Diccionario del pensamiento alternativo
 9789507866531

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HUGO E. BIAGINI ARTURO A. ROIG (directores)

Diccionario del

pensamiento alternativo

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Editorial Bihlos :le xicón:

Diccionario del pensamiento alternativo / dirigido por Hugo E. Biagini y Arturo Andrés Roig. - la. ed. Buenos Aires: Biblos, 2008. 589 pp.; 23 x 16 cm. ISBN 978-950-786-653-1

l. Diccionario de Ciencias Sociales. l. Biagini, Hugo E., dir.

II. Roig, Arturo Andrés, dir. CDD 301.03

REUN

Red de Editoriales Universitarias Nacionales

Diseño de tapa: Luciano Armado: Hernán Díaz

Tirabassi U.

© Rugo E. Biagini y Arturo A. Roig, 2008 © Ediciones de la UNLa., 2008 Universidad Nacional de Lanús 29 de Septiembre 3901 (B1826GLC) Remedios de Escalada, Partido de Lanús, Provincia de Buenos Aires, República Argentina [email protected] www.unla.edu.ar

© Editorial Biblos, 2008

Pasaje José M. Giuffra 318, C1064ADD Buenos Aires [email protected] www.editorialbiblos.com Hecho el depósito que dispone la Ley 11. 723 Impreso en la Argentina

No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o la transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecáni­ co, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11. 723 y 25.446. Esta primera edición de 1.500 ejemplares fue impresa en Primera Clase, California 1231, Buenos Aires, República Argentina, en junio de 2008.

INTRODUCCIÓN

El pensamiento alternativo como esperanza

El estudio de las alternativas planteadas por una problemática ecuménica desde un locus determinado en la plasmación de dos compactos volúmenes -El

pensamiento alternativo en la Argentina- nos abrió un mundo de posibilidades temáticas que en verdad no esperábamos. Por lo demás, es importante tener en cuenta que las alternativas como tales no se presentan aisladas, en primer lu­ gar, y, asimismo, que no están ausentes de hecho de ninguna propuesta o pro­ y ecto dentro de una cultura, sea filosófico, ideológico, político, literario, así como respecto de las políticas del deporte, su ordenamiento y su planificación, o la de los medios. El hecho de que las alternativas no se den nunca en una sola direc­ ción y que muchas de ellas sean contradictorias es normal y responde a la natu­ ral conflictividad de las relaciones humanas y la diversidad de sectores sociales que intervienen en la construcción de discursos epocales. ¿Qué relación tienen las alternativas con la utopía? La pregunta se plantea necesariamente en cuanto más de una alternativa cumple una función utópi­ ca. La categoría que hace de eje en esos libros, la de alternativa, resulta más amplia que la de utopía. Las utopías, cualquiera sea su grado de profundidad, son todas alternativas. Tal vez en ello ha consistido uno de los aspectos real­ mente aportativos de ese primer esfuerzo que se efectúa en nuestro país y lógicamente en sus medios intelectuales: el propósito de diseñar lo que podría­ mos llamar nuestro régimen alternativo-utópico o simplemente alternativo. ¿Y por qué no hay alternativas únicas en relación con los diversos procesos de creación filosófica, artística, económica, social, política o, en fin, por no mencionar la diversidad de campos en los que pueden ser rastreadas alterna­ tivas? No las hay porque las alternativas expresan el universo de los valores y sabemos que este campo, el axiológico, es dual: siempre hay un valor y frente a él, un antivalor. Así pues las alternativas, en su formulación, dependen del ejercicio mismo de la subjetividad así como del modo de afirmación de sujetivi­ dades. Para unos hay alternativas repudiables en la medida en que afectan sus intereses sectoriales, de clase, de grupo, de profesión, etc. Y frente a ellas está o están las alternativas que resultan compatibles con su posición en la sociedad. Alternativa que puede ser simplemente la de la negación de toda alternatividad.

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Hugo E. Biagini y Arturo A. Roig Ahora bien, la "posición en la sociedad" se vive desde dos planos inevita­

bles: el del "ser social" y el "deber ser social". Y estos dos aspectos siempre presentes son justamente expresados en el complejo juego de alternativas. Hay "alternativas" que no son tales, en la medida en que se las construye teóricamente a partir de lo dado, de lo vigente, de lo establecido. Son "alterna­ tivas" a las que podríamos llamar conservadoras del

statu quo y en tal sentido

resulta que no son propiamente alternativas, no miran a lo alter, vale decir a lo distinto, lo diferente, lo contrario o lo opuesto, lo segundo frente a lo estable­ cido o directamente a su negación. En lugar de mirar a lo propiamente alter nos quedamos con lo mismo, lo ipse, y así en lugar de un alternativismo esta­ mos en un ipseísmo. Lógicamente éstos son los casos llevados a un extremo ya que, por lo general, cuando se plantean alternatividades se lo hace desde el presupuesto, generalmente compartido, de que es necesario el cambio, y ese presupuesto se ejerce en los casos extremos desde un radicalismo alternativo o en otros casos desde lo que tal vez podríamos categorizar como una cierta prudencia condicionada por el régimen de fuerzas propias y ajenas. La con­ frontación de tales posiciones es válida siempre que ambas se den en un cierto nivel de racionalidad. En caso contrario, las alternativas abiertas al cambio pueden resolverse en proyecciones meramente utópicas, mientras que las al­ ternativas "prudentes", cuando se dan aferradas al statu quo, pueden quedar­ se, o simplemente se quedan, en un conservadurismo que puede revestir ca­ rácter dogmático o fundamentalista. En fin, la naturaleza del problema de lo alternativo es compleja. Frente a él siempre se toman posiciones por lo mismo que lo ideológico no es ajeno a nin­ guna de las dos posiciones. Con una diferencia, sin embargo, que resulta esen­ cial: que lo alternativo que supone cambio tenga como mira fundamental la dignidad humana, si bien no es ajeno a posiciones ideológicas, su contenido en ese sentido es fácilmente justificable por vía de una razón que no ignore los valores inalienables de lo humano. Siempre una opción es valiosa para quien la adopta, propone y defiende. Pero hay opciones o alternativas que aun cuan­ do subjetiva e ideológicamente sean valiosas, no lo son. Así, respecto de las políticas laborales, para el neocapitalismo, que todavía padecemos y contra el cual hemos de luchar, la desocupación que favorece una disminución de sala­ rios constituye una alternativa valiosa. Su valor, sin embargo, es simplemente rentístico y congruente con la aberración de que los seres humanos, como mano de obra o fuerza de trabajo, son mercancías. No obstante, si partimos del terminante y definitivo enunciado de que la dignidad de todo ser humano, sin excepción, representa lo que no se vende, aquella alternativa es viciosa y perversa, pues los seres humanos no se redu­ cen a fuerza de trabajo, antes que eso son seres humanos; el valor que expresa este hecho fundamental y, como dijimos, centro de todo complejo axiológico, ya lo hemos mencionado. Así pues, colocados en aquel nivel es indudable que la "alternativa" de una conveniente desocupación laboral es radicalmente vicio­ sa a más de perversa. No expresa una posición de valor sino justamente de

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antivalor. De ahí que cuando intentamos caracterizar lo alternativo hayamos dicho que nuestra obra está hecha y empujada desde la esperanza, ¿la espe­ ranza de qué? Pues de un mundo propiamente humano en el que todos, desde nuestra diferencia, sostengamos una palabra vigorosa y si viene el caso audaz y hasta utópica en su sentido fuerte, enfrentada al discurso vigente de los poderes opresivos y abierta a la voz del otro y sus necesidades, en procura de una solución a la problemática social. En fin, una palabra de combate, difícil pero siempre posible. ***

La categoría acuñada con las palabras "pensamiento alternativo" expresa tanto una exigencia como una esperanza, aun cuando en sí mismas no mani­ fiesten algo nuevo, porque ¿acaso la filosofía no se ha desarrollado en su histo­ ria ofreciendo alternativas? ¿A qué se debe pues esta necesidad de señalar un "filosofar alternativo" casi como un quehacer que habría dejado de cumplirse? Para nuestros días inmediatos la cuestión ha tenido su origen en el campo económico. Todo partió de la declaración que la primera ministra británica Margaret T hatcher dijo cuando, como consecuencia de la violencia con la que impuso las leyes desreguladoras del neoliberalismo en su país, se levantaron voces de protesta. Ante ellas, su respuesta fue: "No hay alternativa''. Con esta expresión quiso afirmar que no había nada más que un camino, un único y absoluto camino, una única filosofía. Todas las demás, en lo que contradecían a ésta, se hallaban muertas, como estaba muerta la historia, muerto el sujeto de la historia y tantas otras cosas. Y cual esa filosofía única y sin alternativas, no era más que una filosofía ya vieja y conocida, por lo menos desde fines del siglo XVIII, cuya sabiduría consiste en un acto de mirada respetuosa, contem­ plativa y a la vez de renuncia, ante la marcha inteligente de un sujeto cuya "mano oculta" mueve la vida del mercado, hogar privilegiado en el que se des­ envuelve la humanidad, aunque en verdad no se tratase más que de la volun­ tad y el deseo de los dueños del capital. ¿Cómo es posible que a esta altura de la cultura humana aún haya quienes crean que la "filosofía única" es un descubrimiento, una novedad, algo hasta radicalmente nuevo? Digamos sin más y para sacar la máscara de un tirón, que la "filosofía única" es la filosofía de los tiranos en política, de los mercade­ res insaciables en economía, de los dogmáticos en universidades e Iglesias. Frente a todas esas versiones de la filosofía única, las filosofías alternativas siguen vivas. Y no sólo gozan de salud, como lo muestra este diccionario y la serie anterior que hemos inaugurado en los tomos citados, sino que poseen un registro de posibilidades inagotables, aun dentro de distintas escuelas y ten­ dencias. No hay ninguna de las grandes corrientes del pensamiento filosófico humano, por firme o tal vez definitiva que se haya sentido en algún momento, que no haya generado, como expresión misma de su riqueza, formas alternati­ vas de pensar.

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Las alternativas que para los tiranos y los dogmáticos son heterodoxas o heréticas constituyen para nosotros expresión de las inagotables exigencias de la vida humana en su cambiante y a veces imprevisto devenir; y todavía algo más, que hace directamente a la situación histórica que viven los pueblos: el pensar alternativo es un derecho. Tenemos en consecuencia el derecho a la alternativa, así como tenemos el derecho a la utopía de un mundo mejor. Ejer­ zamos pues un pensar alternativo, con la mayor seguridad posible, con el máxi­ mo rigor de que seamos capaces, sin olvidar las raíces desde las cuales nos ponemos a alternativizar según nos lo imponen las condiciones históricas que vivimos, y sin que este espíritu que aquí hemos tratado de dibujar somera­ mente represente un motivo para quebrar el diálogo con los maestros de quie­ nes aprendimos ni con los discípulos de quienes hemos de hallarnos asimismo dispuestos a aprender. En cualquier mundo que nos toque vivir, desde el universo de la filosofía y de la ciencia hasta el vivir de todos los días, el ser se da para nosotros como siendo y no siendo, es cambio. Y la historia, conocimiento por definición del movimiento de la vida de los seres humanos, representa la expresión, desde otro nivel, de esa inestabilidad esencial de lo que miramos, sentimos y hasta deseamos continuo, perdurable, permanente. Y con la producción, con el pro­ ducto del trabajo y de las relaciones que ese trabajo implica, ¿existe acaso aquella estabilidad como la que pretendía la típica burguesía industrial del siglo XIX, así como lo ambicionan los actuales sectores de poder mundial que establecen leyes, principalmente normas económicas, a las que se considera sin alternativa en cuanto expresión dogmática, porque así se las desea? Las luchas obreras y campesinas son la respuesta ante ese engaño de los que de­ tentan el poder. Para ellos también el río pasa cambiando de curso y de aguas, y pasaremos nosotros. Esperanzas y alternativas son cuestiones relativas. Las primeras lo son siempre en relación con algo que suponemos y sentimos para bien; las segun­ das lo son en relación con posibles formas de cambio. La esperanza es una cierta manera de aprehender el mundo y se encuentra acompañada, por eso mismo, de una conciencia del mundo. Aprehenderlo, a pesar de sus imperfec­ ciones y carencias provocadas por la maldad de los seres humanos, como mun­

dus, palabra que para los latinos no sólo significó limpio y ordenado sino tam­ bién bien provisto y lleno. Mas para eso ha de reinar la ''limpieza" del mundo y que lo es, básicamente, de las relaciones humanas. ¿Pero qué orden? Pues el justo y, sobre todo, el más justo, el de la justicia distributiva, pero no aquélla por la cual se le otorga a cada uno lo que se le debe de acuerdo con sus méritos y "dignidades" sociales, sino aquella otra por la cual se asigna lo que se le debe, conforme a su condición humana. No olvidemos que la justicia distribu­ tiva puede ser invocada como ''virtud" en el seno de la sociedad neocapitalista, así como lo fue en la sociedad esclavista, en las cuales no se entiende el dere­ cho como condición para la vida de todo ser humano en cuanto tal. Con ello nos topamos con que hay esperanzas en el egoísta enriquecido,

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así como en los sectores de poder hermanados con aquél. La hay también como esperanza desesperanzada en aquellos a quienes las carencias han puesto en los límites de la vida y de la muerte, a ellos y a sus hijos. Esos mismos en los que la capacidad de emergencia ha sido ahogada o resulta controlada mediante políticas no ajenas a la violencia y aun a la corrupción. La contraposición entre aquella esperanza y esta desesperanza nos pone ante el grado de intimidad de la primera y nos muestra otra fase de la alienación, la peor de todas. ¿Cómo emerger dentro de una sociedad en la cual prima el derecho injusto? Ya lo dijimos antes, mediante un regreso al respeto de la condición humana, expresión en la que el término "condición" no implica lo fortuito, lo accidental o lo ocasional: se trata de atender la humanidad de todo ser humano. Lógicamente que los sectores que padecen hambre, enfer­ medades y muerte dentro de las sociedades en las que la dependencia no es ajena históricamente a formas de corrupción acumuladas, a través de su "esperanza desesperanzada", ansían otro mundo. Por entre las fisuras de sus formas propias de alienación surge la exigencia de una forma de munda­ nidad distinta de la que se halla vigente. Y allí es donde la desesperanza se trueca en esperanza fuerte y los márgenes de utopía amenazan convertirse en aristas de realidad. Y de este modo va surgiendo una racionalidad distin­ ta, precisamente la que construy en quienes "no tienen razón", conforme al discurso único del poder neoliberal. Y ello es así porque no hay una raciona­ lidad del mundo como algo dado con prescindencia de los seres humanos. La racionalidad también exige una construcción y en relación con esto se afirma o desvanecen las esperanzas. Debemos propiciar un discurso que no puede ser ni resignado ni débil sino lleno de palabras fuertes. Todo este universo imprescindible para que poda­ mos vivir una razón "racional" ¿no es la razón de pocos contra la razón de todos?; no impide el conocimiento, lo ordena; no descalabra la praxis, aun cuando sea quebradero de cabeza para algunos. Se trata de un discurso que nos habla y nos propone un mundo en el cual entren todos los mundos o, si se quiere decir de otra manera, un mundo en el que quepan todos sin perder humani­ dad. Tenemos en mente un pensar y un actuar alternativos como búsqueda y aproximación a una alteridad efectiva, lo que supone ineludiblemente, si no queremos vivir en la mentira y el engaño, formas alternativas reales y, por eso mismo, profundas, creativas, ajenas a "lo mismo". En fin, ponerse a pensar fecundamente, fértilmente -mediante un pensar hermanado con una praxis del mismo signo-, formas de convivencia humana que sean, más allá de toda paradoja, humanas. La esperanza se da hermanada con la emergencia social cuando tiene un oriente y la tarea de los intelectuales honestos consiste en alcanzar las mejo­ res y más factibles propuestas, aun cuando no veamos su factibilidad como inmediata, partiendo de algo que resulta fundamental: juntar su honestidad con el valor moral y la valentía ciudadana. Varones y mujeres de esa enverga­ dura los puede haber hoy y los ha habido siempre. A ese oriente lo hemos

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caracterizado como alternativo, una alternatividad verdaderamente otra y no sólo repetición con otro nombre. Alternatividad real y no nominal. Ahora bien, ¿es ello tarea de intelectuales? Hemos de decir que sí, que es tarea suya, pero no exclusiva. Nada puede hacer el intelectual si no resulta capaz de salirse del mundo que se ha construido. Y, a su vez, nada hay más dudoso que el papel que puede prestar cuando se vuelve hacia lo que podría llamarse su "acción teórica". Los doctrinarios del nazismo fueron intelectua­ les; los del stalinismo, otro tanto, y así hasta llegar en nuestros días a los que prestan servicios al neocapitalismo y al imperialismo. Y si vamos al pasado no veremos cosas diferentes. Aristóteles cuando justificó filosóficamente la escla­ vitud, así como la incapacidad de la mujer colocada en una secuencia ontológi­ ca que iba desde el varón hasta el buey, funcionaba como intelectual, con lo cual debemos preguntarnos de qué intelectual estamos hablando cuando ha­ blamos de intelectual a propósito del discurso alternativo. Todos actuaron, según la terminología de Antonio Gramsci, como "intelectuales orgánicos", vale decir, incorporados a una estructura social de la que fueron exponentes y pro­ motores desde su praxis teórica. La cuestión apunta a establecer si hay inte­ lectuales que jueguen un papel alternativo y sean "orgánicos" en relación con sectores sociales emergentes o potencialmente emergentes. Y lógicamente que los hay. No es lo mismo el papel que todavía desempeña la figura de Friedrich Hayek, autor de una especie de biblia vulgar del neocapitalismo, que el que lleva adelante Noam Chomsky en su lucha teórico-práctica contra todas las formas políticas y económicas negadoras de la vida y la auténtica libertad humana. ***

Según ya lo hemos puesto de relieve, el pensamiento alternativo se halla, por una parte, íntimamente vinculado a la existencia humana, pues tiene que ver con asuntos de tanta envergadura como el derecho a la utopía y a la espe­ ranza en un mundo mejor. Por otra, aparece en las grandes cosmovisiones y construcciones filosóficas que plantean cuestionamientos y cambios, o nacen como alternativas y generan alternativas a su vez. Como respuesta al proceso y a la ideología de la globalización, el llamado "pensamiento alternativo" ha crecido aceleradamente bajo el impulso de dis­ tintas organizaciones y como objeto particular de estudio. Para su discerni­ miento puede figurarse un glosario tentativo donde tal pensamiento aparece asimilado a una compleja gama de acepciones calificadoras y a un cúmulo paralelo de expresiones contrapuestas en una ejercitación dialéctica de varia­ do espectro ideológico o anímico: pensamiento progresista versus reacciona­ rio, emergente versus hegemónico, abierto versus autoritario, libertario ver­ sus dominante, concientizador versus doctrinario, utópico versus distópico, inclusivo versus excluyente, igualitario versus discriminatorio, crítico versus dogmático, humanizador versus enajenante, autónomo versus oficial, inter-

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cultural versus monocultural, pluriétnico versus etnocéntrico, ecuménico ver­ sus chovinista, popular versus elitista, nacional versus colonial, formativo versus acumulativo, solidario versus narcisista, comprometido versus indife­ rente, reformista versus conservador, revolucionario versus tradicionalista, ensamblador versus reduccionista, contestatario versus políticamente correc­ to, disidente versus totalitario, principista versus fragmentario, autogestio­ nario versus verticalista, ensayista versus tratadista, resistente versus in­ transigente, universal versus insular, identitario versus homogéneo, de género versus sexista, pacifista versus gladiatorio, plebiscitario versus tecnocrático. La aproximativa tipología bosquejada puede encuadrarse dentro de las exi­ gencias multisectoriales y el perentorio desafío de reescribir nuestra memoria colectiva junto a la necesidad de reactualizar los grandes proyectos humanis­ tas que apostaban a la transmutación de la realidad, hoy abandonados por muchas posturas supuestamente avanzadas y por el hegemonismo neoliberal que no ha trepidado en restaurar los más caducos planteamientos y modus operandi. Ello supone en consecuencia el reconocimiento de la riqueza teórico­ práctica que subyace en el pensamiento alternativo, con su impulso hacia otras formas de mundialización, frente al primado del pensamiento único o pensa­ miento cero, como denomina José Saramago a esa mentalidad estrechamente vinculada con el tener en lugar del ser. Pueden trazarse sutiles divisiones entre el pensamiento utópico y el pensa­ miento alternativo. Un enfoque tiende a definir lo alternativo como correspon­ diente a posiciones que procuran diferenciarse de las propuestas alienantes sin plantear en rigor una salida o construcción propositiva -como suele ocu­ rrir con las variantes utópicas (cerradas o abiertas)-; sería así condición nece­ saria pero no suficiente para estas últimas. En otro registro, a las modalida­ des alternativas se les otorga un alcance más abarcador u omnicomprensivo, en un sentido tridimensional básico, por designar tanto las actitudes contesta­ tarias -disidentes de denuncia o simple protesta- como las postulaciones re­ formistas -de cambios evolutivos- y los encuadramientos rupturistas de trans­ formación de estructuras, al estilo de quienes plantean la idea de un nuevo mundo, hombre o sociedad. En el caso concreto de la propiedad privada, se puede adoptar esquemáticamente diversas variantes: a) una opción proble­ matizadora, con respecto a su validez universal y como derecho imprescripti­ ble tendiente a objetar la acumulación ilimitada en tanto fuente de irritantes privilegios; b) una postura limitativa de convalidarla mientras se restrinja la acumulación de riquezas y se introduzcan una firme legislación laboral o gra­ vámenes a las altas fortunas, y c) una perspectiva francamente condenatoria, por considerarla una manifestación del despojo comunitario que requiere un orden social distinto e igualitario. Un denominador común distinguiría aquellas líneas intelectuales que, apun­ talando la capacidad para la acción comunitaria, cuestionan el statu qua, aspi­ ran a modificar profundamente la realidad y a guiar la conducta hacia un orden más equitativo, soslayando ex profeso los abordajes coercitivos, elitis-

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tas, tecnocráticos, racistas, neocoloniales, patrioteros y egocéntricos junto al resto de las adjetivaciones que hemos enfrentado en el cuadro descripto. Las raíces nutrientes del pensamiento alternativo pueden ser acotadas con mayor nitidez en distintos momentos de flujo popular durante el siglo XX. Una de esas etapas iniciales fue gráficamente sintetizada por Manuel Ugarte: "Alre­ dedor de 1900 el mundo parecía una andamiada anunciadora de construccio­ nes o demoliciones. [. ..] Los intelectuales de Europa tendían la mano a los

obreros, traducían sus inquietudes, apoyaban sus reivindicaciones. [...] Voces categóricas proclamaban que estábamos a punto de alcanzar en el orden inte­ rior la absoluta igualdad social y en el orden exterior la reconciliación definiti­ va de los pueblos". Acontecimientos puntuales habrían de reforzar tales pre­ supuestos: las revoluciones mexicana y soviética, con el marcad.o intervencio­

nismo del proletariado rural y urbano; el movimiento reformista, con el papel protagónico inédito de los sectores estudiantiles; la lucha creciente por el reco­ nocimiento de los derechos de la mujer, o el ascenso político de las clases me­ dias. Más tarde, advendrá una época esplendorosa, de fuerte retroceso conser­ vador y ebullición utópica; ese período encarnado en la cultura liberacionista y el espíritu autogestionario de los años 60 y el Mayo francés, cuya importancia, según Jürgen Habermas, sólo había sido superada por la destrucción del na­ zismo en 1945. Sin embargo, la génesis involuntaria de la expresión "pensamiento alter­ nativo" puede ser atribuida, como adelantamos, indirectamente a una perso­ na singular: Margaret T hatcher, cuando -frente a demandas sindicales con­ trarias a las privatizaciones, a los ajustes salariales y al Estado ultramínimo­ pronunció esa frase lapidaria sobre la falta de alternativas fuera de una úni­ ca vía para el desarrollo que sacraliza el valor de un mercado irrestricto. Así y todo, más allá del colapso provocado por la experiencia autonomista del neozapatismo en nuestra América, el quiebre relevante y la carta de ciuda­ danía del pensamiento alternativo en sí mismo vienen montados a caballo de la alterglobalización o mundialización contrahegemónica, a partir de los su­ cesos que tuvieron lugar en Seattle en diciembre de 1999, cuando comien­ zan a pronunciarse allí los movimientos multisectoriales (ONG, trabajadores, grupos ecológicos, feministas, estudiantiles) y las concentraciones masivas versus colosos planetarios y líderes occidentales (G8, OMC, FMI, Banco Mun­ dial), en repudio a un régimen capitalista que, lejos de eliminar el Tercer Mundo como se había anunciado desde la plataforma conservadora, engen­ dra en cambio un cuarto mundo: el de las naciones pobres brutalmente en­ deudadas. Además de las acciones concretas demandadas por esas expresio­ nes pluralistas -cerrar los paraísos fiscales, cancelar la deuda de los países más subdesarrollados, recuperar las conquistas laborales, en suma, globali­ zar la justicia, los ingresos, la ciudadanía-, termina precisamente por poner­ se en tela de juicio la misma posibilidad de asociar la democracia -con su ética de la equidad y la solidaridad- a una ideología lobbista del provecho y el interés como la del neoliberalismo, hasta llegar a generarse la palmaria

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certidumbre sobre la incompatibilidad constitutiva entre ambas manifesta­ ciones. Tanto el movimiento estudiantil como el sindicalismo y el cooperativismo conllevan en sus expresiones originales una fuerte dosis de pensamiento al­ ternativo, el cual cabe también verificar en propuestas multipolares como la venezolana del ALBA frente a la política unilateral de Estados Unidos y su proyecto de integración como el ALCA, tendiente a legitimar la desigualdad y borrar las instituciones hemisféricas. Paralelamente a los fuertes reclamos comunitarios contra las grandes corporaciones económicas y los países centra­ les -responsables de la deuda externa, el deterioro ecológico y la carrera beli­ cista-, esgrimen hoy en día el emblema del pensamiento alternativo un sinnú­ mero de agrupaciones civiles, junto a movimientos sociales como el de los ambientalistas y el de derechos humanos o diversas corrientes políticas radi­ calizadas. Distintos emprendimientos se montan a su vez expresamente sobre la idea de elaborar o respaldar propuestas diferenciadas de las del paradigma consumista devastador, como la del Premio Nobel Alternativo otorgado a lu­ chadores populares y antiarmamentistas, a defensores de la biodiversidad, a comunidades indígenas y a partidarios de una agricultura orgánica, o como lo ha encarado el Foro Mundial de las Alternativas que propugna, entre otras finalidades, colocar los adelantos científicos, técnicos y económicos al servicio de las grandes mayorías. El principal referente de tales opciones antiesta­ blishment está dado por el Foro Social Mundial, uno de los cónclaves más multitudinario de la historia universal, entre cuyos ejes temáticos se efectúan explícitas referencias a la necesidad de difundir y aplicar el pensamiento al­ ternativo en sus más diferentes perspectivas. En resumidas cuentas, el pensamiento alternativo se halla vinculado a una cultura de la resistencia donde grandes luchadores sociales, guiados por un pensamiento emancipador, han sostenido una serie de instancias que todavía siguen en pie como desafíos fundamentales para la urdimbre de nuevas uto­ pías y la plasmación de nuestra identidad. En resumidas cuentas, estamos aludiendo al valor de los principios y a la rectitud de procedimientos, a la importancia de la equidad ante modelos posesivos y depredadores, a la bús­ queda de una efectiva organización democrática y a la urgencia en avanzar hacia legítimos procesos de integración regional. Sin recaer en antiguas inge­ nuidades, puede llegar a aducirse, como verificable conjetura, que el pensa­ miento alternativo se está reinstalando para permanecer largamente entre nosotros. ***

