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Spanish Pages [587] Year 2008
HUGO E. BIAGINI ARTURO A. ROIG (directores)
Diccionario del
pensamiento alternativo
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Editorial Bihlos :le xicón:
Diccionario del pensamiento alternativo / dirigido por Hugo E. Biagini y Arturo Andrés Roig. - la. ed. Buenos Aires: Biblos, 2008. 589 pp.; 23 x 16 cm. ISBN 978-950-786-653-1
l. Diccionario de Ciencias Sociales. l. Biagini, Hugo E., dir.
II. Roig, Arturo Andrés, dir. CDD 301.03
REUN
Red de Editoriales Universitarias Nacionales
Diseño de tapa: Luciano Armado: Hernán Díaz
Tirabassi U.
© Rugo E. Biagini y Arturo A. Roig, 2008 © Ediciones de la UNLa., 2008 Universidad Nacional de Lanús 29 de Septiembre 3901 (B1826GLC) Remedios de Escalada, Partido de Lanús, Provincia de Buenos Aires, República Argentina [email protected] www.unla.edu.ar
© Editorial Biblos, 2008
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INTRODUCCIÓN
El pensamiento alternativo como esperanza
El estudio de las alternativas planteadas por una problemática ecuménica desde un locus determinado en la plasmación de dos compactos volúmenes -El
pensamiento alternativo en la Argentina- nos abrió un mundo de posibilidades temáticas que en verdad no esperábamos. Por lo demás, es importante tener en cuenta que las alternativas como tales no se presentan aisladas, en primer lu gar, y, asimismo, que no están ausentes de hecho de ninguna propuesta o pro y ecto dentro de una cultura, sea filosófico, ideológico, político, literario, así como respecto de las políticas del deporte, su ordenamiento y su planificación, o la de los medios. El hecho de que las alternativas no se den nunca en una sola direc ción y que muchas de ellas sean contradictorias es normal y responde a la natu ral conflictividad de las relaciones humanas y la diversidad de sectores sociales que intervienen en la construcción de discursos epocales. ¿Qué relación tienen las alternativas con la utopía? La pregunta se plantea necesariamente en cuanto más de una alternativa cumple una función utópi ca. La categoría que hace de eje en esos libros, la de alternativa, resulta más amplia que la de utopía. Las utopías, cualquiera sea su grado de profundidad, son todas alternativas. Tal vez en ello ha consistido uno de los aspectos real mente aportativos de ese primer esfuerzo que se efectúa en nuestro país y lógicamente en sus medios intelectuales: el propósito de diseñar lo que podría mos llamar nuestro régimen alternativo-utópico o simplemente alternativo. ¿Y por qué no hay alternativas únicas en relación con los diversos procesos de creación filosófica, artística, económica, social, política o, en fin, por no mencionar la diversidad de campos en los que pueden ser rastreadas alterna tivas? No las hay porque las alternativas expresan el universo de los valores y sabemos que este campo, el axiológico, es dual: siempre hay un valor y frente a él, un antivalor. Así pues las alternativas, en su formulación, dependen del ejercicio mismo de la subjetividad así como del modo de afirmación de sujetivi dades. Para unos hay alternativas repudiables en la medida en que afectan sus intereses sectoriales, de clase, de grupo, de profesión, etc. Y frente a ellas está o están las alternativas que resultan compatibles con su posición en la sociedad. Alternativa que puede ser simplemente la de la negación de toda alternatividad.
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Hugo E. Biagini y Arturo A. Roig Ahora bien, la "posición en la sociedad" se vive desde dos planos inevita
bles: el del "ser social" y el "deber ser social". Y estos dos aspectos siempre presentes son justamente expresados en el complejo juego de alternativas. Hay "alternativas" que no son tales, en la medida en que se las construye teóricamente a partir de lo dado, de lo vigente, de lo establecido. Son "alterna tivas" a las que podríamos llamar conservadoras del
statu quo y en tal sentido
resulta que no son propiamente alternativas, no miran a lo alter, vale decir a lo distinto, lo diferente, lo contrario o lo opuesto, lo segundo frente a lo estable cido o directamente a su negación. En lugar de mirar a lo propiamente alter nos quedamos con lo mismo, lo ipse, y así en lugar de un alternativismo esta mos en un ipseísmo. Lógicamente éstos son los casos llevados a un extremo ya que, por lo general, cuando se plantean alternatividades se lo hace desde el presupuesto, generalmente compartido, de que es necesario el cambio, y ese presupuesto se ejerce en los casos extremos desde un radicalismo alternativo o en otros casos desde lo que tal vez podríamos categorizar como una cierta prudencia condicionada por el régimen de fuerzas propias y ajenas. La con frontación de tales posiciones es válida siempre que ambas se den en un cierto nivel de racionalidad. En caso contrario, las alternativas abiertas al cambio pueden resolverse en proyecciones meramente utópicas, mientras que las al ternativas "prudentes", cuando se dan aferradas al statu quo, pueden quedar se, o simplemente se quedan, en un conservadurismo que puede revestir ca rácter dogmático o fundamentalista. En fin, la naturaleza del problema de lo alternativo es compleja. Frente a él siempre se toman posiciones por lo mismo que lo ideológico no es ajeno a nin guna de las dos posiciones. Con una diferencia, sin embargo, que resulta esen cial: que lo alternativo que supone cambio tenga como mira fundamental la dignidad humana, si bien no es ajeno a posiciones ideológicas, su contenido en ese sentido es fácilmente justificable por vía de una razón que no ignore los valores inalienables de lo humano. Siempre una opción es valiosa para quien la adopta, propone y defiende. Pero hay opciones o alternativas que aun cuan do subjetiva e ideológicamente sean valiosas, no lo son. Así, respecto de las políticas laborales, para el neocapitalismo, que todavía padecemos y contra el cual hemos de luchar, la desocupación que favorece una disminución de sala rios constituye una alternativa valiosa. Su valor, sin embargo, es simplemente rentístico y congruente con la aberración de que los seres humanos, como mano de obra o fuerza de trabajo, son mercancías. No obstante, si partimos del terminante y definitivo enunciado de que la dignidad de todo ser humano, sin excepción, representa lo que no se vende, aquella alternativa es viciosa y perversa, pues los seres humanos no se redu cen a fuerza de trabajo, antes que eso son seres humanos; el valor que expresa este hecho fundamental y, como dijimos, centro de todo complejo axiológico, ya lo hemos mencionado. Así pues, colocados en aquel nivel es indudable que la "alternativa" de una conveniente desocupación laboral es radicalmente vicio sa a más de perversa. No expresa una posición de valor sino justamente de
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antivalor. De ahí que cuando intentamos caracterizar lo alternativo hayamos dicho que nuestra obra está hecha y empujada desde la esperanza, ¿la espe ranza de qué? Pues de un mundo propiamente humano en el que todos, desde nuestra diferencia, sostengamos una palabra vigorosa y si viene el caso audaz y hasta utópica en su sentido fuerte, enfrentada al discurso vigente de los poderes opresivos y abierta a la voz del otro y sus necesidades, en procura de una solución a la problemática social. En fin, una palabra de combate, difícil pero siempre posible. ***
La categoría acuñada con las palabras "pensamiento alternativo" expresa tanto una exigencia como una esperanza, aun cuando en sí mismas no mani fiesten algo nuevo, porque ¿acaso la filosofía no se ha desarrollado en su histo ria ofreciendo alternativas? ¿A qué se debe pues esta necesidad de señalar un "filosofar alternativo" casi como un quehacer que habría dejado de cumplirse? Para nuestros días inmediatos la cuestión ha tenido su origen en el campo económico. Todo partió de la declaración que la primera ministra británica Margaret T hatcher dijo cuando, como consecuencia de la violencia con la que impuso las leyes desreguladoras del neoliberalismo en su país, se levantaron voces de protesta. Ante ellas, su respuesta fue: "No hay alternativa''. Con esta expresión quiso afirmar que no había nada más que un camino, un único y absoluto camino, una única filosofía. Todas las demás, en lo que contradecían a ésta, se hallaban muertas, como estaba muerta la historia, muerto el sujeto de la historia y tantas otras cosas. Y cual esa filosofía única y sin alternativas, no era más que una filosofía ya vieja y conocida, por lo menos desde fines del siglo XVIII, cuya sabiduría consiste en un acto de mirada respetuosa, contem plativa y a la vez de renuncia, ante la marcha inteligente de un sujeto cuya "mano oculta" mueve la vida del mercado, hogar privilegiado en el que se des envuelve la humanidad, aunque en verdad no se tratase más que de la volun tad y el deseo de los dueños del capital. ¿Cómo es posible que a esta altura de la cultura humana aún haya quienes crean que la "filosofía única" es un descubrimiento, una novedad, algo hasta radicalmente nuevo? Digamos sin más y para sacar la máscara de un tirón, que la "filosofía única" es la filosofía de los tiranos en política, de los mercade res insaciables en economía, de los dogmáticos en universidades e Iglesias. Frente a todas esas versiones de la filosofía única, las filosofías alternativas siguen vivas. Y no sólo gozan de salud, como lo muestra este diccionario y la serie anterior que hemos inaugurado en los tomos citados, sino que poseen un registro de posibilidades inagotables, aun dentro de distintas escuelas y ten dencias. No hay ninguna de las grandes corrientes del pensamiento filosófico humano, por firme o tal vez definitiva que se haya sentido en algún momento, que no haya generado, como expresión misma de su riqueza, formas alternati vas de pensar.
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Las alternativas que para los tiranos y los dogmáticos son heterodoxas o heréticas constituyen para nosotros expresión de las inagotables exigencias de la vida humana en su cambiante y a veces imprevisto devenir; y todavía algo más, que hace directamente a la situación histórica que viven los pueblos: el pensar alternativo es un derecho. Tenemos en consecuencia el derecho a la alternativa, así como tenemos el derecho a la utopía de un mundo mejor. Ejer zamos pues un pensar alternativo, con la mayor seguridad posible, con el máxi mo rigor de que seamos capaces, sin olvidar las raíces desde las cuales nos ponemos a alternativizar según nos lo imponen las condiciones históricas que vivimos, y sin que este espíritu que aquí hemos tratado de dibujar somera mente represente un motivo para quebrar el diálogo con los maestros de quie nes aprendimos ni con los discípulos de quienes hemos de hallarnos asimismo dispuestos a aprender. En cualquier mundo que nos toque vivir, desde el universo de la filosofía y de la ciencia hasta el vivir de todos los días, el ser se da para nosotros como siendo y no siendo, es cambio. Y la historia, conocimiento por definición del movimiento de la vida de los seres humanos, representa la expresión, desde otro nivel, de esa inestabilidad esencial de lo que miramos, sentimos y hasta deseamos continuo, perdurable, permanente. Y con la producción, con el pro ducto del trabajo y de las relaciones que ese trabajo implica, ¿existe acaso aquella estabilidad como la que pretendía la típica burguesía industrial del siglo XIX, así como lo ambicionan los actuales sectores de poder mundial que establecen leyes, principalmente normas económicas, a las que se considera sin alternativa en cuanto expresión dogmática, porque así se las desea? Las luchas obreras y campesinas son la respuesta ante ese engaño de los que de tentan el poder. Para ellos también el río pasa cambiando de curso y de aguas, y pasaremos nosotros. Esperanzas y alternativas son cuestiones relativas. Las primeras lo son siempre en relación con algo que suponemos y sentimos para bien; las segun das lo son en relación con posibles formas de cambio. La esperanza es una cierta manera de aprehender el mundo y se encuentra acompañada, por eso mismo, de una conciencia del mundo. Aprehenderlo, a pesar de sus imperfec ciones y carencias provocadas por la maldad de los seres humanos, como mun
dus, palabra que para los latinos no sólo significó limpio y ordenado sino tam bién bien provisto y lleno. Mas para eso ha de reinar la ''limpieza" del mundo y que lo es, básicamente, de las relaciones humanas. ¿Pero qué orden? Pues el justo y, sobre todo, el más justo, el de la justicia distributiva, pero no aquélla por la cual se le otorga a cada uno lo que se le debe de acuerdo con sus méritos y "dignidades" sociales, sino aquella otra por la cual se asigna lo que se le debe, conforme a su condición humana. No olvidemos que la justicia distribu tiva puede ser invocada como ''virtud" en el seno de la sociedad neocapitalista, así como lo fue en la sociedad esclavista, en las cuales no se entiende el dere cho como condición para la vida de todo ser humano en cuanto tal. Con ello nos topamos con que hay esperanzas en el egoísta enriquecido,
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así como en los sectores de poder hermanados con aquél. La hay también como esperanza desesperanzada en aquellos a quienes las carencias han puesto en los límites de la vida y de la muerte, a ellos y a sus hijos. Esos mismos en los que la capacidad de emergencia ha sido ahogada o resulta controlada mediante políticas no ajenas a la violencia y aun a la corrupción. La contraposición entre aquella esperanza y esta desesperanza nos pone ante el grado de intimidad de la primera y nos muestra otra fase de la alienación, la peor de todas. ¿Cómo emerger dentro de una sociedad en la cual prima el derecho injusto? Ya lo dijimos antes, mediante un regreso al respeto de la condición humana, expresión en la que el término "condición" no implica lo fortuito, lo accidental o lo ocasional: se trata de atender la humanidad de todo ser humano. Lógicamente que los sectores que padecen hambre, enfer medades y muerte dentro de las sociedades en las que la dependencia no es ajena históricamente a formas de corrupción acumuladas, a través de su "esperanza desesperanzada", ansían otro mundo. Por entre las fisuras de sus formas propias de alienación surge la exigencia de una forma de munda nidad distinta de la que se halla vigente. Y allí es donde la desesperanza se trueca en esperanza fuerte y los márgenes de utopía amenazan convertirse en aristas de realidad. Y de este modo va surgiendo una racionalidad distin ta, precisamente la que construy en quienes "no tienen razón", conforme al discurso único del poder neoliberal. Y ello es así porque no hay una raciona lidad del mundo como algo dado con prescindencia de los seres humanos. La racionalidad también exige una construcción y en relación con esto se afirma o desvanecen las esperanzas. Debemos propiciar un discurso que no puede ser ni resignado ni débil sino lleno de palabras fuertes. Todo este universo imprescindible para que poda mos vivir una razón "racional" ¿no es la razón de pocos contra la razón de todos?; no impide el conocimiento, lo ordena; no descalabra la praxis, aun cuando sea quebradero de cabeza para algunos. Se trata de un discurso que nos habla y nos propone un mundo en el cual entren todos los mundos o, si se quiere decir de otra manera, un mundo en el que quepan todos sin perder humani dad. Tenemos en mente un pensar y un actuar alternativos como búsqueda y aproximación a una alteridad efectiva, lo que supone ineludiblemente, si no queremos vivir en la mentira y el engaño, formas alternativas reales y, por eso mismo, profundas, creativas, ajenas a "lo mismo". En fin, ponerse a pensar fecundamente, fértilmente -mediante un pensar hermanado con una praxis del mismo signo-, formas de convivencia humana que sean, más allá de toda paradoja, humanas. La esperanza se da hermanada con la emergencia social cuando tiene un oriente y la tarea de los intelectuales honestos consiste en alcanzar las mejo res y más factibles propuestas, aun cuando no veamos su factibilidad como inmediata, partiendo de algo que resulta fundamental: juntar su honestidad con el valor moral y la valentía ciudadana. Varones y mujeres de esa enverga dura los puede haber hoy y los ha habido siempre. A ese oriente lo hemos
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caracterizado como alternativo, una alternatividad verdaderamente otra y no sólo repetición con otro nombre. Alternatividad real y no nominal. Ahora bien, ¿es ello tarea de intelectuales? Hemos de decir que sí, que es tarea suya, pero no exclusiva. Nada puede hacer el intelectual si no resulta capaz de salirse del mundo que se ha construido. Y, a su vez, nada hay más dudoso que el papel que puede prestar cuando se vuelve hacia lo que podría llamarse su "acción teórica". Los doctrinarios del nazismo fueron intelectua les; los del stalinismo, otro tanto, y así hasta llegar en nuestros días a los que prestan servicios al neocapitalismo y al imperialismo. Y si vamos al pasado no veremos cosas diferentes. Aristóteles cuando justificó filosóficamente la escla vitud, así como la incapacidad de la mujer colocada en una secuencia ontológi ca que iba desde el varón hasta el buey, funcionaba como intelectual, con lo cual debemos preguntarnos de qué intelectual estamos hablando cuando ha blamos de intelectual a propósito del discurso alternativo. Todos actuaron, según la terminología de Antonio Gramsci, como "intelectuales orgánicos", vale decir, incorporados a una estructura social de la que fueron exponentes y pro motores desde su praxis teórica. La cuestión apunta a establecer si hay inte lectuales que jueguen un papel alternativo y sean "orgánicos" en relación con sectores sociales emergentes o potencialmente emergentes. Y lógicamente que los hay. No es lo mismo el papel que todavía desempeña la figura de Friedrich Hayek, autor de una especie de biblia vulgar del neocapitalismo, que el que lleva adelante Noam Chomsky en su lucha teórico-práctica contra todas las formas políticas y económicas negadoras de la vida y la auténtica libertad humana. ***
Según ya lo hemos puesto de relieve, el pensamiento alternativo se halla, por una parte, íntimamente vinculado a la existencia humana, pues tiene que ver con asuntos de tanta envergadura como el derecho a la utopía y a la espe ranza en un mundo mejor. Por otra, aparece en las grandes cosmovisiones y construcciones filosóficas que plantean cuestionamientos y cambios, o nacen como alternativas y generan alternativas a su vez. Como respuesta al proceso y a la ideología de la globalización, el llamado "pensamiento alternativo" ha crecido aceleradamente bajo el impulso de dis tintas organizaciones y como objeto particular de estudio. Para su discerni miento puede figurarse un glosario tentativo donde tal pensamiento aparece asimilado a una compleja gama de acepciones calificadoras y a un cúmulo paralelo de expresiones contrapuestas en una ejercitación dialéctica de varia do espectro ideológico o anímico: pensamiento progresista versus reacciona rio, emergente versus hegemónico, abierto versus autoritario, libertario ver sus dominante, concientizador versus doctrinario, utópico versus distópico, inclusivo versus excluyente, igualitario versus discriminatorio, crítico versus dogmático, humanizador versus enajenante, autónomo versus oficial, inter-
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cultural versus monocultural, pluriétnico versus etnocéntrico, ecuménico ver sus chovinista, popular versus elitista, nacional versus colonial, formativo versus acumulativo, solidario versus narcisista, comprometido versus indife rente, reformista versus conservador, revolucionario versus tradicionalista, ensamblador versus reduccionista, contestatario versus políticamente correc to, disidente versus totalitario, principista versus fragmentario, autogestio nario versus verticalista, ensayista versus tratadista, resistente versus in transigente, universal versus insular, identitario versus homogéneo, de género versus sexista, pacifista versus gladiatorio, plebiscitario versus tecnocrático. La aproximativa tipología bosquejada puede encuadrarse dentro de las exi gencias multisectoriales y el perentorio desafío de reescribir nuestra memoria colectiva junto a la necesidad de reactualizar los grandes proyectos humanis tas que apostaban a la transmutación de la realidad, hoy abandonados por muchas posturas supuestamente avanzadas y por el hegemonismo neoliberal que no ha trepidado en restaurar los más caducos planteamientos y modus operandi. Ello supone en consecuencia el reconocimiento de la riqueza teórico práctica que subyace en el pensamiento alternativo, con su impulso hacia otras formas de mundialización, frente al primado del pensamiento único o pensa miento cero, como denomina José Saramago a esa mentalidad estrechamente vinculada con el tener en lugar del ser. Pueden trazarse sutiles divisiones entre el pensamiento utópico y el pensa miento alternativo. Un enfoque tiende a definir lo alternativo como correspon diente a posiciones que procuran diferenciarse de las propuestas alienantes sin plantear en rigor una salida o construcción propositiva -como suele ocu rrir con las variantes utópicas (cerradas o abiertas)-; sería así condición nece saria pero no suficiente para estas últimas. En otro registro, a las modalida des alternativas se les otorga un alcance más abarcador u omnicomprensivo, en un sentido tridimensional básico, por designar tanto las actitudes contesta tarias -disidentes de denuncia o simple protesta- como las postulaciones re formistas -de cambios evolutivos- y los encuadramientos rupturistas de trans formación de estructuras, al estilo de quienes plantean la idea de un nuevo mundo, hombre o sociedad. En el caso concreto de la propiedad privada, se puede adoptar esquemáticamente diversas variantes: a) una opción proble matizadora, con respecto a su validez universal y como derecho imprescripti ble tendiente a objetar la acumulación ilimitada en tanto fuente de irritantes privilegios; b) una postura limitativa de convalidarla mientras se restrinja la acumulación de riquezas y se introduzcan una firme legislación laboral o gra vámenes a las altas fortunas, y c) una perspectiva francamente condenatoria, por considerarla una manifestación del despojo comunitario que requiere un orden social distinto e igualitario. Un denominador común distinguiría aquellas líneas intelectuales que, apun talando la capacidad para la acción comunitaria, cuestionan el statu qua, aspi ran a modificar profundamente la realidad y a guiar la conducta hacia un orden más equitativo, soslayando ex profeso los abordajes coercitivos, elitis-
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tas, tecnocráticos, racistas, neocoloniales, patrioteros y egocéntricos junto al resto de las adjetivaciones que hemos enfrentado en el cuadro descripto. Las raíces nutrientes del pensamiento alternativo pueden ser acotadas con mayor nitidez en distintos momentos de flujo popular durante el siglo XX. Una de esas etapas iniciales fue gráficamente sintetizada por Manuel Ugarte: "Alre dedor de 1900 el mundo parecía una andamiada anunciadora de construccio nes o demoliciones. [. ..] Los intelectuales de Europa tendían la mano a los
obreros, traducían sus inquietudes, apoyaban sus reivindicaciones. [...] Voces categóricas proclamaban que estábamos a punto de alcanzar en el orden inte rior la absoluta igualdad social y en el orden exterior la reconciliación definiti va de los pueblos". Acontecimientos puntuales habrían de reforzar tales pre supuestos: las revoluciones mexicana y soviética, con el marcad.o intervencio
nismo del proletariado rural y urbano; el movimiento reformista, con el papel protagónico inédito de los sectores estudiantiles; la lucha creciente por el reco nocimiento de los derechos de la mujer, o el ascenso político de las clases me dias. Más tarde, advendrá una época esplendorosa, de fuerte retroceso conser vador y ebullición utópica; ese período encarnado en la cultura liberacionista y el espíritu autogestionario de los años 60 y el Mayo francés, cuya importancia, según Jürgen Habermas, sólo había sido superada por la destrucción del na zismo en 1945. Sin embargo, la génesis involuntaria de la expresión "pensamiento alter nativo" puede ser atribuida, como adelantamos, indirectamente a una perso na singular: Margaret T hatcher, cuando -frente a demandas sindicales con trarias a las privatizaciones, a los ajustes salariales y al Estado ultramínimo pronunció esa frase lapidaria sobre la falta de alternativas fuera de una úni ca vía para el desarrollo que sacraliza el valor de un mercado irrestricto. Así y todo, más allá del colapso provocado por la experiencia autonomista del neozapatismo en nuestra América, el quiebre relevante y la carta de ciuda danía del pensamiento alternativo en sí mismo vienen montados a caballo de la alterglobalización o mundialización contrahegemónica, a partir de los su cesos que tuvieron lugar en Seattle en diciembre de 1999, cuando comien zan a pronunciarse allí los movimientos multisectoriales (ONG, trabajadores, grupos ecológicos, feministas, estudiantiles) y las concentraciones masivas versus colosos planetarios y líderes occidentales (G8, OMC, FMI, Banco Mun dial), en repudio a un régimen capitalista que, lejos de eliminar el Tercer Mundo como se había anunciado desde la plataforma conservadora, engen dra en cambio un cuarto mundo: el de las naciones pobres brutalmente en deudadas. Además de las acciones concretas demandadas por esas expresio nes pluralistas -cerrar los paraísos fiscales, cancelar la deuda de los países más subdesarrollados, recuperar las conquistas laborales, en suma, globali zar la justicia, los ingresos, la ciudadanía-, termina precisamente por poner se en tela de juicio la misma posibilidad de asociar la democracia -con su ética de la equidad y la solidaridad- a una ideología lobbista del provecho y el interés como la del neoliberalismo, hasta llegar a generarse la palmaria
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certidumbre sobre la incompatibilidad constitutiva entre ambas manifesta ciones. Tanto el movimiento estudiantil como el sindicalismo y el cooperativismo conllevan en sus expresiones originales una fuerte dosis de pensamiento al ternativo, el cual cabe también verificar en propuestas multipolares como la venezolana del ALBA frente a la política unilateral de Estados Unidos y su proyecto de integración como el ALCA, tendiente a legitimar la desigualdad y borrar las instituciones hemisféricas. Paralelamente a los fuertes reclamos comunitarios contra las grandes corporaciones económicas y los países centra les -responsables de la deuda externa, el deterioro ecológico y la carrera beli cista-, esgrimen hoy en día el emblema del pensamiento alternativo un sinnú mero de agrupaciones civiles, junto a movimientos sociales como el de los ambientalistas y el de derechos humanos o diversas corrientes políticas radi calizadas. Distintos emprendimientos se montan a su vez expresamente sobre la idea de elaborar o respaldar propuestas diferenciadas de las del paradigma consumista devastador, como la del Premio Nobel Alternativo otorgado a lu chadores populares y antiarmamentistas, a defensores de la biodiversidad, a comunidades indígenas y a partidarios de una agricultura orgánica, o como lo ha encarado el Foro Mundial de las Alternativas que propugna, entre otras finalidades, colocar los adelantos científicos, técnicos y económicos al servicio de las grandes mayorías. El principal referente de tales opciones antiesta blishment está dado por el Foro Social Mundial, uno de los cónclaves más multitudinario de la historia universal, entre cuyos ejes temáticos se efectúan explícitas referencias a la necesidad de difundir y aplicar el pensamiento al ternativo en sus más diferentes perspectivas. En resumidas cuentas, el pensamiento alternativo se halla vinculado a una cultura de la resistencia donde grandes luchadores sociales, guiados por un pensamiento emancipador, han sostenido una serie de instancias que todavía siguen en pie como desafíos fundamentales para la urdimbre de nuevas uto pías y la plasmación de nuestra identidad. En resumidas cuentas, estamos aludiendo al valor de los principios y a la rectitud de procedimientos, a la importancia de la equidad ante modelos posesivos y depredadores, a la bús queda de una efectiva organización democrática y a la urgencia en avanzar hacia legítimos procesos de integración regional. Sin recaer en antiguas inge nuidades, puede llegar a aducirse, como verificable conjetura, que el pensa miento alternativo se está reinstalando para permanecer largamente entre nosotros. ***
La presente edición del Diccionario del pensamiento alternativo cuenta con la colaboración de unos doscientos académicos, sobre todo de la Argentina y de nuestra América, encargados de deslindar la diversidad temática y disciplina ria que posee este pensamiento, con sus variedades tecnológicas, terapéuticas,
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religiosas, científico-humanísticas y sociales, etc. Frente a la modernización excluyente del neoconservadurismo, se destacan en el libro los rearmes cate goriales y las resignificaciones que ayudan a medirse con el adoctrinamiento capitalista y lo políticamente correcto para un ahondamiento efectivo de la democracia. Tal multiplicidad se ha desplegado a través de numerosas entra das conceptuales. Nos hemos propuesto así suplir la falta de un panorama sistemático que examine las representaciones y las sensibilidades progresis tas contemporáneas, ante la compartida urgencia por valernos de nuestras tradiciones populares para enfrentarnos con un orden mundial como el pre sente, en el cual, a diferencia de otros momentos de mayor protagonismo so cial, se sostiene la imposibilidad de modificar sensiblemente la naturaleza de las cosas. Con ello, se pretende recuperar críticamente las grandes causas o metas que han permitido concebir un ordenamiento menos arbitrario a partir de un sinnúmero de expresiones: desde el currículo universitario a una varie dad de entidades civiles, sociales y políticas, junto a la cantidad de proyectos, sujetos y espacios alternativos, cuya dilucidación aspira a satisfacer la inda gatoria emprendida. Además de la eventual perspectiva universalista de cada asunto, el enfo que apunta a centrarse en el legado del siglo anterior, con particular hincapié en las últimas décadas de esa centuria y en los inicios del nuevo milenio, con alusiones expresas al locus regional y al contexto iberoamericano y argentino. Tales recortes temporales no impiden incorporar otras nociones de épocas más lejanas que posibilitan significativas relect�as ad hoc. Se trata de afrontar el dilema que representa describir una problemática ecuménica desde la pers pectiva situacional. Cabe aguardar entonces la proyección de esta obra de re ferencia -con sus contenidos y valores que cuestionan las agudas distorsiones producidas por la mundialización financiera y la macdonalización de la cultu ra- sobre el sistema educativo general y sobre la actualización curricular en distintas áreas del conocimiento académico. Asimismo, tal vez pueda contri buir a la difusión de claves interpretativas para comprender a los sectores populares o a los diversos emprendimientos que sustentan otras reivindicacio nes: ONG, movimientos alterglobalizadores y aquellos países que buscan un perfil propio en medio de la transnacionalización. Pese a la frecuentísima in vocación formulada en los más variados contextos a la necesidad de apelar a un modelo alternativo al del neoliberalismo, no existen mayores precedentes en el encuadre analítico de una cuestión imperativa como ésa. Ante tales ca rencias y a través del presente repertorio nos hemos empeñado en desarmar la trama discursiva ligada con el pensamiento alternativo. En el abordaje de cada uno de los conceptos tratados se ha procurado man tener una estructura básica compuesta de los siguientes pasos (variables se gún los casos analizados): 1) definición o caracterización; 2) origen(es); 3) al ternativa (de oposición -frente a qué-) y/o innovación (si genera a su vez nuevas variantes); 4) modalidad; 5) reflexiones, conclusiones y/o perspectivas, y 6) bibliografía. En cuanto a los términos a incorporar se ha optado por incluir
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únicamente aquellas voces que poseen en buena medida una carga humanista afirmativa y vinculada en lo posible a nuestras vertientes regionales. Así se han dejado de lado varias líneas exploratorias fundamentales: a) los disvalo res conceptuales y las expresiones que hemos contrapuesto al pensamiento alternativo como tal -pese a las lecturas problematizadoras que puedan efec tuarse de ellos-; b) las categorías hermenéuticas que intentan desnudar los regímenes opresivos en sí mismos, y c) frases contestatarias universales como "matar al mensajero", "todos somos judíos, inmigrantes...", "orgullo gay", ''la mujer es el negro del mundo", "prohibido prohibir'', "coloso con pies de barro", etc. En consecuencia, de acuerdo con las dos primeras exclusiones, no van a seleccionarse, entre tantos otros ejemplos, nociones como guerra, eurocentris mo, biopolítica, Estado de excepción, reproductivismo. Con todo, se ha optado por incluir algunas entradas, como la de modernidad, que pueden resultar controvertibles desde un punto de vista alternativo, y otras que parecen desfa sadas en el tiempo pero que, sin embargo, mantienen aún su vigencia para contrarrestar el derrocamiento de gobiernos populares legítimamente consti tuidos, como ha sido el caso de las brigadas internacionales. En función del pluralismo intelectual, tampoco se han descartado ciertos enfoques que no siempre coinciden con los lineamientos centrales sobre la amplitud del pensa miento alternativo en sí mismo. El material aquí reunido sólo constituye una primera aproximación o muestreo del lenguaje adjudicable a aquello que nos hemos detenido en puntualizar como pensamiento alternativo en toda su fe cunda complejidad. Estamos pues ante una versión piloto en forma de brevia rio que resultará objeto de ulteriores ampliaciones. Entre quienes nos han acompañado en este emprendimiento se encuen tran colaboradores de distintos países, tendencias y especialidades: intelec tuales consagrados, reconocidos académicos y jóvenes investigadores, todo lo cual le ha impreso a la obra una tónica que oscila entre la minuciosa erudi ción y el ensayismo vivaz. La multiplicidad de aspectos abordados y sus matices controversiales ha hecho que los autores se vieran enfrentados por momentos a sus propias convicciones para dar cuenta de los tópicos alusivos. Un agradecimiento especial para aquellos que han contribuido a materiali zar este repertorio, sean instituciones nacionales -como la Universidad de Lanús o la SEGCYT-, sean sus principales consejeros internacionales -Horacio Cerutti, Álvaro Márquez, Ricardo Melgar-, sean sus coordinadores locales -Dante Ramaglia, Elena Zubieta, Adrián Celentano-, sean quienes han ayu dado a traducir las entradas del portugués al español-Jorge Dobal y Márcia Killmann- mediante el auspicio del CECIES.
