Historia del puente en España : puentes romanos 8400087380, 9788400087388

En esta publicación se reúnen doce artículos que desde marzo de 1955 y durante 25 años, Carlos Fernández Casado publicó

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Spanish Pages 604 Year 2008

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Table of contents :
Historia del puente en España: puentes romanos. Textos universitarios N 43
Página legal
Índice general
Presentación de la segunda edición
Prólogo
Introducción
I Puente de Mérida
Discriminación de las diferentes partes de la obra
Primer puente romano
Segundo tramo romano
Tercer tramo romano
Puente del siglo XVII
Tramos del siglo XIX
Teoría del puente
Documentos relativos al puente
II Puente de Alcántara
Sinopsis
Introducción
Historia del puente
Descripción del puente
Problemas arqueológicos
Problemas arquitectónico-ingenieriles
Problemas estéticos
Teoría del puente
Apéndice
Documentos relativos al puente
III Puentes con un arco principal
Introducción
Puente de Cangas de Onís
Puente de Guijo de la Granadilla
Puente de la Reparacea
Puente de Santo Adriano
Puente de San Andrés sobre el río Sella
Puente de Cangas de Tineo sobre el Narcea
Puente de Valdestillas sobre el Adaja
Puente sobre el Vero
Otros puentes de este tipo, con luz inferior a 15 m
Documentos relativos a los puentes
IV Puentes romanos de la República
Introducción
Puente de Andújar sobre el Guadalquivir
Puente de Villa del Río
Puente Mocho sobre el río Guadalmellato (Córdoba)
Puente de Colloto sobre el río Nora
Puente de Luco sobre el río Jiloca
Puente de Guadajoz
Resumen
Documentos relativos a los puentes
V Puentes romanos de la provincia Lusitánica
Puentes romanos del Imperio
Puentes de época imperial en la Lusitania
Puente del Albarregas en Mérida
Puente de Cáparra
Puente de Segura
Alcantarilla romana de Mérida
Puentes de la Vera
Puente de Salamanca
Puente de Alconétar
Puente de El Garro
Puente de Medellín
Otros puentes de menor importancia
Apéndice I
Apéndice II
Apéndice III
Documentos relativos a los puentes
VI Puentes de la provincia Bética
Introducción
Puentes de época imperial en la Bética
Puente de Córdoba
Problemas arqueológicos
Descripción de lo romano
Puente de Alcantarilla
Puente de Rabanales
Puentes de Ronda
Puente de Alcalá de Guadaira
Puente de Niebla
Puente de Écija
Puente de Carmona
Puente de Aznalcázar
Puente del arroyo Molino
Puente de Los Pedroches y alcantarilla del Arroyo de la Buena Agua
Otros puentes que se han transformado o desaparecido
Apéndice
Documentos relativos a los puentes
VII Puentes de la provincia Tarraconense
Introducción
Puentes de la región catalana
Puente de Martorell o del Diablo
Puente de Caldas de Montbuy
Puente de Manresa sobre el Cardoner
Puente de Cardona sobre el Cardoner
Puente de San Juan de las Abadesas
Otros puentes en el río Llobregat
Puentes en el Segre
Puentes sobre el Ter
Apéndice I
Apéndice II
Documentos relativos a los puentes
VIII Puentes de la región de Navarra
Puente de Zubiri
Puente de Tudela
Puente de la Trinidad
Puente de Cirauqui
Puente de la Reparacea
Puente de Orcoyen
Puente de Lumbier
Puente de Huarte-Araquil
IX Región Aragonesa y región del Ebro
Puente de Zaragoza
El puente de Mantible sobre el Ebro
Otros puentes alrededor del Ebro
Provincia de Huesca
Provincia de Zaragoza
Provincia de Teruel
Zona de Vascongadas
Documentos relativos a los puentes
X Puentes en la provincia romana de Gallecia
Región asturiana
Puente de Cangas de Onís
Puente de Colloto
Puente de Peñaflor
Puente de Olloniego
Puente de Godos de Sogrondio
Puente de Udrión
Puente del Romanón
Puente de Salime
Puente de Cayés
Puente del Barco del Soto
Puente de Cangas de Tineo, en el Narcea
Puente de Santo Adriano sobre el Trubia
Región gallega
Puentes en la provincia de Orense
Puentes de Orense
Puente Bibey
Puente de la Cigarrosa
Puente de Puebla de Tribes
Puente de Porto Mourisco
Puente de San Clodio
Puente de Freixu
Puente de Baños de Molgas
Puente Linares
Puente de Lenteiro
Puente de Plazos de Arenteiro
Puentes sobre el Barbaña
Otros puentes
Puentes en la provincia de Pontevedra
Puente del Burgo
Puente de Sampayo
Puente de la Ramallosa
Puente de Fillaboa
Puente Áreas
Puente de Cerdedo
Puentes en la provincia de Lugo
Puente de Lugo
Puentes en el Navia
Puentes de La Coruña
Puente Cesures
Puente Vea
Puente Ledesma
Puente de Aixon
Puente Martiae
Puente de Oliveira
Apéndice I
Apéndice II
XI Puentes romanos de la provincia Cartaginense
Preámbulo
Estudios de vías romanas
Estudios de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades
Estudio de la vía romana de Uxama a Augustóbriga
Estudio de la Vía de la Plata o Vía Ab Emérita Astúricam
Estudios del Miliario Extravagante
Recopilación de Celestino Espinosa
Recopilación de puentes en la Escuela de Ingenieros de Caminos
Recopilación de Ceán Bermúdez
Descripción de algunos puentes
Apéndice
XII Puente de Alcántara sobre el Tajo en Toledo
Introducción
Descripción
Historia
Problemas arqueológicos
Teoría del puente
Documentos relativos al puente
Índices
Índice onomástico
Índice de puentes y topónimos
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Historia del puente en España : puentes romanos
 8400087380, 9788400087388

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HISTORIA DEL PUENTE EN ESPAÑA

Puentes romanos Carlos Fernández Casado

Textos Universitarios • 43 En marzo de 1955, Carlos Fernández Casado comenzó a publicar en la Revista Informes de la Cons-

Carlos Fernández Casado

CSIC

Puentes romanos Carlos Fernández Casado

Puentes romanos

HISTORIA DEL PUENTE EN ESPAÑA

trucción, editada por el Instituto Eduardo Torroja del CSIC, una serie de artículos bajo el título genérico de «Historia del puente en España. Puentes romanos». Su propósito, como él mismo escribe en la introducción, era hacer una historia general del puente en España. Desde el primer artículo, el puente romano de Mérida, hasta el último, un extenso apéndice a los once artículos ya publicados, mediaron veinticinco años. Posteriormente estos doce artículos se reunieron y encuadernaron en formato de libro bajo el título Historia del puente en España. Puentes romanos, con un nuevo prólogo del autor, donde reconoce que el propósito inicial «ha quedado reducido al estudio de los puentes romanos en España». La estructura seriada de publicación periódica, la dilación en el tiempo y la heterogeneidad de los temas tratados en algunos artículos, han dado a esta publicación un carácter muy singular. A pesar de los veintiocho años trascurridos desde la primera edición, sigue siendo un referente básico para el estudio de los puentes romanos en España. La presente edición mantiene fielmente los textos, las ilustraciones y la maqueta de la primera. Supone un nuevo esfuerzo editorial, ya que gran parte del material gráfico se ha reproducido a partir de los originales que pertenecen al archivo del autor. Además aporta la elaboración de extensos índices (onomástico, de topónimos y de puentes) que facilitarán al lector la rica y variada información de esta obra en la que se mantienen vivos el espíritu y el pensamiento de Carlos Fernández Casado.

HISTORIA DEL PUENTE EN ESPAÑA

43

Consejo Superior de Investigaciones Científicas

HISTORIA DEL PUENTE EN ESPAÑA

Puentes romanos

Textos Universitarios 43

Carlos Fernández Casado

HISTORIA DEL PUENTE EN ESPAÑA

Puentes romanos

CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS MADRID, 2008

Reservados todos los derechos por la legislación en materia de Propiedad Intelectual. Ni la totalidad ni parte de este libro, incluido el diseño de la cubierta, puede reproducirse, almacenarse o transmitirse en manera alguna por ningún medio ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, informático, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo por escrito de la editorial. Las noticias, asertos y opiniones contenidos en esta obra son de la exclusiva responsabilidad del autor o autores. La editorial, por su parte, sólo se hace responsable del interés científico de sus publicaciones.

Primera edición, Instituto Eduardo Torroja (CSIC): 1980 Segunda edición, CSIC: 2008

Catálogo General de Publicaciones Oficiales http://www.060.es

© De la presente edición: CSIC © Herederos de Carlos Fernández Casado

ISBN: 978-84-00-08738-8 NIPO: 653-07-162-2 Depósito legal: Edición al cuidado de Ediciones Doce Calles, S. L. Composición: Távara, S. L. Fotomecánica: Távara, S. L. Impresión: Gráficas Muriel, S. A. Encuadernación: Ramos, S. A.

Índice Presentación de la segunda edición

................................................

11

Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

13

Introducción

23

....................................................................................

Capítulo I Puente de Mérida

.......................................................................

29

Discriminación de las diferentes partes de la obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Primer puente romano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Segundo tramo romano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Tercer tramo romano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente del siglo XVII . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Tramos del siglo XIX . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Teoría del puente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Documentos relativos al puente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

29 40 44 47 48 52 55 57

Capítulo II Puente de Alcántara

...................................................................

Sinopsis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Historia del puente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Descripción del puente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Problemas arqueológicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Problemas arquitectónico-ingenieriles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Problemas estéticos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Teoría del puente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Apéndice . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Documentos relativos al puente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Capítulo III Puentes con un arco principal

...................................................

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Cangas de Onís . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Guijo de la Granadilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de la Reparacea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Santo Adriano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de San Andrés sobre el río Sella . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Cangas de Tineo sobre el Narcea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Valdestillas sobre el Adaja . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente sobre el Vero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Otros puentes de este tipo, con luz inferior a 15 m . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Documentos relativos a los puentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

61 61 62 64 80 85 89 94 99 103 111

123 123 126 135 136 138 141 142 143 144 146 152

Historia del puente en España. Puentes romanos

Capítulo IV Puentes romanos de la República

.............................................

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Andújar sobre el Guadalquivir . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Villa del Río . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente Mocho sobre el río Guadalmellato (Córdoba) . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Colloto sobre el río Nora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Luco sobre el río Jiloca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Guadajoz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Resumen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Documentos relativos a los puentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Capítulo V Puentes romanos de la provincia Lusitánica

............................

Puentes romanos del Imperio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puentes de época imperial en la Lusitania . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente del Albarregas en Mérida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Cáparra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Segura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Alcantarilla romana de Mérida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puentes de la Vera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Salamanca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Alconétar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de El Garro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Medellín . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Otros puentes de menor importancia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Apéndice I . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Apéndice II . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Apéndice III . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Documentos relativos a los puentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Capítulo VI Puentes de la provincia Bética

...................................................

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puentes de época imperial en la Bética . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Córdoba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Alcantarilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Rabanales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puentes de Ronda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Alcalá de Guadaira . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Niebla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Écija . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Carmona . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Aznalcázar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

8

155 155 160 168 173 176 178 179 181 184

187 187 194 197 200 202 204 206 207 215 222 223 227 229 233 237 241

249 249 251 253 274 278 281 285 287 291 294 298

Índice

Puente del arroyo Molino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Los Pedroches y alcantarilla del Arroyo de la Buena Agua . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Otros puentes que se han transformado o desaparecido . . . . . . . . . . . . . . Apéndice . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Documentos relativos a los puentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Capítulo VII Puentes de la provincia Tarraconense

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Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puentes de la región catalana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Martorell o del Diablo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Caldas de Montbuy (*) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Manresa sobre el Cardoner(*) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Cardona sobre el Cardoner . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de San Juan de las Abadesas (*) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Otros puentes en el río Llobregat . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puentes en el Segre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puentes sobre el Ter . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Apéndice I . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Apéndice II . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Documentos relativos a los puentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Capítulo VIII Puentes de la región de Navarra

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Puente de Zubiri . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Tudela . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de la Trinidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Cirauqui . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de la Reparacea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Orcoyen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Lumbier . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Puente de Huarte-Araquil . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Capítulo IX Región Aragonesa y región del Ebro

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Puente de Zaragoza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El puente de Mantible sobre el Ebro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Otros puentes alrededor del Ebro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Provincia de Huesca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Provincia de Zaragoza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Provincia de Teruel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Zona de Vascongadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Documentos relativos a los puentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

299 301 304 309 311

315 315 317 319 335 340 347 352 356 364 374 376 380 386

389 391 391 392 394 397 397 398 398

401 402 407 410 414 416 417 418 426

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Capítulo X Puentes en la provincia romana de Gallecia

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Región asturiana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Región gallega . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Apéndice I . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Apéndice II . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Capítulo XI Puentes romanos de la provincia Cartaginense

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Preámbulo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Estudios de vías romanas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Recopilación de Celestino Espinosa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Recopilación de puentes en la Escuela de Ingenieros de Caminos Recopilación de Ceán Bermúdez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Descripción de algunos puentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Apéndice . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Capítulo XII Puente de Alcántara sobre el Tajo en Toledo

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Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Descripción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Historia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Problemas arqueológicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Teoría del puente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Documentos relativos al puente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Índice onomástico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Índice de puentes y topónimos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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427 427 441 474 478

483 483 484 488 488 489 490 529

535 535 538 540 555 563 570 577 585

Presentación de la segunda edición Esta segunda edición del libro Historia del puente en España. Puentes romanos, aparece más de 25 años después de la publicación de la primera, y más de 50 desde el primer artículo, dedicado al puente de Mérida, con el que se inició el libro. Es un libro singular porque está formado por doce artículos publicados en la revista Informes de la Construcción editada por el Instituto Eduardo Torroja del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Estos artículos se publicaron a lo largo de 25 años y en ellos se estudiaron los puentes romanos españoles siguiendo criterios cronológicos y geográficos. En el último se incluyeron nueve apéndices con datos adicionales de los temas tratados en los artículos anteriores, que en esta nueva edición se han incluido en los capítulos correspondientes. La dilación en el tiempo, y la heterogeneidad de los temas tratados en los artículos, ha dado lugar a una diferencia notable en el carácter de los diferentes capítulos del libro. Los primeros están dedicados a los puentes romanos más importantes y por ello los más conocidos. Están estudiados a fondo a partir de una investigación documental y de un trabajo de campo. Los dos primeros están dedicados a los puentes de Mérida y Alcántara, que escribió el autor cuando estaba construyendo el nuevo puente de Mérida sobre el río Guadiana, lo que le obligó a viajar con frecuencia a esa ciudad. Son los dos artículos más trabajados del libro, y probablemente los mejores. Los otros grandes puentes romanos, el de Salamanca y el de Córdoba, están también muy estudiados, tanto documentalmente como sobre el terreno. En el resto de los puentes incluidos en el libro, hay notables diferencias de tratamiento, porque de algunos había datos, pero de muchos otros, el único que tenía el autor era la visión del puente y alguna fotografía de él. Esto hace que algunos capítulos sean catálogos de puentes. Hay que tener en cuenta que cuando Carlos Fernández Casado se decidió a abordar el estudio de los puentes romanos en España había muy pocos estudios sobre ellos en nuestro país. El panorama ha cambiado desde entonces, porque hoy en día hay muchos estudios regionales y locales de puentes históricos. Su intención, como él mismo escribe en el prólogo y en la introducción al primer artículo, era hacer una historia general del puente en España, desde los romanos hasta nuestros días, y esto ha condicionado en alguna medida el libro. En un prólogo que escribió cuando llevaba veinte años publicando artículos de este libro y que no llegó a ver la luz, se refiere a la necesidad de hacer un catálogo de puentes históricos españoles para que, a partir de él, se pueda determinar luego cuáles son romanos: «ya que no puedo realizar obras de ingeniería romana en la actualidad, tengo que contentarme con reavivar los puentes romanos que todavía existen. Y por eso hago historia de la ingeniería romana, y en este momento la de los puentes en particular pero sin exclusivismos, y lo mismo que los romanos, me interesan los románicos, los góticos, los renacentistas, etc. que han de tener cabida en estos artículos. Pero la exigencia de hacer historia está en ordenar y precisar, lo cual parece entrar en conflicto con las anteriores consideraciones, […] y si nos detenemos demasiado en el precisar y adquirir seguridad total de que los que exponemos en su apartado son auténticamente romanos, no comenzaríamos nunca, por lo cual hemos adoptado un criterio intermedio en el aseguramiento,

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Historia del puente en España. Puentes romanos

lo que además no causa excesivo perjuicio al conjunto, pues como ya hemos dicho, nuestro objetivo consiste en traer a primer plano todos los puentes antiguos y, si han de estar todos, el desorden resulta defecto secundario. Por estas razones nos hemos lanzado provisionalmente a recoger puentes de todas las épocas, agrupándolos en una ordenación previa, sin perder nunca de vista que esto exige una evaluación definitiva posterior». Hasta la segunda mitad del siglo XX, el conocimiento de las obras históricas de ingeniería era muy limitado. Únicamente las muy singulares como los puentes de Alcántara, Mérida, Córdoba y Salamanca, o los grandes acueductos, eran conocidas y estaban bien estudiadas. Todo desconocimiento da lugar a mitos y esto ocurrió con los grandes puentes históricos; el más extendido era que todo puente de piedra era romano mientras no se demostrara lo contrario. A este mito se añadía, en España, el que todas las obras de ingeniería romanas en nuestro país se hicieron durante el Imperio de Trajano. Fernández Casado fue consciente y crítico con estos planteamientos, pero sin embargo estuvo influido por ellos. Es difícil desprenderse de una idea que llevaba siglos arraigada. Esta influencia, sumada a su amor por el mundo romano, le llevó a incluir como romanos puentes dudosos. Una prueba de ese amor es la referencia al puente del Diablo sobre el río Cardoner en Cardona que figura en este libro: «En la actualidad quedan únicamente dos arcos contiguos de tan buena factura y tan hermosos que merecen ser romanos». Es un puente seguramente del siglo XIV. Por todo ello, algunos capítulos son más bien una recopilación de puentes históricos españoles donde están incluidos puentes medievales, y otros de los que es difícil conocer su origen. En puentes sencillos, el estudio de su morfología no es suficiente para poder datarlos. En las tres nuevas ediciones que se han hecho de los libros de Carlos Fernández Casado: La arquitectura del ingeniero, Acueductos romanos en España, y ésta de Historia del puente en España. Puentes romanos, se ha seguido el criterio de reproducir lo más fielmente posible el libro original, tanto el texto y las figuras, como la composición, que en este caso es singular porque, como hemos dicho, se trata de una recopilación de artículos publicados en una revista. Se ha intentado hacer un facsímil del original, aunque problemas de edición no han hecho posible hacer una reproducción exacta. Una ventaja de esta nueva edición es que está paginada y se han incluido índices, que el original no podía tener al tratarse de un conjunto de artículos diferentes. Para esta nueva edición se ha tratado de recuperar los documentos gráficos originales a fin de conseguir una buena calidad en las reproducciones. Esto ha requerido una ingente búsqueda en los archivos del autor, labor realizada por Amaya Sáenz Sanz, a quien agradecemos encarecidamente su trabajo, que ha permitido encontrar la mayoría de los originales de las fotografías y grabados utilizados en el libro. También agradecemos el trabajo realizado por Pedro M. Sánchez Moreno, maquetador de esta nueva edición que, además de realizar un excelente trabajo, sus investigaciones han permitido recuperar originales de algunos grabados que no estaban en la colección del autor. Este libro sigue siendo un referente básico para el estudio de los puentes romanos en España, a pesar del tiempo transcurrido desde su publicación y de todo lo que desde entonces se ha investigado sobre los puentes históricos. Forma, junto con los otros dos libros publicados por el autor sobre ingeniería romana: Acueductos romanos en España e Ingeniería hidráulica romana, una visión muy completa de la ingeniería romana en nuestro país, ampliada en el tercero a todo el mundo romano. Leonardo Fernández Troyano

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Prólogo

Se reúnen en esta publicación doce artículos que han ido apareciendo durante 25 años en la revista Informes de la Construcción a partir del mes de marzo de 1955. Mi propósito era mucho más ambicioso pues se trataba de hacer una «Historia del puente en España». Así lo justificábamos en la «Introducción» a los mismos, que también aparece con ellos. La limitación del tiempo de mi posible vivir, ha reducido la amplitud del empeño, con lo cual se ha hermanado con otro trabajo obtenido de un modo análogo a través de la misma revista, el de Acueductos romanos en España, que comenzado bastantes años después, se publicó definitivamente en 1970. Estos dos trabajos, se completarán mediante un tercero acerca de «Ingeniería hidráulica romana», que estamos terminando en la actualidad, formándose así una «Introducción a la Ingeniería de la construcción de los romanos». Esto lo vengo considerando desde años atrás como obligado homenaje a la ingeniería romana y ha pesado verdaderamente sobre mí, pero al mismo tiempo me ha mantenido en la ilusión de sentirme ingeniero romano, dentro de otra aspiración más amplia y, también ucrónica y utópica, la de compenetración con todos los ingenieros que nos han precedido en la historia de la Ingeniería. Así lo expresé en ocasión que ahora renuevo: «Hay que sentirse integrado en el dar de sí del dinamismo de la ingeniería, reviviendo las fases sucesivas de esta evolución, sentir el lento y penoso caminar del homínido hasta llegar a homo faber, entreverse levantando menhires y dólmenes, cúpulas de colmena y corredores micénicos; a continuación, con más claridad, constructor de pirámides y zigurats y luego erigiendo templos griegos; elevando cúpulas romanas, bizantinas y construyendo catedrales góticas; encontrándose un poco, en Brunelleschi, en Leonardo, en Miguel Ángel, Fontana, Perronet, Eiffel, etcétera, cada vez con mayor intensidad hasta llegar al momento actual donde cada cual debe ser lo que es, lo cual sólo podemos conseguir apoyándonos en lo sido, en lo que las construcciones anteriores nos conservan: edificios en uso, monumentos, ruinas, proyectos, dibujos». Nuestro propósito inicial ha quedado reducido al estudio de los puentes romanos en España, contracción en el tiempo y en el espacio del tema verdaderamente integral y mínimo: la historia del puente. A primera vista parece un tema arqueológico y cultural, pero como veremos en seguida puede tener un gran valor desde el punto de vista pragmático para los ingenieros con papel activo en la construcción de los puentes actuales. La serie de artículos originaria, empezó a fraguarse, mientras construía el puente de Mérida sobre el Guadiana, que habría de relevar al romano, el cual venía cumpliendo su cometido desde el comienzo de nuestra era.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

La construcción del nuevo puente ocupó casi toda la década de los años sesenta, plazo demasiado largo para un puente actual, lo cual puede justificarse por la penuria de materiales y medios de construcción sufrida en dicha época; aunque creo, que yo también, impremeditadamente, contribuí a ello, para prolongar mi relación con los puentes romanos de la provincia lusitana. El de su capital a unos 500 m aguas abajo, lo tenía siempre a la vista de la obra. Antes de comenzarla había hecho un estudio del mismo tomando medidas, planos y fotografías, que fue como introducción propiciatoria y de homenaje a los ingenieros que lo construyen. Se recogió en el primer artículo de los publicados donde figura como uno de los prototipos. Después, en los viajes de inspección a la obra, realizados en un coche de la Jefatura de Puentes del M.O.P., cambiaba con frecuencia los itinerarios para acceder al mayor número de puentes, haciendo a veces trayectos a pie para llegar a ellos recorriendo, paso a paso, algún trozo de vía romana. De este modo conseguí relacionarme con los de Albarregas y la Alcantarilla, así como con todos los puentes-acueductos de la capital emeritense; los de Cagánchez y Medellín en las cercanías de esta ciudad; los de Alconétar, El Cubo y La Doncella en la vía de La Plata y los de Cáparra, El Garro y Gibralzo en sus cercanías, remontándola hasta Salmántica, la Salamanca actual. Pero por el puente que sentía particular devoción, es el de Alcántara, al que procuraba enderezar mis retornos, cuando no los frustraba la urgencia. Me queda el remordimiento de no haber acudido a la invitación de una señal indicadora que pusimos en el estribo de nuestro puente: A ALANGE, 1,5 km, pues bajo el nombre árabe de este pueblo se esconden antecedentes romanos: un balneario termal con piscina circular cubierta mediante cúpula hemisférica del tipo «Panteón», en cuyas cercanías existen las ruinas de un hermoso puente romano. También tengo que condolerme por no haber alargado mis recorridos a la Lusitania actualmente portuguesa, lo que hubiera enriquecido notablemente este trabajo. Con los puentes medievales no tuve la misma fortuna, pues únicamente he trabado relación directa con los románicos. Primero con el puente de La Magdalena, que sobre el Arga en Pamplona perteneció al camino de Santiago y con el cual tuve un frente a frente cordial, al construir el puente de la Rechapea a unos de 100 m aguas abajo, relevándole de servir al tráfico automóvil y permitiéndole volver a su forma primitiva al desmontar el bárbaro tinglado de viguetas metálicas que se había montado para conseguir un precario ensanchamiento de aceras. También mis viajes a Pamplona me permitieron conocer detalladamente el puente de la Reina, homofluvial del anterior en el mismo camino de Santiago y que es el más bello de todos los puentes románticos existentes. En cuanto a los puentes de arcos ojivales, sólo hemos realizado una exploración detenida a lo largo del río Najerilla desde su desembocadura en el Ebro hasta su nacimiento, obteniendo una espléndida cosecha de puentes apuntados. Hubiera sido muy hermoso hacer la historia de los puentes medievales, siguiendo la transformación de los caminos utilizados por musulmanes y cristianos durante la Reconquista, y lo tuve presente en diversas ocasiones. Así en la primera etapa de mi actuación profesional, que tuvo lugar en las provincias andaluzas más meridionales, desde Almería a Cádiz, dedicado a estudios de campo para proyectos de vías de

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Prólogo

Vías romanas, según Saavedra, Blázquez, Altadil, Menéndez Pidal, Schulten y Taracena

comunicación y canales de riego, principalmente, me enzarcé en una verdadera maraña de caminos de todas las épocas. La necesidad de orientarme geográficamente me llevó a tejer al mismo tiempo una ordenación histórica, aclarando, la evolución de las comunicaciones, cuando la etapa final de las «guerras de Granada». Pero no llegué a dar coherencia al plan imaginado, pues ni aún con vistas a la consolidación de las comunicaciones me resultaron aceptables las guerras. Sin darme cuenta me he sumergido en un «mar de lamentaciones» cuando siempre he considerado que lo más lamentable en la vida, es tomar esta actitud con respecto a las acciones pasadas más o menos frustradas. Reaccionaremos rellenando los vacíos que estábamos descubriendo, aunque sea sólo con la taquigrafía de algo de los que debería haberlos macizado. Para lo cual vamos a tomar una de las varias líneas de evolución de los puentes y traerla hasta el presente. Como es natural esta línea va a ser la que tenemos ya iniciada en este trabajo, la de los puentes de arcos. Pues aunque

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Historia del puente en España. Puentes romanos

en un principio, los puentes fueron troncos de árbol o losas de piedra, directamente tomados de la Naturaleza, el puente inventado por el hombre dispone del primer expediente eficaz, al obtener el arco de medio punto con dovelas aparejadas radialmente. El comienzo está en el neolítico, cuando el hombre se propuso cubrir de un modo adecuado, sus cabañas y tumbas de planta circular, aunque llegó en primera instancia a solucionar un caso más simple, que fue el de coronar con muralla el vano de las puertas de sus ciudades fortificadas. En Micenas ha quedado la muestra de la puerta de Los Leones donde se resumen los intentos ensayados: primero un dintel de pilastra a pilastra, solución puramente geométrica, que habría fracasado en ocasiones anteriores pues ese dintel no tiene la resistencia suficiente para soportar la carga que le vendría encima al enrasar la muralla con hiladas de sillares continuas hasta su coronación. Era preciso aligerar al dintel de una parte de esta carga, para lo cual idearon el artificio de no hacer corridas las hiladas primeras sobre el mismo, sino disponerlas partidas arrancando desde ambos extremos para salvar el hueco en avances parciales sucesivos de cada media hilada con respecto a las subyacentes de modo a formar un escalonamiento invertido hasta llegar en una de ellas al contacto ajustado de los dos sillares extremos en el eje del hueco, dejando así un triángulo abierto que descarga totalmente al dintel, que inclusive puede suprimirse si no lo requiere el funcionamiento del mecanismo de las puertas. Otro recurso parecido es el utilizado por los hititas en las puertas de su capital Hatusas, o por los micénicos de Tirinto en sus corredores famosos (una de las maravillas del mundo antiguo), donde a partir de los dos paramentos se iban disponiendo bloques más cortos que la luz a salvar, apoyados unos en otros formando un contorno poligonal con inclinaciones cada vez más reducidas, hasta llegar en el centro con un horizontal que cerraba el vano, o con dos acodados que encajaban el conjunto. Se trata de un procedimiento mecánico que materializa el artificio geométrico de obtener una curva continua mediante adaptaciones de un polígono circunscrito. Una de las primeras puertas volteadas mediante arcos de medio punto con dovelas aparejadas radialmente es la de la puerta de Isthar de Babilonia que es de la primera mitad del siglo VI a.C. Después tenemos numerosos ejemplos en las puertas de las ciudades etruscas, desde donde debieron pasar directamente a las arcadas de los puentes romanos. Primitivamente éstos debieron ser de madera como atestigua el puente Sublicius, quizá el primero de los de Roma. El arco de medio punto con dovelas radiales es perfecto desde todos los puntos de vista de la época romana. Según los griegos los movimientos y las formas de los astros eran circulares. El diseño, el replanteo y la construcción del arco circular son muy sencillos, con un cordel y un punto fijo se podían trazar y no había más variable que el radio. Da una impresión de resistencia mecánica muy satisfactoria, pues las dovelas ofrecen su convexidad a las cargas que al actuar las acuñan entre sí dándoles, aparentemente mayor coherencia. Este efecto cuña que se intuye como favorable a la estabilidad, asegura que no podrán escaparse las dovelas para acciones radiales centrípetas (como que es la forma mecánica funicular para dichas acciones). El medio punto se convirtió para los romanos en la forma ortodoxa a lo largo del desarrollo de su arquitectura, que como excepción tuvo su período heteredoxo

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Prólogo

del arco rebajado o carpanel durante los imperios de Trajano y Adriano, con un ingeniero común a ambos Apolodoro de Damasco y un puente famoso internacionalmente en la historia de los puentes, el del Danubio en Romania y otro bellísimo en España, el de Alconétar sobre el Tajo. El arco de medio punto, que ha conservado su virtualidad hasta nuestros días, pasa a la Edad Media donde la ortodoxia no es tan rigurosa y además al ir aumentando las luces se acentúa el lomo de asno en sus rasantes, pues ha de elevarse en clave la mitad de la luz. Esto ocurría ya en los puentes romanos cuando se trataba de puentes de un solo vano, aunque el lomo de asno se consideraba como característica exclusiva de los medievales. En los siglos oscuros de la primera época medieval la relación del hombre con el puente debió limitarse a reparar algunos romanos que salieron maltrechos de las migraciones bárbaras. El nivel técnico y económico de los nuevos Estados había bajado mucho y no estaban en condición de crear nuevos puentes. Así en nuestro país ni los visigodos ni los musulmanes de los primeros tiempos, tenían potencialidad para ello y debieron limitarse a reparar algún arco en los que eran más necesarios para su sistema de comunicaciones, como los de Córdoba o Mérida. Hay que esperar a la época románica, cuando ya el arte de construir dominaba de nuevo el medio punto en la construcción de edificios religiosos. Los primeros puentes románicos corresponden a las regiones de Cataluña del norte y Navarra, donde primero se consolidan los estados cristianos. En ambas regiones se tomó como modelo el puente que hemos considerado prototipo de la época republicana de Roma con arquillos intermedios sobre pilas. Tenemos en la zona de Gerona los de las cuencas del Ter y Fluviá (puentes de Besalú y Camprodón) y en Navarra los del Arga, La Magdalena y Puente de la Reina, pertenecientes al camino de Santiago. El último es el más hermoso de todos los románticos. Es característico tanto en España como en los países de Europa occidental la intervención de las órdenes monásticas en la construcción de puentes románicos. Así los «Frères Pontifs» en Francia, a los que pertenece San Benezit y en nuestro país los constructores y protectores del Camino de Santiago con los santos Domingo de la Calzada y Juan Ortega. En España la historia del puente puede seguirse adoptando los patrones de la Historia de la Arquitectura. A los puentes medievales suceden los renacentistas en los que podemos distinguir los de los Reyes Católicos, los de Carlos V, los de Felipe II; los de los Austrias, los de los Borbones, muy especialmente el reinado de Carlos III; pasando luego a Isabel II y a los de finales del siglo XIX construidos ya por Ingenieros de Caminos. En la época medieval después de los puentes románicos de factura imperfecta y técnica defectuosa, vienen puentes verdaderamente góticos de ojivas perfectas dentro de los siglos XIII al XV. Para el apuntamiento de los arcos de puente tenemos una teoría particular, que hemos ido desarrollando al observar arcos de medio punto defectuosos. Estos defectos se deben a que la construcción de un arco de puente es mucho más difícil que la de «un arco de iglesia», ya que la subsistencia de aquél ha de asegurarse en el propio cauce de un río, uno de los lugares más turbulentos y movedizos de la Naturaleza. Construyendo con escasos medios y con mano de obra poco ejercitada,

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los maestros de estas obras, se dieron cuenta de que los arcos se aplanaban por ceder las cimbras, lo que obligaba a tomar precauciones en las mismas, dándole contraflecha (lo cual sigue haciéndose hoy), para que al ceder la cimbra se corrija automáticamente la deformación. Observaron además que era preferible, para la seguridad de la obra, quedarse por alto que por bajo del medio punto, pues esto último era ganar camino hacia la rotura, que se anuncia por el proceso de aplanamiento que la precede. El peralte es ventajoso y la mejor forma de conseguirlo es mediante el diseño de dos segmentos de circunferencia que se cortan simétricamente. Así se seleccionó de un modo experimental una forma útil, pero su adopción definitiva es harina de otro costal. Nunca se acepta un hallazgo importante sólo por sus ventajas técnicas. Es preciso además que sus valores expresivos, tengan un sentido, o se les pueda dar, dentro del repertorio de formas preferidas por el hombre representativo de la época, es decir tenga su puesto adecuado en la cultura que corresponde. Precisamente el arco apuntado es el funicular de las fuerzas actuantes sobre un arco próximo al medio punto, cuando éstas pueden agruparse en una predominante sobre clave y otra de mucho menor cuantía distribuida en toda su longitud. Esto nos indica que al dar esta forma a los arcos ojivos de las catedrales góticas, como el espectador no percibe la presencia de esta fuerza, concentrada en clave su mirada ascendente y por consiguiente su espíritu se dispara hacia lo alto. El puente medieval más importante, entre los españoles, es el del Diablo en Martorell, con un arco apuntado de gran peralte sustituyendo, seguramente, a dos arcadas romanas anteriores. En él se produciría este desequilibrio, pero como el puente ha de ser símbolo del equilibrio perfecto, sus constructores, con mucha sabiduría, colocaron sobre clave la pequeña construcción que aquieta el conjunto, como ya advirtió Sejourné al enjuiciar el puente. En el Renacimiento los tratadistas de Arquitectura, Leonardo, Alberti, Serlio, Palladio, etcétera, consideraron el arco estructural con mayor amplitud formal y añaden al medio punto, los arcos escarzanos, los de varios centros, elípticos, etcétera. Palladio da ejemplos de puentes de madera con retículas de cruces de San Andrés entre cordones de arcos rebajados. Se adoptan relaciones típicas entre vano y macizo, y entre flecha y vano. Los puentes en las ciudades favorecen los arcos rebajados por comodidad de uso, especialmente cuando como ocurre en Venecia, los canales se salvan con un solo impulso. Las ciudades como París, Londres, Florencia, etcétera, remozan sus puentes tradicionales, Pont Neuf, London Bridge, Ponte Vechio y sustituyen por arcos de piedra los tableros de madera. En el siglo XVII y XVIII se construyen nuevos puentes apareciendo ingenieros y arquitectos especializados en su diseño y construcción. La época de oro de los puentes franceses es la primera mitad del siglo XVIII con el ingeniero Perronet, primer director de la Ecole des Ponts et Chaussées quien realiza los puentes de Mantes, Neuilly, Concordia en París, etcétera. Adopta el tipo de arcos circulares con rebajamientos más fuertes que en todos los anteriores, llegando al 1/12 y proyectando hasta 1/18. También reduce el espesor de pilas pasando de 1/5 en la relación macizo vano hasta 1/10, para lo cual dispone arcos de luces decrecientes desde las orillas al centro y construye cimbrando todos los arcos simultáneamente.

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Prólogo

De este modo los desagües de puentes urbanos se aumentaban notablemente y se suavizaban las rasantes para mejora del tráfico. Los ingleses tienen un gran momento en la primera mitad del siglo XIX sustituyendo el Old London Bridge y acompañándole por los de Westminster, Blackfriars, Waterloo y otros metálicos. En el siglo XIX los puentes de piedra aligeran sus tímpanos, suprimiendo los rellenos de material muerto y reduciendo su estructura a lo esencial: bóveda resistente que termina dividiéndose en dos anillos y un tablero soportado sobre arcadas longitudinales que en realidad forman otro puente superpuesto. Este tipo perdurará hasta bien entrado el siglo XX, donde traspasará su silueta a los puentes de hormigón armado. El ingeniero representativo de esta transición es Sejourné, quien construye dos de los puentes de piedra más bellos: Antoinete (1898) para ferrocarril y el de Luxemburgo (1903) para carretera, introduciendo ya en ellos los tableros de hormigón armado. Deja además un libro Les grandes Voûtes en el que hace la recopilación de todos los puentes con más de 30 m de luz construidos en piedra. La luz máxima alcanzada es la del puente Plauen con 90 m. Los suizos construyen desde principio del siglo actual puentes de hormigón armado para sus ferrocarriles de montaña, con gran reducción de volumen de hormigón y mucho acero; pero el comienzo definitivo del nuevo material se debe a un tercer ingeniero francés Freyssinet que construye también desde comienzos de siglo, realizando el puente de Villeneuve sur Lot en el año 1919 con luz próxima a 100 m y hormigón poco armado. La etapa definitiva de los de hormigón armado se inicia con el de Plougastel (1931), que casi duplica la luz existente pasando a 186,70 m, revolucionando, además, formas y sistemas constructivos que darían lugar a una serie verdaderamente espectacular con el de Tranneberg cerca de Estocolmo (1935 - 180 m), Martín Gil (1942 - 200 m), Sando (1942 - 274 m), Arrábida (1963 - 270 m) en la que se tienen arcos de sección en cajón alveolar, enlace de arco y tablero por pilares verticales, descimbramiento mediante actuación de gatos en clave, cimbra en arco de madera mejorada para toda la luz, etcétera. La serie ha seguido con el de Iguazú sobre el Paraná (1969 - 290 m), el de Parramata en Sydney (1965 - 304 m), etcétera. Pero se estaba marchando por un callejón sin salida debido al coste excesivo de las cimbras, que consistían en unos arcos de madera (Plougastel, Sando) o de acero (Tranneberg, Oporto) de la misma luz que el puente definitivo sin utilización posterior, lo que gravaba extraordinariamente el coste por lo cual los grandes arcos de fábrica, no podían competir con las soluciones de acero. La salida de este callejón se ha conseguido en el último quinquenio aplicado a los arcos, el mismo sistema constructivo que se venía utilizando en los puentes de tramo recto de hormigón pretensado desde 1951, que es el de avance por voladizos sucesivos desde los dos arranques, con lo cual se reduce extraordinariamente la importancia de cimbra y encofrado y se suprimen los andamios. Este sistema constructivo que pasó desde el hormigón armado (1931) al hormigón pretensado (1951), ya se había utilizado en la construcción de arcos metálicos por Eiffel en el puente de Garabit (1880) y por Eads en el de San Luis sobre el Mississippi (1874). Así se ha construido el puente de la isla Kvr en Yugoslavia con 394 m de luz, récord actual de los arcos de hormigón.

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Los puentes de arcos metálicos tienen una evolución, relámpago al compararlos con los de fábrica. Se inician en los últimos años del siglo XVIII con el Coalbrookdale (1779) para salvar de un solo vano el río Severn (30,5 m) y llega en la primera mitad del XIX hasta 50 m con exclusiva de los ingleses: Craigelachie, Waterloo, etcétera, pasando en la mitad de siglo a los franceses, quienes se iniciaron a los puentes del Sena de la época de Napoleón III y luego con Eiffel en Schzegedine (110,30 m) y sobre todo con los de Oporto (María Pía 1875) y Garabit (1880 - 165 m), para volver a los ingleses y pasar definitivamente a los americanos a final de siglo: puente de Eads (1874 - 159 m) sobre el Mississippi en San Luis (primer puente totalmente de acero), Rainbow y Remolino en las cataratas del Niágara y luego en Nueva York con el de Hell Gate (1915 - 310 m) y luego Kill van Kull que tuvo el récord de luz desde 1931 a 1978 habiéndoselo arrebatado de forma poco limpia al de Sydney por sólo tres pies después de haber comenzado éste, los australianos. En el año 1976 se ha construido el puente de New River Gorge con 518 m, pero esto es excepcional y no da continuidad a esta rama de los arcos metálicos, contenida por los puentes colgados que no le dejan avanzar y actualmente también por los atirantados que le recortan las luces inferiores pues han obtenido ya ejemplares sobre los 400 m en Francia, St. Nazaire 406 m, y en España con Rande 400 m, habiéndose comenzado el del embalse de Barrios de Luna con 440 m. Todavía es más brillante la evolución de los puentes colgados, tipo estructural que no nació dentro de nuestra cultura occidental pues fue importado desde el extremo Oriente. En China tenían puentes ya en el siglo I de nuestra era. Cambiando de material desde el bambú y las cadenas de hierro artesanal, hasta las barras de hierro forjado articuladas entre sí. En Europa tienen una evolución difusa en el siglo XVIII, pero en el XIX lo toman los ingleses realizando los de Menai (1826 - 177 m) y Conway para pasar luego a suizos y franceses Friburgo, Viena que realizan el cable con alambres de acero, para prefabricar cables comerciales o desarrollarlo de un modo continuo durante la construcción: En este momento lo recogen los norteamericanos, que responden al reto de las cataratas del Niágara con dos puentes, uno para ferrocarril. Luego Roebling construye en Nueva York el de Brooklin (1867) que es decisivo para una serie que sigue en marcha: Detroit, George Washington (1931 - 1.076 m), Golden Gate en San Francisco (1937 - 1.280 m), Verrazano otra vez en Nueva York, pasando de nuevo a los ingleses con el de Forth (1964 - 1.005,80 m), Severn (1966 988 m) y definitivamente el de Humber que ostenta el récord actual. Mientras tanto en Europa se pasaba de Burdeos, Tancarville, Lisboa (1966 - 1.012,90 m) al del Bósforo (1973 - 1.074 m). El abordar históricamente la Ingeniería, es un método, cada vez más frecuente en nuestra época, en paralelismo con otras ramas de la actividad humana como son: la ciencia, la medicina, la biología, etcétera. En todos los casos la visión histórica nos da una perspectiva de conjunto, completa y ordenada, en el espacio y en el tiempo, que nos permite enfocar el tema de que se trate con la serenidad que proporciona la sensación de dominio del mismo. Lo contemplamos como desde una atalaya, independientes del dinamismo dentro del cual se desarrolla; pero esta visión intelectual, fílmica, puede complementarse desde el punto de vista pragmático con

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Prólogo

una incorporación aunque sea puramente imaginativa a este devenir, sintiéndonos incorporados personalmente al fluir de las cosas, pero como aconsejaba Platón en su Cratilo sin que se nos dejen atrás ni nos adelantemos en su camino. En el caso de nuestros puentes siguiendo su fluencia desde el pasado nos incorporamos a ellos desde su razón de existir y al llegar por cualquiera de sus trayectorias hasta el momento presente nos encontramos en posesión de su razón de ser y sabemos hacia dónde van, lo que nos da una pauta segura de lo que debemos hacer en cada caso. Podemos anticiparnos al futuro pues estamos encauzados en la vección que les corresponde. Todo el saber que hemos adquirido en nuestra identificación con los puentes nos permiten una previsión segura para desarrollar con firmeza nuestro proyecto y nuestra obra. No hay que olvidar la frase de Comte totalmente aplicable al ingeniero: «savoir pour prevoir, prevoir pour agir». Conocemos todas las líneas en que se han desarrollado nuestros puentes, cuáles han sido efectivas, cuáles han dejado de serlo, e incluso podemos reemprender algunas que fracasaron porque en su momento no estaban presentes posibilidades que han surgido después. Y esta visión la tenemos disponible en cualquier momento porque en nuestra civilización occidental ha existido la filosofía griega y dentro de ella Platón y Aristóteles, que nos legaron los conceptos de género y especie mediante los cuales podemos abacar en agrupaciones comprensivas nuestro saber de las cosas y aún las cosas mismas en filiaciones arborescentes sin perdernos en el maremágnun de su devenir como les ocurría, por ejemplo, a los mesopotámicos que tenían que enumerarlas una a una en catálogos interminables. Así tenemos una arquitectura de la piedra donde caben el puente de Alcántara, el Partenón y Norte Dame de París y una arquitectura del hierro donde podemos encajar la torre Eiffel, el puente de la bahía de Forth y el puente de Verrazano, una arquitectura del ladrillo y una arquitectura del hormigón, etc., e incluso del hormigón armado y del hormigón pretensado. A esta eficacia del método histórico en lo pragmático, en la práctica profesional de la Ingeniería corre pareja su eficacia en lo docente, en la enseñanza de la misma. De acuerdo con ello en mi actuación didáctica de la Escuela Superior Técnica de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, comenzaba siempre con una introducción histórica en mi cátedra de Puentes. Y después ampliándolo al máximo, cuando se organizaron los estudios de Doctorado (1972), introduje la asignatura de Historia de la Ingeniería que he desarrollado desde el comienzo enfocándola hacia dos temas básicos: Historia del Arte de Construir e Historia de las Máquinas. Del primero he dado cursos sobre: Ingeniería y Ciencia Física, arquitectura adintelada, arquitectura de arcos, las bóvedas medievales, historia de las cúpulas, historia de los puentes, etcétera. Del segundo tema: Historia general de las máquinas y artefactos, las máquinas en la ingeniería romana y medieval, las máquinas en el Renacimiento y en la Edad Moderna, etcétera. Existen numerosas Universidades y Escuelas Técnicas, especialmente las de origen anglosajón, que tienen cursos de Historia de la Tecnología y en los últimos años han salido dos enciclopedias muy importantes dedicadas a este tema: la A History of Technlogie publicada en la Universidad de Oxford por Ch. Singer, E. J. Holmyard & (19541958) y la de Presses Universitaires de France (PUF) Histoire Generale des Techniques

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Historia del puente en España. Puentes romanos

(1962-1979). También se ha organizado una Revista anual History of Technologie a partir de 1976 por el Imperial College de Londres. Salga a la luz este trabajo como torso mutilado de una «Historia de los puentes». Lo que tiene de doloroso es que no estén todos los que son, pues, a fin de cuentas, todos los que están son, al menos, puentes españoles. Los estudios de Historia de la ingeniería no son muy antiguos. Empiezan por publicaciones anuales, siendo las primeras en alemán: las Techniske Geschichte desde 1902 con discontinuidades importantes pero normalizadas desde 1965. En 1920 aparecieron las Transactions of Newcomen Society (que es una sociedad privada) for the Study of the History of Engineering and Technologie. En la Unión Soviética se ocupan del tema desde 1921, oficialmente por el Institute of Story of Science and Technologie de la Academia de Ciencias. En Estados Unidos existe desde 1958 la Society for the History of Technology que empieza a publicar en el siguiente año la revista Technology and Culture. En el Reino Unido se crea en 1963 el Departamento de History of Science and Technologie en el Imperial College of Science and Technologie London siendo el organismo más importante el Centre for Study of the Story of Technology of Bath University of Technologie creado en 1964. Internacionalmente existe un Comité que coordina todos los estudios desde 1965, que es el International Cooperation in History of Technologie Commitee (ICOHTEC).

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Introducción

En esta serie de artículos, que fijamos provisionalmente en doce, tenemos el propósito de hacer la historia del puente en España. El título escueto resulta tan exigente, que consideramos necesario, en este momento de comenzar la tarea –agobiante, en la materialidad de reunir fotografías, grabados, documentos, consumo de papel, impresión, etc.–, justificar la necesidad y medir su alcance. La primera razón que puede abonar nuestro intento es que no se ha hecho anteriormente. Esta razón, además de ser negativa, es de poco peso, pues si en cualquier actividad humana acotamos un sector lo suficientemente reducido, aparecerá un tema virgen, lo cual no quiere decir que sea suficiente ni siquiera interesante. Por otro lado, tratar históricamente algo, no es lo mismo que hacer historia. En un primer análisis del arte de construir, aparecen los puentes como una rama, que puede tener su correspondencia más próxima en la de los castillos. Ahora bien, el puente responde a una función, que es, actualmente, más necesaria que en sus primeros tiempos. Forman una serie ininterrumpida, donde muchos de los ejemplares iniciales siguen sirviendo. No solo está viva la función, sino que puentes de la primera época cumplen todavía su cometido. Pero dentro de lo arquitectónico tenemos otra característica más importante, que es la de suficiencia del tema. No se trata de una rama que haya que desgajar del conjunto con más o menos arbitrariedad. Vamos a desmontarlo desde sus articulaciones, y precisamente esta operación nos va a servir para aclarar su contextura. Como toda obra arquitectónica, el puente responde a una función necesaria para las actividades humanas, presente desde que el hombre organiza sus itinerarios. Al dar continuidad a su red vial se encuentra en conflicto con la red fluvial y es preciso asegurar la coexistencia de las circulaciones de ambas. La Naturaleza trabaja para borrar las huellas que le impone el camino, y los puntos más vulnerables son los pasos de cauces; por eso los puentes son siempre puestos avanzados en el duelo permanente entre el hombre y mundo físico. En una interpretación funcional de la arquitectura una vez captada la función, tendríamos lo esencial del puente. Su particularización en las distintas épocas, vendría en segundo término condicionada por los materiales y las técnicas. Pero la trascendencia de la función es tan insignificante, que no tenemos explicación alguna. Hay que conseguir una simple plataforma horizontal, inclinada o a doble vertiente, resultando diferencias morfológicas extraordinarias, pues incluso la plataforma misma puede rematar la obra, quedar intermedia o colgada. La primera concrección de la función consiste en subdividir la corriente del río, plantando en el cauce jalones firmes que mantengan la subdivisión. De piedra a piedra se salva el ancho total por saltos sucesivos. Una segunda imposición consiste en enlazar

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Historia del puente en España. Puentes romanos

los descansos intermedios por troncos de árbol, que se repondrán cuando los arrastren las aguas o se pudran. Pero el artificio del puente, como el de toda obra técnica, está en adelantarse a los acontecimientos, preparando el servicio de una vez para siempre. El arco consiste en esa anticipación, materializa el salto de apoyo a apoyo, convirtiendo en estático –equilibrio de esfuerzos dentro de la materia– lo dinámico del ejercicio discontinuo de los sucesivos usuarios. Sobre los arcos, las líneas rectas de la coronación acentúan la voluntad firme de que el servicio se mantenga. Los puentes se hacen para que sirvan y, además para que duren. Esta aspiración de perdurar no es sólo para servir a futuros viajeros, sino para que éstos lo contemplen. CURA VIATORUM QUOS NOVA FAMA IUBAT (*). Como los castillos, desafían al tiempo, pero esto queda más patente en los puentes, pues el río, en su fluir, hace de reloj de agua. PONTEM PERPETUI MANSURUM IN SAECULA MUNDI. Para que esto se logre, para que el puente sea duradero, ha de partir de una estabilidad conseguida en la agrupación de materiales de su fábrica, la cual ha de mantenerse al paso de los vehículos y del tiempo y ha de resistir además al roce continuo del río y la violencia de sus avenidas. La nota característica del puente, es esa necesidad de asegurar su equilibrio mecánico e hidráulico. La esencia del puente está en sus estructuras, que dan trabazón y orden a sus partes y particularmente en la estructura resistente. Este resistir quiere decir ser, en el momento inmediato, lo que ya era en el anterior o sea persistir, existir siempre. En toda estructura resistente hay una pretensión de eternidad y ponemos en ella algo de nuestra voluntad de trascender más allá del presente. Tenemos en esta semejanza una puerta abierta para penetrar en el puente, al sentirnos en «relación de homogeneidad» con él. Todas las frases latinas, excepto una, son versos de la dedicatoria del puente de Alcántara, inscrita en la lápida frontal del templo anejo, por el ingeniero constructor, Cayus Julius Lácer. El puente es la obra más esforzada que el hombre realiza en toda época. Hay que imaginar la voluntad firme, el esfuerzo mantenido que representa el logro del arco de mayor luz en un momento determinado. Conseguir un arco de puente es tan digno de admiración, o más, que conseguir un arco de iglesia, pues, aparte del mayor volumen de la obra, ésta se realiza en el cauce de un río. CONSTRUXIT ARCOS, PENITUS FUNDAVIT IN UNDIS. Sumergiendo sus fundamentos en lo profundo de las aguas hay que conquistar la firmeza de los pilares luchando contra turbiones y avenidas. Esta lucha directa con la Naturaleza moviliza todas las facultades del hombre. Ha de poner a prueba su valer y el valor de su técnica. Su ánimo en tensión moviliza la energía física precisa para llegar desde la concepción de la idea hasta su materialización definitiva. El esfuerzo del hombre se encauza en un juego de fuerzas naturales, y al conseguir un equilibrio entre ellas descansa en la permanencia lograda. El triunfo constructivo supone, de un lado, equilibrio de la materia, y de otro, aquietamiento del ánimo, siendo un modo de vincular lo biológico a lo cósmico.

(*) Todas las frases latinas excepto una, son versos de la dedicatoria del puente de Álcantara, inscrita en la lápida frontal del templo anejo, por el ingeniero constructor, Cayus Julius Lácer.

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Introducción

ARS UBI MATERIA VINCITUR IPSA SUA.

Encontramos en la materia el signo de lo arquitectónico en la armonía de contrarios que la pone tensa: acciones que la solicitan y reacciones que desarrolla para resistirlos. Como las acciones más importantes en el puente de piedra provienen del propio peso, el antagonismo se establece en última instancia entre dos cualidades de la materia, pesando por un lado y resistiendo por otro. La materia se vence a sí misma a través de una forma, que es el arco del puente, sobre el cual cada época proyecta su modo particular de equilibrio interno. Medio punto, herradura, ojiva, arcos escarzanos, etc., son formas posibles en la técnica de una época, que además, dan su correlato de la tensión entre alma y mundo exterior. No sólo hay que dotar al puente de posibilidades para resistir la acción del tiempo y la violencia de las avenidas, sino que hay que proveerlo de defensas contra las acometidas de los hombres, mismos. El puente está en un lugar estratégico –condición que ha sido con frecuencia el motivo determinante de su aparición– y el disfrute de sus facilidades se hace a veces cuestión violenta de ejercicio de dominio. Todos los conflictos bélicos tienen sus puntos de articulación sobre los puentes, de un modo tan importante, que se ha hecho frase castrense el «conseguir una cabeza de puente». El puente, que es paso libre en la continuidad del camino, se encierra en sí mismo o en sus castillos anejos y el río vuelve a ser foso, los pilares torres y las laderas escarpes difíciles dominadas desde su plataforma. Desde el punto de vista geográfico, el puente orienta el desarrollo de los caminos, al crear una facilidad que luego es cuasinatural. Además es motivo de fijación de poblamiento, partiendo de su condición estratégica o del atractivo comercial. Tenemos en España una serie de ciudades-puente, a las que dedicaremos algún comentario. La importancia del puente para el hombre se traduce en el carácter religioso que ha tenido en épocas pasadas. Para los romanos, el colegio de Pontífices fue una de las instituciones religiosas más primitivas que ha perpetuado su nombre en la más alta jerarquía de la Iglesia Católica. Para los musulmanes, también tienen carácter religioso estas obras de utilidad pública y «realizarlos o contribuir a ellos es acto piadoso». En la Edad Media tenemos los «monjes ponteros», cuya representación más egregia en España es Santo Domingo de la Calzada. Hemos llegado a considerar como lo más característico del puente esta acción esforzada del hombre que va estableciendo jalones de su triunfo sobre el mundo físico, de los cuales se siente después orgulloso. Por encima de su función utilitaria, el puente es monumento por excelencia, queda ahí en memoria de la acción singular que es su propia realización. En este análisis, que nos ha servido para dejar el puente destacado en su independencia, han aparecido tres momentos de lo arquitectónico: estructura, función y acción. Responde a los tres estratos de todo acto humano en la Antropología de Zubiri (*). Se ha dicho que la arquitectura es por el hombre y para el hombre, pero además

(*) Xavier Zubiri: Cursos de 1948-1949 y 1950-1951 sobre «Cuerpo y alma» y «El problema del hombre», respectivamente.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

es preciso interpretarla desde el hombre mismo, para ir más allá del consabido tópico de la escala humana. No es nuestro tema ahora, y dejamos para mejor ocasión esta interpretación de lo arquitectónico desde la base firme de la filosofía española actual. Desde el punto de vista estético aparece en el puente la disputa entre mundo y tierra, en la que consiste, para Heidegger, la esencia de la obra de arte (**). Esta lucha que «no decae el modo alguno en la vacía unidad de la oposición que a nada conduce». El mundo tiende en su reposar sobre la tierra a sobrepasarla. No tolera en cuanto lo que se abre que algo sea cerrado. Pero la tierra se inclina en cuanto lo cobijante, cada vez, a referir a sí y a retener el mundo. IN RUPE TAGI SUPERIS ET CAESARE PLENUM. «La obra lleva a cabo esta disputa levantando un mundo y produciendo la tierra. El ser obra de la obra consiste en la controversia de la disputa entre mundo y tierra». «En la interioridad de la disputa tiene su esencia el reposo de la obra, por sí reposante». Y volvemos a reproducir, para que se aplique con pequeña traslación al puente, otro párrafo del mismo trabajo: «El edificio está allí reposando sobre una base rocosa. Este reposar sobre de la obra, saca de la roca lo oscuro de su embarazoso y por nada empujado soportar. Estando allí, resiste la obra a la tormenta que pasa violenta sobre ella, y muestra de este modo a la tormenta misma en su violencia. El fulgor y brillo de la roca, aún pareciendo sólo gracia del sol, hace aparecer, sin embargo, en primer lugar, la luz del día, la amplitud del cielo, la oscuridad de la noche. El seguro sobresalir hace visible el invisible espacio del aire. Lo inconmovible de la obra se contrapone al flujo de la marea y permite que de su reposo aparezca su embravecerse. El árbol y la hierba, el águila y el toro, la serpiente y el grillo, entran sólo así en su peraltada figura, y de este modo aparece lo que son». Gracias a la simplificación que introducimos en lo arquitectónico, dejándolo reducido a su expresión más simple en una dirección que llevamos a su máxima intensidad, se abre la posibilidad de abarcar la cuestión en su totalidad. El puente como tema resulta una cosa concreta, limitada a lo que han sido los ejemplares construidos hasta el presente. Siguiendo la pauta trazada por D. José Ortega y Gasset debemos repasar «la trayectoria que el hombre ha recorrido en sus puentes, para adueñarnos de la experiencia que llevamos a nuestra espalda» y en «forma narrativa» tendremos la «razón histórica» del puente (***). Con tan altos valimientos hemos logrado dar contenido al título de nuestro tema, que ha de quedar en lejanía como meta ideal para nuestro trabajo, el cual habrá de reducirse a una guía que abra la posibilidad de llegar al final, a quien se encuentre con fuerzas para ello. Por este motivo nos concretamos a los puentes españoles, y no sólo porque son los materialmente más accesibles, sino porque nos dicen de un modo más directo lo que tiene que decir cada etapa de la evolución del puente.

(**) Martín Heidegger: «El origen de la obra de artes». Traducción de F. Soler Grima, en Cuadernos Hispanoamericanos (enero, febrero y marzo 1953). (***) José Ortega y Gasset: «Historia como sistema», Revista de Occidente. Madrid, 1941.

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Introducción

El método que vamos a seguir consiste en centrar las distintas épocas en ejemplares de máxima categoría, que procuraremos estudiar con el mayor acopio posible de documentos, referencias, dibujos, grabados y fotografías. Alrededor de estos jalones definitivos agruparemos, en estudio más somero, los demás ejemplares de la misma época. Pues nuestro trabajo no está decidido por un punto de vista arqueológico o artístico, sino que se ha enfocado por un constructor de puentes como tema utilitario. Nos damos cuenta de que nuestro prurito de ingenieros deformados hacia las dificultades del cálculo, nos ha hecho olvidar los puentes construidos hasta el presente. Y esto hasta tal punto, que hemos atentado contra la belleza de algunos, que todavía nos sirven. Pero es preciso no olvidar que, además de la continuidad histórica que enlaza nuestros puentes con los del pasado, hay una realidad geográfica que ata todos los ejemplares del mismo río. Por ello, todo nuevo puente debe ser una superación de los anteriores y al mismo tiempo un homenaje a nuestros antecesores.

