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Spanish; Castilian Pages 512 Year 2003
Actas del XXIII Congreso Internacional de Lingüística y Filología Románica Volumen II/2
Actas del XXIII Congreso Internacional de Lingüística y Filología Románica Salamanca, 24-30 septiembre 2001
Editadas por Fernando Sánchez Miret
Volumen II Sección 3: Sintaxis, semántica y pragmática
Segunda Parte
Max Niemeyer Verlag Tübingen 2003
Bibliografische Information Der Deutschen Bibliothek Die Deutsche Bibliothek verzeichnet diese Publikation in der Deutschen Nationalbibliografie; detaillierte bibliografische Daten sind im Internet über http://dnb.ddb.de abrufbar. ISBN 3-484-50396-3 Vol. II/2
Gesamt-ISBN 3-484-50393-9
© Max Niemeyer Verlag GmbH, Tübingen 2003 http://www.niemeyer.de Das Werk einschließlich aller seiner Teile ist urheberrechtlich geschützt. Jede Verwertung außerhalb der engen Grenzen des Urheberrechtsgesetzes ist ohne Zustimmung des Verlages unzulässig und strafbar. Das gilt insbesondere für Vervielfältigungen, Übersetzungen, Mikroverfilmungen und die Einspeicherung und Verarbeitung in elektronischen Systemen. Gedruckt auf alterungsbeständigem Papier. Printed in Germany. Satz: Fernando Sánchez Miret, Salamanca Druck: AZ Druck und Datentechnik GmbH, Kempten Einband: Norbert Klotz, Jettingen-Scheppach
Presentación
Estas actas del XXIII Congreso Internacional de Lingüística y Filología Románica (ACILFR XXIII),1 celebrado en Salamanca entre el 24 y el 30 de septiembre del año 2001, contienen los textos de cuatro conferencias plenarias, dos mesas redondas y 230 comunicaciones distribuidas en ocho secciones.2 Todo este material se organiza en cinco volúmenes de la siguiente manera: Vol. I:
Discursos inaugurales. Conferencias plenarias. Secciones 1 y 2. índice de autores. índice general. Vol. II/l : Sección 3 (primera parte). Vol. II/2: Sección 3 (segunda parte). Vol. III: Sección 4. Vol. IV: Secciones 5 y 6. Vol. V: Secciones 7 y 8. Mesas redondas. La distribución de los intereses de los autores es muy desigual. Las secciones mayoritarias son la 3 (Sintaxis, semántica y pragmática) y la 4 (Semántica léxica, lexicología y onomástica), con 84 y 48 comunicaciones respectivamente. Les siguen en aceptación la sección 5 (Edición y crítica textual, con 24 comunicaciones) y la sección 8 (Historia de la lingüística, con 23). A la cola se encuentran la sección 1 (Fonética y fonología, con 13), la 2 (Morfología, con 14), la 6 (Retórica, poética y teoría literaria, con 17) y, por último, la 7 (Lingüística aplicada, con 7). Igualmente se observa una distribución desequilibrada entre los trabajos que se ocupan de una sola lengua y aquellos que se interesan comparativamente por varias lenguas romances. Estos últimos representan aproximadamente el 18%. Por otro lado, las actas contienen 112 textos en castellano, 83 en francés, 24 en italiano, 18 en portugués, 3 en catalán, 2 en rumano y 2 en gallego. Si estos datos significan algo, cada uno podrá hacerse su composición (parcial) de la Romanistica de hoy. Una de tantas visiones posibles es la siguiente: Junto a los temas que se vienen tratando desde el principio y que podríamos agrupar en la Romanistica continua, parecería detectarse una Romanistica submersa (la fonética y morfología históricas, ¿la antigua Roma de la Romanistica ha dejado de ser el centro de la disciplina?)3 y una 1 2
3
Las abreviaturas que se usan en las bibliografías de los trabajos de estas actas son las del LRL 1,1. Para la organización del congreso se contó con financiación a cargo del Plan Nacional de I+D+I (PGC2000-2673-E), de la Junta de Castilla y León y de la Fundación Duques de Soria. Malkiel llamaba a la gramática histórica y comparada de las lenguas romances la «indisputable core discipline» de la Filología Románica (cf. Yakov Malkiel: «Comparative Romance linguistics». In: Thomas A. Sebeok, ed., Current trends in linguistics, 9: Linguistics in Western Europe. The Hague: Mouton, 1972, 835-925: pág. 835).
VI Romanistica nova (donde apuntan, entre otras líneas de trabajo, la fraseología, el análisis del discurso, el análisis de la conversación y la elaboración y uso de bases de datos de distinto tipo y con diferentes objetivos). Por otro lado, es cierto que en la Romanistica han convivido desde siempre los trabajos sobre lenguas particulares con los trabajos comparativos. Sin embargo, algunos nostálgicos lamentamos que no haya más espíritu panromance y comparativo en la investigación; y el motivo no es sólo el justo reconocimiento de la época dorada de la Romanistica, que Malkiel sitúa entre 1885 y 1915, sino la convicción de que en la perspectiva comparativa se encuentra una de las mejores vías de avance serio para nuestros estudios y el marco en el que la Romanistica puede contribuir y colaborar con otras disciplinas para el mejor conocimiento de ese complejo fenómeno que es el lenguaje. En definitiva, valga lo que valga esta visión, lo importante es la trayectoria de estos veintitrés congresos de la Société de Linguistique Romane (el primero en 1928), cuyas actas se han publicado (con una sola excepción) regularmente a partir del congreso de Lieja de 1951. Con estas actas del congreso de Salamanca damos un paso más en el camino de los estudios románicos. La trayectoria futura depende de nosotros y de las sociedades e instituciones que nos agrupan y, como demuestran muchos de los textos publicados aquí, la tarea no está ni mucho menos agotada, ni siquiera en los campos tan aparentemente trillados de la gramática histórica. Antes de poner el punto final tengo que dar las gracias al Departamento de Lengua Española de la Universidad de Salamanca, especialmente a su director Luis Santos Río, que me ha procurado los medios técnicos necesarios para poder llevar a cabo la edición. Igualmente quiero agradecer la paciencia y la eficaz colaboración de Ulrike Dedner (en el período preparatorio de la edición) y de Cornelia Saier (en la segunda y definitiva fase), ambas de la Editorial Niemeyer. Por otra parte, durante la preparación y la celebración del congreso los organizadores (Carmen Pensado, Emilio Ridruejo y Fernando Sánchez Miret) contamos con el apoyo de los miembros de los Departamentos de Lengua Española, de Filología Francesa y de Filología Moderna (portugués e italiano) de la Universidad de Salamanca y del Departamento de Lengua Española de la Universidad de Valladolid, y también con la paciencia, la buena voluntad y el entusiasmo de los congresistas; a todos ellos deseo manifestarles mi enorme agradecimiento. Después de estar trabajando algo más de un año en la edición de estas actas, las entrego a la imprenta con un inevitable sentimiento de culpa por los errores que habrán quedado, pero, a la vez, con un enorme sentimiento de liberación. En definitiva, lo importante era que las investigaciones que se presentaron en Salamanca salieran lo antes posible a la luz pública en forma impresa, para que puedan cumplir su verdadero fin, que no es otro que el de avivar la discusión y animar la investigación sobre las lenguas romances, que son el objeto de estudio y de comunicación que nos une.
Fernando Sánchez Miret
SECCIÓN 3 (segunda parte)
Alexandra Kratschmer Les explications défectives en tant que moyens de manipulation rhétorique: analyse sémantique et pragmatique de certains énoncés de Bossuet et de Voltaire
3
Eva Lavric Malentendidos interlinguales e interculturales
13
Helena López Palma La deixis verbal
25
Rosa María Medina Granda Las construcciones con negación expletiva en occitano antiguo: características
39
Francine Melka Verbes de mouvement et verbes résultatifs en langues romanes et germaniques
55
Jean-Michel Messiaen Naissance du participe présent (1500-1670): incidences et description
65
Alf Monjour La valencia nominal en español. Observaciones y sugerencias
89
Yuko Morimoto La estructura argumentai de los verbos de «tránsito» en español: aproximación léxico-conceptual
103
Kuniyoshi Nakai El coordinador español tanto...como: sus variantes y su diacronia
113
Françoise Nin Vers une classification des expressions à éléments figés: analyse de phrases construites avec les verbes-supports espagnols dar, hacer, tener
123
Malgorzata Nowakowska L'adjectif de relation en contexte contrastif
133
Vili Martina Ozbot Un caso particolare di italiano e sloveno a contatto: elementi linguistici romanzi nei testi della letteratura slovena di Trieste
147
Ma ir Parry Riflessioni sulla presenza dell'oggetto preposizionale in ligure
157
Inmaculada Penadés Martínez La antonimia en las unidades
169
fraseológicas
Marta Pérez Toral Procedimientos de cohesión en el discurso alfonsi
177
Michel Pierrard Les emplois prépositionnels de comme: de la prédication à la qualification
187
Katja Ploog La restructuration de la diathèse en français abidjanais: l'exemple des auxiliaires verbaux
199
Wolfgang Pöckl El comportamiento sintáctico de los adjetivos invariables
209
Liana Pop Eh bien c'est la fin d'un parcours
217
Margarita Porcar Miralies Las Flores de Filosofia adaptadas en el siglo XIV. Sobre los procedimientos de ordenación informativa
233
Claus D. Pusch Verbes recteurs faibles en occitan
247
Amparo Ricos Vidal No lo digas a ànima viva: indefinidos existenciales en castellano medieval y clásico
259
Malin Eurenius Roitman Configuration polyphonique et stratégie rhétorique. Etude sur l'emploi de la négation ne...pas dans des éditoriaux du Figaro, de Libération et du Monde
271
Leonor Ruiz Gurillo / Grupo Val.Es. Co. Las unidades sintagmáticas verbales en el español actual
285
Carlos Sánchez Lancis El valor preposicional de los adverbios locativos prepositivos del español medieval y moderno
293
IX
Cristina Sánchez López Las construcciones con dativo posesivo en español
307
Juana Santana Marrero La alternancia cantaré / voy a cantar en el habla de Sevilla
319
Luis Santos Río Clases de locuciones prepositivas
331
Charlotte Schapira Qui est ΟΝΊ
363
Mercedes Sedano Análisis contrastivo de los usos del gerundio en el español hablado y escrito de Caracas
373
Ascensión Sierra Soriano Emploi et traduction de «Tiens»
387
Otilia da Costa e Sousa / Susana Costa Pereira Futuro Sintético / Futuro Analítico e valor aorístico
403
Anne-Marie Spanoghe / An Vande Casteele Construcción apositiva y determinación de los términos de parentesco en español y en portugués
415
Β irte Stengaard El uso libre de los pronombres personales tónicos oblicuos en el gallego-portugués medieval: características sintácticas e implicaciones diacrónicas
425
Stefania Tufi Gli ausiliari perfettivi in alcune varietà dell'Italia mediana
435
Mariana Tufescu La modalité épistémiqe du PARAÎTRE dans les langues romanes
441
Maria Jenchea Prépositions de temps et négation
451
André Valli Déterminant 0 en français et en espagnol: hétérogénéité des usages
465
Dan Van Raemdonck COI: Complément Objectivement Inutile
473
Drazen Varga La subordination en vallader
487
χ Monica Velando Casanova La evolución de los esquemas correlativos de proporcionalidad en castellano medieval
493
SECCIÓN 3 (segunda parte)
Alexandra
Kratschmer
Les explications défectives en tant que moyens de manipulation rhétorique: analyse sémantique et pragmatique de certains énoncés de Bossuet et de Voltaire1
1 Notre propos En nous basant sur un modèle descriptif de l'explication, modèle qui distingue strictement entre le contenu sémantique (un nombre déterminé de propositions formant une déduction logique ou syllogisme) et la valeur pragmatique/interactionnelle (utilisation en tant qu'«argument» dans l'interaction linguistique du type argumentatif) des structures explicatives dans un texte, nous montrerons comment le producteur du texte peut jouer sur les composantes sémantiques de ses explications pour obtenir un effet pragmatique déterminé. Nous illustrerons cela par l'exemple de ce que nous appelons des «explications défectives» que nous définissons comme des explications dont la forme suggère la justesse logico-déductive, mais dont le contenu sémantique n'est pas - à y regarder de plus près effectivement conclusif. Ce mécanisme peut entraîner un effet pragmatique/interactionnel hautement manipulateur en ce que le lecteur, «aveuglé» par la forme, est induit à ne plus vérifier la logique du contenu. Nous nous servirons d'exemples concrets tirés de Bossuet (Discours sur l'histoire universelle, 1681) et de Voltaire (Laphilosophie de l'histoire, 1765), deux auteurs amenés par leur mission théologico-philosophique à exploiter des mécanismes linguistiques dans un but rhétorico-manipulateur. Nous comprenons notre exposé en tant que contribution à ce que nous appelons la «rhétorique formelle», discipline qui cherche à donner des descriptions sémantiques et pragmatiques formelles à des mécanismes étudiés par la rhétorique traditionnelle. Dans le cas présent, il s'agit d'un syllogisme avec une conclusion non irréfutable, forme déductive appelée «enthymème» chez Aristote.
1
Nous présentons ici une partie des résultats d'un travail de recherche post-doctorale financé par l'Académie Autrichienne des Sciences au moyen d'une bourse de trois ans «APART» («Austrian programme for advanced research and technology»); v. Kratschmer (à paraître).
4
Alexandra Kratschmer
2
Notre appareil descriptif
La base de notre appareil descriptif est une analyse propositionnelle des énoncés concrets d'un texte, analyse qui distingue d'une manière non-ambiguë entre la composante sémantique et la composante pragmatique des énoncés. La composante sémantique d'une proposition comprend un noyau propositionnel (formé par un sujet logique et un prédicat), un acte énonciatoire d'un énonciateur (l'attitude mentale de ce dernier vis-à-vis du noyau propositionnel: croire, vouloir, percevoir, etc.) ainsi qu'un acte locutoire d'un locuteur (l'acte de ce dernier de communiquer, à son interlocuteur, le contenu du noyau propositionnel et l'attitude mentale de l'énonciateur: dire, écrire). La composante pragmatique de la proposition consiste en un acte illocutoire d'un illocuteur (l'intention pragma-rhétorique: l'effet (de l'énoncé) désiré par l'illocuteur chez son interlocuteur: vouloir informer, vouloir convaincre, vouloir menacer, etc.). Ce schéma d'analyse propositionnelle s'inspire de Ducrot (1984) et de Metzeltin / Jaksche (1983), mais a été adapté là où nous l'avons jugé nécessaire (pour une discussion plus détaillée v. Kratschmer 1998). Ainsi, nous formalisons une phrase «J'entends un loup arriver», énoncée par Pierre pour menacer son petit frère Paul, de la manière suivante: Pierre-vouloir menacer Paul
[Pierre-dire:
Pierre-entendre:
loup-arriver]
acte illocutoire
acte locutoire
acte énonciatoire
noyau propositionnel
composante
2.1
pragmatique
composante sémantique
Le syllogisme - schéma sémantique de base de l'explication
La base de la construction sémantico-textuelle que nous appelons «explication» est le syllogisme de la rhétorique traditionnelle. Dans sa forme «classique», le syllogisme comprend une prémisse majeure et une prémisse mineure qui permettent une conclusion déterminée: Tous les hommes sont mortels [prémisse majeure] Socrate est un homme [prémisse mineure] Socrate est mortel [conclusion] Nous nous servons cependant d'une formalisation inspirée de la théorie de la science et de la sémantique formelle, selon les lignes que nous venons de présenter en 2 (pour plus d'informations v. Kratschmer 1998): [1] [2]
(X: être homme) » (X: être mortel) [loi générale] Socrate: être homme [cas]
[3]
Socrate: être mortel [résultat]
Les explications défectives en tant que moyens de manipulation rhétorique..
5
Nous soulignons qu'en langage naturel la validité générale de la loi (prémisse majeure) n'est pas, comme en sciences naturelles, une question d'ontologie (demandant la «preuve» expérimentale), mais une question cognitive: la loi est valable si le producteur de l'explication la regarde comme valable (et générale) dans son univers de pensée. Une forme particulière de l'explication est l'explication concessive: là, la combinaison de la loi (p. ex. quand le soleil brille, la température est élevée) et du cas (le soleil brille)
mène à une conclusion surprenante (la température η 'estpas élevée). C'est seulement après l'application d'une condition extra (le vent soufflé) que la conclusion perd son caractère surprenant. Voici notre schéma (pour plus de détails théoriques sur les explications concessives v. Kratschmer 1998): [1] [2]
(soleil: briller) ¿ (température: être élevée) [prémisse majeure/loi] soleil: briller [prémisse mineure/cas]
néanmoins: [3] température: —. (être élevée) [conclusion surprenante] condition extra (qui explique la conclusion surprenante): [4]
vent: souffler
La force explicative de la condition extra présuppose une loi ajournée [5] de laquelle la condition extra (vent: souffler) fait partie et dont le conséquent (température: —ι (être élevée)) coïncide avec la conclusion surprenante: [5]
2.2
[2] [4]
[(soleil: briller) λ (vent: souffler)] » [température: —ι (être élevée)] [loi ajournée] soleil: briller [prémisse mineure 1/cas 1] vent: souffler [prémisse mineure 2/cas 2 = condition extra]
[3]
température: —. (être élevée) [conclusion non surprenante]
Les explications défectives
Aristote distingue déjà, dans sa Rhétorique (I, 2, 1356b), entre le syllogisme et l'enthymème; le premier se base sur des prémisses nécessairement vraies et donne lieu à des conclusions nécessairement vraies, tandis que le dernier se base sur des prémisses vraisemblables (non nécessairement vraies) et permet des conclusions probables mais en même temps refutables; un autre trait fréquent de l'enthymème est le fait qu'une des prémisses est supprimée (de là la définition de l'enthymème comme «syllogisme elliptique»), particulièrement quand cette prémisse est peu évidente (Mortara Garavelli 10 1997: 24; 79). Aristote (Rhét., II, 23, 1397b, cité selon Mortara Garavelli 101997: 24) en donne l'exemple suivant: «si même les dieux ne savent pas tout, encore plus difficile ce sera pour les hommes de tout savoir» dont la prémisse sous-entendue serait «les dieux savent plus que les humains». Cette suppression d'une prémisse peu évidente ou discutable permet évidemment la manipulation subtile de l'interlocuteur en ce qu'on évite de mettre en discussion la base fragile (la prémisse peu évidente) de la conclusion.
6
Alexandra Kratschmer
Ce que nous voulons montrer ici, c'est précisément en quoi peut consister le caractère discutable des prémisses. Selon Aristote, cela semble consister en ce que la vérité absolue, ontologique des prémisses n'est pas donnée d'une manière «scientifique ou objective» ou bien qu'on trouvera des personnes qui seront d'un avis différent. Cependant, étant donné que la théorie de la science moderne a de plus en plus tendance à réfuter le concept de la vérité ontologique absolue (v. Kratschmer à paraître', chap. I.B.l.) tandis que dans le langage quotidien notre usage des prémisses (à forme de lois irréfutables) fait semblant qu'une telle vérité existe, nous avons choisi, dans notre classification des explications défectives, de faire abstraction des critères ontologiques en faveur des critères intralinguistiques. Pour nous, les explications défectives sont defectives parce qu'elles donnent lieu à des incohérences conceptuelles à l'intérieur de l'univers de pensée de leur auteur, c'est-à-dire à l'intérieur du texte où elles figurent. Nous ne traitons pas ici des cas, sans aucun doute dignes d'études, où un auteur utilise des prémisses contredisant l'univers de pensée consensuel de sa communauté culturelle. De telles études donneraient des résultats très pertinents d'un point de vue socio-pragmatique, cependant nous nous limiterons ci-dessous à une analyse de cohérence intra-textuelle.
2.2.1
Explications ad hoc
Les explications ad hoc se caractérisent, d'un point de vue sémantique, par le fait que le producteur d'une explication se base sur une loi «inventée» ad hoc pour la même explication sans que cette loi soit valable dans son univers «normal» de pensée. C'est-àdire que la loi contredit d'autres énoncés explicites ou implicites dans le même texte et donne donc lieu - au niveau global du texte - à une incohérence logique. Au niveau pragmatique, le producteur de l'explication peut camoufler - et par là manipuler son interlocuteur/lecteur - le fait qu'il manque d'une vraie explication pour l'état de choses utilisé comme argument dans son discours ou le fait que cet état de choses utilisé comme argument manque de logique à l'intérieur de son discours. Dans le cas où la différence entre l'univers de pensée reflété pas la loi ad hoc et l'univers «normal» de pensée du producteur de l'explication est très évidente, l'effet pragmatique peut être l'ironie qui entraîne, à son tour, toute une gamme de lectures plus ou moins manipulatrices.
2.2.2 Explications de fausse semblance Le producteur d'une telle explication donne à cette dernière, d'un point de vue sémantique, une forme syllogistique, mais ne donne pas de contenu logiquement valable à toutes les parties du syllogisme, par exemple en substituant la proposition exprimant le cas (qui doit expliquer le résultat) par un jugement de valeur (positif ou négatif) sans contenu concret ou factuel. L'effet potentiel pragmatique consiste encore une fois en ce que le producteur de l'explication peut dissimuler le fait de ne pas posséder d'explication valable pour l'état de choses utilisé comme argument dans son discours. En substituant une proposition explicative par un jugement de valeur, il peut, en plus, diriger Γ interlocuteur/lecteur vers une opinion déterminée. L'effet potentiel manipulateur de ce mécanisme est évident.
Les explications défectives en tant que moyens de manipulation rhétorique.. 3
Exemples concrets
3.1
Explications ad hoc
7
Notre premier exemple est tiré du Discours sur l'histoire universelle (1681) de Bossuet. exemple 1: [Enfin l'Empire romain a cédé;] et ayant trouvé quelque chose de plus invincible que lui, il a reçu paisiblement dans son sein cette Église à laquelle il avait fait une si longue et si cruelle guerre, (phrase 9, chap. I, troisième partie du Discours) Voici notre formalisation en forme de syllogisme: [1]
[(empire A: être invincible, degré a) Λ (empire B: être invincible, degré > a) Λ (empire A: trouver empire B)] » [empire A: recevoir empire Β paisiblement dans son sein] [loi générale] [2a] Empire romain: être invincible, degré a [cas a] [2b] Église: être invincible, degré > a [cas b] [2c] Empire romain: trouver Église [cas c] [3]
Empire romain: recevoir Église paisiblement dans son sein [résultat]
Le mécanisme sémantique de cette explication est le suivant: cette dernière se base sur une loi implicite [1] présupposée et par là présentée au lecteur comme valable. Cette loi, selon laquelle un empire qui est plus faible qu'un autre reçoit toujours ce dernier d'une manière paisible dans son sein, est cependant contredite par d'autres événements historiques (moins paisibles) décrits par Bossuet au même chapitre: [...] [Rome] est en proie aux Barbares, prise trois et quatre fois, pillée, saccagée, détruite, (phrase 22) D'un point de vue pragmatique, il faut mentionner que les explications ad hoc sont particulièrement nombreuses dans les parties du Discours où le théologue Bossuet cherche à expliquer l'histoire humaine par la divine Providence. La nature métaphysique de son sujet le place souvent devant un dilemme: les explications logico-rationnelles lui manquent, mais son zèle à convaincre son public le pousse néanmoins à en chercher. Il choisit pour solution les explications ad hoc qui peuvent distraire les lecteurs des problèmes qu'a l'auteur à trouver des explications valables. Dans le cas concret, Bossuet peut aussi éloigner l'attention des lecteurs d'une explication alternative, non désirée par l'auteur, comme p. ex. l'acceptation du christianisme par les empereurs romains pour des raisons politicotactiques. Notre deuxième exemple provient également du Discours de Bossuet. exemple 2: Les nations qui ont envahi l'Empire romain y ont appris peu à peu la piété chrétienne, qui a adouci leur barbarie; et leurs rois, en se mettant chacun dans sa nation à la place des empereurs, n'ont trouvé aucun de leurs titres plus glorieux que celui de protecteurs de l'Église, (phrase 12, chap. I, troisième partie du Discours)
8
Alexandra Kratschmer
Voici notre formalisation: [1]
[2] [3] [4]
[(nation X: apprendre vertus de religion Y de nation Ζ) λ (rois de nation X: se mettre à la place de princes de nation Z)] » [(rois de nation X: protéger religion Y) λ (rois de nation X: se couvrir de gloire, degré maximal)] nations envahissant Empire romain: apprendre piété chrétienne rois barbares: se mettre à la place d'empereurs romains (rois barbares: protéger Église) λ (rois barbares: se couvrir de gloire, degré maximal)
Le mécanisme sémantique de cette explication consiste en ce que la loi formalisée en [1] est une loi ad hoc, car appliquée dans un contexte où des conquérants feraient la connaissance d'une autre religion que la chrétienne pour ensuite l'adopter, cette loi contredirait les desseins (qui font partie de l'univers des convictions de Bossuet) de la Providence: l'expansion du christianisme. Au niveau pragmatique, Bossuet, pourtant très scrupuleux, peut dissimuler le fait que, selon lui, l'histoire du christianisme est régie par d'autres lois que l'histoire profane. Notre troisième exemple est tiré de La philosophie de l'histoire de Voltaire (1765). exemple 3: [...] Honorius, sur de simples soupçons, lui [Stilicon] fit trancher la tête sans forme de procès. Il était plus aisé d'assassiner Stilicon que de battre Alaric. [...] (phrases 3 2 33, chap. LI de la Phil. Hist.) Voici notre formalisation en tant que contexte concessif: [1] [2] [3]
{[empereur X-soupçonner: personne Y-faire chose Ζ illicite] λ [empereur X:-i(faireprocèsàY)]} ¿ {empereur X:-i(condamner Y)} Honorius-soupçonner: Stilicon-faire chose A illicite (cf. sur de simples soupçons) Honorius: —i(faire procès à Stilicon) (cf. sans forme de procès)
néanmoins: [4] Honorius: faire trancher tête de Stilicon Voici la condition extra ([6a, b]) à l'intérieur de l'explication ajournée: [(personne X-penser: X-P, aisé, degré a) λ (personne X-penser: X-Q, aisé, degré > a ) ] » [ X : Q] [6a] Honorius-penser: Honorius-battre Alaric, aisé, degré a [6b] Honorius-penser: Honorius-assassiner Stilicon, aisé, degré > a [5]
[7]
Honorius: assassiner Stilicon (= paraphrase à [4])
D'un point de vue sémantique, la loi présupposée [5] (à peu près: «quelqu'un qui a le choix entre quelque chose de difficile et quelque chose de facile, choisit toujours le facile») par l'application de la condition extra [6a, b] est une loi ad hoc qui contredit les informations données par Voltaire dans le reste du texte, par exemple quand il loue les premiers Romains pour leur courage (qui implique la volonté de vaincre des difficultés):
Les explications défectives en tant que moyens de manipulation rhétorique.
9
Et si les Romains dominèrent, ne le méritèrent-ils pas par leur courage et par leur prudence? (phrase 5, chap. LI de la Phil.Hist.) La contradiction entre [5] et l'univers «normal» de valeurs de Voltaire est tellement évidente qu'elle peut facilement être démasquée comme ironie2 au niveau pragmatique. Cette explication défective signale, à ce niveau, que le comportement d'Honorius ne se laisse pas expliquer de manière rationnelle, c'est-à-dire qu'Honorius ne savait pas raisonner. L'ironie, à son tour, peut entraîner un effet de solidarité entre l'auteur et le lecteur tout en rapprochant l'univers de valeurs de ce dernier à celui suggéré par l'auteur.
3.2
Explication(s) de fausse semblance
Notre quatrième exemple provient encore de La philosophie de l'histoire de Voltaire, exemple 4: N'est-il pas clair (humainement parlant et ne considérant que les causes secondes) que si les Juifs, qui espéraient la conquête du monde, ont été presque toujours asservis, ce fut leur faute? Et si les Romains dominèrent, ne le méritèrent-ils pas par leur courage et par leur prudence? Je demande très humblement pardon aux Romains de les comparer un moment avec les Juifs, (phrase 4-6, chap. LI de la Phil. Hist.) Voici notre formalisation de la première phrase comme contexte concessif: [1] [2]
[peuple X: espérer conquête du monde] » Juifs: espérer conquête du monde
[peuple X:-.(être asservi)]
néanmoins: [3] Juifs: être asservis, presque toujours Voici la condition extra: [4]
Juifs: être fautifs
Au niveau sémantique, Voltaire explique le succès négatif des Juifs par «ce fut leur faute», mais n'explicite pas en quoi consiste cette faute (p. ex. manque de tactique, etc.). La condition extra [4] représente un jugement négatif de valeur, mais manque de contenu concret pour être une explication valable. Voltaire oppose ce contexte à une explication valable à propos des Romains: parallèlement à leur faute on trouve l'expression mériter qui, à son tour, véhicule un jugement de valeur, mais cette fois-ci positif, toutes les deux expressions dénotant l'aspect de la responsabilité pour son propre sort. Le contexte romain contient cependant une explication complète - le mérite des Romains consiste en leur courage et en leur prudence. Voici notre formalisation de la deuxième phrase:
2
Cf. p. ex. la définition pour l'ironie de Landheer (1998: 303): «Un locuteur L, tout en énonçant A, veut faire entendre que le jugement axiologique impliqué ou suggéré par (une partie de A, doit être inversé ou relativisé»; pour plus d'informations sur le moyen rhétorique de l'ironie chez Voltaire, v. Metzeltin / Kratschmer (1999).
Alexandra Kratschmer
10 [5]
{[peuple X: -.(être courageux)] λ [(peuple X: -.(être prudent)]} » -.(dominer)} [6a] Romains: être courageux [6b] Romains: être prudents [7]
{peuple X:
Romains: dominer
Ce contexte peut susciter deux lectures pragmatiques: la première est que Voltaire manque d'explications valables pour le manque de succès des Juifs et cherche à distraire ses lecteurs de ce fait. La deuxième, plus probable pour le lecteur connaissant l'univers de pensée de Voltaire, est que l'auteur joue sur ce parallèle avec le contexte romain pour suggérer que c'étaient justement les qualités positives attribuées aux Romains qui faisaient défaut aux Juifs. Cette dernière lecture est étayée par la dernière phrase du paragraphe {Je demande très humblement pardon aux Romains de les comparer un moment avec les Juifs.) qui exprime essentiellement, tout en donnant - encore - des jugements de valeur, le fait qu'il existe, selon Voltaire, un contraste important entre les deux peuples en question. L'attaque des Juifs permet au déiste Voltaire de critiquer la Sainte Écriture, particulièrement le Vieux Testament, sans attaquer directement le christianisme, entreprise trop dangereuse.
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Conclusions
En nous basant sur un modèle descriptif de l'explication qui distingue strictement entre le contenu sémantique et la valeur pragmatique/interactionnelle des structures explicatives dans un texte, nous avons montré comment le producteur du texte peut jouer sur les composantes sémantiques de ses explications pour obtenir un effet pragmatique manipulateur. Nous avons illustré cela par l'exemple des «explications défectives» que nous définissons comme des explications dont la forme suggère la justesse logico-déductive, mais dont le contenu sémantique n'est pas - à y regarder de plus près - effectivement conclusif. Nous nous sommes servis d'exemples concrets tirés de Bossuet et de Voltaire, deux auteurs amenés par leur mission théologico-philosophique à exploiter des mécanismes linguistiques dans un but rhétorico-manipulateur. Nous avons pu constater que Bossuet se sert des explications défectives surtout pour distraire ses lecteurs des problèmes de cohérence logique que le sujet métaphysique de ses propos (l'histoire interprétée selon les lignes de la divine Providence) lui pose, tandis que Voltaire joue ouvertement sur ces mécanismes pour obtenir des effets beaucoup plus ludiques: en exploitant des effets soit de contraste soit d'ironie.
Les explications défectives en tant que moyens de manipulation
rhétorique..
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Bibliographie
Bossuet, Jacques-Bénigne (1970): Discours sur l'histoire universelle. In: Bossuet: Œuvres. Paris: Gallimard. (1681) Ducrot, Oswald (1984): Le dire et le dit. Minuit: Paris. Kratschmer, Alexandra (1998): Causalité et explication: vers une nouvelle approche. In: RRo 33, 171-208. - (à paraître): Erklärungsstrategien, semantische Felder und Makrostrukturen: eine Fallstudie zur semantischen Architektur von explikativen Texten. Habilitationsschrift am Institut für Romanistik der Universität Wien. Landheer, Ronald (1998): L'assertion ironique: une information à rebours. In: Mats Forsgren, Kerstin Jonasson, Hans Kronning (éds.): Prédication, assertion, information. Actes du colloque d'Uppsala en linguistique française, 6-9 juin 1996. Uppsala: Acta Universitatis Upsaliensis, 299-306. Metzeltin, Michael, Harald Jaksche (1983): Textsemantik. Tübingen: Gunter Narr. Metzeltin, Michael, Alexandra Kratschmer (1999): Un discorso antiegemonico: La philosophie de l'histoire di Voltaire. Per un'analisi del discorso storico. In: Gunver Skytte, Francesco Sabatini (a cura di): Linguistica testuale comparativa. Atti del Convegno Interannuale della SLI, 5.2.7.2.1998, Copenaghen. Kebenhavn: Museum Tusculanum, 231- 248. Mortara-Garavelli, Bice ( ,0 1997): Manuale di retorica. Milano: Bompiani. Voltaire, François-Marie Arouet (1969): La philosophie de l'histoire (ed. J. H. Brumfitt). In: The complete works of Voltaire (vol. 59). Genève, Toronto: Institut et Musée Voltaire, University of Toronto Press. (1765)
Eva Lavric Malentendidos interlinguales e interculturales
Un español en Ecuador quería coger un taxi y se dirigió a un taxista, que le contestó: «¡Luego, luego!». El español se enfadó: «¡No, no luego, sino ahora mismo!». La explicación es sencilla: en Ecuador, luego quiere decir ahora, enseguida.
Una austríaca que viaja en tren por Francia está sentada sola en un compartimento. En una estación, la puerta se abre y alguien le hace una pregunta que ella no oye muy bien, pero cree adivinar. Contesta: «¡Sí!», y espera que la persona entre y se siente. Asombrosamente, ésta cierra la puerta y se marcha. La austríaca se enfada y empieza a dudar francamente de su atractivo personal, pero finalmente cae en la cuenta de lo ocurrido. La explicación es que la pregunta que se hace en tal situación en Austria sería: «¿Queda algo libre aquí?» («Ist hier noch etwas frei?»), mientras que en Francia es: «¿Los asientos están ocupados?» («Les places sont prises?»).1 Desde un punto de vista heurístico, no hay nada más valioso que este tipo de contratiempos y perturbaciones para revelar las diferencias que existen entre las lenguas y entre las culturas; es cuando algo no funciona cuando uno toma conciencia de los mecanismos subyacentes que se suelen explotar inconscientemente en la comunicación normal. El poder heurístico de los malentendidos interculturales ya fue subrayado por Gumperz (1982);2 una buena parte de la investigación sobre las diferencias interculturales se basa en el estudio de incidentes críticos, es decir situaciones problemáticas o conflictivas en las que se ponen en evidencia las divergencias de todo tipo. Y los malentendidos, claro está, son incidentes críticos par 1
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excellence?
«Non-Thinking Hypothesis» de Langer (1978; 1989) y Langer et al. (¡978): Gran parte de nuestra comunicación es automática, basada en esquemas y convenciones estandardizadas. Por eso puede ocurrir que uno en ciertas situaciones ya ni siquiera escuche a su interlocutor, porque está convencido de saber de sobra lo que éste le está diciendo. Lo que puede conducir a «interactional slips» como la historia del tren, (citado según House 1993: 185). Los malentendidos revelan divergencias culturales en las señales de contextualización (Gumperz 1982): En una conversación, los participantes construyen juntos el contexto relevante, por medio de unas señales de contextualización (contextualization cues) que enseñan al otro cómo hay que interpretar cierto enunciado, cierta actividad conversacional (que puede también ser un silencio, una pausa). Estas señales de contextualización están organizadas en esquemas estandarizados que forman parte de la competencia interaccional. Los malentendidos surgen cuando una misma señal tiene una interpretación diferente en dos culturas, por ejemplo un cumplido, un silencio, una parte de un esquema argumentativo, que viene interpretado por el oyente en un modo equivocado, según las convenciones de su propia cultura. Algunas definiciones de lo que es un malentendido: En general, las definiciones coinciden en el hecho de que hay una divergencia entre lo que el hablante «quiso decir», su intención
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Es extraño sin embargo que los malentendidos interlinguales no hayan recibido hasta ahora la atención que merecen como instrumentos heurísticos.4 Verdad es que los métodos para investigar los idiomas y las diferencias que se dan entre ellos son numerosos y variados, mientras que en la nueva ciencia de las culturas, el instrumentario, en gran parte, está todavía por inventar. Una vez establecido el hecho de que los malentendidos pueden ser usados para descubrir diferencias interlinguales e interculturales, a continuación me propongo investigar los tipos de diferencias que éstos revelan, es decir los niveles en los que inciden los problemas que comunicativa, y lo que el oyente «entendió», su adscripción de una intención al hablante (véanse p. ej. Dobrick 1984: 212; 1985: 56; Falkner 1997: 2 y 82; Lavric 1990: 8-12; Ulrich 1978: 76). Divergen en la condición de la toma de conciencia del malentendido por parte de los interlocutores. Con el método que consiste en solicitar narraciones de malentendidos, esta precisión no es muy relevante, porque sólo se encuentran malentendidos que cumplen esta condición. - He aquí más definiciones del malentendido de algunas publicaciones recientes: Scheu-Lottgen / Hernández-Campoy (1998: 376): «...in conversations, interlocutors use a combination of linguistic knowledge, contextual and pragmatic knowledge, and perceptual strategies when they interpret utterances in context. When there is a mismatch between the speaker's intention and the hearer's interpretation miscommunication takes place: misunderstandings involve simple disparity between the speaker's and the hearer's semantic and pragmatic analysis of a given utterance, and communicative breakdown, on the other hand, takes place when one or more participants perceive that something, either linguistic or not, has gone wrong.» - Hinz-Rommel (1994: 46) define el malentendido (intercultural) como un «seudoentendimiento» (por oposición al «entendimiento positivo» y a la «falta de entendimiento»). El oyente asigna al mensaje un significado en sintonía con su propia cultura, pero que no corresponde al significado vigente en la cultura del hablante (véase también Lüger 1991). Hinz-Rommel está convencido de que cualquier comunicación intercultural implica casi inevitablemente una cierta proporción de malentendidos. - Kilani-Schoch (1997: 87): «Par malentendu je désigne et j'entends ici une expérience interactive, subjectivement négative ou insatisfaisante, dont l'analyse posthoc montre qu'elle provient d'un problème d'interprétation dans le déroulement de l'interaction.» Humphreys-Jones (1987) distingue varias fases en un malentendido: a) un enunciado X del hablante que es el origen (origin) del malentendido; b) otro enunciado Y del interlocutor que deriva de este origen y que es su manifestación (manifestation); c) la toma de conciencia de (uno de) los interlocutores de que ha habido un malentendido (state of realization); d) los medios empleados para resolver el malentendido (secondary components). (Citado según House 1993: 181). - Oberg (1994: 165) distingue tres puntos clave: «source of the problem», «problem indicator», «problem solution», que señala en la transcripción del episodio que analiza. - Tsanne (2000: 12) escribe sobre los malentendidos: «...it is often the case [...] that the meaning participants assign to their co-participants' talk is different from the one that was intended by the speaker. Such incidents arise when hearers base their understanding on elements from the linguistic, social or physical context which are not meant to be treated as relevant to the interpretation of this particular stretch of talk.» 4
Los malentendidos interlinguales revelan rasgos lingüísticos a quien aprende un idioma: — Gass (1997: 113): «...through message clarification and elaboration, NNSs [= non-native speakers] receive more useable input in their quest to understand the L2, and further, this new or elaborated input draws attention to interlanguage features that diverge from the L2. This information is the catalyst for restructuring.» Gass (1997: 131): «...negotiation is a means of drawing attention to linguistic form, making it salient and thereby creating a readiness for learning. It is furthermore a way in which learners receive feedback on ther own production.»
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dan lugar a malentendidos. ¿Qué es lo que se puede esperar del estudio de los malentendidos, y en qué manera deben éstos ser recogidos, coleccionados y apuntados para poner de manifiesto ciertos tipos de divergencias? Según veo yo, existen dos formas de investigación idóneas para tal estudio. La primera consiste en solicitar narraciones de malentendidos, de preferencia por parte de personas que han vivido en un ámbito heterocultural; la segunda es grabar y transcribir encuentros interculturales y buscar en ellos trazas de malentendidos. Yo misma me dediqué a la primera, pero me resultó interesante comparar mis resultados con los de otros investigadores que emplean el segundo método. He compilado pues un corpus de unos setenta episodios narrados por colegas, estudiantes y amigos - o vividos por mí misma - , centrados sobre todo, pero no exclusivamente, en la comunicación entre austríacos y miembros de culturas románicas (Francia, España e Italia). De estos malentendidos aproximadamente veinticinco son interlinguales, quince pragmalingüísticos, y otros treinta auténticamente interculturales5 (pero veremos que este último término abarca cosas bastante diversas). En los malentendidos interlinguales, en una aplastante mayoría de los casos intervienen problemas léxicos, más bien semánticos, como falsos amigos, polisemias y estructuras divergentes (es decir, donde a una palabra de la Ll corresponden dos de la L2). Este último tipo lo ilustra la historia del austríaco que en Italia en un restaurante pidió «un Martini con gelato» y se extrañó mucho cuando de verdad recibió lo que había pedido, un Martini con helado o más bien, un helado con Martini. Es que en alemán, no hay más que una sola palabra, Eis, para designar el helado y el hielo. Este tipo de malentendidos se da entre dos idiomas diferentes, pero también, muy a menudo, entre dos variantes regionales de un mismo idioma, véase el episodio del taxista 5
Definición de la comunicación intercultural (Knapp / Knapp-Potthoff 1990: 66): «La comunicación intercultural es [...] la interacción interpersonal entre miembros de grupos diferentes, que se distinguen respecto a los conocimientos y las formas de interacción simbólica compartidos por sus miembros respectivos. Tales diferencias existen ya entre varios grupos dentro de una misma sociedad (nación, estado): a este respecto, la comunicación intercultural no se diferencia fundamentalmente de la comunicación ¡wíracultural. Una característica esencial de la comunicación intercultural es el hecho de que típicamente uno de los interlocutores tiene que usar una lengua segunda o extranjera, un idioma que no es una mera variedad del suyo mismo.» («Interkulturelle Kommunikation ist [...] die interpersonale Interaktion zwischen Angehörigen verschiedener Gruppen, die sich mit Blick auf die ihren Mitgliedern jeweils gemeinsamen Wissensbestände und sprachlichen Formen symbolischen Handelns unterscheiden. Solche Unterschiede bestehen schon zwischen Gruppen innerhalb einer durch Nation oder Staat definierten Gesellschaft: Insofern unterscheidet sich interkulturelle Kommunikation nicht prinzipiell von in/rakultureller Kommunikation. Ein wesentliches Charakteristikum von IKK ist jedoch damit gegeben, daß sich einer der an ihr beteiligten Kommunikationspartner typischerweise einer zweiten oder fremden Sprache bedienen muß, die nicht eine Varietät seiner eigenen ist».) (Citado según Röttger / Steinhaus 1995: 3, traducida por mí misma, E.L.) - Para una discusión muy aguda de lo que es la comunicación intercultural y sobre todo la competencia intercultural, véase Stegu (2001). Éste, como también el artículo «state of the art» by Dirven / Pütz (1994: 152), hace hincapié en el aprendizaje de una conciencia comunicativa intercultural («intercultural communication awareness»). Este lado didáctico vino problematizado ya en el famoso artículo de Thomas (1983).
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ecuatoriano, con un auténtico falso amigo interlingual; en estos casos, por menos esperados, los malentendidos casi resultan más peligrosos. Por ejemplo, los austríacos y los alemanes no son conscientes de la divergencia en su empleo del adverbio local da. En Austria da es un sinónimo de hier {aquí) y se emplea para la cercanía; en Alemania da es un sinónimo de dort (allí) y se emplea para la lejanía. Así que si un alemán queda con un austríaco para ir al cine, diciendo: «Wir sehen uns um acht da!». (Nos vemos - aquí o allí - a las ocho), el austríaco infaliblemente entiende aquí y se dirige al punto donde se han visto por última vez; mientras que el alemán lo espera en el cine (allí) y al no encontrarlo ve confirmado su estereotipo de la poca fiabilidad de los austríacos. Se ha pretendido que los problemas lingüísticos como tales no estorban en la comunicación, ya que existen métodos muy eficaces para los interlocutores para tematizarlos y resolverlos juntos.6 Algunos de mis ejemplos, sin embargo, muestran que pequeños problemas léxicos pueden ser el origen de perturbaciones gravísimas en un nivel relacional, a veces imposibles de corregir. Una italiana invitada a casa de una amiga francesa quería admirar debidamente el traje de esta última, hecho de una tela muy fina, muy preciada. Como entendía de telas, nombró, con una palabra francesa empleada normalmente en italiano, el material de que se trataba: «chiffon». Fue el final de aquella amistad - la francesa se enfadó terriblemente, y con razón: es que la italiana acababa de llamar harapo a su maravilloso traje. Se ha pretendido también que los problemas interculturales son mucho más problemáticos que los interlinguales, porque tienen causas muy profundas y ocultas, divergencias de valores, de estilos discursivos, de esquemas cognitivos casi inaccesibles a la conciencia. Eso también existe, pero una cultura7 - definida como un sistema de orientación semiotico (véase Brück 1999: 9) - tiene también capas superficiales fáciles de describir.8 En mi 6
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La menor trascendencia de los problemas interlinguales en comparación con los interculturales'. Para esta idea véanse p. ej. Thomas (1983: 96-97), Oberg (1994: 166-170), o Luchtenberg (1999: 42), que sigue a Clyne (1994). - «While grammatical error may reveal a speaker to be a less than proficient language-user, pragmatic failure reflects badly on him/her als a person. [...] Pragmatic failure, then, is an important source of cross-cultural communication breakdown» (Thomas 1983: 97). Definiciones posibles de «cultura»: Para Brück (1999: 9), una cultura es un sistema de orientación semiotico; para Oksaar (1983), este sistema se compone de elementos que son los «culturemas». Para Hofstede (1980: 25), «cultura» se define como «the collective programming of the mind which distinguishes the members of one group from another». «National culture is that component of our mental programming which we share with more of our compatriots as opposed to most other world citizens» (Hofstede 1989: 195). Modelo de la cultura en estratos y círculos concéntricos (modelo «tarta»): Brück (1999: 10-15) esboza este modelo, donde los círculos concéntricos representan comunidades siempre más grandes, desde la cultura de una empresa u organización, hasta la cultura de una región, de un país, de un grupo de países (países germánicos, románicos, mediterráneos, o incluso occidentales y orientales); mientras que las capas son los estratos de las características culturales, desde unas normas de comportamiento muy superficiales (la manera de saludar o de presentarse) hasta los valores profundos compartidos en una cultura y sus principios cognitivos fundamentales, que tienen carácter de convicciones indudables y por eso resultan muy difíciles de llevar a la conciencia.
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corpus, por ejemplo, muchos de los malentendidos propiamente interculturales están relacionados con los modales que varían de un país a otro, o con reglas de comportamiento, como las que se encuentran en las guías para hombres de negocios (por ejemplo, «¡Nunca regale peras en China!», y más consejos por el estilo).9 Así tengo por una parte el ejemplo de la austríaca que, al ser presentada a una francesa, trató de darle la mano mientras que la francesa le daba los besos tradicionales; y por otra parte la anécdota del francés que trataba de darle estos besos a una africana, mientras que ésta, desconociendo este ritual, meneaba la cabeza siempre al mismo lado que su interlocutor. Un guión importante y que da lugar a malentendidos frecuentes es el del restaurante, por ejemplo entre Austria e Italia. Se observa en primer lugar una gran divergencia en la sucesión de los platos. En Austria y en los países germánicos en general hay un esquema tripartito: entrada, plato principal, postre - mientras que el esquema italiano comprende cuatro platos: entrada, primero, segundo, postre.10 Para un austríaco, la sopa es una entrada y las pastas, un plato principal; para un italiano, los dos son variaciones posibles del primer plato. Imagínense pues un grupo de ocho austríacos llegando a un restaurante en Italia y 9
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Diferencias culturales en los modales y en reglas de comportamiento superficiales (normas de circulación etc.): Véase por ejemplo el artículo bastante divertido de Neuwirth (1993) sobre los Estados Unidos vistos por un europeo, o Röttger / Steinhaus (1995) sobre varios tipos de diferencias entre Grecia y Alemania. Esquemas cognitivos divergentes como fuente de malentendidos (inter- e intraculturales): Sharifian (2001) estudia los malentendidos que se dan entre unos niños indígenas (aborígenes) australianos y sus maestros no-indígenas. Estos radican en unas diferencias pronunciadas entre los sistemas conceptuales y esquemas cognitivos, las estructuras mentales de los dos grupos de australianos, que a primera vista comparten un mismo idioma, el inglés. En realidad, con las mismas palabras designan unos mundos completamente diversos, «...schémas are cognitive structures that can be determined by cultural experiences and are reflected in linguistic expression» (Sharifian 2001: 11). «...misunderstandings stem from a discrepancy in the underlying conceptual systems - deeply rooted in culture - that inform the surface levels of discourse» (Sharifian 2001: 9). - La fuerza de estos esquemas y los peligros que acarrean viene tematizada también en FitzGerald (1996): «This tendency to interpret information in a way that is consistent with one's established schema or frame of reference is not uncommon. It has been established that in order to maintain consistency, people can reject, discount or distort information that does not fit this framework and the deeper the commitment to an attitude, the greater the tendency to reject dissonant information» (FitzGerald 1996: 26). «As long as men remain blind to the sources of their meanings, they are imprisoned within them.» (FitzGerald 1996: 35). - En general, la teoría de los esquemas cognitivos es un medio muy potente para explicar la mayoría de los malentendidos, sean inter- o intraculturales. En efecto, como traté de establecerlo ya en Lavric (1990: 8-44), un malentendido presupone la coincidencia de dos tipos de factores: por un lado, una homonimia, una ambigüedad o al menos un parecido al nivel del «signifié», sea lingüístico, comportamental o situacional; y por otro, una divergencia cognitiva debida a factores sicológicos, sicosociales o culturales, en la que estriba la diferencia de interpretación de un mismo enunciado según dos esquemas mentales, dos marcos cognitivos divergentes; ya que entender un enunciado siempre es incorporarlo en una visión del mundo, completarlo e integrarlo en lo que se llama «common ground» y que no siempre es realmente compartido entre los interlocutores. - Véase también Tannen (1986; 1990), para la que los malentendidos son una cuestión de romper esquemas y reemplazarlos por otros (frame-breaking, reframing) (citada según House 1993: 183).
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ordenando, según su esquema, cinco entradas y tres sopas; y luego seis raciones de pastas y dos de carne. El camarero que lleva la cuenta queda completamente confundido, porque con las tres sopas y las seis raciones de pasta ha apuntado más primeros platos que personas; pero con los dos platos de carne resulta que casi nadie toma un segundo, lo que es decepcionante y frustrante para un tabernero. Luego llega el momento de pagar, y el camarero italiano dice «cento trentacinque», a lo que el austríaco contesta: «cento cinquanta» sin más, y el camarero piensa que no ha entendido y repite «cento trentacinque», y el austríaco otra vez «cento cinquanta»; y así los dos empiezan a pensar que el otro no está en su sano juicio, mientras que lo que el austríaco hace no es más que transponer a Italia su manera habitual de dar una propina, añadiendo inmediatamente a la cantidad a pagar la cantidad destinada al camarero. Cada lengua y cada cultura también tiene su manera convencional de empezar una conversación telefónica. En España se dice «¡Dígame!» o «¡Diga!», en alemán «Hallo, hier spricht Huber!», y en italiano «Sono Bianchi!». Un profesor italiano que enseñaba en Austria había conservado esta costumbre, o más bien, la había transpuesto al alemán, cogiendo el auricular y diciendo: «Ich bin Bianchi!». («¡Soy Bianchi!».) - a lo que un día otro profesor le contestó: «¡No lo dudo, estimado colega, no lo dudo!». Eso nos lleva ya a otra categoría de malentendidos, entre lo interlingüístico y lo intercultural: los malentendidos pragmalingüisticos, un tipo descrito por Thomas (1983). Se trata de los casos donde el problema no estriba en el significado de las palabras, sino en su correspondencia con ciertos tipos de actos de habla; o en los actos de habla pertinentes en cierto tipo de situación. Thomas los opone a los malentendidos sociopragmáticos, relacionados con los sistemas de valores de ciertas culturas, sus tabúes, su equilibrio (o equilibrismo) entre sinceridad y cortesía, etc." Pero empecemos por los malentendidos pragmalingüisticos, es decir, relacionados con la fuerza ilocutiva convencional de ciertos enunciados. Un ejemplo sería el de los asientos libres u ocupados; otro ejemplo ocurrido en un tren es el de la veraneante austríaca en España que tiene mucho calor, y pide a los demás si puede abrir la ventana del compartimiento. Pero éstos contestan de un modo que ella interpreta como negativo y hasta muy maleducado: «¡No faltaba más!». En España, esta fórmula se usa para una aceptación cortés, mientras que una germanofona y/o francófona la iguala mentalmente con: «Das hat uns gerade noch gefehlt!», «Il ne manquait plus que ça!», «¡Sólo nos faltaba esto!». 11
Los malentendidos pragmáticos con sus dos categorías, pragmalingüisticos y sociopragmáticos (Thomas 1983): «I have given the term to the inability to understand . [...] there is one area of pragmatic failure () which is fairly easy to overcome. It is simply a question of higly conventionalized usage which can be taught quite straightforwardly as . The second area () is much more difficult to deal with, since it involves the student's system of beliefs as much as his/her knowledge of the language.» (Thomas 1983: 91) «...pragmalingustic failure is basically a linguistic problem, caused by differences in the linguistic encoding of pragmatic force, sociopragmatic failure stems from cross-culturally different perceptions of what constitutes appropriate linguistic behaviour.» (Thomas 1983: 99). «Pragmalinguistic failure (caused by mistaken beliefs about pragmatic force of utterance). Sociopragmatic failure (caused by different beliefs about rights, , etc.)» (Thomas 1983: 100). - Estas categorías fueron utilizadas por otros varios investigadores, véanse p. ej. Reynolds (1995) y Kilani-Schoch (1997).
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Al revés, la polaca que en Italia, en Trieste, pidió una cerilla a un desconocido, se extrañó mucho cuando éste le contestó: «Volentieri!», y a continuación dio media vuelta y se marchó sin darle nada. Efectivamente, «volentieri» quiere decir «con mucho gusto», pero se usa con el sentido de: «lo haría con mucho gusto, si lo pudiese hacer». Un amigo mío serbio tiene fama de tener un sentido del humor muy pesado, porque cada vez que suelta una gracia, en español o en otro de sus varios idiomas, se cree obligado a añadir: «¡Estoy bromeando!». En realidad, tal comportamiento verbal es muy normal en ruso y en otras lenguas eslavas, mientras que en los países románicos y también germánicos, se tiende a pensar que una broma no necesita etiqueta. Otro amigo y colega mío austríaco tiene fama de ser indiscreto, una fama hasta cierto punto justificada, pero no siempre sus intrusiones están tan fuera de lugar. (Y con eso estamos llegando decididamente a los malentendidos sociopragmáticos, un tipo de problemas interculturales, pero relacionados con una capa más profunda que los simples modales.) Por ejemplo, en los tiempos en que los estudiantes de intercambio eran todavía una especie rara, solíamos acoger a los pocos franceses que venían casi como miembros del departamento. Una tarde que se despedían, mi colega les preguntó qué tenían previsto para aquella noche, si salían, adonde y con quién. Los franceses, que no lo entendieron como una manifestación de interés y simpatía, sino como una intrusión en su vida privada, se enfadaron bastante de su indiscreción. Este incidente se puede clasificar como una divergencia en la dimensión «proximidad / distancia». Esta dimensión es lo que se llama un «estándar cultural»,12 es decir una de las dimensiones fundamentales que establecen la diferencia entre dos o más culturas.13 Para cada uno de nosotros, los estándares de su propia cultura son tan evidentes, tan normales que sólo se pueden percibir conscientemente cuando se está en contacto con miembros de una cultura diferente. Por eso, en la investigación, se establecen estas dimensiones a partir de la narración y discusión de incidentes críticos - incidentes críticos entre los que destacan los malentendidos. Otra dimensión importante que da lugar a malentendidos sociopragmáticos, es lo que se llama la «modalidad» de ciertos enunciados, es decir, si hay que interpretarlos literalmente o no (véase también Helmolt 1997). Una amiga austríaca que vivió en Irán se maravilló de la hospitalidad de los, o más bien de las, iraníes, porque cuando pasaba por su calle, cada una de las vecinas estaba en su puerta invitándola a entrar. Hasta que un día se le antojó aceptar una de estas invitaciones. 12
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Los «estándares culturales»·. Por «estándares culturales» se entienden dimensiones como la distancia social, la locuacidad, la comunicación directa o indirecta etc., que establecen las diferencias entre las culturas y no se notan más que cuando se entra en contacto con una cultura ajena; véanse Röttger / Steinhaus (1995) y sobre todo Brück (1999: p. ej. 15 ss.), basado en Hofstede (1980), Thomas (1989) y Trompenaars (1993). Las cuatro dimensiones de diferencias interculturales según Hofstede (1980): a) Distancia de poder («power distance»): la (no)-aceptación de las jerarquías, b) Individualista / colectivista («individualism»): la (no)-integración de los individuos en grupos, c) Masculino / femenino («masculinity / femininity»): fuerza y competición vs. modestia, preocupación por los demás, d) Evita / tolera la inseguridad («uncertainty avoidance»): la (no)-aceptación de situaciones poco estructuradas. - Hofstede, en su famoso estudio, analizó un gran número de culturas según estas dimensiones, lo que permite una comparación casi universal. Eso no quiere decir que éstas sean las únicas dimensiones que intervienen en las diferencias culturales.
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El asombro y la extrañeza pintados en el rostro de la vecina la convencieron muy pronto de que había tomado al pie de la letra algo que era una mera fórmula de cortesía... Entre lo que se dice y lo que no se dice, o la manera de decir ciertas cosas directa o más bien indirectamente, y, en relación con esto, lo en serio que hay que tomar ciertos enunciados y las implicaturas que éstos conllevan, nos encontramos ya en otra dimensión intercultural identificada por varios investigadores: se trata del estilo comunicativo directo / indirecto. Para ilustrarlo tengo varios episodios ocurridos a un colega mío austríaco que pasó cinco años como profesor en Alemania, y que confirman las diferencias entre Austria y Alemania descritas en Brück (1999).14 Por ejemplo, en una reunión, otro profesor había expresado una opinión con la que mi colega no estaba de acuerdo para nada; a continuación, él tomó la palabra y dijo: «Se entiende muy bien que se pueda ver el problema de tal manera. Sin embargo, habría también otra manera bastante diversa de enfocarlo...». Para su gran asombro, la discusión siguió sin tener en cuenta en lo más mínimo su objeción. Cuando se enfadó diciendo que se estaban burlando de él, los demás profesores contestaron: «¡Pero si Vd. no había señalado que lo veía de verdad así, sólo había dicho que se podía ver de esta manera!». Otro día se le ocurrió que necesitaba cierto libro y mencionó a su asistente que «se podría buscar este libro...». Esperaba encontrarlo sobre su mesa a los pocos días, pero una semana más tarde, seguía sin tenerlo y el asistente no había aludido a la cuestión. Se decidió a preguntárselo y éste se mostró muy sorprendido: «Pero profesor, si Vd. no había dicho que lo tenía que buscar yo, sólo había mencionado que le vendría bien tenerlo...» Resulta que las maneras de expresar una orden pueden ser muy diferentes según las culturas. Este tipo de malentendidos - llamados sociopragmáticos por Thomas (1983), y socioculturales por Oberg (1994) - son quizás los más interesantes. Como lo hace notar Oberg (1994: 170), de pasar desapercibidos, influyen en la concepción que cada uno de los interlocutores se hace del otro, lo que estorba la relación humana, y en la concepción de la cultura ajena, lo que intensifica los estereotipos y prejuicios nacionales. Pero de ser tematizados y resueltos, permiten un entendimiento más profundo de las dos culturas implicadas. Y de ser contados, transmiten este entendimiento a terceras personas y previenen así nuevos malentendidos. Así que los malentendidos pueden revelar diferencias bastante sutiles que existen entre las culturas. No se limitan a lo escuetamente lingüístico y léxico. Aunque, lo tengo que admitir, un tipo de narración bastante frecuente en mi corpus es la historia del locutor nonativo que usa una palabra sin saber que ésta transporta un sentido obsceno y se expone así a la hilaridad de los nativos; por ejemplo, el estudiante que en España pide una paella con maricones (en vez de mariscos). En realidad, no se trata de auténticos malentendidos sino
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Estándares culturales austríacos en comparación con Alemania (según Brück 1999: 69 ss.): a) evitar conflictos cueste lo que cueste; b) comunicar indirectamente; c) las relaciones humanas más importantes que los méritos; d) importancia de las jerarquías y los títulos; e) poca importancia de las reglas; f) el proveedor de un servicio más importante que el cliente. - Kotthoff (1991) subraya la tendencia de los alemanes (en comparación con los americanos) a expresar la disensión abiertamente.
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más bien de desaciertos comunicativos. Su frecuencia en mi corpus es significativa, ya que todas estas narraciones tienen un carácter anecdótico y humorístico muy marcado. Efectivamente, las narraciones de malentendidos, sean interlingüísticos o interculturales, comparten los caracteres generales de cualquier narración breve, la forma cerrada, el suspense, la culminación en un punto clave, y la solución, que consiste en la explicación del malentendido. Estas narraciones no se confunden con el incidente mismo, sino que salen ya expuestas de una forma elaborada y condensada, incluyendo una interpretación concluyente. Cabe suponer por ello que se memorizan mejor los episodios que se amoldan fácilmente a este esquema, y que de los malentendidos que no tuvieron gracia o que nunca se resolvieron no nos llegue ninguna noticia. Por eso es importante completar el estudio de los malentendidos por métodos de análisis conversacional, es decir, la grabación y la transcripción de encuentros interculturales, sean situaciones auténticas o simuladas. Ya que éstos son susceptibles de hacer resaltar, en un análisis ex post llevado a cabo por terceras personas, aquellas fuentes de malentendidos que pasaron desapercibidas para los participantes, causando sin embargo problemas graves en el nivel relacional y/o discursivo, problemas que no se identificaron enseguida como divergencias interculturales. Los investigadores que trabajan así (Tyler 1995; Tyler / Davies 1990; y muchos más) logran captar divergencias de otro tipo, por ejemplo en la organización discursiva y argumentativa o en el respeto / no-respeto hacia las autoridades y el tipo de «face-work» de los participantes. Sus resultados coinciden con los míos en la identificación de problemas sociopragmáticos como los conflictos de modalidad (lo en serio que hay que tomar ciertos enunciados) y del estándar cultural «estilo comunicativo directo / indirecto».15
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Transcripción y análisis (conversacional) de encuentros interculturales: Oberg (1994) estudia los malentendidos ocurridos en un encuentro de trabajo internacional en Budapest; distingue tres niveles, el semántico, el de la estructura discursiva y el nivel socio-cultural. Trabaja con transcripciones, pero no hace un verdadero análisis conversacional. Su artículo es interesante por la idea del enriquecimiento cognitivo que pueden significar los malentendidos interculturales cuando son debidamente resueltos y analizados. - Günthner (1995) analiza unas conversaciones entre alemanes y chinos e interpreta los malentendidos como divergencias en las convenciones de contextualización, siguiendo a Gumperz (1982) (véase nota 2). Clasifica los malentendidos según las cinco preguntas fundamentales de la contextualización (Auer 1986): a) ¿Estamos hablando uno con otro? (señales del oyente); b) ¿Quién está hablando con quién? (adaptación al oyente); c) ¿Qué es lo que estamos haciendo? (tipo de actividad, tipo de texto); d) ¿De qué estamos hablando? (organización del discurso, lingüística textual); e) ¿Qué tipo de relación tenemos? («face work»). Keim (1994) es un estudio de la comunicación intercultural entre alemanes y españoles que combina el establecimiento de estándares culturales (sin llamarlos así) con el análisis conversacional etnometodológico. Keim (1997) retoma una parte de estos resultados, haciendo un análisis conversacional de un solo encuentro, una simulación de una negociación comercial. Los malentendidos radican por una parte en divergencias en la organización discursiva, sobre todo la toma de palabra, y por otra parte en una divergencia de valores entre las dos culturas (las autopistas como un progreso para los españoles, y una amenaza al medio ambiente para los alemanes), lo que convierte en «face threatening act» una observación que intentaba crear una complicidad. - Helmolt (1997) estudia un fragmento de una reunión de trabajo entre expertos franceses y alemanes y pone de relieve el motivo principal de disarmonía, que es un conflicto de modalidad: los alemanes toman en serio unas observaciones que no eran más que bromas para los
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A pesar de estos límites de mi método, quiero poner de relieve la luz que pueden arrojar las narraciones de malentendidos sobre las situaciones de comunicación interlingüísticas e interculturales. Tienen la ventaja innegable de ser fáciles de obtener en un número suficiente, lo que permite un análisis no confinado a ejemplos aislados de los que se desconoce la proporción de lo típico, de lo cultural en comparación con lo accidental, lo individual (para una posición crítica véase p. ej. Tsanne 2000: 14-15). La gran ventaja de estas narraciones reside en su carácter de anécdota, de historia extraña fácil de recordar. Son episodios que tienen gracia, y en esta gracia se concentra, se concretiza el entendimiento de un punto muy preciso de divergencia entre dos lenguas o dos culturas. Por eso se recordaron, y por eso son fáciles de contar, de memorizar y de reproducir. De ahí su eminente valor didáctico. 16 Cada una de estas anécdotas relata y transporta la esencia de una toma de conciencia, de una iluminación súbita, de lo que los sicólogos llaman «reacción ¡ajá!». Un conocimiento sobre un punto a veces mínimo, pero siempre muy preciso, de divergencia entre dos idiomas o entre dos culturas. Y de muchos puntos así se compone la tan debatida competencia interlingüística e intercultural. ¡Vivan los malentendidos!
