Sociologia Y Filosofia

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SOCIOLOGIA Y FILOSOFÍA POR

EMILIO DURKHEIM

VERSIÓN CASTKLIANA DE

Jo s é M a ría B o la ñ o (hijo) y REVISIÓN Olí

Jo s é L u is M o n e re o P érez

EDICIÓN Y ESTUDIO PRELIMINAR «RAZONES PARA ACTUAR: SOLIDARIDAD ORGÁNICA, ANOMIA Y COHESIÓN SOCIAL EN EL PENSAMIENTO DE DURKHEIM»

a cargo de Jo s é L u is M o n e re o P érez Catedrático de la Universidad de Granada

GRANADA EDITORIAL COMARES, S.L 2006

BIBLIOTECA GOMARES DE CIENCIA JURÍDICA

COLECCIÓN; CRÍTICA DEL DERECHO SECCIÓN: ARTE DEL DERECHO Director de la colección: J osé L uis M onereo P érez

Título original francés de la obra postuma de Émile Durkheim: Sociologie el philosop/m, C. Bouglé (ed.), París, Félix Alean, 1924. No obstante, se ha tomado en consideración ediciones posteriores.

© Em ilio D urkheim Hditorial GOMARES POJ.ÍGONO JU N C A R IL , PAJftCELA 208 TEN O. 9 5 8 4 6 5 3 8 2 * 1 8 2 2 0 ALBOI.OTK (GRANADA) h t t p : / / w w w . c o m a r e s .c o m

IS B N -13: 9 7 8 - 8 4 - 9 8 3 6 - 1 4 0 - 7 IS B N -10: 8 4 - 9 8 3 6 - 1 4 0 - 0 DEPÓSITO LEG A L: GR. 2 . 1 1 7 - 2 0 0 6 IM PRESIÓN V ENCUADERNACIÓN:

COMARES, S.L.

ÍNDICE

E s tu d io P re lim in a r, « R a z o n e s p a ra a c tu ar: s o lid a rid a d o rg á n ic a , a n o m ia y c o h esió n social e n el p e n sa m ien to d e D u rk h eim » p o r Jo s é L u is M o n e re o P é r e z ................................ ....... ............... P r ó l o g o ...........................................................................................................................................

V11 LXVii

C A P ÍT U L O P R IM E R O Representaciones individuales y representaciones sociales

I. II. III. IV. V.

S o c io lo g ía y p s ic o lo g ía ........................... .............................. L a te o ría e p ife n o m e n is ta ..................................................... L a a so ciació n d e id eas p o r se m e ja n z a ..................................... L a s rep re se n tac io n es p s íq u ic a s .... ......................................... L a s rep re se n tacio n es s o c ia le s.................. ..............................

1 2 10 18 23

C A P ÍT U L O S E G U N D O Determinación del hecho moral

I. II. III. IV.

T e s is ........................................................ ..... ....................... C ara ctere s distin tivos d el h e c h o m o r a l........................... ....... In d iv id u o y so cie d a d fre n te al h e c h o m o r a l............ .............. L a so cie d a d y la re a lid a d m o r a l................................. ............ 1. L a rea lid a d m o ra l o b je tiv a ........................................... 2. F u n d a m e n to d e las re a lid a d m o r a l.............................. . 3 . Ju ic io s so b re la m o r a l..................................................

36 37 40 ^0 60

C A P ÍT U L O T E R C E R O Respuesta a las objeciones

I. II. III. IV. V. V I.

E sta d o d e la so c ie d a d y estad o d e la o p in ió n .......... ................ L a razó n in d iv id u a l y la re a lid a d m o r a l.................................. E l sen tim ie n to d e o b lig a c ió n y el c a rá c te r sag ra d o d e la m o ral.. L a a u to rid a d m o ral d e la c o le c tiv id a d ............ ..................... . L a Filosofía y los h e c h o s m o ra le s ........ ......... ......................... L a re p re se n ta c ió n su b jetiva d e la m o r a l..................................

65 6*7 70 75 77 80

C A P ÍT U L O C U A R T O Juicios de valor y juicios de, realidad

I. II. III. TV. V

C o n c e p to s fu n d a m e n ta le s ............................. ........................ V a lo re s o b je tiv o s .................................................................... V alo res su b jetivos o id e a le s .................................................... L o s id ea les en lo s ju e g o s d e v a lo r ........... ................................ R e la c ió n en tre los ju ic io s de va lo r y lo s ju ic io s d e r e a lid a d ...... C A P ÍT U L O Q U IN T O Crítica general del pragmatismo

83 85 90 94 99

E st u d io P r elim in a r «RAZONES PARA ACTUAR: SOLIDARIDAD ORGÁNICA, ANOMIA Y COHESIÓN SOCIAL KN EI, PENSAMIENTO DE MJRKHEIM»

A utor J

o sé

L u is M o n er eo P é r e z

Sumario: 1. Perspectiva d e co n ju n to . 2. Solidaridad orgánica y reorgan ización d e la so cied a d . 3. T eoría o rg á n ica d el Estado y d e la dem ocracia: El Estado es órga­ n o d e p en sa m ien to social; es la so cied a d . Bibliografía S eleccion ad a.

1. Perspectiva de conjunto. Según Durkheim la solidaridad que produce la división del trabajo especiali­ zada es muy diferente de la solidaridad mecánica. Mientras que el tipo anterior im­ plica que los individuos se parezcan los unos a los otros, la orgánica presume que difieren, £1 prim ero es posible sólo en tanto la individualidad personal se ve absor­ bida en la personalidad colectiva. El último es posible sólo si cada uno tiene una esfera de acción peculiar para él, es decir, s¡ posee una personalidad. Es así que resulta necesario que la «conciencia colectiva» deje abierta una parte de la conciencia individual para que esas funciones especiales puedan establecerse allí; funciones que ella no puede regular. Con todo, cuanto más extensa sea esta región, más fuer­ te es la cohesión que resulta de esta solidaridad. En los hechos, por un lado, cada individuo depende más directam ente de la sociedad a medida que el trabajo se di­ vide más y, por el otro, la actividad de cada individuo se hace más personalizada en la medida en que es más especializada. Resulta aquí que la individualidad de todos crece al mismo tiempo que sus partes: la sociedad se vuelve más capaz de acción colectiva Para él la cuestión social (y su manifestación en fa cuestión obrera) es

1 D u r k h e im , E.: La división del trabajo social, trad. Carlos González Posada, Madrid, Daniel Jorro, Editor, 1928, espec., cap. III («La solidaridad debida a la división del trabajo u orgáni­ ca»), cap. V {«Preponderancia de la solidaridad orgánica y sus consecuencias») y cap. VI {«Pre­ ponderancia d e la solidaridad orgánica y sus consecuencias. Continuación»). La solidaridad orgánica es la base esencial del orden social m oderno situado en una larga fase de transición,

reflejo de una mala organización de la sociedad, la cual puede ser corregible me­ diante reformas pertinentes de regulación y «modelación». Efectuando un diagnós­ tico sobre las condiciones de producción de la solidaridad orgánica y sobre los fac­ tores para él determ inantes de la cuestión social (y lo que refleja de falta de cohe­ sión social), Durkheim reflexiona sobre los remedios que pueden aportar la sociolo­ gía científica y el papel que corresponde a las instancias colectivas de la sociedad (Estado, grupos profesionales, familia). Para él la solución tiene que construirse so­ bre la base de criterios científicos, y sin prejuicios ideológicos y tiene que buscar un equilibrio entre el orden social y el desarrollo de la personalidad individual. Durkheim vincula la anomia a la división

3 Incluido su am igo Jean Jaurés, que d efen dió también un socialismo dem ocrático de base moral y defensor de la dem ocracia parlamentaria y de las libertades individuales. Véase J au rés , J . : L'armée nouvelle, París, Ed. Bonnefous, 1910; ID.: Orígenes del socialismo alemán (1892), Estudio prelim inar de'L. G oldm ann, Barcelona, Eds. Cultura Popular, 1967; ID.: Estudios so­ cialistas, Madrid, Zero-Zyx, 1970. Véase G o l d b e r g , H.: Jean Jaurés, París, Fayard, 1970. Véase Dnoz, J.: Historia del socialismo, (Título orignal francés: «Le sociaiisme dem ocratique», Barce­ lona, Edima-Edición de Materiales, 1968, cap. III (La dem ocratización del socialism o francés desde Guesde a Jaurés), págs. 67 y sigs.; L efra n c , G .: Le mouvement socialisle sous la Trosiéme République, 1875-1940, París, Payot, 1963. 4 D u rk h e im , E.: Las reglas del método sociológico, Madrid, Alianza, 1988. 3 P osad a, A.: «Política social y Legislación d el trabajo», en P osa d a , A., C le m e n te de D ie g o , F., S e la , A., B e r n a r d o d e Quinos, C. y S a n g r o , P.: Derecho usual, Madrid, Ediciones de la Lectu­ ra, Ciencia y Educación-Manuales, s /f., págs. 489 y sigs.; P ie, P.: Tratado elemental de legislación industrial, 1.1, trad. de J. L. de Urquiza, Madrid, Reus, 1941, 1942. 6 Esa reconducción de los conflictos de clase en térm inos de anomalía y desajuste fun­ cional en un ám bito específico de la sociedad confluye en gran medida con el diagnóstico de A. Comte, con el cual Durkheim guarda en no pocas cuestiones una gran proxim idad de p en ­

forzada del trabajo (forma anóm ala de división del trabajo social). La anom ia refle­ ja el debilitamiento de la m oralidad común, situación en la que la moral no Ies cons­ triñe lo suficiente a los individuos, careciendo de un concepto nítido de lo que se­ ría una conducta adecuada o no apropiada. La división anómica del trabajo dife­ renciado es para él la patología principal de las sociedades avanzadas. La anom ia es en todo caso un estado subjetivo producto de causas sociales; y, en consecuencia, susceptible de explicación sociológica. Esta patología social adm ite remedios, morales (reorganización social de la so­ ciedad, especialmente a través del sistema educativo), instituciones (Estado, a tra­ vés de reformas de intervenciones débil y de actividad de control social) y asociativos (asociaciones ocupaciones o profesionales, que generaría una m oralidad inlegradora y activa -ap ta perm anentem ente para cambiar el estado de cosas existente-, agru­ pando a los actores de una misma industria, unidos y organizados en grupo pro­ pio), Su superación a través de una reorganización institucional (con el prota­ gonismo activo del Estado y de las asociaciones ocupacionales) es condición nece­ saria para resolver la mayor parte de los casos de anom ia vinculados al trabajo p ro ­ ductivo. Es verdad que la solidaridad viene de adentro y no de afuera, pero en un m om ento determ inado esta solidaridad interior se expresa externamente por me­ dio de una estructura apropiada. El Estado es u n a de estas estructuras: El Estado es la forma externa y visible de la sociabilidad. Abstraerse de él es, sin duda, suponer que el hom bre no vive en sociedades avanzadas 'J. En este sentido Durkheim es partida­ rio de una reform a social integrar que posibilite la introducción de mejoras cuali­ tativas en el funcionam iento de la sociedad para restaurar la moralidad colectiva. Ello supone una intervención en la esfera económica de la sociedad, porque la ac­ tividad económica no tiene otro origen que el egoísmo y, en consecuencia, la eco­ nomía política se halla radicalm ente separada de la moralidad, si es que la hum ani­ dad conserva algún ideal m oral una vez que se hayan disuelto todos los lazos socia­ les 8. La solución del problem a social (que en Durkheim es una derivación anor-

sam iento y de diagnóstico para las orientaciones de Ja reforma social positiva y constructiva, en cuanto opuesta a toda tentación revolucionaria. En realidad, Durkheim veía la relación entre el individuo y la sociedad no com o una oposición de intereses sino com o una relación d e problem ático acopiam iento, siend o la Función de la sociología objetivar e impulsar una moral encam inada a transformar la sociedad en ef sentido de su evolución. Véase M o n e re o P é re z , J. L,; La refonna social en España: Adolfo Posada, Madrid, MTAS, 2003, Sobre el pensa­ m iento de Com te puede consultarse N e g ro Pav ó n , D.: Comte: Positivismo y revolución, Madrid, Editorial Cincel, 1992, y bibliografía allí citada. 7 Véase su ensayo «Les elu d es d e science sociale», en RevuePhilosophiqw, vol. 22 (1886), págs. 78-79. 8 Véase su reseña a la obra de K ó h le r, Zur Urgeschkhte dsrEhe, en Année sociologique, vol. I ■(1896-7), pág. 37.

mal del proceso de especialización 9) exige ante todo una regeneración moral del tejido social en un sentido orgánico y solidario, que reconduzca la cuestión social a un orden armónico basado en la justicia social. La regulación de las relaciones so­ ciales de producción es necesaria para superar las distorsiones generadas por diver­ gencia de fuerzas operantes. D urkheim establece una conexión entre libertad del indivi­ duo y imtramado social, en virtud de la cual la libertad individual tan sólo se alcanza plena­ mente por medio de su nexo de dependencia de la sociedad de la que forma parte activa. La anom ia deriva de que, en ciertos ámbitos de la sociedad hay falta de fuerzas colecti­ vas, esto es, de grupos sociales constituidos para reglam entar la vida social. Su pro­ puesta es la de la armonía social entre trabajadores y empresarios, rechazando las solucio­ nes unilaterales, porque el malestar no está localizado en ninguna clase en concreto, ya que es general en toda la sociedad industrial. Por tanto, afecta tanto a los patronos como a los obre­ ros, aunque con diversa intensidad y agí avio. El remedio principal debería ser la reorganiza­ ción moral y económica del sistema industrial, a través de la formación de gj'upos profesiona­ les funcionales e integradores, apoyados y supervisados por el Estado. Estos grupos tendrían atribuidos nuevos poderes de gestión y control sobre el mundo industrial. Corresponde, así, al Estado (órgano de pensam iento social) y a los grupos sociales (mediadores so­ ciales) aportar nuevas formas de organización y moralización de la sociedad. Las reformas legislativas (la legislación protectora del trabajo) pueden atenuar y neu­ tralizar parcialm ente el problem a, porque su verdadera solución exige un cambio en las m entalidades, u n a m o ralización com pleta de la sociedad lf>. En esa moralización el papel más im portante es reservado a las corporaciones profesiona­ les como intermediarios con autoridad entre los individuos y el Estado, y generadoras de solidaridad social. Alaba al socialismo de cátedra por su preocupación de intro­ ducir reformas sociales, pero respetando la economía de mercado y la esfera de las libertades individuales. Por elio propone una definición de socialismo adecuada a su propia convicción (cosmovisión): En efecto, en su propia percepción el socialis­ mo (modulación adaptada a las exigencias de su propio pensamiento de crítica so­ cial) es la aspiración a reorganizar el cuerpo social de tal forma que se modifique la situación que la industria ocupa en la sociedad; esto es, que salga de la so m b ra' en que actualmente está, y en la que funciona de forma automática, para ser ilumi­ nada y controlada por la conciencia 11, El socialismo trasciende la cuestión obrera

9 A diferencia d e Max Weber que vincula todos los problem as de la m odernidad al cre­ ciente proceso d e racionalización. Véase W eber, M : Sociología del Derecho, edición y escprel., a cargo d e J. L. M onereo Pérez, Granada, Editorial Gomares, 2001. 10 Este enfoque m oralizante y socializador del problem a social y su carácter ¡«soluble a través d e una solución m eram ente económ ica y de reforma de la legislación social es explícito en D u rk h e im , E,: El socialismo, edición de R. Ramos Torre, Madrid, Editora Nacional, 1982 , págs. 107 y sigs. 11 Entiende, por otra parte, que «el socialismo no es una ciencia, una sociología en mi­ niatura, sino un grito de dolor y, a veces, d e cólera que surge de los hombres que sienten más

y es típicamente una doctrina social que pretende modificar lo que existe propo­ niendo reformas. De ahí su carácter de doctrina práctica 12. Pero esta aspiración no sólo la experim entan las clases inferiores, sino el Estado mismo, porque a medi­ da que la actividad económ ica crece en im portancia como factor de la vida social, el Estado se ve conducido, por la fuerza de las cosas, por necesidades vitales de la más alta importancia, a controlar esa actividad y a regular sus manifestaciones. Para él el socialismo obedece a dos corrientes y fuerzas: desde arriba (El Estado; corres­ pondiente al socialismo de Estado), y desde abajo (socialismo obrero). D epende también de exigencias funcionales del sistema social en un determ inado eslado de evolución. Esta visión del socialismo sintonizaba en gran medida con el socialismo reformista de Jaurés, por otra parte amigo personal de Durkheim desde su coexis­ tencia en la Escuela. La cuestión social exige una solución global: no sólo es nece­

vivamente nuestro malestar colectivo. Su relación con los hechos que lo provocan es análoga a la de los gem idos del enferm o con la enferm edad que le afecta y las cuitas que le atorm en­ tan». Cfr. D urkh eim , E.: El socialismo, ed ición de R. Ramos Torre, Madrid, Editora Nacional, 1982, pág. 103. El socialism o era para 61 un producto de las transformaciones sociales operadas desde finales de los siglos XVIII y durante el siglo XIX. En todo caso, la ideología socialista sería contem plada con un h ech o social, porque no se olvide que para Durkheim la ideología no era algo «externo» a la sociedad sin o una dim ensión «interna» a la misma, porque tiene una explicación causal típicam ente social. El socialismo no sería una excepción a este m odo de pensar. Es evidente, era en todo caso un producto activo, que impulsó decididamente (por vía indirecta y directa) los procesos de reform a social de la época crítica del sistema individua­ lista. Basta reparar, por ejem plo, en todos los estudios e iniciativas sobre la cuestión y la refor­ ma social realizados por los m ism os Marx y Engels, y especialmente: la instrucciones sobre diversos problem as a los d elegad os d el Consejo Central Provisional de la Asociación Interna­ cional d.e los Trabajadores (relativas a la lim itación de la jornada d e üabajo, el trabajo de los jóven es y niños, trabajos cooperativos, uniones sindicales, impuestos directos e indirectos, et­ cétera), lo análisis con ten idos en «El capital» sobre la legislación del trabajo, los análisis de los conflictos industriales y del cam pesinado, sobre la acción política de la ciase obrera, la-cues­ tión de la tierra y la vivienda, en distintas conferencias, congresos y circulares, la cuestión so­ cial en Rusia, etcétera. La crítica a la división capitalista del trabajo que se recoge en «El capi­ tal» es ex p on en te de esa crítica social realizada desde el socialismo de Marx. Puede consultarse, M a r x , C. y E n g e ls , F.: Obras escogidas, t. II, Moscú, Editorial Progreso, 1978; M a rx , C.: El capi­ tal. Crítica de la economía política (1867), 2 vols., OME 41, trad. de M. Sacristán, Barcelona, Grijalbo, 1976. 12 En su opinión la d efinición más adecuada de socialismo es la que lo configura-com o «toda doctrina que reclam e la vinculación de todas las funciones económicas, o de algunas de ellas qu e se h allen actualm ente difusas, a los centros directivos y conscientes de la sociedad». Cfr. D u r k h e im , E.: El socialismo, cit., pág. 115. Por consiguiente, «el socialismo no se reduce a una cuestión de salarios o, com o se ha dicho, de estómago» (Ibid., pág. 121). Durkheim ha­ bía realzado que la cuestión social desbordaba la cuestión obrera. Cfir. D u rk heim , E.: «Une revisión d e l ’iclée socialiste (1899)», e n D u r k h e im , E.: Textes. 3. Fonctions sociales el institutions, Paris, Les editions de Minuit, 1975, págs.163 y sigs.

sario organizar la vida económica, sino introducir elementos de renovación moral y espiritual que limite los egoísmos individuales. La legitimidad de la autoridad y de los límites de las propias aspiraciones tiene que basarse en un poder moral al que los individuos reconozcan superioridad que le diga que no se «debe» ir más allá 13. Para él debe reorganizarse la economía y, en general, la sociedad con arre­ glo a criterios morales. Adviértase que la idea de autoridad remite, en su opinión, a la influencia que se impone sobre nosotros por algún poder moral que reconoce' mos como superior. Por esta influencia actuamos del modo prescrito, no porque la conducta requerida nos resulte atractiva, no porque estemos inclinados a ella por alguna predisposición innata o adquirida, sino porque hay cierta influencia forzosa en la autoridad que la dicta. La obediencia voluntaria consiste en ese consentimiento. La autoridad crea esta fuerza imperativa a la que nos sometemos. En cada fuerza moral que sentimos superior hay algo que somete a nuestra voluntad. De modo harto significativo, la moralidad constituye una categoría de reglas (regla entendida como un modo de conducta que no podemos alterar a nuestro gusto) en las que la idea de autoridad desempeña un papel absolutamente preponderante I4. Esa reorganización moralizadora exige no sólo de la intervención del Estado, sino, ante todo, de la activación de la misma sociedad a través de la mediación de los grupos o corporaciones profesionales. Con esa intermediación se puede esta­ blecer una sociedad orgánicamente constituida basada realmente en la solidaridad orgánica («El socialismo»). Según él las corporaciones son las agrupaciones que for­ marían todos los agentes de una misma industria reunidos y organizados en un mis­ mo cuerpo. Son instituciones mixtas (de patronos y de obreros) que crean formas de solidaridad orgánica y se constituyen en fuentes de moralidad que reflejan la interdependencia social. Esta es la solución compleja e integral a la cuestión social, por­ que no es una «cuestión de estómago», sino ante todo reflejo de ausencia de solidaridad so­ cial. En este sentido las corporaciones profesionales no sólo reglamentarían y apli­ carían normas, pues serían igualmente capaces para generar vida colectiva. Serían instancias de regulación de la vida económica, pero también de participación de los individuos, impidiendo los procesos de burocratización que serían rechazables. Así asumirían funciones públicas, pero serían órganos dotados de independencia respecto del Estado elevado a «órgano de pensamiento social» de la sociedad en su conjunto más allá del carácter sectorial o local de las corporaciones profesionales («La división del trabajo»). En dichas corporaciones profesionales estarían represen­

13 E ntien d e que hay que limitar las pasiones. Solam ente ellas pueden armonizarse con las aptitudes y satisfacerse. Pero com o el individuo n o tiene un m odo de limitarlas, esto debe ser necesariam ente realizado por alguna fuerza externa a él. U na fuerza reguladora debe des­ em peñar el m ism o papel para las necesidades m orales que el que desem peña el organismo para las físicas. Esto significa que la fuerza sólo puede ser moral. Véase D urkh eim , E.: El suicidio, Madrid, Eds. Akal, 1989. Véase D u rk h e im , E.: La educación moral, Madrid, Troüa, 2002 .

tados los trabajadores y los empresarios: ambas categorías estarían presentes en ios órganos directivos (consejos directivos) de la corporación, pero en la base de la organización corporativa tenderían a organizar por separado la defensa de sus res­ pectivos intereses; designarían también a los representantes por cada u na de las dos agrupaciones de base en las asambleas comunes de la corporación. C orresponde al Estado, como órgano de pensam iento social, oponer -superándolo- al particularis­ mo de cada corporación el sentim iento de utilidad general y las necesidades que reclama el equilibrio orgánico. Esto es, el Estado debe garantizar la interrelación entre las corporaciones y la protección de los intereses más generales de los indivi­ duos («El suicidio»). Ello reflejaría un Upo de sociedad orgánica, pero, en la concepción de Durkheim, no autoritaria: las corporaciones, como órganos secundarios interpuestos entre el Estado y la sociedad., serían carnes de comunicación y de participación social en la vida colectiva («Lecciones de sociología»). Esta sociedad se correspondería con un nivel su­ perior de desarrollo de la división del trabajo, de la solidaridad social y autonom ía individual. El Estado y las corporaciones profesionales deberían establecer regula­ ciones justas 15> De este modo, con la realización del ideal social de u n a sociedad orgánica y vertebradas socialmente, los procesos críticos de disgregación social en­ contraría (tales como las crisis sociales e individuales, que también tendrían una explicación social última, puesto que reflejaría un estado de anomia, un a falta de integración social) una solución preventiva. Estima que la democracia (y Durkheim fue un dem ócrata liberal-republicano) reside en la forma política m edíante la cual la sociedad llega a la más pura conciencia de sí misma, midiéndose la dem ocracia p or el papel que la deliberación, la reflexión, el espíritu cívico y la educación mo­ ral desempeñan en la gestión de los asuntos públicos («Lecciones de sociología»}. Es esencial a la dem ocracia la apertura de canales de comunicación en tre un a socie­ dad civil vertebradas en asociaciones ocupacionales entre sí y con el Estado. Para él en una sociedad de masas, la población no está en condiciones de participar dírec-

18 En esa con exión el Estado n o p u ed e d esconocer que es el.órgano de reflexión para toda la sociedad y que en calidad de tal constituye la fuerza que debe garantizar la autonom ía individual y el libre desenvolvim iento de los grupos sociales, pero también ha d e garantizar que dichos grupos secundarios (familia, corporaciones, etc.) no opriman a los individuos que agrupa. Cfr. D urkheim , E.: «L* État (1900-1905 ?)», en D u r k h eim , E.: Textes. 3. Fomtions sociales et institutions, París, Les ed ítion s de Minuit, 1975, págs. 172 y sigs. La vertebración social no puede llevarla a cabo el Estado com o « órgano central», son los grupos secundarios. El Estado está demasiado lejos d e las cosas y de los individuos para p od er resolver útilm ente tareas tan inmensas y complejas. Es necesario que grupos secundarios m enos vastos, más cercanos al d e­ talle d e los hechos, puedan desem peñar esta fu n d ó n . N o vem os a nadie que pueda ser apto para este rol fuera de los grupos profesionales. C om petentes para administrar cada orden par­ ticular de intereses, susceptibles de ramificarse en todos los puntos del territorio, d e tomar en cuenta las diversidades locales, las circunstancias territoriales, reunirían todas las con d icio­ nes requeridas para convertirse d e alguna m anera, en el orden econ óm ico, e n los herederos de la familia. Cfr. Lecciones de sociología, cit.. Lección 18% pág. 236.

lam ente en el gobierno. Por ello no está de acuerdo con la afirmación clásica de que la democracia es el autogobierno de la sociedad. La misma idea de «sociedad política» com porta una distinción entre Gobierno y gobernados. En la sociedad po­ lítica m oderna es necesario instaurar un gobierno fuerte (Estado fuerte), capaz de ser órgano relativamente autónom o de articulación del pensamiento social. Lo que ha de garantizar el sistema democrático es la existencia de cauces y procedimientos de intercam bio activo y fluido entre el Estado y el resto del entramado social en el que se inserta de m odo diferenciado en el marco de una de las manifestaciones de la división del trabajo social. En ese proceso de intercambio activo se forjan las nuevas necesidades sociales y las exigencias de cambio dinámica del orden socio-político. La comunicación deliberativa perm ite el dom ino del cambio social, su control ra­ cional.10 Piensa que un Estado puede ser democrático y tener sin em bargo una organización fuerte. Las verdaderas características de la democracia son dos: una mayor am plitud de la conciencia gubernam ental y comunicaciones más cercanas entre esta conciencia y la masa de individuos 17. En una sociedad orgánica, integrada y coherente, el grupo profesional se so­ brepone a los procesos de estratificación tendiendo a «diluirlos». En las sociedades verdaderam ente orgánicas se forma a hombres socializados. Este tipo de sociedad no es que no quede expuesta a cuestiones sociales, al conflicto 18 y a la anomia,

16 Precisam ente Durkheim hizo una defensa sin Fisuras del racionalismo en un contexto en el que se estaba produciendo, com o el m ism o afirmaba, un «asalto contra la razón». Un exp olíen te d e es lucha a favor del racionalismo lo constituye su obra Pragmatismo y Sociología, Buenos Aires, Ed. Schapire, s /f ., cuya primera lección com ienza señalando que asistimos en nuestros días a un «asalto contra la razón», a una verdadera lucha a mano armada. En lal sentido, mejor que cualquier otra doctrina el pragmatismo es capaz de hacernos sentir la n e­ cesidad de renovar el racionalism o tradicional, puesto que nos muestra sus insuficiencias (Ibíd.,pág.23). Por otra parte, arguye también que tam poco es materialista, sino propiam ente racionalista. Apunta que su principal objetivo es extender a la conducta humana el raciona­ lismo científico, Cfr. D u rkheim , E.: Las reglas del método sociológico, Madrid, Alianza, 1988. 17 Véase DuR.KHF.rM, E.: Lecciones de sociología, edición y Est. prel., «Cuestión social y refor­ ma moral: las ‘corporaciones profesionales’ en Durkheim», de J. L. Monereo Pérez, Granada, Ed. Gomares, 2006. I# Téngase en cuenta que el pensam iento d e Durkheim adolece seguramente d e una teoría más elaborada d el conflicto social. Se ha señalado que «la sociología de Durkheim ca­ rece de un tratamiento teórico sistemático d e los m ecanism os sociales que mediatizan la rela­ ción entre la infraestructura y la conciencia collective. Las razones que explican esta carencia hay que buscarlas en d eficiencias del pensam iento d e Durkheim..., com o resultado de la ce­ rrazón teórica que inm ovilizó su pensam iento, Durkheim fue incapaz d e tratar satisfactoria­ m ente la cuestión d e los intereses socialmente generados y, sobre todo, el problema d e los con­ flictos que surgen d e la oposición de tales intereses». Cfr. G iddens, A.: Política, sociología y teoría social, cit., pág. 150. En todo caso, conviene puntualizar que d esde luego Durkheim no ignora e l h ech o social del conflicto, lo que ocurre es que adoptaba ante todo una perspectiva esen­ cialm ente funáonalisla. Durkheim pensaba que el conflicto social presenta una contradicción

sino que más bien se establecen unos cauces preventivos y de resolución que impi­ de u na desintegración social crítica y duradera. Para él la crisis social es apreciada en términos de desintegración moral en la estructura orgánica del entram ado so­ cial (cfr, «El socialismo» 19) . Recuperar la solidaridad orgánica se hace necesario para garantizar la cohesión social. He aquí que la sociología es capaz de aportar una teoría del vínculo social y un conocimiento reflexivo de la crisis y de lo modos de resol­ verla, que en D urkheim se reconduce al problem a de la constitución de la solidari­ dad orgánica y, en consecuencia, al establecimiento de los dispositivos necesarios para asegurar el vínculo social desde una configuración funcional 20 de «lo social», útil para posibles «tratamientos» técnicos y para la normalización del libre juego de las agregaciones de intereses. Este y otros planteam ientos perm iten vislumbran

superable sin grandes cam bios revolucionarios. En el m odo de pensar de Dukrheím el con­ flicto institucional o d e grupos hum anos qu e com piten entre sí en la persecución d e funcio­ nes esencialm ente com unes; no se trata, pues, d e un conflicto entre clases con intereses obje­ tivos antagónicos resolubles exclusivam ente m ediante el dom inio de uno de los «enem igos» {lo que perm ite com prender entre otros casas que Durkheim nunca aceptaría la definición de lo político en u n sentido Schmittiano; cfr. S c h m ítt, C.; El concepto de lo político, Madrid, Alianza editorial, 1991). E ntiende que, en efecto, que la división del trabajo genera rivalidades 110 suponen necesariam ente una elim inación mutua, sino que pued en coexistir unos al lado de otros, m ediante ¡a búsqueda d e cauces de intensificación de la cooperación que garanticen una mayor hom ogeneidad social (noción que n o es equivalente al concepto de h egem on ía de una clase sobre las dem ás). La superación dinámica de los conflictos sociales d ependía de la creación de marcos norm ativos (la moral, el D erecho) aceptados por los distintos grupos sociales sin que unos grupos tengan porqué dom inar a los demás. Considera que «nuestro primer debe es hacernos una m oral», y esta tarea no p u ed e improvisarse en un el silen cio de gabinete político; só lo puede elevarse por sí misma, poco a poco, bajo la presión de las causas internas que la vuelven necesaria. Pero la reflexión puede y debe servir para señalar el fin que debe alcanzar. Por todo ello en tien de que para que la anom ia tenga solución es necesa­ rio que exista o se form e un grupo don d e se pueda constituir el sistema de reglas que actual­ m ente, en cada m om ento, h ace falta. Esto significa que para él la superación de la anom ia precisa la consdtución de una nueva moral social integradora. 19 También su re c e n s ió n a 'ío n n ie s , E: Gemeinschafi and Gesellschaft, Rmue. Philophique, XXVII (1889), págs. 178 a 181. w En este sentido interesa anotar que el concepto d e función que Durkheim aplica a la sociedad se basa en una cierta analogía entre la vida social y la vida orgánica, en cuyo marco buscaba una correspondencia entre la función y las n ecesidades de organism o social y, al pro­ pio tiempo, un «diagnóstico» sobre lo considerado «normal» por contraposición a lo «patoló­ gico». Lo expresa Durkheim en su obra Las reglas del método sociológico, Buenos Aires, La Pléya­ d e, 1972, pág. 147 y cap. III. T od o ello refleja la utilización de un modelo organkista de configu­ ración de la sociedad y de la relaciones sociales: por una parte, la función viene condicionada por su correspondencia con las exigencias d e funcionam iento del organism o social com o un todo (produciéndose un paralelism o con la biología); por otra, lo patológico se identifica (siguien­ do un símil m édico) con lo anorm al, captado - o en ten d id o - com o estado de enferm edad social.

la ruptura epistemológica llevada a cabo por nuestro autor y que fue una aportación indispensable para plantear la problem ática social en términos propiam ente cientí­ ficos 21. Es en las sociedades evolucionadas donde el elem ento regenerador viene constituido por la solidaridad social orgánica y las formas de Derecho restitutorio o cooperativo (civil, mercantil, procesal, administrativo y constitucional) por contrapo­ sición a las formas de derecho represivo (predom inio del Derecho penal o puniti­ vo, que acentúa la p r e v a le n c ia de la com unidad o sociedad sobre el individuo, pro­ tegiéndola contra los com portam ientos desviantes de éste) 2Z. El Derecho coopera­ tivo o restituíivo tiene por función restablecer el estado de las cosas (restablecimiento de las relaciones perturbadas en su form a norm al) organizando la cooperación interindívidual de acuerdo con ia justicia: se corresponde con una organización so­ cial funcionalm ente diferenciadada donde retrocede la conciencia colectiva y se re­ fuerza la conciencia individual. En esas sociedades evolucionadas el carácter orgá­ nico de la solidaridad se apoya no en las semejanzas sino en la especialización fun­ cional vinculada a la división del trabajo. Durkheim p reten d ía dem ostrar que la es­ pecialización constituía en las sociedades m odernas un deber moral. Calificación de solidaridad «orgánica» que tendría su sentido como una referencia metafórica a la organización de los organismos vivos en la biología («La división del trabajo»). Apre­ cia un sentido evolutivo inmanente al desarrollo histórico, según el cual la solidaridad mecá­ nica (donde existe un bajo nivel de individualización, por lo que cada individuo es un microcosmos del tipo colectivo) será desplazada completamente por la solidaridad orgánica pro­ fesional unificante de los distintos órganos funcionales existentes, los cuales quedan enlaza­ dos por relaciones de mutua dependencia derivada de la necesidad de satisfacer en sociedad tanto las necesidades individuales como colectivas («vendrá un día en que toda nuestra organización social y política tendrá una base exclusivamente, o casi exclusivamen­ te, profesional»). Para él 1a progresión de la división del trabajo, como criterio de desenvolvimiento social, es un resultado de 1a lucha p or ia vida, pero con un desen­ lace suavizado, porque los rivales no están obligados a eliminarse m utuamente, sino que pueden coexistir unos al lado de los otros. La estática del «orden» exige la dinámi-

31 Véase' B o u rd ie u , P., C h a m b o re d o n , J. C l., y P a s s e r n .J . C,: El oficio del sociólogo. Presupues­ tos epistemológicos, Madrid, Siglo XXI d e España editores, 1976, «Primera P a rte: L a ruptura», págs. 27 y sigs., y págs. 129 y sigs, 217 y sigs., con inclusión de textos de U u k h e im referentes a la ruptura epistem ológica y a la construcción d e l objeto. Tam bién, en una perspectiva m á s general, B la n c h k , R.: La epistemología, B a r c e lo n a , Oikos-tau ed icion es, 1973. n Lukes ha llam ado la aten ción sobre el h ech o d e qu e aunque desarrollada en u n c o n ­ texto distinto y con fines diferentes, la dicotom ía durkheim iana entre tipos de D erecho es, e n algunos aspectos, similar a la distinción de H.L.A. Hart en tre reglas primarias y secundarias ( H a r t , H.L.A.: El concepto de derecho, Madrid, Editora Nacional, 1981). Cfr. Lukes, S.: Émile Durkheim, ck„ pág. 154, nota 87. Sobre la distinción entre las formas de D erecho represivo y D erecho restitutivo, v éase también la exposición de R o b le s, G.: Crimen y castigo (Ensayo sobre Durkheim), Madrid, Civitas, 2001, págs. 53 y sigs.

ca del aprogreso», lo cual introduce un elemento o dimensión metafísica en su concepción so­ ciológica del despliegue de la sociabilidad humana 23, aunque el mismo Durkheim se sitúa también explícitamente- en el actitud de rechazo hacia el enfoque metafísica (Había señala­ do que la sociología no necesita escoger entre las grandes hipótesis que separan a los metafísicos. Todo lo que se le pide es que el principio de causalidad se aplique a los fenóm enos sociales; Las reglas del método sociológico). Su filosofía social 24 quiere evitar abstraerse de la praxis, porque de lo contrarío se convierte en una Filosofía vacía de pulso vital. También, a medida que se desarrolla, provee los medios para m antenerse y sobrevivir a un mayor núm ero de individuos que, en sociedades más homogéneas, estarían condenados a desaparecer.

2. Solidaridad orgánica y reorganización de la sociedad. «Pero n o percibim os a este hom bre d el pasado, porque está inveterado en nosotros; form a parte inconsciente de nosotros mismos» Emile D u rk h e im 29

La división social del trabajo en un proceso histórico evolucionado determ ina la formación de una form a específica de sociedad singularizada p o r un marcado carácter orgánico: la «sociedad orgánica». Los procesos de integración social que­ dan profundam ente condicionados p o r la división del trabajo, esto es, por la inte­ gración social vinculada a las funciones realizadas y a la vocación del individuo en una sociedad desarrollada. En este tipo presidido por la división social del trabajo se produce una diferenciación de roles pero también una tensión entre coopera­ ción (solidaridad) y competición (conflicto). Es entonces cuando se está en la an­ tesala del cambio evolutivo, y es que cuando se produce el desequilibrio, derivado de la anarquía económica o del debilitam iento de instituciones m ediadoras como la familia, la Iglesia o las corporaciones, el sistema de valores tiende a disolverse. Es así, que la individualización de los fines y de los medios triunfa, ya que la organiza-

23 A unque la pretensión de Durkheim se opuso a la sociología trascendental d e Comte, afirmando que la sociología debe ser un estudio especial de los seres sociales más que una m editación filosófica sobre la sociabilidad hum ana en general. Véase D u r k h e im , E.: «Cours de Science Sociale», en La Science Social?. e.t V action, cit., pág. 89. 54 N o se olvide que para Durkheim la «filosofía social» había sido u n o saberes principa­ les que habían -con tribuido a la Formación de la sociología com o disciplina autónom a. Véase D urkheim , E.: Las reglas del método sociológica,trad., introducción y notas d e S. González Noriega, Madrid, Alianza, 1988 (reeditada también en Barcelona, Eds. Altaya, 1997). 25 D u rk h eim , E.: Historia de la educación y de las doctrinas pedagógicas. La evolución pedagógi­ ca en Francia, trad. de Ms. L. D elgado y F. O rtega, Madrid, La Piqueta, 1982, pág. 37.

cíón social no dispone de las condiciones para asegurarla armonía en el seno de la sociedad. En ese proceso de evolución histórica, Durkheim cree ver la preponde­ rancia progresiva de la solidaridad orgánica 26. Parte de un constalanción: Basta, en efecto, con lanzar una ojeada sobre nuestros Códigos para com probar en ellos el reducido lugar que el Derecho represivo ocupa en relación con el derecho co­ operativo. En su opinión lo que existe es una verdadera «ley histórica» al respecto, la cual determ inaría el proceso de evolución social: Constituye, pues, una ley histó­ rica el que la solidaridad mecánica, que en un principio se encuentra sola o casi sola, pierda progresivamente terreno, y que la solidaridad orgánica se haga poco a poco preponderante. Más cuando la m anera de ser solidarios los hom bres se modi­ fica, la estructura de las sociedades no puede dejar de cambiar. La forma de un cuerpo se transforma necesariamente cuando las afinidades moleculares no son ya las mismas. Por consiguiente, si la proposición precedente es exacta, debe haber dos tipos sociales que correspondan a esas dos especies de solidaridad 27. En definitiva: distingue dos clases de solidaridades y dos tipos sociales que a ellas corresponden. Pone de manifiesto que los diversos tipos de Derecho revelan las distintas formas de solidaridad. Distingue dos tipos de Derecho: el Derecho re­ presivo o penal, que com prende el conjunto de normas jurídicas cuya sanción es de naturaleza represiva; y el Derecho restilutorio, que está integrado p or el sistema de normas juríd ica cuya sanción es de carácter restitutivo (dentro del cual se pue­ de distinguir, a su vez, entre Derecho de solidaridad negativa -tos derechos realesy Derecho de solidaridad positiva -e l D erecho contractual, especialm ente-). Am­ bas formas de Derecho expresan vínculos de solidaridad social. El Derecho represi­ vo o penal, las noratas sancionadoras expresan las similitudes sociales más esencia­ les (la conciencia colectiva o común estaría integrada por la unión de las semejan­ zas o similitudes sociales). Aquí la solidaridad o cohesión social deriva del hecho de que los individuos se consideran semejantes, al com partir un sistema de creen­ cias y prácticas comunes (cohesión social basada en la semejanza). Es ésta una for­ ma de solidaridad por similitud que Durkheim denom inó «solidaridad mecánica». En esta forma de solidaridad basada en la semejanza (solidaridad por semejanza), existe un vínculo directo entre el individuo y la sociedad de pertenencia, compar­ tiendo el sistema de creencias y valores que constituyen la conciencia común del grupo. La personalidad individual está «diluida», difumínada, en la estructura so­ cial absorbente. Es la semejanza lo que asegura la cohesión social; es una cohesión «frágil» porque no se basa en personalidades diferenciadas que a través del consen­ so refuercen sus condiciones de coexistencia pacífica en el todo social. Por su parte, en el Derecho restitutorío lo que se persigue es la restauración del orden alterado en el marco de una cooperación social interindividual que tie­

26 Véase La división del trabajo social, cit., cap. V, págs. 175 y sigs. 27 La división del trabajo social, cit., pág. 207.

ne lugar en la división funcional del trabajo social. De ahí que esta form a de Dere­ cho restitutivo y cooperador sea expresión de u n tipo de «solidaridad orgánica» o funcional. En esta sociedades m odernas se produce, pues, una integración organi­ zada con base al reconocim iento de diferencias com plem entarías entre los indivi­ duos, esto es dom inada p or la solidaridad orgánica. El ellas el vínculo entre el indi­ viduo y la sociedad es indirecto, ya que se encuentra unido a la sociedad a través de su vinculación en su interior con instituciones específicas y con otros individuos con los que interactúa. Es así que la sociedad aparece ante todo como un sistema de funciones características, diferenciadas, especiales y coordinadas entre sí en el marco de la división del trabajo. En las sociedades modernas se acentúa la indivi­ dualidad de la persona y su relativa autonom ía respecto al todo social. Su carácter orgánico refleja una idea de organismo social complejo en el que los individuos que forman parte de ella asumen de m odo coordinado (esto es, en interdependen­ cia funcional) funciones específicas y diferenciadas. Ahora bien, interesa precisar que en el pensam iento de Durkheim ambos ti­ pos solidaridad (que reflejan distintos principios de integración social) no son en­ teram ente excluyen tes entre sí. Entre cosas, porque se trata -au n q u e no lo haya form ulado explícitam ente así, a diferencia de lo que sí hiciera Max W eber- de Hi­ pos ideales» y, en relación a ello, porque en realidad no pueden encontrarse una sociedad en la que ambos tipos no se encuentren presentes de algún modo y con u n a cierta intensidad. Lo que será necesario entonces es precisar cuál es el tipo de solidaridad predom inante, en el sentido particular de que sea el que realm ente ga­ rantice la cohesión en una determ inada sociedad de que se trate. En las sociedades m odernas predom inará, sin duda, la cohesión basada en la unidad funcional, esto es, en la integración obtenida por tazos de interdependencia m utua y funcional (uni­ dad social basada en las diferencias coordinadas funcionalm ente entre sí), más que en el hecho de com partir un sistema de creencias y valores (unidad basada en la semejanza). Desde el punto de vista estrictam ente jurídico esta evolución supondrá un mayor peso (cuantitativo y cualitativo) del Derecho restitutivo (Derecho civil, mercantil, administrativo, etcétera) respecto al Derecho represivo. Pero cabe cons­ tatar que esa tendencia en el desarrollo de las formas jurídicas no se ha mostrado precisam ente como algo lineal, ni tampoco mecánico. Con esta distinción de tipos sociales Durkheim entronca con la reflexión del pensamiento sociológico que ha­ bía enfatizado, aunque con otra denom inación y ciertas diferencias de sentido y enfoques, las distintas formas de articulación de las unidades sociales y su desarro­ llo histórico: del «estatus al contrato» (H enry Sum m er Maine, que distinguía entre sociedades basadas en el statxis y las basadas en el contrato, en su sentido histórico de cambio evolutivo del status al contrato, con la consiguiente individualización y liberación de la personalidad individual); de la «comunidad a la sociedad, o asociación» (Ferdinand Tónnies, que describía de todos ideales de sistema social, correspon­ diendo a cada uno de ellos un tipo específico de posición individual; gemeinschafl o comunidad y la Gesselíschafi o sociedad, aunque puntualizaba que en toda sociedad exis­

tía una mezcla de los principios de articulación e integración propios de la comu­ nidad y de la sociedad o asociación, encontraba una pauta del desarrollo social en la dirección de que en las sociedades m odernas imperativa la sociedad o asociación sobre el modo de integración correspondiente a la com unidad)28; conceptos próxi­ mos -aunque no del todo equivalentes- a la distinción durkheimiana entre «solida­ ridad mecánica» (o por semejanza) y «solidaridad orgánica». 28 Véase su Reseña a T ó n n ies: Genmnshaft und Gesellshafl, en Revue philosophique, vol. 27 (1889). Discrepa con Tónnies respecto a la teoría de la Gesselkchaft, que para Tónnies se ca­ racteriza por un desarrollo progresivo del individualismo, cuyos efectos disgregadores sólo pue­ den prevenirse por un tiem po y por medios artificiales por la acción del Estado. Pero que esencialm ente se le contem pla com o un agregado m ecánico, por lo que lo que queda de ver­ dadera vida colectiva resulta, presum iblem ente, no de una espontaneidad interna sino d e un estím ulo del Estado, totalm ente externo. En resum en, es la sociedad tal com o la concebía Benthan. Sin em bargo, entiende Durkheim, que la vida d e las grandes aglom eraciones socia­ les modernas es tan natural com o la de los peq u eñ os agrupam ientos comunitarios: n o es m e­ nos orgánica ni m enos interna. Más allá de estas acciones puramente individuales hay una actividad colectiva en nuestras sociedades contem poráneas que es can natural corno la de las sociedades más pequeñas de las edades pasadas. Ciertam ente es distinto, constituye un tipo diferente, pero, tan diferente com o pueda ser, no hay diferencia de naturaleza entre estas dos variedades del m ism o género. Sin embargo, ¿sería aceptable que la evolución d e una misma entidad com enzara por ser orgánica sólo para volverse posteriorm ente puramente mecánica? Hay tal abismo entre estos dos m odos de existencia q u e resulta imposible ver cóm o pueden formar parte del m ism o desarrollo. Reconciliar la teoría de Aristóteles con la d e Benthan de este m odo es sim plem ente yuxtaponer opuestos. D ebem os elegir: si la sociedad es originaria­ m ente un fen óm en o natural, sigue siéndolo hasta el final de su vida. Por otra parte, respecto a la interrogante d e en qué consiste esta vida colectiva d e la Geseltschafi, objeta que el procedi­ m iento que sigue Tónnies no nos conduce a obtener una respuesta para esta cuestión porque es com pletam ente ideológico (Ibid., págs. 421 4 2 2 ). Para Durkheim en las sociedades desa­ rrolladas se gesta una forma de solidaridad orgánica inm anente al avance de la división del trabajo social. El está convencido, por otra parte, de que caben alternativas al individualism o utilitarias y egoísta (tipo Spencer y los econom istas liberales d e su dem po). Se trata del indivi­ dualismo moral, don d e el individuo puede perseguir (en la tradición del individualism o de Kant y de Rousseau y de los espiritualista) legítim am ente lo que es exigido por nuestra condi­ ción humana, por aquello que sostenem os en com ú n con nuestros semejantes. Este ideal va más allá del límite de los fines utilitaristas. En el proceso d e secularización se ha colocado al individuo en una dim ensión en cierta m edida sagradas. En realidad, esta «religión del indivi­ duo» (que postulan las mismas Declaraciones de derechos hum anos) es una institución so­ cial. Es la sociedad la que nos proporciona este ideal com o el único fin apto en nuestros días para ofrecer un foco para los deseos de los hom bres. Pero es necesario ir más allá del indivi­ dualism o negativo, el cual d eb e ser com pletado con una suerte de individualismo moral posi­ tivo: D e ah í que -con firm an d o su voluntad reformista- postule que debe usarse las libertades para descubrir qué d eb e hacerse y para hacerlo efectivam ente. Usémoslas -afirm a- para sua­ vizar el funcionam iento de la máquina social, todavía tan áspera para los individuos, para p o­ ner a su disposición todos los m edios posibles para el libre desarrollo de sus facultades a fin de lograr finalm ente hacer realidad el famoso precepto: a cada uno según sus obras. Cfr. «L’individualisme e t les intellectuels», en Revue bleue, vol. 10 (1898), págs. 7 a 13.

En todos estos tipos sociales la unidad social se produce a través de procesos de regulación jurídica. La vida social (que para él surge directam ente del ser colec­ tivo que es, en sí mismo, una naturaleza sui generis, y resulta de un desarrollo espe­ cial que sufren las mentes individuales en su asociación entre sí, asociación de la que se desarrolla una nueva form a de existencia) está sujeta a un conjunto de re­ glas o de leyes que disciplinan las conductas de los individuos. Toda sociedad p ro ­ piam ente dicha se basa en un sistema de control socio-jurídico, donde las normas se refuerzan de la amenaza de u na sanción organizada (inherente a toda norm a, pero distinta según el tipo de norm a). En ellas coexisten las formas de Derecho represivo (que im ponen un castigo o punición; su paradigma es el Derecho penal, aunque, por supuesto no se agote en él, pues abarca todo el Derecho sancionador) y las formas de Derecho restitutivo o restaurador (que tratan de restaurar la situa­ ción creada por la conducta desviante o de im poner un resarcimiento o indem ni­ zación del daño; su paradigma es el Derecho civil, aunque, igualmente, no se agote en él, pues abarca a otros sectores del ordenam iento jurídico, con independencia de que según el tipo de sociedad predom inen unas más que otras. Del mismo modo esa coexistencia es reflejo de la doble presencia en las sociedades evolucionadas de las dos formas de solidaridad típica: la solidaridad mecánica y la solidaridad orgáni­ ca. Para él la evolución histórica va en el sentido de hacer predom inante en las sociedades modernas el derecho restitutivo sobre el Derecho represivo, lo que se­ ría reflejo de un mayor grado de civilización vinculada a la interdependencia y co­ operación m utua existente en las sociedades complejas. En este sentido no cabe duda de que su visión podría calificarse, ciertam ente, de optimista, ya que no sería difícil contrarrestar esa secuencia evolutiva con el increm ento del papel conferido al Derecho represivo (y, dentro de él, sobre todo al Derecho Penal). Sería, al res­ pecto, suficiente reparar en la contundencia y expansión actual del llamado «Dere­ cho penal del enemigo», que enlaza con las nuevas formas de control y de discipli­ na social 29. Lo cual disuadiría de toda idea de establecer un a suerte de ley históri­ ca de evolución social en el sentido de hacer predom inante el Derecho restitutivo

29 Véase Jakobs, G. y G a n cío Meliá, M.: Derecho penal del enemigo, Madrid, Civitas, 2003, y, más detenidam ente, Jakobs, G.: Derecho Penal, Parte General Fundamentos y teoría de la imputa­ ción, 2 a edición corregida, Madrid, Marcial Pons, 1997; ID.: FMudios de Derecho Penal, Madrid, UAM-Ed, Civitas, 1997; ID.: Sobre la normativizaáón de la dogmática jurídico penal, Bogotá (Co­ lom bia), Universidad Externado d e Colombia, 2004. El «D erecho penal del enem igo» está for­ m ado por un conjunto d e norm as jurídico-penales en las que ya no rigen principios de garan­ tías y reglas de im putación que suelen postularse com o elem en tos irrenum inbles del trato de u n Estado de Derecho con los infractores de preceptos penales. Jakobs contrapone el «Dere­ cho penal dei ciudadano» (d o n d e entre otros ragos la fun ción m anifiesta de la pena es la con ­ tradicción) al «Derecho penal d el en em igo» (en el que esa función consiste en la elim inación d e u n p eligro).

sobre el Derecho represivo. Parece que la realidad social es más compleja, donde se aprecia una imbrincación de formas de regulación jurídica más densa, esto es, con una malla o red de reglas jurídicas de distinta naturaleza en cuyo marco no conviene otorgar ninguna preferencia «a prioristacamente» formulada. En todo caso, en Durkheim se echa en falta una mayor reflexión sobre la conexisión efectivamente existente entre «formas jurídicas» y «formas políticas», lo cual podría introducir nuevos elementos diferenciadores respecto a la relación entre Derecho represivo y D erecho restitutivo. No cabe duda del hecho de que en los regímenes democráti­ cos se fom entan más las formas de regulación restitutiva o incluso promocial (fun­ d ó n promocial del D erecho), como modo de integración y cohesión social, que las formas estrictamente represivas 30 (más predom inantes en los sistemas políticos au­ toritarios o totalitarios), las cuales deben situarse en el cuadro de los mecanismos de rígida disciplina y control social. Del mismo modo que las primeras se desenvuelven en razón inversa una a otra, los dos tipos sociales correspondientes, el uno retrocede con regularidad a medida que el otro progresa, y este último es el que se define p or la división del trabajo social. Aparte de confirm ar a los que preceden, tal resultado acaba mostrándonos toda la importancia de la división del trabajo, Así como es ella la que en su mayor parte hace coherentes a las sociedades en cuyo seno vivimos, es ella también la que determina, los rasgos constitutivos de su estructura, y todo hace prever que, en lo por venir, su papel, desde este punto de vista; no hará más que aum entar 31. Según Durkheim, la vida social mana de una doble fuente: la semejanza de las conciencias y la división del trabajo social. En el primer caso, el individuo es sociali­ zado, porque, no tendiendo individualidad propia, se confunde, así como sus se­ mejantes, en el seno de un mismo tipo colectivo; en el segundo porque, aun te­ niendo una fisonomía y una actividad personales que le distinguen de los demás, dependen de ellos en la misma m edida en que se distingue, y, por consiguiente, de la sociedad quede su unión resulta. Ello da lugar a una distinta configuración de las reglas jurídicas: «La semejanza de las conciencias da nacimiento a reglas jurídi­ cas que, bajo la amenaza de medidas represivas, im ponen a todo el mundo creen­ cias y prácticas uniformes; cuanto más pronunciada es, más completamente se con­

30 Sobre ello puede consultarse Bonmo, N,: «La función prom ocional del Derecho», en Contribución a la teoría del Derecho, Valeria, Fernando Torres-Editor, 1980, págs, 367 y sigs. En el Estado contem poráneo se hace cada vez más frecuente el uso de las técnicas de alentamiento. Apenas se em pieza a advertir el uso d e estas técnicas, se está obligado a abandonar la imagen tradicional del Derecho com o ordenam iento exclusivam ente protector-represivo. Junto a ella tom a form a una nueva imagen: la del ordenam iento jurídico com o ordenam iento con fun­ ción prom ocional. 31 La división del trabajo social cit., págs, 228-229.

funde la vida social con (a vida religiosa y más cercanas se encuentran al comunis­ mo las instituciones económicas». Por su parte, la división del trabajo da origen a reglas jurídicas que determ inan la naturaleza y las relaciones de las funciones divi­ didas, pero cuya violación no supone más que medidas reparadoras sin carácter ex­ piatorio. En ambos tipos de socialización se puede decir que cada uno de esos cuer­ pos de reglas jurídicas hállase, además, acompañado de un cuerpo de reglas pura­ m ente morales. Allí donde el D erecho penal es muy voluminoso, la m oral com ún se encuentra muy extendida, es decir, que existe una m ultitud de prácticas colecti­ vas colocadas bajo la salvaguardia de la opinión pública. Allí donde el derecho restitutorio se encuentra muy desenvuelto, hay para cada profesión una moral profe­ sional. Es más, entiende, que la cooperación también tiene su moralidad intrínseca. Por otra parte, en la evolución social, la conciencia colectiva se hace más débil y más vaga, a m edida que la división del trabajo se desenvuelve. Es precisamente a consecuencia de esta indeterm inación progresiva es por lo que, incluso la división del trabajo, llega a ser la fuente principal de la solidaridad 32. Pero también se acre­ cienta la complejidad social: las sociedades organizadas no son posibles sin un siste­ ma desarrollado de reglas que predeterm inan el funcionam iento de cada órgano. A medida que el trabajo se divide, se constituye una m ultitud de moralidades y de derechos profesionales 33. Ello le conduce, coherentem ente, a la afirmación como hecho social del pluralismo jurídico de los grupos profesionales. También a la con­ figuración dinámica del funcionam iento de la división del trabajo en la sociedad; ésta no es equiparable exactam ente a u n organismo inerte, porque en el organis­ mo, cada célula tiene su función definida y no puede variar. Por el contrario, en la sociedad humana, las funciones no han sido jamás repartidas de una manera tan inmutable. Incluso allí donde la organización es más rígida, puede el individuo mo­ verse con una cierta libertad dentro del engranaje donde la suerte le ha coloca­ do 34. De manera que las referencias a la sociedad como organismo vivo tienen más bien una intención metafórica y expresiva que propiam ente nominal. Interesa destacar que la formación de su pensamiento social crítico está muy influenciado por el pensam iento alemán de su tiempo. Durkheim realizó un viaje de estudios a Alemania en el curso académico de 1885-1886. De ahí recibió la in­ fluencia de pensadores situados en el movimiento de reforma social como Albert Schaeffle, Wagner y Schmoller 35, todos ellos vinculados al llamado «socialismo de

32 La división del trabajo social, cít., págs. 267 y sigs. 15 La división del trabajo social, cit., pág. 356. M La división del trabajo social, cít., pág. 389 y sigs. 55 Esta influencia es r e a l z a d a por G id d en s , A.: El capitalismo y ¡a moderna teoría social, Bar­ celona, Editorial Labor, 1977, págs. 127 y sigs.; y am pliam ente por la excelen te biografía inte­ lectual de Lukes, S.: Émile Durkheim. Su vida y su obra, Madrid, CIS, 1984, espec., págs. 86 y

cátedra». En ellos ve una critica al individualismo insolidario y participa de la vi­ sión orgánica de la sociedad, incluida la visión orgánica del Derecho y la moral. Entiende que la ideología del liberalismo económico y jurídico-político presenta una peligrosa (para el orden social) tendencia disgregadora del tejido social. Ese desarrollo orgánico de la realidad social no puede ser contem plado desde un pun­ to de vista mecanicista y evolucionista, siendo precisa la «corrección» de las ten­ dencias disolventes d é la sociedad industrial a través de la mediación política del Estado 30 (Estado social intervencionista) y de los grupos sociales intermedios. Creía

sigs., y passim. También recientem ente por R o b le s, G.: La influencia alemana en el pensamiento de Emile Durkheim, Es significativo que su prim er ensayo esté dedicado a Albert Schaefíle: «Organisation et vie du corps social selon Sehaeffle» (1885), recogido en Textes, t. I, París, Minuit, 1975. En este libro recopilatorio se recogen otros ensayos dedicados a autores alema­ nes influyentes, p ertenecientes a la corriente d el socialismo de cátedra. Existe una particularidad en el pensam iento de Durkheim; el tem a vale la pena de ser expuesto. Para él lo que define al Estado es ser un grupo de Funcionarios sui generis , en el seno del cual se elaboran representaciones y voliciones que com prom eten a la colectividad, aunque no sean obra de la colectividad. N o es exacto decir que el Estado encarna la concien­ cia colectiva, ya que ésta lo desborda p or todos lados. En gran parte es difusa. El Estado sólo es sede de una conciencia especial, restringida, pero más allá, más clara, que tien e de sí mis­ ma un sentim iento más vivo. Por otra parte, el Estado no ejecuta nada, sus órganos dan órde­ nes para que se actúe. Cfr. Lecciones d t sociología. Física de las Costumbres y del Derecho^ trad de Estela Canto, y Estudio Preliminar d e J. L. M onereo Pérez, Granada, Editorial Gomares, 2006, pág. 82. El Estado es, rigurosamente hablando, el órgano mismo de pensam iento social para dirigir la conducta colectiva. Cuanto más avaza en la historia más venios multiplicarse las fun­ ciones del Estado, que se vuelven más im portantes, y este desarrollo de las funciones se hace sensible m aterialm ente por el desarrollo paralelo del órgano. El «cerebro social» (expresión m etafórica para aludir al Estado) ha crecid o en el curso de la evolución. El Estado persigue también otros fines, tiene otro papel que cum plir además del de velar por el respeto d e los derechos individuales. El Estado ha ten ido fun cion es liberadoras del individuo (en particular ha liberado al obrero y al patrón de la tiranía corporativa a la vieja usanza autoritaria). La carreta que se abre a la actividad moral d el Estado es ilimitada. E! Estado tiene tarea liberadora del individuo. Lejos d e ser tirano del individuo, es él quien rescata al individuo d e la socie­ dad. El Estado no está destinado a desplegar una actividad social: no se trata sim plem ente de m ultiplicar los intercambios, sino de hacer que se efectúen de acuerdo a reglas más justas; no se trata de hacer que cada uno tenga a su disposición una buena alim entación, sino de que cada uno sea tratado com o se m erece, quede liberado de toda depen d en cia injusta o humi­ llante, que se vincule a los otros y al grupo sin perder su personalidad. Y el agente especial­ m ente encargado de esta actividad es el Estado, En consecuencia, el Estado no está destinado a convertirse, com o lo desean los econom istas liberales, en sim ple espectador d e la vida social en cuyo ju e g o sólo puede intervenir negativam ente; tampoco puede ser, com o lo quieren los socialistas, un sim ple engranaje en la m áquina económ ica. Es, ante todo, el órgano por exce­ lencia de la disciplina moral. D esem peña hoy en día ese papel al igual que antes, aunque la disciplina haya cam biado. Error de los socialistas. Para Durkheim el Estado es un órgano dis­ tinto al resto de la sociedad. Resultado de una concentración que desprende de la masa co-

en la «solidaridad natural», en la «solidaridad interna» de la vida social (para él la división del trabajo era el único proceso que perm ite hacer compatibles las necesi­ dades de la cohesión social con el principio de individualización, que en sí mismo com porta un fenóm eno moral que es necesario reco n d u d r a la integración orgáni­ ca del todo social37), pero estimaba también útil la heterorregulación estatal como elem ento de cohesión social No se olvide que para él el objeto de la sociología científica es determ inar las condiciones de conservación de las sociedades. Esta do­ ble mediación es el cauce para alcanzar una cohesión social interna en las socieda­ des industriales altam ente complejas. De lo que se trata es de moralizar la econo­ mía política 38. Esa conexión entre la lógica económ ica y la lógica moral se produ­ ce en Durkheim ya inicialmente a través de la noción de «solidaridad» (y, en parti­ cular, su adjetivación como «social»). Esta noción es el núcleo del desarrollo social descrito y estudiado en su tesis doctoral, «La división del trabajo social» 39; obra en la que realza que la sociedad tiene una dinámica propia y singular (un ser social, distinto al conjunto de individuos que la integran, con existencia independiente

lectiva a un grupo determ inado d e individuos cuyo pensam iento social está som etido a una elaboración de tipo particular (Ibid.» págs. 83 a 112). 37 Para D urkheim si bien la división del trabajo conduce a acrecentar el proceso de in­ dividualización, ello n o su p on e necesariam ente la desaparición com pleta d e la «conciencia colectiva» sino más bien su transformación cualitativa en el m odo tic desarrollo d e nuevos ideales m orales, los cuales están presentes en el m ism o «culto al individuo» que introduce un com p onente moral en la división del trabajo d e las sociedades avanzadas. En su individualis­ m o moral (que nace en el proceso de desplazam iento progresivo de la solidaridad m ecánica por la orgánica), com o realza en La división del trabajo social, va incorporado el ideal de intro­ ducir constantem ente mayor igualdad en nuestras relaciones sociales para asegurar el libre despliegue d e las fuerzas sociales útiles. Es un m odo de afrontar la resolución equitativa de los conflictos interpersonaies vinculados a la in terdependencia económ ica entre productores. Adviértase que para nuestro pensador, la solidaridad orgánica (que se resuelve en la genera­ ción de lazos de cooperación entre individuos o grupos de individuos ligados por su interde­ p en d en cia o cu p a cio n a l en la división del trabajo desarrollada. Ese tipo d e solidaridad integradora no es m eram ente económ ica, porque presente rasgos morales. Más precisam en­ te, se trata de una moi'alidad de cooperación, en la que, en términos jurídicos, prevalece la «ley restitutiva» sobre la «ley represiva». Lo que distingue a Jas sanciones restitutívas {predom inan­ tes en las sociedades orgánicas) es que no es expiatoria sino que consiste en una sim ple resti­ tución de estado. La persona que viola o ignora la ley no va a sufrir en relación con su falta; sim plem ente es sentenciada (condenada) a obedecer, M Véase Schmoujer, G.: «La Science positive de la morale en Allemagne» (1887), en Textes, cit., pág, 2 6 8 . También, Sciímou-ER, G.: Política social y Economía Política (Cuestiones fundamenta­ les), 2 Tomos, trad. de Lorenzo Benito (Vice-rector y Catedrático de Derecho Mercantil en la Universidad d e Barcelona), Barcelona, Imprenta de H enrich y Compañía en G.-Editores, 1905 (de próxim a publicación e n Editorial Gomares, Granada). 59 N ótese que La división del trabajo social (1893), fue concebida com o un intento de tratar los h ech os d e la vida moral según el m étodo de Jas ciencias positivas.

de los individuos singulares). Una representación colectiva de dicha sociedad es el Estado, que tiene la función de garantizar un orden que permita el libre desenvol­ vimiento de las personas en la sociedad. El Estado es así un estado de la conciencia colectiva. El problema de la cohesión social se manifiesta de modo realmente distinto en los tipos de sociedad contrapuestos basados en la solidaridad mecánica y en la solidaridad orgánica, con el trasfondo del análisis de los fenómenos colectivos. La solidaridad mecánica es la propia de un tipo social caracterizado por un sistema de segmentos homogéneos y similares entre sí, donde no hay, o es muy escasa, la divi­ sión del trabajo social («La división del trabajo social»), Es una sociedad basada en una fuerte conciencia colectiva y en un Derecho esencialmente represivo para ha­ cer frente a las conductas desviantes. Por el contrario, las sociedades orgánicas, se caracterizan por una acusada división del trabajo y una diferenciación que se ve acompañada, sin embargo, de una interdependencia funcional. En ellas -com o tipo social ideal- se refuerza la autonom ía individual, y se debilita la homogeneidad y la conciencia colectiva. Este tipo de saciedades orgánicas diferenciadas producen so­ lidaridad orgánica, y en cuyo marco la cuestión social es reflejo de falta de cohe­ sión, que sólo puede restituirse a base de solidaridad orgánica positiva, capaz de garantizar la arm onía social. Frente a las tendencias disolventes que puede generar la individualización y la segmentación social, puede contribuir a la recuperación de la necesaria cohesión social, la potenciación de los grupos sociales intermedios que sirven de mediación entre los individuos y el Estado. Esa comunicación perm i­ tiría superar las anomalías o patologías sociales generando la solidaridad como fe­ nóm eno esencialmente moral. De este modo, queda puesto de manifiesto que una sociedad orgánica ha de evolucionar (re)creando sus propias bases de solidaridad moral en los procesos de cambio social. Para Durkheim el cambio social es «evolu­ cionismo», sometido a procesos de ajuste, con las correspondientes mediaciones sociales. El orden social se obtiene, así, dinám icam ente !0. Esa interacción social permitiría superar la ruptura del equilibrio social. Es en el seno de la misma socie­ dad donde se genera un criterio moral, base de una reform a moral, Pero Durkheim no deja de estar influido po r la preocupación del orden social y la homogeneidad orgánica presente en su maestro, Augusto Comte 41, aunque desprovista de las con­

40 Véase Gurvitch, G.: Elementos de sociología jurídica, ed ición y est. preL, a cargo de J. L. M onereo Pérez, Granada, Editorial Gomares, 2001. Sobre su posición respecto a las teorías -e ideologías subyacentes- de Durkheim, véase su ensayo G u r v it c h , G .: «Pour le eentenaire de la naissance d e Durkheim», en Cahiers intemationaux de Sociologie, XXVII, 1959, págs. 3 a 10. 41 La personalidad y el pensam iento de Augusto Com te está bien definido cuando se repara que para él la sociología debería sustituir los m étodos tradicionales de tratar la acción hum ana y que la sociología sería Jíska social, configurada de acuerdo con el modelo epistemológico de la mecánica netotoniana, Pero hay más, com o ha sido advertido: Com te, al igual que otros pen-

notaciones más fuertem ente conservadores del pensam iento de éste. De ahí que recoja tam bién en gran parte de él, la propuesta de vertebradón orgánico-eorporatíva (especialmente las organizaciones profesionales) de las sociedades complejas. En esa sociedad orgánica encuentra unas de las condiciones más sólidas para que

sadores, Incurrió en la falacia inherente al intento de predecir el curso de la historia dando por sentado que no habrá ideas que se posesionen de las m entes de los hombres que n o sean las que ellos ya con ocen . Estaba plenam ente convencido que é l era el hom bre a quien los m isteriosos poderes que dirigen los asuntos hum anos habían elegid o para consumar la evolucíón del cambio histórico. Cfr. M ise s , L . V o n .: Teoría e Historia, Madrid, Unión Editorial, 1974, pág. 329, y passim. Sobre la com prensión e interpretación del pensam iento de Com te, véase M arvin , F. S.: Com/e (1 9 3 7 ), M é x ic o , FCE, 1978; A k o n , R.: Las etapas del pensamiento sociológico, Madrid, Alianza, 2004; N e g r o P a v ón ; Comte: positivismo y revolución, Madrid, Editorial Cincel, 1992; G u i m t c h , G .: Augusta Comte, Karl Marx et Herbert Spencer, París, C.D.U., 1957 (Existe tra­ ducción al castellano); L ekoy , M.; Histo'm des idees sociales en France, París, Gallimard, t. III, D'Auguste Comte á P. J. Proudhon, 1954. Esta visión típicam ente del providcncialism o (d on d e Com te reconoce com o anteceden­ te suyo a Bossuet, pero dando el paso desde la interpretación de la historia gracias a la Provi­ dencia a Ja interpretación m ediante la form ulación de leyes generales de su evolución que marcan el curso necesario d e la historia com o desarrollo del orden inmanente) y la consideración com liana de en ten der todos los fenóm enos com o sujetos a leyes naturales invariables (miran­ do muy de cerca a la b iología com o referente inm ediato de la sociología), no era com partida por Durkheim en sus propios térm inos en la elaboración d e su propio plan de los trabajos científicos necesarios para reorganizarla sociedad en época crítica. Por utilizar el discurso de.Gellner, se puede decir, con todas las salvedades que se quiera, que Durkheim se situaba en un punto m edio entre el providcncialism o (que cree en la arm onía preestablecida a través d e leyes a las que la naturaleza está sujeta; y que se permite tranquilizar con la com placiente asunción de un m undo predom inantem ente preestablecido o, incluso b en ign o, que cuidará d e nosotros, al m enos al final, o todo el tiem p o, según otras versiones; vinculan la razón con una tenden­ cia poderosa d entro d e la naturaleza; presum en tener con ocim ien to «objetivo» d e hacia d ón ­ d e la sociedad debe ir) y sus op on en tes que p ueden ser llam ados racionalistas con mentalidad de estado de sitio, introducida en lo esencial por M ax Weber (la m entalidad de estado de sitio asum e la visión d e un m undo g en eralm en te ajeno y hostil, o en el m ejor caso neutral y totalm ente imprcdecible, en el que no p od em os esperar ningún seguro cósm ico ni garantía para nuestro com prom iso con la razón). Para esa distinción entre providcncialism o y racionalismo con m en­ talidad d e estado se sitio, véase G e ll n e r , E.; Razón y Cultura (1992), Madrid, Editorial Síntesis, 2005, pág. 143, y passim. Durkheim, efectivam ente, en ten día que a diferencia d e las com unidades basadas en la solidaridad m ecánica o por semejanza, las sociedades evolucionadas, basadas en la solidaridad orgánica (con un elevado desarrollo de la división del trabajo social y, por consiguiente, del proceso de diferenciación social), la característica era la inestabilidad y el cambio vertiginoso, de manera que la identidad y la integración social es más com pleja y difusa, siend o necesario el consensoy la comunicación entre los individuos en general y dentro de las estructuras grupales y asociativas de p ertenencia o adscripción.

la división del trabajo produzca una solidaridad positiva e inclusiva de los indivi­ duos 42-

^ N o se olvide que según Durkheim «el efecto más notable d e la división del trabajo no es que aum ente el rendim iento de las funciones dividida, sino que las hace más solidarias... Es posible que la utilidad económ ica de la división del trabajo influya algo en ese resultado, pero, en todo caso, sobrepasa infinitam ente la esfera de intereses puram ente económ icos, pues con­ siste en el establecim iento de un orden social y moral suí generis. Los individuos están ligados unos a otros, y si no fuera por eso serían independientes; en lugar de desenvolverse separada­ m ente, conciertan sus esfuerzos, son solidarios, y de una solidaridad que no actúa solam ente en los cortos instantes en que se cambian los servicios, sino que se extiende más allá». Su con ­ clusión es contundente -co in cid ien d o en esto con las ideas análogas de Comte y Sehaeffle-; la división del trabajo es la fuente, si no única, al m enos principal de la solidaridad social. La división del trabajo produce solidaridad, contribuye a la integración general de la sociedad, siendo un factor esencial de la cohesión social; asegura su cohesión y determina en gran me­ dida los rasgos esenciales de su constitución. La solidaridad social, las necesidades de orden y arm onía es un fenóm eno com pletam ente moral. El D erecho es organización de la solidari­ dad. En él se encuentran reflejadas todas las variedades esenciales d e la solidaridad social. El D erech o reproduce las formas principales de la solidaridad social. Por ello encuentra que la lín ea divisoria entre el derecho público y el derecho privado se desvanece. El D erecho asum e una función social y los individuos, aunque a título diverso, son funcionarios d e la sociedad. Para él hay dos clases de reglas jurídicas: las represivas (derech o penal) y las restitutorias (de­ recho civil, derecho mercantil, derecho procesal, derecho administrativo y constitucional). Estas últimas no implican necesariam ente un sufrim iento del agente, sino que consisten tan sólo en poner las cosas en su sitio, en el restablecim iento d e relaciones perturbadas bajo su forma nor­ mal, bien volviendo por la fuerza el acto incrim inado al tipo d e que se había desviado, bien anulándolo, es decir, privándolo d e todo valor social. Lo que pretende después es buscar a qué clase de solidaridad social corresponde cada una de esas especies de reglas jurídicas («Pre­ facio a la primera edición» de La división del trabajo social, trad. Carlos G. Posada, Madrid, Da­ niel Jorro, Editor, 1928, págs. 71 y sigs,). Toda ello pone de relieve la importancia estructural del Derecho en su sistema de pensamiento. En tal sentido en tien de que el lazo de solidaridad social a q u e corresponde el derecho represivo es aquel cuya ruptura constituye el crim en (lbid., pág. 8 3 ). En cuanto a la naturaleza m isma de la sanción resíitutiva se distingue por no ser expiatoria, el reducirse a un sim ple volver las cosas a su estado. No se im pone a quien ha violado el dere­ ch o o a quien lo ha desconocido, un sufrim iento proporcionado al perjuicio; se le condena, sim plem ente, a som eterse. El funcionam iento de ambos tipos de reglas es distinto: mientras el derecho represivo tiende a perm anecer difuso en la sociedad, en el derecho restítutorio se crea órganos cada vez más especiales (tribunales especiales, consejos de hombres buenos, tri­ bunales administrativos de toda especie...) (lbid., pág. 131 y sigs.). Por su parte, la relación de la división del trabajo con el derecho contractual no está m enos acusada, porque el con ­ trato es, por excelencia, la expresión jurídica de la cooperación. Después de abundar en esa idea de expresividad del D erecho respecto de la división del trabajo, alcanza una conclusión esencial para sus sistema: «las relaciones que regula el d erech o cooperativo (en su conjunto) d e sanciones restitytivas y la solidaridad que exteriorizan, resultan de la división del trabajo social» (lbid., pág. 149).

