Manual De Prosodia Y Metrica Griega

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MANUAL DE PROSODIA V MÉTRICA GRIEGA M. LENCHANTIN DE GUBERNATIS

U N I V E R S I D A D N A C I O N A L A U T O N O M A DE MÉXIC O

M. LENCHANTIN DE GUBERNATIS

TRADUCCIÓN DE PEDRO C. TAPIA ZÚÑIGA

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO MÉXICO, 1982

F A C U L T A D D E FIL O S O F ÍA Y LE T R A S Director: Dr. Abelardo Villegas Secretaria General·. Dra. Juliana González Secretario de Extensión Académica·. Arq. Benjamín Villanueva

C O L E G IO DE LETRA S Colección Opúsculos / Serie Fuentes y Documentos

Primera edición: 1982 DR © 1982, Universidad Nacional Autónoma de México Ciudad Universitaria. Delegación Coyoacán. 04510 México, D. F. D ir e c c ió n G é n é r a i, d e P u b l ic a c io n e s

Impreso y hecho en México IS B N

968-58-0005-7

PREFACIO

Los estudiosos de la versificación griega han llegado, desde la antigüedad, a un acuerdo casi completo en lo que se refiere a la estructura de los versos recitados, co­ mo el hexámetro dactilico y el trímetro yámbico; en cambio, estuvieron y están en desacuerdo respecto de los versos cantados, como los de la lírica monódica, co­ ral y dramática. Por una parte, se alinean los u n io n is ­ t a s (συμπΧέχοντβϊ, connectentes), o RÍTMICOS, O MÚSI­ COS; por otra, los SEPARATISTAS ( χ ω ρ ι σ τ ε ί , separan­ tes), o m é tric o s , o g r a m á tic o s . Los primeros, con cierta perplejidad, se pronuncian en favor de la íntima conexión entre el diseño verbal y el melódico; los segun­ dos sostienen que el uno debe estar separado y ser distin­ to del otro. Los argumentos en los que se inspiran los u nio nis ­ ta s , o rítm ico s , o m úsicos , se pueden reducir a los si­ guientes: 1) El ritmo de las lenguas clásicas y, por consi­ guiente, su versificación, se basa sobre alternancias cuantitativas, es decir, sobre la sucesión de sílabas de di­ versa duración. Sobre alternancias de notas de diversa duración se basa también el ritmo melódico. 2) La semiografía, relativa a la duración de las sílabas, es común a la poesía y a la música, lo cual delata el origen común de las dos artes hermanas. 3) En la melopeya se dan largas de más de dos tiempos, y pausas correspondientes (cf. abajo, párrafos 9 y 10). Estas largas y pausas también tienen aplicación en la versificación. 7

4) El acento griego tenia carácter estrictamente meló­ dico, que consistía en resaltar la sílaba sobre la cual está puesto, con un tono más elevado, y no con un esfuerzo espiratorio más intenso, correspondiente al de nuestra lengua o al del alemán. La sucesión de sílabas tónicas y átonas de diversa cantidad, unida en metros o medidas, creaba por sí misma una melodía rudimentaria que el músico, sin transformar del todo, afinaba y perfec­ cionaba. 5) Como en la melopeya hay tiempos perdidos al principio, en medio y al final de la frase, del mismo mo­ do, dados los vínculos entre melos y poesía, hay que postular semejante fenómeno en los versos (cf. párrafo 222). 6) Sobreponiendo a la rítmica antigua los concep­ tos deducidos de la práctica musical, especialmente los de la primera mitad del ochocientos, se decretaba el principio irrefutable de la isocronía de las medidas = metros. De aquí, por ejemplo, la hipótesis del dáctilo cíclico (párrafo 271) y la de la división hexádica de los dáctilo-epítritos (párrafo 279).

A cada u n o de estos argum entos, los o

m étr ic o s ,

o

g ra m á ticos ,

sepa ra tista s ,

responden:

1) También en las lenguas indoeuropeas de la fase moderna hay sílabas de diversa duración, oídas o no por los hablantes como tales, y no por esto las sílabas se identifican con las notas musicales. 8

2) La común semiografía se debe a la simplicidad rudimentaria de la música griega; pero una cosa es el canto y otra cosa es la palabra. 3) Ya los tratadistas antiguos, como Aristóxeno1, distinguían las indicaciones cuantitativas del diseño ver­ bal (en éste, las largas jamás pasan de dos tiempos) de las indicaciones que pertenecían únicamente al diseño melódico, en el cual las largas podían valer tres y más tiempos. En realidad, las alternancias prosódicas, en la síntesis orgánica de la palabra, no se pueden alterar ar­ bitrariamente, sin causar la disgregación del conjunto de la palabra misma y de la frase. 4) El acento griego era prevalentemente, no única­ mente, melódico. Ahora está probado que no se da aumento de tono sin aumento correlativo de intensidad dinámica; La opinión de que la alternancia de sílabas de distinta cantidad, reunidas en torno a la cima tónica representada por el acento, produjese una melodía rudi­ mentaria, transformaría en melopeya toda la lengua griega, no sólo en las obras de poesía, sino también en la conversación ordinaria: cosa sencillamente absurda. 5) Pausa&representadas por la hipótesis de sílabas omitidas, no son concebibles en el lenguaje, en el cual el ritmo se representa no por el silencio, sino por sílabas o palabras realmente expresadas. 6) La desigualdad de metros es un hecho afirmado en la métrica cuantitativa, y se refleja en la versificación 1 R hyt,, p. 413 Marquard: cf. C h o e r o b . in Heph., p, 180, 4 Consbruch.

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acentual. La inserción de compases musicales d t diverso tiempo no es excepcional ni siquiera en la música mo­ derna. Hasta Wilamowitz, se puede afirmar que ningún metricista ha sido insensible a la seducción de la rítmica: Hermann y Boeckh, Westphal y Schmidt, Christ y Zambaldi, Weil y Blass2 han cedido, quien más quien menos, a su fascinación. Pero no obstante esta su común orien­ tación, hay profundas divergencias que dividen a Weil y a Blass de los otros sabios arriba mencionados, ya por mayor obsequio a la tradición rítmico-métrica antigua, ya —y en esto está el carácter distintivo de sus estudios— por la estructura atribuida, en homenaje a aquella tradición, a los versos de tipo eólico (gliconio, ferecracio, etc.) y a los dáctilo-epítritos. Y únicamente en virtud de la medición de los versos eólicos, ha preva­ lecido entre nosotros el uso de llamar escuela nueva de métrica a la que encabezan Weil y Blass. Sus resultados fueron expuestos parcialmente y sólo sobre las huellas de Weil en el tratado claro, pero informado de un rígido dogmatismo, de Masqueray que, con una incoherencia explicable por la fecha de publicación de su libro, de­ sarrolla la teoría de los dáctilo-epítritos según los puntos 2 Los escritos de éstos y otros filólogos que mencionaremos, se en­ cuentran en la bibliografía, p. 17-19. De ordinario se citan, por motivos de orden práctico, los estudiosos que han codificado en obras de con­ junto los resultados a los cuales habían llegado la rítmica y la métrica en un cierto período de tiempo, si bien las investigaciones particulares sobre cada uno de los problemas son frecuentemente las que más ha­ cen progresar la ciencia. W e i l y B l a s s , por ejemplo, no han escrito tratados significativos; sin embargo, sus escritos han dado una nueva orientación a las investigaciones que nos interesan.

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de vista de Westphal, sin tener en cuenta un artículo de Blass que, publicado en 1886, prologa los célebres Pro­ legomena de Baquílides3. En cambio, Gleditsch, en la tercera edición de su Metrik, sigue a Weil y a Blass. En realidad, no debería considerarse nuevo un siste­ ma de métrica que se refiere, directa o indirectamente, a Aristóxeno (fin del s. IV a. C.) y a Aristides Quintiliano (fin del s. Ill d. C.), a Heliodoro (mitad del s. II d. C.) y a Hefestión (mitad del s. II d. C.). En cambio, tendría derecho a llamarse “ escuela nueva” la de los epiplocistas o derivacionistas modernos. El objetivo principal de los epiplocistas4 es ilustrar las formas métricas en su de­ venir, postulando la existencia de un verso originario (Urvers) o de muchos primordiales, de los cuales se habría venido constituyendo la variedad de cólones y versos que germinan en el fértil terreno de la poesía helé­ nica, mediante acoplamiento de entidades iguales, o aglutinamiento de entidades desiguales. No se debe callar que, al establecer los tipos del verso originario pu­ ramente hipótetico o de los cólones o versos prototipos, se acentúan las divergencias entre los estudiosos de la misma tendencia5. Pero haciendo abstracción de las ba­ ses, muchas veces débiles o débilísimas, sobre las cuales 3 Kleine Beiträge zu r griechischen M etrik, “ N. Jahrb. f. class. P hil.” , 1886, p. 455 y ss. 4 Los epiplocistas modernos deben ser distinguidos claramente de los epiplocistas antiguos que, al derivar un metro de otro, seguían cri­ terios mecánicos, sin preocuparse de la verdadera esencia del verso. 5 Sobre Urvers y los derivacionistas modernos, cf. mis Problemi, en los cuales trato también acerca del desarrollo de los estudios métri­ cos en el período que precede a los derivacionistas.

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se fundan atrevidas hipótesis de carácter genético, es mérito de los epiplocistas el haber examinado, con el ojo puesto en el microscopio, la estructura y el mecanismo del verso griego, usando los instrumentos más delicados de la crítica. Este mérito es, en gran medida, de Wilamowitz, maestro de los epiplocistas, en torno al cual se reúne un aguerrido ejército de epígonos, y de Schröder, cuyas concepciones, expuestas y aplicadas en una larga serie de estudios, se presentan no raramente, en forma oracular y hermética de difícil comprensión, y con terminología nueva o usada en un sentido distinto del de la acepción común, tanto que se hace necesaria a los ojos del mismo Schroder la compilación de un N o ­ menclator metricus6, mismo que no está privado de enigmas. Sobre la autopsia de los textos se basa la “ Métrica’’ de Maas. Mente cartesiana, él ha condensado en fórmu­ las sintéticas y con artificios gráficos, que sorprenden al lector ignorante, sus enseñanzas, ricas en resultados ad­ quiridos por el esfuerzo de los metricistas en general y de los epiplocistas en particular. De los epiplocistas, sin embargo, descuida las hipótesis no confirmadas por la realidad histórica. Estas hipótesis también son abando­ nadas por Koster, que ha elegido un punto medio lejano de los excesos y de las arbitrariedades del ala extrema de los epiplocistas y del sincretismo rítmico-métrico de los unionistas, a los que, sin embargo, cede en algún punto. Del principio de la metarrítmisis (párrafo 49), del cual él ha introducido el término, hace aplicación cauta y discreta. 6 Heidelberg, Carl Winter’s Universitätsbuchhandlung, 1929.

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Mi “ Manual” quisiera ser una síntesis del estado ac­ tual de la métrica.. Respetuoso, en los límites de lo po­ sible, de la tradición, es refractario a las innovaciones demasiado atrevidas. Por tanto, destierro la hipótesis de una forma primordial (Urvers) que contiene como en germen los elementos que, diferenciándose, habrían propagado los diversos tipos de la métrica griega7; for­ ma que, en cuanto concebida en estado fluido e incohe­ rente, no es suficiente para explicar la génesis de uno de los versos más antiguos y de más amplio uso, como lo es el hexámetro heroico8. Clara separación entre música y poesía9, no inspirada en la pretensión absurda de proclamar la inconciliabilidad de las dos artes herma­ nas, sino en el objetivo de acentuar la autonomía, con la consiguiente exclusión de los expedientes a los cuales re­ curren los rítmicos. Para la epíploce, o derivación de los metros en sentido moderno, se puede convenir en que es un proceso, a veces de notable evidencia, que se mani­ fiesta en forma paradigmática especialmente en la lírica eólica10, y se documenta en los asinartetos —donde se 7 A . M e i l l e t observa, en L es origines indo-européennes des mètres grecs, Paris, 1923, p. 2: . . para sacar de este v e r s o o r i g i ­ n a l los diversos tipos que están atestiguados en griego, no hay otro medio que el de suponerlo informe. La hipótesis añade, pues, al de­ fecto de ser arbitraria, el de ser casi inútil, poco explicativa” . Cf. D e l G r a n d e , Res metrica, “ La Parola del Passato” , 1947, p. 104-107; L e n c h a n t i n , Problem i. 8 A. K ö r t e , Neuere Forschungen a u f dem Gebiet der griechischen M etrik, “ Neue Wege zur Antike” , VIII, 1929, p. 45 y ss. 9 Cf. arriba, p. 7-9. 10 C f., por ejemplo S a f o , fr. 98 D ., sobre él, K ö r t e , art. cit., p. 49 .

