encargarse de sus asuntos después del destierro de su marido. 88 89
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con tres pies a la francesa. 95 —De lo que tarda me pesa, que es mujer de tal mesura que parece que asegura que el escarpín vendrá a ser 96 que se dejó la mujer en casa del otro cura. Pronósticos a millares dicen que en nuestro hemisfero, 97 a diez y siete de enero, 98 se han de helar los olivares. En diluvios de pesares, lo sereno y claro priva, 99 y el arca en la tierra estriba. 100 Su enojo el cielo resuelve, sino es que de Loeches vuelve la paloma con la oliva. 101
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Tu bien, España, aseguro, 102 que el dormido por encanto 103 usó de su Viernes Santo 104 y adivinó lo futuro,
v. 24 tres pies a la francesa: «con fuerza y rigor de justicia, como pagar al pie de la letra. Tomose el símil de tres pies de los alguaciles que van con sus dos y otro de la vara de justicia, que llevan en la mano, que son tres, y estos se plantan con osadía a la puerta o en el portal de quien ejecutan, y por rigor que usan se añadió a la francesa porque los franceses son muy ejecutivos» (Correas, 17562). 96 v. 28 escarpín: «Funda pequeña de lienzo blanco, con que se viste y cubre el pie, y se pone debajo de la media o calza» (Aut.). Parece aludir a un cuentecillo que no aclaro. 97 v. 32 hemisfero: en el ms. «emispherio», pero la rima e-o certifica esta forma. 98 v. 33 a diez y siete de enero: el 17 de enero de 1643 Felipe IV decidió desterrar a Olivares a Loeches. 99 v. 36 la sereno y claro priva: «Claro, despejado de nubes o nieblas» (Aut.). el rato que después de llover esclarece y se pone el día más claro. En un diluvio, lo sereno y lo claro desaparecen. 100 v. 37 el arca en la tierra estriba: se juega con los sentidos de arca como «tesorerías y oficios donde se reciben y recaudan las rentas reales» (arcas), que se ponen a salvo con el destierro de Olivares, y con el arca de Noé, imagen que se corresponde con la anterior de los diluvios de pesares (v. 35) y con la siguiente de la paloma (v. 40). Por su parte, estribar remite a su sentido de «afianzar, asegurar y poner firme y estable o segura alguna cosa» (Aut.). 101 vv. 39-40 vuelve la paloma con la oliva: una paloma volvió con un ramo pequeño de oliva tras el gran diluvio narrado en el libro del Génesis. En este caso, se refiere a Olivares, de modo que el enojo de los cielos (la crisis del reino) se desataría de nuevo si este volviese de Loeches. 102 v. 41 A partir de este verso, el ms. 10.936 separó los versos que siguen como una décima independiente bajo el título: «Otra Décima» (BNE, ms. 10.936, fol. 176v.). 103 v. 42 dormido por encanto: se refiere a Felipe IV bajo el dominio de los hechizos del valido. 104 v. 43 Viernes Santo: Felipe IV nació un Viernes Santo, el 8 de abril de 1605, y se decía que los nacidos dicho día eran zahoríes, capaces de adivinar y ver bajo tierra. «Nació viernes de Pasión / para que zahorí fuera» (Quevedo, Los sueños, p. 369). 95
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mas para zanjar el muro, 105 pues es fácil prevención, ¡despierta, armado león 106!, con que cesarán enojos, que en solo un abrir de ojos está nuestra redención.
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IX Advertencias muy famosas de pregunta y respuesta acerca de lo que sucede a Castilla y a su rey, con un pregón que ha mandado hacer el condeduque en la Villa de Madrid. Año 1642 107 En esta corte se esconde un conde don Julián, que en la burra de Balán 108 se vino no sé por dónde. Dice que es hijo del conde, 5 y con todos se hace amable. Pegósela al condestable, 109 vino al primer matrimonio, proposición que el demonio 10 la introdujo por probable. Señora Castilla, Dios os consuele como puede, que según lo que os sucede, no hay consuelo para vos. Ya se han levantado dos, 110 15 ya pasó la edad dorada, 105 v. 45 zanjar: «Metaphoricamente vale establecer, afirmar, y fundar, para hacer alguna cosa seguramente.» (Aut.). Es decir, para iniciar la obra (el muro) lo primero es que el rey despierte. 106 v. 47 león: símbolo del rey. 107 BNF, Res de Jardin, Yg 1383. Este folletín impreso contiene seis folios marcados con el número 54. Publicación: Barcelona, en casa de Jayme Mathevat, 1642. Editor: Jaime Matevad (15…- 1644). 108 v. 3 burra de Balán: Balaam (en hebreo )בלעםfue un profeta que recibió la orden de Balac, el rey de Moab, de maldecir al pueblo hebreo Marchaba montado en su asna, cuando un ángel, que él no podía ver, le cerró el camino. Molesto con el animal, comenzó a golpearlo, por lo que este empezó a hablarle en su propia lengua. Recién entonces se reveló el ángel. Aquí se usa para insinuar la poca inteligencia del hijo del conde-duque (menos inteligente que una burra), así como para referirse al carácter funesto de su aparición en la corte (como Balaam, viene a causar su mal). Al respecto véase Fernández Mosquera, 2005, pp. 131 y ss. 109 v. 7 pegársela a alguien: «Chasquearlo, burlar su buena fe, confianza o fidelidad» (DRAE). Se presenta el matrimonio del hijo natural de Olivares, Enrique Felipe de Guzmán, con Juana de Velasco como resultado de un engaño o como una burla de la fidelidad al conde-duque del padre de Juana, Bernardino Fernández de Velasco y Tovar (1609 — 1652), VI Duque de Frías, gobernador, capitán general de Milán y condestable de Castilla. 110 v. 15 dos: Cataluña y Portugal.
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la plata está retirada. 111 Buen siglo tenga el infante y para lo de adelante hay un conde don Julián. No es nada. 112
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PREGÓN 113 Manda el señor don Gaspar de Guzmán, mayor privado, que ninguno sea osado del gobierno murmurar. 114 Manda que pueda pasar por Navarra el holandés, 115 por Cataluña el francés, 116 y la nación que quisiere, 117 y que si mal sucediere él lo enmendará después. Manda que el papel sellado se lleve a clima remoto y que no se haga alboroto por tres reinos que ha apostado. Que si estuviere preñado de San Plácido el convento 118 no se espante, que algún día vendrá esta monarquía al príncipe más cruel y entonces verán que él era ángel que la regía. Toda España está en un tris 119
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vv. 16-17 pasó la edad dorada, la plata está retirada: juego con las edades del mundo (oro, plata, etc.) y con la devolución del vellón (extracción de plata). 112 v. 20 conde don Julián: otra alusión más a la pérdida de España en tiempo de la invasión musulmana. Por otra parte, se trata de un verso hipermétrico (decasílabo). 113 v. 7 pregón: «promulgación o publicación que en voz alta se hace en los lugares o sitios públicos de alguna cosa que conviene que todos la sepan» (Aut.). 114 v. 24 murmurar: «conversar secretamente en perjuicio de algún ausente, descubriendo sus faltas» (Aut.). 115 v. 26 holandés: el contrabando holandés, pese a la constante guerra en los Países Bajos, siguió su ruta normal por Ruan, Burdeos, San Sebastián y Pamplona, camino a Madrid. 116 v. 27 francés: ayudados por los franceses, los catalanes decidieron independizarse del Imperio español, solo para encontrarse luego bajo tutela francesa. 117 v. 28 nación que quisiere: se puede entender como una alusión a la libertad de movimiento en España para los conversos portugueses de origen judío, concedida en noviembre de 1629 tras una donación de 240000 ducados. 118 v. 36 San Plácido: en este convento de monjas benedictinas en Madrid, el privado supuestamente hizo un pacto con el diablo para tener un hijo, el que superaría a su padre en crueldad (vv. 39-41). Véanse Domínguez Ortiz, 1992, pp. 56-57 y Puyol Buil, 1993. 119 v. 42 en un tris: «punto de peligro en que estuvo algo para caerse o quebrarse» (Correas, refrán 8964). 111
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y a pique de dar un tras. 120 Ya montan caballos más que suman maravedís, 121 todo es flamenco país 122 y todo cuarteles es de gente de guerra, pues su paz alterado han el soberbio catalán y el tirano portugués. 123 A España se ha trasladado de Italia y Flandes la guerra, 124 siendo hoy señor de la tierra el licencioso soldado; la campaña y lo poblado roba su codicia impía 125 con militar osadía, que es la guerra, en conclusión, para muchos perdición, para algunos granjería. 126 Y dúdase la ocasión 127 de este mal que aspira a eterno: si es de España el mal gobierno o es divina permisión. Creo que ambas cosas son, pues Dios, por nuestros pecados, para castigar culpados —aunque su remedio adviertan— permite que nada aciertan los dotos y los soldados. 128
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v. 43 tras: «golpe con ruido» (Aut.). Se repite la idea anterior de la vulnerabilidad de España. vv. 44-45 Ya montan caballos más que suman maravedís: el dinero, en lugar de ahorrarse (sumar maravedís), se invierte en los gastos de la guerra (montar caballos). 122 v. 46 flamenco país: país eran las pinturas en las que aparecían paisajes: «villas, lugares, fortalezas, casas de campo y campañas» (Aut.). El armonioso paisaje flamenco era un género de pintura muy apreciado en la época. Aquí, en cambio, se apela a su constante conflicto; es decir, todo está en guerra como en Flandes 123 v. 51 tirano: en su sentido de usurpador, se aplica a Juan de Braganza (Juan IV de Portugal) por independizar en 1640 a Portugal del Imperio español. 124 vv. 52-53 A España se ha trasladado de Italia y Flandes la guerra: muchas tropas españolas bajo el mando de marqués Spínola lucharon constantemente en Italia y Flandes. Más tarde, los conflictos bélicos estallaron en la península, el caso de Cataluña y Portugal. 125 vv. 56-57 la campaña y lo poblado roba su codicia impía: en muchas ocasiones a lo largo de las continuas guerras infligieron daño sobre la población local, particularmente cada vez que un régimen o tercio ocupaba sus casas y terrenos. Sobre la administración de Olivares en Flandes véase González de León (1993, pp. 121-123). 126 v. 61 granjería: «cualquier género de trato del cual se saque alguna ganancia y provecho» (Cov.). 127 v. 62 ocasión: «causa o motivo porque se hace alguna cosa» (Aut.). 128 v. 71 doto: docto: «Sabio, erudito, estudioso, versado en ciencias o facultades» (Aut.) 120 121
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Todos del conde, a mi ver, se quejan por varios modos y, pues de él se quejan todos, razón deben de tener. La verdad debe de ser que el insufrible dolor del excesivo rigor de tributos y de pechos 129 se desahoga en los pechos del ministro superior. 130
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PREGUNTA ¿Qué culpa al conde le dan, sea verdad o patraña, en la pérdida de España? RESPUESTA Lo que al conde don Julián muchos afirmado han en sus juicios muy severos: que a España dos condes fieros han causado eternos lloros, uno metiendo los moros, otro tocando dineros. 131 Cataluña lastimada, con marciales desafueros se veía desaforada 132 que suele, tal vez, negada a los vasallos la audiencia, la justicia y la clemencia, irritada la lealtad, perder a la majestad el respeto y la obediencia. El de los Vélez se mete 133 por Cataluña animoso,
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v. 79 pechos: «tributo que pagan al rey los que no son hijosdalgo» (Aut.). vv. 79-80 se desahoga en los pechos del ministro superior: se insinúa que el dinero de los impuestos termina beneficiando al conde-duque. En este sentido, pecho era también: «contribución o censo que se paga por obligación a cualquier otro sujeto que no sea el rey» (Aut.). 131 vv. 90-91 Uno metiendo los moros, otro tocando dineros: mientras el conde don Julián entregó las llaves del reino visigodo a los invasores musulmanes, el conde-duque de Olivares produjo la crisis del Imperio por su malversación económica. 132 v. 94 desaforado: «el que obra sin reparo, ley ni fuero, atropellando por todo» (Aut.). 133 v. 101 Vélez: Pedro Fajardo Zúñiga y Requesens, marqués de los Vélez, fue enviado como jefe del ejército punitivo con 35.000 soldados de infantería y 2.000 de caballería y nombrado virrey de Cataluña hasta que fue derrotado en Montjuic. Según el conde-duque, tuvo la habilidad política para 129 130
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cuyo ejército copioso a Barcelona acomete; cuando rendir la promete, se retira, pero crea que su retirada sea en todo tiempo llamada no la bella retirada, 134 la retirada sí, fea. Levantose el de Berganza, 135 con el título real, que su casa en Portugal es la casa de Maganza. 136 El de Monterrey procura y con guerra que apresura, mientras lo dispone y traza, a Portugal amenaza y castiga a Extremadura. 137 La presa de Portugal, 138 que se juzgaba por breve, con tal espacio se mueve que, espirando a inmortal, 139 tanto ejército marcial, tanta gente levantada, a pie y a caballo armada, tanto aparato ¿qué ha sido 140? Gasto, molestia, ruido, y en tan grande jornada... nada. 141 Cuando acometer conviene,
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apaciguar la insurgente escaramuza (Elliott, 1991, p. 568) si bien la derrota le había mostrado otra realidad que él nunca reconoció (Elliott y de la Peña, 1981, tomo II, p. 251). 134 v. 109 bella retirada: alusión chistosa; era frase usada generalmente en forma irónica. Se usa tanto para la retirada de un campo de batalla como para referirse a la conquista de mujer (que, de hecho, metaforizaba en muchas ocasiones el campo de batalla). La expresión se encuentra incluso en varios textos de la época, como en el de Gracián: «recójase al sagrado de un honroso retiro, porque tan gloriosa es una bella retirada como una gallarda acometida» (CORDE). 135 v. 111 Berganza: Juan de Braganza. Se trata de una deformación cómica del nombre. Berganza es uno de los perros del Coloquio cervantino. 136 v. 114 Maganza: el conde Galalón de Maganza, personaje famoso por su traición en la Chanson de Roland. 137 v. 119 Extremadura: durante la campaña de independencia de Portugal, Extremadura sufrió constantes perjuicios. 138 v. 120 presa: «acción de prender, agarrar o tomar alguna cosa» (Aut.). 139 v. 123 espirando: aspirando. Según Covarrubias, aspirar es un derivado de espirar. 140 v. 127 tanto aparato ¿qué ha sido?: evocación de la copla XVI de la poesía moral de Jorque Manrique: “¿Qué se hizo el rey don Joan? / Los infantes d’Aragón / ¿qué se hizieron? / ¿Qué fue de tanto galán, / qué de tanta inuinción / que truxeron?” (1978, p. 151). 141 v. 129 nada: evocación del soneto de Góngora Mientras por competir con tu cabello, v. 14: «en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada».
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Monta-rey la empresa deja 142 y de Portugal se aleja, misterio esta facción tiene. 143 Leganés dicen que viene en lugar de Monta-rey, y con buena o mala ley que se quedan, me parece, el catalán en sus trece 144 y Juan de Berganza rey.
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OTRO 145 —Vuestra Majestad despache 140 a mi hijo don Julián, que hoy es el mayor Guzmán, si ayer lo fue de Alfarache, 146 porque el mundo no tache este hijo aparecido. 145 De San Plácido ha salido, que solo pudo el demonio deshacer un matrimonio y hacer un hijo fingido. 147 —Hijo de puta nací 148 150 y como tal me criaron, no sé si me bautizaron, que me confirmaron sí. 149 Toda la briba aprendí, 150 de buen salto me escapé, 151 155 v. 131 Monta-rey: deformación cómica de Monterrey. v. 133 facción: «Acometimiento de soldados o ejecución de alguna empresa militar para ganar gloria y honra contra los enemigos» (Aut.). 144 v. 138 en sus trece: como estarse en sus trece es «mantenerse o persistir con pertinacia en una cosa que se ha aprehendido u empezado a ejecutar» (Aut.). 145 A partir de esta parte también aparece en ms. 2244 bajo el título Al Conde duque de Olivares que descubrió, o adornó por hijo a Don Julián. 146 v. 143 Alfarache: el famoso pícaro Guzmán de Alfarache es identificado con el hijo del valido. 147 v. 149 A partir de este verso el ms. 2244 sigue así: «Un hombre con padres dos / y con dos madres también, / dos mujeres sin desdén / año de cuarenta y dos, / esto no lo ordenó Dios / sino solo el movimiento / de aquella esfera de viento / que los órdenes trastrueca, / dejando la Europa hueca / de honor, justicia y sustento. / Gran Felipe, rey de España, / un Julián aprobado / por hijo de su pecado / el conde que te acompaña, / mira, señor, que te engaña / y si no le das castigo / a tan cruel enemigo, / puesto tus reinos verán / los ejemplos de Julián / y tú los de don Rodrigo» (fols. 57v-58r.). 148 v. 150 A partir de aquí parece hablar el hijo de Olivares. En otros manuscritos (como el ms. 2244, fols. 58r-58v.) aparece como una décima (hasta «no sé en lo que pararé»). 149 v. 153 me confirmaron sí: en el sacramento de la confirmación se puede cambiar de nombre y el hijo de Olivares, que se llamaba Julián Valcárcel, pasó a nombrarse Enrique Felipe de Guzmán. 150 v. 154 briba: «holgazanería y arte picaresca de los que fingen miseria y hacen arenga de pobres por no trabajar y vivir a su libertad» (Aut.). 151 v. 155 de salto: «súbitamente u de repente» (Aut.). 142 143
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caseme y me descasé, 152 y ahora me vuelto a casar. Críeme en alto lugar, no sé en lo que pararé. Nadie pierde la esperanza, aunque sea un azacán, 153 pues el señor don Julián hoy a Velasco alcanza 154 y, aunque su fortuna estable más le oprima, no se aflige todavía el condestable.
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X Décimas contra el conde-duque y otros ministros. Salieron por marzo de 1643 155 No puedo callar verdades que reviento por decillas, que están perdidas las villas y asoladas las ciudades. Están llenos de maldades los que gobiernan a España y tienen por grande hazaña el que a España así se trate, y de esto el conde es faurate, 156 que es el mayor enemigo y digan que yo lo digo. Un pellejo de un gran buey 157 dicen tiene de doblones, de las sisas y millones. 158 Es el señor, es el rey, no guarda ninguna ley ni menos la ley de Dios.
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152 v. 284 caseme y me descasé: Olivares lo descasó en 1642 para que pudiera casarse con doña Juana de Velasco. 153 v. 161 azacán: «que tiene por oficio andar acarreando agua, lo mismo que aguador», «que anda ocupado en cosas de poco provecho y de mucho trabajo, mal trajeado y vestido» (Aut.). 154 v. 163 Velasco: doña Juana de Velasco. 155 BNE, ms. 4147, fols. 377r-378v. El estribillo remite a la letrilla satírica de Góngora Ya de mi dulce instrumento (1595). 156 v. 9 faurate: «se entiende por el que es principal en la disposición de alguna cosa y más comúnmente por el entremetido y bullicioso que quiere dar a entender lo dispone todo» (faraute, Aut). 157 v. 12 pellejo de un gran buey: si se tiene en cuenta que se usaba el pellejo de los gatos para este menester, se comprende la hipérbole. 158 v. 14 sisa: «pecho [tributo al rey] que se echa sobre las vituallas y provisión de comida» (Cov.).
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Esto quédese inter nos, que el provecho en él se queda y el subir de la moneda, de lo que el mundo es testigo, y digan que yo lo digo. El conde, dicen, esconde lo que llaman donativo 159 y, mientras él fuere vivo, martirizarnos ha el conde. ¿Adónde irá el conde, adónde cuando dé fin su gobierno? Yo digo que irá al infierno, pues es su propio lugar, que el no saber gobernar es digno de tal castigo y digan que yo lo digo. Es muy grande su insolencia, pues es rey por esta vez, y el rey es rey de ajedrez, 160 pues se ve por experiencia. España, tened paciencia, hasta que a uno destos dos se los lleve el Diablo o Dios, que si viven, a mi ver, vos os vendréis a perder como en tiempo de Rodrigo 161 y digan que yo lo digo. La novena maravilla 162 se dice del de Olivares, que descorcha palomares de los grandes de Castilla. En la corte ni en la villa a nadie deja parar, a tres fue cierto matar:
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159 v. 24 donativo: «los donativos fueron una especie de contribución progresiva sobre la riqueza, aunque para salvar las apariencias se le diera un carácter voluntario que en la práctica no lo era» (Domínguez Ortiz, 1960, p. 297). Aunque la idea pudiera funcionar en teoría, en la práctica incitaba y promocionaba abusos y corrupción. 160 v. 36 rey de ajedrez: como sucede en el mismo juego, el rey tiene un limitado margen de acción porque Olivares le ha usurpado el gobierno y la dignidad. 161 v. 43 Rodrigo: el rey visigodo Rodrigo perdió la Península durante la invasión musulmana en el año 711, tras su derrota en la batalla de Guadalete. 162 v. 45 novena maravilla: las siete maravillas del mundo eran la Pirámide de Guiza, los Jardines colgantes de Babilonia, el Templo de Artemisa en Éfeso (Turquía), la Estatua de Zeus en Olimpia, el Mausoleo de Halicarnaso, el Coloso de Rodas y el Faro de Alejandría. A partir de finales del siglo XVI, el Escorial se convirtió en la octava maravilla en España por su tamaño e importancia, por lo que la novena se empleó para referencias retóricas e irónicas como sucede en este caso.
