La documentación como servicio público: Estudios en homenaje a Adelaida Román (Spanish Edition) 8400088441, 9788400088446

La actividad profesional de Adelaida Román, desarrollada a lo largo de muchos años y con distintas responsabilidades den

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Table of contents :
Índice
Prólogo
Presentación
Memorias de tres décadas de Documentaciónen Ciencias Sociales y Humanidades en el CSIC
Bibliografía de Adelaida Román
imágenesde una trayectoria
Profesionales de la informacióny publicaciones científicas
Las relaciones entre investigadoresy bibliotecarios en la era digital
Actividad editorial del CINDOC (CSIC): 1975-2007
Latindex y las revistas científicas iberoamericanas
Características historiográficas y hábitosde publicación de los historiadores.Un ejemplo de las peculiaridades de las CienciasHumanas en el marco de los sistemas de evaluación
Las bases de datos documentales del CSIC en eldesarrollo histórico del mercado de la informaciónen España (desde sus antecedentes hasta 2008)
Divulgación de la producción científica españolaa través de las bases de datos bibliográficasdel CSIC: la base ISOC
Criterios de selección de revistas para la producciónde bases de datos: la evaluación previacomo garantía de calidad
Estructuras y funcionalidades de los lenguajesdocumentales en Ciencias Económicas. El Tesauro ISOCde Economía
Empleo de estructuras verbales en la construccióny determinación terminológica de los lenguajescontrolados
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La documentación como servicio público: Estudios en homenaje a Adelaida Román (Spanish Edition)
 8400088441, 9788400088446

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Luis Rodríguez Yunta Elea Giménez Toledo (coords.)

LA DOCUMENTACIÓN COMO SERVICIO PÚBLICO

Estudios en homenaje a Adelaida Román

LA DOCUMENTACIÓN COMO SERVICIO PÚBLICO

Estudios en homenaje a Adelaida Román Luis Rodríguez Yunta Elea Giménez Toledo (coords.)

I SBN 978 - 84 - 00 - 08844 - 6

9 788400 088446

CSIC

Consejo Superior de Investigaciones Científicas

LA DOCUMENTACIÓN COMO SERVICIO PÚBLICO Estudios en homenaje a Adelaida Román

Luis Rodríguez Yunta Elea Giménez Toledo (coords.)

Consejo Superior de Investigaciones Científicas Madrid, 2009

Reservados todos los derechos por la legislación en materia de Propiedad Intelectual. Ni la totalidad ni parte de este libro, incluido el diseño de la cubierta, puede reproducirse, almacenarse o transmitirse en manera alguna por medio ya sea electrónico, químico, óptico, informático, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo por escrito de la editorial. Las noticias, asertos y opiniones contenidos en esta obra son de la exclusiva responsabilidad del autor o autores. La editorial, por su parte, sólo se hace responsable del interés científico de sus publicaciones.

Catálogo general de publicaciones oficiales: http://www.060.es

© CSIC © Los autores Ilustración de cubierta: El Cuarto Estado, de Giuseppe Pellizza da Volpedo Fotografía de Quickimage Stock, S. L. NIPO: 472-09-104-1 ISBN: 978-84-00-08844-6 Depósito Legal: Compuesto y maquetado en el Departamento de Publicaciones del CSIC Impreso en Solana e hijos Artes Gráficas, S.A. Impreso en España. Printed in Spain En esta edición se ha utilizado papel ecológico sometido a un proceso de blanqueado ECF, cuya fibra procede de bosques gestionados de forma sostenible.

Índice

Prólogo.......................................................................................................

7

Miguel Jiménez

Presentación.................................................................................................

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Elea Giménez Toledo y Luis Rodríguez Yunta

TRAYECTORIA PROFESIONAL DE ADELAIDA ROMÁN Memorias de tres décadas de Documentación en Ciencias Sociales y Humanidades en el CSIC...........................................................................................................

17

M.ª Dolores Alcain Partearroyo, Concepción Álvaro Bermejo y M.ª Jesús San Millán Bujanda

Bibliografía de Adelaida Román........................................................................

37

Pablo Perdiguero Domínguez

Imágenes de una trayectoria.............................................................................

47

PROFESIONALES DE LA INFORMACIÓN Y PUBLICACIONES CIENTÍFICAS Cooperación europea en el desarrollo profesional: identificación de competencias y certificación de profesionales de la información........................................................... Carlos Miguel Tejada Artigas y Jean Meyriat

53



Índice

Las relaciones entre investigadores y bibliotecarios en la era digital...........................

65

Paz Fernández

Actividad editorial del CINDOC (CSIC) 1975-2007................................................. Ángela Sorli Rojo y Gonzalo Mochón Bezares

79

Latindex y las revistas científicas iberoamericanas................................................. Ana María Cetto y José Octavio Alonso-Gamboa

95

Características historiográficas y hábitos de publicación de los historiadores. Un ejemplo de las peculiaridades de las Ciencias Humanas en el marco de los sistemas de evaluación....... Elea Giménez-Toledo y María-Cruz Rubio-Liniers

107

BASES DE DATOS Y LENGUAJES DOCUMENTALES Las bases de datos documentales del CSIC en el desarrollo histórico del mercado de la información en España (desde sus antecedentes hasta 2008).....................................

133

Luis Rodríguez Yunta

Divulgación de la producción científica española a través de las bases de datos bibliográficas del CSIC: la base ISOC.............................................................................

175

Ceferina Anta Cabreros

Criterios de selección de revistas para la producción de bases de datos: la evaluación previa como garantía de calidad........................................................................

201

Teresa Abejón Peña

Estructuras y funcionalidades de los lenguajes documentales en Ciencias Económicas. El Tesauro ISOC de Economía..............................................................................

229

Ángel Villagrá Rubio

Empleo de estructuras verbales en la construcción y determinación terminológica de los lenguajes controlados ..................................................................................... José Antonio Moreiro González, Jorge Morato Lara y Sonia Sánchez Cuadrado

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Prólogo

Miguel Jiménez

Centro de Documentación de la Residencia de Estudiantes

Está vestida de fuerza y dignidad, sonríe ante el día de mañana Abre la boca juiciosamente y su lengua enseña con bondad Proverbios (31, 10-31)

Ensayo de vida sin Adelaida Román Normalmente, un libro como éste pone de manifiesto los resultados de una vida profesionalmente destacada. Me gustaría ser capaz de idear (y sé que suena borgiano) un libro que explorara cómo hubiera sido el mundo profesional que nos rodea sin la aquí homenajeada. Pero cerrar los ojos y tratar de imaginar acontecimientos sucedidos de forma distinta a cómo lo han sido resulta, para algunas personas, imposible. Tal vez no para un poeta, pero desde luego sí para quien sólo estudió Historia. ¿Cómo hubiera sido la evolución del ISOC sin Adelaida Román? Según la opinión de Concha González Díaz de Garayo, que fue la primera directora del centro, y de otros de sus compañeros de entonces, hubiera tenido lugar de otra manera. Esa historia se relata con más detalle en este libro. ¿Cómo nos hubiera ido en los inicios de la automatización de las bibliotecas del CSIC —en la segunda mitad de los años ochenta— sin ella al frente de ese instituto? Por descontado, aquel grupo de trabajo —en el que también participaba Rosa de la Viesca, directora del ICYT—, al que llamábamos informalmente «Mi Ros-Al», no hubiera existido y la modernización de las bibliotecas y la documentación del CSIC hubiera recorrido otro itinerario. El apoyo que ambas prestaron a aquel proceso fue clave para contrarrestar el peso de algunas bibliotecarias más apegadas al pasado. Recuerdo una reunión en el edificio del CSIC de la calle Duque de Medinaceli, en la que escuchamos los tres, de labios de una de esas bibliotecarias, que el préstamo interbibliotecario «era cosa de documentalistas».



Miguel Jiménez

En la primera imagen que me viene al recuerdo de Adelaida Román, ella está en la mesa de una de las sesiones de las Primeras Jornadas Españolas de Documentación Automatizada, celebradas a finales de 1984 en Madrid. Habla con un tono subyugante y lo que dice convence, sobre todo a aquella generación de bibliotecarios que queríamos contribuir al cambio del panorama profesional en nuestro país. Volvería a encontrarla jugando un papel clave para que tuviera lugar esa renovación: formaba parte del tribunal de oposiciones a Facultativos de Bibliotecas de 1985, junto a Isabel Belmonte y Miguel Valle-Inclán, entre otros. La voluntad de ese tribunal —impulsada desde el Ministerio de Cultura— de dar paso a gente que quisiera renovar las bibliotecas españolas ¿cuánto le debe a ella? Estoy seguro de que, de las 75 personas que aprobamos aquella oposición, somos mayoría los que pensamos que mucho. ¿Hubieran sido iguales los resultados si no hubiera estado en el tribunal? ¿Quién estaría ahora escribiendo estas líneas? Si exprimo otro poco la memoria recuerdo a Adelaida en Sevilla, alrededor de 1987: coincidimos casualmente no sé si en el mismo hotel pero sí refugiados en un café de una lluvia inclemente. Quizá fuera aquél uno de nuestros primeros contactos personales que llevarían, con suma facilidad, a una amistad que se ha extendido fuera del mundo profesional. ¿Qué hubiera pasado en 1992 —el año de la «fusión fría» con el ICYT— si la dirección del ISOC hubiese estado en otras manos? ¿Se hubiesen desbordado las aguas del descontento? ¿Se hubiese adelantado quince años la disolución —que parece haber ocurrido ahora— de un centro? Estoy convencido de que Adelaida Román sirvió también aquí de gozne sobre el que giraron, en lugar de astillarse, los acontecimientos; aunque es posible que ni siquiera ella lo vea así. Por aquellos años la recuerdo también ayudando a poner en marcha el Master en Información y Documentación de la Universidad Carlos III —desde su Comisión Asesora— mientras continuaba con su tesis, cuidaba de una familia que incluía cuatro jóvenes, una perra y dos monos, animaba una chirigota carnavalera y, si hacía falta, ayudaba en una caseta de su partido en el Parque de Berlín. Como corresponde a su carácter luchador y fiel a sus causas, estuvo en primera línea, junto con Paloma Portela, cuando hubo que dar en SEDIC la batalla por la Certificación de profesionales: uno de los empeños más bonitos y quijotescos en que me he visto envuelto con ella. Tampoco veo fácil —si continúo imaginando con los ojos cerrados— cómo hubiéramos podido soportar, sin el prestigio académico y la firmeza de Adelaida, la amable y científica presión de tantos profesores universitarios.

Prólogo 

Luego hemos coincidido en tantos sitios: la Junta Directiva de SEDIC, el CINDOC de los años noventa, congresos, seminarios, de setas en Casillas, cenas en Isla, en Santoña, bodas… Al terminar esta nota, encuentro estéril el ejercicio de imaginar una historia posible —pero que no ha sido— y recupero el consejo que recibí cuando estudiaba: no tiene sentido elucubrar sobre lo que pudo ser; sencillamente no existió. Así pues, no ha existido la documentación en la España de la transición, la de la posmodernidad y la del cambio de siglo sin la participación de Adelaida Román. Y, además y parafraseando al torero, la vida sin Adelaida Román es imposible. Miguel Jiménez Noviembre de 2008

Presentación

Elea Giménez Toledo

CSIC, Centro de Ciencias Humanas y Sociales, IEDCYT Grupo de Investigación Evaluación de Publicaciones Científicas

Luis Rodríguez Yunta

CSIC, Centro de Ciencias Humanas y Sociales Unidad de Análisis Documental y Producción de Bases de Datos ISOC

Después de compartir despacho, muchos años de trabajo y todo lo que se deriva de tan estrecha convivencia con Adelaida Román Román, ha llegado el momento de empezar a creerse que ella esté dando por cerrada su larga y fructífera carrera profesional. Conscientes de que el cierre de esta etapa no supone para ella una parada radical de su actividad —lleva meses planificando todo tipo de trabajos y lecturas que la mantendrán ocupada en los próximos años— y de que seguirá muy de cerca todos los asuntos relacionados con su profesión, hemos querido prepararle una despedida especial: esta obra colectiva que lejos de representar exclusivamente un panegírico de su persona, ha pretendido reunir aportaciones originales que revisaran, actualizaran y recordaran las líneas de trabajo en las que ella se ha significado notablemente. La actividad profesional de Adelaida Román, desarrollada a lo largo de muchos años y con distintas responsabilidades dentro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas se relaciona ineludiblemente con muchos ámbitos de la Documentación Científica especializada en Ciencias Sociales y Humanas, y más concretamente con la creación de bases de datos bibliográficas, la elaboración de lenguajes documentales y la evaluación de revistas científicas. Pero también es indispensable aludir a su apuesta decidida y constante por las redes de cooperación y el asociacionismo. Con el objetivo de poder abarcar todos estos temas, nos dirigimos a diferentes autores relacionados con estas líneas de trabajo y que, en la mayor parte de los casos, mantuvieron una relación personal muy fructífera con Adelaida. Muchos de ellos aceptaron sin dudar y sus capítulos se encuentran aquí

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Elea Giménez Toledo y Luis Rodríguez Yunta

compilados. Otros aceptaron participar pero finalmente no pudieron enviar a tiempo sus contribuciones, por no poder adaptarse a los plazos de la edición o por coyunturas personales. A todos ellos les agradecemos su esfuerzo y su intención. También queremos pedir disculpas por adelantado a todos aquellos que, sin duda, habrían podido participar pero con los que no pudimos contactar a tiempo. En cualquier caso, esperamos que todas las contribuciones recibidas y publicadas en este volumen recojan en su conjunto los temas y enfoques que han interesado a la homenajeada a lo largo de su dilatada carrera. Hemos pretendido aunar una reflexión sobre el pasado en materia de Documentación Científica, con una mirada hacia el futuro. Se incluyen, por ello, contenidos originales para los investigadores de la Historia de la Documentación en España, junto con algunas aportaciones sobre nuevas tendencias abiertas en esta disciplina. Confiamos en que el resultado sea de interés para los profesionales del área que quieran observar algunas facetas de la evolución de la Documentación en este país. Con todo ello queremos rendir un cálido homenaje a Adelaida Román, por el respeto que ha generado su dedicación mantenida durante tanto tiempo. Con el título general del libro, La Documentación como servicio público, hemos querido resaltar el carácter de utilidad social que ha caracterizado a todas de las líneas de trabajo con las que se ha comprometido tan decididamente. La obra se divide en tres secciones. En la primera de ellas, se aborda la trayectoria profesional, no como una clásica biografía, sino como un homenaje que se amplía a una generación de profesionales que impulsó la Documentación Científica especializada en Ciencias Sociales y Humanas en el CSIC. El capítulo escrito por M.ª Dolores Alcain Partearroyo, Concepción Álvaro Bermejo y M.ª Jesús San Millán Bujanda, trata de rescatar la memoria de tres décadas de esfuerzos colectivos. La segunda sección está integrada por cinco capítulos relacionados con el desarrollo profesional de los documentalistas y bibliotecarios especializados, y su contribución al desarrollo científico. Los institutos de Documentación Científica del CSIC han sido un punto de referencia esencial para la consolidación de esta disciplina en España, anterior a la configuración y extensión de los estudios universitarios actuales. Pero también otros muchos documentalistas y bibliotecarios desempeñaron un rol importante en la renovación de los sistemas de información científica. Se trata de un ámbito en el que investigadores y profesionales han contribuido de forma integradora, y en donde también hay que destacar la labor de las asociaciones y redes colaborativas.

Presentación

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En este sentido, se incorporan las contribuciones de Carlos Miguel Tejada Artigas, Jean Meyriat, Paz Fernández, Ángela Sorli Rojo, Gonzalo Mochón Bezares, Ana María Cetto, José Octavio Alonso-Gamboa, Elea Giménez Toledo y Cruz Rubio Liniers. Todas ellas profundizan en diferentes aspectos del desarrollo profesional y su aportación básica para la actividad científica. El asociacionismo queda reflejado en las referencias a SEDIC, de cuya junta directiva formó parte Adelaida Román. El trabajo de las redes queda plasmado en el caso de Latindex, aunque también se hace referencia con frecuencia a Redial. Finalmente, el tercer apartado de esta obra se dedica de forma específica a dos de las líneas de trabajo fundamentales en el quehacer profesional de Adelaida: la producción de bases de datos documentales y la elaboración de te­ sauros. Las contribuciones de Luis Rodríguez Yunta, Ceferina Anta Cabreros y Teresa Abejón Peña, describen el pasado, presente y futuro de las bases de datos documentales del CSIC, con especial atención a la base ISOC. No cabe duda de la importancia de este producto, que durante muchos años fue la única herramienta disponible para la búsqueda de artículos científicos editados en las revistas españolas de Ciencias Sociales y Humanidades. Los sistemas de información desarrollados en el CSIC tendrán que adaptarse a los nuevos tiempos, podrán transformarse y enriquecerse con nuevas aplicaciones, pero no deberán olvidar su punto de partida y las contribuciones realizadas en el pasado. Finalmente, los artículos de Ángel Villagrá Rubio y el grupo dirigido por José Antonio Moreiro González aportan dos capítulos sobre la evolución de los lenguajes documentales. Además de trabajar en la elaboración de estas herramientas, Adelaida Román dirigió e impartió numerosos cursos sobre esta materia, contribuyendo a su divulgación en España. Así pues, estas páginas tratan de reflejar parte del desarrollo de una disciplina y sugieren algunas de las nuevas vías que le esperan a la Documentación en España. Como editores, debemos señalar que hemos velado por la cohesión interna del libro y por conseguir una cierta homogeneidad en la redacción y el estilo. No obstante, no podemos responsabilizarnos ni compartir necesariamente las opiniones o afirmaciones vertidas por los autores. La publicación de esta obra colectiva se debe al esfuerzo de muchos, especialmente de todos los autores que enviaron sus capítulos en pleno verano de 2008, de quienes trabajaron con Adelaida y nos han dado ideas para llevarlo

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Elea Giménez Toledo y Luis Rodríguez Yunta

a cabo, de los tres evaluadores que leyeron, criticaron y mejoraron algunos textos y, por supuesto, del departamento de publicaciones del CSIC. Con el libro ya en las manos, sólo nos queda ofrecerlo a los profesionales de la Documentación, con la esperanza de que dé luz sobre algunos asuntos, y muy especialmente a Adelaida, a quien damos las gracias por haber transmitido tantos buenos valores a toda una generación de documentalistas e investigadores mediante su intachable modo de trabajar.

Trayectoria profesional de Adelaida Román

Memorias de tres décadas de Documentación en Ciencias Sociales y Humanidades en el CSIC 1

M.ª Dolores Alcain Partearroyo Concepción Álvaro Bermejo M.ª Jesús San Millán Bujanda

1.  Introducción La carrera profesional de Adelaida Román puede resumirse en la conocida expresión de «la mujer adecuada en el lugar idóneo y en el momento oportuno». Pionera documentalista, a Adelaida se la relaciona automáticamente con la Información y Documentación Científica en España, desde los inicios. Imaginar teóricamente esa disciplina exigía una selección de objetivos y un establecimiento de prioridades, un inventario de medios disponibles y una política adecuada. Adelaida, con su formidable cultura y su amplia información, nunca ha sido una teórica sino una pragmática que se sirvió de la teoría no como objetivo en si misma sino como un instrumento para lograr mejor sus objetivos profesionales. Hablar, en este libro homenaje, de Adelaida Román es hablar del Instituto de Información y Documentación en Ciencias Sociales y Humanidades, más conocido por ISOC, que para varias generaciones de documentalistas fue un   Esta breve historia del ISOC se ha elaborado prácticamente recurriendo a la memoria de las autoras, por lo que algunos datos (fechas, etc.) pueden no ser del todo exactos. También se ha utilizado, para refrescar la memoria, un capítulo de Luis Rodríguez Yunta incluido en este libro homenaje «Las bases de datos documentales del CSIC en el desarrollo histórico del mercado de la información en España (desde sus antecedentes hasta 2008)» y un artículo de Emilio Criado incluido en Tiempos de Ciencia y de Política, CSIC, Madrid, 2007. Nos parecía que era difícil hablar de Adelaida como persona sin hablar del ISOC al que está tan ligada y del que ha sido su cara visible durante tanto tiempo y aunque algunas cosas se repitan creemos que este puede ser nuestro mejor homenaje como amigas y como compañeras.

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M.ª D. Alcain Partearroyo, Concepción Álvaro Bermejo y M.ª J. San Millán Bujanda

centro de referencia, no solo como pionero en la utilización de nuevas tecnologías para la recuperación de la información en bases de datos internacionales, entonces no había nacionales, sino también como creador de los repertorios bibliográficos de Humanidades y de Ciencias Sociales que pasarían años después a convertirse en bases de datos accesibles en línea. Los repertorios recogían la producción científica publicada en revistas españolas y, en aquellos años (finales de los setenta), constituían una herramienta de gran importancia para la investigación en la mayoría de disciplinas humanísticas y también, aunque en menor medida, para las Ciencias Sociales.

2.  Origen del ISOC El ISOC era uno de los tres institutos que componían el CENIDOC (Centro Nacional de Información y Documentación) que, aunque se creó mediante Orden Ministerial en el año 1975, nunca llegó a ser una realidad. Cada uno de los tres institutos que lo componían, Instituto de Información y Documentación en Ciencia y Tecnología (ICYT), Instituto de Información y Documentación en Ciencias Sociales y Humanidades (ISOC) y Centro de Documentación e Informática Biomédica (IBIM), funcionaba por su cuenta y con sus propios proyectos. En concreto el ISOC, aunque en el año 75 se incorporara al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), tenía su origen en el Departamento de Información Científica y Técnica del Instituto Bibliográfico Hispánico (IBH), organismo dependiente del Ministerio de Educación y Ciencia. El Departamento de Información Científica y Técnica se había creado para dar servicios de información a las universidades y centros de investigación científica tales como búsquedas bibliográficas, fotocopias de artículos de revistas e incluso perfiles de investigación. El ISOC continuó prestando estos servicios, que se abrieron a todo el público: no era necesario ser investigador o profesor de universidad para solicitarlo; como el CSIC era un Organismo Autónomo, estos servicios se cobraban. Por ejemplo, una búsqueda bibliográfica costaba entonces unas 3.000 pesetas.

3.  Años duros para la Documentación en España En la era de Internet es difícil hacerse una idea de las herramientas disponibles en el inicio del último cuarto del siglo xx para realizar búsquedas biblio-

Memorias de tres décadas de Documentación en Ciencias Sociales y Humanidades... 19

gráficas (nada de texto completo). Por ejemplo, se recortaban con un cúter las referencias encontradas en el Social Science Citation Index (SSCI), del que se adquirían dos colecciones. Todas las búsquedas se realizaban en repertorios impresos: se marcaban las referencias, se fotocopiaban, se recortaban y se pegaban en unos folios de cartulina con un trepado que los dividía en unas diez fichas, que le permitirían al usuario intercalarlas en su fichero o crear uno específico con los resultados de la búsqueda. Los perfiles de investigación se obtenían mediante búsquedas en «batch» una vez al mes, a partir del Current Contents. En su mayoría la difusión selectiva de información que se solicitaba era sobre temas de Educación. Para obtener fotocopias de artículos de revistas o capítulos de libros se disponía de un servicio para su solicitud y recogida, cuando se trataba de bibliotecas ubicadas en Madrid; con las del resto de España y las extranjeras, se utilizaba el correo postal. Se buscaba que este servicio fuera lo más barato posible, por lo que se recurría a la British Library cuando no quedaba otra opción. Era más fácil buscar información extranjera que nacional, ya que el ISOC disponía de una notable y completa colección de repertorios bibliográficos internacionales en todas las disciplinas de su competencia, algunos incluso de muy poco uso como el Criminal Justice Information Index, por poner un ejemplo. Las búsquedas sobre temas españoles eran un verdadero calvario, por no disponer de fuentes de información, apenas el inacabado Índice Histórico Español, la Bibliografía Española y poco más, pero nunca se desechaba ninguna búsqueda: se tardara lo que se tardase, se conseguía información.

4.  Equipo humano El personal de aquel ISOC de 1975 procedía, fundamentalmente, del IBH; por ejemplo, su directora, Concha González y Díaz de Garayo, una excelente profesional, facultativo del Cuerpo de Archivos y Bibliotecas, además de una entusiasta que creyó en el proyecto y luchó infatigablemente por sacarlo adelante, lo que era casi un milagro, ya que ni el IBH ni el CSIC apostaban por él de forma decidida. María de la Villa era también del IBH y también facultativo, pero el resto del personal del IBH, unas ochos personas, eran administrativos o auxiliares, muchos de ellos contratados administrativos o laborales. El CSIC, por su parte, aportó cuatro titulados superiores: Adelaida Román, Chus San Millán, Angel Villagrá y Concha Álvaro, y un titulado técnico,

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M.ª D. Alcain Partearroyo, Concepción Álvaro Bermejo y M.ª J. San Millán Bujanda

José María Sánchez Nistal, todos ellos contratados administrativos, y salvo Adelaida, que era ayudante del Cuerpo de Archivos y Bibliotecas, aunque optó por el contrato del CSIC, ninguno poseía conocimientos previos de Documentación. La ubicación en el CSIC aportó, sin embargo, algo que solamente podía encontrarse en un organismo de investigación, una estructura poco jerárquica que potenciaba la formación continua, la discusión, la investigación y el trabajo en equipo. Aquel pequeño equipo formado por gente joven —todos tenían menos de treinta años excepto Adelaida que ya tenía cuatro hijos—, tuvo que realizar un gran esfuerzo colectivo de aprendizaje conjunto, ya que las técnicas documentales estaban muy poco desarrolladas en España y, sin ánimo de polemizar, en las oposiciones para acceder al Cuerpo de Facultativos, en aquellos tiempos, ocupaba más espacio la Paleografía que la Documentación. Sin embargo, los conocimientos y la experiencia de Concha González, María y Adelaida fueron imprescindibles en aquellos años iniciales del ISOC, no solamente para el montaje y funcionamiento del Instituto, sino para que el resto de su personal pudiera realizar tareas de recuperación y análisis de información en sus respectivas especialidades con un alto grado de profesionalidad. El ISOC tenía su sede en la última planta del edificio de la entonces Delegación de Educación, en la calle Vitruvio, enfrente del Estado Mayor de la Defensa, donde estaba ubicado también el Catálogo Colectivo de Publicaciones Periódicas, que dependía del IBH y cuya directora era Margarita Jiménez de Parga. Gracias a esta ubicación y a las relaciones con el Ministerio de Educación y Ciencia (MEC), se pudieron poner en marcha los repertorios bibliográficos de Humanidades y Ciencias Sociales primero y las bases de datos que posteriormente los sustituyeron, pues en el mismo edificio estaba ubicado el Centro de Proceso de Datos del MEC.

5.  No todo es trabajo Además de la relación profesional, tan fructífera para todos, las buenas relaciones personales sirvieron también para cohesionar el equipo. Aquellos años fueron los de la muerte del dictador y el inicio de la transición, años de gran efervescencia social. Se podía hablar con libertad y ya no resultaba peligroso ser calificado de «rojo», es más, extrañamente, había quien aseguraba tener un pasado de represaliado, detenido, encarcelado, que no correspondía con su trayectoria personal ni profesional, sino simplemente con su deseo de

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medrar cuando se entreveía que «la derecha de toda la vida» tenía los años contados. Probablemente por azar, en el ISOC coincidió bastante gente de «izquierdas», y esto tuvo una cierta incidencia en las relaciones con el ICYT, el otro instituto del CSIC que formaba parte del CENIDOC, cuyo personal era, por el contrario, mayoritariamente de derechas y no veía con demasiados buenos ojos la integración con gente tan «extremista». En realidad había más prejuicios que realidad, porque el trabajo en uno y otro instituto se desarrollaba con la mayor profesionalidad posible, aunque el ISOC era más partidario de innovar, de luchar por mejorar las condiciones laborales y el ICYT de aferrarse a su estructura y actividad tradicional. A la hora de comer, el edificio de Vitruvio disponía de un comedor con autoservicio y se aprovechaba para hablar de lo divino y de lo humano, ya fuese cine, teatro, literatura y, cómo no, política. Se discutía mucho, se aprendía mucho, se criticaba mucho y sobre todo se pasaba bien. A estas comidastertulia se unía Margarita Jiménez de Parga, Guillermo Ávila, técnico de la Administración Civil del Estado, y Paco García de Paredes, arquitecto del Ministerio de Educación. En aquellos años, muchas cosas se ponían en cuestión y lo que era más novedoso, no solo en las tertulias sino también públicamente en las asambleas y en la prensa. La investigación no fue ajena a la crítica: falta de investigadores, falta de presupuesto dedicado a investigación, dispersión de los organismos de investigación, avanzada edad de los investigadores. Como puede verse, nada nuevo bajo el sol, pese a que es justo reconocer lo mucho que en estos más de treinta años se ha avanzado, sobre todo en lo que se refiere al presupuesto dedicado a la I+D+I. Las condiciones laborales en el CSIC fueron también discutidas, se convocaron asambleas y huelgas reivindicando mejoras salariales, de condiciones de trabajo, profesionales. Una de las reivindicaciones que afectaba más directamente al personal del ISOC era la relativa al personal con contrato administrativo, que en algunos institutos como el ISOC era imprescindible, ya que tenía escasísimo personal de plantilla que además no pertenecía al CSIC y si no se creaba una mínima plantilla podría llegar a desaparecer. El primer gobierno de UCD nombró Presidente del CSIC a Alejandro Nieto, un presidente atípico que no procedía del ámbito de las ciencias puras, sino que era catedrático de Derecho Administrativo, además de técnico de la Administración Civil del Estado, lo que tuvo efectos muy positivos para la organización de la institución, y además mantuvo unas magníficas relaciones con los sindicatos y representantes de personal. Durante su presidencia, en 1980, se

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convocaron las plazas necesarias para que el personal con contrato administrativo pudiera acceder a la condición de funcionario.

6.  Nacimiento de SEDIC Hacia 1979 Concha González, en pleno ascenso profesional, decide irse a vivir a Zamora y abandonar la dirección del ISOC, que quedó provisionalmente a cargo de María de la Villa. Poco antes, a finales de 1977, Concha había participado en la creación de la Sociedad Española de Documentación Científica (SEDIC), procurando involucrar en la misma a documentalistas de prestigio como el Padre Queralt, del Instituto Químico de Sarriá, o Milagros del Corral, actual directora de la Biblioteca Nacional de España. Existía ya una asociación de bibliotecarios, la que después sería la Asociación de Bibliotecarios, Archiveros, Arqueólogos, Museólogos y Documentalistas (ANABAD), con un fuerte predominio de bibliotecarios, que no tenían una relación muy fluida con los documentalistas, quizá por entender que no pasaban de intrusos autodidactas, o quizá por miedo a unas tecnologías emergentes en las que no eran expertos y que venían a trastocar unas técnicas bien arraigadas que al fin y al cabo habían sido utilizadas con éxito cientos de años. En cualquier caso, la coexistencia en una misma asociación no fue posible y en 1977 nació SEDIC que, aunque tenía su sede en Madrid, se constituyó como asociación de carácter nacional. Una de las principales actividades de SEDIC, de cuya junta directiva, por cierto, formó parte Adelaida entre 1995 y 1999, fue la formación de profesionales. Se impartían, todavía se imparten —aunque ahora haya más cursos «on line» que presenciales—, cursos sobre nuevas tecnologías, sobre recursos de información especializados en distintas disciplinas, e incluso durante años se impartió el denominado Curso General de Documentación, con una duración de nueve meses, dirigido a licenciados que se dedicaban o querían dedicar su actividad profesional a la Documentación. Entonces no existía ni diplomatura ni licenciatura de Biblioteconomía y Documentación. Las primeras diplomaturas comenzaron a impartirse en las universidades de Barcelona y Granada en 1983, después se añadirían otras universidades: Salamanca, Murcia, Madrid, Zaragoza, León. Posteriormente se crearon las licenciaturas a las que se podía acceder no solamente desde la diplomatura, sino desde cualquier licenciatura, haciendo un curso puente para incorporarse a estos estudios con los conocimientos básicos necesarios en Documentación.

Memorias de tres décadas de Documentación en Ciencias Sociales y Humanidades...

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SEDIC dedicó también su energía al reconocimiento de los profesionales que trabajaban en documentación; las nuevas tecnologías propiciaron el reconocimiento de los informáticos, pero los documentalistas que las aplicaban a la gestión de la información quedaban, y todavía quedan, al menos en España, en un segundo plano. 7.  El IBH abandona el ISOC Volviendo al ISOC, durante este tiempo había avanzado en la utilización de nuevas tecnologías y disponía ya de un terminal para realizar consultas a bases de datos internacionales, las únicas todavía disponibles, sobre todo a través del distribuidor DIALOG. Se habían publicado los dos repertorios bibliográficos: Índice Español de Humanidades e Índice Español de Ciencias Sociales y se caminaba hacia su transformación en bases de datos accesibles en línea. Poco se había avanzado, sin embargo, en la consolidación de la estructura del instituto. El CSIC seguía prácticamente sin aportar plantilla, aunque poco a poco comenzó a integrarse personal funcionario procedente de otros institutos de este organismo. Una parte de este personal estaba compuesta de ayudantes de investigación que tenían titulación universitaria en disciplinas humanísticas o de Ciencias Sociales, por lo que pudieron integrarse en un plazo razonablemente corto a las tareas de indización y recuperación de información. A medida que el CSIC fue dotando de plazas al ISOC, la mayoría de este personal aprobó la oposición de Titulado Superior Especializado. En 1980, todavía no se había constituido el CENIDOC y parecía dudoso que se llegase a constituir, por lo que el IBH, a instancias de María de la Villa, dejó de participar en el proyecto y el ISOC se quedó sin director y sin gran parte de su personal. Adelaida, que era la responsable del Área de Economía, se quedó como responsable del instituto hasta que en 1981 nombraron directora a Aída Méndez 2. El ICYT y el ISOC fueron incrementando sus relaciones e intercambios profesionales. El ICYT era una especie de «hermano mayor» con una plantilla muy superior al ISOC, personal del IBH incluido, y con una experiencia en recuperación de la información en bases de datos «on-line» mucho más amplia, ya que las solicitudes de búsquedas bibliográficas en sus áreas de competencia   Años más tarde, Aída Méndez codirigió, junto con M.ª Carmen García Nieto, la tesis de Adelaida Román «Las revistas de Ciencias Sociales fuente para el estudio de la Historia: la transición (1975-1985), una perspectiva historiográfica y documental».

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eran muy superiores. La creación en 1977 de la Revista Española de Documentación Científica fue también una iniciativa del ICYT, que contaba con recursos para editarla y distribuirla. Las búsquedas de información se llevaban a cabo desde terminales «tontos» y el tiempo de duración de la búsqueda se facturaba como una llamada telefónica al país en el que estuviera el servidor del distribuidor de la base de datos. Esto exigía que las búsquedas se prepararan previamente para perder el menor tiempo posible desde que se iniciaba la llamada, es decir desde que se accedía al servidor. La experiencia del personal del ICYT sirvió de ayuda y formación en la recuperación de información «on line» al personal del ISOC en aquellos primeros años. El ISOC, por su parte, dedicaba un esfuerzo muy superior al ICYT a las tareas de indización y elaboración de lenguajes documentales, que sirvieron de base para los tesauros de cada una de las bases de datos. Por lo que se refiere a los trabajos de Bibliometría, el ICYT iniciaba entonces su andadura, mientras que en el ISOC, hasta la llegada de Aída Méndez, no pasaba de los niveles teóricos. Aída pertenecía a la escala de Colaborador Científico del CSIC y fue directora del ISOC poco tiempo, hasta el año 1984, contribuyendo a dar estabilidad al instituto, que aunque no dejaba de ser un centro atípico, por su escaso tamaño y por no realizar más actividad investigadora que la relativa a los lenguajes documentales, con poco reconocimiento fuera del ámbito de la Información y Documentación, gozaba de prestigio entre los profesionales, todavía escasos, dedicados a esta actividad y con los que mantenía relaciones profesionales. Por ejemplo, Tomàs Baiget, que trabajaba entonces en el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), organismo pionero en España en el acceso a la información mediante teleproceso al distribuidor que llegaría a ser ESA-IRS; Joan Bravo, Director del Consorcio de Información y Documentación de Cataluña (CIDC), y tantos bibliotecarios y documentalistas que requerían los servicios del ISOC al no contar con herramientas propias para desarrollar su actividad. Durante estos años el ISOC dedicó una mayor actividad al desarrollo de trabajos bibliométricos, con mayor reconocimiento entre los investigadores por su repercusión en la evaluación de su trabajo. La experiencia de Aída en estas técnicas sirvió como aprendizaje para sus colaboradores que, posteriormente, fueron capaces de asumir estas tareas en distintos proyectos de investigación, casi siempre en las áreas de Humanidades y Ciencias Sociales, que exigen un trabajo mucho más manual, ya que como es bien conocido la mayoría

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de investigadores españoles en estas áreas publican, sobre todo, en revistas españolas que, en su gran mayoría, no están incluidas en las mejores herramientas para el análisis de citas, el Arts & Humanities Citation Index (A&HCI) y el Social Sciences Citation Index (SSCI). 8.  Adelaida, directora del ISOC En 1984 el CSIC nombra Directora del ISOC a Adelaida Román, cargo que ocupó hasta 1991, año en el que el ISOC, como consecuencia de una reestructuración del CSIC, desaparece como instituto independiente. En 1992 el ISOC entra a formar parte, junto con el ICYT que también desaparece como tal, del Centro de Información y Documentación Científica (CINDOC), bajo la dirección de Rosa de la Viesca. Sin embargo, no hubo una fusión física de ambos institutos, ya que cada uno de ellos permaneció en su anterior ubicación. El área de Ciencias Sociales y Humanidades contaría únicamente con una vicedirección, que recayó sobre Adelaida hasta 1993. En la «milagrosa» consolidación del ISOC, cuyos avatares se han ido relatando a lo largo de estas líneas, Adelaida jugó, sin duda, un papel importante y, sin quitar méritos al resto de directores, que los tienen y muchos, es una evidencia que fue la única que nunca tiró la toalla, desde que dejó en su día el IBH para pasar al ISOC hasta ahora, ya a punto de jubilarse en el nuevo Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS). En los momentos de vacío institucional jugó un importante papel evitando la más que posible desaparición del instituto. Propició las relaciones interinstitucionales, no solamente con el ICYT, sino con otros centros de documentación, fundamentalmente con el CIDC, entre otras cosas por su actividad como responsable del Área de Economía. Reclutó personal del CSIC para el ISOC, personas que fueron fundamentales para la consolidación del instituto y para desarrollar su actividad, muy especialmente la relacionada con el mantenimiento de las bases de datos bibliográficas. Como responsable del Área de Economía del ISOC, creó una red de colaboradores externa que, de forma voluntaria, participaron en las tareas de indización y en los inicios de la elaboración del Tesauro de Economía. Este te­ sauro, creado a partir del lenguaje controlado utilizado en la indización de la base de datos ISOC-Economía, se desarrolló como un proyecto de investigación que se inició en 1985, y que se prolongó hasta 1992, año en que se editó la primera versión española, aunque en 1995 se editaría la versión multilingüe.

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9.  Tertulias terminaleras En 1984 la Documentación ya no era tan «rara avis» en España. El número de centros con acceso a bases de datos internacionales había aumentado considerablemente, pasando ya de los 130 y, aunque siguieran siendo cifras ridículas en comparación con otros países, eran muy superiores a lo que existía en 1976, por lo que el número de documentalistas iba también en aumento. Por aquella época, en Madrid, y a iniciativa de Tomàs Baiget se reunía mensualmente una «tertulia terminalera», en realidad una reunión informal de documentalistas especializados en la recuperación de información en bases de datos internacionales, procedentes de diversas empresas e instituciones, Iberia, el INI, Repsol y otros. Estas reuniones servían para transmitirse experiencias, trucos, novedades y eran de gran apoyo sobre todo para los profesionales menos avezados en estas técnicas. El enemigo común de todos era Telefónica, que mantenía el monopolio de las comunicaciones, y sus facturas eran para muchos la barrera más importante para el desarrollo del mercado de bases de datos en España. 10.  Aquellas nuevas tecnologías Desde el ISOC se accedía a los principales distribuidores de bases de datos: DIALOG, ESA-IRS, Data-Star, Telesystemes-Questel, DIMDI, Orbit, BRS, etc. El problema de la recuperación de información seguía radicando en la carencia de bases de datos nacionales, aunque los repertorios bibliográficos de Humanidades y Ciencias Sociales ayudaban a cubrir en parte esa laguna. En 1984, por otra parte, el Centro de Proceso de Datos del MEC disponía ya de la tecnología necesaria para ofrecer el acceso en línea, bajo el programa UNIDAS de gestión de bases de datos, de los hasta entonces repertorios bibliográficos en papel. En 1985 se inicia la fase de experimentación y carga y se pone en marcha el acceso en línea desde universidades y delegaciones provinciales del MEC. Las bases de datos ofrecían básicamente la misma información que los repertorios, añadiendo como información útil, sobre todo para la elaboración de trabajos bibliométricos, el lugar de trabajo del autor. Por lo demás, seguían utilizando lenguajes controlados con un alto nivel de precoordinación, que fueron la base de los tesauros que posteriormente se fueron creando para cada una de las bases de datos. Ya se ha mencionado el de Economía, sin embargo el primero que se publicó fue el de Urbanismo, por iniciativa de Carmen Gavi-

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ra, que colaboraba en el ISOC como doctora asociada y que impulsó la elaboración y publicación en 1988 de este tesauro, en cuya elaboración participaron también especialistas externos. En 1986 el ISOC se trasladó desde la sede de Vitruvio, en la que seguía de prestado, a un edificio en Pinar 25, muy cerca de la Residencia de Estudiantes, que el CSIC había recuperado y habilitado como sede de los institutos de Geografía, Economía, Filosofía, además del ISOC. El ISOC seguía siendo un referente en Información y Documentación en Ciencias Sociales y Humanidades. Su personal participaba en la mayoría de cursos que sobre estas materias se impartían impulsados por universidades, asociaciones, fundaciones, administraciones públicas y el propio CSIC. Las bases de datos, la recuperación de información y el suministro de fotocopias del documento original ocupaban la mayor parte del esfuerzo de su personal, que procuraba, además, realizar trabajos de investigación para su publicación en revistas especializadas o para presentarlos en Congresos y Seminarios. El desarrollo de la Información y Documentación en España, sin embargo, seguía siendo de una exasperante lentitud. En 1982 se había creado la Subdirección General de Documentación e Información Científica, dependiente de la Dirección General de Política Científica del MEC, que elaboró el Plan de actuación en materia de Documentación e Información Científica y Técnica 19831986 (Plan IDOC). Como ya había pasado con el Informe de la OCDE, sirvió únicamente para detectar los problemas y apuntar soluciones, pero no para que se arbitraran los presupuestos necesarios para llevarlas a cabo, ni siquiera para conseguir coordinar a los distintos productores de bases de datos que, en su gran mayoría, procedían de la Administración Pública y que tenían muy escasa capacidad de distribución, porque la distribución fue uno de los grandes problemas de las bases de datos españolas hasta la aparición de nuevos soportes como el CD-ROM y ya casi en el siglo xxi, de Internet. En 1989, el CSIC crea el Servicio de Distribución de Información, que en 1991 pasaría a integrarse, como el ICYT y el ISOC, en el CINDOC, para dedicarse a la comercialización, el marketing y la atención a los usuarios de las bases de datos documentales del CSIC. El Centro Técnico de Informática (CTI) del CSIC asume la tarea de dar el soporte técnico, utilizando el gestor de bases de datos BASIS y el Servicio consigue que además del Índice Español de Ciencia y Tecnología, el Índice Español de Humanidades y el Índice Español de Ciencias Sociales se integre también el Índice Médico Español. Las bases de datos no solamente se distribuirán en línea, sino también en CD-ROM, gracias a la colaboración de MICRONET. El CD-ROM incluirá,

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además, la información procedente del Servicio de Coordinación de Bibliotecas del CSIC que elabora el Catálogo Colectivo de las Bibliotecas del Consejo. 11.  Conflictos laborales en el CSIC Además de directora del ISOC, Adelaida tuvo una importante actividad sindical, primero en la Unión Sindical Obrera (USO) y después en Comisiones Obreras (CCOO), lo que en 1990 estuvo a punto de provocar su cese como directora. En 1990, el MEC y el Ministerio de Hacienda aprobaron el 28 de diciembre la resolución que aplicaba solo al personal científico el sistema de evaluación. A lo largo del primer semestre se produjo una movilización total en muchos centros del CSIC. Entre ellos estaba el ISOC con Adelaida a su cabeza. Las intensas movilizaciones condujeron a la apertura de negociaciones con el MEC y el Ministerio de Hacienda que culminaron con la forma de un acuerdo el 27 de abril por el que la administración (presidencia del CSIC y el MEC) y los sindicatos acordaban que se aceptaba la filosofía del sistema de evaluación para las escalas de Titulado Superior Especializado (TSE), Titulado Técnico (TT), Ayudante Diplomado de Investigación (ADI), Ayudante de Investigación (AYI) y auxiliar de Investigación (AUI), concordante con el aplicado al personal científico del CSIC. Este acuerdo duró poco, las partes implicadas (MEC y Hacienda) se desdijeron del acuerdo impidiendo su cumplimiento. El conflicto se reabrió entonces con mayor virulencia, llegando incluso a cerrarse por varios días la sede central del CSIC. Este conflicto y su gestión desde el Ministerio, para muchos observadores, no fue sino una forma más de una campaña de desgaste de una institución como el CSIC, cuyo protagonismo no era compartido desde la Secretaría de Estado de Universidades e Investigación. Se abrió pues, una nueva etapa en la dinámica de los centros de trabajo. Marginado y desmotivado el personal técnico, administrativo y laboral, se rompe el concepto de equipo de investigación que hasta entonces predominaba en el CSIC. De un concepto de equipo integrado por científicos, técnicos y laborales, se pasó progresivamente a grupos formados por investigadores y personal becario-precario. Excluido de la dinámica y ventajas salariales derivados de la carrera por la publicación, sin renovación y perspectivas de promoción, se perdió parte de la potencialidad de ese capital humano, reduciéndose la implicación de dicho personal no científico en la vida de los centros.

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A Adelaida, por su participación en este conflicto siendo directora del ISOC, se la intentó cesar, y gracias al apoyo de todo el personal del ISOC, de otros documentalistas y centros de documentación, incluso extranjeros como el Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS), no se llevó cabo dicho cese. La compleja personalidad de Adelaida no podría entenderse si no se tuviera en cuenta su faceta política, convencida de que existen determinadas ideologías políticas más útiles a la sociedad que otras, sin que ello implique, no obstante, la menor interferencia en sus conocimientos científicos, ni en sus comportamientos profesionales. Su extraordinaria capacidad de trabajo, sus claras ideas sobre lo que entendía que debía hacerse en el Centro, su afán por ponerlo en práctica y sobre todo su gran calidad humana, su compromiso laboral, político y social hacían que el resto del personal se sintiera partícipe de sus proyectos y se involucrase en ellos de forma natural, entrando a formar parte de un equipo que trabajaba con entusiasmo para lograr los objetivos deseados. Confiaba en la actuación de cada uno, sabía escuchar las ideas y opiniones de los demás y siempre tenía una actitud dialogante. Sabido es que la historia la hacen unas personas y, años después, la escriben otras. Es bueno que se intente destacar el valor de las ideas y de los esfuerzos de las personas —con rostro y nombre concretos— que las pusieron al servicio de objetivos compartidos y de intereses generales. En este caso, la Documentación en España, se ha beneficiado y se beneficiará de la contribución valiosa que unas cuantas personas han realizado a favor del progreso de la misma. 12.  El CINDOC En 1992, el CSIC decidió realizar la fusión del ICYT y el ISOC y como resultado se creó el CINDOC, centro que asumió de forma integradora los objetivos de ambos para potenciar la información científica de calidad en todos los campos del conocimiento. Esta fusión vino impuesta desde los órganos directivos del CSIC y la mayoría del personal no la aceptó de buen grado. El CINDOC, además, seguía funcionando en las antiguas sedes de Joaquín Costa y Pinar. Esa división hizo que el sentimiento de pertenencia a un centro único tardara tiempo en cristalizar, por lo que en ambas sedes resultaba difícil referirse a la otra como CINDOC y había que hacer esfuerzos para no llamar a la sede de Joaquín Costa, ICYT y a la de Pinar, ISOC.

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En esos años ya se había extendido el uso del CD-ROM y las bibliotecas universitarias comenzaron a adquirir las bases de datos en este soporte con el objetivo de realizar sus propias búsquedas, por lo que la recuperación de la información por encargo en el CINDOC inició su descenso. En esos años España había dado un gran salto en el acceso a la información, ya no eran unos pocos centros concentrados sólo en Madrid y Barcelona sino que se había generalizado por todo el país; aparecieron nuevos medios electrónicos para distribuir información, que permitían prescindir de las telecomunicaciones. Pero al mismo tiempo, éstas habían mejorado notablemente y las conexiones «on line» se realizaban sin dificultad. Los usuarios exigían más calidad, tanto en la propia información como en las facilidades de acceso. El CINDOC, consciente de todo ello, y viendo que no era necesario dedicar tantos recursos a hacer búsquedas para terceros, optó por abrir nuevos frentes en el ámbito de la Documentación. A partir de entonces los objetivos fueron mejorar sus bases de datos tanto en calidad como en cobertura. Se comenzó su explotación para analizar la producción científica española en Ciencias Sociales y Humanidades. También se inició el estudio de la calidad de las revistas, hábitos de publicación, visibilidad de las aportaciones españolas en las diversas disciplinas, productividad de las instituciones científicas, etc., aspectos casi desconocidos hasta el momento. En este contexto, Adelaida terminó su tesis doctoral y cuando dejó el cargo de vicedirectora, se dedicó con más intensidad a los proyectos que tenía pendientes, además de abrir nuevas líneas de trabajo, algunas de las cuales se han mantenido hasta la actualidad. 13.  Colaboración con REDIAL Por iniciativa de Adelaida, se creo en 1992 el Área de América Latina en el CINDOC que, entre otras actividades, inició la base de datos América Latina, encargada de recoger desde entonces toda la información científica sobre Estudios Latinoamericanos producida en España; además, realiza la valoración y seguimiento de la actividad científica y académica española sobre el área, creando productos de información relacionados, que han desembocado en Americanismo.es, portal para la cooperación académica iberoamericana ya sea desde el punto de vista de la investigación, la docencia o los recursos de información en Iberoamérica y España. Por otra parte se asumieron compromisos con la Red Europea de Información y Documentación sobre América Latina (REDIAL) creada en Francia en 1989.

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Esta red tiene como objetivo ofrecer un completo sistema de información especializado en la investigación europea en Ciencias Humanas y Sociales sobre América Latina. En la actualidad participan instituciones de doce países europeos, siendo España la que mayor número de instituciones aporta, un total de diecisiete. Adelaida fue la representante de España desde 1990 hasta 1997 y su presidenta desde 1990 hasta 1999; en la actualidad es presidenta de honor de la red. También fue la directora de la Revista Europea de Información y Documentación sobre América Latina (Revista REDIAL) que se editó de 1992 a 1996 y que se publicó con el objetivo de ilustrar las relaciones entre Europa y América Latina y valorar las actividades de los centros europeos que trabajaban sobre y con América Latina en el ámbito de las Humanidades y de las Ciencias Sociales. 14.  Incorporación de España a Latindex Más tarde, en 1999, se produjo la incorporación de España al «Sistema Regional de Información para América Latina, el Caribe, España y Portugal Latindex». En el año 2000, Latindex definió 33 criterios de «calidad editorial» que, aplicados a las revistas de cada país, permitieron estudiar la situación de las revistas de los países participantes en relación con su cumplimiento. Como consecuencia de ello, se abordó el estudio de 1.600 revistas españolas de Humanidades y Ciencias Sociales que pudieron categorizarse en función del número de criterios de calidad editorial cumplidos. Actualmente el Grupo de Investigación de Evaluación de Publicaciones Científicas, que lidera Adelaida, asume la representación en Latindex de las revistas españolas de Ciencias Sociales y Humanidades en nombre del CINDOC 3. La incorporación del CINDOC al sistema Latindex y los trabajos que se derivaron de esta incorporación, relacionados con el objetivo principal de dotar a las revistas científicas del área iberoamericana de una mayor presencia y difusión internacional, supusieron un impulso definitivo para afrontar de manera sistemática el estudio y valoración de las revistas españolas en todos los campos del conocimiento.

  Ahora denominado Instituto de Estudios Documentales sobre Ciencia y Tecnología e integrado, únicamente, por los grupos de investigación del antiguo CINDOC y no por los equipos que elaboran las bases de datos bibliográficas.

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15.  Calidad de las revistas – revistas de calidad A partir 1995 el CINDOC comenzó a trabajar en la tarea de mejorar la calidad de las revistas españolas. Desde esa fecha hasta el 2000, a partir de un grupo de trabajo especializado, del que Adelaida formaba parte muy activa, se abordaron estudios parciales, ideando y aplicando diversos indicadores de calidad en diferentes áreas: Arqueología y Prehistoria, Sociología, Economía. Los estudios realizados pusieron de manifiesto las deficiencias y debilidades de las revistas científicas españolas y la necesidad de actuar para contribuir a mejorar la situación. Por ello, el CINDOC tomó la iniciativa de organizar anualmente un curso dirigido fundamentalmente a los editores, directores y secretarios de redacción de revistas científicas. El curso titulado «Las revistas científicas: normalización, gestión, evaluación y difusión» se inició en 1996 y Adelaida se encargó de su coordinación hasta 2001. Estos cursos dieron lugar a la publicación del manual «La edición de revistas científicas. Guía de buenos usos» una obra colectiva coordinada por Adelaida y editada por el CINDOC en 2001. Este manual se envió a los directores de las revistas y tuvo una gran acogida 4. Todo ello condujo a Adelaida a participar desde 1996 en el curso sobre «Evaluación de revistas científicas» del Programa de Doctorado en Documentación de la Universidad Carlos III de Madrid. En enero del año 2000 falleció nuestro querido compañero y amigo, José María Sánchez Nistal, uno de los veteranos del ISOC y entonces vicedirector del CINDOC. José María fue un excelente profesional de la Documentación cuyo entusiasmo contagiaba a todo el equipo. Todo el centro sintió profundamente su pérdida que significó un vacío muy importante, especialmente en la sede de Pinar. En 2001, siguiendo en la línea de la valoración de las revistas españolas, Adelaida dirigió un proyecto concedido por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (MECD) en el que se sometió a la valoración de los profesores universitarios e investigadores la totalidad de las revistas de Humanidades y Ciencias Sociales, con objeto de obtener una aproximación cualitativa de las mismas en relación con su contenido científico. Esta acción se llevó a cabo solicitando la opinión a una muestra aleatoria del 20 por ciento de los profesores de cada una de las disciplinas consideradas.

  En la actualidad es de libre acceso a través de la web de Latindex (http://www.latindex.org) y del repositorio E-LIS (http://eprints.rclis.org/archive/00006611/).

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Posteriormente, el Grupo de Investigación de Evaluación de Publicaciones Científicas en el ámbito de las Ciencias Sociales y las Humanidades, dirigido por Adelaida, se planteó profundizar en esa vía, consultando a la totalidad del profesorado. Con el apoyo, una vez más, de la Dirección General de Universidades del MECD, se enviaron durante los años 2002, 2003 y 2004 encuestas dirigidas a conocer la opinión del profesorado en plantilla de las universidades públicas españolas sobre la calidad de las revistas de Ciencias Humanas y Sociales. Los resultados permitieron el cálculo de un indicador cualitativo, el índice de valoración A+B, que vino a añadirse a otros relativos a la calidad editorial, a la difusión de las revistas en bases de datos internacionales e, incluso, a un índice de impacto medio (IIM), un «factor de impacto» propio, calculado con una ventana de citación mayor. Así, diseñando indicadores y agrupándolos, se desarrollaron modelos completos de valoración de las publicaciones científicas españolas de Ciencias Humanas y Sociales, y se elaboraron herramientas ad hoc como son: Revistas Españolas de Ciencias Sociales y Humanas: Valoración integrada e índice de citas (RESH 5) y Difusión y Calidad Editorial de las Revistas Españolas de Humanidades y Ciencias Sociales (DICE 6). Ambas herramientas siguen actualizándose y mejorándose y sirven de base para algunos procesos de evaluación científica. Desde entonces Adelaida y su grupo trabajan en el análisis y medida del uso y la influencia científica de las publicaciones a través de las citas y otros parámetros. En el año 2005, con el objetivo de mejorar las bases de datos ISOC que hasta entonces recogían todas las revistas científicas españolas, se realizó un proceso de valoración orientado a seleccionar las revistas que superaran un determinado umbral de calidad editorial e interés científico-técnico. Las revistas que no reunieran los requisitos mínimos establecidos se dejarían de recoger en las bases de datos ISOC hasta que los cumplieran. Además se trataba de categorizar cada una de las revistas en función del número de criterios de calidad editorial cumplidos. A partir de entonces todas las revistas de las bases ISOC son categorizadas como A, B o C. Esta línea de investigación ha dado lugar desde entonces a la publicación de diferentes artículos de revista, comunicaciones a congresos, informes técnicos, etc. Adelaida ha sido requerida para participar en diversos comités como son, entre otros, el del grupo de trabajo sobre identificación de criterios de   http://resh.cindoc.csic.es   http://dice.cindoc.csic.es

 

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calidad en la investigación de Humanidades, constituido en 2006 por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) y la Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva (ANEP). El trabajo de este grupo fue publicado en un informe titulado Criterios de Calidad en la investigación en Humanidades 7. Por otro lado, la Agencia de Calidad, Acreditación y Prospectiva de las Universidades de Madrid (ACAP) puso en marcha un proceso de evaluación del profesorado para su contratación por las universidades de Madrid y para ese fin constituyó una comisión de estudio de la que Adelaida formó parte como experta en evaluación de publicaciones. El producto del trabajo de esa comisión quedó recogido en la publicación Criterios de clasificación de los medios de difusión de la producción académica y científica universitaria. En la actualidad el grupo de investigación trabaja en un proyecto conjunto con la Universidad de Granada, sobre evaluación de revistas científicas españolas de Ciencias Sociales y Humanas que abarca aspectos como el impacto, la opinión de los especialistas, la visibilidad internacional y la calidad editorial. Este proyecto pretende crear un sistema unificado de evaluación de revistas en Ciencias Sociales y Humanas a partir de las investigaciones llevadas a cabo por los dos grupos de investigación que concurren (Universidad de Granada e Instituto de Estudios Documentales sobre Ciencia y Tecnología). 16.  ¿Qué va a quedar del CINDOC? En 2007, de acuerdo con el Plan Estratégico 2005-2009 aprobado por el CSIC, se constituye el Instituto de Estudios Documentales sobre Ciencia y Tecnología (IEDCYT) a partir del antiguo CINDOC, que vuelve a contar con dos subsedes, aunque esta separación sea temporal, situadas una en la calle Joaquín Costa (áreas de Ciencia y Tecnología) y otra en la calle Albasanz (las unidades y grupos dedicados a la investigación en las Ciencias Sociales y Humanidades). Así pues, la sede de Pinar del CINDOC, el viejo ISOC cuya historia se ha recorrido no sin cierta nostalgia, fue trasladada, junto con todos los institutos de Ciencias Sociales y Humanidades del CSIC, al nuevo Centro de Ciencias Humanas y Sociales de la calle Albasanz. En el otoño de 2008 también se trasladan a la nueva sede los grupos de investigación de la sede de Joaquín Costa. Por otra parte, el 21 de diciembre de 2007 se crea, por Real Decreto, la «Agencia Estatal Consejo Superior de Investigaciones Científicas» y se aprueba 

  http://ciencia.micinn.fecyt.es/ciencia/anep/files/2007-criterios-hh.pdf.

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su Estatuto. El Estatuto fija solamente la estructura orgánica básica de la Agencia y para el resto de su organización únicamente establece sus categorías, otorgando al Consejo Rector esta competencia organizativa dentro del marco del contrato de gestión. En consecuencia, se espera que durante los años 2008 y 2009 se produzcan grandes cambios en la organización del CSIC. Adelaida, que vio nacer el ISOC y el CINDOC, que contribuyó a su consolidación y desarrollo, que vivió su etapa de mayor esplendor, que abrió nuevas vías para sustituir las que se iban cerrando, fruto de la evolución de las tecnologías, del desarrollo de la Información y la Documentación en España, es posible que vea como su jubilación coincide con el fin de aquel proyecto. Pero nada ha sido en vano, el ISOC y el CINDOC fueron necesarios, su existencia contribuyó al desarrollo de la Información y Documentación en España, de forma que no se podrá hablar de la Historia de la Documentación en Ciencias Sociales y Humanidades sin hablar del ISOC, el CINDOC y, desde luego, de Adelaida Román.

Bibliografía de Adelaida Román

Pablo Perdiguero Domínguez

CSIC, Centro de Ciencias Humanas y Sociales, IEDCYT Grupo de Investigación Evaluación de Publicaciones Científicas

1.  Monografías Rosado Millán, María Jesús; Román Román, Adelaida; Sanz Casado, Elías; Berges Torres, Mónica; Gómez Cedillo, Adolfo; García García, Francisco; Aguillo Caño, Isidro F. Criterios de clasificación de los medios de difusión de la producción académica y científica, Madrid, ACAP, 2008. Román Román, Adelaida (coord.). La edición de revistas científicas: Guía de buenos usos, Madrid, Centro de Información y Documentación Científica (CINDOC) (CSIC), 2001. Román Román, Adelaida. Directorio de americanistas españoles, Madrid, Centro de Información y Documentación Científica (CINDOC) (CSIC), 1998. 365 p. Román Román, Adelaida et al. EUROSPES. Repertorio de bases de datos en Ciencias Sociales, Madrid, ISOC (CSIC), 1990. Román Román, Adelaida. La economía regional a través de las bases de datos ECO­ SOC, Murcia, Caja de Murcia, 1988.