ARTURO A. Rom y HUGO E. BIAGINI
Advertencia
La abreviatura v., precedida o seguida de una palabra o expresión en VER SALITA, remite a otros términos que se encuentran en este diccionario y que indican relación temática. Sólo se indican aquellos casos que se consideren ampliatorios o indispensables. Las instituciones y los organismos más conocidos o nombrados con mayor frecuencia se citan según su sigla o acrónimo: ADIPA:
Association of Developmen t Research & Training Institutes of Asia and Pacific
AFL:
American Federation of Labor (Estados Unidos)
ALADI:
Asociación Latinoamericana de Integración
ALAL:
Asociación Latinoamericana de Abogados Laboralistas
ALALC:
Asociación Latinoamericana de Libre Comercio
ALBA:
Alternativa Bolivariana para las Américas
ALCA:
Área de Libre Comercio de las Américas
APEC:
Cooperación Económica Asia-Pacífico
APRA:
Alianza Popular Revolucionaria Americana (Perú)
ASEAN:
Asociación de Países del Sudeste Asiático
A'ITAC:
Asociación por una Tasa sobre las Transacciones Especulativas para
BID:
Banco Interamericano de Desarrollo
CAN:
Comunidad Andina de Naciones
CECIES:
Centro de Educación, Ciencias y Sociedad (Argentina-México) Convención para la Eliminación de Todas las Formas de
Ayuda a los Ciudadanos
CEDAW:
Discriminación contra la Mujer CEDES:
Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Argentina)
CGT:
Confederación General de Trabajadores (Argentina), Confédération Générale du Travail (Francia)
CEPAL:
Comisión Económica para América Latina y el Caribe
CEPAUR:
Centro de Alternativas de Desarrollo
CEREN:
Centro de Estudios de la Realidad Nacional (Chile)
[ 19 ]
20
Diccionario del pensamiento alternativo
CESO:
Centro de Estudios Económico-Sociales (Chile)
CIA:
Central Intelligence Agency (Estados Unidos)
CIDH:
Comisión Interamericana de Derechos Humanos
CLACSO:
Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales
CLAFen:
Círculo Latinoamericano de Fenomenología
CNMDS:
Centro Nuovo Modello di Sviluppo
CODESRIA: Council for the Development ofEconomic & Social Research inAfrica Conadep:
Comisión Nacional de Desaparición de Personas (Argentina)
Conicet:
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Argentina)
CPDOC:
Centro de Referencia da Educai;ao Publica (Río de Janeiro, Brasil)
CRiyCIT:
Centro Regional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Mendoza, Argentina)
CSIC:
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (España)
DARPA:
Agencia de Proyectos de Investigación de Defensa Avanzados (Estados Unidos)
DESAL:
Centro para el Desarrollo Económico y Social de América Latina (Chile)
EADI:
European Association of Development Research & Training Institutes
EDIUNC:
Editorial de la Universidad Nacional de Cuyo (Argentina)
ERP:
Ejército Revolucionario del Pueblo (Argentina y El Salvador)
Eudeba:
Editorial Universitaria de Buenos Aires
EZLN:
Ejército Zapatista de Liberación Nacional (México)
FIEALC:
Federación Internacional de Estudios sobre América Latina y el Caribe
FLACSO:
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
FORA:
Federación Obrera Regional Argentina
FMI:
Fondo Mo- .etario Internacional
Fonavi:
Fondo Nacional de la Vivienda (Argentina)
Frepaso:
Frente País Solidario (Argentina)
FSM:
Foro Social Mundial
FUBA:
Federación Universitaria de Buenos Aires
G-8:
Grupo de los Ocho (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido, Rusia)
GERM:
Grupo de Estudio e Investigación sobre las Mundializaciones (Francia)
GIP:
Grupo de Información sobre las Prisiones (Francia)
HIJOS:
Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (Argentina)
ICALA:
Intercambio Cultural Alemán-Latinoamericano (UNCR)
IDEA:
Instituto de Estudios Avanzados
IIDH:
Instituto Interamericano de Derechos Humanos
ILPES:
Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social
INTAL:
Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe
IOHA:
Asociación Internacional de Historia Oral
IPEALT:
Institut Pluridisciplinaire pour les Études sur l'Amérique Latine
IPGH:
Instituto Panamericano de Geografía e Historia
TWW:
Industrial Workers ofthe World
Advertencia
21
MCCA:
Mercado Común Centroamericano
Mercosur:
Mercado Común del Sur
MIT:
Instituto Tecnológico de Massachusetts
MST:
Movimento Sem Terra (Brasil)
NAFTA:
Tratado de Libre Comercio de América del Norte
NASA:
Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (Estados Unidos)
NSF:
National Science Foundation (Estados Unidos)
NSF-NET:
National Science Foundation's Network (Estados Unidos)
OECD:
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
OMC:
Organización Mundial de Comercio
OIT:
Organización Internacional del Trabajo
OMC:
Organización Mundial de Comercio
Ol.VIPI:
Organización Mundial de la Propiedad Intelectual
ONU:
Organización de las Naciones Unidas
OSAL:
Observatorio Social de América Latina CCLACSO)
OTAN:
Organización del Tratado del Atlántico Norte
PC:
Partido Comunista
PCUS:
Partido Comunista de la Unión Soviética
PEC:
Cooperación Económica de Asia del Pacífico
PIDCP:
Pacto de los Derechos Civiles y Políticos
PIDESC:
Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales
PT:
Partido dos Trabalhadores (Brasil)
RAE:
Real Academia Española
SAS:
Secretaría de Acción Social (Paraguay)
SEGCYT:
Secretaría General de Ciencia y Técnica (Argentina)
SIPRI:
Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz (Suecia)
SOLAR:
Sociedad Latinoamericana de Estudios sobre América Latina y el Caribe
UAM:
Universidad Autónoma de la Ciudad de México
UBA:
Universidad de Buenos Aires (Argentina)
UCSH:
Universidad Católica Silva Henríquez (Chile)
UFRJ:
Universidade Federal de Rio de Janeiro (Brasil)
UFSC:
Universidade Federal de Santa Catarina (Brasil)
UGT:
Unión General de Trabajadores (Argentina)
UNAM:
Universidad Nacional Autónoma de México
UNESCO:
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
UNICA:
Universidad Católica Cecilia Acosta (Venezuela)
UNICEF:
Fondo Internacional de la ONU para la Ayuda a la Infancia
UNCTAD:
Conferencia de la ONU para el Comercio y el Desarrollo
UNISINOS:
Universidade do Vale do Rio des Sinos (Brasil)
UNSA:
Universidad Nacional de Salta (Argentina)
USA:
Unión Sindical Argentina
A
A PRIORI ANTROPOLÓGICO. Para aproxi
marnos a lo que Arturo Roig, su formula dor, entiende por "a priori antropológi co", recordamos que según él lo primero es afirmar la empiricidad del sujeto. A partir de esta experiencia, el nosotros se abre a la comprensión del mundo. El he cho de ser nosotros, ineludiblemente, sujetos históricos, fundamenta nuestra DIGNIDAD (v.). Somos valiosos por y para nosotros mismos como individuos y como grupo. Los juicios sintéticos a priori, de que nos habla Kant, son de tipo formal, lógico o epistemológico. Es importante que se acote el alcance de la razón y se delimite el campo del conocimiento, pero resulta más importante el sujeto que co noce, el filósofo en particular, en su rea lidad humana e histórica. El "a priori antropológico" de Roig es visto como con dición de posibilidad de un género de co nocimiento filosófico radicado en una sujetividad histórico-temporal y no tras cendental. El "a priori antropológico" recubre las formas lógicas sobre las que se organiza el pensamiento, porque la afirmación del sujeto, su autovaloración, constituye un sistema de códigos de ori gen sociohistórico. La remisión de Roig al pensamiento fundante de Juan B.Al berdi es coherente con todo su pensa miento. El Alberdi joven piensa en una filosofía que sea conciencia de la nación como nación y de aplicación a sus proble[ 23]
mas. Para Roig la filosofía es un hacerse y un gestarse del hombre en sus estruc turas, como una función vital atravesa da por los conflictos y las luchas que cru zan la sociedad e impulsan la historia. Este contexto social constituye suapriori respecto de todo desarrollo teórico.AMÉ RICA LATINA (v.) es vista como fin en sí misma. En los comienzos de la MODER NIDAD (v. ) europea, el sujeto, el yo pen sante, resulta aislado de toda corporei dad. Es más, ese sujeto que niega todo descentramiento se convierte en un ego conquistador. El dominio del hombre se va a ejercer por las situaciones históri cas, en especial en el Nuevo Mundo. El discurso de la dominación tiene su ade cuada expresión en las Cartas dela Con quista de México (1519-1526)deHernán Cortés. Cuando el sujeto americano pudo enfrentar al ego conquistador desde un ego liberador y comenzó a controlar su propio imaginario social, surgió un ego imaginativo latinoamericano capaz de ordenar para sucausa la utopía.También hizo su aparición un ego cogito latinoame ricano, fuente de conocimiento desde sí, preparado para ordenarlossaberes y las prácticas. La historia de nuestra SUJE TIVIDAD (v. ) había sido previamente des truida, de modo que la destrucción fue uno de sus elementos configurativos.Esta dia léctica se expresa en la Brevísima rela ciónde la destrucción de las Indias (1552),
24
Aborto legal
de fray Bartolomé de Las Casas. Pero es desde esta lucha entre el ser y el deber ser donde comienza el rescate del sujeto americano. En el siglo XIX se da la relati vización de Europa como sujeto cultural, cuando un representante nuestro, Juan B.Alberdi, pone en crisis la categoría CI VILIZACIÓN (v.). Es importante repasar la historia del legado cultural, de lo que debió ser y no fue, de lo que se "quebró" y de lo que quedó, es decir, de las "ruptu ras", de cómo el sujeto americano ha ejer cido las pautas bosquejadas por Alberdi. América Latina puede ser mostrada a posteriori como una, a partir de los ras gos que la dibujan de acuerdo con su his toria; pero también puede ser postulada apriori como una por ser un ente históri co-cultural en el que tanto peso tiene el ser como el deber ser. Fuentes: H. Cerutti Guldberg, Filosofía de la liberación latinoamericana, México, Fon do de Cultura Económica, 1983. - E. Fernán dez Nada!, "Homenaje académico al doctor Arturo Andrés Roig",I Jornadas de Filosofía del Comahue, Neuquén, Actas, 1994. -C. Pé rez Zavala Arturo A Roig: la filosofía latinoa mericana como compromiso, Río Cuarto, !ca la, 2005. - A.A. Roig, Teoría y crítica del pen samiento latinoamericano, México, Fondo de Cultura Económica, 1981. - O. Schutte, "De la conciencia para sí a la solidaridad latinoa mericana: reflexiones sobre el pensamiento teórico de Arturo Andrés Roig", en M. Rodrí guezLapuentey H. Cerutti Guldberg(comps.), Arturo Andrés Roig, filósofo e historiador de las ideas, Guadalajara, Universidad, 1989. ,
CARLOS PÉREZ ZA.VAL.A ABORTO LEGAL.Nombre para significar, en contraposición al clandestino, que la mujer que decide interrumpir su emba razo pueda hacerlo en condiciones segu ras, tanto en términos legales como sa nitarios, sin que medien privilegios de clase. El aborto constituye una práctica cuya existencia resulta recurrente en la his-
toria de la humanidad. El quid de la cues tión es cómo se ha tratado y conceptuali zado y cuál ha sido el modo en que ha sido considerado en el espacio público. Duran te mucho tiempo, fue una cuestión sólo de mujeres, igual que el embarazo y el parto, hasta que se produce, en el siglo XVIII, un punto de inflexión tanto en la percepción de la práctica como en las su jetas involucradas. Por una parte, pro ducto de los avances científicos y médi cos que permiten distinguir el feto de la gestante y tratarlos por ende como dos entidades autónomas. Por la otra, por los cambios políticos y jurídicos acontecidos en el marco de las revoluciones burgue sas, de las cuales emergen los regúnenes políticos modernos. Se consolidan los Estados nacionales y la figura del ciuda dano y el derecho ocupan un lugar cen tral. En tal contexto la interrupción vo luntaria del embarazo, otrora sólo cues tionada por el cristianismo a partir del siglo XI, deja de ser un asunto de muje res para tomar estado público. La publi cidad se debe a esta conjunción de cam bios científicos, médicos y políticos que transforman una práctica corriente en una relación entre dos entes cuyos dere chos se contraponen. El Estado-nación emergente, cuya fuerza aumentará con forme lo haga la población, no dudará en tutelar a quien va nacer. Ese Estado ne cesita ciudadanos pero sobre todo fuerza de trabajo y soldados para la guerra. La reproducción deja de ser un asunto ínti mo y privado para convocar ahora a los poderes de control y regulación del Esta do. Tuteladas por el marido, la Iglesia o el Estado, las mujeres adquirieron una valoración unidimensional, en tanto ca paces de procrear y cuidar de otros se res, los ciudadanos de la nación. El abor to se constituyó así cada vez más en un asunto de carácter público y político, pro gresiva y crecientemente perseguido y criminalizado: si dar un/a hijo/a al Esta do era considerado un acto de heroísmo
Aborto legal
25
y patriotismo, interrumpir esa gestación fue considerado antipatriótico y, por ende, criminal. Fue recién hacia media dos del siglo pasado y a instancias de una crisis en la forma moderna de la política durante los años del Mayo francés cuan do los temas del CUERPO (v.), la SEXUA
la segunda ola sostuvieron contra viento y marea: el derecho de las mujeres a de cidir sobre su sexualidad, sus cuerpos, sus capacidades reproductivas, su dere cho a ser autónomas (v. AUTONOMÍA) y no seres para y de otros, sujetas a sus caprichos y arbitrariedades. De allí que
LIDAD (v.) y las capacidades reproducti
para las feministas de los 70 ya no se tra
vas de las mujeres y el derecho a decidir
tara, como para las primeras, del ingre
sobre sí mismas (v. DERECHOS SEXUA
so al mundo público y varonil haciendo
LESYREPRODUCTIVOS) resultaron pues
abstracción de la diferencia sexual. El
FEMINISMO
núcleo central de las demandas y las rei
(v.) de la segunda ola bajo el histórico
tos en escena
por
el
vindicaciones será puesto en el cuerpo y
lema de "lo personal es político".
el control de la sexualidad como aquellos
Hay algunos antecedentes previos -tan
lugares donde se asienta, desde su pers
to en los países centrales como enAméri
pectiva, el dominio patriarcal. En el de
ca Latina- de algunas feministas anar
recho al aborto, el derecho al cuerpo, a
quistas de principios de siglo XX. Sin
una sexualidad placentera desligada de
embargo, no fue hasta que el movimien
la reproducción, se jugará la posibilidad
to feminista (que i rrumpió entre los 60 y
de emancipación de las mujeres. El con
los 70 en los países centrales) levantó la
trol de su propio cuerpo y sus capacida
demanda por aborto seguro y gratuito,
des reproductivas es vislumbrado como
en el marco de la revolución sexual de
un derecho y una libertad básica. En tal
esos años, que se logró imprimir una di
sentido apunta laAbortionAct de Ingla
rección distinta a la historia del aborto.
terra (1967), eso es lo que reivindica el
Hasta entonces, su práctica había sido
famoso caso de Roe versus Wade (1973),
sinónimo (y aún lo es en la mayor parte
o la legislación de 1971 que, en Francia y
del territorio latinoamericano) de clan
Alemania, legaliza el aborto. La onda
destinidad, ilegalidad, desprestigio so
recorrerá muchos otros países del norte
cial, condena moral. También significó
y recién será posible insertar la deman
para algunas la cárcel y, para muchas, la
da en Latinoamérica después de los 90,
exposición a serios riesgos para su salud
luego de la redemocratización en la re
o incluso su vida. La persistencia del debate en torno del
gión y de un nuevo florecimiento del mo
aborto a lo largo de la historia de la hu
la luz de un escenario transformado y
vimiento de mujeres y feminista local, a
manidad se debe a que pone en juego
transnacionalizado.
asuntos tan caros a todas como la vida y
La crisis de los Estados benefactores, la
la muerte, pero tiene como escenario
difusión y aplicación de las políticas neo
principal al cuerpo de las mujeres y su
liberales y el retorno neoconservador
capacidad de decidir si ser o no ser ma
marcan para los países periféricos una
dres, su derecho a decidir si quieren,
coyuntura y una perspectiva diferente.
pueden o desean llevar adelante un em
A inicios del nuevo siglo, la demanda por
barazo. Para las feministas de la segun
la legalización del aborto, que comienza
da ola y para muchas aún hoy, se trata
a escucharse con fuerzas en el Cono Sur,
de separar sexualidad de reproducción,
viene más de la mano de un reclamo por
haciendo del designio de la maternidad
el derecho a la salud que por la libertad
una opción y no un destino para las mu
de las mujeres; más como un derecho so
jeres. Y esto fue lo que las feministas de
cial que como una libertad básica. En
26 países como los latinoamericanos, en los cuales las diferencias de clase no dejan de agudizarse y la exclusión social no cesa, el reclamo y la demanda que aúna a los diversos movimientos y organiza ciones sociales no puede ser otro: "Ni una muerta más por aborto clandestino" es el slogan que articula a más de cien or ganizaciones de mujeres, feministas, sin dicales, académicas, de derechos huma nos, etc., agrupadas tras la Campaña Nacional porAborto Legal, Seguro y Gra tuito en la Argentina, pero cuyos ecos se entrelazan con los de Uruguay, Colom bia y Brasil, y se expanden por el resto de esta Latinoamérica en la que una de las principales causas de muerte por ges tación la constituyen las complicaciones por aborto clandestino. Las excepciones a esa ilegalidad que muchas veces mata son Cuba, Puerto Rico, Guayana y Bar bados (v. CONTROL DE LA NATALIDAD). Fuentes: G. Galeotti, Historia del aborto, Buenos Aires, Nueva Visión, 2004. -The Bos ton Women's Health Book Collective (ed.), Nuestros cuerpos, nuestras vidas, Barcelona, Plaza y Janés, 2000. - J. Brown, "Los dere chos reproductivos como derechos ciudadanos. Debates, 1985-2000", tesis de grado, Mendo za, UN Cuyo, 2001. -www.abortolegal.com.ar; www.mujereshoy.com. JOSEFINA LEONOR BROWN
AGRICULTURA ORGÁNICA. Refiere a un con cepto desarrollado en los últimos treinta años, que remite a la producción agríco la y de alimentos en general sin adita mento ni agregado de sustancias ajenas a las producidas por la naturaleza. Esto permite obtener productos agrícolas sin sustancias agrotóxicas, plaguicidas, en miendas o fertilizantes de origen inorgá nico, ni ninguna otra que pueda afectar al ecosistema en su conjunto. Las simien tes empleadas corresponden a las natu rales o a las obtenidas por sistemas de mejoramiento genético basado en la se lección natural o artificial, y no se utili-
Agricultura orgánica zan las de origen transgénico o que po sean su sistema genético alterado por medios ajenos a los mecanismos genéti cos de la naturaleza. La agricultura or gánica utiliza prácticas de cultivos que priorizan el cuidado del ecosistema -es decir, se usan prácticas conservacionis tas, del suelo, el agua, los nutrientes y la biodiversidad ambiental-, respetando y trabajando con el desarrollo de la suce sión ecológica originada por sus prácti cas. También desarrolla actividades como la intersiembrade diferentes espe cies que conviven en una misma área, en contraposición al cultivo monoespecífico que caracteriza a la agricultura tradicio nal. Se practica también la siembra in tercalada dentro de masas arbóreas im pidiendo la desaparición de la biomasa forestal o selvática, que constituye hoy la primera causa de destrucción de la biodiversidad del planeta. Involucra también a toda la producción de alimen tos y los procesos de ellos derivados.Así, para obtener la certificación deproducto orgánico se ha reglamentado el proceso de producción industrial, de conserva ción, almacenaje, comercialización, adi tivos, conservantes, mejoradores, facto res ambientales de producción, trans porte y almacenamiento que pudieran afectar al producto respecto de sus con diciones naturales, y particularmente en sus efectos sobre la salud humana y el ecosistema en su conjunto. A partir de las manifestaciones eviden tes de contaminación ambiental apare cidas durante los años 70 en Europa, Estados Unidos, la Unión Soviética y re giones deAsia y África, comenzó a desa rrollarse otra visión de la producción de alimentos, diferente de la basada exclu sivamente en la concepción productivis ta vinculada al paradigma del progreso indefinido. Las contaminaciones produ cidas por la agricultura intensiva y el uso masivo de agrotóxicos y fertilizantes in orgánicos estaban afectando -y lo siguen
Agricultura orgánica haciendo de manera creciente-los recur sos globales del planeta, alterando gra vemente al ecosistema en su conjunto. Manifestaciones claras de contamina ción de las napas y cursos de agua por el
27
muchos lugares del Tercer Mundo- no consiste en mejorar la vida de la pobla ción productora y consumidora de esos alimentos sino, por el contrario, apunta a la exportación de los productos obtenidos
producían gran mortandad de peces por
orgánicamente, aumentando aun más la brecha entre países ricos y países pobres.