En todo caso es manifiesta la vinculación de Durkheim con el movimiento solidarista que se desarrollará en Francia entre finales del siglo XIX y el prim er ter­ cio del siglo veinte, Y ciertam ente uno de los principales centros de gravedad de su discurso sociológico era la contraposición histórica entre la sociedad mecánica y la solidaridad orgánica. Pero aquí conviene establecer las correspondientes líneas de proximidad y las diferencias específicas. Porque Durkheim no puede ser incluido sin más dentro del movimiento solidarista, como movimiento defensor de un nue­ vo orden, constituyendo en la práctica la ideología oficial de la República francesa. Desde luego tampoco sería el fundador de la Escuela solidarista. Ésta Escuela de pensamiento -bastante más heterogénea de lo que com únm ente se cre e- tenía su mismo entronque con los pensadores de la Revolución Francesa, aunque encontra­ ría una formulación más definida y dirigida a la acción política de reforma social, con León Bourgeois, el cual publicaría una obra que significativamente se denom i­ naba «Solidante». En dicha obra se recogía todo un program a de acción social, cu­ yas pilares fundamentales venían constituidos por la universalización del derecho a la educación, el derecho a la existencia digna (con la garantía de un mínimo de subsistencia) y un sistema de seguros sociales organizados por el Estado 43. En vir­ tud del proceso de socialización (en verdad, de civilización), todos los individuos contraen una deuda con la sociedad («deuda social»), al mismo tiempo que el Es­ tado asume la «carga social» de atender a las necesidades básicas de los ciudada­ nos 44. Es ésta una de las bases teóricas del Estado social y legitimadoras de su in-

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Desde las distintas corrientes d e lo s «socialistas de cátedra» y del «socialismo jurídi­

c o » se había propuesto un programa similar, incluso antes. Véase M o n e r e o P érez , J . L.: Funda­

mentos doctrínales del derecho social en España, Madrid, Trotta, 1999. La divisa «Libertad, igual­ dad, fraternidad» p onía ya en el centro del di; ha le el problem a del derecho a la existencia, com o d erech o d e lo s no p rop ietarios. En este sen tid o son ilustrativos los discurso de Robespierre, y entre ellos, «Discurso sobre las subsistencias», «Sobre los disturbios de Parts» y su «Projet de déclaratíon des droits de t’h om m e e l du citoyen» (24 de abril de 1793), recogi­ dos en Robespierm; Oueuvres} 10 volúm enes, París, Société des Estudes robespierristes, 1910-1967. Sobre la filosofía social y política d e Robespierre, puede consultarse, LysreA, G.: liobespmre. Una política de ¡a filosofía, Barcelona, E l Viejo T opo, 2005. 44 Esa teorización estaba presente e n F o u il lé , A.; La ciencia social contemporánea ( P ed i­ ción 1880; 2a edición 1885), traducción, P rólogo y Notos de A dolfo Posada, Madrid, La Espa­ ña Moderna, 1894. El m ism o Posada subrayaba la tendencia arm ónica y el enlace de su pensa­ m iento con autores com o Scháffle, Marión, Guyau, etcétera, al m ism o tiem po que la tenden­ cia «armónica» d e F ouillée y de Scháffle (Ibíd., págs. 6-7 y 11). Destacaría Fouillé, en una dirección reformadora del orden existente, «el poder de las inteligencias particulares, para m odificar la marcha y el «crecim iento d el todo», en el poder de los gobiernos mismos para realizar una más alta justicia ó un estado social mejor»( Ibid., pág. 220). Pero también extraería las «consecuencias prácticas de la con cien cia social»; «En nuestro concepto, la unión de las conciencias en la sociedad, que se nos representa com o una realidad es sólo un ideal cuy a naturaleza importa concebir bien, una idea directriz cuya dirección deb e ser exactam ente d e­ finida; porque á todo ideal social corresponde un idea! político... El ideal social más com-

prensivo, sería evidentem ente el que concillase á la vez la más grande individualidad tic cada m iem bro y la más grande solidaridad de todos los miembros. Uno y lodo, h e ah í la fórmula de m undo, uno y todos, he ah í la verdadera fórm ula de la sociedad» (Ibid., pág. 255-256). El m o­ vim iento hacia un fin com ún, n o debe su p on er que el individuo quede absorbido en el Esta­ do; debe realizarse «el ideal de unidad y d e variedad, de centralización y descentralización». También en una perspectiva laica y republicana (moral cívica republicana) defenderá las ideas de "la fraternidad y de la justicia reparadora», a las que dedicará el Libro Q uinto de su obra cit., págs. 325 y sigs. Para él la fraternidad, de u n m odo o d e otro com prendida, en el fondo, el principio de la mayoría de las doctrinas sociales contemporáneas. La escuela positivista fran­ cesa h ace descansar la sociedad sobre la tendencia hacia los demás, que A, Com te llama el altruismo. Diferencia la fraternidad laica (cuya versión secularizada es la solidaridad) de la, según él criticable, fraternidad Cristina (Ibid., págs. 327 y sigs.). Por ello quiere diferenciar nítidam ente entre «la caridad cristiana ó budista, que es sobre todo sentim iento, y la fraterni­ dad moral ó jurídica, que es principalm ente una idea. Esta última especie de fraternidad es la que ha sostenido especialm ente la escuela francesa salida de la Revolución, sin separarla d e la libertad y de la igualdad» (Ibid., págs. 328 y sigs., d on d e analiza ambos tipos o «especies de fraternidad»). Piensa que «la fraternidad es im posible sin la justicia y sin la exacta determina­ ción del d erech o, que es el que puede darle un objeto, un fin, una regla. Esta determ inación n o puede hacerse más que m ediante el estudio científico de las condiciones del contrato so­ cial y del organism o social». Entiende que, «concebida de este m odo la fraternidad moral, es inseparable del derecho, que, según sabem os, es también un pura id e a -la idea de la persona que tiene en sí y por sí su valor... Por consiguiente, la fraternidad es, com o el derecho, una idea directriz. Consiste en atribuir al hom bre un valor ideal superior á toda estim ación mate­ rial». Corresponde al Estado el «deber social» d e garantizar la justicia social (institucionalizando la fraternidad): Si pasamos del orden econ óm ico al orden jurídico, encontramos nuevas razo­ nes para encargar al Estado de asegurar al individuo la reparación de las injusticias sufridas por parte de otro individuo... Hay una especie de injusticia que et individuo no puede reparar él m ism o, y cuya reparación incum be á la asociación enterna, tanto más cuanto que la asocia­ ción misma es quien la ha com etido. D ebe repararse el mal por una justicia activa (no «mera justicia d e abstención»). Esta reparación activa es un deber del Estado, Por ello apuesta por una reforma social pública: la acción colectiva deb e ser ejercida por el Estado a través de la asistencia y de los servicios públicos (Ibid., págs. 342 y sigs.). Su conclusión es contundente respecto a la solución de las «cuestiones sociales»: el Estado, en vez de ser, com o tantos eco­ nomistas creen, una institución de justicia puram ente defensiva, tiene también una función positiva d e b en eficen cia ó de fraternidad, gracias á la cual se esfuerza por reparar el mal con el bien. La fraternidad no es, en su esencia pura, más que una justicia más alta, más completa, más superabundante. Reducirla a una sim patía más ó m enos pasiva, com o la de los positivistas y la de los utilitarios, ó a una piedad desdeñosa, com o la de Schopenhauer y sus discípulos, ó a una caridad mística en Dios y por Dios sólo, com o la de los teólogos, es d esconocer en el fondo lo que es el derecho mismo d d hombre, su valor y su ideal de dignidad (Ibid., págs. 3*73). He aquí el fundam ento para una intervención positiva del Estado y una fundam entación de los derechos sociales. Busca la conciliación de las dos ideas de organism o social y contrato social, equilibrando las ideas social e individual; y un arm onización entre «los yo particulares» y «un yo social». En esa visión organicista señala q u e todo cuando puede decirse para demostrar tanto el carácter orgánico corno el contractual d e las sociedades humanas, cae, pues, necesa­ riam ente en la esfera de una sociología em in en tem en te sintética, al lado de uno ú otro de los dos térm inos extrem os. Es un movimiento con scien te y voluntario para realizar «el ideal de la hum anidad ó de la sociedad perfecta» (Ibid,, págs. 394 y sigs,). En todo caso, interesa matizar

tervendón directa en la esfera social y económica. La «Escuela solidarista» se basa­ ría en la idea de solidaridad social, tratando de hallar una vía interm edia entre el individualismo liberal y la revolución radical, es decir, una solución de com prom i­ so entre el orden existente y un nivel satisfactorio de realización de la justicia so­ cial Para ello estimaban necesario establecer una «moralización» de la economía, reflejo de la realización de la idea de solidaridad como idea moral. Pero en estas construcciones se enfatiza el deber social del Estado para introducir reformas so­ ciales a través de la legislación y la reforma de los códigos de Derecho privado basa­ dos en un prisma esencialmente individualista 4B. A unque Durkheim no estaba ads­ crito a dicha corriente de pensamiento, no cabe duda de qüe existían muchos pun­ tos de confluencia, ya que como los solidaristas buscaba una arm onía -u n a conci­ liación- entre las partes en conflicto, y una solución interm edia entre el socialismo revolucionario y el laissez-faire propio del individualismo liberal. Q uería la reforma social, no la revolución, pero era más escéptico respecto de la eficacia de la legisla­ ción social (encaminadas a la tutela del trabajador a través del reconocimiento de derechos sociales 46} y más crítico respecto a las bases j urídico-políticas de la cons­ titución del orden económico (especialmente en relación al derecho de propiedad y las formas autoritarias de ejercicio de la disciplina y del control social). El rem edio lo encontraba más en la regeneración moral y el increm ento del papel de los grupos sociales autónomos, de m anera que una simple reform a legisla­ tiva «desde arriba» no sería suficiente para genera la necesaria conciencia moral. El principio de la solidaridad, en la doctrina solidarista tiende a integrarse con el principio de igualdad 47, porque en el fondo es una versión secularizada de la fra­

que el organici.smo de Durkhein es relativo y muy matizado, porque él n o considera a la so­ ciedad com o un organism o, viendo en ella un sistema biológico, un gran organism o, tanto en su estructura com o en sus funciones, el cual reflejaría el mismo tipo de unidad que el orga­ nism o del individuo, siend o las células de la sociedad las personas individuales, y sus órganos y sistemas, las asociaciones e instituciones. Se ha señalado que en su forma extrem a la teoría organicista identifica las estructuras específicas de la sociedad con los órganos y sistemas bio­ lógicos. Véase Maciyf.k, R, M y Pace, CH. H.: Sociología, trad. de José Cazoria Perez, Madrid, Tecnos, 1972, pág. 44. 45 Este nexo entre solidansm o y reforma legislativa d el orden social sería puesto de re­ lieve tanto por el movimiento solidarista (véase B o u g lé , C.: Solidarismo et liberalismo. Rejlexions sur le mouvement poliltqm et l ’éducation marale, París, 1905; autor que, significativam ente, fue discípulo de Durkheim; Duprat, G. L.: La solidaridad, social ( 1906), Prefacio de G. Richard, trad. de F. Peyró Garrió, Madrid, Daniel Jorro, Editor, Biblioteca d e Sociología, 1913) y, por las dis­ tintas direcciones del socialismo democrático (señaladam ente el socialismo de cátedra y el socialism o ju ríd ico ). Véase, ampliamente, M o n e re o P é re z , J. L.: Fundamentos doctrínales del de­ recho social en España, Madrid, Trotta, 1999). 46 Véase B o u rg e o is, L.: La politique de la prevoyance sociale, París, 1914. 47 U n en foqu e algo distinto puede encontrarse en D onzelot para el cual el principio de solidaridad desplaza al principio socialista d e igualdad. Cfr. D o n z e lo t, J.: V invention du social.

ternidad incluida en la triada de derechos formulada ya originariamente desde el mismo núcleo de la Revolución (libertad, igualdad y fraternidad)48. Lo que ocurre es que el solidarismo es una doctrina de integración, de orden y cohesión social promovida y patrocinada al tiempo desde el mismo orden político establecido. Pero es lo cierto que los soltdaristas (al igual en lo sustancial que los socialistas de cátedra) encontraban la solución del problem a social, los conflictos sociales, en la unidad moral, esto es, en la instauración de una nueva moral solidaria 49. Al tiempo, que el solidarismo jurídico-sodal se acabaría institucionalizando como la ideología «oficial» de la Segun­ da República francesa, aportando las propuestas y los métodos de la reform a social necesaria para reconducir al orden establecido (pero oportunam ente revisado) las «cuestiones sociales», especialm ente la cuestión social central del conflicto deriva­ do entre el capital y el trabajo en cuanto fuerzas productivas. Entonces desplegó toda su fuerza reformista y tam bién neutralizadom de las direcciones socialistas que pro­ pugnaban una transfonnacíón más incisiva del sistema social establecido. Durkheim no prestó su adhesión al solidarismo como escuela, también rehusó pertenecer a las corrientes de las Escuelas Socialistas. Su pretensión residía en for­ ja r una Escuela no «doctrinaria o ideológica», sino una Escuela «científica» que rea­ lizara el programa de conocim iento objetivo de los hechos sociales 3°. De las direc­ ciones del socialismo se hallaba especialmente alejado del socialismo marxista por su carácter revolucionario, aunque más próxim o al socialismo democrático, una de cuyas manifestaciones era el «socialismo jurídico», pero no encontraba inconveniente

Essai su le déclin des passion politiquea, París, Fayard, 1984. Obra de interés en la cual se analiza la escuela solidarista en su desenvolvim iento histórico, ■** La triada «Libertad, Igualdad, Fraternidad», fue propuesta por Robespierre por pri­ mera vez en la historia universal en su discurso ante la Asamblea Nacional, d e 5 de diciem bre de 1790, a propósito d e la d efensa de los derech os del hom bre y del ciudadano contra el sistema censitario, el cual quería ser aplicado a la Guardia Nacional. Texto recogido en Discours et mpports a te Convention, París, Union G enérale d ’ Editions, 1965. Robespierre d efendería que la República d ebería asegurar a todos los m iem bros de la sociedad los «m edios de exis­ tir», A partir de 1790 la fraternidad republicana -q u e integraba y sólo com plem entaba a la libertad y la igualdad- se convierte en una palabra de síntesis programática de las aspiracio­ nes de una amplia población d e trabajadores, en forma de «derecho a la existencia digna». Véase M en g er, A.: El derecho a l producto integro del trabajo. El Estado democrático del trabajo, ed i­ ción y est, prel., «D erechos sociales y Estado dem ocrático social en Antón Menger», a cargo de J. L. M onereo P érez, G ranada, Editorial G om ares, 2004. Sobre R ob espierre p u ed e consultarse S a b o u l, A.; Las clases sociales en la Revolución Francesa, Madrid, Editorial Fundam en­ tos, 1971. Véase tam bién, H a m pso n , N,: Historia social de la Revolución Francesa, Madrid, Alian­ za, 1970; L abica , G.: Robespiem. Una política de la filosofía, Barcelona, El Viejo Topo, 2005. 49 Los propios solidaristas veían en gran m edida esas coincidencias d e m odos d e pensar, aunque también discrepancias. Véase B o u g lé , C.: Le solídarisme, París, Giard, 1924, pág. 10 (Btíuglé fue u n o d e los d iscíp u los de D urkheim ); Gide, GIL: La solidarité, París, Presses Universitaires de France, 1932, pág. 37; B o u rg e o is, L,: La solidarité, París, A. Colín, 1896. 50 Véase Las reglas del método sociológico (1895), Madrid, Alianza, 1998.

alguno para la adscripción a dicha corriente de algunos de sus discípulos (al socia­ lismo jurídico, E, Leví; al socialismo democrático desde la sociología C. Bouglé, próxi­ mo también al solidarismo) 51. Significativamente, una de las discrepancias con el socialismo de orientación revolucionaria era el alcance de la «cuestión social» que para Durkheim tenía u n a mayor am plitud pues no era exclusivamente una cues­ tión obrera y económica, sino una cuestión concerniente a toda Ja sociedad (desin­ tegración dei orden social) y, ante todo, una «cuestión moral» (esto es, de recupe­ ración de la base moral intcgradora de la sociedad; decía, en expresión que ten­ dría un amplio calado en el pensam iento social de la época 52, que la cuestión so­ cial no era una «cuestión de estómago»). He aquí un eslabón im portante para en­ tender el pensamiento social en la frontera de los siglos XIX y XX, El aborda la cuestión social directam ente en su estudio sobre el socialismo. Es allí donde lo ana­ liza como «hecho social» en el sentido técnico por él propuesto: el socialismo como fenóm eno social e ideológico no sólo íntimam ente vinculado a la cuestión social sino como p a rle reactiva de dich a cuestión social, como hecho social histórico que reflejaría u n m alestar en el m ism o seno de la sociedad in du stria, generando en el seno de la sociedad u n a pérdida de iden tidad, de la m ism a idea que la sociedad como u n lodo tiene sobre s í mis­ ma. Pero recuérdese que para él los hechos sociales son captados como hechos m o­ rales constituyentes de una representación colectiva que ejerce una autoridad mo­ ral sobre los individuos: los hechos sociales consisten en formas de obrar, pensar y

61 En cierto m odo Durkheim m anifestaba su simpatía por las formas d e socialism o d e­ mocrático y reformista, sin adherirse a él. Por otra parte, entre sus m uchos colaboradores en V Année no eran pocos los m iem bros de! Partido Socialista francés (Bouglé; Mams, Simiand, Fauconnet; Em m am iel Lcvy. etcétera. Véase, al respecto, Liwks, S.: Émile Durkheim, Su vida y su obra ( I a edición en inglés 1973), Madrid, Centro de Investigaciones Sociológicas-Siglo XXI, 1984, págs. 326 y sigs. Lo que cuadra más fielm ente al pensam iento de Durkheim es su d efen ­ sa de un corpomlivismo profesional solidarista y reformista, y no tanto un sindicalismo solidarista, ya que Durkheim criticó abiertam ente el sindicalism o de clase y buscaba un m ecanism o de arm onización social entre las clases a través de las corporaciones de base profesional. Cuando se pretende enfatizar e n exceso su posición de defensa del sindicalismo solidarista se distorsiona aquella elección reformista nuclear en su pensam iento. Es el caso de autores com o H ayw ard , J. E. S.: «Solidaristsyiulacalism: Durkheim and Dugoit», en SociologicalEeuim, VIII (1960), págs. 13 a 36; y, en cierto m odo, la del propio Lukes y B irnba um , E: «La conception durkheim ienne de l ’Etat: l'apoliticism e des fonctionnaires», en ReoueFrafaüe de Sociologie, XVII (1976), págs. 247 a 258, y'su crítica en F isier -C o u c h n e R , E.: «Perspectives sociologiques ct théoríe corporative de l’Etat. Remarques á propos d ’u n e árdele de P. Birbauin», en Revue Frangaise de Sociologie, XVIII (1977), 2, págs. 317 a 330. 52 Véase DuiKHKrM, E.: Textes,3. fondions sociales et institutwns, Présentaüon de Víctor Karady, Les Editions de M inuit, París, 1975, págs. 163 y sigs. Véase el m ismo Adolfo Posada, en el «Prólogo» a la M en g er , A.: El derecho civil y los pobres, cit. Más am pliam ente sobre la con cep ­ ción d e la cuestión social en A dolfo P o s a d a en el am biente de su época, véase M o n e r e o P é r ez , J, L.: La reforma social en España: Adolfo Posada, Madrid, MTA5, 2003.

sentir, exteriores al individuo y están dotados de un poder de coacción en virtud del cual se le im ponen («Las reglas de! método sociológico») 53.

53 Hay que tener cuenta que en la sociología actual esta visión objetivista de la realidad social (básicam ente, entender que e! actor percibe el m undo social com o una realidad exter­ na y objetiva con la que tiene que contar para cualquier proyecto) está bastante contestada. El punto de vista com ún acepta acríücam ente y da por supuesto este hecho, porque tal es el m odo espontáneo de percibir «lo social». Se tiende a pensar que este objetivismo es infunda­ d o (aunque armonizaba perfectamente con el naturalismo positivista y se hallaba así de acuerdo con las tendencias dom inantes de la filosofía d e la ciencias y d e la m etodología; sólo la tajante separación entre el observador y lo observado garantizaba el m odelo de la ciencia natural. El objetivismo con d u ce al «profetismo» y acaba por rccondudr el desarrollo histórico a dialécti­ ca interna de la propia naturaleza (y su orden natural im parable). En nuestros días se tiende a pensar que el orden sólo existe en la m edida en que es creído y, por lo tanto, creado por los propios actores que así lo perciben. Se tiende a pasar así desde la acrítica aceptación de la facticidad social a su total rechazo. La sociología no se basaría ya en el hecho social; siendo su objeto de investigación el cóm o y el porqué los actores construyen diariamente la realidad social fáctica por los p rocedim ientos y m odos que utilizan para dar cuenta, relatar, interpretar y dar sentido a la misma realidad social. Si la facticidad existe es porque los actores creen en ella y la construyen. Se supera el viejo positivismo naturalista. Permite, por lo demás, allanar el cam ino para cuestionar los m ecanism os sociales m ediante los cuales la facticidad social es generada. Véase, Lamo de Espinosa, E.: La sociedad reflexiva. Sujeto y objeto del conocimiento socioló­ gico, Madrid, CIS, 1990, págs. 38 y sigs. Interesa anotar, por otra parte, que según Durkheim «la naturaleza no es para el hom bre únicam ente el escenario inm ediato de su actividad; es además inseparable de él; porque hu n de en ella sus raíces. I.a especie humana es sólo una más d e las especies animales y resulta im posible entender nada de la primera sí la aislamos del conjunto de la evolución zoológica.., sólo podrem os tener una idea, verdadera o falsa, de la naturaleza del hom bre si le situam os en relación al resto de la animalidad. Por otro lado, aunque sea la conciencia lo más em in en te que tenem os, ésta n o existe si un sustrato orgánico d el que dep en d e, y los alum nos tienen que p oder darse cuenta d e esta dependencia. Es preci­ so que no ignoren este organism o, del que la vida moral es tan enteram ente solidaria. Pero la conciencia no está solam ente en relación el m edio orgánico: unos vínculos más mediatos, cier­ tam ente, pero todavía más estrechos la u n en con el m edio cósm ico... la forma y la estructura d e las socied ad es hum anas, su d en sid ad , su am plitud, la actividad del com ercio que se intercambia entre ellos y, de rechazo, la intensidad de su civilización, dependen de la natura­ leza y d e la configuración del su elto....». Cfr. D u rk h eim , E.: Historia de la educación y de las doctri­ nas pedagógicas. La evolución pedagógica en Francia, trad. de M \ L. Delgado y F. Ortega, Madrid, La Piqueta, 1982, págs. 4 1 8419. Por otra parte, com o ha sido advertido, «es necesario subra­ yar que la totalidad de la m etod ología durkheimiana arranca de la convicción de que el prin­ cipio d e causalidad es aplicable al m un d o social. Los «hechos sociales» no se producen arbi­ trariamente y el objetivo del sociólogo es, precisam ente, superar el caos con que a primera vista se muestran tales hechos y descubrir su inteligibilidad subyacente. De esta forma, la posi­ bilidad de la sociología descansa para él sobre la racionalidad de la historia y de la vida social. Es, ciertam ente, positivista, pero lo es en el send d o de que afirma que se puede dar razón de los hech os y que es de éstos de d on d e hay que partir». Cfr. R o d r íg u e z Z ú ñ iga , L.: Para una lectura crítica de Durkheim, Madrid, Akal editor, 1978, págs. 16*17.

Centra sobre todo su atención en el socialismo rom ántico o utópico, y elude (y sim plem ente no prosiguió en esa dirección de estudio) acom eter un estudio en profundidad del socialismo marxista, de cuyo sistema de pensamiento, por otra par­ te, se encontraba muy lejos. En cierto modo, lo que interesa destacar también es, a este propósito, que Durkheim form ula su propia concepción del socialismo, que él ve desde el prisma de un movimiento de reform a dem ocrática del orden político y social, capaz de aportar nuevos elem entos de integración y cohesión social. No obs­ tante, para Durkheim lo que tendría que buscarse es el establecimiento de una pro­ puesta de orden moral de la economía extraída desde las aportaciones de la ciencia («ciencia de la moral»). Esto es cometido, en gran medida, de la sociología científica, la cual, sin em bargo, debe analizar los hechos sociales relevantes en estrecha colaboración con otras disciplinas (geografía, antropología, etnología, economía, etc.)54. Ello enlaza con el carácter funcional y práctico de la sociología científica 55, una ciencia que para él está llamada a contribuir decisivamente a la reconstitución del orden social. La sociología no puede detenerse en el estudio de los hechos sociales con una pretensión m eram ente especulativa, tiene que orientarse a m ejorar el orden social existente, contribuyendo a objetivar la realidad social y a aportar elementos para su reform a desde una investigación rigurosa 5G. La sociología no es la política, p ero p u ed e a p o rta r elem entos de reflexión para la elab o ració n de política reguladora de la sociedad, tanto en lo que se refiere a las políticas estatales, como a

M V éase sus dos introducciones a la Revista El Año Sociológico: «Prefacio» al volumen pri­ mero d e El Año Sociológico (1896-1897), y «Prefacio» al volum en segundo de El Año Sociológico (1897-1898), incluidos e n la publicación d e la obra de D urkheim , E.: Las reglas del método socio­ lógico, Barcelona, Alianza Editorial, 1997, págs. 215 y sigs., y 234 y sigs,, respectivam ente. “ La d efensa del carácter práctico d e ia sociología científica n o le condujo, evidente­ mente, al pragmatismo. De esta dirección d e pensam iento rehusaba admitir que la verdad pueda ser definida sólo por su eficacia práctica y que n o tenga correspondencia con la realidad. Re­ procha la doctrina pragmatista que no es tanto una doctrina de la acción com o más propia­ m ente una tentativa dirigida contra la especulación pura y el pensam iento teórico. Mantiene, contra Dewey, que la verdad sea cual fuere, tiene siempre una fun ción especulativa. El pensa­ m iento y la verdad son h om ogén eos a lo real. N o obstan te, Durkheim también destacaría las aportaciones del pragm atismo y su visión realistas. Véase D u rk h eim , E.: Pragmatismo y sociolo­ gía, trad. N oe Jitrik, Buenos Aires, Editorial Schapire, s /f . (1970?), Para una defensa del rea­ lism o en la construcción de la realidad social, véase el libro d e S e a rle , J. R.: La construcción de la realidad social, traducción y prólogo de Antoni D om énech, Barcelona, 1997. En él se realiza un defensa del realismo, esto es, la idea de que hay un m undo real independíente de nuestro pensam iento y d e nuestro discurso. D efin e el realismo com o el punto de vista según el cual el m undo existe ind ep en dientem en te de nuestras representaciones d el mismo. En definitiva, rea­ lism o es la co n cep ción según ia cual las cosas tienen una m anera de ser que es lógicam ente in d ep en d ien te de todas las representaciones humanas. El realismo no dice cóm o son las co­ sas, sino sólo que tienen una manera d e ser (véase Ibid., Cap. 7, págs. 158 y sigs,). 36 Esto es lo que dice expresam ente en el «Prólogo» a su libro La división del trabajo social, cít., en el cual rechaza los análisis d e orientación sim plem ente especulativa.

las funciones reguladoras desempeñadas por el Derecho, la Moral, la Religión 57 y la Economía. De ahí la utilidad instrumental específica de sus construcciones al servi­ cio de estrategias de reforma social 58, especialmente notarías respecto a la corrien-

57 Sobre la con cep ción y la sociología Durkheímiana de la religión, véase en Ramos T o ­ r r e , R,: La .sociología de Emite Durkheim. Patología social, tiempo, religión, Madrid, CIS, 1999, págs.

169 y sigs. m En España esta orientación de la sociología científica fue aplicada por Adolfo Posada, el cual ya con ocía, por otra parte, muy d e cerca el pensam iento de Dukrheim, y había realiza­ do recensiones d e sus obras y com entarios a las mismas en sus obras sociológicas. Un lugar aparte ocupa su tratado Principios de Sociología, Madrid, Daniel Jorro Editor, 1908 (I a ed., 1 vol,) y 1929 (2* ed., revisada y aumentada, 2 vols.). En el epígrafe 4 de! capítulo XVIII (t.II, págs. 266 y sigs), intitulado «La Sociología y la acción social.-EI Arte social», se aborda direc­ tamente la con exión entre la sociología científica y el problem a y la reforma social, y se vincu­ la con el siguiente epígrafe (5°) sobre «La Política d e acción social» (Ibid., págs. 289 y sigs.). Entiende que la sociología tiene un aspecto práctico que se interpreta racionalmente; la socio­ logía, com o ciencia, no puede prescindir del punto de vista de la acción. Nuestra experiencia y nuestra observación nos señala, com o cosas reales, transformaciones sociales, obra de cam­ bios y de m odificaciones causados en la Historia, y que, a veces, traducen intervenciones efi­ caces de una acción humana reflexiva, calculada, hábil, que se define com o reform a-reform a social se dice en cierta esfera h oy- labor en ocasiones de verdaderos «sociólogos de acción». En este sentido equipara al «sociólogo de acción «con el «reformador social». En esa línea opina que el sociólogo de acción puede ser -d eb ería ser- el reformador social, o, mejor, el refor­ mador, en sentido amplio, que im pide confundir el reformador social con el «político», debe­ ría ser «sociólogo de acción»; un reform ador social, no siempre es un político, pero puede ser un político social». Por lo demás, el político de la acción social - e l reformador social- que pi­ den las com plejas circunstancias del vivir colectivo actual, el que podrían imaginarse com o órgano reflexivo del organismo social, y, por ende, de las necesidades y aspiraciones de su tiem po, en su m edio, dibújase aún con rasgos no bien definidos en el m undo de la política, cada día más trabajada y más dom inada por las preocupaciones sociales. La acción social, en últim o, com o un «hacer», se manifiesta en cuanto se traduce en las llamadas reformas socia­ les. En la co n cep ció n de Posada ello su p on e atribuir al Estado una misión positiva, de conte­ nido y acción eficaz en la vida colectiva. La política d e contenido social (política social) es la política de justicia y bienesta, supone una acción encam inada a aliviar y mejorar la situación económ ica, jurídica y social de los pobres y d e los débiles, y la acción de tuela y asistencia de los hum ildes, d e los desvalidos, de los inutilizados; significa en esta concepción estricta y limi­ tada, pero d e intenso valor, una política de alcances sociales la constante rectificación, por reacción jurídica y política, obra el fluido ético que provoca y m antiene los im pulsos jurídicos, de las consecuencias injustas o fatales, del régim en de las llamadas leyes económ icas naturales, y de m odo espeical, en la econom ía liberal, y del puro criterio de la líbre concurrencia. Para él la política social n o es exclusivamente acción del Estado, es más am pliam ente acción de la sociedad, para reobrar contra las desigualdades sociales evitables; de m odo general, la obra que en m anos del Estado se define com o Política social, com pete a la sociedad misma y a sus instituciones todas; la Iglesia, la Universidad, ia Escuela, los ricos, el Sindicato, En suma, a toda concentración o síntesis de energías humanas, en cuanto en ella se dé la aptitud para sentir el deber social de acudir a rectificar las fatalidades de la vida (Ibid., págs. 281 a 296).

te del solidarismo jurídico y social. Es significativo que muchos autores influenciados p o r él se dedicaran a realizar una labor de compromiso y de reform a social. En las filas del solidarismo jurídico-social se situó un discípulo directo: Celestín Bouglé, llegándola a convertir con su carácter transaccional y form ulador de u na solución interm edia en la ideología social oficial de la Tercera República francesa. No es menos significativo que uno de sus discípulos G. L. D uprat (que reconociera ex­ presam ente su magisterio en Durkheim) escribiera una im portante obra «La solida­ ridad social»; obra de síntesis y de gran influencia en su época (incluida en nuestro país donde fue objeto de «oportuna» traducción a efectos de la orientación de las políticas de Derecho Social 59. D entro del solidarismo, de m odo coetáneo o incluso anterior a la form ulación de Durkheim, se situaron autores como Pedro Leroux, Renouvier, Sécréan; L. Bourgeois, Charles Gide, Albert Fouillé, Marión, León Duguit (el cual llegaría a reconocerle su m agisterio intelectual), y, en m enor m edida, Maurice Hauriou y Duprat. Todos ellos ejercerían una influencia m utua en rela­ ción a la búsqueda de posibles soluciones interm edias entre el individualismo abso­ luto (liberalism o individualista) y el socialismo revolucionario. El m ovim iento solidarista trató de identificar sus señas de identidad. Para ello marcó las distancias entre las dos ideologías en lucha y la individualización de la «solidaridad» respecto de la «caridad* cristiana como fórmula de ayuda individual o institucional. Solida-

Aquí los puntos de co n ta d o , con exión discursiva, con el pensam iento de D urkheim , son par­ ticularmente próxim os, dejando a salvo las diferencias de con cep ción existente entre ellos. Para un estudio históricam ente situado del pensam iento sociológico yjurídico-político de Adol­ fo Posada, me perm ito a rem itirá mi m onografía, M o n e re o P é re z , j . L.; La reforma social en España: Adolfo Posada> Madrid, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, 2003, passim, y biblio­ grafía allí citada. Para una perspectiva general y de conjunto d e la sociología y la m entalidad positivas e n España, p u ed e consultarse la obra d e N ú ñ e z R uiz, D.: La mentalidad positiva en España: desarrollo y crisis, Tucar ediciones, Madrid, 1975. m D u p ra t, G. L.: La solidaridad social Sus camas, su evolución, sus consecuencias, Prefacio d e G.Richard, traducción de F. Peyró Garrió, Daniel Jorro, Editor, 1913, Significativam ente, esta obra había sido prem iada por la Academia de Ciencias Morales y Políticas francesa Pre­ m io Saintour, 1906. G. L. Duprat fue Doctor en Letras y Profesor d e Filosofía en el Liceo de Rochefort, Duprat había trabajo en las sendas abiertas por Durkheim, Un ejem plo significati­ vo fue su interés sobre la «coacción social» (sobre la cual Durkheim había insistido tanto en su obra Las reglas del método sociológico). AI respecto Durprat realizó una Encuesta sobre las dis­ tintas formas de coacción social (entre 1926 y 1930), sien d o sus resultados publicados por la Revue infernal dé sodologie, 192'7T930. Entre nosotros se trabajo también la obra de D u p ra t, G. L,: La moral. Fundamentos psico-sociológicos de la actividad racional, Madrid, D aniel Jorro Editor, 1905. El Magisterio es recon ocid o por Duprat a D urkhein en lb id ., pág, XIII. En el m ism o núm ero de en ero de 1928, Duprat publicó un interesante Resum en d e todas las form as de coacción. Gastón Richard, el prologista, publicó un ensayo sobre «Las leyes d e la solidaridad moral», en la ReúnepMlosophique, t. LX (1905), y «La pathologie sociale d' Em ile Durkheim », en Revue Internationale de Sodologie, núm. 38 (1930), págs. 113 a 126,

ridad no es caridad. La solidaridad es la versión laica de la fraternidad republicana. Los solídaoslas, influidos por Durkheim, defendían la instauración de un principio moral laico que sirviera de criterio de gobierno encam inado a alcanzar la cohesión social en el seno de una sociedad muy fragmentada de la época 60. Para él el idea­ rio de una sociedad orgánica -reflejado en su orden jurídico y que fom enta la ad­ hesión voluntaria de los individuos a ese orden- es el ideario republicano estableci­ do en la Declaración francés;! de 1789, esto es, libertad, igualdad y fraternidad, como expresión de los valores de una sociedad basada en una solidaria social orgánica 61. Se parte de la existencia, con Durkheim, de una ley común a la solidaridad orgáni­ ca y a la solidaridad social; La densidad creciente del agregado ocasiona, al propio tiempo que su diferenciación progresiva, una coordinación más eficaz de las diver­ sas actividades, una mayor concentración de la energía colectiva en un poder cen­ tral que m antiene la interdependencia de las partes especializadas, ya indispensa­ bles unas a otras 62. La cooperación produce resultados de que todos se benefician. La solidaridad social auténtica no es la simple «simpatía». La verdadera solidaridad social no es la solidaridad mecánica que nace de las semejanzas, sino la solidaridad orgánica merced a la cual es esta sociedad un sistema de funciones diferentes y es­ peciales que relaciones definidas unen. La voluntad de vivir en mutua dependen­ cia lleva a su más alto grado la cohesión social. La solidaridad social depende, pues, del desarrollo intelectual y moral de la Humanidad 63. La división del trabajo evo­ luciona hacía la solidaridad orgánica, favorece la formación de una solidaridad mo­ ral entre los individuos, lo que es preciso es impulsar esas formas solidarias (corpo­ raciones profesionales, formas de economía social, etcétera) 64. Al igual que se ha visto m antenía Durkheim, la solución no se halla en el Estado: «En vano los que tienen al Estado por una especie de genio providencial apelarían a este nuevo Dios para la acabada creación u organización de la solidaridad social»65. La solidaridad

*° Las bases ideológicas y programáticas fueron puestas d e manifiesto por D o n z e l o t , J.: L'invention du social. E ssaisu le dédin des passionspolítiques, París, Fayard, 1984, espec., págs. C1 Véase D urkheim , E.: «Les principes de 1789 et la sociologie», en Revueínternacionale de V Enseignement, núm . XÍX (1890), págs. 450 a 456, recogidos en La sáencie sacíale et V actian, París, Presses Universitaires de France, 1970, págs. 215 a 225. Significativamente, Duprat ope­ ra con la in te rre ¡ación existente entre solidaridad social y solidaridad orgánica partiendo del vagaje conceptual y las distinciones realizaciadas por su maestro Durkheim. Cfr. D u p ra t, G. I..: La solidaridad social. Sus causas, su evolución, sus consecuencias, Prefacio de G. Richard, traduc­ ción de F. Peyró Carrio, D aniel Jorro, Editor, 1913, Cap. II. 62 D uprat , G. L,: La solidaridad social Sus causas, su evolución, sus consecuencias, Prefacio de G. Richard, traducción d e F. Peyró Carrio, D a n i e l Jorro, Editor, 1913, pág. 27. 63 D uprat , G. L.: La solidaridad social, cít., págs. 74-75. M Véase en e ste s e n tid o ta m b ié n , B o u rc eo is, L.; La solidarité, París, A. C o lín , 1896, p á g .5 4 . & D u p ra t, G. L.: L a solidaridad social, cit., pág. 75. H ace notar que El Estado no puede provocar ni im pedir la aparición de nuevas formas d e la solidaridad social. N o es él, cori res­ pecto a esta, más que u n producto y un m edio d e realización más completa. La solidaridad

social tiende a la extensión por todo el cuerpo social, el hecho corporativo y aso­ ciativo profesional es reflejo de ese fenómeno creciente de coordinación social w. Es preciso ir más allá de la idea de carga social a la idea social realizadora del deber de solidaridad: un vínculo que uniría a hombre libres en una sociedad donde la colectividad entera se beneficíase del esfuerzo de cada uno, sin que hubiese en esta sociedad beneficiarios injustamente privilegiado En esa línea de pensamiento se pretende reinterpretar el sentido del liberalismo m oderno, cuando se afirma que el liberalismo no el clásico dejar hacer que perm ite a los hijos de una misma na­ ción aplastarse uno a otros, sino un esfuerzo para organizar en ella al fin hasta la vida económica, de tal m odo que ninguna persona pueda ser tratada como cosa (Bouglé). Es más: adueñarse del poder para suprim ir la solidaridad por coacción y sustituir a la solidaridad restringida una interdependencia a la vez más extensa, más consciente y más librem ente aceptada, es hacer obra moral 08. Es afirmar también el intervencionismo contra el indiferentismo moral. El Estado puede ser un medio de liberación para el individuo. El Estado debe organizar «la asistencia social», de tal modo que no haya infelices abandonados a sí mismos cuando son importantes para procurarse medios de vivir honradam ente, de una m anera digna de la socie­ dad en que se encuentran. El intervencionismo puede ser una doctrina social con­ ciliadora: se conciban el individualismo y el socialismo, se concillan la propiedad privada (que no se cuestiona en su esencia) y el interés general 69. También es sig­ nificativo el tra ta m ie n to de la «función ec o n ó m ic a de la solidaridad» y la potenciación de las distintas formas de economía social (cooperativas, mutualida­ des...), pues la solidaridad, si ha de ser moral, debe hacer de todos los seres racio­ nales cooperadores libres en todas las esferas de la actividad hum ana 70.

supone, más solam ente com o resultado de ¡a interdependencia y de la cohesión, un poder ejercido por la colectiva, o en su nom bre, sobre los individuos espontáneam ente agrupados (Ibid,, pág. 77). Dui'kat, G. L,: Augusta Comte el Emile Durkheim, en Gründer der Soziologie, Jena, G. Fischer Verlag, 1932, págs. 109 a 140. “ D u p ra t, G. L.: La solidaridad social, cit., Segunda Parte, Gap.II, espec., págs. 107 y sigs., y Parte III, Cap. IV., págs. 317 y sigs. En realidad, a m edida que los grupos hum anos ganan en im portancia y en com plejidad, la coordinación, la «solidaridad orgánica» en aum ento, origi­ na la realización d e los que Simm el (1858-1918) llama la «forma social», hecha abstracción de los intereses y objetos particulares que se logran e n y p or la asociación (Ibid., pág. 196). La solidaridad es, en definitiva, la condición de la existencia y del conocim iento científico de los fen óm en os sociales (Ibid., pág. 199). 67 D u p ra t, G. L.: La solidaridad social, c it , p á g s. 252-253. 53 D u pr a t , G. L.: La solidaridad social, cit., págs. 286-287. Véase M a r ió n , E.: De la solidari­ dad moral, París, 6a ed., Alean, 1899; R e n o u v ier , C.: El personalismo, París, Alean, 1903. 69 D u p ra t, G. L.r La solidaridad social, cit., págs. 303 y sigs., y 335 y sigs. 70 D u p ra t, G . L.; La solidaridad social, c it , Cap, V («La cooperación y la m utualidad»), págs, 341 y sígs. Véase, en esa dirección, G ide, C,: Las aplicaciones sociales de la solidaridad, Pa­

Entiende el solidarismo que la solidaridad social supone la constitución de una sociedad. La simple yuxtaposición de individuos no basta 71. Para ios solidaristas la cohesión social se obtiene a base de intensificar los vínculos sociales y el sentido inclusivo de pertenencia a una colectiva social (la solidaridad). A través de la soli­ daridad espontánea e institucionalizada puede impedirse la desintegración social. El individuo contrae una «deuda social» con la sociedad de pertenencia y al mismo tiem po la sociedad organizada en el Estado y a través de las distintas formas de agru­ pación social, contrae una «carga» o «deber social» respecto de los individuos agru­ pados para atender a sus necesidades a través de cauces institucionales (leyes socia­ les y aparato administrativo-institucional de ayuda social). Durkheim -q u e en reali­ dad fue siempre refractario a la adscripción a cualquier corriente o dirección de pensam iento- había contribuido decisamenle a forjar un concepto «útil» de la soli­ daridad social a través de sus obras «La división del trabajo social» (que proponía «ex novo» la distinción entre solidaridad mecánica y solidaridad orgánica) y «El suici­ dio» (que operando sobre ella identificaba en ella el problem a crucial de la «anomia» como falta de integración en la sociedad, extrayendo una aportación útil de una formulación ya intuida en «La división del trabajo social»). Esa tecnificación de los planteam ientos solidaristas precedentes (como el verdadero fundador de esta co­ rriente o tendencia de pensam iento, León Bourgeois, futuro «premio Nobel de la paz»), prestaría buenos servicios (junto con el socialismo de cátedra y el socialismo jurídico) para la creación de los fundam entos del Estado social contem poráneo y la identificación del conjunto de los nuevos derechos de la segunda generación: los derechos económicos, sociales y culturales, desde el presupuesto de un com­ promiso directo de los poderes públicos en su reconocim iento y garantía de efecti­ vidad 72, De este modo, no fue difícil la coexistencia entre el solidarismo jurídico y el socialismo democrático (incluida la corriente del socialismo jurídico) respecto a la construcción del Estado social con el reconocim iento de los derechos sociales, partiendo de la centralidad de los derechos a la existencia digna y al trabajo. Sus program as podían converger, al m enos en el «programa mínimo» de la reforma del orden social y en la lucha de ideas consiguiente /3 en tre los partidarios de la

r ís, Alean, 1904; ID.: Économie sociale, París, 1905; B o u r g e o is , L.: Filosofía de la solidaridad, París, C olín, 31 cd., 1902. 71 Dui’kat, G. L.; La solidaridad social, cit., pág. 5. 72 Véase, para el solidarismo desde un perspectiva crítica la obra antes citada de Donzelot, y la d e Bougi i, C.: Le solidarisme, París, V. Girard y E. Birére, 1907; Cedronio, M.: L a soekía orgánico. Política e sociología di Entile Durkheim, Torino, Bollati Boringhieri editót e, 1989, págs. 134 y sigs., y para el socialismo jurídico, M onereo Pérez, J. L.: Fundamentos doctrinales del derecho social en España, Madrid, Trolla, 1999. 73 Sobre las controversias generadas, véase Lepenies, W.: Las tres culturas. La sociología entre la literatura y la ciencia, M éxico, FCE, 1994, págs. 39 y sigs.

reform a social y sus detractores (liberales individualistas y conservadores). La con­ vergencia venía facilitada por la proxim idad de la Escuela sociológica de Durkheim con ambas tendencias de pensamiento. Nótese, en tal sentido, que Marcel Mauss y algunos de los «iusocialistas» 74 estaban especialmente influenciados por el llamado «solidarismo jurídico»; incluso se ha reflexionado sobre el «solidarismo jurídico de Giusseppe Salvioli» 75, un autor que se adscribe al movimiento del socialismo jurídi­ co 76, pero que conecta directam ente con el pensamiento del solidarismo, y lo que es más significativo está manifiestamente influido por la obra de Durkheim (que no es solidarista, pero estuvo siempre muy próximo a algunos de sus postulados fundamentales). Salvioli explícita que la base científica de su socialismo-solidario jurídico reside en la obra de Durkheim, La división dd trabajo social (1899) 77, aun­ que también se aprecia en toda su obra la influencia de Antón Menger. Bajo el prisma del principio de la solidaridad, la democracia constituye la re­ flexión colectiva que proyectada en la corriente social permite a los individuos pe­ dir cuentas y plantear condiciones 78. Pero el presupuesto de la participación de­ mocrática es para los solidaristas la educación laica. Esta era también la profunda convicción de Durkheim. Para él cada sociedad produce un cierto ideal de hombre, de lo que debería ser, tanto desde el punto de vista intelectual como del físico y moral. Es este ideal, que es a la vez integral y diverso, el que es el foco de la educa­ ción. Su función, en consecuencia, es desarrollar en el niño cierto núm ero de esta­ dos físicos y mentales que la sociedad a la que pertenece considera que deben ser

74 Véase M o n e r e o P é r e z , J. L.: Fundamentos doctrinales del derecho social en España, Madrid, T r o t o ,1999. 75 Véase su famosa obra, S a i.v io u , G .: Los defectos sociales de las leyes vigentes en relación al proletariado y al Derecho moderno, traducción de la 2 a edición italiana por Ricardo Ayuelos (Abo­ gado d el Ilustre C olegio de Madrid y Director de la Biblioteca Scaevola, Madrid, Biblioteca Scaevola.-Seric de Monografía*;, 1907. El cual parte precisamente de una crítica ai individua­ lism o (págs. 9 y sigs.). Existe una reedición contem poránea, S a lv io l i, G .: El derecho civil y el proktariado, Estudio preliminar y ed ición de Barlolom é Clavero, Sevilla, Secretaría de Publica­ ciones de la Universidad de Sevilla, 1979. Sobre el pensam iento del traductor, adscrito a la tendencia del socialism o jurídico, véase M o n e r e o P é rez, J. L. y C a lv o G o n z á le z , J.: «Ricardo Oyuelos Pérez: del reform ism o dem ocrático y social a la utopía social Corporativa», en Revista española de Derecho del Trabajo, núm. 121 (2004), págs. 5 y sigs. 76 Véase C o s t a , P.: «II ‘solidarismo gíuridico’ de Giuseppe Salvioli», en Quaderni Fiorentini perla Storia del pensiero giuridico moderno, núms.. 3-4 (1974-75), m onográfico sobre «11 ‘Socialis­ m o giuridicó’. Ipotesi e letture», 1.1, Milán, giuffré editore, 1975, págs. 457 y sigs. 77 S a lv io li, G.: Filosofía d d diritlo. Appunli sulle lezioni.... Anno scolastico 1904-1905, Napoli, 1905, pág. CXVIII. 78 Véase B o u g lé , C.: Le solidarisme, París, V. Girard y E. Birére, 1907, págs. 69-70. Bouglé n ació en 1870 y m urió en 1939. Sobre su p en sam ien to, p u ed e consultarse, L o g u e , W.: «Sociologie et politique: le liberalism o d e Celcstin Bouglé», en Revue Franfaise de Sociologie, núm. 20 (1979), págs. 141 a 162.

poseídos por todos sus miembros; ciertos estados físicos y mentales que el grupo social particular (casta, clase, familia, profesión) considera que deben ser poseídos por todos los que lo com ponen. En consecuencia, tanto la sociedad como un todo como cada agrupam iento social particular, determ inan el ideal que la educación debe concretar. La sociedad puede sobrevivir solamente si en sus miembros existe un grado suficiente de homogeneidad. La educación perpetúa y refuerza esta homoge­ neidad, fijando en la m ente del joven desde los inicios las semejanzas esenciales que exige la vida social. Pero, por otra parte, sin alguna diversidad toda cooperación sería imposible. Es así que la educación asegura la persistencia de esta necesaria diversidad diversificándose y especializándose ella misma 79. Este planteam iento de reforma social, que se inserta en una previa concepción antropológica del hombre, se refleja en su filosofía social y, desde ella, en su crítica al pragmatismo. Entiende que el pensam iento tiene ante todo una dimensión activa y creadora de su propio objeto: si el objetivo del pensamiento fuera simplemente «reproducir» la realidad, sería esclavo de las cosas dadas, estaría encadenado a la realidad sin poder transfor­ marla. No tendría otro papel que «copiar» de un modo servil la realidad que tiene delante de él. Si el pensamiento va a ser libre, debe volverse el creador de su pro­ pio objeto, y el único modo de alcanzar este objetivo es darle una realidad que tie­ ne que hacer o construir por sí mismo. Por consiguiente, el pensamiento tiene como su finalidad no la reproducción de una realidad dada sino la construcción de una realidad futura. Se desprende de esto que el valor de las ideas ya no puede evaluar­ se por referencia a los objetos sino que debe determinarse por su grado de utili­ dad, su carácter más o menos «ventajoso». El hom bre es, ciertamente, un producto de la historia y, en consecuencia, de una transformación. En él no hay nada que esté dado o definido de antemano. Todo hom bre ha sido creado por la hum anidad en el curso del tiempo. La sociología aplica la misma concepción a la razón; todo lo que constituye la T a z ó n , sus principios y categorías, ha sido creado en el curso de una historia no clausurada, abierta a la misma acción del hombre 80.

79 Educación y sociología, trad. J. Muís de Liarás, Barcelona, lid.Península, 1989 (Existe otra edición de Editorial Schapire, Buenos A ires). Llega a la conclusión de que la educación es la influencia ejercida por las generaciones adultas sobre aquellos que todavía no están lis­ tos para la vida social. Su objeto es estimular y desarrollar en el niño cierto núm ero de esta­ dos físicos, intelectuales y morales exigidos de él tanto por la sociedad política com o un todo com o por el m edio particular para el que está específicam ente destinado. Su objetivo es hacer del individuo una personalidad autónom a a través de una educación moral enteram ente ra­ cionalista. Esa educación moral laica debe preparar a los niños transm itiéndoles los conoci­ m ientos anteriores, pero excitando en ellos el d eseo de agregar algunas líneas de su propia cosecha y ponerlo en condiciones de satisfacer esta am bición legítima. Véase D u rk h eim , E.: La educación moral, Madrid, Trotta, 2002. 80 Véase D u rk h eim , E.: Pragmatismo y Sociología, Buenos Aires, Ed. Schapire, s /f . Hace no­ tar que todo es producto de algunas causas. Los fen óm en os no deben representarse en series

Adviértase que Durkheim no form ó parte en sentido estricto de la tendencia solidarista, pero sí contribuyó con sus análisis a conferirle una base científica a la idea de solidaridad 8I. Ello fue así desde su obra «La división del trabajo social». Per­ cibe a la sociedad como una realidad diferenciada respecto del conjunto de los in­ dividuos que la com ponen, y donde tiene lugar una cooperación entre los indivi­ duos, regida p o r una ley de la solidaridad que puede plasmarse de distintos modos y con distinta intensidad. Todas las sociedades que puedan m erecer ese nom bre se construyen con base a la solidaridad que une a los individuos y perm ite apreciar la intensidad y el nivel de integración en el conjunto de la sociedad. Diferencia ente dos formas de solidaridad: la solidaridad mecánica (propia de las sociedades prim i­ tivas o antiguas) y la solidaridad orgánica (propia de las sociedades modernas). Las primeras tienen u na división del trabajo social rudim entaria o poco desarrollada, una conciencia colectiva asentada en las creencias religiosas y un D erecho represi­ vo. Por el contrario, en las sociedades orgánicas, la división del trabajo social se encuentra muy desarrollada y es más compleja, se debilitan la conciencia colectiva por un proceso doble de individualizadon y secularización de la sociedad, y en fin, el Derecho es restitutivo y reparador 82. En ellas la posición del individuo está de­ term ina po r su lugar en el proceso de división del trabajo social, no tanto por su origen social. El desarrollo social recuerda, así, en cierto modo, la transición del «status» al «contrato» que analizara lúcidam ente H enry Sumner M aine m. La división del trabajo social en las sociedades orgánicas es contem plada des­ de una óptica ambivalente: por un lado la especialización (aparte de sus ventajas económicos) favorece la autonom ía individual; por otro, el mismo prpceso de indi­ vidualización puede ser disfuncional, cuando la individualización llega a tal extre­

cerradas. Las cosas, en tonces, tienen un carácter «circular» y el análisis podría prolongarse infinitam ente. Es por eso que no puede aceptar la afirmación idealista de que en el principio está el pensam iento, ni tam poco la de los pragmatistas de que en el principio está la acción. En el origen y evolución de las cosas se produce, pues, una interferencia perm anente y diná­ mica entre pensam iento y acción. 81 Pero varios m iem bros de su Escuela sí pertenecieron al Partido Socialista francés, com o Marcel Gauss, Frangois Símiand, L u d en Levy-Bruhl. Mientras que otros estaban cierta­ m ente muy próxim os, n D entro del D erecho restitutivo Durkheim en su obra La división del trabajo social dis­ tingue entre solidaridad negativa (los derech os reales, qu e proporcionan una solidaridad im­ perfecta) y solidaridad positiva (esp ecialm en te, el d erech o con tractual). Sobre ello p u ed e consultarse ía exposición d e Marra, R.: TI diritlo in Dutkheim. Sensibiliza e rijlessione nellaprodmione normativa, Napoli, Edizioni Scientifiche Italiane, 1986, espee., Cap. 2o, págs.71 y sigs. 85 El Derecho Antiguo considerado en sus relaciones con la historia de la sociedad primitiva y con las instituciones modernas, 2 tom os («Parte General» y «Parte Especial»), traducción de A-Guerra, Madrid, Tipográfica d e Alfredo A lonso, 1893, ed ición facsimilar de Editorial Civitas, Madrid, 1993.

mo de favorecer la «anomia»; la cual remite a la falta de un sistema com partido de reglas (no necesariam ente un vacío de formación jurídica), generando una des-in­ tegración del tejido social; esto es, una cierta pérdida del sujeto respecto a su senti­ do de pertenencia en la sociedad y grupos secundarios de veitebración social. La crecien te especialización de la división del trab a jo social p u ed e favorecer dísfundonalm ente la desintegración social, pero encuentra posible neutralizar esa tendencia disolvente a través de la solidaridad interna entre los individuos y grupos profesionales de pertenencia. Lo que se expresará en una solidaridad «externa», en una forma de Derecho restitutorio que ordena la vida social y las formas evolu­ cionadas (orgánicas) de división del trabajo social. Como situación de anom ia es tratada la cuestión social obrera, esto es la contraposición entre el capital y el tra­ bajo, donde la formalización a través del contrato de trabajo tiene el efecto de so­ m eter al trabajador al poder unilateral y casi ilimitado del empleador. En la divi­ sión capitalista del trabajo no se favorece la generación de solidaridad orgánica, precisamente falta el consenso moral en la producción, el cual si conduciría a una percepción cooperativa de la actividad desplegada, con el efecto de una satisfac­ ción en el trabajo. En este sentido la neutralización de esta situación de anomia exigiría una mayor autonom ía del trabajador y una intervención en el proceso glo­ bal de producción. Pero Durkheim no fue partidario de suprimir el régimen del asalariado, sino su reform a «civiliza toria», quizás desde un cierta antropología del trabajo subordinado. La anomia se manifiesta también más allá del trabajo, de la esfera de la producción, y puede obedecer a u na falta de identificación (y consi­ guiente falta de integración) del individuo con el sistema de creencias que rigen un cierto mom ento en la sociedad. En esta dirección insistirá en su obra clásica «El suicidio» (1897) en que la mayoría de las causas del suicidio son las de carácter so­ cial las que explican el com portamiento autodestructor del individuo 84, Para él el suicidio es exponente típico de falta de integración social por encima del factor psicológico individual. Es una situación patológica que refleja la deficiente integra­ ción del individuo en la sociedad. Por ello puede hablar de división patológica del trabajo y de suicidio anómico. Según Durkheim existe una nítida relación entre la anomia y la cuestión socialuno de cuyos com ponentes es la división del trabajo social bajo condiciones capitalistas de producción, al que se ha hecho referencia antes; y el otro es el surgimiento, tratado por él como hecho social, de ideologías como el socialismo, que según el tipo de socialismo encuentra formas disolventes (socialismo revolucionario) o pro­ ductivas (socialismo democrático o reform ista). Sus estudios sobre el socialismo pro­ longan, dando un paso, su análisis reflexivo y sociológico-crítico de la cuestión so­ cial de su tiempo. Para él, como se ha dicho, el socialismo es expresivo de un ma84 Un análisis sobre esta obra d e Durkheim p u ed e hallarse e n R am os T o r r e , R.: L a socio­ logía de Émile Durkheim. Patología social, tiempo, religión, Madrid, GIS, 1999, págs. 219 y sigs.

leslar social vinculado a la situación de injusticia social y lo que esta reflejaba, una crisis moral. Por ello mismo criticará la concepción de la cuestión social como sim­ ple cuestión económica, porque en su opinión la cuestión social es más compleja: es u na cuestión moral, educativa, religiosa, económica, etc. La cuestión social no es idenlijicable con la cuestión obrera. Es reflejo, más com plejam ente, de una anomalía social, de una falta de integración de los individuos en sociedad 85. La cuestión so­ cial es, ante todo, un problem a de integración y de cohesión social; una sociedad dem ocrática debe ser una sociedad integradora de los individuos y grupos que for­ man el cuerpo social. En este sentido, Durkheim y los solidaristas tenían en com ún el concebir la sociología como una ciencia social capaz de efectuar un análisis y un diagnóstico riguroso y objetivo de la sociedad. Pero más todavía esta ciencia sería capaz de aportar una utilidad práctica al estar en condiciones de proponer las solu­ ciones a los problemas sociales. Con base a ella, el solidarismo y el socialismo ju rí­ dico defendieron la im plantación de los derechos sociales de la ciudadanía por un Estado social con apoyo en los análisis y diagnósticos de ía sociología científica. De este modo, la cuestión social se convertía en cuestión de Estado; y este tenía que proceder a un proceso de adaptación de sus estructuras administrativo-institucionales (Administración socio-laboral) y de su ordenam iento jurídico (legislación social). El planteam iento es enteram ente contrario al pensam iento del liberalismo basado en el individualismo posesivo e insolidario 86. La apuesta por la reform a social (solución pacífica de la cuestión social) es simétrica a la propuesta pacifista y contraria a la solución de las controversias polí­ ticas m ediante la guerra En ambos casos se trataba de una defensa de los valores de la democracia. El defendía la arm onía y el consenso social para resolver los pro­ blemas planteados en las sociedades civilizadas. Sociedades típicamente orgánicas en las que el orden social se construye a través de una racionalidad discursiva y comunicativa 88.

85 Véase, D urkheim , E.: «Une revisión de 1’ idee xocialiste » (1899), en Textes, (.. 3, cit.; «N ote sur la defm ition de socialism e», en Revuephilosophique, XXXVI, 1893, recogido también en D u rk h eim , E.: La science sociale et l'aclion, cit., págs. 226 y sigs. 66 Sobre los postulados del individualism o posesivo, véase la obra de Macpherson: La teoría política d d individualismo posesivo, trad. de Juan Ramón Capella, Barcelona, Editorial Fontanella, 1970. En particular, la crisis de su tiem po y su solución estaban presentes en la construcción de la sociología científica y en el ideario reformista de Durkheim. Véase, en una perspectiva de conjunto, C avai.u , L.: II mutamento sociale, Bologna, fl M ulino, 1970 y S iria n i, C.J.: Justice and the división oflabour: a recomideration of Durkheitn’s división oflabotir in society, en The Sociological Revietv, XXXII (1984), 3, págs. 449 z 470. m Véase el folleto crítico de D u rk h eim , E.: Alemania por encima de todo. La inentalidad ale­ mana y la guerra, París, Arm and Colin, 1915 (publicado originariam ente en varios idiomas, entre ellos el español). 88 No debe pasar desapercibida la lectura en «clave comunicativa» realizada por H aberm as, J.: Teoría de la acción comunicativa, 2 vols., Madrid, Taurus, 1987.

Aliora bien, existe un punto nuclear de la construcción de Durkheim que afecta sensiblem ente a su percepción de la cuestión social en el campo típico de las rela­ ciones entre capital y trabajo en cuanto fuerzas productivas de la sociedad. Durkheim excluye al trabajo del fundamento de la propiedad, con ello se opone a toda una amplia­ m ente corriente de pensamiento de crítica económico-social, relativa a los modos de adquisición de la propiedad y sobre el trabajo como fundam ento de dicha insti­ tución. Para una amplia corriente de pensamiento (tanto liberal como socialista) la actividad hum ana constituye Fundamento de la apropiación legítima de la riqueza («principio propiedad-trabajo») Esta cuestión jurídica de la apropiación legíti-

89 Vcasc Mii.i,, J. S.: Principios de economía política, México, lrCE, 1996, Libro II, capítulos I («De la Propiedad»), págs. 191 y sigs., y II («Continuación del mismo Asunto»), págs. 206 y sigs., y Libro IV, capítulo VII «Del futuro probable de las clases trabajadoras», págs. 644 y sigs. Afirma, por ejem plo, que «La institución de la propiedad, cuando se limita a sus elem entos esenciales, consiste en la reconocim iento, a cada persona, d el derecho a disponer exclusiva­ m ente de loq ue ha producido con sus propio esfuerzo, o ha recibido de aquellos que lo pro­ dujeron, ya sea com o un presente, ya m ediante un convenio justo, sin fuerza ni fraude. Todo ello se fu n da en el derecho de los productores a disponer de lo que ellos mismos han producido» (lbid., pág. 206). Pero también puntualiza otros títulos de apreciación, señaladam ente m ediante con­ trato: «Iil d erech o de propiedad incluye, pues, la libertad de adquirir mediante contrato. El derech o de cada uno a lo que ha producido entraña un d erech o a lo producido por otros, si se o b tiene con su libre consentim iento; ya que los productores tienen que, o bien haberlo dado p or su propia voluntad, o haberlo cambiado por lo que ellos estimaban un equivalente; e im pedirles que lo hicieran sería violar su derecho a la propiedad del producto de su propia activi­ dad» (lbid., pág. 208). Con ello, Mili trata de resolver c! problem a fie cóm o puede enhenarse de m odo anticipado la titularidad de los frutos del trabajo. Esto es, permite explicar el régi­ m en del trabajo asalario, com o relación social de producción, de intercambio contractual, en ­ tre trabajo y capital en cuanto fuerzas productivas de la sociedad moderna. Abunda en ello: «Puesto que el principio esencial de la propiedad es asegurar a todas las personas la posesión de aquello qu e han producido por su trabajo y acumulalado por su abstientencia, este princi­ pio no pu ed e apliarse a lo que no es producto del trabajo, esto es, los productos brutos de la tierra» ; y que la tierra no es producto de la actividad humana (lbid., págs. 216-217). Por otra parte, ya matiza Mili, que «cuando se habla del «carácter sagrado» de la propiedad, debería recordarse siem pre, que no puede atribuirse ese carácter en el m ism o grado a la propiedad de la tierra» (lbid., pág. 219). Parte además, de la idea de en ten der «por capital los medios y accesorios que son el resultado acum ulado de un trabajo anterior» (lbid., pág. 233). En una perspectiva de futuro, señalaba que «no reconozco com o justo ni saludable un estado de la sociedad en la que exista una «clase» que no sea trabajadora, ni seres humanos exceptuados de soportar su parte en los trabajos inherentes a la vida hum ana, excepto aquellos que no pueden trabajar o que por sus trabajos anteriores han ganado justam ente el derecho al des­ canso. N o obstante, mientras exista el gran mal de una clase no trabajadora, los trabajadores también constituyen una clase, y p u ed e hablarse de ellos, si bien sólo provisionalmente, en ese sentido» (lbid., pág. 644). Tam bién D urkheim , E.: «Recensión a la obra de F o u il lé e , A.: L a propríété sociale et la démocratie (París, H acehtte, 1884), en Reoue Phílosophique», XIX (1885), págs. 446 a 453.

ma de los bienes fue uno de los centros de atención de su obra postuma, Lecciones de sociología. El rechaza el principio según el cual la propiedad proviene del traba­ jo . La propiedad puede ser respetable aunque no esté basada en el trabajo 90. En­ tiende que si ello no fuera así habría que decir que la propiedad, tal como existe actualm ente y tal como ha existido desde que existen sociedades es en buena parte injustificable. Pero realm ente discutible es suposición consiste en afirmar de modo contundente que «en ningún caso el trabajo por sí mismo puede convertirse en la causa generadora de la propiedad» 91. Para él el derecho de propiedad está funda­ do en la naturaleza de las cosas, p o r lo tanto: I o en la naturaleza de la voluntad; 2°,

También M a rx , C.: El capital. Crítica de la economía política (1867), 2 vols,, OME 41, trad. d e M anuel Sacristán, Barcelona, Grijalbo, 1976; M en g e r, A.: E l derecho al producto íntegro del tra­ bajo. El Estado democrático del trabajo, Edición y Est.prel., p or J.L. M onereo Pérez, Granada, 2004. Véase M o n e r e o P é re z , J. L.: «La crítica del contrato d e trabajo en los orígenes del Derecho del Trabajo», en Civitas.Revista Española de Derecho del Trabajo, núm . 96 (1999), págs. 489 y sigs. 90 Es significativo que en este p unto si se produzca una coincidencia mayor con ia posi­ ción de los «conservadores» m oderadam ente reformistas com o es el caso de Barón J. F rk ih iírrn von H e r t l i n c ; Política social, versión españ ola de Luis Ilein tz, Madrid, Saturnino Calleja Fernández, s /f ., cap. III («El trabajo no es la razón exclusiva de la propiedad»), págs. 57 y sigs. Parte el autor de la crítica al principio del producto íntegro del trabajo, que en su opi­ n ión fue enunciado por vez primera por el filósofo inglés Joh n Locke; lo admitió luego Adam Smith, el cual en su época tuvo num erosos partidarios. Y fuera de los círculos socialistas, se intenta formular con la idea de que «el capital es trabajo acum ulado». Objeta que si sólo el trabajo es el origen de la propiedad, n o se ve salida alguna para escapar a las exigencias socia­ listas. E ntonces salta a la vista que aq u ello que el trabajo n o p uede producir, nunca podrá ser p ropiedad individual. «Sólo el trabajo engendra la propiedad». Si este principio es cierto, na­ d ie tiene d erecho a bienes que la naturaleza ofrece a todos; cada u n o tiene derecho al valor total d e su trabajo. Pero el princicipio no es cierto; el derecho natural de la propiedad no se deja fundam entar en el trabajo. Nació este error del anhelo de la orgullosa humanidad en buscar en el hom bre mism o el origen del d erecho. Sin em bargo, el derecho al producto ínte­ gro del trabajo no puede, en manera alguna, ser la base de una nueva organización que ase­ gure a cada uno el fruto de su honrado trabajo. Nadie pu ed e pretender este producto ínte­ gro, pues los que no trabajan, ancianos, inválidos y niños, tienen también derecho a la exis­ tencia (Ibid., págs. 59 a 62). Por otra parte, afirma la existencia d e un fundam ento del dere­ ch o natural d e la propiedad (cap. IX, págs. 63 y sigs.). Sin em bargo, su posición no es la de un reaccionario contrario a la reform a social, toda vez que d efien de el derecho a la existen­ cia, a la legislación protectora del trabajo, a la asistencia pública, el seguro obligatorio, el d e­ recha al trabajo (m atízadam ente), la regular!zación del salario por el Estado (capítulos X a X III). Pero tam bién significativam ente, y desde un ideario cristiano propio del catolicism o social, se m uestra partidario d e «la organización corporativa d e los obreros», d efendiendo su im portante m isión, (cap. XIV, págs. 105 y sigs.). 91 Lecciones de sociología, 11a Lección («La regla prohibitiva d e los atentados contra la propiedad»), ch„ especialm ente, pág, 151.

en la naturaleza de la hum anidad y los vínculos que ésta mantiene con el globo Esta teoría justificativa le parece superior a la teoría del trabajo como título de apro­ piación 93. Afirmando su carácter sagrado, concluye que «el derecho de propiedad de los hom bres no es más que un sucedáneo del derecho de propiedad de los dio­ ses. Por ser las cosas naturalm ente sagradas, es decir, propiedad de los dioses, han podido ser apropiadas por 3os profanos. Y el carácter que hace la propiedad respe­ table, inviolable y, por consiguiente, hace la propiedad, no es comunicada p o r los hom bres al suelo, no es un a propiedad que sea inherente a los hombres y que de ellos haya descendido hasta las cosas. Es en las cosas (objeto de análisis empírico) donde ha residido originariamente, y de las cosas que ha subido hasta los hombres. Las cosas eran inviolables por sí mismas en virtud de ideas religiosas, y es secunda­ riam ente que esta inviolabilidad, convenientem ente atenuada, moderada, canaliza­ da, pasó a manos de los hombres. El respeto a la propiedad no es pues, como, se dice con frecuencia, una extensión hacia las cosas impuesta por la personalidad hu­ mana, ya sea individual o colectiva. Hay otra fuente, exterior a la persona. Para sa­ ber de dónde viene hay que averiguar cóm o los hombres o las cosas adquieren ca­ rácter sagrado» M. Ese carácter sagrado de la propiedad no le viene del hom bre. El derecho de propiedad es de origen religioso; la propiedad humana 110 es más que la propiedad religiosa, divina, puesta al alcance de los hombres gracias a cierto nú­ mero de prácticas rituales. Piensa que aquí las religiones traducen, en forma sim­ bólica, las necesidades sociales, los intereses colectivos. Podemos pensar entonces, afirma, que las creencias religiosas que hem os encontrado en la base del derecho de propiedad cubren realidades sociales que expresan metafóricamente 95. La pro­ piedad actual se vincula a las creencias místicas que hemos encontrado en la base

92 Lecciones desocioogía, c it , pág. 156. 113 Lo argum enta de este modo: «En prim er lugar nos da el sentim iento d e la dificultad del problem a, afirma netam ente la dualidad d e los dos térm inos y precisa por otra parte dón­ de se encuentra el tercer térm ino que sirve d e vínculo de unión, a saber de qué voluntad co­ lectiva d ep en d en las voluntades pardeulares. Pero lo que constituye la debilidad d e la teoría es plantear que la anterioridad de la ocu p ación basta para fundar jurídicam ente y m oralm en­ te esta últim a, y que las voluntades 110 se n iegu en m utuam ente, n o se pisoteen las unas a las otras porque n o se encuentran m aterialm ente sobre el mismo objeto. Es contrario al princi­ pio del sistema contentarse con este acuerdo exterior y físico. Las voluntades son todo lo que pueden ser, ind ep en dientes d e las m anifestaciones especiales. Sí por lo tanto m e apropio de un objeto que todavía no está apropiado d e h ech o, pero que ya es deseado por otros y esta voluntad se ha expresado, yo la niego m oralniente, com o si hubiera un atropello material (Ibid., pág. 156). En su op in ión «tenem os d erecho a suponer que es en la naturaleza de ciertas creen­ cias religiosas que d eb e encontrarse en el origen de la propiedad» (origen «sagrado») (Ibid., pág. 166, dentro d e la lección 12a y se abunda en ello, en la Lección 13a, págs. 172 y sigs.). w Lecciones de sociología, c it , pág. 180, dentro de la Lección 13a. La propiedad sólo es propiedad cuando es respetada, es decir, sagrada (L ección 14a, pág. 181). 93 Lecciones de sociología, cit., Lección 14a, págs. 181 ysigs.

de la institución. Examina la regulación de la propiedad en el Código civil96, y apre­ cia que ninguna de las maneras de adquisición enum eradas implica la idea del tra­ bajo: «Si la venta me transm ite la propiedad de una cosa, no es porque esta cosas haya sido producida p o r el trabajo de quien, me la cede, ni tampoco porque lo que yo doy en cambio sea resultado de mi trabajo, sino porque una y otra cosas son regularm ente poseídas p o r aquellos que las intercam bian, es decir, que la posesión se basa en un título regular. En el derecho rom ano el principio está aún más mani­ fiestamente ausente. Podemos decir que, en el derecho, el elemento esencial de todas las formas de adquisición de la propiedad es la aprehensión material, la deten­ ción, el contacto. No es que el hecho físico baste para constituir la propiedad: pero siempre es necesario, po r lo menos en su origen. Por otra parte, lo que muestra a p río ri que esta idea no ha podido afectar, o por lo menos afectar profundam ente, el derecho de propiedad, es que es de origen muy reciente. Es solamente con Locke que aparece la teoría según la cual la propiedad no es legítima si no está basada en el trabajo. A comienzos de siglo Grotius parece ignorarlo aún». Su contundencia es sorprendente: el trabajo en sí solo no basta para justificar la apropiación; implica u n a materia, un objeto al que se aplica y es necesario que ese objeto esté apropia­ do ya que se trabaja para modificarlo. El trabajo suprime por tanto las apropiacio­ nes que no descansan en el trabajo. De ahí conflictos entre las exigencias nuevas de la conciencia moral que tiende a surgir y el concepto antiguo de la organización del derecho de propiedad. Pero estas exigencias tienen origen en las ideas que tien­ den a surgir en la justicia contractual, es en el principio de contrato donde convie­ ne estudiarlas 97. Dada estas premisas argum éntales, estima que «las dos vías esen­ ciales a través de las cuales nos convertimos en propietarios son, entonces, el inter­ cambio contractual y la herencia. A través de la segunda, adquirimos las propieda­ des completamente acabadas; a través de la primera, creamos nuevos objetos de pro­ piedad. Pero, se dirá, ¿no se está atribuyendo al contrato lo que no puede ser sino producto del trabajo? El trabajo es la única actividad de creación. Pero, en sí mis­ mo, el trabajo consiste exclusivamente en un cierto gasto de energía muscular; no puede crear cosas. Las cosas no pueden ser más que la recompensa del trabajo; el trabajo no puede crearlas de la nada; son el precio del trabajo, ai mismo tiempo que sus condiciones. El trabajo no puede engendrar la propiedad más que por vía del inter­ cambio y todo intercambio es un contrato explícito o implícito»98.