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franceses, lo que acentúa un conflicto existente en vez de desarmarlo. - Es que - lo confirman también unos episodios de mi corpus - en Alemania la separación entre trabajo y ocio parece ser mucho más acentuada que en otras culturas (véase el dicho: «Dienst ist Dienst und Schnaps ist Schnaps», literalmente: «El servicio es el servicio y el aguardiente es el aguardiente», o, mejor traducido: «Hay un tiempo para trabajar y un tiempo para beber»), Tyler / Davies (1990) y Tyler (1995) son dos estudios bastante parecidos pero muy interesantes que ilustran todo lo que puede hacer el análisis conversacional etnometodológico en el campo de los malentendidos interculturales. Interpretan y explican unos conflictos ocurridos en la comunicación entre estudiantes americanos y profesores de intercambio coreanos. Su método consiste en la grabación y transcripción de los encuentros conflictivos y en su discusión con los participantes y con otros miembros de las culturas interesadas. El origen de los malentendidos está en una combinación de esquemas argumentativos opuestos (deductivo / inductivo), de sistemas de cortesía y de «face work» incompatibles (estilo deferente / directo), y de valores sociales diferentes (papel del profesor y el estudiante), a lo que se añaden detalles de organización discursiva y de formulación lingüística divergentes. El resultado es que cada uno de los participantes percibe a su interlocutor como una persona no comunicativa y de mala fe. 16
Valor didáctico de los incidentes críticos·. Existe un tipo de entrenamiento intercultural basado en el análisis de incidentes críticos. Se trata de seminarios de «asimiliación cultural» como los que se ofrecen para preparar a los ejecutivos a una estancia en una cultura muy precisa (véase Brück 1999: 38-40). Así, la investigación sobre estándares culturales, que se basa en estos mismos incidentes, beneficia directamente a la formación intercultural.
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Introducción
Estudiamos la gramática de los predicados verbales con verbos deícticos inacusativos y causativos, que conceptualizan el movimiento descrito en el evento desde el punto de vista de los participantes de la situación comunicativa. Nos basamos en datos de las lenguas romances occidentales, en particular del catalán, del español, del francés, del gallego, del italiano y del portugués. Los verbos deícticos pertenecen a la clase semántica de los predicados perspectivales. Estos predicados incluyen en su significado el punto de vista del perceptor del evento, y para determinar su valor de verdad es preciso tener en cuenta dicha perspectiva (Creswell 1978; Partee 1989). Algunos ejemplos de predicados perspectivales incluyen, preposiciones, verbos o adjetivos como cerca, detrás, encima de, alejarse, aproximarse, empujar, tirar, llegar, salir, tener frío, tener hambre, ser fácil, etc. Por ejemplo, la oración El lago está cerca de la montaña, nos describe la localización de un lago. La posición del lago se detalla desde la perspectiva de una montaña, por lo que esta oración no podrá interpretarse si antes no localizamos la montaña que sirve de referencia para la función situadora. Esta descripción definida actúa como complemento subcategorizado de cerca, que satura su significado con este argumento. También un evento de movimiento puede tener lexicalizado el punto de vista en alguno de sus subeventos: (1)
a. La tormenta se aleja del valle. b. La tormenta se aproxima al valle.
Ambas oraciones comparten el punto de vista, descrito por la frase nominal el valle, pero lo asocian a distintos instantes del evento. Alejarse enfoca el evento desde la perspectiva del origen del movimiento, mientras que en acercarse el movimiento se percibe desde el punto de vista de su término. El punto de vista puede anclarse a alguno de los aspectos del contexto y tener una interpretación deíctica. Este es el caso de oraciones como: (2)
a. La tormenta viene hacia el valle. b. El viento ha traído la tormenta hasta el valle.
El movimiento descrito por viene o ha traído se concibe desde la perspectiva del término expresado por el sintagma nominal el valle, pero además, este lugar se identifica con el punto de vista del hablante.
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El paradigma de verbos inacusativos y causativos romances que pueden aparecer en predicados deícticos se enumera en la siguiente tabla:
Español Gallego Portugués Catalán Francés Italiano
Tabla 1. Los verbos deícticos inacusativo causativo venir ir traer vir ir traer vir ir trazer venir anar portar venir aller apporter andare venire portare
llevar levar levar portar porter portare
Estos verbos se combinan con dos predicados locativos, expresados mediante frases preposicionales, que denotan el origen y el término de la vía por la que se desplaza un objeto. Los argumentos locativos miden el trayecto temporal del evento, y el objeto móvil es percibido, en algún intervalo de este trayecto, por los participantes en la situación comunicativa, que pueden adoptar el punto de vista del origen o del término del movimiento. Los verbos romances e , y son simétricos en su perspectiva. Describen un evento de movimiento semejante que contrasta por el extremo del trayecto desde el que se percibe el movimiento. Por ello, pueden considerarse pares simétricos que han lexicalizado el punto de vista (Mitchell 1986; Partee 1989). Así, un evento de movimiento deícticamente anclado puede describirse como venir o traer si el hablante enfoca un objeto cuando este se mueve hacia su destino o cuando llega a su término. Por el contrario, se puede describir como ir o llevar si el perceptor concibe el objeto en su movimiento de alejamiento del origen. Supongamos, a modo de ejemplo, la siguiente situación. Un niño sigue a diario la misma ruta de ida desde su casa al colegio y de vuelta del colegio a su casa. Un día, se entretiene más de lo acostumbrado en su camino de vuelta y su madre, preocupada, llama al colegio. El siguiente diálogo tiene lugar (3)
Madre.- ¿Está ahí mi hijo? Colegio.- No. Ya se ha ido. Madre.- Pues todavía no ha venido.
Las oraciones del diálogo (3) se refieren al trayecto del colegio a casa del niño. En el colegio, que es el punto de partida, dicho trayecto se expresa con , pues se concibe en su inicio, y es el tiempo de la salida el que se asocia a la perspectiva del hablante. Por otro lado, la madre percibe el trayecto desde el punto de vista del lugar de llegada y utiliza el verbo venir. Una prueba a favor de que los dos términos romances , han lexicalizado perspectivas simétricas de un solo tipo de evento de movimiento es el significado completivo que tienen estos verbos cuando están dentro del ámbito de un operador de aspecto perfectivo: (4) (5)
¿Ha venido ya el niño del colegio? ¿Has ido ya al dentista?
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La oración (4) puede ser pronunciada en una situación comunicativa en la que ambos participantes están juntos en su casa y el hablante se dirige al oyente mediante la oración interrogativa. El verbo venir está en presente perfecto y el significado de la oración puede parafrasearse por «el niño se ha ido de su casa y no sabemos si ha vuelto ya». El evento de venir es parte de un evento más complejo que resulta de la suma del evento de ir y de venir. La oración (5) puede usarse en una situación en la que el hablante pregunte a su interlocutor si este último ha iniciado un evento completo de ir y venir del dentista. En este caso, el evento complejo que implica es considerado desde el punto de vista del origen del movimiento. A pesar de que y , e son simétricos en su perspectiva, a diferencia de lo que ocurre con el término de o , el origen de o no está necesariamente vinculado al punto de vista del hablante y solo precisa estarlo cuando el objeto móvil hace referencia a la primera persona. Por otro lado, el término del movimiento al que hacen referencia o no puede estar deícticamente anclado al hablante. Por esta razón hay autores (Ricca 1993) que consideran que en relación con los aspectos de la comunicación, contrasta en el término de la trayectoria con y no en su perspectiva simétrica. Para este autor, es el elemento deícticamente no marcado de la oposición, frente a , que está marcado positivamente. En cuanto a su modo de acción, los verbos deícticos de movimiento describen eventos que son efectuaciones télicas y el evento es enfocado en una fase puntual de su recorrido temporal. Difieren en que y tienen una perspectiva aspectual incoativa y enfocan el evento en el punto de partida, mientras que y poseen una perspectiva terminativa y conciben el evento en el punto de llegada. Esta propiedad aspectual se manifiesta cuando el verbo está dentro del ámbito de un complemento adverbial puntual, como a las diez: (6)
a. María vino a la estación a las diez, b. María fue a la estación a las diez.
En (6a) a las diez modifica el intervalo final de venir, mientras que en (6b) incide sobre la fase inicial. En algunos usos es posible interpretar con el significado de «llegada a un punto» (7)
Ve a la consulta del médico a las tres. La enfermera te dará entonces la radiografía.
Esta oración puede interpretarse como «debes estar allí a las tres» y no como «debes salir de donde estés a las tres e ir allí». Se podrían aducir oraciones semejantes en contra del análisis simétrico de y , pues en este caso, tanto como describen movimiento hacia un punto terminal. Sin embargo, este es un valor aspectual que adquiere sintácticamente en un contexto particular y no parece ser su significado léxico básico.
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Helena López Palma Análisis previos
La inclusión del punto de vista en los verbos deícticos podría explicarse como un hecho semántico o como una relación sintáctica. Los autores que adoptan una explicación semántica proponen que el punto de vista es un argumento implícito y lo representan como un papel temático en la red argumentai de los predicados perspectivales (Mitchell 1986; Partee 1989). En la explicación sintáctica, la perspectiva egocéntrica se podría analizar como el resultado de la composición de los subeventos descritos en el sintagma verbal. La explicación sintáctica se ve apoyada por la distribución de . El valor deíctico de este verbo está restringido a ciertos contextos. Así, carece de significado deíctico cuando se emplea para denotar un evento de movimiento puro sin dirección, no delimitado por los lindes de una senda. No obstante, aunque denote movimiento sin dirección, no puede aparecer sin complementos (*María va), sino que tiene que combinarse con una expresión modal (María va bien/deprisa). Para tener significado deíctico debe implicar dirección. Ello sucede cuando se combina únicamente con el argumento Término: (8)
Adiós. Me voy al trabajo.
En la oración (8), el origen del movimiento permanece encubierto y este argumento se asocia con la perspectiva deíctica. Pero el requisito de que el evento que incluye a exprese dirección tampoco basta, pues su valor deíctico se neutraliza cuando aparece en un sintagma verbal combinado con dos sintagmas preposicionales que describan una senda delimitada (9)
El tren va de Salamanca a Madrid.
Cuando implica dirección, tanto el origen como el término pueden no estar expresos (10) Α.- ¿Podrías venir a mi despacho un momento? B.- Ahora mismo voy. En el diálogo (10), voy expresa movimiento orientado y tiene valor deíctico. En resumen, adquiere significado deíctico por composición sintáctica, cuando se combina con un complemento locativo que especifica la dirección del movimiento. En este caso, el argumento locativo puede permanecer implícito. Pero su valor deíctico se neutraliza cuando denota un proceso atélico de movimiento puro o cuando se combina con una ruta explícita. Dada la inestabilidad del significado deíctico de basaremos nuestro análisis en la distribución del verbo .
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Explicación semántica
En este apartado aplicaremos una explicación semántica. Asumiremos que la asociación de la perspectiva a uno de los extremos del recorrido espacial del evento se obtiene porque la estructura del evento de los verbos deícticos de movimiento contiene un argumento
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perspectival implícito que hace referencia al punto de vista. La red temática de estos verbos podría, entonces, ser la siguiente: (11) venir ir traer llevar Las propiedades de estas redes arguméntales suscitan una serie de cuestiones que precisamos solventar antes de proyectarlas en la sintaxis. ¿Qué relación formal existe entre la persona que adopta una perspectiva y el lugar desde el que se considera el movimiento? ¿Cuál es la naturaleza gramatical del argumento perspectival implícito? ¿Se expresa la perspectiva directamente a través de la categoría gramatical persona o indirectamente mediante un adverbio locativo deíctico que se refiere al Origen o al Término y se asocia con la perspectiva? ¿Son persona y lugar aspectos simples del contexto que puedan considerarse aisladamente o debemos tomarlos conjuntamente como una unidad deíctica compleja que se refiere a la situación del acto de habla? ¿Podemos desplazar tan solo un aspecto de la situación comunicativa, por ejemplo, la persona, el lugar o el tiempo, sin tener que desplazar también lo otros? ¿Hay algún aspecto de la situación comunicativa que pueda considerarse primario, a partir del cual sea factible calcular los demás? ¿Están los aspectos de la situación comunicativa ordenados jerárquicamente? ¿Cómo se relacionan los aspectos de la situación comunicativa con el tiempo y el espacio del evento? En lo que sigue nos centraremos en la relación entre la persona y el lugar y valoraremos la posibilidad de que el punto de vista se exprese gramaticalmente a través de la persona o del lugar.
3.1
La perspectiva se marca mediante la persona
Se podría pensar que el argumento perspectival se marca mediante un pronombre personal que se refiere a la persona participante en la situación comunicativa que adopta la perspectiva desde la que se contempla el movimiento. El verbo , que conceptualiza el movimiento considerado desde la perspectiva del Término, tendría entonces un significado próximo a «venir hacia mí», que se interpretaría, en este caso, como «venir hacia el lugar en donde yo estoy». Esta podría ser la lectura de la siguiente oración (12) Aquella persona viene hacia mí/aquí. En (12) la persona se concibe como un lugar. Pero representar la perspectiva directamente mediante la persona tiene algunos problemas. En particular, en esta oración, la persona ocupa una posición cuya extensión no coincide necesariamente con el lugar de la situación comunicativa. La posición de la persona está incluida en una región más amplia, que es aquella a la que hace referencia aquí, y que puede abarcar también al interlocutor: (13) a. Aquella persona viene hacia ti. (aquí) b.* Aquella persona viene hacia ahí. En (13a) el oyente está situado en el Término de venir, incluido dentro de la región aquí, más extensa, en la que se encuentran ambos participantes de la situación comunicativa.
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Como se observa en (13b), en esta oración no es gramatical la interpretación del lugar como ahí, que se refiere a una posición próxima al oyente que no incluye al hablante. Se podría decir algo semejante sobre , que denota «traer algo al lugar en el que se encuentra el hablante». La persona que expresa el Destinatario puede referirse al hablante, como se ilustra en (14a), pero también a otra persona distinta (14b): (14) a. ¿Podrías traerme un vaso de agua? b. ¿Podrías traerle un vaso de agua a tu hermana?
3.2
La perspectiva está marcada por un adverbio locativo deíctico
Se podría pensar que el punto de vista está marcado por un adverbio locativo deíctico y que este es el responsable de anclar deícticamente la perspectiva de los verbos deícticos. En tal caso podríamos interpretar como «venir acá» o como «traer algo acá». Un hecho a favor de este supuesto es que el adverbio locativo puede aparecer expreso. El catalán, el francés y el italiano poseen un sistema de concordancia locativa expresado mediante pronombres clíticos locativos y se podría pensar que estos marcan el punto de vista debido a su naturaleza indicial. Por ejemplo, el origen de anar, aller, o andare está marcado mediante el clítico locativo en (catalán, francés) o ne (italiano), que pueden interpretarse con el significado «de aquí» (15) a. Jo me'n vaig. (Catalán) b. Je m'en vais. (Francés) c. Me ne vado. (Italiano) También los clíticos locativos hi (catalán), y (francés), ci (italiano) señalan el Término de anar, aller o andare: (16) Volia anar a veure'l però no hi he anat. (Catalán) Además, el clítico locativo medieval del español y, que marca el Término, se halla incorporado en la raíz verbal de la primera persona del singular del presente de indicativo de la forma vo (voy). Sin embargo, los clíticos romances locativos en, ne, hi, y o ci no son deícticos y no diferencian entre distancia y proximidad con respecto del origo espacial y por ello no pueden ser los responsables de marcar la perspectiva egocéntrica en los verbos deícticos. En cuanto a la posible presencia de un adverbio deíctico tónico que aluda explícitamente a un origen o a un término egocéntrico, no parece que sea esta categoría la que confiere el significado deíctico al verbo de movimiento. Por el contrario, el verbo tiene en sí mismo este sentido incluso cuando no hay un adverbio locativo deíctico expreso, y la presencia de un adverbio de esta clase es opcional; más aún, en cierto modo es redundante. Así, cuando el Origen o el Término se expresan mediante una frase nominal definida que describe el lugar, el verbo asigna por sí mismo el valor deíctico a este argumento. Por ejemplo: (17) Mi marido le prometió a mi hija que yo {a. vendría/b. iría} a su fiesta de cumpleaños.
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La oración (17a) podría describir una situación en la que la hablante está en la fiesta de cumpleaños de su hija en el momento del habla, a pesar de que no hay ningún adverbio locativo deíctico que ancle dicho lugar a la situación comunicativa. Del mismo modo, en (17b) interpretamos que la hablante no se encuentra allí en ese momento. Antes de decidir si la perspectiva egocéntrica es marcada mediante un adverbio locativo deíctico precisamos analizar con más detalle el sistema de dichos adverbios y contrastarlo con el sistema de verbos deícticos. Las lenguas romances occidentales contrastan con respecto de cuál de los participantes en un acto de comunicación se asocia con la perspectiva del término de venir, vir, venire. En español, gallego y portugués es el hablante el que adopta este punto de vista. En catalán, italiano y, opcionalmente, en francés, la perspectiva del hablante puede desplazarse a la del oyente (Ibañez 1983). De este modo, en español, gallego y portugués se viene al lugar ocupado por la primera persona, pero se va a donde está la segunda. Por el contrario, en las lenguas del segundo grupo, se puede venir tanto al lugar en el que se sitúa el hablante como al lugar en donde está el oyente. (18) Demà vindré a casa teva per a llegir-t'ho. (Catalán) (19) a. Mañana iré a tu casa para leértelo. (Español) b.*Mañana vendré a tu casa para leértelo. (20) Domani verrò a casa tua per leggertelo. (Italiano) (21) J'irais vous voir bientôt. (Francés) Badia (1952) ha propuesto para el catalán y el español que existe una relación entre el desplazamiento de participante del catalán y las personas que se diferencian en las formas demostrativas adverbiales. A continuación examinaremos el sistema adverbial deíctico. Compararemos el sistema de las lenguas romances occidentales con el sistema del latín del cual proceden. El latín tenía un sistema de adverbios demostrativos de tres términos orientados al hablante. El sistema contaba con formas diferenciadas para denotar el (caso inesivo), el (ablativo), el (alativo) y el (perlativo). Además, el latín tenía adverbios demostrativos que no eran deícticos (ibi, inde, eo, ea) y no situaban una región con respecto al hablante. orientado al hablante próximo intermedio distante distancia neutra
Tabla 2. El sistema adverbial c el latín esivo ablativo alativo hic hinc hue istic istinc istuc illic illue illinc ibi
inde
eo
perlativo hac istac illac ea
Algunas de las formas del sistema latino se transmitieron a las lenguas romances occidentales, aunque estas perdieron su significado direccional. Así, los adverbios demostrativos romances proceden etimológicamente de las formas esivas (eccum hic) y perlativas (eccum hac). El gallego tiene además una forma adverbial que hereda etimológicamente la forma alativa (acó < eccum hue). Por otro lado, las lenguas romances redujeron el sistema ternario latino en uno binario, dado que los adverbios intermedios is tic, istac, istuc se perdieron. El francés simplificó aún más el sistema ternario de la serie esiva y
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lo redujo a un sistema de un solo miembro, aunque este funciona como un sistema binario pues ici contrasta con là. Posteriormente, el español, el gallego y el portugués reconstruyeron el sistema deíctico ternario e introdujeron un término intermedio, pero solo lo hicieron en los adverbios que procedían de la serie esiva, ai, ahí a+hi (< latín ibi o hic). En la lengua actual el término intermedio se puede emplear para referirse a una región no remota, no próxima al hablante, y también a una región próxima al oyente, especialmente en la comunicación cara a cara. Es decir, ai, ahí pueden tener el significado «ahí no lejos de donde está el hablante» o «ahí donde está el oyente». En las formas que proceden de los términos perlativos o alativos, mucho menos empleadas, no se reconstruyó el término intermedio. El significado direccional de las formas perlativas latinas se ha desplazado en las romances a un valor de indefinición. Por ejemplo, acá y allá se pueden referir, en su uso actual, a una región con límites imprecisos, y su significado se encuentra descrito a menudo como indeterminado. Jackendoff (1990) explica el contraste entre aquí!allí y acá!allá como una diferencia aspectual, que formaliza asignando el rasgo a aquí/allí y el rasgo a acá/allá. La serie no delimitada se diferencia de la delimitada porque la primera puede graduarse ( Ven más acá.), pero no la segunda (* Ven más aquí.) El catalán, el francés y el italiano tienen también adverbios demostrativos que no son deícticos sino que son neutros con respecto de la distancia. Son pronombres clíticos que etimológicamente proceden de la forma latina esiva ibi > hi (catalán), y (catalán y francés), vi (italiano), y la forma ablativa inde > en (catalán e italiano), ne (italiano). El español, el gallego y el portugués no heredan estas formas deícticamente neutras. Sintetizamos los sistemas romances en las siguientes tablas: Tabla 3. El sistema adverbial del español, del gallego y del portugués Español Portugués Gallego Próximo (hablante) cá aquí aquí acá aquí acó acá Próximo (oyente) ahí ai ai allí Distante allá ali là ali aló aló Tabla 4. El sistema adverbial del catalán, del francés y del italiano Catalán Francés Italiano Próximo (hablante) ací, acá ici, ci çà qui aquí Distante allí là li allá Distancia neutral
hi, y
en
y
en
ci, vi
qua là
ne
¿De qué modo se relaciona la perspectiva deíctica que se manifiesta en los adverbios locativos con la de los verbos de movimiento? Se ha sugerido que las propiedades del sistema adverbial influyen en el sistema verbal. En particular, la ausencia de término medio en el sistema adverbial podría ser la causa de que se desarrolle un desplazamiento de participante en la perspectiva asociada al Término de venir. Este podría ser el caso del italiano y del catalán. Badia (1952), en su estudio sobre los verbos deícticos del catalán y del español, sostiene que, en un sistema adverbial de dos términos, el desplazamiento de participante se explica por la proximidad de la región que comparten el hablante y el oyente en un acto de habla directo. Según este autor, en catalán, pero no en español, es posible
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venir al lugar en que se encuentra el hablante o también al lugar en que está el oyente, porque en una conversación cara a cara, el término que denota proximidad al hablante (ací) hace referencia a una región que incluye no solo la posición del hablante, sino también la del oyente. Es decir, tanto venir hacia mí como venir hacia ti significan venir aquí. Por otro lado, el español actual cuenta con dos adverbios deícticos que diferencian el lugar que ocupa el hablante (aquí) del que ocupa el oyente (ahí), y para describir movimiento hacia el oyente utiliza medios sintácticos (ir ahí). En resumen, los datos de las secciones previas sugieren que ni la persona ni el lugar, aisladamente, parecen marcar la perspectiva deíctica. En contra de persona está el hecho de que la expresión pronominal de la persona en el sintagma verbal no está en sí misma relacionada con el argumento Término de venir o traer asociado con la perspectiva. A favor de lugar podría argiiirse que el punto de vista está marcado mediante clíticos locativos. Sin embargo, estos no son deícticos y no nos informan automáticamente sobre los aspectos del contexto. En contra de lugar está el que aquellas lenguas en las que el punto de vista del Término de venir puede desplazarse a la segunda persona no tienen un término adverbial deíctico que indique proximidad con respecto del oyente. Por otro lado, en los casos considerados hasta ahora, el argumento implícito que expresa el punto de vista del evento parece referirse al mismo tiempo a un lugar y a una persona, y una explicación basada en tan solo una de estas categorías no parece ajustarse a los datos. Por consiguiente, intentaremos, a continuación, buscar una explicación que combine persona y lugar.
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Propuesta: incorporación léxica en la raíz verbal d e una matriz adverbial de rasgos indicíales
¿Cómo podemos expresar la intuición de que el Origen y el Término de los verbos deícticos se refieren a un lugar relacionado con una persona participante en el acto de habla? ¿Cómo podemos formalizar la idea de que el argumento perspectival implícito incluido en la red temática de estos verbos parece referirse al mismo tiempo a un lugar y a una persona? Asumiremos que la asociación de la perspectiva a uno de estos extremos de la senda que mide el transcurso espacial del evento se obtiene porque estos verbos incorporar en su lexema un adverbial locativo deíctico implícito. Dicho adverbial implícito es una matriz de rasgos indicíales. Seguimos en esto la propuesta de que un verbo de movimiento puede incorporar en su lexema la senda (Talmy 1985; Hale / Keyser 1993). El significado de un adverbio locativo deíctico puede escindirse en dos componentes semánticos: la persona y el lugar. Asumiremos que el componente persona es el rasgo deíctico primario del adverbio locativo. El componente persona selecciona como referente al hablante o al oyente, quien adopta el punto de vista del evento. A su vez, en la persona se pueden distinguir tres rasgos: el componente propiamente deíctico, que es el rasgo PARTICIPANTE, un elemento cuantificador, que está expresado por el rasgo NÚMERO, y un componente clasificador, representado por el GÉNERO. Seguimos en la representación del significado del componente persona la geometría de rasgos morfosintácticos propuesta
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para las lenguas del mundo, en los estudios sobre el pronombre, por Greenberg (1963), Noyer (1992) y Harley (1994). Greenberg (1963) observó que los sistemas pronominales de las lenguas del mundo tienen unos rasgos comunes y propuso sintetizarlos en las generalizaciones que resumimos a continuación: (22) Generalizaciones de Greenberg Universal 32. Si un verbo concuerda en género con el sujeto o el objeto, también concuerda en número. Universal 36. Si una lengua tiene la categoría de género también tiene la categoría de número. Universal 37. El número de categorías de género no singulares es menor que el número de categorías de género en singular. Universal 45. Si un pronombre plural tiene distinciones de género, el pronombre singular también las tiene. Las generalizaciones de Greenberg han sido formalizadas por Noyer (1992) como una jerarquía de rasgos: (23) Universal de la jerarquía de rasgos (Noyer 1992) persona > número > género > clase Harley (1994) asume el universal de la jerarquía de rasgos de Noyer y, partiendo de este, aplica a los pronombres y a la concordancia una geometría de rasgos morfosintácticos que configura la estructura de estas expresiones referenciales y que, además, explica las restricciones de estos rasgos en las lenguas del mundo. Esta autora emplea para su propuesta el modelo de la morfología distribuida. El componente lugar es un elemento relacional y, por tanto, tiene contenido predicativo. Podemos identificar dos partes en el componente lugar de las lenguas romances occidentales: la DISTANCIA nos proporciona una medida entre un lugar y un participante, al cual se refiere el rasgo persona. Dicha medida se establece mediante una escala binaria de proximidad que indica el lugar como [¿próximo]. La EXTENSIÓN describe la delimitación de la senda, la cual se caracteriza mediante el rasgo binario [¿delimitado] (Jackendoff 1990). En resumen, el significado de la matriz adverbial deíctica tiene la siguiente geometría de rasgos: Figura 1. Geometría de rasgos morfosintácticos del adverbio deíctico adverbio locativo deíctico lugar
persona
neutro
distanci
extensión
¿próximo
±de imitado
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En español, por ejemplo, cuando la matriz indicial tiene los rasgos [+hablante, +próximo, +delimitado] obtenemos aquí. Los rasgos [+participante, +hablante, -delimitado] se expresan mediante acá. Si la matriz adverbial tiene los rasgos [+participante, -próximo, delimitado] el resultado es allá, y los rasgos [+participante, -próximo, +delimitado] se materializan en allí. El significado relacional de aquí, ací, ici, qui, acá, cá, çà, qua, que es el componente lugar de esta matriz de rasgos, puede describirse mediante la glosa: (24) A es una región próxima a Β vista desde la perspectiva de C y C es el hablante. Cuando añadimos el significado de la matriz deíctica a un verbo de movimiento inacusativo o causativo que asocie el elemento indicial al argumento Término, obtenemos venir o traer (25) El lugar de llegada A está próximo a Β y Β es considerado desde la perspectiva C y C es el hablante. El significado deíctico que adquieren tales verbos puede formalizarse mediante las siguientes representaciones semánticas: (26) venir [ x v a d e j a z & z está próximo a M & M es la perspectiva de w & w es el hablante] traer [x lleva y de ζ a u & u está próximo a ν & ν es la perspectiva de w & w es el hablante] ¿Cómo se podría representar en sintaxis el significado «A está próximo a Β y Β es la perspectiva de C y C es el hablante» contenido en estas representaciones semánticas? En lo que sigue esbozaremos una posible configuración sintáctica que incluya estos elementos. En primer lugar asignaremos una representación sintáctica a este significado, que expresamos informalmente del siguiente modo: (27) El lugar χ tal que χ es la perspectiva de y Esta glosa podría configurarse como una estructura predicativa. Simbolizamos, pues, dicho componente como una categoría vacía, que denotamos mediante e, la cual representa la matriz de rasgos que conforma el significado del adverbio deíctico y tiene la siguiente estructura: (28) [e PERSONA¡ L U G A R ^ En la representación (28) el componente locativo deíctico, e, se configura como una estructura predicativa en la que el rasgo PERSONA determina la referencia del rasgo LUGAR. Por otro lado, el componente PERSONA es un rasgo indicial y está anclado a los participantes de la situación comunicativa. Simbolizamos la relación de dependencia entre la PERSONA y el LUGAR mediante índices. Así, en (28) el índice del LUGAR depende del índice de la PERSONA, lo que se expresa mediante la notación k/i. A su vez, el índice de la PERSONA se filtra al nudo e, que es la categoría vacía que domina a la PERSONA y al LUGAR, la cual hereda el rasgo indicial de la PERSONA.
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En cuanto a la estructura del inacusativo venir y del causativo traer, adoptamos la representación en capas propuesta por Larson (1988), según se encuentra desarrollada en Chomsky (1995) y Levin / Rappaport (1995): (29) inacusativo [sv [ν [ν V SP (Origen)] SP (Término)]] (30) causativo [sv SD (Agente) [v ν [ s v [ν [ν V SP (Origen)] SP (Término)]]]] La estructura del sintagma verbal que resulta de la incorporación léxica del Término es ( 3 1 ) [sv [ V V [e PERSONA, LUGAR tó ] [ SP (Término) A i ] ] ] Este podría ser el modo como los verbos inacusativos y causativos adquieren el componente deíctico de su significado. Por último, en un modelo que representara los aspectos del contexto en la sintaxis, el componente PERSONA podría activar su rasgo deíctico particular al relacionarse con el hablante o el oyente. Estos participantes aparecen en el especificador de un sintagma enunciación, el cual se proyecta por encima de la oración (Cinque 1999; Speas 2000). Así, por ejemplo, en español, gallego y portugués, el Hablante liga el rasgo PERSONA incorporado en el verbo, lo que activa la perspectiva egocéntrica del argumento Término:
(32) [sEnimciación Hablante ... [sv SD [ν venir [e PERSONA¡ LUGAR]]]] Por su parte, en las lenguas que desplazan el participante, como el catalán o el italiano, cuando el Hablante que aparece en el sintagma enunciación liga la persona que se expresa en el argumento Tema, el rasgo PERSONA del locativo es ligado entonces por el Oyente: (33) [sEnunciación Hablante Oyentej... [ s v SD¡ [ v venir [e PERSONA; LUGAR]]]] En la representación (33), el sintagma determinante sujeto de venir está ligado por el Hablante, lo que impide que el Hablante ligue también el rasgo PERSONA de la matriz adverbial. En este caso se activa el desplazamiento del participante asociado al punto de vista, y es el Oyente el que liga el rasgo PERSONA del locativo incorporado.
Bibliografía
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Rosa María Medina Gronda Las construcciones con negación expletiva en occitano antiguo: características
Esta comunicación pretende ser un primer intento de sistematizar las construcciones que han podido dar lugar en occitano antiguo a una negación calificada, tradicional y poco afortunadamente, de «expletiva», «abusiva» (Vendryes 1950), «pleonàstica» (Martinon 1927), «redundante» (Stauf 1927) y «modal» (Brunot 1936), entre otras etiquetas. En concreto, nos proponemos tratar de mostrar la posible vinculación de dichas construcciones, ya puestas de manifiesto por Jensen (1986; 1990), al cumplimiento o no de una serie de propiedades de orden esencialmente semántico y (morfo)sintáctico, las cuales ya han sido formuladas por Muller (1991) para el francés. Intentaremos además exponer tales propiedades de forma comparativa, siendo las lenguas utilizadas para este fin el francés, el castellano y el catalán antiguos. El corpus de ejemplos occitanos se compone de los ya recogidos por Jensen (1986; 1990), Raynouard (1838-1844), Levy (1894-1924), Diez (1876) y Ronjat (1937), así como de otros extraídos de trovadores del s. XII (en concreto, de los cincuenta que conforman la nómina de De Riquer 1983) y de los textos de los ss. XIII y XIV de las Vidas y Razos (ed. Boutière / Schutz / Cluzel 1964). Los ejemplos franceses, castellanos y catalanes han sido tomados de Muller (1991), Jensen (1990), Wagenaar (1930), Llorens (1929) y Solà (1970).
1 Propiedades semánticas y (morfo)sintácticas De entre las ya referidas por Muller (1991: 381-393), pensamos que al menos tres, por el momento, pueden hacerse extensivas al occitano antiguo. A saber: 1) la influencia de las variaciones de polaridad en la ocurrencia de la negación expletiva; 2) la presencia de términos de polaridad negativa (TPN, en adelante), así como (esporádicamente) de seminegaciones romances (Medina 1999: 49-50; Muller 1991: 302-303) en las construcciones expletivas; y 3) la incidencia de la modalidad verbal.
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40 1.1
Influencia de las variaciones de polaridad
N o s referimos a las llamadas, desde Baker (1970), polaridad negativa y positiva. 1 D e acuerdo con este autor (cf. asimismo Muller 1991: 389 y Fauconnier 1976), las variaciones a partir de un estado inicial de dichas polaridades modifican las condiciones de ocurrencia de los términos a ellas adscritos. 2 A este respecto, el comportamiento de las construcciones expletivas del occitano antiguo no ha sido homogéneo, al igual que sucede con sus parientes francesas (cf. Muller 1991: 389-392). Es posible realizar al menos, y como con aquéllas, una clasificación tripartita. A saber: a) Aquellas construcciones que para originar de forma opcional ima negación expletiva precisan polaridad positiva, b) Aquellas construcciones que para dar lugar a una negación expletiva no obligatoria exigen polaridad negativa, c) Aquellas construcciones que son indiferentes a las variaciones de polaridad.
1.1.1
Construcciones ligadas a la polaridad positiva
El verbo/núcleo principal de estas construcciones precisa dicha polaridad. Es el caso, por ejemplo, de las completivas de los verbos y expresiones de temor (temer, aver paor/doptansa,3 per paor...). También sucede esto con las comparativas de desigualdad (mais /plus / menhs / melher /pejor / autre / estiers... qué). Asimismo, parece que las
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Se trata, en los dos casos, y según la definición de Muller (1991: 69), de fenómenos de influencia del contexto sobre las posibilidades de ocurrencia o el sentido de las expresiones a él sensibles. Dicho contexto, en la polaridad negativa, lo constituyen el alcance de la negación y una serie de entornos tradicionalmente considerados como negativos y dubitativos. A ellos pertenecen, en la mayor parte de las lenguas, los predicados de duda, oposición, privación, carencia o ausencia (en esp. mod., p. ej., resistirse, rehusar, rechazar, oponerse, negar...); ciertos factivos emotivos (en esp. p. ej., horrible, estúpido, locura...)·, ciertas preposiciones y conjunciones (en esp., p. ej., antes de, en vez de, en lugar de, sin, si: oraciones condicionales); algunas construcciones comparativas (sobre todo de desigualdad) y determinados ordinales (en esp., p. ej., primero y último); ciertos cuantifícadores — indefinidos y adverbios — (en esp., p. ej., pocos, sólo, raramente, apenas...); la interrogación, etc. (cf. Medina 1999: 21-22). Frente a todos estos, los contextos considerados habitualmente como positivos serían los que conformarían la polaridad positiva.
2
En el caso de los TPN (a. Ciertas expresiones idiomáticas: en esp. mod., p. ej.,pegar (un) ojo...; en fr., p. ej., lever le petit doigt...; b. Algunos superlativos relativos cuantificativos: en esp., p. ej., el más mínimo error = ningún error; en fr., p. ej., le problème le plus simple = aucun problème; etc., cf. Medina 1999: 22) y en el de las seminegaciones (en esp. mod., p. ej., nadie, nada, nunca, ninguno...; en francés, p. ej., personne, rien, jamais, aucun...; en occitano-lemosin, p. ej., p'un, ren, jamai, pus, gaire... (cf. Medina 1999: 49-50; Muller 1991: 302-3), ninguno de ellos puede tener ocurrencias en los enunciados afirmativos, ya que, de producirse esto, se originarían secuencias anómalas: p. ej.: (esp.) *«esta noche he pegado ojo»; *«he visto a nadie», etc. Por idéntico motivo, los términos sensibles a la polaridad positiva, tampoco admiten variaciones en su polaridad: p. ej. (esp.) «(*No) estar a partir de un piñón», modismo de polaridad positiva (salvo negación externa) (cf. Bosque 1980: 125).
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Cf. Raynouard (1838-1844, vol. 3: 87, 4, s. v. doptansa/duptansa): «doute, crainte, incertitude».
Las construcciones con negación expletiva en occitano antiguo: características
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completivas dependientes de las locuciones a pauc /per pauc / a pena(s) habrían requerido este tipo de polaridad. He aquí algunos ejemplos: 1.1.1.1 Completivas de verbos / expresiones de temor que.l cor plora quan vezetz los oils rire, / mas per paor que «o.us sembl'enoios / engan mi eis e trac mal em-perdos. (Folquet de Marselha IX.3.20) (Per paor) tal paor ai que la belha paria / qu'ieu ai ab lieys no.m lunhes ni.m tolgues / [...] (Monje de Montaudon, 111,2,18) (Aver paor) Don tem que lauzengier savai, / [...] ! No mi fosson contrarios. (Peire Vidal XXIX.2.19) (Temer) e car no.us vei, soven ai gran doptansa / que HO. us mi fass'oblidar non-calers; (Folquet de Marselha VI.5.42) (Aver doptansa) Asimismo, los ejemplos referidos por Jensen (1986: §916) corroboran lo aquí visto. A pesar de todo, y dado el carácter opcional de la negación expletiva, puede haber casos en los que, incluso habiendo condiciones de polaridad para la ocurrencia de dicha negación, ésta no aparezca. No hay que olvidar que, tal y como señala Jensen (1986), la presencia de la negación con estos verbos y expresiones de temor parece haber estado sujeta a una gran fluctuación. Prueba de ello es el siguiente ejemplo tomado de dicho autor: «ai paor que venha sobre mi» (Bertrán de Born 21, 46). La misma condición de polaridad observada para la ocurrencia de la negación expletiva con este primer grupo de construcciones occitanas se encontraría también en sus parientes del francés, castellano y catalán antiguos. Veamos algunos ejemplos. Francés antiguo: Molt criem que ne t'en perde {Saint Alexis 60) (Criembre) si doutent mout Thalamon que il ne muire (Troie 128,7) (Douter) en ça vos traiez, chevaliers, ne peor n'aiez de ma dame qu'el ne vos morde (Yvain 1969) (Jensen 1990: §860) (Peor)4 Castellano antiguo: [...] con miedo que las non tomase alguno {Kalila 185,265) (Miedo) E dicen que sufrían grandes acometimientos de las serpientes, de las cuales se temían que non les matesen los niños pequeños que despues hobieron (Castigos e Documentos
del rey Don Sancho 87 a , 43) (Temer)
[...] se dubdavan que alguna mala persona no moviesse rumor entre ellos (Jayme 33, 18) (Wagenaar 1930: 150 y 154) (dubdarse) Catalán antiguo: 4
Este ejemplo presenta, sin embargo, la construcción expletiva dependiente de una expresión de temor insertada en un entorno de polaridad negativa (peor η 'aiez). Algo muy semejante sucede en francés moderno, si bien de forma poco frecuente, en los casos en los que la negación se encuentra en una subordinada de craindre en contexto de polaridad negativa. P. ej.: «N'aie crainte que le Ciel / N e t'en tienne rigueur...» (G. Brassens, Pénélope) (cf. Muller 1991: 390).
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temensen que en aquella paus no fessen eils lur guerra (Finke I, 113 [1301]) (Llorens 1929: 172) (Témer) Hac son l'amie (...); e hac paor que no oblidàs son amat (Ramon Llull, Libre d'Amie e Amat 261 B) (Solà 1970: 288) (Paor)
1.1.1.2
Comparativas de desigualdad
Tanto los occitanistas como los romanistas (p. ej. Meyer-Ltibke 1899: §790) no dejan lugar a dudas a la hora de manifestar la condición de polaridad en que estas construcciones admiten de forma opcional (pero con más frecuencia, si cabe, que en otros casos, cf. Jensen 1986: §911) una negación expletiva. Se trata siempre de polaridad positiva. En el occitano, se observa además lo que parece ser una segunda condición, no necesariamente cumplida por otras lenguas, como veremos. A saber, que en la segunda parte de la comparativa esté presente un verbo en forma personal (cf. Jensen 1986), cosa que también refiere Ronjat (1930-1941: §640 y §643) para la lengua moderna.5 Los ejemplos de esto que hemos registrado en el occitano antiguo son bastante numerosos. He aquí una muestra de ellos: [ . . . ] / e non suy de re guabaire / qu'assatz n'es plus qu'ieu non diu. (Bernart Marti VII.6.42) (Plus que) Mais volria una calha / Estreg tener en mon se / No faria un polhe / Qu'estes en autrui sarralha, / [ . . . ] (Cercamon VII.3.23) (Mais no) Doussa res, conhd'et avara, / [...] / bel'e genser c'ops no fora, / [...] (Bernart de Ventadorn XII.5.47) (Genser que) Vai me dones mal d'amor? / Ans melhs que no fetz mai! / [ . . . ] (Bernart de Ventadorn XVIII. 1.8) (Melhs que) Asimismo, en las Vidas y Razos, hemos encontrado varios ejemplos, todos ellos con la estructura plus que. He aquí uno de ellos: Mas quant volia dire sas cansos, el fazia plus Ione sermon de la rason que non era la cansos. (Guillem de la Tor, Vida §3; Boutière / Schutz / Cluzel 1964: 236) Al lado de todos estos casos cabe destacar el siguiente, ahora perteneciente de nuevo a un texto poético, en el que, pese a lo que pudiera parecer, la polaridad resultante es positiva. Tal cosa es fruto del cúmulo, en el entorno de la comparativa de desigualdad, de dos contextos de polaridad negativa (la negación y una condicional parece que con valor concesivo) que se anulan entre sí. La ocurrencia de no es, pues, en nuestra opinión, correcta: Amors n'a tort quar enveyos mi te / del vostre cors graile, gras, blanc e le, / s'enquer no.m faitz mielhs que no.m soletz faire (Berenguer de Palou III.6.43) (Mielhs que)
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Sin embargo, este mismo autor incluye un ejemplo en donde esto no parece que se contemple: vinz. «Z-i(s) pu(s) gente que non pa(s) l'otre» = literalmente en francés «il est plus joli que non pas l'autre» (Ronjat 1930-1941: §842).
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La misma condición de polaridad positiva requerida por las comparativas antiguo-occitanas es la que habrían presentado las del francés, castellano y catalán antiguos. He aquí algunos ejemplos. Francés antiguo: mais je vos aim plus que vos ne faciès mi (Aucassin 14.16) (Plus que) car il est mieudres chevaliers que ge ne sui (Mort Artu 27.27) (Jensen 1990: §859) (Mieudres que) Castellano antiguo: Fija, mucho me pesa desto que agora oy, que vuestro marido, que se paga mas de otra muger que non de vos, et rruegovos quel' fagades mucha onrra et mucho plazer por que el non se pague mas de otra muger que de vos (Lucanor 182,16) (Mas que)6 ...mas quisieron moryr que non seyer Rebtados (Alexandre 1066 b) (Mas que)7 Con pocos dineros que me dio mi suegro Otras obras fago que non fiso Beda (Danza de la Muerte 383 b, 28) (Wagenaar 1930: 146, 144 y 148) (Otras que) Catalán antiguo: eil valt molt mes ab hom qui li estia emfortidament que no fa ab hom qui massa li sia humill (Finke III, 401 (1322)) (Molt mes que) yo crau qua nos na vauram [marevalas] huy de maios que aqastes no son (Graal 6) (Llorens 1929: 177) (Maios que) és de major dignitat la pus petita ànima de parais que no èsser rey ne emperador en aquest mon (Sant Vicent Ferrer, Sermons, vol. 1, p. 48) (Solà 1970: 333) (Major que) 8
1.1.1.3
Completivas dependientes de las locuciones a pauc /per (un) pauc y a pena(s)
He aquí algunos ejemplos de las primeras: Bels Conortz, can me sove / com gen fui per vos onratz / [ . . . ] / per un pauc no.η mor desse! (Bernart de Ventadorn XV.2.12) e.l non vezer me languis e.m cofon, / e pus no.m piai ren als que si'al mon, / ab pauc no.va lays de vezer e d'auzir (Berenguer de Palou IV.2.14)
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Este ejemplo (cf. Wagenaar 1930: 146) pone de manifiesto el requisito de polaridad positiva aquí refendo. De ahí el contraste entre las dos comparativas (una positiva y otra negativa) en él presentes. Aquí se observa cómo, en castellano antiguo, pueden producirse ocurrencias de negación expletiva con infinitivos, a pesar de que es casi regla absoluta la presencia de un verbo en forma personal en el segundo término de la comparación (cf. Wagenaar 1930: 142). No obstante, la negación con los infinitivos también es facultativa: «mas vale callar que fablar con nescios» (Bocados de Oro 85,6) (Wagenaar 1930: 144). Este caso presenta una negación expletiva con un infinitivo. Sin embargo, esto, como también señala Solà (1970: 175-176), puede ser evitado: «més estime la mort que viure sens vostra senyoria» {Tirant Lo Blanc, p. 13) (Solà 1970: 359).
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Asimismo, y dentro ahora de la prosa, hemos encontrado en una variante (ms. Β §14) de la Vida de Bernart de Ventadorn, este ejemplo: viso si trist tan que per pauc el non mori de dol e maintenen el si parti de normandia [...] (Boutière / Schutz / Cluzel 1964: 22) En lo que concierne a la expresión apena(s), he aquí dos ejemplos procedentes del verso: a penas si ten que non chai (Flamenca v. 2534) (Jensen 1986: §913) a tal dol ins en son cor qu'a pena si ten que non mor (Flamenca v. 959) (Jensen 1990: §862) Los equivalentes de estas locuciones en francés y castellano antiguos (seguramente en catalán también) parecen haber sido igualmente sensibles a la polaridad positiva. Por ejemplo en francés antiguo: par un petit ne se pasma (Guigemar 736) par poi que il ne cheï a terre (Troie 130,16) (Jensen 1990: §862) No obstante, la ocurrencia de la negación expletiva en estos casos es menos estable que en occitano. He aquí un ejemplo que muestra su ausencia: «si durement plure le enfant a poi ke il chauncele» (Boeve 213) (Jensen 1990: §862). Castellano antiguo. De acuerdo con Wagenaar (1930: 178), es frecuente la negación con por poco, en poco, ά poco, ά pocas, apenas. P. ej.: [...] en poco estido que se non murio alli (Primera Crònica General 708 b, 23) (Wagenaar 1930: 178) E Platon fue caydo en muy grand verguença, que apenas non cayo muerte con muy grand pesar (Bocados de Oro 78, 10) (Wagenaar 1930: 176) Una muestra, sin embargo, de la posible ausencia de negación es la siguiente: Por poco le oviera la cabeça cortada (Apolonio 377 d) (Wagenaar 1930: 178)
1.1.2 Construcciones ligadas a la polaridad negativa El verbo/núcleo principal de estas construcciones la requiere. Pertenecen a este grupo, entre otras, las completivas de verbos y expresiones de orientación negativa. Es el caso, por tanto, de verbos como negar ;9 duptar ;10 s'oblidar (cf. Jensen 1990: 9
10
Ya Ronjat (1930-1941: 640) sitúa este verbo en un contexto negativo (ne pas nier). De él dice además que no mantiene la negación expletiva en la lengua moderna. Asimismo, Meyer-Ltibke (1899: §788) menciona, en el ámbito romance, y con ejemplos del italiano, francés y español modernos, las completivas de verbos como nier, douter, hésiter, entre otros, cuando estos verbos van negados o se encuentran en oraciones condicionales e interrogativas. O sea, en contextos de polaridad negativa. El empleo de duptar con este sentido contrasta con aquél en el que tiene el valor de (cf. supra). Jensen (1986: 315), por su parte, advierte de los empleos negativos, interrogativos y condicionales de este verbo.
Las construcciones con negación expletiva en occitano antiguo: características
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§862), en los sentidos de , , (cf. Levy 1894-1924, vol. 5, s. v. oblidar, n° 4: se o. In negativem Satz). También ocurre esto con el verbo mudar (cf. Jensen 1990: §862), con el valor de (cf. Levy 1894-1924, vol. 5, s. ν. mudar, n°5), y con falhir , (cf. Levy 1894-1924, vol. 3, s. falhir, n° 3). Asimismo, los verbos con prefijos negativos (desmentir y desdire , por ejemplo) formarían parte de este grupo.11 He aquí algunos ejemplos: Ges no.l nei / que sa forfaitura / MO.ill plaidei / [ . . . ] (Bernart Marti 1.3.21) (completiva de principal negativa, verbo negar negado) e dopta y qu'eu non l'ami de bon cor fi? (Flamenca v. 4945) (doptar; interrogativa directa) (Jensen 1986: §916) no mudarai qu'ieu no jassa ab mon amie tro al dia (Cadenet 81, 39) (mudar; oración negativa) (Jensen 1990: §915) non s'oblida que non gart vaus la muda soen menut (Flamenca ν. 2511) (s'oblidar, oración negativa) (Jensen 1990: §915) Si mon cavai trot'a lega, / no m'en fai, so.us assegur, / qu'en tal luec no l'acossega, / [ . . . ] (Guillem de Berguedà, XV.3.18) (falhir, oración negativa) E s'ieu en so desmentitz / Qu'aisso no sia vertatz, / Non er hom per me blasmatz (Aimeric de Peguilhan, XXXIV.3.18) (desmentir, subordinada hipotética) Los equivalentes franceses, castellanos y catalanes de todas estas construcciones expletivas parecen haber requerido asimismo polaridad negativa. Por ejemplo en francés antiguo: viax tu done, fet ele, noier que par toi ne soit morz mes sire? (Yvain 1762) (Noier en interrogación directa [retórica]) (Jensen 1990: §861) car ce n'es mie doute qu'il ne viegne encor a greignor chose que chevaliers que je onques coneusse (Queste 9.29) (Jensen 1990: §860) (estre doute·, oración negativa) Castellano antiguo: Mas pero non dubto yo que piadat no ayan de mi los dioses, e que me non den derecho de ti por mar o por tierra (Primera
Crònica General 41 b, 7) (dubdar, oración
negativa) (Llorens 1929: 169)12 [...] aquel noy nego que no fablava, mas dixo que no avie dicho cosa que fuesse de servicio del rey (Jayme 226,21) (Wagenaar 1930: 156) (negar, oración negativa) Catalán antiguo:
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12
Diez (1876: 392) cita ya un ejemplo con el verbo desdire: «nous desdiría que ma domna tais non sia» (Choix IV, 32). Wagenaar (1930: 154) señala, no obstante, la existencia de ciertos casos con este verbo negado y con el verbo de la subordinada en indicativo, en los que no aparece la negación expletiva. P. ej.: «E ella non dubdava que era su fija» (Kalila 113,461).
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El cardenal Toscula, que es ver amich vostre, am dit que yo estia ferm, que nos dupte quel feyt no pas (Finke III, 336, (1317)) (Llorens 1929: 170) (duptar, oración negativa)
1.1.3 Construcciones indiferentes a las variaciones de polaridad Sucede esto, por ejemplo, con las completivas de verbos y expresiones de impedimento. Es el caso de (se) gequir, se recreire, (se) tolre, (se) tener, (se) laissar y, en definitiva, . Es también el caso de (se) gardar, s'abstener , así como el de remaner , 13 (se) tardar , 14 y el de locuciones como non pose mudar / laissar / soffrir / tener /gardar... . Otro tanto ocurriría con non estar / esser que... . También sucede esto con las subordinadas de los verbos y expresiones de prohibición (vedar, defendre... ). Igualmente, las conjunciones temporales, como anz / enans que y (en)tro que , y la conjunción modal ses que parecen responder a esta característica.
1.1.3.1
Completivas de verbos y expresiones de impedimento
Plor mi toi q'eu non puos plus dire (Raimbaut d'Aurenga XXIII. 183) (tolre, polaridad positiva) Aizo no.m podez tolre mia / Q'eu toz temps no.us sia amies (Raimbaut d'Aurenga XXIII. 109) (tolre, polaridad negativa: oración negativa) e d'aqui son drut cuend'e guay, / perque.s te joys que tost non chai (Peire Rogier V.2.13) (se tener, polaridad positiva) que manhtas vetz lo jorn no.m puesc tener / qu'az una part non an toztz sois plorar (Folquet de Marselha XXI.5.35) (se poder tener, polaridad negativa: oración negativa)15 En Rainiers, no.us gicatz, / Que ades no fassatz / Que pros [...] (Peire Vidal, XXVI.6.45) (se gequir, polaridad negativa: oración negativa)16 13 14 15
16
Cf. Raynouard (1838-1844, vol. 4, 151, s. ν. remaner). Cf. Raynouard (1838-1844, vol. 5, 303, s. ν. tardar / tarzar). En Folquet de Marselha XIII.1.7 y VII.3.22, pueden verse dos ejemplos de (se) laissar, el primero con polaridad positiva y el segundo negativa. En Arnaut de Maruelh XVI,7,45 y Raimon de Miraval VI.6.54, hay dos ejemplos con s 'abstener, el primero con polaridad positiva y el segundo negativa. En Bernart de Ventadorn XI.5.39 y Raimbaut d'Aurenga XIII.2.15, hay dos ocurrencias de remaner y esser remazut, respectivamente, la primera en contexto positivo y la segunda negativo. En Gaucelm Faidit XXXVI.4.43 y Comtessa de Dia IV.3.28, hay dos ejemplos con tardar, uno con polaridad positiva y otro negativa (subordinada sustantiva de principal negativa), respectivamente. En Berenguer de Palou 1.1.8 y Gui d'Ussel, XV.2.12 aparecen, respectivamente, estar que no: polaridad positiva y non poder estar que", polaridad negativa. Una ocurrencia de este verbo con polaridad positiva, aunque sin negación, por tratarse de un infinitivo, es la siguiente: «De chantar me gic e.m recre, e de joi e d'amor m'escon» (Bernart de
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Si cum l'auzels [...], / Que sap q'es près e per so no.is recre / C'ades non chant: atretal es de me. (Aimeric de Peguilhan XLI.1.8) (Se recreire, polaridad negativa: oración negativa) No pose mudar que contr'orgolh no gronda (Giraut de Bornelh LVII.3.17) (non poder mudar, polaridad negativa) No.s pot sofrir ma lenga qu'ilh no dia / So que mo cor li dai en mandazo; (Giraut de Bornelh LXIX. 1.1) (non se poder sofrir, polaridad negativa)17 Pos entremes me suy de far chansos / ben dey guardar que fais motz no.i s'entenda (Folquet de Marselha XXV. 1.2) (gardar, polaridad positiva)18 En la prosa occitana, hemos encontrado asimismo un par de ejemplos del lexema gardar, ambos con polaridad positiva. He aquí uno de ellos: Molt l'amet e la deziret, gardan se qu'ill non saubes ni autre (Raimbaut de Vaqueiras, Razo de 392,2, §3; Boutière / Schutz / Cluzel 1964: 456) Igualmente, son dignos de destacar otros dos ejemplos de la expresión non se poder tener/tenir, también aquí ya mencionada (cf. supra); los dos con polaridad negativa. Veamos uno de ellos: Tan Ii plasia l'afar de G[uillelm] e.l dich e.l semblantz qe non se poc tenir un dia qe.l no. 1 dizes (Guillem de Cabestaing, Razo de 213,5, §9, p. 544)
1.1.3.2
Subordinadas de verbos de prohibición
Fins Jois, dreitura.us defen / que, cui que vejatz faillir, / que vos no.i prendatz albir; (Perdigón V.5.43) (defendre, polaridad positiva) Pero, s'agues aiuda / De razón o de druda / Valen, / ges no.m defen / Qu'eu no chantes enquera. (Giraut de Bornelh, XLI.1.9) (defendre, polaridad negativa) En la prosa occitana, hemos registrado también otros dos casos de este mismo lexema, uno con polaridad positiva y el otro negativa: Mas arcivesque et evesque et abat et home d'orde, [...], eran en miech e defendían que la batailla no fos. (Bertrán de Born, Razo de 80,31, §4, p. 121) (Defendre, polaridad positiva) Ez eu.[s] voill tan de ben qe non pos[c] a la mia volontat defendre q'eu non faza tot so qe vos deia plazer. (Gui d'Uisel, Razo de 194,2 et 194,19, §5, p. 205) (Defendre, polaridad negativa)
17
18
Ventadorn XXXI, 8, 59). Esto mismo puede decirse del verbo se recreire del ejemplo siguiente, en donde aparece con polaridad negativa. No disponemos, de momento, para estas locuciones de impedimento, de ocurrencias en los contextos de polaridad positiva, pero es posible que pueda haberlas, dado que los otros lexemas ya vistos las tienen. No hemos registrado, hasta ahora, enunciados con polaridad negativa, pero es factible su existencia, al igual que sucede en otras lenguas (fiancés, por ejemplo), como veremos.
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Otro tanto de lo mismo sucede con el verbo c(h)astiar ,19 del que hemos encontrado dos ejemplos con polaridades distintas: Si la ocaizonet d'Arnaut, [...], qu'ela donet comjat az Arnaut e.ill castigua que mais «o.ill fos denan, ni mais no fezes chansos d'eia e qu'el del tot se degues partir (Arnaut de Maroill, Razo de 30,19, §4, p. 36) (Castiar, polaridad positiva)20 Mas el non la.n poc castiar qu'ela non mezes en gran rumor lo fait (Peire Vidal, Razo de 364,2, 36, 37 et 48 [Version de EN2Pre], § 16, p. 362) (Castiar, polaridad negativa)
1.1.3.3 La conjunción modal ses que aissi ben dei, segon lo mieu vejaire, / de vostr'amor de dreg estr'emperaire, / com el del mon ses dreg que no.i avia (Arnaut de Maruelh II.6.42) (polaridad positiva) Dones, per qu'es nulhs hom duptos / Que.l verays Salvaire / Non pogues filh traire / D'un verge cors precios / Ses assag que fagz no.y fos / D'ome? (Guilhem de Saint Leidier, XIV.4.35) (polaridad negativa: interrogativa directa)
1.1.3.4 Las conjunciones temporales (en)tro que, enans/anz... que De (en)tro que, hemos hallado dos ejemplos, los dos con polaridad negativa. He aquí uno de ellos: ella no.n faria ren, tro que .c. dompnas e .c. chevalier, [...] non venguesson tuith devant leis ( Vidas XC, Β 66) (tro que, polaridad negativa) (Jensen 1986: §917)21 En lo concerniente a las otras dos conjunciones (enanz / anz que / abans que), cabe decir que, de acuerdo con Jensen (1986: §917; 1990: §863), la negación después de ellas es muy infrecuente en galorromance medieval. La norma es más bien su ausencia. He aquí, no obstante, un ejemplo con polaridad positiva: en la cambra foron abans vengudas qu'ellas non pesseron (Flamenca v. 5896) (abans que, polaridad positiva) (Jensen 1990: §863)22 Por lo que se refiere al francés, castellano y catalán antiguos, también las construcciones emparentadas con las aquí ya vistas habrían presentado la misma indiferencia respecto a las variaciones de polaridad. Veamos algunos ejemplos. Francés antiguo:
19 20 21
22
Cf. Raynouard (1838-1844, vol. 2, 354, s. ν. castiar). Curiosamente, las variantes (ms. R) registran el verbo vedar. No hemos encontrado, por el momento, ejemplos con polaridad positiva. Pero no seria imposible su existencia, dado que en francés y catalán los hay (vid. infra). He aquí un ejemplo del francés: «Le chameau reste constamment couché jusqu'à ce qu'on ne l'ait allégé» (Muller 1991: 377). No tenemos, hasta ahora, ejemplos con polaridad negativa. De todos modos, y según nos informa Morant i Marco (1993: 90), al menos en el catalán moderno, la conjunción abans que es indiferente a la modalidad de la principal. Quizás en occitano pudiera darse algo semejante.
Las construcciones con negación expletiva en occitano antiguo: características
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Nes poet garder que mais ne l ' i ateignet. (Chanson de Roland, ed. Bédier, 9) ( g a r d e r , polaridad negativa) (verbos de impedimento) Guardez, seignurs, qu'il « ' e n algent vif (Chanson de Roland, ed. Bédier, 2061) (garder, polaridad positiva) (Muller 1991: 369) (idem) 2 3 Castellano antiguo: [...] non podriades escusar que vos non acaesciesen dos cosas... (Lucanor 20, 21) (escusar,24 polaridad negativa) (Wagenaar 1930: 168) (verbos de impedimento) Lo segundo que los reys deben tener, es excusar de non ser peleadores nin rencillosos (Castigos e Documentos del rey Don Sancho 204 b, 34) (Wagenaar 1930: 168) (iescusar, polaridad positiva) (idem)25 Catalán antiguo. H e aquí tres lexemas distintos (poder escapar, estorbar y gardar), que, aunque ligados a la misma idea de «impedimento», presentan en unos casos (dos primeros ejemplos) polaridad negativa y en otro (tercer ej.) polaridad positiva: en neguna manera no poden escapar que no vimgam ason hostal (Visión de Filiberto 325) (poder escapar, polaridad negativa) (Llorens 1929: 170) nul h o m nous destorbova de non partir [...] sino yo (Finke, I, 108, (1301)) (estorbar, polaridad negativa) (Llorens 1929: 170) yo gordare be qua nagu no vaga eqastes letras (Graal 4) (gardar, polaridad positiva) (Llorens 1929: 170) vos pregam [...] que vos en aquest fet [...] no dejats enantar sens que abans no ho fassats saber a nos (Finke I, 382 (1312)) (sens que, polaridad negativa: subordinada infinitiva principal negativa) (Llorens 1929: 130) (conjunción «sin que») e la hon el viu Lancalot si li deresa la lanse sens que no li dix res e fari son cavai (Graal 108), (sens que, polaridad positiva) (Llorens 1929: 130) (idem)
23
24 25
Muller (1991: 371) ofrece asimismo dos ejemplos de defendre (verbo de prohibición) con polaridades distintas. De acuerdo con Wagenaar (1930), se trata de escusar en el sentido de . Obsérvese aquí la ocurrencia de la negación delante de un infinitivo. En Wagenaar (1930: 164; Castigos e Documentos del rey Don Sancho 185b, 7; Cifar 45, 6) pueden verse también dos ejemplos de detener(se), que muestran su indiferencia a las variaciones de polaridad. Este mismo autor ofrece ejemplos de: vedar (verbo de prohibición), polaridad positiva (Milagros 225c) y polaridad negativa (7 Part, I, 373, 11) (Wagenaar 1930: 174); defender (verbo de prohibición), polaridad positiva (Cortes 12, 30) y polaridad negativa (Cifar 163, 17) (Wagenaar 1930: 160); ante que, (conj. temporal) polaridad positiva (SMillan 446 d) y negativa (subordinada infinitiva de principal negativa) (Primera Crónica General 285b, 38) (Wagenaar 1930: 148); sin que (conj. modal), en contexto positivo (Jayme 242, 12) y negativo (subordinada infinitiva de principal negativa) (Jayme 317, 21) (Wagenaar 1930: 178); y fasta que (conj. temporal), con polaridad negativa (SDomingo 416 c) (Wagenaar 1930: 177). Una ocurrencia de esta conjunción en contexto positivo puede verse en Llorens (1929: 181): Documentos Lingüísticos I, 10, 52 (1410).