2.  Obras colectivas Aguirre, M.; Cetto, A. M.; Córdoba, S.; Flores, A.; Román, A. «Calidad editorial y visibilidad de las revistas. La experiencia de Latindex», en Edición electrónica, bibliotecas virtuales y portales para las Ciencias sociales, Buenos Aires, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), 2006, pp. 103-122.

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imágenes de una trayectoria

Imágenes de una trayectoria

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En su etapa como vicedirectora del CINDOC. Foto cedida por Tomàs Baiget.

Asistiendo a una jornada sobre revistas científicas organizada por SEDIC en la Biblioteca Nacional y fotografiada por el incansable Tomàs Baiget (2007).

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Imágenes de una trayectoria

Con algunos de sus compañeros del CINDOC, en la antigua biblioteca del ISOC, celebrando la defensa de la tesis de Elea Giménez, dirigida por Adelaida Román (2002), acompañados de Gregorio de Vicente, Luis Rodríguez, Ángeles Maldonado, Carmen Vidal, Isabel Gómez, Lola Alcain, Chus San Millán, María Espinosa e Isabel Delgado.

En Gante, con algunas de las compañeras de REDIAL (Casilda Martín-Montalvo, Isabel Real y Maimen Díez-Hoyo) y CEEIB (Elda González), tomándose un respiro (y una cerveza) tras una de sus reuniones (2007). La cerveza sin dueño pertenece a Luis Rodríguez Yunta que hizo la foto.

Imágenes de una trayectoria

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Antonio Romero, Adelaida Román, Luis Rodríguez Yunta, Lola Alcain y Elea Giménez en el despacho de Pinar, 25 del ISOC, días antes de partir a la nueva sede de Albasanz (2007).

Txema Báez (FECYT), Adelaida Román, Rafael Ruiz (Universidad de Granada) y Emilio Delgado (Universidad de Granada), en la jornada que organizó FECYT para presentar los resultados de la primera evaluación de revistas científicas convocada por esa institución. Adelaida formó parte del comité de expertos nombrado para ese proceso (2008).

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Imágenes de una trayectoria

Una imagen clásica en el despacho de Pinar 25. Lola Alcain y Adelaida Román discutiendo y trabajando incesantemente (2005).

Las «tres mosqueteras» del grupo de investigación de evaluación de publicaciones científicas, dirigido por Adelaida Román, en la sede del Centro de Ciencias Humanas y Sociales (2008). «El Cuarto Estado» (imagen de cubierta) presidiendo siempre los espacios de trabajo de Adelaida.

Profesionales de la información y publicaciones científicas

Cooperación europea en el desarrollo profesional: identificación de competencias y certificación de profesionales de la información

Carlos Miguel Tejada Artigas

Universidad Complutense de Madrid Facultad de Ciencias de la Documentación

Jean Meyriat

École des Hautes Études en Sciences Sociales, Paris

La cooperación entre asociaciones europeas de profesionales de la información y documentación desde hace más de diez años viene desarrollando, entre otros asuntos, la determinación de sus competencias y la certificación de profesionales. Esfuerzos que, aunque no siempre han sido bien entendidos, han contribuido a reforzar el perfil del profesional. 1.  Las Eurocompetencias en Información y Documentación Como fruto del proyecto DECIDOC, que luego abordaremos, se elaboró la Relación de Eurocompetencias en Información y Documentación 1. Su interés fue tal que se tradujo a siete lenguas europeas: inglés, francés, alemán, checo, portugués, rumano y español. Desde las páginas de este libro, hay que señalar que la traducción al castellano la realizó Adelaida Román. Se identificaron 30 campos en los que se pueden ejercer las competencias. Estos campos se dividen en cuatro grupos. El primer grupo se puede definir, en palabras de Meyriat, como «el corazón de la profesión» 2, ya que agrupa los conocimientos teóricos y prácticos fundamentales. El grupo segundo abarca las competencias relativas a la comunicación y el grupo tercero a la gestión de la organización. Los conocimientos externos a nuestro campo constituyen el cuar Relación de Eurocompetencias en Información y Documentación, Madrid, SEDIC, 2000.  Ibídem. p. 3.

 

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Carlos Miguel Tejada Artigas y Jean Meyriat

to y último grupo de competencias. Además se caracterizaron cuatro niveles de competencia sucesivos: Nivel 1: sensibilización, Nivel 2: conocimiento de las prácticas, Nivel 3: dominio de las herramientas, Nivel 4: dominio metodológico. Se señalaron también las quince aptitudes básicas de la profesión. Muchas de ellas no son exclusivas de nuestro campo, pero su «importancia puede ser decisiva en el perfil de un «buen» profesional de la IDOC» 3. Hay que señalar que en España la Relación de Eurocompetencias fue utilizada como uno de los documentos más importantes para la definición de los contenidos de los nuevos planes de estudios universitarios en Biblioteconomía y Documentación que resultarán del proceso de convergencia europea 4. Esta Relación fue revisada en profundidad dando lugar en el 2004 al Euroreferencial en Información y Documentación 5. Como el anterior trabajo, fue iniciativa de European Council for Information Associations (ECIA), del que en ese momento formaban parte asociaciones profesionales de nueve países de la Unión Europea: Alemania (DGI), Bélgica (ABD-BVD), España (SEDIC), Finlandia (Tietopalveluseura), Francia (ADBS), Italia (AIDA), Portugal (INCITE) Reino Unido (ASLIB) y Suecia (TLS). En la nueva versión se han identificado 33 campos en los que se pueden ejercer las competencias (tres más que en la anterior). En esta edición, los campos se dividen en cinco grupos: información, tecnologías, comunicación, gestión y otros saberes. Como en el anterior trabajo, se caracterizan los cuatro niveles de competencia y para cada uno de esos niveles y en cada campo de competencia se citan unos ejemplos de tareas. Además se señalan y definen las veinte aptitudes básicas de la profesión, en este caso, agrupadas en los siguientes bloques: relaciones, búsqueda, análisis, comunicación, gestión y organización. En la actualidad este documento está disponible en once lenguas y se puede consultar en el sitio web de CERTIDOC 6. En el gráfico 1 se puede observar su implantación geográfica. Su consulta y utilidad han sido enormes y, en varios países, se han realizado diferentes trabajos a partir de este documento:

 Ibídem, p. 14.   Ver el Libro Blanco de la ANECA: Título de Grado en Información y Documentación, Madrid, ANECA, 2004. Disponible en: http:// www.aneca.es/modal_eval/docs/conver_biblio.pdf [Consulta: 12-05-06]   ECIA. Euro-referencial en Información y Documentación. Volumen 1: Competencias y aptitudes de los profesionales europeos de información y documentación, Madrid, SEDIC, 2004.    http://www.certidoc.net.  

Cooperación europea en el desarrollo profesional

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— En Francia ha servido como base a otros trabajos de la ADBS tales como El Observatorio del Empleo, el referencial de empleos y la cartografía de los contenidos de la formación 7. — En el Reino Unido, CILIP realizó un estudio a través de una encuesta sobre la utilización del Euro-referencial 8. — En Portugal el Observatório da Profissão de Informação-Documentação 9, en el que participan diferentes asociaciones profesionales portuguesas, realizó un estudio sobre la valoración de las competencias identificadas. Además, diversas universidades lo han tenido en cuenta en la transformación de sus planes de estudios para adaptarse al Proceso de Bolonia. — En Suiza se está teniendo en cuenta en el proceso de Copenhague, el homólogo para la formación profesional del proceso de Bolonia. — En España, se ha validado el documento en diferentes trabajos 10 y se ha utilizado en proyectos de innovación educativa para la determinación de planes de estudios universitarios 11. En la actualidad está en proceso una nueva edición del Euro-referencial, que se pretende salga a la luz a finales del 2009. En todos los países participantes del proyecto se ha creado un grupo de trabajo para afrontar su actualización. Así, hay ya grupos establecidos o representantes de once países: Francia, España, Reino Unido, Italia, Bélgica, Suiza, Rumania, Portugal, Hungría, República Checa y Croacia. Se va a trabajar de forma colaborativa a través de herramientas informáticas tipo wiki.

  Ver el sitio web de la ADBS http://www.adbs.fr.   http://fs3.formsite.com/cilip/form707636415/index.html.   OP I-D. A imagen das competências dos profissionais de Informação-Documentação, Lisboa, Observatório da Profissão de Informação-Documentação, 2006. Disponible en: http://files.incite. pt/RelatorioOP-ID.pdf [Consulta: 25-08-08]. 10   Moreiro González, José Antonio et al. Desarrollo profesional y opinión sobre la formación recibida de los titulados universitarios en Información y Documentación de las universidades públicas de Madrid (promociones 2000-2005), El Profesional de la Información, mayo-junio 2008, v. 17, n. 3, pp. 261-272. 11   Tejada Artigas, Carlos Miguel; Moreiro González, José Antonio; Martín Vega, Arturo. Desarrollos del Euro-Referencial en Información y Documentación en Relación al Nuevo Espacio Europeo de Educación Superior, en Encuentro Asociación de Educadores e Investigadores de Bibliotecología, Archivología, Ciências de la Información y Documentación de Iberoamérica y el Caribe – VII EDIBCIC. Actas, Marília, FFC/UNESP-PUBLICAÇÕES, 2006.  

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Carlos Miguel Tejada Artigas y Jean Meyriat

Figura 1. Implantación en Europa de CERTIDOC y desarrollo del EuroReferencial. Tomado de: MEYRIAT, J. Coopérations européennes pour la promotion des professionnels de l’I&D et de leurs compétences. Documentaliste-Sciences de l’information, 2007, vol. 44, n.° 2, pp. 171-174.

Cooperación europea en el desarrollo profesional

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2. La certificación de profesionales en Información y Documentación por la SEDIC El Servicio de Certificación de Profesionales en Información y Documentación de SEDIC (Sociedad Española de Información y Documentación Científica) fue pionero en España en la evaluación de las capacidades y competencias de los profesionales. A partir de la calificación de su formación y experiencia, el profesional puede obtener un certificado que da fe de su cualificación en un determinado nivel. Este certificado permite garantizar, ante el mercado de trabajo y la sociedad en su conjunto, la calidad de su «saber hacer» y la eficacia de sus servicios. En 1994 SEDIC formó un Grupo de Trabajo para analizar las competencias que requerían los profesionales en información y documentación. Este Grupo de Trabajo se transformó en 1997 en el Servicio de Certificación de Profesionales en Información y Documentación iniciándose así todos los procesos de evaluación. Los objetivos primordiales del servicio fueron, por una parte, calificar con métodos objetivos las competencias profesionales y, por otra, fortalecer y defender a la profesión y a quienes la practican. Es justo desde este libro-homenaje señalar que las artífices de este proyecto fueron Adelaida Román y Paloma Portela. En 2001 SEDIC obtuvo de la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC), la acreditación como Entidad Certificadora de Personas (C/PE/003) y lo mantuvo hasta el año 2004 en el que se suspendió la actividad certificadora del Servicio. Este cese de actividades se produjo como consecuencia de la participación en el proyecto CERTIDOC que, como se verá, supuso la adopción de un nuevo sistema de certificación homogéneo en varios países. Pero hay que señalar que, a pesar de la introducción de este nuevo sistema, SEDIC no ha abierto nuevas convocatorias para certificar ante la escasa demanda de los profesionales españoles. 2.1.  Estructura del Servicio de Certificación La SEDIC creó el Servicio oficialmente en su Junta directiva de 17 de septiembre de 1998, con la necesaria independencia de actuación. El Órgano de Gobierno del Servicio era la Comisión de Certificación. Nombraba a los Jurados compuestos por evaluadores de reconocido prestigio, bien miembros de la Comisión o bien profesionales ajenos a la misma, que evaluaban las candidaturas presentadas en cada convocatoria.

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Los vocales de la Comisión y los Jurados pertenecían a tres grupos (empleadores, expertos y profesionales) a fin de garantizar la defensa, la representatividad y los intereses de cada uno de los sectores involucrados en la certificación (mundo laboral, formación académica y los propios profesionales).

2.2.  Procedimiento para la certificación La certificación garantiza que su titular conoce y sabe aplicar las competencias y técnicas de la profesión en un momento dado de su carrera. Durante el tiempo de vigencia del Servicio (1997-2003), el certificado que se emitía era válido durante tres años, pasados los cuales, se podía optar a su renovación. Había tres niveles en la certificación: técnico, técnico superior y experto. La evaluación de los candidatos se realizaba en tres fases: 1. Aceptación a trámite. Se comprobaba que el candidato cumplía unas condiciones previas y que tenía el perfil profesional. Las condiciones previas para los tres niveles eran: tener un curso de Biblioteconomía, Documentación o archivos de al menos 200 horas lectivas o bien tres cursos de una duración mínima de 50 horas. Además, para el nivel de técnico se debía poseer un diploma universitario de primer ciclo y un mínimo de experiencia de dos años; para el nivel de técnico superior era necesario poseer un título universitario de segundo ciclo y cuatro años de experiencia; y para el nivel de experto había que tener un título universitario de segundo ciclo y ocho años de experiencia. 2. Instrucción de expediente. Lo realizaba el Jurado y tenía como objetivo atribuir a cada candidato un número de puntos según un baremo establecido en el Reglamento General de Certificación. Se medía la experiencia, la formación continua y los méritos profesionales de los candidatos. 3. Entrevista. La realizaba el Jurado y tenía como finalidad evaluar las capacidades profesionales y personales del candidato.

2.3  Balance y desarrollo futuro En los seis años en los que funcionó el Servicio (1997- 2003), se certificaron un total de 27 profesionales: 6 en el nivel de experto, 5 en el de técnico superior

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y 16 en el de técnico. Un número bastante inferior al que hubiera sido deseable para el fortalecimiento del proceso. La certificación no tuvo unos comienzos fáciles ya que hubo cierto rechazo por parte de algunos profesionales, académicos y otras asociaciones profesionales. Es probable que no se entendiera lo que en realidad significaba y se pensó que era un sistema paralelo al universitario que pretendía ofrecer una titulación, cuando en realidad se trataba de dar un aval a la profesionalidad. Retomando las palabras de Adelaida Román: Siempre se han calificado como «corporativistas» aquellas actuaciones dirigidas a salvaguardar, de manera excluyente, los intereses de un grupo por encima de cualquier otra consideración. La Certificación, por el contrario, es un procedimiento que no sólo no cierra puertas, sino que las abre. No acota parcelas para disfrute de nadie, simplemente, establece un proceso que permitirá a profesionales de la información, sea cual sea su origen, su formación, su sector de especialización, su trayectoria profesional, etc., enfrentarse con el mercado de trabajo con un aval que garantizará, más allá de buenas palabras, su «saber hacer» profesional, su especialización, su experiencia 12.

En la actualidad no se descarta la reapertura del servicio si, tras un estudio previo, se considera de utilidad. En una sociedad en que cada vez está más presente el aprendizaje a lo largo de toda la vida parece lógico pensar que la certificación constituye una forma de reconocimiento al profesional que está «al día» de sus competencias y habilidades. No hay que olvidar que la titulación universitaria demuestra una formación superior pero que ésta, debido al ritmo tan frenético del cambio profesional, pronto puede quedar caduca si no hay mecanismos de formación continua o de desarrollo profesional. A día de hoy, el mayor problema al que se enfrenta la certificación es el escaso reconocimiento que le otorgan los empleadores, tanto privados como la propia Administración Pública. Es cierto que se está avanzando mucho con instituciones oficiales como el Instituto Nacional de las Cualificaciones (INCUAL) pero a niveles de capacitación inferiores. El proceso de Bolonia supone para la universidad una mayor importancia del aprendizaje en las competencias profesionales y un mayor valor de estas. Quizás sea un momento propicio para pensar en puentes entre la universidad y los profesionales que garanticen una óptima formación a lo largo de toda la vida, y la certificación puede ser un reto conjunto. 12   Román, Adelaida. Aclarando dudas sobre la Certificación, Clip: Boletín de la SEDIC, primavera 1997. Disponible en: http://www.sedic.es/clip26.pdf [Consulta: 25/08/08]

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3.  Los proyectos europeos DECIDOC y CERTIDOC 3.1.  El proyecto DECIDOC El 24 de octubre de 1995, ECIA 13 lanza la llamada Declaración de Roma sobre la Eurocertificación. Considerando que la certificación es una garantía del nivel de competencias profesionales que, en un momento dado, una persona ha alcanzado. Posteriormente, y tras una reunión de trabajo con responsables europeos de la DG XIII, en la que se produce una identificación en los puntos de vista de ambas partes, ECIA presenta, en el marco del programa Leonardo da Vinci, el proyecto DECIDOC «Desarrollar las eurocompetencias en Información y Documentación». Su objetivo era «promover la cooperación entre todos los socios [del proyecto] por conseguir un mejor conocimiento de las competencias en el campo profesional de la información y documentación y a una transparencia de las competencias clave adaptadas al desarrollo tecnológico, a la competitividad de las empresas y a las necesidades del mercado de trabajo» 14. Así, en 1997 se pone en marcha DECIDOC, asumiendo la responsabilidad de su ejecución seis de las asociaciones de ECIA (ABD-BVD, ADBS, ASLIB, DGI, INCITE y SEDIC), y su liderazgo, la ADBS francesa. Además colaboraron las asociaciones profesionales de otros tres países europeos: Info. Doc. Rom de Rumania, ASD de Suiza y SKIP de la República Checa. Jean Meyriat, uno de los artífices del proyecto, fundamentaba ese entorno europeo para definir las competencias en información y documentación de la siguiente forma: Por dos razones principales, la primera es que el reconocimiento similar en todos los países de una misma profesión da más peso, más fuerza a esta profesión en su relación con las autoridades públicas, con los gobiernos, con la opinión pública o con los empleadores. La segunda razón era que el reconocimiento en muchos países puede ayudar a la movilidad profesional de los profesionales entre las fronteras, por esta razón decidimos hacer este trabajo común y buscar el interés de la Comisión Europea 15. 13  ECIA era una agrupación de asociaciones de documentalistas que, en esos momentos, agrupaba a entidades de varios países: ABD (Bélgica); ASLIB (Gran Bretaña); ADBS (Francia); DGD (Alemania); SEDIC (España); INCITE (Portugal); y AIDA (Italia). 14  Commission Européenne. Direction Général XXII. Project DECIDOC. Rapport final. Bruxelles, 2001, p. 5 15   Meyriat, Jean. «El profesional de la información en Europa. El proyecto DECIDOC», X Jornadas de la EUBD: Profesionales de la información y documentación: formación, perfiles y mercado de trabajo en un entorno europeo, 2001, Madrid, p. 1.

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Este proyecto parte del hecho de que las competencias que se consiguen y las calificaciones que se obtienen están mal identificadas y son apenas reconocidas por los empleadores, que carecen de elementos referenciales para definir aquellas competencias cuya presencia sería necesaria en sus organizaciones. Los trabajadores también necesitan evaluar y dejar constancia de sus propias competencias. Así se crearon un conjunto de documentos que establecían un «corpus» de competencias en el campo de la Información y la Documentación, basado en tres pilares: las competencias profesionales adaptadas al desarrollo tecnológico, la competitividad de las empresas y las necesidades del mercado de trabajo. Su plan de actuación fue el siguiente: 1. Establecer sistemas de competencias y calificaciones en Información y Documentación en los diferentes países de la Unión Europea 2. Analizar las nuevas funciones en Información y Documentación, identificando y describiendo competencias y habilidades. 3. Estudiar el mercado de trabajo, para detectar sus expectativas en esta materia. Fruto de este proyecto fue la Relación de Eurocompetencias en Información y Documentación 16. En cuanto al sistema común certificador necesitó de un nuevo proyecto que se expone a continuación. 3.2.  El proyecto CERTIDOC El proyecto CERTIDOC (Certificación en Información-Documentación) 17 continuó el camino abierto por DECIDOC y su objetivo fue crear un sistema europeo de certificación de profesionales en Información y Documentación. Fue un proyecto también financiado por el Programa Leonardo da Vinci de la Comisión Europea y participaron las asociaciones ADBS (Francia), DGI (Alemania), SEDIC (España), Universidad Libre de Bruselas y el Bureau Van Dick. Comenzó su andadura en octubre de 2002 y se desarrolló hasta octubre del 2004. Se desarrollaron diversos trabajos: el estudio de los sistemas certificadores en Información y Documentación en Europa; la creación de los diferentes re Relación de eurocompetencias... Op. cit.  Más información en el sitio web de Certidoc http://www.certidoc.net.

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glamentos y normas que regirían el sistema certificador europeo; la puesta al día de la Relación de Eurocompetencias; la creación de un software para que cada profesional pudiera autoevaluar sus competencias con enlace a una base de datos con la formación continua de todos los países del proyecto; la puesta a prueba del dispositivo de certificación y la formación del personal implicado en la certificación. Uno de los mayores logros fue la aprobación del Reglamento general del dispositivo europeo de certificación de competencias. Se redactó respetando la norma ISO/CEI 17024 (2003): «Evaluación de la conformidad – Criterios generales relativos a los organismos de certificación que realizan la certificación de personal». Cualquier profesional del ámbito de la Información y la Documentación (archivos, bibliotecas, documentación, gestión de información...) puede certificarse siempre que se cumpla unos requisitos. Hay cuatro niveles de cualificación de personas: auxiliar, técnico, técnico superior y experto en Información y Documentación La evaluación se basa esencialmente en el conocimiento de las competencias definidas en el Euro-referencial. Así, el candidato debe aportar las pruebas que acrediten la práctica efectiva de los conocimientos adquiridos a través de una enseñanza académica, de formación continua o incluso en el puesto de trabajo.

3.3.  Balance del sistema certificador europeo Una vez acabado el proyecto se creó el Consorcio CERTIDOC entre las asociaciones de profesionales que tenían sistemas de certificación: ADBS, DGI y SEDIC. Además, otras asociaciones europeas se han adherido de una u otra forma al consorcio. Así, la asociación italiana AIDA ya es un nuevo miembro y la belga ABD/BVD, la rumana ABIDOR y asociaciones suizas han llegado a un acuerdo con la ADBS para facilitar la certificación a los profesionales de estos países. Pero también hay que señalar que únicamente la ADBS ha abierto convocatorias en el nuevo sistema certificador habiéndose ya certificado 14 profesionales: 5 en el nivel «expert», 6 en el nivel «manager» y 4 en el nivel «technicien gestionnaire». Ni la DGI ni SEDIC de momento han certificado a profesionales según este sistema, aunque como ya se ha señalado, SEDIC pretende estudiar la demanda de este servicio por parte de los profesionales españoles y, si esta es positiva, implantarlo.

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4.  Referencias bibliográficas Commission Européenne. Direction Général XXII. Project DECIDoc. ��������������� Rapport final, Bruxelles, 2001. ECIA. Euroreferencial en Información y Documentación. Volumen 1: Competencias y aptitudes de los profesionales europeos de información y documentación, Madrid, SEDIC, 2004. —  Euroreferencial en Información y Documentación. Volumen 2: Niveles de cualificación de los profesionales europeos de la Información y Documentación, Madrid, SEDIC, 2004b. Fernández, Paz. «Más sobre Certificación», Clip: Boletín de la SEDIC, 2001, n. 36. Disponible en: http://www.sedic.es/clip36.pdf [Consulta: 25/08/08]. —  «Certificación de profesionales en Información y Documentación: un proceso abierto en España y en la Unión Europea, El profesional de la información, 2002, vol. 11, n. 3, pp. 190-194. Franco, A. «Il processo di certificazione professionale in I&D in Spagna: un bilancio del Servicio de certificación della SEDIC», AIDAInformazioni: rivista di Scienze dell’informazione, 2002, vol. 20, n. 2-3. Meyriat, Jean. «El profesional de la información en Europa. El proyecto DECIDOC», en X Jornadas de la EUBD: Profesionales de la información y documentación: formación, perfiles y mercado de trabajo en un entorno europeo, Madrid. —����������   «CERTIDOC, une nouvelle étape pour une certification européenne des compétences», Documentaliste-Sciences de l’information, 2002, vol. 39, n. 4-5, p. 164. —��   «Le projet CERTIDOC de certification européenne des compétences», Documentaliste-Sciences de l’information, 2002b, vol. 39, n. 6, p. 271. —��   «Deuxième réunion à Paris. Les premiers mois de CERTIDOC», DocumentalisteSciences de l’information. 2003, vol. 40, n. 1, p. 5. —������������   «CERTIDOC: maturation du projet», Documentaliste-Sciences de l’information. 2003b, vol. 40, n. 3, p. 197. —��   «Coopérations européennes pour la promotion des professionnels de l’I&D et de leurs compétences», Documentaliste-Sciences de l’information, 2007, vol. 44, n. 2, pp. 171-174. Portela, Paloma. «La certificación de profesionales de la información y documentación: experiencias internacionales y propuesta española», Revista Española de Documentación Científica, 1997, vol. 20, n. 4, pp. 437-449. Disponible en: http://www.sedic.es/artcert.htm [Consulta: 25/08/08]. Relación de Eurocompetencias en Información y Documentación, Madrid, SEDIC, 2000. Rittberger, M. «CERTIDOC - Europaweite Zertifizierung für Informationsspezialisten», ARBIDO, 2003, n. 7, pp. 18-20. Rittberger, M.; Schmid, M. Certification of Information Professionals in Europe. CERTIDoc Project: Inquiry. Rapport, HEG Genève, 2003.

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Román, Adelaida. «Aclarando dudas sobre la Certificación», Clip: Boletín de la SEDIC, primavera 1997. Disponible en: http://www.sedic.es/clip26.pdf [Consulta: 25/08/08]. Román, Adelaida et al. «El proyecto de certificación de la SEDIC», en Sistemas de Información: Balance de 12 Años de Jornadas y perspectivas de Futuro. V Jornadas Españolas de Documentación Automatizada, Cáceres, Universidad de Extremadura; ABADMEX, 1996, pp. 287-294. SEDIC, Comisión de Certificación. «El servicio de Certificación de Profesionales en Información y Documentación de la SEDIC: avanzando hacia la consolidación», Clip: Boletín de la SEDIC, 2002, n. 38. Disponible en: http://www.sedic.es/clip38. pdf [Consulta: 25/08/08].

Las relaciones entre investigadores y bibliotecarios en la era digital

Paz Fernández

Fundación Juan March, Madrid

1.  Introducción ¿Cómo afectan las nuevas tecnologías a las relaciones entre investigadores y bibliotecarios? ¿Cómo utiliza el investigador la biblioteca en la era digital? ¿Cómo accede el investigador a los recursos de información? ¿Qué nuevos servicios deberían incorporar las bibliotecas de investigación? ¿Hay justificación para la creación de un perfil profesional como «bibliotecario de investigación»? Estas y otras son preguntas que se hace hoy el bibliotecario que trabaja en un centro de investigación cuyos usuarios son posgraduados doctorandos, doctores o expertos, y a cuyas bibliotecas acuden con regularidad investigadores de otros centros similares nacionales y extranjeros. Este trabajo es una reflexión al hilo del análisis de las encuestas que han realizando desde 2000 instituciones académicas y empresas de publicación científica. A pesar de ser concebidas con objetivos diferenciados, sus cuestionarios coinciden en recoger los temas de interés actuales en el ámbito de las bibliotecas, ya sean públicas, universitarias o especializadas, pudiendo obtener resultados por rangos de edad, por disciplina de estudio, o por uso de los soportes digitales. El análisis de sus resultados sirve para descubrir las tendencias a medio plazo en el comportamiento de los usuarios y exige preguntarse sobre qué otras formas de relación y de organización deben aplicarse en los servicios bibliotecarios. En este caso, nos fijaremos especialmente en la relación con los investigadores como usuarios exigentes, expertos en el área de interés, conocedores de los recursos adecuados para sus estudios. Nuestro traba-

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jo tiene un doble objetivo: por una parte demostrar —conforme a los datos de las encuestas— que bibliotecarios e investigadores necesitan aproximarse y estrechar su colaboración en la era digital y, por otra, cómo esta aproximación requiere un perfil bibliotecario sensible al proceso investigador. La búsqueda de la excelencia, de la eficiencia de los recursos y de las inversiones en I+D nacionales y europeas, de la evaluación de los resultados de la investigación, del trabajo cooperativo mediante la creación de redes virtuales internacionales de colaboración científica, de la formación y el fomento de la investigación interdisciplinar, están transformando la gestión y la organización de las instituciones de investigación. Las bibliotecas, como elementos clave para la investigación, también están adaptando sus servicios mediante el trabajo conjunto con el investigador para el logro de la máxima calidad científica, y esta adaptación se ve necesitada del análisis, de un reajuste de las actividades, de una nueva mentalidad, del conocimiento de lo que espera el investigador actual de la biblioteca, y de unas relaciones de comunicación más estrechas entre bibliotecarios e investigadores que favorezcan la comprensión de la metodología y de lo prioritario en el proceso investigador en su conjunto. El papel de los bibliotecarios en centros de investigación se ha visto eclipsado —en cierta medida— por el uso mayoritario de Internet como recurso de información en todas las disciplinas, al igual que ha sucedido en el resto de las bibliotecas públicas o universitarias, y por el descenso de las visitas a la biblioteca tradicional por la preferencia de los investigadores de la consulta de los recursos en línea desde el despacho o desde su casa. La biblioteca como administradora, compradora y suministradora de recursos, más que como proveedora de información de calidad y experta, es una perspectiva cada día más generalizada. Esta percepción plantea un reto para los bibliotecarios que conviven con la aparente paradoja, por un lado, de su activo fomento de los materiales en línea (ya sea por suscripción, por repositorios institucionales, o por la digitalización directa), propiciado además de por su utilidad por el principio profesional de acceso universal a la información, y, por otro, por la pérdida de visibilidad de su función como expertos en recursos bibliográficos y del uso de servicios, como indica el descenso de consultas presenciales y de productos bibliográficos fundamentales como bases de datos bibliográficas y otros. Este escenario, sobre el que algunos se plantean si nos encontramos ante el final de una institución secular y de una profesión, está produciendo un debate sobre la función de la biblioteca en la era de Internet 1, sobre cómo va a se   Darton, Robert. «The Library in the New Age». The New York Review of Books, 2008, vol. 55, n.º 10, pp. 72-80.

Las relaciones entre investigadores y bibliotecarios en la era digital

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guir siendo eficaz cuando los miembros de la Generación Google (aquellos nacidos a partir de 1995) se conviertan en graduados e investigadores 2, o sobre los primeros resultados sobre el uso real de los recursos en soporte digital extraídos del análisis de los índices de citas frente al uso que se hacía de ellos en papel 3, que demuestran que los artículos publicados actualmente en las revistas académicas recogen en su bibliografía mayoritariamente referencias a artículos recientes concentradas en un número reducido de títulos de revistas, tendencia que crece conforme hay más colecciones completas de revistas en línea, sugiriendo que la necesidad que tenía el investigador de revisar las revistas en formato papel para localizar artículos de interés, le forzaba a una búsqueda más profunda tanto en los números antiguos como en los recientes de muchas revistas colocadas en las estanterías de su biblioteca. Por otro lado, las bibliotecas reciben diariamente nuevas oportunidades que las tecnologías nos ofrecen para incorporar servicios como el amplio paquete que se abre a través de la «Web participativa» o Web 2.0, sumiendo a sus responsables en la duda sobre dedicar esfuerzos a la ampliación de unos servicios que la adecúen y aproximen al usuario de la era digital o dirigirlos hacia la profundización y la revisión de los tradicionales. El seguimiento de estos asuntos se ha visto plasmado en la realización de una serie de encuestas, bastante coincidentes en los resultados y complementarias entre sí, que dibujan la tendencia en el acceso y uso de la información entre los investigadores y de las que se pueden sacar una serie de conclusiones. Reino Unido y Estados Unidos son los países que vienen estudiando desde finales de los noventa el cambio del soporte papel al soporte electrónico y su repercusión para la industria de la edición, para la gestión de las colecciones en bibliotecas académicas y de investigación, el nivel de satisfacción de los investigadores y la evaluación de la calidad investigadora.    «It is absolutely crucial that libraries have a means of monitoring and evaluating what they do. Otherwise libraries will be increasingly marginalized and anonomized in the virtual information world». En: «Information behaviour of the researcher of the future», conclusiones de la encuesta realizada por el Centre for Information Behaviour and the Evaluation of Research de la Universidad de Londres (Enero de 2008, p. 34), en donde se plantean todas las cuestiones apremiantes para una eficaz gestión bibliotecaria desde el logro de un lugar para el aprendizaje, a la Web 2.0, la digitalización, el usuario final, el espacio de consulta, etc. Disponible en: http://education.guardian. co.uk/librariesunleashed/ [consulta 07/05/2008]. Este informe propició, además, el reportaje Libraries Unleashed, elaborado por expertos y periodistas y en colaboración con el Joint Information Systems Committe (JISC) publicado en el periódico británico The Guardian en mayo de 2008.    «Digital Libraries: Great minds think (too much) alike: Is the web narrowing scientists’ expertise?». The Economist, 17.07.2008, publicado a raíz de la aparición en la revista Science de las conclusiones del informe «Electronic Publishing and the Narrowing of Science and Scholarship» por James A. Evans et al. Science, 2008, n.º 321, pp. 395-399.

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España 4 y otros países están realizando también estas encuestas con menor exhaustividad. Es muy notable el esfuerzo del Reino Unido por conocer el papel de las bibliotecas y de sus bibliotecarios, y los mecanismos de acceso a la información que utilizan sus investigadores a fin de optimizar y dotar de las infraestructuras necesarias a las universidades y equipos de investigación. Para nuestro análisis se han seleccionado tres encuestas, encargadas con objetivos muy diferenciados, pero que tienen preguntas coincidentes con resultados muy similares. Se trata de los estudios: — OCLC. Perceptions of Libraries and Information Resources. 2005 5. — El informe de Ross Housewright y Roger Schonfeld titulado Ithaka’s Report 2006 Studies of Key Stakeholders in the Digital Transformation in Higher Education. August 18, 2008 6. — La encuesta dirigida por Sheridan Brown y Alma Swan. Researchers’ Use of Academic Libraries and their Services: A report commissioned by the Research Information Network and the Consortium of University Research Libraries. April 2007. A continuación se analizan las características de estos estudios. 2.  La encuesta realizada por OCLC Ya en 2003 la empresa OCLC llevó a cabo un estudio en el que entrevistó a 100 bibliotecarios, archiveros y proveedores de información, a los que sumó el análisis de la literatura relacionada y «encuentros con miembros del sector educativo, bibliotecario y archivero de 29 países» 7, para conocer los modelos   Indicadores españoles pueden encontrarse en los Anuarios de la Red Española de Bibliotecas Universitarias (REBIUN) en: http://www.rebiun.org/DOC/REBIUN.PDF. El Centro de Investigaciones Sociológicas ha realizado varias encuestas sobre tiempo libre, ocio, y hábitos de lectura. El estudio 2478 (Febrero 2003, http://www.cis.es/cis/export/sites/default/-Archivos/Marginales/2460_ 2479/Es2478mar.pdf ) recoge preguntas de interés. Sería necesario actualizar los datos y realizar una encuesta en profundidad sobre los hábitos de lectura para estudio e investigación.    Traducido al castellano por A. Lozano Palacios en colaboración con alumnos de Licenciatura de la Facultad de Biblioteconomía y Documentación de la Universidad de Granada. Traducción publicada en el Boletín de la Asociación Andaluza de Bibliotecarios, n.º 84-85, Diciembre de 2006, y 86-87, Enero-Febrero 2007. La versión original en inglés puede consultarse en: http://www.oclc. org/reports/2005perceptions.htm [Consulta: 07/07/2008].    Disponible en: http://www.ithaka.org/research/faculty-and -librarian-surveys [Consulta: 05/09/2008].    Environmental Scan: Pattern Recognition. OCLC. 2003. Disponible en: http://www.oclc. org/reports/escan/default.htm [Consulta: 05/07/2008]. 

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de acceso a la información. En él destacaba la importancia para el usuario del autoservicio, de la facilidad de uso, de la adecuación y de disponibilidad de la información, tanto o igual que la calidad y la fiabilidad de ésta, y obtuvo entre otras conclusiones la de que «los usuarios no son conscientes de los recursos electrónicos gratuitos que las bibliotecas ofrecen» y que «la imagen de la biblioteca está(ba) desfasada», recomendando insistir en la alfabetización informacional de los usuarios. El estudio de 2005 es muy extenso: la encuesta recoge la opinión de usuarios de Internet, mayores de 14 años, de Australia, Canadá, Estados Unidos, India, Reino Unido y Singapur sobre 83 preguntas relacionadas con el uso de las bibliotecas (ya sean municipales, públicas, escolares, universitarias, especializadas), que fueron respondidas por 3.348 encuestados. Los resultados se presentan desglosados por países, y se analizan aparte los resultados obtenidos de los miembros de la comunidad universitaria de todos los países, en el caso de Estados Unidos —además— por intervalos de edad (14-17, 18-24, 25-64, más de 65). Los autores reconocen un posible sesgo del estudio pues únicamente consideran la opinión de personas ya relacionadas con las tecnologías, desde el momento que son usuarios habituales de Internet. Los temas clave de la encuesta son: — El uso de la biblioteca pública. — Formas de acceder a la información (motores de búsqueda, biblioteca tradicional, librería tradicional, biblioteca en línea, librería en línea). — Uso de los recursos electrónicos. — Vías para estar al día de nuevos recursos de información. — Fiabilidad y calidad de la información (catálogos en línea, obras de referencia en línea, servicio de referencia bibliotecaria en línea, página web de la biblioteca, bases de datos en línea, libros electrónicos, revistas electrónicas). — Frecuencia de actividades en la biblioteca (préstamo, consulta libros de referencia, solicitud de ayuda del bibliotecario, fotocopiado, uso del ordenador, sala de estudio). — Buscadores, la biblioteca y el bibliotecario (fiabilidad, valor añadido, nivel de satisfacción). — La imagen y percepción del usuario sobre la biblioteca (fiabilidad de los recursos, confianza). — Información gratuita e información de pago (calidad, validación de la información).

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— Aspectos positivos y negativos de la biblioteca según los usuarios (recursos de información, personal, instalaciones, servicios de atención al usuario). 3.  El informe Ithaka 2006 Ithaka, organización asociada con JSTOR y ARTStor, viene realizando encuestas de uso de los recursos electrónicos a usuarios del ámbito académico desde el año 2000 para analizar la transición de éstos a los recursos en línea, el papel de la biblioteca, el presente y su futuro, presentando los resultados globales y desglosados por disciplinas académicas (Humanidades, Ciencias Sociales, y Ciencias puras). Han realizado tres encuestas anuales en 2000, 2003 y 2006, año en el que además de a los investigadores, preguntaron a los bibliotecarios académicos y especializados. La encuesta fue respondida por 4.100 personas, de las que 350 corresponden a responsables de la colección y/o directores de bibliotecas. El archivo de datos de la encuesta de 2006 está accesible en internet a través del Inter-University Consortium for Political and Social Research 8. Los temas clave que recoge la encuesta son coherentes con los intereses de una empresa ligada al volcado en soporte electrónico de colecciones de revistas y otros recursos de información: — El cambio en las funciones de la biblioteca. — La dependencia de los recursos electrónicos. — La opción del soporte electrónico en sustitución del papel. — Los repositorios digitales. — La conservación de las revistas académicas en papel. 4. La encuesta del Consortium of University Research Libraries (CURL), 2007 Una tercera encuesta de especial interés es la dirigida por Sheridan Brown y Alma Swan y publicada por el consorcio CURL. La consulta se hizo a miles de investigadores y a cientos de bibliotecarios del Reino Unido. Los temas clave que analiza el estudio están nítidamente enfocados a la mejora del servicio    ICPSR es un consorcio universitario que lidera un portal de conservación y difusión de datos integrado en la Universidad de Michigan: http://www.icpsr.umich.edu.

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bibliotecario, y a la revisión de las funciones de la biblioteca académica y de investigación: — El modo de acceso a los recursos de información. — El apoyo de la biblioteca mediante los recursos requeridos por la enseñanza y aquellos necesitados para la investigación. — El presupuesto de la biblioteca. — Frecuencia de visitas a la biblioteca. — La biblioteca como laboratorio. — Los recursos físicos. — La localización de los investigadores. — El comportamiento de los investigadores ante la búsqueda de información. — El uso de los recursos digitales. — Las comunidades virtuales de investigación y su impacto en la biblio­ teca. — La investigación interdisciplinar. — La relación de los investigadores con los bibliotecarios. — Las nuevas funciones bibliotecarias. — La visibilidad de la biblioteca. — La cooperación interbibliotecaria. — El movimiento de acceso abierto. 5.  Análisis comparativo de resultados En este apartado se resumen y se comparan algunos resultados de los informes de OCLC 2005, Ithaka 2006 9 y CURL 2006: a)  Lugar desde donde se consulta la información: — Biblioteca tradicional: 34 por ciento (OCLC) – 16 por ciento (Ithaka) − 22,5 por ciento (CURL) — Consulta desde el despacho: 82 por ciento (Ithaka) – 74 por ciento (CURL) b)  Medio de acceso a la información: — Biblioteca tradicional: 55 por ciento (OCLC)    Todos los resultados presentados en el Informe Ithaka se desglosan por disciplinas. Aquí se presenta una media aproximada entre las tres grandes áreas que contempla: Humanidades, Ciencias Sociales y Ciencias puras.

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— Biblioteca en línea: 42 por ciento (OCLC) - 62 por ciento (Ithaka) — Sitio web de la biblioteca: 79 por ciento (OCLC) — Motores de búsqueda: 91 por ciento (OCLC) c)  Uso de los recursos electrónicos de la biblioteca (al menos 1 vez/mes) — Catálogo en línea: 47 por ciento (OCLC) – 62 por ciento (Ithaka) — Obras de referencia en línea: 38 por ciento (OCLC) — Servicio de referencia en línea: 17 por ciento (OCLC) — Bases de datos en línea: 42 por ciento (OCLC) — Revistas electrónicas: 49 por ciento (OCLC) — Libros electrónicos: 20 por ciento (OCLC) d) Porcentaje de fuerte dependencia del investigador de la información en línea: — Investigadores de Ciencias puras: 86 por ciento (Ithaka) — Investigadores de Ciencias Sociales: 77 por ciento (Ithaka) — Investigadores de Humanidades: 59 por ciento (Ithaka) e)  Actividades realizadas en la biblioteca (al menos 1 vez/mes) — Préstamo: 39 por ciento (OCLC) – 80 por ciento (CURL) — Sala de referencia: 34 por ciento (OCLC) — Consulta al catálogo: 33 por ciento (OCLC) — Fotocopias: 32 por ciento (OCLC) — Consulta a bases de datos: 44 por ciento (OCLC) — Uso del ordenador/Internet: 45 por ciento (OCLC) f)  Percepción de la biblioteca como: — Portal de recursos de información: 60 por ciento (Ithaka) — Conservación y archivo de los recursos: 77 por ciento (Ithaka) — Compradora de recursos: 85 por ciento (Ithaka) g)  Credibilidad de los recursos de información — Motores de búsqueda: 40 por ciento (OCLC) — Biblioteca en línea: 50 por ciento (OCLC) h)  Alta facilidad de los recursos de información: — Motores de búsqueda: 85 por ciento (OCLC) — Biblioteca en línea: 13 por ciento (OCLC) i)  Alta satisfacción con la información obtenida del: — Bibliotecario 10: 53 por ciento (OCLC) — Motores de búsqueda: 54 por ciento (OCLC) 10   «Los encuestados que han solicitado la ayuda de un bibliotecario coinciden en que éste añade valor al proceso de búsqueda», Informe OCLC. Boletín de la Asociación Andaluza de Bibliotecarios, enero-febrero 2007, p. 138.

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j)  Percepción del bibliotecario como 11: — Conservador de la colección: 72 por ciento (CURL) — Gestor de repositorios institucionales y de la publicación científica: 61 por ciento (CURL) — Administrador: 59 por ciento (CURL) — Experto en información: 46 por ciento (CURL) — Instructor de herramientas de información: 42 por ciento (CURL) — Gestor de bases de datos: 62 por ciento (CURL) — Experto en tecnologías: 37 por ciento (CURL) Los tres informes analizados coinciden en que la biblioteca tradicional está perdiendo progresivamente su función mediadora entre el investigador y los recursos de información, hasta el punto de que la biblioteca está desapareciendo de su esfera de acción y por tanto de su interés 12. La biblioteca está viendo decrecer irreversiblemente el número de las consultas presenciales en la biblioteca tradicional. Por su parte, Internet y todos los recursos en línea, gratuitos o de pago, prácticamente la igualan en fiabilidad y confianza para el usuario, además de ganarla en facilidad, rapidez y accesibilidad. Fiabilidad y confianza siguen siendo criterios prioritarios en la elección de un recurso para el usuario, que consulta otras fuentes en Internet si llega el caso para avalarlas. Entre el 70 y el 89 por ciento de los usuarios universitarios utiliza el buscador Google como primera opción de consulta, y su uso es cada día mayor gracias a productos como Google Scholar que enlazan con páginas académicas, colecciones de estudios y repositorios institucionales, o como Google Book Search, entre otros. Los datos demuestran diferentes comportamientos entre áreas científicas; así, los investigadores de Ciencias Puras son los menos dependientes de la biblioteca tradicional, seguidos de los investigadores en Ciencias Sociales y, por último, de los de Humanidades. La menor dependencia de los recursos digitales en los investigadores dedicados a las Humanidades se explica en parte por la utilización de materiales especiales conservados en bibliotecas que no están disponibles todavía en Internet (colecciones específicas, manuscritos, etc.) pero que lo estarán en un futuro próximo. Dentro de los de Ciencias Sociales, los economistas tienen un comportamiento más próximo a los de Ciencias Puras, que a los sociólogos o los politólogos.   En CURL Report, p. 43, se encontrará el desglose por disciplinas.   «Many researchers circumvent the library in doing their research, preferring to access resources directly» Ithaka’s Report, p. 30. 11 12

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Entre los recursos de información en línea, las revistas electrónicas ocupan el primer puesto de consulta, seguido del catálogo en línea. Los libros electrónicos, a pesar de su dificultad inicial como recurso de consulta en línea van ganando terreno, de manera que el gasto anual en 2006 en las bibliotecas académicas del Reino Unido fue del 11 por ciento del presupuesto y se apunta una tendencia de su crecimiento hasta una previsión del 20 por ciento del gasto en 2011. 6. Conclusiones. Elementos para una mayor integración del bibliotecario de investigación con los investigadores A la luz de los datos se hace necesario fortalecer el conocimiento y la relación entre los bibliotecarios y los investigadores no sólo por el futuro de la biblioteca como institución secular sino por la calidad de la investigación, ya que en ésta —como ya hemos visto que están arrojando los primeros análisis— se puede dejar de consultar o desconocer una parte importante de información. Asimismo se corre peligro de una cierta invisibilidad del trabajo propio de los profesionales bibliotecarios en la puesta a disposición de los recursos en línea. Muchos investigadores, usuarios fieles de los recursos electrónicos que pueden consultar a través de la página web de su biblioteca, no saben que ese recurso ha sido seleccionado, gestionado y publicado por los profesionales bibliotecarios: «Researchers may not readly recognize that the content they recieve on their desktop is provided through the library, or be aware of the administrative overheads involved» 13. La fidelización de investigadores y usuarios hoy, en un servicio de biblioteca, pasa por reunir desde una serie de condiciones físicas del emplazamiento, hasta el nivel de conocimiento del personal que le atiende, la participación en equipos de investigación, de encontrar actividades que se ajusten realmente a las necesidades del investigador, y unas relaciones de confianza. a)  Comenzando por lo más fácil, aunque no lo más posible, el investigador espera un entorno físico cómodo, silencioso, individualizado, y a la vez en el que se propicie el encuentro con otros investigadores. Algunos elementos son la buena localización, una amplia apertura horaria, la disponibilidad de consulta de las publicaciones periódicas, un lugar individual y silencioso que invite a la concentración y al estudio, y modernos equipos y programas informáticos relacionados con su materia de estudio y análisis. 13

  CURL Report, p. 70.

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b)  El nivel de conocimiento del tema en cuestión y una clara disposición colaboradora y enfocada hacia la solución de problemas es fundamental en estas relaciones, dejando ver el alto grado de conocimiento que cada una de las partes posee en este diálogo que se establece en la búsqueda de información: el bibliotecario conoce la materia pero no la domina; en contraposición, el investigador domina la materia pero no conoce los mecanismos y las herramientas documentales con las que alcanzar una exhaustiva y ajustada información. «Los investigadores y profesores no nos consideran como a iguales, sino como apoyos potenciales» 14. William Badke (2008) aporta algunas reflexiones al respecto: — El bibliotecario debe mostrarse dispuesto a la ayuda que necesita cada investigador individualmente. — Debe prever que la mayoría de profesores e investigadores nunca piden ayuda. — Debe aprovechar la oportunidad y resolverla con brillantez. — Debe infiltrarse en equipos de investigación. — Debe dejar claro que investigador y bibliotecario ocupan espacios diferentes pero complementarios. c)  El bibliotecario en sus relaciones con el investigador debe conocer los proyectos de investigación en marcha: la lectura de los documentos de trabajo, de los proyectos de tesis, y asistir a seminarios y conferencias, le facilitan el conocimiento no sólo de la materia, sino del proceso intelectual y la metodología que esa disciplina requiere, y que le hará falta saber para seguir y comprender la pregunta que le dirija un investigador. El aislamiento o la falta de visibilidad de la biblioteca y de los bibliotecarios es menor en centros de investigación ya que el investigador —ya sea presencial o virtualmente— deberá acudir a la biblioteca en busca de mayor o menor cantidad de información. Cada disciplina científica requiere de un trato singular. Científicos sociales, de la salud y de Ciencias Puras, o de las Humanidades, necesitan un trato especializado y unos recursos concretos. La conservación, limpieza y publicación organizada de dichos recursos —en ocasiones muy caros y difíciles de conseguir— supondrá un valor añadido para la biblioteca y sus usuarios. Para los científicos sociales, en concreto, las colecciones de archivos de datos procedentes de bases de datos cuantitativas, encuestas, estadísticas, etc., son una herramienta clave para sus estudios. Conseguir estos datos,   Badke, William. «Information literacy and Faculty». Online. 2008, May-Jun, p. 48.

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longitudinales, transversales, micro, macro, nacionales, de múltiples países, y conservarlos, publicarlos, catalogarlos, actualizarlos, presentarlos en diferentes programas estadísticos, y facilitarlos en línea, se convierte en un haber fundamental para su satisfacción con la biblioteca. d)  Los investigadores inician la investigación para dar respuesta a una pregunta que surge a raíz de una lectura o de una conversación con un colega dando los siguientes pasos 15: 1. Revisa la bibliografía que aparece en el texto leído. 2. Va a la página personal del autor en Internet y ve qué otros trabajos ha escrito. 3. Intenta localizar en Google Scholar más artículos de ese autor. 4. Consulta el catálogo de la biblioteca en línea para buscar las obras de este autor. 5. Intenta localizar entre los recursos en línea de la biblioteca si existe un artículo de ese autor. 6. Si no fuera así, escribe al autor o a un amigo de otra institución para que le envíe por correo el artículo en cuestión. 7. Si no lo consigue, después de considerar la posible compra del artículo directamente al proveedor, decide pedir a la biblioteca el artículo en préstamo interbibliotecario. La relación con la biblioteca y con el bibliotecario llega como última opción, y dependerá del trato que reciba, del tiempo de respuesta y de la capacidad de comunicación interpersonal del bibliotecario, que el usuario investigador le explique algo más de sus necesidades de información para que el bibliotecario, así, pueda conducirle a la consulta de bases de datos, revistas electrónicas, portales especializados, catálogos de otras bibliotecas, etc. Resolviendo cada consulta con el esfuerzo preciso y demostrando su habilidad en el manejo de las herramientas documentales (búsquedas complejas, tesauros, remisión a expertos), el bibliotecario debería ganar la confianza del investigador como especialista en la gestión y la recuperación de la información; es decir, tiene que ser capaz de comunicar a su alrededor que el profesional y el experto en la búsqueda de información es él. La figura del bibliotecario como instructor de herramientas documentales es un papel que los usuarios le reconocen. Dicha instrucción debería ir más allá 15

  CURL, p. 33 y entrevistas de la autora con usuarios.

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de la alfabetización en técnicas documentales, organizando talleres sobre recursos que específicamente interesen al investigador por proporcionarle mayor conocimiento o facilitarle su labor. Los talleres sobre gestores bibliográficos para el mantenimiento y edición de bibliografías, o sobre publicación científica, son un ejemplo de ello. De tal manera el bibliotecario de investigación deberá tener habilidades docentes, y sobre todo, deberá detectar, organizar y coordinar seminarios y talleres de interés para el investigador alrededor de la biblioteca. Los conocimientos de las técnicas de evaluación de la investigación y la docencia, su legislación, convocatorias, plazos y requisitos son imprescindibles para una colaboración eficaz con el investigador. El perfil de bibliógrafo para la elaboración de bibliografías ad hoc para sus proyectos, la búsqueda de proyectos afines, la compra y gestión de los recursos necesitados para un proyecto, la inclusión de responsables de la biblioteca en su seguimiento, son otras de las actividades que aproximan al bibliotecario de investigación con sus usuarios. El proceso investigador requiere una hipótesis, una justificación, un desarrollo, unas herramientas, datos e información, y además va acompañado de tensión, concentración y en ocasiones, ansiedad. El bibliotecario de investigación sabe de esta situación y comprende la impaciencia por consultar una determinada fuente imprescindible para revalidar o anular una hipótesis. El tiempo es un factor clave en el éxito de nuestro servicio: el espacio de tiempo que se tarda en la obtención de esa información es crucial tanto para el investigador como para el nivel de eficacia sobre la gestión bibliotecaria que percibe el investigador. Conseguirla en el menor tiempo posible dependerá del establecimiento de unas buenas redes de cooperación interbibliotecaria. El bibliotecario debe ser consciente de que comparte con las nuevas tecnologías la difusión de la información y debe aliarse al máximo con ellas. La expansión del mundo digital, la extensión y profundidad en el desarrollo de las nuevas tecnologías, los nuevos mercados surgidos de ellas, los grupos empresariales dedicados a la edición y a la distribución de la producción científica, se han encargado de convertirse en los motores y en los agentes del acceso y de la difusión de la información en el inicio del segundo milenio. Bibliotecas y bibliotecarios se siguen asociando en 2008 a una actividad principal ubicada y asentada en un entorno físico, localizado, al que se añade una extensión complementaria a través de la biblioteca digital y de otros recursos. Mientras, los nuevos actores digitales ganan el espacio que ocupaban antes las bibliotecas y analizan (lo hemos visto en los informes) lo que quiere el usuario-cliente para aplicar su vigor, su dinamismo, su innovación, su rápida adaptabilidad a las

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necesidades del cliente (del usuario), su inmediatez, su accesibilidad y su ubicuidad. Aliarse con estos recursos es imprescindible para adaptar la biblioteca a los sistemas de búsqueda y consulta de la información: enlazar los registros de la biblioteca a Google Scholar, tomar el papel de difusores de la producción científica de nuestros investigadores en portales (Dialnet, Intute, Scholar, DOAJ, etc.), asumir la gestión de los repositorios de datos, propiciar la digitalización de las colecciones especiales, etc. Asimismo habría que destacar la necesidad de evaluar el nivel de compenetración entre actividades bibliotecarias e intereses de los investigadores y, acorde con los datos, ser capaces de hallar el punto de equilibrio entre los objetivos de ambas ocupaciones. Tener presente el desarrollo de un servicio eficaz para las características y formas de trabajo del usuario, en este caso investigador, es fundamental. El servicio a los usuarios es de vital importancia para el éxito de una biblioteca, y hoy de forma especial. Un eficiente servicio de referencia y atención al investigador requiere un perfil bibliotecario abierto a la comprensión del proceso de elaboración de una investigación y propicio a la generación y obtención de la confianza del investigador. 7.  Bibliografía citada Badke, William. «Information literacy and Faculty», Online, 2008, May-Jun, pp. 47-49. Brown, Sheridan; Swan, Alma. Researchers’ Use of Academic Libraries and their Services: A report commissioned by the Research Information Network and the Consortium of University Research Libraries, April 2007. Disponible en: http://www. oclc.org/reports/2005perceptions.htm [Consulta: 07/07/2008]. Darton, Robert. «The Library in the New Age», The New York Review of Books, 2008, vol. 55, n. 10, pp. 72-80. —  «Digital Libraries: Great minds think (too much) alike: Is the web narrowing scientisits’ expertise?», The Economist, 17.07.2008. Housewright, Ross; Schonfeld, Roger. Ithaka’s Report 2006 Studies of Key Stakeholders in the Digital Transformation in Higher Education, August 18, 2008. ���� Disponible en: http://www.ithaka.org/research/faculty-and -librarian-surveys [Consulta: 05/09/2008]. OCLC. Perceptions of Libraries and Information Resources, Dublin, Ohio, OCLC, 2005. —  Environmental Scan: Pattern Recognition, Dublin, Ohio, OCLC. 2003. Disponible en: http://www.oclc.org/reports/escan/default.htm [Consulta: 05/07/2008].

Actividad editorial del CINDOC (CSIC): 1975-2007

Ángela Sorli Rojo

CSIC, Centro de Ciencias Humanas y Sociales, IEDCYT Grupo de Investigación Evaluación de Publicaciones Científicas

Gonzalo Mochón Bezares Aspy System

1.  Introducción Este trabajo pretende ser una recopilación bibliográfica de la labor editora de los dos institutos del CSIC dedicados a las labores de Información y Documentación en Ciencias Sociales y Humanidades (ISOC) y Ciencia y Tecnología (ICYT), fundidos más tarde en el Centro de Información y Documentación Científica (CINDOC). Estos centros marcaron un claro referente, en su etapa de vigencia, en el campo de la Biblioteconomía y Documentación en España. El ámbito temporal comienza el año de la creación de los dos institutos mencionados y hasta 2007, año en que desaparece el CINDOC. Las referencias que se han recopilado corresponden a aquellas obras que han sido impresas en el servicio de reprografía y que superan las 49 páginas, es decir, que no son consideradas folletos. Algunos de los impresos fueron realizados en coedición con otras entidades, tanto organismos internacionales como asociaciones científicas y profesionales. Así mismo, conviene señalar que no todos los documentos editados recogen en su autoría los nombres de las personas que los han realizado, indicándose solamente el nombre de la institución que los edita. 2.  Unos datos históricos Las actividades de Información y Documentación en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas se inician en 1953 cuando se crea el Centro de

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Información y Documentación (CID). La creación de este instituto significa la formalización de unas actividades que se desarrollaban en el seno de la Sección Extranjera de la Secretaría General del Patronato Juan de la Cierva, la cual organizaba la documentación suministrada a los institutos y personal directivo de este Patronato responsable de la investigación tecnológica, con el fin principal de satisfacer las necesidades informativas de la industria. En el CID comienza sus tareas el Servicio de Consultas Bibliográficas e inicia su labor editora con la publicación del Índice de Revistas Científicas y Técnicas, que, más tarde, sería sustituido por los Resúmenes de Artículos Científicos y Técnicos, del que aparecerán 13 series distintas. Más tarde, en 1979, pasaría a denominarse Alerta Informativa. En 1965 sale de la imprenta del CID el primer libro impreso, un título muy propio también del momento presente: «Ciencia y Política de la Sociedad Actual». En ese mismo año, también se empiezan a ver otras tendencias que más tarde tendrían los institutos que derivaron del CID. Por un lado, estaba la labor de publicación de organismos supranacionales, y por otro, la labor de los servicios de traducción. El siguiente puede ser un buen ejemplo de aquella tarea: Organización de Cooperación y Desarrollo Económico.- La química al día. Guía de profesores: Selección de temas para un moderno enfoque de la enseñanza de la química en el bachillerato / Traducido del inglés por C. Iriarte Fernández.

En 1966 nace la primera serie, Monografías de Ciencia y Técnica, de la que sólo se realizaron tres números. Y en 1967 se comenzó otra línea editorial, que se verá potenciada unos años después, y que es la edición de actas de congresos, como las del 1.er Symposium Nacional de Plásticos en Agricultura. En el año 1968 el CSIC queda inscrito en el Registro Administrativo como empresa editorial para publicar libros y como empresa periodística para la edición de revistas. En ese mismo año también se creó una comisión en el Ministerio de Educación y Ciencia para evaluar la posibilidad de crear un Servicio Nacional de Información y Documentación Científica 1. Se encargó un informe a Carlos Víctor Penna, Director de la División de Desarrollo de la Documentación de la UNESCO, para que estudiara las posibilidades de dicho servicio. En aquel informe se preveía el control de la literatura científica me   Penna, Carlos Víctor. Esquema para el pre-planeamiento de un servicio nacional de información científica y técnica, preparado por Carlos Víctor Penna; en consulta con Luis Sánchez Belda, Madrid, [s.n.], 1968.