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Carlos, Gonzalo y Fadrique. 163 No hay quien a cosa replique ni hombre que valga un higo 164 y digan que yo lo digo. Infinidad de ladrones tiene aquesta monarquía y todos van a porfía a enllenar bien sus bolsones. 165 Cébanse como lechones en nuestra sangre y hacienda y no quieren que se entienda su mal trato y gran codicia, que con capa de justicia a todo el mundo se abrasa, no dejando en cada casa un solo grano de trigo, y digan que yo lo digo. Una baja de moneda de nuevo nos ha venido, que no es el menor gemido que en el mundo dar se pueda. De la fortuna la rueda 166 va dando al traste con todo, ya España tiene de modo que ya no puede vivir sin esperanzas de abrir al vivir puerta o postigo, y digan que yo lo digo.
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163 v. 52 Fadrique: Fadrique de Toledo Osorio (1580-1634), I marqués de Villanueva de Valdueza y capitán general de la Armada, adquirió fama y poder mediante grandes hazañas militares, hasta que se negó a cumplir la orden de Olivares de recuperar la plaza de Pernambuco de manos holandesas. Como resultado, fue condenado a pagar 10.000 ducados de multa y a diez años de destierro, perdió honores y mercedes, y fue desposeído de sus bienes. Murió en vergüenza. Carlos: el Infante Don Carlos, quinto hijo de Felipe III, pero primero en la línea de sucesión al trono. Se acusaba a Olivares de su muerte inesperada en 1632 (Elliott, 1991, p. 513). Gonzalo: probablemente se trata de Gonzalo Fernández de Córdoba y Cardona, protagonista de uno de los mayores fracasos militares en tiempos de Olivares. Participó en la Guerra de Sucesión de Mantua, una empresa que vació las arcas del gobierno. Culpó al valido de haberlo mandado a una costosa guerra sin darle los fondos necesarios. Murió en 1635 en enemistad con el conde-duque. 164 v. 54 no valer un higo: «Para decir el poco valor de una cosa» (Correas, refrán 16992). Además, quizá se trate de una posible alusión al señor de Higares, Fernando Álvarez de Toledo. 165 v. 59 enllenar: «Lo mismo que Llenar. Es voz antigua y de poco uso.» (Aut.). 166 v. 73 De la fortuna la rueda: «En Alciato (emblema 98) se opone la firmeza de Hermes (que descansa sobre un cubo de piedra) a la inestabilidad de la Fortuna, cuyos pies descansan sobre una bola rodante. Lleva tapados los ojos, y una vela sobre la que sopla el viento variable. […] Ripa, Horozco y Covarrubias, Corrozet, Vaenius, Hadrianus Junius, entre otros ilustran este motivo. Véase Horozco, Libro I, fol. 38r: “lo más ordinario se pintaba con la rueda por la poca firmeza que tiene”; Ripa, I, pp. 440 y ss. (con variedad de representaciones); para el resto de emblematistas véase Henkel-Schöne, Emblemata, cols. 1552, 1797 y ss.» (Arellano, 2000a, p. 14).
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Que matase al rey de Francia indeterminado hombre, 167 ganando fama y renombre con su fuerza y arrogancia; que a España no dé ganancia el español arrogante, en cosa tan importante como es matar un traidor. Llega y no tengas temor, que Dios estará contigo, y digan que yo lo digo.
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XI Diálogo a la caída del conde-duque entre un pasajero y un cortesano 168 Cortesano ¿Viste al conde en Lueches? Di, pasajero, por tu fe. Pasajero Cortesano, sí le vi tan trocado que aun dudé 169 si él osa mirarse así. 5 Cortesano A ser deidad corresponde rey que bien se desengaña. Pasajero El mundo a una voz responde que está el ascenso de España en el descenso del conde. 10 Cortesano Más que Ulises fue sutil. 170 Pasajero Sí, más la clemencia real. Con haber tormentos mil, el hombre más criminal pagó con muerte civil. 171 15 vv. 80-81 Que matase al rey de Francia indeterminado hombre: alusión al regicidio de Enrique IV a manos de François Ravaillac el 14 de mayo de 1610. Enrique IV abogó por la paz y la tolerancia aceptando la presencia de otras ramas religiosas (en particular la concesión del edicto de Nantes para la tolerancia religiosa en 1598). Al asesino se llama indeterminado porque se trató de un cualquiera, sin renombre particular; sin embargo, ganó fama por dicha acción. En cambio, en España nadie quiere ganar semejante fama por matar al traidor Olivares 168 BNF Richelieu, Espagnol 449, fols. 138v-139r. También en BNE, ms. 3661, fols. 165v-166r. Son dos textos con pequeñas variaciones. 169 v. 4 trocado: cambiado. Olivares ha pasado de la mayor posición de poder (después del rey) a la vida retirada y particular, por lo que no se atreve a mirarse a sí mismo (v. 5). 170 v. 11 Ulises: la sagacidad y sutileza de Ulises son proverbiales pero también su habilidad para engañar. Comp. Lope de Vega, El perro del hortelano, p. 114, vv. 1701-1704: «Pero ¿es mucho que me engañen, / aquellos ojos a mí, / si pudieran ser bastantes, / a hacer engaños a Ulises?». 171 v. 15 muerte civil: «En el derecho antiguo, extinción de toda capacidad jurídica de un reo aun cuando se conservase en vida» (DRAE). Con el destierro, Olivares se encuentra en esta condición. 167
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Cortesano ¿No era valido fiel que nuestro español laurel dilató más que los godos 172? Pasajero Sí, tan valido que todos damos balidos por él. 173 20 Cortesano Luego ¿con el hispano estado hay mejor a toda ley? Pasajero Sí, que andaba muy trocado, 174 el privado más que el rey, sí, el rey de lo más privado. 175 25 Cortesano ¿Qué el condestable responde 176 en tragedia tan notable? Pasajero Ni él sabe do está ni dónde, que se esconde el condestable 177 de que no fue estable el conde. 178 30 Cortesano ¿De don Julián qué dirán en desdicha tan estraña? Pasajero Que fuera, juzgando están, a mandar su padre España peor que el otro Julián. 35 Cortesano No habrá pena que no cuadre a su afligida memoria. Pasajero Pues por vida de su madre 179 se cante sobre esta historia una jácara a su padre. 180 40 Cortesano Triste, ya que no postrada, pondrá en el Retiro. 172 vv. 17-18 nuestro español laurel dilató más que los godos: aquí se alude irónicamente a las pérdidas territoriales durante la privanza de Olivares, semejantes a las pérdidas durante los reyes visigodos. 173 v. 20 balidos: antanaclasis de “valido” (v. 19). Olivares convirtió a los españoles en borregos que balaban a sus órdenes. 174 v. 23 En el ms. 3661, fol. 166r. aparece el verso alterado: «Si, quedaba muy trocado». 175 v. 25 rey de lo más privado: Olivares, retirado de la esfera pública, se convierte irónicamente en el rey de la esfera privada. 176 v. 26 condestable: nuevamente se refiere al matrimonio del hijo de Olivares. Se alude al padre de doña Juana de Velasco. 177 v. 29 esconde: en varios poemas aparece este juego de palabras: «el conde», «es conde». Comp. Quevedo, El chitón de las tarabillas, p. 64: «y esconde la mano, y es conde, y marqués, y duque, y tú». 178 v. 30 estable el conde: calambur con «condestable». 179 v. 38 su madre: solo existen sugerencias en cuanto a los padres biológicos de don Julián. El padre, según afirmación del mismo, era el conde-duque. En cuanto a la madre, un manuscrito titulado Vida y cartas del Conde Duque de Olivares cuenta la historia de una mujer amancebada con Francisco de Valcárcel, alcalde de casa y corte (BL, Add MS 10254, fols. 130r-130v). Justi afirma que se llamaba Isabel de Anversa y era una conocida belleza (1999, p. 437). 180 v. 40 jácara: género poético y teatral, apreciado entre fines del siglo XV y finales del XVII, que tiene por protagonistas a rufianes y prostitutas.
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Pasajero
Miro 181 si hacerle fue cosa errada. Por lo menos dio el Retiro presagio a la retirada. Cortesano Que fue gallinero es llano, 182 si hoy palacio se imagina. Pasajero Por eso, a un conde tirano le tratan como a gallina, pues le recogen temprano. 183 Cortesano En esta fábrica él 184 sangre de pobres vertía. Pasajero Por eso, inocente y fiel, contra su crueldad impía clama la sangre de Abel. 185 Cortesano Los leones, que blandones 186 otro tiempo estaban hechos, derivan sus presunciones. Pasajero Con los leones desechos, se harán soldados leones. Cortesano Grande se ha de seguir 187 deber al rey gobernar. Pasajero Ese es el común sentir, porque perfecto reinar se deriva del regir. Cortesano Sus hechuras, di, ¿qué harán 188 viendo que su sol se esconde 189?
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181 v. 43 mirar: «considerar, advertir y premeditar con mucho estudio y cuidado alguna cosa» (Aut.). Enmiendo. En las dos versiones aparece «pondrá en el Retiro miro». 182 v. 47 gallinero: alude a la colección de aves exóticas enjauladas en el jardín del palacio del Buen Retiro. Con este nombre se refieren al edificio entero en las sátiras y panfletos de Madrid. 183 v. 51 le recogen temprano: se juega con la expresión acostarse con las gallinas: «se dice del que se acuesta o gusta de recogerse mui temprano» (Aut.) para referirse a la retirada del conde-duque. 184 v. 52 fábrica: «cualquier edificio suntuoso» (Aut.). Aquí se refiere al Retiro. 185 v. 56 Abel: así se identifica al valido con Caín, el primer asesino de la historia, según el relato del Génesis. 186 v. 57 blandones: doce leones de plata fueron encargados por Villanueva, el protonotario de Aragón, el 20 de noviembre de 1634 como adorno para el Salón de Reinos. Tenían una antorcha (candelario) en su zarpa derecha y un escudo con el arma de Aragón por la izquierda. Fueron fundidos y convertidos en reales de plata en 1643 por orden de Felipe IV para poder pagar los gastos de las guerras (Elliott y Brown, 1988, pp. 113-114). En el poema existe una doble crítica hacia Olivares por el excesivo gasto y por su enriquecimiento con el mismo. 187 v. 62 En ms. 3661, fol. 166r.: «Gran bien se ha de conseguir». 188 v. 67 hechuras: los protegidos del conde-duque. 189 v. 68 sol: el conde-duque.
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Pasajero Su ramalazo tendrán, 190 70 que pecaron en el conde como todos en Adán. 191 Cortesano Bien, ¿pero no me dirás si la muleta se arrima 192? Pasajero No la dejará jamás, 75 porque la precia y la estima en lo que perdió y aún más. Cortesano Si es por achaque o por vicio, el llevarle es bien repare. Pasajero Dice ya un mordaz indicio, que hay en ella familiares, 193 80 pero no del Santo Oficio. Cortesano Ya su aleve proceder hoy la verdad le atropella... Pasajero Vil muleta viene a ser, pues, afirmándose en ella, 85 en fin le dejó caer. Cortesano Murió su orgullo y grandeza a manos de la razón. Pasajero No fue poca sutileza, dando alusión su ambición 194 90 el no caer de cabeza. Cortesano ¡Oh, qué de causas le harán, a pesar de la mentira! Pasajero Por ver si es tramoya están 195 los discretos a la mira, 196 95 pero a su tiempo hablarán.
190 v. 69 ramalazo: «golpe que se da con el ramal», «señal que hace el golpe dado con el ramal» (Aut.). 191 v. 71 Adán: alusión al pecado original. Al igual que el pecado de Adán afectó a toda su descendencia, no solo Olivares sufrirá el castigo por sus errores, sino también todos sus protegidos. 192 v. 73 muleta: en los poemas y sátiras se repiten referencias a la muleta de Olivares, vinculadas tanto con su cojera (la que proyecta a la monarquía) como con su caída. Se la relaciona también con el uso de la magia. En La cueva de Meliso, el nigromante le entrega la muleta hechizada (p. 116). 193 v. 80 familiar: «demonio que tiene trato con alguna persona y la comunica, acompaña y sirve de ordinario, el cual suelen tener en algún anillo u otra alhaja doméstica» (Aut.). Comp. Quevedo, Historia de la vida del Buscón, p. 197: «decían entrambos que eran demonios y que yo tenía familiar». 194 v. 90 Este verso no aparece en el ms. 3661. 195 v. 94 tramoya: la nueva maquinaria para efectuar efectos especiales en el escenario. También «enredo hecho con ardid y maña, o apariencia de bondad» (Aut.). Aparece también en otro texto satírico contra Olivares que Astrana Marín tiende a atribuir a Quevedo: «Y para que sucesión / tenga aquesta ganapán, / con hija del condestable / le hicieron amancebar. / Comedia con sus tramoyas, / es la que pasando está, / pues hay divorcio y hoy bodas, / Infante perdido hay» (Marañón, 1952, p. 417). 196 vv. 94-95 estar a la mira: «Observar con particular cuidado y atención los pasos y lances de algún negociado o dependencia, para ejecutar las diligencias conducentes a su logro o impedir que suceda alguna cosa» (Aut.).
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Cortesano No juzgo posible yo que se vuelva a ver en pie. Pasajero Quieran los cielos que no, mas, aunque Ulises se fue, 100 Circe en palacio quedó. 197 Cortesano Ya de su ambicioso empleo cesó la antigua cizaña. 198 Pasajero Logró al mando su deseo 199 Y esto, porque es bien de España, 105 lo estoy viendo y no lo creo.
XII Versos contra el conde-duque y otros ministros 200 El nombre dice de Loeches lo eches. El gusto dice reino godo 201 de todo. Lo que pide no os estorbe el orbe. Aire hidrópico que sorbe 202 vidas, haciendas y honor, tu pueblo ruega, señor, los eches de todo el orbe.
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197 vv. 100-101 aunque Ulises se fue, Circe en palacio quedó: según la Odisea de Homero, Ulises desembarcó en la isla de Eea, gobernada por Circe. La hechicera (imagen del poder manipulador del Demonio), tras invitar a su tripulación a un banquete, la transformó en cerdos. Al principio Ulises se sometió a la voluntad de Circe; después, consiguió escapar de su hechizo gracias a su astucia y la ayuda de Hermes. Circe: alude a la condesa de Olivares, Inés de Zúñiga, que permaneció en la corte tras la retirada de su marido a Loeches. Era la camarera mayor de la reina y tenía capacidad para limitar su influencia. 198 v. 103 cizaña: imagen recurrente para denunciar a los ministros corruptos. A veces se contrasta con el laurel: «Rayos que preste la virtud secreta / del cielo a nuestra saña vengativa, / cuando por nudos tan estrechos pasen, / respeten el laurel, la yedra abrasen» (Ulloa y Pereira, La Raquel, vv. 309-312, p. 121). Curiosamente, el último verso se repite en otro soneto de Ulloa y Pereira titulado Metáfora de una yedra que ceñía un laurel a los dos privados de España y Francia (Sonetos, IX). 199 v. 104 Este verso no aparece en el ms. 3661. 200 BNE, ms. 10.936, fols. 198v-201v. Estructura de ovillejo, nótese que los versos quebrados se pueden leer seguidos (como se presentan en el ms.), para componer —con leves variantes— el mensaje que se repite al final de cada estrofa: «lo eches de todo el orbe», «¡ay de ti, rey infelice!», etc. 201 v. 3 godo: noble. Covarrubias explica: «se apoderaron de innumerables provincias, y particularmente de nuestra España, adonde reinaron mucho tiempo, hasta el desdichado rey don Rodrigo; y de las reliquias dellos que se recogieron en las montañas, volvió a retoñar la nobleza, que hasta hoy día dura, y en tanta estima que para encarecer la presunción de algún vano, le preguntamos si deciende de la casta de los godos». Es verso hipermétrico (eneasílabo). 202 v. 7 hidrópico: en el Siglo de Oro es tópica la metáfora de la hidropesía para referirse a la codicia y la avaricia.
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Si pasa lo que hasta aquí, ¡ay de ti!, mas será tu nombre grey, 203 rey, si al conde se contradice no infelice. Todo el reino te bendice, rey, porque le has desterrado, mas si vuelve a ser privado, ¡ay de ti, rey infelice! Monterrey con Leganés, ¿no ves?, y Cerda de otra facción, ¿qué son?, y el protonotario aguarda, ¿de la carda?, Joseph González, ¿qué aguarda? Cuando de estos y otros fías, no sé, rey, en qué confías. ¿No ves que son de la carda? 204 Si tú no nos haces bien, ¿quién cobra de aquestos lagartos 205 los cuartos que el conde porque gustó nos quitó? Receloso he estado yo viéndote rey cuarto harto 206 que no nos quite este cuarto 207 quien los cuartos nos quitó. 208 Como gobernase yo habría pro. 209 Nunca de pedirte aqueso ceso.
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203 v. 13 grey: «república, según aquel dicho antiguo: “Por tu ley, y por tu rey y por tu grey, morirás”; obligándonos en caso de necesidad a morir por Dios y por el rey y por la república, cuando y como convenga» (Cov.). Todo el pasaje: ‘si mantienes a Olivares, ay de ti!, rey, pero si lo destierras, tu nombre será feliz para tu pueblo’. 204 v. 30 de la carda: «los que son de una cuadrilla de valentones, rufianes o que tienen otro modo de vida malo y vicioso» (Aut.). 205 v. 33 lagartos: «Metaphoricamente vale taimado, pícaro y reservado.» (Aut.). 206 v. 38 rey cuarto: Felipe IV. 207 v. 39 cuarto: parte de la casa. Es decir, quien les quitó su dinero (quitar los cuartos), les quité su casa. 208 Juego de dilogía con la palabra cuarto. Rey cuarto es Felipe IV; cuarto como parte de la casa; y cuartos como la moneda de vellón. 209 v. 42 pro: provecho, ventaja, beneficio.
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Para un mundo eres Adlante 210 bastante. Tu justicia es importante. Si oyes sus delitos, digo que para cualquier castigo habrá proceso bastante. Grande es el grande rufián don Julián, que es, porque el conde lo dijo, su hijo, pero no admite disputa de puta. ¿Esto en Madrid se ejecuta? ¿Qué case, cosa notable, con hija del condestable, don Julián, hijo de puta? ¿Quién el bien de España esconde? El conde. ¿Qué ha hecho tanta jornada? Nada. ¿Qué no se atienda a esta calma? Su alma. No tiene España la palma 211 por este Atila molesto. 212 ¿Qué tiene el conde? ¿Qué es esto? El conde nada su alma. 213 En toda la tierra encierra la guerra. 214 ¿A quién no ocasiona luto el tributo? 215 Y es que falta el desengaño, el daño. A luz salga tanto engaño, tanta traición y motín, y con su fin tenga fin
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v. 65 Adlante: atlante. v. 67 palma: «Se toma tambien por la insígnia del triumpho y la victoria» (Aut.). 212 v. 68 Atila: «rey de los hunos, medos, godos y dacos. Según él se intitulaba espanto y miedo del mundo, azote de Dios. Fue cruelísimo y juntamente viciosísimo, y habiendo tomado por mujer a una hija del rey de los bactrianos, la primera noche que se juntó con ella estando durmiendo le sobrevino tan gran flujo de sangre por la boca que le ahogó sin poder ser remediado. Permisión de Dios que ahogase con sangre y diese muerte al que tan sediento estuvo de ella en su vida» (Cov.). 213 v. 70 conde-nada: juego de palabras, es el conde de nada y su alma está condenada. 214 v. 72 guerra: otra alusión a la política bélica de Olivares. 215 vv. 73-74 A quién no ocasiona luto el tributo: Los que no participan en las guerras, muchas de ellas con graves pérdidas humanas, tenían que pagar duros impuestos para sostenerlas, que también les causaban dolor y tristeza. 210
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la guerra, el tributo, el daño. No están las grandezas salvas, Albas. 216 Pudo a Enrique desterrallo, hallo. 217 Fue con el de Osuna fiel, más cruel. 218 ¿Y don Fadrique? ¿Qué es de él? Matáronle. No me espanto. ¿Tanto pudo subir? Tanto Alvas-halló más cruel. 219 Cuando a todos nos trabaja 220 la baja, 221 no hay costa que no moleste 222 este, aunque es de mejor nación Nerón. 223 Caiga, caiga la ambición de quien la corona ultraja, y remedie tanta baja la baja de este Nerón. 224 Oprimidos de mil modos,
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216 v. 82 Albas: Antonio Álvarez de Toledo y Beaumont, V duque de Alba. Cuando don Fadrique de Toledo Osorio fue alejado de la corte por desobedecer a Olivares en julio de 1634, fueron tras él otros miembros de su familia, encabezada por el duque de Alba. Véase Elliott, 1991, p. 470. 217 v. 83 Enrique: alude a Juan Alfonso Enríquez de Cabrera (1594-1647), V duque de Medina de Rioseco (Valladolid), IX almirante de Castilla, capitán general, virrey de Sicilia y Nápoles. Su gran enemistad con Olivares empezó en 1626 cuando este lo desterró de la Corte hasta 1629 y acabó cuando lo nombró virrey de Sicilia para alejarlo de Felipe IV, ya que temía que el rey se dejase influencia por él, lo que implicaría la pérdida del valimiento (Enrique García Hernán, «Enríquez de Cabrera, Juan Alfonso», en Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico electrónico, en red, www.rah.es, consultado en 13.07.2018). 218 v. 85 Osuna: Pedro Téllez-Girón y Velasco, III duque de Osuna, sirvió a España fielmente en las guerras. Cuando Olivares subió al poder, lo declaró partidario del duque de Uceda (sustituto del duque de Lerma como valido de Felipe III) y mandó a la cárcel, donde poco tiempo después murió. 219 En el ms. «Aluas-allo», que se advierte mejor el juego alusivo al duque de Alba con la composición vasallo y el verbo hallar. 220 v. 91 trabaja: «Metaphoricamente vale molestar, inquietar, ò perturbar. Lat. Vexare. Affligere. SAAV. Empr. 84. La Ciudad de Numancia trabajó catorce años al Imperio Romano.» (Aut.). 221 v. 92 baja: la bajada del vellón, metonimia de la crisis económica. 222 v. 93 costa: «El gasto o expensas que se hacen en algúna cosa.» (Aut.). Aquí se alude a los impuestos. 223 v. 20 Nerón: emperador romano en el año 68 d. C. Después de algunos años de buena administración, empezó un gobierno caracterizado por el libertinaje y crueles desmanes. Fue acusado por el pueblo del incendio que destruyó la ciudad de Roma. Al haber nacido Olivares en Roma, la comparación con Nerón se volvió común entre sus enemigos. En Discurso de las privanzas, Quevedo menciona la relación de Nerón con Séneca (cap. X, p. 248), quien perdió el favor de Nerón (Tácito en Annales XIV, 52-56). 224 v. 100 En el ms. «la uaxa este Neron» falta la preposición. baja: Aquí “baja” en su sentido de apartar a alguien. Alude al destierro de Olivares.