98 Esa problem ática exclusión se ha de enm arcar dentro de la racionalidad jurídica del orden nuevo instaurado por la burguesía en el poder. Puede consultarse al respecto, Arnaud, A, J.: Essai d ’ analyse structurale du code civilfrangais. La regle dujeu dam la paix bourgeoise, París, Pichón Durand-Auzias, 1974, espec,, págs. 92 y sigs. 97 Lecciones de sociología, cit,, Lección 1 4 \ pág. 190; y su desarrollo en la 15‘ Lección («El derecho contractual»), págs. 191 y sigs. 38 Lecciones de sociología, cit., 15* Lección («El d erech o contractual»), pág. 193. En esa línea argumentativa en tien de que la herencia está destinada a perder crecientem ente su im­

Con todo, toda la problemática del trabajo y sus principios constitutivos que­ da rem itida a la teoría del derecho de obligaciones y, en particular, del derecho contractual. Es en este plano donde entra e n ju eg o también la idea de justicia con­ tractual, según la cual «un contrato justo no es sim plem ente todo contrato que ha sido consentido librem ente, es decir, sin coacción formal: es un contrato donde las cosas y los servidos son intercambios p o r su valor verdadero y normal, es decir, por su justo valor» " , Lo cual encuentra su proyección en la contratación laboral: Pero -afirm a-, fuera del contrato de usura, todas la reglas que tienden a introducirse en el derecho indutrial y que tienen por objeto im pedir que el patrón abuse de su situación para obtener el trabajo del obrero en condiciones demasiado desventajo­ sas para este último, es decir, demasiado inferiores a su valor verdadero, testimo­ nian la misma necesidad. De ahí esas proposiciones, fundadas o 110 , de fijar para los salarios un mínimo que no puede ser sobrepasado. Atestiguan que todo contra­ to consentido, incluso cuando no ha habido violencia efectiva, no es para nosotros un contrato valedero y justo. A falta de prescripciones relativas al mínimo de los salarios, hay ahora en los códigos de muchos pueblos europeos, disposiciones que obligan al patrón a garantizar al obrero contra la enferm edad, los efectos de la ve­ jez, ios posibles accidentes. Es notablem ente bajo la inspiración de esos sentimien­ tos que se ha votado nuestra reciente ley sobre accidentes industriales. Ha sido uno de los mil medios empleados por los legisladores para volver menos injusto el contrato de tra­ bajo. Sin fijar el salario, se obliga al patrón a asegurar para quienes emplea, ciertas ventajas determinadas. Durkheim defiende esa dimensión estatutaria, «equilibrante» y re­ lativamente dmnercanülhadora del trabajo asalariado: Arguye a este propósito que se protesta y se dice que se confiere así al obrero verdaderos privilegios. Nada más verdad en cierto sentido; pero estos privilegios están destinados a equilibraren par­ te los privilegios contrarios de que disfruta el patrón, y que lo pondrían en situa­ ción de despreciar a su voluntad los servicios del trabajador. No examina, por otra parte, la cuestión de saber si esos procedimientos tienen la eficacia que se les atri­ buye; es posible que no sean los mejores, o incluso que vayan contra la m eta que se proponen alcanzar. No importa. Bastan para com probar las aspiraciones morales que los han sugerido y cuya realidad prueban 10°. Encuentra, pues, que.esto es una manifestación positiva de la moralización de las relaciones sociales por efecto del triunfo de la solidaridad orgánica: «Todo dem uestra que no estamos al fin de esta evolución: que nuestras exigencias en este sentido se volverán cada vez mayores. En efecto, el sentimiento de simpatía hum ana que es la causa determ inante tomará

portañola. Todo nos lleva a prever que es en e l análisis d el d erech o contractual d on d e encon­ tramos el principio sobre el que está llamada a fundarse la institución de la propiedad en el futuro (Ibid., pág, 194). Lo cual aborda en págs. 195 y sigs. 99 Lecciones de sociología, cít., Lección IB1, pág. 229, 100 Lecciones de sociología, c it , Lección 18a, págs. 230-231.

siempre más fuerza al mismo tiempo que adquirirá un carácter más igualitario. Bajo la influencia de todo tipo de prejuicios, legados del pasado, estamos todavía incli­ nados a no considerar con el mismo ojo los hom bres de clases diferentes; somos más sensibles a los dolores, las privaciones inm erecidas que puedea sufrir el hom ­ bre de clase superior y de nobles funciones, que las que puedan sufrir aquellos des­ tinados a funciones y trabajos de orden inferior. Y todo hace prever que esta des­ igualdad en la m anera con la que simpatizamos con los unos y los otros, irá borrán­ dose más y más; que los dolores de ésos cesarán de parecer más o menos odiosos que los dolores de aquéllos; que los juzgarem os equivalentes p o r el hecho mismo de que tanto unos com o otros son dolores hum anos. En consecuencia tenderemos más firmemente la mano para que el régimen contractual ponga a los unos y a los oíros en una balaza igual Exigiremos más justicia en los contratos. No quiero decir que llegará un día en que esta justicia sea perfecta, en que la equivalencia será completa entre los servicios cam biados.,, Pero con certeza la que existe hoy en día es insuficiente res­ pecto de nuestras ideas actuales de justicia y, cuanto más avancemos, más intenta­ remos acercamos a una proporcionalidad más exacta. Nada puede fijar un térm ino a ese desarrollo» 101. No sin cierta simplificación de la cuestión subyacente, parece encontrar la lla­ ve de la solución del problem a de la justicia en el cuestionam iento de la institución de la herencia. Observa, en tal sentido, que es evidente que la herencia, al crear entre los hombres desigualdades natas, que no corresponden en nada a sus méri­ tos y a sus servicios está viciando, en la base misma, todo el régimen contractual. En efecto: ¿cuál es la condición fundam ental para que la reciprocidad de los servi­ cios contratados quede asegurada? Es que, para m antener esta especie de lucha de la que resulta el contrato y en el curso de la cual se fijan las condiciones de cambio, los contratantes estén provistos de las mismas armas por igual. Entonces, y solamente entonces no habrá ni vencedor ni vencido, es decir que las cosas se cambiarán de m anera equilibrada, equivalente. Lo que uno recibirá equivaldrá a lo que dará, y así recíprocam ente. En el caso contrario, el contratante privilegiado podrá servirse de la superioridad por la que está favorecido para im poner su voluntad al otro y obligarlo a cederle las cosas o el servicio cambiado por debajo de su valor. Si, por ejemplo, uno contrata para o btener de qué vivir, y el otro solamente para obtener cómo vivir mejor, es claro que la fuerza de resistencia del segundo será superior a la del primero, por el hecho mismo de que puede renunciar a contratar si las con­ diciones que quiere no le son otorgadas. El otro no lo puede hacer. Está p o r lo tanto obligado a ceder y a seguir la ley que se ha hecho. La institución de la herencia implica que hay ricos y pobres de nacimiento; es decir que hay en la sociedad dos grandes clases, reunidas por otro lado po r todo tipo de intermediarios; la u na que está obligada para p oder vivir a hacer aceptar a la o tra sus servicios a cualquier pre-

101 Lecciones de sociología, cit., Lección 18a, pág.23I,

cío que sea, la otra que puede prescindir de esos servicios gracias a los recursos de que dispone, y aunque esos recursos no correspondan a los servicios prestados por aquellos que los disfrutan. Mientras una oposición tan corlante exista m la sociedad, fas paliativos más o menos dichos podrán atenuar la injusticia de los contratos; pero, en princi­ pio, el régimen funcionará en condiciones que no le permitirán serjusto. No sólo sobre tales o cuales puntos particulares que pueden hacerse contratos leoninos; el contrato es el régimen leonino para todo aquello que condeme al contado entre las dos clases. Es la forma general en que son evaluados los servicios de los desheredados de la fortuna que aparece com o injusta, porque estos servicios son evaluados en condiciones que no perm i­ ten estimarlos en su verdadero valor social. La fortuna hereditaria colocada en un platillo de la balanza falsea el equilibrio. Es contra esta forma injusta de evaluación y contra el estado social que la vuelve posible, que protesta más y más la conciencia moral Sin duda, durante siglos, pudo ser aceptado sin protesta, porque la necesi­ dad de igualdad era menor. Pero hoy en día es demasiado evidente en contra del sentim iento que está ahora en la base de nuestra moral. Ahí aprecia una evolución social integradora y realizadora de ¡ajusticia social: Se co­ mienza a percibir qué acontecim iento fue en la historia la aparición de eso que hem os llamado el contrato justo, y qué repercusiones externas debía tener este con­ cepto. Toda institución de la propiedad ha quedado transformada, porque, u na de sus fuentes de adquisición y una de las principales, es decir, la herencia, se encuen­ tra p or esto mismo condenada. Pero no es sólo de esta m anera indirecta y negativa que el desarrollo del derecho contractual tiende a efectuar el derecho de propie­ dad: éste se encuentra directam ente tocado. Acabamos de decir que la justicia exi­ gía que los servicios dados y cambiados no fueran remunerados por debajo de su valor. Pero este principio implica otro, que es el corolario: todo valor recibido debe corresponder a un servicio social prestado». Introduce una crítica al modelo de re­ gulación de la propiedad: En el estado social, la distribución fundamental de la pro­ piedad se hace desde el nacim iento (institución de la herencia); después la propie­ dad así distribuida originariam ente se cambia por vía de contratos, pero de contra­ tos que son en parte injustos como consecuencia de la desigualdad constitucional en que están los contratantes en virtud de la institución de la herencia. Esta injusti­ cia básica dd derecho de propiedad no puede desaparecer más que en lü medida en que las únicas desigualdades de sus servicios. He aquí cómo el desanollo del derecho contractual aca­ rrea toda una revisión de la moral de la propiedadl02. Pero esta crítica socio-jurídica de la herencia la comidera totalmente independiente de toda idea de «propiedad-trabajo< No diremos -m atiza- que la propiedad resulta del trabajo, como sr hubiera una especie de necesidad lógica de que la cosa fuera atri­ buida a aquel que ha trabajado para hacerla, como si trabajo y propiedad fueran sinónimos. El vínculo que une la cosa a la persona no tiene nada de analítico; no

102 facciones de sociología-, cit., Lección 18a, pág. 231 a 233.

hay nada en el trabajo que implique necesariam ente que la cosa a la cual ese traba­ jo se ha aplicado vuelva al trabajador. Nuevamente, para él el trabajo no es en el modo de adquisición de la propiedad. De mismo modo, en las relaciones de cam­ bio, no es la cantidad de trabajo puesta en una cosa la que hace su valor, es la ma­ nera en la que esta cosa es estimada p o r la sociedad, y esta evaluación depende, no tanto de la cantidad de energía dispensada, como de sus efectos útiles, por lo me­ nos tal como la cosa es sentida por la colectividad; porque hay ahí un factor subjeti­ vo que no se puede eliminar. Él confía en la existencia de una evolución social donde la intensidad de los sentimientos de fraternidad hum ana siguen desarrollándose, y que los mejores de entre nosotros no son incapaces de trabajar sin esperar una exacta rem uneración de sus trabajos y de sus servicios. De ahí viene que busquemos ablan­ dar más y más, atenuar los efectos de una justicia distributiva y retributiva demasia­ do exacta, es decir, en realidad siempre incom pleta 103.

3, Teoría orgánica del Estado miento social; es la sociedad.

y de

la democracia; El Estado es órgano de pensa­

Piensa Durkheim que la democracia tiene una dimensión ctica y procedimental. Se diría que comunicativa 104 (democracia comunicativa), toda vez que para él la democracia es deliberación entre los individuos entre sí y con el Estado en su cali­ dad de órgano de reflexión y de pensam iento social en el marco de u n a sociedad basada en la solidaridad orgánica. De los sansimonianos aceptará la idea de una sociedad arm ónica y de los socialistas de cátedra alemanes se inspirará en gran me­ dida para construir su teoría de las corporaciones en cuanto instrum ento para la gestión de la vida económica y para la solución de la cuestión social de su tiem­ po I05. Realza la relación comunicativa entre gobernantes y gobernados, entre el Estado y la sociedad civil. Durkheim defenderá formas de dem ocracia económica dentro de su visión orgánica de la organización social. En tal sentido propondría la instauración de estructuras representativas paritarias en los consejos de organiza­ ción y decisión de las actividades económicas, y también la presencia de las organi­ zaciones profesionales en los órganos estatales, confiriéndoles una status semi-público, en en sentido de atribución de funciones políticojurídicas y de ordenación eco­ nómica de relevancia para los intereses generales.

103 Lecciones d¿ sociología, cit., Lección 18a, pág, 233 a 238. 104 Véase H ab erí,ías, j .: Teoría de la acción comunicativa, 2 vols., Madrid, Taurus, 1987; y,

aunque desde una orientación un tanto voluntarista por lo que tiene de encontrar en Durkheim a un defen sor acérrim o de la dem ocracia representativa, véase Gkneyro, J, G,: La democracia inquieta: E. Durkheim y J. Dewey, Barcelona, Anthropos, Ediciones del Hom bre, 1991. 105 V éase Cedronio, M.: La societa orgánico. Política e sociología di Emile Durkheim, Torino, Bol] a ti Borínghieri editore, 1989, pág. 168.

La dem ocracia se debe asentar en una moral cívica y laica (coherente, ésta, con el proceso de secularización institucional l06). De ahí su atención preferente al problem a de la educación moral. U na de las funciones principales de la sociología científica era aportar una base objetiva de la moral capaz de impulsar «programas» de reform a social y política. Esa moralidad «objetiva» estaría llamada á constituir una fuente de solidaridad orgánica. D urkheim constató que en su tiempo la cultu­ ra moral y política estaba sumida en un estado de confusión, sin valores firmes que garantizasen la cohesión social. La ceguera del individualismo liberal radical con­ tribuía a ese estado crítico 107. En esa situación los valores se hacen «débiles» co­ rrespondientes a una edad moral oscura y difusa (crítica) y, por consiguiente, sin fuerza de convicción y oponibilidad. Durkheim deseaba encontrar una moral obje­ tiva; y esto era en gran m edida una misión de la sociología como ciencia moral. Su idea era restablecer un a situación en la que los juicios morales recuperasen una objetividad trascendente y generalizable, donde ese carácter tendencialm ente unlversalizante actúa como requisito de su éxito. Esa moral objetiva reflejaría, fren­ te al individualismo asocial e insolidario, que los valores e identidades de todo indi­ viduo no pueden existir independientem ente de la sociedad y de las comunidades o agrupaciones más amplias a las que pertenecen. Los valores e identidades son intrínsecam ente sociales. En el proceso de secularización del m undo occidental la moral laica sustituirá a la moral basada en la fe religiosa, en el m arco de un «desencantamiento» del mun­ do 108. Es ahora la misma sociedad la fuente de la moral civil y laica; es en ella don­ de tiene lugar la formación de las representaciones colectivas y una moral coopera­ tiva. Para él es moral-todo lo que constituye fuente de solidaridad, todo lo que fuerza al hom bre a contar con otro. Entiende que el hom bre no es un ser moral sino por vivir en sociedad, puesto que la moralidad consiste en ser solidario a un grupo y varía como esta solidaridad («La división del trabajo social»). Es así que el ser social

106 Sobre ese proceso en la m odernidad, véase, por todos, Marramao, G.; Poder y seculari­ zación, traducción de Juan Ramón Capella y Prólogo de Salvador Güner, Barcelona, Ediciones Península, 1989. 107 Llama poderosam ente la atención el h e c h o d e que más allá de las diferencias e s p e c í­ ficas autores com unitarias com o Maclntyre p a r ta n d e esc estado de confusión m oral com o rasgos característico de la sociedad contem poránea. Véase la ya obra clásica, M ac in ty re, A.; Tras la virtud (1981), Barcelona, C rític a , 1987. Maclntyre p u e d e afu mar que una filosofía mo­ ral «presupone característicam ente una sociología. Cada filosofía moral ofrece, explícita o al m enos im plícitam ente, un análisis conceptual parcial de la relación de un agente con sus ra­ zones, m otivos, in tencion es y actos, y al hacerlo, presupone por lo general que esos conceptos están encarnados, o a l m en os que p ueden estarlo, en el m undo social real» (Ibid., pág. 40). ios v éa se W eb er, M.: Ética protestante y espíritu del capitalismo, Barcelona, Eds. Península, 1973; sobre esta p rob lem ática es in d isp en sab le la consulta de la obra m onu m en tal de B lu m em b erg, H.: Trabajo sobre el Mito, Barcelona, Paídos, 2003.

determ ina m aterialm ente la conciencia y la solidaridad necesaria para la existencia de la sociedad y la adaptación a las transformaciones en curso. Una sociedad basa­ da en una división del trabajo no coactiva, sino cooperativa y consensuada es gene­ radora de solidaridad orgánica. El Estado, conform a la sociedad se hace más com­ pleja, acentúa su intervención en la sociedad civil. Tiene el deber de promover el bienestar de los individuos, debe garantizar un marco para el desenvolvimiento de la personalidad de m anera que los individuos puedan llevar a cabo sus propias elec­ ciones sin interferencias externas «absorbentes», pero al mismo tiempo que garan­ tiza el principio de autonom ía, al Estado es exigido que suministre a los individuos pertenecientes a la com unidad política las condiciones (incluidos los bienes mate­ riales esenciales) requeridas para el ejercicio de su autonom ía efectiva. En una so­ ciedad orgánica el Estado se configura como un Estado educador y provisor del bienestar. A unque Durkheim no destaca suficientemente que la democracia descansa en el pueblo, si dejó constancia de la apuesta po r una democracia deliberativa, ba­ sada en la deliberación y en el consenso político i09. Opina D urkheim que los hechos sociales son hechos morales. En ello se refle­ ja la influencia del socialismo de cátedra, que afirmaba el carácter moral de las re­ laciones económicas (Albert Schaefle -1831/1903-, socialista de cátedra «mi generis»-, m orai Adolf W agner -1 8 3 5 /1 9 1 7 - y Gustav Schmoller -1838/1917—) i ío para tiene el mismo objeto que el Derecho, es decir, tam bién tiene por función asegurar el orden social, pues acepta la concepción de Ihering, conforme a la cual el Dere­ cho remite al conjunto de las condiciones de existencia de la sociedad 1U. También encuentra una intensa conexión entre el Derecho y la religión: «el derecho es inin­ teligible si se le separa de la religión, de la que ha recibido sus principales caracte­ res distintivos y de la que en parte no es sino una derivación». Aunque Durkheim rechaza, en su visión holista, cualquier deterninism o de análisis específico sobre la totalidad social, no deja de otorgar un peso especialmente relevante al factor reli­ gioso, que encuentra más influyente y determ inante que el propio factor económi-

1W U na defensa d e esta forma d e dem ocracia deliberativa en Niño, S.C.: La constitución de la democracia deliberativa, Barcelona, Gedísa editorial, 1997. 110 D u rk h eim , E.: «La seience positive de la inórale en allem agne», en Revtte Philophique XXIV (1887), recogido en Textes, vol. 1, Elements d ’ uní théoriesociales, París, Minuit, 1975. Pue­ de verse al respecto Lukes, S.: Emile Durkheim. Su vida y su obra. Estudio histórico-crítico, Madrid, CSIG-Siglo veintiuno, 1984. 1,1 Véase esa co n cep ción en Ih e rin g , R.V.: Elfin del Derecho, Edición y Estudio preliminar de J. L. M onereo Pérez, Granada, Ed. Comares, 1999. Para Steven Lukes las influencias son muy heterogéneas, porque el pensam iento d e Durkheim se hallaba profundam ente enraizado en el pensam iento del siglo XIX, e incluso en ciertas concepciones imperantes en el del XVIIL Cfr. Lukes, S.: Emite Durkheim. Su vida y su obra ( I a edición en inglés d t 1973), Madrid, Centro de Investigaciones Sociológicas-Siglo XXI, 1984, pág. 139, que apunta a una constelación de au­ tores com o Saint-Simon, Ihering, los socialistas de cátedra, Wundt, Córate, Spencer, Tónnies, etcétera.

co en la evolución social. D estaca en los socialistas de cátedra su en fo q u e interdisciplinary no aislacionista: cuando un especialista llega a percibir los hechos de que trata son índisociables de las restantes manifestaciones colectivas, a fin de determ inar en qué consiste esa interrelación se ve obligado a rehacer desde su punto de vista y a integrar en su investigación a todas las ciencias especializadas cuyo con­ curso le es necesario. Es lo que ha hecho Schmoller (1838-1917) en su Grundriss der aílgemúnen Volhswirtschajlslehre. Es toda una sociología vista desde el punto dé' vista económico. Es precisa una cooperación espontánea de todas las ciencias sociales particulares» siendo lo único que puede d ar a cada una de ellas una noción un poco exacta de las relaciones que m antiene con las otras 112. Según Durkkeim el Estado es un órgano de pensamiento social, de manera que la democracia se basa en una relación comunicativa en tre el Estado, como ór­ gano específico, y la sociedad en la com plejidad de los elementos que la com po­ nente. Es un grupo de funcionarios «sui generis», en el seno del cual se elaboran representaciones y voliciones que com prom eten a la colectividad. No encarna la más amplía conciencia colectiva, sino que es tan sólo la sede más que de una con­ ciencia especial, restringida, pero más a ta , más clara, que tiene de sí misma un sen­ tim iento muy vivo («Lecciones de sociología»). En el Estado se elaboran representacio­ nes colectivas que afectan a la totalidad de la sociedad. Para él, la dem ocracia con­ siste en la forma política m ediante la cual la sociedad llega a la más pura concien­ cia de sí misma. Nótese que para él la sociedad tiene por sustrato el conjunto de los individuos asociados. El sistema que form an uniéndose, y que varía según sus distribución territorial, la naturaleza y el núm ero de las vías de comunicación, cons­ tituye la base sobre la que se eleva la vida social. Las representaciones, que son la tram a de aquélla, surgen de las relaciones que se establecen entre los individuos así asociados o entre los grupos sociales que se interponen entre el individuo y la sociedad global l ü . De m anera que un pueblo es tanto más democrático cuanto mayor sea el papel que la deliberación, la reflexión y el espíritu crítico desempe­ ñan en la gestión de los asuntos públicos («Lecciones de sociología»). Es así que para Durkheim la teoría del Estado es dependiente de su teoría orgánica de la sociedad, don­ de existe una estrecha comunicación con la sociedad civil. Precisamente la demo-

m Sociología y ciencias sociales (1903)», en D u rk h eim , E,: Las reglas del método sociológico, trac!. Santiago González Noriega, Madrid, Ediciones Al taya, 1997, págs. 286-287. Insiste igual­ m en te en esa necesaria colaboración interdiscipltnar en «La historia y las ciencias sociales» (1903) y en «Debates sobre la explicación en historia y en sociología» (1908), págs. 288 y sigs., y 292 y sigs., respectivam ente. Para él la historia tien e la función d e poner a las sociedades en co n d icion es de recordar por sí misas su pasado; es la forma más característica de m em oria colectiva. Véase la Reseña de trabajos de Salvem iní, Croce y Sorel sobre la naturaleza d e la historia, en Année socioligique, vol. 6 (1901-2), págs. 124-125. 113 Vcase Sociologie el Philosophk, cd. por C. Rouglé, París, 1973, pág. 34,

cracia es la forma política po r la cual la sociedad llega a la conciencia más pura de sí misma («Lecciones de sociología»). A su realización más efectiva contribuye la for­ mación de grupos interm edios (grupos profesionales y grupos territoriales), al ser­ vir de cauce de comunicación en tre el Estado y los individuos socializados. Para 61 son los grupos o corporaciones profesionales los que están llamados a ejercer esa función de intermediación social, atendiendo a su creciente importancia en la vida económica y a su capacidad para favorecer mecanismos de moralidad positiva en el cuadro de una solidaridad orgánica. Para él las corporaciones constituyen organi­ zaciones profesionales que agrupan a empresarios y trabajadores; aunque no se opo­ ne a las agrupaciones de clase (sindicatos de trabajadores y asociaciones empresa­ riales) entiende preferibles y más favorecedoras de la cohesión social a estas corpo­ ra c io n e s o a g ru p a cio n e s m ixtas. En este se n tid o su co n c ep ció n es más «corporativista» que «sindicalista». Como ha sido advertido, existe una nítida diferenciación entre Durkheim y su contem poráneo Max Weber respecto al rasgo distintivo de la sociedad moderna, de la modernidad: «Si para Max Weber, su contemporáneo, el rasgo característico de la sociedad m oderna es el proceso de racionalización, lo que Durkheim retiene como básico es el proceso de diferenciación social. Es la creación de nuevos órganos y nuevas fundones sociales, el paralelo desarrollo de la autonomía personal y el esta­ blecimiento de una solidaridad social basada en la interdependencia de individuos, órganos y funciones diferenciadas lo que, en efecto, coloca Durkheim en prim er término» U4. El Estado es u n órgano resultado del proceso de división del trabajo; un proceso de diferenciación social que genera una instancia política integrada en la sociedad global. En esa «sociedad política» (entendida por él como una socie­ dad form ada por la reunión de un núm ero más o menos considerable de grupos sociales secundarios, sometidos a una misma autoridad, que no depende de ningu­ na autoridad superior regularm ente constituida) se produce una diferenciación fun­ cional entre gobernantes y gobernados y se com pone de u n a pluralidad de familias y de grupos profesionales. Entiende Durkheim que la sociedad política en su con­ ju n to está integrada po r el pueblo gobernado y sus gobernantes («Lecciones de socio­ logía» ). Para él, como se ha dicho, el Estado es un grupo de funcionarios «mi getmis» en cuyo seno se elaboran representaciones y aspiraciones que com prometen a la colectividad, aun cuando no son obra de la colectividad. No encam a a la concien­ cia colectiva como un todo, sino tan sólo a una «conciencia especial», restringida, pero más alta y más nítida, que tiene de sí misma una representación más precisa. En este sentido es un «órgano de pensamiento social» (Lecciones de sociología). En su visión esencialmente funcionalista el Estado representa de modo diferenciado al

1H R o d r íg u e z Z ú ñ ica , L.: Para una lectura critica de Durkheim, Madrid, Akal Editor, 1978,

pág. 101.

p oder social y en calidad de tal ejerce una función directiva sobre los individuos y los grupos particulares. Estos grupos secundarios deben ejercer una función me­ diadora, pero respetando la autonom ía y los derechos de los individuos que for­ man parte de los mismos. Es así que el Estado es un órgano social vinculado a la sociedad, siendo su poder político una expresión de la relación de fuerzas que exis­ ten en la misma sociedad, Al propio tempo la democracia es la forma de organiza­ ción política que mejor se corresponde con una sociedad basada en una solidari­ dad orgánica. Su progresión constituye una necesidad del medio social y de la evo­ lución de las ideas morales esenciales f«Lecciones de sociología»). En su concepción evolucionista la instauración de una sociedad orgánica y de la democracia es el re­ sultado de un proceso evolutivo, de expansión de la división del trabajo social y del desarrollo de la moral social y de la conciencia colectiva de pertenencia e interde­ pendencia social. La democracia es pensada atendiendo a esa concepción orgánica del Estado y la Sociedad. Ha de existir una estrecha comunicación entre el Estado y los indivi­ duos en relaciones intensas de com unicación, donde tiene un papel fundamental fas corporaciones o grupos profesionales. Encuentra en el Estado en sociedades or­ gánicas una garantía de los derechos y no tanto un órgano caracterizado por la coer­ ción social (con lo que se opone tanto a los enfoques de Spencer -1820/1903- como a los de Max Weber). En una sociedad orgánicamente constituida «lo político» y «lo social» son ámbitos estrecham ente encadenados. No se olvide que la Durkheim la democracia conforma una forma de Estado propio de las sociedades orgánicas. En tal sentido la democracia es aquella forma política m ediante la cual la sociedad llega a la más pura conciencia de sí propia, siendo un pueblo tanto más democráti­ co cuanto mayor sea el papel que la deliberación, la reflexión y el espíritu crítico desem peñan en la gestión de los asuntos públicos. En tal sentido se enlaza la de­ mocracia y sociedad orgánica («Lecciones de Sociología»). De ahí que la reforma so­ cial no sea pensada en un sentido unidireccional sino bilateral, esto es, obedece a necesidades sentidas en la sociedad y a la respuesta reflexiva del poder establecido en ella. La cuestión social sería a fro n ta d a desde el prism a reo rd en a ció n y moralización impulsada desde el Estado como órgano de pensamiento social y por los, propios actores sociales a través de los grupos o corporaciones profesionales. No reclama la lucha por el poder y las relaciones de dominación, sino la integra­ ción y cohesión social. El problem a que afronta la reforma social es el problema la disgregación o ruptura de la cohesión social. Para el la «solución corporativa» no autoritaria y pacifista es la solución ideal preferible; El Estado se inserta en un mo­ delo de sociedad basada en la cooperación e interdependencia con la mediación de los grupos profesionales. Estos grupos o corporaciones están llamados a ser el centro de gravedad de una sociedad donde desaparecen las clases sociales y la au­ toridad que se ejerce es de carácter moral, esto es, no basada en la dominación ni en el ejercicio de la fuerza. La solución a la cuestión social y a la crisis de la moder-

nielad liberal es, pues, la solución corporativa no autoritaria, la cual reflejaría una evolución moralizadora; una fuerza m oralizadora de la sociedad que es la resultan­ te de una conciencia de sí misma. Era el sueño de la opción corporativa y pacifista que la dura realidad de la prim era m itad del siglo veinte se encargaría de desmen­ tir en los hechos. El problem a de la integración tiene una tal centralídad en el pensamiento de Durkheim, que autores como H aberm as han construido su propio discurso sobre integración social e integración sistemática partiendo, precisam ente, de la teoría de la división del trabajo de Durkheim llB. A través de la su teoría, hemos comproba­ do., que él estudia la división del trabajo en el sentido de una diferenciación estruc­ tural de los sistemas sociales. En las sociedades funcionalm ente diferenciadas se pro­ duce una solidaridad orgánica. Ello es coherente con su idea de que la división del trabajo es un fenóm eno vinculado a la biología general, suponiendo la solidaridad orgánica un cambio en las bases de integración de la sociedad. En las sociedades evolucionadas la integración social se realiza m ediante la conexión sistémica y comunicativa de ámbitos de acción funcionalm ente especificados. El proceso de di­ ferenciación social puede tener efectos disgregadores en la integración y cohesión social, produciéndose, en tal caso, un estado de anom ia (uno de cuyos exponentes sería el conflicto entre trabajo y capital en el mundo industrial).

115 Véase H aberm as, J.: Teoría de la acción comunicativa. II. Crítica de la razón juncionalista (1981), trad. de Manuel Jim én ez R edondo, Madrid, Taurus, 1987, págs. 161 y sigs. Durkheim fue uno de los teóricos de la acción social que influyo en su con cep ción de la racionalidad práctica y la redefinición de ésta com o racionalidad comunicativa, d on d e la forma primaria de interacción social consiste en la acción coordinada entre los individuos orientada a enten­ derse a través d el lenguaje. En el proceso com unicativo las partes intervinientes pueden al­ canzar un en ten dim ien to o acuerdo. El orden social com unicativo exige la apertura de espa­ cios reales de autonom ía personal y colectiva. En esta perspectiva d e la teoría discursiva, Haberm as d efien d e la instauración de formas de dem ocracia deliberativa, donde tendrían lu­ gar procedim ientos d e deliberación y toma de decisiones partidpativas, Esto es, una política que refleja una co n cep ción procedim ental de la dem ocracia, en la que la legitim ación de las decisiones públicas y de las reglas jurídicas que las formalizan son adoptadas con la participa­ ción activa de todos los p otencialrnente afectados por ellas. Esta form a de dem ocracia parricipativa permitiría una solu ción racional d e los conflictos sociales y políticos a través de prácticas discursivas en distintos espacios públicos. El concepto discursivo d e la democracia responde a la im agen de una sociedad descentrada que, sin em bargo, con la diferenciación que en ella se produce de un espacio para la o p in ión pública política, diferencia de sí un espacio para la p ercepción, identificación y tratamiento de problemas concernientes a la sociedad glo­ bal. Todo ello en consideración el surgim iento de una sociedad p olicéntrica de grandes orga­ nizaciones, en la que la influencia y el p od er político pasan a actores colectivos y cada vez pueden ser m enos adquiridos y ejercidos por los individuos. Véase H ab erm as, J.: Fatticidad y validez, traducción c introducción de M . Jim én ez Redondo, Madrid, Trotta, 1998, Cap. VII («Política deliberativa: un con cep to procedim ental de la dem ocracia»), págs. 363 y sigs.

Sin embargo, subraya Haberrnas, su análisis ponen de relieve el círculo vicioso en que se ve atrapado, Por una parte, se atiene a la tesis de que las reglas morales que hacen posible la solidaridad orgánica, en el estado normal, dimanan por sí solas de la división del trabajo. Pero, por otra, explica el carácter disfuncional de determ i­ nas formas de división del trabajo por la ausencia de tales regulaciones normativas: lo que echa en falta es la sujeción de los ámbitos de acción funcionalmente especi­ ficados a normas m oralm ente vinculantes: En todos estos casos-afirm a Durkheim-, si la división del trabajo no produce la solidaridad es que las relaciones entre los órganos no están regladas, es que se encuentran en un estado de anomia. Durkheim no pudo resolver esta paradoja. Opta por huir hacia delante y, como dem uestra el prólogo a la segunda edición y las posteriores lecciones sobre ética profesional, plan­ tea la exigencia de que la estructuración del m oderno sistema de ocupaciones por profesionales debería constituirse en punto de partida de unas regulaciones norma­ tivas justificadas en térm inos universalistas ,16. El recurso argum entativo de Durkheim se centra en la distinción entre división «normal» del trabajo social y di­ visión «patológica» del trabajo. Pero cuando «lo patológico» se generaliza como fue el caso harto significativo y relevante de la «cuestión social obrera» no puede reconducirse sim plem ente al «campo de lo excepcional y de lo irregular o anor­ mal» un hecho social disfuncional que se convirtió, sin duda, en estructural y caracterizador de la división capitalista del trabajo social en una determ ina fase de su desarrollo. Es aquí como se aprecian los límites intrínsecos de una visión natura­ lista de la división del trabajo, la cual exige formas institucionales de organización y corrección del proceso de modernización. Esto es, un «capitalismo organizado» mediante interuencionés aparentemente «externas» a su dinámica funcionamiento, lo que está en la base de la formación de la form a política del «Estado social» y de la de­ mocracia d e masas. Todo ello sin perjuicio de la utilidad de las dim ensiones pluralistas de la teoría de Durkheim, el cual estaba conforme con la domesticación del sistema económico a través de las políticas públicas y del Derecho del Estado Social, pero no veía la solución en las regulaciones desde arriba de carácter paternarlista (Durkheim no expreso simpatía alguna con cualquiera de las fórmu­ las de «partemalismo»). Unido a esa desconfianza defendería como vimos antes las formas de Derecho social profesional, que en n o poco se aproximarían a ciertas propuestas del Derecho social 117, e incluso del Derecho reflexivo legal, como for-

1,6 Véase H a b e r m a s , J.; Teoría de ¡a acción comunicativa. II, c it, págs. 166-167. 117 Véase G u k v it c h , G .: La idea del derecho social, traducción y Estudio prelim inar de J. L. M onereo Pérez y A. Márquez Prieto, Granada, Editorial Comares, 2005; ID.: Elementos de socio­ logía jurídicaj edición y Estudio preliminar de J. L. M onereo Pérez, Granada, Editorial Gomares,

2001 .

m a de D erecho que im pulse los procesos de au to rreg u lac ió n social ll8, La potenciación de las corporaciones o grupos profesionales tiene en él la pretensión de buscar un equilibrio entre las fuentes heterónom as y las autónomas, con la fina­ lidad de favorecer la creación de las condiciones efectivas de la integración y la co­ hesión social.

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En el presente volumen reunimos y damos a la publicidad por separado algu­ nos estudios de E m il io D u r k h e im aparecidos no hace mucho en la Revue de Métaphysique el de Morale y en el Bulleíin de la Sociéíé Frangaise de Philosophie. Estos es­ tudios tienen como carácter que les es com ún el de aclarar aquello que pensaba Durkheim, no sólo acerca de tal o cual problem a sociológico particular sino más ampliamente sobre los problemas generales que preocupan de ordinario a los filó­ sofos: relaciones entre la materia y el espíritu, entre la conciencia y la naturaleza, entre la razón y la sensibilidad; y muestran, por lo tanto, en qué sentido y en qué m edida lá sociología renueva la filosofía. Puesto que existe hoy el propósito de dar a la sociología un lugar más amplio, no solamente en nuestros liceos y colegios sino también en nuestras escuelas nor­ males, nos ha parecido que esta recopilación podría proporcionar particulares ven­ tajas: ofrecer oportunam ente para la enseñanza de esta disciplina orientaciones y temas de discusión. Durkheim, como continuador de la obra de A u g u st o C o m t e , experim enta la necesidad de especializarse, de limitar desde el comienzo el campo de sus estudios. La sociología no podrá progresar mientras no se multipliquen, según las normas que sigue toda ciencia, tanto las investigaciones objetivas como las investigaciones específicas. El precursor, arrastrado por una ambición grandiosa, ha hablado con entu­ siasmo de la Hum anidad en general. Sin preguntarse si no debía distinguir los di­ versos tipos de sociedad y las distintas formas de evolución, ha abarcado en su au­ daz síntesis todas las categorías de hechos sociales. A sus continuadores correspon­ de ser más modestos: cada uno de ellos debe circunscribirse, para hacer avanzar la ciencia, a una serie particular de problemas.

Sometiéndose a esta ley, Durkheim ha concentrado su atención sobre los pro­ blemas morales. Desde la División del trabajo social hasta Formas elementales de la vida religiosa, pasando por su obra El suicidio, su preocupación cardinal se ha concentra­ do en el propósito de hacer com prender la esencia de la moralidad, el papel que desempeña en las sociedades, la m anera cómo ella se forma y se desenvuelve allí al expresar sus aspiraciones. Todos los estudios de Durkheim se relacionan, más o menos directamente, con la sociología moral. Debe advertirse claram ente, no obstante, que estos estudios, según su manera de pensar, no deben perm anecer como concepciones teóricas. Su suprem a ambición ha sido alcanzar conclusiones prácticas, es decir, dar orientacio­ nes a la acción social. Para lograr este propósito no tenía ante sus ojos otro camino que el de la ciencia positiva. Tanto en la discusión sobre la Determinación del hecho moral como en la intro­ ducción de la División del trabajo, puede verse la constante preocupación que Durkheim tiene de evitar el misticismo, como u n abismo en el cual amenaza zozo­ brar la razón humana; de refutar, por los resultados mismos de sus investigaciones, a aquellos que repiten que en m ateria de moral la ciencia está en bancarrota; y de presentar, en fin, la conciencia como un basam ento de hechos establecidos por la observación positiva. En este sentido, podría sostenerse que la voluntad de Durkheim es la de hablar, aun en materia moral, con u n lenguaje de estudioso especializado, no con un lenguaje de filósofo. Por lo tanto, Durkheim debía ir directam ente a considerar desde su particular punto de vista los grandes problemas generales que no pueden eludirse, puesto que la sociología debía justificar su derecho a la existencia, 110 sólo en cuanto a las in­ vestigaciones positivas sino también respecto a la discusión de los principios. Sería raro, en efecto, que una ciencia en estado naciente no fuera obligada a filosofar para fundam entar su posición, para afirm ar su categoría, desde que invita a los es­ píritus a pensar acerca de las relaciones de todas las ciencias entre sí, de las dife­ rencias de métodos, de la jerarquía de las formas del ser, asuntos todos que exigen una filosofía. Por otra parte, a m edida que se desarrollaban sus investigaciones, Durkheim presentía que las mismas le conducirían no sólo a hacer com prender m ejor el pa­ pel y el valor de tal regia o de tal disciplina moral, sino también a concebir de un modo nuevo las relaciones de la conciencia y de la misma razón con la naturaleza. Una explicación del dualismo que es el carácter propio del ser humano, tomaba forma en su pensamiento. Durkheim dejó entrever las condiciones generales a las que tendía, y así ha nacido lo que hoy se llama frecuentem ente «sociologismo», es­ fuerzo filosófico para coronar los estudios especiales, objetivos y comparativos, a

los que se consagran los sociólogos, mediante una teoría explicativa del espíritu hu­ mano. La publicación de los artículos que hemos reunido en el presente volumen terminará de disipar, posiblemente, un cierto núm ero de equívocos a que han dado lugar las tendencias de este sociologismo. De un modo particular, se podrá ver hasta qué punto el sociologismo se en­ cuentra alejado del materialismo, y aun del organicismo y del utilitarismo social, con los cuales se ha intentado algunas veces confundirlo. En este punto, se ha perm itido abusar de ciertas fórmulas tajantes desglosadas de las Reglas del método sociológico. Cuando Durkheim nos invita a tratar los hechos sociales «como cosas», procura ayudarnos a desprendernos de toda «prenoción», con el fin de advertirnos que no es posible que nos inclinemos a nuestro propio favor o que consultemos nuestros sentimientos al tratar de establecer la esencia, los orígenes y las funciones de las diversas instituciones humanas; es decir, que no in­ tenta retrotraer las leyes del desarrollo de dichas instituciones humanas a las leyes de la materia, ni explicar en todo y por todo el interior por el exterior, lo superior por lo inferior. Bien por el conlrario, Durkheim es uno de los que más se esfuerzan en insistir sobre el hecho de que la sociedad es «ante todo un conjunto de ideas». El mismo dirá, en efecto, que la sociología debe centrar su atención no sólo sobre las formas materiales sino también sobre los estados psíquicos, y que dicha disciplina es, en definitiva, un estudio de la opinión. Los hom bres se hallan ligados p o r sus respecti­ vas conciencias, y las creencias colectivas constituyen el nudo vital de toda socie­ dad. Es en sus primeros trabajos donde Durkheim gusta de insistir precisamente acerca de la estrecha relación que existe entre las creencias colectivas y la forma misina del medio social. Según que los grupos sean más o menos numerosos, se­ gún que la densidad y la movilidad de los individuos resulten más o menos gran­ des, así varían las relaciones entre las conciencias individuales y la conciencia co­ lectiva, y así también se hacen menos pesadas las creencias que esta última consa­ gra y concluyen por proporcionar un lugar al culto de la persona humana. La «morfología social» tiene, pues, su palabra que decir para explicar esta evo­ lución. Para las representaciones colectivas, una vez constituidas, queda el combi­ narse, el atraerse o repelerse según las leyes psicológicas que les son propias. Durkheim se ha preocupado mucho de recordar que las creencias religiosas de los hombres y, con mucha más razón, sus mismas ideas científicas, están bien lejos de consistir en puros y simples reflejos de formas sociales. Tan es así, que se aparta

cuanto le es posible de pretender im ponerle a la sociología las explicaciones de tipo y de tendencia materialistas. El ya antiguo artículo que reproducim os aquí, Representaciones individuales y re­ presentaciones colectivas, pone muy en evidencia esta tendencia antimaterialista, lo cual habría debido ahorrar a ciertos críticos errores harto groseros. No conocemos una refutación más vigorosa del atomismo en psicología que la que Durkheim efectúa: dem uestra, en efecto, de m anera term inante, lo vano de toda tentativa para atri­ buir idea a la célula. Por otra parte, la existencia misma de la m em oria es suficiente, a ese respecto, para establecer, en opinión de Durkheim, que la vida representativa no es inheren­ te a la m ateria nerviosa, desde que tiene sus peculiares maneras de ser, en virtud de las que subsiste, es decir, por sus propios medios. Sufre, así, la influencia y revela la existencia, no de tal o cual elem ento cerebral en particular, sino del conjunto de elem entos cerebrales, de las reacciones que unos ejercen sobre otros, o sea, de su vida en común. De ahí, entonces, que en todas partes donde haya vida en común, los efectos excedan y desborden las propiedades de los elem entos particulares: la síntesis es creadora. He aquí la razón de por qué, lo mismo que el conocimiento de lo que pasa en las células cerebrales no nos dará la clave de las representaciones individuales, tampoco el conocim iento de aquello que pasa en las conciencias indi­ viduales nos dará la clave de las representaciones colectivas: aquí, como allá, es ne­ cesario contar con que el todo ajusta las partes. A nuestro juicio, tocamos con esto un punto central de la filosofía de Durkheim. Del mismo modo que para un T a r d e la idea maestra, la idea modelo, es aquella del contagio biológico -creencias y deseos que pasan de alma en alma, como los mi­ crobios pasan de organismo en organism o-, así también para un Durkheim la idea maestra, la idea modelo, es aquella de la síntesis química, que produce fenómenos de una naturaleza tal que las propiedades de los elementos aislados no pueden ha­ cer prever. Al discutir los reproches de materialismo que se le habían dirigido de m anera tan ligera, Durkheim hace observar cómo había retenido la lección de R f.n o u v ier ., según la cual el todo es más que las partes. Habría podido agregar, sin duda, que el propio Augusto Comte, cuyos pasos y program a sigue una vez más, no ha intentado nunca, por su parte explicar lo superior por lo inferior. A despecho de interpretaciones más arraigadas todavía, el positivismo no tie­ ne nada de monismo. A cada estado del ser aparecen formas nuevas que, p o r su originalidad, merecen ser estudiadas p o r métodos especiales. Del mismo modo que la química no proporcionará la clave de la biología, la biología no dará tampoco la clave de la sociología. Sobre este punto, la filosofía de Augusto Comte se halla muy

próxim a - n o obstante todo lo que por otros conceptos los separa- de la que profe­ saba E m il io B o u t r o u x , que fuera maestro de Durkheim en la Escuela Normal. Las dos enseñanzas convergían para hacer com prender a Durkheim aquello que él mis­ mo llama la «contingencia de las formas superiores de lo real» y colocarlo en posi­ ción de reclam ar para la vida colectiva esa autonomía relativa que es necesaria y suficiente para salvaguardar los derechos del espíritu. Si en el orden de la filosofía teórica, Durkheim se rehúsa a suprimir la origi­ nalidad de la vida espiritual, con m ucha mayor razón se halla dispuesto a sostener­ la en el orden de la filosofía práctica. Es esta convicción la causa profunda de la oposición que ha manifestado siem­ pre en m ateria moral contra las tendencias puram ente utilitarias, como asimismo es el motivo de las limitaciones que ha introducido a la tesis organicista. Cuando se le oye repetir a Durkheim: «la moral comienza donde comienza la incorporación a un grupo», cuando se le ve subordinar los deberes personales a los deberes sociales y demostrar, finalmente, que la consigna primordial para el hom­ bre es hoy la de cumplir correctam ente su tarea profesional, numerosos espíritus concluyen pensando que su doctrina tiende a reducir los individuos a la mera fun­ ción de órganos, y que las reglas morales perseguirían, por sobre todas las cosas, según su opinión, el propósito de m antener la cohesión, la supervivencia, la vida, en una palabra, de esos grandes organismos que son los seres sociales. El pensam iento de Durkheim es singularmente más complejo y más elevado. Se lo com prendió claramente cuando comunicó al Congreso de Bolonia sus pene­ trantes observaciones acerca del origen y la función de los Juicios de valor. La autori­ dad de que están revestidos, su tendencia a imponerse, su mismo esfuerzo hacia la universalidad, son todas circunstancias que evidencian que, a su criterio, tales ju i­ cios expresan algo más que las meras propiedades reales de los objetos o que las preferencias personales de los sujetos. Los imperativos que de tal modo prestan je ­ rarquía a las cosas como a las personas, tanto en el orden estético como en el or­ den económico, en el orden religioso como en el propiam ente moral, todos ellos son expresiones de la voluntad colectiva. ¿Quiere decir, entonces, que ésas manifestaciones de la voluntad colectiva no tienen otro objeto que asegurar la cohesión del grupo para así conservar mejor su vida? La vida que dicha voluntad colectiva conserva no es una vida cualquiera, sino que es una vida espiritual que perm ite a los miembros de la sociedad hacer predo­ m inar en ellos, como lo ha sostenido el propio Augusto Comte, la hum anidad so­ b re la animalidad. lie aquí cómo lo afirma Durkheim, con insuperable claridad: «La sociedad no es un sistema de órganos y de funciones... Ella es el hogar de una vida moral». Más

aún, observa que la sociedad como tal disminuye cuando no se ve en ella más que un cuerpo organizado con vistas a ciertas funciones vitales. «Su verdadera función -a ñ a d e - es la de crear el ideal». De tal modo, pues, la sociedad constituye el medio original en el cual la naturaleza no aparece sino para superarse en cierto modo a sí misma. Desde este punto de vista, la sociedad no debe considerarse como una mera fuerza de presión, sino que es ante todo para el individuo un medio de elevación. En las disciplinas que le im ponen las exigencias de la vida en común, el alma del hom bre halla también su ventaja, ya que podría decirse -re to m a n d o y trasladando la imagen de K ant- que sin ese clima, sin ese medio, sin esa atmósfera, no hubiera logrado jam ás desplegar sus alas, no habría sido capaz de volar. Su propia depen­ dencia es, pues, liberadora. En los primeros capítulos de su obra División del trabajo social, Durkheim se re­ husaba n o hace mucho a aceptar que el valor de una regla moral, como la regla del deber profesional, tenga por fin dom inante el de promover la civilización. Pero es evidente, por los ejemplos que elige, que entendía todavía por civilización la multi­ plicación de los bienes materiales y que se rehusaba, por lo tanto, a medir la mora­ lidad por estas ventajas utilitarias, aun cuando fuesen colectivas. Las cosas cambian si se entiende p o r civilización el conjunto de bienes espiri­ tuales, es decir, de los instrum entos de perfeccionamiento personal al propio tiem­ po que de com unión social. Durkheim aceptaría, entonces, que la sociedad tiene por función sostener la civilización y que su papel esencial es hacer posible el adve­ nim iento de la hum anidad, al preparar las condiciones necesarias para el desarro­ llo de la vida espiritual. Estas breves notas son suficientes para que se aprecie a qué distancia se en­ cuentra la filosofía de Durkheim de la de los filósofos materialistas y organicistas, no obstante las tentativas hechas para aproximarla. Entendido de este modo, el sociologismo durkeim iano es más bien un esfuer­ zo para fundar yjustificar, de un m odo nuevo, las tendencias espiritualistas. G. Bouglé

C A P Í T U L O P R IM E R O R E P R E S E N T A C IO N E S IN D IV ID U A L E S Y R E P R E S E N T A C IO N E S S O C IA L E S

í SOCIOLOGÍA Y PSICOLOGÍA

Si b ie n la a n a lo g ía n o es u n m é to d o d e d e m o stra ció n p ro p ia m e n te d i­ ch o , es, sin e m b a rg o , u n p ro c e d im ie n to a u x ilia r ilustrativo y de ve rific ac ió n q u e p u e d e b rin d a r p ro v ech o sa u tilid a d . E n tal sen tid o , resu lta d e sd e to d o p u n to in tere sa n te in vestig ar si u n a ley, e stab lec id a p ara un d e te rm in a d o o rd e n d e h e ch o s, se v e rifica ta m b ién , mulatis muiandis, p a ra o tro s ó rd en es. E sta v e rific a c ió n p u e d e servir a sim ism o p a r a c o n firm a r la ley y, al p ro p io tiem p o , p a ra h a c e r c o m p re n d e r m e jo r sus alcan ces. L a a firm a c ió n a n te rio r e q u iv a le a d ecir, e n otras p alab ras, q u e la analo g ia es u n a fo rm a leg ítim a d e c o m p a ra c ió n , y q u e la c o m p ara c ió n es el ú n ic o m e d io p rá c tic o d e q u e d isp o n e m o s p a ra h a c e r in telig ib les las cosas. E l e rro r d e los so ció lo g o s b io lo g istas n o con siste e n h a b er u sad o la an a ­ lo g ía , sin o en h a b e rla e m p le a d o m al. E llo s h a n q u e rid o , en e fec to , n o sola­ m en te c o n tro la r las leyes d e la s o c io lo g ía p o r las d e las b io lo g ía , sin o in d u ­ cir las p rim e ra s d e las seg u n d as. P e ro d ic h a s in d u c c io n e s resu ltan ca re n tes d e valor, p o rq u e si b ie n las leyes d e la vid a vu elven a e n co n tra rse e n la so ­ c ie d a d , tal o c u rre b a jo fo rm a s n u e va s y c o n ca ra cte res e sp ec ífic o s q u e la a n a lo g ía n o p e rm ite co n je tu rar, y m en o s a ú n alcan zar, sino p o r la o b se rva ­ c ió n d ire cta . P e ro si se h a co m en zad o p o r d e te rm in a r, c o n la ayu d a de p ro c e d im ie n ­ tos so c io ló g ic o s, ciertas c o n d ic io n e s d e la o rg a n iz a c ió n so cial, d e b e a d m i­ tirse e n to n c e s c o m o p e rfe c ta m e n te le g ítim o e x a m in a r c o n secu e n te m en te si p re se n ta n o n o sim ilitu d e s p a rtic u la re s c o n las c o n d ic io n e s d e la o rg a n i­ z ació n a n im a l, q u e el b io lo g ista h a fy a d o ya p o r su p arte. D e n tro d e este o rd e n d e id eas, se p u e d e p re v e r m ás a ú n , es d ecir, q u e todas las o rg a n iz a c io n e s ten gan e n tre sí ca ra c te res c o m u n e s, cu yo descub rim ie n to se ría d e u n a e vid en te u tilid a d .

D e estas re la c io n e s h a d e resu ltar, sin d u d a , m ás n atu ral in vestig a r las a n a lo g ía s q u e p u e d e n e x istir e n tre las leyes so c io ló g ic a s y las leyes p sic o ló ­ g ica s, p o rq u e las m ateria s q u e resp e ctiva m en te tratan se h a lla n m ás in m e ­ d ia ta m en te p ró x im a s u n a d e otra. L a v id a .c o le c tiv a , c o m o la vid a m en tal d e l in d ivid u o , está h e c h a , e n e fecto , d e re p re se n ta c io n e s, y es p resu m ib le p o r e llo q u e re p re se n ta c io n e s in d ivid u ales y re p re se n tacio n es so ciales sean , e n c ie rto m o d o , c o m p a ra b le s. V am os a e n sa ya r la d e m o stra c ió n de q u e tan to u n as co m o o tras m an ­ tie n e n la m ism a re la c ió n co n su resp ectivo su b strato. P e ro esta a p ro x im a ­ c ió n , lejo s d e ju s tific a r la c o n c e p c ió n qu e re d u c e la so cio lo g ía a n o se r sin o u n c o ro la rio d e la p sic o lo g ía in d ivid u al, p o n d rá d e relieve p o r el c o n tra rio la in d e p e n d e n c ia relativa d e esos dos m u n d o s y d e esas dos cien cias.

II LA TEORÍA EPIFENOM ENISTA

L a c o n c e p c ió n p sic o ló g ic a d e H uxley y d e Maudsley, q u e re d u c e la c o n c ie n c ia á n o se r sin o u n e p ife n ó m e n o d e la vid a física, ap en as si c u e n ta ya c o n d e fe n so re s. L a rech a z an fo rm a lm e n te a u n lo s rep re se n tan te s m ás a u to riz ad o s d e la e sc u e la p sico fisio ló g ica , y se e sfu erzan p o r m o stra r q u e n o está in c lu id a e n m o d o a lg u n o en sus p rin c ip io s. L a n o c ió n c a rd in a l d e ese sistem a es, e n e fe c to , p u ram e n te verb al. E x iste n , e n v e rd a d , fe n ó m e n o s d e u n a in flu e n c ia m uy red u c id a, es d e ­ cir, q u e n o a fec ta n sin o d é b ilm e n te los o tro s fe n ó m e n o s circu n d an tes. P e ro la id e a d e u n fe n ó m e n o c o n c u rre n te sin n in g ú n e fecto , q u e n o p ro d u z c a a b so lu tam e n te n ad a, c a re c e d e to d o se n tid o p o sitivo . L as m ism as m e tá fo ra s q u e los te ó rico s d e d ich as escu elas e m p le a n tan fre c u e n te m e n te p a r a e x p o n e r sus p e n sa m ie n to s, se vu elven c o n tra ello s. D ic e n , así, q u e la c o n c ie n c ia es u n sim p le re fle jo d e p ro ceso s c e re b ra le s su b yacen tes, u n m e ro d e ste llo q u e n o fo rm a p a rte in trín seca d e eso s p ro ­ ceso s. P e ro u n d e ste llo n o es la n ad a. P o r el c o n tra rio , es u n a re a lid a d q u e a te stig u a su p re se n c ia m ed ia n te efecto s esp ecia les. L o s o b jeto s n o so n lo s m ism os n i tie n e n la m ism a acción , seg ú n se en ­ c u e n tre n en la luz o e n la so m b ra; sus p ro p io s caracteres p u e d e n e n c o n ­ trarse a lterad o s p o r la lu z q u e ello s re c ib e n . D e l m ism o m o d o , e l h e c h o d e co n o ce r, a u n q u e sea im p e rfe c ta m en te, el p ro c e so o rg án ico en el q u e se e la ­

b o ra la e se n c ia d e l h e c h o p síq u ic o , co n stitu ye u n a n oved ad n a d a d e sp re ­ c ia b le , p u esta de relie ve p o r m an ife stacio n e s b ie n p ercep tib les. C u a n to m ás se d e sa rro lla e n n o so tro s esa fa c u lta d de c o n o ce r, tan to m ás p ie rd e n los m o vim ien to s d e l su jeto ese au to m a tism o qu e es la ca ra c te ­ rística d e la vid a física. U n a g e n te d o ta d o d e c o n c ie n c ia n o se c o n d u c e , e n e fecto , co m o u n se r cu ya activid ad q u e d a re d u c id a a u n sistem a d e reflejo s; vacila, tan tea, re fle x io n a , y es p rec isa m en te p o r esta p a rticu la rid a d q u e se le re c o n o c e . P o r o tra p arte, la e x c ita c ió n e xterio r, en lu g a r d e tran sform arse in m e ­ d ia ta m en te en m o vim ie n to , es d e te n id a y so m e tid a a u n a e la b o ra c ió n sui generis, tra n sc u rrie n d o u n tiem p o m ás o m e n o s la rg o antes d e q u e a p a re z ­ c a la re a c c ió n m otriz. E sta in d e te rm in a c ió n re la tiv a n o existe a llí d o n d e n o e xiste co n c ie n c ia : y, a d em ás, a u m e n ta c u a n d o c re c e la co n cien cia. E s d ecir, p u es, q u e la c o n c ie n c ia n o tien e d e n in g ú n m o d o la in ercia q u e se h a in ­ te n tad o atrib u irle. ¿C ó m o p o d ría ser, p o r lo d em ás, d e o tra m a n e ra ? T o d o lo q u e es, e x is­ te d e u n a m an e ra d e te rm in a d a y d e n e p ro p ie d a d e s características. P e ro to d a p ro p ie d a d se tra d u ce p o r m an ife stacio n e s q u e n o se p ro d u ciría n si a q u é lla n o existiera; lu e g o , es p o r esas m a n ife sta c io n e s q u e tal p ro p ied ad se d e fi­ n e. P o r lo tan to, d ése e l n o m b re q u e se q u ie ra a la co n cien cia, el h e c h o es q u e p o se e caracteres sin los cu ale s n o se ría re p re se n ta b le en el e sp íritu y, en c o n se c u e n c ia , d e sd e e l m o m e n to q u e la c o n c ie n c ia existe, las cosas n o p o d ría n p a sar co m o sin o e xistiese. L a m ism a o b je c ió n p u e d e tam b ién p re se n ta rse b ajo la fo rm a sig u ie n ­ te: E s u n lu g a r co m ú n d e la c ie n c ia y d e la filo so fía q u e toda co sa se h a lla su je ta al devenir; p e ro c a m b ia r es p ro d u c ir e fecto s. E l m óvil m ás pasivo n o d e ja d e p a rtic ip a r activam en te en e l m o vim ien to q u e recib e, a u n q u e n o sea m ás q u e p o r la resisten cia q u e o p o n e ; su v e lo c id a d y su d ire cció n d e p e n ­ d e n en p arte d e su p e so , de su co n stitu ció n m o le c u la r, etc. Si to d o c a m b io su p o n e p u es, en lo qu e cam b ia, u n a c ie rta e fic a c ia causal, y si, e n c o n se ­ cu en c ia , la co n c ie n c ia , u n a vez p ro d u c id a , es in cap az de p ro d u c ir n ad a, q u ie re d e c ir q u e a p a rtir d e l m o m e n to q u e existe q u e d a fu era d e l devenir, esto es, d e to d a tra n sfo rm a c ió n fu tu ra ; o lo q u e es lo m ism o, p e rm a n e c e ría co m o es, tal cu al es, d e te n ie n d o to d a la serie d e tran sfo rm acio n es d e la cu al la c o n c ie n c ia fo rm a p a rte. M ás aú n , n o h a b ría m ás n ad a, se ría e n c ie rto sen tid o e l té rm in o e x tre m o d e la re a lid a d , Jinis ultimus nalurae. N o h a y n ec e sid a d d e h a c e r re sa lta r q u e u n a tal n o ció n n o p u e d e n i siq u ie ra c o n ce b irse : c o n tra d ic e lo s p rin c ip io s d e to d a cien cia. L a m a n e ra

c ó m o se e x tin g u e n las re p re se n ta c io n e s resu lta ig u a lm e n te in in te lig ib le d e sd e este p u n to d e vista, ya q u e u n co m p u e sto q u e se d isu elve es sie m p re , e n c ie rto m o d o , fa c to r d e su p r o p ia d iso lu ció n . S e ría s u p e rflu o d isc u tir m ás la rg a m e n te u n sistem a q u e , c o n sid e ra d o al p ie d e la letra, es c o n tra d ic to rio en sus té rm in o s. D esd e qu e la o b se rva ­ ció n d e sc u b re la e x iste n c ia d e u n o rd e n d e fe n ó m e n o s llam ad o s « re p re ­ sen ta c io n es» , q u e se d istin g u e n d e los o tro s fe n ó m e n o s d e la n atu rale za en virtu d d e ca ra c te res p a rtic u la re s, resu lta c o n tra rio a to d o m éto d o el tratar­ lo s c o m o si n o e xistieran . Sin d u d a , tales fe n ó m e n o s tie n e n cau sas q u e los p ro d u c e n ; p e ro , a su vez, e llo s so n causas d e o tro s fe n ó m e n o s. A sí, la vid a n o es sin o u n a c o m b i­ n a c ió n d e p a rtíc u la s m in e ra le s; p e ro n a d ie p re te n d e p o r eso c o n sid e ra r la v id a co m o u n e p ife n ó m e n o d e la m a te ria b ru ta. M as es e vid e n te q u e u n a vez qu e e l p rin c ip io h a sid o e stab lecid o , es n e c e sa rio a c e p ta r to d as su s c o n se c u e n c ia s ló g icas. A l resp ecto , h a y u n a , y fu n d a m e n ta l, q u e p a r e c e h a b e r e sc a p a d o a n u m e ro so s p sicó lo g o s y q u e n o so tro s vam o s a p ro c u ra r p o n e r e n claro . H a v e n id o a se r casi c lásic o e l re d u c ir la m e m o ria a n o ser o tra cosa q u e u n h e c h o o rg á n ic o . S e so stie n e q u e la re p re se n ta c ió n n o se c o n se rv a p o r sí m ism a, es d ecir, q u e c u a n d o u n a se n sa c ió n , u n a im agen , u n a id ea , h a c e sa d o d e e star p re se n te e n n o so tro s, c e sa in stan tá n e a m e n te d e existir, sin d e ja r d e e lla n in g ú n rastro . E n tal caso , tan só lo la im p resió n o rg á n ic a q u e h a p re c e d id o a d ic h a re p re se n ta c ió n n o d e sa p a re c e ría p o r co m p le to , esto es, su b sistiría u n a c ie rta m o d ific a c ió n d e l e le m e n to n ervio so , q u e lo d e ja ría p re d isp u e sto p a ra v ib ra r n u e v a m e n te , tal co m o h a vib rad o u n a p ri­ m e ra vez. Q u e u n a ca u sa c u a lq u ie ra lle g u e e n to n c e s a e xcitarlo y la m ism a v ib ra c ió n se re p ro d u c irá , re a p a re c ie n d o ta m b ién p o r re a c c ió n en la c o n ­ c ie n c ia e l estad o p síq u ic o q u e ya se h a b ía p ro d u c id o , e n las m ism as c o n d i­ c io n e s, c u a n d o la p rim e ra e x p e rie n c ia . H e a h í, p u es, d e d ó n d e p ro v e n d ría y e n q u é co n sistiría e l re c u e rd o . S e ría , d e tal m o d o , u n a v e rd a d e ra ilu sió n , cu ya ren o v a c ió n n os p a re c e ría u n a re v iv ificació n a n te rio r. E n re a lid a d , si la te o ría es e x a c ta , el h e c h o d e b e co n stitu ir u n fe n ó m e ­ n o c o m p le ta m e n te n u evo . N o es, e n e fecto , la m ism a sen sació n q u e se d es­ p ie rta d e sp u és de h a b e r p e rm a n e c id o c o m o a le ta rg a d a d u ran te u n tiem ­ p o , sin o q u e es, p o r el c o n tra rio , u n a sen sació n en te ram e n te origin al, p u esto q u e n o q u e d a n ad a d e a q u e lla q u e h a b ía te n id o lu g a r p rim itiva m en te . Y n o so tro s c re e ría m o s re a lm e n te q u e n o la h a b ía m o s e x p e rim e n ta d o ja m á s si, en virtu d d e u n m e c a n ism o b ie n c o n o c id o , la sen sació n n o se h u b ie ra

lo c a liz ad o p o r sí m ism a e n la m ateria . A q u e llo q u e sí es lo mismo en las dos e x p e rie n c ia s es el estad o n erv io so , c o n d ic ió n tanto d e la seg u n d a re p re ­ se n ta c ió n co m o de la p rim e ra . E sta tesis 110 es so la m e n te la q u e so stien e la e scu e la p sico fisio ló g ica, sin o q u e está ad m itid a e x p líc ita m e n te p o r n u m ero so s p sicó lo gos qu e c re e n e n la re a lid a d de la c o n c ie n c ia y q u e lle g a n a u n a ver en la vid a co n scien te u n a fo rm a e m in en te d e la re a lid a d . « C u an d o n o so tro s -d ic e al resp e cto L e ó n D u m o n t - n o p e n sa m o s m ás a c e rc a d e u n a id ea , esta id e a n o existe sin o al estad o p o ten cial; e n este estad o, u n a so la d e sus co n d icio n es se m an ­ tien e p e rm a n e n te y sirve p a ra e x p lic a r có m o , c o n la co n c u rre n cia d e otras c o n d ic io n e s, la m ism a id e a p u e d e ren o varse», U n re c u e rd o resu lta así «de la c o m b in ac ió n de dos e le m e n to s: a) u n a m a n e ra d e se r del o rg an ism o ; b) u n a fu e rz a co m p le m en ta ria p ro v e n ie n te d e afu era» l . R á b ie r escrib e casi e n los m ism os térm inos: «L a co n d ició n d el re c u e rd o es u na excitación n u eva q u e, añ ad ién d o se a las co n d ic io n es q u e con stitu yen el hábito, tiene p o r e fec­ to re sta b le c e r u n estad o d e los c e n tro s n ervioso s (im p resió n ) sem ejan tes, a u n q u e o rd in a riam e n te m ás d é b il qu e a q u ella q u e h a p ro vo cad o el estad o d e c o n c ie n c ia p rim itivo» 2. W j l l i a m Jam es es to d a vía m ás fo rm al: «El fe n ó ­ m e n o d e l re c u e rd o - d ic e - n o es en fo rm a a lg u n a u n h ech o de o rd e n m en ­ tal (il is not fací of the mental order at all). E s u n fe n ó m e n o psíq u ico p u ro , un estad o m o rfo ló g ic o q u e co n siste e n la p re se n c ia d e ciertas vías de co n d u c ­ ció n d e n tro de la in tim id a d d e los tejid o s c e re b ra les» 3. L a rep re se n tació n , en c o n se c u e n cia , re sp o n d e a la re e xcitació n d e la re g ió n afecta d a d el m ism o m o d o co m o h a re sp o n d id o a la p rim era e xc ita ­ ció n ; p e ro e n el in tervalo , la re p re se n ta c ió n h a d e ja d o co m p letam en te d e existir. N ad ie insiste m ás viva m en te qu e Ja m e s so b re la d u alid ad de los do s e stad o s so b re su h e te ro g e n e id a d . N ad a hay d e c o m ú n en tre am b os estad os, salvo los rastros d ejad o s e n e l c e re b ro p o r la e x p e rie n c ia an terior, p a ra h a ­ c e r m ás fá c il y ráp id a la sig u ie n te L as co n secu e n cia s, p o r o tra p a rte, su r­ g en ló g ica m en te d el p rin c ip io m ism o q u e lo e xp lic a . P e ro , ¿có m o n o a d v e rtir q u e se re to rn a d e este m od o a la te o ría d e M au dsley, te o ría qu e ya se h a b ía rech a z ad o n o sin d esd én ? 5.

1 L e ó n D u m on t: De l ’habitude, e n Revue Philosophique, I, pp. 350-1. 2 R abier: Le(ons dephilosophie, I, p. 164. 3 W iu ja m Jam es: Principies o f Psychology, I, p. 655.

