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Latin Pages [451] Year 2006
CORPVS CHRISTIANORVM Series Latina
CXI A
ISIDORI HISPALENSIS OPERA
TURNHOUT BREPOLS fiJ PUBLISHERS 2006
ISIDORI HISPALENSIS EPISCOPI LIBER DIFFERENTIARVM [II]
cura et studio
María Adelaida Andrés Sanz
TURNHOUT BREPOLS S PUBLISHERS 2006
¿A ¿,0 .¿7U CORPVS CHRISTIANORVM Series Latina in Abbatia Sancti Petri Steenbrvgensi a reuerendissimo Domino Eligio Dekkers fundata nunc sub auspiciis Vniuersitatum Universiteit Antwerpen VriJe Universiteit Brussel Universiteit Gent Katholieke Universiteit Leuven Université Catholique de Loitvain edita
editionibus curarId.is praesunt Fernand Bossier Rita Beyers Georges Declercq Luc De Coninck Albert Derolez Jean Goossens Mathijs Lamberigts Paul Tombeur Marc Van Uytfanghe Paul Verdeyen parandis operam dant Luc Jocqie Roland Demeulenaere Bart Janssens Christine Vande Veire
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PREÁMBULO Quiero encabezar estas páginas con la expresión de mi agra decimiento a las numerosas personas e instituciones que a lo largo de los últimos años me han ayudado, acompañado y apo yado en la elaboración del presente estudio desde su origen como tesis doctoral (Salamanca, 1996). En primer lugar, su soporte económico corrió a cargo del Minis terio de Educación y Cultura Español y el Deutscher Akademischer Austauschdienst por medio de la concesión de sendas becas predoctorales. Gracias a la primera trabajé en la Universi dad de Salamanca y colacioné manuscritos en Oxford, Londres, Cambridge, y París. Por medio de la segunda pude consultar los fondos bibliográficos y manuscritos de la Bayerische Staatsbibliothek y del Thesaurus Linguae Latinae de Múnich. Agradezco a los miembros del Departamento de Filología Clá sica e Indoeuropeo de la Universidad de Salamanca (especial mente a los componentes del Área de latín) el haber puesto a mi alcance los medios técnicos necesarios para llevar a cabo la mayor parte de esta investigación, y, en muchos casos, el haberla alen tado con sus palabras (deseo recordar aquí los momentos de "ocio y negocio" compartidos con J.C. Martín, A. Llorente, O. Valdés, F. Lillo, J.M. Sánchez, E. Otero, A. Ballesteros y B, Trobajo). Agradezco igualmente las facilidades que para desarrollar mi tra bajo se me prestaron durante largas temporadas en el Institut de Recherche et d'Histoire des textes de París y en el Thesaurus Lin guae Latinae y la Bayerische Staatsbibliothek de Munich. Quiero también mencionar a aquellas personas sin cuya cola boración directa no habrían podido ofrecerse todas las referen cias impresas aquí: A. y M. Andrés, J. Batleros (f), V. von Büren, P. Cazier (|), B, Ebersperger, J. Elfassi, D. Feldmann, M. Ferrari, K.D. Fischer, M.T. Griffln, R. Herrera, L. Holtz, S, Jiménez, D. Krómer, A.I. Magallón, J.C. Martín, J. Papy, Ch. Pellistrandi, D. Poirel, L.D. Reynolds (f), J. del Río, U. Salan, A. Suárez, A.-M. TurcanVerkerk, FJ. Udaondo, S, von Moisy, E. Wunderle, así como los responsables de numerosas bibliotecas europeas que han aten dido mis búsquedas o peticiones de noticias referentes a distintos
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PREÁMBULO
aspectos del texto. En la configuración formal de éste tienen parte A. Diez, M. Gilabert, J. Sangrador, M. del Río y L.A. Guichard. Los consejos de M.C. Díaz y Díaz, J. Cantó Llorca, E. Fernández Vallina, L. Ferreres, M. Rodríguez-Pantoja, J. Fontaine y F. Dolbeau contribuyeron al enriquecimiento de muchas de las páginas que siguen. Y, en fin, su inspiración, guía y desarrollo los deben a C. Codoñer. A ella agradezco también sus enseñanzas y el que me pusiera en contacto con el vasto mundo del saber latino altomedieval. Por último, deseo expresar infinito agradecimiento a quienes han vivido a mi lado, desde la familia o la amistad, el crecimiento de esta obra. Conmigo y con Isidoro de Sevilla (en algunos casos, gracias a Isidoro de Sevilla) estuvieron en Alemania y Francia mis compañeros del Colegio Español de Munich, B, Calle y A. Sylwan. Por Salamanca anduvieron antes V. Alexiou, P. Cifre y M.Á. Pérez. Saben de mis desvelos isidorianos I. Martín., E. Alonso, S, Escri bano, J. Cordera, V. Garrido, N. Gómez, J.L. Hernández, F. Marín, R. Rico, M.C. Sanfeliu, A. Salgado, B, Santamaría e I. Santos. Mien tras trabajaba en esta edición conté siempre con la insustituible amistad de J.M. e I. González, M. y T. Sánchez, I. y L. Merino, J. Sangrador, T. García, y, sobre todo, M. del Río. Y los miembros de mi familia - muy especialmente mis padres y mi esposo - me regalaron en estos años su presencia constante (sentida incluso en la distancia) y su respeto. A todos ellos, muchas gracias. Salamanca, 26 de abril de 2005, festividad de san Isidoro.
INTRODUCCION GENERAL El interés que por la figura de Isidoro de Sevilla y el conjunto de sus escritos se ha suscitado en las últimas décadas no conoció igual en épocas pasadas: en el marco cronológico de las mismas se encuadran tres estudios colectivos, publicados con motivo de otras tantas efemérides isidorianas, que han proyectado luz sobre los más diversos aspectos de su época, persona y escritos'; un gran trabajo, convertido ya en una referencia clásica dentro de los estudios isidorianos, en el que, además de ofrecérsenos muchas de las claves necesarias para entender correctamente la vida y obra del obispo hispalense, se ponen de manifiesto su importan cia como mediador del saber entre dos períodos históricos y su influencia sobre el pensamiento de otros autores medievales y modernos'; y, en fin, las primeras ediciones críticas de la mayor parte de sus obras3. ' Cf. Isidoriana. Estudios sobre San Isidoro de Sevilla en el xiv centenario de su nacimiento, - ed. M.C. Díaz y Díaz, León, 1961 y recientemente San Isidoro, doc tor Hispaniae, - ed. J. González Fernández, Sevilla, 2002 y San Isidoro, doctor de las Españas, - coord. J. González Fernández, Murcia, 2003, publicados ambos con motivo del 1400 aniversario de su nombramiento episcopal. Anterior a los mismos es la Miscellanea Isidoriana. Homenaje a S, Isidoro de Sevilla en el xm centenario de su muerte, Roma, 1936, que, aunque en su momento alcanzó menor difusión, ayudó a sentar muchas de las bases sobre las que se realizaron trabajos posterio res. ' J. Fontaine, Isidore de Séville et la culture classique dans IEspagne wisigotbique, Paris, 1983 ', Este estudio, en su día novedoso - la primera edición se publicó en 1959 - y aún hoy estimulante, se ha visto complementado recientemente por su obra de síntesis, Isidore de Séville. Genése et originalité de la culture hispanique au temps des Wisigotbs, Turnhout, 2001, de carácter más divulgativo y menos ambi ciosa en general, pero igualmente útil. ' En efecto, salvo los Cbronica (editados por Mommsen en 1894 dentro de las series de crónicas de los MCH), las Etymologiae (publicadas junto con varias car tas introductorias por W.M. Lindsay para la colección Oxford Classical Texis en 1911) y los Versus (editados ya en 1913 como apéndice de los Isidor-Studien de Ch.H. Beeson) todas las ediciones críticas de Isidoro han aparecido en la segunda mitad del siglo xx y los primeros años del xxi. Un recuento exhaustivo de las mis mas (por orden cronológico) es el siguiente: en 1960 ve la luz el De natura rerum a cargo de J. Fontaine (Isidore de Séville. Traite de la nature, - ed. J. Fontaine, Bordeaux). En 1964 aparece el De uiris illustribus (El De uiris illustribus' de Isi doro de Sevilla, - ed. C. Codoñer Merino. Salamanca [Theses et Studia Philologica Salmanticensia, 12]); en 1975 C. Rodríguez Alonso edita la conocida tradicionalmente como Historia Gothorum (Las Historias de los Godos, Vándalosy Suevos de Isidoro de Sevilla. Estudio, edición crítica y traducción, - ed. C. Rodríguez Alon so, León [Fuentes y estudios de bistoria leonesa, 13]). Ese mismo año L. Riesco Terrero edita en su Epistolario de san Braulio, Sevilla (Anales de la Universidad Hispalense, serie Filosofía y Letras, 31) las cartas que Isidoro dirigió a Braulio de
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INTRODUCCIÓN GENERAL
Ahora bien, este interés por su persona y obra no ha afectado por igual a todos los aspectos de su biografía, ni al valor otorgado a todas sus producciones. De lo primero es sin duda responsable la falta de datos gracias a los cuales se pueda profundizar en aspectos hoy por hoy aún relativamente controvertidos (su fami lia, sus años de infancia y juventud, la fecha exacta del comienzo de su labor pastoral...)- En cuanto a lo segundo, es quizá el carác ter de las Etym., su naturaleza de testamento intelectual, compen dio de toda una vida dedicada al estudio, lo que ha propiciado el que otras obras, especialmente aquellas de corta extensión y pre sumiblemente tempranas, hayan sido relegadas, e incluso despre ciadas, como trabajos incompletos o ensayos de aprendiz4.
Zaragoza. En 1982 se presentó una edición del primer libro del Defide catholica (The Defide catholica' 0f Saint Isidorus, bishop: Book I ¡Latín Text], - ed. V.Ph. Ziolkowski, Saint-Louis Univ. diss.). A partir de 1983 comienza a publicarse una nueva edición de las Etymologiae, esta vez dividida en libros (la mayor parte de los mismos han aparecido dentro de la colección ALMA de Les Belles Lettres, Paris): así, en 1981 J. André publica el libro XVII, en 1983 P.K. Marshall edita el libro II y en 1984 M. Reydellet el IX En 1985 esa misma colección nos ofreció otro texto isidoriano: el De ortu et obitu patrum (Isidoro de Sevilla. De Ortu et Obitu Patrum, - ed. C. Chaparro Gómez, Paris). Un año después J. André publica en la misma serie el libro XII de Etym. En 1989 Brepols inaugura sus ediciones de textos del hispalense con el De ecclesiasticis officiis (Sancti Isidori Episcopi Hispalensis De ecclesiasticis Officiis. - ed. Ch.M. Lawson, Turnhout [CC SL 113]). Toma el relevo Belles Lettres. con el conocido generalmente como libro I De differentiis (Isidorus Hispalensis De differentiis liber I. - ed. C. Codoñer, Paris. 1992 [ALMA]) y con un nuevo volumen de Etym.. el libro XIX (ed. M. Rodríguez-Pantoja. 1995) Entre 1998 y 2003 es Brepols, a su vez. quien ofrece tres nuevas ediciones isidorianas: Isidori Hispalensis Sententiae, - ed. P. Cazier, Turnhout, 1998 (CC SL, 111); Isidori Hispa lensis Versus, - ed. J.M. Sánchez Martín. Turnhout, 2000 (CC SL, 113A); Isidori His palensis Chronica, - ed. J.C. Martín, Turnhout, 2003 (CC SL, 112). Por último, en 2004 se publicaron dos libros más de las Etym . en la colección ALMA aparece la edición del libro XIII a cargo de G. Gasparotto y en la del Instituí des sciences et techniques de iAntiquité el libro XV, editado por J.-Y. Guillaumin y P. Monat (Etymologies. Livre XV, Les constructions et les terres, IBesancon]). Y en fin, han de mencionarse, por una parte, dos ediciones críticas parciales de otros tantos libros de Etym.: de los capítulos 18-24 del libro XVI, cuyo texto crítico fue establecido por M.C. Díaz y Díaz en su Los capítulos sobre los metales de las Etimologías de Isidoro de Sevillo. Ensayo de edición crítica, con traducción y notas, León, 1970 (La minería hispana e Iberoamericana vol. VID; y del capítulo 1 del libro XI a cargo de F. Gasti: Isidoro di Siviglia. De homine et partibus eius (Etymologiae XI I). (Palermo], 1999 (Hermes Collana di testi antichi. n.s. 1); por otra, la existencia de ediciones críticas aún inéditas de otros textos isidorianos (las Alleg. han sido estudiadas por D. Poirel; los Synon. porJ. Elfassi; la mayoría de los libros de Etym. restantes por diversos discípulos de los profesores Díaz y Codoñer). ' En manuales de literatura medieval y trabajos especializados, comentarios como el siguiente suelen ser habituales: las allegoriae y las differentiae parecen preparar en parte el camino para la obra más genial y significativa de Isidoro, las sententiae...' (cf. M.C. DIaz y DIaz, La cultura de la España visigótica del s. vit', De Isidoro al siglo xi, Barcelona, 1977, p. 21-55, P- 39-40'
INTRODUCCIÓN GENERAL
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Entre los escritos que se han visto eclipsados por el brillo de las obras isidorianas mayores se cuenta el usualmente conside rado libro segundo De differentiis (en adelante, lo designaré bien Diff. 2, bien Inter Deum, palabras éstas con las que se abre su pri mer apartado5). Ejemplo del escaso interés que dicha obra ha provocado en los estudiosos hasta épocas bien recientes, es la existencia de sólo dos publicaciones dedicadas exclusivamente a la misma anteriores a 199o6. Como otra prueba de su escasa con sideración puede también interpretarse el que, aun aludiendo los primeros capítulos del Inter Deum a problemas que conectan su redacción con las controversias arriano-ortodoxas en la Hispania de los siglos vi-vii, no sea nunca citado en un estudio relati vamente reciente de P. Cazier dedicado precisamente a Isidoro y al nacimiento de la España católica, en tanto que en dicho trabajo sí se recogen alusiones a muchas otras obras isidorianas7. Y, sin embargo, el texto del que aquí voy a ocuparme es un exponente modélico de los elementos que suelen reconocerse como característicos de la prosa isidoriana. Cuando se señala que en Isidoro la gramática se entiende como una 'ciencia totalizante', que 'se adopta como un medio de clasificación y presentación cómodo'8, puede aludirse a las Etym., pero no es posible olvidar que un esquema genérico gramatical conforma la disposición de los distintos apartados del Inter Deum 9. Si a propósito de la fina lidad de sus obras se concluye que todas tienen un 'Sitz im Leben', que 'gli interessi dell'opera di Isidoro di Siviglia sono orientati (...) 'surtout vers la solution de problémes concrets, d'ordre pasto ral"'0, ninguna como ésta refleja algunos de los aspectos sociales, ' Sobre la pertinencia de estas designaciones cf. M.A. Andrés Sanz, Relación y transmisión manuscrita de los tres libros de Differentiae editados en PL 83 (Isidoro de Sevilla)', Revue d'Histoire des textes 30 (2000), p. 239-262 e infra. 6 Se trata de los artículos de G. Brugnoli, 'II Liber de Differentiis Rerum di Isi doro di Siviglia', Velera Christianorum 1 (1964), p. 65-82 y C. Codoñfr, Isidorus Iuniof, Arcbivos Leoneses 75 (1984), p. 159-163. 7 Cf. P. Cazier, Isidore de Séville et la Naissance de l'Espagne Catholique, Paris, 1994 (Tbéologie historique, 96). 8 Cf. J. Fontaine, 'Isidoro de Sevilla, padre de la cultura europea', en La con versión de Roma. Cristianismo y paganismo, ed.J.M. Candau -F. Gascó- A. Ramí rez de Verger, Madrid, 1990, p. 259-286, p. 268. 9 No puedo por menos de reproducir las palabras de Fontaine en Culture classique. p. 778: 'Le second livre des Différences montre d'ailleurs qu'Isidore eüt volontiers concu le monde comme une gigantesque pyramide de 'différences' couronnée par celle qui distingue entre elles les trois personnes de la Trinité chef d'oeuvre et expression du Grammaticus supréme.' '0 Cf. Brugnol1, 'Libe?. p. 66 y Fontaine, 'Isidoro', p. 260.
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INTRODUCCIÓN GENERAL
políticos y religiosos más importantes de la Hispania de su época : se presentan al comienzo de la misma, de forma clara y concisa, las principales verdades católicas cuya negación estaba en la base de las doctrinas arrianas". Por último, se señala siempre el carác ter enciclopédico del saber de Isidoro, y su constante búsqueda de la breuitas al tratar de reflejarlo por escrito''. Pues bien, la amalgama de cuestiones de teología dogmática, moral, fisiología y filosofía que conforman el Inter Deum es buena prueba de lo primero; y la intención que se adivina en el modo de plantear su tratamiento - por medio de escuetas definiciones iniciales, que sólo en algunos casos se ven ampliadas en momentos posteriores -, ejemplifica sin duda alguna lo segundo. En fin, el recurso a unos esquemas gramaticales determinados para presentar de forma concisa y accesible contenidos muy variados, acordes con unas necesidades pastorales surgidas en un momento y lugar concretos; o, lo que es igual, la reunión en un único texto de los tres aspectos más característicos de todas las obras de Isidoro de Sevilla (alusión a la gramática, finalidad pas toral y brevedad) justifican plenamente el interés que esta obra puede suscitar en estudiosos de muy distintos campos. Si con ello el porqué del acercamiento a esta obra encuentra una razón de ser suficiente, no la tiene menos el cómo que aquí ofrezco: ésta es la primera edición crítica del Inter Deum y, como tal, el nece sario punto de partida de futuros acercamientos a la obra. Por ello, al estudio crítico del texto he antepuesto dos largos capítu los dedicados a su análisis literario y lingüístico. Estos dos apar tados son bosquejos de problemas relativos a distintos aspectos del mismo (autoría y datación de la obra, características genéri cas, estructura, tratamiento de fuentes, naturaleza del latín isidoriano...): profundizar en ellos puede hacernos variar en el futuro el texto aquí fijado.
" Sobre las tensiones arriano-católicas en época de Isidoro, y sobre el reflejo de las mismas en la obra del obispo hispalense, cl'. M.C. Dlaz y Díaz, 'La penetra ción cultural latina en Hispania en los siglos vi-vii', De Isidoro, p. 9-20. p. 12-13. " Cf. Fontaine. Culture classique, p 765, 768 y M.C. Díaz y Diaz, Introducción general', en San Isidoro de Sevilla. Etimologías. Edición Bilingüe, - ed. ). Oroz Reta - M.A. Marcos Casquero. Madrid. 1982-1983 [Biblioteca de Autores Cristianos. 433-434». p. 1-257, P. 181-182.
PRIMERA PARTE ESTUDIO DEL TEXTO
I. ESTUDIO LITERARIO En los tiempos de crisis, cuando parece disolverse la coherencia de una cultura, es urgente la empresa de una recreación cultural. (...) La Edad Media fue desde este punto de vista un período de ricas recreaciones. (...) Mientras que la espiritualidad mantenía viva la atención a la Escritura y a los Padres, los problemas teológicos fueron escuchados primero en el plano humilde y técnico de la gramática. Se trataba de determinar la significación inteligible de las palabras de la fe.' P.P. Giirfrt, Introducción a la Teología medieval. p. 73.
I. CONTEXTUALIZACIÓN DEL INTER DEVM DENTRO DE LA OBRA DE ISI DORO
1.1. Autoría Frente a lo que sucede con otros dos libros de Diff. atribuidos a Isidoro (los conocidos generalmente como Interpolliceri e Inter caelum/Inter aptum'), sobre la autoría isidoriana del Inter Deum no puede cabernos ninguna duda. Las palabras de sus biógrafos, los manuscritos tempranos y varios testimonios literarios son los tres elementos que cimientan y afianzan tal consideración. En primer lugar, todos los biógrafos medievales de Isidoro citan dentro de la lista de sus obras tratados de Diff.' De ello queda constancia en los escritos de Braulio de Zaragoza', Ildefonso de Toledo4, Sigeberto de Gembloux5, Honorio Augustodunense6 y
' Nombrados a partir de sus primeras entradas. Las más recientes ediciones de los mismos son, respectivamente, las de Uhlfelder (De proprietate sermonum uel rerum, - ed. M.L. Uhlfelder, Roma, 1954) y Codoñer (Isidorus Hispalensis. De differentiis liber I, - ed. C. Codoñer. Paris, 1992 ULVf/I]). Desde que este último trabajo vio la luz, y al demostrarse en él la anterioridad temporal de su redacción temá tica frente a una alfabética, la correcta alusión al mismo debería hacerse a partir no ya de Inter aptum et utile (su primera entrada en la versión alfabética) sino de Inter caelum et aetbera. Por mi parte, esta segunda obra será aquí nombrada bien como Diff. 1 (ya que con tal designación la ha editado Codoñer). bien como Inter caelum/Inter aptum. Si únicamente se cita Inter aptum o Inter caelum ello signi ficará que aludo sólo a una determinada versión del texto: aquella cuya primera diferencia es la señalada. * Al respecto cf. Codoner, 'Conception', p. 188-189 Y también Brignol1, Studi, p. 133-150, esp. 138. ' Cf. Bravl., Renot.. p. 260, ]. 10: Edidit enim libros Differentiarum duos' 4 Cf. Ildef., Vir. ill., cap. 8, p. 128: 'librum difTerentiartim'. ' Cf. Sig. Gembl.. Script. eccl.. cap. 55: scripsit librum de differentiis uerborum, librum de proprietate rerum'. 6 Cf. Honor. Ave, Script. eccl., III, 40: 'liber glossarum (...). liber de dífferentia'.
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ESTUDIO DEL TEXTO
Tritemio7 entre otros. Parece, pues, no haber duda de que, inde pendientemente de su número y naturaleza, Isidoro escribió tal tipo de libros. Por su parte, los manuscritos tempranos que transmiten nues tro texto no permiten postular para el mismo otro autor que no sea Isidoro: de todas las copias anteriores al s. xi en las que, com pletas o fragmentarias, se basa la presente edición, sólo dos no dan noticia alguna sobre su autor ni en el incipit ni en el explicit. Estos dos manuscritos (bMs), pertenecen a una misma familia. La falta de atribución, por tanto, puede ponerse en relación con acci dentes de transmisión, en tanto que la unanimidad del resto, inde pendientemente de familias y ramas, nos asegura que al menos desde el s. viii no se dudaba de la paternidad del Inter Deum: los testimonios manuscritos tempranos nos indican que la obra fue escrita por un Isidoro en el que hemos de reconocer al obispo hispalense9, si bien junto a la identificación de su autor podemos encontrar una gran cantidad de calificativos (desde la mera refe rencia al nombre hasta el título de Spaniensis: desde domnus hasta sanctus, y con frecuencia el tan conocido como enigmático Iunioria). Por último, las referencias literarias que atribuyen directamente a Isidoro la autoría del Inter Deum son un elemento decisivo a la hora de corroborarla, tanto por el carácter como por la datación y procedencia de las mismas: encontramos alusiones explícitas a tal obra en al menos cuatro escritores hispanos anteriores al s. x y en las actas del XV Concilio de Toledo, celebrado apenas medio siglo después de la muerte del obispo hispalense : 1) Una referencia a Diff. i, 13, 1 (36) se halla en el capítulo 2, 23, 19-36 del Apologeticusfidei del abad Sansón de Córdoba (ca. 880):
7 Cf. Trith., Script. eccl.. f. xlixa : Differentiarum lib. 1 Inter deum & dominum'. 8 Sobre b (BaseI. Unwersitátsbibliothek F. 1II. iy I) y M (Montpellier. Bibliothéque de l'École de Médécine 306) v. infra III. Estudio crítico'. Ha de precisarse que en M una mano distinta a la que copia la obra, quizá poco posterior, sí ha seña lado a Isidoro como su autor. 9 En cuanto al testimonio de los manuscritos respecto a la atribución a Isidoro de este tratado, al argumento positivo que aporto (casi todas las copias tempranas apuntan a tal autor) podríamos sumar el hecho de que en ninguna de las copias por mí localizadas, ni siquiera en las posteriores al s. x. se da otra atribución específica distinta: o bien no hay una referencia a su autor, o bien éste es siempre Isidoro, y, generalmente. Isidoro de Sevilla. '0 Cf. DIaz, 'Introducción', p, 101 n. 23; Codoñer, 'Isidorus', p. 159,
ESTUDIO LITERARIO
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'Sed et egregius doctor Esidorus in libro Differentiarum dicit: 'Quot sunt gradus uel differentie rerum? Sex ... "" 2) Su contemporáneo Álbaro de Córdoba hace referencia en su Epistula 5, 9, 4 a un pasaje de Diff. 2, 28, 44-75 (105-108). Sin citar el texto literalmente, nombra la obra cuando nos dice que: 'Nam et egregius uester, immo comunis nosfcr Isidorus quid in Differentjarum de beato dicat Ruspense Fulgentjo pemosse facile est et in promptu consistit, ubi duas opiniones ab eodem se inuicem inpug nantes produxit...'" 3) También Elipando de Toledo alude a nuestras Diff. en sus escritos. En el párrafo 5, 10-16 de la famosa Epistula episcoporum Hispaniae (ca. 792-793), a propósito precisamente de uno de los puntos fuertes de la herejía adopcionista a la que se asocia su nombre, argumenta citando - y distorsionando ligeramente - el texto isidoriano del capítulo 31, 36-42 (127): 'Item beatus Ysidorus in libro Düferenf-ia-rum dicit: 'Xps Ihesus ueniens crudelitatem Hegis amouit-\ peccata que lex puniebat per Spiritum sep-uitutis relaxa-'bit perSpiritum adobtionis..."'3 4) Más cerca del posible momento de redacción de Diff. 2 se encuentra un testimonio de inigualable valor, dada su relevancia cultural y religiosa. Se trata de unas líneas del conocido como segundo Apologeticum de Julián de Toledo (7690). Lo que con servamos de esta obra, escrita probablemente en 686, se halla recogido en los cánones del XV Concilio de Toledo (688). En uno de sus capítulos, a propósito de la herejía apolinarista, que negaba la triple sustancialidad de Cristo, leemos : 'Nos proinde iam in dicto fidei nostrae opusculo Apolinaristarum haeresi respondentes, tres in Christo substantias diximus, quod et maiores nostros docuisse monstramus, honorantes uidelicet et sequentes sententiam doctoris egregii Spalensis sedis episcopi, quam in libris suis de differentia naturae Christi uel nostra disseruit, ubi ait: Nos ex duabus subsistimus substantiis, corporis uidelicet atque animae•, illeextri" Cf. Gil, Corpus, p. 634. Esta obra fue probablemente escrita en la segunda mitad del siglo ix. La cita completa puede leerse en el apartado dedicado a la reconstrucción de la historia del texto (dentro del Estudio crítico). " Cf. Gil. Corpus, p. 195. La Epistula. dirigida a Juan de Sevilla, ha de datarse casi con toda seguridad entre los años 848 y 851 (cf. G. del Cerro Calderón J. Palacios Royan Itradd], Epistolario de Alvaro de Córdoba. Córdoba. 1997, p. 8-11). " Cf. Gil, Corpus, p. 90-91. Esta cita, completa, también puede hallarse en el apartado dedicado a la reconstrucción de la historia del texto.
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ESTUDIO DEL TEXTO
bus, Verbi, corporis atque animae: inde est quodperfectus homo perfectus praedicatur et Deus. ' '4 Además de contemplarse el hecho de que el texto procede de las obras de Isidoro (in libris suis), de registrarse el término differentia dentro del párrafo, y de que la doctrina expuesta se corres ponde casi literalmente con las palabras de Diff. 2, 8, 10-12 (24), no encontramos en las obras de Isidoro ningún otro pasaje al que pudiera estarse haciendo referencia en tal fragmento. Este hecho, unido a la indudable autoridad del texto expilator, suscrito por las máximas jerarquías religiosas hispanas del período, podría por sí solo permitirnos afirmar con seguridad que el libro de Diff. aquí estudiado es obra de Isidoro de Sevilla. 5) En fin, si también Julián de Toledo fuera el autor de un texto anónimo dado a conocer por García Villada en 1932 (él lo juzgó un fragmento del perdido primer Apologeticum, o Apologeticum fidei), contaríamos con un testimonio todavía anterior (ca. 684) a los dos presentados más arriba. En él leemos: '...Vnde et beatus Esydorus in Differentiaram libro exposuit dicens: Omnis anima spiritus, et non omnis spiritus anima. (...) Naturae enim in Christo duae. Deus et homo. Sicut apostolus dicit: Fratres hoc sentite in uobis quod in domino lhesu Christo. Id est animam et corpus. Nos quidem ex duabus substantiis. ille ex tribus: id est uerbi, cor poris...'" En cualquier caso, independientemente de la identidad del autor de este último texto y de su fecha de composición, cuyo terminus ante quem (911) lo fija la datación del códice en el que está copiado'6, de lo que no cabe duda es de que en él se iden tifica a Isidoro como autor del Inter Deum, porque los fragmen tos que cita se corresponden con los que encontramos, respecti vamente, en los capítulos 28, 12 (99) y 8, 10-12 (24) de su Diff. 2.