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diante la creación de un servicio que habría de convertirse en coordinador a nivel nacional. Este servicio no llegó a constituirse como tal, sino como Departamento de Información Científica y Técnica dentro del Instituto Bibliográfico Hispánico, que había sido creado por la Orden de 30 de octubre de 1971 del Ministerio de Educación y Ciencia 2. Anticipándose a la labor editorial futura en el campo de la terminología, en 1969 se publica en el CID el Diccionario ruso-español de la ciencia y de la técnica. Algunos años más tarde, en 1973, se emite un primer informe del Comité de Política de la Información de la OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económico) sobre la política española en materia de Información y Documentación, en el que se hace un completo análisis de la situación en España: desarrollo científico, usuarios, sectores, recursos humanos, servicios en curso y perspectivas. A éste le sigue un informe definitivo 3, publicado en 1974, en el que los expertos resumen el anterior y señalan la dispersión existente, a la vez que llaman la atención sobre la necesidad de una planificación global de la política nacional, recomendando el establecimiento de un Plan Nacional de Información Científica. El Ministerio de Educación y Ciencia crea, poco tiempo después, un órgano coordinador del Plan Nacional de Información Científica y Técnica para que actúe como rector de todas estas actividades. Dicho órgano recibió el nombre de Centro Nacional de Información y Documentación Científica (CENIDOC), y solo actuó durante un año. Este órgano coordinaba tres institutos sectoriales orientados a grandes áreas del conocimiento: Ciencia y Tecnología, Biomedicina, y Ciencias Sociales y Humanidades. En 1975, el antiguo CID se convierte en el Instituto de Información y Documentación en Ciencia y Tecnología (ICYT). En el mismo año, se crea en el CSIC, el Instituto de Información y Documentación en Ciencias Sociales y Humanidades (ISOC), a partir del Departamento de Información Científica y Técnica del Instituto Bibliográfico Hispánico, organismo dependiente del Ministerio de Cultura. De igual forma se crea el Instituto de Información y Documentación en Biomedicina (IBIM), que tiene su antecedente en el Centro de Documentación e Informática Médica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia, que había sido creado en 1968.   Boletín Oficial del Estado de 18 de noviembre de 1971.   Organización de Cooperación y Desarrollo Económico. Examens des politiques nationales d’education, Espagne, Paris, Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, 1974.  

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La actuación de estos tres institutos se basaba en tres elementos fundamentales: investigación, docencia y servicios en el área de la Información y la Documentación científica. La actividad editora ha sido una constante en los institutos radicados en Madrid. Ya desde 1965 el CID, antecesor del ICYT, se había propuesto iniciar esta línea y algunos de sus frutos han sido ya comentados. Desde 1975 se continúa esta labor en los nuevos centros que se crearon. El ISOC publica por primera vez, en 1978, el Índice Español de Humanidades y el Índice Español de Ciencias Sociales. El ICYT inicia, en 1980, su labor editorial con la realización del Índice Español en Ciencia y Tecnología que se publicaría impreso hasta 1997. Estos tres índices recogen, en forma de referencia bibliográfica y en sus respectivas áreas, los artículos publicados en las revistas científicas españolas y darán lugar a las bases de datos ISOC e ICYT respectivamente. Más adelante, en 1989, las bases de datos ICYT de Ciencia y Tecnología e ISOC de Ciencias Sociales y Humanidades empezarán a distribuirse en línea desde el Centro Técnico de Informática del CSIC. Los Índices del ISOC se publicaron siempre en imprentas ajenas al CSIC. Las bases de datos del CSIC fueron, en 1990, el primer producto de información bibliográfica editado en CD-ROM en España y se han seguido editando en ese formato hasta la actualidad. Es un fiel reflejo de que la labor editorial de estos institutos no ha sido siempre en formato impreso, sino que también lo ha sido en disquete o electrónico. Pero no se han reflejado aquí al ser la labor de la imprenta el fin de este trabajo. En 1992 se crea el CINDOC, que asume de forma integradora los objetivos del ICYT y el ISOC en la potenciación de la información científica de alta calidad en todos los campos del conocimiento. Entre los objetivos de este centro estaban: proporcionar información científica sobre cualquier temática, la formación de especialistas y usuarios de la información, realizar proyectos de investigación en el ámbito de la información científica, servir de apoyo a la programación científica del CSIC, recolectar la producción científica nacional y difundirla mediante sus bases de datos.

3.  Materiales y metodología A la hora de realizar este estudio se suponía que no sería difícil la labor de recopilación de las referencias bibliográficas de los documentos editados por los dos institutos que dieron lugar al CINDOC, a pesar de que los ámbitos te-

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máticos de los mismos abarcan todas las áreas del conocimiento. Pero la realidad ha sido otra muy distinta. La primera acción que se realizó fue la consulta del sitio web del actual IEDCYT (antiguo CINDOC), en la página sobre sus publicaciones, donde se pudo constatar que los datos que se recogían sobre las mismas no estaban actualizados ni, mucho menos, completos. Por ello se decidió continuar la consulta a través de diferentes catálogos de bibliotecas donde, presumiblemente, resultaría más sencilla la labor de localización de las diferentes obras. Tampoco constituyó una tarea fácil. Los catálogos elegidos fueron los siguientes: el Catálogo de la Biblioteca Nacional de España, el Catálogo de Bibliotecas del CSIC y el Catálogo Colectivo de las Bibliotecas Universitarias Españolas (REBIUN). Cada uno de ellos lo fue por motivos diferentes. La BNE por ser la receptora del Depósito Legal nacional y, por ende, donde se debería poder localizar todo documento impreso; el CSIC por ser el organismo superior de los Institutos que editaron los documentos buscados y REBIUN por considerarse a las universidades como el destinatario final más afín. En los casos de más de una versión catalográfica de un mismo documento se ha preferido, como fuente de autoridad, la recogida en la Biblioteca Nacional. La realidad obligó a constatar que en ninguno de ellos se podría encontrar la totalidad de los registros deseados, lo cual llevó a los autores a tener que hacer una fusión de los resultados de las diferentes consultas sabiendo de antemano que, probablemente, alguno haya quedado fuera de este acopio. Las principales dificultades estribaron en la descripción catalográfica dada por cada biblioteca. En algunas ocasiones los nombres de los institutos se encontraron desarrollados, en otras con siglas. También aparecían recogidos en distintos lugares del registro bibliográfico: en el campo de edición, en el de impresión, en el de autor… A la vista de ello, se pensó en consultar las peticiones que se hicieron para el Depósito Legal y que estarían en la actualidad en el IEDCYT, aunque solo se pudo hacer hasta 1999 por no aparecer documentación sobre los años posteriores. Otra dificultad añadida es la enorme y variada tipología documental que se puede encontrar en los veintidós años de producción editorial: bibliografías, catálogos, diccionarios, directorios, índices, series, manuales, tesauros, glosarios, informes o actas de congresos. Ello llevó a tener que consultar no solo en el epígrafe «Libros» sino también en Publicaciones Periódicas, Series, etcétera.

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4.  Resultados El análisis de los registros obtenidos en las distintas consultas realizadas ha aportado una serie de datos que se comentan en cuatro apartados relativos a: tipología documental, materias tratadas en los documentos, años de producción editorial y autores. 4.1.  Tipología documental Se observa de forma clara en el gráfico 1 que más del 70 por ciento de la producción editorial de los institutos analizados son obras de referencia (bibliografías, catálogos, directorios, glosarios, diccionarios y tesauros), dentro de las cuales los directorios de revistas y de recursos en Internet ocupan un lugar importante (22 por ciento del total de publicaciones). Las monografías solamente representan un 16 por ciento del total de publicaciones, y las actas de congresos suponen seis registros (6 por ciento), lo que coloca en un triste segundo plano a este importante tipo de publicaciones desde el punto de vista cien­tífico.

Tesauros Otros Monografías Glosar y diccio. Directorios Catálogos Bibliografías Act. congresos 0

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Gráfico 1.  Actividad editorial del CINDOC: distribución de documentos por tipología documental.

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4.2.  Materias La gran mayoría de las publicaciones, tal y como se puede apreciar en el gráfico 2, entran dentro de la categoría de las Ciencias Sociales y Humanidades (74 por ciento), mientras que las relativas a Ciencia y Tecnología y las Ciencias de la Salud quedan en un 17 por ciento y un 8 por ciento respectivamente. La baja incidencia de publicaciones relativas a Ciencias de la Salud podría deberse a ausencia de especialistas en la materia en los institutos estudiados y a la cobertura que proporciona el actual Instituto de Historia de la Ciencia y Documentación López Piñero (antiguo IBIM) de Valencia. En el área de Ciencias Sociales y Humanidades destaca el número de publicaciones relativas a Biblioteconomía y Documentación Científica, que suponen más de un tercio del total, y ya a cierta distancia quedan aquellas que tratan sobre América Latina, Historia y Derecho, entre otras materias. En el área de Ciencia y Tecnología sorprende el bajo número de publicaciones halladas (15 sobre un total de 92) para un periodo de tiempo tan largo. Dentro de este grupo destacan las obras relativas a la Acuicultura, la Informática y las Matemáticas, aunque con una mínima incidencia en el total de publicaciones.

Ciencias Sociales y Humanidades Ciencia y Tecnología Ciencias de la Salud

Gráfico 2.  Actividad editorial del CINDOC: porcentaje de documentos por temática.

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4.3.  Autoría Se observa que alrededor de la mitad de los trabajos estudiados 4 han sido elaborados en su totalidad o en colaboración por personal del CINDOC. Otro grupo importante de autores es el personal universitario, entre los que destaca la presencia de varios profesores de la Universidad Carlos III de Madrid. 4.4.  Actividad editorial por años En lo que se refiere a la publicación de libros, la actividad se inicia en 1981, manteniéndose a un nivel bastante bajo durante los años siguientes. Entre los años 1987 y 1991 la actividad aumenta ligeramente llegando a duplicar el número de publicaciones respecto al quinquenio anterior. Pero es en los años comprendidos entre 1992 y 2001 cuando hay una mayor actividad editorial en el CINDOC. En esos años se imprimieron más del 62 por ciento de los documentos realizados en los 27 años observados. Tras el año 2001 la actividad

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Gráfico 3.  Actividad editorial del CINDOC: distribución por años de la producción.

   Dentro de este grupo se incluyen obras en las que el CINDOC, el ISOC o el ICYT figuran como entidad responsable y que han sido elaboradas por el personal de los mencionados institutos, no quedando reconocida en muchos casos la autoría de los profesionales que prestaban servicio en dichos centros.

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editorial descendió de manera considerable situándose en un libro cada año desde el año 2004 hasta el final del periodo estudiado. En cuanto a las publicaciones seriadas, se observa que la actividad editorial ha descendido considerablemente. En la actualidad sólo se conserva la edición de las Bibliografías de Historia de España (BIHES) y de la Revista Española de Documentación Científica (REDC), que viene siendo editada e impresa desde su primer numero en 1977; es la revista mejor valorada del sector y recientemente ha sido incluida en Web of Science. 5.  Conclusiones Las causas del descenso en la producción editorial del CINDOC pueden buscarse en varios frentes. Por un lado, la producción editorial de los institutos tuvo una gran vigencia en unos años en que aún no existían o no estaban consolidados los estudios de Biblioteconomía y Documentación en la universidad española. Las ediciones del CINDOC se convirtieron en publicaciones de obligada referencia, aunque algunas de las obras más utilizadas en el ámbito de la Documentación, como es el caso de Introducción a la información y documentación científica, escrita por el que fue director del ICYT durante años, José Ramón Pérez Álvarez-Ossorio, fue publicada fuera del CSIC. Por otra parte, el auge del asociacionismo en España con sus publicaciones propias y con la edición de las diversas jornadas y congresos, fue restando peso a la labor editorial de los institutos. Todo ello ha motivado que las publicaciones de los institutos mencionados no hayan tenido la suficiente presencia ni la penetración necesaria en un momento en el que debió ponerse más empeño, dada la competencia existente. En 2005, al producirse la jubilación del responsable de su servicio de reprografía durante todos estos años, Don Manuel Prieto, verdadera alma mater de la labor editorial, esta sección se extinguió también.

6.  Anexo bibliográfico III Seminario internacional de teoría del derecho, S.L., CINDOC, 1999. Abadal Falgueras, Ernest. La documentación en España, Madrid, CINDOC; FESABID, 1994.

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Latindex y las revistas científicas iberoamericanas

Ana María Cetto

Instituto de Física Universidad Nacional Autónoma de México

José Octavio Alonso-Gamboa

Dirección General de Bibliotecas Universidad Nacional Autónoma de México

1.  Antecedentes en el ámbito iberoamericano En las últimas décadas se ha establecido a escala mundial una estrecha relación entre la publicación de artículos en las colecciones básicas internacionales y el prestigio de un investigador, lo cual ha venido a ejercer una presión sobre los científicos por publicar en las llamadas revistas de corriente principal. Por otro lado, ha sido evidente la ausencia de títulos iberoamericanos en estas colecciones selectas de revistas, en todas las disciplinas del conocimiento. Esta situación ha significado un reforzamiento, a escala iberoamericana, del círculo vicioso bien conocido desde los estudios clásicos sobre el tema 1. Por un lado, las revistas de corriente principal colocan los artículos en el mercado internacional de la bibliografía especializada, con un amplio margen de rentabilidad, adaptando los contenidos a las modalidades de la investigación puntera y utilizando para su presentación las nuevas tecnologías. Por el otro, las publicaciones de los países latinoamericanos, salvo algunas excepciones, ven supeditada su existencia a la supervivencia originada en la inestabilidad económica y a veces política de las instituciones que las albergan, pocas veces son aceptadas en el mercado internacional, casi no tienen margen de rentabilidad y frecuentemente adaptan los contenidos a las modalidades de la investigación

   M erton , Robert K. The Sociology of Science, Chicago, The University of Chicago Press, 1973.

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local 2. Las políticas oficiales de ciencia y tecnología que privilegian las revistas colocadas internacionalmente por encima de las publicaciones de factura local, tienden a condenar a estas últimas a una situación aun más precaria. Un factor que contribuye a reforzar aun más este círculo vicioso es la ausencia de dichas publicaciones en los servicios de información e indización, en particular aquellos que son consultados por los comités que evalúan el desempeño de los investigadores y de sus instituciones. Dados los diversos elementos que influyen sobre la precariedad y falta de visibilidad de la producción científica de la región, queda claro que se necesita operar en distintos frentes para cambiar esta situación. Se requiere al mismo tiempo: el fomento de la producción científica de calidad; la publicación de artículos de alto contenido científico en las revistas de la región; la definición y aplicación de criterios apropiados para valorar y evaluar las revistas científicas; el establecimiento de bancos de datos consultables en línea, de contenido amplio y representativo; y la definición de políticas estatales de apoyo a los editores y de fomento a las revistas científicas de la región. 2.  Latindex: creación de un sistema integrado de información Hace poco más de medio siglo, durante la época de auge de creación de organismos y políticas nacionales de ciencia y tecnología, se dieron en Latinoamérica las primeras discusiones organizadas sobre la problemática de la revista científica. Datan también de esta época los primeros inventarios de revistas, fruto del esfuerzo por conocerlas mejor y ayudar a su difusión. Con el tiempo se produjo una profusión de bases de datos que, al ser selectivas, arrojaban una visión parcial y fragmentada de las revistas científicas publicadas en la región y de los artículos incluidos en ellas. Sin embargo, no fue sino hasta el inicio de la década de los noventa que la preocupación por la problemática de las revistas tomó cauces más definitorios, ante la creciente conciencia de la necesidad de hacer más presente la producción científica latinoamericana. Desde la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) nos dimos a la tarea de convocar a diversos actores que intervienen en el proceso de publicación de la ciencia en la región, a un debate internacional con el fin de encontrar juntos un remedio a esta problemática. Este fue el Primer Taller de Publi   Flores, Ana María; Penkova, Snejanka y Román Román, Adelaida. «Once años de Latindex: una experiencia al servicio de las publicaciones científicas iberoamericanas» [Documento inédito, pendiente de publicación].

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caciones Científicas en América Latina, llevado a cabo en Guadalajara en 1994 3. Visto en retrospectiva, no es de sorprender que una de las principales recomendaciones emanadas del debate fuera la de crear un sistema de información integrado, de cobertura amplia, que permitiera obtener un panorama fiel de las revistas científicas e incrementar su presencia en el contexto internacional. A raíz de este primer taller quedó entonces como tarea impulsar la creación de un índice que pudiera proporcionar información vasta y confiable sobre las revistas que se editaban en la región, en todas las ramas científicas. A partir de dicha información, los diferentes actores e instituciones involucrados con la ciencia en la región podrían complementar los esfuerzos con proyectos diversos, dirigidos a la normalización, la evaluación, la difusión, el acceso a las revistas, y la incorporación de tecnología digital a las diversas tareas editoriales, entre otras acciones. Las posibilidades que comenzaban a perfilarse con el desarrollo de las nuevas tecnologías informáticas y de la comunicación agregaban una dimensión importante a estas tareas, si bien en el ámbito latinoamericano los efectos del boom de Internet tardaron un poco en hacerse sentir. Fue así como tuvo sus inicios Latindex, en un ámbito claramente latinoamericano, como quedara reflejado en su primer nombre: Índice Latinoamericano de Publicaciones Científicas Seriadas. El proyecto fundacional de Latindex fue redactado a finales de 1995 en la UNAM y a partir de ahí se iniciaron los contactos con instituciones de otros países que serían invitadas a formar parte de esta empresa, toda vez que desde sus inicios se planteó que el sistema Latindex tuviera un carácter regional y que su fortaleza se basara en el trabajo compartido con otras instituciones especializadas. Para la reunión fundacional del proyecto, realizada en febrero de 1997, se convocó a instituciones representantes de cuatro países: Brasil, Cuba, Venezuela y México. Estas representaciones resultaron muy pertinentes ya que los cuatro países contaban con bases de datos de revistas nacionales; en el caso de la UNAM se contaba además con dos bases de datos de cobertura latinoamericana: Clase y Periódica. Una de las características —y a su vez, reto— del proyecto fue que su primer producto, el Directorio, se planteara como un producto incluyente. Esto demandaba tareas ingentes, tales como la obtención y el registro de información confiable y actualizada acerca del mayor número posible de publicaciones periódicas de contenido académico editadas en la región, y la introducción de normas para facilitar un registro homologado de dicha información. No había    Cetto, Ana María; Hillerud, Kai-Inge (Ed.). Publicaciones Científicas en América Latina, México, ICSU, UNESCO, UNAM, AIC y FCE, 1995.

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duda de que tal planteamiento demandaba del concurso de más instituciones, de más países, de más recursos. Fue así como, paulatinamente, otros países fueron incorporándose, y para 1998 Argentina, Chile y Colombia ya formaban parte de la red. A partir de entonces se han integrado más países, hasta sumar 17 en la actualidad, representado cada uno por una institución que funciona como centro nacional de acopio de la información. Los centros de acopio funcionan asimismo como promotores del proyecto en su respectivo país y en otros países cercanos que deseen participar en el mismo. 3.  Integración de España en Latindex A pesar de su muy corta existencia, a menos de un año de su fundación la presencia de Latindex ya había traspasado las fronteras de Latinoamérica. Fue así que desde la tercera reunión técnica del Sistema, celebrada en Guadalajara, México, a fines de 1997, se contó con la representación de España —a manera de invitada— a través de la presencia de Adelaida Román. Adelaida no era una desconocida para algunos de los que estábamos ahí presentes. Octavio Alonso había tenido un primer contacto con ella en ocasión del 47 Congreso Internacional de Americanistas, celebrado en Nueva Orleans, en un seminario propiciado por Mona Huerta, en representación de REDIAL (Red Europea de Información y Documentación sobre América Latina), que reunió a documentalistas de ambos lados del océano. La presencia de Adelaida en Guadalajara se debía también a que había respondido positivamente a nuestra invitación a participar en el Segundo Taller de Publicaciones Científicas en América Latina, 4 con una ponencia con el sugerente título «Mejorar la calidad sin renunciar a la diferencia. Una propuesta de evaluación para las revistas de ciencias sociales y humanas». Desde entonces, las aportaciones de Adelaida al desarrollo del Sistema y en particular, a los criterios de evaluación que darían lugar al segundo producto de Latindex, el Catálogo, fueron inestimables. Adelaida era la coordinadora del Área de América Latina del entonces llamado Centro de Información y Documentación Científica (CINDOC) del CSIC. En la reunión técnica de Guadalajara formó parte del grupo ad hoc sobre normas e indicadores de calidad para las revistas, precursor de los trabajos de Latindex, que darían lugar a los criterios del Catálogo. Formaban    Cetto, Ana María; Alonso, Octavio (Comp.). Revistas científicas en América Latina/Scientific journals in Latin America, México, ICSU, UNAM, CONACYT y FCE, 1999.

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parte de ese grupo otros colegas de la región con amplia experiencia en la evaluación de publicaciones periódicas como Rosaly Favero Krzyzanowski de Brasil y Tito Suter de Argentina, sólo por citar dos nombres. Una de las aportaciones puntuales de Adelaida fue resaltar que en la definición de criterios, no debía perderse de vista las peculiaridades de las revistas de Ciencias Sociales y Humanas en relación con las de Ciencias Exactas y Naturales y con la Tecnología. En febrero de 1998 Latindex fue invitado a participar en el Taller de Obtención de Indicadores Bibliométricos organizado por la RICYT (Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología) y el CINDOC, celebrado en Madrid. Este taller recomendó apoyar y estimular la construcción de un índice regional como el previsto por Latindex (véase http://www.unq.edu.ar/ricyt/) y también sirvió para oficializar la representación española, concretamente del CINDOC, como el centro de acopio Latindex para las revistas del país. Algún tiempo después de incorporarse España formalmente al Sistema, recibimos también una expresión de interés de Portugal de sumarse a él. La integración de los países allende el Atlántico dio lugar a la adopción de un nombre incluyente para Latindex, el cual se mantiene hasta ahora: Sistema Regional de Información en Línea para Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal. Fuimos, como sistema de información, el primero en utilizar tal denominación que patentaba la participación de los dos países de la Península Ibérica. No solo el sistema se vio favorecido con lo que ha venido siendo una participación muy activa de las colegas españolas en las subsecuentes reuniones técnicas, sino que uno de los impactos más inmediatos fue de naturaleza cuantitativa. Como está documentado, el Directorio Latindex nació con los datos proporcionados por el catálogo de las revistas que en 1997 se incluían en las bases de datos Clase y Periódica de la UNAM, a partir del acervo de la Hemeroteca Latinoamericana, es decir, 2.460 títulos de 20 países latinoamericanos y del Caribe. En un segundo término, Argentina, Brasil, Chile y Cuba incorporaron sus propios directorios nacionales con lo cual, hacia agosto de 1998, el número de títulos latinoamericanos alcanzaba ya los 5.046, muy cerca de los 5.220 que Ulrich’s Periodical Directory reportaba, por esa misma fecha. La aportación inicial de España fue de 1.656 títulos, con lo cual pasó a ser el país mejor representado. Súbitamente, los títulos españoles pasaron a representar el 33 por ciento del total de los títulos registrados en el Directorio. Especialmente rica fue la aportación de las revistas de Ciencias Sociales compuesta por 1.241 títulos. Aquí la mano de Adelaida tuvo mucho que ver, dado su

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especial cuidado en integrar registros lo más completos y normalizados posible; gracias a esto, el trabajo posterior de migración de datos a las bases de Latindex fue mucho más laxo que en el caso de otros países. Mención especial merece la rica aportación de los representantes en las reuniones técnicas. Como es natural, en los primeros años la mayoría de los miembros de Latindex no se conocían personalmente; más bien se mantenía una estrecha comunicación por correo electrónico, en aquellos años bastante centralizada en la UNAM, más de lo que nosotros deseábamos. Sin embargo, las reuniones técnicas anuales empezaron a dar la oportunidad de conocer más de cerca a las personas e interaccionar con ellas, tanto en las discusiones en ocasiones muy acaloradas, como al margen de éstas, más relajados, en actividades sociales que nos permitían tomar un respiro, para continuar al día siguiente con las sesiones que en general se prolongaban por más de ocho horas encerrados en una sala de juntas. En estas sesiones de trabajo las contribuciones de Adelaida han sido definitivas. Con gran profesionalidad, generosidad y espíritu latinoamericanista se dedicó a compartir sus valiosas experiencias en el terreno de la información y documentación científica y su amplio conocimiento de la revista científica española. Muy en particular cabe mencionar su aportación para la elección de los criterios de calidad editorial que debían cumplir los títulos que integrarían el segundo producto de Latindex.

4.  El Catálogo y los criterios de calidad de las revistas Hasta antes de 1998 la preocupación esencial giraba en torno a la integración al Directorio Latindex de las revistas académicas existentes en los países participantes. Había que encontrar la forma de transferir los datos entre sistemas que, aunque diseñados para ser compatibles, no siempre migraban de una manera limpia. Había que buscar también la forma de obtener los datos de aquellos países que aún no tenían una representación oficial dentro del sistema, con el objeto de contar con información lo más completa y representativa posible. Desde luego, ya nos ocupaba la ardua tarea por mantener actualizados los datos y darle seguimiento a cada uno de los cientos —si no miles— de registros que empezaban a acumular los países. Así que la tarea por definir criterios de calidad se agregaba como una labor más a las muchas que ya se tenían. Es por ello que se nombró un grupo pequeño —voluntario— que acometiera tal responsabilidad y luego diera a conocer sus propuestas y resultados al pleno, primero mediante comunicación electró-

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nica y posteriormente en las reuniones técnicas subsecuentes. Una de las primeras acciones de Adelaida fue proponer el desarrollo de un estudio comparativo de modelos de evaluación de revistas científicas, entre un grupo de la UNAM y otro del CINDOC, liderado por ella. En los propósitos se leía: «…la cooperación propuesta va a permitir la elaboración conjunta de un trabajo que tendrá repercusiones positivas no sólo a nivel de la edición científica de los países implicados, sino como propuesta base para la elaboración de una metodología propia para establecer los niveles de calidad exigibles a las revistas de todos los países participantes» 5. Adelaida y Tito Suter redactaron un documento inédito 6 que, como ellos mismos señalaron, constituía una herramienta de trabajo previa a la reunión Latindex de Caracas (1999), donde se discutiría en el pleno. Se trataba de una propuesta de elaboración teórica que demandaba de una aplicación práctica para validar su funcionalidad. La parte sustancial del documento incluía una lista con 36 criterios, así como consideraciones sobre la metodología que debería ser utilizada. La selección de criterios se hizo con apoyo en la experiencia y conocimiento de las revistas de la región, y al estudio de los criterios empleados por bases de datos internacionales y por comités de evaluación de revistas. Viendo la propuesta en retrospectiva, es fácil darse cuenta de que en esencia es la que se mantiene hasta hoy día para su aplicación a revistas impresas. La propuesta consideraba la clasificación de los criterios en tres niveles, donde el primero eran los básicos a cumplir y el tercero, el nivel más alto, consideraba criterios que, de ser cumplidos, significaban la incorporación plena de una revista al catálogo. Tal como fue recomendado, en varios de los países participantes de Latindex se aplicó la batería de criterios a muestras aleatorias de 30 revistas de diferente naturaleza, en los países socios: Argentina, Brasil, Chile, Cuba, España, México y Portugal. Este trabajo se desarrolló entre 1999 y 2001. Los resultados de las pruebas fueron documentándose, especialmente en lo concerniente a los criterios de mayor y menor cumplimiento y también aquéllos que se hacían difíciles de evaluar con la sola inspección de los fascículos. Finalmente, la metodología y los 33 criterios definitivos fueron aprobados en febrero de 2002. De estos criterios, 8 son obligatorios y de los 25 restantes, las revistas deben cumplir con un mínimo de 17 para pasar a formar parte del Catálogo.   Román Román, Adelaida et al. Estudio comparativo de modelos de evaluación de revistas científicas, 6 p., 13 de abril de 1998 [Documento interno de trabajo].    Román Román, Adelaida; Suter, Tito. Propuesta de pruebas piloto previas a la toma de decisiones sobre los criterios de calidad a aplicar a las revistas, 6 p., 15 de septiembre de 1999 [Documento interno de trabajo]. 

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Conforme avanza a grandes pasos la construcción del Catálogo para revistas impresas, crece también el número de títulos publicados en versión sólo electrónica y esto presenta un nuevo desafío para Latindex. En la reunión de Buenos Aires, en 2001, se comenzaron a delinear las características para las revistas electrónicas 7. Sin embargo, no fue sino hasta la reunión de La Paz, Bolivia, en 2005, que se dieron por aprobados los criterios de calidad específicos para dichas revistas: 36 en total. Igual que para las revistas impresas, del total de criterios, 8 son obligatorios y de los restantes, las revistas deben cumplir con un mínimo de 17 para pasar a formar parte del Catálogo. Tomando en cuenta que estamos viendo apenas los inicios de la edición electrónica y que aún no se explotan todas las posibilidades de la tecnología digital en este campo, está previsto que los criterios de calidad editorial tendrán que ser revisados en un futuro no muy lejano. También en estos trabajos, las aportaciones de Adelaida han sido de suma importancia, al reflejar un análisis informado de la vasta experiencia que se ha acumulado ya en España con las revistas científicas de sustento electrónico. 5.  Las aportaciones globales del Catálogo Latindex Los criterios editoriales de calidad para las revistas propuestos por Latindex fueron inmediatamente tomados como un referente por otros sistemas de información. Muchos de ellos comenzaron a hacer evidente que la inclusión de revistas en sus portales estaba sujeta al cumplimiento (al menos en una primera instancia) de los criterios de Latindex. Gracias al trabajo cooperativo a nivel iberoamericano, y con base en dichos criterios de calidad, se logró construir el segundo producto Latindex, complementario del Directorio, que ha resultado ser de utilidad específica al menos para las siguientes comunidades: — Editores: el Catálogo les permite conocer de una manera sencilla los criterios formales que cumplen sus revistas y las carencias que deben ser superadas; — Autores: les permite identificar qué revistas en determinadas disciplinas cumplen con sus objetivos y pueden ser buenos vehículos para la publicación de sus trabajos.    Un relato detallado de los trabajos realizados entre 2001 y 2005 para establecer la batería de criterios para revistas electrónicas puede encontrarse en el artículo de Ana María Flores et al., previamente citado.

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— Servicios de información: les proporciona información sobre las editoriales y las instituciones que están publicando revistas con potencial para ser recogidas por el servicio o, en su caso, comercializadas. — Bases de datos y hemerotecas virtuales: les permite consultar y comparar sus criterios de inclusión o bien tomar como referente la existencia de un título en el catálogo, para aceptar su indización sin mayor trámite. — Bibliotecarios: sirve como referente para la construcción de apropiadas colecciones de revistas latinoamericanas e ibéricas. — Instituciones de investigación y organismos nacionales de ciencia: sirve como referente para realizar ejercicios de evaluación y crear núcleos de revistas nacionales que cumplen con la normativa internacional en materia de edición. Respecto a este último punto, cabe destacar que en años recientes un número cada vez mayor de organismos e instituciones han vuelto la cara a las revistas publicadas en los países iberoamericanos. En ocasiones adoptan como válidos los parámetros de calidad de Latindex; en otros casos emplean el Catálogo mismo como fuente confiable de información sobre las revistas 8. Estos hechos son un claro indicio del efecto positivo que han tenido los esfuerzos del sistema Latindex en ayudar a romper el círculo vicioso descrito al inicio del capítulo.

6.  Las aportaciones específicas de España Sin duda alguna, la incorporación de España al sistema Latindex catapultó el crecimiento en el número de revistas registradas; pero también —y gracias a la intervención de Adelaida— favoreció la incorporación de otras revistas que no siendo necesariamente españolas, enriquecieron mucho la cobertura de Latindex. Nos referimos específicamente a las revistas latinoamericanistas. Durante muchos años, Adelaida ha estado vinculada a la ya mencionada REDIAL, trabajando en la consolidación de un sistema de información especializado en la investigación europea en Ciencias Sociales y Humanidades sobre América Latina. Así, REDIAL se ha convertido en un rico repositorio de    Aguirre, Marcela et al. «Calidad editorial y visibilidad de las revistas: Experiencia de Latindex». En: Edición electrónica, bibliotecas virtuales y portales para las ciencias sociales en América Latina y el Caribe, Buenos Aires, CLACSO, 2006.

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información sobre revistas que, siendo editadas en países de Europa, tienen como objetivo principal el estudio de América Latina y sus fenómenos. Adelaida presentó la petición de inclusión de las revistas latinoamericanistas a Latindex durante la undécima reunión técnica del sistema celebrada en La Paz, Bolivia. La incorporación de estas revistas se dio a través de la propia REDIAL (sede de Toulouse) con la intermediación del ahora Instituto de Estudios Documentales sobre Ciencia y Tecnología (antes CINDOC) que representa a España ante dicha red. Para agosto de 2008, 47 títulos latinoamericanistas formaban parte ya del Directorio Latindex. Así, REDIAL es otro sistema con el que Latindex mantiene vínculos de colaboración, como también los tiene con el International Standard Serial Number (ISSN), con sede en París, y la International Network for the Availability of Scientific Publications (INASP), con sede en Oxford, Inglaterra, con quienes el intercambio de información ha sido muy fructífero. Otra aportación española fue en materia de estudios sobre la evaluación de revistas. Las colegas de ese país vinculadas a Latindex comenzaron a documentar una serie de ejercicios de evaluación de revistas españolas, con énfasis en las de Ciencias Sociales y Humanas, específicamente en las áreas de Psicología, Economía, Geografía, Prehistoria, Arqueología, Biblioteconomía y Documentación. Esta experiencia acumulada enriqueció las propuestas de criterios formales de Latindex tanto para las revistas impresas como para las electrónicas. Así, pudimos constatar que las baterías de características de calidad editorial propuestas por Latindex han tenido el impacto que se deseaba; es decir, han sido utilizadas más allá del propio sistema por diversos servicios de información y plataformas de acceso a revistas, en las que media algún proceso de selección. Otros las han adecuado o utilizado como punto de partida de criterios formales para después elaborar ejercicios de valoración adecuados a sus propios requerimientos. La participación de España en el sistema también ha contribuido a reforzar la presencia de las revistas en español, sin detrimento del inglés, que se ha convertido en el latín de los científicos. Es cierto que en muchas áreas del conocimiento, nuestros autores se ven obligados a publicar en inglés con objeto de mantener un diálogo internacional con sus pares y evitar quedar a la zaga de los avances y descubrimientos. Sin embargo, es igualmente necesario desarrollar un léxico científico en español, que no solo permita el diálogo entre científicos hispanohablantes sino que también sirva para educar a niños y a jóvenes y para comunicarse con una amplia gama de profesionales y técnicos y con un público más amplio. La inclusión en los servicios de Latindex de las

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revistas técnico-profesionales y de comunicación científica, además de las de investigación, confiere particular relevancia al español como un idioma legítimo para hacer y transmitir ciencia. 7.  Conclusiones Durante los últimos doce años, Latindex se ha consolidado como un sistema de información que ha incidido en el panorama de las publicaciones científicas seriadas de Iberoamérica. Al trabajar como una red efectiva de instituciones y especialistas, los productos resultantes de Latindex se han visto enriquecidos por la iniciativa y experiencia de quienes han colaborado desde los centros nacionales de acopio. Latindex entonces se ha visto muy favorecido al vincularse con instituciones líderes en el campo de la información en la región ya que el liderazgo de estas instituciones está sustentado por las personas que trabajan en ellas. En ese sentido, Latindex ha sobrepasado sus tareas de identificación y registro, toda vez que una de sus aportaciones más reconocidas es la que resulta de la interacción que los diferentes centros de acopio han tenido con los editores al poner a prueba los criterios tanto para revistas impresas como para las electrónicas. El plantear a los editores preguntas específicas relacionadas con el sistema de arbitraje, el cumplimiento de la periodicidad, la definición de la revista, su indización en sistemas internacionales de información, entre otras, ha servido no solo para la publicación de los datos respectivos y la certificación de las revistas por medio del Catálogo, sino también para apoyar a los editores en un mejor conocimiento de sus propias revistas y de cómo mejorarlas. Ha llegado ahora el momento de atender ya no solo las necesidades de los productores e intermediarios de la información, sino también de los usuarios finales de las revistas científicas, mediante un servicio integrado y de alta calidad. Esto supone una nueva etapa en la vida del sistema Latindex, para cuyo desarrollo la contribución de España será, una vez más, de crucial importancia. 8.  Bibliografía citada Aguirre, Marcela et al. «Calidad editorial y visibilidad de las revistas: Experiencia de Latindex». En: Edición electrónica, bibliotecas virtuales y portales para las ciencias sociales en América Latina y el Caribe, Buenos Aires, CLACSO, 2006.

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Cetto, Ana María; Alonso, Octavio (Comp.). Revistas científicas en América Latina/ Scientific journals in Latin America, México, ICSU, UNAM, CONACYT y FCE, 1999. Cetto, Ana María; Hillerud, Kai-Inge (Ed.). Publicaciones Científicas en América Latina, México, ICSU, UNESCO, UNAM, AIC y FCE, 1995. Flores, Ana María; Penkova, Snejanka y Román Román, Adelaida. «Once años de Latindex: una experiencia al servicio de las publicaciones científicas iberoamericanas» [Documento inédito]. Merton, Robert K. The Sociology of Science, Chicago, The University of Chicago Press, 1973. Román Román, Adelaida et al. Estudio comparativo de modelos de evaluación de revistas científicas, 6 p., 13 de abril de 1998 [Documento interno de trabajo]. Román Román, Adelaida; Suter, Tito. Propuesta de pruebas piloto previas a la toma de decisiones sobre los criterios de calidad a aplicar a las revistas, 6 p., 15 de septiembre de 1999 [Documento interno de trabajo].

Características historiográficas y hábitos de publicación de los historiadores. Un ejemplo de las peculiaridades de las Ciencias Humanas en el marco de los sistemas de evaluación

Elea Giménez-Toledo

CSIC, Centro de Ciencias Humanas y Sociales, IEDCYT Grupo de Investigación Evaluación de Publicaciones Científicas

María-Cruz Rubio-Liniers

CSIC, Centro de Ciencias Humanas y Sociales Unidad de Análisis Documental y Producción de Bases de Datos ISOC

1.  Introducción A partir de los años setenta surge la preocupación por crear sistemas y procedimientos de evaluación de la producción científica como medio para la política de asignación de fondos a la investigación y como apoyo a la política científica de I+D en la toma de decisiones. Los primeros sistemas se basaban en la evaluación mediante expertos de los proyectos y trabajos científicos. La aparición y auge de los estudios bibliométricos han ofrecido nuevos sistemas y parámetros de evaluación, desde los indicadores más básicos sobre producción científica de investigadores, instituciones o países, hasta los basados en la calidad y difusión de las publicaciones, índices de visibilidad e impacto de autores y revistas a partir de las citas. Dichos estudios se inician y desarrollan teniendo como universo de análisis las Ciencias Puras y Aplicadas, con unos métodos de investigación claros y definidos y unos hábitos de publicación caracterizados por el uso prioritario de la revista científica, tanto para publicar como para citar, y por la internacionalidad de temas y discursos. En la actualidad se sigue considerando la presencia de las revistas en Web of Science y su factor de impacto en Journal Citation Report como el paradigma o referente para evaluar la producción científica, intentado aplicarse sus resultados a las Ciencias Sociales y Humanas. Son ya conocidas y denunciadas las limitaciones de dicho sistema de información como base para la evaluación científica, por el sesgo lingüístico, geográfico y documental: revistas científicas del ámbito anglosajón.

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En las últimas décadas, en un plano nacional e internacional (Nederhof, 2006; Cullars, 1998; Moed et al., 2001, Román, Alcain y Giménez, 2007; ANEP, 2007, etc.) se ha analizado y argumentado la necesidad de adaptar los sistemas de evaluación de la actividad científica a las particularidades de las Ciencias Sociales y Humanas. De esta adaptación depende que los humanistas, cuyo ámbito científico es insuficientemente reconocido, no vean minusvalorada su producción científica al tener que regirse por los cánones de las Ciencias Exactas y Experimentales, reconociendo así que los hábitos de publicación y de citación no son caprichos de las disciplinas sino que forman parte de su naturaleza. Al proponer modelos de evaluación ligeramente diferenciados para las Humanidades no se pretende que gocen de privilegios y que se relajen las exigencias de calidad con respecto a su producción científica sino, simplemente, que se tenga en cuenta cuales son sus peculiaridades de investigación y publicación y, a partir de ahí, se establezcan criterios de evaluación igualmente rigurosos. Si bien es cierto que parte de la producción científica humanística podría publicarse en revistas, tanto extranjeras como españolas, tampoco hay que olvidar que la monografía resulta imprescindible para poder publicar investigaciones completas, con toda la amplitud y el desarrollo que requieren determinado temas y el propio método de investigación. El análisis de las Ciencias Históricas, con unas características documentales propias y unas peculiaridades comunes, puede servir como estudio de caso para demostrar su singularidad frente al resto de disciplinas y, fundamentalmente, en relación con las Ciencias Puras y Aplicadas, de manera que se pueda vislumbrar la necesidad de una evaluación de la producción científica que atienda a estas particularidades. Más allá de la tradicional discusión de la adscripción de la Historia a las Ciencias Sociales o Humanas, está claro que existe un conjunto de disciplinas encuadradas en las llamadas Ciencias Históricas, que tienen unas peculiaridades comunes, bien diferenciadas, derivadas de su objeto de investigación: «el ser social en el tiempo». La investigación histórica, en gran parte común a las Ciencias Sociales, tiene una teoría y un método derivado de la temporalidad y del uso de las fuentes. Los objetos de la investigación en Historia son fenómenos, comportamientos y estructuras en continua evolución. Ese carácter evolutivo afecta el discurso historiográfico, al albur de épocas y escuelas, así como a los propios conceptos históricos, solo comprensibles, en gran medida, en función del significado del contexto. Y así, las complejas interrelaciones temáticas originadas en la realidad espacio-tiempo, hacen difícil adaptar patrones de valoración creados para otras disciplinas científicas.

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Además, ese carácter interdisciplinar y holístico de la Historia y su transversalidad temática en el tiempo, hace difícil establecer sus límites historiográficos y encuadrar sus publicaciones en los sistemas clasificatorios y taxonomías científicas al uso. Estas características, consustanciales al conjunto de disciplinas basadas en el tiempo, deberían tenerse en cuenta en la justa medida al diseñar los indicadores para evaluar sus publicaciones. Este capítulo abordará fundamentalmente el estudio de dichas características, como los tipos de documentos empleados por los historiadores y su reflejo en la literatura citada, la internacionalidad de sus temas, las características del aparato crítico y la baja obsolescencia de la producción científica en el área. Asimismo, se expone cómo están contemplando las agencias de evaluación españolas los distintos tipos de publicaciones y, por tanto, qué atención se presta a los vehículos de comunicación más propios de las Ciencias Sociales y Humanas. Finalmente, se describen y analizan las evaluaciones de revistas científicas de Historia que se están llevando a cabo tanto en España como en Europa, a través del proyecto ERIH. En este intento podrá observarse que algunas de las peculiaridades de la Historia son compartidas con otras disciplinas enmarcadas en las Ciencias Humanas, por lo que los problemas que surgen en los sistemas actuales de evaluación de la actividad científica también son comunes. El ejemplo de la Historia sirve en este caso para apuntar a un problema más amplio que es el de la evaluación de las Humanidades con criterios ajenos o alejados de su naturaleza.

2. Tipología documental de las publicaciones de Historia. Fuentes primarias y secundarias Todas estas peculiaridades historiográficas afectan a los usos y costumbres de publicación y a los soportes de transmisión de la producción científica de los historiadores. La fuente de investigación que utiliza el historiador es el documento. Documentar significa «dar fe de algo» y el historiador utiliza el documento como prueba y campo de análisis e interpretación de los acontecimientos del pasado. Es fuente primaria cualquier documento y en cualquier soporte, de época coe­ tánea a los acontecimientos estudiados, sea histórico, literario o artístico, impreso o inédito, textual o audiovisual y en cualquier soporte. La tipología documental de las fuentes primarias varía enormemente según la época estudiada, desde los restos epigráficos de la Historia Antigua, hasta

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las revistas, periódicos, documentos sonoros o audiovisuales para la Historia Contemporánea. Muy pronto la documentación digital será fuente primaria para el historiador del siglo xxi. Así, por ejemplo, para el caso de la Historia Moderna, cualquier documento datado entre el nacimiento de la imprenta y los comienzos del siglo xix, puede ser fuente primaria. Por otro lado, serán fuentes secundarias o de apoyo los trabajos de investigación histórica construidos por los historiadores a partir del estudio, análisis e interpretación de las fuentes primarias. Estos resultados son publicados como monografías, obras colectivas o actas de congresos. Pero las fuentes secundarias pueden también ser primarias, según la disciplina y el ámbito de investigación. Así por ejemplo, las obras de Rafael Altamira o de Menéndez Pidal, serán fuentes primarias para la Historia de la Historiografía. Lo fundamental, más que su contenido, es cómo y para qué se ha usado dicha fuente y, sobre todo, que su fecha de publicación sea posterior a los acontecimientos estudiados. Los documentos de archivo son las principales fuentes primarias y el objeto fundamental de investigación para el historiador. Generalmente conceptos de documento y documentación van unidos para el historiador a los fondos de archivo, y son el principal elemento del análisis e interpretación del pasado. Dichos documentos pueden estar en diversos soportes, manuscritos o impresos, inéditos o publicados en forma de guía o colección documental. Las monografías, obras de investigación de uno o más autores sobre un tema y con un título único, representan el grueso de las fuentes tanto primarias como historiográficas, según la tipología mencionada anteriormente. La tendencia de publicar en libros es resultado de las características propias de la historiografía, su menor carga de obsolescencia, y su carácter acumulativo y discursivo. El análisis y aparato crítico necesario para comprender un proceso histórico requiere de una extensión no admitida en otro tipo de publicaciones, como los artículos de revistas. Los actuales sistemas e indicadores de evaluación, basados en parámetros propios de las Ciencias Puras, no prestan la suficiente atención a dicho documento, el más utilizado por los historiadores para presentar los resultados de su investigación. Si bien se consideran en alguna medida por parte de las agencias de evaluación, también es cierto que se juzgan con parámetros que resultan subjetivos tales como el prestigio de la editorial, o con indicadores que no han sido calculados, como el número de reseñas que una obra recibe. Aunque ha habido y hay trabajos en marcha (Nederhof et al., 2001; Román et al., 2007; Butler et al., 2007) que tratan de valorar más objetivamente la

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publicación a través de libros, lo cierto es que aún queda mucho camino por recorrer para lograr que la monografía recabe la consideración de la revista científica. Se consideran Ediciones críticas las publicaciones anónimas o de autor conocido, que en su primera edición son coetáneas a la época de investigación y que son posteriormente editadas, glosadas, comentadas o transcritas con estudio crítico, de mayor o menor profundidad, por un autor diferente al del documento primario. Este documento tiene claros problemas de detección y consideración en los análisis bibliométricos, ya que mientras por una parte nunca deben incluirse en los estudios de obsolescencia y vida media, por otra, los responsables de la edición, compiladores o críticos deben ver reconocida la importancia de su trabajo. Las obras colectivas son fuentes historiográficas, publicadas como compilaciones de artículos de diversos autores sobre un tema monográfico. Suele tener un responsable director o compilador de la publicación. Las actas de congresos son también fuentes secundarias, de difícil detección y evaluación, y forman parte de la llamada «literatura gris». Sólo en ocasiones aparecen publicadas como obra colectiva o en números monográficos de revistas. Lo mismo sucede con las tesis doctorales, cuyo valor historiográfico es fundamental, pero que en muchas ocasiones permanecen inéditas, y al publicarse como monografías no se identifican individualmente en los estudios de citas. Sin embargo, cada vez son más accesibles gracias a los proyectos de digitalización y publicación web que han llevado a cabo muchas universidades. Los artículos publicados en revistas científicas pueden ser fuentes primarias o secundarias, según la fecha de publicación de la revista. Como se ha manifestado al hablar de las peculiaridades de las disciplinas históricas, se suele dar a dicho documento un carácter provisional de presentación de resultados o «estado de la cuestión», en ocasiones previo a la publicación de una monografía. Por ello, como se insistirá, la consideración de las Ciencias Puras y Aplicadas del artículo de revista como «paradigma» del prestigio y vía fundamental de presentación de resultados, ponen al historiador en una situación desigual e injusta a la hora de evaluar su investigación. La forma de publicar los resultados de las investigaciones en monografías o revistas está influyendo, probablemente de manera decisiva, sobre la valoración de los historiadores y por tanto de la propia disciplina.

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3. Los estudios bibliométricos y la evaluación de la producción historiográfica Los resultados de los estudios bibliométricos permiten identificar los hábitos de trabajo y de publicación de una determinada comunidad científica. A continuación se presentan algunos resultados sobre el comportamiento de la Historia en temas como la internacionalidad de la disciplina y los estudios de citas relacionados con la obsolescencia y la tipología documental utilizada por los historiadores. Estos trabajos bibliométricos deberían ser considerados para determinar los criterios de evaluación utilizados por los gestores de política científica.

3.1.  La internacionalidad de la producción historiográfica La investigación histórica suele realizarse sobre ámbitos geográficos concretos, lo cual implica un lenguaje, una periodización y unas fuentes no extrapolables en muchos casos a realidades sociales externas. El indudable mayor interés por el pasado de nuestro entorno y la mayor facilidad de acceso a las fuentes nacionales, produce un gran número de investigaciones regionales y locales, de escasa proyección en ámbitos internacionales, publicándose fundamentalmente en editoriales y revistas de ámbito nacional. En muchas ocasiones se habla de internacionalidad como sinónimo de ca­ lidad. Sin embargo, no hay acuerdos en el concepto de internacionalidad y, aunque es un aspecto ya estudiado y que puede ser medido empleando indicadores específicos (Buela Casal et al., 2006), lo cierto es que en nombre de la internacionalidad se producen tratamientos desiguales para según qué re­vistas. Un estudio realizado recientemente sobre parámetros de internacionalidad aplicados a revistas españolas de Historia (Malalana et al., 2007) demuestra que el fenómeno de la internacionalidad va mucho más allá del simple prestigio editorial o de la presencia de determinadas revistas en bases de datos llamadas internacionales como las que integran Web of Science. La internacionalidad de las revistas está muy ligada a la especialidad temática y/o cronológica, y así las revistas de Historia por temas (Historia económica, Historia de la Ciencia, etc.) tienen una mayor presencia de autores extranjeros y una mayor difusión externa, que aquellas cuya investigación está centrada en estudios nacionales y cronológicos (Historia de España, Historia por épocas). En cuanto a la presencia de autores extranjeros en este último tipo de revistas, la mayoría de las aportaciones se deben a hispanistas, que utilizan la

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historiografía de nuestro país, mientras que en revistas de Historia temática hay mayor presencia de extranjeros pioneros en líneas de investigación novedosas, temas-frontera o especialistas en Historia comparada. No debe olvidarse tampoco que las relaciones científicas internacionales son de ida y vuelta. Buena prueba de ello es la existencia de revistas especializadas sobre Historia de España en Europa y América Latina. El prestigio de una publicación está también en función del número de especialistas que trabajan en esa disciplina. Las revistas muy especializadas temáticamente, de interés para una pequeña comunidad científica, suelen ser injustamente menos valoradas por su impacto y difusión que las generalistas. Esto parece ir en detrimento de las revistas especializadas de Historia por países. Al mismo tiempo, la internacionalidad y, como consecuencia la calidad, parece oponerse a la especialidad por ámbitos geográficos y lingüísticos. Por otra parte, la European Science Foundation, en la elaboración del European Reference Index for Humanities (ERIH), establece tres categorías para las revistas europeas de Humanidades, siendo la más alta aquella en la que expertos de diferentes países reconocen la calidad de dicha publicación y la más baja aquella reservada para revistas de interés nacional con menor proyección internacional 1. Una revista de Historia de España propuesta a ERIH por investigadores españoles como una de las mejores puede ser desestimada o categorizada como revista de ámbito nacional si el resto de los investigadores participantes de otros países no la reconocen como interesante. La internacionalidad en este caso se mide por la visibilidad que pueda tener en países europeos pero ¿no sería internacional una revista de Historia de América cuyos lectores principales sean latinoamericanos? ¿No sería internacional una revista sobre la España de los Austrias o sobre la guerra civil española de gran repercusión entre los hispanistas internacionales? Incluso ¿por qué una especialidad histórica tan arraigada (Fontana, Ucelay da Cal, Fradera, 1985) no solo en España, sino sobre todo en el ámbito anglosajón, como son los estudios locales, deja de ser valorada por la única razón de su ámbito geográfico de estudio? Las variantes en la interpretación de la internacionalidad pueden dar lugar a resultados muy diferentes en los procesos de evaluación. Otra manera de medir la internacionalidad es el análisis de los miembros extranjeros en los comités editoriales de las revistas, considerada así por Thomson Reuters para seleccionar las revistas de excelencia que integran la    El establecimiento de las categorías A, B y C en ERIH ha generado un malentendido que no pretendían sus creadores: identificar A como mejor calidad y C como calidad más baja, cuando, en realidad, lo único que quieren marcar son los distintos grados de internacionalidad.

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Web of Science. Este parámetro implica una mayor proyección exterior de los temas y un mayor prestigio internacional de la revista y dependerá de las épocas históricas y de los temas estudiados. Si se toman las listas de revistas de Historia incluidas en Web of Science y aquellas incluidas en los listados de ERIH, se observa una falta de coincidencia en los títulos. Reconociendo que la política de cobertura de uno y otro producto varía, cabe preguntarse cuál de los dos sistemas responde mejor a los criterios de internacionalidad. Este concepto es complejo de establecer pero, si es un concepto clave en la evaluación, será necesario objetivarlo. 3.2.  Los análisis de citas en Historia Los estudios de citas proporcionan información muy valiosa acerca de los hábitos de consumo de literatura científica de los investigadores. Sus resultados vienen a identificar las características propias de cada disciplina: el tipo de documento que se cita, la edad media de los trabajos citados, el idioma que se emplea, etc. Sin embargo, los hábitos de citación de cada comunidad de investigadores pueden facilitar o dificultar la realización de este tipo de análisis. El procedimiento de extracción de datos de cada referencia bibliográfica citada exige que éstas estén razonablemente normalizadas, de forma que se puedan automatizar parcialmente los procesos, identificando y diferenciando los autores, el título, la revista citada, el año, etc. Este apartado pretende dar cuenta de las normas que habitualmente se utilizan para citar trabajos en la literatura científica y de las que emplean con más frecuencia los historiadores. Además, se revisan algunos de los resultados de análisis de citas realizados en el campo de la Historia, especialmente los que conciernen a la obsolescencia de la literatura científica y a la tipología documental empleada habitualmente. 3.2.1.  Sistemas de citación en los trabajos de Historia. Normas y usos Una de las principales peculiaridades de la investigación histórica frente a otras disciplinas científicas, reside en la forma de presentación del aparato crítico que acompaña a los textos en las publicaciones, y que dificulta de manera importante el análisis de las citas bibliográficas. Aun cuando los historiadores diferencian claramente las fuentes y la bibliografía de apoyo, la mención a unas y otras aparecen generalmente a pie de página, mezcladas junto con

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notas y comentarios al texto, lo que implica, obviamente, grandes dificultades en la extracción automática de los datos. Estas dificultades han sido experimentadas en el transcurso de la realización del proyecto Modernitas 2, que viene elaborando desde 2003 un análisis de la producción científica en Historia Moderna, utilizando una nueva metodología y unas nuevas técnicas de análisis bibliométrico, desde los programas de extracción de citas hasta los parámetros de evaluación, más adecuados a la investigación histórica. Existen internacionalmente un buen número de normas y recomendaciones tanto para la presentación de referencias bibliográficas como para su ubicación en los textos, seguidas en mayor medida por las revistas científicas. Se exponen a continuación las más relevantes, destacando su uso en las disciplinas históricas. 3.2.2.  Sistemas de citación más extendidos El sistema Harvard, oscuro en sus orígenes, se desarrolló en los años 50 y 60 asociado a las Ciencias Sociales y sobre todo a la Antropología, la Sociología y la Psicología. Ha sido respaldado desde 1936 por los editores de revistas anglosajonas, y muy utilizado en las organizaciones científicas. Un gran número de universidades americanas, inglesas y australianas dan normas de estilo siguiendo el sistema Harvard, con pequeñas variantes. Este sistema no permite la cita a pie de página, y utiliza la mención del autor y año de publicación en el texto, mientras que las referencias bibliográficas deben ir al final del trabajo ordenadas alfabéticamente. Existen otros sistemas más flexibles, como el Oxford británico, muy utilizado en revistas de Historia anglosajona (Past & Present o The English Historical Review), o el de Chicago, que permite una doble versión para citas de Ciencias o de Humanidades. Ambos permiten la utilización de notas bibliográficas a pie de página. Sin embargo, el MLA, de gran difusión internacional y usado por cerca de 125 publicaciones periódicas de Humanidades, no permite la utilización de citas bibliográficas al pie y opta por la mención de autor, año y páginas    La Historia Moderna en España a partir de su bibliografía. Análisis y valoración de las citas en revistas y actas de congresos (BFF 2003-09511-C02-01 y BFF 2003-09511-C02-02); y Las citas en revistas españolas de Historia Moderna y Contemporánea publicadas entre 2000 y 2005: métodos de extracción, homologación y difusión; índices bibliométricos; redes temáticas y sociales (2006-2009), concedido por el Ministerio de Educación y Ciencia y dirigido conjuntamente por la Universidad Carlos III y el CSIC. Adelaida Román, investigadora homenajeada, y Cruz Rubio Liniers, coautora de este trabajo, participan en dicho proyecto.

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entre paréntesis en el contexto y envía las referencias completas a una lista que denomina «Obras citadas» al final del texto. El historiador español aplica fundamentalmente el sistema tradicional o latino, utilizado también en Francia e Italia, entroncado con la tradición bibliográfica que se inicia con Hugo Gessner y que en nuestro país se consolida con Nicolás Antonio. Su mayor profundidad y perfeccionamiento en la descripción, de máxima utilidad en materiales antiguos, la hizo ser adoptada mayoritariamente por los historiadores, por sus peculiares necesidades de identificación y valoración de las fuentes (Fernández Sánchez, 1994). Las citas van a pie de página y se utilizan las fórmulas tradicionales del op. cit., ibíd. o el ídem para abreviar las referencias cuando se mencionan obras anteriormente citadas del mismo autor. Esta variedad de sistemas y modos de citas influyen directamente en los procesos de extracción de datos y en los resultados más o menos pertinentes de los análisis bibliométricos. Es obvio que la normalización de las referencias y su ubicación ordenada al final del texto facilitan los estudios sobre Ciencias Puras y Sociales. Pero pensamos que la solución no es utilizar métodos y tradiciones ajenas, sino normalizar y mejorar las propias. En este sentido, es preocupante la falta de información de la mayoría de los editores de revistas españolas de Historia sobre este aspecto. Como muestra de este problema se han analizado las normas de presentación de referencias que aparecen en las 16 revistas de Historia Moderna utilizadas como citantes en el proyecto Modernitas. Ocho de ellas (Anuario de Historia del Derecho; Boletín de la Real Academia de la Historia; Brocar. Cuadernos de Investigación Histórica; Cuadernos de Historia Moderna; Espacio, Tiempo y forma. Historia Moderna; Estudis. Revista de Historia Moderna; Investigaciones históricas; y Obradoiro de Historia Moderna) no dan ningún tipo de norma o recomendación para la presentación de las referencias bibliográficas y forma de cita, por lo que cada autor presenta a voluntad propia las referencias, siendo el sistema tradicional, de cita a pie de página con múltiples variantes formales, la más extendida. Cabe mencionar aquí que, sin embargo, los sistemas de evaluación de revistas científicas como Latindex o RESH 3 penalizan a las revistas por no incluir orientaciones sobre el modelo de citación que deben emplear los autores. Otras seis revistas (Contrastes. Revista de Historia Moderna; Estudis. Revista de Historia Moderna; Hispania; Pedralbes; Recerques y Studia Histórica. Historia Moderna) incluyen normas de presentación de las referencias 

  Latindex: http://www.latindex.org; RESH: http://resh.cindoc.csic.es.

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y/o de ubicación de las citas en los trabajos. Todas ellas, eligen la presentación a pie de página de las referencias citadas. En cuanto a la estructura formal de las referencias bibliográficas, la mayoría optan por el sistema tradicional, con algunas variantes. La forma arcaica de presentar primero la inicial del nombre y a continuación el apellido, clásica de la norma latina, es preferida por Estudis, Pedralbes y Recerques. Las únicas revistas que no permiten la presentación de bibliografía y notas a pie de página, son Manuscrits. Revista d’historia Moderna y Revista de Historia Moderna. Anales de la Universidad de Alicante, cuyas normas se ajustan con pequeñas variantes al sistema Harvard. Sin embargo, en la práctica los artículos no se ajustan a dicha norma, y muchos autores optan por incluir las citas a pie de página y repetirlas al final del trabajo 4. Solo una revista, Chronica Nova, explicita la norma a utilizar: ISO-690 para la presentación de referencias bibliográficas. Esta gran variedad de recomendaciones, y la falta de criterios y de homogeneidad por parte de los autores en la presentación y ordenación de los campos de la referencia bibliográfica, dificulta enormemente su detección, extracción y recopilación en los análisis bibliométricos. Además, hace necesario crear programas ad hoc, que reconozcan y aíslen del contexto dichas referencias, así como cada uno de los elementos (autor, título, título colectivo, editor, etc.) de la cita 5. 3.2.3.  La obsolescencia de las publicaciones El proceso de la investigación histórica es lento y acumulativo frente a la rápida superación y actualización de las investigaciones en Ciencias Exactas y Experimentales. Como consecuencia de ello, se habla de la baja obsolescencia de sus publicaciones, ya que trabajos de investigación ya «clásicos» siguen citándose. Una consecuencia de este comportamiento es la antigüedad de las referencias incluidas en los trabajos científicos. Algunos estudios sitúan la edad media de los documentos citados en Historia y Filosofía de la Ciencia y de las Ciencias Sociales en 39 años (Glänzel & Schoephlin, 1999). Otros trabajos realizados a partir de revistas citantes dan unos porcentajes de antigüedad   Esto denota, entre otras cosas, un fallo en el sistema de revisión y de edición de los originales. Los editores deberían velar por el cumplimiento de las normas que ellos mismos imponen.    En este sentido, es importante resaltar el trabajo desarrollado por Francisco Fernández Izquierdo en la creación de un programa ad hoc para la extracción de citas, dentro del proyecto Modernitas. 