La presente edición del Diccionario del pensamiento alternativo cuenta con la colaboración de unos doscientos académicos, sobre todo de la Argentina y de nuestra América, encargados de deslindar la diversidad temática y disciplina­ ria que posee este pensamiento, con sus variedades tecnológicas, terapéuticas,

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religiosas, científico-humanísticas y sociales, etc. Frente a la modernización excluyente del neoconservadurismo, se destacan en el libro los rearmes cate­ goriales y las resignificaciones que ayudan a medirse con el adoctrinamiento capitalista y lo políticamente correcto para un ahondamiento efectivo de la democracia. Tal multiplicidad se ha desplegado a través de numerosas entra­ das conceptuales. Nos hemos propuesto así suplir la falta de un panorama sistemático que examine las representaciones y las sensibilidades progresis­ tas contemporáneas, ante la compartida urgencia por valernos de nuestras tradiciones populares para enfrentarnos con un orden mundial como el pre­ sente, en el cual, a diferencia de otros momentos de mayor protagonismo so­ cial, se sostiene la imposibilidad de modificar sensiblemente la naturaleza de las cosas. Con ello, se pretende recuperar críticamente las grandes causas o metas que han permitido concebir un ordenamiento menos arbitrario a partir de un sinnúmero de expresiones: desde el currículo universitario a una varie­ dad de entidades civiles, sociales y políticas, junto a la cantidad de proyectos, sujetos y espacios alternativos, cuya dilucidación aspira a satisfacer la inda­ gatoria emprendida. Además de la eventual perspectiva universalista de cada asunto, el enfo­ que apunta a centrarse en el legado del siglo anterior, con particular hincapié en las últimas décadas de esa centuria y en los inicios del nuevo milenio, con alusiones expresas al locus regional y al contexto iberoamericano y argentino. Tales recortes temporales no impiden incorporar otras nociones de épocas más lejanas que posibilitan significativas relect�as ad hoc. Se trata de afrontar el dilema que representa describir una problemática ecuménica desde la pers­ pectiva situacional. Cabe aguardar entonces la proyección de esta obra de re­ ferencia -con sus contenidos y valores que cuestionan las agudas distorsiones producidas por la mundialización financiera y la macdonalización de la cultu­ ra- sobre el sistema educativo general y sobre la actualización curricular en distintas áreas del conocimiento académico. Asimismo, tal vez pueda contri­ buir a la difusión de claves interpretativas para comprender a los sectores populares o a los diversos emprendimientos que sustentan otras reivindicacio­ nes: ONG, movimientos alterglobalizadores y aquellos países que buscan un perfil propio en medio de la transnacionalización. Pese a la frecuentísima in­ vocación formulada en los más variados contextos a la necesidad de apelar a un modelo alternativo al del neoliberalismo, no existen mayores precedentes en el encuadre analítico de una cuestión imperativa como ésa. Ante tales ca­ rencias y a través del presente repertorio nos hemos empeñado en desarmar la trama discursiva ligada con el pensamiento alternativo. En el abordaje de cada uno de los conceptos tratados se ha procurado man­ tener una estructura básica compuesta de los siguientes pasos (variables se­ gún los casos analizados): 1) definición o caracterización; 2) origen(es); 3) al­ ternativa (de oposición -frente a qué-) y/o innovación (si genera a su vez nuevas variantes); 4) modalidad; 5) reflexiones, conclusiones y/o perspectivas, y 6) bibliografía. En cuanto a los términos a incorporar se ha optado por incluir

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únicamente aquellas voces que poseen en buena medida una carga humanista afirmativa y vinculada en lo posible a nuestras vertientes regionales. Así se han dejado de lado varias líneas exploratorias fundamentales: a) los disvalo­ res conceptuales y las expresiones que hemos contrapuesto al pensamiento alternativo como tal -pese a las lecturas problematizadoras que puedan efec­ tuarse de ellos-; b) las categorías hermenéuticas que intentan desnudar los regímenes opresivos en sí mismos, y c) frases contestatarias universales como "matar al mensajero", "todos somos judíos, inmigrantes...", "orgullo gay", ''la mujer es el negro del mundo", "prohibido prohibir'', "coloso con pies de barro", etc. En consecuencia, de acuerdo con las dos primeras exclusiones, no van a seleccionarse, entre tantos otros ejemplos, nociones como guerra, eurocentris­ mo, biopolítica, Estado de excepción, reproductivismo. Con todo, se ha optado por incluir algunas entradas, como la de modernidad, que pueden resultar controvertibles desde un punto de vista alternativo, y otras que parecen desfa­ sadas en el tiempo pero que, sin embargo, mantienen aún su vigencia para contrarrestar el derrocamiento de gobiernos populares legítimamente consti­ tuidos, como ha sido el caso de las brigadas internacionales. En función del pluralismo intelectual, tampoco se han descartado ciertos enfoques que no siempre coinciden con los lineamientos centrales sobre la amplitud del pensa­ miento alternativo en sí mismo. El material aquí reunido sólo constituye una primera aproximación o muestreo del lenguaje adjudicable a aquello que nos hemos detenido en puntualizar como pensamiento alternativo en toda su fe­ cunda complejidad. Estamos pues ante una versión piloto en forma de brevia­ rio que resultará objeto de ulteriores ampliaciones. Entre quienes nos han acompañado en este emprendimiento se encuen­ tran colaboradores de distintos países, tendencias y especialidades: intelec­ tuales consagrados, reconocidos académicos y jóvenes investigadores, todo lo cual le ha impreso a la obra una tónica que oscila entre la minuciosa erudi­ ción y el ensayismo vivaz. La multiplicidad de aspectos abordados y sus matices controversiales ha hecho que los autores se vieran enfrentados por momentos a sus propias convicciones para dar cuenta de los tópicos alusivos. Un agradecimiento especial para aquellos que han contribuido a materiali­ zar este repertorio, sean instituciones nacionales -como la Universidad de Lanús o la SEGCYT-, sean sus principales consejeros internacionales -Horacio Cerutti, Álvaro Márquez, Ricardo Melgar-, sean sus coordinadores locales -Dante Ramaglia, Elena Zubieta, Adrián Celentano-, sean quienes han ayu­ dado a traducir las entradas del portugués al español-Jorge Dobal y Márcia Killmann- mediante el auspicio del CECIES.

ARTURO A. Rom y HUGO E. BIAGINI

Advertencia

La abreviatura v., precedida o seguida de una palabra o expresión en VER­ SALITA, remite a otros términos que se encuentran en este diccionario y que indican relación temática. Sólo se indican aquellos casos que se consideren ampliatorios o indispensables. Las instituciones y los organismos más conocidos o nombrados con mayor frecuencia se citan según su sigla o acrónimo: ADIPA:

Association of Developmen t Research & Training Institutes of Asia and Pacific

AFL:

American Federation of Labor (Estados Unidos)

ALADI:

Asociación Latinoamericana de Integración

ALAL:

Asociación Latinoamericana de Abogados Laboralistas

ALALC:

Asociación Latinoamericana de Libre Comercio

ALBA:

Alternativa Bolivariana para las Américas

ALCA:

Área de Libre Comercio de las Américas

APEC:

Cooperación Económica Asia-Pacífico

APRA:

Alianza Popular Revolucionaria Americana (Perú)

ASEAN:

Asociación de Países del Sudeste Asiático

A'ITAC:

Asociación por una Tasa sobre las Transacciones Especulativas para

BID:

Banco Interamericano de Desarrollo

CAN:

Comunidad Andina de Naciones

CECIES:

Centro de Educación, Ciencias y Sociedad (Argentina-México) Convención para la Eliminación de Todas las Formas de

Ayuda a los Ciudadanos

CEDAW:

Discriminación contra la Mujer CEDES:

Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Argentina)

CGT:

Confederación General de Trabajadores (Argentina), Confédération Générale du Travail (Francia)

CEPAL:

Comisión Económica para América Latina y el Caribe

CEPAUR:

Centro de Alternativas de Desarrollo

CEREN:

Centro de Estudios de la Realidad Nacional (Chile)

[ 19 ]

20

Diccionario del pensamiento alternativo

CESO:

Centro de Estudios Económico-Sociales (Chile)

CIA:

Central Intelligence Agency (Estados Unidos)

CIDH:

Comisión Interamericana de Derechos Humanos

CLACSO:

Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales

CLAFen:

Círculo Latinoamericano de Fenomenología

CNMDS:

Centro Nuovo Modello di Sviluppo

CODESRIA: Council for the Development ofEconomic & Social Research inAfrica Conadep:

Comisión Nacional de Desaparición de Personas (Argentina)

Conicet:

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Argentina)

CPDOC:

Centro de Referencia da Educai;ao Publica (Río de Janeiro, Brasil)

CRiyCIT:

Centro Regional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Mendoza, Argentina)

CSIC:

Consejo Superior de Investigaciones Científicas (España)

DARPA:

Agencia de Proyectos de Investigación de Defensa Avanzados (Estados Unidos)

DESAL:

Centro para el Desarrollo Económico y Social de América Latina (Chile)

EADI:

European Association of Development Research & Training Institutes

EDIUNC:

Editorial de la Universidad Nacional de Cuyo (Argentina)

ERP:

Ejército Revolucionario del Pueblo (Argentina y El Salvador)

Eudeba:

Editorial Universitaria de Buenos Aires

EZLN:

Ejército Zapatista de Liberación Nacional (México)

FIEALC:

Federación Internacional de Estudios sobre América Latina y el Caribe

FLACSO:

Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales

FORA:

Federación Obrera Regional Argentina

FMI:

Fondo Mo- .etario Internacional

Fonavi:

Fondo Nacional de la Vivienda (Argentina)

Frepaso:

Frente País Solidario (Argentina)

FSM:

Foro Social Mundial

FUBA:

Federación Universitaria de Buenos Aires

G-8:

Grupo de los Ocho (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido, Rusia)

GERM:

Grupo de Estudio e Investigación sobre las Mundializaciones (Francia)

GIP:

Grupo de Información sobre las Prisiones (Francia)

HIJOS:

Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (Argentina)

ICALA:

Intercambio Cultural Alemán-Latinoamericano (UNCR)

IDEA:

Instituto de Estudios Avanzados

IIDH:

Instituto Interamericano de Derechos Humanos

ILPES:

Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social

INTAL:

Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe

IOHA:

Asociación Internacional de Historia Oral

IPEALT:

Institut Pluridisciplinaire pour les Études sur l'Amérique Latine

IPGH:

Instituto Panamericano de Geografía e Historia

TWW:

Industrial Workers ofthe World

Advertencia

21

MCCA:

Mercado Común Centroamericano

Mercosur:

Mercado Común del Sur

MIT:

Instituto Tecnológico de Massachusetts

MST:

Movimento Sem Terra (Brasil)

NAFTA:

Tratado de Libre Comercio de América del Norte

NASA:

Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (Estados Unidos)

NSF:

National Science Foundation (Estados Unidos)

NSF-NET:

National Science Foundation's Network (Estados Unidos)

OECD:

Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico

OMC:

Organización Mundial de Comercio

OIT:

Organización Internacional del Trabajo

OMC:

Organización Mundial de Comercio

Ol.VIPI:

Organización Mundial de la Propiedad Intelectual

ONU:

Organización de las Naciones Unidas

OSAL:

Observatorio Social de América Latina CCLACSO)

OTAN:

Organización del Tratado del Atlántico Norte

PC:

Partido Comunista

PCUS:

Partido Comunista de la Unión Soviética

PEC:

Cooperación Económica de Asia del Pacífico

PIDCP:

Pacto de los Derechos Civiles y Políticos

PIDESC:

Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales

PT:

Partido dos Trabalhadores (Brasil)

RAE:

Real Academia Española

SAS:

Secretaría de Acción Social (Paraguay)

SEGCYT:

Secretaría General de Ciencia y Técnica (Argentina)

SIPRI:

Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz (Suecia)

SOLAR:

Sociedad Latinoamericana de Estudios sobre América Latina y el Caribe

UAM:

Universidad Autónoma de la Ciudad de México

UBA:

Universidad de Buenos Aires (Argentina)

UCSH:

Universidad Católica Silva Henríquez (Chile)

UFRJ:

Universidade Federal de Rio de Janeiro (Brasil)

UFSC:

Universidade Federal de Santa Catarina (Brasil)

UGT:

Unión General de Trabajadores (Argentina)

UNAM:

Universidad Nacional Autónoma de México

UNESCO:

Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura

UNICA:

Universidad Católica Cecilia Acosta (Venezuela)

UNICEF:

Fondo Internacional de la ONU para la Ayuda a la Infancia

UNCTAD:

Conferencia de la ONU para el Comercio y el Desarrollo

UNISINOS:

Universidade do Vale do Rio des Sinos (Brasil)

UNSA:

Universidad Nacional de Salta (Argentina)

USA:

Unión Sindical Argentina

A

A PRIORI ANTROPOLÓGICO. Para aproxi­

marnos a lo que Arturo Roig, su formula­ dor, entiende por "a priori antropológi­ co", recordamos que según él lo primero es afirmar la empiricidad del sujeto. A partir de esta experiencia, el nosotros se abre a la comprensión del mundo. El he­ cho de ser nosotros, ineludiblemente, sujetos históricos, fundamenta nuestra DIGNIDAD (v.). Somos valiosos por y para nosotros mismos como individuos y como grupo. Los juicios sintéticos a priori, de que nos habla Kant, son de tipo formal, lógico o epistemológico. Es importante que se acote el alcance de la razón y se delimite el campo del conocimiento, pero resulta más importante el sujeto que co­ noce, el filósofo en particular, en su rea­ lidad humana e histórica. El "a priori antropológico" de Roig es visto como con­ dición de posibilidad de un género de co­ nocimiento filosófico radicado en una sujetividad histórico-temporal y no tras­ cendental. El "a priori antropológico" recubre las formas lógicas sobre las que se organiza el pensamiento, porque la afirmación del sujeto, su autovaloración, constituye un sistema de códigos de ori­ gen sociohistórico. La remisión de Roig al pensamiento fundante de Juan B.Al­ berdi es coherente con todo su pensa­ miento. El Alberdi joven piensa en una filosofía que sea conciencia de la nación como nación y de aplicación a sus proble[ 23]

mas. Para Roig la filosofía es un hacerse y un gestarse del hombre en sus estruc­ turas, como una función vital atravesa­ da por los conflictos y las luchas que cru­ zan la sociedad e impulsan la historia. Este contexto social constituye suapriori respecto de todo desarrollo teórico.AMÉ­ RICA LATINA (v.) es vista como fin en sí misma. En los comienzos de la MODER­ NIDAD (v. ) europea, el sujeto, el yo pen­ sante, resulta aislado de toda corporei­ dad. Es más, ese sujeto que niega todo descentramiento se convierte en un ego conquistador. El dominio del hombre se va a ejercer por las situaciones históri­ cas, en especial en el Nuevo Mundo. El discurso de la dominación tiene su ade­ cuada expresión en las Cartas dela Con­ quista de México (1519-1526)deHernán Cortés. Cuando el sujeto americano pudo enfrentar al ego conquistador desde un ego liberador y comenzó a controlar su propio imaginario social, surgió un ego imaginativo latinoamericano capaz de ordenar para sucausa la utopía.También hizo su aparición un ego cogito latinoame­ ricano, fuente de conocimiento desde sí, preparado para ordenarlossaberes y las prácticas. La historia de nuestra SUJE­ TIVIDAD (v. ) había sido previamente des­ truida, de modo que la destrucción fue uno de sus elementos configurativos.Esta dia­ léctica se expresa en la Brevísima rela­ ciónde la destrucción de las Indias (1552),

24

Aborto legal

de fray Bartolomé de Las Casas. Pero es desde esta lucha entre el ser y el deber ser donde comienza el rescate del sujeto americano. En el siglo XIX se da la relati­ vización de Europa como sujeto cultural, cuando un representante nuestro, Juan B.Alberdi, pone en crisis la categoría CI­ VILIZACIÓN (v.). Es importante repasar la historia del legado cultural, de lo que debió ser y no fue, de lo que se "quebró" y de lo que quedó, es decir, de las "ruptu­ ras", de cómo el sujeto americano ha ejer­ cido las pautas bosquejadas por Alberdi. América Latina puede ser mostrada a posteriori como una, a partir de los ras­ gos que la dibujan de acuerdo con su his­ toria; pero también puede ser postulada apriori como una por ser un ente históri­ co-cultural en el que tanto peso tiene el ser como el deber ser. Fuentes: H. Cerutti Guldberg, Filosofía de la liberación latinoamericana, México, Fon­ do de Cultura Económica, 1983. - E. Fernán­ dez Nada!, "Homenaje académico al doctor Arturo Andrés Roig",I Jornadas de Filosofía del Comahue, Neuquén, Actas, 1994. -C. Pé­ rez Zavala Arturo A Roig: la filosofía latinoa­ mericana como compromiso, Río Cuarto, !ca­ la, 2005. - A.A. Roig, Teoría y crítica del pen­ samiento latinoamericano, México, Fondo de Cultura Económica, 1981. - O. Schutte, "De la conciencia para sí a la solidaridad latinoa­ mericana: reflexiones sobre el pensamiento teórico de Arturo Andrés Roig", en M. Rodrí­ guezLapuentey H. Cerutti Guldberg(comps.), Arturo Andrés Roig, filósofo e historiador de las ideas, Guadalajara, Universidad, 1989. ,

CARLOS PÉREZ ZA.VAL.A ABORTO LEGAL.Nombre para significar, en contraposición al clandestino, que la mujer que decide interrumpir su emba­ razo pueda hacerlo en condiciones segu­ ras, tanto en términos legales como sa­ nitarios, sin que medien privilegios de clase. El aborto constituye una práctica cuya existencia resulta recurrente en la his-

toria de la humanidad. El quid de la cues­ tión es cómo se ha tratado y conceptuali­ zado y cuál ha sido el modo en que ha sido considerado en el espacio público. Duran­ te mucho tiempo, fue una cuestión sólo de mujeres, igual que el embarazo y el parto, hasta que se produce, en el siglo XVIII, un punto de inflexión tanto en la percepción de la práctica como en las su­ jetas involucradas. Por una parte, pro­ ducto de los avances científicos y médi­ cos que permiten distinguir el feto de la gestante y tratarlos por ende como dos entidades autónomas. Por la otra, por los cambios políticos y jurídicos acontecidos en el marco de las revoluciones burgue­ sas, de las cuales emergen los regúnenes políticos modernos. Se consolidan los Estados nacionales y la figura del ciuda­ dano y el derecho ocupan un lugar cen­ tral. En tal contexto la interrupción vo­ luntaria del embarazo, otrora sólo cues­ tionada por el cristianismo a partir del siglo XI, deja de ser un asunto de muje­ res para tomar estado público. La publi­ cidad se debe a esta conjunción de cam­ bios científicos, médicos y políticos que transforman una práctica corriente en una relación entre dos entes cuyos dere­ chos se contraponen. El Estado-nación emergente, cuya fuerza aumentará con­ forme lo haga la población, no dudará en tutelar a quien va nacer. Ese Estado ne­ cesita ciudadanos pero sobre todo fuerza de trabajo y soldados para la guerra. La reproducción deja de ser un asunto ínti­ mo y privado para convocar ahora a los poderes de control y regulación del Esta­ do. Tuteladas por el marido, la Iglesia o el Estado, las mujeres adquirieron una valoración unidimensional, en tanto ca­ paces de procrear y cuidar de otros se­ res, los ciudadanos de la nación. El abor­ to se constituyó así cada vez más en un asunto de carácter público y político, pro­ gresiva y crecientemente perseguido y criminalizado: si dar un/a hijo/a al Esta­ do era considerado un acto de heroísmo

Aborto legal

25

y patriotismo, interrumpir esa gestación fue considerado antipatriótico y, por ende, criminal. Fue recién hacia media­ dos del siglo pasado y a instancias de una crisis en la forma moderna de la política durante los años del Mayo francés cuan­ do los temas del CUERPO (v.), la SEXUA­

la segunda ola sostuvieron contra viento y marea: el derecho de las mujeres a de­ cidir sobre su sexualidad, sus cuerpos, sus capacidades reproductivas, su dere­ cho a ser autónomas (v. AUTONOMÍA) y no seres para y de otros, sujetas a sus caprichos y arbitrariedades. De allí que

LIDAD (v.) y las capacidades reproducti­

para las feministas de los 70 ya no se tra­

vas de las mujeres y el derecho a decidir

tara, como para las primeras, del ingre­

sobre sí mismas (v. DERECHOS SEXUA­

so al mundo público y varonil haciendo

LESYREPRODUCTIVOS) resultaron pues­

abstracción de la diferencia sexual. El

FEMINISMO

núcleo central de las demandas y las rei­

(v.) de la segunda ola bajo el histórico

tos en escena

por

el

vindicaciones será puesto en el cuerpo y

lema de "lo personal es político".

el control de la sexualidad como aquellos

Hay algunos antecedentes previos -tan­

lugares donde se asienta, desde su pers­

to en los países centrales como enAméri­

pectiva, el dominio patriarcal. En el de­

ca Latina- de algunas feministas anar­

recho al aborto, el derecho al cuerpo, a

quistas de principios de siglo XX. Sin

una sexualidad placentera desligada de

embargo, no fue hasta que el movimien­

la reproducción, se jugará la posibilidad

to feminista (que i rrumpió entre los 60 y

de emancipación de las mujeres. El con­

los 70 en los países centrales) levantó la

trol de su propio cuerpo y sus capacida­

demanda por aborto seguro y gratuito,

des reproductivas es vislumbrado como

en el marco de la revolución sexual de

un derecho y una libertad básica. En tal

esos años, que se logró imprimir una di­

sentido apunta laAbortionAct de Ingla­

rección distinta a la historia del aborto.

terra (1967), eso es lo que reivindica el

Hasta entonces, su práctica había sido

famoso caso de Roe versus Wade (1973),

sinónimo (y aún lo es en la mayor parte

o la legislación de 1971 que, en Francia y

del territorio latinoamericano) de clan­

Alemania, legaliza el aborto. La onda

destinidad, ilegalidad, desprestigio so­

recorrerá muchos otros países del norte

cial, condena moral. También significó

y recién será posible insertar la deman­

para algunas la cárcel y, para muchas, la

da en Latinoamérica después de los 90,

exposición a serios riesgos para su salud

luego de la redemocratización en la re­

o incluso su vida. La persistencia del debate en torno del

gión y de un nuevo florecimiento del mo­

aborto a lo largo de la historia de la hu­

la luz de un escenario transformado y

vimiento de mujeres y feminista local, a

manidad se debe a que pone en juego

transnacionalizado.

asuntos tan caros a todas como la vida y

La crisis de los Estados benefactores, la

la muerte, pero tiene como escenario

difusión y aplicación de las políticas neo­

principal al cuerpo de las mujeres y su

liberales y el retorno neoconservador

capacidad de decidir si ser o no ser ma­

marcan para los países periféricos una

dres, su derecho a decidir si quieren,

coyuntura y una perspectiva diferente.

pueden o desean llevar adelante un em­

A inicios del nuevo siglo, la demanda por

barazo. Para las feministas de la segun­

la legalización del aborto, que comienza

da ola y para muchas aún hoy, se trata

a escucharse con fuerzas en el Cono Sur,

de separar sexualidad de reproducción,

viene más de la mano de un reclamo por

haciendo del designio de la maternidad

el derecho a la salud que por la libertad

una opción y no un destino para las mu­

de las mujeres; más como un derecho so­

jeres. Y esto fue lo que las feministas de

cial que como una libertad básica. En

26 países como los latinoamericanos, en los cuales las diferencias de clase no dejan de agudizarse y la exclusión social no cesa, el reclamo y la demanda que aúna a los diversos movimientos y organiza­ ciones sociales no puede ser otro: "Ni una muerta más por aborto clandestino" es el slogan que articula a más de cien or­ ganizaciones de mujeres, feministas, sin­ dicales, académicas, de derechos huma­ nos, etc., agrupadas tras la Campaña Nacional porAborto Legal, Seguro y Gra­ tuito en la Argentina, pero cuyos ecos se entrelazan con los de Uruguay, Colom­ bia y Brasil, y se expanden por el resto de esta Latinoamérica en la que una de las principales causas de muerte por ges­ tación la constituyen las complicaciones por aborto clandestino. Las excepciones a esa ilegalidad que muchas veces mata son Cuba, Puerto Rico, Guayana y Bar­ bados (v. CONTROL DE LA NATALIDAD). Fuentes: G. Galeotti, Historia del aborto, Buenos Aires, Nueva Visión, 2004. -The Bos­ ton Women's Health Book Collective (ed.), Nuestros cuerpos, nuestras vidas, Barcelona, Plaza y Janés, 2000. - J. Brown, "Los dere­ chos reproductivos como derechos ciudadanos. Debates, 1985-2000", tesis de grado, Mendo­ za, UN Cuyo, 2001. -www.abortolegal.com.ar; www.mujereshoy.com. JOSEFINA LEONOR BROWN

AGRICULTURA ORGÁNICA. Refiere a un con­ cepto desarrollado en los últimos treinta años, que remite a la producción agríco­ la y de alimentos en general sin adita­ mento ni agregado de sustancias ajenas a las producidas por la naturaleza. Esto permite obtener productos agrícolas sin sustancias agrotóxicas, plaguicidas, en­ miendas o fertilizantes de origen inorgá­ nico, ni ninguna otra que pueda afectar al ecosistema en su conjunto. Las simien­ tes empleadas corresponden a las natu­ rales o a las obtenidas por sistemas de mejoramiento genético basado en la se­ lección natural o artificial, y no se utili-

