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Spanish Pages 236 Year 2020
¿Cómo reconstruir la izquierda revolucionaria en España? Combatividad, principios, organización y cultura
¿Cómo reconstruir la izquierda revolucionaria en España? Combatividad, principios, organización y cultura.
ROBERTO VAQUERO
Primera edición: noviembre 2020 Depósito legal: AL 2407-2020 ISBN: 978-84-1374-692-0 Impresión y encuadernación: Editorial Círculo Rojo © Del texto: Roberto Vaquero © Maquetación y diseño: Equipo de Editorial Círculo Rojo © Fotografía de cubierta: Depositphotos.com
Editorial Círculo Rojo www.editorialcirculorojo.com [email protected] Impreso en España — Printed in Spain Editorial Círculo Rojo apoya la creación artística y la protección del copyright. Queda totalmente prohibida la reproducción, escaneo o distribución de esta obra por cualquier medio o canal sin permiso expreso tanto de autor como de editor, bajo la sanción establecida por la legislación. Círculo Rojo no se hace responsable del contenido de la obra y/o de las opiniones que el autor manifieste en ella. El papel utilizado para imprimir este libro es 100% libre de cloro y por tanto, ecológico.
Introducción
¿Cómo reconstruir la izquierda revolucionaria en España? es una cuestión candente, de rabiosa actualidad, y que todos y cada uno de los que pretendemos transformar nuestra realidad hemos dado vueltas en innumerables ocasiones. En primer lugar, habría que definir qué es la izquierda. Yo no me rijo por los cánones de izquierda y derecha del sistema. Para mí la diferenciación no está en dónde se sientan unos y otros, ni qué color o qué simbología tienen las ideas que defienden. Para mí no hay izquierdas y derechas; están los que defienden posiciones de clase y revolucionarias, y los que están al servicio del capital, de la explotación y, por lo tanto, de mantener las cosas tal y como están. Por muy de “revolucionario” que te vistas o hables, si en los hechos estás con el sistema, eres parte de él. Me diréis: ¿Por qué entonces este título? Pues por la sencilla razón de que se ha creado una imagen o identidad de la izquierda en la conciencia de la población, a lo largo de siglos de lucha obrera, que no estoy dispuesto a regalar a los vendeobreros posmodernos que conforman la izquierda progre y vendida del sistema. Esta es la razón por la que lucho contra la prostitución de nuestros símbolos, de nuestros términos, en pocas palabras, por nuestro legado histórico. 9
Son siglos de lucha contra la explotación, de sacrificio abnegado, huelgas, resistencias, organización, sangre, muertos, guerras y revoluciones, para que ese legado se lo quede gente vendida al sistema, que solo se preocupa de hablar lenguaje de “género, hacer batucadas, transgresiones enfermizas, ser feministas y ecologistas; mientras a los trabajadores les condenan a la miseria, traicionando todo lo que significaba en su día ser de izquierdas. Ser de “izquierdas” hoy significa ser un cosmopolita que odia a su país, un desclasado, un snob intelectualoide que desprecia a los obreros, que sigue modas del sistema “revolucionarias”, como si de una religión se tratase; que ha olvidado las condiciones de sufrimiento de los trabajadores, que piensa que el individualismo y la transgresión enfermiza son el nuevo sujeto revolucionario. Se han convertido en progres feministas y ecologistas que desprecian la organización colectiva obrera, que entienden como de otro siglo; que defienden el nuevo consumo transgresor como algo de progreso; y que están bajo el influjo del pensamiento único del sistema. ¿Cómo es posible que la ultraderecha se pueda dotar de un halo de falsa resistencia contra el sistema, cuando en realidad ellos son los primeros defensores del mismo? Pues por todo lo anteriormente citado y por muchas más cosas. Están ganando un espacio cada vez mayor en los barrios obreros. La ultraderecha gana en Francia en los barrios donde ganaba antes el Partido Comunista, y ya son la segunda fuerza en el país1; la ultraderecha gana espacios mediante la asistencia a familias obreras en barrios que antes no se atrevían ni a pisar en España; en Italia Casa Pound2 tiene 1 En la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas de 2017, Emmanuel Macron fue elegido con el 66, 1 % de los votos mientras que Marine Le Pen quedó segunda con el 33,9 %. Esta última es la líder del partido de ultraderecha Frente Nacional. 2 Un movimiento fascista italiano fundado en Roma en 2003 y constituido como partido político en 2009. Este movimiento destaca por su carácter fascista y ultranacionalista y por su oposición a la inmigración. 10
más trabajo y militancia de base que los partidos “comunistas”; en Alemania vuelven a tener fuerzas parlamentarias3. ¿Cómo es posible que a estas alturas de la historia su demagogia obrerista y sus mentiras puedan calar de esta manera en los obreros? La respuesta es sencilla, y es lo que ha motivado este libro. La izquierda ha dejado de ser obrera y revolucionaria y ha sido totalmente asimilada por el sistema capitalista, gracias a la imposición de los dogmas de fe4 que componen el pensamiento único del sistema, a la dictadura de lo políticamente correcto, al posmodernismo ideológico. Todo esto ha penetrado en las antiguas organizaciones obreras y las ha destruido por dentro hasta conseguir llegar a la situación de derrumbe y putrefacción absoluta actual. Todo este proceso de análisis de cómo surgió y se desarrolló este posmodernismo ideológico, de qué es exactamente y de cómo nos afecta como sociedad lo abordé en mi anterior libro Resistencia y lucha contra el posmodernismo. En este, aunque trato también de forma resumida el tema, me centro más en la cuestión planteada en el título. No hace falta leerse el anterior libro para comprender mis posicionamientos en este, pero sería recomendable echarle un ojo. De esta forma, este libro sería una especie de segunda parte del libro anteriormente citado, ya que su objetivo es desarrollar lo anteriormente expuesto referidos a la necesidad de la reconstrucción de una izquierda obrera y revolucionaria, combativa y transformadora en nuestro país. Este es el motivo y no otro por el que los fascistas pueden desarrollarse con tanta facilidad. No hay nadie que se les oponga, la izquierda ha abandonado la lucha de clases y por lo tanto 3 Alternativa para Alemania (AfD) mostró su poder en el este de Alemania al obtener el 28 % de los votos en Sajonia y el 24,5 % en Brandeburgo. 4 Un dogma de fe se define como una afirmación que se toma como cierta e innegable sin haber sido demostrada. 11
a los obreros y a la patria a su suerte, se han sumado a hacerles el juego a los que nos explotan y oprimen: los capitalistas. Los espacios ocupados por los fascistas han sido abandonados, la izquierda grupuscular “rebelde” y “antisistema”, profundamente posmoderna e individualista, no es rival para los fascistas, y en el fondo hacen el mismo papel que los partidos y organizaciones más grandes. Es necesario romper de forma fulminante con esta izquierda del sistema, es necesario reconstruir una izquierda revolucionaria y obrera que sea capaz de responder a los problemas que afectan a los trabajadores y por lo tanto a nuestro país. Romper con esta “izquierda” no significa sacar solo un manifiesto y ya está, es necesario recuperar el trabajo de base, recuperar todos los métodos de lucha posibles en la medida de las condiciones materiales, fomentar y luchar por la organización colectiva de los obreros, recuperar la combatividad, realizar una lucha ideológica implacable, volver a defender a los trabajadores siendo parte de los mismos y por supuesto dejar de hacer seguidismo a las “luchas” de estas organizaciones posmodernas, pues no se puede llevar una lucha “crítica” desde dentro, los tenemos enfrente, son nuestros enemigos, no queremos tener nada que ver con ellos, estamos en trincheras enfrentadas. Tenemos un programa y unos principios que son antagónicos a los suyos: nosotros luchamos por la transformación de la sociedad, ellos por mantener la explotación. No somos compañeros de viaje ni de absolutamente nada. Debemos combatir a todos lo que defienden este sistema miserable. Con este libro quiero plantear un debate serio encima de la mesa para aquellos que ven que tenemos un problema y que las consecuencias derivadas de él se nos echan encima. Yo soy comunista (pero no de los que se autodenominan así y en realidad son siervos del sistema), milito en un partido comunista, el PML(R-
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C)5, y tengo unos principios ideológicos muy concretos, pero este libro no lo escribo solo para los comunistas, en absoluto: quiero que sea algo mucho más amplio. La necesidad de la reorganización obrera es algo vital, es necesario luchar por la unidad obrera y revolucionaria en un frente amplio, único6 de todos los trabajadores. Con este fin nació el Frente Obrero7, que no es comunista, pero sí revolucionario, solo intenta servir a esa unidad de todos los que queremos reconstruir una izquierda revolucionaria, obrera y combativa, que de verdad haga de resistencia contra este sistema y su pensamiento único, que defienda a los trabajadores, a nuestra patria y que por supuesto esté encaminado a la transformación y progreso de nuestra sociedad. 5 Son las siglas del Partido Marxista Leninista (Reconstrucción Comunista). Constituido en 2009, por un grupo de personas, entre las cuales se encuentra un servidor, tras romper ideológicamente y en la práctica con organizaciones posmodernas y revisionistas. El PML(RC) nace con el objetivo de reconstruir el Partido Comunista en España. Pasó por un proceso de ilegalización en 2016 en la llamada Operación Valle; a raíz de que varios de sus militantes se desplazasen voluntariamente a Siria para combatir al DAESH junto a las milicias kurdas. Hoy en día el PML(RC) continúa creciendo y es el Partido que impulsó y que encabeza el Frente Obrero. 6 El frente único del trabajo tiene como tarea unificar los esfuerzos del proletariado y de todas las masas trabajadoras, grupos o elementos existentes en la sociedad capitalista contemporánea, en defensa de sus intereses vitales y derechos que son idénticos en determinados momentos, contra la burguesía capitalista y su reacción, mientras que la colaboración de clases desorganiza a las masas trabajadoras, deshace sus partidos y organizaciones, ayuda a la burguesía en sus planes de explotación y opresión favoreciendo su dominación de clases sobre la inmensa mayoría de las masas trabajadoras. 7 Frente político y revolucionario de ámbito nacional, constituido en Madrid el 14 de octubre de 2018; con el objetivo de luchar por la unidad de los trabajadores y por la transformación de nuestra sociedad, apuesta por una República popular y federal encaminada al socialismo. (https://frenteobrero. es/quienes-somos/quienes-somos/#programa) 13
La influencia del posmodernismo se cebó especialmente con las organizaciones obreras, que dejaron que sus ideas reaccionarias penetraran en su interior, comenzando la degeneración que nos lleva a la precaria situación en que se encuentra la clase obrera en nuestro país: No hay rival para los capitalistas, pueden hacer lo que quieran, no existe una organización obrera y combativa con influencia y fuerza para dirigir y confrontar contra el Estado capitalista por la emancipación de nuestra clase, por el futuro del país. Es necesario comenzar a construirla, acumulando fuerzas para las batallas decisivas que deberemos emprender. Por este motivo decidí plantear una serie de cuestiones a debate que creo son de vital importancia para reconstruir la izquierda revolucionaria y combativa en España. Las he estructurado en nueve capítulos, que son los siguientes: x Una de las cuestiones que considero vitales de aclarar sobre todo lo expuesto anteriormente es la cuestión de la patria y del patriotismo. Desde la “izquierda” solo se acuerdan de ella cuando hay elecciones, y tampoco se puede decir que sea para bien precisamente, sino para sacar votos, además de que su visión de la misma está bastante distorsionada. La patria es de los que la levantan con su sudor, su sangre y su sacrificio, de los trabajadores, no de aquellos que van de patriotas y luego venden nuestra patria al mejor postor por unas cuantas monedas. Los que nos gobiernan, sangran y oprimen a nuestra patria, se aprovechan de ella. Es nuestro deber salvarla, llevarla a su máximo desarrollo. No podemos regalar la patria ni la reivindicación de la misma a los falsos patriotas, a la derecha más rancia y reaccionaria, convirtiéndonos, como la “izquierda” que tenemos, en unos cosmopolitas posmodernos que odian a su propio país.
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Es necesario recuperar la esencia del único patriotismo real que existe, el patriotismo revolucionario que es el que lucha por el progreso del país; que es el mismo que movió a los patriotas españoles en la Guerra de Independencia contra los franceses; el que movió a la lucha contra el absolutismo monárquico durante décadas; a la guerra contra el fascismo en 1936; y a la resistencia antifranquista a lo largo de toda la dictadura. Si de verdad queremos llegar a la mayoría de los trabajadores, es necesario quitarles a los reaccionarios esa aura de “patriotas” que se autoimponen, recuperar la esencia de progreso que tiene el patriotismo, cuestión vital para la organización obrera. x Otro concepto que considero que es importante de desarrollar es la llamada “unidad de la izquierda”, lo cual se ha convertido en una obsesión cuasi religiosa por parte de amplios sectores de la izquierda del sistema y de la izquierda grupuscular8 a su servicio. Yo estoy de acuerdo con la unidad de la izquierda, ¿pero de qué izquierda? Y, sobre todo: ¿Cómo y con qué intención? La unidad con la izquierda del sistema solo hará que te infectes con toda su degeneración, desviacionismo y prácticas organizativas nefastas que han desarrollado durante décadas. Son el enemigo, no se puede reformar desde dentro, solo se puede destruir y hacer que parte de sus bases se den cuenta del error que cometieron estando ahí. La unidad se debe dar desde el trabajo y desde una lucha ideológica clara, no puede haber unidad sin programa, 8 Grupúsculos marginales de la “izquierda” cuyas ideas y cuyas acciones son irrelevantes para la vida de la mayoría de la población y se quedan en su pequeño círculo, que no llega a nadie. 15
principios, objetivos y trabajo en común. La falsa unidad de sumar siglas y estructuras sin tener en cuenta estos preceptos solo lleva a que se destruyan las cosas con facilidad desde dentro, debido a las contradicciones que se crean y cuya resolución pasa por la destrucción del proyecto iniciado. Nosotros queremos unidad, queremos reconstruir la izquierda revolucionaria y combativa en España, pero no a cualquier precio ni con cualquiera; queremos la unidad obrera para transformar la sociedad, no para repartirnos sillones. x Términos como lucha de clases, transformación o revolución han sido muy prostituidos y criminalizados a lo largo del tiempo. Es importante que se explique cuál es el significado que le damos nosotros y confrontarlo con el que le da el sistema. Actualmente, cualquier cosa puede ser “revolucionaria”: un estilo musical, los chiquiprecios9, la disminución de las calorías, el veganismo… El sistema ha intentado apropiarse el término desdibujando su significado. Una revolución es un acto violento por el que una clase en el poder es derrocada por otra, que pasa a ser la dominante instaurando un nuevo modo de producción y unas relaciones sociales de producción en concordancia al mismo. Representa por tanto el avance social de la humanidad. En la época actual sería el paso del capitalismo al socialismo, es la lucha entre lo nuevo que avanza hacia el progreso y lo viejo que intenta mantener la situación actual haciendo de freno al
9 Hace referencia a la campaña de rebaja de precios de 2005 iniciada por la cadena multinacional de supermercados llamada Plus que formaba parte del grupo alemán Tengelman. 16
progreso. Me surge la pregunta: ¿Qué tiene que ver con la revolución entonces todas las tonterías antes mencionadas? Con la lucha de clases pasa algo muy parecido: en cuando nombras la expresión, enseguida te tratan como si fueras la reencarnación del mal. Están intentando enmascarar la opresión de clase haciendo que parezca un término anacrónico del pasado, algo antiguo, totalmente fuera de contexto en la sociedad moderna, cuando en realidad es todo lo contrario, pues no podría estar de más rabiosa actualidad. La lucha obrera es una prioridad. Nosotros no entendemos el sindicalismo como una lucha aislada. Forma parte de la lucha de clases, es la lucha por los derechos de los trabajadores en la actualidad, tiene un carácter reformista, pero sirve de escuela de guerra, para acumular fuerzas para emprender las batallas decisivas futuras que no tendrán nada de reformistas. No hay que abandonar ningún método de lucha, hay que aprovecharse de todas las oportunidades de fortalecernos, pero teniendo en cuenta que lo importante, lo que nos llevará a nuestra emancipación, será la toma del poder por parte de los trabajadores, no la lucha por las reformas. x El análisis del capitalismo como modo de producción, como sistema económico, es importante para saber cómo poder organizarnos para su derrocamiento. Además, hay que estudiar cómo es en su fase actual, el imperialismo, y así poder confrontar de forma eficiente contra las teorías que promueven el cosmopolitismo absurdo que solo lleva a fomentar la alienación y el redoblamiento de la opresión capitalista. El cosmopolitismo es parte de la ideología capitalista: promueve la destrucción de las culturas de los países en 17
provecho de implantar una supuesta cultura global. Esta cultura no tiene nada de progresista, no es la cultura internacional obrera fruto del desarrollo de la sociedad; es la cultura e ideología del consumo transgresor norteamericano que quiere destruir todo lo que existe para implantar su “cultura” para facilitar sus intereses económicos y de dominación. x Relacionado con todo esto debemos también analizar la naturaleza del Estado: ¿Qué es? ¿Qué funciones tiene? Y por supuesto si sigue teniendo vigencia hoy en día, que la tiene, por lo que debemos tener una apuesta firme para desmontar los desvaríos ideológicos del posmodernismo, que afirman que el Estado ha dejado de tener funciones y que está desapareciendo ¿Cuántas veces habremos oído eso de que la lucha se desarrolla “de lo local a lo global”?10. Si el Estado ha desparecido, ¿por qué se producen guerras comerciales, se toman medidas proteccionistas y el Estado en momentos de crisis, como el vivido con la pandemia de la Covid-19, interviene en la economía? La respuesta es clara: no ha desaparecido y sigue teniendo sus funciones. Actualmente, no vivimos ni en una época de proteccionismo ni de librecambismo, vivimos en la época de la dominación monopolística que decidirá qué medidas tomar dependiendo de sus intereses económicos. Otros aspectos que tener en cuenta interrelacionados con el Estado y muy importantes a la hora de organizarse y 10 Expresión típica utilizada por ecologistas e intelectuales defensores de la globalización para referirse a la importancia que otorgan a las actuaciones individuales y “locales”, del propio individuo, como motor de cambio global. Esta apuesta ayuda a desmovilizar y atenta contra la organización colectiva obrera en un país, por lo tanto, es profundamente reaccionaria. 18
cómo hacerlo son la cuestión nacional y la soberanía nacional y popular. El problema nacional es España es claro y manifiesto: debemos ser capaces de analizar las condiciones materiales en que vivimos y en base a estas tener una apuesta clara de modelo de Estado y un método de resolución del problema. Mi apuesta es la unión voluntaria de pueblos en una república popular y federal española. x También veo necesario tener claro qué cultura militante queremos, si la de la izquierda posmoderna basada en el nihilismo, el individualismo, el espontaneísmo, la transgresión y el mínimo esfuerzo; o si por contrario queremos recuperar la esencia revolucionaria de la militancia obrera: sacrificio, disciplina, compromiso formación, profesionalización y conciencia colectiva. Yo apuesto claramente por lo segundo, confrontando de forma clara con aquellos que apuestan por lo primero, que no son más que las características que quiere el sistema en nosotros. Un revolucionario tiene que ser ejemplar, intentar dar lo mejor de sí mismo cada día, aprendiendo de sus errores, trabajando por llegar a la mejor versión de sí mismo. No existen los hombres perfectos, pero sí los que, a pesar de los problemas, las dificultades, y sus errores, trabajan para dar lo mejor de sí por el bien colectivo. No puede existir militancia revolucionaria sin las características antes nombradas. Es nuestro legado histórico, fruto de las experiencias de lucha de nuestra clase. Debemos saber aprender de las experiencias anteriores a nosotros, recogiendo ese legado y desarrollándolo más en base a nuestra propia experiencia. 19
x Siempre me ha llamado la atención cómo funciona la “izquierda” en España. Es incapaz de organizar nada, se ve desbordada y adelantada siempre por las movilizaciones de la gente en luchas parciales que están alentadas y dirigidas por el propio sistema. Ellos se dedican a ir a rebufo, se suman a lo que sea, no dirigen nada, no son capaces de radicalizar nada, ellos solo practican seguidismo con tal de rascar algo. Así es la “izquierda” hoy, muy revolucionaria de boquilla, pero en la práctica nada de nada. El seguidismo y el espontaneísmo como método organizativo está destinado al fracaso más absoluto. Estas prácticas también son llevadas a cabo por la izquierda grupuscular, que no es capaz de romper con los dogmas de fe y prácticas del sistema, teniendo una relación de dependencia con ellos, convirtiéndolos en bufones útiles del sistema, ultrarrevolucionarios sobre el papel, pero extremadamente al servicio del sistema en la práctica. x Por último, quiero hablar de la memoria histórica, de por qué tipo de memoria histórica debemos apostar. Si por la memorialista que no hace más que quejarse y lloriquear por todo y en su práctica política hacen lo contrario de aquello por lo que lucharon y murieron los que dicen recordar; o si por el contrario por la memoria histórica revolucionaria, que no solo reivindica el pasado e historia de todos esos luchadores que murieron por nuestra patria y por la transformación social, sino que además reivindican su legado luchando por lo mismo que hacían ellos: por el fin de la explotación y de la opresión capitalistas. Yo abogo claramente por la segunda. Creo firmemente que solo se puede reivindicar el legado revolucionario de algo continuando con la labor emprendida, mantenien-
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do la lucha por la transformación de nuestra sociedad, no reivindicando solo al individuo, sino al motivo por el que se comportó heroicamente y realizó ese sacrificio, los principios y las causas colectivas son más importantes que los recuerdos individuales. Esos revolucionarios no querían que se les recordase con pena y falsa aflicción, y en cuanto se acaba el homenaje reproduces todo contra lo que ellos lucharon en tu actividad política. Ellos luchaban por transformar la realidad y nosotros debemos recoger ese testigo. Ese es el único homenaje real: hay que recordar, pero también hay que saber por qué y actuar en consecuencia. También he añadido un capítulo analizando el posmodernismo ideológico en sí para facilitar la comprensión de todo lo desarrollado en el conjunto de la obra. Hay que tener en cuenta que este posmodernismo es uno de los grandes culpables de la situación que vivimos hoy en día de desorganización obrera, y que hace necesario que se tomen medidas urgentes para luchar contra él. Este es el motivo por el que me decidí a escribir este libro. Espero que sea de vuestro agrado y que os sirva en el desarrollo de vuestro trabajo político e ideológico.
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España. Patriotismo revolucionario. ¿Qué es? ¿Por qué es necesario?
1. Introducción a la sociedad en España. En la sociedad española, sobre todo en la más politizada, hay dos visiones antagónicas del país, la patria, el sentimiento nacional, el orgullo nacional y el sentimiento nacional. Se ha creado una dicotomía entre lo que se ha venido llamando la España y la anti-España. Una dicotomía entre la “izquierda” y la derecha. En mi opinión, ambas posiciones son dos caras de la misma moneda, ambos grupos son profundamente antipatriotas. Tanto los reaccionarios capitalistas y fascistas que venden a la patria por unas monedas al mejor postor como la izquierda posmoderna y acomplejada, progre e idiotizada que reniega del país que dice querer cambiar. Nosotros queremos dar otra posición totalmente alejada de unos y de otros, nosotros nos consideramos patriotas revolucionarios. Más adelante lo detallaré todo, pero antes quiero realizar una pequeña introducción sobre la materia y sobre los dos posicionamientos antes mencionados. La derecha en España siempre se ha otorgado a sí misma el título de defensora de la patria. Cuando hay problemas, creados 23
en la mayoría de los casos por ellos mismos, enseguida sacan la bandera y se les llena la boca de España para taparlos lo más rápido posible y que no les salpique la situación. Sin embargo, cuando hay posibilidad de sacar dinero rápidamente venden a la patria por unas miserables monedas, bien sea colaborando con potencias invasoras como la burguesía francesa durante la ocupación nazi, permitiendo esquilmar nuestros recursos convirtiéndonos en un país dependiente, como pasó en España, o dando concesiones a países extranjeros para que se enriquezcan a nuestra costa. Siempre que hay dinero de por medio, toda esta derecha cavernaria y reaccionaria venderá a España al mejor pastor. Esta derecha que va de patriota son los primeros antipatriotas, vendepatrias al servicio del interés económico del capitalismo internacional. Es nuestro deber confrontar con estos falsos patriotas. Nuestro objetivo es salvar a la patria de estos traidores, fariseos, populistas y demagogos, y elevarla a su mejor versión. Por otro lado, nos encontramos con la izquierda posmoderna y acomplejada, que reniega de su propio país. ¿Cómo van a transformar nada si reniegan del propio país que deben transformar? Nos encontramos con una izquierda degenerada, reformista e infectada por el posmodernismo putrefacto. Esta izquierda no tiene nada de combativa, obrera o revolucionaria. Se han convertido en una izquierda domesticada al servicio del sistema, financiada y al servicio de la dictadura de lo políticamente correcto, entendiendo por lo correcto lo que manda el propio sistema. No solo han desfragmentado las luchas en identidades y opresiones absurdas, sino que además han destruido toda posibilidad de unidad y organización obrera. Están más preocupados por lo 24
Queer, el lenguaje de género y otras tonterías antiobreras que por los problemas reales de los trabajadores. Además, en España nos encontramos con que reniegan de forma absoluta de la idea de España como Estado-nación, afirmando prácticamente que todo lo español es poco menos que reaccionario o fascista. No se dan cuenta de que ni siquiera durante la dictadura fascista de Franco las cosas eran así. Llevamos mucho tiempo gobernados por incapaces, reaccionarios y gente execrable, pero eso no significa que España sea el problema. El problema no es España, es quien la gobierna, la vende, la prostituye y destruye poco a poco. Nosotros debemos recuperar la patria y devolverla a su lugar. Nosotros debemos apostar por una España de futuro y de progreso, una España del trabajo y de la transformación. Debemos oponernos a esta izquierda acomplejada que hace el juego al sistema con su apoyo al globalismo y el cosmopolitismo. Están contribuyendo a debilitar al país y por lo tanto están quitando a los trabajadores una forma de defenderse ante la ofensiva imperialista de los grandes monopolios. El Estado-nación en manos de los trabajadores es un instrumento indispensable para la lucha por sus derechos y su emancipación. Esta izquierda destilada y desclasada está haciéndole el juego sucio a los capitalistas, a los que en el fondo sirven desde hace mucho tiempo. No es posible realizar una transformación social contra España, está condenada al fracaso. Solo es posible realizar una transformación social en España, por lo que atacar de forma constante su mera existencia es altamente contraproducente. España es de quien la levanta con su esfuerzo, su sudor y su sangre. Es decir, de los trabajadores. Nosotros no tenemos la culpa de lo que hacen los que gobiernan, nuestro deber es derribarlos, salvar a la patria y construir algo nuevo. 25
Solo los trabajadores mediante la lucha de clases podrán cambiar la realidad material en la que vivimos. Las luchas parciales absurdas al servicio del sistema por los que aboga esta izquierda progre solo sirven para engañar y desmovilizar a los trabajadores. Nuestro combate no es solo contra la derecha clásica, también lo es contra esta izquierda vendida, que son una gran arma para mantener todo tal y como está e incluso empeorar la situación. Las dos posiciones antes descritas sirven para lo mismo: engañar a los trabajadores, crear divisiones absurdas entre ellos y mantener las cosas tal y como están. Es necesario romper con esa dicotomía. Seremos atacados duramente por ambos bloques por hacerlo, criminalizados y perseguidos, pero la verdad es revolucionaria y siempre acaba imponiéndose. Da igual lo que se diga de nosotros; nuestro trabajo, los hechos hablan por nosotros. Luchamos por una causa justa, y nuestra voluntad no se torcerá por nada ni nadie. Perseveraremos y venceremos.
2. España y el sentimiento nacional español. Reivindicación revolucionaria de nuestra historia. ¿Deben las fuerzas revolucionarias renegar de la historia de su país? Uno de los sentimientos más fuertes de las masas es el amor por su tierra, el lugar donde nacieron y crecieron, por su historia y por su cultura común. Esto no tiene nada de malo; al revés, es lo normal, lo extraño sería que no fuera así. Lo malo es que los falsos patriotas, la derecha española, se aprovechan de ese sentimiento nacional, de apego al lugar de donde uno es, y manipulan y engañan a los trabajadores, utilizando este sentimiento para sus oscuros intereses. Además, la
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izquierda posmoderna les hace el juego atacando a todo lo español. Facilitan a todo aquel que ame a su país caer en las garras de la derecha en defensa de los ataques de estos grupos de la izquierda del sistema. Hay que romper ya con las teorías absurdas de que amar a tu país es de fachas y retrógrados y ser un imbécil desarrapado es algo bueno de izquierdas. Ni lo uno, ni lo otro. El principal ataque de esta izquierda a la gente como nosotros viene siempre iniciado por la siguiente cita mutilada de Marx: “Los obreros no tienen patria” (Marx & Engels, 1848), y en seguida tiran de su esnobismo como si ellos fueran unos ilustrados doctores y catedráticos y tú un necio iletrado. Pero como pasa siempre con esta izquierda patética y nihilista, se les pilla rápido. De lo único que son doctores y catedráticos es en la ignorancia y la incultura general. Viven en su doctrinarismo, en el caso hipotético y poco usual de que lean algo más allá de la Wikipedia, mutilando y sacando frases de contexto, actuando de forma dogmática, como si de la lectura de la Biblia se tratase, como si fueran los curas que luego tanto critican. Veamos la cita sin mutilar, viendo lo que pone antes de este fragmento y después. “Se acusa también a los comunistas de querer abolir la patria, la nacionalidad. Los obreros no tienen patria. No se les puede arrebatar lo que no poseen. Pero, en la medida que el proletariado debe en primer lugar conquistar el poder político, elevarse a la condición de clase nacional, constituirse en nación, todavía es nacional, aunque de ninguna manera en el sentido burgués”. (Marx & Engels, 1848) Vaya, hombre, qué casualidad, si en esta cita Marx quería decir justo lo contrario de lo que afirman los enemigos de la patria. 27
Efectivamente, los obreros no tienen patria, la tienen secuestrada los capitalistas, pero es nuestro deber recuperarla, salvarla de su situación. Todos los casos en los que este tipo de gente intenta dar lecciones, siempre el resultado es el mismo. Son como borregos siguiendo las prédicas de su pastor, el sistema capitalista. No hay que abandonar la defensa de la patria, dejar el sentimiento nacional en manos de la derecha. Tenemos que luchar fervientemente por acabar con la alienación, por concienciar a los trabajadores de que la única forma de salvar la patria que tanto aman es liberándola del yugo de los explotadores vendepatrias. Cuando los independentistas catalanes burgueses como el PDCAT, ERC o la CUP critican que la gente reivindique la historia de España como propia por ser reaccionaria o feudal, se contradicen así mismos. ¿Por qué ellos pueden reivindicar a Jaime I el conquistador, los almogávares, el reino de Aragón o el ducado de Atenas y, sin embargo, cuando se hace lo mismos con otras figuras históricas nos convertimos automáticamente en fascistas? El reino de Aragón era un reino feudal, y Jaime I el conquistador, como muy bien dice su apodo, no se dedicaba a hacer huertos veganos urbanos en Barcelona con hippies en chanclas. Los almogávares eran tropas mercenarias sanguinarias, y el ducado de Atenas representa el imperialismo del reino en una parte de Grecia. ¿Por qué esto sí es algo bueno mientras que reivindicar a Alfonso VIII de Castilla, la hispanidad, al Cid y otros muchos ejemplos es feudal y reaccionario? Pues principalmente porque son unos incoherentes que no saben ni lo que dicen y que funcionan según sus propios intereses oportunistas. Venderían a su madre por un nuevo pacto fiscal. Les dan igual las personas, la historia y todo lo que no sea en forma de billetes. 28
Pero, volviendo a la cuestión principal, ¿por qué reivindicar la historia de un país tiene que ser antirrevolucionario? ¿Por qué tiene que ser algo que se le deje solo a la derecha? No me gusta meter muchas citas en mis libros, por lo menos desde que aprendí a escribir bien y desarrollé mi propio estilo, pero, sin pretender cargar el libro de las mismas, veo necesario incluir una que me parece muy ilustrativa de lo que quiero explicar. Desde luego, a Hoxha no se le puede acusar de ser facha precisamente. Mientras él participaba en la liberación de Albania por las armas contra la ocupación fascista italiana y de la Alemania nazi, esta gente hace talleres de deconstrucción masculina y de cómo usar vibradores11. Es una cita en la cual un vendido y precedente de esta gente antipatriota, Koçi Xoxe12, ataca a Enver Hoxha por defender figuras históricas de Albania y este le responde: —¡Para qué necesitamos a Skanderbeg y a Naim Frashëri! ¡Ellos fueron feudales! —decía Koçi Xoxe, la «conciencia proletaria» del Partido, quien, como se comprobaría más tarde, con su feroz política sectaria y trotskista estaba por la destrucción del Frente. —Ellos —le decía yo— han sido grandes combatientes de Albania. Su nombre y su obra permanecerán a lo largo de los siglos en la memoria del pueblo. Nosotros, comunistas, somos continuadores de su obra en los nuevos tiempos. 11 Por ejemplo, la escuela de sexo de Lavapiés en la que se imparten talleres de masturbación anal como arma de empoderamiento. 12 Bajo la dirección de E. Hoxha fue ministro de Defensa. Era partidario del titoísmo y llegó a proponer la anexión de Albania a la federación yugoslava. En 1948 fue acusado de disidencia cuando la Kominform condenó la política de Tito como una desviación ideológica. En 1949 fue acusado de traición y murió ahorcado. 29
Al igual que nuestro Renacimiento Nacional evocó el gran nombre de Jorge Kastriota Skanderbeg e hizo de él símbolo de la resistencia y de la lucha por la libertad, nuestro Partido también a lo largo de la Lucha de Liberación Nacional evocó no solo a nuestro Héroe Nacional, sino también a otros patriotas y hombres conocidos, como los hermanos Frashëri, Ismail Qemali, Luigj Gurakuqi, Bajram Curri, Avni Rustemi y otros y puso su heroísmo y su obra en el pedestal” (Hoxha, 1984). La historia de un pueblo debe ser conocida con exactitud, debe aprenderse de ella para lo bueno y para lo malo. Lo que somos es gracias a todo lo que nos precedió y hay una gran cantidad de figuras y hechos que han marcado nuestra historia. Debemos conocerlos y reivindicarlos. Aquí Hoxha está reivindicando a Skandenberg, héroe patriota albanés en la resistencia y lucha contra el imperio turco, es decir, la expansión del islam, del mundo musulmán. Es una figura totalmente extrapolable a Alfonso VIII en la batalla de las Navas de Tolosa o al Cid Campeador con la resistencia a los almorávides. El territorio de España tiene una rica historia de acontecimientos y sucesos en su proceso de conformación, pero además tiene una rica historia de lucha más reciente, la cual también se niega a reivindicar esta izquierda del sistema. La lucha contra la invasión napoleónica, la lucha liberal contra el absolutismo, el movimiento republicano, las luchas obreras, la guerra civil, la resistencia antifranquista, etc. Tenemos una rica historia, de la cual debemos de estar orgullosos, conocerla y reivindicarla como parte de la construcción de lo que somos y de lo que aspiramos a ser. La historia la construye el pueblo, actualmente los trabajadores. Es nuestra historia y debemos defenderla de aquellos que quieren manipularla en sus propios intereses, sean la izquierda o la derecha del sistema. 30
Los revolucionarios debemos reivindicar la historia de España, tanto del proceso previo a la constitución que derivó en ella, como de la historia posterior hasta nuestros días. Es nuestro deber no dejar que la derecha manipule y use a su favor nuestra historia. Renegar de nuestra historia significaría que ya hemos perdido, que les hemos regalado la victoria, y eso nosotros no lo vamos a permitir.
3. Patriotismo revolucionario. El patriotismo es el amor a la patria, al lugar donde nacemos, crecemos y nos desarrollamos, es el amor a una cultura y a una historia común. Como ya he dicho, es uno de los sentimientos más profundos que se puede encontrar en las masas. También es el sentimiento de querer que esa patria se desarrolle y eleve a su mejor versión. Por eso el patriotismo hay que entenderlo no solo como algo del pasado, sino también como algo de futuro, transformador. Por esto el patriotismo debe ser usado por los revolucionarios para impulsar al país, entendiendo el patriotismo como algo revolucionario vinculado a las masas populares que construyen cada día con su sudor y su sangre, con su esfuerzo y dedicación nuestro país. A los que se llenan la boca de la patria y luego la venden, les da igual el futuro del país, no les importa que la gente pase miseria. Solo les importa su beneficio económico. No son patriotas, son unos vendepatrias al mejor postor, les da igual vender el futuro y la riqueza del país a corporaciones y países imperialistas. Por este motivo, no existe un patriotismo de derechas, solo existe el patriotismo revolucionario, el cual, además, es totalmente necesario para la transformación social que queremos emprender.
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Ya he comentado en el apartado anterior los posicionamientos ridículos de la izquierda antiespañola actual al servicio del sistema. Los revolucionarios siempre hemos sido patriotas, y la historia de nuestro país tiene muchos ejemplos de ello. Aquí José Díaz, secretario general del PCE durante la guerra civil, habla claro sobre el engaño de los vendepatrias de derechas y nos explica quiénes son los verdaderos patriotas: “Este argumento, que penetra sobre todo en las capas de la pequeña burguesía, de la burguesía media, gentes que aman a su patria y a su hogar, hay que analizarlo y demostrar que quienes aman verdaderamente a su país somos nosotros, y que somos nosotros los que vamos a probarlo con hechos, pues no es posible que continúen engañando a estas masas, utilizando la bandera del patriotismo, los que prostituyen a nuestro país, los que condenan al hambre al pueblo, los que someten al yugo de la opresión al noventa por ciento de la población, los que dominan por el terror. ¿Patriotas, ellos? ¡No! Las masas populares, vosotros, obreros y antifascistas en general, sois los patriotas, los que queréis a vuestro país libre de parásitos y opresores; pero los que os explotan no, ni son españoles, ni son defensores de los intereses del país, ni tienen derecho a vivir en la España de la cultura y del trabajo”. (Díaz, 1970) Para la “nueva” izquierda debe tratarse de otro facha terrible. Mientras ellos hablan de lo fascista que es comer carne en debates de barra de bar, José Díaz dio su salud y su vida por evitar que el fascismo se implantara en España. Como he dicho, las oligarquías intentan usar a la patria para sus intereses egoístas. Es la burguesía la que implementa la creación del nacionalismo y el chovinismo, desfigurando el amor a 32
la patria en creerse mejor que los demás. Todo para llenar sus bolsillos. La moralidad de los capitalistas es la del dinero y más dinero, sin importar quién o qué caiga por el camino de obtenerlo, incluyendo por supuesto su propio país. Un gran ejemplo de todo esto lo tenemos aquí mismo, en España, donde los “patriotas” del movimiento nacional vendieron al país primero a italianos y alemanes, y cuando estos perdieron la guerra a los norteamericanos. Mantenerse en el poder y obtener beneficios era mucho más importante que la patria y sus habitantes. Tardaron muy poco en hacerle una ruta a Eisenhower como avanzadilla para que estableciera bases militares norteamericanas en suelo español y que las grandes empresas americanas fueran las que se quedaran con los recursos y riquezas del país. Cada vez que hay una crisis social y económica, rápidamente hacen llamamientos a la patria, para echarles las culpas a otros de los problemas que ellos mismos están creando, desviar la atención para evitarse problemas y seguir manteniendo sus privilegios robando y explotando a los trabajadores, a los verdaderos constructores de nuestra patria. Nosotros reivindicamos el patriotismo revolucionario como algo necesario para el desarrollo justo y de futuro de nuestro país. No existirá transformación alguna del país sin integrar en la lucha por su consecución a las amplias masas trabajadores. Los discursos de la anti-España solo sirven para dividir y alejarnos de las masas, favoreciéndoles las cosas a los fascistas. La izquierda acomplejada que reniega de España, de su patria, por el multiculturalismo y el cosmopolitismo están destinadas a fracasar.
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4. ¿Qué es el orgullo nacional? Es un término muy relacionado con todo lo anterior, pero debido al rechazo redoblado que tiene en según qué gente he decidido tratarlo aparte en un apartado propio. El orgullo nacional está directamente vinculado, socialmente por lo menos, en la España de hoy en día, a la derecha. Pobre de ti como oses decir que tienes orgullo nacional de tu país. El linchamiento de la dictadura de lo políticamente correcto irá a machacarte inmediatamente. Si afirmas esto, inmediatamente serás visto como un facha. Pero en realidad, como ya ha pasado con los temas anteriores, no se puede estar más lejos de la realidad. “Amar a la patria y trabajar por su bien y prosperidad no significa ser enemigo de otros pueblos. Por el contrario, un verdadero patriota ama a su pueblo y respeta a los otros pueblos. Por supuesto, es natural que un patriota tenga orgullo nacional. No puede evitar estar orgulloso de los hechos históricos de su nación. Es consciente del hecho de que su país también ha contribuido al desarrollo de la civilización y la cultura mundiales. El orgullo patrio, no obstante, es la antítesis de la arrogancia nacionalista”. (Titarenko, 1950) Tener orgullo nacional no significa pisotear a otros ni creerte superior a nadie; amar tu tierra o tu pueblo no te hace nacionalista ni reaccionario, al contrario. Un verdadero patriota está en contra del nacionalismo, del racismo y del chovinismo. Sentir orgullo nacional no tiene que ser algo malo, ni propio de la derecha oscura y anacrónica, como nos dicen los gurús actuales de la izquierda posmoderna. Es hora de romper con los
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clichés impuestos por ellos y recuperar la esencia patriótica revolucionaria. No podemos dejar en manos de la oligarquía el derecho a tener orgullo nacional; ellos son unos vendepatrias. Solo los trabajadores, que conforman las amplias masas del país pueden tener orgullo nacional, ya que ellos son los que construyen la patria y no la venden al mejor postor.