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entre los 13 y los 15 años. Es el caso de los análisis realizados sobre revistas españolas, en los que la vida media se sitúa en torno a los 14 años (Sanz et al., 2002; Román et al., 2007). La tipología documental utilizada como citante (artículos de revistas o monografías) no parece modificar en gran medida los porcentajes de obsolescencia de las citas. En cambio, resultan más ajustados los resultados cuando se realiza el estudio sobre un solo tipo de documento citado, como son los artículos de revistas, en su mayor parte trabajos historiográficos. Sí, en cambio, son más discutibles cuando se analizan conjuntamente revistas y monografías. Así, en uno de los primeros trabajos realizados sobre Historia (Jones, 1972) 6 se daba un 25 por ciento de trabajos publicados anteriores a 1800 y un 22 por ciento entre 1960 y 1970 (último año recogido) para Historia Moderna, un 48 por ciento de publicaciones del siglo xix y un 13 por ciento entre 1960-1970 para Contemporánea. Esto sucede cuando no se diferencian fuentes primarias y secundarias. De los estudios realizados sobre monografías citadas, solo McCain (1987), para Historia de la Ciencia, diferencia claramente fuentes primarias y secundarias y calcula la edad media de las fuentes secundarias separadamente. Así encontró que el 33 por ciento de las citas de fuentes secundarias tenían una antigüedad de menos de diez años. La importancia de diferenciar claramente fuentes primarias y secundarias, así como tener en cuenta las ediciones críticas a la hora de analizar las monografías citadas es fundamental para obtener índices de obsolescencia correctos. Así, no sorprende que en la lista de autores más citados para el Arts & Humanities Citation Index se encuentren un 60 por ciento de autores que vivieron antes de 1900. Parece importante revisar, para muchas disciplinas humanas y sociales, los índices utilizados tradicionalmente para medir la vida media de las citas, como el índice de Price, que emplea la proporción entre las referencias menores de cinco años y el total de las referencias. Sobre todo en la medida en que estos factores de impacto formales o estadísticos afecten a la evaluación personal de los investigadores. A pesar de que Thomson Reuters no calcula factor de impacto para las Artes y las Humanidades, es necesario recordar que esa medida no sería válida, en su formulación tradicional 7, para un conjunto de disciplinas que envejece más lentamente. No hay que olvidar que una obsolescencia   Jones, C.; Chapman, M. y Carr Woods, P. The characteristics of the literature used by Historians. Journal of Librarianship, 1972, vol 4, n.º 3, pp. 137-156.    Se podría admitir como medida más expresiva de la realidad un factor de impacto que utilizara una ventana de citación de cinco a diez años de manera que, aplicado a las Humanidades, pudieran obtenerse valores significativos. 

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mayor a dos años de vida media está asociada a valores bajos o iguales a cero para el factor de impacto y, por tanto, a una mala valoración de las revistas. La Historia nos enseña que la opinión de los contemporáneos no siempre es la más acertada, y que incluso hace falta un largo tiempo y un buen número de publicaciones para ser reconocido por la comunidad científica. Sobre todo teniendo en cuenta que estos métodos están basados en la excelencia y difusión de las publicaciones donde escriben. 3.2.4.  Tipología documental de las citas de Historia Los estudios de citas permiten conocer cuantitativamente la tipología de documentos que utilizan los especialistas en su investigación. Todos los estudios elaborados sobre las Humanidades, y en particular sobre la Historia, mantienen la importancia de las monografías sobre otro tipo de publicación, como artículos de revistas o actas de congresos. Solo en el contexto español, pueden destacarse tres estudios que llegan a la misma conclusión. Así, el análisis de citas realizado por Sanz et al. (2002) sobre 17 revistas de Historia, señalaba que un 74,14 por ciento de las citas estaban destinadas a monografías, un 21,79 por ciento a artículos de revistas y solo un 4,07 por ciento a congresos. También los datos sobre citas recabados para la plataforma RESH (Román et al., 2007) indican un menor uso de los artículos de revistas. De las 25.218 citas que se procesaron —todas ellas extraídas de revistas españolas— un 28,93 por ciento eran para revistas, mientras que un 71,07 por ciento se referían a otro tipo de documentos. Finalmente, los datos de Modernitas 8, que analiza todo tipo de documentos citados, apuntan resultados más detallados pero alineados con los anteriores. El primer dato que se constata es la importancia del documento de archivo. En un total de 78.293 citas obtenidas el número de citas a archivos es de 24.480, lo que representa el 31,26 por ciento. Las 53.813 citas restantes son referencias bibliográficas que representan el 68,73 por ciento de la totalidad y se distribuyen por tipología documental como se indica en la Tabla 1. Estos datos confirman las dos características fundamentales de la información histórica. Por un lado, la importancia de las fuentes primarias, no solo de    Las autoras agradecen a Francisco Fernández Izquierdo, coordinador del proyecto Modernitas (CSIC) la posibilidad de emplear algunos datos del proyecto en este capítulo.

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las citas a documentos de archivo, sino también a las fuentes primarias impresas que, en conjunto, representan el 16 por ciento de la información bibliográfica citada (documentos marcados con asterisco en la tabla). Por otra parte, constatan la absoluta preponderancia de las monografías sobre otro tipo de documento como los artículos de revista. Sin embargo, si se comparan estos datos con los presentados en otros trabajos de citas para las Humanidades se observa que la proporción de monografías es algo menor. En estudios realizados sobre revistas citantes, Heinzkill (1980) obtiene para Literatura inglesa un 75 por ciento de monografías, y Stern (1983) un 82 por ciento para Literatura. McCain (1987) cifra para Historia de la Ciencia un 65 por ciento de monografías frente al 35 por ciento de revistas. En los trabajos realizados sobre monografías citantes de Filosofía, Cullars (1992) calcula un 70 por ciento de monografías frente al 13,4 por ciento de artículos. Un trabajo más reciente (Wolfe Thompson, 2002) estima un 66 por ciento de citas para monografías consideradas como fuentes secundarias, frente al 17 por ciento de artículos de revista en un estudio realizado sobre 6.708 citas obtenidas de monografías y revistas en Literatura Inglesa.

Tipología documental

Actas de Congreso Artículos de revista Artículos de revista/Fuentes* Monografías Monografías/Edición crítica* Monografías/Fuentes* Obras colectivas Prensa Prensa/Fuentes* Tesis doctorales Otros documentos   Total

Frecuencia

3.327 9.676 46 24.585 3.379 4.903 6.612 130 288 382 232 53.813

%

6,18 17,98 0,09 45,69 6,28 9,11 12,29 0,24 0,54 0,71 0,49 100

Tabla 1.  Distribución del número de citas por documento. Fuente: Proyecto Modernitas.

Es importante hacer algunas consideraciones derivadas de estos datos. Disciplinas como la Historia de la Literatura, del Arte o la Filosofía tienen una mayor presencia de monografías citadas que la Historia, cuyos datos también oscilan según que época se analice. En cualquier caso, la mayor parte de los estudios sitúa los porcentajes de citas a monografías por encima del 60 por ciento (Broadus, 1971; Nederhof, 1995; Cullars, 1998 o Glänzel & Schoepflin, 1999).

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Es fundamental, para estudios futuros sobre estas disciplinas, separar convenientemente fuentes primarias y secundarias de manera que no se incurra en incorrecciones metodológicas en torno a la obsolescencia de las disciplinas y porcentajes sobre tipología documental. Además, resulta esencial que se valore y se reconozca la producción historiográfica de monografías, obras colectivas e incluso actas de congresos para poder evaluar correctamente la actividad científica de los humanistas. 4. La evaluación de la producción científica en la actualidad y su efecto mediatizador de la investigación 4.1.  L  as publicaciones en Humanidades para las agencias de evaluación españolas En España, algunas de las agencias evaluadoras ya consideran, aunque parcialmente, las reivindicaciones de los humanistas. La Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva (ANEP), entidad encargada de la evaluación de los proyectos de investigación, realizó conjuntamente con FECYT el citado informe Criterios de calidad en la investigación en Humanidades. Este documento pretende sentar algunas bases comunes para que todos los implicados en la evaluación de las Humanidades tengan un referente. En él se otorga el 65 por ciento del valor de una evaluación a los resultados de investigación y se detalla cómo evaluar los distintos tipos de documentos. Una de las aportaciones que resulta valiosa para los investigadores en Humanidades es que no sólo se considera la publicación en revistas científicas sino que se atiende a las monografías y capítulos de libros, además de a otro tipo de publicaciones como actas de congresos, catálogos o bases de datos. Con respecto a las monografías, se aportan los indicadores de calidad que se tendrán en cuenta para valorarlas y se explica también en qué casos se considerarán positivamente las ediciones críticas, las traducciones y las ediciones de documentos y corpus documentales. — Monografías. Deben suponer un avance en el conocimiento o una innovación metodológica y ser fruto de la investigación o de la reflexión bien documentada. Podrán ser valorados como monografías los manuales universitarios que, por la originalidad de sus contenidos y/o la metodología utilizada, se hayan convertido en obras de referencia imprescindibles para los estudios de grado y postgrado. Para su valoración se tendrá en cuenta: a) la existencia de un proceso de selección riguroso por parte de la entidad editora; b) la opinión que

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merecen en reseñas y citas autorizadas; c) con carácter adicional, los datos relativos a su difusión a través de la presencia en bases de datos, repertorios bibliográficos especializados o catálogos de bibliotecas universitarias y de centros de investigación. — Ediciones críticas. Se valorarán, como monografías, siempre que vayan acompañadas del correspondiente estudio codicológico y/o textual, del aparato de variantes textuales y de un estudio razonado de la fijación del texto, con las pertinentes notas al mismo. — Ediciones de documentos y corpus documentales. Se valorarán cuando vayan precedidos de un amplio estudio introductorio y acompañados de notas críticas, glosarios, regestas, índices de diversos tipos, etc. — Traducciones. Podrán ser valoradas como monografías las traducciones que requieran la inclusión de estudios introductorios y de una copiosa anotación complementaria que rebase el ámbito de la divulgación. — Capítulos de libros. Se tendrán en cuenta las aportaciones originales a volúmenes de autoría colectiva que cumplan requisitos equivalentes a los establecidos para las monografías. (FECYT, 2006, p. 8).

Por otra parte, se establecen cuatro categorías para las revistas científicas (A+, A, B y C) en función del mayor o menor cumplimiento de los criterios de calidad. La elaboración del informe, a cargo de un grupo de investigadores, ha contado con las aportaciones de quienes tienen competencias en la evaluación de la actividad científica: agencias de evaluación (como CNEAI o ANECA), vicerrectorados de universidades, Direcciones Generales de Investigación del Ministerio de Educación y Ciencia y de las Comunidades Autónomas. No obstante, tanto la ANECA como la CNEAI se refieren en términos ligeramente distintos a la evaluación de algunos aspectos que afectan especialmente a las Humanidades. Para el campo de la Historia y Expresión Artística, la CNEAI (Resolución…, 2007) se refiere expresamente a los criterios que servirán para evaluar capítulos de libros y libros. Añade, con respecto al documento de ANEP, que se considerarán «el prestigio de la editorial, los editores, la colección en la que se publica la obra (…), las traducciones de la propia obra a otras lenguas y su inclusión en bibliografías independientes del autor y su entorno. Se considerarán especialmente relevantes aquellos que no estén publicados por la misma institución en la que trabaja el investigador (…)». Al tratar de la evaluación de revistas científicas, la CNEAI señala algunos criterios de calidad ineludibles para que la publicación sea tenida en cuenta en

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la evaluación del tramo de investigación, equiparables a los mencionados por ANEP, y además indica las bases de datos bibliográficas en las que se considerará positivo que una revista del área esté incluida: «FRANCIS, International Bibliography of the Social Sciences (IBSS), Arts and Humanities Citation Index y Social Science Citation Index, Bibliography of the History of Arts (RLG), Historical Abstracts, International Medieval Bibliography, Index Islamicus, RILMS Abstracts of Music Literature, etc.». La CNEAI excluye expresamente las contribuciones a congresos, lo que está desmotivando la participación en los mismos. El desconocimiento de los procesos de selección de contribuciones de los congresos, así como su heterogeneidad, hace que sea difícil juzgar la calidad de esas aportaciones. Sin embargo, en algunas especialidades la participación en congresos y la consecuente publicación en actas ha sido una de las formas más comunes de comunicación científica. En este sentido, la ANECA especifica que en el campo de las Humanidades tendrá en cuenta la publicación en congresos siempre y cuando presenten las siguiente características: «organizados por asociaciones internacionales o nacionales, de periodicidad fija y sede variable, que publican regularmente como actas las contribuciones seleccionadas mediante evaluación externa, de forma completa, y tengan el ISBN correspondiente». Respecto a las revistas y a los libros y capítulos de libros, valora prácticamente los mismos aspectos que la CNEAI. Añade, eso sí, una consideración con respecto a las editoriales de prestigio y es que garanticen el seguimiento de un sistema de selección de originales que avale la calidad de la mono­grafía. Se puede decir que las bases para la evaluación de algunas publicaciones están sentadas y acordadas. Faltan, no obstante, aplicaciones reales de esos indicios de calidad para las monografías y las actas de congresos, y fuentes específicas que aporten información sobre las publicaciones. El único tipo de publicación que está cubierto, en este sentido, es el de las revistas científicas, pues existen cada vez más herramientas para conocer la calidad de las mismas, tanto para las nacionales como para algunas de las extranjeras, especialmente las anglosajonas. 4.2.  L  as revistas de Historia en las evaluaciones nacionales   e internacionales de publicaciones La European Science Foundation (ESF), consciente de las dificultades que ha planteado en toda Europa la evaluación de la actividad científica en Humanidades, inició hace unos años el proyecto para la creación del European Re-

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ference Index for the Humanities (ERIH). Su objetivo es disponer de un listado de revistas de calidad, editadas en Europa y dedicadas a las disciplinas inscritas en las Humanidades 9. Aunque el proceso de selección está siendo lento, durante 2008 se han hecho públicas las listas de revistas por áreas que, inicialmente, formarán parte de ERIH. De forma genérica, todas las revistas incluidas cumplen con las normas internacionales de edición de publicaciones, cumplen la periodicidad y utilizan algún sistema sólido de arbitraje para evaluar los artículos. Además, para cada conjunto de revistas se han definido tres categorías que, según se afirma desde la ESF, tienen que ver con el grado de internacionalidad de las revistas y no con su calidad (ERIH, 2008): 500 450 400 350 300 250 200 150 100 50 0

46

21

1

407

371

128 A

B

C

Categoría ERIH Europa

España

Gráfico 1.  Revistas españolas de Historia frente al resto de revistas europeas en ERIH.

— Categoría A: revistas internacionales de alto nivel con un gran reconocimiento entre los investigadores de la disciplina en diferentes países, regularmente citadas en todo el mundo. — Categoría B: publicaciones internacionales estándar que cuenten con un buen reconocimiento entre los investigadores de la disciplina en diferentes países. — Categoría C: revistas científicas con una relevancia local/regional importante en Europa, ocasionalmente citadas fuera del país de edición, aunque su principal objetivo es la comunidad científica nacional. ERIH, 2008.    No obstante, se está trabajando con disciplinas de las Ciencias Sociales, tales como la Educación o la Psicología.

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Por las características apuntadas anteriormente —carácter local/regional de las investigaciones en las disciplinas de Humanidades—, se puede imaginar una estructura piramidal para estas categorías, siendo la capa más baja, más ancha y más numerosa la de revistas C, más locales, y siendo la capa más reducida la superior, la que representa a las revistas de corte claramente internacional. De hecho, analizando los listados iniciales de ERIH, esta suposición se demuestra con cifras: de las 906 revistas europeas de Historia que aparecen, sólo 128 están en la categoría A, 371 en la B y 407 en la C. Entre las revistas incluidas provisionalmente en ERIH, 68 son españolas 10 (36,17 por ciento de las editadas en España): 1 está en A (Hispania), 21 en B y 46 en C. Título

Al-Qantara Anuario de estudios americanos Anuario de estudios medievales Aportes: Revista de historia contemporánea Arbor Ayer Boletín de la Real Academia de Ia Historia Cuadernos de historia contemporánea Cuadernos de historia moderna Estudis Hispania: revista española de Historia Historia agraria Historia Contemporánea Historia social Historia y comunicación social Historia y política. Ideas,procesos   y movimientos sociales Investigación de historia económica Investigaciones históricas: Época moderna   y contemporánea Pasado y memoria: Revista de hstoria   contemporánea Revista de historia económica Studia Historica, Historia Medieval Studia Histórica, Historia Moderna

Categoría ERIH

BD internac.

% miembros extr. CC

B B B B B B B B B B A B B B B

8 6 7 1 4 1 3 3 4 3 6 5 4 1 3

54,54 73,33 41,37 12,82 6,25 63,63 Sin datos 62,5 38,88 29,41 34,61 81,81 58,33 18,51 33,33

B B

3 1

0 Sin datos

B

2

50

B B B B

1 5 4 3

Sin datos 63,63 53,33 0

Tabla 2.  Correspondencias en la internacionalidad de ERIH y el G.I. Evaluación de publicaciones científicas. 10   Sorprendentemente, en esta selección aparecen dos que están muertas desde hace más de diez años.

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Con los datos disponibles en la plataforma de evaluación de revistas DICE 11 y otros que elabora el Grupo de Investigación de Evaluación de Publicaciones Científicas 12 (creador de DICE), se puede realizar una suerte de comparación entre la internacionalidad a criterio de ERIH y la internacionalidad a criterio del citado grupo. Este último viene a añadir dos indicadores relacionados con la internacionalidad: porcentaje de miembros extranjeros en el comité científico y presencia de la revista en bases de datos internacionales seleccionadas. Sin pretender entrar en un análisis pormenorizado de las revistas, sí que se puede observar que hay títulos con categoría A y B en ERIH que se encuentran bien difundidos en bases de datos y que cuentan con miembros extranjeros en sus consejos de redacción, mientras que otros presentan unos valores muy bajos para estos indicadores y, sin embargo, son reconocidas entre las categorías «más internacionales» de ERIH (tabla 2). Con este dato se quiere incidir, nuevamente, en las distintas acepciones que se dan para la internacionalidad y en la necesidad de consensuar un significado de cara a la evaluación científica. 5.  Conclusiones El ámbito de investigación y producción de las Ciencias Históricas, con sus características documentales, representa un ejemplo interesante de las peculiaridades y problemas de las publicaciones humanísticas a la hora de su evaluación. Mas allá del modelo o paradigma basado en el comportamiento de las Ciencias Puras y sus hábitos de publicación, es necesario revisar los valores de medición de la excelencia y el prestigio, sobre todo cuando se basan en tipos de documentos como las revistas científicas. Es necesario precisar el concepto de internacionalidad y su equiparación con calidad cuando se habla de evaluación de publicaciones. A pesar de que a priori y según la ESF, todas las revistas incluidas en los listados ERIH son de calidad, lo cierto es que la categoría más baja se reserva para las publicaciones de carácter más local, precisamente aquéllas que más frecuentan la Historia, el Arte o la Literatura en la medida en que investigan en temas nacionales y locales. El interés por determinados temas, mas allá de la calidad de publicaciones y autores, resulta difícil en distintos ámbitos geográficos, incluso el europeo. Otros parámetros que deben revisarse son los indicadores bibliométricos utilizados para evaluar las publicaciones pues, como se ha visto, el lento enveje11 12

  http://dice.cindoc.csic.es.   http://www.cindoc.csic.es/investigacion/grupos/6.htm.

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cimiento de la literatura científica en estas áreas no propicia el empleo del factor de impacto. Baste recordar que no hay un Journal Citation Report para las Humanidades y que RESH, aún manejando una ventana de citación de cinco años, obtiene valores muy bajos para la mayoría de las disciplinas humanísticas. En este sentido, hay que recalcar que los análisis y estudios bibliométricos que se realicen sobre disciplinas humanas deben aplicar parámetros idóneos a las características de estas ciencias. La forma de evaluación personal de los investigadores a partir del tipo de documento donde publican y la cuantificación de los méritos mediante indicadores formales o estadísticos, más que por los expertos de la propia especialidad, y el bagaje intelectual acumulado, ponen en desventaja a los historiadores. Pues, como se ha mencionado, la historia va demostrando que la opinión de los contemporáneos no siempre es la más acertada, y que hace falta un largo tiempo y una carrera de fondo para ser reconocido. Este tiempo entre investigación y publicación representa una desventaja para los humanistas. Las expectativas de ser citados están solamente basadas en las excelencias y difusión de las publicaciones donde escriben, lo que obliga a un sprint por publicar, a ser posible, en revistas incluidas en Web of Science. Desde la política científica debería reconocerse, al mismo nivel que las revistas, la publicación en otro tipo de documentos más propios de las Ciencias Humanas, como las monografías y las actas de congresos. Se habla de los nuevos métodos y soportes de publicación e incluso de la crisis de las monografías, pero lo que resulta evidente, en estos tiempos de globalización y predominio de la rentabilidad a corto plazo, es que parece acentuarse la crisis de las Humanidades, desde la menor dotación de recursos hasta la falta de reconocimiento de unas disciplinas que necesitan otros tiempos y otra sistemática que las ciencias puras y tecnológicas. La consideración y aceptación de sus peculiaridades a la hora de la evaluación científica podrá solucionar en alguna medida estos problemas. 6.  Bibliografía Aneca. Principios y orientaciones para la aplicación de los criterios de evaluación, Madrid, ANECA, Disponible en: http://www.aneca.es/active/docs/solicitante_pep_ orientaciones_pcd.pdf [Consulta: 02/07/08]. ANEP; FECYT. Criterios de calidad en la investigación en Humanidades, Madrid, ANEP; FECYT, 2007. Disponible en: http://www.mec.es/ciencia/anep/files/2007criterios-hh.pdf [consulta 23-09-2008].

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Características historiográficas y hábitos de publicación de los historiadores

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—  Libro blanco de la investigación en Humanidades, Madrid, FECYT, 2006. Malalana, A.; Román, A.; Rubio, M. C. «Visibilidad internacional de las revistas españolas de Historia», Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, 2007, vol. XI, n. 234. Disponible en: http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-234. htm [consulta 23-09-2008]. McCain, Katherine W. «Citation patterns in the history of technology», Library and Information Science Research», 1987, n. 9, pp. 41-59. Moed, H. F.; Luwel, M.; Nederhof, A. J. «Towards research performance in the humanities», Library Trends, 2001, vol. 50, n. 3, pp. 498-520. Nederhof, A. J. A Bibliometric Study of Literature Projects funded by the NOW Stichting Literatuurwetenschap, Leiden, 1995, report CWTS-95-05. —  «Bibliometric monitoring of research performance in the Social Sciences and the Humanities: a review», Scientometrics, 2006, vol. 66, n. 1, pp. 81-100. Nederhof, A. J.; Luwel, M.; Moed, H. F. «Assessing the quality of scholarly journals in linguistics: An alternative to citation-based journal impact factors», Scientometrics, 2001, vol. 51, n. 1, pp. 241-265. Nederhof, A. J.; Noyons, Ed. «Bibliometric monitoring of research performance in the social sciences and the humanities: A review», Scientometrics, 2006, vol. 66, n. 1, pp. 81-100. Resolución de 6 de noviembre de 2007 de la Presidencia de la Comisión Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora, por la que se establecen los criterios específicos en cada uno de los campos de evaluación. Disponible en: http://www.micinn. es/ciencia/cneai/files/2007-res-criterios.pdf [Consulta: 02-07-2008]. Román, A.; Alcain, M. D.; Giménez-Toledo, E. «Evaluation of scientific publications in the Humanities», en Torres-Salinas, Daniel; Moed, Henry F. (eds.). Proceedings of ISSI 2007. 11th International Conference of the International Society for Scientometrics and Informetrics, Madrid, CSIC, 2007, vol. 2, pp. 672-676. Sanz Casado, Elías. et al. «Creación de un índice de citas de revistas españolas de Humanidades para el estudio de la actividad investigadora de los científicos de estas disciplinas», Revista Española de Documentación Científica, 2002, vol. 25, n. 4, pp. 443-454. Stern, Madeline. Characteristics of the literature of literary scholarship, College and Research Libraries, 1983, n. 44, pp. 199-209. Stone, S. «Humanities scholars: information needs and uses», Journal of Documentation, 1982, vol. 38, n. 4, pp. 292-313. Tosete Herranz, Francisco. «Midiendo la Historia Moderna: el impacto de la revista Hispania a través de las revistas universitarias de historia moderna españolas», Hispania, 2002, 210, p. 41-64. Wolfe Thompson, J. «The death of the scholarly monograph in the Humanities? Citation patterns in literary scholarship», Libri, 2002, n. 52, pp. 121-136.

Bases de datos y lenguajes documentales

Las bases de datos documentales del CSIC en el desarrollo histórico del mercado de la información en España (desde sus antecedentes hasta 2008)

Luis Rodríguez Yunta

CSIC, Centro de Ciencias Humanas y Sociales Unidad de Análisis Documental y Producción de Bases de Datos ISOC

1.  Introducción Las bases de datos bibliográficas son un componente esencial en la formación de la industria internacional de contenidos digitales que comenzó a desarrollarse a partir de la década de los sesenta. La aparición de estos productos electrónicos se apoyó en la existencia previa de una importante producción de repertorios bibliográficos impresos 1. La mayor parte de las bases de datos serán el resultado del tratamiento informático de la edición impresa de estas bibliografías de resúmenes y sumarios. Este capítulo pretende describir la evolución de las bases de datos documentales, dentro del panorama del mercado de la información electrónica en España, con especial atención al papel desempeñado por los productos elaborados por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Este organismo ha participado activamente en las sucesivas etapas en las que se puede dividir el desarrollo del mercado de la información electrónica a nivel nacional. Sus bases de datos documentales, ISOC, ICYT e IME, han representado un punto de referencia fundamental en la evolución de este sector. Su evolución ha sido pareja a la de otros productos bibliográficos, aunque en la actua En el ámbito de la información científica, las bibliografías analíticas o repertorios constituyen una tradición que se remonta en algunos casos incluso a finales del siglo xix. Se trata de publicaciones periódicas que reúnen referencias sobre una temática específica, de las cuáles se ofrece generalmente un resumen. La búsqueda bibliográfica se puede hacer a través de una tabla de clasificación o mediante índices de materias (palabras-clave o descriptores). 

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lidad han perdido su posición de principal relevancia, dado que el panorama de los recursos documentales se ha enriquecido y diversificado notablemente. En el futuro inmediato, será necesario que se adapten a los cambios producidos en los últimos años. Las bases de datos del CSIC se han especializado tradicionalmente en la recopilación de los artículos de revistas científicas españolas publicadas desde la década de los setenta, aunque en las bases de datos ISOC e ICYT se encuentran, en menor medida, otros tipos de documentos: artículos incluidos en compilaciones, comunicaciones a congresos, informes y documentos de trabajo. Para abordar la evolución de los recursos electrónicos de información desde sus orígenes hasta la actualidad, es imprescindible plantear el problema de su periodización. María Antonia García Moreno establece cuatro periodos en su análisis histórico sobre el desarrollo de la industria de las bases de datos en España hasta 1998 (García Moreno, 1999): a) Comienzos de la teledocumentación en España (1973-1979). b) Creación y desarrollo de las bases de datos en línea (1979-1989). c)  Industria de la información electrónica (1989-1991). d) Industria de la información electrónica en la década de Internet (19921998). Sin embargo, establecer periodos cronológicos estancos resulta una simplificación que desvirtúa en parte la realidad, cuando se trata de caracterizar fenómenos sociales. La aparición de Internet no tiene un efecto inmediato sobre el acceso a las bases de datos académicas en línea, sino que, al contrario, los primeros años de Internet coinciden con el auge de los productos en cd-rom en las bibliotecas universitarias, centros de investigación y hospitales en España. El desarrollo de un mercado de la información, en el que se insertan productos específicos dirigidos al medio académico y científico, puede analizarse desde las políticas públicas de diferentes gobiernos pero es, ante todo, un fenómeno sociológico. Se trata de un proceso histórico en el que intervienen diferentes agentes sociales: — Centros productores y distribuidores de información, instituciones públicas y empresas que ofertan contenidos. —  Intermediarios, centros de documentación y bibliotecas. — Usuarios, estudiantes, investigadores y empresas que consumen información.

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Desde la aparición de las primeras bases de datos bibliográficas, la relación entre estos tres agentes ha pasado por cuatro fases, que se superponen en el tiempo, sin que sea posible establecer fechas exactas de frontera: — Fase 1: Inicio del acceso telemático a bases de datos y aparición de las primeras bases de datos en línea (décadas de 1970 y 1980). Algunas instituciones pioneras ponen las bases de la futura revolución de las tecnologías de la información. El acceso está restringido a un número muy reducido de usuarios a través de centros muy determinados. Muchas bibliotecas y centros de documentación carecen de este servicio. La oferta de productos es también limitada. — Fase 2: Popularización de las bases de datos bibliográficas a través de intermediarios (décadas de 1980 y 1990). Se generaliza el uso de recursos digitales de información a través de intermediarios especializados en estos servicios. Casi todas las bibliotecas y centros de documentación ofrecen el acceso a un número mayor o menor de productos bibliográficos, en su mayor parte a través de la adquisición de sus ediciones en cd-rom. En la mayor parte de los casos los usuarios necesitan acudir a estos centros para realizar sus búsquedas bibliográficas. La oferta de productos se expande. — Fase 3: Universalización del acceso directo de los usuarios a través de plataformas tecnológicas y de interfaces web (décadas de 1990 y 2000). Las bibliotecas y centros de documentación continúan desempeñando un papel de intermediación en cuanto a la selección y difusión de productos bibliográficos, pero muchos usuarios apenas perciben esta función, ya que acceden de forma directa a los recursos desde su mismo puesto de trabajo. La oferta de productos se multiplica y diversifica. — Fase 4: Los productos referenciales se ven superados por la llegada de nuevos sistemas a texto completo (década de 2000). Las nuevas generaciones de usuarios comienzan a percibir Internet como una gran biblioteca de acceso a los propios documentos. Los sistemas referenciales parecen obsoletos. La competencia comercial llega masivamente a través de las plataformas editoriales de revistas electrónicas. Los movimientos de rechazo a los precios abusivos de estas plataformas dan lugar a nuevos productos también a texto completo: revistas de acceso libre, archivos abiertos y repositorios institucionales. A continuación, se analizan estas fases, con especial dedicación a la función desempeñada por los centros de documentación del CSIC y su relevancia como agentes participantes en la evolución del sector de la información electrónica.

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2. Inicio del acceso telemático y origen de las primeras bases de datos bibliográficas en línea La teledocumentación da sus primeros pasos en Estados Unidos durante la década de los sesenta. Sus protagonistas son instituciones públicas, como la agencia de investigación ARPA (Advanced Research Projects Agency) o la NLM (National Library of Medicine), y privadas como la empresa Lockheed (creadora del sistema Dialog) y SDC (productora de Orbit). En 1969 se crea la red ARPANET, que puede considerarse el precedente de Internet y que va a posibilitar la aparición del mercado de la información en línea. A partir de los setenta comienza a despegar realmente este sector, especialmente en Estados Unidos y Europa Occidental. En 1972 sale al mercado el sistema Orbit, que da acceso a las bases de datos Medline 2 (National Library of Medicine) y ERIC (Educational Resources Information Center). El mismo año inicia su andadura también Dialog, dando acceso a las bases de datos ERIC y NTIS (U.S. Department of Commerce’s Nacional Technical Information Service). En 1973 se pone en línea también la primera base de datos jurídica: Lexis, desarrollada por Mead Data Central. En 1975 existen ya unas 300 bases de datos disponibles, en 1980 se han duplicado y en 1984 superan las 2.400. Por tanto, en el periodo 1970-1985 se conforma a nivel internacional un mercado de servicios en línea, dominado fundamentalmente por los productos bibliográficos referenciales. Este marco internacional plantea un reto político en España: por un lado, la necesidad de impulsar la tecnología que permita el acceso a estos nuevos recursos internacionales y, por otro, potenciar la formación de un mercado nacional mediante la creación de productos que puedan utilizar estas mismas tecnologías. Como hechos clave que caracterizaron la política de información en este periodo, se analizan el informe de la OCDE en 1974, la creación del CENIDOC y FUINCA, el informe Aslib 1978 y el Plan IDOC.

   Medline es todavía hoy una de las principales bases de datos bibliográficas de difusión internacional. Su origen parte de la automatización del repertorio impreso Index Medicus, al que se agregaron también las referencias incluidas en otros dos repertorios: Index to Dental Literature e International Nursing Index. Desde que iniciara su distribución en línea en 1972, ha mantenido su denominación como base de datos, aunque frecuentemente se ha insertado en otros sistemas, primero Medlars y actualmente PubMed, que permiten la consulta de Medline junto con otros productos elaborados por la National Library of Medicine.

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2.1.  Informe de la OCDE en 1974 En 1972 el MEC solicita a la OCDE un informe sobre la situación de la Documentación en España. El trabajo queda encomendado al Comité de Política e Información Científica (IPG), entre cuyos objetivos figuraba el realizar análisis sobre la situación y perspectivas de la información científica y técnica en los países miembros que lo requirieran. El IPG designa a un grupo de expertos para elaborar el informe, a partir de un primer texto base aportado por el propio país y acompañando de una visita a los principales centros de referencia. El informe base se entrega en 1973 bajo el título «Situación actual y perspectiva de la información y documentación científica y técnica en España». A finales de dicho año se realizan las sesiones de intercambio entre los analistas designados por la OCDE y los especialistas españoles. Finalmente, se culmina el informe en 1974, con el título de Examens des politiques nationales de l’information scientifique et technique: Espagne. El informe subraya la necesidad de proceder a una coordinación y planificación del sector a nivel nacional. Se señala la dispersión de servicios y se recomienda la creación de un organismo central con atribuciones para llevar a cabo la política nacional en información y documentación científica.

2.2.  Creación del CENIDOC y aparición de las bases de datos del CSIC La creación del CENIDOC (Centro Nacional de Información y Documentación) es un hito fundamental en la Historia de la Documentación en España. La medida, producida por Orden Ministerial de 5 de julio de 1975, es una consecuencia del Informe de la OCDE de 1974. Aunque el CENIDOC se integra dentro del CSIC, para su creación se aprovecha la existencia de tres instituciones diferentes, que constituyen sus antecedentes inmediatos: a) Centro de Documentación e Informática Médica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia b) Centro de Información y Documentación (CID) del Patronato Juan de la Cierva. Creado en 1953, el CID realizaba servicios de documentación y traducción para los centros del CSIC. Desde 1964 contaba con una sede propia en la calle Joaquín Costa, de Madrid, había consoli-

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dado su imagen como centro independiente y desarrollado su propia actividad científica. c) Departamento de Información Científica y Técnica del Instituto Bibliográfico Hispánico (IBH). Fundado en 1970 y perteneciente al Ministerio de Educación y Ciencia, el IBH elaboraba la Bibliografía Nacional Española y el Catálogo Colectivo de Publicaciones Periódicas. En 1972 se crea un Departamento de Información Científica y Técnica para dar servicio a las universidades y centros de investigación científica. Se ofrecían servicios de búsquedas en repertorios impresos (Science Citation Index, Current Contents), perfiles de investigación (DSI) y reproducción de documentos. La creación del CENIDOC pretende coordinar los servicios de documentación científica existentes hasta ese momento en España. Sin embargo, al crearse por fusión de tres centros pertenecientes a organismos dispares, no se unifica ni la sede ni el personal que lo compone, sino que se decide una estructura tripartita en tres instituciones divididas por especialidades. Así, en realidad se fundan tres centros: el Instituto de Información y Documentación en Biomedicina (IBIM), el Instituto de Información Científica y Técnica (ICYT) y el Instituto de Información en Ciencias Sociales y Humanas (ISOC) 3. Las funciones que se establecen para el CENIDOC son: — Centralización del tratamiento automático de la información cientí­ fica. — Formación de un fondo documental de referencia y consulta cientí­ fica. — Preparación de índices de las publicaciones científicas españolas. — Coordinación, en relación con las publicaciones científicas, de las bibliotecas del CSIC. — Investigación en los campos de la ciencia y la tecnología de la infor­ mación. — Promoción de la formación de documentalistas científicos. La estructura del CENIDOC no llega a consolidarse. En la práctica, fue tan sólo un órgano de coordinación entre los tres centros, dirigido por un Consejo de Dirección formado por los directores de los tres institutos. Su funciona   Adelaida Román Román desempeñó una importante labor profesional dentro del ISOC, instituto del que fue directora.

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miento real apenas se mantuvo dos años, como una mera estructura nominal, no funcional, y se extinguió. Se creó por una orden ministerial, pero nunca se dictó el decreto que le diera consistencia. El ICYT era el centro más sólido, por cuanto ya contaba con personal consolidado perteneciente al CSIC. Si embargo, no se le otorgó una función directiva sobre los otros dos miembros del CENIDOC y en la práctica el funcionamiento de cada instituto fue completamente independiente. El IBIM se conformó como un centro mixto entre el CSIC y la Universidad de Valencia. Desde un inicio mantiene una doble línea de trabajo, entre los estudios documentales y la investigación en Historia de la Medicina. Su lejanía física y su dependencia universitaria, provoca que su colaboración sea menor que entre los centros de Madrid, ICYT e ISOC. Por su parte, el ISOC mantuvo una situación menos consolidada durante algún tiempo. A pesar de su incorporación al CSIC en 1975, con la creación del nuevo instituto, persiste la vinculación de su personal con el Instituto Bibliográfico Hispánico, hasta 1977 cuando este centro se integra en el recién creado Ministerio de Cultura. La situación laboral del personal no se estabiliza e incorpora plenamente al CSIC hasta después de 1980. Como consecuencia de su origen y aunque fuese un instituto perteneciente al principal organismo científico del país, su plantilla estuvo formada solamente por personal técnico y auxiliar, no por investigadores, a diferencia de los otros centros, ICYT e IBIM. Los centros del CSIC serán pioneros en ofrecer servicios de acceso a bases de datos internacionales (Baiget, 1998). En 1974, el CID ofrece un servicio de difusión selectiva de la información (DSI) utilizando las cintas magnéticas de Chemical Abstracts, y en 1975 firma el primer contrato español para tener acceso al distribuidor SDC/Orbit. Por su parte, el ISOC comparte un terminal portátil prestado por una empresa madrileña. En 1976 el IBIM inicia las conexiones en línea con la National Library of Medicine (NLM). Pero además, desde los inicios, los tres institutos se plantean la creación de instrumentos de recuperación de información para poder ofrecer también información bibliográfica sobre publicaciones españolas 4. En primer lugar, se    Adelaida Román y José María Sánchez Nistal subrayaban en un artículo cómo se decidió asumir este reto para poder dar respuesta a una demanda no cubierta en las peticiones de búsquedas bibliográficas que recibían los centros recién creados en el CSIC: «Surge ante la evidencia, vivida cada día, de una demanda sin respuesta: continuamente recibimos solicitudes de información sobre temas de fuerte contenido local (…) a los que no podíamos dar respuesta, no ya por la inexistencia de bases de datos que recogieran la información, sino por la falta de repertorios bibliográficos corrientes que sistematizaran y posibilitaran un acceso racional y actualizado a la misma». (Román y Sánchez, 2000, p. 192).

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trabaja en la elaboración de boletines bibliográficos y surgen los índices impresos: — IME, Índice Médico Español, que ya había comenzado a editarse en 1965. — IEH, Índice Español de Humanidades, cuyo primer ejemplar aparece en 1978. — IECS, Índice Español de Ciencias Sociales, que comienza en 1979. — ICYT, Índice Español de Ciencia y Tecnología, que se inicia en 1980. Los primeros repertorios se estructuraban en cuatro secciones: lista de revistas analizadas, sumarios de las revistas, índice de autores e índice de materias (palabras clave). Estos índices impresos son el antecedente de las bases de datos del CSIC. Su labor resultó esencial para el control bibliográfico de los artículos editados en las principales revistas científicas publicadas en España, ya que en aquellos momentos no existían herramientas que permitieran la recuperación de referencias de este tipo de documentos 5. Esta labor de recopilación bibliográfica es desempeñada también por algunos investigadores y por la mayor parte de las revistas científicas del CSIC que cuentan con secciones dedicadas a este fin. Pero se trata de proyectos dedicados a disciplinas muy concretas y con cobertura internacional. La aportación de los nuevos repertorios IME, IEH, IECS e ICYT se caracteriza por sumar esfuerzos para ofrecer un panorama multidisciplinar y global de las publicaciones periódicas españolas 6. Por primera vez se dispone de un registro sistemático de la producción de estas revistas a nivel nacional. En conclusión, la creación del CENIDOC es una de las medidas más significativas de la política sobre información en España entre 1970 y 1985, pero no sirvió realmente para coordinar los servicios de documentación científica existentes hasta ese momento en el país 7. Por el contrario, la realidad se impuso   En los años setenta existían escasos ejemplos de repertorios bibliográficos españoles que hubieran desarrollado una labor sistemática y sostenida de recopilación de artículos de revistas. Como ejemplo se puede citar el Índice Histórico Español, editado por la Universidad de Barcelona, iniciado en 1953, que sufre importantes retrasos en sus ediciones a partir de 1976.   La necesidad de estos índices impresos, como recursos que facilitaran la búsqueda de los trabajos e investigaciones publicados en revistas españolas, es especialmente valorada en determinadas ramas de las Ciencias Humanas y Sociales «donde los estudios realizados y los resultados obtenidos están íntimamente ligados a los medios analizados, a sus condicionamientos demográficos y sociales, que sólo parcialmente podrán aplicarse a una realidad diferente, en este caso la española» (Villa, 1979, p. 51).   Como afirma José Ramón Pérez Álvarez-Ossorio, la creación del CENIDOC fue un paso importante aunque no cubrió las necesidades para las que se había concebido, pues «no ha llegado

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sobre la teoría al decidirse la fusión de tres centros pertenecientes a organismos dispares, pero sin unificar ni la sede ni el personal que los componía; en la práctica constituyó la fundación de tres centros independientes. No obstante, de estos centros surgieron las bases documentales del CSIC, tres de los principales productos del mercado de la información en España. 2.3.  O  tros centros tecnológicos y agentes relevantes en los inicios   del acceso a bases de datos en línea En esta fase desempeñan un papel relevante algunos centros pioneros en el acceso telemático a bases de datos internacionales, que van a potenciar el conocimiento de los productos internacionales y que conformarán una demanda nacional. Entre estos agentes, destaca el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) y el Consorcio de Información y Documentación de Cataluña (CIDC). Las nuevas tecnologías de la comunicación representaron un papel fundamental para posibilitar el nacimiento del mercado de la información en España. Protagonista esencial del cambio tecnológico y de la introducción de los primeros terminales, fue la Fundación para el Desarrollo de la Función Social de las Comunicaciones (FUNDESCO), de la entonces Compañía Telefónica Nacional de España. Esta fundación, creada en 1970, incluía entre sus objetivos la promoción del uso de bancos de datos. La llegada de la teledocumentación se produce en un número muy reducido de centros tecnológicos muy localizados: En 1973, FUNDESCO junto al Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) propician la implantación y desarrollo en España de los sistemas automatizados de documentación por teleproceso. Este desarrollo comenzó en 1973, y propiciado por el acuerdo INTA/ESRO (posteriormente pasó a denominarse ESA), al instalarse en el INTA el primer terminal conectado por línea telefónica directa con la red ESA/RECON. Dicho acuerdo permitía el acceso a la información del Space Documentation Service (SDS) de la ESA mediante teleproceso. Por primera vez en España se podía acceder a la información desde un punto remoto y en modo conversacional, lo que un año más tarde se empezó a conocer por «Teledocumentación». Suscribieron el citado acuerdo FUNDESCO y el Consorcio de Información y Documentación de Cataluña, instalándose en este a convertirse en el órgano nacional gestor de la política de información y documentación que la OCDE recomendaba» (Pérez Álvarez-Ossorio, 1978).

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último un segundo terminal de acceso al SDS. Estos terminales se conectaron al sistema RECON (Remote Console) (…) Posteriormente, en 1975, el ICYT instala un terminal que permite el acceso a los grandes bancos de datos norteamericanos, especialmente Lockheed y SDC. En 1976, el IBIM (Instituto de Biomedicina), instala a su vez un terminal que enlaza también con el sistema MEDLARS. (García Moreno, 1994, pp. 43-44).

En 1977 se crea la Red INCA (Información Científica Automatizada) que agrupa a estos centros con el Instituto de Química de Sarriá y el centro piloto de FUNDESCO. Su objetivo es potenciar el acceso a bases de datos extranjeras, la creación de bases de datos españolas y la formación de usuarios en los nuevos servicios en línea. Sus instituciones fundadoras son el CSIC, CIDC, FUNDESCO y el Instituto Químico de Sarriá. La red INCA promueve un estudio para el desarrollo de la información y documentación en España, que se solicita a la ASLIB. Este organismo envía un equipo de consultores, que realiza algunas visitas a centros de investigación en mayo de 1978 sobre la base del informe de la OCDE. La red se institucionaliza con la carta fundacional de la Fundación para el Fomento de la Información Automatizada (FUINCA), el 17 de octubre de 1979. Esta institución patrocinará la edición de un directorio de bases de datos españolas desde 1983 hasta 1988.

2.4.  Plan IDOC (Plan de actuación en materia de Documentación e Información Científica y Técnica, 1983-1986) En 1982 se crea la Subdirección General de Documentación e Información Científica, de la Dirección General de Política Científica del MEC. Con ello, la Administración cuenta con un organismo responsable de establecer una auténtica política de información. La Subdirección inicia en 1983 acciones para reorientar el sector de la Información y Documentación en España. Para ello, se crean grupos de trabajo, implicando a más de 100 profesionales, con el cometido de elaborar un informe que aporte el diagnóstico y el estado de la cuestión. El plan abordó en diferentes apartados la situación de las publicaciones primarias, las bibliotecas, las bases de datos, los usuarios, la formación de especialistas, la investigación, la sensibilización al uso de la información y la organización del sector en las diferentes autonomías.

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En relación con las bases de datos, el Plan IDOC se hace eco de la existencia de una producción en crecimiento, con redes de transmisión de datos muy avanzadas, pero con una escasa operatividad de las bases de datos en línea. Entre las recomendaciones 8 se establecen dos objetivos de especial relevancia para este sector: — Desarrollar la capacidad de recopilación y tratamiento de la información, potenciando la labor de archivos, bibliotecas, museos y centros de documentación. Incluye como objetivo concreto crear bases de datos que cubran la producción española de artículos y libros científicos y otros tipos de información. — Desarrollar una infraestructura de recuperación de información a nivel nacional e internacional. Y como apartado de esta recomendación: crear una infraestructura de distribución de bases de datos que extienda y consolide la actividad de los productores de bases de datos españolas. En opinión de Adelaida Román, el Plan IDOC fracasó por la falta de un marco jurídico y financiación (Román, 1997, p 307). Pero sí sirvió para impulsar la evolución de la Documentación en España En consecuencia, el periodo 1970-1986 se caracteriza por el inicio de una política de información en España que pretende fomentar el desarrollo del mercado de la información. Aunque existe una clara voluntad política, en la práctica las acciones son muy modestas: se plasman, sobre todo, en el encargo de informes elaborados por expertos que no se ven acompañados de medidas jurídicas y presupuestarias. Al finalizar el periodo, se dispone de la tecnología necesaria para que universidades y empresas accedan a las bases de datos internacionales. España inicia su camino como país consumidor en el mercado de la información internacional. 2.5.  A  parición de las bases de datos españolas en la década   de los ochenta En 1980, FUINCA publica el primer censo de bases de datos en línea, en el cual identifica 41 proyectos de creación de bases de datos. En 1985 existen 70 bases de datos, 48 referenciales y 22 de datos fuente.   Las Directrices del Plan IDOC terminan con ocho recomendaciones (más una recomendación final que indicaba la urgencia de establecer una política del Estado para el sector de la información y documentación en España). Las menciones explícitas a las bases de datos son apartados incluidos dentro de la segunda y tercera recomendación (Ros García y López Yepes, 1994, pp. 55-57).

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En unas jornadas organizadas por FUINCA en 1984 (Berenguer, 1985, p. 28), se recogen 17 productores de bases de datos en España, entre los cuales se encuentra ya el CSIC. El sector aparece dominado por los organismos de la Administración central y tan sólo figuran tres empresas privadas (Baratz, Servimedios y Telebroker). En esta recopilación la principal oferta la realizaba el Ministerio de Cultura con 29 bases de datos, desarrolladas en torno a la aparición de los PIC (Puntos de Información Cultural) 9 en 1980. El ICYT colabora en esta iniciativa, aportando información bibliográfica 10. En el caso concreto de las bases de datos del CSIC, a partir de 1983, el ICYT y el ISOC comienzan a utilizar el programa UNIDAS de gestión de bases de datos, puesto en marcha en el Centro de Proceso de Datos del MEC 11. La automatización permitió optimizar la edición impresa y delimitar criterios de análisis documental en el diseño de un modelo de bases de datos de acceso en línea. Como afirman Adelaida Román y José María Sánchez Nistal, en referencia al ISOC: …fue hacia 1979/1980 cuando empezamos a definir nuestras opciones técnicas: repensamos los formatos, estudiamos las normas internacionales… hacia 1982 optamos claramente por trabajar con lenguaje controlado y con un alto nivel de precoordinación. Teníamos ya claro que, en nuestras áreas, si queríamos crear bases de datos con niveles razonables de precisión en las respuestas, deberíamos afrontar a medio plazo, la construcción de tesauros disciplinares que habría que ir creando. (Román y Sánchez, 2000, p. 202).

La decisión de utilizar descriptores controlados en el análisis documental, conlleva una doble vía de trabajo que marca la evolución de la Documentación   El Programa Puntos de Información Cultural (PIC) se basa en el establecimiento de terminales en las principales ciudades españolas, en conexión directa por vía telefónica con un ordenador central instalado en Madrid. En cada una de las sedes de los PIC existían operadores para facilitar al usuario la realización de sus consultas. La oferta de contenidos incluía bases de datos de información bibliográfica, cine, música, teatro, patrimonio histórico, deportes, biografías, filatelia y gastronomía. 10  En los PIC se incluye la base de datos BIES (Bibliografía Especializada), en la que colaboran el Instituto Nacional de la Administración Pública (INAP), el Instituto de Información y Documentación en Ciencia y Tecnología (ICYT) y la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid. 11  El programa UNIDAS de IBM era el más extendido en la administración en aquellos momentos. Se comienzan los trámites para adquirirlo en 1981, pero es en 1983 cuando se emplea de forma efectiva en la grabación de datos y la edición de los índices impresos, como subproductos derivados. El programa tenía algunas limitaciones (los campos se definían con longitud fija, no permitía el acceso a subcampos), por lo que muy pronto se plantearía la necesidad de migrar a un sistema más avanzado de gestor de bases de datos documentales.

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en el CSIC: mantenimiento de bases de datos referenciales y creación de léxicos y tesauros disciplinares 12. El proceso fue muy similar en el ICYT, aunque la necesidad de lenguajes documentales ha sido más acuciante en las Ciencias Sociales y Humanidades, por la mayor ambigüedad y variabilidad de la terminología empleada en estas áreas del conocimiento. En el caso del IME, se apuesta también por la utilización de lenguajes controlados para la indización por descriptores, pero empleando la traducción al español del léxico Medical Subject Headings (MeSH) del sistema Medline. En 1984, el Centro de Proceso de Datos del Ministerio de Educación y Ciencia dispone de la tecnología necesaria para poder ofrecer el acceso en línea. En 1985 se inicia una fase de experimentación y carga, con acceso online desde las universidades y delegaciones provinciales del MEC. Al tratarse de recursos elaborados por centros de investigación, el diseño de las bases de datos se plantea desde el primer momento con el objetivo de poder aportar herramientas para los estudios bibliométricos. Para ello, se incorpora el campo de lugar de trabajo de los autores, información que no estaba presente inicialmente en los repertorios impresos (Villagrá y Mata, 1986). Igualmente se introduce un campo de clasificación, que permite la agrupación temática de las referencias. En la base de datos ICYT se aplica la Clasificación de la UNESCO. Por el contrario, en la base de datos ISOC se decide elaborar clasificaciones a medida, adoptando la misma estructura de codificación numérica de la UNESCO en 3 niveles de profundidad (San Millán y Anta, 1986). Como conclusión, en este momento histórico apenas existe un incipiente sector de la industria española de las bases de datos, caracterizado por el predominio del sector público. José María Berenguer, Director Gerente de la Fundación FUINCA, identifica como principales retos sin resolver (Berenguer, 1985, pp. 125-133): — Carencias de tipo jurídico y normativo: ausencia de regulación de interfaces, licencias de explotación, propiedad intelectual. — Deficiencias estructurales: desconocimiento de los mecanismos del mercado de la información, ausencia de estudios de viabilidad técnico-económica, indefinición de alternativas. — Insuficiente política de fomento del sector. 12  El ISOC inició la elaboración de tesauros documentales a partir de un proyecto de investigación aprobado en 1984. El primer tesauro disciplinar publicado fue el de Urbanismo (Gavira y Maldonado, 1986) que tuvo una edición provisional en 1988 y una comercial en 1992 en coedición con el Instituto Vasco de Administración Pública.

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— Escasez de recursos humanos: necesidad de formación de informáticos y de profesionales bibliotecarios, documentalistas y archiveros. — Carencia de imagen de la industria de bases de datos. Como principales oportunidades que aprovechar, José María Berenguer subraya las nuevas capacidades tecnológicas y la cooperación iberoamericana. Como colofón se subraya: «La industria de las bases de datos es para España una necesidad y una esperanza» (Berenguer, 1985, p. 177). Por tanto, en torno a 1985 la industria de los productores y distribuidores de contenidos digitales es aún muy débil en España. El sector público presenta la principal oferta de bases de datos en línea, cuyo ámbito de usuarios es muy limitado y de carácter nacional. El CSIC es uno de los principales productores en la oferta de contenidos de información en línea.

2.6.  E  l papel internacional de los distribuidores de bases   de datos en línea y su inexistencia en el caso español El aumento continuado de las bases de datos en línea, posibilita que surja un nuevo modelo de negocio: el distribuidor comercial de sistemas multibase en línea. Dialog había sido diseñado por la empresa Lockheed a finales de los sesenta, como sistema de almacenamiento e interrogación de bases de datos, y comienza a operar como servicio comercial en 1972. Pero es en los ochenta cuando cobra verdadero auge y en 1982 se transforma en una empresa subsidiaria independiente. Cuando en 1988 es adquirida por Knight-Ridder, contaba ya con más de 400 bases de datos y daba acceso a usuarios de más de 76 países. En este periodo el mercado internacional de la información se caracteriza por la competencia entre diferentes distribuidores, con sus consecuentes transformaciones, fruto de diferentes adquisiciones (Angós et al., 1998). Así, por ejemplo, el sistema de acceso a bases de datos Orbit, puesto en marcha por SDC en 1972, sigue la siguiente trayectoria: la empresa pasó a denominarse Unisys en 1980, fue adquirida por Pergamon en 1986, desde 1989 se distribuyó bajo la denominación Maxwell Online Inc. (uniéndose a la comercialización del sistema BRS, creado por Bibliographic Retrieval Service); en 1991 la compañía se denomina InfoPro Technologies, y en 1994 el programa es adquirido por la empresa francesa Questel. En Europa se expandieron también algunos distribuidores potentes, como Telesystemes-Questel, Blaise y especialmente Data-Star, desarrollado por la

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empresa suiza Motor-Columbus. En 1993 se produce la compra de este distribuidor por parte de Dialog 13. A finales de los ochenta los distribuidores internacionales se han implantado en España y mantienen contratos con universidades y centros de investigación. Este panorama a nivel internacional, contrasta con la carencia de distribuidores para la producción nacional. Según el censo de FUINCA de 1988, existían 89 bases de datos accesibles en línea. Prácticamente todas ellas son distribuidas por el propio productor 14. Ninguna se incluye en la oferta de los distribuidores internacionales. Tan sólo algunos ministerios ejercen teóricamente este papel, pero se trata en realidad de bases de datos producidas por entidades muy relacionadas 15. Las consecuencias de esta carencia se dejan notar sobre el carácter elitista del acceso. Al carecer de distribuidores que unifiquen diferentes productos, cada sistema emplea diseños propios en sus sistemas de recuperación de información. La complejidad de los mismos limita su uso exclusivamente a expertos en el manejo de estos recursos de información. El número de usuarios crece poco a poco. El total de centros con contrato de acceso telemático a bases de datos en línea pasó de 138 en 1985 a 433 en 1990 16. La situación en este año (Capo, 1992), se caracteriza por estos factores: — Los grandes distribuidores internacionales tienen una modesta distribución de centros suscriptores españoles: Dialog (137 suscriptores), ESA-IRS (130), ECHO (71), Data-Star (62), Eurobases (46), Télésyste13  A partir de la compra de Data Star por parte de Dialog, ambos sistemas de distribución de bases de datos han continuado su actividad en paralelo, sin fusionarse, a pesar de experimentar sucesivos cambios de titularidad de la empresa. En la actualidad pertenecen al grupo empresarial Thomson Reuters. 14  Ernest Abadal señala la carencia de distribuidores como el principal problema del sector de las bases de datos en España (Abadal, 1994, p. 129). Concha Álvaro presentó en 1990 los resultados de una encuesta entre los productores de bases de datos españolas, señalando que: «uno de los grandes problemas de las bases de datos españolas, lo constituye la falta de distribución (…) tal y como se va desarrollando el sector mejor sería dejar de soñar con un Dialog a nivel nacional». Por ello domina la autodistribución. Más adelante afirma: «El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha puesto su granito de arena, al asumir la distribución de sus propias bases de datos, hoy un tanto clandestinas» (Álvaro, 1990, pp. 531-532). 15  Así, por ejemplo, las bases de datos del CSIC son inicialmente distribuidas por el Ministerio de Educación y Ciencia, pero esto no implica una función de distribución de productos externos, ya que el CSIC es un organismo autónomo dependiente de dicho Ministerio. 16  En 1990, la mayor parte de estos centros se encontraban en Cataluña, con 134, y en la Comunidad de Madrid, con 116 (Capo, 1992, p. 259).

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mes-Questel (43), DIMDI (36), STN (31), Orbit (29), PFDS (19), Blaise (11) y BRS (4). — Los principales productores españoles mantienen sus propios servicios de distribución con un nivel de contratación similar: IMPI (80 suscriptores), Ministerio de Cultura (77), ESPAN (72), BOE (68), RPI (47), ICEX (40), Ministerio de Educación y Ciencia (22) o ST (20). En consecuencia, el acceso a bases de datos bibliográficas está limitado a centros muy especializados: servicios centralizados en bibliotecas universitarias y centros tecnológicos de investigación. En general, en la década de los ochenta las bases de datos españolas carecen de políticas de comercialización (Ortega et al., 1986, p. 12). El CSIC abordó la distribución independiente de sus propias bases de datos documentales en línea a partir de 1988. El Centro Técnico de Informática (CTI) asume el diseño del sistema y el alojamiento informático. Se adquiere el programa Basis como gestor de bases de datos documentales, se enriquece el número de campos y se gestiona la salida informática para la edición de los índices impresos. También se pone en funcionamiento una pequeña unidad de trabajo para dedicarse al marketing y a la distribución de estos productos documentales, el Centro de Distribución de Información 17, situado en el mismo edificio del CTI. En una primera fase la distribución fue gratuita, en periodo de pruebas. En enero de 1991 se inicia la comercialización de las bases de datos en línea (Álvaro, 1991). A finales de 1991 se crea el Centro de Información y Documentación Científica (CINDOC), por la fusión del Instituto de Información Científica y Técnica (ICYT) y el Instituto de Información en Ciencias Sociales y Humanas (ISOC)  18. El CINDOC asume también el Servicio de Distribución de Informa17   Ignacio Martínez Bueno describe en una comunicación en 1990 las funciones de este Centro, como unidad de coordinación entre los centros productores de las bases de datos del CSIC. Este servicio promovió la integración de los sistemas de gestión de bases de datos del CSIC y acometió por primera vez un programa de difusión y distribución, para la captación de suscriptores. El Centro se planteaba con funciones de asesoramiento, evaluación de productos y ofrecía la posibilidad de distribuir otros productos externos (Martínez Bueno, 1990). 18  El CINDOC se constituye con fecha de 19 de diciembre de 1991, por acuerdo de Junta de Gobierno del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Su funcionamiento efectivo como nuevo centro se produce por tanto a partir de 1992. Se unifican los anteriores centros ICYT e ISOC, con dos importantes limitaciones para su fusión efectiva: la limitación del presupuesto que no se suma sino que se reduce al primero de ellos, y el mantenimiento de las dos sedes en Joaquín Costa 22 y Pinar 25. El nuevo centro se integra en del Área de Humanidades y Ciencias Sociales, dentro del organigrama del CSIC.

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ción, dedicado a la comercialización, el marketing y la atención a los usuarios de las bases de datos documentales. El Centro Técnico de Informática (CTI) continúa realizando el mantenimiento técnico de las bases de datos. Por su parte, el Instituto de Historia de la Ciencia y Documentación López Piñero (antiguo Instituto de Información y Documentación en Biomedicina) mantiene su independencia, aunque el CINDOC y el CTI asumen también la distribución del Índice Médico Español (IME).

3. Popularización de las bases de datos bibliográficas a través de intermediarios: las colecciones de cd-rom de las bibliotecas A finales de la década de los ochenta, el acceso a los recursos electrónicos se generaliza y casi todas las bibliotecas y centros de documentación ofrecen la consulta a un número creciente de productos bibliográficos, en su mayor parte a través de la adquisición de sus ediciones en cd-rom. En la mayor parte de los casos los usuarios necesitan acudir a estos centros para realizar sus búsquedas bibliográficas. Su labor en esta etapa es crucial en la divulgación de estos recursos entre los usuarios: investigadores, profesores, estudiantes y profesionales, que en muchos casos tendrán conocimiento de estos recursos a través de las guías de recursos y cursos de formación puestos en marcha por las unidades de información. La oferta de productos se expande, combinando el acceso en línea con la edición en discos compactos. Aunque este último soporte gana mercado progresivamente entre los usuarios finales, la edición de productos bibliográficos continúa orientada hacia su adquisición por las bibliotecas y centros de documentación.