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1.2
La presencia de TPN / seminegaciones en las construcciones expletivas
De acuerdo con Muller (1991: 386-389 y 392), la ocurrencia de seminegaciones y de TPN depende de la polaridad y, en definitiva, de la orientación de la subordinada. Dado que ambas clases de términos necesitan precisamente contextos de polaridad negativa para aparecer, es lógico que su ocurrencia sólo sea posible con las construcciones expletivas que posean dicha polaridad. Esto sucede con los verbos y expresiones de «impedimento», las conjunciones del tipo sin que y antes (de) que, y las comparativas. En estos contextos se registra, por ello, en occitano antiguo, al igual que en otras lenguas (cf. Muller 1991), la ocurrencia de la negación expletiva sola (cf. supra ejemplos), la de las seminegaciones/TPN solos (cf. Medina 1999), y la que aquí nos interesa especialmente, a saber la de ambos conjuntamente. Veamos algunos ejemplos fundamentalmente de ésta última: 1.2.1 Verbos de impedimento E sel que de mi l'apenra / Gart se no. 1 franha ni. 1 pessi; (Jaufré Rudel, VI.6.34) (Gardar(se), no + ni [seminegación]) Be.m cujava laissar ad escien / Que non chantes mas de vostras lauzors / Ni que jamais no.m reclames per vos, / [...]; (Raimon Jordan, V.2.10/11) (Laissar, non + mas (mais) (TPN) + ni + jamais (TPN) + no)26 1.2.2 La conjunción ses que [...] mas aras m'o estray / ses nulh nelegz que non li ay. (Guillem de Berguedà XXX. 1.42) (ses... que, nulh [TPN] + non) E pogra.m garir ses afan / Que ia non traisses pauc ni gran; (Peire Raimon de Tolosa VI.2.9) (ses... que, ia [TPN] + pauc ni gran [TPN] + non) 1.2.3 La conjunción ans que / abarts que Qu'abans deu hom se meteys far leyal / Qu'altruy apel traidor ni venal. (Aimeric de Peguilhan LII.2.14) (abans que con ni, pero sin no) ans que vent ni gel ni plueva (Guillaume IX, VIII, 2) (Jensen 1986: §917) (ans que, ni + ni, sin no)21
26
27
En Raimon Jordan X.1.3; Raimbaut de Vaqueiras, Razo de 392,2, §3; Boutière / Schutz / Cluzel 1964: 456; y Arnaut de Maroill, Razo de 30,19, §4, p. 36, pueden verse ocurrencias de: se tener de, mais + non; gardarse, non + ni; y castiar, mais + no, ni + mais + no, respectivamente. En Bernart de Ventadorn, Vida A §7 (Boutière / Schutz / Cluzel 1964: 20), hay también un ejemplo de anz que, ni, sin no.
Las construcciones con negación expletiva en occitano antiguo: características
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1.2.4 Comparativas de desigualdad mais am freidur' e montagna / No fas figa ni castagna / ni ribeira ni calor. (Peire Rogier, IX.3.17) {mais...no, ni + ni) Mes [m']avetz, en Bernart, / en vostra senhoria / mielhs qu'om ja non auria / ren que agues comprat. (Berenguer de Palou 1.6.54) (mielhs que, ja [TPN] + non + ren [TPN])28 Algunas construcciones equivalentes, en francés, castellano y catalán antiguos, a las aquí ya vistas admitirían también la ocurrencia de la negación expletiva con TPN/seminegaciones. He aquí algunos ejemplos. Francés antiguo: il estoit plus blans en toz sens que ne soit nule noiz negie (.Dole 2495) (Jensen 1990: §859) (comparativas desigualdad: plus que, ne + nule [TPN]) Asimismo, las construcciones que indican la idea de prohibición podrían registrar la ocurrencia de TPN (o incluso de seminegaciones) y de la negación expletiva. Por ejemplo: pus lor voia et defendi qu'il ne soient ja si hardi qu'il allent après lui (Béroul 1923) (Jensen 1990: §860) (verbos de prohibición: veer, defendre, ne + ja [TPN]) Castellano antiguo: [....] defendemos firmemente que ninguno no sea osado de ir, ni pasar contra estas mercedes (Cortes 12,30) (Wagenaar 1930: 160) (verbos de prohibición: defender, ninguno [TPN] + no + ni [seminegación]) fueron muy mas alegres que nunca fueron antes (Alex Ρ 630d [O 602d]) (comparativa desigualdad: muy mas que, con nunca [seminegación] pero sin no) (Llorens 1929: 174) Catalán antiguo: no és ne será menor la amor (...), ans será molt major que jamai no fo (comparativas de desigualdad: molt major que, jamai [TPN] + no) (Bernat Metge, Lletres Reials, XXI) (Solà 1970:313) en cascun [mes] à V jorns qui són squivatz d'alciura naguna béstia, ne de menyar earn de neguna manera (Viatges de Marco Polo V) (Solà 1970: 299) (verbos de impedimento: esquivar, naguna/neguna [TPN], sin no) Frente a las construcciones hasta aquí vistas, las dependientes de verbos de orientación negativa en contextos de polaridad negativa, las expresiones semánticas de doble negación (tipo il n'est pas rare que... en fr., p. ej.) y las completivas de verbos y expresiones de temor parecen rechazar, en occitano antiguo, como en otras lenguas (Muller 1991: 386-389
28
Otros ejemplos son: Guilhem de Saint Leidier VI.9.58 (mieils que, anc mais [TPN] + no); Bernart de Ventadorn XXXV.4.23 (autres que, anc + no); Guilhem de Saint Leidier VII. 1.6 (pus fort que, no + nulh); Raimon de Miraval XLIX.17 (mais/plus que, no + neguna [TPN]); y Guillem de Balaun, Razo de 208,1, §8 (Boutière / Schutz / Cluzel 1964: 322) (plus que, anc mais + no).
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Rosa Maria Medina Granda
y 392), la ocurrencia de TPN e incluso de seminegaciones. La causa es que, en todas ellas, la polaridad de la subordinada es positiva. 29
1.3
La incidencia de la modalidad verbal
La presencia de negaciones expletivas parece, a juzgar por los ejemplos registrados, que ha estado ligada a la existencia, en las subordinadas completivas, de verbos en forma personal, como ya hemos señalado. N o hemos encontrado ocurrencias con infinitivos, cosa que sí sucede en otras lenguas, como ya se ha visto, ni tampoco con elipsis verbal. En general, puede decirse además, que, con la excepción de las comparativas y las expresiones a pauc / per pauc y a penas, que suelen ir en modo indicativo, las otras construcciones suelen hacerlo en subjuntivo. En lo concerniente a las otras lenguas, la situación habría sido, poco más o menos, la misma (cf. supra ejemplos). Conclusión final: Las construcciones con negación expletiva en occitano antiguo admitirían una clasificación interna, de acuerdo con criterios semánticos y (morfo)sintácticos, en gran medida semejante a la de otras lenguas (francés, castellano y catalán antiguos).
Corpus (trovadores)
Aimeric Peguilhan (1950): William. P. Shepard, Franck M. Chambers, The poems of Aimeric de Peguilhan. Illinois: Evanston. Arnaut de maruelh (1973): R. C. Johnston, Les poésies lyriques du troubadour Arnaut de Mareuil. Genève: Slatkine Reprints. (Paris 1935) Berenguer de Palou (1978): Margherita Beretta Spampinato, Berenguer de Palol. Modena: S.T.E.M.Mucchi. Bernart de Ventadorn (1966): Moshé Lazar, Bernart de Ventadour, troubadour du XIΤ siècle. Chansons d'Amour. Paris: Klincksieck. 29
Tal signo de polaridad, en el caso de los verbos negativos, es algo que se explica fácilmente por el hecho, ya señalado, de que ambos contextos (verbo negativo y contexto de polaridad negativa) se anulan entre sí, produciendo una polaridad final positiva. En el caso de los verbos y expresiones de temor, esto sucede porque estos contextos no admiten, como ya hemos dicho, la ocurrencia de seminegaciones con valor positivo (p. ej.: «je crains que *personne [= sigdo. su retrato de Enrique VIII de Holbein, vs. *su retrato de Enrique VIII del barón Thyssen (cf. Escandell 21997: 68-69; Picallo 1999: 388-389). De manera análoga, el hablante parece interpretar los nombres deverbales como si designaran objetos en condiciones de «estar poseídos» por un posesor. La tercera pregunta, la de la explicación de los diferentes comportamientos sintácticos estudiados aquí, resulta ser la más difícil y la más especulativa. Escandell ( 2 1997: 28) opina que la doble lectura con dos complementos está admitida «cuando el proceso que denota el verbo no crea a la vez un objeto, sino que éste existía con anterioridad»; confieso que esta descripción no me parece completamente convincente: Por un lado, hay deverbales CON doble lectura cuyo verbo justamente describe la creación de un objeto nuevo; los ejemplos (45) La designación de funcionarios por el Ejecutivo (La Nación, 02/07/1992) (46) La designación del Consejo del Poder Judicial de la juez (ABC, 16/01/1987) implican que las personas designadas no eran, anteriormente, los mismos que después de la acción, que no ocuparon el mismo cargo etc. Por otro lado, existen deverbales SIN doble lectura cuyo verbo denota un proceso existente con anterioridad: (47) La transformación del habla por los hombres públicos (Amando de Miguel: La perversión del lenguaje, España, 1994) (48) vs. *La transformación de los hombres públicos del habla designa un proceso más lento que seguramente ya había sido iniciado antes del punto de referencia del texto. El segundo intento de interpretación es el de Picallo (1999: 372) quien adscribe la lectura pasiva a deverbales «que se refieren a eventos, acontecimientos o procesos en los que concurre una acción y en los que se interpreta que el tema o paciente es una entidad que queda en algún sitio por el evento que nombra el núcleo», pero no explica la diferencia entre los deverbales que sólo admiten esta lectura pasiva y los que son propensos también a la lectura activa. Al final del análisis de los ejemplos del corpus, me parece más plausible otra conclusión, aunque también de tipo semántico: ¿Qué tienen en común los dieciséis verbos cuyos deverbales en el corpus permiten la construcción con dos complementos y la doble lectura?, es decir, los verbos (49) aceptar, adaptar, apreciar, autorizar, confirmar, contemplar, declarar, designar, evaluar, explicar, interpretar, justificar, limitar, presentar, reivindicar y revelar
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Alf Monjour
Aparentemente se trata de verbos que designan actos enunciativos y comisivos, con los que se formulan opiniones, permisos y prohibiciones. Un papel particular, pero que confirma esta hipótesis, desempeñan los ejemplos interpretación y adaptación (Escandell 21997: 2829, utiliza el deverbal interpretación para apoyar su hipótesis de la diferencia, al nivel de la estructura temática, entre la creación de algo y de su reproducción); en el caso de ambos deverbales, la doble lectura surge únicamente cuando interpretación y adaptación ocurren con el significado lexicalizado «nueva versión de una creación artística». En estos casos como en los de los deverbales propiamente enunciativos y comisivos, la estructura temática está caracterizada por una particularidad: ¡El primer argumento con de según la lectura activa, o el argumento con por según la lectura pasiva, designa MAS AL AUTOR QUE AL AGENTE! (un hecho que explicaría - de manera análoga a los casos de adaptación e interpretación - también los ejemplos citados por Escandell (21997: 28) y Picallo (1999: 371), es decir, falsificación y traducción·, el que adapta o interpreta o falsifica o traduce una obra de arte, ¡casi adquiere derechos de autor!). Casi se podría plantear el problema de la eventual existencia de un papel temático AUTOR, relacionado quizás con el papel EXPERIMENTANTE en el caso de los verbos de conocimiento y de percepción (cf. Picallo 1999: 391-392); tendrían en común estos verbos y los de enunciación y comisión el grado más bajo de transitividad (cf. Takagaki 1985: 76-77) que motivaría la necesidad de admitir, al lado de la lectura pasiva, una lectura activa más cómoda. Ya he hecho alusión a las divergencias entre el análisis del corpus y la apreciación de informantes hispanohablantes emitida durante algunas encuestas orales (agradezco la colaboración de Isabel María Caballero Holguín, María Aurora Castro Extremera y María Jesús Pascual Francisco). Sin poder entrar en los detalles difícilmente sistematizables de estas encuestas, querría solamente destacar la mayor tolerancia de los hablantes frente a la doble lectura de los deverbales; se admite la lectura resultativa con dos complementos, por un lado, en casos que confirman mi hipótesis de los verbos enunciativos y comisivos, pero también, por otro lado, en casos distintos que piden otro tipo de explicaciones. De los primeros, es decir, de los deverbales enunciativos y comisivos que corresponden al carácter semántico que acabo de describir, forman parte los ejemplos siguientes que varios informantes me han confirmado, independientemente los unos de los otros: (50) La clasificación de Linneo de la naturaleza (al lado de: La clasificación de la naturaleza por Linneo) (51) La comunicación del Presidente del golpe de Estado (al lado de: La comunicación del golpe de Estado por el Presidente) (52) La creación de Dior de un nuevo perfume (al lado de: La creación de un nuevo perfume por Dior) (53) La denominación del científico de los cuerpos celestes (al lado de: La denominación de los cuerpos celestes por el científico) (54) La exaltación de Valle-Inclán de Botticelli (al lado de: La exaltación de Botticelli por Valle-Inclán) (55) La formulación de Einstein de la teoría de la Relatividad (al lado de: La formulación de la teoría de la Relatividad por Einstein) (56) La negación del dictador de las libertades (al lado de: La negación de las libertades por el dictador)
La valencia nominal en español
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(57) La planificación del Gobierno de una nueva política (al lado de: La planificación de una nueva política por el Gobierno) (58) La publicación de Vargas Llosa de una nueva novela (al lado de: La publicación de una nueva novela por Vargas Llosa) (59) La restauración de Juan del cuadro (al lado de: La restauración del cuadro por Juan) (60) La valoración del Presidente de los resultados (al lado de: La valoración de los resultados por el Presidente) En todos estos casos, el primer complemento con de (o el complemento agente con por) designa más bien al autor que al agente propiamente dicho de la acción verbal - lo que, desafortunadamente para mi hipótesis, no sucede en el segundo grupo de ejemplos con doble lectura de resultado y de proceso que mis informantes me dieron: (61) La concentración de una minoría de muchas riquezas (al lado de: La concentración de muchas riquezas por una minoría) (62) La demostración del Rey de su poder (al lado de: La demostración de su poder por el Rey) (63) La desviación del Ayuntamiento de fondos públicos (al lado de: La desviación de fondos públicos por el Ayuntamiento) (64) La identificación del médico de un nuevo contagio (al lado de: La identificación de un nuevo contagio por el médico) (65) La utilización del Presidente de TVE (al lado de: La utilización de TVE por el Presidente) (66) La violación de Pinochet de los derechos humanos (al lado de: La violación de los derechos humanos por Pinochet) El criterio que parece guiar este empleo «libre» de la doble lectura - no sé si ya se puede hablar de una tendencia moderna de la lengua - es el intento de evitar la ambigüedad semántico-funcional en cuanto a la identificación de los papeles temáticos: Cuando el hablante ve el peligro de una confusión entre el agente y el tema, prefiere utilizar la construcción pasiva con el complemento agente marcado claramente: Una informante acepta (67) La exportación de América Latina de bienes y servicios pero rechaza la oración, voluntariamente cínica, (68) *La exportación de portugueses de africanos para formular, sin equívoco: (69) La exportación de africanos por los portugueses La misma informante acepta la construcción (70) La ocupación de Iraq de Kuwait teóricamente ambigua, refiriéndose a sus conocimientos extralingüísticos que le permiten identificar al agente. La ambigüedad puede igualmente desaparecer gracias a la relación anafórica establecida mediante un posesivo, como lo destaca otra informante que rechaza
100
AlfMonjour (71 ) *La regulación de los sujetos obesos DEL peso (72) *La renovación de la empresa DE LAS estructuras
para aceptar, sin embargo, (73) La regulación de los sujetos obesos DE SU peso (74) La renovación de la empresa DE SUS estructuras Para evitar la ambigüedad en cuanto a la identificación de los papeles temáticos, los hablantes, finalmente, emplean de vez en cuando otra estrategia, reservándole al agente su posición privilegiada detrás del sujeto, pero marcando el tema (un tema animado, evidentemente, por analogía con el objeto directo verbal) con la preposición a: (75) La adoración de los Reyes Magos al Niño (al lado de: La adoración del Niño por los Reyes Magos) (76) La condenación de la Inquisición a Galileo (al lado de: La condenación de Galileo por la Inquisición) (77) La consagración del Papa a los obispos (al lado de: La consagración de los obispos por el Papa) (78) La coronación del Papa a Carlos I (al lado de: La coronación de Carlos I por el Papa) (79) La financiación del Estado a los partidos (al lado de: La financiación de los partidos por el Estado) (80) La humillación del maestro a los alumnos (al lado de: La humillación de los alumnos por el maestro) (81) La imitación del niño a la madre (al lado de: La imitación de la madre por el niño) (82) La provocación del cantante al público (al lado de: La provocación del público por el cantante)
5
Las perspectivas
Se habrá observado que el problema de la doble lectura de los deverbales transitivos, de sus consecuencias sintácticas y de sus posibles explicaciones está lejos de ser solucionado, que no se trata sólo de «relativamente pocos» verbos y deverbales, como se había supuesto, y que la conciencia metalingüística de los locutores se revela todavía mucho más abierta por lo que se refiere a la aceptabilidad de tales construcciones que el corpus a base de fuentes escritas, ya gigantesco, del que disponemos. Las perspectivas para futuras investigaciones están claras: La valencia nominal en español sigue careciendo de una descripción global y detallada, tal y como existe, por ejemplo, en la gramaticografía y lexicografía alemana (cf. el diccionario ejemplar de Sommerfeldt / Schreiber 1996; para la aplicación de la gramática dependencial al campo de la sintaxis nominal del alemán, cf., por ejemplo, Helbig 1992: 112-125; o Lühr 1995). Gracias a la documentación enorme a la que la lingüística de corpus española puede recurrir y gracias a la posición privilegiada que ocupa
La valencia nominal en español
101
la gramaticografía española dentro del contexto románico, un proyecto de investigación en este dominio debería poder realizarse.
Bibliografía Alameda, José Ramón, Fernando Cuetos (1995): Diccionario de frecuencias de las unidades lingüisticas del castellano, vol. 1. Oviedo: Universidad. Bosque, Ignacio, Manuel Pérez Fernández (1987): Diccionario inverso de la lengua española. Madrid: Gredos. CREA = Corpus de Referencia del Español Actual [acceso a través de la página web de la RAE] Díaz Hormigo, María Tadea (1998): Sintaxis y semántica de la construcción con sustantivo en posición nuclear. València: Universität. Escandell Vidal, María Victoria (21997): Los complementos del nombre. Madrid: Arco Libros. Falk, Julia Sableski (1969): Nominalizations in Spanish. Ann Arbor, Michigan: University Microfilms. (Washington: University 1968). Grimshaw, Jane (1990): Argument structure. Cambridge, Mass., London: The MIT-Press. Helbig, Gerhard (1992): Probleme der Valenz- und Kasustheorie. Tübingen: Niemeyer. Lüdtke, Jens (1978): Prädikative Nominalisierungen mit Suffixen im Französischen, Katalanischen und Spanischen. Tübingen: Niemeyer (Beihefte zur Zeitschrift für romanische Philologie, 166). Liihr, Rosemarie (1995): Abstrakta in der Valenztheorie. In: Ludwig M. Eichinger, Hans-Werner Eroms (Hgg.): Dependenz und Valenz. Hamburg: Buske, 383-396. Picallo, M. Carme (1991): Nomináis and nominalizations in Catalan. In: Probus 3, 279-316. - (1999): La estructura del sintagma nominal: las nominalizaciones y otros sustantivos con complementos arguméntales. In: Bosque, Ignacio, Violeta Demonte (eds.): Gramática descriptiva de la lengua española, vol. 1 : Sintaxis básica de las clases de palabras. Madrid: Espasa Calpe, 363-393. Pottier, Bernard (1964): Vers une sémantique moderne. In: TraLiLi 2, 107-136. - ( 2 1970): Gramática del español. Version española de Antonio Quilis. Segunda edición reestructurada, Madrid: Ediciones Alcalá. Sánchez León, Fernando (2001): Corpus y paradigma verbal. In: Josse De Kock (ed.): Lingüística con corpus. Catorce aplicaciones sobre el español (Gramática española. Enseñanza e investigación, I. Apuntes metodológicos, vol. 7), Salamanca: Ediciones Universidad, 371-396. Sommerfeldt, Karl-Ernst, Herbert Schreiber (1996): Wörterbuch der Valenz etymologisch verwandter Wörter. Verben, Adjektive, Substantive. Tübingen: Niemeyer. Takagaki, Toshihiro (1985): Los sustantivos verbales y la transitividad. In: Lingüística Hispánica 8, 69-81.
Yuko Morimo to' La estructura argumentai de los verbos de «tránsito» en español: aproximación léxico-conceptual
1 Introducción En este trabajo, vamos a tratar de aclarar la correspondencia «semántica-sintaxis» de un pequeño grupo de verbos de movimiento en español,1 que incluye cruzar, atravesar y pasar. Estos verbos, que expresan un desplazamiento de «tránsito», tienen la peculiaridad de aceptar, en su empleo no-causativo, tanto un SN -pasar el túnel - como un SP -pasar por el túnel -. Esta alternancia suscita, al menos, dos cuestiones: la primera tiene que ver con la transitividad de estos verbos, cuyo complemento nominal recibe una interpretación espacial (véase Cano Aguilar 1981), y la segunda, la existencia de dos posibilidades combinatorias en sí. Como es obvio, ambas cuestiones tienen que ver con el mecanismo de correspondencia entre las propiedades semánticas y las sintácticas de los predicados verbales. Conviene, por lo tanto, empezar con una breve reflexión sobre dicho mecanismo de correspondencia. Creemos que uno de los mayores logros de los estudios sobre la Semántica Léxica de estas últimas décadas es el reconocimiento del carácter derivado de la estructura argumentai (EA) de los predicados - el número de argumentos y los papeles temáticos que les corresponden - } Desde esta perspectiva, se acepta generalmente que la EA se deriva de la estructura léxico-conceptual (ELC), nivel de interpretación donde el significado de las piezas léxicas se representa por medio de primitivos conceptuales. En (1) puede verse cómo los tres argumentos del verbo poner se corresponden con las variables de la ELC que define el significado del mismo: (1) poner: ELC: [Event0 CAUSAR ([X], [Estado ESTAR ([Y], [EN Z])])] EA: Entre los diversos sistemas de representación léxico-conceptual existentes en la actualidad, aquí adoptaremos - como ya hemos hecho en (1) - el elaborado por Jackendoff (1987; 1990) por la atención que el citado autor, al desarrollar su marco teórico denominado
1
2
Universidad Pontificia Comillas de Madrid, Departamento de Traducción e Interpretación Son numerosos los trabajos dedicados a esta clase de verbos en español, entre los cuales caben destacar García Padrón (1988), Lamiroy (1991), Cifuentes (1999), Crego (2000). Véanse, entre otros, Levin (1985; 1991), Jackendoff (1987; 1990), Rappaport / Levin (1988), Levin / Pinker (1992), Sag / Szabolcsi (1992), Hale / Keyser (1993), Pustejovsky (1995).
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Yuko Morimoto
Semántica Conceptual, ha venido prestando a la conceptualización y expresión de las relaciones espaciales. Ahora bien, aunque la existencia de cierto grado de regularidad en la correspondencia semántica-sintaxis ha servido para establecer la relación entre la ELC y la EA, no podemos ignorar que dicha relación no siempre es unívoca (Belletti / Rizzi 1987; Grimshaw 1990; Pesetsky 1987; 1990; Rappaport / Levin 1988). En el ámbito de los verbos, la irregularidad de correspondencia se manifiesta, principalmente, en los siguientes hechos: (2)
a. Los verbos que implican un mismo conjunto de participantes no siempre comparten una misma estructura argumentai. b. Existen verbos que presentan alternancia en su estructura argumentai.
Los verbos de desplazamiento ofrecen datos relevantes para ilustrar las dos afirmaciones anteriores. En cuanto a la primera, basta con recordar la diversidad de EEAA asociadas a esta clases de verbos. Como se ilustra en (3), aunque la mayoría de dichos verbos seleccionan un argumento de trayectoria - expresado normalmente mediante un SP de carácter direccional - , existen otros que exigen un argumento referido a un objeto o a una ubicación. El objeto se expresa típicamente por un SN, y la ubicación, por un SP de ubicación cuyo ejemplo representativo serían los encabezados por en: (3)
[Trayectoria DE ([objeto ] ) ] ) ] C. venir: [EventoIR ([objeto ], [Trayectoria A ([AQUÍ])])]
]) ])]
Adoptando este sistema de representación, vamos a proponer que el Evento expresado por los verbos de tránsito tiene una estructura interna como la de (8): (8)
a. pasar: [Event0 IR ([objeto], b. cruzar, atravesar:
[Trayectoria
VÍ A ( [ o b j e t o
])])]
[EventoIR ([objeto], [Trayectoria D E - U N - L A D O - A L - O T R O - D E ([objeto])])]
En (8a), se indica que la Trayectoria inmanente al significado del verbo pasar puede ser caracterizada mediante la función de trayectoria VIA, que define el espacio «por donde» se produce el desplazamiento. Con respecto a crtizar y atravesar, sugiero que implican una Trayectoria del tipo de «DE-UN-LADO-AL-OTRO-DE (un objeto-lugar)», que traspasa o recorre transversalmente el espacio definido por el Objeto-lugar de referencia. Pues bien, en el caso no marcado, en que cada argumento conceptual se proyecta en la sintaxis como argumento sintáctico, la relación de ELC y EA en los verbos de desplazamiento sería como la que exponemos en (9): (9) Relación ELC-EA (caso no marcado)
3
En Morimoto (2001), proponíamos la existencia de las siguientes funciones de Trayectoria: HACIA, A, DE, HASTA, DESDE, VÍA y POR. Cada una de estas funciones selecciona un Objeto o Lugar (p.ej. [objeto EDIFICIO], [Lugar AQUÍ]), que sirve de referencia espacial en la composición semántica de una Trayectoria.
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Yuko Morimoto E L C : [Evento I R ( [ o b j e t o ]> [Trayectoria ] ) ]
EA: Sin embargo, como sabemos, no todos los verbos de desplazamiento comparten esta EA. Los verbos de tránsito tampoco se ajustan a la relación indicada en (9), puesto que su complemento nominal, la calle en cruzar la calle, por ejemplo, no corresponde a la categoría conceptual de Trayectoria, sino a un Objeto-lugar. Así pues, parece claro que una representación como la de (9) no es suficiente para explicar la gramática de los verbos de tránsito.
2.2
Transitividad: lexicalización de la función espacial
La solución que ofrece Jackendoff para dar cuenta de este tipo de desajuste «semánticasintaxis» se basa en la hipótesis de que un argumento sintáctico puede corresponder, dentro de la ELC del predicado que lo selecciona, a un argumento conceptual incrustado en otro. Por ejemplo, supongamos que X, cuya estructura interna se define en (10), es un argumento conceptual de un predicado P. En (10), la letra F representa una función y la Y, su argumento. Pues bien, la hipótesis anterior dice que es posible que en la sintaxis el predicado exija un argumento que corresponda conceptualmente al constituyente Y (en vez de al X), dejando a la función F «lexicalizada», según la terminología del autor (es decir, sin proyección sintáctica). (10)Ρ ( [ χ F ([Y])]) Para Jackendoff, el grado de lexicalización forma parte de las propiedades idiosincrásicas de las palabras que lo experimentan y, por tanto, debe estar reflejado en la ELC. De acuerdo con este punto de vista, el autor asume que en la ELC de los predicados, los constituyentes con el estatus argumentai (los que se proyectan en la sintaxis) están marcados como tales, de manera que sean «visibles» para la sintaxis. El procedimiento descriptivo adoptado por el autor para indicar tal estatus es el empleo del índice «a».4 Retomando el ejemplo anterior, la lexicalización de la función F se indicará, como se señala en (11), mediante el índice «a» situado tras el constituyente Y (correspondiente a la parte sombreada de la representación). (11) Ρ [x F ([Y ]a)] —> Ρ [Y] Incorporando esta información relativa a la selección de constituyentes arguméntales a las representaciones de (8), podemos suponer que las ELCs de los verbos de tránsito son como las que indicamos en (12): (12) verbos de tránsito (ELC) a .pasar: [Evento IR([objeto]a, [Trayectoria VÍA([objeto]a)])] E j , \ E l tren pasó el túnel: 4
Debemos advertir que Jackendoff utiliza la A mayúscula para el mismo fin. Nosotros optamos por el empleo de la «a» minúscula para distinguirla de la función de trayectoria espacial «A», la que indica el destino.
La estructura argumentai de los verbos de «tránsito» en español.. [Evento » ( [ o b j e t o
TREN],
[irayectona
VÍA
([objeto
107
TÚNEL])]]]
b. cruzar, atravesar. [Evento IR ([objeto^, [Trayectoria DE-UN-LADO-AL-OTRO-DE ([objeto]a)])] Ej.: Juan cruzó el río: [Evento I R ([objeto JUAN],
[Trayectoria
DE-UN-LADO-AL-OTRO-DE
([objeto
RÍO])])]
En estas representaciones, el índice «a» para el segundo argumento está situado tras el Objeto incrustado dentro de la Trayectoria, lo cual significa que en ella la función de Trayectoria queda lexicalizada y es el Objeto-lugar de referencia el que goza del estatus argumentai. Compárese esta situación con la indicada en (13), donde se expone la ELC del verbo aproximar, que selecciona un argumento de trayectoria. (13) aproximarse: ELC: [Evento I R ( [ o b j e t ó l a , [ T r a y e c t o r i a HACIA EA:
([objeto 3 ) ] a ) ]
Desde este punto de vista, la transitividad de los verbos de tránsito puede atribuirse al fenómeno de lexicalización o incorporación de la función de Trayectoria en el nivel de ELC. La ventaja de este procedimiento es que podemos resolver el problema que plantea la transitividad de los verbos de desplazamiento sin tener que renunciar a la existencia de una base común para la representación léxico-conceptual de todos los verbos de desplazamiento, sean transitivos o intransitivos.
3
Complemento preposicional de los verbos de tránsito
3.1
Alternancia de estructura argumentai
En lo que queda, vamos a tratar la segunda de las dos cuestiones que planteaba al principio de este trabajo: la relativa a la doble posibilidad combinatoria de los verbos de tránsito. Como en el caso anterior, primero examinaremos la solución que ofrece la Semántica Conceptual a un problema similar tomando como ejemplo el caso del verbo entrar. Como veíamos antes, la alternancia de entrar consiste en aceptar tanto un complemento de ubicación (entrar en la tienda) como un complemento de trayectoria (entrar a la tienda). Aunque la selección de en o α ha sido atribuida a preferencias dialectales, lo cierto es que la gramática del español acepta las dos posibilidades y, por tanto, ambas deben disponer de una vía de correspondencia que les permita recibir una interpretación adecuada. Una característica fundamental de la alternancia que nos ocupa es que la función semántica del SN complemento de la preposición α o en no sufre cambio sustancial de una combinación a otra: tanto en entrar en la tienda como en entrar a la tienda, el SN la tienda indica el Objeto-lugar cuyo interior se interpreta como destino del desplazamiento. Por lo tanto, parece razonable considerar que los dos empleos comparten básicamente una misma estructura conceptual como la que recogemos en (14): (14) entrar {en/ a} la tienda:
108
Yuko Morimoto [Evento
IR
( [ o b j e t o ] , [Trayectoria
A ([ubicaciónEN-INTERIOR-DE
([objeto
TIENDA])])])]
Dado que esta alternancia es peculiar del verbo entrar y no se extiende a otros de significado similar (por ejemplo, penetrar) podemos pensar que tiene su origen en el léxico, dentro de la ELC del propio verbo entrar. La propuesta de Jackendoff para representar este tipo de alternancia consiste en señalar las dos posiciones alternativas del índice «a» en la ELC del predicado; la nueva convención descriptiva introducida por este motivo es el índice «a» con llaves, que indica que las posiciones así marcadas constituyen opciones mutuamente excluyentes. Adoptando este nuevo procedimiento, la ELC del verbo entrar puede representarse como en (15): (15) entrar. [Evento IR ([objetofo
[Trayectoria
A
([ubicación
EN-INTERIOR-DE
([objeto
])] {a })] {a})]
/
Obsérvense las dos posiciones del índice «a» con llaves para el segundo argumento: una aparece tras el constituyente de Ubicación y otra, tras el de Trayectoria. Se trata de una representación que contiene, de modo abreviado, dos EEAA: la de y la de : El barrido de Juan fue eficaz El planchazo de Blas por poco quema el vestido
2.6
Bilan
Le figement est un phénomène difficile à établir de façon précise, car le figement total est exceptionnel. On constate très souvent des degrés de liberté. Les règles de syntaxe qui permettent de les analyser sont les mêmes que celles qui régissent les phrases libres. Les phrases ne sont exceptionnelles ni par leur syntaxe, ni par leur lexique. M. Gross (1988): «le figement n'est pas une valeur absolue, mais relève d'une gradation correspondant à des propriétés transformationnelles potentielles, réalisées à des degrés différents». M. Gross emploie le terme d'«expressions à éléments figés». G. Gross, dans une étude de 1996, utilise le terme de «locutions verbales». Il les différentie: d'une part des constructions libres (verbe-support + compléments) qui ne sont contraintes que par le domaine d'arguments du verbe et qui ont toutes des transformations
Vers une classification des expressions à éléments
figés
potentielles: le nom prédicatif admet l'article un, d'où des propriétés syntaxiques assez nombreuses, et la possibilité de former un groupe nominal. C'est le cas de la phrase témoin (t)
Juan dio permiso a Blas para cazar en su coto
d'autre part des phrases figées, par l'ampleur du figement: les phrases figées sont des phrases dont la totalité des éléments est figée, sujet compris, comme les proverbes, les sentences, etc. Si quieres que te siga el can, dale pan La lluvia de julio hace madera Quien tiene dineros, tiene amigos Les locutions verbales, formant un continuum entre les deux, ne sont donc ni totalement libres, ni complètement figées.
3 Analyse du rôle du déterminant zéro dans les locutions verbales Le corpus sur lequel nous travaillons comporte 465 expressions à éléments figés. C'est avec le verbe support Dar qu'elles sont les plus nombreuses (200), et avec Tener les moins fréquentes (100). Hacer en compte 165. 3.1
Tableau des fréquences d'emploi des déterminants
Dar Hacer Tener Total Pourcentage par rapport au total: 465
Zéro 63 78 60 201 44%
El 61 48 13 122 25%
Un 18 2 2 22 4,7%
Deux remarques s'imposent: - Contrairement à une idée préconçue largement répandue, le déterminant zéro ne peut pas être considéré comme le déterminant qui caractérise la phrase à élément figé, puisqu'on trouve aussi présents les articles el (25%) et un, que d'autres déterminants comme des possessifs, des quantifieurs. Par contre, on ne rencontre pas de démonstratifs. - Cependant, il représente 44% des occurrences; force est de reconnaître que le déterminant zéro est le plus employé dans ce type de phrases.
127
128 3.2
Françoise Nin
Relations entre déterminants et facteurs lexicaux - syntaxiques
- Les phrases négatives sont corrélées majoritairement à zéro (50%). De ce point de vue, les expressions non libres se comportent comme les expressions libres. No tener 0 remedio / être inévitable No dar 0 crédito a sus ojos / ne pas en revenir - Contrairement aux expressions libres, un n'est pas du tout le déterminant dominant dans les constructions contenant un adjectif. C'est encore zéro qui apparaît le plus souvent. Cela confirme une relation privilégiée entre le déterminant zéro et le figement d'un élément, ici l'adjectif. Dar 0 rienda suelta / laisser la bride sur le cou Tener 0 mano izquierda / être rusé - Sans changer le déterminant, il est des cas où l'on peut ajouter un adjectif sans modifier le sens initial de la phrase. Ces adjectifs sont en général des doseurs comme grande, bueno. Hacer caso de (faire cas de) hacer gran caso de (faire grand cas de)
3.3
Relation entre détermination et sens de l'expression
Si l'on choisit un autre déterminant dans la combinaison de base et que l'on ne fait que cette opération de modification, nous constatons que: - Premier cas: le changement de déterminant entraîne un non sens: Hacer 0 pie / *hacer el pie / *hacer un pie Dar 0 palotada / *dar *la palotada / *dar una palotada Tener la negra / tener 0 negra / * tener una negra -Deuxième cas: l'insertion ou le changement d'un article est possible mais avec une variation sémantique importante: Hacer 0 falta Φ hacer una falta (manquer de Φ faire une faute) Dar 0 parte Φ dar su parte (informer Φ donner son écot) Dar el golpe Φ dar un golpe (faire sensation Φ donner un coup) No tener 0 palabra Φ no tener la palabra (ne pas avoir de parole Φ ne pas avoir la parole) Le choix du déterminant implique un sens particulier du substantif. Nous avons affaire à des expressions différentes, ce qui, dans un dictionnaire, justifierait deux entrées distinctes du substantif. Une autre preuve du caractère figé de l'expression, consiste à la remplacer par une autre locution verbale quasi synonyme ou un verbe plein. S'il y a variation sémantique à partir du seul changement du déterminant, celle-ci se reflétera au niveau des quasi synonymes.
Vers une classification des expressions à éléments figés
129
Hacer el puchero ~ hacer el cocido (faire le pot au feu) Hacer pucheros ~ llorar (pleurer) Tener palabra ~ ser fidedigno (être fiable) Tener la palabra ~ poder hablar (avoir la parole) Le fígement du déterminant est étroitement lié au sens de l'expression et permet de la classer dans la catégorie particulière des locutions verbales. Nous pouvons citer d'autres cas de figements, avec d'autres déterminants que zéro: - Les locutions dont le paradigme est Dar un Ν Dar un barrido (donner un coup de balai) Dar un planchazo (donner un coup de fer) Le quantifieur un est absolument figé car tout autre déterminant (en particulier les quantifieurs numériques) ferait perdre le sens d'opération ponctuelle ou rapide ou superficielle que donne le déterminant un dans cette combinaison - Les locutions dont le paradigme est Hacer el + Ν Hacer el indio (faire le pitre) Hacer el burro (faire l'âne) Hacer lapuñeta (enquiquiner) Dans ces expressions, il s'agit, selon M. Gross (1993), d'un schéma syntaxique figé (Verbe + Dei) auquel s'associent des substantifs pour former des expressions au sens bien particulier.
3.4
Possibilité d'alternance entre déterminants
Le figement du déterminant peut ne pas être total; une alternance avec un autre déterminant est parfois observée, sans que les phrases obtenues perdent le sens des expressions initiales. - Alternance zéro/quantifieur Hacer 0 caso / hacer mucho caso / hacer poco caso Tener 0 cuidado / tener mucho cuidado - Alternance zéro / el Tener 0 derecho / tener el derecho Tener 0 razón / tener la razón - Alternance entre singulier / pluriel Hacer la paz/hacer
las paces
130 3.5
Françoise Nin Les locutions équivalentes en français
Au niveau des déterminants, nous avons constaté les faits suivants: - Selon le verbe support, la phrase française conserve ou pas le déterminant zéro. Ainsi, avec Donner et Avoir il y a très peu d'expressions où il soit employé; on trouvera par contre le partitif du, de la. Tener 0 lugar: avoir 0 lieu Dar 0 lugar: donner 0 lieu Tener 0 ánimo: avoir du courage (plus fréquent dans le langage courant de nos jours que avoir courage) Dar 0 jabón: passer (de) la pommade A l'inverse, avec le verbe Faire, zéro est maintenu dans la moitié des traductions, alors que le partitif est peu représenté Hacer Hacer Hacer Hacer
0 0 0 0
calceta: faire du tricot domingo: faire la fête antesala: faire 0 antichambre mutis: faire 0 silence
- D a n s notre corpus, on retrouve la même structure, avec zéro, dans un tiers des expressions.
4
Conclusion
Le choix d'analyser les locutions verbales accompagnées de zéro nous a permis de mettre en évidence certaines caractéristiques de ces expressions. Zéro est un déterminant qui joue le même rôle que les autres déterminants, vis à vis des substantifs qu'il accompagne. Le fïgement de zéro implique des contraintes syntaxiques. Il fait varier le sémantisme des substantifs, puisqu'il donne un sens particulier, voire parfois nouveau, aux noms entrant dans ces expressions. Notre analyse sur le rôle joué par le déterminant zéro à l'égard du complément qu'il accompagne nous pousse à adhérer à la proposition suivante: Étant donnée une expression, on la dira figée lorsque deux de ses termes sont indissociables, autrement dit figés l'un par rapport à l'autre. M. Gross parle de relation de solidarité entre éléments qui apparaissent figés; les américains parlent eux de contraintes de co-sélection. Cette notion formelle de fïgement, certes large, minimaliste, a le grand intérêt d'ouvrir des champs d'investigation sur ces phrases, répertoriées comme plus nombreuses que les phrases à Nom libre, ce qui conduira à une classification plus fine des degrés de fïgement et par la même, sans doute, contribuera à une clarification des problèmes à résoudre, dans le traitement automatique du langage naturel, et notamment dans les divers systèmes de passage d'une langue à l'autre.
Vers une classification des expressions à éléments figés
131
Bibliographie
Blanco, X. (1998): Figement et détermination en espagnol. In: Bulletin de linguistique appliquée et générale l'i, 1-11. Gross, Gaston (1996): Les expressions figées en français. Paris: Ophrys. Gross, Maurice (1982): Une classification des phrases «figées» du français. In Revue québecquoise de linguistique 11, 151-186. - (1988): Les limites de la phrase figée. In: Langages 90, 7-23. - (1993): Les phrases figées en français. In: L'information grammaticale 59, 36-41.
Malgorzata Nowakowska L'adjectif de relation en contexte contrasti?
1 Définition des adjectifs relationnels Les adjectifs du type présidentiel ont été affublés de diverses étiquettes. Ils sont notamment connus comme des adjectifs relationnels ou adjectifs de relation, des adjectifs dénominaux ou encore comme des pseudo-adjectifs. Ces appellations indiquent que les linguistes ont utilisé différents critères pour distinguer ces adjectifs des adjectifs qualificatifs. Ainsi, le terme d'adjectif de relation (ou relationnel) renvoie au paramètre sémantique: présidentiel ne désigne pas une qualité mais une relation à un objet; le terme d'adjectif dénominal évoque le paramètre morphologique ou dérivationnel de ce type d'adjectifs: présidentiel vient de président·, quant au terme de pseudo-adjectif, il renvoie au paramètre syntaxique ou distributionnel (cf. Bartning 1976): il rend compte de l'impossibilité de ces adjectifs de figurer dans les mêmes contextes que les adjectifs qualificatifs, en particulier du fait que les adjectifs du type présidentiel sont réfractaires à la position attribut, à l'antéposition dans un syntagme nominale, à la gradation ainsi qu'à la coordination avec un adjectif qualificatif (cf. Nowakowska 1998; 2000; 2001; 2002; à paraître). Ajoutons que dans la tradition anglo-saxonne, on utilise, à côté de ce dernier terme, celui de nonpredicate adjectives, suite à un article de Levi (1973). Il va de soi que les classes d'adjectifs désignées par ces trois appellations ne se recouvrent que partiellement. Les étiquettes de pseudo-adjectif et à? adjectif non prédicatif délimitent une classe plus grande que l'étiquette d'adjectif relationnel. Elles incluent notamment des adjectifs comme prochain (cf.? Ce train est prochain) ou bleu (dans l'expression figée carte bleue, cf. # Cette carte est bleue),2 qui ne désignent pas de relation à un objet. Le terme d'adjectif dénominal, du moins si on l'interprète littéralement, correspond également à une classe d'adjectifs plus importante que celle des adjectifs relationnels, puisqu'il inclut des dérivés comme courageux ou chevaleresque, qu'on range habituellement dans la catégorie des adjectifs qualificatifs plutôt que dans celle des adjectifs relationnels. Parmi les adjectifs dénominaux, il y a en outre ceux qui peuvent avoir une double lecture, relationnelle ou qualificative. Tel est le cas de féminin ou de royal. 1
2
Merci à Denis Apothéloz pour ses suggestions et remarques critiques. Nous assumons néanmoins l'entière responsabilité de ce qui suit. Nous nous servons du signe # pour désigner un énoncé qui n'est pas acceptable du point de vue de la structure analysée, mais qui est acceptable dans une structure homonyme. Cette carte est bleue ne fait bien sûr aucune difficulté avec bleu interprété comme adjectif qualificatif, mais est hautement problématique avec l'adjectif bleu qu'on trouve dans carte bleue.
134
Maigorzata
Nowakowska
Quand ils sont employés de manière relationnelle, ils restent en relation strictement paradigmatique avec leur base dérivationnelle (ici femme et roi); sinon, ils s'approprient des sèmes nouveaux dont ces noms ne sont pas pourvus. Des trois termes mentionnés, nous garderons celui d'adjectif relationnel (désormais AR) et non celui de pseudo-adjectif. Cette décision peut surprendre étant donné notre objectif de recherche, qui est de répondre à la question de savoir si la position d'attribut est toujours réfractaire à des adjectifs comme présidentiel (cf.? Cette voiture est présidentielle). Deux raisons principales motivent notre choix: tout d'abord, il existe un certain nombre de pseudo-adjectifs qui ne ressemblent pas formellement à ceux du type présidentiel (cf. prochain, bleu); ensuite, et surtout, nous pensons que la non-prédicativité que visent à signifier les expressions de pseudo-adjectif ou d'adjectif non prédicatif est une propriété beaucoup moins constante qu'on ne le prétend habituellement. Comme nous le verrons, un AR peut fort bien apparaître en position d'attribut, pour autant que certaines conditions (relevant du texte davantage que de la phrase) soient réunies. L'analyse de ces conditions révèle des phénomènes qui dépassent largement ce que peuvent évaluer les habituels tests d'acceptabilité. Nous aurons l'occasion de mesurer toute la distance qui sépare le monde des productions langagières spontanées, et celui des phrases épurées de tout contexte que construisent les linguistes en vue de les soumettre à des locuteurs natifs et d'obtenir des réponses normatives. Comme il a déjà été dit, la classe des AR est un sous-ensemble de celle des adjectifs dénominaux. Mais ce constat n'est pas une définition. Ce qui caractérise selon nous les AR, c'est que leur fonctionnement syntaxique et sémantique en fait des catégorèmes, alors que les adjectifs qualificatifs (désormais AQ) sont des syncatégorèmes. Ainsi, l'AQ confortable requiert d'être complété, tâche souvent accomplie par un nom, par exemple voiture. En revanche, les AR américaine et présidentielle dans décision américaine et voiture présidentielle montrent une certaine autonomie sémantico-syntaxique: ce sont eux qui complètent le nom tête, et non l'inverse. Plus précisément, dans décision américaine l'AR américain se présente comme un catégorème: il indique un argument qui est l'agent de l'action de décider, en l'occurrence ici les Etats-Unis. L'analyse sémantico-syntaxique du second exemple, voiture présidentielle, est un peu plus complexe parce qu'elle doit faire intervenir un contenu implicite. Ce contenu implicite peut être décrit comme un prédicat relationnel à deux arguments, chacun des deux lexèmes du SN entrant dans une place d'argument. Ce qu'on peut expliciter par la paraphrase: voiture qui est en relation non spécifique avec un/le président. Quant à l'AR présidentiel, il constitue un des deux arguments de ce prédicat relationnel, ce qui prouve son statut de catégorème (cf. Nowakowska à paraître)?
3
D'habitude, parmi différentes parties du discours, ce sont surtout les substantifs qui sont considérés comme catégorèmes. Ceci appuie notre prise de position dans la définition des AR: leur fonctionnement et leur interprétation révèlent, comme nous le verrons, de grandes affinités avec les noms.
L'adjectif de relation en contexte contrasti/ 2
135
Position du problème
La question que nous voulons poser dans cet article est la suivante: «Pourquoi les AR, qui sont systématiquement réfractaires à la position d'attribut, entrent-ils dans cette position quand ils se trouvent dans un contexte contrastif?» Ainsi, l'énoncé (1) est difficilement acceptable, alors que (la) ne pose aucun problème d'acceptabilité: (1) ? Cette critique est littéraire. (la) Cette critique n'est pas musicale, mais littéraire, (exemple d'I. Tamba-Mecz) La question a été déjà discutée dans la perspective générative et transformationnelle, notamment par Zribi-Hertz (1972) et Bartning (1976: 75ss). Tout en acceptant l'apport de ces auteurs, nous voulons proposer une analyse qui se situe dans une autre perspective. Nous examinerons d'abord le problème des AR dans les énoncés négatifs, en comparant la négation des AR et celle des AQ. Ensuite, nous aborderons le problème des AR employés attributivement dans un contexte de contraste.
3
L ' A R attributif dans un énoncé négatif
Afin de comprendre comment on arrive à construire des énoncés négatifs avec des AR attributifs du type X n'est pas AR, mais AR2, nous proposons de rappeler quelques faits sur la négation des AQ. Les questions que nous posons ici sont les suivantes: «Où les AR se situent-ils dans le système des antonymes adjectivaux?» et «Quel type de négation représentent les énoncés négatifs comprenant un AR attributif?» D'après les études logiques et linguistiques sur la négation et l'antonymie (cf. Anscombre / Ducrot 1977; Ducrot 1973; 1984: 216ss.; Ducrot et al. 1980: 49ss.; Lyons 1978; Mœschler 1982), des AQ antonymes sont soit des contraires soit des contradictoires. Le premier cas est illustré par un couple comme gentil/méchant, le second par un couple comme vivant/mort. Les contraires supposent une échelle entre deux pôles extrêmes, ici la gentillesse et la méchanceté. En revanche, les contradictoires ne supposent pas une telle échelle; ils sont «complémentaires», le tiers étant exclu (quelqu'un est soit mort soit vivant, exclusivement). Les antonymes gentil et méchant illustrent l'opposition polaire, alors que les antonymes mort et vivant illustrent l'opposition binaire (Leech 1974). Or, qu'en est-il des AR à cet égard? Etant donné que les AR ne désignent pas de notions gradables, comme le font la majorité des AQ, ils ne peuvent jamais entrer dans une opposition polaire. En revanche on les rencontre dans des oppositions binaires, dans les antonymes dérivés par l'ajout du préfixe non(-) et in-, par exemple: culturel / non culturel, gouvernemental / non gouvernemental, européen / non européen, personnel / impersonnel (cf. Gaatone 1971: 21—24). De tels couples exemplifient l'opposition privative, au sens de Troubetzkoy, puisqu'ils évoquent l'idée de présence / absence.
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Malgorzata
Nowakowska
Certains AR ne représentent aucun des deux types d'opposition. Ce sont ceux qui, comme l'écrit Bartning (1976: 70), sous-classifient les noms, comme mensuel dans revue mensuelle
et alimentaire
dans industrie
alimentaire.
Ils ont la m ê m e fonction q u e les
groupes de + nom auprès d'un nom tête (cf. panneau de réclame). Ils constituent donc plutôt une relation de contraste qu'une vraie opposition. On peut les appeler aussi «termes incompatibles» (Lyons 1978): ils entrent dans des taxinomies non à deux termes mais multiples, comme le sont les séries de noms chaise, fauteuil, tabouret... ou or, argent, cuivre... (cf. Leech 1974 et Bartning 1976: 75ss). Un exemple d'une telle série d'AR est mensuel, annuel,
hebdomadaire.
Il résulte de ces observations que les AR se rapprochent beaucoup plus des noms que des AQ.4 Poursuivons maintenant la comparaison et examinons le fonctionnement respectif des AR et des AQ dans les énoncés négatifs. Soit d'abord un énoncé comprenant un AQ: (2)
Il n'est pas gentil.
Selon le contexte, (2) suppose deux lectures différentes. Dans la première, cet énoncé implique l'énoncé contraire II est méchant.5 Le locuteur de (2) a pour objectif de décrire un état de choses, de sorte qu'on est en présence de ce que Ducrot appelle négation descriptive. Dans la seconde lecture, (2) peut être polémique: l'allocutaire a par exemple préalablement posé une question ou exprimé un doute sur le caractère ou le comportement de la personne en question. On est alors en présence d'une négation polémique. Dans cette perspective, l ' é n o n c é ( l a ) , ( C e t t e critique
n'est pas musicale,
mais littéraire),
représente
sans aucun doute une négation polémique parce que le but du locuteur ou du scripteur est de réfuter une opinion précédemment exprimée ou supposée, et non pas de décrire un objet.6 Désormais, dans les exemples cités ci-dessous le co-texte et le contexte situationnel seront donnés explicitement. En cas d'énoncés négatifs polémiques, ce sera forcément un texte continu de nature argumentative. En voici un exemple, extrait de la préface du livre de T. de Quincey sur la vie de Kant. (3)
4 5
6
De Quincey considère que jamais l'intelligence humaine ne s'éleva au point qu'elle atteignit en Emmanuel Kant. Et pourtant l'intelligence humaine, même à ce point, n'est pas divine. Non seulement elle est mortelle mais, chose affreuse,
A cet égard les adjectifs de couleur font figure d'exception. Rappelons, après Ducrot (1973: 125-127), que la négation descriptive n'agit pas de façon symétrique sur les couples d'adjectifs antithétiques comme gentil vs. méchant on nie le prédicat s'il est un terme non marqué, positif, favorable, et on nie la phrase si le prédicat est un terme marqué, défavorable, négatif. Ainsi, Pierre η 'est pas gentil équivaut plus ou moins à Pierre est méchant, mais l'inverse n'est pas vrai: Pierre η 'estpas méchant n'équivaut pas à Pierre est gentil. A notre sens, il ne s'agit pas de négation métalinguistique. Elle devrait s'en prendre aux «termes mêmes d'une parole effective à laquelle elle s'oppose», comme l'écrit Ducrot (1984: 217). Les énoncés analysés dans le présent article n'ont pas la capacité d'annuler les présupposés de l'énoncé positif sous-jacent (cf. l'exemple de Ducrot: Pierre η 'a pas cessé de fumer; en fait, il η 'a jamais fumé de sa vie), ni former une réfutation de valeur «majorante» (cf. Pierre n'est pas intelligent, il est génial). Les énoncés négatifs du présent article ne correspondent pas non plus, nous semble-t-il, à la négation métalinguistique de Horn (1985).
L'adjectif de relation en contexte
contrasti/
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elle peut décroître, vieillir, se décrépir, (préface de Les derniers jours d'Emmanuel Kant de Quincey) Le premier énoncé de cet extrait nous conduit à penser que l'intelligence humaine, incarnée dans Kant, était extraordinaire. Ensuite, le connecteur pourtant modifie l'orientation de l'argumentation (Anscombre & Ducrot 1977), et le deuxième énoncé, qui est un énoncé générique, dit que l'intelligence des hommes, même quand elle est à ce point extraordinaire, n'est pas celle de Dieu. Insistons sur le fait que cet énoncé négatif ne donne aucune description de l'intelligence humaine, il l'oppose seulement à celle de Dieu, fait qui permet de le considérer comme polémique. Remarquons bien que c'est seulement le dernier énoncé qui comprend la description de l'intelligence humaine, énoncé qui sert au scripteur à justifier sa réfutation.
3.1
Le paradigme de sens contrastifs établi ou à établir?
Les énoncés ayant la structure Χ η 'est pas AR, mais AR2 mettent en évidence un paradigme de sens contrastifs. AR, et AR2 représentent deux éléments différents d'un paradigme contrastif. La question se pose de savoir si c'est le système lexical qui fournit ce type de paradigme. En ce qui concerne les AR dérivés par non(-), la réponse est affirmative, d'autant plus que ce type dérivationnel paraît relativement productif. Il n'en est pas de même pour les AR de forme non motivée, comme musical / littéraire. Donc pour ces AR, qui constituent des paradigmes de sens contrastifs, la question que nous venons de poser reste ouverte. A ce point, considérons (4): (4)
? Cette critique n'est pas musicale
qui ne semble pas un énoncé acceptable, du moins pas un énoncé vraiment informatif. A quoi opposer ici musical? Ainsi, cet énoncé laisse un malaise quant à son interprétation: en réfutant une constatation précédente, il ne décrit pas positivement l'objet dont il parle. Ce malaise n'apparaît pas pour (5) (5)
Pierre n'est pas gentil
où l'on nie un AQ. De cet énoncé négatif découle en effet une information positive, la méchanceté de Pierre. La reconstitution du terme antonyme est possible pour la majorité des AQ, gradables ou non,7 parce qu'ils impliquent en général des antonymes lexicaux, sans appui de discours:8 les gradables, par référence à une échelle de qualité et les non gradables, par référence à une taxinomie binaire ou multiple.9 7 8
9
Voir la note 4. A ce sujet, Bartning (1976: 78) écrit que les pseudo-adjectifs forment des taxinomies multiples, comme dans développement industriel, économique, culturel, etc., et rarement des taxinomies à deux termes, comme dans produits naturels, produits chimiques. Observons quand même qu'une antonymie comme naturel vs. chimique est discursive plutôt que lexicale. Pourquoi chimique aurait-il pour antonyme naturel plutôt que, par exemple, physique! Comme nous l'avons écrit, pas tous les adjectifs qualificatifs sont aptes à impliquer des antonymes. Ce sont avant tout les adjectifs de couleur qui font exception (cf. la note 4). Comme
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Nowakowska
Nous pensons donc que les AR non motivés n'impliquent pas d'antonymes lexicaux et qu'ils forment des paradigmes de sens contrastifs dans le discours. On pourrait nous objecter que dans l'exemple (3), il y a opposition de l'intelligence humaine et de l'intelligence divine; et que le paradigme de sens contrastifs humain / divin relève du lexique. Bien qu'il soit vrai que humain s'oppose à divin, rien n'assure vraiment que ce soit l'unique paradigme qu'on puisse former à partir de humain. Comparons ce paradigme avec celui qui apparaît dans le roman de Boule La planète des singes. (6)
«[...] - Et ces squelettes? - Ils ne sont pas simiens. - Je vois» [...] il reprend lentement: «Je ne peux vous le cacher; vous l'avez deviné: ce sont des squelettes d'hommes.» [...] «Je suis certain aujourd'hui, admet-il, qu'il a existé autrefois sur notre planète une race d'êtres humains dotés d'un esprit comparables au vôtre et à celui des hommes qui peuplent votre terre, race qui a dégénéré et est revenue à l'état bestial [...]» (Boule)
Dans cet extrait, on réfute l'idée que les squelettes retrouvés dans les fouilles archéologiques soient des squelettes de singes, fait auquel on pouvait s'attendre sur la «planète des singes». En réalité, ce sont des squelettes d'hommes, ce qui laisse entendre que sur cette planète ce sont les singes qui ont succédé aux hommes dans l'évolution des êtres dotés d'intelligence, et non l'inverse. Cet exemple montre que c'est le scripteur qui a ici créé un paradigme de sens contrastifs, en fonction de ses objectifs. Ce paradigme est certes moins stéréotypé, moins prévisible que humain vs. animal ou humain vs. divin. Cela dit, comme un nom, un AR peut entrer en contraste avec différents AR et former plus d'un paradigme. En réalité, l'unique principe qui doit être respecté pour former un paradigme est de réunir des termes pourvus d'un sème commun. 10 Ainsi, les paradigmes humain/divin et humain /simien sont établis sous des «chapeaux» génériques différents: pour le premier c'est êtres intelligents de l'univers ou cosmos et pour le second, êtres naturels, donc mortels, d'intelligence relativement développée (vivant sur cette planète). Nous avons vu que l'AR humain peut participer de plusieurs paradigmes de sens contrastifs, en évoquant des taxinomies plus ou moins stéréotypées. L'AR sanitaire, par
10
les AR, ces adjectifs qualificatifs forment aussi des énoncés négatifs du type polémique (cf. Ce η 'est pas blanc). Mœschler, dans sa thèse sur la négation, formule cette idée pour les noms: «Il nous reste à lever une dernière ambiguïté, liée au fait que les relations de contradiction et de contrariété - en tant que relations interpropositionnelles - concernent la vérité et la fausseté des propositions en question. Dans une situation donnée - où le référent est identique - , C'est une fleur et C'est une chaise expriment des propositions contraires. Cependant, aucune relation sémantique de type oppositif (relation inverse) n'existe entre chaise et fleur. Ces deux lexèmes appartiennent à deux soussystèmes lexicaux différents. Une condition d'ordre sémantique doit être posée pour pouvoir parler de contradiction ou de contrariété au sens où nous les avons jusqu'ici entendus: les lexèmes opposés doivent appartenir au même (sous-)système lexical, c'est-à-dire posséder un certain nombre de composants sémantiques communs dans leur description sémantique» (Mœschler 1982: 19).
L'adjectif de relation en contexte contrasti'f
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exemple, nous conduit vers des contrastes encore moins stéréotypés, voire difficilement déchiffrables. C'est encore le texte qui, plus fortement que pour humain, sera responsable de l'établissement du paradigme de sens contrastifs, comme on le voit dans (7): (7)
Deux millions de vaches à la poubelle. Seuls des bovins européens de plus de trente mois sont concernés. L'opération a débuté en France, [titre] [...] Ces milliers de bêtes ne sont pas soumises au test rapide de détection de l'ESB. Le motif de leur destruction, clairement affiché par les pouvoirs publics, n'est pas sanitaire, mais politique. Elles sont «retirées» au nom d'un règlement communautaire daté du 18 décembre [...] (Libération 24.01.2001)
Le premier élément du contraste, sanitaire, découle sémantiquement du contexte précédent, et le choix du second terme du contraste, politique, s'explique par le contexte suivant. Dans notre propos sur l'établissement des paradigmes de sens contrastifs, considérons encore un cas de figure intéressant, qui nous obligera à combiner plusieurs données déjà mentionnées. C'est un extrait de Cours de linguistique générale de Saussure. (8)
D'ailleurs, il est impossible que le son, élément matériel, appartienne par luimême à la langue. Il n'est pour elle qu'une chose secondaire, une matière qu'elle met en œuvre. Toutes les valeurs conventionnelles présentent ce caractère de ne pas se confondre avec l'élément tangible qui leur sert de support. Ainsi, ce n'est pas le métal d'une pièce de monnaie qui en fixe la valeur; un écu qui vaut nominalement cinq francs ne contient que la moitié de cette somme en argent; il vaudra plus ou moins avec telle ou telle effigie, plus ou moins en deçà et au delà d'une frontière politique. Cela est plus vrai du signifiant linguistique; dans son essence, il n'est aucunement phonique, il est incorporel, constitué, non par sa substance matérielle, mais uniquement par les différences qui séparent son image acoustique de toutes les autres, (de Saussure, Cours de linguistique générale)
Dans la cinquième phrase de ce texte, celle qui décrit le signifiant, le scripteur met en contraste des termes qu'il n'est pas fréquent de rencontrer en opposition, phonique et incorporel. Bien qu'on puisse reconstituer des sèmes qu'ils ont en commun, phonique devrait faire un paradigme avec non phonique et incorporel avec corporel. Imaginant qu'on active dans son texte le paradigme phonique / non phonique. On obtiendrait un énoncé Cela est plus vrai du signifiant linguistique; dans son essence, il η 'est aucunement phonique, il est non phonique... Il y a au moins deux raisons pour lesquelles le scripteur ne l'a pas écrit. D'abord, on aurait obtenu un énoncé redondant du point de vue informatif; répéter deux fois la même information aurait péché contre le principe de quantité de Grice (1979). La deuxième raison concerne le texte, dont nous nous occuperons plus amplement dans la suite. Etant donné que les dérivés d'AR en non(-) ont un sens privatif, l'emploi de l'AR non phonique a pour effet l'arrêt complet de la progression du texte (Danes 1974). La substitution du paradigme phonique / non phonique au paradigme phonique / incorporel provoquerait une rupture textuelle. Non seulement la suite ne serait plus vraiment possible, mais il y aurait un manque de lien avec le contexte précédent, dans lequel apparaissent les lexèmes matériel,
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Malgorzata Nowakowska
matière, tangible, support, qui préparent le paradigme corporel / incorporel^ Ce paradigme est d'ailleurs «prolongé» dans la suite du texte, grâce au lexème substance matérielle. Quel principe donc le scripteur a-t-il suivi pour établir le paradigme de sens contrastifs phonique /incorporel! On remarque qu'il a appuyé son argumentation sur la combinaison de deux oppositions privatives: celle de matière / absence de matière, de sens plus générique et celle de son/absence de son, de sens plus particulier (cf. aussi les lexèmes phonique et acoustique dans l'extrait). L'idée est que le son est quelque chose de corporel, de matériel, d'où vient le raisonnement suivant: si X n'est pas phonique, alors X n'est pas corporel. L'emboîtement de ces deux sens, générique et particulier, se répète dans tout cet extrait. Le choix de incorporel dans la réfutation augmente l'aspect généralisant de la conclusion.