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yuxtaponen cólones de diferente naturaleza—, en los llamados dáctilo-epítritos y en aquellos sistemas hetero­ géneos, en los cuales unos cólones de distinta naturaleza están unidos por sinafía en un único período métrico. Por el contrario, en ciertos versos largos (párrafo 31bis), como el alcaico endecasílabo o el asclepiadeo menor, no se logra determinar si los cólones, netamente individuados por la diéresis, hayan preexistido aislados o de qué tipo hayan sido. Por consiguiente', he renun­ ciado a la identificación hipotética de tales cólones en algunos metros polimorfos, como el docmio,- reducién­ dome al análisis de los elementos formativos, donde constan. Y a esto he sido inducido pensando que, si la tiranía de la técnica también se ha impuesto a los poetas más grandes, es absurdo imaginar a un Alceo o a una Safo, a un Esquilo o a un Sófocles empeñados en amal­ gamar eritidades métricas ya existentes en el acto de concretar sus intuiciones en la expresión. De aquí el discreto uso que he hecho de la epíploce, a la cual he restringido a los límites de un artificio descriptivo. Por lo que se refiere a las cuestiones ahora pacíficas, mi papel era el de exponerlas en forma clara y corres­ pondiente a las exigencias de la ciencia. En cambio, no debía eximirme de tomar postura respecto a problemas vivos y que son objeto de acaloradas discusiones, como el de la existencia y naturaleza del ictus (párrafos 65; 67), el de la estructura de los versos eólicos (párrafos 220 y ss.) y el de la composición de los llamados dáctiloepítritos (párrafos 278 y ss.) Para decidirme por la divi­ sión dactilica de los versos eólicos (gliconio, ferecracio, faleuco, endecasílabo sáfico, etc.), he sido inducido por 14

datos que de hecho son convincentes. P orqué motivo la división dactilica coexistía con la coriámbica, y por qué éstas más parezcan diversas a la vista que·no bajo el as­ pecto de la esencia métrico-rítínica, creo o me glorío de haber logrado esclarecerlo (párrafos 250 y ss.). No he omitido nociones de prosodia con la cómoda excusa de que la prosodia es parte de la fonética y no de la métrica, tanto más que en los libros, incluso extensos, de gramática descriptiva, salvo el de Kühner-Blass (párrafo 96), la doctrina relativa es tratada superficial­ mente, o descuidada, mientras que en las gramáticas de tipo comparativo viene dirigida a objetivos que no coin­ ciden con las exigencias de los metricistas. En los esquemas genéricos de los versos, he colocado los ictus según mi convicción acerca de su existencia en la semasia (σημασία), es decir, de acuerdo con el modo seguido por los antiguos al contar las medidas. En cam­ bio, he omitido los ictus en los esquemas específicos de cada uno de los versos que escogí con el objeto de dar relevancia a notables particularidades técnicas. En la in­ dicación de los ictus sobre la primera arsis de las dipo­ dias yámbicas y, naturalmente, trocaicas, me dejé guiar no sólo por la autoridad de Bentley, sino también por las sólidas argumentaciones de Weil11. Finalmente, es superfluo decir que la breve bibliografía, que se reduce a los escritos citados en este prefacio o en el curso del “ Manual” , no representa más que un índice esquemático de los libros indispensables para los estudiosos. 11 Études, . . , p. 144 y ss.

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Ciencia de carácter naturalista, como la gramática, la métrica, en cuanto describe los fenómenos sobresalien­ tes del verso, encuentra aplicación, primeramente, en la restitución crítica y en la exégesis de los textos, y en se­ gundo lugar, contribuye a la intelección de la expresión poética, de la cual es coeficiente imprescindible. De aquí su importancia entre las disciplinas de la enciclopedia fi­ lológica. Base, sicigia, epíploce, anábola, ictus, lectura rítmica, anapesto replegado, puente o zeugma hermanniano, havetiano, maasiano, norma del anapesto roto, ley de Por­ son, dodrante, reiciano, lecitio, prosodíaco, enoplio, χ α τ’ ενόπλων eïôos, κατά βακχβίον eiôos, éstas y otras, nociones, algunas de las cuales se presentan en la tradición métrico-rítmica con significado incierto o fluc­ tuante, he intentado definirlas a fin de evitar a los estu­ diantes aquel sentimiento de desorientación del cual son presa al consultar las eruditas investigaciones que presu­ ponen tales nociones como conocidas o superconocidas. Mi intento, así lo espero, dispondrá a los peritos a ser indulgentes con los defectos e inevitables errores de mi libro. M. L e n c h a n t in . Pavía, 15 de noviembre de 1947,

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BIBLIOGRAFÍA

BLASS FR., Bacchylidis carmina, Lipsiae, 1898 (I ed.), 1899 (II ed.), 1904 (III ed.). En la V edición, bajo el cuidado de BR. SNELL, Lipsiae, 1934, 19614, las teorías métricas de BLASS son sustituidas por las de MAAS. CHRIST W., M etrik der Griechen und Römer (II ed.), Leipzig, 1879. DALE A.M ., The lyric metres o f Greek drama, Cam­ bridge, 1948. ______, “ Lustrum” ,.2, 1957, 5-51 (Bibliografíaapareci­ da entre 1936 y 1957). DEL GRANDE C., Espressione musicale deipoeti greci, Napoli, 1932. ______, Elementi di metrica latina e cenni di rítmica gre­ ca, Napoli, 1936. _____ , La metrica greca, Enciclopedia classica, sez. II, vol. V, p. 133-513, Torino, 1960. DIEHL E., Anthologia Lyrica, 19332-1942 con suppl. 1942 e fase. 1-33, 1949-1952. HOFMANN J.B. - RUBENBAUER H., Wörterbuch der grammatischen und metrischen Terminologie, Heidelberg, 1950. GLEDITSCH H ., M etrik der Griechen und Römer (III ed.), München, 1901. (Forma parte del Handbuch de IWAN MÜLLER.) 17

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SIGLAS USADAS EN LAS CITAS D. en las citas de los fragmentos de los líricos significa D ie h l , Anthologia Lyrica Graeca (2a. edición), Lip-

siae, 1936-42. K. en las citas de los fragmentos de los cómicos signi­ fica K o ck , Comicorum Atticorum Fragmenta, Lipsiae, 1880-88. N. en las citas de los fragmentos de los trágicos signi­ fica N a u c k , Tragicorum Graecorum Fragmenta (2a. edición). Lipsiae, 1889. Sc h n . en citas de Calimaco significa Sc h n e id e r , Callimachea, Lipsiae, 1873. Para los fragmentos descu­ biertos posteriormente, se citan las ediciones relativas a lo mismo.

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ADVERTENCIAS Los pies y los metros se distinguen mediante una co­ ma únicamente en casos excepcionales y por motivos evidentes, como en los párrafos 251-254. Los ictus se señalan en los esquemas prototipos, pero no en las mediciones de cada uno de los versos o cólo­ nes. La cantidad de la última sílaba de los cólones pro­ puestos como ejemplos se indica con relación a la sinafía. Por tanto, la vocal final de un colon, breve por naturaleza, puede resultar larga por posición, con res­ pecto a la sílaba inicial del colon siguiente.

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I

NOCIONES PRELIMINARES

1 — PROSODIA (προσφδιακη τέχνη) es, en sentido moderno, la doctrina relativa a la duración o cantidad de las sílabas. Para los gramáticos griegas προοψδία, traducida exactamente por los gramáticos latinos como accentus (ad cantus), comprendía el estudio de los acentos (τόνοι), de los espíritus (πνεύματα) y de las cantidades (χρόνοι).

2. — M é t r i c a (μβτρικη τέχνη) es la doctrina de los metros, es decir, de la unión de sílabas breves y largas que, sucediêndose en determinada medida, formaban un conjunto rítmico. 3. — R itm o (ρνϋμόϊ de 'feéeiv, fluere) es el fluir orde­ nado de las sílabas breves y largas que se alternan con intervalos sensibles. 4. — Una sílaba breve U tiene la duración de un χρόνοs πρώτοs (tiempo primero), o mora. 5. — Una sílaba larga — vale dos tiempos primeros o dos moras. 6 . — El χρόνοs πρώτοs, que no tiene división ulte­ rior, constituye la unidad de tiempo U , representada en la semiografía musical con el valor convencional de una corchea. Su duración, naturalmente, no es absoluta, si­ no relativa a la pronunciación rápida o lenta de las sílabas, según el movimiento (ά-γωγη, ductus rhythmi­ cus) de una serie métrica (colon, verso. . . ). 7. — SÍLABAS a m b ig u a s (συλλαβαι κοιναί, syllabae communes, ancioites), que suelen escribirse con el signo

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ü , son aquellas que en un determ inado lugar del colon o del verso pueden ser tanto breves como largas.

8. — Se llama también A m bigua la sílaba final del verso en el cual no se requiere una cantidad fija. 9. — En la M é l ic a , o sea, en la poesía unida al can­ to, se tenía la larga de tres tiempos, o moras (μακρά τρίσημο*) indicada con J , la larga de cuatro tiempos, o moras (μακρα τετράσημος), indicada con 1__ 1 , y la lar­ ga de cinco tiempos, o moras (μακρά πεντάσημος), indi­ cada con I_L J . Este alargamiento más allá de la dura­ ción normal de una larga de dos tiempos, o moras, se llamaba τονη, extensio. 10. — Correlativas a las sílabas de uno, dos, tres, cuatro tiempos, se tenían las pausas indicadas con Λ (la primera letra de Χεΐμμα, quod relictum est) para las pausas de un tiempo, o mora, y con A, A , A respectiva­ mente, para las pausas de dos, tres, cuatro tiempos, o moras. 11. — P ie es la unión de sílabas breves y largas que constituyen una parte fuerte (arsis ) y una parte débil (tesis ).

12. — Los términos arsis y tesis se prestan a equívocos, porque para los griegos όεσις es el tiempo fuerte indicado por el golpe del pie (τιΰεναι τον πόδα), y αρσις es el tiempo débil indicado por el levantamiento del pie (αί'ρειν τον πόδα); para los latinos, en cambio, arsis es sublatio vocis o tiempo fuerte, y tesis , positio vocis, o tiempo débil. En las paginas siguientes nos 26

atendremos al uso latino, en honor a la tradición esco­ lástica. 13. — Los pies se dividen en racionales (iróáes ρη­ τοί) e irracionales (iróóes άλογοι). Son racionales aquellos en los cuales entre arsis y tesis hay una relación expresa de un número entero; son irracionales los otros. 14.— Los pies racionales son los siguientes: 1) P ies

de tres unid ades :

UUU — U U — 2) P ies

de cuatro un idades :

— U U U U — -----U U U U U — U 3) P ies

tribraquio troqueo yambo

dáctilo anapesto espondeo proceleusmático anfíbraco

de cin co un id a d es :

— UUU U — U U U U — U UUU — — U '— U U U U U U ----------- U

peón primero peón segundo peón tercero peón cuarto crético pentabraquio baquio antibaquio o palimbaquio 27

4) P ies

de seis u n id a des :

U U ------ jónico menor ------ U U jónico mayor — U U — coriambo U ---------U antispasto ---------- moloso 5) P ies d e s ie te u n id a d e s : U ---------- epitrito primero — U ------ epitrito segundo ------ U — epitrito tercero ------------ U epitrito cuarto 6) P ies

de o ch o un idades :

U ------ U — —U — U —

docmio (δόχ/uos) hipodocmio (υποδόχμιος)

El único pie de dos unidades es el pirriquio: U U 15. — La arsis (tiempo fuerte) del pie se indica con­ vencionalmente con un acento = ictus (cf. párrafo 65): — U U, U U —.U n dáctilo en sustitución de un anapesto se distingue del verdadero dáctilo por el ictus, colocado sobre la primera breve — Û U = U U —. Un tribra­ quio U U U en sustitución de un yambo U — se repre­ senta así: UÚU ; en sustitución de un troqueo, en cam­ bio, de este otro modo: Ü U U . Parece que la arsis era indicada por los antiguos mediante un punto (στιγμή) sobrepuesto a la sílaba respectiva12. 12 La στιγμή puede encontrarse en documentos musicales, como el Canto de Sicüo. Pero sobre el valor que tenía, los estudiosos no están de acuerdo.

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16. — P i e s i r r a c i o n a l e s . Tienen entre arsis y tesis una relación que no se expresa con un número entero (cf. párrafo 13). Tales son el espondeo, el dáctilo y el anapesto, cuando están en sustitución del yambo o del troqueo: U

u u— —ú u

—u =

—u u ú u—

17. — En estos casos se suponía, con base en el dogma de la equivalencia rítmica postulada entre los metros de un verso, o colon, que, por ejemplo, las largas del espon­ deo usado en lugar del yambo o del troqueo, no tenían la duración de larga verdadera y propiamente dicha, sino, respectivamente, un valor intermedio entre larga y bre­ ve, y que el anapesto, en sustitución del yambo o del tro­ queo, estaba sujeto a una reducción conveniente; de donde, por ejemplo: Ó — = — — ; Ó — = Ó Ó — , y así sucesivamente13. 18. — Por razones análogas, se llama L a r g a i r r a ­ aquella que sustituye a la breve de un pie; así, el jónico menor U U ------ aparece bajo la forma — U — — con larga irracional en la primera parte14. c io n a l

19. — Según la relación diversa entre arsis y tesis, se tienerf cinco G é n e r o s d e p i e s : 13 Los pies irracionales quizá alguna vez tuvieron un movimiento (áywyíj) más rápido. 14 Para la hipótesis de la equivalencia rítmica de los metros de un conjunto métrico, cf. párrafo 271.