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Vista general del puente de Mérida

I

Puente de Mérida

Empezamos la historia por el puente de Mérida, y no es difícil justificar esta elección. Desde el punto de vista arquitectónico, alinea tres ejemplares de puentes de las épocas en que el medio punto tuvo su expresión más perfecta: uno romano, otro de los Austrias y otro de los Borbones. En su perfeccionamiento pusieron su actividad constructora y destructiva todos los pueblos que han integrado nuestra nación. Ha sufrido las acometidas del Guadiana, y las violencias de todas nuestras contiendas. Últimamente, en el siglo XIX, una avenida arrastró cinco arcos, y la guerra de la Independencia le arrancó dos. Se reconstruyó en 1879, y, desde entonces, no ha sufrido su integridad. En sus veinte siglos de existencia ha cumplido, de un modo casi continuo, la misión de dar paso a una de las vías más importantes de nuestra península. Nos ha cabido el honor de estudiar el nuevo puente, que le descargará de esta milenaria función.

Discriminación de las diferentes partes de la obra

Páginas 30-31 Izquierda Detalle de la fábrica de uno de los arcos Derecha «Vista general de la ciudad de Mérida», del Voyage pittoresque de l´Espagne, de A. De Laborde [2]

El actual puente de Mérida es una sucesión de obras de distintas épocas que han logrado continuidad de puente único durante escasamente tres cuartos de siglo, resistiendo con firmeza avenidas y guerras. En un análisis primero encontramos tres puentes romanos independientes: uno, del siglo XVII, enlazando dos de ellos; otro, del siglo XIX, rellenando una importante ruina del romano, central y reconstrucciones parciales de épocas inciertas. Los documentos de que nos podemos servir para atribuciones fidedignas son escasos, pero la misma obra nos autoriza a ciertas conjeturas muy verosímiles. Empezamos por los problemas planteados en relación con lo auténticamente romano. De antiguo viene la discusión ente arqueólogos relativa a la discontinuidad o continuidad entre los tres tramos romanos. Pero es suficiente observar con atención la obra para distinguir, como hemos dicho, tres puentes romanos independientes, lo cual, además, tiene una perfecta justificación en las condiciones hidráulicas del cauce. Las aguas discurren en avenidas normales por la madre del río propiamente dicha, que está situada en el centro del cauce, y por un brazo lateral, a todas luces artificial, limitado por el escarpe de la orilla derecha, escarpe que Mérida utilizó para definir su contorno y asentar la obra defensiva de su muralla y el muelle de su puerto fluvial. En la otra orilla tenemos una ribera suave que se inunda al elevarse las aguas en avenidas extraordinarias. Separando el brazo canalizado y la verdadera madre del río, existe una gran isla que sólo avenidas extraordinarias pueden cubrir. Lo mismo debía verificarse en época

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Historia del puente en España. Puentes romanos

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Capítulo I. Puente de Mérida

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Grabado del Viaje de España, de Ponz [1]

Grabado de Antigüedades de Extremadura, de Víu [4]

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Capítulo I. Puente de Mérida

romana, cuando además se subrayó el propósito de que esto sucediera así, mediante el tajamar tan citado en las crónicas, constituido por muros de encauzamiento y defensa formando ángulo muy avanzado aguas arriba del puente (*). De este tajamar quedan pocos restos, pues se destruyó sistemáticamente mediante voladuras en el año 1879. También es razón muy poderosa en pro de la misma tesis de aislamiento de los puentes, la obra del descendedero que da virtualidad a la isla y permitía su utilización, probablemente como mercado, aunque sobre ésta hayan fantaseado a sus anchas los cronistas locales. Un segundo descendedero separa los tramos que nosotros tenemos por segundo y tercer puente romano, y las fábricas denuncian, bien claramente, que ambos son romanos, pero de época muy diferente. Entre el primer puente romano (el inmediato a la ciudad, que es el más bello, mejor conservado y más auténtico) y el segundo, se logró continuidad en el siglo XVII, mediante la intercalación de un puente de cinco arcos, también muy bien conservado, a excepción del último arco, que se archivó en el siglo XIX. Esta última modificación afectó también, pero en sentido contrario, al primer arco del segundo puente romano, en el cual se cuentan después cuatro arcos con su forma primitiva, aunque con retoques en su fábrica y refuerzo de las pilas, que han sufrido asientos. Vienen después dos arcos reconstruidos con su pila común que sustituyen a los cortados en 1811 durante la guerra de la Independencia y construidos, probablemente, en 1832. El arco siguiente (el 23 de nuestra numeración) es el de mayor luz de todo el puente y el principal en la ordenación de luces y alturas de este segundo tramo romano que vamos siguiendo. Está en su fábrica primitiva, con arquillos de aligeramiento a ambos lados. En cambio, los cinco arcos que median hasta llegar a la reconstrucción de 1879 aparecen muy alterados, con restauraciones muy defectuosas y algunas pilas recrecidas, habiendo desaparecido todos los arquillos menos uno y sillares aislados de la boquilla de otro. Vienen a continuación los cinco arcos reconstruidos por el Cuerpo de Ingenieros de Caminos en 1879, lo cual consta en los planos existentes en la Jefatura de Obras Públicas de Badajoz, de los que damos una reproducción [5], pues definen perfectamente el estado actual. Completan el que denominamos segundo puente romano, tres arcos con sus arquillos, que parecen estar en su fábrica primitiva (números 34, 35 y 36). Tenemos inmediatamente un segundo descendedero también hacia aguas arriba y, a continuación, el tercer puente romano con veintiún arcos sin arquillos de aligeramiento y con despiezo de sillares de tímpanos y dovelas de boquillas muy distintas a las de los otros dos. Termina la obra con un tramo de explanación entre muros en descenso hasta el nivel del terreno natural que, situado más bajo que el resto de la calzada, se inunda en todas las avenidas importantes, dando lugar a que la comunicación se corte con excesiva frecuencia, aunque, generalmente, por poco tiempo. En la zona central del muro de aguas arriba asoman las dovelas de tres arcos, completamente cegados en la actualidad. Hemos desenterrado uno de ellos, resultando no ser de herradura, como aseguraban algunos cronistas antiguos.

(*) El problema del tajamar unido al del puente fluvial requiere estudio aparte.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Las referencias a reconstrucciones del puente comienza con la inscripción recogida por el padre Flórez del códice Azagra existente en la catedral de Toledo. Modernamente ha sido rectificada por el padre Vives y se refiere a una reconstrucción hecha en el año 686 por el duque de Sala, durante el reinado de Eurico, gracias a los cuidados del arzobispo Zenón (ver inscripción 1). Debe corresponder a una reparación general de las obras públicas de la ciudad y conmemora «que después que renovó la ciudad con muy grandes muros, por dar fin dichoso a sus obras, hizo ésta de la puente, en que fundó arcos en lo profundo del agua». No puede averiguarse en la obra actual que corresponde a esta referencia, un tanto fantástica, pues en el tramo central, que es el más trabajado por las aguas, hay varios arcos rehechos e incluso pilas y cimentaciones reformadas, pero en ellas se han utilizado antiguos sillares romanos y se ha seguido la traza primitiva con más o menos torpeza. Los tres arcos finales, actualmente cegados, están muy lejos del curso normal de aguas, y son obra muy secundaria. La referencia de Moreno Vargas, que citamos más adelante, no nos aclara el problema. También en el primer tramo romano existen dos arcos reconstruidos en las mismas condiciones.

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Capítulo I. Puente de Mérida

Detalle de la fábrica del tercer tramo romano

Ceán Bermúdez cita que «el arzobispo don Rodrigo afirma que Mohamed I, rey de Córdoba, le rompió el año 862» (7). A esto se refiere Al-Bayanol Mogrebi, quien fecha en el año 868 la expedición del emir de Córdoba contra Mérida. «El príncipe asaltó el puente, que fué enérgicamente defendido, pero consiguió hacerse dueño de él y ordenó la destrucción de una de las pilas, lo cual determinó la sumisión de los rebeldes» (2). Don Maximiliano Macías (Mérida monumental y artística, pág. 46) indica que «hacia el año 1480 hubo reparaciones de arcos que faltaban y de otro que era de madera», pero no da las fuentes de esta referencia. Gaspar Barreiros, se refiere a una reconstrucción del siglo XVI. «Junto a la ciudad se quebró y este pedazo, rehecho hace poco, torciendo el puente por una parte, ya no va tan derecho como el primero» (3). Tenemos después la referencia de Moreno de Vargas (4), de la avenida del 23 de diciembre de 1603. «Con una grande y nunca vista inundación y creciente que tuvo este río, pues el agua sobrepujó “las puentes” y pasó por cima de las partes que están desde el tajamar hacia su salida, y destruyó el arco mayor del medio (que es el que el duque de Sala aderezó), se hicieron de nuevo cinco arcos muy anchos y altos en el

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Vista del puente y la ciudad de Mérida durante la avenida de diciembre de 1942

Avenida de 1942. Vista desde aguas abajo del primer tramo romano

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Capítulo I. Puente de Mérida

Vista desde la Conventual del mismo tramo

sitio del tajamar «entre las dos puentes» con que «quedaron hechos una», y toda ella se reparó e igualó con nuevo suelo y pretiles y sus humilladeros y descendederos, con que ha venido a quedar mucho más admirable edificio que el de los romanos y la más famosa y larga que hay en España». Subrayamos los tres párrafos que claramente indican la discontinuidad de la obra antes de esta reconstrucción, puesto que se trata de dos puentes que, con los cinco arcos terminados en 1610, quedaron unidos formando uno solo. En la guerra de la Independencia, al retirarse en 1811 las tropas españolas e inglesas para hostilizar el paso de los franceses, cortaron los arcos que numeramos con 21 y 22 en nuestro plano esquemático, que se reconstruyen, según don Maximiliano Macías (12), en el año 1832. Hay después referencias a riadas desastrosas de los años 1860, que se llevan los arcos 29, 30 y 31, sustituidos provisionalmente por un tramo de madera, y las de 1876 y 1877, que arruinan los arcos 32 y 33, dando lugar a la reconstrucción del tramo 29 a 33, que son los cinco arcos de la obra de 1879, reinando Alfonso XII, a la que pertenece el plano de 1878, cuya copia reproducimos [5]. En él se ve que, en dicha ocasión, se transforman los arcos 15 y 16 sin motivo aparente, pues en dicho plano figuran como existentes dichos arcos. También se derribó el humilladero con su descendedero hacia aguas abajo, construidos en 1610. Respecto al número de arcos, en la actualidad se cuentan hasta 60, incluyendo los tres finales enterrados, pero excluyendo el situado entre los 35 y 36, por considerar que se trata de un arquillo de aligeramiento. El cronista Bernabé Moreno de Vargas afirma que después de la obra de 1610 había 64 arcos, pero en el dibujo de De Laborde

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[3] aparecen 60, y es anterior a la reconstrucción de 1879, por lo cual parece equivocada la cifra que da Moreno Vargas. Nosotros los hemos numerado a partir de la orilla de Mérida, como aparece en el dibujo que acompañamos, en el cual hemos separado los tramos correspondientes a las distintas épocas que vamos a describir independientemente.

Primer puente romano Arcos 1 al 10

Examinando las fábricas del puente destacan en seguida los arcos 1 al 6, con su fábrica primitiva. Los arcos tienen dovelas muy uniformes, marcándose perfectamente el trasdós, de modo que destaca la boquilla, aunque sin resalto con respecto al paramento de tímpanos. Los sillares de tímpano conservan la horizontalidad de las hiladas, si bien las alturas no son iguales y ostentan un almohadillado bastante abultado, especialmente los de las hiladas superiores. El almohadillado es también muy acusado en las pilas, que se rematan destacándose de los arranques de bóvedas por una hilada ligeramente saliente. En los arquillos de los aligeramientos de tímpanos, el aparejo resulta primoroso; constan de siete sillares: los dos primeros, en los arranques, son pentagonales y con asiento horizontal, se prolongan más allá de la boquilla para enlazar con la hilada correspondiente del tímpano; los otros cinco sillares, perfectamente igualados, son sectores de corona circular. Tangente a las claves de los arcos iba la cornisa, constituida, en la actualidad, por una hilada de sillares de menor altura que las normales. El espesor de la boquilla de los arcos oscila de 80 a 85 cm; el de los arquillos de aligeramiento, 50 cm, y la altura media de las hiladas también 50 cm. Los arcos tienen luces variables, moduladas a partir del central, que es de 10,50 m de luz libre hasta el extremo, de 7,30 m. Los vanos de aligeramiento tienen luces de 1,60 a 1,30 m y una altura hasta arranque de los arquillos de 2,80 m, constante en todos ellos. El arco 7 aparece ya reconstruido, las dovelas son desiguales y no forman trasdós continuo y la cornisa de remate está interrumpida. El arquillo siguiente está rehecho torpemente, así como el tímpano entre los arcos 7 y 8. La pila entre estos dos arcos es la más ancha de todas y se prolonga aguas abajo destacándose de las demás. En los grabados de De Laborde [2] y [3] aparece sobre esta pila un arco transversal que haría de puerta de paso formando parte del sistema defensivo del puente, quizás desde época romana. El arco 8 está también reconstruido con dovelas más estrechas y de mayor tizón, especialmente una de las próximas a clave. El arquillo siguiente está muy descuidado, así como los tímpanos, que no conservan la continuidad de las hiladas y no presentan almohadillado. El arco 9 tiene ya dovelas más regulares formando boquilla de 50 cm de espesor, pero no tienen almohadillado, lo cual le ocurre también al arquillo siguiente y a los tímpanos.

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Capítulo I. Puente de Mérida

En el arco 10 se conservan sillares romanos y volvemos a encontrar la fábrica primitiva de sillares almohadillados con aparejo cuidado en el arranque extremo del arco y en el trozo de tímpano que hay entre dicho arranque y el muro del descendedero inmediato. En cambio, el tímpano sobre la zona de clave es el más descuidado de toda esta sección y se notan dos recrecimientos sucesivos, quedando la cornisa actual muy despegada de la clave. El nivel de los sillares romanos, que es el de trasdós de clave, se continúa por el descendedero delimitando la zona de fábrica romana de éste.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Los muros de contención del descendedero se estructuran en contrafuertes enlazados por arcos de ladrillo que se encuentran muy deteriorados. Por encima de la clave de estos arquillos había un pretil que se ha recrecido con fábrica posterior, probablemente cuando la construcción del puente intermedio del siglo XVII. La arquitectura de este puente denota primera época en el diseño de puentes, a pesar de que las fábricas son muy cuidadas, especialmente, como ya hemos dicho, en las boquillas de los arcos y, sobre todo, en los arquillos de aligeramiento. Estos pueden ponerse en parangón con las mejores realizaciones de la arquitectura romana.

Primer tramo romano. Vista desde aguas arriba

Detalle de la arcada central

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Capítulo I. Puente de Mérida

Primer tramo romano. Vista desde aguas abajo

Detalle de pila y arquillo

Pero el puente queda desintegrado en pilas y arcada. La pilas arrancan con la misma sección desde cimientos, y esto es lo que determina su forma de rectángulo con semicírculo en la cabeza de aguas arriba, forma óptima para contener las tierras de la excavación. Este semicírculo se corta bruscamente a nivel de arranque de los arcos y, en cambio, el paramento de aguas abajo se prolonga en los planos de los tímpanos, aunque, como ya hemos hecho notar la hilada superior de los sillares de pilas forma cornisa volando ligeramente en todo el contorno. Como hemos indicado, esta sección consta de diez arcos que estriban en las murallas y en el muro del descendedero. La simetría en la modulación de luces se consigue en el eje del quinto, resultando extraño que exista un arco de más, pues no sólo queda definido el arco central por su luz mayor, sino también por ser el punto más elevado de la calzada donde quiebra la rasante, como se acusa perfectamente en la primitiva cornisa. A partir de este arco central (5), que tiene 10,50 m de luz, los adyacentes (4 y 6) y los siguientes a éstos (3 y 7) dan luces de 9,50 m y 8,60 m, con diferentes máximas de 30 cm, error que aparece también en las pilas correspondientes. Pero, a partir de aquí, los elementos simétricos difieren más, así el arco 8 con 6,70 m y el 2 con 7,60 m,

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si bien hay que tener en cuenta que la pila 7-8 tiene ancho anormal, pues sostenía el arco sobre calzada, difiere 1,15 m de la pila 3,2. En los arcos 1 y 9 también existe cierta diferencia (60 cm), que resulta equilibrada en parte por la diferencia de anchura de pilas. Tomando valores medios que compensen errores de construcción podemos sacar relaciones numéricas entre las dimensiones principales. El ancho de la pila varía de la mitad a los tres cuartos de la luz. El vano de aligeramiento es la cuarta parte del ancho de pila, arrancando sus arquillos a la mitad de la flecha del arco central. En cuanto a la ley de modulación de las luces de los arcos, que es el tema fundamental del puente, prescindiendo del arco décimo podemos tomar como luces medias para los cinco arcos que definen medio puente: 6,70 m, 7,50 m, 8,70 m, 9,50 m y 10,50 m, que dan un crecimiento relativo al extremo: 1; 1,16; 1,33; 1,44; 1,56. No se deduce una ley determinada, pues no forman progresión aritmética ni tampoco aumentan de modo a conseguir alineación recta en las claves. En los puentes definidos por tres vanos diferentes, como ocurre en Alcántara, emplean la relación armónica; es decir, haciendo el central media geométrica de los extremos. Dado el carácter religioso que el puente tenía para los romanos, cabe pensar en alguna ley armónica de tipo numérico.

Segundo tramo romano

Está limitada actualmente del lado de Mérida por el arco reconstruido en 1878, junto a la pila-estribo, con torreones semicirculares que establecen la separación con el tramo del siglo XVII; y del otro lado, por el segundo descendedero a partir del cual viene el tercer tramo romano. Consta de veintiún arcos, 16 al 36 de nuestra numeración, y es muy probable que hubiera este mismo número en la época romana, pues las reconstrucciones del siglo XIX no lo han variado y se cuentan los mismos en el dibujo de De Laborde anterior a dichas reconstrucciones. Es el tramo más castigado por las aguas, pues soporta la fuerza de la corriente, y, en avenidas extraordinarias, queda completamente cubierto. Es difícil asegurar de algún arco que se conserve en estado primitivo, quizás los 19 y 20 y más probablemente el principal de la serie (23), a pesar de que algunas referencias aseguren que fue aderezado por el duque Sala. Descontado el número 16, primero del tramo que fue construido en el siglo XIX para sustituir al anterior de 7,80 m de luz, nos encontramos con dos arcos (17 y 18) cuyas luces, de 8,80 m y 9,60 m, respectivamente, no concuerdan con las que debían corresponderles en ordenación creciente, por lo cual sus claves levantan por encima de la línea descendente que se marca en el tímpano de los dos arcos siguientes y que limita la fábrica propiamente romana. Estos dos arcos 19 y 20 parecen conservarse intactos, incluso con las pilas y los tres arquillos de aligeramiento. En cambio, las zonas de clave de los 17 y 18 son de dovelaje posterior y sus pilas han sido recrecidas con sucesivos ensanchamientos. Los arcos 21 y 22 y la pila común corresponden a la reconstrucción de 1832 para cerrar la brecha abierta en la guerra de la Independencia.

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Capítulo I. Puente de Mérida

Vista general del segundo tramo romano con los tramos del siglo XIX

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Historia del puente en España. Puentes romanos

El arco 23 aparece en medio de este tramo como arco director, destacándose por la importancia de su luz, 11,60 m, y por el quiebro que se produce en las rasantes de ambos lados. Parece conservar toda su fábrica con la de sus airosos arquillos de aligeramiento, que son los más elevados del puente. Entre este arco y la reconstrucción de 1878 hay cinco arcos con un solo arquillo de aligeramiento. Las luces fluctúan entre 9,20 m y 7,60 m, sin ordenación regular. Todos ellos deben haberse rehecho, algunos muy torpemente, utilizando los sillares primitivos, en los 26 y 27, entre los que se ha conservado, aunque muy disminuido, el arquillo sobre la pila. En cambio, el 28 denuncia una fábrica cuidada, que pudiera ser del XIX, pero anterior a la reforma de 1878, pues aparece con su forma actual en los planos donde se proyecta dicha reconstrucción. Las pilas están, también, transformadas, especialmente las de arcos 24-25 y las 25-26, que se han recrecido a bastante altura. El último tramo de este puente, 34-35-36, parece romano con tímpanos recrecidos. Sus luces son 6,80 m, 6,55 m y 6,00 m, con dovelas de 80 cm, y los arquillos de aligeramiento son normales. En cambio, las pilas 33-34 y 34-35 se han relabrado, dando a los paramentos de aguas arriba y aguas abajo un saliente trapecial con sillares planos. La pila 35-36, con más anchura de lo normal, se eleva formando contrafuerte destacado en ambos paramentos. Además, sus sillares están mejor labrados y ordenados en un aparejo más cuidado, como en el primer tramo. Puede haber sido la pila estribo final de este tramo del puente, pues se aumenta el ancho entre pretiles y bien pudo haber soportado una torre de entrada o torreón defensivo. Corrobora esta hipótesis el hecho de que el arco siguiente (36) tiene un aparejo y fábrica más parecidos a los del tercer tramo romano y, además, se mete debajo del descendedero, por lo cual el paramento del muro se enlaza con el tímpano y boquilla del arco mediante un esviaje de las diferentes hiladas que forman una trompa rudimentaria, como puede verse en la fotografía adjunta. Como los retoques y reconstrucciones de los diferentes arcos no permiten apoyo en datos seguros, no se puede establecer la gradación de luces. Además, resulta extraño que el arco principal (23), por sus dimensiones y porque en él quiebran las rasantes, no sea el central. Del lado derecho hay siete arcos, mientras que del izquierdo resultan actualmente trece, y este mismo número debió haber en época romana.

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Capítulo I. Puente de Mérida

Tercer tramo romano

Vista general desde aguas arriba

Queda separado del segundo tramo romano por un descendedero y termina en un estribo saliente a partir del cual continúan los muros de la rampa de acceso. Consta de veintiún arcos (37-57), cuyas luces oscilan de 5,60 m a 7,80 m, siendo aquélla la normal hasta el arco 51, y correspondiendo las máximas al 55 y 54 con 7,80 m y 7,20 m, respectivamente. El ancho de pilas varía de 3,70 m a 4,40 m, correspondiéndose en magnitud con la luz de los arcos. En la actualidad, este tramo se encuentra semienterrado, viéndose los arranques de los arcos sólo en el paramento de aguas abajo, desde donde puede apreciarse la

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Detalle de las arcadas desde aguas arriba

impostilla formada por hilada saliente de unos 30 cm. Las boquillas de los arcos, menos cuidados que en el tramo primero, quedan también en el plano de tímpanos. El tizón de las dovelas es de 80 cm. Los sillares de tímpanos con aparejo irregular llegan hasta el nivel del trasdós de clave; tienen un almohadillado más basto que los del primer tramo, a veces de un abultamiento desmesurado. El pretil, así como alguna de las hiladas, pueden suponerse de construcción posterior. La relación de vano a macizo oscila de 1,50 m a 1,75 m. Se asigna este tramo del puente a la época de Trajano, aunque no haya referencia documental. Claramente destaca de los otros dos tramos romanos. En la actualidad, resulta de poca utilidad, pues tiene su desagüe muy disminuido por los aterramientos y, además, la calzada queda muy baja y se inunda con frecuencia en las avenidas ordinarias. Debió construirse para ampliar el desagüe total que, efectivamente, es insuficiente. Puede que entonces la corriente del río se inclinara hacia esta orilla, y en evolución progresiva haya ido cambiando de dirección, por lo cual se han producido los aterramientos. Pero fue una obra importante, ya que la longitud total del tramo es de unos 215 m y merecería la pena desenterrarlo, con lo cual el desagüe mejoraría, pues, de otro modo, constituirá siempre un obstáculo en avenidas que repercutirá en el funcionamiento del puente que se construye actualmente.

Puente del siglo XVII Arcos 11 al 15

El puente del siglo XVII tuvo cinco vanos de 15,50 m de luz, entre pilas de 5,20 m de ancho (relación de vano a macizo: 3,00). Es un puente típico de este período de los

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Capítulo I. Puente de Mérida

Detalle de una pila desde aguas abajo

Vista general desde aguas arriba

Austrias, con pilares de sección rectangular complementada mediante triángulo que avanza 3,40 m del lado aguas arriba, dando tajamar en bisel más agudo de 90º y prolongado aguas abajo en 1,80 m por cuerpo rectangular que se corona con sombrerete en prismatoide. Del mismo modo, los tajamares se coronan por sombreretes piramidales con hiladas de sillares escalonados. Las bóvedas arrancan tangentes a los paramentos internos de los pilares a partir del plano de aguas medias. El aparejo de los tímpanos es bastante cuidado con hiladas de la misma altura y sillares iguales apaisados. La cornisa de coronación, donde van desaguaderos espaciados de modo regular, queda una hilada por encima del trasdós de clave. Encima va el pretil, que tiene la misma altura que en el tramo primero. Este tramo del puente se encaja entre el descendedero y un estribo de 7 m de ancho, rematado en los frentes por tambores semicilíndricos que llegan hasta arriba dejando unos apartaderos semicirculares que amplían la acera. Este estribo se construyó en la segunda reforma del siglo XIX y sustituyó a un gran estribo de 8,50 m de ancho con frente prasmático aguas arriba, que dejaba un apartadero triangular, prolongándose del lado de aguas abajo por un descendedero entre muros con ancho de 4,80 m y longitud de unos 16 m. Este descendedero tenía en su arranque junto al puente un edículo sobre cuatro pilares en el que estaban colocadas dos lápidas (inscripción 2) atestiguando que la obra fue hecha

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Capítulo I. Puente de Mérida

durante el reinado de Felipe III (en el año 1710), a costa de la ciudad de Mérida y las ciudades y lugares dentro de un círculo de cincuenta leguas. Este edículo, que aparece en los grabados de De Laborde, se derribó, así como el descendedero, al hacerse, en 1878, la gran obra de reparación del puente. Además de estas lápidas que reseñamos, existentes hoy en el Museo Municipal, certifica la época de esta construcción que enlaza los dos tramos romanos, la referencia del cronista de Mérida, Bernabé Moreno de Vargas (4), contemporáneo de estos hechos, quien indica cómo la creciente del año 1603 «sobrepujó las puentes y pasó por cima de las partes que están desde el tajamar hacia su salida», añadiendo que «se hicieron de nuevo cinco arcos muy anchos y altos en el sitio del tajamar entre las dos puentes con que quedaron hechas una y toda ella se reparó e igualó con nuevo suelo y pretiles y sus humilladeros y descendederos. Se acabó en el año del Señor de 1710». En el plano del año 1879 –cuya copia reproducimos [5]– se aprecia muy claramente la modificación de obra que se ejecutó con arreglo a él, dando por resultado la reducción de luz del último arco (15) de este tramo a 12,00 m, ampliándose, al mismo tiempo, la del último arco del puente romano segundo desde 7,20 a los mismos 12,00 m.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Tramos del siglo XIX

Claramente se destacan dos tramos: el de los arcos 21 y 22 y el de los arcos 29 al 33. Para este último tenemos referencia documental en el plano del proyecto de las obras correspondientes que existe en la Jefatura de Obras Públicas de Badajoz, cuya copia reproducimos. Este mismo plano nos ilustra también acerca de los arcos 15 y 16, que se construyeron en dicha etapa sustituyendo a uno del siglo XVII y a uno romano, respectivamente. Ambos, con luz de 12 m, aumentaron la de éste, que era de 7,80 m, y disminuyeron la de aquél, de 15,50 m. También se transformó la pila estribo que existe entre ambos, pasando de tener tajamares cortantes del estilo de los Austrias a tambores semicilíndricos del estilo borbónico. Con relación a los arcos 21 y 22, refieren los cronistas modernos que fueron volados por los ingleses en la retirada hacia Badajoz, en la noche del 11 de mayo de 1811, y que se reconstruyeron en el año 1832. La reconstrucción afecta a los dos arcos con 10,00 y 9,00 m de luz y a su pila correspondiente, con ancho de 4,50 m. Esta se corona a más altura que las romanas, aunque se marca este nivel con una hilada saliente y se remata mediante sombrerete cónico por ambos frentes.

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Capítulo I. Puente de Mérida

Sucesión de los arcos 21 a 28. Los dos primeros son los destruidos en 1811

El tramo principal de esta época comprende cinco arcos de la misma luz, 9,00 m sobre pilas de 2,60 m de ancho que deben sustituir a otras tantas romanas, aunque las luces debieron ser diferentes. El primer arco (29) no es medio punto completo, pues se apoya en una pila antigua, recrecida anteriormente, y arranca por encima del nivel normal en los demás. El segundo arco (30) se apoya sobre la parte inferior de una pila antigua, destacando la nueva pila –que es de ladrillo–, descentrada hasta la extremidad derecha del cimiento. La pila siguiente queda centrada en el cuerpo de la antigua; pero la otra tiene cimiento nuevo y la última queda con cierta excentricidad sobre la antigua. El último arco (33) sustituyó a uno romano de 6,60 m, que no había desaparecido al hacer la reconstrucción. Este arco tiene pila intermedia como los demás pero se apoya en la otra extremidad sobre la pila antigua, aunque introduciéndose

Vista desde aguas arriba, mostrando los cuatro arcos de la reconstrucción de 1879

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Detalle de un arco central

en el tímpano, de modo que se ha tragado la mitad del arquillo de aligeramiento, cuya otra mitad subsiste, aunque cegada. Las nuevas pilas son típicas de la construcción de puentes del siglo XIX, que ha subsistido como modelo hasta nuestros días: cuerpo rectangular, terminado por ambos lados en semicírculos rematados por una hilada de sillares salientes y coronados los frentes con sombreretes cónicos. Son de sillería aplantillada con sombreretes de la misma fábrica, y tienen una anchura de 2,60 m, que da una relación de vano a macizo de 3,50 m, aproximadamente. Las bóvedas son de ladrillo con boquillas de sillería muy cuidadas, que se enlazan con el ladrillo en redientes escalonados. Las dovelas todas iguales con labra fina, no destacan del paramento de tímpanos, que es de sillarejo, y sobre las claves corre una cornisa sencilla formada por una hilada en saledizo en la que se encajan las gárgolas, espaciadas regularmente en clave y en ejes de pilas. Al final de este tramo, sobre la pila 33-34, se observa un quiebro en las rasantes del pretil. En esta última reconstrucción debió retocarse el arco 34, relabrando su boquilla y parte del tímpano y rejuntando los sillares de la bóveda. También debieron retocarse las pilas 33-34 y 3435, pues se observa la misma labra fina en sus

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La pila estribo con los tambores y los dos arcos construidos en 1879

Capítulo I. Puente de Mérida

sillares, habiéndoseles dado planta trapecial a los salientes de las mismas con relación a los paramentos de aguas arriba y aguas abajo. Como ya hemos indicado, los tambores semicilíndricos que separan actualmente el tramo del XVII del segundo romano, son de esta época, así como los arcos contiguos.

Teoría del puente

Este monumental puente de Mérida nos da ejemplos de arquitectura, que pueden servir de patrón para los puentes romanos, los del siglo XVII y los del siglo XIX. El tramo del XVII tiene las características de la arquitectura de los Austrias con una austeridad geométrica y tirante. Los pilares avanzan con espolones en ángulo cortante y se rematan con sombreretes en pirámide. Los sillares de boquillas y tímpanos dan paramentos lisos con una estereotomía muy sobria. En el tramo del siglo XIX aparece otro conjunto de características, típico del final de la arquitectura borbónica, con sus formas redondeadas y lamidas. Pilas de sección simétrica con frentes semicilíndricos, sombreretes cónicos y bóvedas con cuerpo de ladrillo entre boquillas de sillería. La incompatibilidad entre ambos estilos se manifiesta en el episodio de la sustitución total de la pila estribo que existía desde la construcción del tramo del XVII, separándolo del tramo romano intermedio. En la reconstrucción de 1878, el tajamar austríaco con su espolón verdaderamente agresivo cedió el puesto a un tambor semicilíndrico completamente borbónico. En los tramos romanos tenemos un tipo de puente, que pudiéramos asignar a la época republicana. Históricamente es el primer tipo que llega a perfección, y precisamente su mejor ejemplar es el tramo junto a la ciudad de nuestro puente. Como ya hemos indicado, la estructura revela falta de dominio técnico con arcos que estriban en pilas cuya dimensión oscila entre la mitad y las tres cuartas del vano. La gran superficie de tímpanos, que como consecuencia resulta, condujo a la solución feliz de los arquillos de aligeramiento, pero esto introduce discontinuidad entre la estructura mecánica y la estructura hidráulica. A este tipo pertenecen todos los puentes de la Roma republicana, empezando por el puente Emilio, que a través de sus reconstrucciones salva los arquillos de aligeramiento. El puente Milvio los conserva en las pilas centrales, que son las menos restauradas. En el Fabricio del 62 a.C. hay un arquillo central entre los dos principales, a la inversa que en el Salario de finales de la República, que tiene un arquillo a cada lado del arco central. Cuando llegamos al puente de Augusto en Rimini, los arquillos se han cegado, convirtiéndose en nichos muy ornamentados. Al afianzarse en el arte de construir, los ingenieros romanos crearán un segundo tipo de puente, que pudiéramos denominar de época imperial, en el cual desaparecen los arquillos, pues el alzado del puente da menor proporción de macizo a vano. Se enlazan las estructuras mecánica e hidráulica, introduciendo pilastras que prolongan las pilas hasta la coronación del puente. Los tajamares se hacen triangulares y las pilas se destacan de los tímpanos en los paramentos de aguas abajo. De este tipo de

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Historia del puente en España. Puentes romanos

puente tenemos también el ejemplar más perfecto, que es el de Alcántara, y otros importantes, como el de Salamanca. Sin embargo, el primer tipo de puente arraiga definitivamente en nuestra Patria y llega hasta la actualidad en los aligeramientos sobre pilas, de muchos puentes. Da el patrón directo para los puentes románicos y explica los arquillos de los puentes musulmanes. Para explicar la discontinuidad de los tres tramos romanos hemos ideado la siguiente teoría, que tiene cierta verosimilitud. El tramo más antiguo es el central, que está en la madre del río, soportando la fuerza de la corriente. Ésta es una de las causas de su gran deterioro, pues el talón de Aquiles de los puentes romanos está en sus cimientos. Pudiera ser o anterior a la fundación de la Colonia (25 a.C.) o simultáneo, pues uno de los motivos determinantes de la aparición de Emérita Augusta es su situación estratégica en la zona de cruce del río. Nos parece más lógico que la alineación del puente haya mandado al decumanus de la ciudad que a la inversa. El que hemos denominado primer tramo romano, es decir, el inmediato a la ciudad, se construiría posteriormente. Nos fundamos para ello en que corresponde al paso del brazo artificial abierto para llevar agua al puerto fluvial. Este puerto debió construirse cuando Emérita estaba ya en pleno apogeo. Sobre él manda el puente anterior, que impone su estilo, el cual se depura y se lleva, como ya hemos dicho, a perfección máxima. La sobriedad estoica del romano se expresa del modo más digno en este puente, donde un solo motivo geométrico impone su cuño a la estructura mecánica y a la estructura hidráulica. El semicírculo adosado a un rectángulo, nos da en macizo la pila y en vano la arcada y el arquillo. Insistiremos una vez más en la belleza de las proporciones de éste y en el despiezo primoroso de sus sillares, que le ponen el sello de la época de Augusto, por lo cual se le ha situado siempre en este período, sin que exista referencia documental. El tercer tramo viene mucho después. En realidad es un puente de lujo, pues solamente en avenidas extraordinarias pasa agua bajo sus arcos. Se data de Trajano, y es lo más probable, ya que a esta época corresponde la construcción o reconstrucción de un gran número de puentes españoles. Como resultado del contacto con esta obra maestra de la Ingeniería española, debemos retener su ejemplo de sobriedad. Es lección magistral de los tramos romanos, que repiten como un eco los del XVII y XIX. Sobriedad no reñida con la riqueza expresiva y el cuidado de los detalles. Cumple de un modo perfecto la norma que hemos dado en otra ocasión para el puente: introducir el mínimo de formas nuevas en el paisaje.

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Capítulo I. Puente de Mérida

Documentos relativos al puente Inscripciones 1. Inscripción conmemorativa de la reconstrucción visigoda, conservada en el códice de Azagra de la Catedral de Toledo, copiada por el P. Flórez en el tomo XIII, pág. 223, en su España Sagrada, atribuida al año 686. (Véase la versión en romance, del cronista Bernabé Moreno de Vargas.) La versión del P. Flórez ha sido rectificada por el P. Vives en sus Inscripciones de la España romana y visigoda (Barcelona, 1942) y en la Revista del Centro de Estudios Extremeños, 13 (1939), págs. 1-7, tomándola del manuscrito 10.029 (siglo VIII) de Madrid. Considera erróneo el nombre del rey Ervigio, que debe ser Eurico, por confusión de letras al hacer la copia. De este modo se resuelve el problema del anacronismo de la fecha y se confirma la intervención del conde Salla y del arzobispo Zenón, que son de este reinado. «Solverat antiquas moles ruinosa vetustas Lapsun et senio ruptum pendebat opus. Perdiderat usum suspensa via per amnem, Et liberum pontis casus negabat iter. Nunc tempore potentis Getarum Eurici Regis Quo debitas sibi proecepit exceli terras, Studerit magnanimus factis extendere nomen Veterum, et titulis adidit Salla suum. Nam postquam eximis novavit moenibus urbem Hoc magis miraculum patrare non destitit. Construxit arcos, penitus fundavit in undis Et mirum auctoris imitans vicit opus. Necnon et patrioe tantum creare numinen Summi Sacerdotis Zenonis suasit amor. Urbs antiqua felix mansura per soecula longa Novata studio ducis et Pontificis. –Era DXXI». 2. Inscripción doble en sendas losas de mármol colocada en las columnas que daban paso al descendedero hacia aguas abajo construido en 1610 y derribado en 1879. Se conserva en el Museo de Mérida.

TECUM SUM ET FLUMINA

E PECUNIA COLLATA AB UR.

NON OPERIENT TE ISAI XLIII

BIB. ET OPPIDIS QUAE INTRA

DEO MUNDI ARCHITECTO

LAPID. CC.

SAPIENTISS. ET CHRISTO

POR MANDADO I COMISION

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DE LA MAGESTAD CATHO-

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LICA DE D. FELIPE III

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DE LA CIUDAD DE MERIDA

V. C. E. MILITIA SACRA S. JA

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COBI COMENDATARIUS

DEMAS CIUDADES

HUELAMI PRAEFECTUS

I LUGARES QUE ESTAN

EMERITAE OPUS CURAVIT

DENTRO DE

PROBAVIT AN. M. DCX

L. LEGUAS

Referencias históricas y literarias (1) ABDELMUNIM AL-HYMYARI La Péninsule Ibérique au Moyen-Age d’après le Kitab Ar-Rawd Al-Mitar. –Traducción de E. Lévy-Provençal. –Leyden, 1938. –Páginas 211 y 213. En mitad del puente de esta ciudad se encuentra una torre que se apoya sobre una bóveda, por debajo de la cual se pasa cuando se franquea el puente. En cuanto al puente de Mérida, es de una construcción admirable; su longitud es de una milla y está construido del modo más bello. (2) AL-BAYANOZ MOGREBI: Traducido por Fagnan. –Tomo II, págs. 163-164.

Saliendo de Córdoba y haciendo algunas etapas en dirección a Toledo, dio la vuelta bruscamente hacia Mérida, delante de la cual acampó (Mohamed I, Emir de Córdoba, enero 868). Sus habitantes, que se creían seguros y no habían tomado precauciones, se defendieron durante algunos días sin salir de la ciudad; después el príncipe asaltó el puente, que fué enérgicamente defendido, pero consiguió hacerse dueño de él y ordenó la destrucción de una de las pilas, lo cual determinó la sumisión de los sitiados. (3) GASPAR BARREIROS Corografía de algunos lugares que están en un camino (Viaje de Badajoz hasta Milán, 1542). –Edición Anguilar. –Madrid, 1952.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente Está Mérida asentada en lugar campestre a lo largo de la ribera del Guadiana, la cual pasan por una hermosa y cumplida puente hecha de muy gruesas piedras de cantería, en la arquitectura de la cual se conoce bien ser obra de romanos… (Pág. 960) Tiene más de setenta arcos. Junto a la ciudad se quebró y este pedazo rehecho hace poco, torciendo el puente por una parte, ya no va tan derecho como el primero. Tenía casi en el medio una torre, de la que aún se ven algunas ruinas. Encima de este puente hay un tajamar, el cual es un edificio, en forma de barco, que servía para partir las aguas del río para que, en las crecidas del invierno, no fuesen todas por una parte juntas a dicha puente; de este tajamar aún hay ruinas que declaran lo que era. Va a terminar el puente junto a una fortaleza, obra de moros o godos según su barbarie, o, por ventura, de cristianos después que recuperaron a España… (Página 961) (4) MORENO DE VARGAS: Historia de la ciudad de Mérida.– Mérida, 1633. – Págs. 58 a 61. Esta puente conservaron los godos en la forma que la hallaron fabricada por los romanos, y en su tiempo, en los años del Señor 680, por mandado del rey Ervigio, se hizo en ella una reparación notable, con asistencia del duque Salla, o Salamino, natural de Mérida, y de su arzobispo Zenón, como se dirá adelante (lib. 3, c. 17), y en unos papeles del P. Gerónimo Román de la Higuera, de la Compañía de Jesús, que me comunicó el P. Francisco Portocarrero, de su misma Orden, dice, que halló en Toledo, en un libro gótico del secretario Azagra, una epigrama que se cree hizo S. Julián, arzobispo de aquella ciudad, y se puso en la puente de Mérida cuando se hizo esta reparación, cuyos versos en romance es lo mismo que si dijeran: «La antigüedad del tiempo deshace los suntuosos y antiguos edificios, por grandes que sean, como lo fué el de esta puente, que por ser notablemente antigua se cayó, y no había ya por dónde pasarse el río. Mas el poderoso rey de los godos Ervigio, mandó que se labrasen la tierras que para el reparo de esta puente se habían concedido, y con las rentas de ellas el Duque Sala, y con grandes veras, procuró se hiciese esta obra, y con ella añadió el renombre de Magnánimo a los títulos y blasones que de sus mayores tenía. Porque después que renovó la ciudad con muy grandes muros, por dar fin dichoso a sus obras, hizo esta de la puente, en que fundó arcos en lo profundo del agua, y así fueron estas sus obras mayores que las de Augusto César, autor de la antigua y primera fundación del muro. Amor de su patria, y del que tenía a Zenón su arzobispo, que lo deseó mucho, fué quien le incitó a emprender tan grandiosos edificios. Dichosa tú, ciudad de Mérida, que ahora has de durar muy largos años, renovada con el arte del duque Sala y cuidado del arzobispo Zenón». El muro del tajamar, si bien era de grande fortaleza, se derribó con el tiempo, y así corría el río por allí en sus grandes crecientes, entrándose por entre ambas las puentes, y porque este daño se reparase, y haberle recibido muy grande en el año de 1603, a 23 de diciembre, con una grande y nunca vista inundación y creciente que tuvo este río, pues el agua sobrepujó las puentes y pasó por cima de las partes que están desde el tajamar hacia su salida, y destruyó el arco mayor del medio (que es el que el duque Sala aderezó), se hicieron de nuevo cinco arcos muy anchos y altos en el sitio del tajamar entre las dos

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puentes, con que quedaron hechas una, y toda ella se reparó, e igualó con nuevo suelo y pretiles y sus humilladeros y descendieron, con que ha venido a quedar mucho más admirable edificio que el de los romanos, y la mas famosa y larga que hay en España, pues tiene sesenta y cuatro arcos, por donde pasa el río, y su largo contiene novecientas y cincuenta varas, y de ancho ocho sin lo que ocupan los pretiles, que son de muy grandes piedras de sillería, como lo es toda la puente. De esta nueva reparación, que se acabó el año del Señor de 1610, se hizo una dedicación escrita en latín y en romance, en dos piedras blancas de mármol finísimo, que sirven de columnas colaterales a un escudo de las armas reales labrado en la misma piedra, de valiente mano, como fué la de Francisco González Morato, su autor, y las dedicaciones dicen así (véase inscripción 2). La de romance contiene lo mismo, y dice así: «Por mandado y comisión de la M. Católica de D. Felipe III, rey de España y de las Indias, D. Juan Tomás Fabaro, comendador de Huélamo, de la Orden de Santiago y gobernador de Mérida, reparó con acrecentamiento de firmeza y hermosura esta puente, que estaba en la mayor parte arruinada y rota por su antigüedad, y por las crecientes del río, año de MDCX. Hízose esta obra a costa de la ciudad de Mérida y contribución de las demás ciudades y lugares que están dentro de cincuenta leguas». (5) FLÓREZ: España Sagrada.– Tomo XIII, pág. 223. (6) MINANO: Diccionario geográfico, 1827.– Tomo VI, pág. 16. Sobre el Guadiana tiene un magnífico puente romano reedificado en el reinado del señor don Felipe II en 1560. Consta de 81 arcos desiguales de 933 varas de largo y 24 de ancho y fué cortado por los ingleses nuestros aliados en la noche del 5 de abril de 1812 a efectos de la toma de Badajoz, que se verificó aquella misma noche por asalto. (7) CEÁN BERMÚDEZ: Sumario de las antigüedades romanas que hay en España.– Madrid, 1832. – Pág. 385. (8) FERNÁNDEZ Y PÉREZ: Historia de las antigüedades de Mérida.– Badajoz, 1857. – Págs. 19 a 26. Puente sobre el río Guadiana Sea la primera el famoso puente sobre el Guadiana, que si bien no tiene la magestad del de Alcántara, en su soberbia altura, es más magnífico y singular en su extensión y largura. Parece imposible que se hubiese querido fabricar este puente en un terreno tan llano, donde el río se extiende sin diques con toda libertad, teniendo próximos otros sitios, en que camina estrechado por algunas alturas, a no haber intervenido la razón de existir en este parage alguna antigua y considerable población; por lo que además de lo que arriba tengo manifestado, es prueba también de que la hubo antes de fundarse la colonia romana el hecho solo de haberse dirigido el camino y fabricádose el puente en este parage, cuando sin rodear ni torcer la dirección, pudo haberse construido mucho más corto en sitios no muy distantes. Para fabricar el de Almaraz y otros, buscaron los romanos la estrechura del río por entre montes. Este puente de Mérida, tiene de largo novecientas y ochenta varas, con diez de ancho, y a pesar de tanta largura todavía se extienden más allá las

Capítulo I. Puente de Mérida

aguas en tiempos de grandes avenidas. Su construcción es toda romana, aunque se conoce que fué hecho en diferentes épocas. Lo primero y más antiguo que se fabricó es, sin duda, la parte que hay desde la ciudad hasta la capilla de S. Antonio, que tiene seiscientas y cuarenta varas; pues observo que hacia aquel punto hace declinación el puente como para terminar, y desde allí vuelve otra vez a tomar altura y nuevo descenso; además de que se conoce por su arquitectura ser de diferente mano, pues en las cepas de la primera parte hay cañones de desagüe, que no los tienen las segundas. Las crecientes harían ver que no era bastante el puente construido para recibir todas las aguas, y fué preciso alargarlo otras trescientas y cuarenta varas más; cuya prolongación se haría acaso en tiempo de Trajano, pues a él estaba dedicado, según se dice, un arco de triunfo que se construyó al final o entrada del mismo puente. Moreno Vargas indica que era semejante al que hoy existe dentro de la ciudad y que fué arruinado por Abderramán, rey de Córdoba; pero en su altura debía ser este arco aún más soberbio; pues tomaba los cimientos por la parte exterior y subía abrazando el puente. Existen aún estos cimientos por la parte de arriba o entrante del agua, que tienen cerca de ocho varas de ancho y once a doce de largo, y a la parte opuesta o saliente del agua, donde ésta ha lamido el terreno, se ven también argamasones sueltos que pertenecieron a iguales cimientos. La mayor altura de este puente es de catorce varas desde el fondo, y en el día tiene sesenta ojos, no obstante que los más lo suponen de sesenta y cuatro. Se conoce que se han hecho en él muchas y considerables resposiciones desde el tiempo de los godos. Plaza de comercio en medio del puente; fué navegable el Guadiana Entre otras particularidades que se observan en este puente, una es la famosa isla o plaza de comercio que fabricaron los romanos en medio de él. Es indisputable que, en otro tiempo, se navegaba por el Guadiana. Estrabón dice que la Lusitania era muy opulenta en virtud de las ventajas que por gozar de ríos navegables le adquiría el comercio; con cuya expresión de ríos en plural da a entender que no era sólo el Tajo, sino también el Guadiana navegable; pues son los dos únicos ríos principales que bañaban la Lusitania. Pero más claramente lo dijo a la página ciento cuarenta, donde afirma que el río Ana entraba en el mar por dos bocas, que ambas servían a la navegación: «Anas fluvius duobus se evolvens ostis quorum singulare sunt navigationes». Siendo, pues, el Guadina navegable, y llegando como debían llegar los barcos hasta Mérida, digo que aquella isla o plaza de comercio, que los romanos fabricaron en el puente, venía a ser como una rada o muelle, donde paraban los barcos para cargar y descargar sus géneros en dicha plaza, que dividía el río en dos brazos y el puente en dos trozos separados. Luego que se entre en él por la parte de la ciudad, pasados sus diez primeros ojos, y a la distancia de algo más de ciento y sesenta varas, sale agua arriba un murallón, formando línea paralela con el antemural del río, que está donde el Conventual, cuyo murallón se alarga como doscientas cincuenta varas; termina en punta de diamante de mucha solidez, y vuelve ensanchando con restos del murallón hasta terminar en aquella parte del puente que llaman el Pico, distante ciento y veinte varas del otro punto en donde empezó, y en cuya distancia se han construido posteriormente cinco ojos de puente. Este muro de la isla o plaza, forma un pentágono, y su

punto servía de tajamar y cortadura que dividía el agua en dos ríos, y haciendo venir la mayor parte por entre los dos muros de la isla y la ciudad, que era la ría que servía a la navegación, vertía la sobrante por el otro punto a buscar el segundo puente, que continuaba desde el Pico a piso llano con la isla, y cuya construcción es de las mismas manos y plan que los diez arcos primeros que pasaban por la ría, desde la ciudad a la isla. En esta isla o plaza descubren aún cimientos, argamasones y arranques de arcos que manifiestan haber habido allí edificios, y como almacenes de los efectos que se desembarcaban y estarían a la venta pública; y aun observo también que por la parte de abajo del puente o saliente del agua, en la misma dirección del muro de la isla que existe a la parte de arriba, continúan cimientos de argamasones, como indicando que por aquella parte, y río abajo, seguía al mismo muro, formando ría y canal navegable como el de la parte superior, que llegaría acaso hasta la embocadura del arroyo Albarregas; el cual teniendo entonces más fondo, y con el agua que le refluiría del Guadiana, podría también navegarse y subir algunos barquichuelos hasta cierto punto, donde comunicasen géneros y víveres a la población y arrabales, que existían a la otra parte y oriente de la ciudad, en que se supone estuvo el Alba-regia. Reparo del puente en tiempo de los godos En tiempo de los godos subsistía esta misma isla o plaza, y el comercio por el Guadiana estuvo floreciente, como se infiere de la historia de los arzobispos de Mérida; pero, o porque su obra estaba algo descuidada o porque no pudo resistir las avenidas del río, sucedió que en el reinado de Ervigio, y por los años seiscientos ochenta, siendo Sallia o Salamino duque o gobernador de Mérida, y su arzobispo D. Zenón, se llevó la corriente parte de esta isla y obstruyó el paso y curso de las aguas con mucho perjuicio del puente por lo que, removidos sus cimientos y materiales, fué preciso fabricar arcos donde antes era macizo y plazuela y quedaron de este modo unidos bajo un solo puente los dos que dividía y separaba la isla. La noticia de esta obra se nos ha conservado en unos versos latinos que copió, el maestro Flórez, del códice de Azagra, que dicen así (veáse inscripción 1). Esta era o año está sin duda equivocando por yerro de los copiantes, y más bien debe ser la Era setecientos veinte y cuatro, que corresponde al año de seiscientos ochenta y seis, o alguno de sus cinco anteriores, pues el rey Ervigio empezó a reinar en seiscientos ochenta, y murió el seiscientos ochenta y siete pero que esta obra del puente se hizo por aquel tiempo, ningún autor lo pone en duda, y lo confirma el resto que de ella ha quedado, que es el pico o atrio que hay en él al extremo donde finalizaba la isla, que está formado a modo de un templete y media naranja de piedra sostenida sobre cuatro columnas con sus chapiteles y adornos por el gusto de los godos. Otro reparo del puente en tiempo de Felipe III Esta obra o arcos que mandó construir el duque de Salla en el sitio que antes era isla o plaza, permaneció cerca de mil años hasta el 23 de diciembre de 1603, en que hubo una fuerte avenida en Guadiana, que cubrió todo el puente y arruinó la mayor parte de lo que hicieron los godos. Con este motivo se construyeron de nueva obra cinco arcos más grandes y capaces, que son los que hoy existen y de que nos dan noticia dos inscripciones grabadas en piedras de mármol blanco, colocadas en las dos columnas de entrada al atrio o templete del pico: la

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Historia del puente en España. Puentes romanos

una de la derecha, según se miran de frente, en castellano, y la de la izquierda, en latín, que dicen así (véase inscripción 2).

viene a ser como un resto de la isla, o gran plaza de comercio que cruzaba hasta aquel punto.

Aquí se ve que no sólo se construyeron los cinco arcos referidos, sino que se reparó todo el puente, cuyos reparos se conocen aún; y para la construcción de esta obra se echó mano y se arrancaron las piedras de sillería que forraban y hermoseaban la parte exterior y alta del anfiteatro, con lo que quedó muy desfigurado este soberbio edificio. Fué obra, que como dice la inscripción, se hizo a expensas de la ciudad y lugares desmarcados, y la escasez de recursos, y por no gravar tanto a los pueblos, hace muchas veces que se aprovechen los materiales de obras antiguas, dignas de conservarse con más esmero. Concluiré lo relativo a este puente con otras particularidades de él.

(9) JOSÉ DE VIU: Extremadura.– Colección de sus inscripciones y monumentos. – Págs. 23 a 25.

El primitivo puente fué prolongado en tiempo de Trajano En donde está la capilla de S. Antonio había antiguamente una puerta que, según dice Moreno Vargas, la hicieron los romanos y se conservaba en tiempo de los godos, siendo la misma a que habiendo llegado de noche el criado del arzobispo Fidel, la encontró cerrada sin que fuese posible que le abrieran aunque clamara a gritos, como se explica el diácomo Paulo pues distaba de la ciudad seiscientas cuarenta varas. Esto confirma que la parte del puente hasta aquel punto es la primitiva que se fabricó cuando se establecieron las calzadas o caminos militares, y que el resto es obra posterior del tiempo de Trajano. Cuando se construyó esta segunda parte, quedaría en pie la puerta que allí había de entrada, y junto a ella, y a la parte de arriba, se dejó un descendedero o salida por donde se toma el camino de Almendralejo y de Andalucía. Otro descendedero hay donde estuvo la isla, por el que se sale a lavar, y a dar de beber a las caballerías; pero el más singular es el que está donde llaman el Pico, y en la mayor altura del puente, el cual desciende a la parte de abajo y saliente de agua. Desde el atrio o templete gótico de que he hablado, que tiene seis varas en cuadro, sale a piso llano un patio o balcón, de nueve varas de largo, con sus asientos a los lados, y al final empieza una gradería, de treinta y ocho escalones, por donde se baja al río. Su altura presenta una vista agradable y de recreo; y este patio

El puente mayor sobre el Guadiana tiene dos mil quinientos setenta y cinco pies romanos de longitud, veinte y seis de anchura y treinta y tres de elevación por donde más. Estos pies eran poquísimo mayores o más bien iguales a los nuestros de Burgos. Después de ser destruido y reedificado muchas veces en el espacio de diez y ocho siglos, había de caberle la desgracia de contarse también entre los puentes inconsideradamente cortados en la guerra de la Independencia. Nuestros aliados los ingleses hicieron esa proeza en 1812, a imitación de lo antes realizado con el puente de Alcántara, que bien vale de por sí solo tanto como todos los que posee la Gran Bretaña. Mas no nos distraigamos: sus arcos son cincuenta y nueve, pero desiguales a causa de tantas, reparaciones parciales. Los antiguos, que en verdad sabían calcular, sacaron desde cerca de la mitad del puente una punta de tierra contra la corriente, y la fortificaron con gruesos murallones con objeto de quebrantar, cortar y dividir las aguas en las grandes avenidas. Este tajamar, con efecto, aunque ya muy deteriorado, sirve para alejar el empuje del río del centro del puente, y preservar esta parte esencial del edificio de una ruina, adelantándose a recibir y separar el río hasta unos 400 pasos del puente. Todavía no satisfecho los artífices con tantos arcos para dar paso al agua, añadieron otros más pequeños en las mismas pilastras, elevados alguna cosa sobre la base de los principales, lo cual, al propio tiempo que aseguraba la fácil corriente en las grandes avenidas, da a la obra una perspectiva singular. Entre las reedificaciones de que hemos hablado, dos son las más notables; una, en el reinado del godo Ervigio, y otra, en 1610. (10) LAMPÉREZ: Arquitectura civil española. – Tomo II, pág. 432. (11) MÉLIDA: Catálogo monumental de España. Badajoz. – Tomo I, págs. 102-106. – Madrid, 1925. (12) MACÍAS: Mérida monumental y artística.– Pág. 46. –Mérida, 1913.

Dibujos [1] «Puente de Mérida», del Viaje de España, de D. Antonio Ponz. Tomo VIII, pág. 107. Madrid, 1778. Grabado reproducido a su tamaño. [2] «Vista general de la ciudad de Mérida», del Vogage pittoresque de l´Espagne, por Alexandre De Laborde (año 1805). Grabado de 35,8 x 23,8 cm. Liger delineavit. Paris aqua forti. Lorrieux sculpsit. Leyenda en español, francés e inglés. [3] «Plan y cortes del puente antiguo en Mérida, de la misma obra que el anterior». Forma parte inferior del grabado con plan y cortes del Templo de Marte. Reproducido a su tamaño. Moulinier delineavit. Bangean aqua forti. Benoist sculpsit.

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[4] «Puente de Mérida», de Antigüedades de Extremadura, por D. José de Víu. Madrid, 1852. Grabado de 15,0 x 8,6. Es una copia del grabado de Ponz con ligeras variaciones, una de las cuales es cambiar derecha por izquierda, con lo cual la vista es irreal. [5] «Planos del puente con el proyecto de la reforma ejecutada en 1789». Jefatura de Obras Públicas de Badajoz. La hoja de plantas y alzados que reproducimos está fechada su aprobación en 1.º de marzo de 1879 y firmada por el ingeniero de Caminos D. Jesús Rubio. El original está a escala 1 : 200 y se ha reproducido a 1 : 1.000 para el conjunto y a 1 : 300 para los detalles. Estos indican las variaciones introducidas en la fábrica existente (dibujada de rojo) cuando la reforma del proyecto.