3.1.  L  a aparición del cd-rom, un nuevo formato que establece   un cambio en las relaciones entre productores y usuarios El cd-rom llega al mercado informático en 1983 y a finales de los ochenta los reproductores de este nuevo soporte se convierten en dispositivos habituales en el equipamiento de hardware de los ordenadores personales. Por ello, este formato posibilitó la expansión definitiva del sector de la producción de bases de datos. Las ventajas eran claras frente a la distribución de bases de datos en línea:

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— El cd-rom se adaptaba mejor al desarrollo tecnológico de los ordenadores personales, cuyas capacidades se expandían constantemente. El acceso telemático de los primeros sistemas de información en línea, estaba diseñado para meros terminales, de modo que no aprovechaban en absoluto la evolución de los equipamientos que ya poseían los usuarios. — Para el sector de la edición electrónica representaba una oportunidad de negocio. El cd-rom era un objeto tangible que podía venderse (como una monografía) o bien ofertarse como una suscripción (similar a una publicación periódica). — Para las bibliotecas universitarias y científicas era un formato que podía tratarse como cualquier otro documento en su política de adquisiciones, sin necesidad de enfrentarse a la compleja gestión del acceso en línea 19. — Para el usuario final el cd-rom ofrece un diseño más amigable, con menús fácilmente inteligibles. Para la utilización de los interfaces de consulta no eran necesarios conocimientos avanzados ni complejos cursillos 20. Para los productores y distribuidores de información en línea, la llegada del cd-rom no supuso una competencia sino una posibilidad de ampliar su mercado. La suscripción tradicional seguía resultando de mayor utilidad en el ámbito de la información empresarial, mientras que el cd-rom le permitía ampliar su mercado entre las instituciones públicas que necesitaban un presupuesto de gasto acotado. Prueba de ello es que el distribuidor Dialog lanza en 1987 una nueva línea de productos de información en cd-rom, que se inicia de nuevo con la base de datos ERIC (Angós et al., 1998, p. 103). El principal inconveniente del cd-rom radicaba en el proceso de actualización de sus datos. Esta modalidad de edición no podía competir con la capacidad de los sistemas en línea para mantener una actualización constante, por lo que los grandes centros que ya tenían contratos de acceso con bases de datos en línea seguirán confiando en estos servicios. Pero para la mayor parte de los 19  La contratación del acceso en línea tendía a establecer costes en función del consumo. Por tanto, para las entidades públicas no permitía fijar un presupuesto a priori. Este sistema de cobro sí solía ser mejor aceptado por las empresas privadas, ya que facilitaba la asignación de costes reales a los diferentes proyectos y unidades de trabajo. 20  La distribución de bases de datos en línea que se ofertaba en las décadas de 1970 y 1980 se basaba en el uso de lenguajes de interrogación. Para poder realizar una búsqueda era preciso conocer de antemano los comandos del sistema y los prefijos de campo que podían emplearse.

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usuarios y muchas bibliotecas 21, el cd-rom supuso su primer contacto con la recuperación de información bibliográfica. Además de las bases de datos bibliográficas, el cd-rom se convirtió en un formato esencial para las fuentes jurídicas, los diccionarios y las enciclopedias. También contribuyó a la edición de documentos primarios, en particular fuentes históricas, tesis doctorales y actas de congresos. En España, el éxito de este formato es notable a partir de 1991, en gran medida debido al escaso desarrollo del acceso en línea en la etapa anterior. Como afirmaban entonces Pedro Hípola y Félix de Moya: «España es, en gran medida, un país sin online» (Hípola y Moya, 1993, p. 372). 3.2.  L  as bases de datos del CSIC entre los primeros   productos nacionales en cd-rom La consolidación del mercado atrae a nuevos productores. A partir de los años noventa se editan, a través del cd-rom, numerosos recursos que no partían de la existencia previa de repertorios impresos o de una base de datos distribuida en línea. En esta fase la oferta de productos está protagonizada por grandes empresas privadas del ámbito editorial y algunas nuevas pymes de carácter tecnológico. En la producción española de bases de datos bibliográficas destacan: — Distribuciones La Ley (Disley), que ha diseñado el sistema de información legislativa Compuley. Edita desde 1988 seis cd-rom para el área jurídica: Jurisley-Administrativo, Jurisley-Civil, Jurisley-Fiscal, Jurisley-Laboral, Jurisprudencia y Legislación. — Micronet, que edita el repertorio legislativo de Aranzadi, la base de datos de la Agencia Española del ISBN y las bases de datos del CSIC. El cd-rom de las bases de datos del CSIC sale al mercado en 1990. El disco editado reunía las bases de datos de artículos de revistas científicas, ICYT, ISOC e IME, junto con el catálogo colectivo de la Red de Bibliotecas del CSIC. 21  El despegue del mercado de la edición electrónica en discos compactos fue un proceso lento. La oferta de productos multimedia en cd-rom no fue realmente importante en España hasta la década de los noventa. Aún en 1994, Ernest Abadal describía el cd-rom como un producto cuyos principales usuarios eran las bibliotecas y centros médicos: «se confirmaron las previsiones de los expertos que apuntan hacia un crecimiento lento, pero sostenido, y orientado hacia bibliotecas, centros de documentación, departamentos de investigación públicos y privados, y sectores profesionales» (Abadal, 1994, p. 144).

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Por tanto, en este terreno, la alianza entre Micronet y el CSIC permitió que sus bases de datos fueran pioneras en la utilización de este nuevo medio de distribución. La presencia de este cd-rom será habitual en las colecciones de las bibliotecas universitarias, de hospitales y centros de investigación. Micronet será también el editor en 1991 de Documentación de Medios, el primer producto español dedicado a la prensa. Reunía noticias económicas de más de cien fuentes, pero continuaba siendo un producto referencial. Sus competidores en ese momento se distribuían exclusivamente en línea: Baratz y Agencia EFE. El sector jurídico apuesta decididamente por el cd-rom, en especial como medio para la difusión de sus repertorios de legislación y jurisprudencia (Alvite, 2004). En el Catálogo de servicios de información electrónica de FUINCA (Fuinca, 1991) se recogen 15 bases de datos, de las que ocho pertenecen a este sector: las seis bases de datos de Disley, los índices de legislación de Aranzadi (editados por Micronet) y Colex Data (producido por Mapfre Lex). Este sector atrae nuevas ediciones en cd-rom: la base de datos de patentes Cibepat comienza a ser distribuida por Disley, mientras Micronet incluye en su catálogo en 1992 Iberlex, que permite consultar a texto completo la legislación publicada en el BOE. La editorial El Derecho nace en 1994 y al año siguiente inicia las ediciones en cd-rom con notable éxito. Reflejo de esta competencia es la firma de un nuevo contrato del CSIC con Ediciones La Ley como segundo distribuidor en cd-rom. El producto sale al mercado en junio de 1992 y su contenido es el mismo que el que distribuye Micronet, aunque con mejoras en la interfaz y el sistema de recuperación. Sin embargo, la edición de La Ley tendrá una vida más breve 22. A lo largo de los noventa se expande el mercado de la información electrónica, pero las bases de datos del CSIC apenas tienen competencia en la recopilación de los artículos editados en revistas españolas. Sí existen, en cambio, varios productos de información sobre libros. Al cd-rom de la Agencia Española del ISBN se añade la edición electrónica de Libros en venta en Hispano­ américa y España, de Bowker. Además, la empresa Chadwyck-Healey desembarca en España y lanza al mercado en 1992 el cd-rom Bibliografía Española, 22  Entre las mejoras introducidas por el disco de La Ley se incluía la posibilidad de interrogación independiente de los diferentes subficheros temáticos en los que se dividía la base de datos ISOC en su acceso en línea. Esta opción permitía la consulta directa de la bibliografía de Ciencias Jurídicas (denominada entonces Juridoc), con lo que el producto podía ser más adecuado para los clientes habituales de este distribuidor. Por el contrario, el cd-rom editado por Micronet no incluía esta opción. Sin embargo, La Ley abandonó su edición al cabo de dos años, mientras que el disco de Micronet continúa hoy en día en el mercado.

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con los registros bibliográficos de la Biblioteca Nacional de España desde 1976. Esta empresa también edita en 1993 el disco Bibliotecas sin Fronteras 23, un proyecto de la Sociedad Estatal Quinto Centenario en el que colaboraron el CINDOC y la Red de Bibliotecas del CSIC. Chadwyck-Healey incorpora referencias de revistas españolas en el cdrom Periodicals Contents Index (PCI) 24. Sin embargo, su cobertura se limitará explícitamente a lo publicado hasta 1995. Se trata de una bibliografía internacional que incluye más de 400 títulos publicados en España, entre ellos las propias revistas editadas por el CSIC. A partir de 1996, el CINDOC también participa en la edición de Urbadisc, un cd-rom que reúne la bibliografía europea sobre Arquitectura, Urbanismo y Ordenación del Territorio. Es un producto de la red Urbandata en la que participan Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y España. La aportación española, denominada Urbaterr, se elabora a partir de las bases de datos ICYT e ISOC, con la colaboración del Boletín Oficial del Estado (BOE) y la Consejería de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes de Madrid (COPUTM). En 1997 se edita en disco compacto la base de datos Psicodoc, elaborada por el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid. Supone una competencia directa para uno de los apartados de la base ISOC, ya que recoge trabajos sobre Psicología publicados en revistas, congresos y libros, editados en España y América Latina, desde 1975. Es un ejemplo de producto cuya versión en cdrom es anterior a la distribución en línea, que se realiza desde 2002. Otro producto que aparece en 1998, especializado en una de las áreas que cubre la base ISOC, es el disco Bibliografía de la Literatura Española desde 1980, que recoge las referencias bibliográficas acumuladas por M.ª Carmen Simón, investigadora del Instituto de Filología del CSIC. Editado por Chadwyck-Healey, su cobertura se limita al área de Literatura y reúne publicaciones nacionales e internacionales. 23   En la elaboración del cd-rom Bibliotecas sin Fronteras colaboraron diferentes instituciones asociadas a la Red Europea de Información y Documentación sobre América Latina (REDIAL), de la cuál era presidenta en aquellos momentos Adelaida Román. Para este proyecto, el CINDOC asumió la coordinación de la base de datos Tesis Europeas sobre América Latina, de REDIAL, y realizó un esfuerzo de actualización de los registros relacionados con los Estudios Latinoamericanos en la base de datos ISOC, que supone el origen de la sub-base América Latina, único fichero de carácter interdisciplinar de las subdivisiones de ISOC. La Red de Bibliotecas del CSIC colaboró en la elaboración de un catálogo colectivo de fondos iberoamericanos en bibliotecas españolas, con Biblioteca Nacional, Biblioteca Hispánica y otras instituciones. 24   En 1996 este producto estará ya accesible en la web. Se complementa con un fichero, PCI Full Text, que permite acceder al texto digitalizado de los artículos. Desde 2005, la base de datos PCI cambió su denominación por la de Periodicals Index Online (PIO), http://pio.chadwyck.co. uk/, y el fichero PCI Full Text por Periodicals Archive Online.

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En el ámbito latinoamericano hay que destacar la labor realizada desde 1989 por el Centro Nacional Editor de Discos Compactos (CENEDIC) de la Universidad de Colima. Sus primeros productos fueron bases de datos referenciales, aunque posteriormente han editado también fuentes a texto completo y contenidos multimedia. Sin embargo, la distribución de esta producción en castellano en España ha sido muy limitada. 3.3.  Auge de las colecciones de cd-rom en las bibliotecas españolas A comienzos de la década de los noventa, la aceptación del cd-rom en las bibliotecas universitarias y especializadas lo convierte en el principal medio de acceso a los recursos electrónicos 25. En esos momentos el acceso a bases de datos en línea suponía un coste importante en el que se debía pagar por cada operación de consulta. Por el contrario, el cd-rom garantiza un coste fijo limitado al precio de la suscripción. En consecuencia, las bibliotecas pueden ofrecer el acceso gratuito a los usuarios. Como interpreta María Antonia García Moreno, la buena recepción del cd-rom en las bibliotecas universitarias y de investigación, apuntaló el proceso de migración de la distribución de las bases de datos hacia este formato: A pesar de darse las condiciones óptimas para el desarrollo de bases de datos en línea, a comienzos de los años 90, se produce una fuerte tendencia a la migración de bases de datos en línea a otras tecnologías y sistemas alternativos. La tasa más alta de migración se orienta hacia el CD-ROM, que se constituye en el medio preferido por numerosos productores para la distribución de bases de datos bibliográficas y de legislación, y obedece, fundamentalmente, a la gran aceptación de este soporte entre las bibliotecas y centros de documentación, usuarios principales... (García Moreno, 1999, p. 272)

Este hecho coincide con la plena consolidación de los procesos de automatización de los sistemas bibliotecarios que venían implementándose desde la década de los ochenta 26. Se generaliza la posibilidad de ofrecer a los usuarios 25  Según una encuesta realizada en 1990, el 80 por ciento de las bibliotecas universitarias españolas ofrecían el servicio de consulta de información en cd-rom. Por el contrario, sólo el 47 por ciento tenían un servicio de consulta de bases de datos en línea, el 40 por ciento correo electrónico y el 33 por ciento petición automatizada de documentos primarios (Moscoso y Ríos, 1991, pp. 333334). 26   Por ejemplo, el CSIC pone en marcha a partir de 1985 el Programa de Informatización de Bibliotecas, pero el proceso de automatización durará varios años. A finales de la década contará, por primera vez en su historia, con un catálogo colectivo de sus colecciones de libros y revistas

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la consulta de los catálogos automatizados de los sistemas bibliotecarios. Por ello, los centros se dotan de equipamiento informático de libre consulta para los usuarios, en el cuál se incluye también la opción de consulta de las colecciones disponibles en cd-rom. Durante la década de los noventa, el cd-rom de las Bases de Datos del CSIC, editado y distribuido por Micronet, alcanza una difusión generalizada en las bibliotecas universitarias españolas. Su carácter multidisciplinar le permite alcanzar cierto prestigio en el ámbito universitario 27, y también llegar a sectores especializados: desde la industria farmacéutica o las bibliotecas de hospitales (por la presencia del Índice Médico Español), a los centros de investigación experimental o ingeniería (por la aportación de la base ICYT), y a sectores profesionales diversos, como las bibliotecas jurídicas y de la administración (por el acceso a la base ISOC, la de mayor tamaño por número de referencias). A través del cd-rom su difusión será creciente y a comienzos del nuevo siglo será valorada como «una de las bases de datos más representativas e importantes en el panorama de la industria de las bases de datos en España» (Fernández Marcial, 2001, p. 322). 3.4.  La consulta remota de cd-rom a través de red de acceso local El aumento de la oferta de productos documentales en cd-rom permitió desarrollar nuevos avances tecnológicos. La industria de la información es consciente del papel que desempeñan las bibliotecas, como principal cliente de sus productos. La mayor parte de los usuarios accedían a estos sistemas de información a través de los puestos de ordenador habilitados en estos servicios bibliotecarios. Pero la constante evolución tecnológica se fue decantando por los entornos gráficos y las redes de área local. A finales de los noventa, las bibliotecas universitarias más avanzadas apuestan por implantar sistemas de acceso en red a científicas, que le permitirá un importante salto cualitativo en la gestión de una red bibliote­ caria. 27  En las estadísticas de acceso a bases de datos en cd-rom en 1991 en la Universidad Autónoma de Barcelona y Pompeu Fabra, las Bases de datos del CSIC ocuparon el segundo lugar, sólo detrás de Compuley-Jurisprudencia (Ginés, 1992, p. 68). Unos años después, en las estadísticas de las biblioteca de la Universidad Carlos III de Madrid, durante el periodo 1995-1998, las bases de datos del CSIC fueron las más consultadas en 1997 y las segundas en 1995 y 1996, aunque descendieron al octavo lugar en 1998, año en el que se produce un gran incremento del número de recursos y del número de accesos de los usuarios a los cd-rom disponibles en red en el ámbito de esta universidad (Suárez et al., 2001, p. 29).

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los principales títulos de bases de datos en cd-rom 28. Esta modalidad permite multiplicar el número de usuarios que acceden a los productos documentales. Los grandes editores de información bibliográfica en discos compactos, como Silver Platter 29, comenzaron a ofrecer la posibilidad de instalación de sus productos en red, como una de las ventajas de su producto. Estas plataformas de acceso permitirán a los productores de cd-rom emular las prestaciones de los distribuidores multibase en línea (Baiget, 2001). Como en el modelo anterior, España será un país consumidor de este tipo de servicios, pues la mayor parte de productos españoles tienen una distribución exclusivamente nacional y quedan al margen de este modelo de distribución. 4. Universalización del acceso directo de los usuarios finales a través de plataformas tecnológicas y de interfaces web El desarrollo de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones desembarcará a partir de la década de 1990 en la oferta masiva de contenidos y servicios directos a los usuarios. Surgen nuevas «etiquetas» para caracterizar este periodo, como «Sociedad de la información» o «Nueva economía», que se convierten en tópicos de uso común junto a conceptos como «Globalización» y «Nuevo orden internacional». Como consecuencia de este proceso, perderá relevancia el rol desempeñado hasta entonces por las bibliotecas y centros de documentación como intermediarios para la búsqueda de información. Los usuarios podrán acceder desde su propio puesto de trabajo o desde su hogar a un creciente número de recursos electrónicos. La percepción de la biblioteca como primer lugar de acceso a las fuentes deja paso a los nuevos medios digitales 30.   Por ejemplo, en un estudio de caso publicado en 2001 se afirma que: «El Servicio de Acceso a Bases de Datos de la biblioteca de la Universidad Carlos III de Madrid, ha puesto a disposición de los usuarios una importante fuente de información compuesta en la actualidad por más de 30 bases de datos con más de 100 discos compactos, de amplia cobertura nacional e internacional. En 1997 el sistema CDNET ™ se sustituyó por INFOWARE™ como sistema de acceso a bases de datos en CD-ROM, lo que ha facilitado enormemente la utilización de estos recursos desde cualquier ordenador de los distintos campus que forman la Universidad, permitiendo además la instalación de más bases de datos y más discos compactos en el servidor principal. (Suárez et al., 2001). 29   Silver Platter tuvo una posición dominante en la distribución de productos bibliográficos en cd-rom. Posteriormente desarrolló una plataforma de acceso web, y terminó desapareciendo tras ser absorbida por Ovid. 30  La invisibilidad de la biblioteca es una preocupación creciente en las universidades y centros de investigación. La percepción del acceso directo a los recursos externos sin intermediarios se mantiene incluso cuando en numerosos casos este acceso sólo es posible gracias a las suscripciones realizadas por la propia biblioteca. Frecuentemente, los usuarios desconocen o no valoran esta función. 28

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4.1.  Un antecedente: el videotex El videotex puede considerarse como una antecedente de Internet, ya que se trataba de un medio dirigido al acceso directo de los usuarios a los recursos electrónicos. Este servicio comenzó a funcionar en España, de forma experimental, en 1982. En este momento suponía una alternativa a la difusión telemática de bases de datos, con mayor capacidad para llegar a usuarios finales y popularizar cualquier producto de información. El sistema triunfó claramente en Francia, con el servicio Minitel, gracias a una acertada política de promoción y dotación tecnológica, tanto en las empresas como en los hogares. Sin embargo, en España el servicio Ibertex de Telefónica tuvo una difusión limitada durante la década de los ochenta, y algo mayor en los primeros años noventa, pero sin llegar a generalizarse 31. La mayor ventaja que suponía este sistema es que la facturación se realizaba directamente a través del contador telefónico, sin necesidad de establecer contratos previos con los productores o distribuidores de información. El sistema de consulta se basaba en menús. Como sistema más cómodo para los usuarios, tuvo mejor acogida en el sector privado. Apenas ningún producto del sector público se distribuyó por este medio. El sistema también planteaba inconvenientes: resultaba muy limitado para poder realizar consultas complejas o descargas masivas de información. Algunos productos documentales sí se distribuyeron a través de este servicio: Iberlex, Publiboe, Oferes o Espan, pero no las bases de datos del CSIC. En general, sin embargo, el videotex en España no logró universalizar el acceso a bases de datos en línea. Habría que esperar a la llegada de Internet para que se produjera esta necesaria revolución: el acceso masivo de cualquier usuario desde cualquier punto de la red de comunicaciones. 4.2.  El desarrollo de Internet El desarrollo de Internet fue un proceso que abarcó prácticamente la década de los noventa. Los avances en las comunicaciones y la implantación del protocolo TCP/IP fueron claves para su expansión. Pero el auténtico despegue de la red se produjo con la generalización de la World Wide Web y el desarrollo de los programas visuales de navegación a través de páginas diseñadas con un sencillo lenguaje de marcado, el HTML. 31  Según una encuesta realizada en 1990 sólo el 7 por ciento de las bibliotecas universitarias españolas tenían servicio de videotex. (Moscoso y Ríos, 1991, p. 334).

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La conexión española a la red mundial de Internet fue protagonizada por RedIRIS tanto en su difusión como en su promoción. A partir de 1991, facilitó el acceso a Internet a las instituciones académicas y científicas españolas. Este servicio nació en el seno de FUNDESCO, pero pronto pasó a ser gestionado por el CSIC, hasta su traspaso a la entidad pública empresarial Red.es en 2004. En estos inicios de los años noventa, el CINDOC desempeñó también un importante papel en la realización de cursos de divulgación sobre los recursos existentes en Internet, en colaboración con RedIRIS. Paralelamente, el sector de los proveedores comerciales de Internet se desarrolló muy lentamente. En sus inicios, la contratación del acceso sólo era realizada por la empresa Goya Servicios Telemáticos. Sólo a partir de 1995, con la aparición del servicio InfoVIA de Telefónica, despega este sector y comienza a generalizarse el acceso a Internet desde los centros de trabajo y desde los hogares. 4.3.  El mercado de la información en Internet Este cambio tecnológico se produce en un momento en el que la industria de la información electrónica parece haberse decantado por el cd-rom como el medio más popular para llegar al usuario final. Se mantiene la conexión en línea para usuarios profesionales y es precisamente este sistema de acceso el que va a desarrollarse en primer lugar a través de Internet, sustituyendo la línea telefónica por el servicio Telnet, abaratando el coste pero manteniendo las mismas características de diseño y recuperación de información. Sólo a partir de 1996 se produce el desarrollo de interfaces web para la consulta de bases de datos, que va a permitir la definitiva universalización del acceso directo de los usuarios finales. La red permite la convivencia de servicios comerciales con la llegada por primera vez de productos que ofrecen la consulta sin coste alguno y sin intermediarios, a través de la pantalla de cualquier ordenador con conexión a Internet. Como ejemplo de los servicios comerciales, surgen Sarenet y Servicom como distribuidores de información en línea. Entre la oferta de productos en línea que comienzan a distribuirse de forma gratuita se encuentran los catálogos de bibliotecas universitarias y de investigación y las bases de datos de los Ministerios de Cultura y Educación (ISBN, Teseo, Redinet). Los grandes distribuidores de bases de datos comienzan a renovar sus herramientas de acceso diseñadas para navegadores bajo el sistema operativo Windows de Microsoft. Por ejemplo, Dialog y Data-Star ponen en marcha sus

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sitios web en 1996, aunque en el caso de Dialog se implementará al año siguiente la interfaz de búsqueda en formato web (Angós et al., 1998, pp. 110-111). A finales de la década el panorama del mercado de la información ha cambiado radicalmente, sus agentes se han adaptado al nuevo medio: «En el año 2000, el acceso a la información en línea, es, por excelencia, acceso a través de Internet. Es el momento en que productores y distribuidores de las ya clásicas bases de datos en línea han comenzado a cambiar sus estrategias comerciales y sus políticas de tarifas. Un buen ejemplo, el caso de Dialog» (García Moreno, 2000, p. 406). 4.4.  I mpacto de Internet sobre la producción de bases   de datos documentales El éxito de Internet como red que permite la libre conectividad mundial con un coste muy reducido de conexión, conlleva una progresiva transformación del mercado de la información electrónica de recursos documentales. En las décadas anteriores, el acceso a cualquier producto electrónico en línea conllevaba un gasto importante, provocado por el alto coste de la conexión telefónica en muchos países y la necesidad de contratar previamente el acceso a la mayor parte de los distribuidores. El progresivo crecimiento de la red va a permitir que numerosas instituciones pongan sus recursos documentales en libre acceso como, por ejemplo, los catálogos de las principales bibliotecas 32, que dispondrán de sus interfaces en línea: los denominados OPAC (Online Public Access Catalogue). La disponibilidad de recursos gratuitos va a convivir desde el inicio con la presencia de servicios de distribución comercial que exigen la contratación previa y la conexión a través de un control de accesos. Pero en ambos casos, el usuario final puede acceder desde cualquier ordenador con conexión a Internet, cuyo coste va a reducirse progresivamente. En las primeras décadas de la industria de la información, el mercado estuvo dominado por las bases de datos referenciales con análisis documental 33. 32  La Red de Bibliotecas del CSIC pondrá en marcha en 1996 la primera versión en línea de un catálogo colectivo accesible a través de una interfaz web en España (Ponsati, 1996). 33  Nos referimos con esta denominación a las bases de datos documentales que incluyen referencias de documentos, en su mayor parte artículos de revista, incorporando un resumen y descriptores o palabras clave para facilitar una recuperación pertinente a través de índices de materias. Estos productos son denominados «referenciales» por que no permiten un acceso directo al texto de los documentos, aunque normalmente los distribuidores incluían un servicio de acceso al documento, para que los usuarios pudieran solicitar los originales, inicialmente por correo y posteriormente ya por fax o por correo electrónico.

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Con la llegada de Internet, este modelo va a mantenerse: algunos distribuidores apostarán por interfaces de acceso gratuito, mientras otros diseñarán plataformas de pago. Pero la facilidad de distribución de contenidos en Internet también va a permitir una amplia difusión de otros productos en libre acceso: los catálogos de bibliotecas y las bases de datos referenciales sin análisis documental, herederas de los antiguos boletines de sumarios, que pueden ahora alcanzar una difusión internacional. Se trata de servicios de sencillo diseño, que no utilizan lenguajes documentales para crear índices de materias pero que, por ello mismo, pueden construirse a un mejor ritmo de actualización y con un menor coste de recursos humanos. Las bases de datos convencionales que había alcanzado cierto prestigio en las décadas anteriores, sufren la competencia de estos productos basados en los sumarios de las publicaciones. Realmente no suponen una nueva modalidad, pues siempre habían estado presentes en el ámbito internacional a través de productos comerciales como Current Contents, Uncover o Ingenta. Pero en el caso español, los boletines de sumarios no habían tenido más que una incidencia local entre los usuarios de cada centro, hasta que cobran relevancia a finales de los noventa diferentes proyectos universitarios que se distribuyen de forma gratuita en Internet: los Sumaris electrònics del Consorci de Biblioteques Universitàries de Catalunya, el servicio Summarev de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla, la base de datos Compludoc de la Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid o la hemeroteca digital Dialnet. Como afirma M.ª Antonia García Moreno, las instituciones responsables de los sistemas tradicionales encontrarán más problemas para la distribución comercial de sus productos: Habría que añadir otra limitación importante, característica de esta nueva etapa: el coste de los contenidos de calidad. Cuesta caro producir contenidos de calidad y sin embargo cuesta muy poco instalarse en la red. Pese a la sobreabundancia de información que ha traído internet, mucha de escasa o nula calidad y fiabilidad, los usuarios se resisten a pagar por la información. Ésta sigue siendo la gran barrera al crecimiento de contenidos de calidad (García Moreno, 2000, p. 408).

La difusión de estos servicios gratuitos de sumarios electrónicos supone la existencia de una competencia directa con los contenidos de las bases de datos del CSIC 34. Al tratarse de proyectos dirigidos por bibliotecas españolas inclu34  Ya existían productos que suponían una competencia directa con las bases de datos del CSIC en áreas temáticas concretas. Por ejemplo Psicodoc o Bibliografía de la Literatura Española, en

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yen especialmente publicaciones nacionales, que hasta entonces sólo era posible localizar a través de la consulta en ISOC, ICYT o IME. Entre los productos que ofrecen de forma gratuita a través de Internet la posibilidad de localizar artículos de revistas españolas, hay que destacar la labor desempeñada por la hemeroteca Dialnet, un proyecto cooperativo liderado por la Biblioteca de la Universidad de La Rioja. Aunque su nacimiento es más tardío que el de otras iniciativas, ha destacado por su capacidad para mantener una buena actualización en la incorporación de los sumarios de revistas y por el crecimiento continuado en su cobertura. 4.5.  P  roductores y distribuidores comerciales de bases   de datos españolas a través de Internet Sarenet es una de las primeras empresas españolas que actúan como distribuidoras de bases de datos en línea a través de Internet. Surge en 1995, al privatizarse el servicio Spritel creado en el País Vasco. En 1998 distribuye: — Bases de datos del Instituto de Comercio Exterior (ICEX): ASOC (Asociaciones de Fabricantes y Exportadores), Biblos (Referencias bibliográficas de Comercio Exterior), BISE (Oportunidades Comerciales en el Mundo), Estacom (Estadísticas de Comercio Exterior) y OFERES (Empresas Españolas Exportadoras). — Bases de datos del Boletín Oficial del Estado (BOE): IBERLEX (Legislación) y PUBLIBOE (Subastas y concursos). — Bases de datos de la Dirección General de Política para la Pequeña y Mediana Empresa (DGPYME): AYUD (Ayudas y Acciones de Fomento), BDIN (Directorio de Empresas Industriales) y CPUB (Concursos y Subastas). — INFORMA, base de Información de Empresas Españolas Por otra parte, la empresa Servicom distribuye las bases de datos de empresas de Dun&Bradstreet, Fomento del Trabajo, Databolsa o Simo TCI. En otros casos, son los propios productores los que distribuyen directamente sus bases de datos. Pueden ser empresas privadas o instituciones públilos apartados de Psicología y Literatura de la base ISOC. Pero la oferta de las bases de datos de sumarios supone que por primera vez existe un recurso con una cobertura multidisciplinar que puede compararse en el registro sistemático de las publicaciones españolas.

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cas: Baratz, con su base de datos de noticias de prensa; Camerdata, información empresarial de las cámaras de comercio; Oficina Española de Patentes y Marcas; Agencia EFE; Europa Press; BOE; CINDOC (CSIC); MyNews o Reuters. Con la aparición de Internet, el CSIC mantiene la autodistribución de sus bases de datos documentales, a través de la colaboración entre el Centro Técnico de Informática (CTI) y el Centro de Información y Documentación Científica (CINDOC). Se desarrollan nuevas interfaces de usuario a través de la web. Se abre una política de distribución que ofrece una doble vía 35: — ­Acceso bajo contratación al contenido completo de los registros bibliográficos, visualización de resúmenes e índices de los campos de indización. — Acceso gratuito al contenido de las bases de datos con limitaciones. En principio se reducía a la visualización de tres registros como resultado de una búsqueda. Posteriormente se modificó este modelo y se permitía la visualización de todos los resultados pero en un formato breve de cada registro, limitado a la referencia bibliográfica. Una de las sub-bases de ISOC (Biblioteconomía y Documentación) se mantuvo en acceso gratuito en su forma completa, de modo que pudiera servir de demostración de las características del sistema y, al mismo tiempo, ofreciera un servicio específico a los profesionales de la Documentación. 4.6.  I mpacto sobre las bibliotecas y centros de documentación   del acceso a bases de datos a través de Internet El nuevo paradigma en la distribución de las bases de datos implica un cambio en el rol que venían cumpliendo las unidades de información respecto a los usuarios. La generalización del acceso a través de Internet permite a investigadores y estudiantes realizar sus búsquedas bibliográficas directamente en la red, sin solicitar el servicio a bibliotecarios o documentalistas. 35  El objetivo de esta doble vía, que combina un servicio gratuito con otro de pago, persigue dar un servicio general de utilidad pública y al mismo tiempo mantener una vía de financiación sin perjudicar la distribución del cd-rom y la existencia previa de contratos con las universidades para el acceso en línea, generados en gran parte antes del desarrollo de Internet. Este modelo es similar al que venía aplicando el INIST (CNRS) en la distribución de las bases de datos Pascal y Francis.

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Las bibliotecas universitarias y los centros de documentación de los organismos de investigación desarrollan a finales de los noventa sus propios portales de acceso web. En ellos se incluye información sobre las bases de datos disponibles en sus fondos y se crean páginas de enlaces o directorios de recursos. Con ello, se está asumiendo un nuevo rol: la orientación sustituye a la intermediación. También se desempeña una función básica de formación de usuarios o alfabetización informacional. Las bibliotecas comienzan a ser valoradas por la calidad de sus servicios remotos a través de la web. Surgen nuevos retos y tareas, como el diseño de materiales para la formación de los nuevos usuarios en el entorno electrónico (Sastre, 2000). Es un cambio de rol que supone una adaptación al nuevo entorno social pero sin renunciar a los objetivos tradicionales que deben ser reformulados. Como afirma Javier Gimeno: «la biblioteca continuará jugando un importante papel en el acceso igualitario y democrático a la información, en la superación de la brecha abierta entre quienes dominan las herramientas tecnológicas y quienes no las dominan, para reinventar todos juntos el espacio público del conocimiento, sin el cual el conocimiento adquirido no es cultura» (Gimeno, 2005, p. 49).

5. Los productos referenciales se ven superados por la llegada de nuevos sistemas a texto completo La oferta de contenidos en la red se expande de forma imparable y, progresivamente, es cada vez más sencillo obtener información primaria, datos concretos y artículos a texto completo. El mercado de la información experimenta un crecimiento importante al explotar las posibilidades que ofrece Internet: ampliación del mercado que permite llegar al usuario final sin intermediarios y progresiva mejora en las capacidades de las comunicaciones para el almacenamiento y transmisión de datos. Los usuarios comienzan a percibir Internet como una gran biblioteca de acceso a los propios documentos. Aunque gran cantidad de información sigue estando disponible sólo en formato impreso, accesible únicamente acudiendo a las bibliotecas, los sistemas de información referencial parecen obsoletos si no permiten enlazar con un número considerable de textos en línea. La principal competencia comercial para las bases de datos bibliográficas llega a través de las plataformas editoriales de revistas electrónicas. Por otra

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parte, los movimientos de rechazo al elevado coste del acceso a estas plataformas, dan lugar a nuevos productos también a texto completo: revistas de libre acceso, archivos abiertos y repositorios institucionales. La llegada de la edición electrónica distribuida a través de Internet supone un cambio de paradigma para las bibliotecas. Durante toda su historia actuaron como preservadoras de documentos, ahora son mediadoras en el acceso a recursos virtuales sin poder asegurar su mantenimiento 36. Las colecciones de publicaciones periódicas, que se gestionaban número a número, ceden el paso a cientos de recursos en línea. Entre los sistemas bibliotecarios surge cierto desconcierto sobre el tratamiento que debe darse a las publicaciones electrónicas. Por primera vez se integran en los catálogos fuentes que físicamente no forman parte de la colección, pero registrar todos los documentos de interés, accesibles en línea, no es una tarea que pueda abordarse de forma sistemática. Las bibliotecas también se convierten en distribuidoras de documentación a texto completo en la red. Surgen los grandes proyectos de digitalización que hacen accesibles los fondos antiguos de mayor demanda. La biblioteca digital comienza a dar servicio a usuarios no presenciales. Para los sistemas de información bibliográfica de carácter referencial, es difícil mantener la competencia con los crecientes recursos de texto completo. 5.1.  L  as revistas electrónicas como sistemas de información bibliográfica Las bases de datos a texto completo en los años ochenta se limitaban a tipos muy concretos de información: legislación, estudios de mercado, prensa. La información académica y científica se distribuía casi exclusivamente a través de publicaciones impresas, y sólo en algunos ámbitos a través de microfichas, como fue el caso de las tesis doctorales. Desde finales de los noventa, el panorama de la edición de revistas académicas y científicas migrará progresivamente hacia la edición en Internet. Algunas publicaciones periódicas apuestan directamente y en exclusiva por el formato electrónico. En otros casos convive la versión impresa con la digitalizada. 36  La inseguridad en el mantenimiento de los recursos digitales es un motivo de preocupación. Sólo algunas bibliotecas se plantean proyectos a nivel internacional o nacional para asegurar la preservación de los documentos digitales en la red, pero la dispersión y variabilidad de los contenidos convierte esta tarea en una labor muy difícil de abordar.

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También aparecen nuevos títulos de revistas electrónicas puras, que no provienen de una edición anterior en papel. La función editorial experimenta un cambio sustancial: — Los plazos de edición pueden reducirse. Es posible anticipar contenidos, incluso mostrar documentos pendientes de evaluación. — La distribución de la publicación llega de forma inmediata a los lectores o suscriptores, sin el complejo y costoso proceso de los envíos de postales. — Aumenta la visibilidad de los artículos, que pueden ser consultados directamente por un número considerablemente mayor de usuarios de todo el mundo. — Se puede navegar con facilidad entre artículos relacionados a través de enlaces hipertextuales que vinculan la cita con el documento citado, o al autor con otros artículos escritos por él, etc. — La edición electrónica permite integrar materiales complementarios hasta ahora imposibles: vídeos, programas, demostraciones. — El medio electrónico permite incorporar nuevos servicios de valor añadido: guías de recursos, foros de discusión, servicios de alerta, descarga de referencias preparadas para programas de gestión de bibliografías personales, etc. — Los artículos son recuperables a través de los buscadores. Las revistas pueden incluir sus propios índices, además de incorporarse de forma automática a los sistemas de recuperación de múltiples motores de búsqueda. En definitiva, cualquier editorial o distribuidor de revistas electrónicas puede dar las mismas prestaciones que han ofrecido tradicionalmente las bases de datos bibliográficas, con el añadido de tener todos los documentos accesibles a texto completo.

5.2.  La irrupción de las grandes editoriales en Internet y el Big Deal Los portales de editores de revistas, inicialmente incorporaban el acceso a sumarios. Pero el encarecimiento de la edición en papel y la consiguiente cancelación de suscripciones, precipitó el desembarco de las grandes editoriales en la edición electrónica como una nueva vía de negocio. A finales de los años

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noventa, las principales editoriales científicas están en condiciones de ofrecer la edición electrónica distribuida a través de Internet. Surge una nueva estrategia comercial: el Big Deal. El mercado se dispara. La necesidad de mantener la suscripción a las revistas de mayor prestigio, fuerza a las instituciones a aceptar contratos de acceso global a amplias colecciones de publicaciones electrónicas, no siempre requeridas por las bibliotecas clientes. Las editoriales no ofrecen el acceso a títulos concretos sino a grandes sistemas de información a texto completo distribuidos en línea. Con ello, los grandes editores aumentan su beneficio. Como consecuencia del nuevo entorno de distribución, el mercado se concentra en un número cada vez más reducido de multinacionales, con continuas compras y fusiones de empresas. Los portales de los grandes editores son actualmente grandes bases de datos bibliográficas con acceso al texto completo de los documentos. Servicios como ScienceDirect (Elsevier), InterScience (Wiley), SpringerLink, Emerald o SAGE Journals Online, son actualmente imprescindibles en todas las bibliotecas académicas o científicas, que se ven obligadas a asumir el coste de la suscripción. Frente a esta competencia, las bases de datos referenciales se han convertido en elementos prescindibles en la cadena documental. Las agencias de suscripciones (Swets, Ebsco), también comienzan a verse perjudicadas. Intentan reaccionar creando plataformas que agrupen a diferentes editores. Cambian de rol: se transforman en agregadores de contenidos. Y ofrecen nuevos servicios de hosting para pequeñas editoriales. El predominio de estas políticas de distribución potencia la concentración del mercado internacional en empresas multinacionales que constituyen un creciente oligopolio: Thomson-Reuters, Elsevier, Springer, Taylor&Francis, ProQuest, Ovid.

5.3.  Recursos libres de texto completo: el movimiento Open Access El auge de los sistemas comerciales de acceso a revistas electrónicas y la progresiva concentración del mercado en empresas editoriales, provoca un movimiento de contestación y búsqueda de alternativas de libre acceso. El Movimiento Open Access promueve la distribución sin limitaciones de los resultados de la investigación científica, que en gran medida está financiada con fondos públicos. Se busca un modelo de comunicación científica más justo y beneficioso para la sociedad. Sus resultados se plasman en la implantación de

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nuevos recursos documentales que permiten acceder al texto completo de los documentos en línea: plataformas de revistas científicas, archivos abiertos temáticos y repositorios institucionales. El antecedente directo de los archivos abiertos son los servidores creados en medios académicos para facilitar la distribución de prepublicaciones. Ya en 1991, antes del boom de Internet, nació la iniciativa de Paul Ginsparg para crear un archivo de preprints de Física de Altas Energías en Los Alamos National Laboratory (LANL). Fue conocido entonces como xxx y actualmente como arXiv. Hoy es el principal archivo abierto a nivel internacional, por número de documentos y accesos en línea. El movimiento por el acceso abierto toma forma en varios encuentros internacionales, como la Convención de Santa Fe en octubre de 1999, el Budapest Open Access Initiative (BOAI) en diciembre de 2001, la Declaración de Bethes­ da en junio de 2003 y la Declaración de Berlín en octubre de 2003. El movimiento admite diferentes medios para asegurar el acceso abierto, la conocida como vía verde consiste en el autoarchivo por los autores de copias en depósitos temáticos o institucionales; la vía dorada, más ambiciosa, implicaría convertir todas las revistas académicas y científicas en publicaciones de libre acceso. Este fenómeno dará lugar a una activa comunidad de archivos abiertos, que definen un modelo común para el intercambio de información entre repositorios: el protocolo OAI-PMH (Open Archives Initiative – Protocol for Metadata Harvesting). La existencia de un formato común para la exportación de metadatos permitirá desarrollar buscadores específicos como Oaister, o facilitará su entrada en otros sistemas de información científica como Scirus. Gracias a ello, los documentos depositados en sistemas de acceso abierto multiplicarán su capacidad de impacto. De forma paralela al crecimiento de los archivos abiertos, se desarrollan iniciativas editoriales de revistas electrónicas que se suman a estos principios. El Directory of Open Access Journals (DOAJ), agrupa en la actualidad a más de tres mil publicaciones. En el ámbito iberoamericano destacan proyectos como Scielo y Redalyc, en los que participan revistas españolas. También el CINDOC se suma a estas experiencias y lidera una plataforma para la difusión de las revistas en acceso abierto: e-revistas 37. 37  El proyecto e-revistas se inicia en 2004 como uno de los contenidos que ofrece el portal de divulgación científica Tecnociencia, creado por un convenio entre el CSIC y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT). A partir de 2006 se distribuye de forma independiente. La plataforma se basa en una red de editores de publicaciones en acceso abierto.

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Numerosas revistas en todo el mundo se distribuyen de forma gratuita a través de Internet, aunque frecuentemente no cumplan por completo los principios emanados del Movimiento OAI. En España, algunos de los principales editores académicos, como la Universidad Complutense de Madrid y el CSIC 38, desarrollan plataformas de acceso al texto completo de sus revistas científicas, aunque en muchos casos se mantiene un periodo de embargo 39 con respecto a la edición impresa. El acceso abierto implica importantes transformaciones en la cadena documental. La práctica del autoarchivo otorga un nuevo protagonismo a los autores, frente al poder alcanzado por los editores. Se reivindica el mantenimiento del copyright en los creadores de los contenidos, los autores, que comienzan a informarse mejor sobre las condiciones en las que se ceden o no los derechos para la publicación. Pero también supone un nuevo rol para las bibliotecas, que en muchos casos asumen la creación de nuevos recursos, los archivos abiertos institucionales. La mayor parte de las bibliotecas universitarias españolas poseen ya recursos relacionados con el acceso abierto, repositorios institucionales, archivos de tesis o revistas. El CSIC también se ha sumado a esta iniciativa: firma la Declaración de Berlín en enero de 2006 y pone en marcha su repositorio institucional (Digital CSIC), presentado el 18 de enero de 2008. 5.4.  Las bases de datos del CSIC en esta etapa Con el cambio de siglo, las bases de datos documentales del CSIC (ICYT, ISOC e IME) continuarán figurando entre las más populares entre los profesionales de la información, bibliotecarios y documentalistas 40. Sin embargo, los usuarios finales demandan sistemas que aseguren el acceso al texto completo. 38  La plataforma editorial de revistas del CSIC en formato electrónico de libre acceso fue puesta en marcha en junio e 2007. Fue resultado de la colaboración entre el Servicio de Publicaciones del CSIC, el CINDOC y el Centro Técnico de Informática. 39  El periodo de embargo implica que la versión electrónica de los nuevos números de una revista, no está disponible en libre acceso, hasta que no haya pasado un plazo establecido respecto a la salida de la versión impresa. Con esta política se persigue fundamentalmente mantener la política de intercambios entre publicaciones periódicas impresas, que tanto ha contribuido históricamente a la calidad de las colecciones de las bibliotecas de estas instituciones. Sin embargo, se trata de una medida restrictiva para la difusión de las publicaciones, lo cuál contradice los principios del acceso abierto, aunque sea de forma temporal. 40  En la encuesta realizada en 2002 por Swets-Blackwell, en colaboración con SEDIC y El Profesional de la Información, se destaca a las bases de datos del CSIC en el segundo lugar entre los sistemas referenciales más utilizados por los profesionales de la información, sólo por detrás de Medline-PubMed (Álvaro et al., 2004, p. 388).

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Al recoger exclusivamente publicaciones españolas, los productos distribuidos por el CINDOC sólo pueden responder al modelo de los sistemas bibliográficos referenciales. La mayoría de las fuentes que se recogen mantienen una edición impresa. El porcentaje de revistas con edición electrónica gratuita en Internet va aumentado muy lentamente. En estos casos las bases de datos irán incorporando enlaces al texto completo. Se anuncia una nueva etapa, que se basa en la apuesta por la calidad y la selección más rigurosa de las fuentes: «Consciente de la importancia de estos recursos y de su repercusión en el ámbito académico, el CINDOC ha emprendido una serie de mejoras para aumentar su calidad. De esta forma, a lo largo del año 2000 inició la evaluación de todas las revistas recogidas en ellas» (Alcain y Urdín, 2002, p. 275). Este proceso se lleva a cabo a partir de la puesta en marcha del Sistema Latindex (Román et al., 2002), una red iberoamericana en la que participa el CINDOC como centro de acopio responsable de los datos referidos a las publicaciones españolas. En el caso de las revistas de Ciencias Sociales y Humanas, esta evaluación se completó con sucesivos proyectos de encuestas y análisis de citas 41. En el caso del IME, también se desarrolla una política de calidad que apuesta por el rigor en la selección de revistas fuente. Para ello, se aprovechan los resultados de las investigaciones llevadas a cabo en el IHCD sobre indicadores bibliométricos en Ciencias de la Salud y análisis de citas en revistas españolas (Aleixandre y Valderrama, 2004, p. 156). En 2002 se pone en marcha, en colaboración con el CTI, un nuevo diseño de la interfaz de usuario, que ya permite la selección e impresión de referencias concretas entre los resultados de una operación de búsqueda. Entre los cambios más relevantes, se incluye la opción de búsqueda previa conjunta a las tres bases de datos y la incorporación de los directorios de revistas entre los recursos interrogables en línea. Desde 2002, todos los registros bibliográficos permiten enlazar con la ficha descriptiva completa de la revista. Otro de los elementos de calidad es la grabación de los resúmenes de autor, que se incluyen en la base de datos ICYT a partir de 1999, aunque ya estaban presentes en la base de datos ISOC desde 1988 42. 41   Adelaida Román lideró tanto el grupo de trabajo de la participación española en el Sistema Latindex, como los proyectos posteriores de evaluación de revistas que iniciaron la labor del Grupo de Investigación sobre «Evaluación de Publicaciones Científicas». 42  Aunque la base de datos ISOC incorpora los resúmenes de autor con muchos años de adelanto respecto a ICYT, hay que hacer constar que sólo se recogen aquellos resúmenes publicados en castellano en las propias fuentes, y que el porcentaje de revistas que incluyen resúmenes es considerablemente menor que en las revistas de Ciencias Experimentales y Tecnológicas. Según el

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En 2007 la creación del nuevo Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS) 43 en el CSIC supone una reestructuración de los centros que se integran en el proyecto. El CINDOC es uno de los institutos afectados. Los departamentos de investigación se agrupan bajo una nueva denominación, Instituto de Estudios Documentales sobre Ciencia y Tecnología (IEDCYT), mientras que las unidades que elaboran las bases de datos documentales del CSIC pasan a depender directamente de la dirección del CCHS. Las bases de datos del CSIC ofrecen a 30 de abril de 2008 estos datos: — ICYT – Ciencia y Tecnología: 184.633 registros, de los cuáles el 96 por ciento son artículos de revista. Hay 4.063 documentos con enlace al texto completo — ISOC – Ciencias Sociales y Humanidades: 539.770 registros, el 95 por ciento artículos de revista. Cuenta con 20.223 accesos a texto com­ pleto. — IME – Biomedicina: 277.595 registros, el 99,9 por ciento artículos de revista. Enlaza con 39.168 documentos a texto completo. Se mantiene la colaboración externa en algunos proyectos internacionales. El más importante es la base de datos Urbadoc, versión de acceso en línea de Urbadisc, editada anteriormente en cd-rom. Para el futuro desarrollo de las bases de datos del CSIC será indispensable asegurar una mayor relación con el texto completo. La hemeroteca virtual Dialnet, pese a ser un sistema también referencial, presenta interesantes características que marcan la evolución en este terreno: un buen posicionamiento en buscadores que permite ampliar la visibilidad de las publicaciones españolas e hispanoamericanas, integración con los servicios del movimiento Open Access y oferta de una plataforma de alojamiento gratuito para aquellos editores que quieran abordar el paso de sus revistas a la versión electrónica (León, 2006). El CSIC ha iniciado iniciativas similares (plataformas de revistas en acceso abierto, e-revistas y revistas.csic), pero se trata de proyectos que no tienen ningún vínculo con sus bases de datos documentales. análisis realizado en 2004, en las revistas de 2003, el 80 por ciento de los artículos incluidos en ICYT contaban con resumen, mientras que en la base ISOC tan sólo lo incorporaban el 53 por ciento (Urdín y Alcain, 2004). 43  El nuevo centro se constituye formalmente el 30 de octubre de 2007 por acuerdo de la Junta de Gobierno del CSIC. En el entorno bibliotecario, también supone la agrupación de servicios de los centros de Ciencias Sociales y Humanidades del CSIC en Madrid, constituyéndose la Biblioteca Tomás Navarro Tomás.

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En el caso de la base de datos IME, el CSIC está integrado desde 2003 en el proyecto europeo e-BioSci (http://www.e-biosci.org/), para el desarrollo de una plataforma de recuperación de información especializada en Ciencias de la Salud (Aleixandre y Valderrama, 2004, p. 160). Su objetivo es potenciar las posibilidades de búsqueda bibliográfica, con la coordinación entre sistemas referenciales y repositorios de documentos.

6.  Bibliografía citada Abadal Falgueras, Ernest. La documentación en España, Madrid, CINDOC-FESABID, 1994. Angós Ullate, José María; Salvador Oliván, José Antonio; Fernández Ruiz, María Jesús. «Evolución de los distribuidores de bases de datos», Scire, 1998, vol. 4, n. 1, pp. 99-116. Alcaín, M.ª Dolores; Urdín, Carmen. «Las bases de datos del Cindoc inician una nueva etapa», El profesional de la información, 2002, vol. 11, n. 4, pp. 275-277. Aleixandre Benavent, Rafael; Valderrama Zurián, Juan Carlos. «IME, Índice Médico Español: perspectivas y retos tras 40 años de tradición bibliográfica en Ciencias de la Salud (1964-2003)», Revista General de Información y Documentación, 2004, vol. 14, n. 1, pp. 153-166. Disponible en: http://www.ucm.es/BUCM/revistas/ byd/11321873/articulos/RGID0404120153A.PDF, [consulta: el 28-04-2008]. Álvaro Bermejo, Concepción. «La distribución de bases de datos en España. Situación actual y perspectivas de futuro», en Documat 90. III Jornadas Españolas de Documentación Automatizada, Palma de Mallorca, 1990, Palma, Universitat de les Illes Balears, 1990, vol. 1, pp. 519-533. —  «Las bases de datos documentales del CSIC», Cuadernos de Documentación de Cajas de Ahorro, 1991, vol. 6, n. 11, pp. 31-36. Álvaro, Concha; Baiget, Tomás; Giménez, Elea; Keefer, Alice; Lens, Dirk; Martín, Juan Carlos; Tejada, Carlos. «Uso de recursos de información electrónicos 20032004», El Profesional de la Información, 2004, vol. 13, n. 5, pp. 386-392. Alvite Díez, M.ª Luisa. «Evolución de las bases de datos jurídicas en España», Anales de Documentación, 2004, n. 7, pp. 7-27. Disponible en: http://www.um.es/fccd/anales/ad07/ad0701.pdf y http://eprints.rclis.org/archive/00002960/, [Consulta: 27-042008] Baiget, Tomás. «25 años de teledocumentación en España», Revista Española de Documentación Científica, 1998, vol. 21, n. 4, pp. 389-401. Disponible en: http:// bddoc.csic.es:8080/ver/BIBYDOC/docu/363451.do [Consulta: 31-03-2008]. —  «ERL5 de SilverPlatter», Revista Española de Documentación Científica, 2001, vol. 24, n. 3, pp. 322-324 (Sección Noticias). Disponible en: http://redc.revistas. csic.es/index.php/redc/article/view/64/125, [Consulta 23-04-2008]

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Divulgación de la producción científica española a través de las bases de datos bibliográficas del CSIC: la base ISOC

Ceferina Anta Cabreros

CSIC, Centro de Ciencias Humanas y Sociales, IEDCYT

1.  Introducción El inicio de las bases de datos bibliográficas del CSIC se produce en un momento en el que las actividades sobre información y documentación científica en España se realizaban de forma muy dispersa y con apenas coordinación. Esto ocurre hacia la primera parte de la década de 1970. Sin embargo, a iniciativa de distintas instituciones y organismos, comienzan a surgir directrices y normas que impulsan su desarrollo. Buen ejemplo de ello es la creación del Centro Nacional de Información y Documentación (CENIDOC), cuya misión fue la de coordinar el plan nacional de información científica y técnica, con el objetivo de planificar actividades específicas en tres grandes áreas del conocimiento: Ciencia y Tecnología; Biomedicina y Ciencias Sociales y Humanidades, a raíz del informe de la Organización de Cooperación y Desarrollo (OCDE), elaborado por Georges Anderla (1973) 1. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), una vez realizadas algunas modificaciones de organización en tres de sus centros/institutos, que efectuaban tareas relacionadas, optó por llevar a cabo y desarrollar actividades de información y documentación bajo tres aspectos: investigación, docencia y servicios especializados en distintas áreas:   A este respecto véase el capítulo de Luis Rodríguez Yunta, en esta misma obra.



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Ceferina Anta Cabreros

— El Centro de Información y Documentación (CID) en 1975 pasó a denominarse Instituto de Información y Documentación en Ciencia y Tecnología (ICYT), especializado en las áreas de Ciencia y Tecnología. — El Instituto de Información y Documentación en Ciencias Sociales y Humanidades (ISOC), creado a partir del Departamento de Información Científica y Técnica del Instituto Bibliográfico Hispánico del Ministerio de Cultura, especializado en las áreas de Ciencias Sociales y Humanidades. — El Instituto de Información y Documentación en Biomedicina, creado a partir del Centro de Documentación Informática Médica de Valencia, especializado en las áreas de Biomedicina. El apostar por esta actividad desde una perspectiva multidisciplinar a la vez que específica, ha sido un referente de notable dimensión nacional e internacional en el ámbito de la información y documentación científica, como lo justifican sus actividades realizadas, a pesar de las dificultades, problemas e incluso desalientos que han impedido un mayor crecimiento. 2.  Base de datos bibliográfica ISOC El desarrollo de la producción científica, el avance tecnológico, fundamentalmente el relacionado con las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, el perfeccionamiento profesional de los agentes de la información y la demanda de los usuarios han sido, entre otros, los factores que han ido perfilando los cambios que se han producido en las bases de datos del CSIC a lo largo de 33 años, de 1975 al 2008. En este estudio se describen distintas etapas a modo de resumen histórico; si bien el análisis se centra en la base ISOC, se harán continuas referencias al conjunto de las bases del CSIC, base ICYT y base IME. Desde 1975 una de las actividades principales del Instituto de Información y Documentación en Ciencias Sociales y Humanidades (ISOC) ha sido la creación de la base de datos bibliográfica ISOC, con la información publicada en revistas científicas españolas. El objetivo era identificar, seleccionar, analizar y difundir la información especializada del área. Aun con las dificultades tecnológicas de la época, desde el inicio, la idea era realizar una base de datos automatizada. Sin embargo, había que hacer llegar a los usuarios la información que se producía en el ámbito español sin distan-

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ciarse en el tiempo y, hasta que se dispuso de los medios técnicos necesarios, se eligió hacerlo mediante la publicación de repertorios bibliográficos impresos. En 1979 se editan por primera vez el volumen I, número 0 del índice Español de Ciencias Sociales y el volumen I, número 2 de Ciencias de Humanas 2. En estos repertorios, se reseñan los documentos procedentes de 113 y 149 títulos de revistas respectivamente. El trabajo tenía un alto componente artesano, incluso se respetó la imagen de los sumarios de las revistas analizadas, a los que se accedía desde cualquiera de los términos incluidos en el análisis documental que, a modo de resumen telegráfico, mediante palabras clave, representaban la conceptualización temática del contenido de los documentos. Estos índices se editaron con periodicidad anual hasta 1996. (Ver anexo publicaciones) 3.  Soporte técnico El equipo técnico con el que se comenzó la gestión automatizada fue el ordenador del Ministerio de Educación y Ciencia (MEC), un UNIVAC 1100, que administraba el Centro de Proceso de Datos del MEC, con el software de gestión UNIDAS. El trabajo realizado conjuntamente por los analistas de la base ISOC, con los informáticos del MEC hizo que fuese posible la consulta on-line a partir de 1985. No obstante, el software ofrecía prestaciones muy reducidas, entre ellas, baja velocidad (300 baudios), aunque los mayores problemas eran la limitación del número de caracteres para incluir los descriptores, autores y, sobre todo, la dificultad a la hora de seleccionar la información y establecer las posibles interrelaciones. Estos condicionamientos (Román Román y Sánchez Nistal, 1987) y la poca experiencia en este campo, obligaron a cambiar el formato en sucesivas ocasiones, con el correspondiente trabajo adicional de corregir y completar datos, etc. En 1989, los tres centros del CSIC que tenían sus bases de datos en distintos ordenadores, migran sus datos al ordenador Sun Microsystems: SunOS 5.8 del Centro Técnico de Informática y se gestiona la información con el software Basis Plus. Este cambio permitió mejoras notables, se rediseñaron las bases por parte de los tres centros/institutos y el resultado es una plantilla de toma de datos dividida en 36 campos, donde tienen cabida todos y cada uno de los aspectos relevantes de los documentos que se analizan de cada una de las disciplinas.   El volumen I, número 1 se editó posteriormente por causas ajenas al instituto.



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El acceso se fue mejorando, primero mediante la modalidad telnet conectando mediante la red española de transmisión de datos IBERPAC y posteriormente a través de la red Internet. A partir de esta fecha las tecnologías irrumpen con fuerza y se supera gran parte de las carencias iniciales. En la década de 1990 la red de transmisión de datos Internet ha sido un soporte de primera magnitud para difundir la información y poder acceder a ella. Tanto el diseño de páginas web por gran parte de las instituciones u organismos donde a modo de carta de presentación dan cuenta de sus actividades, como la aplicación cliente servidor que mediante interfaces amigables facilita la consulta, ofreciendo nuevas perspectivas de acceso y difusión de la información. 4. Acceso y divulgación de las bases del CSIC en la red Internet Con la implantación de la red Internet y las potencialidades que esta ofrece, desde la comunicación hasta el acceso a la información, se producen los cambios más notables, pues es uno de los medios más elegido por la mayoría de los distribuidores de información para anunciar sus productos, y en España con mayor motivo por la carencia de distribuidores especializados, ya que cada creador se ocupa de su propia difusión. El CSIC también ha impulsado sus bases de datos y en la página institucional refleja el hiperenlace de acceso http://www.csic.es/index.do. Para los que trabajamos en ellas, este gesto es muy importante y supone un gran apoyo para contribuir a su divulgación. La interfaz a la que se accede a través de la URL http://bddoc.csic.es:8085/ index.jsp permite, mediante una navegación fácil e intuitiva, obtener información amplia o muy precisa a través de los hiperenlaces existentes, según la formula que se utilice. A modo de ejemplo se muestran las siguientes pantallas. En la figura 1, se presenta la información de las bases del CSIC, subdividida en bases de datos: ICYT-Ciencia y Tecnología; ISOC-Ciencias Sociales y Humanidades e IME-Biomedicina y los Directorios de Revistas de: Ciencia y Tecnología, Ciencias Sociales y Humanidades y Biomedicina.

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Figura 1.  Pantalla de consulta general de las Bases de datos bibliográficas del CSIC.

En la barra de navegación superior se puede elegir cada una de las opciones de búsqueda que el sistema ofrece y son las siguientes: 1. Búsqueda simple (figura 2): se puede seleccionar información en cualquiera de las sub-bases de datos haciendo clic sobre cada una de ellas o eligiendo todas, en cuyo caso, la respuesta es conjunta de la información que cada una de las bases de datos tengan sobre la consulta efectuada.

Figura 2.  Selección de sub-bases ISOC en el formulario de búsqueda simple de las Bases de datos bibliográficas del CSIC.