4
L ' A R attributif en contexte contrastif
La négation n'est pas le seul procédé permettant de construire des contextes contrastifs.12 La mise en contraste de plusieurs AR peut être produite également par: a) une structure coordonnée utilisant par exemple la conjonction ou; b) des oppositions temporelles, logiques ou autres, mises en évidence (ou inférables) dans la continuité textuelle. Nous verrons ces deux cas de figure dans les sous-paragraphes suivants. Dans les deux cas, l'idée de contraste a le même impact sur les AR: leur emploi attributif est rendu possible. Dans la présentation des exemples, nous procéderons d'un contexte plus proche à un contexte plus lointain.
4.1
Contexte proche: un énoncé
Dans le cadre d'un contexte proche, nous présenterons trois structures différentes où apparaît une idée de contraste. En premier lieu, il y a des énoncés coordonnant deux AR que le scripteur présente comme alternatifs pour un même sujet. L'idée d'alternative est exprimée par la conjonction ou, comme nous l'observons dans les exemples (9) à (12). 11
12
Bartning (1976: 81-83) affirme que les pseudo-adjectifs dérivent les antonymes uniquement par le préfixe non(-) et jamais avec le préfixe in- ni ses variantes. Elle montre que les dérivés en in- ont forcément une lecture qualitative, comme par exemple, impopulaire vs. non populaire, inhumain vs. non humain, immorale vs. non morale. Cette affirmation doit être relativisée, étant donné certains exemples, probablement du français spécialisé ou solennel, comme âme incorporelle, billet multicourse impersonnel, loi impersonnelle, pronom impersonnel. On peut aussi renverser l'ordre des énoncés. Comme on le voit dans presque tous les exemples de Bartning (1976: 75-80), la linguiste suédoise commence par un énoncé positif et finit par un énoncé négatif. Cf. deux exemples de Bartning: Ce métier est féminin, et non pas masculin. Cette région est agricole et non pas minière.
L'adjectif de relation en contexte contrastif
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(9)
A la naissance, il faut qu'un sexe soit masculin ou féminin. On est homme ou femme... Ce sera peut-être l'histoire d'homme ou de femme face à eux-mêmes et face à l'autre, (dépliant, programme de théâtre, 2001) (10) La constitution de la V est-elle présidentielle ou parlementaire? (Canard enchaîné, 13/2-74 in Bartning 1976: 15)13 (11) [en parlant d'un monorail, nouveau moyen de transport à Nancy, hybride du tram et du bus] Je ne sais pas s'il va être électrique ou non (oral, 3.09.2000) (12) Les 200 kilomètres d'étroite plaine côtière et les montagnes qui la bordent sont saccagés de façon presque interrompue. «A 50 % seulement» répondent les optimistes, qui comptent les moindres interstices boisés subsistants. «Pas pire que la Côte d'Azur», renchérissent les mêmes. Possible, mais il reste au moins en France d'autres côtes en réserve. Au Liban, les seules richesses sont foncières ou bancaires, les seules ressources sont le tourisme et le développement à venir des services. (Le Monde. 4.7.98) Le contraste peut également être exprimé par Pénumération de plusieurs AR incompatibles formant un paradigme. Ici, l'application de plusieurs AR à un même sujet a lieu dans les énoncés génériques où le sujet est un terme générique et les attributs successifs représentent ses sous-domaines (cf. les énoncés copulatifs spécificationnels de Higgins in Boone 1998). (13) Il [le fragment de texte] est relu, évalué, éventuellement raturé, il contraint la forme du texte à venir. Les marques des changements d'activité délimitent des unités rédactionnelles: le titre, le plan, les phrases ponctuées, les paragraphes, les ratures. Ces marques sont verbales (commentaires et connecteurs métarédactionnels), vocales (prosodie caractéristique des dictées ou des lectures), posturales (en cas d'enregistrement vidéo). (Berthoud A.-C. & Mondada L.) Enfin, il y a des énoncés qui appliquent deux AR à un même sujet sans qu'il soit question d'alternative. Ils présentent deux aspects d'un même sujet en modalisant leur relation. Il s'agit de deux aspects qui sont: a) soit espacés dans le temps (cf. (14) avec l'adverbe avant), b) soit d'importance inégale (cf. (15) avec plus... que...), c) soit d'importance égale (cf. (16) avec également). (14) Il s'agit d'un effort collectif: celui qui consiste à prendre conscience de l'ère nouvelle. L'urgence est intellectuelle avant d'être pratique. Elle consiste à sortir du clivage obsolète des années 80, celui qui a opposé dans une amère querelle «modernes» et «archaïques», souverainistes et cosmopolites, pro et anti-
13
En répondant à des objections possibles, nous soutenons que présidentiel et parlementaire sont de vrais AR, c'est-à-dire qu'ils n'ont pas de sens plus riche que leurs bases dérivationnelles président et parlement. Si on y voit des interprétations, respectivement, moins démocratique / plus démocratique, elles sont le résultat de leur combinaison avec le nom constitution (comparer avec voiture présidentiel, élections parlementaires).
142
Maígorzata Nowakowska Maastricht, «pensée unique» et «résistance». (Le Nouvel Observateur 9 15.09.1999)14 (15) La forêt française sinistrée. Les dégâts sont plus économiques qu'écologiques. [titre de presse] (16) Nous ne sommes pas cependant convaincu que ce soit le chemin indiqué pour une étude qui se veut également syntaxique et sémantique. (Goes)
Comme le montre (16), les taxinomies multiples n'impliquent pas nécessairement l'incompatibilité, au sens où l'entend Lyons. En effet, dans le discours il n'est pas exclu de rapprocher deux termes logiquement incompatibles, comme syntaxique / sémantique, chimique / biologique... D'où des expressions adjectivales complexes comme syntaxicosémantique, biochimique et d'autres. Quant à l'adverbe de comparaison plus... que de l'exemple (15), il ne rend pas pour autant économique ou écologique gradables. Ces deux adjectifs restent de vrais AR, ce que fait voir la paraphrase suivante: Les dégâts concernent plus l'aspect économique que l'aspect écologique15 (cf. Nowakowska à paraître).
4.2
Contexte large: co-texte et co-situation
Dans un texte ou un discours, l'idée de contraste s'établit aussi bien à partir de données uniquement explicites que de données partiellement implicites. Pour le premier cas, considérons l'exemple suivant: (17) Au mois de mai dernier, l'Office fédéral de métrologie, à Berne, s'est fait une joie de rappeler que la Suisse figure parmi les Etats fondateurs de la convention internationale du mètre. [...] Aujourd'hui à Berne, la réalisation du mètre s'effectue à l'aide de fréquences connues et stables: les physiciens utilisent trois lasers hélium-néon comme base pour la mesure des longueurs (étalon national) [...]. De 1889 à 1960, le mètre étalon suisse était matériel, une barre de platine iridié [...] (Le Temps 11.07.2000) En effet, (17) donne deux éléments de contraste de façon explicite. Autrement dit, il attribue deux descriptions différentes à un même objet. Elles sont différentes et valides à des moments différents (cf. aujourd'hui vs. de 1889 à 1960). Plus précisément, un contraste apparaît entre la représentation du mètre étalon suisse à l'époque actuelle et antérieurement: actuellement, il est déterminé par certaines ondes caractérisées par des fréquences biens précises, et auparavant il était déterminé par une barre de platine iridié. L'AR matériel entre en position d'attribut, parce que le scripteur le met en contraste avec immatériel, qui découle du texte précédent: la réalisation du mètre s'effectue à l'aide de fréquences
14
15
Quant à l'adverbe avant dans (14), on pourrait soutenir aussi que c'est l'interprétation logique qui prévaut sur son interprétation temporelle. Le cas d'avant évoque la double interprétation d'un autre adverbe, d'abord (cf. Guimier 1996; Nowakowska à par. b). Bartning (1976: 60) note que plus... que déterminant les pseudo-adjectifs, n'est pas un adverbe de degré mais de comparaison, et qu'il est synonyme de plutôt... que.
L'adjectif de relation en contexte contrasti/
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connues et stables: les physiciens utilisent trois lasers hélium-néon comme base pour la mesure des longueurs. Ceci dit, le contraste entre matériel et non matériel s'articule ici à une relation temporelle, fait déjà observé dans le point 4.1, dans le cadre du contexte restreint à un seul énoncé. Un autre type de relation entre deux termes mis en contraste est la quasi-égalité d'importance. Dans (18) ce type de relation est marqué par aussi: (18) [article sur la fête des Vignerons en Suisse à Vevey] Les enjeux de ces festivités sont la fraternité humaine, l'ouverture sur l'avenir et le partage des utopies [...] Eminemment actuels, d'un point de vue sociologique, ces enjeux sont aussi artistiques. Le cœur de la Fête, il ne faut pas l'oublier, c'est un spectacle, un vrai spectacle théâtral, avec des personnages et une histoire [...] (d'après Temps 24.07.99) Le contraste dans (18) oppose deux types d'enjeux: celui qui est classé sous l'aspect sociologique (la fraternité humaine, l'ouverture sur l'avenir et le partage des utopies) et celui classé sous l'aspect artistique (un spectacle, un vrai spectacle théâtral, avec des personnages et une histoire). Comme on peut le déduire des extraits que nous citons entre parenthèses, les deux termes contrastifs sont donnés explicitement par le texte. Dans le deuxième cas de figure, l'établissement d'un paradigme contrastif s'appuie sur un savoir extra-textuel: pour (19) il s'agit de la réforme supprimant l'armée de milices en faveur de l'armée de métier; pour (20), de la discussion sur les frontières de la linguistique et l'intégration ou la non-intégration de la pragmatique à la linguistique. Sans cet appui, le paradigme contrastif ne serait pas complet. (19) [II s'agit de la réforme de l'armée française. Les jeunes Français passent seulement une journée dans l'armée en apprenant le métier de la défense] C'est le seul lien avec l'armée qui deviendra professionnelle. (France Inter 10.1998) (20) [...] appartiennent à la sémantique linguistique [...] des phénomènes tels que les «relations thématiques» [...], les relations existant, par exemple, entre les verbes persuader, avoir l'intention de, [...]. Tous ces phénomènes sont purement linguistiques et font partie de la grammaire. (Fuchs & le Goffic) 16
16
Nous suivons Bartning (1976: 60-61) quand elle rapproche deux contextes favorables aux pseudoadjectifs: le contexte contrastif et le contexte d'adverbes d'exclusion (comme purement, strictement...) parce que les deux contextes mettent en évidence le rôle sous-classificateur des pseudo-adjectifs. Quant aux adverbes d'exclusion, ce rapprochement se justifie probablement par le fait qu'ils signifient la restriction à un seul élément d'un domaine non déterminé avec l'exclusion de tous autres éléments. Donc, ils impliquent le contraste entre un élément et le reste, tout ce qui ne l'est pas (cf. Ces problèmes sont purement agricoles, Ces revendications sont strictementféminines, exemples de Bartning).
144 5
Malgorzata Nowakowska
Pour conclure
L'objectif que nous nous sommes posé dans cet article était de tenter d'expliquer pourquoi les AR ne respectent pas toujours la contrainte de la position d'attribut, en particulier dans les contextes contrastifs, comme celui que manifeste l'exemple Cette critique η 'est pas musicale, mais littéraire. Nos observations nous ont permis de préciser les conditions qui permettent de contrevenir à la contrainte de l'attribut. Nous avons ainsi été amenée à redéfinir la notion de contraste en lui attribuant un sens large. Le contraste est une relation entre deux notions logiquement incompatibles, mais qui peuvent, en discours, désigner deux aspects conciliables (cf. politico-économique, syntaxico-sémantique ou chimico-biologiqué). La relation de contraste n'est pas seulement activée par la structure Χ η 'est pas AR, mais AR2, structure qui contient un énoncé à valeur potentiellement polémique. Elle peut aussi se manifester par des énoncés affirmatifs coordonnés ou juxtaposés, liés par un rapport d'alternative. Le contraste peut également apparaître dans la continuité textuelle, ou dans l'implicite de certains énoncés oraux. Pour nous, une structure linguistique est «contrastive» dès le moment où elle reflète un paradigme ayant ce sens. Comme nous l'avons observé, le paradigme peut être activé dans un texte de façon asymétrique: par exemple, un terme du contraste est exprimé par un AR attributif, et l'autre découle de plusieurs lexèmes du texte; ou bien, un premier terme du contraste est signifié par un AR attributif, et celui qui est rejeté n'est pas donné explicitement mais doit être reconstitué à partir d'informations situationnelles (la situation de l'énonciation, le savoir socio-culturel partagé). Dans le présent article, nous nous sommes également interrogée sur l'origine des paradigmes de sens contrastifs exprimés par les AR. Il est difficile d'affirmer que ces paradigmes viennent du système lexical. Les AR constituant presque toujours des taxinomies multiples, ils ne sont pas aptes à impliquer leurs antonymes. Il est vrai que la relation de contraste entre certains concepts est plus ou moins stéréotypée (cf. humain /animal); il n'en demeure pas moins que le scripteur ou locuteur est relativement libre d'en créer selon ses besoins (cf. humain / simien). Autrement dit, les paradigmes de sens contrastifs que construisent les AR appartiennent à l'ordre du discours bien davantage qu'à celui de la langue. A ce point, il faut évoquer des aspects non linguistiques, ontologique et cognitif, qui apparaissent nécessairement dans la description des AR. Comme Bartning (1976) le constate à juste titre, les AR, comme les compléments du nom, ont pour fonction de sousclassifier des noms. On pourrait se demander ce qui, dans leur comportement, relève de la langue et ce qui relève de la catégorisation et la sous-catégorisation du monde et de la perception qu'on en a.
L'adjectif de relation en contexte contrastif
145
Bibliographie
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Martina Ozbot Un caso particolare di italiano e sloveno a contatto: elementi linguistici romanzi nei testi della letteratura slovena di Trieste
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Premessa
Lo scopo dell'articolo è di presentare i risultati preliminari di una ricerca di linguistica sincronica in corso volta ad indagare un caso particolare di contatto linguistico tra l'area romanza e slava. Si tratta di elementi linguistici riscontrabili in testi letterari sloveni scritti da autori contemporanei triestini che si presentano come deviazioni dallo sloveno standard e che si possono spiegare come risultato di interferenze linguistiche tra la lingua italiana e la lingua slovena, ovvero tra le loro varietà regionali e dialettali, nell'area bilingue della città di Trieste e dei suoi dintorni.
1 La minoranza slovena in Italia: qualche dato di base
Com'è noto, nella parte occidentale della regione italiana Friuli-Venezia Giulia esiste una minoranza slovena con circa 100,000 membri (pari al 8% della popolazione della Regione), che vivono nelle province di Trieste (Trst), Gorizia (Gorica) e Udine ( Viden).1 Insieme alle minoranze slovene dell'Austria e dell'Ungheria, essa fa parte della cosiddetta comunità degli «sloveni d'oltre frontiera» (zamejski Slovenci). Il loro status di minoranza nazionale è riconosciuto dallo Stato Italiano e, almeno in parte, anche rispettato come tale dalle autorità locali. La minoranza - che è rappresentata anche nel Consiglio Regionale - ha le proprie istituzioni d'istruzione elementare e secondaria, nonché scuole materne. La minoranza è presente pure nei mass media: a parte il programma sloveno della RAI, esistono anche alcune stazioni radiofoniche private in lingua slovena; a Trieste viene pubblicato il quotidiano Primorski dnevnik e in diverse località delle tre province escono altre pubblicazioni, periodiche e non. A Trieste è attivo, ormai da decenni, un teatro stabile sloveno. È chiaro che - benché la presenza della lingua e della cultura slovena nella vita della minoranza sia molto forte - i suoi membri vivono in un ambiente nel quale prevalgono in modo decisivo la lingua e la cultura italiana. Tale contatto tra le due lingue e
Per una presentazione demografica, storica e sociolinguistica della minoranza slovena in Italia v. Skubic (2000: 11-57); per i risultati di uno studio socio-semiologico concernente l'area bilingue del Triestino v. Sbisà / Vascotto (1998).
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Martina Ozbot
tra le due culture ha conseguenze significative sul piano della produzione linguistica dei membri della minoranza.2
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L'influsso italiano su testi letterari sloveni nel Triestino
Gli influssi dell'italiano sullo sloveno dei membri della minoranza non si osservano solo nella produzione testuale spontanea, bensì, in varia misura, anche in testi trasmessi alla radio, stampati sui giornali ed anche in testi letterari, come, ad esempio, quelli prodotti da scrittori sloveni triestini sui quali si concentra il presente studio. A quanto pare, un'analisi sulle interferenze linguistiche nei testi letterari può produrre dei risultati significativi in quanto tali testi vengono prodotti da persone che possiedono, in linea di massima, una competenza linguistica, ed anche una sensibilità linguistica, assai superiore alla media nell'ambito della stessa comunità linguistica. Pertanto i casi di interferenza incontrati nei testi letterari in questione possono essere interpretati come caratteristici di un uso linguistico colto. Dal punto di vista metodologico va precisato che in testi letterari di tale genere può risultare difficile o spesso anche impossibile distinguere tra gli elementi romanzi usati in maniera spontanea e quelli usati intenzionalmente - ad esempio per aggiungere colore locale alla narrazione o, semplicemente, perché si tratta di testi che presentano delle storie ambientate nella città di Trieste e legate alla realtà della sua cultura, incluse le sue peculiarità linguistiche. L'analisi che ho svolto si basa su testi di vario genere (romanzi, prose brevi, diari, saggi) scritti da tre autori triestini contemporanei: Boris Pahor, Alojz Rebula e Miran Kosuta.3 Tutti e tre sono bilingui e usano la lingua slovena come mezzo d'espressione principale. Si tratta di tre scrittori di rilievo, tra cui i primi due possono essere considerati autori canonici della letteratura slovena. Tra di loro intercorrono differenze sensibili che riguardano la loro età ed appartenenza generazionale (sono nati, rispettivamente, negli anni 1913, 1924 e 1960), la loro formazione culturale e linguistica, nonché la loro visione del mondo e della letteratura. I loro testi sono caratterizzati da una forte presenza di potenziali elementi linguistici romanzi a tutti i livelli della struttura linguistica, dal livello lessicale (prestiti, falsi amici, calchi) a quello morfologico (casi di derivazione in cui gli elementi romanzi si combinano con quelli slavi) e sintattico, tanto nell'ambito della sintassi frastica (costruzione di vari tipi di frasi) quanto nell'ambito della sintassi transfrastica (uso dei tempi verbali; ordine delle parole; distribuzione delle informazioni nel testo). Siccome non sono ancora state eseguite delle analisi quantitative rimane, a questo punto, azzardata ogni generalizzazione circa le possibili differenze concernenti la presenza e la distribuzione degli elementi linguistici romanzi nei singoli testi. Risulta però chiaro che
2
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È naturale che vi esista anche un influsso nella direzione opposta, cioè dello sloveno sulla produzione linguistica degli italiani nella loro madrelingua. Esso non può però essere che molto più esiguo e osservabile soprattutto al livello lessicale. Risultati di ricerche precedenti su elementi lingustici romanzi presso i tre autori triestini presi individualmente sono offerti in Skubic (1984; 1985) e in Ozbot (1995-1996).
Un caso particolare di italiano e sloveno a contatto.
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sono i parametri concernenti l'autore, il testo ed il mondo testuale quelli che determinano in modo decisivo l'intensità degli influssi romanzi nelle opere esaminate. Tenendo conto dei parametri riguardanti l'autore, non può sorprenderci che siano le opere di Boris Pahor, che si formò in ambiente scolastico ed universitario italiano, a dimostrare una maggiore presenza degli influssi romanzi rispetto agli scritti di Rebula e di Kosuta, che seguirono gli studi universitari a Lubiana. Potrebbe essere legato a una maggiore dimestichezza di questi ultimi con lo sloveno standard pure il fatto che spesso, nelle loro opere, elementi romanzi appaiono più funzionali, meglio integrati nel cotesto e/o impiegati come mezzi stilistici con cui si riescono a sfruttare con maggiore efficacia le stesse potenzialità dello sloveno, mentre nei testi di Pahor ciò accade più raramente. Circa il fattore testuale si può osservare che sono i testi originariamente intesi come parlati (ad es. Ladja brez krmarja, una raccolta di interventi radiofonici di Boris Pahor) a dimostrare una più alta presenza di elementi romanzi rispetto a testi destinati ad essere letti. L'intensità dell'influsso romanzo tende inoltre ad essere più forte nelle prime opere di Pahor e di Rebula, mentre incomincia a diminuire in quelle più recenti. È interessante che uno dei romanzi pahoriani {Mesto ν zalivu) mostri, nell'edizione del 1989, una riduzione di elementi romanzi rispetto alla versione del 1964. Non è noto se si tratti di modifiche dovute a revisioni introdotte dall'autore stesso oppure da qualche redattore o revisore esterno. Prima di procedere alla discussione di alcuni esempi di elementi romanzi nei testi analizzati vorrei fare un'ulteriore osservazione generale: malgrado la forte impronta romanza riscontrabile nei loro testi, i tre autori sono tra i rappresentanti più importanti della letteratura slovena contemporanea. Nessuno di loro è considerato di importanza solamente locale (relegato, ad esempio, nell'ambito della letteratura triestina) e nessuno è visto come scrittore dialettale. In relazione a ciò, possiamo ipotizzare che l'alto livello di interferenza linguistica in uno scritto letterario non diminuisca a priori il suo valore letterario, bensì lo possa, almeno in certi casi, persino rafforzare, il che implica che la presenza di interferenze linguistiche - allo stesso modo come di altri fenomeni che rappresentano deviazioni dalla norma - non risulta necessariamente incompatibile con i criteri della letterarietà. Passando agli esempi stessi, va ribadito che l'influsso romanzo sui testi degli scrittori presi in considerazione può essere osservato a tutti i livelli della struttura linguistica.4 Non sorprende però che sia il lessico a dimostrare il maggior influsso dell'italiano. Si tratta soprattutto di prestiti sconosciuti alla lingua slovena - che possono pertanto essere considerati dei falsi amici - e dei calchi, come illustrano i seguenti due esempi. In (1) viene usato il verbo bonifìcirati, dall'ital. «bonificare» (un terreno), che in sloveno, che in un tale contesto userebbe il verbo meliorirati, non esiste: (1)
«Juzna Tirolska: eno od etnicnih mocvirij, ki jih je treba bonifìcirati,» je rekel, brisaje si roke. (KR 20) /«Il Tirolo meridionale: una delle paludi etniche che vanno bonificate,» disse, asciugandosi le mani./
Anche i calchi sono numerosi e concernono vari tipi di frase. L'esempio (2) contiene un calco nominale, il lessema potresenci Ils ne l'ont pas désigné comme avoir
C'est surtout la construction du passé (perfectif) des prédicats dits de mouvement qui a tendance faire apparaître avoir à la place de être. Il s'agit là d'un phénomène également identifié et décrit en français parlé par Sankoff / Thibault (1977) et Valli (1999) notamment. Plus exactement, nous traiterons ici des prédicats dont le second argument est un terme à valeur locative (i. e. ont été écartés les prédicats trivalente dont le troisième argument est
202
Katja Ploog
locatif [ävwaj, med] et les prédicats de mouvement régulièrement employés sans second argument comme [tämbe]): Tableau 2: restructurations des prédicats à second argument locatif prédicat Ν (passé) avoir être proportion de restructuration vani (+ inf) 150 8 142 5,33 129 11 118 8,52 pati (+ inf) 42 33 78,52 kite 9 38 38 0 0 fri rese 32 6 26 18,75 arive 25 3 22 12 dyre 22 22 0 0 21 2 19 9,52 soti ale (+ inf) 19 0 19 0 4 pase 16 12 75 revani 8 0 8 0 ne 6 1 5 16,67 ròntre 6 1 5 16,67 6 2 4 monte 33 dssàn 3 0 3 0 (a)bite 3 0 3 100 Si la proportion moyenne reste inférieure 18% des occurrences, les taux respectifs des prédicats sont surtout très inégaux. Tous les prédicats ne sont pas concernés ([ale, fVi, revani]). Le taux de restructuration de [kite, (a)bite] très important représente une analogie avec le fonctionnement des autres prédicats à second argument locatif: en s'alignant sur une variabilité en faveur d'être, avec une minorité d'emploi avec avoir. Au contraire, [pase] adopte un comportement nettement en faveur d'avoir, qu'on ne s'explique pas à travers les seules caractéristiques de la relation prédicative. La distribution des restructurations sur les paramètres discursifs apporte un éclairage supplémentaire: Tableau 3: caractéristiques discursives des restructurations être > avoir prédicat Ν Ao[+animé] A^,[-animé] Ν répartition sur les caractéristiques avoir TOTAL référents personnels interactionnelles vani 8 8 0 150 5MOI2LUI locuteurs illettrés 1VOUS pati 11 11 0 129 9MOI2LUI interaction entre pairs kite 9 9 0 42 5MOI 3LUI 1TOI échange avec enquêtrice rese 6 6 0 32 5MOI ION échange avec enquêtrice, locuteurs monolingues arive 3 0 3 25 dyre 22 7 15 22 soti 2 2 0 21 idiolectal 2MOI pase 12 12 0 16 7MOI 3 LUI 2TOI échange avec enquêtrice
La restructuration de la diathèse enfrançaisabidjanais.
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[dyre] est considéré dans ce groupe parce qu'il met en oeuvre une construction récurrente à second argument locatif, spécifique à l'emploi abidjanais: mena jedyreakokodilaba MAINTENANT MOI-sj perf-sg-DURER loc-COCODY-loc Alors je suis resté à Coccody (C12X:I.17/42) SP: dyre (A 0 [+hum], A,[+loc]) jasYiariveisi sanapadyre MOI-sj perf-sg-ARRIVER ICI CA-sj neg-perf-sg-DURER Je suis arrivé ici il n'y a pas longtemps (B42X:II.05/21) SP: dyre (A 0 [-hum]) En écartant de nos considérations arriver pour cause d'ambiguïté phonétique en raison de son initiale vocalique, et durer pour la complémentarité sémantique entre les deux constructions, il apparaît qu'aucun constituant inanimé n'est concerné par les restructurations être > avoir et que le référent MOI est largement majoritaire. Dans la mesure où l'on constate une érosion phonétique portant sur le même morphème je, on pourrait avancer l'hypothèse d'un phénomène identitaire (qu'il resterait à établir par le biais d'une étude spécifique).
3.2
Fonctions du verbe être
Les emplois de l'auxiliaire être restent globalement limités aux prédications attributives au sens large, c'est-à-dire, d'un côté, les qualifications être (A0, A¡): sefemel CA-sj ETRE-sg-pres FEMELLE C'est une femelle (B34Z:I.24/05) et de l'autre, les localisations être (Ao, A¡[+locatiJ])\ mwetealamezô MOI-sj? ETRE-passé loc-det-MAISON Moi j'étais à la maison (B45Y:II.02/030) isieruj / episie νε ICI-sj ETRE-sg-pres ROUGE ET-PUIS ICI-sj ETRE-sg-pres VERT Ici (c')est rouge et ici (c')est vert (C06Y:VI.09/032) Cette dernière occurrence laisse penser que la restructuration possède ime emprise plus large, en interprétant être comme support des prédications statiques, souvent à aspect résultatif. Cela nous conduit à examiner de plus près les influences sur la diathèse passive: le tableau 4 montre, par ordre de fréquence, les prédicats verbaux transitifs (bi- ou trivalente) partiellement affectés par la restructuration:
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Katja Ploog
Tableau 4: verbes transitifs ayant au moins un emploi avec être prédicat Ν avoir Aof+animé] Ao[-animé] Ν être Ao[+animé] Ao[-animé] Ν TOTAL di: 1 1 220 220 0 0 221 1 vwaj / vi 95 95 0 1 0 96 fini mage vole pee kase espike ramase feme lyme gade dejire monte desine melâje piase
19 22 13 11 4 4 5 5 3 3 2 1 1 1 0
20 22 13 11 4 4 5 5 3 3 2 1 1 1 0
0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
33 3 1 1 4 2 1 1 2 1 1 1 1 1 1
1 2 0 1 0 1 1 0 0 0 0 1 0 0 0
32 1 1 0 4 1 0 1 2 1 1 0 1 1 1
52 25 14 12 8 6 6 6 5 4 3 2 2 2 1
De manière générale, le petit nombre structures passives n'est guère surprenant puisqu'il s'agit d'une construction tardive dans l'acquisition et peu usitée dans le discours oral en français standard. Il reste remarquable qu'aucun Ao[-animé] ne se construise avec un verbe transitif et avoir. En revanche, si peu de Ao[+animé] sont construits avec être, ce petit nombre de réalisations non standard méritera une attention particulière (paragraphe 3.4). Il apparaît que l'emploi de l'auxiliaire être ne signifie pas dans tous les cas un passif. Par ailleurs, l'homophonie entre ÇA et SE lors qu'ils se trouvent accompagnés de l'auxiliaire être, induit une ambiguïté structurale impossible à résoudre pour le moment: mena / vela sekasela 1) MAINTENANT VERRE-la CA-sj perf-sg-CASSER LA 2) MAINTENANT VERRE-la-sj CASSER LA Alors («je disais donc»): le verre (c'est/s'est) cassé (C08Y:VI.01/05)
3.3
Référents Ao[-animé]
Seuls trois prédicats sont en abidjanais construits plus de dix fois avec un Ao[-animé]:
IM restructuration de ¡a diathèse enfrançaisabidjanais...
205
Tableau 5: Répartition des référents Ao[-animé]: prédicats verbaux et auxiliaires Ν total prédicat Ao[-animé] avoir être 52 32 fini 0 32 22 dyre 15 15 0 tombe 15 10 0 10 129 6 6 pati 0 SDti 21 5 5 0 13 4 2 make 2 8 4 4 kase 0 25 4 0 4 arive 4 4 0 4 sa pase muri 14 3 0 3 Deux apparentes curiosités (comment un inanimé peut mourir?) trouvent leur explication dans le contexte d'énonciation. Le «décès» d'un bras est avancé comme hypothèse dans la conversation autour d'une blessure, supposée fatale à ce membre du corps: (tôbrala) + sema: poss-BRAS-la(i) CA(i)-sj perf-sg-MOURIR C16Y:V.09/025 Cette occurrence témoigne d'ailleurs de la zone frontalière entre la qualification attributive et la construction d'un «temps» passé. Les deux occurrences de [ma:ke] avec avoir concernent des équipes de foot, qui constituent en réalité des ensembles de référents animés. Ici, la curiosité n'est qu'un problème de catégorisation: si ces deux référents ont été classés parmi les inanimés, c'est en raison du constituant pronominal ÇA qui est utilisé; néanmoins, tous deux restent atypiques car, avec d'autres critères - celui de «vitalité» du référent par exemple - on les aurait certainement classés parmi les animés. Le seul prédicat qui semble pouvoir construire un référent inanimé avec avoir est [dyre], dont nous avons évoqué (sous 3.1) les particularités de construction, au moyen de deux structures prédicatives complémentaires; celle qui fait appel à un A 0 [-animé] constitue une indication temporelle, tout comme l'expression idiomatisée [sefini] en fin de récit. On en déduira que les référents inanimés de Ao ne présentent pas de véritables flottements dans le choix de l'auxiliaire.
3.4
Référents Ao[+animé]
Tout d'abord, il apparaît que toutes les occurrences qui manifestent des élaborations non standard de l'auxiliaire mettant en œuvre a priori une forme d'être à la place d'avoir constituent des constructions de prédicats au moins bivalents:
206
Katja Ploog
Tableau 6: Verbes transitifs à auxiliaire être et Ao +[animé] prédicat Ν total Ν être Ao[+animé] Ao[-animé] 1 di 221 1 0 vwaj / vi 96 1 1 0 fini mÔ3e pee espike ramase monte
52 25 12 6 6 2
33 3 1 2 1 1
1 2 1 1 1 1
32 1 0 1 0 0
En dehors du cas de finir, qui compte une majorité d'occurrences avec un Ao[-animé], la grande majorité des occurrences répertoriées dans ce tableau concernent des référents animés. Il ne s'agit pas d'emplois passifs pour autant: katyme· twatyme:spikesa QUAND TOI MOITOI(i) TOI(i)-sj MOI-obj perf-sg-EXPLIQUER CA-obj Quand tu m- toi tu m'a expliqué ça (C07X:VI.09/105) Il s'avère ensuite que toutes ces occurrences élaborent deux clitiques argumentaux, comme dans l'exemple ci-dessus. Enfin, on constate que d'autres prédicats bi- ou trivalente présentent des particularités dans l'élaboration des clitiques, mais sans anomalie au niveau de l'auxiliaire: ônulavwaje / [Iet5t5]dybeise + nulavwajeisi ON-sj NOUS-obj L(?) sg-perf-ENVOYER pl-TONTON-DU-BICE-sj NOUS-obj L(?) sg-perf-ENVOYER ICI On nous a envoyé les tontons du BICE nous ont envoyé ici (Cl 1 Y:I.02/038) Sont concernés les prédicats suivants: âvwaj, âtere, araje, [a]trape, done, domande, fe (+ inf), libere, pale, prôn Ainsi, toutes les élaborations non standard avec un auxiliaire être concernent des prédicats au moins bivalents, et toutes mettent en oeuvre un constituant clitique, celui d'un Ai[+animé] ou alors un [1] dont on a du mal à identifier le référent.
4
R é s u m é et perspectives
4.1
Variabilité et changement du français à Abidjan
La variabilité du français à Abidjan que nous venons de décrire implique les deux arguments A 0 et A 1( et les niveaux d'analyse sémantique et morphologique: d'une part la diathèse est soumise aux caractéristiques sémantiques du Ao (pas de passif pour les constituants Ao[-animé]). D'autre part, la répartition des auxiliaires avoir/être, présente
La restructuration de la diathèse enfrançaisabidjanais..
207
plusieurs types de particularités, dont l'une partagée avec le français non standard de France (possibilité d'une élaboration de prédicats à Ai[locatif] avec avoir), deux autres originales, en faisant appel aux mécanismes d'analogie (l'alignement de [bite] et [kite] sur le fonctionnement majoritaire des prédicats à Ai[locatif], i.e. élaboration avec être) et de réanalyse ([dyre] et [pase] cristallisent des structures prédicatives non standard, avec avoir). Les deux niveaux se rejoignent dans la mesure où la co-occurrence de plusieurs clitiques actanciels (tous [+animés]) semble avoir des effets sur l'emploi de l'auxiliaire.
4.2
Les facteurs du changement
Aucun paramètre à lui tout seul ne pourrait expliquer les flottements observés. Concernant la dynamique être > avoir, on peut imaginer une mécanique phonétique, en faveur de la forme la plus fréquente et la moins complexe ([SYÍ] > [ε]), peut-être liée à des facteurs identitaires. La dynamique avoir > être semble se situer en partie sur le plan sémanticoréférentiel, en focalisant sur les caractéristiques du prédicat et des arguments présélectionnés par lui (A, [+locatif] > être) et en partie sur le plan morphologique, dans la mesure où elle semble liée à l'élaboration clitique de deux arguments.
4.3
La description syntaxique du non-standard
Si la notion de règle n'a aucune prise sur la réalité discursive du non-standard, on conviendra de parler en termes de tendance. Alors que notre exposé reste fondé sur un petit corpus et des occurrences peu nombreuses, les phénomènes mis en exergue présentent bien une certaine régularité, ou, du moins témoignent d'une convergence notable: l'ensemble de la réorganisation morphosyntaxique de l'abidjanais a tendance à s'articuler autour du trait [±animé]. Cette bipartition des référents nominaux distingue, sommairement, les entités «protagonistes», acteurs, et les entités «décor», qui sont de réels neutre; les locatifs appartiennent pleinement à cette seconde catégorie. Les constituants correspondants adoptent un comportement sensiblement différent: seuls les premiers sont susceptibles d'une élaboration clitique et seuls les seconds manifestent la capacité d'une élaboration passive; les [-animés] sont appelés en outre essentiellement par des prédicats à dominante statique ou résultative. La conclusion plus générale consiste postuler que le non-standard est descriptible et que la notion de variation syntaxique, si elle s'articule différemment de celle du niveau phonétique, n'est pas inutile. Dès lors, il s'agira de forger les outils adéquats pour la saisir plus précisément.
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Katja Ploog
Bibliographie
SankofF Gillian, Pierrette Thibault (1977): L'alternance entre les auxiliaires avoir et être en français parlé de Montréal. In: LFr 34, 81-107. Valli, André (1999): Remarques sur le français parlé de locuteurs de la région de Marseille. Usage régional du français et régionalisme. In: Recherches sur le français parlé 15, 59-86.
Wolfgang Pöckl El comportamiento sintáctico de los adjetivos invariables
Los adjetivos invariables - es decir los que no toman marca de género ni de numero - están sujetos a determinadas restricciones gramaticales. En las lenguas germánicas no pueden, generalmente, ejercer la función de atributo del nombre sustantivo; suelen aparecer sólo en la posición de predicado o como complemento predicativo. En alemán, es correcto decir (1) (2)
diese Frage ist tabu, *diese/ eine tabue Frage.
pero no es aceptable
Se observa, sin embargo, que los adjetivos considerados invariables en la lengua estándar tienden a asimilarse a los adjetivos regulares en variedades informales tal como el lenguaje infantil o las jergas juveniles. En vez de decir y conforme a la norma lingüística (3)
ein lilafarbenes Kleid/ rosafarbene Vorhänge,
los hablantes que no se guían por la gramática normativa prefieren las construcciones (4)
*ein lilanes Kleid/ *rosane Vorhänge;
incluso están documentadas formas que atribuyen abusivamente un sufijo autóctono a un adjetivo tomado de otra lengua; así, (5)
*ein sexyges T-Shirt
se explica sin problemas a condición de que se suponga la existencia de un adjetivo alemán
*sexig.
Muchos locutores pasan por alto el carácter peculiar de los adjetivos invariables, dotándolos de formas analógicas y tratándolos de la misma manera que los demás representantes de esta clase de palabras. Se trata, evidentemente, de un fenómeno muy común que constituye una tendencia más o menos universal originando cambios lingüísticos, como veremos a continuación. Por lo que concierne a las lenguas románicas la cuestión de los adjetivos invariables es distinta. A diferencia del alemán y de los demás idiomas germánicos (que han generalizado en el transcurso de su historia la anteposición del adjetivo atributivo), las lenguas neolatinas sí admiten los adjetivos invariables en función atributiva, pero estos se colocan obligatoriamente detrás del sustantivo al que acompañan, cualquiera que sea el registro estilístico del texto. En el contexto de la problemática muy discutida de la posición de los adjetivos atributivos, los adjetivos invariables no han despertado el interés de la lingüística, aunque merecen a nuestro juicio la atención, ya que forman ima clase que destaca por su
210
Wolfgang Pöckl
comportamiento homogéneo. Acabamos de subrayar que los adjetivos invariables se colocan siempre detrás del sustantivo, independientemente de su significado o forma. No es útil ni necesario pasar revista aquí a todas las teorías, rigurosamente dicotómicas en su inmensa mayoría, que han sido formuladas para explicar la posición de los adjetivos atributivos en el sintagma nominal. Es sabido que se han aducido criterios filosóficos, estilísticos, fonéticos, estadísticos y, sobre todo, semánticos (cf. por ejemplo Delomier 1980; Radatz 2001; Reiner 1968; Roggenbuck 2001) para motivar la oposición entre anteposición y posposición. El modesto valor de la presente contribución no consiste en la propuesta de introducir un nuevo criterio de alcance universal. Nuestra observación es, sin embargo, indicio de la multiplicidad de factores que condicionan la posición del adjetivo atributivo dentro del sintagma nominal y corrobora nuestra convicción de que es ilusorio pensar que sea posible encontrar un solo y único parámetro capaz de explicar el fenómeno en cuestión. Resulta imposible realizar el concepto ideal de Weinrich (1966: 82); según sus principios, el lingüista siempre debe aspirar a «une description qui soit à la fois simple dans la théorie et exhaustive dans le recensement des faits linguistiques dans ses aspects multiples». Parece que en nuestro caso la sencillez de la teoría se consigue sólo a costa de simplificaciones injustificables a nivel de la descripción. Todo lo que quedará dicho en lo sucesivo concierne, cum grano salis, a todos los romances, pero voy a privilegiar el francés por dos motivos: I o porque la mayoría de las investigaciones dedicadas a la posición del adjetivo atributivo hace referencia, en primer lugar o exclusivamente, al francés 2° porque la más reciente edición de la célebre gramática Le bon usage, revisada por André Goosse, consagra un apartado a los diferentes tipos de adjetivos invariables (Grevisse 1993: 836sq.) - sin hacer, empero, la más mínima alusión a las características sintácticas de dichos adjetivos. Todas las demás gramáticas de lenguas románicas, por extensas que sean, no suelen hacer mención de este grupo especial de adjetivos. Quedan excluidos de nuestras consideraciones todos los morfemas ligados tales como tragi- en tragicomédie, franco- en franco-provençal y los elementos que se juntan al sustantivo mediante un guión, formando unidades lexicalizadas: petit-bourgeois, socialdémocrate, demi-douzaine, mi-voix. Fijamos, en consecuencia, la atención en los lexemas (o grupos de lexemas) que pueden usarse en función tanto predicativa como atributiva. Le bon usage especifica varios tipos de adjetivos invariables. Como los agrupa de manera poco sistemática desde un punto de vista lingüístico, conservamos el orden en el que aparecen los diferentes tipos, pero modificamos ligeramente la categorización por razones prácticas. Distinguimos entonces: 1. Los adjetivos de color morfológicamente complejos; puede tratarse de a) un sintagma formado de dos adjetivos des carreaux vert jaune des étoffes rouge foncé une redingote gros bleu b) un adjetivo determinado por un sustantivo
El comportamiento sintáctico de los adjetivos invariables
211
la soie bleu ciel une chemise vert pomme c) un sustantivo o sintagma nominal empleado como adjetivo des yeux noisette des rubans orange des vestes ventre de biche 2. Adjetivos tomados de otras lenguas; clean, cool, gay, hot, in, select, sexy, smart, snob, tabou 3. Adverbios empleados como adjetivos les gens bien les portières avant les roues arrière les places debout 4. Elementos compositivos que se usan también como palabras independientes: quelques Belges pas extra une robe mini les revanchards ultra 5. Sustantivos o sintagmas nominales en función de adjetivos des fruits nature des livres bon marché 6. Algunos adjetivos «expresivos» baba, cracra, flagada, gaga, gnangnan, paf, etc. 7. Los adjetivos truncados (Grevisse 1993: 847: «les réductions appartenant à la langue familière ou très familière, voire argotique»): bath, pop, porno, sympa, etc. Esta clasificación abarca no sólo todos los tipos de adjetivos invariables del francés, sino la totalidad de categorías existentes en las lenguas románicas. Visto que la mayoría de las clases especificadas no causa problemas teóricos, quiero limitarme a enfocar los grupos le, 2, 6 y 7. adle) Por lo que concierne a los sustantivos que desempeñan la función de adjetivos de color, se observa la disposición de los sustantivos para convertirse en adjetivos. Por eso no nos extraña encontrar en los diccionarios franceses, al lado del sustantivo correspondiente, adjetivos tal como mauve, rose, pourpre. En otros casos, la transformación en adjetivos sucede de manera esporádica, pero se halla concordancia gramatical incluso en textos de los llamados «buenos autores»:
212
Wolfgang Pöckl (6)
robes rouges, vertes, ou oranges (Pierre Loti) yeux marrons (François Mauriac) lagunes émeraudes (Albert Camus)
Está claro que los nuevos adjetivos, que no presentan irregularidades morfológicas, son susceptibles de emplearse también delante del sustantivo: (7)
Des membres très fins, une peau laiteuse, des marrons yeux très légèrement bridés. (http://www.google.com/search?q=+%22marrons+yeux%22&hl=en&start=0&s a=N)
ad 2) Pasemos ahora al segundo tipo. A propòsito de los préstamos, Grevisse (1993: 843) señala: «Beaucoup d'adjectifs empruntés ont tendance à rester invariables, - surtout en genre, notamment quand leur finale se prête assez mal à recevoir la désinence du féminin.» Se observa que los adjetivos extranjeros (en la inmensa mayoría de procedencia inglesa) que todavía no están integrados en el sistema morfológico del francés son siempre pospuestos, a diferencia de sinónimos del léxico patrimonial; compárese, por ejemplo: (8)
ses attitudes snob/ shocking
vs.
(esp.: sus maneras esnob
vs.
ses attitudes bizarres/ choquantes ses bizarres/ choquantes attitudes sus maneras afectadas / sus afectadas maneras)
A primera vista, hay excepciones a esta regla. Se dice con frecuencia un chic type, une chic filie. Pero chic es un caso especial. Leemos en Grevisse (1993: 847): Chic a eu un fém. °chique aujourd'hui disparu devant chic; il s'écrit souvent chics au plur. (mase, ou fém.), quoique Γ invariabilité en nombre conserve des partisans [...].
En muchos contextos, chic ha sido reemplazado por el anglicismo cool. Se puede preguntar si el sentido del idioma sería ofendido por el sintagma un cool type. Lo cierto es que en Internet - donde se encuentran las construcciones más extrañas - se halló un solo documento - documento que no prueba nada ya que se trata de un texto ironizando características lingüísticas de los belgas francófonos: (9)
Brice est vraiment un cool type: il a un super accent liégeois. (http://www.google.com/search?as_q=&num=l.. .occt=any&as_dt=i&as_sitese arch=&safe=off)
Es de suponer que el autor de dicho texto no sabe manejar bien la terminología lingüística y por eso me atrevo a afirmar que aquí «acento» abarca también la tendencia de los belgas a anteponer los adjetivos atributivos. El caso de cool y los demás préstamos que acabamos de citar nos invitan a intervenir en el debate lingüístico relativo a la integración sintáctica de adjetivos extranjeros. En un pequeño artículo, Treffers (1990) plantea la cuestión de saber por qué motivo muchas lenguas indoeuropeas no toleran el orden «adjetivo atributivo - sustantivo» cuando el adjetivo procede de una lengua distinta a la del sustantivo. Rechaza el Equivalence
El comportamiento sintáctico de los adjetivos invariables
213
Constraint de Poplack, pero adopta el Free Morpheme Constraint. Según este principio no es posible acoplar un morfema libre de una lengua A y un morfema ligado de una lengua B. Pero esta regla es menos general que la que podemos formular sobre la base de nuestro corpus. El criterio no es el origen del adjetivo sino su carácter morfológico. Es verdad que en francés no se puede decir (10) *un cool bistrot, *un smart quartier, *un clean intérieur pero no hay obstáculo para que digamos en alemán (11) ein cooler Typ, ein smarter Anzug, ein cleaner Lehrling Es evidente que en muchos casos ambos argumentos son aplicables. La invariabilidad, sin embargo, es el argumento más «fuerte» dado que, por un lado, toca también a adjetivos autóctonos. Por otro lado, hemos visto que ciertos adjetivos procedentes de otras lenguas se adaptan rápidamente y sin problemas al sistema morfológico de la lengua receptora. ad 6) Los adjetivos caracterizados como expresivos (Le bon usage habla de «adjectifs de formation expressive», Grevisse 1993: 846) contravienen una regla reiterada en muchos estudios sobre la posición del adjetivo atributivo. Esta regla afirma que cuanto más el adjetivo es portador de emoción y expresividad, tanto más tiende a anteponerse. Pero ninguno de los adjetivos citados se coloca jamás delante del sustantivo mientras que sus sinónimos menos «expresivos» pero morfológicamente regulares no tienen problemas en anteponerse, tal como lo muestra cualquier test de conmutación. Compárese, por ejemplo: (12) une histoire d'amour gnangnan vs. une mièvre histoire d'amour un type flagada vs. «Le flasque caractère de mon Jérôme impliquant la flasque prose» (Gide, citado en Petit Robert·, s. v. flasque) ad 7) Cabe decir casi lo mismo en relación con los adjetivos truncados. Un test de conmutación permite confrontar la forma «completa» con la forma apocopada, por ejemplo: (13) * son impec comportement
vs.
son impeccable comportement
Se nota, sin embargo, la acusada propension de muchos adjetivos truncados a integrarse en el sistema morfológico. Tomemos el caso de la pareja sympathique! sympa. Sympa parece tomar cada vez más la marca del plural. Se escribe hoy más bien des profs sympas que des profs sympa. Sympa, a punto de convertirse en adjetivo regular, debería funcionar como sympathique. Sometí a la evaluación de varios informantes sintagmas tal como une sympa ambiance, un sympa prof, etc. que fueron todos calificados de «imposibles» e «inaceptables». Pero si se busca en Internet, se encuentra un (14) super sympa site très prometteur e incluso LE plus sympa site de jeux (http://www.google.com/search ?as_q=&num=l.. .occt=any&as_dt=i&assitese arch=&safe=off)
214
Wolfgang Pöckl
Si queremos evaluar la rigurosidad de la regla en cuestión, tenemos que analizar casos en los que dos normas entran en conflicto. Resultan interesantes, desde nuestra perspectiva, los sintagmas compuestos de un nombre propio y un epíteto invariable (es decir, un adjetivo que caracteriza al sustantivo en lugar de determinarlo y que, por este motivo, se suele colocar delante del nombre). Los francófonos parecen esquivar sistemáticamente el problema. En italiano, el epíteto invariable se pospone p. ej. en (15) il (bel) Danubio blu
(vs. il biondo Tevere)
En castellano se manifiesta la tendencia opuesta. Camilo José Cela escribe (en Garito de hospicianos)
(16) En la yanki Florida (citado en de Bruyne 1993: 103) Parece haber pasado de moda la costumbre, extendidísima en la prensa del corazón de los años 70 y 80, de calificar a toda estrella de cine de «sexy». Hoy día se busca inútilmente la entonces ubicua fòrmula «la muy sexy XY». En resumen, podemos constatar que los adjetivos invariables están sujetos a más restricciones sintácticas que los adjetivos «normales». Las restricciones resultan más estrictas en el lenguaje escrito/formal que en el lenguaje coloquial/informal. Son muy poco numerosos los adjetivos (hablo de types y de tokens) que se apartan de esta regla. Las excepciones existentes son debidas, por regla general, a cambios lingüísticos que se han producido en el transcurso de la historia (pensemos en chic o soi-disant que se han convertido en adjetivos invariables). A diferencia de los dos ejemplos citados, la mayoría de los adjetivos invariables tiende a integrarse en el sistema morfológico de la lengua, proceso que suele causar la neutralización de las restricciones descritas.
Bibliografía
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El comportamiento sintáctico de los adjetivos invariables
215
beitrage zur 20. Jahrestagung der Gesellschaft für Angewandte Linguistik. Frankfurt/Main: Lang, 78-79. Weinrich, Harald (1966): Laplace de l'adjectif en français. In: VR 25, 82-89.
Liana Pop Eh bien c'est la fin d'un parcours
Je propose dans ce qui suit: 1. une synthèse théorique de l'analyse du marqueur eh bien telle qu'elle est proposée: 1.1. dans les dictionnaires et les grammaires 1.2. dans le cadre plus général de Y analyse du discours 1.2.1. comme «mot du discours» / marqueur discursif 1.2.2. dans le cadre plus particulier de Y analyse périodique du discours, comme signalant la résolution d'une période 1.2.3. en termes d'analyse cognitive comme indiquant la montée au premier-plan discursif et la fin d'un parcours. 2. A l'aide de ces différents types d'analyse, je propose dans un deuxième temps de chercher les équivalents de eh bien en roumain là où ses équivalents morphologiques s'avèrent d'une utilisation très réduite. Cette deuxième démarche révélera le fait que les multiples significations de ce marqueur en français trouvent des équivalents différents dans sa langue-soeur, chaque signification pouvant en fait s'y actualiser par un autre marqueur. J'ai travaillé sur un corpus d'enregistrements propre, mais j'ai parfois repris des transcriptions de discours authentiques chez d'autres auteurs.
1
Eh bien - approche théorique
1.1
Dans les dictionnaires et les grammaires
Les dictionnaires de langue (dont je ne cite ici que les plus accessibles) font une mention très réduite de l'expression figée eh bien. Le Petit Robert (1968) la traite, sans aucune glose, sous l'entrée de l'interjection eh (E XI e , attestée comme variante de hé) et les exemples Eh bien et Eh quoi! n'y sont ni contextualisés ni expliqués. Quant à Ei du roumain dans le DEX, l'article y est mieux représenté: El inteij. Exclamare care a) introduce, însofeçte, întàreçte sau exprimä o întrebare; b) exprimä sau însojeçte çi întàreçte un îndemn, o mustrare, o poruncä; c) exprimä mirarea; d) aratà trecerea de la o idee la alta. - Onomatopee. [El inteij. Exclamation qui a) introduit, accompagne, renforce ou exprime une question; b) exprime ou accompagne et renforce une exhortation, une réprimande, un ordre; c) exprime l'étonnement; d) montre le passage d'une idée à une autre. - Onomatopée]
218
Liana Pop
Pour ce qui est de ei bine, l'équivalent le plus probable de eh bien, il est mentionné dans le même DEX sous l'entrée de l'adverbe bine comme expression équivalente de dupä cum spuneam («comme je disais»); aucune illustration en contexte n'est proposée, et cet équivalent, on verra plus loin, ne peut en fait être considéré qu'une des multiples acceptions de ei bine / eh bien. Pour ce qui est des grammaires, le Grevisse, pour prendre un exemple représentatif, n ' e n fait aucune mention. La Grammaire de l'Académie roumaine nous la donne en exemple au chapitre Interjecfia (L'inteijection) où le commentaire ne concerne d'ailleurs que ei (bine n'étant pas inclus dans l'expression): Unele interjecfii adaugä comunucärii o notä afectivä nediferenjiatä ca sens, menitä sä exprime adeziunea vorbitorului fafä de cele spuse, întàrind sau subliniind o afirmare, o negale sau o întrebare: Ei bine, tînguirea asta mi se pare absolut nefundatä. (Caragiale) Ei, ce-a zis Codan... Imi dà fetija? (Camil Petrescu) (GLR, vol. I: 425) [Certaines interjections ajoutent à la communication une note affective sémantiquement non différenciée, destinée à exprimer l'adhésion du locuteur vis-à-vis de ce qu'il dit, renforçant ou soulignant une affirmation, une négation ou une question: Eh bien, cette lamentation me semble complètement injustifiée. Eh, qu'est-ce qu'il a dit, Codan?... Me confie-t-il la fillette?] A remarquer la non-sélection typographique de bien comme élément composant de l'inteijection: seul ei est mis en évidence dans le premier exemple. Plus loin, parlant d'une catégorie d'inteijections, celles qui constituent à elles seules des propositions, la même grammaire donne pour exemple un ei équivalant à une question: (1)
1.2
E încruntat. - Ei? întreb. (Caragiale) (I p. 430) [Il a le front plié. - Eh bien? je lui demande.]
Eh bien dans l'analyse du discours
On voit bien que eh bien ou ei bine ne sont point considérés comme expressions de la langue, ou très peu, par les dictionnaires et les grammaires. L'analyse du discours, et plus particulièrement du dialogue, viendra récupérer cette forme comme «Gliederungssignal» (Gülich; apud Hansen 1998), «mot du discours» (Ducrot et al. 1980), «appui du discours» (Luzzati 1985), «connecteur discursif» (Roulet et al. 2 1987), «marqueur discursif» / «discourse marker» (Shiffrin 1987; 1 Andrews 1989; Hansen 1996), etc. Dans la multitude des approches discursives, quelques types ont pu être délimités, certains plus sémantiques (1.2.1.), d'autres plutôt «périodiques» (1.2.2.) ou cognitifs (1.2.3.).
1
Son analyse de well de l'anglais peut mener à des comparaisons pragma-sémantiques intéressantes avec eh bien.
Eh bien c 'est la fin d'un parcours
219
1.2.1 Eh bien comme «mot du discours» ou «marqueur discursif» Les approches sémantico-pragmatiques semblent être une des catégories d'approche effectuées sur eh bien, comme d'ailleurs sur tous les «mots du discours». Hansen (1998) relève plusieurs types d'approches sémantiques des marqueurs: a) l'approche homonymique ou maximaliste, b) l'approche monosémique ou minimaliste, et c) l'approche polysémique ou diachronique. A la différence de Gtilich (apud Hansen 1998: 250) qui considérait eh bien un introducteur sans contenu sémantique, dans les analyses ultérieures les linguistes s'attachent à lui trouver des sens différents, et ce, à plusieurs niveaux {sémantico-logique, pragmatique ou de structuration) du discours: Ainsi, les effets pragmatiques (réaction spontanée, suite inattendue, conclusion, conséquence, sens phatique) relevés par Sirdar-Iskandar (1980) sont considérés sous-tendus par une signification sémantico-logique plus générale: dans les formules argumentatives générales où il est censé se manifester (S - Q) ->C, (non-(S - Q')) - > C (cf. aussi Hansen 1996: 317) eh bien introduirait le terme Q (conséquence); S y est considérée une situation donnée et C la conclusion qu'on peut tirer des relations s'établissant etre S et Q. Cette approche semble de type minimaliste, car une signification générale y est supposée sous-tendre plusieurs effets pragmatiques. Pour l'école de Genève, eh bien est un indicateur d'actes discursifs et de forces interactives, telles la concession (conséquence ou conclusion inattendues), l'attente déçue, la simulation d'échange, la rétrointerprétation (Roulet et al. 21987); cette approche semble tenter vers un maximalisme pragma-sémantique. Comme marqueur de structuration de la conversation (MSC, cf. Auchlin 1981) ou, plus généralement marqueur de structuration discursive, eh bien serait introducteur ou marqueur de rupture (MRD) (Andrews 1989) en premier lieu; Andrews tente d'en donner la plupart de ses emplois distributionnels (v. 1.2.2. ci-dessous). Remarquons aussi que l'approche d'Andrews semble ouvrir une quatrième perspective, non mentionnée par Hansen, sur une possible approche synonymique: Andrews entreprend une comparaison entre ben et eh bien/eh ben afín de trouver les zones d'action communes et les zones d'action distinctes de ces marqueurs apparentés les uns aux autres. Shifïrin (1987) pose elle aussi le problème, et parle des «équivalents fonctionnels» («fonctional equivalents») des marqueurs en général; pour les besoins plus précis de son analyse, ses exemples sont des cas assez éloignés les uns des autres (cf. well et I mean, par ex.; Shiffrin 1987: 325). A notre connaissance, on ne dispose pas encore à l'heure actuelle d'une approche diachronique de eh bien, mais le sujet semble bien s'imposer. Enfin, les équivalents interlinguistiques serait une piste tout aussi intéressante, et je tenterai dans cet article une telle approche (v. 2 ci-dessous).
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1.2.2 Une approche périodique de eh bien L'analyse de Luzzati (1985) sur ben - dans les termes de l'analyse périodique du discours est assez proche des analyses de type structuration car moins sémantique. Si la structuration et l'organisation périodique du discours sont toutes les deux de nature métadiscursive, la première semble concerner plutôt l'organisation des unités segmentales (et utilise des marqueurs verbaux du type connecteurs), tandis que la deuxième, le travail suprasegmental (indiqué par des marqueurs prosodiques). Il est évident que les deux activités vont de pair (Luzzati, 1985: 62): (2)
on en a un sers-moi un chocolat
bon ben s'il est 8 heures du matin qu'il vient de déjeuner ben c'est un rouge tu vois s'il est 11 heures de l'après-midi ben c'est un pasti
Cet exemple et ce type d'analyse montrent facilement l'interchangeabilité de ben et de eh bien et il serait en effet intéressant d'appliquer ce genre d'analyse à eh bien. J'essayerai d'en donner une ci-dessous, care elle me semble conduire en douceur vers un minimalisme plus radical, celui pratiqué par les approches cognitives (1.2.3.). Dans l'analyse effectuée par Andrews (1989) déjà - d'un eh bien s'intercalant «au corps de l'énoncé» en tant qu'«appui du discours» (vs. eh bien «introducteur» d'énoncé dans les répliques) - l'idée d'un marqueur-charnière se fraie clairement un chemin et une analyse plus abstraite de ce marqueur peut dès lors facilement s'entrevoir. Andrews passe en revue les emplois où eh bien s'intercale: • entre une circonstancielle (qui pose un problème) et la proposition principale (qui résout le problème); • entre un adverbe placé en début d'une proposition et le reste de la proposition (M.-A. Morel verrait bien là un cas de «cadrage»); • entre un sujet (détaché ou complexe) et le reste de la proposition. Or, il n'est point difficile de passer des circonstancielles, détachés à ce qu'on appelle, de façon plus abstraite:
des adverbes et des sujets
• situation (S) / thème / motif / substrat / présupposés (vs. Q conséquence; cf. SirdarIskandar 1980); • condition (vs résolution; cf. Luzzati 1985); • repère (vs repéré, cf. Morel / Rialland 1992); • cadre (cf. Larroux 1994; Hansen 1996); • support (vs apport dans les théories cognitives). Et nous voilà avec certains de ces concepts trop vite déjà tout près des perspectives cognitives sur le discours. Mais arrêtons-nous avant à cette possible description périodique du marqueur. Ainsi, dans les termes de Luzzati, une période est une unité formelle et sémantique constituée de trois termes, dont les deux derniers plus saillants: la tension (le sujet, le thème)
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la condition (explication, cause, justification), suivie de la résolution (l'essentiel, le but de l'énoncé). Voici un exemple simple de période chez Luzzati (1985: 63): (a)
Tension Pierre
Condition quand il a faim
Résolution ben il mange quoi alors hein
Comme dans son exemple précédent (2), ben semble ici équivalent fonctionnel d'un eh bien. A son tour, Berrendonner (1993) remarque la récurrence d'un schéma intonatif pour les «mouvements discursifs» (unités de rang supérieur intégrant les unités discursives minimales que sont les énonciations); ce schéma serait formé de deux parties: (b)
Clauses porteuses d'un intonème continuatif intonème conclusif Ν
y
+
Clause
porteuse
d'un
Les périodes se caractérisent par la présence d'un intonème conclusif et sont constituées d'énonciations (périodes minimales) et d'états interstitiels de la «mémoire discursive» («états transitoires» et «états-buts»). Si les énonciations emboîtées (périodes incidentes) peuvent suspendre provisoirement l'exécution d'une période principale afin de rétablir «un présupposé manquant» (Berrendonner 1993: 58), les énonciations finales des périodes sont des opérateurs qui s'appliquent à un état transitoire pour produire un état-but (Berrendonner 1993: 53). C'est bien ce schéma de type réparateur qui me semble aller à la plupart des emplois de eh bien. Le marqueur viendrait, et ce, de façon prototypique, annoncer la fin d'un mouvement discursif: ou après une période initiale (incipit)2 ou après une période emboîtée (incidente), périodes dont la fonction principale serait celle de «préparer / ajuster le cadre», en temps utile ou après coup, pour l'énonciation principale; précisons que cette dernière est effectivement finale ou, dans une acception plus abstraite, ce qu'on pourrait appeler un «aboutissement discursif» à un énoncé visé / intentionné (qui peut ne pas être «final» au sens propre du mot). C'est là, me semble-t-il, la fonction structurante essentielle de eh bien: indiquer que le travail préparatif au niveau de la mémoire discursive a pris fin et que ce qui suit est bien une énonciation principale. Schématiquement ceci pourrait se représenter minimalement (structure segmentale + structure prosodique) comme suit: (c)
(condition) énonciation préparatoire / transitoire /*
(résolution) [eh bien] dénonciation principale
où l'intonème continuatif frappant en général eh bien semble s'appliquer rétroactivement à la séquence préalable; quand celle-ci représente une digression plus importante ayant interrompu la progression informationnelle du discours, elle se présente comme close (intonème conclusif n·). Je montrerai plus loin par d'autres exemples que eh bien n'est pas obligatoire dans ce schéma (d'ici les crochets); s'il est choisi par le locuteur, c'est qu'il est censé aider l'interlocuteur à re-trouver le «fil discursif». 2
Forme narrative d'annonciation qui ouvre un espace mental dans lequel le lecteur est prêt à recevoir d'autres informations (cf. Joly / O'Kelly 1998: 351). Concept narratif, pris ici dans un sens plus étendu.
