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Spanish; Castilian Pages 134 [136] Year 2019
Diálogo de Epicteto y el emperador Adriano Hugo Oscar Bizzarri (ed.)
MEDIEVALIA HISPANICA Editado por Maxim Kerkhof
VOL. 1
Diálogo de Epicteto y el emperador Adriano (Derivaciones de un texto escolar en el siglo XIII) Edición, introducción y notas de Hugo Oscar Bizzarri
Vervuert • Iberoamericana • 1995
A mis sobrinos Christian, Pablo, Ezequiel y Micaela
Die Deutsche Bibliothek - CIP-Einheitsaufnahme Diálogo de Epicteto y el emperador Adriano : (Derivaciones de un texto escolar en el siglo XIII) / Ed., introducción y notas de Hugo Oscar Bizzari. - Frankfurt am Main : Vervuert; Madrid : Iberoamericana, 1995 (Medievalia Hispanica ; Vol. 1) ISBN 3-89354-470-4 (Vervuert) ISBN 84-88906-12-9 (Iberoamericana) NE: Bizzarri, Hugo Oscar [Hrsg.]; GT
© Vervuert Verlag, Frankfurt am Main 1995 © Iberoamericana, Madrid 1995 Reservados todos los derechos Diseño de la portada: Michael Ackermann Impreso en Alemania: Prisma, Frankfurt
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Advertencia
Advertencia
El primer acercamiento a estos diálogos lo realicé con el fin de elaborar un repertorio de enigmas y preguntas enigmáticas de la Edad Media castellana. De esta forma, dada la inaccesibilidad de este texto y de haber sido transcriptas las versiones A y B con carácter de documento en los trabajos de J. M. Millás Vallicrosa (1942) y D. Severin (1985) respectivamente, medité la posibilidad de editar la versión A en la sección «Documentos» de la revista Incipit, de la cual soy asiduo colaborador. A medida que fui trabajando estos textos, llegué al convencimiento de la utilidad de publicar esta obrilla en sus diferentes versiones, ya que cada una tiene valor de por sí y es un contrasentido valorar una en detrimento de la otra. Surgió así la idea de editarlas con abundantes comentarios que insertaran esta obra en su marco europeo, concordancias para su mejor uso y una bibliografía que recogiera todos los estudios referidos a este género de obras. El mismo carácter tiene la Introducción, en la cual perfilo con claridad el desarrollo de una corriente que, contrariamente a lo que se pudiera pensar, tuvo una amplia repercusión en Castilla. En el período octubre-diciembre de 1990, con una beca del Ministerio de Asuntos Exteriores de la Embajada de España, pude estudiar las versiones manuscritas y procurarme material. El trabajo en sí lo realicé en el Seminario de Edición y Crítica Textual (CONICET), en Buenos Aires. En conjunto, esta obra constituye el primer estudio monográfico del desarrollo de estos certámenes de preguntas y respuestas en suelo español, reliquias literarias que, como señalamos en la Introducción, apenas reciben mención en las más prestigiosas Historias de la literatura. Cubrimos así un espacio similar al estudiado hace décadas por LL. Daly y W. Suchier para la literatura latina y francesa de la Edad Media. Debo agradecer a una serie de colegas que con sugerencias, consejos y hasta ayudas me han permitido realizar este trabajo: Germán Orduna (Univ. Buenos Aires),
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Nicasio Salvador Miguel (Univ. Complutense de Madrid), Joseph Snow (Univ. Mitchigan), Aníbal A. Biglieri (Univ. Kentucky), Barry Taylor (British Library), Pablo Cavallero (Univ. Buenos Aires) y muy especialmente al Prof. M. Kerkhof (Katholieke Univ. Nijmegen) que aceptó publicar amablemente mi trabajo. Claro es, que de tanto frecuentar textos sentenciosos algo nos ha de quedar, y yo particularmente no he querido desatender aquellas palabras que Maestre Pedro dice en su Libro del consejo e de los consejeros (cap. V): «Toma consejo de los omnes buenos e sabios, ca bien así commo el diluvio da ahondamiento de agua, así la lengua del sabio da ahondamiento de saber e los sus consejos son estables e durables commo fuente perenal que nunca se seca».
H. O. B.
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Introducción
Introducción
1. La forma didáctica Desde que en 1929 Helen J. Peirce esbozó un panorama sobre la literatura hispanoarábiga de la Edad Media Castellana1, mucho es lo que se ha avanzado y nuevos interrogantes han surgido a los investigadores que, aunque algunos de ellos todavía no hayan sido resueltos, su sólo planteamiento implica una ampliación del horizonte cultural. Peirce incluyó el estudio de las colecciones de sentencias del siglo XIII dentro del grupo de obras de «moral abstracta», y si bien afirmó con modestia en las conclusiones finales que «sus investigaciones no han hecho más que abrir un pequeño surco en este fecundo campo» (p. 38), nos dejó una enseñanza que hemos sabido asimilar: la necesidad de tratar conjuntamente la literatura didáctica castellana (tanto ejemplar como sentenciosa). Pero luego, la importancia de los textos, el volumen creciente de la bibliografía y la delimitación de campos de investigación más específicos, hizo que se aislara el estudio de las primitivas colecciones de sentencias bajo el rótulo «espejo de príncipes» o «regimiento de príncipes». Como consecuencia de esto, se amplió el marco de esta corriente a un proceso de igual importancia que se desarrollaba en la corona de Aragón.2 1
Además de este trabajo de Peirce (1929) deben naturalmente tenerse en cuenta las consideraciones que ya había hecho don Amador de los Ríos en los varios tomos de su Historia crítica de la literatura española (1861-1864).
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Efectivamente, un panorama bastante más amplio que el trazado por Peirce lo realizó Juan Beneyto (1949: 352-372), quien suma noticias sobre tratados elaborados en la corte de Aragón; y tras él Helen L. Sears (1952). En la misma dirección se orientó Walter Mettmann (1960), quien, si bien deja de lado importantes colecciones castellanas, como Poridat de las poridades, Libro de los dote sabios, Historia de la donzella Teodor, Diálogo del filósofo Segundo y el Diálogo de Epicteto y el emperador Adriano, prolonga su campo de estudio hasta el siglo XV y enmarca los Proverbios morales del Rabí Sem Tob en la corriente gnómica en España. El punto final de su trabajo lo constituye el Centiloquio
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Más recientemente, Barry Taylor (1985) aportó un nuevo enfoque al problema al estudiar las relaciones que estas colecciones guardan entre sí, centrando el foco de su atención en la transmisión manuscrita de estas obras. En honor a la verdad, no podemos dejar de lado en este sucinto panorama inicial la invalorable labor realizada por el romanista Hermann Knust, quien desde 1869 se ocupó de estudiar y editar, con un rigor científico poco aplicado por entonces sobre textos castellanos, una gran variedad de textos sapienciales.3 Pero a su obra le faltó un estudio de conjunto que armonizara y aglutinara los diversos aspectos de estos textos que trataba.4 De esa abundante tradición de obras sapienciales, nos interesa a nosotros una serie de diálogos que, con las únicas excepciones de Knust y Barry Taylor, parecen no haber llamado la atención de quienes se propusieron estudiar la tradición sapiencial en Castilla. Ellos son la Historia o capítulo de la doncella Teodor, el Diálogo del filósofo Segundo y el emperador Adriano y los que aquí editamos referidos al Diálogo de Epicteto y el emperador Adriano. Es ya proverbial el especial interés que el rey Alfonso X puso en la compilación y traducción de obras sapienciales5, interés sobre el que tal vez influyó la educación recibida por su padre, ya que a Fernando III le debemos una de las escasas obras sapienciales de datación más o menos cierta, el Libro de los doze sabios.6 Sabemos con certeza que Alfonso X se interesó también por estos diálogos, ya que el Diálogo del filósofo Segundo y el emperador Adriano figuró entre los materiales utilizados para elaborar la Estoria de España, siendo interpolado en su capítulo 196.7 Alfonso miró con agrado el reinado de Adriano, quien con su obra
de Santillana, obra que a su juicio cierra la tradición gnómica en España («Mit diesem Werk [...] schliesst die mittelaterliche gnomische Tradition in Spanien ab» [p. 116]). Contemporáneamente, el P. Fernando Rubio (1960) publicaba su estudio sobre la influencia del De regimine principum de Egidio Romano en la literatura castellana de la Edad Media, tocando sólo los Castigos e documentos del rey don Sancho IV. Más recientemente, se puede leer el trabajo de I. Colbert Nepaulsingh (1986), quien expone cinco problemáticas que le sugieren este tipo de textos. 3
Adelantó sus estudios codicológicos en las varias secciones de su trabajo «Ein Beitrag zur Kenntnis der Eskurialbibliothek» (1869) que dio origen a sus magnas ediciones de 1878 y 1879.
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Vid. el estudio que a la obra de este filólogo dedica H. O. Bizzarri (1988a).
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Vid. al respecto las páginas que le dedica Alan D. Deyermond (1973: 181-184).
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Por referencias internas J. K. Walsh (1975) ha fechado la composición de esta obra hacia 1237. Hugo O. Bizzarri (1989a), aunque señala un estado intermedio entre la versión original ordenada por Fernando III y la terminada por Alfonso, no modifica la fecha inicial.
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Vid. el texto en Primera Crónica General de España, editada por Ramón Menéndez Pidal (1977) con un estudio actualizador de Diego Catalán, nuestro texto en vol. I: 146-147.
Introducción
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enaltecía el linaje español: «E sabet que est emperador Adriano fue natural d'Espanna, bien cuerno Trajano, su tío; et fue omne muy sabio en griego et en latín, et non tan solamientre en lo fablar, mas en todas las artes que en estas dos lenguas son; ca en música, que es ell arte de cantar, era muy grand maestro; et en física, muy sabio a grand marauilla, et assí sabié acordar canto con canto, et palaura con palaura, que no semeiaua que lo auié de sotileza ni de ensennamiento, mas que lo obraran en éll por la arte de la física segund natura maestros sabidores de las estrellas».8 La tradición, por otra parte, había popularizado la figura de Adriano departiendo con sabios en varios diálogos medievales tanto latinos como romances, cuyas huellas más tempranas se reflejan en la Vita que sobre este emperador escribió Spartianus en el siglo II.9 La ubicación de Segundo dentro del corpas textual de la PCG nos permite apreciar que este diálogo debió estar ya traducido hacia 1272, cuando se habían cumplido las primeras etapas de elaboración de la crónica alfonsí.10 Además de su inserción en la PCG, Segundo se difundió en copias independientes y en copias que contienen una segunda redacción de la obra Bocados de oro, que antepone siete capítulos iniciales que narran las aventuras de Bonium, rey de Persia, en busca de la sabiduría11 (Mss. BN Madrid 9204 y escur. e.in.10) 12 ;
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PCG (T. I: 145). Fray Gil de Zamora (1955: 68-70) en su De preconiis Hispaniae dedica un extenso apartado a narrar las obras laudables del gobierno de este emperador. Inserta ahí un resumen de Segundo, tomado con toda seguridad, puesto que fue íntimo colaborador del rey Sabio y preceptor de su hijo don Sancho, de la o las copias existentes de esta obra del taller alfonsí ya que se refiere a ella como «libro»: «Floruit etiam hiis temporibus Secundus Philosophus qui philosophatus est omni tempore silentium servans; causa autem silentii in suo libro demostratur» (p. 70). Nos consta también que don Juan Manuel conoció este diálogo a través de la PCG, puesto que se refiere a él en el cap. 212 de su Crónica abreviada (1983: 620): «Otrosí dizen que en este tienpo ovo vn philósopho que dezían Segundo e dixól muchas buenas cosas, según fallaredes en este capítulo».
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Vid. Ll. W. Daly y W. Suchier (1939: 52).
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Esta fecha de redacción de las primeras etapas de elaboración de la crónica fue propuesta por Menéndez Pidal (1977: II, 860), modificando la de 1280 que había supuesto anteriormente en su discurso leído ante la Academia de la Historia el día 21 de mayo de 1916 (1938: 111-156, espec. 122).
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En nuestro trabajo (1988a: 89-92) reseñamos las desemejanzas más importantes entre ambas redacciones: «[...] las cuales no se diferencian sólo por los siete capítulos añadidos [a la versión de Bonium], Hay diferencias más profundas: inversión del orden de capítulos: la segunda redacción antepone los «Dichos y hechos de Catalquius» a los de «Tad» y los de «Galieno» a los de «Gregorio»; omite el capítulo de los «Dichos y hechos de Asaron» (pp. 143-145 ed. Crombach), y si bien estas diferencias pudieron haber sido ocasionadas en el proceso de transmisión manuscrita, se ha reelaborado el cap. XXIII «Capítulo de los dichos de muchos sabios e non fallaron a ninguno d'ellos tantos dichos por que los posiessen capítulos apartada mente» (pp. 168-181 ed. Knust) atribuidos ahora al primero de los sabios que se menciona, Proteus» (p. 90).
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Vid. Taylor (1985: 75) en la versión que el autor designa como B.