29

1) G é n e ro igual {yévos ί’σον, genus par) con la re­ lación 1: 1, como el dáctilo — : U U , el anapesto U U : — , el coriam bo — U : U —; 2) G é n e r o DOBLE (yévos δ ιπ λ ά σ ι ον, genus duplum) con la relación 2 : 1 , como el troqueo — : U , los jónicos U U : ------ , ------- : U U; 3) G é n e ro h e m io lio (yévos ήμιόλων, genus ses­ cuplum) o peónico, con la relación 2 : 3 , como el baquio U — : —, el crético — : U —, los peones — U : U U , U — : U U, etcétera;

4) G én ero e pít r it o (yévos βπίτριτον, genus ses­ quitertium) con la relación 3 : 4, como los epitritos-U — : ------ ; ------ : — U , si por epítrito debe considerarse un pie autónomo y no fundamentalmente una dipodia yámbica o trocaica con una breve ambigua; 5) G é n e ro t r i p l a s i o (yévos τριπλόισιον, genus triplo maius) con la relación 1 : 3 , como el anfíbraco U — : U 15.

20, — P ies d escend entes . Descienden de la arsis (tiempo fuerte) a la tesis (tiempo débil), como el troqueo — U , el dáctilo — U U , el peón primero — U U U , etcétera. P ies a sc en d en tes . Ascienden de la tesis a la arsis, como el yambo U —, el anapesto U U —, el peón cuar­ to U U U - , 15 El DOCMIO, que en la forma prototipo se presenta así: U U — , más que un pie, es un colario (párrafo 33). Lo mis­ mo hay que decir del h i p o d o c m i o .

30

21. — P ies m ayores . Son: 1) El espo nd eo m ayor (σπονδείος μβίξων), formado respectivamente de arsis y tesis de cuatro tiempos: i l __ 11___ ); 2) El troqueo se m anto (τροχαίος σημαντός), constituidos de una arsis de ocho moras y de una tesis de cuatro: i ' n___ ii___ i; 3) El yambo ORTIO (Ιαμβος ορΰιος), compuesto de una tesis de cuatro moras y de una arsis de ocho: I___

Estos pies encontraban aplicación en la mélica, no en la poesía separada de la música. 22.— M e t r o . Constituye la unidad de medida del ver­ so. Se habla de d i p o d i a s, si se trata de yambos, troqueos y anapestos; de m o n o p o d i a s , si se trata de dáctilos, jónicos coriambos y peones. Por lo demás, la regla está sujeta a excepciones que señalaremos en se­ guida. 23. — LOS EPIPLOCISTAS, O DERIVACIONISTAS MODER­ NOS, con troqueo y yambo no indican tanto cada uno

de los pies, sino la dipodia, cuyo principio o fin está in­ dicado por una sílaba ambigua: U — U — : — U — U (c/. párrafos 135 y 155). 24. — SiciGlA (σ υ ζ υ γ ία , coniugatio) designa, generalmente16, la dipodia (διποδία). 16 Algunos gramáticos han indicado con s i c i g i a la unión de pies di­ versos (por ejemplo: — U , U —), en oposición a d i p o d i a , unión de pies iguales (— U , — U ).

31

25. — B a s e (ßaais, gressió), según la terminología an­ tigua, significaba la dipodia en cuanto unidad rítmica. El nombre debe relacionarse con la expresión ßaiveiv τον ρυϋμον, scandere rhythmum17.

26. —- B a s e entre los metricistas modernos viene a sig­ nificar la forma libre de la sílaba o de las sílabas iniciales que anteceden a un colon o verso eólico. Por eso se le llama b a s e e ó l i c a , o bien b a s e h e r m a n n i a n a , en me­ moria de G. Hermann, que introdujo la noción de ella en sus escritos de métrica.

27. — La A n a c r u s i s (ανακρόυσα, praelusio) consis­ te en la sílaba o sílabas iniciales en tesis; que preceden a la arsis de una serie métrica. 28. — La A n a c r u s i s , desconocida entre los métricos antiguos, ha sido deducida de la práctica musical mo­ derna, donde las “ medidas” , correspondientes a los “ metros” , se inician con el compás en descenso, dejan­ do fuera de la primera medida las notas del compás en ascenso. Con la hipótesis de la anacrusis, los metros yám­ bicos pueden convertirse en trocaicos: U — U —, U — U — = U , — U — U , — U —, y los metros anapésti­ cos, en dactilicos: U U —, U U —, U U —, U U — = U U, — U U, — U U, — U U, — . 17 En A r i s t ó x e n o ßaais toma también el significado de âéais en el sentido griego de percussio, tiempo fuerte.

32

29. — V e rs o (στίχος, versus) es un conjunto de metros en unidad rítmica, limitado por la sílaba ambi­ gua y por la posibilidad de hiato (párrafo 96) entre la sílaba final y la inicial del verso siguiente. 30. — Originalmente στίχος y versus significaban “ regla” . Para indicar “ verso” en su acepción moderna, los griegos usaban μέτρον en un sentido más amplio que “ metro” en nuestra terminología18.

31. — La l o n g i t u d del v e r s o no debía, según algu­ nas fuentes antiguas, rebasar treinta o treinta y dos mo­ ras o tiempos primeros. Uno de los versos más largos era, por ejemplo, el t e t r á m e t r o a n a p é s t i c o c a t a l é c t i c o que, formado de siete anapestos y de una larga, contaba justamente treinta moras. Se trataba evidentemente de la arbitraria extensión a la métrica de la noción de στίχος, regla, que, por la exigencia de la libresca técnica alejandrina, no podía, haciendo abs­ tracción de su estructura métrica o no, rebasar un deter­ minado espacio. hipéRMETRO (ΰπέρμετρον) se decía de un conjunto métrico que superara tal extensión (cf. párrafo 30). 31bis. — Versos largos son aquellos que están cons­ tituidos al menos por la unión de dos cólones. 32. — C o lo n (κωΚον o membrum) es una serie métrica que no se cierra con sílaba ambigua y excluye el hiato 18 Consulte, de todos modos, στίχος '^άμετρος, στίχος τρίμετρος.

33

(párrafo 96) con la inicial del colon, o m iem bro, siguien­ te. 33. —

C o la r io

(χώΚάριον) es un colon breve.

34. — Verso y colon tienen, no raras veces, la misma extensión, pero se distinguen ppr el hecho de que el pri­ m ero puede cerrarse con sílaba am bigua y con hiato, m ientras que el segundo no admite tal licencia. 35. — S i n a f í a (συναφαα, continuatio) es la íntim a conexión de cólones que excluye la sílaba am bigua y el hiato al final de cada uno de ellos, y adm ite la T m e s i s de un vocablo entre los cólones. 36. — C o m a (κόμμα), o i n c i s o , es un colon in­ completo, o cataléctico (párrafo 32). L a distinción entre com a y colon muchas veces h a sido descuidada por los antiguos y por los m odernos. 3.7. — C a t a l é c t i c o s (κατάληξή, desinenza) son los cólones o versos que carecen de una o más unidades; se llam an in syllabam, si el pie term ina incompleto, con u n a sola sílaba, como el pentám etro dactilico; in duas syllabas, o disyllabum, si el pie term ina incom pleto, con dos sílabas, como el hexámetro dactilico. 38. — A c a t a l é c t i c o s 19 son los cólones o versos completos, com o el trím etro yámbico. 19 Con c a t a l é c t i c o y a c a t a l é c t i c o coexisten las formas c a t a le c to y a c a ta le c to .

34

39. — B raquicatA LÉC TIC O S (iβ ρα χυκα τά ληκτο ι) son los metros que se form an o de dipodias o de pies de cuatro o más sílabas, y se presentan con un pie o dos sílabas menos; por ejemplo, el dodrante — U U —, U — [— U] : cf. p árrafo 212. 40. - - HIPERCATALÉCTICOS (ΰττβρκατάΚηκτοή son los metros alargados con un elemento incompleto, como el m > n ó m e t r o a n a p é s t i c o h i p e r c a t a l é c t i c o : U U — U U —, —, donde a la dipodia sigue una lar¡ ,a. —4 i. — D icatalexis es la unión de dos cólones catalécticos, como en el pentám etro dactilico.

42. — P r o c é f a l o es el colon, o verso, de cabeza pro­ minente, o sea, alargado al principio. El fenómeno corresponde al de la anacrusis (párrafo 27) y al de la ba­ se herm anniana (párrafo 26). 43. — A céfalo es el colon o el verso sin cabeza, es de­ cir, abreviado al principio.

44. — S ín c o p a m é t r i c a es el fenómeno por el cual una o más sílabas pueden ser omitidas en la parte inte­ rior del verso; de donde, por ejemplo, un metro trocaico — U — U puede ser convertido en — [ U ] — U . 45. — A n a c la s is (άνάκλαοι s, unaclasis, fractio) o HIPÉRTESIS (ύπέρύεσίΐ, transpositio) o m etátesis

35

(μβτάϋεσis, translatio) consiste en el cambio entre breves y largas en el interior de un metro, teniendo como efecto un cambio sensible en el fluir regular del ritmo. Un co­ riambo — U U —, por anaclasis, puede convertirse en jónico m ayor------ U U , en dipodia yámbica U — U —, etcétera. 46. — C e s u r a (τομή, caesura) es una pausa rítmica en medio de un pie y al final de la palabra. La cesura puede ocurrir también por tmesis (cf. párrafo 109) entre los componentes del vocablo compuesto y entre dos pa­ labras de las cuales la primera presenta la final elidida sobre la sílaba inicial de la segunda. 47. — D i é r e s i s m é t r i c a (óiaígeais, diaeresis), que debe distinguirse de la diéresis prosódica, es una pausa rítmica al final (no en medio) del pie y de la palabra: ανδρα. μοι evpeire Μούσα: || π ο λ ύ τ ρ ο π ο ν |, os μ ά λ α πολ λ ά

—υ υ — υ υ

— υ II υ — υ υ I — υ υ — υ Od. I. 1.

Después de la palabra Μούσα está la cesura que divide al pie — U I U y se encuentra al final de palabra. Des­ pués de la palabra πολύτροπον está, en cambio, la diére­ sis bucólica al final del pie — U U | y de la palabra. Con doble raya vertical || se indican, cuando es necesario, las cesuras principales, para diferenciarlas de cesuras se­ 36

cundarias o de la diéresis, indicadas con una sola raya vertical | . 48. — E p í p l o c e (’e inzλοκη, implicatio) es, para los gramáticos antiguos, el proceso de generación de entida­ des métricas a partir de otras entidades métricas, me­ diante a f é r e s i s (αφαίρβσις, ademptio) y PRÓTESIS (7rgóadeois, adiectio) de silabas20.

49. — M e t a r r í t m i S I S (μεταρρύόμισίΐ) es la aparente coincidencia en la sucesión de las sílabas de entidades métricas (cólones o versos) de naturaleza esencialmente diversa21, como sería el caso del adonio — U U , — U de ritmo dactilico, si se compara con el dodrans cataléc­ tic o — U Ü —■, U (cf. párrafo 213), de ritmo coriámbi­ co. 50. — S is te m a (σύστημα)’ O PERÍODO MÉTRICO (περίοδος, ambitus) es la unión, en un todo orgánico, de cólones que sobrepasan la medida máxima establecida para el ver^o (párrafo 31) y, como el verso, está limitado por la syllaba anceps, por la posibilidad de hiato y la consiguiente pausa rítmica que es lógica. El h ip é rm e t r o (párrafo 31) puede identificarse con el sistema o período. Para la p e r íc o p a , cf. párrafo 55, nota 22. 20 El proceso de la e p í p l o c e se aplica a la génesis histórica de los metros de los epiplocistas o derivacionistas modernos, sobre los cuales se habló en la introducción, p. 11. 21 El término ha sido introducido recientemente por Koster, Traité de m étrique grecque, p. 19.

37

51. — E strofa (στροφή) es un sistema o período métrico κα τά σχέσιν, en relación responsiva. La falta de sinafía caracteriza a la estrofa, como al verso y al siste­ m a o período.