'4 Cf. Ivi.., II Apol. 15, 1-9 y Conc, Wis., p. 462. También al respecto cf. Fontaine, Figure', p. 198 (esp. n. 13). " Cf. Z. García Villada. 'Fragmento inédito del primer Apologeticum fidei' de san./ulián de Toledo', en Historia Eclesiástica de España t. 2, i* p., 1932. p. 333-338, P• 334 y 335. De hecho, la transmisión del segundo de los dos fragmentos isidorianos en él mencionados es uno de los argumentos que esgrime García Villada para atribuir el texto a Julián de Toledo (o, de no ser suyo, a alguno de sus predece sores en la sede toledana: Eugenio II o Ildefonso). No obstante, esta atribución ha sido muy discutida (.cf. Ivl, il Apol. - ed. Hillgarth, p. X). '6 Archivo de la Corona de Aragón, códice 49 del monasterio de Ripoll, f. 137".
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1.2. Relación con los otros tratados de Diff. atribuidos a Isidoro Como ya se ha visto, no sólo la tradición nos ha legado otros dos compendios de Diff. gramaticales relacionados con Isidoro, sino que varios autores que escribieron sobre la vida y obras del obispo hispalense, junto a la certeza de que escribió tratados de Diff., nos han transmitido la inseguridad respecto al número y la identificación de los mismos. Antes, pues, de pasar adelante en lo que hace a la consideración de la datación y denominación de nuestra obra, creo necesario aludir a ciertos aspectos que concier nen a la existencia de uno, dos o tres tratados de Diff. isidorianos, y a la relación que las tres obras atribuidas a Isidoro guardan entre sí. En primer lugar, parece que debemos apostar por la existencia de dos libros de Diff. isidorianos. De entre los biógrafos de Isi doro, Braulio es el único que señala la existencia de dos tratados de Diff. propiamente dichos'7. Sigeberto, Honorio y Tritemio sólo nombran un libro de Diff., pero sus listas de obras podrían incluir dos tratados de este tipo, si bien de distinta forma'8. Así, Sigeberto alude a dos textos que podríamos identificar con los que habitualmente se atribuyen al obispo hispalense, pero también con el Inter caelum/Inter aptum y el Inter polliceri respectivamente'9. Honorio Augustodunense, por su parte, hace preceder - si bien no inmediatamente - la única mención a un libro de Diff. de una referencia a un 'Liber glossarum''0. Otra es la situación de Trite mio, quien, aunque nombra un solo libro de Diff., que identifica sin lugar a dudas con nuestro Inter Deum, cuando en su lista de obras isidorianas alude a un 'De grammatica & vocabulis lib. I' podría estar refiriéndose bien al Inter caelum/aptum bien al Inter polliceri". Por último, Ildefonso es el único que alude indudablemente a un solo libro". Pues bien, los trabajos que en los últimos años se '7 Cf. Codoñer, 'Conception', p. 189 y supra n. 3. '8 Es evidente que en la elaboración de sus lisias acuden a las referencias de títulos por ellos conocidos, presentes en catálogos de bibliotecas medievales o en manuscritos hoy conservados. " Cf. supra n. 5. *" Cf. supra n. 6. Aunque durante la Edad Media hubo quienes atribuyeron a Isidoro la enorme enciclopedia así denominada (sobre la cual cf. CALMA I. 3, Firenze. 2001. p. 296b-297' Ansileubus), esta referencia también podría aludir a una obra de forma y contenido relativamente semejante a los libros de differentiae gramaticales. " Cf. Trith., Script. eccl., f. xuxh: De grammatica & vocabulis lib. I". " Cf. supra n. 4.
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han venido realizando en torno a la obra y figura del obispo his palense parecen coincidir al afirmar el carácter detallado de las noticias aportadas por el obispo cesaraugustano frente al tono más vago del resto, y en especial de Ildefonso'3. Si a ello unimos las imprecisiones que se observan en la utilización del término liber por parte de éste último'4 y la teoría que explicaría la mención de un único libro de Diff. isidorianas en dicho autor como una restricción impuesta por el carácter doctrinal de las obras reseñadas (se habría omitido la referencia a las Diff. gramaticales), no veo razón para no aceptar, tal y como señala Braulio, que Isi doro escribió dos libros de Diff. La consecuencia inmediata que se deriva de este hecho es que, siendo tres los libros que la tra dición ha venido identificado como de Isidoro, uno de ellos debe quedar necesariamente excluido'5. La autoría del Inter Deum ha quedado suficientemente probada aquí, y la elección entre los dos restantes inclina la balanza a favor del Inter caelum/Inter aptum: la más reciente editora del Inter polliceri considera éste último un tratado anónimo. A pesar de haber sido atribuido a lo largo de su historia manuscrita a Cice rón y a Isidoro, la falsedad de ambas atribuciones resulta evi dente. Contra la primera baste decir que algunas de sus diferen cias se refieren a pasajes de Virgilio y Ovidio'6. En cuanto a la segunda, puede juzgarse altamente improbable, ya que, entre otros hechos, en sus fuentes no figuran autores patrísticos'7. Por lo general se piensa que su atribución a Isidoro pudo ser obra de algún estudioso medieval que, o bien sabedor de que dicho autor había escrito tratados de Diff., deseaba otorgar una noticia de autoría a una obra anónima, o bien le atribuyó dicha obra por figurar en algunos códices junto a sus Diff. gramaticales'8. *' Cf. A.C. Vega, 'Cuestiones críticas de las biografías isidorianas', Isidoriana, P- 75-97, P- 92-93: Brvgnol1, 'Liber', p. 66; Díaz, introducción', p. 114. Una apre ciación semejante a ésta en Codoñer, 'Conception'. p. 188. '4 Cf. a este respecto Codoñer, 'Conception'. p. 188. *' No someto aquí a juicio, por parecerme totalmente errónea, una de las hipóte sis de Brugnoli que apunta hacia el carácter isidoriano de las tres obras, según la cual se explicarían las distintas alusiones a uno o dos libros como si Braulio sólo hu biese aludido a los dos tratados de carácter gramatical e Ildefonso al Inter Deum. '6 Cf. Anón., Prop. serm. - ed. Uhlfelder. p. 24. " Ibicl. Otros argumentos contra la paternidad del mismo en C. Pascal, 'Di un opusculo falsamente attribuito ad Isidoro', Studi Italiani di Filología Classica 14 (1906). p. 1-9; v. también al respecto Codoñer, 'Conception', p. 188. " Cf. Brugnol1. Studi, p. 45 a propósito de este motivo como causa de atri bución de tratados gramaticales a Isidoro. Sobre este mismo problema cf. mi artículo Relación'.
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Por lo que hace a la paternidad isidoriana del Inter caelum/Interaptum, se podría presentar como criterio de peso el argumento que la avala por exclusión: si Isidoro escribió dos obras, y de la autoría del Inter Deum no hay duda en tanto que el Interpolliceri es anónimo, la segunda puede ser ésta. A tal razonamiento, en el que se ha apoyado últimamente Codoñer'9, se suma un hecho puesto de manifiesto por esta misma autora30: la particular coin cidencia de la noticia que da Braulio respecto a los libros de Diff. isidorianos y las palabras del prólogo que precede a las diferen cias en el Inter caelum/Inter apium " : allí donde el biógrafo isidoriano escribe 'Edidit enim libros Differentiarum duos, in quibus subtili discretione ea quae confuse usu proferuntur sensu discreuit.' puede interpretarse que hay un eco de: 'Plerique ueterum sermonum differentias distinguere studuerunt subtilius ínter uerba et uerba aliquid indagantes. Poetae autem gentiles necessitate metrica confuderunt sermonum proprietates...'. En cuanto a la pregunta de si los dos libros de Diff. isidorianos se concibieron como un todo unitario o como tratados indepen dientes (que, aun concebidos separadamente, fueron luego reuni dos en virtud de distintos avatares3'), parece que debemos incli narnos por la segunda de las dos posibilidades enunciadas53. Así lo avala el estudio de la disposición de ambos libros de Diff. en los manuscritos que los han transmitido (conjuntamente o por separado): no sólo el número de códices que contienen ambos tratados aislados y sin referencias a una posible numeración es muy superior al de los que los ofrecen juntos, sino que el pró logo que acompaña al Inter caelum/Inter aptum no responde a la naturaleza del Inter Deum y, además, la concepción de las dos obras es básicamente distinta. Es por tanto muy probable que en su origen el Inter caelum/Inter aptum y el Inter Deum se conci bieran como dos tratados independientes, para después recibir, quizá al amparo de una ulterior organización de la obra del '9 Cf. Codoñer, Conception', p. 188 n. 1. '" Ibid " Cf. Bravl, Renot. - ed. Martín, p. 260 e Isio., Diff. 1 - ed. Codoñer, p. 84. Brugnoli (cf. su Studi, p. 135-136) trata de rebatir este argumento - a mi modo de ver, sin éxito. " Entiendo por independientes el que no fueran estructurados por su autor como libros primero y segundo de una única obra. Tal hecho no está reñido con el que puedan ser en cierto modo complementarios por su contenido, tal y como señala Díaz (cf. su 'Introducción', p. 117), o contemporáneos. " Cf. Brugnoli, Liber', p. 70.
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obispo hispalense, una designación numérica determinada, inversa a la hoy generalmente aceptada, que califica nuestra obra como Diff. 2: creo que dicha designación se ha impuesto úni camente por corresponder a la que figura en la edición que se ha convertido en vulgata del texto34. 1.3. Denominación de la obra y de su autor El único título que para este texto podemos reconstruir a partir del testimonio de los manuscritos tempranos es el de Liber differentiarum. Los apelativos de Differentiae spirituales siue carna les, De differentiis rerum, De differentiis liberprimus o secundus parecen haber surgido al margen de su redacción originaria, posi blemente a partir de la necesidad de distinguirlo del otro libro de Diff. de Isidoro o de otros trabajos de carácter gramatical. Encon tramos dichas innovaciones aisladas en diferentes ramas de la tra dición temprana, sin ser extensibles a un estadio anterior con junto. Así, dos manuscritos que se distinguen por un esfuerzo de corrección y ampliación del texto desarrollan un incipit que cali fica las Diff. 2 como de diuinitate". Por otra parte, una denomi nación temprana, atestiguada ya en el s. viii, alude también al carácter eminentemente moral de la segunda parte de nuestra obra, al designar las Diff. 2 en su conjunto como spiritales siue carnales}6. Entre las copias del texto hoy conservadas, dicha designación figura sólo en un grupo de manuscritos de una misma familia, en la que, no obstante, se conservan otros sin dicha mención. Me consta que manuscritos pertenecientes a esta rama fueron consultados por los primeros editores de la obra, por lo que no es de extrañar que parte de dicha denominación (differentiae spiritales o spirituales) corresponda al título del tratado en las dos ediciones de J. du Breul (liber secundus de differentiis spiritalibusy y haya hecho fortuna entre los estudiosos del H Me refiero a la que figura en la PL 83, cois. 69-98, que reedita la de Arévalo (1797-1803), quien a su vez basa su numeración en la edición de Grial (1599). Como base de la misma se habría tomado un único códice, £7 Escorial e. IV, ¡4, cotejado con El Escorialf IV 9. " Se trata de los manuscritos B y F (Paris, B, N. F. lat. 12236 y 12237). '6 Cf. Bfckfr, Catalogi. p. 1 * 1, 21. en una referencia que corresponde a la biblioteca de la abadía de Fontanelle - Saint Wandrille entre los años 742-747, en la que se habla de un libro differentiarum spiritalium et carnalium lsidori iunioris. Hispalensis episcopi, in quo sunt capitula quadraginta duo' (v. también infra 1II. Estudio crítico 1. 3. Otros manuscritos tempranos'). " Aparecidas en 1601 y 1617 respectivamente (cf. infra los apartados III. 6. 3. y III. 6. 4.).
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mismo. Por otra parte, se presentan como theologicae en un manuscrito tardío (Citta del Vaticano, Bibliotheca Apostolica Vati cana Pal. lat. 710, del s. xiv), denominación que sin duda no es original, dado que la adscripción familiar de esta copia indica que sus más tempranos ancestros conservados (los manuscritos de la familia a, especialmente KTtO) carecían de la misma. Por último, para hallar el origen de la denominación más cono cida, esto es, la de Differentiae rerum, que nos es familiar por figurar en la edición de Arévalo, no debemos buscar en la tra dición manuscrita directa de la obra: nunca aparece en las copias que hasta el momento he conseguido localizar. Se me ocurren únicamente dos posibles hechos que expliquen su nacimiento38. En primer lugar, el comienzo del capítulo 13 de la propia obra: 'Gradus uel differentiae rerum...'. En segundo, el título de otros compendios de differentiae. La prueba más cercana que avalaría esta segunda razón es el título del Inter polliceri: 'De proprietate sermonum uel rerum'. En el caso del Inter Deum, al haber dos libros isidorianos susceptibles de ser confundidos, para evitarlo, sermonum podría calificar a uno y rerum al otro. De hecho, así sucede en la noticia biográfica de Sigeberto de Gembloux, quien, por otra parte, quizá pudo considerar el Inter polliceri como un verdadero tratado isidoriano". Por lo que hace a la denominación del autor, la atribución que podemos reconstruir con certeza a partir de la tradición manus crita temprana es la de Isidori Hispalensis episcopi. La conside ración de estos tres términos no reviste especiales problemas, si bien siempre debe señalarse como posible el que episcopi se introdujese al amparo de su presencia en otras obras40, y existe la duda de que Hispalensis haga referencia sólo a la sede episcopal '* Ambas teorías ya en mi ¿Adición o supresión?: La transmisión manuscrita del libro II de Differentiae de Isidoro de Sevilla', en Actas del I Congreso Nacional de Latín Medieval (León 1-4 dic. 199;), - coord. M. Pérez González. León. 1995, p. 79-86, p. 84 n. 15. " Cf. más arriba: 'scripsit librum de differentüs uerborum, librum de proprie tate rerum'. De hecho, en el prólogo de las ediciones de las obras completas de Isidoro a cargo de Du Breul se insertan como presentación general las palabras de Sigeberto, pero con una formulación ligeramente diferente en el pasaje en el que habla de los libros de differentiae. scripsit et libros duos de differentüs uer borum, siue de proprietate rerum...'. Esta segunda formulación refuerza mi hipó tesis porque, como se verá más adelante, los textos que Du Breul ofrece como tratados de differentiae isidorianos son el Inter polliceri y el Inter Deum (cf. tam bién al respecto mi Relación', p. 239-242). 40 Cf. DIaz, Introducción', p. 119.
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o también al lugar de nacimiento del santo. A este respecto, su cambio por Hispaniensis en algunos códices, si bien revela una posible situación espacial exterior a la Península para las copias que lo ofrecen, no indica necesariamente una corrupción previa del gentilicio local4'. Por otra parte, es evidente que no debemos asumir como presentes en el momento de redacción de la obra los calificativos de beatus y sanctus*'. Otra es, sin embargo, la consideración que merece la aparición del apelativo Iunior en varias de las copias tempranas. Tanto este término como el de Senior aparecen esporádicamente en los títulos de la mayor parte de las obras de Isidoro. En el caso de nuestras Diff. lo encontra mos en el incipit de catorce manuscritos (sólo en el explicit de cuatro), e indirectamente en el de uno más, donde se introduce la obra con un cuius supra, aludiendo a otro título donde sí se incluye tal elemento43. Dentro de dicho número figuran represen tantes de todas las familias de la tradición manuscrita. Ello hace que, aun siendo tal denominación conocida en muchas otras obras del hispalense, aquí sea, comparativamente, mucho más numerosa que en el resto. 1.4. Datación Los hechos que conocemos sobre la vida y obra de Isidoro no nos permiten establecer con precisión cuándo se escribieron los libros de Diff. 44. Al abordar tal asunto, los estudiosos suelen ofre cer una estimación muy vaga (habrían sido compuestos entre los años 598-61545) en cuya base podemos distinguir tres hechos: por una parte, la referencia a la Renotatio librorum Isidori, que se abre con la mención de dichas obras46; por otra, el problema de 4' Cf. Fontaine, 'Figure', p. 2oo n. 23. 4' Sí presenta elementos de discusión, desde mí punto de vista, el tratamiento que aparece en sólo dos manuscritos (BF); domnus. ¿Podría ser tal término indi cio de la antigüedad del ejemplar que está en la base de ambas copias? 4) En el manuscrito P (Pariis. B, N. F. lat. 2994Á). 44 Una detallada puesta al día de los datos que conocemos sobre su biografía puede encontrase en DIaz, 'Introducción', p. 95-113. 45 Cf. por ejemplo J. Madoz. San Isidoro de Sevilla. Semblanza de su persona lidad literaria. León, 1960, p. 24. 46 Cf. al respecto Aloama. Cronología'. A su pretensión de que el orden en el que en la Renotatio se citan los distintos trabajos de Isidoro corresponde a aquel en el que fueron escritos no se han opuesto nunca objeciones globales que la invaliden con total solidez (su vigencia actual queda patente en Fontaine, 'Figure', p. 196 n. 5). A pesar de ello, son numerosas las sospechas parciales que se ciernen sobre la misma: a las ya mencionadas por Aldama, que afectan a la datación rela tiva de Cbron.. Vir. iil., Reg. mon. y Eccl. off. (cf. p. 84 n. 104), se han sumado, en
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si los dos elencos se redactaron en la misma época; y por último la utilización de los términos temprano y tardío respecto a dos referentes distintos: el conjunto de la vida del santo y el marco cronológico 598-615 al que antes aludí. Brevemente, podemos decir que, hasta el momento, nadie ha rebatido los argumentos de Aldama a la hora de fijar los márge nes cronológicos de la redacción de ambos tratados entre el 598 y el 615. Más próximos al 600 que al 610 los juzga, además del pro pio Aldama47, Fontaine48. En cuanto al Inter caelum aislado, apuestan por su datación temprana Díaz y Codoñer49. Por su parte, Brugnoli, al dudar de la paternidad isidoriana del Inter caelum/Inter aptum, sólo se pronuncia respecto a nuestra obra, y también lo hace señalándola como un trabajo de juventud50. Sin embargo, Díaz pretende que la redacción del Inter Deum quizá sea bastante posterior a la del libro de Diff. gramaticales, pudiendo haber coincidido incluso con la elaboración de las Sent., con lo que deberían datarse del 612 en adelante5'. Por mi parte, e independientemente de la datación estimada para el hoy denominado libro 1, y de testimonios y opiniones que pretendan fijar la fecha de composición de éste segundo más allá del 610, considero verosímil su datación en torno a los últimos años del s. vi y los albores del vil, coincidiendo quizá con los primeros años de Isidoro al frente de la sede hispalense5'. Me induce a sostener dicha opinión la existencia, por una parte, de un termi nus post quem prácticamente seguro, según veremos a conti nuación.
los últimos años, las expresadas por Díaz sobre, precisamente, nuestras Diff. (cf. Introducción', p. 114 n. 57), por Cazier sobre las Sent. (cf. Cazier, Isidore, p. 5) y por Martín sobre Sent. por una parte, y Vir. ill. y todas las obras por otra (cf. sus Une nouvelle édition critique de la Vita Desiderii de Sisebut, accompagnée de quelques réflexions concernant la date des Sententiae et du De uiris illustribus d'Isidore de Séville'. Hagiograpbica 7 I2000]. p. 127-180 y Bravl. Renot. - ed. Mar tín, p. 74-84). 47 A quien se sumarían todos aquellos que antes que él pretendieron ver un orden cronológico en la Renotatio (cf. Aldama, Cronología', p. 84). 4* Cf. Fontaine, Culture classique. p. 33 n. 2. *9 Cf. Díaz. Introducción', p. 119 (en torno al 600) e Isid.. Diff. 1 - ed. Codoñer, p. 1. '" Cf. Brugnol1, 'Liber, p. 71. " Cf. Diaz, Introducción', p. 119, En esta datación pareja a las Sent. se toma como referencia la cronología establecida para las mismas según Aldama, no la pretendida por Cazier (ca. 633). '' Sobre los problemas que entraña delimitar el periodo de episcopado de Isi doro v. DIaz, 'Introducción', p. 106-110.
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El terminus post quem de la escritura de la obra está ya fijado con relativa certeza gracias a uno de los criterios que para el esta blecimiento de la cronología de todas las obras de Isidoro nos brindó Aldama : el recurso a los últimos libros de los Moralia in Iob de Gregorio Magno. Es evidente que Isidoro conocía los últi mos libros de los Moral. cuando escribió el tratado, no sólo a juz gar por los paralelos que entre ambas obras estableció dicho estu dioso (2, 11 [28] se inspiraría en Moral. 32, 12, 16, y 2, 31, 32 [128] en Moral. 28, 18, 41"), sino también, y de forma mucho más ceñida a su fuente, en los capítulos 9 (25) y 10 (26) (cf. Moral. 24, 2, 3), 30, 15ss (117) (cf. Moral. 33, 21, 38 y 40), 32, 29ss (134-135) (cf. Moral. 28, 13, 33), 36, 7-8 (147) (cf. Moral. 27, 37, 62) y 41, 16ss (161) (cf. Moral. 31, 45, 87). A la vista de ello, no me cabe sino afirmar que nuestra obra es sin duda posterior al 595, y quizá también al 59854. En cuanto al terminus ante quem, quienes señalan que la obra pudo escribirse bien entrado el s. vi 1 lo hacen siempre sin aportar pruebas incontestables. Sus apreciaciones se basan sólo en crite rios deductivos cuyo punto de partida suele ser la aceptación del orden cronológico de la Renot. brauliana y el distinto carácter del texto de los dos libros de Diff. Por una parte se asume que, de acuerdo con la Renot., al menos uno de ellos debe ser temprano; se asume igualmente que se compusieron en distintos momen tos, y de ambos hechos se infiere que nuestro tratado de Diff. es bastante posterior a las Diff. gramaticales. No me parece " Cf. Aldama, 'Cronología', p. 77 n. 79, donde los textos isidorianos se citan según la edición de Arévalo, y se encuentran por tanto dentro de los capítulos 11 y 33. Por otra parte, la primera de las conexiones por él efectuadas es relati vamente vaga. M Gracias al texto de una de las cartas cruzadas entre Gregorio Magno y Lean dro de Sevilla sabemos que la segunda mitad de los Moral. llegó a Sevilla sólo después de 595. Aldama se atreve a afirmar que lo hizo únicamente después de 598 y antes del 600 (cf. Cronología', p. 72). Esta última apreciación, arriesgada por obtenerse a partir de un argumento ex silentio, no deja sin embargo de marcar un cierto margen temporal en lo que a la redacción de las Diff. 2 respecta. También en relación con los Moral. podríamos aún encontrar otro argumento para avalar la gestación temprana de este libro: Fontaine (cf. Culture classique, p. 33-36) cree ver en la carta con la que el papa Gregorio dedica su obra a Leandro unas críticas a la gramática que. en su opinión, bien podrían ser una advertencia ad usum hidori. Por ello opina que. quizá como réplica a la misma, nuestro autor podría haber introducido en sus Diff 1 citas de la obra a la que acompañaba su preten dida amonestación, utilizadas precisamente en un tono estrictamente gramatical. Todo ello tendría fuerte relevancia no lejos, temporalmente, del momento de recepción en Sevilla de dicha obra. No obstante, ofrezco este argumento sólo como un elemento que puede apoyar otros, por estar basado, de principio a fin, en meras conjeturas (conjeturas en las que, por otra parte, también se apoya la crítica que al respecto hace Brugnoli: cf. Libe?, p. 71-72).
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éste un argumento excesivamente sólido, porque, según estos mismos criterios, nada nos impediría afirmar, en sentido inverso, que nuestras Diff. también están alejadas cronológicamente de las Sent. y Etym., a las que presumiblemente se acercarían tempo ralmente si se alejan de las Diff. gramaticales, dado que el carácter de ambos tratados (Inter caelum/Inter aptum e Inter Deum) es netamente distinto, a pesar de compartir algunas fuentes. Por otra parte, un argumento que permitiría situar la produc ción de este libro entre los años 612 y 621, tiempo en el que reina Sisebuto, se encuentra en las palabras de un curioso prólogo que acompaña a varias copias de la obra posteriores al s. xi en las que aparece corrupto el nombre de este monarca": 'Incipit prologus quis et unde et in quo tempore fuerit auctor libri huius. Nonnulli norunt quod iste sub tempore sigseb(er)ti regis gothorum scriptus est liber...' Me parece, sin embargo, que esta afirmación, a falta de otros datos que la corroboren, por sí sola no es en absoluto digna de crédito. En la base de la misma puede encontrarse no una refe rencia cronológica real, sino más bien una consideración surgida, en primer lugar, de la necesidad de dar respuesta al plantea miento típicamente retórico del tempus, y en segundo, realizada a partir de apreciaciones temporales seguras que conciernen a otras obras isidorianas: quizá el autor de esta líneas sabía de la existencia de tal rey como destinatario de Nat., Chron. y Etym. A partir de ese hecho, no es difícil trasladar la información que con cierne a dos de las obras de Isidoro más difundidas en la Edad Media al conjunto de su producción, máxime cuando todo parece indicar que la noticia se elaboró, geográficamente, lejos de la Península, y temporalmente, quizá cinco siglos después de haberse creado el texto al que acompaña. Por otra parte, los argumentos que a mi entender subrayan la posibilidad de una datación cercana o poco posterior al 600 son tres: el lugar en el que los libros de Diff. se citan en la Renot., de confirmarse la disposición cronológica de la misma; la finalidad pragmática de gran parte de las obras del santo, en este caso sin duda relacionada con los problemas dogmáticos provocados por el arrianismo, al cual Hispania renunció oficialmente en el 589; y la presencia del apelativo Iunioren el incipit de gran parte de los Cf. Codoñer, 'Isidorus', p. 160.
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manuscritos que transmiten esta obra, presencia enormemente superior a la que se registra en las copias de otras de sus obras: de aceptar que su abundancia en los títulos de nuestro tratado responde a una calificación establecida en un momento cercano a la forja del original (y si su presencia en los títulos de otras obras no es sino indicio de la libertad con la que tal designación y su contraria pasaron de unas a otras por obra de los sucesivos copis tas) ello indicaría que nuestras Diff. se habrían escrito quizá ya en plena madurez de su autor, con toda probabilidad no más allá del 610, sino más bien cerca del 600. 2. GÉNERO Y ESTRUCTURA En lo que hace a la clasificación genérica de este tratado parti mos, en cierto modo, de un hecho tácitamente acordado: la exis tencia del género de la differentia, o más exactamente, la exis tencia, a partir del s. rv, de listas que, como partes relativamente autónomas de los tratados gramaticales primero, y totalmente separadas de los mismos después, procuran establecer los valo res léxicos exactos de determinadas palabras mediante su opo sición a otras con las que pueden en ocasiones confundirse debido a problemas de muy diversa índole, entre los que ocupa un lugar destacado la sinonimia ,6. Dicha confrontación se realiza de una forma normalizada y según unos esquemas compositivos más o menos fijos. Esta coincidencia en forma y fondo de varias obras es lo que nos permite hablar de género. Dentro de dicho género el Inter caelum de Isidoro se erige en su primer representante verdaderamente autónomo, ya que, desde el punto de vista de la cronología, es una de las pocas obras para las que podemos esta blecer una fecha de composición aproximada. Pues bien, quienes se han ocupado de estudiar con deteni miento los orígenes, la significación y características de los trata dos gramaticales de differentiis y de lo que hoy conocemos como género de la differentia, coinciden al afirmar la singularidad de nuestra obra respecto a la forma de la que parece haber tomado
'6 Cf. la definición del término en A.L. Llórente, Análisis del libro V de la Compendiosa Doctrina de Nonio Marcelo: De differentia similium significationum'. Trabajo de Grado inédito, Universidad de Salamanca, 1993: 'procedimiento - basado en la aplicación contrastiva de definiciones - mediante el cual se dis tingue la significación de ciertas palabras o expresiones que guardan una seme janza consciente'.
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el nombre57. Codoñer afirma sin reparos que en este caso 'hablar de diferencias como procedimiento gramatical resulta a todas luces improcedente'58, y Magallón, cuya reflexión sobre el tema me parece magistral, afirma que el Inter Deum 'no es auténtica mente un ejemplar del género de las differentiae verborum, sino que tan sólo guarda semejanza formal con éstas para organizar un contenido lleno de distingos místicos y filosóficos, agrupados por temas ...'59. En lo que a la adscripción genérica de la obra se refiere, mi opinión coincide, a grandes rasgos, con la de estas dos autoras. A continuación voy a exponer en detalle las razones que avalan lo acertado de sus juicios. Deseo además precisar que, desde mi punto de vista, esta aparente infidelidad al género que se adopta como modelo tiene su origen, por una parte, en el uso de la differentia como instrumento auxiliar para conocer otras ramas del saber. Por tanto, permanece fiel al espíritu que la hizo nacer; y por otra, en el carácter de disciplina auxiliar que la gra mática adopta en esta época concreta como soporte y armazón de toda reflexión teológica en general, y del pensamiento isidoriano en particular60.