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Voici quelques exemples illustrant ce schéma, où eh bien ou ses équivalents (soulignés) est toujours précédé d'un travail d'ajustement au niveau des «savoirs partagés» (cf. aussi Hansen 1996: 320) - condition nécessaire à l'énoncé qui suit; les expressions plus ou moins explicites de ce travail sur les «savoirs» sont en italiques (à remarquer les verbes savoir, connaître, entendre parler, croire, des expressions comme faut dire que, puisque c'est comme ça, conditionnelles en si, quand etc.), précédant des séquences généralement senties comme «préparatoires»: (3)
(4)
(5)
(6)
(7)
(8)
(9)
...arrondissements °et parce qu'il faut savoir qu'il y a beaucoup d'en / d'enfants et qui sont hospitalisés et ° 0 pas uniquement des enfants d'ailleurs ° (h) et E BEN quand ces enfants sont / sont dans un hôpital (repris à Coste 1986: 237) Le professeur: Vous savez l'anglais, hein? L'étudiant: Ben, pas très bien. Le professeur: Mais vous avez déjà entendu parler de Schegloff? L'étudiant: Pas vraiment. Le professeur: EH BIEN, vous nous présenterez quand même son papier sur les pre-pre au prochain séminaire, (repris à Roulet et al. 2 1987: 63) Grock: Vous connaissez le célèbre pianiste Paderewski? Partenaire: Paderewski? Grock: Oui. Partenaire: Bien sûr. Grock: EH BIEN, il joue encore mieux que moi. (repris à Auchlin 1981: 91) [première bulle] Au fond...oh pourrait croire qu'aux échecs...il y a plus de mauvais joueurs que de bons, [deuxième bulle] EH BIEN c'est faux! Il y a exactement le même nombre de gens qui gagnent des parties que de gens qui en perdent. (Geluck 1999: 30) Si les patrons de bistrot étaient moins aimables avec le client, le client irait moins au bistrot et l'alcoolisme régresserait. - Roger, un muscadet! - Tu vois pas queje suis occupé, connard! Gros cul! Sac à merde! - Ah bon! EH BIEN! Puisque c 'est comme ça, je vais le boire en face ce muscadet! (Geluck 1999: 41) si vous êtes euh au-dessus de la Roquette EH BEN vous avez rue de la Roquette vous avez vous avez le Panthéon qui c'est qui y a pas été - l'Arc de Triomphe la Tour Eiffel - bon ben c 'est tout (repris à Blanche-Benveniste 1990: 264-265) [...] moi j'ai appris avec délice que quand un certain Jean-Paul Sartre lui a apporté Mélancholia qu'il a trouvé un peu triste EH BIEN il a dit on va appeler ça La Nausée et puis ça a marché (repris à Hansen 1996: 321)
Sous forme de schéma périodique, ces énoncés se représenteraient comme suit: (6') (condition) [première bulle] Au fond.. .on pourrait croire qu'aux échecs il y a plus de mauvais joueurs que de bons.
(résolution) [deuxième bulle] EH BIEN c'est faux! Il y a exactement le même nombre de gens qui gagnent que de gens qui perdent.
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Faisons la mention, comme les autres analyses, que les mouvements discursifs articulés par eh bien peuvent être des mouvements phrastiques (ex. 8, 9 et a) ou transphrastiques (les autres exemples); dans le premier cas, la période preparative (la «condition» de Luzzati) correspond à une subordonnée circonstancielle ou conditionnelle et reste intonativement ouverte (contour ascendant); dans le deuxième cas, la période preparative correspond à une séquence intonativement close (contour descendant). Lors du fonctionnement dialogal du marqueur, il vient généralement • en début de réponse, satisfaire à une question (contour généralement ascendant) et annonçant donc une «résolution» / clôture; • comme question à lui tout seul.
1.2.3 Vers une approche cognitive On a bien vu avec les marqueurs que le travail de structuration n'est pas isolé, mais, au contraire, un auxiliaire des autres niveaux, notamment sémantiques du discours. Les perspectives plus récentes de l'analyse du discours y voient de plus en plus à la place d'un simple travail de structuration, un travail plus profond au niveau des représentations cognitives. Le sens des marqueurs est alors dit instructionnel ou procédural, car ils sont censés donner des instructions à l'interlocuteur sur la manière de construire un modèle mental cohérent du discours, (cf. Hansen 1996). Ainsi, pour ben, «la seule instruction qui lui serait associée est la suivante: Si vous entendez le lexeme ben, cherchez un contenu Ρ lié au contexte immédiat et supprimez les implications contextuelles de ce contenu dans votre modèle mental, avec la garantie de la part du locuteur qu'elles s'avéreront non pertinentes» (Hansen 1996: 34).
Hansen (1996) attribue à la séquence «X eh bien Y» le contenu codifié d'une double instruction que le locuteur donnerait à l'interlocuteur: 1) comprendre Y comme actualisant un des éléments d'une comparaison ou d'un contraste, et chercher le modèle mental du discours pour un second élément qui peut ou non être manifeste dans X; et 2) comprendre la pertinence de Y comme dépendante de la compréhension de X et, dans la plupart des cas, vice-versa (cf. Hansen 1996: 337). Une approche cognitive plus abstraite, de type culiolien, pourrait apporter une description de eh bien en termes de «parcours». Ainsi, pour Culioli (1990), donc signalerait «la mise en œuvre d'un programme spécifique» et correspondrait à une consigne qui indique que l'on doit remonter la chine pour identifier le terme antérieur», un «prédécesseur», un «site». La relation s'établit entre «deux représentations, à savoir un parcours3 et une issue (Culioli 1990: 169-170)
3
Pour donc présent dans les interrogations, Culioli nous renseigne: «Interroger, c'est parcourir, de façon abstraite, les valeurs imaginables sans pouvoir en distinguer une qui soit valide». Donc «renforce effectivement l'interrogation, avec des effets divers que l'on peut gloser comme de la surprise, de l'impatience, de l'irritation, parce qu'on n'arrive pas à la fin du parcours» (Culioli 1990: 171).
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C'est curieux de voir que les emplois de donc comme «reprise après digression» ne sont plus traités par Culioli comme comprenant un parcours (vs. les emplois de donc dans les interrogations, les injonctions et les exclamations). Mais ce n'est pas le traitement de donc qui intéresse ici (bien que, on le verra, certains de ses emplois semblent se superposer sur ceux de eh bien.) Pour eh bien, je dirais qu'un parcours est toujours impliqué, tel qu'il est suggéré par les analyses périodiques (cf. ci-dessus, 1.2.2.): eh bien indique que l'interruption d'un parcours a touché à sa fin et annonce le but / l'issue de ce parcours. Maximalement (au niveau discursif), on aurait un schéma du type: (d)
[->->—— — s ] s / s eh biens Parcours maximal (discursif) de eh bien Les trois parties du schéma (d) ne sont pas toujours actualisées et on a souvent affaire à un parcours minimal du type (e) ci-dessous: (e)
^ ] [ / / λ / / / e h bien s Parcours minimal (phrastique) de eh bien
Ce schéma équivaut à un relais arrière-plan - avant-plan narratifs et on verra bien qu'un jeu de marqueurs segmentaux et suprasegmentaux se met en place dans les discoursoccurrences pour l'actualiser. Je propose la séquence narrative 10 ci-dessous comme exemple de parcours maximal·, la digression - travail d'arrière-plan (10-12) - est marquée par faut dire en début et par alors à la fin; la reprise du «fil narratif» - travail d'avant-plan et la fin de la séquence narrative sont annoncées par eh bien et par la montée intonative qui lui est associée; quant au marqueur c'est tout, il vient doubler l'intonation conclusive, marquant ce qui s'appelle une chute. (10) GS un jour1 / elle nous a trouvés2 / en flagrant délit avec Boule3 / et elle m'a dit alors4 / c'est cette femme-là ou moi5 / tu vas la foutre à la porte immé6 / c'est cette fille-là ou moi7 Ν / fille-là déjà8 / ça m'a complètement gêné 9 / / faut dire qu'elle sortait d'une famille bourgeoise10 / elle n'était pas du peuple comme m o i n s I alors c'était du cette fille-là 12 Ν / EH BIENS j'ai dit13 / ce sera cette fille-là alors ^ 14 / c 'est tout15 ^ / {Apostrophes) Quant au parcours minimal, il pourrait s'illustrer avec les exemples 11 et 12, où ne sont actualisées que l'énonciation préparatoire (marqueurs d'arrière-plan, respectivement quand et il y a) et l'énonciation-but ou principale (marqueur eh bien): (11) quand un certain Jean-Paul Sartre lui a apporté Mélancholia qu'il a trouvé un peu triste s EH BIEN> il a dit on va appeler ça La Nausée et puis ça a marché (repris à Hansen 1996: 321) (12) il y a deux balises à passer ^ EH BIEN'' il a mis 3h 20 pour passer... \ (TV5) Ce dernier exemple est peut-être le meilleur exemple pour une conception cognitive du fonctionnement de eh bien en termes de fond et de figure: si le fond informatif (ou support)
225
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est assuré par la thématisation en il y a et a un contour intonatif plat, la figure informative, elle, sera marquée par eh bien et la montée du contour intonatif.
2
Actualisations du parcours: la sémantique de eh bien et ses équivalents en roumain
2.1
Polysémantisme de eh bien
Hansen (1996) décrit eh bien comme ayant un sémantisme complexe, en simultané, caractéristique générale d'ailleurs de tous les marqueurs (cf. Shiffrin 1987: 325 passim). Toutes les descriptions en révèlent en fait la polyfonctionnalité. Ainsi, réaction spontanée, suite inattendue / information importante, suspense, argumentativ phatique (chez SirdarIskandar: 1980), structuration / rupture, introducteur de réplique, relais thème-rhème ou cadre-propos (Andrews 1989: 203), concession (Roulet et al. 21987: 38-39), comparaison, contraste entre 2 possibles scénarios, évaluation, négociation des savoirs communs (Hansen 1996: 321-332) sont autant de fonctions attribuées à eh bien. Dans un autre type de représentation, en termes à'espaces discursifs (espaces que j'ai différenciés sémantiquement et pragmatiquement), on peut montrer que eh bien vient clairement après une séquence de digression (cf. Pop 2000: 223) comme marquant un acte de dénouement narratif. Dans l'exemple 10, un travail métadiscursif Md (actes 8-9; 12) et un travail au niveau présuppositionnel pp (actes 10-11, marqué par faut dire que), qui en dépend, viennent interrompre le «fil narratif» (ce dernier y est signalé par le marqueur un jour et représenté dans un espace discursif de type descriptif D). On voit bien que, à la fin de cette digression constituée à son tour par deux périodes emboîtées, la reprise narrative par les actes 13-14 (D/Md) se fait par eh bien·. GS 1-7
8-9
10-11
12
13-14
15
5-7
Id Md Md
c 'est tout 4
fille-là déjà
alors c'était du cette-fille-là eh bien j'aï dit
S
eh bien
D
J un jour
Pp
1 un jour
c 'est tout j'ai dit
faut dire qu'elle sortait.., elle n'était pas...
Pd Pro
eh bien \
/
\
Représenter le fil du discours de cette manière peut rendre plus manifeste le fait que, comme dit Shiffrin (1987: 320 passim), les marqueurs agissent à plusieurs niveaux discursifs simultanément, permettant aux locuteurs de construire et d'intégrer plusieurs dimensions de la réalité. Notre représentation montre justement plusieurs espaces (niveaux) engagés simultanément par eh bien. Du point de vue de son sémantisme interne, eh bien engage déjà les espaces subjectifs (c'est une interjection et un évaluatif discursif),
226
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métadiscursif Md (c'est un marqueur de structuration), interpersonnel Ip (savoirs partagés des interlocuteurs toujours impliqués), auxquels s'ajoutent les espaces occupés par le discours préalable et le discours qui suit: dans le cas précis de l'exemple 10, les espaces para- et métadiscursif Pd/Md et présuppositionnelpp de la digression qui précède (à gauche) et l'espace descriptif-narratif D de la chute narrative (à droite). En tout, 5 espaces pour le cas de l'exemple 10; s'y ajoute / 'espaceprosodique Pro, d'évidence engagé, lui aussi, avec son marquage intonatif.
2.2
Équivalents roumains de eh bien
Si, dans une approche comparative on se proposait de donner un seul équivalent de eh bien en roumain, la tentative serait vouée à l'échec: même si au niveau morphologique un équivalent exact semble exister (ei bine), celui-ci n'est pas le plus naturel dans tous les contextes d'utilisation du eh bien français. On préfère l'utiliser dans un style plutôt intellectuel et recherché (ex. 13, 14, 15), et je suis portée à croire qu'il s'agit, pour cet équivalent, d'un calque; sinon, une forme plus naturelle en est e(i) (ex. 16, 17, cf. 32 hé du français). La plupart des contextes similaires d'utilisation révèlent en fait des équivalents fonctionnels très surprenants. J'ai tenté de les repérer dans des schémas discursifs comme ceux établis ci-dessus de (a) à (e), et la remarque la plus intéressante qui s'impose est que ces marqueurs, morphologiquement si différents en roumain, actualisent bien le sémantisme général du marqueur eh bien en français: • tant au niveau des opérations discursives essentielles impliquées dans l'énonciation (cf. les «espaces discursifs» dans Pop 2000). •qu'aux niveaux cognitifs essentiels (arrière-plan - avant-plan, cf. 2.2.1.-2.2.2. cidessous). Les exemples de 13 à 39 en roumain montrent plusieurs marqueurs équivalents de eh bien pour cette langue, et ce, dans diverses actualisations des schémas discursifs identifiés cidessus comme prototypiques pour son fonctionnement: un travail d'arrière plan discursif est généralement suivi d'une montée à d'avant-plan
2.2.1 Le travail d'arrière-plan Observons d'abord les marques explicites des opérations qui s'effectuent au niveau de la mémoire discursive: a çti / savoir (3, 4, 13, 14), a cunoaçte / connaître (5, 25) (l'espace pp); ce travail peut aussi rester implicite (dans les exemples 15, 16, 17 il n'est pas marqué). Remarquons que, par rapport à cet arrière-plan, la montée au premier-plan sera à chaque fois marquée par un ei (bine): (13) §tim cä în domeniul agricol specialiçtii pînâ una-alta sînt inginerii agronomi \ El BINE la ora asta inginerii agronomi sînt niçte sinucigaçi çi niçte oameni care çi-au amanetat cásele la bancä \ (Dinescu, Antena 1, corpus Pop)
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(14) grîul /ää/ s-a facut prosi anu' asta çi prefu' este absolut /ää/ η-are nici o legäturä cu realitatea /ää/ floarea s / preful la floarea soarelui e acelaçi cu eel din anuí trecut în vreme ce motorina // deçi s-a vopsit în roçu / aça / asta mi se pare e o gäinärie româneascà / §tii cä este o vorbä la un moment dat / domle umbli eu cioara vopsitä II El BINE âçtia au umblat xxx eu motorina vopsitä (Dinescu Antena 1, corpus Pop) (15) Dacä punem la socotealä moldoveneasca cultä, rezultä un total de çapte limbi sträine cunoscute de noul domn (...) El BINE, înarmat eu acest arsenal filologie, Teo a pornit-o uçurel spre Iaçi într-o frumoasä dupä-amiazä de toamnä, pe la vîrsta de çaizeci de primäveri. (Academia Cafavencu 504: 14) (16) ... çi-n primävarä m-am bägat într-o asociale d-asta / ç-am investit în agricultura // aça-m ajuns de cumpär 5 tractoare / româneçti / care sînt proaste deçi sînt noi / trä sä recunosc c-am greçit / trebuia sä cumpär douä mai vechi germane çi douä combine class la mîn-a doua // EI / am investit în agriculturä... (Dinescu Antena 1, corpus Pop) (17) am zis cä poate nu / nu-i anunfä p-âçtia çi scap / väd çi eu ce situafie-i aicea / aça / çi poate pun mîna pe el II E, adeväru ästa a fast cä a venit imediat cu ei / eu securitatea / a-nconjurat casa / a-nceput sä tragä cu automatele deasupra casei {Memorialul durerii, corpus Pop) Des marqueurs moins explicites sont présents dans nos exemples pour ce deuxième plan narratif: des imparfaits (20, 21, 29, 32, 34, 35), des adverbes d'antériorité comme deja / déjà (28), înainte / avant (36), contraste temporel présent-passé composé (26, 36), thématiseurs, tels les verbes a avea / avoir (30) ou a ji / être (34), cä / parce que de justification (28), moyens lexicaux anaphoriques afi spus / vous avez dit (27), în aceste împrejurâri / dans ces circonstances (18), pe baza asta / sur cette base (20), si (8), quand (9), etc. • des marques d'évaluation rétroactive (évaluatifs du type bine, bun - cf. bien du français présent dans eh bien; anaphoriques) engageant les espaces s, Md, pp comme: Bun. In aceste / atari împrejurâri, ...(18), bun...acuma cù les salaires sont élevés, qu'on trouve les entreprises les plus fortes.» Conclusion p' «Amato est syndicaliste» MP 4: On ne saurait mieux résumer les carences du transport routier en France [...] C'est précisément parce qu'on oppose en permanence l'économique et le social dans ce secteur - comme dans d'autres - que les barrages ont fleuri sur les routes de novembre. [...] - Points de vue enchaînés (ECH): ECH 1 : «ceux qui» + pdv 1 («Amato est syndicaliste») + conclusion C («Amato est syndicaliste») ECH 2: «précisons que» + pdv 2 («Amato n'est pas syndicaliste») Configuration polyphonique: - Êtres discursifs: L'enchaînement 1 est associé à une voix collective. (Marqueur discursif: «ceux qui n'ont pas suivi avec constance») Cet être discursif est mis en scène par le locuteur. L'enchaînement 2 est associé au locuteur. (Marqueur discursif: «précisons que») L'énoncé nié présente, par défaut, deux points de vue. L'interprétation polyphonique de la négation est entraînée par les marqueurs polyphoniques dans le contexte. D'abord par la séquence «Pour ceux qui n'ont pas suivi avec constance le développement de ce conflit, précisons que, etc.» qui lance deux points de vue. Et ensuite, par l'orientation argumentative de p. L'argument p, la citation d'Amato, oriente vers la conclusion p' «Amato est syndicaliste». Il est à noter que le locuteur ne prend pas en charge ce point de vue. Les points de vue déclenchés du contexte créent ensuite, en combinaison avec les deux points de vue de la négation, des enchaînements énonciatifs sur deux niveaux, l'un implicite et l'autre explicite. La conclusion p', selon laquelle «Amato est syndicaliste», le renvoi pronominal «ceux qui» et le pdv 1 de la négation, l'assertion enchâssée, forment des points de vue enchaînés (ECH 1). Ensuite, le point de vue «précisons que, etc.» et le pdv 2 de la négation forment également des points de vue enchaînés (ECH 2). En ce qui concerne les êtres discursifs présents, l'enchaînement 1 est associé à une sorte de voix collective. Le locuteur n'est pas responsable de ces points de vue, mais c'est lui qui les met en scène en les attribuant à un autre être discursif. L'enchaînement 2, par contre, est associé au locuteur: celui-ci se présente comme le responsable de ces points de vue. Le point de vue nié est, comme nous l'avons dit, par défaut toujours associé au locuteur. Avec le «précisons que», le locuteur réfute ainsi l'enchaînement 1, associé à la voix collective
Configuration polyphonique et stratégie rhétorique.
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«ceux qui». Le locuteur est, par contre, associé à «On» dans «On ne saurait mieux». Il s'agit là d'une autre voix collective, et c'est une façon du locuteur d'inclure son allocutaire dans son discours. La polyphonie véhiculée par cette négation est ainsi entraînée par différents marqueurs d'êtres discursifs auxquels les points de vue en opposition sont associés. Passons à l'analyse rhétorique. Les deux images du locuteur correspondent ici aux deux sujets parlants empiriques, à savoir à l'éditorialiste, et à Amato, celui qui parle dans la citation; lorsqu'il y a un discours direct, il y a formellement deux locuteurs. Il y a cependant un flou en ce qui concerne la responsabilité de ce discours rapporté, la citation d'Amato. Comme cela a été montré dans la configuration polyphonique ci-dessus, le discours direct est mis en scène non seulement pour présenter le discours d'autrui (une énonciation autonome), mais comme un argument pour une conclusion, ensuite réfutée par le locuteur. Il a aussi une autre fonction, notamment celle de présenter indirectement l'opinion de l'éditorialiste. Bien que ce soit formellement Amato qui parle, cette voix est en partie associée à l'auteur. La stratégie rhétorique de ce dernier est d'emprunter l'argument à quelqu'un présenté comme appartenant à l'adversaire, un argument qui devient ainsi l'argument massue. Lorsque Bakhtine parle d'énoncés polyphoniques (à deux voix), il dit que l'auteur peut être convergent envers ou divergent de la voix d'autrui présente. L'auteur est convergent envers la voix d'Amato qui parle en faveur des réformes sociales. L'intention primaire de l'éditorialiste semble être ainsi de présenter la voix d'autrui, avec laquelle il est d'accord, sans formellement le prendre en charge. Sa deuxième intention est de mener les lecteurs (stéréotypés) à tirer la conclusion (fausse) «Amato est syndicaliste». Or l'auteur est divergent de cette voix sous-entendue. C'est pourquoi il a besoin de la réfutation «précisons, etc.». Nous interprétons l'énoncé nié comme une façon dire: «Pour ceux qui croient qu'il faut être syndicaliste pour avoir de telles idées exprimées par Amato, précisons que, etc.». L'éditorialiste mène ainsi une sorte de dialogue avec les lecteurs de Libération, qui, eux, font partie d'un certain discours. Il s'agit de l'association de la voix collective avec des êtres réels. Est-ce possible de faire ce lien? Il nous semble que la voix collective textuelle correspond ici à un discours socio-idéologique dans le sens de Maingueneau (1991) et Fairclough (1995). Ce discours envisage, comme le fait le discours d'Amato, le progrès social comme une condition pour l'efficacité économique plutôt que comme quelque chose qui la freine. C'est un discours qui, certes, est réel au sens où nous le reconnaissons comme une doxa mais qui ne peut directement être associé à une personne spécifique (comme Amato). Amato constitue ainsi un porte-parole de cette doxa. Il s'agit d'une argumentation par autorité, en d'autres termes d'un procédé rhétorique de la part de l'auteur de donner la parole à une personne digne d'autorité, qui, elle, exprime un point de vue partagé par un plus grand groupe de sujets parlants (Ducrot 1980; 1984). À propos de la convergence rhétorique, nous interprétons l'auteur comme faisant partie d' «On» dans «On ne saurait mieux résumer, etc.». Il s'agit ici d'une voix collective différente de celle que nous venons de décrire. Ici, l'auteur inclut ses lecteurs afin de renforcer la rhétorique des propos d'Amato. Le deuxième exemple vient d'un article sur l'élection de la présidence pour la Banque Centrale Européenne: (2)
la candidature officielle de Jean-Claude Trichet, gouverneur de la Banque de France, à la présidence de la Banque centrale européenne (BCE), annoncée
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conjointement par l'Elysée et Matignon, mérite d'être saluée et soutenue. Elle [la candidature] rappelle, aux yeux de ceux qui auraient parfois tendance à oublier, que l'Europe est d'abord un projet politique, que l'euro est une construction dont les architectes ne sont ni les marchés des changes ni quelques banquiers centraux, mais bel et bien les dirigeants politiques, élus par leurs peuples. (Le Monde, 6 novembre 1997) L'intention de cet énoncé est de montrer que la monnaie unique, l'euro, est une construction politique et non pas une construction des banquiers centraux ni des marchés. La candidature de Jean-Claude Trichet nous rappelle, selon le texte, le fait que «c'est un projet politique». Il y a apparemment deux opinions contraires: certaines instances proposent un candidat pour la présidence qui est plus orienté vers le marché, tandis que d'autres sont en faveur d'un candidat qui est orienté vers l'idée d'un projet politique. L'opposition entre ces deux points de vue est manifestée par l'énoncé nié que nous interprétons par conséquent comme polyphonique. Considérant la structure polyphonique, l'énoncé nié présente donc un point de vue 1, l'assertion enchâssée, et un point de vue 2, l'énoncé négatif, qui s'oppose au pdv 1: l'euro est une construction dont les architectes ne sont ni les marchés des changes ni quelques banquiers centraux, mais bel et bien les dirigeants politiques, élus par leurs peuples. Pdv 1 «l'euro est une construction dont les architectes sont les marchés des changes et quelques banquiers centraux» Pdv 2 «l'euro est une construction dont les architectes ne sont ni les marchés des changes ni quelques banquiers centraux» - Marqueurs polyphoniques: MP 1 : «aux yeux de ceux qui auraient parfois tendance à oublier» (= il y a des gens qui pensent que, etc.) MP 2: «Elle rappelle» - Points de vue enchaînés: ECH 1 : «ceux, etc.» + pdv 1 («l'euro est une construction du marché») ECH 2: «Elle rappelle» + pdv 2 («l'euro est une construction politique» / «le pdv 1 est injustifié») Configuration polyphonique: - Etres discursifs: L'enchaînement 1 est associé aux banquiers centraux, aux journalistes économiques d'autres pays de la communauté. L'enchaînement 2 est associé à la candidature «Elle», qui joue le rôle de locuteur ici. L'interprétation polyphonique est ici favorisée par des marqueurs polyphoniques de l'énoncé précédant la négation: la phrase déclarative «Elle rappelle» et l'incise, «aux yeux de ceux qui auraient parfois tendance à oublier». Il y a une opposition dans le contexte introduisant la négation, à savoir la connaissance versus l'ignorance du fait que «l'euro est une construction dont les architectes ne sont ni les marchés des changes ni quelques
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banquiers centraux», une opposition qui est reprise dans la négation. Les deux marqueurs contextuels (voir schéma) témoignent de cette opposition polyphonique. «Rappeler» est un verbe déclaratif, ce qui nous fait interpréter la complétive comme une sorte de discours rapporté. «Elle rappelle» mène ainsi un dialogue avec le renvoi pronominal «ceux qui» et enchaîne avec le pdv 2, la proposition niée. La séquence «aux yeux de ceux qui auraient parfois tendance à oublier» enchaîne avec le point de vue 1 sous-entendu, selon lequel le projet euro serait une construction des marchés de changes et des banquiers centraux. L'enchaînement (1) entre «ceux qui auraient parfois tendance à oublier» et le point de vue 1 est associé à une voix collective, voir à la troisième personne. Il y a le «ceux qui» renvoyant à un groupe plus ou moins défini et qui est d'accord avec le pdv 1, mais qui, d'après le contexte, pourrait être associé aux «banquiers centraux»: Chargés de préparer le dossier, les banquiers centraux avaient eu un peu trop tendance à s'approprier la décision. Ils avaient déjà fait de leur candidat, le Néerlandais Wim Duisenberg, actuel président de l'Institut monétaire européen, le patron virtuel de la BCE. Ils avaient oublié que cette nomination est une décision politique. Le chancelier Helmut Kohi lui-même ne devrait pas être insensible à cet argument. Et aux journalistes dans le domaine de l'économie: Beaucoup vont plaider en faveur de d'un homme issu de l'un des plus petits pays de la Communauté, «mieux à même de servir les intérêts du plus grand nombre», comme l'explique déjà le Financial Times dans son éditorial de mercredi. C'est cette voix (ECH 1) qui est contre-argumentée dans l'énoncé nié. L'enchaînement (2) entre «Elle rappelle» et la négation, s'opposant au point de vue 1, est associé à la candidature, ayant fonction de locuteur textuel ici. Le locuteur, en tant que metteur en scène, s'insère également dans cette voix que nous interprétons comme une argumentation par autorité. Avec ces derniers propos, nous sommes déjà dans l'analyse rhétorique. Dans cet exemple, il est plus facile d'associer la voix collective (lié à ECH 1) à des êtres réels. Les personnes qui, selon l'auteur, ont oublié que l'euro est un projet politique et qui pensent que l'euro est un projet économique du marché sont en effet nommées dans le texte. Cela dit, la présentation de ces voix, divergentes de celle de l'auteur, est soumise à la visée rhétorique de celui-ci. Lorsque l'auteur dit qu' «[i]ls avaient oublié que cette nomination est une décision politique», il fait entendre une certaine ironie de sa part. Il s'agit d'une mise en scène subjective et dévalorisante de ce point de vue; «oublier» prend ici le sens de «ne pas vouloir accepter» ou à la rigueur «agir exprès contre un accord politique». Le locuteur est associé à l'éditorialiste, le sujet parlant empirique, qui soutient le point de vue selon lequel l'euro est un projet politique. Mais il ne se fait entendre qu'à travers «Elle» (la candidature), un énoncé qui est présenté comme un discours rapporté: «Elle rappelle que, etc.». L'éditorialiste s'insère ainsi dans la «candidature» qui constitue de cette façon son porte-parole. Celui-ci fait parler une autre instance, la candidature, afin de donner autorité à son argument. En réalité, il s'agit des personnes qui ont proposé Jean-Claude Trichet pour président de la Banque européenne. C'est cette autorité qui donne poids à l'argument «l'euro est un projet politique». L'éditorialiste est convergent envers cette voix; «rappeler» présuppose en tant que verbe factif que le discours rapporté suivant est vrai.
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L'éditorialiste est, par contre, divergent de la voix attribuée à ceux qui auraient «tendance à oublier» que l'euro est un projet politique et qui pensent que c'est un projet économique. A travers la négation, l'éditorialiste présente ainsi, en s'appuyant sur une autorité, la polémique centrale de cet article: l'euro est-il à considérer comme un projet économique ou un projet politique? La stratégie rhétorique de la mise en scène subjective des voix contradictoires s'appuie en grande partie sur l'usage du couple verbal «oublier» et «rappeler».
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Conclusion
Dans cet article, nous avons voulu montrer sur quelques exemples que la négation peut-être un marqueur de polyphonie textuelle ayant une implication pour la rhétorique de l'éditorial. Cette polyphonie est provoquée par des instructions dans le contexte de la phrase niée, notamment par des marqueurs de polyphonie. Les points de vue déclenchés sont enchaînés de différentes façons avec les points de vue de la phrase niée et justifient ainsi l'interprétation polyphonique de la même négation. Les points de vue enchaînés créent une polyphonie textuelle, une cohérence sur deux niveaux, l'un explicite et l'autre enchâssé. Les points de vue déclenchés par ces marqueurs peuvent ensuite être associés au différents êtres discursifs, plus ou moins explicitement marqués. La polyphonie textuelle est ainsi bâtie sur une argumentation entre le locuteur et différents êtres discursifs, mis en scène par le locuteur. Pour ces deux exemples nous avons pu associer les êtres discursifs aux êtres réels, et de cette façon analyser la rhétorique de la polyphonie provoquée par l'utilisation de la négation. Il s'agit dans les deux cas d'une argumentation par autorité. L'éditorialiste présente, en s'associant à la négation, une voix d'une autorité envers laquelle il est convergent et à l'aide de laquelle il réfute le point de vue sous-entendu de l'énoncé nié. Le point de vue assertif est attribué à une voix collective, dont le correspondant réel est plus ou moins difficile à identifier. Dans le premier cas, la voix collective est associé à une doxa appartenant au discours (plutôt gauchiste) dont Amato est le porte-parole. Or, ce lien n'est pas directement repérable dans le texte. Il s'agit d'une interprétation provenant du fait que l'éditorialiste a besoin de préciser une idée reçue, notamment l'argument selon lequel Amato serait syndicaliste à cause de ses idées progressistes. Dans le deuxième cas, la voix collective est associé à un discours des économistes néo-libéraux, présentés dans le texte. La rhétorique fondamentale de cet exemple se base sur la mise en opposition des lexèmes oublier et rappeler. L'éditorialiste propose à deux reprises, de façon ironique, que ces économistes aient oublié l'objet de l'euro, et qu'il soit nécessaire de les rappeler certains faits. Nous concluons ainsi de façon préliminaire que nos exemples représentent non seulement une polyphonie textuelle, mais également une polyphonie dans le sens de Fairclough et Bakhtine, à savoir qu'on peut repérer la présence de plusieurs voix idéologiques, ou normes, dans le texte. Pourtant, certaines normes ont tendance à dominer d'autres. Les normes dominées semblent souvent avoir pour fonction de renforcer
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l'argumentation de l'éditorialiste plutôt que de constituer une mise en scène objective de la voix d'autrui. Constatons finalement, à l'instar de Kerbrat-Orecchioni (1990), qu'un discours argumentatif est souvent dialogique mais non pas toujours dialogai. Cela veut dire que nous considérons l'éditorial, à ce stade, comme un discours qui est nécessairement adressé à l'autre en tenant comte de sa parole, mais qui ne constitue par pour autant un dialogue effectif.
Bibliographie
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Las unidades sintagmáticas verbales en el español actual
1 Introducción Nuestro objetivo en la presente comunicación es el análisis de las llamadas unidades sintagmáticas verbales del español actual. Se observarán sus peculiaridades sintácticas y estilísticas con el fin de proceder a situarlas en el espacio categorial fraseológico. Estas combinaciones han recibido una atención especial en alemán (donde se las denomina Funktionsverbgefiige - Helbig 1979; Herrlitz 1973; Rothkegel 1973) o en francés {constructions/phrases à verbe support - Björkman 1978; Danlos 1988; Guilbert 1975; Lipshitz 1981). En español son ya numerosos los trabajos que se han ocupado de ellas. Sirvan de muestra los de Busch (1985), Crego (2000), Dubsky (1963; 1965; 1966; 1990), Martín Mingorance (1983), Mendívil (1990), Melero / Gracia (1990), Pastor (1990), Piera / Varela (1999), Tornei (2000), o los diversos artículos del hispanista japonés Kazumi Koike. Los nombres que han recibido son muy variados: lexías complejas (Pastor), perífrasis verbo-nominales (Tornei), construcciones con verbos de apoyo o livianos (Piera y Varela) o formas verbales descompuestas (Dubsky, Crego). Cada una de estas etiquetas procede de una línea de investigación diferente. Así por ejemplo, el concepto de lexia de Bernard Pottier diferencia entre las simples, las compuestas, las complejas y las textuales; con las complejas acota unidades habitualmente etiquetadas como locuciones o modismos. Los nombres de construcciones con verbos de apoyo o livianos traducen las denominaciones francesas surgidas en el seno del léxico-gramática propugnado por Maurice Gross. La de formas verbales descompuestas debe su nombre a Dubsky. Adoptando el término para el español ofrecido por Martín Mingorance (1983), que traduce el propuesto por Guilbert (1975), basado a su vez en el concepto de sinapsia de Émile Benveniste, una unidad sintagmática verbal es un complejo sináptico constituido por un verbo, que conserva exclusivamente valores morfológicos, y por un nombre, unido al verbo de forma directa o por medio de una preposición, que soporta el peso léxico de toda la expresión. Dicha unidad puede presentar por lo general rasgos aspectuales, causativos, etc., diferentes a los de la unidad simple por la que en teoría puede ser conmutable: tomar nota, hacer uso, tener en cuenta, poner en tratamiento. Esta caracterización deja fuera de nuestro análisis otras unidades que han sido estudiadas bajo las etiquetas mencionadas. De este modo, el término de forma verbal descompuesta integra unidades que, para nosotros, han de incluirse entre las locuciones o las colocaciones de la fraseología, como es el caso de hacer novillos o volver a las andadas, locuciones de pleno derecho. Por otra parte, el de lexía permite englobar bajo una única denominación combinaciones muy diversas que cabría distinguir entre sí. Por último, cabe advertir que
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bajo el nombre de colocación se esconden a menudo sintagmas fijos que, a nuestro juicio, no cumplen con los requisitos básicos de esta clase fraseológica y que, en consecuencia, no se pueden entender como combinaciones estilísticas donde se da una preferencia de coaparición conjunta de sus formantes. Así pues, son colocaciones fruncir el ceño, zanjar una discusión o alcanzar un acuerdo, pero no lo son otras combinaciones, objeto de la presente investigación, como dar besos, hacer una foto o tomar conciencia (Ruiz Gurillo 2001).
En consecuencia, nos centramos en las combinaciones que se ajustan a la definición ofrecida con el objeto de observar sus peculiaridades.
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Rasgos generales
Una unidad sintagmática verbal es un compuesto con estructura de sintagma. Constituye, por tanto, una formación regular de la lengua que se fija y se establece en ella como una unidad léxica compuesta, pero que, a diferencia de las yuxtapuestas o prototípicas, no funciona como una palabra a todos los efectos (unidad gráfica, acentual, sintáctica, etc.), sino como una combinación de palabras que se enlazan por adición o gracias a una preposición. Se distinguen dos tipos formales de unidades: las que están compuestas por verbo+ sintagma nominal (tomar nota) y las que se componen de verbo+sintagma preposicional {poner a prueba). En estas últimas se prefieren las preposiciones a y en, dos de las más frecuentes en la constitución de los sintagmas prepositivos fraseológicos del español (Ruiz Gurillo 1998: 97). Son compuestos en los que el componente verbal se fija casi exclusivamente como contenedor de los morfemas flexivos y la parte nominal soporta el valor léxico de la unidad. El reparto de significados (el formante verbal, los significados gramaticales, el nominal, los léxicos) provoca una mayor o menor gramaticalización de estas unidades sintagmáticas que sufren, al menos, dos procesos: —Desemantización (también llamada atenuación, debilitamiento, generalización o bleaching): supone la pérdida del contenido semántico del verbo que se convierte, en palabras de Tornei (2000), en un «vector de actualización» del sustantivo. En unidades sintagmáticas como dar paso, dar permiso, dar soporte, hacer uso, hacer mención o hacer referencia, los verbos dar o hacer han perdido su significado léxico y han adoptado los valores gramaticales de la unidad sintagmática. A su vez, el componente nominal que, por lo general es de carácter abstracto, se hace, si cabe, más abstracto. Cuanto más consolidada se encuentre la combinación, mejor se observará este proceso. Tan fuerte es la desemantización de estos verbos que en ocasiones alternan dos ellos sin presentar diferencias relevantes. Así se observa en la variación tomar en cuenta/tener en cuenta, documentada en nuestro corpus. —Descategorización (también denominada incorporación o reanálisis, Hopper 1991; Traugott / Heine 1991): ocasiona la pérdida de valores categoriales en el sustantivo que, debido a su fijación, no admite las modificaciones propias de su clase como la determinación o la adyacencia; no resulta posible hacer ese/este/aquel uso, aunque sí hacer
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uso o su variante hacer un buen uso. Cuanto mayor sea la fijación del sintagma, mayores dificultades habrá para aplicar las reglas de la sintaxis libre (Ruiz Gurillo 1997) y, en consecuencia, el componente nominal se comportará como una palabra gramatical o como un morfema, en lugar de cómo un elemento léxico pleno. En estos casos, su grado de gramaticalización será alto. En relación con lo anterior, cabe diferenciar grados de fijación en estas unidades: algunas de ellas no permiten variaciones (como hacer mención o tomar parte); otras tienen variantes (como tomar nota, tomar una buena nota; hacer uso, hacer un buen uso); y, en fin, otras exhiben una libertad casi absoluta: pegarse un viaje o hacer una foto admiten prácticamente todas las modificaciones nominales posibles: pegarse dos/tres viajes, hacer una/dos/tres/muchas fotos, o la derivación: hacer un viajecito, hacer muchas fotitos, etc.; incluso algunas admiten transformaciones sintácticas, como la relativización: (1)
C: y no hubo revista/y yo me quedé con una foto gratis que me hicieron [G.68.A.1+G.69.B.1]
Ello demuestra que a menudo son combinaciones cuasi-libres. Estas unidades sintagmáticas cuentan a menudo con un lexema simple por el que pueden conmutarse: estar a disposición/disponer, hacer una protesta/protestar, poner de manifiesto/manifestar, ponerse en tratamiento/tratarse, darse un baño/bañarse, hacer una llamada/llamar, hacer uso/usar, tomar parte/participar, tener en cuenta/contar. Ahora bien, cabe diferenciar, con Piera / Varela (1999: 4416-4417), varias posibilidades: - E l verbo independiente y el nombre de la unidad sintagmática son morfológicamente afines: dar golpes/golpear, dar cumplimiento/cumplir. - V e r b o y nombre puede estar emparentados sincrónica o diacrònicamente, pero el significado de la unidad sintagmática no se corresponde con el de aquel: hacer huelga no tiene el sentido de holgar y hacer intención de [algo] no equivale a intentarlo. - Nombre y verbo no guardan relación formal entre sí, pero existe, no obstante, un verbo equivalente: hacer punto y tricotar, dar asco y repugnar. - L a unidad sintagmática no cuenta con ningún verbo equivalente: hacer bulto, hacer ademán, hacer méritos, dar cabida. En cuanto a la valencia, manifiestan conductas diferentes con respecto a la unidad léxica verbal simple por la que son conmutables. Teniendo en cuenta su constitución formal (verbo+sintagma nominal o verbo+sintagma prepositivo) deben hacerse las siguientes consideraciones: 1) En algunas unidades sintagmáticas verbales sin preposición el sintagma nominal que sigue al verbo funcionaría, si la construcción fuera totalmente libre, como OD. Sin embargo, este elemento ha pasado a formar parte de la unidad sintagmática verbal, es decir, el argumento que aparecía como OD se ha incorporado al nuevo verbo compuesto Como consecuencia, la nueva unidad ha perdido una valencia con respecto a su equivalente simple. Así, las unidades sintagmáticas dar soporte o dar paso, conmutables respectivamente por soportar y pasar, han perdido un actante con respecto a sus equivalentes simples, actante que han interiorizado. 2) No obstante, algunas unidades sintagmáticas verbales sin preposición muestran otras diferencias, pues no han perdido una valencia con respecto a su equivalente simple, sino
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que han cambiado el OD que exige la construcción simple por un suplemento. De este modo, frente a anotar o usar, tomar nota o hacer uso exigen un suplemento encabezado por de: lo he anotado todo / he tomado nota de todo} Otras mantienen la misma preposición: tengo acceso a todos los sistemas / accedo a todos los sistemas; tomo parte en la discusión / participo en la discusión. Estas unidades muestran un grado mayor de cohesión que las del grupo anterior. 3) Las unidades sintagmáticas verbales con preposición presentan esencialmente los mismos argumentos que sus equivalentes simples, como por ejemplo, poner a prueba / probar, poner en escena / escenificar: el gobierno ha puesto a prueba las medidas de urgencia / el gobierno ha probado las medidas de urgencia. Ahora bien, en algunos casos, la nueva unidad puede llevar un complemento encabezado por preposición, que tiene su origen en el adyacente del sustantivo que lo conforma. Así se observa en el siguiente ejemplo: (2)
A: y además estamos a disposición del juez/ para cuantas cosas nos pregunte nos consulte o nos cite [1-L-A]
Esta unidad sintagmática ha de complementarse, o por medio de un adyacente como en el ejemplo que, debido a la reestructuración sufrida, modifica a toda la combinación, o por medio de un determinante estar a [su/vuestra, etc.] disposición). En comparación con los lexemas simples por los que son conmutables, muestran diferencias en cuanto a los valores aspectuales que aporta el formante verbal. Se distinguen operadores aspectuales o del modo de acción y operadores causativos. Según el operador aspectual pueden diferenciarse unidades incoativas, durativas o resultativas. Expresan aspecto incoativo unidades sintagmáticas como entrar en juego, ponerse a favor, ponerse de acuerdo, ponerse en contacto, ponerse de moda, ponerse en marcha o ponerse en tratamiento. Otras construcciones, como estar al acecho, estar de acuerdo, estar en contacto, estar en disposición, estar en observación o estar en tratamiento, indican aspecto durativo. Algunas unidades presentan, por otro lado, un aspecto resultativo, como tomar conciencia, tomar parte o tomarse interés. En concreto, algunos formantes se especializan en expresar diferencias aspectuales, como ocurre con estar y poner, al menos en el esquema verbo+en+sustantivo. Así, la distinción entre estar en tratamiento y ponerse en tratamiento es aspectual: mientras la primera unidad es durativa, la segunda es incoativa. El mismo hecho se observa en los pares estar/ponerse de acuerdo, estar/ponerse en contacto, estar/ponerse de moda, estar/poner en circulación, estar/poner a disposición o estar/poner en observación. En cambio, cuando lo que aporta el formante verbal no es una diferencia aspectual sino causativa, se obtienen estructuras como poner en escena o poner una demanda. En cuanto a su empleo diafásico, abundan en los medios de comunicación donde se convierten en procedimientos neológicos de creación propios de estos «tecnolectos»; en Se trata en estos casos de un suplemento propio (Alarcos 1990), circunstancia que revela una estrecha relación entre la unidad simple y la unidad sintagmática verbal: de igual modo que un mismo verbo, como apuntar, puede presentar dos configuraciones actanciales independientes (apuntar(se) alguien algo; apuntarse alguien a algo), los valores actanciales de una unidad sintagmática verbal y de su equivalente simple se revelan como autónomos (anotar alguien algo, tomar nota alguien de algo).
Las unidades sintagmáticas verbales en el español actual
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estos denominan acciones de modo diferente a sus equivalentes simples. En las emisiones radiofónicas se da paso a otro compañero u información en lugar de pasar a otro compañero u información; se hace un comentario en lugar de se comenta; se hace mención en lugar de se menciona; se está o se ponen en contacto en lugar de se contacta con alguien. A su vez, en el registro coloquial abundan otros moldes de creación para estas unidades, pues actúan como verbos soporte coger, pegar o pillar en construcciones como coger un cabreo, pegarse una duchita o pillar un constipado. Es de destacar también la utilización de participios como formantes nominales, como muestran pegar una patada, pegarse una panzada o pegarse una sudada. La aparición de creaciones idiolectales en el corpus corrobora que se trata de un procedimiento de neologia sintagmática: (3)
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A: y pese a que puse en comunicado de todos los miembros del jurado/ el suceso que habíamos tenido a las tres de la tarde se han ratificado [3-L.A]
En busca de su espacio categorial
Por lo general, los sintagmas que hemos observado y que hemos denominado unidades sintagmáticas verbales se han marginado tanto del estudio de la sintaxis como de la fraseología. De la sintaxis, puesto que constituyen combinaciones no totalmente libres con ciertas restricciones; de la fraseología, ya que, si bien presentan cierto grado de fijación, no manifiestan los rasgos propios de las unidades fraseológicas. De acuerdo con la propuesta sugerida más arriba, son compuestos, es decir, formaciones regulares sujetas a paradigmas de creación. Ahora bien, dado su carácter sintagmático y fijado, comparten con las unidades de la fraseología ciertos rasgos, como su constitución formal, ciertas variaciones sintácticas como la concordancia o la flexión o su reestructuración valencial. En vista de tales relaciones, cabe preguntarse por el lugar que ocuparían. Como se ha venido defendiendo (Ruiz Gurillo 1997), las unidades sintagmáticas verbales constituyen unidades fraseológicas que se encuentran en la periferia de la fraseología, a medio camino entre las estructuras plenamente fijadas y los sintagmas libres. Su consideración periférica permite observar los diversos procedimientos sintácticos que manifiestan: pérdida de rasgos léxicos en el componente verbal y adopción de estos por el componente nominal, conmutación por un lexema libre en buena parte de los casos (prestar atención/atender), presencia de rasgos aspectuales o causativos diferentes de los que muestra la unidad simple por la que pueden ser conmutados, etc. Al mismo tiempo, permite discriminar diversos grados de fijación y consolidación: las que presentan ausencia de determinante están más fijadas {hacer mención, tomar parte, tener acceso)·, otras permiten variantes (hacer uso, tomar nota)·, todas ellas están más fijadas que las que manifiestan una variabilidad similar a las libres (hacer una/esa/la foto(s) que me dijiste, darse un/el baño(s), etc. Su carácter sintagmático parece acercarlas a la sintaxis. No obstante, su consolidación sintagmática y su carácter regular lleva a tratarlas como unidades de la lexicología, en concreto como compuestos, si bien no se constituyen como compuestos prototípicos, sino como periféricos. De este modo, se trata tanto de unidades periféricas de la fraseología
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como de la lexicología. Esta posición periférica explica sus continuas relaciones con las unidades más prototípicas de la fraseología, las locuciones, así como con otras combinaciones menos prototípicas y más cercanas a las estructuras sintácticas libres, las colocaciones y, en consecuencia, explica las dificultades de los investigadores para separarlas.2 Así pues, desde el posicionamiento de la fraseología, conforman combinaciones periféricas; desde el centro de la lexicología, constituyen a su vez compuestos no prototípicos. De este modo, su lugar está en la periferia de ambas disciplinas, la fraseología y la lexicología, y se relacionan con la sintaxis en aquellos casos en los que la libertad de la unidad sintagmática es casi absoluta. La siguiente representación ilustra las relaciones entre algunas unidades complejas de la lengua: las unidades sintagmáticas, las locuciones y las colocaciones:
Así pues, considerando que disponemos de tres centros para la lexicología, la fraseología y la sintaxis y que las unidades sintagmáticas constituyen unidades lexicológicas periféricas, resulta posible explicar sus relaciones con la fraseología, por un lado, y con la sintaxis, por otro. Si nos situamos en el espacio categorial de la lexicología, se comprenderá que, como unidades periféricas, algunas de ellas, gracias a su consolidación y a su grado de fijación, se acerquen a las locuciones, y que otras, debido a su variabilidad, se aproximen a los sintagmas libres. En el primer grupo se encontrarían tener acceso, hacer mención o tomar parte; en el segundo, hacer una foto, tomar un baño o poner una demanda.
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Las unidades sintagmáticas verbales en el español actual -
291
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Carlos Sánchez Lands El valor preposicional de los adverbios locativos prepositivos del español medieval y moderno*
1 Introducción Los adverbios constituyen una categoría gramatical de muy difícil caracterización sintáctica, aunque no semántica. Ello se debe a que, como se observa, entre otros, en Bosque (1989: §10.5), Pavón (1999: §9.3) y Kovacci (1999: §11.2.2), los adverbios se relacionan tanto con pronombres (cf. los adverbios pronominales locativos), conjunciones (cf. los adverbios relativos) o preposiciones (cf. los adverbios prepositivos). En este último caso, y por lo que respecta a los adverbios deícticos de espacio y tiempo, siempre que el adverbio rige tin complemento las diferencias sintácticas con las preposiciones prácticamente desaparecen, como se constata desde los orígenes del idioma con la elisión de la preposición de en los adverbios de espacio, elemento de enlace entre adverbio y complemento. Por ello no es de extrañar que ya Nebrija (1492: 207) los incluyera dentro del capítulo de las preposiciones, ya que, al igual que éstas, se «aiuntan con genitivo» si van seguidos de la preposición de, o se «aiuntan con acusativo» si van unidos directamente a su complemento; o que gramáticos como Hanssen (1913: §733) hablen de adverbios que llegan a ser preposiciones cuando se unen a su término o que son usados como preposiciones, debido en gran parte a un origen preposicional latino (Keniston 1937: §§41.11-54). Los adverbios prepositivos forman un grupo aparte del resto de los adverbios, ya que poseen una serie de características semánticas y sintácticas propias. Como indican Alcina / Blecua (1975), estos adverbios [...] semánticamente fijan la situación en el tiempo o en el espacio en relación con un segundo término que unas veces es la situación misma del hablante, y puede no expresarse, y otras es una realidad que se expresa por medio de una palabra o una proposición sustantiva con que. (Alcina / Blecua 1975: §4.9.2.) Respecto a la sintaxis, para los gramáticos anteriores, los adverbios locativos pueden ser precedidos por preposiciones y llegan a comportarse casi como verdaderas preposiciones cuando el término está explícito. Sin embargo, como indican a continuación, se diferencian de las preposiciones por el hecho de ir introducido el término o complemento del adverbio
La presente investigación ha sido parcialmente financiada con una ayuda de la DGICYT (n° de ref. PB98-0884), la DGES (n° de réf. BFF2000-0403-C02-01) y de la CIRIT (n° de ref. 2001SGR 00151).
294
Carlos Sánchez Lands
por una preposición, por la posibilidad de posponerse a un sustantivo y por admitir el adverbio gradativos y sufijos derivativos (Alcina / Blecua 1975: §6.2.2.)· En español, tanto medieval como moderno, tenemos un conjunto de adverbios locativos prepositivos, los cuales se combinan usualmente en parejas que se oponen respecto a un mismo rasgo. Estos adverbios son de tipo deíctico, ya que dirigen la señalación hacia la situación, hacia la realidad extralinguistica y, además, a diferencia de los adverbios pronominales locativos espaciales {aquí, acá, ahí, allí, allá), el punto de referencia no se limita a las personas del discurso, sino que pueden referirse a cualquier elemento de la realidad, por lo que proporcionan una información sobre cierta orientación de la situación. Por todo ello, este tipo de adverbios, como indica Carbonero Cano (1979), se incluye dentro de los descriptivos, ya que precisan un determinado valor de contenido que no sólo señala o sitúa, sino que, además, nos «describe» el tipo de situación a que se refiere. Estos adverbios, por tal causa, se hallan más cerca que los personales de unos valores designativos o fijos de la lengua, puesto que en ellos la deíxis ya no es tan ocasional o vacía. (Carbonero Cano 1979: 70)
Sin embargo, tales adverbios no forman una clase homogénea, ya que se pueden dividir a su vez en dos grupos según sea pertinente o no el rasgo [± dimensión]. De este modo, se establecerá una diferencia entre los descriptivos dimensionales (aquellos que funcionan orientados en una determinada dimensión, horizontal o vertical) y los descriptivos no dimensionales (aquellos adverbios que carecen de una orientación de dimensión específica del tipo anterior). Para explicar la relación existente entre adverbio prepositivo y preposición en español actual, es necesario realizar un estudio de los adverbios prepositivos del español medieval, así como de su evolución, pervivencia y uso, comparado con el de las preposiciones de valor y función similares en un corpus literario del español medieval (Cid, Milagros,
Gral. Est., Lucanor, Buen Amor, Corbacho,
Celestina),
con el fin de establecer
una serie de semejanzas y diferencias de tipo sintáctico entre ambas categorías gramaticales.1
2 Estudio del corpus
En español medieval, al igual que en español actual, los adverbios prepositivos pueden aparecer solos o con un término o complemento que los acompañe.2 En el primer caso se hablará de un valor adverbial, frente a la construcción con un complemento, en donde se comportan con valor preposicional. Se trata de dos combinatorias sintácticas posibles que no inciden en el significado deíctico del adverbio.
1
2
Para un estudio detallado de todos los valores y funciones de los adverbios de espacio y tiempo en español medieval, v. Sánchez Lancis (1992). Excluimos del presente estudio los adverbios prepositivos que tienen valor direccional y, por consiguiente, no pueden llevar complemento, como es el caso de arriba / (a)suso, abajo / (a)yuso, adelante, atrás.
El valor preposicional
2.1
de los adverbios locativos
prepositivos..
295
Adverbios prepositivos descriptivos dimensionales: orientación vertical
En relación con los adverbios prepositivos descriptivos dimensionales que expresan un punto superior estativo en el eje vertical, en español medieval se encuentran los siguientes ejemplos: (1) (2)
a. el casco de somo apart gelo echava, (Cid: v. 3651) b. Non las podien poner en somo maguer eran esforçados. (Cid: v. 171) a. quando su seña cabdal sedié en somo del alcàçer. (Cid: v. 1220) b. Di al pueblo de Israel ques leuanten daquel logar, e lleguen se todos quanto mas pudieren asomo dela ribera del mar; (Gral. Est. : 352) c. vino la grulla de somo del alteza; (Buen Amor: v. 253b) d. [...], fevos aquí donde viene por el camino adelante la Fortuna, [...], en somo de un cavallo muy grueso e fermoso [...]. (Corbacho: 252)
En el caso de somo como adverbio o a/en somo como locución adverbial, sólo se han encontrado 10 ejemplos en el corpus literario medieval (Cid 3/1, Gral. Est. 1/3, Buen Amor 0/1, Corbacho 0/1, con valor adverbial y preposicional respectivamente), de los cuales 4 corresponden a un uso adverbial y 6 al valor prepositivo, que es el mayoritario y es el que perdura hasta el siglo XV. En este último caso, siempre aparece la preposición de como elemento de enlace entre el adverbio y el sintagma nominal complemento. Con el adverbio encima sólo encontramos un total de 17 ejemplos (Lucanor 2, Buen Amor 6, Corbacho 4, Celestina 5), todos a partir del siglo XIV, tanto con valor adverbial como prepositivo: (3)
(4)
a. E estando asy la Fortuna en tierra como muerta syn sentido alguno, [...], la Pobreza luego saltóle encima e púsole el un pie en la garganta que la quería afogar, diziendo: (Corbacho: 266) b. SEM.- Sabe que como la hez de la taverna despide a los borrachos, así la adversidad o necessidad al fingido amigo: luego se descubre el falso metal, dorado por encima. (Celestina: 133) a. [...], en guisa que paresçia que estavan tan vaxos que passaba el río de Tajo por çima de líos. (Lucanor: 97) b. Pilatos judgando, / escupen le en çima / de su faz tan clara, (Buen Amor: w . 1052e-g) c. la Pobresa se asentó encima de un valladar e dixo asy: (Corbacho: 270) d. CAL.- Sobiré encima de la pared y en ella estaré escuchando, por ver si oyré alguna buena señal de mi amor en absencia. (Celestina: 223)
En los ejemplos anteriores, el valor adverbial es minoritario respecto al valor prepositivo, ya que en el corpus literario no aparece hasta el siglo XV (los casos de Buen Amor y Lucanor son todos prepositivos). A partir de este siglo, el valor adverbial y el preposicional se reparten por un igual (Corbacho 2/2 y Celestina 3/2, respectivamente). En todos los ejemplos con función prepositiva, el sintagma nominal está introducido por la preposición de.
296
Carlos Sánchez Lands
Otro adverbio medieval que posee en ocasiones el mismo valor y funciones que los anteriores es suso precedido por la preposición de, que a pesar de tener habitualmente el significado direccional de cuando va solo, en nuestro corpus predomina con el sentido de , ya sea con valor adverbial o preposicional: (5)
(6)
a. Velmezes vestidos por sufrir las guarnizones, / de suso las lorigas tan blancas commo el sol; (Cid: w . 3073-4) b. Otra cosa te ruego, qe la mi sepultura / qe yaz toda cubierta de suso de vasura, (Milagros: w . 177a-b) c. E las otras armas que non auien uentura de entrar so eli agua, e quelos egipcianos non trayen uestidas, andauan se adesuso sobre la mar, [...]. (Gral. Est. : 354) d. ¿E demás Aristótyles, [...], sostener ponerse freno en la boca e sylla en el cuerpo, cinchado como bestia, e ella, la su coamante, de suso cavalgando, [...]. (Corbacho: 76-77) a. encimaron las caras de suso de los arzones, (Cid: v. 716) b. e puso sobrell agua enei Nilo aquella foia adesuso por el Nilo, fasta que uino e se paro desuso en el derechero o el sepulcro estaua. (Gral. Est. : 346)
De las 25 ocasiones en que suso aparece en el corpus con valor espacial, en 13 casos posee el significado de , de los cuales 11 presentan valor adverbial y 2 preposicional (Cid 2/1, Milagros 5/0, Gral. Est. 3/1, Corbacho 1/0). A diferencia de los casos anteriores con s omo y encima, la locución adverbial de suso predomina casi exclusivamente con sentido adverbial, y su valor preposicional sólo aparece a principios del español medieval. No hay que olvidar, con todo, que el uso prepositivo con el sentido de no es el valor fundamental de este adverbio, ya que acostumbra a tener un claro sentido direccional () y no estativo (), lo cual le impide regir complementos y podría justificar la introducción de un término mediante la preposición en en (6b) con desuso en el derechero. Una preposición que realiza la misma función y expresa los mismos valores que los adverbios prepositivos anteriores es sobre·? (7)
a. las armas avién presas e sedién sobre los cavallos. (Cid: v. 1001) b. Leuantos Josep aquell ora, e tollo gelos de sobre1 regaço, e finco los ynoios e abaxos a tierra antel omillando sele por lo que fazie. (Gral. Est. : 247) c. Et acaesçiô que el mercadero que fue sobre mar a una tierra muy lueñe, et quando se fue, dexó a su muger en çinta. (Lucanor: 203) d. PLE.- ¡O muger mia! Levántate de sobre ella, y si alguna vida te queda, gástala comigo en tristes gemidos, en quebrantamiento y sospirar. (Celestina: 238)
En total tenemos 176 ejemplos con la preposición sobre, frente a sólo 12 de los adverbios prepositivos, que se distribuyen por todos los textos y épocas (Cid 29, Milagros 13, Gral. Est. 49, Lucanor 31, Buen Amor 16, Corbacho 27, Celestina 11). En todos estos 3
Para un estudio de la evolución de los valores y usos de las preposiciones del latín a las lenguas románicas, v. Brea (1985).
El valor preposicional de los adverbios locativos prepositivos.
297
casos la preposición realiza la misma función que los adverbios prepositivos anteriores con el valor de , e incluso puede ir introducida a su vez por otra preposición (característica exclusiva en teoría de los adverbios prepositivos), como sucede en (7b) y (7d) con de sobrel regaço y de sobre ella respectivamente, en donde ambos sintagmas preposicionales actúan como complementos de régimen verbal. En cuanto a los adverbios prepositivos descriptivos dimensionales que expresan un punto inferior estativo en el eje vertical, en español medieval se encuentran de yuso y debaxo: (8)
a. era cerca del fierro la carne muy inchada; / la qe yazié de yuso era toda qemada, (Milagros: w . 408b-c) b. De quanto que pasó fíze un cantar serrano, / éste de yuso escripto que tienes so la mano. {Buen Amor. w . 996a-b) (9) a. De yuso de 1 sobaco va la mejor alfaja: (Buen Amor. v. 1207a) b. venino como de aquella syrpiente espide[n] de yuso de sus lenguas trayentes. (Corbacho: 222) c. CAL.- ¡O, quién estuviera allí debaxo de tu manto, escuchando qué hablaría sola aquella en quien Dios [...]. (Celestina: 104) (10) a. ca otra quilma tiene de yuso los vestidos. (Milagros: v. 558d) b. E mientra salió a darle un alguaquida el marido de la cámara, salió el otro de yuso la cama e fuese luego abaxo e salió por el establo. (Corbacho: 164) c. Hasta los grosseres milanos insultan dentro en nuestras moradas los domésticos pollos, y debaxo las alas de sus madres los vienen a caçar. (ιCelestina: 13) En el caso de la locución de yuso, sólo tenemos 8 ejemplos en total, 3 con valor adverbial y 5 preposicional, distribuidos de forma desigual por todo el español medieval (Milagros 1/1, Buen Amor 2/1, Corbacho 0/3), mientras que con debaxo poseemos sólo 13 ejemplos, todos exclusivamente de finales del siglo XV, de Celestina, y todos con valor prepositivo. Aunque mayoritariamente el complemento nominal va introducido por la preposición de, sólo en 3 casos, los ejemplos de (10), el sintagma nominal se une directamente al adverbio. Este uso claramente preposicional de la locución de yuso o del adverbio debaxo no corresponde a una evolución en la categoría gramatical de dichos elementos lingüísticos, ya que en estos tres casos alternan en los mismos textos con las formas con preposición, ni tampoco obedece a un proceso evolutivo del español medieval, pues el primer ejemplo de (10a) lo encontramos ya en el siglo XIII, a pesar de que los otros correspondan al XV, aspectos que analizaremos más adelante. La preposición que realiza la misma función y expresa los mismos valores que los adverbios o locuciones anteriores es so: (11) a. metiós sol esçafto, tanto ovo el pavor. (Cid: v. 2287) b. Vidieron palombiellas essir de so la mar, (Milagros: v. 600a) c. Esto me ofresco provar, so pena del taitón. (Buen Amor: v. 328d) d. SEM.- Considera ¡qué sesito está debaxo de aquellas grandes y delgadas tocas! ¡Qué pensamiento so aquellas gorgueras, so aquel fausto, so aquellas largas y autorizantes ropas! (Celestina: 29)
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Carlos Sánchez Lands
Se encuentra un total de 93 ejemplos de la preposición so en el corpus literario, distribuidos por todos los textos analizados (Cid 3, Milagros 18, Gral. Est. 5, Lucanor 10, Buen Amor 27, Corbacho 22, Celestina 8). La preposición introduce siempre un término nominal que puede llegar a estar lexicalizado al perder su determinante, como en el caso de (1 le) con so pena de\ e incluso el sintagma preposicional puede estar introducido por otra preposición, como ocurre en (1 Ib) al funcionar éste como un complemento de régimen verbal («essir de so la mar»). Finalmente, la preposición so puede llegar a alternar en un mismo fragmento con el adverbio debaxo, aunque con sentido marcadamente figurado, como se ve en (1 Id). En este último caso, y a diferencia de la historia gramatical de la preposición sobre vista más arriba, so fue sustituida a partir del español clásico por el adverbio prepositivo debaxo y la preposición baxo, de la cual sólo se encuentran en el corpus 2 ejemplos en Corbacho y 3 en Celestina, todos con el valor direccional . Una posible explicación para la pérdida de dicha preposición sería la homonimia que presentaba a principios del español medieval con el posesivo masculino so (> su a partir del siglo XIV) y durante toda la Edad Media con la primera persona del singular so del presente de indicativo del verbo ser, el cual evolucionó a la forma clásica y actual soy.