4 Ibid., p. 656. 5 Ibid., pp. 188-145.

S i la vid a p síq u ica , a ca d a in stan te , co n siste e xclu sivam e n te en los esta­ d o s actu ales q u e se o fre c e n a la c o n c ie n c ia lú cid a, e llo eq u ivale tan to c o m o d e c ir q u e q u e d a re d u c id a a n ad a. E n e fe c to , se sab e q u e e l c a m p o d e o b ­ serva ció n d e la c o n c ie n c ia , c o m o d ic e W undt , tie n e m u y p o c a e x te n sió n : se p u e d e n c o n ta r sus e le m e n to s. S i d ic h o s e le m e n to s e stá n c o n stitu id o c o n sig u ie n te m e n te tan só lo p o r los fa c to re s p síq u ico s d e n u e stra c o n d u c ­ ta, n e c e sa rio es a d m itir q u e ésta q u e d a p o r e n te ro c o lo c a d a b a jo la e x c lu si­ va d e p e n d e n c ia d e causas p síq u icas. D e este m o d o , a q u e llo q u e n o s g o b ie rn a 110 so n las p o c a s id ea s q u e o c u p a n e n e l in stan te p rese n te n u e stra a te n c ió n , sino, p o r el c o n tra rio , so n los resid u o s d e ja d o s p o r n u e stra v id a a n te rio r. S o n éstos las c o stu m b res a d ­ q u irid a s, los d iversos p re ju ic io s, las d istin tas te n d en cia s q u e n os m u e v e n , to do s ello s a c tu an d o sin q u e n o so tro s m ism o s n os d em o s cu en ta , es d ecir, en u n a p a lab ra , to d o cu an to co n stitu y e n u e stro ca rá c te r m o ral. S i to d o esto n o es m en tal, si el p asad o n o so b rev iv e e n n o so tro s sin o b a jo fo rm a m ate ­ rial, co n clu y a m o s q u e es c ie rta m e n te el c u e rp o el q u e g o b ie rn a al e sp íritu . P o rq u e , en v e rd ad , a q u e llo q u e la c o n c ie n c ia p u e d e a lc a n z a r d e ese p a sa d o e n u n d e te rm in a d o in stan te es n a d a c o m p a ra d o c o n c u a n to resta sin captar, y, p o r lo d em ás, las im p re sio n e s co m p le ta m en te n u evas son u n a ín fim a e x c e p c ió n . P o r o tra p a rte , la sen sac ió n p u ra, en la m e d id a e n q u e e lla e xista, es 3 d e todos los fe n ó m e n o s in tele ctu ale s, a q u e l en q u e la p a la ­ b ra e p ife n ó m e n o p o d ría se r a p lic a d a m ás im p ro p ia m e n te , p u e s es e v id e n ­ te q u e d e p e n d e p o r e n te ro d e la d isp o sic ió n de los ó rg a n o s, a m en o s q u e n o in te rv e n g a y la m o d ifiq u e o tro fe n ó m e n o m en tal; p e ro en este caso n o se ría sen sació n p u ra. P e ro vayam o s m ás lejo s y v e a m o s q u é es lo q u e p a sa e n la c o n c ie n c ia actu al. ¿P o d ría a firm a rse al m e n o s, q u e los p o co s estad os p a rtic u la re s en q u e se o fre c e tie n e n u n a n a tu ra le z a e sp e c ífica , h a llá n d o se so m e tid o s a le ­ yes esp ecia les, y q u e si su in flu e n c ia es d é b il a cau sa d e su in fe rio rid a d n u ­ m érica , n o d e ja n p o r e llo d e ser o rig ín a le s? S e g ú n esta c o n c e p c ió n , a q u e llo q u e v e n d ría a su p e rp o n e rse a ia a cció n d e las fu erzas vitales sería, sin d u d a , p o c a cosa. P e ro , n o o b stan te, s e ría algo . A h o ra b ie n , ¿có m o se ría e llo p o sib le ? L a vid a p ro p ia d e estos e sta d o s n o p u e d e co n sistir sin o e n la m a n e ra sui genem e n q u e se a g ru p a n . P a ra e llo se ría in d isp e n sa b le q u e p u d ie ra n llam arse y aso ciarse se g ú n las a fin id a d e s q u e d erivan d e sus c a ra c te re s in ­ trín seco s, y n o seg ú n las p ro p ie d a d e s y d isp o sicio n e s d el sistem a n ervio so . A h o ra b ie n , si la m e m o ria n o es sin o u n a co sa o rg á n ic a , esas a so c ia c io ­ n es n o p u e d e n se r m ás q u e u n s im p le re fle jo de c o n e x io n e s ig u a lm e n te

o rg á n ica s. L u e g o , si u n a re p re se n ta ció n d e te rm in a d a n o p u ed e se r e vo ca­ d a sin o p o r in te rm e d io d e l estad o p síq u ic o an te ce d e n te , co m o este ú ltim o n o p u e d e se r re sta u ra d o m ás q u e p o r u n a cau sa física, las id eas se h a n d e lig a r e n tanto se lig u e n e n tre sí y e n fo rm a m aterial los pu ntos c o rre sp o n ­ d ien tes d e la m asa c e re b ra l. E sto es, p o r o tra p a rte, lo que d eclara n e x p re ­ sam en te los p a rtid a rio s d e esta te o ría . P ro c e d ie n d o a su an álisis d e este m o d o , es d ecir, d e d u c ie n d o este c o ro la rio d e su p ro p io p rin cip io , estam os seg u ro s d e n o h a c e r v io le n c ia a su p e n sa m ie n to , p u esto que n o lleg a m o s a a firm a r n a d a q u e e llo s n o p ro fe se n e x p líc ita m e n te , co m o la ló g ic a o b lig a. L a le y p sic o ló g ic a d e a so ciació n , c o m o d ice Ja m e s , «no es sin o la re a c ­ ció n en el e sp íritu d e l h e ch o , co m p le ta m en te p síq u ico , qu e con siste e n q u e las c o m e n te s n ervio sa s se p ro p a g u e n m ás c ó m o d a m en te a través d e las vías d e c o m u n ic a c ió n q u e ya h a n sid o reco rrid as» 6. Y, p o r su parte, R a b ie r m a­ n ifiesta al resp e c to ; « C u an d o se p ro m u e v e u n a aso ciació n , el estad o su ges­ tivo (a) n ace en u n a im p resió n n e rv io sa (A ); el estad o su g erid o (b) se al­ can za, p o r su p a rte , e n virtu d d e o tra im p re sió n n erviosa (B ). E sto ad m iti­ d o , p a ra e x p lic a r c ó m o estas dos im p re sio n e s y, p o r co n sig u ien te, estos dos estad o s de c o n c ie n c ia se su c e d e n , n o h ay sin o u n so lo paso q u e dar, b ien fácil en ve rd ad , q u e es el d e a d m itir q u e la conmoción nerviosa se ha propaga­ do de A a B, p o rq u e h a b ie n d o el m o v im ie n to d e ja d o ya trazado u n a p rim e ­ ra vez su trayecto , le resu lta m ás fá cil e n lo su cesivo re p e tirlo p o r e l m ism o cam in o » 1. A h o ra b ien , si la lig a d u ra m en ta l n o es m ás q u e u n eco d e la lig ad u ra física, y n o h a ce o tra co sa sin o re p e tirla , ¿cu ál d e b e ser la co n clu sió n a q u e se lle g a c o n este co n c e p to ? ¿P o r q u é , e n to n c e s, e l m o vim ien to n e rv io so n o h ab ría d e d e te rm in a r in m e d ia ta m en te el m o vim ien to m u scu lar, sin qu e este fan tasm a d e la co n ­ c ie n c ia v e n g a a in te rc a la rse en tre ello s? ¿Se re p e tirá n las e x p re sio n e s q u e n o so tro s m ism os em p leam o s a todas ho ras y se d irá , ta m b ién , q u e este e c o tien e su re a lid a d , que u n a vib ració n m o le c u la r a c o m p a ñ a d a d e c o n c ie n c ia n o es id én tica a la m ism a vib ració n sin c o n c ie n c ia y q u e , p o r c o n sig u ie n te , a lg u n a cosa d e n u evo h a su rg id o ? P e ro los d e fe n so re s d e la c o n c e p c ió n e p ife n o m e n isla n o c o n o c e n o tro le n g u a je . S a b e n ta m b ié n p e rfe c ta m e n te q u e la c e re b ra ció n in co n scien te d ifie re d e lo q u e ello s llam a n u n a c e re b ra c ió n con scien te. Se trata a q u í de

6 Op. c it, I, p. 563. 7 O p. cit,, I, p. 195.

sab er so la m e n te si e sta d ife re n c ia se d e b e a la n atu rale za d e la c e le b ra c ió n , a la in te n sid a d m a y o r d e la e x c ita c ió n n ervio sa , p o r e je m p lo , o b ie n si es d eb id a p rin c ip a lm e n te a la p re se n c ia d e la co n c ie n c ia . M as p a ra q u e esta p rese n c ia n o co n stitu y a u n a sim p le a g re g a c ió n , u n a e sp ecie d e lu jo in c o m ­ p ren sib le, se ría p re c iso q u e la c o n c ie n c ia así a ñ a d id a tu viera u n a m a n e ra d e m an ifestarse q u e n o p e rte n e c ie ra sin o a e lla m ism a, q u e fu e ra su sce p ti­ b le d e p ro d u c ir e fe c to s p ro p io s, e fecto s q u e sin e lla n o p u d ie ra n te n e r lu ­ gar. P e ro si, c o m o se su p o n e , las leyes a las cu ale s está so m e tid a la c o n c ie n ­ c ia n o so n sin o u n a tra n sp o sició n d e a q u ellas q u e rig en la m a te ria n e rv io ­ sa, en to n ces tales ley e s tie n e n u n a d o b le a p lica ció n . N o se p u e d e ta m p o c o su p o n e r q u e esa co m b in ació n , n o h a c ie n d o o tra co sa q u e re p e tir c ie rto s p ro ce so s c e re b ra le s, d é n o o b stan te n a c im ie n to a u n estad o n u e vo , d o ta d o d e u n a re la tiv a a u to n o m ía , c u a n d o n o deb ía, ser m ás q u e u n p u ro su c e d á n e o de u n c ie rto fe n ó m e n o o rg á n ico . A h o ra b ie n , d e a c u e rd o c o n la h ip ó te sis, u n d e te rm in a d o e stad o n o p u e d e d u ra r m ás q u e lo e se n c ial, es d e cir, m ien tras esté re te n id o p o r c o m p le to d e n tro de u n a cie rta p o la riz a c ió n d e las cé lu las c e re b ra le s. P e ro , ¿q u é es u n estad o d e co n c ie n c ia sin d u ra c ió n ? D e u n m o d o g e n e ra l, p o d ría a firm a rse q u e la re p re se n ta c ió n n o e xiste sin o m ien tras el e le m e n to n e rv io so q u e la su sten ta se e n c u e n tra e n c o n d i­ cio n es d e in te n sid a d y d e c u a lid a d d e te rm in a d a s, es decir, q u e si esas c o n ­ d icio n es d e sa p a re c ie ra n , se m o d ific a ra n o n o tu vieran el m ism o g ra d o , la re p re se n ta c ió n n o se ría ya la m ism a; o, en o tra s p alab ras, n o p u e d e te n e r otra re a lid a d q u e a q u e lla q u e le p ro p o rc io n a su su b strato. Es, c o m o d ice M au dsley, u n a so m b ra tra n sp o rtad a, d e la c u al n o resta n a d a c u a n d o el o b ­ je t o cuyos c o n to rn o s re p ro d u c e va g am e n te n o existe m ás. D e d o n d e d e b e ­ ría co n clu irse q u e la re p re se n ta c ió n n o tie n e u n a vid a q u e sea v e rd a d e ra ­ m en te física, n i ta m p o c o , p o r c o n sig u ie n te , m a te ria p ro p ia d e la p sic o lo ­ gía. E n estas c o n d ic io n e s, d e sd e lu e g o , si se q u ie re n c o m p re n d e r lo s fe n ó ­ m en o s m en ta les, es d ecir, la m a n e ra c ó m o se p ro d u c e n , se re p ro d u c e n y se m o d ifica n , n o so n lo s fe n ó m e n o s m en ta les m ism o s lo s q u e h a b ría q u e co n ­ sid e ra r y an alizar, s in o lo s fe n ó m e n o s an a tó m ico s, d e los q u e a q u é llo s no co n stitu irían sin o u n a im a g e n m ás o m en o s fie l. N o se p u e d e d e c ir ta m p o ­ co qu e los u n o s h a n d e resistir a los o tro s n i q u e p u e d a n m o d ific a rse m u ­ tu am en te, p o rq u e sus re la c io n e s n o son sin o u n a mise en scene p o r c o m p le ­ to ap aren te.

C u a n d o se d ic e , a c e r c a d e im á g e n e s p e rc ib id a s d esd e u n d e te rm in a d o p u n to d e m ira, q u e e lla s se a tra e n , se rech a z an , se su ce d e n , e tc ., se sab e b ie n q u e esas e x p re s io n e s son m etafó rica s, o sea, q u e n o son v e rd a d e s al p ie d e la le tra sin o p a ra los c u e rp o s q u e p ro d u c e n d ich o s m o vim ien to s. E n rea lid a d , se atrib u y e tan p o c o va lo r a estas m an ifestacio n es, q u e n o se e x ­ p e rim e n ta la n e c e sid a d d e p re g u n ta r q u é c a m b ia e n ellas n i c ó m o p e re ­ ce n . S e e n c u e n tra , e n c a m b io , c o m p le ta m e n te n a tu ra l q u e u n a id e a qu e e n u n m o m e n to d a d o o c u p a b a n u e stra c o n c ie n c ia p u e d a co n v e rtirse en n ad a u n in stan te d e sp u é s, y es evid e n te , p o r lo m ism o qu e p u e d e an u larse tan fá c ilm e n te , q u e n o p u d o te n e r n u n c a sin o u n a e xiste n cia a p a re n te . A h o ra b ie n , sí la m e m o ria es e x c lu siv a m e n te u n a p ro p ied ad d e lo s teji­ dos, en to n ces la vid a m e n ta l es n ad a, p recisa m en te p o rq u e ella es n ad a fu e ra d e la m e m o ria . N o se trata d e a firm a r q u e n u e stra activid ad in telectu al co n sista tan só lo e n re p ro d u c ir sin c a m b io s los estad os d e c o n c ie n c ia a n te rio rm e n te e x ­ p e rim e n tad o s. P e ro , e n ve rd ad , p a ra q u e tales e stad o s de c o n c ie n c ia p u e ­ d a n se r so m e tid o s a u n a e la b o ra c ió n v e rd a d e ra m e n te in tele ctu al, d ife r e n ­ te p o r lo tan to d e a q u e lla q u e im p lic a n ú n ic a m en te las leyes d e la m ateria viva, se re q u ie re q u e te n g a n u n a e xiste n c ia relativam en te in d e p e n d ie n te d e su su b strato n a tu ra l. D e lo c o n tra río , se a g ru p a ría n co m o si n ac ie sen y re n a c ie se n lu e g o d e a fin id a d e s p u ra m e n te físicas. A lgunas* ve ces, es v e rd a d , se c re e e lu d ir este n ih ilism o in te le c tu a l im a­ g in a n d o u n a su b sta n cia o u n a c ie rta fo rm a su p e rio r d e d e te rm in a cio n e s fe n o m é n ic a s, y se h a b la a sí v a g am e n te d e u n p e n sa m ien to d ife re n te d e to­ dos lo s m ateria les q u e e l c e re b ro p ro v ee , p e n sa m ien to q u e se e la b o ra ría p o r p ro c e d im ie n to s su igm eris . P e ro , ¿q u é sig n ific a u n p e n sa m ien to q u e no es n i u n sistem a n i u n a su cesió n d e p e n sa m ien to s p articu lares, sin o tan sólo u n a a b stra cció n rea liza d a? L a c ie n c ia n o tie n e n a d a qu e c o n o c e r d e su b stan cias o d e fo rm a s p u ­ ras, q u e e x ista n o n o . P a ra el p sic ó lo g o , la vid a rep re se n tativa n o es sin o u n c o n ju n to d e re p re se n ta c io n e s. Si, p o r lo tan to, las rep re se n tacio n es d e to d o o rd e n m u e re n tan p ro n to c o m o n a c e n , ¿d e q u é p u e d e estar h e c h o el e sp í­ ritu? Es n ecesario , p u es, e le g ir: o b ien el e p ifen o m e n ism o es la ve rd ad o b ien h ay u n a m e m o ria v e rd a d e ra m e n te m en ta l. A h o ra b ie n , h em o s visto ya to d o cu a n to tie n e d e in so ste n ib le la p rim e ra so lu c ió n . P o r c o n sig u ie n te , la se­ g u n d a se im p o n e a q u ie n d e see estar d e a c u e rd o c o n sig o m ism o.

ÍÍI LA ASOCIACIÓN DE IDEAS PO R SEMEJANZA

P e ro esta c o n c e p c ió n q u e so ste n e m o ssé im p o n e tam b ién p o r o tras ra ­ zon es. A c a b a m o s d e ver q u e si la m em o ria es e x clu sivam e n te u n a p ro p ie d a d d e la su b sta n c ia n ervio sa , las id e a s n o p u e d e n e vo carse m u tu am en te y el o rd e n se g ú n e l cu al re a p a re c e n e n el esp íritu n o p u e d e re p ro d u c ir sin o a q u e l e n q u e so n re e x c ita d o s sus a n te ce d e n te s físico s, re e x c ita c ió n m ism a q u e n o p u e d e se r d e b id a m ás q u e a causas p u ra m e n te físicas. E sta p ro p o si­ c ió n está tan p e rfe c ta m e n te in c lu id a d e n tro d e las p rem isas d e l sistem a, q u e se h a lla fo rm a lm e n te a d m itid a p o r todos aq u ello s q u e lo p ro fesan . L u e ­ g o , tie n d e n o so lam en te -c o m o lo h em o s d em o stra d o a su tie m p o - a h a c e r d e la v id a p síq u ic a u n a a p a rie n c ia sin rea lid a d , sin o q u e está c o n tra d ic h a p o r lo s h e c h o s. H a y caso s - y son los m ás im p o rta n te s- e n lo s c u a le s la m an e ra se g ú n c u al las id ea s se evocan n o p a re c e p o d e r exp lica rse d e este m odo.' Sin d u d a, se p u e d e im a g in a r p e rfe c ta m e n te q u e d o s id eas n o p u e d a n p ro d u c irse si­ m u ltá n e a m e n te en la c o n c ie n c ia , o seg u irse in m e d ia ta m en te , sin q u e los p u n to s d e l e n c é fa lo q u e les sirv e n d e su b strato h ayan sid o pu estos e n c o ­ m u n ic a c ió n m a te r ia l P o r c o n sig u ie n te , n o h ay al resp e c to n ad a d e im p o si­ b le a priori p a ra q u e to d a n u e va e x citació n d e u n p u n to , sig u ie n d o la lín e a d e m e n o r resisten cia, se e x tie n d a a o tro y d e te rm in e d e tal m o d o la reap a­ ric ió n d e su c o n se c u e n c ia p síq u ica . A h o ra b ie n , n o h ay c o n e x io n e s o rg án icas q u e p u ed a n e x p lic a r có m o d o s id ea s sem e ja n tes p u e d a n llam a rse u n a a o tra p o r el so lo h e ch o d e su sem e ja n z a . N a d a d e c u an to sab e m o s a c e rc a d e l m eca n ism o c e re b ra l nos p e rm ite c o n c e b ir c ó m o u n a v ib rac ió n q u e se p ro d u c e en A p o d ría te n e r u n a te n d e n c ia a p ro p a g a rse a B p o r la so la c irc u n sta n c ia q u e en tre las re­ p re se n ta c io n e s a y ¿ e x is te a lg u n a sim ilitu d . E s ésta la razó n p o r la cu al u n a p sic o lo g ía q u e vea en la m e m o ria u n h e c h o p u ra m e n te b io ló g ic o , n o p u e ­ d e e x p lic a r las a so c ia c io n es p o r sem ejan za, sin o re tro tra y é n d o la s a las a so ­ cia c io n e s p o r c o n tig ü id a d , es d ecir, n e g án d o les to d a rea lid a d . E sta red u c c ió n h a sid o in te n ta d a ya 8. S e so stien e q u e si d o s estad os se p a re c e n .e s p o rq u e ello s p o se e n al m en os u n a p a rte en co m ú n . R e p itié n d o ­

8 Ver Jam es, op. c i t I. p. 690.

se esto id én tica m e n te en las d o s e x p e rie n c ia s, se c o m p ru e b a q u e tien e en los d o s caso s el m ism o e le m e n to n ervio so p o r so p o rte . E ste e le m en to se e n c u e n tra , p u es, en re la c ió n c o n los d o s g ru p o s d ife re n te s d e célu las a las q u e c o rre sp o n d e n las distin tas p a rtes d e estas dos re p re se n ta c io n e s, ya qu e d ic h o e le m e n to h a c o n trib u id o tan to co n u nas c o m o con o tras. P o r con si­ g u ie n te , sirve de lig a d u ra e n tre am b as. H e a h í c ó m o las id eas m ism as se v in cu la n e n tre sí. P o r e je m p lo , yo veo u n a h o ja d e p a p e l b lan co . L a id e a q u e yo fo rm o h a ab arca d o u n a cierta im a g e n d e la b lan c u ra . Q u e u n a c a u sa c u a lq u ie ra v e n g a a e x c ita r p articu ­ la rm e n te la c é lu la q u e al v ib ra r p ro d u jo esa sen sac ió n d e co lo r, y u n a co ­ rrie n te n ervio sa h a b rá n ac id o y se irra d ia rá p o r todas partes, p e ro sig u ie n ­ d o p re fe re n te m e n te los ca m in o s q u e e n c u e n tra co m p le ta m en te p re p a ra ­ do s. E s d ecir, q u e se traslad ará a lo s o tro s p u n to s q u e h an estad o ya an tes e n c o m u n ic a c ió n co n el p rim e ro . P e ro a q u ello s q u e satisfacen esta co n d i­ ció n son ta m b ién los qu e h a n p ro d u c id o re p re se n ta cio n e s sem ejan tes, en cie rto m o d o , a la p rim era. E s d e esta m an e ra c ó m o la b la n c u ra d e l pap el m e h a rá p e n sa r en la b la n c u ra d e la n ieve. D os id ea s qu e se a se m eja n se e n c o n tra rá n así aso ciad as, a u n q u e la aso cia ció n sea e l p ro d u cto , n o d e la re u n ió n p ro p ia m e n te d ich a, sin o d e u n a c o n tig ü id a d p u ram e n te m aterial. P e ro esta d e m o stra ció n re p o sa so b re la b ase d e u na serie d e p o stu la­ d o s a rb itra rio s. P o r lo p ro n to , n o es co rre c to o b se rv a r de este m o d o las re ­ p re se n ta c io n e s, es decir, co n stitu id as p o r e le m en to s d e fin id o s, esp ecie s de á to m o s q u e p o d ría n en trar, a u n q u e p e rm a n e c ie n d o id én tico s a ello s m is­ m os, e n la co n te x tu ra d e las m ás d iversas rep re se n tacio n es. N u e stro s estad os m en ta les n o están cie rtam e n te co n stitu id o p o r p ie ­ zas y p o r trozos qu e p o d ría n c o m p o n e rse e n tre s í se g ú n las circu n stan cias. L a b la n c u ra d e este p a p e l y la b la n c u ra d e la n iev e n o son u n a m ism a y ú n ic a co sa , sin o q u e c o rre sp o n d e n a re p re se n ta c io n e s d ife ren te s. ¿Se p o ­ d rá d e c ir q u e ellas se c o n fu n d e n e n e l h e ch o d e q u e la b la n c u ra e n g en e ­ ral se e n c u e n tra en lo s dos? P o d ría e n to n c e s a d m itirse q u e la id e a d e b lan ­ c u ra e n g e n e ra l con stitu ye u n a e sp e c ie d e en tid a d distintiva q u e , a g ru p á n ­ d o se c o n e n tid a d es d ife re n te s, d a ría n ac im ie n to a tales sen sacio n es d eter­ m in a d a s d e b lan cu ra. L u e g o , n o es u n so lo h e c h o el q u e p u e d e ju s tific a r u n a tal h ip ó tesis. T o d o p ru e b a , p o r el c o n tra rio - y es cu rio so q u e sea p rec isa m en te Ja m e s q u ie n h a y a co n trib u id o m ás q u e n a d ie a d e m o stra r esta p ro p o sic ió n -, q u e la v id a p síq u ic a es u n a su cesió n c o n tin u a de rep re se n tac io n es, sin q u e p u e ­ d a d e c irse ja m á s d ó n d e c o m ie n z a u n a y te rm in a o tra . E llas se p e n e tra n m u tu am en te. Sin d u d a, el esp íritu a lca n za p o c o a d istin g u ir sus p artes. P ero

estas d istin c io n e s so n n u e stra o b ra ; so m o s n o so tro s lo s q u e las in tro d u ci­ m os e n e l continuum p síq u ic o , b ie n d istan tes p o r c ie rto d e e n c o n tra rla s. E s la a b stra c c ió n la q u e n o s p e rm ite a n a liz a r d e tal m o d o a q u e llo q u e .se n os p re se n ta e n u n e stad o d e c o m p le jid a d in divisa. C o n a rr e g lo a la h ip ó te sis q u e estam o s d isc u tie n d o , es e l c e re b ro , p o r e l c o n tra rio , e l q u e d e b e ría e fe c tu a r p o r s í m ism o to d o s estos an álisis, ya q u e estas d ivisio n es te n d ría n u n a b ase e x c lu siv a m e n te an a tó m ica. Se sabe, p o r o tra p a rte , c o n q u é e sfu e rz o a lca n za m o s a d a r a los p ro d u c to s d e la ab stra c c ió n u n a e sp e c ie d e fije z a y d e in d iv id u a lid a d , sie m p re m u y p rec a ­ ria, g ra c ia s al a rtific io d e la p a la b ra . ¡T an le jo s está esta d ivisió n d e h allarse c o n fo rm e a la n atu rale za o rig in a l d e las cosas! P e ro la c o n c e p c ió n fisio ló g ic a , q u e se e n c u e n tra e n la b ase d e la teo ­ r ía , e s to d a v ía m ás in s o s t e n ib le . C o n c e d a m o s q u e la s id e a s s e a n d e sc o m p o n ib le s d e este m o d o . H a b rá q u e a d m itir e n to n c e s q u e a ca d a u n a d e las p a rtes d e q u e se c o m p o n e n c o rre sp o n d e u n e le m e n to n ervio so d e ­ te rm in a d o . H a b ría , p o r lo tan to , u n a p arte de la m asa c e re b ra l q u e se ría el a sien to d e las sen sacio n e s d e c o lo r ro jo ; o tra, d e las sen sa c io n e s d e co lo r ve rd e, e tc é te ra . L o cu al n o es c ie rta m e n te p o c o d ecir. S e ría n e c e sa rio un su b strato e sp e c ia l p a ra c a d a to n a lid a d d e v e rd e , d e ro jo , e tc é te ra ; p o rq u e se g ú n la h ip ó te sis, d o s c o lo re s d e la m ism a to n a lid a d n o p u e d e n evocarse m u tu a m e n te sin o c u a n d o lo s p u n to s p o r d o n d e e llo s se a se m e ja n c o rres­ p o n d e n a u n s o lo y m ism o e stad o o rg á n ic o , ya q u e to d a sim ilitu d p síq u ica im p lic a u n a c o in c id e n c ia e sp ec ia l. A h o ra b ie n , u n a tal g e o g ra fía c e re b ra l tie n e m ás viso s d e fa n ta sía qu e d e c ie n c ia . N o so tro s sab em o s, sin d u d a , q u e cie rtas fu n c io n e s in telectu ales están m ás fu e rte m e n te lig ad as a u n a s re g io n e s q u e a o tra s; p e ro d e e llo n o resu lta q u e tales lo calizacio n es te n g a n n a d a d e p rec iso n i d e rig u ro so , co m o lo p ru e b a e l h e c h o d e las su b stitu cio n es. Ir m ás le jo s d e esto, su p o n e r qu e c a d a lo c a liz a c ió n resid e en u n a c é lu la d e te rm in a d a , es, d e an te m an o , un p o stu la d o g ra tu ito , a c e rc a d e l cu al q u e d a rá d e m o stra d a su p ro p ia im p o si­ b ilid a d e n la p a rte sig u ie n te d e este estu d io . ¿Q u é d ecir, e n to n c e s, d e la h ip ó te sis seg ú n la cu al los e le m e n to s ú lti­ m os d e la re p re se n ta c ió n (en e l su p u e sto q u e lo h u b ie ra sid o y la p a la b ra e x p re sa ra , p o r lo tan to, u n a re a lid a d ) e staría n e llo s m ism o s n o m en o s ca­ b a lm e n te lo c a liz ad o s? D e este m o d o , la re p re se n ta c ió n d e ia h o ja so b re la q u e e sc rib o se h a­ lla ría lite ra lm e n te d isg re g a d a y e sp a rc id a p o r lo d o s lo s rin c o n e s d el c e re ­ b ro. N o só lo h a b ría p o r u n lad o la im p resió n d el color, p o r o tra parte aq u ella d e la fo rm a , p o r o tra m ás la d e la resiste n cia , sin o q u e la id e a d e l c o lo r en

g e n e ra l se a se n ta ría a q u í, lo s a trib u to s distintivos d e tal to n a lid a d resid i­ ría n allá , e n o tra p arte los ca ra c te res e sp ecia les q u e a d q u ie re tal to n alid ad en el caso p re se n te y p a rticu la r q u e yo ten g o b ajo m i vista, e tcétera, ¿C ó m o n o ver, fu e r a d e toda o tra c o n sid e ra c ió n , q u e si la vid a m en tal está fra c c io ­ n ad a d e este m o d o , si se h a lla c o n stitu id a p o r u n a tal p u lverizació n d e e le ­ m en to s o rg á n ic o s, la' u n id ad y la c o n tin u id a d q u e e lla rep re se n ta resu lta to talm en te in c o m p ren sib le ? P o d ría p re g u n ta rse asim ism o có m o , si la sem ejan za de dos re p re se n ta ­ cio n e s es d e b id a a la p re se n c ia d e u n so lo y m ism o elem en to e n la u n a y en la o tra, este e le m e n to ú n ico p o d ría a p a re c e r d o b le. E n e fe c to , si n osotro s ten em o s u n a im a g e n ABCD y otra AEFG, evoca­ d a p o r la p rim e ra ; si, en c o n se c u e n c ia , e l p ro c e so total p u e d e e star re p re ­ sen tad o p o r el esq u em a (BCD) A (EFG), ¿có m o p o d ría m o s n o so tro s d escu ­ b rir d o s A ? S e co n testará qu e esta d istin ció n se h a ce gracias a los e le m e n ­ tos d ife re n c ia le s q u e están d a d o s al m ism o tiem p o, e n estos térm in o s: co m o A está a la vez e m p e ñ a d o e n e l sistem a BCD y en el sistem a EFG, y c o m o los d o s sistem as so n d istin to s el u n o d e l o tro , la ló g ic a - s e d ic e - n os o b lig a a a d m itir q u e A es d o b le. A h o ra b ie n , si se p u e d e e x p lic a r satisfacto riam e n te d e este m o d o p o r q u é d e b e m o s postular esta d u a lid a d , n o se n os h a ce c o m p re n d e r co n ello , en ca m b io , c ó m o n o so tro s en re a lid a d la percibimos. D e cu an to p u e d e ser raz o n a b le c o n je tu ra r resp e cto a q u e u n a m ism a im a g e n c o rre sp o n d a a dos co n ju n to s d e circu n stan cias d ife re n te s, n o se sig u e q u e n osotro s la veamos desdoblada. A sí, en este instante, yo m e rep re se n to sim u ltán eam en te esta h o ja d e p a p e l, p o r u n a p arte, y la n ieve d e rre tid a p o r el sol, p o r o tra; d e m an e­ ra, p u es, q u e el h e c h o es q u e h ay e n m i esp íritu dos rep re se n tac io n es d e b la n c u ra y n o u n a sola. O c u rre , e n e fecto , qu e las cosas se sim p lifica n a rtificia lm e n te d e sd e el m o m e n to e n qu e la sim ilitu d se re d u c e a se r u n a id en tid a d p a rc ial. D os id eas sem e ja n tes so n d ife ren te s a u n p a ra los p u n to s en los cu ale s c o in ci­ d e n . L o s e le m e n to s qu e se c o n sid e ra n co m u n e s a u n a y a o tra, lo son sep a­ rad am e n te e n u n a y e n o tra; n o los d e b e m o s c o n fu n d ir al co m p ara rlo s. Es la re la c ió n su i generis q u e se e stab lec e e n tre ello s, la co m b in ac ió n esp ecial q u e fo rm a n e n virtu d d e esa se m e ja n z a , lo q u e n os p ro p o rc io n a la im p re ­ sió n d e sim ilitu d . P e ro co m b in ac ió n su p o n e p lu ra lid a d . N o se p u e d e , p o r lo tanto, re d u c ir la sem e ja n z a a la c o n tig ü id a d sin d e sc o n o c e r la n atu rale za de la sem e ja n z a y sin fo rm u la r h ip ó tesis, a la vez fisio ló g ic as y p sico ló g icas, q u e n a d a ju s tific a n . D e d o n d e resu lta q u e la m e-

m o ría n o es u n h e c h o p u ra m e n te físic o q u e sea su sce p tib le d e se r c o n se r­ va d o p o r las re p re se n ta c io n e s c o m o tales. E n e fe c to , si las re p re se n ta c io n e s se d e sv a n e c ie ra n to talm en te a p a rtir d e l in stan te m ism o e n q u e h a n su rg id o d e la c o n c ie n c ia a ctu al, sí n o so b re ­ viviesen m ás q u e b a jo la fo rm a de u n rastro o rg á n ic o , las sim ilitu d e s q u e p u d ie se te n e r u n a id e a actu al n o se ría n p o r sí m ism as ca p a ces d e saca rlas d e la n ad a, p u es n o p u e d e h a b e r re la c ió n a lg u n a d e sim ilitu d , d ire c ta o in d ire c ta , e n tre este rastro cu ya su p e rv iv e n c ia se ad m ite y el e stad o p síq u i­ co p rese n te. S i en el m o m e n to e n q u e yo ve o esta h o ja , en ese p reciso in stan te , ya n o q u e d a n ad a e n m í e sp íritu a c e rc a d e la n ieve q u e h e visto p re c e d e n te ­ m en te , la p rim e ra im a g e n n o p u e d e in flu ir so b re la seg u n d a , n i é sta so b re a q u é lla , n i la u n a p u e d e e v o c a r a la o tra p o r e l so lo h e c h o d e su se m e ja n ­ za, P e ro el fe n ó m e n o n o tien e n a d a d e in in te lig ib le d e sd e el m o m e n to q u e existe u n a m e m o ria m en ta l, es decir, d e sd e q u e las re p re se n ta c io n e s p asad as p ersisten en c a lid a d de re p re se n ta c io n e s y d e sd e q u e el r e c u e rd o co n siste, e n p o cas p a la b ra s, n o e n u n a c re a c ió n n u e va y o rig in a l, sin o sim ­ p le m e n te e n u n n u e vo re su rg im ie n to a la lu c id e z d e la c o n c ie n c ia . Si n u e stra vid a p síq u ic a n o se a n iq u ila a m e d id a q u e se d e sen v u elv e , e llo q u ie re d ecir, ad e m á s, q u e n o h a y s o lu c ió n d e co n tin u id a d e n tre n u e s­ tros e stad o s a n te rio re s y n u estro s estad o s a ctu ale s; y, p o r lo tan to , n o h a y n a d a d e im p o sib le e n a d m itir e n to n c e s q u e u n o s in flu y en so b re o tro s y q u e tam b ién el resu ltad o d e esta acció n re c íp ro c a p u e d a , d e n tro d e ciertas c o n ­ d ic io n es, e le va r b astan te la in ten sid a d d e los p rim e ro s h asta e l p u n to q u e se vu elvan d e n u evo co n scien te s. Se arg u m en ta , es v e rd a d , q u e la sim ilitu d n o p u e d e e x p lic a r c ó m o las id ea s se a so cian , p o rq u e la sim ilitu d m ism a n o p u e d e a p a re c e r sin o c u a n ­ d o las id eas están ya a so ciad as. Si la se m e ja n z a es ya c o n o c id a -s e a firm a -, tal co sa sig n ifica q u e la a p ro x im a c ió n está h e c h a , y e n estas c o n d ic io n e s n o p u e d e ser ella la causa. P e ro el a rg u m e n to p re c e d e n te c o n fu n d e e rró n e a m e n te la se m e ja n z a c o n la p e rc e p c ió n d e la sem e ja n z a . D o s re p re se n ta c io n e s p u e d e n se r se m e ­ ja n te s, co m o las cosas q u e ellas e x p re sa n , sin q u e n o so tro s lo sep am o s. L o s p rin c ip a le s d e sc u b rim ie n to s d e la c ie n c ia co n sisten p rec isa m en te e n h a b e r h a lla d o las a n a lo g ía s ig n o ra d a s e n tre las id e a s c o n o c id a s p o r to d o e l m u n ­ do.

A h o ra b ie n , ¿ p o r q u é esta sem ejan za n o d e sc u b re ni lleg a a p ro d u c ir e fecto s q u e sirv iera n ju s ta m e n te p a ra ca ra c te riza rla y p ara p o n e rla d e m a­ n ifiesto ? L a s im á g e n e s, c o m o las id eas, in flu y en u n as so b re otras, y.estas a c c io ­ n es y re a ccio n e s d e b e n v a ria r n e c e sa ria m e n te c o n la n atu raleza d e las re ­ p re se n ta c io n e s; d e b e n c a m b ia r e sp ecia lm e n te se g ú n q u e las re p re se n ta c io ­ n es p u estas d e tal m o d o e n re la c ió n se a se m ejen , se d ife ren c ien o se o p o n ­ g an . N o h ay n in g u n a ra z ó n p a ra q u e la sem e ja n z a n o d esarro lle u n a p r o ­ p ie d a d m i genms, en v irtu d d e la cu al d o s estad o s, sep arad o s p o r u n cie rto in te rv a lo d e tiem p o , n o se e n c u e n tre n d e te rm in a d o s p ara a p ro x im arse. P a ra re c o n o c e r la re a lid a d , p o r o tra p a rte, n o es n ecesario d e n in g ú n m o d o im a g in a r q u e las rep re se n tac io n es sean cosas en sí; es su ficien te a c e p ­ ta r q u e n o son b a ga te las, sin o q u e son fe n ó m e n o s reales, d o tad o s d e p ro ­ p ie d a d e s e sp e c ífic a s y q u e se co m p o rta n d e m an e ra s d iferen tes u n o s res­ p e c to de o tro s, seg ú n te n g a n o n o p ro p ie d a d e s co m u n es. L as cie n cia s d e la n a tu ra le z a o fre c e n u n a c a n tid a d c o n sid e ra b le d e h ech o s e n los cu ale s la sem e ja n z a actú a d e este m o d o . A sí, p o r e je m p lo , cu an d o se m ezclan c u e r­ p o s d e d e n sid ad d ife re n te , los q u e tie n e n u n a d e n sid a d sem ejan te tie n d en a a g ru p a rse ju n to s y a se p a ra rse d e los o tro s. E n los cu erp o s vivos, los e le ­ m en to s sem e ja n tes tie n e n e n tre sí u n a a fin id a d tal q u e term in an p o r p e r­ d e rse u n o s d e n tro -d e o tro s, resu ltan d o fin a lm e n te in distin tos. S in d u d a, es p e rm itid o c re e r q u e estos fe n ó m e n o s de atracció n y d e co a le sc e n c ia se e x p lic a n p o r razo n es m ecán icas y n o p o r u n a a tracció n m is­ te rio sa q u e la sem e ja n z a te n d ría p o r la sem ejan za. P ero ¿p o r q u é , e n to n ­ c e s, e l a g ru p a m ie n to d e re p re se n ta c io n e s sim ilares e n el esp íritu n o h a b ría d e e x p lic a rse d e u n a m a n e ra a n á lo g a ? ¿P o r q u é 110 h ab ría d e p o se e r u n m ecan ism o m en tal -a u n q u e n o exclu sivam en te p síq u ic o - que rin d iera cu en ­ ta d e tales a so c ia c io n es sin h a c e r in te rv e n ir virtu d o cu lta n i e n tid a d esco ­ lástica algu n a? E s p o sib le tam b ién d e sc u b rir d esd e a h o ra, al m en o s grosso modo, e n q u é se n tid o p u e d e ser b u sca d a esta e x p lic a c ió n . U n a rep re se n tació n n o se p ro ­ d u c e sin in flu ir so b re e l c u e rp o y so b re el esp íritu . D esd e ya qu e la re p re ­ se n ta c ió n , p a ra n acer, su p o n e a lg u n o s m o vim ien to s. A sí, p a ra ver u n a casa q u e está actu alm en te b a jo m is ojos, n ece sito c o n tra e r d e u n a c ie rta m a n e ­ ra lo s m ú scu los d e l o jo , d a r a la cab eza u n a d e te rm in a d a in c lin a c ió n d e a c u e rd o con la altu ra o las d im en sio n es del ed ificio ; p o r otra p arte, tan p ro n ­ to la sen sació n se p ro d u c e , d e te rm in a a su vez m ovim ien tos. A d em ás, si la se n sa c ió n h a ten id o lu g a r ya a n te rio rm e n te , es d ecir, si esa m ism a casa, e n

el e je m p lo qu e a n alizam o s, h a sid o vista u n a p rim e ra vez, en to n ce s los m is­ m os m o vim ien to s h a n sid o y a e je cu tad o s e n d ic h a o ca sió n . S o n , así, los m is­ m o s m ú scu lo s los q u e se h a n m o vid o y lo h a n h e c h o d e m an e ra a n á lo g a , al m e n o s e n p arte, esto es, e n la m e d id a e n q u e las c o n d ic io n e s o b jetivas y su b jetivas d e la e x p e rie n c ia se re p íta n id é n tic a m e n te . D e to d o cu an to q u e d a d ic h o se d e d u c e q u e existe , p u es, u n a c o n e x ió n q u e se p u e d e o b se rv a r d e sd e a h o ra e n tre la im a g e n d e l o b jeto , d e la casa, tal c o m o la c o n se rv a m i m e m o ria , y cierto s m o vim ie n to s; y p u esto q u e es­ tos m ovim ien tos son los m ism o s q u e aco m p a ñ a n la sen sació n actu al d e l m is­ m o o b jeto , q u e d a e sta b le c id a p o r ello s u n a lig a d u ra en tre m i p e rc e p c ió n p re se n te y m i p e rc e p c ió n p a sad a. In cita d o s p o r la p rim e ra , p ro m u ev en d e n u evo la seg u n d a, la d e sp ie rtan , p u es es u n h e c h o co n o c id o q u e im p rim ien ­ d o a los cu erp o s u n a a c titu d d e te rm in a d a , se p ro v o c a n las id eas o e m o c io ­ n es c o rre sp o n d ie n te s. S in em b a rg o , este p rim e r fa c to r n o p u e d e c o n sid e ra rse el m ás im p o r­ tan te. Si b ien la re la c ió n e n tre las id eas y los m o vim ien to s es co m p le ta m e n ­ te rea l, n o tien e, e n ca m b io , n a d a d e exa cto . E n e fe c to , u n m ism o sistem a d e m o vim ien to s p u e d e se rv ir p a ra rea liza r id eas to talm en te d ife ren te s, sin q u e e llo im p liq u e q u e d e b a n su frir m o d ific a c io n es e n la m ism a p ro p o rc ió n c o n resp e cto a tales d ife re n c ia s. P o r o tra p a rte, las im p resio n e s q u e p o n e n e n e v id e n c ia son sie m p re m u y g en era le s. A sí, p o r e je m p lo , d a n d o a las e x ­ tre m id a d e s u n a p o sició n a d e c u a d a , p u e d e su g e rirse la id e a d e la o ra c ió n , b ie n q u e d e u n a d e te rm in a d a o ra c ió n . P o r o tra p a rte, si es v e rd a d q u e to do estad o d e c o n c ie n cia se h a lla e n ­ v u elto , d ig a m o s así, p o r los m o vim ien to s, es n e c e sa rio ad vertir q u e c u an to m ás la re p re se n ta c ió n se a le ja d e la sen sació n p u ra , tanto m ás e l e le m e n to m o to r p ie rd e im p o rta n c ia y sig n ific a c ió n po sitiva. L a s fu n cio n e s in te le c tu a le s su p e rio re s su p o n e n , so b re todo, in h ib ic io ­ n es d e sus m o vim ien to s, c o m o lo ju s tific a el p a p e l im p o rtan tísim o q u e d e s­ e m p e ñ a la a te n c ió n y su m ism a n atu rale za , q u e co n siste e se n cialm en te en u n a su sp e n sió n tan c o m p le ta c o m o es p o sib le d e la activid ad física. P e ro u n a sim p le n e g a c ió n d e la fa c u lta d d e m o verse n o se ría b astan te p a ra c a ra cte riza r la in fin ita d iversid a d d e los fe n ó m e n o s d e id eació n . E l es­ fu e rz o q u e n o so tro s h a c e m o s p a ra c o n te n e rn o s d e in flu ir, n o está m ás lig a ­ d o a u n c o n c e p to q u e al o tro , p u e sto q u e el se g u n d o n os h a d e m a n d a d o el m ism o e sfu erzo d e a te n c ió n q u e e l p rim ero . A h o ra b ien , la lig a d u ra e n tre el p rese n te y e l p a sad o p u e d e tam b ién e stab lec e rse c o n la a y u d a d e in te rm e d ia rio s p u ra m e n te in telectu ales. E n e fe c to , to d a re p re se n ta c ió n , e n e l m o m e n to m ism o e n q u e se p ro d u c e , a c­

c io n a n o só lo so b re ios ó rg a n o s sin o tam b ién so b re el p ro p io esp íritu , es d ecir, so b re las re p re se n ta c io n e s p re se n te s y p asad as q u e lo con stitu yen , si se a d m ite p o r lo m en o s q u e las re p re se n ta c io n e s p asad as su b sisten en n o ­ so tro s. A sí, p o r e je m p lo , e l c u a d ro q u e y o v e o e n este m o m e n to in flu ye d e u n a m a n e ra d e te rm in a d a so b re a q u e l q u e fo rm a n m is m an e ra s d e ver, m is a sp ira c io n e s, m is d e seo s. L a p e rc e p c ió n q u e yo p o se o resu lta ser, p u es, so ­ lid a ria c o n estos d iverso s e le m e n to s m en tales. Q u e e lla se m e p rese n te d e n u evo a h o ra , y te n d ré su in flu e n c ia d e la m ism a m a n e ra y so b re los m is­ m os e le m en to s, e le m e n to s q u e p e rm a n e c e n sie m p re , b ie n q u e con las n a­ tu rale s m o d ific a c io n e s p ro p ia s d e l tiem p o . L a n u e va p e rc e p c ió n los excita­ rá p o r lo tan to, c o m o la p rim e ra vez y, p o r su c o rre sp o n d ie n te can al, esta e x c ita c ió n se c o m u n ic a rá c o n la re p re se n ta c ió n a n te rio r, ya q u e e n tre am ­ b as se e n c u e n tra n e n re la c ió n a h o r a y sie m p re , p ro v o c a n d o a sí e l e fec to d e reviv ificarla . D e a q u í, p u es, se d e d u c e q u e , a m e n o s q u e se les n ie g u e to d a eficacia , n o es c o m p re n sib le p o r q u é los e stad o s p síq u ico s n o h a n de te n e r tam b ién la p ro p ie d a d d e tra n sm itir la v id a q u e está en e llo s a los otros estad os c o n los cu a le s se e n c u e n tra n e n re la c io n e s, d ei m ism o m o d o q u e u n a cé lu la p u e d e tran sm itir sus m o v im ie n to s a las otras c é lu la s vecin as. P o r o tra p arte, estos fe n ó m e n o s d e tra n sfere n cia son m ás fáciles de con ­ c e b ir to d avía en esta m a te ria q u e c o n c ie rn e a la v id a rep resen tativa, q u e p o r su n atu rale za n o está fo rm a d a p o r áto m o s se p a ra d o s los u n o s d e los o tro s, sin o q u e , p o r el c o n tra rio , es u n to d o c o n tin u o en el cu al las diversas p a rte s se c o m p e n e tra n e n tre sí. S o m e te m o s al le c to r este b o sq u e jo d e e x p lic a c ió n , a títu lo ilu strativo so la m e n te . N u e stro p ro p ó sito es so b re to d o m o stra r q u e n o h ay n in g u n a im p o sib ilid a d p a ra q u e la se m e ja n z a sea p o r sí m ism a u n a cau sa q u e p ro ­ d u z ca aso cia cio n es. A h o ra b ie n , c o m o se h a a rg ü id o fre c u e n te m e n te so b re esta p re te n d id a im p o sib ilid a d , c o n el fin d e re d u c ir la sim ilitu d a la co n ti­ g ü id a d y la m em o ria m en ta l a la m e m o ria física, im p o rta c ie rtam e n te q u e p u e d a e n tre v erse q u e tal d ific u lta d n o tien e n a d a d e in so lu b le .

LAS REPRESENTACIONES PSIQUICAS

D e este m odo» e l m e d io d e e sc a p a r a la p sic o lo g ía e p ife n o m e n ista es n o só lo el d e a d m itir q u e las re p re se n ta c io n e s so n su scep tib les d e persistir en c a lid a d d e re p re se n ta c io n e s, sin o tam b ién q u e la e x iste n c ia d e las aso ­ c ia c io n es d e id ea s p o r sem e ja n z a d e m u e stra en fo rm a d ire c ta d ic h a p ersis­ tencia. P e ro se a rg u y e q u e estas d ificu lta d e s n o p u e d e n evitarse s in o al p recio d e o tra q u e n o le va e n zaga a las an te rio res. E n e fecto , se d ice q u e las re ­ p re se n ta c io n e s n o p u e d e n c o n se rv a rse c o m o tales sin o fu e r a d e la co n c ie n ­ cia, p u e s n o so tro s n o ten em o s n in g ú n sen tim ien to d e todas las id eas, d e todas las sen sac io n e s, etcétera, q u e p o d a m o s h a b er e x p e rim e n ta d o en n ues­ tra v id a p a sa d a y q u e fu éra m o s ca p a c es d e re c o rd a r e n el fu tu ro . E s decir, se e stab lece c o m o p rin c ip io q u e la rep re se n tac ió n n o p u e d e d e fin irse m ás q u e p o r la c o n c ie n c ia , d e d o n d e se co n clu ye qu e u n a re p re se n ta c ió n in ­ c o n sc ien te es in a c e p ta b le , o lo q u e es lo m ism o, q u e su p ro p ia n o c ió n es e n sí c o n tra d ic to ria . P e ro , ¿co n q u é d e re c h o se lim ita d e tal m od o la vid a p síq u ica ? S í n o se tra ta m ás q u e d e u n a d e fin ic ió n de p a lab ra , resu lta sin d u d a le g ítim a p o r e l h e c h o d e s e r a rb itra ria , p e ro p o r e llo m ism o n o p u e d e in fe rirse a b so lu ta m e n te n a d a d e su afirm ació n . A sí, p o rq u e se a cep te d e ­ n o m in a r p sic o ló g ic o s tan só lo a lo s estad os d e c o n c ie n c ia , n o se sig u e qu e n o h a b ría m ás q u e fe n ó m e n o s o rg á n ic o s o fisicoq u ím ico s a h í d o n d e n o ap a­ rezcan m a n ife sta c io n e s c o n scien te s. E s éste, en ve rd ad , u n a su n to de h e ­ c h o q u e so la m e n te la o b se rv a c ió n p u e d e decidir. ¿ P re te n d e ría a firm a rse q u e si se a p a rta la co n c ie n c ia de la re p re se n ta ­ ció n , lo q u e re sta n o es re p re se n ta b le en fo rm a a lg u n a e n la im a g in a c ió n ? P e ro , c o n ese e x p e d ie n te , h a b ría m iles d e h ech o s au tén tico s q u e p o d ría n ser n e g a d o s ig u a lm e n te . E n e fe c to , n o so tro s no sab em o s, p o r e je m p lo , qu é es u n m e d io m a te ria l im p o n d e ra b le , n i p o d e m o s fo rja rn o s a c e rc a de esto id e a a lg u n a ; y d e a q u í resu lta, en c o n se c u e n c ia , qu e la h ip ó te sis es ab so lu ­ tam en te in d isp e n sa b le p a ra h a c e r p o sib le la e xp lic a c ió n d e la tran sm isió n d e las o n d a s lu m in o sa s. E n tan to lo s h e ch o s, c o rre c ta m e n te p ro b ad o s, v e n g a n a d e m o stra r qu e e l p e n sa m ie n to p u e d e c o m u n ic a rse a d istan cia, la d ific u lta d q u e p o d e m o s te n e r p a ra re p re se n ta rn o s u n fe n ó m e n o tan d e sco n certa n te n o p o d ría ser u n a raz ó n su fic ie n te p ara n e g a r la rea lid a d , lo cu al n os in d ic a ría la co n ve­

n ie n c ia d e a d m itir ta m b ién las o n d as d e l p e n sa m ie n to , a cerca d e cu ya n o ­ c ió n , c o m o la a n te rio r, p u e d e c o n tra d e c ir d e l m ism o m od o to d o s n u estro s co n o cim ie n to s actu ales. A n tes q u e la e x iste n c ia d e rayo s lu m in o so s o scu ro s q u e p e n e tra n en c u erp o s o p aco s h aya sid o d e m o stra d a , h a sid o fá cilm e n te p ro b a d o q u e u n tal c o n c e p to e ra in c o n c ilia b le c o n la n a tu ra le z a m ism a d e la luz. L o s eje m p lo s p o d ría n m u ld p lic a rse . P o r lo tan to, cu an d o u n fe n ó m e ­ n o n o se re p re se n ta c o n clarid ad en el e sp íritu , n o se tiene p o r ello , sin e m b a rg o , el d e re c h o d e n e g a rlo , e n tan to d ic h o fe n ó m e n o se m an ifie ste m ed ia n te e fe c to s d e fin id o s q u e sean p o r sí re p rese n tab les y q u e sírvan d e a d e cu a d a s e x te rio riz a c io n e s. N o se p ie n sa e n to n c e s e n sí m ism o , sin o e n fu n c ió n de los e fecto s q u e caracterizan el fe n ó m e n o . M ás aún : n o h a y cie n ­ cia q u e n o se e n c u e n tre en c ie rto m o d o o b lig a d a a seg u ir este ro d e o p a ra alca n za r los o b jeto s d e su m ateria, e n cu yo estu d io se m arch a d e a fu e ra h a ­ cia ad e n tro , es d ecir, d e las m an ife stacio n e s e x te rio re s e in m e d ia ta m e n te sen sib les a los c a ra c te re s in tern o s q u e estas m an ifestacio n es revelan . C o rro b o ra n d o este aserto , n o b a sta sin o re c o rd a r que u n a c o rrie n te n ervio sa o u n rayo lu m in o so es al p rin c ip io p a ra el estu d ioso a lg o d e sco ­ n o cid o , en e l c u a l se d e sc u b re tan só lo la p re se n c ia d e alg u n o s d e sus e fe c ­ tos, y esta ta rea d e d e te rm in a r p ro g resiva m en te el c o n te n id o d e esa n o c ió n in icia l es ju sta m e n te la la b o r de la cie n cia . P o r c o n sig u ie n te , si n o s es d a d o c o m p ro b a r q u e ciertos fe n ó m e n o s n o p u e d e n ser cau sad o s sin o p o r re p re se n ta c io n e s, es d ecir, si tales fe n ó m e ­ n os con stitu yen sign o s e xterio re s d e la vid a rep resen tativa; y si, p o r o tra p ar­ te, ig n o ram o s las cau sas q u e o rig in a n las re p re se n ta c io n e s q u e d e tal m o d o se p o n e n en e v id e n c ia , d irem o s, d e a c u e rd o co n lo e stab lecid o , q u e p u e ­ d e n e xistir estad o s p síq u ico s sin c o n c ie n c ia , p o r m ás esfu erzo q u e h a g a la im a g in a c ió n p a ra fig u rá rse lo s. A h o ra b ie n , lo s h e c h o s d e este g é n e ro son in n u m e ra b le s, a l m e n o s m ien tras se e n tie n d a p o r co n cie n c ia la a p re h e n sió n d e un e stad o p ro p o r­ c io n a d o p o r u n su jeto d e te rm in a d o . E n e fec to , e n c a d a u n o d e n o so tro s se p ro d u c e u n a m u ltitu d d e fe n ó ­ m e n o s q u e so n p síq u ico s sin ser a p re h e n sib le s. D ecim o s que son p síq u ico s p o rq u e se m an ifie stan e x te rio rm e n te p o r m ed io d e los atrib utos c a ra c te rís­ tico s d e la a ctivid ad m en ta l, es d ecir, p o r las e x c ita c io n e s, p o r lo s titu b eo s, la a d e cu a ció n d e los m o vim ien to s a u n fin p re c o n c e b id o . D e este m o d o , si n o som os ca p a ces d e aseg u rar, cu an d o u n a cto se p r o ­ d u ce co n vistas a u n fin d e te rm in a d o , q u e tal a cto es in telig e n te , ca b e p re ­ gu n tarse e n to n c e s e n q u é p u ed e d istin g u irse la in te lig e n c ia d e a q u e llo q u e

n o lo es, A sí, las c o n o c id a s e x p e rie n c ia s d e P í e m e J a n e t h an p ro b a d o per­ fe c ta m e n te q u e lo s actos p re se n ta n to d o s eso s sig n o s sin q u e p o r e llo d e ­ b a n ser n e c e sa ria m e n te c o n scien te s. P o r e je m p lo : u n su jeto q u e a c ab a d e d e so b e d e c e r u n a o rd e n , se c o n fo rm a d ó c ilm e n te si se tien e e l c u id a d o de d esviar su a te n c ió n e n el m o m e n to e n q u e son p ro n u n c ia d a s las p alab ra s im p erativ as. E s e v id e n te m e n te u n c o n ju n to d e re p re se n ta c io n e s lo q u e d e ­ te rm in a su actitu d , p u esto q u e la o rd e n n o p u e d e p ro d u c ir ese e fec to si e l su jeto n o la h a e n te n d id o y c o m p re n d id o d e b id a m e n te . P o r lo tan to, e l p a­ c ie n te n o d u d a a c e rc a d e lo q u e h a p a sa d o , n i sab e a ú n q u e h a o b e d e c id o , y, así, si e n el m o m e n to e n q u e se e n c u e n tra e n vías d e e je c u ta r la o rd e n se le h a ce n otar, le m o tiv a rá la m ás d e sc o n c e rta n te d e las so rp resa s 9. O c u rre o tro tan to c u a n d o se p re sc rib e a u n h ip n o tiz ad o n o v e r tal per­ so n a o tal o b je to q u e se e n c u e n tra bsyo su vista, p u es la d e fe n sa n o p u ed e a c tu a r sin o e n tan to la re p re se n ta c ió n se h a lle e n e l esp íritu . S in e m b a rg o , la c o n c ie n c ia n o e stá d e n in g ú n m o d o a d ve rtid a . S e cita n ig u a lm e n te caso s d e n u m e ra c ió n in c o n sc ie n te , cá lcu lo s bas­ tan te c o m p le jo s h e c h o s p o r u n in d iv id u o q u e n o tien e d e e llo la m e n o r id e a lü. E stas e x p e rie n c ia s , q u e se h a n h e c h o v a ria r en to d a fo rm a , h an sid o efectu ad as, es cie rto , so b re estados a n o rm a les; p e ro co n to d o , n o h a cen sino re p ro d u c ir, d e u n m o d o a m p lific a d o , a q u e llo q u e p asa n o rm a lm e n te en n o so tro s. N u e stro s ju ic io s son tru n ca d o s, d e sn a tu ra liz ad o s, a ca d a in stan te, e n virtu d d e los ju ic io s in co n scien tes; n o vem o s sin o a q u e llo q u e n u estro s p re ju ic io s n o s p e rm ite n ver, en tanto ig n o ra m o s p o r co m p le to n u estro s p ro ­ p io s p reju icio s. P o r o tra p a rte , n os e n c o n tra m o s sie m p re e n u n cie rto e stad o d e dis­ tra cció n , p o rq u e la a te n c ió n desvía e l e sp íritu , c o n c e n tra d o e n u n p e q u e ­ ñ o n ú m e ro d e o b jeto s, d irig ié n d o lo a u n n ú m e ro m u c h o m ayo r d e otros, p o r lo c u a l to d a d istra c c ió n tien e p o r e fe c to m a n te n e r fu e ra d e lá c o n c ie n ­ c ia estad os p síq u ic o s q u e n o d e ja n p o r e llo d e se r reales, to d a vez q u e tie­ n en su in flu e n c ia . ¡C u á n ta s ve ces existe u n v e rd a d e ro co n tra ste e n tre el estad o q u e real­ m en te se e x p e rim e n ta y la m an e ra c ó m o e l m ism o estad o a p a re c e an te la c o n c ie n c ia !

9 P ie r r e J a n e t: L ’aut-amalisme psychologique, p . 237 y ss. 10 lbid., p. 225.

N oso tro s cree m o s, p o r e je m p lo , o d ia r a a lg u n o , cu an d o en re a lid a d le am am o s, y la re a lid a d d e este a m o r se m a n ifie sta p o r actos cuya sig n ific a ­ c ió n n o es p u esta en d u d a p o r tercero s, en e l in stan te m ism o en q u e n o so ­ tros n os creem os bajo la in flu e n cia d e l sen tim ien to precisam en te o p u esto 1 1 , P o r o tra p a rte, si to d o lo q u e es p síq u ic o fu e ra con scien te y si to d o lo q u e es in co n scien te fu e ra p sico ló gico, la p sic o lo g ía vo lvería a caer en el viejo m é to d o in tro sp ectivo . P o rq u e si la re a lid a d d e lo s estad o s m en tales se c o n ­ fu n d e co n la c o n c ie n c ia q u e n o so tro s te n e m o s d e e lla , la co n cie n cia sería su fic ie n te p a ra c o n o c e r esa re a lid a d p o r c o m p le to , d esd e qu e fo rm a ría n u n to d o y n o h a b ría n e c e sid a d d e re c u rrir a los p ro ce d im ie n to s c o m p lic a ­ d o s e in d irecto s q u e están en b o g a a c tu alm en te . E n e fecto , n o so tro s estam o s m ás in c lin a d o s a m ira r las leyes de los fe ­ n ó m en o s co m o su p e rio re s a los fe n ó m e n o s m ism o s y a d eterm in ad as d es­ d e fu era , es decir, a c o n sid e ra r d ich as leyes re sp e c to d e los fen óm en o s co m o sus m an eras d e se r p a rticu la res y a a trib u irles u n c a rá cte r in m a n en te. Si p o r co n sig u ie n te, lo s h e c h o s p síq u ico s n o so n p a ra n osotro s m ás q u e lo q u e d e e llo s n os es c o n o c id o y d e l m o d o e n q u e lo c o n o ce m o s (q u e es to d o u n o ) , sus leyes q u e d a n d ete rm in a d a s al m ism o tiem p o . P ara co n o c e rla s, n o h a b ría m ás q u e la o b servació n . E n cu an to a los fa cto re s d e la vid a m e n ta l q u e , sien d o in co n scien tes, n o p u d ie ra n se r in vestig ad o s p o r este c a m in o , s e ría p reciso e stu d iad o s re ­ c u rrie n d o n o a la p sic o lo g ía sin o a la fisio lo g ía . N o ten em o s n e c e sid a d d e e x p lic a r las ra z o n e s en virtud d e las cu ales esta p sico lo g ía fá c il resu lta d e sd e to d o p u n to in so sten ib le. Es ve rd ad q u e e l m u n d o in terio r está todavía e n g ra n p a rte in e x p lo ra d o , que se h a c e n des-

" Según J ames, no habría prueba alguna d e una verdadera inconsciencia. Cuando yo soy víctima del odio o de la indiferencia en el amor, en estados que me arrastran, n o haré sino designar im propiam ente un estado dentro del cual soy plenam ente consciente. Reconoz­ cam os que no lo com prendem os. Si designo im propiam ente el estado, esto significa que la conciencia que tengo está en error ella misma, significa que no expresa debidam ente todos lo s caracteres de ese estado. Los caracteres que, d e tal m od o no son conscientes influyen n o obstante. Lo hacen, com o es natural, de un m odo in con scien te. Mi atracción por las herm o­ sas facciones constituye el am or porque determ ina en con secu en cia mi conducta, aunque yo n o lo perciba, aun cuando mi pasión m e inclina en un determ inado sentido, y la conciencia que yo tengo de mi pasión, m e inclina en otro. N inguno de los dos fenóm enos predom ina. Sin embargo, parece bien difícil ver en una inclinación com o el am or otra cosa que u n fenó­ m en o psíquico. {Ver J ames, op, c it, I, p. 174).

cu b rim ie n to s to d o s los d ías, q u e fa lta n o o b stan te m u c h o p o r h a c e r y q u e , p o r lo tan to , n o b asta u n p o c o d e a te n c ió n p a ra c o n o c e rlo . S e p re te n d e va n a m en te q u e esas re p re se n ta c io n e s q u e se tien en p o r in c o n sc ie n te s son so la m e n te p e rc ib id a s de u n m o d o in c o m p le to y c o n fu so . P o rq u e esta c o n fu sió n n o p u e d e re c o n o c e r m ás q u e u n a cau sa, es q u e n o n os p e rc a ta m o s d e to d o c u a n to estas re p re se n ta c io n e s e n c ie rra n ; y es q u e a llí n o s e n c o n tra m o s c o n e le m e n to s reales y actuantes q u e , p o r lo tan to , n o so n h e c h o s, p u ra m e n te físic o s y q u e , p o r c o n sig u ie n te , n o a lcan zan a s e r c o n o c id o s en su n atu rale za ín tim a. L a c o n c ie n c ia o scu ra d e q u e se h a b la n o es m ás q u e u n a c o n c ie n c ia p a rc ia l, lo cu al v ie n e a d e m o stra r q u e los lím ites d e la c o n c ie n c ia n o so n e n m o d o a lg u n o a q u ello s q u e c o rre sp o n d e n a la a c tivid ad p síq u ic a . P a ra evitar este té rm in o «in co n scien cia» y las su b sig u ien te s d ific u lta ­ d es q u e e x p e rim e n ta e l e sp íritu p a ra c o n c e b ir e l o b je to q u e esa p a la b ra q u ie re sig n ifica r, se p re fe rirá p o sib le m e n te v in c u la r io s fe n ó m e n o s in c o n s­ c ie n te s a los ce n tro s se c u n d a rio s d e c o n c ie n c ia , d isp e rso s en el o rg a n ism o e ig n o ra d o s p o r e l ce n tro p rin c ip a l, b ie n qu e su b o rd in a d o s n o rm a lm e n te a é l; o se a d m itirá a sim ism o q u e p u e d e h a b e r u n a c o n c ie n c ia sep a ra d a d e l yo, es d ecir, sin la a p re h e n sió n d e l e stad o p síq u ic o p o r u n su jeto d e te rm i­ n ad o . P o r e l m o m en to , n o te n e m o s el p ro p ó sito d e d isc u tir estas h ip ó te sis, p o r o tra p a rte m u y p la u sib les 12, p e ro q u e d e ja n in ta cta la p ro p o sic ió n q u e d e se a m o s estab lecer. E n e fe c to , to d o c u an to so ste n e m o s es qu e d ic h o s fe ­ n ó m e n o s su c e d e n en n o so tro s, q u e so n d e o rd e n p síq u ic o y q u e , sin e m ­ b a rg o , n o so n co n o c id o s d e l yo c o m o n o so tro s p re te n d e m o s. E n cu an to a lle g a r a sab e r q u e tales fe n ó m e n o s so n p e rc ib id o s p o r yo d e sc o n o c id o s o q u e p u e d a n q u e d a r fu era d e to d a a p re h e n sió n , es a su n to q u e n o n o s in ­ c u m b e . Q u e se nos c o n c e d a so la m e n te q u e la v id a re p re se n ta tiv a se e x tie n ­ d e m ás a llá d e n u e stra c o n c ie n c ia actu al, y la c o n c e p c ió n d e u n a m em o ria p sic o ló g ic a se to rn a e n to n c e s p e rfe c ta m e n te in te lig ib le .

12 En e l fon d o, la noción de una representación in con scien te y ía de una conciencia sin yo que aprehenda, son equivalentes. Porque cuando nos d icen que u n h ech o psíquico es in­ consciente, entendem os tan sólo que este h ech o no ha sido apreh en d id o. Todo el problem a radica en saber cual expresión es más conveniente emplear. D esde el punto d e vista de la ima­ ginación, tanto una com o otra son igualm ente inconvenientes. N o nos es más fácil im aginar una representación sin sujeto que se represente, que una representación inconsciente.

L u e g o , to d o lo q u e n os p ro p o n e m o s h a c e r v e r a q u í es q u e esta m em o­ ria e xiste , sin q u e p o r e llo te n g a m o s q u e d e c id im o s p o r u n a fo rm a parti­ c u la r d e c o n c e b irla , d e e n tre to d as las m an eras p o sib les de h a cerla .

V LAS REPRESENTACIONES SOCIALES

L le g a m o s ya al té rm in o d e n u e stra exp o sició n . Si las re p re se n ta cio n e s, d e sd e e l m o m e n to en q u e e xiste n , co n tin ú an e x istie n d o p o r sí m ism as, sin q u e su e xiste n c ia d e p e n d a p erp etu am en te d el e stad o d e lo s c e n tro s n ervio so s; si las rep re se n tac io n es son su scep tib les d e in flu ir d ire c ta m e n te u n as so b re o tra s, d e co m b in arse, en fin , seg ú n las le­ yes q u e les son p ro p ias, to d o e llo sig n ific a qu e tales rep re se n tacio n es son r e a lid a d e s . E stas r e p r e s e n ta c io n e s se e n c u e n tr a n s u ste n ta d a s p o r u n su b strato fo rm a d o p o r ín tim as re la c io n e s y son , p o r ello , in d e p en d ie n tes e n c ie rta m ed id a. L a a u to n o m ía d e las rep resen tacio n es» a qu e acab am os d e refe rirn o s, n o p u e d e ser, c ie rtam e n te , sin o rela tiva , p u es n o h ay re in o en la n atu raleza q u e n o d e p e n d a d e otro s rein o s. N ad a m ás ab su rd o , p u es, q u e p reten d e r e rig ir la v id a p síq u ic a en u n a e sp e c ie d e ab so lu to , co n c e p c ió n q u e n o p ro ­ p o rc io n a ría n in g ú n resu ltad o y q u e , p o r o tra p arte, n o te n d ría rela ció n al­ g u n a c o n el resto d e í u n iverso . E s b ie n e vid e n te q u e el e stad o d e l c e re b ro a fecta todos los fe n ó m e n o s in te le c tu a le s y q u e es, ad em ás, fa c to r in m e d ia to de algu n o s de ello s (sensa­ c io n e s p u ras). P e ro , p o r o tro la d o , d e lo q u e p rec e d e resu lta q u e la vid a rep re se n tativa n o es in h e re n te a la n atu rale za in trín seca de la m ateria n er­ vio sa, p o rq u e subsiste e n p a rte p o r sus p ro p ia s fu erzas y tien e, ad em ás, m a­ n eras d e se r q u e le son p a rtic u la res. L a re p re se n ta c ió n n o es u n sim p le asp ecto d e l estad o e n q u e se en ­ c u e n tra el e le m e n to n ervio so en e l m o m e n to en q u e d ich a rep re se n tació n tien e lugar, p o rq u e se m an tie n e a u n c u a n d o este estad o haya d e sap are c id o y p o rq u e las re la c io n e s e n tre las rep re se n ta c io n e s son d e u n a n atu raleza d ife re n te q u e a q u e lla d e los e le m e n to s n ervioso s su b yacen tes. L a re p re se n ta c ió n es a lg o n u e v o , q u e d e te rm in a d o s ca ra cte res de la cé lu la co n trib u ye n ciertam en te a p ro d u cir, p e ro que n o son su ficien tes p ara

co n stitu id a, d e sd e el m o m e n to q u e so b revive a ello s, m an ife stan d o a d em ás p ro p ie d a d e s d ife ren te s. P e ro d e c ir q u e el e stad o p síq u ic o n o d e riva d ire c ta m e n te d e la c é lu la es tan to c o m o d e c ir q u e n o e stá c o n te n id o en e lla , q u e se fo rm a e n p arte fu e ra d e e lla , y q u e le es, p o r lo tan to , e x te rio r e n esa m ism a m ed id a . Si e x istie ra p o r la célu la, h a b ría d e e sta r n ec e sa ria m e n te d e n tro d e ella , po r­ q u e su re a lid a d n o p o d ría v e n irle d e o tra p arte. A sí, p u es, c u a n d o n o so tro s h e m o s d ich o en o tro lu g a r q u e los h ech o s so ciales so n , e n cierto sen tid o , in d e p e n d ie n te s d e io s in d ivid u o s y e x te rio ­ res a las c o n c ie n c ia s in d ivid u a les, n o h em o s h e c h o o tra co sa q u e afirm ar, p a ra el re in o d e lo so cial, a q u e llo q u e afirm a m o s p a ra el re in o d e lo p síq u i­ co. L a so c ie d a d tiene p o r su b stra to e l co n ju n to de in d ivid u o s aso ciad o s. E l sistem a q u e ello s fo rm a n u n ific á n d o se , va ría seg ú n su p ro p ia d isp o sició n so b re la su p e rfic ie d e l te rrito rio , la n atu rale za y el n ú m e ro d e vías d e c o ­ m u n ic a c ió n , to d o lo c u a l co n stitu y e la b ase so b re la qu e se e le va la vid a so cial. L a s re p re se n ta c io n e s q u e so n su tram a se d e sem b a ra z an d e las re la ­ c io n e s q u e se estab lecen , b ie n e n tre los in d ivid u o s d e tal m o d o co m b in a ­ d o s, b ie n e n tre los g ru p o s se c u n d a rio s q u e se in te rp o la n e n tre el in d ivid u o y la so c ie d a d total. A lio r a b ien , si n o se ve n a d a d e e x tra o rd in a rio resp e cto a q u e las re ­ p re se n ta c io n e s in d ivid u ales, p ro d u c id a s p o r las a ccio n es y las re a c c io n e s ca m b ia d as e n tre ios e le m en to s n e rv io so s, n o sean in h ere n te s a estos e le ­ m en to s, ¿q u é p u e d e h a b e r d e s o rp re n d e n te en q u e las re p re se n ta c io n e s colectivas, p ro d u cid a s p o r las a c c io n e s y rea ccio n e s cam b iad as e n tre las c o n ­ cie n c ia s e le m en ta le s q u e co n stitu yen la so cie d a d , n o d e riv e n d ire cta m e n te de estas ú ltim as y, p o r c o n sig u ie n te , las su p eren ? L a re la c ió n qu e vin cu la , d e n tro d e esta c o n c e p c ió n , el su b strato social co n la v id a social es, d e sd e to d o p u n to , a n á lo g o al q u e se d eb e a d m itir en ­ tre el substrato psico ló gico y la v id a p síq u ica de los in dividuos, si tío se q u iere n e g a r to d a p sic o lo g ía p ro p ia m e n te d ich a. L as m ism as co n secu e n cia s d e b e n e n to n ce s p ro d u c irse en u n a y en o tra p arte. L a in d e p e n d e n c ia , la e x te rio rid a d relativa d e los h e ch o s so ciales con re la c ió n a los in d ivid u o s es, a sim ism o , m ás in m e d ia ta m en te a p a re n te q u e la q u e o fre c e n los h e c h o s m e n ta le s c o n resp ecto a las célu las c e re b ra le s; p o rq u e los p rim ero s, o, p o r lo m e n o s, lo s m ás im p o rtan te s d e e n tre ellos, llevan d e u n a m a n e ra visib le la m a rc a q u e d e n o ta su o rig e n . E n e fe c to , si es p o sib le r e s p o n d e r q u e todos los fe n ó m e n o s sociales, sin e x c e p c ió n , se im p o n e n al in d iv id u o d e sd e fu e ra , la d u d a n o p a re c e p o ­ sib le e n c u a n to resp e cta a las c re e n c ia s y a las p rá ctica s relig io sas, las reglas

d e la m o ra l, los in n u m e ra b le s p re c e p to s d e l d e re c h o ; en u n a p alab ra, p a ra todas a q u ellas m a n ife sta c io n e s m ás c a ra cte rísticas d e la vid a so cial. T odas so n e x p re sa m e n te o b lig ato rias. L u e g o , p o r lo tanto, la o b lig a ció n es la p ru e ­ b a d e q u e estas m an e ra s d e a c tu a r y d e p e n sa r n o so n la o b ra d e l in d ivi­ d u o , sin o q u e e m a n a n d e u n p o d e r m o ra l q u e lo so b rep asa, p o d e r q u e o b ien se im a g in a m ística m en te b a jo la fo rm a d e u n D io s o b ien se e n c a rn a co n u n a c o n c e p c ió n m ás te m p o ra l y c ie n tífic a I3. L a m ism a ley se e n c u e n ­ tra en los dos rein o s. P o r o tra p a rte, el a su n to se e x p lic a d e la m ism a m a n e ra e n los dos ca­ sos. Si se p u e d e d ecir, e n c ie rto m o d o , q u e las re p re se n ta c io n e s colectivas son e x te rio re s a las c o n c ie n c ia s in d iv id u a le s, es p o rq u e ellas n o p ro v ien en de los in d ivid u o s to m ad o s a isla d a m e n te , sin o e n su co n ju n to , lo q u e es en verd ad b ien distin to. E n Ja e la b o ra c ió n d e l resu ltad o com ú n , ca d a u n o ap o r­ ta, sin d u d a , su p a rte a líc u o ta ; p e ro e sto n o q u ie re decir, p o r e je m p lo , q u e los sen tim ien to s p rivad o s d e los in d ivid u o s a d q u ie ra n cate g o ría social, m ien ­ tras n o c o m b in e n su a c c ió n c o n las fu erz as m i generis q u e la a so c ia c ió n d e ­ sarro lla. P o r e fe c to d e estas c o m b in a c io n e s y d e las m o d ifica c io n es m utuas q u e se p ro d u c e n e n tre sus e le m e n to s, tales co m b in a c io n e s se convierten en otra cosa diferente con re sp e c to a ca d a u n o d e sus e le m en to s, así c o m o u n a sín te­ sis q u ím ica p ro d u c e u n a c o n c e n tra c ió n , u n ific a n d o los e le m en to s sin teti­ zados y tra n sfo rm án d o lo s p re c isa m e n te p o r e llo m ism o . D esd e q u e esta sín ­ tesis es la o b ra d e l to d o e n su c o n ju n to , tien e al todo p o r e sce n a rio . L a resu ltan te q u e se lo g ra , p o r lo tan to , su p e ra ca d a u n o d e los e sp íri­ tus in d ivid u a les, d e l m ism o m o d o e x a c ta m e n te co m o el to d o s u p e ra ca d a u n a d e las p artes. D ic h a resu ltan te e stá e n la co n ju n c ió n , to d a vez q u e p o r c o n ju n c ió n se lo g ra. H e a h í, p u es, en q u é sen tid o se d ice q u e es e x te rio r resp ecto a sus e le m e n to s p a rtic u la re s. C a d a u n o d e estos ele m en to s, co m o

13 Y si el carácter de obligación y de violencia es tan esencial a todos estos hechos, tan típicam ente sociales, ¡cuánto más verosím il es que, previo a todo exam en, ese m ism o carácter se encuentre igualm ente, aunque m enos visible, en los otros fenóm enos sociológicos! Porque no es posible que los fen óm en os de una m ism a naturaleza difieran a tal punto qu e los unos penetren e l individuo desde fuera y que los otros resulten de un processus opuesto, A este respecto, rectificamos una interpretación inexacta que ha sido dada a nuestro pensam iento. Cuando h em os dicho, acerca de la obligación o de la violencia, que era la ca­ racterística de los h ech os sociales, n o hem os pretendido dar d e este m odo una explicación simplista de estos últimos. H em os querido solam ente indicar un signo cóm od o m ediante el cual el so ciólogo pueda reconocer los h ech os que pertenecen a esta ciencia.

es n atu ral, a p o rta a lg u n a cosa, p e ro e l to d o n o está co m p le to sin o c o n su in te g ra c ió n g e n e ra l. P a ra c o n c re ta r q u é es v e rd a d e ra m e n te e sa resu ltan te, d ire m o s q u e es el a g re g a d o e n su to ta lid a d lo q u e debe- to m arse e n c o n sid e ra c ió n 14; pu es es ese co n ju n to el q u e p ie n sa , e l q u e sien te , e l q u e q u ie re , a u n q u e n o p u e ­ d a q u erer, sen tir o in flu ir sin o p o r in te rm e d io d e co n cie n cia s p a rtic u la res. H e a h í tam b ién ^por q u é el fe n ó m e n o so cia l n o d e p e n d e d e la n a tu ra ­ lez a p e rso n a l de los in d ivid u o s. L a ve rd ad es q u e en la fu sió n d e la q u e resu lta esa to ta lid a d , to d o s lo s ca ra cte res in d ivid u a les tan d iv erg en tes p o r d e fin ic ió n , se n eu traliz a n y se d estru yen re c íp ro c a m e n te . S ó lo so b re n a d a n , d ig a m o s así, p o r so b re ello s, las p ro p ie d a d e s m ás g en era le s de la n a tu ra le ­ za h u m an a; y es p recisa m en te a cau sa d e su e xtre m ad a g en era lid a d q u e p u e ­ d e n asu m ir esas fo rm a s esp ecialísim as y p o r d em ás co m p lejas q u e caracte­ rizan los h e c h o s co lectivo s. L o q u e a n te c e d e n o d e b e in terp re ta rse e n el sen tid o q u e los c a ra c te ­ res in d ivid u a les n o sea n n a d a co n resp e c to al resu ltad o total, sin o q u e tales ca ra cte res n o so n sin o c o n d ic io n e s m ed iatas y leja n a s co n re la c ió n al h e­ c h o g en era l, q u e n o se p ro d u c iría en ve rd ad sin ello s, co m o es n atu ral, p e ro q u e n o son ello s p a rtic u la rm e n te q u ie n e s lo d e te rm in a n . L u e g o , p o r lo tan to , la e x te rio rid a d d e lo s h e c h o s p síq u ico s e n su rela­ ció n co n las célu las c e re b ra le s, n o re c o n o c e o tras causas y n o tien e o tra n atu raleza. E n e fe c to , n a d a au to riza a su p o n e r q u e u n a rep re se n tac ió n , tan e le m e n ta l co m o se q u ie ra , p u e d a se r p ro d u c id a d ire cta m e n te p o r u n a vi­ b ra c ió n celu lar, d e u n a in te n sid a d y d e u n a to n a lid a d d ete rm in a d a s. P e ro n o h a y sen sació n a lg u n a a la q u e n o c o n c u rra n u n cierto n ú m e ro d e c é lu ­ las. L a m a n e ra co m o se h a c e n las lo calizacio n es ce re b ra les n o p erm ite a cep ­ tar o tra h ip ó te sis; lu e g o , las im á g e n e s n o m a n tie n e n ja m á s rela c io n e s d e fi­ n id as sin o c o n zon as m ás o m en o s exten sas. E s p o sib le , aú n , q u e el m ism o c e re b ro , e n su to ta lid a d , p a rticip e en su e la b o ra c ió n , y esto es p re c isa m e n ­ te lo q u e p a re c e d e m o stra r el h e c h o d e las su b stitu cion es. E n fin , la v e rd a d es q u e este ca m in o es e l ú n ico qu e se p re se n ta p ara c o m p re n d e r c ó m o la sen sació n d e p e n d e d e to d o el c e re b ro , co n stitu yen ­ d o u n fe n ó m e n o n u e vo , d e p e n d e n c ia q u e se e x p lic a p o r la circ u n sta n c ia d e e star fo rm a d a la sen sac ió n p o r m o d ific a c io n e s m o lecu lares, ya q u e , d e lo c o n tra rio , c a b ría p re g u n ta rse d e q u é se ría h e c h a y d e d ó n d e h a b ría d e p ro ce d e r. 14 Ver nuestro libro Le suicide, pp. 345-363.