5. Internacionalismo contra nacionalismo. Al nacionalismo nosotros le contraponemos el internacionalismo, es decir, apostamos por la solidaridad y unidad de todos los obreros sin distinción de raza o nacionalidad. Esto no quita en absoluto, como lo interpreta alguna persona, que las patrias no existan ni que debamos rendirnos al cosmopolitismo y globalismo capitalista absurdo. Somos antinacionalistas, porque el nacionalismo separa a los pueblos y a los obreros unos de otros, sirviendo a los capitalistas para redoblar su capacidad de explotación y control, para el mantenimiento de sus privilegios de clase. En nombre del nacionalismo, bajo su falsa bandera, se cometen las peores atrocidades, guerras imperialistas, conflictos étnicos, imposición de dictaduras, asesinatos, establecimiento de regímenes de dependencia, etc. La frase ”Tengo más en común con un obrero alemán que con un empresario español” es totalmente cierta. El empresario español solo se debe al dinero, le da igual nuestra patria y los trabajadores que la conforman. Sin embargo, el obrero alemán comparte con el obrero español su posición de clase, su situación frente a la explotación y barbarie capitalista, su posición frente a los medios de producción. 35
Tienen un objetivo común: el fin de la explotación del hombre por el hombre, el fin del capitalismo y la necesidad de la búsqueda y construcción de una nueva sociedad, el socialismo. La clase obrera es internacional, nosotros no dividimos a la gente por la nación de la que son originarios, sino por su condición social. Esto, por supuesto, no quita que la patria siga existiendo, pero teniendo claro que la patria, la única que existe, es la de los trabajadores. La clase capitalista solo se debe al dinero; aunque se llenen la boca de patria, son unos traidores a la misma. La clase obrera es internacional y prima por encima de todo la lucha por su emancipación como clase, pero esto no significa bajo ningún concepto, como suelen acusar los capitalistas a los comunistas, que se manden los intereses nacionales directamente al olvido. Al contrario, para el marxismo la independencia y libertad de los pueblos es algo prioritario para la resolución de la cuestión nacional. El internacionalismo también es patriótico, está intrínsecamente unido al patriotismo. Un comunista, un internacionalista no puede ser indiferente al destino de su propio pueblo, de su propia patria. Si actuara en ese sentido y fuera ajeno al devenir de su propio país, no llegaría a absolutamente nadie, estaría condenado a la marginalidad más absoluta de forma irremediable. Por decir todo esto se me acusará de facha inexorablemente, por ello quiero citar a algunos otros que me precedieron en defender estos posicionamientos: “El internacionalismo pone por encima de todo los intereses de la solidaridad proletaria internacional y los intereses de la lucha por la emancipación del proletariado. Pero esto de ninguna manera significa que el internacionalismo relegue los intereses nacionales al olvido.” (Titarenko, 1950) 36
“De todo lo que se ha dicho se desprende que el internacionalismo proletario no solo no niega el patriotismo sino que, por el contrario, está indisolublemente unido a él. Solo puede ser internacionalista y patriota genuino quien ama a su pueblo y respeta a los otros pueblos, quien sabe cómo combinar el amor por su país con el ardiente odio a los opresores de los pueblos”. (Titarenko, 1950) “Un internacionalista no puede ser indiferente al destino de su país y al destino de los demás pueblos”. (Titarenko, 1950) Desde luego, la Unión Soviética en 1950, que venía de acabar con el nazismo en Europa, no es sospechosa de ser facha. Sin embargo, hoy día serían acusados de ello por esta gente posmoderna que se creen auténticos revolucionarios por dar opiniones infundadas en Twitter y compartir fotos de gatos y memes. Así de podrida está nuestra sociedad, en la que los revolucionarios y patriotas son tachados de fachas y a los posmodernos al servicio del sistema, nihilistas y putrefactos se les da auras de supuestos revolucionarios. Nos toca a nosotros revertir esta situación.
6. El mito del cosmopolitismo. El internacionalismo es acusado de forma constante de ser un equivalente al cosmopolitismo, al multiculturalismo globalizado, etc. Cuando la gente dice que es “ciudadano de un lugar llamado mundo”, fruto sin duda de la alienación absoluta del sujeto por parte de los imperialistas a los que les conviene el debilitamiento de los Estado-nación, se nos suele echar la culpa a los que mantenemos una postura de internacionalismo, cuando este en 37
realidad no tiene nada que ver con el cosmopolitismo capitalista o con la globalización capitalista. El multiculturalismo capitalista ataca el sentimiento nacional, desdeña a la patria, promueve la indiferencia y negación del propio país al que se pertenece. Pretende eliminar la cultura e historia de una tierra y sustituirla por una supuesta cultura global, que no es otra cosa que la imposición cultural y de consumo de los imperialistas dominantes, en este caso la anglo-norteamericana. Destruyen identidades nacionales para imponer las que más les convienen a los grandes monopolios. Esta gente ha sustituido el amor a su patria por el amor a la cultura que desprenden empresas como Coca-Cola. Así de triste es esta realidad y así de patéticos son aquellos que encima pretenden, desde un falso intelectualismo, defender este multiculturalismo que solo aspira a destruir y facilitar la alienación de los trabajadores de todos los pueblos por parte de los capitalistas. El multiculturalismo capitalista no tiene nada de progresista o de revolucionario. Está al servicio de los más oscuros intereses del capitalismo internacional y aquellos que lo promueven, por mucho lenguaje radical o nombres rimbombantemente revolucionarios que usen no son más que sus siervos, no tienen nada de revolucionarios, están al servicio del sistema. Hay que diferenciar a la gente, a las organizaciones políticas no por sus nombres, lo que dicen de ellos mismos o lo que se afirma sobre ellos, sino por sus actos, por sus hechos. En los actos es donde se ve la verdadera naturaleza de cada uno, y quién es revolucionario y quién un palmero del sistema. Cabe destacar que el tema del cosmopolitismo será tratado y desarrollado en profundidad más adelante, en el penúltimo capítulo del libro, llamado “Cosmopolitismo, globalización e Imperialismo”.
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La Unidad Obrera
Un tema de conversación muy recurrente en nuestra sociedad es la “unidad de la izquierda”, la desunión que siempre existe y la necesidad de forzar de cualquier manera esa unidad. Lo contrario, es decir, no apostar por esa unidad forzosa, es considerado por la mayoría de organizaciones de “izquierdas” como apostar por el mantenimiento del mal endémico de la izquierda española. Sería equivalente a apostar por su fragmentación. En primer lugar, habrá que discernir qué es y qué no es la izquierda para poder hablar de unidad. ¿De qué unidad se va a hablar si no está claro ni quién debe unirse ni en base a qué programa o principios se debe dar esa unidad? En segundo lugar, es necesario aclarar cómo se debe realizar el proceso de unidad, ya que hay propuestas, como ha demostrado la práctica de muchos partidos y organizaciones, que consiguen precisamente todo lo contrario de aquello por lo que dicen apostar. Desarrollaré estas dos cuestiones en este capítulo para finalizarlo con algunos ejemplos de esos procesos de unidad de la izquierda del sistema, o a su servicio, que han acabado y acabarán en catástrofe. También explicaré el porqué de ese resultado una y otra vez a lo largo de los años.
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Dicotomías de izquierda y derecha Nosotros no reconocemos la dicotomía de izquierda y derecha del sistema capitalista, términos inventados por el mismo para dividir la sociedad en base a unos preceptos que se consideran de izquierdas y otros de derechas. Nosotros somos revolucionarios y no aceptamos esta división, porque solo señala aquello que el propio sistema quiere en base a su organización de la sociedad política. Para nosotros, en la lucha de clases están aquellos que luchan por la clase obrera y aquellos que luchan a favor del sistema capitalista, de mantener la opresión y la explotación existente perpetuándola en el tiempo. Unos son revolucionarios y los segundos reaccionarios, y dentro de estos defensores se encuentran tanto personas de izquierda como de derecha. Por este motivo, esos términos son muy engañosos. Muchas veces nosotros hablamos de que somos la izquierda obrera y revolucionaria, pero lo hacemos en el sentido de lucha de clases, por la clase obrera y sus aliados, y para poder llegar a la gente y que se entienda fácilmente nuestro mensaje. Pero de ninguna manera recogemos esa dicotomía del sistema. Lo relevante de la izquierda y derecha del sistema es que son del sistema, garante de mantener todo lo que hay actualmente. Nuestro objetivo es transformar la sociedad, no lavarle la cara al capitalismo. Por eso cuando se habla de la unidad de la izquierda, preguntamos: ¿De qué izquierda? No tiene ningún sentido hablar de unidad con aquellos que quieren perpetuar el capitalismo, independientemente de que realicen pequeñas reformas. Nosotros apostamos por la unidad obrera, no por la unidad con la izquierda del sistema. Nosotros queremos transformar el país, no pequeñas migajas, minúsculas concesiones logradas a costa de desmovilizar todo intento de cambiar las cosas. 40
La unidad no se puede realizar con calzador, sumando siglas, sumando estructuras de forma mecánica. ¿Cuántas coordinadoras de unidad de organizaciones “revolucionarias” 13 se han creado y destruido en los últimos años? Muchísimas, pero tras un breve periodo de unidad siempre dinamitan cuando las contradicciones internas afloran. La unidad debe ser fruto de un trabajo conjunto, planificado, disciplinado y sacrificado y con un desarrollo de lucha ideológica que termine con una unidad ideológica y práctica, que termine con un programa y unos objetivos comunes. ¿Qué sentido tiene estar en una misma estructura si todos los principios y objetivos prácticos son antitéticos? Así no se puede avanzar, se crean nichos de fracciones que hacen que el trabajo de la organización, en vez de ser cara afuera, para transformar la sociedad, sea de cara a dentro en desgastarse y destruirse con luchas intestinas. Este es el motivo de la autodestrucción de todos los intentos de “unidad” que se han desarrollado en la teoría de unirse por unirse, sin tener en cuenta las condiciones materiales de las propias organizaciones. Resumiendo, hay tres cuestiones de vital importancia a tener en cuenta para poder darse un proceso de unidad que no esté condenado al fracaso desde el principio: 1. La unidad no puede darse con la izquierda del sistema, pues están al servicio de este y lo único que van a hacer es perpetuar la actual situación de ruina y debacle. Esto incluye a las organizaciones que van de ultrarrevolucionarias, pero que se han convertido en un apósito de los 13 Ejemplo de esto es la llamada coordinadora de unidad comunista que estaba compuesta por el PCE(ML), el PTE y UP. Aquí podemos apreciar cuál fue el resultado: http://unionproletaria.net/spip.php?article488 Hay decenas de ejemplos a los cuales es muy fácil acceder. 41
partidos más grandes. Infectados de posmodernismo, han dejado las luchas obreras para trabajar a favor del ecologismo capitalista, el feminismo o los Queer14. 2. Las sopas de siglas, las uniones con calzador solo anteceden al fracaso más absoluto. Hay que entender la unidad como un proceso dialéctico y no como algo mecánico. 3. Solo el trabajo político práctico conjunto y un desarrollo de la lucha ideológica pueden conducir a la unidad obrera. Es la única manera de conseguir tener un programa, una línea ideológica-política, unos objetivos y una práctica revolucionaria unitaria que hagan que de verdad exista dicha unidad.
¿Cómo ha da realizarse la unidad obrera? Aquí quiero aclarar una cosa, porque ya me veo venir a algunos de nuestros críticos, de la izquierda grupuscular, al servicio del sistema. No estoy hablando de la unidad comunista. Yo soy comunista, mi partido el PML (RC) también, pero no así el Frente Obrero, que es un frente amplio. Es una organización de masas que pretende organizar y representar los intereses de los trabajadores desde su misma y reciente fundación. No es comunista, pero sin duda tiene un carácter patriota revolucionario. La unidad comunista debe realizarse bajo los principios del marxismo-leninismo, del desarrollo de la lucha ideológica y de una práctica revolucionaria al servicio de nuestra clase, la clase obrera. No quiero profundizar en ello en este libro, que pretendo que llegue al máximo de gente posible, pero sí quiero decirlo porque ya me veo las críticas destructivas de aquellos que, ante su 14 Ejemplo de ello son el Partido Comunista de España (PCE), Podemos, Izquierda Unida (IU) y un largo etcétera. 42
impotencia por nuestro desarrollo, solo les queda llorar e intentar buscarle tres pies al gato. La unidad obrera debe darse, como ya he dicho, desde una práctica revolucionaria que nos encamine a acumular fuerzas para dar la batalla por nuestra emancipación. Solo llegaremos a la gente por medio de nuestro trabajo ejemplar, que no es otra cosa que la plasmación de nuestros principios, nuestra línea y nuestro programa a la realidad de nuestro país, a nuestra realidad material. Estos principios son los del patriotismo revolucionario, de la lucha de clases. Son los principios de lucha por los derechos y el futuro de los trabajadores y de nuestra patria, España. Son los principios para transformar nuestro país, salvarlo de la situación actual y preparar las condiciones que he descrito en capítulos anteriores: elevar la concienciación, movilización, operatividad y organización obrera que lleve a acabar con la situación que padecemos en el capitalismo, preparando las condiciones para que en un futuro podamos construir una sociedad diferente, para la implantación del socialismo. Con el proceso de unidad obrera por el que surge el Frente Obrero queremos aglutinar a todos aquellos que están hartos de la situación antes descrita, a todos aquellos desencantados de las organizaciones de izquierdas y que han llevado en la mayoría de los casos luchas parciales como puede ser lucha sindical, antidesahucios, solidaridad internacional, etc. Queremos que se sumen al proyecto dejando el parcialismo de las luchas y entroncándose en la lucha de clases, en la lucha por transformar nuestro país. También queremos llegar a todos aquellos, la inmensa mayoría que nunca se ha organizado porque no ha existido una verdadera organización obrera que haya llegado a ellos para elevar su conciencia de clase y en muchos casos darles la oportunidad de formarse e incorporarse a un proyecto de transformación.
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El Frente Obrero, con su desarrollo, está construyendo esa unidad obrera, se está convirtiendo en la alternativa obrera ante toda la putrefacción general existente en España. Esto no quita que grupos enteros puedan integrarse o fusionarse con el frente, pero será, como hemos dicho, mediante la práctica revolucionaria conjunta y el desarrollo de la lucha ideológica. Sin esto repetiríamos los esquemas de la izquierda fracasada del sistema.
La unidad de la izquierda del sistema y la izquierda grupuscular a su servicio En este apartado quiero escenificar lo que ya he comentado anteriormente, quiero poner algunos ejemplos de “unidad” de la izquierda del sistema y de la izquierda grupuscular a su servicio.
Izquierda del sistema Toda la izquierda de la que vamos a hablar pertenece a izquierda del sistema. En el fondo todos tienen el mismo papel reformista y de sustento del sistema, pero los primeros partidos de los que voy a hablar son más grandes y están más asociados al gobierno, son moderados y reformistas y tampoco pretenden negarlo, mientras que los segundos a nivel de iconografía y discurso falso, izquierdista en el peor sentido de la palabra, y demagógico van de que son más radicales, incluso aparentemente críticos con los primeros. Pero en cuanto observas atentamente puedes ver cómo van a rebufo de los primeros y en cuanto se trata de un tema conflictivo, de importancia, enseguida llaman a la unidad de la izquierda. ¿De qué izquierda? Pues claramente la del sistema. Por eso esta división que realizo es más por simplificar mi explicación que otra cosa, para que se entienda mejor lo que quiero 44
explicar. Bajo ningún concepto es porque piense que los segundos tienen absolutamente nada de revolucionarios. Para no extenderme demasiado voy a analizar dos sucesos de unidad de la izquierda del sistema. El primero es la alianza entre el PSOE e Izquierda Unida en las elecciones generales de 2000, y el segundo es el fenómeno de Podemos, sus confluencias, sus escisiones, el papel de IU y la situación actual. Alianza PSOE-IU elecciones generales año 2000 Para las elecciones del año 2000, el PSOE de Joaquín Almunia15 e Izquierda Unida, con Paco Frutos16 al frente, decidieron realizar una alianza electoral, que era múltiple si tenemos en cuenta que el Partido Democrático de la Nueva Izquierda de Cristina Almeida17 y de Diego López Garrido18 ya estaba en coalición y en proceso de integración en el PSOE. Acababan de salirse de Izquierda Unida.
15 Joaquín Almunia es político del PSOE que ocupó, entre otros cargos, el puesto de ministro en dos gobiernos, el de Secretario General durante tres años y el de Comisario Europeo de Asuntos Económicos y vicepresidente de la Comisión Europea. Fue un alto cargo y ministro de Felipe González en la época de los GAL y de la cal viva. 16 Francisco Frutos es una figura histórica del revisionismo más acentuado, primero en Cataluña y luego en toda España. Fue el culpable de la ruptura del PSUC con el PCE. Su libro Comunismo contado con sencillez, en el que desarrolla sus posicionamientos ideológicos y prácticos, es un manual perfecto sobre lo que no debe hacerse. 17 Cristina Almeida es una política y abogada que participó en la fundación de Izquierda Unida, a los cuales traicionó, terminando por integrar a su partido, el Partido Democrático Nueva Izquierda, en el PSOE, llegando a tener cargos junto a su compañero Diego López Garrido. 18 Diego López Garrido, junto a la anteriormente citada, traicionó al PCE y a IU para terminar integrándose en el PSOE, destacó especialmente durante los gobiernos de Zapatero. 45
Figura 1. Joaquín Almunia y Paco Frutos firmando su alianza para las elecciones generales del año 2000. Recuperado de https://www.elnacional.cat/es/ politica/oferta-podemos-frutos-almunia-senado_102937_102.html
Prometían mucho. Paco Frutos, que también era secretario general del PCE, llegó a afirmar lo siguiente: “El pacto tiene que ir más allá de las elecciones, es solo un primer paso, hay que ir más allá, y lo vamos a defender con lealtad” (Frutos, 2000). Es la apuesta clásica de la unidad de la izquierda española, no basada en el trabajo, sino en la suma de siglas de forma oportunista. La alianza se forjó tras un par de reuniones de siete horas a 46
puerta cerrada en las cuales se debatió en qué circunscripciones debían retirarse los de IU para aumentar la posibilidad de sacar un diputado más en determinadas regiones (Martínez, 2016). En esto se basó esta alianza, que como siempre tuvo como fruto el más estrepitoso fracaso y la mayoría absoluta lograda por José María Aznar con el Partido Popular. Los resultados hablan por sí mismos y son los siguientes: Candidaturas
Votos
(%)*
Escaños
(%)
Partido Popular (PP)
10.321.178
45,24
183
52,29
Partido Socialista Obrero Español
7.918.752
34,71
125
35,71
Izquierda Unida
1.263.043
5,54
8
2,29
Figura 2. Datos extraídos del Portal temático del Congreso de los Diputados. «Elecciones Generales del 12 de marzo de 2000. Distribución de votos y escaños en el Congreso» (Congreso de los Diputados, 2000)
Esta unidad lo único que consiguió es que gobernara con mayoría absoluta la derecha española a manos del Partido Popular de Aznar, la derechización del PSOE y la debacle de Izquierda Unida, que perdió millones de votos hasta el punto de terminar solo con dos diputados en la época de Gaspar Llamazares. Esa debacle no sería solo para Izquierda Unida. El PCE tuvo una debacle aún más pronunciada, hasta el punto de que durante un tiempo perdió incluso la mayoría en Izquierda Unida (Gutierrez Calvo, 2015), sufriendo escisiones y debilitándose hasta la época final de Cayo Lara, la irrupción de Alberto Garzón y la “nueva” confluencia o unidad con Podemos. Que es en donde nos encontramos en la actualidad, lo cual voy a comentar en el siguiente apartado. 47
Podemos y su desarrollo El 17 de enero de 2014 se iniciaba el proyecto de Podemos. Esta es su fecha de fundación, pero ya antes Pablo Iglesias y sus correligionarios habían realizado un intenso proceso de robo de militantes a Izquierda Unida y al PCE, dejándoles en una situación muy precaria. Destacan entre la cantidad ingente de militantes tránsfugas Irene Montero19, Rafael Mayoral20 o Juan Manuel del Olmo21. Así, el supuesto movimiento que cogería la bandera de la unidad de la izquierda comenzaría su andadura destruyendo (o intentándolo) otros proyectos de la izquierda, y el proceso tras el éxito de Podemos en las elecciones europeas continuaría. 19 Irene Montero inició su andadura en la UJCE. Cuando no le salieron bien las cosas, dio el salto a Podemos, dando la espalda y traicionando a sus antiguos compañeros. Toda su vida política se ha visto salpicada de continuos saltos como el descrito, lo cual da que pensar que solo le mueven intereses personales. Llegué a militar en la UJCE durante años con ella. Lo expuesto es solo una opinión, una reflexión, de cómo he visto que ha actuado a lo largo de todo el tiempo en que la conocí. Actualmente, está colocada como ministra de Igualdad en el gobierno PSOE-Podemos. 20 Rafael Mayoral, actual Secretario de Relación con la Sociedad Civil y Movimientos Sociales, se unió a Podemos tras traicionar al PCE en 2014, donde desempeñaba cargos sobre trabajo y movimientos de masas. Era conocido por su trabajo en la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). Cuando le conocí siempre me dio la impresión de ser poco trabajador, saber aprovecharse del trabajo de otros y ser una persona poco ordenada en general. 21 Juan Manuel del Olmo llegó a ser del Comité Central de la UJCE; era el Secretario Regional de Madrid cuando estuve en la misma. Traicionó lo que había defendido siempre y se unió a Podemos, donde forma parte del Consejo Ciudadano. Es el actual secretario de Comunicación de Podemos y director de Estrategia y Comunicación de la Vicepresidencia del Gobierno. En el tiempo que compartí militancia con él siempre me pareció una persona muy limitada teóricamente, el típico que va de moderno pero que en realidad solo es un reformista. El tiempo me daría la razón. 48
En las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015, Podemos sacaría 42 diputados, mientras que Izquierda Unida se pegaría un batacazo histórico gracias a todo este proceso quedándose en dos diputados: uno sería el “renovador” Alberto Garzón, actual ministro de Consumo y Coordinador federal de Izquierda Unida (El País, 2015). El 9 de mayo de 2016 Pablo Iglesias y Alberto Garzón nos sorprendieron con esta imagen:
Figura 3. Pablo Iglesias y Alberto Garzón en Lavapiés tras cerrar un acuerdo electoral en mayo de 2016. Recuperado de https://www.revistavanityfair.es/poder/ articulos/pablo-iglesias-alberto-garzon-acuerdo-podemos-izquierda-unida-podemos-video-facebook/22311
Alberto Garzón, que supuestamente representaba un sector renovador, fue el encargado de acabar con lo que quedaba del PCE y de Izquierda Unida, con el consentimiento y apoyo de su 49
secretario general Enrique Santiago22. En el momento de escribir estas líneas no se han disuelto oficialmente, pero en la práctica si lo han hecho, han firmado su sentencia de muerte. Lo ridícula de la foto no hace falta ni que lo comente. Apostaron por realizar una coalición electoral con Podemos, la necesidad de pagar sus hipotecas de la sede central de Olimpo23 y sus liberados eran una necesidad acuciante, en ella primaron el dinero a los puestos. Sin embargo, esa coalición supuestamente electoral acabó siendo supeditación absoluta a Podemos. El resultado de este proceso de unidad de la izquierda se puede apreciar en las elecciones generales realizadas el 26 de junio de 2016; el resultado es clarividente. En estas elecciones Podemos sacó similar representación a la suma de IU y ellos en 2015 (rtve, Elecciones generales 2016, 2016). Sin embargo, en votos sacó 3,227,123 (Ministerio del Interior. Dirección General de Política Interior) mientras que en 2015 sacaron 3,198,584 e IU 926,783 (Ministerio del Interior. Dirección General de Política Interior). Perdieron casi 900000 votos. La teoría de “Suma siglas sin hacer nada más y aumentarás tu fuerza” se vuelve a demostrar falsa una vez más. En las siguientes elecciones de 2019 de abril y noviembre, la coalición sacó 33 y 26 diputados respectivamente (Ministerio del Interior. Dirección General de Política Interior). Aunque se ha22 Enrique Santiago, secretario general del PCE, se hizo famoso cuando perdió las primarias para dirigir Izquierda Unida contra Llamazares. Fue negociador/ representante en el proceso de paz de las FARC (todo un éxito, nótese la ironía) y es el principal responsable de las confluencias con Podemos además del propio Garzón. Como podemos ver su vida se cuenta por “éxitos”, por “éxitos” que conducen hacia su disolución. 23 Hace referencia a la histórica sede de la calle Olimpo de Madrid, que en 1990 pasó a ser la sede central del PCE y posteriormente de Izquierda Unida (IU). Ha tenido que ser varias veces hipotecada para la financiación de campañas electorales. 50
yan metido en el gobierno de coalición con el PSOE, su fuerza no cesa de menguar. Lo dicho anteriormente sobre sus métodos de actuar se vuelve a reafirmar. A todo esto, hay que añadirle los problemas de reinos de taifas que sufre la coalición: Andalucía está dominada por los anticapitalistas que hacen oposición a Iglesias. En las regiones donde el independentismo o el regionalismo son fuertes, existen las llamadas confluencias que actúan a conveniencia. Ahora con Podemos, ahora con quien le convenga, actuando según su propia agenda e intereses. Por si fuera poco, la antigua mano derecha de Iglesias, su antiguo mamporrero, Iñigo Errejón, le traicionó. Terminó abandonando Podemos y apoyando a Carmena, exalcaldesa de Madrid por Ahora Madrid, una de las confluencias. Y así fue como todo el sector errejonista de Podemos abandonó la organización. Podemos es un nicho de fracciones e intereses muchas veces contrapuestos. ¿Esto es la unidad de la izquierda o su destrucción? Nosotros tenemos claro que la respuesta correcta es la segunda. En las últimas elecciones, como ya he dicho, han entrado en el gobierno realizando una coalición con el PSOE. Más unidad de la buena de la izquierda (en este capítulo he hablado mucho de la izquierda, pero me refiero en todo momento a la izquierda del sistema), piensan que así, con el famoso gobierno progresista, van a cambiar el mundo, pero nada hay más alejado de esa realidad. Va a pasar más de lo mismo: este gobierno está condenado al fracaso y solo les va a debilitar más, especialmente a Podemos. Ambos van a quedar retratados como lo que son, más si cabe aún, como izquierda del sistema, defensores de lo establecido a pesar de su cara amable y “progresista”. Son parte del problema y deben ser analizados y tratados como tales.
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Izquierda grupuscular No es mi intención hacer difusión o propaganda de este tipo de organizaciones, pero desde luego hay algunos ejemplos que merecen sin duda una mención en este apartado por lo ridículos y paradigmáticos que son. Estos grupos u organizaciones se caracterizan por intentar una y otra vez los mismos actos, los mismos errores, perpetuándolos en el tiempo, incapaces de darse cuenta de que su estrategia está condenada al fracaso. Su táctica es la unión con calzador, la unión de siglas en un solo proyecto o acto y promover a bombo y platillo su unidad, para que cada uno de ellos saque su rédito y en poco tiempo dinamitarlo todo desde dentro. Pero esta estrategia rara vez obtiene algún resultado que no sea totalmente nimio, y si consiguen algo rápidamente se encargan de quemarlo y volver a la situación inicial. Aquí podemos ver alguno de los ejemplos de todo lo que estoy diciendo: Primer ejemplo: Podemos ver el cartel unitario, en Getafe, que es una gran ciudad en la Comunidad de Madrid, viendo que el acto es firmado por nada más y nada menos que siete partidos, podría imaginarse que va a ser algo masivo. Un acto unificado de toda la izquierda de esa ciudad con una supuesta gran capacidad de movilización.
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Figura 4. (10 abril de 2014). Imagen extraída del Blog del Partido Obrero Socialista Internacionalista. Comité local de Getafe. Sección española de la IV Internacional. Recuperado de http://posigetafe.blogspot.com/2014/04/mitinpor-la-republica-13-de-abril-2014.html
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Sin embargo, la realidad es radicalmente diferente de lo que ellos se imaginan, y este es el resultado de su acto unitario, colgado en sus propias redes. Dicen que una imagen vale más que mil palabras…… Pongo este ejemplo, aunque firmen Izquierda Unida y el PSOE, porque son agrupaciones locales y su actividad está vinculada, como en este caso, a las organizaciones grupusculares.
Figura 5. (13 de abril, 2014). Imagen extraída de Asociación Ágora Getafe. Mitin del 13 de abril en la Plaza de la Constitución. Recuperado de https://agoragetafe.wordpress.com/2014/04/13/13-abril-plaza-de-la-constitucion/
El resultado habla por sí mismo……. Ejemplo 2: Para este ejemplo he decidido mostrar dos imágenes, aunque, como en casos anteriores, podría haber mostrado muchas más. 54
Figura 6. (Octubre, 2000). Cartel del “Congreso de Unificación” del PCOE y el PCPE celebrado en Madrid. Recuperado de https://archivodelatransicion.es/archivo-organizaciones/escisiones-prosovieticas-pce
Esta primera imagen corresponde al congreso de unificación entre el Partido Comunista Obrero Español (PCOE24) y el Partido Comunista de los pueblos de España (PCPE25), dos partidos aparentemente muy revolucionarios (pura pose) pero que en el fondo son organizaciones socialdemócratas que actúan al rebufo 24 Partido Comunista Obrero Español (PCOE) es uno más de los partidos “comunistas” que hay en España, de tendencia prosoviética en su fundación, ha ido degenerando influenciado por el posmodernismo ideológico y por influencia de organizaciones semianarquistas como el PCE(r). 25 Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE) es el partido prosoviético por antonomasia, puro reformismo, muy influenciado por el posmodernismo. Es una mezcla curiosa entre lo más casposo y rancio del comunismo con el feminismo y otros fenómenos similares. Profundamente revisionista, sufrió hace poco la escisión del PCTE, con lo cual se ha visto reducido drásticamente hasta el punto de convertirse en algo prácticamente inexistente. 55
de los partidos revisionistas y reformistas más grandes. Este congreso fue una unificación de siglas entre dos partidos marginales, el resultado es que actualmente existe el PCPE, el PCOE, Unión Proletaria26, el PTD27 y el Partido Comunista de los Trabajadores de España28. De un solo grupo ahora existen 5, todos igual de reformistas. A grandes rasgos, no tienen ninguna diferencia ideológica o programática relevante más allá del chiringuitismo y personalismo inherente a esta izquierda putrefacta y decadente. La supuesta unidad con calzador solo ha conllevado más y más desunión, fragmentación y debilitamiento a todos los partícipes en estos procesos. La segunda imagen podría estar encuadrada en el anterior subapartado debido a la relevancia histórica del PCE, pero teniendo en cuenta en lo que se ha convertido y el camino que está desarrollando hacia su propia autodisolución se ha ganado un puesto dentro de la izquierda grupuscular, y ya apenas se diferencia de los otros grupos mencionados. De seguir así, será uno más de la pandilla en igualdad de condiciones de miseria y nimiedad que el resto. 26 Organización que en su deriva ideológica ha pasado del PCPE a grupos maoístas, de estos al MAI por la reconstitución, de estos al PCPE, después al PTD y ahora nuevamente están en solitario como UP. SU actividad se ciñe únicamente a internet y a alguna reunión esporádica con otros grupos. 27 Partido del Trabajo Democrático (PTD). Hubo una organización en Madrid llamada UJC-Madrid. La estructura original se dividiría en dos: el núcleo leninista y el derechista. El leninista acabaría tras tiempo y muchos cambios fundando Reconstrucción Comunista y la derechista, el PTD. Su referente internacional es el PTB, al que copian todo. Tras un proceso de erosión y desgaste, se encuentran prácticamente disueltos. Son profundamente revisionistas y posmodernos. 28 Escisión del PCPE. Se disputa el espacio político de los revisionistas con el resto de partidos antes mencionados. Es posiblemente el más derechista y rancio de todos. Es el que mantiene las relaciones con el KKE griego. Se consideran los herederos de todo el revisionismo prosoviético en España. 56
He elegido esta imagen, pero voy a hablar de los dos procesos de integración y unidad más importantes entre partidos “comunistas” de gran tamaño que se han sucedido: la integración en el PCE del PCOE de Enrique Líster29 y del PCPE de Ignacio Gallego30 a finales de los años 80. Caso PCOE: En 1986, la mayoría del PCOE de Enrique Líster, tras la expulsión de Santiago Carrillo31 del PCE y con el ascenso de Gerardo Iglesias32 como nuevo secretario general del PCE, volvió a integrarse en el mismo. Los principios volvieron a brillar por su ausencia en este proceso de unidad. Hubo un pequeño grupo de miembros del PCOE que decidieron mantener las siglas. Líster afirmó lo siguiente de los mismos: «cuatro chapuceros que no comprenden una palabra del momento que vivimos». (Líster, 1986) 29 Enrique Líster Forján (1907-1994) fue un militante del PCE y militar español; desarrolló su carrera militar durante la Guerra Civil Española y la II Guerra Mundial. Fue miembro del Comité Central del PCE hasta que se escindió fundando el PCOE. Derivó ideológicamente hacia el revisionismo y terminó reintegrándose en el PCE abandonando el PCOE. Supuestamente, lo disolvió. 30 Ignacio Gallego (1914-1990). Miembro del Comité Central del PCE, militante histórico, se escindió en 1984 para fundar el PCPE, entonces denominado “PCE.”, del cual fue elegido secretario general. Cuando la URSS les levantó el apoyo, volvió a reintegrarse en el PCE. Era la máxima figura del revisionismo prosoviético en España. 31 Santiago Carrillo (1915-2012) fue el secretario general del PCE desde 1960 a 1986. Conocido, junto con Dolores Ibárruri “La Pasionaria”, por su gran papel como liquidador del Partido Comunista de España y lo que este representaba. 32 Gerardo Iglesias fue secretario general del PCE en los años 80 (19821988) tras la “dimisión” de Santiago Carrillo. En 1986 participó en la fundación de Izquierda Unida y terminó siendo elegido coordinador general. 57
Los restos del PCOE que quedaron fuera de este proceso son los que realizaron el proceso de integración antes descrito con el PCPE en el año 2000, que como hemos dicho volvió a fragmentarse. La historia de siempre de estos propulsores de la unidad mecánica de sumar siglas sin más. Fracaso tras fracaso. Todos estos partidos que eran de miles de militantes después de sus procesos de unidad están igual de divididos y ni el PCE mantiene una militancia numerosa. Caso PCPE. Ignacio Gallego, dirigente histórico del PCE. Al igual que hiciera Líster unos años antes, rompió con el PCE y fundó bajo la órbita del revisionismo soviético (y de sus maletines de dinero) un nuevo partido, el PCPE. Con la crisis del régimen soviético en sus últimos años, dejaron de llegar los maletines33, con lo cual llegamos al nuevo llamamiento a la unidad realizado por el PCE, que llevaría a la vuelta de Gallego y sus acólitos al redil en 1989 en pleno apogeo de Julio Anguita34. Volvemos a la unidad forzada, a la suma absurda sin principios, ideología y trabajo. El resultado fue el mismo de siempre: se ha mantenido la división y en este caso incluso se ha ampliado, y hay una gran disminución del número de militantes de ambas estructuras. Como he dicho anteriormente, es la táctica del fracaso asegurado, y lo peor es que lo siguen haciendo a día de hoy. 33 Se refiere a la ayuda económica que proporcionaba el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) para financiar el PCE de Santiago Carrillo. (López Muñoz, 1979) 34 Julio Anguita, político español, fue secretario general del PCE (1988-1998) y coordinador general de Izquierda Unida (1989-2000). Muy aclamado por su buena oratoria y por su desarrollo como alcalde de Córdoba. Fue el responsable de que el PCE desapareciera del mapa, de la actual situación lastimera en que vive dentro de Izquierda Unida y dentro de la confluencia con Podemos. Muchos aclaman a Anguita, pero no se paran a pensar que él fue el iniciador de lo que pasaría de forma posterior con Podemos. Era profundamente reformista. 58
Ejemplo 3: Existen muchísimos ejemplos de todo esto. Solo voy a poner uno más, el que considero que es paradigmático, ya que es una comparativa de cómo trabajamos nosotros y cómo trabajan ellos, cómo vertebran esa unidad, aunque sea para un acto puntual, y cómo lo hacemos nosotros. Las dos imágenes que voy a mostrar corresponden a dos momentos de la manifestación por la III República, celebrada en Madrid el 14 de abril de 2018. En primer lugar, quiero mostrar la imagen de todas las organizaciones grupusculares y posmodernas del sistema, todas juntas, unidas en un día tan señalado. Su trabajo a lo largo del año ha sido hacer alguna reunión, juntar siglas y aparecer juntos. Hay que tener en cuenta que además es una convocatoria estatal, y el resultado es este:
Figura 8. Díaz, Sato. (14 de abril, 2018). Imagen extraída durante la manifestación en conmemoración del 87 aniversario de la proclamación de la II República. Recuperado de https://www.cuartopoder.es/espana/2018/04/15/la-manifestacion-republicana-de-madrid-se-solidariza-con-los-cdr-y-el-pueblo-sirio/ 59
Es la cabecera de la manifestación y al fondo de la imagen ya se ve el principio de nuestro cortejo. Hay que tener en cuenta que son más de 15 organizaciones las que forman parte de ese conglomerado, incluyendo al PCE. El resultado de juntar siglas un día y luego no hacer nada es este, debacle absoluta, decadencia constante y vuelta a empezar cada año. Este es el modo de funcionar de la izquierda grupuscular, muy radical de palabra, pero profundamente reformista en los hechos. Ahora veamos nuestro cortejo en esa manifestación, en la cual solo estamos nosotros y organizaciones de masas relacionadas con nosotros en nuestro trabajo diario:
Figura 9. (14 de abril, 2018). Imagen extraída de la Crónica de Reconstrucción Comunista del 14 de Abril: Por la República Popular y Federal Española. Recuperada de https://reconstruccioncomunista.es/republica-popular-y-federal-espanola/
El cortejo se inicia en la pancarta que se ve al principio y termina en el final de la manifestación. No había nadie detrás de nosotros; la imagen habla por sí sola. Éramos más nosotros que todos ellos juntos. Nosotros no hemos sumado siglas, hemos 60
realizado un trabajo de base, continuo, tanto a nivel local como estatal, con campañas planificadas y objetivos claros. El trabajo disciplinado y continuo da sus frutos. Juntar siglas y solo hablar de lo que no van a poder hacer nunca solo les retrata como lo que son: parte del problema.
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Lucha de clases, capitalismo, Estado y transformación de la sociedad
En este capítulo me voy a centrar en el concepto de la lucha de clases. ¿Qué es? Y si sigue vigente, desarrollándolo de forma concreta, y a través de otros tres conceptos de especial interés: el propio sistema capitalista, el Estado y su vigencia actual, y la necesidad de la transformación social, es decir, de la revolución. Estos conceptos se han visto mutilados y deformados por la influencia del sistema, el cual controla los medios de comunicación, el cine, la televisión, la enseñanza, a los intelectuales, etc., desvirtuando su verdadera naturaleza, incentivando que la gente no sea capaz de analizar aquello que le rodea y de lo que, aun de forma inconsciente, forma parte. Trataré de echar un poco de luz ante tanta oscuridad, ante tanta mentira.