Agricultura orgánica zan las de origen transgénico o que po­ sean su sistema genético alterado por medios ajenos a los mecanismos genéti­ cos de la naturaleza. La agricultura or­ gánica utiliza prácticas de cultivos que priorizan el cuidado del ecosistema -es decir, se usan prácticas conservacionis­ tas, del suelo, el agua, los nutrientes y la biodiversidad ambiental-, respetando y trabajando con el desarrollo de la suce­ sión ecológica originada por sus prácti­ cas. También desarrolla actividades como la intersiembrade diferentes espe­ cies que conviven en una misma área, en contraposición al cultivo monoespecífico que caracteriza a la agricultura tradicio­ nal. Se practica también la siembra in­ tercalada dentro de masas arbóreas im­ pidiendo la desaparición de la biomasa forestal o selvática, que constituye hoy la primera causa de destrucción de la biodiversidad del planeta. Involucra también a toda la producción de alimen­ tos y los procesos de ellos derivados.Así, para obtener la certificación deproducto orgánico se ha reglamentado el proceso de producción industrial, de conserva­ ción, almacenaje, comercialización, adi­ tivos, conservantes, mejoradores, facto­ res ambientales de producción, trans­ porte y almacenamiento que pudieran afectar al producto respecto de sus con­ diciones naturales, y particularmente en sus efectos sobre la salud humana y el ecosistema en su conjunto. A partir de las manifestaciones eviden­ tes de contaminación ambiental apare­ cidas durante los años 70 en Europa, Estados Unidos, la Unión Soviética y re­ giones deAsia y África, comenzó a desa­ rrollarse otra visión de la producción de alimentos, diferente de la basada exclu­ sivamente en la concepción productivis­ ta vinculada al paradigma del progreso indefinido. Las contaminaciones produ­ cidas por la agricultura intensiva y el uso masivo de agrotóxicos y fertilizantes in­ orgánicos estaban afectando -y lo siguen

Agricultura orgánica haciendo de manera creciente-los recur­ sos globales del planeta, alterando gra­ vemente al ecosistema en su conjunto. Manifestaciones claras de contamina­ ción de las napas y cursos de agua por el

27

muchos lugares del Tercer Mundo- no consiste en mejorar la vida de la pobla­ ción productora y consumidora de esos alimentos sino, por el contrario, apunta a la exportación de los productos obtenidos

producían gran mortandad de peces por

orgánicamente, aumentando aun más la brecha entre países ricos y países pobres.

desaparición de oxígeno debido al creci­

Por sus tiempos de producción, sus prác­

miento explosivo de algas y otros or­

ticas culturales y tiempos de cosecha, en­

uso excesivo de fertilizantes inorgánicos

ganismos por el exceso de nutrientes

tre otros factores, los productos orgánicos

aportados por los abonos. Asimismo, los

suelen tener mayor costo que los de la

graves efectos producidos por los plagui­

agricultura tradicional, ya que en ésta no

cidas sobrela población humana y el eco­

se cargan los costos sociales y ambienta­

sistema en su conjunto. Estas prácticas,

les que acarrea su producción. De ahí se

unidas al calentamiento global, la masi­

deriva que tales productos puedan ser con­

va deforestación del planeta y la devas­

sumidos sólo por quienes acceden a ma­

tación de los océanos, están generando

yores ingresos. Dos ejemplos propios gra­

ya la sexta extinción masiva de la histo­

fican el problema. La Argentina se ha

ria de la Tierra, producida esta vez por el

transformando en el mayor productor de

hombre a través de la aplicación de un

soja transgénica en porcentaje de su pro­

sistema económico basado en la obten­

ducción total de soja (99 por ciento) del

ción del máximo beneficio inmediato sin

mundo. Pero esa soja RR (transgénica)

considerar los costos económicos, socia­

producida no es destinada al consumo

les y ecológicos futuros o simultáneos

humano sino exportada para la produc­

ocurridos en otros lugares del ecosiste­

ción de carne en la Unión Europea y Chi­

ma y a otros miembros de la comunidad.

na principalmente. La explosiva expan­

Esta grave situación ha llevado a la bús­ queda de formas para producir alimen­

sión de la soja (60 por ciento de la produc­

ción y 58 por ciento del área sembrada)

tos sin afectar el ecosistema, la vida de

ha conllevado la desaparición de gran

los mismos productores, los recursos del

variedad de alimentos: lentejas, papas,

suelo, el agua, los nutrientes y la biodi­

batatas, frutales, cereales, leche, carne y

versidad. Por el contrario, se busca que

la mayoría de los productos hortícolas,

el sistema de producción estimule su con­

alimentos que no pueden ser reemplaza­

servación y evolución natural. Con el

dos por un cultivo forrajero destinado al

auge del ecologismo a partir de los 80,

ganado en otras partes del mundo. Este

muchos países desarrollados, particular­

hecho produce la ausencia de oferta y el

mente europeos, han alentado lineas de

aumento de precio de los alimentos en for­

producción orgánica de alimentos, con

ma masiva, como puede observarse en los

estrictos controles y reglamentaciones para su producción.

últimos años, desde que el monocultivo

Existe hoy un gran desarrollo de produc­

pampeana. Tal cantidad de soja en la Ar­

sojero se ha propagado por la pradera

ciones orgánicas de alimentos que, en el

gentina ha producido que hoy se utilice

caso particular de laArgentina, tienen por

lecitina de soja RR como aditivo en la ma­

destino la Unión Europea o Estados Uni­

yoría de los alimentos de origenindustrial,

dos, lo que significa un contrasentido

incluidos los cárnicos, afectando su cali­

-debido al modelo económico neoliberal

dad y por ende la salud de la población.

aún vigente-ya que el objetivo de la agri­

Pero hay un segundo problema derivado

cultura orgánica en nuestro país -y en

de la expansión del monocultivo de soja:

28

Alterglobalización

produce la disminución del área ganade­ ra y la disminución de su stock, obligando a la producción artificial de novillos en corrales de engorde -feed lot-, sistema utilizado en países de clima frío, que pro­ duce una carne plagada de antibióticos, toxinas, hormonas y pesticidas. Sumado a ello, el hecho de que los animales viven sobre sus propios detritos y con alto es­ trés por el gran número que habita un mismo lote colabora con la mala calidad y el muy bajo valor sanitario de la carne. Producimos soja para que otros países produzcan carne y para ello hemos deja­ do de producir carne a cielo abierto -"la mejorcarnedelmundo"-,producto decre­ ciente demanda mundial que proveería altos dividendos de exportación, y que es además un alimento sano, básico y com­ pleto para nuestra población.Así es como la carne criada en praderas a cielo abier­ to, que constituía la principal comida or­ gánica en la Argentina, ha dejado de ser­ lo, mientras la producción orgánica es un lujo que se exporta a los países del Primer Mundo o se destina a los sectores de ma­ yores recursos. Fuentes: M.A. Altieri,Agroecología, Monte­ video, Nordan, 1999. G Delgado Ramos, La amenaza biológica, México, UNAM, 1999. W. Pengue, Cultivos transgénicos, Buenos.Aires, Lugar, 2000. - A. Lapolla, "Problemática de la expansión del monocultivo de soja transgé­ nica", www.e-libro.com, 2004. - A. Lapolla, "Sojización y dependencia", www.e-libros.com, 2004. P. Ostiguy y A. Warwick, La evolución del consumo alimenticio en laArgentina, Bue­ nos Aires, Centro Editor de América Latina, 1987. ALBERTO JORGE LAPOLLA -

.

-

-

ALTERGLOBALIZACIÓN.Es el concepto que, desde hace unos dos decenios, alude a la construcción de alternativas al paradig­ ma dominante de laglobalización econó­ mica, financiera e informativa. Ya no sólo se trata de una CONTESTACIÓN (v.) sim­ ple y sistemática a esa globalización co-

nocida como antiglobalización o "globa­ lifobia", sino de una puesta en perspecti­ va crítica, de un alejamiento radical, así como de la experimentación de nuevas proposiciones, de nuevos modelos de or­ ganización económica, social, política y cultural. Se intenta forjar otro mundo posible más justo, más equitativo y me­ nos caótico, por medio de mundializacio­ nes muy diferentes de las de "la" globali­ zación dominadora, presentada como un hecho ineluctable y autónomo. La alter­ globalización es así una respuesta posi­ tiva, capaz de organizar el relevo en to­ dos los campos en los que la mundializa­ ción produce efectos destructores o ame­ nazantes. El termino alterglobalización fue forja­ do en 2001, durante una discusión trans­ nacional entre actores de origen diverso, comprometidos en la elaboración conjun­ ta del FSM y sus desarrollos regionales -en particular el colectivo ATTAC-, que puede reivindicar una buena parte de su paternidad. En efecto, desde el otoño de 1999 y el fracaso de la cumbre de la OMC en Seattle, y hasta el lanzamiento del primer FSM a finales de enero de 2001, las diferentes movilizaciones frente a la OMC, frente al ALCA, iniciado en 1990, y frente a las reuniones del G-8 desde 1998 fueron estigmatizadas por el discurso político y mediático con el epíteto de "an­ tiglobalización". Sin embargo, esta re­ ducción a una postura "anti", aunque fuera encarnada adecuadamente por el "momento de Seattle", se muestra cada vez más insostenible para un número creciente de actores que reivindican prio­ ritariamente la búsqueda de alternati­ vas políticas, económicas, sociales, y no rechazan sin matices las diversas formas de mundialización en curso (por ejemplo, la mundialización de la acción humani­ taria o aquella de las luchas a favor de los derechos del hombre). Una designa­ ción más adaptada a los movimientos y a los actores comprometidos con ellos se ha

Alterglobalización

29

convertido, de tal manera, en algo esen­

cionales y regionales) del "proyecto neo­

cial, cuando, a través de la construcción

liberal". A continuación, se esfuerzan por

del FSM y de otras plataformas de discu­

elaborar, en todos los dominios afectados

sión transnacional, se deduce que no

(del fiscal al cultural, pasando por el

basta con poner en tela de juicio los des­

medioambiental), proposiciones con vis­

órdenes de la globalización neoliberal de gobernanza mundial fundadas en

tas a establecer políticas muy diferentes. Finalmente, los alterglobalizadores -gracias a la intervención concertada y

análisis y métodos enteramente diferen­

a los útiles forjados en común- prevén

sino que hace falta elaborar propuestas

tes. Por ello el "alter" de alterglobaliza­

aumentar considerablemente el pluralis­

ción no puede ser percibido como una dis­

mo y la difusión de las informaciones ne­

tinción superficial, pues pretende dar

cesarias, la toma de conciencia, la cali­

cuenta de una tendencia a nivel ontoló­

dad y la intensidad del debate así como

gico distinta de aquella de la antigloba­ lización.

vil internacional.

la movilización en torno a la sociedad ci­

La alterglobalización no define ni un pro­

La alterglobalización es un movimiento

grama de gobierno ni una política econó­

paradójico en diferentes niveles: aunque

mica o cultural determinada. Al contra­

se haya constituido como respuesta a una

rio, es a la vez una postura y una meto­

categoría (antiglobalización) percibida

dología que intenta resistirse y respon­

como injusta y simplista, no es, sin em­

der a aquello que se presenta bajo la es­

bargo, objeto de una verdadera apropia­

pecie de un corpus fijo: en particular, los

ción por sus supuestos partidarios (que

principios neoliberales que se refieren a

se encomiendan raramente a él). El uso

las políticas presupuestaria, monetaria

mismo del término alterglobalización se

y social; la reducción sistemática del pa­

aplica sobre todo a la acción de aquellos

pel y de la intervención del Estado en

políticos, periodistas e intelectuales que

todos los sectores; la liberalización siem­

no se adhieren a su trayectoria. Todo

pre más extendida de los diferentes mer­

pasa, en efecto, como si el mero hecho de

cados, en nombre de la eficiencia econó­

añadir un prefijo cualquiera (anti, alter,

mica y de "la democracia"; la promoción

etc.) al concepto de globalización no pu­

de las zonas de librecambio o del "Con­

diese conducir más que a un significado

senso de Washington"; finalmente, las

discutible, si no refutable. Por el contra­

"guerras preventivas" llevadas a cabo en

rio, el movimiento que éste encarna ha

contradicción con todos los conocimien­

logrado hacer ampliamente popular la

tos del derecho cosmopolita . . . Frente a

idea de una pluralidad de mundos (por

esta política impulsada por Estados Uni­

oposición al "globo" único y unívoco del

dos -junto a sus aliados- y con la ampli­

mercado), es decir que son posibles otras

tud que se conoce en las Américas, en

formas de hacer éste o estos mundos, en

concreto: otras mundializaciones. He ahí

África, en el sudeste asiático y en Euro­ pa (del Este, en particular) desde hace

la originalidad y la importancia de aque­

dos décadas, los "alterglobalistas" reivin­

llo que designamos de modo aproximado

dican una intervención al menos en tres niveles.Al principio, en el cuadro de de­

con el vocablo de

bates contradictorios llevados a cabo en

balización" no es una fatalidad sino que

alterglobalización: la

capacidad de hacer entender que "la glo­

un proyecto al cual

el seno de foros o de otras instancias, pro­

se corresponde con

ceden a un reconocimiento de la situa­

podemos oponer otros tantos, producto

ción junto a un balance comparativo de

de otros objetivos, así como de otras vías

esos experimentos contemporáneos (na-

y otros medios.

Alteridad

30 Se podría decir que la noción de alterglo­ balización y su difusión han contribuido a "revitalizar" el concepto de lo ALTER­ NATNO (v.), y que han transformado la vieja búsqueda de "alternativas" confi­ riéndole una imagen más instrumental y actualizada. Pero este éxito relativo contiene su propia limitación, puesto que el desplazamiento semántico y filosófico

vale mouvement altermondialisation?, Paris, La Découverte, 2003. - F. Houtart, Forces et faiblesses de l'altermondialisation, Paris, Le Monde Diplomatique, 2003. -B. Cassen, 1but

a commencé a Porto Alegre... Mille forums so­ ciaux, París, 1001 Nuits, 2003. - C. Taibo, La alterglobalización, Buenos Aires, Red de So­ lidaridades Rebeldes, 2003. -A. Morán, Glo­ balización, alterglobalización y crisis,

www.lahaine.org.

del "anti" al "alter" no indica una verda­

FRANQOIS DE BERNARD

dera superación de las actitudes, posicio­ nes y tesis implicadas. En lugar de per­

ALTERIDAD. Del latín alter (otro), suele va­

mitir una verdadera autonomización de los movimientos capaces de ser reivindi­

ler como sinónimo de otredad y diferen­ cia, aludiendo al reconocimiento del otro

cados, los mantiene cerca de los corpus

en su dignidad humana. Ésta es la orien­

de pensamiento dominantes, los obliga

tación que le imprimieron planteos filo­

a seguir definiéndose en función de esos

sóficos y antropológicos del siglo.XX, aun­

precedentes, a una distancia, pero no lo

que el término comprende un abanico de

suficiente para que la ALTERIDAD (v.)

sentidos más amplio y antiguo que sola­

buscada se convierta realmente en "un

mente se esbozará para pasar a enfoques

pensamiento y una acción diferentes". En

emancipatorios. En la tradición europea,

este sentido, la alterglobalización care­

las acepciones básicas de alteridad son:

ce, al menos en el estadio actual, de una

1) la cualidad de ser otro, acepción enti­

dimensión intrínsecamente utópica.

tativa y abstractiva que en rigor nos re­

Aunque ha creado espacios originales

mite a 2) la relación con (lo/s) otro/s, sea

cuyo dinamismo resulta indiscutible

como un

-como es el caso del FSM-, mientras siga

querido de explicación, pero sin implicar

anclada en el terreno de las problemáti­

necesariamente, y 3) el (re)conocimiento

a priori o como un factum re­

cas normativas (económicas, sociales,

de (lo) otro, apertura que puede o no te­

políticas), mientras sólo proponga dar

ner lugar, pues apela a una disposición

respuestas casuísticas a los principios

libre. Cada una de estas acepciones va­

neoliberales, a los discursos excluyentes,

ría según se refieran a lo otro en general

a los procesos globalizadores, permane­

(sea un objeto, lo divino, los valores, etc.),

cerá encerrada en el mismo topos de sus

a un otro humano en general (individual

adversarios declarados y no logrará pro­

o colectivo), o bien al "otro" o la "otra"

yectarse más allá, como correspondería

como ser humano único. A su vez, sin

a una iniciativa verdaderamente utópi­

implicar problemáticas de pareja mag­

ca. Al no separarse de la globalización,

nitud, los nuevos sentidos resultantes ad­

ni diferenciarse suficientemente de la

miten no sólo planteos con respecto a (el/

antiglobalización, se ha asignado su pro­

lo) otro (ej emplos: el ser otro del otro,

pio límite a priori, en la medida en que

descubrir uno al otro) sino a la propia

no se plantea reivindicándose como una utopía voluntaria y necesaria, aquí y

identidad (alienación, éxtasis o alteridad inherente al hacerse de la ipseidad, etc.).

ahora.

La nota valorativa completa el cuadro

Fuentes: GERM ( coord. Fran�ois de Bernard), Dictionnaire critique de "la mondialisation", Paris, Le Pré aux Clercs, 2002. AA VV Ou

no humano y netamente positivo -no así

-

.

.,

semántico: alteridad reviste hoy un sig­

altercado o alterarse, de igual raíz-jus­ tamente a modo de reivindicación frente

Alteridad a las negaciones de las que fue objeto "el otro" en cuanto "semejante" devaluado del hombre: enemigo, intruso, bárbaro, primitivo, anormal, etc. (v. BARBARIE), además de las discriminaciones conno­ tadas por términos aparentemente neu­

31 otro, o reconocerlo, sin conflicto? Dado el

conflicto, ¿es posible al menos una dialé­ ctica abierta, no absorbente, no mismifi­

cante? ¿Cómo incluir socialmente al di­ ferente sin cercenar su identidad? Entre los referentes europeos que abordaron

trales (mujer, negro, forastero, indíge­

algunas de tales cuestiones, cabe men­

na. . . ). Recordemos también que para los

cionar a Martin Buber, Karl Lowith

conquistadores europeos,Américafue la tierra de la alteridad por excelencia, no

EdmundHusserl, Maurice Merleau-Pon�

ty, Martin Heidegger, José Ortega y Gas­

por el "exotismo" que los fascinaba, ni por

set, Xavier Zubiri, Jean-Paul Sartre, Si­

el "salvajismo" que domesticaron o eli­

mone de Beauvoir, Pedro Laín Entralgo,

minaron, sino porque aquí proyectaron

Theodor W. Adorno, Michel Foucault,

la alteridad de sus propias UTOPÍAS (v.).

Emmanuel Lévinas, Paul Ricreur, Jac­

Las posteriores luchas anticolonialistas

ques Derrida. . . Pero no obstante la am­

y el genocidio de los judíos en la misma

plitud de variantes ofrecidas, los euro­

Europa, entre otros factores, aceleraron

peos han persistido casi inflexiblemente

las críticas del eurocentrismo y del etno­

en presuposiciones que los enfoques más

centrismo. La obra de Claude Lévi­

alternativos no pueden ignorar. Por em­

Strauss es el paradigma de la nueva an­

pezar, suelen hablar irremediablemen­

tropología. Pero el giro semántico-valo­

te, aun de buena fe, desde el lugar del

rativo que fue adquiriendo el concepto en

sujeto político-cultural dominante. Esto

el siglo pasado se observa mejor desde la

se advierte sobre todo en la preeminen­

filosofía. Lejos de clásicos como el Sofis­

cia ontológica, antropológica, ética, o a

ta de Platón, tal giro se opera junto a la

lo sumo sociológica, de sus planteas, como

crítica de la noción moderna de sujeto

si alteridad y conflictividad política fue­

iniciada por Friedrich Nietzsche y pro­

sen asuntos incompatibles. En general,

longada por el psicoanálisis; con la mira

no consiguieron articular sus críticas al

puesta principalmente en Descartes y

concepto de sujeto con las acciones autó­

Hegel. Frente al riesgo solipsista que

nomas del otro (mucho menos cuando se

parecía rehabilitar la FENOMENOLOGÍA

trata de un otro plural, colectivo); accio­

(v.) husserliana; frente a las variantes

nes que resultan así fácilmente asimila­

hegelianas de una alteridad apenas"efec­

das a rebeldías no del todo racionales o

tiva" como momento negativo, conflicti­

justificables, o bien menos propias de un

vidad y, en suma, "mal necesario" del re­

sujeto colectivo que de multitudes ciegas

conciliarse del Espíritu consigo mismo;

y caóticas. Ciertos autores posmodernos

y frente a esa dialéctica absorbente, to­

(v. POSMODERNIDAD) diluyeron en vir­

talizadora, se sucedieron cuestiones de­

tualidades tanto la identidad como la al­

cisivas: ¿cómo evitar la objetivación del otro? (su variación antropológica sería: ¿cómo evitar la reducción del otro a mera i nvención del sujeto observador?). O bien: ¿cómo aclarar la paradoja de que el otro sea un "yo mismo", al igual que yo, y sin embargo tan único como yo y enteramen­ te otro que yo mismo? ¿Es necesario u n criterio práctico d e semejanza o norma­ lidad? Además, ¿cómo encontrarse con el

teridad, y llegaron a considerar anticua­ das (demasiado históricas o épicas) aque­ llas acciones. Y cuando la CONFLICTIVI­ DAD (v.) fue soslayada o pospuesta, se dio la constante de que el otro mantiene una nota de pasividad (Lévinas) o pasa a ser un amigo (Ricceur), sobreentendiendo un mismo marco político-cultural. Sinduda, setratade filosofías sumamen­ te estimulantes, mientras que "europeo"

32

Alteridad

vale aquí sólo como referencia situacio­ nal, no geográfica ni excluyente. Pero

so un resto de unilateralidad, objetiva­

tampoco es casual que surgieran enAmé­ rica Latina, ya cuatro décadas atrás, la

lado sería una forma de alienación ideo­ lógica). Si la cuestión del sujeto del filo­

TEOLOGÍA Y LA FILOSOFÍA DE LA LIBE­ RACIÓN (v.), animadasjustamente por el

reabre continuamente, quízá se deba

propósito de asumirse en el lugar del otro

precisamente a la dificultad de evitar tal

cióny ejercicio de dominación (que de este

sofar, que ellos mismos debatieron, se

(del que aquellos "europeos" hablaban).

paradoj a teórico-práctica, aunque deje­

El punto de partida de tal filosofar, váli­

mos a salvo la legitimidad del término

do para sus dos grandes vertientes -en­

alteridad. En particular, Dussel reclama

cabezadas por Enrique Dussel y Arturo

que la víctima sea escuchada, pero aun­

Roig- no podía ser ya la alteridad enten­

que le sobren razones éticas al respecto,

dida sólo como un mero ser otro, una re­

sigue hablando de víctima, y en singu­

lación con el otro o un descubrimiento del

lar, categoría que se mantiene más cerca

otro sino en cuanto irrupción o emergen­ cia del otro (en ambos sentidos de "emer­

jeto colectivo autónomo. Roig, en cambio,

gencia"). Este otro emergente, impensa­

ofrece mayor claridad sobre la prioridad

de la caridad que de la apertura a un su­

do desde Europa, tampoco podía agotar­

del nosotros, pero sigue peligrosamente

se además en la noción del otro singular,

cerca de la dialéctica hegeliana, mientras

aunque lo incluyera. Dussel, próximo a

que, al acentuar el vínculo entre identi­

la teológica "opción por los pobres", pro­

dad y alteridad en la FUNCIÓN UTÓPICA

curó ponerse del lado de la exterioridad

(v.), descuida la dimensión mítica, sin la

de la que hablaba Lévinas, pero criticó a

cual la proyección ecuménica se priva de

este filósofo que nunca identificara los

los componentes identitarios particula­

rostros de los otros y elaboró la polari­

res que la fortalecen para resistir su asi­

dad centro-periferia para construir un

milación a la globalización neoliberal .

genuino contradiscurso europeo. Roig,

Dussel tiene más presente la relevancia

por su parte, también destacó desde un

de lo mítico, sin que esto le impida man­

comienzo que la alteridad era un "con­

tenerse muy abierto a la alteridad peri­

cepto axial" de la filosofia de la libera­

férica no latinoamericana (v. PENSA­ MIENTO PERIFÉRICO); pero Roig desta­

ción pero, desarrollando una concepción más inmanentista e historicista, propu­

ca mejor el carácter político inherente a

so como

a priori antropológico la "posi­ ción de sujeto" de un nosotros que se va­

la auto afirmación del "nosotros" señalan­

lora a sí mismo, que toma conciencia de

por excelencia es la rebelión: de ahí el res­

do incluso que su modo de manifestación

la rica alteridad que lo constituye (diver­

cate de Roigdel "apetito de potencia" que

sidad interna y externa) y que surge con­

captara en la alteridad el último Nimio

tingentemente para autoafirmarse en su

de Anquín, y su sugestiva lectura de la

identidad. Sin embargo, aún sería nece­ sario sortear ciertas limitaciones y ries­

expresión "ente emergente" de éste y otros filósofos argentinos (Carlos Astra­

gos de ambas líneas, integrando sus mé­

da, Miguel Ángel Virasoro) como metá­

ritos. Ante todo, el persistente riesgo de

fora del ascenso de sectores marginales

reproducir la cuestión de la alteridad

al promediar el siglo pasado. Pero enton­

desde ópticas eurocéntricas: replantear­

ces, si la irrupción del nosotros es siem­

se hasta qué punto en el hecho de hablar

pre histórica, política y contingente, sin

del otro, de pensar en él, cuando no en su

predeterminaciones que pudieran anti­

nombre -en lugar de escucharlo, o de

ciparse intelectualmente sobre sus for­

hablar y pensarjunto a él-, subsiste aca-

mas de liberación, no admitiendo sino

Alternativo

33

pensamientos plurales y situados, ¿no se

múnmente aceptados". La rica diversi­

vuelve a "dialectizar" tal emergencia pre­

dad de usos que ilustran, precisamente,

cisamente al pretender concebirla como

los artículos del presente diccionario nos permite avanzar hacia una idea más aca­

instancia de quiebre de la dialéctica y sus totalidades? Si la conciencia del nosotros

bada del tipo de contraposición que ca­

se nutre de la eficacia del imaginario mítico-utópico, pero si no cabe aferrarse

racteriza lo alternativo. Para comenzar, habría que decir que las actitudes, prác­

a arquetipos de lucha, resistencia o re­

ticas, ideas, etc., alternativas son, por de­

volución, el desafío de pensar la alteri­

cir poco, muy anteriores a la difusión de

dad de este tan paradójico "otros que

esta acepción de "alternativo" en las len­

irrumpen como un sujeto" vendría a ser

guas occidentales. En el terreno político,

más bien y justamente el desafío perma­

cualquier tipo de sociedad y de organiza­

nente de ensayar PENSAMIENTOS AL­

ción del poder hunden sus raíces en la

TERNATNOS (v.).

existencia de intereses (necesidades, vi­

Fuentes: F. Aínsa, Necesidad de la utopía,

de controlar, excluir o suprimir. ¿En qué

Buenos Aires-Montevideo, Tupac-Nordan, 1990. -M.Augé, El sentido de los otros: actua­ lidad de la antropología, Madrid, Paidós, 1996. - E. Dussel, Ética de la liberación en la edad de la globalización y de la exclusión, Madrid, Trotta, 2000. E. Dussel, Filosofía ética lati­ noamericana, México, Edicol, 1977. - G. Fe­ rréol y G. Jucquois (dirs.), Dictionnaire de l'altérité et des relations interculturelles, Pa­ rís, Colín, 2003. - P. Laín Entralgo, Thoría y realidaddel otro, Madrid, Revista de Occiden­ te, 1968. - E. Levinas, Totalidad e infinito. Ensayo sobre la exterioridad, Salamanca, Sí­ gueme, 1987. -P. Ricceur, Sí mismo como otro, México, Siglo Veintiuno, 1996. A.A Roig, Tho­

momento la reacción al poder o al siste­

siones, etc.) contrapuestos, que se trata

-

-

.