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Ceferina Anta Cabreros

2. Búsqueda por campos (figura 3): esta fórmula es más precisa; en la pantalla aparece señalizado un cajetín con tres filas y cuatro columnas. En la primera columna, al desplegar la flecha, están los operadores lógicos (Y, O, NO). En la segunda, hay tres líneas para incluir el/los término/s a seleccionar. En la tercera se puede delimitar más la petición; basta con desplegar la flecha y muestra los campos de los que se puede extraer la información. En la cuarta columna, ofrece la opción de elegir alguna palabra, todas las palabras o la frase del texto que se ha incluido y, por último, en las líneas posteriores se puede concretar aun más, limitándola a los campos de clasificación, años, periodos históricos o siglos.

Figura 3.  Formulario de búsqueda por campos en la base de datos ISOC-Ciencias Sociales y Humanidades.

3. Búsqueda por índices (figura 4): mediante esta opción se puede elegir el campo según el interés o la necesidad de información, basta con desplegar la etiqueta en la regleta de la izquierda y a continuación se indica el concepto de búsqueda en el cajetín de la derecha. El sistema responde mostrando la información existente en la base y su frecuencia, de forma alfabética. Para ver las referencias se cliquea sobre la primera columna de la izquierda y el ordenador muestra los resultados obtenidos que se deseen visualizar. También se puede utilizar el cajetín final de la pantalla para precisar más aún la selección empleando los operados booleanos (Y, O, NO).

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Figura 4.  Formulario de búsqueda por índices en la base de datos ISOC - Ciencias Sociales y Humanidades.

4. Búsqueda por comandos (figura 5): se muestra otra forma de seleccionar la información. En este caso, se recomienda visualizar las ayudas para conocer el lenguaje de Basis Plus y su utilización.

Figura 5.  Formulario de búsqueda por comandos en la base de datos ISOC - Ciencias Sociales y Humanidades.

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A la flexibilidad mostrada para seleccionar información hay que sumar las nuevas aportaciones que las tecnologías ofrecen y que se incorporan a medida que se van produciendo. Es el caso del servidor dinámico de enlaces SFX que facilita la conexión a otros servicios de información, expandiendo la consulta a través de metabuscadores, obedeciendo protocolos de OpenURL. O el PermaLink, para obtener la URL permanente y unívoca de cada registro y facilitar el enlace o la cita externa del/os documento/s extraído/s de la base de datos, con un formato más limpio y claro, pudiéndose desde cada uno de los registros mediante los campos hipertextualizados realizar una nueva búsqueda, en los campos: Autores, Descriptores, Identificadores y Topónimos. Si se cliquea sobre el campo Revista, la búsqueda se realiza sobre el correspondiente directorio de revistas. También es posible exportar las referencias a un gestor de referencias bibliográficas del tipo RefWorks y poder organizar una base de datos bibliográfica específica, así como enlazar el texto completo en 23.400 documentos en fecha (24-06-08) más los que se continúan capturando. A través de las opciones de búsquedas que se han mencionado, se puede conocer la información incluida en la base, bien de de forma específica, consultando en cada uno de los ficheros (figura 2) o en el conjunto de todas las disciplinas que se analizan en la base ISOC.

5.  Lenguajes documentales de la base de datos ISOC Desde el inicio de la creación de la base, el lenguaje documental que se utilizó en la indización de los documentos fue semicontrolado, pero la especificidad de cada una de las disciplinas obligó a iniciar el estudio de léxicos propios de cada una de ellas. Este estudio se ha materializado en la elaboración de tesauros sectoriales a los que se accede a través de http://thes.cindoc.csic.es/index_esp.html. y son el soporte léxico de la base. Las disciplinas que no disponen de tesauro, están analizando la información bajo un estricto control del vocabulario, y otras, como el área de Ciencias de la Educación, utiliza el Tesauro Europeo de la Educación. Otros lenguajes documentales, que sirven de guía para reunir la información en cada una de las disciplinas a modo de mapa conceptual, son las clasificaciones. Para su aplicación, se tuvieron en cuenta las propuestas que la UNESCO y el International Council for Science (ICSU) hacían, tanto a través de las direc-

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trices sobre transferencia de información, apuntando el uso de la norma ISO 5122, como del Programa General de Información UNISIST, que también recomienda la utilización de algún esquema de clasificación. Se probaron algunas de la clasificaciones utilizadas por disciplinas de estas mismas áreas, entre ellas la «Nomenclatura Internacional de la UNESCO» en el ámbito de las Ciencias Sociales y Humanidades. Sin embargo, fueron más las dificultades que las ventajas, por lo que finalmente se optó por realizar en cada una de las disciplinas la correspondiente clasificación específica (Villagrá, 1984). Para la elaboración de las clasificaciones, se siguió la metodología de la «Nomenclatura Internacional de la UNESCO» descendiendo a tres niveles. El primer nivel corresponde a la identificación de la disciplina, por ejemplo: Ciencias de la Educación. El segundo desarrolla los distintos capítulos en que está dividida y, dentro de cada capítulo, se describen los aspectos más específicos del mismo, que corresponden al tercer nivel: así, un documento que estudie una determinada Teoría de la Educación, sería clasificado con el epígrafe del campo científico: Ciencias de la Educación, seguido del capítulo correspondiente: Filosofía de la Educación, y el más específico se correspondería con el tercer nivel: Teoría de la Educación. Cada una de las disciplinas estructuró la información entre 17 y 20 capítulos y estos, a su vez, se fraccionan en una media de 10 epígrafes, lo que representa aproximadamente unos 3500 puntos de acceso en las disciplinas incluidas. 6.  Documentos y fuentes de información por disciplinas La base ISOC tiene 543.480 registros 3. La mayor parte son referencias bibliográficas de artículos publicados en revistas científicas españolas, aun existiendo otras tipologías documentales en escaso número. En la fecha referenciada se analizan 1.584 títulos de revistas vivas, aunque la totalidad de títulos recogidos en la base de datos asciende a 2.330. El análisis de los documentos de cada una de las disciplinas es un gran referente para la comunidad científica especializada y la base en su conjunto, pues tanto la descripción catalográfica, como el análisis de contenido, ofrecen información de todos los aspectos tratados por los documentos por muy específicos que éstos sean. Su multidisciplinariedad (cubre 16 áreas de Ciencias Sociales y Humanidades) la convierten en imprescindible para investigadores, planificadores de la ciencia y estudiosos en general, de ahí que sea fuente de   A 24 de junio de 2008.



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estudio total o parcial en más de 14 tesis doctorales y en el análisis de evaluación de la producción científica del país, aún siendo un indicador parcial. En la tabla siguiente se reflejan los documentos y los títulos de revistas analizadas de cada una de las disciplinas. DOCUMENTOS Y REVISTAS Disciplinas N.º de registros



Ciencias Económicas Historia Ciencias Jurídicas Literatura Ciencias de la Educación Sociología y Ciencias Políticas Bellas Artes Urbanismo y Arquitectura Estudios Latinoamericanos Psicología Arqueología y Prehistoria Geografía Lingüística Filosofía Antropología y Etnología Biblioteconomía y Documentación

80.758 77.577 60.322 50.371 48.289 46.107 42.988 41.500 40.578 35.798 25.384 22.445 20.196 16.552 11.830 11.160

N.º títulos de revistas

189 274 225 205 198 191 140 67 46 179 120 83 165 104 51 44

Tabla 1.  Base de datos ISOC. Distribución por disciplinas.

Como se puede observar, el volumen de información es muy desigual de unas disciplinas a otras. Se estima que las más productivas alcanzan una media aproximada de 3.200 documentos anuales y las que tienen menor información en torno a 650. El incremento total anual en la base, es aproximadamente de 23.000 registros y su actualización es diaria. Estos datos son un referente del nivel de desarrollo y la dinámica de actividad de cada una de las disciplinas. 7.  Publicaciones periódicas por autonomías El mapa sociológico de las publicaciones se ha ido configurando a lo largo del tiempo, influenciado por los procesos históricos, sociales y políticos. Aun

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coincidiendo el inicio de la creación de la base con la transición política y el posterior traspaso de competencias autonómicas, éste no es perceptible hasta la década de 1980 y siguientes, que es cuando comienzan a producirse políticas específicas en cada una de ellas. Este cambio social y político es, sin duda, uno de los acontecimientos a tener en cuenta a la hora de valorar la productividad científica y el perfil de sus publicaciones. En el gráfico 1, se muestra el número de revistas de cada una de las comunidades autónomas que están indizadas en la base.

868

Madrid Cataluña Andalucía Valencia Castilla-León País Vasco Galicia Aragón Murcia Navarra Islas Canarias Asturias Castilla La Mancha Extremadura Islas Baleares Rioja Cantabria Melilla Ceuta

346 243 142 118 106 92 73 52 52 48 34 33 27 25 13 9 7 1 0

200

400

600

800

1000

Gráfico 1.  Distribución geográfica de las revistas analizadas en la base de datos ISOC.

Como se puede observar, en la base ISOC se analizan revistas procedentes de todas las comunidades autónomas, existiendo notables diferencias de unas a otras. Al cuantificar los títulos incluidos en 1975, que ascendían a 262, y los 1584 existentes en 2008, se deduce que la media anual de crecimiento es del 15,29 por ciento en los 33 años analizados.

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8.  Directorio de revistas españolas de las bases del CSIC Al conjunto de revistas españolas analizadas en las tres bases del CSIC, se accede a través de la URL: http://bddoc.csic.es:8085/index.jsp. En estos directorios se ofrece la descripción completa de los datos catalográficos y de evaluación de cada una de las revistas incluidas en las bases de datos: — Revistas de Ciencia y Tecnología. Producida por el Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS), del CSIC. — Revistas de Ciencias Sociales y Humanidades. Producida por el Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS), del CSIC. — Revistas de Biomedicina. Producida por el Instituto de Historia de la Ciencia y Documentación López Piñero (Instituto mixto Universidad de Valencia-CSIC). Se identifican un total de 3.620 títulos, que representan la producción nacional en las tres áreas científicas analizadas. 9.  Evaluación de revistas y su repercusión en la base ISOC El proceso de evaluación se realiza desde el inicio de la creación de la base de datos de forma individualizada, a petición de los editores de las revistas. Posteriormente, a lo largo del año 2000 se analizaron todas las revistas de Ciencias Sociales y Humanas que se vacían en la base de datos ISOC, aplicándoles los parámetros de calidad editorial definidos por Latindex 4 (Alcain y Román, 2005), con el objetivo de: a) Poder seleccionar con mejor criterio las revistas a incluir en ISOC, excesivas para las posibilidades y recursos del CINDOC. b) Impulsar acciones dirigidas a los editores a partir de este trabajo, tendentes a mejorar la calidad editorial de las revistas. c) Preparar el trabajo para el Catálogo Latindex. El conjunto de criterios evaluados que abarcan desde la calidad editorial, difusión internacional, factor de impacto hasta el índice de citas de cada una de 

  http://www.latindex.unam.mx/latindex/busquedas1/revistas_imp.html.

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las revistas puede consultarse en la base RESH 5 (Revistas españolas de Ciencias Sociales y Humanas) y en el sitio web DICE 6 (Difusión y Calidad Editorial de las Revistas Españolas de Humanidades y Ciencias Sociales y Jurídicas). Ambas bases son complementarias y su consulta permite tener una visión total de los criterios de la calidad y difusión de cada una de ellas. El proceso de evaluación de revistas ha sido muy tenido en cuenta por la comunidad científica especializada e instituciones productoras de revistas, pues gran parte de las mismas han apoyado e incentivado la mejora que se está produciendo. Es el caso de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), mediante el programa de apoyo a las revistas científicas españolas (ARCE) y la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) que financia la plataforma DICE y la emplea como herramienta de evaluación en el programa de evaluación del profesorado. 10. Tendencia de la producción científica en Ciencias Sociales y Humanidades En el gráfico 2 se refleja el número de documentos que reúne la base de datos ISOC a lo largo de los 33 años analizados. 1 4 0 .0 0 0 109.279

N.º documentos

1 2 0 .0 0 0

115.538 105.870

1 0 0 .0 0 0

81.803

8 0 .0 0 0

58.201

6 0 .0 0 0 4 0 .0 0 0

32.715 40.074

2 0 .0 0 0 0 1975-79

1980-84

1985-89

1990-94

1995-99

2000-04

2005-08

Años

Gráfico 2.  Número de documentos por año de publicación en ISOC.   http://resh.cindoc.csic.es/.   http://dice.cindoc.csic.es/como_buscar.php.

 

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Se ha fraccionado el análisis en quinquenios, con el objetivo de observar la tendencia en tramos más cortos y, como se puede apreciar, es ascendente en los cuatro primeros, alcanzando el valor más alto entre 1995-1999 con 115.538 documentos. Sin embargo, entre los años 2000 al 2004, se registra el primer descenso en un -8,37 por ciento respecto al quinquenio anterior. En la tabla 2 se reflejan los porcentajes de incrementos y diferencias. También se incluyen datos del periodo 2005-2008 aun no siendo más que meramente indicativos de la situación. PRODUCCIÓN CIENTÍFICA EN CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES

Años

N.º documentos

Incremento



1975-79 1980-84 1985-89 1990-94 1995-99 2000-04 2005-08

32.715 58.201 81.803 109.279 115.538 105.870 41.128

— 77,90% 40,55% 33,58% 5,72% – 8,37% – 27,14%

Diferencia

— + 25.486 + 23.602 + 27.476 + 6.259 – 9.668 28.742

Tabla 2  Incremento de registros en la base de datos ISOC.

Como se puede ver en los datos reflejados en la tabla 2, el incremento más alto de la producción se obtiene entre 1980-1984 con un aumento del 77,90 por ciento. En los dos quinquenios siguientes, el crecimiento es más moderado asciende al 40,55 por ciento y al 33,58 por ciento respectivamente, reduciéndose en el periodo de 1995-99 al 5,72 por ciento y pasa a descender en un –8,37 por ciento en 2000-2004. En conjunto el crecimiento en 30 años desde 1975-2004 ha sido del 323,61 por ciento, y alcanza el 10,79 por ciento de media anual. Al relacionar estos datos con el personal empleado en I+D, en el periodo de 1975-2004, hay 23.991 y 161.932 7 respectivamente, lo que representa un aumento del 574,96 por ciento en los 30 años, con una media de crecimiento del 19,16 por ciento anual, existiendo una diferencia entre el crecimiento de la producción científica y el crecimiento del personal empleado en I+D del 8,37 por ciento a favor de éste. 

  Datos INE.

189

Divulgación de la producción científica española a través de las bases de datos...

Si se relaciona este dato con el porcentaje de crecimiento de los títulos de revistas que aumenta una media anual del 15,29%, se podría considerar que los datos sobre producción científica tendrían que ser superiores. Otro dato a tener en cuenta, es que entre el año 1995 y siguientes comienzan a editarse revistas en formato electrónico y aun son muy pocas las incluidas en la base ISOC. 11.  Procedencia institucional de la información Con el fin de conocer la procedencia institucional de la información, se han valorado los datos que los autores reflejan referentes a los organismos de los que dependen o con los que se encuentran vinculados. En el conjunto de la base se han obtenido 242.471 documentos (44,61 por ciento) que indican el organismo del que dependen los autores. En la tabla 3 se refleja la distribución por tipo de instituciones. Se indica el porcentaje correspondiente a cada tipo de instituciones sobre el conjunto de documentos en los que se cuenta con datos sobre el lugar de trabajo de los autores y, en la última columna, sobre la totalidad de los documentos incluidos en la base. PRODUCCIÓN INSTITUCIONAL DE LA INFORMACIÓN Organismos



Universidad Institutos Centros Escuelas CSIC Ministerios Museos Hospitales Bancos Ayuntamientos Academias Fundaciones Asociaciones Bibliotecas Archivos Junta Diputaciones

Número documentos

% lugar trabajo doc. analizados

181.930 16.084 7.002 6.421 5.553 3.736 2.738 2.436 2.238 1.433 1.271 1.204 977 939 849 736 704

74,88 6,62 2,88 2,64 2,28 1,53 1,12 1,00 0,92 0,58 0,52 0,49 0,40 0,38 0,35 0,30 0,28

% lugares trabajo doc. totales base

33,48 2,99 1,28 1,18 1,02 0,69 0,50 0,45 0,41 0,26 0,23 0,22 0,18 0,17 0,16 0,14 0,12

Tabla 3  Información sobre lugares de trabajo en la base de datos ISOC.

190

Ceferina Anta Cabreros

El resto de instituciones —con 700 documentos o menos— no han sido tenidos en cuenta. Según estos datos las instituciones de las que hay mayor número de documentos son las académicas: universidad, institutos, centros, escuelas, CSIC, etc. Al considerar, por estudios previos realizados, que el comportamiento de los autores está cambiando y que cada vez son más los que indican este dato, se ha analizado la información por tramos con el fin de conocer su ten­ dencia. DOCUMENTOS CON LUGAR DE TRABAJO POR PERIODOS Años Docs.

Lugar de % trabajo



1.946 12.242 25.019 42.512 61.026 71.495 30.877

1975-79 1980-84 1985-89 1990-94 1995-99 2000-04 2005-08

32.715 58.201 81.803 109.279 115.538 105.870 41.128

5,94 21,03 30,58 38,90 52,82 67,53 75,08

Dos o más lugares

%

14 83 643 2.603 4.492 6.306 3.394

0,71 0,67 2,57 6,12 7,36 8,82 10,99

Tabla 4.  Evolución de los datos sobre lugares de trabajo en la base de datos ISOC.

Según los datos de la tabla 4, el incremento de documentos que indican la filiación institucional de los autores ha pasado del 5,94 por ciento en el periodo de 1975-79 al 67,53 por ciento entre los años de 2000-04 y muestra tendencia ascendente entre los años 2005-08. Se ha valorado el índice de colaboración institucional, analizando los documentos elaborados entre más de una institución y el rango oscila entre el 0,71 por ciento en el periodo de 1975-79 al 8,82 por ciento entre 2000-04, percibiéndose también en este indicador un ligero aumento entre 2005-08. En el gráfico 3, se puede apreciar el conjunto total de la información:

N.º documentos

Divulgación de la producción científica española a través de las bases de datos...

140.000 120.000 100.000 80.000 60.000 40.000 20.000 0

109.279

115.538

81.803 58.201

61.036

32.750 1.946 14

105.870 71.495

42.512

25.019 12.242 83

40.074 4.492

2.603

643

191

6.306

3.394

30.877

08

2005

2000

04

1995

99

1990

94

1985

89

84

1980

79

1975

Años

Documentos

Más de un organismo

Un organismo

Gráfico 3.  Índice de colaboración institucional en los documentos de la base ISOC.

Por otra parte, al considerar que en las áreas de Ciencias Exactas y Experimentales el índice de coautoría suele ser alto y sus artículos reflejan con mayor frecuencia la filiación institucional de los autores, se ha valorado la producción total en de las bases ICYT e IME, con el fin de tener elementos de comparación con el área de Ciencias Sociales y Humanas y los resultados son los que se muestran en la tabla 5.

DOCUMENTOS CON LUGAR DE TRABAJO



Bases Años Documentos

ICYT IME ISOC

1975-08 1975-08 1975-08

186.187 259.708 543.480

Total

% organismos

159.207 207.987 242.471



85,50 80,08 44,61

Dos o más

organismos 38.202 73.966 17.535

%

23,99 35,56 7,23

Tabla 5.  Información sobre lugar de trabajo de los autores en las bases de datos del CSIC.

Como se puede apreciar, tanto la información analizada de la base ICYT como de la base IME, los resultados son notablemente más altos para el mismo periodo analizado que los hallados en la base ISOC. De ello se deduce que los autores de las áreas de Ciencias Sociales y Humanidades, a la hora de hacer

192

Ceferina Anta Cabreros

público el resultado de sus investigaciones o estudios, tienen un carácter más individualista y no siempre reflejan la institución con la que se encuentran vinculados o bien no cumplen las instrucciones que los editores imponen a los autores. Si se observa la tabla 4, en el último tramo 2005-08, la tendencia parece que está cambiando, pues ha sido el 75,08 por ciento de los documentos que indican el lugar de trabajo. Sin embargo el índice de colaboración, aun siendo también más alto, difiere bastante del de las áreas de Ciencias Exactas y Experimentales. 12.  Consultas a las bases de datos del CSIC Desde el inicio de la creación de la base de datos, se siguió con mucho interés la percepción que la comunidad científica especializada ha tenido de la misma. Las primeras comunicaciones se establecieron con la edición de los índices impresos, mediante una variedad de opciones, difundiendo las primeras ediciones entre las instituciones que publicaban revistas del área y posteriormente, se intercambiaron por revistas o mediante compra-venta. Es a partir de este intercambio de información cuando más se intensificaron las peticiones de los editores de las revistas para que se incluyesen en los mismos. Cuando comenzó la difusión electrónica, en 1985, ésta fue muy reducida, pues eran pocas las instituciones que tenían medios técnicos compatibles para poder acceder y la oferta también era muy limitada. Como se ha indicado anteriormente, la difusión más amplia no se produce hasta que se tiene acceso a través de la red Internet. Aun no disponiendo de datos estadísticos de todo el periodo, se ha confeccionado la tabla 6 con los datos disponibles 8; en ella se refleja el número de consultas efectuadas a las bases de datos del CSIC y en especial a la base ISOC, tanto a la base de datos de contenidos como en el directorio de revistas, por usuarios que tienen conexión mediante contrato. Según estos datos, la tendencia de las consultas es ascendente en todas las bases y en especial en la base ISOC, alcanzando una media diaria de 1.290 consultas. Acceden mayoritariamente las instituciones y, en un alto porcentaje, las universidades.    Los datos de 2008 son estimativos (se han calculado con los obtenidos en el primer tri­ mestre).

193

Divulgación de la producción científica española a través de las bases de datos...

CONSULTAS MEDIANTE ACCESO CONCERTADO (CONTRATO) Años



2005 2006 2007 2008

Bases CSIC

743.720 633.690 826.875 866.816

Base ISOC Contenidos µ diaria

279.859 433.563 471.035 442.588

766 1.188 1.290 1.212

Base ISOC revistas µ diaria

52.543 25.780 29.449 31.020

143 70 80 84

Tabla 6.  Consultas a la base de datos ISOC.

A través de los logs, se han valorado los datos de las consultas efectuadas por usuarios de acceso libre correspondientes al mes de septiembre de 2006 cuantificándose en 166.577. Extrapolando este dato, se podría considerar que la media diaria de consultas es de 5.552. Otros datos obtenidos durante el primer trimestre del 2008 han sido los siguientes: — A través de la biblioteca virtual del CSIC se han realizado 11.897 consultas, lo que supone aproximadamente 47.588 consultas anuales y una media diaria de 130. — Por instituciones, las universidades realizan el 75,12 por ciento de consultas. Si se tienen en cuenta los datos totales de las consultas efectuadas con los datos expuestos, se estima que podría estar entre 8.000 u 8.500 consultas diarias en el conjunto de todas las bases del CSIC. Los resultados obtenidos sobre las consultas realizadas son optimistas, pues la mayoría de las universidades españolas tienen establecido contrato de acceso y son muchas las que referencian en su propia web el hiperenlace a las bases de datos del CSIC. Al carecer de datos de consultas internacionales, se ha intentado realizar otra lectura indirecta y para ello se han analizado los documentos de la base ISOC, cuantificando los países de los lugares de trabajo, excluyendo los correspondientes a España; el fin es conocer estrictamente los investigadores que proceden de instituciones u organismos internacionales y han elegido revistas españolas para publicar sus investigaciones. De esta consulta se han obtenido 41.968 registros y al analizar los países de procedencia de las instituciones, se han identificado hasta 106 diferentes. El conjunto con mayor número de documentos corresponde a países americanos

194

Ceferina Anta Cabreros

de los que se han obtenido 24, mientras que para Europa son 34, y de otros, 48. Los resultados de los 10 valores más altos de los contextos geográficos en los que se han agrupado, se reflejan en la tabla 7.





América Países

Estados Unidos Argentina México Brasil Chile Canadá Venezuela Cuba Colombia

Europa

Otros

Docs.

Países

Docs.

Países

Docs.

7.116 3.161 2.687 1.596 984 850 745 696 665

Francia Italia Reino Unido Alemania Portugal Bélgica Países Bajos Polonia Austria

4.293 2.853 2.595 2.092 1.147 708 508 259 233

Israel Australia Japón Marruecos China India Nueva Zelanda Egipto Nigeria

286 255 169 115 56 50 40 36 33

Tabla 7.  Países extranjeros del lugar de trabajo de los autores en la base de datos ISOC.

Ante estos datos se considera muy relevante el número de autores que hacen públicos los resultados de sus investigaciones en revistas españolas, pues supone una media anual aproximada de 1.277 documentos; obviamente, a estos habría que añadir los que colaboran con autores de organismos españoles y que en este estudio han sido excluidos. Por lo que se estima que el número de consultas internacionales puede ser alto, ya que los propios autores y su círculo científico, pueden ser potenciales usuarios. 13.  Conclusiones La base de datos ISOC es un referente imprescindible a la hora de realizar estudios sobre el área de Ciencias Sociales y Humanidades, ya que reúne la mayor parte de las publicaciones periódicas españolas editadas desde 1975. El tratamiento documental con el que se analiza la información y el acceso a la misma, permite obtener cualquier documento por específico que este sea. El trabajo ha sido abordado desde una perspectiva histórica, dando cuenta del proceso seguido en el periodo analizado. En la primera parte, se describe el soporte técnico con el que se ha gestionado la información en las distintas etapas. Las diversas formas de acceso, difusión y la metodología empleada, haciendo especial énfasis en el momento

Divulgación de la producción científica española a través de las bases de datos...

195

actual, indicando las prestaciones que las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones proporcionan. En la segunda, se hace referencia al tratamiento de la información, señalando los lenguajes documentales; los léxicos específicos con los que se analizan cada una de las disciplinas y las clasificaciones empleadas. Tanto la elaboración de los tesauros como las clasificaciones son fruto de diferentes líneas de investigación llevadas a cabo desde la década de los ochenta por el ISOC primero y posteriormente desde el CINDOC. Las publicaciones periódicas que se incluyen en la base se presentan ordenadas por disciplinas, lo que permite observar el grado de desarrollo y actividad de cada una de ellas; también y con el fin de mostrar el mapa de la producción nacional en el área, se han ordenado por los lugares de edición. El crecimiento de las publicaciones, según los datos obtenidos asciende una media del 15,29 por ciento anual. Ante este aumento y constando que la visibilidad internacional de las revistas españolas era baja, se inició su evaluación. El objetivo era seleccionar con mejor criterio las revistas a incluir en la base ISOC y promover acciones dirigidas a los editores con el fin de mejorar la calidad editorial. Este proceso, ha sido muy tenido en cuenta por la comunidad científica especializada y las instituciones productoras de revistas. En la tercera parte se valoran 543.480 documentos que tiene la base con el fin de observar: 1) la tendencia y características de las publicaciones, 2) la procedencia institucional de la información, 3) el uso que la comunidad científica hace de la base, y 4) la proyección de las revistas españolas como difusoras de publicaciones elaboradas por investigadores de organismos internacionales. Con los datos analizados a lo largo del periodo de 1975-2004, se ha obtenido una media de crecimiento del 10,79 por ciento anual, según se puede observar en el gráfico 2. El incremento más alto se obtiene entre 1980-1984 con un aumento del 77,90%. En los dos quinquenios siguientes, es más moderado pues asciende al 40,55 por ciento y al 33,58 por ciento respectivamente, reduciéndose en el periodo de 1995-99 al 5,72 por ciento y pasa a descender en un -8,37 por ciento en 2000-2004. El descenso del periodo 1995-2004, en parte puede ser debido a que comienzan a editarse revistas en formato electrónico y en estos primeros años en la base ISOC apenas se recogen; la evaluación de los criterios de calidad de las revistas obligó a prescindir de algunas y sobre todo a que hubo descenso de personal.

196

Ceferina Anta Cabreros

Si se relacionan estos datos con el personal empleado en I+D, en el periodo de 1975-2004 se observa que su crecimiento es del 19,16 por ciento anual, indicador este que marca una diferencia entre el crecimiento de la producción científica de la base ISOC y el crecimiento del personal empleado en I+D del 8,37 por ciento a favor de este. La procedencia institucional de la información, como se puede observar en la tabla 3, es mayoritariamente del ámbito académico, en un alto porcentaje de la universidad. La media de los autores que reflejan la filiación institucional es del 44,61%, dato este bastante bajo si se compara con las áreas de ciencias. No obstante, se aprecia un cambio de comportamiento a lo largo del tiempo, pues cada vez son más los documentos que indican este dato, obsérvese la tabla 4, donde se puede apreciar a través de los tramos en los que se ha dividido el análisis la diferencia entre el 5,94 por ciento entre 1975-79 y el 67,53 por ciento en el periodo de 2000-04. El índice de colaboración institucional está comprendido entre 0,71 por ciento y 8,82 por ciento por lo que sigue siendo bajo. Con el fin de apreciar las publicaciones de todas las áreas científicas, en la tabla 5 se reflejan los datos obtenidos de la filiación institucional indicada por los autores, en las bases ICYT, IME e ISOC alcanzan el 85,50 por ciento, 80,08 por ciento frente al 44,61 por ciento en la base ISOC. Si se observa el índice de colaboración institucional asciende al 23,99 por ciento y al 35,56 por ciento, frente al 7,23 por ciento de la base ISOC. El uso que de la base hace la comunidad científica y los usuarios en general, ha sido una preocupación desde el inicio de la creación de la base de datos, siguiendo con mucho interés y se ha ido contrastando con los medios específicos de cada época; al principio, mediante la difusión de los repertorios bibliográficos. En 1985 cuando comienza la difusión electrónica, esta fue muy reducida, pues la tecnología del momento era difícil de obtener y su uso era complejo, de ahí que la difusión más amplia no se produce hasta que se tiene acceso a través de la red Internet. Para mostrar esta evolución se ha confeccionado la tabla 6, donde se refleja el número de consultas efectuadas a las bases de datos del CSIC y en especial a la base ISOC y al directorio de revistas, por usuarios que tienen conexión mediante contrato. Como se puede observar la tendencia de las consultas es ascendente en todas las bases y en especial en la base ISOC, alcanzando una media diaria de 1.290 consultas, el perfil de los usuarios son mayoritariamente las instituciones académicas. Otro dato muy optimista es que el recuento de todas las conexiones por los diferentes soportes alcanza la cifra de 8.000 u 8.500 consultas diarias, que

Divulgación de la producción científica española a través de las bases de datos...

197

probablemente serán más, pero necesitamos tener estadísticas más amplias que ya se están comenzado a llevar a cabo. Por último, al constatar en la base que hay un número amplio de autores procedentes de otros países, se ha valorado este dato y se han identificado 106 países diferentes con una media de 1.277 documentos anuales según se refleja en la tabla 7. Es previsible que al menos gran parte de los investigadores sean potenciales usuarios de la base. 14.  Bibliografía Alcain Partearroyo, María Dolores; Román Román, Adelaida. «Hacia una valoración integrada de las revistas españolas de ciencias sociales y humanas: las revistas de Psicología», Psicothema, 2005, vol. 17, n. 2. Disponible en: http://www.psicothema.com/pdf/3086.pdf [Consulta 25-06-2008]. Alcain Partearroyo, María Dolores; Sánchez Nistal, José María. «Análisis bibliométrico de las búsquedas retrospectivas on-line y de fotodocumentación en psicología», en: Reunión de especialistas de centros de Teledocumentación. Madrid, 1982. Anderla, Georges. La información en 1985. Necesidades y recursos, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1973. Baiget, Tomás. «25 años de teledocumentación en España», Revista Española de Documentación Científica, 1998, vol. 21, n. 4, pp. 373-387. Buela-Casal, Gualberto; Zych, Isabela; Sierra, Juan Carlos; Bermúdez, María Paz. «El Índice de Internacionalidad de las revistas españolas de Psicología», International Journal of Clinical and Health Psychology. 2007, vol. 7, n. 3, pp. 899-910. García Moreno, María Antonia. «Pasado y presente de las bases de datos accesibles en línea. El caso español», Cuadernos de Documentación Multimedia, 2000, n. 10 especial. Disponible en: http://www.ucm.es/info/multidoc/multidoc/revista/num10/ paginas/pdfs/magmoreno.pdf, [Consulta 13-06-2008]. Pareja, Victor. «SFX, OpenURL y otras mejoras en las Bases de datos CSIC», Enredadera. Boletín electrónico de la red de bibliotecas del CSIC, 2006, n. 13, Noviembre. Disponible en: http://www.csic.es/cbic/enredadera/boletin13/noticias.htm#SFX [Consulta 08-07-2008]. Román Román, Adelaida; Sánchez Nistal, José María. «La creación de bases de datos: diez años de experiencia», en José María Sánchez Nistal, in memoriam, Madrid, CINDOC, 2000, pp. 187-212. [Ponencia presentada en la II Semana de Bases de Datos Españolas, 1987, Madrid]. Sánchez Nistal, José María. «Representación y estudio analítico del “Indice Español de Humanidades”», Revista Española de Documentación Científica, 1981, vol. 4, n. 3, pp. 373-387.

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Ceferina Anta Cabreros

San Millán Bujanda, María Jesús; Anta Cabreros, Ceferina. «Las bases de datos españolas en Ciencias Humanas y Sociales: Las bases de datos ISOC», en Segundas Jornadas Españolas de Documentación Automatizada, 20-21-22 de Noviembre de 1986: Ponencias y comunicaciones, Sevilla, Consejería de Cultura, 1986, pp. 41-49. Tortosa Gil, Francisco Manuel; Civera Molla, Cristina (coords.). Nuevas Tecnologías de la Información y Documentación en Psicología, Barcelona, Ariel, 2007. Villagrá, Ángel. «Los esquemas de clasificación en la Bases de Datos de Ciencias Sociales», Primeras jornadas españolas de documentación automatizada, 20-21 de noviembre. Madrid, 1984, pp. 181-212.

Anexo: Publicaciones a)  Índices bibliográficos: En 1978, se edita el volumen I, número 2 del índice Español de Humanidades. Donde se incluye el vaciado de 149 títulos de revistas. El volumen I, número 1 se editó posteriormente por causas ajenas al instituto. Y en 1979 el volumen I, número 0 del índice Español de Ciencias Sociales. A partir 1983 es necesario fragmentar la información por áreas específicas y se subdivide en: Índice Español de Ciencias Sociales Series: A Psicología y Ciencias de la Educación B Economía Sociología y Ciencias Políticas C Derecho D Ciencia y Documentación Científica E Urbanismo y Ordenación del Territorio Índice Español de Humanidades Series: A Bellas Artes B Ciencias Históricas C Lingüística y Literatura D Filosofía b)  Formato electrónico: SERIOMIC para cada una de las disciplinas. Edición CD-ROM en conjunto con todas las bases de datos bibliográficas del CSIC. Editado por La LEY, con el software Dataware. Desde 1996, edita Micronet semestralmente. c)  Otras publicaciones bibliográficas: Cuadernos Rayuela (Bibliografías sobre América latina) Boletín ALPE (América latina en la prensa española) BIHES (Bibliografías de Historia de España)

Divulgación de la producción científica española a través de las bases de datos...

d)  Tesauros: Biblioteconomía y Documentación Derecho Economía Historia Contemporánea Psicología Topónimos Urbanismo

199

Criterios de selección de revistas para la producción de bases de datos: la evaluación previa como garantía de calidad

Teresa Abejón Peña

CSIC, Centro de Ciencias Humanas y Sociales Unidad de Análisis Documental y Producción de Bases de Datos ISOC

1.  Introducción La cobertura de las bases de datos bibliográficas o documentales está de­ terminada por los objetivos que pretenden cumplir para satisfacer las necesi­ dades de información de uno o varios grupos de usuarios. Todos los producto­ res de bases de datos que proporcionan información científica, desde la etapa inicial de diseño en la que definen la cobertura temática y especifican los tipos de documentos que se incluirán, se enfrentan a la cuestión de la selección de las fuentes de información más apropiadas para dar una respuesta adecuada a estas demandas de información. La selección de documentos condiciona la utilidad y la calidad de una base de datos bibliográfica, una plataforma de difusión de publicaciones científicas electrónicas o cualquier otro sistema de información científica. Ésta es la razón principal para fijar cuidadosamente unos criterios de inclusión de documentos que aseguren la consistencia o coherencia de la cobertura de la base de datos y permitan a los potenciales usuarios valorar su utilidad para resolver sus nece­ sidades de información. Los productores de bases de datos pueden medir la satisfacción de los usua­ rios mediante una serie de indicadores de calidad (Rodríguez Yunta, 1998). Algunos de ellos dependen de la selección de las publicaciones incluidas, como el grado de cobertura (temática, por tipos de documentos o temporal) o el gra­ do de especialización temática. Hay otros indicadores que están también estre­ chamente relacionados con la selección de las publicaciones, como el nivel de

202

Teresa Abejón Peña

exhaustividad en la incorporación de los documentos seleccionados, que per­ mite medir el cumplimiento de la cobertura declarada, y el grado de actualiza­ ción de la información, que puede verse afectado por retrasos en la edición de las publicaciones periódicas seleccionadas. Así, de manera directa o indirecta, el establecimiento de criterios de selección de las publicaciones influye en la imagen de la base de datos que perciben los usuarios. El compromiso con la calidad de los productores de bases de datos puede verse perjudicado por una serie de dificultades que pueden deberse tanto a causas internas como a causas externas, estando estas últimas relacionadas con el contexto cultural y científico que condiciona la edición de publicaciones científicas. En cuanto a las dificultades internas, los servicios de producción de bases de datos se enfrentan a veces a limitaciones presupuestarias o a la escasez de recursos humanos, y esto puede imposibilitar la exhaustividad en la incorpora­ ción de las publicaciones seleccionadas y la adecuada actualización de los con­ tenidos. En ocasiones, el establecimiento de criterios de selección de publicacio­ nes más restrictivos es una respuesta estratégica a este conjunto de problemas. En lo que se refiere a las dificultades relacionadas con el contexto cultural y científico, los productores de bases de datos pueden tener problemas para asumir una cobertura más amplia en momentos de crecimiento exponencial de las publicaciones científicas. De todos modos, aun en situaciones estacionarias o de crecimiento sostenido, la dificultad principal estriba en que las institucio­ nes científicas y sus publicaciones evolucionan constantemente y, en conse­ cuencia, la composición básica del conjunto de editores científicos o del con­ junto de publicaciones periódicas seleccionado en la etapa de creación de la base de datos nunca puede ser estable. Esto obliga a los productores a efectuar una revisión constante de la selección inicial de editores o de revistas científicas y a establecer métodos de seguimiento y valoración de nuevas publicaciones que pueden ser de interés para los usuarios. Por otra parte, según se desprende de los análisis de la literatura científica efectuados con métodos bibliométricos, la inclusión de todas las publicaciones científicas que circulan, sin excepción ni limitación, se puede considerar inne­ cesaria. En la década de 1950, Bradford ya halló evidencias de que en un nú­ mero relativamente pequeño de revistas se publican la mayor parte de los re­ sultados científicos más significativos (Testa, 1998, p. 138). La denominada Ley de Bradford ha impulsado numerosos estudios y proyectos destinados a delimitar el núcleo de revistas científicas con mayor relevancia para una disci­ plina o tema, tanto a nivel internacional como regional. Estos estudios se han

Criterios de selección de revistas para la producción de bases de datos

203

basado principalmente en el análisis de citas bibliográficas utilizando distintos parámetros (factor de impacto; recuento bruto del número de citas) y en el análisis de los datos relativos a la demanda y frecuencia de uso de las revistas científicas en los servicios de suministro de documentos. Todos estos trabajos ponen de manifiesto que el núcleo de revistas más relevantes no es estático. En consecuencia, aunque se restrinja la cobertura de una base de datos a las re­ vistas de mayor interés y mayor repercusión, persiste la necesidad de identifi­ car y evaluar nuevas publicaciones. En suma, los productores de bases de datos deben redefinir constantemen­ te la cobertura en función de sus objetivos, de los recursos con los que cuentan para alcanzarlos y de la dinámica de la edición científica. Esta circunstancia aconseja la implantación de procedimientos para revisar de forma continua o periódica la selección preliminar, lo cual implica afrontar de manera sistemá­ tica la evaluación de las publicaciones científicas. El protagonismo de las revistas científicas en la comunicación especializada ha propiciado que el desarrollo de métodos y criterios de selección de las pu­ blicaciones se haya centrado tradicionalmente en este tipo de documento. Por esta razón, este trabajo analiza los criterios de selección para producción de bases de datos aplicables a las revistas, sin que esto implique desestimar la importancia de otros tipos de documentos y medios de comunicación de los resultados científicos. Una comparación de los distintos criterios y métodos con los que las bases de datos documentales seleccionan las revistas permite calificar a los produc­ tores como más o menos selectivos, en función del número y del tipo de crite­ rios que manejan. Hay productores de bases de datos que aplican únicamente criterios muy básicos, como la adecuación temática de la revista, mientras que otras aplican un conjunto de criterios muy completo con una rigurosa metodo­ logía. Entre estos últimos, ocupa un lugar destacado Thomson Reuters, actual productor de las bases de datos que integran la Web of Science 1. La selección de revistas de Thomson Reuters se basa en diferentes factores cualitativos y cuantitativos, pero se ha distinguido especialmente de otros productores de bases de datos por tener en cuenta el impacto y la visibilidad efectiva de los artículos o, dicho de otro modo, por realizar análisis de citas y considerar sig­ nificativo para seleccionar una revista el número de citas que reciben los ar­ tículos que publica en las revistas más relevantes de su especialidad.    Desde 1997 el ISI (Institute for Scientific Information) —actual Thomson Reuters— ofrece a través de esta web las bases de datos Science Citation Index Expanded, Social Sciences Citation Index y Arts & Humanities Citation Index, entre otras.

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Teresa Abejón Peña

Por otra parte, la medición del impacto de las revistas científicas se ha convertido en un instrumento destacado para determinar la relevancia de los resultados científicos y, en consecuencia, la calidad de la actividad investiga­ dora. Así, aunque para la localización de información bibliográfica especiali­ zada puede haber bases de datos documentales más idóneas o exhaustivas que las bases de datos de citas, los rigurosos criterios de selección que aplica Thomson Reuters a las revistas que incluye han otorgado a las bases de datos de la Web of Science (WoS) un prestigio y una autoridad mayor para otros fines, como la evaluación de las instituciones, las revistas y los propios científicos (Ruiz-Pérez et al., 2006). Este trabajo aborda especialmente la relación entre los procedimientos de selección de revistas y la utilidad de las bases de datos documentales como herramientas de apoyo a la evaluación de la actividad investigadora. 2.  Objetivos y metodología En la década actual, varias bases de datos referenciales y plataformas de difusión de revistas electrónicas aspiran a combinar su utilidad para obtener información actualizada sobre las publicaciones científicas con su interés como herramienta para la toma de decisiones en política científica. Un factor decisi­ vo para cumplir esta aspiración es el establecimiento de un sistema riguroso de selección de revistas que tenga en cuenta todos los factores que intervienen en la calidad de estas publicaciones científicas. A pesar del prestigio de las bases de datos WoS, varios estudios han puesto de manifiesto los sesgos que introduce su sistema de selección de revistas 2 (Ruiz-Pérez et al., 2006, p. 405) y las limitaciones de su cobertura para ser representativa de las publicaciones españolas, especialmente en las áreas de las Ciencias Sociales y las Humanidades (Sanz-Casado et al., 2006, p. 24). No obstante, éstas siguen siendo las bases de datos de referencia en España en los procesos de evaluación de la actividad científica: «En el frente definido por los intereses evaluadores, han sido las bases de datos internacionales las que han ganado la batalla y, en consecuencia, se han convertido en las más utilizadas y valoradas por las políticas de evaluación, mientras que las de carácter nacional a duras penas son tenidas en cuenta» (Ruiz-Pérez et al., 2006, p. 403).    Estos sesgos son: abundancia de las publicaciones de lengua inglesa, representación excesiva de la producción de los países anglosajones y escasa cobertura de las publicaciones de países no anglosajones, junto con mayor presencia de Ciencia y Tecnología en general, y de la ciencia básica y la Biomedicina en particular.

Criterios de selección de revistas para la producción de bases de datos

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Con el fin de valorar si una base de datos de ámbito nacional, desarrolla­ da con propósitos documentales y de recuperación bibliográfica, podría orientarse hacia propósitos evaluadores, este trabajo analiza la aptitud del proceso de selección de revistas de la base de datos ISOC, que recopila la producción científica española de las áreas de Ciencias Sociales y Humanida­ des publicada en revistas. El estudio del sistema de selección de publicacio­ nes de ISOC, y la comparación con los métodos y criterios de otros sistemas de información, es clave para medir su idoneidad como núcleo de partida para desarrollar una herramienta válida para los procesos de evaluación científica. La primera parte del trabajo expone las principales etapas de desarrollo del sistema actual de selección de revistas de ISOC. La segunda parte del trabajo compara el sistema de selección de revistas de ISOC con el de otros productores de bases de datos y plataformas de difusión de publicaciones electrónicas de muy distinta relevancia. Este cotejo abarca los procesos de selección de bases de datos internacionales de referencia para la evaluación —como Thomson Reuters o Scopus—, hemerotecas digitales del ámbito ibe­ roamericano que al igual que ISOC incluyen revistas españolas —como Redalyc, SciELO y e-Revistas— y otras bases de datos de ámbito nacional e internacional que incluyen revistas. Este análisis pretende situar el sistema de selección de ISOC en el contexto de los sistemas de información que podría tomar como modelos y compararlo con el que aplican otros sistemas de infor­ mación de menor entidad pero cercanos a ISOC por su cobertura. En relación con este objetivo general, en este trabajo se examinan los criterios de selec­ ción de revistas fundamentales para que una base de datos documental pueda utilizarse como fuente de obtención de datos fiable para evaluar la actividad científica. En este sentido, el trabajo se plantea dar respuesta a las siguientes preguntas: — Qué criterios o procedimientos podrían optimizar el sistema de selec­ ción de revistas de ISOC; es decir, qué pautas empleadas por otros productores de bases de datos debería aplicar ISOC para mejorar los procesos de identificación y evaluación de las publicaciones. — Hasta qué punto el sistema actual de ponderación de la calidad de las revistas españolas de Ciencias Sociales y Humanidades permite consi­ derar que ISOC es la base de datos más adecuada para transformarse en un sistema de información que dé apoyo a los procesos de evaluación de los resultados científicos de estas disciplinas.

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En suma, el objetivo final de este trabajo es explorar las capacidades y li­ mitaciones de ISOC para responder a la demanda, por parte de la comunidad científica española de las áreas de Ciencias Humanas y Sociales, de fuentes de obtención de datos estables y fiables que faciliten procesos de evaluación obje­ tivos y ajustados a la realidad de la investigación en estas disciplinas. 3. La base de datos ISOC: principales etapas del desarrollo de su sistema de selección de revistas En la etapa de diseño y creación de ISOC, sus responsables fueron plena­ mente conscientes de que el tipo de documento escogido, el artículo de revista, condicionaría los mecanismos de selección, adquisición y control de las publi­ caciones que recogería la base de datos (Román y Sánchez, 2000, p. 191). La decisión de recopilar este tipo de documento se basó en la detección de unas necesidades de información que en aquel momento no satisfacía ningún pro­ ducto de características similares: La decisión de crear unas Bases de Datos que hicieran accesible a la Comu­ nidad Científica la información publicada en revistas españolas de Ciencias Sociales y Humanidades, se planteó a finales de 1975, en un marco en el que los recursos de Información Automatizada en España eran prácticamente inexis­ tentes […]. Surge ante la evidencia, vivida cada día, de una demanda sin res­ puesta: continuamente recibimos solicitudes de información sobre temas de fuerte contenido local —arte, historia, literatura, etc..— a los que no podíamos dar respuesta […]. Optamos por recoger sólo la información canalizada a tra­ vés de artículos de revista, ya que en primer lugar, estos eran un vehículo pri­ vilegiado de información en cuanto a calidad y cantidad y por otra parte las monografías estaban ya recogidas por bibliografía española. Éramos conscien­ tes de que había otros documentos importantes que no podíamos tomar en con­ sideración: tesis, actas de congresos, etc… pero era el precio que pagábamos para no tener que abandonar ninguna disciplina del ámbito de las Ciencias Humanas y Sociales (Román y Sánchez, 2000, p. 192).

Así, la selección de revistas conforme al criterio de adecuación temática fue el primer paso que se dio para comenzar el proceso de elaboración de la base de datos 3. Una vez decidido que se recopilarían exclusivamente los artículos de    La selección inicial se hizo manejando el repertorio Revistas Españolas en Curso de Publicación, los fondos del catálogo colectivo de publicaciones periódicas, los del Instituto Bibliográfico Hispánico y los de la biblioteca del CSIC, así como consultando directamente a diversos especia­ listas, lo que en principio suponía una garantía de calidad (Sánchez Nistal, 1981, p. 233).

Criterios de selección de revistas para la producción de bases de datos

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revistas editadas en España, se trató de aplicar otro criterio de selección: se recogerían todos los artículos «excepto aquellos de carácter divulgativo y/o coyuntural» (Román y Sánchez, 2000, p. 192). Es decir, en los inicios de la elaboración de ISOC se perseguía la máxima exhaustividad en la recopilación de revistas españolas de estas disciplinas, pero se entendía que algunas de ellas se vaciarían solo de forma parcial o selectiva. En consecuencia, este segundo criterio no se aplicaba para seleccionar los títulos de revistas, sino para selec­ cionar los trabajos publicados en ellas 4. El año 1997 supone un cambio de rumbo importante en la producción de la base de datos ISOC, pues varias circunstancias llevaron a definir una cober­ tura más selectiva, a establecer nuevos criterios de selección de revistas y a sentar las bases de un riguroso sistema de evaluación de estas publicaciones. A finales de 1997 se celebró en Guadalajara (México), la tercera reunión técnica del sistema Latindex 5. En aquel momento se utilizaba esta sigla para el Índice Latinoamericano de Publicaciones Científicas Seriadas; pero en esta tercera reunión, en la que participó Adelaida Román en representación de España, se decidió ampliar la cobertura geográfica del proyecto a España y Portugal. Desde entonces, la doctora Román ha participado activamente en el proyecto Latindex, aportando información sobre las publicaciones periódicas españolas y ayudando al desarrollo de los criterios de evaluación que emplea el sistema para revistas impresas y revistas electrónicas. Adelaida Román fue responsable de las bases de datos ISOC desde su creación hasta 1994 y nunca se ha desvinculado de la producción de la base de datos. Esto ha propiciado una relación constante entre la base de datos ISOC y el sistema Latindex que ha supuesto un beneficio mutuo. Días después de esta reunión, en la que se incorporó España al proyecto Latindex, se celebró en el CINDOC, centro del CSIC responsable de la produc­ ción de la base de datos, una reunión técnica interna sobre las normas de ela­ boración de ISOC. Ante las limitaciones de recursos humanos, que hacían cada vez más difícil cubrir exhaustivamente toda la producción sobre Ciencias So­ ciales y Humanas publicada en revistas españolas, los responsables de ISOC    La preocupación por establecer criterios de exclusión de algunos contenidos de las revistas es una constante en la producción de esta base de datos y se refleja en las normas internas de elabo­ ración vigentes: «Se analizarán preferentemente los artículos originales, excluyendo editoriales, crónicas, necrológicas, memorias, mesas redondas, textos literarios, reseñas y recensiones (salvo las que contengan críticas literarias de interés). Se recomienda igualmente la exclusión de artículos muy breves o de clara divulgación, así como de los artículos reeditados o traducidos que ya se hayan publicado anteriormente en revistas españolas.»    Sistema Regional de Información en Línea para Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal: http://www.latindex.org.

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tomaron dos decisiones importantes sobre la cobertura de la base de datos. Por una parte, decidieron no añadir más monografías ni tesis a la base de datos, y dar prioridad al análisis de los artículos de revista frente a otros tipos de do­ cumentos, pues solo se incluían en algunas áreas y esto, sumado a los huecos y retrasos en la incorporación de algunas revistas, suponía ofrecer una cobertu­ ra poco coherente. Por otra parte, decidieron incluir las revistas electrónicas detectadas en Internet, siempre que tuvieran un nivel científico contrastado y más de un año de permanencia en la web. Esta última decisión, fue el pequeño primer paso hacia el establecimiento de criterios más restrictivos para la inclu­ sión de revistas. Así pues, en la etapa inicial del procedimiento actual de ISOC para la se­ lección de revistas, concurrieron dos circunstancias: la oportunidad de sumar­ se a un proyecto internacional para difundir las publicaciones científicas seria­ das y elevar su calidad, y un conjunto de problemas de los productores de la base de datos que requerían una respuesta estratégica. A la hora de tener que abordar la aplicación de los criterios de calidad editorial LATINDEX a las revistas españolas de Humanidades y Ciencias Socia­ les se daba una confluencia de distintos intereses en el tiempo: necesidad de mejorar la cobertura de la base de datos ISOC, necesidad de incidir en una mejora de la calidad de las revistas y para ello de tener un diagnóstico de las mismas, en cada disciplina, etc. por último, necesidad de aplicar los criterios a las revistas españolas para considerar su entrada o no en el Catálogo LATIN­ DEX que sin duda significaba por una parte una mayor difusión para las mejor situadas, pero también un acicate para las demás por alcanzar su incorporación al mismo en el menor tiempo posible (Román et al., 2002, p. 289).

En el año 2000 ya consta en el Manual de Indización, documento de uso interno con pautas para los documentalistas, que tanto las revistas impresas como las electrónicas se incluirán «siempre que tengan un nivel científico con­ trastado y más de un año de existencia». Pero ¿qué criterios y procedimientos se debían utilizar para medir el nivel científico de las revistas? La primera fase de valoración de las revistas de Ciencias Sociales y Huma­ nidades para decidir si se seguían incluyendo en ISOC se llevó a cabo en el periodo 2000-2001 y partió de la aplicación de los criterios Latindex de calidad editorial 6, complementados «con algunos elementos de valoración dirigidos    Estos criterios se pueden consultar en las direcciones siguientes: http://www.latindex.org/ latindex/busquedas1/revistas_imp.html y http://www.latindex.org/latindex/busquedas1/revistas_ elec.html.

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especialmente a medir la difusión internacional así como por una valoración global de las revistas (formas y contenidos) a juicio de los analistas documen­ tales» (Román et al., 2002). La difusión de las revistas se midió por su presen­ cia en bases de datos internacionales de prestigio y en Internet. El estableci­ miento de un sistema de asignación de puntuaciones a los diferentes aspectos valorados sirvió para determinar «un umbral mínimo en función del cual deci­ dir qué revistas había que excluir de ISOC» (Román et al., 2002, pp. 290-291). Tras la primera fase de evaluación de las revistas tan solo fue rechazado un 12 por ciento de las revistas valoradas. No obstante, Adelaida Román, que asumió la dirección de los trabajos de evaluación de las revistas para ISOC, era plenamente consciente de que la meto­ dología de la primera fase tenía insuficiencias que no se habían podido evitar por la necesidad apremiante de tomar decisiones para ser más restrictivos en la in­ clusión de revistas en ISOC. Una de ellas era el método de valoración de conte­ nidos: se había recurrido a los documentalistas de ISOC, conocedores de la disciplina que tenían encomendada y de todas las revistas de su especialidad 7, pero se requería una valoración más amplia y contrastada que solo podían hacer los especialistas de cada campo. Finalmente, se recurrió a los profesores universitarios e investigadores para que categorizaran las revistas atendiendo a su contenido 8. En el año 2002, los documentalistas encargados de cada área temática de ISOC dejaron de ser los principales responsables de la selección de revistas para la base de datos. Para la introducción de nuevos títulos se utilizó por primera vez el método de evaluación previa conforme a los criterios empleados en la primera fase de valoración de las revistas que ya recogía la base de datos. De todos modos, a los editores de aquellas revistas que no obtuvieron la pun­ tuación necesaria, se les comunicó esta circunstancia y se les indicó qué aspec­ tos de calidad editorial podían mejorar para su inclusión en ISOC y qué pará­    Se pedía a los analistas documentales un juicio global valorativo de los aspectos tanto forma­ les como de contenido. Este juicio debía de ser expresado en términos de «muy buena», «buena», «regular» o «mala».    En el segundo semestre del año 2001, y con el apoyo financiero de la Dirección General de Universidades, se procedió a encuestar al 20 por ciento del profesorado universitario de las disci­ plinas de Ciencias Sociales y Humanidades en relación con la calidad científica de las revistas es­ pañolas. Básicamente se pedía a cada uno de los profesores encuestados que calificara cada una de las revistas que aparecían listadas en la encuesta y que ellos conocieran, adjudicándole una de estas cuatro categorías: A (muy buena) B (buena) C (de interés general) y D (marginal). El informe con los resultados se entregó en Enero de 2002. La Dirección General de Universidades estimó que merecía la pena intentar ampliar la encuesta a la totalidad del profesorado universitario de plan­ tilla, pues ello daría mas fuerza a los resultados que se obtuvieran. (Román et al., 2002, p. 302).

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metros consagrados en los usos internacionales tenían mayor incidencia en la difusión de sus contenidos. También en 2002, aparecen los primeros resultados del proyecto «Valora­ ción interpares de las revistas científicas españolas de Ciencias Sociales y Hu­ manidades» que aporta datos sobre la categorización de revistas efectuada por los profesores universitarios e investigadores. Asimismo, la doctora Román inicia junto con M.ª Dolores Alcain una serie de proyectos para elaborar índi­ ces de impacto de las revistas españolas a partir del análisis de las revistas es­ pañolas mejor valoradas por los pares. Estos estudios complementarios, diri­ gidos a conocer cuáles son las revistas españolas más citadas en cada una de las disciplinas analizadas y realizados en el periodo 2002-2005, han permitido obtener datos del uso activo de las revistas a través de las citas que hacen los investigadores en sus artículos. Esta segunda fase de desarrollo del sistema de selección de revistas de ISOC culmina en enero de 2006 con la aplicación de actual procedimiento de evalua­ ción y categorización de las revistas españolas de Ciencias Sociales y Humanas. Desde entonces, ISOC solo incorpora las revistas que superan un determinado umbral de calidad editorial e interés científico-técnico. Para ello es preciso que las revistas cumplan unos requisitos mínimos 9. Además, cada revista está cate­ gorizada como A, B o C en función del número de criterios de calidad editorial definidos por Latindex que cumple, los puntos obtenidos en la valoración rea­ lizada por el profesorado universitario y los investigadores del CSIC, y su presencia en bases de datos de prestigio internacional. El cumplimiento de la periodicidad declarada y el establecimiento de un sistema de revisores externos para la selección de originales son criterios de obligado cumplimiento para al­ canzar la categoría A. La categorización de las revistas permite a los productores de la base de datos ofrecer información sobre la calidad de las publicaciones que cubre y también organizar los procesos de trabajo, dando prioridad a las revistas me­ jor situadas. Por otra parte, el establecimiento de requisitos mínimos de cali­ dad editorial asegura la inclusión de elementos de valor añadido a la base de datos —como la afiliación institucional de los autores o el resumen de los ar­ tículos— y facilita el tratamiento técnico.    Estos requisitos son: antigüedad mínima de un año; consejo de redacción o comité editorial; nombre completo del director de la revista; identificación completa de los autores; afiliación insti­ tucional de los autores (lugar de trabajo); mención de la entidad editora de la revista; dirección postal o electrónica de la administración de la revista; lugar de edición; ISSN; sumario o tabla de contenidos; datos de identificación de la revista en las páginas de portada y cubierta; resumen de los artículos; el 40 por ciento de los contenidos deberán ser trabajos de interés científico.

Criterios de selección de revistas para la producción de bases de datos

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La actual categorización de revistas de ISOC no tiene en cuenta todavía todos los aspectos del sistema de valoración integrada de las revistas que ha desarrollado el Grupo de Investigación de Evaluación de Publicaciones Científicas del IEDCYT (antes CINDOC), dirigido por Adelaida Román. Así, el método de categorización no contempla aún los índices de impacto medio que se elaboran con las citas recibidas por cada revista, y que son indicativos del uso y prestigio de la publicación. De todos modos, el sistema de selección de revistas de ISOC puede variar y enriquecerse en el futuro con la incorporación de nuevos indi­ cadores de la calidad de las publicaciones. El sistema de selección actual aplica un criterio subjetivo, que es la valora­ ción de los pares. No obstante, los criterios Latindex y la presencia en bases de datos internacionales tienen un peso más importante y no admiten sesgos. En suma, el sistema trata de garantizar al usuario que las publicaciones referen­ ciadas en la base de datos tienen un nivel aceptable de calidad editorial y que sus contenidos tienen interés científico.

4.  Criterios y métodos para la selección de revistas Esta parte del trabajo se centra principalmente en el examen de los proce­ dimientos de selección que aplican aquellas bases de datos documentales y pla­ taformas de difusión de publicaciones electrónicas que tienen como objetivo proporcionar indicadores de la calidad y el uso de las revistas, y datos útiles para la evaluación de actividad científica de las instituciones y de los propios científicos. Por esta razón, este análisis revisa las políticas de selección revistas de Thomson Reuters para Web of Science, y Scopus, bases de datos que son referentes internacionales en este sentido. Asimismo, este cotejo explora los criterios y procedimientos que aplican las hemerotecas digitales del ámbito iberoamericano Redalyc, SciELO y e-Revistas. Estas plataformas de difusión de revistas electrónicas, aunque no tienen una trayectoria y una relevancia comparables con los referentes mencionados, también tienen como objetivo ofrecer estadísticas de uso y medidas de impacto de los artículos y las revistas. A modo de suplemento, el estudio analiza la política de selección de la base de datos bibliográfica CLASE 10, muy similar a ISOC en cuanto a cobertura temática y objetivos, que recopila la producción en revistas latinoamericanas. 10   CLASE (Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales y Humanidades) es una base de datos bibliográfica multidisciplinar producida por la Universidad Nacional Autónoma de México desde mediados de los años setenta.