El sistema, o período métrico, que responde a la estrofa se llama an tistrofa (αντίστροφος, ή). 52. — M on ostró fica es la com posición en la cual u na sola estrofa se repite muchas veces: A ’, A ” , A ’” , etcétera. 53. — E pó d ic a es la composición en la cual dos o más estrofas iguales se alternan con una estrofa de estructura diferente. La composición epódica más sencilla es la tríada, de la cual se tienen tres formas: La e pó d ic a pro­ piamente dicha, la m esódica y la p r o ó d ic a . En la pri­ mera, dos estrofas homogéneas (estrofa y antistrofa) se cierran con una estrofa heterogénea (Ιπψδό$, rj) según el esquema A A ’ B. En la segunda, la estrofa heterogénea (μεσφδόΐ, ή) se inserta entre estrofa y antistrofa, según el esquema A B A ’. En la tercera, la estrofa heterogénea (προωδόΐ, ή) precede a la estrofa y a la antistrofa según el esquema B A A ’. 54. — PALIN Ó D ICA (τταλίνωδίκά, sc. composición en la cual, en un conjunto fas, las últimas dos están dispuestas en las primeras dos, según el esquema A

38

ποιήματα) es la de cuatro estro­ orden inverso a B B’ A ’.

55. — PERIÓDICA (πβριψδιχά, se. ποιήματα) es la composición en la cual dos estrofas homogéneas centra­ les están precedidas y seguidas de una estrofa heterogé­ nea: A B B’ C22. 56. — Estas son las combinaciones más simples. En la poesía dramática, la estructura estrófica se complica mucho en relación con el ritmo del acompañamiento musical y de la danza. El poeta, que también era compo­ sitor, creaba música y palabra. Ligado a la tradición en cuanto concierne a la estructura externa del drama (párodo, episodios, estásimos y -especialmente en la comedia- parábasis, etcétera), estaba libre para introdu­ cir en cada una de las partes las modificaciones técnicas y formales correspondientes a su ideal artístico.

57. — Los cármenes que no presentan estructura res­ ponsiva se llaman astróficos (αστροφα, se. ποιήματα). 58. — Los cármenes constituidos por series inin­ terrumpidas de versos iguales se llaman estíquicos o x a τα στίχον. 59. — Dos versos desiguales, unidos de dos en dos, :onstituyen generalmente el d í s t i c o (δίστιχο v). É p o 22 A esta especie de composiciones se puede agregar la estructura κατά περικοπήν ανομοιομερή, según la división en grupos de partes iguales señalada por H e f e s t i ó n , p. 61 C, por la cual un grupo de siste­ mas (párrafo 50) A B C , que no están en relación responsiva, corres­ ponde a un grupo A ' B ' C' Para algunos gramáticos, περικοπή es si­ nónimo de período o de varios períodos (párrafo 50).

39

DOS (βπψδοί, oí) es el nombre de los cármenes de este

tipo23, en los cuales el verso más largo pretede al más breve. En el caso contrario son indicados con el nombre de PRÓODOS (τροψδοί). 60. — V e r s o i n t e r c a l a r (versus intercalaris o refrain) es el repetido regularmente como cierre de una serie de versos o de una estrofa. Si el verso intercalar es­ tá ligado por el sentido al verso precedente, se llama EFiMNio (εφύμριον); en el caso contrario, e p i t e o m á t i CO (επιφάεγμαηκόν). Cuando el efimnio está metido entre jdos cólones se llama m e s i m n i o (μεσυμνιον). 61. — En las partes líricas del drama, la estrofa podía estar inmediatamente seguida de la antistrofa; o bien, entre una y otra, podían insertarse unos pasos κατά στίχον o sistemas astróficos. 62. — Los trímetros yámbicos se recitaban, los versos líricos se cantaban, los trímetros se intercalaban en la estrofa, los tetrámetros trocaicos y los sistemas anapés­ ticos se declamaban con acompañamiento de flauta. Tal declamación se llamaba παραχαταλογη. 63. — Los gramáticos alejandrinos usaban signos es­ peciales (σημεία, notae) para distinguir las composi­ ciones estróficas: 23 Distíngase entre exaióos, verso más breve, de género masculino, y éíroiáós, estrofa conclusiva de la tríada epódica, de género femenino.

40

por

1) P a r á g r a f o (π α ρ ά γρ α φ ο ί, η), representado *. para el fín'de una estrofa; 2)

la

c o r o n is

( x o q u v l s ,

r f)

I?

para el fin de una

tríada; 3) el a s t e r i s c o (άστβρίσκοΐ, ó) * para el fin de un canto completo;

4) la DIPLA (διπλή, í¡) abierta hacia la izquierda > en sustitución del p a r á g r a f o , que en la poesía dramá­ tica señalaba el cambio de los interlocutores; la d i p l a abierta hacia la derecha < para distinguir la estrofa de estructura diferente. 64 . — El uso de estas notas debe relacionarse con la es decir, con la restitución en cólones que los gramáticos alejandrinos y, el más insigne de todos, ARISTÓFANES DE BIZANCIO, (257 ? -180 ? a.C.) hicieron de los textos líricos trasmitidos por la tradición ma­ nuscrita en prosa24. c o lo m e tr ía ;

65. — I ctus y lectu ra r í t m i c a . Ictus (percussio, acerito rítmico) es la particular intensidad que señala el inicio de cada uno de los metros y que, repetidos a inter­ valos regulares, genera el ritmo25. 24 En el papiro de B a q u í l i d e s del s. I d. C., posterior a Aristófa­ nes, la colometría está aplicada; en el papiro de T i m o t e o , s. IV a. C., anterior a Aristófanes, falta. 25 Que el punto (a n y μη), sobrepuesto a unas notas musicales en la inscripción de Sicilo ( I a n , Melodiarum reliquiae, p. 38), señalase la ar­ sis (tiempo fuerte) es verosímil, si se tiene en cuenta ej A nonym us edi-

41

66. — La lectura rítmica consiste en hacer énfasis en el ictus de los versos.

67.

— D

is c o r d a n c ia e n t r e ic t u s y a c e n t o s d e l a

En una lengua como la española26, el ictus o acento rítmico coincide con el acento de las palabras:

palabra

.

si tuviera el susurro del viento En griego (o latín) tal coincidencia se tenía o no: στη δ’αντα σχομίνη· ¿ de μβρμήριξβν Όδνσσεύς

-

- υ υ — lu υ ------ - υ υ - ---Od. VI, 141.

Midiendo se tiene άντά, σχομβνή, μέρμηρίξβν, Όδύσffeus.en patente desacuerdo con los acentos de las pa­ labras. 68. — Para explicar el fenómeno se han dado varias hipótesis que se pueden reducir a las siguientes: tado por Bellermann, párrafo 85: “ La arsís a veces se indica cuando el signo está simplemente, sin punto, como I— , mientras que la tesis, cuando está punteado, < como |— > ” . Probablemente a la arsis se atribuye el valor de tiempo débil, según el uso griego (párrafo 12). Es difícil que en este texto, en cuanto que pertenece a una edad tardía, el significado de tesis y arsis sea conforme al uso latino. 26 El autor dice: “ En una lengua como la italiana” , y cita el verso siguiente: “ sofferm àti suU’àrida spànda” . Este verso ha sido susti­ tuido por un texto español inédito (Ν. del T.).

42

1) El acen to griego tenía carácter melódico o musical gracias a la elevación de la voz sobre la sílaba respectiva, y por esto se distinguía del ictus, que tiene naturaleza dinámica e intensiva, correspondiente más o menos a un acento como el nuestro, de manera que uno y otro podían coexistir sobre la misma sílaba o en sílabas diversas. Suele objetarse que el acento m u si ­ ca l o m elódico siempre va acompañado de una inten ­ sidad e spir a to r ia , y el acento intenso , o d in á m i ­ c o , de un m a tiz m eló d ic o . Así, en conclusión, se tendrían, coexistiendo sobre la misma sílaba o sobre las sílabas de un mismo vocablo, dos acentos verdaderos y propios, porque están señalados con dinámica y tonali­ d a d di ve r s a . 2) Se negó, en griego y en latín, la existencia del ic­ tus, con la hipótesis de que la alternancia cuantitativa de las arsis y de las tesis fuera suficiente para determinar por sí sola el ritmo. Pero la hipótesis olvida un hecho in­ contrastable: que la arsis (tiempo fuerte) no se distingue de la tesis (tiempo débil) sin un particular relieve, identificable precisamente por el ictus. 3) Se postuló que los acentos de cada una de las vo­ ces se atenuarían o anularían en sus relaciones recíprocas de énclisis y proclisis (párrafo 69) hasta el punto de hacerse imperceptible el contraste entre acento de la palabra y acento rítmico, o ictus. Esta concepción justifica la medida rítmica que toma cuenta de los ictus y del juego de las cesuras. Pero con ella, como en la lec­ tura de los versos según los acentos de la palabra, no re­ sultan las diferencias entre las sílabas breves y largas, 43

elemento intrínseco e inalienable de la versificación cuantitativa. Las tentativas de rehacer la prosodia grecolatina duplicando las vocales de las sílabas largas, van contra la verdadera esencia fonética de las dos lenguas clásicas. La lectura rítmica, por consiguiente, aunque no reproduce en todo su aspecto la lectura antigua, con­ serva el elemento esencial, el ritmo, aunque privado del coeficiente de la alternancia cuantitativa27. 69. — P r o c l i s i s y é n c l i s i s . La gramática elemental señala como p r o c l í t i c a s (inclinadas sobre la palabra siguiente) y e n c l í t i c a s (inclinadas sobre la palabra precedente) a varias formas átonas, o sin acento. Pero además de las proclíticas y de las enclíticas, hay otras voces que se unen a las voces que preceden o siguen, de manera que forman con ellas un todo fonético. Estos son los fenómenos de é n c l i s i s y p r o c l i s i s por los cuales los vocablos, en sus recíprocas relaciones, no re­ sultan aislados y sin vínculos recíprocos, sino unidos en la sintaxis de la frase o del periodo. P r e p o s i t i v o s son llamados por algunos tratadistas los vocablos que, por proclisis, se apoyan en los siguientes; p o s p o s i t i v o s , los que por énclisis se apoyan en los precedentes.

27 Para mayores particularidades y una demostración más exhaus­ tiva, cf. L e n c h a n t i n , Problem i.

II

NOCIONES DE PROSODIA

70 . — Una sílaba que contenga una vocal larga (η, «, a, ι, υ,) o un diptongo (at, αν, et, eu, οι, ον, ηυ, üí, y, ψ,) es LARGA POR NATURALEZA (φύσει). 71. — Una sílaba que contenga una vocal breve (e, o, a , t, y) seguida al menos de dos consonantes o de una consonante doble (f, ξ, ψ) es la rg a p o r posición (âéaei). Nótese que ûeais y positio originalmente significa­ ban “ convención” de los poetas. Pero entrambos térmi­ nos, en cuanto referidos a la colocación de las vocales en relación con las consonantes siguientes, convienen a la realidad del fenómeno fonético. 72. — P o sició n débil Goositio debilis) es el fenómeno por el cual una sílaba con vocal breve seguida de muda + líquida puede ser, en el verso, breve o larga, cuando entrambas consonantes pertenecen al mismo vocablo (vcfrqÓs y 7rangos) o son las iniciales del vocablo si­ guiente (aje τρβ ts, x a τα κράτα). Si, por el contrario, muda y líquida pertenecen a dos vocablos distintos o son, respectivamente, elementos de una palabra compuesta, la sílaba precedente con vocal breve es siempre larga ( βκ λιμόν, èx-XetVco).

73. — La vocal breve a la cual siguen los grupos de muda + líquida βλ, γλ, yv, γμ, δμ, δν es casi siempre LARGA POR POSICION.

47

74. — C o r r e p t i o a t t i c a es el fenómeno por el cual la vocal breve en posición débil se conserva como tal, es­ pecialmente en la comedia ática y, con menos frecuen­ cia, en la tragedia. 75. — A b r e v i a c i ó n , o c o r r e p t i o i n h i a t o . Una vo­ cal larga o diptongo al final de una palabra, si se en­ cuentra en tesis (tiempo débil), se abrevia delante de la vocal inicial de la palabra siguiente: ανδρα μοί

evveire

Μοΰσα. . .

π λ ά γ χ ΰ η , hirei. . .

Od. I, 1 y ss. 76. — La abreviación se efectúa más frecuentemente con los diptongos ai, et, οι, au, eu, ου, menos frecuente­ mente con a, ω, y raramente con a, rj, ω. 77. — La abreviación en hiato no sucede en el verso épico, si la sílaba correspondiente está en arsis (tiempo fuerte): cis ηδη ’Οδυσηος. . .

^------ 1 u u —u II. XIX, 270. En otros géneros de versos, aun en tal caso, puede efectuarse la abreviación, como en este dímetro anapés­ tico: 48

τώ θησείδα δ’ οζω ’Αόηνών

E u ríp ., Hec. 123. 78. — S ís t o l e p r o s ó d ic a (συστολή, correptio). Se tienen trazas esporádicas de abreviación de vocal larga o de diptongo delante de vocal en sílaba interna: II. II, 415 δηίοιο = U U — U ; Od. VI, 203 ηρώο* = — U U ; PlND., Pyth., 8, 56 (78) τοιαϋτα = U — U . En form as com o iroielv = U — , ôetos = U U , se produce la consonantización de la -i- = j , o bien, la caída de la -i-, de donde resulta óéos, ποβΐν.