desaparición de oxígeno debido al creci
Por sus tiempos de producción, sus prác
miento explosivo de algas y otros or
ticas culturales y tiempos de cosecha, en
uso excesivo de fertilizantes inorgánicos
ganismos por el exceso de nutrientes
tre otros factores, los productos orgánicos
aportados por los abonos. Asimismo, los
suelen tener mayor costo que los de la
graves efectos producidos por los plagui
agricultura tradicional, ya que en ésta no
cidas sobrela población humana y el eco
se cargan los costos sociales y ambienta
sistema en su conjunto. Estas prácticas,
les que acarrea su producción. De ahí se
unidas al calentamiento global, la masi
deriva que tales productos puedan ser con
va deforestación del planeta y la devas
sumidos sólo por quienes acceden a ma
tación de los océanos, están generando
yores ingresos. Dos ejemplos propios gra
ya la sexta extinción masiva de la histo
fican el problema. La Argentina se ha
ria de la Tierra, producida esta vez por el
transformando en el mayor productor de
hombre a través de la aplicación de un
soja transgénica en porcentaje de su pro
sistema económico basado en la obten
ducción total de soja (99 por ciento) del
ción del máximo beneficio inmediato sin
mundo. Pero esa soja RR (transgénica)
considerar los costos económicos, socia
producida no es destinada al consumo
les y ecológicos futuros o simultáneos
humano sino exportada para la produc
ocurridos en otros lugares del ecosiste
ción de carne en la Unión Europea y Chi
ma y a otros miembros de la comunidad.
na principalmente. La explosiva expan
Esta grave situación ha llevado a la bús queda de formas para producir alimen
sión de la soja (60 por ciento de la produc
ción y 58 por ciento del área sembrada)
tos sin afectar el ecosistema, la vida de
ha conllevado la desaparición de gran
los mismos productores, los recursos del
variedad de alimentos: lentejas, papas,
suelo, el agua, los nutrientes y la biodi
batatas, frutales, cereales, leche, carne y
versidad. Por el contrario, se busca que
la mayoría de los productos hortícolas,
el sistema de producción estimule su con
alimentos que no pueden ser reemplaza
servación y evolución natural. Con el
dos por un cultivo forrajero destinado al
auge del ecologismo a partir de los 80,
ganado en otras partes del mundo. Este
muchos países desarrollados, particular
hecho produce la ausencia de oferta y el
mente europeos, han alentado lineas de
aumento de precio de los alimentos en for
producción orgánica de alimentos, con
ma masiva, como puede observarse en los
estrictos controles y reglamentaciones para su producción.
últimos años, desde que el monocultivo
Existe hoy un gran desarrollo de produc
pampeana. Tal cantidad de soja en la Ar
sojero se ha propagado por la pradera
ciones orgánicas de alimentos que, en el
gentina ha producido que hoy se utilice
caso particular de laArgentina, tienen por
lecitina de soja RR como aditivo en la ma
destino la Unión Europea o Estados Uni
yoría de los alimentos de origenindustrial,
dos, lo que significa un contrasentido
incluidos los cárnicos, afectando su cali
-debido al modelo económico neoliberal
dad y por ende la salud de la población.
aún vigente-ya que el objetivo de la agri
Pero hay un segundo problema derivado
cultura orgánica en nuestro país -y en
de la expansión del monocultivo de soja:
28
Alterglobalización
produce la disminución del área ganade ra y la disminución de su stock, obligando a la producción artificial de novillos en corrales de engorde -feed lot-, sistema utilizado en países de clima frío, que pro duce una carne plagada de antibióticos, toxinas, hormonas y pesticidas. Sumado a ello, el hecho de que los animales viven sobre sus propios detritos y con alto es trés por el gran número que habita un mismo lote colabora con la mala calidad y el muy bajo valor sanitario de la carne. Producimos soja para que otros países produzcan carne y para ello hemos deja do de producir carne a cielo abierto -"la mejorcarnedelmundo"-,producto decre ciente demanda mundial que proveería altos dividendos de exportación, y que es además un alimento sano, básico y com pleto para nuestra población.Así es como la carne criada en praderas a cielo abier to, que constituía la principal comida or gánica en la Argentina, ha dejado de ser lo, mientras la producción orgánica es un lujo que se exporta a los países del Primer Mundo o se destina a los sectores de ma yores recursos. Fuentes: M.A. Altieri,Agroecología, Monte video, Nordan, 1999. G Delgado Ramos, La amenaza biológica, México, UNAM, 1999. W. Pengue, Cultivos transgénicos, Buenos.Aires, Lugar, 2000. - A. Lapolla, "Problemática de la expansión del monocultivo de soja transgé nica", www.e-libro.com, 2004. - A. Lapolla, "Sojización y dependencia", www.e-libros.com, 2004. P. Ostiguy y A. Warwick, La evolución del consumo alimenticio en laArgentina, Bue nos Aires, Centro Editor de América Latina, 1987. ALBERTO JORGE LAPOLLA -
.
-
-
ALTERGLOBALIZACIÓN.Es el concepto que, desde hace unos dos decenios, alude a la construcción de alternativas al paradig ma dominante de laglobalización econó mica, financiera e informativa. Ya no sólo se trata de una CONTESTACIÓN (v.) sim ple y sistemática a esa globalización co-
nocida como antiglobalización o "globa lifobia", sino de una puesta en perspecti va crítica, de un alejamiento radical, así como de la experimentación de nuevas proposiciones, de nuevos modelos de or ganización económica, social, política y cultural. Se intenta forjar otro mundo posible más justo, más equitativo y me nos caótico, por medio de mundializacio nes muy diferentes de las de "la" globali zación dominadora, presentada como un hecho ineluctable y autónomo. La alter globalización es así una respuesta posi tiva, capaz de organizar el relevo en to dos los campos en los que la mundializa ción produce efectos destructores o ame nazantes. El termino alterglobalización fue forja do en 2001, durante una discusión trans nacional entre actores de origen diverso, comprometidos en la elaboración conjun ta del FSM y sus desarrollos regionales -en particular el colectivo ATTAC-, que puede reivindicar una buena parte de su paternidad. En efecto, desde el otoño de 1999 y el fracaso de la cumbre de la OMC en Seattle, y hasta el lanzamiento del primer FSM a finales de enero de 2001, las diferentes movilizaciones frente a la OMC, frente al ALCA, iniciado en 1990, y frente a las reuniones del G-8 desde 1998 fueron estigmatizadas por el discurso político y mediático con el epíteto de "an tiglobalización". Sin embargo, esta re ducción a una postura "anti", aunque fuera encarnada adecuadamente por el "momento de Seattle", se muestra cada vez más insostenible para un número creciente de actores que reivindican prio ritariamente la búsqueda de alternati vas políticas, económicas, sociales, y no rechazan sin matices las diversas formas de mundialización en curso (por ejemplo, la mundialización de la acción humani taria o aquella de las luchas a favor de los derechos del hombre). Una designa ción más adaptada a los movimientos y a los actores comprometidos con ellos se ha
Alterglobalización
29
convertido, de tal manera, en algo esen
cionales y regionales) del "proyecto neo
cial, cuando, a través de la construcción
liberal". A continuación, se esfuerzan por
del FSM y de otras plataformas de discu
elaborar, en todos los dominios afectados
sión transnacional, se deduce que no
(del fiscal al cultural, pasando por el
basta con poner en tela de juicio los des
medioambiental), proposiciones con vis
órdenes de la globalización neoliberal de gobernanza mundial fundadas en
tas a establecer políticas muy diferentes. Finalmente, los alterglobalizadores -gracias a la intervención concertada y
análisis y métodos enteramente diferen
a los útiles forjados en común- prevén
sino que hace falta elaborar propuestas
tes. Por ello el "alter" de alterglobaliza
aumentar considerablemente el pluralis
ción no puede ser percibido como una dis
mo y la difusión de las informaciones ne
tinción superficial, pues pretende dar
cesarias, la toma de conciencia, la cali
cuenta de una tendencia a nivel ontoló
dad y la intensidad del debate así como
gico distinta de aquella de la antigloba lización.
vil internacional.
la movilización en torno a la sociedad ci
La alterglobalización no define ni un pro
La alterglobalización es un movimiento
grama de gobierno ni una política econó
paradójico en diferentes niveles: aunque
mica o cultural determinada. Al contra
se haya constituido como respuesta a una
rio, es a la vez una postura y una meto
categoría (antiglobalización) percibida
dología que intenta resistirse y respon
como injusta y simplista, no es, sin em
der a aquello que se presenta bajo la es
bargo, objeto de una verdadera apropia
pecie de un corpus fijo: en particular, los
ción por sus supuestos partidarios (que
principios neoliberales que se refieren a
se encomiendan raramente a él). El uso
las políticas presupuestaria, monetaria
mismo del término alterglobalización se
y social; la reducción sistemática del pa
aplica sobre todo a la acción de aquellos
pel y de la intervención del Estado en
políticos, periodistas e intelectuales que
todos los sectores; la liberalización siem
no se adhieren a su trayectoria. Todo
pre más extendida de los diferentes mer
pasa, en efecto, como si el mero hecho de
cados, en nombre de la eficiencia econó
añadir un prefijo cualquiera (anti, alter,
mica y de "la democracia"; la promoción
etc.) al concepto de globalización no pu
de las zonas de librecambio o del "Con
diese conducir más que a un significado
senso de Washington"; finalmente, las
discutible, si no refutable. Por el contra
"guerras preventivas" llevadas a cabo en
rio, el movimiento que éste encarna ha
contradicción con todos los conocimien
logrado hacer ampliamente popular la
tos del derecho cosmopolita . . . Frente a
idea de una pluralidad de mundos (por
esta política impulsada por Estados Uni
oposición al "globo" único y unívoco del
dos -junto a sus aliados- y con la ampli
mercado), es decir que son posibles otras
tud que se conoce en las Américas, en
formas de hacer éste o estos mundos, en
concreto: otras mundializaciones. He ahí
África, en el sudeste asiático y en Euro pa (del Este, en particular) desde hace
la originalidad y la importancia de aque
dos décadas, los "alterglobalistas" reivin
llo que designamos de modo aproximado
dican una intervención al menos en tres niveles.Al principio, en el cuadro de de
con el vocablo de
bates contradictorios llevados a cabo en
balización" no es una fatalidad sino que
alterglobalización: la
capacidad de hacer entender que "la glo
un proyecto al cual
el seno de foros o de otras instancias, pro
se corresponde con
ceden a un reconocimiento de la situa
podemos oponer otros tantos, producto
ción junto a un balance comparativo de
de otros objetivos, así como de otras vías
esos experimentos contemporáneos (na-
y otros medios.
Alteridad
30 Se podría decir que la noción de alterglo balización y su difusión han contribuido a "revitalizar" el concepto de lo ALTER NATNO (v.), y que han transformado la vieja búsqueda de "alternativas" confi riéndole una imagen más instrumental y actualizada. Pero este éxito relativo contiene su propia limitación, puesto que el desplazamiento semántico y filosófico
vale mouvement altermondialisation?, Paris, La Découverte, 2003. - F. Houtart, Forces et faiblesses de l'altermondialisation, Paris, Le Monde Diplomatique, 2003. -B. Cassen, 1but
a commencé a Porto Alegre... Mille forums so ciaux, París, 1001 Nuits, 2003. - C. Taibo, La alterglobalización, Buenos Aires, Red de So lidaridades Rebeldes, 2003. -A. Morán, Glo balización, alterglobalización y crisis,
www.lahaine.org.
del "anti" al "alter" no indica una verda
FRANQOIS DE BERNARD
dera superación de las actitudes, posicio nes y tesis implicadas. En lugar de per
ALTERIDAD. Del latín alter (otro), suele va
mitir una verdadera autonomización de los movimientos capaces de ser reivindi
ler como sinónimo de otredad y diferen cia, aludiendo al reconocimiento del otro
cados, los mantiene cerca de los corpus
en su dignidad humana. Ésta es la orien
de pensamiento dominantes, los obliga
tación que le imprimieron planteos filo
a seguir definiéndose en función de esos
sóficos y antropológicos del siglo.XX, aun
precedentes, a una distancia, pero no lo
que el término comprende un abanico de
suficiente para que la ALTERIDAD (v.)
sentidos más amplio y antiguo que sola
buscada se convierta realmente en "un
mente se esbozará para pasar a enfoques
pensamiento y una acción diferentes". En
emancipatorios. En la tradición europea,
este sentido, la alterglobalización care
las acepciones básicas de alteridad son:
ce, al menos en el estadio actual, de una
1) la cualidad de ser otro, acepción enti
dimensión intrínsecamente utópica.
tativa y abstractiva que en rigor nos re
Aunque ha creado espacios originales
mite a 2) la relación con (lo/s) otro/s, sea
cuyo dinamismo resulta indiscutible
como un
-como es el caso del FSM-, mientras siga
querido de explicación, pero sin implicar
anclada en el terreno de las problemáti
necesariamente, y 3) el (re)conocimiento
a priori o como un factum re
cas normativas (económicas, sociales,
de (lo) otro, apertura que puede o no te
políticas), mientras sólo proponga dar
ner lugar, pues apela a una disposición
respuestas casuísticas a los principios
libre. Cada una de estas acepciones va
neoliberales, a los discursos excluyentes,
ría según se refieran a lo otro en general
a los procesos globalizadores, permane
(sea un objeto, lo divino, los valores, etc.),
cerá encerrada en el mismo topos de sus
a un otro humano en general (individual
adversarios declarados y no logrará pro
o colectivo), o bien al "otro" o la "otra"
yectarse más allá, como correspondería
como ser humano único. A su vez, sin
a una iniciativa verdaderamente utópi
implicar problemáticas de pareja mag
ca. Al no separarse de la globalización,
nitud, los nuevos sentidos resultantes ad
ni diferenciarse suficientemente de la
miten no sólo planteos con respecto a (el/
antiglobalización, se ha asignado su pro
lo) otro (ej emplos: el ser otro del otro,
pio límite a priori, en la medida en que
descubrir uno al otro) sino a la propia
no se plantea reivindicándose como una utopía voluntaria y necesaria, aquí y
identidad (alienación, éxtasis o alteridad inherente al hacerse de la ipseidad, etc.).
ahora.
La nota valorativa completa el cuadro
Fuentes: GERM ( coord. Fran�ois de Bernard), Dictionnaire critique de "la mondialisation", Paris, Le Pré aux Clercs, 2002. AA VV Ou
no humano y netamente positivo -no así
-
.
.,
semántico: alteridad reviste hoy un sig
altercado o alterarse, de igual raíz-jus tamente a modo de reivindicación frente
Alteridad a las negaciones de las que fue objeto "el otro" en cuanto "semejante" devaluado del hombre: enemigo, intruso, bárbaro, primitivo, anormal, etc. (v. BARBARIE), además de las discriminaciones conno tadas por términos aparentemente neu
31 otro, o reconocerlo, sin conflicto? Dado el
conflicto, ¿es posible al menos una dialé ctica abierta, no absorbente, no mismifi
cante? ¿Cómo incluir socialmente al di ferente sin cercenar su identidad? Entre los referentes europeos que abordaron
trales (mujer, negro, forastero, indíge
algunas de tales cuestiones, cabe men
na. . . ). Recordemos también que para los
cionar a Martin Buber, Karl Lowith
conquistadores europeos,Américafue la tierra de la alteridad por excelencia, no
EdmundHusserl, Maurice Merleau-Pon�
ty, Martin Heidegger, José Ortega y Gas
por el "exotismo" que los fascinaba, ni por
set, Xavier Zubiri, Jean-Paul Sartre, Si
el "salvajismo" que domesticaron o eli
mone de Beauvoir, Pedro Laín Entralgo,
minaron, sino porque aquí proyectaron
Theodor W. Adorno, Michel Foucault,
la alteridad de sus propias UTOPÍAS (v.).
Emmanuel Lévinas, Paul Ricreur, Jac
Las posteriores luchas anticolonialistas
ques Derrida. . . Pero no obstante la am
y el genocidio de los judíos en la misma
plitud de variantes ofrecidas, los euro
Europa, entre otros factores, aceleraron
peos han persistido casi inflexiblemente
las críticas del eurocentrismo y del etno
en presuposiciones que los enfoques más
centrismo. La obra de Claude Lévi
alternativos no pueden ignorar. Por em
Strauss es el paradigma de la nueva an
pezar, suelen hablar irremediablemen
tropología. Pero el giro semántico-valo
te, aun de buena fe, desde el lugar del
rativo que fue adquiriendo el concepto en
sujeto político-cultural dominante. Esto
el siglo pasado se observa mejor desde la
se advierte sobre todo en la preeminen
filosofía. Lejos de clásicos como el Sofis
cia ontológica, antropológica, ética, o a
ta de Platón, tal giro se opera junto a la
lo sumo sociológica, de sus planteas, como
crítica de la noción moderna de sujeto
si alteridad y conflictividad política fue
iniciada por Friedrich Nietzsche y pro
sen asuntos incompatibles. En general,
longada por el psicoanálisis; con la mira
no consiguieron articular sus críticas al
puesta principalmente en Descartes y
concepto de sujeto con las acciones autó
Hegel. Frente al riesgo solipsista que
nomas del otro (mucho menos cuando se
parecía rehabilitar la FENOMENOLOGÍA
trata de un otro plural, colectivo); accio
(v.) husserliana; frente a las variantes
nes que resultan así fácilmente asimila
hegelianas de una alteridad apenas"efec
das a rebeldías no del todo racionales o
tiva" como momento negativo, conflicti
justificables, o bien menos propias de un
vidad y, en suma, "mal necesario" del re
sujeto colectivo que de multitudes ciegas
conciliarse del Espíritu consigo mismo;
y caóticas. Ciertos autores posmodernos
y frente a esa dialéctica absorbente, to
(v. POSMODERNIDAD) diluyeron en vir
talizadora, se sucedieron cuestiones de
tualidades tanto la identidad como la al
cisivas: ¿cómo evitar la objetivación del otro? (su variación antropológica sería: ¿cómo evitar la reducción del otro a mera i nvención del sujeto observador?). O bien: ¿cómo aclarar la paradoja de que el otro sea un "yo mismo", al igual que yo, y sin embargo tan único como yo y enteramen te otro que yo mismo? ¿Es necesario u n criterio práctico d e semejanza o norma lidad? Además, ¿cómo encontrarse con el
teridad, y llegaron a considerar anticua das (demasiado históricas o épicas) aque llas acciones. Y cuando la CONFLICTIVI DAD (v.) fue soslayada o pospuesta, se dio la constante de que el otro mantiene una nota de pasividad (Lévinas) o pasa a ser un amigo (Ricceur), sobreentendiendo un mismo marco político-cultural. Sinduda, setratade filosofías sumamen te estimulantes, mientras que "europeo"
32
Alteridad
vale aquí sólo como referencia situacio nal, no geográfica ni excluyente. Pero
so un resto de unilateralidad, objetiva
tampoco es casual que surgieran enAmé rica Latina, ya cuatro décadas atrás, la
lado sería una forma de alienación ideo lógica). Si la cuestión del sujeto del filo
TEOLOGÍA Y LA FILOSOFÍA DE LA LIBE RACIÓN (v.), animadasjustamente por el
reabre continuamente, quízá se deba
propósito de asumirse en el lugar del otro
precisamente a la dificultad de evitar tal
cióny ejercicio de dominación (que de este
sofar, que ellos mismos debatieron, se
(del que aquellos "europeos" hablaban).
paradoj a teórico-práctica, aunque deje
El punto de partida de tal filosofar, váli
mos a salvo la legitimidad del término
do para sus dos grandes vertientes -en
alteridad. En particular, Dussel reclama
cabezadas por Enrique Dussel y Arturo
que la víctima sea escuchada, pero aun
Roig- no podía ser ya la alteridad enten
que le sobren razones éticas al respecto,
dida sólo como un mero ser otro, una re
sigue hablando de víctima, y en singu
lación con el otro o un descubrimiento del
lar, categoría que se mantiene más cerca
otro sino en cuanto irrupción o emergen cia del otro (en ambos sentidos de "emer
jeto colectivo autónomo. Roig, en cambio,
gencia"). Este otro emergente, impensa
ofrece mayor claridad sobre la prioridad
de la caridad que de la apertura a un su
do desde Europa, tampoco podía agotar
del nosotros, pero sigue peligrosamente
se además en la noción del otro singular,
cerca de la dialéctica hegeliana, mientras
aunque lo incluyera. Dussel, próximo a
que, al acentuar el vínculo entre identi
la teológica "opción por los pobres", pro
dad y alteridad en la FUNCIÓN UTÓPICA
curó ponerse del lado de la exterioridad
(v.), descuida la dimensión mítica, sin la
de la que hablaba Lévinas, pero criticó a
cual la proyección ecuménica se priva de
este filósofo que nunca identificara los
los componentes identitarios particula
rostros de los otros y elaboró la polari
res que la fortalecen para resistir su asi
dad centro-periferia para construir un
milación a la globalización neoliberal .
genuino contradiscurso europeo. Roig,
Dussel tiene más presente la relevancia
por su parte, también destacó desde un
de lo mítico, sin que esto le impida man
comienzo que la alteridad era un "con
tenerse muy abierto a la alteridad peri
cepto axial" de la filosofia de la libera
férica no latinoamericana (v. PENSA MIENTO PERIFÉRICO); pero Roig desta
ción pero, desarrollando una concepción más inmanentista e historicista, propu
ca mejor el carácter político inherente a
so como
a priori antropológico la "posi ción de sujeto" de un nosotros que se va
la auto afirmación del "nosotros" señalan
lora a sí mismo, que toma conciencia de
por excelencia es la rebelión: de ahí el res
do incluso que su modo de manifestación
la rica alteridad que lo constituye (diver
cate de Roigdel "apetito de potencia" que
sidad interna y externa) y que surge con
captara en la alteridad el último Nimio
tingentemente para autoafirmarse en su
de Anquín, y su sugestiva lectura de la
identidad. Sin embargo, aún sería nece sario sortear ciertas limitaciones y ries
expresión "ente emergente" de éste y otros filósofos argentinos (Carlos Astra
gos de ambas líneas, integrando sus mé
da, Miguel Ángel Virasoro) como metá
ritos. Ante todo, el persistente riesgo de
fora del ascenso de sectores marginales
reproducir la cuestión de la alteridad
al promediar el siglo pasado. Pero enton
desde ópticas eurocéntricas: replantear
ces, si la irrupción del nosotros es siem
se hasta qué punto en el hecho de hablar
pre histórica, política y contingente, sin
del otro, de pensar en él, cuando no en su
predeterminaciones que pudieran anti
nombre -en lugar de escucharlo, o de
ciparse intelectualmente sobre sus for
hablar y pensarjunto a él-, subsiste aca-
mas de liberación, no admitiendo sino
Alternativo
33
pensamientos plurales y situados, ¿no se
múnmente aceptados". La rica diversi
vuelve a "dialectizar" tal emergencia pre
dad de usos que ilustran, precisamente,
cisamente al pretender concebirla como
los artículos del presente diccionario nos permite avanzar hacia una idea más aca
instancia de quiebre de la dialéctica y sus totalidades? Si la conciencia del nosotros
bada del tipo de contraposición que ca
se nutre de la eficacia del imaginario mítico-utópico, pero si no cabe aferrarse
racteriza lo alternativo. Para comenzar, habría que decir que las actitudes, prác
a arquetipos de lucha, resistencia o re
ticas, ideas, etc., alternativas son, por de
volución, el desafío de pensar la alteri
cir poco, muy anteriores a la difusión de
dad de este tan paradójico "otros que
esta acepción de "alternativo" en las len
irrumpen como un sujeto" vendría a ser
guas occidentales. En el terreno político,
más bien y justamente el desafío perma
cualquier tipo de sociedad y de organiza
nente de ensayar PENSAMIENTOS AL
ción del poder hunden sus raíces en la
TERNATNOS (v.).
existencia de intereses (necesidades, vi
Fuentes: F. Aínsa, Necesidad de la utopía,
de controlar, excluir o suprimir. ¿En qué
Buenos Aires-Montevideo, Tupac-Nordan, 1990. -M.Augé, El sentido de los otros: actua lidad de la antropología, Madrid, Paidós, 1996. - E. Dussel, Ética de la liberación en la edad de la globalización y de la exclusión, Madrid, Trotta, 2000. E. Dussel, Filosofía ética lati noamericana, México, Edicol, 1977. - G. Fe rréol y G. Jucquois (dirs.), Dictionnaire de l'altérité et des relations interculturelles, Pa rís, Colín, 2003. - P. Laín Entralgo, Thoría y realidaddel otro, Madrid, Revista de Occiden te, 1968. - E. Levinas, Totalidad e infinito. Ensayo sobre la exterioridad, Salamanca, Sí gueme, 1987. -P. Ricceur, Sí mismo como otro, México, Siglo Veintiuno, 1996. A.A Roig, Tho
momento la reacción al poder o al siste
siones, etc.) contrapuestos, que se trata
-
-
.