ríay crítica delpensamiento latinoamericano,

México, Fondo de Cultura Económica, 1981.­ A.A. Roig, �'El problema dela «alteridad» en la ontología de Nimio de Anquin", Nuevo Mun­ do, m, l, Buenos Aires, 1973, pp. 202-220. - T. Todorov, La conquista de América: el proble­ ma del otro, México, Siglo Veintiuno, 1995. M. Velarde Cañazares, "Mito y utopía como coordenadas de efectiva alteridad",Il Congre­

ma establecido emerge del caos y se es­ tructura como "modelo alternativo" al (orden) "oficial"? ¿Se aplica en este caso la metáfora de la "masa crítica" o el más acendrado concepto del "salto cualitati­ vo"? Pero lo alternativo también es ante­ rior a su plasmación como modelo o "con­ tramodelo". Su fuerza parece residir en su fluidez, su capacidad de burlar los con­ troles y hacer temblar las estructuras. El caso paradigmático es el delallustración (que aún hoy sigue irritando a los pode­ res), esa "guerra de zapa" de los "filóso­ fos" contra el dogmatismo (religioso, po­ lítico, estético) que condujo a la Revolu­ ción Francesa. Y, retrocediendo en el tiempo, ¿acaso Giordano Bruno o Lucre­ cio, con su demoledora crítica de la reli­ gión, no eran figuras del PENSAMIENTO

ALTERNATNO (v.)?, ¿y Baruch Spinoza? En un sentido radical, todo pensamien­

so Internacional Extraordinario de Filosofía, San Juan (Argentina), 2007, e/p.

to es pensamiento alternativo. Toda ver­

MARCELO VELARDE CAÑAZARES

sión (entretejida) individual y colectiva .

dadera creación lo es, en la doble dimen­ Sin embargo, cabe preg untarse s i e l uso

ALTERNATIVO. Según la definición que de este adjetivo, en su tercera acepción, nos

del término

alternativo no refleja de al­

gún modo -no necesariamente delibera­

da la RealAcademia, la palabra se apli­

do- una estrategia, la intención de pre­

ca "en actividades de cualquier género,

sentar un "perfil bajo", teniendo en cuen­

especialmente culturales, [a lo] que se

ta que el término, en esta acepción, sur­

contrapone a los modelos oficiales co-

ge en el llamado Primer Mundo, donde

Alternativo

34

toda alusión a lucha, confrontación o im­

ternativa a la violencia -bélica o repre­

pugnación radical se percibe como algo

sora- es la política, el libre ejercicio de

políticamente incorrecto: un mundo, en definitiva, dondeimperael conformismo.

mocrático. Sin embargo, en esta época en

los derechos políticos, el pluralismo de­

Porque limitarse a proponer alternativas

que el fin, si no de la historia, al menos

entraña cierta aceptación, cierto respe­

de las ideologías se presenta como un he­ cho consumado, los partidos políticos que

to por el modelo dominante, al que de alguna manera se le reconoce el presti­

en el juego del poder aspiran a ser "alter­

gio de lo que concretamente existe, lo real

nativas reales" se promueven a lo sumo

(el "mercado" en todas sus dimensiones).

como los mejores gestores de un sistema

Es como si ya no se considerara "racio­

socioeconómico que tienden a describir,

nal" definirse como "anti", aunque en la

como algo inherente a la naturaleza hu­

dinámica efectiva de la praxis las pro­

mana, una especie de "destino manifies­

puestas, iniciativas, etc., "alternativas"

to" casi genético, frente a lo cual cualquier

puedan ser, y a veces lo son, muy radica­

otro tipo de organización de la sociedad

les. De alguna manera se alimenta la ilu­

resultaría ineficaz, irracional o ilusorio.

sión, o se mantiene la ficción, de que siem­

De ahí la importancia creciente de las

pre (todavía) se puede dialogar. Por su­

técnicas publicitarias en las campañas

puesto que el diálogo y, en general, el

electorales, donde se trata más de ven­

debate racional, son importantísimos si

der un producto que de promover un pro­

se aspira a crear sociedades que sean hu­

grama político. Pareciera que en ese

manas, siempre y cuando se resulte ca­

mercado todo vale, incluso el mero anun­

paz de evaluar si están dadas las condi­

cio de las cantidades de dinero que se

ciones para el diálogo. En caso contrario,

invierten en las campañas. Esta subor­

no sólo se cae en un falso discurso, que

dinación de los partidos políticos a los

siempre perjudica a los más débiles, sino

"imperativos económicos" excluye todo

que se crean las condiciones ideales para

cuestionamiento del modelo dominante.

queel modeloimperante (u"oficial", como

Por eso mismo, es en el campo de lo que

dice laAcademia) acabe recuperando, in­

ahora se llama "alternativo" y otras ve­

tegrando, al modelo alternativo. Y ahí es­

ces se llamó "revolucionario" (palabras

tán las grandes empresas multinaciona­

que tienen una historia semántica bas­

les que (para pulir su imagen) se dan el

tante parecida) donde surgen las únicas

lujo de patrocinar actividades culturales,

fuerzas que tarde o temprano acabarán

algunas ONG, e incluso campañas ecoló­

cambiando el mundo.

gicas, con tal de no impugnar un sistema de producción miope (el capitalista) que

Fuentes: G. Agamben, L'uomo sen.za conte­

se basa en la explotación ilimitada (y, por

nuto, Macerata, Quodlibet, 2000. H.E. Bia­ gini, "Pensamiento alternativo y altergloba­ lización", en R. Salas Astrain, Pensamiento

ende, irracional) de los recursos natura­ les y humanos (que es como ese sistema prefiere referirse a las personas). Hay cierta incongruencia, cierta asimetría, entre la prepotencia de este sistema que casi cada día bate records de barbarie (sin respetar ni siquiera esas "leyes de la gue­ rra" que al menos en Europa se tardó varios siglos -desde la paz de Westfalia

(1698)- en crear) y la promoción de al­ ternativas más o menos audaces. La al-

-

crítico latinoamericano. Conceptosfundamen­ tales, t. 3, Santiago de Chile, UCSH, 2005. - P.

Quignard, Les ombres errantes, París, Gras­ set, 2002. - M. Revelli, La politica perduta, Turín, Einaudi, 2003. RICARDO POCHTAR

ALTRUISMO. El vocablo fue introducido en el lenguaje de las ciencias sociales por Auguste Comte con el objetivo de diferen-

Altruismo

35

ciar las acciones humanas orientadas a

sea, entendido como e l placer por la bús­

facilitar el interés de los otros en contra­

queda del beneficio personal sin impor­ tar que nuestra conducta afecte el inte­

posición a aquellas tendientes a satisfa­ cer el beneficio del actor, es decir, el egoís­

rés de los otros. Adam Smith, padre teó­

mo. Todos pretendemos ser altruistas en

rico del capitalismo contemporáneo, sos­

los dichos -y a veces en los hechos-, cuan­

tuvo casi irónicamente -con palabras de

do en realidad el auténtico altruismo par­

la época- que ''la beneficencia siempre

te de ser previamente egoístas. Ha existi­

es libre, no puede ser arrancada por

do una dicotomía radical entre los térmí­

la fuerza, y su mera ausencia no expone

nosaltruismo yegoísmo, la cual seha cen­

a castigo alguno"; vale decir que se trata

trado en la exageración restrictiva de que

de una opción de exclusivo resorte indi­

el atributo de altruismo sólo corresponde

vidual que sólo obedece a la íntima SEN­

a quien lleva adelante una acción sin es­ perar cosa alguna en retribución por sus

cada uno ante idénticos estímulos del

SIBILIDAD (v.) con que responde el ego de

actos. Esto limita con la ingenuidad, ya

medio social. Mas el altruismo, según

que todos los individuos de una manera u

Kant, representa una forma de conduc­

otra buscan el sentido que pretenden dar

ta que cumple con un imperativo moral,

a sus vidas enmar-cando sus preferencias

a veces compartido y otras no; esto últi­

a realizar de acuerdo con sus valores y

mo es lo frecuente en la política capita­

actuando en consecuencia.

lista.

Uno de los tantos modos como se cons­

El altruismo simboliza un comporta­

truye la IDENTIDAD (v.) es a partir de

miento elogiado por la sociedad, hasta

constituir "grupos de referencia" -rea­

puede afirmarse que es una conducta

les o fantaseados- sobre los cuales ba­

"políticamente correcta", mientras que el

sar las futuras conductas, pensamien­

egoísmo normalmente constituye una

tos y sentimientos; en el decurso de ese

forma de conducta despreciada. No obs­

proceso el sujeto percibe la convenien­

tante, para ser altruista deben transitar­

cia y procedencia -tanto personal como

se los senderos del egoísmo. Sí bien el

para el grupo que se tomó como referen­

egoísmo supone "amor propio excesivo",

te- de conformar relaciones de coopera­

sí una persona no se ama a sí misma, mal

ción y reciprocidad con los otros miem­

puede amar verdaderamente a los de­

bros del grupo, lo cual con el correr del

más. A través de este mecanismo alcan­

tiempo se extiende a la comunidad de

zará la posibilidad de hacer lo mismo con

pertenencia. Comúnmente los grupos

sus semejantes y conocer los deseos o

de referencia y de pertenencia coinciden

necesidades de aquellos a quienes pre­

en uno solo, lo que facilita una mayor

tende "ayudar".

integración de la salud mental en la vida

En el espacio político de "nuestra" Amé­

de las personas. Se institucionalizan así

rica las figuras de José de San Martín,

lazos de naturaleza altruista, siempre

Simón Bolívar y José Martí marcan un hito excepcional entre las conductas al­

teniendo presente que tales vínculos no se hallan alejados ni están en contrapo­

truistas. Durante el siglo XX -y salvan­

sición con los intereses particulares de

do el honroso caso de dírigentes que nun­

cada actor social.

ca llegaron a gobernar- puede rescatar­

El altruismo no puede considerarse un

se la figura -casi mítica- de Ernesto

rasgo biológico, pese a que cabe encon­ trar la tendencia a "ayudar" en algunas

"Che" Guevara, quien ofrendó su vida en

otras especies anímales. Ello es debido a

de diferentes pueblos, para ser coheren­

que compite con el egoísmo exagerado, o

tes con lo señalado hasta aquí.

la lucha por la liberación social y política

36 Fuentes: A. Comte, Curso de filosofia positi­ va, Buenos Aires, Aguilar, 1990. - E. Gueva­ ra, Escritos y discursos, La Habana, Ciencias Sociales, 1972. - E. Kant, Crítica de la razón pura, Valencia, Cosmos, 1976. -A. Smith,La teoría de los sentimientos morales, Madrid, Alianza, 1997. ÁNGEL RODRÍGUEZ KAUTH

AMÉRICA LATINA. La idea deA.mérica siem­ pre estuvo vinculada a la integración: América en el sentido de Nuestra Amé­ rica, así nombrada por José Martí, o de América Latina, como la precisó Fran­ cisco Bilbao. Esa idea -persistente des­ de que se abrió paso con la independen­ cia llevada de la mano por Bolívar y otros próceres y pensadores- está presentada aquí en el marco del actual discurso in­ tegracionista (v. INTEGRACIÓN CONTI­ NENTALYREGIONAL). Tres ideas estela­ res configuraron la imagen de América Latina: unión, telurismo, latinidad. De las combinaciones posibles de estas tres ideas han salido discursos filosóficos programas políticos, proyectos de inte� gración y teorías literarias. La idea de unión la dio Bolívar: la fun­ daba en la lengua. La América boliva­ riana se definió en primer lugar frente a España. Rechazaba la conquista y la colonización como épocas de barbarie y tiranía. Del pasado español guardaba sólo la lengua, para que sirviera de base a la unión de los " americanos", por eso llamó al continenteHispanoamérica. Lo veía como una comunidad cultural for­ mada por las antiguas colonias españo­ las, animadas ahora de una idea nacio­ nal y una solidaridad política continen­ tal para hacer frente a los enemigos co­ munes. Bolívar es el fundador de la idea " Padre Nuestro que estás en la Tierra . . . hacia la esperanza nos conduce t u som­ bra", que enaltece Pablo Neruda en el

Canto general. Nuestra América de Martí es más una unión social y plurirracial: " Nuestra América mestiza". El mestizaje es un

América Latina nosotros construido por la historia. Es un fenómeno histórico y no racial.N ues­ tra América es a la vez una identidad y una idea de unidad, una visión de pasa­ do y una premonición de futuro, ambos asociados en el rechazo al colonialismo y al imperialismo y estribados en la inde­ pendencia económica. Claramente lo afirma el cubano: "Quien dice unión eco­ nómica, dice unión política. El pueblo que compra, manda. El pueblo que vende, sirve. Hay que equilibrar el comercio, para asegurar la libertad. El pueblo que quiere morir vende a un solo pueblo, el que quiere salvarse vende a más de uno". ParaMartí el nuevo americano es un bas­ tardo de todas las razas: " América ha de salvarse con sus indios". Pero, sobre todo, el americano es el pueblo, los oprimidos. " Con los oprimidos", nos dice, " hay que hacer causa común para afianzar el sis­ tema opuesto a los intereses y hábitos de mando de los opresores".Y casi simultá­ neamente escribe estos versos: " Con los pobres de la tierra / quiero yo mi suerte echar". La idea telúrica de unión la puso el indigenismo. Sobre la influencia de la tierra en los habitantes, la cultura y la creación se pronunciaron varias formas de indigenismo. El indigenismo mexica­ no -con los muralistas a la cabeza- revi­ só la historia y situó como centro de ella al indio y al mestizo. Reivindicó la digni­ dad de las antiguas culturas y propuso un futuro en la raza cósmica. La Revolu­ ción Mexicana fue indigenista funda­ mentalmente por ser campesina. Plan­ tea el problema de la tierra y el indio por el simple hecho de centrar sus exigencias, en particular con Emiliano Zapata en el sur, en la reforma agraria. En Perú lo te­ lúrico se encontró en " el alto Cuzco coro­ nado" y " en el asombro dorado de la alta ciudad de piedras escalares": Machu Pic­ chu.Manuel González Prada rompió con la idea racista de que había que regene­ rar al indio y planteó en términos reales la " cuestión indígena". Testificó que el

América Latina problema del indio era el problema de la tierra y que ésta debía restituírsele. La recuperación de la tierra le devolverá sus estructuras sociales y su prestigio: "La cuestión del indio más que pedagógica es económica, es social". En los Andes del Tahuantisuyo el indigenismo nace aso­ ciado a la nostalgia del Imperio Inca, bro­ ta de la refutación de que el indio era

37

rir más tarde, en el lenguaje de las iz­ quierdas . Acuña el concepto en el marco de un pensamiento anticolonialista, an­ tiimperialista y de un proyecto de socie­ dad socialista. Anticipándose en siglo y

medio al actual debate civilizatorio, de­ nuncia la noción de progreso, en térmi­ nos de lo que hoy llamaríamos conflicto

inapto para la civilización. ¿Cómo expli­

de civilizaciones. Desautoriza la noción humanitaria y pacifista de progreso aso­

car, si así fuera, la civilización inca? No

ciada a la idea de CIVILIZACIÓN (v. ) que,

se trata de regenerar al indio (lo que lla­

en vez de irradiar virtudes, no sirve sino

namente quería decir occidentalizarlo)

para sojuzgar a otros pueblos. Bilbao

sino de regenerar a Perú, al mundo an­

descubre la falacia de la civilización cuan­

dino. La noción de regenerar al indio

do los franceses invaden México. La mis­

hacía de ello una tarea de blancos: la de

ma falacia advierte en las políticas im­

regenerar a Perú, una tarea de todos;

perialistas de Francia y de Estados Uni­

pero sólo el indio podía reconstituir el

dos que en la política clasista y racista

incario. José Carlos Mariátegui, conven­

de Domingo F. Sarmiento. En La Améri­ ca en peligro (1863) dice: "El conserva­ dor se llama progresista... y el civilizado

cido de que el mito forjador del indio nue­ vo será el socialismo, considera absurdo el indigenismo maximalista que quiere

pide la exterminación de los indios y de

negar a Europa y volver a los ritos incási­

los gauchos". Antes, en la conferencia de

cos. Un nacionalismo a ultranza peca por

1856, había calificado a Estados Unidos

un racismo al revés. La indianidad cons­

de "barbarie demagógica". Y, para opo­

tituye un indigenismo radical, un recha­

nerse a ese país, evoca una entidad co­

zo a la asimilación y a Occidente. Fausto

mún: la "raza latinoamericana", que hará

Reinaga, uno de sus voceros, sostiene que

la segunda independencia. Sólo la unión

la meta del indio es el "poder indio" para

de los Estados de América del Sur -ad­

lo cual debe unirse el indio con el ejército

vierte- podrá detener el imperialismo

(v. NEOINDIGENISMO).

de los Estados Unidos del Norte.

La latinidad. Se repite constantemente

Durante el siglo XX y especialmente du­

que la idea de América Latina la inven­

rante la Guerra Fría el esfuerzo por "de­

taron los franceses, en el marco de la

tener el imperialismo" con el Che, Sal­

geopolítica cultural del siglo XIX . Los

vador Allende, Julio Cortázar, Pablo

errores son pertinaces. No, ¡no fueron los

Neruda y cantidad de políticos, intelec­

franceses! sino Francisco Bilbao "con su

tuales y militantes , ancoró en la izquier­

frente de pequeño planeta tumultuoso"

da la idea de América Latina. Los dicta­

(como lo ve Neruda) el que invocó prime­

dores, por su complicidad con las políti­

ro el nombre de América Latina, en una

cas "usamericanas", se sentían más có­

conferencia dada en París el 24 de junio

modos con el término Panamérica para

de 1856, con el título de "Iniciativa de la

referirse al continente o el de las dere­

América"; utiliza allí el gentilicio "lati­

chas conservadoras: Hispanoamérica. El

noamericano" y, en otros escritos, estam­

siglo XXI se inicia con un cambio geopolí­

pa "raza latinoamericana". Bilbao no sólo

tico de extensión planetaria. La hegemo­

antecede a otros pensadores en la utili­

nía se ha hecho unipolar, concentrándo­

zación de la expresión; también es pre­

se en una solo potencia. Desaparecido el

cursor de la significación que va a adqui-

comunismo como amenaza tópica de la

América Latina

38 democracia, Estados Unidos ha tenido

la incertidumbre ideológica que acarreó,

que descubrir un nuevo enemigo que,

produjo el renacimiento de la ortodoxia en el mundo eslavo y un renacimiento

poniendo en peligro la seguridad de su pueblo,justifique las políticas más agre­ sivas de sus gobernantes. Han decreta­

islámico en Asia Central, que se volvió a las religiones tradicionales, y en todas

do la guerra de civilizaciones, lo que so

ellas surgieron movimientos fundamen­

capa de luchar contra el terrorismo les

talistas. Las religiones se han converti­

permite extender sus intereses económi­

do en elemento nuclear de identidad cul­

cos y usar el miedo de la sociedad civil

tural, especialmente en sociedades en

para mantener su base electoral. El pla­

crisis de identidad nacional, y han cobra­

neta amenazado se defiende del terroris­

do decisiva relevancia política, sobre todo

mo, pero muchos países buscan simultá­

en el marco del conflicto de civilizaciones.

neamente distanciarse de la política

En este resurgir religioso hay también

"usamericana" y s alirse del modelo

una religión que quiere pasar desaperci­

neoconservador. Desde Venezuela hasta

bida o aparecer como si no lo fuera, pero

la Argentina (con gobiernos centroiz­

que lo es y en grado sumo: la religión del

quierdistas a todo lo largo del camino),

mercado que profesa el neoliberalismo.

el hemisferio está alineándose fuera del

En América Latina los pueblos se han

control del Departamento de Estado.

levantado contra esta religión del mer­

Con la posguerra fría el enfrentamiento

cado y entre ellos se ha producido una

"mundo libre-comunismo" fue remplaza­

verdadera alianza de civilizaciones, don­

do por el de "choque de civilizaciones",

de antiguas culturas renacen a la vida

relanzado por un artículo de S amuel

pública reivindicando junto a los secto­

Huntington en el cual concluía diciendo

res más desfavorecidos mejores condicio­

que era la mayor amenaza para la paz

nes de vida. Los antiguos discursos de

mundial. El artículo publicado en 1993

identidad reviven con ropajes nuevos y

no adquirió sin embargo su verdadero

en proyectos políticos de integración que

sentido hasta el 11 de septiembre de 2001

buscan la autonomía continental, la can­

cuando se produjo el atentado que des­

celación del colonialismo y el desarrollo

truyó las Torres Gemelas. Pero el tema

de la región. El bolivarismo, el latinoame­

es viejo como la historia. Remonta a la

ricanismo y el indigenismo se unen para

época en que los griegos crearon la anti­

recuperar el posesivo de Martí y hacer

nomia "civilización contra barbarie" para

que América sea verdaderamente nues­

explicar las guerras médicas, continuó

tra. (Dos experiencias son particular­

con Tarik, Carlomagno, el Cid, las cru­

mente interesantes, el NEOBOLIVARIS­

zadas, Hernán Cortés, Francisco Pizarro

MO, v., en Venezuela y el indigenismo

y los colonialismos del siglo XIX y XX.

andino en Bolivia.)

Actualmente se escenifica entre George W. Bushy sus aliados contra las "fuerzas del mal": Bin Laden, Al Qaeda, Saddam Hussein . . . y otros. Estados Unidos es el único país que publica periódicamente la lista de sus enemigos. Desde el 11 de septiembre el tema está asociado a una guerra terrorista sin cuar­

Fuentes:A. Ardao, NuestraAmérica Latina,

Montevideo, Banda Oriental, 1986. H.E. Biagini yA.A. Roig (comps.),América Latina -

hacia su segunda independencia. Memoria y

autoafirmación, BuenosAires,Aguilar, 2007. - S.P. Hungtinton, El choque de civilizacióny la reconfiguración del orden mundial, Barce­

bría lanzado contra Occidente: la yihad.

lona, Paidós, 1997. - M. Rojas Mix, Los cien nombres de América. Eso que descubrió Co­ lón, Barcelona, Lumen, 1991.

El hundimiento del mundo socialista, y

MIGUEL ROJAS MIX

tel que el fundamentalista islámico ha­

Amistad AMIS TAD. Relación de afecto, simpatía y con­ fianza compartida por dos o más perso­ nas que se construye y fortalece a partir del trato. En la Ética a Nicómaco (libros VID y IX),Aristóteles desarrolla la proble­ mática de la amistad a partir de los si­ guientes ejes: no se puede vivir sin ami­ gos, es preciso distinguir la amistad fun­ dada sobre la utilidad o sobre el placer de la verdadera amistad que es virtuosa; la amistad a distancia tiende a producir ol­ vido. En la Ética a Eudemo (libro VII), Aristóteles observa que la cuestión no debe plantearse en términos generales sino que debe hacer foco en lo singular: en los amigos. Para el filósofo hay que acen­ tuar lo particular y prescindir de nume­ rosos amigos, pues sería un exceso. La tradición atribuye aAristóteles la senten­ cia: "Oh, amigos míos, no hay ningún amigo", que según Giorgio Agamben en realidad es: "Aquel que tiene [muchos] amigos, no tiene ningún amigo". Es nece­ sario tener amigos con los que se pueda convivir y a los que se pueda poner a prue­ ba; es por ello que el criterio cuantitativo resulta relevante. Por otra parte, la amis­ tad es un acto: siempre resulta mejor amar, el philein, que ser amado, por eso resulta inviable la amistad con la muche­ dumbre. Sólo las decisiones que surgen sin prisa ni fácilmentedanlugaraljuiciorec­ to de la amistad. Entonces, la amistad implica reflexión, conocimiento, hace fal­ ta que alguien ame para saber qué es la amistad y hace falta saber para amar. Es posible ser amado sin saberlo pero no amar sin saberlo. La amistad que tengo por alguien nunca podría mantenerse como un secreto para mí. En su nacimien­ to surge también la declaración de esta amistad y su traslado al conocimiento, a la conciencia. En la auténtica amistad, hay que saber para elegir al amigo. Esta definición de amistad primera supone la exigencia de la igualdad entre los amigos: sé virtuoso si quieres que te ame como amigo; sé simétrico en tu amistad.