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todos los que estos daños ignoran lloran. Muda para hacerle eterno el gobierno. A nuestras lágrimas tierno, cuarto planeta prudente, 225 ataja, ataja el corriente. 226 Todos lloran el gobierno. Si el Retiro se retira, tira. Crédito a que es muy profundo, no del mundo. Más contrario que el francés es. Los ojos, Felipe, pues, abre, que tantos pesares nacen de que el de Olivares tira-no del mundo es.
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XIII Décimas contra el conde-duque y el Diablo que dicen traer la muleta, las que salieron por febrero de 1643 227 Ahora que el mundo gime, y que la carne padece, 228 porque el mundo se entristece y su espada Dios esgrime, 229 ¿cómo Quevedo no imprime 230 5 a unas verdades un sueño, 231 si lo permite su dueño 225 v. 108 cuarto planeta: en el sistema de Tolomeo, el cuarto planeta es el sol, imagen del rey, de ahí que se aplique al cuarto Felipe. 226 v. 109 corriente: «Metaphoricamente se llama el curso, despacho y expedición de las dependéncias y negócios.» y también «translación el progresso y continuado curso de algúna cosa, con repetidos y demasiados actos, que llevan tras sí y ocasionan perjudiciales conseqüéncias.» (Aut.). 227 BNE ms. 10.936, fols. 180r-184v. Estas décimas satíricas también aparecen en BNE ms. 4147 fols. 369r-372r. y ms. 2244, fols. 49r-52r. 228 v. 2 la carne padece: se alude al carnaval, «porque nos despedimos della, como si le dijésemos: “Carne, vale”» (Cov.). Toda la carne (los hombres) sufre como consecuencia de la guerra. 229 v. 4 su espada Dios esgrime: Referencia al ángel exterminador de la Pascua en el Éxodo. 230 v. 5 no imprime: Quevedo estuvo preso en la cárcel en San Marcos de León entre diciembre de 1639 y junio de 1643 por orden del conde-duque. 231 v. 6 a unas verdades un sueño: alusión a Sueños y discursos de Quevedo, obra satírica publicada en 1627. En su prólogo, el mismo Quevedo la califica como «desnudas verdades» y el título menciona-
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y los demás de la seta 232? Dígalo el diablo de la muleta. Un hombre que cayó ayer ejemplo nos puede dar de que es poder levantar aun no poderse tener. A Amán, vencido de Ester, 233 pondrá insignia Mardoqueo, y cual toro hará paseo 234 que remate en guindaleta. 235 Dígalo el diablo de la muleta. La campana de Velilla 236 no tuvo esta vez razón, pues toca sin ton ni son. ¡Ay, trágica maravilla, como el rey quede en la villa y el privado se haya ido, sin ir a la clin ha sido o a la cola de un cometa, 237 dígalo el diablo de la muleta! Aunque despacio lo miro, no sé cuya culpa es, que por tirar al francés han hecho en el conde el tiro, 238 que desde tan buen retiro
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do en la aprobación es Sueños de verdades descubridoras de abusos, engaños y vicios en todos los géneros de estados y oficios del mundo. 232 v. 8 seta: normalmente se aplica a la secta de Mahoma; aquí alude a la camarilla de Olivares. 233 v. 14 Amán: privado del rey Asuero (nombre que recibe en el Libro de Ester) de Persia. Como odiaba a Mardoqueo, pariente de la reina Ester, maquinó su ruina, pero fue descubierto y castigado. En el ms. aparece «de efren», pero no rima ni le veo el sentido. Se trata de un error que corrijo con «Ester», pues hace buen sentido y rima. 234 v. 16 cual toro hará paseo: Asuero ordenó a Amán que honrase a Mardoqueo y lo pasease por la ciudad con lujosos vestidos y otros adornos, para agradecerle su lealtad al haber descubierto una conspiración. Aquí se invierte la escena y sale Amán (Olivares) a un paseo vergonzoso, como si fuera un toro para que todos se burlen y le piquen. 235 v. 17 guindaleta: cuerda, soga, con la que se amarra y pasea al toro. 236 v. 19 campana de Velilla: «Según extendida superstición de la época se creía que la campana de Velilla (Aragón) tocaba sola cuando iba a morir, o había muerto una persona de la familia real» (Arellano, 2003, p. 492). Quevedo se burla igualmente de esta superstición en el soneto titulado Burla de las amenazas cuando se toca la campana de velilla. 237 vv. 25-26 ir…cometa: alude a los cometas crinitos «si por todas partes está rodeado de resplandor se llama Crinito» (Aut.). Será maravilloso que se marche Olivares, sin ir asido a la crin de la cola de un caballo o de un cometa. 238 vv. 30-31 que…el tiro: por sacar al francés del conflicto de Cataluña. En 1643 las tropas francesas ocupan el Rosellón, Monzón y Lérida. Hay una clara alusión a cómo afectó dicha ocupación al conde-duque; hacer tiro: «Se toma también por chasco, ò burla, con que se le engaña à alguno maliciosamente.» (Aut.).
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pasa tan mal retirado; 239 si esto es haberle tirado 240 por la Hermandad la saeta, dígalo el diablo de la muleta. Si de este Imperio supremo el mar tan señor regía, que cuando él vela ponía el reino tomaba el remo, 241 ¿cuál de la fortuna extremo, cuál de los vientos furioso mató farol tan lustroso, 242 torció tan grave veleta? Dígalo el diablo de la muleta. Cuando millones a cientos que para guerras dio España, entre los de la maraña 243 él hizo el cuento de cuentos, 244 ¿habrá quien suma de cuentos saque a luz por confundillo, 245 o por el hilo el ovillo 246 de un laberinto de Creta 247? Dígalo el diablo de la muleta.
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239 vv. 32-33 desde tan buen retiro pasa tan mal retirado: Olivares pasa del palacio del Buen Retiro a estar retirado de la corte. 240 vv. 34-35 esto es haberle tirado por la Hermandad la saeta: el valido fue desterrado por el rey, es decir, fue tirado con la misma rapidez con la que la Santa Hermandad ajusticiaba a los delincuentes con saetas (por ejemplo, en el famoso lugar de Peralvillo). Hermandad: la Santa Hermandad fue establecida en 1476 por los Reyes Católicos y por los Consejos con la meta principal de perseguir criminales. Se trata del antepasado de la Guardia Civil. 241 v. 40 tomaba el remo: tenía a todos como galeotes o esclavos. 242 v. 43 farol: el farol de navío es «la lumbre que va metida en la linterna grande, con que se hace guía para que las otras naos la sigan» (Aut.). 243 v. 48 maraña: trampa, maquinación. Los de la maraña son los cómplices de Olivares. 244 v. 48 cuento de cuentos: cuento es el «número que se produce por la multiplicación de cien mil por diez», por lo que cuento de cuentos es un «número que se produce por la multiplicación de un cuento por otro», pero también «una relación o noticia en que se mezclan otras varias que hacen perder el hilo de la principal y se suele aplicar también a algunos negocios muy difíciles de poner en planta por lo enredados que están» (Aut.). Así se alude a los millones que Olivares habría robado, así como al confuso engaño que encubre tal robo. Cuento de cuentos es también el título de un opúsculo quevediano. 245 v. 51 confundillo: avergonzar. Es decir, que alguien saque la cuenta total de lo robado para avergonzar a Olivares. 246 v. 52 por el hilo el ovillo: alude al refrán por el hilo se saca el ovillo: «por los antecedentes se viene en conocimiento de las cosas, y por los principios se apuran y rastrean los fines» (Aut.). Aquí se lo vincula con la historia del laberinto de Creta para indicar que quien consiguiese revelar las cantidades de dinero robadas hubiese podido también encontrar la salida de dicho laberinto. 247 v. 53 laberinto de Creta: laberinto construido por Dédalo, por orden del rey Minos, para encerrar ahí al Minotauro, monstruo al que se aplacaba con periódicos sacrificios humanos. Cuando Teseo se internó en el laberinto para matarlo, Ariadna le dio un ovillo. El héroe lo fue desenrollando para más tarde encontrar con él el camino de salida.
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Si manos tuviera y trazas 55 quien tanta mano ha tenido, 248 no hubiera el francés venido a tentarnos las corazas. 249 Juzgue Pilatos las bazas 250 de los más que se han lavado, 60 mas de qué pie ha cojeado 251 a Quevedo se cometa, 252 dígalo el diablo de la muleta. ¿Cuántas veces vemos que por mirar muy adelante 65 se esconde, estando delante, la piedra que ofende al pie 253? Empero, pues yo no sé, si infiel Seyano cayó 254 70 porque adelante miró coronista o estafeta, dígalo el diablo de la muleta. Era su gracia sin par 255 tal que a su rey hechizaba 256 y la voluntad robaba, 257 75 que lo demás no es robar. Mas, si por mayo Gaspar 248 vv. 55-56 Si manos tuviera y trazas quien tanta mano ha tenido: tener buenas manos es «Tener habilidad y destreza en algún ejercicio o arte», mientras que tener mano se aplica a quien «tiene manejo y poder en alguna dependencia y que puede ejecutar lo que quisiere» (Aut.). Es decir, si el poderoso Olivares hubiera sido valiente, los franceses no hubiesen invadido Cataluña. 249 v. 58 tentarnos las corazas: «Dícese por tentar a uno el ánimo y fuerzas para batallar, y probarle para cuánto es.» (Correas, 22189). 250 v. 59 juzgue: enmiendo «juegue». Parece que el copista lo relacionó con las bazas del juego de naipes, pero Pilatos es ejemplo de malos jueces, por lo que debería juzgar las malas jugadas de los que, como él mismo en el juicio de Cristo, se lavaron las manos. 251 v. 61 de qué pie ha cojeado: ya en Toro, retirado y avanzado de edad, el conde-duque sufrió de obesidad y de la gota por lo cual también, se unía a Quevedo con la cojera. También saber de qué pie cojea es conocer «la falta, mala inclinación, vicio o intención que alguno tiene y con qué obra» (Aut.). 252 v. 62 cometer: «Dar uno sus veces a otro, poner a su cargo y cuidado la ejecución de alguna cosa» (Aut.). Al igual que a Pilatos, a Quevedo debería encargársele averiguar de qué pie el conde-duque ha cojeado por ser el mismo Quevedo cojo. 253 v. 67 ofende: «Hacer daño a otro physicamente, hiriéndole o maltratándole.» (Aut.). 254 v. 69 Seyano: Lucio Elio Sejano fue el equivalente a un valido para el emperador Tiberio. Murió ejecutado en el año 31 tras sospechas de conspiración contra el emperador. De modo similar a la relación entre Felipe IV y Olivares, Tiberio delegó su poder de facto a Sejano, quien aplastó la oposición y consolidó su posición durante diecisiete años. 255 v. 73 gracia: encanto, en su sentido de encantamiento. Se sugiere que Olivares es un brujo que tiene bajo su control al rey. 256 v. 74 hechizar: «Hacer a alguno muy grave daño, ya en la salud, ya trastornándole el juicio vehementemente, interviniendo pacto con el demonio, ya sea implícito, ya explícito» (Aut.). 257 v. 75 robar: «atraer, con eficacia y como violentamente, el afecto o ánimo» (Aut.). Olivares se ha apoderado de la voluntad del rey, pero también roba literalmente las riquezas del reino.
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rey pretendió ser también, 258 sin saber más de Belem, 259 que yo sé de la Goleta, 260 80 dígalo el diablo de la muleta. Si hechizaba por tablilla, 261 dígalo Andrés de León, 262 hable el buen Juan Fervellón 263 o en el potro Leonorilla, 264 85 pero si será pastilla, 265 porque huele al Alcorán, familiares lo dirán 266 y la infernal cazoleta. Dígalo el diablo de la muleta. 90 Si con el diablo hizo pacto en San Plácido, sé que
v. 77-78 si por mayo Gaspar rey pretendió ser también: Gaspar, al igual que el conde-duque, se llamaba uno de los Reyes Magos. Pero la Navidad tiene lugar en diciembre, no en mayo, por lo que Olivares, al querer ser rey mago (o brujo más bien) en mayo, muestra no saber nada de Belén, es decir, no saber nada de Cristo. 259 v. 79 Belem: además del lugar de nacimiento de Cristo, se refiere a la independencia de Portugal. El Monasterio de los Jerónimos de Santa María de Belem en Lisboa era el símbolo del auge portugués antes del control de la corona española en 1580; allí estaban enterrados los grandes navegantes, así como los reyes portugueses hasta la dominación española. 260 v. 80 Goleta: «Una isla, no lejos de Túnez, dicha Galate» (Cov.). Fue famosa por la Jornada de Túnez de 1535, llevada a cabo por Carlos V contra el pirata otomano Barbarroja. 261 v. 82 tablilla: la tablilla de maldición era un medio frecuente para maldecir en la Antigüedad. Se solicitaba a los dioses que dañasen a otros, frecuentemente como venganza. 262 v. 83 Andrés de León: se trataría del médico de la reina, a quien en Delitos y hechicerías se le acusaba de ser un hechicero al servicio del privado: «Metió por médico de la cámara de la reina D. Isabel de Borbón a un hechicero llamado Andrés de León, clérigo menor, que primero fue fraile mercenario, que había estado dos veces preso en la Inquisición» (BNE, ms. 11.052, fol. 102v.). 263 v. 84 Juan Fervellón: Juan Cerbellón. En el BNE, ms. 23.001, fol. 231r. aparecen los siguientes versos: «dígalo Andrés de León / o don Miguel Cervellón / o en el potro Leonorilla», lo que me lleva a pensar que se trata de Miguel Cervellón, sobre el cual dice el autor de Delitos y hechicerías: «Quiso hacer amistad con Dn. Miguel Cervellón, el cual era público tenía pacto con el demonio, y quiso le enseñase todo lo que en esto había, y Dn. Miguel no quiso, por lo cual le hizo prender y maltratar y al fin se le huyó de la cárcel» (BNE, ms. 11.052, fols. 103r-103v.). 264 v. 85 Leonorilla: supuesta bruja del monasterio de San Plácido. Según Delitos y hechicerías, la «prendió Don Miguel Cárdenas, alcalde de Corte el año de 1625 en Madrid y la dio tormento en que confesó algunos hechizos contra el Rey, y por orden de Dn. Gaspar hechizó unos listones de los zapatos y un lienzo de narices, por lo qual se la quitó Dn. Gaspar y sacó de la cárcel, y la embió a Segovia al Corregidor con orden que la favoreciese» (BNE, ms. 11.052, fols. 101v-102r.). También recuerda a la hermana del valido, Leonor María de Guzmán, esposa de Manuel de Acevedo, VI conde de Monterrey. Nótese el valor despectivo del diminutivo. Hablar en el potro es hablar sometido a dicha tortura (véase Egido López, 1990, p. 355). 265 v. 86 pastilla: se quemaban pastillas de olor para perfumar el ambiente. Aquí se alude metafóricamente al castigo de la hoguera que debería aplicarse a un renegado, de lo que a continuación se acusa al conde-duque (v. 87). Una copia del Corán se encontraba en su biblioteca. 266 vv. 88-89 familiares lo dirán y la infernal cazoleta: los familiares de la Inquisición y las calderas del infierno determinarán si hay que quemar a Olivares por renegado. 258
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también con la carne fue. 267 Dígalo tanto contacto, 95 tanto diabólico acto para auto de Inquisición, hable incenseado el cabrón, 268 mal preñada la vejeta. 269 Dígalo el diablo de la muleta. Desde el Consejo de Guerra 100 de Absalón, Aquitofel 270 se va ajustando el cordel, porque la guerra se yerra. Consigo y con todo en tierra dio nuestro Judas y cuando 271 105 lleva la soga arrastrando, 272 absuélvale algún poeta. Dígalo el diablo de la muleta. Ya la fortuna ha jugado y ha sido la sal-azar, 273 110 mal juzgo podrá ganar. Quinientas faltas ha dado, 274 pelota ha sido el hinchado, mas siendo el juego en la plaza, si el privado será chaza 275 115 267 v. 93 también con la carne: en la más conocida versión sobre el episodio de San Plácido, Olivares tenía relaciones sexuales con las monjas en dicho convento. 268 v. 97 incenseado el cabrón: incenseado se relaciona con el auto de fe; cabrón es el demonio en forma de macho cabrío que se aparecía en los aquelarres o juntas de brujas. 269 v. 98 preñada la vejeta: como Olivares no conseguía un heredero legítimo, se decía que copulaba con su mujer en el convento de San Plácido. 270 v. 101 Absalón: hijo del rey David. Ordenó el asesinato de su hermano Amnón, en venganza por la violación de su hermana Tamar. Tras volver del exilio, se proclamó rey, pero fue derrotado. En la huida su larga cabellera se enredó en los árboles, lo que permitió que sus perseguidores le alcanzaran y ejecutaran. Aquitofel: Ajitófel, consejero del rey David. Cuando Absalón se rebeló, traicionó a David y apoyó a su hijo. Se ahorcó cuando este no siguió su consejo de perseguir a su padre, pues se dio cuenta que perderían la guerra. Se alude a estos personajes para referirse a las malas decisiones tomadas en la guerra por el conde-duque. 271 vv. 104-105 Consigo y con todo en tierra dio nuestro Judas: con dar con alguna persona en tierra se da a entender que «al que fía de la debilidad de sus prendas y cortedad de sus talentos muchas dependencias de suma importancia y gravedad, su misma magnitud le viene a derribar precipitadamente» (Aut.). Ajitófel y Judas se suicidaron y ambos son ejemplos de traidores. Aquí se identifica al segundo con Olivares, a quien se no solo se le acusa de traidor, sino también de incompetente. Tal incompetencia no solo ha provocado su caída, sino la de todo el reino. 272 v. 106 llevar o traer la soga arrastrando: «Se dice del que ha cometido alguno o algunos delitos graves, y anda fugitivo huyendo del castigo y de la justicia» (Aut.). 273 v. 110 sal azar: calambur que alude al padre Hernando de Salazar, quien participaba en múltiples asuntos de gobierno como parte de las juntas organizadas por el valido (véase Negredo del Cerro, 2002, pp. 173 y adelante). En el juego de naipes y dados, azar es la suerte contraria. 274 v. 112 falta: «Término de jugadores de pelota, cuando pierde» (Cov.). 275 v. 115 chaza: «La pelota que está contrarrestada y de vuelta no llega al saque para ganar quince, y fue detenida por alguno de los que juegan en el partido que está en el saque» (Aut.).