ríay crítica delpensamiento latinoamericano,
México, Fondo de Cultura Económica, 1981. A.A. Roig, �'El problema dela «alteridad» en la ontología de Nimio de Anquin", Nuevo Mun do, m, l, Buenos Aires, 1973, pp. 202-220. - T. Todorov, La conquista de América: el proble ma del otro, México, Siglo Veintiuno, 1995. M. Velarde Cañazares, "Mito y utopía como coordenadas de efectiva alteridad",Il Congre
ma establecido emerge del caos y se es tructura como "modelo alternativo" al (orden) "oficial"? ¿Se aplica en este caso la metáfora de la "masa crítica" o el más acendrado concepto del "salto cualitati vo"? Pero lo alternativo también es ante rior a su plasmación como modelo o "con tramodelo". Su fuerza parece residir en su fluidez, su capacidad de burlar los con troles y hacer temblar las estructuras. El caso paradigmático es el delallustración (que aún hoy sigue irritando a los pode res), esa "guerra de zapa" de los "filóso fos" contra el dogmatismo (religioso, po lítico, estético) que condujo a la Revolu ción Francesa. Y, retrocediendo en el tiempo, ¿acaso Giordano Bruno o Lucre cio, con su demoledora crítica de la reli gión, no eran figuras del PENSAMIENTO
ALTERNATNO (v.)?, ¿y Baruch Spinoza? En un sentido radical, todo pensamien
so Internacional Extraordinario de Filosofía, San Juan (Argentina), 2007, e/p.
to es pensamiento alternativo. Toda ver
MARCELO VELARDE CAÑAZARES
sión (entretejida) individual y colectiva .
dadera creación lo es, en la doble dimen Sin embargo, cabe preg untarse s i e l uso
ALTERNATIVO. Según la definición que de este adjetivo, en su tercera acepción, nos
del término
alternativo no refleja de al
gún modo -no necesariamente delibera
da la RealAcademia, la palabra se apli
do- una estrategia, la intención de pre
ca "en actividades de cualquier género,
sentar un "perfil bajo", teniendo en cuen
especialmente culturales, [a lo] que se
ta que el término, en esta acepción, sur
contrapone a los modelos oficiales co-
ge en el llamado Primer Mundo, donde
Alternativo
34
toda alusión a lucha, confrontación o im
ternativa a la violencia -bélica o repre
pugnación radical se percibe como algo
sora- es la política, el libre ejercicio de
políticamente incorrecto: un mundo, en definitiva, dondeimperael conformismo.
mocrático. Sin embargo, en esta época en
los derechos políticos, el pluralismo de
Porque limitarse a proponer alternativas
que el fin, si no de la historia, al menos
entraña cierta aceptación, cierto respe
de las ideologías se presenta como un he cho consumado, los partidos políticos que
to por el modelo dominante, al que de alguna manera se le reconoce el presti
en el juego del poder aspiran a ser "alter
gio de lo que concretamente existe, lo real
nativas reales" se promueven a lo sumo
(el "mercado" en todas sus dimensiones).
como los mejores gestores de un sistema
Es como si ya no se considerara "racio
socioeconómico que tienden a describir,
nal" definirse como "anti", aunque en la
como algo inherente a la naturaleza hu
dinámica efectiva de la praxis las pro
mana, una especie de "destino manifies
puestas, iniciativas, etc., "alternativas"
to" casi genético, frente a lo cual cualquier
puedan ser, y a veces lo son, muy radica
otro tipo de organización de la sociedad
les. De alguna manera se alimenta la ilu
resultaría ineficaz, irracional o ilusorio.
sión, o se mantiene la ficción, de que siem
De ahí la importancia creciente de las
pre (todavía) se puede dialogar. Por su
técnicas publicitarias en las campañas
puesto que el diálogo y, en general, el
electorales, donde se trata más de ven
debate racional, son importantísimos si
der un producto que de promover un pro
se aspira a crear sociedades que sean hu
grama político. Pareciera que en ese
manas, siempre y cuando se resulte ca
mercado todo vale, incluso el mero anun
paz de evaluar si están dadas las condi
cio de las cantidades de dinero que se
ciones para el diálogo. En caso contrario,
invierten en las campañas. Esta subor
no sólo se cae en un falso discurso, que
dinación de los partidos políticos a los
siempre perjudica a los más débiles, sino
"imperativos económicos" excluye todo
que se crean las condiciones ideales para
cuestionamiento del modelo dominante.
queel modeloimperante (u"oficial", como
Por eso mismo, es en el campo de lo que
dice laAcademia) acabe recuperando, in
ahora se llama "alternativo" y otras ve
tegrando, al modelo alternativo. Y ahí es
ces se llamó "revolucionario" (palabras
tán las grandes empresas multinaciona
que tienen una historia semántica bas
les que (para pulir su imagen) se dan el
tante parecida) donde surgen las únicas
lujo de patrocinar actividades culturales,
fuerzas que tarde o temprano acabarán
algunas ONG, e incluso campañas ecoló
cambiando el mundo.
gicas, con tal de no impugnar un sistema de producción miope (el capitalista) que
Fuentes: G. Agamben, L'uomo sen.za conte
se basa en la explotación ilimitada (y, por
nuto, Macerata, Quodlibet, 2000. H.E. Bia gini, "Pensamiento alternativo y altergloba lización", en R. Salas Astrain, Pensamiento
ende, irracional) de los recursos natura les y humanos (que es como ese sistema prefiere referirse a las personas). Hay cierta incongruencia, cierta asimetría, entre la prepotencia de este sistema que casi cada día bate records de barbarie (sin respetar ni siquiera esas "leyes de la gue rra" que al menos en Europa se tardó varios siglos -desde la paz de Westfalia
(1698)- en crear) y la promoción de al ternativas más o menos audaces. La al-
-
crítico latinoamericano. Conceptosfundamen tales, t. 3, Santiago de Chile, UCSH, 2005. - P.
Quignard, Les ombres errantes, París, Gras set, 2002. - M. Revelli, La politica perduta, Turín, Einaudi, 2003. RICARDO POCHTAR
ALTRUISMO. El vocablo fue introducido en el lenguaje de las ciencias sociales por Auguste Comte con el objetivo de diferen-
Altruismo
35
ciar las acciones humanas orientadas a
sea, entendido como e l placer por la bús
facilitar el interés de los otros en contra
queda del beneficio personal sin impor tar que nuestra conducta afecte el inte
posición a aquellas tendientes a satisfa cer el beneficio del actor, es decir, el egoís
rés de los otros. Adam Smith, padre teó
mo. Todos pretendemos ser altruistas en
rico del capitalismo contemporáneo, sos
los dichos -y a veces en los hechos-, cuan
tuvo casi irónicamente -con palabras de
do en realidad el auténtico altruismo par
la época- que ''la beneficencia siempre
te de ser previamente egoístas. Ha existi
es libre, no puede ser arrancada por
do una dicotomía radical entre los térmí
la fuerza, y su mera ausencia no expone
nosaltruismo yegoísmo, la cual seha cen
a castigo alguno"; vale decir que se trata
trado en la exageración restrictiva de que
de una opción de exclusivo resorte indi
el atributo de altruismo sólo corresponde
vidual que sólo obedece a la íntima SEN
a quien lleva adelante una acción sin es perar cosa alguna en retribución por sus
cada uno ante idénticos estímulos del
SIBILIDAD (v.) con que responde el ego de
actos. Esto limita con la ingenuidad, ya
medio social. Mas el altruismo, según
que todos los individuos de una manera u
Kant, representa una forma de conduc
otra buscan el sentido que pretenden dar
ta que cumple con un imperativo moral,
a sus vidas enmar-cando sus preferencias
a veces compartido y otras no; esto últi
a realizar de acuerdo con sus valores y
mo es lo frecuente en la política capita
actuando en consecuencia.
lista.
Uno de los tantos modos como se cons
El altruismo simboliza un comporta
truye la IDENTIDAD (v.) es a partir de
miento elogiado por la sociedad, hasta
constituir "grupos de referencia" -rea
puede afirmarse que es una conducta
les o fantaseados- sobre los cuales ba
"políticamente correcta", mientras que el
sar las futuras conductas, pensamien
egoísmo normalmente constituye una
tos y sentimientos; en el decurso de ese
forma de conducta despreciada. No obs
proceso el sujeto percibe la convenien
tante, para ser altruista deben transitar
cia y procedencia -tanto personal como
se los senderos del egoísmo. Sí bien el
para el grupo que se tomó como referen
egoísmo supone "amor propio excesivo",
te- de conformar relaciones de coopera
sí una persona no se ama a sí misma, mal
ción y reciprocidad con los otros miem
puede amar verdaderamente a los de
bros del grupo, lo cual con el correr del
más. A través de este mecanismo alcan
tiempo se extiende a la comunidad de
zará la posibilidad de hacer lo mismo con
pertenencia. Comúnmente los grupos
sus semejantes y conocer los deseos o
de referencia y de pertenencia coinciden
necesidades de aquellos a quienes pre
en uno solo, lo que facilita una mayor
tende "ayudar".
integración de la salud mental en la vida
En el espacio político de "nuestra" Amé
de las personas. Se institucionalizan así
rica las figuras de José de San Martín,
lazos de naturaleza altruista, siempre
Simón Bolívar y José Martí marcan un hito excepcional entre las conductas al
teniendo presente que tales vínculos no se hallan alejados ni están en contrapo
truistas. Durante el siglo XX -y salvan
sición con los intereses particulares de
do el honroso caso de dírigentes que nun
cada actor social.
ca llegaron a gobernar- puede rescatar
El altruismo no puede considerarse un
se la figura -casi mítica- de Ernesto
rasgo biológico, pese a que cabe encon trar la tendencia a "ayudar" en algunas
"Che" Guevara, quien ofrendó su vida en
otras especies anímales. Ello es debido a
de diferentes pueblos, para ser coheren
que compite con el egoísmo exagerado, o
tes con lo señalado hasta aquí.
la lucha por la liberación social y política
36 Fuentes: A. Comte, Curso de filosofia positi va, Buenos Aires, Aguilar, 1990. - E. Gueva ra, Escritos y discursos, La Habana, Ciencias Sociales, 1972. - E. Kant, Crítica de la razón pura, Valencia, Cosmos, 1976. -A. Smith,La teoría de los sentimientos morales, Madrid, Alianza, 1997. ÁNGEL RODRÍGUEZ KAUTH
AMÉRICA LATINA. La idea deA.mérica siem pre estuvo vinculada a la integración: América en el sentido de Nuestra Amé rica, así nombrada por José Martí, o de América Latina, como la precisó Fran cisco Bilbao. Esa idea -persistente des de que se abrió paso con la independen cia llevada de la mano por Bolívar y otros próceres y pensadores- está presentada aquí en el marco del actual discurso in tegracionista (v. INTEGRACIÓN CONTI NENTALYREGIONAL). Tres ideas estela res configuraron la imagen de América Latina: unión, telurismo, latinidad. De las combinaciones posibles de estas tres ideas han salido discursos filosóficos programas políticos, proyectos de inte� gración y teorías literarias. La idea de unión la dio Bolívar: la fun daba en la lengua. La América boliva riana se definió en primer lugar frente a España. Rechazaba la conquista y la colonización como épocas de barbarie y tiranía. Del pasado español guardaba sólo la lengua, para que sirviera de base a la unión de los " americanos", por eso llamó al continenteHispanoamérica. Lo veía como una comunidad cultural for mada por las antiguas colonias españo las, animadas ahora de una idea nacio nal y una solidaridad política continen tal para hacer frente a los enemigos co munes. Bolívar es el fundador de la idea " Padre Nuestro que estás en la Tierra . . . hacia la esperanza nos conduce t u som bra", que enaltece Pablo Neruda en el
Canto general. Nuestra América de Martí es más una unión social y plurirracial: " Nuestra América mestiza". El mestizaje es un
América Latina nosotros construido por la historia. Es un fenómeno histórico y no racial.N ues tra América es a la vez una identidad y una idea de unidad, una visión de pasa do y una premonición de futuro, ambos asociados en el rechazo al colonialismo y al imperialismo y estribados en la inde pendencia económica. Claramente lo afirma el cubano: "Quien dice unión eco nómica, dice unión política. El pueblo que compra, manda. El pueblo que vende, sirve. Hay que equilibrar el comercio, para asegurar la libertad. El pueblo que quiere morir vende a un solo pueblo, el que quiere salvarse vende a más de uno". ParaMartí el nuevo americano es un bas tardo de todas las razas: " América ha de salvarse con sus indios". Pero, sobre todo, el americano es el pueblo, los oprimidos. " Con los oprimidos", nos dice, " hay que hacer causa común para afianzar el sis tema opuesto a los intereses y hábitos de mando de los opresores".Y casi simultá neamente escribe estos versos: " Con los pobres de la tierra / quiero yo mi suerte echar". La idea telúrica de unión la puso el indigenismo. Sobre la influencia de la tierra en los habitantes, la cultura y la creación se pronunciaron varias formas de indigenismo. El indigenismo mexica no -con los muralistas a la cabeza- revi só la historia y situó como centro de ella al indio y al mestizo. Reivindicó la digni dad de las antiguas culturas y propuso un futuro en la raza cósmica. La Revolu ción Mexicana fue indigenista funda mentalmente por ser campesina. Plan tea el problema de la tierra y el indio por el simple hecho de centrar sus exigencias, en particular con Emiliano Zapata en el sur, en la reforma agraria. En Perú lo te lúrico se encontró en " el alto Cuzco coro nado" y " en el asombro dorado de la alta ciudad de piedras escalares": Machu Pic chu.Manuel González Prada rompió con la idea racista de que había que regene rar al indio y planteó en términos reales la " cuestión indígena". Testificó que el
América Latina problema del indio era el problema de la tierra y que ésta debía restituírsele. La recuperación de la tierra le devolverá sus estructuras sociales y su prestigio: "La cuestión del indio más que pedagógica es económica, es social". En los Andes del Tahuantisuyo el indigenismo nace aso ciado a la nostalgia del Imperio Inca, bro ta de la refutación de que el indio era
37
rir más tarde, en el lenguaje de las iz quierdas . Acuña el concepto en el marco de un pensamiento anticolonialista, an tiimperialista y de un proyecto de socie dad socialista. Anticipándose en siglo y
medio al actual debate civilizatorio, de nuncia la noción de progreso, en térmi nos de lo que hoy llamaríamos conflicto
inapto para la civilización. ¿Cómo expli
de civilizaciones. Desautoriza la noción humanitaria y pacifista de progreso aso
car, si así fuera, la civilización inca? No
ciada a la idea de CIVILIZACIÓN (v. ) que,
se trata de regenerar al indio (lo que lla
en vez de irradiar virtudes, no sirve sino
namente quería decir occidentalizarlo)
para sojuzgar a otros pueblos. Bilbao
sino de regenerar a Perú, al mundo an
descubre la falacia de la civilización cuan
dino. La noción de regenerar al indio
do los franceses invaden México. La mis
hacía de ello una tarea de blancos: la de
ma falacia advierte en las políticas im
regenerar a Perú, una tarea de todos;
perialistas de Francia y de Estados Uni
pero sólo el indio podía reconstituir el
dos que en la política clasista y racista
incario. José Carlos Mariátegui, conven
de Domingo F. Sarmiento. En La Améri ca en peligro (1863) dice: "El conserva dor se llama progresista... y el civilizado
cido de que el mito forjador del indio nue vo será el socialismo, considera absurdo el indigenismo maximalista que quiere
pide la exterminación de los indios y de
negar a Europa y volver a los ritos incási
los gauchos". Antes, en la conferencia de
cos. Un nacionalismo a ultranza peca por
1856, había calificado a Estados Unidos
un racismo al revés. La indianidad cons
de "barbarie demagógica". Y, para opo
tituye un indigenismo radical, un recha
nerse a ese país, evoca una entidad co
zo a la asimilación y a Occidente. Fausto
mún: la "raza latinoamericana", que hará
Reinaga, uno de sus voceros, sostiene que
la segunda independencia. Sólo la unión
la meta del indio es el "poder indio" para
de los Estados de América del Sur -ad
lo cual debe unirse el indio con el ejército
vierte- podrá detener el imperialismo
(v. NEOINDIGENISMO).
de los Estados Unidos del Norte.
La latinidad. Se repite constantemente
Durante el siglo XX y especialmente du
que la idea de América Latina la inven
rante la Guerra Fría el esfuerzo por "de
taron los franceses, en el marco de la
tener el imperialismo" con el Che, Sal
geopolítica cultural del siglo XIX . Los
vador Allende, Julio Cortázar, Pablo
errores son pertinaces. No, ¡no fueron los
Neruda y cantidad de políticos, intelec
franceses! sino Francisco Bilbao "con su
tuales y militantes , ancoró en la izquier
frente de pequeño planeta tumultuoso"
da la idea de América Latina. Los dicta
(como lo ve Neruda) el que invocó prime
dores, por su complicidad con las políti
ro el nombre de América Latina, en una
cas "usamericanas", se sentían más có
conferencia dada en París el 24 de junio
modos con el término Panamérica para
de 1856, con el título de "Iniciativa de la
referirse al continente o el de las dere
América"; utiliza allí el gentilicio "lati
chas conservadoras: Hispanoamérica. El
noamericano" y, en otros escritos, estam
siglo XXI se inicia con un cambio geopolí
pa "raza latinoamericana". Bilbao no sólo
tico de extensión planetaria. La hegemo
antecede a otros pensadores en la utili
nía se ha hecho unipolar, concentrándo
zación de la expresión; también es pre
se en una solo potencia. Desaparecido el
cursor de la significación que va a adqui-
comunismo como amenaza tópica de la
América Latina
38 democracia, Estados Unidos ha tenido
la incertidumbre ideológica que acarreó,
que descubrir un nuevo enemigo que,
produjo el renacimiento de la ortodoxia en el mundo eslavo y un renacimiento
poniendo en peligro la seguridad de su pueblo,justifique las políticas más agre sivas de sus gobernantes. Han decreta
islámico en Asia Central, que se volvió a las religiones tradicionales, y en todas
do la guerra de civilizaciones, lo que so
ellas surgieron movimientos fundamen
capa de luchar contra el terrorismo les
talistas. Las religiones se han converti
permite extender sus intereses económi
do en elemento nuclear de identidad cul
cos y usar el miedo de la sociedad civil
tural, especialmente en sociedades en
para mantener su base electoral. El pla
crisis de identidad nacional, y han cobra
neta amenazado se defiende del terroris
do decisiva relevancia política, sobre todo
mo, pero muchos países buscan simultá
en el marco del conflicto de civilizaciones.
neamente distanciarse de la política
En este resurgir religioso hay también
"usamericana" y s alirse del modelo
una religión que quiere pasar desaperci
neoconservador. Desde Venezuela hasta
bida o aparecer como si no lo fuera, pero
la Argentina (con gobiernos centroiz
que lo es y en grado sumo: la religión del
quierdistas a todo lo largo del camino),
mercado que profesa el neoliberalismo.
el hemisferio está alineándose fuera del
En América Latina los pueblos se han
control del Departamento de Estado.
levantado contra esta religión del mer
Con la posguerra fría el enfrentamiento
cado y entre ellos se ha producido una
"mundo libre-comunismo" fue remplaza
verdadera alianza de civilizaciones, don
do por el de "choque de civilizaciones",
de antiguas culturas renacen a la vida
relanzado por un artículo de S amuel
pública reivindicando junto a los secto
Huntington en el cual concluía diciendo
res más desfavorecidos mejores condicio
que era la mayor amenaza para la paz
nes de vida. Los antiguos discursos de
mundial. El artículo publicado en 1993
identidad reviven con ropajes nuevos y
no adquirió sin embargo su verdadero
en proyectos políticos de integración que
sentido hasta el 11 de septiembre de 2001
buscan la autonomía continental, la can
cuando se produjo el atentado que des
celación del colonialismo y el desarrollo
truyó las Torres Gemelas. Pero el tema
de la región. El bolivarismo, el latinoame
es viejo como la historia. Remonta a la
ricanismo y el indigenismo se unen para
época en que los griegos crearon la anti
recuperar el posesivo de Martí y hacer
nomia "civilización contra barbarie" para
que América sea verdaderamente nues
explicar las guerras médicas, continuó
tra. (Dos experiencias son particular
con Tarik, Carlomagno, el Cid, las cru
mente interesantes, el NEOBOLIVARIS
zadas, Hernán Cortés, Francisco Pizarro
MO, v., en Venezuela y el indigenismo
y los colonialismos del siglo XIX y XX.
andino en Bolivia.)
Actualmente se escenifica entre George W. Bushy sus aliados contra las "fuerzas del mal": Bin Laden, Al Qaeda, Saddam Hussein . . . y otros. Estados Unidos es el único país que publica periódicamente la lista de sus enemigos. Desde el 11 de septiembre el tema está asociado a una guerra terrorista sin cuar
Fuentes:A. Ardao, NuestraAmérica Latina,
Montevideo, Banda Oriental, 1986. H.E. Biagini yA.A. Roig (comps.),América Latina -
hacia su segunda independencia. Memoria y
autoafirmación, BuenosAires,Aguilar, 2007. - S.P. Hungtinton, El choque de civilizacióny la reconfiguración del orden mundial, Barce
bría lanzado contra Occidente: la yihad.
lona, Paidós, 1997. - M. Rojas Mix, Los cien nombres de América. Eso que descubrió Co lón, Barcelona, Lumen, 1991.
El hundimiento del mundo socialista, y
MIGUEL ROJAS MIX
tel que el fundamentalista islámico ha
Amistad AMIS TAD. Relación de afecto, simpatía y con fianza compartida por dos o más perso nas que se construye y fortalece a partir del trato. En la Ética a Nicómaco (libros VID y IX),Aristóteles desarrolla la proble mática de la amistad a partir de los si guientes ejes: no se puede vivir sin ami gos, es preciso distinguir la amistad fun dada sobre la utilidad o sobre el placer de la verdadera amistad que es virtuosa; la amistad a distancia tiende a producir ol vido. En la Ética a Eudemo (libro VII), Aristóteles observa que la cuestión no debe plantearse en términos generales sino que debe hacer foco en lo singular: en los amigos. Para el filósofo hay que acen tuar lo particular y prescindir de nume rosos amigos, pues sería un exceso. La tradición atribuye aAristóteles la senten cia: "Oh, amigos míos, no hay ningún amigo", que según Giorgio Agamben en realidad es: "Aquel que tiene [muchos] amigos, no tiene ningún amigo". Es nece sario tener amigos con los que se pueda convivir y a los que se pueda poner a prue ba; es por ello que el criterio cuantitativo resulta relevante. Por otra parte, la amis tad es un acto: siempre resulta mejor amar, el philein, que ser amado, por eso resulta inviable la amistad con la muche dumbre. Sólo las decisiones que surgen sin prisa ni fácilmentedanlugaraljuiciorec to de la amistad. Entonces, la amistad implica reflexión, conocimiento, hace fal ta que alguien ame para saber qué es la amistad y hace falta saber para amar. Es posible ser amado sin saberlo pero no amar sin saberlo. La amistad que tengo por alguien nunca podría mantenerse como un secreto para mí. En su nacimien to surge también la declaración de esta amistad y su traslado al conocimiento, a la conciencia. En la auténtica amistad, hay que saber para elegir al amigo. Esta definición de amistad primera supone la exigencia de la igualdad entre los amigos: sé virtuoso si quieres que te ame como amigo; sé simétrico en tu amistad.