39

ConKant aparece laconcepcióndeamis­

tad respetuosa. Inscribiéndose en la tra­ dición aristotélica, Kant pensó la amis­ tad en estrecha relación con la perfec­ ción; la amistad resulta de una volun­ tad moralmente buena. Supone siempre y a la vez, casi balanceándose, amor y respeto. Y debe tratarse de una amis­ tad igual y recíproca: amor recíproco, igual respeto. Esta propuesta nos habla de una amistad ideal, distante, en la que deberían mantenerse alejadas las pul­ siones propias del AMOR (v.) (la atrac­ ción fusional), que pueden devenir ex­ ceso. La amistad moral no tolera ruptu­ ras, no se puede dispersar en fragmen­ tos. Para lograr esto, debe organizarse a partir de reglas claras y rígidas. La amistad moral exige una confianza ab­ soluta, tal que dos personas deberán compartir no sólo sus puntos de vista, sus "impresiones", sino también sus "jui­ cios secretos". Nuevamente, tal deposi­ tario de virtudes resulta escaso, raro. Un amigo digno de nuestros secretos, con­ fesará Kant, es algo tan improbable y tan exótico como un cisne negro. Entre las tradiciones que quedaron en los márgenes de la herencia hegemónica, Nietzsche retoma aquella cita de Aristó­ teles en la cual se sugiere a los amigos que no hay amigos. Sin embargo, en esta ocasión, la frase se alarga, no sólo no hay amigos sino que el "locoviviente"viene a decirnos que tampoco hay enemigos. Frente a la posibilidad de construir una amistad como un encuentro entre "igua­ les", Nietzsche propone una reunión de diferentes, en la que la única identidad posible es el propio diferir. En el marco del anuncio de la comunidad sin comu­ nidad de los pensadores libres, Nietzs­ che se atreve a recomendar la separación como una manera novedosa de volver a pensar la amistad desde el "entre", elcual resulta de la tensión entre el acercamien­ to y la separación de los amigos. Esta escisión abre un espacio que posibilita el

40 no ceder a la proximidad, a la identifica­

Amistad posible con ese otro hay un desierto

ción, a la dominación del otro, así como a

abisal.

la permutación que auspician las prácti­ cas del mercado. Se trata de no ceder a la

Agamben sugiere que la amistad no cons­ tituye sino una proximidad tal que no

apropiación del otro, al consumo del otro.

corresponde hacer de ella ni una repre­

Respetar ahí, en ese entre, una distancia

sentación ni un concepto. El reconocer a

infinita, la irreductibilidad y opacidad del

alguien como amigo significajustamen­

otro. La amistad se teje a partir de un

te no poder reconocerlo como "algo". La

cruce de fuerzas. Nietzsche auspicia la

amistad no es una propiedad a custodiar

diferencia, que aparece tematizada en el

ni tampoco una cualidad de un sujeto. El

vínculo entre el amigo y el enemigo por­

concepto "amigo" pertenece a aquella cla­

que hay un otro que ya se halla presente

se de términos que se definen como no

en mí. Pero este otro, cuya presencia me

predicativos, términos a partir de los

tensiona permanentemente, es inaferra­

cuales no es posible construir una clase

ble, inapropiable, inconsumible. En el

de objetos en la que inscribir los entes a

propio amigo debemos honrar entonces,

los que se atribuye tal predicado en cues­

incluso, al enemigo.

tión. La noción de amigo, que paraAgam­

Otra de las miradas divergentes es la de

ben se acerca como tipo de término a los

Jacques Derrida, para quien la amistad

insultos, no funciona como un enuncia­

se inaugura en un deseo desproporciona­

do "constatativo" sino como un nombre

do de donación, en un dar sin retorno.

propio, aquello que los medievales solían

Cuando se habla de un amigo, de un otro,

llamar "términos trascendentes".

de cierta manera se lo convoca, se lo hace

Si nos adentramos en la tradición lati­

venir, y éste se presenta para mí. Pero a

noamericana nos encontramos con los

la vez mi llamada lo aleja, lo retrasa des­

'W?rsos sencillos de José Martí, que inclu­

de el momento en que la convocatoria

ye el popular poema "Cultivo una rosa

siempre presupone la pregunta "¿estás

blanca". Allí Martí sugería el ofrecimien­

ahf?". El amigo también me llama y ante

to de una rosa blanca no sólo al amigo

su reclamo, que siempre es imprevisible,

sincero sino también al enemigo: "Culti­

impredecible, inigualable, que acontece,

vo una rosa blanca/ enjulio como en ene­

sólo puedo contestar. El amigo se acerca

ro / para el amigo sincero / que me da su

y se distancia desde la pregunta, es a la

mano franca. / Y para el cruel que me

vez la cercanía del que desea el encuen­

arranca / el corazón con que vivo, / cardo

tro con el otro y le inquiere: "¿vendrás?".

ni ortiga cultivo: / cultivo una rosa blan­

El amigo en algún sentido es y está siem­

ca". El texto en general se interpretó como

pre por venir, y al por venir tengo que

un gesto de amabilidad cercana a la su­

dejarlo libre en su movimiento, fuera de

misión frente al enemigo. Sin embargo,

alcance de mi voluntad, más allá de mis

podemos retomarlo desde otra dimensión

intenciones. El amigo posible es la excep­

que se acerca a los planteos de Nietzs­

ción, el único, la promesa. Como vemos,

che, Derrida y Agamben: la rosa que se

el amigo es un otro con una singularidad

ofrenda no implica resignarse y poner la

absoluta e inanticipable, inapropiable. No es ni medio, ni objeto. Por eso no se

otra mejilla sino que propone una amis­

trata de intercambios calculables ni de

que se puede construir en este lazo re­

tad en conflicto. La única IDENTIDAD (v.)

una comprensión segura, plena. La amis­

sulta aquella en la cual germina la dife­

tad no se funda tampoco en parámetros

rencia. Porque el otro está ahí también

establecidos de convivencia ni de comu­

para cuestionarme, para negarme, por­

nicación. En realidad, en la comunicación

que en mí ya hay diferencia. De tal roa-

41

Amor nera, honro con una rosa no sólo al ami­ go sino al enemigo y en esta tensión se recrea una amistad fecunda. Fuentes: G.Agamben, "La amistad", en Pro­

fanaciones, Buenos_Aires, Adriana Hidalgo, 2005. -Aristóteles, Etica aNicómaco, Madrid,

Gredos, 1995. -Ética a Eudemo, Madrid, Gre­ dos, 1995. J Derrida, Espectros de Marx. El -

.

estado de la deuda, el trabajo del duelo y la nuevaInternacional, Madrid, Trotta, 1995. J. Derrida, Políticas de la amistad, Madrid,

- I. Kant, Fundamentación de la metafisica de las costumbres, México, Po­ rrúa, 1998. - F. Nietzsche,Así habló Zaratus­ tra, Madrid, Alianza, 1992. - F. Nietzsche, Humano, demasiado humano, Madrid, Edaf,

Trotta, 1998.

1996. VALERIA SUÁREZ

AMOR.Las definiciones del amor dependen del punto de vista elegido: antropológi­ co, filosófico, psicológico, biológico, cul­ tural, literario, etc., y del énfasis que se le asigne al "objeto amoroso" o al "sujeto que ama". El amor y el acto mismo de amarhan sido interpretados como impul­ so, inclinación, sentimiento, poder, arte, experiencia, facultad, deseo, pasión y/o actividad. Tanto si se parte del objeto amoroso como del sujeto que ama, la ta­ rea de caracterizar el amor implica la reflexión sobre las condiciones de su exis­ tencia y las modalidades que asume, lo que ha dado lugar a formular teorías acerca del amor. En Occidente el sentido del amor de pareja se ha expresado fun­ damentalmente en dos líneas interpre­ tativas. Una se refiere al amor como ca­ rencia, enfermedad, locura, demonio, pasión, y otra línea lo enfoca de modo afirmativo, ponderando el carácter cons­ tructivo que impulsa y guía las acciones. El primer aspecto proviene de la cosmo­ visión griega, básicamente de la filoso­ fía platónica expresada en el texto Ban­ quete. La versión del amor como arte, donde la corporeidad es tratada de modo positivo tanto para varones como para

mujeres, aparece en los escritos litera­ rios de Safo y en la teoría expresada por Ovidio en El arte de amar. El amor y la capacidad amatoria, sin embargo, no se reducen al amor de pareja. Hay otras for­ mas o expresiones del amor, con relación a otros seres, al conocimiento, a Dios, a la ciencia, y podrían enumerarse otras clases de amor. Con un sentido morali­ zante se ha hecho referencia al "amor puro" en contraposición al "amor impu­ ro", generalmente asociado a las pasio­ nes, al sexo y a la corporeidad (v. SEXUA­ LIDAD Y CUERPO). Si bien se pueden in­ dicar otras líneas interpretativas, las mencionadas han tenido, con distintas formulaciones, un sentido paradigmáti­ co en lo que hace a las concepciones del amor teniendo en cuenta un análisis his­ tórico. Asimismo, estas consideraciones han tenido valoraciones disímiles respec­ to dellugar que ocupa el cuerpo, la sexua­ lidad y el erotismo. Cabe advertir la diferencia que hay en­ tre partir de un estudio conceptual-filo­ sófico del amor y hacerlo desde la "expe­ riencia amorosa", expresada literaria­ mente. La distinción entre ambos es que en el campo teórico-conceptual el amor es un tema de reflexión elegido por un autor/a, mientras que en el campo de la experiencia amorosa es el amor el tema que se impone a lo literario y al sujeto. Actitud raciocinante y actitud vital son, entonces, dos aspectos que modulan las respuestas en torno del amor. Respecto de estas actitudes algunos autores, para no caer en la oposición entre amor y ra­ zón, han preferido hablar de razón inte­ lectual y de razón cordial (v. RACIONALI­ DAD). El énfasis en determinado abordaje es deudor del contexto histórico en el que predomina una o más concepciones del amor. Ante ciertos marcos normativos a partir de los cuales surgen interpretacio­ nes sobre el amor, se hallaron otros mo­ dos de entenderlo y de practicarlo. La

cultura griega, en este sentido, no es ho­

han contribuido a regular estas vincula­

mogénea, aun cuando de ella podamos

ciones. También la Iglesia como la escuela

hablar de tradiciones paradigmáticas

representan importantes instancias con­

respecto del amor. Cínicos, epicúreos, y

figuradoras de la experiencia amorosa.

la ya mencionada Safo, son expresiones

Karl Marx, en 1844, tanto en el texto es­

divergentes a una cultura oficial. Estas

crito con Friedrich Engels, La

escuelas y algunos autores, entre los que

sagrada familia, como en sus Manuscritos, de­

podemos mencionar a Ovidio dentro de

nuncia al amor burgués y al matrimonio

la cultura latina, representaron un modo

como su expresión. En su concepción el

alternativo y crítico de entender las re­

amor, entendido como un aspecto esen­

laciones humanas. Este último denuncia

cial de la "vida genérica" de los seres

en su época que "hasta el amor se consi­

humanos, expresa en su alcance ético y

gue a fuerza de oro", palabras que podría­

moral que la "relación del hombre con la

mos traducir en la actualidad como de­

mujer es la relación más natural del ser

nuncia de la mercantilización de las re­

humano con el ser humano", por lo cual

laciones humanas. Para la concepción

suscita "reciprocidad" y abundancia, y es

cristiana el amor ha sido uno de los pila­

contrario a la carencia que genera el "te­

res sobre los que organiza la fe. Sin em­

ner", expresión de la vida enajenada ba­

bargo los alcances y las características

sada en el ahorro de las capacidades hu­

de este amor se han entendido de distin­

manas a favor del capital. El anarquis­

tos modos. La Iglesia propició, respecto

mo surgido entre fines del sigloXIXy prin­

del hombre y particularmente de la mu­

cipios del XX manifiesta en sus diversas

jer, un amor ascético, ponderando la cas­

posiciones una crítica radical a las insti­

tidad y la virginidad. Se entendió el amor

tuciones.Algunos de sus representantes

sexual en términos de reproducción y en

rechazan el matrimonio en cuanto supo­

el marco del matrimonio. La corporeidad

ne dominación e hipocresía, proponien­

y las pasiones fueron rechazadas. Hubo, sin embargo, en el cristianismo otros

do en su lugar el "amor libre" y la igual­

modos de entender el amor, como es el

bertarias feministas a afirmar: "Ni Dios,

caso ejemplar de la historia de Abelardo

ni patrón, ni marido". Emma Goldman

y Eloísa, quienes desafiaron la institu­

aboga por la emancipación humana y, en

dad entre los sexos, que llevan a las li­

ción matrimonial, la vida ascética de los

especial, la femenina: "El derecho más

clérigos y el rol de la mujer. Sor Juana

importante para las mujeres", dice, "es

Inés de la Cruz en sus escritos poéticos y

el derecho de amar y ser amada". El so­

literarios recupera imágenes de pasión

cialista británico Edward Carpenter es­

expresadas en la Biblia en el Cantar de

cribe un texto inspirador, leído y tradu­

los Cantares y llega a representarse un

cido por intelectuales argentinos en las

Cristo femenino. Tanto el amor cortés

primeras décadas del siglo XX: Love's co­

nacido en la Edad Media, el amor corte­ sano, el amor romántico del siglo XIX

ming ofAge (1896, El reinado del amor). En él anuncia el advenimiento de una

como el amor en el siglo pasado han esta­

nueva era de las relaciones amorosas, en

do atravesados por los paradigmas de la

que acabaría la separación entre lo espi­

carencia o de la "abundancia", o por las tensiones entre racionalidad e irraciona­

lio Barcos publica el provocador y, al mis­

lidad. En cada época ha jugado un papel significativo el lugar asignado a la rela­

ritual y lo corporal. En la Argentina, Ju­ mo tiempo, precursor ensayo La libertad sexual de las mujeres (1921), entendien­

ción entre los sexos. Las instituciones,

do que no hay emancipación posible si

básicamente el matrimonio y la familia

uno de los sexos es sojuzgado por una

moral hipócrita, anticipándose con estas

expresadas en El malestar en la cultura

formulaciones al ideario liberacionista

(1929). La psicología freudiana es leída

que tomará fuerza durante los años 60 y 70 (v. FEMINISMO y FEMINISMO LATINO­ AMERICANO).

aquí en clave política e historizada; la "revolución erótica" aparece viable en el marco de una sociedad no represiva a

Sigmund Freud pone en primer plano la

gestar. Ambas lecturas parten de la crí­

problemática de la sexualidad haciéndo­

tica a la sociedad norteamericana como

lajugar en una dinámica instintiva cuya

"sociedad de consumo" y como" sociedad

tensión básica es vida/muerte. El impacto

opulenta" (v. EROTISMO).

que alcanzaron las tesis de carácter an­

Entre los aportes fundamentales a la

tropológico-filosófico de Freud respecto

problemática del amor de los años 60,

de la naturaleza humana y el lugar que

puede señalarse la ruptura del binomio

en ella ocupa el principio del placer o

sexualidad-reproducción, así como la

"eros", alcanzó centralidad en la produc­

posibilidad de alcanzar una revolución

ción y debate de los años 60, particular­

política sin una revolución erótica. Con­

mente en algunas formulaciones que in­

cepciones con distintos matices circulan

tentaron pensar lo social de modo críti­

por esos años en torno a la liberación

co, aunando tanto tópicos provenientes

sexual; Wilhelm Reich, David Cooper,

de Marx como de Freud, proyecto que dio

Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir,

lugar a las denominadas concepciones

representan algunas de ellas. En las dé­

freudomarxistas. La "utopía del amor",

cadas del 70 y el 80 varias de estas posi­

concebida en el marco de un proyecto

ciones serán revisadas críticamente por

social y político emancipatorio, toma

Michel Foucault en cuanto a la "hipóte­

fuerza entre las décadas del 50 y el 60,

sis represiva" que ponen en juego. La li­

en medio de movimientosjuveniles emer­

beración del sexo y el discurso sobre la

gentes. Se emprende así una relectura

sexualidad no dejan de articularse, para

de Freud por algunos representantes de

el autor francés, a los nuevos disciplina­

la izquierda intelectual, entre ellos po­

mientos que atraviesan las prácticas de

demos mencionar a dos miembros de la

los sujetos.

escuela de Frankfurt: Erich Fromm y

La importancia que adquiere el lengua­

Herbert Marcuse. Ambos abordaron la

je en las ciencias sociales y humanas a

problemática del amor con marcadas di­

partir del llamado "giro lingüístico" es

ferencias teóricas e ideológicas. Fromm parte de un punto de vista revisionista

profundizada en las décadas del 80 y el 90 por el giro semiótico, con el cual se

respecto de Freud al acentuar el valor del

inicia el intento de incorporar lo afectivo

presente respecto del pasado y al despla­

y/o pasional a la problemática de los sig­

zar lo biológico por lo cultural. Retoma

nos por parte de autores como Umberto

la idea ovidiana del amor como un arte

Eco, Paolo Fabri, HermanParrety otros .

destinado a conocer en profundidad al

E n este sentido, el libro de Roland Bar­

otro y a sí mismo, mientras plantea su­

thes Fragmentos de

perar la "separatividad" y la considera­

un discurso amoro­ so (1977) representa una tentativa pre­

ción de los seres humanos como un me­

cursora de ese proyecto de inclusión de

dio para alcanzar metas personales,

la afectividad en el discurso. En las últi­ mas décadas el abordaje del amor tiene

ideas predominantes en la sociedad ca­ pitalista. Herbert Marcuse suma al mar­

en cuenta no sólo la problemática del len­

xismo la dialéctica del psicoanálisis e

guaje y del cuerpo sino que además pro­

· intenta responder afirmativamente los

fundiza en torno a la categoría de géne­

alcances pesimistas de las tesis de Freud

ro, como un aspecto decisivo en la cons-

44 trucción de las subjetividades. En esta

Anarquismo latinoamericano jeres se afirman sin negarse. En tal sen­

última línea podemos mencionar apor­

tido el amor tiene la posibilidad de ad­

tes como los de Julia Kristeva y su lectu­

quirir contenidos emancipatorios.

ra de la experiencia amorosa; Jessica Benjamín y la teoría intersubjetiva ba­ sada en la autoafirmación y el RECONO­ CIMIENTO (v.) del otro/a; Luce Irigaray y

Fuentes: R. Barthes, Fragmentos de un dis· curso amoroso, Buenos Aires, Siglo Veintiu­ no, 1982. - Z . Bauman,Amor líquido, Buenos

vaje" como diálogo con la naturaleza y los

Aires, Fondo de Cultura Económica, 2005. J. Benjamín, Los lazos del amor, Buenos Ai­ res, Paidós, 1988. - P. Fabri, El giro semióti· co, Barcelona, Gedisa, 2000. - M. Foucault, Historia de la sexualidad, 3 t., Buenos Aires, Siglo Veintiuno, 1976-1984. - E. Fromm, El arte de amar, Buenos Aires, Paidós, 1977. -A. Giddens, La transformación de la intimidad, Madrid, Cátedra, 1998. - L. Irigaray, Amo a

sentimientos.

ti. Bosquejo de una felicidad en la historia,

la cualificación de la subjetividad sexua­ da; Celia Amorós y la resignificación de la categoría ilustrada de "igualdad"; Anna Jónasdottir y la sospecha acerca de los usos del sexo y el amor en tiempos de democracia; Clarissa Pinkola Estés y el rescate de la vida subjetiva y de "lo sal­

costos, beneficios, duración, inversión,

BuenosAires, DelaFlor, 1994.-A. Jónnasdo­ ttir,Elpoder del amor,Madrid, Cátedra, 1996. - R. Kreimer, Falacias del amor, Buenos Ai­ res, Paidós, 2005. - J. Kristeva, Historias de amor, Buenos Aires, Siglo Veintiuno, 2000. H. Marcuse, Erosy civilización, BuenosAires, Planeta-Agostini, 1981. - C. Pinkola Estés, Mujeres que corren con los lobos, Buenos Ai­ res, Ediciones B, 2000.

etc. La intimidad, como nueva categoría

MARISA MUÑOZ

El amor y la capacidad de amar también se plantean en contextos de alienación, en medio de relaciones de dominación y de ideologías represivas. El amor puede tratarse como mercancía cuyo efecto vi­ sible es que tanto hombres como muje­ res evalúan sus afectos en términos de

-

nacida con la MODERNIDAD (v.), se exi­ me de hallarse atravesada por esas con­

ANARQUISMO LATINOAMERICANO.El anar­

diciones, así como tampoco es posible ais­

quismo se ha manifestado históricamen­

lar el análisis de las relaciones amoro­

te dentro un espectro muy amplio, tanto

sas separando la esfera pública de la pri­

en términos de pensamiento como de ac­

vada. La sexualidad, la corporeidad, el

ción. Sin embargo, pueden definirse una

deseo, el erotismo, no están a salvo de en­

serie de principios libertarios que han

contrarse regidos por las leyes del mer­

determinado objetivos, métodos y tácti­

cado. Aun así el amor también ha signi­

cas a través del proceso histórico. Su ne­

ficado a lo largo de la historia una apues­

gación del Estado, la autoridad y la ley

ta inherente a la CONDICIÓN HUMANA

se basa en la identificación de la autori­

(v.) y un desafio, en su ejercicio más ge­

dad política como causa principal de opre­

nuino, al poder, al dinero, a las relacio­

sión del hombre en sociedad. Como tal,

nes de dominación y a la muerte. La ex­

la autoridad tiene que ser combatida en

periencia amorosa es posible y el amor

su forma ideal y en los hechos. A partir

sigue siendo, como expresiónhumana, un

del reconocimiento de la capacidad de

canal de liberación. El paradigma de la

intervención del Estado en la vida del

abundancia respecto del amorque hemos

individuo -en su acción económica, su

mencionado tiende a integrar la expe­

existencia social y ética-, el anarquismo

riencia subj etiva, la corporeidad, la

sostiene que el fundamento de una nue­

sexualidad, en distintos contextos de la

va sociedad debe ser la liberación de cual­

vida humana, social, cultural, política,

quier imposición externa. Más que una

económica, en los cuales hombres y mu-

teoría unitaria del cambio social que

Anarquismo latinoamericano apuntara a la conquista del poder, puso en evidencia las contradicciones que ese cambio contenía, impugnando las bases del poder mismo y destacando el princi­ pio de libertad individual. Ésta no es

45 rusos, aunque con el tiempo los actores sociales fueron apropiándose ynativizan­ do el ideario anarquista. El discurso anarquista impugnaba la acción del Es­

entendida como un concepto filosófico abstracto sino como la posibilidad con­

tado, la Iglesia y el militarismo, a los que combatía abiertamente, e interpelaba a los explotados y oprimidos en tanto hom­

creta de que todo ser humano pueda de­

bres y mujeres. Su impacto varió en cada

sarrollar plenamente las facultades, las

caso particular: tuvo una presencia in­

capacidades y los talentos con que la na­

discutible en la Argentina y Uruguay,

turaleza lo ha dotado, poniéndolos al ser­

donde la vinculación con el MOVIMIEN­ TO OBRERO (v.) a fines del siglo XIX y co­ mienzos del XX ayudó a consolidar las

vicio de la sociedad. Como doctrina ideo­ lógica, fueron las contradicciones inhe­ rentes al liberalismo -entre una organi­

corrientes favorables a la organización

zaciónpolítica centrada en los principios

de los trabajadores mientras perdían

de igualdad, libertad, fraternidad, y un

peso las corrientes individualistas; con­

sistema económico basado en la explota­

siguió implantarse con relativafuerza en

ción, la desigualdad económica y la LU­

Brasil, México -donde tuvo un particu­

CHA DE CLASES (v.)- el contexto donde

lar desarrollo vinculado a la Casa del

surge a comienzos del siglo XIX. Sus fun­

Obrero Mundial y al Partido Liberal

damentos ideológicos se encuentran en

Mexicano, y un rol crucial en la revolu­

el racionalismo individualista francés y

ción-, Chile y Perú, donde existía una tra­

el idealismo alemán. La versatilidad fue

dición revolucionaria de la clase obrera.

. una caracteristica constante del anar­

En países como Colombia, Venezuela y

quismo y desde sus orígenes coexistieron

Puerto Rico la influencia libertaria se dio

tendencias comunitaristas, colectivistas

en ambientes literarios más que en el mo­

e individualistas. Entre sus principales

vimiento obrero. Pero aun en países don­

teóricos e influencias se destacan Pierre

de no logró arraigo sindical, como en

Joseph Proudhon (¿ Quéeslapropiedad?,

Ecuador y Guatemala, las primeras or­

1840), Max Stirner (El único y su propie­ dad, 1844), Herbert Spencer, Errico Malatesta, Piotr Kropotkin (La conquis­ ta delpan, 1892; La ciencia modernay el anarquismo, 1905) y Mijru1 Bakunín (El catecismo revolucionario, 1870; El Esta­ do y la anarquía, 1873).

ganizaciones de socorros mutuos y aso­

La inserción y el desarrollo del pensa­

ciaciones culturales fueron anarquistas. En Costa Rica tuvo una presencia signi­ ficativa tanto en el campo intelectual como en el sindical y en Panamá dirigió un gran movimiento de inquilinos en

1925. En el proceso de consolidación de estas

miento libertario enAmérica Latina tu­

economías capitalistas fuertemente de­

vieron características particulares en cada caso nacional. No obstante, en su

pendientes, la cuestión social, definida como las consecuencias laborales e ideo­

experiencia de modernización, estas so­

lógicas de la urbanización y la industria­

ciedades compartieron una serie de cues­

lización, se expresó en problemas cada

tiones que han facilitado la identificación

vez más complejos vinculados a las con­

con la doctrina y las prácticas anarquis­

diciones de trabajo de m1:1jeres, niños y

tas. En una primera fase, la difusión de

hombres, en la escasez de vivienda y el

las ideas libertarias resultó producida

deterioro de la salud de los trabaj adores

por la actividad militante de inmigran­

y sus familias. Los trabajadores rurales

tes mayormente italianos, españoles y

-y en particular la mano de obra indíge-

Anarquismo latinoamericano

46 na- constituían un sector vulnerable a

eran seguidos por numerosos emprendi­

la explotación patronal sin límite algu­ no. Allí donde se expandió el proceso

mientos que llegaban a los trabajadores

modernizador, los conflictos laborales,

suscripción o la lectura compartida. Allí

gremiales y la organización sindical fue­

participaban desde obreros hasta figuras

rurales y urbanos a través de la venta por

ron una realidad ineludible. Frente a un

que se consagraron dentro de las elites

sistema político excluyente y ante el peso

intelectuales latinoamericanas, como

de la inmigración en la conformación de

José Ingenieros, Manuel González Pra­

las clases trabajadoras -extranjeros sin derechos políticos-, las prácticas que

lizaron aportes fundamentales al anar­

da o Julio Barcos, junto con quienes rea­

desplegó el movimiento anarquista -la

quismo latinoamericano, entre quienes

acción directa, la oposición a la partici­

se destacan Diego Abad de Santillán,

pación política, entendida en términos

Alberto Ghiraldo, Rafael Barrett, José

parlamentarios, y la apelación a los opri­

María Zeledón, Ornar Dengo, Vicente

midos y desclasados- encontraron eco en

Liscano y José Oticica. La importancia

el MOVIMIENTO OBRERO (v.). En este pro­

dada por los anarquistas a la educación

ceso se fue conformando una sociedad en

determinó a su vez una serie de experien­

la que la confrontación social y el enfren­

cias cuyos mayores logros fueron las efí­

tamiento fueron parte de la experiencia

meras escuelas racionalistas; también

cotidiana. El anarquismo latinoamerica­

las actividades cooperativas y recreati­

no, que se caracterizó menos por la re­

vas, los círculos y las asociaciones encon­

flexión y el aporte teórico que por el des­

traban un lugar dentro de estas prácti­

pliegue de una serie de prácticas, fue

cas. Funciones teatrales, encuentros al

parte y producto de la cultura del con­

aire libre para las familias obreras y pie­

flicto, y fue ocupando espacios que el

zas literarias buscaban alternar la pro­

Estado dejaba vacíos. Asimismo, la opo­

paganda y la difusión de la doctrina con

sición al parlamentarismo no implicaba

el esparcimiento.

el rechazo de la política; el anarquismo

Si una característica puede definir al

organizador se consolidó a través de so­

anarquismo en general, y a la experien­

ciedades de resistencia y mutuales obre­

cia latinoamericana en particular, es la

ras en las que participaban trabajadores

multiplicidad, las divergencias y las co­

politizados. No obstante, en América

rrientes diferenciadas -y muchas veces

Latina el anarquismo fue mucho más que

hasta contradictorias y en conflicto-que

una tendencia obrera y se constituyó en

convivieron en él. Ésta es la principal

un movimiento ideológico, social y cultu­

razón por la cual el anarquismo es con­

ral. En este sentido el movimiento obre­

cebido como un movimiento que no se

ro fue el combustible que puso en mar­

estructura a través de una línea parti­

cha la difusión de ideas libertarias, pero la aspiración de representar a los despo­

daria. Esta particularidad se enriquece cuando analizamos los casos locales, des­

seídos y oprimidos y la condena moral -

de laFORAen laArgentina, que nunca se

que trascendía la crítica al sistema eco­

fusionó con tendencias sindicalistas,

nómico del capitalismo- favorecieron

hasta el caso mexicano en el cual el anar­

una serie de prácticas alternativas. Los

quismo se organizó detrás del Partido

anarquistas desplegaron una amplia

Liberal Mexicano y donde el magonismo

gama de actividades, entre las cuales la

(la corriente de acción y pensamiento

propaganda y la prensa fueron centra­

precursora de la Revolución Mexicana)

les. Periódicos como

La Protesta, en la Regeneración, en México,

tuvo una participación peculiar en el go­

Argentina, o

bierno revolucionario. Más que un pro-

Anticapitalismo ductoimportado, el anarquismo fue apro­ piado por los sectores criollos que lo trans­ formaron en un modo de interpretar su realidad. La libertad individual, la unión por afinidad y la autonomía influencia­ ron en la acción de trabaj adores urbanos, rurales y de sectores indígenas. En la

47

cia relevante entre obreros y campesinos .