" Sobre el carácter de la differentia y su evolución hasta generar produccio nes como el Inter caelum/Inter aptum, el Inter polliceri y los numerosos tratados que, anónimos o surgidos de la pluma de gramáticos medievales, pueblan los manuscritos latinos a partir de los primeros siglos de nuestra era, pueden consul tarse las noticias que al respecto ofrecen Goetz ('Differentiarum scriptores', PW 5.1., coll. 481-484), Uhlfelder. (cf. Anón.. Prop. serm. - ed. Uhlfelder, p. 20, 22, 35-36). Codoñer (cf. 'Formation'; Concepción'; Differentia); Della Casa (cf. A. Dflla Casa, 'Le Differentiae uerborum' e loro autori', Civilta classica e cristiana 13 [1992], p. 47-62) y. más recientemente, Magallón (cf. A. -I. Magallón La tradición gramatical de Differentia y Etymologia hasta Isidoro de Sevilla, Zaragoza. 1996 [Monografías de Filología Latina de la Universidad de Zaragoza], p. 235-260). Anti cuado, pero digno de mención como temprano trabajo monográfico acerca de las Diff. isidorianas (se refiere casi exclusivamente al libro 1) es el artículo de M. Michel. Les livres des Differences' d'Isidore de Séville', Annales de la Faculté de Lettres de Bordeaux, 1890, p. 268-287. " Cf. Codoñer, 'Differentia', p. 30. " Cf. Magallón, Tradición, p. 235. 60 Cf. a este propósito E. Elorduy, S, Isidoro. Unidad orgánica de su educa ción reflejada en sus escritos', Miscellanea Isidoriana. p. 293-322; Fontaine, Cul ture classique. p. 27-56 (esp. p. 29 y 38) y, más recientemente, su artículo Isidoro', p. 267-268. Sobre la renovación que supuso el pensamiento isidoriano, confor mado según esquemas 'gramaticales', puede leerse el trabajo de S, FernándezArdanaz, Ratio et Sapientia': el problema del método en la escuela de Alejandría y el desarrollo de la metodología sapiencial'. Compostellanum 36 (1991). p. 43-79, esp. p. 70-74.
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2.1. El procedimiento de definición por medio de differentiae y el género ligado al mismo Dado que nuestra obra parece remitir formalmente a un género determinado, del que ha tomado el nombre, un ajustado análisis de la misma ha de partir necesariamente de la consideración genérica de la diferencia gramatical, de su origen y evolución. Según han puesto de manifiesto Uhlfelder, Codoñer y Magallón, el nacimiento del género literario-gramatical de la differentia fue producto de una gestación larga en la que intervinieron numerosos y variados factores cuya historia se encadena hasta tal punto que puede establecerse un continuum desde los primeros representantes de la sofística griega hasta la obra de carácter gra matical compuesta por Isidoro, que no representaría sino una de las especializaciones de un procedimiento utilizado en otros muchos campos. Si, como Isidoro, buscamos en la origo de esta palabra su significado, podemos concluir que la differentia de un término o de un concepto es aquello que lo separa de otro (u otros) al que está unido, que lo aisla e identifica marcando la dis tinción entre aquello de cada uno que es ajeno a otro (u otros). El procedimiento que intenta establecer la differentia entre dos términos habría nacido, pues, como un instrumento de investi gación auxiliar, ligado al lenguaje y con la absoluta precisión como meta. En su desarrollo se habría visto enriquecido por influencias surgidas de las más diversas corrientes de pensamiento, hasta desembocar en la formación del género literario-gramatical que inspira formalmente el tratado isidoriano. En lo que se refiere a los principales estadios de dicho proceso y a las corrientes que pudieron nutrirlo, encontramos una cierta unanimidad descriptiva en las exposiciones de las tres autoras arriba citadas (influencias del estoicismo griego, de la polémica entre analogistas y anomalistas, del afán de precisión en el vocabulario de los juristas...), bien que el análisis al respecto de Uhlfelder haya suscitado algu nas críticas por no distinguir en el mismo entre elementos teóri cos y descriptivos6'. A grandes rasgos, la descripción de este pro ceso en el ámbito de la latinidad, y a partir de los elementos comunes por ellas puestos de manifiesto, es la siguiente. En pri mer lugar, una acotación especializada del término differentia aparece, en plena época clásica, en el campo de la retórica (cons tituye uno de los tipos de definitio). Codoñer y Magallón coinci 6' Cf. Codoñer, Differentia', p. 30.
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den en afirmar que desde el terreno del análisis lógico se habría pasado al de la reflexión lingüística, hasta llegarse a la especialización genérica del término y de un tipo de obras sólo en este último campo. Así, la preocupación por la proprietas en la expre sión, el auge de los tratados de ortographia en sentido amplio y la actividad de los comentaristas de textos latinos a medida que aumentaba la distancia cronológica que separaba a éstos de los autores sobre cuyos textos trabajaban, propiciaron que differentiae procedentes de los más variados campos comenzasen a reunirse independientemente de su ámbito de origen y del naci miento retórico del procedimiento. Un proceso tal habría culmi nado, con Isidoro y su Inter caelum, en el establecimiento tanto del contenido como de la forma de los tratados autónomos de differentiae gramaticales. El primero atañe siempre a procesos de diferenciación de dos o más palabras relacionadas y confundibles en virtud principalmente de su ortografía, homonimia o sinoni mia. Las características de la segunda son enunciadas por Codoñer de la siguiente forma: 'Sa structure formelle est fixe dans la présentation : Inter X et Y (hoc interest), et variable dans son développement. L'unique exigence que l'on doit satisfaire, dans une seconde partie qui vient ensuite, est de présenter les raisons qui appuient la différence entre X et Y, et l'on peut méme se dispenser de donner la significaron de l'un ou des deux composants de la différence: ainsi 'Inter aptum et utile. Aptum ad tempus, utile ad perpetuum"6'. Sobre el cómo de la gestación del género de la differentia gra matical, Magallón pretende que las concepciones de differentia retórica y lingüística convivieron ya en autores como Plinio y Gelio netamente separadas en la conciencia de sus formuladores, a pesar de que las segundas no se independizaran genéricamente hasta época tardía, ni nos hayan quedado demasiadas huellas de su presencia en las reflexiones gramaticales de época clásica63. Subrayo esta convivencia ya desde época clásica de dos concep ciones de differentia - la lógica y la lingüística - porque las mis mas parecen confundirse en Isidoro, quien, como igualmente ha señalado Magallón, parte en sus Etym. de un único ejemplo (por lo demás paradigmático: un texto de Mario Victorino) para explicar
Cf. Codoñer, Compilations', p. ioi. Cf. Magallón, Estudio semántico, p. 170.
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qué son tanto la differentia gramatical como la retórica64. Así, respecto al procedimeinto diferencial en el ámbito de la gramá tica se nos dice en Isid., Etym. i, 31: 'differentia est species definitionis, quam scriptores artium de eodem et de altero nominant. Haec enim duo quadam inter se communione confusa, coniecta differentia secernuntur, per quam quid sit utrumque cognoscitur; ut cum quaeritur quid inter regem sit et tyrannum, adiecta differentia quid uterque sit definitur, ut 'rex modestus et temperatus, tyrannus vero crudelis'. Inter haec enim duo differentia cum posita fuerit, quid sit utrumque cognoscitur. Sic et cetera.'. En cuanto al uso retórico del procedimiento diferencial leemos en Isid., Etym. 2, 29, 7: 'Sexta species definitionis est, quam Graeci Kara 8uxopáv, nos per differentiam dicimus. Scriptores vero artium de eodem et de altero nominant, ut cum quaeritur quid intersit inter regem et tyrannum, adiecta differentia quid uterque sit definitur; id est, rex est modestus et temperans, tyrannus vero impius et inmitis.'. Sabemos así que, aun cultivando aparentemente el único género creado como tal (el de la differentia gramatical) conviven en nuestro autor la conciencia de una differentia centrada en la palabra, en los significados, y de una differentia que se polariza, a través de la palabra y su significado, hacia referentes cuyo ámbito de existencia no es sólo la esfera de la reflexión metalingüística, sino una realidad ajena a la lengua misma (debe desta carse que en ambos casos encontramos el sintagma quid sit). Voy ahora, antes de pasar adelante en el desarrollo de esta idea, a examinar nuestras Diff. 2 a la luz de sus características formales y semánticas, comparándolas con las del género estrictamente gra matical. 2.2. El género literario-gramatical de las differentiae y el Inter Deum 2.2.!. Descripción tipológica y análisis formal de sus capítulos Una posible clasificación tipológico-formal de los capítulos de este libro puede ser aquella que, frente a la referencia al patrón s< Precisamente una reflexión de Fontaine a propósito del aparente desgaste que parece presentar en Isidoro la definición de differentia como procedimiento retórico motiva las apreciaciones de Magallón (cf. Fontaine, Culture classique. p. 40 y Magallón, Estudio semántico, p. 12).
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genérico de la differentia en su aspecto semántico (hecho que servirá como criterio de valor en la clasificación siguiente), aluda a los desarrollos formales típicos de la misma. Como punto de partida, nada más sencillo que establecer la división que separa aquellos capítulos caracterizados externamente de forma seme jante a las diferencias gramaticales de los que no presentan tal esquema. Dentro de cada uno de los dos apartados que a la luz de la misma surgen, pueden establecerse, no obstante, nuevas subdivisiones. La abstracción que en cuanto a la forma de las differentiae gra maticales puede realizarse a partir de los varios elencos tempra nos conocidos, y especialmente, por tratarse de Isidoro, del Inter caelum, indica que se presentan en primer lugar, de forma más o menos normalizada, los elementos a los que se aplica el procedi miento diferencial. A continuación puede introducirse una breve referencia a su distinción y a quien la estableció. En un tercer momento, mediante una transición por medio de partículas o sin ésta, se presentan los argumentos que delimitan la diferencia entre los términos considerados. Y por último, puede suceder que en un cuarto momento se dedique un comentario a hechos rela cionados con la presentación de la differentia, al porqué de la misma y a explicar en qué ámbito se confunden los términos diferenciados, o a reflexiones que atañen a una sola de las pala bras consideradas. Con todo, las differentiae que presentan esta cuarta parte son las menos. Pues bien, los capítulos del Inter Deum que en un primer momento se someten a las formas características de las differen tiae gramaticales (presencia del esquema Inter Xet Kal comienzo del mismo) son los siguientes65: del 1 al 4 ('Inter Deum et Dominum' ; 'Inter Trinitatem et Vnitatem' ; 'Inter personam Patris, et Filii, et Spiritus sancti'; 'Inter essentiam Dei et substantiam'); el 8 ('Inter natiuitatem Christi uel nostram'), 11 ('Inter creationem mundi et formationem eius'), 16 ('Inter hominem et pecus') y 17* ('Inter uirum et hominem')66; y del 18 al 37 (18 'Inter infantiam et pueri 65 La numeración concuerda con la del texto de la presente edición, no con la de Arévalo, recogida en la PL. 66 Tanto en el análisis formal como en el semántico voy a tener en cuenta este capítulo, ya que, aun entre corchetes, lo he insertado en el texto. A pesar de ello, quiero dejar patente que no está al mismo nivel que los demás, por ser una inser ción posterior a la primera redacción de la obra. Un análisis aislado del mismo y de otros fragmentos con él relacionados se realizará en el capítulo dedicado al estudio crítico.
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tiam, reliquasque aetates'; 19 'Inter infantem et puerum'; 20 'Inter rationale et rationabile'; 21 'Inter mentem et rationem'; 22 'Inter sensum et memoriam'; 23 'Inter memoriam et mentem et cogitationem'; 24 'Inter intelligibilia et sensibilia'; 25 'Inter animam et corpus'; 26 'Inter carnem et corpus'; 27 'Inter animum et animam'; 28 'Inter animam et spiritum'; 29 Inter concupiscentiam carnis et spiritus'; 30 'Inter gratiae diuinae infusionem et humani arbitrii uoluntatem'; 31 'Inter legem et euangelium'; 32 'Inter actiuam et contemplatiuam uitam'; 33 'Inter fidem et opus'; 34 'Inter fidem et spem et caritatem'; 35 'Inter amorem, dilectionem siue caritatem'; 36 'Inter scientiam et sapientiam'; 37 'Inter sapientiam et eloquentiam'). Expresiones en cierto modo asimilables a las anteriores abren los capítulos 5 ('Inter id quod Filius nunc aequalis, nunc minor est Patri'), 6 (Quid differt inter id quod Christus nunc unigenitus, nunc primogenitus...'), 9 (Item hoc distat inter mortem Domini et nostram'), 10 ('Resurrectio quoque Christi a nostra resurrectione...'), 12 ('Quae sit differentia paradisorum') y 15 ('Quae sit discretio praeuaricationis angelicae et humanae naturae'). Al margen de una presentación diferencial encontramos los capítulos 7 ('Iam uero differentiae uel significationes nominum eorum...'), 13 ('Gradus uel differentiae rerum sex sunt'), 17 ('Ratio nem autem humani corporis singulorumque membrorum differentiam'), 38 ('Huius philosophiae partes tres esse dixerunt'), 39 ('Digestis generibus siue differentiis fisicae artis...'), 40 ('Post logicam sequitur ethica) y 41 ('De distinctionibus quattuor uitiorum'). Las consideraciones que haré a continuación van a ceñirse a los dos primeros grupos arriba considerados, esto es, a los capí tulos con entrada formalmente equiparable a las de las differen tiae gramaticales. En ellos voy a estudiar la estructura de la entrada; la transición entre la entrada y las definiciones; el número de distinciones establecidas entre los términos y las transi ciones que se realizan dentro de las mismas; los posibles desa rrollos ulteriores dentro de los lemas y sus características; y la presencia de otros elementos típicos de las diferencias gramaticales67.
67 Una reflexión sobre los procedimientos formales y concatenación de temas' en nuestra obra puede leerse en el trabajo de I. Velázquez, Latine dicitur, uulgo uocant'. Aspectos de la lengua hablada y escrita en las obras gramaticales de Isi doro de Sei illa, Logroño, 200). p. 119-125. Dado que la autora trabajó sobre un texto
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1) Estructura de la entrada y fórmula de enunciación. Analizamos la estructura de la entrada dividiendo la misma en dos partes: aquella que corresponde a la enunciación de los lemas que se pretende distinguir y la que encierra el modo en el que se presenta dicha distinción. 1. a) Presentación de los lemas que se van a diferenciar. En cuanto a la primera parte, he señalado que la estructura habitual es aquella que comienza mediante la fórmula Inter X et Y: sucede en veintinueve ocasiones, frente a cinco casos de enunciación variada68. Podemos además establecer otra división inicial: la que corres ponde al número de lemas que se diferencian al comienzo de cada capítulo: dos, tres o más. Los capítulos que presentan una diferenciación de dos términos (como modelo puede tomarse, por ejemplo, el enunciado ínter Trinitatem et Vnitatem haec distinctio est') son: 1, 2, 4, 5, 6, 8, 9, 10, 11, 12, 15, 16, 17*, 20 a 33, 36 y 37. Por su parte, el capítulo 35 (Inter amorem, dilectionem siue caritatem'), a pesar de presentar tres términos en la enunciación, tam bién debe enumerarse junto a los arriba mencionados, porque la diferencia no se establece entre los tres, sino entre dos de ellos (amor y dilectio), considerados como una unidad, y el tercero69. Tres términos se distinguen en los capítulos 3 ('Inter personam Patris et Filii et Spiritus sancti'), 14 ('Inter angelos, homines et daemones) y 34 (Inter fidem et spem et caritatem'). Más de tres presentan los capítulos 18 ('Inter infantiam et pueritiam reliquasque aetates') y 19 ('Inter infantem et puerum'). 1. b) Alusión al carácter distinto de los términos enfrentados. Por lo que hace al modo de aludir a la diferenciación entre los distintos términos (esto es, a la secuencia que sigue inmediata mente después del Inter X et Y[etZ.../), sólo dos capítulos no pre sentan elementos que señalen dicha distinción: 18 y 19, Con res pecto a aquellos que sí presentan mínimas referencias para marcar el establecimiento de la distinción entre las palabras men cionadas en la otra parte de la entrada, llama poderosamente no crítico (el impreso en PL). muchas de sus consideraciones han de ser revisadas a la luz del ofrecido en la presente edición. 68 Según ya vimos, en los capítulos 6 ('Quid díffert...'), 9 ('Item hoc distat inter...'). 10 ('Resurrectio quoque...'), 12 ('Quae sit differentia...') y 15 ('Quae sit discretio...'). " Una marca sintáctica identifica este caso frente a los capítulos que distin guen entre tres palabras: la aparición de una partícula disyuntiva siue entre el segundo y el tercero, frente a los casos de copulativas et en el resto.
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nuestra atención la casi total ausencia de uniformidad en el tipo de fómula diferencial que abre dichas referencias. Si establecemos una primera separación entre las que aluden a una auctoritas como generadora de la doctrina que se va a ofrecer, y las que no lo hacen, los capítulos se agrupan del siguiente modo: - Con referencia a una auctoritas: i, 4, 14, 17*, 20, 24, 26, 27 y 28. Dichas referencias son, ordenadas alfabéticamente, las siguientes: 'dixerunt quidam hoc interesse' (en 17*); 'hoc doctores diferre dixerunt' (en 28); hoc interesse sapiens quidam dixit' (en 20); 'hoc quidam definierunt' (en 4); 'ita quidam definierunt' (en 1); 'Lactantius distinguere philosophos quosdam ita existimat' (en 27); 'taliter ueteres discreuerunt' (en 24); 'taliter quidam doctorum distinxit' (en 26); y 'ueteres scripserunt' (en 14). - Sin referencia a una auctoritas: 2, 3, 5, 6, 8, 9, io, 11, 12, 15, 16, 21, 22, 23, 25, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36 y 37. Las distintas secuencias se presentan así: 'haec distinctio est' (en 2, 32); 'haec est distantia' (en 11); "hoc differt' (en 21, 35) y 'quid differt' (en 6); 'hoc distat' (en 9, 33, 34); 'hoc interest' (en 8, 22, 29, 30, 31, 36); 'ista est differentia' (en 5) y 'quae sit differentia' (en 12); 'ita distinguitur' (en 37); 'ita secernitur (en 3, 25); 'ista discretio est' (en 16) y 'quae sit discretio' (en 15); 'sic discrepat' (en 10); 'talis distinctio est' (en 23). 2) Transición entre las entradas y el desarrollo de la differentia. Por lo que hace a la posible existencia de partículas de transición que marquen el paso de la mera enunciación a la expresión de la differentia, encontramos que el grupo de differentiae que presen tan un nexo de enlace es menor que el de aquellas que no inclu yen ninguno: sin partícula aparecen diecinueve enunciados, y con ella, dieciséis. En dos de los capítulos que no presentan nexo de unión, ello se debe a la inserción inmediata de una cita literal: 26 ('Omnis caro...') y 27 ('Quidam, inquit...'). En los demás, la transición entre la enunciación y el desarrollo del contenido se produce únicamente mediante una pausa (con auctoritas en 20, 24 y sin ella en 6, 9, 12, 15, 16, 18, 19, 21, 22, 25, 29, 30, 32, 33 y 3470). Por su parte, cuando aparece una partícula para marcarla transición, encontramos generalmente quod: mientras que ut sólo une el enunciado y su desarrollo en el capítulo 1, quod se recoge en 70 Como ejemplo de estos tipos de separación pensemos en el enunciado del capítulo 24, en el primer caso ('Inter intelligibilia et sensibilia taliter ueteres dis creuerunt: intellegibilia esse...'), y el 34 en el segundo (Inter fklem et spem et carltatem hoc distat: fides est...').
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quince ocasiones (con auctoritas en 4, 14, 17* y 28; sin ella en 2, 3, 5, 8, 10, 11, 23, 31, 35, 36 y 377'). 3) Desarrollo de la differentia. Dentro de la misma son tres los aspectos que formalmente consideramos: el número de elementos que se utilizan para mar car la distinción; la existencia o no de exempla o citas que ilus tren alguno de los hechos registrados dentro de los argumentos; y la aparición de desarrollos ulteriores a partir de alguna de las palabras entre las que se ha marcado la diferencia inicial. 3. a) Elementos u oposiciones utilizados para establecer la dis tinción y transición entre sus partes. Un aspecto característico de las differentiae gramaticales es el recurso a determinadas partícu las como vínculo a la vez de unión y oposición entre los elemen tos que se presentan como diferenciadores en cada caso concreto. Si dividimos los capítulos atendiendo primero al número de tér minos que diferencian, y atendiendo también al número de argu mentos que en ellos se utilizan para marcar los términos, encon tramos el siguiente reparto. En primer lugar, en los casos en los que son dos los ele mentos que se distinguen el número de argumentos utilizados para establecer dicha distinción, es el siguiente: uno en los capítulos 4, 9, 12, 15, 17*, 20, 21, 23, 24, 26, 30, 357'; dos en 10, 16, 22, 25, 27, 28, 36 y 3773; tres en 1, 8, 11 y 3374; cuatro en 2 y 7' A modo de ejemplo, contémplese la situación registrada en los capítulos 28 (Inter animam et spiritum hoc doctores differre dixerunt, quod anima...') y 37 ('Inter sapientiam et eloquentiam ita distinguitur, quod eloquentia...'): con y sin mención de auctoritas respectivamente. 7' Prototipo de capítulo con un solo argumento para establecer la diferencia entre los términos sería el 9, cuyo texto es el siguiente: 'Item hoc distat ínter mortem Domini et nostram. Nos enim mortem pro merito praeuaricationis incurrimus, ille autem mortem sponte pro nostra salute suscepit secundum et quod ipse testatur dicens: Potestatem habeo ponendi animam meam, et Nemo eam a me tollit, sed ego pono eam'. " Modélico es el caso del capítulo 10 (entre paréntesis el número de los mis mos una vez que se ha ofrecido): 'Resurrectio quoque Christi a nostra resurrectione sic discrepat: quod nobis resurrectionis tempus usque in finem saeculi differtur, illius uero die tertio celebratur (1); ille nullo eguit ut resurgeret, nos illo miserante resurgimus (2).'. 74 Se comprenderá qué entendemos por tres argumentos a la vista de su pre sentación en el capítulo 11 : 'Inter creationem mundi et formationem eius haec est distantia, quod originaliter secundum materiae substantiam simul cuncta creata sunt. Secundum distinctionem uero specierum per sex dierum alternationem for mata sunt (1). Totius enim creaturae origo simul extitit, species tamen et forma per temporum incrementa processit (2). Nam primum materia facta est caeli et terrae confusa atque informis. de qua postmodum omnia singillatim per species uarias formasque proprias prodiderunt (3)'.
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57S; cinco en 6; y más de cinco en 29, 31, yi76. En los desarrollos que sólo presentan un argumento de distinción (es decir, en los capítulos 4, 9, 12, 15, 17*, 20, 21, 23, 24, 26, 30 y 35), la partícula que sirve de nexo de unión es en tres ocasiones uero (en 4, 20 y 21) y en otras tres autem (en 24, 30 y 35). Seis capítulos, por el contra rio, presentan dichos pasajes sin nexo de unión (9, 12, 15, 17*, 23 y 26). Si se presentan dos argumentos de distinción (cosa que ocu rre en los capítulos 10, 16, 22, 25, 27, 28, 36 y 37), en el primero encontramos una vez autem (28), dos at contra (en 16 y 25); y ninguna partícula en cinco ocasiones (en 10, 22, 27, 36 y 37). Por lo que hace al segundo de los argumentos, o no aparece ninguna partícula entre sus miembros (tal y como se ve en 10, 16, 22, 27 y 37), o encontramos autem (en 25, 28 y 36). En los casos en los que son tres los argumentos que servirán para diferenciar los térmi nos enfrentados (es decir, en los capítulos 1, 8, 11 y 33) nunca apa recen partículas de unión entre los elementos considerados, en tanto que en las dos differentiae en las que se introducen cuatro secuencias argumentativas (2 y 5), el reparto de partículas se pro duce del siguiente modo: en el primer argumento aparece una vez uero (2); en el segundo una vez autem (5); en el tercero no aparecen partículas; y en el cuarto de nuevo aparece uero una única vez (5). En la diferencia en la que aparecen cinco argumen tos de distinción (6) sólo se recoge una partícula (uero) entre los dos elementos correspondientes al segundo argumento. En cuanto a aquellos capítulos en los que se presentan más de cinco argumentos de distinción (29, 31 y 32), me parece adecuado com putar sólo hasta el sexto de los mismos (para diferenciarlos del caso de 6: sus pares enfrentados son tan numerosos y variados que creo que dichos esquemas formales exceden el marco de la differentia gramatical para acercarse al de otros procedimientos y géneros estilísticos). Entre las partículas que sirven para unir los
75 Su distribución en el capítulo 5 es: 'Inter id quod Filius nunc aequalis, nunc minor est Patri, ista est differentia. quod prímum aeternae substantiae est. alterum humanae naturae (1). In forma enim serui. qua factus est ex muliere, Pater maior 1llo est; in forma autem Dei. in qua erat ante carnis adsumptionem, Patri coaequalis est (2). Pro illo dictum est : Pater maior me est; pro id : Ego et Pater unum sumus (3). Aequalis ergo Patri in quantum Deus est. subiectus uero in quantum homo est (4).'. 76 Como más de cinco califico aquí el hecho de que en estos capítulos, que contemplan la definición de más de dos palabras, éstas no se dibujan por oposi ciones recíprocas dos a dos, sino que van distinguiéndose entre sí de forma pau latina.
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dos miembros de dichos seis argumentos sólo se cuentan en el primero uero (29) y autem (32); y en el cuarto uero (29). Por otra parte, si la distinción se produce entre tres términos y hay uno (14) o dos elementos de distinción (34), no aparecen par tículas en las transiciones. En el caso de que haya tres elementos de distinción (3), encontramos uero entre el segundo y el tercer término en los tres argumentos. Por último, cuando existen más de tres términos diferenciados (cosa que, como ya hemos visto, ocurre en los capítulos 18 y 19, cuyos enunciados respectivos son 'Inter infantiam et pueritiam, reliquasque aetates' e 'Inter infantem et puerum') no cabe sino observar cada caso concreto, sin que de dicha consideración pue dan extraerse conclusiones más allá de un mero estudio casuís tico. Vemos así que no parece existir una relación determinante entre el uso o no de partículas de transición o la naturaleza de las mismas y el número de argumentos presentados y sus respectivas transiciones: uero, autem, at contra o su ausencia presentan, funcionalmente, un cometido idéntico77. Cuantitativamente, sin embargo, la falta de partículas es lo más habitual, y, si aparece alguna, uero es la más utilizada. 3. b) Presencia de exempla. Dentro de las differentiae gramati cales no es obligatoria la presencia de exempla, de citas literales que testifiquen la asunción de uno de los significados atribuidos a las palabras o avalen la diferencia existente entre los términos en cada caso enfrentados. Cuando se da, su aparición suele rela cionarse con la obra que sirve de fuente e inspiración del pasaje tratado (generalmente un comentario gramatical78). Pues bien, entre las differentiae aquí mencionadas no encon tramos los exempla típicos de las differentiae gramaticales, que suelen ser citas de los clásicos, pero sí podríamos considerar que las numerosas citas y referencias bíblicas y las esporádicas alusio nes a escritores patrísticos que aparecen en varios capítulos son sus equivalentes, ya que su función es idéntica: ejemplifican la validez de la distinción establecida o casos de neutralización de la misma. Así sucede en los capítulos 2, 9, 11, 12, 15, 28 y 35 (citas 7* Este hecho se pondrá también de manifiesto en el estudio lingüistico del tratado. '* Pensemos, por ejemplo, en la Diff. 1, 107 (19) Inter arguere et coarguere': incluye parte de un verso de Virgilio (Verg.. Aen. 4.13: degeneres animos timor arguit...'), y su fuente es, sin duda alguna, AgroEC, Gramm., 7, 119, 9 (cf. Isid., Diff. 1 - ed. Codoñer, p. 186, 364).