39
ConKant aparece laconcepcióndeamis
tad respetuosa. Inscribiéndose en la tra dición aristotélica, Kant pensó la amis tad en estrecha relación con la perfec ción; la amistad resulta de una volun tad moralmente buena. Supone siempre y a la vez, casi balanceándose, amor y respeto. Y debe tratarse de una amis tad igual y recíproca: amor recíproco, igual respeto. Esta propuesta nos habla de una amistad ideal, distante, en la que deberían mantenerse alejadas las pul siones propias del AMOR (v.) (la atrac ción fusional), que pueden devenir ex ceso. La amistad moral no tolera ruptu ras, no se puede dispersar en fragmen tos. Para lograr esto, debe organizarse a partir de reglas claras y rígidas. La amistad moral exige una confianza ab soluta, tal que dos personas deberán compartir no sólo sus puntos de vista, sus "impresiones", sino también sus "jui cios secretos". Nuevamente, tal deposi tario de virtudes resulta escaso, raro. Un amigo digno de nuestros secretos, con fesará Kant, es algo tan improbable y tan exótico como un cisne negro. Entre las tradiciones que quedaron en los márgenes de la herencia hegemónica, Nietzsche retoma aquella cita de Aristó teles en la cual se sugiere a los amigos que no hay amigos. Sin embargo, en esta ocasión, la frase se alarga, no sólo no hay amigos sino que el "locoviviente"viene a decirnos que tampoco hay enemigos. Frente a la posibilidad de construir una amistad como un encuentro entre "igua les", Nietzsche propone una reunión de diferentes, en la que la única identidad posible es el propio diferir. En el marco del anuncio de la comunidad sin comu nidad de los pensadores libres, Nietzs che se atreve a recomendar la separación como una manera novedosa de volver a pensar la amistad desde el "entre", elcual resulta de la tensión entre el acercamien to y la separación de los amigos. Esta escisión abre un espacio que posibilita el
40 no ceder a la proximidad, a la identifica
Amistad posible con ese otro hay un desierto
ción, a la dominación del otro, así como a
abisal.
la permutación que auspician las prácti cas del mercado. Se trata de no ceder a la
Agamben sugiere que la amistad no cons tituye sino una proximidad tal que no
apropiación del otro, al consumo del otro.
corresponde hacer de ella ni una repre
Respetar ahí, en ese entre, una distancia
sentación ni un concepto. El reconocer a
infinita, la irreductibilidad y opacidad del
alguien como amigo significajustamen
otro. La amistad se teje a partir de un
te no poder reconocerlo como "algo". La
cruce de fuerzas. Nietzsche auspicia la
amistad no es una propiedad a custodiar
diferencia, que aparece tematizada en el
ni tampoco una cualidad de un sujeto. El
vínculo entre el amigo y el enemigo por
concepto "amigo" pertenece a aquella cla
que hay un otro que ya se halla presente
se de términos que se definen como no
en mí. Pero este otro, cuya presencia me
predicativos, términos a partir de los
tensiona permanentemente, es inaferra
cuales no es posible construir una clase
ble, inapropiable, inconsumible. En el
de objetos en la que inscribir los entes a
propio amigo debemos honrar entonces,
los que se atribuye tal predicado en cues
incluso, al enemigo.
tión. La noción de amigo, que paraAgam
Otra de las miradas divergentes es la de
ben se acerca como tipo de término a los
Jacques Derrida, para quien la amistad
insultos, no funciona como un enuncia
se inaugura en un deseo desproporciona
do "constatativo" sino como un nombre
do de donación, en un dar sin retorno.
propio, aquello que los medievales solían
Cuando se habla de un amigo, de un otro,
llamar "términos trascendentes".
de cierta manera se lo convoca, se lo hace
Si nos adentramos en la tradición lati
venir, y éste se presenta para mí. Pero a
noamericana nos encontramos con los
la vez mi llamada lo aleja, lo retrasa des
'W?rsos sencillos de José Martí, que inclu
de el momento en que la convocatoria
ye el popular poema "Cultivo una rosa
siempre presupone la pregunta "¿estás
blanca". Allí Martí sugería el ofrecimien
ahf?". El amigo también me llama y ante
to de una rosa blanca no sólo al amigo
su reclamo, que siempre es imprevisible,
sincero sino también al enemigo: "Culti
impredecible, inigualable, que acontece,
vo una rosa blanca/ enjulio como en ene
sólo puedo contestar. El amigo se acerca
ro / para el amigo sincero / que me da su
y se distancia desde la pregunta, es a la
mano franca. / Y para el cruel que me
vez la cercanía del que desea el encuen
arranca / el corazón con que vivo, / cardo
tro con el otro y le inquiere: "¿vendrás?".
ni ortiga cultivo: / cultivo una rosa blan
El amigo en algún sentido es y está siem
ca". El texto en general se interpretó como
pre por venir, y al por venir tengo que
un gesto de amabilidad cercana a la su
dejarlo libre en su movimiento, fuera de
misión frente al enemigo. Sin embargo,
alcance de mi voluntad, más allá de mis
podemos retomarlo desde otra dimensión
intenciones. El amigo posible es la excep
que se acerca a los planteos de Nietzs
ción, el único, la promesa. Como vemos,
che, Derrida y Agamben: la rosa que se
el amigo es un otro con una singularidad
ofrenda no implica resignarse y poner la
absoluta e inanticipable, inapropiable. No es ni medio, ni objeto. Por eso no se
otra mejilla sino que propone una amis
trata de intercambios calculables ni de
que se puede construir en este lazo re
tad en conflicto. La única IDENTIDAD (v.)
una comprensión segura, plena. La amis
sulta aquella en la cual germina la dife
tad no se funda tampoco en parámetros
rencia. Porque el otro está ahí también
establecidos de convivencia ni de comu
para cuestionarme, para negarme, por
nicación. En realidad, en la comunicación
que en mí ya hay diferencia. De tal roa-
41
Amor nera, honro con una rosa no sólo al ami go sino al enemigo y en esta tensión se recrea una amistad fecunda. Fuentes: G.Agamben, "La amistad", en Pro
fanaciones, Buenos_Aires, Adriana Hidalgo, 2005. -Aristóteles, Etica aNicómaco, Madrid,
Gredos, 1995. -Ética a Eudemo, Madrid, Gre dos, 1995. J Derrida, Espectros de Marx. El -
.
estado de la deuda, el trabajo del duelo y la nuevaInternacional, Madrid, Trotta, 1995. J. Derrida, Políticas de la amistad, Madrid,
- I. Kant, Fundamentación de la metafisica de las costumbres, México, Po rrúa, 1998. - F. Nietzsche,Así habló Zaratus tra, Madrid, Alianza, 1992. - F. Nietzsche, Humano, demasiado humano, Madrid, Edaf,
Trotta, 1998.
1996. VALERIA SUÁREZ
AMOR.Las definiciones del amor dependen del punto de vista elegido: antropológi co, filosófico, psicológico, biológico, cul tural, literario, etc., y del énfasis que se le asigne al "objeto amoroso" o al "sujeto que ama". El amor y el acto mismo de amarhan sido interpretados como impul so, inclinación, sentimiento, poder, arte, experiencia, facultad, deseo, pasión y/o actividad. Tanto si se parte del objeto amoroso como del sujeto que ama, la ta rea de caracterizar el amor implica la reflexión sobre las condiciones de su exis tencia y las modalidades que asume, lo que ha dado lugar a formular teorías acerca del amor. En Occidente el sentido del amor de pareja se ha expresado fun damentalmente en dos líneas interpre tativas. Una se refiere al amor como ca rencia, enfermedad, locura, demonio, pasión, y otra línea lo enfoca de modo afirmativo, ponderando el carácter cons tructivo que impulsa y guía las acciones. El primer aspecto proviene de la cosmo visión griega, básicamente de la filoso fía platónica expresada en el texto Ban quete. La versión del amor como arte, donde la corporeidad es tratada de modo positivo tanto para varones como para
mujeres, aparece en los escritos litera rios de Safo y en la teoría expresada por Ovidio en El arte de amar. El amor y la capacidad amatoria, sin embargo, no se reducen al amor de pareja. Hay otras for mas o expresiones del amor, con relación a otros seres, al conocimiento, a Dios, a la ciencia, y podrían enumerarse otras clases de amor. Con un sentido morali zante se ha hecho referencia al "amor puro" en contraposición al "amor impu ro", generalmente asociado a las pasio nes, al sexo y a la corporeidad (v. SEXUA LIDAD Y CUERPO). Si bien se pueden in dicar otras líneas interpretativas, las mencionadas han tenido, con distintas formulaciones, un sentido paradigmáti co en lo que hace a las concepciones del amor teniendo en cuenta un análisis his tórico. Asimismo, estas consideraciones han tenido valoraciones disímiles respec to dellugar que ocupa el cuerpo, la sexua lidad y el erotismo. Cabe advertir la diferencia que hay en tre partir de un estudio conceptual-filo sófico del amor y hacerlo desde la "expe riencia amorosa", expresada literaria mente. La distinción entre ambos es que en el campo teórico-conceptual el amor es un tema de reflexión elegido por un autor/a, mientras que en el campo de la experiencia amorosa es el amor el tema que se impone a lo literario y al sujeto. Actitud raciocinante y actitud vital son, entonces, dos aspectos que modulan las respuestas en torno del amor. Respecto de estas actitudes algunos autores, para no caer en la oposición entre amor y ra zón, han preferido hablar de razón inte lectual y de razón cordial (v. RACIONALI DAD). El énfasis en determinado abordaje es deudor del contexto histórico en el que predomina una o más concepciones del amor. Ante ciertos marcos normativos a partir de los cuales surgen interpretacio nes sobre el amor, se hallaron otros mo dos de entenderlo y de practicarlo. La
cultura griega, en este sentido, no es ho
han contribuido a regular estas vincula
mogénea, aun cuando de ella podamos
ciones. También la Iglesia como la escuela
hablar de tradiciones paradigmáticas
representan importantes instancias con
respecto del amor. Cínicos, epicúreos, y
figuradoras de la experiencia amorosa.
la ya mencionada Safo, son expresiones
Karl Marx, en 1844, tanto en el texto es
divergentes a una cultura oficial. Estas
crito con Friedrich Engels, La
escuelas y algunos autores, entre los que
sagrada familia, como en sus Manuscritos, de
podemos mencionar a Ovidio dentro de
nuncia al amor burgués y al matrimonio
la cultura latina, representaron un modo
como su expresión. En su concepción el
alternativo y crítico de entender las re
amor, entendido como un aspecto esen
laciones humanas. Este último denuncia
cial de la "vida genérica" de los seres
en su época que "hasta el amor se consi
humanos, expresa en su alcance ético y
gue a fuerza de oro", palabras que podría
moral que la "relación del hombre con la
mos traducir en la actualidad como de
mujer es la relación más natural del ser
nuncia de la mercantilización de las re
humano con el ser humano", por lo cual
laciones humanas. Para la concepción
suscita "reciprocidad" y abundancia, y es
cristiana el amor ha sido uno de los pila
contrario a la carencia que genera el "te
res sobre los que organiza la fe. Sin em
ner", expresión de la vida enajenada ba
bargo los alcances y las características
sada en el ahorro de las capacidades hu
de este amor se han entendido de distin
manas a favor del capital. El anarquis
tos modos. La Iglesia propició, respecto
mo surgido entre fines del sigloXIXy prin
del hombre y particularmente de la mu
cipios del XX manifiesta en sus diversas
jer, un amor ascético, ponderando la cas
posiciones una crítica radical a las insti
tidad y la virginidad. Se entendió el amor
tuciones.Algunos de sus representantes
sexual en términos de reproducción y en
rechazan el matrimonio en cuanto supo
el marco del matrimonio. La corporeidad
ne dominación e hipocresía, proponien
y las pasiones fueron rechazadas. Hubo, sin embargo, en el cristianismo otros
do en su lugar el "amor libre" y la igual
modos de entender el amor, como es el
bertarias feministas a afirmar: "Ni Dios,
caso ejemplar de la historia de Abelardo
ni patrón, ni marido". Emma Goldman
y Eloísa, quienes desafiaron la institu
aboga por la emancipación humana y, en
dad entre los sexos, que llevan a las li
ción matrimonial, la vida ascética de los
especial, la femenina: "El derecho más
clérigos y el rol de la mujer. Sor Juana
importante para las mujeres", dice, "es
Inés de la Cruz en sus escritos poéticos y
el derecho de amar y ser amada". El so
literarios recupera imágenes de pasión
cialista británico Edward Carpenter es
expresadas en la Biblia en el Cantar de
cribe un texto inspirador, leído y tradu
los Cantares y llega a representarse un
cido por intelectuales argentinos en las
Cristo femenino. Tanto el amor cortés
primeras décadas del siglo XX: Love's co
nacido en la Edad Media, el amor corte sano, el amor romántico del siglo XIX
ming ofAge (1896, El reinado del amor). En él anuncia el advenimiento de una
como el amor en el siglo pasado han esta
nueva era de las relaciones amorosas, en
do atravesados por los paradigmas de la
que acabaría la separación entre lo espi
carencia o de la "abundancia", o por las tensiones entre racionalidad e irraciona
lio Barcos publica el provocador y, al mis
lidad. En cada época ha jugado un papel significativo el lugar asignado a la rela
ritual y lo corporal. En la Argentina, Ju mo tiempo, precursor ensayo La libertad sexual de las mujeres (1921), entendien
ción entre los sexos. Las instituciones,
do que no hay emancipación posible si
básicamente el matrimonio y la familia
uno de los sexos es sojuzgado por una
moral hipócrita, anticipándose con estas
expresadas en El malestar en la cultura
formulaciones al ideario liberacionista
(1929). La psicología freudiana es leída
que tomará fuerza durante los años 60 y 70 (v. FEMINISMO y FEMINISMO LATINO AMERICANO).
aquí en clave política e historizada; la "revolución erótica" aparece viable en el marco de una sociedad no represiva a
Sigmund Freud pone en primer plano la
gestar. Ambas lecturas parten de la crí
problemática de la sexualidad haciéndo
tica a la sociedad norteamericana como
lajugar en una dinámica instintiva cuya
"sociedad de consumo" y como" sociedad
tensión básica es vida/muerte. El impacto
opulenta" (v. EROTISMO).
que alcanzaron las tesis de carácter an
Entre los aportes fundamentales a la
tropológico-filosófico de Freud respecto
problemática del amor de los años 60,
de la naturaleza humana y el lugar que
puede señalarse la ruptura del binomio
en ella ocupa el principio del placer o
sexualidad-reproducción, así como la
"eros", alcanzó centralidad en la produc
posibilidad de alcanzar una revolución
ción y debate de los años 60, particular
política sin una revolución erótica. Con
mente en algunas formulaciones que in
cepciones con distintos matices circulan
tentaron pensar lo social de modo críti
por esos años en torno a la liberación
co, aunando tanto tópicos provenientes
sexual; Wilhelm Reich, David Cooper,
de Marx como de Freud, proyecto que dio
Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir,
lugar a las denominadas concepciones
representan algunas de ellas. En las dé
freudomarxistas. La "utopía del amor",
cadas del 70 y el 80 varias de estas posi
concebida en el marco de un proyecto
ciones serán revisadas críticamente por
social y político emancipatorio, toma
Michel Foucault en cuanto a la "hipóte
fuerza entre las décadas del 50 y el 60,
sis represiva" que ponen en juego. La li
en medio de movimientosjuveniles emer
beración del sexo y el discurso sobre la
gentes. Se emprende así una relectura
sexualidad no dejan de articularse, para
de Freud por algunos representantes de
el autor francés, a los nuevos disciplina
la izquierda intelectual, entre ellos po
mientos que atraviesan las prácticas de
demos mencionar a dos miembros de la
los sujetos.
escuela de Frankfurt: Erich Fromm y
La importancia que adquiere el lengua
Herbert Marcuse. Ambos abordaron la
je en las ciencias sociales y humanas a
problemática del amor con marcadas di
partir del llamado "giro lingüístico" es
ferencias teóricas e ideológicas. Fromm parte de un punto de vista revisionista
profundizada en las décadas del 80 y el 90 por el giro semiótico, con el cual se
respecto de Freud al acentuar el valor del
inicia el intento de incorporar lo afectivo
presente respecto del pasado y al despla
y/o pasional a la problemática de los sig
zar lo biológico por lo cultural. Retoma
nos por parte de autores como Umberto
la idea ovidiana del amor como un arte
Eco, Paolo Fabri, HermanParrety otros .
destinado a conocer en profundidad al
E n este sentido, el libro de Roland Bar
otro y a sí mismo, mientras plantea su
thes Fragmentos de
perar la "separatividad" y la considera
un discurso amoro so (1977) representa una tentativa pre
ción de los seres humanos como un me
cursora de ese proyecto de inclusión de
dio para alcanzar metas personales,
la afectividad en el discurso. En las últi mas décadas el abordaje del amor tiene
ideas predominantes en la sociedad ca pitalista. Herbert Marcuse suma al mar
en cuenta no sólo la problemática del len
xismo la dialéctica del psicoanálisis e
guaje y del cuerpo sino que además pro
· intenta responder afirmativamente los
fundiza en torno a la categoría de géne
alcances pesimistas de las tesis de Freud
ro, como un aspecto decisivo en la cons-
44 trucción de las subjetividades. En esta
Anarquismo latinoamericano jeres se afirman sin negarse. En tal sen
última línea podemos mencionar apor
tido el amor tiene la posibilidad de ad
tes como los de Julia Kristeva y su lectu
quirir contenidos emancipatorios.
ra de la experiencia amorosa; Jessica Benjamín y la teoría intersubjetiva ba sada en la autoafirmación y el RECONO CIMIENTO (v.) del otro/a; Luce Irigaray y
Fuentes: R. Barthes, Fragmentos de un dis· curso amoroso, Buenos Aires, Siglo Veintiu no, 1982. - Z . Bauman,Amor líquido, Buenos
vaje" como diálogo con la naturaleza y los
Aires, Fondo de Cultura Económica, 2005. J. Benjamín, Los lazos del amor, Buenos Ai res, Paidós, 1988. - P. Fabri, El giro semióti· co, Barcelona, Gedisa, 2000. - M. Foucault, Historia de la sexualidad, 3 t., Buenos Aires, Siglo Veintiuno, 1976-1984. - E. Fromm, El arte de amar, Buenos Aires, Paidós, 1977. -A. Giddens, La transformación de la intimidad, Madrid, Cátedra, 1998. - L. Irigaray, Amo a
sentimientos.
ti. Bosquejo de una felicidad en la historia,
la cualificación de la subjetividad sexua da; Celia Amorós y la resignificación de la categoría ilustrada de "igualdad"; Anna Jónasdottir y la sospecha acerca de los usos del sexo y el amor en tiempos de democracia; Clarissa Pinkola Estés y el rescate de la vida subjetiva y de "lo sal
costos, beneficios, duración, inversión,
BuenosAires, DelaFlor, 1994.-A. Jónnasdo ttir,Elpoder del amor,Madrid, Cátedra, 1996. - R. Kreimer, Falacias del amor, Buenos Ai res, Paidós, 2005. - J. Kristeva, Historias de amor, Buenos Aires, Siglo Veintiuno, 2000. H. Marcuse, Erosy civilización, BuenosAires, Planeta-Agostini, 1981. - C. Pinkola Estés, Mujeres que corren con los lobos, Buenos Ai res, Ediciones B, 2000.
etc. La intimidad, como nueva categoría
MARISA MUÑOZ
El amor y la capacidad de amar también se plantean en contextos de alienación, en medio de relaciones de dominación y de ideologías represivas. El amor puede tratarse como mercancía cuyo efecto vi sible es que tanto hombres como muje res evalúan sus afectos en términos de
-
nacida con la MODERNIDAD (v.), se exi me de hallarse atravesada por esas con
ANARQUISMO LATINOAMERICANO.El anar
diciones, así como tampoco es posible ais
quismo se ha manifestado históricamen
lar el análisis de las relaciones amoro
te dentro un espectro muy amplio, tanto
sas separando la esfera pública de la pri
en términos de pensamiento como de ac
vada. La sexualidad, la corporeidad, el
ción. Sin embargo, pueden definirse una
deseo, el erotismo, no están a salvo de en
serie de principios libertarios que han
contrarse regidos por las leyes del mer
determinado objetivos, métodos y tácti
cado. Aun así el amor también ha signi
cas a través del proceso histórico. Su ne
ficado a lo largo de la historia una apues
gación del Estado, la autoridad y la ley
ta inherente a la CONDICIÓN HUMANA
se basa en la identificación de la autori
(v.) y un desafio, en su ejercicio más ge
dad política como causa principal de opre
nuino, al poder, al dinero, a las relacio
sión del hombre en sociedad. Como tal,
nes de dominación y a la muerte. La ex
la autoridad tiene que ser combatida en
periencia amorosa es posible y el amor
su forma ideal y en los hechos. A partir
sigue siendo, como expresiónhumana, un
del reconocimiento de la capacidad de
canal de liberación. El paradigma de la
intervención del Estado en la vida del
abundancia respecto del amorque hemos
individuo -en su acción económica, su
mencionado tiende a integrar la expe
existencia social y ética-, el anarquismo
riencia subj etiva, la corporeidad, la
sostiene que el fundamento de una nue
sexualidad, en distintos contextos de la
va sociedad debe ser la liberación de cual
vida humana, social, cultural, política,
quier imposición externa. Más que una
económica, en los cuales hombres y mu-
teoría unitaria del cambio social que
Anarquismo latinoamericano apuntara a la conquista del poder, puso en evidencia las contradicciones que ese cambio contenía, impugnando las bases del poder mismo y destacando el princi pio de libertad individual. Ésta no es
45 rusos, aunque con el tiempo los actores sociales fueron apropiándose ynativizan do el ideario anarquista. El discurso anarquista impugnaba la acción del Es
entendida como un concepto filosófico abstracto sino como la posibilidad con
tado, la Iglesia y el militarismo, a los que combatía abiertamente, e interpelaba a los explotados y oprimidos en tanto hom
creta de que todo ser humano pueda de
bres y mujeres. Su impacto varió en cada
sarrollar plenamente las facultades, las
caso particular: tuvo una presencia in
capacidades y los talentos con que la na
discutible en la Argentina y Uruguay,
turaleza lo ha dotado, poniéndolos al ser
donde la vinculación con el MOVIMIEN TO OBRERO (v.) a fines del siglo XIX y co mienzos del XX ayudó a consolidar las
vicio de la sociedad. Como doctrina ideo lógica, fueron las contradicciones inhe rentes al liberalismo -entre una organi
corrientes favorables a la organización
zaciónpolítica centrada en los principios
de los trabajadores mientras perdían
de igualdad, libertad, fraternidad, y un
peso las corrientes individualistas; con
sistema económico basado en la explota
siguió implantarse con relativafuerza en
ción, la desigualdad económica y la LU
Brasil, México -donde tuvo un particu
CHA DE CLASES (v.)- el contexto donde
lar desarrollo vinculado a la Casa del
surge a comienzos del siglo XIX. Sus fun
Obrero Mundial y al Partido Liberal
damentos ideológicos se encuentran en
Mexicano, y un rol crucial en la revolu
el racionalismo individualista francés y
ción-, Chile y Perú, donde existía una tra
el idealismo alemán. La versatilidad fue
dición revolucionaria de la clase obrera.
. una caracteristica constante del anar
En países como Colombia, Venezuela y
quismo y desde sus orígenes coexistieron
Puerto Rico la influencia libertaria se dio
tendencias comunitaristas, colectivistas
en ambientes literarios más que en el mo
e individualistas. Entre sus principales
vimiento obrero. Pero aun en países don
teóricos e influencias se destacan Pierre
de no logró arraigo sindical, como en
Joseph Proudhon (¿ Quéeslapropiedad?,
Ecuador y Guatemala, las primeras or
1840), Max Stirner (El único y su propie dad, 1844), Herbert Spencer, Errico Malatesta, Piotr Kropotkin (La conquis ta delpan, 1892; La ciencia modernay el anarquismo, 1905) y Mijru1 Bakunín (El catecismo revolucionario, 1870; El Esta do y la anarquía, 1873).
ganizaciones de socorros mutuos y aso
La inserción y el desarrollo del pensa
ciaciones culturales fueron anarquistas. En Costa Rica tuvo una presencia signi ficativa tanto en el campo intelectual como en el sindical y en Panamá dirigió un gran movimiento de inquilinos en
1925. En el proceso de consolidación de estas
miento libertario enAmérica Latina tu
economías capitalistas fuertemente de
vieron características particulares en cada caso nacional. No obstante, en su
pendientes, la cuestión social, definida como las consecuencias laborales e ideo
experiencia de modernización, estas so
lógicas de la urbanización y la industria
ciedades compartieron una serie de cues
lización, se expresó en problemas cada
tiones que han facilitado la identificación
vez más complejos vinculados a las con
con la doctrina y las prácticas anarquis
diciones de trabajo de m1:1jeres, niños y
tas. En una primera fase, la difusión de
hombres, en la escasez de vivienda y el
las ideas libertarias resultó producida
deterioro de la salud de los trabaj adores
por la actividad militante de inmigran
y sus familias. Los trabajadores rurales
tes mayormente italianos, españoles y
-y en particular la mano de obra indíge-
Anarquismo latinoamericano
46 na- constituían un sector vulnerable a
eran seguidos por numerosos emprendi
la explotación patronal sin límite algu no. Allí donde se expandió el proceso
mientos que llegaban a los trabajadores
modernizador, los conflictos laborales,
suscripción o la lectura compartida. Allí
gremiales y la organización sindical fue
participaban desde obreros hasta figuras
rurales y urbanos a través de la venta por
ron una realidad ineludible. Frente a un
que se consagraron dentro de las elites
sistema político excluyente y ante el peso
intelectuales latinoamericanas, como
de la inmigración en la conformación de
José Ingenieros, Manuel González Pra
las clases trabajadoras -extranjeros sin derechos políticos-, las prácticas que
lizaron aportes fundamentales al anar
da o Julio Barcos, junto con quienes rea
desplegó el movimiento anarquista -la
quismo latinoamericano, entre quienes
acción directa, la oposición a la partici
se destacan Diego Abad de Santillán,
pación política, entendida en términos
Alberto Ghiraldo, Rafael Barrett, José
parlamentarios, y la apelación a los opri
María Zeledón, Ornar Dengo, Vicente
midos y desclasados- encontraron eco en
Liscano y José Oticica. La importancia
el MOVIMIENTO OBRERO (v.). En este pro
dada por los anarquistas a la educación
ceso se fue conformando una sociedad en
determinó a su vez una serie de experien
la que la confrontación social y el enfren
cias cuyos mayores logros fueron las efí
tamiento fueron parte de la experiencia
meras escuelas racionalistas; también
cotidiana. El anarquismo latinoamerica
las actividades cooperativas y recreati
no, que se caracterizó menos por la re
vas, los círculos y las asociaciones encon
flexión y el aporte teórico que por el des
traban un lugar dentro de estas prácti
pliegue de una serie de prácticas, fue
cas. Funciones teatrales, encuentros al
parte y producto de la cultura del con
aire libre para las familias obreras y pie
flicto, y fue ocupando espacios que el
zas literarias buscaban alternar la pro
Estado dejaba vacíos. Asimismo, la opo
paganda y la difusión de la doctrina con
sición al parlamentarismo no implicaba
el esparcimiento.
el rechazo de la política; el anarquismo
Si una característica puede definir al
organizador se consolidó a través de so
anarquismo en general, y a la experien
ciedades de resistencia y mutuales obre
cia latinoamericana en particular, es la
ras en las que participaban trabajadores
multiplicidad, las divergencias y las co
politizados. No obstante, en América
rrientes diferenciadas -y muchas veces
Latina el anarquismo fue mucho más que
hasta contradictorias y en conflicto-que
una tendencia obrera y se constituyó en
convivieron en él. Ésta es la principal
un movimiento ideológico, social y cultu
razón por la cual el anarquismo es con
ral. En este sentido el movimiento obre
cebido como un movimiento que no se
ro fue el combustible que puso en mar
estructura a través de una línea parti
cha la difusión de ideas libertarias, pero la aspiración de representar a los despo
daria. Esta particularidad se enriquece cuando analizamos los casos locales, des
seídos y oprimidos y la condena moral -
de laFORAen laArgentina, que nunca se
que trascendía la crítica al sistema eco
fusionó con tendencias sindicalistas,
nómico del capitalismo- favorecieron
hasta el caso mexicano en el cual el anar
una serie de prácticas alternativas. Los
quismo se organizó detrás del Partido
anarquistas desplegaron una amplia
Liberal Mexicano y donde el magonismo
gama de actividades, entre las cuales la
(la corriente de acción y pensamiento
propaganda y la prensa fueron centra
precursora de la Revolución Mexicana)
les. Periódicos como
La Protesta, en la Regeneración, en México,
tuvo una participación peculiar en el go
Argentina, o
bierno revolucionario. Más que un pro-
Anticapitalismo ductoimportado, el anarquismo fue apro piado por los sectores criollos que lo trans formaron en un modo de interpretar su realidad. La libertad individual, la unión por afinidad y la autonomía influencia ron en la acción de trabaj adores urbanos, rurales y de sectores indígenas. En la
47
cia relevante entre obreros y campesinos .