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pero en todos los casos hallamos que se trata de una misma versión con variantes meramente gráficas y textuales. Esto nos hace conjeturar que su aparición en Castilla tal vez se deba pura y exclusivamente a su utilización como material historiográfico y a partir de aquí haya logrado su difusión autónoma y popularización.13 En el siglo XIV este diálogo penetró en Castilla por una nueva vía: su inclusión en la obra Vida y costumbres de filósofos del Ms. escur. h.III.l 14 , traducción castellana del Liber de vita et moribus philosophorum,15 Pero el hecho más significativo para el estudio de esta corriente en Castilla será la utilización de Segundo en un tratado anónimo del siglo XV, falsamente atribuido al Tostado, Tratado de cómo al orne es necesario amar.16 Pedro M. Cátedra ha estudiado esta obra, vinculada al ambiente universitario salmantino, y sostiene que el anónimo autor «parece utilizar un compendio cercano a los Bocados de oro, al Libro de los buenos proverbios, o al Libro de Segundo filósofo, pero sorprendiéndonos a veces con tantas variantes como para poner en duda su uso directo».17 Señala que una compilación parecida a la que pudo utilizar el anónimo autor es la del manuscrito 1763 de la Biblioteca Universitaria de Salamanca que perteneció al Colegio del Arzobispado.18 De esta manera, podemos observar que aún en el siglo XV estas colecciones no habían perdido su vinculación con los ambientes escolares. Tampoco debe parecemos extraño que tanto esta obra como Teodor, de la que ya nos ocuparemos, hayan sido añadidas a copias de Bocados. Si bien no se posee documentación precisa, es opinión generalizada que esta obra pertenece al período de Fernando III o al comienzo del reinado de Alfonso. 19 13
Knust (1868: 148) opina que las versiones castellanas (en particular la del Ms. escur. e.III. 10) derivan de la que se contiene en el Speculum historíale, Lib. IX, cap. 70 de Vicentius Bellovacensis. Daly (1939: 63), aunque considera que Knust ha mal interpretado la tradición de Segundo, coincide en este punto.
14
Vid. descripción en Zarco Cuevas (1924: I, 209).
15
Hermann Knust ha realizado edición de ambas obras casi desconocida para los hispanistas. Vid. Gualterius Burlaei (1886).
16
Editado por A. Paz y Mélia (1892: 221-224).
17
Pedro Cátedra (1989: 123). En el Tratado se inserta la siguiente cita de este diálogo: «Segundo: La muger es peligro sin mesura del orne, porque encantado de la afección, non se guarda della» (ed. cit., 233).
18
Pedro Cátedra (1989: 124).
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Knust, (1879: 555-559) sugirió que Bocados habría sido utilizado en la elaboración de la Partida II. Walter Mettmann (1948) prefirió ser más ambiguo proponiendo la primera mitad del siglo XIII. Finalmente M. Crombach (1971: xxi) dice lo mismo con diferentes palabras: «[...] die Bocados de oro entweder schon unter Ferdinand d. Heiligen (1230-1252) oder ganz zu Anfang der Regierungszeit
Introducción
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Tanto Bocados, como el Libro de los buenos proverbios20 y Poridat de las poridades21 constituyen un grupo de obras traducidas del árabe que recogieron fragmentos muy reelaborados de la imagen que se tenía del mundo antiguo, puesto que pertenecían a autores vinculados con los círculos nestorianos que se desarrollaban en el mundo islámico.22 Por su forma expositiva, se comprende que se hayan adicionado algunos de estos diálogos a copias de Bocados. Los capítulos (por denominarlos de alguna forma) de Bocados de oro están encabezados por una semblanza del sabio, hecho que sólo se repetirá en la Vida y costumbres de filósofos,23 Muchas de sus sentencias se desarrollan bajo la forma de un diálogo que el maestro mantiene con sus discípulos: «E dixiéronle: ¿Por qué comes en la calle? E dixo: Por que ove fanbre en la calle» (p. 40); «E un orne vido a Sócrates que non vestié si non un paño viejo, e maravillóse, e dixo: ¡Este es Sócrates, el ponedor de las leyes de Atenas! E dixo Sócrates: Non se faze la ley por vestir paños nuevos» (p. 70); «E preguntáronle a otro: ¿Qué es verguenca? E dixo: De non fazer omne en la su poridat por que será afrontado en público» (p. 169), o ésta, procedente de los círculos académicos, atribuida a Homero: «E preguntó uno de los que lo querién conprar: ¿Dónde eres? E díxole: De mi padre e de mi madre» (p. 21).24 El hecho de que muchas copias de Bocados se hayan contaminado con versiones de Segundo o Teodor evidencia que ese contacto debió ser muy anterior a las copias
Alfons' X Uebersetzt wurden» (p. xxi). 20
Además de la edición que incluyó Knust en sus Mittheilungen... (1879: 1-65 [texto] y 519-537 [comentarios]), poseemos una edición más reciente a cargo de H. Sturm (1971) que pese a su prometedor título, The 'Libro de los buenos proverbios'. A Critical Edition no es tal, ya que desecha copias fragmentarias y desconoce otras (vid. una evaluación de ambas ediciones en Bizzarri (1988a: 91). Ultimamente, se ha identificado una nueva copia (vid. Hugo O. Bizzarri [1988b]), lo que constituye un motivo más para reexaminar la tradición manuscrita de esta importante obra (vid. al respecto las atinadas reflexiones de J. K. Walsh [1976]).
21
Conviene aquí aclarar que la única edición de esta obra es la realizada por LL. A. Kasten (1957), en cuyo prólogo incluye las conclusiones de sus trabajos precedentes en (1934a, 1934b, y 1951-52) mientras que la publicación de Hermann Knust (1869: 153-172 y 303-317) es un estudio codicológico, en su primera parte del Secretum secretorum, en la segunda de Poridat, y no una edición como en tantos lugares se cita y en algunos repertorios bibliográficos se incluye.
22
«Ce sont des nestoriens qui on traduit en arab la plupart des ouvrages grecs, qui on passé dans cette langue par l'intermédiaire du syriaque; mais les nestoriens ont demeunés fidèles au syriaque pour la liturgie» Dictionaire de Théologie Catholique, (1931: 11, col. 266).
23
Harriet Goldberg (1977) sostiene que «Each chapter takes the form of a dialogue between the sage and his students» (p. 315), postura que es extrema ya que hay un sinfín de sentencias y hasta capítulos enteros que no participan de esta forma.
24
Se halla en A N° 1 y B N° 1 (cf. allí la abundante anotación).
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conservadas. Y quizá esta relación entre Bocados y los diálogos medievales pueda ser una razón para colocar de lleno esta obra en el reinado de Alfonso. Algunas copias de Bocados de oro, aquellas que conservan la versión original de la obra (Mss. escur. h.III.6, BN Madrid 17822 y 17853, Bibl. Univ. de Salamanca 1866)25 adicionan un diálogo procedente de una larga tradición árabe que sufrió un profundo proceso de reelaboración en el examen que debe rendir ante los sabios, mientras que su marco narrativo permaneció más estable, nos referimos a la esclava Tawaddud 26 , más conocida en Castilla como Teodor. Este relato árabe de Teodor guarda muy próximas analogías con Segundo21, pero a diferencia de lo que sucedió con Segundo, Teodor se popularizó en varias versiones28, siendo reelaborada en dos oportunidades.29 A ese relato oriental traducido en épocas del rey Alfonso X se lo amplió en el siglo XV con nuevo material tomado del Repertorio de los tiempos de Andrés de Li (Zaragoza, Pablo Hurus, 1492) y de las Preguntas que el emperador Adriano hizo al infante Epitus (Burgos, Juan de la Junta, 1540).30 Junto a estos dos diálogos enlazados por sus vínculos con Bocados de oro se difundió en Castilla un diálogo enraizado en la más pura tradición latina, nos referimos al Diálogo de Epicteto y el emperador Adriano. Una vez más notamos que ciertas preguntas de este diálogo se hallan en Segundo y Teodor, hecho nada extraño ya que exponían una misma materia sapiencial. Pero si bien lo que individualiza a este diálogo de los otros es que el final es más desmañado y podía prolongarse en un sinfín de respuestas sin objetivo final, la historia marco vuelve a estar envuelta en la leyenda del emperador Adriano disputando con filósofos. Tal vez debamos preguntarnos si no fue este marco inicial el que ejerció cierta atracción para que se llevara a cabo la traducción de la obra, más que su corpus sapiencial; en consecuencia, su traducción, ¿habrá respondido a intereses alfonsíes? Es importante advertir aquí
25
Vid. Taylor (1985: 75).
26
Vid. «Tawddud», en Enzyklopädie Bizzarri (1988a: 92-96).
27
Hecho notado por don Menéndez Pelayo (1908: 154).
28
«Teodor representa el eslabón popular de una cadena que lleva, en último término, a preguntas sumamente complejas de índole médica y científica», A. Deyermond (1973: 183-184).
29
La versión más antigua fue publicada por H. Knust en sus Mittheilmgen...(1879: 613-630 [comentarios]) y en todas sus versiones por W. Mettmann (1962).
30
Mettmann (1962: 82-83). «Las modificaciones hechas al relato en el siglo XV son más profundas que las realizadas en la doble redacción de Bocados de oro, ya que en la redacción del siglo XV se narra con más minuciosidad, se amplía el material sentencioso y se modifica la estructura del relato dividiéndolo en ocho capítulos», Bizzarri, (1988a: 96).
des Islam (1934: IV, 760-761); Menéndez Pelayo (1908) y H. O.
507-517 [texto] y
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que, si bien la más antigua tradición sapiencial castellana se enraiza en el fuerte influjo árabe que predominó en la primera mitad del siglo XIII - e l desarrollo de la forma dialógica en Castilla fue más amplio de lo que nosotros hemos hasta aquí expuesto, presentando aún otras modalidades como la del Calila e Dimna en la cual un rey pregunta a un filósofo, criado suyo, sobre temas de filosofía moral o el Sendebar que se desarrolla a manera de disputa 31 - observamos en estos diálogos la presencia también importante aunque menos vigorosa de una corriente románica que se fortalecerá a finales de siglo con Castigos e documentos y se hará excluyente en los siglos siguientes.
2. El Diálogo de Epicteío y el emperador Adriano en la tradición escolar El Diálogo de Epicteto y el emperador Adriano, cuya aparición en Castilla no puede remontarse a menos de la segunda mitad del siglo XIII32, tiene una larga tradición, cuyas raíces más tempranas se entrelazan con una obra de iguales características que se utilizó como base para su composición, nos referimos a los Joca monachorum.33 P. Meyer estudiando la lengua de esta obra, cuyo latín opinaba que tenía trazos del habla popular, y observando que las preguntas sobre la Biblia no se remontaban a la Vulgata sino a una de las versiones anteriores a San Jerónimo conjeturó «que la composition de ce bizarre catéchisme ne peut guère être placée plus tard que le Vie siècle» (p. 489). Sin embargo, nos parece más probable retrasar la composición de esta y otras obras similares a la centuria siguiente ya que fue a partir del IV Concilio de Toledo (año 633) cuando se instrumentó un fuerte impulso a la enseñanza de la Biblia: «sciant igitur sacerdotes scripturas sanctas et cánones, ut omne opus earum in praedicatione et doctrina consistât».34 En torno al conocimiento y exégesis de la 31
Para el estudio de la historia-marco de estas colecciones vid. los prólogos de J. M. Cacho Blecua y María Jesús Lacarra (eds.) (1985), M. J. Lacarra (ed.) (1989) y de la misma autora (1979).
32
No contamos con ningún elemento externo que nos facilite la datación de estos diálogos. Por tanto, no nos queda otra posibilidad que suponer su traducción contemporánea a la de Segundo y Teodor, momento en que pareció existir cierto interés por esta especie de obras.
33
Esta obrilla fue dada a conocer por E. Woelfflin-Troll (1872) en dos fragmentos contenidos en el manuscrito Schlestadt datados del siglo VIII y IX, respectivamente. P. Meyer (1872) halló otra copia en el Ms. 13246, fol. 7 de la Biblioteca Nacional de París. Hoy se conocen cerca de una veintena de copias, y dos ediciones, una del siglo XV y otra del XVI (1563). Vid. W. Suchier (1955: 83-144).
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Citamos la disposición de Jacques Fontaine (1972: 184, nota 67). Sería ésta, pues, la primera disposición que hace sentir sus efectos sobre la literatura popular, aunque con efectos infinitamente menos importantes que el que luego tuvo el IV Concilio de Letrán (1215). Vid. sobre este último Peter Linehan (1975) y D. W. Lomax (1969).
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Biblia giró toda la escuela medieval. Casiodoro, fundador del monasterio de Vivarium (ca. 551), organizó un programa completo de estudios, utilizado luego en todas las escuelas, en el cual entraba el conocimiento profundo de las Sagradas Escrituras. 35 Estos conjuntos de preguntas están orientados a examinar sobre el conocimiento más simple de la Biblia, sin apuntar nunca a lo exegético. Para Hugo de San Víctor (Didascalion, Lib. VI, cap. III) el nivel más simple de lectura era el histórico, que precedía a uno más profundo llamado alegórico: «Hoc nimirum in doctrina fieri oportet, ut vidilicet prius historiam discas, et rerum gestarum veritatem a principio repentens, usque ad finem quid gestum sit, a quibus gestum sit, et ubi gestum sit, deligenter memoriae commendes. Haec enim quatuor praecipue, et in historia requirenda sunt, persona, negotium, tempus et locus» (col. 799). Y más adelante agregaba: «Historia ordinem temporibus sequitur, ad allegoriam magis pertinet ordo cognitiones» (col. 805). Daba, además, una lista de libros aptos para esta parte del estudio: «De libris autem qui ad hanc lectionem útiles sunt, si quid mihi videatur, quaeris; hos magis frecuentandos existimo: Genessim, Exodum, Josué, Librum Judicum, et Regum, et Paralipomenon. Novi vero Testamenti primum, quatuor Evangelia, dehinc Actus Apostolorum» (col. 801).36 Por otra parte, era ejercicio escolar el ilustrar un proverbio respondiendo a las preguntas quis, quid, ubi, quibus auxiliis, cur, quomodo, quando?1 El origen de estas colecciones de preguntas y respuestas se remonta a la literatura griega bizantina, en la cual se pueden encontrar numerosas colecciones de este tenor llamadas Erotapokriseis, escritos que no poseen un origen letrado sino popular. Estos pequeños textos dejaron una importante descendencia entre la literatura Bizantina y fueron cultivados por los Padres de la Iglesia, quienes compusieron numerosas colecciones en griego y en latín de preguntas y respuestas de carácter teológico. Por otra parte, una fuerte corriente de diálogos de carácter profano (medicinales, retóricos, sobre ciencias naturales, etc.) conformaron la rama vulgar del género, que en el siglo XII influirán en AE y de ahí a sus descendientes. Finalmente, no hay que dejar de lado la influencia de los catecismos que legaron temas
35
Vid. Ezio Franceschini (1963).