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señalado con bayeta, 276 dígalo el diablo de la muleta. Lo que va de ayer a hoy aprended, condes, de mí, 277 120 que ayer temido me vi, y hoy de temido me voy. Sol fui y a la sombra estoy, mas, si en luna moriré 278 envuelta en sangre, no sé. Sé que temo la lanceta. 279 125 Dígalo el diablo de la muleta. Si menearán el hato, 280 ya que la casa me mudan, en ocasión que me ayudan muchos a que pague el pacto, 130 o si caeré por lo gato 281 como solía, de pies, y de fortuna el revés evitar podré con treta, dígalo el diablo de la muleta. 135
XIV A la salida del conde-duque 282 ¿Quién pasa? ¿Quién pasa 283? El rey que va a caza. v. 116 bayeta: «especie de paño flojo y de poco peso, del cual usamos en Castilla para aforros y para luto» (Cov.). Junto con lo anterior, parece una alusión a que la muerte detenga a Olivares. 277 vv. 118-119 Lo que va de ayer a hoy aprended, condes, de mí: se evoca los dos primeros versos del estribillo de una letrilla de Góngora al marqués de Flores de Ávila (1621): «Aprended, Flores, en mí / lo que va de ayer a hoy». El poeta alude a la diferencia entre el pasado bajo el reino dictatorial del valido y el presente tras su retirada. 278 v. 123 luna: «Se toma tambien por el efecto que ocasiona la Luna en los faltos de juício.» (Aut.). 279 v. 125 lanceta: instrumento del barbero para sacar la sangre; alude al castigo capital que merece el conde-duque. 280 v. 127 menear el hato a alguien: «darle golpes» (DRAE). Se juega con el sentido de hato como «vestido o ropa que cada uno tiene para su uso» (Aut.). Con su destierro, las pertenencias del valido serán removidas, a la vez que sus enemigos aprovecharán para atacarlo. 281 v. 131 por lo gato: como se explica a continuación, se alude a la astucia y agilidad de este animal, capaz de caer, según la creencia popular, siempre de pie. Si Olivares consigue imitar tales habilidades, podrá salir bien parado de este revés. 282 BNE, ms. 10.936, fols. 218v-220v. En el margen del texto aparecen seis notas, las primeras cinco están enumeradas. Las notas explican la intención del poema y sus referencias correspondientes. 283 vv. 1-2 ¿Quién pasa? ¿Quién pasa? El rey que va a caza: frasecillas que se enseñaban a los loros. Comp. Ledesma, Conceptos espirituales y morales, p. 91: «¿Quién pasa, quién pasa? / El Rey que va a caza. / Despertad, corazón mío, / si sois amigo de caza, / y veréis al Rey del cielo / puesto en espera del 276
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Tras el lobo carnicero, 284 sale el rey nuestro señor, las pigüelas del azor 285 5 trocando por el acero. 286 Yace en la trampa el más fiero, mientras la loba en palacio, 287 entretenida da espacio para que ajuste su traza 10 el rey que va a caza. Y hay quien diga ya lo esté, viendo gemir en Ocaña aquel por quien para España es herida Gelboé, 288 15 y que es tocar en el pie para que la estatua ruede. 289 ¿Quién duda derecha quede, si la piedra desembraza 290 20 el rey que va a caza? Si Alcides mató en la cuna serpientes con tierna mano, 291 héroe abriendo soberano el camino a su fortuna, no es hoy maravilla alguna 25 alma»; Lope de Vega, La mayor corona, p. 347: «¿Quién pasa? ¿Quién pasa? / El rey, que va a caza / de cristianos fieros. / Con victoria vuelva de ellos». 284 v. 3 lobo carnicero: Olivares. 285 v. 5 pigüela: «correa con que se guarnecen y aseguran los pies de los halcones y otras aves que sirven en la cetrería» (pihuela, Aut.). 286 v. 6 trocando por el acero: acero se refiere a las armas y especialmente a la espada. Es decir, el rey cambia sus aves de caza por armas adecuadas para enfrentarse a un lobo. 287 v. 8 loba en palacio: la condesa de Olivares. Según la primera nota del manuscrito: «Esto se dice para la salida del conde, y quedarse la condesa en palacio de donde salió para Loeches para decreto de S. un el 3 de noviembre y el 18 pasó a Toro con su marido que falleció en otra ciudad en 24 de Julio de 1645». 288 v. 15 Gelboé: Gilboa (en hebreo ‘ )’גלבועson una montaña y una cordillera en el norte de Israel. En ella Saúl y el ejército israelita fueron derrotados por los filisteos. Para evitar que estos le capturasen, se dio muerte junto a sus tres hijos. Se trata de una alusión a la derrota del marqués de Leganés en Lérida, por la que fue confinado en Ocaña, como explica la segunda nota: «Por la prisión del marqués de Leganés en Ocaña». 289 vv. 16-17 tocar en el pie para que la estatua ruede: alude a la estatua con la que soñó Nabucodonosor. Esta, al ser herida por una piedra en sus pies, se desmenuzó. Detener a Leganés es como tocar el pie de la estatua-Olivares. 290 v. 19 desembrazar: «Arrojar o despedir alguna arma o otra cosa, con la mayor violencia y fuerza del brazo.» (Aut.). Para terminar con el privado es necesario que sea el rey quien arroje la piedra en el sueño de Nabudonoser, es decir, que él sea quien aparte a Olivares de su lado. 291 vv. 21-22 Alcides mató en la cuna serpientes con tierna mano: Alcides es el nombre que Heracles recibió al nacer en honor a su abuelo. A los pocos meses, Hera envió dos serpientes a matarlo, pero él las estranguló con sus manos. Los reyes españoles se consideraban sus descendientes, de ahí que se identifique a Felipe IV con él.
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que contra Caco ladrón 292 y el andaluz Gerión 293 esgrima la fuerte maza 294 el rey que va a caza. Ya no hay lobo que se atreva a esperar el regio brío, que huyendo como el impío no se asegura en su cueva. El plomo vengador beba 295 en vez de la sangre, pues ya sus siempre augustos pies de su cerviz haga baza 296 el rey que va a caza. El protolobazo rojo, 297 que se calzaba de pluma, 298 aunque encubierto presuma, y le vemos que anda cojo y le juzguemos despojo digno del fuego, pues que santo ni Plácido es, y ya con él le amenaza el rey que va a caza. Catedrático de insultos, 299 el lobo viejo de Arnedo,
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292 v. 26 Caco: patrón de los ladrones. Consiguió robar a Hércules algunos bueyes del ganado de Gerión, arrastrándolos de espaldas por el rabo hacia su cueva para así no dejar huellas. Heracles descubrió el engaño y mató a Caco. El poeta alude al enfrentamiento entre Felipe IV y Olivares. 293 v. 27 Gerión: «Deste se cuenta fabulosamente haber tenido tres cabezas, seis brazos, seis piernas, pero un cuerpo y un solo corazón, y haberle vencido Hércules […]. Según verdad histórica, estos fueron tres hermanos valientes y poderosos, y tan conformes que no tenían más que una voluntad y jamás se desavenía uno de otro, lo cual les hacía ser invencibles» (Cov.). monstruo antropomorfo, natural de Cádiz, de gran tamaño (por lo que se trata de otra alusión a la corpulencia del conde-duque). Al igual que Caco, fue vencido por Heracles en su décimo trabajo para apoderarse de su ganado. Los tres hermanos también aluden a los tres confidentes (Joseph González, Jerónimo de Villanueva y Pedro Valle de la Cerda). 294 v. 28 maza: arma de Hércules. 295 v. 34 plomo: balas. 296 v. 37 hacer baza: «Prosperar en cualquier asunto o negocio» (Aut.). Alude a la costumbre de recompensar por matar a un lobo, de ahí el refrán con cabeza de lobo, gana el raposo: «Usan dar premio al que mata algún lobo, y puede andar a pedir cuatro o cinco leguas por los lugares de alrededor con la cabeza, y le dan algo los que tienen ganado y los ricos» (Correas, refrán 5329). 297 v. 39 protolobazo: la tercera nota indica: «Protonotario que apartado de los papeles de estado a 28 de abril de 1643. Por decreto de S. M. fundado en la desconfianza de los catalanes con otro protonotario ya tercero de agosto de 1644 fue preso por el Santo Tribunal, y llevado a Toledo en donde se siguió su causa». 298 v. 40 se calzaba de pluma: «Phrase que usan los poetas para pintar la ligereza con que se va o se viene, que equivale a ir volando.» (Aut.). 299 v. 48 Catedrático de insultos: según la cuarta nota se trata de Joseph González, quien era catedrático de Derecho. Era de Arnedo, segundo pueblo de La Rioja, del que también provenían otros administrativos de Castilla (Fayard, 1981, p. 352).
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lleno de vergüenza y miedo desvele los más ocultos —que desde los más consultos 300— torcedores de la ley, contra su Dios y su rey. A su tribunal emplaza el rey que va a caza. Del lobillo que del valle, 301 es cerdosa presunción, pues fue temprano ladrón, temprano es bien ahorcalle. También hallará una calle 302 en Sevilla sin salida y allí de toga vestida la ganzúa y la tenaza el rey que va a caza.
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XV Terceto a la caída del conde-duque 303 La baja de la moneda me ha puesto en aqueste estado y más el papel sellado.
XVI Redondilla al mismo asunto 304 La moneda es una alhaja muy parecida a la nube, 300 v. 48 consulto: «Sabio, docto» (DRAE). Por ser catedrático, González pertenece a los más doctos. Sin embargo, se alude también a las consultas, utilizadas por Olivares como proceso formal y oficial para llevar a cabo sus planes, a pesar de la oposición de las ciudades 301 v. 57 lobillo: según la quinta nota es Pedro Valle de la Cerda. 302 v. 61 calle: la última nota revela que se trata de Juan de la Calle, abogado del Tribunal del Santo Oficio y alcalde de la Hermandad de Estado de los Caballeros de Valladolid. En otro poema satírico se dice: «Don Juan de la Calle es quien / gobierna esta Monarquía. / Él la sustenta y la guía / en todo trance y vaivén; / y dijo un discreto bien, / viéndole con tal trabajo, / con razón o sin razón, / que España es un cagajón / y él es el escarabajo» (Marañón, 1952, p. 417). Aquí se lo asocia a la ganzúa y la tenaza, símbolos del robo y del agarro, y a la toga de abogado. 303 BNE, ms. 10.936, fol. 221r. Este terceto y la redondilla siguiente, aparte de aparecer juntos, critican la política monetaria del conde-duque. 304 BNE, ms. 10.936, fol. 221r.
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que no se ve cuando sube y se siente cuando baja.
XVII Redondilla a la salida del conde-duque de Madrid 305 Salió el conde en haz y en paz, 306 el cómo sé, mas no el dónde, que la salida del conde fue víspera de la paz. 307
XVIII Saliendo su majestad a la fiesta de San Blas, a 3 de febrero de 1643, iba sola en un coche la condesa de Olivares, detrás del de los reyes, y una tapada dio a S. M. la siguiente redondilla 308 Ya que habéis hecho lo más, haced, gran señor, lo menos, que es echar de entre los buenos la vieja que va detrás. Glosa Gran señor, que a España dais en medio de males tantos bienes con que la alegráis, pues la causa de sus llantos de sus ojos apartáis,
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BNE, ms. 10.936, fol. 205r. v. 1 en haz y en paz: «con gusto de todos que lo vieron y lo consintieron» (Cov.). 307 v. 4 víspera de la paz: el 23 de enero, víspera de la fiesta de la Virgen de la Paz. 308 BNE, ms. 10.936, fols. 189r-189v. Igualmente aparece en BL, Add MS 10254, fols. 184r-185v. La fiesta de San Blas se festeja el 3 de febrero, más de dos semanas después del destierro oficial de Olivares (17 de enero). Este se fue a Loeches y dejó a su esposa en Madrid. El poema sugiere que ella participa en las festividades oficiales en vez de su marido. Tapada: la mujer que encubría su identidad mediante velos y mantos (de influencia oriental). En la literatura áurea se usó tanto para el lujo y la gala como para el disimulo y la deshonra. Comp. Lope de Vega, Las bizarrías de Belisa: «Más airosa vas tapada / y al fin con menos sospecha, / que matando cuantas miras, / te conozcan y te prendan» (acto I, escena VII, vv. 619-622). Aquí se la utiliza para mantener el anonimato del autor. 305 306
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aunque yo no soy Jonás 309 ni en mi vida fui profeta, os suplico por San Blas que acabéis con esta secta, 310 10 ya que habéis hecho lo más. Y pues el cielo os convida, desatapad las orejas, así os dé Dios larga vida para que quitéis las quejas 15 de tanta gente ofendida. Desterrasteis los venenos que con malicia y rigor fueron muerte de mil buenos, pues esto hizo vuestro amor, 20 haced, gran señor, lo menos. Ese Luzbel de quien digo 311 que dicen que con mal arte os fue tirano enemigo, llevó la tercera parte de las estrellas consigo. 312 25 Quedarán de gloria llenos los vasallos sin resbalos 313 y los tiempos más serenos, viendo deshechos los malos, 30 que es echar de entre los buenos. Este Lucifer cruel 314 quiso alzarse con un cielo. 315 Haced, pues, monarca fiel, que no pare en todo el suelo ese soberbio Luzbel 35 y ofrecedla a Satanás para plato de su mesa con su cara de Caifás, 316 309 v. 6 Jonás: conocido profeta del Antiguo Testamento. Este profeta de Israel intentó escapar de su compromiso con Dios y acabó en el vientre de un pez. Más tarde rogó a Dios la destrucción de Nínive, ciudad que había desafiado los mandamientos y apartado de la buena conducta. La historia concluye con la redención de un Dios misericordioso a pesar de los ruegos del profeta. 310 v. 9 secta: grafía culta, pero debe pronunciarse «seta» para la rima. 311 v. 21 Luzbel: Olivares. 312 vv. 24-25 la tercera parte de las estrellas: se identifica a Olivares con el dragón de Apocalipsis 12:4: «Con la cola arrastró la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra». 313 v. 27 sin resbalos: sin falta, sin culpa. 314 v. 31 En el ms. «De este», lo que me parece error. Enmiendo quitando la preposición. 315 v. 32 alzarse con algo: «tomar o quitar alguna cosa, quedándose con ella sin acción ni derecho» (Aut.). 316 v. 38 Caifás: sumo sacerdote judío. Junto con Anás, fue uno de los responsables de la muerte de Cristo. Es ejemplo de hipocresía, de ahí que se lo identifique con la duquesa.
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pues es ya bruja profesa la vieja que va detrás.
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XIX Soneto a la reina nuestra señora 317 Soberbio Amán usurpa la corona tiranizando el reino de su dueño, 318 oprime al gran cebado en el pequeño 319 y a la hermosa Ester aun no perdona. 320 El más beneficiado no le abona 321 5 y todos ven en el celeste ceño que para sí se solicita el leño 322 quien para Mardoqueo le pregona. Donde soñó Holofernes torpe gloria, 323 tumba le fabricó la fortaleza; 10 no quedó del ejército memoria cuando apartada vieron la cabeza. Símbolo sois señora de esta historia, ya del dragón postrasteis la fiereza. 324
317 BNE, ms. 4147, fols. 362r-362v. También aparece en BNE ms. 10.936, fol. 177r. Marañón menciona este poema en su libro y señala que está «lleno de ripios» (1952, p. 418). 318 v. 2 tiranizar: «Usurpar sin derecho y con violencia lo que es proprio legítimamente de otro» (Aut.). 319 v. 3 En las dos versiones, este verso es hipermétrico por la palabra «grande». cebado: «part. pass. del verbo Cebar en todas sus acepciones. SAAV. Empr. 53. Cebada una vez la codicia en los bienes públicos, pasa a cebarse en los particulares.» (Aut.). pequeño: «Metaphoricamente y en sentido moral vale baxo, abatido y humilde» (Aut.). La reina consiguió convencer al rey para retirar al conde-duque. 320 v. 4 a la hermosa Ester aun no perdona: Amán sugirió al rey Asuero acabar con los judíos sin saber que la reina Ester era también judía. 321 v. 5 el más beneficiado no le abona: las maldades de Amán no se pueden paliar ni con los beneficios que hace a otros. 322 v. 7 leño: el leño de la horca que Amán prepara para Mardoqueo acabará siendo para él mismo. 323 v. 9 Holofernes: general de Nabucodonosor, enviado a vengarse de las naciones que no habían ayudado a Babilonia. Mientras dormía, fue decapitado por Judith para salvar a la ciudad de Betulia. 324 v. 14 dragón: otro símbolo diabólico. La reina se identifica con la mujer enemiga del dragón en el Apocalipsis (en la exégesis católica, tipo de la Virgen y la Iglesia), mientras Olivares sería la bestia del mar. También en el Génesis se proclama la enemistad de la serpiente y el dragón: una mujer (Eva) provoca la caída; otra (la Virgen) colabora en la salvación.
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XX Soneto al rey nuestro señor 325 Señor ¿cuándo se va el protonotario? ¿Y qué hace en palacio la condesa? Y a este conde Olivete, ¿qué promesa 326 le dilata ponerle en el calvario? Si es el pacto del diablo de Teresa, 327 5 de san Andrés le aplica escapulario, 328 que esto de criar berros en artesa 329 se aprende en aquel santo seminario. 330 El espurio en la cámara, ¿qué espera 331? Y González, ¿qué aguarda en el consejo? ¿Qué hace Leganés en Cataluña?
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Deshágase, señor, esta quimera, que el gato hará la presa aún sin pellejo, 332 si le dejas tantito de la uña. 333
XXI Soneto al conde de Olivares 334 Subí, privé, mas miento, que el privado 335 es hoy el rey de cuanto estuvo unido, 325 BNE, ms. 10.936, fols. 185r-185v. El poema también se encuentra en BNE, ms. 23.001, fol. 297r. con variaciones. 326 v. 3 Olivete: Monte Olivete o de los Olivos, del cual Cristo pasa al Calvario. Habría que llevar a este Olivete u Olivares también al Calvario para crucificarlo. 327 v. 5 diablo de Teresa: se refiere a la leyenda de la posesión diabólica en el convento de San Plácido, en el que estuvo involucrada Teresa Valle de la Cerda y Alvarado, una de sus fundadoras. Se crearon leyendas sobre un pacto de Teresa con el diablo para favorecer a Olivares. Véase Muñoz Pérez, 2013, p. 176. 328 v. 6 escapulario de san Andrés: la cruz de san Andrés iba pintada en el sambenito o ropa infamante que la Inquisición ponía a sus reos penitenciados. 329 v. 7 esto de criar berros en artesa: «Para encarecer los embustes de alguna vieja, notándola de hechicera, decimos que hará nacer berros en una artesa» (Cov.). En el manuscrito aparece «estos». 330 v. 8 santo seminario: San Plácido. 331 v. 9 espurio: ilegítimo, bastardo. Se alude al hijo natural de Olivares. 332 v. 13 el gato...pellejo: «Quitar el pellejo. Phrase familiar que vale quitarle a uno enteramente lo que tiene, con maña y industria.» (Aut.). Es decir, Olivares, aunque haya sido desterrado, puede seguir robando. 333 v. 14 uña: «Se toma también por destreza, ò suma inclinación à defraudar, ò hurtar.» (Aut.). 334 BNE, ms. 10.936, fols. 185v-186r. Marañón dice que algunos lo atribuyen a Juan Alfonso Enríquez de Cabrera, el Almirante de Castilla (1952, p. 419). En este poema la voz de Olivares confiesa sus pecados. Aunque ya fue transcrito en Egido López (1973, p. 172), he considerado importante recogerlo anotado en esta antología. 335 v. 1 privado: aquí en el sentido de «despojar o quitar a uno alguna cosa que posseía.» (Aut.) que es el rey, privado de Cataluña y Portugal.
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pues dos reinos, cien plazas le he perdido, y un tío y dos hermanos le he quitado. 336 La plata de ambas Indias le he agotado 337 5 y ejércitos enteros consumido. La sangre de inocentes he vertido y la magia infernal he consultado. Un hijo descasé y casele luego, pasele del burdel al señorío, 10 siendo con Dios y con el mundo falso. Mas como nada dura con sosiego, Retiro haciendo al rey, él hizo el mío. ¡Oh verdugo! ¡Oh cuchillo! ¡Oh cadahalso!
XXII La estatua de Nabucodonosor, 338 a la caída del conde-duque por enero de 1643 339 Yo, la estatua de Nabuco, símbolo de su soberbia, cuyas partes se han formado con la misma diferencia, la cabeza tengo de oro, pues que tengo en la cabeza esta dorada corona veinte y dos años ajena; 340 que tengo el pecho de plata los muchos pechos lo aferran, 341 pues, a poder de tributos, las minas de plata encierran.
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336 v. 4 un tío y dos hermanos le he quitado: se trata de Fernando II de Habsburgo, tío materno del rey, hermano de Margarita de Habsburgo, emperador del Sacro imperio Romano Germánico. Hasta su muerte en 1637, siempre tuvo confrontaciones con el conde-duque por necesidades de financiación del ejército. En cuanto a los dos hermanos, son Carlos de Austria, enemigo del valido (murió misteriosamente en 1632) y El Cardenal-Infante don Fernando de Austria (murió en 1641 durante una batalla en Bruselas). Ambos tuvieron que enfrentarse al conde-duque por cuestiones de poder y control (sobre todo territorial). 337 v. 5 ambas Indias: «Abundancia y copia de riquezas y preciosidades» (Aut.). Se refiere a las Indias del este, las de Portugal, y las del oeste, de España, ambas fuentes de riqueza «donde se hallan minas de oro y plata» (Aut.) y a la situación económica del reino, tras el cambio del vellón. 338 Nabucodonosor: este rey soñó con una estatua de cabeza de oro, pecho de plata, vientre y muslos de bronce, piernas de hierro y pies de hierro y barro (Daniel 2:31 y ss.). 339 BNE, ms. 10.936, fols. 186v-189r. También en BNE, ms. 4147, fols. 363r-365v. poesía satírica y en BL, Add MS 10254, fols. 179r-181v. 340 v. 8 veinte y dos años ajena: el conde-duque desempeño el papel del privado durante veintidós años (1621-1643). 341 v. 10 pecho: tributo o impuesto.
