Un fragmento del diccionario general de la lengua española
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Un Fragmento del Diccionario General de la Lengua Española

UN -FRAGMENTO DEL

DICCIONARIO GENERAL í

DE LA ~

LENGUA ESPANOLA Seconde these pour le doctoral es lettres présentée la F acuité des Lettres de Paris.

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PAR

MIGUEL DE

TORO

LIBRAIRIE LAROUSSE - PARIS (Vle) 13

a 21, rue Montparnasse et 114, boulevard Raspail.

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INTRODUCCIÓN Admirado quedé, hace unos quince años, al publicar en mis N u~vos Derroteros de la lengua castellana la historia de una págÍQa del Diccionario de la Academia, de la enorme proporción de voces no catalogad_as aún en dicho libro. Encontraba ya, en efecto, un vocabulario triP.le del de la Academia en los diversos diccionarios que había compulsado. Pero, al estudiar después más detenidamente los léxicos dialectales peninsulares, creció mi sorpresa, no sólo ante su prodigiosa riqueza, sino, sobre todo, ante la maravillosa documentación histórica y fonética que suministran para el estudio del idioma. Voces que antes consideraba como americanas, me aparecían ya como simples reliquias de aquel español anteclásico que a América llevaron los primitivos colonos y que aún subsiste en los dialectos de España. En una serie de artículos publicados en el Boletín de la Academia española, con el título de Reivindicación de americanismos, di a conocer buen número de estos vestigios. Al mismo tiempo, el estudio comparativo de las formas vulgares del castellano en las diversas regiones, me ofrecía transformaciones a primera vista desconcertadoras, pero que, por su repetición, iban tomando la forma de verdaderas .leyes fonéticas. Quise pues hacer un sondeo más formal de lo que podía contener esa lengua española, que tan exuberante me parecía. Y, para que mi estudio fuese lo más concluyente posible, elegí la región del diccionario donde mayor riqueza pudiera hallar. Me pareció que la más indicada para ello era la CH, por los curiosos fenómenos de palatalización inicial que en ella sospechaba. Pronto me aparedó que el trabajo resultaría enorme, y me ceñí primero a las tres últimas páginas de la CH, y, por último, a la página CHIRIVÍACHOCOLATE, de la décimocuarta edición. Aun así, la cosecha ha sido grande. En dicha página apunta hoy la Academia 91 artículos, con 156 acepciones. Y o he conseguido reunir 630 artículos con 800 acepciones. Y conste que no era la página que más resultado podía darme, pues la última de la CH me hubiese suministrado más de 1.000 artículos con 1.400 acepciones. En tan considerable cúmulo de voces, quedan desperdigados los artícu-

-11los apuntados por l~ Academia. Encuéntranse, a cada paso, series de veinte o treinta voces seguidas que no figuran en el diccionario. Poi· lo curiosa que era, publiqué,. en 1922, en el Bulletin Hispanique, una serie de ochenta y seis voces que pueden caber entre los dos artículos CHUMBO y CHUNGA del diccionario de la Academia. Y no vaya a creerse que he agotado la materia. Seguramente podrían agregarse todavía, a las palabras que aquí apunto, una cuarta parte más por lo menos. No significa esto, sin embargo, que el léxico general de la lengua española haya de alcanzar un milión de artículos. En efecto, no todas las letras ~frecen la misma riqueza, y si la CH de un diccionario completo puede contener diez o doce veces más palabras que la del diccionario académico, el léxico entero, en conjunto, no pasará de medio millón de artículos. No cabe aquí discutir si las palabras reunidas en el presente estudio son o no « castizas », por figurar o no figurar en el Diccionario de la Academia. ~ste no es ya un diccionario de auto1idades de la lengua castellana, sino un diccionario general, de voces literarias y vulgares, anticuadas y neológicas, castellanas, provinciales y americanas, sin más criterio para la adopción de éstas que el que yo mismo he seguido aquí. La procedencia de las voces que figuran en el presente estudio es muy diversa. En la siguiente enumeración hay cierto número de atribuciones . . comunes a unas mismas acepciones. Voces castellanas • . . . . . . . . . . Voces de Germanía . . . . . . . . . pr. Salamanca . . . . . . • . . . . . . . pr. Andalucía .. .. . .. . .. . .. . pr. Vizcaya . . . . . . . . . . . . . . . . pr. Alava . . . . • . . . . . . . . . . . . . pr. Ca licia • . . . . . . . . . . . . . . . . pr. Santander . . . . . . . . . . . . . . . pr. Asturias . . . . . . . . . . . . . . . . pr. Extremadura . . . . . . . . . . . . pr. Aragón .. . . . . . . . . . . . . . . . pr. Canarias • . . . . . . . . . . . . . . pr. Murcia· •. . . . . . . . . . . . . . . . pr. diversas .. . . .. . . . . • . . . ..

395 36 24 23 21 13 11 9 7 7 6 5 5 10

Mejicanismos . . . . . . . . . . . . . . . . Colombianismos ............. : Costarriqueñismos .. . ........ . Argentinismos •.............. Ecuatorianismos •............ Hondureñismos .............• Cubanismos ................ . Salvadoreñismos . . .......... . Portorriqueñismos ........... . Peruanismos •................ Venezolanismos ........ . .... . · Guatemaltequismos •. . . . ...... Bolivianismos .....•.. . ...... Nicaragueñismos ..........•..

69 45

43

40 36 30 30 22

19 18 16 15 6

1

La bibliografía que acampaña el presente trabajo es considerable, aunque no comprende sino los títulos de obras de donde he podido sacar efectivamente alguna cosa para la--parte del vocabul;rio que estudio.



-mConifieso, en primer lugar, que est.9y muy .lejos de haber agotado tedas· las fuentes donde hubiera podido bwcar, pues carece de límites la biblio.. grafía utilizable para una compilación enciclopédica como ésta, y, par otra parte me ha sido imposible conseg~ir algunas obras. Creo sin embargo haber consultado todos los diccionari9s generales de alguna importancia y, si no he podido hacerlo para algqnos de segundo y tercer orden, me consuelo al recordar fa multitud de· léxicos donde no· he hallado sino la eterna repetición de los anteriores. En materia de diccionarios ·dialectales y americanos, he dispuesto felizmente de casi todo lo publicado hasta el día, y las pocas obras que no he podido conseguir quedan bastante bien compensadas con otras, referentes a las mismas regiones, pero ~ás recientes. En materia de historia natural, mis fuentes son de valor muy diverso. Para la botánica está bastante completo lo referente a España, Canarias, Méjico, Colombia, Venezuela, Chile y Argentina. En zoología, mi documentación es menos perfecta, pa1ticularmente para los animales inferiores. Toda esta parte del vocabulario nos reserva aún muchos hallazgos. En cuanto a los textos que doy como autoridades, comprenden unos sesenta títulos de obras que he despqjado personalmente, y y,n centenar cuyas citas doy de segu;da mano. Sesenta de éstas últimas proceden del Diccionario de Autoridades, y las d~más, principalmente de Teneros, Juan Mir, Rodríguez Marín y Román. Estas últimas citas se refieren generalmente a voces ya catalogadas en los diccionarios. Claro está que muchas