Fuentes: C. Rama y A. Cappelletti, E l anar­ quismo en América Latina, Caracas, Ayacu­ cho, 1990. - P. González Casanova, Historia del movimiento obrero en América Latina, t.

serie de motivos: represión estatal -las

I-N, México, Siglo Veintiuno, 1985. R. Mel­ gar Bao, El movimiento obrero latinoameri­ cano, México, Alianza, 1989. D Vmas, Anar quistas en América Latina, Buenos Aires, Paradiso, 2004. J. Suriano, Anarquistas, Buenos Aires, Manantial, 2001.

dictaduras en el Cono Sur a partir de la

LUCIANAANAPIOS

mayor parte de América Latina los mo­ vimientos anarquistas perdieron peso alrededor de la década del 20 por una

década del 30 fueron implacables con los anarquistas-, cambios en la institucio­

-

-

.

·

-

ANTICAPITALISMO. Como vocablo político,

nalidad política -ampliación de la parti­

anticapitalismo puede referir a toda pos­

cipación, políticas de nacionalización de

tura o accionar crítico respecto del siste­

las clases trabajadoras y creciente inter­ vención en áreas laborales, de vivienda

nifestaciones. Es, en este sentido, un tér­

ma capitalista en cualquiera de sus ma­

y salud-, la competencia que represen­

mino más vago e impreciso que otros com­

taban el SINDICALISMO (v.) y el COMU­

parables, como marxismo, socialismo,

NISMO (v.), junto con una serie de con­

comunismo o anarquismo, que remiten

flictos internos particulares de cada ex­

a corrientes o estrategias políticas deter­

periencia nacional. En las últimas déca­

minadas. Como rótulo político, comenzó

das, junto con el debilitamiento del Es­

a utilizarse con cierta frecuencia sólo

tado y la caída del socialismo real, se asis­

hacia fines de la década del 90. Su apari­

te a un resurgimiento del discurso liber­

ción está relacionada con la sensación de

tario y ciertas prácticas organizativas

agotamiento o crisis de las identidades

que rechazan la jerarquía y los dogmas

anticapitalistas previas, tanto por obra

partidarios a la vez que recuperan el lu­

del fracaso de los gobiernos comunistas,

gar de la libertad individual. Este nuevo

socialdemócratas y de "liberación nacio­

impulso cobró fuerza a partir de las dé­

nal", como en virtud de la caducidad de

cadas del 60 y el 70 de la mano de escrito­

algunas de las diferencias estratégicas y

res e intelectuales como Noam Chomsky

teóricas que dividían

(Anarquismo), Murray Bookchin(La eco­ logía de la libertad), Hakim Bey y Her­

mencionadas (por ejemplo, aquella entre

a

las corrientes

reformismo y revolución). La adopción

bert Read, que recuperan elementos del

del rótulo anticapitalista obedece, de este

pensamiento libertario aplicándolos ala

modo, a una búsqueda de superación de

ecología, TECNOLOGÍAS ALTERNATNAS

las alternativas previas, al mismo tiem­

(v.), recuperación de las asambleas popu­ lares (v. ASAMBLEÍSMO), integración de

de rechazo del capitalismo que unifica­

po que a un retorno ala actitud primaria

las tradiciones descentralizadas, el lugar

ba a todas ellas. Algunos autores sostie­

del arte y la autonomía individual, como

nen que su aparición se relaciona tam­

vías alternativas. Asociados más bien a

bién con el surgimiento de una "nueva

prácticas juveniles urbanas -como los

generación" de movimientos emancipa­

neo anarquistas o el movimiento PUNK

torios, y que la relativavaguedad del tér­

(v.)- y a intelectuales, este resurgir de

mino es apropiada para una nueva polí­

cierto discurso anarquista, fuerte en Es­

tica radical menos inclinada a adherir a

tados Unidos y Europa, carece de presen-

un cuerpo de doctrina o programa políti-

48

·

Anticapitalismo

co predeterminados, o a un pensador o

única y necesariamente de un evento

líder en particular. En cualquier caso, el

político puntual situado en el futuro sino

vocablo se ha utilizado con creciente fre­

de la transformación en el presente, aquí

cuencia para designar un abanico hete­

y ahora, de la vida social por obra de las

rogéneo de MOVIMIENTOS SOCIALES (v.)

propias prácticas. Esta concepción tiene

y de acciones políticas que se hicieron

un correlato en el tema de las formas

visibles a partir de mediados de la déca­

políticas e institucionales empleadas

da del 90.

como parte de las luchas anticapitalis­

Los diversos autores que suscriben la tesis de un anticapitalismo de "nueva

fuerte énfasis en la necesidad de que las

tas. El nuevo anticapitalismo pone un

generación" sitúan el surgimiento de una

formas organizativas tengan un carác­

nueva fase de luchas anticapitalistas en

ter "prefigurativo", es decir, que antici­

momentos diferentes, desde mayo de

pen en ellas mismas el mundo que desea

1968 para algunos, hasta el alzamiento zapatista de 1994 o la "batalla de Seat­ tle" de 1999 para otros. Aunque todavía

ploraciones que viene habiendo en los

incipientes, existe una serie de "mutacio­

horizontalidad u "organización no jerár­

construirse. Esto se evidencia en las ex­ movimientos de lo que suele llamarse

nes" políticas que son las que permiten

quica", es decir, formas de agrupamien­

hablar de un "nuevo" anticapitalismo,

to y coordinación que eviten lo más posi­

por oposición a los movimientos tradicio­

ble la delegación de poder y la distinción

nales de crítica radical del capitalismo.

entre dirigentes y dirigidos. En este pun­

En primer lugar, se evidencia una muta­

to el anticapitalismo se diferencia fuer­

ción en la forma en que se concibe el po­

temente de la política del llamado "cen­

der y la estrategia política: luego del fra­

tralismo democrático" de los partidos de

caso de los modelos soviéticos y de los

cuño leninista, tanto como de la política

pobresresultados de los gobiernos social­

basada en grandes líderes típica de los

demócratas y de liberación nacional, hoy

movimientos de liberación nacional, o la

no parece tan claro que emplear una es­

política delegativa de los partidos social­

trategia centrada exclusivamente en la

demócratas. La búsqueda de formas de

toma del poder sea garantía de cambio

organización prefigurativas también

radical. El nuevo anticapitalismo pare­

se evidencia en exploraciones similares

ce tener una comprensión más sutil del

de tipos de articulación política "en red",

poder como relación social, que lo sitúa

que eviten la centralización y la concen­

más allá y más acá del Estado nacional,

tración del poder en unos pocos.

y que identifica las formas inesperadas

Otra serie de mutacionesimportantes del

en las que el poder puede transformar a

nuevo anticapitalismo tiene que ver con

quienes intentan tomarlo (v. CONTRAPO­ DER). No hay todavía respuestas unívo­

la forma en que se concibe al sujeto so­

cas para la cuestión de cómo cambiar el

la izquierda tradicional, que subordina­

cial de la emancipación. Al contrario de

mundo y qué estrategia adoptar frente a

ba todas las luchas a las de un sujeto "pri­

la política estatal. Sin embargo, los nue­

vilegiado" único -la clase obrera-, los

vos movimientos ponen mayor énfasis

nuevos movimientos parecen estar cons­

estratégico en la construcción de espa­

truyendo una idea múltiple del sujeto,

cios de AUTONOMÍA (v.), en la transfor­

que no supone a priori que un grupo so­

mación de los lazos sociales a través de

cial determinado vaya a ser el que eman­

las propias prácticas políticas adoptadas.

cipe o conduzca a los demás. Por el con­

Hay un cambio en la forma en que se

trario, el anticapitalismo parece traba­

imagina la revolución, que no se trata ya

jar con la hipótesis implícita de la nece-

Antipsiquiatría saria articulación de las luchas de dife­ rentes grupos afectados por el capitalis­ mo de maneras variadas, en la que cada grupo está en un plano de igualdad res­ pecto de los demás. Mujeres, trabajado­ res, estudiantes, ambientalistas, mino­ rías étnicas, pueblos originarios, etc., todos los grupos subalternos participan como iguales "negociando" sus diferen­ cias y buscando el CONSENSO (v.) para poder trabajar juntos contra el enemigo común. Esta concepción más abierta del sujeto tiene su correlato en una idea más "situacional" de las prácticas políticas: a diferencia de la izquierda tradicional, la naturaleza múltiple de las luchas anti­ capitalistas implica que cada una debe tener un carácter "situado", antes que responder a una estrategia o a un pro­ grama de acción único y preconcebido. Otra característica importante del nue­ vo anticapitalismo es su ambición de ir más allá de la política en el espacio local o el nacional, para articular las luchas directamente en el plano global. De he­ cho, en ocasiones se habla de un "movi­ miento global" o "alterglobalizador" (v. ALTERGLOBALIZACIÓN) que busca ex­ pandir los derechos políticos hoy encerra­ dos en el plano nacional. Finalmente, en el nuevo anticapitalismo se destaca tam­ bién una cierta preferencia por las tácti­ cas de acción directa y de desobediencia civil antes que por la política electoral (sin que esto signifique necesariamente un rechazo de ésta), junto con una valoriza­ ción mayor de la CREATIVIDAD (v.) y la alegria como parte de la lucha política. Aunque su capacidad de transformar el mundo de manera profunda y permanen­ te aún esté por demostrarse, el anticapi­ talismo ha producido importantes cam­ bios en el lenguaje, las ideas y las prácti­ cas de las luchas emancipatorias en todo el mundo,junto con inéditas experiencias de articulación y de acción a nivel global. Fuentes: E. Adamovsky, Anticapitalismo

49 para principiantes: la nueva generación de movimientos emancipatorios, Buenos Aires,

Era Naciente, 2003. - G. Monbiot (ed. ) , Anti­ capitalism:A Guide totheMouement,Londres, Bookmarks, 2001. - Notes from Nowhere (eds.), We areEuerywhere: The lrresistibleRise of Global Anti-capitalism, Londres, Verso, 2003. - J. Schalit (ed.), The Anti-capitalism Reader:Imagining a Geography ofOpposition, Nueva York,Akashic Books, 2002. EZEQUIELADAMOVSKY

ANTIPSIQUIATRÍA.Movimientoheterogéneo de crítica a la psiquiatría oficial --€n su comprensión de la enfermedad mental, en su terapéutica manicomial y del rol del. psiquiatra en la sociedad- surgido a fines de la década del 60 en el Primer Mundo. El término fue acuñado por el psiquiatra sudafricano David Cooper en 1967 en su libro Psiquiatría y antipsi­ quiatría y se extendió rápidamente por el mundo en un momento de cuestiona­ miento de las distintas formas de domi­ nación del capitalismo. Cooper,junto con Ronald Laing, fueron los líderes de este movimiento, con una perspectiva atra­ vesada por el psicoanálisis, el marxismo, la teoría de la comunicación y el existen­ cialismo sartreano. Trabajaron en Ingla­ terra en una nueva forma de abordaje de la locura surgido la década anterior como alternativa al manicomio: las co­ munidadesterapéuticas. Enéstas se con­ sideraba que la vida social y comunita­ ria de los pacientes, en un trato de igual­ dad con los profesionales, era el eje de la curación.Apartir de experiencias de con­ vivencia con pacientes esquizofrénicos incluidos en este dispositivo, postularon que las patologías mentales tenían un origen social y que la cura consistía en facilitar un ambiente para poder "desa­ rrollar" la enfermedad, y no etiquetarlos con diagnósticos ni depositarlos en los manicomios en complicidad con el siste­ ma capitalista. El uso de este nombre se extendió para englobar a un grupo de autores con ideologías, teorías y prácti-

Arielismo

50

cas muy diferentes pero de la misma épo­

no del misticismo para luego terminar

ca. Muchos de ellos no se reconocieron

con propuestas cercanas a la autoayuda.

como antipsiquiatras, pero se los sigue

Fundamentalmente, la antipsiquiatría

incluyendo en este movimiento porque

cayó cuando se demostró que la locura

eran opositores a la psiquiatría y su ins­

era un fenómeno complejo, no sólo cau­

titución: el manicomio. En Estados Uni­

sado por la sociedad. La imposición de la

dos, su representante más importante fue Thomas Szasz, quien postuló que la

mundialización capitalista a partir de los

enfermedadmental era unMITO (v.), aun­

salud mental con un resurgimiento de

80 tuvo su correlato en el campo de la

que su marco de referencia y su práctica

la psiquiatría tradicional que, tomando

fuese el psicoanálisis. En Francia, a par­

los avances en psicofarmacología, inten­

tir de 1968, se incluyeron bajo esta deno­

ta una reducción biológica de la subjeti­

minación algunos desarrollos del psicoa­

vidad. Sin embargo, las críticas de la an­

nálisis local que conjugaban algunas

tipsiquiatría al persistente orden mani­

ideas de Jacques Lacan con las políticas

comial y al rol del psiquiatra en la socie­

de izquierda, especialmente los desarro­

dad confieren su actualidad en los dis­

llos de Gilles Deleuze y Felix Guattari en

tintos movimientos de reformas de la

El anti-Edipo. Capitalismo y esquizofre­ nia (1972).

salud mental, quienes son los herederos de sus luchas.

En Italia -el país con mayores efectos de este movimiento- Franco Basaglia se convirtió en el pionero del cierre de los manicomios durante los 60. A fines de los 70 su movimiento, la psiquiatría de­ mocrática, con el apoyo del Partido Co­ munista, consiguió la supresión de los manicomios por la ley 180. El nombre

antipsiquiatría, como muchos de los mo­ vimientos sociales contraculturales defi­ nes de los 60, tuvo una cortavida (v. CON­

TRACULTURA). Apesar de haber sido una

Fuentes: F. Basaglia, La institución negada, Buenos Aires, Corregidor, 1976. - F. Basaglia et al., Razón, locura y sociedad, México, Siglo Veintiuno, 1978. M. Campuzano, E. Guins­ bergyA. Vainer, "Una evaluación actual de la antipsiquiatría", Subjetividad y Cultura, 22, México, 2004. D. Cooper, Psiquiatría y an­ tipsiquiatría, Buenos Aires, Paidós, 1972. D. Ingelby (comp.), Psiquiatría crítica, Bar­ celona, Crítica, 1982. -

-

-

ALEJANDRO VAINER

tendencia general en el mundo tuvo un

ARIELISMO. Se trata de una concepción so­

derrotero singular. Su destino fue sella­

bre lajuventud no sólo como correlato de

do por los caminos de sus creadores in­

la vida bohemia (v. BOHEMIA) y la gene­

gleses. Sus pocas comunidades terapéu­

rosidad sino también dotada de un lide­

ticas y una asociación que crearon se

razgo tal que puede erigirla en agente

mantuvieron hasta principios de los 70,

movilizador por excelencia de las masas.

cuando abandonaron los trabajos en co­

Esta tónica vanguardista habrá de pe­

munidades terapéuticas. Cooper redujo

netrar reiteradamente en nuestros mo­

su propuesta a la declamación de la trans­

vimientos estudiantiles. Su origen fun­

formación revolucionaria, homologando

damental se encuentra en elAriel deJosé

la liberación personal a la social. Vivió

E. Rodó, una especie de evangelio ético­

un tiempo en la Argentina y luego en

intelectual, publicado al filo del 900, para

Francia, con severos problemas psíqui­ cos hasta su muerte. Él mismo, debido a

losjóvenes de nuestro continente, a quie­

una crítica de Basaglia, cambió el nom­

desarrollar la democracia y la ciencia.

bre por el de Movimiento de Alternati­

Lasjóvenes GENERACIONES (v.) deberán

vas a la Psiquiatría. Laingtomó el cami-

combatir para que se haga realidad el

nes se les asigna una misión suprema:

51

Arielismo sueño de unaAmérica regenerada social e intelectualmente, en la línea trazada por los héroes de la independencia. Se

apela así a un voluntarismo idealista en el cual los jóvenes cuentan con las alas del "obrero interior", Ariel, animador de

sesentista el Ariel pasa a ser devaluado como una obra pésima en la que se cor­ porizó la fobia ante el primado estado­ unidense, del cual debíamos en cambio sentirnos orgullosos por ser receptores de su herencia política y legal. Otras po­

quienes luchan y trabajan, digno de ser

siciones concibieron al arielismo como

esculpido en la cordillera andina. El pro­

una orgía espiritual que sólo refleja la

pio Rodó, unos quince años después de haber publicado su ensayo magistral,

SENSIBILIDAD (v.) de las clases medias y

alude a ese personaje shakespereano que

te retrasados, enarbolan una ideología

de países que, por hallarse materialmen­

él mismo logró resignificar y comenta la

sublimante y compensatoria. El adveni­

dimensión alcanzada por el nombre de

miento de ciertas bogas posmodernas

Ariel en la evolución del pensamiento

-en medio del pensamiento único y es­

hispanoamericano contra un bastardea­

tructurado del neoliberalismo- proscri­

do positivismo utilitario y a favor de nues­

be toda narrativa sustancial como la arié­

tra identidad popular frente a políticas

lica, mientras se ufana en recolectarfrag­

imperiales y plutocráticas. Una revista

mentos y pequeñas historias metafóricas

de Maracaibo, en una fecha tan tempra­

(v.

na como 1901, se adelanta en adoptar

algunas variantes poscoloniales giran en

POSMODERNIDAD). Paralelamente,

para sí misma el título de Ariel, un fenó­

torno a un enfoque simplista que viene a

meno que se reiteraría con creces en la

descubrir la infraestructura económica

mayoría de los países latinoamericanos

y los condicionantes ideológicos para des­

hasta llegar a convertirse en vocero san­

enmascarar la falta de universalidad de

dinista. El incipiente movimiento estu­

la ciudad letrada y de sus baluartes como

diantil sudamericano previo a la Refor­

elAriel (v. POSCOLONIALIDAD). Contrario sensu, la prédica americanis­

ma del 18 celebró el nuevo programa idealista de Rodó e instrumenta hasta el

ta dinamizada por Rodó ha cobrado una

verbo arielizar durante sus congresos de

importancia inusitada en estos tiempos

Montevideo, BuenosAires, Lima y Bogo­

de globalización y de rechazo a las espe­

tá, en los cuales se invoca la presencia

cificidades culturales como en la peor

invisible de Ariel y su genio aéreo, para

época del racismo teórico que le tocó vi­

velar por "el ensueño de América" , más

vir al propio autor en cuestión. Arturo

allá del capitalismo tecnocrático. Toda­

Roig ha efectuado una revalorización de

vía en 1923, transcurrido ya el congreso

Rodó, al interpretar que fue él quien nos

de estudiantes realizado en México-don­

legó la base para construir nuestro dis­

de tomó carta de ciudadanía mundial el

curso, al profundizar el símbolo de Cali­

movimiento reformista organizado-,

bán (v.

Pedro Henríquez Ureña -que mucho

-como hizo negativamente Ernest Re­

antes ya había descripto a los partida­ rios de Ariel como una multitud crecien­

nan- con el proletario y el pueblo, o al

te-, en una misiva escrita desde allí en la cual se refería al fin de Europa y Esta­

blecer una democracia. Un rescate seme­

CALIBANISMO) sin identificarlo

defender los derechos de éste para esta­ jante ha efectuado Arturo Ardao, cuan­

dos Unidos, sostuvo que sólo concorda­

do advirtió por ejemplo que el Calibán

ban con los rebeldes de las nuevas gene­

delineado por su compatriota represen­

raciones cuya prédica se hallaba ya en

ta a las clases dirigentes de ambos he­

germen en elAriel de Rodó.

misferios, o que la base material y la in­

Con la reinstauración conservadora pos-

dependencia económica y política de

Arte popular

52 nuestra América eran condiciones fun­

Unión Latinoamericana y a los estudian­

dantes de la emancipación moral y espi­

tes y obreros del continente.

ritual. En cuanto a la figura de Ariel, en Roberto Fernández Retamar encontra­ mos una de las mejores aproximaciones al mitológico personaje de Shakespeare: simboliza al intelectual que puede optar por servir a Próspero, la Antiamérica, o unirse a Calibán para luchar por una li­ bertad verdadera. El arielismo como tal

Fuentes: AAVV. , "Arielismo y latinoameri­ canismo", Prisma, 17, Montevideo, 2001. H.E. Biagini, "El arielismoy su discursojuve­ nilista", Cuadernos de Marcha, 172, Monte­ video, 2001. E. Devés Valdés, Del Ariel de Rodóa la CEPAL, BuenosAires, Biblos, 2000. -

-

HUGO E. BIAGINI

resulta en efecto una de las tantas va­ riantes de la UTOPÍA (v.). En su mejor

ARTE POPULAR. Se entiende por "arte po­

acepciónAriel, como Calibán, se erige en

pular" el conjunto de formas expresivas

uno de los muchos nombres ficcionales

que, producidas por sectores excluidos de

utilizados para distinguir un continen­

una participación social plena, asumen

te multívoco e insurrecto como el nues­

modalidades diferentes de las del arte

tro, que sigue persiguiendo su identidad

moderno occidental. En sentido restrin­

tras engañosas apariencias moderniza­

gido, el término se circunscribe enAmé­

doras. En ese proceso de afirmación, los

ricaLatina a producciones artísticas vin­

estudiantes, como otros grupos popula­

culadas con experiencias históricas tra­

res que asumen el papel reivindicativo

dicionales: culturas rurales, indígenas y

atribuido por las vertientes arielistas a

urbanizadas entroncadas con la memo­

la juventud, han cumplido una función

ria precolombina y colonial, aunque

ejemplar a través de un derrotero que

abiertas a los desafíos que plantea la

permanece aún vigente (v. JUVENILIS­

modernidad y dispuestas siempre a en­

MO y MOVIMIENTOS ESTUDIANTILES).

frentarlas mediante estrategias retóri­

Asimismo, la simbología ariélica, con su

cas diversas. Este recorte es convencio­

altruismo ascético, nos sale nuevamen­

nal y no debe significar el desconocimien­

te al cruce en esta era narcisista de com­

to del potencial expresivo de sectores

petencia ilimitada, negociados y replie­

populares urbanos provenientes de otras

gue en la privacidad que ha dado lugar a

experiencias culturales y enfrentados a

tantos frentes de oposición multisecto­

retos y cometidos propios. El concepto se

rial y policlasista (v. ALTERGLOBALIZA­

consolida como afirmación del derecho de

CIÓN). Agrupamientos actuales como el

la diferencia ante una concepción etno­

Corredor de las Ideas del Cono Sur pro­

centrista de arte basada en el modelo de

curan también readoptar el estilo ensa­

la modernidad occidental. El uso de la

yístico y de pronunciamiento, más allá

expresión "arte popular" no sólo permite

del corto vuelo reflexivo al cual se halla

ensanchar el panorama de las artes con­

subordinada la industria académica del

temporáneas, acosado por una visión de­

paper, como lo perfiló el mismo Ariel o

masiado estrecha de lo artístico, sino ale­

tantas otras piezas programáticas, su­

gar en pro de la diferencia cultural: reco­

puestamente de un género menor pero

nocer modelos de arte alternativos a los

inherentes a nuestras mejores tradicio­

occidentales y refutar el prejuicio colo­

nes, desde el Dogma socialista de Este­

nialista de que existen formas cultura­

ban Echeverría hasta los mensajes epis­

les superiores e inferiores, merecedoras

tolares de Víctor R. Haya de la Torre,

o indignas de ser consideradas expresio­

José Ingenieros, José Vasconcelos,Alfre­

nes excepcionales. Esta argumentación

do Palacios, Romain Rolland, por la

se basa en dos alegatos.

�e popular

53

El primero de ellos invoca el concepto

cohesionan sus instituciones y renuevan

tradicional de arte basado no en la auto­

la legitimidad del pacto social. Esta po­

nomía absoluta de la forma sino en la

sibilidad resulta especialmente ventajo­

tensión entre ésta y los contenidos socia­

sa en relación con los pueblos indígenas:

les o existenciales (verdades, usos, valo­

defender otras formas de arte puede pro­

res poéticos, oscuros significados). Hom­

mover miradas nuevas sobre hombres y

bres y mujeres de diversas comunidades

mujeres que, cuando no despreciados,

rurales y PUEBLOS INDÍGENAS (v.) ape­

sólo son considerados -desde la compa­

lan a la belleza no como un valor en sí

sión o la solidaridad-sujetos de explo­

sino como un refuerzo de diversas fun­

tación y miseria. Reconocer en ellos a

ciones ajenas al círculo estricto regido por

artistas, poetas y sabios obliga a estimar­

la forma. En esta operación, el goce esté­

los como figuras notables, sujetos com­

tico constituye una experiencia intensa,

plejos y refinados, capaces no sólo de

pero no autosuficiente: marca una in­

profundizar su propia comprensión del

flexión en el curso de un proceso más

mundo sino de alentar con los argumen­

amplio dirigido a activar complejos sig­

tos de la diferencia el deprimido panora­

nificados sociales, a rastrear los indicios

ma del arte universal.

de certezas inalcanzables.