2.2
Adverbios prepositivos descriptivos dimensionales: orientación horizontal
Respecto a los adverbios prepositivos descriptivos dimensionales que expresan una situación de lugar orientada en la dimensión horizontal, en relación a un punto frontal anterior estativo, en español medieval se encuentra el adverbio delante: (12) a. Todo el bien que yo he, todo lo tengo delant: (Cid: v. 1634) b. Vete, e cata e guarda que nunca te me pares delant otra uez, ca nunca te uere dia que luego te non mande matar. (Gral. Est. : 340) c. ca si tú quieres muger et fijos, bien los vees aquí delante tales de que te deves tener por pagada; (Lucanor. 76) d. E muchas destas cosas e otras acostunbran los amantes dezir a sus amadas, quando les están por delante, por les dar a entender que [...]. (Corbacho: 98) El adverbio delante es el único que indica un punto frontal estativo en el eje horizontal. En nuestro corpus se encuentran 113 ejemplos, de los cuales 61 corresponden a un uso adverbial (v. los ejemplos de (12)) y 52 a su empleo prepositivo (v. infra (13) y (14)). Este adverbio aparece en todo el corpus medieval (Cid 25/10, Milagros 6/8, Gral. Est. 4/11, Lucanor 1/0, Buen Amor 3/4, Corbacho 12/12, Celestina 10/7). Además de poseer las mismas características que los adverbios estudiados hasta ahora, como es el hecho de ser introducido por preposición en (12d), su comportamiento sintáctico contrasta con los anteriores prepositivos al no necesitar en la mayoría de los casos la preposición de como elemento de enlace entre el adverbio y el complemento nominal (Cid 0/10, Milagros 3/5, Gral. Est. 0/11, Lucanor 0/0, Buen Amor 1/3, Corbacho 2/10, Celestina 3/4, con y sin preposición respectivamente), sin que ello implique un cambio en el tipo de elemento nominal regido, como se puede observar en (13) y (14): (13) a. delante del altar li cadié la passada; (Milagros·, v. 80b) b. Estava delante dé1 su alférez homil, (Buen Amor. v. 1096a)
El valor preposicional
de los adverbios locativos
prepositivos...
299
c. E non es de su costunbre dar logar a que otra fable delante de lia; (Corbacho: 168-169) d. ARE.- [...], devemos yr a casa de aquellotro cara de ahorcado que el jueves eché delante de ti baldonado de mi casa, [...]. (Celestina: 215) (14) a. delante su mugier e de sus fijas querié tener las armas. (Cid: v. 1577) b. [...], e mando les fazer delante si e delant el pueblo todos los signos que dizien queles diera nuestro Sennor, [...]. (Gral. Est. : 330) c. estando delante ella, sossegado e muy omil, / vino me desçendimiento a las narizes muy vil; (Buen Amor. w . 463b-c) d. E asentóse el marido en el banco delante la cama e dixo: «Dame a cenar». (Corbacho: 163) e. CEL.- Vete comigo, delante Calisto oyrás maravillas: (Celestina: 96) En los ejemplos anteriores, el adverbio prepositivo introduce, indistintamente del hecho de llevar o no la preposición de enlace, tanto un sintagma nominal formado por determinante y sustantivo (13a, 14b, 14a y 14d), un nombre propio (14e), como un pronombre personal (13b-d, 14b-c). De entre todos estos casos, merece un especial análisis el ejemplo de (14a), único de este tipo encontrado, ya que en éste aparecen coordinados los complementos nominales del adverbio prepositivo, uno con y el otro sin la preposición de, teniendo la misma estructura el complemento (posesivo + sustantivo), lo cual puede dar muestra del valor estilístico existente en la elección de una u otra construcción por parte del hablante, y en el carácter de no locución preposicional del adverbio, aunque en este caso pudieran, tal vez, existir razones de métrica. Lo cierto es que el uso sin preposición es general y mayoritario en todo el español medieval por lo que respecta a este adverbio, sin que se perciba la necesidad de otro elemento preposicional de enlace. Una preposición medieval que posee el mismo valor y función que el adverbio delante es ante, como se observa en (15): (15) a. mio Çid fincó awtellas, tovo la rienda al cavallo: (Cid: v. 1747) b. lo qe ante ti pusi bien lo querré complir; (Milagros·, v. 657b) c. Quando la buena dueña esto oyó, dexósse caer en tierra ante los sus pies, et díxol assi, llorando muy fieramente: (Lucanor. 265) d. e te será ante Dios a su tienpo demandado por aquel [quel] tal daño o muerte recibió, [...]. (Corbacho: 226) e. CAL.- Rezando oy ante el altar de la Madalena, me vino con tu mensaje alegre aquella solícita muger. (Celestina: 174) Se encuentran en total 106 ejemplos, distribuidos por todo el español medieval (Cid 17, Milagros 12, Gral. Est. 25, Lucanor 21, Buen Amor 22, Corbacho 1, Celestina 8). A pesar de que puede llevar como complemento nominal el mismo tipo de sustantivos y pronombres que el adverbio delante, los textos estudiados muestran una preferencia por una u otra forma. De este modo, la preposición es preferida por Cid, Gral. Est., Lucanor (es la única forma), Buen Amor y Corbacho, mientras que en Milagros y Celestina se presenta prácticamente por un igual. En cuanto a los adverbios prepositivos descriptivos dimensionales que expresan un punto frontal posterior, se encuentra detrás:
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Carlos Sánchez Lands (16) a. la primera, que faga cuenta que aquel de quien fabla que lo tyene delante, e se lo dirá delante syn temor lo que detrás dize dèi: (Corbacho: 268) b. CEL.- Más te alabo yo detrás, que tú te estimas delante. (Celestina: 128) (17) La segunda cosa que ha de guardar el que fablar[e] de otro detrás dé1, sy es: que fable tales cosas que [...]. (Corbacho: 268)
Este adverbio sólo aparece 4 veces en todo el corpus, 3 con valor adverbial y 1 con función prepositiva, todas en el siglo XV (Corbacho 2/1, Celestina 1/0, respectivamente). Ello se debe a que el adverbio medieval empós, con la forma en pos como locución, se encuentra de modo general en español medieval, como se observa en (18) y (19): (18) a. [...] et bolbió la cabeça et vio un omne cabo dél, que estava comiendo las cortezas de los atramizes que él echava en pos de sí, [...]. (Lucanor. 93) b. Comié el cavaliere el toçino con verças; / [ . . . ] / en pos deste estava uno con dos cabeças. {Buen Amor: w . 1275a;d) c. Entrando Calisto [en] una huerta empós de un falcón suyo, falló y a Melibea, de cuyo amor preso, començôle de hablar; (Celestina: 19) (19) a. [...], e non quiso esperar mas, e fues empos los ebreos quanto pudo. (Gral. Est.: 351) b. Quando el perro lo vio venir contra sí, començô a foyr, et él en pos él, saltando amos por la ropa et por la mesa et [...]· (Lucanor: 198) c. En pos los escudados están los ballesteros: / [ . . . ] / luego en pos de aquestos están los cavalleros. (Buen Amor: w . 1084a;d) A pesar de que se considera una forma adverbial, todos los ejemplos encontrados, 35 en total, corresponden a su uso preposicional, con o sin preposición de enlace (Cid 0/0, Milagros 0/0, Gral. Est. 0/18, Lucanor 6/4, Buen Amor 2/4, Corbacho 0/0, Celestina 0/1). Además cabe observar que en el siglo XII no aparece ninguno de éstos, y que en el XV, época en la que se introduce el adverbio detrás, sólo se encuentra un único ejemplo en un título de un acto de la Celestina, junto al único caso del adverbio medieval y del mismo fragmento, lo cual corrobora la inexistencia de dicha forma en esta época al ser sustituida por detrás. Por otro lado, cabe destacar el uso sin la preposición de a principios del español medieval, su empleo indistinto en un mismo autor en el siglo XIV, y su uso sólo con preposición de enlace en el XV. Una preposición de utilización general en todo el español medieval y que realiza las mismas funciones y posee los mismos valores que los adverbios prepositivos anteriores es tras'. (20) a. ¡metístet tras el escaño de mio Çid el Campeador! (Cid: v. 3333) b. [...], quando llegaron al mar Uermeio, e dubdaron todos los otros linages de entrar tras Moysen e non dubdo el de Judas, [...]. (Gral. Est. : 249) c. las viejas tras el fuego ya dizen las pastrañas. (Buen Amor: v. 1273d) d. PAR.- Salta, que tras ti voy. (Celestina: 183) Esta preposición aparece en todos los textos en un total de 52 casos (Cid 7, Milagros 3, Gral. Est. 5, Lucanor 2, Buen Amor 3, Corbacho 12, Celestina 20), y como se puede constatar en los ejemplos anteriores, introduce un sintagma nominal como complemento
El valor preposicional de los adverbios locativos prepositivos...
301
formado por un determinante + un sustantivo en (a) y (c), un nombre propio en (b) y un pronombre personal en (d), al igual que los adverbios prepositivos.
2.3
Adverbios prepositivos descriptivos no dimensionales: apreciación de la distancia
Existe un tercer grupo de adverbios prepositivos descriptivos, los no dimensionales, ya que no expresan ninguna relación de orientación respecto a una dimensión determinada. Entre los descriptivos no dimensionales que se basan en una apreciación de distancia, contamos en español medieval con cerca, lueñe, lexos, aparte: (21) a. çerca es el rey Alfonsso e buscar nos verná. (Cid: v. 532) b. escuchólo el pueblo qe cerca li estava, (Milagros: v. 422b) c. Et acaesçiô que el mercadero que fue sobre mar a una tierra muy lueñe, [...]. (Lucanor: 203) d. atalayas de lexos e caças la primera. (Buen Amor. v. 393b) e. SOS.- Y dexando aparte otras razones de buen consejo que passamos, [...]. (Celestina·. 221) (22) a. por çerca de Salón tan grandes gozos van. (Cid: v. 1515) b. El qe vos soterrastes luenne de 1 cimiterio, (Milagros: ν. 110a) c. [...] fue la piedra tamanna, que nunca mayor cayo aparte de septentrion, o cae mas grand que en otro logar, [...]. (Gral. Est. : 338) d. dizen que natura es déla mar de echar ala ribera que esta mas de cerca de la tierra lo que en ella muere, [...]. (Gral. Est.: 355) e. Çerca el pie de la forca començô de llamar: (Buen Amor: v. 1467a) f. ARE.- Ninguna cosa es más lexos de verdad que la vulgar opinion. (Celestina: 144) La distribución de estos adverbios en el corpus es bastante desigual. El más prolifico es cerca con 114 casos, 33 como adverbio y 81 como preposición (Cid 6/7, Milagros 8/15, Gral. Est. 4/14, Lucanor 3/10, Buen Amor 3/18, Corbacho 3/7, Celestina 6/10, respectivamente); luego tenemos 5 casos de lueñe, 4 como adverbio y 1 con valor prepositivo (Cid 1/0, Milagros 0/1, Lucanor 3/0); 7 casos de lexos, 6 como adverbio y 1 como preposición (Lucanor 2/0, Buen Amor 3/0, Corbacho 1/0, Celestina 0/1); y 19 casos de aparte, 18 como adverbio y 1 como prepositivo (Cid 13/0, Milagros 1/0, Gral. Est. 0/1, Lucanor 0/0, Buen Amor 0/0, Corbacho 0/0, Celestina 4/0). De entre todos los ejemplos con valor prepositivo de (22), merece un comentario aparte (22e), en donde se aprecia la posibilidad de separar el adverbio prepositivo de la preposición de, lo cual nos hace pensar que nos encontramos ante una construcción en donde el adverbio aporta la carga semántica y la preposición es una simple marca de subordinación entre el adverbio y su complemento correspondiente. Todos los casos de lueñe, lexos y aparte con valor prepositivo llevan la partícula de enlace de, mientras que el adverbio cerca puede o no tenerla durante todo el español medieval, como se ve en (23): (23) a. miémbrat quando lidiamos çerca Valençia la grand; (Cid: v. 3316) b. Yo cerca ti estando, tú non ayas pavor, (Milagros: v. 126a)
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Carlos Sánchez Lands c. Çerca la Tablada, / la sierra passada, / fallé me con Alda (Buen Amor. w . 1022a-c) d. PAR.- si está cerca las aves, otra cosa no cantan; si cerca los ganados, balando lo pregonan; si cerca las bestias, rebuznando dizen «¡Puta vieja!». (Celestina: 39)
El adverbio cerca lleva la preposición en 57 casos y carece de ella en 24 (Cid 6/1, Milagros 11/4, Gral. Est. 4/10, Lucanor 9/1, Buen Amor 15/3, Corbacho 5/2, Celestina 7/3), pero lo más curioso es que ambas posibilidades no son características de una época concreta ni de un texto en particular, pues todos presentan esta posibilidad, aunque siempre predominen los ejemplos con enlace preposicional. El complemento nominal introducido por el adverbio no difiere en absoluto del que pueda llevar la preposición. Los adverbios prepositivos anteriores carecen de una preposición que recoja sus valores y funciones. La que semánticamente se acerca más a uno de ellos, cerca, es la preposición cabe , como se observa en (24): (24) a. apart le priso, que non cab el coraçôn; {Cid: v. 3682) b. el rrabé gritador, con la su alta nota, / cab' él el orabín taniendo la su rrota; {Buen Amor. w . 1229a-b) c. Apaga la candela, échase cabe dé1 e buélvele el rostro e dale las espaldas, diziendo: (Corbacho: 201) d. MEL.- Dime, madre, ¿eres tú Celestina, la que solía morar a las tenerías, cabe el río? (Celestina: 83) Apenas tenemos 11 casos {Cid 1, Buen Amor 1, Corbacho 7, Celestina 2), distribuidos entre principios y, sobre todo, finales del español medieval, lo que da muestra del poco uso de dicha preposición al no tener el mismo valor que cerca, hecho que provocaría su pérdida en el español actual y que explicaría el gran desarrollo de cerca, tanto como adverbio como con función preposicional.
2.4
Adverbios prepositivos descriptivos no dimensionales: expresión de la interioridad
Finalmente, nos quedan por estudiar los adverbios descriptivos no dimensionales que se basan en una idea de interioridad respecto a un punto o lugar de referencia, como son dentro, fuera y alrededor. (25) a. A so castiello a los moros dentro los an tornados, {Cid: v. 801) b. prendamos lo de dentro, lo de fuera dessemos. {Milagros: v.lód) c. Venía don Carnal en carro muy preçiado, / [ . . . ] / En derredor traía, çenida de la su çinta, / una blanca rrodilla, está de sangre tinta; {Buen Amor: w . 1216a; 1218a-b) d. CEL.- Ansiosa cosa es, temorosa y solícita; todas las cosas mira en derredor. {Celestina: 146) (26) a. el belmez con la camisa e con la guarnizón / de dentro en la carne una mano gela metió; {Cid: w . 3636-7) b. en Sant Estevan dentro las metió, {Cid: v. 2818)
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c. primiólo en el brazo tres vezes duramientre; / qessóse don Estevan bien entro en el bientre, (Milagros: w . 242b-c) d. [...], et ante que [ella] ubiasse a dezir cosa, cató el novio en derredor de la mesa, [...]. (Lucanor. 198) e. ¿Andudiste caminos o carreras de fuera de la cibdad o logar donde moras por ver la que amavas ante que por servir a Dios? (Corbacho: 90) f. MEL.- Madre mía, que me comen este coraçôn serpientes dentro de mi cuerpo. (Celestina: 153) En el caso de dentro, de 88 casos, 44 poseen valor adverbial y 44 preposicional (Cid 5/19, Milagros 6/9, Gral. Est. 2/0, Lucanor 5/1, Buen Amor 7/3, Corbacho 15/6, Celestina 4/6); de estos últimos, la preposición de enlace más utilizada durante todo el español medieval es en en 37 ejemplos y de en 7, como se ve respectivamente en (26a-c) y en (26f), característica que no ha pervivido hasta la actualidad por la generalización de la preposición de como único tipo de enlace entre el adverbio y el complemento. En relación a (26b), el complemento preposicional se antepone al adverbio prepositivo, aspecto que demuestra la independencia sintáctica de ambos elementos en una primera etapa del español medieval y su consiguiente falta de gramaticalización. Respecto a fuera, de 114 casos, en 71 tiene uso adverbial y en 43 preposicional {Cid 14/1, Milagros 10/10, Gral. Est. 7/1, Lucanor 6/7, Buen Amor 4/2, Corbacho 15/19, Celestina 14/2). Por último, de alrededor, con sus distintas variantes, tenemos 40 ejemplos, 29 con valor adverbial y 11 con valor prepositivo (Cid 11/4, Milagros 3/3, Gral. Est. 4/0, Lucanor 1/2, Buen Amor 6/2, Corbacho 2/0, Celestina 2/0). Por lo que respecta a la ausencia de preposición de enlace, sólo fuera y alrededor permiten la elisión: (27) a. mas redor la imagen, quanto es un estado, / non fizo mal el fuego ca non era osado. (.Milagros: w . 326c-d) b. e después fue quemada al Cafled, fuera la cibdad, por fechizera [...]. {Corbacho·. 172-3) De 43 casos en que fuera se usa preposicionalmente, sólo en 1 no lleva preposición de enlace {Corbacho), mientras que de 11 casos con valor prepositivo, alrededor sólo se une directamente a su término en 3 ocasiones, todas del siglo XIII, en Milagros. Del adverbio dentro no se posee ningún ejemplo sin preposición. Finalmente, de estos adverbios no existe una preposición que tenga su mismo valor y realice su misma función, siendo la preposición en la más cercana en sentido.
3
Conclusión
A la vista de los resultados anteriores, podemos llegar a las siguientes conclusiones: a) Por lo que respecta al español medieval, y por extensión hasta la actualidad, no existe un comportamiento sintáctico idéntico entre, por un lado, los adverbios prepositivos y las preposiciones, ya que estas últimas son los únicos elementos que deben llevar
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Carlos Sánchez Lands
obligatoriamente un complemento; y, por otro lado, tampoco entre los adverbios descriptivos dimensionales y los no dimensionales, porque, como se ha demostrado anteriormente, los primeros presentan una mayor indefinición categorial durante todo el español medieval (caso de somo / suso / encima-, yuso / debaxo; empós / detrás, con la excepción de delante, de origen preposicional, sistema que no se concreta hasta el siglo XV), frente a los segundos (cerca, lexos, dentro, fuera, alrededor), cuyo significado y función están mucho más definidos por su origen desde un principio, lo cual justificaría las diferencias de construcción que se observan en español actual, según Pavón Lucero (1999: §9.3.1.). b) En segundo lugar, la relación con las preposiciones también es muy desigual. En cierto modo, alguno de estos adverbios prepositivos suple con creces todos los valores y funciones de las preposiciones, como sucede con los pares debaxo / so, delante / ante, detrás / tras y cerca / cabe, o puede suceder que sea la preposición la que prevalezca sobre el adverbio, como ocurre con encima / sobre. Si bien las causas de pervivencia o pérdida pueden ser por razones diversas, el origen común en gran parte de adverbios prepositivos y preposiciones propició el triunfo en la lengua clásica y actual del sistema adverbial prepositivo sobre el predominante sistema preposicional, tras la confluencia de ambas categorías gramaticales. c) En tercer y último lugar, la ausencia de una preposición de enlace entre el adverbio y su complemento nominal, de gran profusión con los descriptivos dimensionales y posible con el resto, viene a confirmar, ya sea por razones fonéticas y/o sintácticas, la todavía inacabada definición de una serie de elementos lingüísticos. Incluso se podría postular la progresiva extensión del valor preposicional del adverbio delante al resto de adverbios prepositivos dimensionales. Por ello, confluyen todavía por su origen las antiguas propiedades preposicionales con las nuevas de tipo adverbial, y no se trata tanto de saber si son adverbios prepositivos o preposiciones (sean transitivas o intransitivas), sino, como decía Bello (1847: §1185), palabras que continúan «en un estado de transición» o, con una terminología más actual, en proceso de gramaticalización.
Textos medievales
Buen Amor (1988) = G. B. Gybbon-Monypenny (ed.): Arcipreste de Hita, Libro de Buen Amor. Madrid: Castalia. (1330 y 1343) Celestina (1980) = Humberto López Morales (ed.): Fernando de Rojas, La Celestina. Barcelona: Planeta. (Burgos 1499) Cid (1946) = Ramón Menéndez Pidal (ed.): Cantar de Mio Cid. Madrid: Espasa-Calpe (tomo VI, vol. III: texto). (Hacia 1140) Corbacho (1981) = Joaquín González Muela (ed.): Alfonso Martínez de Toledo, Arcipreste de Talavera o Corbacho. Madrid: Castalia. (1438) Gral. Est. (1930) = Antonio G. Solalinde (ed.): Alfonso X el Sabio, General Estoria (I a parte). Madrid: Centro de Estudios Históricos, libros IX y XII, 237-263 y 323-354. (Hacia 1272) Lucanor (1969) = José Manuel Blecua (ed.): Don Juan Manuel, El conde Lucanor. Madrid: Castalia. (1335)
El valor preposicional de los adverbios locativos prepositivos...
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Milagros (1971) = Brian Dutton (ed.): Gonzalo de Berceo, Los Milagros de Nuestra Señora. London: Tamesis Books. (1244^1255)
Bibliografía
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Cristina Sánchez López
Las construcciones con dativo posesivo en español*
1 El dativo posesivo Se conoce como dativo posesivo, también llamado simpatètico, aquel que denota el poseedor de otro argumento de la oración. En los ejemplos siguientes, los clíticos le y les denotan, respectivamente, el poseedor del complemento directo (en la) y del sujeto (en Ib): (1)
a. La enfermedad le blanqueó los cabellos. b. A muchas personas les duele a menudo la cabeza.
Desde los trabajos pioneros de Bally (1926) y Hatcher (1944), es sabido que este mecanismo gramatical es uno de los que las lenguas románicas utilizan de forma sistemática para marcar una relación de posesión inalienable, es decir, la que mantiene el poseedor con las partes de su cuerpo, con los seres de su familia o con los objetos de su «esfera personal», según atinada designación del propio Bally.1 Estos tres tipos de nombres comparten la particularidad de ser, según denominación utilizada por Kliffer (1987), intrínsecamente relaciónales, ya que implican necesariamente a otros respecto a los cuales mantienen una relación de posesión. En este trabajo nos ceñiremos, sin embargo, a la posesión inalienable más estricta: aquella que implica una relación de todo-parte entre el poseedor y lo poseído. En tal caso, el dativo posesivo no sólo representa el poseedor de otro argumento de la oración, como veíamos más arriba, sino que se establece entre ambos una relación constitutiva tal que el dativo representa el todo y el argumento poseído una parte de él.2 Entre los estudios descriptivos y/o explicativos que han tratado las construcciones con dativo posesivo cabe distinguir dos enfoques. Por un lado, algunos análisis, como los citados de Bally (1926) y Hatcher (1944), Fernández Ramírez (1987) y los más recientes de
1
2
Este trabajo forma parte del proyecto de investigación BFF2000-1307-C3-02 de la DGICYT. Constituye un excelente estado de la cuestión sobre el tema el volumen de Chappell / MacGregor (1996). Que la relación de posesión inalienable es sustancial a los nombres que denotan partes del cuerpo, y por ende a la relación de todo-parte, parece probarlo el hecho de que todas las lenguas que poseen mecanismos gramaticales específicos para marcar la inalienabilidad los utilizan con estos nombres. Las lenguas románicas comparten los mismos mecanismos para marcar la posesión inalienable (básicamente, el uso del artículo en lugar del posesivo y el dativo posesivo), pero se diferencian en la extensión de tales mecanismos a las tres clases de nombres o su restricción a dos o a una de ellas.
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Cristina Sánchez López
Guéron (1983; 1984), Vergnaud / Zubizarreta (1992), Kempchinsky (1992) y Koenig (1999) destacan la relación entre la presencia del dativo posesivo y la ausencia del determinante posesivo, es decir, centran su interés en alternancias como la de (2a) y por ende en el fenómeno conocido como «uso del artículo en lugar del posesivo» (cf. Fernández Ramírez, 1987: 150). Muchos de ellos explican la presencia del clítico como un mecanismo subsidiario para indicar posesión que se hace dispensable si precede a lo poseído un determinante posesivo (cf. (2b)): (2)
a. La enfermedad blanqueó sus cabellos/ La enfermedad le blanqueó los cabellos. b. ?La enfermedad le blanqueó sus cabellos.
Este enfoque se enfrenta, sin embargo, con el hecho incuestionable de que ciertos dativos posesivos no alternan con la expresión del poseedor por medio de un determinante posesivo. Repárese en que las oraciones Me duele la cabeza o Se le saltaron las lágrimas no pueden bajo ninguna circunstancia equivaler a las secuencias agramaticales *Mi cabeza duele o *Se saltan sus lágrimas. Para casos como estos, que se repiten con extrema frecuencia cuando lo poseído no es complemento directo sino sujeto del verbo, sería inadecuado un análisis que considerase el dativo posesivo un mero elemento subsidiario de un determinante posesivo ausente. Obsérvese, además, que el dativo posesivo puede ser, en ciertas variedades geográficas o de nivel, compatible con la expresión del determinante posesivo, como se ve en los ejemplos de (3): (3)
a. Me duele mi cabeza (Español de México, citado en Cotton / Sharp 1988: 159) b. En el entrenamiento, al futbolista le golpearon varias veces su pierna izquierda.
Ejemplos como los anteriores sugieren que la elección entre la expresión del posesivo o su sustitución por el artículo puede atribuirse a razones pragmáticas o discursivas atinentes a la consideración del objeto poseído como tópico discursivo, o a la relevancia informativa que éste pueda tener con independencia del poseedor, explicación que se ha defendido en trabajos como los de Kliffer (1987), Manoliu-Manea (1990), Sirbu-Dumitrescu (1990), Delbeque / Lamiroy (1996) y Lamiroy (1997), entre otros. De otro lado, se ha intentado explicar el valor posesivo del dativo a partir de su relación semántica con otros dativos. Delbecque / Lamiroy (1996), Lamiroy (1997), Gutiérrez Ordóñez (1999) consideran que la expresión de posesión por parte del dativo no es más que una faceta concreta de la más amplia noción semántica de «interés», asociada a todos los dativos. Sin embargo, los dativos posesivos parecen compartir más propiedades con los complementos arguméntales en dativo, es decir con aquellos que están subcategorizados por el verbo, que con aquellos otros considerados tradicionalmente como dativos superfluos, no subcategorizados, de los cuales el ético o de interés es el caso prototípico. Así, por ejemplo, el dativo posesivo puede aparecer en oraciones pasivas, al igual que los dativos que representan un argumento beneficiario seleccionado por el verbo; frente a ellos, los dativos de interés son inaceptables en este tipo de construcciones. Además, los dos primeros pueden duplicarse (repárese en los sintagmas en cursiva de los ejemplos), pero el tercero no:
Las construcciones con dativo posesivo en español
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a. El premio Nobel le fue concedido a Cela el año pasado [tomado de Demonte (1994)]. b. La pierna le fue vendada a Pedro cuidadosamente por la enfermera. c. Mi niño (*me) ha sido suspendido (*a mí) otra vez por ese malvado profesor.
A ello hay que añadir el hecho de que el dativo posesivo es compatible con el de interés (como en (5)), lo que no sería esperable si se tratase del mismo tipo de complemento: (5)
Por favor, no me interés le posesivo arañes la carita al niño.
Si a todo ello añadimos el hecho de que ciertos dativos representan realmente argumentos de cuya expresión no puede prescindirse, como es el caso de los que aparecen con verbos del tipo doler o saltarse, llegaremos a la conclusión de que, pese a la indiscutible relación semántica que pueda existir entre estos dativos y otros no arguméntales, basada en el amplio concepto de «interés», sus propiedades gramaticales no pueden reducirse a ello y exigen un análisis más pormenorizado que explique los contrastes anteriores. Así pues, los dativos posesivos parecen independientes, al menos en parte, tanto del uso del artículo en lugar del posesivo como de los llamados dativos de interés. Se hace necesaria, pues, una investigación pormenorizada de las propiedades gramaticales de estos elementos así como de las condiciones sintácticas y semánticas que explican su existencia. En este trabajo queremos avanzar en esa dirección analizando ciertas alternancias locativas en las construcciones con dativo posesivo que, creemos, pueden arrojar cierta luz sobre sus propiedades.
2
Alternancias locativas en construcciones con dativo posesivo
2.1
Dativos posesivos con verbos transitivos
Partiremos de una observación importante puesta de relieve por Picallo / Rigau (1999): únicamente los verbos transitivos que toman como complemento directo un objeto afectado pueden tener dativos posesivos; los verbos estativos y los que seleccionan objetos no afectados no admiten, en cambio, este tipo de construcción.3 Repárese en el contraste entre los ejemplos de (6) y los de (7), tomados estos últimos de las autoras citadas: (6)
3
a. Le curan la herida. b. Le vendan la pierna. c. Le acarician el pelo.
No obstante, las autoras dan como aceptables construcciones como le envidio el carácter o le conozco la voz. Es interesante mencionar, a este respecto, que estas construcciones totalmente excepcionales en castellano son, en cambio, comunes en rumano. Según Sirbu-Dumitrescu (1990: 141), existen en esta lengua construcciones con dativos posesivos y verbos estativos como estas: Iti cunosc prietenii (lit.) y Domnul López mi-a fost profesor (lit.) . Esto sugiere que existe en las lenguas románicas un factor de variación interlingüística que afecta al tipo de predicados que seleccionan este tipo de complementos y que merecería, desde luego, un estudio que se escapa a los límites de este trabajo.
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Cristina Sánchez López (7)
a. *Le odio el carácter. b. *Le escucho la voz. c. *Le temo la reacción.
A esta restricción, que ha de ser, desde luego, debidamente explicada, añadiremos que las construcciones con dativo posesivo alternan de forma sistemática con construcciones sin dativo en las que el poseedor se realiza como complemento directo y lo poseído como un complemento con preposición. Obsérvese el contraste entre las construcciones de (8): (8)
a. Los niños a'. SN-NOM b. Los niños b'. SN-NOM
lo golpearon (a su compañero) en el brazo, V SN-ACtodo SPparte le golpearon el brazo (a su compañero) V SN-ACpaite SN-DATtodo
En ambas aparecen dos argumentos entre los que se da una relación de parte-todo (y por ende, una relación de posesión inalienable del todo hacia la parte), sin embargo las respectivas configuraciones sintácticas son bien diferentes. En (8a) el argumento que denota el todo es acusativo (como demuestra la pronominalización por lo) y la parte aparece como un complemento oblicuo que denominaremos complemento locativo de parte concernida (es decir, según la configuración esquemática de (8a')). En (8b), en cambio, el todo es un dativo y la parte un argumento en acusativo (según el esquema de (8b')): El complemento locativo que aparece en (8a, a') tiene un estatuto sintáctico-semántico bastante particular. Parece evidente que no se trata en absoluto de un adjunto que modifique el predicado, puesto que no denota el lugar donde el evento sucede, sino que parece más bien modificar al complemento directo mismo, probablemente para indicar en qué lugar de éste recae la afectación del verbo. Obsérvese que este tipo de complementos locativos de parte concernida están sometidos a la misma condición de afectación que los dativos posesivos: su presencia resulta agramatical en construcciones estativas. Compárese las anteriores oraciones de (8a, a') con secuencias como Lo odio (*en el carácter), Lo temo (*en la reacción), Lo escucho (*en la voz). Por otra parte, estos complementos de parte concernida son perfectamente compatibles con complementos locativos que sitúen el evento, lo que no sería posible si se tratase de complementos locativos del mismo tipo: Los niños golpearon a su compañero en el brazo en el patio de la escuela. Propondremos que tales complementos pueden recibir un análisis como el siguiente: (9)
Los niños [Sv golpearon [SN* [SN a su compañero] [Sp en el brazo]]]
El análisis anterior quiere reflejar la idea de que el locativo de parte concernida complementa al objeto directo, con el que forma una unidad predicativa mínima de carácter locativo (a la que denominamos SN*). Este tipo de cláusula mínima tendría como sujeto el SN que denota el todo y como predicado un SP con carácter locativo que denota una parte de aquél. Este tipo de estructura ha sido propuesto para analizar tanto las construcciones locativas (del tipo La piscina está en el jardín o Hay una piscina en el jardín) como las construcciones posesivas (El jardín tiene una piscina). Según él, la relación de posesión existente entre el sujeto y el predicado de la cláusula mínima no sería sino una consecuencia de la relación de localización del uno en el otro (esto es, de la relación de todo-parte), idea admitida desde el trabajo ya clásico de Benveniste (1966) y desarrollada,
Las construcciones con dativo posesivo en español
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entre otros, en los siguientes trabajos: Freeze (1992), Uriagereka (1994), y Longa / Lorenzo / Rigau (1998). Una ventaja de este análisis es que considera el locativo de parte concernida no un complemento del predicado principal, de ahí que no modifique el evento denotado por él, sino un complemento de uno de los argumentos, de ahí que denote de forma específica el lugar del subevento de afectación. En cuanto a la construcción con dativo posesivo y complemento directo, queremos proponer que el verbo de afectación también selecciona como complemento una cláusula mínima de carácter locativo, si bien en este caso la relación estructural entre los dos argumentos se invierte, de tal manera que el SN que denota la parte (lo poseído) sería el sujeto de esta cláusula mínima en tanto que el SN que denota el todo (el poseedor) sería el complemento locativo, como se muestra en (10): (10) Los chicos
[SV
golpearon
[SN.[SN
el brazo] [Sp (en) Juan]]]
Este análisis mantiene la idea de que la relación de posesión se deduce de una relación locativa entre dos argumentos en relación de parte-todo, relación invertida en este caso.4 La propiedad crucial de la estructura de (10) es que el argumento que denota el todo no puede legitimarse mediante un caso inherente asignado directamente por la preposición, sino que es el verbo el que directamente lo legitima con caso dativo. Esto implica algún tipo de movimiento a una posición jerárquicamente superior. Con ello, y esta sería una posible motivación para tal asignación de caso, se mantiene la relación estructural deseada: el poseedor (el todo) es estructuralmente prominente (en otras palabras, tiene mando de constituyente), sobre lo poseído (la parte). Según esto, los dativos posesivos no serían sino una especie de complementos locativos legitimados mediante un caso estructural, el dativo.5 Aún nos queda por responder, sin embargo, una pregunta central: ¿qué motiva la alternancia, y por tanto, la existencia de dos posibles estructuras en estas construcciones? Creemos que la respuesta es la interpretación del argumento que denota la parte bien como una parte concernida (y entonces se realizaría como un complemento locativo) bien como una entidad completamente afectada por el proceso verbal (y entonces se realizará como complemento directo y provocará el «desplazamiento» del poseedor al dativo). En los numerosos verbos transitivos que admiten ambas construcciones, como morder, agarrar, cortar, golpear, arañar, constatamos que la diferencia semántica que opone las construcciones con dativo o con complemento locativo de parte concernida es el hecho de 4
5
Seguimos a Longa / Lorenzo / Rigau (1998) al suponer que la relación locativa (o de posesión) puede indistintamente adoptar una de las dos posibilidades estructurales: o bien el sujeto de la cláusula locativa es el SN que denota el todo y el predicado locativo la parte que se localiza en aquel, o bien el sujeto es la parte y el predicado el todo que contiene aquel. Repárese en que los llamados acusativos griegos o de relación que se utilizaban en griego y latín clásicos para denotar la parte de un argumento afectada por el proceso verbal no eran sino locativos que recibían el caso propio de un objeto, concretamente el acusativo, con independencia de que el todo fuese un pronombre personal, como en ut te (...) Venus eradicet caput lit. [Plauto, Rudens, 1346; tomado de Lapesa (1964: 87)], o un nombre, como en Si quis (...) servum (...) brachium transforaverit lit. Art.def Términos
Pos.
Art. def.+pos.
Art. cero
Pai Mäe Mulher Marido Filho, a Avo Homem
19 23 19 4 35
1 3
1
2 1 3
Total: 130
101
1 1
8
1
Art. indef.
4 1
3 5
2
17
5
el texto periodístico (Folha de Sao Paulo 2000): Determinantes —» Art.def. Términos 1 Pai 51 Mäe 62 Mulher 5 Marido 10 Filho, a 63 Avo, avo 9 Homem Neto, a 1 Total: 326
200
Pos.
Art. def.+pos.
Art. cero
Art. indef.
9 9 8 4 27 5
3 5
6 11 3 2 13
1
1
1
36
13
4 2
1 63
14
10 1
Estos primeros resultados empíricos y descriptivos ya nos presentan una relativización interesante de lo que se suele afirmar en relación con la ausencia del artículo definido antes de la forma posesiva en portugués brasileño: aquí los datos de la Folha de Sao Paulo muestran una presencia de este tipo de construcciones y, por otro lado, muestran que, contrariamente a la lección gramatical, la presencia de formas posesivas se acentúa más en el portugués brasileño. Es posible que el tipo textual desempeñe un papel en la selección de las marcas responsables del procesamiento de las informaciones. En lo que concierne a nuestro tema de investigación, se sitúa en una dinámica de oposiciones de índole diferente. Nos explicamos. 7
Según el criterio formal de que un Tp entre dos comas, que no sea una enumeración, es una construcción apositiva.
418
Anne-Marie Spanoghe /An Vande Casteele
Pocas son las construcciones apositivas encontradas en el texto literario: son dos y los Tp van siempre acompañados de un artículo definido, porque, en nuestra opinión, el texto anterior en general, y el «antecedente», y en el segundo ejemplo, el complemento determinativo do Rato, ya van perfectamente definidos: (1) (2)
- Isto é que é terra! - näo se conteve o pequeño mais velho, com o instinto campónio do Custodio, o pai, a brilhar-lhe nos olhos. (Torga 2000: 112) - Dá urna roupa ao desgraçado! - aventurou a irmä, a mulher do Rato, já com vergonha de urna tal miseria. (Torga 2000: 199)
O sea, tenemos la intuición de que el uso del artículo definido tiene que ver, en estos dos casos, con la dinámica de procesamiento de informaciones compartidas y no compartidas, o, compartidas de otra manera. Veamos los datos de los textos periodísticos. Tenemos 19 construcciones apositivas acompañadas o no de artículo definido: Determinantes —> Art. def. Términos I Pai Mäe Mulher Marido Filho, a
Total:
Art. cero
2 2
4
1
1 1 7
5
13
Dos pistas de investigación nos enseña esta tabla: en primer lugar, un Tp en construcción apositiva ya no necesita marca de posesión y, por lo tanto, ya tiene su referencia definida hecha o, en el caso contrario, se queda el término relacional que es el Tp, rotundamente a un nivel meramente predicativo:8 se mantiene la relación social y no el individuo. Es, en pocas palabras, lo que se esconde detrás de las cifras precedentes. Ahora bien, antes de pasar a un breve examen de la construcción apositiva en español, veamos unos pares de frases que van a esclarecer nuestra observación tal vez un poco críptica. Tomamos los ejemplos de mäe y filho, que, estadísticamente, tienen más veces la función predicativa: (3)
(4)
8
Maria, a mäe, admite que näo conhece os colegas de escola dele. «[...] Ainda bem que o L. escutou meus conselhos e ficou quietinho, sem reagir em momento algum», conta Maria Aparecida, 43, mäe do interno. As crianças nunca foram à escola, Matthew, 15, o filho mais velho, diz sentir falta de apenas urna coisa dos EUA [...]. Amon Alfonso de Melo Neto, 23, filho mais velho de Fernando Collor de Mello, faz o estilo «menino simples».
Adoptamos aquí la terminología de Himmelman (1998: 324): «Consider, for example, expressions such as English on foot or at hand, where the non-occurrence of an article is probably due to the non-referential use of the nouns. In most languages, including English, no article is used in (most) non-referential expressions, irrespective of their syntactic structure and function.»
Construcción apositiva y determinación de los términos de parentesco..
419
Urna menina de 4 anos, filha de um dos homens assassinados, presenciou a chacina, mas nâo foi atingida. Nos parece, a fin de cuentas, que lo que dijimos antes, también se refleja aquí en estos ejemplos de oposición mínima: el Tp va acompañado de artículo definido cuando es presentado como definido, como información compartida. Esta definición puede venir de su antecedente definido {Maria), pero no forzosamente {Maria Aparecida, 43, mae do interno), así como su definición puede resultar de una construcción de superlativo relativo {Matthew, 15, o filho mais velho), pero, otra vez, no forzosamente {Arnon Alfonso de Melo Neto, 23, filho mais velho de Fernando Collar de Mello). Conclusión: el uso o no del artículo definido delante de Tp en una construcción apositiva «suelta» depende fundamentalmente del procesamiento textual de informaciones presentadas como compartidas o no y, por consiguiente, nos parece que el tipo textual también pudiera influir en la frecuencia de uso de este tipo de construcción, por lo menos en portugués europeo y brasileño.
3 La determinación de los Tp en la construcción apositiva en español
En cuanto a las construcciones apositivas, distinguimos principalmente dos tipos, las referenciales y las atributivas. Nos basamos por ello en la clasificación de las frases copulativas de Boone (1998), quien considera que existen dos tipos de frases copulativas. El primer tipo consta de dos sintagmas nominales referenciales y el verbo copulativo sirve de predicado relacional de igualdad. El segundo tipo combina un sintagma nominal referencial, sujeto de la frase, con otro no referencial en posición de atributo (cf. Boone 1998; Verheugd-Daatzelaar 1990). Ahora bien, la aposición se puede ver como una variante atributiva, pero sin que el predicado verbal se realice (cf. Forsgren 2000: 43). Por ello, en una construcción apositiva, la predicación es secundaria, organizada al nivel del sintagma (cf. Muller 1998: 361). Así encontramos para las construcciones apositivas los mismos usos, referenciales y atributivos, como para las construcciones atributivas. La aposición se utiliza pues de modo referencial cuando ambos constituyentes de la construcción tienen valor de identificación. En este caso hay correferencia, es decir identidad referencial o ecuación entre los componentes de la construcción apositiva. El uso atributivo, al contrario, se caracteriza por el valor cualitativo de la aposición. En este caso, el complemento apositivo no tiene autonomía referencial: la correferencia resulta imposible (cf. Forsgren 2000: 36; Neveu 2000: 107). Ejemplos de uso referencial (5) y de uso atributivo (6): (5)
Juan Urdangarín y Borbón, el primer hijo de los duques de Palma, será bautizado hoy en el palacio de la Zarzuela en una ceremonia de carácter íntimo por expreso deseo de sus padres. (El País, 12/12/99)
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Anne-Marie Spanoghe/An Vande Casteele (6)
Modesta, madre de otros cinco hijos, espera la decisión del Juzgado de Primera Instancia número 5 de la Audiencia de Pamplona sobre unas nuevas diligencias que serían decisivas para el reencuentro de madre e hija. (El Pais, 18/12/99) Hijo de padre segoviano y madre catalana, Dani empezó a jugar en el Monflorit, un pequeño club de Cerdanyola [...]. (ElPaís, 11/10/99)
Los determinantes de los Tp en construcción apositiva son varios en español. En uso referencial hemos comprobado que los Tp se utilizan a menudo con idea de posesión. Cuando el Tp aparece en la segunda parte, es decir en la parte apuesta, de la construcción apositiva, solemos encontrarlo con un complemento introducido por la preposición de. Mientras que la construcción con un Tp en el antecedente va más a menudo precedida de un determinante posesivo. Además, este segundo tipo es más frecuente en nuestro corpus. SN, el/su/unTp
el/su/un Tp, SN
TOT.
def. def. (de) pos. indef. TOT. def. def. (de)
pos. indef. TOT.
6
3
1
1
11
2
1
7
10
21
Madre 1
3
3
1
8
1
3
8
12
20
Hijo
5
1
6
1
3
6
1
11
17
8
1
10
2
5
3
2
12
22
Marido
1
2
3
1
10
11
14
Mujer
1
1
9
9
10
0
4
4
4
3
10
10
13
Padre
Hija
1
Esposo Esposa
2
1
Papá
0
0
0
Mamá
0
0
0
Abuelo
2
2
1
3
5
Abuela
0
2
2
4
4
Nieto
0
1
2
2
Nieta
0
1
1
1
89
133
TOT.
2
8
25
9
2
44
1
10
14
62
3
Por lo que se refiere al uso atributivo, el Tp suele aparecer en el complemento apuesto. Generalmente se introduce el referente en primer lugar y después se añade una calificación mediante un Tp.
Construcción apositiva y determinación de los términos de parentesco..
421
SN, Tp Tp, SN TOT. Padre Madre Hijo Hija Marido Mujer Esposo Esposa Papá Mamá Abuelo Abuela Nieto Nieta
5 6 21 9 1
1 14 3
6
TOT.
63
19
2 7 3 1
3
5 δ 28 12 1 1 0 3 0 0 0 1 20 3 82
Como todos sabemos, la presencia de un artículo definido es la marca de la «definitud». La cuestión crucial que se plantea aquí es la siguiente: ¿será que la mera presencia de un determinante definido basta para definir al referente, o es que la «definición» viene más bien del (con)texto? Veamos las construcciones siguientes en las cuales primero, la identificación del Tp se hace a partir del texto que precede - presencia de un nombre (propio) designando un ser humano, otro Tp, un adjetivo o sustantivo relacionados con la esfera familiar: (7)
La niña que ayer dormitaba en los brazos de Remedios en un banco en los juzgados de Tarragona es su hija. De ello puede estar segura la madre y José, el padre, tras haberse sometido el pasado mes de mayo a las pruebas de ADN. (El País, 10/07/99) No sólo el fuego es, según Prado (Madrid, 1961), un viaje a la historia de España desde la década de los treinta hasta hoy a través de cinco personajes de una familia - el abuelo, Truman\ Samuel, el padre; Ruth, la madre, y los dos hijos, Marta y Maceo - cuyas relaciones están marcadas por las decepciones que les va imponiendo la vida y, en algunos casos, también por el odio y el rencor. {El País, 29/09/99).
En segundo lugar, el texto que sigue también puede contribuir a la identificación del Tp nombre (propio) designando un ser humano, otro Tp, un procedimiento menos frecuente: (8)
La hija mayor del primer presidente indonesio, Megawati Sukarnoputri, 52 años, se colocó en primera posición, con el 35% de los sufragios, en las elecciones del 7 de junio. {El País, 22/10/99)
Finalmente, el narrador puede presentar el Tp como identificado al introducirlo por primera vez en el discurso - nos parece más bien un recurso estilístico que explora una
422
Anne-Marie Spanoghe / An Vande Casteele
posibilidad que ofrece el Tp. Este fenómeno aparece tanto en construcciones apositivas con valor de identificación como en las construcciones con valor atributivo. En ambos casos la lectura de los términos de parentesco es relacional: (9)
4
Cristina de Borbón y Grecia, la segunda hija de los Reyes de España, dio a luz a las 2.10 horas de la madrugada de hoy a su primer hijo, un niño. (El País, 29/09/99) Manuel Corachán, el abuelo de la presidenta de la Cruz Roja de Cataluña[,] llegó adolescente de Chile y comenzó a trabajar en un barbería de Sants mientras estudiaba medicina por las noches a la luz de una vela. (El País, 07/07/99) Masha, nieta de los Yeltsin, preguntó a su abuela Naína: «¿Qué voy a decir en la escuela después de todo lo que han escrito sobre nosotros?» (El País, 28/09/99) Eduardo Windsor, hijo menor de la reina Isabel II de Inglaterra y presidente y director general de su propia productora televisiva, Ardent, va a ahondar en la vida familiar por la jugosa cifra de 250 millones de pesetas. (El País, 11/08/99)
Conclusiones
Este breve estudio contrastivo de dos lenguas caracterizadas como «muy parecidas» nos ha permitido comprobar que la gran distinción entre uso atributivo/predicativo y uso referencial de la construcción apositiva vale para ambas lenguas románicas. En portugués estos dos usos se marcan consecuentemente por el articulo nulo o el Tp «escueto» (uso atributivo/predicativo) y el artículo definido (uso referencial). Y el parámetro de impacto determinante nos parece de índole discursiva y no semántica, pensemos por ejemplo en el primer y segundo caso de (4) en los cuales el superlativo relativo no requiere absolutamente el empleo del artículo definido, lo que sí hubiera sido el caso si el parámetro hubiera sido de índole estrictamente semántica: «Arnon Alfonso de Melo Neto, 23,filho mais velho de Fernando Collor de Mello», versus «Matthew, 15, o filho mais velho, [...]». Notemos, finalmente, que en portugués no hemos encontrado ningún ejemplo con posesivo, lo que nos plantea de nuevo la problemática del valor exacto del artículo definido y del posesivo en esta lengua. En español, la determinación del los Tp en construcción apositiva nos parece más variada que en portugués: encontramos, por ejemplo, muchas ocurrencias de Tp introducidos por un determinante posesivo. Dado que así se matiza sensiblemente la «determinación» del Tp, tal vez podamos sugerir que en español la determinación sería regida más bien por parámetros de índole semántica; de ahí, por ejemplo el número bastante elevado de determinantes que traduzcan los matices semánticos - pensemos, por ejemplo, en la presencia del posesivo.
Construcción apositiva y determinación de los términos de parentesco..
423
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Birte Stengaard El uso libre de los pronombres personales tónicos oblicuos en el gallegoportugués medieval: características sintácticas e implicaciones diacrónicas
1 Introducción En casi todas las lenguas románicas existen dos series de pronombres personales, una tónica y otra átona. En estas lenguas varia mucho el comportamiento sintáctico de los pronombres personales tónicos oblicuos. En algunas lenguas éstos se pueden usar libremente, en otras tienen que estar precedidos por una preposición. Lo que sí parece unir a la familia lingüística románica es la restricción TONICIDAD para el elemento regido por una preposición, lo que quiere decir que, en relación con los pronombres, en esta posición sólo aparecen los pronombres tónicos, en la mayoría de los casos los tónicos oblicuos. La restricción preposición-tonicidad al parecer ha influido en la historia del sistema pronominal de las lenguas iberorrománicas. En el español y en el portugués modernos los pronombres personales tónicos oblicuos son formas preposicionales y es obligatoria la presencia de la preposición a para que puedan aparecer como objetos, sean directos o indirectos.1 En el español la exigencia de la presencia de una preposición remonta a los textos más antiguos, pero en el gallegoportugués medieval aparecen, al lado de las construcciones normales del tipo amar a min, también casos del uso libre del pronombre, del tipo amar min. La ausencia de la preposición a con el pronombre personal tónico objeto se encuentra tanto en la lírica como en la prosa. En la mayoría de los casos el pronombre tiene función de objeto directo, en raras ocasiones funciona como objeto indirecto y existen, además, ejemplos de su uso en función de sujeto, o de «nominativo». También el antiguo catalán conocía un uso semejante de los pronombres tónicos. Moll (1952: 338) ofrece algunos ejemplos al parecer parecidos a los casos gallego-portugueses que se citan más abajo. Nuestra hipótesis es que el uso de los pronombres tónicos oblicuos sin preposición que encontramos en los textos gallegoportugueses medievales, puede ilustrar una etapa en la serie de cambios que acaba por imponer la restricción preposicional en las lenguas iberorrománicas, y puede darnos indicaciones sobre la cronología relativa de estos cambios. En lo siguiente se van a presentar algunos ejemplos del uso del pronombre tónico oblicuo sin preposición. Siendo en algunos casos relativamente insegura la relación entre la forma gráfica y la posible tonicidad del pronombre, nos apoyamos en interpretaciones de lo que hemos llamado el «ritmo prosódico». Como este concepto puede ser algo vago, hay que
1
Una excepción es el uso de los pronombres tónicos de la tercera persona no reflexiva en el portugués del Brasil.
Birle Stengaard
426
tener en cuenta también los principios básicos de clitización en las lenguas románicas, principalmente la proximidad pronombre-verbo.
2
Los objetos directos
Como se sabe, la restricción que representa la presencia obligatoria de la preposición para el uso del pronombre personal tónico oblicuo en las lenguas iberorrománicas modernas, distingue estas lenguas de otras lenguas románicas como son p. ej. el francés y el italiano, lenguas en las que estos pronombres aparecen también sin estar ligados a una preposición. Eso parece indicar, por lo tanto, una fragmentación dialectal temprana en cuanto a este rasgo. En el caso del español esto aparentemente no representa ningún problema, los textos antiguos nos muestran una situación ya caracterizada por el uso de objetos pronominales preposicionales en variación con objetos pronominales átonos. Es decir Dame o Da a mí, Verne o Ve a mí. Sin embargo, como hemos dicho, si consideramos la documentación del gallego-portugués y del catalán medievales, la situación se nos presenta como menos sencilla: Mientras que la restricción preposicional para el uso de los pronombres tónicos oblicuos es un rasgo distintivo de las lenguas iberorrománicas modernas, la documentación medieval nos parece mostrar que la restricción pronominal era entonces un rasgo obligatorio sólo en el caso del español. Tanto en el catalán como en el gallego-portugués medievales el objeto pronominal preposicional estaba ya bien establecido pero, al lado de éste y del objeto pronominal átono, aparecen casos como los más abajo citados. Así, la situación del catalán y del gallego-portugués medievales puede reflejar parcialmente la situación anterior a la expansión del objeto preposicional del indirecto al directo y, en el castellano, desde allí al sistema nominal (véase Pensado 1985). En los ejemplos, los pronombres interpretados como tónicos aparecen en mayúsculas, los elementos en cursiva representan elementos tónicos que están coordinados con éstos: a) b)
c) d) e) f) g)
et obligo MIN et meus beens a vos anparar a todo tenpo... (Romani Martínez 1989: n° 1351, año 1309) Et logo todo iur señorío, possisiom [...] que eu aio en o casar sobredito, todo o tollo de min et de mina voz, et meto EL et toda sua voz en corporal possisson del por esta carta. Et outorgo anparar ELES et toda sua voz a dereyto... (Romani Martínez, 1989: n° 1313, año 1302) E ssayba correger SY e a sua besta pera bem parecer... (Piel 1986: 13:25) ella ha de màtéér MJ sobredicto Petro Dominguiz de comer & de beuer [...] & dar mj de uestir dous annos... (Maia 1986: n° 154, año 1317) & deuedes uos MÏ amar bem & fielmente & eu UOf assi como amigo (Maia 1986: n° 3, año 1265) Eu sseria mays ledo se achasse ùha pouca de hisca pera comer, que achar TY. (Lìvro de Esopo in: Oliveira / Machado 1973: 522) por esto dig' assy·, /se eu mha senhor amo pelo meu/ bë e nò cato nulha rè do sseu/ nò am'eu mha senhor, mays amo MJ. (Joham Ayras de Santiago, cantiga «Desei' eu ben auer de mha senhor», in: Oliveira / Machado 1973: 45)
El uso libre de los pronombres personales tónicos oblicuos en el gallego-portugués...
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Los ejemplos aquí citados se han escogido por representar contextos típicos del uso del pronombre tónico oblicuo sin preposición como objeto directo. Además, hay que subrayar que el uso del pronombre libre con esta función es sorprendentemente frecuente en los textos. Los ejemplos a)-g) representan casos típicos en los que el pronombre forma parte de algún tipo de coordinación con un elemento tónico que condiciona la tonicidad del pronombre. En a), b), c) y d) tenemos que ver con sustantivos, en e) con otro pronombre tónico. Se trata de coordinación por medio de la conjunción e(t), como en a), b) y c), de aposición, como en d) o de construcciones paralelas, que podríamos llamar de contraste, como son los casos e) a g). En g) se trata también de consideraciones de la rima, pero ésta no sufriría por la presencia de la preposición. Podemos observar que en los casos de coordinación o yuxtaposición con un elemento sustantivo, la resistencia contra el uso de la preposición a con objetos directos no pronominales tal vez impida la aparición de la preposición también con los objetos pronombres. Sin embargo, las condiciones prosódicas, en este caso el ritmo que forman los elementos tónicos de la frase parecen ser lo más importante. En los casos más arriba citados con los pronombres min, mi, ty, el, eles y sy es difícil no aceptar que el ritmo prosódico que producen las coordinaciones y construcciones contrastivas posibilita el uso del pronombre tónico oblicuo sin preposición. Sin embargo pueden surgir dudas en cuanto a las ocurrencias del pronombre uos, que aparece generalmente con la misma forma gráfica tanto cuando representa pronombre tónico como cuando representa el objeto átono (ejemplo e). También en casos como el ejemplo d), donde hay identidad ortográfica entre el supuesto pronombre tónico mj y el átono mj, pueden ser necesarios algunos comentarios. Maia (1986: 668) interpreta el primer caso de mj de este ejemplo como átono. Desde un punto de vista morfosintáctico aislado no hay objeciones a la clitización de mj: mâtéér-mj. Para nosotros es el contexto más amplio, las condiciones rítmicas, lo que nos lleva a clasificar el segundo uos de e) y el primer mj de d) como tónicos. En cuanto a la forma mj tónica de d) nos ayudan casos como los ejemplos o) q) y r) citados en el apartado 5, donde tenemos la misma yuxtaposición entre nombre personal y pronombre tónico, en estos casos gráficamente marcados como tales. Tenemos, además, ejemplos con la grafía mj provenientes de otro documento donde la enumeración de objetos y la falta de verbos parecen impedir la clasificación de los pronombres como átonos, siendo muy difícil ver cómo se presentaría una situación clítica del pronombre en los dos primeros casos de mj·.2 h)
teño e creo que uos, arçediagôô, agrauastes contra dereyto & contra rrazo MJ & o abbade & o conuëto ... nò possades des aqui adeäte agrauar [...] per ffeyto ne per sentça ne per paraoa MJ në no dito frade në no abbade... & pono MJ & os ditos fríjgueses [...] su deffdèdemento da yglleia de Tuy (Maia 1986: n° 106, Salvatierra, 1290)
La importancia del ritmo se puede también ilustrar por medio del ejemplo i) donde no se trata de las condiciones más obvias de coordinación sino de elementos secuenciales que condicionan un ritmo de énfasis especial:
2
Véase también Maia (1986: 666) que registra tanto mj como my con preposición.
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Birte Stengaard
i)
E tal entençom deve seer verdadeira: ca se el tem SY em muyto, e vai pouco, tal chama presuntuoso (Piel 1986: 69:18)
Pasando a la forma gráfica vos, que, como se ha mencionado, también representa un problema desde el punto de vista morfológico/ ortográfico, en la mayoría de los casos es difícil distinguir entre los pronombres tónicos y átonos. En un caso como el ejemplo citado e), el paralelismo parece indicar una correspondencia entre el uos objeto y el objeto mí, gráficamente marcado como tónico. Además, la yuxtaposición sujeto-objeto uos mí y eu uos y la ausencia de verbo en la segunda parte representaría un cliticismo extraordinario si interpretáramos uos como átono y, por consiguiente, clítico: e)¡ i deuedes uor MÏ amar bem & fielmente & eu-uor arri como amigo e)i¡ i deuedes uor MÏ amar bem & fielmente & eu uor-arri como amigo
3 Los objetos indirectos La frecuencia de posibles casos de un uso del pronombre tónico oblicuo sin preposición en función de objeto indirecto es bastante insegura, pero no hay duda de que los ejemplos del objeto indirecto son muy raros comparados con los del objeto directo. Con los objetos indirectos vuelve además a surgir el problema que representa el pronombre gráficamente uniforme uos: Infelizmente casi todo mi material potencial muestra la segunda persona del plural, y, por consiguiente, estos casos son mucho menos seguros que tratándose de otros pronombres. En el ejemplo citado j) que sigue, las grafías de la constelación preposición + pronombre a/por vos (y también a/por nos y sujeto nos) y del objeto átono con grafía vus, parecen indicar un uso del tónico vos sin preposición en función de objeto indirecto: j)
damos a vos Pedro Sanchez [...] Aynda vus damos una leyra [...] Damos VOS estas cousas [...] que dedes a nos et a nossa voz [...] por vos et por todas vossas bonas [...] Et nos devemos vus amparar con ellas [...] por nos et por todas nossas boas (Romani Martínez 1989: n° 1207, añol289)
Existen, sin embargo, algunos casos con pronombre inequívoco: k) 1)
ca d'estas coitas qual-xe-quer/ m'é MIN mui grave d'endurar (Nuno Fernández Torneol, Cancioneiro da Ajuda I: n° 78)3 por aquesto nunca lhi ren pedi/ des i, en tal que se MIN non queixasse (Pedr' Amigo de Sevilha, Lapa 1998: n° 307)4
Tal vez sea significante que en los casos k) y 1) se trata de dativos «éticos» o «redundantes» y no de claros casos del tercer actante como en el ejemplo j).
3 4
Cantiga «Ay eu! de min e que sera» Cantiga «Moytos s'enfingen que han guaanhado»
El uso libre de los pronombres personales tónicos oblicuos en el
gallego-portugués.
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4 La tercera persona no reflexiva
Las ocurrencias de la tercera persona no reflexiva incluyen casos como los que hasta aquí se han comentado, como muestra el ejemplo b) citado, es decir, casos en los que el pronombre objeto representa persona, como ocurre siempre con las primeras y segundas personas. Sin embargo, el uso más típico de la tercera persona no reflexiva son los casos en los que el pronombre tónico, objeto directo, representa cosa, y el factor condicionante es un pronombre tónico precedido por preposición, el objeto indirecto. Como el pronombre tónico de la tercera persona con referencia inanimada no suele aparecer como objeto directo preposicional, el hablante tiene que elegir entre la forma átona y la tónica libre. Se nota que en m) cuando no hay yuxtaposición con el objeto indirecto tónico, aparece el objeto átono a:
m) n)
... a leyra do Pomar. Damus ELA a vos e outorgamos que a azades pur vossa era (Romani Martínez 1989: n° 839, año 1259) outorgamos para por senpre o nosso cassar de C. [...] et damus a vos ELE con todas suas pertenças et dereyturas... (Romani Martínez 1989: n° 1124, afio 1278)
Según Maia (1986: 667) no se puede desasociar estas documentaciones antiguas del uso brasileño de los pronombres tónicos oblicuos de la tercera persona sin preposición en función de objeto directo.