36
Citamos por Migne, PL (T. 176, cois. 799-802). P. Glorieux (1968) ha ofrecido un vivo panorama del sistema de enseñanza en la escuela medieval.
37
Cf. A. Taylor (1965) y F. H. Whitman (1970). Harriet Goldberg (1982: 214) sugiere que preguntas como «¿qué condición tiene el hombre?» de Teodor hayan tenido tal vez su origen en estos ejercicios escolares. F. Rico (1983) comenta las expresiones de don Juan Manuel «prouerbio de tercera persona» (Prol.Gral., p. 33) y «fazer prouerbio o letras» (Lib.est., p. 326) relacionadas con ejercicios escolares. Por otra parte, no se olvide que una de las más antiguas colecciones de refranes, el Seniloquium, se realizó como ejercicio escolar (cf. Navarro Santín [1904]).
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procedentes del Credo y el Pater noster,38 Pero la tradición de nuestro diálogo se entrelaza con uno llamado Joca monachorum, que popularizó a esta corriente. Si bien los manuscritos de JM no son anteriores al siglo VIII, sus copias se prolongan hasta el siglo XV. Pero además de una extendida difusión en latín esta obra fue traducida a las lenguas búlgara, servia, rusa, rumana, siria, turca y etiópica. Menos fortuna, por cierto, tuvo una colección de iguales características y con la cual mantiene muchas correspondencias, que circuló bajo la autoría de Beda, el Venerable, las Excerptiones patrum, collectanea, flores ex diversis, quaestiones et parabolae.39 El diferente grado de evolución que manifiesta cada copia de los JM ha impedido determinar la forma original de este texto, lo cual nos permite conjeturar que escritas para la utilización de un público poco letrado e inmersas dentro de los planes de enseñanza, las copias debieron haber sido numerosísimas y haber sido modificadas según los requerimientos y conocimientos de los lugares en que se las aplicaba. Por lo tanto, podemos observar que estos textos no poseían una finalidad artística, sino muy por el contrario primaba en ellos la practicidad para ser utilizados como pruebas ingeniosas sobre el conocimiento de la Biblia.40 Su público, en consecuencia, no era refinado y docto, sino por el contrario alumnos en las etapas iniciales de su formación. La nota más distintiva de esta colección, y que caracterizará al género, será la de presentar «preguntas enigmáticas» basadas en pasajes bíblicos a los que se les fue agregando material de los Evangelios apócrifos, tratados exegéticos y las ciencias naturales, según fue evolucionando el conocimiento impartido en las escuelas en los siglos siguientes. La importancia de JM radica en una doble razón: de una parte ser la más antigua colección conocida de este género, de manera que si bien no es su punto de partida, por lo menos es nuestro primer punto de referencia; de otra, haber servido de base para la creación de otra colección que gozó también de inmensa popularidad en la Edad Media, el diálogo latino Adrianus et Epictitus.41 Este diálogo presenta una serie de profundas modificaciones con respecto a su fuente. Reducido a su nivel más simple, los JM son una serie de preguntas sobre determinados pasajes bíblicos. Esta nueva colección encabeza las preguntas con un breve pasaje narrativo en el que se narra la llegada del filósofo Epicteto a la corte del emperador Adriano. En cuanto a las preguntas se opera ese cambio que anunciamos previamente en el cual se amplía 38
Vid. Daly-Suchier (1939: 25-44).
59
Migne, PL (T. 94: 539-559).
40
«Sie sollten vor allem dazu dienen, den Scharfsinn und noch mehr das Wissen zu prüfen», Suchier (1955: 84).
41
Vid. su estudio y edición en W. Suchier (1955: 84).
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el material a temas de contenido profano, pero manteniendo siempre las preguntas el carácter de «enigmas». No deja de ser curioso, sin embargo, que se haya elegido a Epicteto como interlocutor más importante en este diálogo, siendo este filósofo prácticamente desconocido en la Edad Media. Tómese en cuenta, además, dado el origen escolar de este diálogo, que la Biblia ofrecía una excelente historia marco en I Reyes 10: 1-13 que curiosamente fue desdeñada. Este texto se nos conserva en diez manuscritos, los más antiguos del siglo X y los más modernos del siglo XV42, habiendo sido traducido a las lenguas romances (provenzal, catalán, español, francés, inglés y bretón). En opinión de Suchier la puerta de entrada a las versiones romances debió ser la traducción provenzal.43 Como en el caso de JM, el avanzado grado de evolución de las copias impide determinar la forma de un texto original; sin embargo, se puede delimitar la existencia de dos redacciones (AE1 y AE2), cuyas diferencias se encuentran en la variación del corpus sapiencial. El mayor grado de popularidad de esta colección debió darse en los siglos XII y XIII produciéndose entonces su traducción a las lenguas romances. Una pequeña noticia de esta obra se encuentra en el Ms. Oktav Nr. 8 de la Biblioteca Amploniana en Erfurt, fol. 126r, manuscrito del siglo XII, en el cual se citan unas respuestas que corresponden a la tradición de AE2: «Conpertum est a phisicis linguas hominum esse .lxxii; Provincias esse .xxxvi.; benera volucrum .lvi., Adriano imperatore hoc sciscitante ab ipsis».44 A fines del siglo XII o principios del XIII un diálogo inglés Adrianus et Ritheus45 conformó su material tomándolo en préstamo del diálogo de Salomon et Saturnus46, los Joca monachorum, la Altercatio Hadriani Augusti et Epicteti philosophi47 y Adrianus et Epictitus. De las dos redacciones que nos presenta la tradición de Adrianus et Epictitus es la que designamos bajo la sigla AE2 la que tuvo mayor difusión. De ella se hizo una traducción al francés y otra al provenzal. Pero también de ella deriva la versión del Enfant Sage en provenzal y catalán, cuya
42
Hay una lista completa en W. Suchier (1955: 2). Uno de ellos, el Ms. lat. 2831 de la Biblioteca Nacional de París, fol. 85r, del año 1396, contiene en sus fols. 83v-85v una copia de Secundus philosophus.
43
Suchier (1955: 3).
44
Citamos por W. Suchier (1955: 74). El subrayado es nuestro.
45
Ms. Cotton Julius AII de la British Library, fols. 137-140; edición de J. M. Kemble (1847: 198-206).
46
Ms. Cotton Vitellius A XV, fols. 86v-93v de la British Library, de fines del siglo XI; edición de Kemble (1847: 178-192).
47
Fueron publicadas sus varias versiones en el libro de LL. Daly y W. Suchier (1939).
Introducción
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fuente latina sólo nos es conocida por un manuscrito tardío.48 A esta nueva versión se le adiciona un voluminoso caudal de nuevas preguntas y el nombre del infante deviene en Epitus. El Diálogo de Epicteto y el emperador Adriano también se difundió en Castilla en las varias versiones de la tradición de AE2. Por una parte tenemos la versión del Ms. de la Biblioteca Nacional de Madrid 10011, fols. 73r-77v (sigla A)49, que concuerda con las traducciones provenzal y francesa de AE2, aunque no deriva de estas ya que hay grandes diferencias entre ambas (inversión del orden de preguntas, adición de nuevas, supresión de otras, variación en las respuestas). De otra parte, nos quedan tres copias, que responden a la rama catalana de la tradición que se conoce bajo el nombre de Enfant Sage50: una completa y dos fragmentarias. La completa es la que se conserva en el manuscrito de la Biblioteca Nacional de Madrid 17657, fols. 145v-153r (sigla B) encabezada con el título Tratado del ynfante Epitus y con un total del ochenta y seis demandas. De las dos fragmentarias, una de ellas, la del manuscrito Egerton 939 de la British Library, fols. 19r-25v (sigla C) sólo ha perdido el comienzo de la parte narrativa. Tiene un total de ciento once demandas y se cierra con un «explicit» donde parece indicarse el título con que fue conocida: «Et aquí se acaban las preguntas quel enperador fizo al ynfante Epitus e las rrespuestas que él le dio» (fol. 25v). Muchas de sus demandas no están ni en la tradición de AE1 ni en la de AE2. La última es la que conserva el códice cidiano, manuscrito de la Biblioteca Nacional de Madrid Vit. 7-17, fol. 74v (sigla D) con sólo las líneas iniciales, que permiten agruparla en esta tradición. Finalmente, en el siglo XV se imprime una versión amplificada bajo el título Preguntas que el emperador Adriano hizo al infante Epitus, Zaragoza, Pablo Hurus, 1492 con la particularidad de que en esta ocasión sí se modifica el marco narrativo.51 Resulta curioso advertir que igual fenómeno se operó en el tradicional relato de 48
Nos referimos al Ms. lat. monac. 8439 de la Bayerischen Stadtsbibliothek, fols. 190r-191v (siglo XV), designado por Suchier (1955) con la letra G.
49
Fue publicada por J. M. Millás Vallicrosa (1942: 132-141 [descripción del Ms.] y 340-348 [transcripción]). Ignoró las otras versiones. Esta copia no fue ingresada al Bibliography of Oíd Spanish Texts (1984).
50
Fue estudiada largamente por W. Suchier (1910), aunque sólo conoció la versión C y la impresión del XV que editó en su obra. Si se consultan nuestros comentarios, se podrá observar que B concuerda con la rama EScat. Además de poseer ESprov. gran número de ampliaciones a sus demandas que no se hallan ni en B ni en EScaí., en un caso concreto (vid. B [77]) la respuesta de ESprov. difiere de la de las otras dos.
51
Suchier, (1910b: 365-393) editó una impresión de 1540. W. Mettmann, (1962: 82) indica esta edición como de 1492 (Inc. 2470 de la BN Madrid) de la cual se tomarán elementos para amplificar el relato de Teodor en el siglo XV. Cf. supra.
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Hugo O. Bizzarri
Tawaddud, ya que, si bien desde el siglo XIII circulaba traducido en Castilla, fue en el siglo XV cuando se modificó profundamente el marco narrativo.52 Esquematizamos a continuación la tradición de la cual derivan las versiones castellanas del diálogo latino Adrianus et Epictetus.
AE
AE1
AE2
AEfr
AEpr
ES
ESfr EScat
B
C
D
3. Ramificaciones literarias del género Como hemos podido observar, aquellos pequeños diálogos latinos compuestos a manera de preguntas y respuestas se fueron popularizando hasta alcanzar algunos de ellos su traducción a las diversas lenguas vernáculas de Europa. De esta forma, fueron acercados estos diálogos a un número mayor de lectores y se convirtieron en lectura sugerente para los escritores de los siglos medios. La popularidad del texto salomónico que aconsejaba el uso de enigmas como una forma de enseñanza («[...] Animadvertet parabola et interpretationem,/ verba sapientium et aenigmata eorum» Prov. 1:6)" y
52
Vid. W. Mettmann (1962: 80-86) y H. O. Bizzarri (1988a: 92-96).
53
Sobre la influencia del texto salomónico en colecciones sapienciales vid. Hugo O. Bizzarri (1992).
Introducción
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el grado creciente de popularidad de estas obrillas debieron impulsar la utilización literaria del enigma en los escritores vulgares. Harriet Goldberg ha historiado el manejo del enigma en Castilla, señalando con acierto que en muchos casos aparecen como parte funcional de un relato 54 , pero ni advierte que se trata de una huella más del texto bíblico, ya que en dos oportunidades (Jueces 14 y 7 Reyes 10:1-13) son utilizados enigmas que repercuten hondamente en el desarrollo de la trama, ni que era recomendado su uso en las artes retóricas En Apolonio los pasajes en que se utilizan enigmas son indicados como «demandas» («facía una demanda, un argument' cerrado» c. 15¿> y «unas pocas demandas te quiero demandar» c. 508a). Goldberg señala que en el primer pasaje (c. 21) el enigma es puesto como una tarea a resolver; en el segundo (c. 505 y ss.), como una diversión. 56 De esta forma, se presenta a Apolonio como letrado («com'era Apolonio de letras profundado [...]»). También en Castigos (cap. 38, pp. 157-158) el enigma es utilizado como una diversión, aunque es necesario aclarar que no aparece en el «corpus» sentencioso general de la obra, sino como núcleo narrativo de un relato. Cuatro dueñas, que cuidan el sueño del rey Zorobabel, disputan sobre «quál era la más fuerte cosa del mundo» (p. 157). Cada una de ellas da su solución hasta que el rey, una vez despierto, actúa de árbitro y aprueba la respuesta de la cuarta doncella: la verdad. 57 En Lucanor (ej. 50), si bien el enigma es una tarea a resolver y la «buena dueña» se sirve de él como de una forma de protegerse, Saladín no aparece como letrado, ya que por sí solo no lo puede resolver («Quando Saladín esto oyó, comentó muy fiera mente a cuy dar, et non pudo fallar que respondiese a la buena duenna» [p. 416]). Por lo tanto, peregrina en búsqueda de la respuesta 58 hasta que topa con un caballero anciano 59 , y la halla.
54
H. Goldberg (1982), especialmente p. 214. Incluye en su estudio a Apolonio, Teodor, Lib.enx, Ub.eng., y Lba.
"
Así en el Ars versiflcatoría de Mathieu de Vendóme (vid. E. Faral (1924: 177) uso que fundamenta en Virgilio, Buc., III, 105.
56
Goldberg (1982: 214).
57
Este relato fue amplificado, especialmente en las respuestas, en la reelaboración que se hizo de Castigos a mediados del siglo XIV y que documenta el ms. BN Madrid 3995 (olim P 23), fol. 53rv.
58
Según un tópico de la época, el saber no se encontraba en casa, sino que, por el contrario, debíaselo salir a buscar. Este tópico fue estudiado por M. J. Lacarra (1979: 102 y ss.).
59
Señala E. R. Curtius (1955: I, 149-153) que desde la antigüedad se celebraron los dos extremos de la vida y Que aún ambos se mezclaron dando nacimiento a 13 figura literaria del puer-setiex.