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bíblicas directas); 1 y 32 (referencias a las Sagradas Escrituras); y 26 y 27, donde la distinción se establece precisamente mediante una cita literal como base de la argumentación inicial, según ya vimos. 3. c) Desarrollos ulteriores. Es en este punto en el que los capí tulos de corte diferencial presentes en la obra parecen alejarse más formalmente de las differentiae gramaticales. Aunque la exis tencia de realidades tales es un hecho perceptible en algunas diferencias gramaticales, es la extensión de los pasajes insertos en nuestros capítulos lo que marca su falta de adecuación formal al género: por lo general es notablemente superior a la usual en los elencos gramaticales. Dado que nos estamos refiriendo úni camente a aspectos formales de la obra, el carácter y contenido de tales desarrollos - por lo demás muy diversos - resultan en este momento irrelevantes. No está de más, sin embargo, señalar que la presencia de estas ampliaciones induce en ocasiones a consi derar la estructura de corte diferencial que las precede como un mero pretexto que posibilita su introducción79. Por su parte, los capítulos cuyas entradas no pueden equipa rarse formalmente a las differentiae gramaticales son 7, 13, 17, 38, 39, 40 y 41. Una primera distinción entre ellos podría ser la que los clasifica atendiendo a la aparición en sus enunciados de la palabra differentia o de un sinónimo de la misma: así se separan 7 ('Iam uero differentiae uel significationes nominum eorum...'), 13 ('Gradus uel differentiae rerum sex sunt'), 17 ('Rationem autem humani corporis singulorumque membrorum differentiam...'), 39 ('Digestis generibus siue differentiis fisicae artis...') y 41 ('De distinctionibus quattuor uitiorum') de 38 ('Huius philosophiae partes tres esse dixerunt) y 40 ('Post logicam sequitur ethica'). En estos siete capítulos no podemos analizar, evidentemente, el carácter ni de sus enunciados ni de los desarrollos que siguen, habida cuenta de la falta de modelo formal al que remitirlos: es su contenido el que parece ir modelándolos a partir de la mera definición de los términos que se van sucediendo. No obstante, sí debe señalarse que aparecen en ellos, de manera esporádica, ele mentos formalmente afines a los de las differentiae gramaticales. Así, la materia del capítulo 7 se estructura en dos partes, según una oposición puesta de manifiesto al comienzo del mismo; y en el capítulo 17 encontramos desarrollos con un esquema pu 79 Cf. Codoñer, 'Differentia' . p. 25.
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ramente diferencial (en 17, 29 [52] 'Inter faciem et uultum...'; en 17, 124 [69] '...aluus, uenter et uterus differunt') y exempla semejantes a los que ilustran las differentiae gramaticales (un verso de Ennio en 17, 135 [71]). La descripción hasta aquí realizada de las características forma les de los distintos capítulos nos permite apuntar varios hechos especialmente relevantes en lo que atañe a la relación del Inter Deum con los tratados de differentiae gramaticales. 1) En primer lugar, las enunciaciones que abren los distintos capítulos presentan un esquema no excesivamente rígido, pero lo suficientemente normalizado como para reconocer en ellas una estructura formal genérica determinada. Tanto es así que en dos ocasiones (capítulos 18 y 19) se ha omitido el segundo elemento que conforma el enunciado: dicha ausencia es indicio de que se presupone en el lector una conciencia capaz de suplir los elemen tos genéricos implícitos, y por tanto, de un desarrollo del género diferencial mayor que si se explicitasen. No obstante, el que sólo en dos ocasiones se produzca dicha ausencia marca la particula ridad de nuestra obra respecto a los tratados de differentiae gra maticales, y especialmente respecto al Inter caelum: de las cua trocientas ochenta y dos differentiae que componen el libro 1, únicamente veintiséis presentan este segundo elemento, en tanto que el resto (cuatrocientas cincuenta y seis) presenta un esquema semejante al de nuestros capítulos 18 y !980. Se me ocurren dos motivos que explicarían esta reiteración de elementos en la segunda parte de la enunciación de los textos del Inter Deum: por una parte, se podría marcar así el carácter distinto de ese elenco frente a los desarrollos gramaticales; por otra, la extensión de los capítulos de este tratado, tan diferente en ocasiones de la de las diferencias gramaticales, obliga a presentar de nuevo informacio nes que pueden fácilmente suplirse cuando las referencias por oposición se encuentran próximas espacialmente. 2) Un elemento que separa nuestra obra de las differentiae gra maticales es la gran variedad formal de sus enunciados. Aunque es especialmente significativa en la segunda parte de los mismos, debemos considerar que también afecta a la primera : la distinción entre la forma normalizada gramatical y una mayor libertad lite *" Se trata de las Diff. 1 (Si), 8 (496), 21 (553), 36 (499), 46 (422). 52 (86). 86 (298). 88 (299). 100 (330), 117 (215), 148 (89), 152 (432), 166 (433), 175 (436). 176 ( 509), 181 ( 11 ), 194 (285), 201 (225), 202 (17), 283 (233). 319 (523), 329 (587), 370 (37), 389 (455), 434 (200) y 471 (410).
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raria podría explicar la falta de la secuencia Inter... como comienzo de varias de nuestras differentiae, hecho que no sucede nunca en el Inter caelum. 3) Por lo que hace a la segunda parte de la enunciación en aquellos capítulos que la presentan, una conjunción de fórmulas entre esta obra y el Inter caelum se produce especialmente en aquellas que no incluyen una mención de auctoritas (en ambas aparecen las típicas hoc interest, haec differentia est), si bien se registran también notables discrepancias entre ambos elencos: por ejemplo, aquí nunca aparecen solet ni uidetur acompañando a un infinitivo pasivo8'. 4) También merece un comentario el carácter de los distintos enunciados en lo que hace a la referencia a una auctoritas dentro de los mismos: llama la atención la casi total ausencia de men ción de escritores determinados en el caso del Inter Deum*', en tanto que ello es lo usual en el caso del Inter caelum*'. Es rese ñante el que los autores citados en el segundo caso sean también los inspiradores de algunas de las differentiae registradas en nues tra obra. 5) Un aspecto formal en el que el Inter caelum y el Inter Deum corren parejos es el relativo a las fórmulas de transición entre el enunciado y el desarrollo de la entrada: en ambos casos el número de capítulos en los que se enlazan con partículas de tran sición es menor que aquellos en los que sucede lo contrario. De haberlas, la más utilizada es en ambos casos quod, en detrimento de ut. 6) En cuanto al número de argumentaciones que, en los capí tulos con esquema diferencial, subrayan la distinción entre dos o más términos, éste es en general mayor aquí que en las differen tiae gramaticales. Además, por medio de su cantidad y estructura se produce un alejamiento formal de esta obra respecto a su para digma gramatical: por ejemplo, capítulos como los que subrayan las differentiae 'Inter concupiscentiam carnis et spiritus', 'Inter legem et euangelium' o 'Inter actiuam et contemplatiuam uitam' pierden, por su gran número de elementos contrapuestos, la par
" En el Inter caelum los encontramos en 36 (499). 86 (298) y 175 (436). " Sólo Lactancio en la 27. 8' Las referencias a auctoritates son (sólo ofrezco las inmediatas). 52 (86) Orbilio; 88 (299) Ambrosio: 96 (264) los estoicos: 113 (5) Catón; 117 (215) Agustín: 147 (431) Jerónimo; 152 (432) Agustín; 202 (17) Cicerón; 232 (99) Plácido; 235 (440) Catón; 306 (159) y 329 (587) Cicerón; y los auctores en 471 (410).
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quedad y precisión gramatical para acercarse al estilo literario sinonímico característico de otras obras isidorianas. 7) Si se señala una oposición de los dos miembros de una misma argumentación, ello se realiza por medio, indistintamente, de uero, autem o at, aunque lo más usual es que en la transición entre los dos miembros de la misma no haya tales partículas. En este punto, la situación de nuestro tratado es formalmente idén tica a la de las differentiae gramaticales. 8) Otra referencia que asemeja este elenco a las differentiae gramaticales es la presencia de exempla, aunque su cantidad y su carácter (hecho éste más semántico que formal), marcan la dis tincion entre esta obra y los elencos típicamente genéricos84. 9) La presencia de capítulos sin esquema externo gramatical subraya también la separación existente entre este tratado y los compendios de differentiae gramaticales. No obstante, hemos visto que en ellos se dan características formales que los asocian a las mismas: la utilización, independientemente del sentido que se le otorgue, del término differentia en su enunciado y de otras características formales de las mismas incluidas dentro de ellos. 10) Por último, ya señalé que son los elementos asociados a la extensión los que más distorsionan formalmente la apariencia externa de muchos de los capítulos de esta obra, frente a la que presentan los que componen los elencos de differentiae gramati cales. A modo de conclusión en este punto, podemos afirmar que todos los elementos formales que constituyen genéricamente las differentiae gramaticales están presentes en éstas, aunque no de igual modo, ni con igual intensidad en cada una de sus partes. En general, el esquema que define la configuración externa de nues tro tratado presenta muchos rasgos en común con el caracterís tico de los tratados de differentiae gramaticales y ello no sólo en lo relativo a la presentación de los diferentes capítulos, sino en el desarrollo de los mismos. 2.2.2. Clasificación tipológica y análisis semántico de los capítulos El establecimiento de una perfecta estructuración de nuestros capítulos en el campo semántico resulta francamente difícil. Estu diados en conjunto, dicha dificultad estriba no sólo en sus carac 84 Se distingue desde luego del Inter caelum/Inter aptum, que no presenta citas bíblicas, pero especialmente del Inter poiliceri. en el que, como senala Uhlfelder, no hay siquiera referencias a autores patrísticos.
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terísticas 'agenéricas', sino en aquellas otras que están presentes también en todo ensayo de formalización semántica del pensa miento lingüístico latino respecto a la consideración de las differentiae gramaticales85. Si únicamente atendemos a los enunciados de cada capítulo, las especiales características de los mismos desalientan por su disparidad y aparente anarquía. No obstante, un primer intento de estudio y organización de los distintos apartados que componen el Inter Deum según el tipo de relación que se establece entre los elementos en ellos contem plados desde un punto de vista primordialmente semántico ha sido ya afrontado por Codoñer, si bien, tal y como ella misma indica, su clasificación 'no pretende ser exhaustiva, sino mera mente indicativa' y en la misma 'cabría establecer distinciones y subdivisiones, y no todos los tipos de diferencias están considerados'86. A pesar de que en dicha clasificación se ponen de manifiesto varios elementos que atañen a los distintos capítu los desde el punto de vista formal, y de que en el desarrollo de la misma se atiende únicamente a la presentación inicial de los dis tintos apartados, me parece oportuno recogerla aquí. Los criterios que guían el establecimiento de la misma podrían identificarse, por una parte, como la coincidencia total o parcial con el modelo genérico de differentia gramatical desde el punto de vista léxico según la definición de la misma más arriba ofrecida, y, por otra, como la consideración del tipo de enunciado de aquellas diferen cias que no se ajustan totalmente al esquema genérico que sirve de modelo en la comparación. Codoñer clasifica las diferencias de este libro en cinco grupos. El primero (I) englobaría los capítulos cuyas características podrían relacionarlos, en una primera aproximación a la obra, con las differentiae gramaticales prototípicas. Esta primera agru pación se subdividiría en dos, separando las differentiae en las que la diferencia actúa como rasgo distintivo sobre una evidente comunidad de significado, comunidad perceptible para cualquier hablante de latín' (I.a), de otro grupo en el que 'la afinidad entre los elementos comparados, necesaria para la aplicación del pro cedimiento de la differentia, está limitada por el contexto, con lo *5 Cf. Magallón, Estudio semántico, p. 173: 'conviene formular alguna conside ración sobre lo inoperante que resulta aplicar una organización descriptiva, ya no férrea sino tan sólo exhaustiva en exceso, dada la insumisión de los textos y los datos de índole teórica que los gramáticos latinos nos han legado...'. 86 Cf. Codoñer. 'Differentia, p. 21 n. 6.
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cual no existe la sinonimia entre términos sino entre acepciones específicas de esos términos' (I.b). Al primero de estos dos gru pos hace Codoñer corresponder nuestros capítulos 17* ('Inter uirum et hominem') y 18 ('Inter infantiam et pueritiam reliquasque aetates'), así como la diferencia 'Inter senectutem et senium' de 18, 18 (77)87. En el segundo enmarca los enunciados recogidos en 1 ('Inter Deum et Dominum'), 2 ('Inter Trinitatem et Vnitatem'), 4 ('Inter substantiam et essentiam Dei'88), 31 ('Inter legem et euangelium') y 33 ('Inter fidem et opus'). En el siguiente apartado (II) incluye aquellas differentiae que se caracterizan 'por la naturaleza sintagmática en la presentación de los significados 'diferenciados". Se recogen así aquellos casos en los que un sustantivo está calificado por un adjetivo u otro sustantivo cuando 'lo que confiere la aparente afinidad necesaria para crear la diferencia es el término determinado, mientras que la diferencia en lo significado la marca el genitivo' (o adjetivo, añado yo): ejemplo típico de este grupo podría ser el enunciado del capítulo 3 ('Inter personam Patris et Filii et Spiritus sancti'), al que se añaden las differentiae presentadas en 9 ('Inter mortem Domini et nostram'), 10 ('Resurrectio quoque Christi a nostra resurrectione sic discrepat') y 32 ('Inter actiuam et contemplatiuam uitam'). El tercer grupo sería el de aquellos enunciados en los que el elemento determinante se muestra como un atributo del sustan tivo al que determina. En palabras de Codoñer: 'El apartado III tiene en común con el anterior la presencia básica de un nombre propio, pero, en este caso, como elemento determinado, no determinante. Sin embargo, las diferencias con ese mismo apartado son mayores que las coincidencias: en todos los casos se trata de enunciados cuyo sujeto es común; lo que cambia son los atributos.'. Entre las diferencias que reúnen estas características menciona las correspondientes a los capítulos 5 ('Inter id quod Filius nunc aequalis, nunc minor est Patri') y 6 ('Inter id quod Christus nunc Vnigenitus, nunc Primogenitus esse praedicatur'). 87 Creo necesario apuntar que esta última distinción debe excluirse de toda referencia a una posible clasificación tipológica, porque la tradición manuscrita ha revelado que no constituye un apartado autónomo en el tratado, sino que se engloba dentro de otro más amplio - el que conforma el capítulo 18 -, colocán dose así al mismo nivel que la differentia Inter fuciem et uultum' de 17, 29-32 (52). 88 Éste es el modo de enunciación de la differentia en Codoner. Differentia , quien sigue la edición de Arévalo (en la presente edición aparece como Inter essentiam Dei et substantiam).
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En las diferencias que conforman el cuarto grupo, 'lo que da unidad a los términos (...) no es un posible sema común, sino el tener como referente distintos elementos constituyentes de un todo que los engloba: el universo'. Así se clasifican los capítulos 13 ('Gradus uel differentiae rerum sex sunt...'89), 14 ('Inter angelos, homines et daemones'), 16 ('Inter hominem et pecus') y 17 ('Rationem autem humani corporis singulorumque membrorum differentiam...'), donde 'cada uno de los elementos significados sólo es uno de los constituyentes del elemento resultante'. Por último, en el quinto apartado considera un único capítulo, el 7 ('Iam uero differentiae uel significationes quae in Filium Dei distinguuntur), donde 'no cabe hablar de differentia en ninguno de los sentidos aquí utilizados. (...) no cabe la aplicación del pro cedimiento de la differentia, puesto que éste exige como requi sito básico la existencia de cierta afinidad entre los elementos comparados'. Si tratamos ahora de incluir en los distintos apartados de esta clasificación aquellos capítulos de la obra no mencionados por Codoñer, al primero de los grupos considerados podrían sumarse, dentro del apartado I. a, las entradas de los capítulos 19 ('Inter infantem et puerum'), 20 ('Inter rationale et rationabile'), 21 ('Inter mentem et rationem'), 22 ('Inter sensum et memoriam'), 23 ('Inter memoriam et mentem et cogitationem'), 24 ('Inter intellegibilia et sensibilia'), 26 ('Inter carnem et corpus'), 27 ('Inter animum et animam'), 29 ('Inter animam et spiritum'), 36 (Ínter scientiam et sapientiam'); por su parte, afines a los enunciados reunidos en I.b son los de los capítulos 35 ('Inter amorem, dilectionem siue caritatem'), 37 ('Inter sapientiam et eloquentiam'). En el segundo apartado se contarían los capítulos 8 ('Inter natiuitatem Christi et nostram'), 12 ('Quae sit differentia paradisorum'), 15 ('Quae sit discretio praeuaricationis angelicae et humanae naturae'), 29 ('Inter concupiscentia carnis et spiritus'). Al tercero, por su parte, deberíamos añadir la diferencia que abre el capítulo 11 ('Inter creationem mundi et formationem eius'), ya que lo que en ella está implícito es una predicación (podría mos reconstruirla como 'Inter id quod mundum nunc creatum nunc formatum esse praedicatur'), no asimilable a ninguno de los enunciados contemplados en los dos primeros apartados: de nin 89 Esta entrada se presenta en su clasificación como 'Inter non uiuentia, uiuentia. irrationabilia. rationabilia, mortalia. inmortalia' según la reformulación tardía que confiere a la misma una estructura diferencial formalmente canónica.
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guna manera es equiparable a aquella que formalmente le es más cercana ('Inter essentiam Dei et substantiam'). Ahora bien, al incluirla en este grupo desaparece una de las características enun ciadas por Codoñer como específicas del mismo: no encontramos en ella ningún nombre propio. Dentro del cuarto grupo podemos enmarcar las diferencias 25 ('Inter animam et corpus'), 34 ('Inter fidem et spem et caritatem'). Igualmente, considero que, como un subapartado dentro de este mismo bloque, tendrían cabida los enunciados que hacen posi ble la separación entre los capítulos 38 ('Huius philosophiae par tes tres esse dixerunt'), 39 ('Digestis generibus siue...'), 40 ('Post logicam sequitur...') y 41 ('De distinctionibus quattuor uitiorum...'), ya que lo que parecen delimitar son los tres hipónimos que se engloban bajo la denominación philosophia. En cuanto al quinto y último grupo, ningún otro capítulo viene a sumarse al aislado por Codoñer. Me parece necesario, sin embargo, precisar que la aparente anomalía en su consideración encierra una referencia velada a una distinción que no se esta blece únicamente entre los distintos apelativos de la segunda per sona de la Trinidad, sino entre el carácter natural o accidental de los mismos, entre los que sí se establece una separación bimem bre. Desde esa perspectiva, este quinto grupo podría así asimi larse al cuarto. Una simplificación - espero que no excesiva - de las divisio nes arriba establecidas podría reducir las relaciones que se esta blecen entre los miembros tratados en los diferentes capítulos hasta llegar a concluir que entre ellos contamos con cuatro gru pos de differentiae: 1) Unas son verdaderas separaciones genéricamente gramatica les, establecidas a partir de una sinonimia parcial : las correspon dientes al comienzo de los capítulos 17* ('Inter uirum et hominem'), 20 ('Inter rationale et rationabile'), 21 ('Inter mentem et rationem'), 22 ('Inter sensum et memoriam'), 23 (Inter memoriam et mentem et cogitationem'), 24 ('Inter intelligibilia et sensibilia'), 26 ('Inter carnem et corpus'), 27 ('Inter animum et animam'), 28 ('Inter animam et spiritum') y 36 ('Inter scientiam et sapientiam'). 2) Otras son distinciones entre sinónimos contextuales: 1 ('Inter Deum et Dominum'), 2 ('Inter Trinitatem et Vnitatem'), 11 ('Inter creationem mundi et formationem eius'), 35 ('Inter amorem, dilectionem siue caritatem') y 37 ('Inter sapientiam et eloquentiam').
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3) Hay también capítulos en los que se enfrentan no sinónimos contextuales, sino palabras que pueden contar con un elemento de intersección en sus significados en función del contexto, sin que dicho elemento produzca una relación de sinonimia entre ellas que sea necesario romper por medio del establecimiento de la diferencia, y donde dicho elemento puede ser el término deter minado, el determinante, uno ajeno a los considerados, o un hiperónimo de los mismos (en este último caso, se definen hipónimos bien unidos en un solo capítulo, bien individualmente, en capítulos sucesivos): 3 ('Inter personam Patris et Filii et Spiritus sancti'), 4 ('Inter essentiam Dei et substantiam'), 5 ('Inter id quod Filius nunc aequalis, nunc minor est Patri'), 6 ('Quid differt inter id quod Christus nunc unigenitas, nunc primogenitus esse praedicatur'), 7 ('Iam uero differentiae uel significationes nominum eorum...'), 8 ('Inter natiuitatem Christi uel nostram'), 9 ('Item hoc distat inter mortem Domini et nostram'), 10 ('Resurrectio quoque Christi a nostra resurrectione sic discrepat'), 12 ('Quae sit differentia paradisorum'), 13 ('Gradus uel differentiae rerum'), 14 ('Inter angelos, nomines et daemones'), 15 ('Quae sit discretio praeuaricationis angelicae et humanae naturae'), 16 ('Inter hominem et pecus'), 25 ('Inter animam et corpus'), 29 ('Inter concupiscentiam carnis et spiritus'), 30 ('Inter gratiae diuinae infusionem et humani arbitrii uoluntatem'), 31 ('Inter legem et euangelium'), 32 ('Inter actiuam et contemplatiuam uitam), 33 (Inter fidem et opus'), 34 ('Inter fidem et spem et caritatem'), 38 (Huius philosophiae...'), 39 ('Digestis generibus...'), 40 ('Post logicam...') y 41 ('De distinctionibus quattuor uitiorum')4) En el último grupo de capítulos se englobarían varios con características afines a las de los tres grupos antes contemplados: junto a rasgos semánticos compartidos con los presentes en las differentiae gramaticales, se sucederían las definiciones de distin tas palabras cuyo punto de contacto reside en remitir a un hipe rónimo común: 17 (Rationem autem humani corporis singulorumque membrorum differentiam...'), 18 ('Inter infantiam et pueritiam, reliquasque aetates), 19 ('Inter infantem et puerum'). A partir de algunos de los elementos de la clasificación ante rior, respecto a la comparación que puede establecerse entre las diferencias aquí recogidas y aquellas que suelen componer los elencos de differentiae gramaticales, podemos apuntar varios hechos que las separan y acercan.
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1) En primer lugar, se excluye de este elenco toda distinción establecida en razón de confusiones surgidas de problemas orto gráficos y de homonimia. El ámbito de contacto entre las differentiae gramaticales y este elenco en lo que hace a la semántica se da sólo en la esfera de la sinonimia, la hiponimia y la hiperonimia. En torno al primero de estos fenómenos se articulan muchas de las differentiae de los elencos gramaticales. En cuanto a los otros dos, también están presentes en las mismas, pero usualmente como rasgos definidores de los términos enfrentados, no como realidades ajenas a los mismos90. 2) Otro de los puntos de contacto entre los elencos de diffe rentiae gramaticales y nuestra obra en lo referente a la semántica es el recurso a la etimología como modo de establecer una dis tinción y de definir palabras. 3) Por el contrario, en las differentiae gramaticales no encon tramos sintagmas como elementos comparables (no obstante, hay algún ejemplo de predicación compleja, aunque ésta sólo afecta a uno de los miembros9'), cosa que sí ocurre en este tratado. Puede verse así que, como sucedía en el apartado de la forma, aunque hay capítulos que genéricamente no responden a la con dición semántica esperable en las differentiae gramaticales, en prácticamente todos podemos encontrar rasgos afines a las mis mas. Ahora bien, dichos rasgos son más difíciles de apreciar, y presentan una estructura más compleja que los formales en sus relaciones. En el fondo, en muchas de estas differentiae lo que encontramos son definiciones y desajustes motivados por una alusión a referentes más que a significados. 2.2.3. Situación genérica del Inter Deum respecto a los tratados de differentiae gramaticales A partir de los dos tipos de descripción y análisis esbozados, son varias las puntualizaciones que podemos ofrecer respecto a la tradicional inadecuación forma-contenido observada en nues tro tratado. Por una parte, en la mayor parte de los capítulos de esta obra se hacen presentes rasgos característicos del género de 90 Sin embargo hay indicios aislados de tratamientos similiares. en, por ejem plo, el capítulo de las voces de animales (cf. Isid., Diff. 1, 225 (607]). Este capítulo, por otra parte, es señalado como atípico por Magallón en su consideración de las relaciones semánticas que se observan en el Inter caelum (cf. Estudio semántico, P- 144). " Es el caso de la Diff. 1, 434 (200); 'Inter eum qui in insulam relegatur et eum qui deportatur magna est differentia'.
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las differentiae gramaticales, bien en lo que hace a su forma, bien en lo que respecta a su contenido. Por otra, en aquellos capítulos que tanto formal como semánticamente parecen situarse al mar gen de las mismas, pueden sin embargo identificarse rasgos gené ricos afines, como son la presencia del término differentia en sus enunciados, o el establecimiento de relaciones semánticas entre los conceptos tratados que son definidoras también de enfrentamientos semánticos dentro de las differentiae gramaticales. Por último, la aparente inadecuación está ligada sobre todo al hecho de que en ocasiones no se está realizando una reflexión metalingüística acerca de los términos, sino una exposición para identi ficar sus referentes concretos. Es en este punto donde quizá podría mencionarse la convivencia en Isidoro de las concepcio nes retórica y gramatical del término differentia. En efecto, hemos visto los desajustes que nuestro tratado pre senta respecto al género gramatical de la differentia. Pues bien, al margen de aquellos que se producen como una prolongación, en sentido lato, del interés por la definitio de algunos de los tér minos previamente sometidos a una consideración diferencial, creo que en esta obra confluyen las dos tradiciones que, super puestas, pueden distinguirse en la aplicación de los procedimien tos diferenciales: la relativa al conocimiento de la realidad, esto es, la concepción de differentia retórica, de reflexión sobre la realidad, y la relativa a la aprehensión del significado de determi nadas palabras, esto es, la gramatical, de reflexión sobre la len gua. De esta duplicidad podemos encontrar bosquejos en las palabras tanto de quienes enjuician esta obra desde un punto de vista primordialmente formal y la comparan por ello exclusi vamente con las differentiae gramaticales (ya aludí antes a los comentarios de Codoñer y Magallón al respecto), como de los que han sometido el tratado a estudios centrados primor dialmente en su contenido (no en vano señala ya Brugnoli que, en la misma, 'lo stesso termine di differentia é qui usato como ter mine di dialettica, non, come nell'uso dell'epoca, di grammatica'9'). Lo que aquí quiero destacar es que la fusión de ambos niveles (retórico y gramatical) muestra uno de los rasgos más característicos no sólo de la cultura de una época, sino del pen samiento isidoriano y de su reflexión sobre la realidad: dado que la estructuración de los mismos discurre por cauces plenamente 9' Cf. Brignol1, 'Liber, p. 72.
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gramaticales, los esquemas retóricos y lingüísticos de una elabo ración diferencial, de un recurso a la definitio tanto de las pala bras como de las realidades que con ellas se nombran, están des tinados a fundirse en una obra que parece haberse creado para compendiar saberes y doctrina cristiana, aquilatando significados. 2.3. Estructura Como en el apartado dedicado al análisis genérico, al afrontar el estudio de estructura del Inter Deum podemos pensar en dos niveles de construcción: encontramos una estructura externa, relativa a la sucesión en la que se presentan capítulos muy desigualmente conformados; y otra que alude a la existencia o no de un hilo conductor que permita apreciar una coherencia significa tiva en el decurso de lo escrito, de tal forma que el lector pueda llegar a dibujar en su mente la lógica que articula una disposición de las diferentes partes de la obra en el orden en el que se pre sentan y no de otro modo, independientemente de la desigual dad observada en el desarrollo de cada una de ellas. Para consi derar lo que concierne a cada uno de estos dos niveles resulta de utilidad contar con una visión conjunta de la sucesión de las dis tintas partes del tratado. La obra se abre con varios capítulos vinculados a cuestiones dogmáticas. En ellos es posible observar el interés del autor por clarificar puntos controvertidos de la herejía arriana. Se trata de seis apartados más bien breves cuyos enunciados se someten férreamente a la fórmula Inter X et Y: 1 (1) 'Inter Deum et Dominum'; 2 (3) 'Inter Trinitatem et Vnitatem'; 3 (7) 'Inter personam Patris et Filii et Spiritus sancti'; 4 (12) 'Inter essentiam Dei et substantiam'; 5 (13) 'Inter hoc quod Filius nunc aequalis, nunc minor est Patri'; 6 (14) 'Quid differt inter id quod Christus nunc unigenitus, nunc primogenitus esse praedicatur. A continuación aparece un capítulo dedicado a los distintos nombres que recibe Cristo en las Escrituras (7 [16] 'Iam uero differentiae uel significationes nominum eorum quae in Dei Filio distinguuntur plurimae sunt'), para, una vez que se lo ha presentado como Dios y hom bre, exponer en tres capítulos las diferencias y semejanzas que afectan a su naturaleza mortal respecto a la de los demás hom bres en virtud de su condición divina: 8 (23) 'Inter natiuitatem Christi uel nostram'; 9 (25) 'Item hoc distat inter mortem Domini et nostram'; 10 (26) 'Resurrectio quoque Christi a nostra resurrectione sic discrepat'.