II

Puente de Alcántara

Sinopsis

Dedicamos el segundo artículo de esta serie al puente de Alcántara. Haciendo honor a la duplicación de su apelativo, es no sólo el ejemplar romano más importante, sino que, además, es el puente por excelencia. Fiel a consigna de sus constructores, inscrita en versos latinos sobre piedra, ha resistido diecinueve siglos y medio la furia del viento, la violencia de las avenidas del Tajo y las acometidas de los hombres. Sufrió gran quebranto en cuatro momentos históricos decisivos: Reconquista, guerra de Sucesión, Independencia y guerras civiles del XIX. Pero en la actualidad no sólo sigue sirviendo cumplidamente el fin a que se le destinó, sino que conserva íntegramente la forma ya que no la materia. Perseverando sobre la roca del Tajo ha ganado en majestad, pues a su primer césar, Trajano, ha añadido otro no menos egregio, Carlos I de España, y dos reyes, Carlos III e Isabel II. En su larga vida ha acreditado poseer las tres cualidades que Vitrubio exigía a toda edificación: firmitas, utilitas y venustas.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Introducción

La mejor introducción al puente de Alcántara es rememorar los elogios de quienes han pasado por él. Empezamos por Idrisi, que lo menciona como «una de las maravillas del mundo». Al Himyari dice que es «un puente imponente edificado por antiguos soberanos, obra de arquitectura notable». Ambrosio de Morales lo califica de «edificio tan soberbio y suntuoso, que los que han visto los puentes de Roma y todos los insignes de Europa, no hallan que ninguno sea de tan grande y maravillosa fábrica». Y lo encuentra de «tanta braveza y majestad que pone espanto a quien lo ve». Barrantes Maldonado lo tiene como «el más notable edificio de Puente que hay agora en el Mundo», siendo «cosa muy celebrada de los escritores y muy deseada de ver de las gentes». Bartolemé de Villavicencio termina su descripción de «la suntuosa y célebre fábrica de la insigne puente de piedra que está sobre el caudaloso río Tajo» comparándola en altura con «la torre de la Giralda de la iglesia mayor de la ciudad de Sevilla». El cronista de la Orden de Alcántara, Alonso de Torres y Tapia, dice que es «uno de los más soberbios edificios que se conocen hoy en Europa». El Padre Flórez, en su España Sagrada, lo cita como «una de las más soberbias obras que perseveran hoy después de 1648 años de antigüedad». Para Ponz es «una de las obras más portentosas y más útiles que se han hecho en cuantos siglos han pasado desde que se construyó hasta ahora». Y sin embargo de cuanto sabía de ella, «se sorprendió al contemplar tan admirable y magnífica obra». Ceán Bermúdez lo considera «magnífico y suntuoso, capaz de ennoblecer y dar nombre a cualquier ciudad por grande que sea». Según Víu, «es el mayor edificio que nos queda en España no solamente de Trajano, sino de toda la antigüedad». «Edificio tan suntuoso y de tanta grandeza que en toda Europa no se halla otro que sea igual», asegura Yepes; y Alonso Morgado le llama «el puente más soberbio y memorable del Mundo». Y terminaremos con el poético gesto que se atribuye al rey D. Alfonso V de Portugal, levantando el cerco de la villa de Alcántara al enterarse de que los españoles iban a cortar el puente, diciendo al duque de Villahermosa, que la defendía por parte de los Reyes Católicos, «que no lo quebrase, que él rodearía porque edificio tal no se gastase, pues no quería el reino de Castilla con aquel edificio menos» (16). Vista aérea general

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Vista aguas abajo

Historia del puente

Fiel a la pretensión de sus constructores –PERPETUA MANSURI IN SECULI MUNDI–, sigue viviendo al cabo de diecinueve siglos y medio, «en continuo combate contra la rápida corriente del caudaloso Tajo y contra los sacrílegos atentados del hombre». Es uno de los monumentos más documentados de toda la antigüedad. Sabemos la fecha exacta de terminación: el año 104 de la era cristiana, en el que coinciden, con el tercero del imperio de Trajano, su quinto consulado en el octavo de su tribunicia

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Vista aguas arriba

potestad (y no con el del imperio, como aparece en la inscripción del arco honorífico de modo equivocado, según advirtió Hübner por vez primera) (inscripción 2). El puente fue construido por un grupo de municipios interesados en la obra, que la costearon stipe conlata. Por consiguiente, no se trata de una obra pública del Estado romano, el cual construía únicamente las vías de la red principal, con miras estratégicas y administrativas, para circulación de las legiones y del cursus publicum. En la inscripción 3, situada actualmente en uno de los pilares del arco honorífico (la única que se conoce de un grupo de cuatro que debió haber en su origen, en sendos rehundidos

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Dibujo de Francisco de Holanda, siglo XVI [1]

de los pilares extremos del puente), aparece la lista de once municipios contribuyentes, de los cuales sólo se han reducido dos a pueblos actuales. Esta lista pudo seguir en las otras inscripciones de localización similar, pero apunta Hübner que también pudiera haberse repetido en la colateral, y referirse a las personas que intervinieron en la obra, las dos lápidas del otro frente.

Dibujo de Esteban Rodríguez [2]

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Dibujo de un proyecto de reconstrucción [3]

El autor de la obra fue Lacer, según consta por tres veces en los versos de la inscripción 3, existente en el frontispicio del templo votivo. Aparece por cuarta vez el nombre, enriquecido con dos sobrenombres, C. IULIUS, en una línea que existe debajo de los versos en la inscripción antedicha, pero la autenticidad de la misma está puesta en duda por algunas autoridades a partir de Hübner. Refuerzan dicha ampliación, aunque con el mismo carácter dudoso, dos documentos epigráficos: un ara de granito dedicada por Lacer y su urna cineraria, con la correspondiente inscripción funeraria. Se aduce para calificarlos de apócrifos, que estos dos documentos aparecen por primera vez en el escrito de Barrantes Maldonado (8), habiéndose localizado en su casa de Alcántara por cronistas posteriores, figurando para aumentar las sospechas al pie del ara la explicación: P. B. MDO HAS LITERAS RESTITUIT. Tanto el ara como la lápida están actualmente dentro del pequeño templo y creemos que no se ha hecho un estudio definitivo para aceptarlas o rechazarlas. Mélida comparte la tesis de Hübner, pero recientemente Bellido la considera indefendible. Aclarada la partida de nacimiento del puente, pasamos a enumerar sus vicisitudes, y ante todo es preciso consignar su ilustre linaje, pues ha dado nombre a una ciudad y, a través de ella, a una de las Órdenes militares de más abolengo. A pesar de los esfuerzos de Barrantes para acreditar que hubo poblado donde hoy Alcántara cuando se construyó el puente, se considera, por razones tan atinadas como las de Ambrosio de Morales: «que cuando este puente se hizo no había lugar ninguno junto a ella, sino que se hizo en el campo apartado de poblado, escogiendo aquel sitio, o por ser por allí, como ahora es, el camino muy pasajero, o por ser el río con las peñas de ambas riberas firme, para fundar tan bravo edificio como se pretendía». Aparece la población de Alcántara junto al puente, al pie de la letra «sobre el puente», en los geógrafos árabes (1 y 2). Nació efectivamente, de la fortificación del puente,

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el cual se conservó como castillo durante toda la Edad Media y bien entrada la Moderna, pues cuando las reformas y reconstrucción de Carlos V «había gran casa para el Alcayde con sus torres, y la torre de la Espada (arco honorífico) era la torre del Homenaje y había tantos traveses y tan angostos para fortificar el paso que no podía por ella pasar una litera». El Emperador «mandó derribar estos edificios y quedó la puente toda rasa para pasar todas las cosas sin impedimentos» (8). El puente tiene papel activo tantas veces como se pone en tensión la línea del Tajo, bien por la marcha natural de la Reconquista, o bien por conflictos secundarios entre portugueses y españoles. Alcántara pasa provisionalmente a manos de los cristianos durante el reinado de Fernando II, que la toma en 1166 y la pierde en 1174. Se reconquista definitivamente en 1213 por Alfonso IX, quien se la encomienda en 1214 a la Orden del Pereiro, pero la concede en 1217 a la de Calatrava, para volver a aquélla en 1218, que entonces adopta definitivamente el nombre de Alcántara. De estas convulsiones sale la puente con un arco destrozado, seguramente el extremo de la orilla derecha, sin que sepamos a ciencia cierta si fueron moros o cristianos los que realizaron la mutilación. Según una versión, la más corriente, fueron los moros para defenderse de Alfonso IX en 1213, y así lo narra Alonso de Torres y Tapia, cronista de la Orden de Alcántara (10): «Luego que los Moros de Alcántara tuvieron aviso bajaba el Rey Don Alonso con un grueso ejército a Extremadura, temieron había de ser sin duda a asediar su villa. Tres cosas juzgaron por de gran importancia, una romper el arco último de la puente por donde el Rey había de entrar». Barrantes Maldonado dio la misma versión, concretando que «faltábale sesenta piedras principales y tenían puestas unas vigas luengas por donde pasaban» (7). En la otra versión, expuesta por Hübner, fueron los cristianos, en 1218, «en que encargó Alfonso IX

Grabado de la España Sagrada, del P. Flórez [4]

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a la órden de Calatrava de destruir el primer arco de la orilla derecha para tener lejos a los moros» (16). Ganada definitivamente la línea del Tajo para los cristianos, sigue estando en conmociones periódicas por conflictos entre españoles y portugueses, con Alcántara como punto central de los mismos. Cuando la guerra entre Enrique III y Juan I de Portugal, «el rey de Portugal cercó la villa de Alcántara e asentó su real alrededor de la villa, en manera que toda la tenía cercada salvando el puente, e lo que tomaba el río que no se podía cercar» (3). Fue obligado a abandonar el cerco por el condestable Ruy López de Ávalos.

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Grabado del Viaje de España, de Ponz [5]

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En las luchas de los Reyes Católicos y Alfonso V de Portugal, también fue, sitiada Alcántara por el monarca portugués, y a dicho momento se refiere el gesto que hemos citado en la introducción (6). El final de estas luchas se concertó en nuestra villa, por entrevista de la reina de Castilla con su tía la duquesa de Viseo, en 1479. Dentro de las fronteras del reino de Castilla, Alcántara sirvió de fortaleza durante las guerras intestinas del reinado de Juan II (4), y, en un radio de acción aún más limitado, puente y castillo desempeñaron su papel en las desavenencias entre el maestre y el clavero de la Orden, D. Alonso de Monroy (5). Éste vino a Alcántara desde Zalamea, «pero los principales guerreros de los del Maestre estaban en el castillo y en

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la puente que es sobre el Tajo». «Luego puso cerco a la puente por defuera por la parte que le había de venir el socorro». Parece lo más verosímil que el puente entró en la Edad Moderna con sólo cinco arcos, aunque, según Mélida, el rasgo de Alfonso V de Portugal demuesta que el puente estaba reconstruido. Pero es indudable que la segunda etapa en la vida del puente se inicia con la restauración de Carlos V, el segundo emperador que va unido a su fortaleza. Para esto es testimonio fehaciente el de Barrantes Maldonado, que asiste a dicha obra, a juzgar por los detalles que da de su ejecución, de gran interés para la historia de la Construcción. «Informado el Sr. Emperador Carlos V, porque aquella obra no estuviera imperfecta la mandó aderezar de otras piedras semejantes a las que faltaban y concursóse la obra el año de 1543. Fue el Maestro della Martín López, Maestro de cantería y carpintería, natural de Alcántara, hombre de gran cuerpo y membrudo, moreno de rostro y muy ingenioso». Las piedras se trajeron por un camino preparado al efecto, en carretas de bueyes, con tres yuntas tirando y dos reteniendo, y «después de descargadas y labradas toscamente, llevábanlas dos hombres con cuatro rodillos de palo puestos debajo, poniendo delante los que quitaban detrás y llegando las piedras a la punta de la obra, descolgábanlas con un cabrestante, e iba caballero el Maestro sobre la piedra y asido a la maroma y asentábala». «La obra se remató por pregones en seiscientos mil mvs. y salió cada piedra en diez mil mvs. Y él no sacó dos ducados ahorrados de la obra porque todo se gastó en élla y en el mantenimiento de los Maestros y peones». Al rejuvenecerse la puente y perder todas las construcciones que la habían convertido en castillo durante la Edad Media, quedó «toda rasa» para servir de nuevo a su función de paso, pero su arco honorífico quedó coronado de almenas como emblema de su misión defensiva, que había de organizarse en sucesivas ocasiones. También quedó entre las almenas el escudo imperial, por lo que se designó al arco en el siglo XVIII torre del nido del Águila, en lugar de torre de la Espada, que es su designación más frecuente. Una inscripción repetida actualmente en tres lápidas de mármol en las jambas del arco nos data la obra en el año 1543, vigésimosexto del reinado de Carlos I y vigésimocuarto de su imperio. El segundo grave quebranto del puente le ocurrió cuando la guerra de Sucesión puso de nuevo en conmoción la línea del Tajo. Al retirarse, en el año 1707, los portugueses partidarios del archiduque y abandonar Alcántara, pusieron barriles de pólvora [3] para

Grabado del Voyage pittoresque de l´Espagne, de Laborde [6]

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Laborde [7]

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Laborde [8]

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Grabado de Antigüedades de Extremadura, de Viu [9]

volar el arco segundo de la orilla derecha (12). No consiguieron su propósito de modo pleno, pues la parte central del arco resistió y únicamente cayeron los frentes, como puede apreciarse en el dibujo de Esteban Rodríguez [2] y en la maqueta del puente de García Galiano. En la maqueta se aprecian claramente los efectos de la voladura y en la descripción que le acompaña se detallan minuciosamente. La bóveda tiene tres líneas de dovelas completamente quebrantadas en zona central y una gran grieta en dirección casi vertical baja por la pila interna desde el arranque de la bóveda hasta la hilada en voladizo por el lado de aguas abajo. La pilastra del mismo lado quedó despegada del macizo de la pila. Una gran parte de los pretiles inmediatos a la quiebra del arco desapareció y aparecieron dos grandes grietas en el arco honorífico. En el dibujo [3], que debió acompañar a la maqueta, figuran algunas grietas, pero lo más interesante de él es el proyecto de reconstrucción. Afortunadamente este proyecto no se llevó a cabo, pues consistía en introducir dos arcos con su correspondiente pila intermedia en el hueco del arco desaparecido. De los dos dibujos citados, el [3] debe haberse obtenido del [2], que es de Esteban Rodríguez, tomado para ilustrar el viaje del marqués de Valdeflores por tierras de Extremadura. El cronista de la Orden de Alcántara lo aprovechó para completar su descripción del puente. Es muy interesante el dato relativo al nivel de máximas avenidas, «la mayor crecida», como indica en la descripción. En ambos dibujos puede apreciarse cómo el puente se volvió a poblar de construcciones militares con baterías, cuerpos de guardia y cabezas de entrada y salida. La reparación de los daños se hizo durante el reinado de Carlos III, terminándose en 1778, según referencia de Ponz (12). La destrucción total de este segundo arco se logró en la guerra de la Independencia, «participando en la destrucción los ejércitos reunidos de España, Inglaterra y Portugal» al retirarse en 1809, ejecutándola el coronel inglés Meyne, por orden de Cuesta,

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Grabado de la Crónica General de España [10] Grabado de Monumenti Inediti, de Hübner [11]

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el día 10 de junio. Los franceses completaron la obra, quedando una brecha de «treinta y seis varas de arranque a arranque de los pilares», «permaneciendo en suspenso hasta el año 1818, en que se reedificó con madera, dándose la suficiente solidez para el paso de carruajes» (14). Vuelve el puente a quedar, como en la Edad Media, con cinco arcos y un tramo de madera, pero en el año 1836 «estas maderas fueron incendiadas por las tropas nacionales para impedir el paso a la derecha del Tajo, a las fuerzas carlistas que mandadas por Gómez habían invadido la provincia» (14). Queda el puente cortado, como aparece en el dibujo [10], y casi durante un cuarto de siglo ha de hacerse el paso por barcas. En el año 1858 se temió la ruina del pilar central, y se desmontó el arco honorífico para aliviarlo de carga, pero se levantaron unos planos muy cuidadosos, que permitieron volver a levantarlo con toda fidelidad. La Academia de la Historia intervino y propuso la reconstrucción del puente, que se llevó a cabo por el Cuerpo de Ingenieros de Caminos, bajo la dirección del ingeniero D. Alejandro Millán. Se reconstruyó el arco destruido, se volvió a montar el arco honorífico y se reparó toda la fábrica, haciendo un rejuntado general de sillares y poniendo algunos muros, especialmente en las hiladas en voladizo situadas en la base de los pilares centrales. Se destruyeron todas las adiciones militares que se habían acumulado, especialmente en la cabeza del puente lado Alcántara, y se hicieron explanadas con muros de contención en ambas orillas y un pontón de sillería, en el mismo estilo del puente, en la orilla izquierda. El puente se volvió a abrir al tráfico en 4 de febrero de 1860, con grandes festejos por parte de la villa de Alcántara. A esta reparación de tiempos de Isabel II se refiere la inscripción 5. Las actas de la Academia consignan «la deferencia con que en 1859 atendió el Gobierno a las instancias que hizo la Academia para conseguir la conservación y restauración del puente romano de Alcántara, llevada a cabo, con estricta sujeción a las indicaciones de este Cuerpo, por el ingeniero D. Alejandro Millán, hoy inspector General de Caminos y Correspondiente nuestro».

Descripción del puente

Consta el puente de seis arcos de medio punto, sustentados en cinco pilares exentos y en dos estribos artificiales que se prolongan por muros triangulares hasta enlazar con las laderas. Los arcos se ordenan en simetría de luces decrecientes desde el pilar central, cuyo eje queda reforzado por la elevación del arco honorífico en la mitad del puente. Las luces que les corresponden en metros son: 28,80-27,40; 21,90 y 13,80; o en pies romanos: 96, 74 y 46, apareando los dos primeros, que debieran ser iguales y no lo son, probablemente por defectos de construcción. Están, aproximadamente, en relación armónica, y además el cuadrado de la luz intermedia casi iguala al producto de las otras dos. La pila central que ordena todo el puente, penetra en la madre del río; y la inmediata, que tiene el mismo cuerpo visto, es rodeada por la corriente en aguas medias,

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Alzados y planta del puente en la actualidad

pero se salva en estiaje. La anchura de estas pilas, que es de 8,30 m (28 pies romanos), es menor que el tercio de los vanos centrales, de modo que la relación de vano a macizo es de 3,5, la mayor conseguida en puentes romanos. Su esbeltez, relación de altura a ancho, llega a 3,3, cifra que, como la anterior, pudiera ser actual. Su sección transversal: rectángulo con triángulo adosado a la parte de aguas arriba, se mantiene desde cimientos hasta nivel de arranque de arcos principales. La tercera pila en importancia tiene sección transversal de la misma forma, mientras que las otras dos, que sólo se sumergen en avenidas muy extraordinarias, tienen sección compuesta de dos rectángulos. En las pilas intermedias, con arcos que arrancan a distinta altura, el cuerpo de pila termina al nivel del arranque inferior, continuando la zona adosada a tímpanos con simetría en el frente de aguas abajo hasta el nivel de arranque superior. Las bóvedas están constituidas por dos roscas: la primera, que corresponde a las dovelas propiamente dichas, con 1,80 m de grueso; y la segunda, de sillares normales dispuestos en dirección radial, y alternando juntas con las dovelas. Éstas son de una regularidad perfecta, iguales en todas las bóvedas, de forma trapecial, con la altura ya indicada y espesor creciente, de 60 a 70 cm aproximadamente. En la otra dimensión que es visible en el intradós, son todas de 60 cm y están muy bien aparejadas.

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Vista frontal desde aguas arriba

Las boquillas de los arcos quedan enrasadas con los paramentos de tímpanos, sin que la segunda rosca haga de archivolta. En algunos de los arcos primitivos el trasdós enrasa con la hilada que forma la pequeña cornisa en gola que remata la fábrica de los tímpanos y que corre en toda la coronación, revolviendo para seguir los contornos de pilastras y tajamares. En otros, algunas hiladas del tímpano pasan por encima de las boquillas, lo cual parece ser debido a defectos de construcción o a rectificaciones de rasante en las reconstrucciones sucesivas. Así, en el arco extremo de la margen derecha (lado Portugal) hay tres hiladas sobrepuestas; en el central de la otra margen, dos, y en el colateral de la misma margen, una. Las bóvedas arrancan en condiciones normales, casi tangentes a los paramentos de pilas, pero existen algunos resaltos, particularmente en los arcos extremos y en el del XIX. En este último, además, la hilada de coronación de pila se destaca en salmer. En los arranques de los arcos se destacan las boquillas, o por lo menos la primera rosca, excepto en los arcos extremos, donde los arranques del lado estribo son quizás los más despejados del puente, mientras que los opuestos ocultan en las pilastras de tímpanos la casi totalidad de su espesor. El enlace entre pilares y zona de tímpanos se efectúa prolongando aquéllos por el frente de aguas arriba, mediante pilastra triangular, en la que se retranquea el tajamar, y por el frente de aguas abajo, mediante pilastra rectangular remetida en todo su contorno. En los pilares con arranques de arcos a distinta altura la coronación de la pila propiamente dicha queda al nivel del arranque inferior. Por el lado de aguas abajo, se adosa a la pilastra rectangular un dado de fábrica delimitado por el paramento interno

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Vista desde aguas arriba

de la pila, el posterior de la pilastra y el plano a nivel del arranque superior. Este enlace del frente de aguas abajo parece que no era así en la obra primitiva, pues de los grabados de Laborde [8] se deduce la existencia de un escalonamiento sucesivo en las ocho o nueve hiladas superiores del pilar. En la maqueta también se aprecia un escalonamiento de cuatro hiladas en ambos frentes, que amplían la sección de la pilastra, o la del tajamar, hasta la del pilar, formando escalinata en todo el contorno libre. Otra variante que aparece en la maqueta es la de coronación de pilastras en escalonamiento, pero esto sólo en las de una mitad del puente, mientras que en las otras terminan como en la actualidad. En los pilares sin tajamar, uno de los dos rectángulos que integran su sección transversal corresponde al apoyo del arco de mayor luz y muere en el plano de arranque de éste; el otro rectángulo da un cuerpo que continúa hasta cornisa con un ligero remetimiento al pasar por el arranque superior y un retranqueo de los frentes al nivel del arranque inferior. Los dos pilares del cauce normal llevan en su parte inferior una hilada de sillares en voladizo que ciñe su contorno con el mismo saliente. Viene a estar a nivel del punto inferior de la circunferencia obtenida al cerrar el trasdós del arco. En los grabados de Laborde [6 y 8] aparecen unas mensulitas obtenidas destacando sillares aislados en la

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Vista general desde aguas abajo

hilada inmediatamente inferior, pero creemos se deben a la fantasía de los dibujantes, así como las dos hiladas en voladizo que lleva el pilar central en el dibujo [5] y la hilada de coronación de todos los pilares en el dibujo [2]. Por encima de la cornisa van los pretiles, formados actualmente por cuatro hiladas de sillería, la superior haciendo de la albardilla. Son rectos y quedan únicamente interrumpidos por las pilastras del arco honorífico, en las que intestan, en una altura de dos hiladas. El arco reduce el ancho libre a 5,90 m que es de 6,50 m en el resto del puente. El ancho entre paramentos de tímpanos es de 7,80 m. La fábrica del puente es de sillería de granito, extraído de una cantera próxima de Piedras Albas, a unos 12 km del puente. El sillar tipo es de a dos pies romanos en cuadro y longitud doble, aproximadamente 60 x 60 x 120 en cm. El aparejo es de hiladas sucesivas a soga y a tizón. Esto se observa muy rigurosamente en los paramentos de pilas, descuidándose la norma en tímpanos y pilastras. El contraste de la alternancia de hilada se acentúa por ser más saliente el almohadillado en los sillares a tizón. Los planos de contacto son muy perfectos y primitivamente parece que los sillares estaban a hueso, habiéndose hecho un rejuntado de toda la fábrica cuando la restauración del XIX. Las caras vistas están labradas a pico grueso, con un recercado fino, que es particularmente cuidado en los bordes correspondientes a aristas. Se exceptúa

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de esto el espolón del tajamar, que es deliberadamente romo, con sillares de ángulo indeciso en toda su altura. El aparejo resulta de una gran maestría en la hilada saliente del cuerpo bajo de las pilas del río, donde los sillares tienen más tizón para quedar empotrados en el cuerpo de la pila.

Problemas arqueológicos

Una obra tan estudiada y documentada plantea pocos problemas arqueológicos; antes bien, nos proporciona solución de otros casos sin referencias documentales, sirviendo de prototipo para una clasificación de los puentes romanos. Quedan en pie problemas de epigrafía secundarios como el de que ya hemos apuntado relativo al nombre del autor y otro de mayor interés para nosotros tocante a la interpretación de la inscripción en verso situada en el frontispicio del templo (inscripción 2). En primer lugar, convendría aclarar la relación entre los tres edificios que se encuentran reunidos: puente, templo y arco honorífico. La razón de este último es Vista general desde aguas abajo

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Vista de la pila intermedia desde aguas arriba

Parte superior de la pila central

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Vista de los arcos reconstruidos desde aguas abajo

Detalle de la fábrica de la pila central

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obvia, representa la dedicación de la obra al emperador por el grupo de municipios que lo han ejecutado, como simples particulares. El ser un césar hispano y favorecedor de las obras públicas da un carácter más natural al hecho. Esta asociación del puente y arco honorífico, que se repite en otros casos, es particularmente feliz; potencia el carácter de ambos monumentos abriendo pórtico al paso de las aguas y al paso de los hombres. La relación entre templo y puente nos resulta más compleja. Hay un primer carácter religioso del puente, bastante dificíl de captar para nuestra mentalidad, pero no debemos olvidar que el Colegio de Pontífices, del cual precisamente el emperador tiene la máxima dignidad, es una de las instituciones más antiguas en la religión romana. Dos modalidades concretas son más accesibles: el carácter expiatorio y el de acción de gracias. Es preciso aplacar a la divinidad fluvial, cuyo lecho ha sido violado. Se ha quebrantado su poderosidad alterando la debida relación con ella, y hay que atraérsela Sacra Litaturo, para evitar su cólera. En ciertos pasos de ríos, los viandantes arrojaban una moneda para conseguir este efecto, siendo típico el paso de San Leonardo, en el Mayenne, en cuyo fondo se han encontrado más de 17.000 monedas, en mayor abundancia las del siglo II, y particularmente las de la época de los Antoninos. Esta primera acción expiatoria se refiere a las divinidades locales, mientras que la oblación es a los dioses principales, que han permitido la feliz realización de la empresa. Por esta razón se dedica el templo al doble culto de los dioses de Roma y del emperador, que era ritual en las provincias desde la época de Augusto. Para terminar con este problema epigráfico queremos dar nuestra sencilla opinión de constructor de puentes sobre el discutido verso: «Ars ubi materia vincitur ipsa sua». Creemos que esto debe aplicarse al puente, no al templo, pues aquél es la obra importante que se tiene presente a lo largo de los versos de la inscripción dedicatoria. El querer interpretar las cosas al pie de la letra le hace llegar a Ambrosio de Morales a tergiversar, sin mala intención, la realidad, confundiendo sus recuerdos al declarar que «las tres paredes que forman el templo son cavadas en la peña viva, siendo solas portada y cubierta postizas». Con esto justifica la designación de «templo en la roca de Tajo», y el verso discutido pues «la materia vencía al arte por ser natural la fábrica de las paredes», llegando a la peregrina conclusión de que el artífice quiso que «la excelencia de su arte y su grande ánimo para ponerlo en obra», «mostrado en una obra tan grande», apareciera también «en una cosa tan pequeña como es la capilla, para que en su manera compitiese aquello poquito con lo mucho de lo demás». El padre Flórez continúa esta versión y dice que el templo está «labrado en peña viva producida allí por la naturaleza. Rompió el arte aquella roca, por lo que su artífice dijo en la transcripción que se puso: Templum…». En otras interpretaciones se ha traído a colación el verso de Ovidio «Materiam superabat opus», para formar contraste con ellas. Creemos que la traducción más ajustada es artificio mediante el cual la materia queda vencida por sí misma siendo así el verso la definición más concisa del puente de arcos de piedra. En defensa de nuestro parecer nos permitimos traer aquí lo que, sin relación concreta con el caso actual, establecíamos en un trabajo anterior. «Encontramos en la materia el signo de lo arquitectónico en la armonía de contrarios que la pone tensa: acciones que la solicitan y reacciones que desarrolla para resistirlas. Como las acciones más importantes

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(particularmente en la construcción de piedra) provienen de propio peso, el antagonismo se establece en última instancia entre dos cualidades de la materia, pesando por un lado y resistiendo por otro. Las posibilidades de solucionar, esta distensión en cada material dan las bases técnicas del sistema arquitectónico correspondiente». «El arco de sillares realiza a la perfección la arquitectura de la piedra, pues por su forma se contrarrestan directamente peso y resistencia» («Teoría del puente», Revista de Ideas Estéticas, núm. 34, 1951). La fábrica de los paramentos, particularmente en los de pilares, es un ejemplo del opus quadratum con hiladas de sillares todos a soga, alternando en regularidad con los dos sillares, todos a tizón, que ostenta su sección cuadrada, de a dos pies. Esta dimensión del sillar modula toda la obra, pues también las dovelas de las bóvedas ostentan por su intradós el cuadrado de dos por dos pies. El interior de la fábrica pudiera ser opus cementicium, aunque en la maqueta del XVIII, que descubre el relleno de tímpanos en la quiebra del arco, aparece un dentellado de sillares con caras verticales y horizontales. En la cimentación de las pilas fuera del río, tenemos un basamento que rebasa las dimensiones de la pila y que parece ser de un lecho todo de sillares, algunos de los cuales estuvieron enlazados con grapas de hierro, pues queda la huella del ensamble en mariposa. Como última cuestión arqueológica nos referimos a una alabanza dedicada a muchas obras romanas, entre las que está nuestro puente, de que sus sillares no están unidos por ningún mortero. Si esto fuera así, ni las pilas hubiesen resistido el empuje anormal correspondiente a la ruina de uno de los arcos, ni las dovelas de los arcos hubiesen quedado como aparecen en la maqueta y dibujos cuando el quebranto del siglo XVIII. Los sillares del exterior pueden aparejarse a hueso, pero el interior es siempre una fábrica intermedia entre la mampostería y el hormigón, cuyo mortero, cuando está fluido, penetra y rellena las juntas de los sillares exteriores. Las modificaciones introducidas en las diferentes reconstrucciones son insignificantes, y no han modificado la traza del puente. Quizás la de más nota es la rectificación de la rasante, que ha dejado casi horizontal la coronación del puente primitivamente a dos vertientes, como se advierte intencionadamente en el dibujo del XVIII [2]. Otra puede ser la transformación ya descrita del enlace entre pilares y pilastras adosadas a tímpanos en los dos frentes si respondieran a la realidad la maqueta y los dibujos de Laborde [6 y 8]. Por último, citaremos el distinto aparejo del intradós en la bóveda reconstruida en el XIX y la hilada saliente a modo de salmer, en el arranque de la misma. Problemas arquitectónico-ingenieriles

A primera vista parece el puente desproporcionado a las condiciones hidráulicas del río, pero en cuanto se pone en relación con el nivel de máximas avenidas destaca su adecuación funcional. En el dibujo [2], del siglo XVIII, y en el actual, aparece lo ajustado que está el vacío del puente al desagüe necesario para el río en su mayor creciente. Además, el nivel de la calzada es tal, que por debajo se inicia el escarpe violento de las márgenes, mientras que por encima la pendiente es de ladera normal, lo

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cual se aprecia con gran claridad en las fotografías aéreas. Por consiguiente, el puente se dispuso con conocimiento cabal de las condiciones que debía cumplir. Las posibilidades de la ingeniería romana no permitieron a Lácer salvar el cauce normal del Tajo, con un solo arco. Tuvo que partir el vano obligado, anclando una de las pilas en la madre del río. La segunda pila rodeada por la corriente en aguas normales, queda totalmente en seco durante el estiaje. Esta disposición de pila central condujo a la ordenación en número par de arcos, resuelta de un modo tan acertado, que invalida la reglilla tan repetida de que los arcos de un puente han de dar número impar. Encajados los dos arcos centrales, pudo haber cerrado el puente añadiendo un arco de la misma luz a cada lado, pues los arranques de estos nuevos arcos hubieran quedado al nivel del terreno, lo que permitía una estribación sencilla. Pero una vez realizado el alarde necesario, pues alarde era la luz próxima a 30 m de los arcos de nuestro puente, se completó el cierre en dos etapas, graduándose además el impulso en su escalonamiento de luces, artificio que reduce los empujes transmitidos a las laderas. El arco de fábrica de mayor luz construido por los romanos es uno del puente de Narni (32 m), hoy arruinado. La simetría del puente y la importancia de la pila central se acentuó mediante la incorporación del arco honorífico a la ordenación vertical de dicho apoyo. En otros dos casos de arcos honoríficos asociados a un puente; Saint Chamas, en Francia, de la

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Vista del arco honorífico y del templo

Capítulo II. Puente de Alcántara

Detalle del arco honorífico

época de los Flavios, y Martorell, sobre el Llobregat, contemporáneo del nuestro, tenemos dos arcos jalonando las extremidades de la obra de fábrica en el primero y probablemente lo mismo en el segundo, aunque sólo se conserva uno muy deteriorado. La voluntad de simplificación, de eliminación de lo superfluo, es decir, la categoría ingenieril de lo económico, impregna toda la obra. La planta del pilar es la más simple que puede darse: un rectángulo con un triángulo rectángulo adosado. En esta combinación de figuras se tienen en cuenta las condiciones resistentes e hidráulicas del pilar. Donde estas últimas no existen, la planta se convierte en la asociación de dos rectángulos. Los paramentos de arcos y tímpanos están en el mismo plano, y la segunda rosca de aquéllos, que parece destinada a resaltar en archivolta, limita su función a servir de tránsito entre dovelas y sillares normales, uniéndole a las primeras su orientación radial y a las segundas la igualdad de forma. En el remate de las pilas no existe una hilada especial que lo subraya, sobriedad no respetada en la reconstrucción del XIX, que intercaló entre pila y arco una hilada en voladizo formando salmer. A pesar de esta sobriedad tan tensa, próxima a la rotura, el edificio forma un todo orgánico, en el que ninguna parte ha quedado, independiente. No se corta la continuidad de los elementos fundamentales, y así los pilares llevan hasta coronación la expresión de su verticalidad sustentante, reduciendo su corporeidad cuando la función se atenúa. Los arcos vibran de orilla a orilla, sin que se intercalen arquillos que quiebren su ritmo. Las claves se mantienen a la misma altura, y las diferencias de niveles de sus arranques se ordenan en cada pila con artificios convenientes. Una ligera inclinación a dos vertientes armoniza con el doble crescendo de los arcos. Y el arco honorífico acentúa la ascendencia de las pilas y marca el punto culminante para el ritmo de las arcadas. Es ingenuo, pero no resistimos a la tentación de sacarle defectos al puente, ejemplar antes y ahora, desde nuestra posición técnica actual. El primero es la forma de las pilas con los frentes planos aguas abajo, no adaptados a las condiciones hidráulicas, pero los romanos no articularon nunca dicho frente. Desde el punto de vista mecánico, tenemos la conservación del mismo espesor en bóvedas de diferente luz y, metiéndonos más en la esencia de la obra, la adopción de luces desiguales que da lugar a una complicación constructiva, e introduce empujes sin compensación en los pilares. El puente cumple plenamente las tres exigencias que Vitrubio imponía a las edificaciones: firmitas, utilitas, venustas, solidez, utilidad y belleza.

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Nunca mejor ocasión que la de este puente para aplicar la teoría de Vitrubio y tratar de aclarar sus rebuscadas oscuridades. Hay que tener muy presente que éstas proceden generalmente de que el autor no ha asimilado bien las doctrinas de las fuentes griegas que ha vertido muchas veces en su libro, revolviendo ideas, consejos, reglas prácticas y modos de operar. Así ocurre en la parte teórica, donde parece un náufrago agarrándose a palabras griegas como tablas de salvación. El concepto fundamental es el de symmetria, que está muy lejos de la acepción actual de dicha palabra. Se refiere a una relación de todos los elementos de la obra por participación efectiva en una medida común. Eligiendo un módulo que sea la unidad de medida y proporcionando las dimensiones de los distintos elementos en números sencillos respecto a dicha unidad, conseguimos que todos los miembros estén enlazados entre sí por relaciones métricas, y que en lugar de un conjunto de partes sueltas tengamos un todo ordenado, ex ordinatione. Mediante estas conveniens consensus entre las partes y el todo de la obra se consigue la eurithmia, que es la característica de las elegans compositionibus. Es preciso elegir un módulo que sea una parte concreta de la obra –ex ipsius operis sumptio–, en nuestro caso ha sido el sillar con su sección de dos por dos pies Templo votivo

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Inscripción dedicatoria del puente

romanos. Al estar integrados los elementos constructivos de un número exacto de sillares, todos ellos estarán en una relación de analogía. Pero esto no es suficiente, hay que distribuir números convenientes de sillares en las dimensiones de los distintos elementos para conseguir una armonía entre todos ellos, que nos da la buscada symmetria del conjunto. Estas relaciones de medidas –mensurarum rationes– se determinan per Arithmeticen, pero en las cuestiones más difíciles hay que apelar a las geometricis rationibus et methodis (lib. I, cap. I, 15). Pero Vitrubio no declaró en qué consistían esos métodos aritméticos y geométricos para llegar a adueñarse de la eurithmia. Alguno ya hemos descubierto en nuestro puente: la proporcionalidad de las luces de los tres arcos diferentes a través de la relación armónica, tan querida de los pitagóricos y Platón. Relaciones sencillas entre vanos y macizos, entre alturas y arcos. Desde el punto de vista geométrico, las figuras más simples en trazas y secciones de todos los elementos transversales rectángulos y triángulos rectángulos en las secciones transversales y sólo rectángulos y medios puntos en los alzados. Y quizás composiciones geométricas auxiliares para marcar alturas de los distintos elementos: triángulo equilátero definiendo la coronación del arco honorífico, hilada en voladizo de los pilares a nivel del punto opuesto al trasdós de clave en la circunferencia completa, etc. El tratadista nos da detalles materiales de la elaboración del proyecto con sus dibujos de Ichnorgraphia, Orthographia y Scennographia, que son nuestras Planta, Alzado y Perspectiva, y vagamente nos habla de la cogitatio y la inventio, propias del proyectar; y efectivamente, ahora, como entonces, para conseguir las tres cualidades antedichas, que siempre han de exigirse a un puente, es preciso no sólo un estudio profundo del problema –cura studii plena–, sino, al mismo tiempo, trabajar cum voluptate et rigore mobili.

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Problemas estéticos

Vamos a utilizar este ejemplar indudable de puente bello; para analizar a través de nuestra relación con él, el problema estético del puente. Desde una curva de la carretera, o desde un recodo del río puede surgir ante nuestra vista el puente. Lo íbamos buscando, pero imaginemos haber topado de súbito con esta gigantesca acumulación de piedras que es el puente de Alcántara. La reacción de sorpresa ante una cosa que nos aparece en el paisaje se concreta en la pregunta: «¿Para qué es aquello?» Si no conocemos el fin a que está o estuvo destinada una construcción, su presencia nos perturba, y esta alteración nos impide recogernos. Tenemos que resolver el problema planteado, para volver a entrar en nosotros mismos. Sabemos que una serie de arcos sobre pilares, atravesados en el río, es un puente, y que un puente sirve para pasar sobre él. Nos damos cuenta de que en aquel paisaje abrupto, donde el río es para el caminante un foso infranqueable, el puente es un Detalle del tajamar de la pila central

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expediente útil. Al averiguar el valor de servicio del puente, su utilidad, tenemos ya la solución del enigma, la esfinge nos franquea el paso y logramos el primer punto de contacto de nuestra relación con él. Este primer contacto nos familiariza con el objeto; pertenece a la serie de los puentes, con los cuales tenemos ya una relación anterior. Familiaridad peligrosa, ya que puede impedirnos avanzar más en nuestra relación. Pero lo normal es que esta valoración funcional pase a segundo término, se neutralice como problema, y desaparezca de nuestro ánimo para la valoración definitiva. En éste no pesa el más o menos útil, no lo que es aproximadamente lo mismo, su mayor o menor adecuación al fin para el que ha sido construido. Nos hemos acercado materialmente a la obra y queremos apresar su realidad, lo que es en el paisaje. Podemos tratar de interpretar el puente como signo objetivo de algo que hay detrás de él. Averiguar su intención significativa, lo que el autor de la obra ha depositado en ella, para revalidar su emoción creadora, recreándonos nosotros aquí y ahora. El puente nos pone en relación con lo humano del autor, al solidarizarnos con su acto. Y en este juego de prestidigitación se escamotea el puente, esa gigantesca acumulación de piedras en el paisaje. Pero la rotundidez del puente nos afecta profundamente, por su fuerte impresión de realidad. Nos sentimos cogidos por él y en cierto modo sobrecogidos. «Obra de tanta braveza y majestad que pone espanto a quien la ve», decía Ambrosio de Morales. (La técnica de provocar el sobrecogimiento mediante el alarde es abusiva, pues podemos naufragar en él y no salir a flote dueños de nosotros mismos). Se define ante nosotros un conjunto a trazos geométricos en horizontales, verticales y medios puntos. Signos de la voluntad de un hombre, que se afirma en la firmeza de la piedra. Nosotros también nos afirmamos en esa geometría trazada siglos ha, estaleciendo un puente de solidaridad humana. Tenemos así lo tectónico informado por lo humano, mediante esa geometría impuesta a la materia que la limita en planos, aristas y bóvedas. Hemos caído de nuevo en la trampa de dar sentido traslaticio al puente, en ese doble traspaso hombre-piedra-hombre, pero ya no se volatiliza la materia de la obra, al quedar traspasada por lo biológico. Necesitamos asegurar una relación directa con el puente, para lo cual lo primero es mostrar la posibilidad de esta relación. Ya nos hemos referido en otro trabajo al concepto zubiriano de «relación de homogeneidad entre el hombre y el mundo físico» (*). Somos extensos y nos desenvolvemos en las tres dimensiones que definen el sillar. Nuestro cuerpo pesa y mantenernos en pie supone un esfuerzo, pues en todo momento tenemos que asegurar, como le ocurre al puente, nuestro equilibrio mecánico. Nuestra verticalidad juega con los pilares, nos erguimos con ellos y nos sentimos penetrados de impulso ascensional. Nuestra simetría corpórea tiene su paralelismo físico en la distribución simétrica de los arcos, que (*) «Puentes de altura estricta». Informes de la Construcción, abril-mayo, 1955. Aprovechamos esta llamada para declarar la filiación de esta parte de nuestro trabajo. De los cursos de Xavier Zubiri hemos sacado palabras, conceptos y hasta método, lo cual, naturalmente, no garantiza la justeza de su aplicación.

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Proporciones del arco honorífico

con su ritmo creciente de extremos a centro potencian esta simetría en dinamismo. Nuestro carácter noérgico se exalta al solidarizarnos con los esfuerzos de la estructura y sentimos crugir nuestos huesos y estirarse nuestros músculos. Nuestra caja torácica se dilata hasta arquearse en toda su plenitud y sentiros la alegría sana de que nuestra vida se enriquece. Estas relaciones de homogeneidad las denuncia el idioma, pues existen palabras que tienen sentido en las tres esferas de lo mecánico, lo biológico y lo estético; y en otros casos se pasa por una gradación casi insensible de una esfera a la otra. Mostrada la posibilidad de la relación, es preciso analizar su estructura, que vamos a intentar en un esquema espacio-temporal. En toda obra arquitectónica hay que distinguir tres espacios diferentes: el exterior, el interior y el volumen que limitan ambos. El espacio interno se convierte en ambiente para un ser capaz de vivirlo, y el exterior, en fachada para un ser capaz de contemplarlo. Del mismo modo, el volumen materializado entre ambos toma corporeidad para el hombre que se enfrenta en su unidad psico-biológica. Según el tipo de edificación, puede más uno de los tres volúmenes y en el puente prepondera el tercero, el materializado físicamente. Y así los adjetivos que le prodigan sus contempladores son: soberbia, fortaleza, bravura, gallardía, etc.

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Parte superior de la pila central

Su consistencia de cuerpo organizado, su forma dura, de estructura resistente contra todas las agresiones, le permite mantenerse, durar. El persistir al paso de las avenidas, pero más sustancialmente al paso de las generaciones, le da su carácter tempóreo. En su monumentalidad es una referencia al pasado; en su prestar servicio al caminante, es puro presente, y en su bravura y fortaleza, se proyecta hacia el porvenir. El ritmo estacionario de sus avenidas da su tiempo físico, pero su disfrute diario, las luchas por su posesión, dan su tiempo histórico. No es fortuito que los romanos adoptasen el arco para conmemorar el triunfo de sus generales, ya que es una de las más hermosas conquistas de la inteligencia humana. Analizada la estructura de nuestra relación directa con el puente, nos queda en última etapa concretar en qué consiste propiamente lo bello del puente. Por lo pronto ya hemos visto que está materialmente en la obra, en su desnuda realidad, pero no tiene sentido, ni se hará sensible, sino a una inteligencia sentiente que lo penetre. Para que se nos entregue, es preciso, primero, entregarnos a la obra. En esta última parte de nuestra inquisición nos remitiremos textualmente a dos supremas autoridades: Platón y Heidegger. Al primero, en su diálogo Hippias Mayor, donde se plantea por vez primera el tema de lo bello, poniendo en marcha conceptos,

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que se han redescubierto en los últimos tiempos, para aplicarlos precisamente a la Arquitectura. Situado en el modo de realidad de las cosas sensibles, comienza por una serie de ejemplos de cosas bellas: una bella muchacha, una yegua joven, una lira y hasta una marmita, precisando para esta última «si está hecha por un buen alfarero, lisa, redonda y bien cocida, como esas bellas marmitas de seis medidas hechas a torno». Pasando por el problema del material, oro, o marfil en la estatua, madera de higuera para la cuchara en la marmita, salta al plano de las ideas y da una serie de notas de lo bello: «conveniencia con la función, utilidad, adecuación al fin, y, por último, ser agradable a la vista, o al oído». En otro diálogo, Filebo, se refiere a lo bello en otro modo de ser, los objetos matemáticos, «lo que es recto o circular, plano o sólido», y a sus realizaciones en las «figuras trazadas con regla y compás o trabajadas al torno». Aquí corresponde el texto tan comentado en la Edad Media y en el Renacimiento: «Yo sostengo que estas figuras no son como las otras, bellas relativamente, sino que son siempre bellas por sí mismas y de naturaleza». Heidegger plantea el problema de la esencia del Arte en un reciente trabajo, «El origen de la obra de Arte» (*), donde, aparte de estar comprendida en el tema general, muchas de las particularizaciones de ejemplificación se refieren a la Arquitectura: «el arte es ponerse en obra la verdad»; «ser obra quiere decir erigir un mundo», pero esto, además, «exige la producción de la tierra». Estos conceptos de mundo y tierra tan particulares del autor se articulan del siguiente modo: «Mundo y tierra son esencialmente distintos uno de la otra, y sin embargo jamás son separados. El mundo se funda sobre la tierra y la tierra sobresale a través del mundo. Pero la relación entre mundo y tierra no decae en modo alguno en la vacía unidad de la oposición, que a nada conduce. El mundo tiende, en su reposar sobre la (*) «Jer Usprung des Kuntswierkes», en Holzwege, Frankfurt, 1949. Traducción de F. Soler Grima, en Cuadernos Hispanoamericanos (enero, febrero y marzo 1952). Véase también el texto que transcribimos en la introducción general.

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Página anterior Pila central, vista desde aguas abajo

tierra, a sobrepasarla. No tolera, en cuanto lo que se abre, que algo sea cerrado. Pero la tierra se inclina, en cuanto lo cobijante, cada vez, a referir a sí y a retener al mundo». «Cuando la obra expone un mundo y la tierra produce, entonces es una instigación de esta disputa. Pero esto no sucede para que la obra abata y al mismo tiempo solvente la disputa en una superficial concordia, sino para que la disputa permanezca disputa. La obra lleva a cabo esta disputa levantando un mundo y produciendo la tierra. El ser obra de la obra consiste en la controversia de la disputa entre mundo y tierra. En la interioridad de la disputa tiene su esencia el reposo de la obra, en sí reposante». Para dar razón de estas teorías tenemos nuestro puente dando cuerpo a la disputa entre mundo y tierra «sobre la roca del Tajo y lleno de majestad». Resiste al paso de las avenidas y muestra de este modo a la avenida misma en su violencia. Compuesto de triángulos, rectángulos y círculos en sencillas combinaciones geométricas, viene utilizándose durante veinte siglos, gracias a su buena ejecución, a la conveniencia de sus materiales y a la pericia de su constructor; resultando siempre adecuado a su función y agradable a la vista. Y en pocos monumentos arquitectónicos se ha logrado la gallardía de su pila central, tan fuerte y elegante. En la pila central se condensa toda la symmetria de la obra. Emerge del río, que desgasta continuamente su basamento, cortando el agua con la proa de su tajamar y coronada por el arco triunfal eleva contra el viento su airosa figura de Victoria de Samotracia, que enarca sus alas en dos ritmos de arcos simétricos y rotundos, con plenitud de luna llena.

Teoría del puente

La primera lección que nos da el puente de Alcántara es la de autenticidad. Con sus frentes tan limpios y una partida de nacimiento tan clara, puede servir de prototipo para la clasificación de los puentes romanos. Va a compartir esta misión con el tramo primero del puente de Mérida, que, como ya dijimos en el artículo anterior, es el ejemplar más perfecto de los puentes republicanos introduciendo un tercer tipo, del cual no tenemos realización tan definitiva como la de los dos indicados, acometeremos en el próximo artículo el problema de la ordenación morfológica de nuestros puentes romanos. El problema de la trabazón entre las estructuras hidráulica y mecánica, patente en el puente de Mérida, se resuelve en Alcántara prolongando las pilas en pilastras adosadas a tímpanos, que reproducen en analogía sus frentes y llevan hasta la cornisa de remate la expresión de la función sustentante. En los otros puentes romanos de época imperial, la imposición no es tan enérgica, pues los tajamares no llegan hasta coronación, pero este tema volverá a ser adoptado en una serie de puentes medievales, y en el siglo XVI se lleva a otra solución perfecta en el puente de Almaraz, sobre el mismo río. El último eco corresponde al puente de Toledo, en nuestro Manzanares. Además de ser prototipo de los puentes que designaremos de época imperial, es el puente romano más importante. Para encontrar alguno tan acabado, hay que tener en cuenta los muy restaurados, como el de Augusto, en Rimini, o el Elio, sobre el

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Tíber, del emperador siguiente, también español, Adriano; o bien recurrir a los acueductos, eligiendo el de Segovia, o el Pont du Gard, de las Galias. Pero debemos dar un paso más, insistiendo en lo reduplicativo de su nombre, para considerarlo como el puente por antonomasia. En casi veinte siglos de existencia ha mantenido íntegramente su forma, resistiendo el tiempo y a los agentes destructores, gracias a su buena ejecución y a la bondad de sus materiales, dando razón al texto platónico relativo a la alteración de los «objetos compuestos» ejecutados por el hombre: «vasos, edificios, vestidos. Un ser está tanto menos expuesto al cambio, cuanto más perfecto sea, tenga esta perfección por naturaleza o por arte, o por ambas causas». Otra lección muy importante es la del decoro de su fábrica. Un aparejo cuidado, lo mismo en las boquillas de los arcos que en las hiladas de sus pilas, pero un almohadillado rústico que da mucho ser y autoridad a edificio de tan gran fortaleza, como advertía uno de sus cronistas. En nuestra época se ha llegado a hacer puentes con sillares de granito pulimentado y se han prodigado molduras; adornos y decorados en el cuerpo dócil del hormigón, con resultados verdaderamente detestables, pues van tanto contra la economía como contra la estética. Alcántara define no sólo un estilo de puente, sino el puente como estilo constructivo. Los romanos, que en esta época habían construido ya edificios de grandes dimensiones, como los anfiteatros y las escenas de sus teatros, dieron una lección magnífica al prescindir en sus puentes de la pauta de sus órdenes arquitectónicos. Es el edificio más duradero creado por la mano del hombre, resistiendo en plena forma el paso del tiempo y los agentes destructores. Pasan los viandantes bajo su arco triunfal y las avenidas se peinan en la hilera de sus pilares, y el puente sigue siendo puente de paso sobre el río y puente de enlace entre la generaciones sucesivas. Ante este puente auténticamente hispano y con doble advocación imperial, siente uno el orgullo de ser español, y si, además, es constructor de puentes, queda comprometido en voto de autenticidad. Y para resumir, ya que estamos en ambiente clásico, adaptaremos la prohibición académica a nuestro caso, estableciendo que: nadie construya puentes en España, sin haber pasado por Alcántara.

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MAQUETA DEL PUENTE

H

Ésta señala la quiebra de los antepechos color de pizarra y en donde está esto hecho de pizarra y cualesquier piedra y estas denotan el como va el piso del puente. Color azul obscuro el pizarro donde está colocada la piedra, color verde esmeralda está dado en todas las cuatro quiebras.

La longitud del puente de Alcántara es de 222 Baras Castellanas // desde el Zócalo hasta el pavimento del piso tiene 52 baras y contando los pretiles o antepechos tiene 54 // el arco quebrantado tiene la cuerda 26 B 2/3 y todo está atenido a la escala rigurosamente, el arco quebrantado está al Caer. Josepho Garcia Galiano Arquitecto

En la maqueta: Salida para Portugal y la torre del Oro.– Entrada de hacia Alcántara.– escala o pitipie de varas castellanas– hoc opus est factus a Josepho Garcia Galiano Arquitecto et humildísimo fámulo vestro Galiano.

Realizada en la situación posterior a la voladura producida a principios del siglo XVIII. Tiene una longitud total de 64 cm y está ejecutada a escala en madera tallada.

Vista desde aguas abajo

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Esta maqueta no ha sido citada por ninguno de los investigadores del puente de Alcántara. Se debe esta importante aportación a la iconografía del puente de Alcántara y al Jefe de la Sección de Consejos del Archivo Histórico Nacional, D. José González Bara, quien nos lo comunicó, así como la del dibujo [3], que debía acompañar a la maqueta. No tiene fecha, pero sí la firma del arquitecto: José García Galiano, que no hemos logrado encontrar en ninguno de los repertorios de arquitectos del XVIII.

DESCRIPCIÓN QUE ACOMPAÑA A LA MAQUETA A Esta letra denota la escala. B Ésta denota la quiebra del arco quebrantado cuyas tres dovelas están hendidas en bastantes pedazos. D Es ésta en la quiebra que tiene el Sustentante, desde el arranque de el dicho arco y baja hasta el botion Gótico de él. E Ésta denota la quiebra que dicho Sustentante tiene en la esquina hasta el zócalo. F Ésta cita la pilastra que está desencajada del macizo del puente y sube esta quiebra hasta lo alto della. G Ésta cita las dos quiebras de la torre del nido de la águila. L Ésta señala lo que lleva de agua el río regularmente que es de color plomo.

Vista desde aguas arriba

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Apéndice Puente de Alcántara

En los años transcurridos desde la publicación del artículo que le corresponde, el puente de Alcántara ha sido objeto de una experiencia verdaderamente fundamental, y nunca mejor aplicada esta expresión, pues se ha referido al descubrimiento de un defecto capital en la cimentación de dos de sus pilas, que afortunadamente ha podido subsanarse de un modo total y definitivo, e ipsofacto a su descubrimiento. Tres de las cinco pilas y los dos estribos del puente descansan visiblemente sobre la espléndida roca de las márgenes, pero las otras, dos, que son la central y la situada a su derecha mirando en la dirección del río, quedan dentro del cauce menor y no terminaban de emerger en los estiajes ordinarios; aunque conseguimos divisar todo el cuerpo de la pila central en un estiaje extraordinario de la década de los cincuenta; pero la otra (cuarta a partir de la margen izquierda) seguía por debajo del nivel de las aguas, que medido con referencia a la hilada avanzada en saliente por todo el contorno de la pila, llegó a ser de -10 m y teniendo en cuenta el número de las que separan a ésta del fondo del río, lo que se ha podido averiguar en la experiencia que vamos inmediatamente a describir, no indica una profundidad de agua junto a dicha pila de unos 7 m en el mínimo estiaje observado por mí. Es de suponer que cuando los romanos ejecutaron la cimentación de dicha pila tendrían una profundidad análoga, con lo cual resulta imposible que hubieran asentado la fábrica de opus cuadrata de la pila sobre la roca del fondo del cauce. Durante los años cincuenta me tocó proyectar y construir el nuevo puente de Mérida sobre el Guadiana, lo que me empleó casi justamente los diez años de dicha década (largo plazo para la construcción de un puente actual, pero explicable teniendo en cuenta la penuria de materiales y medios constructivos que se padecía en nuestro país). En mis viajes para dirigir su construcción, me puse en contacto con casi todos los puentes romanos de la Lusitania: Alcántara, Alconétar, Albarregas, Alcantarilla romana de Mérida e incluso el de Salamanca y los de la Bética: Andújar, Córdoba, Alcolea, Alcantarilla, Alcalá de Guadaira, Aznalcázar, etcétera lo cual fue la base de este trabajo. Todas estas circunstancias hicieron que pudiera imaginarme ingeniero romano, ficción que revalidé encargándome, por mi propia cuenta, del servicio del puente de Alcántara. Dos preocupaciones me asaltaron desde el principio en este servicio, la primera fue la de obtener los planos más perfectos posibles del puente, y la segunda el averiguar cómo estaban cimentadas las dos pilas a que nos estamos refiriendo. El primero de estos dos objetivos casi hemos llegado a realizarlo, pero ha sido necesario el paso de cuatro ministros de Obras Públicas y de los directores generales de Carreteras correspondientes, todos los cuales llegaron a interesarse por el asunto. Hubo que traer material para fotogrametría terreste desde Alemania y se hizo la toma de datos de campo y la reducción de los mismos en gabinete y ya existen los planos actuales, piedra por piedra, verdaderamente adecuados de la obra de ingeniería más importante de la romanidad; se han redactado dos presupuestos para su

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publicación, pero no se ha pasado de ahí, pues los planos no han salido a la luz pública.(*) Con respecto a las condiciones de cimentación de las dos pilas exceptuadas, el problema se ha resuelto sin nuestra intervención. Yo me limité a organizar una exploración subacuática de las zonas ocultas de las dos pilas por hombres-ranas, que se planeó para comienzos de septiembre de 1969, pero las dificultades que siempre surgen cuando se entra en competencia con el comportamiento estacional de un gran río, hizo que la visita de los especialistas en buceo se retrasara hasta finales de septiembre cuando se había iniciado una avenida del Tajo, cuyas aguas llegaban con turbulencia, turbiedad y frialdad, de lo menos propicias a la investigación. El resultado fue desafortunado pues los buceadores no detectaron al tacto ninguna anomalía. La solución del problema se obtuvo gracias a la interferencia de nuestra obra de ingeniería romana, con otra no menos señera de la ingeniería actual: la presa de Alcántara que empezó a construirse en la década siguiente y en el mismo río Tajo, por Hidroeléctrica Española a unos 500 m aguas arriba del puente. Ya en la iniciación de los estudios de la presa había aparecido una discordancia entre la obra romana y la futura, que ni siquiera llegó a plantearse, pues la ubicación más indicada para ésta, se encontraba inmediatamente aguas abajo del puente, lo que hubiera acarreado la desaparición de éste bajo las aguas del embalse. En cambio la situación relativa contraria, de la presa aguas arriba del puente, ha permitido que el propio desarrollo de las obras llevara a las condiciones más favorables, para obtener la investigación que teníamos planteada. Por necesidades del montaje de los desagües de fondo de la presa, hubo que cortar el río inmediatamente aguas arriba de la misma dejando en seco el tramo del cauce donde está situado el puente. De este modo quedó a la vista todo lo que ocultaban «las turbias aguas del Tajo», pero no apareció la base de la pila cuarta que seguía oculta bajo unos taludes de tierra y bloques graníficos desbastados, que descendían desde tres paramentos de la pila hasta el fondo del río. Este fondo del cauce se dilata ampliamente tanto aguas abajo como aguas arriba del plano transversal en que está ubicado el puente, lo que demuestra el acierto de los ingenieros romanos en la elección del emplazamiento. Quedaba totalmente visible el cuarto paramento de la pila (el occidental) que termina directamente sobre la roca de la ladera. La pila central tenía también su pedraplén de protección, pero mucho más reducido que el de la adyacente, apareciendo íntegro también el cuarto paramento (ahora el oriental), mostrando que esta pila se asienta directamente sobre la roca en casi la totalidad de su planta. Según se desprende de la comparación de las fotografías, los romanos debieron colocar 16 hiladas perfectamente niveladas por debajo de la hilada saliente que contornea la pila. Todavía por debajo de estas hiladas quedaban otras cuatro más irregulares en nivelación y terminación de superficies que debieron colocarse en peores condiciones y no llegaban hasta la arista de aguas abajo. (*) La Dirección General de Carreteras ha emprendido definitivamente la tarea de la publicación de dichos planos.