A partir de tales estimaciones, se consi­

Pero la falta de autonomía estética no

dera "arte popular", en sentido amplio,

significa ausencia de lo estético. Enreda­

al conjunto de expresiones a través de las

da en la textura del cuerpo social, la fuer­

cuales diferentes sectores subalternos

za de la belleza impulsa el cumplimiento

movilizan el sentido social paralela­

de funciones económicas, políticas, socia­

mente a los modelos del arte occidental

les y religiosas. Los colores más inten­

moderno. Esta definición subraya tres

sos, los diseños más exactos y las más

notas. La primera tiene un carácter re­

sugerentes tramas e inquietantes com­

lacional y señala una posición asimétri­

binaciones operan más allá de la lógica

ca: lo popular se establece negativamen­

de la armonía y la sensibilidad: resaltan

te, se constituye de cara a lo dominante

aspectos fundamentales del quehacer

en cuanto diferente, alternativo, opues­

social despertando las energías furtivas

to o subordinado. La segunda supone un

de las cosas, realzando sus apariencias,

movimiento positivo: el arte popular in­

volviéndolas extraordinarias.

tegra un proyecto de construcción histó­

El segundo alegato en pro del término

rica, intensifica la percepción y compren­

"arte popular" apela a razones políticas.

sión de lo real, elabora simbólicamente

Ya fue sostenido que el reconocimiento

las situaciones de las que parte y, conse­

de un arte diferente ayuda a discutir el

cuentemente, actúa como un factor de

pensamiento etnocéntrico según el cual

autoafirmación subjetiva y una posibili­

sólo las formas dominantes pueden al­

dad política de réplica. La tercera nota

canzar ciertas privilegiadas cimas del

menciona los rasgos propios de la crea­

espíritu. Pero este reconocimiento tám­

ción artística popular: sus formas ni son

bién apoya la reivindicación de la diver­

formalmente autónomas, ni expresan la

sidad: los DERECHOS CULTURALES (v.).

genialidad creativaindividual, ni exigen

La autodeterminación de las culturas

la unicidad ni la innovación constante en

alternativas requiere la tolerancia de sus

el curso de los acervos colectivos. El arte

particulares sistemas de SENSIBILIDAD,

popular significa así el conjunto de for­

IMAGINACIÓN y CREATMDAD (v.) (siste­

mas sensibles comprometidas con las

mas artísticos), desde los cuales ellas

verdades del sector popular que las pro­

refuerzan la autoestima comunitaria,

duce. El hecho de que la producción de

54

estas formas coincida o no con los rasgos de la producción del arte moderno occi­ dental no afecta su potencial expresivo ni compromete su "artisticidad". La discusión relativa al arte popular ha sido retomada en los últimos años a par­ tir de la reconsideración actual del con­ cepto de "cultura popular". Liberado de sus alcances esencialistas y vinculado con ciertas figuras básicas del pensa­ miento actual (como las de identidad, hegemonía, cultura de masas, etc.), el términopopular vuelve a adquirir vigen­ cia y utilidad, aunque su ambigüedad genere no pocas confusiones. Se trata, en efecto, de un concepto que no sólo no ha logrado consolidar un estatuto teórico claro sino que se encuentra comprometi­ do con posiciones ideológicas distintas que borronean la nitidez de sus contor­ nos.Aun así, parece conveniente utilizar­ lo por la presencia y los alcances que ha obtenido en los estudios actuales sobre laDIVERSIDAD (v.) cultural. Se lo emplea en su sentido más amplio para designar la producción de sectores subalternos pero, a partir de esta definición negati­ va de lo popular en cuanto excluido, el artículo apunta a un concepto de "arte popular" afirmado desde la expresión de lo diferente, desde las prácticas simbóli­ cas de sectores que reimaginan sus situa­ ciones diversas y recrean las formas de su tradición propia para asumir los de­ safios que acerca la modernidad hegemó­ nica (v. IDENTIDAD CULTURAL). A pesar de estas dificultades, el uso del término en cuestión resulta inevitable para encarar el tema de la producción simbólica de grandes sectores sociales y de numerosas minorías que reimaginan sus memorias plurales y aventuran ex­ plicaciones del mundo según claves dife­ rentes de las manejadas por la cultura hegemónica. La vigencia de la expresión arte popular se basa en la necesidad de reconocer el derecho de la alteridad cul­ tural: el derecho a reimaginar la propia

Arte popular

historia y anticipar futuros posibles me­ diante formas diferentes, aunque no ne­ cesariamente opuestas, a las de la cultu­ ra hegemónica. Uno de los desafios más interesantes del arte popular actual está marcado por su posibilidad de irrumpir en circuitos del arte contemporáneo sin desviarse del camino de la tradición in­ dígena o mestiza. Se trata de la práctica de comunidades o individualidades ru­ rales, suburbanas o indígenas, que no pretenden imitar o construir versiones particulares de las señales euronorte­ americanas sino proseguir sus propios caminos históricos, básicamente de ori­ gen tradicional y, presionadas por su pro­ pio tiempo, internarse con naturalidad en territorios regidos por códigos moder­ nos (códigos económicos, sociales, cultu­ rales, estéticos). Condicionadas por si­ tuaciones nuevas que comprometen su supervivencia, esas culturas desarrollan actualmente diversas estrategias simbó­ licas de apropiación de imágenes, técni­ cas y códigos modernos y, aun, disputan circuitos propios de la institucionalidad moderna (mercado, publicaciones, distin­ ciones, participación en concursos y even­ tos internacionales). En contra de discri­ minaciones y preconceptos que intentan reducir las expresiones del arte popular a banales producciones folclóricas, ejem­ plares de colecciones etnográficas (cuan­ do no arqueológicas), esencias naciona­ les petrificadas o residuos curiosos de un mundo en extinción; en contra de estos prejuicios, de fuerte signo ideológico, di­ versos artistas populares, integrados o no en comunidades o sectores, recrean y reacomodan los escenarios de su produc­ ción y hasta tratan de ensancharlos com­ pitiendo con los sectores ilustrados y hasta con la cultura industrializada. En estos obstinados y confusos afanes se encuentran algunos de los argumentos más firmes de la diferencia en los es­ carpados terrenos del arte de América Latina.

Artesanías

55

Fuentes: G. Bonfil Batalla, "De culturas po­ pulares y política popular", en Culturas po­ pularesypolítica cultural, México, Museo de Culturas Populares-Sep, 1982. - A. Colom­

bres, Liberación y desarrollo del arte popu­ lar,Asunción, Museo delBarro, 1986. -T. Es­ cobar, "Estética de las artes populares", en R. Xirau y D. Sobrevilla (eds.), Estética. En­ ciclopedia iberoamericana de filosofía, Ma­ drid, Trotta, 2003. -N. García Canclini Arte populary sociedad en América Latina, Méxi­ co, Grijalbo, 1977. - M. Lauer, Crítica de la ,

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Santa Fe de Bogotá, Convenio Andrés Bello, 1998. -0. Salerno, Artesan ia y arte popular, Asunción, Museo Paraguayo deArte Contem­ poráneo, 1983. TICIO ESCOBAR

ARTESANÍAS. Las artesanías son manifes­ taciones surgidas de la experiencia de las culturas populares campesinas y urba­

nas que aparecen originalmente para satisfacer necesidades funcionales del grupo humano en que se producen, pero que trascienden el plano de lo utilitario porque poseen cualidades artísticas que las distinguen. Son, pues, empíricas, tí­ picamente regionales, de transmisión directa por la palabra y el ejemplo, de vigencia colectiva en la comunidad y anó­ nimas en cuanto a sus inventores o crea­ dores de variantes. El artesano es el autor de la obra total, desde la concepción hasta la ejecución, que domina el conjunto del proceso y deja en ella la impronta de su capacidad téc­ nica y artística. Éste, junto con la trans­ formación de la materia en producto y la constitución de formas de socialización que le son propias, crea un "universo de signos" que juegan un papel específico y descubren una sensibilidad particular que atraviesa todas las estructuras so­ ciales de las culturas populares campe­ sinas y urbanas (v. ARTE POPULAR). Las artesanías indígenas y las tradicio­ nales son en general colectivizadas y

anónimas, y reiteran un patrón de eje­ cución y destino heredados. Las arte­ sanías urbanas son creaciones individua­

les que están destinadas al público ge­ neral y que procuran acompañar los cam­ bios de la moda. Cuando las artesanías alcanzan el interés de compradores más allá del ámbito local en el que surgen, deben competir denodadamente con la producción industrial del mercado capi­ talista en una situación desventajosa en cuanto a costos, cantidad y distribución, puesto que lo artesanal se produce en forma individual o grupal con técnicas principalmente manuales claramente opuestas a la producción industrial en serie. Los simpatizantes de un socialismo hu­ manista tratan de garantizar a los arte­ sanos la capacidad de ser sujetos de su propia vida (por ejemplo, el proyecto de régimen de promoción de las artesanías y ayuda a los artesanos que creó Augusto Raúl Cortazar en el Fondo Nacional de las Artes de la Argentina durante los 60). Ya en los años 70 se pudo constatar la cre­ ciente desaparición de muchas artesanías tradicionales, especialmente variadas for­ mas textiles, por lo que, posteriormente, la preocupación no se centró en recupe­ rar valores culturales del pasado sino en atender a la inserción artesanal en el mercado del turismo cultural, la micro­ empresa y la globalización. Del paradig­ ma humanista, que veía la cultura como anclada en la subjetividad de los actores sociales, hemos pasado al paradigma es­ tructuralista (Louis Althusser) en el cual la artesanía constituye un "producto" que posee una materialidad específica. Su análisis no se detiene en los valores, las expectativas y los comportamientos de los sujetos, sino enlos "bienes simbólicos" que son producidos y ofrecidos al público como mercancía. Jean Baudrillard asegura que en la so­ ciedad de consumo el valor signo -no ya el valor de cambio, y mucho menos el de

Asambleísmo

56

uso-regula la producción de mercancías. Se contemplan todos los productos sim­ bólicos como igualmente válidos y fun­ cionales. No existen criterios para eva­ luarcuáles productos culturales son bue­ nos o malos, mejores o peores, ideológi­ cos o emancipadores; salvo la maximiza­ ción de la funcionalidad. Hoy China co­ pia los diseños de artesanías autóctonas de otros países y los produce masivamen­ te a precios baratos. Esto baj a la calidad y afecta la compra de productos origina­ les, su tradición y legitimidad, dañando a la artesanía y a los artesanos. Pero, justamente, si el capitalismo liviano está convirtiendo al mundo en una aldea glo­ bal, no debemos olvidar, sin embargo, que las artesanías como tales surgen de las particulares condiciones de vida y de tra­ bajo de los artesanos, por lo cual los go­ biernos deben procurar su promoción y valorización, evitando los intermediarios y logrando poner en contacto directo al artesano con el público, ofreciendo fran­ quicias para abrir negocios en el extran­ jero que comercialicen los productos en la forma más directa posible, aseguran­ do calidad y precios razonables. Porque es posible la modificación del or­ den social -ya que éste es alterable y con­ tingente, como todo acontecer huma­ no-, consideramos que se deben revalo­ rizar las prácticas que transforman las materias primas y hacen al hombre au­ tor de bienes que atraen porque man­ tienen vigentes valores, estilos y técni­ cas que fueron patrimonio de los ante­ pasados y representativos de un mundo a medida del hombre, donde la huella de éste es un valor en sí mismo.

teóricay experiencia argentina, BuenosAires, Fondo Nacional de las Artes, 1976. - J. Gray,

Falso amanecer. Los engaños del capitalismo global, Buenos Aires, Paidós, 2�00. e­ jía Lozada, La artesanía en México. Histo �· mutacióny adaptación de un concepto, Mexi­ co, Colegio de Michoacán, 2004. - M.B. Rot­

?· � r;-

man, "Política cultural, gestión municipal y prácticas artesanales", Antropología y Cien­ cias Sociales, Buenos Aires, V, 1996. NIDIA BURGOS

ASAMBLEÍSMO. Definir el asambleísmo presenta la dificultad de que no tiene un programa ni ha elaborado manifiestos donde se autodescriba; no obstante, ha sido caracterizado por sus propias prác­ ticas. De ahí que deba rastrearse en su origen histórico. El movimiento asam­ bleístico surge con el acontecimiento del

19 y 20 de diciembre de 2001, que tuvo su epicentro en la ciudad de Buenos Ai­ res, si bien encontró importantes mani­ festaciones en el conurbano bonaerense y otras grandes ciudades de la Argenti­ na como Rosario y Córdoba. Esa misma noche se autoconvocaron las primeras asambleas. Su composición estuvo inte­ grada, mayormente, por trabaj adores, desocupados, amas de casa, estudiantes, intelectuales, ex militantes y trabaj ado­ res barriales, sociales y sindicales. Esta variada composición encontraba su com­ pleja unidad bajo el vocativo de "vecinos" que, más allá de las diversas proceden­ cias, movilizaba a los asambleístas. De ahí que estas agrupaciones se suelan lla­ mar "asambleas barriales" y que hayan sido consideradas potencialmente afines

Fuentes: J. Baudrillard, La ilusión y la des­ ilusión estéticas, Caracas, MonteÁvila, 1998. z. Bauman, Modernidad líquida, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2003. z. Bauman, Vidas desperdiciadas. La moder­ nidad y sus parias, Buenos Aires, Paidós, 2005. S. Castro-Gómez, "Althusser, los es­ tudios culturales y el concepto de ideología", -

-

-

Revista Iberoamericana, 19 3 , 2000. - A.R. Cortazar, Ciencia folklórica aplicada. Reseña

con los centros de gestión y participación del gobierno porteño, herederos de los viejos consejos vecinales en los que an­ taño se organizaba la representación política de BuenosAires.En ello, el asam­ bleísmo resulta tributario de la inscrip­ ción territorial de la política argentina afianzada a partir de los años 80. Aun-

Asambleísmo que, como ya se señaló, no tuvo progra­ mas ni manifiestos, adoptó una consig­ na: "Que se vayan todos". Compartió esta exigencia con otros MOVIMIENTOS SO­ CIALES (v.) convergentes en ese acon­ tecimiento (los CACEROLAZOS, los aho­ rristas, los movimientos piqueteros y territoriales junto con organizaciones políticas y sociales tradicionales), pero el movimiento asambleísta fue el que más prolongadamente expresó tal demanda radicalmente, intentando plasmarla en la práctica y sosteniéndola a lo largo del tiempo. Por eso buena parte del debate público y mediático sobre el sentido y el futuro de las asambleas gira en torno de la citada consigna, que no debe ni puede interpretarse literalmente, ya que ella llevaría a plantear no sólo su fracaso (pues, como gustan decir algunos, "se quedaron todos") sino también a insinuar que ellas son un sinsentido. Otros, en cambio, vinculan el carácter poético y la fuerza expresiva de la frase con el imagi­ nario que acompañó el Mayo francés, y ponderan su capacidad de movilización. Incluso hay quienes creen ver en esa ex­ presión "vacía" la alternativa renovada de una política radical. Pero debe contem­ plarse algo más que las interpretaciones a la hora de ponderar las posibilidades a futuro del asambleísmo. No puede igno­ rarse que el conjunto de las fuerzas polí­ ticas argentinas ha tratado de combatir­ lo, si bien en los primeros días intentó ca­ pitanearlo. Así, las asambleas, en la me­ dida en que iban mostrando autonomía y capacidad de vuelo, debieron resistir los más ingeniosos y tenaces intentos por sofocarlas. Esta poco loable tarea fue emprendida por servicios de inteligencia que intentaron infiltrarlas, aparatos de partidos de derecha y/o de partidos po­ pulares que recurrieron a tácticas simi­ lares, grupos de interés que buscaron redirigir sus fines, distanciándolos de la cosa pública en dirección a la defensa del interés particular; centros de gestión y

57

participación porteños, que buscaron hacerlas converger hacia su propia ins­ titucionalidad, y partidos de izquierda tradicionales que intentaron manejarlas con la idea de que no aportaban nada sustancial a la LUCHA DE CLASES (v.) si no se subordinaban a su estructura par­ tidaria. Sólo un milagro hubiera podido poner freno al complejo juego de tensio­ nes a las que se vio sometido este movi­ miento. Aun así, el casi universal inte­ rés por cooptarlo, inhibirlo o, a falta de otros remedios, desbaratarlo, muestra que el asambleísmo suscitó la atención de todo el arco político argentino y de analistas extranjeros.Apesar desu com­ plejidad y las dificultades que enfrentó, logró establecer una modalidad propia de organización, inspirada fuertemente en la idea anarquista de federación, ancla­ da en prácticas sindicales, de trabaj o barrial y militancia popular preexisten­ tes. A partir de estas experiencias, logró plasmar una estructura y un modo de operar coincidente cuando las asambleas se organizaron en una suerte de federa­ ción: cada una votabay elevaba un man­ dato a la asamblea interbarrial, donde era sometido a votación en un plenario. Si bien esta instancia articulatoria duró poco, pues sucumbió a las maniobras de algunos aparatos de izquierda, muchas asambleas continuaron reuniéndose con periodicidad (generalmente, una vez por semana). Inicialmente predominaban como lugar de reunión los espacios pú­ blicos, sobre todo las plazas, con lo cual las asambleas venían a resignificar el ágora por excelencia de la política argen­ tina. Con el paso del tiempo, inspirándose en movimientos territoriales, muchas asambleas fueron tomando locales des­ ocupados, transformándolos en centros culturales, sociales o asistenciales, los que a su vez se convirtieron en sedes de reunión. Desde el punto de vista organi­ zativo, las asambleas suelen contar con

Autenticidad

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comisiones de trabajo. Las primeras en constituirse son, con frecuencia, las de prensay difusión y la de desocupados. La razón de ser de las comisiones se vincula con las actividades que estas asambleas desempeñan: promoción cultural en los barrios, participación en la gestión de hospitales públicos y centros de salud, bolsas de trabajo, gestión de comedores y ollas populares, etc. Esta modalidad de trabajo sufrió muchas tensiones. Las más constantes y significativas fueron las si­ guientes dicotomías: adscribir a la demo­ cracia directa o a la democraciarepresen­ tativa, legitimar como espacio de toma de decisiones a las asambleas o a las co­ misiones de trabajo, sustentar una polí­ tica maximalista (antiimperialista, cla­ sista, etc.) o minimalista (el trabajo en el barrio y en organizaciones populares, etc.). Más allá del cúmulo de dificultades que lo atravesaron, el asambleísmo fue la gran síntesis de la vida política argen­ tina del siglo XX. No obstante, se sigue preguntando si fracasó. Incluso su (mo­ desta) presentación a elecciones legisla­ tivas de la ciudad de Buenos Aires en 2005 fue interpretada por algunos como una claudicación, ya que significó recaer en la políticarepresentativa. Sin embar­ go, si algún fracaso hubiera, no sería el del asambleísmo sino el de la sociedad argentina, que no (se) ha permitido la emergencia de lo nuevo y cuyos más di­ versos sectores se movilizaron en su con­ tra. Uno de los recursos orientados en esta dirección fue, precisamente, exigir­ le más de lo que ha dado -que no ha sido poco-y de lo que podría dar; no obstante, así como el asambleísmo conformó una compleja síntesis del legado político ar­ gentino, deja una nutrida experiencia que, seguramente, el porvenir sabrá in­ terpelar y reapropiar. Fuentes: A.M. Fernández, S. Borakievich y

L. B. Rivera, "Las asambleas y sus tensiones: espacios colectivos de acción directa", El Cam·

po Grupal, 44, 2003. - E.

Cafassi, Olla a pre·

sión. Cacerolazos, piquetes y asambleas sobre

fuego argentino, Buenos Aires, Libros del Ro­ jas, 2002. - G. Di Marco et al., Movimientos sociales en la Argentina. Asambleas: la politi· zación de la sociedad civil, Buenos Aires, Jor­

ge Baudino, 2003. M. Svampa, "Las dimen­ siones de las nuevas protestas sociales", El Rodaballo, Nº 14, 2002. -A. Negri et al., Diá­ -

logo sobre la globalización, la multitud y la experiencia argentina, Buenos Aires, Paidós, 2003. - M. Hardt y A. Negri, Multitud. Gue­

rra y democracia en la era del Imperio,

Bue­ nos Aires, Debate, 2004. - N. Klein, Vallas y ventanas, Buenos Aires, Paidós, 2002. - P. Vrrno, "Crear una nueva esfera pública, sin Estado", Ñ, 24 de diciembre de 2004. CARLOS BELVEDERE

AUTENTICIDAD. Se considera que algo resul­ ta auténtico cuando es posible precisar su identidad, origen y condición real, por lo que se puede certificar su certeza, va­ lidez o propiedad. Existencialmente, lo mismo que su contrario la inautentici­ dad, se concibe como una de las condicio­ nes básicas del hombre cuando éste no deja de ser lo que es (José Ortega y Gas­ set) y se enfrenta a la alienación (Martin Heidegger). Se identifica también como lo más profundo en oposición a lo super­ ficial (Karl Jaspers). El problema de la autenticidad y la ORI· GINALIDAD (v.) de la filosofía, la litera­ tura, el arte y la cultura en Latinoaméri­ ca tomó fuerza a partir de la década del 40 del siglo XX en los momentos del auge experimentado por los estudios sobre la HISTORIA DE LAS IDEAS (v.) en esta re­ gión. En el pensamiento latinoamerica­ no se ha vinculado la autenticidad-aun­ que sin subsumirla- al concepto de ori· ginalidad con relación a la existencia y las cualidades de la filosofía y la cultura propias de esta región. Si la cultura ex­ presa el grado de dominio que posee el hombre en una forma histórica y deter­ minada sobre sus condiciones de existen­ cia y desarrollo, ésta se ejecuta de mane-

Autenticidad ra específica y circunstanciada, por lo cual puede ser considerada de manera auténtica cuando se corresponde con las exigencias de diverso carácter que una comunidad histórica, pueblo o nación debe plantearse. El grado de autentici­ dad no debe ser confundido con formas de originalidad, pues lo determinante en la valoración de un acontecimiento cul­ tural no es tanto su novedad o irrepetibi­ lidad sino su plena validez. Siempre que el hombre domina sus condiciones de existencia lo hace de forma específica y en una situación espacio-temporal dada. En tanto no se conozcan estas circuns­ tancias y no sean valoradas por otros hombres, tal anonimato no le permite participar de forma adecuada en la uni­ versalidad.A partir del momento en que se produce la comunicación entre hom­ bres con diferentes formas específicas de cultura, ésta comienza a dar pasos cada vez más firmes hacia la universalidad. La historia se encarga después de ir de­ purando aquellos elementos que no son dignos de ser asimilados y "eternizados". Sólo aquello que trasciende a los tiem­ pos y los espacios es lo que más tarde re­ aparece reconocido como clásico en la cultura, independientemente de la re­ gión o la época de donde provenga. La creciente estandarización que produ­ ce la vida moderna, con los adelantos de la revolución científico-técnica, no signi­ fica que todas sus expresiones deban ser consideradas como manifestaciones au­ ténticas de la cultura.Auténtico debe ser estimado aquel producto cultural, que se corresponde con las principales deman­ das del hombre para mejorar el dominio sobre sus condiciones de vida, en cual­ quier época histórica y en cualquier par­ te, aun cuando ello presuponga la imita­ ción de lo creado por otros hombres. De todas formas la naturaleza misma de la realidad y el curso multifacético e irre­ versible de la historia le impone su sello distintivo. La cultura auténtica es siem-

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pre específica y por tanto histórica. Debe ser medida con las escalas que emergen de todos los demás contextos culturales pero, en primer lugar, con las surgidas del mundo propio. El hecho de que unos pueblos aprendan de otros y se intercam­ bien sus mej ores valores alcanzados constituye una premisa inexorable del desarrollo de la cultura. En la medida en que un hecho cultural satisfaga exigencias y requisitos circuns­ tanciales y epocales que posibiliten un mayor nivel de humanización de las re­ laciones sociales se cumplirá con el re­ quisito preliminar de lograr su especifi­ cidad auténtica y se asegurará un lugar en la cultura universal. Varios pensado­ res latinoamericanos contemporáneos se han planteado exitosamente la tarea de hacer filosofía auténtica (Leopoldo Zea, Francisco Miró Quesada, Arturo Roig) (v. FILOSOFÍA LATINOAMERICANA). In­ cluso la repercusión de los productos cul­ turales dignos de ser imitados no nece­ sariamente se produce en aquellos pue­ blos que pueden desempeñar cierto tu­ telaje en el proceso histórico mundial por factores coyunturales hegemónicos de carácter económico o político. En el pro­ ceso de realización de acciones auténti­ cas se forjala IDENTIDAD CULTURAL(v.) de una nación, pueblo o región que, aun­ que pueda ser manipulada con los fines ideológicos más disímiles, en definitiva sobreviva y se regenere dando lugar a su propio ser distintivo.

Fuentes:AA.VV.,AméricaLatina: identidad y diferencia, Ciudad Juárez, Universidad Autónoma, 1992. - H.E. Biagini, Filosofía americana e identidad, Buenos Aires, Eude­ ba, 1989. -H.E. Biagniy R. FornetBetancourt (eds.), Arturo Ardao y Arturo Andrés Roig, fi­ lósofos de la autenticidad, Aachen, Wissens­ chaftsverlag, 2001. - F. Miró Quesada, Des­

pertary proyecto del filosofar latinoamerica­ no, México, Fondo de Cultura Económica, 1974. -A.A. Roig, Teoría y crítica del pensa­ miento latinoamericano, México, Fondo de

Autonomía

60

Cultura Económica, 1981. L. Zea, América como conciencia, México, UNAM, 1972. -

PABLO GUADARRAMA GoNZÁLEZ AUTONOMÍA. El concepto de autonomía re­ fiere al hecho de que una realidad se ha­ lle gobernada por sus propias leyes y que se distinguen estas leyes de otro tipo de lógicas. El término encuentra su opues­ to-tensión en el concepto de heteronomía, que implica una determinación externa y coactiva sobre la autodeterminación. Se trata de un término complejo, que ha adoptado múltiples connotaciones en el campo intelectual y en el dominio de la lucha político-ideológica en América La­ tina. A partir de la permanente preocu­ pación por parte de cientistas sociales latinoamericanos en torno al reforza­ miento y la ampliación de la SOCIEDAD CML (v.), se deriva el concepto de auto­ nomía como fundamento de posibilidad para el logro de tales objetivos. En el marco del Estado neoliberal y de la cre­ ciente globalización, la autonomía de la sociedad civil se presenta como una UTO­ PÍA(v.) necesaria y un criterio ético fren­ te a la heteronomÍa determinada por la totalización de la lógica del mercado en todas las esferas de la realidad social. Podríamos decir que la vida social se ha mercantilizado, en la medida en que la globalización potencia de manera unila­ teral la lógica del capital, lógica que se convierte en irracional por excluir y mar­ ginar a la mayoría de la población hacien­ do inviable la vida misma. Con relación al Estado, en especial en su fase neoliberal, se visualiza su fuerte compromiso con los intereses económi­ cos corporativos que lo separan de una sociedad civil plural en concordancia con una sociedad política cuyo referente tra­ dicional es el partido político, invadido por el poder del mercado y desprestigia­ do como un espacio de corrupción y de intercambio de favores. La democracia indirecta que separa a la sociedad en re-

presentantes y representados se ejerce bajo los principios mercantiles imperan­ tes (por ejemplo el de la competitividad), dejando afuera de las decisiones políti­ cas a las mayorías sociales. Frente a la presencia totalizadora del capital en alianza con el Estado y con la sociedad política se replantea, entonces, la socie­ dad civil a partir de su articulación autó­ noma con las otras esferas de lo social. De este modo la sociedad civil puede re­ forzar su carácter de instituyente para reformular su relación y el principio de su articulación con el Estado, con la so­ ciedad política, e incluso con el mercado. Estas complejas relaciones suponen que la sociedad civil autónoma sea el lugar de activación, de organización y de cons­ trucción de una sociedad alternativa. Se han formulado distintas posturas teó­ ricas, que se desprenden del análisis de diversos escenarios, en cuanto al lugar desde donde garantizar la autonomía de la sociedad civil. Por un lado, el Estado (no el Estado neoliberal que potencia la exclusión social sino unEstado reformu­ lado en función del bienestar de una so­ ciedad civil amplia) es visualizado como el guardián de esa autonomía, en su po­ tencial capacidad de poner límites a la lógica del mercado y articular las deman­ das particulares de la sociedad civil, evi­ tando así la fragmentación del tejido so­ cial. Por otro lado, se apuesta con mayor énfasis, aunque sin descuidar el papel del Estado, al poder creciente de los nuevos MOVIMIENTOS SOCIALES (v.) que cons­ truyen formas alternativas de expresar las demandas sociales. En ambas posi­ ciones se prioriza la afirmación autóno­ ma de los sujetos sociales como condición de posibilidad de la autonomía misma de la sociedad civil. La autonomía de las partes es, por lo tanto, condición de legi­ timidad de la autonomía del todo. En el terreno de las nuevas formas de lucha contra la totalización de la lógica capitalista y de la globalización en Amé-

Autonomía rica Latina, podemos subrayar el papel ejercido desde inicios de 1994 por el EZLN. En el campo de la lucha político-ideoló­ gica, la autonomía de este movimiento se manifiesta en el surgimiento de una nueva forma de politización de lo social que poco tiene que ver con la lógica de los partidos políticos tradicionales y con la esfera del gobierno, remitiendo, por el contrario, a formas propias de autoorga­ nización y autodeterminación con un fuerte contenido de resistencia y autoges­ tión. La autonomía se manifiesta, en tan­ to práctica y en tanto objetivo a alcan­ zar, en la lucha por la legitimación de sus propuestas, relacionadas con la autoafir­ mación como sujeto social protagonista y hacedor de su propio destino. Los nuevos movimientos de RESISTEN­ CIA(v.) popular encarnan, así, la reivin­ dicación de la autonomía de la sociedad civil, al poner en funcionamiento una ló­ gica propia de visualización y vehiculi­ zación de sus demandas. Estas prácti­ cas político-sociales emergentes cuestio-

61

nan l a versión mercantil d e l a democra­ cia y postulan la necesidad de la demo­ cracia directa y el autogobierno desde relaciones horizontales. De este modo se abren grietas de autonomía que necesi­ tan ser articuladas en función de la cons­ trucción de un orden social alternativo al actual. La forma en que se articulan estas demandas emergentes en la lucha por la hegemonía debe subrayar la uni­ versalidad frente a la particularidad, para unificar con un criterio incluyente que reconozca, a su vez, lo diferente y lo particular. Fuentes: Y. Acosta, Las nuevas referencias

del pensamiento crítico en América Latina, Montevideo, Universidad de la República, 2002. E. Adamovsky, Anticapitalismo. La -

nueva generación de movimientos emancipa­ torios, Buenos Aires, Era Naciente, 2003.