Lucha de clases Pocos términos están tan criminalizados como este y todo lo que le rodea. Incluso para la propia izquierda35, es un término anacró35 Me refiero a la falsa izquierda, a aquella que está al servicio del sistema e infectada por el posmodernismo ideológico. 63
nico, arcaico e inservible, que supuestamente no refleja la realidad actual. Así nos va. La izquierda posmoderna ha acogido con ganas los preceptos de los capitalistas, los han recogido con una careta de rebeldía frente a los Gobiernos de la derecha o en nuestro caso de la Unión Europea, pero nada más alejado de la realidad: no hay rebeldía ninguna, al contrario, lo que hay es servilismo al sistema, se han convertido en la izquierda del sistema, en un garante para mantener las cosas tal y como están. Los partidos de esta izquierda putrefacta se alternan en el poder generablemente con los partidos tradicionalmente de derechas. ¿Qué ha cambiado para los trabajadores con los Gobiernos del PSOE y del PP? Aquí algún progre dirá que reformas y que es mejor siempre lo menos malo. Pero a mí me surgen unas dudas: ¿Por qué luchamos? ¿Queremos transformar nuestra realidad o queremos realizar pequeñas reformas que sirvan de parche para perpetuar lo que hay? ¿Reformar o transformar? Cuando se refieren a reformas o cambios que significan un progreso para el país, ¿se refieren a las reformas laborales del PSOE? (Boletín Oficial del Estado, 2007) ¿A apoyar la Constitución Europea? ¿La entrada en la OTAN? ¿A la Unión Europea? ¿Se refieren a los GAL36? ¿A la utilización del “lenguaje de género”? Nosotros lo tenemos muy claro: esa izquierda, con sus cambios y reformas, solo parchean el sistema para momentos de 36 Los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) fueron un grupo armado de carácter reaccionario financiado por el Estado durante el Gobierno de Felipe González entre 1983 y 1987. Bajo la premisa de combatir a ETA, fueron un instrumento de represión y de terrorismo de Estado. Entre sus casos más destacados está el secuestro, tortura y asesinato de Lasa y Zabala, a los que enterraron en cal viva. 64
necesidad, ayudan a perpetuar la situación en que vivimos, no son parte del cambio, por mucho que lo digan sus campañas, son parte del problema y como tal han de ser tratados. Negar la lucha de clases es negar la realidad, es un crimen que se comete contra todos aquellos, la mayoría de la sociedad, que sufre las consecuencias de ser oprimidos, explotados en el sistema capitalista. Mientras unos, los obreros, levantan este país con sudor, lágrimas y sangre, otros viven del trabajo ajeno, como parásitos del trabajo de los primeros. La sociedad actual se divide fundamentalmente en dos clases sociales: - Los que poseen los medios de producción y viven parasitariamente del trabajo ajeno, es decir, los capitalistas o burgueses. - Los que no tienen los medios de producción y deben vivir de la venta de su fuerza de trabajo; son los que componen la clase obrera, la clase productiva en esta sociedad. Los primeros viven de la explotación de los segundos. En toda sociedad se pueden encontrar restos de otros modos de producción anteriores, residuos de otras épocas que aún permanecen en mayor o menor medida. Esto incluye, por supuesto, otras clases sociales que no son las dos principales de nuestra época histórica, del modo de producción actual, del capitalismo monopolista o imperialismo. A su vez, esta división en clases de la sociedad no significa que haya que declarar la guerra a toda aquella persona que no sea obrera. La clase obrera tiene aliados, que cambian según la etapa de la revolución en la que nos encontremos, que a su vez tiene sus propios objetivos concretos. Históricamente, en las experiencias revolucionarias pasadas la clase obrera se ha aliado con el campesinado, con amplias capas de intelectuales e incluso con la pequeña burguesía, los pequeños propietarios que, sumados a 65
la transformación social que se estaba produciendo, acaban proletarizándose. En España, a día de hoy, esta situación sigue existiendo, por mucho que intenten camuflarlo, por mucho que seamos parte del llamado primer mundo, o ser un país supuestamente desarrollado. Cada vez que hay una crisis, la evidencia de que esto sigue siendo así es innegable. Todas las contenciones, engaños, compra de sindicatos y partidos supuestamente obreros, toda la palabrería posmoderna de la izquierda del sistema y grupuscular, todos los subterfugios de todo tipo chocan de frente con la dura verdad. Con una realidad de millones de personas que pasan necesidades, que son explotados en el trabajo, a los que echan de sus casas por no poder pagar, los que pasan todo tipo de necesidades. Esos millones de trabajadores no necesitan charlas motivacionales, ni palabrerías baratas sobre el lenguaje de género, el cosmopolitismo de la globalización, lo trans o el fin de la lucha de clases. Lo que necesitan es afrontar los problemas a los que se enfrentan todos los días, y la única forma de luchar por sus intereses es la organización colectiva obrera, usada para defender sus intereses de clase por encima de cualquier cosa. Cuando los representantes de esa izquierda putrefacta hablan de estas cuestiones, desvían la atención hacia problemas superfluos, con los cuales el obrero no se siente identificado. Piensan que ser de izquierdas es eso y muestran su rechazo ante ello. Me hacen gracia los independentistas catalanes, profundos reaccionarios, aunque sean de la CUP, que se quejan de los pocos votos que sacan en el antiguo cinturón rojo de Barcelona37. ¿Qué 37 Zona metropolitana de Barcelona conformada, además de la propia ciudad de Barcelona, por municipios como L´Hospitalet de Llobregat, Badalona, Terrrasa, Santa Coloma de Gramenet, Cornellà o el Prat de Llobregat. Municipios en los que tradicionalmente había una fuerte implantación del movimiento obrero. 66
se esperan? A los obreros no les importa su independencia burguesa, están más ocupados en sobrevivir a la situación que viven todos los días. También recuerdo lo indignada que estaba toda la izquierda porque en los barrios de París donde antes ganaba el Partido Comunista francés ahora gana el Frente Nacional de Le Pen. ¿Pero de qué se extrañan? Ahora el Partido Comunista Francés habla de ecologismo (absolutamente capitalista), feminismo, lenguaje de género y de instituciones. ¿Qué les importa toda esta basura reaccionaria y posmoderna a los obreros? ¿Qué tiene que ver todo esto con ellos o con sus problemas? El Partido Comunista de Francia pasó de ser el partido de la resistencia contra la invasión y ocupación nazi, con un ejército partisano, implantación estatal y representando a los obreros que les apoyaban en masa, a ser un partido prácticamente humanista y feminista. ¿A quién le puede sorprender que con toda esta degeneración los obreros se hayan alejado de ellos? El lugar que ocupaba antes la izquierda revolucionaria, obrera y combativa ha sido abandonado, y los fascistas y reaccionarios de todo tipo han sabido, mediante la demagogia y la mentira, ocupar ese lugar, alienando a los obreros. El objetivo de una organización revolucionaria, que se dice a sí misma que quiere transformar la sociedad, es concienciar a los obreros, mezclarse con ellos, trabajar de forma ejemplar, ganarse su apoyo y confianza, reclutando de sus miembros más conscientes a las nuevas generaciones de revolucionarios. Si no realiza este trabajo, si se separa de ellos, si empieza a vivir una realidad diferente y se olvida o desplaza la cuestión de clase, esa organización, por muy revolucionaria que se diga, se ha vendido, ha desaparecido su esencia revolucionaria y ha sido asimilada por el sistema. Marx decía que la lucha de clases era el motor de la historia (Marx & Engels, 1848). Y lo sigue siendo, sin ninguna duda. 67
La historia del ser humano (excepto en las comunidades primitivas38) es la historia de la lucha de clases, de la historia de los modos de producción del hombre, del paso de uno a otro. Negar esto es sumarse a aquellos que quieren mantener el modo de producción actual, el capitalismo. Debemos implementar la lucha de clases en sus tres formas fundamentales: económica, política e ideológica. Debemos recuperar esa esencia revolucionaria de la que hablaba antes; debemos ocupar ese lugar que están ocupando reaccionarios y fascistas; debemos luchar por recuperar ese espacio que ha sido usurpado, fortalecernos, y organizar y dirigir a la clase obrera hacia su emancipación, hacia el fin del capitalismo y la implantación de un nuevo modo de producción que acabe con la explotación de los capitalistas a los trabajadores, con la implantación del socialismo. Cada vez que oigo a los líderes mesiánicos de la izquierda posmoderna hablar de precariado, de que la clase obrera ya no existe en España o es minoritaria, que la lucha de clases es algo del pasado, que la época de las revoluciones ha pasado o –como dice Alberto Garzón– que Marx y Engels, cuando hablaban de dictadura del proletariado, se referían a que los pobres también pueden hacer política39, se me revuelven las tripas de pura rabia ante estos falsificadores, sucios fariseos que venderían a su madre por mantener su puestecito un poco más. Ellos son también nuestros enemigos, pues engañan a la gente y les hacen pensar que eso es ser revolucionario o incluso comu38 Hay determinadas palabras que uso que son terminología marxista. Recomiendo a aquellos no estén familiarizados con ella que, si no se disponen de otras fuentes de los conceptos que uso, los miren en mi libro Introducción al comunismo dónde los detallo todos. 39 Véase Comunistas de ayer y hoy definen el comunismo del S.XXI, una serie de entrevistas realizadas por La Sexta Columna a diversos personajes relacionados con movimientos y partidos comunistas. 68
nista. El comunismo no tiene nada que ver con estos traidores vendeobreros. Nosotros debemos dar la batalla tanto a estos como a los fascistas que, usando consignas populistas y “obreristas”, quieren ganarse a las masas. La teoría de la lucha de clases marxista sigue en plena vigencia, pero para nosotros no solo vale con reconocer que existe, los revolucionarios también debemos tomar parte decidida en esta lucha por la emancipación de nuestra clase, por el fin del capitalismo y la implantación del socialismo.
Capitalismo El penúltimo capítulo del presente libro está dedicado al capitalismo, al análisis de la fase actual en la que nos encontramos, y a la confrontación con la visión del cosmopolitismo de la globalización. A pesar de esto, y siendo consciente de ello, para no ser repetitivo haré solo una breve descripción en este apartado. Sobre todo, para que le quede claro al lector a qué me refiero cuando hablo del sistema, del sistema actual como enemigo. Cuando hablo del sistema, me refiero al sistema capitalista, el cual tiene dos fases: la premonopolista, y la segunda y última fase: la monopolista o imperialismo. El capitalismo es el modo de producción posterior al feudalismo. Hay una clase que es la dueña de los medios de producción; y otra que es la productora de la riqueza, que no tiene la posesión de los medios de producción, y que vende su fuerza de trabajo a cambio de un salario. La burguesía como clase vive parasitariamente del trabajo de la clase obrera. El método para conseguir esto se llama “explotación asalariada”, por la cual se paga al obrero el valor de la fuerza de trabajo (generalmente debido a la existencia del paro forzoso, el ejército
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de parados de reserva por debajo de su valor) por su trabajo, lo que se llama “el tiempo de trabajo necesario” (para la reproducción de la propia fuerza de trabajo) mientras que todo lo que produce por encima del valor de su salario se lo queda el empresario: el llamado “tiempo de trabajo adicional”. Es la extracción de la plusvalía, el motivo por el que ellos pueden vivir en la opulencia sin trabajar mientras los verdaderos productores de la riqueza viven en la miseria, en una depauperación absoluta continua. El arma principal del capitalista es la alienación40, mediante la cual consigue que el obrero piense que no se le está explotando. De esta alienación económica se derivan la política y la ideológica. Aunque el arma principal del sistema para mantenerse es la alienación, no duda en usar la violencia siempre que sea necesario para mantener su dominio. En el capitalismo existen dos tipos de dominación, la democrática y la autoritaria, aunque ambas son en realidad la dictadura del capital que oprime siempre a los obreros, tenga mejor o peor rostro. El capitalismo es un sistema genocida, criminal, que solo busca la obtención del máximo beneficio, pero no para el bien común, sino para el enriquecimiento personal en cada vez menos manos. En la época actual, la concentración del capital en cada vez menos manos es mayor por momentos. El sistema capitalista se basa en el individualismo y el egoísmo, no tienen otra moral que la del dinero, es un sistema cruel y sanguinario; depredador e imperialista; no es sostenible y está destruyendo el mundo en su búsqueda ciega del máximo beneficio. Criminaliza lo revolucionario, pero le dan igual los millones de muertos, las pandemias, las graves enfermedades que afectan a millones de personas, la sostenibilidad del planeta, el agotamiento de los recursos, etc... Todos y cada uno de estos problemas 40 Para profundizar más en estos conceptos, véase mi libro Introducción al comunismo. (Mesana, 2016) 70
creados por la locura de la obtención del máximo beneficio caiga quien caiga. En el imperialismo, la fase actual, se mantienen las leyes fundamentales del capitalismo, pero tiene una serie de rasgos particulares que solo afectan a esta época concreta. Los comentaré en el penúltimo capítulo, pero quiero que quede constancia desde ya de ello. Las contradicciones del capitalismo se agudizan en la fase actual. Existe una contradicción principal y otras que son secundarias y dependen de esta. Nos encontramos pues que hay una, que es la contradicción principal de esta época histórica. Todas las demás se desprenden de ella. Para solucionar la situación actual y transformar nuestra sociedad se necesita que nos centremos en resolver la contradicción principal. La contradicción principal no es otra que la que existe entre el capital y el trabajo. Solo la resolución de esta contradicción puede llevarnos a la transformación social, en nuestra época, a la revolución socialista. Otras dos contradicciones, por debajo de esta, que también son consideradas como principales son: -La contradicción que existe entre los propios grandes grupos capitalistas y las potencias imperialistas, por sus intereses económicos, a la hora de conseguir recursos, territorios ajenos a su control, etc. Nos encontramos ante unas contradicciones entre los bloques imperialistas que defienden los intereses de los grandes monopolios, que conmocionan al mundo, que facilitan que las crisis capitalistas se agudicen facilitando la acción de aquellos que queremos acabar con el sistema, haciendo que la crisis general del capitalismo se agudice. -La contradicción que existe entre los países imperialistas y los países dependientes o colonizados. Esta contradicción debe ser aprovechada por las fuerzas revolucionarias para en conjunto atacar 71
al sistema en sus puntos más débiles. Nuestro enemigo no son solo los capitalistas autóctonos, es el sistema capitalista en su conjunto. Actualmente, la izquierda a la que hemos estado describiendo habla de la interseccionalidad de las luchas, de la importancia de las luchas parciales, de las nuevas “opresiones” (la mayoría inventadas o dentro de la lucha de clases, de la opresión de clase). Apoyan fervientemente el cosmopolitismo globalizador y rechazan que la contradicción principal sea la que existe entre el capital y el trabajo. Todo esto, negar así esta contradicción principal, encubriendo lo que están haciendo los capitalistas, la verdadera naturaleza del capitalismo, están cometiendo un crimen contra los que dicen defender. Están cometiendo un crimen contra los trabajadores, contra el progreso y contra el futuro de la humanidad. Están engañando a la gente haciéndoles pensar que esas luchas parciales son algo revolucionario o de izquierdas; las cuales están totalmente asimiladas y permitidas por el sistema; es hacer una labor de zapa a los verdaderos revolucionarios, los que de verdad quieren acabar con el capitalismo, los que apuestan por la transformación de la sociedad. No hay solución posible a los problemas que afectan a la clase obrera, sin acabar con el sistema capitalista mediante una revolución. Parchear, mentir, dividir, eliminar identidades y demás majaderías solo sirven para facilitar el mantenimiento del dominio capitalista.
Estado He querido dividir este subapartado en dos partes; una primera, que reflexione sobre si el estado sigue teniendo vigencia o no hoy; y una segunda, que desarrolle ¿Qué es un Estado? ¿Cómo surge? ¿Cómo se desarrolla hasta la actualidad?
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La vigencia del Estado Es muy común hoy día oír todo tipo de argumentaciones sobre que el Estado ha dejado prácticamente de tener sentido. Desde el ámbito universitario, pasando por las organizaciones de izquierdas, los liberales, etc. El mantra de la globalización ha hecho estragos, ha adoctrinado a la sociedad, los preceptos del posmodernismo ideológico han sido impuestos por el sistema y sus serviles. De lo local a lo mundial41, como afirman todos los gurús de la izquierda actual. Según ellos, en una sociedad globalizada el Estado ha dejado de tener sentido, pues se ha visto superado por las condiciones materiales existentes. Ahora la política se realiza de forma local y de ahí al mundo. La organización colectiva dentro de un país, para tomar las estructuras políticas del mismo y transformar la sociedad, ya no tiene sentido, ya no es posible. El Estado es como un fósil, algo arcaico, que ya no tiene función que aportar a la sociedad, y por lo tanto hay que enfocarse en “luchar” de otras formas, supuestamente más válidas y actuales. Cada vez que uno de estos gurús habla en estos términos, los grandes empresarios que dominan el país y el Gobierno a su servicio explotan en risas. El Estado es un instrumento de opresión, de una clase sobre otra; los Estados defienden los intereses de los monopolios. Mientras esto sea así el Estado, con todas sus estructuras, no dejará de existir. Cuando se reprime en España, lo hace el Estado, con sus leyes, fuerzas coercitivas, prisiones, etc. No lo hace la globalidad, lo hace el Estado, que es el que tiene la exclusividad del uso de la violencia, principalmente para la defensa de sus intereses de clase. Pues el Estado es reflejo de la sociedad de clases, no existe 41 No habré oído veces decir estas majaderías en clase a Pablo Iglesias cuando estudiaba Ciencias Políticas… 73
conciliación de clases posible, es el dominio absoluto de una clase sobre otra. En el capitalismo, el dominio de la clase capitalista a la clase obrera. Estos posmodernos niegan la existencia hasta de las propias clases, o le restan su importancia. Solo atienden a luchas parciales derivados de su concepción cosmopolita del mundo como pueden ser las siguientes: - Feminismo. - Veganismo. - Interseccionalidad de las luchas. - Racialidad. - Listados de opresiones. - Ecologismo. - Precarización. - Antiespecismo. - Teoría QUEER. Podría tirarme decenas de hojas nombrando sus absurdos. Algunas de estas luchas, si no estuvieran dirigidas por ellos, podrían ser parte de la lucha por nuestra emancipación, pero supeditadas y formando parte de la lucha de clases, de la lucha por derrocar el capitalismo. Me refiero a la lucha por los derechos de la mujer, la sostenibilidad del planeta armonizándola con la producción, y la lucha contra el racismo. El resto de “luchas” que he nombrado no son más que subproductos del sistema. Respecto a la cuestión del Estado, es más de lo mismo. Su visión romántica e idealista de la lucha y de cómo debe desarrollarse solo debilita a los que de verdad queremos organizarnos para cambiar las cosas. Si en verdad el Estado se estuviera debilitando, hasta el punto de prácticamente desaparecer porque ya no es necesario, ¿por qué 74
cada vez que hay una crisis de cualquier tipo se demuestra todo lo contrario? En España, en el momento de escribir estas líneas, nos encontramos confinados por Estado en nuestras casas, a causa de una pandemia mundial, la del COVID-19. Se ha realizado la mayor intervención estatal de la historia de nuestro país, tanto económica como política; se han cerrado fronteras, realizándose además en un gran número de países por todo el mundo. ¿Dónde queda aquí aquello de “De lo local a lo global” o “De lo local al mundo”? Os lo puedo decir claro, en el cubo de la basura, junto a la validez de todas las teorías políticas desarrolladas por esta gente. Quiero poner otro ejemplo clave de que no solo no vivimos la desaparición del Estado, sino que, al contrario, en los países imperialistas y desarrollados estamos viendo un reforzamiento claro. Es cierto que en países como Irak o Siria, por ejemplo, se ha visto un debilitamiento del Estado por las guerras, pero ¿acaso con grandes guerras no se han debilitado algunos Estados y se han fortalecido otros a lo largo de la historia contemporánea? Por supuesto, claro que ha pasado y seguirá pasando mientras exista el sistema capitalista. El caso más actual y de más importancia, y no ha hecho falta una guerra militar como tal aún, es la guerra comercial entre Estados Unidos y China, en la que se ha visto envuelta también Europa. De repente hemos visto cómo se han impuesto aranceles y sanciones, y se han tomado todo tipo de medidas. En vez de una desaparición del Estado parece que estamos viendo una vuelta al proteccionismo. No nos encontramos ni con una vuelta al proteccionismo ni con una primacía del librecambismo. Nos encontramos ante una época histórica que ha superado ambos periodos; nos encontramos en la época histórica de la dominación monopolística.
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Los monopolios tomarán las medidas que sean necesarias para sus intereses, sean librecambistas, proteccionistas o de exterminio de poblaciones. Les da exactamente igual, y mientras se mantenga esto, el Estado no dejará de tener las funciones que tiene, ni perderá su utilidad para los que lo dominan, pues están al servicio de los monopolios y de sus necesidades. El monopolio no puede prescindir del Estado. Pensar en que el Estado capitalista va a desaparecer solo y que el capital es un ente abstracto maligno con sede en Estados Unidos es un absurdo. Sin embargo, y para cerrar esto, quiero dejar claro que el intento de estos posmodernos de eliminar mágicamente las culturas nacionales de los Estados, en pro de una supuesta cultura mundial de la globalización, solo sirve para que se aliene aún más a los trabajadores de cada país y se les adoctrine en la cultura anglonorteamericana. Lo que ellos entienden por cultura global nada tiene que ver con una cultura mundial obrera o progresista, con el desarrollo futuro y de progreso de la humanidad; es la imposición de la cultura imperialista dominante, impuesta por la alienación o por la fuerza, para estrechar y extender aún más su dominio. ¿Qué es un Estado? ¿Cómo surge? ¿Cómo se desarrolla hasta la actualidad? El Estado es fruto de las contradicciones irreconciliables que existen entre las clases sociales. Inicia su andadura con la aparición de las clases sociales, en un momento histórico en que las contradicciones existentes entre las clases eran imposibles de conciliar. El Estado, pues, debe su existencia a unas condiciones materiales concretas. En un Estado siempre hay dos clases sociales principales: una es poseedora de los medios de producción y la otra no; una es dominada por otra, y para este fin se sirve del Estado, que es su 76
instrumento para llevar esto a cabo. El Estado es un instrumento de dominación de clase, de una clase sobre otra; el Estado no es un ente que concilia las contradicciones de clase, como afirman los fascistas. El Estado tiene el privilegio del uso exclusivo de la violencia para defender sus intereses. La clase dominante jamás cederá la estructura del Estado por medios pacíficos, siempre defenderá con uñas y dientes sus intereses. La única posibilidad de desplazar a esta clase en el poder es mediante una revolución violenta, con la cual se tomará la superestructura42 de la sociedad. El Estado, para poder ejercer la violencia y su dominación, necesita destacamentos especiales antirrepresivos. Necesita policías, ejército, cárceles, etc. Aunque el Estado se origina en la antigüedad, ha evolucionado con el tiempo. Así, para nosotros, el Estado-nación o Estado moderno se origina en los inicios del desarrollo del capitalismo. Los métodos de explotación, al igual que el Estado, han evolucionado con el tiempo; no se explota igual ahora que con el esclavismo o el feudalismo. El modo de explotar ha cambiado, pero la explotación permanece. El Estado-nación moderno surge con el capitalismo. Es la burguesía la que necesitaba un nuevo tipo de Estado que superara al feudal y que defendiera sus intereses. La constitución final del Estado-nación capitalista fue el fruto de la lucha entre dos modos de producción: el feudal y el capitalista; y dos clases: la burguesía y la nobleza feudal. Del 42 La superestructura se forma a partir de la base económica de un modo de producción. Forman parte de ella tanto las ideas, teorías y concepciones correspondientes a ese modo de producción (filosofía, moral…) como las instituciones consecuentes con esas ideas (Estado, fuerzas represivas, ejército, cárceles…). La superestructura cambia cuando se producen cambios en la base económica, cuando cambia el modo de producción. Véase en Introducción al comunismo para ampliar información. (Mesana, 2016) 77
resultado de esta lucha salió vencedora la burguesía y la implantación del capitalismo como nuevo modo de producción dominante. Detallaré todo esto en el penúltimo capítulo del presente libro, en el que describiré todo el proceso desarrollado para la implantación del capitalismo, pero adelanto que todas las contradicciones y cambios en las condiciones materiales que se produjeron previamente hicieron que la burguesía liderara una serie de revoluciones burguesas contra el poder absolutista feudal (ya se habían producido cambios desde el feudalismo pleno) en las cuales embaucó a las clases populares, que fueron carne de cañón en sus revoluciones. Tras su llegada al poder, la burguesía, pasó a la reacción, ya se había agotado todo su potencial revolucionario. Una vez en el poder facilitarían la formación de un mercado nacional. La necesidad de defender estos intereses y el mercado nacional llevará a la burguesía a desarrollar el Estado-nación como lo conocemos hoy en día. El sentimiento nacional es de origen burgués y será incentivado por ellos para imponer en el Estado los intereses de la nación dominante, haciendo lo imposible por homogeneizar a la población. Este proceso no se realizaría solo de forma pacífica por el desarrollo económico capitalista del propio país, sino por métodos violentos y coercitivos. Prohibición del idioma, por la educación, restringiendo el acceso a la administración mediante chantajes, etc. Es el proceso de centralización forzosa que desatará la resistencia de las naciones y pueblos que no pudieron desarrollarse antes y que fueron dominadas por la nación principal. Esta resistencia será dirigida y alentada por las burguesías de esas naciones o regiones para defender sus propios intereses económicos. Surgirá el problema nacional, pero este es un asunto que trataré en el próximo capítulo.
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A la hora de analizar el Estado, debe hacerse, como todo, de forma dialéctica; ni ha existido siempre, ni va a existir para siempre. Su mantenimiento en el tiempo está intrínsecamente ligado a la existencia de las clases sociales. Ni existía en las comunidades primitivas, ni existirá en el comunismo. Nosotros no creemos en la abolición del Estado como los anarquistas: eso sería caer en el idealismo más absurdo. Los comunistas apostamos por la destrucción del Estado capitalista, por la construcción de un nuevo tipo de Estado, el Estado socialista, el cual, en su desarrollo global, es decir, en el desarrollo de la revolución a nivel internacional, llegará el momento en que ciertos aspectos del mismo sean superfluos, eliminándose uno tras otro, extinguiendo el Estado paulatinamente, gradualmente, según avancen las condiciones materiales hasta llegar a la sociedad sin clases, por lo tanto, sin Estado, al comunismo como modo de producción. No quiero profundizar en esta cuestión porque no es el tema de este libro y no quiero enfrascarme en cuestiones que debo tratar aparte. Por último, y para cerrar este tema, quiero hablar muy brevemente de los métodos de dominación de la burguesía en el capitalismo y del proceso de fascistización. Dominación democrática La dominación democrática es la mejor envoltura posible en el capitalismo. Hace que los cambios de personas, partidos y Gobiernos no afecten a sus intereses económicos, todos son parte del juego, todos son defensores del orden establecido, sean más de izquierdas o de derechas. Los intereses de la burguesía siempre estarán defendidos por ellos. Las elecciones, celebradas cada X años, son usadas para realizar el lavado de cara, para hacer pensar a la población que son ellos los que deciden, cuando en realidad no es así. Por más democrática que sea la envoltura, sigue siendo una dictadura del capital. 79
Estas elecciones, supuestamente “libres”, solo son usadas para legitimar la dominación existente; solo pueden acceder al poder los partidos del sistema, aquellos que cuentan con los medios puestos a disposición por los grandes capitalistas. Si un partido de fuera del sistema pudiera acceder al poder, sería comprado por las oligarquías y, en caso de fallar en esta tarea también, recurrirían a métodos violentos, imponiendo una dominación autoritaria si fuera necesaria. La herramienta principal para mantener la dominación democrática es la alienación que se ejerce sobre la clase obrera, la cual no es consciente de la explotación y dominación que sufre. Esto no quiere decir que incluso en el régimen capitalista más democrático no se use la represión; claro que se usa, especialmente contra los revolucionarios, pero no es la herramienta principal. Fascistización La dominación autoritaria no se implanta mágicamente de la noche a la mañana, hay que analizarlo de forma dialéctica, como fruto de todo un proceso, una serie de etapas previas, una serie de actos y medidas reaccionarias que facilitan las condiciones materiales para la implantación del fascismo. A estas etapas, nosotros, lo llamamos fascistización. Es deber de todo revolucionario confrontar contra ellas con todas las fuerzas disponibles, el que no lo haga es cómplice de todos los crímenes que cometerá el fascismo y nada tiene de progresista o revolucionario. Dominación autoritaria La imposición de la dominación autoritaria no puede ser entendida como un simple cambio de Gobierno, sino un cambio en el tipo de dominación de la burguesía.
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En la dominación autoritaria se sigue utilizando la alienación, pero el instrumento principal de que se sirven ya no es esta, sino el terror. Los capitalistas necesitan la dominación autoritaria cuando ya no es sostenible su dominio mediante la dominación democrática, cuando la situación les está superando y hay un riesgo evidente de perder el poder, al cual deciden aferrarse caiga quien caiga. Normalmente, intentan adelantarse a las explosiones revolucionarias que suelen implantarse en situaciones de crisis del capitalismo. En estas situaciones de agudización de las contradicciones de clase, es cuando surge el fascismo. Para nosotros el fascismo no es un régimen concreto que se dio en Alemania o Italia, para nosotros es un método de dominación de los capitalistas, “es la dictadura terrorista abierta de los elementos más reaccionarios, más chovinistas y más imperialistas del capital financiero” (Dimitrov, 1977). No concebimos al fascismo como una especie de tercera vía, ni como algo interclasista, lo definimos como algo al servicio del capital financiero que dirige el sistema capitalista. En cuanto tienen una correlación de fuerzas positiva, se lanzan al ajuste terrorista de cuentas con la clase obrera y especialmente con su vanguardia. El fascismo de disfraza para engañar a los trabajadores, se hace pasar por obrero e incluso revolucionario; se declara defensor de la nación, de la patria y del orgullo nacional; realiza consignas “anticapitalistas”, ataca y culpa a los inmigrantes de la situación; pero en realidad ellos son los más fervientes defensores del capitalismo. Es nuestro deber desenmascararles y combatirles en todos los frentes posibles.
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Transformación de la sociedad Cuando hablamos de la necesidad de transformación de la sociedad, hablamos de la necesidad de cambios radicales, de una transformación revolucionaria, de llevar a cabo una revolución. El término “revolución” ha sido ampliamente criminalizado, prostituido, romantizado, y se ha intentado por activa y por pasiva cambiar su significado. Hoy en día cualquier cosa puede ser revolucionaria. A través de los medios de comunicación del sistema, podemos ver cómo se puede realizar la revolución de los chiquiprecios, la revolución feminista (Organización de Mujeres de la Confederación Intersindical, 2016), o cómo Primark vende camisetas del Che Guevara43. Ninguno de estos tres casos, como tantos otros, tiene nada de revolucionario. Intentan hacer que lo revolucionario se convierta en algo desclasado, en una moda, una estética, y ponerla al servicio de sus propios intereses. La revolución es algo muy distinto a todo esto. “En la producción social de su vida, los hombres contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad [...]. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se erige una superestructura política y jurídica, y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. [...] Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con las relaciones de producción existentes [...]. De formas de desarrollo de las fuerzas 43 Véase por ejemplo el catálogo de Primark online primavera-verano 2014. (Primark Catálogo, 2014) 82
productivas, estas relaciones se convierten en trabas de ellas. Y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica, se revoluciona, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella”. (Marx, 1859). Esto es una revolución social, un proceso por el que se produce un cambio de un modo de producción a otro. Este cambio, por supuesto, no es algo mecánico: la revolución no se espera, se hace. La clase oprimida que sufre la situación actual asalta el poder de forma violenta, destruyendo lo establecido y construyendo un nuevo tipo de Estado, un nuevo poder, acorde con el nuevo modo de producción, desplazando a la clase reaccionaria que anteriormente ostentaba el poder. En la época actual, en el imperialismo, la revolución social solo existe en forma de revolución socialista, la cual lleva al poder a la clase obrera, acabando con el capitalismo y con el Estado que le defiende. Creando un nuevo tipo de Estado, el Estado socialista, el cual defenderá el nuevo modo de producción, el socialismo. La revolución socialista es el paso del modo de producción capitalista al modo de producción socialista, la revolución es organizada y dirigida por el destacamento de vanguardia de la clase obrera, pero es realizada por el conjunto de la clase. La revolución es de carácter violento, pues los capitalistas no van a abandonar sus privilegios sin luchar. Existen “excepciones” a lo dicho sobre que la única revolución posible (afirmo esto así para que se entienda bien lo que quiero explicar) es la del paso del capitalismo al socialismo, pero que de ninguna manera hacen que lo dicho sea falso o no sea la tendencia general. En algunos países, debido a un atraso en el desarrollo o a problemas concretos, la situación hace que sea necesario realizar una revolución antiimperialista o democrática antes. Análisis concreto de la situación concreta. Es solo una etapa de la revolu83
ción anterior a la descrita antes. En un país que sufre una situación de dominio imperialista, las etapas de la revolución serían la antiimperialista, la democrática y la socialista. Cada etapa tiene sus aliados y sus objetivos, que cambian cuando se pasa de una etapa a otra. Si el proceso revolucionario está dirigido por la clase obrera, única clase que por sus condiciones materiales es consecuentemente revolucionaria hasta el final, seguirá avanzando hasta llegar a la revolución socialista, y después a la sociedad sin clases. Si la burguesía toma el control en alguna de las etapas anteriores, frena el avance revolucionario. Nosotros entendemos la cuestión de las etapas de la revolución, y a ella propiamente dicha, de forma dialéctica. Cuando hablamos de la necesidad de realizar una revolución democrática, lo hacemos en el sentido de que la revolución debe seguir avanzando, es decir, creando las condiciones objetivas y subjetivas para poder pasar a la siguiente etapa, encaminada a conseguir el socialismo. No hablamos de quedarnos fijos en la etapa actual, como si fueran cosas distintas y no etapas de la misma revolución.
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La cuestión nacional
Antes de desarrollar la cuestión en España, quiero realizar una aproximación teórica general sobre varios aspectos del tema.
Planteamiento de la cuestión. El problema nacional El problema nacional, como se entiende hoy en día, es una cuestión que surge en los inicios del capitalismo, con el propio desarrollo de la dominación de la burguesía como nueva clase hegemónica. Cuando la burguesía llegó al poder, facilitó la formación de un mercado nacional. Tuvo la necesidad de defender sus intereses económicos en este mercado, por lo que constituyó para ello el Estado moderno, el Estado-nación. Como ya he dicho anteriormente, el sentimiento nacional, de pertenencia a la nación, será incentivado por ellos mismos; para imponer sus intereses como nación dominante sobre otras naciones o pueblos más atrasados en su desarrollo, que se enmarcaban dentro del actual territorio del nuevo Estado-nación. Este proceso de imposición de sus intereses y de homogeneización de la población, no será solo pacífico, sino que será por la 85
fuerza. Se prohibirán el uso del idioma, la enseñanza de su cultura, y se perseguirá todo aquello que vaya contra el centralismo impuesto por la nación dominante. Este proceso desatará en las naciones y pueblos oprimidos una resistencia, dirigida y promovida por las burguesías de esas regiones oprimidas, para defender sus privilegios e intereses económicos. No buscan el bien de las masas, sino el suyo propio. Así surgirá el problema nacional. El cual se puede y debe, en la medida de lo posible, solucionarse dentro del marco del propio capitalismo. Desde la izquierda reformista, revisionista y desde los últimos tiempos, también posmoderna, han realizado varias teorías sobre cómo “solucionar” esta cuestión. 1. La autonomía cultural: Esta apuesta consiste en disminuir la importancia del problema, dando a la nación oprimida derechos culturales; como puede ser poder hablar su propia lengua, derecho a la enseñanza de su cultura; pero sin dejarles en ningún caso tener el poder político sobre sí mismos. Esta autonomía sirve más para justificar anexiones que para evitarlas. 2. Otra apuesta muy común, dentro de esta izquierda de la que he hablado, es apoyar acríticamente todo lo que se desarrolle en un movimiento nacional. Les da igual si su carácter es reaccionario o no, ellos realizan un seguidismo acrítico, haciendo flaco favor a quien supuestamente dicen defender: la clase obrera. Esta gente no entiende la cuestión nacional desde una óptica de clase, se dejan llevar por los nacionalistas, convirtiéndose en unos más de ellos. La burguesía de estas naciones oprimidas siempre intenta que los obreros apoyen incondicionalmente sus reivindicaciones, pero estas no deben ser apoyadas si significan un
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retroceso para el avance general de la lucha de clases, es decir, si no suponen un avance para la propia case obrera. 3. Existe una tercera posición errónea dentro de esta izquierda. Es la de aquellos que niegan el problema nacional, que son incapaces de entender que el problema del Estado y de la nación debe analizarse de forma dialéctica, sin formas fijas o estancas. El marxismo es algo vivo, creativo y dialéctico; no existen las formas fijas, todo está en continuo movimiento y cambio. Análisis concreto de la situación concreta. Una solución válida con unas condiciones materiales concretas puede ser errónea en otras condiciones materiales distintas. No hay que extrapolar las cosas de forma mecánica. Negar el problema nacional y defender un centralismo forzoso, no teniendo en cuenta las condiciones materiales del país, es no entender nada, no ya de marxismo, sino de los conceptos más fundamentales de la coherencia. Nosotros apostamos firmemente por el derecho a la autodeterminación como método para solucionar el problema nacional. Ahora bien, quiero explicar de forma clara qué entendemos por derecho a la autodeterminación; ya que se ha intentado tergiversar por parte de mucha gente lo que realmente significa. El derecho a la autodeterminación consiste en apostar por que los pueblos puedan decidir libremente su propio destino, hasta sus últimas consecuencias, es decir, hasta la separación política. Pero apostar por el derecho a la autodeterminación no significa apoyar una separación porque sí, significa que pueden elegir, es decir, pueden elegir ser independientes o pueden elegir una unión voluntaria de pueblos, que en la fase actual es la norma general. La diferencia con los defensores del centralismo forzado,
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es que en nuestra apuesta nos encontramos ante una unidad real, voluntaria. De todas formas, defender el derecho a la autodeterminación no significa apoyar todos los movimientos independentistas, que es lo que la gente se cree a veces. En absoluto, nada más alejado de la realidad; solo se apoyarán aquellos movimientos nacionales que desean separarse de un Estado, si este acto supone un avance para la clase obrera y va en contra del imperialismo. En ningún caso se apoyará un proceso que solo sirva para fortalecer las posiciones e intereses de las oligarquías. Es el caso de los movimientos independentistas en España, cuya naturaleza, a pesar de las caretas que se ponen, es profundamente reaccionaria. Tan reaccionaria como el propio trato que le da al problema el propio Gobierno español. Nosotros defendemos a los trabajadores, no a los gobiernos capitalistas de España, País Vasco o Cataluña. A nosotros nos mueve la lucha de clases, no los desvaríos nacionalistas de ningún signo. No permitir el desarrollo del derecho a la autodeterminación hasta sus últimas consecuencias, si así lo quieren los pueblos, es complicar más la situación, desvirtuándola, agravándola aún más. Los revolucionarios deben participar en esos movimientos nacionales, en esos procesos de lucha por la autodeterminación, para quitarles a los capitalistas la hegemonía del movimiento, haciendo que se dirija o redirija a las cuestiones de clase, y no a defender los intereses de los capitalistas de la región. No participar en ellos, cuando son movimientos de progreso y no reaccionarios, es regalarles a los capitalistas una gran influencia en las masas, que suelen seguir mayoritariamente estos procesos; este regalo no nos lo podemos permitir, ya que luego nos será harto difícil recuperar ese terreno perdido. La hegemonía de la clase obrera en este tipo de movimientos debe hacer que las masas se acerquen y se impliquen resueltamente en la lucha de clases, en la lucha por el socialismo.
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La cuestión nacional hay que entenderla de forma dialéctica. Existen protonaciones (posibles futuras naciones, pero que aún no lo son), naciones y naciones que dejan de existir. Las naciones surgen, se desarrollan y en muchos casos entran en decadencia, se descomponen y desaparecen. Todo está en continuo desarrollo y cambio. La cuestión nacional no puede analizarse mediante dogmas, frases hechas y mandamientos. Las naciones no son algo eterno creado por Dios, no son inmortales. Aquí debería hablar sobre nuestra posición contra el nacionalismo y el chovinismo, sobre el patriotismo y su papel. Pero es algo que ya se ha desarrollado ampliamente en el capítulo anterior.
Nación Para nosotros, la nación no es algo racial, espiritual o divino. La nación es una comunidad humana estable, formada a lo largo de la historia; y que surge sobre la base de una comunidad de idioma, territorio, vida económica común y psicología, manifestada en una comunidad de cultura (Stalin, 1913). Lo desarrollaré por partes: 1. Una nación es una comunidad de hombres que se va formando con el transcurso del tiempo, históricamente. La pertenencia a una comunidad no es algo racial: en cualquier nación moderna se puede apreciar a simple vista que está compuesta por gente de origen étnico diferente. 2. La nación no es un conglomerado accidental, producto de una conquista o de un cambio territorial. Es una comunidad estable de hombres. Los Estados en la antigüedad, como ya he dicho anteriormente, no eran naciones, se disgregaban o unían según las conquistas o derrotas militares de los reyes; un día un territorio podía formar parte de un reino o Estado y al siguiente de otro. 89
3. El idioma es otro rasgo fundamental de la nación; en una nación tiene que existir una lengua que sirva para comunicarse, y como vehículo para las relaciones económicas y el normal desarrollo del país. Se necesita, así mismo, una lengua para poder transmitir la cultura de esa nación. 4. La nación es fruto de relaciones duraderas y regulares, como resultado de una convivencia común entre los hombres, a través del tiempo, del paso de generaciones. Un territorio común es vital para que estas relaciones puedan darse. Inglaterra colonizó y fundó las 13 colonias americanas, que terminarían siendo los Estados Unidos. La población de las colonias y la de Inglaterra en un principio eran la misma, procedían del mismo sitio y tenían la misma cultura; sin embargo, con el paso del tiempo se convirtieron en dos naciones diferentes. La separación territorial hizo que se crearan intereses económicos diferentes, que ayudaron a crear una nueva cultura y una nueva nación (Stalin, 1913). 5. La ligazón económica es un rasgo principal para la constitución de la nación. La vida económica común une en un todo a las diferentes partes de una nación, a través de la constitución de un mercado nacional, generando un importante sentimiento de unidad. 6. Por último, y de gran importancia también, está la psicología reflejada en la comunidad de cultura. Es importante explicar bien esta cuestión, pues hay gente que piensa que el sentimiento nacional es algo idealista, etéreo, cuasidivino y espiritual. Cuando, en realidad, el sentimiento nacional no es algo abstraído de la realidad de una manera metafísica, ni algo espiritual; es un reflejo de la realidad material, una condensación de las impresiones 90
que recibimos de la realidad material que nos rodea; por tanto, sujeto a la dialéctica, que cambia cuando las condiciones materiales de las que emana lo hacen. El sentimiento nacional no es algo individual, se expresa en las particularidades de la cultura general de toda la nación. La nación, como he dicho, debe ser entendida de forma dialéctica: hay naciones que surgen, otras que se desarrollan y otras que desaparecen. Para ser considerada nación, se deben cumplir estos seis rasgos antes descritos; con que uno de ellos se deje de cumplir, la nación fruto de un proceso de descomposición habrá dejado de ser tal. Normalmente, este fenómeno se produce debido a la asimilación, pero de esto hablaré en un apartado posterior.