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Los muslos de bronce son mi Valero y mi Canencia, 342 fraguando tan en mi fragua como dice su dureza. Las piernas —todas de hierro, porque con mi orden yerran— han sido y son Leganés, González y Valle Cerda. Los pies bien se ve que son aunque al fin de mala tierra, por lo que son proto-largos de tierra de Villanueva. Con esta formada estatua, ha querido mi potencia que me adore todo humano y todo poder me tema. Pero en medio de esta gloria, de esta adorada grandeza, una china de Alemania, 343 por lo remoto pequeña, tirada de un desengaño y ayudada de influencia que tiene más de divina, dando en los pies me los quiebra, derribando este edificio sin que baste mi muleta de apuntalar esta ruina que ya contemplo desecha. Y como el otro Nabuco
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342 v. 14 Valero: Juan Valero Díaz, secretario del rey. Sobre él, Castro transcribe los siguientes versos: «A mi querido Valero, / gran secretario de Italia, / encargo de que no sea / el azote en que se halla» (1846, vol. II, p. 23). Canencia: Gerónimo de Canencia, del cual se dice en Hijos de Madrid: «hijo de Gabriel de Pérez, de la de Mondejer, fue secretario de la Presidencia de Hacienda, contador de Rentas y Quitación y de la Razón en la Contaduría Mayor, secretario y fiscal de la Junta de la Media Anata, en que hizo mucho servicio al Señor Felipe IV, que en recompensa le hizo merced de hábito en la Orden de Santiago, de que el Consejo le mandó dar título en 13 de julio de 1641. Después fue contador mayor de cuentas del Consejo de Hacienda, con cuyo empleo asistió el año de 1644 a las honras de la reina doña Isabel de Borbón; y luego secretario de Estado del Consejo Supremo de Italia, de las partes de Milán y Sicilia» (Álvarez y Baena, 1790, p. 329). Los dos nombres se repiten en otro poema satírico transcrito por Egido López: «O tienen mucha paciencia, / pues consienten a Canencia. / O no les duele el dinero, / pues no queman a Valero» (1973, p. 133, vv. 19-22). Sin embargo, me resulta curioso que no se aluda más bien a don Antonio Carnero, quien era el secretario y confidente del conde-duque (Castro, 1846, p. 84), cuya extensa correspondencia con Olivares tras su retirada está documentada y muestra la estrecha relación entre los dos (véase sobre todo Elliott y de la Peña, 1981, tomo II). 343 v. 31 china de Alemania: china era una piedra pequeña. Se trata de una alusión a la piedra que rompe la estatua de Nabucodonosor, la que se identifica con la reina Mariana de Austria, a quien se atribuye haber procurado la caída de Olivares.
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a los campos como bestia 344 me arroja mi misma culpa a que lo que espero tema. Y para mejor presagio, la víspera de la reina de los ángeles, María de la Paz, salió la guerra. Y porque mi buen Retiro siempre el mismo nombre tenga, lo han confirmado por bueno este que ahora desean y el lugar a donde estoy hasta las palabras mismas de su nombre, siendo Loeches, que me echasen representan. Al fin, me voy castigado con mascarada clemencia, 345 que esto saqué de partido 346 de la superior grandeza. Y porque en nulla est redemptio 347 mi esperanza se condena. Haré, como otro Luzbel, desde aquí más cruda guerra, pues mis miembros han quedado donde, si no los desmiembran, formen la tercera estatua 348 o otra torre de las lenguas, 349 que quien se atreve a su rey no será mucho se atreva a escalar los altos cielos. ¡Grande España! ¡Alerta, alerta!
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344 v. 42 bestia: Yahvé castigó la soberbia de Nabucodonosor, haciéndole perder el juicio durante siete años. Durante ese tiempo vivió en el campo creyéndose una bestia. 345 v. 58 mascarada: fingida. 346 v. 59 partido: «Significa tambien amparo, favor o protección particular de muchos; se usa assimismo por trato, convénio o condiciones, que se proponen para el ajuste de alguna cosa.» (Aut.). 347 v. 61 nulla est redemptio: in inferno nulla est redemptio (no hay redención en el infierno). El conde-duque no tiene esperanza de volver al poder, lo mismo que el condenado al infierno no tiene esperanza de salir de él. 348 v. 67 tercera estatua: la primera estatua fue la soñada por Nabucodonosor; la segunda, la levantada por el propio Olivares, por lo que la tercera sería la que sus secuaces (los miembros no desmembrados) erigiesen. 349 v. 68 torre de las lenguas: la torre de Babel (Génesis 11) desafiaba el poder de Yahvé; por ello, este castigó a los hombres introduciendo la confusión de las lenguas. Del mismo modo, la vuelta de Olivares representaría un desafío semejante al rey.
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XXIII Testamento que hizo el conde-duque 350 Suplico a su majestad, que, pues su clemencia es tanta, la tenga de Villanueva, que tuvo por mí la estampa 351 de su real firma y bolsito, 352 5 y que, pues mi culpa paga, las pase por ser mi hechura, que obedeció mis pasadas. Y en cuanto a don Pedro Valle —bastimentos y campaña— 10 y —el error de los despachos 353— Contreras, no fue sin causa 354 que todos me obedecieron, por conservarse en mi gracia 15 y no perder las ayudas que, siendo de otros, llevaba. Y que a don Joseph González le acomode en la privanza del que a mí me sucediere, porque son sus letras tantas 20 que le fundará en derecho que la pérdida es ganancia y que a media noche hay sol 355 y en Arnedo grandes casas. Declaro que en cuanto a juntas 356 25 350 BNE, ms. 10.936, fols. 177v-180r. Los falsos testamentos y epitafios son un tópico repetitivo en la poesía satírica contra el conde-duque. El poema se interrumpe al final. 351 v. 4 estampa: «imprenta, por razón del torno que estampa las letras en el papel.» (Aut.). 352 v. 5 su real firma y bolsito: Villanueva tenía en su posesión gran cantidad de documentos oficiales comprometedores (véase Elliott, 1991, pp. 644-645). 353 v. 11 error de los despachos: el protonotario accedió al cargo de Secretario del despacho en 1627 lo cual supuso para Olivares otro nexo importante e influencia sobre el rey. 354 v. 12 Contreras: Antonio de Contreras, del Consejo de Castilla, fue uno de los consejeros e íntimos de Olivares (véase Elliott, 1991, pp. 302, 505). Junto con José González y Francisco Antonio de Alarcón atendía las demandas urgentes de los capitanes y generales. 355 v. 23 sol: el Rey Sol, Luis XIV de Francia, quien ganó varias batallas a Olivares e incluso consiguió controlar Cataluña durante los últimos años de su privanza. No obstante, también podría ser una referencia a la embustería de Olivares, capaz de presentar un fracaso como una hazaña. 356 v. 25 juntas: junto con los consejos, tuvieron el poder de aprobar o rechazar reformas (por ejemplo, los proyectos de erarios públicos, montes de piedad o tasas para el trigo). El valido las utilizó para imponerse y sobrepasar el poder de las ciudades, manteniendo así su control político y económico, y acallando a sus opositores. Elliott calcula que a finales de 1643 había alrededor de 30 juntas (Junta Grande de Reformación, Junta del Confesor, Junta del Donativo etc.). Véanse Elliott, 1991, p. 417 y Baltar Rodríguez, 1998.
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conviene que se deshagan —y que corran las materias por los conversos que pasan 357— que el hacerlas fue de industria, 358 porque con violencia y maña, asistiendo a las más de ellas, vinieron a mí demandas. A todos pido perdón, si es que con pedirlo basta, 359 y yo los perdono a todos la verdad con que me aman. Declaro que tengo el hijo que todo el mundo declara, tan hijo de mis costumbres como dicen sus hazañas. Y para cumplir aquesto y lo mucho más que falta, nombro por mis albaceas que defiendan mis espaldas al marqués de Santa Cruz, 360 Villa Hermosa o Villa Larga, y al marqués de Castra Fuerte, 361 trinidad bien doctrinada. Y cumplido el testamento los legados y las mandas 362 y demás restituciones,
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357 vv. 27-28 corran las materias por los conversos que pasan: probablemente se refiere al contrabando del que, según ciertos satíricos, fueron culpables los conversos judaizantes que comerciaban en particular con sus familiares en Francia y los Países Bajos (véase López Belinchón, 2001). 358 v. 29 de industria: «De propósito, de intento, artificiosamente» (Aut.). 359 vv. 33-34 A todos pido perdón, si es que con pedirlo basta: probablemente se refiere al edicto de gracia del 26 de junio de 1627, con el que Felipe IV decretó un indulto temporal de la Inquisición a los asentistas judeoconversos lusos, aunque estos solo consiguieron completa libertad de movimiento tras una donación de 250 000 cruzados en forma de juros (Domínguez Ortiz, 1960, p. 130). 360 v. 45 marqués de Santa Cruz: los marqueses de Santa Cruz eran famosos en los anales militares de España, en particular en lo marítimo como muestra Barrionuevo en sus Avisos (vol. I, p. 145). El segundo marqués de Santa Cruz, Álvaro de Bazán, no consiguió alcanzar la fama de su padre, pero desempeñó una función principal en la Guerra de los Treinta Años. Además, tuvo dos papeles importantes: en 1629 fue nombrado comandante de las galeras del Mediterráneo y en 1631 encabezó el ejército de Flandes. Fue partidario de Olivares y asistía a menudo a los Consejos de Estado. 361 vv. 46-47 Villa Hermosa o Villa Larga, y al marqués de Castra Fuerte: Fernando Manuel de Aragón de Gurrea y de Borja, duque de Villahermosa, era íntimo amigo de Olivares y presidente del Consejo de Portugal. El marqués de Villafranca junto con Pedro Pacheco marqués de Castrofuerte, formó parte de la Junta de Ejecución. Eran miembros del Consejo y de la Junta de Ejecución y Junta Grande donde se solían aprobar las propuestas de Olivares. 362 v. 50 mandas: «Se toma regularmente por la donación o legado que alguno hace a otro en su testamento.» (Aut.).
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en lo libre de mi casa 363 suceda mi libre hijo 364 y lo vinculado vaya 365 (aunque con el gusto mío) a quien el vínculo llama. Y revoco y doy por nulos los testamentos que haya hecho hasta aquí en contra de este, que es el que quiero que valga, el cual así otorgo y firmo a los tantos o a las tantas calendas del mes de enero 366 del año que se esperaba, de sobre mil y seiscientos cuarenta y tres. Para España feliz porque falté yo, infeliz porque privaba. 367
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XXIV Romance a la muerte del conde-duque 368 Hoy corre en toda la corte generalmente una nueva, por ser tan buena, dudosa, que a ser mala fuera cierta. Tantas son nuestras desdichadas, hecha España a padecerlas, 369 que cosa en nuestro favor, aun vista, no hay quien la crea. Ya murió a manos de un toro 370
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v. 52 libre: «exento, franco y privilegiado.» (Aut.). Es decir, las pocas cosas que le pertenecen legítimamente, por lo que no están sujetas a restitución. 364 v. 53 libre: «licencioso, poco modesto, atrevido y desvergonzado.» (Aut.). 365 v. 54 vinculado: participio de vincular: «Sujetar u gravar los bienes a vínculo, para perpetuarlos en alguna familia» (Aut.). Olivares pretende desheredar a su hijo de la herencia que este recibiría por su matrimonio. Dicha herencia debería quedarse, con el beneplácito del conde-duque, con la familia de su esposa. 366 v. 63 calendas: «KALENDA. La promulgación que al principio de cada mes hacían los Pontifices Romanos Gentíles, de las fiestas que el Pueblo debia observar segun sus ritos.» (Aut.). 367 v. 69 privaba: «Vale también despojar a uno de algún empleo, ministerio, dignidad» (Aut.). 368 BNE, ms. 10.936, fols. 191r-196r. Egido transcribe este romance a partir de una copia con variaciones y de distinta extensión ubicada en la Biblioteca Real de Copenhagen (1973, p. 173). 369 v. 6 hecha: acostumbrada o habituada. 370 v. 9 murió a manos de un toro: Felipe IV desterró a su valido a la ciudad de Toro (lejos de Madrid). En esta murió en 1645. 363
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aquella indómita fiera 371 10 que dejó al mayor león no sin valor, mas sin fuerzas. Acabó aquella alevosa sierpe de siete cabezas, 372 si de los secuaces suyos 15 corta el rey las que le quedan. El que sobre ser la causa se gozó en ver nuestras penas, como a Roma cuando ardía vio Nerón sobre Tarpeya; 373 20 el que de sangre de pobres (testigos son hambre y guerra) hidrópica tuvo el alma sin poder hartarse de ella; el que solo tuvo arbitrio, 374 25 con malicia y sin prudencia, para sembrar disensiones y para coger haciendas; aquel que fue por sus iras menoscabo de la Iglesia, 30 quitando al místico cuerpo 375 tantos miembros su fiereza: al fin murió el conde-duque, plegue al cielo que así sea. Si es verdad, España, ¡albricias!, 376 35 y si no, lealtad, paciencia, que hay ya nuevas donde el gusto con la duda se conserva, que también una alegría 40 mata como una tristeza. Entre si es o no es así, 371 v. 10 fiera: en Politicorum sive civites doctrine libri sex, Justo Lipsio utilizó el motivo animal y la expresión «fiera cruel» para describir al tirano (Velasco, 1925, p. 113). 372 v. 14 sierpe de siete cabezas: la hidra de Lerna. Heracles la venció en el segundo de sus trabajos. Cada vez que le cortaba una cabeza, otra más fuerte renacía. Por ello, la mató con la ayuda de Yolao, quien quemaba los cuellos cortados para que no saliera una nueva cabeza. Se identifica también con el dragón de Apocalipsis 12, 3, por lo que funciona a menudo como alegoría de los siete pecados capitales (Arellano, 2011, p. 537). Aquí sus distintas cabezas se identifican con los protegidos de Olivares. 373 v. 20 Tarpeya: alude al romance viejo que empieza «Mira Nero de Tarpeya / a Roma cómo se ardía». Del mismo modo que Nerón disfrutaba el incendio de Roma, Olivares contemplaba gozoso la destrucción de España que él mismo había provocado. 374 v. 25 arbitrio: «se toma por voluntád absolúta, libre y despótica, que no conoce superioridád.» (Aut.). 375 v. 31 místico cuerpo: todos los fieles conforman el cuerpo místico de la Iglesia. Es una denuncia del conflicto de Olivares con la Iglesia, tanto el papado como la Iglesia española, además de todos los clérigos. Para más sobre el tema véase Cohen, 2012. 376 v. 35 albricias: regalo que se pide y se da por traer alguna buena noticia.
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al sueño le pedí treguas una noche descansando de las dudas que me inquietan. Soñé, pues, que muerto el conde 45 llegó del cielo a las puertas: ¿qué busca en el cielo impíreo 377 con la ambición la soberbia? Sacó luego para abrirlas dorada llave maestra, 378 50 pero ni el oro ni el yerro 379 no puede ser que allí quepan. Mas ¿por qué no llamó entonces a san Pedro que le abriera? Porque a poder le quitara 380 55 este cargo su grandeza. Salió el sacro vicecristo, 381 dijo: ¿Qué es lo que intentas, Ícaro, que hasta el impíreo 382 volaste en alas de cera? 60 Si te viene el mundo angosto, no hallo modo como quepa hombre que tanto se ensancha por puerta que es tan estrecha. Bajose el pobre rodando, 65 sin poner pie en la escalera, que cuantos suben altivos todo lo que suben ruedan. Entrose en el purgatorio; no entró a purgar las ofensas 70 sino a tratar con los diablos, ministros que allí atormentan. Dijole un diablo cojuelo: 383 v. 47 impíreo: «cosa celestial, suprema o divina» (Aut.). v. 50 dorada llave: uno de los símbolos de la cercanía al poder, porque solo la tenían los gentilhombres de cámara del rey. En su famoso retrato de 1624, pintado por Velázquez, se ve al conde-duque con ella en su cintura. Normalmente, era una llave capona (es decir, honoraria, no servía para abrir puertas), pero la de Olivares se supone que es maestra, capaz de abrir todas las puertas e incluso aspira a abrir las del cielo. 379 v. 51 ni el oro ni el yerro: ni el metal o la riqueza ni el error o la falta. 380 v. 55 Porque a poder le quitara: La ambición de Olivares es tan grande que sería capaz de quitar el puesto a san Pedro, el valido de Cristo. 381 v. 57 vicecristo: san Pedro, quien tiene las llaves del cielo. 382 v. 59 Ícaro: hijo de Dédalo. Para escapar de la isla de Creta, su padre fabricó alas para ambos. A pesar de la advertencia de Dédalo, Ícaro voló muy alto, acercándose mucho al sol, por lo que la cera que unía las alas se derritió, lo que causó su caída. Simboliza la soberbia y excesiva ambición. Para un estudio sobre el tema, véase Turner, 1976, en particular pp. 85-122. 383 v. 73 diablo cojuelo: personaje legendario, muy popular en la cultura de la época. Se trata un diablo travieso que cojea al caminar, por lo que se desplaza volando. Tiene una muleta para estar de pie cuando lo necesita. En su novela satírica El diablo cojuelo, Vélez de Guevara narra sus aventuras. 377 378
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«Sálgase allá vuecelencia, porque estas penas no bastan a quien tantos tuvo en pena». Replicó el conde: «Pues, ¿cómo a mí lugar se me niega? ¿Para quién labró el Retiro no había un retiro siquiera?» Respondió luego el don diablo: «¿Veis cuántas penas son estas? Pues hoy, con la de sufriros, no iguala ninguna de ellas». Fuese despechado el triste de ver que todos le dejan cuando pensó que no había más deidad que su grandeza. Estaba el alma en el aire y estaba en su propia esfera, 384 que quien todo es vanidad con el aire se alimenta. Bajó a buscar hospedaje al reino de las tinieblas, 385 en presunción y arrogancia hizo a Luzbel competencia. En la barca de Aqueronte 386 no da blanca ni la lleva, porque ya no la hay después que nos bajó la moneda. El barquero de limosna a las moradas leteas 387 le pasó, que la privanza cayendo todo es pobreza. Llegó en efecto al infierno y halló sus puertas abiertas, para que como en su casa se entre en sus penas eternas. Alteráronse los diablos, porque el señor conde piensa
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v. 90 esfera: «todos los orbes celestes y los elementales, como la esfera del fuego, etc.» (Cov.). v. 94 reino de las tinieblas: el infierno. 386 v. 97 barca de Aqueronte: es corriente la confusión entre el barquero Caronte y el río Aqueronte. Caronte debía transportar las almas de los muertos en el Hades por dicho río (o la laguna Estigia en otras versiones) a cambio de una moneda. 387 v. 102 moradas leteas: en el Leteo, el río del olvido en el Hades, las almas muertas dejaban los recuerdos de su vida. 384
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que aun Luzbel no tiene imperio 388 en su imperio cuando llega. El querubín que ha perdido la gracia, mas no la ciencia, 389 le admite y de sus estados todo el gobierno le entrega, que quien ha perdido a España con impiedad clara y cierta gobernar puede el infierno, si el desorden lo gobierna. «Venga —le dijo Luzbel—, a esta corte, que es muy buena el duque don Noramala, 390 porque aquí no hay norabuena. 391 Aderécenle su cuarto, ponga bien todas sus piezas. Verá si a quien bien me sirve, liberal mi mano premia. 392 Mandad, regid el infierno, gobernad en sus cavernas, que bien merece este puesto el que entre males se ceba. 393 Temo que los condenados se rebelarán apriesa, que aun les pondréis de mi fuego alcabalas en la leña». 394 Judas, Lutero y Calvino de Lucifer en presencia 395
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388 v. 111 imperio: mando, poder. En cambio, en el verso siguiente es reino. Olivares pretende destronar al mismo diablo y mandar él en el infierno. 389 v. 114 no la ciencia: la rebelión de Satanás y sus secuaces contra Dios fue un acto de soberbia que tuvo como consecuencia la pérdida de la gracia y hermosura con que fueron creados, pero no de su ciencia, la cual conservaron como «dote natural», de forma que el demonio no puede equivocarse en cosas pertenecientes a su conocimiento natural: «nec diabolus falsam opinionem habere possit in his quae pertinent ad eius naturalem cognitionem» (Santo Tomás, De malo, 16, 6, in c). Pero su ciencia es limitada con respecto a las cosas que no conoce naturalmente, a saber: las cosas sobrenaturales, los futuros contingentes no presentes en su mente y los pensamientos humanos. Sobre ellas opina o conjetura. 390 v. 123 Noramala: equivalente a enhoramala: «Expresión de desprecio y a veces de enfado, y como deseando mal suceso y desdicha a otro» (Aut.). 391 v. 124 norabuena: equivalente a enhorabuena: «Expresión de complacencia con que a otro se le da el pláceme de alguna felicidad que ha logrado» (Aut.), de ahí que se niegue su uso en el infierno. 392 v. 128 liberal: «Generoso, bizarro, y que sin fin particular» (Aut.). 393 v. 132 se ceba: «Metaphoricamente se dice de las cosas no materiales: como cebar el alma, sus poténcias, sentídos, virtudes, passiones, y vícios, que es lo mismo que dar, propóner, aficionar» (Aut.). 394 v. 136 alcabalas: junto con las tercias, fueron impuestos especiales, parte del programa para sanear la economía. Olivares es capaz de poner impuesto a la leña de las hogueras infernales. 395 v. 138 Judas, Lutero y Calvino: la presencia de estas figuras, ejemplos de traición y herejía, es frecuente en las sátiras. El hecho de que abracen al conde-duque, como se indica en el siguiente verso, muestra su amistad y familiaridad con un colega de maldades.
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le abrazaron, que por él reinan traiciones y sectas. Llegó el conde don Julián a verle con gran presteza, por ver que ha sido en España su imitación y cabeza.