-

A.A. Roig, "Cabalgar con Rocinante", en J. de la Fuente y Y. Acosta (coords.), Sociedad civil, democracia e integración, Santiago de Chile, UCSH, 2005. PAOLA BAYLE

8

BANDOLERISMO SOCIAL. Es una caracteri­ zación del fenómeno de desafío al orden estatal que encarnan algunos persona­ jes legendarios "fuera de la ley" que, al contar con la solidaridad de los campesi­ nos, exceden la dimensión individual de la delincuencia común y se convierten en expresión de la protesta social. Eric Hobs­ bawm acuñó esta categoría a partir de los abundantes ejemplos que registran las leyendas populares en todas las re­ giones del mundo, renovando el interés de los cientistas sociales por el tema y suscitando otras investigaciones que asu­ mieron, cuestionaron o enriquecieron su teorización desde diversos enfoques his­ tóricos, sociológiéos y antropológicos. La calificación de "bandido" o "bandole­ ro" ha englobado históricamente una va­ riedad de acciones ilegales, según el sis­ tema de control social en cada época y región. No obstante, el fenómeno de la simpatía popular con los "buenos bandi­ dos" -subrogantes de una revancha de los pobres del campo contra los podero­ sos- resulta muy antiguo y fue tratado extensamente en la literatura universal. La larga lista que comienza con Robín Hood en Inglaterra, comprende por ejem­ plo a Robert Mandrin en Francia;Angio­ lillo Duca, Vardarelli, Musolino, Salva­ tore Giulano en el sur de Italia; Janosik en los Cárpatos polacos; Diego Corrien­ tes y el ''Pernales" en Andalucía; Roque [ 63 ]

Guinart en Cataluña; Mathias Kneissl en Baviera; Christos Millionis y Bu­ kovallas en Grecia; Alí bu Fragi en Marruecos; Stenka Razin en Rusia; Jes­ se James, Billy The Kid y Joaquín Mu­ rieta en el far west norteamericano; los hermanos Kelly en Australia; "Santa­ nón", Heraclio Bernal y Pancho Villa en México; "Sambambé" y Luís Pardo en Perú; Antonio Silvino y elLampeiio en el nordeste brasileño; y en las pampas ar­ gentinas, Juan Moreira, Juan Cuello, HormigaNegrayotros gauchos de los que fueron epígonos Vairoletto, "Mate Cosi­ do" e Isidro Velázquez. Hobsbawm observó los rasgos del mito del bandolero que se reiteran con nota­ ble uniformidad: empujado al margen de la ley por una injusticia o un hecho que las costumbres locales no consideran verdadero delito, su fama consiste en que "corrige los abusos" , "roba al rico para dar al pobre" y "no mata sino en defensa propia o por justa venganza". Dentro del tipo genérico del bandido social, aquél distingue: 1) el "ladrón noble", que corres­ ponde a los rasgos puros; 2) el "vengador", cuya virtud no es la moderación ni la ge­ nerosidad con los pobres, sino la impie­ dad con sus enemigos y la gratificación psicológica que ello representa para los oprimidos, caso de los canga· • ral"y"campo del poder", desacralizan ese

"ciudad letrada", como campo de fuerzas

pretendido protagonismo, al ubicar las ' :. {unciones intelectual, cultural y del po­ cder en las relaciones sociales tensiona­

y de luchas, es un campo en el que se cons­ truye hegemonía y poder, pero también contrahegemonía y CONTRAPODER (v.).

les y conflictivas en las que están involu-

Queda claro que si bien el campo intelec­

crados los intelectuales. Además de un

tual, desde dentro del cultural y del po­

campo de fuerzas en el sentido de la le­

der, los orienta, a su vez recibe de ellos

�galidad mecánica de la física en la que

determinaciones que él traducirá desde

'.''?110 .cúenta la dimensión intencional de la 1�:acción de los suj etos, se trata también de

la especificidad de sus competencias. También queda claro que estos tres cam­

'fnn campo de luchas, en que cuenta la

pos constituyen.la totalidad social de que

Canción de protesta

92 forman parte, al tiempo que son consti­ tuidos por ella. Dado el monopolio de la letra que el cam­ po cultural detenta, a las relaciones de fuerza en que se funda añade su pro­ pia fuerza, transformando la mera fuer­ za en legitimidad. En la dinámica de las fuerzas y las luchas que lo constituyen

menos favorecidas, el hambre, la pobre­ za y la miseria, como también en la espe­ ranza de un mundo más justo, la solida­ ridad, el compromiso, el amor, la vida, la fe, la ecología y la paz. Sus textos pueden ser tradicionales, originales, aunque en múltiples ocasiones se han utilizado poe­ mas de autores como Lope de Vega, Pa­

pueden advertirse orientaciones en el sentido de reproducción de la sociedad,

blo N eruda, José Martí, Nicolás Guillén,

así como en el sentido de su transforma­

Felipe, Rafael Alberti, Miguel Hernán­

Mario Benedetti, César Vallejo, León

ción: en sociedades presididas por rela­

dez y otros (v. POESÍA, POESÍA SOCIAL).

ciones de dominación como las vigentes, mientras las orientaciones reproductivas

Por imposición de las compañías disco­ gráficas y los grandes medios audiovisua­

se abocan a presentar su fuerza como le­

les, la acepción canción de protesta (tér­

gitimidad, las orientaciones alternativas

minos traducidos del inglés a partir de 1960 para nombrar parte de la obra de

de transformación deben procurar trans­ formar su legitimidad en fuerza.

determinados autores como Joe Hill,

Es pues constitutivo del campo intelec­

Woody Guthrie, Pete Seegery Bob Dylan)

tual, como campo de fuerzas y de luchas, el hecho de su protagonismo en la cons­

no fue muy bien recibida en el mundo latinoamericano, precisamente por un

trucción de relatos críticos que desnuden

buen número de creadores comprometi­

la mera fuerza por detrás del manto legi­

dos que sin duda hubieran preferido que

timador, o de relatos de legitimidad tra­

los temas que se ocupan de la reivindica�

ducidos en fuerza legitimada, el conflic­

ción social y de la lucha revolucionaria

to, la inestabilidad y el dinamismo, que

(en casi todas sus manifestaciones) pu­

en la "escena intelectual" se expresa en

dieran ser descriptos con otras palabras.

el debate que entre múltiples relatos pro­

Sin entrar en esa polémica acerca del

tagonizan los relatos de la reproducción

acierto o desacierto en esta denomina-.

y los de. la transformación.

ción, lo cierto es que decenas de trovado­

Fuentes: S. Castro-Gómez, Crítica de la ra­ zón latinoamericana, Barcelona, Puvill, 1996. P. Bourdieu y J.C. Passeron, La reproduc­ ción, Barcelona, Laia, 1977. - Á. Rama, La ciudad letrada, Hanover, Del Norte, 1984. A.A. Roig, Caminos de la filosofía latinoame­ ricana, Maracaibo, Universidad del Zulia,

muchos otros que cantaban en las len�

res de habla española y/ o portuguesa y

-

-

2001.

YAMANDÚ ACOSTA

CANCIÓN DE PROTESTA. Se aplica a aque­ lla canción en la que el argumento se basa en la denuncia de una determinada in­ justicia, independientemente de la ads­ cripción política del autor o intérprete, cuyas motivaciones pueden tener su raíz en la violencia social o política, la ven­ gaD.za, el sufrimiento de las minorías

guas aborígenes se hallaban más próxi­ mos a definiciones como "canción social", "canción comprometida" o "canción

de

lucha". La música que acompaña a los textos puede ser de múltiples estilos, según el. territorio donde surja, aunque en la ór­ bita social que hemos precisado se haya optado, en mayor o menor grado, por I ritmos y las cadencias tradicionales, ad� más de los importados de la cultura an� glosajona, en los últimos decenios delsi: glo XX, tras la eclosión del rock and roll ; El eco de las canciones de protesta q · llegaron desde Estados Unidos al sur continente, en la época de la gran depr

canción de protesta

93

sión, se extendió por todo el mundo, y se dio el caso insólito de que u n tango como "Cambalache" de Enrique Santos Dis-

cépolo, registrado en 1934, pueda hoy ser considerado un antecedente muy impor­

(Cuba) bajo el título de Primer Encuen­

testa". Sin embargo, la invasión y el bom­

testa, con la presencia de intérpretes de

bardeo de Vietnam del Norte fue el he­

la Argentina, Chile, Cuba, Perú y Uru­

tante en los orígenes de la canción de "pro­

tro Internacional de la Canción de Pro­

cho que provocó un mayor número de fes­

guay. Esa manifestación fue seguida de

tivales multitudinarios, en los cuales las

inmediato con la organización de activi­

canciones que protestaban por el conflicto

dades similares, como fueron el Primer

y sus sangrientas consecuencias eran el

Festival de la Nueva Canción Chilena

tema central; pero ese argumento no fue ·· recogido en España, Italia, Centro y

(1969), el Festival Foro d e la Nueva Can­ ción (México, 1982), el Festival por la Paz

Sudamérica (excepto en casos puntuales

(Managua, 1983), Festival Voz (Bogotá,

en su mayoría por tomar cierto ej em­

raguay, 1990), el 30Anys Al Vent (Barce­

y esporádicos) , cuyos artistas optaron

1985), el Festival de SanBernardino (Pa­

plo en cuanto a la radicalidad contra el

lona, 1993), así como decenas de home­

sistema, pero distanciándose bastante de

najes a las figuras del Che Guevara y

los contenidos. Ej emplo de todo ello se

Víctor Jara. En la actualidad, este tipo

· personalizó en las obras de clásicos como · Atahualpa Yupanqui, el Cuarteto Ce-

de manifestaciones musicales tienen lu­

drón, Facundo Cabral, Horacio Guarany

sociales alternativos, en los fes tej os

gar durante la celebración de los foros

y Mercedes Sosa (Argentina), Chico

anuales de los partidos políticos de iz­

Buarque, Edu Lobo y Gilberto Gil (Era­

quierda y en todo tipo de actos multitu­

.sil), José Afonso ( Portugal), Violeta Pa­ ·.

rra,Víctor Jara y Quilapayún (Chile), Ali

Primera y Lilia Vera < Venezuela), Los ••

El primer gran acontecimiento que re­ unió a decenas de nombres como los an­ tes señalados tuvo lugar enjulio de 1967 en la localidad costera de Varadero

dinarios de PROTESTA SOCIAL (v.), para los que se reúnen solistas y grupos de los más diversos estilos y procedencias .

• •

Ochoa y Osear

Este tipo de canción surgió entre las ca­

•.

Chávez (México), Daniel Viglietti, Alfre­

pas medias, y se nutría de los medios es­

Zitarrosa y Gabriel Salinas ( Uru­

tudiantiles y univers itarios quienes

Celina, Pablo Mila-

estaban influenciados por la música ex­

Rico), Paco Ibáñez, Raimón y

realidad. L a hoy llamada nueva canción

., ...Luo (Bolivia), Amparo

s,,,,,,,1-n

tranj era, muchade la cual eraajena a s u u '"'""u

Joan Manuel Serrat (España), así como

intenta igualmente, de manera preme­

el repertorio de los más contemporá­

ditada y consciente, revitalizar una tra­

en

. .•.

• neos, como León Gieco, Morís, Fito Páez, .·.

Charly García y Miguel Cantilo (Argen­

dición, difundir y redescubrir las anti­ guas canciones y reiniciar u n proceso d e

: tina), los hermanos Ángel e Isabel Parra,

creatividad fiel a sus orígenes. Estas ne­

le),Pueblo Nuevo (Ecuador), Cecilia Todd

nacionalista, una de las tendencias más

dnti-Illimani y Patricio Anabalón ( Chi:(Venezuela), Tato Henríquez (El Salva­



dor), Carlos Mej ía Godoy ( Nicaragua),

·'.

nómico como contra su hegemonía cul­

·

[°\ >tural, hecho que le valió ser considerado de aquellos movimientos ju­ �'.;> inspirador muy particularmente del tem­ niles; %, e �ié¡ }> ypranohippismo y de aquel acontecimien­ .

• •

e

. . •' •

·•· to que marcó un hito, el célebre Mayo

ftancés del 68 (v. JUVENILISMO).

Enuna suerte de fluidificación o renova­ . ción del espíritu romántico y del poste­

tnor movimiento vitalista, Marcuse en­

• tiende que la filosofía debe estar al ser­ · , .vicio de la vida. En tal sentido arremete ¡.�ontra todo lo que la amenaza: la buro­ . cratización y cosificación de las relacio­ Jies humanas, la agresividad, la ideolo­ .

del éxito y la eficacia coronada por una .scarnada competencia, el control y minio de la naturaleza que tiene su rrelato en la represión también de la pialanaturalezainterna signada por rivación. Lo que se cuestiona, es el

. mo proceso civilizatorio y el pilar so­ que se funda: la fe ciega en el progre­ ue entiende el conjunto de estas co­

nadas como la única opción de civili­

129 ciento ochenta grados que lo aleja irre­ versiblemente de la razón instrumental y el espíritu tecnocrático, el lema de la juventud propone "la imaginación al po­ der", una revolución que subordina la producción y el consumo a la paz, la soli­ daridad y la creatividad, que opone a la dignidad del trabajo el derecho del ocio, el vivir al sobrevivir, y que aconseja a sus seguidores regresar hacia atrás porque es allí, en lo recóndito de los orígenes, donde se halla la novedad. Dice Marcuse que es preciso crear una alternativa; ella tiene que ver con resistir a nuestra mu­

tilación por parte del sistema. La vida no es un pretexto o un medio para escalar

hacia otra cosa sino un fin en sí misma.

Y sin embargo hayvoces que se levantan

en contra de estos movimientos; una de

ellas es la del reciente ensayo de los ca­

nadienses Joseph Heath y Andrew Pot­ ter quienes cuestionan a los movimien­ tos contraculturales y conjuntamente a lo que podría llamarse una "neoizquier­ da" el haber despolitizado laluchaeman­ cipatoria desplazándola desde la crítica de las instituciones hacia la esfera del ocio: el Hamo faber da paso al Homo lu­

dens, y la ética del trabajo a la filosofía del ocio y la ética de la felicidad como el más idóneo medio de autorrealización. Consideran que desde la errónea convic­

ón. La propuesta es honrar la vida

ción de que ya transitamos por una "eco­ nomía de la posescasez", según términos

ación: el hombre unidimensional.

habrían liberado de la alienación del tra­

tada por el sistema y su aberrante ello es necesario rescatar la sensi­

ad como vía para una transvalora­ ética y política. Marcuse entiende éste ideario es sostenido e impulsa­ por los movimientos juveniles sesen­ y que los sucesos de Mayo comen­

como una simple lucha intraaca­ por la renovación de sus viejas y

osadas estructuras terminaron en dadero movimiento de masas con­

establishment y el entero sistema

. do de vida burgués. En un giro de

de Marcuse, en la que las máquinas nos

bajo, sus teóricos, entre los cuales pode­ mos mencionar al propio Roszak de El

nacimiento de una contracultura, consi­

deran que la "liberación psíquica de la clase oprimida" es la mejor manera de superar la crítica institucional ya peri­ mida de la izquierda tradicional. En síntesis, lo que se les cuestiona es no haber logrado definirse sino por la nega­ tividad a través de críticas al sistema que muchas veces pecan de contradictorias. Se hallan en camino en tanto intentan

Contrapoder

130 desenmascarar la alienación de una hu­ manidad masificada y autosatisfecha, pero no logran avanzar en el trazado de un programa coherente de verdader a emancipación. La otra crítica, acaso más incisiva, es la misma que llevó a Michel Foucault a absolutizar el poder de los dispositivos de poder. La rebeldía no pue­ de comprender que finalmente llega a formarparte del mismo sistema, que todo hecho contracultural entra a la larga o a la corta en la maraña del mercado, sus looks se transforman en moda, sus pro­ ductos y sus ideas mismas adquieren la forma de mercancía y el propio movi­ miento corre el peligro de reforzar aque­ llo que combate. El sistema lo coopta todo. El mismo deseo de diferenciarse es apro­ vechado por el mercado para inducir al consumo competitivo de las nuevas in­ dumentarias y accesorios de todo tipo con los que los cuestionadores quieren trans­ formarse en elites frente a los conformis­ tas. Así todo se transforma en negocio para las multinacionales. Ambas posturas presentan sus riesgos. Con la primera se corre el peligro de caer en una nueva ilusión, la apariencia de emancipación; con la segunda, de caer en una suerte de conformismo pasivo. Si no hay alternativa, si toda resistencia está de antemano condenada a ser cooptada por el sistema, si no se trata sino de la continuación de lo mismo por otros me­ dios, entonces sólo queda la quietud. Frente a estos dos riesgos lo recomenda­ ble parece ser la cautela, el análisis de­ tenido y una alerta actitud critica que nos permita separar las aguas y no meter todo en una misma bolsa, y ésta es por sobre todo una tarea filosófica. Fuentes: Th. Adorno y M. Horkheimer, La dialéctica del Iluminismo, BuenosAires, Sud­

americana, 1999. - H.E. Biagini, "Marcuse y la generación de la protesta", en R. Marsiske (coord.), Movimientos estudiantiles en la his­ toria deAméricaLatina, vol. 3, México, UNAM, 2006. - L. Britto García, El imperio contra-

cultural, Caracas, Nueva Sociedad, 1991.-M. Foucault, Las palabras y las cosas, México,

Siglo Veintiuno, 1997. - J. Heath y A. Porter,

Rebelarse vende, Madrid, Taurus, 2005. - H. Marcuse, El hombre unidimensional, Barce­ lona, Planeta, 2005. - Th. Roszak, El naci­ mientode una contracultura, Barcelona, Kai­

rós, 2004.

MÓNICA VIRASORO CONTRAPODER.Entrelas propiedades más relevantes implicadas por este concepto se encuentran: a) una doble dirección, de ida y vuelta, retroactiva; b) igualdad y, por consiguiente, simetría, entre emisor y receptor del mensaje de contrapoder. Estos rasgos pertenecen a enfoques lógi- : co-epistemológicos con sus referentes. Su producción y reproducción en el "curso/ discurso" de la historia mundial, a par-' tir de sus inicios en el mundo antiguo;· tiene que manifestarse de un modo par� cial, incompleto, limitado, de acuerdo con las circunstancias concretas. Ello oc en las realizaciones destacadas del co trapoder, pero también en las ocasio les. Entre aquéllas figuran MO TOS SOCIALES (v.), foros y protestas c lectivas (PortoAlegre, Seattle), insurre ciones, REVOLUCIONES (v.). Qued aparte los simples cuestionamientos . poder a cargo de protagonistas como B tolomé de Las Casas, Simón Bolív Henry David Thoreau, Leon Tolstoi, socialismos anarquistas y anticapit tas, incluyendo las teorías y prácticas . la no violencia en las luchas de un M hatma Gandhi, un Martin Luther un Nelson Mandela, en sus respecti países, en dos de los cuales (India y dáfrica) los cuestionamientos devie situaciones revolucionarias; o bien pronunciamientos que favorecen "1 roa más acabada de la sociedad h na" (Cornelius Castoriadis), registra en el discurso de los protagonistas d actual renovación marxista, o en las ticas autónomas suscitadas en mu partes, especialmente ahora, en los · .

·

131

nicipios organizados por el

EZLN en las

montañas de Chiapas. El fracaso de las empresas neoliberales, como elALCA(re­ conocido por sus propias instituciones), parece haber traído consigo el descrédi­ tO delas clases y los partidos políticos neo­

liberales. De ahí que se haya incremen. . tado la actividad de las ONG y de los re­ chazos populares, así como el fortaleci­ miento de las izquierdas (sobre todo, las iberoamericanas), estén o no en el poder.

Lamayoría de estos movimientos puede insistir en lo negativo de un statu qua

ne que atenderse a las lecciones de la his­ toria como "maestra de la vida". En una "re-posición" de figuras del pasado, con

sus respectivas circunstancias, se esco­ gerían aquéllas acordes con las exigen­ cias y los escenarios futuros que es perti­

nente "pro-poner". Así se trazarían, sin causalismos deterministas, los proyectos teórico-prácticos de liberación que con­ llevan las vivencias profundas y emer­ gentes del contrapoder; naturaleza/socie­ dad, capitalismo/anticapitalismo son los dos pares de sistemas en movimiento que

�aduco. Sin embargo, no ha dado el paso r1n'"'""rn para hacer ver la necesidad de

proporcionan el marco obligado de las

>sustituir los esquemas tradicionales de .. poder vertical con un contrapoder que

hoy en día incluyendo, como no podía ser

funcionara como una alternativa histó­

La naturaleza orgánica e inorgánica, sea

•.

.• .. rica, radical,

innovadora y no sólo coyun-

cuestiones principales que se plantean menos, las de contrapoder. o no un ecosistema, es el medio en que se

. tural. Las revoluciones marxistas del si­

da cualquier tipo de sociedad, el "curso/

, de esto, a pesar de que actuaban en nom­

familiar, económico, cultural, político,

. bre de las clases trabajadoras (recuérde-

todos y cada uno de ellos interaccionan­

;.glo:XX, o la mexicana, se desentendieron • ·

discurso" con sus cuatro subsistemas:

se el lema incumplido de Lenin: "Todo el

do en muchas formas con relaciones asi­

;.po:

137

de los precios y de la producción,junto al desempleo generalizado, los economistas prácticamente no tenían qué decir. Fue entonces cuando ganó fuerza, aun en el ambiente académico y universitario, un movimiento de valorización de la obra de Marx, cuya teoría crítica del capitalismo iustrune111te apuntaba al potencial de cri­ sis intrínseco a este sistema social. De desde antes de la Primera Gue­

.LUélLu1J"'�'�::; un gran sobre el carácter de las crisis del · f capitalismo. Estaban quienes, como Rosa

Luxemburgo, afirmaban que la crisis se .. .hallaba tan incorporada a la propia defi­ .· ; nición del capital, que ella fatalmente •,

.

\> . ocurriría, asumiéndose entonces la figu­ : . r.a de un colapso general del sistema. · .Estaban otros, como RudolfHilferdingy iiLenin, que también afirmaban su carác'.;iíerintrínseco e inevitable, pero no nece­ . sariamente en la figura de un colapso: la � crisis tendería a llevar el sistema a nue según palabras de Derrida, al "logocen­

{del ser" o a la "ontoteología". El pensa­ . .



ento metafisico platónico y aristotéli-

éo.parte de la perspectiva de que la filo­

es el principio y el fin de todo conocimien­ to de partida privilegia el texto escrito sobre el texto hablado y procura mostrar en obras como La farmacia de Platón que

sofia tiene el papel de revelar el funda-

los significados de las palabras dentro del

to de lo real. Desde esa perspectiva,

texto son autónomos, esto es, siguen una

a Platón el fundamento de lo real es­

tesitura de posibilidades que huyen al

'a en la trascendencia, en el mundo las Ideas. Ese fundacionismo metafí-

tir de la ambigüedad de la palabra grie­

gún el cual ya que el mundo se divide

to veneno como remedio, y de su deriva­

dos, todo el resto también: verdad ver­

dopharmákeus, que puede significar tan­

hlsedad, alma versus cuerpo, pen-

to mágico, hechicero como envenenador

iento versus emoción. El pensa­

-término usado por Platón en varios diá­

conduce al pensamiento dicotómico,

control del autor.Así, por ejemplo, a par­

gaphármakon, que puede significar tan­

to dicotómico recorre lahistoria del

logos, pero principalmente en el Fedro

ento occidental y lo marca fuer­

en el que Sócrates critica la lengua escri­

.Aristóteles no se rendirá al tras-

ta-, Derrida muestra cómo el levanta­

entalismo platónico, pero manten­

miento de varios sentidos y empleos de

·

como la marca

esas palabras nos conduce a nuevas po­

odo de ser del pensamiento metafí­

sibilidades de comprensión de este diá­

ª estructura binaria

Así, en lugar de la trascendencia

logo, posibilidades que permanecerían de

lainmanencia: toda palabra e idea

otra forma desconocidas por el público

tenerun elemento, una materia, que

lector en el caso de que sólo pudiera ser

a de fundamento. El pensamiento

errida, alineado con el de Heidegger,

[ 143 ]

interpretado a partir, por ejemplo, de las traducciones francesas de Léon Robin y

144 Guillaume Budé. La tradición occiden­ tal de relación sigue el principio aristo­ télico de no contradicción, eso significa que para ser entendido el autor debe eli­ minar cualquier rastro de ambigüedad o ambivalencia del texto procurando ser consistente en el uso de los significados de las palabras. En contra del uso de ese principio se vuelve la filosofía de Derri­ da, para quien no hay univocidad en el lenguaje, que es naturalmente subver­ sivo, y no existe una manera para que el

Defensor del pueblo da, Gramatologia, Sao Paulo, Perspectiva, 1973. -J. Derrida,AFarmácia de Plattio, Sao Paulo, Iluminuras, 2005.-P.C. Duque-Estra­ da, DesconstrU