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Capítulo II. Puente de Alcántara

Vista del puente desde aguas abajo al desaparecer las aguas del río. Es de observar cómo la pila central emerge casi por completo del fondo del cauce mientras que la pila adyacente aparece abrigada por taludes muy tendidos que protegen su base, a excepción de la zona junto al paramento oriental, el cual termina directamente sobre la roca viva de la ladera derecha del río. Revista Archivos de Arqueología

Vista desde el eje del río de la pila cuarta antes de desmontar los taludes que protegían su base. Estos taludes están constituidos por un terraplén inferior con su talud natural sobre el cual se arrojaron grandes bloques de piedra simplemente desbastados, con la intención de formar la ataguía, que libraría de las aguas un recinto donde efectuar la cimentación de la pila. Los bloques no proceden de la destrucción del arco segundo, que caerían del otro lado de la pila. Revista Archivos de Arqueología. Foto C. Callejo Vista del puente desde aguas abajo después de haber retirado el talud que abrigaba la base de la pila cuarta hasta llegar al nivel del fondo del cauce, saneando la caverna de dicha pila y procediéndose a la colocación del encofrado para rellenarla de hormigón. En la pila central no se han tocado los taludes que protegían su base mucho más reducidos que en la adyacente. Se puede apreciar la línea de despegue entre la pila central y el tímpano del arco adyacente. La línea casi vertical desde el arranque, rompe una veces los sillares de la hilada o simplemente aumenta las juntas de separación verticales. Foto: Sociedad Hidroeléctrica Española

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Vista de la pila cuarta con el encofrado colocado para rellenar de hormigón la caverna correspondiente. Foto: Sociedad Hidroeléctrica Española

Otra vista de la parte inferior Foto: Sociedad Hidroeléctrica Española

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Capítulo II. Puente de Alcántara

Al hacer la limpieza de los terraplenes con bloques de alrededor de las pilas, que pudieron retirarse con facilidad mediante la actuación de bull-dozers, apareció en la pila cuarta una gran zona de despegue entre la fábrica de la misma y la superficie de la roca del cauce, separación que es máxima en el vértice oriental de aguas abajo. En la otra pila, la central, el despegue entre las dos superficies indicadas es muy reducido, quedando la pila ampliamente asentada sobre la roca del fondo. El recalce de cimientos que ha sido preciso efectuar, es de mucha menor importancia que el de la otra pila, donde el problema de la caverna que apareció era verdaderamente grave, como puede apreciarse en las fotos que se acompañan. Los ingenieros de Hidroeléctrica optaron por no comunicar a nadie el descubrimiento, limpiar de sedimentos las cavernas que aparecían en las bases de las pilas y hormigonar sin pérdida de tiempo las caries que aparecían a la vista. Previamente se habrían empotrado varillas de acero en las superficies de la fábrica antigua, lo que se realizó mediante perforaciones con martillos pneumáticos para reforzar la unión entre dicha fábrica y el hormigón vertido, que se realizó a pie de obra. Sólo había autorización de una semana, de las Administraciones española y lusa, para tener en seco el tramo del río inmediato a la presa. Hay que tener en cuenta que la realización de una cimentación en el río Tajo, con la profundidad y violencia de corriente que se dan en esta zona del río, estaba muy por encima de las posibilidades técnicas de los ingenieros romanos, y desde luego la luz de 30 m a la que casi llegaron (28,30) era el techo irrebasable en el dominio de los ríos, y por consiguiente no tuvieron otra solución que la de introducir dos pilas dentro del cauce normal del río. La realización correcta de las cimentaciones de estas pilas, sin maquinaria adecuada era imposible. Poseían máquinas sencillas de agotamiento como son la rueda hidráulica y el caracol de Arquímedes con las que podían realizar cimentaciones, en seco, mediante agotamiento de un recinto artificial, en casos normales. Para corroborar esto, damos una interpretación de la ejecución de cimentaciones en obras portuarias tanto en seco, como con hormigón sumergido. No es un dibujo de la época, pero es la interpretación del arquitecto Perrault al texto de Vitrubio en su traducción de París, 1673. Yo he tenido la experiencia profesional de un puente actual en el mismo río Tajo a unos 500 km aguas arriba de Alcántara. Era de tramos rectos prefabricados de 30 m de vano y había también que cimentar una pila dentro del cauce, muy cerca de la orilla, como en Alcántara. Esta operación nos tocó realizarla rozando la época de avenidas y estuvimos a punto de fracasar pues la corriente se llevaba la escollera gruesa que echábamos para formar una ataguía de gaviones; pero teníamos bombas de agotamiento muy potentes y conseguimos agotar el agua interna, antes de que el agua externa nos ganase en el reponer las piedras del contorno por el lado del río y cerramos la ataguía. Los romanos no dispusieron de esa posibilidad de las bombas potentes y perdieron en esa lucha de llegar hasta la roca con todo el recinto que debía ocupar la base de la pila debajo del agua, materializado previamente por una ataguía que fue también de escollera (bloques análogos en tamaño a los sillares del puente, pero

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Dos vistas de la caverna que se descubrió en la pila cuarta al retirar los elementos sueltos del talud que la rodeaba. Fotos: Sociedad Hidroeléctrica Española

La pila central vista desde el fondo del río después de haber retirado el talud que protegía su paramento interno. Fotos: Sociedad Hidroeléctrica Española

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Capítulo II. Puente de Alcántara

La pila central vista desde la ladera y aguas arriba. Foto: Sociedad Hidroeléctrica Española

Vista del paramento de la pila central directamente apoyado. Foto: Sociedad Hidroeléctrica Española

Recalce de la pila central. Foto: Sociedad Hidroeléctrica Española

Base de la pila cuarta después del recalce. Foto: Sociedad Hidroeléctrica Española

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Historia del puente en España. Puentes romanos

sin desbastar) y no de doble recinto como en la de Perrault. Ya hemos dicho que el récord de sus arcadas estaba en los 30 m, pero nosotros podríamos haber alargado nuestro vano en unos pocos metros sacando la pila del río y nos habríamos ahorrado la lucha anacrónica con el agua. En resumen: las dos pilas romanas en cuestión no estaban cimentadas sobre la roca sana, pues sobre ésta había una capa de sedimentos naturales y sobre ella en una zona de aproximadamente la tercera parte de la superficie total, los sillares sin desbastar que se habían arrojado por los constructores para formar el recinto donde debían verter el hormigón de la base y apoyar las hiladas de sillería del cuerpo de pila. No limpiaron de sedimentos el recinto de cimentación, que además era más reducido que el que necesitaban para arrancar desde la base con la sección total de la pila. Cimentaron sobre una parte de los sedimentos del fondo y sobre la escollera de su propia ataguía. Sólo junto al cuarto paramento de cada pila (el más alejado del centro del río) cimentaron sobre roca firme pues emergirían por encima del nivel de las aguas en aquella ocasión, debido a la gran inclinación de las laderas que delimitan el cauce menor. La fábrica destinada al cimiento se colocó, en parte, sobre los bloques de la propia ataguía, los cuales soportaron la pila, pues la carga transmitida se repartía sobre ellos y podía llegar así hasta el fondo del cauce, sin sobrepasar las cargas unitarias convenientes. Al tener presente el hecho de que el arco inmediato a que se sustenta en las dos pilas, cuyas cimentaciones aparecieron defectuosas en la experiencia que venimos de analizar, se destruyó dos veces con ocasión de los conflictos bélicos que ha sufrido nuestro puente, podría llevarnos a achacar en todo o en parte dicha defectuosidad a causa tan brutal. Éste fue el punto de partida de nuestro razonamiento en el estudio del problema, pero al ir obteniendo más datos fotográficos y aclaraciones con conversaciones con los ingenieros de Hidroeléctrica, hemos ido evolucionando hasta el extremo de darle muy poca importancia en las conclusiones definitivas.

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Capítulo II. Puente de Alcántara

Documentos relativos al puente Inscripciones 1. Inscripción dedicatoria del puente en el frontispicio del templo. La lápida en que estaba inscrita desapareció y ha sido renovada quizá dos veces. Se introdujeron alteraciones y errores ortográficos en las sucesivas. Hübner estudió las antiguas copias de códices anteriores a la restauración de Carlos V y da la siguiente versión (núm. 761 del Corpus):

En la lápida actual existe como línea final una, en caracteres más pequeños que los empleados en los versos, y a la cual no ha hecho referencia ningún autor. Dice lo siguiente:

IMP · NERVAE · TRAIANO · CAESARI · AUGUSTO · GERMANICO · DACICO · SACRUM · TEMPLUM · IN · RUPE · TAGI · SUPERIS · ET CAESARE · PLENUM · ARS · UBI · MATERIA · VINCITUR · IPSA · SUA · QUIS · CUALI · DEDERIT · VOTO · FORTASSE · REQUIRET · CURA · VIATORUM · QUOS · NOVA · FAMA · IUBAT · INGENTEM · VASTA · PONTEM · QUI · MOLE · PEREGIT SACRA · LITATURO · FECIT · HONORE · LACER · PONTEM · PERPETUI · MANSURUM · IN · SAECULA · MUNDI · FECIT · DIVINA · NOVILIS · ARTE · LACER · QUI · PONTEM · FECIT · ET · NOVA · TEMPLA · DICAVIT SCILICET · ET · SUPERIS · MUNERA · SOLA · LITANT · IDEM · ROMULEIS · TEMPLUM · CUM · CAESARE · DIVIS · CONSTITUIT · FELIX · UTRAQUE · CAUSA · SACRI ·

De esta línea parece deducirse que en la reconstrucción del XIX se rehizo la inscripción en mármol, corrigiéndose los errores, que menciona Ponz, de la versión del siglo XVII y cambiando el verso y la ordenación que hemos referido.

La inscripción actual está sobre dos placas de mármol superpuestas al dintel de entrada al templo. La parte de los versos difiere únicamente en la ordenación a partir del séptimo, que en la lápida es el octavo de la versión expuesta y en el octavo de aquélla, que es distinto del correspondiente, décimo, pues actualmente aparece lo siguiente: ILLIC SE SOLVUNT HIC SIBI VOLUERANT ·

Morales deja en blanco este verso, que lo sitúa en décimo lugar, por ser indescifrable. En la versión de Ponz, que llama la atención detalladamente sobre los errores ortográficos introducidos, tenemos el mismo verso que en Hübner. Aquel viajero da la referencia directa sobre la piedra dintel de una sola pieza en que se leía la inscripción. Además, dice: «en la misma piedra debajo de la inscripción se hace memoria de D. Pedro Carvajal y Ulloa, Gobernador de Alcántara y Caballero de la misma Orden, que presumo hizo señalar más las letras». Mélida afirma que se trata de una copia en granito mandada colocar por el citado caballero en 1648, y Hübner cree que la primitiva lápida era en mármol, como las del arco honorífico. Debajo de los versos se lee en otra línea: C. IULIUS · LACER · H · S · F · ET · DEDICAVIT · AMICO · CURIO · LACONE · IGAEDITANO ·

Hübner considera apócrifa esta línea, así como la dedicatoria del mismo Lácer en un ara de granito del interior del templo y las inscripciones sepulcrales de este mismo personaje. Las atribuye a Barrantes Maldonado en su afán de mostrar que en Alcántara hubo población romana. El ara y la urna cineraria están actualmente dentro del templo.

HUNC · TITULUM · PROCELLIS · ABRASUM · PHILIPUS IV · RENOVARI · MARMORE · DENVO · INCIDI · ELISABETH II · DECREVIT

2. Inscripción dedicatoria en el ático del arco honorífico, repetida sobre lápida de mármol en los dos frentes del mismo (Hübner, 759): IMP · CAESARI · DIV · NERVAE · F · NERVAE TRAIANO · AUG · GERM · DACICO · PONTIF · MAX – – TRIB · OTES · VIII · IMP · V · COS · V · P · P ·

En el frente Sur aparece como queda transcrito, mientras que en el frente Norte hay letras ligadas en las palabras NERVAE y PONTIF. – Observa Hübner que existe una equivocación al escribir IMP · V · pues se trata del año 104 d.C., en que coinciden el quinto consulado y la octava tribunicia potestad con el tercero del imperio de Trajano. 3. Inscripción en que se consignan los municipios que participan en la obra del puente, sobre una lápida de mármol en el pilar izquierdo del frente Norte del arco honorífico (Hübner, 760): MUNICIPIA PROVINCIAE LUSITANIAE · STIPE CONLATA · QUAE OPUS PONTIS PERFECERUNT IGAEDITANI LANCIENSES – OPPIDANI TALORI INTERANNIENSES COLARNI LANCIENNSES – TRANSCUDANI ARAVI MEIDUBRIGENSES ARABRIGENSES BANIENSES PAESURES

Parece que esta inscripción y otras tres semejantes, aparecían primitivamente en losas de piedra, que llevaban los recuadros rectangulares existentes en los dos frentes de los pilares extremos del puente. Así se indica en el diseño de Francisco de Holanda que da esta inscripción y la anterior, con una leyenda, que dice: «e Estas nos Pilares sobre s’tas ma˜os de metal». Aparece, en efecto, indicada una lápida sujeta por cuatro manos que muestran sus dedos, ordenando

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Historia del puente en España. Puentes romanos

la epigrafía de otro modo, con menos renglones y pequeñas diferencias en los nombres. Según algunos la lista de municipios continuaba en las otras tres lápidas, pero Hübner considera más verosímil que esta lista se cerrase en el pilar colateral con los nombres de los ejecutores de la obra, y que ambas lápidas se repitieran en el frente opuesto, como ocurre en la dedicación del arco honorífico.

5. Inscripción conmemorativa de la reconstrucción de Isabel II, colocada en el arco honorífico simétricamente con la inscripción romana (3) que se conserva: ELISABETH · BORBONIA HISPANIARUM · REGINA NORBENSEM · PONTEM ANTIQUAE · PROVINCIALE LUSITANIAE · OPUS INTERUM · BELLO INTERRUPTUM TEMPORIS · VETUSTATE PENE · PROLAPSUM RESTITUIT ADITUM · VTRINQUE AMPLIFICAVIT VIAM · LATAM · AD VACCEOS · FIERI · IUSSIT ANNO · DOMINI M · DCCC · LIX

La lápida actual es de la reconstrucción del XIX, pues cuando el viaje de Ponz la correspondiente era ilegible y él da la versión de Morales. La última línea lo indica: ELISABETH · REGINA · TITULUM · ET · MEMORIAM · RESTITUIT. 4. Inscripción conmemorativa de la reconstrucción de Carlos V, repetida tres veces sobre lápidas de mármol en el frente Sur, de los dos pilares del arco honorífico y en el interior del pilar de aguas abajo: CAROLUS · V · IMPERATUR · CAESAR AUG · HISPANIARUMQUE · REX HUNG · PONT · BELLIS · ET · ANTIQUI TATE · EX · PARTE · DIRUPTUM · RUINAMQUE MINANTEM · INSTAURARI · IUSSIT · ANN · DOMINI · M. D. XL · III · IMPERII · SUI · XXIIII · REG NI · VERO · XXVI

Contiene tres errores de Geografía histórica. La reducción de Norba a Alcántara, la designación de vía lata por la carretera que conduce al puente y la referencia al país de los vascos.

Referencias históricas y literarias (1)

IDRISI: Descripción de España (1154). – Traducción A. Bláz-

quez. –Madrid, 1901. Cantara as-saif es una de las maravillas del mundo. Es una fortaleza construída sobre un puente. La población habita en esta fortaleza, donde está al abrigo de todo peligro, porque sólo se la puede atacar por el lado de la puerta. (2) ABDELMUNIM AL-HYMYARI: La Peninsule Ibérique au Moyen Age d’après le Kitab Ar Rawd Al Mitar.– Trad. E. Levy Provençal. –Leyden, 1938. Tajo.– A una gran distancia de Toledo se salva este río mediante un puente importante, edificado por antiguos soberanos; es una obra de arquitectura notable (pág. 78). Kantarat as saif.– Es un sólido castillo que domina el río, atravesado en este lugar por un puente. Los habitantes están a la defensiva y al abrigo de cualquier, ataque. En cuanto al puente mismo, no se le puede atacar, sino del lado de la puerta. Este puente es una obra importante levantada sobre (el) un arco de construcción antigua. En lo más alto del arco se observa [una escultura representando] un sable suspendido, que ha permanecido intacta en el curso de los siglos; no se sabe a qué alude (pág. 197). (3)

GUTIERRE DÍEZ DE GOMERA

El Victorial. Crónica de don Pero Niño Conde de Buelna.– Edición Mata Carriazo. –Madrid, 1940. – Pág. 96.

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El rey de Portugal cercó la villa de Alcántara e asentó su real alrededor de la villa, en manera que toda la tenía cercada, salvando la puente e lo que tomaba el río, que no se podía cercar (¿1402?). El rey don Enrique envió contra él su hueste, con el su condestable don Rui López de Avalos con poca gente, e asentó real allende la puente, e entraban e salían a la villa e al real cada que querían. (4)

DON LOPE BARRIENTOS: Refundición de la Crónica del Halconero.– Ed. Mata Carriazo. Mod. 1946. –Pág. 136.

E otro día viniéronle al Rey carta del Almirante o del Adelantado Pedro Manrique, como habían ido a Alcántara, e quel comendador mayor les acogiere. E que estaban apoderados de la villa e de la puente (julio 1432). (5)

ALONSO DE MALDONADO: «Hechos de Don Alonso de

Monroy, Clavero y Maestre de la Orden de Alcántara».– Memorial Histórico Español. –Tomo VI. Pág. 56. –Madrid, 1853. Con esta gente el Clavero se vino a Alcántara (desde Zalamea), y entrando dentro mató a algunos de los del Maestre, pero los principales guerreros de los del Maestre estaban en el castillo y en la puente que es sobre el Tajo; todos eran gente muy bastecida para largos tiempos y muy escogidos. El Clavero, habido su consejo, pareció ser cosa más necesaria sitiar la puerta porque allí no entrase socorro al castillo. Luego puso cerco a la puente por de fuera, por la parte que le había de venir el socorro (pág. 56). CRISTÓBAL DE VILLALÓN: «Ingeniosa comparación entre lo anti-

guo y la presente». –1539. En Fuentes literarias para la Historia del Arte Español, por F. J. Sánchez Cantón.– Tomo I. –Madrid, 1923. – Pág. 26.

Capítulo II. Puente de Alcántara

Pues si venimos a España, hallaremos alguna simiente de aquella que muestre bien su grandeza, como la puente de Alcántara y la de Segovia.

grandisimo. Los dos arcos que son colaterales destos, son menores, y los otros dos postreros más chicos.

(6) MARTÍN DE SÚRREZ Y ARAGÓN, duque de Villahermosa

Para fundar firmemente y con perpetuidad tanta grandeza como se quería levantar, el architecto echó dentro del Río unas cepas de argamasa increíblemente grandes. Tales son las que se parecen en los pilares, que están fuera del agua, y por ellas se juzga cuanto mayores y más terribles sean aquellos fundamentos, en los pilares que están dentro del río. El suelo de la puente tiene todo en largo 660 piés de tercia de vara cada uno. El ancho es de 24 pies y sus cuatro que tienen los pretiles, siendo anchos 2 piés y altos seis. Y toda la altura de la puente desde su suelo hasta el del río es de 207 piés repartidos desta manera. El hondo del agua cuando va baja, tiene 37 piés, y todo esto es de la misma sillería que lo de fuera del agua. Desde la haz del agua se continúa este pié derecho por otros 87 piés, así que viene a tener todo el pié derecho 124 piés de alto. En la buelta del arco desde que comienzan las dobelas hasta el suelo de la puente hay 77 piés y las 6 que tiene el pretil hacen los 207 de altura. El hueco de cada uno de los arcos de enmedio es 110 piés. Y el grueso de los pilares 38 por la frente, y cuando quiere dar la vuelta se retiran y relegan 10 piés, cinco por cada lado; así que aquí son perfectamente cuadrados, pues el ancho del puente es todo de los mismos 28 piés que aquí le quedan. Demás desto enmedio de la puente se levanta una torre, que no teniendo más que 11 piés de ancho, tiene 47 de alto desde el suelo de la puente y así viene a ser toda el altura dela puente por aquí de 248 piés, porque los 6 de pretil se embeben en la torre. La sillería es toda de un tamaño en toda la obra al dos tanto; teniendo 4 piés de largo y 2 de ancho cada piedra.

(1526-1586). Discurso de Medallas y Antigüedades.– Ed. de Mélida. –Madrid, 1902. –Pág. 123, citado por Mélida en (28) y por F. J. Sánchez Cantón en Fuentes literarias para la Historia del Arte Español. –Tomo V. –Madrid, 1941. – Pág. 340. Puente de Alcántara.– No será fuera de propósito decir aquí la estimación que hizo de este edificio D. Alfonso, Rey de Portugal, que pretendiendo el derecho del reyno de Castilla…, queriendo entrar con poderoso exército de que nuestras historias estén llenas, en las quales el Duque D. Alfonso de Villahermosa, mi bisabuelo, fué uno de los principales representantes de esta comedia, y es assí que siendo General del Rey D. Hernando, su hermano, viendo que dilataua a los portugueses y quebraua, este puente y los necesitaua, a gran rodeo la comenzó a quebrar. Fué tanta la estima en que aquel generoso príncipe D. Alfonso la tuvo que embió a decir al Duque que no la quebrase, que él rodearía porque edificio tal no se gastase, añadiendo esta braueza: «Que no quería el reyno de Castilla con aquel edificio menos». Tengo cierta relación que sólo quitaron cinco piedras de este gran edificio; el uoluer a poner otras costó tres quentos; que a esta proporción se considera quál sea el edificio. (7) AMBROSIO DE MORALES: Crónica general de España.– Libro 9.º – Pág. 284. Por edificio de Trajano se tiene la puente de la ciudad de Alcántara sobre el río Tajo, en Extremadura, y así dicen que se llamó desde aquel tiempo el lugar Puente de Trajano. De lo uno ni de lo otro no hay certidumbre. Porque no hay buen autor que lo diga, ni se puede tener bastante razón para probarlo. Solamente se entiende que los Moros, por la grandeza y excelencia de este edificio llamaron a todo el lugar la Puente, questo quiere decir Alcántara en Arábigo. Lo que yo creo por cierto es que cuando este puente se hizo no había lugar ninguno junto a ella, sino que se hizo en el campo, apartado de poblado, escogiéndose aquel sitio, o por ser por allí, como agora es, el camino muy pasagero, o por ser el río con las peñas de ambas riberas, firme para fundar tan bravo edificio como se pretendía. Por estas causas, o por otras, se puso en despoblado. Entiéndese esto por ser los primeros que se nombran en los pueblos que contribuyeron para el gasto los Igeditanos. Y está claro que se nombran primero aquellos en cuyo término la puente estaba; pues ellos daban sitio y aparejo de materiales y otras cosas más que los otros pueblos. Y esa Igedita ciudad principal que dió nombre a todas aquellas comarcas para que se llamarán pueblos Igeditanos; mas no estaba donde agora Alcántara, sino algo lejos de allí, en aquella comarca de portugal donde está agora la villa que llaman Idania la vieja. Y la comodidad de la puente hizo después que poco a poco se fuera poblando allí el lugar y así vino a ser lo mucho que es agora es… Por ser esta puente obra de tanta braveza y magestad que pone espanto a quien lo ve y se tiene por una de las grandes maravillas que puede haber en edificio; pondré aquí sus medidas, tomadas con mucha fidelidad. Tiene seis arcos, los de en todo el río Tajo, que va por allí

Por estas medidas se entiende como esta puente es más edificio, que ninguno de los que hay en Roma. Y así quien los ha visto, se espanta de nuevo en ver ésta y reconoce la gran ventaja que les hace. Cotejada también esta puente con la muy famosa que hizo Trajano en el Danubio conforme como Dion Cassio en su historia la mide por menudo verá como aquélla por tener muchos arcos, y ser más larga, era mayor edificio, sin que en lo demás se puede igualar con esta otra en su tanto. Capilla de San Julián Las tres paredes que forman el templo son cavadas en la peña viva siendo solas portada y cubiertas postizas. Con esto tuvo mucha razón el artífice de llamarlo templo en la roca de Tajo…, la materia vencía al arte por ser natural la fábrica de las paredes…, siendo muy poco lo que les añadió el arte en cavarlas y alisarlas. Y vese, cómo el artifice, habiendo mostrado en una obra tan grande, como es toda la puente, las excelencias de su arte, y su grande ánimo para ponerla en obra quiso también se pareciese en una cosa tan pequeña como es la capilla, para que en su manera compitiese aquello poquito con lo mucho de lo demás. Dedicación principal de toda la obra Cuatro tablas de mármol blanco. Ahora no queda más de la 1.ª (Se copia la inscripción 1, excepto el verso décimo, indicando que estaba muy borroso y no podía leerse. A continuación da la versión en romance, que es la siguiente.)

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Historia del puente en España. Puentes romanos

«Podrá ser que los caminantes cuyo cuidado y gusto es saber cosas nuevas y notables, pasando por aquí deseen entender quien, y con que intento fabricó la puente y este templo cavado en esta roca del río Tajo, y lleno de devoción de los Dioses y del Emperador, adonde el arte quedó vencida y sobrepujada con la materia y sujeto en que se empleó. Sepan pues que Lácer hombre esclarecido en la divina arte de la Architectura labró esta puente que durará eternamente mientra el mundo durare. Y Lácer por haber acabado la gran puente con su brava grandeza; hizo también y dedicó este nuevo templo e hizo sacrificios a los Dioses, esperando tenerlos favorables para así honrarlos. El dedicó este templo a los Dioses romanos y al Emperador, teniéndose por dichoso en haber ofrecido este sacrificio por tales dos fines». (8) PEDRO BARRANTES DE MALDONADO: Historia y antigüedades de la Villa de Alcántara (1750).– Varias noticias que de los mismos papeles originales sacó don Fabián Antonio de Cabrera y Barrantes. –Manuscrito Colección Gayangos, B. N. 17.996. Entre las cosas notables que tiene la villa de Alcántara, no sólo del pueblo pero de todas las antigüedades del Mundo, es la famosísima puente sobre el gran Río de Tajo, cosa muy celebrada de los escritores y muy deseada de ver de las gentes. El Autor desta obra fué el Emperador Trajano Excmo. y buen Emperador de Roma natural de España de la ciudad de Itálica noble de casta señalado en hechos y entendido en obras públicas porque éste mandó hacer el camino Real de la plata que va desde los Montes Marianos que agora llaman Sierra Morena hasta Roma por llevar allá la plata de España… Otras obras hizo notables, mas la que hoy permanece en su prístino estado es esta puente de Alcántara. La ocasión que tuvo para la mandar hacer fué el ser tránsito y paso desde la ciudad de Mérida ciudad en España en Extremadura sobre el río Guadiana, semejante a Roma en Italia, para ir a la ciudad de Egeditania en la Lusitania que es en el Reino de Portugal agora en la Ribera de Portugal a diez leguas de Alcántara que está puesta en el dicho camino de una ciudad a otra y por obiar el peligro de los caminantes mandó edificar este Puente a un notable Maestro Español llamado Cayo Julio Lácer y a otro llamado Curio Lacón también español natural de la ciudad de Ydaña por estar allí Alcántara ya edificado. Se hizo en aquel pueblo la Puente porque tampoco en muchas leguas de aquel Río se podía hallar sitio más fuerte para edificar un fuerte pueblo que el en donde está edificado Alcántara. Comoquiera que sea la obra de la Puente se hizo y comienza donde la puerta de los muros de la villa de Alcántara y en saliendo por la puerta es ya Puente y luego en saliendo de la villa y entrando en la Puente a mano izquierda está un Templo proporcionado como una Iglesia pequeña con su cuerpo de templo y capilla. El edificio es de grandes piedras de cantería que han del término de Alcántara porque a la redonda no hay sino piedra pizarra y estas piedras de cantería conque está edificado este templo tiene trece palmos de largura y cuatro de ancho, el techo de la capilla es de solas cuatro piedras muy grandes y muy luengas puestas a dos aguas, y el cuerpo del templo otras cuatro. Tiene a la entrada del templo en el frontispicio sobre la puerta una gran piedra de cantería que tiene dez

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y ocho palmos de luengo en la cual están escritas en letras góticas sus versos en latín en la manera siguiente: (Inscripción 1.) Todas estas letras según están escritas en una sola piedra grande según arriba es dicho y dichas en lengua castellana para que los entiendan los que no saben latín y son en la forma siguiente: «El cuidado de los caminantes a los cuales la nueva fama aplaze por ventura preguntarán quien haya hecho un templo en la altura del Tajo lleno de la deidad de los Dioses y del poder de César en el cual el Arte es vencida de su materia. (Responde el mismo autor de la pregunta y dice:) «Lácer en honra suya, o de los Dioses a quien se había de sacrificar, hizo este templo para el que quisiese a los Dioses sacrificar, conviene a saber, para que se hallase templo donde pudiera hacerlo. El cual Lácer que hizo también la gran Puente de gran pesadumbre. Este Lácer que hizo la Puente consagró a los dioses el nuevo templo y se lo ofreció porque con los dioses solo los sacrificios o servicios impetran, gracia dellos. El noble Lácer hizo con arte divino la Puente que ha de permanecer en los siglos del perpetuo Mundo. El mismo Lácer juntamente con los Dioses y Roma ayudándose dellos y del favor del César hizo lo sobredicho y una causa y otra fué muy dichoso» (como si dijese gloria se añade a la obra ser su Hacedor los Dioses, César y Lácer). Salidos del templo e yendo por la Puente adelante y llegando a la mitad della está un grande Arco triunfal y en lo alto dél a la una y otra parte a lo largo en piedras de mármol blanco en dos renglones están escritos dos letreros y continua una misma cosa en la forma siguiente: (Inscripción 2) En este mismo arco triunfal, que corrientemente llamamos la Torre de la Espada por una espada antigua dorada que se halló metida en una concavidad, estuvieron antiguamente y fueron puestas cuando La Puente se hizo cuatro piedras de mármol blanco grandes a manera de puertas ambas con unos dedos de hierro. Las dos de una banda y las dos de la otra parte. Las tres fueron quitadas antiguamente para ver el secreto que había dentro y no habían nada; y en la que quedó están las letras siguientes: (Inscripción 3) Tiene este Puente de Alcántara desde lo más alto del edificio hasta el suelo dentro del río doscientos y ochenta piés de altor. Tiene de lorgor desde la una parte de la Puente hasta la otra doscientos y ochenta pies. Tiene de ancha veinte y nueve pies. Tiene seis arcos y por solo uno pasa algunos veranos el Río todo. Es toda la Puente fundada de muy grandes piedras de cantería que se tiene por cosa de dificultad poderlos traer por una áspera tierra como es en la que está fundada la Puente. Sus obradas y puestos todas estas piedras sin ninguna mistión de cal sino solo el seco salvo en los cimientos que tienen las piedras trabadas con visagras de plomo encajadas en las piedras. Es cosa digna de ver que en lo bajo de los pilares cerca del agua o de la tierra por la gran pesadumbre de la Puente ayudado por la sotileza del artífice y antiguedad del tiempo están en muchas partes las piedras tan juntas que no se parescen las junturas dellas, sino que parecen ser todas una masa y convertidas muchas piedras en una sola.

Capítulo II. Puente de Alcántara

El arco postero de la Puente fué derribado por los Moros cuando se temieron que el Rey Don Alonso el noveno de León les iba a cercar y les ganó aquella villa, faltábale sesenta piedras principales y tenían puestas unas vigas luengas por donde pasaban, de lo cual informado el Sr. Emperador Carlos V porque aquella obra no estuviese imperfecta la mandó aderezar de otras piedras semejantes a las que faltaban y comenzaron la obra el año de mil quinientos cuarenta y tres. Fué el maestro della Martín López Maestro de cantería y carpintería natural de Alcántara hombre de gran cuerpo y membrudo moreno de rostro y muy ingenioso. Para traer las piedras hizo un carro recio que sufría la pesadumbre y gran carga de la piedra. Traíanla tres pares de bueyes tirando y otros dos pares de bueyes sosteniendo para atrás, por ser grandes las cuestas por donde bajaban y después de descargadas y labradas toscamente llevábanlas dos hombres con cuatro rodillos de palo puestos debajo, poniendo delante los que quitaban detrás, y llegando las piedras a la punta de la obra, descolgábanlas con un cabrestante y iba caballero el Maestro sobre la piedra y asido a la maroma y asentábala y así acabó la obra del arco con sus antitaras. Rematóse la obra por pregones en seiscientos mil mvs., que salia cada piedra a diez mil mvs. Y el no sacó dos ducados ahorrados de la obra porque todo se gastó en ella y en el mantenimiento de los maestros y peones y está semejante a la obra antigua sin discrepar cosa más de la blancura de la novedad de la piedra. Mandó dicho Emperador Carlos V poner dos tablas de mármol en los encajes de la torre de la España cuyas letras de un tenor dicen así: (Inscripción 4) En este punto tiene el Rey como Maestre de la Orden de Alcántara puesto un Alcayde que tiene gran renta de los derechos de los ganados que pasan por ella y hasta de los cuerpos de los hombres muertos que pasan a enterrar de una a otra parte tiene un marco de plata de cada cuerpo. Solía hacer sobre dicha Puente e aún yo lo alcancé muchos años una gran casa para el Alcayde con sus torres y la torre de la Espada era la torre del Omenaje y había tantos, traveses y tan angostos para justificar el paso que no podía por ella pasar una litera y hará cuarenta años que el Emperador Carlos V mandó derribar estos edificios y quedó la Puente toda rasa para pasar todas las cosas sin impedimento. (Folios 33 v. a 36 r.) Y la Puente que está sobre aquel río que es el más notable edificio del Puente que hay agora en el Mundo, habían rompido los Moros el postrero arco della porque los cristianos no pudiesen pasar. (Folio 31 v.) (9) ANÓNIMO: «Descripción de la suntuosa y célebre fábrica de la insigne puente de piedra que está sobre el caudaloso río Tajo, que pasa por sumo la villa de Alcántara».– Sacada de la visita que hizo de la Tenencia y fortaleza de la villa en 4 días del mes de Marzo del año 1586 Don Bartolomé de Villavicencio, Comendador de la Puebla, de la Orden de Caballería de Alcántara, visitador y comisario general en lo espiritual y temporal de la provincia de la dicha villa y su distrito por la Majestad Católica del Rey Felipe 2.º Manuscrito Biblioteca Nacional, 887 E 191, fol. 99 a 102. Conjunto fechado en 1680. La dicha puente está edificada en el Río de Tajo cerca de la villa de Alcántara que combate e contornea con los muros antiguos de la

dicha villa hacia la parte del poniente y se pasa por esta parte al pié de la dicha villa y por la del Norte asimismo rodea la dicha villa aunque más apartado della. La dicha puente llega de sierra a sierra como está dicho y está cerrada y hecha de cantería toda ella de piedras grandísimas hechas y labradas con muy buena obra y tan bien hechas que están tan juntas y bien acabadas que parece casi toda una piedra y están labradas en lo que toca a las juntas y esquinas e tienen hechos sus aristones lo que conviene y es necesario para solo el asiento y que pudiesen correr las plomadas y lo del medio y paramentos de las dichas piedras están labradas y desbastadas a pico grueso a manera de amoldado y ordenamiento rústico que da a la dicha puente y edificio della mucho ser y autoridad, para lo que conviene el ordenamiento en edificios fuertes como este, y así de la manera que está hecha el dicho ornato y autoridad demuestra gran fortaleza en ella. Tiene la dicha puente de largo 600 piés y de ancho 30 con las citaras. Tiene cerrados en ella seis arcos y cinco pilares que continuan y estriban en las dichas sierras todos ellos fortísimos bastante, que parece conviene y se requiere conforme al arte para la fortaleza de la dicha puente y paso della. Los dos pilares y medios pilares llevan en lo bajo las cepas y piedras voladizas a manera de capiteles y van haciendo sus Regimientos que le dan mucho ser y autoridad y demuestran mucha fortaleza como está dicho. Tiene los dos pilares por la parte de abajo de la dicha Puente sus estribos y ala de arriba sus tajamares bien ordenados y fuertes y suben hasta lo alto de la dicha Puente haciendo obra de lo almoadado rústico desbastado a pico grueso como el demás edificio que está dicho. Y en los tajamares de los arcos postreros de cada una parte y Arcada un tajamar de estos dos postreros esta fecho un casamento a la parte de arriba del dicho Río que parece se debieron hacer para poner algunas figuras ó escritos ó letreros. Los dichos seis Arcos o bueltas dellos están cerrados de Arco a medio punto y los dos dellos están en la madre del Río y son mucho mayores que los otros que deben tener a 90 piés y más de hueco por donde ordinariamente pasa el dicho golpe del Río y los demás Arcos colaterales de junto a ellos parecen tener a cinquenta y a cuarenta piés y más de hueco y estan fechos y cerrados por tal Arte, aunque son diferentes en el hueco, que suben todos ellos y sus miradores casi a un peso y nivel y tiene guardado en cada uno dellos el altor de piés derechos y lo que conviene subir a cada vano conforme al arco para que pudiesen subirse todos al dicho peso y nivel. Las dichas vueltas de los arcos que como está dicho están cerradas a medio punto y de bolsones de piezas grandes de buen grueso y derecho a seis piés y siete, encima dellos llevan sus sobrearcos de a dos piés derechos y todos los dichos arcos están asentados y arrasados de grandes piedras y piezas por la orden que va el demás edificio y por la redonda de la dicha Puente ansi de la parte de arriba como en la de abajo; en lo último della tiene un entablamento de cantería de grandes piezas con unas molduras de una gola ordenada a lo antigüo y corre por toda la dicha Puente y partes della y está casi a nivel de una parte a otra.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Lo alto y camino de la dicha Puente está solada de piedra de cantería labrada en todo el cumplido y ancho della y está un poquito en corriente a entrambas partes de los lados y un poco alomada en el medio. Lo que basta y es necesario para que tenga un poco de corriente para el vertedero de las aguas que en ella caen y tienen sus desaguaderos vertientes a la parte del dicho Río por donde se desaguan.

fuertes de los de nuestra España y, de otra parte y generalmente se tiene ya entendido y debe entender que a la verdad debe de ser ansi según por ella parece e por su edificio que es muy alto y de mucha grandez que por llevar continuamente tanta agua el río no se puede medir su altura y se dice ser tan alto como la torre de la Giralda de la Iglesia mayor de la ciudad de Sevilla.

La dicha Puente de cada una parte de los lados della sobre el dicho entablamento lleva sus cítares de dos hiladas de cantería cada una que vienen a tener de alto cuatro piés y medio y cinco de grueso a dos piés y todo ellos son y están fechos de priezas grandíssimas que demuestran y tienen gran fortaleza. En la dicha cítara en las partes de los dos tajamares en la hilada alta tiene sus ventanas que por ellas se puede salir a los dichos tajamares y sirven de maderos al río.

(10) ALONSO DE TORRES Y TAPIA: Crónica de la Orden de Caballería de Alcántara.– Escrito en 1652 y publicado en Madrid 1763 con lámina de E. Rodríguez de Phuy: Elevación del puente.

En el medio de la dicha Puente sobre uno de los pilares y tajamar dicho tiene un arco grande a manera de arco triunfal hecho y dos pilares gruesos a manera de torre. Tiene de hueco el dicho arco 22 piés que toman casi el ancho de la Puente, está cerrado a medio punto de bolsones de grandes piedras y tiene de grueso el arco de una haz a la otra once piés y tiene de alto desde el hueco de la dicha puente a la vuelta de dicho arco 32 piés poco más o menos por encima del trabiés del dicho arco lleva y tiene una cornisa de piezas grandes de cantería que corre por todo el derredor de la dicha Torre y por cima de la dicha cornisa tiene un friso de dos hiladas de cantería de piedras grandes y por encima del tiene otra cornisa como la susodicha de piedras grandes que corre e pasa a la Redonda de la Torre. (Descripción del escudo, almenas y lápidas con inscripciones 2 y 3.) Esta torre está en medio de la puente y dicen se llama la Torre de la España y al presente están en ella unas puertas de encina fuertes puertas en una portada de pizarra y cal. Las cuales puertas tiene un cerrojo muy fuerte con su cerradura y llave con que se cierra la dicha puente cuando hay necesidad. Parece también que lo último de la dicha Puente a la salida della derribaron los portugueses un pedazo por que no se pudiera pasar y en tiempo del Emperador Carlos V nuestro Rey y Señor se reparó el dicho pedazo delo que es toda la mayor parte del arco postrero con su medio pilar, estribos, entablamentos y cítadas y enlosado conforme al demás edificio dela dicha puente y de piezas grandes como ella está y ansi mesmo se hizo en este tiempo la mayor parte de la vuelta del dicho arco postrero de grandes piezas de bolsones y sobrearco que buenamente se hecha de ver todo lo que han sido hecho de nuevo y está conforme el demás edificio de la dicha Puente sin haber diferencia a la fábrica antigua. Toda la dicha Puente como está dicho está hecha de edificio de buenas piedras grandes de gran bano y no pequeño del dicho ordenamiento puesto a manera de almoadado y en toda ella se ve cosa de cal si no es en la torre en las almenas della en lo que se reparó ciertas piezas por estar sin juntas muy bien ajustadas y ahechadas como está dicho y el macizo della se dice estar de piedras grandes y entre ellas de unas a otras llevan muchas grapas de yerro plomadas y que se han visto en algunas partes en los cimientos donde se han descubierto y ansi de la manera que va dicho esta fecho el edificio de la dicha puente e parece que es e deber ser uno de los mejores e más

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Luego que los moros de Alcántara tuvieron aviso bajaba el Rey Don Alfonso con un grueso ejercito a Extremadura, temieron había de ser sin duda a asidiar su villa. Solicitados de este recelo arrimaron el hombre a su defensa; tres cosas juzgaron por de gran importancia, ciertos ya que su sospecha lo era y que de Coria lugar el más cercano de su Reyno marchaba con lucida gente la vuelta de Alcántara: una romper el arco último de la puente por donde el Rey había de entrar que está a la parte donde se pone el Sol sobre el río Tajo, uno de los más soberbios edificios que se conocen hoy en Europa cuya descripción pondremos en el capítulo que se sigue; quitar también las barcas todas de la comarca y avisaron a los Moros de Alconétar hiciesen la misma diligencia con la suya (pág. 142). (La descripción del puente se hace en las páginas 157 a 168, y en esta parte se incluye el dibujo de Esteban Rodríguez que reproducimos [2], refiriéndose en el texto con la nota que copiamos a continuación. También se dan el dibujo aparte las inscripciones «sacadas con la mayor exactitud por D. Luis Joseph Velázquez».) Habiendo adquirido puntualísimos diseños geométricos de la planta y elevación de este celebre Puente, se ha juzgado muy propio de este lugar y conveniente a la historia colocarlos en las siguientes láminas. (No copiamos la descripción, pues está inspirada en las de las referencias anteriores, sin aportar nada nuevo de interés.) (11) P. ENRIQUE FLÓREZ: España Sagrada.– Tomo XIII. –Págs. 125-131. –Madrid, 1756. –Contiene la reproducción del dibujo [4] en la pág. 128. Lo que más ha engrandecido este lugar es la fábrica de su famoso puente, una de las más soberbias obras que perseveran hasta hoy después de 1.648 años de antigüedad. El P. Montíaucon deseó vivamente la delineación de esta gran fábrica y no pudo lograrla; yo la publico aquí según la delineó Sebastian Ventura Araujo Arquitecto de la villa de Brozas que formó el dibujo en punto mayor y D. Diego de Villanueva Arquitecto de su Majestad la redujo al de la adjunta estampa. Empieza su singularidad por un pequeño templo labrado en peña viva, producida allí por la naturaleza. Rompió el arte aquella Roca por que su Artifice dijo en la transcripción que se puso TEMPLUM UN RUPE TAGI…

(Copia de la inscripción 1 sacada de un manuscrito del Licenciado Juan Fernández Franco. Es la versión de Morales con el verso dudoso, interpretado tal como aparece en la lápida actual.) (El templo estaba dedicado a San Julián, por ser patrono de la Orden de Alcántara, que primitivamente se llamó de San Julián de Pereiro.)

Capítulo II. Puente de Alcántara

Después que los caminantes admiran las grandezas de tan pequeño Templo, entran a registrar otros mayores metidos ya en el Puente, donde se dilata la vista, hallándose con una anchura de ocho varas en el suelo (0,24 piés Castellanos) y un tiro tan dilatado en lo largo que pasa de doscientos y veintitres varas, esto es 670 piés Castellanos. En el medio del puente se levanta una torre muy notable no sólo por su Arquitectura, cuando por la Historia, Cronología y Geografía que graban en sus Mármoles. Esta Torre no tiene de ancho más que once piés; pero en lo alto, cuarenta y siete; de suerte que desde su remate hasta el suelo del río hay 248 piés de altura, esto es 82 varas y dos tercios, por cuanto desde el suelo del Puente al suelo del río hay 201 piés de altura que es elevación bien notable y prueba de los buenos cimientos de la fábrica. Estos en la mayor parte estriban en unas rocas, que la naturaleza prodigó en aquél sitio por ambas márgenes del río, de suerte que entre todos los pilares del Puente solo dos tienen asiento en el fondo del río y éstos son los que contribuyen a una de las mayores excelencias de la fábrica, formando un arco de tan maravillosa grandeza, que de pilar a pilar hay la distancia de unas cuarenta varas, anchura verdaderamente admirable y tan fuera de lo regular que no podrías formar idea correspondiente, sino midiendo lo largo de tusala y admirando después la anchura de aquel arco, por los excesos que le hará. Lo mismo se verifica en el que tiene al lado, que parece le iguala para la uniformidad en lo majestuoso y soberbio de la fábrica. (Termina con el arco honorífico y sus inscripciones.) (12) ANTONIO PONZ: Viaje de España.– Tomo VIII. – Págs. 62 a 71. –Madrid, 1778. –Contiene el dibujo [5]. Tiene mil razones cualquier hombre de buen gusto, que arriba á la villa de Alcántara, para esta impaciente hasta satisfacer su curiosidad en ir á ver una de las obras más portentosas, y más útiles, que se hayan hecho en quantos siglos han pasado desde que se construyó hasta ahora, qual es la que nos dexó la grandeza de los Romanos en el soberbio puente de Alcántara. De mí sé decir, que no bien me había apeado en la posada, quando me encaminé á verlo; y sin embargo de cuanto sabía de ella, me sorprendió el contemplar tan admirable, y magnífica obra. Corre tanto, y aun mas profundo el Tajo al pasar por Alcántara, como por donde está la barca, en que yo le pasé poco antes; y para llegar al puente es menester baxar una gran cuesta por entre las ruinas de la antigua villa. Mas de ochenta leguas son las que el Tajo lleva caminadas hasta llegar aquí, y por tanto es muy caudaloso con los muchos ríos, que se le han incorporado en dicha distancia; de suerte, que quando está mas menguado, es de quarenta y dos pies de profundidad de la agua (*), desde cuya superficie hasta el principio de las dobelas de los dos arcos del medio hay ochenta y siete; y desde allí hasta el suelo superior setenta y seis, que con los quatro y medio, que alzan los antepechos, suma toda la altura doscientos y quatro piés y medio.

(*) Se tiene observado que en las mayores crecientes ha subido el agua hasta ciento sesenta y seis pies y seis pulgadas.

Los arcos son seis: los dos del medio iguales, y mayores que los otros, cada uno de ciento y diez pies de diámetro, y sus pilares por el frente tienen treinta y ocho de grueso: la longitud del puente es de seiscientos y setenta pies, su ancho de veinte y quatro, y quatro el de los antepechos, dos en cada lado, que hacen veinte y ocho. En medio de él se eleva un arco, que tiene de alto quarenta y siete pies, de grueso once, y su diámetro es el mismo que el ancho del puente. Estas medidas son las que se encuentran en la Crónica de la Orden de Alcántara, su autor D. Alonso Torres y Tapia, que la escribió en el reynado del Sr. Felipe IV, y no fue impresa hasta el año de 1763. Varían en muchas partes las que tomó D. Luis Velázquez; y unas, y otras se diferencian de algunas que otros han hecho: es muy regular esta diversidad en obras de semejante magnitud; pero para nuestro asunto no hace muy al caso, y la magnífica y prodigiosa fábrica del puente de todos modos es la misma. Toda la cantería de la obra es de la que vulgarmente llamamos piedra berroqueña, almohadillada con sillares iguales de dos pies de ancho, y quatro de largo. La cantera de donde se dá por supuesto que las traxeron, dista como una legua de la villa. Con razón extraña el citado autor de la Crónica de Alcántara, que no teniendo comparación con la fábrica de este puente ninguna otra de las de su línea, pues aunque el puente del Danubio, mandado edificar por el mismo Trajano, solo excedía á este en lo largo, y le era inferior en lo demás: ni Dion Casio, ni Justo Lipsio, que le sigue, y hablan de aquel, hagan mención de este: y mucho mas lo extraña de Casaneo, que de propósito trató de la gran utilidad que logran las Repúblicas con los puentes; y refiriendo con otros muchos el citado del Danubio, no hace ninguna mención del de Alcántara; y así lo atribuye, ó á que los citados autores no vinieron á España, ó á que no tuvieron ninguna noticia de él. Nosotros, como nuestros antepasados, nos hemos cuidado poquísimo de ostentar lo que tenemos de importancia, habiendo sido á veces muy diligentes los escritores de pueblos, y ciudades en referir menudencias de poca entidad, y que algunas hubieran hecho mejor en dexarlas de escribir. Hasta que se publicó dicha Historia de Alcántara, no había descripción, ni estampa del puente, por donde los estrangeros pudiesen tener noticia de tal obra, y sin embargo de ser una de las mayores, y mas bien conservadas en la antigüedad. Después la ha repetido el P. Mro. Flórez en su España Sagrada. Aunque Casaneo y Justo Lipsio hubiesen venido á España, pudieran muy bien haberse vuelto sin oír hablar de ella; porque el camino á Portugal por aquel parage es poco freqüentado; y aun para nosotros las cosas de Extremadura son muy ignoradas. Algunos juzgan que allí no hay mas que dehesas, y ovejas; y por otro lado la gente del país no para mucho la consideración en estas cosas. A la entrada del puente baxando de la villa, hay un templecito de la misma calidad de piedras sillares que aquél, y executado por el mismo artífice. Según la Crónica tiene diez pies de ancho, veinte de largo, y diez y seis de alto; pero medido con más exactitud, la altura es de algo más de veinte y tres pies, y lo ancho un poco más de catorce. Está cubierto de grandes losas, entre sí tan unidas, que no obstante su grande antigüedad, se dexa conocer que jamás ha penetrado el agua. La portada se forma de solas tres piedras: dos que son columnas arrimadas,

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y una el lintel, en el qual se leen las siguientes inscripciones al fin, y al principio de él, y en medio doce versos en la forma siguiente, aunque sin separación de líneas entre ellos: (Inscripción 1.) En la misma piedra donde se vé esta inscripción, se hace memoria debaxo de ella de D. Pedro de Carvajal y Ulloa, Gobernador de Alcántara, y Caballero de la misma Orden, que presumo hizo señalar mas las letras: si así fué, pudo cometerse entonces algunos errores, que se notan en ellas; aunque por más verosímil tengo sean del primero que las esculpió, a quien también debe atribuirse haber ligado algunas letras. En el primero de los versos está puesto AGI por TAGI. EN EL CUARTO Novafana Ivat por Nova Fama Ivvat: en el octavo Mnera por Mvnera: en el décimo Novilis por Nobilis: en el duodécimo Romviliei por Romvleis. Hubo también en este templo una ara con esta inscripción: CAIVS . IVLIVS . LACER . HANC . ARAM . EREXIT VT . DIIS . SACRA . LACERET .

(Según Hübner, el ara y su inscripción son apócrifos.) Estaban también en él las cenizas de este Arquitecto en lo alto del templo entrando a mano derecha, y la urna tenía una cubierta con estas letras alrededor: C . I . L . H . S . E . S . T . T . L . Caius Iulius Lacer hic situs est sit tibi terra levis. Estas piedras ya no se encuentran. El referido templecito estuvo destinado a ermita en S. Julián; pero hoy ya no lo es. Estriba el puente en cada extremo sobre peñascales, tanto por el lado de la villa, como por el opuesto. Tres torres tenía antiguamente, una en el medio pegada a un arco, de que voy a hablar a V., otra al cerrar por el lado de la villa, y otra al salir: estas dos se derribaron en tiempos de los Reyes Católicos por considerarse inútiles. En el friso de encima del arco de la que llaman la Torre de la Águila, se lee por ambos lados la dedicación de la obra al Emperador Trajano en letras muy grandes, de este modo: (inscripción 2). Por esta inscripción se viene en conocimiento de que se concluyó el puente el año octavo del imperio de Trajano, en que obtuvo la tribunicia potestad octava, y el título de Emperador quinto, por el segundo triunfo que logró de los Dacios, y ya había logrado el quinto Consulado. A los lados de este arco se pusieron quatro losas de mármol con inscripciones, dos en cada fachada; pero ahora sólo existe una, que ya no puede leerse por lo gastado de las letras. Ambrosio de Morales Cron. Lib. 9, cap. 28, la pone en esta forma: (inscripción 3). Puede ser que si se hiciesen algunas diligencias, se hallasen las otras, ó sus fragmentos en el fondo del río. En la Crónica de la Orden de Alcántara está recogido quanto hay de importancia para saber qué ciudades, y pueblos fueron los que expresa esta lápida, y contribuyeron á la fábrica del puente. Léalo V. en ella y quien quiera enterarse, desde la página 160 en adelante, que yo no tengo paciencia para detenerme tanto en estas indagaciones: lo que importa es, que hicieran esta grande obra, y que ahora nos sirva después de tantos siglos. En las otras tres lápidas estarían los nombres de los demás pueblos contribuyentes: en su lugar se ha repetido una del Emperador Carlos V, y es: (inscripción 4).

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Hizo Carlos V reedificar el arco más pequeño del puente, y es el que está a la salida, roto por los moros quando perdieron á Alcántara, y malamente restaurado hasta la edad de dicho Emperador con vigas atravesadas, y en esta forma duró siglos. La reedificación se hizo perfectamente, pues a penas se distingue de la obra antigua. Otras obras más ordinarias se hicieron entonces sobre el puente, especie de quarteles fabricados de pizarras. Las armas del Emperador fueron puestas en lo alto sobre el arco, executadas en mármol. Así se mantuvo hasta que los Portugueses en las guerras del principio de este siglo, cometieron, no sé si diga el sacrilegio, de poner barriles de pólvora al mismo, ó al inmediato arco; bien que no pudieron hacer saltar todas las piedras, quedando la primer hilada de dovelas, y parte de las otras. Esto ha dado lugar para añadir á alas útiles, y grandes obras del Rey nuestro Señor y la reedificación de dicho arco, que actualmente se está haciendo, y al tiempo en que se publica este tomo, está ya perfectamente concluido. (13) CEÁN BERMÚDEZ: Sumario de las antigüedades romanas que hay en España. Madrid, 1832, pág. 400. «Los ingleses, nuestros amigos y aliados en la última guerra contra Napoleón Bonaparte, emperador de los franceses, destrozaron en los días 13 y 22 de mayo de 1809 este soberbio puente para impedir el paso de los enemigos. Se trata de restablecerle: Dios quiera que sea con la firmeza y elegancia que se hizo en el año de 1540, reinando en España Carlos V». (14) MADOZ: Diccionario geográfico, tomo I, pág. 408. Madrid, 1848. No hay noticia de que esta magnífica obra haya sufrido lesión alguna, hasta que por los años 1213 vino, sobre los sarracenos que se habían posesionado de Alcántara, el rey de León y Galicia D. Alfonso IX, y para oponer aquéllos algún obstáculo a las armas vencedoras del monarca rompieron el arco más pequeño arrancando 60 piedras principales, con lo que impidieron el paso: este arco fue mandado reedificar por el emperador Carlos V en el a. 1543. En el año 1707 le destruyeron segunda vez los portugueses y por último en 1810 se arruinó completamente el segundo arco, construido de der. a izq. principiando la destrucción los ejércitos reunidos de España, Inglaterra y Portugal en su retirada y concluyéndola los franceses, permaneció en suspenso hasta el año 1818 en que se reedificó con madera, dándole la suficiente solidez para el paso de carruajes; estas maderas fueron incendiadas en 1836 por las tropas nacionales para impedir el paso a la der. del Tajo a las fuerzas carlistas que mandadas por Gómez, habían invadido la provincia en cuyo estado permanece; haciéndose por barcas el paso del río. (15) JOSÉ DE VIU: Extremadura. Colección de inscripciones y monumentos, págs. 140 a 164. Madrid, 1852. Desde el momento debemos dirigirnos al puente, el mejor edificio que nos queda en España, no solamente de Trajano, sino de toda la antigüedad. Este incansable emperador, que aceptó la dedicatoria, hizo construir otro sobre el Danubio para el paso de la Mesia á la Dacia, que tenía veinte pilares de ciento veinte pies de elevación, y sesenta de anchura, con una longitud mucho mayor que el de Alcántara. Dion Casio, que no había visto el nuestro, infería que aquél era

Capítulo II. Puente de Alcántara

el mejor del mundo; pero padeció error, pues le escedía el de Alcántara en un doble de elevación… Bajando al puente desde el pueblo, se encuentra al llegar un templecito muy bien tratado, de los del género Aedicula, llamado hoy de San Julián, sobre cuyo frontispicio se lee: (inscripción 1, renglón primero). Luego se ve cincelado á continuación en el dintel lo siguiente: (resto de la inscripción 1), que traducido dice: «Por si los caminantes desean saber por quién y por qué se fabricó este puente gigantesco, y este templo cavado en la misma peña del Tajo, lleno de magestad de los dioses y del César, en donde el arte queda vencido por su misma materia, sepan, pues, que Lácer, hombre esclarecido en el arte divino de la arquitectura, hizo este puente, que durará mientras dure el mundo: Lácer, después de acabarlo con admirable magnificencia, hizo igualmente y dedicó este templo á los dioses de Roma y al César, teniéndose por dichoso en ofrecerlo con este doble y sagrado motivo.– Cayo Julio Lácer, hizo este templo, y su dedicatoria en unión con Curio Lacón, su amigo, de Igitania». Nos parece del caso advertir: primero, que el autor de la inscripción debía ser algo zurdo en la versificación, pues sus dísticos son violentos. En el pentámetro del primero se dice literalmente una necedad. «En donde el arte queda vencido por su misma materia». Aun así la rima es defectuosa, pues el a último de ipsa en ablativo es largo, y debe ser breve por ser un dáctilo; y además el a última de materia tiene que ser largo, y siendo aquí nominativo, es breve. Lo que se quiso decir es que «el arte venció á la materia con la propia materia», esto es, que el arte se valió de las peñas mismas de que están construidos el puente y el templo, para hacer que los peñascos del Tajo ofreciesen con el arte una maravilla. Y, ¿cómo se entendería el que el arte fuese vencido por la materia, cuando el arte como incorpóreo no puede ser objeto de pugna por lo material? ¿Ni qué sentido tendría el ser vencido el arte, cuando de la inscripción y del mismo hecho resulta que salió muy victorioso de las dificultades de la materia y de la localidad? Si andamos desacertados, nuestra esclusivamente será la equivocación, pues hemos visto dos traducciones, y ambas contienen ese que nos parece error. Segundo, que la inscripción está en el dintel toda seguida, sin guardar el orden poético; lo cual prueba que el grabador se le entendería también poco escribir versos. Tercero, que se ven yerros tipográficos, por ejemplo, NOVILIS en lugar de NOBILIS; ROMVLIES en vez de ROMVLEIS, etc., que van corregidos. Sin embargo, esta inscripción es una de las más curiosas de España, y digna de perpetuarse por la fundada arrogancia y por el convencimiento que tenía Lácer de su habilidad, no cierto como poeta, sino como arquitecto. Sobre lo alto de la fachada hay una piedra destrozada en que se lee: «Cayo Julio Lácer, erigió esta ara para sacrificar á los dioses». Dedúcese, pues, que la ara estuvo dentro del templo. Y á la derecha de la anterior se ve la siguiente: Sepulcral. C . IVL . LACER . H . S . E . S.T.T.L.

«Cayo Julio Lácer está aquí sepultado; séate la tierra lijera». Las dos últimas piedras son sobrepuestas á diferencia del dintel que se conoce haber sido allí colocado cuando se hizo el templo. Éste, construido todo de enormes piedras berroqueñas y cuadradas, tiene veinte pies y once dedos de largo, catorce pies y ocho dedos de ancho, y veinte y tres pies y ocho dedos de alto, cerrándose por arriba con seis grandes piedras por cada lado, que forman el tejado con la mayor regularidad. El tallado de todas las que constituyen el edificio, y que pueden contarse en un instante por su corto número, no puede ser más perfecto. Los árabes, á pesar de haber dominado en Alcántara quinientos años, conservaron ileso este precioso templo: también los reconquistadores, que le dieron el nombre de Hermita de San Julián: y así ha continuado hasta hoy, viéndose mezclados sobre ella los símbolos de nuestra religión con los de la gentilidad. Siempre nos ha chocado, dando lugar á serias reflexiones, el ver servir de pedestal á una cruz la inscripción de HANC . ARAM . ETC . VT . DIIS . SACRA . FACERET .