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Siguen otros seis capítulos que atañen a la consideración del mundo y los seres que lo habitan como creación divina, y a la historia primigenia de los mismos: 11 (27) 'Inter creationem mundi et formationem eius'; 12 (32) 'Quae sit differentia paradisorum'; 13 (36) 'Gradus uel differentiae rerum'; 14 (41) 'Inter angelos, homines et daemones'; 15 (44) 'Quae sit discretio praeuaricationis angelicae et humanae naturae'; 16 (46) 'Inter hominem et pecus'. Con este último capítulo volvemos a centrar nos en el hombre, señor de todo lo creado: desde este mo mento, la consideración de los diversos aspectos de lo humano será el tema de la obra. Una mención especial merece en este punto la inserción del capítulo 17* (73) 'Inter uirum et homi nem', que debería interpretarse como el establecimiento de un grado más en la escala que separa al hombre de los anima les: entre los seres humanos, el varón es más importante que la mujer. Más adelante, a un capítulo en el que, sin esquema diferencial, sino más bien con un procedimiento similar al que marca el tra bajo en las Etym., se detallan las características de las distintas partes del cuerpo humano (17 [47] Rationem autem humani corporis singulorumque membrorum differentiam') siguen otros dos en los que el tema central es el curso de la vida humana desde el nacimiento hasta la muerte según perspectivas distintas (18 [74] 'Inter infantiam et pueritiam reliquasque aetates' y 19 [78] 'Inter infantem et puerum). Se suceden después cinco breves apuntes que hacen referencia a aspectos intelectivos y sensitivos del hom bre: 20 (85) 'Inter rationale et rationabile'; 21 (86) 'Inter mentem et rationem'; 22 (88) 'Inter sensum et memoriam'; 23 (87) 'Inter memoriam, mentem, et cogitationem'; 24 (89) Inter intelligibilia et sensibilia'. Del capítulo 25 al 28 encontramos unos amplios apuntes doc trinales cuyo eje común es su constitución en torno a binomios en los que uno de los elementos es siempre el cuerpo o el alma: 25 (92) 'Inter animam et corpus'; 26 (93) 'Inter carnem et corpus'; 27 (94) 'Inter animum et animam'; 28 (98) Inter animam et spiritum'. En los siete capítulos siguientes, el componente religioso está siempre presente por las referencias a la santificación como ideal al que el hombre debe tender: 29 (109) 'Inter concupiscentiam carnis et spiritus'; 30 (115) 'Inter gratiae diuinae infusionem et humani arbitrii uoluntatem'; 31 (125) 'Inter legem et euangelium'; 32 (130) 'Inter actiuam et contemplatiuam uitanv; 33 (136) 'Inter
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fidem et opus'; 34 (139) 'Inter fidem et spem et caritatem'; 35 (142) 'Inter amorem, dilectionem, siue caritatem'. Por último, dos referencias a la distinción entre varios términos conectados con el saber (36 [147] 'Inter scientiam et sapientiam'; 37 [148] 'Inter sapientiam et eloquentiam') abren paso a una extensa exposición sobre cada una de las partes de la filosofía (38 [150] 'Huius philosophiae partes'; 39 [153] 'Digestis generibus siue differentiis fisicae artis, nunc partes logicas exsequamur'; 40 [154] Post logicam sequitur ethica'), y el tratamiento de la última de ellas propicia la consideración de un último apartado autónomo: 41 (159) 'De distinctionibus quattuor uitiorum'. A la vista de esta sucesión, y en cuanto al primero de los dos aspectos mencionados arriba, es decir, a la existencia o no de un plan estructural que afectaría al conjunto de la disposición de los distintos capítulos con relación a su configuración externa y extensión, debo decir que no han tenido éxito mis esfuerzos por descubrir dicho plan preconcebido en la sucesión de capítulos según una estructura formal diferencial junto a otros escritos al margen de la misma, o la razón por la que, tras extensos períodos de definiciones englobadas en un único capítulo, siguen varias diferencias breves separadas en cuatro pequeños apartados. Desde este punto de vista, ha de concluirse que esta obra pre senta una estructura descompensada, y que ello le da un aspecto de improvisación que sólo hasta cierto punto, como a conti nuación veremos, responde a la realidad de su estructura global interna. En lo que hace a una estructura interna que dote a las distintas partes del tratado de una coherencia tal que sólo una sucesión como la que presenta sea imaginable, nuestra concepción de la obra puede ser sin embargo más afortunada. Hasta tal punto es ello así que contamos con dos descripciones que han conseguido presentar un diseño estructurado de sus distintos capítulos y observar una lógica en la progresión de sus argumentos. Ambos son en cierto modo complementarios, ya que explican desde dis tintos puntos de vista la coherencia de los modelos hallados. Para Brugnoli, nos encontramos ante lo que él denomina un 'breviario filosófico'9', donde se abordan de manera sucesiva pro blemas relativos a la teología (capítulos 1-12), filosofía natural (1319), filosofía del conocimiento (20-24), espiritual (25-28) y moral " Cf. Brugnol1, 'Libe?, p. 76.
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(29-41)94. Tal estructuración es a grandes rasgos válida, y presenta un tipo de esquematización acorde con modelos culturales cono cidos en los siglos vi y vil: Dios (capítulos 1-12) y el hombre y su saber según la conocida tripartición natural-racional-moral (capí tulos 13-41). No obstante, con ella no se explica el porqué de dicha sucesión y no de otra. Un segundo diseño de estructura de la obra es el apuntado por Codoñer. Dicha autora, al hilo de una confrontación entre estas Diff. y las Etym. a partir del tratamiento que en esta última obra reciben (o no) los temas incluidos en el Inter Deum, concluye que nos encontramos ante una explicación del mundo, ante una visión de la realidad desde una óptica cristiana con varios niveles de estructuración que se suceden coherentemente en el decurso de sus distintas partes: observa una cierta semejanza estructural en su comienzo con los comentarios al Génesis. A dicho parale lismo seguirían capítulos inspirados en la verdad revelada en los evangelios de tal forma que, en sus propias palabras95, el conjunto podemos considerarlo como un resumen de la idea del mundo que un cristiano puede formarse a partir de tres supuestos: los datos transmitidos por el Pentateuco, los que transmiten los Evange lios y los medios aplicables a la interpretación de los mismos'. Personalmente, opino que dicha coherencia, por lo demás ver daderamente existente, y sin duda buscada a propósito, se ve en ocasiones desdibujada a causa del imperio de uno de los rasgos que parecen caracterizar también otras obras isidorianas: una asombrosa capacidad de concatenación de ideas dispares, a par tir de enunciados en cierto modo aglutinantes que señalan y a la vez resumen formulaciones que en momentos posteriores se desarrollan. Ello se pone de manifiesto también al observar, siquiera superficialmente, los métodos de trabajo isidorianos y su tratamiento de fuentes en esta obra96.
94 La numeración de capítulos que aparece en su 'Liber alude naturalmente a la división que presenta la edición de Arévalo, y es por ello distinta a la que aquí he ofrecido. " Cf. Codoner, 'Differentia y Etymologia , p. 23. 9é Respecto a la observación de este mismo fenómeno en otros trabajos de Isi doro cf. Fontaine, Culture classique, p. 776Ss. En cuanto a la existencia de planes de trabajo previos que. a pesar de presentar 'fisuras', permiten observar una cierta lógica en la distribución del contenido de otras obras isidorianas, cf. J. Cantó Uorca, 'La distribución del material en la segunda mitad de las Etimologías de Isidoro de Sevilla', Los Visigodos. Semana, p. 331-335. p. 334.
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3. Fuentes Mi estudio de fuentes parte de una primera división de las mis mas atendiendo a su naturaleza. He separado las citas bíblicas literales de los textos extraídos de otros escritos: no pueden juz garse del mismo modo las variantes textuales que afecten a pasa jes bíblicos y aquellas que responden a la adaptación de obras de distintos escritores latinos. En la consideración de las fuentes bíblicas que Isidoro ha uti lizado aquí, debemos atender en primer lugar a dos hechos que se condicionan mutuamente. Por una parte, la posibilidad de que el autor del Inter Deum haya realizado trabajos de carácter escriturístico, encaminados a elaborar un canon para la Iglesia hispano-visigoda de su época, como explicación de las discrepancias existentes entre el texto de sus citas y el de la Vulgata jeronimiana o las distintas versiones de la Vetus97. Y, por otra, el que dichas discrepancias no respondan a una intención definida de su autor, sino que tengan un carácter subsidiario: pueden perfectamente ser el resultado de la adaptación de una fuente literaria (en algu nos casos no localizada aquí), en la que dichas citas figuran del modo en el que se recogen en este texto. Respecto a las fuentes literarias, y salvando los problemas que atañen a su localización, mi estudio atiende a dos aspectos prin cipales. Por una parte, considero de forma general qué autores y obras se presentan como referente inmediato o mediato de la 97 Tal postulado surge del deseo de encontrar una razón de ser a los numero sos prefacios a libros bíblicos escritos por el obispo hispalense, así como a la naturaleza de varias de sus obras, que se entienden fácilmente como ejercicios preparatorios de dicho trabajo. Contra la existencia del mismo, sin embargo, se muestra ya Arévalo. La discusión sigue viva en nuestros días, si bien ha perdido intensidad. En lo que respecta a estudios bíblicos no específicamente isidorianos. J. M. Bover la considera un hecho indudable (cf. 'La Vulgata en España', Estudios Bíblicos 1 (1941], p. 11-40, p. 13). Sin embargo, ni una sola mención de la misma se recoge en el capítulo dedicado a La trasmisión del Texto en la Iglesia Cristiana' dentro de la obra de M. North, El mundo del Antiguo Testamento, Madrid, 1976, p. 329-349, Hechos que sin embargo permiten sospechar su existencia se han puesto de manifiesto, entre otros, por A. Tapia Basulto (cf. El Canon escrituristico en San Isidoro de Sevilla', La Ciencia Tomista 58 [1939], p. 364-388 y T. Ayuso Marazuela (cf. 'Algunos problemas del texto bíblico de Isidoro', en Isidoriana, p. 143191). Mis conclusiones al respecto fueron presentadas como Isidore and the Psalter'. dentro del Atelier médio-latin L'Étude de la Biblia d' Isidore a Rémi d' Auxerre (600-900), celebrado en la Sorbonne, los días 5 y 6 de junio de 1998. Las dos más destacables son que las citas de Isidoro concuerdan en general con la versión del salterio Visigótico-Mozárabe denominada por Ayuso Bb (hecho que abre la puerta a un replanteamiento del origen de la misma, considerada por Ayuso como pos terior al siglo x) y que el recurso a citas literales del salterio ex-Hebraico no es infrecuente.
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obra; por otra, el método de adaptación de fuentes en lo que hace tanto a la disposición de las mismas como a las variantes textua les observadas. 3.1. Fuentes bíblicas El carácter de las citas bíblicas que se recogen en el Inter Deum no es en absoluto uniforme. Podemos establecer las siguientes distinciones: 1) Citas semejantes a los textos que presenta la Vulgata. Son las más numerosas, y pertenecen todas a libros del Nuevo Testa mento: Rom. 8, 29 (6, 7-8 [15]); Luc. 23, 43 (12, 5-6 [32]); Rom. 9, 13 (30, 41 [118]); lac. 2, 21 (33, 14-15 [137]), Rom. 4, 3 (33, 15-16 [138]); Matth 7, 12 (35, 28-29 [146]). 2) Citas semejantes a textos de alguna de las versiones de la Vetus. Sólo aparecen dos, recogidas en las ediciones de la misma de forma literal, por coincidir en casi todas sus versiones. Tam bién pertenecen a obras que forman parte del Nuevo Testamento: I Cor. 12, 6 (2, 13-14 [5]); Ioh 1, 14 (6, 4-5 [14]). 3) Citas cuya naturaleza está supeditada a la que presentan en la fuente de la que probablemente se ha adaptado el texto en el que se inscriben. Podemos distinguir aquí dos tipos de textos bíblicos. Por una parte, he recogido varios que están inmersos en pasajes cuya fuente se puede establecer de forma prácticamente segura. En dicha situación se encuentran las citas de Ioh 10, 17-18 (9, 4-5 [25]), que remite a textos de Gregorio Magno (Moral. 24, 2, 3 [39-41]); y Sap. 11, 18 (11, 9-10 [29]), que aparece reiteradamente en distintas obras de Agustín. Quizá también relacionada con textos de este último autor pueda considerarse Eccli. 18, 1 (11, 15-16 [31]). Dentro de otra categoría creo que deben incluirse aquellas citas que, bien por su brevedad, bien por ser prácticamente de uso común como exempla de ciertos argumentos expositivos, no pue den ponerse en relación más cercana con textos de la Vulgata respecto a la Vetus o viceversa. Ello es lo que sucede con aque llos pasajes que citan tanto Agustín como Gregorio a propósito de la naturaleza de la Trinidad, o con otros dedicados a cuestio nes típicamente antiarrianas: sin duda el recurso a determinadas palabras de la Escritura, clave para rebatir argumentos recurren tes, era un hecho común; por otra parte, la escueta forma de las mismas no nos permite adivinar diferencias que ayuden a esta blecer una especial filiación. Ejemplo de ambos hechos pueden
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ser las palabras 'Pater maior me est', para marcar la diferencia entre el Padre y el Hijo; y 'Ego et Pater unum sumus', para poner de manifiesto el misterio de su semejanza Uoh 14, 28 y Ioh 10, 30 en 5, 5-6 [13]). Algo parecido sucede con textos de Is. 46, 9 y Deut. 32, 39 en 2, 17-18 (6); Ez. 20, 25 en 31, 46 (128), y Marc. 12, 30 en 35, 18-20 (144). 4) Citas diferentes tanto de los textos de la Vulgata, como de las varias versiones de la Vetus que he podido consultar, y de los que se inscriben en las fuentes localizadas. Un ejemplo de todo lo anterior puede ser el de Ioh 10, 17-18, que se cita en 9, 4-5 (25) y 28, io (99), y que quizá se haya modificado en aras de su mayor adecuación al pasaje para el que se ha tomado como argumento (ello es especialmente claro en 9, 4-5 [25]). Por otra parte, textos diferentes al ofrecido por la versión de la Vulgata son los de Rom. 9, 5 (2, 11-12 [4]) y I Cor. 5, 17 (31, 23-24 [125]). Y otra cita cuyo texto se encuentra a medio camino entre el ofrecido por los testimo nios de la Vetus y el de la Vulgata es la de Ioh 16, 7 en 3, 18-19 (10).
Por último, dentro de este cuarto grupo resulta especialmente interesante el hecho de que en las tres únicas citas de los salmos que se recogen en la obra, la referencia a la versión de los mis mos presente en el salterio mozárabe es obligada : tanto en Ps. 50, 7 (12, 22-23 [35]). como en Ps. 88, 48 y 102, 14 (15, 7-9 [45]) el texto más próximo al reconstruible a partir del testimonio de toda la tradición manuscrita es el que nos remite al fijado en una de las versiones de los salmos característica de la liturgia hispana poste rior al s. vil98. A la luz de todo lo anterior, lo único que puede decirse a pro pósito de las citas bíblicas insertas en el Inter Deum es que, con siderados en conjunto los cuatro tipos establecidos, su carácter no permite plantear una situación homogénea de los textos en los que aparecen, ya que no hay uniformidad respecto a los libros cuyas citas pueden englobarse dentro de unos u otros tipos (por ejemplo, textos de Ioh aparecen en todos los apartados). 98 Cf. R. Weber, Le psautier Rumain et les autres anciens psautiers Iatins íCollectanea Biblica Latina 10). Vaticano-Roma, 1953. Un cotejo paralelo de los varios tipos de salterios en T. Ayiso Marazuela, La Vetus Latina Hispana j. El Sal terio. 3 vols., Madrid, 1962 (vol. 2, p. 616-617; vol- 3, P- 882-883). Sobre Isidoro y el salterio v. G. Mor1n, La part de Saint Isidore dans la constitution du texte du psautier Mozarabe', Miscellanea Isidoriana, p. 151-163; L. Broi . 'Problemes liturgiques chez Saint Isidore'. en Isidoriana. p. 193-209, p. 201-204; >'• especialmente, las conclusiones a las que llego en mi Isidore' (v. n. precedente).
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3.2. Fuentes literarias El estudio de fuentes en varias obras de Isidoro ha puesto de manifiesto que su consideración es una tarea compleja". La pri mera dificultad con la que topamos en nuestro caso reside no tanto en el tipo de tratamiento aplicado a los textos que están en la base de los distintos capítulos del Inter Deum, como en su localización: Isidoro omite casi por completo las referencias a los autores en cuyas obras encuentra inspiración, aun cuando recoge pasajes de las mismas de forma literal. Sólo en nueve ocasiones menciona a otros escritores latinos: cuatro veces a Lactancio, y una a Agustín, Fulgencio de Ruspe, Casiano y Ennio respecti vamente'00. Entre los griegos únicamente cita a Platón. No obstante lo anterior, en su texto podemos encontrar también ecos de varias obras de Jerónimo, numerosas citas de los Moral. de Gregorio Magno, y, ocasionalmente, referencias a textos de Gregorio de Elvira, de Gaudencio de Brescia, y de Casiodoro y Cicerón. Respecto al uso que se hace en la obra de los distintos textos manejados para su elaboración, parece evidente que aquí tam bién podemos hablar de un método de trabajo semejante al esta blecido por Fontaine para las Etym.: coexisten los textos de apoyo, que dotan de un cierto armazón a la obra, los extractos prácticamente literales, y las nociones vagas que pueden interpre tarse como recuerdos de lecturas diversas'0'. En cuanto a los pri meros, son Gregorio, Agustín y Fulgencio de Ruspe los autores ** Sobre los métodos de trabajo isidorianos y su adaptación de fuentes son páginas de lectura obligada las de A. Schmeckel, Isidorus von Sevilla, sein System und seine Quellen, Berlin, 1914; Fontaine, Culture classique, p. 16-19, 735-784 y 'Problemes de méthode dans l'étude des sources isidoriennes', en Isidoriana, p. 115-131. Otras publicaciones que atienden a aspectos parciales del problema (por lo que hace bien al uso de un determinado autor como fuente, bien a la obra isi doriana en la que se produce el trabajo de adaptación) son (citadas por orden alfabético de autores) las de C. Codoner, 'Proceso de adaptación de fuentes en Isidoro de Sevilla', Actas del V7/ Congreso Español de Estudios Clásicos vol. 2. Madrid, 1989, p. 561-565; U. Domínguez del Val, La utilización de los Padres por S, Isidoro', en Isidoriana. p. 211-221; C. Magazzú, 'L'Influsso del De opificio Dei di Lattanzio sul libro XI delle Etymologiae di Isidoro'. Bolletino di Studi Latini 12 (1982), p. 247-250 (este artículo ofrece una visión muy parca de los métodos de trabajo isidorianos, pues se limita a comentar dos casos de dependencia textual de las Etym. respecto al Op. Dei de Lactancio); M. Pellegrino, 'Le 'Confessioni' di S,Agostino nell'opera di S, Isidoro di Siviglia', en Isidoriana. p. 223-270; y L. Serrano, 'La obra Morales de San Gregorio en la literatura hispanogoda', Revista de Archivos. Bibliotecas y Museos 24 (1911), p. 482-497, p. 490. ""' Testimonio fidedigno del conocimiento de estos autores en la Hispania visigoda son algunos de los manuscritos citados por Díaz en 'La cultura literaria en la España visigoda'. De Isidoro, p. 57-86 (- Anales Toledanos 3 I1970I. p. 33-58). "" Cf. Fontaine, Culture classique. p. 772-774.
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que aportan unas notas comunes y recurrentes al conjunto. Por lo que hace a los extractos, también contamos con varios pasajes tomados casi literalmente de los tres autores mencionados, a los que vienen a sumarse Lactancio, Jerónimo y Casiano. Las obras de estos autores que Isidoro parece haber manejado son Ciu., Conf, Gen ad litt. y Ord de Agustín; Conl. de Casiano; Moral, de Gregorio; C. Ioh e In Gal. de Jerónimo; Epist., Praed y Trin. de Fulgencio; y Op. Dei e Inst. de Lactancio. En cuanto a la alternan cia de las mismas, podemos decir que existe una distinción entre obras cuya estructura parece haber inspirado la configuración de buena parte del Inter Deum, otras que se utilizan específicamente en la redacción de determinados capítulos, y otras que son usa das de forma recurrente en muchos de ellos (su manejo es el que también en otros estudios se ha establecido como usual""). Entre las primeras podemos sospechar que se encuentran tratados antiarrianos y el Gen. ad litt. de Agustín; entre las segundas, las obras de Lactancio, o Gregorio de Elbira, Gaudencio y Jerónimo; y entre las terceras, los Moral. de Gregorio, y de nuevo las obras de Agustín. El comportamiento de Isidoro respecto al primero de los modos de trabajo arriba mencionados, esto es, respecto a las obras que le han servido de inspiración e hilo conductor, puede esquematizarse como sigue. En la redacción de los primeros capí tulos de la obra, es decir, en aquellos cuyo contenido señala las principales cuestiones que separan dogmáticamente a los herejes arríanos de la verdadera doctrina (1-6), y también en el capítulo 7, dedicado a la enumeración de los epítetos de Cristo, se han tenido presentes varias fuentes, y sólo esporádicamente se ha seguido alguna de ellas de forma literal: en numerosas obras tardías se tratan dichas cuestiones, siempre de manera semejante y alu diendo a los mismos puntos. En dichos capítulos pueden entre verse ecos de inspiración que parten de Agustín y Lactancio ( Trin. 2, 10, 19 e Inst. 4, 4 respectivamente para el primer capítulo, sus tituyendo la referencia al Espíritu Santo por la del Hijo en el caso de Agustín); de Gaudencio de Brescia (su Tractatus 19, antiarriano, es base de varias líneas del capítulo 5); del Defide de Gre gorio de Elbira (de donde proceden muchos de los epítetos divi nos del capítulo 7); de Fulgencio (Epist. 8, 16 para 2, 15 [6]); y, "" Cf. por ejemplo, Isid.. Vir. (II. - ed. Codoñer, p. 62-80, o Isid., Hist. - ed. Rodríguez, p. 103-119
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esporádicamente, de pequeños pasajes que provienen de Grego rio Magno. Para los capítulos 8-15 la inspiración parece haber par tido igualmente de Gregorio Magno, con los Moral., y en su uso se pone de manifiesto la consulta de varias obras agustinianas, aunque no de forma ceñida. Los capítulos 16-19 experimentan un cambio de fuente, para introducir de nuevo a Lactancio (Op. Dei e Inst. ), salpicado con referencias a otros de sus autores favoritos, entre los que merece una especial mención Agustín, ya que su Gen. ad litt. parece ser el inspirador en conjunto del orden temá tico de estos cuatro apartados. En los capítulos 20-24 sus fuentes vuelven a ser textos agustinianos, extractados a veces de forma literal, del mismo modo que el capítulo 26 es un calco de Jeró nimo (en un pasaje que, por otra parte, también aprovecha en Diff. 1, 371). En el capítulo 27 reaparece Lactancio, cuya obra alterna Isidoro con el uso de textos de Fulgencio, a los que se suman los de Gregorio Magno para el 28. En el 30 de nuevo se alude a ambos. En el 32 y 36 se combinan Gregorio Magno y Agustín (en el 35 he localizado únicamente citas del primero, y del segundo en el 37). Por último, la parte de contenido moral se basa en textos de Gregorio Magno, Agustín, y, como nos señala Isi doro, de Casiano (también esporádicamente de Jerónimo). Ahora bien, deseo subrayar que las referencias hasta aquí esta blecidas son con toda probabilidad incompletas: hacia ello apunta, dado el método de trabajo isidoriano, la existencia de lar gos pasajes e incluso de capítulos enteros para los que no he podido localizar fuentes precisas, aunque tampoco haya podido probar que dichos capítulos sean creaciones totalmente origina les de su autor. No obstante, puede afirmarse que lo que Isidoro ha hecho en este tratado ha sido, en el marco de un esquema genérico determinado, y con un hilo argumental extraído espe cialmente del Gen. ad litt. agustiniano, reunir materiales de muy diversa procedencia según los aspectos que en cada parte de la obra le iban interesando, y aplicar a dichos materiales tratamien tos en ocasiones muy diferentes. De hecho, en la elección de fuentes que parece regir el desarrollo del Inter Deum podemos sin duda asumir como propias las conclusiones a las que Codoñer llega a propósito de los métodos de trabajo isidorianos en Vir. ill. (Díaz las recoge también para el caso de las Etym.): Isidoro ha tenido a la vista todas las obras que maneja como base, y, una vez mínimamente bosquejado el hilo argumental que deseaba seguir, las ha ido yuxtaponiendo sin preocuparse de que el carác
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ter final de su trabajo distase mucho de los modelos que se impuso al comienzo, ni de que, por ejemplo, la redacción y ela boración personal de determinados apartados se combinase con adaptaciones de textos de varios autores, e incluso con extractos literales tomados de los mismos'03. Veamos ahora cuáles son algunos de estos criterios que Isidoro parece seguir en su método de adaptación de fuentes. Dicha adaptación oscila entre la mera recreación estética de los textos manejados (quizá para apropiarse de los mismos, para personali zarlos, bien suprimiendo toda noticia referente a sus respectivos autores, bien diseminando en ellos rasgos del stilus isidorianus), y su distorsión con una finalidad ideológica o genérica concretas. Para observar las características de tal tipo de trabajo ofrezco a continuación algunos ejemplos atendiendo a lo que sucede cuando Isidoro maneja varios textos para elaborar un pasaje; a cómo dispone en la obra la información que extrae de sus fuen tes y a los sutiles cambios sintácticos y léxicos que introduce en las mismas al adaptarlas'04. Un ejemplo de cómo Isidoro mezcla textos de distinto carácter en la elaboración de uno solo de sus capítulos lo encontramos al comienzo del 17 (Op. Dei - Inst. - Gen. ad litt.), o en 2, 17 (66-68), donde, a propósito de las funciones de las distintas visceras, incluye nuevamente, entre los textos de Lactancio que sirven de guía a todo este apartado, pasajes extractados del Gen. ad litt. de Agustín. Del mismo modo, en 2, 27 (94-97), al señalar la diferen cia que existe entre anima y animus, mezcla una información cuya base está igualmente en Lactancio ( Op. Dei 18, 1-3) con fór mulas cuyos ecos se encuentran en textos de Fulgencio, si bien en Praed 3, 34, 829-836 este autor se ocupa del anima en sí misma, no en relación con animus.
'"' Cf. Isid., Vir. til. - ed. Codoñer, p. 79 ('Se ha llevado, desde luego, una pauta general de ordenación de capítulos (...] pero nunca tan rígida que no haya podido relegarse en un momento dado) y Díaz, Introducción', p. 184. '04 En este análisis no voy a considerar hechos relativos a la adaptación de Lact., Op. Dei 11, 5-8 en Diff. 2. 17, 77-84 (61). aunque a continuación sí ofrezca sus pasajes en paralelo. Como podrá apreciarse en el estudio crítico, juzgo que el texto de Diff. es una interpolación, y precisamente es el tratamiento de la fuente uno de los argumentos que esgrimo al respecto. Respecto al uso que Isidoro hace de Lac tancio en el capítulo 17 de Diff. 2 está en prensa mi contribución a las Actas del XI Congreso Español de Estudios Clásicos (Santiago de Compostela. septiembre de 2003): 'Lactancio e Isidoro de Sevilla: sobre dos usos distintos de una misma fuente (Lact.. Opif. Dei 7-18: Isid. Hispal., Diff. 2. 17 y Etym. 11, 1)'.