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XXV Romance a su majestad en que se le advierte cómo ha de gobernar sus reinos después de la caída del conde-duque 396 Ya —cuarto león de España— 397 que del perezoso sueño de tanto indigno letargo os aviva el desperezo, ya que el infame ligamen va desatando el ingenio y libre de la cuartana 398 ocupáis el solio entero, 399 ya que lo informe animado yace al bramido materno 400 y al pavoroso rugido os ve la diadema el pueblo, oíd de vuestros vasallos en los gemidos postreros sí prevenidos avisos, lastimosos sentimientos de que caducando yace
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396 BNE, ms. 10.936, fols. 205v-211r. También en BL, Add MS 10254, fols. 186r-191r. En este poema se presenta el arte de gobernar mediante la conocida metáfora del león como rey. 397 v. 1 león de España: el rey Felipe IV. 398 v. 7 cuartana: especie de fiebre malárica que provoca fuertes crisis cada cuatro días. Se trata de una enfermedad asociada al león y que aquí se identifica con el valido. Comp. Quevedo, Un Heráclito, núm. 255, vv. 21-22: «Diome el León su cuartana, / diome el Escorpión su lengua»; Poesía original, núm. 680, vv. 34-36: «el León envergonzante, / que con cuartanas y cuartos / brama siempre por trocarse»; 847, vv. 29-32: «—Sola la imaginación / me da cuartana y me aqueja. / —Ten roña, marido oveja, / y no enfermes de león». 399 v. 8 solio entero: el trono, que ahora ocupa solo el rey, mientras que antes lo compartía con Olivares. 400 vv. 9-10 lo informe animado yace al bramido materno: se refiere a la creencia de que las crías del león nacían muertas y la madre les daba la vida despertándolas con sus rugidos. Lo de «informes» parece una contaminación del motivo de los oseznos que nacían informes (amorfos), por lo que su madre les daba forma lamiéndolos. Las crías de los leones no nacían informes, sino muertas. Comp. Caramuel, Declaración mística de las armas de España, p. 121: «Cuentan los físicos del león que nace muerto, y a puros bramidos de la leona cobra vida, circunstancia muy sabida de su natividad». En el ms. «yace el bramido» me parece errata.
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el desmoronado imperio, que en infelices ruinas fue ruina y es escarmiento; del que al tesón reiterado el que fue asombro es desprecio del rebelde lusitano y del catalán sangriento; de que las doradas lises sin el favor del sueco 401 más que en su favor se arrojan en fe de vuestro gobierno. ¡Vuelva a pesar de los hados, viva entre tantos aprietos de la española ceniza el extinguido ardimiento! ¡Arda en pavesas voraces aquel generoso esfuerzo que en la sangre de Pelayo 402 está en las venas ardiendo! Afilad, señor, las garras, pues sois león y despierto 403 tiemble las uñas el franco, tema el amago el soberbio. Ahora que el regio trono os mira empuñar el cetro, obre en lo distributivo igual el castigo y premio. Vibrad la limpia cuchilla y empúñense sus aceros cual rayo en los enemigos
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401 vv. 25-26 las doradas lises sin el favor del sueco: alude probablemente a los conflictos bélicos con los franceses (lises) y los suecos. 402 v. 35 Pelayo: el restaurador de España, empezó la Reconquista y simboliza la resistencia y la homogeneización española. Comp. Quevedo, El chitón de las tarabillas, p. 81: «Allí Pelayo empezó a restaurar con los pocos que quedaron libres, y le ayudaron». Todavía en sus años pro-olivaristas, Quevedo se refería a Olivares como el restaurador de España, que expulsaba la mala moneda. 403 v. 38 león y despierto: alude a la creencia de que el león dormía con los ojos abiertos. Por eso, es símbolo de los reyes, que deben estar siempre vigilantes. Comp. Eliano, Historia de los animales, V, 39, p. 240: «Dice Demócrito que el león es el único animal que nace con los ojos abiertos […] los egipcios alardean de haber observado algo de esto en él, al afirmar que el león es superior al sueño y que está siempre despierto»; Latini, Tesoro, p. 38: «Et toda manera de leones tienen los ojos abiertos cuando duermen»; Malaxecheverría, 1986, p. 26: «El león teme al gallo blanco […] y es tal su índole que duerme con los ojos abiertos». Esta actitud vigilante se recoge simbólicamente en sendos emblemas de Covarrubias y Zincgreff (Henkel y Schöne, 1976, pp. 399-400); también en Macrobio, Horapollo, Piero Valeriano, en las Empresas políticas de Saavedra Fajardo: «Como el león se reconoce rey de los animales, o duerme poco, o si duerme, tiene abiertos los ojos» (empresa 45, p. 541) y en las Empresas espirituales de Villava: «el demonio es como un león, de quien dice Manetón egipcio que no duerme, por ventura, porque jamás cierra los ojos» (1613, 90v.).
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y cual oliva en los vuestros. 404 El brazo que en el Retiro 405 obró el bien labrado abeto 50 las castellanas legiones acaudille con el fresno. ¿Qué noble sangre a su vista no hará holocaustos primero de su vida a vuestras plantas 55 que se retire viviendo? 406 Que morir a vuestros ojos es tan bizarro trofeo que se avergüenza la vida 60 de tan generoso acierto. Dad vista y pan al soldado, que tan postrado le veo que parece que ha servido entre campañas a griegos. ¿Qué mucho si en la pasada, 407 65 valle de lágrimas, fueron sus penas de munición y mortandad de pan nuestro? Mirad cómo se reparten 70 a las personas los tercios, que por no advertirlo en Francia está de Aragón don Pedro. 408 Vuelva a lograr sus trabajos en su dichoso himeneo el señor de las cebollas, 409 75 404 v. 48 oliva: símbolo de la misericordia. Lapide cita suficientes autoridades sobre dicho atributo (XII, 815, 1; XXII, 226, 2). Ripa la incluye en su descripción del emblema de la Misericordia: «la corona de olivo que lleva en la cabeza es símbolo de la Misericordia que aparece repetidamente en las Sagradas Escrituras, donde se expresa la obligación y el verdadero conocimiento de tan santa virtud» (Iconología, II, p. 88). 405 vv. 49-52 El brazo que en el Retiro obró el bien labrado abeto las castellanas legiones acaudille con el fresno: el brazo del rey, que destacó en las fiestas de toros de palacio manejando el rejón, debe manejar ahora la lanza de guerra y acaudillar las legiones castellanas. 406 vv. 53-56 ¿Qué noble sangre a su vista, no hará holocaustos primero de su vida a vuestras plantas que se retire viviendo?: los nobles vasallos, si el rey los lidera, preferirán morir a sus plantas que huir de la batalla. Parece una incitación a que el rey mande las tropas a las guerras de Cataluña y Portugal. 407 v. 65 qué mucho: qué tiene de extraño. Pasada: campaña militar. Los soldados lo pasaron mal, como en un valle de lágrimas (alusión a la frase de la Salve, donde la expresión se refiere a la vida terrena), sus penas fueron su habitual sustento (de munición, lo que se proporciona a la tropa como suministro), y los costes fueron mortales para el pan (causaron pobreza). 408 v. 72 don Pedro: Pedro Antonio de Aragón (1610-1690), II marqués de Pobar (1630-1654), caballero de Alcántara (1627). Fue enviado por el conde-duque a Barcelona en 1640 para tratar de apaciguar las voces de sublevación. Fue interceptado entre Martorell y Villafranca del Penedés por de la Motte, quien lo envió a Montpellier. 409 v. 75 señor de las cebollas: la villa de Cebolla, en el señorío de Toledo, fue comprada e incorporada a la casa de Oropesa por Fernán Álvarez de Toledo en 1396 por 120.000 maravedís, para ampliar
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pues pasa el tiempo de puerros. Váyase a azotar el charco de su prisión el Toledo, 410 que, aunque no es Joseph, en todo 411 80 le imita en cárcel y puesto. Dad al inflado velamen 412 de vuestra armada gobierno, que por si el viento la falta dará Maqueda un resuello. 413 85 Reformad de tanta junta conciliábulos secretos, aplicando sus discursos a sus nativos consejos. 414 Obren solo por justicia, pues es viviente derecho 90 tan acertado puntal como muestra Chumacero. 415 Hablen verdad los ministros sin que al tiempo de los truenos como a gusano de seda 416 95 estén tocándoos pandero. Si fue otro tiempo delito, para soldar este yerro 417 los que con Adán pecaron
sus terrenos debido a su rivalidad con el vecino señorío de Talavera (véase Franco Silva, 1996, p. 157). Se refiere probablemente a Duarte Fernando Álvarez de Toledo Portugal (1621-1671), VII conde de Oropesa, IV marqués de Frechilla y Villarramiel, III marqués de Jarandilla, VI conde de Deleytosa, presidente del Tribunal de Justicia de Valencia y virrey de Navarra, de Valencia y de Cerdeña durante el reinado de Felipe IV de España. En 1636 se casó con su prima hermana Ana Mónica de las casas de Zúñiga y Velasco. 410 v. 78 Toledo: la familia Toledo es la de los duques de Alba. 411 v. 79 Joseph: Joseph González, el riojano, abogado de la cancillería de Valladolid. Obtuvo la confianza del valido y luego del rey, evitando la prisión tras la caída de Olivares, su protector. 412 v. 81 En el ms. «al inflamado» hace verso hipermétrico. 413 v. 84 Maqueda: Jorge de Cárdenas y Manrique de Lara (1584 - 1644), grande de España, duque de Maqueda y de Nájera, presidente del reino de Sicilia y gobernador de Orán y Mazalquivir. Al volver fue nombrado capitán general de la armada y miembro del Consejo de Estado. 414 vv. 85-88 Reformad de tanta junta conciliábulos secretos, aplicando sus discursos a sus nativos consejos: se propone regresar a la práctica de que sean los consejos, y no las juntas, los órganos de decisión. 415 v. 92 Chumacero: Juan Chumacero Carrillo y Sotomayor (1580-1660), embajador en Roma. En 1643 fue nominado como presidente del Consejo de Castilla. Tenía fama de prudente y capaz. 416 v. 95 gusano de seda: en la cría del gusano de seda, para evitar que murieran de la impresión de los truenos cuando había tormenta, se les tocaba música de sonajas y panderos. Aquí quiere decir que los ministros ocultan al rey la verdad. Comp. Lope de Vega, Los Porceles de Murcia, p. 613: «—En fin; ¿ninguno murió / En esta tempestad? / —No; / Que soy cuidadoso dueño. / Con panderos y sonajas / Les hicimos tal ruido, / Que los truenos no han sentido / ni se han movido en las pajas». 417 v. 98 yerro: juego dilógico con sus sentidos como metal y error.
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se rediman con Quevedo. 418 Dad sujeto al Santo Oficio, porque se dicida el pleito a honor de Carrión en guisa, 419 que está en San Plácido leso. 420 Expurgad de los ministros tanto tesoro encubierto que del patrimonio real han apurado el empeño. Y a silba del parche herido y del bronce el metal hueco, al son espera el despacho, trocad la omisión en luego. 421 Reformad tanto estadista, tripulando de los viejos 422 quien no guarde fe vasallo y es solo al valido atento. Enviad al Bazán al Viso, 423 duerma en su casa el Pacheco 424 y el bracero de Jimena vaya a Portugal por cuellos. Parta a fundar en la Rota nuestro Licurgo de Arnedo 425 lo que en la cuarta falcidia 426
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418 v. 100 Quevedo: parece aludir a la enemistad del poeta con Olivares. Prisionero en San Marcos de León, fue liberado tras la caída del valido. 419 v. 103 Carrión: Luisa Colmenares, conocida como la monja de Carrión. Fue perseguida y condenada por el Santo Oficio por amenazar el orden dogmático, principalmente por abogar por la supresión de los privilegios y la restitución de la virtud y la templanza. 420 v. 104 leso: dañado. Se trata del honor ofendido del monasterio de San Plácido, perseguido durante mucho tiempo por el Santo Oficio. 421 vv. 109-112 Y a silba del parche herido y del bronce el metal hueco, al son espera el despacho, trocad la omisión en luego: al son del tambor y de las trompas se inician las batallas. Bajo ese mismo son, el rey debe proceder a gobernar bien. Su omisión de cumplir con esta importante responsabilidad debe trocarla inmediatamente. 422 v. 114 tripular: «Descartar, desechar» (DRAE). 423 v. 117 Bazán: Álvaro de Bazán y Benavides, marqués de Santa Cruz y del Viso (en Ciudad Real). Nombrado en 1631 capitán del ejército de Flandes, fue enviado ahí para dar nuevos ánimos, pero no consiguió alcanzar la fama de sus predecesores. 424 v. 118 Pacheco: el muy influyente Inquisidor y Consejero de Castilla, el Dr. Pedro Pacheco Girón. En 1640 el conde-duque le asignó una comisión para admitir pujas subastando oficios en Córdoba, ciudad de la familia de los Guzmán (véanse Mendoza García, I. y Sánchez Rivilla, T., «Pacheco Girón, Pedro», en Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico electrónico, en red, www.rah.es, consultado en 15.07.2018). 425 v. 122 Licurgo de Arnedo: Joseph González, natural de Arnedo (Fayard, 1981, p. 352). Licurgo aquí se refiere irónicamente al legendario legislador de Esparta, cuya historia Plutarco narra en sus Vidas paralelas (tomo I, pp. 275 y adelante), en la que se subraya su honradez y falta de ambición de poder. 426 v. 123 cuarta falcidia: en el derecho de sucesiones, es el derecho del heredero a quedarse con la cuarta parte de la herencia cuando esta se halla muy gravada por hipotecas, fianzas u otras servidumbres.
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ha estudiado en su provecho. Por tanto afán repetido es poco un potro-virreino al potro-valido cuando le honráis con potro-destierro. Las mercedes enriqueñas 427 hicieron vuestros abuelos por exorbitantes nollas. 428 Seguid su estilo y ejemplo con el subsidio escusado de la plata del divino culto que adorna los templos, pues que ya vuestros vasallos con justa lealtad y celo todas sus fuerzas ofrecen, aunque es esfuerzo pequeño. Rey sois de haciendas y vidas y, aunque ya de tanto pecho 429 al grave pecho se agobian, suspiran con gusto el peso, pues obrando por vos mismo, en Dios por vos les prometo. Tened, señor, el intento. Las esperanzas de dichas que os las dé como deseo.
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XXVI Romance a la salida del presidente de Castilla, don Diego Obispo. Año de 1643, por mes de marzo 430 A ser ventero del conde partió a Vicálvaro ayer 431 el obispo que será v. 129 mercedes enriqueñas: «las gracias y las dádivas que los príncipes hacen a sus vasallos, y las que los señores hacen a sus criados y a otras personas» (Cov.). Son concesiones reales al estamento nobiliario, llamadas así porque comenzaron con el rey Enrique II en 1366. 428 v. 131 nollas: nulas. Anular las mercedes enriqueñas fue uno de los objetivos de Fernando el Católico. 429 v. 141 pecho: tributo. 430 BNE, ms. 4147, fols. 373r—376v. También aparece en BNE, ms. 10.936, fols. 211v-214v. aunque no entero (le faltan sesenta versos). Diego de Castejón y Fonseca fue obispo de Lugo, presidente del Consejo de Castilla entre 1640 y 1643. 431 v. 2 Vicálvaro: pueblo cerca de Madrid. 427
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y presidente que fue tan sin pompa y sin ruido, tan sin aparato que acompañaban su estatua solo un mono y un marqués. ¡Oh! ¡Lo que muda las cosas de la fortuna el desdén, pues hoy de tantas centellas aun las chispas no se ven! Llegó a la casa del cura, que al fin de los años es aun en presidentes cierto que todo vuelve a su ser. 432 Pasaba a Madrid un hombre y a la novedad de ver en Vicálvaro a quien era dueño de esta redondez, a preguntar le obligó de ella la razón, a quien el mismo don Diego así comenzó a satisfacer: «Si vais a Madrid, amigo, oíd a quien salió de él para vivir hoy por sí, ya que por otros ayer. Yo soy quien sin saber cuándo ni por dónde ni de qué de obispo fui presidente, de presidente a marqués 433 y de todo vine a nada, que este fin suelen tener los que quieren serlo todo sin por qué ni para qué. Quien no asegura al entrar el camino de volver no culpe su suerte, culpe lo ambicioso de su sed. Estábame yo en Toledo bordando con mi pincel, sino mangas, mandamientos para una y otra mujer, y por uno que en Madrid
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v. 16 todo vuelve a su ser: tras su caída, Castejón y Fonseca vuelve a ser un simple cura. v. 32 presidente a marqués: don Diego fue el primer marqués de Camarena.
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a don Julián despaché 434 su padre me colocó en la mayor altivez. Vime árbitro del gobierno, amigos no granjeé, que suelen ser los mejores colchones para caer, y como a ninguno supe obligar, cuando el vaivén me cogió de la desgracia, me quebró manos y pies. Dicen que mi precipicio acabó de disponer Luzón, un íntimo amigo 435 de mi sobrino el marqués. Quiso aplicar a su pleito el texto de mi poder y dio una glosa de Vera 436 patas arriba con él. Obispo de Tarazona 437 me hacen cuando, pensé, tenía para Toledo de los ocho votos seis. De algunos de los más de ellos siempre yo me recelé, que las obras que les hice no pedían más merced. De solo uno me quejo, que en la dicha fue Josef de Abari-matía y Pedro en mi pasión le encontré. 438 Yo no sé por qué se queja nadie de mi proceder, pena ni gloria merezco,
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434 v. 46 por uno que en Madrid a don Julián despaché: Castejón y Fonseca benefició al hijo de Olivares, consiguiéndole un buen puesto. Así se alude al nepotismo de Olivares. 435 v. 59 Luzón: Francisco Melchor de Luzón y Guzmán, marqués de las Navas. En un documento sin fecha, titulado Sobre el origen de los corrales de comedias, se encuentra una referencia a él en relación cierto pleito sobre el repartimiento de los aposentos de las comedias (Teatros y comedias en Madrid, 1600-1650: estudio y documentos, p. 187). 436 v. 63 Vera: Juan Antonio de Vera y Zúñiga, conde de la Roca. Amigo íntimo de Olivares, escribió El embajador y Fragmentos históricos de la vida de don Gaspar de Guzmán, obras apologéticas de la persona y política del privado. Por ser leal partidario del conde-duque ganó su favor y poder. 437 v. 65 Obispo de Tarazona: este obispado tiene rango menor al de Toledo. 438 vv. 75-76 en la dicha fue Josef de Abarimatía y Pedro en mi pasión: en tiempos buenos era como José de Arimatea, amigo de Jesús; pero en los malos actuó como san Pedro, quien negó a Cristo tres veces por miedo a sus captores.
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de lo que obré mal ni bien. 80 Un ministro solo he sido, puesto para responder et cumspíritu tuo 439 una vez y otras amén. 85 Si se perdieron provincias en mi tiempo, yo no sé más de que la de la corte 440 se ha augmentado en mi poder. 441 Si hubo pan o no hubo pan, bendito sea Dios amén, 90 que nunca vi por mis puertas a la necesidad dél. Si se bajó la moneda, ni la perdí ni aumenté, que siempre fui el que debí 442 95 hasta en vestir y comer. Si se crecieron los precios, 443 nunca lo pude creer; lo mismo me costó todo 100 este año que agora diez. Que diesen sin merecerlas las plazas a este y aquel, quien me lo dio a mí disculpa de mayores yerros fue. Si en los estrados y audiencias 105 algunas chanzas hablé, fue por no dejar aquella comedia sin entremés que, aunque de vano me culpa 110 el pueblo, siempre juzgué por farsa obra de figuras tan sin cabeza ni pies. 444 439 v. 83 et cumspíritu tuo: en la misa, cuando el sacerdote decía: Dominus vobiscum (el Señor esté con vosotros), los fieles respondían: et cum spiritu tuo (y con tu espíritu). También se repetía amén en muchas ocasiones (así sea o, traducido literalmente del arameo, verdad). Aquí quiere decir que se limitaba a hacer lo que se le ordenaba, de manera que no merece premio ni castigo, ni pena ni gloria. 440 vv. 86-88 yo no sé más de que la de la corte se ha augmentado en mi poder: lo único que sabe es que la provincia de la corte ha aumentado gracias a él. En dicha plaza estaban los juzgados de Madrid, por lo que se refiere al incremento de pleitos y conflictos mientras él era presidente del Consejo de Castilla. 441 v. 88 Hasta aquí aparece en ms. 10.936. 442 v. 95 siempre fui el que debí: porque no pagaba sus deudas. 443 v. 97 crecieron los precios: la bajada de la moneda del vellón fue un cambio radical. Como consecuencia de la inflación que causó, subieron los precios del textil y la comida. 444 v. 112 sin cabeza ni pies: disparatada. La corte es representada como una farsa absurda, digna de risa.
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Lo que me pudo engañar 445 el juzgar perpetuo fue el mando, el quien tan sin obra gobernaba este bajel, mas como mejor piloto, supo el juego conocer y una licencia por tabla dio en salvamento con él. 446 En medio de la tormenta solo me dejó y, aunque me hallé con calabazas, 447 nunca a nadar acerté. Quise forcejar y al golpe réplicas interponer y, aunque era de agua en mis ojos, con cardenales me hallé. 448 Vi sin remedio la vuelta a los puestos que ocupé y como se hace virtud la necesidad tal vez, 449 lo que he sido y lo que fuisteis. Dije: “Consumatum est”, 450 a mi familia y en uno 451 o dos carros disponer hice mi ropa esta tarde. Fui a la consulta y después 452 a Vicálvaro he traído el desengaño que veis. Id con Dios y publicad esta verdad, que solo es tiempo de decirlas cuando a nadie hemos menester». Con esto dio el pasajero
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445 vv. 113-115 Lo que me pudo engañar el juzgar perpetuo fue el mando: Castejón y Fonseca pensaba que Olivares mandaría por siempre. 446 vv. 119-120 una licencia por tabla dio en salvamento con él: Olivares enmascaró su caída como una licencia del rey para retirarse a descansar. 447 v. 123 calabazas: se usaban como flotadores para aprender a nadar. Alude también a las personas con poco seso (consejeros necios y amigos vanos). 448 v. 128 cardenales: además del prelado de la Iglesia, son también las marcas de un golpe. 449 v. 132 se hace virtud la necesidad tal vez: hacer de la necesidad virtud es frase hecha (Correas, refrán 10705). Tal vez: alguna vez. 450 v. 134 Consumatum est: palabras de Cristo al morir en la cruz (todo está consumado), que el presidente depuesto aplica a su caso. 451 v. 135 familia: conjunto de criados de un señor. 452 v. 138 consulta: «Se llama assimismo el acto de ir el Consejo en Comunidad, con su Presidente, o Gobernador, el Viernes de cada semana, a dar cuenta al Rey de todo lo ocurrido en el Reino» (Aut.).