Fuentes: C. Rama y A. Cappelletti, E l anar quismo en América Latina, Caracas, Ayacu cho, 1990. - P. González Casanova, Historia del movimiento obrero en América Latina, t.
serie de motivos: represión estatal -las
I-N, México, Siglo Veintiuno, 1985. R. Mel gar Bao, El movimiento obrero latinoameri cano, México, Alianza, 1989. D Vmas, Anar quistas en América Latina, Buenos Aires, Paradiso, 2004. J. Suriano, Anarquistas, Buenos Aires, Manantial, 2001.
dictaduras en el Cono Sur a partir de la
LUCIANAANAPIOS
mayor parte de América Latina los mo vimientos anarquistas perdieron peso alrededor de la década del 20 por una
década del 30 fueron implacables con los anarquistas-, cambios en la institucio
-
-
.
·
-
ANTICAPITALISMO. Como vocablo político,
nalidad política -ampliación de la parti
anticapitalismo puede referir a toda pos
cipación, políticas de nacionalización de
tura o accionar crítico respecto del siste
las clases trabajadoras y creciente inter vención en áreas laborales, de vivienda
nifestaciones. Es, en este sentido, un tér
ma capitalista en cualquiera de sus ma
y salud-, la competencia que represen
mino más vago e impreciso que otros com
taban el SINDICALISMO (v.) y el COMU
parables, como marxismo, socialismo,
NISMO (v.), junto con una serie de con
comunismo o anarquismo, que remiten
flictos internos particulares de cada ex
a corrientes o estrategias políticas deter
periencia nacional. En las últimas déca
minadas. Como rótulo político, comenzó
das, junto con el debilitamiento del Es
a utilizarse con cierta frecuencia sólo
tado y la caída del socialismo real, se asis
hacia fines de la década del 90. Su apari
te a un resurgimiento del discurso liber
ción está relacionada con la sensación de
tario y ciertas prácticas organizativas
agotamiento o crisis de las identidades
que rechazan la jerarquía y los dogmas
anticapitalistas previas, tanto por obra
partidarios a la vez que recuperan el lu
del fracaso de los gobiernos comunistas,
gar de la libertad individual. Este nuevo
socialdemócratas y de "liberación nacio
impulso cobró fuerza a partir de las dé
nal", como en virtud de la caducidad de
cadas del 60 y el 70 de la mano de escrito
algunas de las diferencias estratégicas y
res e intelectuales como Noam Chomsky
teóricas que dividían
(Anarquismo), Murray Bookchin(La eco logía de la libertad), Hakim Bey y Her
mencionadas (por ejemplo, aquella entre
a
las corrientes
reformismo y revolución). La adopción
bert Read, que recuperan elementos del
del rótulo anticapitalista obedece, de este
pensamiento libertario aplicándolos ala
modo, a una búsqueda de superación de
ecología, TECNOLOGÍAS ALTERNATNAS
las alternativas previas, al mismo tiem
(v.), recuperación de las asambleas popu lares (v. ASAMBLEÍSMO), integración de
de rechazo del capitalismo que unifica
po que a un retorno ala actitud primaria
las tradiciones descentralizadas, el lugar
ba a todas ellas. Algunos autores sostie
del arte y la autonomía individual, como
nen que su aparición se relaciona tam
vías alternativas. Asociados más bien a
bién con el surgimiento de una "nueva
prácticas juveniles urbanas -como los
generación" de movimientos emancipa
neo anarquistas o el movimiento PUNK
torios, y que la relativavaguedad del tér
(v.)- y a intelectuales, este resurgir de
mino es apropiada para una nueva polí
cierto discurso anarquista, fuerte en Es
tica radical menos inclinada a adherir a
tados Unidos y Europa, carece de presen-
un cuerpo de doctrina o programa políti-
48
·
Anticapitalismo
co predeterminados, o a un pensador o
única y necesariamente de un evento
líder en particular. En cualquier caso, el
político puntual situado en el futuro sino
vocablo se ha utilizado con creciente fre
de la transformación en el presente, aquí
cuencia para designar un abanico hete
y ahora, de la vida social por obra de las
rogéneo de MOVIMIENTOS SOCIALES (v.)
propias prácticas. Esta concepción tiene
y de acciones políticas que se hicieron
un correlato en el tema de las formas
visibles a partir de mediados de la déca
políticas e institucionales empleadas
da del 90.
como parte de las luchas anticapitalis
Los diversos autores que suscriben la tesis de un anticapitalismo de "nueva
fuerte énfasis en la necesidad de que las
tas. El nuevo anticapitalismo pone un
generación" sitúan el surgimiento de una
formas organizativas tengan un carác
nueva fase de luchas anticapitalistas en
ter "prefigurativo", es decir, que antici
momentos diferentes, desde mayo de
pen en ellas mismas el mundo que desea
1968 para algunos, hasta el alzamiento zapatista de 1994 o la "batalla de Seat tle" de 1999 para otros. Aunque todavía
ploraciones que viene habiendo en los
incipientes, existe una serie de "mutacio
horizontalidad u "organización no jerár
construirse. Esto se evidencia en las ex movimientos de lo que suele llamarse
nes" políticas que son las que permiten
quica", es decir, formas de agrupamien
hablar de un "nuevo" anticapitalismo,
to y coordinación que eviten lo más posi
por oposición a los movimientos tradicio
ble la delegación de poder y la distinción
nales de crítica radical del capitalismo.
entre dirigentes y dirigidos. En este pun
En primer lugar, se evidencia una muta
to el anticapitalismo se diferencia fuer
ción en la forma en que se concibe el po
temente de la política del llamado "cen
der y la estrategia política: luego del fra
tralismo democrático" de los partidos de
caso de los modelos soviéticos y de los
cuño leninista, tanto como de la política
pobresresultados de los gobiernos social
basada en grandes líderes típica de los
demócratas y de liberación nacional, hoy
movimientos de liberación nacional, o la
no parece tan claro que emplear una es
política delegativa de los partidos social
trategia centrada exclusivamente en la
demócratas. La búsqueda de formas de
toma del poder sea garantía de cambio
organización prefigurativas también
radical. El nuevo anticapitalismo pare
se evidencia en exploraciones similares
ce tener una comprensión más sutil del
de tipos de articulación política "en red",
poder como relación social, que lo sitúa
que eviten la centralización y la concen
más allá y más acá del Estado nacional,
tración del poder en unos pocos.
y que identifica las formas inesperadas
Otra serie de mutacionesimportantes del
en las que el poder puede transformar a
nuevo anticapitalismo tiene que ver con
quienes intentan tomarlo (v. CONTRAPO DER). No hay todavía respuestas unívo
la forma en que se concibe al sujeto so
cas para la cuestión de cómo cambiar el
la izquierda tradicional, que subordina
cial de la emancipación. Al contrario de
mundo y qué estrategia adoptar frente a
ba todas las luchas a las de un sujeto "pri
la política estatal. Sin embargo, los nue
vilegiado" único -la clase obrera-, los
vos movimientos ponen mayor énfasis
nuevos movimientos parecen estar cons
estratégico en la construcción de espa
truyendo una idea múltiple del sujeto,
cios de AUTONOMÍA (v.), en la transfor
que no supone a priori que un grupo so
mación de los lazos sociales a través de
cial determinado vaya a ser el que eman
las propias prácticas políticas adoptadas.
cipe o conduzca a los demás. Por el con
Hay un cambio en la forma en que se
trario, el anticapitalismo parece traba
imagina la revolución, que no se trata ya
jar con la hipótesis implícita de la nece-
Antipsiquiatría saria articulación de las luchas de dife rentes grupos afectados por el capitalis mo de maneras variadas, en la que cada grupo está en un plano de igualdad res pecto de los demás. Mujeres, trabajado res, estudiantes, ambientalistas, mino rías étnicas, pueblos originarios, etc., todos los grupos subalternos participan como iguales "negociando" sus diferen cias y buscando el CONSENSO (v.) para poder trabajar juntos contra el enemigo común. Esta concepción más abierta del sujeto tiene su correlato en una idea más "situacional" de las prácticas políticas: a diferencia de la izquierda tradicional, la naturaleza múltiple de las luchas anti capitalistas implica que cada una debe tener un carácter "situado", antes que responder a una estrategia o a un pro grama de acción único y preconcebido. Otra característica importante del nue vo anticapitalismo es su ambición de ir más allá de la política en el espacio local o el nacional, para articular las luchas directamente en el plano global. De he cho, en ocasiones se habla de un "movi miento global" o "alterglobalizador" (v. ALTERGLOBALIZACIÓN) que busca ex pandir los derechos políticos hoy encerra dos en el plano nacional. Finalmente, en el nuevo anticapitalismo se destaca tam bién una cierta preferencia por las tácti cas de acción directa y de desobediencia civil antes que por la política electoral (sin que esto signifique necesariamente un rechazo de ésta), junto con una valoriza ción mayor de la CREATIVIDAD (v.) y la alegria como parte de la lucha política. Aunque su capacidad de transformar el mundo de manera profunda y permanen te aún esté por demostrarse, el anticapi talismo ha producido importantes cam bios en el lenguaje, las ideas y las prácti cas de las luchas emancipatorias en todo el mundo,junto con inéditas experiencias de articulación y de acción a nivel global. Fuentes: E. Adamovsky, Anticapitalismo
49 para principiantes: la nueva generación de movimientos emancipatorios, Buenos Aires,
Era Naciente, 2003. - G. Monbiot (ed. ) , Anti capitalism:A Guide totheMouement,Londres, Bookmarks, 2001. - Notes from Nowhere (eds.), We areEuerywhere: The lrresistibleRise of Global Anti-capitalism, Londres, Verso, 2003. - J. Schalit (ed.), The Anti-capitalism Reader:Imagining a Geography ofOpposition, Nueva York,Akashic Books, 2002. EZEQUIELADAMOVSKY
ANTIPSIQUIATRÍA.Movimientoheterogéneo de crítica a la psiquiatría oficial --€n su comprensión de la enfermedad mental, en su terapéutica manicomial y del rol del. psiquiatra en la sociedad- surgido a fines de la década del 60 en el Primer Mundo. El término fue acuñado por el psiquiatra sudafricano David Cooper en 1967 en su libro Psiquiatría y antipsi quiatría y se extendió rápidamente por el mundo en un momento de cuestiona miento de las distintas formas de domi nación del capitalismo. Cooper,junto con Ronald Laing, fueron los líderes de este movimiento, con una perspectiva atra vesada por el psicoanálisis, el marxismo, la teoría de la comunicación y el existen cialismo sartreano. Trabajaron en Ingla terra en una nueva forma de abordaje de la locura surgido la década anterior como alternativa al manicomio: las co munidadesterapéuticas. Enéstas se con sideraba que la vida social y comunita ria de los pacientes, en un trato de igual dad con los profesionales, era el eje de la curación.Apartir de experiencias de con vivencia con pacientes esquizofrénicos incluidos en este dispositivo, postularon que las patologías mentales tenían un origen social y que la cura consistía en facilitar un ambiente para poder "desa rrollar" la enfermedad, y no etiquetarlos con diagnósticos ni depositarlos en los manicomios en complicidad con el siste ma capitalista. El uso de este nombre se extendió para englobar a un grupo de autores con ideologías, teorías y prácti-
Arielismo
50
cas muy diferentes pero de la misma épo
no del misticismo para luego terminar
ca. Muchos de ellos no se reconocieron
con propuestas cercanas a la autoayuda.
como antipsiquiatras, pero se los sigue
Fundamentalmente, la antipsiquiatría
incluyendo en este movimiento porque
cayó cuando se demostró que la locura
eran opositores a la psiquiatría y su ins
era un fenómeno complejo, no sólo cau
titución: el manicomio. En Estados Uni
sado por la sociedad. La imposición de la
dos, su representante más importante fue Thomas Szasz, quien postuló que la
mundialización capitalista a partir de los
enfermedadmental era unMITO (v.), aun
salud mental con un resurgimiento de
80 tuvo su correlato en el campo de la
que su marco de referencia y su práctica
la psiquiatría tradicional que, tomando
fuese el psicoanálisis. En Francia, a par
los avances en psicofarmacología, inten
tir de 1968, se incluyeron bajo esta deno
ta una reducción biológica de la subjeti
minación algunos desarrollos del psicoa
vidad. Sin embargo, las críticas de la an
nálisis local que conjugaban algunas
tipsiquiatría al persistente orden mani
ideas de Jacques Lacan con las políticas
comial y al rol del psiquiatra en la socie
de izquierda, especialmente los desarro
dad confieren su actualidad en los dis
llos de Gilles Deleuze y Felix Guattari en
tintos movimientos de reformas de la
El anti-Edipo. Capitalismo y esquizofre nia (1972).
salud mental, quienes son los herederos de sus luchas.
En Italia -el país con mayores efectos de este movimiento- Franco Basaglia se convirtió en el pionero del cierre de los manicomios durante los 60. A fines de los 70 su movimiento, la psiquiatría de mocrática, con el apoyo del Partido Co munista, consiguió la supresión de los manicomios por la ley 180. El nombre
antipsiquiatría, como muchos de los mo vimientos sociales contraculturales defi nes de los 60, tuvo una cortavida (v. CON
TRACULTURA). Apesar de haber sido una
Fuentes: F. Basaglia, La institución negada, Buenos Aires, Corregidor, 1976. - F. Basaglia et al., Razón, locura y sociedad, México, Siglo Veintiuno, 1978. M. Campuzano, E. Guins bergyA. Vainer, "Una evaluación actual de la antipsiquiatría", Subjetividad y Cultura, 22, México, 2004. D. Cooper, Psiquiatría y an tipsiquiatría, Buenos Aires, Paidós, 1972. D. Ingelby (comp.), Psiquiatría crítica, Bar celona, Crítica, 1982. -
-
-
ALEJANDRO VAINER
tendencia general en el mundo tuvo un
ARIELISMO. Se trata de una concepción so
derrotero singular. Su destino fue sella
bre lajuventud no sólo como correlato de
do por los caminos de sus creadores in
la vida bohemia (v. BOHEMIA) y la gene
gleses. Sus pocas comunidades terapéu
rosidad sino también dotada de un lide
ticas y una asociación que crearon se
razgo tal que puede erigirla en agente
mantuvieron hasta principios de los 70,
movilizador por excelencia de las masas.
cuando abandonaron los trabajos en co
Esta tónica vanguardista habrá de pe
munidades terapéuticas. Cooper redujo
netrar reiteradamente en nuestros mo
su propuesta a la declamación de la trans
vimientos estudiantiles. Su origen fun
formación revolucionaria, homologando
damental se encuentra en elAriel deJosé
la liberación personal a la social. Vivió
E. Rodó, una especie de evangelio ético
un tiempo en la Argentina y luego en
intelectual, publicado al filo del 900, para
Francia, con severos problemas psíqui cos hasta su muerte. Él mismo, debido a
losjóvenes de nuestro continente, a quie
una crítica de Basaglia, cambió el nom
desarrollar la democracia y la ciencia.
bre por el de Movimiento de Alternati
Lasjóvenes GENERACIONES (v.) deberán
vas a la Psiquiatría. Laingtomó el cami-
combatir para que se haga realidad el
nes se les asigna una misión suprema:
51
Arielismo sueño de unaAmérica regenerada social e intelectualmente, en la línea trazada por los héroes de la independencia. Se
apela así a un voluntarismo idealista en el cual los jóvenes cuentan con las alas del "obrero interior", Ariel, animador de
sesentista el Ariel pasa a ser devaluado como una obra pésima en la que se cor porizó la fobia ante el primado estado unidense, del cual debíamos en cambio sentirnos orgullosos por ser receptores de su herencia política y legal. Otras po
quienes luchan y trabajan, digno de ser
siciones concibieron al arielismo como
esculpido en la cordillera andina. El pro
una orgía espiritual que sólo refleja la
pio Rodó, unos quince años después de haber publicado su ensayo magistral,
SENSIBILIDAD (v.) de las clases medias y
alude a ese personaje shakespereano que
te retrasados, enarbolan una ideología
de países que, por hallarse materialmen
él mismo logró resignificar y comenta la
sublimante y compensatoria. El adveni
dimensión alcanzada por el nombre de
miento de ciertas bogas posmodernas
Ariel en la evolución del pensamiento
-en medio del pensamiento único y es
hispanoamericano contra un bastardea
tructurado del neoliberalismo- proscri
do positivismo utilitario y a favor de nues
be toda narrativa sustancial como la arié
tra identidad popular frente a políticas
lica, mientras se ufana en recolectarfrag
imperiales y plutocráticas. Una revista
mentos y pequeñas historias metafóricas
de Maracaibo, en una fecha tan tempra
(v.
na como 1901, se adelanta en adoptar
algunas variantes poscoloniales giran en
POSMODERNIDAD). Paralelamente,
para sí misma el título de Ariel, un fenó
torno a un enfoque simplista que viene a
meno que se reiteraría con creces en la
descubrir la infraestructura económica
mayoría de los países latinoamericanos
y los condicionantes ideológicos para des
hasta llegar a convertirse en vocero san
enmascarar la falta de universalidad de
dinista. El incipiente movimiento estu
la ciudad letrada y de sus baluartes como
diantil sudamericano previo a la Refor
elAriel (v. POSCOLONIALIDAD). Contrario sensu, la prédica americanis
ma del 18 celebró el nuevo programa idealista de Rodó e instrumenta hasta el
ta dinamizada por Rodó ha cobrado una
verbo arielizar durante sus congresos de
importancia inusitada en estos tiempos
Montevideo, BuenosAires, Lima y Bogo
de globalización y de rechazo a las espe
tá, en los cuales se invoca la presencia
cificidades culturales como en la peor
invisible de Ariel y su genio aéreo, para
época del racismo teórico que le tocó vi
velar por "el ensueño de América" , más
vir al propio autor en cuestión. Arturo
allá del capitalismo tecnocrático. Toda
Roig ha efectuado una revalorización de
vía en 1923, transcurrido ya el congreso
Rodó, al interpretar que fue él quien nos
de estudiantes realizado en México-don
legó la base para construir nuestro dis
de tomó carta de ciudadanía mundial el
curso, al profundizar el símbolo de Cali
movimiento reformista organizado-,
bán (v.
Pedro Henríquez Ureña -que mucho
-como hizo negativamente Ernest Re
antes ya había descripto a los partida rios de Ariel como una multitud crecien
nan- con el proletario y el pueblo, o al
te-, en una misiva escrita desde allí en la cual se refería al fin de Europa y Esta
blecer una democracia. Un rescate seme
CALIBANISMO) sin identificarlo
defender los derechos de éste para esta jante ha efectuado Arturo Ardao, cuan
dos Unidos, sostuvo que sólo concorda
do advirtió por ejemplo que el Calibán
ban con los rebeldes de las nuevas gene
delineado por su compatriota represen
raciones cuya prédica se hallaba ya en
ta a las clases dirigentes de ambos he
germen en elAriel de Rodó.
misferios, o que la base material y la in
Con la reinstauración conservadora pos-
dependencia económica y política de
Arte popular
52 nuestra América eran condiciones fun
Unión Latinoamericana y a los estudian
dantes de la emancipación moral y espi
tes y obreros del continente.
ritual. En cuanto a la figura de Ariel, en Roberto Fernández Retamar encontra mos una de las mejores aproximaciones al mitológico personaje de Shakespeare: simboliza al intelectual que puede optar por servir a Próspero, la Antiamérica, o unirse a Calibán para luchar por una li bertad verdadera. El arielismo como tal
Fuentes: AAVV. , "Arielismo y latinoameri canismo", Prisma, 17, Montevideo, 2001. H.E. Biagini, "El arielismoy su discursojuve nilista", Cuadernos de Marcha, 172, Monte video, 2001. E. Devés Valdés, Del Ariel de Rodóa la CEPAL, BuenosAires, Biblos, 2000. -
-
HUGO E. BIAGINI
resulta en efecto una de las tantas va riantes de la UTOPÍA (v.). En su mejor
ARTE POPULAR. Se entiende por "arte po
acepciónAriel, como Calibán, se erige en
pular" el conjunto de formas expresivas
uno de los muchos nombres ficcionales
que, producidas por sectores excluidos de
utilizados para distinguir un continen
una participación social plena, asumen
te multívoco e insurrecto como el nues
modalidades diferentes de las del arte
tro, que sigue persiguiendo su identidad
moderno occidental. En sentido restrin
tras engañosas apariencias moderniza
gido, el término se circunscribe enAmé
doras. En ese proceso de afirmación, los
ricaLatina a producciones artísticas vin
estudiantes, como otros grupos popula
culadas con experiencias históricas tra
res que asumen el papel reivindicativo
dicionales: culturas rurales, indígenas y
atribuido por las vertientes arielistas a
urbanizadas entroncadas con la memo
la juventud, han cumplido una función
ria precolombina y colonial, aunque
ejemplar a través de un derrotero que
abiertas a los desafíos que plantea la
permanece aún vigente (v. JUVENILIS
modernidad y dispuestas siempre a en
MO y MOVIMIENTOS ESTUDIANTILES).
frentarlas mediante estrategias retóri
Asimismo, la simbología ariélica, con su
cas diversas. Este recorte es convencio
altruismo ascético, nos sale nuevamen
nal y no debe significar el desconocimien
te al cruce en esta era narcisista de com
to del potencial expresivo de sectores
petencia ilimitada, negociados y replie
populares urbanos provenientes de otras
gue en la privacidad que ha dado lugar a
experiencias culturales y enfrentados a
tantos frentes de oposición multisecto
retos y cometidos propios. El concepto se
rial y policlasista (v. ALTERGLOBALIZA
consolida como afirmación del derecho de
CIÓN). Agrupamientos actuales como el
la diferencia ante una concepción etno
Corredor de las Ideas del Cono Sur pro
centrista de arte basada en el modelo de
curan también readoptar el estilo ensa
la modernidad occidental. El uso de la
yístico y de pronunciamiento, más allá
expresión "arte popular" no sólo permite
del corto vuelo reflexivo al cual se halla
ensanchar el panorama de las artes con
subordinada la industria académica del
temporáneas, acosado por una visión de
paper, como lo perfiló el mismo Ariel o
masiado estrecha de lo artístico, sino ale
tantas otras piezas programáticas, su
gar en pro de la diferencia cultural: reco
puestamente de un género menor pero
nocer modelos de arte alternativos a los
inherentes a nuestras mejores tradicio
occidentales y refutar el prejuicio colo
nes, desde el Dogma socialista de Este
nialista de que existen formas cultura
ban Echeverría hasta los mensajes epis
les superiores e inferiores, merecedoras
tolares de Víctor R. Haya de la Torre,
o indignas de ser consideradas expresio
José Ingenieros, José Vasconcelos,Alfre
nes excepcionales. Esta argumentación
do Palacios, Romain Rolland, por la
se basa en dos alegatos.
�e popular
53
El primero de ellos invoca el concepto
cohesionan sus instituciones y renuevan
tradicional de arte basado no en la auto
la legitimidad del pacto social. Esta po
nomía absoluta de la forma sino en la
sibilidad resulta especialmente ventajo
tensión entre ésta y los contenidos socia
sa en relación con los pueblos indígenas:
les o existenciales (verdades, usos, valo
defender otras formas de arte puede pro
res poéticos, oscuros significados). Hom
mover miradas nuevas sobre hombres y
bres y mujeres de diversas comunidades
mujeres que, cuando no despreciados,
rurales y PUEBLOS INDÍGENAS (v.) ape
sólo son considerados -desde la compa
lan a la belleza no como un valor en sí
sión o la solidaridad-sujetos de explo
sino como un refuerzo de diversas fun
tación y miseria. Reconocer en ellos a
ciones ajenas al círculo estricto regido por
artistas, poetas y sabios obliga a estimar
la forma. En esta operación, el goce esté
los como figuras notables, sujetos com
tico constituye una experiencia intensa,
plejos y refinados, capaces no sólo de
pero no autosuficiente: marca una in
profundizar su propia comprensión del
flexión en el curso de un proceso más
mundo sino de alentar con los argumen
amplio dirigido a activar complejos sig
tos de la diferencia el deprimido panora
nificados sociales, a rastrear los indicios
ma del arte universal.
de certezas inalcanzables.