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Por otra parte, parece un hecho común el que, tras extraer de sus fuentes la información que le resulta necesaria para redactar el texto, Isidoro no la disponga en el mismo orden en el que la encontró. Así sucede, por ejemplo, en 2, 17, 104-110 (66), donde al elaborar apenas cuatro líneas se ofrecen de forma consecutiva extractos de Op. Dei 14, 4; 14, 5; de nuevo 14, 4, y, por último, 11, 4. Lo mismo sucede en 2, 27, 1-20 (94-97) respecto a Op. Dei 18, 1-3, o en 2, 28, 49-54 (106), según se aprecia al cotejarlo con Praed 3, 29, 717-742. Ahora bien, aunque el trabajo con las fuentes aquí siem pre tiende hacia la alteración del orden respecto al texto original, puede sospecharse que los motivos que propician ésta son dife rentes. Así, en el tratamiento de los textos de Lactancio, dentro del capítulo 17, es evidente que se persigue reunir información que aparece dispersa en la fuente: Isidoro, tras referirse a splenis y iecur (14, 4) expone en paralelo cuál es la finalidad de ambas visceras, cuya noticia se ofrece ligeramente distante en Op. Dei (14, 5 y 14, 4). Lo mismo podemos decir de 2, 17, 35-43 (53-54) res pecto a los ojos (Op. Dei 8, 6; 8, 9-10; 8, 16 y 10, 1-2); o de 2, 17, 58-59 (57) en cuanto a la nariz (Op. Dei 11, 8 y 10, 7). En 2, 27, 1-20 (su fuente es Op. Dei 18, 1-3), Isidoro presenta dos diferentes doctrinas filosóficas sobre la naturaleza del animus y el anima en el orden inverso al que ofrece Lactancio (este autor alude primero a quienes juzgan que animus y anima son una misma realidad) : los epicúreos - a los que califica como 'quidam philosophi' - y su distinción entre anima y animus aparecen pri mero en Diff. 2 porque Isidoro es partidario de la teoría contraria : a ella se dedica en segundo lugar, y no sólo lo hace de forma más extensa que Lactancio, sino que introduce en el texto un adver bio ueracius que no está en la fuente, junto a las argumentacio nes que avalan la identificación anima-animus. Por último, en el caso de la adaptación de textos de Fulgencio, en 2, 28, 49-66 (106), es otra de las características de los métodos de trabajo isidorianos la que propicia el cambio de orden. Su afán por presentar brevemente las noticias que afectan al origen del alma le hace en esta ocasión invertir las secuencias: recoge de forma directa, en ocho líneas, informaciones mucho más prolijas de su fuente. Isidoro también introduce en ocasiones algunas variantes sin tácticas y léxicas respecto al texto de sus fuentes. Sin duda, estos cambios aparentemente mínimos nos acercan a su personalidad tanto o más que la consideración de aspectos generales, como
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pueden ser los temas de sus obras o la extensión de las mismas. Las variaciones que se producen por sustitución, supresión o adición de pequeños sintagmas frente a los textos en los que un determinado pasaje se inspira revelan cómo el autor trabaja en sus fuentes, qué es lo que en ellas quiere destacar, y cuáles son sus preferencias léxicas y usos estilísticos. Pues bien, la comparación en este nivel de los textos paralelos de Inter Deum y Moral., Op. Dei, Praed y, en menor medida, Gen. ad litt., C. Ioh y Conl., revela efectivamente algunos hechos interesantes. Aunque en varias ocasiones Isidoro indica de qué autor ha tomado sus noticias, parece que, como señalé al principio de este apartado, por lo general busca disfrazar sus fuentes, incluso aun que las cite casi literalmente. Ocurre, por ejemplo, que suprime de forma sistemática las alusiones a Varrón presentes en Op. Dei 8,6 (> Diff. 2, 17, 32-39 [53]), 10, 1-2 (> Diff. 2, 17, 39-46 [54]) y 10, 16 (> Diff. 2, 17, 62-66 [58]). Y aunque es evidente que ha recurrido a obras de Agustín o Jerónimo de manera directa, alude a ellos como 'sapiens quidam' (Agustín en 2, 20, 1 [85]) o 'quidam doctorum' (Jerónimo en 2, 26, 1 [93]). Por lo demás, las variantes de vocabulario, el cambio de orden de las palabras, y la supresión o adición de elementos en las fra ses no son sólo indicio de su deseo de reelaborar las fuentes por motivos estilísticos'05: unas veces responden a la necesidad de adaptarlas a la naturaleza del fragmento en el que se insertan y otras se trabajan conforme al espíritu creador de Isidoro. Vamos a continuación a observar cómo se producen algunos de dichos cambios y a delimitar la triple naturaleza de los mismos. 1) Variantes de carácter estilístico. La aparición de sinónimos es un hecho frecuente. Podemos así encontrar uocamus por nuncupamus (2, 17, 41 [54]); praebentes por praestantes (2, 17, 47 [55]); labiorum por labrorum (2, 17, 66 [58]); stomacho tradunt por transmittit ad uentrem (2, 17, 67-68 [59]); intellegens por sapiens (2, 17, 101 [65]) o prauis por reprobis (2, 17, 29 [117-118]). Juega también Isidoro con los compuestos verbales, cam biando los preverbios o manteniendo éstos y variando la raíz. De lo segundo hemos contemplado ya el ejemplo de praebentes y praestantes. En cuanto al primer fenómeno, podemos observar la aparición de inclusi sunt por conclusit (2, 17, 36 [53]), o el sustan,05 Y quizá, podríamos decir también, cronológicos: a veces las variantes apun tan hacia hábitos lingüisticos vigentes en su época, y no en aquella en la que sus fuentes fueron escritas.
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tivo decoctionis por concoquat (2, 17, 115 [67]). Un ejemplo extremo encontramos en 2, 17, 57 (56), donde además de variar los preverbios, Isidoro aplica las palabras a realidades distintas a aquellas a las que su fuente alude: eminentes genae se transforma en inminentes ictus. En otros casos se nos ofrece un verbo com puesto por el simple, o variantes relacionadas formalmente: adstantibus por stantibusd, 17, 45 [54]) y manare por nare (2, 17, 58 [57]). Otro de los elementos de los que Isidoro se sirve frecuen temente para dar a sus textos un barniz personal es el cambio de las formas verbales. Ofrece presentes allí donde en las fuentes hay pasados, cambia subjuntivos por indicativos y transforma en activas oraciones originariamente pasivas. Así, escribe differtur frente a dilata est (2, 10, 2 [26]); tenentur por tenerentur (2, 17, 40 [54]); utitur por uteretur uel uti posset (2, 20, 2 [85]); demonstratur por demonstrant (2, 17, 26 [ji]);formatae sunt porformauit (2, 17, 138 [71]); y sentire y uiuere por sentiri y «/'«/' (2, 27, 8-9 [95]). Cambios morfológicos que se operan más esporádicamente atañen al número y género de algunas palabras. Isidoro trans forma en plurales los singulares de sus fuentes: feminis por femina (2, 17, 20 [82]); o sensus por sensum (2, 17, 24 [51]). Presenta también una alteración del género femenino de dies (masculino en 2, 10, 3 [26]), o del neutro intestinum hacia el femenino (2, 17, 117 [68]). Otros cambios, como aquel que afecta a la declinación de determinadas palabras y que recojo también en el estudio lin güístico, pueden ser muestra de una preferencia dictada no por sus hábitos personales, sino por los usos de su época (pensemos, por ejemplo, en la transformación de calefactu en calefacto 2, 17, 115-116 [67]). Como variantes meramente estilísticas podrían considerarse las alteraciones en el orden de palabras de algunos sintagmas, en las que quizá subyacen preferencias rítmicas diferentes. Señalo aquí, a modo de ejemplo, entre los muchos y variados casos que el cotejo nos ofrece, la transformación de in saeculi finem en in finem saeculi (2, 10, 2 [26]), o deparies est corpus en panes corpus est (2, 26, 6 [93]). 2) Variantes motivadas por factores lingüísticos. Como cambios propiciados por los usos lingüísticos vigentes en la Hispania del s. vi-vii pueden considerarse quizá la aparición de eo quod por quod (2, 17, 89 [63]) - por el refuerzo que experimentan las con junciones causales en la baja latinidad -, y los regímenes de deter
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minados verbos y adjetivos. Así, ofrece plenum ratione, por ejem plo, frente a plenum rationis (2, 17, 96 [64]). 3) Variantes motivadas por cambios en la finalidad de los tex tos. El carácter de la obra para la cual Isidoro está adaptando los textos de otros autores motiva en ocasiones los cambios que se producen en el curso de dicha adaptación. Sin duda, fruto de sus métodos de trabajo son las numerosas abreviaciones de frases, en las que suprime elementos que considera prescindibles, como pueden ser los que aparecen en segundo lugar en una coordi nación: así, por ejemplo, ofrece numerus perfectus y ordo decentissimus en 2, 17, 87-88 (63), frente al numerus perfectus acplenus y ordo ac gradus decentissimus de su fuente. Del mismo modo, suprime elementos presentes en citas bíblicas si no atañen direc tamente a lo que con ellas se desea ejemplificar (en 2, 9 abrevia de ese modo las referencias que aparecen en Moral.), o simpli fica expresiones resumiéndolas en una sola palabra: en 2, 17, 140 (72) prefiere currere a concitari enim ad cursum, y en 2, 19, 23 (83) patientiam coniugalem a patientiam iugi maritalis. Otra es la naturaleza del aumento del caudal léxico en el texto. Además de elementos relativamente expletivos, justificables por los usos lingüísticos de la época (como el refuerzo ya mencio nado de quod, o la aparición de suae junto a conditionis en 2, 12, 13-14 [34]) 'o6, encontramos en la prosa de Isidoro innovaciones respecto a sus fuentes que responden a intereses personales con cretos. Más arriba señalé ya la introducción de un revelador ueracius en 2, 27, 8 (95). También pueden recogerse aquí la conver sión de minimeen nihil certius de 2, 28, 71 (108); o la introducción de praedestinando en 2, 30, 28-29 (»8), con la transformación luego de iuste en iusto iudicio. En todos estos casos lo que el autor consigue con la presencia de estos nuevos elementos es transmitir al lector su parcialidad acerca de los argumentos que en cada momento está ofreciéndole, parcialidad que o estaba ausente en su texto de referencia, o era débilmente señalada, o se decantaba en sentido contrario. Otros motivos conscientes de variación pueden encontrarse en el deseo de utilizar los textos, no a propósito de lo que en ellos directamente se trata, sino de elementos subsidiarios de los mis mos. Así, se produce una curiosa adaptación en 2, 17, 62 (57), "* Cf. supra y también más adelante los apartados dedicados al estudio sin táctico.
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donde Isidoro transforma eloquendi en loquendi lingua, cuando precisamente lingua es el término cuya referencia Lactancio recoge a continuación'07. Lo mismo sucede en 2, 17 (53), donde Isidoro introduce una relación barba-uultus ausente en el texto de Lactancio para enlazar dos pasajes de otro modo inconexos en Diff. *• Aspectos que muestran también cómo el manejo de fuentes no se reduce a una copia abreviada o estilísticamente distinta son la creación de nuevos elementos de definición a partir de los exis tentes en otros textos y el establecimiento de relaciones etimoló gicas no recogidas antes. Tenemos pruebas de ello en 2, 17 (65), donde se fija una separación entre papillae y mammae que Lac tancio no recoge. Y asistimos aquí al nacimiento de la etimología, entre otras, de palpebrae (2, 17, 43-45 [54]) y pectus (2, 17, 94 [64]), a partir de palabras que, si bien aparecían en sus respectivas fuen tes (palpito y aspectos) no habían adquirido en ellas el rango de elementos a partir de los cuales derivasen dichos términos. Por último, y a modo de conclusión acerca de la finalidad de los métodos de trabajo isidorianos, dos de los cambios más carac terísticos son los que se encuentran en 2, 17, 2 (47) y 2, 26, 3 (93). El que en el primero de estos pasajes se introduzca la palabra differentiam, y en el segundo se sustituya constringitur por distinguitur no es, indudablemente, producto del azar. Isidoro orienta todos los textos adaptados en una misma dirección, que no es otra que la que conduce hacia el género literario-gramatical que sirve de molde a su obra : estas dos transformaciones son por ello resumen y exponente perfecto de todo aquello que acerca de su manejo de fuentes en el Inter Deum puede decirse: su obra no es en absoluto una amalgama indiscriminada de textos ajenos'08.
'07 No puede juzgarse esta secuencia como la aparición de uno de esos térmi nos faltos de definición, según ocurre a veces en las Etym., porque la información referente a este órgano está en Diff. 2, 17, 63-65 (58). '0* A propósito del calificativo ajeno', me gustaría señalar brevemente la espe cial naturaleza de tres fragmentos menores introducidos en la obra. Aunque sólo un estudio profundo podría confirmar mi percepción, quizá debiera considerarse el carácter de autocita de los pasajes recogidos en 2. 17, 29-31 (52) 'Inter facíem autem et uultum...'; 2, 17, 124-128 (69) 'Porro aluus, uenter et uterus differunt'; y 2, 18, 18-21 (77) 'Inter senectutem autem et senium'. Además de recogerse con una forma muy parecida en Diff. 1, en ellos se ponen de manifiesto las caracteristicas estructurales que se suelen señalar como típicas cuando Isidoro cambia de fuente (tal vez por tanto aquí para citarse a sí mismo): me refiero al uso de partículas de transición como porro o autem.
II. ESTUDIO LINGÜÍSTICO 'II n'existe encore aucune étude qui aborde dans leur ensemble les problémes posés par la langue d'Isidore de Séville'. Con estas palabras se abría el capítulo dedicado al estudio lingüístico de la primera obra isidoriana editada con criterios científicos modernos'. Más de cuarenta años después, sigue sin ver la luz un estudio global sobre la lengua de Isidoro de Sevilla. Ahora, como entonces, contamos con valiosos trabajos acerca del latín tardío en general, y visigodo, mozárabe, merovingio o carolino en par ticular, algunos de los cuales han surgido en los últimos años. Dichos trabajos nos permiten situar la lengua de este autor en un contexto cultural más amplio y observar las características tanto del latín peninsular de los siglos vi y vil como del que se conocía allí donde las obras de Isidoro se copiaron en la Alta Edad Media. Ahora también, a diferencia de entonces, las nuevas ediciones de muchas de sus obras, en algunas de las cuales se incorporan noti cias sobre distintos aspectos lingüísticos, así como estudios parti culares sobre diversos problemas de su ortografía, morfología o sintaxis, permiten a quienes se acercan a los textos de Isidoro contar con unos valiosísimos elementos de juicio respecto al carácter de su lengua, elementos de los que hasta hace poco se carecía'. Aun así, hemos de recordar que seguimos sin contar con un estudio global sobre la lengua de Isidoro. Ello significa que nada de lo que se concluye en los trabajos parciales ya realiza dos, y a los cuales el presente estudio quiere sumarse, puede ser considerado como algo definitivo. Dichos trabajos son, eviden temente, unas preciosas herramientas para medir la verosimilitud de nuevas apreciaciones al afrontar el estudio de la lengua de un texto determinado, pero en ningún momento deben estimarse más que los resultados ofrecidos por un cotejo razonable de la tradición manuscrita de cada obra en particular. Sólo tras un estu dio lingüístico detallado de todos los textos de Isidoro (y con la palabra 'textos' designo aquí tanto los aceptados por los distintos ' Cf. Isid., Nat. - ed. Fontaine, p. 85. ' Hay estudios sobre la lengua isidoriana en algunos de las introducciones a las ediciones mencionadas supra, n. 3. Además, contamos con algunas monogra fías al respecto: tal es el caso de los artículos de Rodríguez-Pantnja sobre ortogra fía, morfología y sintaxis isidoriana en Etym. 19, o de la sintaxis y estilo en los Synon., de Peris (cf. infra).
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editores como las lecturas de los códices que recogen en los res pectivos aparatos críticos), podrán postularse correcciones gene rales a algunas de sus obras. Siendo sus historias distintas, y tam bién diferentes los puntos de vista de sus editores - más conservadores unos, más innovadores otros -, cuando unos mis mos fenómenos lingüísticos se repitan por encima de discrepan cias que afecten al enfoque desde el que se realizan los diversos estudios, o a la naturaleza de los manuscritos conservados, será evidente que nos encontramos ante la lengua de Isidoro3. Por ello, la labor de quien como editor o lingüista se acerca hoy a sus obras es sobre todo la de aportar nuevos datos acerca del latín que los manuscritos permiten presumiblemente reconstruir para cada una de ellas. Atender cuidadosamente a las lecturas de los manuscritos y no despreciar la información ya ofrecida en trabajos que se ocupan de la lengua de Isidoro y de los manuscritos que transmiten sus textos: ello es lo que pretende el estudio lingüístico que ofrezco a continuación. La lengua que se reconstruye es, básicamente, la que resulta del cotejo de las diferentes familias de manuscritos4. Con ella comparo el latín que distintos editores reconstruyen en otras de sus obras, sin que tal comparación me sirva más que de apoyo a la hora de mantener las lecturas elegidas: sólo en conta das ocasiones se convertirá en un criterio decisivo para aceptar determinados fenómenos lingüísticos. Dicho recurso a los manus critos permitirá apreciar que, en ocasiones, los resultados obteni dos son, respecto a unos u otros estudios y ediciones, contradic torios, e incluso opuestos. Pero corroborar dichas contradicciones o corregirlas no es mi labor: de ello es de lo que debe ocuparse el estudio global de la lengua de Isidoro que está por hacer. Habida cuenta de las familias de manuscritos que he conse guido establecer y de las características aisladas de cada una de las copias, parece evidente que las lecturas que más peso tendrán serán aquellas en las que confluyan los testimonios de varios } No considero aquí el problema de si verdaderamente se está reconstruyendo la lengua de Isidoro, o la del manuscrito del que derivan las copias existentes en la actualidad. Como una cuestión de método, acepto la imposibilidad de llegar al original isidoriano. pero postulo también que la reconstrucción que puede reali zarse es la más cercana a dicho original (u originales), y que es susceptible, por tanto, de contemplar caracteristicas lingüisticas propias del mismo. 4 Puede resultar útil en este punto, antes de avanzar en la lectura, acudir a las conclusiones relativas al establecimiento de las distintas familias de manuscritos en el estudio crítico (cf. infra apartados III. 4.7, 5.1 y 5.2).
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manuscritos cuyos textos muestran hábitos lingüísticos en conso nancia con los imperantes, en distintos momentos, en territorios hispanos. En el caso de que nos encontremos ante un testimonio de lengua que aisle este grupo del resto (hecho que ocurre en varias ocasiones), nuestra cautela debe ser enorme: dar primacía al grupo hispánico sobre el resto puede no ser más que otorgar más valor a una lectura mozárabe o de la Galia Narbonense, dos siglos posterior al latín isidoriano, frente a lecturas más cercanas al autor, conservadas, sin embargo, en ambientes geográficos o culturales alejados del mismo. Ante casos así es donde entran en juego los criterios de elección ajenos al texto mismo. Apelo enton ces, con las salvedades también mencionadas, a la situación con templada en otras de sus obras. A este respecto son especialmente importantes los pasajes paralelos a algunos de los ofrecidos en nuestro texto. Por último, no ha de despreciarse el recurso a otros dos crite rios de decisión, también parciales, también inválidos en sí mis mos, pero fuertes si se suman a alguno de los anteriores. Me refiero al latín de sus fuentes y al de sus expilatores. El testimonio de las fuentes isidorianas, cuando ha sido posible localizarlas, es enormemente revelador, ya que lecturas divergentes del texto res pecto a las mismas, que, sin embargo, estén bien atestiguadas por los manuscritos, nos señalan usos específicos del latín de Isidoro. Por su parte, los expilatores isidorianos pueden ayudarnos a corroborar lecturas gramaticalmente problemáticas o inusuales, si las reproducen sus textos en épocas en las que presumiblemente los hábitos lingüísticos podrían ser otros ya. Dicha delimitación de usos, sin embargo, no está exenta de problemas. Tradición manuscrita, otros textos isidorianos, fuentes y expi latores. Ésos son los cuatro pilares, que, generalmente considera dos en ese orden, constituyen las bases de este estudio lingüís tico. A partir de ellos me he permitido postular las lecturas que ofrezco en la presente edición, cuyas características a conti nuación expongo. 1. Ortografía En el estudio lingüístico de textos latinos tardíos y medievales, el primer y gran escollo que el editor debe tratar de sortear con éxito es el relativo al establecimiento de las grafías. Es ésta una maniobra dificultosa en la que se ha de evitar tanto una excesiva
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atención a la norma clásica, hecho que sin duda falsearía la rea lidad de la lengua del momento, como un riguroso sometimiento a los testimonios manuscritos, siempre susceptibles de transmitir errores gráficos5. En cuanto al primero de estos aspectos, no hay duda de que, habida cuenta de la cultura que se presupone en nuestro autor, la tendencia a respetar en sus obras las grafías que se atengan a la norma clásica será siempre mayor que la contraria. Aun así, hemos de intentar enfrentarnos a sus textos libres de prejuicios, apoyados sólo en el testimonio de los manuscritos y en los resul tados que ofrecen otros estudios sobre el latín de las obras isidorianas y, en ocasiones, de otros textos contemporáneos. En el caso de la ortografía, contamos además con la ayuda que nos brindan las normas que el propio autor ofrece en sus obras. Por lo que hace a los testimonios manuscritos en este apartado, es evidente que sus lecturas deben someterse a un riguroso exa men y han de confrontarse con otros aspectos ajenos al texto mismo. Así, por ejemplo, no podemos dotar de la misma impor tancia a una grafía de un manuscrito precarolino y a la de otro cuyo texto es susceptible de haber sido corregido por copistas doctos entrado ya el s. ix. Pero, si bien es verdad que, como apunta Codoñer6, en el caso de obras conservadas en manuscri tos relativamente tardíos las cuestiones ortográficas pasan a un discreto segundo plano, debido a las modificaciones presumi blemente operadas en ellas, también es cierto que en los manus critos tempranos (en nuestra obra, en los manuscritos del s. viii) pueden reflejarse tendencias gráficas del latín de unos determina dos ambientes o marcos geográficos ajenos totalmente a los hábi tos gráficos del latín peninsular y de Isidoro. En cuanto a la ayuda que pueden brindarnos otros trabajos sobre nuestro autor y su lengua, la situación de quien se enfrenta hoy a la ortografía isidoriana ha mejorado mucho si la compara mos con la que se ofrecía hace tan sólo unos años: no hay duda, ya lo señalé antes, de que las ediciones modernas de gran parte de sus obras y los estudios parciales publicados en las últimas tres décadas sobre grafías y fonética no sólo isidoriana, sino también visigoda, son unas valiosísimas herramientas de trabajo, indepen dientemente de los criterios y los puntos de vista con los que se Cf. Isid., Nat. - ed. Fontaine, p. 86-87. Cf. Isid., Diff. 1 - ed. Codoñer, p. 8.
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hayan formulado. A este respecto, no deja de percibirse que, por lo general, dichos estudios se realizan siempre desde una con cepción previa de la naturaleza del latín de Isidoro y de su época, 0, lo que es lo mismo, desde uno de los dos postulados con los que abríamos este apartado. Así, la disparidad de grafías que encontramos en las ediciones de sus obras obedece a criterios más o menos conservadores por una parte, en los que prima la idea de reconstrucción de un buen latín, aunque no exento de características tardías; o a otros marcadamente partidarios de con servar lecturas de los manuscritos, independientemente de su calidad respecto a la norma clásica7. Precisamente por ello, en este punto son de tanto valor los textos fijados en las distintas ediciones como los aparatos generales que las acompañan. Por último, las normas gráficas enunciadas por Isidoro en Etym. 1, 27 y en Diff. 1, sirven, indudablemente, para postular unas u otras grafías en sus textos, pero, como bien ha puesto de mani fiesto Codoñer8, no pueden en modo alguno considerarse al mar gen de otros hechos. Por todo ello, y a la vista de los inconvenientes que cada uno de estos aspectos presenta por separado, he realizado la elección de unas u otras grafías teniéndolos en cuenta de forma conjunta, sin ceñirme de modo unívoco a la consideración de uno de ellos en el establecimiento de una sola grafía problemática. Así, cuando la repartición de testimonios de los manuscritos conlleva un pro blema de elección, las lecturas de aquellas copias que presentan síntomas de correcciones doctas (J, R, W, B, F, incluso P) se con sideran menos valiosas que las restantes. Del mismo modo, no se introducen en el texto grafías de determinados manuscritos que coinciden con hábitos gráficos del ambiente en el que presumi blemente vieron la luz (diptongaciones IE en los códices insula res, aperturas vocálicas en las copias surgidas en torno a Sankt Gallen...). Aquí son especialmente perturbadores algunos fenó menos circunscritos al ámbito hispánico: parece evidente que dichos testimonios han podido, como los de cualquier otra demarcación geográfica, caracterizar los textos isidorianos con 7 Un ejemplo de elecciónes conservadoras, gramaticalmente 'latinizantes' al modo clásico, puede verse en la edición de Isid., Eccl. off. realizada por Lawson. Entre quienes apuestan por la conservación a ultranza de las lecturas de los manuscritos podríamos citar, entre otros, a Bejarano y Courcelle. Representante paradigmático de esta postura sería Gil, que en sus trabajos ofrece un panorama del latín visigodo y mozárabe con una casuistica formal casi ad infinitum. 8 Cf. Isid., Diff. 1 - ed. Codoñer, p. 5-8.
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hábitos gráficos posteriores a la redacción de las Diff. Mi postura ha sido en este punto la siguiente: dado que determinados acci dentes gráficos son típicos de las copias manuscritas surgidas en ambientes hispanos (no sólo en la Península, sino también en el sur de la Galia), y dado que varios de estos accidentes no pueden documentarse con seguridad como propios ya del s. vi-vii, las grafías de uno o varios de los testimonios del grupo denominado hispánico (p APfBF) sólo tendrán valor cuando estén respaldadas por testimonios manuscritos ajenos a este grupo. P, por ejemplo, es un claro exponente de la ortografía peninsular, pero muchos de sus accidentes gráficos no son compartidos por ninguna otra copia manuscrita, y como entre el original isidoriano y esta copia median tres siglos, no podemos presumir que su latín reproduzca el de Isidoro más que el de un manuscrito continental cualquiera, también del s. ix. En el caso de que se dé una bipartición entre los manuscritos hispánicos y el resto, sólo acepto la lectura de los primeros si dicha grafía está respaldada por otros estudios isidorianos o por las normas del propio Isidoro. A este respecto, las grafías inversas y el hecho de que el latín de Isidoro habría de ser en verdad algo más correcto que el de muchos de sus contempo ráneos, nos pueden servir de apoyo a la hora de decantarnos por unas u otras lecturas. Por último, me parece de sumo interés confrontar las eleccio nes aquí recogidas con las grafías establecidas en otros textos del mismo autor, así como reflejar expresamente aquellos casos en los que la adopción de una grafía clásica obedece simplemente a un criterio de valor, por la consideración de un buen latín isido riano, ante el parejo testimonio de distintos grupos de manuscri tos y la falta de apoyaturas externas para respaldar una determi nada elección. i.i. Vocalismo i.1.i. Y/I9 La posible alternancia gráfica de estas dos letras se ve reducida a un pequeño número de palabras. En esta edición adopto las
'' A propósito de la fluctuación gráfica Y/I en Isidoro, cf. M. RourIguezPantoja, Notas de ortografía isidoriana', Habis 5 (1974), p. 69-72. Sobre la situación que reflejan los manuscritos que trasmiten el epistolario de Braulio, cf. Bravl, Epist. - ed. Riesco, p. 19,
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grafías misterium, fisica, fisicus, y, con reservas, Aegyptius, -a, -um'0. La grafía con I debe presumiblemente aceptarse en las palabras misterium", fisica y fisicus'', ya que en el caso de fisicus y fisica el testimonio de los manuscritos es prácticamente unánime al ofrecer I. Por lo que respecta a misterium, se da una relativa sistematicidad en la elección por parte de los distintos manuscri tos: mys- AfCM VOWGmfen 3, 11 (S),fCM VQUDO GZmfR en 3, 25-26 (11), yfM VQXUDKO GImjR en 7, 19 (19). Ante dicha fluc tuación sistemática, el que varias de las copias que presentan nor malmente mysterium sean las mismas que ofrecen gran cantidad de grafías inversas de Y por I, e incluso por E (paraclytus, paradysus, cybus, ethyca, phylosopbya, hyremus, inlysionis, ayunt/ ayt), ofrece un punto de apoyo a la hora de justificar mi elección. Por otra parte, dichas grafías inversas, que en ningún momento acepto, nos proporcionan indicios sobre los hábitos gráficos de determinados manuscritos y ambientes. Así, por ejemplo, la gra fía ayt, que suele señalarse como hispanismo, aparece efecti vamente sólo en manuscritos que también presentan otras caracte rísticas hispanas. Igualmente, se manifiesta una cierta recurrencia en la transmisión de grafías con Y en A VK Gm Y. En el caso de Aegyptius, -a, -um y Aegyptius acepto la grafía con Y, dado que, por una parte, el número de manuscritos que ofrecen I es siempre menor que los que transmiten Y (P CbStnL ofrecen aegiptiorum en 31, 49 [128]; f Fab St n LR aegiptias y P aegipzias en 41, 30 [162]), y por otra, los manuscritos hispanos no
'" En todos los apartados correspondientes al estudio lingüistico me referiré a los términos declinables o conjugables incluidos en el texto de Diff. 2 según su enunciado simple, y no según la forma con la que aparecen en el texto. En los ejemplos extraídos de otros autores o textos ofreceré los términos tal y como se ofrecen en las obras respectivas. " misterio en 3, ti (8), 3, 25-26 (11) y 7, 19 (19). Sin embargo, Isid., Eccl. off. ofrece siempre mysterium (cf., entre otros pasajes 1, 13, 8; 1, 18, 22; 1, 19, 20; 2, 25, 66). " fisicam en 38, 1-2 (149), fisica en 38, 2 (149), fisicis en 17, 105 (66). Cf. Isid., Chron. 158 Pbisicus. Por el contrario, Lindsay ofrece Physica en Etym. 2, 24, 3 y Physica. Physicam en 2, 24, 4. En esos tres casos dicha grafía podría verse apo yada por la referencia constante al griego. Sin embargo, Marshall, aun editando igualmente la secuencia Phy- en esos mismos pasajes, apunta en el aparato crítico que tal es únicamente la lectura de los editores, ya que los códices ofrecen bien phi-, bien fi-. En Etym. 8, 6, 3 y 4. pasajes para cuyas lecturas no hay aún posible cotejo con una edición que contemple variantes gráficas en el aparato crítico, Lindsay trasmite Physici.