Nacionalidad o pueblo Es habitual oír a mucha gente hablar de nacionalidades o pueblos muy a la ligera, sin dejar claro a qué se refieren concretamente con estos términos. Son conceptos muy maltratados, se han embrollado tanto con ellos, que a la mayoría de la gente no le queda muy claro a que nos estamos refiriendo. Para mí, una nacionalidad o pueblo, es una comunidad humana estable, históricamente formada, que no cumple alguno de los rasgos anteriormente descritos. Normalmente, el motivo principal de que no hayan podido constituirse como nación es el atraso en su desarrollo, destacando el atraso económico por encima de los demás rasgos. Esto hizo que otras naciones, que se desarrollaron antes, les dominaran e intentaran que desaparecieran, homogeneizando a toda la población del Estado con la cultura de la nación dominante. Este proceso, cuando tiene éxito, acaba con su existencia como pueblo o nacionalidad, pero, a veces, 91
estas nacionalidades resisten, manteniendo una cierta identidad y cultura propia. Normalmente, su existencia suele estar ligada a una lenta y progresiva descomposición. Analizando la cuestión de forma dialéctica, nos daremos cuenta de que hay nacionalidades que, por condiciones materiales concretas, consiguen cumplir esos seis requisitos y convertirse en nación. Pero lo normal es que, en esta fase histórica en la que nos encontramos, sea lo contrario, que las nacionalidades acaben desapareciendo bajo el peso del desarrollo de las relaciones de intercambio económico del capitalismo y de la centralización que produce ese mismo desarrollo en los grandes Estados. Mucha gente se toma muy mal que no se considere nación a su nacionalidad; pero si es una cuestión objetiva, material, el sentimentalismo no puede hacer nada al respecto, solo les queda adaptarse. La cuestión de clase ha de analizarse de forma materialista y científica, no desde el sentimentalismo idealista. Pertenecer a una nacionalidad no te hace inferior o superior; ni te otorga más o menos derechos.
El movimiento nacional En el proceso de construcción nacional, es prácticamente imposible que en el territorio comprendido por el Estado-nación solo haya una nación. Lo normal, y más en grandes Estados, es que haya más de una y también varias nacionalidades. Una nación imponía su dominación a las demás, comenzando el proceso de homogeneización y centralización del que ya hemos hablado. De la resistencia a este proceso, e impulsado por la burguesía no dominante en el Estado, surgirá el movimiento nacional. La “lucha” entre naciones, no es algo entre todos los miembros de las mismas, sino que es una lucha entre ambos sectores de clases dominantes, por ver quién tiene la primacía en cuanto a sus inte92
reses económicos. Por supuesto, intentarán arrastrar a las amplias masas de trabajadores a esta estéril lucha, que poco tiene que ver con sus intereses de clase. Lo que está en juego es la dimensión del mercado nacional para la burguesía de la nación opresora y tener mercado nacional propio en el caso de la burguesía no dominante. Estos intereses económicos contrapuestos, esta lucha económica, llevará a la lucha política, al intento de homogeneización por la fuerza de toda la población: prohibición del idioma propio, prohibición de costumbres y tradiciones, intervención en la educación, limitaciones de movimiento, etc. Cuando esto se produce y la opresión es más clara, es cuando la burguesía no dominante despliega todos sus esfuerzos para sumar al conjunto de la población de esa región a la lucha contra la opresión nacional que sufren. Desplegarán toda la maquinaria en “defensa” de la patria, situarán la patria de todos por encima de cualquier otra cosa, los problemas de clase serán ocultados o apartados y los obreros serán engañados. Muchos de ellos pasarán a defender estas consignas, dejándose llevar por los dictados de los capitalistas. El siguiente paso será incluso llevarles a la guerra por el bien de la “patria”, cuando en realidad poco les importa a los capitalistas la patria. Solo buscan su beneficio económico y poder oprimir y explotar sin restricciones a aquellos que están muriendo por sus engaños, por su culpa, defendiendo intereses equivocados para su bienestar. Los obreros son los primeros que deben luchar contra todo tipo de opresión nacional, pues son ellos mismos los que más sufren las medidas reaccionarias que impone la nación dominante. La burguesía crea esta situación para conseguir sus intereses económicos y para separar a los obreros de lo que es realmente necesario, de los asuntos importantes para ellos; de la cuestión de
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clase, de los problemas que les afectan por las condiciones materiales en las que viven. Las posiciones interclasistas, de armonización de las contradicciones de clase y la unidad bajo el dominio de los capitalistas, falsa unidad nacional, solo lleva a destruir el movimiento revolucionario y a aumentar el sufrimiento de la clase obrera. Debemos confrontar a todos aquellos revolucionarios de postín, que en realidad solo son los perros de los capitalistas que sirven fielmente a sus amos.
Centralismo y federalismo Hasta hace unos meses nunca pensé que este tema pudiera ser más o menos candente dentro del movimiento comunista hoy en día en España, pero desgraciadamente lo es, debido a la falsificación de los revisionistas. Volveré a hablar de él en el apartado sobre la cuestión en España. El asunto de cómo organizar el Estado, si de forma centralista o federal, es un debate que se ha avivado de nuevo en España. Hay gente que pretende dar lecciones de cómo organizar el Estado, no analizando nuestra realidad material, sino usando fórmulas dogmáticas que según ellos se pueden aplicar en cualquier situación. ¿Dónde queda la máxima del análisis concreto de la situación concreta? No existe una posición marxista fija, aplicable a cualquier situación sobre cómo organizar un Estado. De hecho, no existen fórmulas fijas de nada. El marxismo es dialéctico, no es algo estanco, algo fijo, letra muerta; es algo vivo, en continuo desarrollo y que se basa para sus análisis en las condiciones materiales que le rodea, tiene una visión científica del mundo, rechaza la metafísica y el mecanicismo.
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Obviamente, es preferible un Estado centralizado, por su eficacia, operatividad, por el propio desarrollo del capitalismo; eso es algo obvio. Sin embargo, aunque sea lo preferible, hay que tener en cuenta las condiciones materiales. Una solución centralista en un país puede ser acertada, y esa misma solución en otro país con otras condiciones materiales, errónea. Tanto que les gustan las citas mutiladas y sacadas de contexto, les recuerdo que incluso el propio Marx hablaba de que había excepciones a la hora de apostar por el centralismo como método de organización del estado (Lenin V. , 1917, págs. 31-47). Así pues, afirmaba que el federalismo era válido para aquellos países que habían sufrido un atraso en su desarrollo o debido a problemas relacionados con la cuestión nacional. Justo lo que nos pasa en España. La opción federal debería ser la excepción, pero a veces las condiciones materiales no permiten ese centralismo. Para España nosotros apostamos por la opción federal, debido a nuestras condiciones materiales, pero eso no nos convierte en federalistas como si fuera parte de nuestra ideología y no una imposición debido a las condiciones materiales. De todas formas, en un desarrollo normal y lógico, los regímenes federales deben encaminarse hacia el centralismo por las cuestiones antes comentadas. Para los que nos acusan de ser federalistas, como si fuera un pilar de nuestra ideología, les quiero mostrar un fragmento de los documentos de cuestión nacional del PML(RC): “Muchos pseudo-marxistas se posicionan vehementemente contra el centralismo como si fuera algo nocivo, algo autoritario e impuesto. Nosotros obviamente estamos en contra del centralismo forzoso, pero apostamos por el centralismo democrático como mejor forma de organi95
zarse, el método más eficiente para el desarrollo de un Estado”. (PML(RC), 2019). Más claro, imposible. Nosotros estamos en contra, en condiciones normales, de los microestados. Los Estados pequeños y débiles no pueden afrontar los problemas que le sobrevendrán si de verdad quieren transformar la sociedad y ser independientes. Un Estado grande, potente, centralizado, siempre va a poder afrontar esos retos de forma más eficaz, con más garantías que un Estado federal o pequeño. Pero, como hemos dicho, no siempre se puede realizar esto de primeras; dependerá de las condiciones materiales en que se viva. Imponer el centralismo cuando la población no está concienciada de la necesidad, o imponerlo a regiones que no están preparadas para ello aún, solo puede llevar al desastre.
La asimilación Por asimilación se entiende un proceso de pérdida gradual de peculiaridades de una nación, nacionalidad o pueblo, que con el paso del tiempo acabarán formando parte de otra nación. Los marxistas nos oponemos de forma firme y categórica a la asimilación forzosa, que se realiza de forma violenta y opresiva. Nos oponemos a aquellos que pretenden prohibir el uso de idiomas, la enseñanza de los mismos y su uso en las administraciones del Estado; nos oponemos a todas las medidas restrictivas, de represión y de chantaje. Este tipo de actos solo lleva a que el problema de la lengua, el problema nacional, pase a ser de primer orden, y que sea utilizado por la burguesía de esa región en beneficio de sus propios intereses, algo profundamente contraproducente para
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aquellos que, como nosotros, defienden posiciones de clase para solucionar el problema. Los procesos de asimilación, cuando son exitosos, dejan nuevas condiciones materiales que hay que aceptar, es decir, hay que trabajar sobre ellas. Si un proceso de asimilación ha tenido éxito, no tiene sentido que 100 años después sigamos haciendo los análisis y apuestas políticas en base a algo que ya no existe, que ha cambiado; tenemos que adaptarnos a las nuevas condiciones materiales y, en base a ellas, trabajar para transformar nuestra realidad. Estoy firmemente en contra de toda asimilación forzosa, pero cuando se está produciendo, si esta ya es un hecho consumado, está cimentada y la nación oprimida ha desaparecido; tenemos que adaptarnos a la nueva realidad, no rechazar esta de forma idealista porque la asimilación fue forzosa; si se ha realizado ya, no tiene sentido intentar volver atrás, es imposible. Además, hay que tener en cuenta que no todas las asimilaciones son forzosas, y que no debemos oponernos a la asimilación producida por el normal desarrollo económico de los hombres. No todas las asimilaciones son violentas (Lenin V. , 1973, págs. 15-28); existe un proceso de asimilación natural del propio desarrollo del capitalismo que tiende a destruir las fronteras nacionales de todo tipo, homogeneiza a la población y lleva de forma ineludible a que la nación dominante se acabe imponiendo de forma definitiva, asimilando a las demás naciones y nacionalidades que conformaban de forma anterior el territorio del estado. La mayoría de la izquierda posmoderna y reformista actual pone el grito en el cielo contra todo tipo de asimilación, y se abraza fuertemente al cadáver descompuesto y putrefacto de naciones y nacionalidades que ya solo existen en su imaginación, alejándose de esta forma de la gran mayoría de la población, que tiene un sentimiento nacional totalmente definido y contrario a las apuestas de estos “revolucionarios” de pacotilla.
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Critican a los obreros que han sufrido la asimilación y atacan a los obreros de la nación asimiladora, como si de fascistas se tratara. Estos posicionamientos solo llevan a apostar por la separación de los obreros, de una y otra nación, y a hacerle el juego sucio a la burguesía regional, que trata de sobrevivir con privilegios y beneficios.
La cultura nacional y la cultura obrera No me quiero extender mucho en esta cuestión en el presente libro; es un tema que debe tratarse de forma extensa, y que ya he tratado en el manual que escribí de introducción al comunismo44. De todas formas, quiero desarrollar aunque sea solo un par de aspectos sobre la cuestión que me parecen relevantes y que se deben aclarar. Es muy común desde la “izquierda” actual criticar todo aquello que pueda tener algo que ver con la tradición o costumbres de un país. Yo estoy en profundo desacuerdo: atacar todo lo que suene a tradición o cultura de un país en pro del cosmopolitismo capitalista es un grave error que les aleja de los trabajadores, abonando el terreno para que los fascistas puedan desplegar su demagogia y atraerse a sectores de la población que deberían, por su posición de clase, enfrentarse a ellos. Dentro de la cultura nacional conviven dos culturas: la dominante y reaccionaria, que es la burguesa; y la obrera, que es popular y progresista. Nosotros debemos luchar por que se desarrolle la cultura progresista y por desechar lo reaccionario y caduco. Esto no quiere decir que haya que olvidar la historia, tradiciones y costumbres de nuestra cultura; al contrario. Hay que 44 Mesana, J. (2016). Manual de Introducción al Marxismo-Leninismo. España: Universidad Obrera. 98
desarrollarlos, coger lo que es de progreso para la sociedad, y desechar lo que es reaccionario y va en detrimento de nuestro propio desarrollo y existencia como país. En el capítulo anterior ya expliqué por qué estamos en contra de la cultura nacional de la burguesía, y cómo la cultura obrera es internacional. No ahondaré más en ello aquí. Quien quiera verlo desarrollado que repase el capítulo anterior.
España Introducción y análisis de España El vínculo económico, base material para la constitución de España como nación, comenzó a finales del siglo XV bajo el mandato de los Reyes Católicos. No existía España como tal, como afirman algunos, pero se empezaron a dar de forma clara condicionantes que facilitarían su existencia. La construcción de las monarquías absolutas en Europa constituye un proceso intermedio entre el fraccionalismo en reinos típico del feudalismo y la constitución del Estado-nación moderno. En la formación de España, Castilla era el reino más poderoso debido a su potencial militar y a sus posesiones coloniales. Fue capaz de imponerse poco a poco a los otros reinos peninsulares, conquistando la hegemonía. Con el tiempo, la burguesía industrial vasca y catalana se aliaría con la clase comercial y terrateniente castellana. Castilla garantizaría su desarrollo y beneficios económicos a través del monopolio proteccionista colonial y su control del mercado nacional que se fue formando; a su vez, Castilla se aseguraría el desarrollo de su industria lanera, y el dominio del comercio mediterráneo. 99
Esta alianza no fue permanente, fue rota, por ejemplo, en la guerra de sucesión española. En ella, las élites catalanas apoyaron al candidato de los Austrias, por miedo a perder los privilegios que tenían con la llegada de los Borbones. Con la victoria borbónica se aceleró la centralización, produciéndose, además, un intenso proceso de modernización que contribuyó al desarrollo general. Fue algo que representó un progreso de la situación de atraso en que se vivía. Los decretos de nueva planta45 fomentaron también la homogeneización de la población. La centralización borbónica aceleró el proceso, pero es absurdo pensar que es lo único que hizo posible la conformación de España y que además fue por la fuerza. El papel de la asimilación pacífica, fruto del desarrollo económico común, hizo más por la conformación de España o su unidad que ninguna medida de carácter violento o coercitivo. Este desarrollo económico hizo posible el proceso de homogeneización con respecto a la lengua y a la cultura, consolidando una comunidad humana estable con siglos de desarrollo histórico, y que, por supuesto, continúa hasta hoy. Obviamente, existieron resistencias al proceso de centralización. ¿Acaso no hay resistencias siempre a todos los procesos de cambio de este tipo? ¿Existe algún proceso de conformación nacional de un gran Estado que no tenga resistencias al mismo? La respuesta a ambas preguntas está más que clara: no. Todo Estado no es más que un instrumento de dominación de una clase sobre otra; la propia esencia del Estado está basada en la violencia. 45 Los Decretos de Nueva Planta fueron un conjunto de decretos promulgados por el rey Felipe V de Borbón entre los años 1707 y 1716, tras la Guerra de Sucesión Española, mediante los cuales se realizó un proceso de centralización en el Estado. 100
La semana trágica de Barcelona46 o las guerras carlistas47 son ejemplos muy citados para argumentar la resistencia a la centralización, a la conformación de España; pero ¿acaso ambos casos no fueron aplastados, resultando victoriosa la centralización? ¿Los motivos que produjeron ambas resistencias no tenían mucho que ver con problemas sociales más que con nacionales? A pesar del aplastamiento militar, la verdad es que el propio desarrollo del capitalismo en España fue la razón que posibilitó todo este proceso de constitución de España como nación. La izquierda posmoderna y reformista reniega de España, hasta de su propia conformación. Sin embargo, la izquierda obrera, combativa y revolucionaria, históricamente sí que asumió la idea de España como suya, lo cual demuestra que no es fruto de la imposición violenta, sino que es algo de profundo arraigo entre las masas populares. Quiero poner cuatro ejemplos al respecto: 1. En 1808, durante la invasión napoleónica, el pueblo español se levantó contra el invasor extranjero, muriendo por miles, organizándose contra los franceses hasta expulsarlos del país. Se levantaron bajo la idea de pertenencia a España; aquí ya podemos hablar de que es una realidad innegable. El 2 de mayo es una fecha histórica de nuestra patria y está cargada de esencia revolucionaria. 46 La Semana Trágica de Barcelona da nombre a los sucesos violentos ocurridos en diferentes ciudades de Cataluña, especialmente en Barcelona, entre el 26 de julio y el 2 de agosto de 1909, donde el pueblo se levantó contra la embarcación de tropas de reserva para la guerra de Marruecos. Los soldados eran obreros, los sindicatos convocaron una huelga general que acabó desencadenando levantamientos masivos y una dura represión. 47 Las guerras carlistas fueron una serie de guerras civiles españolas a lo largo del siglo XIX entre los carlistas, partidarios del absolutismo y de lo tradicional, y los liberales, partidarios de una monarquía constitucional y parlamentaria y de realizar ciertos cambios que podríamos decir que eran parte del progreso. 101
2. En 1820 se produjo el conocido como pronunciamiento de Riego, en el cual Rafael de Riego y otros patriotas españoles, progresistas y revolucionarios, se levantaron para salvar a la patria del absolutismo borbónico, dando comienzo al llamado Trienio Liberal. Cuando se hablaba de salvar a la patria, se referían a salvarla del atraso y del oscurantismo absolutista. El sentimiento nacional español y la propia existencia de España nuevamente son innegables. 3. El 18 de Julio de 1936, se produce el golpe de Estado del mal llamado “movimiento nacional” contra la II República Española, que, al fracasar, dio origen a la guerra civil española. José Díaz, secretario general del PCE, la llamaría “la guerra nacional revolucionaria contra el fascismo”. La guerra duraría tres años, en los que los patriotas y revolucionarios españoles lucharían contra los fascistas y sus mercenarios extranjeros; por la libertad de España y por el futuro del país. 4. Tras la implantación de la dictadura franquista en 1939, se inició la resistencia antifranquista, cuyos miembros dieron su vida y su libertad por liberar su patria del fascismo. Luchaban por una España diferente, por una España de los trabajadores, por una España de transformación y de futuro. Existen muchos más casos que demuestran lo que digo, pero creo que estos cuatro son los más destacados en mi opinión. Es innegable que España es una nación: cumple todos los rasgos que he comentado al principio y su propio desarrollo es innegable a la luz de la realidad, de las condiciones materiales existentes. La “izquierda” acomplejada que niega nuestra realidad material, que se pliega al secesionismo burgués o al cosmo102
politismo de la globalización, flaco favor hace a aquellos que pretendemos organizar a los trabajadores para luchar por su emancipación.
España como nación No quería hacer un apartado explicando por qué España es una nación, pero creo que tengo que realizar un par de apuntes rápidos, para no llevar a malinterpretaciones a nadie. Sigue habiendo gente, aunque de manera marginal, que niegan la existencia nacional de España, y acusan a todos (la inmensa mayoría de la población) los que defienden esta existencia de ser prácticamente unos fascistas y unos reaccionarios. Sus principales argumentos son los sentimientos idealistas románticos y “legitimaciones” medievalistas. Ambas cuestiones han sido más que desmontadas en el apartado anterior. España es una nación fruto del desarrollo del capitalismo. Como otros Estados capitalistas en su formación, es fruto de la asimilación de naciones y nacionalidades menos desarrolladas, menos fuertes, en decadencia. España es una nación compuesta a su vez de otras naciones y nacionalidades, como le suele pasar a todos los grandes estados capitalistas (Lenin V. , 1973, págs. 15-28). En España, por mucho que cacareen sus detractores, el proceso de asimilación, forzoso o no, ha sido culminado con éxito. Me hacen gracia los independentistas del PDCAT48, que hablan de España como Estado fallido, cuando es una realidad palpable que no lo es; y ellos hablan del Estado catalán, que no ha existido nunca en la historia y es algo imaginario. 48 El Partido Demócrata Europeo Catalán (PDCAT) es un partido nacionalista de derechas catalán heredero de CIU, que ha pasado por cambios de nombre para enmascarar su corrupción y poder disputar de esta forma la hegemonía en el movimiento independentista con ERC. 103
El proceso de asimilación es innegable: naciones y nacionalidades están en una descomposición acelerada, van quedando vestigios, ruinas condenadas a desaparecer. Nosotros debemos apostar por el futuro y no por defender ruinas de cosas que ya están moribundas o muertas. En España existen naciones, como por ejemplo la vasca o la catalana, que, debido a sus condiciones materiales, han mantenido su identidad, idioma, cultura y coherencia. De todas formas, el proceso de descomposición es evidente, y sería mayor si el propio Gobierno capitalista español no avivara la llama constantemente con sus medidas reaccionarias que solo facilitan los posicionamientos de las burguesías de los territorios de ambas naciones. A nivel regional, existen nacionalidades que mantienen algunos rasgos distintivos, de identidad y cultura. En este caso el proceso de asimilación es aún mayor, disolviéndose en la cultura española de la que ya forman parte; las diferencias son cada vez menores y más difíciles de apreciar.
Solución al problema nacional Muchas organizaciones de “izquierdas” relegan el problema nacional a una cuestión secundaria, sin embargo, caen en un grave error, pues es un asunto candente en la realidad que nos rodea. Debe ser solucionado, pues es la clase obrera la que sufre, en primer lugar, las consecuencias de la opresión nacional. Actualmente, en España los procesos de separación que se están intentando llevar a cabo en Cataluña y el País Vasco no representan un avance para la situación de la clase obrera ni contra el imperialismo. Al contrario, serviría a un reforzamiento de este. Ambos movimientos están liderados por la burguesía de cada región, que solo quiere desmembrar el país para debilitar supues104
tamente a España, pero lo que van a hacer en realidad es reforzar la estabilidad y el control de la Unión Europea, del bloque imperialista europeo. No son movimientos progresistas, solo les importan sus intereses económicos. La separación política en este caso solo debilitaría las posiciones de la clase obrera del país, que debe actuar de forma organizada y unitaria contra el verdadero enemigo, el Estado capitalista de España, que debe ser derrocado para instaurar una república popular y federal encaminada hacia el socialismo. Conseguir esto sería un éxito y un progreso para los trabajadores. Una Cataluña independiente, un microestado, sin capacidad ninguna, gobernada por el PDCAT o ERC, al servicio de la Unión Europea, no se podría considerar como algo bueno para los trabajadores, más bien al contrario, como un grave retroceso. Nuestro objetivo es transformar la sociedad, luchar por la clase obrera y su emancipación, no condenarla a la fragmentación y la opresión. Si las condiciones materiales en las que vivimos fueran distintas, y la separación fuera un avance para la clase obrera, la apoyaríamos de forma firme y categórica, pero nosotros no nos posicionamos y trabajamos por supuestos, sino por nuestra realidad material, y en España es la que he descrito. Por lo tanto, hemos de posicionarnos contra estos procesos reaccionarios de separación. Nosotros apostamos por la unión voluntaria de pueblos, lo cual es llevar a la práctica el derecho a la autodeterminación, una unidad que se materializa en la república popular y federal española, encaminada a transformar la sociedad, a instaurar el socialismo. Apostamos por la unión voluntaria de pueblos y naciones de España, porque estando unidos, se dan mejores condiciones para el desarrollo de la lucha de clases, y por tanto para el propio desarrollo y progreso del país. 105
Defiendo la organización federal de España debido a nuestras condiciones materiales concretas, al problema nacional que he descrito antes. Sin embargo, con el desarrollo del país tenderemos poco a poco hacia la organización centralizada, que, como ya he dicho, es más práctica y eficaz que el federalismo.
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Posmodernismo y decadencia. Los dogmas de fe del sistema
Breve introducción A pesar de que mi anterior libro Resistencia y lucha contra el posmodernismo se centra en esta cuestión de forma detallada, he decidido escribir un capítulo sobre la cuestión, para que aquellos que no lo hayan podido leer, se hagan una idea de lo que pienso al respecto y así puedan entender determinados posicionamientos que realizo en la presente obra sin tener que recurrir a mi anterior libro, salvo si desean ver una profundización sobre la cuestión o un desarrollo mayor de la misma. Voy a realizar un esquema general de la cuestión, definiéndola, desarrollándola a través de la dictadura de lo políticamente correcto y explicando algunos de los dogmas de fe más importantes del pensamiento único del capitalismo. Por último, y para clarificar algunas reflexiones que voy a realizar, voy a exponer también en qué afecta todo esto a la organización obrera, concretando así un poco más sobre un tema que a veces crea mucha controversia. Como ya he dicho, este capítulo está realizado de forma esquemática, como un resumen que no trata la cuestión en toda
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su magnitud. Para verlo desarrollado de una forma más amplia, remito al lector, como ya he dicho, a mi trabajo anterior.
¿Qué es el posmodernismo ideológico? La decadencia de la sociedad El posmodernismo ideológico es una nueva forma de revisionar la esencia revolucionaria del marxismo, creada e impulsada por el sistema capitalista para destruir la fortaleza del movimiento revolucionario internacional que había cogido mucha fuerza en las primeras décadas del siglo XX. Desde supuestos postulados izquierdistas, se empezó a infectar tanto a las propias organizaciones revolucionarias como a la propia clase obrera, al conjunto de la sociedad. Por lo tanto, es una ideología anticientífica y antimarxista que se disfraza de progresista, revolucionaria y transgresora, pero que en realidad es todo lo contrario, está al servicio del capital, de mantener lo establecido. Es una teoría o un cúmulo de ellas según cual sea el enfoque, que pretende encubrir la lucha de clases y destruir la combatividad del movimiento obrero. El posmodernismo ideológico representa la decadencia de nuestra sociedad, el aumento de la opresión, la explotación y el dominio capitalista contra la clase obrera La Escuela de Frankfurt49 tuvo un papel muy importante en la divulgación de estas ideas. Controlando los centros de 49 Grupo de autores que según ellos evolucionaron del marxismo a partir de los años 20 y en especial a partir de 1930; quisieron hacerse pasar por marxistas, creyendo haberlo adaptado y desarrollado de acuerdo a unas supuestas nuevas realidades. Sin embargo, en la práctica, en esencia, sirvieron como propulsores del posmodernismo ideológico, revisionismo ideológico cuyo objetivo fue minar el marxismo y servir a los intereses de la nueva sociedad de consumo del capitalismo desarrollado. 108
enseñanza universitaria, se empezó a propagar sirviéndose de todos los apoyos del sistema gracias a sus críticas al comunismo y especialmente a la Unión Soviética de la época revolucionaria (antes del 56)50. Así empezó a erosionar el terreno, preparando las condiciones materiales para conseguir la hegemonía que tienen hoy en día. Los sucesos de mayo de 1968 fueron un momento álgido de todo esto, que marcaría un antes y un después. La izquierda empezó a dejar de ser obrera; se elitizó. Estaba más preocupada de gustar para conseguir votos que de la lucha por los trabajadores, de la lucha de clases. Sus seguidores se hicieron ecologistas, prolegalización de las drogas, feministas, cosmopolitas, etc... Luego seguiría empeorando y llegaron a negar incluso la identidad de clase, hablando de opresiones inventadas o secundarias, de la negación de las identidades, de trans y de racializados, y con el tiempo han seguido empeorando aún más. No se dan cuenta de que las identidades no se pueden negar, que también están sujetas a la dialéctica, que no son algo fijo, que se desarrollan, pero no por conceptos idealistas como alguno de ellos pretende, sino en base a condiciones materiales que van evolucionando y cambiando a su vez. Las luchas parciales, mal dirigidas y de forma aislada, son su agenda. Funcionan a rebufo de la masa alienada, que hace lo que les dicta las campañas publicitarias y los medios de comunicación capitalistas. La izquierda se convirtió en la izquierda del sistema, fiel garante de parchearlo todo para mantener el sistema capitalista. Hablan de cambios para no cambiar nada. 50 Tras la muerte de Stalin se produjo un auténtico golpe de estado, visibilizado con el XX Congreso del PCUS. Tras este, se creó una nueva burguesía soviética y cambiaron las relaciones sociales de producción. Se instauró el capitalismo de Estado, convirtiendo a la URSS en una potencia socialimperialista. 109
Se permitió que la “izquierda”, esta nueva izquierda, marcara los ritmos del “avance” social, lo que no es otra cosa que forzar los patrones de consumo y de conducta de la forma que dicta el sistema capitalista, con lo cual la sociedad degeneró y aumentó la opresión a los obreros. Mientras tanto, la política económica, el control económico de la sociedad, seguirá en manos de los mismos de siempre. Todos los preceptos de estas luchas parciales conforman los dogmas de fe del sistema, en la acepción más religiosa del término, todo lo que sea divergente con lo establecido será mal visto, señalado como arcaico, reaccionario e incluso fascista. El conjunto de dogmas conforma el pensamiento único del sistema. Todo lo que se salga de él será señalado, criminalizado y perseguido en nombre de la dictadura de lo políticamente correcto. La concepción de progreso para ellos no puede disentir. Han pasado de erigirse en los críticos del mundo a destruir todo aquello que es crítico realmente. Lo minoritario, por el hecho de serlo, es revolucionario según ellos, porque se realiza una opresión sobre los mismos. Los explotadores también son minoritarios y, sin embargo, nadie en su sano juicio (que no sean ellos o alienados a su servicio) diría que son algo bueno, necesario o revolucionario. Lo minoritario no tiene por qué ser algo bueno. De hecho, puede ser todo lo contrario. Declaran la guerra a lo normativo, cuando de lo que se trata es de transformar aquello que, aunque sea normativo, está mal, no impulsar que lo minoritario tenga más “influencia” y perpetuar el problema. Piensan que con sus teorías enfermizas van a crear al hombre nuevo en el capitalismo. No se dan cuenta de que los cambios se producen desde las condiciones materiales que existen, con lo que hay: no puedes realizar la transformación de la sociedad, la revolución, con los hombres del mañana; tienes que hacerla con los hombres de hoy, elevando la conciencia y acompañan110
do el desarrollo. Atacar lo que ellos entienden por normativo como si de feroces reaccionarios y enemigos irreconciliables se tratase solo lleva a alejarte de la gente, al fracaso más absoluto. Nosotros no apostamos por impulsar minorías, queremos transformar la sociedad, nos importa lo colectivo, no lo individual. Han destruido la identidad y combatividad de las organizaciones obreras. Ahora lo revolucionario no está en la organización colectiva y la trasformación de la sociedad, está en la trasgresión individual. ¡Como si lo individual pudiera cambiar algo y no estuviera destinado al fracaso! La nueva cultura de consumo hace creer que es posible una liberación individual de la persona; todo lo que no sea una conquista colectiva frente al capitalismo está condenado al fracaso. Han convertido lo revolucionario en una moda al servicio del sistema, han prostituido los términos y los símbolos revolucionarios, han asimilado totalmente aquello que es permisible para ellos quitándole toda la esencia revolucionaria. Hoy en día cualquier cosa puede ser revolucionaria para ellos, hasta la revolución de los chiquiprecios. Han creado una estética de revolucionario, una moda asimilada y al servicio del sistema. El cosmopolitismo ataca las identidades nacionales, no para desarrollar una cultura proletaria internacional, sino para borrar las culturas de los estados, alienando más a sus pobladores para imponer la cultura norteamericana y poder manejarles de la forma más adecuada a sus intereses económicos. El posmodernismo hace creer al obrero que es reaccionario, retrógrado y que no sabe adaptarse a los nuevos tiempos. Ante la presión de la dictadura de lo políticamente correcto, empieza a surgir un gran descontento entre las clases populares. Recuerdo la célebre frase de que el obrero es machista y retrogrado y por 111
lo tanto no es su compañero de viaje de más de una feminista, y aquella afirmación de que por comer carne son fascistas (Almas Veganas Santuario Animal, 2019), solo por poner algunos ejemplos claros y sencillos. La clase obrera quiere que se solucionen sus problemas debidos a su situación social. No le interesan las soflamas burguesas del feminismo, las escalas de opresiones, el lenguaje de género, la liberación animal y otras tonterías. Desgraciadamente las organizaciones de “izquierdas” se dedican en exclusiva a estas cosas y han dejado un espacio vacío, que como no podía ser de otra manera está intentando ser ocupado por otros, los fascistas, que, realizando un discurso obrerista y demagógico, están poco a poco ganando espacios en sitios antes impensables. Además, estos fascistas tienen el valor, desde los años 90, de echarnos la culpa de todo este proceso a nosotros, denominándolo marxismo-cultural51. Cuando en realidad, como ya he dicho, surge única y exclusivamente para destruirnos. Minnicino52 es uno de los desarrolladores y divulgadores del término. Sin embargo, la cuestión y la caracterización del posmodernismo como arma contra la clase obrera al servicio del capital, el mismo que defienden los fascistas, estaban ya teorizadas por parte de intelectuales 51 Terminología utilizada por una parte de la derecha y ultraderecha para designar la degeneración ideológica de la sociedad que surgió con posterioridad a la Escuela de Frankfurt y su implantación en la cultura y en la enseñanza de forma predominante. Se comenzó a utilizar el término a partir de la década de 1990 en la forma que lo conocemos ahora. Esta teoría será desarrollada hasta el absurdo cayendo bajo el influjo de las teorías de la conspiración, haciéndole el juego a lo que dicen combatir. Su objetivo principal es criminalizar al marxismo. 52 Michael Minnicino, conocido por su ensayo La nueva Edad Media: la esĐƵĞůĂĚĞ&ƌĂŶŬĨƵƌƚLJůĂ͞ĐŽƌƌĞĐĐŝſŶƉŽůşƟĐĂ͟, aparecido en 1991 en la revista Fidelio. Es uno de los promotores del término “marxismo cultural” y uno de los mayores tergiversadores y difamadores contra el marxismo. 112
de la izquierda antiposmoderna como Clouscard53, solo copiaron las tesis, falsificándolas para sus propios intereses y poniéndole otro nombre para así poder continuar con la criminalización del movimiento obrero revolucionario. El posmodernismo y los fascistas son dos caras de la misma moneda; se retroalimentan entre sí, preparando las condiciones para cuando, por culpa de las crisis capitalistas, se dé un momento en que esté en peligro la dominación democrática capitalista54 y poder imponer la autoritaria que garantice el dominio capitalista sin grandes resistencias. Todo el descontento creado por culpa del posmodernismo es asimilado por estos grupos esperando a que su momento llegue. Es nuestro deber confrontar con ambos, pues los dos son garantes del capital, dos caras de la misma moneda. Debemos luchar contra el posmodernismo y su influencia en la 53 Michel Clouscard, célebre filósofo y sociólogo francés, cercano al Partido Comunista Francés, aunque nunca llegó a formar parte del mismo. Siempre tuvo un perfil academicista, fue profesor en la Universidad de Poitiers. De tendencia “marxista” prosoviética (revisionista), a pesar de tener imagen de ortodoxo del marxismo siempre simpatizó con la Unión Soviética de esos años. Afirmaba que en Francia era posible llegar al socialismo mediante una vía democrática; también realizó una división de la sociedad, no basada solo en las clases sociales, en la posición frente a los medios de producción, sino que, además, lo hizo en base al tipo de consumo que realiza el individuo. Ambas cuestiones no tienen mucho de “ortodoxo” marxista precisamente. Fue un férreo crítico de lo que él llamó el «freudomarxismo» y todo lo relacionado con los sucesos de mayo del 68, realizando, desde mi punto de vista, una crítica muy acertada a toda la debacle ideológica que se inició ya antes de la escuela de Frankfurt y que continúa hasta nuestros días. 54 La dominación democrática de la burguesía se basa fundamentalmente en la alienación, aunque también use la represión. Es la mejor envoltura posible del capitalismo para mantener su dominación. La dominación autoritaria de la burguesía tiene como principal instrumento el terror, aunque se sigue valiendo de la alienación. Es la dictadura terrorista abierta del capital sobre la clase obrera. 113
sociedad y en las organizaciones revolucionarias, y debemos confrontar a su vez con los fascistas, recuperando los espacios perdidos por la izquierda tradicional, que se ha convertido en posmoderna. Debemos reconstruir la izquierda combativa y revolucionaria, la izquierda transformadora, y romper de forma drástica con todos los dogmas de fe del sistema, rigiéndonos por la lucha de clases y no por los dictados de los siervos de los capitalistas. Todo el descontento creado por el posmodernismo ideológico y sus defensores debe ser recogido por nosotros, organizado colectivamente para luchar por sus intereses como clase, para la transformación de la sociedad. No podemos permitirnos que ese espacio lo ganen los fascistas. Nos arrepentiríamos de ello si lo hiciéramos, todos sufriríamos las consecuencias. Es nuestro deber histórico, es una oportunidad que debe ser aprovechada. No quiero extenderme mucho más en esta introducción al tema, pues no quiero ser repetitivo con lo que ya desarrollé en mi anterior libro. Creo que lo expuesto es suficiente para entender las referencias y los planteamientos que realizo en otros capítulos a lo largo del presente trabajo.
Los dogmas de fe - Feminismo El feminismo es uno de los grandes dogmas de fe del pensamiento posmoderno. Pobre de aquel que ose, sobre todo siendo hombre, confrontar o disentir en cualquier aspecto. La dictadura de lo políticamente correcto caerá sobre él sin piedad, criminalizándolo y persiguiéndolo hasta límites absurdos, arruinándole la vida si es menester.
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Que conste que yo separo radicalmente la lucha por la igualdad de la mujer y sus derechos, cuestión recogida dentro de la lucha de clases, con el feminismo, al cual considero en esencia profundamente reaccionario, por mucha careta de transgresor o revolucionario que se ponga. No tiene lugar en este apartado una explicación detallada sobre mi posición sobre la cuestión de la mujer. Tengo varios textos sobre la cuestión; aquí solo voy a tratar el feminismo como dogma de fe del pensamiento único del sistema. En primer lugar, quiero volver a dejar claro que el comunismo no tiene nada que ver con el feminismo. Aquellos “marxistas” que cogen aportes del feminismo liberal y burgués y lo intentan introducir en nuestro movimiento están realizando una labor de zapa, metiendo ideas antimarxistas en las organizaciones revolucionarias, revisionando el marxismo, convirtiéndolo en algo permisible para el sistema. No existe un feminismo de clase. El feminismo ya responde a los intereses de una clase y desde luego no es la obrera. Responde y sirve en última instancia a los intereses del capital, desfragmentando y dificultando la organización de los obreros. Así mismo, no existe un feminismo marxista. Lo que existe es un análisis de la cuestión de la mujer marxista, que realiza un estudio que analiza cómo surge, debido a qué causas y cuya resolución está basada en el estudio de las condiciones materiales. Esta resolución no puede ser otra que acabar con las causas que engendran el problema, es decir, con el capitalismo. Solo dentro del marco de la lucha de clases puede solucionarse de forma real y completa la cuestión de la mujer. El resumen de todo esto es que el feminismo, como ideología, no es revolucionario. Está basado en apuestas irrealizables e idealistas inspiradas en mentiras y falsedades. 115
Desvirtúan la cuestión de la mujer, llevando al absurdo sus propuestas intentando forzarlas mediante el engranaje de la dictadura de lo políticamente correcto. Consiguen así un resultado contrario a lo que dicen defender, espantando a las masas, creando en ellas un rechazo cada vez mayor a todo lo que suene avance para la mujer. La gente está harta de chantajes, presiones, falsedades y linchamientos. Las propuestas del feminismo son apoyadas por la patronal, como la huelga feminista55, por gobiernos y por partidos abiertamente capitalistas. El feminismo es algo totalmente asimilado por el sistema. Separa las luchas y con ello contribuye a la desorganización colectiva para la transformación de la sociedad. El feminismo es una moda capitalista, con su propia estética y con la transgresión individual por bandera. La prueba de esto es el ajuste de cuentas que los Queers y trans están llevando a cabo dentro del propio movimiento feminista contra las feministas más clásicas o veteranas por mandato del pensamiento único del sistema (El Mundo, 2020). Aquí en España se ha visto claro con la expulsión de Izquierda Unida del Partido Feminista por sus posturas contra el dogma de fe de la prostitución y los transexuales (Lema, 2020). El sistema dirige hacia dónde va o no va el feminismo y enciende la maquinaria de la dictadura de lo políticamente correcto contra aquellos que osen, aunque sea disentir, no os digo ya con los que confrontan de verdad contra ellos. Hay una serie de cuestiones o apuestas del feminismo que quiero comentar de forma muy breve. Exceptuaré el lenguaje de género y la negación de las identidades, pues son cuestiones que se merecen un apartado propio: 55 Hace referencia a las huelgas/parones del 8 de marzo que el movimiento feminista ha organizado en los últimos años usurpando el día Internacional de la Mujer Trabajadora y lo que significaba esta fecha. 116
x Establecimiento de cupos obligatorios entre hombres y mujeres Son de obligado apoyo. Si te parece que una persona debe estar en un sitio por su valía y no por su género, ¡pobre de ti! En realidad, este tipo de establecimientos de cupos, además de injustos y de fomentar desigualdad, denuestan a las mujeres que se forman y tienen una gran valía, haciendo que cualquiera pueda llegar a la misma posición sin esforzarse como ellas por el simple hecho de ser mujer. Ni que tuvieran ellas la culpa de que las promotoras de estas políticas no entiendan el patriarcado y su desarrollo en el tiempo. Aducirán por supuesto teorías que en la Europa desarrollada son anticuadas y ya no se cumplen, como la del techo de cristal y la brecha salarial. x La brecha salarial Comenzaré afirmando algo polémico: No existe brecha salarial, existe brecha social, existe lucha de clases. La afirmación de que en España los hombres y las mujeres cobran distinto a igual puesto de trabajo es falsa. Esta afirmación está “fundamentada” en la suma de todos los salarios de los hombres y el de las mujeres y dividir por el número de trabajadores usados en la muestra estadística. El de los hombres sale más elevado, pero esto no significa para nada que a igual trabajo hombres y mujeres cobren distinto. Que esto sea así se debe a motivos muy diferentes de los que arguyen las feministas. En sectores mejor remunerados como la minería, la construcción y la industria hay una mayor proporción de hombres que de mujeres, mientras en trabajos peor remunerados, como por ejemplo los servicios sociales, 117
hay mayor proporción de mujeres. ¿Dónde queda la soflama de que existe a igual trabajo una diferencia de salario entre hombres y mujeres? En el gran arcón de mentiras del feminismo. Este es el principal motivo para que, según la operación antes descrita, salga mayor media de salario en los hombres que en las mujeres, pero bajo ningún concepto explica o demuestra que exista una brecha salarial a igual trabajo (Conde-Ruiz & Marra de Artíñano, 2016) Lo que sí existe es la precarización de la mujer para conciliar la vida laboral y la reproductiva. Por este motivo pierden trabajos, pierden los pluses de antigüedad y tienen durante épocas trabajos a media jornada. Esto es algo contra lo que hay que luchar desde ya, pues las mujeres burguesas tienen todas las facilidades de su posición mientras las mujeres trabajadoras sufren el problema en toda su dimensión. Como decía al principio: No hay brecha salarial, hay lucha de clases: las mujeres obreras deben unirse y organizarse con el conjunto de su clase en contra del capitalismo que nos oprime a todos. La cuestión de la mujer solo se podrá resolver plenamente con las condiciones materiales del socialismo. x El techo de cristal La teoría del techo de cristal afirma que las mujeres, por el hecho de serlo, no pueden acceder a determinados puestos de trabajo. Esta teoría era cierta en los años 70 en España, pero ya no es cierta, las condiciones materiales han avanzado, ya no es así. Si no, que se lo pregunten a Ana Botín.