Lucanor,
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Juan Ruiz en su Libro de buen amor c. 1271 coloca un enigma al servicio de la descripción: «Tres cavalleros comen, todos a un tablero,/ asentados al fuego, cada uno señero:/ non se alcangarién con un luengo madero,/ e non cabrié entre ellos un canto de dinero». De esta forma, realiza una descripción animada de las cuatro estaciones, cuyo significado oculto, finalmente desentraña don Amor («El mi señor Amor, como era letrado [...]»). En todos estos casos hemos visto que el enigma se difundió aislado, manteniendo con nuestros diálogos sólo el vínculo que tanto demandante como demandado deben ser cultos y, si no es así, se debe buscar la respuesta en alguien que lo sea. Hay, sin embargo, dos pequeños relatos que guardan más estrechos vínculos con los diálogos de preguntas y respuestas. Uno de ellos es el ejemplo «De las preguntas que fizo vn padre a su fija, sobre los amores de las mugeres» que se halla dentro de la «Historia del caballero atrevido» en el Zifar (pp. 246-249) que Goldberg (1982) ha omitido seguramente porque las demandas no consisten en enigmas. Sin embargo, este relato en su caracterización de personajes y estructura deja ver las huellas de los diálogos de preguntas y respuestas. Un padre tenía una hija «[...] muy fermosa e muy leyda e de buena palabra e de buen res?ebir» (p. 246), muy visitada de dueñas que iban a los santuarios en romería. Por lo tanto, el padre deseó saber si estos amores que ella mostraba a todos eran verdaderos, y para ello le propuso hiciesen «[...] vn trebejo de preguntas e de respuestas, en que tomásemos algunt plazer» (p. 247). Una vez más el examen de preguntas y respuestas es tomado como una diversión. De esta forma, se colocan una seguidilla de preguntas que corresponden a un núcleo temático: el amor de las mujeres («¿La muger que muchos ama, a quál de los amadores ama? [...] ¿La muger que mucho ama quál ama? [...] ¿quánto dura el amor de tal muger commo ésta?» (p. 247), las demás se refieren a situaciones personales de la hija). El segundo relato es «Un miraglo que fizo sanct Andrés librando a un su amigo del arte del diablo» que se guarda en el Ms. BN Madrid 8744 y que luego ingresó al Lib.enx.60 En este caso quien pregunta es el diablo, sabio en artimañas, bajo disfraz de mujer. Dos de las tres preguntas que le hacen a San Andrés, disfrazado de romero, corresponden al ciclo temático de la caída del ángel («¿cuál es el mayor miraglo que Dios fizo en pequenna cosa? [...] ¿dó es la tierra más alta que el 9Íelo? [...] ¿cuánto espado ay del «jielo fasta la tierra?» (p. 50)).61 El modelo aquí seguido de enlace de preguntas y respuestas es el que ofrece Teodor, en el cual las preguntas están
60
Fue editado por Carlos Sainz de la Maza (1988-1989). Goldberg (1982: 218) manejó la versión del Lib.enx.
61
Para las dos últimas demandas vid. la anotación de B (56-57).
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colocadas por gradación de complejidad («Estonce dixo la duenna: fáganle la segunda demanda más grave [...] Eston?e dixo ella: fáganle la tercera demanda más grave & más escura» [p. 50]). Finalmente, el demandante es vencido y desenmascarado. Hay en ambos relatos un elemento común: la crítica a los monasterios mal guardados, explícita en el caso del Zifar («E 9ertas, padre señor, algunas van a los monesterios mal guardados que las deuían guardar e castigar, que las meten en mayor escándalo e mayor bollifio» [p. 24]), velada en el segundo, ya que el relato se desarrolla en un lugar incierto a donde arriba un romero. Esto nos hace pensar en un origen clerical para ambos relatos, que, si bien es evidente para el de San Andrés, para el de Zifar sólo se evidencia cuando se conoce su fuente.62 Hubo en el siglo XV dentro de la literatura de Cancionero un recrudecimiento del uso del enigma cuando se lo utilizó como juego cortesano. Fuera de la prosa narrativa, el enigma fue explotado solamente como prueba de ingenio en debates públicos63, siendo la oscuridad y la contrariedad del sujeto su rasgo más distintivo como forma de enturbiar la pregunta y a su vez ofrecer las pistas para su respuesta, perdiendo ya su carácter educativo. Baltasar Gracián definió «la agudeza enigmática» basándose en la literatura de cancioneros: «Son muy semejables a los problemas los enigmas; fórmanse por una deficultosa pregunta; cuanto más morales son, más celebres [...] Fórmase el enigma de las contrariedades del sujeto, que ocasionan la dificultad y artificiosamente lo escurecen, para que le cueste al discurso el descubrirlo».64 Finalmente esta forma lúdicra es la que perduró y se expandió en América encontrando eco, entre otras cosas, en el debate de ingenio y agudeza gauchesca que se conoce bajo el nombre de «payada» y de la que el Martín Fierro nos ofrece un claro ejemplo.65 Por lo tanto, hemos podido observar que el influjo de los debates de preguntas y respuestas en tanto estructuras expositivas, salvo en unos pocos casos, no tuvieron eco en Castilla. Parece más bien su auge estar restringido a los círculos académicos y doctos, en un sentido más amplio, del siglo XIII. Más fortuna, sin embargo, tuvo la
62
Ch. Ph. Wagner (1903: 84) señala que este relato está tomado de San Jerónimo.
63
Goldberg (1982: 218) trata en un par de párrafos esta rama del género y, si bien afirma que «in contrast to these functional readdles, some are used in other kinds of literary situations», los ejemplos que toma de Francisco Imperial y Villasandino no delinean con claridad absoluta este nuevo uso.
64
Nos referimos a su obra Agudeza y arte de ingenio (1959: II, 105). Entre los poetas que aduce está Juan de Mena «Dezidme cuál es la cosa [...]» (vid. Ed. Miguel Angel Pérez Priego [1979: 230-233]).
65
Vid. en José Hernández (1980), Martín Fierro. Ed. Luis Sainz de Medrano (vv. 3917-4522).
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utilización aislada del enigma, ya sea como factor estructurador de narraciones o como simple juego de ingenio.66
4. El arte de la interrogación En consecuencia, hemos visto que el Diálogo de Epicteto y el emperador Adriano responde a una antigua y larga tradición escolar que se hizo muy popular en toda Europa. En los diferentes estados de evolución podemos observar que esta, al igual que las demás colecciones, funciona como un verdadero sistema abierto. No sólo acepta que se le adicionen innúmeras nuevas preguntas, sino, además, que se varíen sus respuestas y se las amplifique. La tradición muestra más de un caso de contaminación de preguntas que tienen algún punto en común. Estas modificaciones al «corpus textual» se operan gracias a esa técnica de «lo discontinuo» de la que ya nos hemos ocupado al tratar de los Dichos de sabios.61 Por el contrario, el único sistema cerrado resulta ser aquí la narración introductoria que se ha mantenido casi sin variantes hasta su llegada a la imprenta.68 Las preguntas, por otra parte, no responden a un solo modelo sino que presentan un cierto grado de variaciones. El grado más sencillo de preguntas es el de aquellas orientadas a interrogar sobre un saber histórico (del tipo A [12], A [53], B [40], etc.).69 A estas débensele sumar otras de carácter marcadamente teológico (del tipo A [28], A [29], A [34], B [34], B [41], B [75], etc.). En ciertos casos, las respuestas están orientadas hacia la enumeración (del tipo A [8], B [23], B [24], etc.). Un grado mayor de elaboración la presentan aquellas que ofrecen una respuesta metafórica (del tipo A [7], A [18], B [58], etc.). Finalmente, hay preguntas de carácter enigmático que aguzan el ingenio de quien responde (del tipo A [20], A [47], A [56], A [71], A [73], A [74], A [75-77], B [36-37], B [50-55], B [71], B [79], B [80], B [82]).
66
Una monografía muy interesante sería aquella que estudiase la utilización y desarrollo tanto del enigma como de las preguntas enigmáticas en toda la Europa medieval. Se plantearían entonces interesantísimas problemáticas que presenta una misma especie en las diversas literaturas románicas. No se olvide que el testimonio literario más antiguo de la literatura italiana (por citar un caso) es precisamente un enigma del año 800 (vid. Francesca Guerra d'Ancona [1982: 185-200]).
67
Véase el punto 5, «La técnica discontinua de la escritura sentenciosa», de H. O. Bizzarri (1991: 6689).
68
Alberto Várvaro (1985) ha considerado las historias marco que presentan las obras traducidas del árabe al español como una cuarta forma de intertextualidad.
69
En esta sección omitimos ejemplificar con C, puesto que de las demandas sólo posee su respuesta.
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El corpus de preguntas no posee una trabazón interna cerrada, sin embargo, por momentos se aprecia la existencia de ciclos de preguntas sobre un tema determinado. Así, A [5-8] = B [4-7] sobre el cielo, A [10-14] = B [9-13] sobre la creación, A [2029] = B [19-21] sobre Adán, A [103-104] sobre los ángeles, A [105-107] sobre el paraíso, A [109-110 y 128-132] = B [66-70] sobre Noé y el arca, A [134-138] = B [8386] sobre el Credo. Hay algunos ciclos que no los conforma la temática de las preguntas, sino la estructura con que ella está formulada: A [54-62], B [42-44] dedicados a interrogar sobre el primero que hizo algo, A [71-73] = B [50-55] con la estructura «la más...». En cuanto al cierre, Epicteto y Adriano difiere de los otros diálogos vertidos al castellano. Teodor, luego de vencer a Abraham, el trovador, libera a su antiguo amo y se casa con él; Segundo, luego de responder a todas las preguntas del emperador, gana su libertad70; Epicteto, por su parte, es sometido a una serie de preguntas finales sobre el Credo (A [134-138] = B [83-86]), con la diferencia de que mientras A concluye sin ningún rasgo especial, B agrega una oración71, lo cual le da a esta versión un corte más clerical. En suma, se puede observar que estos pequeños textos, orientados más hacia un fin práctico que artístico, ponen todos su énfasis en desarrollar la sucesión de preguntas y respuestas, desatendiendo la construcción arquitectónica global de la obra.
5. Hacia una especificación del género A lo largo de estas páginas nos hemos preocupado por trazar el desarrollo de una forma literaria que los historiadores de la literatura diluyen y confunden entre otras manifestaciones similares, cuando no las desatienden.72 Hemos visto así que Teodor, Segundo, Epicteto, et alii son muestras en Castilla de un género muy desarrollado en toda la Romanía. Sin embargo, no contamos con un término en las lenguas romances de Europa que pueda identificarlos clara y precisamente. Daly, ante la amplitud del 70
Echamos de memos un estudio codicológico pormenorizado de las diferentes copias latinas de este diálogo en la Península, ya que la versión que ofrece Daly-Suchier (1939: 159) en su parte final difiere: «Igitur Adrianus imperatur cum hec legisset et dedicisset causam quare Secundus in silentio philosopharetur, praecepit eius libros sacre bibliotece inseri et intitulan Secundi phylosophi».
71
No es añadido de la versión castellana, sino que ya se encontraba en la tradición de ES.
72
Así, obsérvese que A. D. Deyermond (1973: 183-184) de estas obras sólo se incluye la más popular, Teodor. Muy por el contrario, para José Diez Borque y Angela Ena Bordona (1980: 97-209), que trazan el capítulo dedicado a «La prosa en la Edad Media», estas obras parecen no haber existido. El lugar más destacado se lo dedica C. Alvar (1991:99-101), en donde se trata en extensos párrafos cada uno de estos pequeños diálogos.
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término Dialogus, no ha tenido más opción que la de usar una perífrasis: «The question-and-answer dialogue».73 Pero en Castilla, al igual que en el resto de Europa, la tradición de obras dialogadas es muy variada. Obras como el Lucidario, el Calila e Dimna, o el Libro de los estados también consisten en un diálogo entre maestro y discípulo en que el segundo interroga a su maestro, aunque con un espíritu muy diferente. Tal vez el término que mejor identifique a estos diálogos sea el latino alíercatio que se usaba frecuentemente en las argumentaciones legales y que se aplicó en varias oportunidades para titular a estas obrillas.74 En castellano, tal vez, el término más apropiado sea «demanda», aunque es cierto que nunca se utilizó este vocablo para designar tales obras. Por lo tanto, sólo nos queda el término diálogo a sabiendas de su significación como demanda o alíercatio, puesto que el relato en esencia consiste en un altercado: Segundo y Epicteto con el emperador Adriano; Teodor con los sabios.75 Daly (1939) ha dado también una definición del género que compartimos con algunas reservas: «The question and answer dialogue, then, as found under these titles, is a series of independient questions and answers following one upon another without any internally logical order, and brougth under a purely external dialogue framework» (p. 14). Estos diálogos, a lo largo de su trayectoria, no han sufrido variación en sus notas genéricas, pero sí se ha innovado en los elementos que componen su corpus, puesto que las formas tradicionales se mueven entre dos fuerzas: una conservadora que permite la permanencia de la especie en sus rasgos esenciales y otra innovadora que produce la evolución y variación del género.76 Si bien Daly ha trabajado sobre diálogos bizantinos y latinos, observamos que sus conclusiones, en gran medida, son válidas para las versiones romances. Pero las derivaciones vulgares, resultado de la interacción de esas dos fuerzas que operan en la tradición, nos permiten una pespectiva más amplia.
73
Daly-Suchier (1939: 11).
74
«Probably the earliest name, as will as one of the most frequently applied, is altercado, borrowed from legal argumentation», Daly (1939: 11).
75
Bajo ningún punto de vista estos diálogos pueden ser clasificados bajo la forma de «debate», ya que no entran dentro de la tipología que este género tuvo en la Edad Media. Cf. la escueta y precisa definición que ofreció de ellos R. Menéndez Pidal (1914).