A partir de tales estimaciones, se consi
Pero la falta de autonomía estética no
dera "arte popular", en sentido amplio,
significa ausencia de lo estético. Enreda
al conjunto de expresiones a través de las
da en la textura del cuerpo social, la fuer
cuales diferentes sectores subalternos
za de la belleza impulsa el cumplimiento
movilizan el sentido social paralela
de funciones económicas, políticas, socia
mente a los modelos del arte occidental
les y religiosas. Los colores más inten
moderno. Esta definición subraya tres
sos, los diseños más exactos y las más
notas. La primera tiene un carácter re
sugerentes tramas e inquietantes com
lacional y señala una posición asimétri
binaciones operan más allá de la lógica
ca: lo popular se establece negativamen
de la armonía y la sensibilidad: resaltan
te, se constituye de cara a lo dominante
aspectos fundamentales del quehacer
en cuanto diferente, alternativo, opues
social despertando las energías furtivas
to o subordinado. La segunda supone un
de las cosas, realzando sus apariencias,
movimiento positivo: el arte popular in
volviéndolas extraordinarias.
tegra un proyecto de construcción histó
El segundo alegato en pro del término
rica, intensifica la percepción y compren
"arte popular" apela a razones políticas.
sión de lo real, elabora simbólicamente
Ya fue sostenido que el reconocimiento
las situaciones de las que parte y, conse
de un arte diferente ayuda a discutir el
cuentemente, actúa como un factor de
pensamiento etnocéntrico según el cual
autoafirmación subjetiva y una posibili
sólo las formas dominantes pueden al
dad política de réplica. La tercera nota
canzar ciertas privilegiadas cimas del
menciona los rasgos propios de la crea
espíritu. Pero este reconocimiento tám
ción artística popular: sus formas ni son
bién apoya la reivindicación de la diver
formalmente autónomas, ni expresan la
sidad: los DERECHOS CULTURALES (v.).
genialidad creativaindividual, ni exigen
La autodeterminación de las culturas
la unicidad ni la innovación constante en
alternativas requiere la tolerancia de sus
el curso de los acervos colectivos. El arte
particulares sistemas de SENSIBILIDAD,
popular significa así el conjunto de for
IMAGINACIÓN y CREATMDAD (v.) (siste
mas sensibles comprometidas con las
mas artísticos), desde los cuales ellas
verdades del sector popular que las pro
refuerzan la autoestima comunitaria,
duce. El hecho de que la producción de
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estas formas coincida o no con los rasgos de la producción del arte moderno occi dental no afecta su potencial expresivo ni compromete su "artisticidad". La discusión relativa al arte popular ha sido retomada en los últimos años a par tir de la reconsideración actual del con cepto de "cultura popular". Liberado de sus alcances esencialistas y vinculado con ciertas figuras básicas del pensa miento actual (como las de identidad, hegemonía, cultura de masas, etc.), el términopopular vuelve a adquirir vigen cia y utilidad, aunque su ambigüedad genere no pocas confusiones. Se trata, en efecto, de un concepto que no sólo no ha logrado consolidar un estatuto teórico claro sino que se encuentra comprometi do con posiciones ideológicas distintas que borronean la nitidez de sus contor nos.Aun así, parece conveniente utilizar lo por la presencia y los alcances que ha obtenido en los estudios actuales sobre laDIVERSIDAD (v.) cultural. Se lo emplea en su sentido más amplio para designar la producción de sectores subalternos pero, a partir de esta definición negati va de lo popular en cuanto excluido, el artículo apunta a un concepto de "arte popular" afirmado desde la expresión de lo diferente, desde las prácticas simbóli cas de sectores que reimaginan sus situa ciones diversas y recrean las formas de su tradición propia para asumir los de safios que acerca la modernidad hegemó nica (v. IDENTIDAD CULTURAL). A pesar de estas dificultades, el uso del término en cuestión resulta inevitable para encarar el tema de la producción simbólica de grandes sectores sociales y de numerosas minorías que reimaginan sus memorias plurales y aventuran ex plicaciones del mundo según claves dife rentes de las manejadas por la cultura hegemónica. La vigencia de la expresión arte popular se basa en la necesidad de reconocer el derecho de la alteridad cul tural: el derecho a reimaginar la propia
Arte popular
historia y anticipar futuros posibles me diante formas diferentes, aunque no ne cesariamente opuestas, a las de la cultu ra hegemónica. Uno de los desafios más interesantes del arte popular actual está marcado por su posibilidad de irrumpir en circuitos del arte contemporáneo sin desviarse del camino de la tradición in dígena o mestiza. Se trata de la práctica de comunidades o individualidades ru rales, suburbanas o indígenas, que no pretenden imitar o construir versiones particulares de las señales euronorte americanas sino proseguir sus propios caminos históricos, básicamente de ori gen tradicional y, presionadas por su pro pio tiempo, internarse con naturalidad en territorios regidos por códigos moder nos (códigos económicos, sociales, cultu rales, estéticos). Condicionadas por si tuaciones nuevas que comprometen su supervivencia, esas culturas desarrollan actualmente diversas estrategias simbó licas de apropiación de imágenes, técni cas y códigos modernos y, aun, disputan circuitos propios de la institucionalidad moderna (mercado, publicaciones, distin ciones, participación en concursos y even tos internacionales). En contra de discri minaciones y preconceptos que intentan reducir las expresiones del arte popular a banales producciones folclóricas, ejem plares de colecciones etnográficas (cuan do no arqueológicas), esencias naciona les petrificadas o residuos curiosos de un mundo en extinción; en contra de estos prejuicios, de fuerte signo ideológico, di versos artistas populares, integrados o no en comunidades o sectores, recrean y reacomodan los escenarios de su produc ción y hasta tratan de ensancharlos com pitiendo con los sectores ilustrados y hasta con la cultura industrializada. En estos obstinados y confusos afanes se encuentran algunos de los argumentos más firmes de la diferencia en los es carpados terrenos del arte de América Latina.
Artesanías
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Fuentes: G. Bonfil Batalla, "De culturas po pulares y política popular", en Culturas po pularesypolítica cultural, México, Museo de Culturas Populares-Sep, 1982. - A. Colom
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Santa Fe de Bogotá, Convenio Andrés Bello, 1998. -0. Salerno, Artesan ia y arte popular, Asunción, Museo Paraguayo deArte Contem poráneo, 1983. TICIO ESCOBAR
ARTESANÍAS. Las artesanías son manifes taciones surgidas de la experiencia de las culturas populares campesinas y urba
nas que aparecen originalmente para satisfacer necesidades funcionales del grupo humano en que se producen, pero que trascienden el plano de lo utilitario porque poseen cualidades artísticas que las distinguen. Son, pues, empíricas, tí picamente regionales, de transmisión directa por la palabra y el ejemplo, de vigencia colectiva en la comunidad y anó nimas en cuanto a sus inventores o crea dores de variantes. El artesano es el autor de la obra total, desde la concepción hasta la ejecución, que domina el conjunto del proceso y deja en ella la impronta de su capacidad téc nica y artística. Éste, junto con la trans formación de la materia en producto y la constitución de formas de socialización que le son propias, crea un "universo de signos" que juegan un papel específico y descubren una sensibilidad particular que atraviesa todas las estructuras so ciales de las culturas populares campe sinas y urbanas (v. ARTE POPULAR). Las artesanías indígenas y las tradicio nales son en general colectivizadas y
anónimas, y reiteran un patrón de eje cución y destino heredados. Las arte sanías urbanas son creaciones individua
les que están destinadas al público ge neral y que procuran acompañar los cam bios de la moda. Cuando las artesanías alcanzan el interés de compradores más allá del ámbito local en el que surgen, deben competir denodadamente con la producción industrial del mercado capi talista en una situación desventajosa en cuanto a costos, cantidad y distribución, puesto que lo artesanal se produce en forma individual o grupal con técnicas principalmente manuales claramente opuestas a la producción industrial en serie. Los simpatizantes de un socialismo hu manista tratan de garantizar a los arte sanos la capacidad de ser sujetos de su propia vida (por ejemplo, el proyecto de régimen de promoción de las artesanías y ayuda a los artesanos que creó Augusto Raúl Cortazar en el Fondo Nacional de las Artes de la Argentina durante los 60). Ya en los años 70 se pudo constatar la cre ciente desaparición de muchas artesanías tradicionales, especialmente variadas for mas textiles, por lo que, posteriormente, la preocupación no se centró en recupe rar valores culturales del pasado sino en atender a la inserción artesanal en el mercado del turismo cultural, la micro empresa y la globalización. Del paradig ma humanista, que veía la cultura como anclada en la subjetividad de los actores sociales, hemos pasado al paradigma es tructuralista (Louis Althusser) en el cual la artesanía constituye un "producto" que posee una materialidad específica. Su análisis no se detiene en los valores, las expectativas y los comportamientos de los sujetos, sino enlos "bienes simbólicos" que son producidos y ofrecidos al público como mercancía. Jean Baudrillard asegura que en la so ciedad de consumo el valor signo -no ya el valor de cambio, y mucho menos el de
Asambleísmo
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uso-regula la producción de mercancías. Se contemplan todos los productos sim bólicos como igualmente válidos y fun cionales. No existen criterios para eva luarcuáles productos culturales son bue nos o malos, mejores o peores, ideológi cos o emancipadores; salvo la maximiza ción de la funcionalidad. Hoy China co pia los diseños de artesanías autóctonas de otros países y los produce masivamen te a precios baratos. Esto baj a la calidad y afecta la compra de productos origina les, su tradición y legitimidad, dañando a la artesanía y a los artesanos. Pero, justamente, si el capitalismo liviano está convirtiendo al mundo en una aldea glo bal, no debemos olvidar, sin embargo, que las artesanías como tales surgen de las particulares condiciones de vida y de tra bajo de los artesanos, por lo cual los go biernos deben procurar su promoción y valorización, evitando los intermediarios y logrando poner en contacto directo al artesano con el público, ofreciendo fran quicias para abrir negocios en el extran jero que comercialicen los productos en la forma más directa posible, aseguran do calidad y precios razonables. Porque es posible la modificación del or den social -ya que éste es alterable y con tingente, como todo acontecer huma no-, consideramos que se deben revalo rizar las prácticas que transforman las materias primas y hacen al hombre au tor de bienes que atraen porque man tienen vigentes valores, estilos y técni cas que fueron patrimonio de los ante pasados y representativos de un mundo a medida del hombre, donde la huella de éste es un valor en sí mismo.
teóricay experiencia argentina, BuenosAires, Fondo Nacional de las Artes, 1976. - J. Gray,
Falso amanecer. Los engaños del capitalismo global, Buenos Aires, Paidós, 2�00. e jía Lozada, La artesanía en México. Histo �· mutacióny adaptación de un concepto, Mexi co, Colegio de Michoacán, 2004. - M.B. Rot
?· � r;-
man, "Política cultural, gestión municipal y prácticas artesanales", Antropología y Cien cias Sociales, Buenos Aires, V, 1996. NIDIA BURGOS
ASAMBLEÍSMO. Definir el asambleísmo presenta la dificultad de que no tiene un programa ni ha elaborado manifiestos donde se autodescriba; no obstante, ha sido caracterizado por sus propias prác ticas. De ahí que deba rastrearse en su origen histórico. El movimiento asam bleístico surge con el acontecimiento del
19 y 20 de diciembre de 2001, que tuvo su epicentro en la ciudad de Buenos Ai res, si bien encontró importantes mani festaciones en el conurbano bonaerense y otras grandes ciudades de la Argenti na como Rosario y Córdoba. Esa misma noche se autoconvocaron las primeras asambleas. Su composición estuvo inte grada, mayormente, por trabaj adores, desocupados, amas de casa, estudiantes, intelectuales, ex militantes y trabaj ado res barriales, sociales y sindicales. Esta variada composición encontraba su com pleja unidad bajo el vocativo de "vecinos" que, más allá de las diversas proceden cias, movilizaba a los asambleístas. De ahí que estas agrupaciones se suelan lla mar "asambleas barriales" y que hayan sido consideradas potencialmente afines
Fuentes: J. Baudrillard, La ilusión y la des ilusión estéticas, Caracas, MonteÁvila, 1998. z. Bauman, Modernidad líquida, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2003. z. Bauman, Vidas desperdiciadas. La moder nidad y sus parias, Buenos Aires, Paidós, 2005. S. Castro-Gómez, "Althusser, los es tudios culturales y el concepto de ideología", -
-
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Revista Iberoamericana, 19 3 , 2000. - A.R. Cortazar, Ciencia folklórica aplicada. Reseña
con los centros de gestión y participación del gobierno porteño, herederos de los viejos consejos vecinales en los que an taño se organizaba la representación política de BuenosAires.En ello, el asam bleísmo resulta tributario de la inscrip ción territorial de la política argentina afianzada a partir de los años 80. Aun-
Asambleísmo que, como ya se señaló, no tuvo progra mas ni manifiestos, adoptó una consig na: "Que se vayan todos". Compartió esta exigencia con otros MOVIMIENTOS SO CIALES (v.) convergentes en ese acon tecimiento (los CACEROLAZOS, los aho rristas, los movimientos piqueteros y territoriales junto con organizaciones políticas y sociales tradicionales), pero el movimiento asambleísta fue el que más prolongadamente expresó tal demanda radicalmente, intentando plasmarla en la práctica y sosteniéndola a lo largo del tiempo. Por eso buena parte del debate público y mediático sobre el sentido y el futuro de las asambleas gira en torno de la citada consigna, que no debe ni puede interpretarse literalmente, ya que ella llevaría a plantear no sólo su fracaso (pues, como gustan decir algunos, "se quedaron todos") sino también a insinuar que ellas son un sinsentido. Otros, en cambio, vinculan el carácter poético y la fuerza expresiva de la frase con el imagi nario que acompañó el Mayo francés, y ponderan su capacidad de movilización. Incluso hay quienes creen ver en esa ex presión "vacía" la alternativa renovada de una política radical. Pero debe contem plarse algo más que las interpretaciones a la hora de ponderar las posibilidades a futuro del asambleísmo. No puede igno rarse que el conjunto de las fuerzas polí ticas argentinas ha tratado de combatir lo, si bien en los primeros días intentó ca pitanearlo. Así, las asambleas, en la me dida en que iban mostrando autonomía y capacidad de vuelo, debieron resistir los más ingeniosos y tenaces intentos por sofocarlas. Esta poco loable tarea fue emprendida por servicios de inteligencia que intentaron infiltrarlas, aparatos de partidos de derecha y/o de partidos po pulares que recurrieron a tácticas simi lares, grupos de interés que buscaron redirigir sus fines, distanciándolos de la cosa pública en dirección a la defensa del interés particular; centros de gestión y
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participación porteños, que buscaron hacerlas converger hacia su propia ins titucionalidad, y partidos de izquierda tradicionales que intentaron manejarlas con la idea de que no aportaban nada sustancial a la LUCHA DE CLASES (v.) si no se subordinaban a su estructura par tidaria. Sólo un milagro hubiera podido poner freno al complejo juego de tensio nes a las que se vio sometido este movi miento. Aun así, el casi universal inte rés por cooptarlo, inhibirlo o, a falta de otros remedios, desbaratarlo, muestra que el asambleísmo suscitó la atención de todo el arco político argentino y de analistas extranjeros.Apesar desu com plejidad y las dificultades que enfrentó, logró establecer una modalidad propia de organización, inspirada fuertemente en la idea anarquista de federación, ancla da en prácticas sindicales, de trabaj o barrial y militancia popular preexisten tes. A partir de estas experiencias, logró plasmar una estructura y un modo de operar coincidente cuando las asambleas se organizaron en una suerte de federa ción: cada una votabay elevaba un man dato a la asamblea interbarrial, donde era sometido a votación en un plenario. Si bien esta instancia articulatoria duró poco, pues sucumbió a las maniobras de algunos aparatos de izquierda, muchas asambleas continuaron reuniéndose con periodicidad (generalmente, una vez por semana). Inicialmente predominaban como lugar de reunión los espacios pú blicos, sobre todo las plazas, con lo cual las asambleas venían a resignificar el ágora por excelencia de la política argen tina. Con el paso del tiempo, inspirándose en movimientos territoriales, muchas asambleas fueron tomando locales des ocupados, transformándolos en centros culturales, sociales o asistenciales, los que a su vez se convirtieron en sedes de reunión. Desde el punto de vista organi zativo, las asambleas suelen contar con
Autenticidad
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comisiones de trabajo. Las primeras en constituirse son, con frecuencia, las de prensay difusión y la de desocupados. La razón de ser de las comisiones se vincula con las actividades que estas asambleas desempeñan: promoción cultural en los barrios, participación en la gestión de hospitales públicos y centros de salud, bolsas de trabajo, gestión de comedores y ollas populares, etc. Esta modalidad de trabajo sufrió muchas tensiones. Las más constantes y significativas fueron las si guientes dicotomías: adscribir a la demo cracia directa o a la democraciarepresen tativa, legitimar como espacio de toma de decisiones a las asambleas o a las co misiones de trabajo, sustentar una polí tica maximalista (antiimperialista, cla sista, etc.) o minimalista (el trabajo en el barrio y en organizaciones populares, etc.). Más allá del cúmulo de dificultades que lo atravesaron, el asambleísmo fue la gran síntesis de la vida política argen tina del siglo XX. No obstante, se sigue preguntando si fracasó. Incluso su (mo desta) presentación a elecciones legisla tivas de la ciudad de Buenos Aires en 2005 fue interpretada por algunos como una claudicación, ya que significó recaer en la políticarepresentativa. Sin embar go, si algún fracaso hubiera, no sería el del asambleísmo sino el de la sociedad argentina, que no (se) ha permitido la emergencia de lo nuevo y cuyos más di versos sectores se movilizaron en su con tra. Uno de los recursos orientados en esta dirección fue, precisamente, exigir le más de lo que ha dado -que no ha sido poco-y de lo que podría dar; no obstante, así como el asambleísmo conformó una compleja síntesis del legado político ar gentino, deja una nutrida experiencia que, seguramente, el porvenir sabrá in terpelar y reapropiar. Fuentes: A.M. Fernández, S. Borakievich y
L. B. Rivera, "Las asambleas y sus tensiones: espacios colectivos de acción directa", El Cam·
po Grupal, 44, 2003. - E.
Cafassi, Olla a pre·
sión. Cacerolazos, piquetes y asambleas sobre
fuego argentino, Buenos Aires, Libros del Ro jas, 2002. - G. Di Marco et al., Movimientos sociales en la Argentina. Asambleas: la politi· zación de la sociedad civil, Buenos Aires, Jor
ge Baudino, 2003. M. Svampa, "Las dimen siones de las nuevas protestas sociales", El Rodaballo, Nº 14, 2002. -A. Negri et al., Diá -
logo sobre la globalización, la multitud y la experiencia argentina, Buenos Aires, Paidós, 2003. - M. Hardt y A. Negri, Multitud. Gue
rra y democracia en la era del Imperio,
Bue nos Aires, Debate, 2004. - N. Klein, Vallas y ventanas, Buenos Aires, Paidós, 2002. - P. Vrrno, "Crear una nueva esfera pública, sin Estado", Ñ, 24 de diciembre de 2004. CARLOS BELVEDERE
AUTENTICIDAD. Se considera que algo resul ta auténtico cuando es posible precisar su identidad, origen y condición real, por lo que se puede certificar su certeza, va lidez o propiedad. Existencialmente, lo mismo que su contrario la inautentici dad, se concibe como una de las condicio nes básicas del hombre cuando éste no deja de ser lo que es (José Ortega y Gas set) y se enfrenta a la alienación (Martin Heidegger). Se identifica también como lo más profundo en oposición a lo super ficial (Karl Jaspers). El problema de la autenticidad y la ORI· GINALIDAD (v.) de la filosofía, la litera tura, el arte y la cultura en Latinoaméri ca tomó fuerza a partir de la década del 40 del siglo XX en los momentos del auge experimentado por los estudios sobre la HISTORIA DE LAS IDEAS (v.) en esta re gión. En el pensamiento latinoamerica no se ha vinculado la autenticidad-aun que sin subsumirla- al concepto de ori· ginalidad con relación a la existencia y las cualidades de la filosofía y la cultura propias de esta región. Si la cultura ex presa el grado de dominio que posee el hombre en una forma histórica y deter minada sobre sus condiciones de existen cia y desarrollo, ésta se ejecuta de mane-
Autenticidad ra específica y circunstanciada, por lo cual puede ser considerada de manera auténtica cuando se corresponde con las exigencias de diverso carácter que una comunidad histórica, pueblo o nación debe plantearse. El grado de autentici dad no debe ser confundido con formas de originalidad, pues lo determinante en la valoración de un acontecimiento cul tural no es tanto su novedad o irrepetibi lidad sino su plena validez. Siempre que el hombre domina sus condiciones de existencia lo hace de forma específica y en una situación espacio-temporal dada. En tanto no se conozcan estas circuns tancias y no sean valoradas por otros hombres, tal anonimato no le permite participar de forma adecuada en la uni versalidad.A partir del momento en que se produce la comunicación entre hom bres con diferentes formas específicas de cultura, ésta comienza a dar pasos cada vez más firmes hacia la universalidad. La historia se encarga después de ir de purando aquellos elementos que no son dignos de ser asimilados y "eternizados". Sólo aquello que trasciende a los tiem pos y los espacios es lo que más tarde re aparece reconocido como clásico en la cultura, independientemente de la re gión o la época de donde provenga. La creciente estandarización que produ ce la vida moderna, con los adelantos de la revolución científico-técnica, no signi fica que todas sus expresiones deban ser consideradas como manifestaciones au ténticas de la cultura.Auténtico debe ser estimado aquel producto cultural, que se corresponde con las principales deman das del hombre para mejorar el dominio sobre sus condiciones de vida, en cual quier época histórica y en cualquier par te, aun cuando ello presuponga la imita ción de lo creado por otros hombres. De todas formas la naturaleza misma de la realidad y el curso multifacético e irre versible de la historia le impone su sello distintivo. La cultura auténtica es siem-
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pre específica y por tanto histórica. Debe ser medida con las escalas que emergen de todos los demás contextos culturales pero, en primer lugar, con las surgidas del mundo propio. El hecho de que unos pueblos aprendan de otros y se intercam bien sus mej ores valores alcanzados constituye una premisa inexorable del desarrollo de la cultura. En la medida en que un hecho cultural satisfaga exigencias y requisitos circuns tanciales y epocales que posibiliten un mayor nivel de humanización de las re laciones sociales se cumplirá con el re quisito preliminar de lograr su especifi cidad auténtica y se asegurará un lugar en la cultura universal. Varios pensado res latinoamericanos contemporáneos se han planteado exitosamente la tarea de hacer filosofía auténtica (Leopoldo Zea, Francisco Miró Quesada, Arturo Roig) (v. FILOSOFÍA LATINOAMERICANA). In cluso la repercusión de los productos cul turales dignos de ser imitados no nece sariamente se produce en aquellos pue blos que pueden desempeñar cierto tu telaje en el proceso histórico mundial por factores coyunturales hegemónicos de carácter económico o político. En el pro ceso de realización de acciones auténti cas se forjala IDENTIDAD CULTURAL(v.) de una nación, pueblo o región que, aun que pueda ser manipulada con los fines ideológicos más disímiles, en definitiva sobreviva y se regenere dando lugar a su propio ser distintivo.
Fuentes:AA.VV.,AméricaLatina: identidad y diferencia, Ciudad Juárez, Universidad Autónoma, 1992. - H.E. Biagini, Filosofía americana e identidad, Buenos Aires, Eude ba, 1989. -H.E. Biagniy R. FornetBetancourt (eds.), Arturo Ardao y Arturo Andrés Roig, fi lósofos de la autenticidad, Aachen, Wissens chaftsverlag, 2001. - F. Miró Quesada, Des
pertary proyecto del filosofar latinoamerica no, México, Fondo de Cultura Económica, 1974. -A.A. Roig, Teoría y crítica del pensa miento latinoamericano, México, Fondo de
Autonomía
60
Cultura Económica, 1981. L. Zea, América como conciencia, México, UNAM, 1972. -
PABLO GUADARRAMA GoNZÁLEZ AUTONOMÍA. El concepto de autonomía re fiere al hecho de que una realidad se ha lle gobernada por sus propias leyes y que se distinguen estas leyes de otro tipo de lógicas. El término encuentra su opues to-tensión en el concepto de heteronomía, que implica una determinación externa y coactiva sobre la autodeterminación. Se trata de un término complejo, que ha adoptado múltiples connotaciones en el campo intelectual y en el dominio de la lucha político-ideológica en América La tina. A partir de la permanente preocu pación por parte de cientistas sociales latinoamericanos en torno al reforza miento y la ampliación de la SOCIEDAD CML (v.), se deriva el concepto de auto nomía como fundamento de posibilidad para el logro de tales objetivos. En el marco del Estado neoliberal y de la cre ciente globalización, la autonomía de la sociedad civil se presenta como una UTO PÍA(v.) necesaria y un criterio ético fren te a la heteronomÍa determinada por la totalización de la lógica del mercado en todas las esferas de la realidad social. Podríamos decir que la vida social se ha mercantilizado, en la medida en que la globalización potencia de manera unila teral la lógica del capital, lógica que se convierte en irracional por excluir y mar ginar a la mayoría de la población hacien do inviable la vida misma. Con relación al Estado, en especial en su fase neoliberal, se visualiza su fuerte compromiso con los intereses económi cos corporativos que lo separan de una sociedad civil plural en concordancia con una sociedad política cuyo referente tra dicional es el partido político, invadido por el poder del mercado y desprestigia do como un espacio de corrupción y de intercambio de favores. La democracia indirecta que separa a la sociedad en re-
presentantes y representados se ejerce bajo los principios mercantiles imperan tes (por ejemplo el de la competitividad), dejando afuera de las decisiones políti cas a las mayorías sociales. Frente a la presencia totalizadora del capital en alianza con el Estado y con la sociedad política se replantea, entonces, la socie dad civil a partir de su articulación autó noma con las otras esferas de lo social. De este modo la sociedad civil puede re forzar su carácter de instituyente para reformular su relación y el principio de su articulación con el Estado, con la so ciedad política, e incluso con el mercado. Estas complejas relaciones suponen que la sociedad civil autónoma sea el lugar de activación, de organización y de cons trucción de una sociedad alternativa. Se han formulado distintas posturas teó ricas, que se desprenden del análisis de diversos escenarios, en cuanto al lugar desde donde garantizar la autonomía de la sociedad civil. Por un lado, el Estado (no el Estado neoliberal que potencia la exclusión social sino unEstado reformu lado en función del bienestar de una so ciedad civil amplia) es visualizado como el guardián de esa autonomía, en su po tencial capacidad de poner límites a la lógica del mercado y articular las deman das particulares de la sociedad civil, evi tando así la fragmentación del tejido so cial. Por otro lado, se apuesta con mayor énfasis, aunque sin descuidar el papel del Estado, al poder creciente de los nuevos MOVIMIENTOS SOCIALES (v.) que cons truyen formas alternativas de expresar las demandas sociales. En ambas posi ciones se prioriza la afirmación autóno ma de los sujetos sociales como condición de posibilidad de la autonomía misma de la sociedad civil. La autonomía de las partes es, por lo tanto, condición de legi timidad de la autonomía del todo. En el terreno de las nuevas formas de lucha contra la totalización de la lógica capitalista y de la globalización en Amé-
Autonomía rica Latina, podemos subrayar el papel ejercido desde inicios de 1994 por el EZLN. En el campo de la lucha político-ideoló gica, la autonomía de este movimiento se manifiesta en el surgimiento de una nueva forma de politización de lo social que poco tiene que ver con la lógica de los partidos políticos tradicionales y con la esfera del gobierno, remitiendo, por el contrario, a formas propias de autoorga nización y autodeterminación con un fuerte contenido de resistencia y autoges tión. La autonomía se manifiesta, en tan to práctica y en tanto objetivo a alcan zar, en la lucha por la legitimación de sus propuestas, relacionadas con la autoafir mación como sujeto social protagonista y hacedor de su propio destino. Los nuevos movimientos de RESISTEN CIA(v.) popular encarnan, así, la reivin dicación de la autonomía de la sociedad civil, al poner en funcionamiento una ló gica propia de visualización y vehiculi zación de sus demandas. Estas prácti cas político-sociales emergentes cuestio-
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nan l a versión mercantil d e l a democra cia y postulan la necesidad de la demo cracia directa y el autogobierno desde relaciones horizontales. De este modo se abren grietas de autonomía que necesi tan ser articuladas en función de la cons trucción de un orden social alternativo al actual. La forma en que se articulan estas demandas emergentes en la lucha por la hegemonía debe subrayar la uni versalidad frente a la particularidad, para unificar con un criterio incluyente que reconozca, a su vez, lo diferente y lo particular. Fuentes: Y. Acosta, Las nuevas referencias
del pensamiento crítico en América Latina, Montevideo, Universidad de la República, 2002. E. Adamovsky, Anticapitalismo. La -
nueva generación de movimientos emancipa torios, Buenos Aires, Era Naciente, 2003.