P e ro , ai m ism o tie m p o , la sen sació n es o tra cosa, p o rq u e resu lta d e u n a sín tesis n ueva y sui geneñs, en la cu al las m o d ific a c io n e s in tervie n e n c o m o e le m en to s, q u e d a n d o , e m p e ro , tra n sfo rm ad o s a su vez p o r el h e ch o m is­ m o d e su fu sión . Es in d u d ab le q u e ig n o ram o s có m o los m o vim ien tos p u ed en , co m b in án ­ d o se, d a r n acim ien to' a u n a re p re se n ta c ió n ; p e ro tam p oco sab em os c ó m o u n m ovim ien to in te rm e d ia rio p u e d e , cu an d o es d e te n id o , tran sform arse en calo r, o viceversa. S in e m b a rg o , la re a lid a d d e esta tran sfo rm ació n n o p u e ­ d e p o n e rse e n d u d a. ¿Q u é es, e n to n ce s, lo q u e tie n e la p rim era d e im p o si­ b le? D e n tro d e u n c o n c e p to m ás g e n e ra l, p o d ría a fu m arse todavía q u e si la o b je c ió n qu e se h a ce fu e ra válid a, se lleg a ría a n e g a r to d o cam b io , p o rq u e e n tre u n efecto y sus cau sas, e n tre u n a resu ltan te y sus elem en tos, h ay siem ­ p re u n a in te rru p c ió n . E s m ateria d e la m etafísica el h a lla r u n a co n c e p c ió n q u e h a g a rep resen tab le esta h e te ro g e n e id ad ; p ara n osotro s es su ficien te qu e su existe n cia n o se p o n g a e n d u d a. P e ro en to n ces, si ca d a id ea , o, al m en os, ca d a sen sació n , es d e b id a a la sín tesis de un cierto n ú m e ro d e estad os c e lu lare s, co m b in ad o s seg ú n leyes p o r fu erzas to d avía d e sc o n o c id a s, es e vid en te q u e d e n in g ú n m o d o p u e d e q u e d a r p risio n era d e c é lu la d e te rm in a d a a lg u n a . L a id e a escap a a ca d a c é ­ lu la, p o rq u e n in g u n a en p a rtic u la r es cap az p o r s í so la de p ro m o verla. L a vid a rep re se n tativ a n o p u ed e, en efecto , rep a rtirse de u n a m a n e ra d e fin id a en tre los d istin to s e le m en to s n ervio so s, ya q u e n o p u e d e c o n sid e ­ rarse rep re se n tació n a q u e lla e n q u e n o in te rv e n g a u n a p lu ra lid a d d e d i­ ch o s e lem en to s. No puede existir vida representativa sino en el todo p u ñ a d o por la reunión de elementos nerviosos, del mismo modo que la vida colectiva no existe sino en el lodo p rm ado por la reunión de individuos. N i u n a n i o tra están c o m ­

p u estas p o r d e te rm in a d a s p a rtes, tales q u e p u e d a n a su vez se r asig n a d a s a o tras p artes d e te rm in a d a s d e sus resp ectivo s su b stratos. C ad a estad o p síq u ic o se e n c u e n tra d e este m o d o fren te a la co n stitu ­ c ió n p ro p ia de las cé lu las n ervio sas, en las m ism as c o n d ic io n es de in d e p e n ­ d e n c ia relativa en q u e se h a lla n los fe n ó m e n o s so ciales fren te a las n atu ra ­ lezas in d ivid u ales. D e sd e q u e u n e stad o p síq u ic o n o se re d u c e a s e r u n a sim p le m o d ific a ­ c ió n m o lecu lar, ta m p o co se e n c u e n tra a m e rc e d d e m o d ifica cio n es d e tal n atu raleza q u e p u e d a n p ro d u c irse aisla d a m en te en lo s d iferen tes p u n to s d e l e n c é fa lo . T an só lo p u e d e resu ltar a fecta d o p o r a q u ellas fu erzas físicas q u e actú an d e n tro d e l g ru p o to tal d e célu las q u e le sirven d e so p o rte. P e ro p a ra q u e este e fec to p u e d a d u rar, n o tien e n e c e sid a d a lg u n a d e s e r so ste n i­

d o in d e fin id a m e n te y c o m o revivificad o sin in te rru p c ió n p o r u n a p o rte co n ­ tin u o d e e n e rg ía n e rv io sa . P a ra c o m p e n e tra rse a c e rc a d e l e sp íritu d e q u e está a n im a d a esta a u to ­ n o m ía lim ita d a - a u to n o m ía q u e es, en el fo n d o , to d o cu an to c o n tie n e d e p o sitivo y e se n c ia l n u e stra n o c ió n d e espiritualidad -, n o es n e c e sa rio im a g i­ n a r u n alm a, se p a ra d a d e su c u e rp o , lle v a n d o e n q u ié n sab e q u é m e d io id e a l u n a e x iste n c ia s o ñ a d o ra y so litaria. E l a lm a q u e se h a lla e n e l m u n d o , c o n fu n d e su vid a co n la d e to d as las cosas; y p u e d e d e c irse , si se q u ie re , a c e rc a d e n u estro s p e n sa m ien to s, q u e e llo s están e n el c e re b ro . S ó lo es n e c e sa rio a g re g a r q u e e n el in te rio r d e l c e re b ro , tales p e n sa m ie n to s n o son rig u ro sa m en te localizab les n i están tam ­ p o c o u b icad o s en p u n to s d e te rm in a d o s, d e sd e q u e se h allan e n m a y o r re ­ lac ió n co n u n as re g io n e s q u e c o n otras. E sta d ifu sió n es b astan te p o r sí m is­ m a p a ra p ro b a r q u e tie n e n a lg o d e e sp e c ífic o y q u e p a ra q u e sean d e tal m o d o d ifu so s es d e sd e to d o p u n to in d isp e n sa b le q u e su fo rm a d e c o m p o ­ n erse n o sea la m ism a q u e n o s o fre c e la m asa c e re b ra l; es d ecir, tie n e n ; en c o n se c u e n c ia , u n a m a n e ra d e s e r q u e les es in h e re n te . A q u e llo s q u e n os a c u sa n , p u es, d e d e ja r la vid a so cial c o m o en el a ire p o rq u e n o s re h u sa m o s a d iso lv e rla d e n tro d e la c o n c ie n c ia in d ivid u a l, n o h a n ad ve rtid o , sin d u d a , to d as las c o n se c u e n c ia s q u e d erivan d e su o b je ­ c ió n . S i la o b je c ió n es fu n d a d a , se a p lic a ría p e rfe c ta m e n te a las re la c io n e s e n tre el e sp íritu y e l c e re b ro . P o r lo tan to , p o d ría d e tal m o d o - p a r a se r ló g ica - c irc u n sc rib ir e l p e n sa m ie n to a la c é lu la y q u ita rle a la vid a m e n ta l to d a e sp e c ific id a d . P e ro , e n to n c e s, se ca e e n las in e x tric a b le s d ific u lta d e s q u e ya h em o s se ñ a la d o . H a y m ás a ú n : p a rtie n d o d e ese m ism o p rin c ip io , se p o d ría ig u a lm e n te so ste n e r q u e la vid a resid e e n las p a rtícu la s d e o x íg e ­ n o, d e h id ró g e n o , d e c a rb o n o y d e ázoe q u e co m p o n e n el p ro to p la sm a vivo, p u es éste n o c o n tie n e n a d a fu e r a de estas p a rtícu la s m in e rale s, d e l m ism o m o d o q u e la so c ie d a d n o c o n tie n e n a d a fu e ra d e los in d ivid u o s ,5. L u e g o , la c o n c e p c ió n q u e n o so tro s co m b atim o s, p u e d e te n e r a q u í m e­ nos p o sib ilid a d a ú n q u e e n los casos p re c e d e n te s. D e sd e lu e g o , ¿có m o los m o vim ien to s vita le s p o d ría n te n e r p o r a sien to e le m en to s q u e n o sean vi­ vien tes? P u es d e lo c o n tra rio , ¿có m o h a b ría n d e rep a rtirse, e n to n c e s, las p ro p ie d a d e s c a ra c te rístic a s d e la vid a e n tre tales e lem en to s? N o p o d ría n

15 Los individuos son, al m enos, los elem entos activos de la sociedad. Para expresarse con exactitud, debe agregarse que la sociedad com p ren d e tam bién cosas.

e n c o n tra rse ig u alm en te e n to d o s, d esd e q u e lo s ele m en to s son d e d ife re n ­ tes e sp ecie s: el o x íg e n o n o p u e d e d e se m p e ñ a r el m ism o p ap el q u e e l car­ b o n o , n i e star d o ta d o d e las m ism as p ro p ied ad es. R esu lta m ás a p ro p ia d o e n este o rd e n , p o r lo tan to , ad m itir q u e ca d a a sp ecto d e la vid a se e n c a rn a e n u n g ru p o d ife re n te d e átom os. L a vid a n o se d ivid e d e este m o d o , d e sd e q u e es u n a, y, p o r co n sig u ie n te, n o p u ed e te n e r m ás asien to q u e la su b sta n cia viva en su to talid ad : está en el todo, n o en las p artes. Si, p u es, p a ra fu n d a m e n ta rla c o rrec tam e n te es n ece sa rio n o d isp ersar­ la e n tre fu erz as ele m en ta le s, to d a vez q u e e lla es resu ltan te, ¿p o r qu é h a ­ b ría d e o c u rrir d e m o d o s d ife re n te s resp ecto al p e n sa m ien to in d ivid u al e n su re la c ió n c o n las célu las c e re b ra le s y resp e cto a los h ech os so ciales en su re la c ió n c o n los in d ivid u o s? E n d efin itiva, la so c io lo g ía in d ivid u alista n o h a c e sin o a p lic a r a la vid a so c ia l e l p rin c ip io d e la vie ja m e ta físic a m aterialista, es decir, p reten d e e x ­ p lic a r lo c o m p le jo p o r lo sim p le, lo su p e rio r p o r lo in ferio r, el to d o p o r la p a rte, lo cu al es e v id e n te m e n te co n tra d ic to rio en su p ro p io p la n te a m ien ­ to. E l p rin c ip io c o n tra rio n o n o s p a re c e , p o r c ie rto , m en o s in so sten ib le: n o se c o n o c e ría m ás, d e a c u e rd o c o n la m etafísica id ealista y te o ló gica, h a ­ c ie n d o d e riv a r la p a rte d e l to d o , p u es el to d o es n ad a sin las p a rtes qu e lo c o m p o n e n , y n o p u ed e se r sa c a d o d e la n ad a a llí d o n d e h aya n ece sid a d de q u e exista. Q u ed a, pu es, fin alm en te la e x p lica ció n d el co n ju n to de fen ó m en o s q u e se p ro d u c e n e n el lo d o m e d ia n te las p ro p ie d a d e s características del todo, e l c o m p le jo p o r el c o m p le jo , lo s h e c h o s so ciales p o r la so cied ad , los h e ­ ch o s vitales y m en tales p o r las c o m b in ac io n es sui geneús de los cu ales ello s p ro v ie n e n . E s éste el ú n ic o ca m in o q u e p u e d e se g u ir la cien cia. N o es n e­ c e sa rio a g re g a r q u e e n tre lo s d ife re n te s estad os d e la re a lid a d h ay so lu cio ­ n es d e c o n tin u id a d . C a b e re c o rd a r al resp e cto q u e e l to d o n o se fo rm a sino p o r e l a g o lp a ­ m ien to d e las partes, y este a g o lp a m ie n to n o se h a c e en u n in stan te, p o r u n m ila g ro sú b ito, sin o q u e h a y to d a u n a su ce sió n in fin ita d e in term ed ia ­ rio s e n tre el estad o de a isla m ie n to p u ro y e l e stad o d e a so ciació n ca ra cte ri­ zad a. P e ro a m ed id a q u e la a so c ia c ió n se con stitu ye, d a lu g a r al n ac im ie n to d e fe n ó m e n o s q u e n o p ro v ie n e n d ire cta m e n te d e la n atu rale za d e lo s e le ­ m en to s aso ciad o s; y esta in d e p e n d e n c ia p a rcial n o es tanto m ás a c e n tu a d a c u an to sus e le m en to s so n m ás n u m e ro so s y m ás fu e rte m e n te sin téticos. E s d e a h í d e d o n d e p ro v ie n e , sin d u d a, la d u ctilid ad , la fle x ib ilid a d , la c o n tin g e n c ia q u e las fo rm a s su p e rio re s d e la re a lid a d m an ifie stan co n res­

p e cto a las in fe rio re s, e n el se n o d e las cu ales p e n e tra n , n o o b sta n te , sus raíces. E n e fec to , c u a n d o u n a m a n e ra d e ser, o d e h acer, d e p e n d e d e u n todo, sin d e p e n d e r in m e d ia ta m e n te d e n in g u n a d e las p a rte s q u e lo c o m p o n e n , go za - d e b id o a d ic h a d ifu s ió n - d e u n a u b icu id a d q u e la lib e ra h a sta u n cie rto p u n to . D a d o q u e u n a tal m a n e ra d e se r o d e h a c e r se e n c u e n tra fija ­ d a a u n d e te rm in a d o p u n to d e l e sp a c io , n o se e n c u e n tra su jeta a c o n d ic io ­ nes d e e x iste n c ia lim itad as e n fo rm a d e m a sia d o e stre ch a . S i a lg u n a cau sa fa vo rece sus va riacio n e s, éstas h a lla rá n m en o s resiste n c ia y se p ro d u c irá n p o r lo tan to m ás fá c ilm e n te , p o rq u e d isfru tan e n c ie rto m o d o d e m ayo r am p litu d p a ra m o verse. Si u n as p a rte s se rec h a z an , otras p u e d e n p resta r el p u n to d e a p o y o n ec e sa rio p a ra u n n u e v o a rre g lo , sin e star o b lig a d a s p o r eso a a c o m o d a rse ellas m ism as. H e a h í c ó m o se c o n c ib e q u e u n m ism o ó rg a n o p u e d a so m e te rse a fu n ­ cio n es d ife re n te s, q u e las d istin tas re g io n e s d e l c e re b ro p u e d a n sub stitu irse u nas a otras, co m o asim ism o q u e u n a m ism a in stitu ció n so c ia l p u e d a su ce ­ sivam en te c u m p lir los m ás v a ria d o s fin es. A d e m á s, re sid ie n d o to d o e n e l su b strato so cia l, p o r m e d io d e l c u al se v in c u la al resto d e l m u n d o , la v id a c o le c tiv a n o re sid e , sin e m b a rg o , en él d e u n m o d o tal q u e p u e d a c o n fu n d irse . E n e fecto , la v id a co lectiva es e n d ic h o sen tid o , d e p e n d ie n te y d ife re n ­ ciad a a la vez, d e l m ism o m o d o q u e la fu n c ió n lo es d e l ó rg a n o , ya q u e fa ta lm e n te -c o m o n o p o d ría ser d e o tro m o d o - las fo rm a s q u e a d q u ie re en e l m o m e n to e n q u e se lib e ra y q u e so n , e v id e n te m e n te , fu n d a m e n ta le s, llevan la m arc a d e su o rig e n . E s é sa la razó n p o r la q u e la p rim e ra m ateria d e to d a c ie n c ia so c ia l se e n c u e n tra e n e stre c h a re la c ió n c o n el n ú m e ro d e los e le m e n to s so cia les, con el m o d o c ó m o éstos se e n c u e n tra n a g ru p a d o s y d istrib u id o s, etc., es decir, c o n la n atu rale za d el su b strato . P e ro u n a vez q u e u n p rim e r cau d al d e re p re se n ta c io n e s h a sid o co n stitu id o d e tal m o d o , d ic h as re p re se n ta c io ­ n es, e n v irtu d d e las razo n es q u e h e m o s e x p u e sto , se tra n sfo rm a n en reali­ d ad es p a rc ia lm e n te a u tó n o m a s q u e g o z a n d e u n a v id a p ro p ia y q u e tien en e l p o d e r d e a trae rse , d e rec h a z arse, d e fo rm a r e n tre s í sín tesis d e d iversa clase, co m b in a c io n e s todas ella s d e te rm in a d a s p o r sus a fin id a d e s n atu rale s y n o p o r e l e stad o d e l m e d io e n e l c u a l se d e sarro llan . P o r lo tan to , las re p re se n ta c io n e s n u evas, p ro d u c to s d e esta síntesis, son de u n a m ism a n atu raleza: tie n e n p o r causas in m e d ia ta s o tras re p re se n ­ tacio n es co lectivas y n o tal o c u al c a rá c te r d e la e stru c tu ra so cia l,'

E s e n la e v o lu c ió n relig io sa d o n d e se h a lla n p o sib lem en te los m ás sor­ p re n d e n te s eje m p lo s d e este fe n ó m e n o . E s im p o sib le com p ren d er, sin d u d a, c ó m o se h a fo rm a d o el p a n teó n g rie g o o e l ro m a n o si n o se c o n o c e la co n s­ titu ció n d e la c iu d a d , el m o d o c ó m o los c lan e s prim itivos se h an c o n fu n d i­ d o p o c o a p o c o los u n o s con los o tro s, c ó m o la fa m ilia p atriarcal se h a o r­ g an iz ad o , etc. P e ro , p o r o tro lad o , la v e g e ta c ió n lu ju rio sa d e m itos y leyen ­ das, los sistem as te o g ó n ico s, co sm o ló g ico s, e tc., q u e constituyen el p e n sa ­ m ien to re lig io so , n o se vin cu la n d ire c ta m e n te co n d eterm in ad as p articu la­ rid a d e s d e m o rfo lo g ía social. A tal c ircu n sta n c ia d e b e a trib u irse e l h e c h o d e q u e a m e n u d o se d es­ c o n o z c a e l c a rá c te r so cial d e la re lig ió n : se h a c re íd o que se fo rm a b a , en u n a g ra n m e d id a , b a jo la in flu e n cia d e cau sas extraso cio ló g icas, p o rq u e n o se v e ía e l e n la c e in m e d ia to en tre la m ayo r p a rte d e las creen cias religio sas y la o rg a n iz a c ió n d e las so cied ad es. P e ro , c o n este m ism o c rite rio , p o d ría d ejarse fu e ra d e la p sic o lo g ía to d o a q u e llo q u e e x c e d a ios lím ites d e la p u ra sen sac ió n ; p o rq u e si b ien las sen sacio n e s - e s e fo n d o básico de la c o n c ie n ­ c ia in d iv id u a l- n o p u e d e n e x p lic a rse m ás q u e p o r e l estado d e l c e re b ro y d e los ó rg a n o s (d e lo co n tra rio , ¿d e d ó n d e p ro v en d rían ?), u n a vez q u e exis­ te n se co m b in a n , sin em b a rg o , e n tre sí seg ú n leyes q u e n i la m o rfo lo g ía n i la fisio lo g ía c e re b ra l so n ca p a ces d e e xp lic a r. D e a h í es d e d o n d e resu ltan lu e g o las im á g e n e s, a g ru p á n d o se a su d e ­ rre d o r, so b re v ie n e n los co n ce p to s y, a m e d id a q u e nuevos estad ios se a g re ­ g a n d e este m o d o a lo s an te rio res, resu ltan m en o s in m ed iatam en te d e p e n ­ d ien tes, d esd e q u e q u e d a n sep ara d o s p o r u n m ay o r n ú m ero d e in te rm e ­ d iario s c o n re sp e c to a la b ase o rg á n ic a e n q u e rep o sa toda la vid a m en tal. S in e m b a rg o , n o d e ja n p o r ello de se r p síq u ic o s, y es esto p rec isa m en te lo q u e p e rm ite o b se rv a r m e jo r en e llo s los atrib u to s característico s d e la m en ­ talid ad ,6.

16 Se puede ver e n esto el inconveniente que existe en definir asi los h ech os sociales: los fenóm enos que se producen en la sociedad pero por la sociedad. La expresión no es exacta, porque hay hechos sociológicos - y rio son los m e n o s- que son productos, no de la sociedad, sino de productos sociales ya formados. Es com o si se definieran los hechos psíquicos com o aquellos producidos p or la acción com binada de todas las células cerebrales o de un cierto núm ero de ellas. En el mejor de los casos, una tal definición no puede servir para determ inar y circunscribir el objeto propio de la sociología. Porque esas relaciones derivadas no pued en ser establecidas sino a m edida que la ciencia avanza. Cuando la investigación se inicia, no se sabe cuáles son las causas d e los fenóm enos que se ha propuesto estudiar, y aun no se alcanza su conocim iento sin o en parte. Sería muy conveniente, pues, limitar según otro criterio el

Estas v in c u la c io n e s servirán p o sib le m e n te p a ra h a c e r c o m p re n d e r m e­ jo r p o r q u é n o so tro s n o s a fe rra m o s c o n tan ta in sisten cia al e m p e ñ o d e dis­ tin g u ir la so c io lo g ía d e la p sic o lo g ía in d ivid u a l. S e in ten ta sim p le m e n te in tro d u c ir y a c lim a ta r en so c io lo g ía u n a c o n ­ c e p c ió n p a ra le la a a q u e lla q u e d e n d e d e m ás en m ás a p re v a le c e r e n p sico ­ lo g ía , D esd e h a c e u n a d e c e n a d e a ñ o s, e n e fe c to , u n a g ran n o v e d a d se ha p ro d u c id o e n esta ú ltim a cie n cia : in te re sa n te s esfu erzo s se h a n lle v a d o a ca b o p a ra lle g a r a c o n stitu ir u n a p sic o lo g ía q u e se a p ro p ia m e n te p sic o ló g i­ ca, es d ecir, sin o tro ad itam en to . E l a n tig u o in tro sp e c c io n ism o se c o n te n ta b a co n d e sc rib ir lo s fe n ó m e ­ n os m en ta les sin e x p lic a rlo s. L a p sic o fisio lo g ía los e x p lic a b a , p e ro d e ja n d o d e lad o , c o m o d e sp re c ia b le s, sus rasgo s distintivos. U n a terce ra e sc u e la está e n vías d e fo rm a rse p a ra lo m a r a su c a rg o e l e x p lic a rlo s, p e ro a b a n d o n a n ­ d o lo relativo a su e sp ecificid a d . P a ra lo s p rim ero s, la vid a p síq u ic a tien e u n a n atu rale za p ro p ia , p e ro se p a ra d a p o r co m p le to del m u n d o y su b straíd a d e los p ro c e so s o rd in a rio s d e la c ie n c ia ; p a ra los seg u n d o s, p o r e l c o n tra ­ rio , la v id a p s íq u ic a n o es n ad a p o r s í m ism a y e l p a p e l del estu d io so q u e ­ d a ría re d u c id o a e lim in a r esa cap a su p erficia l p a ra alcan zar in m ed iatam en te las rea lid a d e s q u e e lla e n cu b re, P e ro am b as co n ce p cio n es se e n tie n d e n p ara n o v e r sin o u n a su til co rtin a d e fe n ó m e n o s, tra n sp a re n te a la a te n c ió n d e la c o n c ie n c ia , s e g ú n los u n os; d e sp ro vista d e to d a co n sisten cia, se g ú n ios otro s. L u e g o d e re c ie n te s e x p e rie n c ia s, n o so tro s h em o s p ro b a d o q u e se ría m ás c o n v e n ie n te c o n c e b ir la vid a p síq u ic a co m o u n vasto sistem a d é ‘ reali­ d ad es sui generis, co n stitu id o p o r u n g ra n n ú m e ro d e capas m en ta les su p e r­ pu estas u n a s so b re otras, tan p ro fu n d a s y lig ad as co m o p a ra q u e la sim p le re fle x ió n p u e d a lle g a r a p e n e trar sus m isterio s, y tan esp ecial al m ism o tiem ­ p o p a ra q u e las c o n sid e ra c io n e s p u ra m e n te fisio ló g icas a lc a n c e n resu lta­ do .

cam po de la investigación, si no se le quiere dejar indeterm inado, es decir, si se quiere llegar a saber de qué se trata. En cuanto al p roceso en virtud del cual se form an los productos sociales d e segundo grado, si bien n o tien e analogía con el que se observa e n la conciencia individual, n o deja por ello d e ten er una fisonom ía propia. Las com b inacion es d e las que resultan los m itos, las teogonias, las cosm ogonías populares, no son idénticas a las que tienen por efecto las asocia­ ciones d e ideas que se forman en los individuos, aunque tanto unas com o otras puedan acla­ rarse m utuam ente. Hay toda una parte d e la sociología que debiera volver a buscar las leyes d e la ideación colectiva, y que está aún com pletam ente por hacerse.

E s d e este m o d o q u e la espiritualidad p o r la q u e se h an c a ra cte riza d o lo s h e ch o s in te le c tu a le s, y q u e p a re c ía h asta h a c e p o c o qu e los co lo cab a , y a p o r e n cim a , y a p o r d e b a jo d e la c ie n c ia , h a v e n id o a ser p re c isa m e n te el o b je to d e u n a c ie n c ia p o sitiva; es el n atu ralism o p sic o ló g ic o , fu n d a d o e n ­ tre la id e o lo g ía d e lo s in tro sp e cc io n ista s y el n atu ralism o b io ló g ic o ; cu ya leg itim id a d e sp e ra m o s q u e c o n trib u ya a d e m o stra r el p resen te trab ajo . U n a tra n sfo rm a c ió n se m e ja n te d e b e lleva rse a c a b o e n la so c io lo g ía , y es a este fin a l q u e tie n d e n p rec isa m en te n u e stro s esfu erzos. Si b ie n es c ie rto q u e n o h ay ya casi p e n sa d o re s q u e osen c o lo c a r a b ie r­ tam en te los h e c h o s so c ia le s fu era d e la n a tu ra le z a , m u ch o s c ree n to d avía q u e es su fic ie n te p a ra fu n d a rlo s el d a rle s c o m o estrato la c o n c ie n c ia del in d iv id u o , y a lg u n o s q u ie re n a ú n re d u c irlo s a las p ro p ie d a d e s g e n e ra le s d e la m a te ria o rg a n iz a d a . T a n to p a ra u n o s c o m o p a ra otro s, p o r c o n sig u ie n te , la so cied ad es n ad a p o r s í m ism a. N o se la ve sin o c o m o un e p ife n ó m e n o d e la vid a in d ivid u a l, p o c o im p o rta si o rg á n ic a o m en tal, d e la m ism a m a n e ra com o p ara M au d sley y sus d iscíp u lo s la re p re se n ta c ió n in d ivid u a l n o es sin o un e p ife n ó m e n o de la vid a p síq u ica. L a so c ie d a d n o te n d ría así o tra re a lid a d q u e la q u e le com ú n ic a el in d iv id u o ; d e l m ism o m o d o q u e la re p re se n ta c ió n in d iv id u a l n o a lc a n z a ría o tra e x iste n c ia q u e la q u e le p r o p o r c io n a la célu la n ervio sa , p o r d o n d e la s o c io lo g ía n o v e n d ría a ser o tra co sa sin o u n a p sic o lo g ía a p lic a ­ d a I7. P e ro el e je m p lo m ism o d e la p sic o lo g ía d e m u e stra qu e esta c o n c e p ­ c ió n d e la c ie n c ia d e b e s e r su p e ra d a . M ás a llá d e la id e o lo g ía d e los p sic o so c ió lo g o s, c o m o ig u a lm e n te m ás a llá d e l n atu ralism o m ateria lista d e la so c io a n tro p o lo g ía , h ay lu g a r p a ra u n n a tu ra lism o so c io ló g ic o q u e ve a en los fe n ó m e n o s so c ia le s h e c h o s e sp e c ífic o s y q u e to m e a su ca rg o su estu ­ d io , re sp e ta n d o re lig io sa m e n te su e sp e c ific id a d . N a d a hay, en v e rd a d , d e m ás e x tra ñ o q u e el e rr o r qu e a lg u n a vez se n o s h a re p ro c h a d o d e so ste n e r u n a e sp e cie d e m aterialism o . B ie n p o r el c o n tra rio , d esd e e l p u n to d e visla en q u e n os co lo cam o s, si se llam a espiri­

17 Cuando decim os psicología a secas, en ten dem os decir psicología individual, y con­ vendría, para la claridad d e las discusiones, restituir ese sentido a la palabra. La psicología colectiva es la sociología por com pleto; y, entonces, ¿por qué n o servirse de esta última expre­ sión? Inversamente, la palabra psicología ha designado siem pre la ciencia de la m entalidad en el individuo; y tam bién aquí, ;por qué no conservarle este significado? Se evitarían, de este m odo, no pocos equívocos.

tualidad la p ro p ie d a d d istin d va d e la vid a rep re se n tativa e n el in d ivid u o , se d e b e r á d e c ir e n to n c e s d e la v id a s o c ia l q u e e lla se d e fin e p o r u n a hiperespintualidad. D e a h í q u e n o so tro s e n te n d am o s q u e los atrib u tos co n s­ titutivos d e la v id a p síq u ic a vu elv e n a e n co n tra rse e n el sen o d e la so c ie ­ d a d , p e ro elevad o s a u n a m u y a lta p o te n c ia , d e m o d o tal q u e lleg an a c o n s­ titu ir u n a co sa e n te ram e n te n u eva. N o ob stan te su a sp ecto m etafísico , p u es, la p a la b ra n o d e sig n a n ad a m ás q u e u n c o n ju n to d e h e c h o s n atu rales, q u e d e b e n e x p lic a rse p o r cau sas n atu rale s. E sta m ism a circ u n sta n c ia n o s ad vierte, p o r o tra p a rte , q u e el m u n d o n u e v o q u e q u e d a de tal m o d o a b ie rto a la c ie n c ia so b rep asa a to d o s los o tro s e n c o m p le jid a d ; y q u e n o es sim p lem e n te u n a fo rm a a g ra n d a d a d e lo s re in o s in fe rio re s, sin o q u e actú an a llí fu erzas to d avía in so sp ech ad as, cu ­ yas leyes n o p u e d e n ser d e sc u b ie rta s p o r los m ero s p ro ce d im ie n to s d e l a n á ­ lisis in te rio r 18.

1S El presente capítulo fue publicado en la Reoue de Métaphpique el de Morale, núm ero correspondiente al mes de mayo de 1898, t. VI.

C A P ÍT U L O S E G U N D O D E T E R M IN A C IÓ N D E L H E C H O M O R A L

I TESIS

L a re a lid a d m o ral, co m o to d a e sp e c ie de re a lid a d , p u ed e se r estu d ia ­ da d esd e dos pu ntos de vista d ife re n te s: se p u ed e p ro c u ra r c o n o ce rla y co m ­ p re n d e rla , o b ien , ju z g a rla . E l p rim e ro d e estos p ro b lem as, q u e es e n te ra ­ m en te te ó rico , d e b e p re c e d e r n e c e sa ria m e n te al se g u n d o . E s, p o r otra p ar­ te, el ú n ic o qu e será c o n sid e ra d o a q u í, y d el cu al se h a rá ver so la m e n te, en c o n c lu sió n , có m o e l m éto d o se g u id o y las so lu cio n es ad o p tad as d e ja n p o r co m p le to e l d e re c h o de e m p re n d e r in m e d ia ta m en te el estu d io d e l p ro b le ­ m a p rá ctico . P o r lo d em ás, p a ra p o d e r e x a m in a r teó rica m en te la re a lid a d m o ra l es in d isp e n sa b le el d e te rm in a r p re v ia m e n te en qu é co n siste el h e c h o m o ral, p u es p a ra p o d e r o b se rva rlo es n e c e sa rio c o n o c e r a q u e llo q u e lo c a ra cte ri­ za, es d ecir, m ed ian te qu é sig n o s p u e d e se r re c o n o c id o . Es este ú ltim o asu n to el q u e se rá tratad o en p rim e r lugar. S e v e rá lu e ­ g o si es p o sib le e n c o n tra r ta m b ién u n a e x p lic a c ió n satisfacto ria d e d ich as características.

CARACTERES D IST IN TIV O S DEL H ECH O MORAL

¿C u á le s s o n lo s ca ra c te re s d istin tivo s d e l h e c h o m o ra l? T o d a m o ra l se n os p re se n ta c o m o u n sistem a d e n o rm a s d e co n d u cta. P e ro to d a s las técn icas, d e n tro d e tales sistem as, so n ig u a lm e n te ríg id a s, re ­ c u rrie n d o in variab lem en te al e m p le o d e m áxim as q u e p rescrib en có m o d eb e c o n d u c irse e l su jeto en d e te rm in a d a s circu n sta n cia s. ¿Q u é es, e n to n ces, lo q u e d ife r e n c ia u n as reg las m o ra le s d e las otras? I o S e m o stra rá q u e las n o rm a s m o ra le s están in vestid as d e u n a a u to ri­ d a d e sp e c ia l e n virtu d d e la c u a l s o n o b e d e c id a s, p o rq u e ellas o rd e n a n . Se e n c o n tra rá asim ism o , b ie n q u e p o r u n an álisis p u ra m e n te e m p íric o , la n o ­ ció n d e deber q u e p ro p o rc io n a rá u n a d e fin ic ió n m u y p ró x im a a a q u e lla qu e h a d a d o K a n t. L a o b lig a c ió n c o n stitu y e , p u es, u n o d e lo s p rim e ro s c a ra cte ­ res d e la n o rm a m o ral, 2 o P e ro la n o c ió n d e d e b e r -c o n tra ria m e n te a lo q u e h a a firm a d o K a n tn o a g o ta la n o c ió n d e lo m o ra l. E s im p o sib le q u e n o so tro s cu m p la m o s u n acto ú n ic a m e n te p o rq u e n o s sea o rd e n a d o , c o n ab stra cció n d e su co n te n i­ do. P a ra q u e p o d a m o s d e se m p e ñ a rn o s co m o su jeto, es n e c e sa rio q u e el acto in te re se e n a lg u n a m e d id a n u e stra se n sib ilid a d , es d ecir, q u e se nos a p a ­ rez ca e n c ie rto m o d o c o m o deseable. L a o b lig a c ió n o el d e b e r n o e x p re sa n sin o u n o d e estos a sp ecto s, e l a sp e c to a b stra cto d e la m o ra l. U n a c ie rta deseabilidad es o tro d e sus c a ra c te re s, n o m en o s e se n cial q u e el p rim ero . T an só lo u n a p a rte d e la n a tu ra le z a d e l d e b e r se e n c u e n tra e n esta deseabilidad d e l asp ecto m o ra l. S i es v e rd a d q u e el c o n te n id o d e l acto n os a trae , tal o c u rre , sin e m b a rg o , p o r e l h e c h o d e q u e su m ism a n atu rale za n o n os p e rm ite c u m p lirlo sin e sfu e rz o , sin u n a c ie rta v io le n c ia. E l esfu erzo, au n en tu siasta, m ed ian te el c u al n o so tro s p o d em o s in flu ir m o ra lm e n te , p o r e je m p lo , es u n e sfu erz o d e u n a c o n d ic ió n tal q u e nos lleva fu e ra d e n o so ­ tros m ism o s, q u e n o s e leva p o r e n c im a d e n u e stra p ro p ia n atu raleza, es d e ­ cir, d e to d o lo q u e n o p u e d e lo g ra rse sin p e n a , sin c o n te n c ió n . E ste d esea­ b le sui generis es lo q u e se lla m a c o rrie n te m e n te el bien, E l b ie n y el d e b e r son las d o s c a ra cte rístic as so b re las q u e sé co n sid e ra p ro v e c h o so in sistir p a rtic u la rm e n te , sin q u e se p re te n d a n e g a r q u e p u e d a h a b e r o tra s. D e b e tam b ién e sfo rz a rse e n d e m o stra r q u e to d o acto m oral p re se n ta estos d o s c a ra cte res, a u n q u e p u e d a n e star co m b in a d o s seg ú n p ro ­ p o rc io n e s va riab les.

P a ra h a c e r e n tre v e r c ó m o la n o c ió n d e h e c h o m oral p u e d e p rese n tar estos dos asp ecto s, en p arte c o n tra d ic to rio s, se re c u rrirá a la n o c ió n d e lo sagiado, q u e o fre c e la m ism a d u a lid a d . E l ser sa g ra d o , en u n d a d o se n tid o , es el ser p ro h ib id o , a l q u e n o se osa vio lar; es, en tal sen tid o , el ser b u e n o , a m a d o , an siado. L a c o n c ilia c ió n d e esas dos n o cio n e s estará ju stifica d a : I o H istó ricam en ­ te, p o r las re la c io n e s d e p a ren tesc o y d e filia c ió n q u e en tre e llas e xiste n ; 2 o P o r los e je m p lo s b rin d ad o s p o r n u e stra m o ra l co n te m p o rá n e a. A sí, la p e rso n a lid a d h u m an a es co sa sag ra d a , q u e n o se in ten ta vio la r y se la m a n tie n e e sc ru p u lo sam e n te d e n tro d e l ám b ito d e la p e rso n a , al p ro ­ p io tie m p o q u e se c o n sid e ra la c o m u n ió n co n o tro s co m o el b ien p o r e xce ­ len cia.

III IN D IV ID U O Y SOCIEDAD FRENTE AL HECHO MORAL

S e ría c o n v e n ie n te e x p lic a r a h o ra esas características d e te rm in a d a s del h e c h o m o ral, es d ecir, e n c o n tra r un m e d io de h a c e r c o m p re n d e r d e d ó n ­ d e p ro v ie n e la e x iste n c ia d e p re c e p to s a los cu ale s d eb em o s o b e d e c e r p o r­ q u e ello s n os o rd e n a n y qu e, al m ism o tie m p o , recla m a n d e n o so tro s la rea­ lizació n d e actos deseables, e m p le a n d o esta p a la b ra en el sen tid o p a rticu la r c o n q u e h a sid o d ifu n d id a a n te rio rm e n te . A d e c ir v e rd a d , u n a resp u esta m e tó d ic a a este asu n to su p o n e u n estu­ d io tan a fo n d o co m o fu e ra p o sib le de las re g la s p articu lares, reg las q u e en c o n ju n to co n stitu yen n u estra m o ral. P e ro a fa lta de este m éto d o , in ap lica ­ b le e n esta c ircu n sta n cia , es p o sib le lleg ar, p o r m ed io de p ro c e d im ie n to s m ás b reves, a resu ltad o s q u e n o e stán p o r cie rto d esprovisto s d e valor. In te rro g a n d o la c o n c ie n c ia m o ra l c o n te m p o rá n e a -c u y a s resp u estas p u e d e n , p o r o tra p a rte, ser c o n firm a d a s p o r to d o cu an to sab e m o s sob re las d ife re n c ia s m o ra le s d e to d o s lo s p u e b lo s c o n o cid o s- es p o sib le p o n e rse d e a c u e rd o so b re los sigu ien tes p u n to s: I o L a c a lific a c ió n d e m o ra l n o h a sid o a p lic a d a ja m á s, e n v e rd a d , a u n acto q u e h a y a te n id o p o r o b je to e l in teré s d e l in d ivid u o , o su p e rfe c c ió n en tan to q u e esta p e rfe c c ió n fu e ra e n te n d id a d e u n a m a n e ra p u ra m e n te ego ísta.

2 ° Si el in d iv id u o q u e yo soy n o co n stitu ye u n fin , a u n c u a n d o p o se a c a rá c te r m o ra l, d e b e o c u rrir n e c e sa ria m e n te o tro ta n to c o n los in d ivid u o s q u e so n m is sem e ja n tes y q u e n o se d ife re n c ia n d e m í sin o e n g ra d o s, y a e n m ás, y a e n m en o s. 3 o D e d o n d e d e b e co n clu irse q u e si hay una moral, d ich a m o ral n o p u e d e te n e r p o r o b jeto sin o e l g ru p o fo rm a d o p o r u n a p lu ra lid a d d e in d iv id u o s aso ciad o s, es d ecir, la so c ie d a d , con la condición, no obstante, que la sociedad

por sí mismo u n

pueda ser considerada como una personalidad cualitativamente diferente de las per­ sonalidades individuales que la componen. L a m o ra l com ien za, p o r co n sig u ie n te,

a llí d o n d e co m ie n z a la u n ió n p a ra fo rm a r u n g ru p o , c u a lq u ie ra q u e sea d ic h o g ru p o . E sto sen tad o , resu ltan e x p lic a b le s las ca ra cte rísticas d el h e c h o m o ra l e n la sig u ie n te fo rm a : a) S e d e m o stra rá c ó m o la so c ie d a d es u n a c o sa b u en a, d e se a b le p o r el in d ivid u o , el c u al n o p u e d e e x istir fu e ra d e e lla n i n e g a rla sin n e ­ g arse a sí m ism o y q u e, al p ro p io tie m p o , n o p u e d e q u e re rla o d e ­ sea rla d e u n m o d o p a rtic u la r sin h a c e r a lg u n a v io le n c ia a su p r o p ia n atu raleza, d e sd e q u e la so c ie d a d s u p e ra al in d ivid u o . b) S e h ará v e r e n se g u id a c ó m o la so c ie d a d , al m ism o tie m p o q u e u n a co sa b u e n a , es u n a a u to rid a d m o ra l q u e , a l c o m u n icarse p o r m e d io d e cierto s p re c e p to s d e c o n d u c ta q u e p a rticu la rm e n te se a c e p ta n , c o n fie re a las n o rm a s m o ra le s u n c a rá c te r o b lig a to rio . P o r o tra p a rte, se p ro c u ra rá tam b ién e sta b le c e r c ó m o c ie rto s fin e s - l a a b n e g a c ió n in te rin d iv id u a l, la a b n e g a c ió n d e l sab io p o r la c ie n c ia -, q u e n o son fin es m o rales p o r s í m ism o s, p a itic ip a n , sin e m b a rg o , d e tal c a rá cte r, b ien q u e d e u n a m a n e ra in d ire c ta y d e riva d a . E n fin , u n an álisis d e lo s sen tim ie n to s co lectivo s e x p lic a rá el c a rá c te r sagrado q u e se atrib u y e a las cosas m o ra le s, an álisis q u e n o será, p o r lo d e ­ m ás, sin o u n a c o n firm a c ió n d el p re c e d e n te .

IV LA SOCIED A D Y LA REALIDAD MORAL

C o n tr a e sta c o n c e p c ió n se o b je t a q u e e lla e sc la v iz a e l e s p ír it u , sq m etién d o lo a la o p in ió n m o ra l rein a n te . E sto ca re ce d e im p o rtan cia , p u es la so c ie d a d q u e la m o ra l n os o rd e n a q u e re r n o es la so c ie d a d tal c u a l a p a ­

re c e an te e lla m ism a, sin o la so c ie d a d tal cu al es o co m o tien d e re a lm e n te a ser. L u e g o , la c o n c ie n c ia q u e la so c ie d a d a d q u ie ra d e sí m ism a, en la o p i­ n ió n y p o r la o p in ió n , p u e d e ser in a d e c u a d a a la re a lid a d sub yacen te. P u e ­ d e o c u rrir q u e la o p in ió n , p le n a d e su p erviven cias, retrace el estad o r e a l d e la so c ie d a d ; c o m o p u e d e o c u rrir q u e, b ajo la in flu e n cia d e circu n sta n ­ cias p a sajeras, cierto s p rin c ip io s, aú n e se n ciale s, d e la m oral e xiste n te sean a rro ja d o s en el in c o n sc ie n te , al m en o s tem p o ra ria m en te , y p e rm a n e z c a n d e sd e en to n ce s co m o si n o existiesen . L a cie n c ia d e la m oral p erm ite recti­ fic a r estos e rro re s, d e lo s c u ale s se d a rá n ejem p lo s. P e ro p e rm a n e c e rá en p ie q u e n u n c a p u e d e ser q u e rid a o tra m o ral q u e a q u e lla q u e es re c la m a d a p o r e l estad o so cial d e su tiem po. A sp ira r a o tra m o ra l d ife re n te d e la q u e está im p lic a d a en la n atu rale za de la so c ie d a d es tan to co m o n e g a r a ésta y, p o r co n sig u ie n te, co m o n eg arse a sí m ism o. Q u e d a ría p o r e x a m in a r e n to n ce s, fin a lm e n te , si el h o m b re d e b e n e ­ g arse. L a cu estió n es le g ítim a p e ro n o será e xa m in a d a . Se p o stu lará q u e n o so tro s to d o s ten em o s raz ó n de q u e re r vivir. D ISCU SIÓ N * P rof. D u r k h e im , D eb o, ante todo, exp o n er las dificultades en que m e en cu en tro. A l a c e p ta r o c u p a rm e ex abrupto de u n asu n to tan g en era l co m o el q u e

se ha a n u n c iad o e n la se g u n d a p a rte d e l p ro g ra m a d istrib u id o , d e b o h a c e r u n p o c o d e vio le n c ia a m i m éto d o h ab itu al y a m i m an era o rd in a ria d e p r o ­ ced er. E n el cu rso q u e e x p o n g o d esd e h a ce c u atro añ o s en la S o rb o n a a c e rc a d e la c ie n c ia d e las c o stu m b res, te ó rica y a p lica d a , n o tem o, p o r cie rto , te­ n e r q u e e n c a ra r este tem a; só lo q u e m ien tras e n los lib ro s clásicos es éste u n a su n to q u e se trata e n p rim e r té rm in o , yo n o lo ve o sino al fin a l d e m i d e sa rro llo ; es d ecir, n o in te n to e x p lic a r los c a ra c te re s g en era le s d el h e c h o m o ra l sin o d e sp u és d e h a b e r p asad o revista c u id a d o sam e n te y en d e ta lle a las reg las m o rales (m o ra l d o m éstica, m o ra l p ro fe sio n a l, m oral cívica, m o ­ ra l c o n tra c tu a l), d e sp u é s d é h a b e r m o stra d o las cau sas qu e les h a n d a d o n a c im ie n to y las fu n c io n e s q u e ellas cu m p le n , c la ro está que en la m e d id a q u e los a d e la n to s d e la c ie n c ia lo p e rm iten a ctu alm en te. * V. nota p. 184.

D e este m o d o , a m e d id a q u e d e sa rro llo m i cu rso , re c o p ilo u n n ú m e ro d e n o c io n e s q u e se d e s p re n d e n d ire c ta m e n te d e l e stu d io d e lo s h e c h o s m o ra le s; y a sí, c u a n d o lle g o a p la n te a r el p ro b le m a g e n e ra l, su so lu c ió n se e n c u e n tra p re p a ra d a , d e sd e q u e se a p o ya e n re a lid a d e s co n cretas, al p ro ­ p io tie m p o q u e el e sp íritu está y a e je rc ita d o p a ra v e r las cosas d esd e e l á n ­ g u lo co n ve n ie n te. P o r lo tanto, al e x p o n e r a q u í m is id eas sin p re c e d e rla s d e ese c o n ju n ­ to d e p ru e b a s, estoy o b lig a d o a p re se n ta rla s u n p o c o d e sa rd c u la d a m e n te , y m e ve ré o b lig a d o co n fre c u e n c ia a ree m p la z a r la d e m o stra c ió n c ie n tífic a , q u e n o es p o sib le , p o r u n a a rg u m e n ta c ió n p u ra m e n te d ialéctica. P e ro p ie n so q u e la d ia lé c tic a , e n tre p e rso n a s d e b u en a fe, n o es n u n c a c o sa van a, so b re to d o e n este d o m in io m o ral, e n e l c u a l las h ip ótesis tie n e n sie m p re rese rva d o u n g ra n lu g a r, n o o b stan te todas las d ificu ltad es q u e su e­ le n p rese n tarse. P o r lo d em ás, lo q u e m e h a d e c id id o es el a sp ecto p e d a g ó g ic o d e l asu n ­ to. R e sp e c to a este p u n to d e vista, c re o q u e las id ea s q u e vaya e x p o n e r p u e ­ d e n e n c o n tra r u b ic a c ió n e n la e n se ñ a n z a d e la m o ra l, en señ a n z a q u e está a c tu a lm e n te lejo s d e te n e r la vid a y la acció n q u e se ría n d e desear. L L a re a lid a d m o ra l o b je tiv a L a re a lid a d m o ra l se p re se n ta a n te n o so tro s b a jo d o s asp ectos d ife re n ­ tes, q u e es n e c e sa rio d istin g u ir c o n a b so lu ta c la rid a d : el asp ecto objetivo y el asp e c to subjetivo. P a ra c a d a p u e b lo , e n u n m o m e n to d a d o d e su h isto ria, e xiste u n a m o ­ ral, y es en n o m b re d e esta m o ra l im p e ra n te q u e los trib u n ales c o n d e n a n y q u e la o p in ió n ju z g a , P e ro , d e n tro d e este c u a d ro g e n e ra l, h ay u n a c ie rta m o ra l, b ie n d e fin id a , p a ra g ru p o s p a rtic u la re s y d e te rm in a d o s. A p o y á n d o m e , p u es, e n los h e c h o s, p o stu lo q u e h a y u n a m o ral c o m ú n y g e n e ra l p a ra to d o s lo s h o m b re s p e rte n e c ie n te s a u n a colectivid ad . A h o ra b ie n , fu e ra d e e sa m o ra l co m ú n y g e n e ra l, existe u n a m u ltitu d d e o tras diversas, u n a m u ltitu d v e rd a d e ra m e n te in d e fin id a. C ad a in d ivid u o , c a d a c o n c ie n c ia m o ra l p a rtic u la r, e x p re s a a su m a n e ra , e n efecto,- d ic h a m o ra l co m ú n : c a d a in d iv id u o la c o m p re n d e y la ve d e sd e u n á n g u lo d istin ­ to. T a m b ién p u ed e o c u r rir q u e a lg u n a c o n c ie n c ia p a rtic u la r n o se aju ste estrictam en te a la m o ral d e su tiem p o , y al resp ecto se p o d ría decir, en c ie rto

m o d o , q u e n o existe c o n c ie n c ia m o ra l q u e n o sea in m o ral e n a lg u n o s as­ p e cto s. C a d a c o n c ie n c ia in d iv id u a l, p u e s, b a jo la in flu e n c ia d el m ed io , d e la e d u c a c ió n , d e la h e re n c ia , ve las re g la s m o ra le s a través d e u n p rism a p arti­ cu la r; a sí, p o r e je m p lo , u n o s in d iv id u o s se h a lla rá n m ás in clin a d o s a sen tir viva m en te las n o rm a s d e la m o ra l cívica, m ien tras q u e será m ás d éb il en e llo s la in flu e n c ia d e la m o ra l d o m é stic a , y re c íp ro c a m e n te . O tros, d e l m is­ m o m o d o , e x p e rim e n ta rá n u n sen tim ie n to d e p ro fu n d o resp eto p o r los con ­ tratos, p o r la ju stic ia , en tan to q u e su re p re se n ta c ió n d e los d e b ere s d e la c a rid a d se rá p á lid a e in efica z . A u n lo s a sp ecto s m ás e se n ciale s d e la m oral so n p e rc ib id o s, así, d e m o d o m u y d istin to p o r las d ife re n te s co n cie n cia s. N o m e o c u p a ré a q u í d e esas d o s clases d e re a lid a d m o ral, sin o so la­ m e n te d e la p rim e ra , es d ecir, d e la rea lid a d o b jetiva , qu e sirve d e p u n to d e r e fe re n c ia c o m ú n e im p e rso n a l p a ra ju z g a r las a c cio n es. L a p ro p ia d iversid a d d e las c o n c ie n c ia s m o ra le s in d ivid u a les está d e­ m o stra n d o q u e es im p o sib le e stu d ia r el p ro b le m a p o r este lad o , m ien tra s se d e se e a rrib a r a u n a c o n c lu sió n a c e rc a d e q u é es la m o ra l. S e ría sin d u d a u n o b je to d e estu d io s p sic o ló g ic o s in tere sa n tes el b u sc a r las c o n d ic io n es d e te rm in a n te s d e esas v a ria c io n e s in d ivid u a les d e la m o ra l, p e ro este cam i­ n o n o h a b ría d e servir p a ra n o so tro s re sp e c to al fin q u e n o s p ro p o n e m o s a lc a n z a r aq u í. P o r la m ism a razó n q u e m e d e se n tie n d o e n c u a n to al m o d o e n q u e tal o c u al in d iv id u o se re p re se n ta a s í m ism o la m o ral, d e jo tam b ién de lad o la o p in ió n d e los filó so fo s y m o ralistas. N o to m aré e n c u e n ta sus ensayos siste­ m ático s, p ro d u c id o s p a ra e x p lic a r q co n stru ir la re a lid a d m o ra l, co n la sal­ v e d a d q u e lo h a ré así en la m e d id a en q u e n o fu e r a m e n este r v e r en tales en sayo s u n a fu n d a d a e x p re s ió n , m ás o m en o s a d e c u a d a , d e la m oral d e sus é p o ca s. Y e llo p o r c u a n to u n m o ra lista tiene an te to d o u n a c o n c ie n c ia m ás a m p lia q u e las c o n c ie n c ia s m ed ia s, es d ecir, u n a c o n c ie n c ia e n la cu al c o n ­ v e rg e n las g ra n d e s c o rrie n te s m o ra le s y q u e ab raza, p o r lo tan to, u n ca m p o m ás co n sid e ra b le d e la rea lid a d m o ra l d e su tiem p o ; p e ro m e reh u só a a cep ­ tar sus d o c trin a s e n c u an to e x p lic a c io n e s, c o m o e x p re sio n e s cien tíficas d e la re a lid a d m o ra l, ya sea p a sad a o p re se n te . H e aq u í, p u es, el o b je to d e la p re se n te in vestig a ció n , h e a q u í d e fin id a la e sp e c ie d e re a lid a d m o ra l q u e n o s p ro p o n e m o s estu d iar. P e ro e sta m ism a re a lid a d m o ra l p u e d e se r e n c a ra d a , a su vez, d e sd e d o s p u n to s d e vista d istin to s: I o S e p u e d e tratar d e c o n o c e rla y c o m p re n d e rla ; y

2 ° Se p u e d e in te n ta r ju z g a rla , a p re c ia n d o en u n m o m e n to d a d o el va­ lo r d e u n a m o ra l d e te rm in a d a . N o v o y a o c u p a rm e h o y de este se g u n d o p ro b le m a , y a q u e es n ece sa ­ rio c o m e n z a r p o r e l p rim e ro . C o n o c id o e l d e sa rro llo a ctu al d e las id e a s m o rales, es in d isp e n sa b le p ro c e d e r c o n m é to d o , p a rtie n d o d e los h e c h o s a c e rc a d e los c u a le s se p u e ­ d e a lca n za r la d e b id a c o m p re n sió n , p a ra v e r c ó m o se m an ifie stan e n ello s las d ivergen cias. P a ra p o d e r ju zg ar, es decir, p a ra a p reciar el valo r de la m oral c o m ú n , tan to c o m o p a ra p o d e r e stim a r e l v a lo r d e la vid a o e l d e la n atu ra ­ lez a (p u es los ju ic io s d e v a lo r se a p lic a n a c u a lq u ie r re a lid a d ), es n e c e sa rio co m en zar, e n e fe c to , p o r c o n o c e r la re a lid a d m o ral. D e este m o d o , p u es, e l p rim e r req u isito p a ra estar en c o n d ic io n e s d e e stu d iar te ó ric a m e n te la re a lid a d m o ra l es el d e sa b e r q u é es, p o d e r re c o ­ n o c e rla y d istin g u id a d e o tras rea lid a d e s. E n otras p alab ras: es n ec e sa rio d e fin id a . N o es e l c a so , sin e m b a rg o , d e d a r u n a d e fin ic ió n filo só fic a c o n la cu al q u e d e d e u n g o lp e rea liza d a la in vestig ació n . T o d o lo q u e es p o sib le y útil h a c e r al re sp e c to es d a r u n a d e fin ic ió n in ic ia l, p ro viso ria, q u e n os p e rm íta e n te n d ern o s a c e rc a d e la rea lid a d d e q u e n os ocu pam os* d e fin ic ió n d e to do p u n to in d isp e n sa b le d e e stab lece r b ajo p e n a d e n o sab er d e q u é ; h ab lam o s. E l p rim e r a su n to q u e se p la n te a , co m o o c u rre al co m ie n z o , d e toda in vestig ació n c ie n tífic a y ra c io n a l, es, p u es, el sig u ien te; ¿b ajo q u é ca ra cte ­ rística p u e d e n d istin g u irse y re c o n o c e rse los h e c h o s m orales? L a m o ra l se p re se n ta a n te n o so tro s c o m o u n co n ju n to d e m áx im a s, d e n o rm as d e c o n d u c ta . P e ro h ay o tras re g la s, ad em ás de las n o rm as m o rales, q u e n os s e ñ a la n la m a n e ra d e actu ar. A sí, todas las técn icas u tilitarias están g o b e rn a d a s p o r sistem as d e reg las an á lo g a s. Es n ece sa rio , p o r lo tan to , bu s­ c a r la d ife r e n c ia c a ra c te rístic a p ro p ia d e las n o rm a s m orales. A ese e fe c to , co n sid e re m o s el c o n ju n to d e reg las q u e rig e n la c o n d u c ­ ta h u m a n a e n to d as su s fo rm a s y p re g u n té m o n o s si n o h ay o tras q u e o fre z ­ can c a ra c te re s p a rtic u la re s esp ecía les. S i c o m p ro b am o s q u e las re g la s qu e p rese n tan las ca ra cte rísticas d e te rm in a d a s d e este m o d o re sp o n d e n c o n c re ­ tam en te a la c o n c e p c ió n q u e to d o el m u n d o se h ace v u lg a rm e n te 1 d e las

1 La n o ció n científica de este m odo construida, de ninguna manera es capaz de repro­ ducir exactam ente la noción vulgar, que p u ed e ser errónea. El vulgo puede rechazar la califi­ cación de m orales para normas que ofrecen todos los caracteres propios de los preceptos mo­ rales. Todo cuanto es necesario hacer es que la depuración no sea .dem asiado considerable,

n o rm a s m o ra le s, p o d e m o s p o n e r ia rú b ric a u su al y d e c ir q u e so n éstas las ca racterísticas p ro p ia s d e la rea lid a d m o ra l, P a ra a lca n za r u n resu ltad o c u a lq u ie ra en esta in vestigad ó n , n o h ay m ás q u e u n a fo rm a d e p ro c e d e r: d e sc u b rir las d ife re n c ia s in trín secas q u e sep a ­ ran las n o rm a s m o ra le s d e otras n o rm a s, seg ú n sus m an ife stacio n e s e x te ­ rio res, p o rq u e al co m ie n z o d e h in vestig a ció n só lo las e x te rio rid a d es nos son accesib les. C o n ese o b je to , es m e n e ste r e n c o n tra r un reactivo que d e a lg ú n m o d o o b lig u e a p o n e r d e relie ve e x te rio rm e n te el c a rá c te r esp ecífico d e las n o r­ m as m o rales. E l reactivo q u e vam os a e m p le a r es el sig u ien te: o b se rv a re ­ m os q u é se p ro d u c e c u a n d o esas d iversas n o rm a s son vio lad as, y v e re m o s si n o se p ro d u c e n a d a q u e d ife re n c ie a este re sp e c to las n orm as m o ra le s d e las reg las técn icas. C u a n d o u n a re g la es vio lad a, se o rig in a n g en era lm e n te co n sec u e n c ia s m o lestas p a ra el su je to , d e e n tre cu yas c o n se cu e n c ia s se p u ed en d istin g u ir do s clases, a sab er: a) L a s q u e tie n e n lu g a r m e c á n ic a m e n te , en el acto m ism o d e ia vio la ­ ció n . A sí, si yo vio lo la re g la d e h ig ie n e q u e m e o rd e n a p rese rv ar­ m e d e los co n tacto s so sp e ch o so s, las c o n secu e n cia s d e este acto se p ro d u c e n a u to m á tica m e n te; es d ecir, la vio lació n a c a rre a la e n fe r­ m ed ad ; p o r lo cu al, ya q u e el acto e je c u ta d o o rig in a p o r sí m ism o las c o n se c u e n c ia s d e é l d e riva d a s, es p o sib le sab er p o r a d e la n ta d o , a n a liz a n d o e l acto , la c o n se c u e n c ia q u e se h a lla a n a lític a m en te im ­ p lícita. b) P e ro c u a n d o v io lo la n o rm a q u e ra e o rd e n a n o m atar, p o r m ás qu e an a lice m i a cto n o ju s tific a ré ja m á s la c o n d e n a o el castig o . Es d e ­ cir, h ay e n tre e l acto y su c o n se c u e n c ia u n a co m p le ta h e te ro g e n e i­ d ad , re su lta n d o im p o sib le d e d u c ir analíticamente d e la n o c ió n de m u erte o d e h o m ic id io la m e n o r n o ció n d e c o n d e n a , d e d e sh o n ra. E l v ín c u lo q u e u n e e l acto c o n su c o n se c u e n c ia es a q u í u n v ín c u lo sintético.