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ofrecen un testimonio uniforme'3. La asunción de la forma con Y coincide así con los postulados de otros editores isidorianos con relación a estas dos palabras o similares'4. 1. 1.2. E/I" Como bien afirma Fontaine, en la fluctuación vocálica E/I se enmascaran problemas que exceden el marco de los hábitos grá ficos y fonéticos propios del latín del s. vi-vii : existencia de dobles temas ya desde época clásica, cambios de conjugación en los verbos, confusión de prefijos... Aun así, el estudio de la transmi sión de las palabras en cuya transcripción se observa una fre cuente fluctuación E/I, me permite postular una gran corrección de las grafías respecto a la norma clásica. Tanto es así. que sólo he incorporado a este texto isidoriano dos palabras con cambio vocálico E/I: liniamentis y delinio'6. Ahora bien, he de decir que esta aparente corrección no refleja sino un exceso de celo por mi parte : en aquellos casos, relativamente numerosos, en los que el testimonio de los manuscritos no inclina manifiestamente la balanza en uno u otro sentido, he optado por ofrecer siempre la lectura considerada gráficamente correcta en época clásica. De hecho, en muchas ocasiones se podrían ofrecer argumentos que sustentasen la elección contraria a la forma escogida. Así, por ejemplo, en cuanto a las palabras en las que podría postularse un cambio de E breve por I, conservo en el texto las grafías desperatione, desperandum '7 y también intellego, intellegentia, intellegibilia y elementum. En intellego, intellegentia e intellegibilia, sea " Puede verse cómo / presenta indistintamente Y o I. Quizá deba destacarse además el que en 38, 15 (151). dentro del texto de una de las interpolaciones exclu sivas de PfBF, también P ofrezca Y (junto a fF), frente a los dos casos anteriores. En M. RodrIguez-Pantoja, 'Isidoro de Sevilla. Etimologías. Estudio sobre la orto grafía de los principales códices'. Tahona 4 (1983), p. 281-311, p. 282 se señala igualmente la falta de uniformidad en las lecturas que los códices hispánicos ofre cen para el libro 19 de Etym. M Cf. Isid., Nat. 43, 1, 1 y 48, 2, 11 Aegyptum; 4. 7, 57 Aegyptiorum (adj.); 1. 2. 9; 1. 5, 72 y 6, 2, 13 Aegyptíi, 4. 7, 45 Aegyptios; 6, 7, 52 Aeg)ptiorum. Igualmente, Isid., Ecci. qff. 2. 25, 6 Aegyptius; 1. 22, 9 y 2, 16, 75 Aegyptiorum (entre otras). También Y en Isid., Chron. 28, 40-41, 44, 54. 197, 201. 306, 384 y 412. " Sobre la fluctuación de grafías E/I en Isidoro cf. Isid.. Nat. - ed. Fontaine, p. 91-92; RodrIgi'fz-Pantoja, Ortografía', p. 66-69, Sobre la situación fonética que tales grafías pueden reflejar, cf. J, Gil, 'Notas sobre fonética del latín visigodo', Habis 1 (1970), p. 45-86, esp. p. 53-58. " Cf. Gil, Fonética', p. 66 (13, 1). liniamentis es también la lectura aceptada por Rodríguez-Pantoja para Etym. 19, 23, 6 (cf. 'Ortografía', p. 67). Por el contrario, Rodríguez en Hist 26, 12 ofrece, relacionada con esta palabra, lineis. '7 Cf. Isid., Ecci. qff. 1. 17, 54 disperanda; 2. 17, 74 disperare.
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cual sea la forma (verbo, sustantivo o adjetivo) y la posición de la vocal dentro de la palabra' el mantenimiento de un paradigma con E se desprende del reparto de los manuscritos entre unas u otras lecturas (aquellos que transmiten I son los menos - P DTt especialmente -, y suelen hacerlo de forma regular), corrobo rando de ese modo los resultados que se desprenden del estudio de estos mismos términos en otras obras de Isidoro'8. Por lo que hace a elementum, a pesar de que las copias que ofrecen elimentum son siempre más abundantes, respeto la grafía con E, porque los manuscritos hispánicos son aquí constantes en la elección de E frente a las numerosas fluctuaciones del resto'9. Entre aquellos casos en los que los manuscritos testimonian una confusión de I breve por E susceptible de reflejar un estadio de lengua del latín visigodo, sólo cabe dudar en lo que hace al vocalismo de las distintas formas del paradigma de deliro. Aun cuando personalmente he optado por mantener la grafía con I, debo señalar que es éste precisamente uno de los casos en los que la fluctuación I/E puede no ser más que el reflejo del doble tema que ya desde época clásica caracteriza a dicha palabra10. En el resto de los casos, los manuscritos que presentan la forma con E suelen ser escasos y propensos a dicha sustitución en otros muchos contextos''. Las fluctuaciones E/I debidas a la confusión de los prefijos dey dis- se ponen siempre de manifiesto en los estudios sobre orto grafía y fonética del latín tardío en general, y de Isidoro en particular". La situación que encontramos en esta obra merece varios comentarios, a pesar de que no acepto ninguna grafía al margen de la norma. En el caso del prefijo dis-, no podemos dudar de que en el ori ginal se escribió differentia, indifferens, indifferenter, differo, difficilis, diffundo, dilecto, diligo, dinoscentia, dissimilis, distan '* Cf. RodrIgiez-Pantoja, 'Ortografía', p. 68. También Isid., EccI. off. ofrece el paradigma de intellego con E: cf., entre otros pasajes, 1. 18. 38 inteüegi, i, 33, 18 intellegitur; 1. 44, 7 intelleguntur; 2, 11, 10 intellegant. '9 En cuanto a este mismo término, cf. Gil, 'Fonética', p. 51. Acerca de la pre ferencia de la forma con I, cf. Isid., Ecci. off. - ed. Lawson, p. m* y 1, 25, 18, 1, 27, 7;i, 37, 24; 2. M, 38. '" Cf. Isid.. Nat. - ed. Fontaine, p. 91. Sobre la forma delerus en Etym. 10, 78, cf. Gil, 'Fonética', p. 57. " minime, femina. nomine, sterilis. spiritus, obtineo. diuina se presentan con vocalismo E en algunos de los códices, vocalismo en el que Gil. entre otros, quiere ver una caracteristica fonética del latín visigodo (cf. 'Fonética', p. 55-58). " Cf. RodrIgiez-Pantoja, Ortografía', p. 68; Isid., ,Va/. - ed. Fontaine, p. 91.
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tia, distinguo, disto, distorqueo, diuersitaso diuersus, -a, -um:h regularidad con que la fluctuación E/I se presenta en varios manuscritos para muchos de dichos términos'3 hace pensar que lo que las copias revelan en estos casos son hábitos gráficos y/o fonéticos de determinados ámbitos geográficos o culturales (fCb S, todos ellos con rasgos que invitan a pensar en ancestros insu lares, suelen presentar E). Dada la distribución de los testimonios manuscritos, sólo ofrecen dudas digestus e indiserta, términos ante los que opto por la grafía con I. En lo que atañe a de-, es indiscutible, a la vista de los códices, la correcta grafía isidoriana en defluo, deliro, desiderium, designo, desino, indesinenter, desipio. También con de- se escribieron pre sumiblemente detraho, delinitum, delictum, deficio, si bien estas cuatro formas ven alterado su vocalismo en determinados manus critos (entre ellos, b S G). Por último, ante la fluctuación en des pero, desperatio, destruo, delitesco y delectatio, elijo la forma gra maticalmente correcta, si bien dicha fluctuación, al menos en el caso de delitesco y destruo, también es señalada por otros editores'4. Por último, he de decir que en modo alguno admito grafías con un vocalismo anómalo para digitum y praedestinatioz\ 1.1.3. O/U'6 Sin duda uno de los fenómenos más característicos correspon dientes a la alternancia gráfica O/U es el que se sustenta, además de en los problemas fonéticos del puro cambio vocálico, en la confusión de los sufijos -olus/-ulus'7. A partir de la lengua que reflejan los manuscritos, parece evidente, y así lo defiendo en el texto, que Isidoro escribía angulus, capitulum, circulum. fistula, incredulus, mandibula, oculus, operculum, oraculum, saeculus, " Cuando aparecen differo. dijferentia. indifferens, indifferenter, diffundo. difficüis y dissimilis, suelen ofrecer las secuencias con E los manuscritos / Cb S GHI. M Isid., Eccl. off. ofrece delectatio en 1, 37, 26 y 2, 16, 100. Por su parte, en Isid., Nat. 1, 3, 39 aparece destruxít, y sólo unas líneas más abajo, en 1, 3, 51 distructum. Isid., Hist. ofrece 36, 11b destruitur; 32. 4 y 84. 10b destructum; 91, 2 destructo. Sobre desperatio, cf. Gil, Fonética', p. 55. " No discuto con ello la posible naturaleza del sonido, sino la forma de su escritura en Isidoro. Una opinión diferente puede encontrarse en Gil. Fonética'. P S6. '6 Sobre tal fluctuación ortográfica, presente en otras obras de Isidoro, cf. Isid., Nat. - ed. Fontaine. p. 92-94 y RodrIguez-Pantoja, Ortografía', p. 73-75. En cuanto a sus implicaciones fonéticas cf. Gil, 'Fonética', p. 62-67. " Cf. Gil, 'Fonética', p. 64; RodrIguez-Pantoja, Ortografía', p. 74.
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uitulus y uocabulum. Del mismo modo, se impone la grafía con O para las transcripciones latinas del griego apostolus'8, diabolicus y diabolus. En cuanto a los dos últimos de estos términos, el testimonio aportado por otros editores isidorianos no es en abso luto uniforme'9. Por mi parte, baso dicha elección, además de en la unanimidad de los manuscritos al transmitir diabolicae (diabulicae es sólo la lectura de b, copia que, en general, es muy ines table respecto a la fluctuación vocálica O/U), en que aquellas copias que ofrecen diabulum, a pesar de ser en general las más antiguas, son menos y registran por separado numerosas lecturas erróneas que conciernen a la alternancia O/U50. Las copias con características hispanas no son en este punto de gran ayuda, salvo para apoyar la lectura con O3'. La elección en el caso de querulus presenta problemas que van más allá de la alternancia gráfica O/U, porque precisamente el vocalismo de esta palabra parece haber estado en el origen de una importante variante textual. De aceptar que el texto origina rio registraba tal término en 14, 25 (43), una forma queroli pudo quizá figurar en copias muy tempranas, a la vista de la lectura uitaque soli que ofrece la mayor parte de los manuscritos, a excepción de los hispánicos y Kn. Por otra parte, ante los contra puestos testimonios manuscritos, acepto la grafía paruulus/ paruula". " Así también en Isid., Chron. 244, 247, 259a, 263, 267, 342, 388. " Lawson elige siempre el vocalismo U: cf. Isid., Eccl. off. 1, 26.7; 1, 28, 8; 1, 43, 19; 2, 5, 115; 2, 21, 18; 2, 21, 21; 2, 23, 40. Frente a él. la forma con O es admitida por Martín (cf. Isid., Chron. 379 diabolus) y Fontaine (cf. Isid., Nat. 26, 13, 75 diabolus; 37, 1. 7 diabolí). Sostiene este autor que, aun siendo diabulus una forma atesti guada en el latín peninsular, no parece propia de Isidoro. Para apoyar su tesis recurre a los testimonios manuscritos reflejados por Lindsay en Etym. 8. 11, 18 (cf. Isid., Nat. - ed. Fontaine, p. 93). 30 Ofrecen diabulum en 7, 36 (22)/ Cb SW G1N L y diabulus en 15, 9 (^)fCb SD GIN' L. De las fluctuaciones O/U en algunos de estos manuscritos, recojo aquí, entre otras, las siguientes lecturas : 7, 34 (21) copulauit] copolauit SQ IH; 29, 50 ( 114) copulatae] copo-/! C, copolante SK\ 15, 12 (45) emolliatur] emulliatur C: 32, 37 (134) Saluator] saluatur K L: 32, 38 (134) coruscaban curruscabat S N', * En 7, 36 (22) se escribe diabolum (Af), diabulum (ff) y Zabulum (PBF); en 15. 9 (45) diabolus (APBF) y diabulus {/). La aparición indistinta en PBF de diabo lus y Zabulum, grafía esta última típicamente visigoda (cf. Gil, Fonética', p. 76), ilustra hasta qué punto se ha de ser cauto en la identificación de grafías isidorianas e hispanismos-visigotismos. " Otra posibilidad sería que gracias, a la confusión R-S, se hubiera producido un corte uitaque suli, con una ulterior corrección del vocalismo. " Así también en Isid., Eccl. off. 2, 5, 89; 2, 21, 23; 2. 25, 75: 2, 25, 80. En Etym. Lindsay acepta indistintamente parvuli (15, 10, 3) y pan.olis (19, 14) (cf. al respecto Gil, Fonética', p. 64).
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Dentro también de este apartado, pero fuera ya de los proble mas relativos a la alternancia -ulus/-olus, me parece aconsejable mantener la lectura con U para luxuria: los manuscritos precarolinos que ofrecen 1uxoria son de nuevo los mismos que presen taban lecturas como apostulus y diabulus así como otros con ten dencia a la distorsión vocálica (fCb SD O34. Por último, recojo en el texto torpor, frente a turpor". 1.1.4. Los diptongos AE y AU En cuanto a la grafía del diptongo AE}6, la fluctuación de las copias entre AE, E y E caudada (especialmente en las terminacio nes desinenciales) es un hecho generalizado, al margen aparen temente de toda norma. Debido a ello no la he recogido en el aparato crítico37. Por lo demás, Isidoro nos ofrece en Etym. 1, 27, 4 una prueba de que escribía daemon ("daemon' per AE dipthonga est notandus'), lectura en efecto mayoritariamente ofre cida por los manuscritos Para los demás casos, reproduzco casi sin excepción las grafías clásicas38: acepto únicamente penitentiae (15, 12 [45]), penitendum (30, 12 [116]), penitudine (41, 52 [166]), y praeliatores en vez deproeliatores. La simplificación de la secuencia AUG de Augustinus en AG/AC" que recogen diez de nuestros manuscritos está docu mentada abundantemente como una característica fonética del latín vulgar y tardío. No obstante, acepto la grafía Augustinus en virtud sobre todo de uno de los argumentos que a su favor ya resalta Fontaine40: Isidoro relaciona Augustus (y por ende su deri
'4 También con preferencia por la grafía U se muestra Codoñer. que en Diff. 1, 72 (327) elige luxuriosus. No así Isid., Eccl. off.: 1. 30, 38 y 2, 19, 30 Iuxoria: 1, 41, 6 y 2, 7, 20 luxoriae; 1, 41, 16 luxoriis; 1, 45. 12 luxoriam: 2, 20. 96 luxoriose; 2, 20, 121 luxoriosa. " Así en Isid.. Hist. 68, 6. a pesar de que su manuscrito Xa ofrece turpore. i6 Cf. al respecto lsid., Nat. - ed. Fontaine, p. 90-91; RodrIguez-Pantoja, 'Orto grafía', p. 74-75. " Así también Isid.. Diff. 1 - ed. Codoñer, p. 12. '* Además de la doctrina pertinente a daemon. en Diff. 1, 27 Isidoro establece correctamente las grafías de Deus, aequor. quae. -que. No obstante, he de decir que, por el contrario, distingue erróneamente entre foedus y fedus. Ejemplo de la indistinta presentación en los manuscritos de ae/e o e puede encontrarse en 7, io-ii (18) con proprie. " Cf. Isid., Nat. - ed. Fontaine, p. 94-95.
4" Ibid
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vado Augustinus) con augeo, palabra que, al menos en esta obra, siempre aparece con AU4'. 1.1.5. I protética El problema que se plantea en este apartado es claro expo nente de las dificultades con las que el editor se encuentra a la hora de decidir entre dos formas gráficas distintas, cuando el ámbito geográfico en el que se gestó el modelo de los manuscri tos que presentan determinadas lecturas coincide presumi blemente con aquel en el que se produce un determinado fenó meno gráfico-fonético. En este caso, la cuestión que debe diluci darse es si pertenecen al latín isidoriano grafías como Spalensis, storialiter, sta, o si, por el contrario, debe postularse una datación posterior para la asunción de varias de estas lecturas, que, no obstante, se habrían desarrollado dentro del territorio peninsular. Según el testimonio de los manuscritos, parece evidente que en el demostrativo iste, -a, -um la falta de la vocal inicial es un fenómeno relacionado con ámbitos hispanos, pero fuera ya del marco en el que se gestó nuestro tratado (sólo Pn presentan st-). Por otra parte, también según el testimonio de los manuscritos, deberíamos reconstruir Spalensis en el incipit y explicit de la obra, pero es igualmente discutible que el propio autor la rubricase con dicho calificativo (no me refiero con ello a la forma, sino a la identificación en sí del tratado)4'. Nos queda por tanto el caso de storialiter, lectura que ofrece la mayor parte de los códices del grupo hispánico (PJBp), así como dos copias insulares tempranas (ab) y L, manuscrito que presenta en muchos casos grafías y lec turas aberrantes. En este caso, adopto la grafía historialiter en vir tud de la evocación que en Etym. hace Isidoro del término griego correspondiente, y a pesar de las críticas que podrían oponerse a este argumento45. *' Cf. también Isid., Eccl. qff 1, 5, 13 e Isid., Chron. 369 Augustinus. " Respecto a las grafías de Hispalis. Hispalenses e Hispania cuando estos tér minos se presentan dentro de los textos, las posiciones de los estudiosos son con trovertidas. Así, Fontaine (Nat., p. 95) defiende las lecturas Hispalus e Hispania según Etym. 14, 4, 28 y el calambur bis palis que explica el nombre de la sede metropolitana en Etym. 15, 1, 71. Lawson. en Eccl. uff. 1, 13, 17, edita Hispaniarum. Por el contrario, RodrIgiez-Pantoja, Ortografía', p. 72 prefiere las grafías sin (H)I-, a partir de la autoridad de Díaz. También así en Isid., Hist., De laude Spaniae 3 Spania; 54. 8 Spaniis; 86, 4 Spali. entre otros; y en Isid., Chron. 216, 354, 373a. 377, 382. 399a. 408a, 415. 416b. '" Esta es también la razón esgrimida en Nat. por Fontaine (cf. p. 95). contra la que Rodríguez-Pantoja, para probar que la relación entre los vocablos latinos y
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1.2. Consonantismo 1.2.1. H inicial44 En lo que al tratamiento de la H inicial se refiere, tres hechos son incontestables: por una parte, la transmisión manuscrita permite apreciar que es entre los manuscritos relacionados con ámbitos hispanos donde se da una mayor tendencia a su eli minación; por otra, una cita del mismo Isidoro en Etym. i, 27, 10 parece evidenciar la bondad de elecciones con H en palabras como homo, humus y honor45, sea cual sea su transmisión ma nuscrita; y, en último lugar, puede argumentarse con un escaso margen de error que al menos dos palabras podrían haber sido escritas sin H, y de ese modo se ofrecen en el texto: aurio y ebdomada. En cuanto al segundo de estos dos términos, la unanimidad de los manuscritos descarta totalmente la elección de anteriores editores de nuestro texto, que, de acuerdo con grafías típicas del latín clásico, restituían una H presumi blemente inexistente en el original46. La aceptación de ebdomada contradice también las lecturas ofrecidas por Fontaine en su edición de Nat., donde restituye siempre la H inicial sin hacer caso del testimonio unánime y constante de los manuscritos que maneja, y a pesar de las reservas que él mismo manifiesta res pecto a la transcripción de los nombres griegos por parte de Isidoro47. En cuanto a los manuscritos que transmiten hauriendis, su tes timonio se ve claramente invalidado por dos motivos. En primer lugar, el carácter de las copias que transmiten esta H indica que su aparición podría deberse a correcciones ajenas al trazo origi
griegos afecta a su forma en sentido lato, aduce que en Etym. 4, 7, 29 Isidoro rela ciona sc tasis con iaxCov ( cf. 'Ortografía', p. 72). Isid., Eccl. qff. 1, 38, 6 bistorialiter, y también 1, 11, 25 historici; 1, 12, 8 bistorias; 2, 24. 24 bistoriam. Isid., Hist. 2. 14 bistoriis; 2, 12b y 2, 16b bistoriis. Isid., Chron. 1, 168, 169a, 175, 184, 210. 319, 328 bistoria; 225 historiographus. 44 Cf. RodrIguez-Pantoja, 'Ortografía', p. 76-77. 4' En la edición de Lindsay, humilitas aparece junto a estas tres palabras entre corchetes. En Diff. 2 este término conserva sin duda alguna la H inicial. 46 Cf. 18, 4 (74); 18, 6-7 (74); 18, 10 (75) y 18, 13 (76), donde, independientemente de las divergencias entre familias de manuscritos respecto a la declinación del ablativo plural, nunca se transmite esta palabra con H inicial. 47 Cf. Isid., Nat. - ed. Fontaine, p. 96 y 107-109, Este editor elige siempre la forma con H en la enumeración de los capítulos inicial; 3, t. 1 (dos veces); 3, 1. 3 y 7, 7, 61 hebdomada (nom. y abl. sing.); 3, 1, 3 hebdomadis; 6. 4. 32 hebdomadibus. Sin embrago, cf. Isid., Chron. 236 ebdomades.
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nal de los correspondientes textos48. Además, y lo que es más importante, desde el punto de vista de la coherencia interna del texto es evidente que no sólo aquí, sino en otros pasajes isidorianos paralelos, se impone una grafía sin H : sólo así se comprende la relación etimológica establecida entre uocibus auriendis y aures49. Por otra parte, dado que según el testimonio del propio Isidoro, palabras como homo, honor, humanus y humus deben escribirse con H50, observar qué manuscritos transmiten dichas palabras sin ella resulta enormemente clarificador a la hora de postular una grafía canónica para habitoi', herban, heremum", hodie", honestas", hostis56, humidus, y humor. Aquí la transmisión grá fica de estas palabras con o sin H inicial está claramente supedi tada al marco geográfico o al ambiente en el que se gestaron las diferentes copias manuscritas: ya dije antes que aquellas que la omiten son generalmente las relacionadas con ambientes his panos, y son las mismas que presentan en muchas ocasiones gra fías inversas. A propósito de esto, no me parecen dignos de mención en cuanto al carácter de las grafías isidorianas - quizá sí lo sean respecto al momento y lugar en el que se comienza a generalizar la pérdida de la H inicial - algunos casos en los que códices no hispánicos (apenas uno o dos en cada caso)
48 Cf. 17, 48 (55). En/XWel trazo de la h- es posterior al del resto de las letras de esta palabra. Por su parte, el texto de R parece haber pasado por las manos de un copista culto, que bien pudo restituir la grafía clásica. '" Cf. Isid., Etym. - ed. Lindsay, 11, 1, 22. Respaldan la grafía sin H Isid., Nat. ed. Fontaine, p. 103 e Isid., Diff. 1 - ed. Codoñer, p. 9 y lema 262 (286) auritu. Véase, por el contrario, la grafía con ella en Isid., Hist. 29, 11 hausto (el manus crito R, del s. x. en minúscula visigoda, ofrece austo); 61 haustu. de fesius> defensius: 24, 1 (89): discreuerunt> descriuerunt> descripserunt; 40, 9 (154): rerum gestarum> gestarum> gestorum; 40, 27-28 (158): in omni uerbo uel opero in omnibus uerbo uel in opere> in omni bus uel in uerbo uel in opere. 4.6. Losfragmentos no ubicados Ofrezco a continuación todos los accidentes notorios que he podido registrar en los pasajes legibles de s, dyc: 4.6.1. El fragmento s 33, 16(138) illi] e¡ s (Ai 5) 33, 20 (138) recusauit] recussabat s (C, recusabat/* bM SKTO mJR) 34, 2 (139) religionis] relei- s, rele- B S 34, 2 (139) est] om. s 35, 1 (142) differt] defert s (b) 35, 6 (142) refouet] reuouet s 35, 8 (143) diligenda] I est add s 35, 10 (143) est] om. s (flKTip) 35, 10 (143) ita] add et s 04/ £ S p) 40, 18 (156) prodesse] prodisse s (Cb S) 40, 18-19 (156) amplectere] -are s (f Cb SW L) 40, 20 (156) accepti] cepti s 40, 29 (158) amplectitur] -et s (O 40, 31 (158) contumeliam] -iliam s (A" ' aCb S N" c ) 41, 8 (159) se] om. s (Af) 41, 9-10 (159) crudelitatis] caritatis s (b) 41, 16 (160) cupiditate rerum] rerum cupiditatem s (M SW) 4.6.2. El fragmento d 1, 2, 2, 2, 2,
5 (2) secundum] -us d 2 (3) deitatis] dieitatis d (c) 3 (3) personarum diuersitatem] d. p. d 5 (3) ignis] -es d 9 (4) apostolus] apostulos d"' , apostulus dpc
2, 2, 2, 2, 2,
10 (4) de Filio] om. d (c) 10 (4) alias] inc. d 11 (4) et] om. d (ABF £ 5lT/.) 13 (5) autem] om. d (M S) 13 (5) idem] item d(m Y)
ESTUDIO CRÍTICO 2, 2, 2. , , , , , , , , , , , , ,
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14-15 (5) autem - idem] om. d (XUD Z) 17 (5) credendus est] credendus d (BF KTtB GZJRY) 18 (6) Deus'] om. d(WBLY) 2 (7) nec factus nec natus] n. n. n. f. d 2 (7) factus'] est add d (PfCb SWTt) 3 (7) Patre et Filio] d(PCW *••'•) 4 (7) habet] om. d"c mr 6 (7) cum aeternitate] om. dac mr (f £ A GEm y) 7 (8) Filius - sumit] om. d 9-10 (8) intellegentia humana] h. i. d (p) 12 (8) sint] sunt d 04 l KTt E) 13 (9) genitus] unigenitus d 15 (9) nascendo] non add d (f '1 Q 16 (9) procedendo] om. d 19 (10) abiero] habiero d (M STt G) 19 (10) ueniet] ad uos add d (A)
, 20 (10) ei] om. d
, , , ,
23 (11) tria'] om. d 24 (11) consideret] -at d (M L) 25-26 (11) naturae misteria] natiuitate d 26 (11) quomodo capiemus] om. d"c '" r
4.6.3. El fragmento c 1, 1 (1) quidam] quidem cac (quidem PfO"'U m Lac , quiden X) 1, 2 (1) Scriptura] srib- c 1, 7 (2) cognosce] -usce c (facS GE) 2, 5-6 (3) candor et calor] calor et candor c (D) 2. 16 (5) Deus] om. c (AfXUEJR) 2. 17 (5) credendus est] c. c (BF b"c KTt B GEZJRY) 2, 17 (6) enim] om. c 2, 17 (6) sum Deus] qui sum c 2, 19 (6) deos credere] c. d. c 2, 19 (6) profanum] prophanum c 3, 2 (7) factus2] est add c (PfCb SWTt) 3, 5 (7) natiuitatem] -e c (M D) 3, 9-10 (8) intellegentia] intelli- c (D m]Y) 3, 11 (8) misteria] mys- c (AfCM WOVGmJAr.) 3, 15 (9) procedit7] -at c (AB b W p RY) 3, 17 (9) sine Filio'] om. c (R) 3, 19 (10) abiero] ad Patrem add c 3, 19 (10) Paraclitus] -clytus c (fM KMJGZL)
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ESTUDIO DEL TEXTO
3, 23 (11) relatiue] -ui c 3, 25-26 (11) misteria] mys- c (fCM OVQUD GZmJR) 4, 2 (12) se] sese c(Pb "c SKOVQXU LY) 5, 6 (13) pro id] pro hoc c 6, 4 (14) dicit] dicitur c (Z) 6, 4 (14) uidimus] -emus c (HD 6, 8 (15) substantia] -am cm r? (m) 6, 9 (15) primogenitus in gratia] om. c 6, 10 (15) natura] diuinitatis add c 6, 12 (15) nuncupatur et Dominus: Frater] om. c 4.7. Construcción del stemma codicum El stemma codicum que aquí propongo se basa, por una parte, en las relaciones entre manuscritos expuestas más arriba, y por otra, en afinidades a las que he ido haciendo referencia en distin tos apartados (descripción de los manuscritos, versiones del texto, capitulatio, etc.). Su representación gráfica es, sin embargo, difi cultosa. Según ambos presupuestos (relaciones y afinidades entre manuscritos) una familia está formada por APfBF y el fragmento p. El modelo dep pudo desgajarse en primer lugar. A también está pronto al margen, pero su texto mantiene contacto con el de BF Los códices fBF tuvieron un antepasado común. Y P, aunque conectado con fBF, posee características que lo hacen especial. Por otra parte, A está sujeto a contaminaciones procedentes del grupo (a)Cb(vM, y / es sin duda una copia verdaderamente mixta, realizada a partir de un modelo de esta familia, y de otro texto cercano a Cb(v)M (más, quizá, a vM). Señalo su adscripción a i¡i de forma más directa, porque BF son las copias con las que más afinidades presenta. El resto de los manuscritos dependería de un mismo tipo de texto, que se desgajó tempranamente en varias ramas. Los extre mos de las mismas están representados por aCbvM por un lado, y LJRY por otro. Entre ambos surgirían los modelos que generan las familias de SWOTtKVQXUD y GgEZHINnm. Dos fragmentos tem pranos, sc, están relacionados con todos ellos, si bien resulta imposible delimitar su posición relativa con toda certeza (c quizá se emparente con LJRY). Dentro del grupo aCbvM, vM quedan relativamente al margen de las otras tres copias. El escaso frag mento de a no nos permite evaluar con seguridad su situación respecto a Cb, si bien parece situarse más cerca de b Por otra
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parte, los textos de estos códices presentan por separado puntos de contacto con algunos manuscritos del grupo SWKTtOVQXUD. especialmente con S, Wy VQXUD. sin que tampoco pueda dilu cidarse con total certeza si dicho contacto obedece a la existencia de un antepasado común, a fenómenos de contaminación, o a ambas cosas a la vez. En esta última familia las relaciones entre las copias dan la impresión de dibujar un complicado laberinto. Por una parte, S y W, en este orden sucesivo, parecen apartarse pronto del resto. Ello indicaría la existencia de un modelo común para los demás. A partir de dicho modelo habría surgido otro, común a VQXUD. Dentro de éste último, los manuscritos habrían ido separándose siguiendo este orden: primero D. luego V, des pués Q, y por último X y U dependerían de sucesivos ancestros comunes. Los otros cuatro manuscritos de esta familia, es decir, los que componen el subgrupo KTtO, serían los extremos visibles de una sucesión de copias entre las que se generó un modelo común a KTt, y otro, posterior a éste, exclusivo de Tt. Ahora bien, dentro de esta última familia, al conglomerado de relaciones ofre cido hay que superponer otras: las que emparentan estrecha mente a SWO, SO y WO; a Tt con un texto del tipo que presentan manuscritos de la familia APfBF (+p); y a A" con la familia GgEZHINnm. Por lo que respecta a este último grupo, podría estar más estrechamente ligado a LJRY que el resto de los manus critos Las relaciones entre sus componentes pasan por una mayor familiaridad de EZ entre sí y con G; de G con m, y de Nn entre sí. La posición de HI debe de ser cercana a G. Nn, además, presenta esporádicas pero significativas coincidencias con el grupo de Cb(v)M y con el de APfBFf+p), que quizá podrían surgir de un contacto con copias como/ En cuanto a los manuscritos LJRY, la relación//? es evidente (y más cercana a y que a L). Todo lo ante rior da como resultado el esquema que aparece en la página siguiente.