Vamos ahora á la obra Ingenes, al grande puente contruido por Lácer, arquitecto del mismo país. Compónese de seis arcos, los dos del medio casi iguales, pues el uno tiene ciento cinco pies de hueco y el otro ciento diez; los dos colaterales son de ochenta y ocho pies cada uno, y los dos de ambos estremos de sesenta y seis: en todos ellos quinientos veinte y tres pies de hueco. El pavimento es excelente, plano y horizontal como el piso. La longitud del edificio es de seiscientos ochenta pies de Burgos, y su anchura veinte y cuatro, sin los cinco que se embeben en los antepechos. Desde el suelo hasta el río hay doscientos y un pies distribuidos así: cuarenta y siete dentro del agua en la corriente baja más común, ochenta y siete desde la superficie de la misma hasta el punto en que arrancan los arcos, sesenta y siete desde el principio de las dovelas hasta el piso; y seis que tienen además los pretiles. En medio del puente, sobre el poste que divide los dos arcos principales, se eleva otro arco de triunfo con once pies de ancho y cuarenta y siete de alto desde el pavimento, con lo cual es la altura total doscientos cuarenta y siete pies, porque los seis que tiene de alto el pretil entran ó se cuentan entre los cuarenta y siete del arco triunfal. Todo el puente es de granito, traido de más de media legua, y de piedras, por lo común, de tres pies de alto, dos de ancho, y su correspondiente largo; siendo notable que no se vean señales algunas de cal, argamasa, ni otra mezcla alguna; únicamente en ciertas piedras de los antepechos hay vestigios de haber habido grapas para ligarlas: mas éstas acaso sean obra posterior. Tres veces parece haber sido cortado el puente en su propia fábrica; una vez en el siglo XIII, cuando el rey de Castilla tomó de moros á Alcántara (año 1214); otra por el año 1762 y la otra en 1809, por nuestros buenos auxiliares los ingleses, sin gran necesidad. En la primera, los árabes, menos bárbaros que nosotros, procurando conciliar su propia defensa con la conservación del puente, solamente quitaron sesenta piedras grandes del arco más pequeño de la izquierda del río; y así se quedó por desidia de los conquistadores por espacio de más de trescientos años, hasta que Carlos V se movió á reedificarlo. En la segunda fué destruido el segundo arco de la derecha del rio; y en la tercera volvió el mismo á ser volado. Al cabo de diez años se habilitó con madera para el paso; y habiendo sido quemadas en

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Historia del puente en España. Puentes romanos

fin de 1836, al amago de la incursión del general carlista Gómez, ya no se ha pensado en recomponerlo. Así como está el puente después de diez y ocho siglos de continuo combate contra la rápida corriente del caudaloso Tajo, y contra los sacrílegos atentados del hombre, injustificables siempre cuando se dirigen á destruir monumentos como éste; así como está, repetimos, al paso que acusa la criminal indolencia de la Extremadura toda y del mismo gobierno, que no procura conservar el edificio mas magnífico en su género que posee la Europa, desafía desdeñosamente al genio moderno y rinde á nuestros arquitectos, pues no solamente la regularidad de una obra tan bien entendida absorbe la atención, y su grandeza pasma, sino que á vista de la localidad que ocupa, no se pueden imaginar las dificultades que hubo que vencer para solo asentar el poste magnífico del centro. ¡Y ese portento se hizo por las gentes y artífices del país! Considérense en qué altura se hallarían entonces los conocimientos, y dígase también el espíritu del hombre. Por honor nuestro, pues, y en desagravio de tan esclarecidos progenitores, debía conservarse la atención al puente de Alcántara, gloria de España, porque no se trata de hacerlo de nuevo, lo cual es hoy un imposible, sino de reparar lo que adrede se ha arruinado, y enlazar de nuevo una obra tan grandiosa, á la par que tan necesaria para las comunicaciones á lo largo de la frontera. Al considerar que los romanos tenían dos suntuosos puentes sobre el Tajo en el espacio de seis leguas (el de Turmulus y este), y que hoy ha desaparecido el uno, y el otro está inutilizado por dejadez, nuestra alma se llena de amargura, y se desfoga en maldiciones á los hombres á quienes tan indiferente es la conveniencia pública, como el celo por transmitir á la posteridad el gran legado que nos dejaron los antepasados; los cuales, de más ánimo que nosotros, no se propusieron hacer un bien á sí propios, sino á todas las generaciones que les sucedieran hasta el fin del mundo. Y así lo acreditaron de palabra y de hecho. Carlos V, por fin, penetrado de estos sentimientos, hizo echar el hermoso piso de que hemos hablado; adornó el puente con las armas de la dinastía austríaca, é hizo también construir una especie de castillo, más bien torreón, á la derecha del río, para darle más perspectiva. Pero ¡ah! bien poco corresponde á la magnificencia del puente este parche gótico; ni nos ha gustado nunca ver haciendo su papel en él los floridos blasones de la casa alemana al lado de los serios y muy venerables mármoles romanos. A uno y otro lado del arco triunfal, se ven unas grandes lápidas horizontales, con esta inscripción sirviendo de friso (inscripción 2). «Al emperador, César Augusto Nerva Trajano, hijo de Divo Nerva, Augusto Germánico, Dácico, Pontífice Máximo, al ejercer por la 8.ª vez la potestad tribunicia, por la 5.ª del imperio y por la 5.ª el consulado, padre de la patria». De esta inscripción que nada se ha deteriorado, se deduce primero, que el puente fue dedicado al emperador Trajano al terminarse sin duda, pues la lápida se halla en su remate; mas no que lo hizo, en cuyo caso los romanos tan rígidos en las formas tratándose de obras de consideración hubieran dicho en el mármol TRAIANUS : DACICVS .; y segundo, que se finalizó en el año 103 de nuestra era en que Trajano egerció por la 8.ª vez ó año la potestad tribunicia, el imperio por la 5.ª (entró en el año 98) y el consulado por la 5, también.

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A los dos costados del mismo arco por una y otra frente hubo otros cuatro mármoles con inscripciones, que sin la menor duda, contendrían los nombres de todos los pueblos que contribuyeron á la obra. Hace ya muchos siglos que faltan tres, y sólo ha quedado uno por el lado que mira á la villa. En lugar de los que faltan, hay otras tantas tablas de fino mármol, con esta inscripción igual en todas, cuyo estilo quiere imitar al antiguo (inscripción 4) traducida; «Carlos V, emperador, César Augusto, y rey de las Españas, mandó que se restaurase este puente deteriorado en parte por las guerras y por su antigüedad y amenazando ruina, el año del Señor 1543, en el 24.º de su imperio, y en el 26.º de su reinado». El otro mármol antiguo que queda está muy borrado, pero hay en él copias auténticas sin recurrir á las que sacó Ambrosio Morales: de tres á cuatro renglones pueden leerse no más ahora; pero el todo decía: (inscripción 3). Para autorizar nuestro modo de juzgar el puente de Alcántara, tan colosal como maravilloso, nos parece oportuno trasladar lo que dice el historiador Yepes en su Crónica de San Benito, C. 2.º, fol, 458, col. 2.ª: «Está la villa de Alcántara junto al Tajo y el gran puente que le dá el nombre, y es uno de los mas soberbios edificios del mundo, y por serlo tanto, los moros dieron al pueblo el nombre de Alcántara, que en su lengua quiere decir puente.– Es el edificio tan suntuoso y de tanta grandeza que en toda Europa no se halla otro que sea igual, aunque lo quieran comparar con el famoso puente que mandó el emperador Trajano hacer en el Danubio, que conforme á las medidas que de él pone Dion Casio en su historia, aunque aquél tuvo más arcos, no se podía igualar en altura y grandeza al de Alcántara». Luego añade «Quien hubiere leído á Ambrosio Morales, echará de ver que no hago encarecimiento de esto que tengo dicho». Y más abajo concluye así: «Por estas medidas se entiende como esta puente es el más bravo edificio que ninguno de los de Roma, y quien los ha visto, se espanta aquí, etc.». Hacen de él también honorífica mención entre otros muchos, Faria en su Epit. de Portugal, T, I, p. 2, c. 1.º, fol, 177; Fray Bernardo Brito en su Monarquía Lusitana (éste dice que lo más grande que hizo Trajano fué el puente de Alcántara); Alonso Morgado en su Historia de Sevilla (éste dice más; que es la más soberbia y memorable de todo el mundo), en su L. 1.º, C. 12; Garibay en su Historia de España, C. 14, p. 199, que no halla términos para ensalzarlo; Marineo Sículo, en sus folios 10 y 20, que se deshace en aspavientos al hablar de esta obra; Mariana igualmente en el L. 4, C. 5; Ambrosio Morales, que en su Descripción de las ciudades de España, p. 94, Col. 2.ª, hace esta pintura: «Al despedirse (el Tajo) de Castilla para entrar en aquel reino (Portugal) pasa aquel río por debajo de la puente de Alcántara, edificio tan soberbio y suntuoso, que los que han visto los de Roma, y todos los insignes de Europa, no halla otra fábrica tan maravillosa, etc.». En fin, Francisco de Vivar, Alonso Sánchez, Resende el amigo de Morales, Nonio, Lipsio, Ponz, la Crónica de la órden de Alcántara, Santibáñez, Quintanadueñas, Velázquez, y otros más, se producen, porque no pueden menos, en iguales términos de admiración. Sin embargo, todos ellos incurren en la equivocación de suponer que el puente es de Trajano, sin más razón que la dedicatoria que sobre él se lee. Antes de subir al trono debía estar la obra planteada, pues no es de las que se improvisan; y así hacemos esta

Capítulo II. Puente de Alcántara

cuenta; mientras que tantos y tan diversos Municipios se entendiesen y proporcionasen los medios de realizarla, tenía que transcurrir mucho tiempo. El acopio del dinero, de los materiales, y la elección de operarios no embebería también, y sobre todo el mismo edificio, sujeto por su naturaleza á las interrupciones que las súbitas crecidas debían ocasionar, sin contar con la constante pugna de las aguas del río en tan rápida pendiente como en su encajonamiento lleva por Alcántara. Y con todo, parece concluido el quinto año en que fué Trajano cónsul, apenas cumplió siete años de imperio; de consiguiente, no podía ser él el que lo hiciera. Bajo sus auspicios sí, lo entendemos y concedemos sin restricciones, pero directamente Trajano, parece un imposible; y esta imposibilidad conjetural, se hace realmente evidente al ver que el mármol tantas veces citado, dice, que estos y los otros Municipios perfecerunt la obra del puente, y que el otro mármol que sirve de friso al arco triunfal, espresa sólo haber sido dedicado el edificio al emperador, sin la menor duda al terminarse. (16) J. R. MELIDA: Catálogo monumental de España. Cáceres, págs. 119-138. Madrid, 1924. Dos fotografías y dibujo de Hübner [11].

El puente de Alcántara. Boletín de la Sociedad de Excursiones, 1924. (17) E. HÜBNER: A Ponte d’Alcántara. Annali de l’Instituto de Corcispondenza Archeologica. Roma. Vol. XXXIX (1863), págs. 173 a 194. Lleva como complemento gráfico las láminas LXXIII y LXXIV de los «Monumenti Inediti». (18) MENÉNDEZ PIDAL: Historia de España. Tomo II. España Romana. Dos fotografías, dibujos de Francisco de Holanda y de Hübner, págs. 577a 581. Madrid. (19) A. GARCÍA BELLIDO: Arte romano. Enciclopedia Clásica núm. 1. Madrid, 1955, págs. 341-345. Archivo español de Arqueología núm. 91. (20) A. LAFUENTE FERRARI: Trajano y el Arte Imperial. Instituto de España. Madrid, 1954. (21) G. A. MANSUELLI: El arco honorífico en el desarrollo de la arquitectura romana. Archivo español de Arqueología, núms. 89 y 90. 1954, págs. 131 y 140.

Dibujos [1] «Puente romano de Alcántara», según dibujo de Francisco de Holanda. Publicado en (18) pág. 579. (Archivo Portucalensi Editora.)

Extremadura, comisionados por la Academia de la Historia. El manuscrito de este viaje, que se conservaba en la Biblioteca de dicha Academia, ha desaparecido en la actualidad.

[2] «Plan y elevación del Puente de Alcántara», publicado en la Crónica de la Orden de Caballería de Alcántara, de Alonso de Torres y Tapia, Madrid, 1763, pág. 168. Grabado de 48 x 30 cm.

[3] Elevación y Plano del Puente de Alcántara. Dibujo original a tinta en negro y rojo del Archivo Histórico Nacional: Consejos-Planos, n.º 34. Está tomado del dibujo [2] y debió servir de plano de un proyecto de reconstrucción de la segunda mitad del siglo XVIII, acompañando a la maqueta que describimos más adelante.

Explicación del Plan: a. El Puente. –b. El Templito antiguo, hoy Ermita de San Julián. –c. Puerta principal del Puente. –d. Camino de los Molinos. –e. Torre del Águila. –f. Cuerpo de guardias modernos. –g. Ruina que causó la mina hecha por los Portugueses, año de 1707. –h. Huerta de la Cabeza del Puente. –i. Torre del Oro Moderna. Explicación de la elevación: 1. Baterías modernas añadidas al Puente. –2. Cuerpos de Guardias, también modernos. –3. El grande Arco antiguo en que están las inscripciones, llamado hoy Torre del Águila. –4. Torre del oro y Balcones modernos. –5-6. Línea del nivel para conocer el declivio del Puente. –J. K. Línea en el Plan por donde se demuestra cortado el Terreno, para conocer su perfil y la Elevación del Puente. Leyenda en la orla de la izquierda: La Altura del Puente desde el fondo del Río hasta donde termina el declivio son doscientos un pie y cinco pulgadas medida con toda precisión y exactitud. Leyenda en la orla de la derecha: En la mayor Creciente señalada en la elevación y Plano con BB tiene el agua ciento sesenta pies y diez pulgadas. En la mayor menguante señalada con CC tiene cuarenta y dos pies y cinco pulgadas. Este grabado debe comprender al dibujo hecho por Esteban Rodríguez acompañando al marqués de Valdeflores en su viaje por

Leyenda al pie: Explicación de la elevación: AA Línea horizontal. BB Muros aspillerados. C Toma llamada nido del Águila. DD Ruinas. EE Agua en su mayor creciente. FF Agua en su natural. G Manifiesta la ruina del arco y proyecto de edificación. Explicación del plano: aa Plano vertical que cortando en la dirección que indica el terreno manifiesta la elevación. bb Cabezas de entrada y salida del Puente. Cuerpos de Guardias y demás de que se componen. P Elevación y plano de la torre del oro. En la línea inferior: D y D. por Carlos Jeisto de Gendia. [4] Puente romano de Alcántara según lo delineó Sebastián Ventura Araujo arquitecto de Brozas y Diego de Villanueva arquitecto de S. M. de la España Sagrada del P. Flórez, tomo XIII, pág. 125 (1756).

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Historia del puente en España. Puentes romanos

[5] «Puente de Alcántara» del Viaje de España de D. Antonio Ponz, tomo VIII, pág. 63, Madrid 1778. (Grabado reproducido a su tamaño.)

[9] «Puente de Alcántara» de Antigüedades de Extremadura por D. José de Viu. Madrid 1852, pág. 140. Grabado de 14,5 x 8,5. Esti.

[6] «Plano y cortes del Puente y del Templo de Alcántara» del Voyage pittoresque et literaire de l’Espagne por Alexandre de Laborde. París (1805-1816). Grabado de 38 x 29. Moulinier del N. L. Rousseau sculp.

[10] «Puente romano de Alcántara» de la Crónica de la Provincia de Cáceres, por J. P. de Guzmán, Madrid 1870, pág. 25. Es la reproducción con ligeras variantes del dibujo publicado en el «Viaje a Lisboa por el Tajo» por D. Félix de Montemar en El Museo universal 1857.

[7] «Primera vista del Puente de Alcántara» de la misma obra que el anterior. Grabado de 35,5 x 25,5. Leger del Forlier. [8] «Segunda vista del puente de Alcántara» de la misma obra que las anteriores. Grabado de 34,5 x 23. Alex. de La Borde delineavit. –Gesler agua forli. –De guevauviller sculpsit.

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[11] Puente romano del artículo «El Ponte d’Alcantara» de E. Hübner en Annali del Instituto de Correspondenza Archeológica. I Monumenti Inediti, laminus LXXIII y LXXIV, Roma 1863.

III

Puentes con un arco principal

Introducción

Cangas de Onís

El tercer tipo de puente romano que anunciábamos en los capítulos anteriores se define por su función, no por su época. Corresponde al puente de vano único o, por lo menos, único importante, que, al ser de medio punto, alza considerablemente la calzada sobre el río, aunque arranque tomando como cuerda el nivel mismo de aguas medias. Al establecer las rasantes de enlace con el camino antes y después del cauce resulta el perfil fuertemente alomado, que se ha tomado como típicamente medieval, aunque creemos que los puentes agrupados en este capítulo muestran su origen romano. Llamábamos la atención, en los tramos romanos del puente de Mérida, sobre la disposición en doble pendiente quebrando sobre el arco director, así como en la calzada del de Alcántara, donde la forma a dos vertientes es mucho menos acusada. En Mérida los quiebros de rasante aparecen justificados funcionalmente, ya que se trata de dos puentes independientes que, partiendo de márgenes opuestas, iban ambos a desembocar en una isla intermedia. Era una réplica de lo que ocurría con los puentes Cestio y Fabricio, en la isla Tiberina. En el caso de puentes largos parece que el doble quiebro de rasante pudiera corresponder a la necesidad de adaptarse al aumento de luz de los arcos desde ambos extremos hacia el centro, lo cual obliga a levantar las claves en la misma forma si los arcos tienen un plano de arranques común. Pero este aumento de luces no está justificado por necesidades hidráulicas si el número de arcos es elevado, ya que todos pueden repartirse por igual el caudal de avenidas y, en cambio, constructivamente tiene dos inconvenientes: que no pueden emplearse repetidamente las mismas cimbras, y que va aumentando la dificultad constructiva hacia el centro del puente, donde las aguas van siendo más profundas y violentas en condiciones normales. Nos inclinamos a creer que en estos casos la motivación es de orden inverso, y el perfil en doble rampa es un punto de partida de carácter estético, y aún quizás de tipo religioso, vinculado a la modulación de luces, que establece una jerarquía entre los arcos y un eje de simetría de ordenación formal. Tienen que pasar muchos años para que se llegue a perder éste a priori y se construyan puentes

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Historia del puente en España. Puentes romanos

de coronación horizontal, como el de Salamanca o el de Elio, en Roma. Ya hemos visto cómo en Alcántara se conserva casi imperceptible la doble vertiente, que no puede explicarse solamente con conveniencia de desagüe longitudinal. En este logro de la rasante a nivel debieron influir poderosamente los magníficos ejemplos de los acueductos. En el tipo de puente que vamos a considerar en este capítulo, con modelo representativo en el de Cangas de Onís, el perfil en lomo es mucho más acusado y responde, como ya hemos dicho, a un motivo funcional, que encuentra apoyo en esta base más profunda de carácter religioso o por lo menos estético. De los puentes romanos de este tipo se pasó sin solución de continuidad a los medievales, dando ejemplares magníficos en la época románica todavía con medio punto; pero donde llegó a su expresión más acabada fue en el gótico, pues el arco ojival juega con el apuntamiento de la coronación, y al tener aquél mayor peralte que el medio punto, se acentúa el motivo fundamental de este tipo de puente. Mas no hay que olvidar que la ojiva surgió materialmente como imperfección, al no poderse lograr la perfección del medio punto en arcos de gran luz. Esto ocurre en la mayor parte de los arcos grandes de los puentes que vamos a describir. Los defectos propios de la construcción de un arco importante en condiciones difíciles para apoyo de la cimbra por la gran altura sobre el cauce o por la violencia de las aguas, dan la apariencia de arco apuntado, ya que precisamente el momento en que aparece la discontinuidad corresponde al cierre en clave. En los puentes pequeños de nuestra serie, donde no existen estas dificultades, aparece siempre el medio punto con más o menos entronque romano, donde más en Luco y Cagánchez. En los puentes grandes, como Cangas, Guijo de la Granadilla o Vero, se comprueba, en fotografía de alzado, la semicircunferencia ideal del contorno, unas veces arrancando desde el cimiento, otras un poco más arriba y en ciertos casos ligeramente disminuída por corresponderle una cuerda menor que el diámetro.

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Izquierda Santo Adriano Derecha Luco

Capítulo III. Puentes con un arco principal

Izquierda Reparacea

Uno de los errores ópticos que contribuyen a figurar apuntamiento consiste en que, visto el arco de costado, se cortan en silueta contra el cielo el contorno de la boquilla de aguas arriba con el del contorno de aguas abajo. Cuando se vuelve al medio punto, en el siglo XV, pasa tiempo hasta dominar de nuevo su geometría, y así vemos grandes defectos en los grandes arcos de los puentes de Carlos V, Almaraz, Montoro, Marmolejo, etc. También se tarda en abandonar el perfil de coronación en doble vertiente y es quizás la primera conquista definitiva en esta lucha el puente de Segovia sobre el Manzanares. Con su coronación horizontal caracteriza al puente moderno, la «puente nueva», que sustituía a la «puente vieja», tan angulosamente acusada en los dibujos de Wingaerde y Hoefnaegel. Pero tiene modulación de luces en sus nueve arcos de medio punto con arranque a un mismo nivel, lo cual da lugar a la anomalía de que varíe el espesor de tímpano sobre clave desde cero en el central a un máximo en los extremos. La traza primitiva era de Gaspar de la Vega, y con arreglo a ella se sacaron de cimientos las cepas, definiendo vanos de distinta luz. Intervino después Herrera, quien diseñó la nueva traza, en la que impuso rasante horizontal, que, como hemos dicho, será definitiva en los puentes modernos. (Véase nuestra «Historia documentada de los puentes de Madrid. Puente de Segovia», Revista del Archivo del Ayuntamiento de Madrid, 1953.) En los puentes contemporáneos se ha vuelto a un trazado con pendientes simétricas, particularmente en los de gran luz y, por el motivo contrario, la necesidad de elevar la rasante en la zona central para dejar paso a la navegación en gálibo estricto. Y también, en sentido contrario, por un motivo estético; la conveniencia de compensar el efecto óptico de incurvación descendente de una línea horizontal mantenida, cuando los espesores están muy afinados o no tienen una modulación que peralte el contorno del intradós.

Derecha Cangas de Tineo

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Cangas de Onís

Puente de Cangas de Onís

El puente de Cangas de Onís consta de un arco central de 21,60 m de luz, en medio punto defectuoso, flanqueado por dos arcos en ojiva acusada con luces de 7,70 m y 9,50 m a derecha e izquierda, respectivamente. En la orilla correspondiente a aquél, el puente acomete a la margen mediante muro en rampa pronunciada de 12,80 m de longitud, mientras que por el otro lado la margen más baja y la pendiente más suave dan lugar a un acceso de mayor longitud resuelto mediante muro aligerado con tres arcos de luz secundaria. Estos arcos menores pasaron inadvertidos en los dibujos del siglo XIX, bien porque estuvieran cegados en dicha época, o bien porque los dibujantes no repararon en ellos y además se copiaron unos a otros. Tampoco se hace mención de ellos en las descripciones de Madoz (2) y Miñano (1). El arco central es francamente de medio punto, aunque las dificultades constructivas dejaron deformaciones, especialmente en la mitad izquierda, por lo cual parece iniciarse un apuntamiento que los dibujantes acentúan influidos por la forma netamente ojival de los arcos adyacentes. El cauce de aguas normales se salva por dos arcos, el principal y el derecho, estribados directamente sobre afloramientos de la roca, en las mismas márgenes los de ambos extremos y en un islote central el apoyo intermedio común.

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Capítulo III. Puentes con un arco principal

Vista desde aguas abajo

Vista desde la margen izquierda

La bóveda central arranca desde la roca, al mismo nivel aproximadamente que los arcos adyacentes, de tal modo que los machones que constituyen las pilas intermedias no son propiamente pilas, sino aditamentos de los tímpanos. Por el frente de aguas arriba se adosan tajamares en planta ojival bastante salientes (aproximadamente, 3 m desde el paramento de tímpanos), coronados en plano horizontal y continuados por pilastras que conservan el ancho de los arranques hasta el nivel inferior las arcadas de aligeramiento. Este nivel viene a ser el plano que promedia la flecha del arco principal. Por el lado de aguas abajo existe la misma pilastra, y debajo en la zona de tajamar avanzan dos planos a cortarse en ángulo muy obtuso. Las arcadas de aligeramiento abren un hueco de 2,6 m en uno y 3,0 m el otro y superponen el medio punto sobre un rectángulo cuya altura viene a ser las tres cuartas partes del radio. Estos huecos estuvieron rellenos de mampostería en seco como apeo de los arcos hasta que se volvieron a abrir en la última reconstrucción. La bóveda del arco principal es de sillería, con aparejo cuidado, aunque no del todo regular. Las dovelas son alargadas con dimensiones medias de 90 x 20, y las juntas entre ellos se conservan corridas en el intradós de la bóveda, donde el despiezo es más cuidado que en tímpanos. El contorno de trasdós no es neto, ya que la boquilla no tiene resalto con relación al tímpano y sus dovelas enjarjan buenamente con los sillares de éste. En la zona alta de los tímpanos parece observarse un aparejo que alterna dos hiladas de mayor espesor (unos 34 cm) con otras dos más delgadas (alrededor de 28 cm). En los arquillos de aligeramiento la irregularidad de anchura y tizón de las dovelas es más pronunciada, resultando un contorno de trasdós más irregular. Sólo las boquillas son de sillería con entradas muy diferentes; el resto de la bóveda es de sillarejo con juntas corridas, correspondiendo aproximadamente doble número de hiladas que dovelas.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Grabado de la Crónica del Principado de Asturias, de Escalera [2]

En los arcos apuntados que acompañan al principal, las ojivas, que son francamente medievales, aparecen en los frentes con un buen trazado y unas boquillas que no desmerecen de la bóveda principal (sus dovelas nos parecen reutilización de las romanas primitivas); pero en cuanto miramos al intradós, se revelan dos técnicas completamente distintas. La diferencia de las fábricas, sillería de buen aparejo y mampostería, aún peor que la de los arquillos de aligeramiento, revela una diferencia de dominio en el arte de la construcción que hace destacar como romana la bóveda principal, de tal modo que para nosotros no existe duda en ello. ¿En qué época a partir de los romanos pudo hacerse un arco de tal importancia, con la maestría que acredita? En relación a los arcos de aligeramiento del muro de la margen izquierda, cuando se efectuó la última restauración se pudo apreciar que los existentes entonces, aunque casi cegados por las tierras, no correspondían con los primitivos, cuyos arranques aparecieron claramente al despejar los rellenos de mampostería que cegaban una gran parte de los vanos. Junto al arco ojival había un lienzo de muro reforzado por pilastras a modo de contrafuertes que ocultaban los arranques de un arco, rehecho definitivamente en medio punto con arquillo de aligeramiento intermedio. A continuación aparecía un arco apuntado desplazado del vano primitivo, pues arrancaba de la parte central de un basamento con sillares romanos. En la reconstrucción se ha restablecido este vano primitivo volteando un medio punto con sillares aprovechados, similares a los de las boquillas de los otros arcos. También se ha dejado el hueco intermedio de un arquillo elevado sobre pilastra en el frente de aguas abajo y sobre tajamar apuntado en el de aguas arriba. El arco siguiente existía antes de la reconstrucción; es de medio punto, pero su aparejo no es clásico, pues en la boquilla alternan sillares a tizón radial con otros apareados a soga y junta intermedia.

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Capítulo III. Puentes con un arco principal

El puente ha sufrido sucesivas restauraciones, pero sólo queda constancia de la penúltima, llevada a cabo en 1876 por el Ayuntamiento de Cangas, según reza la lápida colocada en el paramento de entrada. La última fue realizada en los años inmediatos a nuestra guerra, por la Comisión de Monumentos, dirigida por el arquitecto D. Luis Menéndez Pidal (10). Se rehizo la ordenación primitiva según hemos descrito, encontrándose aprovechados en las fábricas sillares de distintas épocas, entre ellos los de la archivolta completa de un arco románico. Este puente se ha dado más o menos implícitamente como romano por todos los cronistas asturianos –Somoza (5), Vigil (6), Quadrado (4), Escalera (3), Conde de la Vega del Sella (8)–, pero sin gran fuerza afirmativa. Madoz y Miñano le llaman sólo puente viejo. Otras veces se insiste sobre la ascendencia romana, desviando la atención en lo referente a la fábrica actual. Es indudable que se trata de un puente de la vía romana, paralela a la costa por el interior, que desde Oviedo sigue aproximadamente la carretera actual, con los puentes de Colloto (romano) y Ceceda (medieval). El paso del Sella era un punto estratégico, pues es nudo de cruce con una comunicación transversal –norte-sur– determinada por el valle de este río y, además cambio de región natural, pasando de la zona llana del valle del Piloña al macizo montañoso donde se alza la sierra de Covadonga. La comunicación a lo largo del Sella constituye la entrada en Asturias por el puerto del Pontón, no pudiéndose asegurar que fuera viable en época romana, pero sí que existía un camino en la zona menos abrupta, como atestigua un puente sobre el Sella a unos 10 km de Cangas, con toda seguridad romano (medio punto de 14 m ligeramente peraltado desde aguas normales), cuya fotografía y silueta damos con la denominación de puente del Sella. Grabado de España: sus Monumentos y Artes, de Quadrado [3]

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Historia del puente en España. Puentes romanos

El hecho de que la primitiva monarquía asturiana se estableciera en Cangas de Onís, nos confirma la importancia geográfica-estratégica del lugar. A la vera del río y junto al puente, aquél le servía de foso de aislamiento en la zona montañosa y éste de facilidad de paso hacia el terreno llano. Como dice el Marqués de la Vega del Sella (8), «Cangas de Onís, situada en la confluencia de los ríos Gueña y Sella, vino a ser una cabeza de puente». En realidad, el castillo medieval con foso y puente levadizo es la interpretación en segunda instancia del fenómeno primario de la ciudad puente, haciendo un río artificial en anillo cerrado y reforzando la aspereza de las márgenes con la verticalidad geométrica de la muralla. En la época medieval casi todos los puentes estratégicos debían tener cortado, por accidente o por destrucción voluntaria, algún arco. La continuidad de paso se restablecería fácilmente mediante pasarela de madera de quita y pon. Es muy verosímil que el puente de Cangas tuviese cortado algún arco en el acceso de la margen izquierda que permitiera regular las condiciones del acceso, sirviendo además, dada su gran altura en clave, de observatorio y de puesto defensivo. Estas dos cualidades se acentúan en los puentes medievales al proveerlos de torres, bien en la mitad de su recorrido o en las entradas. Dadas las características mecánicas del arco central con el gran peralte que supone ser medio punto, estar aligerado por las fuertes pendientes de coronación y arrancar directamente de la roca, el empuje resulta bastante reducido y se transmite directamente al terreno firme, que es roca viva. Como estos apoyos son inatacables por la corriente y la fábrica es sana, nada puede atentar contra su solidez. En estas condiciones, existe una gran dosis de certeza al establecer que el arco principal es el primitivo. Como no precisa del contrarresto de los arcos laterales, sólo por destrucción premeditada hubiera podido arruinarse un arco de esta forma y ejecutado por los romanos. Los defectos que pueden apreciarse en el medio punto son muy naturales al tener que ejecutar una cimbra de tal magnitud, con las dificultades inherentes a los apoyos en el fondo del cauce.

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Alzados y planta

Capítulo III. Puentes con un arco principal

Estado actual del puente de Cangas de Onís, según plano del arquitecto D. Luis Menéndez Pidal [1]

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Además de las razones positivas que acabamos de aducir en pro de la romanidad del puente, que se suman a las estilísticas anteriormente expuestas, tenemos razones negativas que complementan a las anteriores. ¿En qué época durante la Edad Media pudiera haberse hecho el arco central? Los hay musulmanes y algunos de la alta Edad Media de importancia similar, pero con boquillas de dos roscas de dovelas superpuestas. Los de la escuela románica de Navarra (Puente la Reina, La Magdalena de Pamplona, etc.), son de menor luz y peor fábrica. Incluso en el siglo XVI, los puentes de medio punto y gran luz son más defectuosos y tienen bóvedas de dos roscas y hasta de tres (Montoro, Marmolejo, Almaraz). Las dovelas alargadas, que parecen quitarle carácter romano a nuestro puente, las encontramos en todos los puentes importantes de esta serie. La antigüedad de la ocupación humana del lugar nos la marca la vecina capilla de la Santa Cruz, edificada en fecha reciente donde hubo otras que forman serie, y que utilizaban como asiento y pedestal el montículo artificial de un dolmen de época eneolítica, del cual se conservan en la actualidad cinco losas (8). Después de su utilización como monumento funerario, debió ser lugar de culto antes de Cristo, que se cristianizaría mediante cruz y luego capilla. Había una lápida dedicatoria de cuando su fundación por Favila y su mujer, Froiliuba, en 737. Es tradición que allí estuvo la cruz que llevó Pelayo en Covadonga, siendo todavía de roble, sin el

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Los arcos principales, vistos desde aguas arriba y desde aguas abajo

Capítulo III. Puentes con un arco principal

Detalle del arco central

Detalle del intradós del arco ojival

Calzada de la margen derecha

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Intradós del arco central

Capilla de Santa Cruz

revestimiento de oro y pedrería que tiene en la actualidad. Reformada la capilla de un modo completo en 1632, llegó así hasta nuestra guerra civil, en que se demolió totalmente y se allanó el montículo. Éste se volvió a formar y se reconstruyó la capilla, dejando a la vista las piedras del dolmen que ocultaba anteriormente. Pelayo estableció su corte en Cangas, y Silo se atrevió a dejar este refugio, trasladando la corte a Pravia.

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Lápida empotrada en el paramento

Capítulo III. Puentes con un arco principal

Puente de Guijo de la Granadilla

Este puente salva el río Alagón en un estrechamiento que ha permitido voltear su arco de 19,10 m de luz, con arranques en ambos lados desde roca viva, soportando la calzada a unos 30 m por encima del nivel normal de las aguas. El paraje es de una gran belleza y fuerza, pues el granito cortado por las aguas en hoz de paredes casi verticales, y dividido por diaclasas horizontales y verticales en grandes bloques de hasta 5 m de altura, parece ofrecer un basamento de bloques más que ciclópeos, desde un cauce por el cual las aguas pasan con gran violencia. Visto desde aguas arriba el arco aparece con arranques a muy distinto nivel, pero el contorno se aquieta desde aguas abajo por descender el arranque de margen derecha a su debida altura y desbordar una parte de la bóveda el gran bloque causante de la asimetría de aguas arriba. La margen derecha está más alta que la opuesta, lo que produce una nueva asimetría al ser más corto el muro triangular que cierra tímpanos entre rasante y terreno. Considerando los arranques que corresponden al contorno de aguas abajo, queda un medio punto completo con línea de intradós ligeramente defectuosa. El trasdós no se marca netamente por no dar las dovelas la misma anchura de boquilla, apareciendo un contorno dentellado, que no resalta del plano de tímpano, con cuyos sillares intestan las dovelas sin regularidad alguna. Éstas tienen ancho variable con un Vista del arco

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Historia del puente en España. Puentes romanos

valor medio de 30 cm y tizón de 80 a 100 cm. El aparejo de la bóveda es muy cuidado y se conserva muy sano, aunque se ha rejuntado en diversas épocas. En los tímpanos la sillería es menos perfecta, pero las hiladas se conservan horizontales con alturas, variando entre 30 y 50 cm; en las de menos altura, los sillares son más largos (hasta 120 cm). Como se aprecia claramente en las fotografías, las pendientes de los accesos se han suavizado modernamente recreciendo los tímpanos con una fábrica menos cuidada. En la margen izquierda se ha añadido un arco en época moderna. El ancho entre tímpanos es de 5,60 m. Este puente es, indudablemente, romano. Según Mélida (16) formaba parte de una calzada que por Calzadilla iba a Coria. Dista unos 5 km de la mansión Cáparra de la vía de la Plata. En la actualidad presta servicio al camino de Villar de Plasencia a Casar del Palomero. Tenemos, además, otra referencia concreta de Madoz, que lo atribuye sin más explicación a Trajano (15).

Puente de la Reparacea

Es el puente de mayor luz –22,10 m– de esta serie de vano único. El medio punto es bastante perfecto, arrancando ligeramente

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Puente de Guijo de la Granadilla. Vista desde aguas abajo

Puente de Guijo de la Granadilla. Vista desde aguas arriba

Capítulo III. Puentes con un arco principal

Puente de la Reparacea

por debajo de la línea de aguas medias, encajándose justamente en la orilla derecha, pero entrando más de un metro en el cauce actual por la margen izquierda. Las boquillas de la bóveda sin resaltar de los paramentos de tímpanos están formadas por dovelas muy regulares, con dimensión media de 90 x 25 cm, aunque en la zona de clave el espesor llega hasta 1,10 m. El trasdós de la bóveda aparece también de sillería bien aparejada, y los tímpanos se rellenan con sillarejo basto. Todas las fábricas se conservan en buen estado. El ancho total en la zona media es de 4 m. El puente se halla junto al palacio de Reparacea, situado en una explanada entre la carretera actual de Pamplona a Irún y el río Bidasoa. El enlace con el puente por este lado se hace con pendiente suave, siendo más brusco el descenso hacia la margen derecha, donde el camino antiguo continúa aguas abajo, describiendo curva de enlace muy cerrada.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de la Reparacea. Vista desde aguas abajo

Esta comunicación antigua corresponde, según Altadill (13), a un camino romano de enlace entre la calzada de Oyarzun y la vía número 34 del itinerario de Antonio (De Hispania in Aquitaniam ab Astúrica Burdigalam por Pompelone), pasando por las cercanías de Lecároz, Oharritz, Reparacea y arrancando entre Espinel y Linzoain. Había otro puente gemelo del que tratamos en la segunda localidad citada que, según indica también Altadill (14 bis), fue arrastrado por una avenida del Bidasoa antes de 1920. Ésta es la única referencia que tenemos acerca de la ascendencia romana de este puente. Las otras se refieren exclusivamente a la existencia del puente en el siglo XIX (17) y (12). Dadas las características que acabamos de indicar, relacionadas con las del conjunto de los demás puentes, llegamos a la conclusión de incluirlo, con gran verosimilitud, entre los puentes romanos.

Puente de Santo Adriano

Es un puente análogo al de Reparacea, con arco único de luz más reducida (15,50 m). Encaja bien en el cauce, y su medio punto con ligero quiebro cerca de clave arranca

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Capítulo III. Puentes con un arco principal

Puente de Santo Adriano. Vista desde aguas abajo

a un nivel algo superior al plano de aguas normales. Su anchura entre paramentos es también de 4 m, no siendo de asegurar que los pretiles actuales sean los primitivos. Las bóvedas presentan boquillas de sillería sin resaltar de los tímpanos, que son de mampostería. Las dovelas de la boquilla tienen dimensiones de 60 a 70 por 20, que les da un aspecto alargado y enjarjan con la mampostería de los tímpanos en un dentellado irregular. El resto de la bóveda está hecho de un sillarejo poco cuidado, pero mucho mejor que la mampostería de los tímpanos. Las rasantes de la calzada no resultan simétricas y se enlaza más suave y corto con la orilla izquierda que con la derecha, como corresponde a la asimetría del cauce. El puente está situado sobre el río de Trubia, junto al pueblo de Villanueva de Santo Adriano, que seguramente debe su origen al puente. Cerca de él y en la orilla contraria

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Santo Adriano. Vista desde aguas arriba

al pueblo existe la ermita románica de San Romano, muy sencilla y recientemente restaurada (10). El camino antiguo seguía aguas arriba desde esta ermita hasta la Colegiata de Teverga (siglo XI, siguiendo tradición del IX), también junto al río. Hacia aguas abajo se bifurcaba, y bien tomaba la dirección de Oviedo atravesando las montañas con fuertes pendientes o bien continuaba por el valle, como la carretera actual, cruzando de nuevo el río un poco aguas arriba del puente actual de San Andrés. En las inmediaciones de este puente existen las ruinas de otro antiguo, que corresponden a la pila intermedia sobre un asomo de roca y a los arranques de los arcos, que tienen traza de romanos. Esta comunicación en la actualidad es la entrada en Asturias por el puerto de la Ventana y puede corresponder a una vía romana. Sánchez Albornoz la da como uno de los caminos de penetración de los musulmanes, lo cual, aparte de las características estilísticas que hemos descrito, garantiza, a nuestro juicio, el origen romano del puente que describimos. Esto nos lo indicó por vez primera el ingeniero de Caminos D. Ángel Fernández y Fernández.

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Capítulo III. Puentes con un arco principal

Puente de San Andrés sobre el río Sella

Puente de San Andrés. Ruinas de la pila central desde la margen derecha

Vista desde aguas arriba

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Cangas de Tineo sobre el Narcea

El último puente de esta serie de luz importante es el de Cangas de Tineo, sobre el Narcea. Tiene un solo arco de medio punto, de 15,20 m de luz, arrancando de roca bastante por encima del nivel del cauce, con lo cual resulta muy peraltado, aunque no se marca especialmente el arranque del arco, igual que en todos estos puentes. La boquilla del arco con dovelas, que no pueden llamarse sillares pues son casi lajas de piedra, tienen forma de creciente desde arranques a clave. Esta particularidad de algunos puentes romanos ya nos la señaló Gómez Moreno, especialmente con respecto a los arcos del acueducto de Lodosa y Alcanedre, que atraviesa el Ebro en la conducción romana Vista desde aguas arriba

de aguas a Calagurris. El acueducto tiene una serie larguísima de arcos (se calculan unos 60), con luces de 5 m los de la orilla de Lodosa, y el creciente de la boquilla de sillares cuidados y bien aparejados con los de tímpanos se combina con el aumento de espesores en el macho común a dos arcos, que arrancan casi desde el terreno con una anchura inicial muy reducida, resultando el conjunto verdaderamente airoso. En el puente sobre el Narcea el problema constructivo fue mucho más importante y el intradós del arco es bastante defectuoso, por lo cual no se aprecia claramente el efecto estético del creciente. Además, el puente está forrado en ambos paramentos con un revestimiento de sillares muy desiguales, probablemente para darle mayor anchura, sacando planos que vuelan con relación al plano de boquillas, las cuales, como aparecen rehundidas, le dan un aspecto desagradable. Este revestimiento, que se ha debido

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Capítulo III. Puentes con un arco principal

ejecutar o rehacer en distintas épocas, ha desaparecido en fajas horizontales casi a la misma altura en todos los frentes, dejando al descubierto la primitiva fábrica de tímpanos, que es similar a la de todos los puentes que hemos estudiado, intestando con las dovelas del arco, sin resalto de superficie y en contorno irregular. Parece deducirse que, además del recrecimiento, el puente ha sufrido la alteración del suavizamiento de las pendientes de los accesos. No tenemos referencia histórica de este puente, pero su concordancia con el acueducto indicado nos hace darlo por romano.

Puente de Valdestillas sobre el Adaja

Consideramos este puente en el grupo de los romanos de un vano principal con rasantes en lomo acusado, aunque actualmente esté bastante desfigurado por dos importantes reconstrucciones en ladrillo, que han cambiado totalmente el contorno del arco y el perfil de la calzada. Se aprecia claramente por el contraste de las fábricas, sillería en el romano y ladrillo en las dos reconstrucciones posteriores, que del puente primitivo quedan solamente los arranques de la bóveda central y los estribos correspondientes hasta una altura ligeramente superior. Además, una parte de los sillares romanos se han utilizado para adosar tajamares en escalonado aguas arriba y muros de enlace de los estribos con el cauce normal ensanchado, por la erosión de avenidas, en la zona inmediata. También Puente de Valdestillas

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Historia del puente en España. Puentes romanos

se han utilizado sillares romanos en los tímpanos para regularizar la coronación de los mismos. De las dos reconstrucciones, una es típicamente medieval y se conserva en ambas zonas de acceso, con dos arquillos en ojiva, llegando el relleno de tímpanos hasta la vertical definida por la zona romana conservada, lo que atestigua que el arco se ha roto las dos veces aproximadamente por las mismas secciones. De la primera reconstrucción no existen antecedentes y no se puede atribuir a ruina natural o destrucción guerrera. En cambio, de la segunda sabemos que corresponde a la reparación después de la guerra de la Independencia, ya que, según Madoz (19), fue cortado por los franceses a su retirada después de la batalla de los Arapiles. La reconstrucción abarca a la zona intermedia del arco y al relleno de tímpano. Se aprecia muy claramente que al hacer esta reconstrucción se modificaron las rasantes del camino, enlazándose rampa y pendiente por el tramo horizontal en toda la zona reconstruida. Para conseguir esto hubo necesidad de reducir la flecha del arco, rebajándolo notablemente, como se aprecia claramente por la discontinuidad del intradós en las secciones de enlace de las dos fábricas. La luz del arco es 19 m, y sus dovelas tienen aproximadamente 100 x 35 cm. Según Blázquez (20), por él cruzaba la vía romana de Segovia a Septimanca (Simancas), pasando por Cauca (Coca), que eran las mansiones más próximas en la vía número 24 del Itinerario de Antonino. Hoy día sigue sirviendo a la carretera local de Valdestillas, aunque su situación resulta muy defectuosa, ya que tiene curvas de entrada y salida muy cerradas, empeorándose las cosas en una de ellas al tener que pasar luego por debajo del inmediato puente del ferrocarril.

Puente sobre el Vero En el camino de Alquézar a Barbastro

Terminamos los puentes importantes de esta serie con el del río Vero, en el camino de Alquézar a Barbastro. Tiene un arco de 18,90 m de luz, acompañado por otro de 5,40 m, dejando entre ellos un macho con sólo 2,30 m en arranque defendido por tajamar en bisel del lado aguas arriba. El arco principal, con boquilla de unos 60 cm de espesor, tiene dovelas cuidadas y presenta una particularidad muy notable, de gran interés como antecedente para los arcos de perfil rebajado. Consiste éste en que las

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Capítulo III. Puentes con un arco principal

Puente sobre el Vero. Vista aguas arriba y aguas abajo

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Historia del puente en España. Puentes romanos

hiladas de tímpano aparejadas en hiladas horizontales se prolongan hasta el contorno del arco, de tal modo que el despiece en dovelas se inicia a unos cuatro metros de altura sobre el arranque, ya que el arco se ha manifestado, claramente en el intradós. Un primer sillar de forma trapecial sirve de transición al aparejo en dovelas del arco propiamente dicho. El arco de acompañamiento tiene una forma muy defectuosa, de contorno asimétrico muy aplanado, y debe ser de una reconstrucción posterior, así como gran parte de los tímpanos. En la margen izquierda aparece roca sana, sobre la que asienta la fábrica, y en la derecha la cimentación no es tan franca. El arco tiene la línea de arranques por debajo del terreno, por lo que resulta algo rebajado. La coronación resulta asimétrica, correspondiéndose con la asimetría del cauce. La pendiente llega a ser de 19%. Su ancho es de 2,40 m, siendo el más angosto de todos los estudiados. Este puente se da como romano en el pie de la fotografía que aparece en la página 353 del tomo VI de la Historia de Menéndez Pidal. Nosotros no lo afirmamos con la misma convicción que en los puentes restantes. Su arco principal aparece más defectuoso que los que hemos tratado, el lateral lo es mucho más y su anchura es poco frecuente en puentes romanos. Alquézar fue una localidad de cierta importancia en la Edad Media, y el puente corresponde a la comunicación del valle del Vero, hacia la vía romana número 1 del Itinerario de Antonino de Ilerda (Lérida) a León. El dibujo del puente, así como las fotografías que publicamos, han sido proporcionados por el ingeniero de Caminos D. Fernando Susín, de la Jefatura de Obras Públicas de Huesca.

Otros puentes de este tipo, con luz inferior a 15 m

Agrupamos los puentes con luz inferior a 15 m, situados en arroyos o ríos de poca importancia hidráulica, pero, sobre todo, de cauce poco marcado. En estas condiciones un camino que va por sus márgenes queda alterado si volteamos un medio punto que introduce violenta discontinuidad en el trazado. Por ejemplo, con 10 m de luz la elevación del trasdós de clave es superior a 5 m, y si el nivel de márgenes es de unos 2 m, tenemos tres de lomo en una longitud muy reducida, lo cual da lugar a rampas superiores al 20%. Un puente tan pequeño como el puente del Cubo, sobre el río Hervás, situado en la vía de la Plata cuando ésta va a iniciar la cuesta de «Ulía» (hoy Baños de Montemayor), con sólo 6 m de luz, deja su impronta de lomo de asno. Tratándose de puentes de poca importancia varía mucho la naturaleza y calidad de sus fábricas, pero siempre se caracterizan por la perfección de la bóveda, que tiene asparejo de sillares en toda su profundidad, apareciendo en las boquillas dovelas iguales que los otros sillares. No existe resalto en paramentos y los sillares de tímpano se insertan en la boquilla, cuyo trasdós resulta de contorno irregular. En los tímpanos es donde se diferencian más las fábricas, desde sillares nunca demasiado regulares, pero conservando las tiradas de sus planos de asiento a hueso, hasta mampostería o

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Capítulo III. Puentes con un arco principal

Puentes del Rumblar. Vista aguas arriba y aguas abajo. Detalle del arco central

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Otros puentes de este tipo, con luz inferior a 15 m

Rumblar

Tarmuja

Luco

Gibralzo

Cagánchez

El Cubo

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Capítulo III. Puentes con un arco principal

Puente del arroyo de Cagánchez

Puente del arroyo de Cagánchez

sillarejo más o menos irregular. Suelen tener en el frente de aguas arriba tajamares triangulares si el tímpano continúa por debajo del nivel de aguas, o bien acuerdo en plano oblicuo cuando la ladera está inmediata. Es interesante comparar dos puentes con características similares y que además se encuentran a menos de 100 km de distancia en la región extremeña y en dos vías romanas bastante bien identificadas: uno es el puente sobre el arroyo Cagánchez, en la vía romana que, partiendo de Mérida (Emerita Augusta), pasaba el Guadiana por el puente de Medellín (Metellinum); otro es el del arroyo Gibralzo, en la vía romana que enlazaba Cáceres (Norba Cesarea) con Trujillo (Turgallium). Los dos puentes tienen arcos de idéntica luz, el principal de 10,20 m y uno secundario de 1,70 m, la misma anchura, 4,20 m, y un pequeño tajamar en ángulo casi recto por el frente de aguas arriba. En el puente de Gibralzo existen otros dos arcos pequeños, que deben ser de adición posterior. En el puente de Cagánchez las fábricas son muy cuidadas, con dovelas de 64 x 20 cm término medio y sillares de tímpano en hiladas de unos 35 cm de altura media. En el de Gibralzo los sillares de bóveda están bien aparejados y tienen unas dimensiones medias de 40 x 30 x 60 cm; en cambio, el tímpano es de mampostería, aunque pudiera ser de alguna reconstrucción posterior, porque en el tajamar y en el enlace con la ladera vuelven a aparecer sillares de 64 x 32 cm término medio. El más perfecto de estos pequeños puentes es el de Luco, sobre el Jiloca, en la provincia de Teruel, muy próximo a la carretera de Molina de Aragón a Monreal. En éste el arco principal

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente del Cubo

viene acompañado por otros dos a nivel más bajo, con arranques enterrados y dejando entre ellos machones que se aligeran con arquillos a nivel superior de aguas normales. Ésta es la disposición típica de los puentes que hemos llamado republicanos y, por este motivo, lo estudiaremos con más detalle en el capítulo siguiente. En el mismo camino que el de Gibralzo –que actualmente es cordel de ganado– está el puente de Tamuja, con 12,20 m de luz y un arquillo auxiliar de 1,40 m. Tiene dovelas casi cuadradas y aparejo de tímpanos con juntas a 35 cm retocadas rejuntando con pizarra. Se recreció en fecha incierta superponiéndole encima otro puente para nivelar y elevar la rasante, alternando tímpanos llenos con aligeramientos adintelados obtenidos mediante losas planas de 1,50 m de luz. Otro caso interesante de superposición de puentes para elevar la rasante se da en el puente de Cirauqui, en la vía romana del Arga (Navarra), en el cual al medio punto primitivo se ha superpuesto un tímpano macizo rematado en arco carpanel. El puente más interesante de este grupo es el del río Rumblar, en la vía Augusta, que ha estado sirviendo hasta el año pasado en la carretera general de Andalucía. Tiene 13,50 m de luz, arrancando su medio punto desde la roca de las márgenes, a las que se enlazaba mediante fuertes rampas, las cuales fueron recrecidas en el siglo XVIII, dándole coronación horizontal y añadiendo otros dos arcos de acompañamiento para

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Puente de Gibralzo

Capítulo III. Puentes con un arco principal

Puente de Gibralzo

aligerar el muro. El aparejo de la bóveda es muy interesante, como antecedente para los arcos rebajados, y lo estudiaremos con detalle en el lugar correspondiente. También debiera incluirse entre estos puentes el del río Guadarrama cerca de Torrelodones, aguas arriba del puente de Herrera para la carretera de Torrelodones a El Escorial. Es un sitio estratégico de paso a la salida de una de las gargantas de este río. En las proximidades se encuentra una piedra cilíndrica, que puede ser una miliaria, y además se conservan trazas de haber pasado por él un cordel de ganado, que sirve todavía en la actualidad. De los puentes anteriores, exceptuando el de Luco, no tenemos referencia alguna y menos antecedente que los incluya entre los puentes romanos, pero su situación en vías romanas indudables, la perfección constructiva de sus bóvedas, la casi seguridad de fábricas romanas en algunos de ellos (Luco y Cagánchez), nos autorizan a incluirlos en esta serie de puentes que tiene en el de Cangas de Onís el ejemplar más típico.

Puente de Gibralzo

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Documentos relativos a los puentes Referencias históricas y literarias PUENTE DE CANGAS DE ONÍS (1) MIÑANO: Diccionario geográfico. –Tomo II. –Pág. 339. Sobre este río y a distancia de 50 varas de la villa hay un puente de piedra de tres ojos; el del medio tiene 66 varas de elevación sobre la línea del agua y se le da el nombre de Puente Viejo. (2) MADOZ. Tomo III. –Pág. 457. Tiene un puente de tres arcos, siendo muy noble por varios conceptos: el arco principal sorprende por su magnitud y atrevimiento. Tiene 74 pies de luz o anchura y 66 desde la clave al nivel del agua: a causa de esta elevación es incómodo, pues la subida y bajada con bastante pendiente, pero desde su cumbre se domina agradablemente la mayor parte del valle. Se ignora la época de su construcción; únicamente se sabe que en escrituras del siglo XVI se le denomina Puente Viejo. (3) ESCALERA: Crónica del Principado de Asturias. –1865. –Pág. 129: dibujo del puente [2]. (4) QUADRADO: España: sus Monumentos y Artes. –Madrid, 1885. –Pág. 41.– Grabado con pie: Puente en Cangas de Onís y Ermita de Santa Cruz [3]. (5) SOMOZA: Historia general de Asturias. –Tomo I. –Pág. 276. (6) C. VIGIL: Asturias monumental. –Tomo I. –Pág. 304.

también de medio punto. La calzada del Puente, alomada y de doble pendiente para lograr una mayor altura y desarrollo del arco de mayores luces sobre el cauce del río; este arco, de 21 metros, se levanta airoso sobre las rocas de las orillas, siendo el único por donde corren las arremolinadas y azules aguas del Sella. El Puente se hallaba todo él construido con sillares de piedra arenisca de menudo despiece, menos en el intradós de las bóvedas de sus ojos, levantadas con mampostería, atestando a las boquillas de los arcos, construidas con sillería y despiece libre. La calzada del Puente es de tres metros de ancho, toda ella solada con empedrado irregular, valiéndose de morrillo de río y lajas alargadas sentadas en el centro de la calzada, formando así la continúa canal rehundida para facilitar su desagüe. En el curso de los tiempos el Puente ha sufrido continuas modificaciones que le han desfigurado, habiendo sido rehechos todos los arcos apuntados que hoy tiene el Puente, reconociéndose estas variaciones por los empalmes que ofrecen sus arranques. También se fueron cegando arcos valiéndose de paredes construidas con mampostería (todavía está oculto así el arco más inmediato a la orilla de la Villa); substituyendo en otras partes la fábrica de sillería por la más corriente y vulgar de mampostería, etc.

Puente sobre el río Sella a la entrada de Cangas de Onís. Está reputado de construcción romana y parece sufrió algunas restauraciones. Tiene cinco arcos un tanto apuntados hacia la clave y el segundo es el más elevado que se conoce en la provincia.

Los tajamares y los resaltos prismáticos que se alzan sobre aquéllos, bajo los arcos de aligeramiento, con los demás detalles y líneas del Puente, ofrecen el modo de construir romano, menos en el aparejo de sus sillares y en la acusada pendiente de las quebradas líneas de su calzada, característico contorno de los Puentes medievales.

(7) MONUMENTOS ESPAÑOLES: Catálogo de los declarados nacionales, arquitectónico e histórico-artístico. –Madrid, 1932. –Tomo II. – Pág. 145.

El Ayuntamiento de Cangas de Onís realizó por su cuenta los trabajos de excavación del terreno y transporte de tierras, para descubrir partes ocultas del Puente.

651. Puente: Sobre el Sella. Dícese romano y lo parece el aparejo de los pilares. De tres ojos, apuntados, el central de mucha más altura que los laterales.

Luego, fue realizada la más completa restauración del Puente, reconstruyendo arcos, pilas, pretiles y la calzada, abriendo los arcos de aligeramiento. Reconstrucción de paramentos con sillería y mampostería.

(8) CONDE DE LA VEGA DEL SELLA: El dolmen de la capilla de Sta. Cruz (Asturias). –Madrid, 1919. Fotografía del «puente romano de Cangas de Onís», pág. 7.

Con la restauración del Puente, se pudieron hacer importantes observaciones; todos los arcos ojivales corresponden a obras posteriores de restauración, pues originariamente siempre fueron de medio punto. Al retirar piezas en mal estado de conservación, en las partes bajas del Puente, fueron extraídos sillares aprovechados, pudiéndose componer una arquivolta completa de un arco románico (posiblemente perteneció a un antiguo Monasterio desaparecido, existente aguas arriba del Sella).

(9) MENÉNDEZ PIDAL, R.: J. PÉREZ DE URBEL: Historia de España. –Madrid, 1956. –Tomo

VI. –Fig. 37. –Pág. 40. –Puente romano de Cangas sobre el río Sella. (10) MENÉNDEZ PIDAL y ÁLVAREZ, L.: Los monumentos de Asturias. Su aprecio y restauración desde el pasado siglo. –Madrid, 1954. –Págs. 93 y 94. –Láminas XI y XL. El Puente antiguo sobre el río Sella está reputado por el pueblo como de construcción romana; fué originariamente de siete ojos, con arcos de medio punto, y sobre sus pilas se abren los arcos de aligeramiento,

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Aunque el pueblo llama siempre romano al Puente, y sus trazas responden, ciertamente, a este modo de construir, el Puente parece medieval, por su despiece y piedras aprovechadas con labores de esta época, pudiendo haber sido romano el Puente anterior al actual, ya que, efectivamente, Cangas de Onís se halla sobre la calzada romana del litoral, habiendo seguido en este Puente las trazas del anterior.

Capítulo III. Puentes con un arco principal

De todos modos, el soberbio puente de Cangas de Onís sobre el río Sella, emplazado en delicioso lugar, dando vista a la montaña por

donde se abre el paso del Pontón, es uno de los más bellos construidos bajo las trazas romanas.

PUENTE DE LA REPARACEA (11) MIÑANO: Diccionario geográfico. –Tomo II.

De las altas cumbres del señorío de Berriz se precipitan muchos arroyos que corren por lo profundo del valle, hasta incorporarse con el río Bidasoa, en el gran puente que hay junto al palacio de Reparacea. (Bertizarana, pág. 96.) En este valle, cerca del palacio de Reparacea, recibe nuevos aumentos, tiene un gran puente de piedra y empieza a llamarse Bidasoa. (Bidasoa, pág. 113.) (12) MADOZ: Diccionario geográfico. –Tomo XVI. –Pág. 36. Junto al palacio de la Reparacea donde el río recibe el afluente Berlizarena y toma el nombre de Bidasoa. (13) ALTADILL: De Re Geographico-Histórico. Vías y vestigios romanos en Navarra. –San Sebastián, 1923. –Pág. 67. Que la calzada romana de Oyarzun tuviese un lazo de unión al iter 34 de Antonino me parecía tan lógico, que con toda confianza me lancé

a buscar ese trayecto, teniendo, desde luego, la fortuna de hallarle en tres puntos; a saber: 1.º En las cercanías de Lecároz, a la vista, sobre la orilla derecha del río Baztan, en un punto donde habiendo las aguas socavado el terreno, se han llevado un trozo de la calzada, dejando otro que está predestinado a idéntica desaparición. 2.º Poco más al oeste, en Oharritz, donde estuvo el puente romano así denominado, que hace pocos años fué arrastrado por una avenida del mismo río; y 3.º Por otro puente, hermano gemelo del anterior, situado en el bellísimo paraje que ocupa el palacio de Reparacea sobre el río Bidasoa, en el valle de Berlizarana, entre Oyeregui y Narvarte: sus características son claras y de él doy una reproducción gráfica en este trabajo; el de Oharritz la dí en la página 13, Tomo I, de mi Geografía navarra. (14) ALTADILL: Geografía navarra. –Tomo I. –Pág. 13. –Fotografía del puente de Oharritz, antes de su ruina.