76
Es interesante la reflexión de Ilhan Basóz (1990) sobre la definición de las formas folklóricas: «Definition of an item, an institution or a genre, in social sciences, static and remains petrified once it is formulated. But folklore has a dynamic life, continuosly changing in human society to preserve its distinctiveness» (p. 7).
a term
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En los diálogos vulgares hemos visto que la historia marco forma parte integrante del género y, en algunos casos, el interrogatorio repercute en su desarrollo final. Coincidimos con Daly en que estos diálogos consisten en una serie de preguntas y respuestas una tras otra, aunque preferimos matizar la expresión «[...] without any internally logical order», pues, como hemos visto, se pueden detectar «ciclos temáticos» de preguntas que ofrecen por lo menos una aglutinación temática. Por lo demás, la libre articulación de preguntas se produce gracias a la técnica de «lo discontinuo» que posibilita un libre juego de piezas que están unidas, pero sin rigidez. En conjunto, historia marco con o sin desarrollo final y la seguidilla de preguntas y respuestas articuladas ya sea a través de ciclos temáticos o a través de la técnica de «lo discontinuo» conforman las notas características de estos diálogos (demandas-altercationes) que circularon popularizadas como género menor en los siglos centrales de la Edad Media.
6. Manuscritos y ediciones Cuatro son los manuscritos en los que se nos han conservado las dos versiones castellanas de esta pequeña obrilla. Uno de ellos, el Ms. BN Madrid 10011, presenta la versión que deriva de la tradición latina; otros dos, Mss. BN Madrid 17657 y British Library Ms. Egerton 939, la versión que deriva del Enfant Sage. El último, dado su fragmentarismo, dificulta su identificación, aunque las pocas líneas que de él se han conservado parecen sugerir que también deriva del ES. Versión A. 1. Ms. 10011 (olim Hh. 60) de la Biblioteca Nacional de Madrid. Encuadernado en cuero. Son 83 folios + 3 iniciales de guarda y otros tantos finales. Numeración moderna en arábigos. Tejuelo: «Tratado de cirugía y otras cosas curiosas». Los folios miden 25,50 x 32,50 iraa Caja de escritura 19,50 x 24 mm. Escrito a dos columnas en letra gótica redondilla de los folios 1 a 34v y en cortesana de los folios 35 a 79v. Se trata de dos antiguos manuscritos hoy encuadernados en un solo volumen. Millás Vallicrosa (1942: 132) determinó para el primero letra del siglo XIV y para el segundo letra del siglo XV. En el vuelco de la tapa se escribe en tinta la antigua signatura y posee el sello «A. Menardo». Cuadernillos de doce folios. No posee filigranas; sólo se observan las marcas de agua. Fols. I r escrito y tachado «caxon 22-201». Más abajo: «Cajón 98 núm. 2». Los cuatro primeros folios permanecen en blanco.
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Fol. 5r índice del tratado que ocupa toda la primera sección del manuscrito: «Capitol primer déla doctrina primera del tractat primer delà diferençie de çirugia». Fol. 6r finaliza la tabla de capítulos: «[C]apitol vii del tractat qwint délas mediçinas molljficatiues». Se trata de un tratado de medicina en catalán dividió en cinco partes. Fol. 6r comienza el tratado: «Tôt ço quenos volem saber en/ vna de tres maneras...». En el vuelco de cada folio se coloca un reclamo. Fol. 34v finaliza fragmentariamente: «[...] afogat e con laer estanat en en [sic] torn de nos». Fol. 35r comienza el segundo manuscrito con una obra castellana de inicio fragmentario: «[...] monesta el ormie que ya grant fiança». Es un tratado de vicios, virtudes y temas científicos (edades del mundo, partición del mundo, el hombre como un microcosmos, astrología, geografía, historia, bestiario, etc.). Es, sin duda, de carácter enciclopédico. Millás Vallicrosa sostuvo que este texto era una derivación del Libro de las moralidades o Moralidades de los filósofos o Libro de Séneca.11 Fol. 64v finaliza: «[...] Et con la su madre bendita et sean cond & conella/ en aquella gloria por todos los tienpos sin fin. Amen». Dos tercios de la segunda columna en blanco. Fol. 65 r comienza un tratado sobre virtudes con un primer capítulo en que se narra la correspondencia y charla entre Alejandro y su padre. Esto luego es olvidado y cada capítulo se cierra en su propio tema. Es posible que ese primer capítulo sea un agregado: «[A]lexandre dio mas larga men/te que njngunt omne por auer/ valor». «Todos estos pasajes, desde la citada carta del padre de Alejandro Magno, corresponden a la obra anteriormente registrada Libro de moralidades, y, según hemos podido comprobar, el texto castellano conviene bastante con los otros textos romances: con el francés y gascón».78 Fol. 74r termina: «[...] et de aquello que desea a saber buena uida. Amen». Fol. 74r comienza el Diálogo de Epicteto y el emperador Adriano: «Vn mançebo que Pe ti cus auja nonbre/ encomendo se a vn omne que a-/uja nonbre prouechable». Millás Vallicrosa (1942: 137) destacó que este texto tenía un aire de moralidad que le recordaba otras obras análogas: Teodor y por sobre todo Segundo. Notó que al lado de cierta erudición bíblica se encontraban elementos exóticos que podían proceder de un ambiente primitivamente no cristiano.79 Y agregó: «La lengua, como la de las restantes obras de nuestro manuscrito, ofrece formas «preuere», «omne», «no pas» que parecen indicar cierta influencia lingüística de la región noreste
77
Millás Vallicrosa (1942: 133).
78
Millás Vallicrosa (1942: 137).
79
Millás Vallicrosa (1942: 138).
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española». 80 Fol. 77v finaliza: «Et asi es la obra sola que el/ fijo rre?ibe carne que era en la deuj-/njdat del padre & fue fecho fijo &/ vino dios ser de padre & omne ser/ de madre». Fol. 78r comienza un nuevo tratado de ciencias naturales: «Sabet que la natura fue preueyendo/ & sabia en fazer el fielo rre-/dondo». Llega hasta el final del volumen. Fol. 79v finaliza el tratado: «Et esto es por el espe-/sadunbre [...]». Mitad de la primera columna y toda la segunda en blanco. Fols. 80r-83v en blanco. En todo el manuscrito no hay títulos y faltan las capitales, aunque se dejó lugar para ello (el ancho de cuatro líneas promedio para ambas secciones del códice). Todos los vuelcos de folios poseen reclamos. Del fol. l-34v fueron colocados por el copista original del antiguo códice. El reclamo del fol. 34v no coincide con el inicio del fol. 35r: «no es» => «non esta». La segunda sección del manuscrito (fols. 35-83) posee en el margen inferior del vuelco numeración en romanos (i-xlvij [no numera el último folio]) y reclamos, aunque algunos faltan por evidente amputación (se observa que los folios fueron guillotinados). Numeración y reclamos parecen ser posteriores. Fue publicada por Millás Vallicrosa en su estudio sobre los manuscritos de la catedral de Toledo. 81 Versión B. 2. Ms. 17657 de la Biblioteca Nacional de Madrid. Perteneció a Don Pascual de Gayangos (hay sello en fol. 48r [primero del volumen]). Encuademación moderna en cuero. Foliación moderna en lápiz que va del fol. 48r (se perdieron los primeros 47) al fol. 162r. La numeración original del primer tratado en romanos comienza en el fol. 53r. De manera que este primer tratado ya estaba trunco al numerarse modernamente el manuscrito. Los folios miden 15 x 22,50 mm. Caja de'escritura de 11,20 x 16, 90 mm. Escrito a plana entera (sólo algunos folios están escritos a dos columnas, que ya indicaremos). Hay dos fols. iniciales de guarda y dos finales. Este manuscrito es una miscelánea con textos copiados en los siglos XV (N° 3, 4, 5, 7, 8) y XVI (N° 1, 2, 6, 9).
10
Millás Vallicrosa (1942: 139).
81
Millás Vallicrosa (1942: 132-141 [descripción del manuscrito] y pp. 340-348 [transcripción]). Como ya señalamos, ignoró las versiones B, C y D.
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1. Fol. 48 r traducción del De amicitia de Cicerón. 2. Fol. 70v «Los arfobispos que a avydo en la santa iglesia de toledo». (Fol. 7 I r recto a dos columnas). 3. Fol. 72 comienza Las siete edades del mundo. 4. Fol. 128r Tratado de Pedro Veragüe. 5. Fol. 139v Tratado del infante Phiteus 6. Fol. 145v Los duques, marqueses y condes que hay en España 7. Fol. 152r «Tratado en metro que concluye comino ya en todas las cosas mundanas se sygue el contrario y rebes de bondad y nobleza». 8. Fol. 160v «Desfecha de la obra sobre escrita trobada por el estylo de frayles a convento». 9. Coplas de Boscán «A tanto disimular/ ya falta toda disculpa». Hay descripción de este manuscrito en don Pedro Roca (1904: 252-253) y BOOST3, asiento 1847. Fue publicada a modo informativo por D. Sherman Severin (1985).82 Versión C 3. Ms. Egerton 939 del British Library, fols. 21r-26v; siglo XV.83 B. Dutton (1990: I, 359) describe el Cancionero: «122 folios. Cancionero de Egerton, ' Z \ de hacia 1475. Notas en las hojas de guarda: (Ir) 'Mayans Sale in 1829. 7.7.0. Lot 593. Purchd. of H. Bolin, 28 Apr 1852 (from sale at Fletcher's)'. (2r) Cancionero del siglo XV. Hay dos foliaciones, una (que sigo) en lápiz bastante pálida en la parte superior que incluye las dos hojas de guarda, y otra al pie del recto, en letra más oscura, que no incluye las guardas y por lo tanto tiene dos menos que la numeración superior hasta el folio 47, donde coinciden porque la superior no incluyó los folios en blanco 44bis y 46bis». Nosotros hemos seguido la numeración al pie de folio. Anteceden a nuestra obra las Coplas de Manrique. Dutton señala que al final de esta obra faltan hojas y que una mano posterior insertó los ocho versos restantes. A continuación transcribe las primeras y últimas líneas de Epitus. Se inicia nuestra obra fragmentariamente, habiendo perdido el comienzo del marco narrativo. En el resto del texto se copian sólo las respuestas. Adiciona gran número de nuevas preguntas (son en total ciento once demandas). Fue publicada por W. Suchier (1910b: 352-364).84
8i
" w
Severin ignoró la existencia de la versiones A y D. Vid. P. de Gayangos (1875: I, 11-14). Esta copia fue ignorada por Millás Vallicrosa (1942). Ingresó al BOOST3
con el asiento N° 807.
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Versión D 4. Ms. BN Madrid Vit. 7-17, fol. 74v. Se trata del famosísimo códice cidiano de Vivar, que conserva en muy mal estado sólo las líneas iniciales de la narración marco. Don R. Menéndez Pidal (1944: T. I, 2-3) confundió este texto con la Altercatio Hadriani Augusti et Epicteti philosophi, aunque señaló su parentesco con el Tratado del ynfante Phiteus: «[...] aplicando nuevo reactivo logré leer en el primer párrafo el comienzo de una versión castellana desconocida de la Altercatio Hadriani Augusti et Epicteti philosophi»*5. A continuación realizó su transcripción (vid. reproducción del manuscrito en Poema de Mió Cid. Edición facsímil del manuscrito del Marqués de Pidal depositado en la Biblioteca Nacional, Excmo Ayuntamiento de Burgos, 1982, fol. 74v).
7. Nuestra edición Transcribimos a continuación todas las versiones manuscritas del Diálogo de Epicteto y el emperador Adriano, representantes de las dos traducciones completas que se realizaron en Castilla, según las siguientes normas: 1. Respetamos las grafías del manuscrito, a excepción del uso indiscriminado de i-j que hemos regularizado, según criterios modernos. 2. Desarrollamos abreviaturas sin indicarlas en el texto. 3. El signo tironiano lo desarrollamos como e. 4. Puntuamos según criterios modernos. 5. Numeramos las preguntas de cada texto independientemente para su mejor individualización. 6. Regularizamos el uso de mayúsculas. 7. Nuestras intervenciones en el texto van marcadas entre corchetes [].
15
La misma identificación hizo G. Orduna (1989: 7).
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Hugo O. Bizzarri
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(vid.
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(vid.
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Elucidarium:
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Epicteti
didascaliae
Ed.
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H u g o O. Bizzarri
Expositio Mystìca:
Anneus Sylvius, Salonii Episcopi in parabolas Salomonis Expositio Mystica (vid. PL, T. 53).
Flores:
Flores de filosofia (vid. Knust [1878]).
Gatos:
Libro de los gatos (1984), Edition avec introduction et notes par Bernard Darbord. Paris: Klincksieck (Annexes des Cahiers de Linguistique Hispanique Médiévale 3).
GE:
Alfonso el Sabio, General estoria (1961), Edición de A. Solalinde, Lloyd A. Kasten, V. R. B. Oelschlager. Madrid, 2 vols.
Gramática'.
Antonio de Nebrija (1984), Gramática de la lengua castellana. Ed. A. Quilis. Madrid: Editora Nacional.
HR:
Hispanic Review.
Invencionario:
Alfonso de Toledo, Invencionario (1992), Ed. de Philip O. Gericke. Madison: Hispanic Seminary of Medieval Studies.
JM:
Joca Monachorum (vid. Suchier [1955]).
Uba:
Libro de buen amor (1974), Ed. Jacques Joset. Madrid: Clásicos Castellanos, 2 vols.
Leyenda dorada:
Jacobo de Vorágine (1982), La leyenda dorada. Trad. Fray José Manuel Macías. Madrid: Alianza Editorial, 2 vols.
Lìb. enx. :
Libro de los ejemplos (vid. C. Sánchez de Verdal).
Lucanor:
Libro del conde Lucanor et de Patronio (1983), en: Juan Manuel, Obras completas. Ed. José Manuel Blecua. Madrid: Gredos, Biblioteca Románica Hispánica, 2 vols.