L la m o sanción las co n secu en cias de tal m o d o enlazadas al a c to m ed ian te u n v ín cu lo sin tético . Ig n o ro a ú n d e d ó n d e p ro v ie n e este v ín c u lo sin tético ,

pues de lo contrario habría inconvenientes para conservar la expresión usual Es d e este m odo, por ejem plo, que el zoó lo g o habla d e peces, aun cuando su concepto de pez n o sea idéntico al del vulgo.

cu ál es su o rig e n o su raz ó n d e ser; tan só lo c o m p ru e b o su e x iste n c ia sin ir m ás lejo s p o r a h o ra . P e ro p o d e m o s, sin e m b a rg o , p ro fu n d iz a r e sta n o c ió n . Y a q u e las san ­ c io n e s n o re su lta n a n a lític a m e n te d e l a cto al c u a l están lig ad as, es a d m isi­ b le, p u es, q u e yo n o m e e n c u e n tre ca stig ad o o c o n d e n a d o porque h aya co ­ m e tid o tal o c u a l acto . E s d ecir, n o es la n a tu ra le z a in trín se c a d e m i a cto la q u e tien e p o r c o n s e c u e n c ia la sa n c ió n , sin o q u e ésta p ro v ie n e d e q u e e l ac to d e q u e se tra ta n o está d e a c u e rd o c o n la n o rm a q u e lo p re sc rib e . E n e fe cto , u n m ism o acto, c o n stitu id o p o r los m ism os m o vim ien to s, a lc a n z a n d o lo s m ism o s resu ltad o s m a teria les, se h a rá p o sib le o n o d e c o n ­ d e n a se g ú n q u e e x ista o n o u n a n o rm a q u e lo p ro h íb a . E s p o r lo tan to la e x iste n c ia d e e sta n o rm a y la re la c ió n q u e c o n e lla tien e e l acto lo q u e d e ­ te rm in a la san ció n . D e este m o d o , el h o m ic id io co n stitu ye u n a cto in fam a n te en tiem p o s n o rm a le s y n o lo es a sí e n tiem p o s d e g u e rra , p o rq u e n o h ay en este ú ltim o caso u n p re c e p to q u e lo p ro h íb a . Es d ecir, q u e u n acto , in trín se c a m e n te el m ism o , p u e d e se r c o n d e n a d o h o y p o r u n p u e b lo e n E u ro p a y n o se rlo e n G r e c ia , s im p le m e n t e p o r q u e n o v io le e n G r e c ia n in g u n a n o r m a p re e sta b le c id a . H e m o s a rrib a d o , p u e s, a u n a n o c ió n m ás p ro fu n d a d e la san c ió n : la san ció n es u n a c o n se c u e n c ia d e l a c to , q u e n o resu lta d e su p ro p io c o n te n i­ d o , sin o d e l h e c h o q u e e l a c to n o se h a lla c o n fo r m e c o n u n a n o r m a p re e sta b le c id a . O e n o tras p a lab ra s: es p o r e x istir u n a n o rm a d ic ta d a co n a n te rio rid a d y p o rq u e el a cto es u n acto d e re b e lió n c o n tra esta n o rm a , q u e el m ism o im p o rta u n a san ció n . A sí, e n c o n tra m o s n o rm a s q u e o fre c e n esta ca ra c te rístic a p a rtic u la r: es­ tam os o b lig a d o s a n o e je c u ta r lo s acto s q u e e lla s n os p ro h íb e n , p u r a y sim ­ p le m e n te p o rq u e n o s lo s p ro h íb e n . E s esto lo q u e se llam a el c a rá c te r obli­ gatorio d e la n o rm a m o ra l. H e a q u í, p u e s, e n c o n tra d a n u e v a m e n te , p o r u n an álisis rig u ro sa m e n te e m p íric o , las n o c io n e s d e deber y de obligación, p o c o m ás o m en os c o m o e ra n e n te n d id a s p o r K an t, Es v e rd a d q u e h a sta este m o m e n to n o h e m o s c o n sid e ra d o m ás q u e las san c io n e s n eg ativas (c o n d e n a , p e n a ), p o rq u e es e n éstas d o n d e se m an i­ fie sta m ás c la ra m e n te el c a rá c te r o b lig a to rio d e la san ció n . P e ro h ay san ­ c io n e s d e o tra clase. L o s acto s e je c u ta d o s d e c o n fo rm id a d c o n la n o rm a m o ra l so n a la b a ­ d o s; los q u e los re a liz a n so n p re m ia d o s. L a c o n c ie n c ia m o ra l p ú b lic a o b ra e n to n ce s d e o tro m o d o : la c o n se c u e n c ia d e l a cto es fa vo ra b le al su jeto , a u n ­

q u e el m eca n ism o d e l fe n ó m e n o sea el m ism o . L a san ció n en este caso , c o m o en el p re c e d e n te , n o p ro v ie n e d e l a cto m ism o , sino d el h e c h o d e h a ­ lla rse co n fo rm e c o n u n a n o rm a q u e lo ha p re sc rip to . E n v e rd a d , esta e sp e cie d e o b lig a c ió n q u e estam o s estu d ian d o es d e u n m atiz sin d u d a d istin to a la an terio r, p e ro e n el fo n d o n o son am bas sin o v a ried ad es d e un m ism o g ru p o ; es d e cir, q u e n o se trata de dos clases d ife re n te s d e n o rm as m o ra le s, unas p a ra p ro h ib ir y otras p ara o rd en ar, sin o q u e so n ú n ica m en te dos e sp ecie s de u n m ism o g é n e ro . L a o b lig a c ió n m o ra l está d e fin id a , p u es, y esta d e fin ició n n o es c a re n ­ te d e in teré s, ya q u e e lla h ace ver h asta q u é p u n to las m orales u tilitarias m ás recie n tes y p e rfe c c io n a d a s han d e sc o n o c id o el p ro b le m a m o ral. E n la m oral d e S p en cer, p o r ejem p lo , h ay u n a ig n o ran cia co m p leta acer­ c a d e lo q u e co n stitu ye la o b lig a c ió n , A su ju ic io , e l castigo n o es o tra cosa q u e la co n sec u e n c ia m e c á n ic a d e l acto, c o m o p u e d e verse e sp ecia lm e n te e n su o b ra so b re p e d a g o g ía , e n c u a n to re sp e c ta a los castigos esco lares. E s tan to co m o d e sc o n o c e r ra d ic a lm e n te los c a ra c te re s d e la o b lig a ció n m o ral. E sta id e a a b so lu tam e n te in e x a c ta es m ás e x te n sa aú n . E n u n a re c ie n te e n c u esta a c e rc a d e la m o ra l sin D ios, se p o d ía le e r e n el trabajo d e u n sa­ b io q u e gu sta o c u p a rse d e filo so fía q u e el so lo castig o del q u e p u e d e h a ­ b la r el m o ralista la ic o es a q u e l q u e co n siste e n la s fu n estas co n secu e n cia s d e lo s actos in m o rale s (la in te m p e ra n c ia d e stru y e la san tid ad , e tc.). S e co m p re n d e q u e e n estas c o n d ic io n e s só lo se roza el p ro b le m a m o ­ ra l, q u e con siste p re c isa m e n te e n h a c e r v e r q u é es el d e b er -c o n c e p to so ­ b re e l q u e tal p ro b le m a se a sie n ta -, c o m o asim ism o en qué g ra d o tal d e b e r n o es u n a a lu cin ació n sin o , p o r el c o n tra rio , u n a rea lid a d . H asta a q u í h em o s se g u id o b astan te d e c e rc a a Iían t. P ero si su an álisis d e l acto m o ra l se a d m ite c o m o p a rtic u la rm e n te e xa cto , n ecesario es co n ve ­ n ir q u e resu lta, sin e m b a rg o , in su fic ie n te e in c o m p le to , pu es n o s m u estra tan só lo u n o de los asp ecto s d e la re a lid a d m o ra l. E n e fecto , n o p o d e m o s realizar u n a cto q u e n o n o s d iga n ad a, sim p le ­ m e n te p o rq u e n os se a o rd e n a d o . P e rse g u ir u n fin q u e nos d e je frío s, q u e n o n os p arezca bueno, q u e n o to q u e n u e stra sen sib ilid a d , es cosa p sic o ló g i­ c a m e n te im p o sib le. E s n e c e sa rio , p o r el c o n tra rio , q u e p a rale la m en te a su c a rá c te r o b lig a to rio , e l fin m o ra l sea d e se a d o y d e sea b le: esta deseabilidad es u n a se g u n d a c a ra c te rístic a d e l a cto m o ral. So la m en te la d e se a b ilid a d p ro p ia d e la vid a m o ra l p a rticip a d e l c a rá c­ ter p re c e d e n te , es d ecir, d e l c a rá cte r d e o b lig a c ió n , y n o se a sem eja, p o r o tra p a rte, a la d e se a b ilid a d d e los o b jeto s a lo s q u e n u estro s d eseo s o rd i­ n ario s se a p eg a n . N o so tro s d eseam o s d e u n a m a n e ra esp ecial el acto o rd e ­

n a d o p o r la n o rm a . N u e stro im p u lso , n u e stra a sp ira c ió n h a c ia a q u e llo q u e q u e re m o s, n o se cu m p le n u n c a sin u n a c ie rta p e n a , sin u n d e te rm in a d o e sfu erz o . A u n c u an d o lleve m o s a c a b o e l acto m o ra l c o n u n a rd o r en tu sias­ ta, sen tim o s a lg o a sí c o m o si n o s sa lié ram o s d e n o so tro s m ism o s, c o m o si n os e n co n trá ra m o s d o m in ad o s, c o m o si nos e leváram o s p o r e n c im a d e n u es­ tro s e r n atu ral, lo q u e n o o c u rre sin u n a c ie rta ten sió n , u n a c ie rta v io le n c ia so b re sí, te n ie n d o c o n c ie n c ia , a d e m á s, q u e estam o s c o n striñ e n d o to d a u n a p a rte d e n u e stra n atu raleza. D e esta su e rte, es n ec e sa rio h a c e r u n cie rto lu g a r al e u d e m o n ism o p a ra m o stra r có m o , h asta e n la o b lig a c ió n , p e n e tra n el p la c e r y la d e se a b ilid a d : h a lla m o s u n cierto e n c a n to e n c u m p lir un a cto m o ra l q u e n o s es o rd e n a d o p o r la n o rm a , d e leite q u e p ro v ie n e tan sólo d e l h e c h o d e sern o s o rd e n a d o . E x p e rim e n ta m o s, así, u n p la c e r su i generis en c u m p lir co n n u e stro d eb er, p o rq u e es n u e stro deb er. L a n o c ió n d e l b ie n p e n e tra e n la n o c ió n d e d e ­ b e r tan to c o m o la n o c ió n d e d e b e r y o b lig a c ió n p e n e tra n e n la d e l b ie n . E l e u d e m o n ism o está en to d as p artes, d e n tro d e la v id a m o ra l, tan to E l d eb er, el im p erativ o k an tia n o n o es, p u e s, sin o u n a sp ecto ab stracto d e la re a lid a d m o ral. E n e fe c to , la re a lid a d m o ra l p re se n ta sie m p re sim u ltá n e a m e n te estos d o s a sp ecto s q u e n o p u e d e n se p a ra rse . N o h a h a b id o n u n c a u n a cto q u e h a y a sid o cu m p lid o ú n ic a m e n te p o r d eb er, sin o q u e sie m p re h a c o n v e n id o q u e a p a re c ie ra co m o b u e n o e n c ie rto m o d o , A la in v e rsa , n o es v e ro sím il a d m itir q u e haya actos p u ra m e n te d e sea b les, p o r la se n c illa razó n q u e e x i­ g e n sie m p re u n esfu erzo. D e la m ism a m an e ra c o m o la n o c ió n d e o b lig a c ió n -c a ra c te rís tic a p ri­ m e ra d e la v id a m o r a l- p e rm itía c ritic a r e l u tilita rism o , a sí ta m b ién la n o ­ ció n d e b ie n -s e g u n d a c a ra c te rístic a - p e rm ite p o n e r d e re lie v e la in su fi­ c ie n c ia d e la e x p lic a c ió n q u e K a n t h a d a d o a c e rc a d e la o b lig a c ió n m o ral. L a h ip ó te sis k an tian a, se g ú n la c u a l el se n tim ie n to d e o b lig a c ió n se ría d e b id o a la h e te ro g e n e id a d ra d ic a l d e la R a z ó n y d e la S e n sib ilid a d , es d ifí­ cilm e n te co n c ilia b le c o n este h e c h o d e q u e lo s fin e s m o ra le s so n , p o r u n o d e sus a sp ecto s, ob jeto s d e d eseo . S i, en u n a c ie rta m e d id a , la se n sib ilid a d tie n e e l m ism o fin q u e la razó n , e lla n o se h u m illa p o r c ie rto so m e tié n d o se a esta ú ltim a. T ales son las dos características d e la re a lid a d m o ra l. ¿S o n tan só lo ésas? A b so lu ta m e n te , y al resp e c to p o d ría in d ic a r otras. P e ro las q u e a c ab o d e se ñ a la r m e p a re c e n las m ás im p o rtan te s, las m ás co n sta n te s, las m ás u n iv e r­ sales. N o c o n o z co n o rm a n i m o ra l a lg u n a en las q u e d ic h as cara cte rísticas

n o se e n c u e n tre n ; n o fa lta n , sin o q u e se h allan co m b in ad as, seg ú n los ca­ sos, e n p ro p o rc io n e s m uy d iversas. H a y acto s q u e son e je c u tad o s casi exclu sivam en te p o r en tu siasm o , ac­ tos d e h e ro ísm o m o ra l, e n los c u a le s e l p a p e l de la o b lig a c ió n está m uy d e­ b ilita d o y p u e d e ser re d u c id o a l m ín im u n , en tanto p re d o m in a la n o ció n d e l b ie n . H ay o tro s en los cu ale s la id e a d e d e b e r e n c u e n tra e n la sen sib ili­ d a d u n m ín im u n d e ap o yo . L a re la c ió n de estos d o s e le m en to s varía a d e ­ m ás se g ú n las é p o ca s: así, la n o c ió n d e l d e b e r h a sid o m uy d é b il en la an ti­ g ü e d a d , en cu yos sistem as, y a u n p o sib le m en te e n la m o ra l - e n rea lid a d , d e sc o n o c id a p o r los p u e b lo s-, e s la id e a d el S o b e ra n o B ie n la q u e p re d o ­ m in a , M e sie n to in c lin a d o a p e n sa r q u e , d e u n m o d o g e n e ra l, o c u rre lo m ism o e n to d as las p artes en q u e la m o ra l es esen cialm en te relig io sa . P o r ú ltim o , la re la c ió n d e lo s d o s e le m en to s v a ría tam b ién p ro fu n d a ­ m e n te d e n tro d e u n a m ism a é p o c a , se g ú n los in divid uo s. U n o u o tro d e d ic h o s e le m e n to s, d e a c u e rd o a las co n cie n cia s, se e n c u e n tra m ás vivam en ­ te so lic itad o , sie n d o m uy ra ro q u e lo s d o s ten gan la m ism a in ten sid ad : cada u n o d e n o so tro s, tien e su d a lto n ism o m o ra l esp ecial. H ay c o n c ie n cia s p ara las c u a le s e l acto m o ra l p a re c e so b re to d o b u en o , d eseab le; h a y otras, en c a m b io , q u e tie n e n el sen tid o d e la n o rm a , qu e b u scan la co n sig n a , la dis­ c ip lin a , q u e sien te n h o rro r p o r to d o lo q u e es in d e term in a d o , q u e d esean q u e su v id a se d e sa rro lle sig u ie n d o u n p la n rig u ro so y q u e su c o n d u cta sea c o n sta n te m e n te so m e tid a p o r u n c o n ju n to d e n o rm a s sólid as y firm es. Y h a y a h í u n a razó n de m ás p a ra p o n e rn o s en g u a rd ia c o n tra las su ges­ tio n es d e n u estras c o n c ie n c ia s p e rso n a le s. Se co n c ib e n los riesg o s de u n m é to d o in d ivid u a l, su b jetivo; q u e red u z ca la m o ra l al sen tim ie n to q u e tie­ n e c a d a u n o d e n o so tro s, ya q u e h a h a b id o casi siem p re asp ecto s e se n c ia ­ les d e la re a lid a d m oral q u e, o b ie n n o los exp erim en ta m o s en ab so lu to , o b ie n lo s, sen tim o s m u y d é b ilm e n te . P e ro a d m itie n d o q u e esas d o s características d e la vid a m o ra l se en ­ c u e n tre n e n todas p artes d o n d e existe h e c h o m oral, ¿se p o d ría aceptar, en tan to , q u e tales ca racterísticas están b a jo u n m ism o p lan ? ¿N o , h a b ría u na d e ellas a la q u e se ría c o n v e n ie n te d a rle la p rim acía, re su lta n d o la o tra d e­ rivad a? ¿N o h a b ría lugar, p o r e je m p lo , p a ra b u scar si la id e a d e d eb er, d e o b lig a c ió n , n o h a su rg id o d é la id e a d e b ien , d e un fin qu e se d e sea lo g rar? H e re c ib id o u n a ca rta q u e m e p la n te a e l asu n to qu e a n te c e d e y q u e m e so m ete d ic h a hip ótesis, p e ro m e rech aza rad icalm en te el ad m itirla. D ejo d e la d o to d as las razo n es q u e o b ra n en su co n tra ; y ya q u e e n todos los tiem p o s, tan a n tig u o s c o m o p u e d a u n o rem o n tarse, nos e n co n tra m o s siem ­

p re c o n los d o s c a ra cte re s c o e x iste n te s, n o h ay razó n o b jetiva a lg u n a p a ra a d m id r u n o rd e n ló g ic o d e p rio rid a d e n tre ello s. P e ro a u n d e sd e e l p u n to d e vista te ó ric o y d ialé c tic o , ¿n o se p e rcib e q u e si n o ten em o s m ás d e b e re s q u e ios d e sea b les, la n o c ió n m ism a d e d e ­ b e r d e sa p a re c e ría ? N u n c a p o d rá re su lta r la o b lig a c ió n d e d u c id a d e lo d e ­ se a b le , p o rq u e e l c a rá c te r e sp e c ífic o d e la o b lig a c ió n es h a c e r v io le n c ia , en cie rta m ed id a , al d e seo . Es tan im p o sib le h a c e r d e riv a r el d e b e r d e l b ie n , o in versam en te, co m o d e d u c ir el a ltru ism o d e l eg o ísm o . S e o b je ta q u e es in c o m p re n sib le q u e n o so tro s p o d a m o s e star o b lig a ­ d o s a e je c u ta r u n a cto d e o tro m o d o q u e n o sea en virtu d d e su c o n te n id o in trín se c o . P e ro , d e sd e lu e g o , n o se está au to riz ad o e n el e stu d io d e los fe n ó m e n o s m o ra le s m ás q u e e n e l d e lo s fe n ó m e n o s p síq u ico s u o tro s a n e g a r u n h e c h o co n sta n te tan s ó lo p o r n o p o d e r d a r e n el m o m e n to u n a e x p lic a c ió n satisfacto ria. L u e g o , p a ra q u e el c a rá c te r o b lig a to rio d e las n o rm a s sea fu n d a d o es su fic ie n te q u e la n o c ió n d e a u to rid a d m o ra l esté fu n d a d a e lla tam b ién , p o r­ q u e a u n a a u to rid a d m o ra l, le g ítim a a lo s o jo s d e la razó n , le d e b em o s o b e ­ d ie n c ia sim p le m e n te en v irtu d d e q u e e lla es a u to rid a d m o ra l, es d ecir, p o r re sp e to a la d iscip lin a . O , d e lo c o n tra rio , n os sen tiríam o s in c lin a d o s a n e­ g a r to d a a u to rid a d m o ra l. Q u e la n o c ió n h aya sid o m al e stu d ia d a no es u n m o tivo p a ra d e sc o n o c e r su e x iste n c ia n i su n ecesid ad . M ás a d e la n te se verá, a d em ás, a q u é re a lid a d o b se rv a b le c o rre sp o n d e esta n o ció n . C u id é m o n o s d e sim p lific a r a rtific ia lm e n te , p u es, la re a lid a d m o ral. Al c o n t r a r io , c o n s e r v e m o s c o n c u id a d o e so s d o s a s p e c t o s q u e h e m o s in d ivid u a liz ad o , sin p re o c u p a rn o s d e a q u e llo q u e p a re c ie ra n te n e r d e c o n ­ tra d icto rio . Y a se e x p lic a rá a su tie m p o esta co n trad icció n . E x iste o tra n o c ió n , ad em ás, q u e p re se n ta la m ism a d u a lid a d : es la n o ­ ció n d e lo sagrado. E l o b jeto sa g ra d o n os in sp ira , si n o e l tem or, al m en o s u n resp e to q u e n os a p a rta d e él, q u e n os c o lo c a a d istan cia; y al m ism o tiem p o , es m otivo de a m o r y d e d e seo , es d ecir, p ro v o c a e n n osotro s u n a te n d e n c ia a a p ro x i­ m arn o s, a a c e rca rn o s. H e a h í, p u e s, u n d o b le sen tim ie n to q u e p a re c e co n ­ tra d icto rio , p e ro q u e e x iste así e n la re a lid a d . L a p e rso n a h u m a n a e sp e c ia lm e n te se p rese n ta an te n u e stro s o jo s bayo ese d o b le a sp ecto q u e a c a b a m o s d e d istin g u ir. P o r u n a p a rte , n os in sp ira co n re sp e c to a o tro s u n se n tim ie n to re lig io so q u e n o s m a n tie n e a d istan ­ cia, y así, d e n tro d e ese c o n c e p to , to d a u su rp a c ió n d e l d o m in io e n q u e se m u eve le g ítim a m e n te la p e rs o n a d e n u e stro s sem ejan tes, n o s p a re c e sacrí-

leg a. Se h a lla , d e tal m o d o , co m o ro d e a d a d e u n a a u re o la d e san tid ad qu e la aísla... P e ro , al p ro p io tie m p o , es e l o b je to p re d ile c to d e n u estra sim p a­ tía, h a llá n d o se to d o s n u estro s e sfu e rz o s e n c a m in a d o s a p ro c u ra r su d e sen ­ vo lvim ien to . Es éste, p re c isa m e n te , e l id e a l q u e n o s esfo rzam o s p o r lle v a r a c a b o tan c o m p le ta m e n te c o m o n o s es p o sib le . Y si c o m p a ro , c o m o lo h a g o , la n o c ió n d e lo sag ra d o co n la d e m o ra l, n o es tan só lo p o r h a c e r u n p a ra le lo m ás o m en o s in teresan te, sin o p o rq u e es h arto d ifíc il c o m p re n d e r la v id a m o ra l si n o se la c o rre la c io n a co n la vid a re lig io sa . D u ra n te sig lo s, la vid a m o ra l y la v id a re lig io sa h a n estad o ín tim a m e n ­ te lig ad as y a u n a b so lu ta m e n te c o n fu n d id a s. H o y m ism o se está to talm en te o b lig a d o a re c o n o c e r q u e esta ín tim a u n ió n subsiste en la m ayo r p a rte d e las c o n c ie n c ia s. D e a q u í re su lta e v id e n te , p o r lo tan to, qu e la vid a m o ra l n o h a p o d id o y n o p o d r á ja m á s d e sp o ja rse d e to d o s los c a ra cte res q u e tie­ n e en c o m ú n c o n la v id a re lig io sa . C u a n d o do s ó rd e n e s d e h e c h o s h a n es­ tad o tan p ro fu n d a m e n te u n id o s p o r la rg o tie m p o , c u an d o h a h a b id o en tre ello s, ta m b ién p o r tie m p o in m e m o ria l, u n p a re n te sc o tan e stre c h o , es im ­ p o sib le q u e se d iso c ien a b so lu ta m e n te a tal p u n to q u e resu lten e xtra ñ o s u n o re sp e c to d e l o tro . P a ra q u e tal o c u rrie se , se ría n ece sa rio qu e se trans­ fo rm a se n d e a rrib a a b a jo , p o r e n te ro , es d ecir, qu e d ejasen d e se r e llo s m is­ m os. D e lo d ic h o se d e sp re n d e , p u es, q u e d eb e e xistir lo m o ra l e n lo reli­ g io so , y lo relig io so en lo m o ra l. Y d e h e c h o , la vid a m oral d e n u estro s días se h a lla p le n a d e re lig io sid a d . P e ro p o r esta circu n sta n cia , es d ecir, p o r el h e c h o de q u e este fo n d o d e re lig io sid a d n o se tran sfo rm e, n o d e b e d e ja rse de re c o n o c e r q u e , e n v e rd ad , la re lig io sid a d m o ra l tien d e a so b revivir en u n a fo rm a p o r c o m p le to d ife re n te d e la re lig io sid a d teo ló gica. E l c a rá c te r sa g ra d o d e la m o ra l 110 es tal q u e d e b a su b straerse a la crí­ tica, co m o se h a lla su b stra íd a a la re lig ió n . P e ro , cie rtam e n te , n o h ay en to d o esto sin o u n a d ife re n c ia d e g ra d o , y a u n ésta es b ie n d é b il a c tu a lm e n ­ te, p o rq u e p a ra la m ay o r p arte d e los e sp íritu s lo sag ra d o d e la m o ra l n o se d istin g u e casi d e lo sa g ra d o d e la re lig ió n . L o p ru e b a la re p u g n a n c ia q u e se e x p e rim e n ta to d avía h o y d e a p lic a r a la m o ra l e l m éto d o c ie n tífic o o rd i­ n ario : p a re c e q u e se profana la m o ra l, o sa n d o p e n sa r y estu d iar co n los p ro ­ ce d im ie n to s d e las c ie n c ia s p ro fa n a s, q u e se a ten ta co n tra su d ig n id a d . N u estro s c o n te m p o rá n e o s n o a d m ite n todavía sin resisten cia q u e la rea­ lid a d m o ra l, c o m o to d as las o tras re a lid a d e s, sea e n tre g a d a a la d iscu sió n d e los h o m b re s.

2. Fundamentos de la realidad moral

L le g o a la seg u n d a p a rte d e m i exp o sició n , y es p recisam en te a q u í cu an ­ d o e x p e rim e n to v e rd a d e ro s escrú p u lo s. D e sp u é s d e h a b er d e te rm in a d o las c a ra c te rístic as d e la re a lid a d m o ra l, in te n ta ría a h o ra e xp lica rlas. A h o ra b ie n , el ú n ic o ca m in o cie n tífic o p a ra lle g a r se ría el d e c lasific a r las n o rm a s m o rales, u n a s a co n tin u ació n de o tra s, exa m in a rlas, in ven ta riar­ las, in ten ta r e x p lic a rla s, a l m en o s las p rin c ip a le s, d e te rm in a n d o las cau sas q u e les h an d a d o n a c im ie n to , las fu n c io n e s ú tiles q u e h a n lle n a d o y lle ­ n an . E s d e esta m a n e ra c o m o se p o d ría lle g a r p ro g resiva m en te a e n tre v e r las causas g e n e ra le s d e las cu ale s d e p e n d en las características esen ciales q u e les so n co m u n e s. A s í p ro c e d o e n m i e n señ a n z a. P e ro n o p u d ie n d o se g u ir a q u í este se n d e ro , m e v e ré p recisa d o a a d o p ta r u n p ro c e d im ie n to d ialé cti­ co y a a d o p ta r u n cie rto n ú m e ro d e p o stu la d o s, sin d e m o stra rlo s d e u n a m a n e ra tan rig u ro sa c o m o se ría d e desear. M í p u n to d e p a rtid a , q u e es m i p rim e r p o stu la d o , es el sig u ie n te: N o so tro s n o te n e m o s d e b e re s sin o fre n te a las co n cie n cia s; to d o s n u e s­ tros d e b e re s se d irig e n a las p e rso n a s m o ra le s, a los seres p en san tes. ¿C u áles so n estos su jeto s con scien tes? H e a h í el p ro b le m a : u n acto n o p u e d e te n e r sin o d o s clases d e fin es 2: 1 . ° E l in d iv id u o q u e y o soy; 2 .“ L o s o tro s sere s d ife re n te s d e m í. A n te to d o , veam o s si los actos qu e tie n e n e n vista ú n ica m en te el se r q u e yo so y o fre c e n u n c a rá c te r m oral. P a ra re s p o n d e r a i a su n to p la n te a d o in te rro g u e m o s la c o n c ie n c ia m o ­ ra l co m ú n . E s é sta, sin d u d a , u n a m a n e ra d e p r o c e d e r m u y in c ie r ta y a le a to ria , p o rq u e c o rre m o s el riesg o d e h a c e r h a b la r la co n c ie n c ia co m ú n c o m o n o s plazca; sin e m b a rg o , llevad o a c a b o este m éto d o c o n b u e n a fe, p u e d e lo g ra r sus resu ltad o s. P ro b a b le m e n te , se co m e n z a rá p o r c o n te sta r q u e n u n c a la c o n c ie n c ia m o ra l h a c o n sid e ra d o c o m o m o ral u n a c to q u e m ire exclusivamente la con­ servación del individuo. P e ro u n tal a cto d e c o n se rv a ció n in d ivid u al p u e d e lleg ar, sin d u d a , a ser m o ra l en ciertas y d e te rm in a d a s circu n stan cias, co m o , p o r e je m p lo , sí y o m e c o n se rv o p a ra m i fa m ilia , p a ra m i p atria, y n o e n sen tid o c o n tra rio , es d ecir, si yo m e co n servo n a d a m ás qu e p a ra m í m is-

* El esquem a de e sta argum entación está expuesto en la Etica de Wondt.

m o , e n cu yo caso m i c o n d u c ta es, e n cu an to a la o p in ió n g en era l, d e sp ro ­ vista d e to d o v a lo r m o ra l. L o s acto s q u e tie n d en , n o tan to a c o n se rv a r c o m o a d esen vo lver m i ser, ¿h a rá n m ás q u e esto? C ierta m en te , sie m p re q u e y o b u sq ue m i d e sen ­ vo lvim ien to , n o co n u n in terés p e rso n a l, ni au n p o r u n in terés estético, sin o e n tan to tal d e sa rro llo te n g a p o r o b jeto efecto s ú tiles p a ra otro s seres d ife ­ re n te s d e m í. P e ro si yo b u sco so lam en te d e sen vo lve r m i in telig en cia y m is fa c u lta d e s p a ra b rillar, p a ra triu n far, p a ra h a c e r d e m í u na b ella o b ra d e a rte, e n to n c e s m i acto ja m á s será c o n sid e ra d o c o m o m o ral. D e esta m an e ra , el in d ivid u o q u e yo soy, en tan to qu e tal, h a de sa b e r ser el fin d e m i c o n d u c ta m o ral. L o s otro s in d iv id u o s, m is sem ejan tes, ¿se­ ría n m ás ca p a ces qxie y o d e d e se m p e ñ a r este p a p e l? P e ro si yo n o h a g o n a d a en e l o rd e n m o ra l p a ra co n servar o d e sa rro ­ lla r m i se r in d ivid u al c o m o tal, ¿p o r q u é la in d iv id u a lid a d d e o tro h o m b re h a b ría d e te n e r u n d e re c h o d e p rio rid a d so b re la m ía? Si el su jeto, p o r sí m ism o , n o tien e n ad a q u e p u e d a o to rg ar a sus acto s u n c a rá c te r m oral, ¿p o r q u é o tro in d ivid u o , su ig u al, g o zará de u n p rivile ­ g io d e q u e el p rim e ro ca re c e? E n tre ello s n o p u e d e h a b e r sin o d ife re n c ia s d e g ra d o -u n o s en m ás, o tro s en m e n o s -, d ife re n c ia s q u e p e rm itirían e x ­ p lic a r la d istin ta n atu rale za q u e o fre c e u n a c o n d u c ta moral co n resp e cto a u n a c o n d u c ta amoral E n tan to la m o ral c o n c e d ie ra a u n o lo q u e n ie g a a otro , to d a su c o n ­ c e p c ió n resu ltaría a p o y a d a en u n a c o n tra d icc ió n fu n d am e n ta l; lo q u e es in a d m isib le p a ra la razó n , n o so lam en te ló g ic a sin o tam b ién p ráctica. P o r­ q u e es asaz d ifícil c o n c e b ir có m o , e n la re a lid a d , eso s sen tim ien to s c o n tra ­ d ic to rio s n o h a b rían d e a d q u irir co n c ie n cia d e su co n tra d icció n . U n a tal m o ra l se ría , en to d o caso , sin g u larm en te in c ie rta co n resp ecto a a q u ella e n q u e lo s sen tim ien to s p u d ie ra n a d q u irir c o n c ie n c ia , sin p o n e r al d e sc u b ie r­ to su in co n sisten cia. P o r o tra p a rte, si u n o d e m is sem ejan tes, en ta n to sirviera d e o b jeto a m i c o n d u c ta , n o su p ie ra alca n za r un c a rá c te r m o ra l, m i co n d u cta n o lle g a ­ ría a se r m o ral p o rq u e to m ara p o r fin , n o u n o sin o m u c h o s in divid uos co m o tales. P o rq u e si ca d a in d iv id u o , to m ad o se p a ra d a m e n te , es in cap az de c o ­ m u n ic a r u n va lo r m o ra l a su co n d u cta, es d ecir, si n o tien e por s í v a lo r m o ­ ra l, u n a su m a n u m é ric a d e in d ivid u o s n o p o d ría h a c e r m ás. P o r o tra p arte, e n c u an to resp e c ta a los actos q u e d irig e n a o tro s, tan ­ to c o m o aq u ello s q u e a n á lo g a m e n te m e d irig e n a m í, n o es m i p ro p ó sito so ste n e r q u e la o p in ió n , e n rea lid a d , les n ie g u e sie m p re todo v a lo r m o ra l; e sp e c ia lm e n te p a ra los ú ltim os, esto se ría a to d as lu ces co n tra rio a la evi­

d e n c ia . D ig o so la m e n te q u e c u a n d o tales actos tie n e n u n valo r m o ra l es p o rq u e e llo s m iran u n fin su p e rio r al in d ivid u o q u e yo soy o a los in d ivi­ d u o s q u e so n los o tro s h o m b re s. E n tie n d o q u e la m o ra lid a d q u e les está re c o n o c id a a tales acto s d e b e su rg ir n ec e sa ria m e n te d e u n a fu e n te m ás e le ­ vad a. E sto es e vid en te p a r a lo s acto s en lo s c u ale s y o soy su jeto y o b jeto ; y si so m o s c o n se c u e n te s c o n n o so tro s m ism o s, a d m itire m o s la m ism a e v id e n cia co m o v á lid a p a ra lo s acto s e n lo s cu ale s yo soy su jeto y o tro es el o b jeto . P e r o si n o p o d e m o s e star v in cu la d o s p o r e l d e b e r sin o a su jetos c o n s­ cien tes, d e sp u és q u e h e m o s e lim in a d o to d o su jeto in d ivid u al, n o q u e d a otro fin p o sib le a la a c tiv id ad m o ra l q u e el su jeto sui generis fo rm a d o p o r u n a p lu ra lid a d d e su jeto s in d iv id u a le s a so ciad o s d e m a n e ra d e fo rm a r u n g ru ­ p o , es d ecir, n o resta sin o e l su jeto colectivo . E s c o n v e n ie n te a d v e rtir d e n u e vo a q u í q u e la p e rso n a lid a d co lectiva d e b e se r o tra co sa q u e el to tal, d e los in d ivid u o s d e q u e está co m p u esta, p o rq u e si n o fu e ra m ás q u e u n a su m a n o p o d ría a lc a n z a r m ás v a lo r m o ra l q u e lo s e le m e n to s d e q u e está fo rm a d a , q u e n o lo p o se e n p o r s í m ism o s. A rrib a m o s, p u es, a esta c o n c lu sió n ; si existe u n a m o ra l, u n sistem a d e d e ­ b e r e s y o b lig a c io n e s , es m e n e s te r q u e la s o c ie d a d s e a u n a p e r s o n a c u alitativam e n te d istin ta d e las p e rso n a s in d iv id u a le s q u e c o m p re n d e y d e cu ya sín tesis es el re su lta d o . P o d rá a d vertirse la a n a lo g ía q u e se o fre c e e n tre este ra z o n a m ien to y a q u e l p o r el c u a l R a n t d e m u e stra la e x iste n cia d e D io s, K a n t p o stu la la e x is­ te n c ia d e D io s p o rq u e sin e sta h ip ó tesis la m o ra l re su lta in in telig ib le . N o ­ so tro s p o stu la m o s, e n c a m b io , u n a so c ie d a d e sp e c ífic a m e n te d istin ta d e los in d iv id u o s, p o rq u e de o tro m o d o la m oral c a re c e d e o b je to y el d e b e r q u e ­ d a sin p u n to d e a p o yo . A g re g a re m o s q u e este p o stu la d o es fácil d e v e rific a r p o r la e x p e rie n ­ c ia, A u n q u e h aya ya tra ta d o fre c u e n te m e n te este a su n to e n m is lib ro s, m e re su lta ría fá c il a g re g a r n u evas raz o n e s a las a n te rio rm e n te d ad as p a ra ju s ti­ fic a r e sta c o n c e p c ió n . E n d e fin itiva , to d a e sta a rg u m e n ta c ió n p u e d e re d u c irse a a lg u n o s tér­ m in o s p o r d e m ás sim p les: re a firm a q u e , c o n re sp e c to a la o p in ió n co m ú n , la m o ra l c o m ie n z a tan só lo c u a n d o co m ie n z a el d e sin terés, la a b n e g a c ió n . P e ro e l d e sin te ré s n o tie n e se n tid o sin o c u a n d o e l su jeto al cu al nos su b o r­ d in a m o s tie n e u n va lo r m ás e le v a d o q u e los in d iv id u o s e n g e n e ra l. A h o ra b ie n , d e n tro d e l m u n d o d e la e x p e rie n c ia , n o co n o zco m ás q u e u n su je to q u e p o sea u n a re a lid a d m o ral m ás rica, m ás co m p le ja q u e la n u e s­ tra, y este su jeto es la c o le c tiv id a d . M e e q u ivo co ; h a y o tro q u e p o d ría d es­ e m p e ñ a r e l m ism o p a p e l: e s la d ivin id ad .

Es p reciso , p u es, e le g ir e n tre D io s y la so cie d a d . N o m e p ro p o n g o e x a ­ m in a r a q u í las razo n es q u e p u e d a n a p o rta rse en fa v o r de u n a u otra so lu ­ c ió n , so lu cio n es am bas q u e so n c o h e re n te s e n tre sí; m e lim ito a d e ja r esta­ b le c id o q u e , d esd e m i p u n to d e vista, esta e le c c ió n m e d eja bastan te in d ife ­ re n te , p o rq u e yo n o veo en la d iv in id a d sin o a la so cied ad tra n sfig u ra d a y p e n sa d a sim b ó licam en te. L a m o ra l com ien za, p u es, a llí d o n d e co m ie n z a la vid a d e l g ru p o , p o r­ q u e es a h í so lam en te d o n d e la a b n e g a c ió n y e l d esin terés a d q u ie re n sen ti­ d o . U so la e x p re sió n «la vid a d e l g ru p o » d e u n a m a n e ra g e n e ra l. H ay sin d u d a g ru p o s d iferen tes: fa m ilia , c o rp o ra c ió n , ciu d a d , p atria, a g ru p a cio n es in te rn a c io n a le s; y au n p o d ría e stab lec e rse , en v e rd a d , u n a cie rta je r a r q u ía e n tre eso s d iversos g ru p o s, d e n tro d e la cu al h a b ría g rad o s, c o rre sp o n d ie n ­ tes a las d ife ren te s fo rm as d e a ctivid ad m o ral, seg ú n q u e esta activid ad m o ­ ra l te n g a p o r o b jeto u n a so c ie d a d m ás p e q u e ñ a o -m á s vasta, m ás e le m e n ­ tal o m ás co m p le ja , m ás p a rtic u la r o m ás co m p re n siva . P e ro es in ú til e n tra r a q u í e n estas cu estio n es. E s su ficien te se ñ a la r el p u n to e n e l cu al p a rece c o m e n z a r el d o m in io d e la v id a m oral, sin q u e p u e ­ d a h a b e r in terés p o r el m o m e n to en estab lece r d ife ren cia cio n es, p u n to q u e c o m ie n z a tan p ro n to c o m o h ay a n e x ió n a u n g ru p o , es decir, qu e se am ­ p lía c o n sus crecim ien to s y q u e su fre sus lim itacio n es. ' L o s actos qu e h em o s a p o rta d o en el cu rso d e n u estra e x p o sic ió n , ad ­ q u ie re n a h o ra , m ed iata e in d ire cta m e n te , un c a rá c te r m oral. H em o s afirm ad o q u e el in te ré s a je n o p o d ría se r m ás m o ral, in trín se ca ­ m en te , qu e el p ro p io in terés. P e ro e n tan to q u e el p ró jim o p a rticip a d e la vid a d e l g ru p o , en tanto q u e es m iem b ro d e la co lectivid ad a la q u e esta­ m os a g re g a d o s, tom a an te n u e stro s o jo s alg o d e d ig n id a d a p u n to tal qu e n o s sen tim o s in clin ad o s a a m a rlo y a q u e re rlo . T e n e r a p eg o a la so c ie d a d es, co m o lo d em o strarem o s p e rfe c ta m e n te m ás a d e la n te , te n e r a p eg o al id e a l so cial, p u es hay u n p o co d e este id eal en c a d a u n o de n osotros. R esu lta n atu ral, p o r lo tanto, que c a d a in d ivid u o p a rtic ip e e n cierta m ed id a d e l resp e to re lig io so q u e ese id eal in sp ira. L a a n e x ió n al g ru p o im p lica , p u es, d e u n a m a n e ra in d irecta p e ro n e­ ce sa ria , la a n e x ió n a los in d ivid u o s: y es a sí c u a n d o el id eal d e la so cie d a d es u n a fo rm a p a rtic u la r d el id e a l h u m a n o , c u a n d o el tip o d e c iu d a d a n o se c o n fu n d e en g ra n m e d id a c o n e l tip o g e n é ric o d e h o m b re , al q u e n os sen ­ tim o s vin cu la d o s. H e a h í có m o se e x p lic a el c a rá c te r m o ra l q u e se atrib u ye a lo s sen ti­ m ien to s d e sim p a tía in te rin d iv id u a le s y a los actos q u e tales sen tim ien to s in sp ira n . N o se trata d e a firm a r q u e con stitu yan p o r s í m ism os ele m en to s

in trín seco s d e l te m p era m en to m o ra l, sin o q u e están tan e stre c h a m e n te u n i­ d o s -a u n q u e in d ire c ta m e n te - c o n las d isp o sic io n e s m o ra le s m ás e se n c ia ­ les, q u e su a u se n c ia p u e d e se r c o n s id e ra d a n o sin razó n c o m o in d ic io m u y p ro b a b le d e u n a d ism in u ció n d e la m o ra lid a d . C u a n d o se a m a a su p atria, c u a n d o se a m a a la h u m an id a d , n o se p u e ­ d e ver el su frim ie n to d e sus c o m p a ñ e ro s sin su frir u n o m ism o y sin e x p e ri­ m en ta r la n e c e sid a d de llevarles u n re m e d io . P e ro a q u e llo q u e n os lig a al p ró jim o n o es n ad a d e lo qu e co n stitu y e su in d ivid u a lid a d e m p íric a , sin o q u e es e l fin su p e rio r d e l cu al es se rv id o r y ó rg a n o 3. E stam o s a h o ra en situ a ció n d e c o m p re n d e r c ó m o e x iste n n o rm a s, lla ­ m ad as n o rm as m o ra le s, a las cu ales es p re c iso o b e d e c e r p o rq u e ellas o rd e ­ n an , y q u e n os atan a fin es q u e n o s c o n tra ría n al m ism o tie m p o q u e los d eseam o s. A cab am o s de ver, en e fecto , q u e la so c ie d a d es el fin e m in e n te d e to d a a ctivid ad m o ral. D e d o n d e resu lta: a) al m ism o tiem p o q u e e x c e d e las c o n ­ cien cias in d ivid u ales, les es in m a n e n te ; b) tie n e todos los ca ra c te res d e u n a in d iv id u a lid a d m o ra l qu e im p o n e re sp e to . a)

La sociedad es un fin trascendente p a ra las conciencias individuales .

E n e fecto , la so c ie d a d su p e ra a l in d iv id u o e n to d o sen tid o . L o su p e ra m a te ria lm e n te , p u esto q u e resu lta d e la c o lig a c ió n d e todas las fu e rz a s in ­ d ivid u ales. P e ro esta d im e n sió n m a te ria l, p o r sí sola, se ría in su fic ie n te . A sí, tam b ién , el u n iverso e x c e d e al in d iv id u o , lo a n o n a d a co n su in m e n sid a d , y, sin e m b a rg o , n o se d ice p o r e llo q u e e l u n iv e rso sea m o ral. D e a h í e n to n c e s qu e la so c ie d a d sea, e sp e c ífic a m e n te , o tra co sa q u e u n a m e ra p o te n cia m aterial: es u n a g ra n p o te n cia m o ral. N os su p e ra n o só lo física , sin o tam b ién m o ra lm e n te . L a civilizació n es d e b id a a la c o o p e ra c ió n de los h o m b re s a so cia d o s d u ra n te sucesivas g e n e ra c io n e s; es, p u e s, u n a o b ra e se n c ia lm e n te so cial. Es

3 Es de esta misma manera cóm o el sacrificio de un sabio por la ciencia puede adquirir indirectam ente un carácter moral. La búsqueda de la verdad no es moral por sí misma, sino que tal carácter d ep en d e del fin por el cual se persigue la verdad, y puede así afirmarse que no es verdadera y plenam ente moral sino cuando la ciencia es amada a causa de los efectos bienhechores que debe tener para la sociedad, para la hum anidad. Pero, por otra parte, la abnegación del sabio apasionado por su cien cia parece excesiva, en virtud d el proceso m ental que im plica, si se la compara con la abnegación propiam ente moral, ya que no participa, en una cierta m edida, de los sentim ientos que esta últim a despierta. Tiene tan sólo, pues, un aspecto de moralidad.

la so c ie d a d q u ie n la h a ce , q u ie n la c u id a y q u ie n ía trasm ite a los in d ivi­ d u o s. E s de la so c ie d a d d e q u ie n n o so tro s la recib im o s. Por lo tanto, la civi­ lizació n d e b e se r c o n sid e ra d a c o m o el c o n ju n to d e todos los b ie n e s a lo s c u ale s atrib u im o s el m ás a lto p re c io , la re u n ió n d e los m ás elevad o s valores h u m an o s. P o rq u e la so c ie d a d es a la vez fu e n te y g u a rd ia n a d e la civilización , p o r­ q u e es el c o n d u c to p o r e l cu al la civilizació n lle g a h asta n osotros; p o r to d o e llo es qu e se n os a p a re c e co m o u n a re a lid a d in fin itam en te m ás rica y m ás a lta q u e la n u e stra , es d ecir, u n a re a lid a d d e la q u e p ro ce d e to d o cu an to vem o s y q u e, p o r e llo m ism o , nos su p e ra p o r to d as partes, alca n za n d o a c a d a u n o d e n o so tro s tan só lo u n a p e q u e ñ a p o rc ió n de las riq u ezas in te ­ lectu a les y m o rales d e las qu e es d e p o sita ría . C u a n to m ás avan zam o s en la h isto ria, tan to m ás la civilización h u m a ­ n a se tra n sfo rm a en a lg o e n o rm e y c o m p le jo , en cuya m ed id a va p a u la tin a ­ m en te c u b rie n d o las co n cie n cia s in d ivid u ales y h acien d o sentir ca d a vez m ás al in d ivid u o có m o tra scien d e de él. A sí, p o r e je m p lo , n o b asta sin o reco r­ d a r q u e ca d a u n o d e los m iem b ro s d e u n a trib u au stralian a lleva en sí la to talid ad de su civilizació n trib al, en tan to q u e ca d a u n o de n o so tro s, con resp e c to a n u e stra civilizació n , só lo a lcan za a in te g ra r u n a p arte rea lm e n te in sig n ifica n te . In te g ra m o s en n o so tro s, p u es, c ie rta p a rte d e la so cied ad y, p o r con si­ g u ie n te , al m ism o tie m p o q u e nos es tra sce n d en te , n os es tam b ién in m a­ n e n te , y así la sen tim o s. O en otras p alab ras: la so cied ad nos su p era , n os cu b re , nos e x c e d e , tan to e x te rio r co m o in te rio rm e n te , ya que vive e n n o so ­ tros y p o r n osotro s. M ás aú n : la so cie d a d es, en cierto sen tid o, algo así com o n o so tro s m ism os, la m e jo r p arte de n o so tro s, to d a vez qu e el h o m b re n o es h o m b re sin o en la m e d id a e n qu e es civilizad o . A q u e llo q u e h a c e d e n osotro s seres v e rd a d e ra m e n te h u m an o s es p re ­ cisam en te lo qu e alcan zam o s a asim ilar d e ese c o n ju n to de ideas, sen tim ien ­ tos, c re e n c ia s y p re c e p to s d e co n d u c ta q u e se llam a civilización . H a c e m u c h o tiem p o qu e ROUSSEAU h a d e m o stra d o que si se q u ita al h o m b re to d o c u an to le v ie n e p o r c o n d u cto d e la so cied ad , q u e d a red u c id o a u n se r e x p u e sto a la m e ra sen sació n , a p en a s ín d ife re n cia d o co n resp ecto al an im al. S i el le n g u a je , e le m e n to so cial d e p rim e r o rd e n , las id eas g e n e ra le s o ab stractas so n p rá ctica m e n te im p o sib les, y a e llo se d eb e, p o r lo tan to, el d esen vo lvim ien to d e to d as las fu n c io n e s m en tales su p erio res. A b a n d o n a d o a sí m ism o, el in d ivid u o c a e ría b ajo la d e p e n d e n c ia d e las fu erzas físicas. Si h a p o d id o e sca p a r a e llas, si h a p o d id o lib era rse , fo r­

m arse u n a p e rso n a lid a d , e n fin , es p o rq u e h a lo g ra d o p o n e rse a c u b ie rto d e tales am en azas b a jo la p ro te c c ió n d e u n a fu e rz a suí generis; esta fu e rz a in ten sa, in te lig e n te y m o ra l, resu ltad o d e la c o a lic ió n de todas las fu erz as in d ivid u ales, es así, e n co n sec u e n c ia , la q u e es cap az d e n eu tralizar las e n e r­ g ías cie g a s (inintelligentes el amorales) d e la n atu rale za : esta fu e rz a es la fu e r­ za co lectiva. L as teo rías d e m u e stran q u e e l h o m b re tien e d e re c h o a la lib erta d . P ero tales d e m o stra c io n e s a d q u ie re n va lo r, c ie rta m e n te , tan sólo e n c u an to esa lib e rta d d e vie n e u n a re a lid a d d e n tro d e la so c ie d a d y e n virtu d d e ella. D e este m o d o , p u es, q u e re r a la so c ie d a d es, p o r u n a p arte, q u e re r a lg o q u e n o s c u b re y n o s su p e ra ; p e ro es al m ism o tiem p o q u e re m o s a n o so tro s m ism o s y así, n o p o d ría m o s p re te n d e r salim o s d e la so c ie d a d sin q u e re r d e ja r d e ser h o m b re s. N o se trata d e d ilu c id a r a q u í sí la civilización n os h a a p o rta d o m ás b ie n ­ estar, p e ro lo q u e re su lta in d u d a b le es q u e d e sd e el m o m e n to e n q u e s o ­ m o s civilizad o s n o p o d e m o s y a re n u n c ia r a la civilización sin r e n u n c ia r a n o so tro s m ism os. E l asu n to fu n d a m e n ta l q u e se p la n te a al h o m b re n o es de sa b e r si p u e ­ d e o n o vivir fu e r a d e u n a so cie d a d , sin o e n q u é so c ie d a d q u ie re vivir; y en este sen tid o yo re c o n o c e ría gustosísim o a to d o in d ivid u o el d e re c h o d e a d o p ­ tar la so cie d a d d e su e le c c ió n , su p u esto q u e n o se h a lla re d e te n id o e n su so c ie d a d n atal p o r d e b e re s p rev iam e n te c o n tra íd o s. D e aq u í, p u es, q u e se e x p liq u e sin e sfu e rz o c ó m o la so c ie d a d , al m is­ m o tie m p o q u e c o n s titu y e u n fin q u e n o s s u p e r a y d o m in a , p u e d e a p a re c é rse n o s c o m o b u e n a y d e se a b le , d e sd e q u e lle g a a todas las fib ras d e n u e stro ser y goza, p o r c o n sig u ie n te , d e to d o s los ca ra cte res e se n c iale s q u e h e m o s re c o n o c id o c o m o p ro p io s d e lo s fin e s m o rales. b) La sociedad es al propio tiempo una autoridad moral

Este e n u n c ia d o es, en verd ad , u n a c o n se c u e n c ia d e to do c u an to q u e ­ d a d ic h o . P o r q u e , ¿ q u é es u n a a u to r id a d m o r a l s in o el c a r á c te r q u e atrib u im o s a u n ser, n o im p o rta si re a l o id e a l, q u e co n ce b im o s c o m o c o n s­ titu yen d o u n a p o te n c ia m o ra l s u p e rio r a la q u e n o so tro s p o see m o s? L u e ­ g o , el atrib u to c a ra c te rístic o d e to d a a u to rid a d m o ra l es im p o n e r re sp e to , y es en virtu d d e este re sp e to p re c isa m e n te q u e n u e stra vo lu n ta d a c e p ta las ó rd e n e s q u e e lla d isp o n e . L a so c ie d a d tie n e e n sí, p u es, to d o c u a n to es n ece sa rio p a ra p ro p o r­ c io n a r a ciertas n o rm a s d e c o n d u c ta el m ism o c a rá c te r im p erativo , d istin ti­ vo d e la o b lig a c ió n m o ra l.

R esta ría e x a m in a r a h o ra , cie rta m e n te , si en el hecho c o rresp o n d e a este o rig e n el q u e las n o rm a s m o ra le s p o sea n la a u to rid a d q u e las h ace a p a re ­ c e r c o m o o b lig a to ria s a n te n u estras c o n c ie n c ia s. T al co m o ya lo h e d ic h o d e sd e el co m ien zo , es éste u n e x a m e n q u e m e es im p o sib le co n sid e ra r a q u í. T o d o cu an to p u e d o a firm a r es q u e h asta el p re se n te n o he e n c o n tra d o to­ d avía, en el cu rso d e m is in vestig a cio n e s, u n a so la n o rm a m o ral q u e n o sea el p ro d u c to d e d e te rm in a d o s fa cto re s so cia les. Yo e sp e ro qu e se m e se ñ a le a lg u n a q u e p a re c ie ra e x ig ir u n a e x p lic a c ió n d ife re n te . P o r lo d em ás, el h e c h o -e s ta b le c id o h o y d e u n a m an e ra in co n trasta ­ b le - q u e todos los sistem as m o ra le s p ra c tic a d o s efectiv am e n te p o r lo s p u e ­ b lo s son u n a fu n ció n d e la o rg a n iz a c ió n so c ia l d e eso s p u eb lo s, g o z a n d e las c o n d ic io n e s d e su e stru c tu ra y v a ría n co n e lla , ¿110 es p o r sí m ism o su fi­ cie n te m e n te d em o strativo ? E s ve rd ad q u e tie m p o h u b o en q u e se a trib u ía esta d iversid ad d e fo r­ m as d e m o ra l a la ig n o ra n c ia o a la c e g u e ra d e lo s h o m b res; p e ro la h isto ­ r ia h a estab lecid o q u e , salvo casos a n o rm a le s, c a d a so c ie d a d tien e en lín e a s g e n e ra le s la m o ra l q u e h a m en ester, y q u e o tra d ife re n te n o sólo n o se ría p o sib le sin o q u e in c lu so lle g a ría a ser fatal p a ra la so cie d a d q u e la p ra c tic a ­ ra. L a m oral in d iv id u a l, c o m o a lg u n a s veces se h a d ic h o , no e sc a p a a esa ley, p u es está cie rta m e n te c o lo c a d a e n el m ás e le v a d o n ivel social. E n e fe c ­ to, a q u e llo q u e la m o ra l in d iv id u a l n o s o rd e n a rea liz a r es p rec isa m en te e l tip o id ea l d e l h o m b re tal c o m o lo c o n c ib e la so c ie d a d q u e c o n sid e ra m o s, lo q u e e q u ivale a d e c ir q u e to d o id eal so cia l es c o n c e b id o a su im agen p o r c a d a so cie d a d p articu lar. A sí, el id eal d e l ro m a n o o el id eal d e l a te n ie n se estab an estrictam en te e n re la c ió n co n la o rg a n iz a c ió n p ro p ia d e c a d a u n a de sus resp ectivas ciu d a d e s. E se tipo id e a l q u e c a d a so c ie d a d e x ig e re a liz a r a sus m iem b ros, ¿n o es p rec isa m en te la p ie d ra a n g u la r d e to d o e l sistem a social y a q u ello q u e h a c e su u n id ad ? A i p ro p io tie m p o q u e d e este m o d o resu ltan , p u es, in telig ib les lo s d o s c a ra c te re s d el h e c h o m o ra l, al p ro p io tie m p o q u e se in terp re ta n tales ca­ ra c te re s en cu an to e llo s e x p re sa n , q u e d a d e relie v e a q u e llo q u e h a c e su u n id a d ; tales c a ra c le re s n o so n sin o dos a sp ecto s d e u n a so la y m ism a re a li­ d ad , q u e es la re a lid a d co lectiva. L a so c ie d a d n o s o r d e n a p o rq u e es e x te rio r y su p e rio r a n o so tro s. E n ­ tre la so cie d a d y n o so tro s e xiste , así, u n a d istan cia m o ra l q u e h ace d e la so c ie d a d u n a a u to rid a d a n te la cu al se in c lin a n u e stra vo lu n tad . P e ro p o r o tro lad o, am am os y d e se a m o s la so c ie d a d , la a m am o s y la d e sea m o s p o r­

q u e n os es in terio r, p o rq u e está e n n o so tro s, p o rq u e es, e n fin , u n p o c o d e n o so tro s m ism os, b ie n q u e tal sen tim ie n to e x p re se un d e seo sui gemris, toda vez q u e , n o o b sta n te c u a n to h a g a m o s, la so c ie d a d n o alca n za a ser n u n c a n u e stra sin o e n m ín im a p a rte , p u e s el d o m in io q u e e je rc e so b re n o so tro s es in fin ito . S e p u e d e c o m p re n d e r, fin a lm e n te , d e sd e este m ism o p u n to d e vísta, ese c a rá c te r sa g ra d o q u e las co sas m o ra le s h a n ten id o siem p re y to d avía p o ­ see n , c a rá c te r q u e co n stitu ye u n a v e rd a d e ra relig io sid a d sin la q u e n o se ría p o sib le la e x iste n c ia d e la ética. Y o p a rto d e esta o b se rv a c ió n : los o b jeto s n o tie n e n v a lo r p o r sí m is­ m os. E sta v e rd a d se a p lic a ta m b ié n a las cosas eco n ó m ica s. L a a n tig u a teo ­ ría e c o n ó m ic a , seg ú n la c u a l e x istiría n valo res o b jetivo s in h e re n te s a las co ­ sas, in d e p e n d ie n te m e n te d e n u e stra s re p re se n ta c io n e s, casi n o tien e a d e p ­ tos actu alm en te . L o s va lo res son p ro d u c to s d e la o p in ió n y, en c o n se c u e n c ia , las cosas a d q u ie re n v a lo r só lo re sp e c to a d e te rm in a d o s estad os d e co n c ie n c ia . E n las é p o c a s e n q u e el trab ajo m a n u a l h a estad o estigm atizad o p o r un d e scré d i­ to m o ra l, su v a lo r re c o n o c id o y m ed id o seg ú n la re trib u c ió n d e q u e e ra o b jeto , resu ltab a in fe rio r al q u e le atrib u im o s hoy. A este resp ecto , p o d ría n m u ltip licarse los e je m p lo s. E ste co n c e p to es a p lic a b le tan to a cosas m o ra le s co m o a o b jeto s e c o ­ n ó m ico s. C u a n d o a firm a m o s q u e ciertas cosas so n sag rad as, e n te n d em o s q u e e lla s tie n e n u n v a lo r in c o n m e n su ra b le co n resp e c to a los o tro s valo res h u m an o s. E s p o r esto q u e to d o lo sag ra d o se ap arta, a d q u irie n d o u n a va lo ­ ra c ió n q u e n o ad m ite u n a m ed id a c o m ú n co n a q u ello q u e es p ro fa n o . L a s cosas m o ra le s, p o r su p a rte , gozan c ie rtam e n te d e este m ism o ca­ rácter, p u e s n u n c a ad m itim o s, m ás aú n , ja m á s -s e g ú n m is c o n o c im ie n to sio s h o m b re s h an a d m itid o q u e u n v a lo r m o ral p u e d a se r e x p re sa d o en fu n ­ ció n d e u n v a lo r d e o rd e n e c o n ó m ic o o -c o m o lo d iría g u sto sa m e n te - de o rd e n tem p o ral. P o d e m o s en cierto s caso s, e n n o m b re d e la d e b ilid a d h u m an a, e x c u ­ sar al h o m b re qu e ha sacrificad o su d e b e r p ara co n servar su vida, p e ro n u n ca lle g a ría m o s a p ro c la m a r co m o le g ítim o este sac rific io y m en o s a ú n c o n m é­ ritos p a ra se r a p ro b a d o . D e d o n d e resu lta q u e la vid a es, e n tre todos los b ie n e s p ro fa n o s, a m o ra le s, a q u e l q u e n atu ralm e n te ap recia m o s m ás, p o r­ q u e es la c o n d ic ió n d e to d o s lo s o tro s b ien es. P e ro e n to n ce s, p a ra q u e las cosas m o rales p u e d a n se r d eb id am en te d is­ tin g u id as es p re c iso q u e lo s sen tim ie n to s q u e d e te rm in a n sus valo res ten ­

gan el m ism o carácter, q u e sea n ta m b ién d istin g u id o s en tre todos los otros d eseo s h u m an o s, q u e g o c e n d e u n p restig io , q u e p o sea n u n a e n e rg ía qu e los d e staq u e d e e n tre todos los m o vim ie n to s d e n u e stra sen sib ilid ad . A h o ra b ie n , los sen tim ien to s co lectivo s satisfacen la p resen te co n d ició n , p rec isa m en te p o rq u e tales sen tim ie n to s con stitu yen el eco, en n o so tro s, d e ía g ra n d e voz d e la co lectivid ad , es d ecir, h ab lan al in terio r de n uestras co n ­ c ie n cia s c o n u n to n o p o r co m p le to d ife re n te qu e el d e los sen tim ien to s p u ­ ra m e n te in d ivid u a les. L o s sen tim ie n to s colectivo s nos h ab lan m ás alto y tie­ n e n , p o r la m ism a ra z ó n d e s u o r ig e n , u n a fu e r z a y u n a sc e n d ie n te p articu la rísim o s. Se c o n cib e , p u es, q u e las cosas a las cu ales se vin cu lan es­ tos sen tim ien to s, p a rtic ip e n d e su m ism o p restig io , q u e sean ap artad as y elevad as p o r so b re las otras, c o n la m ism a g ra n d istan cia q u e se p a ra e n tre sí estas d o s clases d e estad os d e c o n c ie n c ia . D e a h í es d e d o n d e p ro c e d e ese c a rá c te r sa g ra d o d el q u e a ctu alm en te se h a lla in vestid a la p e rso n a h u m a n a , ca rá c te r q u e n o le es in h e re n te p o r n atu raleza. E n e fe c to , a n a lícese el h o m b re tal c u a l se o fre c e al an álisis e m p íric o y n o se h a lla rá n a d a q u e im p liq u e esa san tid ad , ya q u e todo en é l es tem p o ­ ral. P e ro lo cie rto es q u e , p o r e fe c to d e causas q u e n o es n u estro p ro p ó sito b u sc a r e n este in stan te, la p e rso n a h u m a n a se h a co n ve rtid o en el o b jeto al cu al la c o n c ie n c ia d e los p u e b lo s e u ro p e o s se h a a d h e rid o m ás q u e a o tro a lg u n o , h a b ie n d o a d q u irid o así, d e p ro n to , u n v a lo r in co m p a ra b le. Es la so cie d a d la qu e la h a co n sag ra d o . E sa e sp ecie d e a u re o la q u e ro d e a y p ro te g e al h o m b re c o n tra los d es­ b o rd e s sacrile g o s, n o la p o see n a tu ra lm e n te , sin o q u e es la fo rm a có m o la so c ie d a d lo im a g in a , la a lta e stim a q u e le b rin d a , p ro y e c ta d a s fu e r a y ob jetivad as. D e esta m an e ra , nos e n c o n tra m o s con qu e, m u y lejos d e ese a n ta g o ­ n ism o q u e frec u e n te m e n te se h a a c e p ta d o en tre in d ivid u o y so cie d a d , el in d ivid u a lism o , el cu lto d el in d iv id u o h u m an o , es en rea lid a d o b ra de la m ism a so c ie d a d . Es la so c ie d a d la q u e lo h a in stitu id o , la qu e h a h e c h o d el h o m b re u n d io s d el cu al h a v e n id o a se r su servid o ra. E s p o sib le q u e d e este m o d o p u e d a rep re se n tarse m ejo r a q u e llo qu e es esta so c ie d a d , e n la .cual yo c re o e n c o n tra r la fu e n te y el o b je to d e la m o ral. S e m e h a im p u ta d o a lg u n a s veces el d a r a sí a la vid a m o ra l u n a fin a li­ d a d b ie n p o b re , al m ism o tie m p o q u e b rin d a rle u n a e sc e n a d e m asia d o es­ trech a.

S in d u d a q u e si n o se ve e n la so c ie d a d m ás q u e el g ru p o d e in d ivid u o s q u e la c o m p o n e n , e l habitat q u e o c u p a n , e l re p ro c h e se ju s tific a sin e sfu er­ zo. P e ro la so c ie d a d es o tra co sa: es, a n te to d o , u n co n ju n to de. id ea s, d e c re e n c ia s, d e sen tim ie n to s d e las m ás d iversas clases, a m a lg a m a q u e se lle ­ va a cab o p o r lo s in d ivid u o s. E n e l p r im e r p la n o , d e n tro d e to d as estas id eas, se e n c u e n tra e l id e a l m o ral, e n e l c u al vem o s la p rin c ip a l razó n d e se r d e la so c ie d a d . Q u e re r la so c ie d a d e s, p u e s, q u e re r este id e a l a p u n to tal q u e p re fe riría m o s a veces v e rla d e s a p a re c e r c o m o e n tid a d m a te ria l an tes q u e r e n e g a r d e l id ea l qu e e lla e n c a rn a . U n a so c ie d a d es u n h o g a r d e in ten sa activid ad in telectu al y m oral, cuyo re s p la n d o r se p e rc ib e d e lejo s. D e las a c c io n e s y re a c c io n e s q u e in terc a m b ian los in d iv id u o s se d es­ p re n d e u n a v id a m en ta l e n te ra m e n te n u e va , vid a m en ta l q u e tra n sp o rta n u e stra s c o n c ie n c ia s a u n m u n d o d e l c u a l n o te n d ría m o s id e a a lg u n a en tanto h u b ié ra m o s vivid o aislad o s. D e to d o e sto n o s p e rca ta m o s p e rfe c ta m e n te , so b re to d o e n é p o ca s d e crisis, c u a n d o a lg n g ra n m o -v im ien to co le ctivo n os e m b a rg a p o r c o m p le ­ to, n os so le v a n ta p o r e n c im a d e n o so tro s m ism o s, n os tra n sfig u ra . L o cu al n o sig n ific a q u e si e x p e rim e n ta m o s e sta a c c ió n m ás d é b ilm e n te e n e l cu rso o rd in a rio d e la vid a, p o rq u e es e lla m e n o s v io le n ta y a g u d a , n o p o r eso d e ja d e se r m e n o s rea l.

3, Juicios sobre la moral

P ro c u ra ré se r m u y b reve e n e sta te rc e ra p a rte d e m i e x p o sic ió n . L a he in c lu id o tan só lo p a ra fa c ilita r la d iscu sió n a c e rc a d e u n a o b je c ió n q u e m e h a sid o h e c h a c o n fre c u e n c ia y q u e se ap o y a , a m i ju ic io , e n u n a m ala in ­ te rp re ta c ió n . S e d ic e q u e c o n c e b ir la m o ra l e n la fo rm a q u e d e jo e x p u e sta e xclu ye la p o sib ilid a d d e ju z g a rla . P a re c e ría q u e p o r s e r la m o ra l u n p ro d u c to d e la c o le c tiv id ad , se ha d e im p o n e r n e c e sa ria m e n te al in d iv id u o e n fo rm a tal q u e éste q u e d e re d u ­ c id o a a c e p ta rla p a siva m e n te, in c lu so sin te n e r n u n c a e l d e re c h o d e re b e ­ larse c o n tra la m o ra l, c u a lq u ie ra q u e e lla sea. D e este m o d o , es evid e n te q u e e sta ría m o s c o n d e n a d o s a s e g u ir sie m p re la o p in ió n , sin p o d e r levan ­ tarn o s n u n c a , c o n recta razó n , e n su co n tra .

P ero a q u í, c o m o an tes, la c ie n cia d e lo re a l n os co lo ca e n situ ació n de m o d ifica r lo re a l y d e d irig irlo . L a c ie n c ia d e la o p in ió n m o ra l n o s p ro vee d e m ed ios p a ra ju z g a r la o p in ió n m o ra l y, se g ú n la n ecesid ad , ta m b ién p a ra rectificarla. D e se o p ro p o rc io n a r al re sp e c to a lg u n o s ejem p lo s d e rectifica­ cio n e s p o sib les, cu ya lista n o q u e d a d e n in g ú n m o d o ago tad a. P o r lo p ro n to , p u ed e o c u rrir q u e p o r e fe c to d e u n a to rm e n ta p asaje­ ra, alg u n o s d e lo s p rin cip io s fu n d am e n ta les d e la m o ra l se e clip se n m o m en ­ tán eam en te en la c o n c ie n c ia p ú b lica, d e tal m o d o q u e lleg u e e n u n d eter­ m in ad o in stan te a n o e x p e rim e n ta r su in flu e n c ia y q u e , m ás a ú n , los n ie­ g u e, ya sea te ó ric a o p rá ctica m e n te, es d ecir, e n fo rm a e xp líc ita y e n la rea ­ lid a d d e las cosas. L a c ie n c ia d e las co stu m b res p u e d e in cita r a esta con ­ c ie n c ia m o ra l, te m p o ra ria m e n te o b sc u re c id a , p a ra q u e re to rn e a lo q u e a n terio rm en te e ra e n fo rm a p e rm a n e n te; y d esd e lu e g o , o p o n ien d o d u ran te u n cie rto tie m p o a la a ltera ció n tra n sito ria la fo rm a p e rm a n e n te , a firm a n ­ d o e l p rin c ip io d e tal m o d o n eg ad o , es decir, su p e ra n d o el c a rá c te r agu d o y tran sito rio d e la crisis q u e lo h a e n so m b re c id o , se p u ed e, e n n o m b re de la cie n cia , d e sp e rta r las d u d as rac io n a les a c e rc a d e la leg itim id a d d e d ich a n eg ació n . S ig u ie n d o siem p re el m ism o m éto d o , p u e d e h a cerse m ás a ú n y m os­ trar có m o este p rin cip io está en relació n co n tales o cu ales co n d icio n es esen ­ ciales c o n sta n te m en te actu ales de n u e stra o rg a n iz a c ió n social, d e n u e stra m en talid ad co lectiva; y, p o r lo tanto, p o n e r e n e v id e n c ia c ó m o n o es p o si­ b le d e sc o n o c e r ese p rin c ip io sin n e g a r tam b ién las c o n d ic io n es de la exis­ te n cia co le ctiva y, en co n sec u e n c ia , de la e x iste n c ia in d ivid u al. Si, p o r e je m p lo , en u n m o m e n to d a d o , la so c ie d a d tie n d e, e n su co n ­ ju n to , a p e rd e r d e vista los d e re c h o s sag ra d o s d e l in d ivid u o , ¿n o se p o d ría , acaso , c o rre g irla co n a u to rid a d , re c o rd á n d o le có m o el resp eto a tales d e re ­ ch o s está e stre c h a m e n te lig ad o a la estru ctu ra d e las g ra n d e s so cie d a d e s e u ro p ea s, a to d o el co n ju n to d e n u e stra m en ta lid a d , a tal p u n to q u e n eg ar­ lo b ajo el p re te x to d e in tereses so ciales es n e g a r lo s p ro p io s y m ás esen cia­ les in tereses so ciales? P u e d e lo g ra rse ig u alm en te - fu e r a d e la m o ra l co n stitu id a, q u e se m an ­ tien e p o r la fu e rz a de la tra d ic ió n - q u e las ten d en cias n uevas n az ca n con m ás o m en o s c o n c ie n c ia d e sí m ism as. L a c ie n c ia d e las co stu m b res p u ed e en to n ces p e rm itirn o s to m ar p a rtid o e n tre estas fo rm a s d iverg en tes d e la m o ral: p u e d e e n se ñ a rn o s, p o r e je m p lo , q u e la p rim e ra c o rre sp o n d e a un estad o de cosas q u e h a d e sa p a re cid o o q u e está e n vías d e d e sa p a re c e r; q u e las id eas n u evas q u e se e n c u en tran e n tran ce d e su rg ir se h a lla n , p o r el c o n tra rio , e n re la c ió n c o n los ca m b io s so b reve n id o s d e n tro d e las con di-

d o n e s d e la e x iste n c ia c o le ctiva , e x ig id a p re c isa m e n te p o r tales cam b io s. E s d ecir, q u e la c ie n c ia d e as co stu m b res p u e d e , a y u d arn o s a p re c isa r y d e ­ te rm in a r todas estas y m u ch as o tras id eas. N o estam o s o b lig a d o s e n a b so lu to , p u e s, a in c lin a m o s d ó c ilm e n te a n te la o p in ió n m o ral. M ás a ú n : p o d e m o s c o n sid e ra r le g ítim o el re b e la m o s c o n ­ tra e lla . E n e fe c to , p o r u n o d e lo s m otivos q u e se h a n e n u m e ra d o , p u e d e o c u rrir q u e ju z g u e m o s d e n u e stro d e b e r el lu c h a r c o n tra id eas m o ra le s q u e sab e m o s an ticu ad as, m era s su p ervive n cia s, c o n tra las cu ales n o s p a re z c a se r e l m ed io m ás eficaz e l d e n e g a r su valid ez, n o s ó lo e n e l c a m p o te ó ric o sin o tam b ién e n e l te rre n o p rá c tic o d e lo s h e c h o s. E n asu n tos d e este or­ d e n se p rese n tan in d u d a b le m e n te caso s d e c o n c ie n c ia sie m p re d e lic a d o s, caso s q u e n o p re te n d o re so lv e r a q u í en fo rm a sim p lista, c o n cu ya a c la ra ­ ció n q u e d a a salvo q u e m i d e se o es tan s ó lo in d ic a r el m éto d o m ed ia n te el c u a l es p o sib le p la n te a rlo s. A h o ra b ie n , c u a lq u ie ra sea el estad o d e este a su n to , 110 p o d e m o s a sp i­ ra r a o tra m o ra l q u e a q u e lla q u e recla m a n u e stro e stad o so cial. H ay a llí u n p u n to d e re fe re n c ia o b je tiv o al cu al d e b e n e star sie m p re re fe rid a s n u e stra s a p re cia c io n e s. L a raz ó n q u e ju z g a e n estas m ateria s n o es, p u es, la raz ó n in d ivid u a l, m o vid a q u ié n sab e p o r q u é in sp ira c io n e s in te rio re s, p o r q u é p re fe re n c iá s p e rso n a les, sin o q u e es la razó n a p o y a d a e n el c o n o c im ie n to tan m etó d icam e n te e la b o ra d o co m o sea p o s ib le - d e u n a d a d a re a lid a d : la re a lid a d s o c ia l Es d e la so cie d a d y n o de m í de q u ie n d e p e n d e la m oral. Y, sin d u d a , es m u y fre c u e n te q u e n os e n c o n tre m o s o b lig a d o s a to m ar u n p a rtid o res­ p e c to a estos asu n tos sin e sp e ra r a q u e la c ie n c ia se e n c u e n tre lo b astan te a d e la n ta d a p a ra g u ia rn o s; o e n otras p a lab ra s: las e x ig e n c ia s d e la a c c ió n n o s c rea n fre c u e n te m e n te la n ec e sid a d d e a d e la n ta m o s a la cie n cia . E n tal caso , h a cem o s n a tu ra lm e n te c o m o p o d e m o s, re e m p la z a n d o la c ie n c ia m e ­ tó d ica -q u e es im p o sib le - p o r u n a c ie n c ia su m a ria, p rem a tu ra, c o m p le ta ­ d a m ed ia n te in sp ira c io n e s d e la sen sib ilid a d . P u e s n o se trata d e p re te n d e r q u e u n a c ie n c ia , n a c id a a y e r, se h a lle e n c o n d ic io n e s d e g o b e r n a r so b e ra n am e n te la co n d u cta. M i d e seo h a sid o tan só lo m ostrar qu e esta cie n ­ cia n o n os im p id e a p re c ia r lo rea l, sin o q u e , p o r e l c o n tra rio , nos p ro p o r­ c io n a los m ed io s d e a p re c ia c ió n razo n ad a. T al es -ta n to co m o es p o sib le e x p o n e rlo e n e l cu rso d e u n a d ise rta ­ c ió n - la c o n c e p c ió n g e n e ra l d e los h e c h o s m o ra le s a q u e m e h a n c o n d u c i­ d o las in vestig acio n es q u e h e h e c h o so b re este p ro b le m a d esd e h a c e a lg o m ás d e vein te años. S e la h a m ira d o a lg u n a s ve c es co m o estrech a. Yo e sp e ­ ro q u e , m e jo r c o m p re n d id a , h a d e d e ja r d e se r c o n sid e ra d a así. Se p o d rá

ver, p o r el c o n tra rio - a u n sin p ro p o n e rse ser sistem áticam en te e c lé c tic o -, q u e tal c o n c e p c ió n d e ja lu g a r a todos los p u n to s d e vista y, en particu lar, a los q u e son d e o rd in a rio lo s m ás op u estos. M e h e d e d ic a d o e sp e c ia lm e n te a m ostrar, p u es, có m o esta c o n c e p c ió n p e rm ite tratar e m p íric a m e n te los h e ch o s m o ra le s, d eján d o les su ca rá c te r sui geneñs, es d ecir, esa re lig io sid a d qu e les es in h e re n te y qu e los se p a ra d e l c o n ju n to d e fe n ó m e n o s h u m an o s. D e este m o d o se salva el em p irism o u tilita rio q u e q u ie re e x p lic a r ra c io n a lm e n te la m o ra l, p ero qu e in ten ta h a ­ c e rlo n e g a n d o sus c a ra c te re s ra c io n a lm e n te e sp e c ífic o s y reb ajan d o sus n o ­ c io n e s ese n ciale s al m ism o n ivel q u e las n o c io n e s fu n d am en tales d e las téc­ n ic as e co n ó m ica s; c o m o , asim ism o , se so rte a el ap rio rism o k an tian o q u e b rin d a u n an álisis rela tiv a m en te fie l d e la c o n c ie n c ia m o ral, p e ro q u e es m ás descriptivo qu e exp licativo ; y se d ete rm in a la n o c ió n del d e b er m ed ian te raz o n e s d e o rd e n e x p e rim e n ta l y sin e x c lu ir a q u e llo q u e ju stific a d a m e n te a p o rta el eu d em o n ism o . E s q u e todas estas m an e ra s d e ve r q u e se o p o n e n en el d o m in io d e los m o ralistas, n o se e x c lu y e n , e n v e rd a d , sin o e n el te rre n o d e lo ab stracto : n o h a cen , en efecto , sin o e x p re s a r asp ectos d ife re n te s d e u n a rea lid a d co m ­ p le ja , lo cu al q u e d a en e v id e n c ia p o r la m ism a circu n stan cia d e h allarlas a to d as ellas, c a d a u n a en su lu g a r, tan p ro n to c o m o se lleva la o b se rva ció n so b re esa rea lid a d y se p ro c u ra c o n o c e rla d e n tro d e su m ism a c o m p le ji­ d a d *.

* Extracto del Bulletin de la Sodété Frangaíse de Phüosophie. El profesor Durkheim había h ech o con ocer a los m iembros d e la Sociedad las tesis que reproducim os aquí. Las hacem os seguir de una parte de la discusión que tuvo lugar en la sesión del II de febrero de 1906. (Nota del profesor Bouglé).