PUENTE DEL GUIJO DE LA GRANADILLA (15) MADOZ: Diccionario geográfico. –Tomo I. –Pág. 183. Tiene un puente de piedra con un solo ojo altísimo que se llama el Pontón del Guijo. Se cree obra del emperador Trajano. (16) MELIDA: Catálogo Monumental de España. Provincia de Cáceres.– Tomo I.– Pág. 165.– Lám. XXXIV.– Fig. 58.

388. Al SE. del pueblo se halla el puente sobre el río Alagón. Formaba parte de la calzada que por Calzadilla iba a Coria. Es un puente de un solo ojo, en el que conserva un arco romano de medio punto. Lo restante está desfigurado y reconstruido formando lomo en el centro, como fué costumbre en la Edad Media. La construcción antigua es de silueta granítica y lo restante de sillarejo.

PUENTE DE SANTO ADRIANO (17) MIÑANO: Diccionario geográfico.– Tomo VIII.– Pág. 145. Sto. Adriano.– Atraviesa por este Concejo el camino que, desde Oviedo y otros puntos septentrionales, dirige a la provincia de León por el puerto de la Ventana. La ruta más frecuentada es de Oviedo a la

Ribera de abajo de aquí, pasando el Nalón por la barca de Caces al lugar de Puerto; … o por Villanueva, atravesando antes su hermosa vega perfectamente cultivada y el buen puente de piedra cercano al lugar. (10) MENÉNDEZ PIDAL Y ÁLVAREZ.– Pág. 90.

PUENTE DE CANGAS DE NARCEA (18) MADOZ: Diccionario geográfico.– Tomo V.– Pág. 459. En la confluencia de los ríos Narcea y Naviego o Luyna hay un buen puente de piedra en figura de media luna, por exigirlo así su situación y seguridad.

PUENTE DE VALDESTILLAS (19) MADOZ: Diccionario geográfico.– Tomo II.– Pág. 78 (río Adaja). Colocado a 200 pasos después del pueblo de Valdestillas, de tres ojos, estando recompuesto con madera el del medio por haberle cortado el ejército francés mandado por el general Clausell en su retirada después de la batalla de Arapiles.

(20) BLÁZQUEZ: Vías romanas del Valle del Duero.– Coca-Simancas, 1915.– Pág. 21. El puente de Valdestillas es realmente soberbio. El que representando una remota antigüedad servía para el paso de caminos y cañada de ganados.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

PUENTE DEL VERO (21) MENÉNDEZ PIDAL, R.: Historia de España.– Tomo VI.– Pág. 353.– Fotografía del puente romano sobre el río Vero.

Dibujos [1] «Estado actual del puente de Cangas de Onís». Año MCMXXXIX. Planos de la restauración llevada a cabo por el arquitecto D. Luis Menéndez Pidal y Álvarez. Escalas 1:100 y 1:500.

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[2] «Puente de Cangas de Onís», de la Crónica del Principado de Asturias, de Escalera. Madrid, 1865, pág. 129.

IV

Puentes romanos de la República

Introducción

En este tipo de puentes, cuyo prototipo es el puente de Mérida, agrupamos los que están caracterizados morfológicamente, de un modo general, por su gran relación de macizo a vano, y específicamente, por la presencia de arquillos de aligeramiento sobre pilas. Denuncian una falta de dominio técnico en el modo de enfocar el problema del puente, que llega hasta al tratamiento de la piedra en la fábrica de tímpanos especialmente, lo cual no es incompatible con unas cualidades estéticas bastante logradas en algunos ejemplares.

Puente de Mérida: Frente de aguas arriba

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Mérida: Frente de aguas abajo

Para la especificación cronológica tropezamos con la falta total de documentación original y de referencias literarias antiguas en los puentes que reunimos. Exceptuando las breves citas de Ambrosio de Morales, en dos o tres de ellos hay que esperar a Ponz, o todavía más al siglo XIX, para que aparezcan aunque sólo sean los nombres de alguno de ellos. Esto no tiene nada de particular en los puentes menores que están, además, en rutas poco frecuentadas, pero resulta extraño que un puente tan importante como el de Andújar, inmediato al pueblo y sirviendo hasta el presente en la carretera general de Andalucía, no haya dado mayor abundancia de letra impresa. A esta falta casi absoluta de documentación que aclare la cronología de nuestros puentes se suma la naturaleza verdaderamente confusa del tema, pues en un momento determinado no existe un nivel técnico uniforme. Basta con referirse a la actualidad, en que se salvan luces superiores a un kilómetro con una gran esbeltez y dominio, a la par que se construyen puentes amazacotados y torpes para salvar luces mucho menos importantes. Circunstancias locales de materiales disponibles, falta de pericia de los constructores, o la presencia de puentes antiguos que sirven de ejemplo son motivos sobrados para caer en anacronismo al construir un puente, y esto tanto más fácilmente cuanto menos importancia tenga económicamente la obra. Por consiguiente, es inútil tratar de afinar en el enfoque del tema, ya que éste no posee claridad intrínseca. Pero como por otro lado no podemos renunciar a un mínimo de sistematización, nos hemos esforzado en dar una cierta ordenación cronológica y morfológica agrupando todos los puentes romanos alrededor de tres puentes típicos: Mérida, Alcántara y Cangas de Onís. Como ya hemos indicado al estudiar particularmente cada uno de éstos el primero caracteriza pasos de cauce con rasante baja, repetición de vanos y gran robustez de pilas; el segundo, rasante elevada y casi

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Capítulo IV. Puentes romanos de la República

Puentes de la isla Tiberina: Ponte Rotto, primitivamente Pons Emilio Pons Fabricius

Puente de Augusto sobre la Marechia, en Rímini. (Dibujo de Palladio, libro terzo, pág. 23)

horizontal con pilas esbeltas; y el tercero, un vano dominante con rasantes muy alomadas acompañado o no por otros laterales. Nos toca ahora reunir los ejemplares del primer tipo, lo cual confirmará o no su validez en cuanto a eficacia para dar coherencia al grupo. La nota característica es su macicez, gran anchura de pila respecto a vano (variando desde 0,60 a 1,05 m en los que hemos reunido). Denota, como decíamos falta de dominio técnico por primitivismo. Desde estas primeras soluciones del problema de aligerar un muro para que resista dejando pasar las aguas, hasta las soluciones actuales de tramos rectos y puentes colgados, se han ganado buen número de batallas en esta lucha por dominar los ríos de través. La característica de macicez da lugar a tímpanos amazacotados, y en cuanto las aguas rebasan los arranques de los medios puntos el desagüe lineal se merma notablemente, pasando gradualmente nuestros puentes a estructuras mixtas de puente y presa, acentuándose ésta con la subida de las aguas. Para mitigar este defecto tan fundamental acude inmediatamente la idea de perforar los tímpanos, estableciendo una segunda ordenación de vanos según los ejes de las pilas, donde, gracias al grueso de la fábrica, no se debilita su resistencia mecánica, sino que al contrario, por descargar una parte del empuje mejora su resistencia al vuelco. Con esta sangría del agua detenida contra el tímpano dejándola fluir a través de los arquillos se alivia en parte la angustia que debieron sentir los ingenieros romanos al no poder superar este fenómeno

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Historia del puente en España. Puentes romanos

de los puentes que se tornan presa ante la avalancha creciente de las avenidas, cuando precisamente se hace más necesaria su transparencia e incorporeidad. Analizando la estructura del puente, tenemos, por un lado, las pilas y, por otro, las bóvedas y tímpanos. Las pilas quedan limitadas en altura por el plano horizontal del arranque de las bóvedas. Su importancia arquitectónica es reducida, pues además de esta limitación no debían destacar en el frente de aguas abajo, ya que la obra queda enrasada en este frente por plano vertical único. En la mayor parte de los puentes es difícil imaginar cuál era la apariencia de las pilas en el frente de aguas arriba, ya que cuando el cauce tiene importancia hidráulica se han adosado posteriormente tajamares salientes, cuya fábrica acusa la discrepancia con la primitiva. Esto resulta evidente en el puente de Andújar, donde los tajamares adicionales se coronan por encima del plano de arranques de bóvedas, cegando parte de los arquillos, por lo cual debió corregirse la falta, abriendo de nuevo el aliviadero mediante desmoche tosco de la fábrica. En el puente de Mérida (tramo primero lado Mérida), que conserva la fábrica primitiva en casi todas las pilas, éstas tienen avance en semicírculo hacia aguas arriba, quedando rasas por el frente de aguas abajo, conservándose esta última disposición en puentes romanos de época imperial como los de Salamanca, Cáparra, Segura, etc. Para los frentes de aguas arriba se llegó a la solución de tajamares triangulares que aparecen, por ejemplo, en Villa del Río, Colloto, etc. Las bóvedas tienen un aparejo bastante cuidado tanto en boquillas como en intradós. Las dovelas son tanto más alargadas cuanto mayor es la luz. No destacan de los paramentos de tímpanos, teniendo una labra en concordancia con la de éstos. En muchos casos el trasdós de los arcos define las rasantes de la coronación, que van tangentes a las claves, definiéndose en paramento por una hilada corrida de menor espesor sin resaltar o con ligero resalto. El pretil debía quedar también enrasado con los tímpanos, aunque esto

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Puente Juliano, en Cavaillon (Francia)

Tema fundamental del puente de Mérida

Capítulo IV. Puentes romanos de la República

1 Puente de Andújar

2 Puente de Luco

3 Puente de Colloto

4 Puente de Villa del Río

5 Puente del Guadalmellato

sólo puede inferirse en el de Mérida, pues los demás aparecen desmochados o con los pretiles reconstruidos. Desde el punto de vista estético, el tema más interesante es el de los arquillos de aligeramiento. El ritmo de los arquillos en contrapunto con el de los arcos principales da ligereza a los tímpanos, salvando estéticamente puentes que en silueta de arcos principales son de una pesadez extraordinaria. En los puentes españoles, los arquillos se ordenan coronando sus claves a un nivel más bajo que las de arcos principales. La altura total de la arcada viene a ser la mitad de la flecha de los arcos adyacentes en Mérida, quedando a mayor altura en Andújar. Arrancan siempre del mismo nivel que los arcos principales, lo cual no suele cumplirse en los puentes franceses ni en los romanos, donde tienen un plano de arranques más alto y, en cambio, coronan generalmente al mismo nivel de clave que los principales. Así sucede en el puente Emilio y en el Fabricio, en los dos aligeramientos antiguos del puente Milvio y en lo que subsiste romano del puente sobre el Adigio en Verona. También responde a esta ordenación el de Rímini, sobre la Marechia, contando los nichos sin los frontones de coronación. En los franceses, tanto el de Sommières, sobre el Vidourle, como el juliano, en Cavaillon, tienen los arcos desplazados hacia lo alto, de modo que sus contornos de trasdós son tangentes a la línea de cornisa que se apoya también sobre los arcos principales. En Portugal tenemos el de Vila Formosa, sobre el Seda, cerca de Alter do Chao, con arquillos altos enrasando claves con los principales.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Vista de Andújar, del Atlante Español, de Espinalt [1]

Escudo de la ciudad de Andújar, en el libro de Terrones y Robles (2)

En cuanto a la relación de altura a ancho tenemos una gran variedad, desde resultar aproximadamente iguales ambas dimensiones en el puente Fabricio, hasta una esbeltez de casi tres en el de Sommières. Los españoles, tienen siluetas término medio: en Mérida, la esbeltez es de 1,5 a 2,8 m y en Andújar, de 1,1 a 1,80 m.

Puente de Andújar sobre el Guadalquivir

Del puente antiguo deben proceder ocho arcos y seis arquillos de aligeramiento de pilas. Parten de una pila estribo rectangular que los separa de los dos vanos salvados por arcos escarzanos construídos desde 1823 a 1827, los cuales, en la actualidad, sirven al cauce de aguas medias. En la margen derecha, el puente se prolonga mediante muros de acompañamiento perforados por cuatro medios puntos y cuatro ojos de buey alternando de un modo irregular. Esta prolongación debe corresponder al siglo XVIII por estilo, y, desde luego, existía ya a principios del siglo XIX. Del otro lado de la pila estribo había otros tres arcos: dos fueron volados en la guerra de la Independencia, uno de ellos destruido

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Capítulo IV. Puentes romanos de la República

Vista del frente aguas arriba

y ambos reforzados con madera que se llevó una avenida en 1822 (5), quedando cortado hasta la construcción de los arcos modernos que hemos indicado. Entre dichos arcos había dos arquillos de silueta análoga a los demás, como aparece en el plano que acompañamos, el cual procede del estudio hecho por el ingeniero J. A. Larramendi a principios del siglo XIX (6). Las luces de los vanos varían desde 44 pies (11,90 m) a 36 (9,55 m) y parecen ordenarse según define el quiebro de rasantes a los lados de uno de 42 pies que deja cuatro arcos a la derecha y tres del otro lado. El de mayor luz resulta ser el segundo contando por la derecha. En cambio, el menor es el último de la izquierda, con 36 pies luz común, de los tres desaparecidos a la izquierda de la pila estribo la cual pertenece a la fábrica antigua y sostenía hasta el siglo XIX un torreón defensivo alto de 7 m. Según Ponz éste era «un fuerte castillo o plaza de armas con puertas de hierro» (3). Vista de los arcos centrales con los tajamares añadidos probablemente en el siglo XVI

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Vista general desde aguas abajo

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Capítulo IV. Puentes romanos de la República

Los arcos están aparejados con dovelas muy alargadas bastante homogéneas formando boquillas que no destacan del paramento de tímpanos, el cual tampoco se interrumpe al coronarse mediante pretil. La regularidad del aparejo se continúa en toda la bóveda, según se observa en el intradós de la misma. En la fábrica de los tímpanos se aprecia una zona inferior de sillares con escuadría y aparejo típicamente romanos y otra superior, más descuidada, que puede proceder de restauraciones sucesivas. Contribuye a dar este aspecto el rejuntado tosco con mortero de cal que debe ser también de diferentes épocas. Las boquillas de los arcos de aligeramiento están dispuestas con gran esmero, ostentando dovelas trapeciales bien distribuidas que destacan netamente de los tímpanos sin formar resalto. Este destacarse se limita al medio punto y no se continúa en los contornos verticales, pues el aparejo de los tímpanos se lleva sin interrupción hasta los bordes del hueco. Los tajamares del frente de aguas arriba aparecen yuxtapuestos avanzando violentamente hacia la corriente. Su fábrica es más tosca en sillares bastante desiguales, aunque dispuestos en hiladas horizontales. Enlazan mal con las boquillas de los arcos, donde se ve claramente la falta de trabazón. Como ya hemos indicado, llegaron a estar coronados ocultando parcialmente los huecos de los arquillos, pero se reparó este defecto abriendo el paso mediante brecha toscamente realizada. En el frente de aguas abajo su forma es semicilíndrica, habiendo quedado limitados bastante por debajo de los huecos de aligeramiento. No puede determinarse qué forma tendrían las pilas en la construcción primitiva, pero es casi seguro que el paramento de aguas abajo quedaría raso, recortándose en él sobriamente las arcadas de los huecos principales y las de los aligeramientos. En el frente de aguas arriba pudieron ser semicilíndricas como en Mérida, o bien, apuntados, pero sin avanzar más de lo correspondiente a enlace en ángulo recto. La relación de vano a macizo oscila entre valores realmente excepcionales, de 0,83 a 0,95 m, es decir, que el efecto muro es más de la mitad, antes de que las aguas hayan llegado a mojar los arranques de arcos.

Alzado y planta según planos de la Jefatura de O. P. de Jaén [2]

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Historia del puente en España. Puentes romanos

No tenemos ningún dato que nos permita fijar la época de construcción del puente, pero lo situamos en la República por las consideraciones que hicimos al principio. El puente debió experimentar una importante reforma en el siglo XVI, a juzgar por las marcas de cantero que conservan algunos de sus sillares, análogas a las de los puentes de la Cartuja, sobre el Guadalete, y el del Congosto, sobre el Tormes, que son de dicha época. No había antecedentes en el archivo de Andújar cuando González Molada hizo una investigación en el siglo XIX (6), y en la actualidad el archivo ha desaparecido. Creemos que se trata de una reparación con reforma de pilas, especialmente en los tajamares con hiladas en abanico, como en otros puentes reformados en el siglo XVI (puente de San Martín, en Toledo; Marmolejo y Montoro, en el Guadalquivir). Las marcas de los sillares pueden corresponder a relabra de los mismos o sustitución de los primitivos desgastados en quince siglos de resistir los agentes meteorológicos y las avenidas del río. De la serie de reconstrucciones que tenemos conocimiento, la primera debió realizarse en tiempos de Septimio Severo, a la que debe referirse la inscripción 1. Otra importante, cuando la fase constructiva de Carlos III, en la que debieron añadirse los medios puntos y ojos de buey de la margen derecha. También parece que fue reparado en tiempos de Almanzor, pues algunos historiadores le atribuyen la construcción (8). El puente necesitaba continuo mantenimiento, como se deduce de las donaciones del infante don Enrique en el siglo XV. Según ya hemos referido, los arcos extremos de la margen izquierda destruidos en la guerra de la Independencia fueron sustituidos por dos arcos rebajados de

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Vista de un arco desde aguas abajo

Un tramo completo desde aguas arriba Detalle de una pila desde aguas arriba

Capítulo IV. Puentes romanos de la República

70 pies proyectados por el ingeniero de caminos J. A. Larramendi y construidos en la etapa 1823 a 1827 (6) bajo la dirección de don Gabriel Hernández (5). El proyecto se Macizo entre los arcos centrales desde aguas abajo

extendía a todo el puente mediante sustitución de la parte romana actual por cinco

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Arcos y pilas vistos desde aguas abajo

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Capítulo IV. Puentes romanos de la República

Enlace de las partes romanas y del siglo XIX con la pila que sustentaba la torre defensiva. Tramos construidos en el siglo XIX

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Historia del puente en España. Puentes romanos

arcos del mismo tipo que los construidos con luces variando de 90 a 70 pies, siguiéndoles dos arcos de 70 pies en la zona del siglo XVIII. En la actualidad se proyecta una variante de carretera para suprimir la travesía de Andújar con puente a unos 500 m aguas arriba del actual. La piedra utilizada en este puente debe ser la caliza roja procedente de Marmolejo que cita Madoz (5), y que también fue utilizada en el puente de esta misma localidad y en el de Montoro, ambos del siglo XVI.

Puente de Villa del Río

Está situado a 2 km del pueblo de este nombre, sobre un pequeño arroyo, el Salado de Porcuna (existen varios arroyos salados en esta zona de aguas salobres). Tiene un arco

Vista desde aguas abajo antes de construir el nuevo puente. (Foto: Gómez Moreno)

Vista desde la carretera actual (aguas arriba)

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Capítulo IV. Puentes romanos de la República

Vista, en la actualidad, desde aguas abajo

Alzado

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Arco principal desde aguas arriba

principal de 9,30 m de luz acompañado de otros dos menores con 3,60 y 3 m, aligerándose las pilas intermedias con arquillos decorativos de 1,10 m. Existía otro arco menos importante en la margen derecha, que ha quedado oculto por el terraplén de la nueva carretera. En el conjunto arquitectónico tan pintoresco que forman arcos, arquillos, pilas y tímpanos, el tema principal es el arco central, con su impresionante emboquillado, en el que sus dovelas tienen verdadera plasticidad escultórica. Sus proporciones, muy bellas, con 1,00 m de tizón y anchura variable para formar el acuñado, pero además tienen sus caras de contacto en dos planos formando engatillado para

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Dibujo del manuscrito de J. Fernández Franco [3]

Capítulo IV. Puentes romanos de la República

Detalles de las fábricas en el paramento de aguas arriba. Arco lateral izquierdo y arranques del arco central

Arco lateral izquierdo y arranques del arco central

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Historia del puente en España. Puentes romanos

evitar el deslizamiento. Este engatillado se encuentra también en el puente de Pedroches, cerca de Córdoba, de origen romano (referencia de Gómez Moreno), y en el puente musulmán de Pinos (provincia de Granada), resultando en este último fingido mediante artificio de labra. Las hiladas se mantienen en el intradós con bastante regularidad, ostentando en todas las caras vistas un robusto almohadillado. Lo mismo que en los demás elementos del puente, la boquilla de aguas abajo (lado norte) se conserva mucho mejor que la de aguas arriba, habiendo desaparecido en ésta unos cuantos sillares, que se han sustituido por fábrica de ladrillo. El arco, de medio punto perfecto, arranca netamente de dos pilas muy bajas con alzado casi cuadrado, aparejadas con sillares de grueso tizón destacados de las dovelas del arco. Por el frente de aguas abajo las pilas no destacan del piano vertical de paramento del puente, mientras que del lado de aguas arriba avanzan en tajamares triangulares muy sobrios con sillares de labra sin almohadillado. Los arcos laterales están menos cuidados de aparejo, y sus medios puntos no destacan como en el central, ya que sus boquillas no se definen al interrumpirse del lado interno sobre las dovelas de los arquillos de aligeramiento, mientras que del lado externo descienden hasta el nivel de pilas formando toscas jambas con respecto a los tímpanos. Donde resulta el aparejo verdaderamente primoroso es en los arquillos de aligeramiento, lo cual puede apreciarse particularmente en el de la margen derecha y en su frente de aguas arriba, aunque en la actualidad, está parcialmente enterrado. De un lado se apoyan sobre el arranque de la bóveda principal intercalando una superposición de sillares de forma diferente, que constituye su pilastra independiente. La otra pilastra resulta casi simétrica, de tal modo que el arquillo con sus dos pilastras se destaca claramente, a costa de dejar en un forzado equilibrio a los dos arcos laterales, cuyo medio punto altera como acabamos de indicar. Todas la bóvedas de arcos y arquillos arrancan del mismo plano horizontal. En los tímpanos se acusan fábricas de distintas épocas, destacando por su fuerza expresiva los sillares y romanos. Las otras fábricas tienen sillares más lisos y de aparejo

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Detalles de las fábricas en el paramento de aguas arriba. Arquillo y arco derechos

Capítulo IV. Puentes romanos de la República

menos cuidado, han servido para reparar los desperfectos causados por el tiempo y para suavizar el perfil alomado, que aún todavía se acusa bastante. También se notan reparaciones abundantes en la boquilla de aguas arriba y en el intradós de la bóveda principal, así como en las boquillas del mismo frente de arco y arquillo de acompañamiento en la margen izquierda. El puente se construyó con verdadero lujo para servicio de la vía Hercúlea, pues se trata de un arroyo vadeable salvo días contados. Ha estado sirviendo a la carretera de Andalucía hasta el año 1934, en que el Circuito Nacional de Firmes Especiales construyó el puente inmediato, que evita, además, cruzando oblicuamente el arroyo, el quiebro que existía en la alineación del puente romano.

Puente Mocho sobre el río Guadalmellato (Córdoba)

Puente Mocho. Vista general desde aguas abajo

Arcos con el arquillo superviviente

Puente de diez vanos, con luces comprendidas entre 4,50 m y 6,60 m, separados por pilas oscilando entre 3 y 4,20 m. En una longitud total de unos 100 m tenemos un desagüe lineal de 55 m, lo que da una relación media de macizo a vano de 0,84 cm. Aprovecha un estrechamiento del cauce y, dada su macicez, presenta gran osbtáculo a la corriente, que sobrepasa su coronación en avenidas extraordinarias, llevándose fácilmente los parapetos, como indica Espinosa (14), y a ello se debe su designación de puente Mocho. Su coronación es casi horizontal, y así pudo servir de acueducto mediante un canalillo de riego que pasaba agua para una finca del duque del Infantado, como nos ha indicado Gómez Moreno. Actualmente sirve al camino que va a la

Detalle de los tajamares de aguas arriba

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Historia del puente en España. Puentes romanos

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Capítulo IV. Puentes romanos de la República

Vista desde aguas abajo

Página anterior Arco y arquillo desde aguas abajo

presa del Guadalmellato de abastecimiento de Córdoba, por lo cual recientemente la Confederación del Guadalquivir restauró el puente y le puso pretiles aligerados. Aparte de referencias anteriores, su romanidad queda asegurada al encontrarse en la vía romana de la orilla derecha del Guadalquivir, en el trayecto Castulo-Corduba y en línea con el puente de Andújar sobre Jándula, claramente romano, saliendo a empalmar con la vía de la orilla izquierda en el puente de Alcolea, el cual ya no conserva vestigio del primitivo romano que verosímilmente debió existir en el mismo sitio. Su fábrica, que nunca debió ser muy cuidada, está muy alterada, pues se ve claramente que la mayor parte de los arcos han sido reconstruidos alguna vez. Sólo parece

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Historia del puente en España. Puentes romanos

primitivo uno de los centrales. Las pilas tampoco ofrecen muestras de autenticidad, ya que los frentes de aguas abajo, unos en tambor semicilíndrico y otros rectangulares, denotan adición en épocas diferentes. Los frentes de aguas arriba con tajamares triangulares parecen más originarios, aunque su fábrica es tosca y tienen la superficie más alterada al estar en orientación norte y expuestos a la acción directa de las avenidas. Indudablemente, los tímpanos se aligeraban con los típicos arquillos, como atestigua el único superviviente junto a uno de los arcos que consideramos también primitivo.

Puente de Colloto sobre el río Nora

Está situado este puente sobre el río Nora, a unos 5 km de Oviedo, en el camino a Pola de Siero, sustituido modernamente por otro puente que cruza el río con bastante oblicuidad, evitando la distorsión que producía en la alineación del camino. Esta comunicación antigua, paralela a la costa por el interior a lo largo del Nora y luego del Piloña, puede considerarse prolongada hasta Cangas de Onís por Infiesto, encontrándose en ella el puente de Ceceda típicamente medieval.

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Vista desde aguas arriba

Capítulo IV. Puentes romanos de la República

Detalle del arquillo de aligeramiento

Es una bella aplicación del tipo de puente que estamos considerando al caso de dos vanos, donde el arquillo marca el eje de simetría y las rasantes se contrapesan en rampa y en pendiente suave. Los arcos, de unos 10 m de luz, tienen un dovelaje cuidado que arranca más alto de la cuerda del medio punto, la cual va aproximadamente con la línea de tierra. El arranque de las dovelas en los estribos se marca por una más estrecha en resalto con la inclinación correspondiente, que se prolonga en línea horizontal por el muro de acompañamiento acusando una moldura incipiente y en ensanchamiento de 28 cm, la mitad por cada lado, entre paramentos. Todo el aparejo de la bóveda es muy cuidado, con dovelas regulares de 70 cm de tizón y relación aproximada 1 a 3. La pila, con ancho de 6 m (relación de macizo a vano 0,60 cm), tiene tajamares apuntados por ambos frentes, más acentuado el de aguas arriba, que es bastante agudo. El arquillo está bien volteado con boquilla destacada del tímpano por su regularidad. La relación de altura a ancho es, aproximadamente, 1 a 2,5 m y viene a enrasar su clave con las de los arcos por intradós. En el frente de aguas arriba, en ambos muros de acompañamiento, existen sendos abanicos de sillares en escalonamiento para enlazar hidráulicamente la obra de fábrica con las laderas. Los tímpanos tienen sillares muy correctos con labra fina y un plano muy cuidado. Las rasantes de coronación resultan tangentes a los trasdoses de las bóvedas, quedando la del arquillo por debajo.

Vista lateral de la pila central

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Es de los puentes más perfectos y originales del grupo; revela una técnica avanzada y el resultado de una visión artística lograda por la ponderación de huecos y macizos; la simetría mantenida en planos longitudinal y transversal, y un gran acierto tanto en el trazado del conjunto como en la perfección de los detalles. Los habitantes de Colloto lo tienen por romano, y la primera noticia de él nos la dió el ingeniero de la Jefatura de Oviedo, don Leoncio del Valle, pero no hemos encontrado referencia escrita del mismo. Es indudable que este puente no pertenece a la época republicana, dada su perfección técnica y arquitectónica, así como porque la romanización de Asturias debió venir después de las guerras de Augusto con cántabros y astures.

Puente de Luco sobre el río Jiloca

Es un puente que por traza pudiera quedar inmediato al de Villa del Río, y ambos encajarse en el tipo correspondiente a Cangas de Onís. Por esta razón dimos su perfil con los menores de dicha serie, pero la expresividad de los arquillos de aligeramiento nos fuerzan a clasificarlo definitivamente en el tipo que nos ocupa ahora. Si, como acabamos de decir, morfológicamente quedan ambos puentes inmediatos, destacan fuertemente en los detalles de interpretación. La violenta irregularidad del puente de Villa del Río se torna en Luco perfecta ordenación y domada serenidad. El arco central, de 11,20 m de luz, entierra sus arranques en el río, que ha debido subir de nivel, por lo cual no ostenta la totalidad de su medio punto. Las dovelas son

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Vista desde aguas abajo

Capítulo IV. Puentes romanos de la República

muy regulares y forman boquilla sin resalto, pero su contorno queda claramente dibujado en el paramento. El aterramiento del cauce afecta aún más a los dos arcos laterales, a los cuales corresponden cauces menores que salvan independientemente. El espesor de las dovelas es el mismo que en el arco principal. Los arquillos no resultan simétricos, ya que, aunque sus huecos tienen umbral al mismo nivel, las claves de sus arcos suben a distinta altura, llegando el de la margen derecha a ser casi tangente en su trasdós a la coronación del tímpano. Toda la arcada se encuadra con sillares que la destacan aunque sólo de un modo neto en boquillas, pues en sus hastiales enjarjan con los sillares de tímpanos. Como en todos los puentes de este tipo los paramentos de aguas abajo son planos, apareciendo en el de aguas arriba sencillos tajamares triangulares por debajo de los arquillos. El aparejo de los tímpanos es menos cuidado que el de los arcos con sillares en hiladas de diferente altura y forma tendiendo a cuadrada. El puente se corona con rasantes de doble pendiente muy pronunciada que llegan a clave tangentes al trasdós del arco principal. Por una extraña disimetría estas rasantes son tangentes, bien a un arco secundario, o bien a un arquillo de aligeramiento, alternativamente. El ancho del puente sin pretiles es de 3,60 m. No tenemos más referencia de él que la de Taracena en Ars Hispaniae publicando dos fotografías del puente.

Puente de Guadajoz

Tiene siete arcos, ordenados en luces decrecientes: desde el central con 6,90 m; los cuatro inmediatos con 6,50 a 6,75 m, y los dos extremos, francamente menores, 4,20 m. Las pilas empiezan respetando la misma gradación: 5,20 m las inmediatas al central 4,80 m las siguientes; pero luego la cambian teniendo las extremas 5,55 m y 5,15 m, a la izquierda y a la derecha, respectivamente. Por consiguiente, la relación del macizo a vano es término medio 0,75 m.

Vista desde aguas arriba, antes de la reforma de 1957

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Vista actual desde aguas abajo El puente en la actualidad, después del ensanchamiento y modificación de rasantes

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Capítulo IV. Puentes romanos de la República

Antes de la última reforma (año 1957) tenía rasantes en quiebro sobre el eje del arco central, resultando la coronación en dos segmentos netos tangentes a los contornos de trasdós de los arcos. En la actualidad se ha establecido una coronación horizontal y recrecida con respecto al trasdós del arco central. En la restauración anterior a la reforma última se apreciaban señales de otras dos anteriores: una del siglo XVIII, que había proporcionado al puente unos vistosos y robustos tajamares escalonados, y otra, de la etapa del Circuito Nacional de Firmes Especiales, que había ensanchado la plataforma volando las aceras que además se apoyaban sobre los remates de los tajamares. En la última reforma se ha ensanchado el puente desde 6 m hasta 10,50 m, embebiendo el puente anterior con sus pilas y tímpanos que eran de sillería entre dos paramentos de hormigón y que, además, se han coronado horizontalmente y por encima de la cumbrera, como ya hemos indicado, suprimiendo radicalmente todo vestigio de romanidad. Del lado aguas arriba se han añadido tajamares triangulares con sombreretes en los arranques de bóvedas. Entre los puentes de esta época debemos considerar otros que no tienen arquillos, unos porque los pueden haber perdido en reconstrucciones y especialmente al añadirles tajamares con la idea no sólo de abrir las aguas, sino de servir de contrafuertes en los que se llama pie-amigo. Ya hemos indicado que la relación alta de macizo a vano es lo que caracteriza a estos puentes, denotando falta de dominio técnico. Parecen indudables el de Niebla, con nueve arcos en luces decrecientes y rasantes en lomo pronunciado antes de su acomodación al tráfico moderno, como acabamos de ver en el de Guadajoz, con sus siete arcos de luces ordenadas y rasantes suavemente alomadas hasta el último ensanchamiento. Pudiera también incluirse el de Granada sobre el Genil, aunque autoridades en la materia lo incluyen entre musulmanes, y en el mismo respecto al de Zulema, sobre el Henares, en la vía romana César AugustaEmerita Augusta, junto a Complutum (Cerro de San Juan del Viso). Otros puentes que conservan algún arco de época romana primitiva son el de Lugo sobre el Miño, el del Padrón, el de Puente-Cesures, etc., y los estudiaremos en el último artículo, con los puentes ruinosos e inciertos.

Resumen

Volviendo sobre el conjunto de puentes reunidos en este capítulo bajo la designación de puentes de época republicana y con la característica de los arquillos de aligeramiento en pilas, vemos que no existe coincidencia entre ambas normas de clasificación, pudiendo más la morfológica que la cronológica. En realidad, ya desde el prototipo, puente de Mérida en su tramo inmediato a la ciudad, falla la coincidencia, pues, como justificábamos en su lugar, este puente, por la perfección arquitectónica de arcos y arquillos, encaja entre las construcciones ejemplares de la época de Augusto. Pero también justificábamos cómo este tramo se construyó en una segunda etapa, para salvar el cauce artificial correspondiente al canal de navegación que llevaba aguas en toda época al muelle todavía subsistente del puerto

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Magasca desde aguas abajo

fluvial. El puente primero que determinó la fijación de poblamiento en la Colonia Emerita Augusta es el tramo central que aún aguanta la fuerza de la corriente y que terminaba en la isla asiento del primitivo emporio fluvial. Sobre esta isla, sólo inundable en avenidas fuertes, no se construyó puente en época romana, siendo el tramo que hoy existe en ella del siglo XVII. El tramo primitivo es el auténtico puente romano de época republicana. El tema del arquillo de pila aparece en otros puentes que han sufrido reconstrucciones sucesivas, quedando poco de las fábricas primitivas, como ocurre, por ejemplo, en las del de Manresa, sobre el Cardoner, y en las del de Vich, sobre el arroyo Meder, ambos destruidos recientemente, y en los de Caldas de Montbuy, Manlléu y San Román de Sau, también en Cataluña. Lo hemos encontrado ya en el de Cangas de Onís y en el de Cagánchez, y existe también en el de Orense sobre el Miño. También como simple aligeramiento de pila ancha en el de Magasca en la carretera de Trujillo a Mérida, con tres arcos principales (el mayor de 5,30 m de luz), dos de ellos muy verosímilmente romanos y el otro de época posterior, así como el arquillo que divide en dos una de las pilas, arrancando desde la roca. El puente ha sufrido ensanchamiento adosando otro junto al primitivo que tenía sólo cuatro metros de anchura. El paramento de aguas abajo es raso, mientras que en el de aguas arriba destaca un tajamar triangular correspondiente a la fábrica añadida. El tipo de puente, aunque lo hemos calificado de republicano, debió estar en vivo en toda la época romana, siendo lo más seguro que los de Luco y Colloto correspondan a la época imperial, así como también el juliano de Cavaillon, cuyo nombre lo indica, y el portugués de Chaves que, según lápida existente, se atribuye a Vespasiano. Pasa de la época romana a la Edad Media, teniendo en época románica unos ejemplares tan magníficos como el de Puente de la Reina y el de la Magdalena de Pamplona, ambos en Navarra, sobre el Arga, y los de Besalu, sobre el Fluviá, y el de San Juan de las Abadesas, sobre el Llobregat, en Cataluña. En el siglo XV lo tenemos en el puente de Zamora, y en el XVI, en el de Cartuja, sobre el Guadalete, aunque debe ser uno romano reconstruido casi en su totalidad, restaurándolo a su forma primitiva.

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Capítulo IV. Puentes romanos de la República

Puente de Cartuja sobre el río Guadalete, visto desde aguas abajo

En ciertos aspectos el problema de este puente es análogo al de Andújar, como ya hemos advertido al tratar de la reforma que debió experimentar en el siglo XVI. En el de Cartuja, la reconstrucción consta en dos lápidas que atribuyen su construcción a la ciudad de Jerez, reinando Felipe II. La silueta definitiva contrasta con la del de Andújar por su extraordinaria ligereza y elegancia (relación de macizo a vano, 0,30); pero la ordenación en nueve vanos, el perfil alomado y la organización perfecta de los arquillos reclama un ejemplar romano anterior. De todos modos hemos decidido estudiarlo entre los puentes del siglo XVI.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Documentos relativos a los puentes Inscripciones 1. Incripción en una lápida rota que se encontró, probablemente, en la reconstrucción del siglo XIX, en uno de los muros de acompañamiento del puente, según referencias de J. González Molada (59). La versión de este mismo autor es la siguiente:

Andújar en 1635, en cuyo caso no hay tal relación al puente, ya que la referencia de este último autor, llena la laguna correspondiente a los títulos del emperador y completa la dedicación:

IMP. CAES. SEPTIMIO SEVERO PIO PERTINAX… AUG… ICO PONTIE…

AUG./ABABBICO ADIABENICO PONTIF./MAXIMO…/ REPUBRICA ISTURGITANORRUM/D. D. D.

Esta lápida puede ser la misma que transcribe Ruiz Giménez («Apuntes para la historia de la provincia de Jaén», 1879, página 353) como hallada en Los Villares a orillas del Guadalquivir y trasladada a

Según Ruiz Giménez la puso mal y la tradujo peor Terrones, la copió bien Rus Puerta y la trasladaron bien el P. Flórez y Ceán Bermúdez, de los cuales la tomó.

Referencias históricas y literarias PUENTE DE ANDÚJAR [1] AMBROSIO DE MORALES: Antigüedades de las ciudades de España.– Libro 6.º–Cap. 1.º Pág. 58.–Alcalá, 1575. Es agora la ciudad de Andújar grande y rica… y una buena Puente sobre el río Guadalquivir, que pasa junto a la ciudad. [2] ANTONIO TERRONES Y ROBLES: Vida, Martirio, Traslación y Milagros de San Eufrasio Mártir. Obispo y Patrón de Andújar.–Origen, antigüedad y excelencias de la Ciudad. El escudo de armas de la ciudad dado por el rey San Fernando está dividido en tres campos: en el primero hay un castillo en campo rojo, en el segundo que está a su lado posa un águila real negra, y en el tercero y último de la parte inferior una Puente de plata en campo azul con las aguas del río Guadalquivir y un pez en ellas entre las llaves doradas (págs. 97 y 98). [2 bis] A. TERRONES Y ROBLES: Págs. 108 a 119 de la obra anterior. Carta firmada en Andújar en 28 de julio de 1443 por el infante Don Enrique donando: «Casas, solares, aceñas, tierras, viñas, majuelos, pastos, ejidos y mesones, tiendas, fuentes y parrales», a la villa de Andújar, «la cual donación merced vos facemos de los dichos bienes de suso declarados para la fábrica, obra y reparo de la puente de esta dicha villa, porque aquélla sea más breve, mejor labrada y acabada según a servicio nuestro, por bien desta dicha villa e vecinos dellas». [3] A. PONZ: Viaje de España.– Tomo XVI.–Carta V.–Pág. 1444. El puente tiene diecisiete ojos y en medio un fuerte castillo, o plaza de armas, con puertas de hierro y su camino cubierto, que todavía se reconoce por bajo el convento de las Monjas de la Concepción. [4] MADOZ: Diccionario geográfico.– Tomo II.–Pág. 305. El puente de Andujár y el de Marmolejo, actualmente cortado (puente sobre el Guadalquivir en la provincia de Andújar). Canteras: hay otras dos en Sto. Domingo y Marmolejo de piedra franca encarnada, que se usa para la construcción de puentes y edificios.

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[5] CELESTINO ESPINOSA: «Reseña de varios puentes construídos en España desde la Antigüedad hasta principios del siglo XIX», Revista de Obras Públicas.–Año 1878.–Pág. 251. Según tradición del país, y en que están conformes varios escritores, es de origen romano. En época desconocida debieron aumentarse arcos y los aliviaderos de encima de los tajamares, lo cual es de distinto género que la primitiva construcción; hay dos arcos rebajados de moderna construcción que sustituyeron a los arruinados por una crecida en 1822 y ejecutados bajo la dirección del ingeniero D. Gabriel Hernández. Prueba el origen romano una inscripción esculpida en una lápida rota encontrada en un muro de avenida del puente, en que se puede leer (versión casi igual de la 8). Actualmente consta de 14 arcos; 8 de éstos de 10 m a 14 m de luz, separados por gruesas pilas-estribos; en los tímpanos hay aliviaderos. Los arcos nuevos son de 8,50 a 9,50 m de luz, cuyos arranques están en la línea de tierra con aliviaderos circulares intermedios. Los dos arcos rebajados tienen 20,50 m de luz cada uno. La longitud total, 226 m. [6] J. GONZÁLEZ MOLADA: Memoria del proyecto de reparación redactado en 22 de septiembre de 1875. El puente de Andújar trae su origen en los remotos tiempos de la dominación romana, ya que, según la tradición que existe en el país, la época de su construcción suponen sea del principio de la Era cristiana. Esta aseveración la confirma y resulta de una lápida rota, apenas legible, encontrada en un muro de acompañamiento de las avenidas del puente; deduciéndose que éste debió construirse en tiempos del Emperador Lucio Septimio Severo, que reinó desde el año 193 hasta el 211 de la Era Cristiana. La parte legible de dicha lápida dice así: IMP. CAES. SEPTIMIO SEVERO PIO PERTINAX… AUG… ICOPONTIE

Por más investigaciones que se han hecho en el archivo del Municipio de Andújar, no ha sido posible encontrar más antecedentes de obra tan notable para aquella época, la que se hacía necesaria para poner

Capítulo IV. Puentes romanos de la República

en comunicación la parte poblada de la montaña de Sierra Morena con la de la campiña de la provincia, sirviendo de unión a las vías de construcción romana que, en ambos lados del Guadalquivir, aparecen sus relatos en puntos muy distintos de él y en grandes extensiones. Este puente debió construirse sin interrumpirse su obra, puesto que se observa uniformidad en todos sus claros, espesores y forma de sus pilas. La destrucción o ruina de los dos primeros arcos de la margen izquierda, cuya fecha se ignora, obligó sin duda al Gobierno de aquella época a mandar hacer el estudio de la reparación del puente en su totalidad, estudio que llevó a cabo el ingeniero D. J. A. de Larramendi, cuyos planos se acompañan en este proyecto, marcados con las hojas números 1 y 2. Por los trabajos que hizo este Ingeniero, se desprende, según se observa en los planos, que de la parte antigua del puente no se aprovechaba nada, dejando los mismos claros y cambiando su forma, si bien con mayor luz, a consecuencia de la disminución de espesor que daba a las nuevas pilas. Este proyecto debió ser aprobado, puesto que la parte moderna que aparece en el puente es reflejo fiel de aquél, la cual se construyó en los años de 1823 a 1827, siendo el Ingeniero encargado de las obras, el difunto Inspector General del Cuerpo D. Gabriel Hernández.

Al construir estos dos arcos, parte integrante de la totalidad del Proyecto, se concibe muy bien que había el pensamiento de terminar la obra con arreglo al proyecto aprobado; pero circunstancias que nos son desconocidas, limitaron la obra al terminar los dos referidos arcos y, para conseguir la estabilidad necesaria de la unión de la obra nueva con la vieja, al Ingeniero encargado de aquélla le fué preciso variar en algún tanto el proyecto aprobado, colocando la pila estribo entre el segundo y tercer arco que figura en el proyecto entre el tercero y cuarto; modificación que fué necesaria para contrarrestar los empujes de bóvedas de diferentes luz y forma. (7) BLÁZQUEZ: Memoria número 59 de la Junta Sup. de Exc. y Antigüedades. Vía romana de Córdoba a Cristulo.– Pág. 7.– Madrid, 1923. Desde Andújar, por donde la vía cruzaba el Guadalquivir por puente que fué romana, aunque hoy, por efecto de las sucesivas restauraciones, casi toda la fábrica resulta moderna. (8) C. DE TORRES LAGUNA: Historia de la ciudad de Andújar y de su patrona la Virgen de la Cabeza de Sierra Morena.– Jaén, 1955.

PUENTE DE VILLA DEL RÍO (9) CEÁN BERMÚDEZ: Antigüedades romanas de España. A un cuarto de legua de distancia, y hacia el Oriente, tiene un puente romano sobre el río Salado de Porcuna, y lejos una legua, hacia Occidente, otro puente de un solo ojo sobre el arroyo que llaman del Diablo, también romano, por el cual pasaba el camino militar que iba de Córdoba a Cazlona (en artículo «Aldea del Río», pág. 349). (10) CELESTINO ESPINOSA: «Reseña de varios puentes construidos en España desde la Antigüedad hasta principios del siglo XIX», Revista de Obras Públicas.–Año 1878.–Pág. 251 (Puente del Salado de Porcuna). Está situado ese puente en la carretera de primer orden de Madrid a Cádiz; sitio en que debió existir la vía Romana de la Bética. Sus tres arcos son de medio punto; el del centro entre 9,10 m de luz y 9,30 m de altura hasta el intradós de la clave; los dos colaterales, 3,60 m el de la derecha y 3 m el de la izquierda, con pilas de 3 m de grueso coronadas por impostas con arcos de aligeramiento de 1,10 m de luz, teniendo un arco más a la derecha de 2,25 m medio enterrado; la anchura del puente entre los frentes es de 5,10 m y de 4,34 m; el piso peraltado en el centro tiene fuertes rampas, está

construido de asperón rojo desgastado ya en muchos sitios, habiendo socavones que pueden ocasionar la ruina del puente. (11) J. RUIZ GIMÉNEZ: Apuntes para la historia de la provincia de Jaén.– Jaén, 1879.–Pág. 446. Giménez, en sus «Anales de los Obispados de Jaén y Baezas», dice que este sitio es célebre en la Crónica del Rey Don Juan II por la batalla que en el año 1443 se dió por Juan de Guzmán, hijo mayor del Maestre de Calatrava, y por los de Arjona, Martos y Porcuna a Rodrigo Manrique, Comendador de Segura y a los de Andújar, en la cual fué desbaratado este último; y muerto el noble y valiente caballero Juan de Merlo, alcaide de Alcalá la Real, que yendo en el alcance de los de Andújar se metió tanto en ellos que quedó solo y al paso del puente del Salado recibió mortal herida. (12) A. BLÁZQUEZ: Boletín de la Junta Superior de Excavaciones.– Memoria número 6, 1922-23.–Pág. 11. (13) Catálogo de Monumentos Españoles.– Centro de Estudios Históricos.–Madrid, 1932.–Tomo I.–Pág. 212. Romano. De tres arcos, uno grande. Los pillares, con arcos de desagüe. Es de sillería, que estuvo almohadillada; las dovelas de los arcos, engatilladas (fig. pág. 211).

PUENTE DEL GUADALMELLATO (14) CELESTINO ESPINOSA: «Reseña de varios puentes construídos en España desde la antigüedad hasta principios del siglo XIX».– Revista de obras Públicas.–Año 1878.–Pág. 251. Este puente tiene todo el aspecto de ser su origen romano y se encontraba en el río de la Plata. Consta de diez arcos semicirculares, cuyas luces son variables de 4,80 a 6,40 m, componiendo una luz total de 56,70 m; las pilas tienen tajamares triangulares por el

puente de aguas arriba y semicirculares por el de aguas abajo, pero otras son de forma rectangular. Los espesores de éstas varían entre 3 y 4,10 m, componiendo en total 35,10 m. La longitud del puente es de 150 m y 4,10 m de latitud entre puntos. No tiene impostas ni pretiles; sólo queda un arco o aligeramiento con la pila de la izquierda de los tres que debió tener, que se cegarían al reparar los arcos quinto y sexto, que son de construcción más moderna.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

La escasa luz del puente ha ocasionado en diversas ocasiones la ruina de impostas y pretiles, y, habiéndose construido barandilla de hierro, también fué destruido por arrancar las aguas la coronación que le sus-

tentaba. Este fallo de desagüe ha ocasionado que las corrientes redondeen los ángulos, desgasten y deterioren, produciendo socavones, siendo peligroso el tránsito por su escasa anchura y falta de pretiles.

PUENTE DE LUCO (15) B. TARACENA: Ars Hispaniae.– Volumen II, «Arte Romano», 1947.–Pág. 17.–Fotografía en pág. 16.

PUENTE DE NIEBLA (16) ABDELMUNIM AL-HIMYARI: La Península Ibérica en la Edad Media según el Kitab Av-Rawd al-Mitav.– Traducción de E. Levy-Provençal. Leyden, 1938.–Pág. 203.

Niebla (Labla) es una bella ciudad de fundación antigua y de extensión mediana. Posee sólidas murallas. El río que la baña viene de la región montañosa; se salva mediante un puente antes de llegar a Niebla.

Dibujos [1] Puente de Andújar. «Sobre el Guadalquivir hay un hermoso puente de diez y siete ojos con un gran castillo encima de su arco mayor». Atlante Español. Espinalt y García, 1778-95. [2] Puente de Andújar. «Planos sacados del Proyecto de la reedificación de los dos arcos arruinados del puente de Andújar», copiados en el proyecto de reparación del año 1875 de ingeniero D. Justo González Molada (6). Los planos primitivos estaban firmados por el ingeniero J. A. de Larramendi. La copia nos ha sido facilitada por la Jefatura de Obras Públicas de Jaén. [3] Puente de Villa del Río, «Forma i traza de la Puente que dicen de la Roda en el Salado junto a la villa de Montoro en la vía pública en la cual están las piedras de los Arcos trabadas como aquí va señalado». En la página 9 del Manuscrito que lleva por título «Itinerario e discurso

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de la vía pública que los Romanos dexaron edificada en España para pasar por toda ella desde los Montes Pirineos, y por la Citerior hasta la Bética y llegar al Mar Océano», atribuído a Juan Fernández Franco (1520-1601), discípulo de A. de Morales, contiene, además, la siguiente referencia: «Y porque se ha dicho que hacían Puentes de edificio perpetuo en la misma vía pública, puse aquí la traza y forma de una que se halla en el Salado junto a Montoro y Aldea del Río en tierra de Córdoba por donde pasa el camino, cuyo edificio es tan notable, que Bustamante de Herrera, que fué un caballero de Alcalá de Henares y criado del Emperador Nuestro Señor y visitador de sus obras reales, viniendo de Granada de visitar la obra del Alhambra por esta tierra, fué a ver la dicha Puente llevando canteros y oficiales con él y se sacó la traza y medidas y la llevó».

V

Puentes romanos de la provincia Lusitánica

Puentes romanos del Imperio

El puente que hemos elegido como prototipo indiscutible en los de época imperial es el de Alcántara, puente genuino con fecha, autor y dedicatoria. En contraste con los que hemos denominado de época republicana, se aprecia en ellos un dominio técnico del tema que les permite destacar con naturalidad y fuerza sus valores expresivos. La característica más acusada en silueta es su relación de vano a macizo, que aumenta de modo notable con respecto a los anteriores. Llegamos a 3,50 m en el puente de Alcántara, que es la mayor conseguida en puentes romanos a pesar de la altura de la pila central, cuya esbeltez de 3,3 m anchos pudiera ser actual como ya Puente del Albarregas

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Salamanca

destacamos oportunamente. En Salamanca tenemos 2,80 m, que es un valor medio, y en Alconétar, alrededor de 2,00 m para los vanos cuyas pilas se conservan. Esta mejora ha dado lugar a que se arruinaran estos puentes, más totalmente y con mayor facilidad, al no resistir las pilas el empuje desequilibrado correspondiente a la desaparición de un arco. En ordenación de elementos arquitectónicos, vemos cómo se hace la estructura más trabada. Los tímpanos no precisan de aligeramientos para hacerlos racionales. El contorno de los pilares termina angular aguas arriba y plano aguas abajo. La imposición que supone el bisel de aguas arriba se continúa algunas veces mediante pilastra que enlaza pila y coronación en la altura del tímpano. En cambio, aguas abajo queda casi siempre el tímpano liso y enrasado entre las boquillas de los arcos. Ya en Alcántara aparece una pilastra aguas abajo, que también debía existir en Medellín, pero aguas arriba se seguirá acentuando la verticalidad, con un cuerpo triangular hasta remate semejante al de pila aunque menos acentuado. En los puentes medievales será característico continuar el tajamar triangular con toda su sección hasta el borde superior del puente, de tal modo que se marcará también en la planta de la plataforma dejando salientes triangulares útiles para apartaderos o para fines defensivos. Esta trabazón o estructura general no es obstáculo para que se marquen claramente los tres elementos fundamentales en la ordenación del puente, es decir, pilas, arcos con tímpanos y pretil. Nunca se les ocurrió a los romanos echar mano a los órdenes arquitectónicos para encajarlos en las fachadas de sus puentes como lo hicieron en los frentes de sus teatros o anfiteatros. Hay que admirar la sobriedad y entereza del ingeniero romano que no cedió a esta tentación, la cual estaba necesariamente presente, ya que en otro momento de perfección del puente, Perronet (siglo XVIII) no

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Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

Puente de Alcántara

supo resistir y plantó columnas dóricas sobre las pilas de los puentes de Saint Maxence en el Oise y de la Concordia en París (1791). Las pilas se suelen limitar por una pequeña hilada en saledizo, formando cornisa simple trapecial (Jándula-Salamanca-Segura) o retranqueando los frentes de la composición (Alcántara). Los planos de tímpanos, por el contrario, coinciden con los de las boquillas de los arcos, que, a veces, acusan una archivolta sencilla. En cambio, su remate se acusa por una cornisa bastante destacada, aunque de molduración también

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Dos vistas del puente de Alcántara en una gran avenida

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Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

Detalle del plano principal del acueducto de Los Milagros (Mérida). Se observa claramente cómo el arco estructural resulta escarzano sobre salmeres que completan el medio punto geométrico

sencilla, enrasando las claves sin hiladas intermedias. Ya en Mérida se aprecia claramente esta cornisa, desarrollándose tangente a las claves en las partes originales. En Alcántara, la cornisa va en dos hiladas y es tangente únicamente a la clave de uno de los arcos centrales. En los otros arcos quedan una y hasta tres hiladas intermedias, pero esto puede obedecer a defectos de construcción o a rectificación del perfil de la calzada.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Guijo de la Granadilla

En el puente de Rabanales se completa la textura del conjunto enlazando las pilastras verticales por una simple hilada ligeramente saliente tangente a todas las claves (este puente está situado cerca de Córdoba). En la evolución de las bóvedas aparece ya en Alcántara una segunda rosca que no llega a destacarse en archivolta. Es una rosca de sillares idénticos a los de pilas y tímpanos colocados a tizón y radiales con lo cual enlazan la fábrica de grandes piedras del dovelaje con la sillería normal del resto de la obra, tomando para suavizar la transición de forma de éstas y la orientación de aquéllas. Esta archivolta llegará a ser saliente en el puente de Córdoba, al igual que en el puente Elio, de Roma. En la evolución de las bóvedas aparece ya en Alcántara una segunda rosca que no llega a destacarse en archivolta. Es una rosca de sillares idénticos a los de pilas y tímpanos colocados a tizón y radiales, con lo cual enlazan la fábrica de grandes piedras del dovelaje con la sillería normal del resto de la obra, tomando para suavizar la transición la forma de éstas y la orientación de aquéllas. Esta archivolta llegará a ser saliente en el puente de Córdoba, al igual que en el puente Elio, de Roma. En la evolución de los arcos, el punto final es la utilización del arco rebajado o carpanel. Como indudablemente los ingenieros romanos tendrían que reconstruir muchas bóvedas arruinadas en sus puentes, parece verosímil que, al realizar esta operación, se dieran cuenta de que la parte hundida correspondía a una zona intermedia en la bóveda total definida geométricamente. No hay coincidencia entre el arco

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Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

geométrico y el mecánico, ya que un cierto número de los sillares inmediatos a los arranques permanecen siempre adheridos a las pilas como salmeres en ménsula. Otro caso en que aparece materializada esta idea de los salmeres independientes del arco es en los acueductos, donde las pilas tienen mayor importancia que las bóvedas y aquéllas van destacando de las hiladas inmediatas al arranque de éstas, prolongaciones de sus últimos sillares que van dando el contorno del intradós en la altura de tres o cuatro hiladas. Esto se aprecia con toda claridad en el acueducto de Los Milagros, tanto en la única bóveda de sillería como en las demás bóvedas de ladrillo. Con estos antecedentes es lógico que pusieran en práctica su experiencia construyendo de origen arcos rebajados en más de una ocasión, pero en realidad, no queda vestigio actual indudable, sino en el puente de Alconétar. No necesitamos ir a buscar la inspiración de estas bóvedas en las cimbras de madera que serían siempre de menos de medio punto, ni en el puente, también de madera, sobre el Danubio, cuya imagen aparece en la columna trajana. De fotografía parece deducirse que el puente de Saint Thibery sobre el Herault, en Francia, conserva tres arcos rebajados, pero no queda claro si se trata de arcos de medio punto semienterrados, ya que el ancho aparente de pilas es muy grande; además, se ve que tenían arquillos de aligeramiento rematados a nivel de clave de arcos. Este puente es auténticamente romano y estaba en la vía Domiciana, salvando el río Araura sive Cesserone (Ver Mannuel, d’Archeologie, de J. Dechelete. Tomo VI, II parte, páginas 191-2). En otros puentes con bóvedas de pequeña luz, la directriz se aparta mucho del medio punto; pero la mala calidad de la obra no indica una previsión en este sentido, pudiendo tratarse en muchos casos de reconstrucciones posteriores. Puente del Rumblar

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Otra característica de los puentes imperiales es mantener su rasante horizontal, lo cual con mucha verosimilitud les fue impuesto por los acueductos. La firmeza que corresponde a esta afirmación no deriva simplemente del gran número de arcos de algunos de estos puentes, pues Mérida alineaba veinte arcos en su tramo primitivo y tenía un trazado de rasantes a doble vertiente. Vamos a ordenar geográficamente el estudio de todos los puentes de época imperial, apoyándonos en la división de provincias que estuvo vigente durante el Bajo Imperio. De este modo se agrupan los puentes con cierta homogeneidad, derivada de condiciones naturales como son los materiales con que se construyen, el clima y el régimen fluvial que les corresponde, lo que, en último término, constituyen las condiciones materiales del paisaje. En lo que nuestros intentos han tenido poco resultado es en la ordenación cronológica, ya que, salvo en el puente de Alcántara, no tenemos fundamento documental para asegurar la fecha de construcción. Los rasgos estilísticos no son suficientes, tratándose de construcciones con un programa tan sencillo y con una rudeza y sobriedad intrínsecas. Sin embargo, haremos todo lo posible por establecer, ya que no una cronología, sí, al menos, una seriación.

Puentes de época imperial en la Lusitania

Una de las cualidades comunes a todos los puentes de la Lusitania es el material con que están construidos. El granito más o menos azulado o rosado que proporcionan las serrezuelas entre Tajo y Guadiana, ha sido material excelente que los siglos han patinado sin alterarlo en sus condiciones resistentes. Este material se presta a una labra rústica dejando almohadillados salientes en la cara vista de los sillares, mientras que las caras de asiento y de junta pueden labrarse a perfección para conseguir un aparejo en seco. Esta labra más fina se completa mediante un recercado de la cara vista. Los sillares asentados sin argamasa alguna quedaban empotrados en la masa del hormigón de relleno, pero la opera cementiciae romana era más bien una mampostería de piedras gruesas unidas con mortero, que en algunos casos se les agregaba después de colocarlas en su sitio. Con frecuencia el mortero se metía por entre las juntas de los sillares y los soldaba formándose un todo solidario entre paramentos y relleno. En algunas ocasiones se enlazaban entre sí los paramentos paralelos de pilas con traviesas de una hilera de sillares, en las mismas hiladas, con lo cual se obtenía una traba muy eficaz. Quedaban así compartimientos rectangulares que se iban rellenando en alturas de dos a cuatro hiladas. El ladrillo de tanto empleo en la Bética, tuvo aquí poca utilización al disponer de una sillería tan apropiada. Aparecen en los acueductos, donde aprovechan sus facilidades para el volteo de bóvedas y, además, sus cualidades estéticas, contrastando en rojo y gris azulado arcos y pilares, y también en el cuerpo de éstos por alternancia de fajas, que tanta trascendencia habían de tener en la arquitectura musulmana califal. En puentes lo encontramos en la alcantarilla romana de Mérida, donde sólo utilizaron sus cualidades prácticas para la ejecución de la zona interna de su bovéda.