79. — Las consonantes líquidas λ, μ, v, ρ, la σ y la F (digamma, llamada también Fau = vau), al principio delas palábras, a veces asumen el valor de consonantes dobles: II. III, 172 φιλί ¿χυρέ Jen realidad (σΈ)εκυρέ: cf. lat,_socer)\ Od. VI, 178 δΐ ράκο?; Aristóf., Ran. 1059 τα. ρήματα. 80. — Análogo alargamiento es representado por la reduplicación de las consonantes internas: ehXaße, βμμαdes, ’AxtXXeús, Όδυσσβΰς, βσσομαt. Nótese que, por exi­ gencia del metro, la reduplicación puede ser omitida, de donde ΆχιΧίύΐ, Όδυσβύς, egeÇe, etcétera. 81. — D iasto le pro só d ic a (διαστολή, dilatatio, prolungatio) es el alargam iento de una vocal breve por na49

turaleza y perteneciente· a una 'palabra que, por su estructura prosódica, no es adaptable a una particular forma de verso. Por este fenómeno, a se alarga en a o en η, e en et, o en ου, ΐ en 7, υ en v. Una palabra de cuatro breves como ακάματος, no podría entrar en el hexámetro sin el alargamiento de la inicial. De igual mane­ ra el grupo ύττερ aka, de cuatro breves, para encontrar lugar en el hexámetro se modifica en υπειρ 'άλα. 82. — F l u c t u a c i o n e s c u a n t i t a t i v a s son encontra­ das esporádicamente en las varias formas dialectales y en los varios géneros de poesía: καλός en Homero y en los épicos, καλός en los poetas lesbios y en Píndaro; φύανω en Homero, φΰάνω en los trágicos, etcétera. U> a-

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U.OÍV

w“

83. — E l i s i ó n . Las vocales a , e, o al final de palabra se eliminan delante de la vocal inicial de la voz siguiente. También pueden elidirse los diptongos a t y ot. Recha­ zan la elisión τί, τι, οτι, ττρό, περί, α χρι, μέχρι y pa­ labras terminadas en -v-, 84. — A f é r e s i s (αφαίρεσή, ademptio) o e l i s i ó n i n ­ consiste en eliminar la vocal inicial de la palabra que sigue a una palabra que termina en vocal larga: Safo 2, 15 D. όλιγω ’τηδεΰης; Sóf., A nt. 801 ηδη ’y¿)· v ersa ,

85. — C r a s i s (κρασις, mixtio) es la mezcla de vocales o diptongos que pertenecen a vocales contiguas en una vocal larga o en un diptongo, según las reglas de 50

contracción: Aristóf., A v. 982 τάττόλλωΐΌΐ = του ' k -κόλλωρο?; Euríp., Andr. 888 κε’υ τυχοϋσα = xotl ευτυ­ χούσα. El signo de la crasis es la CORONIS (χορωνίτ, in f lectio, curvitas), cuando a la vocal contracta sigue una consonante: ταλλα. Si, por el contrario, sigue una vocal, el signo se omite: ωριστοτ — ο αριοτοϊ. 86. — S inalefa (συναλοιφή, commixtio) es la pro­ nunciación de dos vocales o diptongos, al final de una palabra y principio de otra, en una sola emisión de voz, de manera que el sonido de entrambas vocales^ dipton­ gos permanezca sensible: Saf. 1, 11 D. ωρανω aÎâegos', Anacr. 64 D. φιλεω ου τ ’ donde está explícitamente atestiguada28 la sinalefa de eco con ου. 87. — Sin Icesis (συνίζησή, coniunctio) o SINÉRESIS1 (συναίρεσα, contractib) es la pronunciación de dos vo­ cales pertenecientes a una sola palabra en una emisión de voz: ϊΐηληιάδε^, διiqlv monosílabo en Sóf., Ed. Rey 640, Δ ú monosílabo en Pínd., Olímp. 13, 106 (149). 88. — D iéresis pro só d ica {διαίρεσή, divisio) consis­ te en distinguir los elementos de u n diptongo propio o im propio irais, αϋπνο$, ευ por eu, Euríp., Iph. A. 836 Νηρήίδος, pero en 819 N ^ijó o s.

89. — M etátesis cuantitativa (μετάάεσις, transpositio) es el cambip de cantidad de dos vocales contiguas: 28 C h o e ro b ., in H eph., p. 209, 19 y ss., C.

51

genitivo plural ayogéoiv al lado de áyogáuv, λεώς por λαός. 90. — M e t á t e s is c o n s o n a n t ic a o h ip é r t e s is (ΰπεριϊεσι,ς, transpositio) es el cambio de consonantes en relación con la exigencia métrica (no sucede siempre): καρδία y χραδίη, κράτος y κάρτος, τέταρτος y τετρατος. 91. — A pó c o pe (αποκοπή, abscissio) es la caída de una vocal breve final ante una palabra que empieza por consonante. Las preposiciones ává, κατά, παρά, y más raramente από, επί, υπό, περί, ποτί, άμφί y la conjun­ ción αρα, están sujetas a la apócope: άμβάλλω por αναβάλλω, άμμέσον por άνά μέσον; como se ve, la con­ sonante de la voz apocopada se asimila a la consonante inicial de la voz siguiente. 92. — Sín c o pa (συyκoπή, contusio) es la caída d e là vocal breve interior: πρόχνυ = προ + yóvv, τίπτε por τί ποτε. 93. — E péntesis (επενόεσις, insertio) o anaptixis (άνάπτυξις, sursum eiectio) se llama la inserción de una vocal (e, a y más raramente ο, i) entre dos consonantes (muda con líquida, líquida con muda, líquida con líquida) στυφελός por στυφλόs, πλόκαμος al lado de πλοχμός. 52

94. — T mesis (τμήσις, sectio) es la separación de los elementos de un compuesto: Od. VI, 140 hx δέος βΐΚβτο Υνιών, o la separación de una voz entre dos cólones o versos: Saf. 2,11 ss D.: βπιρρόμ- ßeiai. En realidad aquí la tmesis existe en relación con la colometría (párrafo 64), pero no como hecho fonético, en cuanto que el co­ lon 11 está íntimamente unido al siguiente y forma con él un todo único.

95. — A p ó c o p e , sín c o pa , epén tesis y tm esis no per­ tenecen al ámbito de la prosodia; son artificios técnicos a los cuales podían recurrir los poetas en la composición de sus versos.

96. — H i a t o (hiatus) o CASMODIA (χασμωδία, hiulca compositio) es la colisión de vocales o diptongos en sílaba final e inicial de palabras contiguas. En Homero el hiato se produce esencialmente en la arsis (tiempo fuerte) y delante de cesura, cuando las vocales largas y los diptongos mantienen su cantidad sin abreviación en hiato, de la cual hablamos en el párrafo 75. El hiato es aparente, cuando la vocal final precede a la inicial de una palabia que originalmente comenzaba con digam­ ma + vocal: Od. I, 64 -ποιόν ae (F)e7ros ipbyev. . .La ce­ sura femenina después del tercer troqueo, y la diéresis bucólica atenúan el hiato con la pausa ligera que les es inherente: II. III, 376 xeiv-η > / > y >

ταυτ

αρβστ

βι,η

Sóf. Ed. Rey, 1096. Aquí, el segundo pie está sincopado. 109

173. — En este célebre asinarteto (párrafo 257) de Arquiloco 107, 1 D., al itifâlico precede un enoplio procéfalo (párrafo 118): Έρασμονίδη Χ αρίλαε χρημά

to i

U — U U — U U —U I — U —

110

yékoTov U — U

VII CRÉTICOS, PEONES Y BAQUIOS49

49 La forma española de βαχχεΐος y ·κα\ιμβαΗχαοϊ es baquio y antibaquio; en este último término, también parece correcta la forma “palimbaquio”.

174. — Los METROS CRÉTICOS, PEÓNICOS Y BAQUIOS tienen cinco tiempos y, habida cuenta de la relación de 3 a 2 ( U U U : U U ) o d e 2 a 3 ( U U : U U U) que hay entre su arsis y tesis, pertenecen al género hemiolio (yévos ημώ\ιον, genus sescuplex) . Sus formas son las siguientes: 1) peón primero50

— u u u

2) peón segundo

U — u u

3) peón tercero

U u — u

4) peón cuarto

u u u —

5) pentabraquio51

u u u u u

6) baquio

u —— '

7) antibaquio52

—— u

8) crético53

— u —

9) peón epibato54

50 En griego ταιάν y ταιάν. 51 También se llama οριίιοί arduus, altus y agit fyios, numeran­ dus.

52 También es llamada dionysius. 53 También es llamado a n f ím a c r o (amphimacrus). 54 Según A r ís t id e s Q u in t i l ia n o , p. 38 y ss. Meibon, el peón epibato (παιων ίιηβατός), que evidentemente pertenece a la melopeya, estaba constituido por una arsis (tiempo fuerte) larga, por una tesis (tiempo débil) larga, por dos arsis contiguas y por una última tesis lar­ ga.

113

175. — De créticos, peones y baquios, hay d ím e tro s , t r í m e t r o s Y t e t r á m e t r o s , y de los crético-peones, hay también p e n ta p o d ia s y h e x a p o d ia s . En los cólo­ nes y versos crético-peónicos, el crético es tenido como la forma primitiva de la cual, mediante la solución de las largas y por anaclasis, se determinan los otros pies.

METROS CRÉTICO -PEÓNICO S

176. — T etrám etro crético a c a ta léc tic o . Junto a la forma pura de cuatro créticos, presenta otra con solu­ ción en alguno o en todos los pies: μerà ôe y&v ύ δ α τ ά τ ’ ωκβανον ηφανισε Νύξ

U U U — U U U

— UUU

— UUU — Delph. 4 D.

177. — Es raro el tetrámetro cataléctico usado como cláusula de un sistema. Cf. Aristófanes, Av. 246. 114

178. — P e n t á m e t r o c r é t i c o a c a t a l é c t i c o . E s lla­ mado te o p o m p e o , ya que fue usado por Teopompo, poeta de la comedia antigua: π ά ν τ a y a â à δη y é y o v e v ά ν δ ρ ά α ιν βμψ άττο συνουσίας

— UUU

— UUU

— UU

U — UU

U — U—

Teopompo, fr. 38 Κ. Aquí, el crético no aparece sino en el ú ltim o pie; en los otros está sustituido por peones primeros. 179. — H ex ám etro crético c a ta léc tic o . Es usado por Alemán, sin solución del pie fundamental: α κ ρ ’ e-π' α ν ϋ η κ α β α ίν ω ν , α μη μοι âiyrjs τω κ υ π α ιρ ίσ κ ω

— υ ------- υ ----------υ - —

υ --------- υ --------------

Alcm. 36, 2 D.

180. — En la comedia hay elementos trocaicos y crético-peónicos que están reunidos en unidad rítmica: ουδίν earl ά η ρ ίο ν yuvaix~os άμαχω τβρον

_ u — u — u— u — u u u — u u Aristóf. Lisfstrata, 1014. 115

181. — En las estrofas, en las cuales aparecen metros crético-peónicos, éstos se alternan con metros trocaicos, a veces en responsorio. 182. — De metros crético-peónicos con muchas solu­ ciones únicamente existen los Himnos délficos a Apolo, acompañados de anotaciones musicales55.

BAQUIOS Y ANTIBAQUIOS 183. — Los metros baquios, de uso muy reducido, se encuentran en él drama y en la lírica coral. Se presentan como elemento de dos o más pies; no siempre es fácil de­ terminar si, en las estrofas, están como dipodias, tripodias, etcétera, o bien, como dimetros o trímetros. El úl­ timo pie cataléctico de los metros baquíacos asume el as­ pecto de yambo U — [—]. Los otros pies no admiten mucho las licencias de los crético-peónicos. Los baquios normalmente se alternan con otros metros como, por ejemplo, con los yámbicos. En su nomos “ Los Persas” , Timoteo hace que incluso unos baquios sigan a cólones de varias especies. 184. — De los versos largos baquíacos, el menos raro es el tetrámetro: 55 Cf. I a n , M usici Scriptores. Supplementum, p . 8 y ss.; P o w e l l , Collectanea Alexandrina, p . 141 y ss.

116

u — — u —— u —— u ——

185. — Los metros antibaquios no aparecen sino tardíamente. Un ejemplo de trímetro antibaquíaco es el siguiènte: σο\, Φοίβε, Μοϋσαί re σΰμβωμοί

fr. mei. adesp. 25 D.