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a su camino los pies, y el cura y el sacristán se fueron a recoger.
XXVII Romance contra el conde-duque y otros ministros, que salió en marzo de 1643 453 Arroyuelos de Madrid —a quien el poeta más culto 454 podrá llamar sierpes, 455 mas no sierpes de cristal—, vosotros, los que de pala en pala vais a vaciar 456 al negro Leteo —que es la calle del Arenal, 457 río donde se trasplanta cuanto planta por detrás en tiestos de Talavera el jardinero arrabal 458—, llorad, llorad del privado y la privada 459 el destierro y soledad. Bien veo, arroyuelos tristes, la gran falta que os harán los servicios del privado. 460
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BNE, ms. 10.936, fols.196r-198v. También aparece en BNE, ms. 4147, fols. 379r-380r. vv. 2-3 El comienzo del romance está deturpado. El segundo verso no rima como debe y el siguiente es hipométrico. 455 vv. 3-4 podrá llamar sierpes, mas no sierpes de cristal: se burla de esta metáfora tópica para los arroyos (Segismundo en el v. 155 de La vida es sueño llama al arroyuelo: «sierpe de plata»). Aquí, más que a los arroyos, se refiere a las atarjeas que llevan aguas sucias por las calles madrileñas. 456 vv. 5-7 de pala en pala vais a vaciar al negro Leteo: alude a la suciedad de las atarjeas que llevan las aguas fecales. Los excrementos acumulados durante el día en las casas eran vaciados por las ventanas. Con palas se recogían estas basuras. El Leteo, el río de Hades cuyas aguas hacían perder la memoria, aquí se menciona metafóricamente por lo negro o sucio. 457 v. 8 la calle del Arenal: se ubica entre el palacio y la Plaza del Sol. Fue durante largo tiempo la calle principal para la gente de la corte. 458 vv. 11-12 cuanto planta por detrás en tiestos de Talavera el jardinero arrabal: los excrementos son plantados por el trasero (al que jocosamente se llamaba también arrabal) en orinales (vasos hechos de cerámica de Talavera). 459 v. 14 privada: «letrina», «la plasta grande de suciedad o excremento, echada en el suelo o en la calle» (Aut.). En el ms. «del privado y de la privada» hace eneasílabo. 460 v. 18 servicios: «mérito que se hace sirviendo especialmente a los príncipes», «vaso que sirve para los excrementos mayores» (Aut.). 453 454
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Llenos a no poder más, la vara de la justicia los ha mandado limpiar, porque de su mal olor se apestaba el mundo ya. Ya con esta diligencia purificado se han los otros de Monterrey, Leganés y don Julián, que estaban tan hediondos que cualquiera os podría dar, arroyuelos, quince y falta 461 y aun puf de ventaja más. 462 A los carros de la villa 463 han puesto una mula más para que saquen aquestos servicios a un muladar. 464 A los del protonotario un jabón les quieren dar, 465 ¡plegue a Dios que de la bolsa 466 le limpien la suciedad! A González, que fue siempre peor que lo zurdo, ya 467 dicen que limpiarle quieren el húmedo radical. 468
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461 vv. 29-30 dar quince y falta: «Conceder a uno ventaja considerable para ejecutar alguna cosa. Es tomado del juego de la pelota» (Aut.). Los servicios de los protegidos de Olivares eran tan sucios que podían superar las atarjeas más hediondas. 462 v. 31 puf: expresión de asco, aquí es metonimia de asquerosidad y suciedad. Se insiste en que los servicios de los ministros mencionados, por ser actos tan sucios, superarían con ventaja a las hediondas atarjeas. 463 v. 32 carros: los que se llevan las basuras de las calles de Madrid. 464 v. 35 muladar: «lugar o sitio donde se echa el estiércol o basura que sale de las casas» (Aut.). 465 v. 37 dar un jabón: «Reprehender a alguno fuerte y ásperamente» (Aut.). 466 vv. 38-39 de la bolsa le limpien la suciedad: porque es un ladrón, ojalá le quiten el dinero que ha robado. 467 v. 41 zurdo: los zurdos tenían muy mala fama. Comp. Quevedo, Los sueños, pp. 131-132: «zurdos, gente que no puede hacer cosa a derechas, quejándose de que no están con los otros condenados, y acá dudamos si son hombres o otra cosa, que en el mundo ellos no sirven sino de enfados y de mal agüero, pues si uno va en negocios y topa zurdos se vuelve como si topara un cuervo o oyera una lechuza. [...] Y cuando la Justicia manda cortar a uno la mano derecha por una resistencia, es la pena hacerle zurdo, no el golpe; y no queráis más que queriendo el otro echar una maldición muy grande, fea y afrentosa, dijo: “Lanzada de moro izquierdo / te atraviese el corazón”; y en el día del Juicio todos los condenados, en señal de serlo, estarán a la mano izquierda. Al fin, es gente hecha al revés y que se duda si son gente». 468 v. 43 húmedo radical: «Cierto humor que se cree ser el primero en los vivientes, y que es el principio de la vida y la causa de su duración» (Aut.). Aquí es metáfora del dinero: le quieren quitar todo lo que robó.
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Monsieur Gudiel, aunque vive 469 en la calle de Alcalá, por vecino del Retiro 470 en la colada ha de entrar. 471 A fulano de la Cerda, 472 que es un cerdoso animal, le quieren peinar las cerdas y bien habrá que peinar, porque es cerda de la cola y nace en sucio lugar, cuyas liendres en lagartos ya convertidas se han. Baste el llorar, arroyuelos; arroyos, baste el llorar. Murmurad, murmurad, que cuando claros corréis siempre murmurando estáis. Ríos quedáis, aunque os falte de la cochambre el caudal. Sed risueños y dad siempre gracias a su majestad. Cantad, cantad del privado y la privada el destierro y soledad.
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XXVIII Descripción del estado de crianza de un duque. Su autor, el duque de Medina Sidonia 473 Romance Amigo, ya que te empeñas en que te refiera en verso lo que se llama ser duque y lo que ello es en efecto, procuraré con verdad
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v. 44 Monsieur Gudiel: Luis Gudiel y Peralta, consejero de Olivares. v. 46 vecino del Retiro: es decir, lo retiran de la actividad política. 471 v. 47 colada: lavado de la ropa con lejía. 472 v. 48 fulano de la Cerda: Pedro Valle de la Cerda. 473 BNF, Richelieu, Espagnol 301, fols. 248v-253v. Según las fechas de los documentos en este manuscrito, se puede pensar que era en esta época Gaspar Pérez de Guzmán y Gómez de Sandoval (1636-1645) o Gaspar Pérez de Guzmán y Pérez de Guzmán (1645-1667). Resulta de interés para el lector por el tema tratado. 469 470
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decir lo que experimento en veinte y tres años justos que hace que este oficio ejerzo. En nuestra primera edad procurar con todo esmero 10 entre las amas y ayas hacernos torcido el cuerpo. Cuando somos mayorcitos nos tratan con tanto tiento 15 que por mantenernos sanos nos suelen hacer enfermos. Por onzas nos alimentan... ¿Por onzas digo? Por menos, cuando la naturaleza 20 necesita más fomento. Después nos ponen un ayo que presumido y más necio nos explica sin principios lo que eran nuestros abuelos. Para podernos mandar 474 25 nos construyen paralelos y nos hace irresolutos, tímidos, tontos y puercos. Ni aun a comer nos enseñan, 30 a tratar bien mucho menos, a leer y escribir mal, pero a contar ni por pienso. 475 Llegamos a ser ya grandes, nos hallamos hombres hechos sin idea sin crianza 35 y de mil perjuicios llenos. Siempre mandar deseamos y nunca jamás podemos, pues ignoramos el cómo 40 y nos disipan lo nuestro. Si acaso en la juventud tenemos un devaneo, llevamos siempre la banca, 476 pero otros hacen el fuego. 474 v. 25 mandarse: «Moverse y ejecutar las funciones de la naturaleza, sin impedimento ni estorbo alguno» (Aut.). Para esto, se tienen que ayudar con barras paralelas. 475 v. 32 ni por pienso: ni por pensamiento: «Expressión con que se explica, que alguna cosa ha estado tan lexos de executarse, que ni aun se ha ofrecido a la imaginación.» (Aut.). 476 v. 43-44 banca…fuego: en los pasatiempos y juegos de naipe (o baceta), el que lleva la banca es la persona más poderosa. Persona con tanto poder pese a que son los otros que hacen la guerra. Hacer fuego: «Phrase militar que vale disparar la artillería o otras armas de fuego» (Aut.).
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Tenemos muy buena renta y más criados tenemos, en cuyas manos se extingue con despótico manejo. Hay entre ellos disputas, partidos, envidia, celos sobre quién tiene más ley 477 al señor o a su dueño. Ellos siempre nos adulan y nos sujetan a un tiempo, obedecernos no saben y mandarlos no sabemos. Nos dicen que bien estamos, pero no lo que tenemos, que esta es cosa muy ajena de que la sepa su dueño. Para esto son mil criados que raras veces lo vemos y nos tienen a pupilo, 478 mas con mucho amor y celo. Siempre estamos empeñados por gasto que no entendemos, como ignoramos las cuentas suben las suyas a cuentos. Nosotros, sin mandar nada y murmurándonos ellos, dicen disipamos mucho y ellos nos guardan el resto. Gastamos más en comprarnos y en piezas mudas que creo puede gastarse en un año en trescientos coliseos. Todos nos tienen envidia y nos tiran al degüello, como tenemos mil flacos 479 hallan razón para ello. Nosotros nos humillamos, no sabiendo defendernos, y la falsa vanidad en la bajeza ponemos. No obstante, somos el blanco
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v. 51 ley: lealtad. v. 63 pupilo: en pupilaje, como un estudiante entregado al cuidado de un ayo. 479 v. 79 flaco: «por translación significa débil, falto de vigor y fuerzas.» (Aut.). 477 478
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de algunos tiros bien negros 480 85 y muchas veces asunto para premiar falsos celos. Por ridículos nos tienen, por groseros y soberbios, y tanto al fin nos sujetan 90 que ni ser hombres podemos. Si nos emplean en Corte, somos esclavos eternos; morimos siempre empeñados y vivimos de estafermos. 481 95 Quien comete más bajezas es un político diestro, el que mira por la patria se le nota de extranjero. 482 Si uno va mucho a la corte, 100 le cuentan por lisonjero; si se retira, le notan de un hombre adusto y grosero; si asiste a muchas funciones le juzgan hombre sin seso; 105 si se retira a su casas, dicen que afecta ser serio; si lee para instruirse en estos libros modernos, 110 entre los más se lo notan, quiero decir entre necios. No hay acción indiferente entre nosotros por cierto. Lo bueno de otros es mal; lo malo nuestro, perverso. 115 En una palabra, amigo, el ser duque es, según veo, ser un esclavo infeliz con ilustre tratamiento. Vivir empeñados siempre, 120 sin disfrutar su dinero; no conocer libertad y tener doscientos pleitos. Si hay alguno que me envidia, v. 85 tiros bien negros: juego de palabras con el blanco del tiro. Aquí se refiere al hecho de que los nobles son el blanco de la crítica, tan feroz y adversa. 481 v. 95 estafermos: «por metáfora se dice el que sin servir de cosa alguna, presume hacer papel» (Aut.). 482 v. 99 notar: «ocasionar o causar descrédito o infamia» (Aut.). 480
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yo le dejaré mi puesto. Si me da diez mil ducados de renta, troquemos luego. Yo seré un bribón feliz, él será un esclavo necio; yo, sin título, muy rico y él, pobre con cien mil pesos.
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Índices Toponímico Albacea, 139 Alcalá, calle, 157 Alemania, 136 (n. 343) Aragón, 61, 96 (n. 45), 98 Arenal, 155 (n. 457) Arnedo, 129, 138, 149 (n. 425) Barcelona, 38, 65, 97, 108, 147 (n. 408) Brasil, 98 (n. 58) Castilla, 84, 99, 104, 111 Cataluña (catalán), 24, 36, 38, 42 (n. 6), 61, 65, 78, 93 (n. 19), 96 (n. 42), 99 (n. 62), 104 (n. 110), 105, 107, 122 (n. 238), 124 (n. 248), 134 China, 136 (n. 343) Extremadura, 108 (n. 137) Fernambuco, véase Pernambuco Flandes, 26, 36, 92 (n. 12), 99 (n. 64), 118, 106 (n. 124), 139 (n. 360), 149 (n. 423) Gelboé, 128 (n. 288) Guipúzcoa, 98 (n. 59) Italia, 18, 26, 27 (n. 40), 36, 42, 85, 92 (n. 12), 95, 96 (n. 42), 106 (n. 124), 136 (n. 342) Lérida, 70, 95 (n. 39), 97 (n. 55), 122 (n. 238), 128 (n. 288)
Leteo, río (o letea), 143 (n. 387), 155 (n. 456) Loeches, 17, 68, 94 (n. 29), 103, 103 (n. 98), 113, 117, 128 (n. 287), 131 (n. 308), 137 Lueches, véase Loeches Luna ,127 (n. 278) Madrid, 42, 28, 54, 63, 71, 72, 86, 104, 102 (n. 94), 105 (n. 116, 118), 115 (n. 182), 119, 125 (n. 264), 131 (n. 438), 150 (n. 431), 151, 152 (n. 434), 155, 156 (n. 463) Milán, 70, 79, 95 (n. 39), 98, 104 (n. 109) Monte de los Olivos, 134 (n. 326) Monzón, 97 (n. 55), 122 (n. 238) Nápoles, 98, 120 (n. 217) Navarra, 70, 98, 105 (n. 115), 148 (n. 409) Palacio del Buen Retiro, 14, 39, 55, 56, 61, 63, 64 (n. 102), 92 (n. 12), 115 (n. 182), 122, 123 (n. 239), 137 Pernambuco, 36, 98 (n. 58), 112 (n. 163) Perpiñán, 97 (n. 54) Portugal (lusitano), 21, 36, 38, 39, 61, 65, 93 (n. 21), 98 (n. 61), 99, 104 (n. 110), 108, 109, 119, 106 (n. 124), 125 (n. 259), 149 Roma, 17, 99 (n. 62, 64), 120 (n. 223), 141 (n. 373), 148 (n. 415) Sevilla, 63, 99, 101 (n. 83), 130
175
Toledo, 119 (n. 297), 148 (n. 410), 151, 152, 152 (n. 437) Toro, 13, 122 (n. 234), 124 (n. 254), 128 (n. 287), 140 (n. 370), 147 (n. 405) Valencia, 98, 148 (n. 409) Villa (hermosa o larga), 104, 110, 111, 122, 139 (n. 361), 156 (n. 463) Analítico Alcorán, 125 Alhaja, 46, 130 Aqueronte, 143 (n. 386) Arca, 103 (n. 100) Audiencia, 41, 107 Azacán, 110 (n. 153) Balido, 78, 114 (n. 173) Banca, 158 (n. 476) Berro, 134 (n. 329) Bestia, 133 (n. 324), 137 (n. 344) Blanco, 159, 160 (n. 480) Bolsones, 112 (n. 165) Borbón, 98 Briba, 109 (n. 150) Bribón, 161 Brujería, bruja, 65, 78, 125 (n. 264), 126 (n. 268), 133 Burra de Balán, 104 (n. 108) Caballería, 98 Caballo, 37 (n. 80), 106, 108, 122 (n. 237) Caco (Cacus), 129 (n. 292, 293) Campana de Velilla, 122 (n. 236) Caifás, 132 (n. 316) Calvario, 134 Capona, 142 (n. 378) Carda, 118 (n. 204) Cardenal, 25, 92 (n. 15), 99 (n. 62) Cebado, 133 (n. 319) Centellas, 111 Ciencia, 144 (n. 389) Ciudad, 67 Cizaña, 117 (n. 198), 137 (n. 80) Chanza, 153
Clima, 105 Cobre, 97 (n. 48) Codicia, 94, 106 (n. 125), 112, 117 (n. 202) Cojo, 129 Coliseo, 159 Comedia, 43, 53, 68, 94, 101, 153 Cometa, 122 (n. 237) Condesa, 71, 72, 131, 134 Consejos, 19, 21, 34, 70, 95 (n. 37), 126, 136 (n. 342), 139 (n. 360), 149 (n. 413, 414, 415), 153 (n. 440), 154 (n. 452) Conversos, 25 (n. 32), 48 (n. 37), 70 (n. 119), 105 (n. 117), 139 (n. 357) Coraza, 124 (n. 249) Corte, 23, 28, 48, 61, 63, 66, 74, 94 (n. 29), 104 (n. 108), 111, 117 (n. 197), 120 (n. 216-217), 123 (n. 239), 140, 144, 153 (n. 440, 444), 160 Crédito, 97 (n. 50), 121 Criminal, 113 Cuentos, 123 (n. 244), 149 Demonio, 71, 101 (n. 79, 82), 104, 109, 116 (n. 193), 126 (n. 268), 144, 146 (n. 403) Degüello, 159 Despótico, 28, 30, 50, 159 Destierro, 72, 94 (n. 30), 102 (n. 94), 103 (n. 100), 112 (n. 163), 113 (n. 171), 120 (n. 224), 127 (n. 280), 150, 155, 157 Diablo, 45, 56, 71, 111, 121, 105 (n. 118), 134 (n. 327), 144 (n. 388), 143 Diablo Cojuelo, 94 (n. 27), 379 (p.146) Diluvios, 102 (n. 89), 103 (n. 99, 101) Dinero, 36, 96 (n. 44), 106 (n. 121), 107 (n. 130, 131), 118 (n. 207), 123 (n. 246), 156 (n. 466, 468), 160 Doblones, 96 (n. 41), 110 Dragón, 132 (n. 312), 133 (n. 324), 141 (n. 372) Ducados, 105 (n. 117), 112 (n. 163), 161 Edad dorada, 105 (n. 111) Escarpín, 103 (n. 96) Esclavo, 123 (n. 241), 160, 161 Esmero, 158 Estrados, 153
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Estrellas, 132 (n. 312) Fiesta de San Blas, 132, 131 (n. 308) Flacos, 159 (n. 479) Flamenco, 24, 106 (n. 122) Fortuna, 36 (n. 76), 110, 112 (n. 166), 123, 126, 127, 128, 151 Francés (Francia), 24, 34 (n. 68), 36, 37, 42, 49, 57 (n. 74), 61, 64, 65, 79, 95, 96, 96 (n. 40, 45, 46), 97 (n. 54, 55), 98, 99 (n. 62, 64), 103 (n. 95), 105 (n. 116), 113, 121, 122, 122 (n. 238), 124, 139 (n. 357), 146 (n. 401), 147 Fuego, 36, 68 (n. 112), 109, 144, 158 (n. 476) Gallinero (o Gallina), 55, 64, 96 (n. 40, 41), 115 (n. 182) Ganapán, 68, 102 (n. 92), 116 (n. 195) Ganzúa, 130 (n. 302) Gato, 127 (n. 281), 134 (n. 332) Gerión, 129 (n. 292, 293) Godo (visigodo), 66, 107 (n. 131), 111 (n. 161), 114 (n. 172), 117 (n. 201), 119 (n. 212) Goleta, 125 (n. 260) Gobierno (en la poesía), 92 (n. 12), 93 (n. 17, 19), 97 (n. 48), 105 (n. 114), 106, 111, 111 (n. 160), 121, 126 (n. 273), 144, 146, 148, 152 Gloria, 132, 133 (n. 323), 136, 152 Grandes, 99 (n. 70), 111, 158 Griegos, 147 Hechura, 115 (n. 188), 138 Hemisfero, 103 (n. 97) Hermandad, 123 (n. 240), 130 (n. 302) Holandés, 22, 26, 98 (n. 58, 60, 61), 105 (n. 115), 112 (n. 163) Indiano peregrino, 98 (n. 60) Infante, 23, 68, 105, 112 (n. 163), 116 (n. 195) Infantería, 98, 107 (n. 133) Infierno, véase purgatorio Inquisición, 71, 94, 116, 125 (n. 262, 266), 126, 130 (n. 302), 134 (n. 328), 139 (n. 359), 149, 149 (n. 419, 420) Jácara, 67, 114 (n. 180)