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Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

Derecha Evolución de las plantas de pilas de algunos puentes Izquierda Evolución de los alzados Mérida

Mérida

Segura

Segura

Medellín

Medellín

Salamanca

Salamanca

Alconétar

Alconétar

Alcántara

Alcántara

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Historia del puente en España. Puentes romanos

En cuanto a la forma, encontramos los tres tipos que hemos considerado en la morfología general de puentes romanos. El puente bajo con pilas chatas, es decir, con arranques de los arcos muy próximos al plano de aguas medias; puentes de gran altura con pilas esbeltas y número reducido de arcos y puentes de un arco principal estribado directamente sobre la roca de su cauce más o menos engargantado. En el primero, cuyo prototipo, es Mérida, tenemos el de Medellín sobre el Guadiana, el de Alconétar sobre el Tajo, el del Albarregas y el de Salamanca sobre el Tormes. En el segundo, que Alcántara representa casi con exclusividad, está el de Segura sobre el Eljas, que es su hermano menor, o como dice Viu, «preciosa y olvidada miniatura del puente de Alcántara». En el tercer tipo ya hemos visto en su lugar el puente de Guijo de la Granadilla y, ahora los dos puentes de La Vera en sendas gargantas que desembocan en el Tiétar. Las características de estilo más interesantes las encontramos en las pilas y, fundamentalmente, en su sección transversal, en la cual el detalle más elocuente es el tajamar, o frente de aguas arriba. Esta característica nos permite ordenarlos en serie que tiene muchos visos de ser la cronológica. Del pilar de Mérida con su frente semicilíndrico que da una sección transversal integrada por rectángulo y semicírculo, reproduciendo su macizo el tema esencial del puente, cuyo hueco es también semicírculo sobre rectángulo, pasamos al tipo característico de los imperiales, rectángulo y triángulo en espolón. Pero esta sección admite variantes y, sobre todo, cambia a diferentes alturas. En los más antiguos el tajamar se limita a la pila propiamente dicha, es decir, termina en el plano de arranque de los arcos; con el tiempo el tajamar sube a media altura del tímpano y se corona por sombrerete piramidal. Al final, en Alcántara y Alconétar, el tajamar llega hasta arriba, solución que será característica en la Edad Media. El frente de aguas abajo del puente empieza por ser plano único, común a dorso de pilas, boquillas y tímpanos. Más adelante las pilas se destacan en plano paralelo como en Medellín y Alcántara, continuado a partir de arranques de arcos en pilastra más reducidas según se comprueba en este último. En Salamanca es el tajamar de aguas arriba el que se transforma en pilastra, solución que adoptará al cabo de los siglos Herrera para el puente de Segovia en Madrid. En lo que se refiere a las bóvedas existen pocas variaciones; sus boquillas quedan enrasadas en planos de tímpanos, en Alcántara se subdividirá en dos roscas, y la segunda de menor importancia seguirá enrasada. La variación más importante está en el empleo del arco escarzano de Alconétar, de lo cual ya hemos indicado algo y volveremos sobre el tema al estudiar particularmente este puente. Otra característica destacada que puede utilizarse para ordenar los distintos ejemplares de puentes es la articulación entre pilar y arcos, resultando el tema más específico, al dibujar una pila y los dos arcos adyacentes como hacemos en los dibujos adjuntos. Al representarlos a escala la silueta de Alcántara parece cobijar a todos los demás, dándonos clara idea de la grandiosidad de este coloso. A primera vista parece desproporcionado al cauce, pero las fotografías del puente en avenidas que reproducidos demuestran lo contrario. En esbeltez de pilas vemos que le sigue el de Segura, como que es su reproducción a escala, y luego Alconétar, que se evade de la servidumbre del medio punto. 196

Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

Como ya hemos indicado, un dato numérico que puede servir de pauta para ordenación cronológica es la relación de vano a macizo. En Mérida es 1,90 m y en Alcántara, 3,50 m. Hubiésemos querido incluir entre los puentes de la provincia romana de Lusitania los de la actual nación portuguesa, pero no nos ha sido posible encajar los viajes precisos para llegar a conocer directamente dichos puentes.

Puente del Albarregas en Mérida

Este puente, de cuatro arcos sensiblemente iguales y otros dos muy reducidos y secundarios, está en la actualidad muy simplificado. En los dibujos de Laborde se indica claramente tajamares aguas arriba semicilíndricos con sombreretes cónicos; pero hoy tiene los paramentos totalmente planos y únicamente parece acusarse en los cañones de las bóvedas alguna hilada en saliente que marca su arranque. Por lo demás, es un muro de caras paralelas perforado por huecos, que superponían el medio punto a un rectángulo de base. El agua tranquila, empantanada del Albarregas duplica su traza para darle con la simetría mayor sencillez y equilibrio. Los arcos ligeramente desiguales en luz y altura tienen libre unos 5 m (12 pies) con machos que dan una relación de vano a macizo de 1,80. La sillería granítica tiene dovelas bastante ordenadas y sillares con almohadillado violento en algunos, manteniéndose las hiladas con regularidad. Debía tener una cornisa de remate con saledizo trapecial, habiéndose hecho de nuevo en la reparación moderna, a juzgar por la mejor conservación que el resto. Esta reparación corresponde al momento de adecuación Puente del Albarregas

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Grabado del Voyage Pittoresque, de Laborde. [1]

Vista general con el acueducto de Los Milagros al fondo

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Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

Izquierda Detalle de una pila Derecha Detalle de un arco

Grabado del Voyage Pittoresque, de Laborde [2]

de la calzada a carretera nacional en el año 1863, en la cual se debió añadir una hilada de tímpanos, la nueva cornisa y el pretil. La longitud total del puente es de unos 125 m con ancho total 7,90 m y altura media sobre las aguas de 6,50 m. Servía a la vía romana de Mérida a Cáceres, que es una sección de la que luego se denominó vía de La Plata, desde Sevilla a Salamanca, quedando paralelamente y a corta distancia del acueducto de Los Milagros, es decir, el de la conducción romana que arranca del embalse de Proserpina. En atribución tenemos la tradicional y tópica a Trajano, sin otro fundamento que en los demás casos. Su fábrica contrasta con la del puente sobre el Guadiana, y la igualdad de los arcos atestigua la horizontalidad de rasante típica de los puentes imperiales. Por la sobriedad y estilo de sus fábricas puede ser coetáneo del puente de Salamanca, pero nos falta un elemento distintivo que serían los tajamares. Todos los cronistas extremeños se ocupan de este puente. Laborde le dedicó dos grabados, uno en rigurosidad de plano, dando su planta, alzada y sección, y otro, en visión natural, proyectado sobre el acueducto de Los Milagros. Es monumento nacional con las demás antigüedades romanas de Mérida desde 1912.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Cáparra

Todos los cronistas que se refieren a él lo dan como de cuatro arcos romanos, aunque realmente son dos arcos principales, con toda seguridad romanos, y otros dos, uno a cada lado, de peor traza, construidos o reconstruidos muy posteriormente. Hace pocos años ha sufrido una ampliación de ancho para adaptarlo al camino de servicio del pantano de Gabriel y Galán, habiéndose trasladado el paramento de aguas abajo, dejando en su sitio el de aguas arriba que se ha restaurado, completando el pretil y haciendo un rejuntado de toda la superficie con mortero de cemento. Estaba en el camino de La Plata, muy cerca de la localidad de Cáparra, mansión del itinerario cuyas ruinas se encuentran a corta distancia después de una violenta curva que utiliza el trazado para ganar altura en dirección a Mérida inmediatamente después de cruzar el río Ambroz. Las luces de sus arcos son de 8,70 y 9,20 m, quedando separados por pila de 3,60 m de anchura. Por consiguiente, la relación de vano a macizo es de 2,5 m, lo que supone bastante esbeltez. Uno de los arcos ha debido deformar su directriz a lo largo del tiempo, pues se aparta bastante del medio punto. La pila tenía el paramento de aguas abajo en el mismo plano que bóvedas y tímpanos, mientras que aguas arriba ostenta el tajamar triangular característico que se corona horizontalmente a mitad de la flecha de los arcos. Este tajamar pudo haberse construido en alguna ocasión, pues así como las hiladas por bajo del arranque de los arcos son continuas en todo el contorno, las otras presentan discordancia en altura y tipo de sillares con los de las bóvedas. Una hilada en saledizo trapecial marca netamente la separación entre cañón de bóveda y plano de pilar en las líneas de arranque de aquélla.

Vista general

Vista desde aguas arriba antes de la reconstrucción (foto Gómez Moreno)

Vista actual desde aguas arriba

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Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

Vista actual desde aguas abajo

Arco cuadrifronte de Cáparra

En la actualidad, una hilada delgada en voladizo sirve de cornisa para separar tímpano y pretil, dejando, además, otra normal sobre las boquillas de los arcos, pero ambas son de la reconstrucción más reciente. Los sillares de toda la obra no son de gran regularidad, así como tampoco lo son las dovelas de boquillas, en las cuales hay alguna de gran tizón que sobresalen marcadamente de la ordenación general. Se refieren a este puente Ponz, Ceán Bermúdez y Mélida. Damos una fotografía anterior a la reconstrucción que conserva don Manuel Gómez Moreno. Es monumento nacional con el arco y ruinas de la mansión que le da nombre.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Vanos centrales

Puente de Segura

Este puente sobre el Eljas, río fronterizo entre España y Portugal, es hermano menor de Alcántara y queda por este motivo fechado de un modo fehaciente en el imperio de Trajano. Su fe de hermandad es la carretera local, vía comunal de Norba a Conimbriga, que un grupo de pueblos de la Lusitania construyó para enlazarse con la red general del Imperio romano. Consta de cinco arcos en ordenación descendente a partir del arco central que las reconstrucciones posteriores han trastornado al conseguir rasante horizontal. Se reconoce la adición en el cambio de sillares con almohadillado típico, por mampostería tosca. La luz de los arcos varía de 10 a 7 m y el ancho es de 6,80 m, dando

Alzado de aguas abajo

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Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

Frente aguas abajo

una longitud total de 78 m. El ancho de pilas es de 2,85 m, lo que da relación de vano a macizo de 3,50 para el arco central como en el puente de Alcántara. También tiene homogeneidad con él en la esbeltez de pilas, que resulta ser de 3,1 para los centrales. Probablemente, por reajuste de construcción los arcos laterales son de mayor luz que los arcos intermedios. El espesor de boquilla es de 1,05 m, aproximadamente, el décimo de la luz y 3,5 pies. Las pilas tienen la sección más simple de los puentes de esta época: rectángulo, cuya longitud es la anchura entre tímpanos con adición de tajamar triangular agudo. El tajamar se corona por sombrerete piramidal desde el plano de arranques de bóvedas. En las otras tres caras aparece una cornisa que marca el nivel de arranque de las bóvedas extremas. Fuera de estos relieves se frentean, en los mismos planos, tímpanos, boquillas y pilas. Las fábricas en paramentos, boquillas, tajamares, etc., siguen la pauta de Alcántara, simplificando detalles y reduciendo dimensiones. Continúa sirviendo al tráfico internacional entre España y Portugal, habiéndose habilitado modernamente con rasante horizontal, para lo cual se han recrecido los tímpanos dejando ostensiblemente marcada la diferencia de fábricas. También es moderno el pretil, que ya había desaparecido a mediados del siglo pasado. El primer cronista que se ocupó de este puente fue don José de Viu, en sus Antigüedades de Extremadura (1852), calificándolo de «preciosa y olvidada miniatura del puente de Alcántara» y atribuyéndolo, sin la menor duda, al mismo Lácer, por «ostentar el propio gusto, igual maestría e idéntica mano». Don Ramón Mélida hace una descripción en el Catálogo monumental de la provincia de Cáceres.

Frente aguas arriba

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Frente aguas abajo

Alcantarilla romana de Mérida

Esta pequeña pero hermosa obra se encuentra salvando un arroyo sin importancia, que a pocos metros desemboca en el Guadiana. Inútil en la explanación del antiguo camino y vía romana de Mérida a Badajoz, queda pegada a una obra similar de la explanación del ferrocarril, que, como ocurre frecuentemente, ha heredado la vocación de la calzada, sin que haya carretera que las emule. Del lado de aguas abajo perdió el paramento de hermosos sillares que embellecía el frente, ostentando en boquilla del arco el aparejo de ladrillo del cañón de la bóveda y en tímpano la mampostería hormigonada del relleno de enjutas. Este despojo lo debe haber sufrido en época remota, pues el puente ha llegado a nosotros con los pretiles estrechando la calzada primitiva, al frentearse el de aguas abajo con la zona descarnada de tímpano y boquilla. Es una obra de fábrica mixta poco frecuente en puentes de la Lusitania, donde el granito es el material único. Hay que pasar a los acueductos para encontrar el ladrillo empleado por sus dos cualidades arquitectónicas: facilidad de manejo para voltear bóvedas y belleza por contraste con el granito destacándose en colorido y tamaño. En la alcantarilla que estudiamos se ha tenido en cuenta la primera cualidad, mas no la segunda, ocultando el ladrillo, lo cual nos indica que debió construirse cuando el

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Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

ingeniero romano no había descubierto aún este ritmo de alternancia por contraste, que enriquece el ritmo monótono de la repetición de arcos característico del puente. El grueso de la bóveda es variable, combinando dos pies de ladrillo en clave y pie y medio en arranques, distribución de espesores que se encuentra en algunas bóvedas de puente de sillarejo como en el acueducto de Lodosa sobre el Ebro (abastecimiento de Calagurris) y en el puente de Cangas de Narcea. El emboquillado de dovelas de sillería precedió a la ejecución de la fábrica de ladrillo, ya que se notan en el frente de aguas abajo los entrantes y salientes de ésta, que la ausencia de aquéllas ha descubierto. En el frente de aguas arriba, que conserva toda la boquilla, se ve cómo han ido aparejando dovelas bastante regularizadas y sillares menos cuidados de las hiladas del muro, ajustando en el sitio las caras de contacto, poniendo especial cuidado en la traba de las zonas bajas que apoyan directamente sobre la roca. Las dovelas tienen un almohadillado discreto con recercado de pocos centímetros, resaltando su suave convexidad que, al repetirse en las sucesivas, da un ritmo festoneado que contribuye a la pomposidad de la obra. Para aventurarse en la cronología podemos agarrarnos a este empleo del ladrillo, que nos la sitúa antes del acueducto de Los Milagros y después de ambos puentes de Mérida, pero nada más. Las características de su estilo nos dan una obra verdaderamente madura, con una exaltación hasta el máximo, de lo que pudiéramos llamar decorativo, en esas dovelas de las boquillas tan mórbidas y sin correlación con la bóveda efectiva. Frente aguas arriba

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puentes de la Vera

En la comarca de la Vera, de la provincia de Cáceres entre el Tiétar y la Sierra de Gredos, encontramos dos puentes en las gargantas de Alardos y de Guallaminos, próximos a los pueblos actuales de Madrigal de la Vera y Villanueva de la Vera, respectivamente. Están situados en un camino antiguo que ha sido reemplazado por la carretera actual, y que debía seguir hacia el puerto del Pico, por lo cual es muy verosímil se trate de vía romana continuando el trozo que en dicha bajada tan claramente aparece como tal. Son dos puentes del mismo tipo, de gran bóveda en medio punto directamente estribada sobre la roca, salvando el cauce de la garganta, que se completa con otro vano suplementario de mucha menor importancia. La gran elevación que supone el medio punto obliga a la rasante a quebrarse en lomo de asno, ganando con poco trecho de muros el nivel de la plataforma a ambos lados de la depresión violenta de ambas gargantas. Entre los dos arcos un tajamar triangular en el frente de aguas arriba, favorece el reparto del caudal en avenidas. No llega a coronación del puente y parece rematarse por sombrerete piramidal, que la vegetación y restauraciones no permiten acreditar como original. La luz del arco principal en el de la garganta de Alardos es de 22,80 m, siendo, por consiguiente, casi igual al de Cangas de Onís. En el de Guallamino la luz es algo menor, 18,60 m. El ancho total, incluyendo los pretiles, es en ambos de 6,20 m.

Garganta de Alardos

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Garganta de Guallaminos

Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

Puente de Salamanca

De su data y fundador no tenemos precisión alguna. Es tópico atribuirlo a Trajano, aunque la lápida que se aduce desde el primer cronista Gil González Dávila (1606) no demuestra nada, ya que se refiere a una reparación de la vía de la Plata. El cronista que le sigue, Bernardo Dorado, aporta un dato sin sacar conclusión, correcta, al dar noticia de la «compostura que se hizo en dicho puente de orden de esta ciudad en el año pasado de 1767», en la cual «fue hallada una caja bajo una de sus losas» y dentro de ella una moneda «que tiene por una parte la figura entera de Hércules con la clava en la mano izquierda, teniendo la derecha sobre un pilar del mismo puente, y en su reverso se halla la cabeza de un emperador con láurea, pero no se conocen las letras que tenía en el circuito las figuras que acaso nos dirían el nombre del Emperador». De restauraciones y reconstrucciones, aparte de las vaguedades referentes a Adriano, Octaviano, Antonino Pío y Diocleciano, que da González Dávila, el cronista Quadrado, cita una de gran importancia en 1499, con costo de dos mil libras de oro, atribuyendo estos datos a Bernardo Dorado, sin que nos haya sido posible comprobarlo, hojeando atentamente el Compendio histórico de la Ciudad de Salamanca, de este último autor. La reparación o quizás ampliación verdaderamente importante es la de 1627 «Reinando Philippe Quarto», que documenta la inscripción partida en los dos pilares que hay a la entrada del puente llegando a Salamanca. La otra restauración documentada es de 1767, cuando se encontró el arca con la moneda que ya hemos descrito, y desde entonces ha quedado con once arcos modernos y quince romanos. Primitivamente o, por lo menos, hasta principios del siglo XVII, tenía veintisiete arcos y el gran fallo que determinó la reconstrucción fue, según César Morán, «la avenida de San Policarpo en 1626 en que falló uno de los arcos y los demás fueron sucumbiendo uno en pos del otro hasta el centro en que hay una fuerte pilastra que sostenía una torre y que resistió el empuje de los arcos que quedaron en pie». El autor no indica la fuente de esta interesante noticia. En época reciente se tienen datos de la reparación general de su calzada, en la cual desapareció la torre que iba en el centro, al par que las almenas «con indignación de los Grabado de Gustavo Doré, del Voyage en Espagne, de Davillier [5]

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Historia del puente en España. Puentes romanos

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Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

artistas y disgusto de los mismos indiferentes», según comenta Quadrado. Esta torre aparece muy destacada y «no destituida de gentileza» en el grabado de David Roberts, que es de 1837, pero no existe en el Gustavo Doré, que es de 1862. En cuanto a sus dimensiones, varios cronistas copiando a González Dávila, dan 500 pasos de largo por 12 de ancho y 27 arcos, aunque ya desde el XVIII el número de éstos era de veintiséis y la reconstrucción de 1627 debió modificar la longitud. González de la Llana en 1869, da nuevas medidas, que son 423 varas de longitud y 8 3/4 de latitud. En el dibujo que corresponde a los planos de la última reparación llevada a cabo por la Jefatura de Obras Públicas, aparecen las dimensiones correctas de todos sus elementos. La luz de los arcos oscila de 9,35 a 9,50 m, manteniéndose esta última en casi todos. Suponemos corresponde a 32 pies romanos. Siguiendo hacia el dimensionamiento de pies romanos que nos puede dar clave de la simetría de su diseño, encontramos las pilas con anchura de 3,30 m, excepto dos, que destacan bastante su diferencia con esta medida y que son la séptima y octava a contar desde la margen derecha con 3,60 m, que corresponderían a 11 y 12 pies romanos, respectivamente. La relación de vano a macizo será, pues, de 2,91 y 2,66 m en uno y otro caso, correspondiéndole al segundo la proporción de 8 a 3. La pila propiamente dicha con planta en rectángulo y tajamar triangular aguas arriba, más apuntado que en ángulo recto, se corona mediante moldura en gola sencilla que la define netamente.

Grabado del Rvdo. Mr. Bradford

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Grabado de David Roberts [4]

Esta moldura forma parte de los sillares de la última hilada avanzando en un vuelo de 0,35 m (un pie aproximadamente) que proporciona a la pila una coronación plana destacada de la fábrica que sobre ella apoya, pues los arranques de bóvedas se retranquean unos 10 cm con respecto a los paramentos de pilas en todo su contorno rectangular. Las boquillas de bóvedas y los tímpanos que las acompañan se paramentan en planos verticales comunes, no interrumpido hasta la cornisa el de aguas abajo, pero superado el de aguas arriba por una robusta pilastra de 1,20 x 0,70 m de saliente en eje de pilas, que oculta en parte las dovelas de los arranques de arcos.

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Izquierda Vista desde aguas arriba Derecha Vista general desde aguas abajo

Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

Vista de un arco desde aguas arriba

Tajamares y pilastras de aguas arriba

Los tímpanos se limitan por una cornisa del mismo tipo que la de pilas, pero de mayor envergadura conseguida mediante saledizo trapecial en una hilada completa de 60 cm. Por encima de esta cornisa, el pretil no tiene apariencia romana. La bóveda de medio punto muy correcto acentúan sus boquillas con dovelas perfectamente trapeciales y con dimensiones bastante regularizadas 0,90 x 0,45 m, es decir, 3 x 1 1/2 pies romanos. Las dovelas del cuerpo de bóveda aparecen en el intradós bastante ordenadas. En cambio, los sillares de tímpanos son más irregulares, aunque conservan las hiladas, que son de alturas diferentes, notándose a veces una incipiente ordenación de hiladas a soga alternando con otras a tizón. Las dimensiones medias se indican en el dibujo esquemático. Abandonando el intento de datar el puente, nos retiramos a nuestras posiciones de ingeniero para atestiguar que es uno de los ejemplares más hermosos en la serie de puentes, como corresponde a un momento de perfección en este tipo de obra.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Está en el fiel de la balanza de los puentes romanos. Conserva el paramento de aguas abajo completamente plano, sobriedad perfecta que se romperá en Alcántara y quizás en Medellín, donde las pilas tienen mayor latitud que la plataforma, resolviéndose la diferencia por introducción de una pilastra en homología con el cuerpo bajo, que oculta una parte de las dovelas en la zona de arranques de las boquillas. Esta pilastra la tenemos en Salamanca, pero en el frente de aguas arriba, donde los tajamares necesarios siempre rompen con la unicidad del plano vertical. Para no duplicar la pilastra, en un horror a la simetría de frentes que tienen los puentes romanos, Alcántara, lo mismo que Alconétar, continuará sobre los tímpanos el tema del tajamar conservando la forma, pero reduciendo la envergadura ligeramente en éste y mucho más en aquél. Los medievales, como ya hemos dicho, subirán sin interrupción los tajamares hasta la plataforma y, además, reproducirán el tema en los dos frentes. Para completar la evolución recordaremos que Alcántara suaviza con redondeo marcado el espolón de su tajamar, y Alconétar dará una suave incurvación al frente de aguas abajo de su pila.

Izquierda Vista desde la orilla derecha Derecha Pilastra que data de la reconstrucción del tramo moderno

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Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

Grabado del Voyage Pittoresque, de Laborde [7]

Grabado del Voyage Pittoresque, de Laborde [8]

Puente de Alconétar

Este puente, del cual sólo quedan ruinas, debió ser el más tardío de los construidos por los romanos en España. Basamos esta afirmación, no sólo en el empleo de arcos rebajados, sino en la perfección de los aparejos, uniformidad de los sillares, especialmente los del adovelado y, sobre todo, en el diseño de sus distintos elementos que traspasa la sobriedad patente en los demás puentes analizados. La característica más saliente de este puente es la adopción del arco menor de media circunferencia como directriz para sus bóvedas. En realidad, de éstas sólo quedan romanas las de los arcos menores, que iniciaban en la orilla derecha la ascensión de la rasante de la plataforma. Las otras dos que existen en la actualidad, a las cuales se refieren todos los cronistas, son unas desmañadas adaptaciones que nunca debieron

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Historia del puente en España. Puentes romanos

servir, pues carecen de aptitud para soportar grandes cargas. Parece que son del propósito de reconstrucción emprendido en 1730, en el cual no se llegó a restablecer la continuidad de la plataforma. En el grabado de Laborde aparece un arco más a continuación del último actual, que por la traza pertenecería al mismo empeño. De todos modos, los restos de los dos pilares que se conservan por encima del arranque de las bóvedas muestran que eran escarzanas por la inclinación de los sillares que formando salmer quedan aparejados a los restantes de la pila y tuvieron que coincidir con las primeras dovelas de las bóvedas. Las luces de los dos arcos primitivos conservados son de 6,70 y 7,10 m, y las distancias entre paramentos de las pilas subsistentes 7,10 + 8,10 + 9,20 + 10,00 m en la margen derecha. A continuación aparece el basamento de una pila dentro del cauce de aguas normales que debe estar en su sitio, denominada Mesa del Obispo, y tiene mayores dimensiones que las pilas anteriores. Después de éstas asoman en aguas medias restos de pilas o de bóvedas volcadas que constituyen obstáculos a la corriente,

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Izquierda Frente de aguas abajo de las pilas Derecha Restos del puente desde la orilla izquierda

Ruinas en la margen derecha

Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

Alzado de las pilas según Prieto Vives

especialmente dos de ellos que por la vegetación en ellos arraigada son llamados por los naturales Bigotes y Anda-Niño. En las proximidades de la orilla izquierda las ruinas vuelven a tomar forma, sin que lleguen a integrar el cuerpo de ninguna pila, apareciendo la proa de una con marcado desplome, los muros del estribo y un conjunto de sillares de la última pila, que en asombroso equilibrio llegan casi a coronación, mostrando su estructura interna en perfecta disección. El Ingeniero de Caminos D. Antonio Prieto Vives, que nos ha dejado un valioso estudio del puente en el año 1925, da como luces de los arcos 7,30 + 8,20 + 9,00 + 10,15 (+ 11 + 12 + 13 + 14 + 15 + 14) + 13 + 12 + 11 (+ 10 ) + 9,30 + 9,10 m con un total de dieciséis arcos, en lo que parecen estar conformes todos los cronistas. El ancho de la plataforma es de 6,60 m. El grueso de los pilares de la margen derecha es de 4,30 – 4,20 y 4,60 m y, en cambio, la siguiente dentro del cauce es de 8,10 m. La relación de vano a macizo oscila alrededor de 200. En los arcos conservados las dovelas, de una gran regularidad, resultan hermosas e incluso desproporcionadas a la importancia de los arcos, pero probablemente serían iguales a las de los demás. Sus dimensiones son 1,20 en el espesor del arco, con un aumento trapecial de 56 a 70 en el frente y un tizón de 0,60 a 1 m. El peralte del segundo arco es de 1/3,3, quedando los arranques a distinto nivel siguiendo la inclinación de la rasante de la carretera. Es fácil deducir el peralte de las bóvedas que hubo entre las pilas conservadas, ya que se tiene el plano de estribación de sus arranques sin alteración en una de las pilas, lo cual nos permite medir el espesor de la bóveda y el nivel de la cuerda del arco de

Planta de pilas de la orilla derecha según Prieto Vives

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Una de las bóvedas menores auténticas

Bóveda incorrecta de una reconstrucción desgraciada

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Frentes de pilas aguas arriba

Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

intradós, y se tiene además la cornisa de coronación que debería correr tangente a las claves de los arcos. Se obtiene así un peralte entre 1/4 y 1/5 según la luz del arco que se considere, con un grueso de boquilla de 1,20 m. En el pilar se definen perfectamente tres cuerpos señalados por las correspondientes molduras. El inferior en la tercera pila tiene una altura de 5,85 m, contándose 13 hiladas en los tres que mejor se conservan. En el cuerpo intermedio de 2,25 m de altura, existen cuatro hiladas, sin contar la de cornisa, y en el superior hay siete y la cornisa de remate. Este último cuerpo empieza con una primera hilada normal, pero de anchura más reducida que en los otros dos, y sobre ella van dos hiladas cortadas en bisel para formar los salmeres de apoyo de la bóveda, siguiendo los otros cinco con la dimensión definida por los puntos de arranque del trasdós de las dos boquillas contiguas. Todas las hiladas del pilar son de una regularidad perfecta, pero no tienen la misma altura ni tampoco la misma labra. Las dos adyacentes a una cornisa tienen sillares lisos, mientras que los demás ostentan el almohadillado típico de la sillería de puentes. En cuanto al aparejo, parece observarse la norma de una hilada a soga y dos a tizón, teniendo los sillares a soga menos relieve que los otros, aunque en las hiladas a soga existen algunos a tizón, apareados. Las hiladas son de altura bastante regularizada, alrededor de 45 cm, incluyendo las de cornisa. Ésta vuela en cimasio de 30 cm y listel de 10. El papel de las cornisas queda claro para las dos superiores: remate de tímpanos y nivel de arranque de arcos, aunque esto último no es exacto, pues existe una hilada normal por debajo del salmer, seguramente para que el intradós de la bóveda no incidiera oblicuamente sobre la cornisa. La cornisa inferior no tiene explicación funcional, porque se intercala en el cuerpo de la pila, que mantiene su sección al pasar por ella. Pudiera ser una referencia horizontal

Sillar de arranque de una bóveda menor

Aparejo interior de sillares en pila de margen izquierda

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Historia del puente en España. Puentes romanos

La fortaleza medieval que debió defender el paso, donde estuvo la masión Ad Turmulos

a todo lo largo del puente, teniendo en cuenta que la rasante quebraba a dos vertientes. Pero probablemente se mantendrían también en el mismo plano horizontal las cornisas de arranque de arcos, ya que, aunque la de coronación tangente a las claves fuera inclinada, la mayor luz de los arcos centrales exigía mayor flecha para conservar el mismo rebajamiento y, por lo tanto, podían mantenerse al mismo nivel los arranques de todos los arcos. Las dimensiones de los sillares son: altura, alrededor de los 45 cm; anchura cara vista, desde 45 a 60 cm para tizón y 94 a 108 cm para soga, con espesor de 55 a 65 cm. En los sillares de ángulo la mayor dimensión llega a 1,10 m. En planta la pila tiene una ligera variante de gran importancia artística con respecto a las de los demás puentes, que consiste en el arqueamiento del lado de aguas abajo. El frente de aguas arriba se recorta en tajamar de los más agudos en puentes romanos avanzando 3,50 m en la pila tercera, la mejor conservada. Los lados paralelos tienen una longitud de 6,50 ó 6,65 m, según las pilas, y la anchura del rectángulo es de 4,20, 4,30 ó 4,60 m, como ya hemos indicado. El incurvamiento del frente aguas abajo desaparece en el tercer cuerpo, donde, como ya hemos dicho, disminuye también el ancho en su arranque y después de recibir el trasdós de bóvedas. En realidad, este tercer cuerpo no pertenece a la pila, sino al tímpano. La estructura interna de las pilas queda al descubierto en las de ambas orillas, resultando muy interesante para definir el sistema constructivo. Los sillares visibles forman un recinto que sirvió de molde para rellenar el interior con opera cementiciae, que se iba hormigonando por tongadas rasantes con los planos de hiladas, habiendo esperado unas veces a que hubiera dos montadas y otras a cuatro. Todos los sillares están asentados en seco, trabándose los de los paramentos paralelos mediante traviesa interior cruzada con otro longitudinal que va desde la punta del tajamar al frente de aguas abajo. Las hiladas de este refuerzo en cruz coinciden con las de paramentos penetrando en las juntas de todas ellas el mortero del hormigón de relleno, aunque éste debía ser

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Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

La «torre de Floripes», fortaleza medieval edificada con sillares romanos

bastante seco, a juzgar por las coqueras que se observan y no llegó a rellenar dichas justas. Resulta de gran interés el aparejo del espolón de aguas arriba con sillares de gran tizón alternando de dirección en hiladas sucesivas. El basamento que apoya directamente sobre la pizarra dura, al descubierto en la margen derecha, tiene tres hiladas con sillares en toda la superficie desbordando ligeramente la planta de la pila. Este puente desapareció en cuanto la línea del Tajo se puso en tensión al avanzar la Reconquista. Parece que fue en 1228 y la ocasión una embestida de Alfonso IX. La destrucción de un arco que en Alcántara quedó localizada, en Alconétar desencadenaría la ruina definitiva. Sabemos poco más o menos la fecha de la ruina de este puente, pero nos encontramos faltos de fundamento como en los demás para fijar la fecha de su construcción. Lo que sí podemos asegurar, que se trata del puente más complicado construido por los romanos, rompiendo con la sobriedad ascética característica de estas obras. El aparejo de sillares, la corporeidad de las pilas, sus tres cornisas y, finalmente, la incurvación del plano dorsal, dan una magnificencia a las ruinas que llega al barroquismo. Sin una suficiencia razonable se nos ocurre asignar este puente al emperador Adriano. Se trata de una obra que debía estar por hacer en esta vía norte-sur, para la cual era trascendental, pues el paso debía resolverse desde el principio de un modo precario con puente de madera o mixto. Parece verosímil que este emperador viajero, cuya cuna hispánica «había rodado» en las proximidades de la vía en cuestión, se ocupara de resolver definitivamente un problema tan importante para la misma. La incurvación del dorso de sus pilares encaja bien en la arquitectura de la época de este emperador-arquitecto, que articuló las plantas de sus edificios con incurvaciones cóncavas y convexas empleando arcos de menos de medio punto.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de El Garro

Este puente sobre el Almonte aparece en todas las crónicas como compañero del de Alconétar, aunque sea todo lo contrario de él. Tan humilde en importancia, tan simple en los restos conservados con único volumen en tres planos a escuadra que definen un estribo liso, pero todo ello sobriamente romano. Por la altura a que llega el camino subsistente, que debe corresponder con el primitivo, creemos que aquí no hubo nunca bóvedas, pudiendo tratarse de uno de los numerosos puentes con pilas y estribos de fábricas y tramos de madera que hubo en las vías romanas. El estribo corresponde a la margen derecha, muy escarpada, apareciendo en la izquierda, por contraste muy tendida, un trozo de plataforma entre muros que nos confirma por su nivel la hipótesis que acabamos de indicar. Este puente, con el de Alconétar, delimitan la mansión de Túrmuli, tercera de la vía romana de Emérita a César Augusta por Salamanca (vía de la Plata). Resulta extraño que los romanos eligieran para cruzar el Tajo el lugar inmediato aguas arriba de la desembocadura del Almonte, con lo cual necesitaron, para continuar su camino, otro en este río que ahora nos ocupa. Por el contrario, la carretera actual y el ferrocarril se han trasladado pocos cientos de metros aguas abajo para cruzar el Tajo con el Almonte ya incorporado. La única razón, era apoyarse en este lugar de prominencias (turmulis), sitio estratégico en el espolón de una confluencia, accidente topográfico tan utilizado por el hombre desde la edad de piedra. A este puente se refieren casi todos los cronistas del puente de Alconétar, dándolo siempre sin plataforma identificable dentro del río.

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Estribo en la margen derecha, único resto del puente

Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

Puente de Medellín

Restos de pilas, vistos desde el puente actual

El estribo con su muro de acompañamiento de la margen izquierda

El cuarto de los grandes puentes de la Lusitania era el de Metellinum, salvando el río Anas, a unos 50 km aguas arriba del puente de Emérita Augusta. La asociación de estos puentes, en cierto modo paralela a la de Alcántara-Alconétar, probablemente se completaba con un tercer paso del mismo río en las proximidades de Badajoz, quizá donde el puente actual, aunque éste no lo atestigua al no mostrar fábricas romanas ni en cimentación ni en alzados. Hay que tener en cuenta el gran esfuerzo que supone decidirse a asegurar con puente de fábrica una comunicación a través del Guadiana, y no hay nada más que hacer inventario de los puentes carreteros actuales en la zona que estudiamos. Badajoz afirma su puente en el siglo XVI, puente todavía en servicio, aunque duplicado por otro nuevo desde el año 1959. Lo mismo ha ocurrido en Mérida con el romano, cuya duplicación se puso en servicio en el 1960. Entre ambos sólo el puente de Lobón, que data de 1931, con ensanche hacia los mismos años que las duplicaciones indicadas. La otra comunicación en el tramo Mérida-Badajoz ha venido indirectamente a la red viaria, pues cruza el río sobre la presa de Montijo. Entre Mérida y Medellín no hay puente, y el que existe en esta última reemplazó al romano en el siglo XVII. Desde aquí, aguas arriba, no debió haber puente alguno en la antigüedad, apareciendo los nuevos muy recientemente. Para encontrar el primero hay que remontar hasta Villanueva de la Serena, donde el existente, de 1929, ha quedado cortado por una avenida unos cuantos años. La distancia de 50 km entre los dos puentes romanos de Mérida y Medellín nos indica que debió suponer un lujoso esfuerzo la construcción del segundo, una vez rebasado el Anas por el primero, que lo es en orden cronológico, al servicio de la vía Astúrica-Hispalis, comunicación norte-sur que ha sido en toda época una de las arterias principales en la circulación occidental de nuestra Patria (vía de la Plata desde la Edad Media).

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Historia del puente en España. Puentes romanos

El enlace con Metellinus para seguir después hacia Córdoba o hacia Marianas (vía del Anas) pudo hacerse muy bien por la margen izquierda del río, tomando contacto con Alange, estación balnearia famosa en época romana. El puente debió arruinarse en la avenida del 20 de diciembre de 1603, la misma que causó graves trastornos en el puente de Mérida, según reseña (8 del cap. I) Fernández Pérez en su Historia de las Antigüedades de Mérida, ya que, como ya vimos al estudiar este puente, motivó la construcción del tramo de enlace de los dos romanos que estribaban en la isla artificial intermedia. Este tramo es contemporáneo del actual de Medellín, que se terminó, según rubrica la inscripción existente en el año 1630. Para su construcción es natural que se empleara el romano como cantera, relabrando los sillares, ya que el espesor de los suyos es menor que el de los que han quedado en las ruinas. Esto explica el poco volumen de restos en la actualidad. Lo más importante corresponde al estribo y muros de acompañamiento de la margen izquierda, en la cual se ha rebanado todo el arranque de la bóveda correspondiente, subsistiendo lo demás, pues sigue sirviendo como muro de contención para la cabeza de puente lado Medellín. Según referencia de Forner Segarra en la Historia y Santos de Medellín, recogida por A. García Bellido, el puente constaba de 28 arcos, lo cual no puede comprobarse

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Reconstitución hipotética del puente en alzado y planta

Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

Pilar arrumbado

en la actualidad por existir grandes claros sin que se vea fábrica de pilares y algunos restos intermedios debajo del agua, que deben corresponder a bóvedas. La zona más clara es la de la margen derecha que permanece en seco para aguas normales, donde se encuentran las partes inferiores de siete pilas, cinco enhiestas y las otras dos volcadas hacia el río, que están en quinto y sexto lugar. Las luces libres pueden medirse con exactitud entre los paramentos verticales, resultado ser 11 + 11 + 15 m, luego se aprecian 12 y 10 m en las dos arrumbadas, correspondiendo veinticuatro hasta el último vertical junto al agua. Esto indica que se ha perdido una intermedia. El nivel del cauce se ha elevado ligeramente, ya que la mayor parte de las pilas tienen oculta más de la mitad de su fábrica. En todas ellas emergen los tajamares de los acarreos que han quedado rebajados por la erosión correspondiente a la zona del desagüe de los vanos del puente actual, que a menos de 10 m, con ligera oblicuidad, intercala sus pilas entre las del puente antiguo. El cuerpo de pila tiene una sección rectangular con latitud alrededor de 4,70 m, en longitud de 9,20 m, que desborda del ancho del puente (6,00) en 2,90 m por el lado de aguas abajo y en 0,28 m por aguas arriba. A este rectángulo se adosa un triángulo afilado que forma el tajamar aguas arriba, dando en total una envergadura de 12,20 m desde la punta del espolón al paramento posterior. Este mismo contorno se reproduce, por mitad, en el cuerpo del estribo que ya hemos citado. El pilar descansa sobre un basamento que parece ser siempre de dos hiladas, cuya superficie desborda al contorno de pila, organizada en rectángulo de unos 5,00 x 10,00 m con trapecio del lado aguas arriba de 3,20 m de altura y 1,40 m de base externa. Encima del basamento la primera hilada queda ligeramente saliente (10 cm) en el espolón del tajamar. La hilada siguiente es la única normal del pilar (por lo menos en los estudiados), ya que las bóvedas arrancan a nivel de la segunda junta. Las dovelas no se destacan independientes en ninguno de los restos visibles, pudiendo comprobarse que, por lo menos, en las cuatro hiladas comunes en pilar y bóveda, es el pilar con sus hiladas horizontales avanzando en salmer quien da el incurvamiento correspondiente a los arranques del cañón en medio punto.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Probablemente, a partir de dicha hilada se destacaban en dovelas radiales las boquillas enteras que fueron arrancadas todas para utilizarlas en las bóvedas del nuevo puente. No tenemos datos para determinar cómo se coronaba el tajamar y si continuaba hasta coronación el saliente posterior. Lo más lógico es que fuera análogo a Salamanca, ya que además las partes homólogas aparecen en toda la altura del estribo. Los sillares de este puente están bien labrados con paramentos lisos y sin el almohadillado característico de las obras de ingeniería romanas. Las juntas entre hiladas se marcan bien niveladas con separaciones oscilando entre 27 y 37 cm, disponiéndose los sillares normalmente a soga con longitudes entre 50 y 67 cm, que en casos extraordinarios llegan a 1,24 y a 1,50 m. El tizón es de 60 cm. La última hilada de que se conservan restos en una de las ruinas es la novena a partir del basamento, pero el relleno continúa. El hormigón de relleno es de lo más compacto que hemos visto en estas obras adaptándose de un modo total a los sillares, sin presentar huecos ni coqueras, y apreciándose la dificultad de despegar éstos, pues el mortero que debió ser más fluido que lo normal penetró incluso entre las juntas de los propios sillares. Nos encontramos con el mismo problema que en todos los puentes al querer aportar alguna precisión respecto de la época de construcción. Ya hemos indicado que por razón de su necesidad tiene que ser muy posterior al puente de Mérida, lo cual va de acuerdo con todos los detalles de estilo y perfeccionamiento técnico. Lo único que nos queda francamente declarado, el pilar, denota un dominio del problema total y un gran equilibrio en la solución geométrica de la planta con todas las articulaciones que la estructura propia del elemento requiere: Tajamar aguas arriba, separación destacada de los tímpanos en ambos frentes, geometría sencilla del basamento y regularidad en las hiladas y, especialmente, en la labra plana de sus sillares. No hay ningún detalle de barroquismo expresionista; todo es pura geometría y equilibrio. Este puente está citado por Mélida en su Catálogo de monumentos de la provincia de Badajoz y ha sido estudiado por el profesor. A. García Bellido en Archivos de Arqueología, tomo XXI, año 1959, advirtiendo que se trata de un estudio preliminar, pero pocas cosas pueden adicionarse a lo consignado en dicho trabajo. Intercala la referencia textual de Forner Segarra, que nosotros recogemos en la bibliografía.

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Dos vistas de un pilar enhiesto

Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

Otros puentes de menor importancia

Puente del Vadillo

Recogiendo todas las noticias que acerca de otros puentes romanos nos dan los cronistas de las distintas comarcas extremeñas, hemos tratado de identificarlos con ruinas o puentes actuales, habiendo llegado a localizar algunos probables y a desechar definitivamente otros que o no tuvieron existencia real o han desaparecido totalmente. Esto último nos ha ocurrido con el puente de Aljucén, citado por Moreno de Vargas, Viu y Ponz, en la vía de La Plata y cerca del pueblo así denominado. Al recorrer el camino antiguo en el que perdura dicha vía, hemos llegado a la conclusión de que, antes de ser reemplazado por la carretera, pasaba el río por un vado que actualmente sigue utilizándose. Otro caso es el puente del Vadillo, citado en las proximidades de Cáceres y en el camino Cáceres-Trujillo, conteniendo una lápida, con inscripción 7, en sus muros. Creemos que este puente es el de desaliñada traza que aparece en la fotografía con arco irregular de menor flecha que el medio punto y situado dentro ya del recinto urbano en la prolongación del citado camino. Comentado por Ceán Bermúdez y Celestino Espinosa. También hemos encontrado puentes de importancia mínima completamente atípicos, que lo mismo pueden pertenecer a época romana, medieval o moderna, realizados por constructores inhábiles, o con medios económicos reducidos. En ciertas ocasiones, puentes citados como romanos han degenerado en ruinas, por destrucciones humanas recientes, y tal es el caso del puente de la Doncella, que estaba sobre el río Ambroz, construido para la vía romana de La Plata y seguía sirviendo a la carretera de Mérida a Salamanca en el kilómetro 93,400, hasta que fue destruido en 1957 para ejecutar una variante en esta carretera, que rectifica ligeramente el trazado en la zona de paso del río. Quedan un estribo y el arranque de la bóveda en margen izquierda a pocos pasos de la carretera definitiva. Es muy simple, con bóveda de dovelas muy lisas e irregulares y tímpanos de mampostería en el mismo plano de boquillas. Las hiladas de sillares están poco cuidadas, y algo más la alternancia de dovelas en el cañón con buen tizón, según permite ver su seccionamiento. El relleno entre paramentos de tímpanos e intradós de bóveda es bastante compacto en la zona inferior dejando mucho que desear en la superior, donde se notan las juntas de hormigonado. Su luz era de 9,30 m. Se refiere a este puente Celestino Espinosa en su «Reseña de varios puentes», en Revista de Obras Públicas de 1878.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de la Doncella

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Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

Apéndice I Puente de Alconétar

Las primeras fotografías que recibimos fueron las de la situación interior de roca y fábrica en las cavernas de la base de la pila más afectada, después de la limpieza de los materiales sueltos que existían entre ambas. En estas fotos parecía que la caverna se había formado por erosión y arrastre directo del río, tanto en el cauce como en la fábrica de la pila (hiladas de sillería inferiores). Pero cambiamos radicalmente de parecer al obtener las fotos correspondientes al artículo del arqueólogo don Carlos Callejo Serrano, correspondiente al artículo «El puente de Alcántara en seco» publicado en Archivos de Arqueología (págs. 213-218). En dichas fotografías, obtenidas antes de efectuar ningún trabajo en las bases de las pilas, estas bases quedaban protegidas por taludes de tierra mezclada con grandes bloques de piedra que las rodeaban en todo su contorno a excepción del paramento más alejado del centro del río en cada una de ellas, cuyos paramentos habían quedado delimitados ya por la roca de las laderas del cauce. Esta protección provenía de la obra romana de cimentación en la que como ya hemos mostrado no consiguieron llegar al fondo del cauce vertiendo grandes bloques para conseguir un recinto-ataguía dentro del cual construir la base de la pila apoyada sobre la roca del fondo. A ésta llegaron en casi toda su extensión para la pila central, pero sólo a las 3/4 partes de la sección total en la pila cuarta, teniendo que apoyarse en el resto de la superficie sobre la zona de bloques sueltos de la ataguía fracasada, la cual sin embargo era capaz de transmitir convenientemente las cargas hasta la roca del cauce, a través de una capa de sedimentos depositados sobre la roca sana. Se ve claramente en las fotos correspondientes a la base después de limpiar las cavernas donde se acumularon los materiales sueltos sedimentados de un modo natural antes de llegar los romanos y los que éstos arrojaron con el fracasado propósito de acotar un recinto donde cimentar, pues les faltó bastante altura para llegar al fondo del cauce y no consiguieron lo que se proponían. Tampoco se llegó al fondo en la reparación del puente del siglo XIX, pero penetraron a unos tres metros más en el ángulo interno de aguas abajo, que era donde el despegue entre fábrica y roca era mayor pues ejecutaron un recalce de hormigón incompleto de 5 m de altura, faltándole unos 2 m para llegar a la roca. Este recalce aparece en las fotos soportado provisionalmente, mediante dos puntales de madera, desde que se hizo la limpia de los materiales sueltos que rellenaban la caverna correspondiente. La disminución de la superficie de apoyo de la base sobre la roca, a excepción del ángulo recalzado en la obra del siglo XIX, no es tan importante como a primera vista parece, pues hay que tener en cuenta que el tizón de los sillares utilizados en como mínimo 1,20 m, y en las hiladas inferiores debió ser todavía mayor. Vemos que los sillares de arranque quedan en vuelo, pero aprisionados en su extremidad interior por los de hiladas superiores, salvo algunas que se han debido desprender al hacer la limpieza de materiales sueltos para explorar las cavernas. También se observa que antes de llegar al vértice del tajamar, las hiladas primeras apoyan directamente sobre la roca. Consideramos, en definitiva, que la protección de las bases de las pilas por los sedimentos naturales y los bloques arrojados por los romanos han defendido las bases de

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Zona salvada del puente antes de su traslado

Diferencia entre el arco geométrico y el arco estructural en una arcada con arco de medio punto en muro continuo Arco virtual de descarga en hueco rectangular practicado en muro continuo La zona salvada del puente durante su reconstrucción

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Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

El puente de Trajano sobre el Danubio cerca de Orsova según los relieves de la columna trajana (construido en 110 d.C.)

las pilas durante toda la vida del puente habiendo sido capaces de trasmitir hasta la roca las cargas correspondientes al gran peso de nuestro puente. El efecto de las cargas de uso del puente alteran muy poco las condiciones de estabilidad y las de resistencia de todos los elementos estructurales del puente. En cuanto la alteración de las condiciones de estabilidad por la destrucción del arco intermedio, hay que tener en cuenta la flexibilidad de la pila intermedia dada su Aspecto definitivo de la parte trasladada, al fondo se ve el embalse

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Historia del puente en España. Puentes romanos

gran altura y además la disminución de la sección de apoyo lo que dará unas condiciones muy próximas a las de articulación (libertad de giro en pie). El empuje en la arcada terminal de una estructura en arcada múltiple depende de la deformación horizontal que puede producirse en la cabeza del pilar, reduciéndose notablemente en los pilares con pies articulados y de gran altura, pues un pequeño giro en el pie se amplifica en proporción de la altura. En nuestro caso se aprecia a simple vista una grieta vertical en el tímpano más próximo al eje de la pila central del puente lo que demuestra que hubo acomodación estructural a las nuevas condiciones de trabajo. En el reajuste de esfuerzos correspondiente, siempre quedaría una flexión de distribución casi triangular máxima en cabeza y mínima en pie del pilar causando tracciones en la cara del pilar más próxima al centro del río, pero con valores muy pequeños, por tener, primero, la reducción correspondiente a la precomprensión inicial debida al gran peso propio del puente y, segundo, porque van disminuyendo, a medida que descendemos, al distribuirse con diagrama triangular, llegando casi a cero en el pie, donde hubieran sido las más peligrosas, por su tendencia a abrir las juntas entre las hiladas de la sillería. Por tanteos aproximados hemos llegado a la conclusión de que no han debido tener trascendencia, en las condiciones de resistencia y estabilidad de la pila intermedia que es la única que podía quedar afectada. Ya hemos indicado que se aprecia una grieta vertical en toda la altura del contacto entre la pila central y el tímpano de la arcada accidentalmente terminal que estamos considerando lo cual indica un giro importante de la pila en cuestión.

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Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

Apéndice II Puente de Alconétar

La construcción de la presa de Alcántara a unos 500 m aguas arriba de la presa del mismo nombre iba a producir un embalse en el río Tajo de unos 80 km de longitud que al llegar a la zona donde los romanos construyeron el puente de Alconétar tendría una profundidad suficiente para sumergirlo definitivamente bajo sus aguas. Se acudió a tiempo para salvar la parte más interesante del mismo, que es la de las pilas y arcos rebajados que estaban situados sobre la margen derecha del río, en seco durante aguas normales. En total son: dos arcos auténticamente romanos de pequeña luz, 6,70 y 7,10 m; todo el muro de acceso al puente horadado por dos arcadas a las que pertenecen dichos arcos; cuatro pilas también romanas que formaban parte de las cuatro arcadas primeras del puente propiamente dicho, en las cuales se realizaron durante la Edad Media modificaciones de sus zonas altas para adaptarles cuatro nuevos arcos que se construyeron en el siglo XIV con objeto de intentar la rehabilitación total del puente, lo que se debieron conseguir, pues los arcos son de tal manera inadecuados por dimensiones y pobreza de sus fábricas, para resistir el paso de cargas, que la mayor parte de ellos debieron fallar antes de entrar en servicio. También han sido trasladados los tres arcos no romanos correspondientes a dicha reconstrucción que habían llegado hasta nuestros días y que ya eran los únicos supervivientes en los grabados del siglo XIX. Creemos que hubiera resultado más adecuado prescindir de ellos con su desmañado aspecto y ridícula pretensión, o bien haber reconstruido sólo uno como testimonio histórico. Todo lo que tenía verdadero interés se ha salvado y todo lo que se ha salvado tiene un gran valor por su belleza intrínseca e importancia arqueológica. Los dos arcos romanos, aunque de pequeña luz, tienen un adovelado perfecto; el muro donde se encajan tiene un aparejo muy cuidado que enlaza muy bien con las dovelas de arranque; y las pilas son verdaderamente bellas por la esbeltez de sus proporciones, por la riqueza de las cornisas, que las subdividen en tres alturas, por el detalle singular de la curvatura del paramento posterior y por la riqueza del contraste de luces y sombras que se obtiene con el almohadillado de los sillares muy característico en las obras de ingeniería romana. Insistiremos además, en que la nota más característica de este puente es la utilización del arco escarzano, es decir, circular con menos de medio punto. El rebajamiento (relación de flecha a luz) es verdaderamente acentuado; en los dos conservados se obtiene directamente, midiendo la luz y la fecha, resultando 1/4 en un extremo y 1/5 en el otro. En los arcos desaparecidos los rebajamientos pueden obtenerse indirectamente midiendo la luz y la inclinación de los sillares de asiento en las cajas de las pilas, resultando valores ente 1/4 y 1/5. La utilización de este tipo de arcos escarzanos en sustitución del medio punto, tan característico de la arquitectura romana, corresponde a una época muy delimitada en el desarrollo de esta arquitectura, que podemos asignar al imperio de los emperadores de procedencia hispana: Trajano y Adriano. En la rama de los puentes el principal ejemplar que nos sale al paso es el del puente del Danubio construido junto a la

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Historia del puente en España. Puentes romanos

localidad antigua de Drubeteae (hoy Turnu-Severin) en la orilla de dicho río, durante los años 104-105 con ocasión de la conquista por Trajano de los territorios, que constituyeron la provincia de Romania. El puente ha desaparecido prácticamente, pues quedan sólo unas ruinas muy pobres en las extremidades que sólo permiten señalar la traza del mismo. Eran las cabezas de puente correspondiente a los estribos, los cuales así como las pilas, eran de fábrica, y entre ellos se armaron unos arcos de madera que soportaban la plataforma de paso. Nos han quedado algunas referencias a esta obra, la más importante de las cuales es la representación en bajo relieve que se hizo en la columna trajana de Roma cuya reproducción damos. La referencia autenticada por este documento de la época, estuvo en vivo durante toda la Edad Media y especialmente en el Renacimiento. Esta característica de sustituir de un modo premeditado y sistemático el arco de medio punto por el escarzano es también típica de la arquitectura adriánea, y decimos adriánea y no de la época de Adriano, pues el mismo emperador es el que interviene directamente en muchas de estas construcciones como son el conjunto de las de la villa Adriana donde se utiliza intensamente en remate de huecos, en arquerías y en las articulaciones de las plantas de diversos elementos y también en el Panteón, para los arcos de descarga o los de arriostramiento de muros continuos y en las construcciones de su época en la ciudad de Ostía. Y ya con menor profusión, es decir como casos excepcionales los encontramos singularmente en la Domus Flavia e incluso en la Domus Aúrea, para elementos no principales. Después de Adriano el arco de medio punto vuelve a recobrar su exclusividad y son casos verdaderamente excepcionales aquéllos en que aparecen arcos rebajados. Su empleo como vemos se centra en la época Trajano-Adriano, lo que muy bien podría interpretarse como que su introductor fue el ingeniero Apolodoro de Damasco que trabajó con ambos emperadores y construyó el puente sobre el Danubio. Entre los motivos técnicos que pueden justificar el paso del arco de medio punto al arco rebajado, de directriz también circular, encontramos uno teórico y otros simplemente constructivos; el primero reside en la aplicación de la sabiduría adquirida por experiencia de siglos en la construcción de arcos de medio punto, al observar los modos de rotura de los mismos, en los que no falla la bóveda por los arranques, sino que se rompe por ambos lados a una cierta distancia de los paramentos de pilas, quedando como unos salmeres incorporados a éstas que trabajan en ménsula a partir de ellas. Estas experiencias las debían tener muy claras especialmente los constructores de puentes, pues éstos dan las bóvedas de mayor envergadura en cualquier momento, y además las condiciones de trabajo más duras considerando los asientos por defectos de los cimientos, que es donde estaba el verdadero talón de Aquiles de los puentes romanos. Esta forma de romperse indica que el arco geométrico no coincide con el arco estructural, sino que a éste corresponde una luz eficaz inferior a la de aquél. Esto recogido por un ingeniero como Apolodoro de Damasco le llevaría a utilizar la nueva directriz en el puente sobre el Danubio donde además (razón práctica) el rebajar la altura de clave tenía ventaja de ejecución y daba mayor estabilidad al vuelco por viento. Pero como ya hemos expuesto en diversas ocasiones, las razones técnicas por

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Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

sí solas no son nunca suficientes para introducir un cambio en los estilos arquitectónicos; éstas han de ir acompañadas de razones de otro tipo, pues es preciso que las innovaciones que se introducen tengan significación en el sistema de preferencias del hombre de la época. El romano se caracterizaba por su apego a la tradición de modo que se necesitó de un emperador no rutinario, sino amigo de innovaciones y en cierta discordancia con el ambiente. Para eso tenemos al emperador Adriano, que era un auténtico heterodoxo y su época podría tener un carácter análogo a la de El Amarna en Egipto. Aceptaría con entusiasmo la innovación y la utilizó en sus diseños arquitectónicos donde además podía conseguir ventajas al reducir el gálibo de los huecos o la altura de sus construcciones. Pasado este período de Adriano, verdaderamente revolucionario en todos los sentidos, el hombre romano volvió a su medio punto siendo muy difícil encontrar de nuevo un arco rebajado intencionadamente, con respecto al medio punto, hasta llegar el Renacimiento, lo que se acentúa después en los puentes del siglo XVIII. La sustitución de un arco de medio punto por un arco rebajado tiene prácticamente la ventaja de que reduce la altura del elemento constructivo en que se realice, pero introduce un inconveniente muy importante en cuanto a su estabilidad longitudinal pues como ya hemos visto para la misma luz libre tenemos un empuje mayor en el escarzano que en el medio punto (en proporción de los rebajamientos) lo cual en arquerías y en puentes especialmente es muy importante pues si falta una pila el desequilibrio de empujes horizontales que se establece es mucho más fuerte con los arcos rebajados. Ejemplo patente de esto nos da la comparación del comportamiento del puente de Alconétar con su homofluvial el de Alcántara, pues mientras éste pudo resistir sin mayor quebranto la destrucción de uno de sus arcos de luz intermedia, aquél no resistió seguramente la destrucción de uno de sus arcos principales, ya que no ha quedado ninguno para atestiguarlo. Lo normal es que la rotura de un arco traiga consigo el vuelco de las pilas, pero los arcos también pueden romperse sin que vuelquen todas las pilas, pues el desequilibrio creado por la rotura de una sola pila producirá pequeños desplazamientos en los puntos de articulación de arco y pila que reducirán el empuje efectivo de los arcos, lo que puede determinar el hundimiento de los arcos exclusivamente. Otra experiencia constructiva que evidencia la discordancia entre el arco geométrico y estructural en un medio punto, lo tenemos en el sencillo y repetido caso de abrir un hueco, puerta o ventana en un lienzo de muro macizo, cuando se corona el rectángulo de apertura con medio punto. El intradós de éste tiene que arrancar tangente a los lados verticales del hueco rectangular, de modo que las dovelas radiales del arco se confundirán en el arranque con las hiladas horizontales del muro y necesitarán de un cierto intervalo vertical para destacarse netamente unas de otras. En realidad la independencia de las hiladas radiales del arco y las horizontales del muro sólo se conseguirá a partir de los puntos de intersección del trasdós del arco y las verticales que limitan la luz del hueco. Estas verticales definen en el muro continuo unas pilastras virtuales por las cuales se transmiten los esfuerzos verticales superiores, que aprisionarán a las dovelas iniciales del arco, impidiéndoles las deformaciones horizontales correspondiéndoles al efecto arco. El aparejo más racional para la zona de

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Historia del puente en España. Puentes romanos

transición sería el que continuaran las hiladas horizontales del muro hasta el punto de intersección arriba indicado que además nos dará la inclinación de la primera dovela radial. Hasta dicha dovela radial se deberían prolongar las hiladas horizontales rellenando así el triángulo indeciso que se recorta en el comienzo del arco geométrico. Con esta cuestión está relacionada la del mecanismo de los arcos, virtuales de descarga sobre huecos de perfil rectangular en muros, que pueden coronarse con simples dinteles macizos, o dinteles aparejados. Estos arcos materializan una transmisión de esfuerzos interiores en la fábrica que desvía los esfuerzos hacia los lados, evitando cargas directas al dintel. La sabiduría adquirida por la experiencia en este tipo de construcciones se manifiesta en los acueductos de pisos superpuestos que llega al máximo en Los Milagros de Mérida (ya tratamos este problema en Los acueductos romanos en España).