117

VIII METROS JÓNICOS

186. — Las formas puras de los pies jónicos son el άττο μ β ί ζ ο ν ο $ , ionicus a maiore) ------ U U y el JÓNICO m e n o r (Ιωνικοί α π ’ ’eXáaaovos, ionicus a minore) U U ----- ; en ellos, res­ pectivamente, la arsis precede con movimiento ascen­ dente, o sigue con movimiento descendente57. Dada la relación de 4 a 2 que hay entre arsis y tesis, los jónicos pertenecen al género doble (cf. párrafo 19). JÓNICO56 M AYOR ( Í u v lx - o s

187. — De la, contracción de las dos breves en una larga y de la solución de las largas o de la contracción y solu­ ción aplicadas simultáneamente, resultan las siguientes variedades de los jónicos mayores y menores:

1) 2 3) 4) 5) 6) 7) 8)

1) ------ U U 2) - 3) U U— U U 4) — U U U U 5) Ú U U U U U 6) ú U -----7) — U U — 8) Ú U U U —

U U — U ) - - UU Ú U — UU — U U UU Ú U U U _ Ú U— ----- U U — Ú U U U

56 La denominación “jónico mayor” y “jónico menor” es impro­ pia, porque ni uno es mayor ni es menor el otro; la inexactitud se debe a la corrupción braquilógica de ionicus a maiore y ionicus a minore. Los nombres indican relación con los jonios de Asia Menor y de las islas vecinas. 57 Los movimientos más bien parecen ser al contrario (cf. párrafo 20). (Ν. del T.).

121

188. — Una larga irracional podía sustituir a la última breve del jónico mayor y a la primera del menor, de ahí los esquemas siguientes: ------U U; U U -------- . Tenia mucha aplicación la anaclasis (párrafo 45); aquí se trata de un cambio de la larga final de un jónico menor con la 1 2 breve inicial del jónico menor siguiente: U U ------ , U 2 1 U ------ = U U — U, — U --------o del cambio entre sí de la larga y la breve en el interior del jónico mayor: — 1 2

2

1

— U U = — U — U .A veces el jónico menor está sin­ copado U U — [—], tomando el aspecto de un anapes­ to. El ictus probablemente estaba sobre la primera larga, ya que las dos largas formaban la arsis.

JÓNICOS MAYORES De los jó n icos y TETRÁMETROS.

mayores

hay

d ím etr os , trím etros

a c a ta léc tic o . Se llama cleom a debido a Cleómaco, que vivió durante la primera mitad del s. Ill a. C. El primer jónico puede tomar, por anaclasis, la forma del ditroqueo; el segundo se presen­ ta, a veces, como un moloso:

189. — D ím etro

queo

rís την ύδρίηρ υμών — s — U U----------- Tomado de Heph. p. 35, 15 C. 122

190. — T rím etro sis:

a ca ta léctico ,

Admite la anacla-

Κ ρ η σ σ α ί νύ ττοτ ώ — u u. ’Φ άττφ ’ ή μ ά ν σ a e x o i a ’ ά τ τν Κ ιμ π ά ν ϋ )

-- ------------ | u u —

UU -

υ -

Safo 96, 6 D. Las cesuras están después de la arsis del primer dác­ tilo o después de la arsis del tercero68 o en ambos luga­ res, y a veces no existen. Hay quienes piensan que la pentapodia eólica es un tetrámetro dactilico eólico69; a esta hipótesis se opone la presencia de la base y el hecho de que un pie dactilico acataléctico no se adapta como cláusula de una estrofa. 237. — Sá fico m a y o r . Únicamente se encuentra en Horacio, Carm. I, 8: te déos oro, Sybarin cur properes amando 68 Véase la nota 67. Parece imposible que haya cesura después de la arsis del tercer dáctilo, puesto que no hay tres dáctilos; por tanto, es más razonable pensar que la cesura debe estar después de la arsis del segundo dáctilo. De hecho, en el ejemplo citado, hay cesura después de la arsis del segundo dáctilo (-οισ’| ά ττυ-):(— | U U ), aunque sea menos importante que la señalada, en el ejemplo, mediante la línea vertical, es decir, la que está después de la arsis del primer dáctilo. (N. del T.). 69 Cf. S c h r o d e r , Grundriss der griechischen Versgeschichte, Heidelberg, 1930, párrafo 197.

149

Los fragmentos de Safo, 90 y 131 D, sobre cuyo mode­ lo, según algunos métricos, el poeta latino habría mode­ lado el sáfico mayor, son, en realidad, tetrámetros coriámbicos catalécticos: cf. párrafo 215, 61.

238. — E ndecasílabo a lc a jc o . Además de darse en la estrofa alcaica, se encuentra, aunque raramente, en la lírica dramática. Se compone de una tripodia yám­ bica cataléctica + un dáctilo + una dipodia trocaica cataléctica: JJ — U — U | — U U — U J J . La diéresis después de la tripodia yámbica no es constante como en Horacio. Άσνννέτημι των ανέμων στασιν u. — U — U I — u u —

u u

Alceo 30, 1 D.

239. — D odecasílabo a l c a ic o . Hay dos esquemas de él. El primero coincide con el endecasílabo, excepto en la dipodia trocaica final, que es acataléctica; por tan­ to, tiene una sílaba más: εγω μεν οι5 δέω ráóe μαρτΰρενταs U — U — U— u

u —u

— u

Alceo 64 D. 150

El otro corresponde, en el segundo colon, al alcaico endecasílabo; sin embargo, su tripodia yámbica del pri­ mer colon es acataléctica en lugar de ser cataléctica; por tanto, tiene una sílaba más: χ α Χ ά σσομ εν ôè rä s ά υ μ ο β ό ρ ω Xvas

u — u —

U —

— ü u — u—

Alceo 43, 10 D. 240. — A s c l e p i a d e o m e n o r . Se llam a así por Asclepiades de Samos, que vivió al principio del s. m a. C. Se compone de doce sílabas agrupadas en dos cólo­ nes eólicos: el primer colon se compone de una base + un dáctilo + una larga; el segundo, dé un dáctilo + una dipodia trocaica cataléctica: O O - U U — |— U U — U —: r¡Xáes e x τ ε ρ ά τ ω ν y â s εΚ εφ α ντίνα ν

------------- υ U — I — I T U — U —

Alceo 50, 1 D. A veces, como en el siguiente ejemplo, falta la diéresis del final del primer colon: χ τ έ ν ν α is ά ν δ ρ α μ α χ α ίτ α ν βασιΧ ηίω ν

-------- ------

U U --------υ υ

—υ —

Alceo 50, 5 D. 151

Excepcionalmente puede ser larga la penúltima sílaba del asclepiádeo menor; ello muestra que las últimas sílabas eran una verdadera dipodia trocaica cataléctica — U — y no un dáctilo con la última sílaba ambigua70. 241. — A sclepia d eo m a y or . Es un asclepiadeo me­ nor que tiene insertada, después del primer colon, una dipodia dactilica cataléctica in syllabam (se trata, en re­ alidad, de una dipodia eólica cataléctica con tesis bisilá­ bica en el primer pie); así, tiene la apariencia de un co­ riambo. El verso consta de 16 sílabas: O O — U U —

— u u — u u Mrjdev άλλο φυτβΰσρς πρότβρον δένδρων άμπέλω — U — U U -------U U ----------- U U — U —

Alceo 97 D. Tanto en el asclepiadeo menor como en el mayor, la penúltima sílaba, en la dramática, puede ser larga. 242. — En Safo hay asclepiadeos mayores que carecen de la última sílaba; por tanto, son de quince sílabas: καττύπτβσόβ, χόραι, καί xaregeixeade κίύωνα% -------------U

U —



U U --------- U U — U

Safo 107, 2 D. 70 Es rara la forma cataléctica del asclepiadeo menor: ----------- U U — I — U U — U [U ],

152

243. — También hay asclepiadeo de 17 sílabas, es decir, con la dipodia trocaica final acataléctica: πέτρ ijs es

π όλ ιον χ ΰ μ α χοΧυμβέω11 μ ίϋ ύ ω ν

----------- U U ---------- U U U



’έρωτι-

U U - U - U Anacr. 17, 2 D.

El versa fue llamado sim m ia cu m , a causa del poeta y gramático Simmia, que vivió hacia la mitad del s. ΙΠ. En los asclepiadeos griegos, las diéresis y cesuras no están sometidas a una norma severa, como en Horacio. 244. — T etradecasilabo sá fic o . E s una hexapodia eólica que se compone de una base + tres dáctilos + una dipodia trocaica cataléctica; se presenta bajo la for­ ma de un gliconio que tiene insertados dos dáctilos: O O - U U < — U U — U U > — U JJ_. Algunos piensan que se trata de una báse eólica y cuatro dáctilos. Contra esto valga la objeción hecha contra aquella hipótesis se­ gún la cual la pentapodia eólica (párrafo 236) era un tetrámetro dactilico eólico:

φαμα δ’ r¡\de κατά τΐτοΚιν ενρύχορον ψί\οι$ ------ — U U —

U U — U U — U — Safo 55a, 12 D.

71 -ßtü> es una sola silaba.

153

A veces, carente de la última sílaba y, por tanto, redu­ cido a trece sílabas, el tetradecasílabo sáfico tiene un fi­ nal trocaico o espondaico, como el hexámetro heroico: r¡Qos ’á yyekos ιμβρόφωνοϊ αηδών —

υ — u u — u u — u u—— Safo 121 D.

El verso está sin cesura sensible.

245. — E strofas e ó lic a s . Muchos de los versos y có­ lones que hemos descrito están unidos en composición monostrófica.

246. — E strofa sá fic a . Se compone de tres sáficos menores (párrafo 234) y de un adonio (párrafo 222). Los dos primeros sáficos no siempre están unidos por la sinafía (párrafo 35), es decir, admiten a veces sílaba fi­ nal ambigua y hiato con la sílaba inicial del verso si­ guiente. La sinafía. avecina el tercer sáfico al adonio, los cuales, en realidad, forman un solo verso. Por este mo­ tivo, algunos filólogos han dispuesto la estrofa sáfica no en cuatro versos, sino en tres. En realidad, se trata de distribuciones colométricas que, siendo distintas a la vista, no implican diferencia desde el punto de vista métrico: 154

Oo — ü — u u — u — u o o — 0 — u u — u — Ü o o — u — u u — u — u

247. — E strofa a l c a ic a . Está compuesta de dos endecasílabos (párrafo 238) + un eneasílabo (párrafo 229) + un decasílabo (párrafo 231) alcaicos. No se ob­ serva la sinafía entre cada uno de sus elementos. Tam ­ bién la estrofa alcaica ha sido dispuesta en tres versos por algunos filólogos, debido a la posible unión del eneasílabo con el decasílabo. Sin embargo, dada la ausencia de la sinafía, tal unión no se justifica. En todo caso, se trata de un cambio en la distribución colométrica; ello no trae consecuencias desde el punto de vista de la cohesión rítmica: ü — u

— ü —u u

— u u

ü — u

— ü — U U — U .IJ

ü — u

— ü —u — ü

— u u

— u u — u —

u.

248. — Del entreteje de varios cólones y versos eólicos surgieron otras estrofas en la poesía eólica; ellas llevan impreso el carácter de la espontaneidad y frescura. Dos gliconio s se unen a la pen t a po d ia eó lic a (párrafo 236) en Safo 96 D; la pentapodia eólica es un verso de once sílabas más ágil que el llamado endecasílabo sáfico 155

por antonomasia. También hay estrofas formadas de un primer colon constituido por g l i c o n i o precedido de c r é t i c o ; a tal colon sigue un g l i c o n i o y un f a l e c i o , cf. Safo 98 D. También hay dísticos formados de d i p o ­ d i a y á m b i c a + g l i c o n i o y de un a s c l e p i a d e o me­ nor, que se alternan en Alceo 43 D.: j J u_ u — u u — u u — u _ u U_JJ — u u -------u u — u u

249. — Los nuevos descubrimientos papirológicos con­ firman que los poetas eolios eran infatigables creadores de ritmos y metros armonizados en ágiles estrofas.

MEDICIÓN DE LOS METROS EÓLICOS

250. — Se reducen, esencialmente, a tres: la d a c t i l i ­ c a , la c o r i á m b i c a y la de los d e r i v a c i o n i s t a s moder­ nos. Tomemos como ejemplo un asclepiadeo menor: O O — U U — I— U U — U U , 251. — Según la m e d i c i ó n d a c t i l i c a , el verso se com­ pone de dos hemistiquios separados justamente por la diéresis. El primero se compone de una base, de un dácti­ lo y de un espondeo cataléctico; el segundo, de un dác­ tilo y de una dipodia trocaica cataléctica: O O, — U U , 156

— I — U U , — U , —. Hay que tener en cuenta que la medición dactilica, conocida entre los métricos latinos, generalmente ha sido adoptada por los filólogos del s. X IX , aunque con una variante en la interpretación rítmica. Ellos, en efecto, para obtener la equivalencia de los distintos pies, suponían que el dáctilo “ cíclico” asumía la misma duración del troqueo: cf. párrafo 271. 252. — Según la m e d í c i ó n c o r i á m b i c a , que más bien debía llamarse h e x á d i c a , es decir, por pies de seis tiempos, o a n a c l á s t i c a , teniendo en cuenta las va­ riaciones del coriambo por anaclasis, el asclepiadeo me­ nor resulta constituido por un primer metro que apare­ ce, con motivo de la base, también bajo el aspecto de un antispasto U ------ U o de un ditroqueo — Ü — U , por un segundo metro que es un antispasto, y por un tercer metro que consiste en una dipodia yámbica acataléctica O O — U , U ------ U ,U — UJJ_. Esta es la medición de H e f e s t i ó n , adoptada por Gleditsch y Masqueray. Puesto que ella no cuida de la naturaleza del primer pie, es decir, de la base eólica, ni de la diéresis que separa e individua los dos cólones, viene rectificada, por ejemplo en Koster, en la forma siguiente: O O, — U U — |, — U U —, U —, de manera que se tiene una base y un co­ riambo en el primer hemistiquio, y un coriambo y un yambo en el segundo. 253. — Según algunos d e r i v a c i o n i s t a s modernos, el asclepiadeo se compone de dos cólones primitivos que se identifican con los esquemas polimorfos del docmio (cf. párrafo 284): 157

u

u - u u

- + - u u - u u

.