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También, como complemento, el estudio alude al portal de difusión de la pro­ ducción científica hispana Dialnet, sistema de información con el que frecuen­ temente se compara a ISOC debido a que su cobertura es similar aunque no idéntica. La información se ha extraído fundamentalmente de los sitios web de las bases de datos y plataformas mencionadas, y en algunos casos de publicaciones sobre su sistema de selección referenciados en la bibliografía del trabajo. Las tablas I y II muestran una síntesis de los parámetros de calidad empleados en los distintos sistemas de información analizados.

4.1.  C  riterios relacionados con las convenciones internacionales   para la edición de publicaciones científicas Las revistas deben observar normas técnicas, nacionales o internacionales, que las obligan a proporcionar información suficiente y fiable relativa a su historial y a su identificación. Estas normas son esenciales para la transferen­ cia de información, pues facilitan el tratamiento técnico de las publicaciones. Dentro de este grupo de criterios, los productores exigen o valoran que las revistas proporcionen los datos del editor o responsable de la revista, los del organismo responsable de su edición, la mención de periodicidad, el ISSN, la inclusión del membrete bibliográfico en la portada, etcétera. La mayoría de estos criterios corresponde a parámetros que los especialis­ tas califican como formales, de presentación, extrínsecos o de calidad técnica (Alonso, 2003, p. 8). El sistema Latindex los considera parámetros relativos a la presentación de la revista, y, con excepción de Dialnet, todas las bases de datos y plataformas analizadas, al igual que ISOC, los tienen en cuenta para seleccionar las revistas. No obstante, la exigencia del cumplimiento de determinados parámetros formales como requisito imprescindible para incluir una revista, diferencia notablemente a los sistemas de información estudiados. Se trata sobre todo de elementos a los que algunos productores de bases de datos dan mucha impor­ tancia porque facilitan el tratamiento técnico y la recuperación de informa­ ción: presencia de resúmenes, palabras clave o descriptores, referencias o ci­ tas bibliográficas, así como la afiliación de los autores. Dialnet no exige ni valora la presencia de estos elementos para la inclusión de revistas, pero el resto de los sistemas de información analizados les otorgan mucha importan­ cia.

Criterios de selección de revistas para la producción de bases de datos

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En cuanto a la presencia de resúmenes, WoS, Scopus, SciELO y e-Revistas son muy estrictos, pues solo incluyen revistas que proporcionan resumen en inglés. ISOC también es exigente, pues la inserción de un resumen es requisito imprescindible. La presencia de resumen en dos idiomas califica positivamente para ser incluido en Redalyc, CLASE e ISOC. La inserción de palabras clave en inglés es requisito imprescindible para que una revista sea incluida en WoS, SciELO y e-Revistas. ISOC, Redalyc y CLASE puntúan la inclusión de palabras clave en el idioma original del artícu­ lo y en otro idioma. Scopus no valora este aspecto. En cuanto a los datos sobre los autores, Thomson Reuters es el más exigen­ te, pues pide que la revista incluya datos completos de la dirección de los au­ tores. La afiliación de los autores es también requisito indispensable para ser incluido en ISOC, Redalyc, SciELO y e-Revistas. CLASE puntúa la inclusión del nombre de la institución de trabajo de los autores de cada artículo. En cambio, Scopus no declara que valore este elemento. Thomson Reuters, Scopus, SciELO y e-Revistas son los únicos que se fijan en los títulos de los artículos para restringir la inclusión de revistas, pues exi­ gen que la revista proporcione los títulos en inglés. Thomson Reuters, además, establece como requerimiento que los títulos de los artículos sean completa­ mente descriptivos. En lo tocante a las referencias bibliográficas, Thomson Reuters exige datos bibliográficos completos en todas las referencias citadas, aspecto de gran im­ portancia para la elaboración de índices de citas. CLASE solo incluye docu­ mentos que contienen referencias o citas bibliográficas. ISOC, SciELO, Redalyc y e-Revistas valoran que la revista indique las normas de elaboración de las referencias bibliográficas. Scopus no especifica condiciones para este ele­ mento. 4.2.  Criterios relacionados con la gestión y la política editorial Este grupo de criterios permite conocer cómo es administrada la revista, su estabilidad y cuánto se difunde. Entre los elementos que se suelen valorar des­ tacan: que la revista exprese sus objetivos; que cumpla con su periodicidad; que los integrantes de su comité editorial provengan de instituciones diversas; que se mencione el sistema de arbitraje aplicado a los documentos así como las fechas de recepción y aceptación de los documentos; y que incluya instruccio­ nes a los autores. En cuanto a la visibilidad, se tiene en cuenta que la revista esté cubierta por otras bases de datos o servicios de información, que indique

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WoS

Scopus

Redalyc

SciELO

Presencia de resúme- Obligatoria; en inglés nes

Obligatoria; en inglés

Se valora

Obligatoria; en inglés

Presencia de palabras-clave

No se valora

Se valora

Obligatoria; en inglés

Obligatoria; en inglés

Datos sobre los auto- Dirección comple- No se valoran ta obligatoria res

Afiliación insti- Afiliación institucional tucional obliga- obligatoria toria

Títulos en inglés

Obligatorios

Obligatorios

No se valoran

Obligatorios

Cumplimiento de la periodicidad

Obligatorio

Obligatorio

Se valora

Obligatorio

Sistema de selección de originales

Revisión por pares

Aplicación obli- Revisión por gatoria de un pares control de calidad

Revisión por pares

Composición del con- Diversidad, inter- Prestigio sejo editorial nacionalidad y prestigio

Valora la apertura institucional

Diversidad institucional y geográfica

Afiliación institucio- Diversidad e innal de los autores ternacionalidad

Diversidad

Valora la apertura institucional

Valora la apertura institucional

Difusión directa de Se valora las revistas impresas

No se valora

No se valora

No se valora

Presencia en sistemas Se valora de información

No se valora

Se valora

No se valora

Presencia y difusión Se valora en Internet

No se valora

No se valora

No se valora

Porcentaje de conte- No se valora nido científico

No se valora

Se valora

Se valora

Impacto de la revista Efectúa valoracio- Efectúa valoranes métricas con ciones métricas datos de citación con datos de citación

No se aplica a la Efectúa valoraciones selección de tí- métricas con datos de citación tulos

Tabla 1.  Parámetros de calidad aplicados a la selección de revistas

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Criterios de selección de revistas para la producción de bases de datos

ISOC

CLASE

e-Revistas

Dialnet

Obligatoria

Se valora

Obligatoria; en inglés

No se valora

Se valora

Se valora

Obligatoria; en inglés

No se valora

Afiliación institucional obligatoria

Se valoran

Afiliación institucional obligatoria

No se valoran

No se valoran

No se valoran

Obligatorios

No se valoran

Se valora

Se valora

Obligatorio

No se valora

Declaración del sistema empleado

No se valora

Revisión por pares

No se valora

Valora la apertura institucional

Valora la apertura institucional

Valora la apertura insti- No se valora tucional

Valora la apertura institucional

No se valora

Valora la apertura insti- No se valora tucional

No se valora

Se valora

No se valora

No se valora

Se valora

Se valora

Se valora

No se valora

Se valora

Se valora

No se valora

No se valora

Se valora

Se valora

Se valora

No se valora

No se aplica a la selección No se aplica a la se- No se aplica a la selecde títulos lección de títulos ción de títulos

No se aplica a la selección de títulos



Exige el etiquetado del DOI y de cada número

No se valoran

No se valoran

No se valoran

Efectúa valoraciones métricas con datos de citación

Etiquetado para facilitar la recuperación en Internet

Herramientas de navegación

Opciones de búsqueda

Servicios de valor añadido

Impacto de la revista

Efectúa valoraciones métricas con datos de citación

No se valoran

No se valoran

No se valoran

No se valora

No se valora

Scopus

No se aplica a la selección de títulos

Se valoran

Valora la presencia de motores internos de búsqueda

Valora navegación y funcionalidad

Valora la inclusión de metaetiquetas

No se valora

Redalyc

Efectúa valoraciones métricas con datos de citación

No se valoran

No se valoran

No se valoran

No se valora

Exige la aparición regular de contenidos

SciELO

No se aplica a la selección de títulos

Se valoran

Valora la presencia de motores internos de búsqueda

Valora navegación y funcionalidad

Valora la inclusión de metaetiquetas

Valora la aparición regular de nuevos contenidos

ISOC

No se aplica a la selección de títulos

Se valoran

Valora la presencia de motores internos de búsqueda

Valora navegación y funcionalidad

No se valora

No se valora

CLASE

No se valora

No se valora

Dialnet

No se aplica a la selección de títulos

Se valoran

No se aplica a la selección de títulos

No se valoran

Valora la No se valoran presencia de motores internos de búsqueda

Valora na- No se valovegación y ran funcionalidad

Valora la inclusión de metaetiquetas

No se valora

e-Revistas

Tabla 2.  Parámetros específicos para la selección de revistas electrónicas

Exige la aparición regular de contenidos

Ritmo de publicación

WoS

216 Teresa Abejón Peña

Criterios de selección de revistas para la producción de bases de datos

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sus mecanismos de distribución, y que disponga de versión electrónica en In­ ternet u otros formatos. El cumplimiento de la periodicidad declarada es un indicador de calidad de la gestión editorial muy relevante para la mayoría de los sistemas de infor­ mación analizados. Los más exigentes en este aspecto son SciELO, Scopus, Thomson Reuters y e-Revistas. SciELO es muy estricto con el cumplimiento de la periodicidad y lo relaciona con un flujo mínimo de producción de artículos. Así, dependiendo del área temática tratada por la revista, SciELO establece una periodicidad mínima y otra deseable, así como un número mínimo y un número deseado de artículos por año 11. Scopus excluye las revistas que no cumplen la periodicidad o que no publican como mínimo una entrega anual. Para que una revista sea incluida en Thomson Reuters y e-Revistas, es impres­ cindible que cumpla la periodicidad. ISOC, Redalyc y CLASE califican positi­ vamente si la revista edita al año el número de fascículos correspondientes con la periodicidad expresada; pero no es un requisito básico, salvo para alcanzar la categoría A de ISOC. Dialnet no tiene en cuenta este aspecto. En cuanto al ritmo de publicación de las revistas electrónicas, hay algunas bases de datos que imponen condiciones especiales porque es difícil aplicar los mismos patrones que se usan para controlar la periodicidad de las publicaciones impresas. Así, Thomson Reuters observa la regularidad de la aparición de nue­ vos contenidos, requiere que las revistas electrónicas publiquen un flujo conti­ nuo y exige que no estén inactivas más de unos meses. ISOC aplica el requisito básico de Latindex, que solo admite revistas electrónicas que puedan demostrar una generación continua de nuevos contenidos. En cuanto a las plataformas de revistas digitales, SciELO valora especialmente la puntualidad del envío de los archivos de la revista, y puede llegar a penalizar los retrasos con la exclusión. Otro parámetro significativo para valorar la gestión editorial de una revis­ ta es el procedimiento que sigue para la aprobación de artículos. Thomson Reuters, Scopus, SciELO, e-Revistas, Redalyc e ISOC lo tienen en cuenta como criterio de inclusión. Los más selectivos en este aspecto son Thomson Reuters, SciELO, e-Revistas y Redalyc, pues exigen que se aplique el sistema de revisión por pares. Para Scopus es imprescindible demostrar que se contro­ la la calidad de las contribuciones, pero no pide que se aplique necesariamen­ te este sistema de arbitraje. ISOC valora que la revista declare el procedimiento empleado para la selección de los artículos y califica positivamente si el sistema 11   Por ejemplo, en el caso de las Ciencias Humanas exige una periodicidad mínima semestral, una periodicidad deseada cuatrimestral, un número mínimo de 10 artículos publicados por año, y un flujo de producción deseado de 24 artículos por año.

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de arbitraje recurre a evaluadores externos a la entidad o institución editora de la revista, pero solo lo considera requisito necesario para pertenecer a la categoría A. La composición del consejo editorial también se tiene en cuenta para valo­ rar la calidad editorial. Thomson Reuters valora especialmente la internacio­ nalidad y la diversidad del comité editorial. Asimismo, Thomson Reuters y Scopus aprecian el reconocimiento internacional de los miembros del comité editorial 12. SciELO no admite revistas con excesiva concentración institucional y geográfica del consejo editorial. En cambio, las bases de datos y plataformas que siguen las pautas de selección de Latindex valoran únicamente la apertura institucional del consejo editorial. Por esta razón, ISOC, Redalyc, e-Revistas y CLASE califican positivamente si al menos una tercera parte del comité edi­ torial o consejo de redacción es ajena a la entidad editora de la revista. Por otra parte, WoS y Scopus son las únicas bases de datos que tienen en cuenta el prestigio de la institución o empresa editora. La diversidad en la afiliación de los autores es otro parámetro de calidad significativo. Thomson Reuters valora especialmente el grado de internaciona­ lidad de la autoría 13 mientras que Scopus se fija en la diversidad de las afilia­ ciones. ISOC, Redalyc y e-Revistas tienen en cuenta la apertura institucional de la autoría, y califican positivamente si al menos el 50 por ciento de los tra­ bajos publicados provienen de autores externos a la entidad editora de la re­ vista. SciELO verifica la concentración institucional o geográfica de los autores y los revisores, y en caso de advertir una excesiva endogamia no admite la re­ vista en su hemeroteca. La consideración de la distribución y difusión de la revista como indicador de calidad de la gestión editorial no está tan extendida en las políticas de selec­ ción como los aspectos anteriores. Thomson Reuters y CLASE son las únicas bases de datos que tienen en cuenta la difusión directa de las revistas impresas. Thomson Reuters pide a las revistas datos sobre la tirada, las suscripciones y la circulación, y CLASE solicita que se mencionen las formas de distribución de la revista. En cuanto a la difusión indirecta, Thomson Reuters, ISOC, CLA­ SE, Redalyc y e-Revistas valoran la presencia en bases de datos, en catálogos de bibliotecas y en otros servicios de información. Asimismo, las bases de datos Thomson Reuters, ISOC y CLASE valoran la presencia y la difusión de la re­ vista en Internet. 12   Thomson Reuters considera este aspecto para la inclusión de nuevas revistas y lo mide a través del análisis de citas. 13   Thomson Reuters valora el grado de internacionalidad de los autores de los artículos publi­ cados y de los autores de los artículos citados.

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4.3.  Criterios relacionados con las características de los contenidos El carácter científico y la originalidad de los contenidos de las revistas son indicadores de calidad significativos que también se valoran en los procesos de selección. Además, los sistemas de información suelen tener en cuenta la pro­ porción de documentos ‘indizables’. Por otra parte, para que una revista sea seleccionada, es necesario que sus contenidos se ajusten a la temática que se propone cubrir la base de datos o la hemeroteca digital. En cuanto al porcentaje de contenido científico, este aspecto solo lo tienen en cuenta los sistemas de información de ámbito iberoamericano. ISOC, Redalyc y e-Revistas solo incluyen revistas que publiquen al menos un 40 por ciento de las contribuciones de carácter científico 14 y también valoran el porcen­ taje de contenido original. CLASE exige que la revista tenga un 60 por ciento de contenido indizable (artículos, ensayos, reseñas, revisiones, etc.) y SciELO solo incluye revistas que publiquen predominantemente artículos originales resultantes de investigaciones científicas y/o significativas para el área especí­ fica de la revista. SciELO tiene una política muy estricta en este aspecto y no considera contribuciones originales los artículos de revisión, las comunicacio­ nes, las reseñas y los estudios de caso. Las bases de datos WoS y Scopus no declaran tener en cuenta este aspecto en sus procesos de selección. En cuanto a la adecuación temática de los contenidos de la revista, WoS es la base de datos más selectiva, pues para incluir una revista nueva tiene en cuenta que su contenido aporte originalidad y novedad dentro de la investiga­ ción internacional y también se fija en si el tema está ya adecuadamente cubier­ to por otras publicaciones. Esta política de selección favorece a las revistas sobre temas emergentes. El resto de las bases de datos y hemerotecas virtuales no declaran tener requisitos especiales para valorar la relevancia temática. 4.4.  Criterios relacionados con el uso y el impacto de las revistas Entre los criterios relacionados con la calidad de la gestión editorial, se mencionó anteriormente la difusión de la revista. Este aspecto, que Thomson Reuters denomina audiencia y visibilidad de la revista, y que también se cono­ ce como ‘visibilidad pasiva’, se complementa en las políticas de selección de 14   Exigen que al menos el 40 por ciento de los documentos publicados en los fascículos a evaluar esté constituido por: a) artículos originales; b) artículos técnicos; c) comunicaciones en congresos; d) cartas al director o artículos breves; e) artículos de revisión, estados de la cuestión, etc.

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algunas bases de datos con elementos que miden la ‘visibilidad activa o efecti­ va’ de la revista (Rovira, 2006, p. 47). WoS, Scopus y SciELO son los únicos sistemas de información que tienen en cuenta el análisis de citas para evaluar y seleccionar las revistas conforme a su visibilidad efectiva. Los tres efectúan valoraciones métricas con datos de elaboración propia. Thomson Reuters declara que utiliza sus datos de citación sin darles una importancia excesiva y considerando que cada disciplina es di­ ferente por el promedio de citas y el periodo de tiempo que se debe tener en cuenta. Para revistas ya establecidas consideran medidas de citas, factor de impacto e índice de inmediatez. Scopus toma en consideración el número de ci­ tas que ha recibido la revista. SciELO considera el indicador de impacto de cada título de revista, medido a partir de las citas que ha recibido la publica­ ción, y lo evalúa junto con los títulos de revistas de la misma categoría temáti­ ca. El aumento en el factor de impacto o su estabilización en el valor promedio de las revistas de la misma área son considerados resultados de desempeño positivo y, por lo tanto, garantía de permanencia del título. Por otra parte, SciELO es el único sistema de información que tiene en cuenta en sus procesos de selección otro indicador de uso de la revista: la evo­ lución mensual del número de accesos o visitas al contenido. Si el uso de la revista es sistemáticamente bajo y/o decreciente cuando se compara con revis­ tas de la misma categoría temática, el comité consultivo delibera sobre la per­ manencia de la revista. El hecho de que se tengan en cuenta los datos de acce­ sos o descargas de los artículos de las revistas electrónicas no es algo novedoso en los procesos de selección, pues en la década de 1990 algunos productores de bases de datos tenían en cuenta los datos de demanda de fotocopias de artículos en los servicios de acceso al documento y los datos de consulta de las revis­ tas en las bibliotecas para tomar decisiones sobre la inclusión o exclusión de títulos.

4.5.  Criterios específicos para las revistas electrónicas Además del requisito especial de generación continua de contenidos para revistas electrónicas, expuesto anteriormente al tratar del cumplimiento de la periodicidad, las bases de datos y las hemerotecas digitales han detectado la necesidad de introducir algunos criterios de aplicación específica acordes a las características propias de estas publicaciones. Así, las políticas de selección valoran aspectos como la posibilidad de acceso a colecciones retrospectivas en

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texto completo, las herramientas de navegación y opciones de búsqueda que ofrece el sitio web de la revista, la facilidad de lectura o los servicios de valor añadido. ISOC, Redalyc, CLASE y e-Revistas tienen en cuenta el criterio Latindex sobre navegación y funcionalidad, por lo que analizan las herramientas de navegación y la estructura, y valoran que la revista permita con un máximo de tres clics acceder a los sumarios y artículos. En cuanto a la preparación de la revista para la recuperación de informa­ ción en Internet, ISOC, Redalyc y e-Revistas valoran la inclusión de metaeti­ quetas y Thomson Reuters exige el etiquetado del DOI 15 y de los números de los artículos. En el mismo sentido, ISOC, CLASE, Redalyc y e-Revistas valo­ ran la presencia de motores internos de búsqueda que permitan realizar bús­ quedas por palabras, por índices, utilizar operadores booleanos, etc. En cuanto los servicios de valor añadido, ISOC, CLASE, Redalyc y e-Revistas califican positivamente si la revista ofrece alertas, enlaces hipertextua­ les, foros, guías de enlaces, listas de discusión especializadas en la disciplina de la revista, enlaces a otras revistas del área, etcétera. ISOC y Redalyc son los únicos sistemas de información que declaran tener en cuenta que la revista proporcione acceso continuo a todos los contenidos que ha publicado anteriormente. Scopus no declara que aplique criterios de selección específicos a las revis­ tas electrónicas, y tampoco lo hace SciELO que, a pesar de ser una hemeroteca digital, solo requiere el envío puntual de los archivos. Thomson Reuters se fija en la producción regular de artículos para revistas que editan a medida que tienen nuevos artículos y que no siguen, por tanto, la publicación de números completos. Asimismo se detiene sobre todo en los aspectos del formato de las revistas electrónicas que repercuten en su tratamiento técnico. Así, exige fun­ damentalmente a los editores que se puedan identificar fácilmente determina­ dos elementos 16 tanto en los artículos como en las referencias bibliográficas. En este sentido, Thomson Reuters da mucha importancia a la disposición de ele­ mentos informativos que facilitan la elaboración de los índices de citas, mien­ tras que los sistemas de información que siguen los criterios Latindex dan más 15   El DOI (Digital Object Identifier) es un código alfanumérico que permite la cita permanente de un objeto digital, en este caso un documento. Se basa en un registro internacional que identifi­ ca cada objeto de forma unívoca con los metadatos que lo describen y con una o varias localizacio­ nes en la web. El código es permanente y no varía aunque lo haga la localización o URL del docu­ mento. 16   Se trata del título del artículo, los nombres y la dirección de los autores, el año, las páginas y/o el número del artículo dentro de la entrega y el volumen y/o número de la revista.

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importancia a otros aspectos más representativos de la calidad general de las revistas electrónicas.

4.6.  O  tras características de los procesos aplicados   para la selección de revistas La comparación de las distintas políticas de selección revisadas en este trabajo permite obtener un panorama general de los criterios y los métodos que aplican habitualmente los sistemas de información. Con respecto a los procesos de selección, es interesante destacar que, salvo Dialnet, todos los sistemas de información analizados efectúan una evaluación previa según sus criterios de selección antes de incluir nuevas revistas. Asimismo, la mayoría de los productores de bases de datos y hemerotecas digitales vigila el cumplimien­ to continuo de los criterios requeridos por parte de los títulos anteriormente incorporados. Todos los sistemas de selección establecen criterios de obligado cumpli­ miento para las revistas junto a otros requisitos que pueden ser tenidos en cuenta por los responsables de la evaluación. Las bases de datos y hemerotecas virtuales que tienen como referencia los criterios Latindex suelen exigir, ade­ más del cumplimiento de los requisitos básicos, un porcentaje de cumplimiento del total de los criterios considerados. Así, Redalyc exige que se cumplan un 75 por ciento o más del total de criterios, CLASE acepta revistas que además de los criterios mínimos cumplan el 50 por ciento de todos los criterios definidos y SciELO acepta como mínimo el cumplimiento del 80 por ciento de los requi­ sitos. Asimismo, ISOC exige un número mínimo de criterios Latindex para fi­ gurar en las categorías A y B. En cuanto a los responsables de efectuar la evaluación de las revistas, al­ gunos sistemas de información cuentan con un comité de selección. El comité asesor de Scopus está compuesto por científicos y documentalistas especializa­ dos que provienen de diferentes áreas geográficas, y tiene entre sus funciones decidir sobre la inclusión de nuevos contenidos. Los comités de CLASE y SciELO son órganos consultivos que auxilian en la evaluación de las revistas y en la incorporación de nuevos criterios. El comité de selección de CLASE está inte­ grado por especialistas en análisis documental de publicaciones periódicas. En el caso de SciELO, los documentalistas responsables de cada área temática analizan toda la información y presentan las revistas candidatas al comité con­ sultivo para la discusión y decisión final.

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Los responsables de la evaluación de revistas para Thomson Reuters son los ‘editores’ de cada disciplina, es decir, los documentalistas responsables de cada área temática. Se considera que los ‘editores’ son los más capacitados para realizar esta tarea por su doble formación: especialistas en una disciplina y especialistas en sistemas de información. De todos modos, Thomson Reuters cuenta con redes de asesores que participan en la evaluación cuando es necesario. En el caso de ISOC, aunque la evaluación está dirigida por Adelaida Román y la realiza el Grupo de Investigación sobre Evaluación de Publicacio­ nes Científicas del IEDCYT, se consulta a los documentalistas especializados sobre la adecuación temática y el contenido científico de la revista. ISOC es la única base de datos que introduce en sus procesos de selección un método para que un grupo muy amplio de expertos valore la calidad general y la relevancia de la revista. Los datos se obtienen a través de una encuesta dirigida a los miembros de la comunidad científica española de las áreas de Ciencias Sociales y Humanas. 4.7.  Valoración global de los sistemas de selección analizados Atendiendo a los procedimientos utilizados y a los requisitos que piden los distintos sistemas de información a las revistas, Thomson Reuters es la base de datos más selectiva. Los productores del antiguo ISI, ahora Thomson Reuters, han buscado deliberadamente ser los más restrictivos y justifican esta circunstancia en base a conocidos principios bibliométricos, pero algunos de los criterios que tienen en cuenta introducen sesgos. Por otra parte, Thomson Reuters da mucha importancia a los requisitos formales que facilitan el tratamiento técnico y optimizan la recuperación de información. Este nivel de exigencia permite a los productores explotar una gran cantidad de datos que son útiles para aplicar criterios objetivos basados en una valoración métrica de las revistas. Por eso, en su sistema de selección es clave el análisis de citas. Scopus, en cambio, declara que da preferencia a la inclusión sobre la exclusión. Los criterios de selección de Scopus atienden a la valoración tradicional del mérito científico —las citas recibidas se tienen en cuenta—, pero no quieren que sus contenidos estén limitados únicamente por ese criterio. En cuanto a los sistemas de información del ámbito latinoamericano, SciE­ LO es uno de los más selectivos, pues exige a las revistas la implantación del sistema de revisión por pares y tiene en cuenta además los datos de uso e impacto de las publicaciones.

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Redalyc, e-Revistas, CLASE e ISOC tienen distintos niveles de exigencia, pero sus sistemas de selección de revistas son muy completos, pues tienen en cuenta gran cantidad de parámetros complementarios. Estos sistemas de infor­ mación tienen como referencia los criterios de selección desarrollados en el proyecto Latindex e intentan hacer visible la producción científica de calidad del ámbito iberoamericano que, en términos generales, ha estado poco o mal representada en los grandes sistemas de información internacionales. En cuanto a Dialnet, es el único sistema de información examinado que no declara una política de selección, por lo cual se puede considerar que carece de controles de calidad para incorporar revistas. Finalmente, en lo que se refiere a la transparencia con la que actúan los diferentes sistemas de información, destacan Thomson Reuters, SciELO y las bases de datos y hemerotecas virtuales que siguen los criterios Latindex. Estos productores exponen claramente y con detalle sus políticas de selección para tener convenientemente informados a los editores de revistas y a sus usua­ rios. 5.  Conclusiones En cuanto a los criterios de selección de revistas fundamentales para ela­ borar una fuente de obtención de datos para la evaluación de la actividad científica, se puede afirmar que la mayoría de los criterios mencionados ante­ riormente son significativos y útiles para un sistema de información con estas aspiraciones. Son importantes aspectos como la normalización conforme a las convenciones editoriales internacionales básicas, el cumplimiento de la perio­ dicidad declarada y la composición del consejo editorial. La apertura del con­ sejo de redacción garantiza la cantidad y calidad de las contribuciones, y evita la endogamia institucional, aspecto que se puede verificar utilizando el criterio de diversidad en la afiliación de los autores. Asimismo, los criterios relaciona­ dos con la visibilidad e impacto son fácilmente cuantificables y ayudan a obje­ tivar los procesos de selección de revistas. De todos modos, cabe destacar especialmente un criterio relacionado con la gestión editorial: es importante que se tenga en cuenta el sistema de arbitra­ je y que se seleccionen únicamente aquellas revistas que demuestren su carác­ ter científico implantando un sistema de control de la calidad de las contribu­ ciones. En cuanto a los aspectos formales, a los que algunas bases de datos dan mucha importancia en sus procesos de selección porque facilitan el tratamien­

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to técnico y la recuperación de información, cabe destacar la inclusión de datos completos sobre la filiación de los autores. Este elemento es clave para usar las bases de datos con fines de evaluación, pues permite obtener datos de produc­ tividad científica a diferentes escalas (investigadores, instituciones, áreas geo­ gráficas) y permite a los gestores públicos diseñar políticas científicas. En lo que se refiere a los criterios y procedimientos que podrían optimizar el sistema de selección de revistas de ISOC, hay aspectos relativos a la gestión editorial en los que se podría ser más exigente en el futuro y existen datos de visibilidad activa que esta base de datos podría incorporar en diferentes pla­ zos. También hay aspectos mejorables relativos a la comunicación con los usuarios y editores de revistas. En cuanto a los criterios relacionados con la gestión editorial, aunque ISOC califica positivamente si el sistema de arbitraje recurre a evaluadores externos, solo lo considera requisito necesario para pertenecer a la categoría A. De todos modos, es muy difícil qu, a corto plazo, ISOC sea más exigente con el sistema de arbitraje de las revistas científicas españolas de las disciplinas que cubre. Hay otros parámetros también relacionados con la gestión editorial, como la consignación de las fechas de recepción y aceptación de los originales, que también son de escaso cumplimiento por parte de las revistas españolas. La única solución para que ISOC pueda ser más exigente en el futuro con el cum­ plimiento de los criterios de calidad de la gestión editorial es que las institucio­ nes sigan apoyando las políticas didácticas dirigidas a los editores de revistas científicas que lleva a cabo el grupo de investigación dirigido por Adelaida Román. Es también importante que los responsables de la base de datos cola­ boren con el grupo en su labor informativa para que en el plazo más breve posible los responsables de la edición incorporen los parámetros más consagra­ dos en los usos internacionales. La única carencia del proceso de selección de revistas de ISOC es la falta de aplicación de criterios relacionados con el impacto de las publicaciones. Para aplicar más criterios objetivos sobre la calidad de las revistas españolas de Ciencias Sociales y Humanidades, habría que complementar con datos ob­ tenidos del análisis de citas los criterios de valoración subjetivos que ya se aplican analizando los resultados de la encuesta a los científicos españoles. Con este fin, se podrían utilizar los resultados de los proyectos nacionales que han hecho acopio de datos de citación de revistas de Ciencias Humanas y Sociales (RESH, IN-RECS o Modernitas) y, para las Ciencias Sociales, el ranking de revistas de Scimago y la información que aporta Scopus. Asimismo, se podría desarrollar una base de datos de referencias bibliográficas citadas y citantes

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integrada en ISOC. Esta segunda opción requiere un plazo largo, no está exen­ ta de dificultades relacionadas con los hábitos de citación de determinadas disciplinas y exigiría un control de la normalización y la calidad de las referen­ cias bibliográficas contenidas en los artículos. En lo que se refiere a la optimización del sistema de selección de ISOC, hay otros aspectos mejorables. Es posible aumentar la transparencia con los edito­ res de revistas y los usuarios. Se podrían incluir en la web de acceso a las bases de datos formularios diseñados para recibir sugerencias de inclusión de nuevos títulos similares a los que emplean Thomson Reuters y Scopus. Esto permitiría agilizar el proceso de identificación y evaluación de nuevos títulos y facilitaría un control estadístico del proceso de evaluación que permitiera tener datos como el porcentaje de títulos que se acepta y se rechaza. El sistema de selección de revistas de ISOC, a pesar de los aspectos mejo­ rables señalados, es un punto fuerte de esta base de datos para convertirse en herramienta de apoyo a la política científica. El sistema establecido tiene en cuenta una gran variedad de parámetros complementarios y no es excesiva­ mente riguroso, puesto que se adapta al panorama nacional de la edición de revistas de Ciencias Sociales y Humanas. Además, la evaluación previa de nuevos títulos y la evaluación continua de las revistas ya cubiertas garantizan sobradamente una mínima calidad de las publicaciones recogidas en ISOC. Al mismo tiempo, los requisitos sobre aspectos formales (resúmenes, palabras clave, lugar de trabajo de los autores, etc.) están facilitando en gran medida el tratamiento documental de las revistas. Hay otros aspectos de la base de datos ISOC que la convierten en una he­ rramienta que se puede orientar hacia propósitos evaluadores: tiene una co­ bertura temática multidisciplinar, su cobertura temporal permite el análisis de tendencias y recoge cada vez más sistemáticamente los datos de la filiación institucional de los autores. No obstante, ISOC también tiene algunas claras limitaciones para ser una fuente de información para propósitos evaluadores: debería ampliar la tipología documental de su cobertura incluyendo otras pu­ blicaciones de gran impacto para las Ciencias Humanas y Sociales y debería permitir relacionar los resultados de las búsquedas bibliográficas con los datos sobre la calidad de las revistas. En suma, gracias a la participación de Adelaida Román en el proyecto Latindex y al trabajo desarrollado por su grupo de investigación para mejorar la evaluación de las publicaciones científicas de Ciencias Sociales y Humanas, las bases de datos ISOC aplican un sistema de selección de revistas relativamente sofisticado que permite tenerlas en cuenta como núcleo básico de una herra­

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mienta de diagnóstico de los resultados científicos ajustada a la realidad espa­ ñola de estos ámbitos disciplinares. 6.  Agradecimientos La autora quiere extender su reconocimiento a todos los integrantes del Grupo de Investigación de Evaluación de Publicaciones Científicas del IEDCYT que, bajo la dirección de Adelaida Román, han desarrollado el sistema de valo­ ración de revistas que tanto ha repercutido en la mejora de ISOC. Asimismo, la autora quiere expresar su agradecimiento a todos los documentalistas de la Unidad de Análisis Documental y Producción de Bases de Datos ISOC que han participado en la elaboración de una propuesta para la transformación de las bases de datos ISOC en herramienta de apoyo a los procesos de evaluación de la investigación en Ciencias Humanas y Sociales. 7.  Bibliografía Alcain Partearroyo, María Dolores, et al. «Evaluación de la base de datos ISOC a través de un estudio de usuarios», Revista Española de Documentación Científica, 2001, vol. 24, n. 3, pp. 275-288. Alonso Gamboa, José Octavio. «Selección de revistas latinoamericanas en bases de datos: criterios utilizados en Clase y Periódica», Biblioteca Universitaria, 2003, vol. 6, n. 1, pp. 9-21. Hortal Muñoz, Carlos. «Criterios de selección de revistas utilizados por las bases de datos internacionales que incluyen revistas españolas de Ciencias Sociales y Huma­ nidades», Revista Española de Documentación Científica, 2006, vol. 29, n. 3, pp. 409-422. Ibarra, Andoni; Castro, Javier; Barrenechea, Julieta. «El desafío de evaluar la in­ vestigación en las ciencias sociales y las humanidades», en Ibarra, Andoni; Castro, Javier; Rocca, Liliana (eds.). La evaluación de la actividad científica en Ciencias Sociales y Humanidades, Bilbao, Universidad del País Vasco, 2006 (Serie Estudios en Ciencia, Tecnología e Innovación; n. 2) pp. 9-14. Rodríguez Yunta, Luis. «Evaluación e indicadores de calidad en bases de datos», Revista Española de Documentación Científica, 1998, vol. 21, n. 1, pp. 9-23. Román Román, Adelaida; Vázquez Valero, Manuela; Urdín Caminos, Carmen. «Los criterios de calidad editorial Latindex en el marco de la evaluación de las revistas españolas de Humanidades y Ciencias Sociales», Revista Española de Documentación Científica, 2002, vol. 25, n. 3, pp. 286-307.

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Román Román, Adelaida; Sánchez Nistal, José María. «La creación de bases de datos: diez años de experiencia». II Semana de Bases de Datos Españolas, 1987, en José María Sánchez Nistal, in Memoriam, Madrid, CINDOC, 2000, pp. 187-212. Rovira, Luis «¿Hacia una evaluación métrica de la investigación en las humanidades y en las ciencias sociales?». En: Ibarra, Andoni; Castro, Javier; Rocca, Liliana (eds.). La evaluación de la actividad científica en Ciencias Sociales y Humanidades. Bilbao: Universidad del País Vasco, 2006 (Serie Estudios en Ciencia, Tecnolo­ gía e Innovación; n. 2), pp. 33-52. Ruiz-Pérez, Rafael; Delgado López-Cózar, Emilio; Jiménez-Contreras, Evaristo. «Criterios del Institute for Scientific Information para la selección de revistas cien­ tíficas. Su aplicación a las revistas españolas: metodología e indicadores», International Journal of Clinical and Health Psychology, 2006, vol. 6, n. 2, pp. 401-424. Sánchez Nistal, José María. «Presentación y estudio analítico del Índice Español de Humanidades», Revista Española de Documentación Científica, 1981, vol. 4, n. 3, pp. 231-246. Sanz-Casado, Elías; Lascurain, María Luisa; Iribarren, Isabel. «Luces y sombras en la evaluación de la investigación en ciencias sociales y humanidades», en Ibarra, Andoni; Castro, Javier; Rocca, Liliana (eds.). La evaluación de la actividad científica en Ciencias Sociales y Humanidades. Bilbao: Universidad del País Vasco, 2006 (Serie Estudios en Ciencia, Tecnología e Innovación; n. 2), pp. 15-32. Testa, James. The Thomson Scientific Journal Selection Process, Institute for Scienti­ fic Information. Disponible en: http://scientific.thomson.com/free/essays/selectio­ nofmaterial/journalselection/ [Consulta 17/06/2008]. — «The Thomson Scientific Journal Selection Process», Serials Review; 2003, vol. 29, n. 3, pp. 210-212.

Estructuras y funcionalidades de los lenguajes documentales en Ciencias Económicas. El Tesauro ISOC de Economía

Angel Villagrá Rubio

CSIC, Centro de Ciencias Humanas y Sociales Unidad de Análisis Documental y Producción de Bases de Datos ISOC

1.  Introducción Abordar la tarea de construir un lenguaje documental controlado y debi­ damente estructurado es, mucho más que un ejercicio académico, un reto inte­ lectual de articulación del conocimiento con fines eminentemente prácticos, pues afecta directamente a las posibilidades de obtener información, precisa, exhaustiva y categorizada, en cualquier sistema de información electrónica organizado con criterios sistemáticos. Esa línea de trabajo ha pervivido durante largas décadas en el antiguo CINDOC, del CSIC, permitiendo, con distintos resultados, eso sí, crear tesauros disciplinares en lengua española. Uno de esos proyectos ha sido el relativo al área de las Ciencias Económicas y, en particular, al Tesauro ISOC de Economía, cuya tercera edición, preparada por la Unidad de Bases de Datos ISOC 1, del Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS), ha visto la luz este mismo año. El punto de partida para abordar ese tipo de tareas es la necesidad de dis­ poner de un lenguaje documental que dé consistencia lógica a una base de da­ tos documental. Y requiere una doble indagación sobre la existencia o carencia de lenguajes fiables en la materia, sean nacionales o internacionales, y sobre la calidad intrínseca de los existentes en cuanto a su articulación y estructuración conceptual, así como a sus funcionalidades en el entorno electrónico, especial­ 

  Esta unidad procede de la unión de dos departamentos del antiguo CINDOC.

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mente en la Web. La primera de estas indagaciones es una obviedad: si no existe un tesauro en lengua española en una disciplina concreta, difícilmente se construirá una Base de datos bibliográfica (Bdb) consistente en dicha área disciplinar, salvo que dicha Bdb se construya a partir de otros idiomas. Pero la segunda no es menos importante. Disponer de un lenguaje de análisis y re­ cuperación bien articulado, con estructuras de conexión semántica plurales, lógicas y adaptadas a la literatura científica más contemporánea, es clave para obtener buenos resultados en la tarea de búsqueda y recuperación. De otro modo tendremos herramientas que, por servir muy poco a su finalidad última, las necesidades del usuario, pierden gran parte de su sentido originario y no justifican el esfuerzo invertido en su elaboración. En el caso de las Ciencias Económicas, se comprobó, tanto al iniciarse la tarea en los años ochenta 2 como en la actualidad, que existen diversos útiles lingüísticos, algunos de prestigio internacional, que podrían dar respuesta a las necesidades de algunos sistemas de información. Sin embargo, un somero estu­ dio de cada uno de ellos, nos conduce a conclusiones poco satisfactorias cuan­ do se trata de procesar literatura económica general. Y ello, por diversos motivos o disfuncionalidades: en unos casos, a causa de la insuficiencia de su cobertura temática; en otros, por su discutible estructuración conceptual; otras veces por la falta de articulación semántica interna (relaciones entre los términos) y, finalmente, por la inexistencia de versiones plurilingües que per­ mitieran fácilmente representar el contenido de la investigación económica española. 2.  Indicadores de calidad de los tesauros internacionales de Economía Hemos procedido a comparar, bajo estas premisas, los casos del Econlit Thesaurus, el Macrothesaurus OCDE para el procesamiento de la información relativa al desarrollo económico y social, el Thesaurus Delphes y el ECLAS Thesaurus de la UE. La revisión ha contemplado los siguientes indicadores: a) Cobertura: amplitud y especificidad temáticas (en especial, número de términos). b)  Naturaleza funcional del lenguaje: clasificación o tesauro.    La versión actual es un nuevo desarrollo del prolijo trabajo animado y dirigido por Adelaida Román, entre 1986 y 1992 (1.ª edición)

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Estructuras y funcionalidades de los lenguajes documentales...

c)  Grado de articulación semántica interna. d)  Precisión y actualización del Esquema de Clasificación. e)  Versión mono o plurilingüe. f) Navegabilidad en el medio virtual: hipervinculación a datos bibliográ­ ficos. Es decir, nos hemos preguntado si los tesauros disponibles son herramien­ tas útiles para representar el conocimiento económico con la amplitud y preci­ sión necesaria; si disponen de una arquitectura terminológica coherente y com­ prensiva, visible a través de criterios lógicos; si su estructuración conceptual es acorde con la representación de los conocimientos que la disciplina va gene­ rando o si responde a esquemas de simple operatividad funcional bibliotecaria; si hacen posible la búsqueda de información para usuarios de diferentes países e idiomas, a través de versiones multilingües integradas en el sistema de infor­ mación en que se aplican; y, finalmente, si son herramientas vinculadas a in­ formación bibliográfica o factual, de modo que al seleccionar un término o grupo de términos del tesauro podamos obtener automáticamente las referen­ cias de esos entornos semánticos existentes en las correspondientes bases de datos. Los resultados obtenidos se plasman en la tabla 1:

Indicadores

Econlit Thesaurus

Macrothes Ocde

Delphes Thesaurus

Eclas Thesaurus

1. N.º de términos

773

4.679

5.155

6.270

2. Tipo de lenguaje: Tesauro (T) o Esquema Clasificación (CL)

CL

T

T

CL

3. Estructura: listado alfabético con equiva­ lencias (LA) o tesauro con relaciones com­ pletas (RC) o parciales (RP)

LA

RP

RP

RP

4. Calidad esquema de clasificación: preci­ sión, pertinencia, actualización

Alta

Alta

Media

Media

5. Versión mono / plurilingüe

Monol.

Pluril.

Pluril.

Pluril.

6. Navegabilidad web: ¿Lenguaje hipervin­ culado a Bdts documentales?

NO

NO





Tabla 1.  Facetas de los Tesauros Internacionales de Economía.

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3.  Caracterización de los lenguajes internacionales 3.1.  EconLit 3 EconLit, la base de datos electrónica de la American Economic Association, es la fuente de referencia en materia de literatura económica. Esta base de datos recoge referencias de artículos publicados en unas 450 revistas de Economía y Finanzas durante los últimos cuarenta años (desde 1969). Incluye además referencias de revistas especializadas, documentos de trabajo, reseñas de libros, obras colectivas, conferencias y tesis doctorales sobre Teoría e His­ toria económica, Teoría monetaria, Finanzas y otras áreas relacionadas. Todos los documentos son indizados de acuerdo con los Subject Descriptors del Econlit Thesaurus, un vocabulario controlado de términos plenamente coincidente con la Clasificación JEL, también conocida como Sistema de Cla­ sificación de la American Economic Association. Estos EconLit Subject Descriptors se estructuran bajo este esquema ge­ neral: A. General Economics and Teaching B. Schools of Economic Thought and Methodology C. Mathematical and Quantitative Methods D. Microeconomics E. Macroeconomics and Monetary Economics F. International Economics G. Financial Economics H. Public Economics I. Health, Education, and Welfare J. Labour and Demographic Economics K. Law and Economics L. Industrial Organization M. Business Administration and Business Economics - Marketing, Ac­ counting N. Economic History O. Economic Development, Technological Change, and Growth P. Economic Systems Q. Agricultural and Natural Resource Economics - Environmental and Ecological Economics 

  http://www.econlit.org/subject_descriptors.html.

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R. Urban, Rural, and Regional Economics Y. Miscellaneous Categories Z. Other Special Topics Cada una de estas 20 clases se despliega en categorías de nivel inferior y éstas, a su vez, en otras de tercer nivel de especificidad hasta alcanzar un total de 773 epígrafes, empleados cada uno como descriptores concretos en la indi­ zación y recuperación de documentos. Su gran ventaja es que permite agrupar los documentos en grandes conjun­ tos que responden perfectamente a epígrafes subdisciplinares fácilmente reco­ nocibles por los usuarios especializados. Además presenta un dibujo del cono­ cimiento económico de amplio consenso internacional entre los economistas. Pero, como estamos ante una estructura de clasificación bibliográfica, en­ contramos las virtudes e insuficiencias de todos los esquemas de Clasificación, sean generales o especializados. Cabe señalar algunas: a) La escasez de su universo terminológico. Llama la atención que, sien­ do Econlit uno de los más reconocidos sistemas de información econó­ mica mundial, por su volumen y la calidad de la literatura que alma­ cena, su lenguaje de análisis y recuperación sea tan exiguo (773 conceptos) y tan precoordinado. Ello obliga indudablemente a indizar con poca precisión analítica y a recuperar información en grandes conjuntos que obligan luego al usuario a cribar las respuestas obteni­ das, al menos siempre que se desee información precisa sobre temáti­ cas específicas. b) Desequilibrios e imprecisiones en el esquema general y otros epígrafes de segundo nivel. Cabe preguntarse, en efecto, por la consistencia conceptual de este tipo de clasificación que desglosa hasta 20 epígrafes de muy desigual peso y naturaleza o que incluye en el primer nivel del esquema enunciados tan imprecisos como «Miscellaneous Categories» (Y) y «Other Special Topics» (Z). La precisión se resiente aún más cuando vemos en el desarrollo jerárquico de los descriptores epígrafes de difícil diferenciación, como por ejemplo: H000 - Public Economics: General H800 - Public Economics: Miscellaneous Issues: General H890 - Public Economics: Miscellaneous Issues: Other

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O de dudosa necesidad analítica, como ocurre en el grupo A2: A200 - Economics Education and Teaching of Economics: General A210 - Economics Education and Teaching of Economics: Pre-college A220 - Economics Education and Teaching of Economics: Undergraduate A230 - Economics Education and Teaching of Economics: Graduate A290 - Economics Education and Teaching of Economics: Other Esta estructura y formalización se repite en la mayoría de los grupos se­ mánticos. c) Excesiva precoordinación. Este tipo de formalización comporta difi­ cultades para asignar descriptores cuando los documentos abordan cuestiones que afectan a varios epígrafes, reduce considerablemente la especificidad del análisis y, naturalmente, la precisión de la búsqueda. Un léxico documental tan corto, aplicado a un volumen de información tan extenso, se antoja excesivamente restrictivo, aun aceptando que el número final de descriptores pueda ser superior a causa de la descom­ posición de muchos de estos epígrafes en términos más específicos. d) Y, finalmente, cabe hablar largo y tendido sobre la red de relaciones se­ mánticas entre los términos, asunto en el que parece indiscutible la rela­ ción de jerarquía, pero no así la de asociación, casi siempre insuficiente y discutible, precisamente por la amplitud semántica de los conceptos. En definitiva, Econlit, el sistema de información económica de referencia en el mundo occidental, se organiza sobre un lenguaje documental precoordi­ nado que sirve para agrupar documentos en grandes conjuntos y canoniza un esquema básico de organización conceptual muy plausible; pero dispone de poca utilidad para el análisis preciso y la recuperación de información, facilita poco la especificidad de las búsquedas y carece de una red de relaciones se­ mánticas suficientemente rica y articulada. 3.2.  Macrothesaurus OCDE 4 Nacido allá por 1972 bajo el magisterio de Jean Viet (autor de las tres pri­ meras ediciones), este macrotesauro es un ejemplo prototípico de tesauro no 

  http://168.96.200.17/ar/oecd-macroth/es/index.htm.

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vinculado a una base de datos concreta, sino confeccionado en red para ser «instrumento común de análisis» en los diferentes servicios de información de la OCDE y de cualquier otra institución interesada en la documentación para el desarrollo económico y social. Su ámbito temático coincide en gran parte con nuestro centro de interés (la literatura económica), pero sólo bajo la perspectiva de la cooperación interna­ cional. Sus grandes grupos de términos corresponden a áreas como: —  Cooperación internacional y Relaciones internacionales. —  Política y Planificación económica y social. —  Condiciones, Investigación económica y Sistemas Económicos. —  Marcos institucionales: Derecho, Política y Gobierno. Sin embargo, incluye también «áreas periféricas» a la Economía, como Cultura y Sociedad, Educación y Formación, Demografía, Salud, Medio am­ biente y Ciencias de la Tierra. Es preciso subrayar que en cuanto lenguaje documental que representa articuladamente el conocimiento económico contiene muchas de las virtudes de un tesauro bien construido: —  Amplitud de cobertura (19 familias semánticas). — Suficiente especificidad en su vocabulario: 4679 términos es un uni­ verso bastante amplio, a pesar de declarar que en muchos subcampos se limitan a un nivel de generalidad notablemente alto. — Atinada selección de términos, que ha sido utilizada por numerosos sistemas de información tanto en Comisiones de la propia OCDE como en organismos de Naciones Unidas. — Amplia red de relaciones semánticas: equivalencia, asociación, jerar­ quía. Pero también se advierten insuficiencias mejorables: a) Mezcla excesiva de descriptores conceptuales y de nombres de organis­ mos, instituciones e, incluso, topónimos. Algo que no concuerda con las directrices más internacionalmente aceptadas. b) Dudosa lógica en su estructura conceptual general. De hecho, se pro­ duce una quiebra en la estructura jerárquica de los términos a partir

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del segundo nivel de especificidad (los dos primeros son claros) de modo que no se hace visible ni fácilmente imaginable la lógica de las jerarquías que deja a demasiados descriptores sin término superior del que depender. De otro lado, incorpora una detallada estructura de ‘Grupos temáticos’ donde se mezclan relaciones jerárquicas y asocia­ tivas de no fácil comprensión. Así, por ejemplo, el concepto ‘Crisis económica’ es un término no preferido. Remite a ‘Crisis’, lo que no parece nada obvio. Dicho concepto, a su vez, carece de término supe­ rior (BT) y se incluye en un grupo temático cuya cabecera es ‘Condi­ ciones Económicas’. ¡Realmente complejo…! La consecuencia natural de esta limitada articulación es una reducción importante en el con­ junto de relaciones semánticas entre los términos y, por ende, en las posibilidades de recuperación de información. c) Y, sobre todo, el Macrothesaurus tiene una orientación muy definida a lo que su propio subtítulo indica: el desarrollo económico y social ge­ neral. Ello implica un significativo peso de grupos temáticos orientados a la cooperación internacional y sus agentes institucionales, o a secto­ res tan colaterales a las Ciencias Económicas como «Ciencias de la Tierra», «Oceanografía» o «Farmacología», mientras se revela neta­ mente insuficiente en áreas de la Teoría Económica, la Microeconomía, el Sistema financiero o la misma Economía de la empresa. 3.3.  Thesaurus de Delphes 5 Al contrario que el anterior, el Tesauro de Delphes, vinculado a la base de datos bibliográfica del mismo nombre, desarrollado por la Chambre de Commerce et d’Industrie de France se centra directamente en la Economía de la empresa, los mercados y sectores de actividad económica y, finalmente, las fi­ nanzas. La última edición conocida, de 2004, recoge 5155 términos temáticos, re­ partidos en 61 Grupos o Familias semánticas. Además de lo cual incluye un thesaurus géographique con 481 topónimos del mundo entero. A diferencia del Econlit Thesaurus, éste es un lenguaje estrictamente post­ coordinado, con manifiesta preferencia por los descriptores unitérminos en los que se descomponen cada uno de los conceptos complejos (la representación de los documentos sobre «comercialización de productos agrícolas», por ejemplo, 

  http://www.arist.ccip.fr/Thesaurus-Delphes-2004-Extraits.pdf.

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requerirá la utilización de dos descriptores: ‘Productos agrícolas’ y ‘Distribución por productos’). Frente a esa necesidad de coordinación de términos en el momento de la búsqueda, el tesauro presenta la ventaja de una mayor cobertura temática y la posibilidad de acceder a la información muy específica, con una economía de términos importante. Dispone, además, como valores positivos, de una versión inglesa, además de la francesa, y la integración del thesaurus en el sistema de información Delphes, de modo que pueden realizarse búsquedas de información desde la mis­ ma pantalla de visualización del tesauro. Sin embargo, la articulación semántica de los descriptores no alcanza el deseable grado de conexión entre los términos. Así, las jerarquías quedan un tanto descompensadas: mientras en ciertas categorías se articulan hasta cinco niveles de profundidad, en otras muchas ocasiones la estructura jerárquica se queda en el segundo nivel, sin mayor detalle. Y, sobre todo, se resiente en las relaciones de equivalencia y asociativas, de muy escasa aparición y afectando a pocos descriptores, con la particularidad aña­ dida de que estas relaciones asociativas solo en algunos casos son recíprocas. 3.4.  ECLAS Thesaurus 6 El sistema de información del Catálogo de las Bibliotecas de la Comisión Europea (ECLAS) reúne las publicaciones y documentos oficiales de la mayoría de las Comisiones intergubernamentales, así como artículos de revistas, acadé­ micas y comerciales, de interés para el Gobierno de la UE, en materia socioeco­ nómica, legal o política. Estamos ante un sistema de información extraordina­ riamente vinculado con el trabajo de la Comisión Europea, los programas y la documentación de la UE. Para tratar dicha documentación ha diseñado un lenguaje documental de­ nominado Tesauro ECLAS, cuya estructura básica es la misma que la del Macrothesaurus de la OCDE, es decir, un universo conceptual en el que están presentes tanto áreas semánticas de carácter económico (agricultura, comer­ cio, industria, economía del transporte…, etc.), como otras relacionadas con las políticas de la UE, con aspectos legales y con las condiciones socioeconómi­ cas de la población.    http://ec.europa.eu/eclas/F/TEQSV35RSGUHGKNT762AC4BEMMQBQ4QAGFB2­ VAG1BN7B6MKKXH-91618?func=file&file_name=theseng.htm.

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El Tesauro ECLAS se estructura a partir de las mismas 19 familias o clases que el de OCDE. Dichas clases se subdividen jerárquicamente en grupos (148) y subgrupos semánticos (418) hasta completar cuarto niveles jerárquicos, que conectan jerárquicamente los 6270 descriptores del tesauro. Naturalmente incorpora también relaciones asociativas en un cierto número de descriptores, así como abundantes anotaciones de equivalencias y notas de uso en los casos dudosos. Debe subrayarse también el valor cualitativo de este tesauro en cuanto a su dimensión multilingüe, una faceta que se va cubriendo poco a poco, pues ini­ cialmente se construyó en inglés y francés, pero existen ya versiones en alemán, italiano, español, portugués y, hasta en chino. Finalmente, es preciso subrayar la implicación efectiva entre el Thesaurus y la base de datos y catálogo ECLAS. Desde una perspectiva crítica, hemos de señalar como objeción la ausencia en este tesauro de áreas centrales de la Economía como disciplina, y la disper­ sión temática que caracteriza a este lenguaje, del mismo modo que al del esque­ ma de la OCDE. Ese sesgo puede justificarse por la abierta vocación de servir para el tratamiento de documentación económica, pero también legal y, por supuesto, política de una entidad como la UE. Pero limita su utilidad para la literatura específicamente económica, que es la que aquí consideramos. De hecho, como ya dijéramos más arriba, la Teoría económica, la Microeconomía o la Econometría, por citar algunas áreas, no encuentran reflejo satisfactorio en este Tesauro.

3.5.  Conclusiones del análisis De todo lo expuesto se infiere que, tanto por la inexistencia de versiones en lengua española (sólo el Macrothesaurus OCDE y el ECLAS disponen de ella) como por la necesidad de disponer de un lenguaje analítico, postcoordinado y suficientemente estructurado en todas sus relaciones semánticas, había sobra­ da justificación para abordar el proyecto de construir un Tesauro de Econo­ mía en español que hiciera posible el análisis de la literatura científica econó­ mica y la recuperación precisa a la vez que exhaustiva de la información que cualquier usuario pueda necesitar para desarrollar nuevo conocimiento econó­ mico. Para cumplir esas finalidades, el proyecto de tesauro debía responder a una serie de objetivos:

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— Incorporar un universo terminológico detallado y actualizado. El nú­ mero de términos también cuenta. — Organizar los conceptos en torno a un esquema de Clasificación senci­ llo, a la vez que comprehensivo, pertinente y equilibrado. — Dotar a ese universo de términos del más alto grado de relaciones que sea posible, especialmente de equivalencia y de asociación semántica. — Mantener la perspectiva más académica posible, evitando sesgos insti­ tucionales o derivados del peso de determinadas áreas de actividad económica (v. gr. la financiera). — Conseguir plena interactividad a través de la web, tanto para la con­ sulta del propio tesauro como, sobre todo, para la obtención de infor­ mación finalista (Bdbs.). 4.  El Tesauro ISOC de Economía 2008 7 Con esas perspectivas se llevó a cabo la tercera edición del Tesauro ISOC de Economía, que acaba de ver la luz en 2008. En realidad se trata de la cul­ minación —por ahora— de un prolijo trabajo llevado a cabo desde 1986, revi­ sado en 1995 (segunda edición) y reformulado ahora con esta actualización. Su principal aval es la base empírica desde la que está construido, es decir la definición de un corpus terminológico extraído de la literatura económica más académica, y su contrastada utilidad en distintos sistemas de información económica especializada. Por lo demás, su estructura interna responde al mo­ delo tradicional de los tesauros que articula los términos en torno a una red de relaciones jerárquicas, asociativas y de equivalencia, eliminando así las posi­ bles ambigüedades y polisemias, y facilitando la percepción de la afinidad y/o diferenciación semántica entre ellos. Además, es preciso destacar en esta ocasión la intensa participación de economistas en ejercicio, cuya labor ha permitido una reestructuración de la arquitectura conceptual que sostiene todo el edificio jerárquico del tesauro, superando así los sesgos inducidos por documentalistas menos especializados o por visiones de la disciplina que, con los años, han ido modificándose. El es­ fuerzo por adaptarse a nuevos territorios de la realidad y la investigación económicas ha sido especialmente notable. En consecuencia, cabe citar como notas diferenciales respecto a la anterior versión de 1995 las siguientes: 

  http://thes.cindoc.csic.es/index_ECON_esp.html?thes=ECON.

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4.1.  Reestructuración del esquema organizativo general Con objeto de organizar la articulación conceptual (semántica) de los descriptores más en consonancia con la cosmovisión de la disciplina que generalmente tienen los economistas hoy, así como la convergencia con otros esquemas institucionales académicos y documentales de reconocido prestigio (v. gr. JEL), se ha procedido a definir un esquema clasificatorio nuevo que resultara más coherente con el estado actual de la investigación y ofreciera un mapa de la disciplina de fácil percepción a cualquier usuario. En ese proceso se han recompuesto algunas de las familias semánticas anteriores, intentando además aproximarnos a una estructura típicamente decimal. Este último objetivo formal de incorporar un esquema estrictamente decimal no ha sido plenamente logrado. Ante la necesidad de reflejar en el esquema la estructura de las Áreas de conocimiento académicas (por ej. ‘Historia y Pensamiento económico’, ‘Teoría económica’…) y de dar cabida a un buen número de descriptores procedentes de otras Ciencias Sociales, útiles también en el análisis de la literatura económica, el esquema de Clasificación ha terminado por incluir 11 Áreas o Familias semánticas. Vale la pena destacar los cambios de reestructuración conceptual operados en esta edición de 2008, comparando este esquema con el anterior de 1995. Veamos las dos tablas en nivel más genérico:

ESQUEMA 2008

ESQUEMA 1995

  1. Historia y Pensamiento Económicos

  1. Economía General: Historia, Teoría, Sistemas

  2. Teoría Económica

  2. Crecimiento Económico. Desarrollo y Planificación

  3. Métodos Matemáticos y Cuantitativos

  3. Economía Cuantitativa

  4. Crecimiento y Desarrollo Económicos

  4. Economía Monetaria. Hacienda Pública y Sistema Financiero

  5. Economía Internacional

  5. Economía Internacional

  6. Estructura y Sectores Económicos

  6. Economía de Empresa. Marketing. Contabilidad

  7. Sistema Financiero

  7. Comercio. Industria. Transporte

  8. Economía del Sector Público

  8. Sector Agrario y Recursos Naturales

  9. Economía de la Empresa

  9. Trabajo y Población

10. Trabajo, Consumo y Bienestar

10. Economía del Espacio y Economía Social

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ESQUEMA 2008

11. Ciencias Sociales (Relacionadas)

ESQUEMA 1995

11. Sociología y Política 12. Derecho 13. Información y Documentación Científica

Tabla 2.  Comparación de los esquemas de clasificación del Tesauro ISOC de Economía.