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x Sororidad Es un instrumento del movimiento feminista para conseguir sus objetivos, se realiza entre todas las mujeres independientemente de la clase a la que pertenezcan, fomenta el individualismo y transforma el empoderamiento en resignación, induce a una sensación de pena y sentimentalismo para crear una falsa empatía entre las mujeres. Esto se resume en que, si una mujer vive una experiencia o afirma haberla vivido, el resto de mujeres se deben sentir identificadas con ella por el simple hecho de ser mujer y apoyarla ciegamente en lo que sea, ya que al ser mujeres tienen la misma situación de opresión y condiciones materiales frente al hombre, el opresor con mayúsculas. ¿Alguien puede creerse que los problemas de empresarias como Ana Botín son los mismos que los de las mujeres obreras? Las mujeres obreras tienen mucho más en común con los hombres obreros que con ninguna empresaria. Sus problemas derivan de su situación de clase, y solo podrán solucionarse de mano de esa lucha de clases que deben emprender junto al resto de su clase, es decir, los hombres obreros. En las organizaciones obreras que han permitido la implantación de la sororidad el resultado ha sido horrible. Justificándose en la sororidad hacen lo que quieren, se saltan la organicidad, actúan de forma liberal y anárquica, apoyan y se sirven de la sororidad para fragmentar la organización. Enfrentan a ciertas mujeres, las que defienden esto, al resto de la organización, poniendo trabas continuas al desarrollo de la misma.
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x Degeneración y decadencia absoluta como sustitución a la familia tradicional: En Resistencia y lucha contra el posmodernismo afirmé lo siguiente al respecto: “Estamos de acuerdo con que hay que sustituir la familia patriarcal tradicional por otro tipo de familia en el que se acabe con la dependencia de los hijos con respecto de los padres, que los hijos sean educados por el estado en igualdad de condiciones, bajo una educación científica y materialista, una formación que les prepare de verdad para el futuro y puedan aportar el máximo de sus capacidades al progreso del país; un nuevo tipo de familia que sea fruto de la igualdad real entre hombres y mujeres, que permita la plena incorporación de la mujer al mundo de la producción y que facilite las labores reproductivas, incentivando que se tengan hijos y tomando las medidas pertinentes para favorecer que se acabe con las trabas que esta actividad pueda tener en el ámbito del trabajo. Creando guarderías, jardines de infancia y otras instituciones para facilitar la conciliación de lo reproductivo con lo productivo. La igualdad debe ser algo efectivo y no sólo figuraciones de las feministas. El factor determinante en la historia humana y su desarrollo es la producción y la reproducción de la vida inmediata, es decir, la producción de los medios de existencia y la reproducción de la especie”. (Vaquero, 2020) Es nuestra apuesta, con lo que sustituir la familia actual es una propuesta de progreso, fruto del normal desarrollo de la sociedad hacia su futuro. Parte de las condiciones 120
materiales actuales y la necesidad de transformación que tiene nuestra sociedad a todos los niveles. Es necesario armonizar la producción y la reproducción. Lo contrario sería pretender hacer caer a la sociedad en una degeneración y decadencia que nos lleve de cabeza al desastre. Esta es nuestra alternativa a la familia patriarcal actual; pero ¿cuál es la alternativa que dan las feministas a esto? ¿En que están basadas sus soluciones? Desde luego, la afirmación de Simone de Beauvoir56 de que los hijos son la esclavitud de la mujer y sus afirmaciones de que el socialismo no ayuda a las mujeres porque se adapta en sus políticas a las necesidades de la producción y de la repoblación ya lo dicen todo. Pretende suprimir la familia, pero ¿para sustituirla con qué? Su propuesta se basa en el individualismo, el estancamiento y la regresión del desarrollo, condenándonos a la decadencia más absoluta y a la destrucción de la especie. No se puede sustituir la familia actual por la nada nihilista, actuando en contra de la producción y de la armonía de esta con la reproducción. Otras propuestas son aún más absurdas todavía: pretenden volver a la época de las comunidades primitivas, a los matrimonios por grupos, pretendiendo que la humanidad en vez de avanzar hacia el progreso vuelva a la prehistoria. Podría poner muchos más ejemplos, pero no es necesario, ya que todos están fundamentados en lo mismo, en el idealismo más absurdo. Estas teorías están condenadas al 56 Simone de Beauvoir (1908-1986) fue escritora, profesora y filósofa francesa. Hoy día está considerada como una de los grandes referentes dentro del movimiento feminista. Su obra El segundo sexo está considerada como uno de los libros fundamentales en la historia del feminismo. Sus ideas son en realidad profundamente reaccionarias y no tienen nada de transformadoras. 121
fracaso y representan lo más putrefacto y degenerado de nuestra sociedad. x Transgresión y estética. La moda feminista El sujeto revolucionario para el feminismo es la mujer, como ente individual, que transgrede lo establecido, lo normativo, marcando el camino a seguir a la sociedad. El acto transgresor individual no es más que el reflejo de una sociedad degenerada y decadente que nos condena a seguir viviendo bajo la dominación capitalista. Lo que a ellas les parece transgresor, a mí me parece una patochada totalmente permitida e incluso dirigida por el propio sistema, debido a la propia alienación que sufren las propias feministas como individuas. Esta apuesta hace creer que el cambio está en el acto individual transgresor y no en la organización colectiva, cuando en realidad es al revés. El feminismo se ha convertido en una moda capitalista, con una estética “revolucionaria” propia, una moda de obligada adscripción. En caso contrario, la maquinaria de la dictadura de lo políticamente correcto actuará contra ti de forma inmediata. Algo que es transformador no pude estar apoyado y dirigido por el capital, por sus empresarios, medios de comunicación, intelectuales y gobiernos capitalistas. El feminismo ni es revolucionario ni es transformador, es parte de la ideología capitalista. Habrá gente que aquí me recrimine que el movimiento feminista es asambleario y que actúa de forma autónoma tomando sus propias decisiones. El que afirme esto es porque está más alienado de lo que él piensa. El control del movimiento feminista está en manos del capitalismo 122
y el rol que tiene actualmente es reaccionario, solo sirve para desorganizar y desideologizar las organizaciones obreras promoviendo teorías antimaterialistas y anticientíficas.
- Lenguaje de género De un tiempo a esta parte ha irrumpido con fuerza el mal llamado “lenguaje de género” o “lenguaje inclusivo”. Parte de la base de que el lenguaje en sí es machista, algo al servicio del patriarcado, y que por lo tanto debe ser cambiado. El lenguaje no es parte de la superestructura, solo refleja la realidad. Por tanto, no puede ser machista; puede ser machista quien lo utiliza, pero no el lenguaje en sí. Lo que hay que cambiar es la realidad, no el lenguaje. La lengua no forma parte de la superestructura ni es fruto de una base económica específica, se forma con el desarrollo histórico de la sociedad, no puede ser fruto de un estado ni de un sistema económico determinado. Pasa de un modo de producción a otro, evolucionando de forma lenta y gradual, sin cambios explosivos. No se puede forzar por parte del gobierno o de las feministas a un cambio en el lenguaje. Su desarrollo avanza inexorable junto al desarrollo material de la sociedad y es independiente y ajeno a sus deseos idealistas. El estudio de la lengua debe ser analizado de forma dialéctica. El lenguaje de “género” no es revolucionario ni transformador; al contrario, es un intento de imposición destinada al fracaso más absoluto. El lenguaje en su evolución tiende a simplificarse, para facilitar la comunicación humana en su desarrollo como sociedad; el lenguaje de “género”, por el contrario, con sus dobleces y sustituciones lo único que hace es complicar más la comprensión y 123
agilidad del lenguaje, intentando que la lengua y su desarrollo sufran un retroceso. Forzar esta cuestión solo lleva a criminalizar aquello por lo que supuestamente dicen luchar, alejando a la gente, creando un rechazo general a todo lo que se relacione con lo que dicen defender. Cuando el gobierno fuerza la imposición57, aunque sea de unos mínimos, de este lenguaje de “género” está creando una jerga antipopular destinada a fracasar. El lenguaje refleja la realidad material, no se puede pretender cambiar el lenguaje de acuerdo con presupuestos idealistas. La materia crea al pensamiento, no al revés. Por todo ello la lengua pertenece a toda la sociedad, no puede servir a una determinada clase, por lo que el lenguaje no puede ser un instrumento de opresión. La lengua es un vehículo para la comunicación de toda la sociedad. Si un determinado grupo la usara en su provecho, dejaría de ser una lengua para convertirse en una jerga de ese grupo, que iría degenerando hasta desparecer, mientras la lengua original de toda la sociedad se acabaría imponiendo, como no me cabe ninguna duda que pasará con la imposición del gobierno de España de la utilización de una versión moderada de este lenguaje en la enseñanza, medios y órganos oficiales. A su vez no existe una lengua de clase y una nacional. La defensa de esto es otro subterfugio relacionado con el anterior para intentar engañar a la gente. Un determinado grupo social puede tener palabras propias, que pueden constituir una jerga, pero eso no significa que hablen un lenguaje distinto. Las jergas, además, terminan extinguiéndose debido a que no poseen estructura gramatical propia ni de caudal de voces.
57 Ejemplo de esta imposición es la insistencia del Gobierno en incluir el género femenino de las palabras en la Constitución y en la Real Academia Española (RAE) para que este se acepte como alternativa al plural neutro. 124
- La negación de las identidades. Teoría Queer. El género y el sexo La negación de las identidades es otro de los dogmas de fe del sistema, especialmente relacionado con la teoría Queer, tan en boga últimamente. La teoría Queer surge, cómo no, en el mundo anglosajón. Se rebela contra lo normativo, uniendo supuestamente a todos los marginados para reivindicar sus diferencias (El deseo como filosofia. Entrevista a Judith Butler, 2006). Esto lo que hace es fomentar el individualismo y el idealismo, atacando todo lo colectivo, aduciendo que es fomentar lo normativo, lo impuesto. El nuevo sujeto revolucionario es el individuo que, mediante el acto individual transgresor, transforma el mundo. Podemos ver cómo el movimiento Queer y el feminismo están totalmente ligados. Las minorías marginales son revolucionarias por el simple hecho que existir, la lucha de clases es algo del pasado, no es cool. Parecen no darse cuenta de que las identidades no son algo ideal, como tú te sientes individualmente, son algo material, que reflejan la realidad; por tanto, cambian y se transforman para poder seguir desarrollándose; pero esto, precisamente, implica que no hay que destruirlas ni negarlas. Este hecho conllevaría a entrar en un estancamiento del desarrollo, sería contraproducente para lograr un cambio real. La problemática que el movimiento Queer afirma solucionar representa mejor que nada la afirmación de que son “problemas del primer mundo”. Es difícil pensar que este movimiento, impulsado por el sistema, triunfe en países no desarrollados, en los cuales la situación de opresión de clases es imposible de edulcorar y el problema de las identidades es visto por la amplia mayoría de la población como una degeneración que poco tiene que ver con ellos. El mundo ideal Queer, cuyo mayor logro sería que un aburguesado europeo o norteamericano no tenga que identifi125
carse “forzosamente” con una identidad “impuesta”, sino con lo que siente individualmente, es algo difícilmente entendible como algo de progreso para los trabajadores en estos países. Si me lo parece a mí en España, imaginad a los obreros fabriles indios. La teoría Queer es profundamente anticientífica; no hay más que ver su acusación de biologicista a todo aquello que confronte con sus teorías idealistas. El sexo es algo biológico, no es asignado por nadie, se nace con él, se puede ver hasta con ecografías durante el embarazo. Los animales también tienen sexo. Pretender que es una asignación del sistema al nacer es un argumento que está al nivel de las teorías conspiranoicas de los reptilianos y de los defensores del terraplanismo. La argumentación Queer defiende la negación del sexo como algo natural sirviéndose de los intersexuales: aquellas personas que nacen, debido a anomalías genéticas, con características sexuales de ambos sexos, normalmente con malformaciones y que pueden tener que recurrir a cirugía para su normal desarrollo. Esto no significa que los Queers tengan razón y no solo existan dos sexos o exista gente que no se pueda asociar a ninguno, son solo entre el 0,05 y el 1,7 % de la población (Naciones Unidas, pág. 1), y es fruto de personas que sufren anomalías en su desarrollo. Se podría decir que son la excepción de la regla general, pero que en ningún caso hace que esta deje de ser válida. El género sí es una construcción social, pero no es algo que pueda inventarse cada persona. No existe un género por cada persona, como afirman algunos Queers. El género se crea en base a una realidad material y parte por tanto del sexo biológico, sobre el cual se construye. El género evoluciona con la sociedad, cambia y se transforma, es necesario para el desarrollo de la sociedad, pero esto no significa que se cambie de manera ideal por sentimientos individuales como afirman los Queers. 126
La destrucción de los géneros por la que apuestan los Queers atenta contra el desarrollo y la armonía entre la reproducción y la producción. Lo cual es mucho más importante para el desarrollo y progreso de la sociedad que los sentimientos individuales o de minorías marginales. A nosotros lo que nos importa es lo colectivo. Si alguien quiere ver mi posición sobre la disforia de género, la cuestión trans y la imposibilidad material del cambio de sexo, puede verla en el capítulo 5 de Resistencia y lucha contra el posmodernismo. Desarrollarlo aquí haría que el apartado fuera demasiado extenso y que dificultara la comprensión y la estructura del presente trabajo. La idea de este capítulo es que sirva para entender ciertos aspectos de los que hablo a lo largo de todo el libro, y con lo expuesto pienso que es suficiente. No quiero embrollar más la cuestión debido a que dispongo de un espacio reducido en esta ocasión.
- Drogadicción En la sociedad mayoritariamente se ha impuesto una permisibilidad absoluta con el consumo de ciertas drogas que ha creado verdaderos adictos. Dentro de la “izquierda” se da de forma más aguda, y es incluso parte de su cultura. Está bien visto y es característico de ella. Las drogas solo sirven para evadirte de la realidad en la que vives, contribuyen a la alienación que sufren los trabajadores y por lo tanto rebajan la combatividad induciendo a la gente a la docilidad con la situación que viven en vez de organizarse para cambiar las cosas. Aparte del drama social que se crea con el tema de las adicciones y las consecuencias de estas, hay que tener en cuenta que las drogas son un arma del sistema que genera desigualdad y perpetúa la situación existente. 127
El fenómeno de las drogas tal como existe hoy en día no se puede entender sin el capitalismo. Sin el sistema organizado capitalista de producción, almacenaje y distribución, no existiría a gran escala como pasa hoy en día, no sería parte de la cultura del consumo de la destrucción de la persona. En la antigüedad existían las drogas, pero vinculadas a lo religioso y cultural, no había un consumo masivo, no había adictos, no había grandes empresas que lo hicieran accesible para la gente. Cada vez que hay una época de crisis las drogas inundan el país para adocenar a la población. Los gobiernos capitalistas no quieren acabar con las drogas, solo quieren controlar el consumo, para usarlo en su propio beneficio. Por eso sacan leyes contra las drogas, por eso y para mantener y apoyar los intereses de las farmacéuticas, dueñas del monopolio legal de venta de drogas. El negocio de las drogas, tanto el legal (farmacéuticas) como el ilegal (carteles), está dominado y dirigido por grandes empresas capitalistas. El problema de las drogas es intrínseco al capitalismo; solo se podrá acabar con él mediante la concienciación y una acción decidida contra las mafias y empresas que lo promueven, y estas condiciones solo se darán con el fin del capitalismo y con la instauración de un nuevo sistema, el socialismo.
- Prostitución De un tiempo a esta parte, por influencia del movimiento feminista y del lobby transexual58, se ha impuesto el dogma sobre la prostitución, según el cual para ser progresista hay que apoyar la regulación. Ejercer la prostitución puede ser para sus defensores 58 Grupo de personas influyentes transexuales que, mediante la coacción, el chantaje y la presión mediáticas fuerzan la imposición de sus intereses y apuestas degeneradas al resto de la población. Son parte integrante de la dictadura de lo políticamente correcto. 128
un acto de transgresión individual, de decisión sobre su cuerpo y lo que se hace con él y por tanto un acto revolucionario. Además, arguyen que es necesario dar derechos a este tipo de trabajadoras. Superada y criminalizada está ya la posición más “clásica” del feminismo del abolicionismo liberal, que, en las condiciones materiales bajo el capitalismo, está también destinada al fracaso. A las feministas que defienden esta regulación se les olvida que la mayoría de la prostitución es ejercida por mujeres migrantes en situación de exclusión, es decir, que la situación las fuerza a realizar la prostitución59. No es algo elegido libremente, sino algo impuesto por las circunstancias. Además, la mayoría de estas mujeres están bajo la influencia y el dominio terrorífico de mafias60 La regulación solo haría que las empresas semiilegales mafiosas que controlan la prostitución se constituyeran legalmente. No se dan cuenta las feministas de que su intento de crear pequeñas productoras o asociaciones de prostitutas, bajo el capitalismo, con la ley de la competencia, serían absorbidas por las mismas mafias convertidas en empresas gigantescas legales dedicadas a la prostitución. Eso de que el empresario grande se come al pequeño es una realidad empírica. Si no, que me digan si en Holanda con la legalización de la prostitución se ha solucionado el problema. La única forma de acabar con la prostitución es acabando con las condiciones materiales que hicieron que surgiera y se pueda mantener, es decir, con la propiedad privada, la herencia y el patriarcado. Mientras existan será imposible acabar con la prostitución, aunque es necesario luchar desde ya por la concienciación de la gente al respecto, declarándole la guerra a las mafias que se 59 El 90 % de las prostitutas son mujeres migrantes (Boletín Oficial de las Cortes Generales, 2007) y el 74 % ejerce la prostitución por necesidades económicas (Farley, Cotton, Lynne, & Zumbeck, 2004). 60 Las estadísticas muestran que entre el 80 % y el 95 % de las prostitutas están bajo el control de la mafia y los proxenetas. (Farley, Cotton, Lynne, & Zumbeck, 2004) 129
lucran de la explotación y del sufrimiento ajeno. Para acabar de forma definitiva con la prostitución, al igual que con la cuestión de las drogas, es necesario acabar con el capitalismo. La única abolición posible solo se podrá dar con el socialismo.
- Hipersexualidad desbocada La hipersexualidad desbocada está alentada por el sistema desde nuestra más tierna infancia. Los medios de comunicación, el cine, las series, internet, todo nos conduce a la cultura sexual o al modelo sexual del sistema, que también, por supuesto, contribuye a la alienación en que vivimos. La sexualidad debe ser algo personal, elegido por cada persona de forma racional, y nadie debe meterse en ello. Debe ser algo privado que se desarrolle en armonía con el desarrollo general de la sociedad. En la cultura de la “izquierda”, la trasgresión sexual está vista como un acto revolucionario frente a la supuesta normatividad, llegando a situaciones estrambóticas y delirantes que no contribuyen precisamente a ningún desarrollo de la sociedad. Esta sexualidad desbocada solo lleva a la destrucción del individuo. Se están intentando crear modas y condicionamientos para que la sexualidad sea algo público dirigido por el sistema, lo cual nos lleva a la degeneración y decadencia de nuestra sociedad.
- Ecologismo Otro pilar del sistema es el dogma de fe del ecologismo, que poco o nada tiene que ver con la sostenibilidad real y necesaria del planeta. Defiendo vehementemente la obligatoriedad de armonizar la producción con la sostenibilidad del medioambiente según las necesidades del desarrollo humano. No puede haber avance hu130
mano si destruimos aquello que nos abastece de todo lo necesario para nuestra supervivencia y progreso. El problema de la destrucción del medioambiente existe. Ahora bien, las ideas, postulados y propuestas de solución que da el ecologismo, que es capitalista, no nos acercan más a conseguir el objetivo antes nombrado, al revés, nos aleja de él. El ecologismo culpa por encima de todo al individuo, piensa que, por reciclar, por ser más cuidadoso, por “cambiar” la forma de consumo se puede salvar el problema. La culpa es pues del hombre, que no ha sabido darse cuenta de estas necesidades. Esto no sirve para absolutamente nada. El consumo que tienen los obreros es el que le impone el sistema en el que viven. Si los obreros consumen plástico o coches contaminantes, es porque alguien los produce y distribuye. La mayor contaminación del planeta es debida a cómo se producen las mercancías que luego consumirán los trabajadores. El problema no es del individuo, es del sistema capitalista que solo busca el máximo beneficio y le da igual por encima de qué o quién tenga que pasar. Muchas empresas realizan en los países desarrollados campañas y acciones por el medioambiente y por la reducción de los plásticos, y luego hacen todo lo contrario en la producción que tienen en países como China o la India, y son los mayores productores de plástico del planeta, que, además, van aumentando la producción61. Lo mismo pasa con los coches contaminantes. Si se dejaran de producir y se facilitara desde el Estado el cambio a coches más 61 Ejemplo de ello es la recogida de plástico llevada a cabo por Break Free from Plastic, pues de las 187.000 piezas de plástico que recogió en las costas de diferentes países, el 65 % pertenecía a las grandes multinacionales, con Coca-Cola, Pepsi y Nestlé a la cabeza. Además, la estimación de producción de plástico para la próxima década es que aumente en un 40 % (EFE, 2018). 131
modernos y no contaminantes, ¿quién se negaría? La culpa no es de los trabajadores, es de los que dirigen y dominan este sistema: las grandes empresas capitalistas. Solo una planificación económica de la producción puede afrontar con garantías la necesidad de sostener el medioambiente con la armonización y desarrollo y progreso de la producción y reproducción de la sociedad. Esto no se puede dar en el capitalismo. Hace falta también, en este caso, un nuevo modo de producción, con unas relaciones de producción diferentes: el socialismo.
- Veganismo y liberación animal Para comenzar quiero realizar una clara separación entre aquellos que llevan una dieta vegetariana estricta por elección personal, a los cual respeto, y los veganos. El veganismo no se limita a ser una opción alimenticia, tiene una ética, una moral y una filosofía que nada tienen que ver con el materialismo y la ciencia. La Vegan Society62, mundo anglosajón, fue la primera asociación vegana, fundada, claro está, por aristócratas y adinerados. Desde esta primera asociación han ido degenerando aún más hasta nuestros días. En las mismas asociaciones veganas reconocen en sus documentos públicos (Asociación Vegana Española) que el veganismo es más que una opción alimenticia. Afirman que es un modo de vida y filosofía. Parten de la base de que existen animales humanos y no humanos y que ambos tienen derechos. El hombre deja de ser mono, se humaniza mediante el trabajo (Engels, 1895-1896) y el desarrollo que se produce a partir de este. Los seres humanos tenemos derechos, los animales no. 62 The Vegan Society es la primera asociación vegana que instauró los principios éticos, filosóficos y morales del veganismo actual. Sus postulados son profundamente anticientíficos e idealistas. 132
El hombre transforma la naturaleza mediante el uso de instrumentos para conseguir un fin, la satisfacción de una necesidad. Esto es el trabajo; para él se ha usado a los animales y no se podría entender el desarrollo de la sociedad humana sin ello. Es cierto que cada vez se usan menos animales en la producción, exceptuando los destinados al consumo, sustituidos por máquinas, pero esta sustitución es realizada por la mayor efectividad del uso de máquinas, no por moralismos contra la “explotación” animal. Nosotros estamos en contra de la tortura animal realizada por el mero disfrute de ver sufrir a un animal, que sea por algo improductivo, por supuesto, pero somos firmes defensores de que debe usarse a los animales en aquellas tareas que sean necesarias para el normal desarrollo humano. El movimiento vegano se presenta como algo revolucionario que lucha contra la opresión, equiparando esta lucha a la llevada a cabo contra la esclavitud o contra la opresión de la mujer. ¡Cómo si fueran equiparables los problemas de dentro de la sociedad humana con los ajenos a ella! El veganismo es una ideología reaccionaria, liberal, idealista, posmoderna que va en contra del desarrollo de la propia sociedad humana. Además, es la matriz desde la que se desarrolla otro dogma de fe, la liberación animal, la cual está íntimamente relacionada con él. El antiespecismo es la degeneración más absoluta de la ideología capitalista. No existe un materialismo antiespecista; ser antiespecista significa negar todos los factores que nos han constituido como sociedad, de forma nihilista, marcándose como objetivo oponerse y ralentizar el normal desarrollo de la sociedad. Los grupos de liberación animal antiespecistas mayoritariamente viven de subvenciones y aportes de empresarios y miembros, están totalmente estructurados dentro del sistema. No representan ningún peligro para él y realizan una tarea muy 133
importante de confusión que facilita aumentar la alienación para aquellos que caen en sus engaños. Por otro lado, existen también grupos minoritarios extremadamente violentos que tratan de imponer su “revolución” antiespecista. Estos crean un amplio rechazo en las masas con sus acciones ridículas, contribuyendo a la criminalización por parte de estas de todo lo que se reivindica como revolucionario, la gente cree que todo es lo mismo y no es así. Esta gente está al servicio del sistema. Mientras hay millones de personas que mueren de hambre, ellos se preocupan en gastar recursos para montar santuarios para que los conejitos y las ovejitas sean felices, y los malos somos nosotros por querer acabar con la opresión y la explotación que genera este sistema criminal, mientras ellos están muy preocupados por el bienestar de las ratas de laboratorio. El veganismo y la liberación animal se han convertido en dos dogmas de fe en auge, cada vez más defendidos en todas las esferas donde el sistema tiene la capacidad de implantarlos. Dentro de la izquierda cada vez es más común oír que si comes carne, eres fascista. Estar en contra de todo esto te convierte inmediatamente en un retrógrado, se conecta la maquinaria de la dictadura de lo políticamente correcto, pero la realidad es que ni el veganismo ni la liberación animal tienen absolutamente nada de revolucionario o de progreso.
- Cosmopolitismo y negación del Estado En el penúltimo capítulo del libro trataré el imperialismo como fase del capitalismo, confrontando con las ideas posmodernas del cosmopolitismo, también he tratado en los capítulos de “España. Patriotismo revolucionario” y de “Lucha de clases, capitalismo, Estado y transformación de la sociedad” los aspectos relacionados con el Estado o la negación del mismo. 134
De todas formas, quiero dar aunque sea unas simples pinceladas sobre la cuestión aquí, pues considero que es uno de los dogmas de fe del sistema con más implantación y que sirve para la difusión de los demás. El cosmopolitismo representa la destrucción de las culturas de cada país, pero no por el normal desarrollo de la sociedad hacia la construcción de una cultura internacional del progreso, una cultura internacional obrera, sino por lo contrario, para realizar una aculturación que facilite el proceso de alienación para la imposición de la cultura de la potencia imperialista dominante, los Estados Unidos; para imponer su cultura del consumo y facilitar la de sus intereses económicos en todo el mundo. El cosmopolitismo representa en mi opinión uno de los dogmas de fe que mejor representa la actual decadencia de la sociedad y la moral capitalistas. Los defensores de la negación de los estados, los que afirman que han perdido su utilidad y que ahora solo existe lo local y lo global, lo hacen defendiendo preceptos cosmopolitistas, defensores de la globalización capitalista, el famoso “yo soy un ciudadano del mundo”. Estas personas no se dan cuenta de que se han convertido en marionetas del sistema, y que, además, en la mayoría de los casos están defendiendo intereses antitéticos a los que les correspondería defender por su posición de clase. El Estado sigue teniendo vigencia y la lucha por el poder político para la emancipación de nuestra clase, la toma de poder, sigue teniendo que llevarse a cabo con la toma de esta estructura, que aún tiene plena vigencia en nuestro mundo actual. Las teorías globalistas de la “revolución” son idealistas, pacifistas (en la peor acepción de la palabra) y contribuyen a la alienación y el control por parte del sistema a la población.
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¿Qué relación tiene todo esto con la organización obrera? Todos estos dogmas de fe han afectado de forma dramática a las organizaciones obreras y a la izquierda en general, les han quitado todo el potencial revolucionario, su esencia y les han convertido en dóciles defensores del propio sistema. Ha afectado ideológica y organizativamente, se han convertido en la izquierda del sistema. Por un lado, las organizaciones obreras se vieron desbordadas por la influencia ideológica del posmodernismo en la sociedad, y fueron incapaces de dar una respuesta clara antes esto, permitiendo que penetrara en sus filas hasta hacerse hegemónico; por otro lado, en la práctica, influenciadas por lo anterior, dejaron de llevar políticas obreras, se olvidaron de la lucha de clases y de los trabajadores, comenzaron a dedicarse a luchas parciales, luchas que no dominaban ni tenían influencia real ninguna, funcionando siempre a rebufo, realizando seguidismo acrítico. Esto llevó a que cambiaran también las formas de organizarse. Todo se volvió más asambleario y fraccionado, más “libre” y “democrático”, más “abierto”. Se declaró la guerra al centralismo democrático, a la disciplina, al sacrificio y a otros valores que eran propios de la cultura revolucionaria, obrera y combativa. Lo revolucionario dejaba de ser la organización colectiva para la trasformación de la sociedad y pasaba a ser el individuo, la transgresión individual. Todo este proceso conllevó que las organizaciones obreras se debilitaran hasta un punto nunca antes imaginable. El sistema realizó bien su trabajo, fue capaz de desmovilizar y asimilar a todos aquellos que podían ser una resistencia a su dominio. La izquierda obrera dejó de serlo para convertirse en izquierda posmoderna domesticada. Han dejado vacío un espacio y otros han visto la oportunidad de tomarlo. Hablo de los fascistas, que, 136
con un lenguaje obrerista y con demagogia, empiezan a desarrollarse de forma acelerada en los barrios obreros. Barrios en los que la mayoría de la gente no se identifica con la izquierda del sistema que no da respuesta a sus problemas. La organización colectiva de los obreros es necesaria para la transformación de la sociedad; sin ella estamos condenados al fracaso. Es necesario recuperar esa esencia revolucionaria obrera, recuperar la influencia en las amplias masas y combatir fervientemente el posmodernismo ideológico y la izquierda a su servicio, pues en realidad están haciendo mucho daño con su degeneración, contribuyendo a criminalizar por parte de los obreros a los que en verdad queremos transformar la realidad, defender sus intereses como clase. Los posmodernos están haciéndole el juego al sistema. Como ya he dicho en varias ocasiones, tanto los fascistas como los posmodernos son parte del sistema, son dos caras de la misma moneda, se retroalimentan mutuamente, son defensores del capital independientemente de la careta más o menos “revolucionaria” que se pongan.
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La cultura militante obrera
Hoy en día se tiende a menospreciar el mero hecho de tener una cultura militante. La “izquierda” ha degenerado de tal manera, que ha perdido sus valores, entre ellos la cultura de cómo debe ser un militante que pretende trasformar la realidad en la que vivimos. La militancia para ellos se ha convertido en una mera adscripción a un determinado partido, organización o “movimiento”, al cual dedican algo de su tiempo sobrante, como si de un hobby se tratase, sin requerir demasiado esfuerzo y sin proyección ninguna de exigirse dar lo mejor de sí mismos o profesionalizarse para hacer avanzar las cosas. Es algo que hacen y que en cuanto les crea algún problema grave están dispuestos a dejar de lado totalmente. Por supuesto, su vida personal prima hasta en el más mínimo aspecto sobre todo, por lo que durante grandes periodos se dedicarán a “simpatizar” desde la distancia y redes sociales. El compromiso con la causa es, pues, relativo. Relativo a su interés personal, es decir, individual. Todos los preceptos capitalistas de egoísmo, individualismo, etc. se han introducido en la militancia, por lo que las organizaciones que admiten este tipo de militancia como lo ideal no tienen ninguna peligrosidad para el sistema, son totalmente permitidas por él y suelen vivir en exclusiva de las subvenciones que reciben del mismo. 139
Por otro lado, están los ejércitos de liberados dentro de las grandes organizaciones de la izquierda, que son la burocracia que mantiene todo el engranaje; yo, por supuesto, estoy a favor de la profesionalización de los revolucionarios, de que existan profesionales de la revolución, pero en este caso no es ante lo que nos encontramos. Lo que tenemos es un grupo de vividores, que no son profesionales en nada y que solo están ahí parasitando, manteniendo una estructura diseñada para engañar y aprovecharse de las bases alienadas de esos partidos u organizaciones que están al servicio de los capitalistas. Daniel Bernabé, en su libro La trampa de la diversidad, afirmaba con respecto a la militancia lo siguiente. En primer lugar, para introducir la cuestión de cómo era la militancia “antes”: “En un pasaje de la película, Marker nos muestra las imágenes de una cadena de montaje en una fábrica de automóviles, la voz de un hombre nos relata una historia: 11 de abril de 1968. Dentro de unos minutos, cuando acabe el trabajo, iré a montar guardia junto al ataúd de un tal Léon Nicaud, que ha muerto a los ochenta y dos años de edad. Muerto, como todos los comunistas auténticos, en la más completa miseria. Su familia fue el Partido. Su vida fue el Partido. Lo fundó y lo llevó en los brazos durante más de 20 años. Fue apaleado más de 20 veces por la policía a caballo o los antidisturbios. Fue interrogado mil veces por la policía. Pasó varios años de su vida en prisión. Yo le conocía, lo justo, para saber que su inteligencia era muy superior a la media. Tenía una gran humildad, ternura y una paciencia infinita. Lo sacrificó todo por el Partido, por la clase trabajadora, incluida su familia. Nunca tuvo tiempo para vivir, para viajar, para disfrutar de alguna de esas cosas por las que había batallado [...] La clase obrera no es bella, ni buena, ni romántica. Es brutal. La clase obrera tiene razón. No necesita ser explicada”. 140
¿El tal Léon Nicaud era mejor que el activismo contemporáneo, que la izquierda actual? ¿Más honrado, más consciente, más dedicado? Posiblemente. Pero esa no es la cuestión que nos ocupa. El tal Léon Nicaud, realmente millones de mujeres y hombres como él, dedicaron su vida al partido comunista o al sindicato anarquista porque sabían que lo político no era algo ajeno a sus vidas, incluso que la única forma de mejorar sus vidas era a través de la política.” (Bernabé, 2018). Para llegar después a lo que él piensa de cómo debería ser: “No estamos pidiendo que vuelva el latín ideológico o que la izquierda exija a la gente que se acerca o que ya milita en sus organizaciones un compromiso como el de Léon Nicaud. Entre otras cosas, porque el mundo de ese militante ya no existe. Lo que si pedimos es que, al menos, se haga cargo de la situación en la que se encuentra para poder trazar los planes”. (Bernabé, 2018) Está hablando de lo que para él es la militancia comunista, cómo era antes y cómo debería ser ahora. Realiza una crítica tímida, pero en el fondo está reproduciendo aquello que dice combatir: la laxitud en la militancia como si fueran otras épocas y ya no se pudiera pedir una militancia real. ¿Acaso no vivimos en la época de la explotación capitalista? ¿Los capitalistas nos van a regalar acabar con su sistema genocida sin luchar? ¿La lucha de clases o el partido de nuevo tipo63 han 63 El partido de nuevo tipo o partido de vanguardia es un instrumento del proletariado para ejercer la conquista del poder político, instaurar la dictadura del proletariado, mantenerla y desarrollarla. Además, debe ser un destacamento organizado de la clase obrera, encarnando la disciplina y la organización siendo así un ejemplo entre las masas que le otorgue crédito político. (Mesana, 2016) 141
dejado de existir o de ser necesarios? Su libro es supuestamente contra el posmodernismo; pero en el fondo no es capaz de romper con lo que critica, se conforma con ser crítico desde dentro, cuando en realidad le está haciendo el juego. La crítica al posmodernismo ideológico tiene que realizarse en su conjunto y romper de forma drástica no solo ideológicamente, sino además con sus métodos organizativos y su concepción de la militancia. Su libro realiza una crítica acertada en algunos asuntos, pero no da solución al problema, al revés, sus “soluciones” suponen perpetuar el problema. Yo soy comunista y defiendo una concepción de la militancia acorde con ello; me refiero a la militancia dentro de un partido comunista (Mesana, 2016). Aunque el objetivo de este libro no es desarrollar esta cuestión, creo que muchos aspectos de la militancia comunista pueden extrapolarse a la militancia en un frente más amplio, de masas, en un frente obrero, e incluso a aspectos generales del propio desarrollo individual de una persona. A una persona normal que en su vida cotidiana aplique ser disciplinada, constante, profesional y estudiosa, por poner algunos ejemplos, no creo que le vengan nada mal para su desarrollo integral como individuo. Comentaré algunos aspectos que considero principales: x La militancia debe ser disciplinada, pero no en un sentido de obediencia ciega a lo que se pida, sino de disciplina consciente. Esto significa que la disciplina no es al estilo militar, que debe ser obedecida porque sí, sino que es algo consciente, fruto de los principios y conciencia del individuo, que elige libremente el tipo de vida y de militancia que quiere de acuerdo con sus ideas y a los objetivos por los que lucha, tanto él como su organización, por su práctica revolucionaria. Un militante debe ser consciente de por qué hace las cosas, no en el detalle concreto (a veces es imposible por motivos de celeridad, efectividad o seguridad) sino en ge142
neral el porqué, el motivo real por el que hace las cosas, para qué está destinado su trabajo, en este caso, para la transformación de la sociedad. La disciplina es parte de la cultura militante y debe ser férrea; las dificultades a las que nos enfrentaremos como colectivo en las batallas decisivas por nuestra emancipación así lo requieren. Una disciplina relajada solo lleva al liberalismo y a la autodestrucción. La disciplina es única, es decir, afecta a todos los militantes. No existen “grupos” selectos que estén eximidos de cumplirla, todo el mundo está sujeto a ella, nadie está por encima de nadie y, menos aún, de la colectividad que conformamos todos. En un Partido Comunista nos regimos por el centralismo democrático64, pero hay organizaciones de masas y frentes amplios que tienen otros sistemas. Independientemente de esto, existe una democracia interna, mediante la cual se toman una serie de decisiones de forma colectiva. El militante debe cumplir con los acuerdos tomados por todo el conjunto de la organización fomentando de forma disciplinada que lo acordado se lleve a la práctica y no se quede, como en otras organizaciones dominadas por el reformismo, en mera palabrería. La disciplina está vista por la “izquierda” como algo malo y autoritario, más propio de reaccionarios y fascistas, pero no pueden estar más alejados de la realidad. Sin una férrea disciplina la derrota está asegurada, y jamás podremos competir contra los capitalistas y sus defensores. Los 64 El centralismo democrático es el método de organización de un partido de nuevo tipo. Sus principios pueden resumirse en 1) organización vertical entre los órganos del partido, 2) supeditación de la minoría a la mayoría, 3) disciplina consciente, 4) prohibición de fracciones, 5) el partido avanza depurándose, 6) crítica y autocrítica. (Mesana, 2016) 143
revolucionarios debemos apostar por una fuerte disciplina para el desarrollo de nuestra lucha política. x Todas estas características están relacionadas, pero aun así voy a intentar desarrollarlas de forma independiente. El compromiso, que es algo de vital importancia, debe ser inquebrantable. La vida nos pone en muchas dificultades, pero siempre hay que dar lo mejor de nosotros mismos y, en la medida de nuestras posibilidades, siempre mantener el máximo compromiso con la causa que has abrazado: la lucha contra la desigualdad y la explotación, contra el imperialismo y la reacción, la lucha por la emancipación de nuestra clase. Sin compromiso volvemos otra vez a la militancia por hobby, como si la lucha por la revolución no fuera una lucha de por vida, sino que es un pasatiempo que abandonas cuando te aburres o te trae el más mínimo problema. •
Hace muchos años, y para mi vergüenza, debido a la desinformación y alienación que sufría, siendo un crío empecé a militar en las juventudes del PCE, en la UJCE65. Allí me explicaron lo que es la militancia para ellos. Como estudiaba en la facultad de Ciencias Políticas, tuve la suerte o la desgracia de conocer a muchos de los “cuadros” de su central, incluido al que me dio la charla de premilitancia, Juan Iglesias, el secretario general. Me dijo que la militancia era ser feliz, alegría, diversión, aprender, conocer gente, irse de viaje…66 Ya entonces me
65 Unión de Juventudes Comunistas de España, organización juvenil del Partido Comunista de España que nace en 1921. Degeneró a la par que el PCE, y actualmente no es ni la sombra de lo que fue. 66 La anécdota es mucho más extensa, pero no entraré en los detalles porque no quiero ser aún más incorrecto. 144
pareció una basura de definición de lo que es la militancia; por esto, entre otras cosas, duré muy poco allí. La militancia es sacrificio, disciplina, compromiso, esfuerzo, trabajo abnegado, principios y resiliencia. ¿Cuántas cosas se han de sacrificar por la militancia, por la lucha de clases y la revolución? ¿Cuánta gente ha dado su vida, su libertad y su salud para dejarnos un mundo mejor, luchando contra la reacción y por el socialismo? Sin sacrificio no hay militancia posible. Aquel que no esté dispuesto a sacrificar nada de su vida por una causa mayor que él mismo, no debería militar en ningún sitio; su presencia solo va a dificultar a los demás en sus cometidos. x Todo militante revolucionario debe dar una importancia vital a su formación, pues la formación de cuadros67, la elevación teórica e ideológica de cada miembro de la organización, es necesaria para el desarrollo y progreso de esta. El estudio se realiza de dos formas: - De forma individual: Es la más importante. El trabajo se realiza de forma voluntaria, es el esfuerzo individual del militante por formarse. - De forma colectiva: mediante charlas, formaciones, etc. Sirve para complementar la primera forma. Sin el desarrollo de esta pierde mucha de su efectividad. 67 Por formación de cuadros se entiende la profesionalización del militante comunista, que gracias a esta formación teórica y práctica eleva su nivel para convertirse en quién el Partido y su clase necesitan que sea. Un cuadro político es alguien capacitado y formado para desenvolverse en su militancia en el Partido y estar a la altura de lo que de él se requiere. 145
El estudio, ambas formas, deben llevarse de forma planificada y, en el caso de la formación individual, con horarios y objetivos. Preguntaréis por el motivo; no puede estar más claro: debido al trabajo práctico, a la vida familiar y laboral, muchas veces no hay tiempo suficiente para leer y formarse. Por ello es importante planificarse bien para poder sacar tiempo para algo que tiene una gran relevancia, ya que la falta de formación en los militantes repercutirá inexorablemente en el trabajo práctico que se realice. x Toda organización revolucionaria tiene que estar compuesta de revolucionarios profesionales que se dediquen en exclusiva a la lucha por la transformación de la sociedad, por la revolución: hablamos de profesionales de la revolución. Es necesario que gente dedique todo su tiempo a la militancia; si estuvieran haciendo otras cosas no se podrían dedicar a lo que se necesita y en realidad importa. Pero la existencia de esto no significa que todo el mundo pueda obtener tal nivel de compromiso. Muchos solo podrán dedicarle una parte de su tiempo, el cual debe ser de la mejor calidad posible, y para esto es necesario un proceso de profesionalización del individuo que le lleve a dar lo mejor de sí, a convertirse en la mejor versión de sí mismo. Hay gente que critica lo que he afirmado de los revolucionarios profesionales, pero no se dan cuenta de que sin estructura no hay posibilidad de cambiar nada, que sin gente profesional no se puede combatir a nadie ni a nada, que esto no es un hobby y que con echarle un ratito basta. Nuestros enemigos son gente profesional; no podemos confrontar con ellos con ideas y métodos organizativos anarquistas idealistas del mundo de la fantasía.