254. — Ahora bien, si sobreponemos las cuatro medi­ ciones, cuatro, si se tienen en cuenta las dos coriámbicas, comprobaremos que concuerdan en un elemento esencial: la sede del ictus. medición dactilica

o o, — u u, — I— u u, — u, JJ

medición cor. I

o o - u , u

medición cor. II

O O, — U U —I — u u —, u u .

medición de los deriv.

OO

U U

- | - U , U - U i

1 -i- u U

u¿

Téngase en cuenta el hecho de que en los pies de seis tiempos, como el coriambo, el antispasto, el ditroqueo y el diyambo, los ictus caían sobre las dos largas. Algunos suponen que existiría un ictus principal, indicado con un acento agudo, y un secundario, indicado con un acento grave; así, por ejemplo: — U U — , U — — U , U — U —, — U — U . Sin embargo, aunque se admita que la hipótesis tenía un fundamento en los datos de hecho (cosa un tanto dudosa), puede observarse que el ictus se­ cundario, en cuanto acentuado con menor energía, era siempre un ictus. En cuanto al docmio, elemento consti­ tutivo de los hemistiquios del asclepiadeo menor, según los derivácionistas, era un colon con arsis estables repre­ sentadas por las largas, y tesis móviles que podían concretarse en una o dos breves, o bien, estar latentes. Sobre las arsis, por tanto, caía el ápice rítmico señalado con un punto, al que nosotros llamamos ictus, cuya existencia niegan los derivacionistas. 158

255. — Hechas con mero fin descriptivo, las cuatro me­ diciones reagrupan en pies y en metros diferentes las sílabas del asclepiadeo menor; sin embargo, no alteran la esencia rítmica. Distintas para el ojo, suenan iguales al oído. A nosotros, por tanto, no nos está cerrada la posibilidad de sentir, con las limitaciones arriba señala­ das (párrafo 68), las armonías de los versos cólicos. 256. — Blass 72, habiendo observado que el gliconio

con base yámbica U ------ U U — U — es definido por Aristides Quintiliano como ίαμβοί άπο, βακχείου, esto es, colon yámbico con un antispasto al principio, y que con el nombre de baquios, los rítmicos antiguos comprenden no sólo1antispastos, sino tapibién coriam­ bos y jónicos, pensó distinguir con el nohibre de κατά βακχεϊον e’tôos los cantos de Baquilides compuestos de versos de tipo eólico7^,

7“ Bacchylidis carmina. 3a. ed. ... Lipsiae 1904, p.

x l ix .

-1 Consagrada por W e il y B l a s s , la medición cotiámbica, o mejor, hcxádica, h a pasado a los manuales de M a s q u e r a y , de G l e d it s c h (3a. edición) y de K o s t e r . La medición dactilica, aplicada también por M a s q u e r a y a metros latinos de imitación eólica, está implícita en la M etrik de M a a s , ya que los metros eólicos griegos, desde su punto de vista, se constituyen por arsis estables y tesis móviles de una o dos breves, por tanto, troqueos y dáctilos, y es aplicada sistemáticamente a la lírica monódica y coral por W. R. H a r d ie , por P. K ik a u k a , M ètres de la poésie grecque m onodique, Riga 1931, por A n t . K o l A r , D ie Logaöden, Bratislava, 1933, por T e o d o r o R e in a c h en su última edición de Alceo y Safo, París, 1937. En mis Problem i, he intentado demostrar por qué hay que preferirla.

159

XI ASINARTETOS

257. — Se llaman ASINARTETOS (α σ υ ν ά ρ τη τα , sc. μ έτρ α , m etra n o n connexa) los versos que resultan de la yuxtaposición de cólones de distinta naturaleza, es decir, de pies de cuatro y tres tiempos. Entre los cólones que están separados, aunque no siempre, por la diéresis, se admite el hiato y la sílaba ambigua. A los versos de este tipo también se les da el nombre de e p i s í n t e t o s (β π ισ ΰνϋ ετα , se. μ έτρ α , m etra com posita), en compara­ ción con los simples ( χ α ΰ α ρ ά , sim plicia), como los he­ xámetros dactilicos y los trímetros yámbicos, o con los m i x t o s ( μ ι κ τ ά , m ixta ), como los logaedos, en los cuales los pies alomorfos no son individuables en cólones dis­ tintos, sino que son réductibles a unidad rítmica en un complejo único. Escritos en una sola línea, los asinartetos podrían estar escritos en dos, ya que están formados con miembros fácilmente separables. Los asinartetos más conocidos son los siguientes: 258. — E n o p l i o p r o c é f a l o (párrafo 118) + c o (párrafo 173): Έ ρ α σ μ ο ν ίδ η Χ α ρ ί λ α ε , χρημέχ

U — U U — U U —U

259. —

Tetrám etro

toi

I —U

it if á l i-

yeXoïov

— U —U Arquil. 107 D.

d a c t íl ic o a c a t a l é c t ic o

+ it i-

FÁLICO (VERSO ARQUILOQUIO): τοΓοs γ ά ρ φιΧότητος ε ρ ω ί ύττο χ α ρ δ ίη ν βλυσϋείΐ

----------- U U - U

\

υ—

U

163

υ I — υ— υ

--------Arquil. 112 D.

En el ejemplo que sigue, excepcionalmente está alar­ gada la última sílaba del dáctilo: κ α ί βησσαί ορ ίω ν δυσπαιπαΚους, oíos ήν β τ ’ ηβης

----------- U U --------------U — I — u

— u

--------

Arquil. 116 D. La licencia se debe al hecho de que al final del colon se admitía la sílaba ambigua.

260. — T r í m e t r o d a c t i l i c o c a t a l e c t i c o {penthe­ m im eres) + d ím e tr o y ám b ico a c a t a l é c t i c o :

άΧλά μ ο λ υ σ ι μ έ λ ψ , ώ ’τ α ιρ ε , δά μ να τα ι πόθο*

— υ υ —υ

U —

I— — υ — υ — υ υ Arquil. 118 D.

261. — E le g iá m b ic o (llamado tam bién encom iologicum , se. m etru m ). Está form ado de t r í m e t r o d a c t i l i ­ c o c a t a l é c t i c o {penthem im eres), y de una t r i p o d i a y á m b ica c a t a l é c t i c a :

ο ρ σ ό λ ο π ο ί μ ϊν ’Άρη$ φ ι λ έ ϊ μβναίχμην —

υ υ — υ υ —I υ — υ — — Anacr. 74 D. 164

262. — Ya m b ie leg ía c o . E s un elegiámbico con los dos cólones en orden inverso:

πρώτον μεν ζϋβουλον θέμιν ουρανίαν _ _

υ

------------ U U — U U — Pind. fr. 30, 1 Schröder.

En este yambielegíaco falta la diéresis. 263.

— DÍM ETRO YÁMBICO ACATALÉCTICO + L E C IT IO

(párrafo 170): Αημητρο$ àyvrjs χα'ι Κόρης την πανή^υριν σέβων ------ U -------------- U — I — U — U — U — Arquíl. 119 D. 264.

— D I m e t r o YÁMBICO ACATALÉCTICO + ITIFÁLI-

c o (párrafo 172): eveOT ’Απόλλων τω χορω· τηϊ Χύρτ/s άκούω74 U —

U — — — U — I — U — U ---------Calim. Iamb. 15, 1 Gallavotti.

74

Cf. C a l u m a c o , I l libro dei Giambi, bajo el cuidado de C a r l o

G a l l a v o t t i , p. 67. En el lema de las Diegheseis, c. X , v. 6, únicamen­

te se cita el primer colon, es decir, el dímetro yámbico. Que esto se im­ puta a la naturaleza epódica de la composición, está confirmado por el P apiro Berl. 13417, que contiene, fragmentada, la continuación del

165

265. — V e r s o p l a t ó n i c o . Se llama así por causa de Platón, poeta de la comedia antigua. Se forma de dos tripodias dactilicas catalécticas entre las cuales está en­ cunada una tripodia yámbica cataléctica: X a T g e 7r a X a i o y ó v u v

— U U —U U —

άνδρώ ν

όβ α τω ν

ÇvXXoye

-------U-----------— U U

π α ν το σ ό φ ω ν

— U U—

Plat. fr. 90 K. 266. — V e r s o p i n d á r i c o . Se compone al contrario del platónico, es decir, consta de dos t r i p o d i a s y á m b i c a s c a t a l é c t i c a s entre las cuales se inserta una t r i p o d i a d a c t il ic a

{penthem im eres ):

os κ α ι TVTreh a y v ÿ πβΧέκβι τέκ βτο ξ α ν ά α ν Ά ά ά ν α ν

----- υ -----------υ υ — υ υ -----------υ ------Pind. fr. 34 Schröder. 267. — La técnica asinartética, es decir, la unión de có­ lones, o versos, de distinta naturaleza, se extiende del ámbito del verso a parejas de versos desiguales, mayor el primero y menor el segundo, con el tipo de composimismo carmen, precisamente en donde se alternan el dimetro yámbico y el itifálico. H e f e s t ió n , p. 53, 10, al que seguimos, reúne los dos cólo­ nes en un solo verso, el e u r ip id e o t e t r a d e c a s íl a b o . Todo esto confir­ ma que la disposición de cólones asinartéticos en una o en dos líneas era un simple artificio colométrico.

166

ción dística, llamada epódica, que es creación de Arquíloco. En Epodos y en algunas odas, Horacio muestra ejemplos abundantes. En Arquíloco tenemos el h e x á m e t r o dactilico unido con el d í m e t r o y á m b i c o c a t a l é c t i c o ; el TRÍMETRO y á m b i c o ACATALÉCTICO, con el t r í m e t r o d a c t i l i c o c a t a l é c t i c o (penthemi­ meres); el t r í m e t r o y á m b i c o a c a t a l é c t i c o con el d í ­ m e t r o YÁMBICO AC a t al é c t i c o ; el TETRÁMETRO DA C­ TILICO + i t i f á l i c o alternando con el t r í m e t r o y á m ­ b i c o a c a t a l é c t i c o . El único ejemplo de h e x á m e t r o h e r o i c o acoplado con t e t r á m e t r o d a c t i l i c o c a t a ­ l é c t i c o lo ofrece el “ Himno a Deméter” , descubierto hace poco en un papiro del s. m a.,C.:

ύμνον Αήμητρος πολυωνύμου α ρ χο μ α ι ιστουν δ ίπ λ α κ ’. ακούσατε, δεΰτε, μέλισσαι.

-------------- υ υ — υ υ — υ υ ------ υ υ - υ υ - υ υ ----Α ν ο ν ιμ .

hymni, 1, 4 ss. D.

De tal tipo de composición, Horacio ofrece tres ejemplos: Epodos, 12; Cármenes, I, 7 y 28.

268. — El acercamiento de cólones de naturaleza dife­ rente aparece ampliamente en la lírica coral y dramáti­ ca. El acercamiento es amplio, por ejemplo, en los

167

dáctilo-epítritos. Sin embargo, convencionalmente, el nombre de a s i n a r t e t o se limita únicamente a los cólo­ nes reunidos en un solo verso y al dístico75.

75 El PRIAPEO es un asinarteto compuesto de un gliconio (párrafo 223) y de un ferecracio (párrafo 224), con las acostumbradas licencias, en la base de cada uno de los componentes.