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5. Historia del texto. La tradición manuscrita temprana sobre el mapa de Europa En fin, la superposición de los criterios que conciernen al ori gen y procedencia de los códices y los de recensión y colación de sus textos, permite observar en la transmisión temprana del Inter Deum varios núcleos y focos espaciales que, a grandes ras gos, se corresponden con las distintas agrupaciones familiares. 5 .1. Localización geográfica de los manuscritos y sus antígrafos En primer lugar, a la gestación del modelo de APfBF (+p), modelo a partir del cual parece sucederse toda una serie de expansiones y modificaciones del texto, corresponde un entorno que abarca desde el nordeste de Hispania o el sur de la Galia (los Pirineos, Gellone, Lyon para pPBF), hasta el norte de Italia, y Suiza (Af). Por lo tanto, puede sospecharse que quizá en relación con estos ámbitos estén tanto la revisión masiva correspondiente a las cinco copias completas del grupo como los textos totalmente manipulados de JBF. La aparición del modelo de aCbvM está naturalmente ligada a las Islas Británicas, desde donde se habría introducido muy
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pronto en el Continente, a partir de un corredor que atraviesa Europa de norte a sur y de oeste a este: así lo sugieren las rela ciones de a con Bobbio, de v con Benevento, de b con Fulda, y de C con Corbie, centro con el cual también parece relacionarse M. Por otra parte, el contacto de A y /con manuscritos de este grupo se produjo sin duda en el norte de Italia. En el caso de la contaminación de A. casi con toda certeza puede apuntarse a Bobbio y al s. vii-viii como punto de encuentro de ambas tradi ciones. La familia compuesta por SWTtOKVQXUD. parece estar disemi nada por toda la geografía europea. Los subgrupos de manuscri tos aquí establecidos acotan, no obstante, las áreas de difusión de cada una de las copias. Así, a un marco suizo-alemán deben quizá remitirse Wy S, los manuscritos que quedan relativamente al mar gen de las agrupaciones que mantienen los demás códices. Con Suiza se relaciona K, hecho que se deduce no sólo a partir de su origen, sino también de sus esporádicas coincidencias con manuscritos del grupo GgEZHINnm. En cuanto a Tt, sus posibles puntos de origen parecen sugerir una expansión de la familia A hacia el suroeste. Por otra parte, los datos paleográficos que sitúan estos dos manuscritos en Lyon están en perfecta consonan cia con la contaminación observada en sus textos, que los liga a un ejemplar perteneciente a la familia de APfBF(+p). No sólo ello sería posible, al ubicarse en el sur de Francia, sino que el azar ha querido conservarnos dos manuscritos del grupo contaminante cuyo modelo común pudo gestarse en Lyon (BF). Por lo que a O respecta, su difícil ubicación en el stemma (ligado a S y W, pero muy cercano también a KTt) encuentra paralelo en la situación geográfica de su posible centro de origen: el Mont Saint-Michel está geográficamente alejado de los puntos de referencia de las cinco copias que transmiten un texto más cercano al suyo. Por su parte, el modelo de VQXUD debió de generarse en algún scriptorium del nordeste francés: estas copias están diseminadas sobre todo por el norte de Francia y el territorio alemán colin dante. En cuanto a sus posibles contactos con textos insulares, la procedencia de (/(Erfurt), o la de D (Lüttich) sitúan a Fulda (cuna de b, texto con el que comparten esporádicas pero significativas coincidencias) dentro de su radio de expansión, y, por tanto, muestran que geográficamente pudo producirse en dicho entorno una interrelación entre copias de estas dos familias.
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En cuanto a los manuscritos GgEZHINnm, su modelo común probablemente vio la luz en un centro suizo, a partir del cual se expandió por un área muy restringida: los testimonios más anti guos de este grupo (GgEHL s. vm) remiten a lugares cercanos entre sí, en los que manuscritos de esta familia continuaban copiándose un siglo después (Z). Por lo que respecta a m, testi monia la expansión de esta familia en territorio italiano al menos en el s. x. En el sureste de Francia podría estar el enclave donde se generó el modelo de Nn, ya que en dicha región podrían con jugarse su pertenencia a una familia enraizada en Suiza y la influencia hispana que parece sospecharse en ambos: presentan grafías y accidentes morfológicos considerados como hispanis mos (por ejemplo, un acusativo infantum por infantem): y en el códice de n existen, además, rastros de una influencia geográfica tal (sus ilustraciones se relacionan con esculturas catalanas). La dependencia insular de todo este grupo no puede probarse, pero rastros de un contacto con dichos ambientes pueden encontrarse en abreviaturas y grafías de varios de sus manuscritos, en lecturas comunes a Cb(v)M y Nn, o en características paleográficas del códice en el que se copió n. LYJR dependen de un modelo que alguna vez debió de circular por el norte y centro de Francia, ya que estas copias apuntan a centros de origen y procedencia ubicados en dicha zona: Laon, los alrededores de Saint-Thierry, Fleury. Por último, sobre el lugar de origen del hipotético modelo común a GgEZHINnm y LYJR, nada puedo apuntar, salvo que, de haber existido, debió de gestarse en Centroeuropa, y que las copias más tempranas de este gran grupo de nuevo presentan características que remiten a ambientes insulares. No obstante, dicho hipotético antígrafo común se perfila, según hemos visto, a partir de coincidencias positivas verdaderamente escasas. 5.2. Historia temprana del texto Una vez delimitados los ámbitos de influencia de las distintas familias de manuscritos no queda sino tratar de establecer el modo en que se realizó dicha expansión, y, especialmente, dilu cidar cuándo, cómo y dónde se generan las distintas versiones del texto que conocemos. He de recordar que una corresponde bási camente al texto que transmiten las familias aCbvM, SVWCTtOVQXUD. GgEZHINnm y LYJR, texto que se ve alterado por las lec
ESTUDIO CRÍTICO
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turas comunes excluyentes de cada una de estas familias. Otra es la versión de APfBF (+p), a partir de la cual se generan sucesiva mente otras dos: la común a]BFy la exclusiva de BF Dado que tres de estas masivas modificaciones afectan al mismo grupo de manuscritos, conviene en primera instancia fijar la atención en él. Su ámbito geográfico se expande, ya lo hemos visto, por cen tros del sur de la Galia, de Suiza y del norte de Italia, y las copias manuscritas conservadas se fechan en los s. vm y ix. A partir de varios datos intra- y extratextuales es posible restringir más si cabe el entorno temporal y geográfico en el que pudieron producirse sus modificaciones, ya que numerosos factores conectan la trans misión textual de esta familia con la Península Ibérica. Entre los primeros se cuentan la escritura de P (visigótica), y las caracterís ticas gráficas típicamente hispanas, masivas en P, abundantes en B, y relativamente frecuentes en pAJF. Entre los segundos, conta mos con testimonios indirectos sobre nuestro libro a partir de citas en textos relacionados con la Península. Estudiar sus versio nes del texto puede arrojar alguna luz sobre el momento de redacción del subarquetipo de estas seis copias y de la familia i¡l. En otro momento señalé la importancia que para la atribución isidoriana de este trabajo tenía su mención en varias obras medie vales hispanas: las actas del XV Concilio de Toledo, con Julián de Toledo como inspirador, y textos escritos por Elipando de Toledo y Álbaro y Sansón de Córdoba'06. Además, sin mencionarlo explí citamente, es utilizado por Julián en otra de sus obras: los Prognosticorum futuri saeculi libri tres, escritos con posterioridad al Concilio XV. Pues bien, las referencias al Inter Deum en dichos escritos se hacen a partir de modelos textuales cuya naturaleza puede ayu dar a ubicar espacial y temporalmente algunos de los cambios sufridos por el texto de los manuscritos. En primer lugar, el texto de Julián recogido en las actas del XV Concilio de Toledo (688) es el siguiente: 'honorantes uidelicet et sequentes sententiam doctoris egregii Spalensis sedis episcopi. quam in libris suis de differentia naturae Christi uel noMra disseruit, ubi ait: Ato ex duabus subsistimus substantiis. corporis uidelicet atque animae; ille ex tri bus. Verbi. corporis atque animae. inde est quodperfectus homo perfectus preadicatur et Deus.'07
Cf. supra 'Autoría'. Cf. Iva., II Apol. 15, 1-9 y Conc. Wis.. p. 462.
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Este texto corresponde a 8, 10-12 (24), dentro de la diferencia Inter natiuitatem Christi uel nostram. Aunque la utilización de sus lec turas debe ser cautelosa (nadie puede asegurar que Julián no corrigiera la cita isidoriana, si bien la naturaleza del texto en el que ésta se inserta lo hace bastante improbable), es éste un pri mer argumento para admitir que el texto 'canónico' de las dife rencias en Hispania a finales del s. vii (o, en último extremo, en el s. ix, datación del más antiguo códice que transmite así el texto juliano-conciliar), no era el representado por la versión de BF que ha llegado hasta nuestros días: ambos ofrecen un uero tras ille; y transponen corporis atque animae, transformándolo en animae et corporis. El pasaje de los Prognosticorum.... cuya fuente es Diff. 2 es el siguiente: 'Df difffrfntia paradisorvm. Unus est terrenus paradisus, ubi primorum hominum corporaliter uita extitit; alter coelestis, ubi animae beatorum statim ut a corpore exeunt transferuntur. atque digna felicitate laetantes, expectant receptionem corporum suorum'. De hoc paradiso...'.'08
Pues bien, en estas pocas líneas hay dos pruebas de que el texto que conoció Julián tampoco era semejante al que está en la base inmediata de BF: ambas copias ofrecen caelestisparadisus donde Julián transmite sólo coelestis (12,2 [32]), y luego son las únicas que muestran la lectura laetantur expectantes frente al laetantes, expectant del texto isidoriano aceptado y de Julián (12,4 [32]). Por su parte, la cita que Elipando hace de Isidoro es como sigue: Item beatus Ysidorus in libro Differenf-iaTum dicit: Xps Ihesxs ueniens crudelitatem ""legis amouU-'. peccata que lex puniebat per Spin'/um ser^uitutis relaxa^bit per Spiritum adobtionis. filios ex eruis reddidit, amorem inplende legis condo naba et si deinceps punienda conmiserint pereundem adobtionis Spiritum indulgit: formam bene agendi prebuit et ut possit agi que docuit adiutorem Spiritum ¡nfudit"'09
Al comparar estas líneas con las variantes del texto isidoriano recogidas en la presente edición se obtiene el siguiente resultado:
"* Cf. Ivi., Progn. 2,1,4-8. 'o9 Cf. EliPand.. Epist. episc. Hisp 5,10-16.
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Isidoro
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Elipando
31, 36 (127)
BF Christus
cett. Euangelium
5, 11 Xps lhesiís
31. 41 (127)
APfBF M KVQTt Nn Lf possit
cett. possint
5,15 possit
Por una parte, estas dos lecturas (possit en 31, 41 de APfBF, entre otras copias, y Christus de BF) permitirían postular que Elipando manejó un modelo de Diff. 2 hoy perdido, relacionado con la familia t//. Por otra, dado precisamente que se hallan en el capí tulo 31, cuya entrada es Inter legem et euangelium, y dada la argu mentación bimembre que sigue Isidoro en este pasaje de Diff. 2, el texto de 31, 36 exige euangelium, lectura de la mayor parte de los códices, diferente a la ofrecida por BFy también por Elipando. Ahora bien, tanto el texto de BF como el de Elipando encajan mejor que la lectura euangelium en el contexto de los debates hispano-carolingios sobre la herejía adopcionista. No debe olvi darse que la carta en la que Elipando cita Diff. 2 está dirigida a los obispos franco-germanos del territorio carolingio. Quizá en ese ámbito cultural y en ese tiempo hayan de situarse, por tanto, algunas de las lecturas divergentes de BF El testimonio del Apologeticum 2, 23, 19-36 del abad Sansón de Córdoba (ca. 880) es también importante al respecto: Sed et egregius doctor Esidorus in libro Differentiarum dicit: Quot sunt gradus uel differentie rerum? Sex. Que? Non uiuentia, uiuentia, sentientia, rationalia, immortalia. nobissimum quod est super omnia Dcíís. Primus gradus eorum que non cres cunt, uitam motumí/;«.' carent, qualis est in lapidib»s. Secundus in his que crescunt, uitam morumgiíe sine sensu habent, qualis est in herbis uel harboribifs. quibus si minime uita insensibilis motusque inesset, nec germinare utique nec crescere potuissent; adeo ista, quia uitam sine sensu habent, lapidibiís proponuntur et terre. Tertius gradus est in his que non solum crescunt uel uiuunt, sed sentiunt, qualis est in pecoribiís. Quartus gradus est in his que crescunt, sentiunt uel intellegunt, tamen mortales ut animalia sunt, qualis est in hominibus. Quintus in his que sentiunt, intellegunt immortaleSi7ue sunt, qualis est in angelis. Sextum id quod immutabile et infinitum et simplex est. quod est Deiís, a quo omnis hec natura inspiratur, gubernatur, regitur auIue mobetur. que omnia sicut gradibus crescunt, ita sibi qualitate nature precellunt. nam harbor prefertur lapidi et pecus harbori et homo pecori et angelus homini et Deus preponitur angelo'.'
La comparación entre el texto de la fuente - el capítulo 13 (36-40)"0 - y esta cita muestra varios puntos de interés (entre los "" La escueta clasificación inicial se corresponde exactamente con la que apa rece en el Lib num. 7, 31 (PL 83, col. 185), no con la que se reproduce en el capí tulo correspondiente de Diff. 2.
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que paso por alto su aparente redacción en forma de preguntas y respuestas): el texto es de finales del s. ix, y la copia es contem poránea, o posterior en unas décadas'". Por lo tanto, muestra lec turas típicas del latín mozárabe. Por otra parte, contempla coinci dencias con lecturas propias de este grupo de manuscritos, entre las que destaco: Isidoro
Sansón
13, 2 (36)
BF nouissimum quod
13, 15-16 (39)
regitur atque mouetur
cett. nouissimus qui regitur
ii. 15 (39)
BF per quem
cett. quo
2, 23, 32 a quo
13' ¡5 '39)
est, quod est Deus
cett. est, quo omnis...
2, 23, 32 est, quod est Deus
13, 8 (37)
AFBF adeo
Af a quo
PBF
f cett. adeo qui at
2, 23, 21 nobissimum quod 2, 23, 33 regitur atque mouetur
2. 23, 26 adeo
De la consideración de este breve pasaje puede deducirse que hubo un modelo común a APfBF, y que el ejemplar que está en la base de estos cinco manuscritos se relaciona con un tipo de texto conocido en el sur de Hispania a finales del s. ix. También, que la copia que manejó el escritor cordobés, aunque contaba ya con alguno de los rasgos exclusivos de BF, no era idéntica a la que estos dos manuscritos nos ofrecen (cf. 13, 15 [39]): en esto, el texto de Sansón coincide con el testimonio conciliar. Por lo demás, al considerar las diferentes lecturas que ofrecen para ese pasaje los cinco manuscritos de este grupo, de nuevo se entre cruzan las relaciones entre PBF, fBF, Pf. Al margen de la comparación del texto de Isidoro con el de sus expilatores hispanos, otro hecho que debe recordarse aquí es que, tal y como quedó dicho en el estudio lingüístico, al menos una de las características del latín de estos cinco manuscritos es ajena aparentemente a la lengua de Isidoro: el uso de la prepo sición erga como equivalente de secundum.
"' Apenas hay correcciones para este fragmento, por lo que el testimonio del manuscrito Madrid Biblioteca Nacional 10.018 (s. ix o x) es la base de las lecturas.
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En cuanto a los pasajes que dos o más de estas copias presen tan, frente a la ausencia de los mismos en el resto de las copias tempranas, es destacable el que, en general, se relacionan o bien con pasajes de otras obras isidorianas, o bien con asuntos que afectan a la consideración medieval del autor de la obra. Pues bien, aunando datos extraídos del estudio crítico (los refe rentes a cada uno de los pasajes conflictivos, a las lecturas que propician la creación de un determinado stemma), del literario (estructuración de la obra y desajustes vistos en la misma), y del lingüístico (características de la lengua de otros textos isidorianos), la respuesta a la pregunta de cómo era la versión originaria de Diff. 2 comienza a tomar cuerpo con cierta solidez, ya que aquello que puede concluirse a partir de todo lo anterior empieza a verse refrendado por argumentos ajenos al texto mismo. Por una parte existen pasajes y relaciones entrecruzadas de PfBF, frente al texto de los grupos de manuscritos que en el estudio de las distintas versiones del texto denominé 1 y 2, y precisamente dentro del grupo 2 se encuentra A. sin dichos pasajes. Por otra parte, A comparte lecturas con PfBF Siempre que se acepte que la contaminación insular de A discurre dentro de los parámetros esperables para dicho fenómeno, esto es, hacia la adición más que hacia la supresión, de lo anterior puede deducirse que todos los fragmentos estudiados exclusivos de PfBF (juntos o por sepa rado), se introdujeron en un texto de características semejantes a las del común APfBF, texto que probablemente circulaba por la Península ya en el s. vil. Dicho texto fue sin duda revisado, aun que dicha revisión no tiene por qué haber partido de Isidoro (recordemos el uso de erga), y del texto revisado surgieron nue vas copias, sobre las que se efectuaron las modificaciones carac terísticas de PfBF". Ubicado ya el texto base sobre el que se fraguan las copias que con el tiempo cristalizarán en PfBF, conviene ahora dilucidar esta misma cuestión por lo que hace a sus pasajes exclusivos. Parto del hecho de que A no cuenta con ninguno de ellos, y de que todos estos manuscritos están situados, de un modo u otro, en un área geográfica relativamente acotada: Italia y Suiza 04/), el norte peninsular y el sur de Francia (PBF)"\ A es el testimonio más '" Por otra parte, no debe descartarse que el texto que maneja Sansón pueda ser copia de otro que en un cierto momento estuviera en contacto con ambientes no hispanos (dentro o fuera de la Península), para regresar después al sur. '" Así como p, fragmento cuyo texto se relaciona con el de estos cinco manus
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antiguo conservado: es de finales del s. vm (o comienzos del Ix), frente al resto, escritos en el IX, En cuanto al pasaje introducido en el parágrafo 61, ya se vio que, al estar relacionado con la misma fuente del resto del capí tulo y con las Etym., pudo insertarse muy pronto en el texto, en un ambiente próximo incluso al autor, o al menos conocedor en profundidad de su estilo y método. El que dicho fragmento no figure en A podría constituir una primera prueba de separación en la transmisión de las distintas copias, pero no me atrevo a juz gar dicha ausencia como terminus post quem de su introducción. En cuanto a las modificaciones comunes a PBF y fBF, son sin duda posteriores a esta primera escisión que es la base de su familia, pero no puede precisarse con seguridad el espacio tem poral y geográfico en el que se realizan (quizá posterior al s. vii, y sin duda relacionado con la Península, más en el caso de PBF que de BFJ). Por último, el texto de BF parece sufrir revisiones dife rentes en distintos momentos. Para afirmar esto me baso entre otros, en un hecho puesto de manifiesto al cotejar su texto con los de Elipando y Sansón: por una parte los fragmentos de sus obras cuentan con períodos exclusivos de estos dos manuscritos o cercanos a los mismos; por otra, mantienen lecturas en conso nancia con otros testimonios, al margen de la ofrecida por BF (cf. 13, 15 [39]). Tal distorsión ofrece, fuera ya de ese fragmento, otros paralelos en lo que a alteración de núcleos preposicionales se refiere. Dicha recurrencia, que sitúa estos dos códices al margen no sólo de su familia sino del resto de la tradición manuscrita, invita a pensar en revisiones del texto por parte de uno o varios copistas alejados ya, tanto espacial como temporalmente, del momento de gestación del modelo de APfBF. Estos últimos esta dios en la distorsión del texto bien pudieron haberse producido a finales del s. vm y durante el s. Ix, en un ambiente próximo a la corte carolina, y quizá familiarizado con las disputas predestinacionistas y adopcionistas en las que se vieron inmersas numero sas personalidades eclesiásticas de la época. En cuanto a la familia aCbvM, el origen insular de su modelo común resulta también confirmado por elementos que van más allá de las características lingüísticas del latín de sus textos, del tipo de letra utilizado en las copias, o de sus presumibles lugares critos, aunque el pasaje seleccionado por el copista no es suceptible de sufrir modificaciones de importancia.
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de origen. En este caso, la confirmación literaria nos llega de la mano de la obra de Alcuino (dentro del De rhetorica, en su defi nición de la geometría leemos 'Geometria est disciplina mensurandi spatia et magnitudines corporum', cuando mensurationem es la lectura de aCb en 38, 14 [151], y spatii aparece como una adi ción de aO"4, y, sobre todo, de la redacción del Anonymus ad Cuimnanum"5. Es ésta una obra gramatical sobre cuyo lugar de origen existe aún discusión, pero que, en cualquier caso, fue for jada sin duda alguna en un ambiente de características típica mente insulares"6, que se reflejan también en el único manuscrito completo que nos la ha transmitido, el Sankt Paul in Lavanttal 2/1 (25. 2. 16)"7. En la introducción de tal obra su anónimo autor uti lizó la división de las artes liberales que figura en el capítulo 38 del Inter Deum. Dado que uno de los lugares que se barajan como cuna del Anon, es Bobbio, y dado que nuestro fragmento a tiene tal procedencia, he elegido el texto de esta copia como punto de partida para mostrar la familiaridad del Anon, con aCbvM:
,M Cf. B, BiSchoFF, 'Eine verschollene Einteilung der Wissenschaften', Mittelalterliche Studien 1, Stuttgart, 1966, p. 273-288, p. 287. "' Anón., Cuim. - ed. Bischoff- Lóístedt. "6 Cf. al respecto L. Holtz, 'lrish Grammar and the Continent in the Seventh Century', Columbanus and Merovingian Monasticism, -ed. H.B, Clarke - M. Brennan, Oxford, 1981 (BAR. International Series, 113). p. 135-152, p. 142. o V. Lvw . The Insular Latín Grammarians, Woodbridge, 1982. "7 Para otros. Sankt Paul in Kárnten 2/1 (2S 2. 16). Su descripción detallada puede encontrarse en CLA 10, * 1452 (se trata de la obra comprendida en los ff. 21-42 del códice descrito bajo los números 1451-3) y Anón., Cuim. - ed. bischoff Lófstedt. p. VII-IX, Sobre Inglaterra como lugar de origen de este códice cf.. ade más. B, Bischoff. 'Libraries and Schools in the Carolingian Revival of Learning', Manuscripts and Libraries in the Age of Charlemagne, - ed./trad. M. Gorman, Cambridge, 1994, p. 93-114. p. 98 n. 30.
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ESTUDIO DEL TEXTO
Anon, 1, 83 (ed. Bischoff)
Inter Deum 37, 7 - 38, 5 (149) (Texto aceptado)
Inter Deum 37, 7 - 38. 5 (149) (a)
A Platone uero famossa in partes philosophia diuisa est; cuius partes sunt phissica. aethica loica, id est naturalis. moralis. rationaÜs; et nulla est ars. quae non undecumque inuenta in harum aliquam cogi possit.
Porro sapientiam ueteres philosophiam uocauerunt, id est omnium rerum humanarum atque diuinarum scientiam.
Porro sapientiam ueteres philosofiam uocauerunt idest omnium rerum humanarum atque diuinarum scientiam;
Prima enim naturae et contemplationi deputatur. secunda in actione et causa recte uiuendi uersatur, tertia in discernendum uerum a falsis opponitur.
XXXVIII. Huius philosophiae partes tres esse dixerunt, id est fisicam. logicam, ethicam. Fisica, naturalis est: ethica, moralis; logica, rationalis. Harum prima naturae et contemplationi deputatur. secunda in actione et causa recte uiuendi uersatur. tertia in discernendo uerum a falsis opponitur.
huius philosofiae partes ueteres III esse dixerunt. id est phisicam, loicam. ethicam. phisica naturalis; ethica moralis; loica ratio nalis. harum prima natu rae et contemplationi deputatur; secunda in actione et causa recte uiuendi uersatur. tertia in discernendum uerum a falsis obponitur.
Anon. 1,168-171
Inter Deum 38. 17-20 (151)
Inter Deum 38, 17-20 (151)
III Myssica ars spectabilis, et interpretatur carmena lis' uocem uel gesta habens in se numerorum. Haec soni certam demensionem cum scientia perfectae modolationis habet. Quae et ipsa tribus modis constat, hoc est sono uerbis numeris.
Musica est ars spectabilis uoce gestu habens in se numerorum ac soni cer tam dimensionem cum scientia perfectae modulationis. Haec constat ex tri bus modis, id est sono, uerbis et numeris.
musica ars est spectabilis uocem uel gestum habens in se numerorum. haec soni certam dementionem cum scientia perfectae modolationis habet; haec constat ex tribus modis id est sono uerbis et lnume-] ris.
Puede observarse también aquí la coincidencia en la elección de términos en lo que hace a la definición de la geometria: 'ad terrae mesurationem' (aCb) y 'terrae mensuratio' (Anon.), frente 'a dimensione terrae' (en Inter Deum 38, 13-15 [151] y Anon. 1, 157 respectivamente) "8 : II Geometrica interpretatur terrae mensuratio
Dicta autein Geometrica a dimensione terrae, per quam uniuscuiusque termini declarari solent.
dicta autem geometrica ad terrae mensurationem per quam uniuscuiusque spatii termini declarari solent;
Por otra parte, el texto del Anon, se aleja del modelo de a, para ofrecer una lectura semejante a la de b en el apartado dedicado a la definición de la astrologia, donde, como la mayoría de los manuscritos, ofrece conuersionem caeli, y no conuersationem (Inter Deum 38, 21 (152): Anon. 1,215-216); y a la de M en lo refe rente a las partes de la iustitia, cuando transmite uincula am"' La naturaleza de este cambio en las dos versiones de Dijf. (la de la familia aCbvM y la del resto de los manuscritos) es tal. que. a la vista únicamente del texto isidoriano editado por Arévalo, Bischoff no recoge este pasaje en el aparato de citas de su edición del Anon.
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plecxari (M u. amplecti) frente a uincula amplectare (Inter Deum 40, 18-19 [156]: Anon. 305). Estos hechos hacen que, en conjunto, relacionemos el modelo textual de Inter Deum utilizado por el escritor del Anon., no con el de una de las copias conservadas de la familia de aCbvM, sino con la misma en su conjunto, proba blemente a través de otro ejemplar miembro de ella hoy no conser vado, pero relacionado con ambientes insulares. En cuanto a los manuscritos de otras familias tenemos constan cia de la datación relativa de al menos uno de los modelos inter medios a partir de los cuales se escinden las ramas en A: es pro bable que un pariente o antepasado de 77 formase parte de la biblioteca de Fontanelle-Saint Wandrille, en el noroeste de Fran cia entre los años 742-747 "9. Este hecho es prueba de que ya en el s. viii se había extendido por el norte una versión textual de la que sólo han pervivido copias del s. IX ubicadas más al sur. Este mismo hecho puede deducirse del testimonio del sermón conser vado en el códice Paris, Bibliothéque nationale de France lat. 13396(5. vm-ix o ix'"; nordeste de Francia) respecto al grupo