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Esto no es algo nuevo que desarrolle yo. Otros antes formularon de manera acertada la cuestión, además culminando una revolución de forma exitosa: “Si el obrero revolucionario quiere prepararse por entero para su trabajo, debe convertirse también en un revolucionario profesional. Por esto no tiene razón B-v cuando dice que, por estar el obrero ocupado en la fábrica once horas y media, las demás funciones revolucionarias (salvo la agitación) “recaen ante todo, quiérase o no, sobre un número reducidísimo de intelectuales”. No sucede esto “quiérase o no”, sino debido a nuestro atraso, porque no comprendemos que tenemos el deber de ayudar a todo obrero que se distinga por su capacidad para convertirse en un agitador, organizador, propagandista, distribuidor, etc., profesional. (Lenin V. , 1902, págs. 190-191). También se critica la exigencia de profesionalización del conjunto de la militancia. En la vida solo se prospera con preparación, esfuerzo y sacrificio. ¿Por qué iba a ser distinto en la lucha contra el capitalismo por la transformación de la sociedad? Un revolucionario debe ser ejemplar en su trabajo. Sé que no existen los hombres perfectos, pero debemos trabajar a diario, con nuestro esfuerzo y sacrificio, por dar lo mejor de nosotros por el bien colectivo, por algo más importante que nosotros mismos. x La crítica y la autocrítica son fundamentales a la hora de desarrollar una militancia revolucionaria. Son el instrumento para desarrollarnos como organización gracias 147
al análisis de nuestros errores, nuestro aprendizaje a través de ellos, y su superación. Todo el mundo está sujeto a la crítica y la autocrítica, tanto en los órganos de base como en los de dirección, nadie está exento de ellas. La realización de ambas es un ejercicio saludable para el funcionamiento colectivo, que permite corregir los errores y continuar adelante en las luchas venideras por la transformación de la sociedad. x La militancia se desarrolla en una organización que es colectiva, en la cual existe una unidad que no se da por la mera adscripción, sino por una línea política/ideológica común, un programa común y una acertada táctica y estrategia de masas que nos vincule a su vez con las mismas. Los cimientos de la militancia no son solo los relacionados con la disciplina y preparación ideológica, sino que también lo es la convicción de los militantes de que la línea es justa y tiene correspondencia con la realidad material existente, representando los intereses y aspiraciones de la clase obrera y del país. (Díaz, 1970). Las influencias nocivas del sistema y de su cultura nos afectan constantemente. Es necesario reforzarnos ideológicamente cada día, haciendo que nuestra militancia tenga un lugar principal y central en nuestras vidas; lo contrario solo llevaría a que la militancia termine relajándose, hasta diluirse y desaparecer. A modo de conclusión diré que una vida desordenada, relajada, en la que se prime al individuo y sus intereses egoístas antes que los colectivos, solo lleva a la debilidad e inoperancia de una organización, a que deje de ser revolucionaria y a que con el tiempo se destruya. 148
La militancia revolucionaria, como ya he dicho, debe ser abnegada, disciplinada, comprometida y sacrificada; tiene como bandera la cultura del esfuerzo, del trabajo constante y la resiliencia; y, por supuesto, todo ello bajo una ideología y una práctica revolucionarias que representan los intereses de la clase obrera en la lucha por su emancipación.
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La revolución en España. Las etapas de la revolución
Introducción Un aspecto muy criticado y de rabiosa actualidad es nuestra posición sobre la necesidad de una revolución democrática en nuestro país. La necesidad de que en España se inicie un periodo que nosotros denominamos “República Popular y Federal”, que nos sirva para que se den las condiciones necesarias para pasar a la siguiente etapa de la revolución: la etapa de la revolución socialista. Nos encontramos con dos posiciones “críticas” al respecto: - Por un lado, los derechistas que piensan que realizar reformas dentro de lo actualmente establecido suponga cambiar las cosas, transformar nuestra realidad. - Por el otro, los ultraizquierdistas, dogmáticos, doctrinaristas y sectarios que no tienen en cuenta las condiciones materiales del país y extrapolan fórmulas mecánicamente sin atender a las condiciones materiales. Sus tácticas y apuestas, si salieran de sus círculos de teóricos de pastel, se estrellarían irremediablemente con la realidad haciéndoles desaparecer.
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Existe un grave error general a la hora de entender ciertos aspectos de una revolución. No se dan cuenta de que una revolución no es un momento de cambio y ya está, como algo cerrado y estático posterior a ese cambio, sino que hay que entenderla de forma dialéctica, con sus avances y retrocesos, con correlaciones de fuerzas y con sus etapas. Lenin habló de que la revolución era algo permanente, que continuaba desarrollándose pasando de una etapa a otra. En todas las etapas, para que pudieran producirse los cambios y el pase de una etapa a otra, solo la clase obrera debe ser la hegemónica, pues, por su posición frente a los modos de producción, es la única consecuentemente revolucionaria hasta el final. A lo largo de estas etapas la clase obrera tenía unos aliados diferentes. Algunos se mantenían y otros pasaban a la reacción. Cada etapa de la revolución tiene a su vez unos objetivos, que cambian cuando una etapa es superada y es hora de pasar a la siguiente. Si la clase obrera no tiene la hegemonía, el proceso revolucionario se finaliza, pues, como ya he dicho, es la única clase consecuentemente revolucionaria hasta el final, debido a sus condiciones materiales. De manera que si otra clase fuera la hegemónica, el proceso revolucionario estaría condenado al fracaso más absoluto. Cuando hablo de “revolución permanente” o “ininterrumpida” no me refiero a la desviación revisionista elaborada por Trotsky, sino a la desarrollada por Lenin, que, si bien ya la he explicado, quiero remarcar de nuevo para no dar pie a ningún tipo de error. “De la revolución democrática comenzaremos a pasar inmediatamente, en la medida de nuestras fuerzas, de las fuerzas del proletariado consciente y organizado, a la revolución socialista. Nosotros somos partidarios de la revolución ininterrumpida. 152
No nos quedaremos a mitad de camino” (Lenin V. , 1905 -1912, pág. 67) A veces las etapas no se encuentran perfectamente delimitadas, y ciertos objetivos (solo algunos) se pueden realizar en la etapa anterior o posterior, dependiendo de las condiciones materiales del momento. Sin embargo, esto no significa que las etapas no existan, o que dejen de existir como tal. Las tres etapas de una revolución son: - La etapa antiimperialista, cuya tarea principal es la lucha contra el imperialismo y en la cual la burguesía nacional sí es una aliada. Una vez cumplida esta etapa y vencido el imperialismo, la burguesía agotará su potencial revolucionario y pasará a la reacción. - La etapa democrática, que tiene como tareas principales la reforma agraria, la lucha contra todo vestigio feudal (terratenientes, poder de la jerarquía eclesiástica, monarquía, etc.) y el estrechamiento de la alianza entre los obreros y el campesinado, preparando así las condiciones materiales para el paso a la siguiente etapa: la implantación del socialismo. - La etapa socialista, que representará el fin de la explotación del hombre por el hombre, la socialización de los medios de producción y la defensa y el desarrollo de las conquistas de la revolución socialista contra los enemigos de la revolución. Se prepararán las condiciones para la llegada de la sociedad comunista, la sociedad sin clases. Más adelante volveré a hacer alusión a todo esto, pero quería hacer un posicionamiento claro de la cuestión antes de profundizar en la misma. 153
Condiciones materiales. Objetivas y subjetivas Para poder entender por completo el desarrollo que realizaré posteriormente, quiero hablar antes de dos conceptos, las condiciones objetivas y subjetivas para la realización de una revolución, ya que para la realización de la misma han de existir ambas. “Toda revolución es el resultado de la acción de una serie de factores objetivos y subjetivos. El conjunto de los factores objetivos, es decir, de los cambios objetivos que hacen que la revolución madure totalmente, forman la situación revolucionaria. Según enseña Lenin, la situación revolucionaria se caracteriza por los siguientes rasgos distintivos. “1) Imposibilidad para las clases dominantes de mantener sin cambios las formas de dominación; una u otra crisis en las “alturas”, crisis de la política de la clase dominante, que produce una brecha por las que se abren paso el descontento y la indignación de las clases oprimidas. Para que la revolución avance, no suele bastar con que “los de abajo lo quieran”, sino que hace falta, además, que “los de arriba no puedan” seguir viviendo como hasta aquí. 2) Agudización por encima de lo corriente de la pobreza y la miseria de las clases oprimidas. 3) Considerable elevación, a consecuencia de las causas indicadas, de la actividad de las masas, que en los períodos “pacíficos” se dejan despojar calladamente, pero que en los períodos turbulentos se ven empujadas tanto por toda la situación de crisis como por las mismas “alturas” a una actuación histórica independiente”. (Konstantinov, 1957, págs. 211-212) Las condiciones objetivas forman la situación revolucionaria. Actualmente en el capitalismo, en su fase actual, en cualquier periodo de crisis de los que se producen cada poco tiempo, las 154
condiciones objetivas en las que se debería o se puede realizar una revolución se dan. Existen unas condiciones materiales objetivas que posibilitan que se dé una situación revolucionaria. Sin embargo, el mero hecho de que existan estas condiciones materiales objetivas no es suficiente para que esa situación revolucionaria se convierta en una revolución victoriosa. Es necesario que a estas condiciones objetivas se unan también unas condiciones objetivas, una serie de factores subjetivos que posibiliten que esa situación revolucionaria se convierta en algo más, en un proceso revolucionario. Estos tres rasgos de los que habla Lenin se cumplen en muchos momentos, como ya he dicho. Sin embargo, este cumplimiento no hace que despegue el proceso revolucionario. Hacen falta además factores subjetivos que también deben darse para pasar a mayores. Estos factores subjetivos son varios; los principales son: - Tener un elevado nivel de conciencia de clase en las masas. - Disponer de una organización de las fuerzas obreras fuerte y lo más unitaria posible. - Existencia de un Partido Comunista, de vanguardia, con la capacidad de dirigir y organizar a las masas. Sin la suma de estos factores subjetivos a las condiciones objetivas, ninguna situación revolucionaria va a convertirse en una revolución triunfante. “Para que la situación revolucionaria se convierta en revolución victoriosa es necesario que al conjunto de los cambios objetivos se unan ciertos factores subjetivos: “... la capacidad de la clase revolucionaria de desplegar acciones revolucionarias lo suficientemente fuertes para destruir (o hacer resquebrajarse) el viejo gobierno, el cual nunca, ni en tiempo de 155
crisis, “cae por sí solo” si no se le empuja”. [3] (Lenin V. , pág. 190). Y, en la revolución proletaria, el factor subjetivo lleva implícita la capacidad de la clase obrera para librar acciones revolucionarias decisivas, su grado de conciencia y de organización, la existencia en su seno de un partido revolucionario capaz de encabezar a las masas trabajadoras del proletariado y a las masas trabajadoras no proletarias, principalmente a los campesinos, y de conducirlas por el camino acertado.” (Konstantinov, 1957, pág. 212)
El paso de una revolución democrática a una revolución socialista Aún no quiero pasar a hablar de España, pero creo que es necesario explicar cómo se produce la revolución democrática, como se desarrolla y de qué manera (según las condiciones materiales, por ejemplo, las nuestras) es importante para la implantación del socialismo, para el cambio de la revolución a la siguiente etapa. La revolución democrática busca la conquista y profundización de los derechos democráticos, soluciona el problema agrario, acaba con los restos feudales, fortalece la alianza de las clases progresistas y prepara las condiciones para el paso al socialismo. Permite una acumulación de fuerzas bajo la hegemonía de la clase obrera y produce un aumento de la conciencia de clase. Pretender instaurar mágicamente el socialismo de la noche a la mañana sin pasar por esta etapa de la revolución, sin atender a las condiciones materiales, es caer en el idealismo más absurdo, en el revisionismo izquierdista más rancio e infantil. Lo cual es sumamente perjudicial para nuestros intereses de clase haciéndole el juego a la reacción. Algunos sujetos de diferentes países critican la posición leninista sobre las etapas de la revolución, llamándonos despectiva156
mente “etapistas”. Piensan que pueden forzar las condiciones materiales por su mera voluntad, en su versión menos patética por las armas (GPP 68) y en la versión más ridícula reconstituyéndose en su casa sin hacer nada esperando a realizar algún día (jamás lo van a hacer) sus soflamas guerilleristas absurdas en la realidad. Hablo aquí de gente de varios países, porque todos ellos no tienen en cuenta las condiciones materiales, por lo que no es necesario en este caso concretar, aunque claramente podríamos hablar del caso de los que son (mal que les pese) españoles. Esta gente piensa que por hacer soflamas aparentemente muy radicales van a ganarse a las masas, cuando en realidad lo que hacen es todo lo contrario, espantarlas y que organizaciones de la reacción puedan llegar a ellas. “Anotemos, por último, que, al fijar como tarea del gobierno provisional revolucionario la aplicación del programa mínimo, la resolución elimina con ellos las absurdas ideas semianárquicas sobre la realización inmediata del programa máximo, sobre la conquista del poder para llevar a cabo la revolución socialista. El grado de desarrollo económico de Rusia (condición objetiva) y el grado de conciencia y de organización de las grandes masas del proletariado (condición subjetiva, indisolublemente ligada a la objetiva) hacen imposible la absoluta liberación inmediata de la clase obrera. Solo la gente más ignorante puede no tomar en consideración el carácter burgués de la revolución democrática que se está desarrollando; solo los optimistas más cándidos pueden olvidar cuán poco conocen aún las masas obreras los fines del socialismo y los procedimientos para realizarlo. Pero todos nosotros estamos persuadidos de que la emancipación de los obreros puede ser obra solo de los obreros mismos; sin la conciencia y la organi68 Se refiere a la táctica maoísta de la Guerra Popular Prolongada. 157
zación de las masas, sin su preparación y su educación por medio de la lucha de clases abierta contra toda la burguesía, no se puede ni hablar de revolución socialista. Y como contestación a las objeciones anárquicas de que aplazamos la revolución socialista, diremos: no la aplazamos, sino que damos el primer paso hacia la misma por el único procedimiento posible, por la única senda certera, a saber: por la senda de la república democrática. Quien quiera ir al socialismo por otro camino que no sea el de la democracia política, llegará infaliblemente a conclusiones absurdas y reaccionarias, tanto en el sentido económico como en el político. Si en un momento determinado tales o cuales obreros nos preguntan por qué no realizamos nuestro programa máximo, les contestaremos indicándoles cuán ajenas son aún al socialismo las masas del pueblo, impregnadas de espíritu democrático, cuán poco desarrolladas se hallan aún las contradicciones de clase, cuán inorganizados están aún los proletarios. ¡Organizad a centenares de miles de obreros en toda Rusia, difundid entre millones la simpatía hacia vuestro programa! Probad a hacer esto, no limitándoos a frases anárquicas sonoras, pero huecas, y veréis inmediatamente que llevar a cabo esta organización, difundir esta educación socialista depende de la realización más completa posible de las transformaciones democráticas.” (Lenin V. , 1947, pág. 11) Pretender cambiar la sociedad, lo establecido, sin tener en cuenta las condiciones materiales existentes de forma idealista ya tiene un nombre: se llama “anarquismo”. Y estos señores, por llamarlos de alguna manera, aunque se disfracen de rojos, en cuanto rascas un poco ves rápido que debajo de la capa de maquillaje está su esencia negra y reaccionaria.
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España. Nuestra realidad material El análisis concreto de la situación concreta es la esencia del marxismo. Una solución a un problema puede ser acertada o no dependiendo de las circunstancias, las condiciones materiales en las que se desarrolla. En la cuestión de qué etapa revolucionaria necesita España no podía ser de otra forma. España tiene una serie de características que son innegables y que considero que son cuestiones previas a realizar a la revolución socialista, teniendo en cuenta nuestras condiciones materiales actuales: - Es necesaria una reforma agraria. El campo se encuentra en manos de los terratenientes, que dejan muchos de los campos sin cultivar para vivir de las subvenciones de la Unión Europea, que no nos deja producir como país más de lo que estipula ella misma. La situación de los jornaleros es terrible en el campo, caracterizado por el atraso tecnológico y productivo y por la explotación desmedida. - Vivimos en un régimen monárquico, heredero de la dictadura y supeditado a la Unión Europea. La soberanía nacional se encuentra secuestrada por la Unión Europea, que en última instancia es la que decide sobre todos los asuntos importantes que nos afectan. - Existe un concordato con el Vaticano, por el cual la Iglesia Católica tiene múltiples privilegios. La iglesia posee múltiples propiedades que están infrautilizadas. Se necesita romper con ese concordato, acabar con sus privilegios, relegar a la religión al ámbito privado y expropiar las tierras que dispone la iglesia y que se encuentran en desuso. - No existe una organización obrera ni una conciencia de clase generalizada o amplia. 159
- No solo existe un alto nivel de represión, sino que también hay presos políticos. Es necesaria una amnistía política. Muchos aducen que todas estas cuestiones se pueden solucionar en el socialismo y que no son relevantes, pero sí que lo son. Todas y cada una de ellas son de gran importancia, y mientras nos mantengamos en la Unión Europea no hay nada que hacer. Es necesaria una profundización democrática, una amplia concienciación de la sociedad, la organización obrera, etc. Es imposible implantar el socialismo sin solucionar varios de los problemas mencionados. Llamar hoy, en España, a la revolución socialista solo sirve para criminalizar y ridiculizar nuestra causa, a los verdaderos comunistas que luchan por una sociedad mejor y no están haciendo como estos señores el vago en su casa, conectados a internet. Las redes sociales han permitido que gente sin relevancia, cultura ni nivel de ningún tipo se autoerijan en jueces, doctores e ilustrados de la necedad. Es nuestro deber desenmascararlos. Estos izquierdistas de libro no comprenden la importancia del análisis concreto de la situación concreta, ni la esencia de la dialéctica ni, por supuesto, la importancia de las etapas de la revolución. El doctrinarismo, la enfermedad de las citillas mutiladas les ha llevado a estos planteamientos horrendos que nada tienen que ver con el marxismo. Que sigan con su revolución de Twitter y Facebook, nosotros seguiremos luchando por la plasmación de nuestras ideas en la práctica, en hacer una revolución real en nuestro país, España. La etapa democrática no tiene por qué ser larga, puede ser un periodo corto y acelerado gracias a una correlación 160
de fuerzas positivas, a unas condiciones materiales favorables, pero eso no quita que sea necesaria. Por esta razón, nuestra apuesta para España es la República Popular y Federal, encaminada, claro está, a algo superior, al socialismo.
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Cosmopolitismo, globalización e Imperialismo
Aunque ya he hablado de forma breve, en el primer capítulo del libro, del cosmopolitismo, quiero profundizar un poco más sobre la cuestión, analizar cuándo surge y por qué. Además, quiero dejar claro quiénes son los primeros que comenzaron una lucha sin cuartel contra él, desmontando toda la teoría fascista y reaccionaria de que este fenómeno es algo vinculado al llamado “marxismo cultural”, cuando, en realidad, los más férreos adversarios del posmodernismo ideológico siempre han sido los marxistas. Ya he explicado que el uso del término “marxismo cultural” solo pretende criminalizar a los comunistas, haciendo creer a las masas que la culpa la tienen ellos, cuando el posmodernismo es un producto del sistema capitalista, al igual que los fascistas. En este capítulo interrelacionaré los conceptos de cosmopolitismo y globalización con el de imperialismo, demostrando que las teorías posmodernas no tienen ningún sentido, salvo el de engañar y confundir a la gente, contribuyendo al proceso de alienación. Hay cosas que han cambiado desde los inicios del imperialismo como última fase del capitalismo, pero son cambios que no afectan a las leyes fundamentales del imperialismo, por lo que se-
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guimos viviendo en la misma época histórica; la única diferencia es que el imperialismo ha seguido desarrollándose, agudizando sus contradicciones. Finalizaré el capítulo analizando y explicando qué es el imperialismo, la fase del capitalismo en la que nos encontramos.
Cosmopolitismo Aunque ya se había hablado de cosmopolitismo antes (Lenin V. , Obras Escogidas. Tomo VII), la campaña oficial en la URSS contra el cosmopolitismo se inició en 1949 con la publicación en Pravda69 del artículo “Sobre un grupo antipatriótico de críticos teatrales”. En este artículo se criticaba el desarraigo antipatriótico de ciertos críticos teatrales que repudiaban lo nacional para primar lo occidental, es decir, las ideas y culturas capitalistas. El ataque y defenestración de lo autóctono solo quiere facilitar la imposición de una cultura foránea, en este caso la cultura capitalista norteamericana que se estaba también intentando imponer en Europa. El artículo, aunque se centra en lo artístico, deja muy clara la necesidad de combatir la ideología reaccionaria que, disfrazada de cosmopolitismo globalizador, con una carreta supuestamente progresista, quería infiltrarse en la URSS para destruir el socialismo. Se afirman cosas como la siguiente: “El cosmopolitismo desenfrenado no solo es antipopular, sino también estéril. Es dañino, como esos parásitos en el 69 Periódico soviético dirigido por Lenin y que sirvió como órgano de expresión a los bolcheviques. Era un órgano oficial del Comité Central del Partido y referente para toda la izquierda revolucionaria. 164
mundo vegetal que roen los brotes de cultivos saludables. Sirve como camino para las influencias reaccionarias burguesas que nos son hostiles”. (Pravda) Varios de los textos que voy a citar en este capítulo los hemos tenido que traducir de otras lenguas porque no existían en castellano. Los insertaré completos en los anexos para hacerlos accesibles al lector. Con este artículo, aunque como ya he comentado se habló de la cuestión anteriormente, comenzó la lucha contra el cosmopolitismo capitalista, contra uno de los gérmenes del posmodernismo ideológico, en la URSS de la época de Stalin. Para que luego algunos hablen de “marxismo cultural” y nos quieran echar el muerto encima. En los años posteriores se desarrollaría más esta lucha y hemos podido tener acceso al trabajo de varios autores, nada fáciles de conseguir, de los cuales desarrollaré algunas de sus ideas y posicionamientos. El término “cosmopolitismo” no aparece en el Diccionario filosófico marxista de 1946 (Rosental & Iudin, 1946), su primera edición, porque la campaña se inicia, como ya he dicho anteriormente, en 1949. Solo aparecerá en las nuevas ediciones de la época revisionista70. Si analizamos obras de esta época, podemos extraer claramente la definición de cosmopolitismo que se dio. 70 Época que se inicia tras la muerte de Stalin y que se consuma en el XX Congreso del PCUS, el cual supone un verdadero golpe de Estado tras el cual cambiaron de nuevo las relaciones sociales de producción, se instauró un capitalismo de Estado que defendía los intereses de la nueva burguesía soviética, compuesta principalmente por los dirigentes del partido. Destruyeron todo lo construido con anterioridad y adoptaron una política exterior socialimperialista. 165
La definición que yo extraigo de este texto y de la dinámica general de esos años es la siguiente: El cosmopolitismo es una ideología reaccionaria y capitalista que defiende la indiferencia, el olvido y la apatía frente a la cultura y tradiciones de un país, atentando contra su soberanía nacional, facilitando así la propagación de las ideas y la defensa de los intereses económicos del imperialismo. El cosmopolitismo es un instrumento para mantener y expandir la dominación de los monopolios, sometiendo a los pueblos y obligarles a tener relaciones de dependencia con respecto a ellos. La idea de ser un ciudadano del mundo, apostar por ir de lo local a lo global, creer en un gobierno mundial o defenestrar el papel del Estado y la existencia de la patria no son síntomas de tener una conciencia progresista, sino de todo lo contrario, es sintomatología de estar profundamente alienados por el sistema. Nosotros anteponemos al cosmopolitismo el internacionalismo, el cual no tiene nada que ver con el primero, respeta la identidad nacional, la soberanía nacional y las culturas y tradiciones de los pueblos. El internacionalismo proletario busca la transformación de la sociedad, pero no pretende destruir todo lo existente; el internacionalismo no se puede entender sin el amor a tu propio pueblo. Los aspectos progresistas de las culturas nacionales deben mantenerse y desarrollarse. Podría hablar de muchos más autores que desarrollaron una crítica vehemente al cosmopolitismo, pero creo que es especialmente importante mostrar a las claras la verdad, que los primeros que lucharon contra el posmodernismo ideológico fueron precisamente los comunistas, los de verdad, no los que se autodenominan como tal y en el fondo son siervos del sistema71. Por 71 Me refiero a aquellos que realmente luchan por defender los intereses de la clase trabajadora y priman la cuestión de clase antes que dejarse embaucar por ideas y tendencias que buscan solamente parchear el sistema. 166
este motivo quiero comentar algunos fragmentos del texto de Chernov “El cosmopolitismo burgués y su papel reaccionario” (El Bolchevique, 1949), un texto que me parece especialmente interesante. “Estos objetivos cosmopolitas de Subotsky están directamente en contra del patriotismo soviético y en contra de la política de partido, la cual siempre ha otorgado gran importancia a las cualidades de la nación y las tradiciones nacionales de la gente. Lenin habló en el 8.º Congreso del Partido contra Trotskyite Pyatakov, quien había sugerido (a modo de provocación) eliminar el punto del programa del partido sobre la auto-determinación nacional, diciendo “Esto podría estar resuelto, si hubiera personas sin características nacionales. Pero no existen estas personas, y no podemos construir una sociedad socialista de otra manera”” (El Bolchevique). Los comunistas siempre han defendido la resolución de la cuestión nacional mediante el derecho a la autodeterminación, al igual que siempre han defendido el respeto a la cultura y tradiciones, es decir, a la identidad nacional de los pueblos. No existen las personas sin características nacionales, hay que luchar por trasformar la sociedad con lo que tenemos, con nuestras condiciones materiales. Lo contrario sería estar condenados al fracaso, caer en el idealismo más burdo del cosmopolitismo, el cual solo quiere destruir para imponer los intereses capitalistas de los grandes monopolios. En el siguiente extracto, Chernov parafrasea a Stalin hablando sobre el nihilismo nacional, el orgullo nacional y la dignidad nacional. Confronta lo primero con los otros dos; confronta el cosmopolitismo al servicio del imperialismo contra las posiciones comunistas sobre la nación y lo nacional. 167
“El nihilismo nacional es una manifestación de la ideología antipatriota de los burgueses cosmopolitas, faltando el respeto al orgullo nacional y la dignidad nacional de la gente. El camarada Stalin dijo: ‘El nihilismo nacional solo provoca daño al socialismo, actuando como una herramienta de los burgueses nacionalistas’. El camarada Stalin habló enérgicamente en contra de aquellos que sugerían que: ‘la lucha contra el nacionalismo debe, al mismo tiempo, acabar con todo lo que sea nacional’. El nihilismo nacional, en nuestras condiciones, es una forma de lucha elegida por los cosmopolitas desarraigados en contra del patriotismo soviético, contra la cultura soviética (la forma es nacional, el contenido es socialista); es una muestra de su asquerosa adoración a la cultura burguesa. De esta manera, el nihilismo nacional y su actitud ante el pueblo gran ruso y el resto de pueblos de nuestra nación, han estado ligados una y otra vez los cosmopolitas desarraigados con la burguesía nacionalista, que hoy en día está inseparablemente atada con esta ideología cosmopolita de la burguesía imperialista” (El Bolchevique). He querido mostrar este fragmento porque las teorías conspiranoicas siempre han querido cargarle el muerto del origen del posmodernismo ideológico a Stalin. Con esto queda claro que precisamente él, hablamos de los años 40, fue uno de los primeros que combatió enérgicamente contra el mismo. Es gracioso ver cómo todas las falacias y subterfugios fascistas intentando culparnos a los comunistas de la situación actual con respecto al posmodernismo ideológico se desmontan solo con ir a las fuentes originales, dejando en entredicho todo lo afirmado por los reaccionarios. Solo hay que tener unas nociones básicas de historia para desmontar todo su “arsenal” de “pruebas” al respecto. En la actualidad el cosmopolitismo no es más que el intento por parte de los monopolios capitalistas de erradicar toda posible 168
resistencia nacional o estatal a la imposición de sus designios. Con el ataque a todo lo nacional, con el fomento de la desidia e indiferencia por las costumbres y tradiciones, con la afirmación de que los Estados ya no tienen sentido porque han perdido su función, solo quieren imponer sus intereses económicos a cualquier costa. Pretenden sustituir la cultura nacional por una supuesta cultura mundial, que no es tal cosa, al contrario, es la imposición de la cultura de la potencia imperialista dominante, de la norteamericana. Con los años esto se ha ido agudizando más y más, pero lo sorprendente es que en la campaña inicial soviética contra el cosmopolitismo en 1949 ya hablaban con total claridad de todo esto: “El imperialismo americano, en las condiciones actuales, se muestra como el aspirante a la dominación mundial. Esto explica que los ideólogos del imperialismo americano hoy son los más fervientes propagandistas del cosmopolitismo. La burguesía de hoy en día es elegida por el imperialismo americano como un arma de la lucha ideológica por la dominación mundial. Con la ayuda de la propaganda cosmopolita americana, el imperialismo americano dirige la preparación ideológica por la consecución de sus aspiraciones agresivas y expansionistas. El cosmopolitismo burgués es una conveniente tapadera para la actividad subversiva de espías y saboteadores, trabajando a instancias de los servicios de inteligencia extranjeros. Disfrazados con terminología cosmopolita, en falsos eslóganes sobre la lucha contra el ‘egoísmo nacional’, ocultan el rostro de los incitadores de una nueva guerra, intentando lograr el dominio estadounidense del mundo. Desde los círculos imperialistas de los Estados Unidos se emite propaganda de ‘la ciudadanía mundial’ y ‘gobierno mundial’” (El Bolchevique). 169
Podría poner muchos más fragmentos reseñables de este texto, pero sería reiterarme en cuestiones que ya he explicado; el texto completo está en los anexos al final del libro. A modo de conclusión, quiero dejar claro tras todo lo expuesto que los comunistas fueron los primeros que combatieron y denunciaron el cosmopolitismo y, por lo tanto, el posmodernismo ideológico. Hoy en día existen partidos que se autodenominan comunistas y revolucionarios, pero que han sido infectados hasta el tuétano por el posmodernismo, se han convertido en revisionistas y por lo tanto en reaccionarios. Da igual los símbolos que usen, doy gracias a que cada vez los usan menos, en sus actos y en su línea ideológica han renegado a todas luces del marxismo, y han pasado a formar parte de la reacción. Da igual la careta que se pongan, no tienen ya nada que ver con la lucha revolucionaria ni con los comunistas.
¿Globalización o imperialismo? Una argumentación muy recurrente para defender las ideas del cosmopolitismo es afirmar que vivimos en un mundo diferente, que ha cambiado de forma drástica y que en la actualidad nos encontramos en la globalización, un periodo interconectado en el cual las fronteras, Estados y demás “cosas del pasado” ya no tienen sentido. Seríamos una especie de ciudadanos del mundo, interconectados por la tecnología. La moda del rebelde que en realidad no lo es, del alternativo e incluso del “revolucionario”, es abrazar con fuerza estos preceptos anteriormente hablados y darles una connotación de progreso, cuando en realidad esta gente es la más alienada y sumisa a los dictados del sistema.
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Sus argumentaciones varían según quien sea el gurú que las proclama. Van desde la negación de la clase obrera a la trasgresión individual, desde el reconocimiento de las minorías marginales como nuevo sujeto revolucionario a negar las identidades, van desde defender que internet ha cambiado el mundo a organizarse en comunidades de hippies que viven apartados del mundo. Todos son hijos del posmodernismo, todos cumplen la misma función, perpetuar la situación que vivimos, imposibilitar la organización colectiva obrera, mantener la dominación del sistema. Ninguno de los supuestos cambios que hemos sufrido, tanto los reales como los imaginados, afectan a las leyes fundamentales del imperialismo. Lo que ellos ven como globalización no es más que la agudización de las contradicciones del imperialismo, la antesala de la revolución que acabará con este sistema putrefacto y decadente. En esencia seguimos viviendo en la misma fase histórica, en el imperialismo, y debemos organizarnos en base a nuestras condiciones materiales, no a deseos y teorías inspiradas en sentimientos y en análisis idealistas. A continuación, y para terminar el capítulo, haré un breve resumen, pues no quiero desvirtuar la coherencia ni la estructura del texto, pues es un tema importante y no quiero realizar un desarrollo demasiado extenso de lo que es el imperialismo como fase última del capitalismo. Argumentaré también por qué seguimos aún en esta fase.
¿Qué es el imperialismo? El capitalismo como modo de producción tiene dos fases: la premonopolista y la monopolista (o imperialismo). El tránsito de uno a otro se dio en el último tercio del siglo XIX, estableciéndose como tal a comienzos del siglo XX. Este tránsito solo pudo 171
darse gracias al desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción; en él se pasa de la libre concurrencia a la dominación de los monopolios. En el imperialismo nos encontramos en la segunda y última fase del capitalismo: el desarrollo de las fuerzas productivas se haya limitado por las relaciones sociales de producción capitalistas. El imperialismo es la última fase del capitalismo agonizante, en descomposición, por lo que en él se gestan las condiciones materiales para acabar con el capitalismo; es la antesala de la revolución socialista. Es necesario analizar los rasgos y peculiaridades del imperialismo, para lo cual tomaré de referencia para explicarlos la definición que hizo Lenin en su obra “El imperialismo, fase superior del capitalismo”. “Conviene dar una definición del imperialismo que contenga sus cinco rasgos fundamentales siguientes, a saber: 1) la concentración de la producción y del capital llegada hasta un grado tan elevado de desarrollo que ha creado los monopolios, que desempeñan un papel decisivo en la vida económica; 2) la fusión del capital bancario con el industrial y la creación, sobre la base de este “capital financiero”, de la oligarquía financiera; 3) la exportación de capital, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere una importancia particular; 4) la formación de asociaciones internacionales monopolistas de capitalistas, las cuales se reparten el mundo, y 5) la terminación del reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes. El imperialismo es el capitalismo en la fase de desarrollo en la cual ha tomado cuerpo la dominación de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido una importancia de primer orden la exportación de capital, ha empezado el reparto del mundo 172
por los trusts internacionales y ha terminado el reparto de todo el territorio del mismo entre los países capitalistas más importantes” (Lenin V. , El imperialismo, fase superior del capitalismo, 1917). Lo analizaré por partes, aviso al lector de que es una mera introducción al tema, no pretendo alargar la cuestión en este texto. No quiero realizar un desarrollo económico extenso. Si quieren ver una ampliación del desarrollo del tema, recomiendo que lean la que realicé en Introducción al comunismo (Mesana, 2016, págs. 66-80). Mi intención es solo introducir el tema para poder realizar la conclusión de por qué seguimos viviendo en el imperialismo y demostrar cuan absurdos son los fundamentos cosmopolitas y globalizadores de que vivimos en una nueva fase vete tú a saber de qué. 1. Primer rasgo: Concentración de la producción y surgimiento de los monopolios Por el desarrollo de la libre competencia, por la acción de la ley de la concentración y centralización del capital, se producirá la absorción de unas empresas por otras más fuertes. El capital se irá concentrando cada vez en menos manos. La acumulación y concentración de capital causa el surgimiento del monopolio; los monopolios en el capitalismo premonopolista eran la excepción, en el imperialismo serán lo dominante. El monopolio impondrá la absorción de empresas menores por la fuerza y el chantaje, con presiones de todo tipo como son la negación del transporte para sus productos, el cierre de mercados, negar acceso a materias primas, etc. 173
2. Segundo rasgo: El nuevo papel de los bancos Los bancos, con el desarrollo del capitalismo, también empiezan a concentrarse, pasan a controlar los ingresos en metálico de la clase capitalista y los ahorros de los trabajadores. Los bancos son parte fundamental en la aceleración de la acumulación del capital y el surgimiento de los monopolios. Debido a la información que obtienen de los capitalistas industriales y de la concesión de préstamos para su desarrollo, obtienen una situación de privilegio que les permite dejar de ser intermediarios haciendo que el capital industrial tenga relaciones de dependencia con ellos. Los capitalistas bancarios pasarán a ser copropietarios de las empresas industriales y, a su vez, estos pasarán a comprar acciones de los bancos, se dará un proceso de fusión entre ambos capitales, surgiendo el capital financiero, que es el dominante en la fase en la que vivimos: el imperialismo. Este es el motivo por el que los grandes capitalistas que dirigen tanto los bancos como las grandes industrias sean los mismos. Esta unión se cierra con la unión del capital financiero con el Gobierno, siendo miembros del capital financiero parte de los gobiernos y gente del Gobierno cuando finaliza su gestión pasan a los consejos de dirección capitalistas. Tercer rasgo: Exportación de capital Durante el capitalismo premonopolista existía un predominio de la exportación de mercancías. Sin embargo, en el imperialismo predomina la exportación de capitales. La exportación de capitales se realiza para aumentar la cuota de ganancia de los capitalistas, se deslocaliza la producción invirtiendo el mal llamado “capital sobrante” 174
en países subdesarrollados, donde la mano de obra es más barata y pueden aumentar así sus beneficios. No quiero centrarme en explicar cómo empezó a ser la exportación de capital aquí, pues en ciertos aspectos ha sufrido cambios de esa época inicial del imperialismo a como es la exportación del capital actualmente. Lo desarrollaré de forma extensa en posteriores trabajos. Cuarto rasgo: Reparto del mundo entre las asociaciones monopolistas capitalistas En el proceso de desarrollo capitalista, con la acumulación y concentración del capital y el surgimiento del monopolio, llega un momento en que este se lanza a la conquista del mercado nacional o interior. Este mercado y el exterior tienen relación, ya que existe un mercado global. Las asociaciones monopolísticas se constituyen en asociaciones internacionales; para poder seguir compitiendo y expandiéndose, se crea así la figura del supermomopolio, entre los cuales se repartirán el mundo. El mundo se haya repartido al completo entre estos supermonopolios, pero este reparto no es eterno, cambia mediante guerras y por las crisis económicas. Quinto rasgo: Reparto del mundo entre las grandes potencias Nuestro mundo ya se encuentra repartido entre las potencias imperialistas: no hay territorios ajenos a su control que puedan descubrirse y depredarse. Para poder cambiar el dominio de un territorio, ha de hacerse por la vía de la fuerza. Nos encontramos en la época histórica de la agudización de las contradicciones entre los bloques imperialistas, que cada vez se agudizan más. 175
La forma de mantener el dominio sobre un territorio era la del colonialismo, la del control y ocupación militar para expoliar una región determinada. En la actualidad eso ha cambiado: la forma general de dominación es la de la dominación económica, por el establecimiento de relaciones de dependencia económica con la potencia imperialista. Esto ya existía en la época de Lenin, pero no era la forma general.