168

XII LOGAEDOS

269. — L o g a e d o s , según una antigua etimología, son los versos que reúnen en unidad rítmica a los pies de la άοώη (dáctilos) y a los pies del Xóyos, discurso común (troqueos). La definición se extiende, por analogía, a los versos que se componen de anapestos y yambos. Es rara en ellos la sustitución de una larga por dos breves o de dos breves por una larga. 270. — Para obtener la i s o c r o n í a de los pies de cuatro y tres tiempos, los métricos del s. xix suponían que se ! 2 11 2 abreviaban los primeros (— U U = — U ; U Ü — = 1

2

6

3

3

8

4

U —), o se alargaban los segundos (— U U = — U ; 3

3

6

4

8

U U — = U —). Actualmente se admite la coexisten­ cia de pies de naturaleza y extensión diversas, dentro de la misma unidad métrica. 271. — P s e u d o l o g a e d o s . Se llama así a los versos de tipo eólico (ferecracio, gliconio, alcaico endecasílabo, etc.) que, según la mayoría de los métricos del s. x ix , se descomponían en pies de tres tiempos, con la inserción de un dáctilo que, a su vez, se llamaba c í c l i c o y tam­ bién valía tres tiempos; así, por ejemplo, un ferecracio 2

1

2

resultaba dividido de la siguiente manera: — U , — 1 2 1 U , — U , sin tener en cuenta la cantidad fluctuante de las dos primeras sílabas (base). La hipótesis del dáctilo cíclico, debida a una interpretación inexacta de un pasa171

je de Dionisio de Halicarnaso, De comp. verb. 17, ac­ tualmente ha sido abandonada.

272. — Hay dáctilos logaédicos en los cuales, a los dác­

tilos, siguen unos metros trocaicos: a) tetrapodias, b) pentapodias, c) hexapodias, d) heptapodias, que pueden ser acatalécticas o catalécticas: a)

u U, — U U, — U, — ¡J76 u u, -

b)

u u, — u, u

u u —u u —u u —u —u u u — UU — UU — UU

c)

u u — u u — u u — u u — u — CJ uu —uu —uu —uu —u

d)

¡J

UU — UU — UU — UU — UU — U —ü — UU — u u — u u — u u — u u — u ü

76 En a, distinguimos los metros mediante unas comas. Recuérdese (párrafo 22) que, si se trata de dáctilos, el metro es la monopodia, y si se trata de troqueos, la dipodia; sin embargo, los troqueos logaédicos son, según parece, un caso especial (párrafo 270): el troqueo se alarga a fin de igualarse con el dáctilo, o viceversa. De esta manera, el tro­ queo, al estar igualado con el dáctilo, también está medido por monopodías, y lo que parecería ser trímetro — U U , — U U , — U — U es tetrapodia — U U , — U U , — U , — [U ] cataléctica o acatalectica. (N. del T.).

172

273. — La p e n t a p o d i a ACATALÉCTICA toma el nombre de verso p r a x i l e o a causa de Praxila de Sición, que vivió hacia el 450 a. C.: xagäeve τάν κβφαλάρ, τα δ’ eveqûe νύμφα — υ υ —

υ υ —

υ

υ — υ

------ -

Praxila 3, 2 D . 274. — La t e t r a p o d i a CATALÉCTICA recientemente ha sido señalada con el nombre de v e r s o i b i c i o , en vis­ ta de que lo usó íbico: ηρι μίν a ï re Κνδωνιαί

—U U — U U —U — íbico 6, 1 D. 275. — Tanto el p r a x i l e o como el i b i c i o tienen un es­ quema con anacrusis:

j j — UU — UU — UU — u — ü U-UU-UU-UÖ 276. — Los a n a p e s t o s l o g a é d i c o s se cierran con una dipodia yámbica cataléctica o con un solo yambo. Al primer tipo pertenecen elementos que se extienden desde la tripodia hasta la heptapodia; al segundo tipo pertene­ cen tetrapodias, pentapodias y hexapodias77. 77 U na dipodia (metro) anapéstica unida a una dipodia (metro) yámbica acataléctica se llama m e t r u m c y r e n a i c u m :

UU — UU — u — u — .

173

277. — La

H EXAPO DiA c a t a l é c t i c a se llama a r merced a Arquébulo de Tebas, que vivió ha­ cia el año 250 a. C. y lo usó κατά στίχον. U U — U U — U U — U U — U ----- .E n Calimaco, el primer pie puede ser un espondeo o un yambo. Alemán introducía el espondeo en sustitución del anapesto, también en otras sedes: quebûleo

νΰμφα, σν μεν ά σ η ρ ία ν

ΰττ’ α μ α ξ α ν

ηδη

------- U U — U U — U U — U — — Calí m. 146» Schn. = fr. 1, 5 Pfeiffer7«.

78 Callimachi fragm enta nuper reperta, ed. R u d o l p h u s P f e if f e r , editio maior, Bonnae, 1923.

XIII DÁCTILO-EPÍTRITOS

278. — El epit r ito tiene tres largas y una breve; según la posición de la breve en la primera, segunda, tercera o cuarta sede, se llama epitrito primero, epitrito segundo, epitrito tercero o epitrito cuarto: U ---------- , — U — —, ------ U —, ------------U . La relación de 3 a 4 o de 4 a 3 que hay entre las dos partes de los pies (U —: ------ ; — U : ------; ------- : U —; ------- : — U) explica el nom bre de < , sesquitertius (párrafo 19). En re­ e w í t q í t o s

alidad, los epitritos pueden identificarse con d ip o d ia s y ám b ica s o t r o c a i c a s que tienen una sílaba ambigua, y así resultan en la práctica de los poetas.

Fueron usados am pliam ente por P índaro y Baquílides, fuera de la lírica dramática; los dáctiloepítritos no presentan, bajo el punto de vista técnico, cambios de relieve muy notables con relación a los otros géneros literarios en que aparecen. 279. — La denominación de d á c t i l o -e p í t r i t o s , des­ conocida antiguamente, fue introducida por los filólo­ gos del s. XIX , algunos de los cuales la han sustituido por la de d ó r i c o s o c a l c i d i c o s o c a t e n ó p l i c o s . d ó ­ r i c o s , porque Píndaro decía haber adaptado a la Olímpica 3, escrita en tal metro, una melodía dórica; c a l c i d i c o s , por un carmen popular dé los calcidicenses, el cual es tenido como el documento más antiguo y puro en cuanto a esta versificación; c a t e n ó p l i c o s , por una guía de testimonios no explícitos de métricos y esco­ liastas griegos; en ella, parecía justificada la inducción según la cual los así llamados dáctilo-epítritos pertenecerían al g é n e r o ENOPLIO ( κ α τ ’ evóirXiov elóos) 177

o sea, como e n o p l i o , tenido como de naturaleza jóni­ ca, y deberían ser reducidos a metros de seis tiempos, o sea, jónicos y coriambos con las relativas variaciones. La medición catenóplica fue aplicada por F e d e r i c o b l a s s a Baquílides79, y una medición análoga en cuanto a los efectos prácticos, pero diferente a cuanto a los principios que la inspiran, fue extendida a Pindaro por O. S c h r ö d e r 80. En realidad, el carácter dactilico del enoplio (párrafo 121) y del prosodíaco (ibíd.) no parece menos acertado que el carácter trocaico y yámbico de los epitritos. 280. — La e s t r o f a d á c t i l o - e p i t r í t i c a , por tanto, se compone de cólones dactilicos, alternados con epitritos segundos — U ------ = dipodia trocaica con sílaba final ambigua en el último troqueo (normalmente larga), o con epitritos terceros-------U — = dipodia yámbica con sílaba ambigua (normalmente larga) en la primera sede. 281. — Para dar una idea de la divergencia entre las dos mediciones, las aplicaremos a Baquílides 9 (8), 1 ss.: Λ ό ξ α ν , ώ χ ρ υ σ α λ ά χ α τ ο ι Χ ά ρ ιres, πΐΐσίμιβροτον δοίητ ’, βπβϊ

Μ ου σάν ye ιοβ\βφάρων ûeïo s π ρ ο φ α τ α ί 79 Bacchylidis carmina. Ed, B l a s s , Lipsiae, in aedibus R. G. Teubneri, 1898 (I ed.); 1899 (II ed.); 1904 (III ed.). 80 Pindari carmina. Tertium ed. 0. B. G. Teubneri, 1930.

178

Schröder,

Lipsiae, in aedibus

Según la medición catenóplica por pies de seis tiem­ pos se tiene:

— u -----, — u u —, u u — -----u —, ------ u — -----u u , — u u —, ------ u —, — El primer colon, en sinafía con el siguiente y, por tan­ to, con alargamiento de la última sílaba -es delante de πει-, es tenido como un trímetro jónico cataléctico; el segundo, como un dímetro jónico acataléctico, y el ter­ cero, como un trímetro jónico hipercataléctico, es decir, con una sílaba más. Según la medición dáctilo-epitrítica se tiene:

— u -, — u u , — u u , — —, — u u , — u u , —, -----u —, —

El primer colon es un epitrito segundo + prosodíaco acéfalo (párrafo 120); el segundo está formado de dos epitritos segundos; el tercero, de un prosodíaco normal con anacrusis (párrafo 119) y de un epitrito hipercataléctico, o sea, con una sílaba sobreabundante. 179

282. — M a a s 81 ha separado, en los dáctilo-epítritos, elementos constantes, unidos mediante la inserción de una sílaba breve o larga (anceps interpositum = sílaba ambigua insertada). Los elementos de los versos arriba mencionados resultarían ser los siguientes: e = — U —; E = — U ---------- U —, correspondiente a e + e, con un anceps interpositum·, D = — U U — U U —, equivalente al prosodíaco acéfalo82. Por tanto, el primer colon de la estrofa de Baquílides arriba mencionada — U ---------- U U — U U — está formado de e + an­ ceps interpositum + D. El segundo colon------ U ------— U — consta de un anceps interpositum + E. El ter­ cer colon------ U U — U U ----------- U ------- está for­ mado de un anceps interpositum + D + anceps inter­ positum + e + anceps interpositum. La medición de M a as es una descripción precisísima de la realidad métrica exterior, sin preocupación de la armonía interna83. 283. — L ey m aasiana 84. E s una extensión de la norma de Porson a los dáctilo-epítritos; se puede formular así: después del anceps interpositum largo, normalmente se 81 M etrik, párrafo 55. 82 Para Maas hay otros elementos de la composición dáctiloepitrítica: d' = — U U — y d2 = U U — . 83 B. S n e l l , Bacchylidis carmina, Lipsiae, Teubner, 1934. sigue a en los esquemas de los cármenes de Baquílides. Para una discu­ sión más amplia acerca del sistema de M a a s cf. L e n c h a n t i n , Problemi.

M

aas

84 M etrik, párrafo 48.

180

excluye el final de palabra, en cuanto implica pausa (diéresis): πρώτο is έρι f e r τταντί

t o i

Baquíl. 1, 168. Estos dos epitritos, según la medición de Maas, resul­ tan compuestos de un, anceps interpositum largo, y de un elemento E, formado de e = — U — + anceps inter­ positum largo al final de palabra + e = — U —. Aquí no se observa la norma maasiana. En el siguiente ejemplo, sí se observa: ϋνατοϊσιν, άλλ’ met τα ------- U



φ ευ-

---------- U — Baquíl. 1, 176.

En άλλ’ alet, por elisión, se forma un único grupo fo­ nético que excluye la pausa métrica.

181

XIV DOCMIACOS

284. — El DOCMIO (δόχμιοί, dochmius), pie polimorfo, según el esquema fundamental con que, convencional­ mente, se presenta U ------ U —, resulta estar com­ puesto, en apariencia, de un yambo + crético ( U -----v — U —) o de un baquio + yambo ( U ----- + U —), con una relación de 3 a 5 o de 5 a 3, la cual no es oçâôs, recta, sino δοχμόs o δόχ/uos, oblicua. De aquí recibe su nombre. En este pie, o, mejor, metro, toda larga puede ser sus­ tituida por dos breves; toda breve puede ser sustituida por una larga irracional, y una larga irracional, cosa que en otro tiempo se negaba, por dos breves85. De la combi­ nación de estas licencias, que se pueden representar con ^

^

yy

se obtienen mu­

chísimos esquemas, en parte únicamente teóricos.Valgan como ejemplos: U U U ---------- ; U U U U U -------; U U U U U U U — ; U U -------------- . 285. — De los docmios hay m o n ó m e t r o s , compues­ tos, como su nombre lo dice, de una sola unidad; d í 85 La génesis del docmio fue y es discutida por los métricos de ayer y de hoy. Los antiguos, a veces lo descomponían en yambo + crético. y a veces lo consideraban como un antispasto hipercataléetico U ------U , —. Entre los modernos, hay quienes lo tienen como una tripodia yámbica sincopada U — |U ] — U — . Otros lo juzgan como un dimetro baquio cataléctico U ------ , U — o como un baquio +'yam bo, lo cual da el mismo resultado. Para los derivacionistas sería un metro primitivo; sin embargo, no hay acuerdo acerca del prototipo que habría originado las diversas formas.

185

y tetrá m etro s . El monóm etro funge como cláusula en grupos de cólones o versos de otra especie. m etro s , trím etros

286. — Hay gran afinidad entre el docm io y los ana­ pestos, yambos, créticos y baquios, con los cuales fre­ cuentemente se une en la composición estrófica:

ατοπον ηδοναν ελαβον, ω