5 Otros usos del pronombre tónico oblicuo
En todos los casos que hasta aquí hemos visto, el pronombre tónico oblicuo aparece con una función sintáctica donde se esperaría o la presencia de la preposición a, o el pronombre átono correspondiente. Ciertas condiciones rítmicas parecen determinar este uso del pronombre tónico, en la mayoría de los casos la coordinación o yuxtaposición con un elemento tónico que transfiere su tonicidad al pronombre. En este contexto es interesante notar que los mecanismos sintácticos-prosódicos que hemos descrito al tratar el uso de los pronombres tónicos oblicuos sin preposición en función de objeto, afectan también al adjetivo posesivo, que tiende a substituirse por la preposición de + pronombre tónico bajo las mismas condiciones: o)
de parte de Iohan Suarez, padre DE MIN Monin Eanes, et de mia madre Orraca Oarez (Romani Martínez 1989: n° 1096, año 1275) meu quinon DE MIN d-Estevoo Sanchez (Romani Martínez 1989: n° 1124, año 1278) Pedro Botom noso padre et marido que foy DE MIN Marina Eanes (Romani Martínez: 1989: n°1067, año 1274) Et a morte DE MIN ficaren estes herdamentos [...] sen embargo nenguu... (Romani Martínez 1989: n° 1181, año 1286)
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Birte Stengaard
Un caso especial son las ocurrencias donde el pronombre tónico oblicuo representa lo que podríamos llamar el caso nominativo. En estas ocurrencias no se trata de ausencia de preposición ni de variación con una forma átona:5 p)
q) r)
s)
vendo a vos [...] toda a herdade que eu ey [...] et toda que y conprar, que MIN et mina moller feçemos en estos lugares sobreditos [...] et a vos dobre la herdade con quanto en-la for mellora (Romani Martínez 1989: n° 1265, año 1298) & MÏ, Domîgo Periz, tabelliom publico de Bragáá, [...] dizia ... (Maia 1986: n° 156, Braga, año 1331) Sabhâ todos que presente MÏ Johà Dominguiz, tabelliô publico de Braga, e as testemunhas que adeânte sum escritas... (Maia 1986: n° 158 & n° 159, Braga, año 1334) Et porque non tiina notario a mao, rogey a don abade d-Osseyra, presentes don Meendo et Domingo Martinez, [...] que sarassen este testamento, MIN presente, et que fecesse o seu seelo en testemoyo de verdade. (Romani Martínez 1989: n° 1316, año 1304)
Como se aprecia nos encontramos también en los casos p)-s) con coordinación y aposición como en los casos del objeto directo comentados. En el caso de p) podríamos también especular si presente podría considerarse preposición, algo que influiría también en el caso s) con presente pospuesto. Sería lógico asociar este uso de min con función sujeto con la substitución de tu por ti en el gallego, un fenómeno que parece haber tenido cierta extensión.6 Nunes ( 8 1975: 240) cita, p. ej., de Gil Vicente: «mas casemo-nos eu e ti» y «ora vamos eu e ti». Además, tanto Nunes ( 8 1975: 240) como Mattos e Silva (1989: 230- 31) citan ejemplos del tipo é mais velho ca ti para demonstrar el uso de estos pronombres tónicos como sujetos. Los ejemplos de pronombre tónico libre después de ca o que de comparación son bastante numerosos. Creo, sin embargo, que deben considerarse con alguna precaución: Es una posibilidad que se haya sentido la conjunción como subordinador. Ca por su terminación en -a se puede también asociar con la preposición en frases del tipo «ca lie quero mellor ca min» 7 con objeto min que pueden haber influido en los casos donde el sujeto lógico aparece precedido por ca: ele lie quer mellor ca eu —» min. Véanse también los ejemplos que cita Ali ( ó 1966: 95).
6
Implicaciones diacrónicas
Como consta de los ejemplos gallego-portugueses citados, los pronombres tónicos libres reflexivos del singular en función de objeto directo son m im, ti, si y no me, te, se como sería de esperar si hubiesen descendido directamente de los objetos directos del latín. El antiguo 5 6
7
En los ejemplos q) y r) la grafía con j con tilde se ha cambiado por f. Sobre el uso de formas oblicuas en función de nominativo, y el uso correspondiente de las formas del sujeto en función oblicua, véase p. ej. Meyer-Liibke (1890-1906, II: 102-103). Pero Garcia Burgalês, n° 6, ed. Blasco (1984). Cantiga «Ay eu coitad'! e por que vi».
El uso libre de los pronombres personales tónicos oblicuos en el
gallego-portugués..
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catalán muestra las mismas formas al lado de las formas procedentes del nominativo. Aquí nos apoyamos en la teoría de Pensado (1985), presumiendo que el objeto directo preposicional del español, y del gallego-portugués, se desarrolla con base en la creación en el latín hablado de un objeto indirecto pronominal, inicialmente una construcción topicalizada, con la preposición ad + pronombre, es decir ad ME, ad TE etc. En esta construcción el elemento pronominal es luego sustituido por la forma dativa del pronombre, siendo la función del sintagma la de dativo, el llamado «dativo redundante». Así, llegamos a una primera fase de cambios del sistema pronominal/ casual: I.
dat.: mihi, ad me ac.: me
ad mihi /MIHI, ad ME /ME
ad MIHI
(donde los pronombres en minúsculas representan los átonos y en mayúsculas los tónicos). Como mencionamos inicialmente, parece ser una característica particular de las lenguas románicas la asociación entre la preposición y el factor tonicidad, en este caso la forma tónica del pronombre. Las lenguas germánicas no conocen tal asociación. Tanto el inglés como el alemán y las lenguas nórdicas permiten variación de tonicidad, según el caso, en un pronombre detrás de preposición. Otra diferencia entre estas lenguas y las románicas es que en las lenguas germánicas generalmente no se ha gramaticalizado la diferenciación entre series pronominales tónicas y átonas, aunque en la práctica puede existir variación formal entre los dos grupos pronominales. Normalmente se cuenta con una situación originalmente semejante a la situación germánica en el latín hablado, como señala Wanner (1987: 36 sigs.). Si aceptamos el «dativo redundante» ad mihi/ MIHI como punto de partida para el uso de las formas originalmente dativas detrás de preposición en el iberorromance, la gramaticalización del rasgo prosódico tonicidad en el caso del pronombre que sigue a una preposición, debe de representar el segundo paso en la serie de cambios: II.
dat.: mihi /MIHI, ad MIHI ac.: me / ME
La tercera fase implica la formalización del rasgo tonicidad, es decir la asociación entre tonicidad y forma, que es la situación de la mayoría de las lenguas románicas modernas. Dos pasos necesarios intermedios deben de haberse producido: primero, la asociación general entre la clase preposición y el factor tonicidad para el elemento regido por ésta (nuestra fase II), algo que parece ser un rasgo general para las lenguas románicas, y, luego, la asociación entre el rasgo tonicidad y una forma particular del pronombre. El retorrománico sursilvano nos da un testimonio interesante sobre este proceso con su diferenciación formal entre pronombre tónico con preposición a (a mi, ti) y pronombre con otra preposición (cun mei, per tei). En esta lengua tampoco se ha formalizado completamente la distinción entre pronombre tónico y átono ya que al lado de los átonos generalmente usados (mei, tei) aparecen en el lenguaje poético también los átonos mi, ti en función de dativo (Spescha 1989: 334-35). 8 En el sardo existe un sistema semejante (Jones 1988: 330). Para las lenguas iberorrománicas podemos estipular una fase primitiva como la esbozada en III. En esta fase se ha perdido por completo la asociación entre la forma del pronombre y la vieja distinción acusativo-dativo. En las cartas del s. X que estudió 8
Agradezco al profesor John Charles Smith por esta valiosa sugerencia.
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Birte Stengaard
Bastardas (1953:64) se encontraban ejemplos con mihi, tibi tanto con la preposición a como con de.9 III.
dat. : me, mihi/ ad MIHI-> prep. MIHI i ac.: me, mihi/ MIHI
Según este razonamiento, los casos presentados del uso libre de los pronombres oblicuos tónicos en el gallego-portugués, parecen indicar una doble formalización de los rasgos tónico vs. átono, anterior a la introducción del «dativo redundante» para los objetos directos (fase IV), es decir, la formalización de las formas tónicas del tipo MIHI como forma tónica del objeto (ac. MIHI/ dat. ad MIHI) y como forma, ya obligatoriamente tónica, en cualquier sintagma preposicional. La formalización correspondiente de la forma átona parece haber sido más tardía y menos radical. La creación en el gallego del dativo che < te (García de Diego 1984: 109) puede haber sido influida tanto por la distinción ac./ dat. de la tercera persona como por una primitiva distinción TI/ a TI en el sistema tónico. En la última fase, que nos lleva al sistema actual, se introduce la restricción preposicional para el uso del pronombre tónico. IV.
dat.: me/ ad MIHI
;
ac.: me/ ad MIHI Con esta presentación esquemática de los cambios también he querido indicar que un uso de los pronombres tónicos oblicuos libres como el que podemos estudiar en los textos gallego-portugueses medievales debe de haber existido también en el español antiguo preliterario, como he sugerido, con menos detalles, en otro lugar (Stengaard 2000). La documentación de eso, si existe, yace parcialmente enterrada en una lengua escrita que todavía sigue, por lo menos hasta cierta medida, las reglas gramaticales anticuadas. A propósito, Menéndez Pidal (81976: 340) en Orígenes cita de un documento leonés de 965: «que benderemus TIBE Salbatore...terras nostrasperopias».
Bibliografía
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9
histórica da lingua portuguesa.
Sao Paulo: Ediçôes
Para una discusión sobre la generalización de las formas me, te etc. de los átonos, véase Rini (1992: 15-33). Es interesante notar que en la mayoría de los pocos ejemplos que cita Bastardas (1953) tenemos que ver con condiciones sintácticas parecidas a las que aquí hemos visto en relación con los ejemplos del gallego-portugués, especialmente la yuxtaposición con un nombre personal.
El uso libre de los pronombres personales tónicos oblicuos en el gallego-portugués.
433
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Stefania Tufi
Gli ausiliari perfettivi in alcune varietà dell'Italia mediana
I dialetti di cui mi occupo sono delle varietà parlate nei Castelli Romani, una zona a sud di Roma che dista dalla capitale tra i 20 e i 40 km. Dal punto di vista geolinguistico questi dialetti si collocano dunque subito al di sopra del gruppo alto-meridionale e presentano caratteristiche certamente mediane, ma che sono state esposte a influenze incrociate, tra cui quella del romanesco e, direttamente o indirettamente, dell'italiano standard. L'appartenenza al gruppo mediano è segnalata da vari elementi. Alcuni sono condivisi con altre varietà meridionali, come la lenizione delle consonanti che seguono le liquide e le nasali, la metafonesi del tipo quilli e l'uso del terzo dimostrativo - codesto. Peculiari del tipo mediano sono invece considerati la metafonesi cosiddetta «sabina» (con la chiusura delle vocali medio basse per influsso delle finali -i e -u, come in vécchiu / vècchia), la distinzione tra -o e -u finali e, collegato a questa, il «neoneutro», che distingue tra sostantivi numerabili e collettivi. E" interessante in questo contesto osservare che dati non sempre armonici con un quadro più generale dimostrano come la transizione tra differenze e similarità nel passaggio da un gruppo dialettale ad un altro sia graduale. I tre particolari dialetti oggetto di analisi sono quelli di Castel Gandolfo, Genzano e Marino, situati nel versante occidentale dei Castelli Romani. Come si può vedere dalla Tavola 1, la distribuzione degli ausiliari dipende dal tempo verbale, dalla classe verbale e dalla persona grammaticale. Verbi Transitivi - mangiare Inergativi - telefonare Transitivi - mangiare Inergativi - telefonare Inaccusativi - andare Riflessivi - lavarsi Impersonali - succedere
Castelli Romani I a e 2 a pers. - ESSERE
Italiano standard AVERE
3 a pers.-AVERE
AVERE
Tutte le pers. - ESSERE
Tutte le pers. - ESSERE
Tavola 1 Gli ausiliari ESSERE e AVERE si alternano solo nel passato prossimo (negli altri tempi composti ESSERE è generalizzato), di solito interessano i verbi transitivi e inergativi ed AVERE si trova nelle terze persone. Sulla grammaticalizzazione delle perifrasi verbali perfettive nelle lingue romanze esistono vari contributi, alcuni dei quali sono riportati in bibliografia.
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Stefania Tufi
Già nel latino classico costruzioni con ESSE e HABERE più participio perfetto costituiscono le anticipazioni dei vari esiti come li conosciamo oggi, e l'attuale distribuzione degli ausiliari nei dialetti dei Castelli Romani rappresenta una delle diverse realizzazioni in ambito italo-romanzo. Per quel che riguarda la classe verbale, nei confronti dei sistemi di ausiliazione «dualistici» quali l'italiano standard le spiegazioni sono di diversa matrice. Dal punto di vista diacronico, per esempio, si è indicato che la perifrasi con AVERE viene mantenuta con i verbi che richiedono due argomenti (diretta eredità del verbo con significato possessivo habere) e, a uno stadio successivo, vengono assimilati allo schema i verbi inergativi. Le costruzioni con ESSERE derivano invece dall'uso latino di ESSE con i verbi deponenti e con il perfetto passivo. Queste ed altre osservazioni si trovano per esempio nei saggi dedicati agli ausiliari di Vincent (1982), e Tuttle (1986). Seguendo un modello sincronico generativista Kayne (1993), d'altro canto, nega il modello binario e l'esistenza di una regola di selezione dell'ausiliare. La realizzazione superficiale dell'ausiliare AVERE sarebbe dovuta ad un meccanismo di incorporazione di un elemento preposizionale astratto da parte di ESSERE. Che il modello di Kayne sia inadatto al sistema di ausiliazione dei Castelli Romani è evidente soprattutto quando si affronta il tema dei clitici, argomento che si riprenderà prima di concludere. Lo studio di Tuttle, ricco di esempi tratti da vari dialetti dell'Italia centrale, porterebbe alla conclusione che la generalizzazione dell'ausiliare ESSERE ai danni di AVERE, già giunta a compimento in alcune varietà (Terracina), è in realtà una tendenza generale. Il fatto poi che i parlanti più anziani mantengano AVERE nelle terze persone è una dimostrazione in più, sempre secondo Tuttle, di questa tendenza evolutiva. Esempi scritti nel dialetto di Marino tratti da alcune pubblicazioni degli anni '20 (VL = La voce del Lazio; Gh. = Ghetanaccio 1927-1929) sembrano contraddire la tendenza evolutiva individuata da Tuttle. Nelle frasi 1-5 troviamo infatti ESSERE alla terza persona plurale di verbi transitivi e inergativi. (1)
Ne sonnu parlato pe' tutto 'u munno. (della sagra dell'uva) (VL 21.11.25) Ne hanno parlato in tutto il mondo.
(2)
Issi...ce sonnu guadagnata e comme. (VL 21.11.25) Loro (i negozianti) ci hanno guadagnato eccome.
(3)
...issi...me 'e sonno sfilate pe' forza, (le scarpe) (VL 13.12.25) .. .loro... me le hanno sfilate per forza.
(4)
.. .a Marini sonnu apertu 'n'atra botteca de barbieru. (Gh. 29.7.28) .. .a Marino hanno aperto un altro negozio di barbiere.
(5)
.. .te sonno, 'e male lengue, persuasa... (Gh. 2.10.27) ...ti hanno, le male lingue, persuasalo.
Queste forme si alternano a costruzioni simili con ausiliare AVERE in articoli coevi degli stessi giornali (esempi 6-8): (6)
.. .i guardafili hanno telefonata. (Gh. 10.6.28) .. .i guardafili hanno telefonato.
Gli ausiliari perfettivi in alcune varietà dell'Italia mediana
(7)
.. .sa' quanti m'hanno ditto... (Gh. 9.9.28) ... sai quanti mi hanno detto...
(8)
... du' munielli... m'hanno buttata pe' ttera. (VL 13.12.25) ... due ragazzini... mi hanno buttato a terra
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ma non si riscontrano nel marínese contemporaneo. Questi dati, dunque, fanno piuttosto pensare alla comparsa di AVERE in un periodo relativamente recente. Riguardo alla persona grammaticale, Tuttle osserva che la maggiore presenza di ESSERE nelle prime e seconde persone è dovuta a fattori semantico-pragmatici. La prima e seconda persona rappresentano il locutore e l'interlocutore, di solito umani e contrapposti alle terze persone, più adatte alle cose. Questa ripartizione sarebbe inoltre stata incoraggiata dall'uso esteso di verbi transitivi pronominali nei dialetti dell'Italia centrale (del tipo «mi sono bevuto una birra» contro «ho bevuto una birra»), diretti discendenti delle costruzioni medie latine con ausiliare ESSE ed usati soprattutto nelle prime e seconde persone. Di simile avviso era già stato Giammarco (1973), secondo il quale il conflitto tra i due ausiliari si svolge al livello semantico relativo al soggetto, affermatore di ESSE in quanto «depositario di un messaggio, che tende ad accentuare e a porre in prima posizione il » (Giammarco 1973:155). Diverso l'approccio di un intervento più recente, Bentley / Eythorsson (2001). Secondo questi autori i paradigmi misti di selezione dell'ausiliare non sono imputabili né a fattori semantici né a fattori sintattici. ESSERE sarebbe comparso dapprima nelle seconde persone singolari grazie ad una caratteristica fonologica, cioè il fatto che forme atone di AVERE alla seconda e terza persona singolare coincidono: (10) a(i), a' 2apers. sing, a 3a pers. sing. ESSERE dalla seconda persona singolare si estenderebbe in un secondo momento alla prima singolare e poi, per analogia, alle prime due persone plurali. A questo punto i due ausiliari avrebbero la funzione di segnalare le diverse persone grammaticali, oltre al tempo e alla valenza verbale. L'affermazione che la terza persona singolare è solitamente l'ultima a manifestare un cambiamento analogico, tuttavia, è in contrasto con gli esempi marinesi riportati in 1-5. Questi esempi suggeriscono un uso generalizzato di ESSERE che lascia poi il campo al sopraggiungere di AVERE proprio alla terza persona plurale. Questo cambiamento analogico sarà stato semmai dovuto alla presenza di AVERE nella terza persona singolare (Tufi 2000; in stampa). Un altro aspetto interessante e spesso trattato congiuntamente alla problematica dell'ausiliazione riguarda l'accordo participiale. Senza entrare nel merito del dibattito che vede le due questioni separate o meno (Cerniamo 2001; Loporcaro 1995), i dati dei Castelli Romani includono l'uso di AVERE nelle terze persone in costruzioni transitive pronominali con accordo del participio passato neutralizzato, come in 11 : (11) Anna s'ha mangiato la pasta. Oltre alla presenza di AVERE nelle terze persone di verbi transitivi pronominali, si nota che il participio è neutralizzato.
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Stefania Tufi
Esempi simili si trovano anche nelle succitate pubblicazioni degli anni '20. Si noti, dal marínese, la frase 12.: (12) Mo' s'a tajattt pure i capelli a'a garzonne. (sogg. femm.) Adesso si è tagliata/-i anche i capelli corti corti. In sostanza, queste costruzioni non si differenzierebbero dal resto delle costruzioni transitive con accordo neutralizzato se non per l'inserzione di un clitico riflessivo. Tuttavia, anche se i dati attuali non sono omogenei, si è riscontrato un uso maggiore dell'ausiliare AVERE negli esempi del tipo: (13) I numeri che (Anna) s'a sognato/-i I numeri che (Anna) si è sognata/-] (14) Si, (Anna) s'a giocato/-i (i numeri) Si, (Anna) se li è giocati (i numeri) (Contesto: «Anna si è più giocata i numeri che si è sognata? Si, se li è giocati»). In questi esempi si nota la presenza del relativo che (es. 13) e di un clitico oggetto diretto preceduto dal riflessivo (es. 14) rispettivamente. Allo stesso tempo, il numero di accordi con l'oggetto è superiore che nelle frasi in cui l'oggetto è un nominale posposto al verbo (come nell'esempio 11). In questo senso l'idea indicata da Smith (1991; 1995) che l'oggetto anteposto sia più facilmente recuperabile tramite l'accordo potrebbe fornire una spiegazione adeguata. Vorrei [...] proporre che l'accordo coll'oggetto, pure scomparendo, si sia mantenuto più a lungo e si sia mostrato più tenace in casi dove aiuta a stabilire il legame fra l'oggetto preposto e la sua posizione canonica dopo il verbo» (Smith 1991: 367).
D'altro canto, sempre seguendo lo schema di Smith, non sembra possibile stabilire che questo tipo di accordo stia scomparendo perché meno utile. Se si presupponesse uno stadio dialettale precedente con accordo generalizzato, infatti, si sarebbe avuta una situazione in linea con gli esempi riportati da Loporcaro (1998) per altri dialetti (qui riproposti in 15-17), per esempio il sardo logudorese: (15) «(due lettere) Maria se le ha scritte» (Loporcaro 1998: 56 (35)), il feltrino in area veneta: (16) «Laura se le ha messe (le scarpe)» (Loporcaro 1998: 95 (2d)) o il dialetto calabrese di Rose: (17) «(la faccia) lei se l'ha lavato» (Loporcaro 1998: 110 (5)). In questi esempi (qui presentati in traduzione) l'accordo è obbligatorio. I dati a disposizione per i Castelli Romani, al contrario, non rispettano uno schema fisso di accordo per queste costruzioni. La variazione osservata pertanto, piuttosto che riflettere una logica di «utilità dell'accordo», potrebbe essere il risultato di una influenza dello standard, in quanto l'accordo con l'oggetto (clitico di terza persona) è più esteso dell'accordo con il relativo. Ciò riflette la situazione attuale nello standard, in cui l'accordo con i clitici di terza persona
Gli ausiliari perfettivi in alcune varietà dell'Italia
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è obbligatorio e l'accordo con i relativi è facoltativo, ma sempre più raro nella lingua parlata. A questo proposito è bene riprendere quanto detto da Kayne (1993) riguardo all'azione decisiva esercitata dai clitici nella scelta dell'ausiliare. Si osservino gli esempi 18 e 19 provenienti da un dialetto abruzzese, Italia centrale, e citato da Kayne: (18) Sillu ditte. (19) L'a ditte.
Sei lo detto - «Lo hai detto» «L'ha detto» Kayne (1993: 14)
Secondo Kayne la risalita del clitico nel n. 19 è dovuta alla presenza di AVERE. Nella discussione Kayne commenta anche sulla centralità dei clitici riflessivi nella scelta degli ausiliari, riferendosi al fatto che in alcuni dialetti veneti il clitico riflessivo di terza persona tende a preferire AVERE. Gli esempi 20 e 21 rispecchiano lo schema generale dei dialetti dei Castelli Romani: (20) Ό si detto. (21) L'à detto.
Lo sei detto - «Lo hai detto». «L'ha detto».
20 e 21 riproducono 18 e 19 rispettivamente, ma sia in 20 che in 21 il clitico precede l'ausiliare, sia esso AVERE o ESSERE. Gli esempi 22 e 23, infine, contengono clitici riflessivi: (22) S'è magnata 'a pasta. (23) Se ll'è magnata.
S'è mangiata la pasta. Se l'è mangiata.
In entrambi questi esempi l'ausiliare è ESSERE, anche se in 23 troviamo un clitico oggetto diretto che precede l'ausiliare ed entrambe le frasi 22 e 23 contengono un clitico riflessivo. Anche volendo considerare gli esempi più sporadici citati in precedenza e qui riportati in 24 e 25, (24) S'a magnato 'a pasta. (25) Si, s'a magnato (la pasta)
(Anna) si è mangiata la pasta. Si, se l'è mangiata,
l'ausiliare questa volta è AVERE in entrambi gli esempi, di nuovo a prescindere dalla presenza del clitico. Per concludere, si sono volute mettere in luce alcune caratteristiche di un gruppo di dialetti poco conosciuti e per alcuni versi facilmente assimilabili al vicino romanesco varietà di prestigio - o addirittura all'italiano standard. Si è dimostrato che, anche dal solo punto di vista morfosintattico, i tratti distintivi sono invece significativi. Inoltre, essi sono problematici per alcune teorie sull'argomento, sia sincroniche che diacroniche. Gli esempi a disposizione non si prestano infatti né alla tesi di Kayne (1993), che attribuisce ai clitici un ruolo centrale nella selezione dell'ausiliare, né a quella di Tuttle (1986), che individua una tendenza alla generalizzazione di ESSERE, né infine a quella di Bentley / Eythorsson (2001), per i quali la terza persona è solitamente l'ultima a presentare un cambiamento analogico dell'ausiliare. E' auspicabile che i dati qui riportati rappresentino materiale comparativo utile per una migliore comprensione del fenomeno dell'ausiliazione e di altri aspetti ad esso collegati.
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Bibliografía
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Mariana Tufescu La modalité épistémiqe du PARAÎTRE dans les langues romanes
Une approche de la modalité épistémique du PARAÎTRE en langue naturelle devrait puiser aux sources de la philosophie du langage. L'argument épistémologique en philosophie postule que la description des apparences précède logiquement, sinon historiquement, la description des choses. L'énoncé Ceci est peut-être rouge sera compris avant l'énoncé Ceci est rouge. Ce dernier serait plus complexe, puisque composé d'un jugement de perception (la représentation du sujet) et d'un jugement sur la chose, la dotation d'une «relation à un objet», «objectivité» ou représenté de la représentation. Ceci est rouge serait ainsi formé de la conjonction de deux propositions: Il me semble que c 'est rouge ET c 'est comme il me semble. Tout le projet d'une fondation épistémologique de la certitude des propositions de connaissance repose ainsi sur le principe d'une antériorité au moins logique de la proposition relatant un donné phénoménologiquement garanti sur la proposition relatant la chose elle-même. Si on parle l'idiome kantien, on dira que le jugement de perception précède le jugement d'expérience. Dans le jugement de perception, il n'est question que du sujet et de ses représentations. Dans le jugement d'expérience, on ajoute à ces représentations la «relation à un objet» (Descombes 1983: 113-114)
Plus complexe que le langage de la description, le langage de la perception a suscité l'intérêt des philosophes analytiques anglais - Ayer, Price, Warnock, Austin - qui lui ont consacré des études polémiques. Austin (1962) s'est employé à discuter d'une manière critique Vargument de l'illusion La zone épistémique de la modalité PARAÎTRE constitue pour les langues romanes un chapitre de syntaxe et de sémantique hautement révélateur tant pour leur noyau invariant que pour leurs traits spécifiques. D'autre part, cette zone modale fournit à la théorie linguistique des éléments et des principes à même de constituer les fondements d'une grammaire de la modalisation. Étymologiquement, les verbes auxiliaires modaux de cette zone continuent soit le latin PARERE > roum. pârea, it. parere, log. parrere, eng. parair, frioul. paré, anc.fr. paroir, prov. parer ou sa variante inchoative PARESCËRE > fr. paraître, prov. pareiser, cat. parèixer, esp., pg. parecer, soit le latin Cet argument postule que quelques-unes de nos perceptions sont trompeuses. Il est utilisé pour prouver, il est accepté comme prouvant. «L'argument de l'illusion vise, en premier lieu, à nous persuader que, dans certaines situations exceptionnelles et anormales, ce que nous percevons directement de toute facon - est une donnée des sens; dans une seconde étape, nous sommes conduits à admettre que ce que nous percevons (directement) est toujours une donnée des sens, même dans les cas normaux, dans les cas non exceptionnels» (Austin 1971: 67)
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SIMILARE > roum. seamänä (non modal), fr. sembler, prov. semblar (> it. sembrare), cat. semblar. La phrase modale PARAÎTRE des langues romanes sera formée d'un modalisateur verbal ou adverbial remontant a un etymon panroman (latin) et de la proposition P. Sémantiquement, cette phrase induit le sens de . Soit en formule: [PARERE / PARËSCËRE, SÏMÏLÂRE + P] => [OP] Opérateurs de modalité, les auxiliaires verbaux de sens PARAÎTRE expriment un jugement épistémique par défaut, un jugement d'apparence. Une grammaire de leur fonctionnement syntaxique et sémantique devrait faire la part de leurs traits communs. Il s'agit d'abord du divorce entre sujet sémantique (thème) et sujet syntaxique, signalé déjà par Sandfeld (1965: 192-193). Ainsi l'énoncé: (1)
Pierre SEMBLE / PARAÎT avoir compris la leçon
sera glosé par le jugement de possibilité: «Il est POSSIBLE que Pierre ait compris la leçon» ou par «Je crois que Pierre a compris la leçon». Le sujet sémantique (ou le thème) est la proposition P: Pierre a compris la leçon, proposition qui constitue le ou le jugement épistémique d'apparence, révélateur de l'univers de croyance propre au locuteur, le sujet syntaxique (ou de surface) étant Pierre. (2)
Lucia, senza trovar che rispondere a quel ragionamento, non ne SEMBRAVA però capacitata a rispondere (Manzoni) =>
(2') CREDO que Lucia non ne sembrava però capacitata a rispondere. Dans l'énoncé impersonnel espagnol: (3)
PARECE que no lloverá
le sujet sémantique est la proposition P: que no lloverá ou tout infinitif ou tout groupe nominal qui constitue le thème. Les auxiliaires modaux représentent le commentaire ou le rhème de l'énoncé, la séquence propositionnelle introduite par le panroman que, l'infinitif ou le groupe nominal régis ayant le statut de thème ou sujet logico-sémantique. Les auxiliaires modaux exprimant un jugement d'apparence connaissent des emplois personnels et impersonnels. En emploi impersonnel, ces verbes deviennent des marqueurs évidentiels qui «diluent la responsabilité inhérente à l'acte d'assertion» (Nelke 1994: 84-93). Une distance se crée entre locuteur et énonciateur au sujet du jugement qui constitue le «point de vue» exprimé (pdvi). Soient ces exemples de l'italien: (4)
Le prime a crederci SEMBRA che siano le autorità preposte all'ordine pubblico «Il semble que les premières à y croire soient les autorités préposées à l'ordre public».
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PAREVA che gli dicesse: ma perché non avete saputo esser voi il più forte? «Il paraissait qu'il lui disait: mais pourquoi n'avez-vous pas voulu être le plus courageux?»
Nous nous trouvons en présence d'un invariant syntaxique roman: l'emploi impersonnel régit par thématisation une proposition introduite par la conjonction panromane que (roumain câ); c'est cette proposition (P) thème qui constitue le (pdvi) asserté lors d'une dilution des responsabilités. Généralement le mode de la proposition thématisée est le subjonctif, mode de la prise en charge de la vérité par le locuteur/énonciateur, marqueur de polyphonie interne au sens strict (N0lke 1985; 1994). (6) (7) (8)
PARECÍA que la ciudad entera se hubiese tomado un día de fiesta. SEMBLA que es complagui a no raonar i es d'una candidesa increíble. PARECIA que o morro se tinha distanciado muito.
L'emploi de l'indicatif dans la proposition régie par les auxiliaires de jugement d'apparence est le fait d'une polyphonie externe, d'une distanciation du locuteur par rapport au pdvi de l'énonciateur, signe d'une évidentialité par ouï-dire qui constituerait - selon N0lke (1994: 89) - un «dialogue intériorisé». (9) PARECE que los poetas más interesantes son las excepciones a esa situación. (10) SEMBLA que en aquests moments els Castells són un fenomen de moda a nivell nacional (la source du dire relève des historiens de l'art, non du journaliste auteur de l'article). En roumain, le mode régi dans l'emploi impersonnel des verbes PAREA, A SE PAREA est prioritairement l'indicatif, moins souvent le conditionnel: (11) PÄREA cà totul luase foc. (12) SE PARE cà este sfârçitul lumii. La situation du français est particulièrement intéressante. Les deux marqueurs évidentiels il semble que et il paraît que induisent deux structures polyphoniques différentes dans l'énoncé. Il semble que exprime une polyphonie interne, ce qui explique sa corrélation avec le subjonctif: (13) IL SEMBLE que Pierre soit malade Cet énoncé sera glosé par «J'ai l'impression que Pierre est malade». Le modalisateur il semble que présente la source du savoir comme se composant d'un certain nombre d'indices de nature inférentielle, indices inconscients et présentés comme non repérables. Il semble que «n'introduit aucune allusion nécessaire au discours d'un autre» (Ducrot 1984: 154), fait confirmé par le caractère peu acceptable de (14): (14) ? Selon les voisins, IL SEMBLE que Pierre soit malade et la bonne formation de (15): (15) Selon moi, IL SEMBLE que Pierre soit malade.
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Le locuteur s'associe au point de vue exprimé dans l'interprétation par défaut. Le marqueur évidentiel il semble que exprime un point de vue inventé en quelque sorte par le locuteur, ce pdvi étant fait de raisons inconscientes, non repérables, de nature inférentielle. Ceci conduit à une dilution de la responsabilité inhérente à l'acte d'assertion. Il paraît que est, par contre, un marqueur évidentiel du type ouï-dire; il indique une polyphonie externe au sens strict. L'énoncé (16): (16) IL PARAÎT que Pierre est malade sera glosé par: «On dit que Pierre est malade». Élément montré (au sens de Wittgenstein), non asserté, il paraît que indique que la source du savoir est externe au locuteur. C'est ce qui explique la différence d'acceptabilité entre les deux énoncés suivants: (17) Selon les voisins, IL PARAÎT que Pierre est malade. (18) *Selon moi, IL PARAÎT que Pierre est malade. Un énoncé-type, tel celui emprunté à Ducrot (1984: 154-155): (19) IL PARAÎT qu'il va faire beau: nous devons sortir dit2 un dire! dont l'objet est le temps; l'énonciateur de l'assertion est nécessairement différent du locuteur. Bien que la proposition Ρ assertée, régie par il paraît que, ne soit pas prise en charge par le locuteur, mais montrée comme celle d'un énonciateur étranger, elle constitue pourtant le point de départ d'un raisonnement et la source de la justification de la proposition Q (nous devons sortir), cette dernière assertion étant prise en charge par le locuteur. Cette «argumentation par autorité» permet à l'énonciateur de Ρ de jouer le rôle d'une autorité «en ce sens que son dire suffit à justifier le locuteur de devenir à son tour énonciateur de Q, en se fondant sur le fait que la vérité de Ρ implique ou rend probable celle de Q» (Ducrot 1984: 155). Cette interprétation de il paraît que (+ l'INDICATIF) conviendrait aussi à l'adverbial peut-être. On tirera de peut-être Ρ les mêmes conclusions qui seraient justifiées seulement si l'on admettait la vérité de P. On dira donc: (20) Il va PEUT-ÊTRE faire beau: nous devrions sortir mais non: (21) *I1 va PEUT-ÊTRE faire beau: nous ne devrions pas sortir, bien que les énoncés aléthiques de forme peut-être que Ρ laissent entendre aussi bien la possibilité de Ρ (OP) que celle de non-P (~0). Un élément caractéristique pour la grammaire de la modalité du PARAÎTRE est le datif épistémique, particule clitique pré-verbale qui précise le «source du point de vue». Invariant roman, ce datif est Yassumeur de la responsabilité du point de vue exprimé dans la proposition P. Son emploi auprès du verbe modal réclame l'indicatif, le conditionnel ou l'infinitif, parce qu'il y a plus de chances pour la vérité de Ρ que pour sa fausseté. Soient ces exemples:
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(22) MI SEMBRA di sentire in te un fuoco che divampa (D'Annunzio). (23) Ma, da quello che MI PARE d'aver capito, non son cose di cui io mi deva intendere (Manzoni). (24) - Questo film è bellissimo, che ne dici? - M I PARE. Cette dernière réplique sera traduite par: «Oui, je crois». Les structures de l'espagnol ME PARECE que + P, du catalan EM SEMBLA que + P, du portugais PARECE-ME que+ P, está-ME PARECENDO que + P, según ME PARECE + P et celles du roumain: (25) O fiinfà ce I se PÄREA vrednicä de cel mai cuvios respect (26) MI se PARE cä bate cineva la uçâ réclament les mêmes modes du probable. On aura en français (13) et (27): (13) IL SEMBLE que Pierre soit malade (= «J'ai l'impression que...»). (27) IL ME SEMBLE que Pierre est malade (= «Je crois que...). La paraphrase «j'ai l'impression que» vaut pour l'énoncé avec il semble, alors que «je crois que» vaut pour l'énoncé avec le datif: Il ME semble. Avec paraître, le rôle d'assumeur de la responsabilité du point de vue par le locuteur est également pertinent. Pourtant une modification sémantique intervient. À comparer (16) et (28):
(16) IL PARAÎT que Pierre est malade (=«on dit que Pierre ....») (28) IL ME PARAÎT que Pierre est malade (=«il est visible que...»). Le second énoncé présente le sémantisme ancien de «visualité», «d'après son aspect physique». Dans (28), compte tenu de la présence du datif, la valeur d'ouï-dire disparaît au profit de la valeur étymologique d'«être visible». Le locuteur peut accepter ou rapporter ce que disent les autres, mais il ne peut évidemment pas en prendre la responsabilité. Ce fait trouverait aussi une justification dans le malaise qu'éprouvent les descendants du latin PARERE à se combiner avec un modalisateur épistémique tel bien. Nous avancerions l'hypothèse que les descendants du latin PARERE, PARËSCËRE enrichissent leur noyau sémique d'origine «il est visible que» par de nombreuses autres valeurs induites telles que: «on dit que», «avoir l'illusion», «créer l'illusion», «avoir l'air», «avoir l'apparence de », «se tromper», «être dupe de», «vouloir bien», «croire», «avoir l'impression», «plaire», «se réjouir». Un glissement se produit ainsi du jugement épistémique vers l'axiologique, l'affectif, le psychologique. Les facteurs syntaxiques favorables à ce glissement sémantique sont la combinaison avec le datif ou /et un adverbial. Qu'on pense, à ce sujet, aux structures du portugais: (29) Como LHE PAREÇA «comme il vous plaira»; como BEM/MELHOR LHE PARE ÇA «comme bon vous semblera», ou à celles du roumain où entre e n j e u la combinatoire du datif et d'un adverbial: (30) A ÎI PAREA (CUIVA) RÄU, A ÎI PÄREA CU REGRET «regretter»; A ÎI PAREA BINE «se réjouir».
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En composition avec le datif épistémique, l'auxiliaire roumain a (se) parea arrive à signifier «se tromper», «s'abuser», «se méprendre»: (31) - Ce trosneçte aça? (= «Qu'est-ce qui craque?»). - TI S-A PARUT (= «Tu t'abuses»), La modalité épistémique du PARAÎTRE est caractérisée par un réseau de translations2 qui permettent de passer des auxiliaires verbaux à une série d'adverbiaux. Dérivés sémanticosyntaxiques à partir des auxiliaires modaux, ces marqueurs évidentiels propres à toutes les langues romanes sont de formes très éclatées, tels: l'espagnol al parecer, le portugais ao que parece, apparemment,
segundo parece, l'italien apparentemente, les adverbiaux français à ce qu'il paraît, à ce qu'il semble, à l'en croire. Ces adverbiaux
modalisateurs fonctionnent comme des prédicats Thématiques ou commentaires auprès des propositions (P) qui constituent le thème ou sujet logique de l'énoncé. La situation de l'adverbe roumain parca est particulièrement intéressante. Modalisateur du jugement épistémique d'apparence, parcà dérive du verbe apärea et de la conjonction cà < lat. quod. Parcä est un marqueur évidentiel (dans les termes de Nelke 1994) dont le locuteur (en-tant-que-tel) n'assume pas la responsabilité du point de vue articulé par la proposition P, cet adverbe exprimant la dilution linguistique des responsabilités. En tant qu'adverbe de phrase, parcä est un élément «montré» au sens de Wittgenstein (1961). L'énoncé où parcà apparaît renferme un DIRE2 dont l'énonciation est montrée, c'est-à-dire non justiciable d'une appréciation véritative. Parcà n'est pas l'objet d'une affirmation; il est ajouté en tant que commentaire. Mobile, l'adverbe d'énoncé parcà peut se placer en position détachée à toutes les césures entre constituants majeurs de la phrase. Soient ces exemples: (32) (33) (34) (35) (36) (37) (38) (39)
Satul PARCA e mort (= «Le village semble/paraît mort»), PARCA doarme (= «On dirait qu'il dort»), PARCA îl cunosc. îl cunosc, PARCA. - îl cunoçti? - PARCÄ. (= « - Vous le connaissez? - Oui, me semble-t-il») PARCÄ mä încearcà frigurile. Venea PARCÄ o adiere. Pädurea creçtea în jurul lor tot mai puternicä, tot mai uriaçà PARCÄ (Agîrbiceanu). (40) PARCÄ o uçurare, o împâcare îi alina inima (E.Bart). (= «On dirait qu'un soulagement...»). 2
La translation, concept emprunté à Tesnière (1959: 365), est «le phénomène qui rachète les différences de catégories et qui permet de mettre sur pied n'importe quelle phrase en transformant n'importe quelle espèce de mots en n'importe quelle autre». Dans la théorie généralisée (radicale) de la translation, élaborée par Lemaréchal (1989), la translation est l'opération qui permet de changer un segment de partie de discours, ce qui, par définition, change les valences de ce segment, et, par conséquent, ses possibilités syntaxiques. La notion de translation est au centre même des relations des parties du discours avec les fonctions, en l'occurrence la fonction modalisatrice. Selon nous, la translation expliquerait le fonctionnement des modalisateurs adverbiaux qui proviennent des parties du discours autres que les adverbes.
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(41) PARCÄ silit a ieçit din calmul normal. (42) Are atâta avere §i PARCA e milog! (M.Preda). (43) §tiu eu ce sä fac? PARCA tot m-aç însura. (Creangä). Marqueur de l'argument de l'illusion, parcâ exprime un univers de croyance qui va du jugement d'apparence au doute, du probable au possible, de l'approximation à la création d'un monde illusoire ou même contrefactuel. Adverbial d'énoncé, parca est glosable par «il (me) semble», «(me) semble-t-il», «il paraît», «on dit que», «on dirait que», «on croirait que», «j'ai/on a l'impression que». Ce coulissage interprétatif est dû au fait que notre adverbe capte les valeurs des deux types de marqueurs évidentiels il semble que, déclencheur d'une polyphonie interne et présentant la source du savoir comme formée d'un certain nombre d'indices inconscients proches des inférences, et il paraît que, indice de polyphonie externe, marqueur d'évidentialité du type ouï-dire. L'insertion de l'adverbe parcâ exerce un effet de focalisation sur l'élément qui le précède. La «cohésion par focalisation» (envisagée parN0lke 1999: 56) agit surtout lorsque parcâ fonctionne comme anaphore dans l'intervention réactive d'un échange conversationnel. C'est le cas de l'exemple de sous (36): (36) - Î1 cunojti? - PARCÄ. Cette anaphore adverbiale induit un monde possible du VRAI par défaut. (36) déclenche l'inférence: (36') Il est POSSIBLE queje le connaisse; il SE PEUT queje le connaisse. À une question comme: -îl cunoçti?, la réaction serait plûtôt positive: -PARCA da (ou -Da, PARCÄ), la réaction négative -?Nu, PARCA (-PARCA nu) est peu acceptable. Comme tous les modalisateurs du PARAÎTRE, parcâ Ρ déclenche une valeur induite du POSSIBLE, en tant que modalité de re. À l'instar des marqueurs évidentiels il paraît que, peut-être, probablement ou encore le conditionnel de discours rapporté ou de l'information d'emprunt, parca ne peut être l'objet d'une négation. Il s'agirait là (voir Ducrot 1984: 155) d'une propriété générale des modalités qui permettent de «montrer» la source d'une assertion {direi). Modalisateur polyphonique, parca témoigne d'un divorce entre son locuteur et son énonciateur. Si le locuteur de l'énoncé Ρ modalisé par parcâ n'en assume pas le contenu, par contre l'énonciateur de cet énoncé s'y assimile souvent, ce qui a pour effet une sorte de thématisation du contenu de P. Parca est aussi adverbe d'énonciation. Dans des structures discursives exclamatives, interrogatives, rhétoriques à orientation argumentative négative, parca fonctionne en tant que pertinentiseur de l'acte illocutoire, sans aucun accès au contenu propositionnel. Soient ces exemples: (44) §tii de unde a venit?.... - PARCÄ cine poate çti de unde vine dihania? (Sadoveanu) (45) - Tine asta, PARCÄ ce pierzi? (46) PARCÄ eu mai Jin minte? Am auzit atâtea lucruri în viaja mea! Translatif, le modalisateur parca remplit le rôle de locution conjonctive et de connecteur discursif, lorsqu'il est lié à gauche à la préposition de\ de parca introduit une subordonnée
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conditionnelle de manière ou de comparaison, glosable par «comme si», «on dirait que», ses synonymes étant les locutions conjonctives roumaines ca çi cum, ca fi când: (47) Vecinul nu m-a salutai, (DE) PARCÄ nici nu m-a väzut. Les propositions conditionnelles comparatives sont toujours placées après les régissantes, leur postposition leur conférant aussi une nuance consécutive: (48) Danseazä lin DE PARCÄ ar pluti (Avram 2001: 442^43). Modalisateur dégradé, le connecteur de parcä, parcä rattache deux propositions et entre souvent en corrélation avec un intensif - quantifieur (aya dé), explicite ou implicite, de la régissante, structure qui engendre un sens de consécution: (49) Câinele privea la stâpâni eu doi ochi A§A DE deçtep|i, PARCÄ numai glasul îi lipsea (Sadoveanu). (50) Caii zburau DE PARCÄ n-atingeau pàmântul. Particulièrement fréquent dans la poésie symboliste, parcä devient un «adverbe de texte», marqueur d'un jugement épistémique par défaut, créateur d'un mode illusoire, où le divorce entre le point de vue du locuteur et celui de l'énonciateur fonde la poéticité de ce type de figurativité discursive: (51) Se clatinä PARCÄ lumina (= «Il paraît que la lumière vacille») écrit le poète symboliste roumain Macedonski. Une haute fréquence de parca se retrouve dans l'œuvre poétique de Dimitrie Anghel: (52) «Râd în grämadä: fiori de nalbä çi albe fiori de märgärit,/ DE PARC-ar fi càzut pe straturi un stol de fluturi de argint»; «Atâtea amintiri uitate cad abätute de-o mireasmä:/PARCÄ-mi arunc-o floare roçà o mânâ albä de fantasmä»; «[...] pe cer grämezile de stele/ Räsar ca niciodatà PARCA [...]» À signaler chez le même poète symboliste la combinatoire de l'adverbe modalisateur parcä avec des verbes au conditionnel optatif: de PARC-ar fi cäzut, de PARC-ar fi trecut, PARCar voi sä spuie. Cette surmodalisation engendrerait un monde contrefactuel. En guise de conclusions, nous dirions que l'énoncé modalisé par PARAÎTRE / SEMBLER induit la valeur de POSSIBLE (0). À ce sujet, nous rejoignons une idée actuellement défendue par Martin (2001a: 257-258). Valeur primitive, opposée, à l'intérieur d'un univers donné, au VRAI et au FAUX, le POSSIBLE relève d'une intuition élémentaire. Les procédures de la modalité PARAÎTRE sont de type suspensif. Le PARAÎTRE suspend la valeur VRAI, comme il suspend la valeur FAUX, il suspend le SAVOIR propre au monde de ce qui est (mo) au profit d'un monde possible ou potentiel avec de nombreuses variantes inférées. De là l'engendrement de ce monde illusoire, monde des apparences, entièrement pris en charge à l'intérieur de l'univers de croyance de l'énonciateur. Aspect de l'argumentation par illusion, expression d'un jugement épistémique par défaut, d'un jugement d'apparence, la modalité du PARAÎTRE représente une échelle syntactico-sémantique sur laquelle la catégorie du verbe se convertit en catégorie adverbiale et celle-ci peut donner naissance à un connecteur discursif ou à une locution
La modalité épistémiqe du PARAITRE dans les langues romanes
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conjonctive. La zone épistémique du PARAÎTRE devient ainsi le bouillon de culture des opérations sémantico-syntaxiques de translation. Conçu comme «moteur d'inférence» (nous empruntons ce concept à Robert Martin 2001b), le POSSIBLE induit par la modalité du PARAÎTRE déclenche un riche éventail de significations qui vont du PROBABLE à l'OUÏ-DIRE, du POSSIBLE à l'IRRÉEL, du DOUTE et de l'APPROXIMATION à la COMPARAISON, de Γ APPARENCE à l'ÉVIDENTIALITÉ, de l'ILLUSION au sentiment de JOIE ou de TRISTESSE. Le PARAÎTRE rejoint l'ÉVIDENTIALITÉ, comme dans certaines langues (notamment le roumain), il rejoint l'AXIOLOGIQUE. Nous avancerions en toute prudence l'hypothèse que les verbes romans du type SEMBLER, héritiers de SIMILARE, présentent le sémantisme nucléaire de «référence à certains témoignages implicites» («sur la foi des témoignages vus, entendus, inférés [...] il SE PEUT que Ρ soit VRAI»), alors que les auxiliaires modaux du type PARAÎTRE, qui continuent PARERE, PARËSCËRE, présenteraient le noyau sémantique de «il est visible que», «on dit que», sémantisme rattaché à certaines circonstances spéciales. Il y a dans la modalité épistémique des apparences une dimension reflexive. À ce sujet, le raisonnement définitionnel du philosophe Descombes (1983: 122) est éclairant: En l'absence d'une analyse de la proposition phénoménologique, on peut se figurer que ce mouvement de langage tient dans un échange du premier suppôt des prédicats (la chose même) contre un nouveau suppôt qu'on présentera à la fois comme plus originel et plus lointain, plus immédiat et plus élaboré (le phénomène). [...] La description de l'apparence est une description de soi, la description du spectacle qui s'offre dans telle perspective est la description du situs qui jouit d'un tel point de vue.
Bibliographie
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María fenchea Prépositions de temps et négation
1 Introduction Nous nous proposons de répondre à la question suivante: dans quelle mesure l'interprétation de la situation temporelle du procès, dans les phrases négatives comportant un SP [+Temps], est-elle influencée par la présence de la négation? L'analyse d'un corpus1 nous a amenée à distinguer trois types de situations, en fonction de la portée de la négation: A. La négation porte sur l'ensemble de l'énoncé: la situation négative est envisagée dans sa globalité (le procès et sa détermination temporelle); le SP précise le moment / l'intervalle de référence. B. La négation porte sur le procès: on présente le contenu négatif de l'espace temporel de référence (une sorte de bilan négatif). L'absence d'un état/procès est définie en fonction du repère temporel exprimé par le SP. Le SP est le thème de l'énoncé, et l'ensemble [S V] constitue le rhème. C. La négation porte sur le SP ou, plus exactement, sur la relation temporelle entre [S -V] et SP. Le procès n'est nié que pour l'espace temporel (moment / intervalle) de référence; il est implicitement affirmé pour d'autres moments / intervalles (qui ne sont pas déterminés avec précision). En fait, on a affaire là à une négation restrictive. Pour interpréter les phrases négatives comportant un SP [+Temps], nous avons eu recours à divers critères de nature syntaxique et sémantico-pragmatique, en prenant en considération tous les éléments de l'énoncé pouvant influencer l'interprétation temporelle-aspectuelle globale de la phrase, à savoir: le repère (repère ponctuel R ou intervalle référentiel I, dont les limites sont soit implicites, soit explicites), la présence d'une expression temporelle quantifiée [+qT], la place du SP, le rapport temporel exprimé par le relateur prépositionnel, le type de procès (télique / atélique), le temps verbal, ainsi que d'autres éléments du cotexte tels que SN ou adverbes. Pour décrire le comportement des énoncés en came nous avons appliqué aux exemples de notre corpus les tests que voici: 1
Nous avons utilisé, principalement, les exemples réunis pour le livre sur les prépositions de temps que nous avons publié en 1999. Vu le grand nombre des sources utilisées, nous ne pouvons pas en donner ici la liste avec les références complètes. Nous nous contenterons d'indications sommaires, après chacun des exemples cités (auteur, année, titre, page). S'il y a plusieurs exemples tirés du même ouvrage, nous ne reprendrons plus le titre, à partir de la deuxième citation.
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María fenchea
1) interrogation; 2) transformation affirmative (pour vérifier si le SP fonctionne dans un contexte autre que négatif); 3) suppression du SP: l'énoncé résultant est-il vrai ou faux, dans la situation donnée? 4) détachement du SP; 5) suppression du V: possibilité ou impossibilité d'une phrase averbale; 6) emphase par clivage portant sur le SP.
2
Vision globale de la situation négative
2.1
Structures syntaxiques
Dans les énoncés de type A, les opérateurs de la négation sont toujours des négations pleines2 (jamais la négation restrictive ne...que), et l'on peut remarquer la diversité des termes négatifs utilisés: ne...pas (du tout), ne... personne / rien / nul /jamais /plus rien / jamais plus. On retrouve dans ce cas les structures syntaxiques suivantes: S - V - SP (structure type). Dans (2) et (3) apparaissent également des compléments de phrase (cadrage thématique), exprimant, respectivement, le point de vue et le cadre temporel. (1) (2) (3)
Il est à penser que nul n'est venu ici depuis le crime. (Exbrayat, Joyeux Noël, Tony, 1965: 145) Je vous prie de me pardonner ce moment de folie. - Pour un homme de science, vous ne réfléchissez pas tellement avant d'agir, hein? (Exbrayat 1965: 64) Un certain soir, elle n'était pas de retour à minuit. (Cabanis, Les jardins de la nuit, 1973: 192)
variantes: S - V, SP, COI (ou autres compléments), avec SP détaché: (4) J'avais été très déçu que personne n'ait songé, dès l'arrivée, à se précipiter vers la mer. (Borgeaud, Le voyage à l'étranger, 1974: 152) SP - S - V. Dans (5) il y a contrainte syntaxique sur la place du SP dans la proposition relative, et dans (6), focalisation sur le SP placé en tête de la proposition COD. (5) Après le dîner durant lequel Maréchal n'apparut pas, Sébastien s'en alla se coucher. (Aubry, Sébastien parmi les hommes, 1968: 102) (6) Toutes les bêtes des Orfosses surent que [...] de très longtemps elles n'auraient rien à craindre de lui. (Genevoix, La dernière harde, 1972: 106) S - V , SP (SP détaché): 2
Nous reprenons ce syntagme à Wilmet (1997).
Prépositions de temps et négation (7) (8)
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Les Syrtes ne sont pas le paradis terrestre, en cette saison. (Gracq, Le rivage des Syrtes, 1951:258) C'est drôle, [...], je ne vous ai jamais plus rencontrée ici, depuis l'autre jour. (Van der Meersch, La maison dans la dune, 1973: 125)
il y a qT que S - V Nég. Dans (9), il y a focalisation sur la quantité de l'intervalle référentiel. (9)
2.2
[...] je suis à bout... Il y a deux nuits q u e j e ne dors pas. (A. Christie, Meurtre en Mésopotamie, 1967: 17) [je ne dors pas depuis deux nuits]
Tests
1) L'interrogation est possible en reprise: il y a demande de confirmation, de précision sur le moment R ou sur la «quantité» de l'intervalle I. (10) Nous ne nous sommes pas adressé la parole pendant trois jours. (A. Christie 1967: 19) (10a) Vous ne vous êtes pas adressé la parole pendant combien de temps? 2) La transformation affirmative n'est pas toujours possible, surtout dans le cas de certains relateurs [+Durée]. Dans (10b), il s'agit d'une situation télique incompatible, en dehors de l'itération instituée par la présence de la négation,3 avec l'intervalle défini par le SP. Dans (11) apparaît la préposition de, dans un emploi qui n'est d'ailleurs possible que dans les phrases négatives. Quant à (3a) - vision sécante d'un procès, en présence d'un repère ponctuel - , l'énoncé affirmatif pourrait devenir acceptable à condition d'y insérer, par exemple, l'adverbe présuppositionnel déjà. (10b) * Nous nous sommes adressé la parole pendant trois jours. (11) Il ne plut pas de la journée. (Simenon, Maigret et l'homme du banc, 1953: 8) (1 la) * Il plut de la journée. (3a) ?? Un certain soir, elle était de retour à minuit. 3) La suppression du SP est possible, cependant l'énoncé résultant, bien qu'acceptable, reste en quelque sorte inachevé, demandant une détermination temporelle, une précision sur l'intervalle pour lequel cette situation négative est valable. (10c) Nous ne nous sommes pas adressé la parole. [Pendant combien de temps?] 4) Le détachement du SP est possible dans certains cas - voir les exemples (7) et (8). Le SP est détaché à la fin de l'énoncé, devenant une sorte d'ajout parenthétique. De plus, la coordination avec et cela peut montrer à la fois la relative autonomie de certains SP et le lien étroit existant entre la situation négative [S - V ] et le SP. Cela n'est pas possible pour le relateur de. (10d)Nous ne nous sommes pas adressé la parole, et cela pendant trois jours. 3
C'est ce que nous avons appelé itération virtuelle niée (Jenchea 1999).
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María Jenchea (1 lb)* Il ne plut pas, (et cela) de la journée.
5) La transformation en phrase averbale est impossible, puisque l'énoncé affirme la relation temporelle entre [S - V ] et SP, représentant donc un tout indissociable sur le plan discursif). ( 1 Oe) * Pas pendant trois jours. (1 le) * Pas de la journée. 6) L'emphase par clivage (c 'est SP que + S - V Nég) semble difficile à accepter, puisqu'il s'agit d'une situation envisagée dans sa globalité. On peut cependant insister sur la quantité de l'intervalle référentiel au moyen de il y a... que. (lOf) ?? C'est pendant trois jours que nous ne nous sommes pas adressé la parole. (10g) Il y a trois jours que nous ne nous sommes pas adressé la parole.
2.3
Interprétation de la situation négative
Dans les énoncés de ce type, on a affaire à une négation descriptive. Il s'agit, en fait, de l'assertion d'une situation négative considérée dans sa globalité (le procès et sa localisation temporelle, exprimée par le SP). D'ailleurs, l'énoncé négatif est souvent l'équivalent d'un énoncé positif (paraphrase possible à l'aide d'un verbe de forme affirmative): (12) C'est la seule réponse qu'il ait su adresser à quelqu'un qui n'aime pas sa musique depuis vingt ans. (Roussin, La claque, 1973: 21) [qui déteste sa musique] La preuve du fait que la situation est envisagée dans une vision globale, c'est la possibilité que l'ensemble [S - V ] - SP devienne rhème en présence d'un circonstant de phrase (surtout lorsque celui-ci est de nature temporelle), qui constitue le thème de l'énoncé, réalisant un cadrage4 - voir aussi les exemples (2) et (3). (13) Parfois elle ne rentre pas du tout de la nuit. (Simenon, Maigret se défend, 1964: 85) L'énoncé marque l'absence, au moment R ou pendant l'intervalle I, d'un procès qui est virtuellement réalisable, possible ou attendu (présupposition affirmative: «comme cela aurait été possible.. ,»).5 Dans le cadre de cette vision globale de la situation négative, on remarquera, néanmoins, une certaine autonomie des constituants, ce qui rend possible le phénomène de la focalisation (accentuelle), marquant une certaine insistance soit sur le procès, soit sur le SP. Cela arrive souvent dans les propositions subordonnées. 4
5
Le cadrage représente une prédication pragmatique, discursive. Il y a rupture syntaxique indiquée par une pause / virgule; le circonstanciel se convertit en cadrage; une fonction sémanticogrammaticale se convertit en fonction pragmatique (voir à ce sujet Berthonneau 1987; Combettes 1998; Pop 2000). Le fait de nier «présuppose que d'une façon ou d'une autre la réalisation du processus ou de la qualification était en attente ou, du moins, envisagée comme possible» (Charaudeau 1992: 560).
Prépositions de temps et négation (14) Le malade sait qu'il ne vivra plus dans dix ans. (Yourcenar, d'Hadrien, 1974: 13) [dans dix ans, il sera mort]
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La construction est proche du tour dans dix ans, il ne vivra plus — avec le détachement, avant [S - V], du SP qui devient thème, le procès négatif devenant alors rhème. À comparer avec les énoncés de type B. (15) Ils disent que s'ils n'ont pas les photos à une heure ils ne seront pas prêts pour quand le journal doit tomber. (Anouilh, Orni/le ou le courant d'air, 1974: 50) L'énoncé est l'équivalent de «si, à une heure, ils n'ont pas les photos». Il y a ici opposition entre le moment marqué par le SP et la détermination temporelle exprimée par la proposition subordonnée. On peut enregistrer plusieurs cas de figure: on peut avoir affaire à des relations temporelles variées, à des procès téliques (imperfectifs) ou atéliques (perfectifs) et à des formes verbales (temps) accomplies ou inaccomplies. a) Absence d'une situation non transitionnelle (état ou procès imperfectif, atélique) pendant l'intervalle référentiel I. La négation d'un procès imperfectif ou d'un état (verbe à un temps inaccompli) est moins fréquente que la négation d'un procès perfectif (télique). L'espace de référence est le plus souvent un intervalle - défini comme antérieur/ postérieur à R ou à T 0 ) - , le procès étant considéré dans une vision durative, non sécante (continuité). (16) Le père sortit en grommelant qu'il n'avait plus rien à fumer depuis trois jours. (Clavel, Les fruits de l'hiver, 1968: 16) La présence d'un repère ponctuel (moment) impose une vision sécante du procès, comme dans l'exemple (3): à minuit. b) La négation - donc l'absence - d'un procès perfectif (télique) équivaut à un état dont la durée coïncide avec le laps de temps défini par le SP (antérieur ou postérieur à R ou à T 0 - moment de l'énonciation). On peut avoir affaire à un semelfactif virtuel, nié pour tous les moments de l'intervalle: (17) C'est tout en désordre, je m'excuse, je ne suis pas rentrée ici après le travail. (Faye, Entre les rues, 1958: 171) [comme j'aurais pu le faire] Dans d'autres cas, il s'agit d'une itération virtuelle niée (dont la marque explicite peut être la négation forte jamais ou pas une seule fois). Un procès perfectif (ou un état) susceptible de se répéter est nié pour chaque moment de I (durée close). En fait, la négation d'un procès perfectif équivaut à un état qui occupe l'espace temporel envisagé. Le verbe est à un temps accompli (implicatif ou non). (18) (19) (20) (21)
6
Il n'avait jamais été malade de sa vie. (Aymé, Derrière chez Martin, 1973: 13) Ils ne s'étaient pas vus depuis bientôt deux ans. (Dhôtel, L'azur, 1968: 32) Tu ne m'as rien dit de la soirée. (Simenon 1953: 81)6 Il s'est montré fort irrité et n'a pas voulu revenir de cinq jours. (Gide, L'immoraliste, 1964: 180)
De signifie «pendant toute la période P», l'indéfini tout étant exprimé ou sous-entendu. L'emploi de de [+qT] est conditionné par le constituant [+Négation],
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3
La négation porte sur le procès
3.1
Structures syntaxiques
Comme dans les énoncés de type A, on a affaire, ici aussi, à une négation descriptive, les opérateurs de la négation étant des négations pleines: ne...pas (du tout), ne... aucun / personne /rien, ne...pas encore, ne...plus; ne... jamais, ne...guère.1 Le SP est détaché en tête de phrase: le circonstanciel (de phrase) se convertit en cadrage. On rencontre ici deux types d'énoncés: a) Phrase canonique (avec verbe). La structure type est: SP, S - V Nég; variante: SP - S V N é g . Le SP occupe la première place. L'énoncé peut comporter un deuxième SP, incident au verbe, comme dans (23), où le SP de deux semaines marque la durée du procès. (22) Passé midi, je ne serai plus chez moi. (Grand Larousse de la langue française) (23) Après cette lettre Daniel ne revint pas dans l'appartement de deux semaines. (Triolet, Roses à crédit, 1979: 59) On rencontre aussi des variantes où le SP est détaché à l'intérieur de la phrase, avec, toujours, la possibilité de le déplacer au début de l'énoncé; jamais et pas une seule fois peuvent être placés en tête de phrase, précédant le SP. (24) Mon oncle, en ce temps-là, ne s'occupait pas encore d'économie politique. (Gide, Si le grain ne meurt, 1955: 39) (25) .. .notre taux de chômage n'a jamais, depuis sept ans, été aussi bas. {Le Canard enchaîné, 2.02.2000) (26) Pas une seule fois, de toute la nuit, il ne s'était retourné vers le Rouge. (Genevoix, La dernière harde, 1972: 85) b) Phrase averbale à deux termes (phrase segmentée: thème + rhème): SP, Nég SN (27) C'était vraiment extraordinaire! depuis quatre jours, pas de nouvelles! (Flaubert, inLefeuvre 1999: 133)
3.2
Tests
1) Interrogation: qu 'est-ce qui se passe / s'est passé / se passera au moment R / pendant l'intervalle I? La question met en évidence le fait que la négation porte sur le procès, sur le «contenu» de l'espace temporel de référence. (28) Marc et moi, en six ans de mariage, nous n'avons jamais eu le moindre heurt... (Exbrayat 1965: 42) 7
La négation restrictive ne...que (portant sur le procès) est extrêmement rare. Les deux exemples que voici sont des énoncés d'état, dont le verbe est à l'imparfait: «Pour l'instant, il ne me restait pas autre chose à faire qu'à tenter d'accumuler le plus de renseignements possible». (Exbrayat 1965: 47); «Dans son milieu - et cela depuis toujours - on ne recevait qu'au salon et dans une tenue sans le moindre relâchement». (Exbrayat 1965: 107)
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(28a) Qu'est-ce qui s'est passé en six ans de mariage? 2) La transformation affirmative n'est pas toujours possible, étant donné que le contenu de R/I est défini comme une situation négative. Elle devient possible en présence d'adverbes aspectuels positifs, marquant soit l'itération, soit la continuité (toujours, encore). (28b) *Marc et moi, en six ans de mariage, nous avons eu le moindre heurt. (22a) *Passé midi, je serai chez moi. 3) Suppression du SP: l'énoncé négatif résultant représente l'assertion d'une situation négative, mais on ne précise pas les limites de l'intervalle temporel pour lequel la situation est valable. Jamais constitue pourtant une indication suffisante dans ce sens. (22b) Je ne serai plus chez moi. [ - À partir de quel moment?] (28c) Marc et moi, nous n'avons jamais eu le moindre heurt. 4) Le détachement du SP est une caractéristique essentielle qui définit, précisément, ce type de structures. 5) L'ellipse du verbe a pour résultat une phrase averbale à deux termes (segmentée): SP, pas + SN, correspondant au thème et au rhème. (28d)En six ans de mariage, pas le moindre heurt. 6) L'emphase par clivage est impossible, puisque le SP est déjà mis en évidence par sa place (détachement). (28e) ""C'est en six ans de mariage que nous n'avons jamais eu le moindre heurt.