C A P ÍT U L O T E R C E R O RESPUESTA A LAS OBJECIONES

I ESTADO DE LA SO C IED A D Y ESTADO DE LA O PIN IÓ N 1

H e so ste n id o q u e el p u n to d e re fe re n c ia co n resp e cto al cu al d e b en se r e stab lecid a s n u estras p re d ic c io n e s e n cu an to al p o rv e n ir d e la m o ra l es, n o el e stad o d e la o p in ió n , sin o el estad o d e la so c ie d a d , tal c u a l se d a rea l­ m e n te o tal c o m o p a re ce lla m a d a a se r e n virtu d d e causas n ecesarias q u e d o m in a n la evo lu ció n , E n tal sen tid o , lo q u e im p o rta sa b e r es el c o n c e p to d e so c ie d a d , es d e ­ cir, q u e es la so cie d a d y 110 e l m o d o se g ú n el cu al la so cied ad se c o n c ib e a sí m ism a , q u e p u e d e se r e rró n e o . A sí, p o r e je m p lo , el p ro b le m a con siste a c tu a lm e n te e n b u sca r a q u e llo q u e la m o ra l d e b e se r d e n tro d e u n a so cie­ d a d c o m o la n u estra, c a ra c te riz a d a p o r u n a c o n ce n tra c ió n y u n a u n ific a ­ ció n c re c ie n te s, p o r u n a m u ltitu d sie m p re m ayo r d e vías de co m u n ic a ció n q u e p o n e n en rela ció n sus d istin tas p artes, p o r u n a ab so rció n de la vid a lo c a l p o r la vid a g e n e ra l, p o r el co n sig u ie n te vu elo de la g ra n in d u stria, p o r el d e sen vo lvim ie n to , e n fin , d e l e sp íritu in d ivid u alista qu e a c o m p a ñ a e sta ce n tra liza c ió n d e to d as las fu erz as so ciales. E n c u a n to se re fie re a las c o n fu sa s a sp ira c io n e s q u e n ace n p o r todas p a rtes, e lla s d e b e n se r vistas c o m o la fo rm a co n q u e la so c ie d a d , o p ara d e ­ c ir m ejo r, las d ife re n te s p a rtes d e la so c ie d a d , se re p re se n ta n este estad o d e cosas y lo s m ed io s d e e n c a ra rlo , fu e ra d e lo cu al d ich as a sp ira c io n e s n o a lc a n z a n a te n e r o tro valor. C ie rta m e n te , esas a sp ira c io n e s co n stitu yen p re c io so s e le m en to s d e in ­ fo rm a c ió n , p u e s tra d u c e n a lg o d e la re a lid a d so cial su b yacen te. P e ro c a d a

u n a d e tales a sp ira c io n e s n o e x p re sa sin o u n asp ecto , y a u n n o lo e x p re sa siem p re c o n fid e lid a d . A sí, las p a sio n e s y lo s p re ju ic io s q u e se c o lo c a n sie m p re d e su p arte, n o p e rm ite n q u e e sa e x p re sió n a lc a n c e su d e b id a e xactitu d . E s a la c ie n c ia a q u ie n c o rre s p o n d e lo g r a r la v e rd a d e ra re a lid a d so cia l y e x p re s a rla d e b i­ d a m en te , y es s o b re u n a tal re a lid a d , d e este m o d o c o n o c id a , q u e el sab io d e b e h a c e r d e sc a n sa r sus ju ic io s a n ticip a d o s. E n v e rd a d , p a r a p o d e r tratar e l p ro b le m a m o ra l p rá c tic o , tal c u a l se p la n te a a c tu a lm e n te , es n e ce sa rio c o n o c e r las te n d en cias a n ta g ó n ic a s en q u e se d ivid e la so c ie d a d co m o , p o r e je m p lo , la co rrie n te so cialista, e n sus d ife ren te s fo rm a s, y su c o n tra ria , la c o rrie n te m ística, e tcétera , P e ro e l sa­ b io p u e d e e star s e g u ro d e a n te m an o q u e n in g u n a d e tales a sp ira c io n e s le p o d ría sa tisfa c e r b a jo la fo rm a q u e h u b ie re n to m ad o e sp o n tá n e a m e n te , a u n q u e p u e d a n p rese n tar, sin e m b a rg o , m ás ve rd ad p rá c tic a u n as q u e otras y m erecer, p o r este m otivo, u n a c ie rta p re fe re n c ia . E l p a p e l d e la c ie n c ia n o se lim ita, p u es, a in tro d u c ir a priori u n p o c o m ás de c la rid a d d e n tro d e las te n d en c ia s de la o p in ió n . Es el e stad o d e la so cie d a d y n o e l e sta d o d e la o p in ió n e l q u e es n ec e sa rio a lc a n z a r a c o n o ­ cer. E m p e ro , es d ifíc ilm e n te ad m isib le q u e la o p in ió n n o e x p re se n a d a d e rea l, es d ecir, q u e las a sp ira cio n e s d e la c o n c ie n c ia co lectiva sea n p u ras a lu ­ cin acio n e s. B ie n q u e a lg u n as d e ella s n o te n g a n n in g u n a re la c ió n c o n la in vestig ació n c ie n tífic a , d e b e a d m itirse sin e m b a rg o q u e los resu ltad o s de la in vestig a ció n - s i h a sid o m e tó d ic a - v e rific a rá n alg u n as d e estas asp ira­ cio n es, te n ie n d o al p ro p io tiem p o o p o rtu n id a d p a ra a cla ra rla s, p recisa rla s y co m p le ta rla s e n tre sí. P o r o tra p a rte , e l sab io o el filó so fo q u e p re te n d ie ra p re c o n iz a r u n a m o ra l e n la c u a l la o p in ió n n o te n g a la m e n o r p a rticip a ció n , h a ría u n vano in ten to , ya q u e u n a tal m o ra l se ría le tra m u e rta , y sem ejan te d isc o rd a n c ia b astaría p a ra q u e u n e sp íritu p ru d e n te y m e tó d ic o e n tra ra e n d e sc o n fian z a fren te a las c o n c lu sio n e s alcan zad as p o r e llo s, d e d u cid a s c o n fo rm e a su cri­ terio. H e a h í c ó m o en la práctica e l p a p e l d e la re fle x ió n h a c o n sistid o siem ­ p re , m ás o m e n o s, e n u n a a yu d a a lo s c o n te m p o rá n e o s p a ra q u e lle g a ra n a a d q u irir c o n c ie n c ia d e s í m ism o s, d e sus n ece sid a d e s, d e sus sen tim ie n to s. L a c ie n c ia d e la m o ra l, tal c u a l y o la e n tie n d o , n o es sin o u n e m p le o m ás m etó d ic o d e la re fle x ió n p u esta al servicio d e este m ism o fin .

S ó c r a t e s e x p re sa b a m ás fie lm e n te q u e sus ju e c e s la m o ral q u e co n v e ­ n ía a la so c ie d a d d e su é p o c a . A l re sp e c to , se ría fá c il m ostrar q u e u n a n u e ­ va fe re lig io sa y m o ra l se h a b ía h e c h o n e c e sa ria a A ten as, co m o c o n se c u e n ­ c ia d e las tra n sfo rm a c io n e s p o r las q u e h a b ía p a sad o la vieja o rg a n iz a c ió n g e n tilic ia y co m o re su lta d o d e la su b sig u ien te c o n m o c ió n en las c re e n c ia s relig io sa s q u e tal h e c h o h a b ía p ro v o ca d o . Y se ría fá c il asim ism o h a c e r ve r q u e e sa a sp ira c ió n h a c ia fó rm u la s n u e v a s n o fu e se n tid a ta n só lo p o r S ó c ra te s, q u e tuvo a su fa v o r u n p o d e ro so a n te c e d e n te en to d o c u an to los sofistas h a b ía n y a e x p re sa d o . H e a h í e n q u é sen tid o Só crates se a n tic ip ó a su é p o c a al e n u n c ia rlo .

II L A R A Z Ó N IN D IV ID U A L Y LA R E A L ID A D M O R A L 2 E l in d ivid u o p u e d e su b straerse p a rc ia lm e n te a las n orm as e xisten tes, e n tan to a cep te la so cie d a d tal cu al es y n o tal c o m o se le o fre c e , es decir, en tan to q u ie ra u n a m o ral ad a p ta d a a l e stad o actu al d e la so c ie d a d y n o a u n estad o so cial h istó ric am e n te p a sad o u o tro c u alq u ie ra . E l p ro p io p rin c ip io d e la reb e lió n es, p u es, el m ism o p rin cip io q u e rig e el c o n fo rm ism o : es a la n atu raleza verdadera d e la so cie d a d a la q u e el in d i­ vid u o se a d a p ta c u a n d o o b e d e ce a la m o ra l tra d icio n a l y es ta m b ién a la n atu rale za verdadera d e la so cie d a d a la q u e sig u e c u an d o se re b e la c o n tra esa m ism a m o ral. E n el rein o m o ra l, co m o en to d o s los o tro s rein o s d e la n atu rale za , la razó n d e l individuo n o tien e p rivile g io s e n tan to q u e razón d e l individuo. L a so la razón p o r la cu al es p o sib le le g ítim a m e n te reivin d icar en c u a lq u ie r p a rte el d e re c h o a in te rv e n ir y a elevarse p o r e n c im a d e la re a lid a d m o ra l h istó rica, co n m iras a re fo rm a rla , n o es m i razó n n i la vu estra, sin o la razó n h u m a n a , im p e rso n a l, razó n q u e n o se v e rific a v e rd ad era m e n te sin o en el c a m p o d e la c ie n cia . D e l m ism o m o d o c o m o las cie n cia s d e las cosas físicas n o s p e rm ite n c o rre g ir éstas, la c ie n c ia d e los h e c h o s m o ra le s n o s p o n e en c o n d ic io n e s d e rectificar, m o d ific a r y d irig ir el cu rso d e la vid a m o ra l.

P e ro la in te rv e n c ió n d e la cie n c ia , en ese se n tid o , tien e p o r o b jeto subs­ titu ir e l id ea l c o le c tiv o d e h o y p o r o tro id ea l, d e n in g ú n m o n o in d iv id u a l o q u e e x p re se a u n a d e te rm in a d a p e rs o n a lid a d p a rtic u la r, sin o p o r u n id e a l ta m b ién c o le c tivo , es d e cir, q u e re fle je a u n a c o le c tiv id a d m e jo r c o m p re n ­ d id a. L a c ie n c ia d e los h e c h o s m o ra le s, tal c o m o yo la e n tie n d o , es p re c isa ­ m en te la raz ó n h u m a n a a p lic a d a al o rd e n m o ra l, tan to con e l fin d e c o n o ­ c e ría y c o m p re n d e rlo d e sd e sus m ism o s o ríg e n e s cu an to co n el o b jeto d e d irig ir sus su b sig u ien te s tra n sfo rm a c io n e s. N o h ay en to d o esto sentido propio, A l c o n tra rio , este e m p le o m e tó d ic o d e la razó n tie n e p o r p rin c ip a l fin a lid a d su b stra ern o s, tan to c o m o se a p o si­ b le, a las su g e stio n es d e l se n tid o p ro p io p a ra d e ja r h a b la r las cosas p o r sí m ism as. L a s cosas - t a l c o m o a q u í se e m p le a esta p a la b r a - sig n ifica n e l esta­ d o p re se n te d e la o p in ió n m o ra l e n sus re la c io n e s co n la re a lid a d so cial, q u e tal o p in ió n d e b e e x p re sa r. P ien so q u e h ay a h í e n tre n o so tro s u n a d iv e rg e n c ia , a c e rc a d e la cu al co n v ie n e to m ar d e b id o c o n o c im ie n to an te s q u e in te n ta r d isim u larla. S e c o n c ib e la re b e lió n c o n tra la tra d ic ió n m o ra l c o m o u n a revu elta d e l in d ivi­ d u o c o n tra la c o le c tiv id a d , es d ecir, d e n u e stro s sen tim ien to s p e rso n a le s c o n tra los sen tim ie n to s co lectivo s. E n c a m b io , lo q u e yo o p o n g o a la c o le c ­ tividad -d e n tr o d e este c o n c e p to d e r e b e lió n - es la p ro p ia colectivid ad , p e ro u n a c o le c tiv id a d m ás y m e jo r d o ta d a en c u a n to a la co n c ie n cia d e sí m is­ m a. ¿P o d ría d e c irse q u e e sa c o n c ie n c ia m ás e le v a d a d e sí m ism a n o la ad ­ q u ie re v e rd a d e ra m e n te la so c ie d a d sin o d e n tro d e y p o r u n e sp íritu in d iv i­ d u a l? A b so lu ta m e n te , p u es e sa c o n c ie n c ia m ás e le va d a n o la lo g ra cie rta ­ m e n te la so c ie d a d sin o p o r la C ie n c ia , y la c ie n c ia n o es a lg o p a rtic u la r d el in d iv id u o , es u n o b je to so c ia l el im p e rso n a l d e p rim e r o rd en . E n ve rd ad , los d e re c h o s q u e d e este m o d o y o re c o n o z c o a la razó n son c o n sid e ra b le s. P e ro es m e n e ste r e x p lic a rse a c e rc a d e esta p a la b ra razó n . S i se e n tie n d e p o r a h í q u e la razó n p o se e p o r sí m ism a, e n u n estad o in m a n en te, u n id e a l m o ra l, e n cuyas c o n d ic io n e s la raz ó n p o d ría y d e b ie ra o p o n e rse al o tro id e a l p e rse g u id o p o r la so c ie d a d e n ca d a m o m e n to d e su h isto ria, e n to n c e s a firm o q u e este apnorismo es u n a ase ve ra ció n a rb itra ria c o n tra d ic h a p o r to d o s lo s h e c h o s co n o c id o s. L a razó n a la q u e yo re c u rro es la raz ó n a p lic a d a m etó d ic am e n te a u n a d a d a m ateria, e n este ca so la re a lid a d m o ra l d e l p re se n te y d e l p a sad o , p a ra a lc a n z a r a sa b e r q u é es e lla , p ro c u ra n d o d e d u c ir co n se c u e n te m e n te d e l es­ tu d io te ó ric o sus resp e ctivo s re su ltad o s p rá ctico s. L a razó n e n te n d id a d e

este m o d o es lisa y lla n a m e n te la cie n c ia , en p a rtic u la r la cien cia d e lo s h e ­ c h o s m o rales. T o d o s m is e s fu e r z o s p r o c u r a n , p r e c is a m e n te , s a c a r la m o r a l d e l su b jetivism o sen tim e n ta l en q u e se h a lla su m id a, subjetivism o q u e es en d e ­ fin itiva u n a fo rm a o b ie n d e l em p irism o o b ie n d e l m isticism o, dos m o d o s d e p e n sa r e stre c h a m e n te em p aren ta d o s. P o r otra p a rte , m e p a re c e su p e rflu o a g re g a r, d e n tro d el m ism o te rre ­ n o, q u e n o p o d e m o s re fo rm a r la m o ral sin o c u a n d o la cien cia se h a lla lo b astan te avan zad a p a ra in d ic a rn o s las re fo rm a s ú tiles q u e p o d em o s lle v a r a c ab o . D e to d o e llo resu lta c la ro qu e es n e c e sa rio vivir y que d eb em o s h a c e r p ro g re s a r co n sta n te m en te la cien cia. E n tal ca so , es n atu ral qu e p ro c e d a ­ m os co m o p o d am o s, sirvién d o n o s d e los ru d im en to s d e con ocim ien tos cie n ­ tífico s d e q u e d isp o n em o s, co m p le tá n d o lo s p o r m e d io de n uestras im p re ­ sio n es, d e n u estras sen sacio n e s, etcétera. N o p o d e m o s n egar, es ve rd ad , q u e p o r tal c a m in o co rrem o s m ás ries­ gos. P e ro a veces es n e c e sa rio arriesg arse. T o d o cu an to yo d e seo p ro b a r es q u e la a ctitu d q u e creo p o d e r a d o p ta r d e n tro d e l estu d io de los h e c h o s m o ra le s n o m e c o n d e n a a u n a e sp e c ie de o p tim ism o resig n a d o ... J u l i á n D a r l u p re se n ta co m o u n a e v id e n c ia q u e existan in fin ita m e n te m ás cosas e n la c o n c ie n c ia d e u n «in d ivid u o q u e d e n tro de la so cie d a d m ás c o m p le ja y p e rfe c ta » . Y o c o n fie so q u e, e n c u a n to a m í, es lo c o n tra río p re ­ c isam en te lo q u e m e p a re c e evid en te. E l c o n ju n to d e b ie n e s in telectu ales y m o ra le s q u e constituye la civiliza­ ció n e n ca d a m o m e n to d e la h isto ria tien e p o r a sien to la c o n c ie n c ia d e la co le ctivid ad y 110 la d e l in d ivid u o . C ad a u n o d e n o so tro s n o alca n za a asi­ m ila r sin o fra g m e n to s d e cie n cia s y, a sim ism o , d isfru ta tan sólo de a lg u n a s im p re sio n e s estéticas. E s d e n tro d e la so c ie d a d y p o r la so c ie d a d q u e la cien cia y el arte vi­ v e n , e n ca m b io , en to d a su p len itu d , ¡S e h a b la d e la riq u e z a m oral d el in d iv id u o l P e ro d e las m ú ltip les co ­ rrie n te s m o rales q u e tra b ajan n u e stra é p o c a , c a d a u n o de n osotro s p e rc ib e a p e n a s u n a, a q u e lla q u e atraviesa el p ro p io m e d io in d ivid u al, y a u n a sí n o alc a n z a a te n e r d e e lla sin o u n a sen sació n fra g m e n ta ria y su p erficia l. j C u á n to m ás rica y co m p le ja es la vida m o ra l d e la so cied ad , co n sus a sp ira cio n e s de to d a clase q u e se c o m p le m e n ta n o se e n tre ch o ca n ! P e ro n osotro s n o sab em os casi n a d a todavía d e esa in ten sa actividad qu e fe rm e n ta e n d e rre d o r n u estro ...

D e to d as las n o rm as m o ra le s, las q u e se re fie re n a l id e a l d e l in d iv id u o son las q u e p e rm ite n m ás fá c ilm e n te e sta b le c e r e l o rig e n so cia l. E l h o m b re q u e n o so tro s p ro c u ra m o s lle g a r a se r es e l h o m b re d e n u e s­ tra é p o c a y d e n u e stro m e d io . E s e v id e n te q u e c a d a u n o d e n o so tro s c o lo ­ r e a a su m a n e ra este id ea l c o m ú n , lo se lla c o n su in d iv id u a lid a d , d e l m is­ m o m o d o q u e c a d a u n o p ra c tic a a su m a n e ra la c a rid a d , la ju stic ia , e l p a ­ trio tism o , etc. P e ro se trata tan p o c o a este re sp e c to d e u n a c o n stru c c ió n in d ivid u a l, q u e e n ese id e a l, así c o n c e b id o , es e n el q u e c o m u lg a n to d o s lo s h o m b re s d e u n m ism o g ru p o y q u e h a c e e sp e c ia lm e n te su u n id a d m o ra l. A sí, e l ro m a n o te n ía su id e a l d e la p e rfe c c ió n in d iv id u a l e n re la c ió n c o n la c o n stitu c ió n d e la c iu d a d ro m a n a , d e l m ism o m o d o q u e n o so tro s ten em os el n u estro en rela c ió n c o n la estru ctu ra d e n u estras so cied ad es co n ­ te m p o rá n e a s. E s, p o r lo tan to, u n a ilu sió n asaz g ro se ra e l c r e e r q u e n o so ­ tros h e m o s e n g e n d ra d o lib re m e n te este id e a l e n n u e stro fu e ro in tern o .

III

E L S E N T IM IE N T O D E O B L IG A C IÓ N Y E L C A R Á C T E R SA G R A D O D E LA M O RAL 3 E l sen tim ie n to d e o b lig a c ió n v a ría sin ce sa r e n fo rm a tal q u e si se p ier­ d e d e vista este sen tid o d e la v a ria b ilid a d , p u e d e h asta lle g a r a c re e rse p o r m o m e n to s q u e d e sa p a re c e , tan s ó lo p o rq u e cam b ia. E s esto lo q u e se p ro ­ d u c e a c tu a lm e n te en n u estra so c ie d a d fran cesa. Y o m e e n c u e n tro m u y in c lin a d o a v e r q u e o tro es e l asp ecto d e esta c u e stió n h o y e n d ía, el a sp ec to d e se a b le d e la m o ra l q u e p re d o m in a en m u ch as c o n c ie n c ia s c o n te m p o rá n e a s. H aya este re sp e c to razo n es qu e n o es p o sib le d e ja r d e aten der. E n e fe c to , p a ra qu e el se n tim ie n to d e o b lig a c ió n a d q u ie ra to d o su re ­ lieve es m e n e ste r q u e p o se a u n a m o ra l p e rfe c ta m e n te co n stitu id a de m o d o tal q u e se im p o n g a a todos sin o b je c ió n . A h o ra b ie n , la m o ra l tra d icio n a l está sa c u d id a hoy, sin q u e n in g u n a o tra se h aya fo rm a d o p a ra o c u p a r su

lu gar. L o s a n tig u o s d e b ere s h a n p e rd id o su im p e rio , sin q u e veam o s toda­ vía c o n c la rid a d y o jo seg u ro cu á le s so n n u estro s n u evos d eb eres. Id e a s d iv e rg e n te s d ivid en lo s e sp íritu s. A travesam o s u n p e río d o d e cri­ sis. N o es a so m b ro so , p u es, q u e n o e xp e rim e n te m o s e l im p e rio d e las n o r­ m as m o ra le s actu ale s tan to c o m o en el p asad o. N o es p o sib le, p o r con si­ g u ie n te , q u e tales n o rm as se n o s a p a re z c a n tan au gu stas, d e sd e q u e so n e n p a rte in e x iste n te s. R e su lta d e a h í q u e la m o ra l se p re se n ta an te n u estro s o jo s m en o s com o u n c ó d ig o d e d e b ere s, c o m o u n a d isc ip lin a d e fin id a qu e n o s o b lig a , qu e c o m o u n id ea l en trevisto -a u n q u e fu e ra co m p letam en te im p reciso to d a vía q u e n o s a trajera . E l fe rm e n to d e la vid a m o ra l es, así, m en os un sen tim ien to d e d e fe ­ re n c ia h a c ia u n im p erativo in d isc u tid o q u e u n a e sp ecie de a sp ira ció n h a­ cia u n o b jetivo elevad o a u n q u e in cierto . P o r a q u í se ve d e n u evo có m o es p re c iso e n tra r en d e sco n fian z a acer­ ca de las c o n c lu sio n e s qu e p o d e m o s e star ten tad os d e d e d u c ir d e u n a e x ­ p e rie n c ia d e m asia d o c o m p e n d ia d a y b reve. B ie n . H e c h a s estas salved ad es, e n tro al fo n d o d el asu n to q u e m e ha p la n te a d o el p ro f. J a c o b . Es v e rd ad , sí, q u e p ro c u ro c o n se rv a r el ca rá c te r sag rad o d e la m oral, y p ro c u ro c o n se rv a rlo , n o p o rq u e in te n te re sp o n d e r a tal o cu al asp ira ció n d e q u e p a rtic ip e o q u e m e a traig a , sin o p o rq u e e llo es lo qu e m e d ic en los h e c h o s. D e sd e el m o m e n to q u e, en to d as partes, la m o ral a p a re c e d e n tro de la h isto ria c o m o im p re g n a d a d e re lig io sid a d , resu lta im p o sib le q u e se d e sp o ­ je to ta lm e n te d e este cará cte r; d e lo co n tra rio , d e ja ría d e ser e lla m ism a. U n h e c h o n o p u e d e p erd er, en e fe c to , u n o de sus atrib u tos, esen ciales sin c a m b ia r d e n atu raleza. D e tal m o d o , la m o ral no sería m ás m o ral si n o tu viera n a d a d e relig io sa. A sí, p o r e je m p lo , el h o rro r q u e in sp ira el crim en es d e sd e to d o p u n to c o m p ara b le al q u e el sacrile g io in sp ira a lo s creyen tes; y el re sp e to q u e n os p ro v o c a la p e rso n a h u m an a es, asim ism o , b ie n d ifícil d e d istin g u ir d e o tro m o d o q u e n o sea p o r los m atices d el resp e to q u e el d evo to d e to d as las re lig io n e s tien e p o r las cosas q u e é l c o n sid e ra sagrad as. P ie n so , e so sí, q u e este c o n c e p to d e sag ra d o p u e d e alcan zarse ú n ica ­ m e n te e n té rm in o s laico s, y e n tal se n tid o m e e sfu erz o p o r h a c e rla com ­ p ren d e r. H e a h í, e n p o cas p alab ras, el ra sg o distintivo d e m i actitu d : en lu g ar d e d e s c o n o c e r y d e n e g a r - c o m o lo h a c e n los u tilita rio s- to d o cu an to hay d e r e lig io s o e n la m o ra l; e n lu g a r d e c o n v e rtir esta re lig io s id a d e n la

h ip ó stasis d e u n se r trascen d en te d e a c u e rd o co n la te o lo g ía esp iritu alista, yo m e p r o p o n g o tra d u cirla a u n le n g u a je ra c io n a l, sin h a c e rle p e rd e r p o r ello n in g u n o d e sus caracteres e sp e c ífic o s. P o d é is d e scu b rir q u e -d e s d e este p u n to d e vista- e lu d o la o b je c ió n q u e m e h a c éis, p o rq u e a n te este c a rá c te r sa g ra d o , cu ya e x iste n c ia a firm o , m i p e n sa m ie n to laic o co n se rv a to d a su in ­ d e p e n d e n c ia . P e ro ¿es p o sib le esta e m p re sa? ¿N o s e ría m ás b ien , co m o p a re c e ría des­ p re n d e rse , c o n tra d ic to ria en sus térm in o s? P a ra re s p o n d e r a este asu n to es n e c e sa rio d e te rm in a r u n p o c o m ás n í­ tid am en te esta n o c ió n d e lo sa g ra d o . N o es q u e m e p ro p o n g a d a r d e este m o d o , e n fo rm a a ccid e n tal, u n a d e fin ic ió n rig u ro sa , sin o q u e c re o p o sib le p o r lo m en o s fija r cierto s ca ra c te re s q u e m e p e rm itirá n e x p lic a rm e . P o r lo p ro n to , h e d e h a c e r n o ta r q u e p a re c e ría h a b erse id e n tific a d o la n o c ió n d e lo sa g ra d o c o n la id e a d e o b lig a c ió n , c o n el im p e ra tiv o ca te g ó ri­ co. H a b ría m u c h o qu e d e c ir a c e rc a d e e sta id en tifica ció n . A l resp e c to , es p reciso a d v e rtir q u e se c o n sid e ra c o m o n e c e sa rio q u e la n o c ió n d e im p e ra tiv o sea la v e rd a d e ra c a ra cte rística d e a q u e llo q u e la m o ra l tie n e d e religioso* T o d o lo c o n tra río , ya q u e p o d ría d e m o stra rse q u e cu an to m ás u n a m o ra l es e se n c ia lm e n te re lig io sa tanto m ás la id e a d e o b li­ g a ció n q u e d a b o rrad a. P o r o tra p a rte , m u y fre c u e n te m e n te la san ció n q u e a c o m p a ñ a a la vio ­ lac ió n d e los p re c e p to s ritu ales es c o m p le ta m e n te a n á lo g a a a q u e lla q u e sig u e a la v io la c ió n d e las reg las d e h ig ie n e . A sí, p o r e je m p lo , se o b se rv a en este ú ltim o o rd e n q u e el im p ru d e n te q u e se h a e xp u e sto a u n co n ta cto sos­ p e c h o so resu lte a fe c ta d o d e u n a e n fe rm e d a d q u e p ro v ie n e a n a lític a m en te d e d ic h o co n ta cto . D e la m ism a m a n e ra , e n e l o rd en relig io so , el p ro fa n o q u e h a to c ad o in d e b id a m e n te u n a c o sa sa g ra d a h a d esatad o so b re s í u n a fu e rz a te m ib le q u e d e te rm in a e n su c u e rp o la e n fe rm e d a d y la m u erte. H ay, p u es, c o m o se ve, u n a p ro fila x is relig io sa q u e c o in c id e e n m ás d e u n p u n to co n la p ro fila x is p a to ló g ic a . D e d o n d e p u ed e in fe rirse qu e n o es p o r su a sp e c to m era m e n te o b lig a to rio q u e la m o ral se a p ro x im a a la reli­ gió n . P o r o tra p a rte, tal c o m o lo h e m an ife stad o en m i c o m u n ic a c ió n , lo sa­ g ra d o es e se n c ia lm e n te a q u e llo q u e e stá colocado aparte, q u e está separado. E s este c a rá c te r e l q u e id e n tific a lo sa g ra d o , c a rá c te r q u e im p id e q u e sea c o n fu n d id o c o n lo p ro fa n o sin q u e d e je in m e d ia ta m en te d e se r lo q u e es. T o d a c o n fu sió n y au n to d o c o n ta c to tie n e p o r resu ltad o profanar lo sag ra ­ d o , es d ecir, a rre b a ta rle todos sus a trib u to s con stitu tivos. P e ro esta sep ara ­ ció n n o c o lo c a en u n m ism o p la n o lo s d o s ó rd en es d e cosas d e tal m o d o

a p a rtad as, sin o q u e es u n a p ru e b a d e la s o lu c ió n d e co n tin u id a d q u e existe e n tre lo sa g ra d o y lo p ro fa n o , es d e c ir, q u e n o hay en tre am b o s ó rd en es u n a m e d id a c o m ú n , sin o q u e so n ra d ic a lm e n te h e te ro g é n e o s, in c o n m e n ­ su ra b le s, o e n o tras p a lab ra s, q u e e l v a lo r d e lo sag ra d o n o es c o m p ara b le c o n a q u e l q u e c o rre sp o n d e a lo p ro fa n o . E sto se n ta d o , ¿p o r q u é n o h a b ría n d e e x istir valores laicos in c o n m e n ­ su rab les? S i los hay, tales v a lo res so n sa g ra d o s, y d e a h í p o r q u é la m o ral p u e d e te n e r a lg o d e relig io so . A h o ra b ie n , q u e las cosas m o ra le s re sp o n d e n a esta d e fin ic ió n , qu e son in c o n m e n su ra b le s c o n resp e cto a o tra s co sas d e la n atu raleza, es cu estió n q u e m e p a re c e in co n testa b le. E s u n h e c h o . P o r lo d em ás, la c o n c ie n c ia p ú b lic a n o a d m ite , n o ha a d m itid o n u n ca, q u e se p u e d a fa lta r le g ítim a m e n te a u n d e b e r p o r m otivos p u ra m e n te u tilita rio s; o b ie n , si lle g a a d e s c e n d e r h a sta esta to leran cia, es a co n d ic ió n d e o c u lta rse a sí m ism a, p o r m e d io d e a lg u n a casu ística, la c o n tra d ic c ió n q u e co m e te . H e ah í, p u es, có m o existe lo sa g ra d o e n m o ra l. P ero fre n te a este ca­ rácter sag ra d o , la razó n n o tie n e a b so lu ta m e n te p o r q u é a b d ic a r d e sus d e­ rech o s. Es a sí le g ítim o in vestig a r c ó m o o c u rre q u e n osotro s in c o rp o re m o s ese c a rá cte r a d e te rm in a d o s o b jeto s o a cie rto s actos, es decir, d e d ó n d e p ro v ie n e q u e e x ista u n m u n d o se p a ra d o , u n m u n d o d e re p re se n ta c io n e s sa i generis, y a q u é .c o rre sp o n d e n e n la re a lid a d d ich as rep re se n tac io n es. Es p re c isa m e n te a este a su n to al q u e in te n ta ré resp o n d er. S e p u e d e ir m ás lejo s a ú n y p re g u n ta rse si tales cosas, tales m an eras de in flu ir q u e p rese n tan h o y ese ca rá cte r, n o p o se e n esa cu alid ad in d e b id a ­ m en te , p o r su p ervive n cia o p o r e fe c to d e circu n stan cias an o rm ales; si otras, p o r e l c o n tra rio , q u e al p rese n te se h a lla n p rivad as d e d ich o carácter, no son su sce p tib le s d e a d q u irirlo e n v irtu d d e d e te rm in a d a s a n a lo g ía s; y así su cesivam en te. D e este m o d o , la razó n c u id a to d a su lib e rta d , la co n serva, sin d e ja r de v e r en la re a lid a d m o ral a lg o d e sa g ra d o q u e estab lece u n a so lu c ió n d e co n ­ tin u id a d e n tre la m o ra l y tas técn icas e c o n ó m ic a s, in du striales, etcétera , con las cu ale s el u tilita rism o c o rrie n te tie n d e a c o n fu n d irse ... L a c ie n c ia d e q u e yo h a b lo n o es p re c isa m e n te la so c io lo g ía d e u n a m a n e ra g e n e ra l, c o m o ta m p o c o q u ie ro d e c ir q u e las in vestig a cio n e s so b re la e stru c-tu ra d e las so c ie d a d e s, su o rg a n iz a c ió n e c o n ó m ic a , p o lític a , etc., p u e d a n d e d u c irse d e las a p lic a c io n e s m o ra le s. L a so la cie n cia q u e p u e d e p ro p o rc io n a r los m ed io s de o b te n e r estos ju ic io s a c e rc a de las cosas m o ra ­ les es la c ie n c ia e sp e c ia l d e lo s \ .le c h o s m o ra le s.

P a ra a p re c ia r la m o ra l es n e c e sa rio q u e p a rta m o s d e datos p ro p o rc io ­ n ad o s p o r la re a lid a d m o ra l, tan to d e l p rese n te c o m o d e i pasad o. E sta c ie n c ia d e lo s h e c h o s m o ra le s es se g u ra m e n te -e s to y c o n ve n cid o d e e llo - u n a c ie n c ia so c io ló g ic a , es decir, u n a ram a m uy p a rtic u la r d e la so c io lo g ía . E l c a rá c te r sui generis q u e he re c o n o c id o a la m o ra l n o m e p erm ite, sin e m b a rg o , a d m itir q u e p u e d a ser d e riv a d o d e a q u e llo q u e n o re c o n o c e tal n atu rale za . L o s h e c h o s m o ra le s están e v id e n te m en te e n re la c ió n co n los o tro s h e c h o s so cia les y n o se ría e l caso d e se p a ra rlo s; p e ro fo rm a n , sí, d e n ­ tro d e la vid a so cial, u n a e sfe ra d istin ta, y las e sp e c u la c io n e s p rácticas q u e se re fie re n a esta e sfe ra n o p u e d e n s e r d e d u c id a s sin o d e e sp e c u la c io n e s teó ricas q u e se re la c io n e n ig u a lm e n te c o n ese m ism o o rd e n d e h ech o s. Habiendo propuesto L e ó n B ru n sc h v ic g que el progreso de la civilización fue­ ra definido como consistente en aquello que permite «a las libertades individuales el ejercer cada vez más extensamente su derecho de «repetición» (rep rise) sobre la es­ tructura. material de las sociedades», el profesor Durkiieim respondió: E sta e x p re sió n d e reprise m e p a re c e m u y in e x a c ta ,'y a q u e n o se trata d e

u n a re p e tic ió n sino d e u n a c o n q u ista lo g ra d a g ra cia s a la so cied ad . L o s d e re c h o s y lib e rta d e s d e l in d iv id u o n o so n cosas in h ere n te s a la n a tu rale za d e l in d iv id u o c o m o tal. A n a liz ad la co n stitu ció n e m p íric a d el h o m b re y n o e n c o n tra ré is n a d a d e ese c a rá c te r sa g ra d o d el cu al se h a lla in vestid o a ctu alm en te y q u e le c o n fie re esos d e re c h o s. E ste c a rá cte r le h a sid o su p e rp u e sto p o r la so c ie d a d , q u e es la q u e h a c o n sag ra d o a l in d ivi­ d u o , la q u e h a h e c h o d e l h o m b re a lg o resp e ta b le p o r e xce len c ia . L a e m a n c ip a c ió n p ro g re siv a d e l in d iv id u o n o im p lica, pu es, u n d e b ili­ ta m ien to sin o u n a tra n sfo rm a c ió n d e l v ín c u lo so cia l. E l in d ivid u o n o se su b strae a la so c ie d a d , a n te s b ien , se e n la za a e lla d e o tra m an e ra d ife re n ­ te, p o rq u e la so c ie d a d lo c o n c ib e y lo q u ie re de o tro m o d o d istin to al q u e lo c o n c e b ía antes. E l in d iv id u o se so m e te a la so c ie d a d y es este so m etim ien to el q u e c o n ­ d ic io n a su p ro p ia lib e ra c ió n . L ib e rta rse es, así, p a ra e l h o m b re su p e ra r las fu erz as físicas q u e lo d o m in a n , fu erz as ciegas e irra c io n a le s; p e ro 110 p u e d e a lc a n z a r tal lib e ra c ió n sin o o p o n ie n d o a esas fu erz as u n a g ra n p o te n c ia in ­ te lectu a l y q u e d a n d o lu e g o a su a m p aro . E sta o b ra es d e la so cie d a d . C o lo cán d o se el h o m b re , p u es, al ab rig o d e la socied ad , se p o n e e n cierta m e d id a b a jo su d e p e n d e n c ia , p e ro esta d e p e n d e n c ia es lib e ra d o ra. N o hay e n e llo c o n tra d ic c ió n a lg u n a .

LA A U T O R ID A D M O R A L D E L A C O L E C T IV ID A D 4 Y o n o h e a firm a d o q u e la a u to rid a d m o ra l d e la so cied ad p ro v e n g a d e su p a p e l c o m o le g isla d o ra m o ra l; esto se ría a b su rd o . H e d ich o to d o lo c o n ­ tra rio , a sab e r: q u e la so c ie d a d se h a lla ca p a c ita d a p a r a d e sem p e ñ a r ese p a ­ p e l d e le g isla d o ra p o rq u e se e n c u e n tra in vestid a, a n te n uestros ojos, d e u n a a u to rid a d m o ral p e rfe c ta m e n te fu n d a d a . L a d e sig n a c ió n d e « a u to rid ad m oral» se o p o n e a a q u ella de «au to ri­ d a d m ateria l» , de su p re m a c ía física. U n a a u to rid a d m oral es u n a rea lid a d p síq u ic a , u n a c o n c ie n c ia m ás e le v a d a y m ás ric a q u e la n u estra, resp e cto d e la c u a l e x p e rim e n ta m o s n u e stra in d iscu tib le d e p e n d e n c ia . H e d e m o stra d o y a c ó m o la so c ie d a d actu al o fre c e el carácter q u e se ñ a ­ lo, p o rq u e es a u n tie m p o la fu e n te y el asien to d e to d o s los b ien es in te le c ­ tu ales q u e co n stitu yen la civilizació n . Es de la so c ie d a d de d o n d e n os vie n e to d o cu an to d e m ás e se n c ia l tie n e n u e stra vid a m en tal. N u estra razó n in d ivid u a l es y va le cu an to vale e sa razón co lectiva e im ­ p e rso n a l q u e es la c ie n cia , m an ife stac ió n social d e p rim e r o rd en , tan to p o r la fo rm a en q u e se rea liza co m o p o r e l m o d o en q u e se con serva. A sí, n u e s­ tras fa c u lta d e s estéticas y la d e lic a d e z a d e n u e stro g u sto d e p e n d e n d e esa c o n c e p c ió n q u e es el a rte , m an ife stació n so cia l d e id é n tic a ca tego ría. E s a la so c ie d a d a la q u e d e b em o s n u estro im p e rio sob re las cosas q u e fo rm a n p a rte d e n u e stro d o m in io . E s la so c ie d a d la q u e n os lib e ra d e la n atu rale za . ¿N o resu lta ló g ico , p o r lo tanto, q u e n os la rep resen tem o s c o m o u n s e r p síq u ico s u p e rio r a n o so tro s y d e l cu al p ro ce d e m o s? E n c o n se c u e n c ia , se e x p lic a q u e c u an d o la sa c ie d a d n os re c la m a eso s sacrificio s, p e q u e ñ o s o g ra n d e s, q u e co n stitu yen la tra m a de la vid a m o ra l, n o s in c lin e m o s resp e tu o so s a n te ella. E l crey e n te se in c lin a a n te D io s, p o rq u e es d e D io s de d o n d e c re e le v ie n e su ser, e sp e c ia lm e n te su ser m en tal, su alm a. N osotros ten em o s las m ism as razo n es p a ra e x p e rim e n ta r este se n tim ie n to c o n resp e cto a la c o ­ lectivid ad . Y o n o sé q u é es u n a p e rfe c c ió n id ea l y a b so lu ta y, p o r lo tanto, n o p u e ­ d o p e d ir q u e se c o n c ib a la so c ie d a d co m o id e a lm e n te p e rfe c ta . N o le atri-

b u yo ta m p o c o u n a p e rfe c c ió n re la tiv a m ayo r q u e la q u e n osotro s m ism os p o see m o s. T o d o esto e stá fu e r a d e la cu estió n . L a so c ie d a d tie n e sus p e q u e ñ e c e s , p e ro ta m b ién tien e sus g ran d ezas. P a ra a m a rla y re sp e ta rla n o es m e n e s te r q u e n os la re p re se n te m o s de o tro m o d o q u e c o m o es. Si n o p o d e m o s a m a r y resp e ta r sin o a q u e llo q u e es ideal­ mente perfecto -s u p o n ie n d o q u e e sta lo c u c ió n ten g a u n se n tid o d e fin id o -, D io s m ism o n o p o d ría ser o b je to d e u n tal sen tim ie n to , p u e s es de D io s d e d o n d e p r o c e d e e l m u n d o , q u e está lle n o d e im p e rfe c c ió n y d e fe a ld a d . Es v e rd a d q u e se a c o stu m b ra b a stan te a h a b la r d e sd e ñ o sa m e n te d e la so c ie d a d . N o se su e le ve r e n e lla m ás q u e a la p o lic ía b u rg u e sa co n su g e n ­ d a rm e q u e la p ro te g e . E sto es tan to c o m o p a sa r ju n to a la rea lid a d m o ra l m ás ric a y c o m p le ja q u e n o s se a d a d o o b se rv a r e m p íric a m e n te , sin siq u ie ra d a rn o s c u e n ta d e su p rese n cia . E s ta m b ién c ie rto , a la vista d e n u e stra c o n c ie n c ia m o ra l actu al, q u e la m o ra lid a d p le n a , e n te ra , tan c o m p le ta co m o n o s se a d a d o c o n c e b irla , su ­ p o n e q u e e n e l m o m e n to e n q u e a cep tam o s u n a n o rm a m o ra l, n o só lo q u e ­ rem o s a ju sta rn o s a e lla , sin o q u e , m ás aú n , q u e re m o s la n o rm a m ism a, lo cu al n o s e r ía p o sib le si n o c o m p re n d ié ra m o s la razó n q u e ju s tific a la n o r­ m a y n o la c o n sid e rá ra m o s a c e p ta b le . A l resp e c to , es c o n v e n ie n te r e c o n o c e r q u e lo q u e a n te c e d e con stitu ye u n lím ite id e a l, d el cu al c ie rta m e n te n os h a lla m o s in fin ita m e n te lejo s, es d ecir, u n a m e ra c o n c e p c ió n q u e n os fo rm u la m o s a c e rc a d e la m o ral. N o so tro s ig n o ram o s - y este re c o n o c im ie n to d e ig n o ra n c ia v e n d ría m u ­ c h o m e jo r en n u estras clases q u e las e xp lic a c io n e s sim p listas y fre c u e n te ­ m en te p u e rile s c o n q u e m u y a m e n u d o se h a fa lse a d o la c u rio sid a d d e los n iñ o s-, n o so tro s ig n o ra m o s p o r c o m p le to , n o d ig o tan só lo las cau sas h is­ tó ricas, sin o ta m b ié n las ra z o n e s te le o ló g ic a s q u e ju s tific a n actu alm en te la m ayo r p a rte d e n u estras in stitu c io n es m o rales. C u a n d o se p la n te a n d isc u sio n e s ab stractas c o n las q u e se retrasan h ar­ to fre c u e n te m e n te las te o ría s d e la m o ra l, ¿có m o n o se n tir q u e es im p o si­ b le e l p o rq u é d e la fa m ilia , d e l m a trim o n io , d e l d e re c h o de p ro p ie d a d , et­ cé te ra , sea b íy o las fo rm a s a c tu a le s, s e a b ajo las fo rm a s n u evas q u e estas in stitu cio n es están llam a d a s a to m ar, sin c o m p re n d e r este am b ie n te so cial cu yo e stu d io está a p e n a s c o m e n z a d o ? T o d as las e scu e la s se h a lla n c o lo c a d a s, p u e s, a este re sp e c to , en la m is­ m a situ a c ió n . H a y a h í u n desiderátum d e la c o n c ie n c ia m o ra l q u e estoy lejo s d e d esestim ar, p e ro q u e n os e n c o n tra m o s to d o s, tan tos cu an to s som o s, im ­ p o sib ilitad o s d e satisfac e r a c tu a lm e n te , al m en o s d e u n a m a n e ra a d e cu a d a .

E l m é to d o q u e yo e m p le o n o m e co lo ca d e n in g ú n m o d o , a c e rc a d e este a su n to , en in ferio rid ad d e c o n d icio n es, a m en o s q u e se co n sid e re com o u n a ve n ta ja el c e rra r lo s o jo s fre n te a las d ificu lta d e s d e l p ro b le m a . C re o , ad em ás, q u e só lo p o r e l m éto d o p u e d e ser p o sib le su reso lu ció n p ro g resiv a .

V LA F IL O S O F ÍA Y LO S H E C H O S M O R A LE S 5 E n d efin itiva, se m e p la n te a u n a d o b le cu estió n q u e m e p id e : 1." P o r q u é e lim in o las te o ría s d e los filó so fo s; 2 .a D ó n d e voy a b u sca r los h e c h o s m o rales q u e estu d io. R e sp o n d o en seg u id a al p rim e r p u n to . L a c o m p a ra c ió n q u e se h a c e e n tre el filó so fo m o ralista, p o r u n a p a rte, y e l físic o y el astró n o m o , p o r o tra -c o m p a ra c ió n so b re la q u e se asien ta to d a la a rg u m e n ta c ió n q u e se m e p la n te a -, m e p a re c e p o r c o m p le to e rró ­ n ea. In d u d a b le m e n te , si q u isie ra in fo rm a rm e a c e rc a de los asu n tos d e la as­ tro n o m ía , es a u n a stró n o m o y n o a u n vu lg a r ig n o ra n te al q u e m e d irig i­ ría. P o rq u e la astro n o m ía es u n a c ie n c ia , u n a c ie n c ia cuya m isió n y toda su r a z ó n d e s e r es e x p lic a r a d e c u a d a m e n te , o b je tiv a m e n te , la r e a lid a d a stro n ó m ica. B ie n d istin to es el p ro p ó sito q u e h a p e rse g u id o , a través d e todos los tie m p o s, la e sp ecu lació n m o ra l d e los filóso fos. N u n c a esta e sp ecu lació n ha te n id o p o r o b jeto tra d u c ir fie lm e n te , sin a g re g a rle n i q u ita rle n ad a, u n a re a lid a d m o ra l d e te rm in a d a . L a a m b ició n d e los filó so fo s h a sid o , b ien p o r el co n tra rio , c o n stru ir u n a m o ra l n u eva, d ife re n te - a m e n u d o sob re p u n to s e se n c ia le s- d e a q u e ­ llo q u e a catab a n sus c o n te m p o rá n e o s o q u e h a b ía n acatad o sus p re d e c e so ­ res. H a n sid o m ás b ien re v o lu c io n a rio s e ico n o clastas. P e ro el p ro b le m a q u e yo m e p la n te o es e l sa b e r en q u é con siste o h a c o n sistid o la m o ral, n o co m o la c o n c ib e o la h a c o n c e b id o u n a d e te rm in a ­ d a p e rso n a lid a d filo só fic a, sin o tal c u al h a sid o vivid a p o r las co lectivid ad es

h u m an as. D e sd e este p u n to d e vista, las d o c trin a s de lo s filó so fo s p ie rd e n g ra n p arte d e su valor. Si la física de las costumbres y del derecho - ta l c o m o e n sayam o s h a c e r la estu viera lo su fic ie n te m e n te a d e la n ta d a , p o d r ía d e se m p e ñ a r c o n resp e cto a lo s h e c h o s m o ra le s e l m ism o p a p e l q u e la a stro n o m ía c o n re sp e c to a los asu n to s a stro n ó m ico s, y se ría a e lla a la q u e c o n v e n d ría d irig irse p a ra sa b e r q u é es la v id a m o ra l. P e ro esta c ie n c ia d e la m o ra l está to d avía e n vías d e n acer, y las te o ría s d e los filó so fo s tie n e n a este resp e cto tan p o c o lu g ar, están tan lejo s d e p ro p o n e rse el m ism o o b je to , q u e m ás b ie n se o p o n e n co n u n a e sp ec ie d e u n a n im id a d a e sta m a n e ra d e e n te n d e r y d e tra ta r los h e ch o s m o rales. N o p u e d e n prestar, p u e s, el m ism o servicio . P o r o tra p a rte , se ría n o c o n o c e rm e si se p e n sa ra q u e yo e x c lu y o siste­ m áticam en te las te o ría s filo só ficas, O c u rre tan só lo q u e les n ie g o esa e sp e ­ cie d e p re rro g a tiv a y p rim a c ía qu e se les h a c o n c e d id o m u y a m e n u d o . D ich as teo rías, p o r o tra p a rte, tie n e n b rilla n tes trab ajo s e n su h ab er, son in stru ctivas y n os e n se ñ a n c u id a d o sa m e n te , ad em ás, a q u e llo q u e o c u ­ rre d e n tro d e la c o n c ie n c ia m o ra l d e la é p o c a . C o m o se ve, p u e s, h ay so b ra d o s m otivos p a ra ten erlas e n cu e n ta . P e ro lo q u e p o r m i p a rte m e resisto a a c e p ta r es q u e tales te o ría s ex­ p re se n e n u n a fo rm a p a rtic u la rm e n te e m in e n te la v e rd a d m o ra l, d e l m is­ m o m o d o c o m o la física o la q u ím ic a e x p lic a n la ve rd ad p a ra los h e c h o s d e o rd e n físic o q u ím ic o . L a o p o sic ió n q u e se h a e sta b le c id o e n tre e l h e c h o m o ra l y el h e c h o re lig io so m e p a re c e in a c e p ta b le . N o e xiste casi rito a lg u n o , tan m a te ria l c o m o se q u ie ra , q u e n o vaya a c o m p a ñ a d o d e a lg ú n sistem a m ás o m e n o s o rg a n iz a d o d e re p re se n ta c io ­ n es d estin ad o a e x p lic a rlo , a ju s tific a rlo , p u es e l h o m b re tien e n e c e sid a d d e c o m p re n d e r lo q u e h a c e, b ie n q u e a v e c es se satisfag a c o n p o c a cosa. E s ésta, fre c u e n te m e n te , la razó n d e los m ito s. Si se ad m ite, p u es, q u e e l h e c h o re lig io so p u e d e se r c o n sid e ra d o fu e ra d e las teorías q u e in ten ta n e x p lic a rlo , ¿ p o r q u é , e n to n ce s, h a b ría d e ser tratad o de o tro m o d o e l h e c h o m o ra l? P o r lo d em ás, yo n o c re o q u e p u e d a ni p e n sa rse en n e g a r q u e e xiste y q u e h a d e e x istir sie m p re u n a re a lid a d m o ra l fu e ra d e las c o n c ie n c ia s d e lo s filó so fo s q u e tratan d e e x p lic a rla . N oso tro s todos p racticam o s esa m o ra l sin c u id a rn o s en lo m ín im o a cer­ c a d e las raz o n e s q u e d a n los filó so fo s p a ra ju s tific a rla . L a p ru e b a está en la situ ació n cie rtam e n te e m b a raz o sa q u e se n o s c re a ría b ie n a m e n u d o si se

n o s p id iese u n a ra c io n a l y só lid a ju s tific a c ió n d e las n orm as m o rales q u e p ra ctica m o s. Q u e d a p o r sab er, a d e m á s, có m o y en v irtu d d e qu é p ro ce d im ie n to s es p o sib le alca n za r e sa re a lid a d m o ral. E s u n a su n to verd ad eram en te d e lica ­ d o , p e ro q u e n o tien e n a d a d e in so lu b le. H ay, d e sd e lu e g o * u n n ú m e ro c o n sid e ra b le d e id eas y de m áxim as m o ­ rale s q u e so n fá c ilm e n te asequ ib les. Estas id eas y m áxim as m orales son aq u e­ llas q u e han to m ad o u n a fo rm a escrita, q u e se h an co n d en sad o e n fó rm u ­ las ju ríd ic a s. E n e l d e re c h o , e n la m ay o r p a rte d e la m o ra l d o m éstica, en la m o ra l c o n tra ctu al, en la m o ra l d e las o b lig a c io n e s, las id eas relativas a los g ran d es d e b e re s fu n d a m e n ta le s se h a lla n in sertas o re fle ja d a s en todas y ca d a u n a d e tales fó rm u la s escritas. H ay a llí, p o r lo p ro n to , u n a m p lio ca m p o p a ra las o b servacio n es, qu e h a satisfech o p le n a m e n te y G u ra n te m u c h o tie m p o n uestras asp iracio n es cie n tíficas. C u a n d o h ayam o s trab ajad o a lg o este te rre n o -to d a v ía p o c o e x ­ p lo r a d o - p a sare m o s a o tro . N o co n testo p o r a h o ra , en c o n se c u e n c ia , si h ay tam bién a h í d e b ere s, id ea s m o rales q u e n o se e n c u e n tre n in c o rp o ra d a s a la ley; p e ro p o d em o s lo g ra rlo p o r o tro s m ed ios. L o s proverb ios, las m áxim as p o p u lares, los usos n o cod ificados, son otras tantas fu en tes d e in fo rm a c ió n . L as o b ras lite ra ria s, las co n ce p cio n es d e los filó so fo s, d e los m o ra listas (ya veis q u e n o los e x c lu y o ), n os d an n oticias a c e rc a d e las a sp ira c io n e s q u e están p o r lo g ra rse , p e rm itién d o n o s d escen ­ d e r m ás aú n e n e l a n álisis d e la c o n c ie n c ia co m ú n , hasta e se fo n d o en el q u e se e la b o ra n las o b scu ras c o rrien te s to d avía im p e rfe cta m en te c o n sc ien ­ tes d e sí m ism as. P u ed e p en sarse, in d u d a b le m en te , qu e estos p ro ced im ien to s son u n tan­ to g ro sero s, es d ecir, q u e n o p e rm iten a lc a n z a r todas las sutilezas y m atices d e la re a lid a d m o ral. P e ro p reciso es re c o rd a r a este respecto qu e to d a cien ­ c ia se e n c u e n tra e n las m ism as co n d icio n e s e n sus com ien zo s. Es n e c e sa rio ab rir, p o r lo tan to, a g o lp e s d e h ach a, algu n as an ch as p i­ c ad as q u e p e rm ita n la e n tra d a de u n p o co d e lu z e n esta selva virg en d e los h e c h o s m o ra le s y - p a r a d e c irlo co n u n a m ay o r g e n e ra liz a c ió n - d e los he^ c h o s sociales.

L A R E P R E S E N T A C IÓ N S U B JE T IV A D E LA M O R A L 6 H e d ich o desd e el co m ie n z o qu e es p reciso distin gu ir dos asp ectos igu al­ m en te ve rd ad ero s d e la m o ra lid a d , a sab er: L ° P o r u n a p a rte , la m o ra l ob jetiva, co n sisten te en u n conjunto d e n or­ m as q u e co n stitu yen la m o ra l d e l g ru p o ; y 2.® L a m a n e ra , p o r c o m p le to su b jetiva, c ó m o c a d a c o n c ie n c ia in d ivi­ d u a l se re p re se n ta e sta m o ra l. E n e fecto , a u n q u e h a y a u n a m o ra l d e l g ru p o , c o m ú n a to d o s lo s h o m ­ b re s q u e lo c o m p o n e n , c a d a h o m b re tie n e u n a m o ra l p a ra sí. A u n a llí d o n ­ d e el c o n fo rm ism o s e a c o m p le to e n te ra m e n te , a u n a llí ca d a in d iv id u o se fo rm a en p a rte su m o ra l. H ay, d e tal m o d o , e n c a d a u n o d e n o so tro s u n a vid a m o ra l in terio r, y n o existe c o n c ie n c ia in d iv id u a l a lg u n a q u e tra d u zca e xa cta m en te la c o n ­ c ie n c ia m o ral c o m ú n , es d e cir, q u e ésta n o le se a p a rcialm e n te in a d e c u a ­ d a, C o n re la c ió n a e ste p u n to d e vista, se g ú n ya lo h e d ich o a n te s, c a d a u n o d e n o so tro s es in m o ra l e n cierto s asp ectos. E stoy lejo s, p u es, d e n e g a r la e x iste n c ia d e esa v id a m oral in terio r, n i d iscu to q u e p u e d a e stu d iá rse la co n é xito . P e ro lo c ie rto es q u e este c a m p o d e estu d io está fu e r a d e n u e stra s in vestig acio n es. L o d e jo vo lu n ta ria m e n te d e lad o , al m en o s p o r e l m o m e n to . E ste asp ecto , sin e m b a rg o , es al qu e F ed erico Rauh acab a d e re fe rirse , y d e la o b se rv a c ió n d e a lg u n a s c o n cie n cia s m o ra le s in d ivid u ales lle g a a u n a c o n c lu sió n q u e m e p a re c e m u y d iscu tib le. P arte p a ra esa a firm a c ió n d el h e c h o sig u ie n te; o b se rv a n d o la m a n e ra có m o actú an cierto s in d ivid u o s - lo s sabios, los artistas- c o m p ru e b a q u e c o n ­ c e p tú a n válid o s lo s d e b e re s a lo s cu ale s ello s o b e d e c e n e n fo rm a a b so lu ta ­ m en te e xtra so cia l. D e tal h e c h o , e l p ro f. R a u h co n clu y e q u e e x iste n , e n ve rd ad , d e b e re s in d e p e n d ie n te s d e la v id a co lectiva, q u e n a c e n d ire c ta m e n te d e las re la c io ­ n es d e l h o m b re c o n e l m u n d o . P o r lo p ro n to , n o v e o p o r q u é M . R a u h e x tra e sus e je m p lo s d e l m e d io e sp e c ia l d e los sab io s y artistas. E n re a lid a d , esta m a n e ra d e ver q u e e x p o n ­ g o es la m ás g e n e ra l, p u e s si n o h a y m ás q u e u n p e q u e ñ o n ú m e ro d e in d i-

víd u o s q u e sie n te n q u e sus d e b e re s son d e o rig e n so cial, resu lta evid en te q u e la m ay o r p a rte se h a h e c h o u n a re p re se n ta c ió n to talm en te d istin ta. E s p o r allí» p re c isa m e n te , p o r d o n d e h a h a lla d o re siste n c ia la id e a q u e yo h e e x p u e sto . R esta sab e r a h o ra si esa re p re se n ta c ió n n o es u n a ilusión. E l p ro f. R a u h h a e m p re n d id o la ta re a d e d e m o stra r q u e u n a a p lic a c ió n so cio ló g ica d e es­ tos d e b e re s es im p o sib le . N o m e p ro p o n g o d isc u tir e n d e ta lle tal d e m o stra c ió n , p o rq u e m e p a ­ re c e q u e v a c o n tra e se p r in c ip io b ie n c o n o c id o q u e e x p re sa q u e n o h a y e x p e r ie n c ia n egativa. C o n c ib o q u e se p u e d e p ro b a r q u e u n a e x p lic a c ió n p ro p u e sta es e rró n e a . P e ro d ifíc ilm e n te p u e d o c o n c e b ir q u e p u e d a o p o ­ n e rse a sí a u n p ro p ó sito : el d e re c h a z a r a priori u n a e xp lic a c ió n q u e n o h a sid o d a d a , es d ecir, d e c la r a r q u e d ic h a e x p lic a c ió n es im p o sib le en u n a d e ­ te rm in a d a fo rm a 7.

7 En el presente capitulo hem os h ech o seguir la com unicación elevada por el profesor Durkheim a la Sacíele Fraiifaise de Philomphie, el 11 de febrero» por algunos fragmentos propor­ cionados por la subsiguiente discusión del 21 de marzo. N o hem os tomado de dicha discu­ sión sino ios pasajes más desarrollados que por su naturaleza nos han parecido aclaratorios d e las teorías del profesor Durkheim acerca de la ciencia de la moral. Los títulos son nues­ tros. (Nota del profesor Bouglé).

C A P ÍT U L O C U A R T O JU I C I O S D E V A L O R Y JU I C I O S D E R E A L ID A D

I C O N C E P T O S FU N D A M E N T A L E S

A l so m e te r al C o n g re so este te m a d e d iscu sió n , m e p ro p o n g o u n d o ­ b le fin : p rim e ro , d e m o stra r p o r m e d io de u n e je m p lo p a rtic u la r la fo rm a c ó m o la so c io lo g ía p u e d e a y u d ar a reso lv e r un p ro b le m a filo só fic o ; y lu e ­ g o , d isip a r cierto s p reju icio s resp e cto a la so c io lo g ía llam ad a positiva. C u a n d o d ecim o s qu e los c u e rp o s so n p e sad o s o q u e el vo lu m en de los gases v a ría en razó n in versa d e la p re sió n q u e so p o rta n , fo rm u la m o s ju i­ cio s q u e se lim ita n a e x p lic a r d e te rm in a d o s h e ch o s. T ales ju ic io s e n u n cia n aq u ello q u e es, y p o r este m otivo se les d e n o m in a juicios de existencia o de realidad.

O tro s ju ic io s , en ca m b io , tie n e n p o r o b jeto e xp resar, n o a q u ello qu e las cosas son , sin o lo q u e ellas v a len e n re la c ió n a u n su jeto co n scien te , es decir, e l p re c io a q u e este ú ltim o se aju sta. A estos ju ic io s se les d a el n o m ­ b r e d e juicios de valor. A veces se ap lica tam b ién esta ú ltim a d e n o m in a c ió n a to d o ju ic io q u e e n u n c ie u n a e stim ació n , c u a lq u ie ra q u e e lla sea. P e ro esta e xten sió n p u e ­ d e d a r lu g a r a co n fu sio n es q u e es c o n v e n ie n te evitar. C u a n d o yo d igo : «am o la caza», « p re fie ro la cerve z a al vin o » , «la vid a activa al rep o so » , etcétera, e m ito ju ic io s q u e p u e d e n p a re c e r c o m o qu e e x ­ p resa n estim acio n es, p e ro e n e l fo n d o n o son sin o sim p les ju ic io s d e rea li­ d a d . E n e fecto , esos ju ic io s d ic e n ú n ic a m e n te d e q u é m an e ra n os co m p o r­ tam os fre n te a cie rto s o b jeto s, es d ecir, q u e am am o s éstos o q u e p refe rim o s aq u éllo s. T ales p re fe re n c ia s n o so n o tra co sa qu e h e ch o s, tan to co m o lo p u e d e n ser la p esad ez d e los c u e rp o s o la ela sticid ad d e los gases. S e m e ja n tes ju ic io s 110 tie n e n p o r o b jeto , p u es, a trib u ir a las cosas u n v a lo r q u e les p e rten ez c a , sin o q u e c u m p le n la fu n c ió n d e a firm a r so lam en ­ te d e te rm in a d o s estad os d e l su jeto.

L a s p r e d ile c c io n e s q u e se e x p r e s a n d e ta l m o d o s o n , a d e m á s , in c o m u n ic a b le s. A q u e llo s q u e las sie n te n p u e d e n d e c ir ju sta m e n te q u e las e x p e rim e n ta n o, a l m en o s, q u e c re e n e x p e rim e n ta d a s; p e ro n o p u e d e n tran sm itid as a o tro s. D ich as p re d ile c c io n e s se realizan en las resp ectivas p er­ so n as y n o p u e d e n sep ara rse d e ellas. E s b ie n d istin to lo q u e o c u rre c u a n d o d ig o : «este h o m b re tiene u n alto v a lo r m o ra l» , «este c u a d ro tiene u n g ra n v a lo r artístico» , «esta a lh aja vale tan to». E n to d o s estos casos a trib u y o a lo s sere s o a las cosas d e q u e se trata u n c a rá c te r o b jetivo , p o r c o m p le to in d e p e n d ie n te d e la m a n e ra seg ú n la cu al yo lo sie n to e n e l m o m e n to en q u e m e p ro n u n cio . P e rso n a lm en te , p u e­ d o n o atrib u ir, p o r e je m p lo , n in g ú n p re c io a la a lh aja , p e ro n o p o r e llo d ism in u ye su v a lo r d e l qu e le c o rre sp o n d e e n el m o m e n to e n q u e se con si­ d e ra. D e l m ism o m o d o , y o p u e d o n o te n e r c o m o h o m b re m ás q u e u n a m e­ d io c re m o ra lid a d , p e ro esto n o m e im p id e re c o n o c e r el v a lo r m o ra l allí d o n ­ d e se e n c u e n tre . P u e d o ser, ig u a lm e n te , p o r te m p e ra m e n to , p o c o a fe c to a las re u n io n e s d e a rte, lo cu al n o es ta m p o co u n a razó n p a ra q u e n ie g u e la e x iste n c ia d e va lo re s estéticos. T o d o s estos valo res existe n , p u es, e n u n d a d o sen tid o: existen fuera de m í P o r e llo , c u a n d o estam o s e n d e sa c u e rd o c o n o tro a c e rc a d e la m an era d e c o n c e b ir y estim ar d ich o s valores y n o s esfo rzam o s p o r co m u n icarle n u e s­ tras c o n v ic c io n e s, n o n o s co n te n tam o s c o n afirm ad o s, sin o q u e p ro cu ram o s d e m o stra rlo s, d a n d o en a p o yo d e n u e stra s a firm a c io n e s razo n es de o rd en im p e rso n a l. A d m itim o s im p líc ita m en te c o n e llo q u e tales ju ic io s c o rre sp o n d e n a c ie rta re a lid a d o b jetiva q u e p u e d e y d e b e se r c o m p re n d id a . S o n estas re a li­ d a d e s o b jetivas sui generis las q u e co n stitu y e n los valo res, y lo s ju ic io s d e va­ lo r son a q u e llo s q u e se re fie re n a d ic h a s rea lid a d e s. P ro c u ra re m o s a h o ra d e sc u b rir e n q u é fo rm a es p o sib le esta clase d e ju ic io s . S e h a visto ya p o r lo q u e p re c e d e c ó m o se p la n te a el asu n to . P o r u n a p a rte, to d o v a lo r su p o n e la a p re c ia c ió n d e u n su jeto , en re la c ió n d e fin id a co n u n a d e te rm in a d a sen sib ilid a d . T o d o lo q u e tie n e v a lo r es b u e n o p o r a lg ú n m o tivo . A q u e llo q u e es b u e n o es d e se a b le ; y to d o d e se o es u n estad o in terio r. D e a q u í q u e , e n c o n se c u e n c ia , lo s va lo res d e tal m o d o e la b o ra d o s a d q u ie ra n la m ism a o b je tiv id a d q u e las cosas. ¿C ó m o p u e d e n c o n c illa rse eso s d o s c a ra cte res q u e p a re c e n co n tra d ic­ to rio s a p r im e r a vista? ¿C ó m o u n e sta d o d e l sen tim ie n to p u e d e se r in d e ­ p e n d ie n te d e l su je to q u e lo e x p e rim e n ta ?

D os so lu cio n es o p u estas h an sid o d a d a s a este p ro b lem a.

II V A LO R E S O B JE T IV O S P ara n u m e ro so s p e n sa d o re s -q u e se re c lu ta n , p o r otra p a rte, e n m e­ dios h arto h e te ro g é n e o s - la d ife re n c ia e n tre esas dos esp ecies d e ju ic io s es p u ram e n te a p a re n te . E l valo r - s e d ic e - se in clin a e se n c ia lm e n te h a c ia alg u n o d e lo s ca ra cte ­ res con stitu tivos d e la cosa a la cu al se atrib u y e d ic h o valo r y, e n tal sen tid o , e l ju ic io d e v a lo r n o h a ría sin o e x p re s a r la m a n e ra c ó m o tal c a rá c te r in flu ­ ye so b re el su jeto q u e ju z g a . S i esta a c c ió n es fa vo ra b le , el v a lo r es po sitivo ; n egativo, en el caso co n ­ trario . S i la vid a tien e v a lo r p a ra el h o m b re es p o rq u e e l h o m b re es u n se r vivo y p o rq u e está d e n tro d e la n a tu ra le z a de lo vivien te el vivir. Si el trigo tien e va lo r es p o rq u e sirve p a ra la a lim e n ta c ió n y sosten im ien to d e la vida. Si la ju stic ia es u n a virtu r es p o rq u e resp e ta las n ece sid a d e s vitales, así co m o el h o m icid io es u n c rim en p o r la raz ó n c o n tra ria . E n p o cas p a lab ra s: el va lo r d e u n a co sa se ría tan só lo la c o m p ro b a c ió n de los efecto s q u e d ic h a cosa p ro d u c e en virtu d d e sus p ro p ie d a d e s in trín ­ secas. P e ro ¿cu ál es el su jeto en re la c ió n c o n el cu al es y d eb e ser estim ad o el valo r d e las cosas? ¿S e rá el in d ivid u o ? ¿C ó m o e x p lica r, en to n ces, g u e p u e d a h a b e r u n sistem a de valo res o b ­ je tiv o s re c o n o c id o p o r todos los h o m b re s o, al m en os, p o r to d o s los h o m ­ b res d e u n a m ism a civilización ? A q u ello q u e h a c e el valor, c o n sid e ra d o d e sd e este p u n to d e vista, es el efecto qu e la co sa p ro d u c e so b re la se n sib ilid a d ; p e ro se sabe ya c u án g ra n ­ d e es la d iversid a d d e sen sib ilid a d e s in d ivid u a les, L o q u e a g ra d a a u n o s, e n efecto , re p u g n a a otro s. A u n la m ism a vid a n o es a p reciad a p o r to d o s, ya q u e h ay h o m b re s q u e se a b a n d o n a n , se a p o r d isgu sto , sea p o r d e b er, y, so ­ b re todo, ¡q u é d e sa c u e rd o e n la m a n e ra d e c o m p re n d e rla ! A q u í se la q u ie ­ re in ten sa, a llá se b u sc a re d u c ir y sim p lific a r su satisfacció n . L a a n te rio r o b je c ió n h a sid o p la n te a d a m u y a m en u d o c o n re sp e c to a lo s h e ch o s m o ra le s u tilita rio s, p o rq u e h a b ía e n ve rd ad u n e sp e c ia l m otivo

p a ra fo rm u la rla . P e ro n u e stro p ro p ó sito es tan só lo s e ñ a la r a q u í q u e tal o b ­ je c ió n se a p lic a p o r ig u a l a to d a te o ría q u e in te n te e x p lic a r, p o r m e d io d e cau sas p u ra m e n te p sic o ló g ic a s, lo s va lo res e c o n ó m ic o s, estéticos o e sp e c u ­ lativos. ¿P o d ría a rg u m e n ta rse , c o n resp e c to a la a n te rio r o b je c ió n , q u e e x iste u n tip o m ed io q u e se e n c u e n tra e n la m ay o r p a rte d e lo s in d ivid u o s y q u e , p o r lo tanto, la e stim a c ió n o b jetiva de las cosas e x p re sa la m a n e ra c ó m o ellas in flu y en so b re e l in d iv id u o m ed io ? P ero la d ife re n c ia es e n o rm e e n tre la m a n e ra seg ú n la cu al los v a lo res so n en rea lid a d estim ad o s p o r e l in d ivid u o o rd in a rio y esta e scala o b jetiva d e va lo res h u m an o s so b re la q u e d e b e n re g la rse , e n p rin c ip io , n u e stro s ju i ­ cios. L a co n cie n cia m o ra l m e d ia es m ed io cre. N o sien te sin o m uy d é b ilm e n te lo s d e b e re s m ás e le m e n ta le s y, p o r c o n sig u ie n te , su s resp e ctivo s v a lo re s m o ra le s. M ás to d avía: p a d e c e d e u n a e sp ecie d e c e g u e ra a u n p a ra eso s m is­ m os d e b ere s e le m en ta le s. N o es, p o r lo tan to, tal c o n c ie n c ia m o ra l m e d ia la qu e nos p u e d e p r o p o r c io n a r el c a rtab ó n d e la m o ra lid a d . C o n m u ch a m ás raz ó n h a d e o c u rrir esto co n resp e c to a los v a lo res estéticos, qu e son le tra m u e rta p a ra la m ayo ría. En lo qu e c o n c ie rn e a ios valo res e c o n ó m ic o s, la d istan cia es p o sib le ­ m en te , en cierto s casos, m en o s c o n sid e ra b le . S in e m b a rg o , 110 re su lta to d avía evid e n te la fo rm a en q u e las p r o p ie ­ d a d e s físicas d e l d ia m a n te o d e la p e rla in flu y e n so b re la g e n e ra lid a d d e n u estro s c o n te m p o rá n e o s, d e m o d o tal q u e n o s p e rm ita d e te rm in a r el va­ lo r actu al. P o r lo d em ás, h ay o tra raz ó n qu e n o d e ja c o n fu n d ir la estim a ció n o b ­ je tiv a y la estim ació n m e d ia . E sta razó n es q u e las re a c c io n e s d el in d iv id u o m e d io p e rm a n e c e n co m o re a c c io n e s in d ivid u ales. P o rq u e el h e c h o q u e u n estad o se e n c u e n tre e n g ra n n ú m e ro d e su jeto s n o q u ie re d e c ir q u e sea, tan só lo p o r e llo , o b jetivo . D e la c irc u n sta n c ia d e q u e seam o s m u ch o s p a ra a p re c ia r d e la m ism a m a n e ra u n a cosa, n o se sig u e q u e esta a p re c ia c ió n n o s ve n g a im p u e sta p o r a lg u n a re a lid a d exterio r. L a c o in c id e n c ia p u e d e se r d e b id a a cau sas p o r c o m p le to o b jetivas y, e sp e c ia lm e n te , a u n a a d e c u a d a h o m o g e n e id a d d e lo s te m p era m en to s in d i­ vid u a les, d e tal m o d o q u e e n tre estas d o s p ro p o sic io n e s: «Yo q u ie ro esto» y «N o so tros, e n u n c ie rto n ú m e ro , q u e re m o s esto», n o h aya d ife re n c ia e se n ­ cial. Se h a c reíd o p o d e r e lu d ir estas d ific u lta d e s su stitu yen d o el in d iv id u o p o r la so cied ad .