Junta (juntas), 62, 126 (n. 273), 136 (n. 342), 138 (n. 356), 148 (n. 414) Juros, 97 (n. 50, 52), 139 (n. 359) Justicia, 22, 31, 32, 50 (n. 44), 94, 107, 112, 119, 148, 148 (n. 409), 156 Laberinto de Creta, 73, 123 (n. 246, 247) Ladrón, 95, 96 (n. 42), 112, 129, 129 (n. 292), 130, 156 (n. 466) Lanceta, 127 (n. 279) Leño, 133 (n. 322) León (también cuatro león), 104 (n. 106), 115 (n. 186), 141, 145 (n. 397, 398, 400), 146 (n. 403) Letuario, 102 (n. 91) Licencia, 34, 154 (n. 446) Lisonjero, 93 (n. 17), 160 Lobo (loba), 95 (n. 34), 128 (n. 284, 287), 129, 129 (n. 296, 297), 130 (n. 301) Los Servicios, 155 (n. 460), 156, 156 (n. 461, 462) Lusitanos, véase Portugal Llave (maestra), 101 (n. 86), 107 (n. 131), 142 (n. 378, 381) Malicia, 94, 132, 141 Mandamientos, 132 (n. 309), 151 Maravedís, 106 (n. 121), 147 (n. 409) Maravilla (del mundo), 64 (n. 102), 100, 111 (n. 162), 122, 128 Matrimonio, 36 (n. 79), 66, 66 (n. 106), 67 (n. 111), 92 (n. 16), 114 (n. 176), 140 (n. 365) Media annata, 97 (n. 50) Mercedes, 97 (n. 50), 112 (n. 163), 150 (n. 427, 428) Millón, 73, 95 (n. 36), 110 (n. 158), 123 Ministros, 14, 18, 21, 23, 28, 47, 107 (n. 130), 110, 117, 117 (n. 198), 142, 148, 148 (n. 416), 149, 156 (n. 462) Monarquía, 14, 18 (n. 5), 96 (n. 41), 104, 105, 112, 116 (n. 192) Moneda, 97 (n. 48), 111, 112, 118 (n. 208), 130, 143, 143 (n. 386), 146 (n. 402), 153 (n. 443) Montería, véase Sevilla
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Moro, 66, 100 (n. 73), 107 (n. 131), 156 (n. 467) Muleta, 92 (n. 11), 116 (n. 192), 136, 142 (n. 383) Naturaleza, 30 (n. 51), 158 Necio, 158, 160, 161 Orbe, 117 (n. 200) Paloma, 94 (n. 31), 103 (n. 100, 101) Papel sellado, 97 (n. 49), 105, 130 Patrimonio real, 149 Pecho, 48, 107 (n. 129, 130), 110 (n. 158), 135 (n. 337, 341), 150 (n. 429) Perverso, 160 Pesos, 150, 161 Pichilingue, 98 (n. 61) Pigüelas, 128 (n. 285) Pilatos, 99 (n. 66), 124 (n. 250, 252) Planeta (cuarto planeta), 20, 121 (n. 225) Plata, 99, 97 (n. 48), 105 (n. 111), 115 (n. 182), 135 (n. 333), 155 (n. 455) Pleito, 149, 152 (n. 435), 153 (n. 440), 156, 164 Pliegos de cordel, 37 (n. 82), 51, 52, 53, 54 Polluelos, 96 (n. 41) Precios, 153 (n. 443) Privado (en la poesía), 93 (n. 19), 99 (n. 62), 100, 105, 114 (n. 175), 114, 118, 122, 126, 134 (n. 335), 155 (n. 459), 157 Privanza, 24, 85, 138 (n. 355), 143 Profeta, 104 (n. 108), 132, 132 (n. 309) Protonotario (y sus variantes), véase Villanueva, Jerónimo de. Pupilo, 159 (n. 478) Purgatorio, 111, 125 (n. 466), 137 (n. 347), 142, 143, 144 (n. 388, 391) Puta, 66, 109, 119 Querubín, 144 Reino de las tinieblas, 143 (n. 385) Relaciones de sucesos, 53 (n. 56), 54 Retirada, 13, 17, 56, 65, 69, 70, 94 (n. 29), 105 (n. 111), 108, 108 (n. 134), 113, 115 (n. 169), 115 (n. 183), 117 (n. 197), 127 (n. 277), 136 (n. 342) Sacristán, 155
San Andrés, 134 (n. 328) San Miguel, 101 (n. 82) San Pedro, 142 (n. 380), 152 San Plácido (monjas), 17, 65, 70, 71, 70 (n. 120), 93 (n. 18, 20), 95 (n. 37), 105 (n. 118), 125 (n. 264), 126 (n. 267, 269), 134 (n. 327, 330), 149 (n. 420) Santo oficio, véase Inquisición. Satanás, 132, 144 (n. 389) Secretario, 102, 136 (n. 342), 138 (n. 353) Seta, 122 (n. 232), 132 (n. 310) Seyano, 124 (n. 254) Sierpe de siete cabezas, 141 (n. 372) Sierpes de cristal, 155 (n. 455) Sisa, 110 (n. 158) Sol, 115 (n. 189), 121 (n. 225), 127, 138 (n. 355), 142 (n. 382) Soldado, 52, 62, 62 (n. 93), 96 (n. 40), 106, 107 (n. 133), 109 (n. 143), 115, 147, Sueco, 146 (n. 401) Sueño, 97, 121 (n. 231), 128 (n. 290), 142, 145, 156 (n. 467) Tarpeya, 141 (n. 373) Teatro del mundo, 94 (n. 26) Tercios, 36, 147 Testamento, 54, 132 (n. 309), 138 (n. 350), 139, 140 Tirano, 45, 45 (n. 24), 47, 50, 95, 101 (n. 79), 106 (n. 123), 115, 132, 141 (n. 371) Tiro, 122 (n. 238), 160 (n. 480) Título, 94, 99 (n. 70), 108, 136 (n. 347), 161 Torre de Babel, 137 (n. 349) Trabuque, 100 (n. 78) Tributos, 96, 97, 107, 119 (n. 215), 120, 135 Vanidad, 143, 159 Vasallos, 35, 107, 132, 145, 150 Vejeta, 126 (n. 269) Venecianos, 99 Vicálvaro, 150 (n. 431), 151, 154 Virgen María (también víspera) de la Paz, 95 (n. 33), 131 (n. 307) Virtud, 144 (n. 393), 149 (n. 419), 154 (n. 449) Ulises, 113 (n. 170), 117 (n. 197) Unión de Armas, 14, 26, 39, 61, 62, 64, 85
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Onomástico Abel, 115 (n. 185) Absalón, 126 (n. 270) Acevedo y Zúñiga, Manuel de, 38, 70, 80, 92 (n. 16), 95 (n. 35), 101 (n. 81), 108, 109 (n. 142), 118, 156 Adán, 20, 116 (n. 191), 148 Alcides, 128 (n. 291) Aquitofel, 126 (n. 270) Aragón Folc de Cardona y Córdoba, Enrique de, 112 (n. 163) Aragón, Pedro Antonio de, 70 Arimatea, José de, 152 (n. 438) Atila, 119 (n. 212) Bayeta, 127 (n. 276) Bazán y Benavides, Álvaro de, 139 (n. 360), 149 (n. 423) Belem, 125 (n. 259) Berganza, duque de, 109, 108 (n. 135) Calderón de la Barca, Pedro, 15, 22 (n. 17), 53, 55 Calle, Juan de la, 130 (n. 302) Calvino, 144 (n. 395) Canencia, Gerónimo, 136 (n. 342) Cárdenas, don Miguel, 125 (n. 264) Cárdenas y Manrique de Lara, Jorge de, 148 (n. 413) Carlos de Habsburgo, archiduque, 112 (n. 163) Castejón y Fonseca, Diego de, 150 (n. 430), 151 (n. 432, 433), 152 (n. 434) Cebollas (señor de), véase Álvarez de Toledo, Fernán. Cerbellón, Juan (también Ferbellón), 125 (n. 263) Cerdo, Cerda, cerdoso, 51, 69, 118, 157 Circe, 117 (n. 197) Chumacero Carrillo y Sotomayor, Juan, 148 (n. 415) Colmenares, Luisa, 149 (n. 419) Conde de la Roca, véase Vera y Zúñiga, Juan Antonio de. Conde Galalón de Maganza, 108 (n. 136) Conde de Monterrey (cuarto), véase Acevedo y Zúñiga, Manuel de.
Conde de Oropesa (séptimo), véase Álvarez de Toledo, Duarte Fernando. Conde-duque de Olivares, véase Guzmán, Gaspar de. Condesa de Olivares, véase Zúñiga y Velasco, Inés de. Condestable de Castilla, véase Fernández de Velasco y Tovar, Bernardino. Condestable de Navarra, véase Álvarez de Toledo, Fernando. Contreras, Antonio de, 138 (n. 354) Cristo, 124 (n. 250), 125 (n. 299), 132 (n. 316), 154 (n. 450) Dios, 20, 31, 37, 45, 72, 78, 93, 95, 101, 101 (n. 82), 102, 104, 106, 110, 111, 112, 118 (n. 203), 119 (n. 212), 121 (n. 229), 125 (n. 261), 130, 132, 132 (n. 309), 135, 144 (n. 389), 150, 153, 154, 156 (n. 466) Duque de Alba (quinto), véase Álvarez de Toledo y Beaumont, Antonio. Duque de Alba (sexto), véase Álvarez de Toledo, Fernando. Duque de Braganza, 38, 45, 106 (n. 123), 108 (n. 135) Duque de Lerma, 46, 50, 92 (n. 15), 120 (n. 218) Duque de Maqueda y de Nájera, véase Cárdenas y Manrique de Lara, Jorge de. Duque de Medina de Rioseco, 120 (n. 216) Duque de Medina Sidonia, 157 Duque de Osuna (tercero), véase Téllez Girón y Velasco, Pedro. Duque de San Luque, 17 Duque de Segorbe y de Cardona, véase Aragón Folc. Duque de Uceda, 120 (n. 218) Duque don Noramala, 144 (n. 390) Embajador Lamego, 73, 99 (n. 64) Ester, 122 (n. 233), 133 (n. 320) Fajardo Zúñiga y Requesens, Pedro, 107 (n. 133) Felipe IV, 13, 20, 22, 33, 36, 36 (n. 76), 50, 51, 54, 61, 63, 75, 85, 99 (n. 67), 103 (n. 98, 103, 104), 115 (n. 186), 118
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(n. 206, 208), 120 (n. 217), 124 (n. 254), 128 (n. 291), 129 (n. 292), 136 (n. 342), 140 (n. 370), 148 (n. 409) Felipe de Guzmán, Enrique, véase Julián Valcárcel. Fernández de Córdoba y Cardona, Gonzalo, 42 (n. 3), 112 (n. 163) Fernández de Velasco y Tovar, Bernardino, 67 (n. 111), 68, 104 (n. 109), 110, 114 (n. 176, 178), 116 (n. 195), 119 González, Joseph (a veces José), 25, 51, 69, 70, 86, 95 (n. 37), 101, 118, 129 (n. 293, 299), 130 (n. 300), 134, 136, 138, 148 (n. 411), 149 (n. 425), 156 Guzmán de Alfarache, 56, 66, 109 (n. 146) Guzmán, Gaspar de (en la poesía), 105 Guzmán y Zúñiga, María de, 67 (n. 111) Holofernes, 133 (n. 323) Ícaro, 142 (n. 382) Jonás, 132 (n. 309) Juan IV de Portugal, véase duque de Braganza. Judas, 126 (n. 271), 144 (n. 395) Julián Valcárcel, Enrique Felipe de Guzmán, 17, 56, 59, 65, 66, 67, 67 (n. 111), 68, 68 (n. 112), 69 (n. 114), 75, 86, 100 (n. 71), 101 (n. 81, 85), 104, 107, 107 (n. 131), 109, 109 (n. 149), 110, 114, 114 (n. 179), 119, 145, 152 (n. 434), 156 Julianito de Tormes (también de España), 59, 100 (n. 72, 73) Leonorilla, 125 (n. 263, 264) Lucifer, 45, 56, 101 (n. 82), 132, 144 (n. 395) Lutero, 144 (n. 395) Luzbel, 45, 56, 101 (n. 82), 132 (n. 311), 137, 143, 144 Mardoqueo, 122 (n. 233, 234), 133 (n. 322) Marqués de Camarena, véase Castejón y Fonseca, Diego de. Marqués de Castrofuerte, 139 (n. 361) Marqués de las Navas, véase Melchor de Luzón y Guzmán, Francisco Marqués de Leganés, véase Mejía y Guzmán, Diego.
Marqués de los Vélez, véase Fajardo Zúñiga y Requesens, Pedro. Marqués de Pobar, 70 Marqués de Santa Cruz y del Viso, véase Bazán y Benavides, Álvaro de. Marqués de Toral (segundo), véase Núñez de Guzmán y Guzmán. Marqués de Villanueva de Valdueza (primero), véase Toledo Osorio, Fadrique de. Marquesado de Mairena, 17, 65 Mejía (a veces Mexía o Mesía) y Guzmán, Diego, 70, 95 (n. 39), 96, 98 (n. 57), 128 (n. 288) Melchor de Luzón y Guzmán, Francisco, 152 (n. 435) Mesía, véase Mejía y Guzmán, Diego Monja de Carrión, véase Colmenares, Luisa Monsieur Gudiel (Luis Gudiel y Peralta), 157 (n. 469) Monterrey, véase Acevedo y Zúñiga, Manuel de Mota (Philippe de la Motte), 97 (n. 55) Nabucodonosor, 41, 46, 128 (n. 289), 133 (n. 323), 135 (n. 338), 137 (n. 344, 348) Nerón, 120 (n. 223, 224), 141 (n. 373) Núñez de Guzmán y Guzmán, Ramiro Felipe, 67 (n. 111), 92 (n. 16) Obispo de Lugo, véase Castejón y Fonseca, Diego de. Obispo de Tarazona, 152 (n. 437) Pacheco Girón, Pedro, véase marqués de Castrofuerte. Pelayo, 156 (n. 402) Pérez de Guzmán y Gómez de Sandoval, Gaspar, 157 (n. 473) Quevedo, Francisco de, 68, 103 (n. 104), 114 (n. 177), 116 (n. 193, 195), 120 (n. 223), 121 (n. 230, 231), 122 (n. 236), 124 (n. 251, 252), 145 (n. 398), 146 (n. 402), 149 (n. 418), 156 (n. 467) Rodrigo Calderón, 50 (n. 44) Rodrigo, visigodo rey, 66, 68 (n. 112), 109 (n. 147), 111 (n. 161), 117 (n. 201) Salazar, Hernando de, 26, 62, 93, 93 (n. 17), 97 (n. 49)
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Talavera, 148 (n. 409), 155, 155 (n. 458) Téllez Girón y Velasco, Pedro, 120 (n. 218) Toledo Osorio, Fadrique de, 112 (n. 163), 120 (n. 216) Valero Díaz, Juan, 136 (n. 342) Valle de la Cerda, Pedro, 51, 69, 70, 86, 95 (n. 37), 130 (n. 301), 136, 157 (n. 472) Valle de la Cerda y Alvarado, Teresa, 70, 72, 95 (n. 37), 134 (n. 327) Velasco, Juana de, 67 (n. 111), 110 (n. 154) Vélez de Guevara, Luis, 60, 94 (n. 27), 142 (n. 383)
Vera y Zúñiga, Juan Antonio de, 23 (n. 22), 152 (n. 436) Villanueva, Jerónimo de, 52, 70, 71, 93 (n. 18), 101 (n. 80), 118, 129 (n. 297), 134, 138 (n. 353), 156 Virgilio, 99 (n. 69) Ulloa y Pereira, Luis, 39, 47 (n. 29), 48 (n. 33) Zabulón, 95 (n. 38) Zúñiga, Baltasar de, 22, 23 (n. 19), 26 (n. 36) Zúñiga y Velasco, Inés de, 17, 67 (n. 111), 102 (n. 94), 117 (n. 197), 128 (n. 287)
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ISBN: 978-84-00-10492-4
9 788400 104924
SHAI COHEN
SHAI COHEN
EL PODER DE LA PALABRA: LA SÁTIRA POLÍTICA CONTRA EL CONDE-DUQUE DE OLIVARES
EL PODER DE LA PALABRA: LA SÁTIRA POLÍTICA CONTRA EL CONDE-DUQUE DE OLIVARES
65. Vidas de sabios. El nacimiento de la autobiografía moderna en España (1733-1849), por Fernando Durán López, 516 págs. 66. De grado o de gracias. Vejámenes universitarios de los Siglos de Oro, por Abraham Madroñal Durán, 532 págs. 67. Del simbolismo a la hermenéutica. Recorrido intelectual de Paul Ricoeur (1950-1985), por Daniel Vela Valloecabres, 192 págs. 68. De amor y política: la tragedia neoclásica española, por Josep Maria Salla Valldaura, 552 págs. 69. Diez estudios sobre literatura de viajes, por Manuel Lucena Giraldo y Juan Pimentel Igea (eds.), 260 págs. 70. Doscientos críticos literarios en la España del siglo xix, por Frank Baasmer y Francisco Acero Yus (dirs.), 904 págs. 71. Teoría/crítica. Homenaje a la profesora Carmen Bobes Naves, por Miguel Ángel Garrido y Emilio Frechilla (eds.), 464 págs. 72. Modernidad bajo sospecha: Salas Barbadillo y la cultura material del siglo xvii, por Enrique García Santo-Tomás, 280 págs. 73. «Escucho con mis ojos a los muertos». La odisea de la interpretación literaria, por Fernando Romo Feito, 208 págs. 74. La España dramática. Colección de obras representadas con aplauso en los teatros de la corte (1849-1881), por Pilar Martínez Olmo, 652 págs. 75. Escenas que sostienen mundos. Mímesis y modelos de ficción en el teatro, por Luis Emilio Abraham, 192 págs. 76. De Virgilio a Espronceda, por José Luis Bermejo Cabrero, 200 págs. 77. Estructura y teoría del verso libre, por María Victoria Utrera Torremocha, 232 págs. 78. Mundos perdidos: una aproximación tematológica a la novela postmoderna, por Íñigo Barbancho Galdós, 296 págs. 79. El Quijote y su idea de la virtud, por Ángel Rubén Pérez Martínez, 280 págs. 80. El enigma sobre las tablas. Análisis de la dramaturgia completa de Juan Benet, por Miguel Carrera Garrido, 324 págs. 81. El sujeto difuso. Análisis de la socialidad en el discurso literario, por Federico López-Terra, 264 págs. 82. El mito de Atalanta e Hipómenes. Fuentes grecolatinas y su pervivencia en la literatura española, por María Jesús Franco Durán, 348 págs. 83. Tormentos de amor. Celos y rivalidad masculina en la novela española del siglo xix, por Eva María Flores Ruiz, 380 págs. 84. Del teatro al cine. Hacia una teoría de la adaptación, por María Vives Agurruza, 338 págs. 85. El teatro de los poetas. Formas del drama simbolista en España (1890-1920), por Javier Cuesta Guadaño, 488 págs. 86. Tránsitos, apropiaciones y transformaciones. Un modelo de cartografía para la dramaturgia de Juan Mayorga, por Germán Brignone, 368 págs. 87. El personaje literario en el relato, por María del Carmen Bobes Naves, 208 págs. 88. Teatro: no pasar. Rendimiento crítico del teatro de Roberto Suárez en su contexto de producción, por Ignacio Gutiérrez Muiño, 200 págs. 89. Familia y exilio en la dramaturgia de la gran Cuba. Una perspectiva dramatológica, por Abel González Melo, 326 págs.
El presente volumen ofrece una antología de la poesía satírica anónima durante el período de Gaspar de Guzmán, conocido como conde-duque de Olivares, favorito del rey Felipe IV. Durante sus largos y exhaustivos veintiún años en este mandato, el conde-duque se convirtió en uno de los personajes más despreciados de la España moderna y acabó siendo objeto de muchas sátiras que revelaban las controversias de su actividad política y personal. Estas sátiras son textos que reflejan la desfavorable opinión pública hacia el conde-duque de Olivares. Es decir, los poemas dan cuenta de los motivos que condujeron a la caída de España, provocada por el favorito del rey, una personificación viviente del poder. Los textos de esta sátira política son numerosos y, por lo tanto, han tenido que ser filtrados y seleccionados, prestando especial atención a los textos inéditos y al arduo trabajo de anotación en el aparato crítico. Este libro incluye un estudio acompañado de una edición crítica y anotada de autores anónimos de sátira política sobre la figura del valido. Básicamente, se trata de un nuevo enfoque para un antiguo y muy disputado problema: si los textos satíricos del Siglo de Oro español influyeron en los eventos de ese periodo. El estudio abarca esta cuestión y ofrece una interpretación de los eventos antes, durante y después del auge del género satírico del siglo xvii. Esta perspectiva original y novedosa permite guiar al lector en este complejo período y reconocer la voz satírica con sus mensajes hacia la esfera pública y su repercusión en el entorno social, económico, político y, por supuesto, literario. Este trabajo será una referencia para futuras consideraciones e investigaciones sobre la sátira política en España, particularmente durante el siglo xvii.
ANEJOS DE REVISTA DE LITERATURA
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CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS
Shai Cohen realiza actualmente su investigación posdoctoral en la Universidad hebrea de Jerusalén. Graduado en Langue, Littérature et Civilisation Etrangère Espagnole en Francia, seguido por un máster en Israel, se doctoró en la Universidad de Navarra. Ha desarrollado su carrera docente e investigadora en varias universidades y centros europeos de prestigio, como la Universidad de Granada. Centra sus líneas de investigación en la relación interdisciplinar entre la política y la literatura del siglo xvii, caracterizada especialmente por aspectos socio-políticos. Otra de sus líneas de investigación trata del mundo sefardí y, en general, la historia cultural judeoespañola y judeoconversa. En la actualidad trabaja en temas de paz y conflicto en el contexto áureo. Es miembro y colaborador en diversos proyectos y grupos de investigación y ha publicado varios artículos en diversas revistas es pecializadas. Como profesor invitado ha impartido conferencias, seminarios y talleres en universidades españolas, así como en universidades internacionales. Entre sus publicaciones destacan libros como Strappado (Gvanim, 2012), El arte de hablar callando (Leer-e, 2013) y Escritos y humanismo (Universidad de Granada, 2018), así como varios artículos en revistas indexadas.
Imagen de cubierta: Diego Velázquez, Retrato de Gaspar de Guzmán, conde-duque de Olivares, 1638, óleo sobre lienzo (© The State Hermitage Museum / photo by Alexander Koksharov).
CSIC
09/07/19 09:48