3.3
Interprétation de la situation temporelle
La négation porte sur le procès: on présente le «contenu» négatif de l'espace temporel de référence (sorte de bilan négatif). L'absence d'un état / procès est définie en fonction du repère temporel exprimé par le SP. En fait, il y a assertion d'une situation négative: on affirme la relation entre l'absence d'un procès et le repère défini par le SP. Il s'agit de la description d'une situation négative contredisant (implicitement) une attente ou une possibilité. Le SP (complément de temps) désignant le moment R ou l'intervalle I référentiel est le thème de l'énoncé; l'ensemble [S - V] (la situation négative) est le rhème (le «contenu» de R/I). Tout comme pour A, on remarque la diversité des rapports temporels exprimés par les relateurs prépositionnels qui connaissent ce type d'emploi. On peut distinguer plusieurs cas de figure: a) Absence d'un procès télique (situation transitionnelle), soit un semelfactif nié pour le moment R: (29) A huit heures Paule n'est pas partie (in Vet 1980: 108) [comme on aurait pu s'y attendre] (30) A la descente du wagon, Thérèse ne fut pas reconnue. (Mauriac, Thérèse Desqueyroux, 1936: 107) [comme c'était à craindre]
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(31) Lors de cette entrevue, aucune réponse concrète n'a été donnée par le ministère. (Ras la brouette, Jardin des Plantes, Paris, octobre 2001) soit une itération virtuelle niée - c'est-à-dire absence d'un procès télique pendant l'intervalle référentiel - , qui équivaut à un état occupant le laps de temps défini comme repère; le procès est nié pour chaque moment de I (il y a continuité de cet état négatif à l'intérieur d'une durée-cadre): (32) De novembre à mai, aucun navire ne parvient à percer la couche de glace qui bloque les fjords de l'archipel. (L'Express 1366 /1977) (33) Jusqu'à ce matin, il ne m'avait jamais rencontré. (Simenon 1964: 169) (34) Et durant quelques jours, je ne quittai guère les bois. (Gide 1964: 136) La présence de pas une seule fois marque l'emphase sur la situation négative, renforçant l'idée d'une itération virtuelle niée - voir l'exemple (26). b) Absence d'un état / procès imperfectif (situation non transitionnelle) au moment R ou pendant I; le verbe est à un temps inaccompli (présent, imparfait). (35) A cette heure-ci c'est pas agréable de descendre au parking, (in Callebaut 1991: 68) (36) Dans ce temps-là, je n'aurais pas pu me payer un toubib. (Simenon 1964: 134) (37) Après cette triple enquête, je n'étais pas plus avancé. (Exbrayat 1965: 113) (38) A partir de ce jour, je n'ai plus de fils. (Van der Meersch, Corps et âmes, 1974: I, 236) (39) Au bout de peu de mois, il ne paraissait plus que son intelligence avait sommeillé si longtemps. (Gide, La symphonie pastorale, 1963: 69) On peut signaler deux situations un peu particulières: -situation négative déterminée par un seuil minimal d'existence désigné par une expression quantitative (qui définit une quantité minimale); paraphrase possible avec pas même; temps accompli (ce qui renforce l'idée d'un bilan négatif). On constate la présence d'un COD constitué d'un numéral cardinal et d'un nom tel que mots, paroles... ou d'un COD comportant le superlatif relatif le moindre + N. (40) De tout le trajet, il ne prononça pas trois paroles. (Martin du Gard, Les Thibault, 1960:1,409) (41) En cinq ans, il ne lui a pas offert le moindre voyage. (Exbrayat, Les douceurs provinciales, 1963: 116) - comparaison implicite avec d'autres occurrences du même type de situation; focalisation sur le degré, l'intensité; négation forte, avec jamais exprimé ou implicite. La phrase comporte un comparatif d'égalité (aussi + Adj) ou l'indéfini un tel (+ N) se rapportant à la qualité ou à l'intensité du procès; il y a comparaison implicite de la situation actuelle avec d'autres situations du même type. (42) De sa vie il ne s'était senti aussi embarrassé, aussi importun. (Steeman, Le mannequin assasiné, 1960: 89) [qu'à ce moment-là]
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(43) Jamais jusqu'alors, je n'avais éprouvé un tel plaisir à voguer vers l'Algérie. (Gösset, Mes hommes dans un bateau, 1965: 228)
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La négation porte sur le complément de temps prépositionnel (SP)
4.1
Structures syntaxiques
a) Négations pleines: -structure type: S - V Nég - SP; il peut même y avoir plusieurs SP coordonnés (coordination négative): (44) Vous n'êtes pas là depuis le commencement. (Ionesco, Théâtre, 1958: II, 18) (45) Julien ne se levait guère avant neuf heures. (Clavel 1968: 160) (46) Notre France républicaine ne s'est pas faite en un jour, ni en une année ni même pendant cette révolution qui signa l'arrêt de mort d'un monarque [...]. (Historia 1/2000, 3) - construction elliptique de verbe (pas + SP), en phrase indépendante ou, parfois, en en proposition juxtaposée, en présence du restrictif du moins} (47) Michel les retrouva à moitié endormis. Pas pour longtemps. (Charles-Roux, Elle, Adrienne, 1979: 70) (48) Toujours tes bêtises. - Plus pour longtemps. (Montherlant, L'exil, 1967: 18) (49) La redevance télé ne sera pas supprimée, du moins pas avant deux ans. (ex. oral, Radio MC, 20.02.2001) -ce η 'est pas SP que S - V Aff (emphase): (50) Ce n'est pas à cinquante ans que je renoncerai au lourd sacrifice de cette expérience. (Borgeaud 1974: 11) b) Négation restrictive - S - «e V Aîïque — SP (51) Le Floch-Prigent ne s'y est lancé qu'après avoir pris un certain nombre de garanties. (Le Canard enchaîné, 2.02.2000) - emphase: ce n'est que SP que S -V / il n'y a que SP que S -V. Dans (48), l'emphase porte sur la situation temporelle du procès et dans (49), sur la quantité temporelle. (52) Ce ne fut que vers minuit qu'elle m'appela. (Cabanis 1973: 47) (53) Il n'y a que depuis cinq ou six ans que j'apprends véritablement à dessiner selon les normes de la beauté la plus instinctive. (Nouvelles de France 15/1981) 8
Le restrictif du moins peut transformer une situation négative de type A avec détachement ex. (7) - en une situation de type C: Les Syrtes ne sont pas le paradis terrestre, du moins pas en cette saison.
460 4.2
Maria fenchea
Tests
1) Transformation interrogative: il est possible de formuler, à partir de l'énoncé donné, une question avec est-ce que, ou alors une question qui attend une confirmation négative. (45a) Est-ce que Julien se levait avant neuf heures? - Non, il ne se levait que plus tard. (54) Tu ne t'en vas pas avant jeudi? (in Callebaut 1991: 63) [n'est-ce pas?] - Non, pas avant jeudi. 2) La transformation affirmative aboutit à une assertion qui, dans la situation donnée, s'avère fausse et que l'on peut rejeter en tant que telle: (55) Elle ne rentrera pas avant ce soir. (55a) Elle rentrera avant ce soir. - Mais non, ce n'est pas vrai! 3) Suppression du SP: il résulte un énoncé qui n'est pas conforme à la réalité, puisque l'énoncé de départ a une implication positive. En fait, le SP est un complément essentiel, qui ne peut donc pas être supprimé: ce qui est nié, c'est précisément la relation entre [S + V] et le SP). (55b)Elle ne rentrera pas. - Si, elle rentrera, mais ce ne sera pas avant çe soir. 4) Le détachement du SP est impossible, puisqu'il s'agit d'un complément essentiel, incident au verbe à la forme négative. 5) Ellipse du verbe: on aboutit à une phrase averbale à un terme (pas + SP), où l'on nie la relation temporelle exprimée par le SP. (55c) Pas avant ce soir. Voir aussi les exemples (47), (48) et (49). 6) L'emphase par clivage est possible (si le repère temporel est considéré dans une vision ponctuelle), et l'on peut enchaîner avec le correctif mais. Dans le cas des relateurs qui marquent une durée, la tournure emphatisée est moins naturelle, voire inacceptable. (55d)Ce n'est pas avant ce soir qu'elle rentrera (mais plus tard). (44a) ?? Ce n'est pas depuis le commencement que vous êtes là.
4.3
Interprétation de la situation négative
La négation porte sur le SP - plus exactement sur la relation temporelle entre [S - V] et SP.9 Le procès est nié pour l'espace temporel (moment/intervalle) de référence, étant implicitement affirmé pour d'autres moments/intervalles, qui ne sont pas précisés. On a affaire à une négation restrictive, avec une implication positive. D'ailleurs, ces énoncés 9
En commentant l'exemple «Pierre ne peindra pas entièrement ce mur en cinq minutes», Callebaut (1991: 12) fait remarquer que l'énoncé est compris avec une portée de la négation déplacée de son point de rattachement syntaxique vers l'un des compléments, le plus spécifique - en cinq minutes, le prédicat étant neutralisé par la négation.
Prépositions de temps et négation
461
admettent, le plus souvent, la paraphrase avec ne... que. Ainsi, Vous η 'êtes pas là depuis le commencement signifie «Vous n'êtes arrivé que plus tard». (56) Il n'est pas rentré jusqu 'au lendemain (in Boriilo 1984: 38) [il n'est rentré que le lendemain] 10 La présupposition positive peut d'ailleurs être explicitée dans le co-texte: (57) Je ne vous attendais pas pour aujourd'hui... Je croyais que vous deviez venir demain... (Ionesco 1958: 176) Ce qui est nié, ce n'est donc pas le procès lui-même, mais la relation temporelle (coïncidence, antériorité, postériorité) entre le procès et le repère. L'interprétation de la situation temporelle du procès est en fait influencée par la présence de la négation. Ainsi, le rapport de coïncidence exprimé par la préposition à peut être réinterprété comme un rapport d'antériorité ou de postériorité. On nie la coïncidence du procès avec le repère R défini par le SP, tout en affirmant, implicitement, sa coïncidence avec un autre repère, indéterminé, antérieur ou postérieur à R. (58) Paule n'est pas partie à huit heures (in Vet 1980: 108) [Ce n'est pas à huit heures que Paule est partie, comme on aurait pu s'y attendre, mais à un autre moment, qui peut être sept heures ou neuf heures] La négation peut porter sur la durée du déroulement d'un procès imperfectif (pendant qT): (59) Hélène n'a pas marché pendant deux heures, (in Co Vet 1980: 129) [Hélène n'a pas marché pendant deux heures, mais pendant une heure seulement]11 ou encore sur la durée nécessaire à l'accomplissement du procès {en qT), considérée comme insuffisante: (60) Il était évident que Brasselier ne pourrait pas rembourser en une année. (Floriot, La vérité tient à un fil, 1970: 11) [il lui faudrait plusieurs années] Dans le cas du relateur avant, le rapport d'antériorité devient un rapport de simultanéité ou de postériorité. Le procès est nié pour la période antérieure au repère, mais, par cela même, il est affirmé, implicitement, à partir de R: il est reporté à un moment qui coïncide avec le repère ou qui est postérieur à celui-ci. Le repère R marque la limite de l'espace temporel de la non-action, limite au-delà de laquelle l'action devient possible. Pas avant signifie donc:
10
11
En reprenant les exemples discutés par Boriilo (1984) «Il n'est pas rentré jusqu'au lendemain» et «Il n'est pas resté jusqu'au lendemain», on peut remarquer que le premier énoncé comporte un verbe télique, ponctuel; l'accent porte sur le SP, et l'on a donc une situation de type C. Dans le deuxième énoncé on a un verbe duratif, atélique, avec «une accentuation normale et sans pause dans la phrase», donc une situation de type A. Selon Vet (1980: 129), la négation de cette phrase permet deux interprétations: soit «Hélène n'a pas marché deux heures (mais une heure seulement)», soit «Pendant deux heures Hélène n'a pas marché (mais a fait autre chose)». En fonction de la focalisation accentuelle, la négation porte tantôt sur la durée du procès, tantôt sur l'existence même du procès pendant l'intervalle qT.
462
Maria fenchea
«au plus tôt au moment R (ou à la fin de l'intervalle I)» —» après. L'exemple (42) doit être compris ainsi: «il se levait au plus tôt à neuf heures ou même après neuf heures». (61) Mais je vous promets de ne pas vous écrire avant quinze jours. (Montherlant, Les jeunes filles, 1973: 14) [je ne vous écrirai que dans quinze jours au plus tôt] Dans le cas du relateur après, le rapport temporel de postériorité devient un rapport de simultanéité ou d'antériorité. La postériorité est niée, la présence de la négation déplaçant le procès à un moment indéterminé, antérieur au repère ou qui, tout au plus, coïncide avec celui-ci. Pas après signifie: «au moment R au plus tard» —> avant. (62) Je t'en prie, n'arrive pas après huit heures et quart, parce que j'ai très faim. (Proust, Les plaisirs et les jours, 1973: 273) [tâche d'être là à huit heures et quart au plus tard]
5
Conclusions
Nous pouvons reprendre l'essentiel de notre exposé dans le tableau 1. Il est intéressant d'étudier les compatibilités et les incompatibilités des relateurs prépositionnels temporels avec la négation en général, avec des types particuliers de situations négatives (A, Β et C) ou avec certains termes négatifs. De nombreux relateurs [+Temps] - tels que à, après, avant, depuis, en [-qT], jusqu'à, pendant - apparaissent assez fréquemment dans des énoncés négatifs du type A, Β ou C. Durant s'emploie dans des énoncés négatifs de type A et B, et en [+qT], dans des situations de type Β et C. La préposition avant [+qT] apparaît presque toujours dans des structures négatives (type C), tandis que la préposition de marquant l'intériorité à une période appartient à la catégorie des «réservés aux prédications négatives» (Wilmet 1997: 509), n'étant employée que dans des phrases affectées du constituant [+Négation], Dans le cas de certains relateurs, on peut constater des restrictions quant à leur emploi en phrase négative. Ainsi, le relateur dès apparaît uniquement en situation négative de type A; passé, à partir de ou de...à n'apparaissent que dans des énoncés de type B. De (limite initiale + durée), à partir de ou dans [+qT] manifestent une préférence marquée pour la négation ne...plus. Certains relateurs, tels que vers, sur ou sous [+qT], ont pour vocation d'asserter une détermination temporelle, n'acceptant donc pas la construction négative; vers et sur ne semblent compatibles qu'avec l'emphase négative à valeur polémique (ce η 'estpas...que, mais...) ou avec la négation restrictive ne...que ou ce n'est que... que); l'emploi de sous [+qT] - qui marque la postériorité imminente - exclut les structures négatives. On peut ajouter aussi que les prépositions de temps apparaissent surtout dans des phrases négatives énonciatives; en fait - les exemples de notre corpus le confirment - il y a très peu d'interrogatives, d'injonctives ou d'exclamatives négatives qui comportent un SP [+Temps]. Les structures négatives envisagées ici apparaissent aussi bien dans des phrases indépendantes (ou dans des propositions principales) que dans divers types de subordonnées, surtout les situations de type A; on constate d'ailleurs une fréquence plus
Prépositions de temps et négation
463
grande de ce type de structures - par rapport aux deux autres - dans les subordonnées, ce qui est naturel: on envisage l'ensemble de la situation, dans une vision globale. A l'ensemble de l'énoncé: [S - V] - SP; assertion d'une situation négative Opérateurs de - négations pleines la négation Syntaxe: - phrase -S-VNég-SP canonique (var. S-VNég, SP) Portée de la négation
-phrase averbale
Tableau 1 Β le procès [S - V]; assertion d'une situation négative («contenu» négatif de l'espace temporel de référence) - négations pleines - (négation restrictive)
- négations pleines - négation restrictive
-SP, S-VNég (var. S, SP, VNég)
-S-VNég-SP (compi, essentiel)
- SP, Nég SN
- N é g SP
C la relation temporelle (SP); affirmation implicite d'une situation positive
Nous n'avons pas pu épuiser ici tous les aspects de la question étudiée et, surtout, nous avons dû renoncer, faute d'espace, à l'analyse des équivalences de ces types de structures en roumain. Il existe, entre le français et le roumain, certaines divergences significatives dans l'emploi des prépositions temporelles en contextes négatifs, qui viennent à l'appui de l'interprétation proposée. Cette comparaison fera l'objet d'une étude ultérieure.
Bibliographie
Berthonneau, Anne-Marie (1987): La thématisation et les compléments temporels. In: Travaux de linguistique 14-15, 67-81. Boriilo, Andrée (1984): La négation et les modifieurs temporels: une fois de plus «encore». In: LFr 62, 37-58. Callebaut, Bruno (1991): La négation en français contemporain. Brüssel: Paleis der Academiën. Charaudeau, Pierre (1992): Grammaire du sens et de l'expression. Paris: Hachette Éducation. Combettes, Bernard (1998): Les constructions détachées en français. Paris: Ophrys. Lefeuvre, Florence (1999): La phrase averbale en français. Paris: L'Harmattan. Pop, Liana (2000): Espaces discursifs: Pour une représentation des hétérogénéités discursives. Louvain, Paris: Peeters. Jenchea, Maria (1999): L'expression des relations temporelles dans le système des prépositions du français. Préposition et verbe. Timiçoara: Mirton. Vet, Co (1980): Temps, aspects et adverbes de temps en français contemporain. Genève: Droz. Wilmet, Marc (1997): Grammaire critique du français. Louvain-la-Neuve: Duculot.
André
Valli
Déterminant 0 en français et en espagnol: hétérogénéité des usages
Si on écarte le cadre de l'apposition, qui n'a pas été étudié de ce point de vue, on peut dégager en français, quatre contextes grammaticaux dans lesquels on peut observer l'emploi du déterminant. 0 , avec un statut grammatical variable selon les contextes pour ce type de déterminant. D'autre part, il faut retenir que l'usage des déterminants zéro et indéfini a fait l'objet d'une évolution historique en français (Carlier 2001; Englebert 1996), plus ou moins importante selon les cadres syntaxiques examinés, ce qui rend la description de l'usage contemporain délicate et parfois embarrassante, du fait de vestiges de l'emploi de zéro en particulier devant les noms régime à l'origine de la notion de locution verbale (voir G. Gross 1997 et Curat 1999). Mon objectif, dans cette communication est de repérer, à la fois en diachronie du français, et en grammaire contrastive, en confrontant le français et une autre langue romane, l'espagnol, qui offre des similitudes dans les conditions de l'emploi du déterminant zéro, les éléments qui entrent dans la grammaticalisation de cette forme de détermination On adoptera comme référence la situation du français avant 1600. Cette question est abordée sous l'angle des flottements observés dans l'emploi du déterminant indéfini au XVe siècle. Parmi les quatre contextes dans lesquels 0 apparaît soit en opposition soit en situation de variante complémentaire avec les déterminants indéfinis (indéfini sing, et pluriel, partitifs), on s'intéresse à l'emploi de zéro devant les noms régimes directs. Selon Neumann (1959) on rencontrerait l'emploi de un devant les noms régimes concrets, celui de 0 devant les noms abstraits: (la) si non qu'il porte ung bastón blanc en sa main (Jehan de Paris, 32, 21) (lb) et luy commanda le roy que il fist extreme diligence (Jehan de Paris, 7, 8) (faire diligence = s'empresser)
1 Examen des facteurs sémantico-syntaxiques qui interviennent dans la grammaticalisation de l'emploi productif du dét. 0 devant les noms régimes directs en français juste avant 1600 Dans un article récent (Valli 1997), j'ai montré qu'une étude sur un corpus de textes de prose de moyen français remettait en question la position exprimée par Neumann. La présence d'un déterminant 0 devant un nom régime direct des verbes Avoir, Donner et
466
André Valli
Faire dans leur emploi support ou ordinaire paraissait être liée çà un certain nombre de paramètres lexicaux et grammaticaux: classe lexicale d'appartenance de noms régimes, nombre, présence d'une modalité, présence d'un élément modifieur antéposé, mise en coordination. Ainsi, on observe que l'emploi de 0 avec les noms de masse, prédicatifs ou noms communs (2) (3)
mon euer pour doubte de le perdre joye ne pourrait avoir. (S, 5) comme par avoir or ou argent richesses ou parents puissants et autres dons de fortune (J, 1, 121)
peut alterner avec celui d'un déterminant partitif: (4) (5)
il me fault faire la justice et se je n'ay du sens il m'en faut emprunter (J, 2, 14) car sa femme en avoit du lait pour soy nourrir (J, 1,25)
Avec les noms de type discret, qui sont surtout des noms communs, l'emploi de zéro s'observe au pluriel (6)
il faudrait porter des clayes ou fagots (J, 1, 88)
(7)
et apportèrent lettres de part le roy Amidas (J, 2, 176)
ainsi que dans un contexte de modalité négative et ou devant des noms coordonnés: (8) (9)
et leurs envoyerent pastez bouteilles et vivres (J, 2, 204) ne vous amusez point à prendre prisonniers ne chevaulx (J, 1, 145)
Avec les noms discrets au singulier, c'est l'usage de l'indéfini qui domine; l'emploi de zéro semble favorisé par une modalité négative, ainsi que par un contexte de coordination: (10) (11) (12) (13)
un cerf qui, de sa volonté, saulte une haye ou ung fossé (J, 2, 22) combien que on eust bien trouvé logeiz pour se logier (J, 2, 196) tellement qui le deschireront qu'il ne pourra vent retenir (J, 2, 58) et qu'ilz perdissent ne corps ne ame(J, 1,158)
Quelque soit le nom, la présence d'un adjectif antéposé de type «doseur» paraît favoriser l'emploi de zéro: (14) car il estait en moult bel arroy et avoit belle et grosse compaignie avec luy (J, 2, Π) (15) et mauldire l'eure que oneques eurent richesses et trésors mauvaisement acquis (J, 2, 76) Enfin, 0 alterne avec l'indéfini devant les noms prédicatifs discrets d'aspect dynamique, qui décrivent un événement: (16) auquel semblablement fist reverence a genoul (S, 125) (17) car le Jouvencel fist une saillie par les fosez et vint au couvert (J, 1, 164) J'ai représenté, dans le tableau ci-dessous, les différents paramètres qui interviennent dans la distribution du déterminant 0 devant les noms régimes des verbes Avoir, Donner et Faire en moyen français, en concurrence avec l'emploi des déterminants partitifs et indéfinis.
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Déterminant 0 en français et en espagnol: hétérogénéité des usages
Ν «massifs»
Noms «discrets» Singulier
Pluriel
0 alterne avec un devant les Noms 0 0 alterne avec du, de la, de l ' qui notent une action 0 si contexte de négation et/ou de coordination 0 + Adj. non typant + Ν alterne avec un + Adj. non typant + Ν Tableau 1
2
La situation en français contemporain
Les mêmes facteurs interviennent, mais avec une bien moins grande productivité, dans le déclenchement de l'emploi de déterminant 0 dans les mêmes contextes en français contemporain. Le cas le plus communément discuté de l'emploi de zéro est sans doute celui de la position dite de l'objet direct dans lequel l'absence de déterminant est souvent considérée comme une indication du caractère plus ou moins locutionnel de ces expressions (Gross / Valli 1991): (18) Faire (un) obstacle à une politique Faire (une) offre de service Donner prétexte(s) à une intervention Avoir (de la) peine à comprendre Faire (un) grands cas d'un roman C'est également le contexte le plus fréquent qu'on peut relever dans l'inventaire des locutions verbales coalescentes
de Damourette et Pichón:
(19) Que d'autres fissent étalage, devant un noir à peine civilisé, de ce qu'ils appelaient son autonomie. (Mgr Augouard; 15 juillet 1926; Damourette / Pichón 1911-1940: 390) (20) Adieu, faites moy réponse, je vous prie. (Adrienne Lecouvreur, Lettre LIV; Damourette / Pichón 1911-1940: 186) et dans celui de Björkman (1978): il s'agit, dans presque tous les cas, de constructions à verbe support, qui mettent enjeu des noms prédictifs: (21) Faire banqueroute/ Faire une banqueroute totale (22) Faire volte-face/ Faire une volte-face Chez Anscombre (1986) et M. Gross (1985), un rapprochement est établi entre les formes d'introduction de ces noms régimes et sujets passifs
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André Valli (23) Démonstration en a été faite par Fermât dans une de ses lettres (24) Max a (archivé, fourni à Luc, obtenu de Guy) copie de ce (texte, rapport)
Il semble que l'emploi de zéro devant les noms régimes prépositionnels obéit, au moins en partie à des tendances similaires (Pottier 1962): (29) avec courage avec un courage fou avec le courage que l'on sait
3
L'emploi de 0 devant les noms régimes directs en espagnol: similitudes et dissimilitudes avec la situation française avant 1600
A partir d'une étude qui fait autorité (Lapesa 1975) et d'une étude récente conduite sur un corpus de textes contemporains et d'articles de presse (Dorne-Nin 1998), nous avons cherché à dégager quels sont les facteurs lexicaux et grammaticaux qui sont liés à l'emploi du déterminant 0 en espagnol, devant les noms régimes directs. Cet usage apparaît important dans cette langue, prépondérant ou occasionnel, selon les cas, comme nous allons le voir. Comme en français médiéval, les caractéristiques de la classe lexicale des noms introduits jouent un rôle primordial. En effet, les noms de masse, concrets ou abstraits, se construisent régulièrement avec 0 , avec le verbe Tener, par exemple, s'ils sont d'aspect lexical statif. (30) Tener experiencia (Avoir de l'expérience) Au contraire, ils sont combinés avec l'indéfini quand le nom exprime un procès d'aspect dynamique: (31) Tener una experiencia (dolorosa) (Avoir une expérience) Avec Tener, dans les mêmes conditions, l'emploi de 0 est possible (32) Tener explicación Mais non avec les verbes Hacer et Dar. (33) Dar una explicación (Donner une explication) (34) Hacer una genuflexión (Faire une génuflexion) L'espagnol offre en outre un cas d'opposition entre l'emploi de 0 et celui de l'indéfini, devant les noms communs de type discret·, on parle dans ce cas d'une valeur générique pertinente de zéro:
469
Déterminant 0 en français et en espagnol: hétérogénéité des usages
(35) Tengo 0 coche (Je possède une voiture) (36) Tengo un coche (J'ai une voiture à ma disposition) Quelque soit la classe à laquelle appartient le substantif, un certain nombre de facteurs syntaxiques et sémantiques apparaissent de nature à favoriser l'occurrence d'un dét. 0 , avec les mêmes verbes. - le nombre pluriel: (37) La industria del automóvil tiene ciclos - la présence d'une modalité négative ou interrogative: (38) Pues si no tiene trombón..se lo inventa (39) ¿No tienen médico? (40) ¿No te gustaría tener hijos? - la présence d'un modifieur adjectif antéposé: en présence d'un modifieur adjectival, dans les constructions du verbe Tener, l'emploi de l'indéfini un s'impose, quelques soient les classes d'appartenance des noms (+/- massif, +/- abstraits). (41) Siempre he tenido una fe ciega en la chica (J'ai toujours eu une foi aveugle dans cette fille) (42) Tiene una buena figura Tiene une figura atractiva Mais la présence de 0 est fréquente quand l'adjectif est antéposé: (43) Tengo buenos amigos (44) Yo tenía ciega confianza en ella (J'avais une confiance aveugle en elle) J'ai sommairement représenté dans le tableau suivant les différents paramètres qui interviennent dans la distribution du déterminant 0 devant les noms régimes directs des verbes Hacer, Tener et Dar en espagnol. Noms massifs Noms discrets Emploi exclusif de Singulier 0 Un en opposition avec 0
Pluriel 0
0 alterne avec un 0 favorisé par les contextes de négation et devant les Noms de coordination d'événements 0 + Adj. non typant + Ν alterne avec un + Adj. Non typant + Ν Tableau 2
AIO 4
André Valli
Point de vue contrastif
Si on récapitule tout ce qui vient d'être mis en évidence, on note que les conditions d'emploi du déterminant 0 devant les noms régimes directs des verbes Tener, Hacer et Dar, en espagnol, ne sont que superficiellement similaires à celles qu'on observe en français, dans les mêmes contextes syntaxiques avant 1600 - rapprochement qui est pourtant souvent mis en avant - ou à celles qu'on observe, en français contemporain, dans l'introduction des noms construits par la préposition avec dans les groupes prépositionnels compléments de manière. Le tableau récapitulatif ci-dessus indique assez clairement, me semble-t-il, que les mêmes facteurs sémantico-syntaxiques interviennent dans les trois domaines étudiés classe lexicale, modalité, nombre, coordination et énumération, présence d'un élément modifieur antéposé:les differences entre les langues tiennent au statut de déterminant 0 . En effet, le statut grammatical du déterminant 0 est différent dans les deux langues. Comme nous l'avons vu, en français ancien devant les noms régimes des verbes Avoir, Donner et Faire, et en français contemporain, dans un certain nombre d'expressions, on observe une concurrence dans l'expression de la détermination indéfinie et partitive entre 0 d'une part, et les déterminants un, du, de la, des. 0 apparaît comme une variante +/conditionnée des déterminant indéfini et partitif par un certain nombre de facteurs - classe lexicale, nombre, modalité, etc. Au contraire, en espagnol, on est amené à distinguer trois statuts possibles pour le déterminant 0 : - l'emploi de 0 est en opposition avec celui de l'indéfini un devant les noms de type discret: il a une valeur générique. - l'emploi de 0 , en l'absence de tout modifieur, est le seul observé devant les noms de type massif, - l'emploi de 0 constitue, comme en français, une variante +/- conditionnée de l'emploi de l'indéfini devant des noms abstraits d'aspect dynamique, comme en français avant 1600 et encore assez souvent en français contemporain: faire obstacle/ faire un obstacle, ainsi que devant les noms régimes quels qu'ils soient, précédés d'un adjectif non spécificateur, comme en français avant 1600 et aujourd'hui, dans certains emplois: faire grand bruit.
Bibliographie
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Déterminant 0 en français et en espagnol: hétérogénéité des usages
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Dan Van Raemdonck COI: Complément Objectivement Inutile
1
Introduction
Le système fonctionnel traditionnel du français n'est pas un système à proprement parler. Élaboré à des fins de rentabilité orthographique, il ne repose sur aucune économie systématique: il n'est pas hiérarchisé, ni organisé autour d'un critère unique; les fonctions ne se définissent déjà que très peu par elles-mêmes, encore moins par le lien systématique qu'elles entretiennent les unes avec les autres. Au sein des compléments du verbe (objet direct ou premier, objet indirect ou second, circonstanciel obligatoire ou non), par exemple, quelle place accorder à l'objet indirect? On connaît les tentatives avortées de séparation de l'objet indirect et du circonstanciel.1 Les tests formels ne donnent guère de résultats fiables: il est possible d'interposer des éléments entre le verbe et l'objet (il appartient, si je ne me trompe, au professeur)·, la mobilité présumée du circonstanciel est difficile pour les compléments de manière intraprédicatifs (?? bien je me comporte)·, la pronominalisation se fait en_y et en en pour des objets indirects c o m m e pour des circonstanciels (il en profite·,
il en vient; il y pense·, il y passe
ses
vacances), sans compter la pronominalisation en en de certains objets directs (il en mange, des pommes). Blinkenberg (1967) disait déjà que les critères formels sont inopérants. Malgré de nombreuses critiques, le COI reste vaillant dans le corpus terminologique des fonctions du français. Peu nombreuses ont été les tentatives de changements.2 Plus fondamentalement, se pose, selon nous, la question de la nécessité du maintien d'un type de complément dont la définition doit beaucoup (trop?) à l'accord du participe passé. Nous formulerons ici des hypothèses à creuser ultérieurement, hypothèses qui visent à une plus grande cohérence systématique. Au préalable, s'impose un aperçu du cadre syntaxique dans lequel nous inscrivons notre analyse.3 1
2
3
Tesnière (21965) allait jusqu'à avancer que les compléments introduits par à sont des actants, tandis que les compléments introduits par de sont des circonstants. Notons les travaux de Herslund sur Yadjet (voir à ce sujet Van Raemdonck 1998b), qui traitent le complément comme un prédicat; ou les propositions de Wilmet (21998), qui visent à faire de certains COI une sorte ou de prédicat second de l'objet premier. Ce ne sera pas notre choix. Nous payons tribut ici aux linguistes qui nous ont précédé et ont façonné des outils de description pour nous indispensables: à Beauzée (1767), pour sa conception du complément comme apport de signification, et pour le concept d'extension-, à Tesnière (21965), pour la vision d'une syntaxe de dépendance et la notion de valence; à la théorie de Gustave Guillaume, pour
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Dan Van Raemdonck
Une syntaxe incidentielle
Nous proposons d'inscrire les fonctions dans un système organisé de manière cohérente, hiérarchisée, autour d'un seul critère, Y incidence guillaumienne (relation entre un apport et un support de signification; Guillaume 1971; 1982). C'est le type d'incidence impliqué qui caractérise la fonction et permet de la différencier des autres à l'intérieur du système. La typologie des fonctions syntaxiques reposera donc sur une typologie des incidences (Van Raemdonck 1996; 1997; 1998a). A côté du sujet, par exemple, caractérisé par une incidence interne, et des compléments de terme (du nom, du verbe, de l'adjectif, de l'adverbe, ...), caractérisés eux par une incidence externe du premier degré, les compléments adverbiaux ou compléments de relation, quoique morphologiquement divers (du mot à la phrase), sont unifiés par la caractéristique de la fonction qu'ils ont en commun: l'incidence externe du second degré, la propriété qu'ils ont de porter syntaxiquement sur une relation entre deux termes (que cette relation soit prédicative, niveau supérieur, ou infrasyntagmatique, niveau inférieur). Dans ce système, on substitue à une représentation traditionnelle du type T1 T2 (où T2 est dit complément de T l ) une représentation bidimensionnelle et plus hiérarchisée du type: ΤΙ ^
T2
T3 La gageure du linguiste est d'expliquer comment cette structure se déploie alors que, une fois produite, la phrase s'écrase dans la linéarité du discours. Ce modèle s'inscrit parfaitement dans le cadre de la syntaxe psychomécanique, de type génétique. La syntaxe psychomécanique est fondée sur le mécanisme incidentiel de base entre un apport et un support matériel: La mise en incidence d'un apport à un support, les deux étant forcément distincts, a pour résultat la constitution d'un syntagme, puis d'une phrase. La psychomécanique se donne pour objet l'analyse, non pas des syntagmes effectifs, tels qu'ils apparaissent en discours, mais de leur effection. Entre la langue, purement virtuelle, et le discours, effectif, s'inscrit une opération de transition, correspondant à l'acte d'énonciation proprement dit, au cours de laquelle l'énonciateur construit son énoncé à partir des éléments que lui fournit sa langue et en fonction de son «vouloir-dire». (Guimier 1988: 71-72)
Une distinction s'opère donc entre, d'une part, l'analyse des syntagmes effectifs, qui ressortit à la syntaxe de résultat et, portant sur l'énoncé phrastique, repose sur de l'observable (l'ordre linéaire des énoncés construits) et, d'autre part, l'analyse de Γ effection des syntagmes, qui n'est pas toujours de l'ordre de l'observable et nécessite de la part du linguiste l'élaboration d'hypothèses, de modèles de description, qui sont autant de paris à tenir. Nous avons par ailleurs posé (Van Raemdonck 2002) l'existence de deux l'approche systématique et le concept à'incidence', à Wilmet (1986; 21998), pour son exploitation de la notion d'extension et ses travaux sur la détermination, mécanisme dont nous généralisons l'utilisation au-delà du syntagme nominal.
COI: Complément Objectivement Inutile
475
types d'incidence: une incidence effective, qui relie effectivement l'apport de signification à son support, et une incidence d'attente, qui préfigure et donc précède l'incidence effective dans la genèse de la phrase: chaque terme ou chaque syntagme constitué, avant même d'être effectivement mis en relation avec d'autres éléments, peut être déclaré en attente soit de support, soit d'apport (de complémentation). En schéma, pour une phrase canonique S-V-0 du type Pierre boit un thé dans la cuisine, nous indiquons les relations effectives en traits pleins (trait double pour la relation predicative), et les relations d'attente en traits pointillés: Phrase
Crei (SP)
3
Le complément du verbe
La fonction objet/complément du verbe apparaît, dans notre système, comme une fonction caractérisée positivement par une incidence externe du premier degré au verbe recteur: c'est un terme de terme verbal. Le complément du verbe occupe une place dont la valeur et le fonctionnement se définissent à la fois par rapport à eux-mêmes et par rapport à ceux des
4
Où SN = syntagme nominal; Ρ = prédicat; S = sujet; SV = syntagme verbal; Nv = noyau du syntagme verbal; Cv = complément du verbe; V = verbe; Crei = complément de la relation; SP = syntagme prépositionnel. Les abréviations non grasses entre parenthèses représentent les éléments morphologiques qui prennent en charge les fonctions. Les abréviations en grasses et entre parenthèses représentent des éléments fonctionnels attendus soit comme support, soit comme apport.
476
Dan Van Raemdonck
autres parties de discours. Il procède par détermination du verbe dans la mesure où il réduit l'extension de celui-ci. Le complément du verbe regroupera ici des occurrences étiquetées différemment d'après la tradition grammaticale: La concierge est malade (traditionnellement attribut du sujet). Pierre mange la pomme (traditionnellement complément d'objet direct). Pierre profite de ses loisirs (complément d'objet indirect; voir infra schéma 6) Pierre bronze idiot mais parle net, mange italien et roule japonais (traditionnellement adjectif adverbialisê) Il pleut des hallebardes (sujet réel; complément du verbe im/unipersonnel). La lettre a été envoyée par Pierre (participe passé du verbe à la «voix» passive) Il conviendra dès lors d'opérer une sous-classification en fonction du type de verbe support ou du type de topicalisation (active, passive, unipersonnelle,...). Ces différents compléments du verbe ont tous une caractéristique en commun: l'incidence externe du premier degré de type déterminatif. Ce sont: Le complément zéro ( 0 ) du verbe (en emploi) intransitif: Pierre sort Pierre mange. Le complément du verbe (en emploi) copule: Pierre est malade. Il / 'est Le complément du verbe (en emploi) transitif direct ou indirect: Pierre mange la pomme. Il la mange. Pierre profite de ses loisirs. Il en profite (voir infra schéma 6). Le complément adjectival du verbe Pierre bronze idiot mais parle net, mange italien et roule japonais. Le complément du verbe en topicalisation unipersonnelle: Il pleut des hallebardes. Il en pleut. Le complément du verbe en topicalisation passive (le participe de la «voix» passive, pronominalisable comme un complément de verbe copule): La lettre a été envoyée par Pierre. Elle / 'a été par Pierre. Ces compléments sont en variation combinatoire les uns des autres. Jamais, en effet, ils n'apparaissent en cooccurrence. Ils forment dès lors une classe fonctionnelle pertinente. Ces compléments sont apparemment différents - ils ont en tout cas été différenciés par la tradition grammaticale - mais leur différence tient surtout dans le rapport de complétude/incomplétude qui existe entre le type de verbe et le complément correspondant: Le verbe en emploi intransitif est considéré comme complet. Dans le cas du verbe en emploi copule, l'adjectif ou le nom complément emporte avec lui le maximum d'apport sémantique d'une complémentation par rapport à un verbe qui, s'il fournit les indications d'existence, de mode et de temps, ne fournit presque que cela (hormis quelques modalités). La complétude du verbe en emploi transitif direct ou indirect se fait selon son sens (nécessité et compatibilité). On retrouve ici l'idée de valence, chère à Tesnière. Le
COI: Complément Objectivement
Inutile
477
poids des apports sémantiques respectifs du verbe et de son complément est plus équilibré. Il en va de même pour les verbes à compléments adjectivaux. complémentation du verbe se différencie en fonction de la topicalisation (unipersonnelle, passive,...).
La
Cette conception de la complémentation et de la fonction de complément du verbe rend particulièrement annexe la question du type de verbe recteur, type qui n'est plus du tout vu comme une quasi nature de verbe, mais comme une sous-classe d'emplois. Il n'y a donc plus de questions ontologiques - et insolubles de manière tranchée - relatives à la nature copule, transitive ou non du verbe.
4
Le complément de relation
La délimitation claire et nette des deux fonctions de complément du verbe, d'une part, et de complément circonstanciel, d'autre part, a fait couler beaucoup d'encre parmi les linguistes. La difficulté de tracer une frontière les a amenés à poser l'existence d'un continuum entre les deux types de fonction.
4.1
La tentation du continuum
Le problème de la délimitation de ces deux types de fonction, Moignet (1974: 296) l'avait déjà bien soulevé: La frontière est d'ailleurs floue, parfois indécise, entre l'objet médiat, relevant de la «transitivité indirecte» par réitération d'une partie de la sémantèse verbale, et le complément circonstanciel qui peut se rapporter à toute espèce de sémantèse et concerne les catégories générales de la pensée.
Certains linguistes seront tentés, devant le flou de la frontière, de poser l'existence d'un continuum qui irait du complément issu de la transitivité du verbe au complément circonstanciel. C'est le cas, notamment, de Boriilo (1990) et de Cervoni (1990).
4.1.1
Boriilo: le continuum syntaxique
Boriilo (1990) essaie d'établir une frontière entre les compléments de verbes locatifs (Vloc) et les compléments circonstanciels de lieux qui seraient rattachés aux verbes. Mais la difficulté est trop importante: Un point important aurait été de montrer comment pour un verbe Vloc le complément locatif manifeste sa dépendance et se distingue par là d'un complément circonstanciel, mais la démonstration se trouve considérablement affaiblie par le fait de la disparité sémantique des verbes et des gradations subtiles que cette disparité entraîne sur le plan de la construction. Dans
478
Dan Van Raemdonck certains cas, très peu de chose sépare le complément locatif d'un complément circonstanciel. (Boriilo 1990: 82)
Cela l'amène à conclure (Boriilo 1990: 83): En conclusion, on peut se demander si cette difficulté à tracer une frontière nette entre ces deux types de complément, frontière qui permettrait de définir très clairement une catégorie de verbes de localisation spatiale, n'est pas le signe qu'il existe en réalité une sorte de continum [sic]: la mobilité sémantique dont les verbes font preuve - les variations dont ils sont capables dans leur sens et dans leur emploi - se répercute presque obligatoirement sur leur complément. Pour suivre le verbe dans ses changements, le complément est contraint de modifier ses propriétés parfois au risque d'un changement de statut. C'est ce qui semble se passer ici pour le complément locatif (...) A partir d'un certain point, le détachement semble tel qu'on ne sait plus très bien faire la différence entre la fonction de ce complément et celle d'un véritable complément circonstanciel.
4.1.2
Cervoni: le continuum sémantique
Cervoni (1990) étudiant la préposition et le complément prépositionnel est également confronté au problème de la distinction entre complément prépositionnel du verbe que l'on dirait nécessaire et complément circonstanciel. Rejetant la solution dichotomique actant/circonstant, Cervoni déclare (1990: 88): il reste à dire et à souligner qu'on se condamne à manquer l'essentiel tant qu'on n'a pas posé clairement que le problème central est d'ordre sémantique: la nature du lien unissant un complément prépositionnel à son support dépend fondamentalement du degré d'incomplétude de celui-ci et du degré d'affinité qui existe entre l'un et l'autre. Incomplétude et affinité ne varient pas dans la même proportion: l'affinité peut être très forte et Γ incomplétude avoisiner ou atteindre zéro. Et de conclure: Le fait qu'ils obéissent tous, si peu que ce soit, à des restrictions de sélection indique que la réalité linguistique à laquelle les compléments correspondent est de l'ordre du continuum. C'est ce qui explique que les approches purement syntaxiques du domaine qu'ils constituent soient toutes plus ou moins décevantes. (Cervoni 1990: 88) Cervoni (1991: 109-110) reprendra cette idée du continuum en le justifiant par le fait que: du point de vue de la cohésion, il n'existe pas de différence suffisamment nette entre la «transitivité indirecte» et la «circonstance» pour qu'apparaisse comme justifiée la dichotomie qu'impliquent ces deux termes. Si en effet il est vrai globalement que les compléments indirects sont plus étroitement liés à leur support que les circonstanciels, dès qu'on cherche à établir une frontière entre les uns et les autres, les critères formels sont défaillants.
4.1.3
Melis (1994)
Melis, prenant en compte la notion de continuum entre actants et circonstants, l'explique comme suit:
COI: Complément Objectivement Inutile
479
Ce problème est fondamentalement lié à la définition des actants comme termes qui sont sélectionnés par le lexème verbal tant sur le plan formel que sur le plan sémantique et qui sont dès lors étroitement liés au verbe noyau de la phrase. Comme les deux notions de sélection et de liaison sont graduelles et non absolues, la frontière est difficile à tracer, surtout que les critères formels qui pourraient la soutenir sont tous peu satisfaisants. (Melis 1994: 98)
Corrigeant sa définition du circonstant, il propose: un constituant est un circonstant s'il n'est pas exclusivement sélectionné par le lexème verbal, mais que son apparition dépend tant du verbe que d'autres éléments, comme les actants. Ainsi, au mur, dans [1] sera considéré comme un circonstant parce qu'il est lié à pendre et à le tableau: [1]I1 pend le tableau au mur. Cette procédure ne fournit pas de réponse claire dans tous les cas, comme le montrent [2] où le locatif n'est pas nécessairement lié au verbe et au sujet et [3] où l'on peut se demander si le complément «indirect» ne se rattache pas au verbe et au complément direct: [2] L'eau ruisselle sur le toit. [3]Il rapproche le Vitalisme de l'Expressionnisme. Mais elle permet de réduire le nombre de cas litigieux. (Melis 1994: 98)
Sans se référer aux travaux de psychomécanique, et plus précisément à ceux de Guimier (1988), sur l'adverbe, Melis rejoint donc la notion d'incidence externe du second degré du circonstant lorsqu'il dit que «son apparition dépend tant du verbe que d'autres éléments, comme les actants». Il ne nomme pas le concept d'incidence, pas plus qu'il ne théorise le fait que le circonstant se rapporte à une relation entre deux éléments; tout au plus n'implique-t-il pas seulement le verbe dans l'apparition du circonstant. Mais, par l'implication de deux éléments dans l'apparition du circonstant, il s'approche de la théorie que nous défendons.
4.2
La critique du continuum
La nécessité de l'utilisation de la notion de continuum vient, selon nous, de l'insuffisance des définitions traditionnelles des concepts de complément du verbe et de complément adverbial. Un emploi correct du continuum se ferait dans le cas où, entre deux pôles bien définis (ici, complément du verbe et complément adverbial), les items se classeraient plus ou moins proches de l'un ou l'autre de ces pôles, sans qu'on ait jamais l'impression de franchir un seuil décisif qui les séparerait nettement. Dans le cas qui nous occupe, cela reviendrait à reconnaître entre les pôles, une gradation de fonctions (plusieurs saisies fonctionnelles possibles), plus ou moins essentielles, plus ou moins circonstancielles, bref, plus de deux types de fonctions. Cela n'est pas en fait ce que nous proposent ceux qui introduisent le continuum. Cette notion pallie bel et bien la carence de définition des deux concepts. C'est parce que l'on n'a pas su dire ce que sont - et ce qu'ils sont l'un par rapport à l'autre - un complément du verbe et un complément adverbial que l'on a proposé une sorte de paquet de compléments apparemment indistincts - qu'en tout cas rien ne permet de distinguer chez les différents auteurs - pour lesquels on percevrait les liens plus ou moins lâches qu'ils entretiennent
480
Dan Van Raemdonck
avec le verbe recteur. On perd de ce fait la clarté des concepts, et l'on donne l'impression qu'ils ne recouvraient qu'un magma informe d'items. Tel n'est pas notre choix. Nous considérons qu'il existe bien deux types de fonctions, l'une que recouvre le terme de complément du verbe, l'autre que recouvre le terme de complément adverbial ou de relation. Ces fonctions ne se situent pas aux deux pôles d'un continuum. Elles ont au moins une caractéristique qui les distingue nettement; une frontière nette les sépare: elle est de l'ordre du type d'incidence mise enjeu entre le complément et le verbe recteur. Le complément du verbe se caractérise par une incidence externe du premier degré au verbe recteur. Ce type d'incidence marque le rapport d'un constituant à un constituant. Le complément adverbial ou de relation se caractérise par une incidence externe du second degré à la relation, à l'incidence, qui existe entre deux constituants. Ce type d'incidence marque le rapport d'un constituant à une relation entre constituants. Exemples: Pierre mange une pomme dans le salon (complément la relation objet-verbe; dans le cas d'une relation non predicative, l'incidence du complément est de type déterminatif). Dans le salon, Pierre mange une pomme (complément déterminant la relation prédicative). Heureusement, Pierre est arrivé (complément prédicat second de la relation prédicative). De ce fait, les deux fonctions sont effectivement définies, séparées, hiérarchisées; elles ne sont plus considérées comme équivalentes au point d'en perdre la distinction dans un flou continuum. Reste à répartir ce qui, dans les items relevés ressortit à l'une ou à l'autre fonction. Et c'est à ce niveau seulement que l'on peut admettre que les décisions ne soient pas facilement tranchées.
5 Le complément d'objet indirect Si l'on s'en tient à la définition du complément du verbe comme étant incident externe au premier degré (portée sur un terme: le verbe) et à celle du complément adverbial comme incident externe au second degré (portée sur une relation), quelle place nécessaire reste-t-il pour ce troisième type, l'objet indirect, alors que seuls deux mécanismes fonctionnels ont pu être établis? En d'autres termes, n'y aurait-il pas moyen de reverser ce que l'on étiquette traditionnellement objet indirect soit dans le premier soit dans le deuxième type de complément, et faire ainsi coïncider, logiquement, fonction et mécanisme fonctionnel mis en œuvre? Soient les exemples suivants: (1) (2) (3) (4) (5) (6) (7)
Pierre donne des fleurs à Marie. Pierre envoie des fleurs à Rome. La lettre a été envoyée par Pierre. Le colis a été expédié par la poste. Pierre (dé)tient ça de son père. Pierre profite de la vie. Pierre va à Paris.
COI: Complément Objectivement Inutile
481
La parenté entre la structure de (1) et de (2) pourrait pousser à reverser l'objet indirect (complément d'attribution) à Marie dans l'ensemble des adverbiaux, comme à Rome, et ce, même si la pronominalisation se ferait en lui dans le premier cas, et en y dans le deuxième. La pronominalisation en y est par ailleurs possible pour à Marie dans une phrase comme Pierre pense à Marie; il y pense. Dans (1), le complément adverbial porterait alors sur la relation entre des fleurs et donne, pour la déterminer. Cette même parenté se retrouve entre (3) et (4), entre le complément d'agent et le complément de moyen, par ailleurs non pronominalisables à l'aide d'un clitique. Dans (3), l'adverbial porterait, pour la déterminer, sur la relation entre l'attribut envoyée (pronominalisable en le: Elle l'a été par Pierre) et a été. De même en (5), la relation entre ça et (dé)tient peut servir de support à l'adverbial de son père. On remarquera cependant le caractère nécessaire du complément adverbial à la bonne compréhension du verbe. Comme si le complément appartenait à la valence du verbe. Ce caractère nécessaire est d'autant plus flagrant en (6) et (7), pour des compléments respectivement étiquetés d'objet indirect et circonstanciel, qu'il ne se trouve pas en apparence d'objet direct pour servir avec le verbe de pôle à une relation-support d'un adverbial. On constate dans ce cas un glissement de l'indirect ou du circonstanciel vers le complément (essentiel) du verbe, caractérisé par une incidence externe du premier degré (complément de terme et plus de relation). Ce rapprochement s'observe également au niveau de la construction des sous-phrases: Je m'étonne de votre retard/que vous soyez en retard vs. de ce que vous soyez en retard, qui décline. Cette idée était déjà présente chez Blinkenberg (1960), qui rapprochait par exemple traiter d'un sujet/un sujet, atteindre au but/un but. D'autres syntagmes, introduits par une préposition considérée comme plus lourde que à et de, peuvent également glisser vers cette position de complément de verbe: Pierre table sur sa réussite, il opte pour telle solution, le jeu consiste en une suite d'épreuves... Reste à s'interroger sur la portée de ces compléments. Si, pour les exemples (1) à (5), la relation entre le complément du verbe et ce même verbe peut servir de support à un complément de relation, qu'en est-il pour (6) et (7) qui ne présentent pas de complément du verbe autre que l'indirect? Selon nous (Van Raemdonck 2002), tout verbe est susceptible d'une complémentation. Cela signifie que, avant même que le complément du verbe soit effectivement incident à celui-ci, le verbe se trouve en attente de complémentation (ce qui correspond à sa valence). Cette relation d'attente est une incidence d'attente·, elle est susceptible de servir de support notamment à un complément adverbial. Ce complément adverbial, inscrit à ce niveau précoce de la construction du syntagme verbal, fait également partie de la valence verbale. Ensuite, la relation d'incidence d'attente est rendue effective par adjonction ou non du complément du verbe. Dans les exemples (1) à (5), le complément du verbe est présent; dans les exemples (6) et (7), le complément du verbe est un complément 0 (zéro). Dans ces derniers exemples, l'absence répétée de complémentation du verbe (même si l'on peut aller son chemin) a pu faire glisser le complément adverbial de sa place de complément de la relation d'attente vers celle de complément du verbe, glissement d'autant plus compréhensible que ce complément de relation fait partie de la valence du verbe. Ce qui ferait dès lors la différence entre les traditionnels indirects et circonstanciels obligatoires, d'une part, et les traditionnels circonstanciels facultatifs {Il range (ses fiches) par ordre alphabétique), d'autre
482
Dan Van Raemdonck
part, ce serait le niveau plus précoce d'intervention des premiers dans la construction de la phrase, conformément à la valence verbale.
6 Résumé schématique
Tous les compléments qui déterminent le verbe ou une relation intraprédicative qui implique le verbe doivent pouvoir trouver une place dans le système que nous avons décrit. Nous proposons ci-dessous une visualisation en schéma des différents cas de figure évoqués précédemment, ainsi qu'une liste illustrative d'items qui se laissent décrire de la sorte. 6.1
Schéma 1 : Complément du verbe Nv«^ ( S ) * " " (V)
Cv (SN,...)
(Cv)
Pierre est malade; Pierre mange une pomme; Pierre le pense; Pierre sort l'échelle·, Pierre pleure des larmes de crocodile-, Pierre bronze idiot mais parle net, mange italien et roule japonais; Il pleut des hallebardes; La lettre a été envoyée par Pierre. Pierre vit sa vie; Pierre habite un appartement. 6.2
Schéma 2: Complément 0 du verbe Nv·^ ( S ) * " " (V) ^
Cv (0)
(Cv)
La lumière fut; Pierre sort; Pierre pleure; Pierre boit; Pierre mange; Pierre vit. 6.3
Schéma 3: Complément de la relation Cv -> Nv, non inclus dans la valence verbale Nv^ ; (SΓ*"" (V)^—*
j (Cv)
Cv (SN,...)
Crei (SP,...) Pierre range ses fiches alphabétiquement; Pierre mange une pomme dans la cuisine; La terre est bleue comme une orange; Cela me semble bon; Pierre vit sa vie à Paris; Pierre habite un appartement à Paris-, La lettre a été envoyée par Pierre; Le colis a été expédié par la poste/par voie postale-, Pierre traduit le texte en latin} Pour les trois derniers exemples, voir également infra, 6.5.
COI: Complément Objectivement Inutile 6.4
483
Schéma 4: Complément de la relation Cv ( 0 ) verbale
(S)
Nvo
La structure des subordinateurs en vallader, le fait qu'ils comportent de règle deux éléments fonctionnels, nous a amené à la conclusion (non sans certains scrupules d'ordre épistémologique: peut-on, par exemple, identifier le processus spécifique de relativisation avec le phénomène aperçu de complémentation?) que toute subordination en cet idiome a le caractère graduel. Même dans notre premier exemple (Stemma 1), l'essence du processus de subordination peut être interprétée de manière analogue, mais en introduisant la notion d'élément de subordinateur inexprimé (Θ), qui opère l'intégration: cha I
»
Ca
© >0
Le phénomène, également intéressant, de deux subordonnées (circonstancielles) de même statut coordonnées entre elles, où on peut employer après la conjonction de coordination le complémentateur seul, au lieu de répéter le subordinateur entier: Eu sun il bun pastur; eu cugnuosch ils meis, e'is meis cugnuoschan a mai, sco cha'i Bap cugnuoscha a mai e eh'eu cugnuosch il Bap. Ed eu ris-ch mia vita per las nuorsas. (La Soncha Scrittura. VegleNouv Testamaint 1953: Jn 10, 14-15)
nous amène à une comparaison avec le cas analogue encore plus intéresant du français: Je suis le bon pasteur; et je connais mes brebis et mes brebis me connaissent, comme le Père me connaît et que je connais le Père, et je donne ma vie pour mes brebis. (La Bible de Jérusalem 1975: Jn 10, 14-15)
où le complémentateur (que) apparaît après la conjonction de coordination, quoiqu'il ne représente pas un élément évident du subordinateur en question, comme. Ce que nous venons de mentionner, ainsi que le fait que les subordinateurs comportant un complémentateur1 représentent un phénomène panroman (la subordination en vallader, plus systématique sous cet aspect nous a donc révélé la situation existante) nous permet de supposer (assez audacieusement) que chaque subordinateur comprend un complémentateur exprimé ou sous-entendu et surtout de conclure que la subordination romane comporte deux étapes successives: la complémentation, «préparation» de l'entité phrastique supposée Il correspond à la conjonction romane généralisée, universelle, considérée comme telle malgré les formes actuelles apparemment différentes et leurs étymologies hétérogènes.
490
Drazen Varga
de départ pour l'intégration et ensuite l'intégration même dans la structure fonctionnelle de la principale, ou schématiquement: intégration subordination = complémentation
Nous croyons que le même raisonnement, avec un certain degré d'abstraction, pourrait être valable au niveau de la syntaxe générale, quels que soient les marquants concrets de subordination, mais cela annonce également une nouvelle recherche, un nouveau défi.
Bibliographie La Bible de Jérusalem (1975). Paris: Desclée De Brouwer. La Soncha Scrittura. Vegl e Nouv Testamaint (1953). Samedan: Colloqui d'Engiadina. Martinet, André (1985): Syntaxe générale. Paris: Armand Colin. Tesnière, Lucien (1953): Esquisse d'une syntaxe structurale. Paris: Klincksieck. - (1959): Éléments de syntaxe structurale. Paris: Klincksieck.
La subordination en vallader
Stemma 1 - La phrase Reto spetta cha 7 postín arriva.
Stemma 2 - La phrase Reto farà las iezchas ant cha Ί postín arriva.
Stemma 3 - La phrase Reto dumanda cur cha Ί postiη arriva.
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Monica Velando Casanova La evolución de los esquemas correlativos de proporcionalidad en castellano medieval
0. En el presente trabajo nos proponemos un intento de caracterización de las llamadas «construcciones de proporcionalidad», las cuales suelen ser tratadas en las gramáticas actuales de un modo bastante marginal, dedicándoles apenas unas cuantas líneas, normalmente en el capítulo referido a la «comparación». En general, se opta por ofrecer una definición más o menos precisa, se añaden los esquemas más representativos, para concluir con algún que otro ejemplo.1 La principal dificultad a la hora de abordar el estudio de estas construcciones es la ignorancia, por parte del estudioso, del tipo de estructura ante la que se encuentra. La carencia de buenas definiciones, junto a la incesante búsqueda de un hueco para ellas en los esquemas ya explicados por nuestra Gramática, agrava, todavía más, el problema. Las etiquetas que se les han dado fluctúan entre , , , , sin excluir , por esa referencia a la cantidad que parecen conllevar en sí mismas. En Moliner (21998: s. v. correlación) se define la correlación como la «relación entre dos acciones o fenómenos cuando se desarrollan, en el mismo sentido o en sentido opuesto, con correspondencia entre el aumento de uno y el aumento o decrecimiento del otro». En Moliner (21998: Apéndice II) se apunta que entre tanto... cuanto se expresa una correlación o correspondencia entre valores más que una igualdad. Por lo tanto, observamos que, hasta cierto punto, cada vez más se va superando ese afán de «encorsetar» ciertas estructuras en esquemas conocidos, y se habla, entonces, de nuevas relaciones como correlación, correspondencia, etc. Para nosotros, estas «correlaciones proporcionales» - término que hemos elegido para denominarlas - son estructuras en las que se manifiesta una correspondencia, conformidad o paralelismo entre dos términos (bien acciones, fenómenos, cualidades, etc.), encabezados, 1
El Esbozo (RAE 1973: 223) denomina estas correlaciones , por su referencia a la , centrándose, exclusivamente, en la forma tanto... cuanto, así como tanto más/menos... cuanto más/menos. Se indica, además, la correspondencia que se da entre el demostrativo tanto, situado en la cláusula subordinante, y el relativo cuanto en la cláusula subordinada, al representar antecedente y relativo un mismo concepto de persona o de cosa, en una misma extensión. - En la Gramática de Alcina / Blecua (1975: 1100) se señala que, en las Construcciones de «cuanto» de proporcionalidad:», «cuanto forma en correlación con tan(to), una sobrestructura valorativa, cuyo sentido se basa en el contraste por comparación proporcional entre dos términos». - El uso de cuanto consiste, de acuerdo con lo postulado en la Gramática coordinada por Bosque / Demonte (1999: 1055), en expresar una cantidad relativa a otra previamente expresada por otro cuantificador, que puede ser tanto o los comparativos más y menos, de tal manera que se establece una correlación o proporción entre las dos cantidades.
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Monica Velando Casanova
generalmente, por unos nexos que podemos llamar ; correspondencia que puede ser simplemente de equivalencia (cuantitativa o numérica), o de aumento o de disminución en la cantidad o intensidad del primer término con respecto al aumento o decrecimiento del segundo, lo que implica la presencia de los más... más, más... mejor, más... peor, etc. La proporcionalidad, tal como postulan Alcina / Blecua (1975: 1102), puede ser tanto directa (a más, más) como inversa (a más, menos). Espinosa Elorza (2002) ofrece algunas reflexiones sobre estas correlaciones proporcionales. Estudia, entre otras, cuanto más... tanto más, cuando más... más, mientras más... más, contra más... más, a medida que, conforme, según, etc., llevando a cabo un análisis de la evolución de los significados y de las formas a través del tiempo. Nuestro propósito, en cambio, se centra en el funcionamiento de tales construcciones únicamente en castellano medieval. 1. A la hora de abordar el estudio de la «proporcionalidad», hemos observado, en general, una falta de atención de la correlación cuanto... tanto, manteniendo el originario orden latino (quantus... tantus), o invirtiendo sus términos, bajo el esquema tanto... cuanto. Al referirse a este tipo de construcciones, señalan Alcina / Blecua (1975: 1100): «Sean los miembros contrastados elementos oracionales u oraciones, hay entre ellos una proporcionalidad en la intensidad o cantidad» (el subrayado es nuestro) y, más adelante, en el epígrafe que titulan «Refuerzos intensivos en la proporcionalidad» (Alcina / Blecua 1975: 1102) comentan: «En estas mismas comparativas de proporcionalidad puede prescindirse del intensivo tanto utilizando otros como más o menos, o bien emplear tanto agrupado con más, menos, mayor, menor, mejor o peor». Esto nos lleva a la conclusión de que tanto en presencia de los como en su ausencia, la correlación cuanto... tanto o tanto... cuanto se inserta en las que venimos llamando «correlaciones proporcionales». En el presente estudio, no nos proponemos un análisis exhaustivo de este tipo de correlación, puesto que ya lo realizamos en otro trabajo que, bajo el título «Quanto mas... tanto mas en castellano medieval», presentamos en el IV Congreso de Lingüística General. No obstante, retomamos las conclusiones obtenidas en aquella ocasión: tanto en función adjetiva como sustantiva o adverbial esta correlación manifiesta dos valores: cuanto es relativo cuando existe un único referente, ya sea explícito (sustantivo) o implícito (cuanto funciona como sustantivo, equivalente a «tantas cosas quantas»), y es correferente en el momento en el que hay dos entidades o referencias que se parangonan o se ponen en contraposición o paralelismo. Esto es, el valor propiamente de