¿Sigue todo lo anteriormente desarrollado vigente? Mucha gente dirá que todo lo expuesto con anterioridad está ya desfasado y que ahora vivimos, como ya hemos explicado antes, en la globalización72, pero la realidad es muy distinta y lo primero que tendrían que hacer estos sujetos es demostrar que efectivamente hemos cambiado de fase, que lo anteriormente descrito era erróneo desde el principio y mostrar pruebas de por qué estamos en la supuesta nueva fase. Obviamente, no pueden hacerlo: las condiciones materiales en las que vivimos muestran la falsedad de sus teorías idealistas, que solo le hacen el juego al sistema, dificultando la organización a los que sí queremos derribar el capitalismo. Si bien es cierto que ha habido cambios cuantitativos e incluso cualitativos, como los referentes a la exportación de capital y al neocolonialismo, ninguno de estos cambios afecta a las leyes fundamentales del imperialismo; por lo tanto, no nos encontramos ante un cambio de fase o inexistencia de esta, nos encontramos ante una agudización, un desarrollo del propio imperialismo, que, de forma inexorable, nos conduce al derrocamiento de este sistema y a la imposición de otro nuevo: el socialismo. 72 Globalización u otra serie de términos según sea el autor posmoderno del que hablamos. 176
A todos estos individuos que hablan de nuevas fases de desarrollo histórico o de nuevas fases del imperialismo quiero hacerles una serie de preguntas (Mesana, 2016): - ¿Se ha producido un cambio cualitativo de la producción? ¿Hay un cambio en la organización y producción del capital? - ¿Ha cambiado la fórmula de circulación del capital? - ¿Se ha producido algún cambio en el modo de realizarse el reparto mundial entre los capitalistas? - ¿Han cambiado las condiciones que separan una clase de otra? Es decir, ¿no es la posesión de los medios de producción lo que marca la pertenencia a una clase u otra? - ¿Han cambiado las relaciones de producción? - ¿Han cambiado las relaciones de propiedad? - ¿La ley de ganancia máxima ha dejado de ser vigente? - ¿La ley de la anarquía de la producción ha dejado de tener validez? - ¿Y la ley de la competencia entre capitalistas? - ¿Y la ley del desarrollo desigual en el capitalismo? - ¿Y la ley sobre la correspondencia entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción? Me gustaría que todos aquellos posmodernos que afirman que la teoría sobre el imperialismo no sigue vigente me contestaran a estas preguntas. Quiero que intenten contestar, aunque sea a una sola de estas preguntas, de forma afirmativa para demostrarme que ya no vivimos en el capitalismo. Obviamente, es imposible que lo hagan, pues sus teorías no están fundamentadas en la realidad material, sino en subterfugios e idealismos varios.
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Seguimos en la fase imperialista del capitalismo, los análisis de Lenin siguen siendo correctos. Las teorías que defienden el cosmopolitismo son profundamente reaccionarias y anticientíficas.
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Cuestiones complementarias
Al término de escribir el resto de capítulos, pensé que era necesario realizar una pequeña explicación en torno a varios conceptos que no había conseguido integrar en el resto del libro. Así surge este último capítulo, en el que aclaro mi visión sobre tres cuestiones que, aunque las expliqué de forma breve, creo que son necesarias para entender algunos aspectos de la putrefacción de la “izquierda” y la necesidad de reconstruir la izquierda obrera y revolucionaria en España. Estas tres cuestiones son la importancia de la organización y la planificación frente al espontaneísmo y el seguidismo, algunos aspectos sobre el sindicalismo y la lucha obrera, y la concepción sobre la memoria histórica.
La importancia de la organización y la SODQLÀFDFLyQIUHQWHDOHVSRQWDQHtVPR\HO seguidismo La “izquierda” actual va a remolque de las circunstancias. La planificación y la preparación son cosas del pasado, viven de la política del día a día, adaptándose de forma oportunista, sin visión de futuro ni planes estratégicos. Está condenada al fracaso. 179
No entienden de táctica y estrategia, no conciben la formación de cuadros, la creación de estructura, ni la preparación minuciosa de la organización para cuando las circunstancias lo requieran. Las situaciones revolucionarias no se pueden predecir con una bola de cristal. En el momento en que estallan ya no es posible estructurarse y formar cuadros, ya deberían estar formados y preparados con anterioridad. Desde luego, la manera de formarse no es ir a la zaga de lo que salga, sin hegemonizar nada; no es hacer seguidismo de las luchas parciales reproduciendo el lenguaje e ideas de los capitalistas y reformistas que dominan estos movimientos. Debemos tener nuestra propia agenda, nuestro programa, nuestros principios, y luchar por ellos en cada movilización, en cada centro de trabajo, en cada barrio, pueblo, ciudad y región; en resumen, en nuestro trabajo diario. En las movilizaciones que surjan de manera espontánea, debemos participar, pero teniendo claro que tenemos que hacerlo con nuestra propia línea, con nuestros posicionamientos, que debemos combatir a los defensores de mantener las cosas como están y poner parches al sistema y debemos seguir acumulando fuerzas. Haciendo también, por supuesto, que estas movilizaciones no se queden solo en una lucha de un día y vinculando que se integren en la lucha general, de clases, por acabar con el culpable de todos nuestros problemas: el capitalismo. La planificación del trabajo de la organización debe ser a corto, medio y largo plazo, teniendo claros los objetivos tácticos y estratégicos; formando a nuestros militantes como cuadros profesionales; acumulando fuerzas para crear una estructura que de verdad pueda dirigir y organizar las luchas decisivas venideras, por nuestra emancipación como clase, para la transformación de la sociedad.
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Ante el espontaneísmo y seguidismo que la “izquierda” actual propugna, debemos enfrentar la necesidad de la organización y planificación; para nuestro avance y desarrollo; para la defensa de los intereses de nuestra clase; para la consecución de nuestros objetivos. Un movimiento espontáneo sin una vanguardia conformada por profesionales de la revolución, preparados y adiestrados para dirigir y organizar, no podrá hacer frente al Estado capitalista y sus fuerzas. Ellos están profesionalizados en reprimir y mantenerse en el poder, y no cederán sus privilegios sin luchar, pues llevan mucho tiempo preparándose. El espontaneísmo y el seguidismo eran tácticas empleadas ya por anarquistas y socialdemócratas en el siglo XIX. Se ha demostrado claramente que esos métodos no sirven para nada en el siglo XXI; en plena agudización del imperialismo, el partido de nuevo tipo es más necesario que nunca.
Sindicalismo y lucha obrera En ocasiones hemos recibido críticas, en este caso bastante infundadas, diciendo que caemos en el sindicalismo, “caer en él” en el sentido de lucha parcial. Que criticamos el resto de luchas parciales, pero que caemos de forma irremisible en esta lucha parcial, convirtiéndonos en una especie de economicistas. En primer lugar, cuando hablamos de sindicalismo de clase y combativo, o de la necesidad de recuperarlo, no nos referimos a que esta lucha deba ser la principal, ni a que tenga un carácter revolucionario emancipador que nos vaya a llevar al socialismo. Para nada. Tenemos muy claro que el sindicalismo lucha por la reforma, que es una lucha por cuestiones económicas dentro del sistema
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capitalista. Pero eso no quita que, dirigido y llevado a cabo por revolucionarios, es decir, por gente profesional que lucha por los intereses de nuestra clase, se convierta en un modo de acumular fuerzas que nos sirva de escuela de guerra para las batallas decisivas, que nada tienen que ver ni con las reformas económicas ni con ningún tipo de reformismo. Para nosotros solo hay una lucha y es la de clases, la lucha por nuestra emancipación, por el fin de la explotación del hombre por el hombre, por el socialismo. Pero esta lucha sin acumulación de fuerzas previa, sin profesionalización, sin experiencia y sin contacto con las masas es imposible de llevar a cabo. Puedes tener un discurso muy revolucionario de boquilla, pero si no lo llevas a la práctica entre las masas, se queda solo en palabras. El izquierdismo es tan malo como el derechismo, ambos revisionan el marxismo y van en contra de su esencia revolucionaria y, por lo tanto, de la transformación de la sociedad. Cuando nosotros hablamos de reconstruir el sindicalismo de clase y combativo, nos referimos a la necesidad de recuperar la influencia en las masas, a coger experiencia defendiendo los intereses de los obreros, a adquirir tablas, a profesionalizar cuadros y a convertir algo reformista como el sindicalismo en algo que nutra y fortalezca a aquellos que están dispuestos a lo que sea por transformar nuestra sociedad, para conquistar el socialismo. ¿Quién en su sano juicio piensa que hay que ceder este espacio a los reformistas defensores del sistema? ¿Quién, salvo un idiota, defendería renunciar a una herramienta a nuestra disposición para ayudarnos a avanzar en la lucha de clases? Sin duda, solo un necio o alguien que trabaja para el sistema capitalista. Es necesario emplear todos los métodos de lucha posibles para la consecución de nuestro objetivo, la transformación de la sociedad.
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Cuando hablamos de sindicalismo de clase y combativo, apostamos, de forma vehemente, por la lucha de clases, no por una lucha parcial. Dentro de la lucha de clases también hay que dar la pelea en lo sindical; la lucha obrera es un motor para la acumulación de fuerzas y la expansión de la concienciación.
¿Por qué memoria histórica queremos apostar? Desgraciadamente, la memoria histórica se ha convertido o bien en algo institucional o en algo muy marginal. La memoria histórica se ha transformado en una mera reivindicación oportunista, lastimera, desclasada y desideologizada. Quiero poner un ejemplo de esto que afirmo, con las declaraciones de la exministra de justicia del PSOE, Dolores Delgado73, en un acto sobre el exilio republicano: “Hoy estamos aquí para hablar de exilio, para hablar de esas mujeres y esos hombres que son héroes de la democracia, héroes de la libertad, que queremos recordar por que tuvieron que exiliarse para defender los valores que hoy conforman nuestra democracia. Y además forman parte de la memoria democrática de Europa, son garantes de nuestra libertad, de nuestros valores, de nuestros principios, de nuestra propia historia. Esto trasciende a las ideologías, esto forma parte de nuestra patria, forma parte de España, todos somos España, independientemente de lo que cada uno piense” (Delgado, 2018).
73 Dolores Delgado, es la actual Fiscal General del Estado tras la formación de gobierno de las elecciones de noviembre de 2019. Anteriormente ejerció el cargo de Ministra de Justicia tras la moción de censura a Mariano Rajoy en 2018. 183
¿Trasciende ideologías? En la Guerra Civil hubo dos bandos que luchaban por concepciones del mundo muy contrapuestas. Los millones de muertos no solo durante la guerra, sino durante la dictadura, tenían ideologías y luchaban por algo. Algo más, desde luego, que el actual régimen monárquico y la constitución del 78. Es una vergüenza que intente apropiarse de los muertos por la libertad y la revolución en España, desideologizándolos, separando su muerte del motivo por el que se produjo. Los cientos de miles de militantes comunistas, revolucionarios y republicanos, luchaban por algo más que la democracia burguesa, luchaban por nuestra patria, por un futuro mejor y, por supuesto, en el caso de muchos de ellos, por la revolución en España. El maquis, el FRAP y otros también lucharon contra la dictadura, no solo por la democracia, luchaban por algo más. No se puede suprimir la causa por la que lucharon, por la que sufrieron y murieron en la forma de recordarlos. La única forma de recordarles y honrarles es continuando su lucha, recogiendo su legado, continuando lo que ellos comenzaron. Luchando por una España mejor, una España del trabajo, de progreso y de futuro. Ellos representan lo más valioso de nuestro pasado. No hay que recordarles con la mentalidad de que eran unos “pobrecitos”, llorarles un día o dos al año e irse a casa a reproducir todo aquello contra lo que ellos lucharon y dieron sus vidas. No eran ningunos “pobrecitos”, son los héroes de nuestra clase, son los auténticos patriotas que dieron su salud, su libertad e incluso su vida por legarnos una España mejor. Basta de lloriqueos y atentar a su memoria, la única memoria histórica que puede existir es la revolucionaria, la que no solo reconoce lo que hicieron, sino que además recoge y continúa su legado. 184
Algunos dirán que eso solo lo hace el PSOE. Veamos qué dice el PCE en su degeneración al respecto: “Defender la República hoy es defender los servicios públicos, como la Sanidad, frente a quienes llevan años de recortes y privatizaciones” (El diario de León, 2020). Claro, si la lucha contra los liberales y neoliberales, por sus privatizaciones, es defender el legado de la República, ¿dónde quedan los cientos de miles de soldados comunistas en la Guerra Civil luchando por transformar nuestra sociedad y aplastar al fascismo? ¿Dónde quedan los maquis? ¿Luchaban por la sanidad pública en el capitalismo, por una España dependiente de la Unión Europea? Yo afirmo categóricamente que no. Es necesario confrontar con la memoria histórica del lloriqueo, las subvenciones y el servilismo al gobierno; de la desideologización y del uso partidista para conseguir votos en elecciones. Es nuestro legado, son los héroes y los muertos de nuestra clase, de nuestra patria; confrontaremos y defenderemos su legado revolucionario contra todos aquellos que quieren opacarlo, diluirlo y a la larga hacerlo desaparecer. Nosotros continuaremos su lucha por una España mejor. Nunca caerán en el olvido.
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ANEXOS
El cosmopolitismo burgués y su papel reaccionario Por F. Chernov Publicado en El Bolchevique: Revista teórica y política del Comité Central del PC(B), n.º 5, 15 de marzo 1949, pp. 20-41. Traducido del inglés. Copyright del texto original © 2003 by Peter R. Wolfe and the Cyber-USSR. 1. El cosmopolitismo se infiltra en las artes, las ciencias y la historia soviéticas. Las principales editoriales de los periódicos Pravda y Kultura i Zhin (Cultura y Vida) desenmascararon a un grupo de críticos de teatro antipatriotas, formado por cosmopolitas desarraigados, posicionados en contra del patriotismo soviético, contra los grandes logros culturales conseguidos por el pueblo ruso y el resto de pueblos de nuestro país. Los cosmopolitas desarraigados, presentándose como mensajeros y propagandistas de las ideas burguesas, adulaban y se arrastraban ante la decadente ideología burguesa. Difamando la cultura soviética socialista, alababan todo lo proveniente de las 187
condiciones decadentes y deterioradas de la cultura burguesa. En la gran cultura del pueblo ruso, ellos veían ecos y repeticiones de la cultura burguesa occidental. Las ideas rastreras, dañinas y corruptas del cosmopolitismo burgués también se fueron introduciendo en los ámbitos de la literatura soviética, el cine soviético, las artes gráficas, la filosofía, la historia, las leyes económicas y jurídicas, etc. El cosmopolita Subotsky intentó exterminar con todas sus fuerzas toda nacionalidad de la literatura soviética. Echando espuma por la boca, este propagandista cosmopolita arroja epítetos hacia aquellos escritores soviéticos que quieren “expresar en apariencia la pertenencia de un héroe positivo a tal o cual nacionalidad, a través de su lenguaje y los detalles en su carácter”. Estos objetivos cosmopolitas de Subotsky están directamente en contra del patriotismo soviético y en contra de la política del Partido, la cual siempre ha otorgado gran importancia a las cualidades de la nación y las tradiciones nacionales del pueblo. Lenin habló en el 8.º Congreso del Partido contra Trotskyite Pyatakov, quien había sugerido (a modo de provocación) eliminar el punto del programa del Partido sobre la autodeterminación nacional, diciendo: “Esto podría estar resuelto si hubiera personas sin características nacionales. Pero no existen estas personas, y no podemos construir una sociedad socialista de otra manera”. Subotsky compitió con el famoso cosmopolita Yuzovsky, en lo que se refiere a burlarse de los trabajos literarios que mostraban las cualidades superiores del pueblo soviético. Yuzovsky, con veneno en los labios, se burló de que “a través de los labios del ‘héroe positivo’ en estas obras, existe inevitablemente una ‘sonrisa marxista’, y este ‘héroe positivo’ de los dramas soviéticos lo sabe todo, lo ve todo. Para él, todo es simple, todo está claro”. Así, bajo la bandera de la lucha contra un supuesto “primitivismo” en la representación del héroe positivo, el cosmopolita Yuzovsky intentó desacreditar
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los nuevos rasgos distintivos del pueblo soviético. A Yuzovsky le repugnan estos hechos, que el arte dramático soviético, que el hombre soviético, superando tempestades con fortaleza, puede conseguir la victoria sobre el enemigo, es capaz de garantizar la victoria de lo nuevo sobre lo viejo. Mediante estos esfuerzos antipatrióticos, Yuzovsky buscaba calumniar al pueblo soviético, empequeñecer su dignidad nacional, mostraba falta de fe en la habilidad de los soviéticos de sobreponerse ante cualquier dificultad y lograr un propósito, algo demostrado por los 30 años de práctica en la construcción del comunismo. Es sabido por todos los soviéticos cuán alta validación le da el camarada Stalin a los rusos, señalando que son inherentes al pueblo gran ruso unas destacables cualidades, como una mente lúcida, un carácter firme, la ausencia de precipitación y una sabia paciencia. *[Nota del Editor: “el pueblo gran ruso”, normalmente “velikorusskij”, es un título propio de la nacionalidad rusa, distinguiéndolos de las nacionalidades eslavas del este, de los ucranianos y de los bielorrusos]. El cosmopolita Gurvich, haciendo eco de su conocida hostilidad contra el pueblo gran ruso, sin vergüenza ninguna lo difamó, y otorgó a los rusos las más repulsivas cualidades. Un grupo de críticos de teatro, cosmopolitas desarraigados y antipatriotas, aspiraban a difundir el nihilismo nacional, ajeno al marxismo-leninismo y profundamente dañino para los soviéticos. El nihilismo nacional es una manifestación de la ideología antipatriota de los burgueses cosmopolitas, una falta de respeto al orgullo nacional y la dignidad nacional del pueblo. El camarada Stalin dijo: “El nihilismo nacional solo provoca daño al socialismo, actuando como una herramienta de los burgueses nacionalistas”. El camarada Stalin habló enérgicamente en contra de 189
aquellos que sugerían que “la lucha contra el nacionalismo debe, al mismo tiempo, acabar con todo lo que sea nacional”. El nihilismo nacional, en nuestras condiciones, es una forma de lucha elegida por los cosmopolitas desarraigados en contra del patriotismo soviético, contra la cultura soviética (la forma es nacional, el contenido es socialista); es una muestra de su adoración servil a la cultura burguesa. De esta manera, el nihilismo nacional, con su actitud ante el pueblo gran ruso y el resto de pueblos de nuestra nación, no era más que una manifestación continua del nacionalismo burgués portado por los cosmopolitas, algo inseparablemente vinculado en nuestros días a la ideología cosmopolita de la burguesía imperialista. En el área de la filosofía, los defensores de las mezquinas ideas cosmopolitas llevaron a cabo una campaña en contra de las tradiciones del pueblo ruso en la ciencia y la filosofía; defendían el nihilismo nacional. En los trabajos de los grandes exponentes de la filosofía materialista rusa –Lomonosov, Radishchev, Hertzen, Belinsky, Chernyshevsky, Dobroluybov– simplemente veían copias de la filosofía europea occidental, apropiaciones de la misma. En filosofía, el nihilismo nacional se hizo evidente, en primer lugar, en su actitud despectiva hacia el legado de la cultura gran rusa. En un artículo de Z. Kamensky, “La cuestión de la tradición en la filosofía materialista rusa de los siglos XVIII y XIX”, publicado en la revista Voprosy Filosofi (Cuestiones de Filosofía), el autor difama a las grandes personalidades del pensamiento materialista-filosófico ruso describiéndolas como seguidoras más o menos afortunadas de la filosofía occidental europea. El profesor B. Kedrov permitió que se colaran en sus trabajos de filosofía e historia de la ciencia una serie de errores graves y distorsiones propios del cosmopolitismo antimarxista. B. Kedrov “demostró” y defendió la tesis antimarxista, según las cual las cuestiones prioritarias en la ciencia rusa eran insignificantes,
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rechazando la importancia de las prioridades marcadas por los científicos rusos. La cuestión sobre priorizar la ciencia, la literatura y el arte rusos más relevantes, es decir, la supremacía de la cultura socialista soviética, es una de las cuestiones más agudas en la lucha del socialismo contra el capitalismo. La cultura socialista representa un tipo superior de cultura, una civilización superior, ha confirmado su superioridad sobre la cultura burguesa. Los enemigos del socialismo, fomentando maliciosamente el odio hacia la Unión Soviética, hacia la vanguardia de las fuerzas de la democracia y del socialismo en todo el mundo, están empeñados en debilitar por todos los medios el crecimiento diario de la autoridad internacional de la URSS, y de su gran prestigio moral y político. De ahí los esfuerzos de los enemigos del socialismo por difamar la Unión Soviética, por suprimir sus grandes logros económicos y culturales, para disimular o negar de manera deshonesta la superioridad de la ciencia y la ingeniería soviética, y la inmensa superioridad del arte y la literatura soviéticos. De ahí su maltrato malicioso a la cultura del pueblo gran ruso, la nación más destacable de la URSS, la fuerza líder del estado multinacional soviético. Los enemigos de la URSS pusieron en marcha las maquinaciones más rastreras, como asignarse a ellos mismos los logros de las figuras científicas del pueblo gran ruso y del resto de pueblos de la URSS, mintiendo para atribuir la supremacía en los mayores descubrimientos científicos a científicos burgueses extranjeros, para empequeñecer la indiscutible supremacía científica de nuestro país. La cuestión de la superioridad de la ciencia progresista rusa, de la ciencia soviética, es crucial, una cuestión de vital importancia para los soviéticos y el Estado socialista. Por lo tanto, las afirmaciones de Kedrov sobre la irrelevancia de las cuestiones prioritarias en la ciencia juegan a favor de los enemigos del gobierno soviético. 191
Kedrov, en su negación cosmopolita de cualquier aspecto nacional en el desarrollo de la filosofía, fue tan lejos como para afirmar que “para construir una historia del mundo de la filosofía, lo primero que hay que saber es que no es construida por países, no se basa en las diferencias y características nacionales, sino por grandes épocas históricas” (Cuestiones de la Filosofía, n.º 1, p. 43, 1947). Aquí se hace obvia la orientación cosmopolita de Kedrov, defendiendo una actitud de desprecio hacia el carácter nacional, hacia las cualidades distintivas, otorgando falsamente las contribuciones de las naciones a la cultura mundial. Negando el papel del aspecto nacional y de las características distintivas nacionales en el desarrollo de la ciencia y la filosofía, Kedrov habló a favor de la “solidaridad” con representantes reaccionarios de la autoproclamada ciencia “sin estado” y “sin clase”. Por otra parte, solo los enemigos de nuestra clase pueden sacar provecho de un eslogan como “united world science” (ciencia del mundo unido). En sus escritos, I. Kryvelyov trasladó a la revista “Voprosy Filosofi” ideas mezquinas, dañinas, antipatrióticas y cosmopolitas. En artículos sobre asuntos militares, encontró fallos en las estrategias y habilidades del ejército ruso. En su artículo “Hacia la descripción de la ideología militar alemana”, profundamente defectuoso, Kryvelyov ofrece un ejemplo indignante de objetivismo burgués y servilismo ante todo lo extranjero. Dicho artículo, que consiste casi en su totalidad en citas extraídas de escritos de racistas y militaristas alemanes, es un relato antipatriótico y objetivista de la ideología militar depredadora fascista alemana. Al discutir la victoria del ejército soviético sobre el fascismo alemán, Kryvelyov no dedicó una sola palabra al patriotismo soviético, la fuente del heroísmo del pueblo soviético. Las formas en que las ideas mezquinas del cosmopolitismo burgués se infiltran en el área de la ideología son múltiples: desde la ocultación de los mejores productos de la cultura socialista 192
hasta la denigración directa de la misma; desde la negación del significado histórico mundial de la cultura del pueblo gran ruso y la eliminación del respeto por sus tradiciones, hasta la franca propagación del servilismo ante la decadente cultura burguesa; desde la difusión del nihilismo nacional y la negación de la importancia de la cuestión de la prioridad en la ciencia, hasta el eslogan sobre la “solidaridad internacional” con la ciencia burguesa, y así sucesivamente. Pero la esencia de todas estas formas es este antipatriotismo, esta propaganda de la ideología burguesa-cosmopolita que no tiene otro objetivo que el desarme espiritual del pueblo soviético frente a la ideología burguesa más agresiva, el renacimiento de los restos del capitalismo en la conciencia del pueblo. 2. Los contrataques del Partido Con la eliminación de las clases explotadoras, la sociedad soviética ha conseguido una unidad moral y política sin precedentes, la cual encuentra su más brillante expresión en la fuerza floreciente del patriotismo soviético. Pero uno no debe olvidar que el imperialismo acecha de todas las formas posibles para intentar revivir los restos del capitalismo en la conciencia del pueblo soviético. En el 17.º Congreso del Partido, el camarada Stalin señaló que “uno no debe decir que hemos vencido todos los vestigios del capitalismo en la conciencia de la gente. Uno no debe decir esto, no solo porque la conciencia del pueblo va a la zaga de su situación económica, sino también porque aún existen círculos capitalistas que buscan revivir y apoyar los restos del capitalismo en la economía y en la conciencia del pueblo de la URSS, y en contra de esto, nosotros los bolcheviques debemos en todo momento mantener la guardia alta” (Cuestiones del Leninismo, 11.ª edición, p. 466). El camarada G.M. Malenkov dijo en su informe a una Conferencia Informativa de algunos partidos comunistas:
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“Desde la derrota aplastante y la liquidación de los restos de la clase explotadora en nuestro país, la burguesía internacional perdió todo el apoyo dentro de la Unión Soviética en su lucha contra el Estado soviético. Sin embargo, siguen intentando usar en su favor los restos del capitalismo en la conciencia del pueblo soviético –restos de la mentalidad de la propiedad privada, vestigios de la moralidad burguesa, reverencias a la cultura individualista burguesa occidental, exhibiciones de nacionalismo, etc.”. Los cálculos de nuestros enemigos extranjeros buscan desviar la literatura, el arte y la cultura soviéticos de su servicio a la causa socialista. Intentan infectar la cultura, la ciencia y el arte soviéticos con todo tipo de pútridas influencias, para debilitar de esta forma el poderoso eje de la formación política del pueblo, la educación del pueblo soviético en el espíritu del servicio activo a la madre patria socialista, a la construcción del comunismo. El partido de Lenin y Stalin encabeza un ataque decisivo contra la ideología burguesa, inflige un golpe tras a otro a todos los aspectos de la influencia burguesa en los diferentes sectores del frente ideológico. El Comité Central del PCUS reveló el peligro del vacío ideológico y la indiferencia política en el arte, lo cual ha supuesto un canal de penetración para la visión burguesa del mundo en el entorno del pueblo soviético. El bien conocido decreto del C.C. del PCUS respecto a las revistas Zvezda y Leningrad ha movilizado al Partido y a los líderes de la literatura y el arte soviético en la lucha decisiva contra el vacío ideológico, en la creación de una literatura con alto contenido ideológico, capaz de inspirar a los constructores del comunismo en un espíritu de coraje y confianza en el triunfo de su gran causa. En función de la resolución del CCPCUS, el arte y la literatura soviéticos han conseguido grandes logros, enriquecidos por trabajos que, como señaló el camarada V.M. Molotov: “A su manera enseñan el significado ideológico de los eventos y el trabajo de pueblo de la época soviética”. 194
El Comité Central del Partido Comunista de toda la Unión (Bolchevique) criticó firmemente el desarrollo de conceptos burgués-objetivistas entre los científicos soviéticos independientes. El camarada A. A. Zhdanov, en sus afirmaciones sobre el libro del camarada G. G. Alexandrov Historia de la filosofía occidental, señaló los defectos de este libro y sus conceptos objetivistas, señaló que tales conceptos, si hubieran influido en nuestro desarrollo, habrían conducido necesariamente al servilismo ante la filosofía burguesa y a la exageración de su mérito, en detrimento del espíritu agresivo, de lucha, de nuestra filosofía, lo que habría implicado un retroceso en el materialismo más básico, en sus indicaciones y su espíritu de partido. Criticando el libro del camarada Alexandrov, el camarada A. A. Zhdanov apuntó en sus declaraciones que no incluir en la historia de la filosofía la historia de la filosofía rusa no tenía justificación, y que su omisión tenía un carácter fundamental en la obra. El debate sobre el libro de Alexandrov se centró en los trabajadores del frente de la filosofía en la lucha contra la filosofía burguesa decadente, en la superación de actitudes despectivas hacia la filosofía rusa, en la elaboración de la filosofía marxista-leninista y en el fortalecimiento de sus lazos con el trabajo práctico de la construcción del comunismo. La resolución del Comité Central del Partido Comunista de toda la Unión (Bolchevique) sobre la ópera de V. Muradeli “La gran amistad” golpeó a los formalistas y otras influencias pútridas del arte burgués en figuras individuales de la música soviética, que promovían la división entre la música soviética, por un lado, y el pueblo y sus necesidades y demandas, por el otro. En esta resolución, el Comité Central del Partido Comunista de toda la Unión (Bolchevique) denunció de manera mordaz la tendencia de algunos compositores que habían descuidado el gran legado musical de los brillantes compositores rusos. La resolución antes mencionada del Comité Central del Partido Comunista de toda 195
la Unión (Bolchevique) reveló formas de lo más amplias para elevar la cultura musical soviética, que incorpora en todo trabajo la vida socialista del pueblo soviético y las profundas tradiciones nacionales musicales del pueblo ruso y de otros pueblos de la URSS. Bajo la dirección de nuestro partido, la destrucción de la escuela de biología de Weisman-Morgan, y la histórica sesión de agosto de VASKhNIL fueron un duro golpe contra los intentos de nuestros enemigos extranjeros de introducir en la ciencia soviética su ideología reaccionaria y su teoría metafísica, lo que causaría daño a la ciencia, haciéndola estéril e inútil, y separándola de las necesidades de la gente. Así se aseguró el triunfo de la biología materialista Michurinista en nuestro país, el bienestar de la ciencia biológica soviética, transformando la naturaleza. El Comité Central del PC (B) desenmascaró los intentos de la burguesía imperialista de usar tales vestigios del antiguo régimen, aún presentes entre representantes individuales de nuestra intelectualidad, prosternados ante la cultura burguesa. El Comité Central del Partido Comunista de toda la Unión (Bolchevique) movilizó al partido y a la intelectualidad soviética en la lucha contra todos y cada uno de los vestigios remanentes de la burguesía occidental, contra cada intento de ocultar las prioridades de los científicos rusos en diferentes áreas de la ciencia y la tecnología, contra los intentos de los científicos burgueses de apropiarse a ellos mismos esa prioridad, perteneciente a los científicos soviéticos. El Partido exhortó a la intelectualidad soviética y a todo el pueblo soviético a llevar en alto el estandarte del orgullo nacional soviético, elevado aún más por la conciencia patriótica de la intelectualidad soviética sobre la gran cultura soviética y su superioridad sobre la cultura burguesa. El Partido dio un duro golpe contra todas las manifestaciones de la influencia de la ideología burguesa en el área de la literatura, el arte, la ciencia y aplastó los intentos de la burguesía 196
imperialista de sacudir la moral y la firmeza mental del pueblo soviético y, de tal manera, perturbar el progreso exitoso de nuestro país hacia el comunismo, el crecimiento y el fortalecimiento de la devoción del pueblo soviético a su patria socialista. El arma ideológica más venenosa del cerco hostil capitalista es el cosmopolitismo burgués. El cosmopolitismo desarraigado, que consiste en parte en prosternarse ante las cosas extranjeras y el servilismo ante la cultura burguesa, produce importantes peligros, porque el cosmopolitismo es la bandera ideológica de la reacción militante internacional, el arma ideal en sus manos para la lucha contra el socialismo y la democracia. Por lo tanto, la lucha contra la ideología del cosmopolitismo, su desenmascaramiento y superación total y definitiva, adquieren en la actualidad particular agudeza y urgencia. [3. La lucha MUNDIAL contra el imperialismo “cosmopolita”] La ideología del cosmopolitismo surge del mismo modo de producción de la sociedad burguesa. El cosmopolitismo es la negación del patriotismo, su opuesto. Aboga por la apatía absoluta hacia el destino de la patria. El cosmopolitismo niega la existencia de cualquier obligación moral o civil del pueblo respecto a su nación y patria. La burguesía predica el principio de que el dinero no tiene patria, y que donde sea que uno pueda “ganar dinero”, donde sea que uno pueda “tener un negocio rentable”, esa es su patria. He aquí la villanía del cosmopolitismo burgués, llamada a ocultar, disfrazar y “ennoblecer” la ideología antipatriótica del empresario burgués “sin raíces”, el mercachifle y el vendedor ambulante. La dañina ideología cosmopolita sirve a la burguesía y a sus agentes como una herramienta ideológica muy útil para excusar y tapar todo tipo de acciones antipatrióticas, de traición nacional y duplicidad política. Marx demostró que el “patriotismo 197
burgués… ha degenerado hasta convertirse en un completo fraude, después de que su actividad financiera, comercial e industrial adquiriese un carácter cosmopolita” (Archivo Marx-Engels, Vol. III (VIII), p. 355). En la fase del imperialismo, la ideología del cosmopolitismo es un arma en la lucha de los saqueadores imperialistas que buscan la dominación mundial. Hasta en la Primera Guerra Mundial, defendiendo el programa bolchevique acerca de la cuestión nacional, luchando por el derecho de autodeterminación de los pueblos, Lenin escribió: “El imperialismo significa que el capital ha superado el marco de los estados nacionales; significa que la opresión nacional se ha extendido y ha aumentado sobre una nueva base histórica. Por lo tanto, se deduce que, a pesar de la guerra, debemos vincular la lucha revolucionaria por el socialismo con un programa revolucionario sobre la cuestión nacional” (Obras, 4.ª edición, Vol. 21, páginas 371-372). Este posicionamiento leninista demuestra los lazos indisolubles entre la lucha revolucionaria por el socialismo y la defensa de la soberanía nacional de las naciones. El imperialismo es inseparable de la represión de la soberanía nacional de los pueblos y la opresión nacional. La burguesía imperialista, a través de sus aspiraciones burgués-cosmopolitas del nihilismo nacional, oculta la política de la explotación más severa de las naciones oprimidas, sus aspiraciones expansionistas. La soberanía nacional, la lucha de las naciones oprimidas por su liberación, el sentimiento patriótico de los pueblos amantes de la libertad y, por encima de todo, el imponente patriotismo del pueblo soviético son un obstáculo para las aspiraciones depredadoras imperialistas. Buscando aplastar la voluntad del pueblo por resistir, la burguesía imperialista y sus agentes en forma de socialistas conservadores predican que la soberanía 198
nacional está obsoleta y es cosa del pasado, proclaman la ficción de la propia concepción de nación e independencia del Estado. Las camarillas gobernantes de las naciones, siendo objeto de la expansión americana, hacen todo lo posible por acabar con el deseo de las masas de preservar su soberanía nacional, dando así apoyo al imperialismo americano. Atacando violentamente las aspiraciones de las masas de proteger su soberanía nacional, su independencia nacional, los defensores del imperialismo declaran “anticuadas” las aspiraciones del pueblo por preservar o conquistar su independencia nacional, o, en otras palabras, su negación a someterse voluntariamente a los agresores imperialistas. Los ideólogos del imperialismo angloamericano promueven consciente y deliberadamente la predicación del nihilismo nacional contra la tierra del socialismo y las democracias populares. Los pueblos de las Repúblicas Populares bajo la dirección de los comunistas, con el apoyo de la Unión Soviética, luchan valiente y firmemente por su independencia nacional. En particular, los partidos comunistas ahora sirven de ejemplo en todos los países del mundo como los herederos y los más firmes defensores de las mejores tradiciones nacionales del pueblo, como la vanguardia por la libertad y la independencia del pueblo. Lideran la oposición nacional a los agresores y las aspiraciones expansionistas del imperialismo americano. El cosmopolitismo burgués actual es la expresión ideológica de las agresivas políticas imperialistas de la burguesía reaccionaria de las grandes potencias imperialistas, dirigida hacia el establecimiento de su dominación mundial. La lucha por la dominación del mundo, por la explotación del mundo por unos pocos monopolios capitalistas proviene del desarrollo político y económico desigual del capitalismo, en la fase del imperialismo.
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“La supremacía mundial” observó Lenin, “es, en pocas palabras, el mantenimiento de políticas imperialistas, cuya continuación es la guerra imperialista” (Obras, Vol. XIX, p. 201). El imperialismo americano, en las condiciones actuales, se revela como el pretendiente para la dominación mundial. Esto explica que los ideólogos del imperialismo americano hoy sean los más fervientes propagandistas del cosmopolitismo. Hoy en día, el cosmopolitismo burgués es un arma empuñada por el imperialismo americano en la lucha ideológica por la dominación mundial. Con la ayuda de la propaganda cosmopolita americana, el imperialismo americano dirige la preparación ideológica para la consecución de sus aspiraciones agresivas y expansionistas. La ideología del cosmopolitismo burgués es una tapadera conveniente para la actividad subversiva de espías y saboteadores, trabajando a instancias de los servicios de inteligencia extranjeros. Disfrazados con terminología cosmopolita, con falsos eslóganes sobre la lucha contra el “egoísmo nacionalista”, ocultan su verdadero rostro, el de los incitadores de una nueva guerra, que intentan lograr la implantación del dominio estadounidense del mundo. Desde los círculos imperialistas de los Estados Unidos se desata la propaganda de “la ciudadanía mundial” y un “Gobierno universal”. El verdadero significado de esta propaganda fue desenmascarado por el camarada A. A. Zhdanov en su informe a la conferencia de algunos de los representantes de los Partidos Comunistas. “Algunas de las directrices de la ‘campaña’ ideológica que acompaña los planes para la esclavización de Europa” dijo el camarada Zhdanov, “son un ataque a la soberanía nacional, una llamada al rechazo de los derechos soberanos del pueblo y, en contraste, la idea del ‘Gobierno universal’”. El objetivo de esta campaña consiste en esto, en realzar la desenfrenada expansión del imperialismo americano, violando los derechos soberanos del
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pueblo, para representar a los Estados Unidos como abanderados de las leyes de la humanidad, y además presentar a todos aquellos que resisten la influencia americana como seguidores del obsoleto nacionalismo ‘egoísta’”. El patriotismo de las masas populares sirve como arma para los trabajadores en la lucha por la libertad y la independencia nacional. Posicionado en contra del patriotismo, el cosmopolitismo burgués busca desarmar ideológicamente al pueblo ante la expansión imperialista americana. Con el apoyo de la propaganda cosmopolita, la burguesía de los países occidentales y sus agentes, como Blum, Bevin, Schumacher* y similares, aspiran a justificar su traición a la patria y preparar la derrota de estos países ante el imperialismo americano. *Notas del Editor: Blum -- Leon Blum, dirigente del Partido Socialista Francés (también llamado social-fascista, social-imperialista, etc.) antes y después de la II GM. Bevin -- Ernest Bevin, ministro de exteriores del gobierno laborista británico. Schumacher -- Kurt Schumacher, dirigente del Partido Socialdemócrata de Alemania. El camarada A. A. Zhdanov mostró que el cosmopolitismo burgués y, en particular, la idea cosmopolita de “un Gobierno universal” tienen una orientación notablemente antisoviética. “La apropiación de la idea de un ‘gobierno único mundial’ por los intelectuales burgueses, de un grupo de soñadores y pacifistas” dijo el camarada Zhdanov, “se usa no solo como herramienta para el desarme ideológico del pueblo, que se alza por su independencia ante la invasión del imperialismo americano,
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sino como eslogan opuesto a la Unión Soviética, que repetida y constantemente defiende la igualdad de derechos y la protección de los derechos nacionales de todos los pueblos, grandes y pequeños”. Alimentado por los planes angloamericanos por la dominación mundial, el cosmopolitismo de hoy en día no es más que el lado sórdido del nacionalismo y el racismo desenfrenados de la burguesía angloamericana. El cosmopolitismo y el nacionalismo no son contrarios, sino más bien dos caras de la ideología burguesa e imperialista. El cosmopolitismo siempre ha sido y será una mera pantalla, una forma de disfrazar el nacionalismo. En su momento, desenmascarando a los “verdaderos socialistas” de la burguesía alemana, Marx y Engels escribieron indignados: “… la manera nacionalista de ver el mundo se sienta en las bases del supuesto universalismo y cosmopolitismo alemán” (K. Marx, F. Engels, Obras, Vol. IV, p. 464). Los intereses egoístas e imperialistas de los monopolios capitalistas angloamericanos y el agresivo nacionalismo burgués angloamericano se sientan en las bases del cosmopolitismo burgués. Toda la predicación de ideas cosmopolitas, exportadas de los Estados Unidos, de “ciudadanía mundial”, “Gobierno universal”, “poder mundial” y el “estado supranacional” sirven a su modo como un disfraz ideológico para el nacionalismo angloamericano. El leninismo reveló los orígenes, las raíces del cosmopolitismo burgués. V.I. Lenin escribió: “… la unión de los imperialistas de todos los países, la unión, natural e inevitable, por la defensa del capital, sin patria alguna, ha demostrado en algunos de los episodios más importantes de la historia mundial que el capital pone la alianza de los capitalistas de todos los países contra el proletariado 202
por encima de los intereses de la patria, del pueblo y de cualquier otra cosa” (Obras, Vol. XXIII, p. 4). Aquí Lenin demuestra que la burguesía pone la protección de sus intereses egoístas de clase por encima de “los intereses de la patria, del pueblo y de cualquier otra cosa”, que, en el nombre de proteger sus intereses de clase, la burguesía crea una “unión de los imperialistas de todos los países” contra el proletariado. La formación de una nueva situación internacional como resultado de la Segunda Guerra Mundial –el crecimiento del poder de la Unión Soviética y su autoridad internacional, el abandono por parte de las democracias populares del sistema imperialista, la tendencia hacia la izquierda de las masas en los países capitalistas, el crecimiento espectacular de la fuerza del socialismo y la democracia en el mundo entero, el crecimiento del movimiento de liberación nacional en las colonias y semicolonias–, todo esto provoca un odio rencoroso en el bando antidemocrático imperialista, liderado por los Estados Unidos, cuyo principal objetivo es la lucha contra el socialismo y la democracia. El cosmopolitismo de hoy en día, con su llamada al rechazo de la soberanía nacional, con su noción de “un Gobierno universal”, la creación de los “Estados Unidos de Europa”, etc., es la “base” y “consagración” ideológica de la creación bajo la tutela del imperialismo americano de una “unión de imperialistas” en nombre de la lucha contra las masas trabajadoras, contra la Unión Soviética y las democracias populares, contra el crecimiento irresistible por todo el mundo de las fuerzas del socialismo y la democracia. El cosmopolitismo burgués es, de principio a fin, una ideología profundamente reaccionaria del bando de la burguesía imperialista, un estandarte ideológico del bando antidemocrático e imperialista. Por tanto, la lucha contra el cosmopolitismo burgués es indispensable y un punto clave en la lucha contra el imperialismo, contra la decadente ideología burguesa.