-
A.A. Roig, "Cabalgar con Rocinante", en J. de la Fuente y Y. Acosta (coords.), Sociedad civil, democracia e integración, Santiago de Chile, UCSH, 2005. PAOLA BAYLE
8
BANDOLERISMO SOCIAL. Es una caracteri zación del fenómeno de desafío al orden estatal que encarnan algunos persona jes legendarios "fuera de la ley" que, al contar con la solidaridad de los campesi nos, exceden la dimensión individual de la delincuencia común y se convierten en expresión de la protesta social. Eric Hobs bawm acuñó esta categoría a partir de los abundantes ejemplos que registran las leyendas populares en todas las re giones del mundo, renovando el interés de los cientistas sociales por el tema y suscitando otras investigaciones que asu mieron, cuestionaron o enriquecieron su teorización desde diversos enfoques his tóricos, sociológiéos y antropológicos. La calificación de "bandido" o "bandole ro" ha englobado históricamente una va riedad de acciones ilegales, según el sis tema de control social en cada época y región. No obstante, el fenómeno de la simpatía popular con los "buenos bandi dos" -subrogantes de una revancha de los pobres del campo contra los podero sos- resulta muy antiguo y fue tratado extensamente en la literatura universal. La larga lista que comienza con Robín Hood en Inglaterra, comprende por ejem plo a Robert Mandrin en Francia;Angio lillo Duca, Vardarelli, Musolino, Salva tore Giulano en el sur de Italia; Janosik en los Cárpatos polacos; Diego Corrien tes y el ''Pernales" en Andalucía; Roque [ 63 ]
Guinart en Cataluña; Mathias Kneissl en Baviera; Christos Millionis y Bu kovallas en Grecia; Alí bu Fragi en Marruecos; Stenka Razin en Rusia; Jes se James, Billy The Kid y Joaquín Mu rieta en el far west norteamericano; los hermanos Kelly en Australia; "Santa nón", Heraclio Bernal y Pancho Villa en México; "Sambambé" y Luís Pardo en Perú; Antonio Silvino y elLampeiio en el nordeste brasileño; y en las pampas ar gentinas, Juan Moreira, Juan Cuello, HormigaNegrayotros gauchos de los que fueron epígonos Vairoletto, "Mate Cosi do" e Isidro Velázquez. Hobsbawm observó los rasgos del mito del bandolero que se reiteran con nota ble uniformidad: empujado al margen de la ley por una injusticia o un hecho que las costumbres locales no consideran verdadero delito, su fama consiste en que "corrige los abusos" , "roba al rico para dar al pobre" y "no mata sino en defensa propia o por justa venganza". Dentro del tipo genérico del bandido social, aquél distingue: 1) el "ladrón noble", que corres ponde a los rasgos puros; 2) el "vengador", cuya virtud no es la moderación ni la ge nerosidad con los pobres, sino la impie dad con sus enemigos y la gratificación psicológica que ello representa para los oprimidos, caso de los canga· • ral"y"campo del poder", desacralizan ese
"ciudad letrada", como campo de fuerzas
pretendido protagonismo, al ubicar las ' :. {unciones intelectual, cultural y del po cder en las relaciones sociales tensiona
y de luchas, es un campo en el que se cons truye hegemonía y poder, pero también contrahegemonía y CONTRAPODER (v.).
les y conflictivas en las que están involu-
Queda claro que si bien el campo intelec
crados los intelectuales. Además de un
tual, desde dentro del cultural y del po
campo de fuerzas en el sentido de la le
der, los orienta, a su vez recibe de ellos
�galidad mecánica de la física en la que
determinaciones que él traducirá desde
'.''?110 .cúenta la dimensión intencional de la 1�:acción de los suj etos, se trata también de
la especificidad de sus competencias. También queda claro que estos tres cam
'fnn campo de luchas, en que cuenta la
pos constituyen.la totalidad social de que
Canción de protesta
92 forman parte, al tiempo que son consti tuidos por ella. Dado el monopolio de la letra que el cam po cultural detenta, a las relaciones de fuerza en que se funda añade su pro pia fuerza, transformando la mera fuer za en legitimidad. En la dinámica de las fuerzas y las luchas que lo constituyen
menos favorecidas, el hambre, la pobre za y la miseria, como también en la espe ranza de un mundo más justo, la solida ridad, el compromiso, el amor, la vida, la fe, la ecología y la paz. Sus textos pueden ser tradicionales, originales, aunque en múltiples ocasiones se han utilizado poe mas de autores como Lope de Vega, Pa
pueden advertirse orientaciones en el sentido de reproducción de la sociedad,
blo N eruda, José Martí, Nicolás Guillén,
así como en el sentido de su transforma
Felipe, Rafael Alberti, Miguel Hernán
Mario Benedetti, César Vallejo, León
ción: en sociedades presididas por rela
dez y otros (v. POESÍA, POESÍA SOCIAL).
ciones de dominación como las vigentes, mientras las orientaciones reproductivas
Por imposición de las compañías disco gráficas y los grandes medios audiovisua
se abocan a presentar su fuerza como le
les, la acepción canción de protesta (tér
gitimidad, las orientaciones alternativas
minos traducidos del inglés a partir de 1960 para nombrar parte de la obra de
de transformación deben procurar trans formar su legitimidad en fuerza.
determinados autores como Joe Hill,
Es pues constitutivo del campo intelec
Woody Guthrie, Pete Seegery Bob Dylan)
tual, como campo de fuerzas y de luchas, el hecho de su protagonismo en la cons
no fue muy bien recibida en el mundo latinoamericano, precisamente por un
trucción de relatos críticos que desnuden
buen número de creadores comprometi
la mera fuerza por detrás del manto legi
dos que sin duda hubieran preferido que
timador, o de relatos de legitimidad tra
los temas que se ocupan de la reivindica�
ducidos en fuerza legitimada, el conflic
ción social y de la lucha revolucionaria
to, la inestabilidad y el dinamismo, que
(en casi todas sus manifestaciones) pu
en la "escena intelectual" se expresa en
dieran ser descriptos con otras palabras.
el debate que entre múltiples relatos pro
Sin entrar en esa polémica acerca del
tagonizan los relatos de la reproducción
acierto o desacierto en esta denomina-.
y los de. la transformación.
ción, lo cierto es que decenas de trovado
Fuentes: S. Castro-Gómez, Crítica de la ra zón latinoamericana, Barcelona, Puvill, 1996. P. Bourdieu y J.C. Passeron, La reproduc ción, Barcelona, Laia, 1977. - Á. Rama, La ciudad letrada, Hanover, Del Norte, 1984. A.A. Roig, Caminos de la filosofía latinoame ricana, Maracaibo, Universidad del Zulia,
muchos otros que cantaban en las len�
res de habla española y/ o portuguesa y
-
-
2001.
YAMANDÚ ACOSTA
CANCIÓN DE PROTESTA. Se aplica a aque lla canción en la que el argumento se basa en la denuncia de una determinada in justicia, independientemente de la ads cripción política del autor o intérprete, cuyas motivaciones pueden tener su raíz en la violencia social o política, la ven gaD.za, el sufrimiento de las minorías
guas aborígenes se hallaban más próxi mos a definiciones como "canción social", "canción comprometida" o "canción
de
lucha". La música que acompaña a los textos puede ser de múltiples estilos, según el. territorio donde surja, aunque en la ór bita social que hemos precisado se haya optado, en mayor o menor grado, por I ritmos y las cadencias tradicionales, ad� más de los importados de la cultura an� glosajona, en los últimos decenios delsi: glo XX, tras la eclosión del rock and roll ; El eco de las canciones de protesta q · llegaron desde Estados Unidos al sur continente, en la época de la gran depr
canción de protesta
93
sión, se extendió por todo el mundo, y se dio el caso insólito de que u n tango como "Cambalache" de Enrique Santos Dis-
cépolo, registrado en 1934, pueda hoy ser considerado un antecedente muy impor
(Cuba) bajo el título de Primer Encuen
testa". Sin embargo, la invasión y el bom
testa, con la presencia de intérpretes de
bardeo de Vietnam del Norte fue el he
la Argentina, Chile, Cuba, Perú y Uru
tante en los orígenes de la canción de "pro
tro Internacional de la Canción de Pro
cho que provocó un mayor número de fes
guay. Esa manifestación fue seguida de
tivales multitudinarios, en los cuales las
inmediato con la organización de activi
canciones que protestaban por el conflicto
dades similares, como fueron el Primer
y sus sangrientas consecuencias eran el
Festival de la Nueva Canción Chilena
tema central; pero ese argumento no fue ·· recogido en España, Italia, Centro y
(1969), el Festival Foro d e la Nueva Can ción (México, 1982), el Festival por la Paz
Sudamérica (excepto en casos puntuales
(Managua, 1983), Festival Voz (Bogotá,
en su mayoría por tomar cierto ej em
raguay, 1990), el 30Anys Al Vent (Barce
y esporádicos) , cuyos artistas optaron
1985), el Festival de SanBernardino (Pa
plo en cuanto a la radicalidad contra el
lona, 1993), así como decenas de home
sistema, pero distanciándose bastante de
najes a las figuras del Che Guevara y
los contenidos. Ej emplo de todo ello se
Víctor Jara. En la actualidad, este tipo
· personalizó en las obras de clásicos como · Atahualpa Yupanqui, el Cuarteto Ce-
de manifestaciones musicales tienen lu
drón, Facundo Cabral, Horacio Guarany
sociales alternativos, en los fes tej os
gar durante la celebración de los foros
y Mercedes Sosa (Argentina), Chico
anuales de los partidos políticos de iz
Buarque, Edu Lobo y Gilberto Gil (Era
quierda y en todo tipo de actos multitu
.sil), José Afonso ( Portugal), Violeta Pa ·.
rra,Víctor Jara y Quilapayún (Chile), Ali
Primera y Lilia Vera < Venezuela), Los ••
El primer gran acontecimiento que re unió a decenas de nombres como los an tes señalados tuvo lugar enjulio de 1967 en la localidad costera de Varadero
dinarios de PROTESTA SOCIAL (v.), para los que se reúnen solistas y grupos de los más diversos estilos y procedencias .
• •
Ochoa y Osear
Este tipo de canción surgió entre las ca
•.
Chávez (México), Daniel Viglietti, Alfre
pas medias, y se nutría de los medios es
Zitarrosa y Gabriel Salinas ( Uru
tudiantiles y univers itarios quienes
Celina, Pablo Mila-
estaban influenciados por la música ex
Rico), Paco Ibáñez, Raimón y
realidad. L a hoy llamada nueva canción
., ...Luo (Bolivia), Amparo
s,,,,,,,1-n
tranj era, muchade la cual eraajena a s u u '"'""u
Joan Manuel Serrat (España), así como
intenta igualmente, de manera preme
el repertorio de los más contemporá
ditada y consciente, revitalizar una tra
en
. .•.
• neos, como León Gieco, Morís, Fito Páez, .·.
Charly García y Miguel Cantilo (Argen
dición, difundir y redescubrir las anti guas canciones y reiniciar u n proceso d e
: tina), los hermanos Ángel e Isabel Parra,
creatividad fiel a sus orígenes. Estas ne
le),Pueblo Nuevo (Ecuador), Cecilia Todd
nacionalista, una de las tendencias más
dnti-Illimani y Patricio Anabalón ( Chi:(Venezuela), Tato Henríquez (El Salva
.·
dor), Carlos Mej ía Godoy ( Nicaragua),
·'.
nómico como contra su hegemonía cul
·
[°\ >tural, hecho que le valió ser considerado de aquellos movimientos ju �'.;> inspirador muy particularmente del tem niles; %, e �ié¡ }> ypranohippismo y de aquel acontecimien .
• •
e
. . •' •
·•· to que marcó un hito, el célebre Mayo
ftancés del 68 (v. JUVENILISMO).
Enuna suerte de fluidificación o renova . ción del espíritu romántico y del poste
tnor movimiento vitalista, Marcuse en
• tiende que la filosofía debe estar al ser · , .vicio de la vida. En tal sentido arremete ¡.�ontra todo lo que la amenaza: la buro . cratización y cosificación de las relacio Jies humanas, la agresividad, la ideolo .
del éxito y la eficacia coronada por una .scarnada competencia, el control y minio de la naturaleza que tiene su rrelato en la represión también de la pialanaturalezainterna signada por rivación. Lo que se cuestiona, es el
. mo proceso civilizatorio y el pilar so que se funda: la fe ciega en el progre ue entiende el conjunto de estas co
nadas como la única opción de civili
129 ciento ochenta grados que lo aleja irre versiblemente de la razón instrumental y el espíritu tecnocrático, el lema de la juventud propone "la imaginación al po der", una revolución que subordina la producción y el consumo a la paz, la soli daridad y la creatividad, que opone a la dignidad del trabajo el derecho del ocio, el vivir al sobrevivir, y que aconseja a sus seguidores regresar hacia atrás porque es allí, en lo recóndito de los orígenes, donde se halla la novedad. Dice Marcuse que es preciso crear una alternativa; ella tiene que ver con resistir a nuestra mu
tilación por parte del sistema. La vida no es un pretexto o un medio para escalar
hacia otra cosa sino un fin en sí misma.
Y sin embargo hayvoces que se levantan
en contra de estos movimientos; una de
ellas es la del reciente ensayo de los ca
nadienses Joseph Heath y Andrew Pot ter quienes cuestionan a los movimien tos contraculturales y conjuntamente a lo que podría llamarse una "neoizquier da" el haber despolitizado laluchaeman cipatoria desplazándola desde la crítica de las instituciones hacia la esfera del ocio: el Hamo faber da paso al Homo lu
dens, y la ética del trabajo a la filosofía del ocio y la ética de la felicidad como el más idóneo medio de autorrealización. Consideran que desde la errónea convic
ón. La propuesta es honrar la vida
ción de que ya transitamos por una "eco nomía de la posescasez", según términos
ación: el hombre unidimensional.
habrían liberado de la alienación del tra
tada por el sistema y su aberrante ello es necesario rescatar la sensi
ad como vía para una transvalora ética y política. Marcuse entiende éste ideario es sostenido e impulsa por los movimientos juveniles sesen y que los sucesos de Mayo comen
como una simple lucha intraaca por la renovación de sus viejas y
osadas estructuras terminaron en dadero movimiento de masas con
establishment y el entero sistema
. do de vida burgués. En un giro de
de Marcuse, en la que las máquinas nos
bajo, sus teóricos, entre los cuales pode mos mencionar al propio Roszak de El
nacimiento de una contracultura, consi
deran que la "liberación psíquica de la clase oprimida" es la mejor manera de superar la crítica institucional ya peri mida de la izquierda tradicional. En síntesis, lo que se les cuestiona es no haber logrado definirse sino por la nega tividad a través de críticas al sistema que muchas veces pecan de contradictorias. Se hallan en camino en tanto intentan
Contrapoder
130 desenmascarar la alienación de una hu manidad masificada y autosatisfecha, pero no logran avanzar en el trazado de un programa coherente de verdader a emancipación. La otra crítica, acaso más incisiva, es la misma que llevó a Michel Foucault a absolutizar el poder de los dispositivos de poder. La rebeldía no pue de comprender que finalmente llega a formarparte del mismo sistema, que todo hecho contracultural entra a la larga o a la corta en la maraña del mercado, sus looks se transforman en moda, sus pro ductos y sus ideas mismas adquieren la forma de mercancía y el propio movi miento corre el peligro de reforzar aque llo que combate. El sistema lo coopta todo. El mismo deseo de diferenciarse es apro vechado por el mercado para inducir al consumo competitivo de las nuevas in dumentarias y accesorios de todo tipo con los que los cuestionadores quieren trans formarse en elites frente a los conformis tas. Así todo se transforma en negocio para las multinacionales. Ambas posturas presentan sus riesgos. Con la primera se corre el peligro de caer en una nueva ilusión, la apariencia de emancipación; con la segunda, de caer en una suerte de conformismo pasivo. Si no hay alternativa, si toda resistencia está de antemano condenada a ser cooptada por el sistema, si no se trata sino de la continuación de lo mismo por otros me dios, entonces sólo queda la quietud. Frente a estos dos riesgos lo recomenda ble parece ser la cautela, el análisis de tenido y una alerta actitud critica que nos permita separar las aguas y no meter todo en una misma bolsa, y ésta es por sobre todo una tarea filosófica. Fuentes: Th. Adorno y M. Horkheimer, La dialéctica del Iluminismo, BuenosAires, Sud
americana, 1999. - H.E. Biagini, "Marcuse y la generación de la protesta", en R. Marsiske (coord.), Movimientos estudiantiles en la his toria deAméricaLatina, vol. 3, México, UNAM, 2006. - L. Britto García, El imperio contra-
cultural, Caracas, Nueva Sociedad, 1991.-M. Foucault, Las palabras y las cosas, México,
Siglo Veintiuno, 1997. - J. Heath y A. Porter,
Rebelarse vende, Madrid, Taurus, 2005. - H. Marcuse, El hombre unidimensional, Barce lona, Planeta, 2005. - Th. Roszak, El naci mientode una contracultura, Barcelona, Kai
rós, 2004.
MÓNICA VIRASORO CONTRAPODER.Entrelas propiedades más relevantes implicadas por este concepto se encuentran: a) una doble dirección, de ida y vuelta, retroactiva; b) igualdad y, por consiguiente, simetría, entre emisor y receptor del mensaje de contrapoder. Estos rasgos pertenecen a enfoques lógi- : co-epistemológicos con sus referentes. Su producción y reproducción en el "curso/ discurso" de la historia mundial, a par-' tir de sus inicios en el mundo antiguo;· tiene que manifestarse de un modo par� cial, incompleto, limitado, de acuerdo con las circunstancias concretas. Ello oc en las realizaciones destacadas del co trapoder, pero también en las ocasio les. Entre aquéllas figuran MO TOS SOCIALES (v.), foros y protestas c lectivas (PortoAlegre, Seattle), insurre ciones, REVOLUCIONES (v.). Qued aparte los simples cuestionamientos . poder a cargo de protagonistas como B tolomé de Las Casas, Simón Bolív Henry David Thoreau, Leon Tolstoi, socialismos anarquistas y anticapit tas, incluyendo las teorías y prácticas . la no violencia en las luchas de un M hatma Gandhi, un Martin Luther un Nelson Mandela, en sus respecti países, en dos de los cuales (India y dáfrica) los cuestionamientos devie situaciones revolucionarias; o bien pronunciamientos que favorecen "1 roa más acabada de la sociedad h na" (Cornelius Castoriadis), registra en el discurso de los protagonistas d actual renovación marxista, o en las ticas autónomas suscitadas en mu partes, especialmente ahora, en los · .
·
131
nicipios organizados por el
EZLN en las
montañas de Chiapas. El fracaso de las empresas neoliberales, como elALCA(re conocido por sus propias instituciones), parece haber traído consigo el descrédi tO delas clases y los partidos políticos neo
liberales. De ahí que se haya incremen. . tado la actividad de las ONG y de los re chazos populares, así como el fortaleci miento de las izquierdas (sobre todo, las iberoamericanas), estén o no en el poder.
Lamayoría de estos movimientos puede insistir en lo negativo de un statu qua
ne que atenderse a las lecciones de la his toria como "maestra de la vida". En una "re-posición" de figuras del pasado, con
sus respectivas circunstancias, se esco gerían aquéllas acordes con las exigen cias y los escenarios futuros que es perti
nente "pro-poner". Así se trazarían, sin causalismos deterministas, los proyectos teórico-prácticos de liberación que con llevan las vivencias profundas y emer gentes del contrapoder; naturaleza/socie dad, capitalismo/anticapitalismo son los dos pares de sistemas en movimiento que
�aduco. Sin embargo, no ha dado el paso r1n'"'""rn para hacer ver la necesidad de
proporcionan el marco obligado de las
>sustituir los esquemas tradicionales de .. poder vertical con un contrapoder que
hoy en día incluyendo, como no podía ser
funcionara como una alternativa histó
La naturaleza orgánica e inorgánica, sea
•.
.• .. rica, radical,
innovadora y no sólo coyun-
cuestiones principales que se plantean menos, las de contrapoder. o no un ecosistema, es el medio en que se
. tural. Las revoluciones marxistas del si
da cualquier tipo de sociedad, el "curso/
, de esto, a pesar de que actuaban en nom
familiar, económico, cultural, político,
. bre de las clases trabajadoras (recuérde-
todos y cada uno de ellos interaccionan
;.glo:XX, o la mexicana, se desentendieron • ·
discurso" con sus cuatro subsistemas:
se el lema incumplido de Lenin: "Todo el
do en muchas formas con relaciones asi
;.po:
137
de los precios y de la producción,junto al desempleo generalizado, los economistas prácticamente no tenían qué decir. Fue entonces cuando ganó fuerza, aun en el ambiente académico y universitario, un movimiento de valorización de la obra de Marx, cuya teoría crítica del capitalismo iustrune111te apuntaba al potencial de cri sis intrínseco a este sistema social. De desde antes de la Primera Gue
.LUélLu1J"'�'�::; un gran sobre el carácter de las crisis del · f capitalismo. Estaban quienes, como Rosa
Luxemburgo, afirmaban que la crisis se .. .hallaba tan incorporada a la propia defi .· ; nición del capital, que ella fatalmente •,
.
\> . ocurriría, asumiéndose entonces la figu : . r.a de un colapso general del sistema. · .Estaban otros, como RudolfHilferdingy iiLenin, que también afirmaban su carác'.;iíerintrínseco e inevitable, pero no nece . sariamente en la figura de un colapso: la � crisis tendería a llevar el sistema a nue según palabras de Derrida, al "logocen
{del ser" o a la "ontoteología". El pensa . .
•
ento metafisico platónico y aristotéli-
éo.parte de la perspectiva de que la filo
es el principio y el fin de todo conocimien to de partida privilegia el texto escrito sobre el texto hablado y procura mostrar en obras como La farmacia de Platón que
sofia tiene el papel de revelar el funda-
los significados de las palabras dentro del
to de lo real. Desde esa perspectiva,
texto son autónomos, esto es, siguen una
a Platón el fundamento de lo real es
tesitura de posibilidades que huyen al
'a en la trascendencia, en el mundo las Ideas. Ese fundacionismo metafí-
tir de la ambigüedad de la palabra grie
gún el cual ya que el mundo se divide
to veneno como remedio, y de su deriva
dos, todo el resto también: verdad ver
dopharmákeus, que puede significar tan
hlsedad, alma versus cuerpo, pen-
to mágico, hechicero como envenenador
iento versus emoción. El pensa
-término usado por Platón en varios diá
conduce al pensamiento dicotómico,
control del autor.Así, por ejemplo, a par
gaphármakon, que puede significar tan
to dicotómico recorre lahistoria del
logos, pero principalmente en el Fedro
ento occidental y lo marca fuer
en el que Sócrates critica la lengua escri
.Aristóteles no se rendirá al tras-
ta-, Derrida muestra cómo el levanta
entalismo platónico, pero manten
miento de varios sentidos y empleos de
·
como la marca
esas palabras nos conduce a nuevas po
odo de ser del pensamiento metafí
sibilidades de comprensión de este diá
ª estructura binaria
Así, en lugar de la trascendencia
logo, posibilidades que permanecerían de
lainmanencia: toda palabra e idea
otra forma desconocidas por el público
tenerun elemento, una materia, que
lector en el caso de que sólo pudiera ser
a de fundamento. El pensamiento
errida, alineado con el de Heidegger,
[ 143 ]
interpretado a partir, por ejemplo, de las traducciones francesas de Léon Robin y
144 Guillaume Budé. La tradición occiden tal de relación sigue el principio aristo télico de no contradicción, eso significa que para ser entendido el autor debe eli minar cualquier rastro de ambigüedad o ambivalencia del texto procurando ser consistente en el uso de los significados de las palabras. En contra del uso de ese principio se vuelve la filosofía de Derri da, para quien no hay univocidad en el lenguaje, que es naturalmente subver sivo, y no existe una manera para que el
Defensor del pueblo da, Gramatologia, Sao Paulo, Perspectiva, 1973. -J. Derrida,AFarmácia de Plattio, Sao Paulo, Iluminuras, 2005.-P.C. Duque-Estra da, DesconstrU