Lucidarlo:
Los 'Lucidarios' españoles (1968), Estudio y edición de R. Kinkade. Madrid: Gredos, Biblioteca Románica Hispánica.
Abreviaturas
39
Manrique:
J. Manrique (1986), Obras. Ed. A. Serrano de Haro. Madrid: Alhambra.
PCG:
Primera Crónica General Pidal [1977]).
PL:
Patrología latina (vid. J. Migne).
Poridat:
Poridat de las poridades (vid. Kasten [1957]).
Proverbios morales'.
Sera Tob, Proverbios morales (1985), Edición de Sanford Shepard. Madrid: Castalia.
Quaestiones:
(vid. Menéndez
Honorius Augustodunensis, Quaestiones et ad easdem responsiones in dúos Salomonis libros Proverbia et Eclesiasten (vid. PL, t. 172).
Refranes'.
Urban Cronan (1911), «Refranes que dizen las viejas tras el fuego», en: RHi 25, 134-219.
RF:
Romanische
RFE:
Revista de Filología Española.
RFH:
Revista de Filología
RHi:
Revue Hispanique.
RPh:
Romance Philology.
Secreto:
Pseudo-Aristóteles (1991), Secreto de los secretos. Ed. Hugo O. Bizzarri. Buenos Aires: SECRIT (Jncipit, Publicaciones 2).
Secundus:
Vita Secundus philosophi (vid. Daly-Suchier).
Segundo:
Diálogo del filósofo Segundo y el emperador Adriano (vid. Knust [1879] y Menéndez Pidal [1977]).
Seniloquium:
Vid. Navarro Santín (1904).
Teodor:
Historia de la donzella Teodor (vid. Mettmann [1962]).
Forschungen.
Hispánica.
40
Hugo O. Bizzarri
Tesoro:
Brunetto Latini (1989), Libro del tesoro. Versión castellana de Li Livres dou trésor. Ed. y estudio de Spurgeon Baldwin. Madison: Hispanic Seminary of Medieval Studies.
Vida y costumbres:
Vida y costumbres de filósofos (vid. Gualterius Burlaei).
Vita et moribus:
Liber de vita et moribus philosophorum Gualterius Burlaei).
ZfrPh:
Zeitschrift für romanische
Zifar:
Libro del caballero Zifar (1983). Ed. Cristina González. Madrid: Cátedra.
(vid.
Philologie.
Textos
43
Versión A
[Versión A] (Ms. BN Madrid 10011) [Diálogo de Epicteto y el emperador Adriano]
[fol. 74rb] Vn mancebo que Péticus auía nonbre encomendóse a1 vn omne que auía nonbre Prouechable. Et aquel omne encomendólo a vn conde. Et aquel conde encomendólo a vn obispo. Et aquel obispo encomendólo a vn arzobispo. Et aquel arzobispo encomendólo a vn rrey. El rrey entremetiólo2 a vn duque de oriente que era muy sabio omne, et quando fue venido al duque entró al su albergue3. [1] Et dixéronle: Omne, ¿de quál tierra sodes o dónde venides? Et él rrespondió: Yo so venido de mi padre et de mi madre, et so engendrado por voluntad de Dios. [2] Et demandáronle: ¿Dónde es tu rregión? Rrespondió: Aquí, donde está mi muger. [3] ¿Por qué eres tú venido aquí? El rrespondió: Por castigar4 los locos. [4] Et ¿pues, sabio eres tú? El rrespondió: Aquel es sabio quien castiga a sí mesmo. [5] Et demandáronle cómmo fue fecho el gielo. Et él rrespondió: Si fuese fecho, piefa 5 auría que sería caydo. [6] ¿Nasfido eres tú? Et él rrespondió: Si nasgido non fuese, non fuera en ningund tienpo muerto. Et ellos dixeron: ¿Cómmo lo faremos o cómmo fablaremos cómmo fue fecho el ?ielo? Entonce dexáronle et leuáronle delante el duque que auía nonbre Adriano. Et el duque fizóle aquestas questiones de deyuso escripias. [fol. 74vc] [7] Commo fue venido delante del duque, díxole: Péticus, ¿Qué cosa es el fielo? Rrespondióle: Cosa secreta de Dios. Et es así commo la piel estendida, así c o m m o dixo Dauid: estendens
caelum sicut
pellem.
encomendóse a: 'se entregó al cuidado de'. entremetiólo: 'lo puso en manos de'. Derivado de 'meter' que se empleaba frecuentemente con el sentido de 'poner'. Es posible que se trate de un aragonesismo (DCECH: IV, p. 60b). albergue: 'alojamiento' o 'posada'. Coraminas (DCECH: I, p. 118a) considera a este vocablo procedente del catalán o de la lengua de Oc. castigar: 'amonestar'. pie(a: 'hace tiempo'. Coraminas (DCECH: IV, p. 539b) lo señala como un aragonesismo que muy pronto se generalizó en castellano.
44
Hugo O. Bizzarri
[8] Et después el duque fizóle otra demanda: Péticus, ¿quántos son los fíelos? Rrespondió: vii. El primero de la trinidad, donde está el Padre e el Fijo e el Santo Espíritu. El segundo, que es más baxo, es llamado imperus, que es así commo fuego. Et el tercero es llamado cristallum. Et el quarto, que es más baxo, es llamado aureum, que quiere tanto dezir de oro. El quinto, que es más baxo, que es vmanal natura de Ihesu Cristo. El sesto es avn más baxo, donde es la gibdad de Iherusalem, donde están los ángeles es llamado eclesia angli ragio. El vii° es el más baxo que todos, el qual es estrellado. Et aquel veemos nosotros. [9] Después le dixo el duque: ¿Qué es Dios? Rrespondió Péticus: Aquel que tiene todas las cosas del mundo en su poder. [10] Dixo el duque: ¿Qué es la primera cosa que salió de Nuestro Sennor en aqueste siglo? Péticus rresponde: Palabra. Sant Juan lo rrecuenta6 en el euangelio que dize: In pringipio erad uerbum, que quiere dezir atanto commo palabra. [11] Dixo el duque: ¿Quál palabra dixo primera mente? Péticus rresponde: Lunbre sea fecha. Et sienpre fue fecha lunbre. Et dize el libro de Génesi: Fiad lux tfiad es lux. [12] Dixo el duque: ¿Quál lunbre fue fecha primera mente? Péticus rresponde: Los ángeles. [13] Dixo el duque: ¿Quántas son las órdenes de los ánge- [d] les? Péticus rresponde: ix. Et la primera es dicha Cherubín e la segunda Serafín, et la tercera Tronos, e la quarta Dominaciones, e la quinta Pringipatus, e la sesta Podestades, e la setena Vertudes, et la octaua Arcángeles, et la ix Angeles. [14] Dixo el duque: ¿Qué obró Dios al comen?amiento del siglo? Péticus rresponde: el primero día fizo el gielo e la tierra, al segundo día fizo la lunbre, et el tercero día fizo la mar et las yernas de la tierra et el quarto día fizo el sol e la luna et las estrellas, el quinto día fizo las aues et los pescados, el sesto día fizo los omnes et las bestias et el seteno día el rreposo. [15] Dixo el duque: ¿Qué cosa es la tierra? Péticus rresponde: Carrera non Cercana et marauillosa criatura. [16] El duque dixo: ¿Qué cosa es ñaue? Péticus rresponde: Cosa erradera [que] non está allí donde omne quier7. [17] Péticus, dixo el duque: ¿Qué cosa es omne? Péticus rresponde: Ymagen de Dios. [18] Dixo el duque: ¿Qué cosa es suenno? Péticus rrespondió: Ymagen de muerto.
'narra'.
6
rrecuenta:
7
Ms. add. erróneamente: Péticus.
Versión A
45
[19] Dixo el duque: ¿Qué cosa es muerte? Péticus rresponde: Muerte es cosa a que omne fuye et non puede escapar. [20] Dixo el duque: ¿Quién fue aquel que murió et non na?ió? Péticus rrespondió: Adán. [21] Dixo el duque: ¿En quál manera fue fecho Adán e en quál rregión? Péticus rrespondió: Adán fue fecho en la rregión de oriente e fue fecho del limo de la tierra. [22] Dixo el [fol. 75ra]8 duque: ¿De quál tierra fue fecho? Péticus rrespondió: De tierra de Graput, et de tierra de Gregrem, et de tierra de Arabia, et de tierra de Enbulexicaruo es otra tierra semejante de aquella. Et Adán non fue fecho non sola mente de la tierra, antes ouo en él viii cosas. [23] Dixo el duque: ¿De quáles cosas fue formado? Péticus rresponde: Del limo de la tierra, et del agua, et de las piedras, et del Sant Espíritu, et de la lunbre de el [sic] día. Primera mente fue fecha la su carne del limo de la tierra, et la su sangre fue fecha del agua de la mar, et los sus ojos fueron fechos del sol, ca así commo es el sol lunbre de la tierra, así son los ojos lunbre del cuerpo, et las cogita^ones fueron fechas nuual9. El taliento10 fue fecho del viento, et los huesos fueron fechos de las piedras, et el ánima fue fecha del Sant Spíritu, et la fermosura del día fue conplida de la lunbre del día. [24] Dixo el duque: ¿Si del limo de la tierra fue fecho, pues lymo et tierra deuíamos [sic] ser? Péticus rrespondió: Tú sepas, duque, que por tanto commo el omne es fecho de tierra et limo, por atanto es mucho auaro e enojoso e perezoso; et por quanto ouo de la mar la sangre, es mucho sabio; et commo sus ojos fueron fechos del sol, por eso es mucho estable e enbiso e fierto; et por quanto de la nube tomó sus cogita?iones, por atanto es mucho ligero; et por quanto el taliento fue fecho del viento, es mucho [b] parlero; et por quanto los huesos fueron fechos de las piedras, es mucho fuerte e duro; et por quanto el ánima fue criada del Sant Espíritu, por tanto es mucho rrazonable el seruigio de Dios. [25] Dixo el duque: ¿En quál ora comió Adán el fruto? Péticus rresponde: A ora de terfia et a ora de nona fue echado de paraíso. [26] Dixo el duque: ¿Qué pecado fizo Adán quando comió del fruto? Péticus rresponde: Tres. Et fue el primero glotonía, et el segundo vana gloria, et el tercero cobdi?ia. Commo comió la cosa vedada, pecó por la golfa] quando obedeció su muger
8
A partir de aquí corregimos la foliación, puesto que el manuscrito repite la numeración.
9
nuual: 'nubes'. Coraminas (DCECH: IV, p. 241b) señala a este vocablo y a 'nublo' como derivados del catalán 'nuvol'.
10
taliento: 'voluntad'. Cultismo de origen eclesiástico (DCECH: V, p. 386b).
Hugo O. Bizzarri
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et el diablo. Pecó por vana gloria en quanto quiso saber todas las cosas así commo Dios. Pecó por cobdicia por quanto cobdició saber aquello que non le pertenecía. [27] Dixo el duque: ¿En quántas maneras dauan la gola al omne? Péticus rresponde: En dos. La primera quando el omne come más que non deue. Et la segunda es quando toma la vianda suzia mente et mesquina. [28] Dixo el duque: ¿Quántos pecados fizo Adán por que nos11 bautizamos por desleyr los pecados? Péticus rresponde: Dixo vii12. Et son soberuia, sacrilegio, forniíia, omegida, ladronicio, auarigia, escusagión, penitencia que es contenida en estos vii pecados. [29] Dixo el duque: ¿Quál fue el primero? Péticus rresponde: Primera mente soberuia, [fol. 75vc] ca él quiso ser más en la su voluntad que en la de Dios. Sacrilejo fizo, que non creyó a Dios. Orneada fue, ca mató a sí mesmo et a nos. Fornicación de pensa[miento] fizo, ca obedeció a su muger por le fazer su plazer. Ladronicio fizo, ca comió aquello que le era vedado. Escusación de penitencia fizo, ca non se rrepintió nin confesó quando ouo pecado et vino Nuestro Sennor et díxole: ¿Dónde eres tú Adán? Et él rrespondió: Sennor, oy la tu palabra et oue pauor et escondíme. Dixo Péticus: Por aquestas cosas ganó Adán siete pecados mortales, por los quales estudo en infierrno v° mili e xxviii" annos. Et todos los omnes de aqueste siglo justos et pecadores, todos fazían aquella mesma vía de infierno quando se morían, mas quando Nuestro Sennor Ihesu Christo, que prisó forma en la virgen Santa María la su Santa Pasión, El los sacó a aquellos que eran justos et dexó los pecadores. Et pues de aquí adelante Nuestro Sennor apris[ó] la rressureción, mandó a los apóstoles que fuesen a predicar por todo el mundo et que fiziesen bautizar las gentes en el nonbre del Padre e del Fijo [e del] Spíritu Santo. Et que fiziesen todo aquello en rremisión de sus pecados et del pecado original, et que fiziesen penitencia por ganar paraíso. [30] El duque dixo: ¿Por qué pecan muchos omnes? [d] Péticus respondió: Por cobdicia. [31] Dixo el duque: ¿Quáles son los omnes que son sanos e an dolencia? Péticus rresponde: Aquellos son que toman el aver de otro, a tuerto de la qual cosa non se pueden ver fartos de ganar. [32] Dixo el duque: ¿De quántas maneras es tenprado el omne del diablo? Péticus rresponde: iiii°. La primera sospecha. Et por mala cogitaron, et por del[i]cto de avaricia, et por grand cobdicia. [33] Dixo el duque: ¿En quántas de maneras visita Dios al omne? Péticus rresponde: En iiii°. Lo primero por las oraciones que omne faze et por las oraciones
11
Ms.: nos nos b.
12
Ms. tacha: fizo vii.