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[4. Patriotismo SOVIÉTICO. Un tipo nuevo y superior] El cosmopolitismo burgués está dirigido principalmente contra el patriotismo. Por tanto, el objetivo del perfeccionamiento, desarrollo y cultivo del patriotismo soviético exige luchar decididamente contra el cosmopolitismo y la victoria absoluta contra tales resquicios de la ideología burguesa como el acobardamiento y servilismo ante el capitalismo occidental. El patriotismo soviético, contra el cual los cosmopolitas sin raíces han dirigido su actividad criminal, es un arma poderosa de nuestro Partido y del pueblo soviético, y es una fuente inagotable de creatividad para el pueblo soviético. Demostrando el origen de la voluntad indestructible del pueblo soviético, de su trabajo y valor militar, comprobado en los años de la Gran Guerra Patria (es decir, la II GM), el camarada Stalin dijo: “La valiente labor del pueblo soviético en la retaguardia, como las hazañas militares de nuestros soldados en el frente, tienen su origen en el ferviente y vivificante patriotismo soviético”. En esta excepcional y profunda reflexión, el camarada Stalin revela cuán importante es el vivificante y ardiente patriotismo soviético en nuestra sociedad, en la vida y actividad de todo el pueblo soviético. El patriotismo soviético, expandiéndose ampliamente en nuestro país como resultado de la victoria del socialismo, inculcado al pueblo soviético por el Partido de Lenin y Stalin, se ha convertido en una poderosa fuerza de desarrollo para la sociedad soviética. El patriotismo soviético, expresando la devoción del pueblo soviético a su patria socialista, está cimentando las bases del Estado multinacional soviético, uniendo a todos los pueblos y nacionalidades de nuestro país en una misma familia unida y fraternal. El patriotismo soviético sirve a la gente de nuestro país como un poderoso refuerzo ideológico para el desarrollo de un trabajo 204
altruista y de actos heroicos en nombre de la prestigiosa patria socialista, en aras de la victoria del comunismo. Junto con la poderosa expresión del patriotismo soviético, viene el noble sentimiento de orgullo nacional soviético, el conocimiento de la superioridad inconmensurable de la sociedad soviética y la cultura socialista por encima de la sociedad burguesa y su cultura. El patriotismo soviético, el sentimiento de dignidad nacional soviética, es una confiable barrera ideológica que rompe cualquier intento de la reacción internacional de corromper al pueblo soviético a través del servilismo y la prosternación ante el capitalismo occidental. El patriotismo soviético, entendido como la profunda devoción de las masas populares a su patria, al sistema social y gubernamental soviético, es un fenómeno cualitativamente nuevo. El patriotismo soviético es lo más preciado de la revolución en la conciencia del pueblo, que tuvo lugar debido a la victoria de la Revolución de Octubre en nuestro país. El patriotismo soviético no tiene igual en toda la historia, en lo referido a la fuerza de su influencia en las mentes y los corazones del pueblo. Las nuevas actitudes de la sociedad, originadas en la victoria de la patria socialista gracias a las masas trabajadoras de nuestro país, también han causado una nueva actitud en las masas populares respecto a la patria y al Estado. La expresión de estas nuevas actitudes es el patriotismo socialista soviético, creando en el aspecto espiritual el rasgo más profundo y sorprendente del pueblo soviético. “Uno debería reconocer” dijo el camarada V. M. Molotov, “que uno de los logros principales de la revolución es el nuevo rasgo espiritual y la elevación ideológica del pueblo, como patriotas soviéticos”. El patriotismo soviético surgió, se fortaleció y se mantuvo durante la lucha heroica del Partido Bolchevique y del pueblo so205
viético por la defensa de la patria socialista y la construcción del socialismo. Durante toda la historia del Estado soviético, el Partido Bolchevique ha educado a las masas trabajadoras de nuestro país en el espíritu del patriotismo soviético. Ya en vísperas de la Revolución de Octubre, el camarada Stalin, desenmascarando la teoría menchevique y trotskista de la dependencia total de Rusia en el capitalismo occidental, dijo: “No se excluye la posibilidad de que Rusia en particular es un país que está cimentando el camino hacia el socialismo… Uno debe ignorar las viejas nociones sobre esto, de que solo Europa puede enseñarnos el camino” (Obras, vol. 3, p. 186-7). Estas proféticas palabras del camarada Stalin, llenas de verdadero patriotismo, inspiraron una firme confianza en la línea del Partido Bolchevique y el trabajo duro, una confianza firme en las filas del Partido Bolchevique y de los trabajadores en su propio poder y en la posibilidad del desarrollo del socialismo en nuestro país. En 1917, el “pueblo ruso consiguió dar un enorme salto adelante, catapultándose del zarismo al sistema soviético” (V.I. Lenin, Obras, vol. XXII, p. 185). El derrocamiento del poder de las clases explotadoras y el establecimiento del poder soviético significaba que las masas trabajadoras de nuestro país habían logrado al fin su patria socialista, gracias a la lucha heroica del Partido Bolchevique. “El 7 de noviembre (25 de octubre en el viejo calendario)” decía Lenin: “Dijimos abiertamente que nosotros estamos por la defensa de la patria, pues es desde luego nuestra patria…” (ibíd., p. 400). Desarrollando la idea patriótica de la defensa de la patria socialista, Lenin señaló que en condiciones del gobierno de la dictadura del proletariado, esta idea adquiere un significado nuevo y socialista, ya que, defendiendo a la patria, “estamos defendiendo el socialismo, defendemos la patria socialista” (ibíd, p. 382). 206
El Partido de Lenin y Stalin llevó una lucha incansable contra todo enemigo de la patria socialista. El Partido Bolchevique rechazó resueltamente a los supuestos “comunistas de izquierda”, partícipes de la conspiración contrarrevolucionaria de los trotskistas-bujarinitas. Estos enemigos del Partido y del pueblo intentaron vender a la patria socialista, recientemente conquistada por los trabajadores y campesinos, a las inundaciones y saqueos de las tropas intervencionistas extranjeras y, refugiándose en falsas expresiones sobre la “guerra revolucionaria” y los supuestos intereses “internacionales”, proclamaron: “En interés de la revolución internacional consideramos conveniente aceptar la posibilidad de perder el poder soviético”. “Extraño y monstruoso”, así llamó Lenin a las afirmaciones sucias, provocativas y traicioneras de los bujarinitas. Lenin desenmascaró este acto vergonzoso de traición. Barriendo con los delirios antipatrióticos y antisoviéticos del “comunismo de izquierda”, Lenin les arrancó su engañosa máscara internacionalista y demostró que el único y verdadero internacionalismo en condiciones de victoria en un país consiste en la defensa férrea de la patria socialista. “Precisamente en interés de ‘fortalecer los lazos’ con el socialismo internacional” Lenin escribió, “es necesario defender la patria socialista” (Obras, vol. XXII, p. 510). Una de las formas favoritas de sabotaje por parte de la banda de Trotsky-Zinoviev era la difamación, las calumnias desenfrenadas sobre el pueblo soviético y sus conquistas socialistas, y la propagación del servilismo ante el capitalismo occidental. En su locura antipatriótica, los trotskistas-bujarinitas intentaron manchar la imagen del pueblo soviético llamándoles una “nación de Oblomovs” [Nota del editor: el personaje del escritor del siglo XIX I. A. Goncharov’s “Oblomov” era conocido por su apatía, inactividad y vaguería]. Proclamaron el leninismo –la gran victoria de la cultura rusa y mundial, la gloria y el orgullo del pueblo soviético– como una enseñanza limitada a nivel nacional. Estos 207
aduladores, prosternados ante el capitalismo occidental, aspiraban a acabar con la fe que tenía el pueblo soviético en la victoria del socialismo y proclamaron que el pueblo soviético no estaba en condiciones de superar el retraso técnico y económico de su país por su cuenta, que la “atrasada” Rusia no podía llegar al nivel de la “avanzada” Europa. Desenmascarando a la banda de enemigos del pueblo trotskistas-bujarinitas, el camarada Stalin dijo que eran un “pequeño grupo de espías, asesinos y destructores, arrastrándose ante países extranjeros, penetrados por sentimientos rastreros de servilismo ante cada burócrata extranjero y dispuestos a trabajar con su servicio de inteligencia –un pequeño grupo de gente que no entienden que el ciudadano soviético, libre de las cadenas del capital, está muy por encima de cualquier burócrata de alto rango extranjero, que arrastra el yugo de la esclavitud capitalista sobre sus hombros” (Fundamentos del leninismo, p. 590). En la lucha contra todos los enemigos de la patria socialista – contra trotskistas, bujarinitas y nacionalistas burgueses–, Lenin y Stalin señalaron que el proletariado, en su defensa de la patria socialista, no puede ni debe tener ninguna contradicción o divergencia entre su servicio a la patria socialista y su tarea internacional. El patriotismo soviético es inseparable del internacionalismo proletario, está orgánicamente conectado con él. Se une orgánicamente con sus tradiciones nacionales populares, con el interés de todos los trabajadores de la URSS. Debido a su carácter socialista, el patriotismo soviético repudia cualquier tipo de exclusividad nacional o racial; cualquier tipo de prejuicio racial o nacional es ajeno al mismo. El patriotismo soviético es el opuesto del patriotismo pseudoburgués, el cual está impregnado de nacionalismo y chovinismo, alejado de las masas populares. Como Lenin señaló, “internacionalismo no significa antinacional” (Obras, 4.ª ed., vol. 21, p. 245). Esta observación que
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hizo Lenin es fundamental, ya que habla del hecho de que el internacionalismo proletario no tiene nada que ver con el cosmopolitismo burgués, el principal estandarte de la reacción ideológica hoy día. “Si, en el fondo, el internacionalismo es respeto por otros pueblos, es imposible ser un internacionalista sin respeto o amor por tu propio el pueblo” (A. A. Zhdanov). Predicando la indiferencia hacia el destino y los intereses de su pueblo y su patria, con su burla del sentimiento patriótico del pueblo, el cosmopolitismo solo es capaz de cultivar traidores a la patria. Durante toda la historia de la construcción socialista en la URSS, el Partido Bolchevique ha liderado y lidera la lucha contra toda demostración antipatriótica, contra todos los enemigos del pueblo soviético, de la cultura soviética. La lucha del Partido contra los enemigos del leninismo siempre ha sido una lucha profundamente patriótica por la construcción del socialismo en nuestra nación, por su libertad e independencia, por la victoria del socialismo. En esta lucha el Partido cultivó en el pueblo soviético una fe invencible en su fuerza creativa, desarrollando su sentimiento de patriotismo soviético, su conocimiento de su dignidad nacional y superioridad sobre las gentes del mundo burgués. El Partido desenmascaró la esencia antipatriótica, burguesa y cosmopolita del servilismo ante el capitalismo occidental. Reveló que arrastrarse ante los países extranjeros lleva inevitablemente a la traición nacional y a la traición a los intereses del pueblo soviético y a la patria socialista. Desenmascarar a los grupúsculos antipatrióticos de los cosmopolitas burgueses, la lucha contra el cosmopolitismo burgués, es una expresión de la preocupación del Partido Bolchevique por la educación de las masas trabajadoras en nuestro país en el espíritu inspirador del patriotismo soviético. 209
Las resoluciones y direcciones del Comité Central del Partido Bolchevique en el campo ideológico dan un golpe demoledor al desarrollo de la ideología burguesa y mueven al Partido y al proletariado al frente ideológico por la lucha infatigable contra las influencias burguesas, que fortalezca el espíritu bolchevique de partido, militante, soviético pugnaz y patriótico. Estas resoluciones y direcciones del Comité Central del PC (B) tienen como objetivo “reforzar el espíritu del Partido en la ciencia, literatura y el arte soviéticos, para elevar a un nivel nuevo y superior todos los instrumentos de nuestra cultura socialista: la prensa, la propaganda, la ciencia, la literatura y el arte” (G. Malenkov).
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Sobre un grupo antipatriótico de críticos teatrales Pravda Viernes 28 de enero de 1949 Traducido del inglés. Copyright del texto original © 2008 by P.K. Volkov and the Cyber-USSR El enorme poder ideológico, artístico y educativo de la literatura soviética (así como de la pintura y el teatro soviéticos) es el resultado de su conexión cercana, directa y profunda con la vida. La literatura soviética (drama) es querida por el pueblo soviético y cercana a él, porque encuentran en ella un reflejo de su trabajo, sus sentimientos e ideas, y porque responde a sus necesidades, participando con ellos en la construcción del socialismo, en el incesante movimiento hacia el comunismo. El teatro soviético, en sus formas artísticas, muestra la inspiradora fuerza del patriotismo soviético que ha hecho del heroísmo en nuestro país un fenómeno de masas, y ha elevado a nuestro hombre promedio diez cabezas por encima de cualquier representante de la burguesía mundial. El realismo socialista está íntimamente conectado con toda la creatividad histórica del pueblo, es su fuente más profunda y vital. Y ahí está la fuente inspiradora del patriotismo soviético, porque no puede crearse algo nuevo en la vida del pueblo soviético sin estar consagrado en cuerpo y alma a la tierra soviética, sin arder con la llama del amor por tu propio pueblo, el creador de la sociedad comunista. El Partido Bolchevique transmite esto a los escritores y dramaturgos soviéticos, guiándolos en la construcción del comunismo. El realismo socialista es tan inseparable de la vida, del interés ferviente de amor por la vida y las actividades del pueblo, del profundo y noble sentimiento patriótico, como lo es la burguesía fanfarrona y cosmopolita del trato indiferente y despreocupado 211
hacia el pueblo y su creatividad; de un esteticismo y formalismo neutrales, castrados y fríos. Toda la historia de la principal literatura rusa nos enseña esto. La apasionada lucha de Belinsky por el realismo se vio impregnada por nobles sentimientos patrióticos, porque la verdad artística, la cual demandaba a escritores, dramaturgos y actores, tiene sus raíces en el amor apasionado por su propio pueblo, y el amor a la madre patria que dio luz a la lucha por liberarse de sus tiranos. Belinsky llamaba esteticismo a “el arte por el arte”, un juego del arte, lo que explica por qué todo tipo de esteticismo es no solo falso, sino que además es impopular, reaccionario en su esencia, antipatriótico y traicionero. Los preceptos de Belinsky, apoyados y desarrollados por Chernyshevsky y Dobrolyubov, penetraron en toda la literatura rusa más relevante y desarrollaron sus tradiciones más nobles. Estos corifeos de la crítica rusa, grandes ilustradores, mostraron en su aparición misma lo que suponía ser un crítico de la literatura y el teatro realistas. Es imposible incluso hoy en día releer los escritos teatrales de Belinsky sin emocionarse. Supo ver en las creaciones artísticas, expresadas en el escenario, los medios más fuertes para la realización de sus ideas democrático-revolucionarias. Las cosas han cambiado desde entonces, cuando Belinsky escribía sobre teatro. El pueblo soviético se ha deshecho de los portadores de la reacción social, ha liquidado completamente la clase de los parásitos y explotadores. La creatividad del pueblo se ha desplegado de forma maravillosa en todas las ramas de la vida. La construcción del socialismo, el alzamiento patriótico durante la Gran Guerra Patria, el inmenso logro sindical del trabajo creativo que siguió a la guerra, el desarrollo de nuevas características en el carácter del pueblo soviético, la innovación sin fin en la producción y en la ciencia: estos son todos los temas más valiosos para el arte, la literatura y la poesía. Y los mejores escritores del pueblo soviético, atrapados por el mismo entusiasmo creativo por el que 212
vive todo el pueblo, se esfuerzan por hacer su propia contribución a la causa común, recordando que, al igual que nuestro Partido valora altamente cualquier trabajo ideológico honesto en beneficio del pueblo, también el Partido valora en gran medida el trabajo de los escritores, llamándolos “ingenieros del alma humana”. El Partido ha señalado muchas veces qué consecuencias miserables y destructivas resultan del hecho de que un escritor no esté en contacto con la vida y la lucha del pueblo soviético, así como de qué manera las grandes ideas del patriotismo soviético pueden enriquecer e inspirar la creatividad de un escritor. El cosmopolitismo desenfrenado no solo es antipopular, sino también estéril. Es dañino, como esos parásitos en el mundo vegetal que roen los brotes de cultivos saludables. Sirve como camino para las influencias burguesas reaccionarias que nos son hostiles. El Partido, en sus decisiones sobre la lucha en el frente ideológico, ha prestado especial atención a las críticas soviéticas. El crítico es el primer propagandista de los avances nuevos, significativos y positivos en literatura y arte. Especialmente importante es el papel del crítico de teatro. Debe transmitir ampliamente, a través de la palabra impresa, la acción de las formas artísticas teatrales. El auténtico crítico soviético, amante de su trabajo, está dedicado al arte socialista. Solo puede ser un ferviente patriota, solo puede estar orgulloso, cuando aparece un nuevo trabajo en el escenario, incluso si todavía no está lo suficientemente perfeccionado, pero presenta de manera audaz una idea nueva, produciendo una nueva imagen del hombre soviético. El crítico de teatro es el primer ayudante en la búsqueda de la mejor encarnación, más verdadera y talentosa, en las formas artísticas, de cómo vive la nación. Desafortunadamente, la crítica, especialmente la crítica teatral, ha sido el campo más atrasado en nuestra literatura. Además, es precisamente la crítica teatral la que hasta hace poco retuvo nidos de esteticismo burgués, al amparo de un tratamiento antipatriótico, cosmopolita y pútrido del arte soviético. 213
* * * [2] Un grupo antipatriótico de epígonos del esteticismo burgués ha surgido en la crítica teatral, está penetrando en nuestra prensa y, de la manera más descarada, ha participado activamente en la revista Teatro y en el periódico Arte soviético. Estos críticos han utilizado mal su importancia ante la gente; se han revelado como portadores del cosmopolitismo desarraigado, profundamente repulsivo y hostil al pueblo soviético; impiden el progreso de la literatura soviética, frenando su avance. El sentimiento de orgullo nacional soviético es ajeno a ellos. Con este tipo de críticas intentan desacreditar los principales avances de nuestra literatura y arte, derribando violentamente precisamente lo que sí es un trabajo patriótico y políticamente dedicado, bajo el pretexto de supuestas imperfecciones artísticas. Es útil recordar que, en su día, el trabajo creativo del gran autor Makxim Gorki, y obras tan valiosas como Spring Love de K. Trenyov y otros, fueron objeto de los mismos ataques por parte del enemigo ideológico La imagen de un Nil obrero y revolucionario tiene un profundo significado ideológico en la obra Filisteos de M. Gorki. Pero el crítico Yu. Yuzovsky, en medio de elogios jesuíticos en un discurso sobre la obra, intentó sugerirle al lector que Nil era “una imagen imperfecta creada por Gorki”, que el autor habla “aquí como un panfletista, no siempre preocupándose por la plausibilidad. Esto es una interferencia del periodismo político en el tejido artístico de la obra”. “Tejido artístico”, la lógica del sujeto supuestamente violado por las acciones de Nil en la espléndida creación de Gorki –aquí está la máscara del esteta burgués, con la cual oculta su esencia contrarrevolucionaria y antipatriótica, intentando minimizar el carácter valiente y noble de uno de los primeros revolucionarios obreros bolcheviques, representado por el gran escritor proletario M. Gorki. 214
El mismo Yu. Yuzovsky, con los dientes apretados y grandes palabras de aliento, burlándose del argumento principal, realiza una crítica que versa sobre la obra de Surov, Lejos de Stalingrado; la obra ganadora del Premio Stalin Los conquistadores, de B. Chirskov; y sobre el papel de Zoya en la obra Historia verdadera, por la cual la actriz N. Rodionova recibió el Premio Stalin. El crítico Yu. Yuzovsky no encuentra nada mejor que hacer que, parloteando sobre dicho papel, escribir sobre la “corona blanca en el altar”. “Esta poesía lírica de autosacrificio”, escribe el crítico, “está muy lejos del romanticismo que buscamos”. Su artículo está lleno de burlas, en las que ridiculiza la apariencia “feliz y alegre” de los héroes de las obras soviéticas, alega que los dramaturgos se desvían frecuentemente “fuera del tema”, centrándose en las “presunciones” del héroe, y tendencias que supuestamente “socavan nuestro arte”; que los dramaturgos frecuentemente no quieren “pensar” y, por lo tanto, supuestamente no permiten que “su héroe piense”. Pero ¿cuál es el coste de este razonamiento?: “Una vez que el héroe es soviético, ¿es obligatorio para él obtener la victoria? Este tipo de filosofía no tiene nada en común con la dialéctica de la vida”. Trazando garabatos miserables, tratando de atribuirse a sí mismo un aire de falsa sabiduría, este crítico abominable se ríe de “la presunción mística del éxito obligatorio, cada vez que el héroe soviético lucha”. La palabra “presunción”, como es bien sabido, significa “una suposición que se considera verdadera hasta que se rechaza su corrección”. Esta frase deliberadamente vaga del crítico adquiere un efecto especialmente indignante, cuando se tiene en cuenta que fue escrita en 1943, después de la gran victoria del Ejército Soviético en Stalingrado. Y este es su daño: como un engaño vestido de forma recóndita, trata de ocultarse detrás de las críticas a las deficiencias artísticas, en la lucha contra la “desmovilización artística”. No, aquí no solo se oculta, sino que también se abre la lucha contra las aspiraciones de retratar todo el carácter conquistador del pueblo soviético. 215
En los artículos de A. Gurvich hay otra forma de engaño, diferente de la de Yu. Yuzovsky. A. Gurvich hace un intento malicioso de establecer un clásico contra el drama soviético, para desacreditar la dramaturgia soviética, utilizando la autoridad de Turgenev. Hablando de actuaciones soviéticas, opina: “Solo una representación nos ha entusiasmado, nos ha hecho sentir algo sustancial y real... esto fue Verochka en Un mes en el país de Turgenev... Solo sentimos tal cosa, en lo más profundo del alma, cuando esta chica tímida y apasionada extendió su mano a través del siglo y sobre las cabezas de muchas de las heroínas de nuestras obras, hasta llegar a Zoya Kosmodem’yanskaya, y se unió a ella en un fuerte apretón de manos”. Se nos permitirá convertir en “yo” los “nosotros” de Gurvich, faltos de todo patriotismo soviético, propio de quienes no valoran realmente ni la imagen de Zoya Kosmodem’yanskaya, ni las producciones de nuestra literatura, las cuales el pueblo soviético aprecia por su reflejo sincero de la belleza heroica de nuestra vida, de la belleza del mundo espiritual del pueblo soviético. Pero ¿qué concepción puede tener A. Gurvich sobre el carácter nacional del pueblo soviético ruso, si escribe eso con el “buen humor y optimismo ingenuamente confiado” de las obras de Pogodin en las que, supuestamente, se expresó el “carácter nacional de la mentalidad del dramaturgo”, el público vio su propio reflejo y “experimentó la alegría del reconocimiento”, porque dice que “el pueblo ruso no es ajeno a la buena naturaleza”? Esta es una calumnia contra el pueblo soviético ruso, una calumnia vil, de hecho. Y exactamente porque la placidez para nosotros es profundamente ajena, no podemos sino condenar estos intentos de calumniar al carácter soviético nacional. En la figura de Ivan Shadrin, de la obra El hombre con un rifle, A. Gurvich ve a un hombre en conflicto que fue capturado por las olas de la revolución y “se tambaleaba en una oposición inútil”, antes de ceder ante la poderosa corriente revolucionaria. 216
Esto se dijo sobre el campesino-soldado que conoció a Lenin, sobre el hombre cuya conciencia fue despertada por la influencia de un obrero bolchevique. El Partido apoyó y continúa apoyando toda la literatura y el arte de vanguardia, novedosos, muestra un rechazo decisivo a los esfuerzos por desacreditar las creaciones imbuidas del espíritu del patriotismo soviético, y expuso implacablemente y continúa exponiendo los ataques antipatrióticos. Pero [algunas] personas, infectadas por resquicios de la ideología burguesa, todavía intentan aquí y allá envenenar con su espíritu putrefacto la atmósfera sana y creativa del arte soviético. A veces de manera más abierta, a veces de forma más oculta, intentan emprender su lucha infructuosa, condenados a una derrota devastadora. El aguijón de la crítica estético-formalista no se dirige en contra del trabajo verdaderamente dañino e inferior, sino que se dirige contra las obras progresistas y superiores que retratan a los patriotas soviéticos. Y esto, exactamente, es evidencia de que el formalismo estético sirve solo como una cobertura de naturaleza antipatriota. Los críticos de este tipo se sintieron especialmente cómodos en la atmósfera rancia de una asociación de críticos de teatro adscrita a la VTO* (Sociedad Teatral Rusa, presidida por G. Boyadzhiev), la comisión de drama de la Unión de Dramaturgos (donde presidió A. Kron). Allí, su verdadero espíritu se revela en toda su fealdad, el espíritu de quienes en otros lugares hablan disfrazados, ocultando con frecuencia la sustancia depravada de sus declaraciones detrás de florituras pseudocientíficas, lenguaje abstruso y evasiones deliberadas, necesarias solo para oscurecer la esencia de su actividad. Fue allí donde el crítico de teatro A. Borshchagovsky, guardando silencio sobre las obras que distorsionan la realidad soviética y las imágenes del pueblo soviético, dirigió la llama de su 217
crítica antipatriótica contra la obra de A. Sofronov, El personaje de Moscú, y el Teatro Maly, donde se realizó la obra. El mismo A. Borshchagovsky, que en su momento manchó la obra Sobre las estepas de Ucrania, de A. Korneichuk, concibió posteriormente la idea de difamar obras como Nuestro pan de cada día, de N. Virta y Un gran destino, de A. Surov, entre otras. Fue allí donde el crítico L. Malyugin tomó las armas contra producciones tan profundamente patrióticas como El gran poder, de B. Romashov, Nuestro pan de cada día, de N. Virta y En una ciudad, de A. Sofronov, que han ganado una amplia aceptación por parte del público. El crítico E. Kholodov realizó ataques contra las obras de teatro En una ciudad y Nuestro pan de cada día en una reunión de la VTO. En este momento, cuando las tareas de lucha contra el cosmopolitismo sin raíces y las manifestaciones de la influencia burguesa ajenas al pueblo están claramente ante nosotros, este crítico no encuentra nada mejor que hacer que desacreditar las manifestaciones más avanzadas de nuestra literatura. Esto causa un daño directo al desarrollo de la literatura y el arte soviéticos, e impide su avance. Pero esto es lo que, como hemos visto, A. Gurvich, Yu. Yuzovsky y otros están haciendo con su llamado “trabajo”. Su “autoridad” hueca y turbia hasta ahora no ha sido expuesta adecuadamente. Las opiniones viciosas de los críticos Borshchagovsky, Gurvich, Yuzovsky, Varshavsky y Boyadzhiev, basadas en posiciones antipatrióticas, nutren todo tipo de distorsiones, ajenas al pueblo, sobre el trabajo de varios críticos. Basado en esto, encontramos una burla protagonizada por A. Borshchagovsky contra el director artístico del Teatro Maly, K. Zubov, en una llamada “conferencia creativa” durante una discusión sobre la obra “Carácter de Moscú”. 218
“Cuando Zubov comienza a decir con emoción que Sofronov respira las ideas de nuestro tiempo, una especie de efusión, en ese instante una especie de rito religioso ocurre dentro del ser del director-artista. Relaciono este temperamento pseudoclásico con una obra de teatro de temática soviética en el Teatro Maly”. ¿Qué es esto, sino un intento de manchar y difamar tanto al autor de una obra de teatro con temática de Partido, como al teatro más antiguo de nuestro país, que trabaja activamente con temáticas soviéticas actuales? Nos vamos a permitir citar las apasionadas y sinceras palabras del discurso de K. A. Zubov, que provocaron las amargas burlas de nuestro crítico: “En primer lugar, me gustaría decir unas pocas palabras sobre por qué el Teatro Maly aceptó presentar la obra Carácter de Moscú… La obra de Sofronov está llena de grandeza, de alegría, de una vital fe en nuestra vida, y un optimismo que hace imposible no mencionarlo. Esto merece apoyo… Me parece que la comedia poética, comedia pura, comedia optimista llena de fe en nuestra vida, en nuestra realidad, en nuestro futuro, en esas ideas por las que vivimos, por las que respiramos –esto ya es tan importante que uno no puede negarse el placer de trabajar con ello. Esto es lo atractivo del teatro… Tú, junto con él (el dramaturgo – Ed.), tenéis fe en nuestra maravillosa realidad… Con esta fe, debemos observar en primer lugar si la trama es correcta… el Teatro… protege fervientemente al autor en este sentido y tiene el derecho de esperar ayuda– pero no ‘críticas’ que destrozan cualquier esperanza, que posibilitan no creer en el poder de uno mismo”. Estas palabras pueden aplicarse a las mejores obras, llenas de orgullo hacia nuestra gran patria soviética, y a nuestro amor filial por ella.
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Exponen bien el rol destructivo del grupo de críticos, que busca desviar el drama y el teatro de temáticas inspiradas por el sentimiento del patriotismo soviético. La plantilla editorial de “Literaturnaya Gazeta” tomó una postura especialmente desagradable en relación con el repertorio contemporáneo y, específicamente, con la obra Carácter de Moscú. “Literaturnaya Gazeta”, en un artículo editorial con el pretencioso título de “Conversación sobre el Destino del Repertorio” (del 4 de diciembre de 1948), dio protagonismo a un reportaje despiadado de A. Borshchagovsky sobre una reunión acerca de nuevas obras y unió sus ataques malignos en contra de la línea del Teatro Maly en la puesta en escena de obras contemporáneas y patrióticas. * * * [#3] ¿Cómo reaccionaron los críticos a ciertas recomendaciones hechas por el Partido sobre el repertorio dramático de los teatros y medidas para su mejora? ¿Fueron motivados por la crítica firme y razonable del Partido para reconsiderar sus actitudes? ¿Acaso estos críticos se preocuparon por hacer autocrítica? No. Precisamente ese criticismo fue el que resultó estar más allá de estos pobres críticos. No querían hacer autocrítica, ya que tenían miedo de desvelar su ruina ideológica. Pero tampoco pararon su actividad, ahora dirigida directamente contra la directiva del Partido, una actividad conjunta y antipatriótica. Los roles se dividieron. Algunos de los líderes de este grupo se escondieron entre los estirados comités de la VTO. En ellos, con sus colegas a su alrededor, empezaron a inventarse una falsa “opinión social” contra las obras soviéticas y, de hecho, contra el repertorio soviético en general. Algunos comenzaron a retratarse como misteriosos “silenciosos”, pero en verdad no eran silenciosos. En el pleno de la Unión de Escritores Soviéticos se citaron parte de las transcripciones de 220
discursos de estos “silenciosos” –efusiones bochornosas e ignorantes, respirando hostilidad hacia el moderno repertorio soviético, contra los trabajos patrióticos de nuestros dramaturgos. Abucheando y comportándose con malicia, intentando crear una organización literaria clandestina, denigraron todo lo superior que aparecía en la dramaturgia soviética. No encontraban una buena palabra para obras como La gran fuerza, El carácter de Moscú, Nuestro pan de cada día y Un gran destino. El objetivo de sus golpes llenos de malicia y de odio eran, especialmente, hacia obras que habían recibido el Premio Stalin. Claramente, hay fallos en muchas obras del repertorio soviético moderno. Es bien sabido que todas son objeto de críticas constructivas, tanto ideológicas como artísticas. Pero los chismes de los estetas no se preocupaban ni pensaban en tales críticas. Despreciaron por completo estas obras precisamente debido a que, a pesar de sus defectos, están llenas de ideología soviética y se adhieren a sus principios; plantean las cuestiones políticas más importantes, y ayudan al Partido y al pueblo soviético en su lucha contra la adulación de las importaciones burguesas, en su lucha contra los trámites burocráticos, la rapacidad y la preponderancia de los intereses privados por encima de los de la sociedad. Todas estas obras nutren al patriotismo soviético y se esfuerzan por llevar al escenario, mediante formas artísticas, todo lo nuevo y progresista que se está desarrollando en la sociedad soviética. Tras una larga bancarrota, Yuzovsky y Gurvich se mantenían en “silencio”. A continuación, vino Borshchagovsky y otros, penetrando de las bellas artes especializadas a la prensa general y ocultando mediante frases pomposas esa misma hostilidad a la materialización artística de las ideas del patriotismo soviético. Recordamos las palabras del camarada Stalin: “Podría decir que el ocultamiento silencioso no es criticismo. Pero no sería verdad. El método del ocultamiento, que es una forma particular
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de negligencia, también se muestra como un tipo de criticismo, ridículo y necio, es verdad, pero no obstante una forma de criticismo”. Sus intentos de quedarse callados, de engañar con criticismo en vez de lanzar una pregunta directa y honrada, no ayudarán a este grupo de críticos antipatrióticos. Ante nosotros no se hallan errores accidentales y aislados, sino un sistema de opiniones antipatrióticas, que dañan al progreso de nuestra literatura y arte, un sistema que debería ser destruido. No es casualidad que los cosmopolitas sin raíces ataquen el trabajo del Teatro de las Artes y el Teatro Maly, los cuales son un orgullo para nuestra nación. Se empeñan en socavar nuestra fe en su trabajo, cuando estos teatros, los mejores del mundo, producen obras con temática soviética, [y] muestran imágenes del pueblo soviético. La principal tarea de la crítica del Partido es derrotar ideológicamente a este grupo antipatriótico de críticos de teatro. El pleno reciente de la dirección de la Unión de Escritores Soviéticos sienta las bases para desenmascarar y destruir a este grupo antipatriótico de críticos. Debemos tener en cuenta que nuestra crítica tiene que servir para apoyar las principales tendencias patrióticas en la literatura y el arte, para hacer propaganda sin cesar de todo lo mejor que han desarrollado; con audacia y principios, para exponer las deficiencias existentes, y para nutrir a los escritores y artistas con el espíritu del patriotismo soviético. * * * [#4] La dramaturgia soviética y el teatro soviético están en el camino correcto. La construcción socialista nutre con sus vastas fuentes el arte soviético, de manera nunca vista en la historia de la cultura. Pero estas fuentes solo están disponibles para aquel que participa en la creación de la nueva vida, en la lucha por el comu222
nismo. Aquel que observa esta vida desde un lado, con los ojos sin pasión de un espectador indiferente, es inevitablemente olvidado. Es necesario poner fin decididamente de una vez a la connivencia liberal, a todos esos esteticistas insignificantes que carecen de amor a la patria y su pueblo, no tienen alma, excepto irritabilidad y soberbia. Es necesario limpiar la atmósfera artística de todos estos filisteos antipatrióticos. ¡Nuestros dramaturgos deben acercarse aún más a la vida del pueblo, a su trabajo, a sus figuras destacadas, a los nuevos e impresionantes fenómenos en las ciudades y los kolkhozes, deben acercarse más a los vigorosos brotes de la vida comunista y la moral comunista! Merece la pena conocer esta vida, sumergirse en sus adentros, el amor por la patria, por el pueblo, abrirá innumerables fuentes de formas artísticas. Vemos esto en las obras que han sido bien acogidas por el público y los lectores soviéticos. El lector y el espectador demandan lo más puro, ideológico y noble del mundo. Critican los fallos y metidas de pata, pero apoyan con cariño al escritor y al dramaturgo cuando ven en él un interés genuino y patriótico en las grandes hazañas del pueblo. La crítica soviética comprometida con el Partido aplastará a los portadores de las opiniones ajenas al pueblo, abrirá el camino para una actividad productiva del teatro soviético y logrará aquellas tareas señaladas por el Partido y el pueblo. Notas: *VTO: Vserossijskoe Teatral’noe Obshchestvo (Sociedad Teatral de toda Rusia)
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BIBLIOGRAFÍA
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Índice:
Introducción ......................................................9 España. Patriotismo revolucionario. ¿Qué es? ¿Por qué es necesario? ....................................23 1. Introducción a la sociedad en España................. 23 2. España y el sentimiento nacional español. Reivindicación revolucionaria de nuestra historia. ¿Deben las fuerzas revolucionarias renegar de la historia de su país? ......................................................... 26 3. Patriotismo revolucionario. ................................... 31 4. ¿Qué es el orgullo nacional?................................... 34 5. Internacionalismo contra nacionalismo. ............ 35 6. El mito del cosmopolitismo. .................................... 37
La Unidad Obrera
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Dicotomías de izquierda y derecha .......................... 40 ¿Cómo ha da realizarse la unidad obrera? ............ 42 La unidad de la izquierda del sistema y la izquierda grupuscular a su servicio .............................................. 44
Lucha de clases, capitalismo, Estado y transformación de la sociedad ......................63 Lucha de clases ............................................................... 63 Capitalismo...................................................................... 69 Estado ............................................................................... 72 Transformación de la sociedad .................................. 82
La cuestión nacional .......................................85 Planteamiento de la cuestión. El problema nacional ....................................................................85 Nación ............................................................................... 89 Nacionalidad o pueblo ................................................ 91 El movimiento nacional ............................................... 92 Centralismo y federalismo ........................................... 94 La asimilación ................................................................. 96 La cultura nacional y la cultura obrera .................. 98 España .............................................................................. 99
Posmodernismo y decadencia. Los dogmas de fe del sistema............................................................107 Breve introducción ........................................................ 107 ¿Qué es el posmodernismo ideológico? La decadencia de la sociedad .......................................... 108 Los dogmas de fe ........................................................... 114 ¿Qué relación tiene todo esto con la organización obrera? .............................................................................. 136
La cultura militante obrera ...........................139 La revolución en España. ..............................151 Las etapas de la revolución ...........................151 Introducción..................................................................... 151 Condiciones materiales. Objetivas y subjetivas ..... 154 El paso de una revolución democrática a una revolución socialista....................................................... 156 España. Nuestra realidad material .......................... 159
Cosmopolitismo, globalización e Imperialismo
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Cosmopolitismo .............................................................. 164 ¿Globalización o imperialismo? ................................. 170 ¿Qué es el imperialismo? ............................................. 171 ¿Sigue todo lo anteriormente desarrollado vigente? ................................................................... 176
Cuestiones complementarias .........................179 /DLPSRUWDQFLDGHODRUJDQL]DFLyQ\ODSODQLÀFDFLyQ frente al espontaneísmo y el seguidismo................. 179 Sindicalismo y lucha obrera ........................................ 181 ¿Por qué memoria histórica queremos apostar?.. 183
ANEXOS .............................................................187
El cosmopolitismo burgués y su papel reaccionario .............................................................187 Sobre un grupo antipatriótico de críticos teatrales ...................................................................211
BIBLIOGRAFÍA ................................................ 225