D e a c u e rd o co n la tesis p re c e d e n te , se so stien e q u e el valo r p o see esen ­ cia lm e n te a lg ú n e le m e n to in te g ra n te de la cosa, e n cu ya c o n c e p ció n sería la m a n e ra seg ú n la c u a l la cosa a fe c ta ría al su jeto colectivo , y n o p recisa ­ m e n te al su jeto in d ivid u a l, la ca u sa q u e d a ría lu g a r al valor. O en otras p a ­ lab ra s: la e stim ació n h a d e se r o b jetiva p recisam en te p o r el h e ch o q u e d eb e se r co lectiva. E sta e x p lic a c ió n tie n e so b re la a n te rio r in d iscu tib les ventajas. E n e fe c to , el ju ic io so c ia l es o b jetivo co n re la c ió n a los ju ic io s in d ivi­ d u ales, c o n lo cu al la e sc a la d e los valo res se e n c u e n tra su b straíd a a las a p re ­ c ia c io n e s sub jetivas y va ria b le s de los in d ivid u o s; es d ecir, que éstos e n c u e n ­ tran fu e ra d e e llo s u n a c la sific a c ió n estab lecid a, clasificació n qu e n o es su o b ra , q u e e x p re sa o tra c o sa d ife re n te q u e .su s sen tim ien to s p erso n ales y a la q u e d e b e n aju starse. D e este m o d o es c ó m o la o p in ió n p ú b lica tien e, d e sd e sus p ro p io s o rí­ g e n e s, u n a a u to rid a d m o ra l e n virtu d d e la cu al se im p o n e a los partícu la-' res. C o n tal a u to rid a d , resiste los esfu erzos q u e se h a c e n p ara v io le n ta rla y re a c c io n a c o n tra lo s d isid e n te s, d el m ism o m o d o q u e el m u n d o e x te rio r re a c c io n a d o lo ro sa m e n te c o n tra a q u ello s q u e in te n ta n reb elarse c o n tra él. A sí es tam b ién c ó m o la o p in ió n p ú b lic a c e n su ra a q u ie n e s ju z g a n las cosas m o ra le s seg ú n p rin c ip io s d ifé re n te s d e los q u e e lla p resc rib e, y rid icu liz a a los q u e se in sp ira n en o tra estética d istin ta d e la suya. P o r o tra p a rte, e n saye c u a lq u ie ra d e o b te n e r u n a cosa a u n p re c io in ­ fe rio r al q u e c o rre sp o n d e a su valor, y ch o cará c o n resisten cias sólo co m p a ­ rab le s a las q u e n os o p o n e n los cu erp o s cu a n d o vio len tam o s su n atu raleza. P u e d e e x p lic a rse d e este m o d o esa esp ecie d e n e ce sid a d qu e e x p e ri­ m en ta m o s, y d e la cu al te n e m o s co n cie n cia , c u a n d o em itim os ju ic io s d e va lo r: sen tim o s p e rfe c ta m e n te q u e n o som o s d u e ñ o s d e n uestras a p re c ia ­ cio n e s, sin o q u e estam o s, p o r el co n tra rio , atad o s y o b lig ad o s. E s la c o n ­ c ie n c ia p ú b lic a la qu e nos ata, Es cie rto , p o r lo d e m ás, q u e ese asp ecto d e los ju icio s d e v a lo r n o es d e n in g ú n m o d o el ú n ico . H a y o tro asp ecto qu e casi está en o p o sició n c o n el an terio r. L o s m ism o s va lo res q u e p o r u n a p arte nos h a c e n el efecto de rea lid a ­ d es q u e se im p o n e n a n o so tro s, se nos a p a re c e n sim u ltán eam en te co m o co sas d e sea b les q u e am a m o s y q u e re m o s e n fo rm a esp o n tá n e a. O c u rre , así, q u e al p ro p io tiem p o q u e la so cie d a d es la leg isla d o ra a ia q u e d e b em o s resp e to , es ta m b ién la c re a d o ra y d e p o sita ría d e todos lo s b ie­ n es d e la civilizació n a lo s cu ale s estam os a p e g a d o s c o n todas n u estras fu e r­ zas. L a so c ie d a d es, d e tal m o d o , b u en a y se g u ra al m ism o tiem p o q u e im ­

p erativa, T o d o c u an to a c re c ie n te la vitalid ad so cial, a u m e n ta la d el in d ivi­ d u o . N o es so rp re n d e n te , p u e s, q u e los in d ivid u o s, c o m o tales, tien d an h a ­ c ia lo q u e tien d e la so c ie d a d . P e ro , d e esta m a n e ra c o m p re n d id a , u n a te o ría so c io ló g ic a d e los valo ­ res p ro v o c a a su tu rn o g ra ve s d ific u lta d e s q u e , p o r o tra p a rte, n o so n p riva­ tivas d e tal te o ría , p o rq u e p u e d e n se r a p licad as ig u a lm e n te a la te o ría psi­ c o ló g ic a d e n tro d e la c u a l se h a p la n te a d o p re c e d e n te m e n te el p ro b le m a . E x iste n tip os d ife re n te s d e valo res. U n a co sa es e l v a lo r e c o n ó m ic o y o tra lo s va lo re s m o ra le s, re lig io so s, estéticos, e sp ecu lativo s. L as tentativas fre c u e n te m e n te h e ch a s c o n el o b jeto d e re d u c ir u n a s a otras las id eas d e b ien , d e b elle za , d e v e rd a d y d e ú til, h a n sid o sie m p re van as. L u e g o , si lo q u e co n stitu ye el v a lo r es tan só lo el m o d o seg ú n el c u a l las cosas a fecta n el fu n c io n a m ie n to d e la vid a so cia l, h a b ría q u e c o n c lu ir q u e la d iversidad d e valores resu lta en tal caso d ifícilm en te e xp licab le. Puesto q u e si, e fe ctiv am e n te , la m ism a c a u sa es la q u e in flu y e e n todas p a rtes, ¿d e d ó n d e p ro v ie n e , e n to n c e s, q u e sus efecto s sean e sp e c ífic a m e n te d istin to s? P o r o tra p a rte , sí e l v a lo r d e las cosas se m id ie ra v e rd a d e ra m e n te se­ g ú n el g ra d o d e su u tilid a d so cia l (o in d iv id u a l), e l sistem a d e los valo res h u m an o s d e b e ría ser revisad o y c a m b ia d a d e a rrib a abajo., p u es el lu g a r q u e e n él tie n e n los va lo res d e lu jo se ría , d esd e ese p u n to d e vista, in c o m p re n ­ sib le e in ju stifica b le . P o r d e fin ic ió n , e n e fe c to , to d o a q u e llo q u e es su p e rflu o o es in ú til, o es, al m en o s, m en o s ú til q u e cu an to es n ecesario . L o su p e rn u m e ra rio p u e ­ d e fa ltar sin a fe c ta r g ra v e m e n te e l d esen vo lvim ien to d e las fu n cio n e s vita­ les. E n u n a p a lab ra ; los v a lo res d e lu jo son d isp en d io so s p o r n atu raleza, es d ecir, cu estan m ás q u e los b e n e fic io s q u e ap o rtan . S e e x p lic a , p u es, q u e se e n c u e n tre n d o c trin a rio s q u e m iren tales valo­ res d e lu jo con m ira d a d e sa fia n te y q u e se e sfu e rc e n p o r red u c irlo s a u n a p o rc ió n co n g ru a . P e ro n o se trata, e n v e rd a d , q u e tales va lo res ten g an u n p re c io m ás ele v a d o a la vista d e lo s h o m b re s. A sí, el arte to do es c o sa d e lu jo ; la activi­ d a d e stétic a n o se su b o rd in a a n in g ú n fin u tilitario , sin o q u e se m an ifiesta p o r el so lo p la c e r d e la e x p re s ió n m ism a, d el m ism o m o d o q u e la e sp ecu la ­ ció n p u ra , es d ecir, el p e n sa m ien to lib re de to d o p ro p ó sito m erc e n a rio , des­ en vo lv ién d o se p o r el p la c e r d e d esarro llarse. ¿Q u ién p u e d e discutir, n o obs­ tan te, q u e la h u m a n id a d h a c o lo c a d o e n todos los tie m p o s lo s valo res artís­ ticos y e sp ecu lativo s p o r e n c im a d e los valo res e c o n ó m ic o s? T al c o m o la v id a in te le c tu a l, la vid a m o ra l tie n e tam b ién su estética, q u e le es p ro p ia .

E n e fe c to , las virtu d e s m ás altas n o c o n sisten en el cu m p lim ie n to reg u ­ lar y e stric to d e los actos m ás in m e d ia ta m e n te n e c e sa rio s p a ra el b u en or­ d e n so c ia l, sin o q u e están fo rm a d a s p o r m o vim ien to s lib res y esp o n tá n e o s, sac rific io s q u e n a d ie e x ig e y q u e , e n o casio n es, son a u n co n trario s a los p re ­ c e p to s d e u n a p ru d e n te e c o n o m ía . A sí, h ay virtu d es q u e son locu ras, y es p re c isa m e n te esa lo c u ra lo q u e h a c e su g ra n d e za . S p e n c e r h a p o d id o d e ­ m o stra r q u e la fila n tro p ía es a m e n u d o c o n tra ría al in teré s b ie n e n te n d id o de la so c ie d a d ; p e ro su d e m o stra c ió n n o im p e d irá a los h o m b re s seg u ir c o ­ lo c a n d o b ie n alto e n su e stim a c ió n la virtu d q u e él c o n d e n a . L a m ism a vid a e c o n ó m ic a n o se c iñ e estrictam e n te a la re g la d e la e c o ­ n o m ía . S i b ie n las cosas d e lu jo son aq u ellas q u e cu estan m ás caras, n o o cu ­ rre a sí tan só lo p o rq u e , c o m o su c e d e e n g e n e ra l, sean las m ás raras, n i im ­ p id e q u e co sas co m u n e s se a n las m ás estim ad as. Es q u e l a vid a, tal c o m o la h a n c o n c e b id o los h o m b re s d e to d o s los tiem pos» n o co n siste sim p le m e n te en e sta b le c e r el p re su p u e sto d el o rg a ­ n ism o in d iv id u a l o so cial, c o n e l o b jeto d e re sp o n d e r con el m e n o r gasto p o sib le a las e x c ita c io n e s lle g a d a s d e afu e ra, o sea, p ro p o rc io n a r a d e c u a d a ­ m en te los rec u rso s p a ra las re p a ra c io n e s n ecesarias. V ivir es an te to d o in ­ flu ir, in flu ir sin lím ites, p o r el p la c e r d e influ ir. Y si cie rtam e n te la vid a n o h a d e ir, en cie rto s casos, m ás a llá de la e c o n o m ía , es en to n ce s m en este r a c u m u la r p a ra p o d e r g a sta r y, e n tales casos, so n los g asto s el fin d e to d o , es d ecir, q u e la a d m in istra c ió n es la a cció n . P e ro vayam o s m ás lejo s, re m o n tá n d o n o s h asta el p rin c ip io fu n d am e n ­ tal so b re el q u e se ap o yan las teo rías. T o d a s las teo rías su p o n e n ig u a lm e n te q u e el v a lo r está en las cosas y e x p re s a su n atu rale za . P e ro este p o stu la d o es c o n tra río a los h e ch o s. E n e fe c to , h ay n u m e ro so s caso s en los cu ales n o e xiste, p o r d e c ir así, n in g u n a re la c ió n e n tre las p ro p ie d a d e s d e l o b jeto y el v a lo r q u e se le atri­ b u ye. U n íd o lo es u n a co sa b ie n san ta, y la san tid ad es e l v a lo r m ás alto qu e los h o m b re s h ayan ja m á s re c o n o c id o . P e ro u n íd o lo n o es a m e n u d o sin o u n a m asa d e p ie d ra s o un tro z o d e m ad era , d esp ro visto s p o r sí m ism os d e to d o valor. N o e xiste , p o r lo d em ás, o b je to v u lg a r a lg u n o -ta n in sig n ific a n te co m o fu e r e - q u e e n u n m o m e n to d a d o d e la h isto ria n o h aya in sp ira d o sen ti­ m ien to s d e resp e to re lig io so . A sí, h a n sid o a d o ra d o s lo s a n im a les m ás in ­ ú tiles o lo s m ás in o fen sivo s, es d ecir, los m ás d esp ro visto s d e virtu d es d e c u a lq u ie r clase. L a c o n c e p c ió n c o rrie n te se g ú n la c u al las cosas o b jeto d e cu lto h an sid o a q u e lla s q u e h e ría n m ás vivam en te la im a g in a c ió n d e los h o m b res, está

c o n tra d ic h a p o r la h isto ria. C o m o ya se h a visto , el va lo r in c o m p a ra b le qu e se h a a trib u id o a tales cosas n o h a e stad o e n rela c ió n co n sus ca ra c te res in trín se co s. P o r o tra p a rte , n o e xiste fe u n p o c o in ten sa, au n laica, q u e n o ten g a sus fe tich e s e n la m ism a aso m b ro sa d e sp ro p o rc ió n . U n a b a n d e ra , p o r e je m ­ p lo , n o es sin o u n tro zo d e g é n e ro ; p e ro , sin e m b a rg o , e l so ld a d o se h ace m a ta r p o r salvar su b a n d e ra . L a vid a m o ra l n o es p o r c ie rto m e n o s ric a en con trastes d e este g é n e ­ ro. E n tre e l h o m b re y el a n im a l n o hay, d e sd e e l p u n to d e vista a n a tó m ic o , fisio ló g ic o o p sic o ló g ic o , sin o d ife re n c ia s d e g ra d o ; y, sin e m b a rg o , m ien ­ tras e l h o m b re p o s e e u n a e m in e n te d ig n id a d , e l a n im al n o tie n e n in g u n a . A c e rc a d e la re la c ió n d e los va lo re s hay, p o r lo tanto, d ife re n c ia s tan g ra n d e s c o m o u n a b ism o . L o s h o m b re s so n d esig u ales, tanto e n fu e rz a físi­ ca c o m o e n in te lig e n c ia ; y, a p e sa r d e e llo , te n d em o s a re c o n o c e rle s todos u n id é n tic o v a lo r m o ra l. L a ig u a ld a d m o ra l es in d u d a b le m e n te u n lím ite id e a l q u e n o se rá ja m á s alca n za d o , p e ro n o so tro s n os esfo rzam o s c o n tin u a ­ m en te p o r a p ro x im a m o s a é l. U n se llo p o stal n o es sin o u n p e q u e ñ o cu a ­ d ra d o d e p a p e l, d esp ro visto las m ás d e las veces d e to d a c u alid ad artística, p e ro p u e d e valer, sin e m b a rg o , u n a fo rtu n a . D el m ism o m o d o , en fin , q u e n o es e v id e n te m e n te la n atu raleza d e la p e rla o d el d iam an te, d e los a b ri­ gos d e p ie le s o d e lo s e n ca je s lo qu e h a c e q u e el valo r de estos distin to s o b jeto s d e e le g a n c ia va ríe con los ca p ric h o s d e la m od a.

III VALORES SUBJETIVOS O IDEALES

P e ro si el v a lo r n o se h a lla e n las cosas, si n o p o see e se n c ia lm e n te al­ g u n o d e los c a ra c te re s d e la re a lid a d e m p íric a , ¿n o se d e d u c e d e e llo q u e e l va lo r tie n e su o rig e n fu e ra del qu e se h a e x p re sa d o y fu e ra ta m b ién d e la e x p e rie n c ia ? T a l es, e n e fe c to , la tesis q u e h a so ste n id o , m ás o m en os e x p líc ita m e n ­ te, to d a u n a g e n e ra c ió n de p e n sa d o re s, d o c trin a qu e se rem o n ta m u c h o m ás a llá d e R i t s c h l , h a s t a e l m o ra lism o k an tian o . D ic h a d o c trin a c o n c e d e al h o m b re u n a fa c u lta d sui generís d e so b re p a ­ sa r la e x p e rie n c ia , es d ecir, d e p o d e rse re p re se n ta r o tra co sa q u e a q u e llo q u e es. E n u n a p a la b ra : d e p o se e r id e a le s.

S e c o n c ib e e sa fa c u lta d r e p r e s e n ta t iv a b a jo u n a fo r m a , o r a m á s in telectu alista, o ra m ás sen tim en tal, p e ro sie m p re c o m o p e rfe cta m en te d is­ tin ta d e a q u e lla q u e ia c ie n c ia ela b o ra . H a b ría a sí u n a m a n e ra d e p e n sa r lo re a l y o tra , p o r co m p leto d ife re n ­ te, d e p e n sa r lo id e a l. E l v a lo r d e las cosas se ría estim ad o , en c o n se c u e n c ia , e n re la c ió n c o n lo s id e a le s d e tal m o d o c o lo cad o s. S e d ice -c o n tin u a n d o co n el a n álisis d e esta te s is- que las cosas tie n e n v a lo r c u an d o e x p re sa n o re fle ja n , co n u n m otivo cu alq u iera, u n a sp ecto del id ea l q u e e n c a rn a n y a q u e llo q u e e n c ie rra n . A h o ra b ie n , m ien tras q u e e n las te o ría s p re c e d e n te s los ju ic io s d e va­ lo r n o s fu e ro n p re se n ta d o s co m o fo rm a s distin tas d e los ju ic io s d e re a li­ d a d , a q u í se n o s o fre c e , en cam b io , u n a rad ic a l h e te ro g e n e id a d tan to d e u n o s co m o d e otro s. O en otras palab ras: los o b jeto s sob re los cu ales se a p li­ can d ich o s ju ic io s so n tan d ife ren te s co m o las facu ltad es q u e e llo s su p o ­ n en . L as o b jec io n es q u e h em o s fo rm u la d o a la p rim e ra e x p lica ció n n o p o ­ d ría n te n e r a p lic a c ió n p a ra ésta. E n e fecto , se c o m p re n d e fá cilm e n te q u e el v a lo r sea, en u n a c ie rta m e ­ d id a, in d e p e n d ie n te d e la n atu rale za d e las cosas, e n tanto d e p e n d a d e ca u ­ sas e xterio re s. R esu lta fácil d e ju s tific a r tam b ién e l lu g a r p riv ile g ia d o q u e sie m p re se h a re se rv a d o a lo s valo res d e lu jo . T o d o ello p u e d e ad m itirse, p o rq u e el id ea l n o está al servicio d e lo re a l, sin o q u e existe p o r s í m ism o, y, p o r lo tan to, n ad a tienen ya q u e v e r los in tereses d e la re a lid a d q u e p o d ría n servirle d e m ed id a, salvo q u e e l v a lo r q u e d e este m o d o se atrib u ye al id eal, si b ie n e x p lic a lo dem ás, n o se e x p li­ ca a s í m ism o. S e lo po stu la, p ero n o se lo d e m u e stra, ni p u e d e ta m p o c o d em o strárselo . ¿C ó m o sería p o sib le , e n efecto , tal c o m b in a c ió n ? Si el id ea l n o d e p e n ­ d e d e lo real, n o p o d ría h a lla r e n lo re a l las causas y c o n d icio n es q u e lo h ic ie ro n in te lig ib le . P e ro , fu e ra d e lo re a l, ¿d ó n d e e n co n tra r la m a te ria n e ­ c e sa ria p a ra u n a e x p lic a c ió n c u alq u ie ra ? H ay, e n el fo n d o , a lg o d e p r o fu n ­ d a m en te e m p irista e n u n id ealism o a sí c o n c e b id o . S in d u d a, es u n h e c h o q u e los h o m b re s a m e n u n a b elleza, u n a b o n ­ d ad , u n a v e rd ad , q u e n o se e n c u e n tra n n u n c a realizad as d e u n a m a n e ra a d e c u a d a en la re a lid a d . P e ro esto m ism o n o es sin o u n h e c h o al q u e se in stitu ye sin raz ó n e n u n a esp ecie d e a b so lu to , c o lo cad o m u ch o m ás a llá d e a q u e llo q u e es im p o sib le alcan zar. T o d a vía c o n v e n d ría h a c e r v e r d e d o n d e p ro v ie n e qu e te n g a m o s n o so ­ tros, a la vez, n ec e sid a d y m ed ios d e so b re p a sa r lo rea l, de su p e rp o n e rle al

m u n d o sen sib le o tro m u n d o d ife re n te , en e l cu al los m ejo re s d e e n tre n o ­ so tro s te n d ría n su v e rd a d e ra p atria. A este resp e cto , la h ip ó tesis te o ló g ic a a p o rta u n a a p a rie n c ia d e resp u es­ ta. D e n tro d e tal h ip ó te sis, se su p o n e q u e el m u n d o d e los id ea les es real, q u e e xiste o b jetiva m e n te, p e ro co n u n a e x iste n c ia su p ra e xp erim en ta l, y q u e la re a lid a d e m p íric a d e la q u e fo rm a m o s p a rte p ro v ie n e y d e p e n d e d e d i­ c h a e x iste n c ia a sí c o n c e b id a . E n este o rd e n d e cosas, estaríam o s to d o s n o so tro s u n id o s, p u es, a un id e a l c o m o al o rig e n m ism o d e n u e stro ser. P e ro -a p a rte d e las co n o cid as d ificu ltad es qu e p ro v o ca esta c o n c e p c ió n c u a n d o se tra n sfo rm a d e esta m a n e ra e l id e a l e n u n a h ip ó sta sis, se lo in m o viliz a y, al m ism o tie m p o , se le q u ita to d o m e d io d e e x p lic a r su in fin i­ ta v a ria b ilid a d . S a b em o s, a l re sp e c to a c tu alm en te q u e e l id e a l n o so lam en te va ría se­ g ú n los g ru p o s h u m a n o s, sin o qu e d e b e n e c e sa ria m e n te variar. A sí, el id ea l d e lo s ro m a n o s n o es n i d e b ía ser n u e stro id e a l, e n tan to qu e la esca la d e lo s v a lo res c a m b ia p a ra le la m e n te . Estas va riacio n e s n o son p ro d u cto s de la c e g u e ra h u m an a, sino u n a co n ­ se c u e n c ia d e la n a tu ra le z a d e las cosas. ¿C ó m o e x p lic a d a s si e l id ea l e x p re ­ sa u n a re a lid a d , u n a e in co n cu sa? D e este m o d o , p o d ría ad m itirse ta m b ién q u e D io s m ism o varía, tanto e n el e sp a c io co m o e n e l tiem p o , y q u e d e e llo h a b ría d e p ro v en ir esta sor­ p re n d e n te d iversid ad . E l fu tu ro d ivin o n o p o d ría ser in te lig ib le sin o e n tanto D ios m ism o tu­ v ie ra p o r m isió n la de re a liz a r u n id e a l q u e lo su p e ra ra , y en to n ces e l p ro ­ b le m a h a b ría sid o tan so lo traslad ad o . ¿C o n q u é d e re c h o , p o r lo tan to, se c o lo c a e l id e a l fu e r a de la n atu rale za y d e la c ie n cia ? E s d e n tro d e la n a tu ra le z a q u e el id ea l se m a n ifie sta y, e n c o n se c u e n ­ cia, es e vid en te q u e d e p e n d e d e cosas n atu rale s. P a ra q u e el id e a l se a a lg o m ás q u e u n a sim p le p o sib ilid ad c o n c e b id a p o r los esp íritu s, es m e n e ste r q u e sea q u e rid o y, co n sec u e n te m en te , q u e te n g a u n a fu e rz a cap az d e m o ver las vo lu n ta d es. S o n las vo lu n tad es las q u e so la m e n te p u e d e n c o n stru ir u n a re a lid a d vivie n te. P e ro d e sd e q u e u n a fu e rz a tal se tra d u ce fin a lm e n te e n m o vim ien to s m u scu lare s, e lla n o p o d ría e se n c ialm en te d ife rir d e las restan tes fu erzas d el u n ive rso .

¿P o r q u é, p u es, h a b ría d e se r im p o sib le an alizarla, resolverla e n sus e le ­ m en to s, b u scar las causas, e n fin , qu e h an d e te rm in a d o la síntesis, d e la c u a l d ic h a fu erz a es resu ltan te? E s esto a n á lo g o a lo q u e o c u rre en los caso s en q u e es posib le m ed irla. C a d a g ru p o h u m an o , e n c a d a m o m e n to d e su h isto ria, tiene u n se n tim ie n ­ to d e resp e to p o r la d ig n id a d h u m an a, sen tim ie n to q u e alcan za u n a d e te r­ m in a d a in ten sid ad . V a ria b le seg ú n los p u e b lo s y las épocas, es este sen ti­ m ie n to el qu e se e n c u e n tra en la raíz d e l id eal m o ra l d e las so cied ad es co n ­ tem p o rá n e as. L u e g o , se g ú n q u e d ic h o sen tim ie n to sea m ás o m en o s in ten ­ so , se rá m en o r o m ayo r e l n ú m e ro d e a te n ta d o s co n tra las p erso n as. D el m ism o m o d o co m o e l n ú m e ro d e a d u lterio s, d e divorcios, de sep ara cio n es d e c u erp o s, e xp re san la fu e rz a relativa c o n la c u a l el id eal co n yu gal se im ­ p o n e a las c o n cie n cia s p a rticu la res. In d u d a b lem e n te , las a n te rio re s m ed id a s son u n tanto gro seras; p e ro ¿e x isten , acaso , fu erzas físicas q u e p u e d a n se r m ed id a s d e o tro m o d o q u e d e u n a m a n e ra g ro se ra m e n te ap ro xim ativa? E n cu an to a esta re la c ió n , n o p u e d e h a b e r e n tre u n as y otras sin o d ife ­ re n c ia s de g ra d o . P e ro hay, sob re to d o , u n o rd e n d e valo res q u e n o p o d ría ser a p a rtad o d e la e x p e rie n c ia sin p e rd e r su co m p le ta sig n ific a c ió n : son los valo res e c o ­ n ó m ico s. T o d o s sab en p e rfe c ta m e n te qu e tales v a lo res eco n ó m ico s n o e x p re sa n n a d a d e l o tro m u n d o y q u e n o im p lica n n in g u n a fa c u lta d su p ra e xp erim en tal. E s verd ad qu e p o r esta raz ó n K an t se re h ú sa a ver en ello s ve rd a d e ro s va lo res, pu es tien d e a rese rva r esta c a lific a c ió n a las cosas m o rales l , m as esta e x c lu sió n es in ju stificad a. C ierta m en te , h ay tipos d ife ren te s de va lo res, p e ro n o son sin o esp ecies d e u n m ism o g é n e ro . C o rre sp o n d e n to d o s e llo s a u n a estim ació n d e las c o ­ sas, a u n q u e la estim a ció n se a h e c h a d esd e p u n to s de vista d ife ren te s, se­ g ú n los casos. E l p ro g re so qu e h a e x p e rim e n ta d o re c ie n te m e n te la te o ría d e los valo­ res es p recisa m en te el h a b e r e stab lecid o p e rfe c ta m e n te el co n ce p to so b re g e n e ra lid a d y u n id ad . P e ro , e n to n ce s, resu lta q u e si todas las clases d e va­

1 Dice K a n t que l a s cosas económ icas tienen un p recio (einen Preis, einen Marklpreis)s no un valor interno (einen inneren Werth). V. edición H artenstein, t. VII, pp. 270-271 y 614.

lo res son p a rie n te s y a lg u n o s de e n tre e llo s tie n e n u n vín c u lo tan e stre ch o co n n u e stra v id a e m p íric a , los restan tes n o p o d ría n s e r in d e p e n d ie n te s.

LOS

IV ID E A L E S E N LO S JU IC IO S D E V A LO R

E n re su m e n , si es ve rd ad q u e e l v a lo r d e las cosas n o p u e d e se r y n o h a sid o ja m á s e stim ad o sin o en re la c ió n c o n cie rto s c o n ce p to s id e a le s, re q u ie ­ ren éstos u n a e x p lic a c ió n . P a ra c o m p re n d e r c ó m o so n p o sib le s los ju ic io s d e valor, n o es su fic ie n ­ te p o stu la r u n cierto n ú m e ro d e id e a le s. E s m en ester, p o r e l c o n tra rio , ex­ p lica rlo s, h a c e r v e r de d ó n d e e llo s p ro v ie n e n , c ó m o se lig an a la e x p e rie n ­ cia, so b re p a sá n d o la , y en q u é co n siste su o b jetivid ad . D esd e q u e lo s ju ic io s d e v a lo r v a ría n se g ú n lo s g ru p o s h u m an o s, d el m ism o m o d o q u e lo s sistem as d e v a lo res c o rre sp o n d ie n te s, ¿n o se p o d ría in fe rir d e e llo q u e tan to u n o s c o m o o tro s d e b e n te n e r u n o rig e n colectivo ? E s c ie rto q u e h em o s e x p u e sto p re c e d e n te m e n te u n a te o ría so c io ló g i­ ca d e los va lo res, h a b ie n d o m o stra d o su in su fic ie n c ia en tan to d ic h a te o ría d e scan sab a so b re u n a c o n c e p c ió n d e la vid a so cial q u e d e sc o n o c ía la ver­ d a d e ra n atu raleza. L a so c ie d a d estab a a llí p re s e n ta d a c o m o u n sistem a d e ó rg a n o s y d e fu n c io n e s q u e se e sfu erzan p o r a firm a rse co n tra las cau sas d e d e stru cció n q u e los a c o m e te n d esd e fu e ra , c o m o u n c u e rp o vivo e n e l c u a l to d a la vid a con siste e n re sp o n d e r d e u n a m a n e ra a p ro p ia d a a las e x c ita c io n e s ve n id as d e l m e d io exterio r. Es d ecir, q u e co n stitu ye en re a lid a d e l criso l d e u n a vid a m o ral in te rn a , cu yo p o d e r y o rig in a lid a d n o siem p re se h a re c o n o c id o . C u a n d o las co n cie n cia s in d iv id u a le s e n tra n en estre ch a s re la c io n e s en lu g a r d e p e rm a n e c e r sep ara d a s e n tre sí, in flu y en a ctivam en te u n as so b re otras, re su lta n d o de su sín tesis u n a v id a p síq u ica d e u n n u e v o g é n e ro , q u e se d istin g u e e n seg u id a d e la q u e lle v a el in d iv id u o so lita rio p o r su p a rticu ­ lar in te n sid a d . L o s sen tim ie n to s q u e n a c e n y se d e sa rro lla n en e l se n o de los g ru p o s tien en u n a e n e rg ía a la cu al n o a lc a n z a n los se n tim ie n to s p u ra m e n te in d i­ vid u ales. E l h o m b re q u e los e x p e rim e n ta tien e la im p re sió n d e h a lla rse d o ­ m in a d o p o r fu erz as q u e n o re c o n o c e co m o suyas, d e las q u e n o es el d u e ­

ñ o y q u e , sin e m b a rg o , lo g o b ie rn a n d e tal m o d o qu e todo el m ed io en el q u e se e n c u e n tra su m e rg id o le p a re c e su rca d o p o r fu erzas d e la m ism a n a­ tu raleza. L a v id a n o es a llí tan só lo in ten sa, sin o que es cu alitativam en te distin ta. A b so rb id o p o r la co lectivid ad , e l in d iv id u o se d esin teresa, se o lvid a de s í m ism o , e n tre g á n d o se p o r e n te ro a lo s fin es co m u n es. El p o lo d e su co n ­ d u c ta se d e sp laz a , traslad án d o se fu e r a d e él. A l p ro p io tiem p o , las fu erzas q u e d e este m o d o son levan tad as n o se d e ja n fá c ilm e n te canalizar, re g u la riz a r o aju sta r a fin es estrictam en te d eter­ m in a d o s, p rec isa m en te p o rq u e so n teó ricas; sin o q u e e x p erim en ta n la n e­ c e sid a d d e e x p a n d irse p o r el h e c h o d e e x p a n d irse , es decir, p o r gusto, sin fin a lid a d , o ra b a jo la fo rm a d e v io le n c ia s estú p id am en te destructivas, ora d e lo cu ras h ero icas. Esta activid ad es, en c ie rto m o d o , u n a actividad d e lujo, d esd e q u e p o se e u n riq u ísim o c a u d a l q u e se o p o n e - p o r todas las razones e x p u e s ta s- a la vid a q u e n o so tro s so b rellev am o s co tid ia n am e n te , d e l m is­ m o m o d o q u e lo su p e rio r se o p o n e a lo in fe rio r, el id eal a la realid ad . E s así, ju sta m e n te , c o m o se h a n co n stitu id o e n todas las é p o cas -e n m o m en to s d e e fe rv e sc e n c ia d e esta n a tu ra le z a - los g ran d es id eales sob re los q u e se h a n asen tad o las d iversas civilizacion es. L o s p e río d o s d e c re a c ió n o d e in n o v a c ió n son p recisa m en te aq u ellos e n los cu ale s -b a jo la in flu e n c ia d e circu n sta n cia s d iv e rsa s- los h o m b re s es­ tán in d u c id o s a a p ro x im arse m ás ín tim am e n te, es decir, tiem pos en los qu e las re u n io n e s y las asam b leas so n m ás fre c u e n te s, las rela c io n es m ás co n ti­ n u as, los cam b io s d e id eas m ás activos. T al h a sid o , p o r eje m p lo , la g ra n crisis cristian a, co m o lo fu e el g ra n m o v im ie n to d e en tu siasm o co lectivo q u e a trajo h a cia P arís en los siglo s X II y X III la p o b la c ió n estu d iosa d e E u ro p a y d io n acim ien to a la esco lástica; y la R e fo rm a y el R en acim ie n to , y la é p o c a d e la R evo lu ció n y las g ran d es a g ita c io n es socialistas d el sig lo X IX . E n a q u e llo s m o m en to s, e sa e le v a d a vid a d e los id eales se vive, es ver­ d ad , c o n u n a in ten sid a d y u n a e x c lu siv id a d tales q u e se a p o d e ra casi p o r c o m p le to d e las co n c ie n c ia s y e x c lu y e m ás o m en o s to talm en te las p reo cu ­ p a cio n e s e g o ísta s y vu lgares. E l id eal tie n d e a ser todo u n o con lo rea l, y es p o r esto q u e los h o m b res tien en la im p resió n que los tiem pos se h allan com ­ p le ta m e n te c e rc a n o s al in stan te en q u e el id eal se co n v e rtirá en la rea lid a d m ism a y e n q u e el re in o d e D io s se rea liza rá so b re la tierra. P e ro la ilu sió n n o es n u n c a d u ra b le , p u esto qu e es e sa p ro p ia e xa lta ­ ció n la q u e n o p u e d e d u rar: es d e m a sia d o ago ta d o ra .

Tan p ro n to e l m o m e n to c rític o h a p a sad o , la tram a so cial se a flo ja , el c o m e rc io in te le c tu a l y sen tim e n ta l d e c a e , los in d ivid u o s re to m a n a su n i­ vel o rd in a rio . E n to n c e s, to d o cu an to se h a d ic h o , h e c h o , p e n sa d o , sen tid o , d u ran te e l p e río d o d e to rm e n ta fe c u n d a , n o so b revive sin o e n fo rm a de re c u e rd o , d e u n re c u e rd o tan p re stig io so sin d u d a c o m o la re a lid a d q u e evo ca, co n la c u a l h a d e ja d o ya d e c o n fu n d irse . T o d o ese p asad o n o es e n ­ to n ces m ás q u e u n a id ea, u n c o n ju n to d e id eas, y toda o p o sic ió n q u e d a d e stru id a: p o r u n lad o , se c o n serva a q u e llo q u e h a sid o p ro p o rc io n a d o p o r las sen sacio n e s y las p e rc e p c io n e s; y p o r o tro , cu an to h a sid o p e n sa d o b ajo la fo rm a d e id ea les. E n v e rd a d , esos id ea les se m a rc h ita n rá p id a m e n te si n o se e n c u e n tra n revivificad o s p e rió d ic a m e n te . E s p a ra tal p ro p ó sito qu e sirven las c e re m o ­ n ias p ú b licas, ya sea n relig io sa s o laicas, las p re d ic a c io n e s d e to d a clase lle ­ vad as a cab o p o r la Ig lesia o p o r la e sc u e la , las re p re se n ta c io n e s d ra m áti­ cas, las m a n ife sta c io n e s artísticas; e n u n a p a la b ra , to d o a q u e llo q u e p u e d e a p ro x im a r a los in d iv id u o s y h a c e rlo s c o m u lg a r e n u n a m ism a v id a in te le c ­ tual y m o ral. S o n a lg o a sí co m o d é b ile s re n a c im ie n to s p a rciale s d e la efer■ -.'scencia de las é p o c a s c rea d o ra s. P e ro to d o s estos m ed io s q u e a c a b a n d e m e n c io n a rse n o tien en p o r sí tíúsm os m ás q u e u n a a c c ió n fu gaz. P o r u n tiem p o , e l id e a l re c o b ra la fre s­ c u ra y vid a p ro p ia d e la actu alid ad , se a p ro x im a o tra vez a lo rea l, m as tar­ d a b ien p o c o y a en vo lv e r a d ife re n c ia rse d e n u evo . D esd e e l m o m e n to , p u es, e n q u e e l h o m b re c o n c ib e id ea les, m ás aú n , d e sd e el m o m e n to e n q u e n o p u e d e p a sa r sin co n ce b irlo s y sin a fe rra rse a ello s, el h o m b re es u n ser so cial. E s la so c ie d a d la qu e lo im p e le y lo o b lig a a elevarse de tal m o d o so b re sí m ism o y la q u e le p ro vee, ad em ás, d e los m ed io s p a ra lo g ra rlo . E s tan só lo la so c ie d a d la q u e h ace qu e el h o m b re a d q u ie ra c o n c ie n c ia d e sí, la q u e lo e le va y lo lleva a u n n ivel d e v id a su p e­ rior. P e ro la so c ie d a d n o p u e d e lle g a r a co n stitu irse sin la c re e n c ia en u n id eal. D ich o s id ea les n o so n o tra co sa q u e las id eas e n las cu ales se re fle ja y resu m e la vid a so cia l, tal c u al es e n los m o m e n to s cu lm in a n te s d e su d e sa ­ rro llo . Se d ism in u ye la so c ie d a d c u a n d o n o se ve e n e lla m ás q u e u n c u e rp o o rg a n iz a d o q u e tie n e p o r o b je to cie rtas fu n c io n e s vitales. L o cie rto es q u e e n ese c u e rp o vive u n alm a: es e l c o n ju n to d e lo s id eales colectivo s. P e ro estos id e a le s n o so n id e a le s ab stracto s, frías re p re se n ta c io n e s in ­ telectu ales d esp ro vistas d e to d a e fic a c ia , sin o q u e son ese n cialm en te m o to ­

res, d esd e q u e tras e llo s h ay fu erzas re a le s y a ctu an tes: son éstas las fu erzas colectivas, fu erzas n atu rale s e n c o n se c u e n c ia , a u n q u e m orales, co m p arab les a las fu erzas q u e a ctú an e n el resto d e l u n ive rso . E l id eal m ism o es u n a fu erz a d e ese g é n e ro . Su cien cia p u e d e , p u es, ser c o n stru id a . H e a h í c ó m o p u e d e lo g ra rse q u e el id e a l se in c o rp o re a la rea lid a d ; co m e n z a n d o p o r so b re p a sa rla p o r co m p le to . L o s e le m e n to s q u e co n stitu y e n e l id ea l se h a lla n , pu es, to m ad o s d e la rea lid a d , p e ro se e n c u e n tra n co m b in a d o s d e u n a n u eva m an era. Y es p re ­ cisam en te la n o v e d a d d e esa c o m b in a c ió n lo q u e p ro d u ce la n o ve d a d del resu ltad o . A b a n d o n a d o a sí m ism o , ja m á s h a b ría p o d id o e l in d ivid u o solo e x tra e r los m ateria les n e c e sa rio s p a ra u n a tal c o n stru c c ió n . L ib ra d o , en e fec to , a sus solas fu erz as, ¿c ó m o h a b ría p o d id o el h o m b re te n e r tanto la id e a co m o e l p o d e r de su p e ra rse a sí m ism o ? L a e x p e rie n c ia p e rso n a l d e l in d iv id u o p u e d e p e rm itirle p e rfe c ta m e n ­ te d istin g u ir los fin e s fu tu ro s y d e sea b les d e los otro s q u e ya h a n sid o a lcan ­ zad os. P e ro el id ea l n o es a sí u n a co sa q u e fa lte sim p lem e n te y q u e se d e ­ see, 110 es tan só lo u n m e ro d e stin o h a c ia e l c u al se asp ira, sin o q u e es alg o q u e tien e su p ro p ia m a n e ra d e ser, q u e tie n e su rea lid a d . S e le c o n c ib e en ­ cu m b ra d o , im p e rso n a l, p o r so b re las v o lu n ta d es p a rticu la res q u e im p u lsa. Si e l id e a l fu e ra m e ra m e n te un p ro d u c to d e la razó n in d iv id u a l, ¿de d ó n d e p o d ría v e n irle , e n to n c e s, esa su im p e rso n a lid a d ? ¿P o d ría in vo carse p a ra e llo la im p e rso n a lid a d d e la razó n h u m an a? P e ro to d o e sto n o h a ce sin o a trasa rn o s e n n u e stra in vestig ació n , n ad a de e llo re su e lv e el p ro b le m a , d e sd e q u e e sa im p e rso n a lid a d n o es en sí m is­ m a sin o tan só lo u n h e c h o , ap en as d ife re n te d e l p rim e ro , y q u e , p o r lo tan­ to , es m e n e ste r e x p lic a d o . Si las raz o n e s c o n c u e rd a n en este p u n to , ¿n o sig n ific a ría e llo q u e p ro v ie n e n d e u n m ism o o rig e n , q u e tie n e n u n a razó n co m ú n ? D e esta su e rte, p a ra e x p lic a r lo s ju ic io s d e va lo r n o es n e c e sa rio red u ­ c id o s a ju ic io s d e r e a lid a d h a c ie n d o d e s a p a re c e r la n o c ió n d e valor, ni re tro tra e rlo s a q u ié n sab e q u é fa c u lta d p o r la c u al el h o m b re e n tra ría en re la c ió n c o n u n m u n d o tra sce n d en te . E l v a lo r p ro v ie n e d e la re la c ió n d e las cosas co n los d ife re n te s asp ectos d e l id eal. P e ro este id e a l n o es u n fu g itivo h a c ia un m isterio so m ás allá, sin o q u e es d e la n a tu ra le z a y se e n c u e n tra d e n tro d e ella. E l p e n sa m ien to ilu stra d o se a p o y a e n él tan to c o m o e n el resto d e l u n iverso físico o m o ral.

N o es a d m isib le q u e el v a lo r p u e d a ag o ta r e l id e a l c o m o q u e ta m p o co a g o ta n in g u n a o tra re a lid a d ; p e ro p u e d e a p lic á rse le co n la e sp eran z a d e h a c e rla p ro g re sa r, sin q u e p u e d a p o n e rse a lg ú n lím ite a sus p ro g reso s in ­ d e fin id o s e n cad a u n o d e sus avan ces. D e sd e este p u n to d e vista, se está e n m e jo re s c o n d ic io n e s d e c o m p re n ­ d e r c ó m o e l va lo r d e las cosas p u e d e s e r in d e p e n d ie n te d e su n atu raleza. L o s id e a le s co lectivo s n o p u e d e n con stitu irse y to m ar c o n c ie n c ia d e sí m ism o s sin o a c o n d ic ió n d e fijarse so b re las cosas q u e p u e d e n se r vistas p o r to d o s, c o m p re n d id a s p o r to d o s, rep re se n tad a s a to d o s lo s esp íritu s: d ib u ­ jo s fig u ra d o s, e m b lem as d e to d a clase, fó rm u la s e scrita s o h ab lad as, seres a n im a d o s o in an im ad o s. In d u d a b le m e n te , se lle g a a q u e estos ob jetos, en virtu d d e a lg u n a d e sus p ro p ie d a d e s g o zan d e u n a e sp e c ie de a fin id ad p a ra c o n e l id e a l y lo atraen n a tu ra lm e n te . E s p o r esta ú ltim a razó n q u e los caracteres in trín se c o s d e la co sa p u e ­ d e n a p a re c e r e n to n ce s -in ju sta m e n te , p o r o tra p a r te - c o m o la cau sa g e n e ­ r a d o r a d e l valor. P e ro e l id ea l p u e d e in c o rp o ra rse tam b ién a u n a co sa cu alq u iera: se c o ­ lo c a d o n d e co n vie n e ; la m ás d iversa v a ried ad d e circu n sta n cia s co n tin g e n ­ tes d e te rm in a la m a n e ra c ó m o se fija. Y e n to n ce s, e sa c o sa tan vu lgar co m o se q u ie ra , so b re la q u e se h a fija d o e l id ea l, q u e d a d e sd e ese in stan te sin p a ra n g ó n . H e ah í, pu es, c ó m o u n trozo d e tela se a u re o la d e san tidad, c ó m o u n p e q u e ñ o p edazo d e p a p e l se co n vie rte en u n o b je to ap recia d ísim o . D o s seres p u e d e n ser co m p le ta m e n te distin to s en sí m ism os y en c u a n ­ to a sus p ro d u c to s, p e ro sí e n c a m a n u n m ism o id ea l a p a re c e n c o m o e q u i­ v a len tes, p o rq u e e l id e a l q u e sim b o lizan a p a re c e e n to n c e s co m o a q u e llo q u e h a y e n e llo s d e m ás e se n c ial, co lo c an d o e n s e g u n d o p la n o todos los o tro s a sp ecto s en virtu d d e los c u ale s se d ife re n c ia n e n tre sí. E s d e tal m o d o c o m o se e x p lic a q u e el p e n sa m ie n to colectivo d é lu g a r a la m etam o rfo sis d e to d o cu an to toca: m ezcla lo s rein o s, co n fu n d e los co n ­ tra rio s, in v ierte a q u ello q u e p u e d e co n sid e ra rse c o m o la je r a r q u ía n atu ral d e io s sere s, n ivela las d ife re n c ia s, d ife re n c ia los sem ejan tes, en u n a p a la ­ b ra, sustitu ye el m u n d o q u e tos sen tid o s n os p re se n ta n p o r u n m u n d o co m ­ p le ta m e n te d istin to , m u n d o q u e n o es o tra co sa q u e la p ro yecció n d e la so m b ra d e los id ea les c o n stru id o s p o r el p e n sa m ie n to colectivo .

R E L A C IÓ N E N T R E L O S JU IC IO S D E V A LO R Y LO S JU IC IO S D E R E A L ID A D ¿C ó m o es p rec iso co n c e b ir, p u es, la re la c ió n d e los ju ic io s de v a lo r c o n lo s ju ic io s de rea lid a d ? D e cu an to a n te c e d e , resu lta q u e n o e xiste e n tre am b os d ife re n c ia s d e n atu rale za . U n ju ic io de v a lo r e x p re sa la rela c ió n d e u n a cosa co n u n id eal; lu e g o , u n id ea l es c o m o la c o sa m ism a, a u n q u e d e o tro m od o, es d ecir, q u e el id e a l es tam b ién u n a re a lid a d a su m an era. L a re la c ió n e x p re sa d a u n e , p o r lo tan to, d o s térm in o s d ad o s, e x a c ta ­ m en te c o m o e n u n ju ic io d e existe n cia. ¿ P o d ría a firm a rse q u e los ju ic io s d e v a lo r p o n e n e n ju e g o los id eales? L a ve rd ad es qu e n o o c u rre d e o tro m o d o c o n ios ju ic io s de re a lid a d , p u esto q u e com o con cep to s, en efecto , lo sju ic io s d e realid ad son ig u alm en te c o n stru c c io n e s d el esp íritu , es d ecir, d e los id ea les, y a qu e n o p u e d e n co n s­ tru irse sin o p o r y con el le n g u a je , q u e es u n a co sa co lectiva e n el m ás alto sen tid o . L o s e le m en to s d e l ju ic io so n , p u es, los m ism o s d e u n a p arte q u e d e la o tra, lo q u e n o e q u ivale a afirm ar, sin e m b a rg o , q u e el p rim ero d e estos ju ic io s se red u zca al se g u n d o , o re c íp ro c a m e n te . Si, p o r lo d em ás, a m b o s ju ic io s se p a re c e n , es p o rq u e n o son sin o la o b ra d e u n a sola y m ism a fa c u lta d , ya q u e n o h ay u n a m an era de p e n sa r y d e ju z g a r las existen cias y o tra d ife re n te p a ra e stim a r los valores. T o d o ju ic io tien e n e c e sa ria m e n te u n a b ase e n el d ato e n e l c u a l se a p o ­ ya. A u n aq u ello s ju ic io s q u e se re fie re n al p o rv e n ir, to m an sus m ateria les ya d e l p rese n te, ya d el p asad o . P o r o tra p a rte, to d o ju ic io p o n e en e je c u c ió n lo s id eales. N o hay, p u es, y n o d e b e h a b e r m ás qu e u n a so la fa c u lta d d e ju z g a r, n o ob stan te lo c u al la d ife re n c ia q u e h em o s se ñ a la d o an tes n o d e ja d e subsistir. T o d o ju ic io p o n e e fectiv am e n te e n e je c u c ió n los id eales, q u e p e rte n e ­ c e n a esp ecie s d ife ren te s. L o s h a y cu yo p a p e l es ú n ic a m en te el e x p re sa r las re a lid a d e s a las cu ales se a p lic a n , d e e x p re sa d a s tales co m o son : co n stitu ­ y en lo s conceptos p ro p ia m e n te d ich o s. H ay o tro s, p o r e l co n tra rio , cu ya fu n ­ c ió n es tra n sfig u ra r las re a lid a d e s a las qu e están re fe rid o s: estos so n los ideales de valor.

E n e l p rim e r caso, es e l id e a l el q u e sirve d e sím b o lo a la co sa, e n fo r­ m a d e h a c e rla asim ilab le a l p e n sa m ie n to . E n el se g u n d o , es la co sa la q u e

sirve d e sím b o lo al id e a l y p e rm ite h a c e r la re p re se n ta b le a los d ife ren te s e sp íritu s: N a tu ra lm e n te , los ju ic io s d ifie r e n se g ú n los id e a le s q u e em p le a n . A sí, lo s p rim e ro s se re d u c e n a a n a liz a r la re a lid a d y a tra d u c irla tan fie lm e n te c o m o es p o sib le , en tan to q u e lo s se g u n d o s, p o r e l c o n tra rio , e x p re sa n el asp ecto n u e v o m ed ia n te el c u a l se e n riq u e c e la re a lid a d b¿yo la a cció n d e l id e a l. Y, sin d u d a , este a sp ec to es ta m b ién rea l, p e ro lo es p o r o tro m otivo y d e o tro m o d o q u e lo so n las p ro p ie d a d e s in h e re n te s al o b jeto . L a p ru e b a d e la a n te rio r a firm a c ió n la o fre c e el h e c h o q u e u n a m ism a c o sa p u e d e , o b ie n p e rd e r el v a lo r q u e tien e, o b ie n a d q u irir o tro d istin to , sin c a m b ia r d e n atu raleza: p a r a e llo es su ficien te tan só lo q u e cam b ie d e id ea l. E l ju ic io d e v a lo r a g re g a , p u e s, a lg o n u e vo , en c ie rto sen tid o , al a n te ­ c e d e n te d a d o , a u n q u e a q u e llo q u e le a ñ a d a sea to m ad o a o tro q u e se o fre ­ c e d e m o d o d ife re n te . D e e sta m a n e ra , la fa c u lta d d e ju z g a r fu n c io n a d iversam e n te , seg ú n las circu n sta n cia s, p e ro sin q u e tales d ife re n c ia s lle g u e n a a ltera r la u n id ad fu n ­ d a m e n ta l d e la fu n c ió n . S e h a re p ro c h a d o a lg u n a s ve ces a la s o c io lo g ía p o sitivista de a d o le c e r d e u n a e sp e c ie d e fe tic h ism o e m p irista p o r e l «h ech o » y d e m an ten er, en c a m b io , u n a in d ife re n c ia sistem á tica p o r el id e a l. P u e d e verse c ó m o el re­ p ro c h e es in ju stifica d o . L o s p rin c ip a le s fe n ó m e n o s so c ia le s: re lig ió n , m o ra l, d e re c h o , e c o n o ­ m ía, estética, n o so n o tra c o sa q u e sistem as d e v a lo res y, p o r lo tan to, d e id e a le s. L a so c io lo g ía se c o lo c a , p u e s, d e un g o lp e d e n tro d e l id eal. N o lle ­ g a le n ta m e n te al id e a l co m o té rm in o d e sus in vestig acio n es: n a c e en él. El id e a l es su d o m in io p ro p io . O c u rre ú n ic a m e n te - y es p o r esto q u e p o d ría c a lific á rse la d e positiva, si n o fu e ra q u e este ad jetivo , a g r e g a d o al n o m b re d e u n a c ie n cia , co n stitu ­ ye u n p le o n a s m o - q u e la s o c io lo g ía n o se o c u p a d e l id e a l m ás q u e p a ra c o n stru ir la c ie n cia . N o q u ie re esto d e c ir q u e la s o c io lo g ía e m p re n d a la ta rea d e fo rm a r el id ea l. T o d o lo c o n tra rio , lo to m a c o m o u n d ato , c o m o u n o b jeto d e estu­ d io , tra ta n d o d e an a liza rlo y d e e x p lic a rlo , E n la fa c u lta d d e c o n c e b ir e l id e a l, la so c io lo g ía ve u n a fa c u lta d n atu ­ ra l y p ro c u ra b u sca r sus cau sas y c o n d ic io n e s c o n m iras, si es p o sib le , d e a y u d a r a lo s h o m b re s a a lc a n z a r su p e rfe c c io n a m ie n to . E n d e fin id v a , la ta rea d e l so c ió lo g o d e b e se r la d e h a c e r e n tra r el id eal, b a jo to das sus fo rm a s, e n la n a tu ra le z a , p e ro a c o n d ic ió n d e d e ja rle todos

su s a trib u to s distintivos; y si la e m p re sa n o le p a rec e im p o sib le es p o rq u e la so c ie d a d lle n a todas las c o n d ic io n e s n ece sa ria s p a ra e x p lic a r sus caracteres o p u esto s. L a so c ie d a d p ro v ien e ta m b ién d e la n atu raleza, b ien q u e d o m in á n d o ­ la , p u esto q u e n o so la m e n te to d as las fu erzas d e la n atu raleza co n ve rg e n e n e lla sin o q u e , m ás a ú n , esas fu erz as so n a llí sin tetizadas en tal fo rm a q u e d a n n ac im ie n to a u n p ro d u c to q u e so b rep asa en riq u eza, en co m p le jid a d y en p o te n c ia d e acció n a to d o c u a n to h a c o n trib u id o a fo rm arlo . E n u n a p a lab ra , la s o c ie d a d es la n atu raleza, p e ro llevad a al m ás alto n ivel d e su d e sarro llo , c o n c e n tra n d o to d as sus e n e rg ía s p ara su p erarse a sí m ism a, en c ie rta m an era 2.

2 Este capitulo está constituido por la com unicación al Congreso Internacional de Filosofía d e Bolonia, presentada en la sesión general d el 6 de abril y publicada en núm ero especial por la Revm de Métaphysíque et de Morale el 3 d e ju lio de 1911.

C A P ÍT U L O Q U I N T O C R Í T I C A G E N E R A L D E L P R A G M A T IS M O *

¿C u áles so n las raz o n e s q u e m e h a n lleva d o a e le g ir el tem a d e este cu rso ? ¿P o r q u é lo h e titu la d o Pragmatismo y Sociología? E n p rim e r lu gar, es p o r la a c tu alid ad d e l P rag m atism o , q u e es, a p ro x im ad a m e n te, la ú n ic a teo ­ r ía d e la v e rd a d e x is te n te e n la a c tu a lid a d . Y lu e g o p o rq u e h a y e n el P ra g m a tism o u n se n tid o d e la vida y d e la acción q u e com p arte c o n la S o ­ c io lo g ía : am b as te n d en c ia s son h ijas d e u n a m ism a época. Y, sin e m b a rg o , n o ten g o m ás q u e a le ja m ie n to fren te a las c o n c lu sio ­ n es d e l P ra g m a tism o , In teresa, p u es, m a rc a r las p o sicion es resp ectivas de las d o s d o ctrin a s, E l p ro b le m a q u e p rese n ta e l P rag m atism o es, en efecto , m u y grave. A sistim o s e n n u estro s días a u n asalto contra la razón, a u n a ver­ d a d e ra lu c h a a m an o a rm a d a . D e m a n e ra q u e el in terés d el p ro b le m a es trip le . 1 .° E n p rim e r lu g a r el in terés es general M e jo r q u e c u a lq u ie r o tra d o c­ trin a, el P ra g m a tism o es cap az d e h a c e rn o s se n tir la n ecesid ad d e re n o v a r el racio n a lism o tra d ic io n a l, p u esto qu e n os m u e stra sus in su ficien cias. 2 .° E n se g u n d o lu g a r el in terés es nacional T o d a n u estra cu ltu ra fra n ­ ce sa tien e u n a b ase e se n c ialm en te racio n alista, A q u í e l siglo X V III p ro lo n ­ g a el cartesian ism o . U n a n eg ació n total d e l rac io n a lism o co n stitu iría, pues, u n p e lig ro : se ría un trasto rn o d e to d a n u e stra cu ltu ra n acio n al. E s to d o el e s p ír it u fr a n c é s q u ie n d e b e r ía s e r t r a n s fo r m a d o si e sta fo r m a d e l ir racio n a lism o q u e re p re se n ta el P ra g m a tism o d e b ie ra ser ad m itid a. 3 .° F in a lm e n te , h a y u n in terés p ro p ia m e n te filo só fico . N o es so lam en ­ te n u e stra c u ltu ra , es to d o el c o n ju n to d e la tra d ició n filo só fica, y e llo des­ d e los p rim e ro s tie m p o s d e la e sp e cu la c ió n d e lo s filóso fos q u e -salvo u na

(*) Forma parte d e la obra pósluma de (ed .), París, Vrin, 1955.

D u r k h e im ,

E.: Praginatisme et sociologie, A. Cuvillier

e x c e p c ió n , d e la cu al tra ta re m o s e n seg u id a- es d e te n d e n c ia racio n a lista . H a b ría q u e p ro c e d e r a u n v u e lc o d e to d a esta tra d ic ió n si e l P rag m atism o fu e ra válid o . C ie rta m e n te , en la tra d ic ió n filo só fic a se d istin g u e p o r lo g e n e ra l d o s c o rrie n te s: la c o rrie n te ra c io n a lista y la c o rrie n te em p irista. P e ro es fá c il v e r q u e E m p irism o y R a c io n a lism o n o son en e l fo n d o m ás q u e d o s m a n e ­ ras d ife re n te s d e a firm a r la razó n . D e u n a p a rte y d e la o tra, en e fe c to , se m a n tie n e u n cu lto q u e e l P ra g m a tism o tien d e a d estru ir: e l cu lto a la ver­ dad; se ad m ite q u e e x iste n juicios necesarios. L a d ife re n c ia está e n la e x p lic a ­ ció n q u e se d a d e esta n e c e sid a d : el E m p irism o la fu n d a e n la n atu rale za d e las cosas, el R a c io n a lism o e n la razó n m ism a, e n la n atu rale za d e l p e n sa ­ m ien to . P e ro , de am b o s lad o s, se re c o n o ce el c a rá c te r n ece sa rio , o b lig a to ­ rio d e ciertas verd ad es, y las d ife ren cia s son secu n d arias al lad o de este p u n to fu n d a m e n ta l. A h o ra b ie n , es p recisa m en te esta fu e rz a o b lig a to ria d e los ju i ­ c io s ló g ic o s , e sta n e c e s id a d d e lo s ju ic io s d e v e rd a d lo q u e n ie g a e l P ra g m a tism o . A firm a q u e e l e sp íritu p e rm a n e c e lib re fre n te a la v e rd ad . P o r ese cam in o , e l P ra g m a tism o se a c erc a a la e x c e p c ió n ú n ica a la q u e se h a h e c h o alu sió n , a s a b e r la So fística, qu e n e g a b a tam b ién to d a ve rd ad . E ste a c e rc a m ie n to n o es a rb itra rio : está c o n fesa d o p o r los pragm atistas m is­ m os. A sí es c o m o F. C . S. S c h ille r se p ro cla m a «p ro ta gó rico » y r e c u e rd a al a xio m a : «El h o m b re es la m e d id a d e todas las cosas». N o o lvid em o s, sin e m b a rg o , q u e la S o fística h a ju g a d o u n p a p e l ú til en la h isto ria d e las d o c trin a s filo só fic as: es ella, e n su m a, q u ie n h a su scitad o a S ó crates. D el m ism o m o d o , e l P rag m atism o p u e d e servir h o y p a ra e x tra e r el p e n sa m ien to filo só fic o d e este n u evo «su eñ o d o g m ático » en el qu e tie n ­ d e a a d o rm e c e rse d e sd e e l sac u d im ien to q u e le h a b ía im p reso la c rític a d e K an t. S u ven taja es, co m o se h a d ich o , qu e ilu m in a las d e b ilid a d e s d e l vie jo R acio n alism o . Este d e b e re n o v a rse p a ra satisfacer las e xig e n c ia s d el p e n sa ­ m ien to m o d e rn o y d a r c u e n ta d e ciertos p u n to s d e vista n u evo s in tro d u c i­ d o s p o r la c ie n cia c o n te m p o rá n e a . E l p ro b le m a co n siste en e n c o n tra r u n a fó rm u la qu e m an te n g a lo e se n c ia l d e l R ac io n a lism o m ien tras se d a satisfac­ c ió n a las críticas fu n d a d a s q u e le d irig e el P rag m atism o . [ ...] P o d e m o s p a s a r a h o r a a la d is c u s ió n g e n e r a l d e la s d o c t r in a s pragm atistas. E n p rim e r lu g a r se les p u ed e re p ro c h a r ciertas lagunas. C o m o

lo he se ñ a la d o ya l , los p ra gm a tista s se to m an fre c u e n te m e n te d em asiad as lib erta d e s c o n las d o c trin a s h istó ricas; las in te rp re ta n seg ú n su fa n ta sía y a veces d e m a n e ra p o c o e x a c ta . P e ro lo q u e h ay q u e d e sta c a r so b re to d o es el carácter abstrasto d e su a r g u m e n t a c ió n , q u e v a d e a c u e r d o c o n la o r ie n t a c ió n g e n e r a l, p re te n d id a m e n te e m p íric a , d e la d o ctrin a. Su s p ru eb a s tien en m u y fre c u e n tem en te u n c a rá c te r dialéctico; to d o se re d u c e a u n a p u ra construcción lógica. D e d o n d e u n a p rim e ra c o n tra d ic c ió n . S u p e n sa m ien to p re se n ta p o r o tra p a rte o tras contradicciones flag ran te s. H e a q u í u n e je m p lo . S e n o s d ice, p o r u n lad o , q u e la co n cie n cia no existe c o m o tal, q u e n o es n a d a o rig in a l, q u e n o es ni u n fa c to r sui generis ni u n a v e rd a d e ra re a lid a d sin o u n sim p le e c o , u n « ru id o van o» qu e h a d e ja d o d e ­ trás d e e lla «el alm a» d e sa p a re c id a d e l c ie lo d e la filo so fía 2. E se es, es n o ­ to rio , e l tem a d el c é le b re a rtíc u lo ¿Existe la conciencia? qu e Ja m e s h a reto r­ n a d o b ajo fo rm a d e u n a co m u n icació n en fran cés al C o n greso de 19 0 5 . P ero, p o r o tro lad o , se so stien e q u e la re a lid a d es u n a construcción d el p e n sa m ien ­ to; q u e lo re a l es la p e rc e p c ió n m ism a. S e a trib u y e así al p e n sa m ie n to las m is m a s c u a lid a d e s y e l m is m o p o d e r q u e la s d o c tr in a s id e a lis t a s . Epifenomenismo p o r u n la d o , idealismo p o r el o tro : h ay in co m p a tib ilid ad en ­ tre las dos tesis. E l P ra g m a tism o fa lta a sí a los ca ra cte res fu n d am e n ta les qu e h ay d e re ­ c h o a e x ig ir a u n a d o c trin a filo só fica. P e ro ten em o s q u e p la n te a rn o s a q u í u n a p re g u n ta : ¿cóm o o c u rre q u e c o n sem e ja n te d e fe c to s e l P ra g m a tism o se h a y a im p u esto tan rá p id a m e n te a n u m e ro so s e sp íritu s? E s p re c iso q u e se a p o y e so b re algo en la c o n c ie n c ia h u m a n a , q u e haya e n él u n a fu e rz a qu e ten em o s q u e descub rir.

EL M ÓVIL FUNDAMENTAL DE LA A CTITUD PRAGMATISTA

P re g u n té m o n o s p u es c u a l es el sen tim ie n to q u e an im a a la d o c trin a , c u ál es el m óvil q u e es su fa c to r e sen cial. N o es, ya lo he d ich o , la n e c e si­ d a d p rá ctica , la n e c e sid a d d e e x te n d e r el c a m p o d e la acció n h u m an a. H ay

1 James mismo parece recon ocerlo cuando escribe por ejem plo en el prefacio a La vo­ luntad de crear (trad. fr., p. 19): «Mi ensayo sobre algunos puntos de la filosofía hegeliana trata superficialm ente una cuestión seria y apela a la indulgencia del lector». 2 So>n¿ problems of Philosophy, I, p. 2.

e n Ja m e s e sp e c ia lm e n te u n g u sto p o r e l rie sg o , u n a n e ce sid a d d e aven tu ra: Ja m e s p r e fie r e u n m u n d o in c ie rto , « m aleab le», a u n m u n d o fijad o , in m ó ­ vil, p o rq u e es u n m u n d o d o n d e h ay a lg o qu e hacer, y ese es b ien el id eal d e l h o m b re fu e rte q u e q u ie re a m p lia r e l cam p o de su activid ad . ¿P ero cóm o e n to n c e s el m ism o filó so fo p u e d e p re se n ta rn o s al asceta q u e re n u n c ia al m u n d o , q u e sé a p a rta d e él, c o m o u n id ea l? A d e c ir v e rd ad , e l P ra g m a tism o n o se h a p re o c u p a d o p o r d ib u jarn o s u n id e a l d e te rm in a d o . L o q u e d o m in a es la n e c e sid a d d e ablandar la ver­ dad, d e « aflo jarla», co m o d ice Ja m e s , es d ecir, en su m a, d e lib e ra rla d e la d iscip lin a d e l p e n sa m ie n to ló g ic o . E so es lo q u e a p a re c e m u y n ítid a m en te en e l lib ro d e Ja m e s La voluntad de creer. P la n tea d o esto, to d o se e xp lica . S i e l p e n sa m ie n to tu viera p o r o b je to « re p ro d u cir» sim p lem e n te lo real, seria esclavo d e las cosas, e staría e n c a d e n a d o a la rea lid a d ; n o te n d ría m ás q u e «co p iar» servilm en te u n m o d e lo q u e te n d ría d elan te d e él. P ara q u e el p e n ­ sam ie n to sea lib e ra d o , es p re ciso p o r c o n sig u ie n te qu e se to rn e c re a d o r d e su p ro p io o b je to , y el ú n ic o m ed io p a ra a lcan zar ese o b jetivo es d a rle u n a re a lid a d a h acer, a co n stru ir. A sí, el pensamiento tiene por objeto no producir un dato sino construir una realidad futura. A p a rtir d e eso , el va lo r d e las id eas n o p u e d e se r m ás a p re c ia d o en re la c ió n co n el o b jeto sin o se g ú n su g ra d o d e u tilid a d , seg ú n su c a rá c te r m ás o m e n o s «ventajoso». S e p e rc ib e d e este m o d o el alcance de las tesis pragmatistas. Si, en e l R a ­ c io n a lism o clásico , el p e n sa m ien to p re se n ta ese c a rá c te r d e «rigidez» q u e é l re p ro c h a e l P rag m atism o , es p o rq u e la verdad h a sid o c o n c e b id a co m o u n a co sa sim p le, cu asi-d ivin a, q u e e x tra e ría d e ella so la to d o su valor. E sta ve rd ad , c o n c e b id a c o m o b a stán d o se a s í m ism a, está p o r lo tanto situ ad a p o r e n c im a d e la vid a h u m an a. N o p u e d e p le g a rse a las e x ig e n c ia s d e las c ircu n sta n cia s y d e los d iversos te m p era m en to s. V ale p o r si m ism a: es b u e ­ n a u n a b o n d a d ab so lu ta. N o está a h í p a ra n osotro s sin o p a ra sí m ism a. Su p a p e l co n siste e n d ejarse c o n te m p lar. E stá co m o divin izad a, se to rn a e l o b ­ je t o d e u n v e rd a d e ro cu lto. E s to d avía la c o n c e p c ió n d e P lató n . E sta c o n ­ c e p c ió n de la v e rd a d se e x tie n d e a la fa c u lta d p o r la cu al alcan zam o s lo v e rd a d e ro , a sab e r la razón. L a raz ó n n o s sirve p a ra e x p lic a r las cosas, p e ro , e n esta c o n c e p c ió n , e lla m ism a n o se e xp lic a , está fu e ra d el an álisis cien tí­ fico . «A flojar» la ve rd a d es re tira rle e l c a rá c te r a b so lu to y co m o sacro san to . Es a rra n c a rla a este estad o d e in m o v ilid a d qu e la sustrae a to d o cam b io , a to d a tra n sfo rm ació n y, p o r c o n sig u ie n te , a to d a e xp lic a c ió n . Im a g in a d q u e en lu g a r d e e star así c o n fin a d a e n u n m u n d o ap arte, la v e rd a d fo rm e p arte d e lo re a l y d e la vid a, n o p o r u n a e sp e c ie d e caíd a, de d e g ra d a c ió n qu e la

d e sfig u ra ría y la c o rro m p e ría sin o p o rq u e es naturalmente u n a p a rte d e la re a lid a d y d e la vid a 3, H e la a q u í situ a d a en to n ce s en la serie d e h e ch o s, en e l sen o m ism o d e lo q u e c o m p o rta a n te ce d e n te s y co n secu e n te s. P la n tea p ro b le m a s: estam o s a u to riz ad o s a p re g u n ta rn o s d e d ó n d e v ie n e , p a ra qu é sirve, etc. S e co n vierte e lla m ism a en o b jeto de cien cia. Es eso lo q u e co n ­ fie re in te ré s a la e m p re sa p ra g m a tista : se p u ed e ver e n ella u n e sfu erz o p o r comprender la v e rd a d y la razó n m ism as, p a ra restitu irles su in teré s h u m an o , p a ra h a c e r co n ellas cosas h u m an as vin cu lad as a causas te m p o ra le s y e n ­ g e n d ra n d o co n secu e n cia s te m p o ra le s. «A flojar» la v e rd ad es h a c e r d e ella a lg o a n a liza b le y e x p lic a b le . E s e n e ste m o m e n to q u e p o d e m o s e s ta b le c e r u n paralelo entre el L a S o c io lo g ía es llevada, en e fecto , a p lan tearse el m ism o p ro b le m a p o r la a p lic a c ió n d e l p u n to de vista histórico a l o rd en de las cosas h u m an as. E l h o m b re es u n p ro d u cto d e la h isto ria, p o r con si­ g u ie n te d e u n d even ir; n o h ay n a d a e n é l d ad o n i d e fin id o d e a n te m an o . L a h isto ria n o e m p iez a e n n in g u n a p a rte ; n o te rm in a en n in g u n a parte. T o d o lo q u e está e n e l h o m b re h a sid o h e c h o p o r la h u m a n id a d en el cur­ so d e los tiem p os. P o r c o n sig u ie n te , si la verd ad es h u m an a, ta m b ién e lla es u n p ro d u c to h u m an o . L a S o c io lo g ía a p lica la m ism a c o n c e p c ió n a la ra­ zón . T o d o lo q u e con stitu ye la raz ó n , sus p rin cip io s, sus ca te g o ría s, todo eso se h a h e c h o e n e l cu rso d e la h isto ria. T o d o es u n p ro d u c to de ciertas causas. N o es p reciso re p re se n ta rse los fe n ó m e n o s e n series c errad as: las cosas tien en u n c a rá c te r «circu lar» y el an álisis p u e d e p ro lo n g a rse h asta e l in fin ito . P o r esa razó n yo n o p u e d o ad ­ m itir q u e se d ig a , co m o lo h a c e n lo s id ealistas: en el origen está el pensamiento n i, co m o lo h a cen los p ragm atistas, en el oñgen está la acción. P e ro , si la S o c io lo g ía p la n te a e l p ro b le m a en el m ism o sen tid o q u e el P ra g m a tism o , se e n c u e n tra m e jo r situ a d a p a ra reso lv e rlo . E n e fe c to , el P ragm atism o p reten d e e x p lic a r la ve rd ad p sico ló g icam en te, su b jetivam en te. A h o ra b ie n , la n atu rale za d e l in d iv id u o está b ie n lim itad a p a ra se r capaz d e e x p lic a r p o r sí so la todas las cosas h u m an as. N o e n c a ra r m ás q u e los ele m en to s in d ivid u a les e xc lu siv am e n te c o n d u ce a a te n u ar in d e b id a m e n te la a m p litu d d e los efecto s d e lo s q u e se trata de d a r cu en ta. ¿C ó m o la ra­ Pragmatismo y la Sociología.

3 Cf. Formas elementales de la vida religiosa, Madrid, Alianza Editorial, 2003: «Atribuir al pensam iento lógico orígenes sociales no es rebajarlo, disminuir su valor... es, por el contrario relacionarlo con una causa que lo im plica naturalm ente».

zó n , e sp e c ia lm e n te , h a b ría p o d id o c o n stru irse e n el cu rso de las e x p e r ie n ­ cias rea liz a d a s p o r u n ú n ic o in d iv id u o ? L a S o c io lo g ía n os p e rm ite e x p lic a ­ c io n e s m ás a m p lia s. P a ra e lla la v e rd a d , la razó n , la m o ra lid a d so n los re­ su lta d o s d e u n d e v e n ir q u e e n g lo b a to d o el d e sen vo lvim ie n to d e la h isto ria h u m an a. S e ve a p a rtir d e a h o ra q u é v e n ta ja p re se n ta e l p u n to d e vista s o c io ló ­ g ic o e n r e la c ió n c o n e l p u n to d e v ista p ra g m a tis ta . P a r a lo s filó s o fo s p ragm atistas, la e x p e rie n c ia , co m o lo h e m o s d ic h o e n n u m e ro sa s o p o rtu ­ n id a d e s, n o p u e d e c o m p o rta r más que un solo plano . L a razó n se e n c u e n tra así situ ad a e n e l m ism o p la n o q u e la se n sib ilid a d ; la v e rd ad , e n el m ism o p la n o qu e la se n sa c ió n y lo s in stin to s. P e ro , sie m p re se h a r e c o n o c id o en la v e rd a d a lg o q u e , e n c ie rto s a sp ecto s, se n os im p o n e in d e p e n d ie n te m e n te d e los h e c h o s d e la se n sib ilid a d y d e lo s im p u lso s in d ivid u a les. U n a c o n ­ c e p c ió n tan u n iv e rsa l d e b e c o rre s p o n d e r a a lg o re a l. O tra c o sa es a n u la r e n la d u d a la c o rre s p o n d e n c ia d e lo s sím b o lo s y d e la rea lid a d , o tra cosa rech azar, co n e l sím b o lo , la co sa sim b o liz a d a 4. A h o ra b ie n , esta p re sió n re c o n o c id a d e la v e rd a d so b re los e sp íritu s es u n sím b o lo q u e h a y q u e in ­ te rp re ta r , a u n si u n o se n ie g a a h a c e r d e la v e r d a d a lg o a b s o lu to y e x tra h u m a n o . E l P ra g m a tism o , q u e n iv e la to d o , se d e sp o ja d e l m ed io d e h a c e rlo a l d e sc o n o c e r la dualidad q u e e x iste e n tre la m en ta lid a d resu ltan te d e las e x ­ p e rie n c ia s in d iv id u a le s y la m e n ta lid a d resu ltan te de las e x p e rie n c ia s c o ­ lectivas. L a S o c io lo g ía n os re c u e rd a al c o n tra rio q u e lo q u e es social p o see sie m p re u n a d ig n id a d m ás a lta q u e lo q u e es in d ivid u al. S e p u e d e p resu ­ m ir q u e la v e rd a d , c o m o la raz ó n , c o m o la m o ra lid a d , g u a rd a rá siem p re ese ca rá c te r d e v a lo r m ás e le va d o , lo q u e n o im p id e d e n in g ú n m o d o tratar d e e x p lic a rlo . E l p u n to d e vista so c io ló g ic o p re se n ta esta ve n ta ja q u e p er­ m ite a p lica r e l an á lisis a u n a esta co sa a u g u sta q u e es la verd ad . H asta a q u í, sin e m b a rg o , n o h a y tan ta u rg e n c ia en e le g ir e n tre el p u n ­ to d e vista d e la S o c io lo g ía y e l d e l P ra g m a tism o . Éste h a visto m u y b ien que n o hay, c o m o al c o n tra rio lo a d m ite e l R a c io n a lism o , d e u n la d o erro r, d el o tro v e rd a d sin o q u e e n re a lid a d e rro re s y ve rd ad es se m ez clan , sie n d o lo s e rro re s fre c u e n te m e n te e n e l cu rso d e la h isto ria, m o m e n to s en q u e la

4 Cf. Formas elementales de la vida religiosa, cít.: «Una representación colectiva,., puede expresar (su objeto) sin duda, con la ayuda de sím bolo im perfectos; pero los sím bolos cientí­ ficos mismos n o son nunca más que aproximados»; ct. también ibid, d on d e las n ocion es de origen social son llam ados «sím bolos bien fundados».

ve rd a d e m p iez a a ser. H ay en la h isto ria d e las crea cio n e s n o ve d a d e s im ­ p revisib les. ¿C ó m o a p a rtir d e esto p o d ría c o n c e b irse la ve rd ad co m o a lg o d e te n id o y d e fin itivo ? P e ro las razones que alega el Pragmatismo c o n el a p o y o de esta id e a caen b ajo e l g o lp e d e m u ch as o b je c io n e s. P o r o tra p a rte , si las cosas cam b ian eso no sig n ific a n e c e sa ria m e n te q u e la ve rd ad cam b íe al m ism o tie m p o . L a ve rd ad , p o d ría d e c irse , se enriquece, p e ro n o ca m b ia p ro p iam e n te h ab lan ­ d o ; tien e c ie rta m e n te a g re g a d o s, c re c im ie n to s e n el cu rso d e l d e sa rro llo h istó rico , p e ro u n a co sa m u y d ife re n te es d e c ir q u e la verd ad c re c e o q u e va ría en su n atu rale za m ism a.