47
Versión A
de la eglesia et por las oraciones de los fíeles christianos, et por visitar el cuerpo de Dios. [34] Dixo el duque: ¿En quántas maneras faze omne oración? Péticus rresponde: iiii°. Aquestas son: quando rresgibimos el bien que avernos del, ca le deuemos fazer gracias, ca todas cosas que le demandamos nos da et la tierra quando rrogamos por otro. [35] Dixo el duque: ¿En quántas maneras toma seguridad el diablo en el omne? Péticus rresponde: Primera mente amonesta el omne que non faga penitencia quando es moco. Et avn que amonesta que non [faga] los tuertos que tiene. Et dízele: Que non ayas cura, que avn assás eres mozo. Bien los emendarás quando serás viejo. La segunda amonestación que le conseja dízele: Que por qué, que grande es la misericordia de Dios. Et El te perdonará todos tus [fol. 76ra] pecados. La tercera amonestación es que le dize bien serás a tienpo de confesarte quando verná al punto de la muerte e a paraíso. Et por aquestas tres cosas trae el diablo al omne al infierno. [36] Dixo el duque: ¿Quántas cosas enbargan al omne a fazer penitencia? Péticus rrespondió: (¡lineo. E la primera es nigligencia. Et la segunda verguenna [...] La quinta dulce pensamiento de estar en pecado. [37] Dixo el duque: ¿Quántas cosas son que nuzen13 a fazer confesión? Péticus rrespondió: iiii°. Et la primera es el pecado. La segunda es orgullo. Et la tercera es verguenna. Et la quarta es delectación que conde14 aquellos pecados. [38] Dixo el duque: ¿Quántas cosas son que lieuan a omne a paraíso? Péticus rrespondió: [i]ii. Primera mente buena cogitaron e buena palabra e buena obra acabada. [39] Dixo el duque: ¿Quántas cosas son que lieuan a omne a ynfíerno? Péticus rresponde: Mala cogitación e mala palabra e mala obra. [40] Dixo el duque: ¿Quáles son los sennores a los quales los omnes de aqueste siglo siruen? Péticus rresponde: Quatro. El primero es vano. El segundo es vil. El tercero cruel. El quarto mejor que todos. Primera mente del sennor vano aprende omne vanidad. Et del sennor vil toma omne vildat. Et del sennor cruel toma omne crueldat. Et del sennor bueno toma omne todas buenas cosas. Primera mente por el sennor vano entiéndese el siglo. Et por el sennor vil entiéndese el tuerto. Et por el sennor [b] cruel entiéndese el diablo. Et por el sennor bueno entendiese el Nuestro Sennor Ihesu Christo. Al sennor vano seruimos quando demandamos rriquezas et honores. Et de aqueste sennor vano rrecebimos los omnes vanidades, ca las rriquezas de aqueste siglo
13
nuzen:
'dañan, perjudican'. Es probable que la construcción que le sigue tenga un sentido consecutivo.
14
conde:
'guarda'.
Hugo O. Bizzarri
48
a grand trabajo son ganadas e a grand temengia15 son poseydas et a grand dolor son dexadas en este siglo. Al vil sennor seruimos quando le demandamos delectes corporales. Et de aqueste sennor vil rre?ibe omne vil ganancia, ca quando omne mas delectosa mente come así en antes es podrido el cuerpo quando es muerto. Et quien sirue aquel sennor cruel galardón ende rrefibe, ca nos non seruimos con orneadas e con perjuros e en otras malas obras. Et de aquestos atales sennores rrefibe omne cruel galardón que la ánima mete a omne a infierno. Al buen sennor seruimos quando fazemos vegilias, ora?iones, ayunos et limosnas. Et deste sennor tal cobra omne buen gualardón que el ánima mete a omne en paraíso. [41] Dixo el duque: ¿En quántas maneras se muere el omne? Péticus rresponde: En quatro. Aquestas son: Primera mente de la muerte del cuerpo. E quando biene que es muerto et non dize omne buen enxienplo. Et quando es apor?ioner16 del bien de la eglesia. Et quando es muerto de la muerte del [fol. 76vc] ánima. [42] Dixo el duque: ¿En quántas maneras biue el omne derechera mente depués de la su muerte? Péticus rresponde: En tres. Primera mente quando depués de su muerte dize omne todo bien del cuerpo. Et quando es aparfioner de las oraciones de la eglesia. Et después quando la su ánima ha vida perdurable por todos tienpos. [43] Dixo el duque: ¿Quántas cosas val el alimosna a omne quando es en pecado mortal? Péticus rresponde: A tres. La primera es que más ayna se conuierte a Nuestro Sennor. La segunda es que si morían en aquel pecado mortal non aurían tan grande pena. Et la tercera que Nuestro Sennor le rrinde buen galardón en este mundo. [44] Dixo el duque: ¿Quántas cosas son que non pueden fallir? Péticus rresponde: Seys. Aquestas son: criador, criatura, bien, mal, muerte et rresuregión. [45] Dixo el duque: ¿Quál cosa es comunal en aqueste siglo a los rricos et a los pobres? Péticus rresponde: Morir e na?er. [46] Dixo el duque: ¿Quál cosa es que más desplaze a omne? Péticus rresponde: La vista de su enemigo. [47] Dixo el duque: ¿Quál cosa es non ?ierta? Péticus rresponde: La vida, ca sabemos bien que avernos de morir et non sabemos el día de la muerte. [48] Dixo el duque: ¿En quántas maneras miente omne en aqueste mundo et dize falsedat? Péticus rresponde: En finco. Primera mente por su prouecho, et por cobdifia e por non [d] saber e por pauor et mal mal [stc]. [49] Dixo el duque: ¿Quáles cosas son que Dios non quiere perdonar en este mundo nin en el otro? Péticus rresponde: En tres. Et aquestas son: Quien blasfema a
15
temengia: 'temor'.
16
aporgioner: 'aparcero', 'partícipe'. Derivado de 'aparciar' (vid. DCECH: I, p. 294b). Cf. C [108]: «aparcero» y C [109]: «particionero».
Versión A
49
Dios, et quien se desespera de Dios, et quien non cree en la rresurefión de Ihesu Christo. [50] Dixo el duque: ¿Quáles cosas son las que dan fama a omne? Péticus rresponde: iii. Aquestas son: Conoscencia buena en juuentud. Et largueza en pobredad. Et biuiendo con vmildat. [51] Dixo el duque: ¿Quáles cosas son que Dios ayra mucho? Péticus rresponde: Tres. Aquestas son: Pobre orgulloso. Et viejo luxurioso. Et meo cobdigioso. [52] Dixo el duque: ¿Quántos fijos ouo Adán? Péticus rresponde: xxx fijos e xxx fijas [et] estos: Cayn, Abel et Sénecha. [53] Dixo el duque: ¿Quién fizo primera mente sacrificio a Nuestro Sennor? Péticus rresponde: Abel, que ofreció vn cordero. [54] Dixo el duque: ¿Quién plantó primera mente vinna depués del diluuio? Péticus rrespondió: Nohé. [55] Dixo el duque: ¿Quién fue concebido sin carnal concepción? Péticus rresponde: Nuestro Sennor Ihesu Christo. [56] Dixo el duque: ¿Quién fue nacido et non es muerto avn? Péticus rresponde: Elias et Enoc. [57] Dixo el duque: ¿Quién fue el primer preues? Péticus rresponde: Melquiaduch, et aquel falló primera mente letras. [58] Dixo el duque: ¿Qué son las [fol. 77ra] letras? Péticus rresponde: xxxii. [59] Dixo el duque: ¿Quién fue el primero duque? Péticus rresponde: Job. [60] Dixo el duque: ¿Quál fue el primero lector? Péticus rresponde: Tronulfo. [61] Dixo el duque: ¿Quál cibdad fue primera mente poblada? Péticus rresponde: Níniue. [62] Dixo el duque: ¿Quál fue el primero que basteció monesterio? Péticus rresponde: Próculo ermita et el abad Auxoni. [63] Dixo el duque: ¿En quál puerto non pluuió avn nin plouerá nunca jamás ante el día del juyzio? Péticus rresponde: En Telboco. [64] Dixo el duque: ¿A quién falló la arma? Péticus rresponde: A Abrán. [65] Dixo el duque: ¿Quántas son de encontradas de tierra? Péticus rresponde: xxii. [66] Dixo el duque: ¿Quántas maneras son de sierpes? Péticus rresponde: xxiiii0. [67] Dixo el duque: ¿Quién puso nonbres primera mente? Péticus rresponde: Adán. [68] Dixo el duque: ¿Quién nació vna vegada et murió dos? Péticus rresponde: Lázaro. [69] Dixo el duque: ¿Quién fueron aquellos que recibieron muerte quando Nuestro Sennor murió? Péticus rresponde: Dimas et Gestas.
Hugo O. Bizzarri
50
[70] Dixo el duque: ¿Quál sepulcro non es fallado avn? Péticus rresponde: Aquel de Moysás. [71] Dixo el [b] duque: ¿Quál cosa es más graue de saber en tierra? Péticus rresponde: Pensamiento de omne et yra de rrey. [72] Dixo el duque: ¿Qué cosa es que jamás non fue farta? Péticus rresponde: Tierra et agua. [73] Dixo el duque: ¿Quál cosa deste mundo es más luenga? Péticus rresponde: Pensamiento de omne. [74] Dixo el duque: ¿Quál cosa es tannida e non vista? Péticus rresponde: Anima de omne. [75] Dixo el duque: ¿Quál cosa es vista e non tannida? Péticus rresponde: El
9Íelo. [76] Dixo el duque: ¿Quál cosa es delectosa e enbidiosa? Péticus rresponde: La noche. [77] Dixo el duque: ¿Quál cosa es que con vna viento et en vna torua 17 ? Péticus rresponde: L a pluuia. [78] Dixo el duque: ¿Qué cosa es el sol? Péticus rresponde: Lunbre del mundo. [79] Dixo el duque: ¿De qué fue fecho? Péticus rresponde: De la falda de Nuestro Sennor. [80] Dixo el duque: ¿Qué cosa es la luna? Péticus rresponde: Rresplandor de tinebras. [81] Dixo el duque: ¿Qué sostiene el agua? Péticus rresponde: Aquel que sostiene la tierra e las piedras. [82] Dixo el duque: ¿Quién sostiene las piedras? Péticus rresponde: iiii° bestias 18 que son quatro euangelistas. [83] Dixo el duque: ¿Qué sostiene las bestias? Péticus rresponde: El fuego. [84] Dixo el duque: ¿Quién sostiene el fuego? Péticus rresponde: Abismo. [85] Dixo el duque: ¿Quién sostiene el abismo? Péticus rresponde: Qui del comensamiento fasta agora es asentado. Aqueste es Nuestro Sennor. [86] Dixo el duque: ¿Quál cosa es aquella que sostiene faz et non la siendo? Péticus rresponde: Cabega de omne que sostiene los cabellos et non los siente nin los puede nonbrar. [87] Dixo el duque: ¿Quién fue aquel que ayunó tres días e tres noches que non vio el ?ielo nin tocó la tierra? Péticus rresponde: Jonás, en el vientre de la vallena.
17
torua: 'tempestad'.
18
El copista antepone piedras, pero advierte su error y rodea la palabra de puntos.
51
Versión A
[88] Dixo el duque: ¿Quál cosa es que mete rramos et non mete fojas nin florece nin [fol. 77vc] da fruto? Péticus rresponde: Cabe?a de fieruo. [89] Dixo el duque: ¿Quál cosa es que non se sostiene en tierra nin en piedra? Péticus rresponde: Ñaue de sobre agua. [90] Dixo el duque: ¿Quál cosa es desconortada19? Péticus rresponde: £ibdat sin pueblo. [91] Dixo el duque: ¿Qué cosa es muger puta? Péticus rresponde: Vía vragosa20. [92] Dixo el duque: ¿Quál cosa es aquella que tira vos sí et da la muerte a otro? Péticus rresponde: El arco. [93] Dixo el duque: ¿Qué cosa es [suenno]21? Péticus rresponde: Ymagen de tristifia et gozo sin prouecho. [94] Dixo el duque: ¿Dónde será el acabamiento del mundo? Péticus rresponde: En el val22 de Jofat. [95] Dixo el duque: ¿Qué cosa es muger fermosa? Péticus rresponde: Maluada cobdifia et abra?amiento de luxuria. [96] Dixo el duque: ¿Eres tú bautizado por el pecado que fizo Adán? Péticus rresponde: Sí. [97] Dixo el duque: ¿En quántas maneras fabla la escriptura? Péticus rresponde: En tres libros. El primero fijos a leer23. El segundo libro de Jacob. Et el tercer libro es aquel en que es contenida el libro que dize: Líber generaciones Ihesu Christus. [98] Dixo el duque: ¿Quáles son los nonbres de los siete ?ielos? Péticus rresponde: El primero ha nonbre Seyr. El segundo Aher. El tercero Hálelo. El quarto Coxián. El quinto Lu?ián. El sesto Celut. El séptimo Corrat, donde la habitación de Ihesu Christo es. [99] Dixo el duque: ¿En quál logar está el sol en la noche? Péticus rresponde: El sol está seys oras en infierno donde la habitación es de [d] los pecadores. Et alunbra tres oras en parayzo, et alunbra al tanto en la habitación de los pecadores. Et después se lieua de aquí et así alunbra todo el mundo. [100] Dixo el duque: ¿Quáles fueron los fijos de promisión? Péticus rresponde: Ysac, et Semuel e Moysén et Josías et Salomón e Ximho e Iohanes.
"
desconortada'.
20
'desconsolada', 'desanimada'.
vragosa:
21
Ms.: son.
22
val: variante apocopada de 'valle'.
23
Si se observa el paralelo provenzal, se podrá comprender el verdadero sentido de la respuesta.
'vacía'. Con este sentido también aparecía en catalán antiguo (DCECH: V, p. 728b).