Como puede observarse, se ha procedido a una simplificación en el es­ quema de 2008, que aporta mayor claridad en los grandes Campos semánti­ cos. Esta simplificación obedece no tanto a una reducción del número de cam­ pos de primer nivel (sólo se reduce uno), cuanto a una mayor síntesis de antiguos epígrafes complejos, formados a veces por simple adición de concep­ tos heterogéneos, y a la voluntad de convertir todos los enunciados posibles en descriptores reales, no meros ‘paraguas’ de agrupaciones temáticas próxi­ mas. En segundo lugar, el esquema tiende a reproducir en la medida de lo posi­ ble Áreas de disciplinas académicas hoy vigentes, de modo que en el esquema se vean plasmadas las delimitaciones subtemáticas más consensuadas por los economistas en la actualidad. Como resultado de ese objetivo de síntesis, el esquema ha integrado en una única familia los grupos de términos que pueden considerarse ‘colaterales’ al corpus conceptual de la disciplina, pero de imprescindible uso en cualquier sistema de información económica por aludir a variables de índole social en las que se ubica la teoría y las aplicaciones económicas. Los antiguos Grupos semánticos 10, 11, 12 y parte del 09 han sido integrados casi en su totalidad en el actual Grupo 11: Ciencias Sociales. Por el contrario, el primitivo Grupo I se ha descompuesto en dos, en un afán de clarificar las distancias entre la ‘Historia y Pensamiento económico’ y la ‘Teoría Económica’ propiamente dicha. A su vez, se ha introducido un Grupo semántico propio dedicado a Estruc­ tura y Sectores Económicos (06), recomponiendo conjuntos de términos antes dispersos entre el Grupo 01, el 07 y el 08. Todo ello ha dado como resultado un esquema más simple, pero, a la vez, más clarificador, más acorde con la percepción de la disciplina que tienen los economistas y más concordante con otros esquemas de reconocido prestigio como el de JEL.

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4.2.  Recomposición de campos semánticos Fruto de ese nuevo esquema clasificatorio, un alto número de términos han sido reubicados en nuevos contextos semánticos, (movidos de unas a otras Fa­ milias o Campos semánticos) redefiniendo nuevas estructuras jerárquicas en el seno de esas familias. Esta reestructuración es especialmente visible en Macro y Microeconomía (02), en Sistema financiero (07), en Economía del Sector Público (08), en Ciencias Sociales (11) y, parcialmente, en Economía de la Empresa (09). Veamos algunos ejemplos: a) El conjunto de términos pertenecientes al área de Economía monetaria, antes en el Grupo 04 junto a Hacienda Pública y todo el Sistema financiero, han salido de dicho entorno semántico y han sido reubica­ dos en el área de la Macroeconomía (02), junto a otras políticas macro como la Política fiscal o los Ciclos económicos. b) Algo similar se ha efectuado con el antiguo Grupo 09: Economía del Espacio y Economía Social. La Economía del espacio ha sido resitua­ da en el entorno del Crecimiento y Desarrollo Económicos (04) junto a la Economía del Medio Ambiente, como parte de la Economía regional (04.05) El concepto de Economía Social, por su lado, ha sido incluido como modalidad de los grandes Sistemas Económicos (04.01).

4.3.  Reducción y sustitución significativa de descriptores A pesar de esas y otras actualizaciones, el universo terminológico no ha aumentado en número, sino que se ha visto ligeramente modificado a la baja. El número total de términos recogidos en esta versión asciende a 6.478, 314 menos que en 1995. Y el número de descriptores reales (términos preferidos) se queda en 5.383, 81 menos que en la versión anterior. Ello es así a causa del fuerte proceso de renovación de términos que se ha llevado a cabo, que ha afectado a unos 534 casos, y de la significativa eliminación de descriptores muy poco usados, tanto fueran términos principales como términos no preferidos. De hecho, también los términos equivalentes o semi-equivalentes (1095, casi un 17 por ciento del total) se han visto mermados en 233 casos. Esta tendencia depuradora es consecuencia del mismo afán de aportar mayor consistencia, y por ende menor redundancia, en los procesos de análisis y recuperación.

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4.4.  Nuevas formulaciones Si bien las renovaciones del universo terminológico obedecen preferente­ mente a la introducción de conceptos nuevos (v.gr: ‘externalización de servi­ cios’, ‘benchmarking’, etc.), un buen número de términos que aparecen como nuevos no son sino distinta formulación de conceptos previamente existentes. Un caso típico es el del Sistema impositivo: la anterior pluralidad de términos que caracterizaban las modalidades de ‘imposición’ (imposición directa, sobre el capital, sobre el consumo, sobre la renta…) ha sido modificada dando entra­ da en su lugar a formas menos abstractas, es decir, a las denominaciones con­ cretas de los impuestos, tal como son conocidos por los economistas y por el nuevo marco jurídico vigente: ‘impuestos directos’, ‘impuestos municipales’, ‘impuestos especiales’, etc. 4.5.  Equivalencias en inglés y francés El Tesauro ISOC de Economía no es un tesauro estrictamente plurilingüe, pero si dispone de opciones plurilingües para el usuario que desee hacer consul­ tas en inglés o francés. Todos los descriptores (no así los términos no preferidos) se acompañan de sus correspondientes equivalencias en los dos idiomas. 4.6.  Hipervinculación con la base de datos ISOC de Economía Esta es todavía la laguna pendiente de implementar para que este Tesauro goce de un mayor rendimiento como herramienta de búsqueda interactiva de información. En la actualidad, el tesauro, en versión soportada por ORACLE, está íntegramente accesible en la Web, en la dirección: http://thes.cindoc.csic. es/index_ECON_esp.html?thes=ECON, para su consulta y manejo general. Pero no está integrado todavía en el sistema de información de las Bases ISOC, a las que sirve, por razones de operatividad técnica y de gestión. Es de esperar que, tanto en éste como en otros lenguajes, dicha integración se haga realidad en una próxima etapa. 4.7.  Diagnóstico final Con estas breves caracterizaciones de los diferentes lenguajes documenta­ les de Economía se alcanza fácilmente un diagnóstico de situación según el cual

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el Tesauro ISOC de Economía era un objetivo necesario para abordar con garantía el análisis y recuperación de la literatura económica en español y, además, su elaboración ha mejorado, frente a otros tesauros internacionales, diversos aspectos relacionados con la cobertura, la estructuración conceptual y la articulación semántica de los descriptores. Tales mejoras se visualizan fácilmente, trasladando aquí la tabla 1, y añadiendo una nueva columna para el Tesauro ISOC de Economía: Econlit thesaurus

Macrotes. OCDE

Delphes thesaurus

Eclas thesaurus

Tesauro ISOC de Economía

1. N.º de términos

773

4679

5155

6270

6478

2. Tipo de Lenguaje: Tesauro (T) o Esquema Clasificación (CL)

CL

T

T

CL

T

3. Estructura: Lista alfabética + equivalencias (LA) o Tesauro con relaciones completas (RC) o parciales (RP)

LA

RP

RP

RP

RC

4. Calidad Esquema de clasificación del tesauro: precisión, pertinencia, actualización…

Alta

Alta

Media

Media

Alta

Monol.

Plurili.

Plurili.

Plurili.

Monol. + Equivalencias IngFr.

NO

NO





NO

INDICADORES

5. Versión mono/plurilingüe

6. Navegabilidad Web: ¿Lenguaje hipervinculado a Bdts. documentales?

Tabla 3.  Facetas de los Tesauros de Economía.

Se observa, en efecto, cómo la cobertura terminológica mejora a todos los demás tesauros en amplitud y, en casos tan significativos como el ECONLIT, la multiplica por varios enteros, incrementando el nivel de especificidad de los descriptores. El sistema de organización de los conceptos lo categoriza, junto con el Macrothesaurus OCDE y el Delphes Thesaurus, como Tesauro propiamente dicho, es decir, un lenguaje estrictamente postcoordinado que habilita infinidad de combinaciones entre sus descriptores haciendo posible la representación específica de cualquier tipo de concepto.

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De otro lado, presenta un grado de relaciones semánticas entre los tér­ minos superior a todos los Lenguajes internacionales con los que se ha com­ parado, especialmente aquellos que adoptan la forma de Listas alfabéticas (ECONLIT) que, a lo sumo, se conforman con relaciones de equivalencia. La tarea de estructuración jerárquica de casi 6500 descriptores implica de­ cisiones arriesgadas en algunos casos, pero tiene el valor de presentar una estructuración conceptual lógica que ayuda decisivamente a delimitar el campo semántico de cada término, deshaciendo así ambigüedades y polise­ mias. Sobre el Esquema general de clasificación ya se ha explicitado suficiente­ mente el paradigma empleado (sencillez, adaptación a la cosmovisión de la disciplina hoy y convergencia con otros esquemas de reconocido prestigio) lo que, a nuestro juicio, mejora y aligera los esquemas más clásicos de los otros tesauros. Finalmente, es obligado destacar las equivalencias multilingües (inglés y francés) de los 6478 descriptores, algo que, salvo el Macrothesaurus OCDE concebido en su origen como ‘plurilingüe’, ningún otro incorpora. Sólo queda lamentar la circunstancia temporal, de su todavía-no hipervin­ culación con la base de datos (ISOC-Economía) a la que da cobertura, aspecto en el que los dos lenguajes de origen europeo, Delphes y ECLAS, disponen de evidente delantera. Para concluir, valga recordar que no se pretende con esta mirada compa­ rativa fomentar ningún tipo de autocomplacencia, pues, de hecho, es preciso reconocer que esta tercera edición es todavía la de una obra perfectible, tanto porque la actualización terminológica requiere cambios frecuentes en cual­ quier tipo de lenguaje artificialmente construido, como porque en determina­ das áreas sigue apreciándose alguna debilidad, subsanable con la inestimable colaboración de los usuarios. Así, son facetas claramente mejorables, además de la ineludible obsolescencia de cierto tipo de términos, la insuficiencia de relaciones asociativas que en algunos descriptores y la conveniencia de incluir más Notas de ámbito, especialmente en algunos unitérminos de dudosa univo­ cidad. Y, por supuesto, queda como objetivo de urgente implantación la ya rese­ ñada integración del Tesauro con la base ISOC de Economía que, sin duda alguna, hará más eficaz, más precisa y más exhaustiva la búsqueda de infor­ mación a todo usuario interesado en esta disciplina científica.

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5.  Bibliografía AENOR. UNE 50106: Directrices para el establecimiento y desarrollo de tesauros monolingües, Madrid, AENOR, 1990. —  UNE 50125: Directrices para el establecimiento y desarrollo de tesauros multilingües, Madrid, AENOR, 1997. Arano, Silvia; Codina, Lluís. «La estructura conceptual de los tesauros en el entorno digital: ¿nuevas esperanzas para viejos problemas?», en IX Jornades Catalanes d’Informació i Documentació, Barcelona, Col.legi Oficial de Bibliotecaris-Docu­ mentalistes de Catalunya, 2004. García Jiménez, Antonio. «Instrumentos de representación del conocimiento: tesauros versus ontologías», Anales de Documentación, 2004, n. 7, pp. 79-95. López Alonso, Miguel Ángel; Moreiro González, José Antonio. «Presente y futuro de los tesauros como herramienta conceptual de precisión para la recuperación de la información», en Biblioteca Digital del Curso de postrado Documentación Digital impartido a través de Internet por Estudios de Ciencias políticas y Gestión Pública. Sección Científica de Biblioteconomía y Documentación del Departamento de Ciencias Políticas y Sociales. Univ. Pompeu Fabra, Barcelona, 2000. Disponible en: http://161.116.140.71/pub/fburg/docs/lopez-moreiro.pdf [Consulta: 16/07/08] Shiri, Ali Asghar; Revie, Crawford C. «Thesauri on the Web: current developments and trends», Online Information Review, vol. 24, n. 4, 2000, pp. 273-279. ������ Dispo­ nible en: http://dlist.sir.arizona.edu/archive/00000163/01/thesauri.pdf [Consulta: 12/09/2008]. Tesauros en línea: EconLit Subject Descriptors http://www.econlit.org/subject_descriptors.html OECD Macrothesaurus http://168.96.200.17/ar/oecd-macroth/es/index.htm Thesaurus de Delphes http://www.arist.ccip.fr/Thesaurus-Delphes-2004-Extraits.pdf ECLAS Thesaurus http://ec.europa.eu/eclas/F/TEQSV35RSGUHGKNT762AC4BEM MQBQ4QAGFB2VAG1BN7B6MKKXH-91618?func=file&file_name=theseng.htm Tesauro ISOC de Economía http://thes.cindoc.csic.es/index_ECON_esp.html?thes=ECON

Empleo de estructuras verbales en la construcción y determinación terminológica de los lenguajes controlados

José Antonio Moreiro González Universidad Carlos III de Madrid

Jorge Morato Lara

Universidad Carlos III de Madrid

Sonia Sánchez Cuadrado

Universidad Carlos III de Madrid

1.  Introducción Dentro de los vocabularios controlados, los tesauros han ocupado un lugar destacado, casi monopolístico, para mitigar las dificultades para recuperar la información en las bases de datos. La identificación de las materias, la coherencia en la indización y el control de la recuperación de los documentos se establecieron por su medio. Una norma ISO, la 2788/ TC 46 1, vino a determinar en 1970 qué componentes integraban el tesauro y las relaciones que podían establecerse entre ellos. Se concibieron, y así han llegado hasta hoy, como sistemas estáticos de descriptores, cuya coherencia dependía de revisiones periódicas. Partían de una conceptualización heredera de los postulados positivistas, que veían al sustantivo como la forma de representación privilegiada, y que aceptaba unas rígidas reglas de nombrado según el estándar 2. Esta perspectiva terminológica clásica que marcó su origen, se volvió luego incapaz de responder a las exigencias que los soportes digitales trajeron al tratamiento de la heterogeneidad, la diversidad y la multiplicidad de puntos de vista respecto a la producción, el uso y el consumo informativos. De forma que,    ISO 2788:1986. DOCUMENTATION. Guidelines for the establishment and development of monolingual thesauri. ISO Standards, TC 46/SC 9. Genève, ISO, 1986.    Empleado para simbolizar la esencia de las cosas. Cabré, M.ª Teresa. La terminología. Teoría, metodología, aplicaciones, Barcelona, Antártica-Empúries, 1993.

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aunque el empleo y utilidad de los tesauros alcanzó mucha notoriedad, no sucede así cuando se aplican a los documentos digitales en red que, por su facilidad de creación, acceso y manipulación, producen excesivas perturbaciones en la recuperación. Se imponía abrir la perspectiva en la búsqueda de soluciones novedosas, entre las que se iban a considerar las provenientes de una concepción léxica más cercana al lenguaje natural. Aparecía así, entre otras posibilidades de mejora, el establecimiento de tesauros de verbos, en principio como complemento a los tesauros tradicionales de sustantivos, luego como auténticos motores en la determinación identitaria de los conceptos y de las ilimitadas relaciones que conforman las redes textuales. Las estructuras que se encuentran definidas en un tesauro limitan la recuperación a los documentos que posean aquellas relaciones estáticas con las que trabaja y que han sido fijadas a priori. 2.  Antecedentes Respecto a los tesauros de verbos, su punto de partida para el español puede situarse en el proyecto «Desarrollo de un tesauro de verbos para entornos de información dinámica. Aplicación del estándar ISO/IEC 13250:1999 3», cuyo objetivo consistía en alcanzar una estructura de tipo tesauro que permitiese recuperar y navegar entre descriptores verbales. La iniciativa buscaba trabajar en combinación con tesauros tradicionales, posibilitando la plasmación real de los «Topic Maps», en cuanto a sistemas de organización del conocimiento. Pero las clasificaciones verbales fueron atendidas antes por Ballmer y Brennenstuhl 4 al observar la falta de enlaces entre las estructuras semánticas y las estructuras sintácticas. Trataron de crear un tesauro verbal lejos de las categorías clásicas de los verbos de acción, de proceso o de estado, aplicando los postulados de la teoría de marcos de Minsky 5 para seleccionar los verbos de una especialidad, luego definirlos y, finalmente, justificar su pertenencia a un grupo según su comportamiento sintáctico. En los años noventa la organización verbal en inglés aceptó como patrón las estructuras sintácticas que se pueden construir con cada verbo. Aunque no

  BOE, 19 del 22 de noviembre de 2001. Plan Nacional de I+D+i (2000-2003).   Ballmer, T.; Brennenstuhl, W. Speech Act Classification: A Study on the Lexical Analysis of English Speech Activity Verbs, Berlin, Springer-Verlag, 1981, p. 299.    Minsky, M. «A Framework for Representing Knowledge», en Winston, P. H. (ed.). The Psychology of Computer Vision, New York, McGraw-Hill, 1975.  

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solucionó que los subgrupos no siempre heredan las mismas alternancias que el verbo raíz 6. A la hora de establecer relaciones mediante verbos son recursos significativos el Roget thesaurus 7 y WordNet. En el primero se muestran relaciones entre verbos y sustantivos con una escasa relación de jerarquía. Mientras que la red léxica WordNet 8, desarrollada en la Universidad de Princeton, agrupa los términos por conjuntos de sinónimos (sinsets). Para los verbos establece relaciones de: sinonimia, toponimia, estructuras sintácticas, hiperonimia, antonimia, verbos vinculados por causa, etc. Además, dispone los verbos en grandes grupos para figurar nuestra interactuación con el mundo: cuerpo, cambio, conocimiento, comunicación, competición, comida, contacto, creación, sentimientos, sentidos, posesión, movimiento, clima, auxiliares y sociales. 2.1.  Antecedentes en la representación y organización del conocimiento Ya en 1965, el sistema Engineers Joint Council (EJC 9) proponía una descripción en diez facetas, entre las cuales: material utilizado, formato, causa, efecto y aplicaciones. Cada una de ellas se formulaba con descriptores unidos por verbos. Así, la faceta «causa» se mostraba con la fórmula: «x influye en y». El abandono del sistema se debió a su alto coste, lo laborioso que resultaba su aplicación manual y la poca consistencia obtenida. Las posibilidades actuales de automatización evitan estos tres problemas, pues se reduce el coste, la máquina es más veloz y logra consistencia al aplicar siempre los mismos criterios y algoritmos. Por otra parte, los sistemas de organización del conocimiento (KOS 10) como recurso semántico que representa la terminología y las relaciones entre los conceptos de un dominio 11, han resuelto muchos de los problemas originados    Ésta es la principal diferencia con la clasificación propuesta para 1300 verbos en español, en la que la herencia si se cumple, por Vázquez, Gloria; Fernández, A.; Martí, M.ª Antonia. Clasificación verbal: alternancias de diátesis, Lérida, Universitat de Lleida, 2000.    Roget, P. M. Roget’s Thesaurus of English Words and Phrases. Harlow, Longman, 1852. Revisión de Betty Kirkpatrick (1987).    Fellbaum, C. (ed.). WordNet: An Electronic Lexical Database, Cambridge, The MIT Press, 1998.    Grishman, R. Introducción a la Lingüística computacional, Madrid, Visor, 1991. 10   Knowledge Organization Systems. 11   Zeng, M. L.; Chan, L. M. «Trends and issues in establishing interoperability among knowledge organization systems». J. Am. Soc. Inf. Sci. Technol. 2004, 55, 5 (mar.), pp. 377-395. DOI= http://dx.doi.org/10.1002/asi.10387.

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en la polisemia y la sinonimia. Aunque la presencia de sinónimos debería reducirse en un dominio especializado, en la práctica se observa una proporción muy elevada. Así se ha demostrado en el campo de la Biomedicina, probablemente por la fusión de disciplinas que engloba 12. Bien es cierto que, al analizar los KOS referentes a Medicina, se constata que con frecuencia no son sino diccionarios o tesauros (MeSH, recursos en UMLS, etc.), por más que se les llame ontologías. Si se contase con tesauros terminológicos, centrados en las macroestructuras de los documentos y con las relaciones más relevantes de un dominio, mejoraría la extracción de información. Al mismo tiempo, existen herramientas de ayuda a sistemas terminológicos que, como Open GALEN 13, no atienden a la sinonimia. Opera mediante una ontología con cuatro clases: estructuras (objetos que pueden contener partes, como virus o riñón), sustancias (objetos que no contienen partes, como sangre o radiación), procesos (dependientes del tiempo, por ejemplo respiración u intervención) y modificadores (añadidos a las otras categorías para precisarlas). Reconoce las entidades unidas en las relaciones, otra tarea típica de las técnicas de extracción de información. Es común utilizar una ontología (casi siempre en UMLS, GO o HUGO) para buscar términos en las frases y detectar los patrones lingüísticos que los relacionan 14. A partir de los resúmenes de Medline, el sistema PASTA etiqueta los aminoácidos de las proteínas, resolviendo las correferencias en frases próximas y llegando a enriquecer la información sobre ese sector 15. Mientras que GENIES utiliza patrones sintácticos con bajo análisis semántico para extraer información sobre interacciones moleculares 16. Para reducir la ambigüedad, este sistema se centra en recursos muy especializados.

  Tsujii, H. «Information Security as Interdisciplinary Science Based on Ethics», en Won, Dongho y Seungjoo, Kim (eds.). Information Security and Cryptology - ICISC 2005, 8th International Conference, Seoul, Korea, December 1-2, 2005, p. 2. 13   OpenGALEN Mission Statement, en http://www.opengalen.org/ [Consulta: 03-09-08]. 14   Leroy, G.; Chen, H. «GeneScene: An Ontology-Enhanced Integration of Linguistic and Coocurrence based relations in Biomedical Texts», Journal of The American Society for Information Science and Technology, 2005, 56, pp. 457-468. 15   Protein Active Site Template Acquisition: Gaizauskas, R.; Demetriou, G.; Artymiuk P. J.; Willett, P. «Protein Structures and Information Extraction from Biological Texts: The PASTA System», Bioinformatics, 2003, 19, n. 1, pp. 135-143. Los tipos de entidades que considera este sistema son: especie, proteína, residuo, función, región, estructura secundaria, superestructura secundaria, estructura cuaternaria, átomo e interacción. 16   Friedman, C.; Kra, P.; Yu, H.; Krauthammer, M.; Rzhetsky, A. «GENIES: a natural-language processing system for the extraction of molecular pathways from journal articles», Bioinformatics, 2001, 17 Suppl 1, pp. 74-82. 12

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2.2.  Antecedentes en Procesamiento del Lenguaje Natural En 1963 se ideó Western Reserve System 17 para generar resúmenes de metalurgia. La elaboración automática de resúmenes es prácticamente imposible si no se tienen en cuenta los verbos, tanto para la extracción de información como para la contextualización de la información. WRS relacionaba los términos relevantes mediante estructuras verbales denominadas «infijos semánticos», como: “es un”, “está hecho de”, “es parte de”, “es utilizado por/para”, “es producido mediante”, “afecta a”, “actúa sobre”, “se caracteriza por la ausencia de”, “está conectado con”, “no se asemeja a”, “provoca un incremento de”, etc. Ejemplos de la codificación resultante del WRS son kov.kej.001. cung.mwtel.rqht.037. Se abandonó por la dificultad de codificar manualmente, la escasa legibilidad y el alto coste. La Universidad de Nueva York ideó en 1970 el procesador de lenguaje natural Cadena Lingüística 18, para proyectar un texto como una estructura regular. En el análisis aplicaba una gramática de reglas para encontrar fragmentos relevantes según su frecuencia, y se pensó que, consecuentemente, la estructura tabular de los resultados debía circunscribirse a una lengua de especialidad. Por ejemplo, un texto médico se formateaba en una serie de campos, como Test (Rayos) – Lugar (Pecho) – Acción (tomado) – Preposición (En) – Fecha (18/08/51) – Muestra (revelada) – Objeto – test (búsqueda metástasis). La herramienta PLANES analizaba las preguntas para buscar combinaciones de subredes como «tipo-avión», «mantenimiento», mediante un «acto» que, por lo común, coincide con un verbo, como: «AVIOCAR»-«requerir revisar»-«motor». Utilizaba una herramienta similar a un tesauro para asignar categorías y relacionarlas mediante verbos 19. El problema es que su análisis ignoraba las oraciones (al contrario que un sistema similar denominado LIFER, que no utilizaba verbos). La observación de la frecuencia de aparición de las flexiones verbales en distintos géneros y estructuras literarias desembocó en un análisis de la escritura científica 20. Se observaron cuáles son los verbos prototípicos; y en qué 17   Lancaster, F.W. Indexing and Abstracting in Theory and Practice. University of Illinois, p. 175. 18   Grishman, R. Introducción a la Lingüística computacional, Madrid, Visor, 1991. 19   Waltz, David. L. «An English language question answering system for a large relational database», en Communications of the ACM, July 1978, 21, 7, pp. 526-539. 20   Nwogu, Kevin Ngozi. «Structure of science popularizations: genre-analysis approach to the schema of popularized medical texts», English for Specific Purposes, 1991, vol. 10, n. 2, pp. 111123.

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flexión (tiempo/modo/número) se encuentran con más frecuencia  21. Se sabía que en la escritura no académica disminuyen los verbos en pasiva y presente simple, y aumenta el pasado simple 22. Es de suponer que también puede efectuarse el proceso contrario: buscando ciertos verbos y flexiones verbales podemos detectar el género al que pertenece un texto. Esto es, precisamente, lo que propuso Karlgren 23  24 en una serie de artículos sobre identificación de estilos. Comprobó que en el vocabulario científico prevalecen los verbos de tipo informativo como: demostrar, establecer, argumentar, etc. Son también frecuentes los verbos negativos que nos indican las carencias que intentamos salvar con la documentación: faltar, subestimar, adolecer, eludir, etc. Posteriormente, Posteguillo comparó artículos de divulgación en Informática con otros de carácter más académico. Encontró que la utilización de verbos en pasiva y presente simple también es menor en los géneros no académicos 25. En los no académicos está presente, sobre todo, el pasado simple. Entre los trabajos más completos sobre análisis y clasificación documental mediante verbos están los de Heslot 26 y Haas 27, quienes ampliaron el análisis verbal con un enfoque de carácter estadístico para observar la distribución verbal en las diferentes secciones del documento. 3.  Tesauros documentales y tesauros de verbos Pasar de la indización manual a la automática ocasiona la subsiguiente adaptación de los tesauros documentales si se quieren expandir las consultas hasta mostrar las circunstanciales relaciones presentes en un conjunto de documentos. Para mostrar este cambio hay que considerar que, con una gestión manual, la indización dependía de que se contase previamente con un tesauro,   Swales, J. Genre analysis: English in academic and research settings, Cambridge, Cambridge University Press, 1990. 22   Halliday, M. H, K. An introduction to functional grammar, London, Edward Arnold, 1989. 23   Karlgren, J. «Stylistic Experiments for Information Retrieval», en Strzalkowski, T. (ed.) Natural Language Information Retrieval. Tomek, Kluwer 1998, pp. 147-166. 24   Karlgren, J.; Cutting, D. «Recognizing Text Genres with simple metrics using discriminant analysis», en Proceedings of COLING 94, Kyoto, 1994, pp. 1071-1075. 25   Posteguillo Gómez, Santiago. «Is «byite» popular Science?», en Barrueco, Sebastián (coord.). Lenguas para fines específicos. V. Investigación y enseñanza, 1996, pp. 425-432. 26   Heslot, J. «Tense and other indexical markers in the typology of scientific texts in English», en Ulijn, J. M., Pugh, A. K. (eds.), Reading for personal purposes. Leuven, Acco, 1982, pp. 47-56. 27   Haas, Laura M.; Kossmann, Donald; Wimmers, Edward L. «An optimizer for heterogeneous systems with non-standard data and search capabilities», en IEEE Data Engineering Bulletin, Special Issue on Query Processing for Non-Standard Data, 1996, 19, pp. 37-43. 21

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mientras que en un espacio automático, la construcción de tesauros pasa por un proceso de indización automática para extraer el corpus léxico e identificar sus relaciones. Mirando hacia atrás, el programa europeo SYNTOL quiso evitar la pérdida de actualidad de los tesauros mediante el mantenimiento automático 28. El sistema fracasó debido a las limitaciones informáticas, principalmente el hardware de entonces. Por su parte, Nakamura 29 propuso aceptar cualquier forma morfológica como descriptor, sobre todo sustantivos y verbos. No intentaba reproducir de forma literal todo el contenido de un texto. Se refería a sus relaciones valiosas como pertenencia, causa, relación condicional, inclusión, operadores aritméticos, etc. Así, la frase «El caudal inundó la terminal cuando abrieron el puente», se representaría como: (Caudaln ^|inundar|p ^terminald) POST (puenten^|abrir|p), donde el subíndice «n» significa nombre, la «p» es verbo en pasado, la «d» el destino, y la palabra «POST» consecuencia. Recogemos un ejemplo del resultado de la construcción automática de te­ sauros con el sistema SEXTANT 30. Con esta metodología para la construcción automática de tesauros a partir de corpus extensos se pueden extraer palabras similares, expresiones específicas contenidas en las palabras, relaciones entre expresiones que representan conceptos y familias de palabras 31: Cancer: [905] contexts, frecuency rank: 16 AIDS Relat. disease; failure, ascites, lesion, tumor, carcinoma. Vbs. advance, develop, treat, smoke, detect, use, review, randomize, induce, increase. Exp. cancer treatment (cf. Median follow-up, hospital stay). 4.  ¿Qué es un tesauro de verbos? Se trata de una estructura de conocimiento de condición general basada en unidades verbales simples o compuestas que expresan relaciones de carácter   Cros, R. C.; Gardin, J.-C.; Lévy, F. L’automatisation des recherches documentaires, un modèle général: le SYNTOL, Paris, Gauthier-Villars, 1964. 29   Nakumara, Y., «A Language for Knowledge Representation», Advances in Knowledge Organization, 1994, n. 4, pp. 127-133. 30   Grefenstette, Gregory. Explorations in Automatic Thesaurus Discovery, Kluwer Academic Publishers, Norwell, MA, 1994, p. 132. 31   Curran, J. R. «Ensemble methods for automatic thesaurus extraction», en Proceedings of the Acl-02 Conference on Empirical Methods in Natural Language Processing - Volume 10 Annual Meeting of the ACL, Association for Computational Linguistics, Morristown, NJ, 2002, p. 225, asegura haber mejorado el sistema de SEXTANT mediante una medida logarítmica inversa. 28

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léxico-semántico 32. Se componen de unidades verbales entre las que se incluyen aquellos verbos que, según Llorente, aparecen en los textos especializados 33: discursivos, conectivos, fraseológicos y verbos-términos. Estas unidades verbales sirven también como patrones relacionales que permiten inferir información léxica y sintáctica desde las frases del lenguaje natural. Los patrones léxico-sintácticos necesitan información de la estructura relacional, de la categoría morfológica y la función sintáctica y, en casos especiales, el reconocimiento de una palabra en concreto. Mostramos aquí un ejemplo sobre la relación asociativa de causa-efecto con algunas de las posibles estructuras clasificadas según criterios léxico-semánticos en el proyecto «Desarrollo de un tesauro de verbos para entornos de información dinámica. Aplicación del estándar ISO/IEC 13250:1999: BOE, 19 del 22 de noviembre de 2001. Plan ������������������������������������ Nacional de I+D+i (2000-2003)�� »: Causa

Efecto

Las fuertes lluvias

causan las inundaciones provocan fueron las causantes de son la causa de son causa de tienen como consecuencia dieron lugar a

Las inundaciones

tuvieron como causante las fuertes lluvias son una causa de son consecuencia de ocurren a causa de son provocadas por

Relaciones paradigmáticas

Figura 1.  Estructuras verbales del tesauro de verbos.

Para determinar una relación es necesario: 1. Designar todos los elementos que la componen. 32   Moreiro González, J. A.; Llorens Morillo, J. Desarrollo de un sistema de recuperación para entornos de información dinámica: creación de un tesauro de verbos para implementar el estándar ISO/IEC 13250: 2000, en Procesamiento del lenguaje natural, 2002, n. 29, pp. 283284. 33   Llorente, M., Tipología verbal y textos especializados, en Actas del Congreso Internacional de Lingüística: Léxico & Gramática. Lugo, 25-28 de setiembre de 2000.

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2.  Especificar la naturaleza de la relación. Lo más común es que las relaciones sean binarias, aunque existen relaciones entre tres entidades. Para especificar su naturaleza se deben considerar estas propiedades: 1. Cardinalidad, aplicada a las relaciones binarias, especifica estas posibilidades: ∑ �������� Husband� ����������������������������������������������������������

wife Æ one to one ∑  Man person Æ one-to-many ∑  Person person Æ many-to-many 2. Transitividad: propiedad de crear una relación derivada a partir de dos relaciones no derivadas. Es decir: R (A, B) R (B, C) R(A, C), así: A B B C A C Así pues, hay que seguir estos pasos a la hora de identificar las relaciones: 1.  Establecer el número de participantes. 2. Tener en cuenta las fórmulas de S(pace) y T(ime) para establecer la relación. 3.  Clasificarla dentro de un tipo de relación. 4. Valorar el contexto y los elementos léxicos que usa el lenguaje para los distintos tipos de relaciones.

5.  Funciones de los tesauros de verbos El tesauro de verbos es un recurso de finalidad múltiple, que puede incorporarse a un sistema de lenguaje natural que permita la identificación de conceptos relacionados mediante estas unidades verbales o ayudando a desambiguar descriptores; puede contribuir al enriquecimiento semántico de los sistemas de representación del conocimiento; o agregarse a un sistema de recuperación de información que procure búsquedas semánticas. El uso de descriptores verbales aporta indudables ventajas. Si incluimos verbos que complementen a los tradicionales tesauros estáticos de sustantivos

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lo hacemos, siguiendo a Levin 34, por la necesidad de mejorar la precisión, como puede entenderse rápidamente con la posibilidad de indizar imágenes de cine mediante un verbo en gerundio. O, manteniendo la argumentación de Tharp y Meadow, en aplicación concreta a la psicología cognitiva, que veía ineludible contextualizar los descriptores mediante verbos para alcanzar con precisión su significado, ya en 1973 35. La primera tarea que encomendamos a un tesauro de verbos es la de contribuir a desambiguar conceptos. Para desambiguar descriptores en un tesauro, Lancaster 36 y Grisham 37 aplicaron formas verbales a través de los Indicadores de Rol, que eran empleados ya en los años 60 para resolver la ambigüedad de los descriptores en la indización. Estos indicadores son una evolución de la técnica de enlace de palabras-clave similares, en la que se agrupan los descriptores que pertenecen a un mismo tema, capítulo o apartado del texto. Su principal objetivo era facetar y unir mediante verbos los descriptores, pero este sistema no evitaba completamente la ambigüedad de cada descriptor dentro del mismo capítulo en relación al resto de descriptores. Asimismo es un claro antecedente la Red semántica multidisciplinar, en inglés Wordnet, pensada para desambiguar empleando verbos 38, al tiempo que se vale de relaciones de equivalencia y jerarquía entre las diferentes categorías gramaticales. Para escoger el concepto más probable de un término se seleccionan y agrupan las palabras de la frase en parejas sustantivo-verbo. Se averiguan luego en WordNet los distintos significados de cada término y, tras consultarlo en Internet, se ordenan los resultados según la significación más frecuente. Se recopila cada sustantivo de los «glosarios» de cada verbo y sus descendientes jerárquicos. Se ordenan las parejas resultantes de sustantivoverbo y se almacenan las frases del documento en las que aparece uno o varios descriptores en el Sintagma Nominal Sujeto, y uno o varios descriptores en el Sintagma Verbal. Posteriormente, se incorporan los conceptos en un tesauro. En el ámbito documental se han utilizado recursos lingüísticos similares a WordNet que, aunque en principio no tenían como fin la recuperación docu34   Levin, B. English Verb Classes and Alternations: A Preliminary Investigation, Chicago, University of Chicago Press, 1993. 35   Tharp, R. G.; Meadow, A. Differential change in folk disease concepts, en Interamerican Journal of Psychology, 1973, 7, n. 1-2, pp. 55-63. 36   Lancaster, Frederick W. Indexing and Abstracting in Theory and Practice, 3.ª ed. London, Facet Publishing, 2003. 37   Grishman, R. Introducción a la lingüística computacional, versión castellana de Antonio Moreno Sandoval, Madrid, Visor Distribuciones, 1991. 38   Mihalcea, R.; Moldovan, D. «An Iterative Approach to Word Sense Disambiguation», en Proceedings of the Thirteenth International Florida Artificial Intelligence Research Society Conference, May 22-24, 2000, pp. 219-223.

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mental, se readaptaron a ello (Iwanska 39, 2000; Fellbaum 40, 1998; Harabagiu 41, 2000). Al elaborar un tesauro de descriptores partiendo de la adquisición de conocimiento que supone la actuación discernidora de un tesauro de verbos se busca concretar el significado de cada descriptor con la mayor exactitud y pertinencia posibles para su utilización en una posterior indización y recuperación de los documentos desde los tesauros activos que conforman. Este proceso, aunque fructífero para la identificación y desambiguación, no permite aún la identificación de todas las relaciones que establecen los distintos verbos con los que trabajan los sustantivos. Por ejemplo, tesauros del tipo Roget Thesaurus 42 o WordNet son utilizados en tareas propias del Procesamiento del Lenguaje Natural (PLN) como el parsing, resolución de anáfora, coherencia textual y desambiguación del sentido de las palabras (Kilgarriff 43, 2003). En el caso de cómo Krovetz and Croft 44 (1989) Slator 45 (1992) y Cowie et al. 46 (1992), demostraron que, teniendo en cuenta algunos campos de información, las restricciones en nombres y verbos y los argumentos de los verbos mejoraban significativamente los resultados de los procesos de desambiguación. No cabe duda de que utilizar verbos como descriptores ofrece ventajas. La idea de representar un dominio mediante verbos no es totalmente nueva. Incluso antes de la aparición del estándar de los Topic Maps, hubo propuestas 39   Iwanska, Lucja; Shapiro, M.; Stuart, C. (eds.). Natural Language Processing and Knowledge Representation: Language for Knowledge and Knowledge for Language, Cambridge, MIT Press, 2000. 40   Miller. K. J. «Modifiers in WordNet», en Fellbaum, Christiane (eds.). WordNet: an Electronic Lexical Database. London: MIT, 1998, pp. 47-67. 41   Harabagiu, S. M. «WordNet-based inference of contextual cohesion and coherence», en Proceedings of the 11th International Florida Artificial Intelligence Research Symposium Conference, Menlo Park (Ca), AAAI Press, 1998, pp. 265-269. 42   Por ejemplo, el Roget’s Thesaurus está estructurado como una lista alfabética de palabras y expresiones, pero categorizadas por términos generales. Los términos generales clasifican de acuerdo a existencia, cantidad, tiempo, espacio, materia, intelecto, y sentimientos y moral. Cada una de estas categorías tiene subdivisiones. Además establece relaciones con términos afines de otras categorías gramaticales. 43   Kilgarriff, Adam. Linguistic search engine, Lancaster, UCREL, Lancaster University, 2003. Disponible en: http://citeseer.ist.psu.edu/cache/papers/cs/27193/http:zSzzSzwww.BulTreeBank.orgzSzSProLaCzSzpaper06.pdf/linguistic-search-engine.pdf> [Consulta: 03-09-08] 44   Krovetz, R.; Croft, W. B. «Lexical Ambiguity and Information Retrieval», ACM Transactions on Information Systems, 1992, vol. 10, n. 2, pp 115-141. 45   Slator, Brian M. «Sense and prefence», Computer and Mathematics with Applications, 1992, vol. 23, (6/9), pp. 85-96. 46   Cowie, J.; Guthrie, J.; Guthrie, L. «Lexical disambiguation using simulated annealing», en Proceedings of the 14 th International Conference on Computational Linguistics, COLLING’92, 1992, pp. 359-365.

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que consideraban las ventajas de incluir verbos en tareas de recuperación como la de Rumbaugh 47 (1998) para OMT, un sistema precursor de UML. Fue asimismo este el enfoque de modelado que siguieron De Miguel y Piattini a la hora de diseñar bases de datos relacionales 48. La ventaja de esta aproximación para la integración verbal se originó en los mapas conceptuales (concept maps) que desarrollara Joseph Novak para ayudar a enseñar y aprender en el aula 49, sobre la base de que el conocimiento puede representase en frases simples con estructura: Sujeto Æ Verbo Æ Predicado Es un esquema en el que resultan indisociables los conceptos de la relación existente entre ellos: Concepto Æ Relación Æ Concepto De manera que resulta inseparable otra función consistente en desambiguar las relaciones que se dan entre los conceptos. Relacionar conceptos mediante verbos en labores de recuperación plantea más posibilidades semánticas que en los tesauros tradicionales, ya que se pueden mostrar los agentes que interaccionan con el sistema y de qué manera lo hacen, los casos de uso. También permite mostrar los diagramas de secuencia y actividad. La asociación se representa mediante un grafo en el que los conceptos se sitúan en los nodos, y la relación existente entre ellos se formaliza mediante el enlace. Un documento puede caracterizarse mediante un conjunto de conceptos interrelacionados y dispuestos como un grafo, cuyos enlaces son precisamente expresiones verbales. Las posibilidades ilimitadas del lenguaje natural a la hora de determinar las categorías verbales como relaciones facetables, permite determinar la función que cumple una asociación, con lo que se logra un mejor ajuste a un dominio concreto.

47   Rumbaugh, J.; Jacobson, I.; Booch, G. The unified modeling language reference manual, Massachusetts, Addison-Wesley, 1988. 48   Miguel Castaño, Adoración de; Piattini Velthuis, Mario G. Fundamentos y modelos de bases de datos, Madrid, RA-MA, 1997. 49   Novak, Joseph D. «Clarify with concept maps: A tool for students and teachers alike», en The Science Teacher, 1991, 58, pp. 45-49.

Empleo de estructuras verbales en la construcción y determinación terminológica...

Sociedad Conocimiento

Se habla de

259

Tiene congresos como

SISOF2005 celebrado en

Mapas conceptuales Santo Domingo

Cuyo fin es

Visualizar Información

Figura 2.  Ejemplo de mapa conceptual.

Identificar cómo se verifica una asociación mediante verbos permite disponer de un conjunto de relaciones que se adapta mejor a las características específicas de un dominio concreto. A la hora de reconocer los conceptos de un documento es posible que, entre los atributos de un verbo, se aseguren ciertos modos y tiempos verbales como matices de la relación con la entidad. Este procedimiento permitiría una indización automática más flexible, lo que supone un enriquecimiento dinámico del tesauro, mejorando la representación de algunos dominios y aumentando, al mismo tiempo, la precisión y eficacia de su recuperación. A estandarizar las relaciones interconceptuales mediante verbos vinieron los topic maps. Un topic map es un documento, o un conjunto de documentos SGML o XML interrelacionados en un espacio multidimensional en el que las localizaciones son topic 50. En los topic maps las relaciones van etiquetadas usualmente mediante verbos, en estructuras del tipo: Topic Æ verbo Æ topic Precisamente por ello, en los topic maps una relación puede ser un topic, con lo que se alcanza que los verbos normativamente se conviertan en topic, es decir, tengan pleno valor conceptual, se consideren descriptores. Desde luego,   ISO/IEC STANDARDS 13250. SGML-Topic Maps, Genève, ISO/IEC, 2000.

50

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la norma es explícita al considerar como elemento de un topic map la Association, por ejemplo, en el caso de: , cuyo Tipo de relación (Association type) es la localización , siempre que sea coherente dentro de un ámbito, el Scope, en el que la relación adquiere sentido y que determina que un Theme/Scope concreto, por ejemplo, , marque el límite de validez de cada topic. Las estructuras verbales de los tesauros de verbos también han sido utilizadas en el área de la traducción automática (Masterman 51, 1957). Una de las deficiencias que inicialmente caracterizaban los sistemas de traducción automática era que traducían por palabras simples con la consiguiente confusión provocada por la polisemia de las palabras. La traducción requiere de equivalencias de lenguas en bloques superiores a palabras simples y en especial a construcciones verbales. Un ���������������������������������� ejemplo sería la construcción «I ask you and your party to qive support for the release», donde to give support for se traduce por respaldar (Gispert 52, 2006). La generación automática de resúmenes también forma parte de las aplicaciones destinadas para las estructuras léxico-semánticas de carácter verbal (Saggion, 1999). Se extrajeron especificaciones lingüísticas extraídas de un corpus y se ampliaron con otros patrones (tabla 1).

Conceptos/Relaciones

Explicación

Item Léxicos

make know

The author mark the topic of the describe, expose, present… document

study

The author is engaged in study

analyze, examine, explore,…

express interest

The author is interested in

address, concern, interest

experiment

The author is engaged in experiexperiment, test, try out… mentation

identify goal

The author identify the research necessary, focus on,… goal

explain

The author gives explanations

compose, form

authors

The authors of the article

We, I, autor…

Tabla 1.  Información conceptual y lingüística (Saggion, 1999). 51   Masterman, Margaret. «The thesaurus in syntax and semantics», Mechanical Translation, 1957, vol. 4, n. 1-2. 52   Gispert Ramis, Adrià. Introducing Linguistic Knowledge into Statistical Machina Translations, Tesis Doctoral, Universidad Politècnica de Catalunya, 2006.

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Una vez clasificados los ítem léxicos de carácter verbal no son más que una clasificación semántica de los verbos, que mediante técnicas de reconocimiento textual permiten transformar el contenido resultante para el resumen. Algunos sistemas de generación de resúmenes han utilizado enfoques de enriquecimiento estadístico con unidades y aspectos léxicos. Principalmente están basados en el uso de los sentidos de las palabras y las relaciones proporcionados por WordNet e identificando los conceptos principales de sustantivos o estructuras dominantes como el verbo principal y sus argumentos (Karen Spärk-Jones 53, 2007). Tanto para generar un resumen como para crear un KOS (bien sea un te­ sauro o bien un diagrama de clases) de forma automatizada es fundamental discriminar entre los diferentes tipos de documentos fuente que serán utilizados para suministrar al sistema. Esta clasificación documental suele estar basada en la identificación de variables como el género, la audiencia del texto o el estilo. La automatización de la calidad de los textos para generación automática de KOS fue estudiada por Morato 54,  55. En este trabajo, entre otras variables, se tenía en cuenta el gran peso que tienen los verbos para una correcta clasificación. Ejemplos de estas variables verbales eran: la presencia de verbos de dominio, verbos en forma compuesta, porcentaje de verbos en pasado o condicionales, presencia de negaciones con los verbos o volumen de verbos procedentes del registro científico-técnico. Otra de las aplicaciones recientes de los tesauros verbales son los asistentes virtuales interactivos (interactive virtual assistant) también denominados Chatterbot, como un agente conversacional (Mauldin 56, 1994) según los pronósticos de Alan Turing (1950) para la imitación del juego como un sustituto de la pregunta, ¿pueden pensar las máquinas? ELIZA fue uno de los primeros sistemas; era simple, pero demostraba que un programa de ordenador podía simular con éxito el juego de imitación. Las técnicas utilizadas están basadas en patrones lingüísticos que enlacen preguntas y respuestas. Por ejemplo: «¿Quieres ir al cine? –Si. Me gustaría ir al cine».   Spärck-Jones, K. «Automatic summarising: the state of the art», Information Process­ing and Management, 2007, n. 43, pp. 1449-1481. 54   Morato, J., Análisis de relaciones cienciométricas y lingüísticas, Tesis Doctoral, Universidad Carlos III, 1999. 55   Morato, J.; Llorens, J.; Genova, G.; Moreiro, J. A. «Experiments in discourse analysis impact in information classification and retrieval algorithms», Information Processing and Management, 2003, vol. 39, n. 6, pp. 825-851. 56   Mauldin, M. L. «Chattetbots, TinyMuds, and the Turing test: entering the Loebner Prize comtetition» en AAAI’94: Proceedings of the twelfth national conference on Artificial intelligence, 1, 1994. 53

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A partir del año 95, los sistemas para aprender reglas y adquirir conocimiento recurrieron a los sistemas Web. En concreto se utilizaban buscadores tales como Altavista y Google para la búsqueda de patrones en sus bases de datos, consideradas por muchos el corpus documental más completo. A finales de los años 90 se incorpora a los sistemas de adquisición del conocimiento el recurso WordNet. Su uso fue masivo no solo para el aprendizaje sino también para la validación de los patrones obtenidos (Harabagiu et al. 57, 2001; Turney 58, 2003). 6.  Construcción de un tesauro de verbos El proceso de construir un tesauro de verbos pasa inevitablemente por detectar los elementos gramaticales que actúan como unidades relacionales. El conjunto de estas unidades y los mecanismos para su reconocimiento conforman el tesauro de verbos. Moreiro et al. 59 (2002) y Sánchez-Cuadrado et al. 60 (2003) elaboraron una estructura de conocimiento de carácter general para el castellano, basada en unidades verbales simples y/o compuestas que expresaban tipos de relaciones. Por una parte se buscaron construcciones de tipo verbal o patrones verbales que permitieran indicar una relación, por otra parte se establecía cuántas relaciones se podían diferenciar y en definitiva agrupar las unidades léxicas verbales encontradas según una tipología relacional. La metodología para la identificación de las relaciones y las formas verbales se desarrollaba con los siguientes pasos (Moreiro et al., 2002): 1. Se procede a la identificación de relaciones (Tabla 2) que podían ser de utilidad para la construcción de un tesauro ISO 2788:1986. Se amplía mediante propuestas de nuevas relaciones encontradas en UML, Topic 57   Harabagiu, S., Moldovan, D Paca, M., Mihalcea, R. «The role of lexico-semantic feedback in open-domain textual question-answering», en Proceedings of the 39th Annual Meeting on Association for Computationnal Linguistics, 2001, pp. 282-289. 58   Turney, P. «Coherent Keyphrase Extraction via Web Mining», en Proceedings of the Eighteenth International Joint conference on artificial Intelligence (IJCAI-03), pp. 434-439. 59   Moreiro, J. A.; Llorens, J.; Marzal, M. A.; et al. «Utilización de estructuras verbales en la identificación de relaciones y descriptores en tesauros», en IDICT. II. Congreso Internacional de Información (INFO), La Habana (Cuba), 2002. 60   Sánchez-Cuadrado, Sonia; Llorens, Juan; Morato, Jorge; et al. «Extracción Automática de Relaciones Semánticas». En: 2da. Conferencia Iberoamericana en Sistemas, Cibernética e Informática, CISCI 2003. Orlando, Florida, 2003, pp. 265-268.

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Maps (ISO 13250:2000), Díaz 61 (2001) y Tudhope 62 (2001). Asimismo contemplan las clasificaciones de verbos (Levin 63, 1993; Ballmer y Brennestuhl 64, 1981; Vázquez et al. 65, 2000). 2. Paralelamente se estudian las consultas típicas de los usuarios con objeto de asociar consultas de distintos tipos de relaciones a representar. Es decir, aquellas relaciones que permiten responder a formulaciones de tipo: qué, quién, cómo, cuándo, cuánto, dónde, etc. 3. Se asocian los tipos de relaciones con las distintas estructuras verbales presentes en frases que se podían localizar en documentos. Una vez seleccionadas las relaciones se buscaron unidades léxico-semánticas de tipo verbal que pudieran indicar relaciones entre dos conceptos. Estas estructuras eran del tipo «estar compuesto por» para frases de tipo «el agua está compuesta por oxígeno e hidrógeno». El tipo de relación que designa es la composición. Hierarchical Relationships

Ejemplos

Class/instance pairs

ser la instancia de

Genus/species pairs

ser de la especie de

Non-inclusion hierarchical relationships Genealogical relationships

ser padre de

Generic predecessor relationships* Organizational reporting

estar organizado en

Partitive relationships* Composition partitive relationships*

estar compuesto por

Comprehensive partitive relationships* Intrinsic partitive relationships* Whole/part pairs*

ser parte de

61   Díaz, I. Esquemas de Representación de Información basados en Relaciones. Aplicación a la Generación Automática de representaciones de Dominios, Universidad Carlos III de Madrid, Departamento de Informática, 2001. 62   Tudhope, Douglas; Alani, H.; Jones, C. «Augmenting thesaurus relationships: possibilities for retrieval», Journal of Digital information, 2001, vol. 1, n. 8. 63   Levin, B. English Verb Classes and Alternations: A preliminary Investigation, Chicago, The University of Chicago Press, 1993. 64   Ballmer, T.; Brennenstuhl, W. Speech Act Classification: A Study in the Lexical Analysis of English Speech Activity Verbs, New Cork, Springer, 1981. 65   Vázquez, Gloria; Fernández, Ana; Martí, M. Antònia. Clasificación verbal: alternancias de diátesis, Lleida, Universitat de Lleida, 2000.

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Hierarchical Relationships

Ejemplos

Non-physical whole/part pairs* Physical whole/part pairs* Anatomical whole/part pairs* Anatomical organ whole/part pairs* Anatomical system whole/part pairs*

ser parte del sistema

Artifact whole/part pairs* Geographic whole/part pairs*

ser una provincia de

Topic inclusion*

incluir

Discipline/subdiscipline pairs*

ser la disciplina de

Whole/attachment pairs*

ser el anexo de

Whole/integral part pairs*

estar integrado en

Whole/piece pairs*

ser la pieza de

Whole/segmental part pairs*

ser el segmento de

Whole/systemic part pairs* Anatomical system whole/part pairs*

Tabla 2.  Ejemplo de identificación de unidades verbales relacionales asociadas a un tipo de relación.

Una vez identificada y extraída dicha información se puede representar en un sistema de conocimiento como un tesauro o también como un diagrama de clases:



Tesauro



AGUA

Diagrama de Clases UML Agua



NTP OXÍGENO



NTP



HIDRÓGENO

Oxígeno

Hidrógeno

Figura 3.  Representación de relación en un tesauro y un diagrama de clases de UML.

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4. Se amplían las semánticas generales con semánticas concretas de los dominios específicos de aplicación mediante estudios de frecuencia terminológica y formaciones de estructuras verbales extraídas de los documentos.

Identificación de relaciones útiles para la construcción de un tesauro

Estudio de las consultas típicas

Formas verbales que respresentan una relación de tipo tesauro

Base de datos inicial

Figura 4.  Proceso de elaboración tesauro de verbos.

Por tanto, son indicadores de información relacional términos como «genérico, específico, causa», especialmente cuando van asociados a estructuras copulativas como —  «[...] es genérico de [...]», —  «El genérico de [...] es [...]», —  «La causa de [...] es [....]» y —  «[...] es causa de [...]». Tales estructuras indican una relación entre elementos, cuya localización no solo precisa su naturaleza y explicita la clase en que se integra, sino que hace aumentar considerablemente, respecto a las limitaciones de los tesauros de descriptores, el número de relaciones que se pueden extraer por documento y dominio, según las ilimitadas posibilidades de expresión del lenguaje natural. Término+ser+adjetivo+preposición+sustantivo Relación: depende del adjetivo+ preposición Ser+sinónimo+de Æ sinonimia

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Ser+genérico+de Æ generalización (genérico-específico) Ser+específico+de Æ generalización (específico-genérico) Ser+análogo+a Æ relación de equivalencia Ser+el+contrario+de Æ asociación de antonimia La progresión del tesauro se basa en reconocer e ir almacenando patrones generales para una lengua. Estos patrones serán aplicables a diferentes verbos, a su conjugación en múltiples formas verbales, así como a conjuntos de verbos que muestran categorías comunes y que se integran dentro de una misma clase. Los patrones representan, en ocasiones, estructuras genéricas que afectan a múltiples tipos de frases, mientras que algunas estructuras constituyen formas muy concretas para una determinada relación. Así, la anterior estructura puede complicase si antes del adjetivo aparece un artículo determinado, uno indeterminado, o un adverbio. Además de los analizadores lingüísticos, en las técnicas automáticas de detección de relaciones verbales se utilizan métodos estadísticos. Es así porque, dentro de las relaciones sintácticas, la concurrencia léxica proporciona información lingüística válida para representar la información. Desde este punto de partida las técnicas estadísticas establecen relaciones entre las palabras, clasificando los términos de forma automática según sus semejanzas. Estas técnicas consisten en realizar agrupamientos de términos, conocidos como análisis de cluster, o clustering, y como generación de agregados (Bisson et al. 66, 2000; Aguirre et al. 67, 2000). Para reconocer el tipo de semejanza entre palabras se aplica el cálculo de medidas de similitud. Según este punto de vista, una palabra se representa por un vector de palabras concurrentes en el que cada entrada corresponde a otra palabra de un léxico. Las medidas de similitud se pueden calcular entre diferentes unidades léxicas como lemas, palabras simples, sintagmas o frases. De este modo, se pueden identificar relaciones semánticas y sintácticas entre las palabras sin necesidad de un análisis semántico previo de cada una de las unidades lingüísticas. Sin embargo, asignar determinadas asociaciones a 66   Bisson, G., Nedellec, C.; Canamero, D. «Designing Clustering Methods for Ontology Building - The Mo’K Workbench», en Staab, S., Maedche. A., C. Nedellec, C., Wiemer-Hastings, P. (eds.), Proceedings of the Workshop on Ontology Learning, 14th European Conference on Artificial Intelligence ECAI’00, Berlin, Germany, 2000. 67   Agirre, E.; Ansa, O.; Hovy, E.; et al. «Enriching very large ontologies using the WWW»., en Staab, S., Maedche. A., C. Nedellec, C., Wiemer-Hastings, P. (eds.), Proceedings of the Workshop on Ontology Learning, 14th European Conference on Artificial Intelligence ECAI’00, Berlin, Germany, 2000.

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unidades lingüísticas relacionales resulta un proceso muy complejo si no se tiene en cuenta más información. Se deduce con facilidad que la construcción de un tesauro de verbos es un proceso complejo, con problemas derivados de: 1. Los criterios para identificar las estructuras verbales y su reconocimiento automático. 2.  La organización de las estructuras verbales. 3.  La polisemia de las unidades/estructuras verbales. 4.  La definición de las relaciones que indican las estructuras verbales. El resultado de todo este trabajo se almacenó en el metamodelo RSHP (Llorens et al., 2004), que al mismo tiempo estaba integrado con el sistema de indización automática basado en PLN. A causa de la integración de las construcciones de tipo verbal, se diseñó un nuevo funcionamiento del sistema de tratamiento textual de forma que se permitiese el reconocimiento de las estructuras verbales para el proceso de adquisición del conocimiento, la indización automática y la recuperación de información.

7.  Conclusivo Debe resaltarse el prometedor campo que se abre cuando la incorporación de los verbos se hace con la función de identificadores de la relación entre conceptos. Identificar la función que cumple una asociación mediante un verbo permite un abanico de relaciones más adaptable a dominios concretos. Existe la posibilidad de que entre los atributos de un verbo en la identificación de un documento se permita salvar ciertos modos y tiempos verbales como matices de la relación con la entidad. Esta nueva fórmula permitiría una indización automática más flexible, es decir, el enriquecimiento dinámico del tesauro mejora en gran medida la representación de algunos dominios y aumenta, al mismo tiempo, la precisión y eficacia en la recuperación de los mismos. La aceptación de los tesauros verbales para representar la información sigue el marco determinado por las tendencias terminológicas postmodernas, por las que se pasó de considerar al sustantivo como forma de representación privilegiada a aceptar la conveniencia de manejar un léxico más cercano al lenguaje natural, donde además, se considera que cada documento contiene un modelo

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léxico. Al tiempo que se modificaba la preponderancia de las relaciones jerárquicas en la concepción de carácter positivista, con la subsiguiente elaboración de taxonomías, por el predominio de las relaciones de carácter asociativo. Los tesauros de verbos como clasificaciones se presentan como un recurso constante en la evolución de las aplicaciones de software y la tecnología. Existe constancia de ello en áreas de investigación como la traducción automática, la generación de resúmenes, la indización automática, la recuperación de información, así como los algoritmos que indican la calidad de un documento textual. En particular, se observa como los recursos públicos y disponibles como WordNet favorecen la investigación en múltiples áreas de conocimiento y posibilitan el desarrollo de nuevas herramientas, siendo utilizada por un elevado número de investigadores. La elaboración de los tesauros de verbos es compleja y requiere esfuerzo, pero con las investigaciones realizadas se ha facilitado el proceso de construcción. A la vista de los estudios y las aplicaciones que se han realizado hasta el momento queda patente la relevancia de estos recursos. 8.  Bibliografía citada Aguirre, E.; Ansa, O.; Hovy, E.; et al. «Enriching very large ontologies using the WWW������� »������ ., en� Staab, S., Maedche. A., C. Nedellec, C., Wiemer-Hastings, P. (eds.), Proceedings of the Workshop on Ontology Learning, 14th European Conference on Artificial Intelligence ECAI’00, Berlin, Germany. 2000. Ballmer, T.; Brennenstuhl, W. Speech Act Classification: A Study on the Lexical Analysis of English Speech Activity Verbs, Berlin, Springer-Verlag, 1981. Bisson, G., Nedellec, C.; Canamero, D. «Designing Clustering Methods for Ontology Building - The Mo’K Workbench������ », en� Staab, S., Maedche. A., C. Nedellec, C., Wiemer-Hastings, P. (eds.), �������� Proceedings of the Workshop on Ontology Learning, 14th European Conference on Artificial Intelligence ECAI’00, Berlin, Germany. 2000. Cabré, M.ª Teresa. La terminología. Teoría, metodología, aplicaciones, Barcelona, Antártica-Empúries, 1993. Cowie, J.; Guthrie, J.; Guthrie, L. «Lexical disambiguation using simulated annealing������ », en� Proceedings of the 14 th International Conference on Computational Linguistics, COLLING’92, 1992, pp. 359-365. Díaz, I. Esquemas de Representación de Información basados en Relaciones. Aplicación a la Generación Automática de representaciones de Dominios, Universidad Carlos III de Madrid, Departamento de Informática, 2001.

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Luis Rodríguez Yunta Elea Giménez Toledo (coords.)

LA DOCUMENTACIÓN COMO SERVICIO PÚBLICO

Estudios en homenaje a Adelaida Román

LA DOCUMENTACIÓN COMO SERVICIO PÚBLICO

Estudios en homenaje a Adelaida Román Luis Rodríguez Yunta Elea Giménez Toledo (coords.)

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