Hugo O. Bizzarri
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[101] Dixo el duque: ¿Quién tomó el libro et lo comió et fue fecho en la boca commo miel et en el vientre amargoso commo fiel? Péticus rresponde: Sant Juan en la Pocalipsi, ca el día del domingo a ora de ter?ia subió al $ielo en espíritu et después tornó al mundo et profetizó todas las cosas en la su buena memoria. [102] Dixo el duque: ¿Quál pecado non perdona Dios? Péticus rresponde: Aquel que se desafía de la merced de Dios et aquel que mata a sí mesmo. [103] Dixo el duque: ¿Quántas son las órdenes de los ángeles? Péticus rresponde: IX. Angeles, Arcángeles, Tronus, Dominafiones, Podestades, Pringipatus, Cherubín et Serafín. [104] Dixo el duque: ¿Quántos son por nonbre? Péticus rresponde: Ningund omne non lo sabe sinon sola mente Dios. Lo lee omne en vn libro en que se dize: Mil milia milium
ministrat.
[105] Dixo el duque: ¿Quántos paraysos son? Péticus rresponde: Dos. El vno es terrenal et el otro es celestial. [106] Dixo el duque: ¿Dónde es el terrenal? Péticus rresponde: En oriente, donde fue fecho Adán. [107] Dixo el duque: ¿Quáles son los flúmenes que salen del parayso terrenal? Pé- [fol. 78ra] ticus rresponde: Ellos son iiii que an nonbre: Simón, Frizón, Tigris, Infrates. [108] Dixo el duque: ¿Quál fue aquél que subió al ?ielo e non defendió? Péticus rresponde: Elias e Enoch. [109] Dixo el duque: ¿Quántos annos auía Nuestro Sennor quando San Juan lo bautizó? Péticus rresponde: xxx. Et en aquel anno que se bautizó Pedro ademostró quién era. [110] Dixo el duque: ¿Quántos annos predicó? Péticus rresponde: Dos annos et medio. Et fizo muchos milagros. [111] Dixo el duque: ¿Quién fue el primero obispo en la ley vieja? Péticus rresponde: Aarón. [112] Dixo el duque: ¿Quién fue primer preuere? Péticus rresponde: Leuí. [113] Dixo el duque: ¿Quándo fueron bautizados los apóstoles? Péticus rresponde: Con Ihesu Christo, mas del agua El los bautizó et les lauó los pies et aquesto fue fecho por bautismo. [114] Dixo el duque: ¿A quién fue encomendado el paraíso terrenal? Péticus rresponde: A Cherubuz et a Serafín. [115] Dixo el duque: ¿ Quién bendixo primera mente sal et agua? Péticus rresponde: Eliseus en la fibdad de Gericó.
Versión A
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[116] Dixo el duque: ¿A quién tornó la virga24 sierpe? Péticus rresponde: A Moysén, quando Nuestro Sennor le apareció en el desierto. [117] Dixo el duque: ¿Quién pasó la mar bermeja con los fijos de Yrrael? Péticus rresponde: Moysén con la virga25. [118] Dixo el duque: ¿Quando non era fielo nin tierra dónde estaua Dios? Péticus rresponde: Super penas ventorum así commo dize el Phalte- [b] rio: violauit volauid super penas ventorum. [119] Dixo el duque: ¿Quién dio leche a Altrón et non mamó? Péticus rresponde: Eua. [120] Dixo el duque: ¿Dónde fue Nuestro Sennor preuere26 preste27? Péticus rresponde: En Iherusalem quando rronpió el pan et bendixo el vino et dio a los sus apóstolos et dioles a beuer en el cáliz del vino et entonce fue preste preueres e obispo todo en vno. [121] Dixo el duque: ¿Dónde fue diácono? Péticus rresponde: Quando lauó los pies a los apóstoles. [122] Dixo el duque: ¿Dónde fue subdiacus? Péticus rresponde: En tierra de Galilea, quando fizo del agua tornar vino. [123] Dixo el duque: ¿Quál fue el primero rey? Péticus rresponde: Saúl. [124] Dixo el duque: ¿Quién fue engendrado syn con9ebimiento de ninguno? Péticus rresponde: Nuestro Sennor Ihesu Christo en el vientre de Santa María. [125] Dixo el duque: ¿Quál cosa es muelle commo lana, et rronpe commo piedra? Péticus rresponde: El agua. [126] Dixo el duque: ¿Quál cosa es mayor en todo el mundo? Péticus rresponde: Oración de justo por que se saluan todas las cosas. [127] Dixo el duque: ¿Del comengamiento del mundo entre a la fin quántos annos fueron? Péticus rresponde: ii mili cc 1 ii. [128] Dixo el duque: ¿Quántos annos auía Noé quando comentó a fazer el arca? Péticus rresponde: lxxx. [129] Dixo el duque: ¿En quánto tienpo fue [fol. 78vc] fecha el arca? Péticus rresponde: En vn anno entero. [130] Dixo el duque: ¿Quántos cobdos fue sobrel agua? Péticus rresponde: xl.
24
virga: 'rama', 'vara'.
25
Ms. repite la misma cuestión: Dixo el duque: ¿Quién pasó la mar bermeja con los fijos de Yrrael? Péticus rresponde: Moysén con la virga.
26
preuere: 'preboste'. Corominas (DCECH: IV, p. 609a) señala su origen catalán. De 'preborde'.
27
preste', 'sacerdote'. Del francés antiguo 'prestre' {DCECH: IV, p. 643b).
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Hugo O. Bizzarri
[131] [Dixo el duque]28: ¿Dónde se puso quando fue quedada? Péticus responde: Sobrel monte Arachín en Armenia. [132] Dixo el duque: ¿Quántos fijos ouo Noé? Péticus rresponde: Tres. Sení, Cayn e Jafet, los quales departieron toda la tierra. Sení tomó contra oriente, Cayn tomó contra medio día, Jafet tomó contra Aquilón afadiente29. Et así departieron en tres partes toda la tierra que aquestas son: Asia, Africa, Europa. Et de los fijos de Noé son nasudos xlii naciones. De Sení son salidos los caldeos et griegos. De Cayn son salidos los africanos e egipcianos et manrrianos. De Jafet son salidos los lonbardos e frateses e espannolles. [133] Dixo el duque: ¿Del comenfamiento del mundo entre al tienpo de Abrán quántos annos fueron? Péticus rresponde: ii mili cc xx viii° annos et después que Abrán ouo .c. annos [engendró Ysac]30, fijo de su muger Sarra. Et depués otro fijo engendró el qual fue llamado Ysmael et óuole de [afogar]31 su semienta. Et fue padre los Alanuncas, que eran llamados Ajareuis. Et agora son dichos Feríanos moros. [134] Dixo el duque: ¿Crees tú en Dios todo poderoso? Péticus rresponde: Sí, ca yo le creo en Trinidat de personas e en natura invisible et Fijo et Sant Spíritu visible. [135] Dixo el duque: ¿Et cómmo crees tú el Padre? [d] Péticus responde: El Padre non es engendrado, mas el Fijo es engendrado. El Sant Espíritu non engenrra nin [es] engenrrad[o], mas salió de Padre e del Fijo. [136] Dixo el duque: ¿Por qué es dicho Padre? Péticus rresponde: Por aquello que ouo Fijo. [137] Dixo el duque: ¿Por qué es dicho Fijo? Péticus rresponde: Por que ouo Padre, et depués que fue Padre desde entonce acá fue Fijo e Sant Spíritu. [138] Dixo el duque: ¿Crees tú la rresure?ión de Nuestro Sennor Ihesu Christo? Péticus rresponde: Yo creo que en aquella materia de carme en la qual beuimos et comemos e beuemos et avernos fambre e sed. En aquella carme mesma rresugitaremos el día del juyzio en hedad de xxx annos que Nuestro Sennor fue bautizado en el flumen Jordán. Et aquesta carme rrindra a cada vno segunt sus obras, que a los justos dará parayso et a los malos dará ynfiemo; así que merget nin fin non auién de bien a auer que los justos yrán en vida perpetual e los pecadores entrarán en perpetual fuego. Et todo aquesto creo yo de la Trenidat et de le Encarnación del Fijo de Dios. 28
Ms.: Péticus rresponde. subsanar.
29
a( adíenle: 'occidente'. Derivado popular de 'accadere' (vid. DCECH; I, pp. 734b-735a).
30
Escrito en el margen izquierdo.
31
Ms.: afagar.
Se trata evidentemente de un error por atracción, que se puede fácilmente
Versión A
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Et así es la obra so la que el Fijo rre9ibe carne que era en la Diuinidat del Padre e fue fecho Fijo e omne, Dios verdadero de Padre e omne verdadero de madre.
Hugo O. Bizzarri
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Concordancias
Estas concordancias tienen por finalidad hacer más accesible el «corpus de demandas» que aquí se presenta. Por lo tanto, ingresamos aquí únicamente todas aquellas palabras claves de la formulación o de la respuesta de la cuestión que permitan al lector realizar múltiples conecciones. Excluimos, naturalmente los términos Péticus y duque, ya que aparecen constantemente. Las referencias remiten al número de pregunta. Los verbos van en infinitivo y las palabras están ingresadas respetando la ortografía que presentan en el texto. Aarón: 111 Abel. 52, 53 abismo: 84, 85 abrogamiento: 95 Abrán: 64, 133 acabamiento: 94 Adán: 20, 21, 25, 26, 28, 29, 52, 67, 96, 106 Africa: 132 africanos: 132 agua: 23, 72, 81, 89, 113, 115, 122, 125, 130 Aher: 98 Ajareuis: 133 Alanuncas: 133 alimosna: 43 Altrón: 119 alunbrar: 99 amargoso: 101 ángeles: 12, 13, 103, 104 ánima: 23, 24, 41, 42 anno(s): 109, 110, 127, 128, 129, 133 aporgioner: 41 apóstoles: 113, 120, 121
Aquilón: 132 Arabia: 22 Arachin: 131 arca: 128, 129 Archángeles: 103 arco: 92 arma: 64 Armenia: 131 Asia: 132 aureum: 8 Auxoni: 62 auarígia: 28, 29, 32 auaro: 24 aver: 31 aues: 14 ayrar: 51 ayunar: 87 basteger: 62 bautismo: 113 bautizar: 28, 29, 96, 109, 113, 138 bendecir: 115, 120 bermeja: 117 bestias: 14, 82, 83 beuer: 120
Versión A bien: 44 bivir: 42, 50 blasfemar. 49 boca: 101 cabera: 86, 88 cabellos: 86 Cay«: 52, 132 caldeos: 132 cáliz: 120 carnal: 55 carne: 23, 138 carrera: 15 castigar: 3, 4 gelestial: 105 Celut: 98 Che rubín: 103 Cherebuz: 114 gibdat: 61, 90, 115 gielo-, 5, 7, 8, 14, 75, 87, 98, 101, 108, 118 gierta: 47 fie río: 24 gieruo: 88 ginco: 36, 48 cobdigia: 26, 30, 32, 40, 48, 95 cobdigioso: 51 cobdos: 130 cogitagión(es): 23, 24, 32, 38, 39 comengamiento: 85, 127, 133 comer: 25, 27, 29, 101 congebimiento: 124 congebir: 55 congepgión: 55 confesar: 35 confesión: 37 conosgengia: 50 cordero: 53 Corrat: 98
57 cosa(s): 46, 47, 49, 51, 71, 72, 75, 77, 80, 86, 88, 89, 90, 91, 92, 93, 95, 101, 125, 126, Coxián: 98 creer. 49, 134, 135, 138 criador: 44 criatura: 15, 44 Cristallum: 8 cuatro: 32, 33, 34, 37, 40, 41, 82, 107 cuerpo: 23, 41, 42 delectagión: 37 delectosa: 76 desafiar: 101, 102 desgender: 108 desconortar: 90 desesperar: 49 desierto: 116 desplazer: 46 día(s): 23, 47, 87, 101 diablo: 26, 32, 35 diácono: 121 diluuio: 54 Dimas: 69 Dios: 9, 26, 29, 49, 51, 101, 102, 104 domingo: 101 120, 121, 131 dos: 27, 38 Dominagiones: 103 duque: 59 duro: 24 echar: 25 ftedar: 138 egipgianos: 132 eglesia: 41, 42 eglesia angli ragio: 8 Elias: 56, 108 Eliseus: 115 enbidiosa: 76
58 enbiso: 24 Enbulexicarbo: 22 Encarnación: 138 enemigo'. 46 engendrar: 1, 124, 135 Enoc(h): 56, 108 enojoso: 24 enxienplo: 41 erradera: 16 escapar: 19 escriptura: 97 escusagión: 28, 29 espannolles: 132 Espíritu Santo o Sant Espíritu: 22
29, 134, 135, 137 estable: 24 estar: 118 estrellas: 14 Europa: 132 Eua: 119 euangelistas: 82
/aWa: 79 falsedat: 48 fallar: 57, 64, 70 fallir: 44
Hugo O. Bizzarri fornicafión: 29 fomigia: 28 frange ses: 132 Frizón: 107 fruto: 25, 26, 88 fuego: 83, 84, 138 fuerte: 24 fuyr: 19 galardón: 43 Galilea: 122 ganar: 31 Gerico: 115 Gestas: 69 glotonía: 26 gola: 26, 27 gozo: 93 Graput: 22 graue: 71 Gregem: 22 griegos: 132 habitagión: 98, 99 Hálelo: 98 huesos: 23, 24 Iherusalem: 8, 120 lhesu Christo: 8, 29, 40, 49, 55, 97, 98,
/ama: 50
113, 125, 139
fartar: 72 /az: 86
ymagen: Imperus: ynfierno: Infrates:
/azé¡r: 53, 79 Feríanos: 133 fermosa: 95 fija(s): 52
/ycM: 29, 52, 100, 117, 132, 124, 136, 137, 138 fin: 127 floreger: 88 flumen(es): 107, 138 fojas: 87
17, 18, 93 8 29, 35, 99, 138 107
yra: 71 Yrrael: 117 Ysac: 100, 133 Ysmael: 133 Jacob: 97 Jafet: 132 Job: 59 Jofat: 94
Versión A Iohanes: 100 Jonás: 87 Jordán: 138 Josías: 100 justo: 126 juuentud: 50 juyzio: 63, 138 ladronicio: 28 lana: 125 largueza: 50 /awar: 113, 121 Lázaro: 68 /