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Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

Apéndice III Puentes de la provincia Lusitana

Del repertorio de puentes correspondientes al Catálogo de Puentes hemos seleccionado los siguientes que juzgamos tienen méritos para considerarlos como romanos: El puente de Alange en el río Matachel, que constaba de ocho arcadas a juzgar por las ruinas existentes, de las cuales se conserva cuatro en pie, tres en la margen izquierda y una en la derecha. Además en el centro del cauce una pila inclinada que conserva los arranques de los arcos. La luz varía de 4 a 8 m. Los pilares son rectangulares con macizo de 3 x 5 m y tajamar triangular aguas arriba y curvo aguas abajo. Los paramentos son de mampostería y el interior de hormigón. Los arcos tienen boquillas de fábrica de ladrillo. Parecen ligeramente apuntados, pero deben serlo por mala construcción. La anchura de la obra es de 5,00 m. Está situado cerca de la carretera de Almendralejo a Villagonzalo.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

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Puente de Alange sobre el río Matachel

El pueblo de Alange aunque de nombre árabe tiene tradición romana pues conserva un balneario que se construyó en época romana con una sala de baño circular cubierta mediante una cúpula hemisférica con óculo central, típicamente romana (Fotos 1, 2 y 3). Puente de Magasca

Puente sobre el río Magasca del cual ya dimos otro puente en el artículo correspondiente. Lo asignábamos 3 a la época republicana y éste también debe pertenecer a dicha época pues la relación vano a macizo es muy próxima a la unidad y las fábricas son muy toscas. Tiene un tajamar de planta triangular aguas arriba y paramento liso aguas abajo. Está a unos 10 km de Trujillo en las proximidades de la carretera de éste al pueblo de Zorita (Fotos 4 y 5). 4

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Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

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Puente entre La Cumbre y Plasenzuela

Otro puente es el situado entre La Cumbre y Plasenzuela sobre el arroyo Gibralzo. También dimos otro puente en el mismo arroyo, que era de los típicos de un arco principal de mediana luz acompañado de otros dos adyacentes mucho más reducidos, lo que daba un perfil de calzada con marcado lomo de asno. El de ahora es de otro tipo, se trata de una sucesión de cinco arcos con luces decrecientes a partir de uno de los extremos en un cauce muy asimétrico y poco definido. Tiene además unos aligeramientos rectangulares a continuación de los arcos que deben pertenecer a otra época. Las fábricas de sillería y mampostería son sanas y están bien conservadas (Fotos 6, 7 y 8).

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Puente de Ibor y de Cuacos

También parece romano el de Bohonal de Ibor con un solo arco (Fotos 9 y 10) y el de Cuacos (Fotos 11 y 12) cerca de Jarandilla en la garganta de Jaranda de la Vera con dos arcos desiguales de grandes sillares en el mismo estilo de los que hemos dado de esta región de La Vera. Otro puente de esta misma región es el Cuacos de Yuste sobre el río Cuacos también con dos arcos muy desiguales de sillería.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Palomas

Auténticamente romano y quizá de la época republicana es el de Palomas en el río Palomillas, provincia de Badajoz. Tiene nueve arcadas de ladrillo, con una luz máxima de 6 m. Se conservan arquillos sobre pilas a los dos lados del arco principal. Los tímpanos aparecen de mampostería, pero pudieran haberse reconstruido recientemente pues la base de las fábricas es también de ladrillo. Poseen tajamares sólo en el frente de aguas arriba que terminan a la altura de arranques de arcos y se coronan con sombreretes piramidales. Tiene rasantes suavemente inclinadas en dos vertientes con altura máxima de 5 m. Recientemente se han reducido de anchura los pretiles para permitir el paso de tractores

Puente de Jaranda

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Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

Documentos relativos a los puentes Inscripciones PUENTE DE SALAMANCA 1.

IMP. CAESAR D. NERVAE FILIUS NERVA. TRAIANUS AUG. GERM. P. M. TRIB. Pot. COS II RESTITUIT M. P. II

2.

IMP. CAESAR D. TRAIANI PAR TICI F. D. NERVAE NEPOS ADRIANUS. AUG. PONT. MAX trib. POT V. COS III RESTITUIT CXLIX

3. Inscripción citada por Madoz, no recogida por Hübner:

HOC. SACELLUM IN XII TRIBUNA TO TIBERIFILS DIVIAUG. CONS TR. FUIT

4. Inscripción citada por Madoz y Ceán Bermúdez, no recogida por Hübner: ESAR GUSTI. P ONTIF. MAX T XXVII

PUENTE DE ALCONÉTAR 5.

NEPO CLAUDIUS CAESAS AUG. GER. PONT. MAX. TRIB. POT. V COS III IMP. IV PPCLXIIX

6. Columna miliaria que estaba junto al puente y luego en una ermita (Mélida): TI. CAESAR DIVI. AUGUSTUS’F AUGUSTUS’ PONTIF’ MAX TRIB’ POTEST’ XXVII

Hübner 4651 7. Junto al puente en el portal de la casa de los barqueros, del duque de Frías en un pedazo cilíndrico de cantería basta se lee: (Mélida). IMP. CRO

MARCO P’INVIC TO’DUCI

Hübner 6204 8. Inscripción puente Vadillo: L. TROBA NO. RUFO AN. XXIV LABEO A. UNGULUS

lápida de mármol en la que está grabada la inscripción. (Ceán Bermúdez, p. 403.)

Referencias históricas y literarias PUENTES DEL ALBARREGAS Y ALJUCÉN (1) B. MORENO DE VARGAS: Historia de la ciudad de Mérida.– Mérida, 1633. Sobre el río llamado Albarregas está una puente, que es de fábrica maravillosa, y gran fuerte y ajustada al suelo, que parece no la hay: su edificio y arquitectura es muy semejante a las que tuvieron las obras del emperador Trajano, y así es tenida por fábrica de su tiempo. También es suya otra puente que dos leguas de Mérida está en el río Aljucén y es de tan admirable edificio que ninguno le hace ventaja; y hoy está en partes arruinada y la ciudad trata de repararla por ser necesaria para el paso de los que hacen su viaje por la calzada y camino que dicen de la Plata. (2) CEÁN BERMÚDEZ: Sumario de antigüedades romanas.– Madrid, 1832, pág. 385. El otro puente subsiste sobre el arroyo Albarregas, que en invierno llega a ser de notable caudal. Tiene de largo 450 pies, 25 de ancho y otros tantos de alto desde el pretil hasta lo más hondo del agua: consta de cuatro arcos grandes y de dos pequeños, que sirven de desagüe en las grandes avenidas. En él comenzaba la famosa calzada romana que terminaba en Salamanca; y todos los escritores convienen en que los dos puentes (Mérida) se construyeron en el imperio de Trajano.

(3) J. DE VIU: Extremadura.– Colección de sus inscripciones y monumentos, pág. 25, 1852. El segundo puente está sobre el arroyo Albarregas y tiene de largo cuatrocientos cincuenta pies, de ancho veinticinco y de alto otros veinticinco desde los fundamentos al antepecho. Este lindo puente tiene cuatro arcos grandes y dos pequeños en los extremos y servía para el famoso camino que iba de Emérita a Salmántica, célebre calzada que todavía se conserva por partes con el nombre de Camino de la Plata, corrupción de Vía-lata. Sale de Mérida por su parte septentrional, pasando por el puente Albarregas (calzada Vía-lata), y luego se dirige por el oriente de Carrascalejo una legua de Mérida, y más adelante por el de Aljucén, que dista otra legua de Carralejo. A media de este pueblo hay un puente romano sobre el arroyo de su nombre. (4) FERNÁNDEZ Y PÉREZ: Historia de las antigüedades de Mérida.– Badajoz, 1857. Inmediato a esta cañería existe el puente que llaman de Albarregas, obra también de los romanos, y de una fábrica igual a la del Guadiana. Tiene cuatro arcos y hacia la parte que mira a la ciudad hay otros dos pequeños como cañones de desagüe. Las entradas y salidas de este puente son a piso llano; su largura de ciento cincuenta varas, y su

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Historia del puente en España. Puentes romanos

ancho de nueve. Tiene una posición paralela con la cañería, pasando el arroyo por los arcos de ésta a los del puente. (5) C. ESPINOSA En el siglo XVIII se conservaban bien cuatro arcos grandes y dos pequeños. Al construir la carretera de 1863 al 65 se modificó y reparó. (6) MELIDA: Catálogo monumental de España.– Badajoz tomo I, pág. 102. 690 (L) Puente sobre el riachuelo Albarregas. Se halla al N y es la salida de las carreteras a Cáceres y al O., que fueron las vías romanas

de la Plata y a Lisboa. Se desarrolla en aquella dirección, paralelamente al acueducto de Los Milagros. Es un sencillo puente de sillería granífica de 125,386 m de longitud y 7,90 m de anchura, de la que descontando los pretiles rehechos modernamente quedan 7 m de calzada. Su altura desde el nivel ordinario de las aguas hasta el piso es de 6,75 m. Consta de cuatro arcos de medio punto de 5 m de luz en su diámetro y dos ojos pequeños, uno de ellos desfigurado, cerca del arranque desde la ciudad. A pesar de sus reparaciones modernas conserva este puente su antigua traza clásica.

PUENTE DE CÁPARRA Y PUENTE DE ALJUCÉN (7) PONZ: Viaje de España. Tomo VIII, carta tercera, 26: Sin embargo de la infelicidad de Aljucén, es notable en sus inmediaciones un puente de los Romanos sobre el arroyo que lleva el mismo nombre del lugar, obra en su línea de mucha magnificencia y solidez; pero descuidada como los más de esta clase. Tomo VIII, carta número 47: Antes de llegar a Cáparra se vuelve a pasar el río Ambroz por un puente de cuatro ojos insigne obra de Romanos, aunque no muy grande; los dos del medio están perfectamente en su ser y los de los lados se conoce que han tenido alguna restauración. (8) CEÁN BERMÚDEZ: Sumario de las antigüedades romanas.

Pág. 404: Está bien conservado un puente romano de cuatro arcos situado sobre el río Ambroz, distante un tiro de fusil del sitio en que estuvo la ciudad. Pág. 401: …y sobre el arroyo Aljucén un puente romano y destruido por el que iba el camino a Salamanca. (9) MELIDA: Catálogo monumental.– Cáceres, tomo I, pág. 97, lám. XXXIV. Puente sobre el río Ambroz. Es de piedra de sillería y consta de cuatro arcos de medio punto sobre estribos de la forma corriente como los del puente de Mérida. Está en regular estado de conservación y todavía en uso.

PUENTE DE SEGURA (10) J. DE VIU: Antigüedades de Extremadura.– Pág. 173. Madrid, 1852. A las dos leguas atravesaban el río que ahora se llama Eljas por un bellísimo puente del cual nadie absolutamente se ha acordado decir nada. Estamos hablando del puente de Segura que en el día separa a España de Portugal por aquel punto. Construido en el mismo tiempo que el de Alcántara y sin la menor duda por el mismo Lacer, se le ve ostentar el propio gusto igual maestría a idéntica mano. El que haya visto el colosal de Alcántara puede decir que también el de Segura y al contrario con sólo dos diferencias: 1.ª, que éste carece de arco triunfal, y 2.ª, que sus proporciones son como de uno a cuatro. Esta preciosa y olvidada miniatura del puente de Alcántara está aún bien conservada, faltándole sólo los antepechos, que los ociosos se han entretenido en ir tirando al agua. (11) J. MELIDA: Catálogo monumental de España.– Cáceres, pág. 198. Puente, sobre el río Eljas, en la raya de Portugal, por lo que este puente es hoy internacional. Seguramente este monumento, situado al NE del de Alcántara, formó parte de la vía romana cuyos restos y señales he seguido, en el trayecto de uno a otro punto, cuya distancia es de dos leguas. El puente de Segura, está en término de

Piedras Albas, en España, y de Segura, cuyo nombre lleva, en Portugal (Viu, Antigüedades, pág. 172) le califica de bellísimo y la cree construido al propio tiempo que el de Alcántara y por el mismo arquitecto Lacer, fundando el supuesto en la identidad de las dos fábricas, salvo ser una bastante más pequeña que la otra y no hacer en la de Segura arco triunfal. Pero no es exacta la comparación. El puente de Segura es una buena y bien conservada fábrica romana, reparada con acierto y todavía en uso. Consta de cinco arcos de medio punto, el central algo mayor que los otros cuatro, con sus pilares en forma de tajamar por oriente y cuadrados por occidente, con moldura resaltada por bajo de los arranques de los arcos. Dichos pilares son de sillería almohadillada, de sillería también los arcos y el resaltado zócalo del pretil; de mampostería lo demás; y el pretil es nuevo. Mide el puente de longitud 84 m; de anchura, 5,79 m, y con los pretiles, 6,88 m. Es posible tenga razón Viu en que este puente sea coetáneo del de Alcántara y, por tanto, del tiempo de Trajano, pues pertenecen ambos a la misma calzada y porque la regularidad del trazado es lo que tienen de común, siendo esto lo único que da verosimilitud al supuesto de que sean obras de un mismo arquitecto. Los dos dichos puentes romanos son los que mejor se conservan en la provincia.

PUENTE DE SALAMANCA (12) GIL GONZÁLEZ DÁVILA: Historia de la Antigüedad de la ciudad de Salamanca.– 1606, págs. 13-14. Una de las grandezas que tiene Salamanca y de las mayores la mayor es el famoso edificio de la puente, de los más insignes que tiene España,

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fundado sobre veinte y siete arcos por donde pasa sus aguas el río Tormes. Tiene de largo quinientos pasos y de ancho doce. Es edificio romano de cantería todo; y en la labor de las piedras tiene mucha semejanza con el acueducto (también edificio antiguo de Segovia).

Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

Está lo más alto de esta puente adornado de almenas de cantería tosca, que lejos ofrecen a los ojos una agradable vista. Por ser esta puente la cosa más insigne que tiene esta ciudad la tiene por armas, juntamente con un toro de piedra que está al principio de ella. Quién haya sido el fundador deste edificio público lo cierto, más por tradición que por escritura, es que Hércules fuese su autor y que como cosa sujeta a las mudanzas del tiempo, viniendo por su antigüedad de más a menos la reedificase el emperador Trajano, en la sazón que mandó restituir el camino de la Plata, que va desde Salamanca a Mérida, del cual viven hoy día muchas ruinas, como dan dello testimonio los que frecuentan este camino, que Antonio de Nebrija en un libro que escribió de las medidas antiguas dice haber fundado Licinio Pontífice. Este camino lo restituyeron en diversos tiempos diversos emperadores y destas restituciones hay mención en Salamanca en piedras antiguas que se trajeron del. De que lo hiciese el emperador Trajano lo dice la inscripción siguiente. (Inscripción 1.) También la restituyó el emperador Elio Adriano y dello hay memoria dentro de Salamanca en una inscripción antigua que está en las cosas del Conde de Fuentes junto con la memoria de la restitución de Trajano. Y la inscripción de Elio Adriano dice. (Inscripción 2). Demás de estos emperadores la restituyeron también Octaviano, Antonino Pío y Diocleciano como de muchas piedras y padrones se colige. Y si ese camino tiene tanta antigüedad que con dificultad, por ser tanta, descubrimos quien haya sido su primer fundador y autor de este bien público. No lo es menos la memoria que se halla en Ledesma, donde en una piedra se lee hasta donde se extendían los antiguos términos de Salamanca, que eran como lindes que dividían más de otras tierras. (12 bis) GIL GONZÁLEZ DÁVILA: Teatro eclesiástico de Salamanca.– 1618. Foto. Pág. 5. Escudo. V. C.ª 396, núm. 2. Comentario al escudo de Salamanca por Pedro González de Trasmiente.– 1618. Docto en antigüedades. La puente fue edificada por artificio romano lo otro medio es Hispano una figura ha plantada del toro siempre velada. El año 1236 en 3 de Nov. muy de mañana creció el Tormes de tal manera que salió de madre. (13) BERNARDO DORADO: Compendio histórico de la ciudad de Salamanca, su antigüedad, la de su Santa Iglesia, su fundación y grandezas que la ilustran. Salamanca, 1766. Pág. 17: …está fundado sobre veinte y siete arcos, tiene de largo quinientos pasos, y doce de ancho, con sus correspondientes estribos y adornado con sus almenas, todo ello de tosca pero vistosa cantería, que en su labor y estructura tiene alguna semejanza con el célebre de Segovia. Quién fundase este primoroso Puente, no se sabe con certeza: unos le defieren a Hércules, pero carecemos de razones otros a los romanos; pero éstos, sin embargo de que el edificio parece ser obra suya, tienen contra sí su mismo genio, que era el de perpetuar su nombre y memoria mediante alguna inscripción en cualquier obra que de su mandado se hiciese, aún de menor

entidad que este celebrado Puente; aquí carecemos de instrumento alguno, en que se nos informe de su fundador, luego es fuerza recurrir a más remoto origen. Pág. 18: …y todo esto lo comprueba una medalla que con motivo de la compostura que se hizo en dicho puente de orden de esta Ciudad en el año pasado de 1767 fué hallada en una caja bajo una de sus losas y tiene hoy en su poder el canónigo D. Miguel Salgado. Tiene por una parte la figura entera de Hércules con la clava en la mano izquierda, teniendo la derecha sobre un pilar del mismo puente (?) y en su reverso se halla la cabeza de un emperador con Laurea, pero no se conocen las letras que tenía en el circuito las figuras, que acaso nos dirían el nombre del emperador. Don Miguel Salgado, canónigo de esta Santa Iglesia, me comunicó la siguiente inscripción que copió de una columna que halló e hizo desenterrar como a 20 pasos del Mesón llamado Siete Caminos en la misma calzada de la Plata, jurisdicción del lugar de San Pedro Rozados, en la que hay los caracteres. Inscripción 5. (14) PONZ: Viaje de España.– Tomo XII, carta VII (pág. 1106). Saliendo por la puerta que llaman del Río se encuentra la iglesia de Santiago y antes el famoso puente sobre el Tormes, que es una de las antigüedades de mayor importancia que hay en Salamanca y en España. Consta de 27 arcos y se extiende como 500 pasos por lo largo y 12 por el ancho. Su construcción es romana al modo de la del puente de Segovia, de los de Mérida, Alcántara, etc. Quien fuese el primero a construir esta importante obra es imposible de averiguar, pero que lo mandase edificar el emperador Trajano en la forma que hoy lo vemos es muy probable, como dice Gil González Dávila, en su Historia de Salamanca. Dicho emperador restituyó el camino que llaman de la Plata, habiéndolo también hecho otros antes y también después. De la restitución de Trajano y de otra de Adriano cita González Gil dos inscripciones que dicen se hallaban en las casas del Conde de Fuentes en Salamanca. Al principio del puente hay una figura informe que parece de un toro, monumento antiquísimo. Y también hay almenas en las cítaras o antepechos, lo que se deja conocer que es añadidura de tiempos posteriores. (15) CEÁN BERMÚDEZ: Pág. 419: …y el magnífico puente de piedra labrada construido en el Imperio de Trajano. Consta de 27 arcos y tiene unos 500 pasos de largo con 12 de ancho. La incripción que sigue está en el puente sobre el Tormes. (16) MADOZ: Tomo XIII, Pág. 657. …se encuentra el famoso puente sobre el Tormes, que es una de las antigüedades más notables de Salamanca. Consta de 27 arcos teniendo de largo 500 pasos y 12 de ancho. Su construcción es romana por el estilo del puente de Segovia, Miranda, Alcátara y otros de la misma época y gusto. Ignórase quién fué el primero que mandó construir este puente, pero sábese de cierto que fué reedificado en tiempo del emperador Trajano en la forma que hoy se ve, según testimonio del historiador Gil González Dávila; esta reedificación y otra en tiempo de Adriano constan de dos inscripciones latinas que se hallaban en las casas del señor conde de Fuentes en tiempos del referido historiador, y son a la letra: (Inscripciones 1 y 2.)

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Historia del puente en España. Puentes romanos

(17) GONZÁLEZ DE LA LLANA: Crónica de la provincia de Salamanca.– Madrid, 1869, pág. 44. Este puente, romano en su origen, tiene 27 arcadas y 423 varas de longitud por 8 y tres cuartas de latitud. Hoy solamente la mitad es de construcción romana, pues el resto se reedificó en tiempos de Felipe IV. Es de los mejores y acaso el más hermoso de España y la más importante de las antigüedades de Salamanca. En su centro se levanta un airoso templete sostenido por cuatro arcos de orden dórico y coronado por una cúpula. Hasta el año 1834 se conservaba a la derecha del puente saliendo de la población una piedra informe que quería representar un toro, atributo, sin duda igual al que campea en los cuarteles del escudo de armas de la ciudad. Salamanca, tierra fuerte; media plaza. medio puente, medio claustro de San Vicente. (18) C. ESPINOSA: Reseña de varios puentes.– R. O. P., 1878, pág. 250. Según dedujo González Dávila de una inscripción fué construido en el imperio de Trajano y mejorado en el de Adriano; Nebrija dice que fué mandado construir por Licinio Pontífice Máximo, gentil, 70 años antes de Jesucristo. Sin embargo, en el libro titulado «Salamanca Artística y Monumental», publicado en 1867, se supone ser de tiempo de la República o principio del Imperio. Actualmente se conservan solamente 15 arcos a contar desde la orilla y otros 11 se reedificaron en 1677. (19) ALZOLA: Pág. 49. Sobre el río Tormes e inmediato a la ciudad de Salamanca construyeron el puente de piedra con 27 arcos de medio punto de 23 pies de luz y 34 de altura, habiendo dudas acerca de la época de su erección, que algunos suponen en tiempo de la República, y otros, del Imperio. (20) J. M. QUADRADO: España: sus monumentos y artes. Salamanca.– Barcelona, 1884, pág. 8. Grandioso puente de 27 arcos y 500 pasos de longitud. La mitad de él contigua a la ciudad es de construcción romana de almohadilladas dovelas, como las del acueducto de Segovia y, probablemente,

nació como éste en el imperio del gran Trajano. Cuándo y cómo fué cortado y se rehizo su parte más reciente está todavía por averiguar; posteriormente se almenaron sus antepechos y en el centro se levantó una torre no destituida de gentileza, aunque hecha o modificada en el siglo XVI, la cual al par que las almenas, desapareció no hace muchos años a la voz de un ingeniero, con indignación de los artistas y disgusto de los mismos indiferentes. Aún se recuerda también a la entrada del puente el nombrado toro de piedra que dió blasón a la ciudad objeto de vulgares consejas y de eruditas disertaciones. Su reparación en 1499, que fué acaso la más importante, costó, según Dorado, dos mil dobles de oro (Nota pág. 173) (No hemos encontrado esta referencia en el libro de Bernardo Dorado). (21) CÉSAR MORÁN: Reseña histórico-artística de la provincia de Salamanca.– Universidad de Salamanca, 1946, pág. 86. Dicho puente, de veintiséis arcos, es el monumento más notable que de la calzada subsiste. Es ancho, alto recto y firme como edificado para siempre con su presencia está proclamando la grandeza del Imperio que lo fundó. Mucho ha sufrido con las crecidas del Tormes, principalmente con la avenida de San Policarpo, 1626, en que falló uno de los arcos y los demás fueron sucumbiendo, uno en pos de otro hasta el centro, en que hay una fuerte pilastra que sostenía una torre y que resistió el empuje de los arcos que quedaron en pie. Por eso, la primera mitad conforme se entra en Salamanca es moderna, del siglo XVII; la otra mitad es herencia de la civilización romana, obra probable de Trajano, quien, como se ha visto por las piedras miliarias, es el emperador que más se distingue en restaurar el camino por estas tierras. (22) CATÁLOGO DE MONUMENTOS: Centro de Estudios Históricos.– Madrid, 1932. 713. Puente. Debió ser construido en el primer siglo de la Era Cristiana. De dicho período es un gran trozo en la margen derecha del río Tormes, que es la más próxima a la ciudad, que tiene los característicos, sillares almohadillados y típicos tajamares. El resto del puente fue reconstruido en el reinado de Felipe IV. Este puente que tiene un total de 26 arcos, formaba parte de la vía romana llamada de la Plata. Hasta mediados del siglo pasado conservó una torrecilla que existía en su parte central y un verraco, hoy en el Museo de Bellas Artes.

PUENTE DE ALCONÉTAR (23) AMBROSIO DE MUROZOS: Las Antigüedades de las Ciudades de España.– Alcalá de Hernares, 1575, folio 94 v. También es antigua y de gran fábrica la puente que está rompida en las barcas y castillo de Alconétar, donde Tajo recibe a otro buen río llamado Almonte que parece dio sobrenombre al Moro Spinelo, harto celebrado en algunos libros fabulosos de Italia. (24) MIÑANO: Diccionario Geográfico.– Tomo IX, pág. 284. Para el tránsito de los dos ríos había dos puentes de piedra, pero ya el de Almonte ha desaparecido casi enteramente, y el del Tajo conserva en pie algunos arcos y arranques, conociéndose por la inscripción

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de una gran columna de granito que hay a la cabeza del puente a la parte del N., que fue edificado en el año en que el emperador Tiberio ejercía por la XXVII vez la potestad tribunicia. Con efecto la arquitectura es de aquel mismo tiempo y se echa de ver que no se perdonó gasto ni fatiga para que no correspondiese este paso del río a la magnificencia e importancia de la calzada. (Copia después una parte de Tiu.) (25) ANTONIO PONZ: Viaje de España.– Tomo VIII. A las tres leguas del Caesar, y cinco de Cáceres, se llega al Tajo caminando unas veces por la vía militar, otras dexándola a mano derecha, y

Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

otras a la izquierda. Se pasa dicho río por barca junto al puente que llaman de Alconétar, o Alconera: mi mozo le llamó de Mantible; y si no le corto el hilo, me emboca un retazo de la historia de los doce Pares de Francia: después supe que este error se lo comunicó otro peón, que nos guiaba. Las ruinas de dicho puente manifiestan haber sido uno de los más famosos que los romanos construyeron sobre el Tajo. Permanecen en pie quatro arcos, los pilares de otro, y los fundamentos de los demás hasta la superficie del agua. Subí por un parage de estas ruinas, y quedé admirado de tanta magnificencia y solidez, que las guerras y revoluciones han reducido a tal estado; y sobre todo la incuria y ninguna consideración de la importancia de estas obras, causas de su total abandono, y de no haber reparado sus quiebras desde luego. En el presente reynado se ha tratado de su reedificación; pero parece haber prevalecido el dictamen de fabricar otro nuevo puente algo más abaxo de estas ruinas, con un arco solo, donde se estrecha el río. De un modo u otro es de gran importancia dicha obra. Antes de arribar al parage donde están las barcas de Alconétar, entra en el Tajo el río Almonte, que, como dixe a V. hablando de los contornos de Guadalupe, nace en aquel alto cerro llamado la Villuerca, y va caminando por Truxillo, Monroy, &c. Junto a la incorporación de los ríos se ve un castillo sobre un cerrillo, y vestigiosos de población en el parage llamado el Garro. También se reconocen allí sobre el Almonte vestigios de puente romano. Pudo ser este sitio el llamado ad Turmulos en el itinerario de Antonino, a no deberse decir ad Tumulos, por las varias cumbres y cerrillos que allí se elevan. (26) CEÁN BERMÚDEZ: Sumario de las antigüedades romanas, pág. 400. …y las ruinas de un puente, que, por haber sido magnífico, llama el vulgo puente de Mansible. De sus ruinas existen cuatro arcos, los pilares de otro y los cimientos de otro que no pasan de la superficie del agua. (27) MADOZ: Diccionario Geográfico, tomo I, pág. 465. Famoso puente denominado también de Mantible, de 300 varas de longitud, todo de piedra, que enlazaba sobre el Tajo la célebre carretera de los romanos llamada después Calzada de la Plata, en el despoblado de Alconétar y tocando su cabeza con las ruinas de la villa del mismo nombre. La fecha de su construcción es desconocida; se han hallado, sin embargo, unas inscripciones, por las que se ha atribuido al emperador Tiberio en esta forma: Inscripción 6. Parece claro, según este testimonio, que el puente de Alconétar fue debido al emperador Tiberio cuando ejercía la potestad de tribuno por XIII vez. Obsta para este parecer la voz Sacellum, que propiamente es lugar sagrado, y en conformidad de esto se dice existió cerca del puente un pequeño templo, que fue después ermita de la Magdalena y, por consiguiente, la piedra donde aparece la inscripción debió pertenecer al templo y no al puente. Otra opinión atribuye esta magnífica obra a Julio Cesar y presenta para esta obra inscripción imperfecta que dice: Inscripción 7. Y no falta quien la suponga del español Trajano, porque siendo continuación de la Calzada de la Plata, y ésta mandada construir por él, debió hacerlo del puente asimismo para enlazar las comunicaciones.

Sin embargo, la opinión más recibida en el país está por el primer extremo, porque bien pudo Trajano empalmar la carretera con el puente que halló construido por su predecesor, cuyos monumentos también se consagraban a los dioses. Permaneció intacta esta soberbia obra hasta el año 1230, en cuya época, habiendo el rey de León Don Alfonso IX perseguido a los moros hasta la villa de Galisteo, fortaleza respetable para aquellos tiempos y que, a pesar de esto, sitió y tomó, se retiraron los enemigos a la villa de Alconétar y destruyeron el puente para proporcionarse de este modo con el Tajo una barrera que les defendiese. En el año de 1730 se trató de reparar, y sólo se hicieron muchos gastos sin ningún resultado positivo. Se componía de 13 arcos de los cuales se conservan algunos y los cimientos de otros que aparecen dentro del río cubiertos de jaras y malezas. El que se ve en medio, llamado por los naturales Bigotes, hace tomar a la corriente que allí se estrella una fuerza enorme. Otro se llama Anda-niña. En las grandes crecidas quedan todos cubiertos de agua, formando una tabla de gran extensión. En este lugar se pasa el río por medio de barcas. (28) BARRANTES: Aparato bibliográfico para la historia de Extremadura.– Tomo I, pág. 86. La primera noticia que he podido adquirir de esto pertenece al principio del siglo XIII; así consta en una carta en pergamino expedida juzgo que por el rey Alfonso VIII de León, quien cedió el infantazgo de las siete villas, entre las cuales está la villa de Alcontra (Alconétar), a su hijo mayor D. Fernando, y en la misma cita a otro hijo llamado D. García. Por esta carta se da a Garro el título de villa en atención a que la principal, Alcontra, había sido robada y destruida y entre otras cosas que se refieren a sus moradores se lee lo siguiente: «y los vezinos de la viella ayude a far barcas al señor pa el rrio pues ya pote no ayas». En las aceñas nominadas de Cabildo, situadas a cosa de un cuarto de legua por bajo de este puente, hay colocados muchos sillares de cantería de los que el río arrastra en su dirección y, por lo tanto, juzgo que proceden del puente de Alconétar. En una de estos sillares, colocado en la canal de la haceña segunda, se ven muy claras estas letras: «L. VIVI : : :» (29) JOSÉ DE VIU: Extremadura (Colección de inscripciones y monumentos).– Págs. 87 a 91. 1852. Este precioso puente mide 300 varas de longitud, y parece haber constado de 13 arcos. Su destrucción parece datar de hacia el año 1228 al verse los árabes amagados de una recia embestida de Alonso IX, cuyos fronteros estaban sobre Galisteo y otros puntos inmediatos de la derecha del Tajo; o quizás de unos doce de catorce años antes, cuando los castellanos a las órdenes del mismo monarca forzaron el río para tomar a Alcántara. Algunos creen, y no sin fundamento, que según el punto que ocupan las ventas de Alconétar allí fue en donde se forjó el tan común romance de los doce pares de Francia, o a lo menos sirvió de teatro de sus proezas, aunque cuidase poco el autor de la inverosimilitud en traerlos a países que ellos no pisaron, y aunque diese un pequeño salto de tres o cuatro siglos. Mas es lo cierto que el Tajo sirvió de barrera por esta parte hacia el siglo XII para contener los moros las

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irrupciones de los castellanos; y que como el paso de Alconétar fuera de tanta consideración, y el único en mucha distancia que proporcionaba alguna anchura para el tránsito de los ejércitos, se esmeraron los árabes en fortificarlo a su margen izquierda sobre las ruinas de Turmulus, con una plaza de armas ya muy bien defendida por las antiguas murallas romanas y por la naturaleza. En lo alto de esta plaza construyeron un elevado torreón cuadrado y muy capaz; que domina a todo el recinto y se llama Torre de Floripes. Dicese en el país que en ella estuvo encerrada esta célebre dama con su amante. Ya se ha dicho que el puente tiene el nombre de Mantible; a poca distancia, río arriba, existe el vado que se llama del Ciervo; el nombre del Tajo y el del Flagor del cuento, aunque en sí diversos, pueden haber sido capricho o mal anagrama; y últimamente, hay también un sitio en la misma orilla donde se conocen vestigios de un pueblo quemado, nombrado hoy Aguas Muertas, en cuyas ruinas se ven fragmentos de ladrillos calcinados y hechos pura pómez, que los sostiene el agua como si fueran pedazos de madera. ¿Si se idearía este romance por alguna imaginación acalorada, con algún suceso entre moros y cristianos ocurrido en este punto? Etc., etc. A la cabeza, pues, del puente de Mantible, cuya etimología es también algo misteriosa, y de quien no quedan sino informes arcos en su extremo septentrional, y los fuertes postes que lo sostenían, hay una columna de granito en pie con la siguiente inscripción, que por su grande interés monumental nos hemos tomado el trabajo de copiar por el medio gnomónico en el mismo sitio, y, traducida, es: «Tiberio César Augusto, Pontifice Máximo, e hijo del Divo Augusto, al ejercer por la 27.ª vez la potestad tribunicia…» Tenemos, pues, averiguada la época del puente, en lo cual formamos empeño tiempo ha, y sabemos quién fue el que lo mandó construir. Tiberio César ejerció la potestad tribunicia por la 27.ª en el año en que J. C. contaba, según la computación más recibida, veinte y ocho años de edad; de consiguiente, esa obra fue erigida durante el tiempo mismo en que se preparaba el Señor a enseñar la santa doctrina que tal revolución moral había de originar en el mundo. Es muy de observar también que Tiberio empezó su tribunicia posted 1.ª en el año inmediato siguiente al nacimiento del Salvador, bajo el consulado de Cornelio Lentulo y de Lucio Calpurnio Pison, continuando así año por año, hasta que pasados veinte y siete y siendo cónsul otra vez después de tanto tiempo el mismo Calpurnio con Marco Licinio, fue construido este puente de orden imperial, con el consiguiente beneplácito del Senado. Acaso dirá alguno que pudo ser que Tiberio le hiciera solamente una reparación, pero nosotros creemos firmemente que no hubo puente hasta después de fundada y firmemente establecida la capital Emérita y de empezarse la gran vía que se llamó Lata, siendo claro que todas estas cosas no podían hacerse de vez. ¿Cómo tampoco admitirse reparación, cuando, además de que los romanos procuraban dejar todas sus grandes construcciones desde un principio al abrigo de todo motivo natural de destrucción, estaría bajo tal hipótesis este puente muy nuevo todavía el año 28 de J. C.? Pero la forma misma de la inscripción corta la disputa: en lo ilegible no queda más que un corto renglón, y como en él debió terminar la manifestación del objeto, era un imposible el que cupiera en él mismo a más del obligado PAT . PATR . y del

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IMP . XIII . (éste era el año de su imperio), el HVNC . PONTEM. DIRVPTVM . RESTITVIT, e cosa tal, que lo menos necesitaba de tres a cuatro renglones más. Estamos, pues, seguros moralmente después de bien inspeccionada la inscripción y todas sus proporciones, que el año 27 de la potestad tribunicia de Tiberio se concluyó la obra, sin duda empezada algunos años antes. Esta no fue dedicada, sino levantada por cuenta del Estado, en lo cual tampoco cabe duda por el nominativo del emperador en la inscripción. (30) MELIDA: Catálogo monumental de España. Cáceres.– Tomo I, págs. 52 y 139 a 144. Puente romano llamado de Mantible. Hállase arruinado y es lástima, pues sería notabilísimo ejemplar. Tendido sobre el Tajo, desde la confluencia del Almonte, para continuar hacia el norte la vía romana (llamada de la Plata), es un puente cuya longitud se calcula en 250 metros. El número de sus arcos parece haber sido de trece, de los cuales no se conservan más que dos, al final, por la parte septentrional, faltando los demás; bien que dos, fueron rehechos y son escarzanos o rebajados. Por ser así también, aunque mejor trazados, los dos antiguos, se ha pensado que de esa forma serían los demás; pero observando la altura de los pilares que la conservan y su estructura, pienso que los arcos del puente fueron de medio punto, cual corresponde a la traza regular romana, y solamente rebajó el constructor los dos arcos del final a causa de haberle obligado a ello el declive por aquella parte de la tierra en que se oculta la fábrica. Además de este trozo, se conservan los pilares, casi todos incompletos, algunos tanto que los cubre el agua cuando de ella trae mucha el río. Estos pilares ofrecen por un lado forma de tajamar y por el opuesto convexa. Miden de longitud por el costado correspondiente 6,60 metros y de ancho o espesor 4,20. La distancia entre los pilares varía algún tanto, pues en el trozo de arranque, donde los dos arcos se conservan, es, y por tanto la luz de éstos, de 7 metros y 7,40, respectivamente; y continúan las distancias de 7,40 metros, 8,20 y 9, en los tres huecos siguientes, debiendo ser la última cifra la que se repita en los demás huecos. La fábrica es de hormigón con revestimiento de buena sillería granítica, almohadillada casi toda. Los pilares presentan tres resaltos o molduras, de los cuales el de en medio corresponde a los arranques de los arcos y la superior a la cornisa sobre la que se levantó el pretil del puente. Viu (Antigüedades, pág. 90) supuso que este puente fue mandado construir por Tiberio, fundándose en una inscripción de este emperador, cuando ejercía por XXVII vez la Potestad Tribunicia; inscripción que vio en una columna de granito situada a la cabeza del puente pero esta columna es miliaria y debe relacionarse con una reparación de la calzada. Recientemente, don Vicente Álvarez presentó a la Real Acádemia de la Historia, y yo informé en ella (Boletín, t. LXVIII, 1916, página 98), un extenso trabajo manuscrito relativo al Puente de Mantible, acompañado de dibujos y fotografías, más una reconstitución gráfica del monumento. Compara este puente de piedra con el de piedra y madera tendido sobre el Danubio, por exigencias de la conquista de la Dacia, y que se ve representado en los relieves de la columna Trajana de Roma, formulando la hipótesis de que el constructor del segundo de esos puentes,

Capítulo V. Puentes romanos del Imperio

que lo fue el arquitecto griego Apolodoro, nacido en Damasco, lo fuera también del primero, y suponiendo que esta obra fuera debida a Trajano, esto es, que sea este puente de Alconétar y no el de Alcántara, al que se refiere el dominico Fr. Alfonso Chacón, escritor español del siglo XVI, en su Historia de la Guerra Dácica, cuando menciona el pons Triani super Tagum. Aparte semejanzas o desemejanzas de este puente con otro, y teniendo en cuenta que los arcos del citado puente sobre el Danubio eran escarzanos o rebajados, porque estaban construidos con madera, lo que sí puede admitirse como cierto es que el puente de Alconétar, indispensable, para cruzar el Tajo (hoy es menester hacerlo en barca, por estar destruida la obra romana), se debe a Trajano, pues él mandó hacer la vía romana, debiendo datar, por consiguiente, del siglo II. Créese que su destrucción o, por lo menos, el comienzo de ella data de 1228, en que los árabes le cortaron, para cerrar el paso a

los reconquistadores. No es fácil precisar cuándo fueron reconstruidos los dos arcos que lo están, torpe y débilmente. Pero sí es lógico pensar que destrucción tal, con extracción de la crecidísima cantidad de cantería que falta, no pudo ser hecha en un momento por los apremios de una guerra, sino por aprovechamiento de material y posiblemente por varias generaciones. Llámase a este puente de Mantible, nombre con que figura en la leyenda caballeresca a que dio origen el inmediato castillo de que se hará mención más adelante, y la cual se relaciona con Carlomagno y con los amores y luchas de moros y cristianos. Cerca del puente se hallaron no hace mucho tres lápidas romanas que se guardan en las Ventas de Alconétar, y son como siguen. (Sanguino: Revista de Extremadura, t. VIII, 1906, pág. 470.)

Dibujos [1] «Vista del Puente de Albarregas», del Voyage pittoresque de l’Espagne, por Alexandre de Laborde (año 1805). Grabado de 27,30 x 18,30 Liger delineavit. Baugeau aqua fortil, Dequevauviller sculpsit. Leyenda en español, francés e inglés.

T. Willmore. London. Published Oct. 28, 1837 by Robert Jennings & Co. 62 Cheapside. [5] «Salamanca. Puente romano». Dibujo de Gustavo Doré para ilustración del libro Viaje por España del Barón Davillier, 1862.

[2] «Plano geometral del Puente de Albarregas», de la misma obra que el anterior. Forma parte superior del grabado, que tiene además plano del acueducto de Mérida. Grabado de 24,60 x 8,50. Moullinier delineavit. Dormier sculpsit.

[6] «Dibujos del Puente Mayor sobre el río Tormes en Salamanca», de la Jefatura de Obras Públicas de esta provincia. Vista general, 1:200, Secciones por E F por a b y por C D. Escala 1:60.

[3] «Salamanca». Grabado en color de 30,4 x 20,3. Rvdo. Mr. Bradford, de I. J. Clark sculp. London. Published by J. Booth Duke Street Portland Place. April 14, 1809.

[7] «Vista de Alconétar», de la misma obra de Laborde. Grabado 29,30 x 13,00. Liger del. De Saula aqua forti. Gossard sculp. Leyenda en español, francés e inglés.

[4] «Salamanca-From above the River Zurguen». Grabado en color 14,0 x 9,20. Colección David Roberts. Drawn by David Roberts, from a sketch by Richard Ford, Esq. Engraved by J.

[8] «Ruinas del Puente de Alconétar», de la misma obra que los anteriores. Grabado 29,30 x 12,00, con las mismas firmas que el anterior.

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VI

Puentes de la provincia Bética

Introducción

La provincia Bética, que consideramos en la máxima amplitud que tuvo, es la más determinada geográficamente de las cinco que llegaron a integrar la organización administrativa del Imperio romano. El contorno sur coincide con el de la Península, a oriente sigue el curso del río Anas, persistiendo en ello por el norte hasta llegar al codo del Cíjara; desde aquí va a buscar la divisoria de aguas del Betis en toda su cuenca alta, continuando después en la dirección emprendida hasta la costa que alcanza a mitad de distancia entre los cabos de Palos y de Gata. El eje de la provincia es el Betis, «gran río, gran padre de Andalucía» que le dio nombre, cambiados ambos, a ella por los vándalos y a él por los musulmanes, que también denominan casi todos los ríos que soportan nuestros puentes. Perdido para río y provincia el nombre quedó únicamente en las sierras Béticas, Penibéticas y Subbética. El otro río caudal, éste con nombre no trocado sino ampliado a Guad-Anas, que forma el límite superior, como ya hemos indicado, le roba aguas por medio de afluentes poco importantes, salvo el Zújar y el Guadamez. También pierde aguas, que van a dar a la mar en la costa atlántica, por Tinto y Odiel en la zona media entre los dos grandes y después hasta el Estrecho encauzadas por ríos menores, Guadalete y Barbate, ríos nefastos en la historia de España por disputarse uno de los grandes descalabros nacionales. Pasada la columna Calpe tenemos ríos más menores: Guadarranque, Guadiaro, Guadalmina, Guadalhorce, Guadalmedina, Guadalentín, Vélez, Verde, Guadalfeo, Adra, Andarax y Almanzora. En estos ríos hemos de encontrar nuestros puentes. Pero también otro modo de buscarlos es seguir la red de vías romanas en la zona, que la encontramos determinada a su vez por condiciones geográficas, la base de las cuales es la red fluvial, ya que ésta ha condicionado de origen la organización de la red de caminos. Y así efectivamente tenemos tres calzadas fundamentales: la que sigue el curso del Guadiana, la duplicada en parte del curso del Guadalquivir y la de la costa, que son, respectivamente, las 25 + 10; 34 + 7; 5 + 6 del Itinerario de Antonino. Entre ellas, transversales, aprovechando las facilidades de paso en la orografía que separa los ríos; cordilleras: Sierra Morena, Bética y la Penibética y macizos costeros de Lújar, Cázulas, Mijas, Retín, Grazalema. Estas vías unen las poblaciones importantes: Emérita-Hispalis, Emérita-Astigi y Emérita-Corduba y del otro Hispalis-Ostio Fluminis Anae en la desembocadura del Guadiaro, dando continuidad a la de la costa e Hispalis-Málaca, Corduba-Málaca y Cástulo-Hactara.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Las intersecciones de ambas redes nos señalan los puentes posibles y el método perfecto para encontrarlos sería seguir exhaustivamete una de ellas, mejor la natural de los ríos, ya que pueden existir puentes sin camino o ser a veces tan insignificante éste que no esté en las redes principales, aunque a la larga el puente, si es importante, le dará también importancia al camino. No hemos podido realizar este recorrido exhaustivo ni aún en los mapas aéreos, medio ya al alcance de cualquiera, pero exigiendo un esfuerzo en paciencia, tiempo y dinero poco abordable. En principio nos decidimos por las carreteras –Ingenieros somos de Caminos– y nos hemos limitado al Itinerario de Antonino, completando nuestra información particular con la de los organismos de nuestra profesión: Jefaturas de Carreteras y Divisiones Hidráulicas, que tienen a su cargo caminos y ríos, respectivamente, manifestándoles desde aquí nuestro agradecimiento a su ayuda. Realmente, el método perfecto actual para estos problemas de arqueología ingenieril es el del recorrido desde helicóptero con la orientación previa de los planos obtenidos por fotografía aérea. Resumiremos nuestro recorrido en el cual no hemos seguido esta perfecta fórmula, pero tenemos la esperanza de poderla poner en práctica para el estudio de vías romanas, de las cuales hemos empezado varias, pero no hemos terminado ninguna. En la vía de la costa hemos tenido poco éxito en descubrir ruinas de puentes, pues la amplitud de los ríos y la naturaleza del terreno de cimentación cuando se trata de planas abiertas, o por el contrario, el carácter de accidentes secundarios cuando se trata de caminos desarrollados en las zonas más o menos escarpadas próximas al mar, han tenido más agentes destructivos cuando las obras tenían importancia, o es difícil descubrirlas cuando son insignificantes. En varias localizaciones hemos llegado a la conclusión de que no había obras permanentes, vadeándose el cauce salvo en las épocas de avenidas, o que se trataba de obras semi-permanentes, ya que aparecen ruinas de pilas sin arranques de arcos o de dimensiones que no hubieran aguantado los empujes correspondientes, y entonces debieron ser tableros adintelados que en época romana no pueden ser más que de madera, los cuales se reponían cuando se deterioraban por meteorización o por el uso, o se los llevaban las riadas. Así ocurre, por ejemplo, en el río Salado, de las proximidades de Tarifa. También existía la posibilidad de pasar en barca cuando la anchura era grande o vadearlos por la barra que forman las dunas avanzando hacia el interior. Así no hemos encontrado vestigios ni en el Barbate (Bessippone), ni en el río de la Miel (Portus Albus), ni en el Palmones, ni en el Guadarranque (Carteia), ni en el Guadiaro (Barbariana), ni en el Fuengirola (Suel), ni en el Guadalhorce, ni en el Guadalmedina (Málaca), ni en el Vélez, ni en los ríos Verde y Seco (Sexi), ni en el río Guadalfeo (Murgi), ni en la rambla de Buñol, ni en el río de Adra. El puente de Zuazo (Ad Pontem), en la entrada al istmo de Cádiz, ha sufrido múltiples reconstrucciones; el actual es un puente de hormigón pretensado y el anterior se construyó en el siglo XV por el señor de Zuazo, y no quedan sillares romanos. Siguiendo el río Betis o lo que es más fácil la vía Cástulo-Hispalis encontramos con que viene por la margen derecha del río, pues Cástulo está perfectamente fijada. Pasa a la contraria en las cercanías de la actual Espeluy, ya que la próxima mansión de la vía está en la margen opuesta. Además, tenemos un miliario in situ en

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Capítulo VI. Puentes de la provincia Bética

las cercanías de Villanueva de la Reina; otro paso parece haber habido en Lituergo, ya que desde ahí en adelante aparecen vestigios en las dos orillas con una duplicación de la vía que pasa de un lado por Marmolejo (Uciense) y por Alde del Río y del otro por Epora (Montoro). No encontramos vestigios de estos pasos, pero en cambio tenemos un hermoso puente auténticamente romano en Andújar (Iliturgi) y un pequeño puente sobre el Salado de Arjona, en las proximidades de Urgaone (Arjona). La llegaba a Corduba se verifica por la orilla derecha debiendo haberse reunido ambas vías por cruce probablemente donde hoy se asienta el puente de Alcolea, pues aunque el existente es de Carlos III, debe estar en el mismo emplazamiento que el romano. De Corduba a Hispalis no aparecen en el Betis vestigios de puente y la vía romana iba por la orilla izquierda, habiendo cambiado de orilla gracias al puente que perdura en la primera de dichas ciudades. El río era demasiado importante para un puente en camino transversal, y es sabido que Hispalis no tuvo cruce permanente hasta el puente de barcas construido por los árabes. En cambio, en ese mismo trozo de vía tenemos un puente importante sobre el Genil en Écija y un puente sencillo en Carmona sobre un cauce insignificante. De Sevilla a Cádiz no hay cauces importantes hasta el río Guadalete cerca de Puerto de Santa María o el Caño de San Pedro. Siempre se ha hablado de puentes romanos en ambos cruces, pero los vestigios son difíciles de encontrar después de las obras sucesivas en las carreteras antiguas con puente metálico, actual con puente pretensado y a la del ferrocarril adyacente con tramo también metálico. Aparece un puente interesante junto a la carretera actual cerca de la estación de La Alcantarilla (nombre debido al puente) sobre un arroyo secundario, y es auténticamente romano. En la vía de Hispalis a Ostio Flumina (Ayamonte) cruzamos primero Tinto y Odiel, el primero por un hermoso y auténtico puente en Niebla, y el segundo mediante vado estudiado cerca de Ad Rubras (Gibraleón). El cruce del Guadiana se haría mediante barca, pues su cauce estaba más allá de las posibilidades romanas. De Emérita a Hispalis sólo hemos encontrado vestigios de pilas y arranques de arcos en el paso del arroyo de la Ribera de Huelva.

Puentes de época imperial en la Bética

Por contraste con los puentes de la Juritania donde encontrábamos el granito como material común a sus fábricas, ahora tenemos, por razones geográficas obvias, una gran diversidad de materiales, siendo el menos frecuente precisamente aquél. Las sillerías son de caliza o arenisca, y cuando las canteras quedan lejanas, para obras de pequeña importancia, se utiliza el ladrillo que, por compensación, es de buena calidad y se maneja con verdadero arte. Esta diversidad de materiales da lugar a importantes variaciones no sólo en el aparejo de las fábricas, sino en la traza de las obras. La labor es más fina y el corte más perfecto debido a su mayor facilidad a las herramientas del cantero, lo que hace que el aparejo sea más cuidado y permita llegar a una íntima trabazón entre las diversas

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Río Guadalquivir Puente romano

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Capítulo VI. Puentes de la provincia Bética Fotoplano de Córdoba

partes de la obra. Como ejemplo de esta realización más terminada podemos poner los dos puentes de Alcantarilla y del arroyo Rabanales, y especialmente este último que en un arroyo de pequeña importancia alinea sus cinco arcos con rasante horizontal que nacen apenas desde cimientos con sus boquillas muy bien aparejadas, relacionándose todas entre sí por una faja de sillares en pequeño resalto que forma como una cornisa, tangente al trasdós de aquéllas, cosida en toda la longitud y trabada con otros sillares en superposición que forman como pilastras, encuadrando de este modo las boquillas de los arcos. Se obtiene así una perfecta trabazón arquitectónica entre las diversas partes. Un detalle estilístico que encontramos en varios puentes de una cierta región es el engatillado de los sillares para evitar el deslizamiento relativo en dirección radial. Ya lo advertíamos en el puente sobre el Salado, en Porcuna; después aparecen en el del arroyo de los Pedroches, cerca de Córdoba, y en una alcantarilla intermedia en el arroyo de la Buena Agua, cerca de Alcolea, hoy en servicio en la carretera del embalse del Guadalmellato. Otro detalle estilístico que no hemos encontrado hasta ahora y que es muy poco frecuente en nuestro país es de la archivolta, que separa mediante cornisa tosca la boquilla del arco de la superficie de tímpanos aunque se conserva, el mismo plano en ambos paramentos. Este detalle es muy romano y aparece en los puentes de época imperial, tanto en Roma como en la Península, pero su origen es anterior, ya que aparece en los arcos de las puertas de entrada a las ciudades etruscas. En cuanto a tipos, encuentra casi exclusivamente el puente bajo de varios arcos, con rasante horizontal o a dos aguas en poca pendiente. En general, los frentes se articulan marcando arranques de arcos y coronación de pilas y coronándose mediante cornisa sencilla. No existen arcos de aligeramiento, las relaciones de vano a macizo varían entre 1,00 y 1,90. Las fábricas, tanto de sillería como de ladrillo tienen aparejos sencillos pero cuidados. En los arcos de ladrillo se resalta su importancia, disponiendo la boquilla en varios planos.

Puente de Córdoba

Es el más importante de todos los de la provincia Bética. Salva el Guadalquivir en una zona amplia centrado en una alineación recta, pero donde la violencia del río en

Vista general desde aguas abajo y margen derecha

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Vista general desde aguas arriba Arcos centrales (8 a 11)

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Capítulo VI. Puentes de la provincia Bética

avenidas resulta imponente, no desbordando las márgenes porque está encauzado mediante muros antiguos; además en avenidas extraordinarias se salía antes de tomar esta alineación, inundando una superficie extensa en la margen opuesta a la ciudad, conocida desde antiguo como Campo de la Verdad, y donde se edificó recientemente con cierta inconsciencia, que parece se ha subsanado mediante recrecimiento y refuerzo del muro correspondiente a dicha margen. La ubicación del puente parece bien elegida porque, como ya hemos dicho, queda centrado en una alineación recta que aparece después de un violento codo, que actualmente se piensa, cortar, ya que la incurvación correspondiente no sólo facilitaba el salirse de madre, sino que también, por mecanismo natural de meandro, tiende a ir angostando el cauce que, además de acercarse a la zona del puente, podría romper por el indicado campo inundable abriendo nuevo cauce que dejaría inservible el puente. Este desenlace no es inminente, pero va aumentando la probabilidad de que se produzca y ya se ha tomado en consideración. Dificultades materiales de expropiación de algún modo invencibles, han retrasado dicha corta, que está dentro del plan de protección de

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Grabado de J. G. Murphy (1815) [6]

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Capítulo VI. Puentes de la provincia Bética

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Grabado de A. de Laborde (1812) [5] Grabado de Chapuy (siglo XIX) [8]

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Capítulo VI. Puentes de la provincia Bética

Grabado de M. Berdiguier

la ciudad contra la avenida del Guadalquivir, pues ésta no se encuentra con una seguridad normal, ni mediante los muros de defensa directa, ni por la retención del agua en los embalses que están llegando al máximo de sus posibilidades. El paso del río por esta zona en estiaje pudo haber sido vadeable, aunque actualmente no lo sea por la reducción de desagüe lineal que han producido las infraestructuras del propio puente y las de los molinos que están a poca distancia aguas abajo, más el estrechamiento general debido al encauzamiento. Por este motivo lo más verosímil es que fuera un paso obligado de camino en esta zona poblada desde muy antiguo con una campiña baja muy fácil de regar y en una zona donde, además de la comunicación principal, antes vía Augustea y ahora carretera general de Andalucía que venía por la orilla derecha y allí pasaba a la izquierda, tenemos las secundarias de enlace con el NO hacia Mérida (Emérita Augusta) y con el SE hacia Málaga (Málaca) e Iliberri y en época musulmana hacia Algeciras y Granada. Una vez ya establecida la ciudad, el puente se ha hecho necesario para su normal desarrollo y hacer frente a las necesidades viales que el tráfico creciente planteaba. Así todos los gobernantes que han ejercido su potestad en ella se han preocupado de mantenerlo en forma, es decir, en servicio, realizando reparaciones unas veces para cumplir provisionalmente las deficiencias que se producían súbitamente y otras con un

(1781) [7]

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Grabado de G. Vivian (1833) [9] Grabado de Lemaitre [10]

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Capítulo VI. Puentes de la provincia Bética

Dos grabados del siglo XIX [11] y [12]

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Grabado de Lemaitre [13]

Litografía de J. Vallejo. Siglo XIX [14]

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Capítulo VI. Puentes de la provincia Bética

Heliograbado de España, sus monumentos y artes (1886) [15]

Litografía de F. González [16]

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Arcos 12 a 9 desde aguas arriba

Arco número 15 desde aguas arriba

Vista general desde aguas abajo y margen derecha

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Capítulo VI. Puentes de la provincia Bética

plan más ambicioso de restaurarle, no sólo sus condiciones de servicio sino su empaque monumental, como ornato y blasón de la ciudad, incorporando su aspiración de supervivencia a la pretensión de permanencia implícita en toda obra de piedra, asentada sobre los reales de un río, dada la continua destrucción que éste ejerce sobre la obra, ya que ésta es siempre un obstáculo más o menos resistente a su acción transformadora de la naturaleza de su lecho. El puente de piedra con sus pilas metidas dentro del cauce que ordenan las aguas normales. Las hacen pasar por un determinado número de ojos pero entran en el conflicto obligado con él en cuanto llegan a ser avenidas, pues se les ha mermado la superficie de paso y se les obliga a encauzarse por varios más o menos inadecuados a su libre circulación, pero que producen contracción en la corriente con los aumentos locales de velocidad, es decir, poder destructivo, y además cambio de régimen desde la continuidad al de remolinos con el ataque directo a los elementos pétreos de la fábrica, y lo que es más grave al terreno del lecho menos resistente y, por consiguiente, más erosionable y con una mayor trascendencia, ya que se mina la base de la construcción. Es una servidumbre del puente con sus fundamentos metidos en el río, fundamentos que producen ellos mismos las alteraciones que pueden serles fatales. La gran ventaja del puente actual en la superación de luces que le corresponde, estriba en exponer muchas menos pilas a la corriente, a veces ninguna y, además, estas pilas son menos obstáculo en sí y mejor arraigadas en el lecho. La fecha de construcción del puente no está garantizada por ningún documento epigráfico, ni referencia literaria. En las luchas de César y los hijos de Pompeyo aparece con puente, pero pudo ser provisional y precisamente con objeto de forzar las defensas de la ciudad. Por la magnificencia y los detalles estilísticos parece obra de la época de Augusto y además realizado de una sola vez, aunque las reconstrucciones hayan cambiado la fisonomía de algunos arcos. Es muy verosímil que tuviera un arco más del lado ciudad, que desapareció al ensanchar la calzada de la orilla derecha que siempre existió, y el muro de encauzamiento a lo largo de esa orilla. Ya los romanos debieron realizar algunas reparaciones, aunque el zampeado general, que data de primera época, debió defender bien de la socavación las cimentaciones

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Historia del puente en España. Puentes romanos

de las pilas. Lo que sí resulta casi seguro es que los visigodos dejaron el puente en condiciones de mal uso, siendo necesarias sucesivas reparaciones de los musulmanes para conseguir su utilización, empleando sillares de la muralla antigua y aún ladrillo. Una reparación importante fue la de Histiem I, en el 789, en la época de grandes construcciones de la ciudad, entre las cuales figura una ampliación de la mezquita. De estas reconstrucciones, así como de las que se hicieron posteriormente hasta nuestros días, nos ocupamos a su tiempo, utilizando el magnífico trabajo ya mencionado del Ingeniero de Caminos Luis Sáinz Gutiérrez. Así, quedó la muralla delimitando el recinto de la ciudad unos 800 m a lo largo de la orilla derecha del río, con una sola puerta en la alineación de ésta, que se denominó puerta del Río. Del otro lado la calzada que salía de ésta se bifurcaba con una hacia Sevilla por Écija y otra hacia Elvira. Para los musulmanes era una obra pía trabajar en la reparación de puentes. Hay documentalmente un cierto número de reparaciones; pero nunca se sabe en qué consistieron pues resulta tópico que el que pone una pequeña parte la amplíe en los documentos con todo el énfasis que pueda, para lo cual generalmente no se hace constar lo realizado. Es preciso recurrir a documentos de archivo y examinar las cuentas desmenuzadas en capítulos y asignaciones para poder determinar cuál es su verdadera aportación, que resulta ser mucho menor que la que cómodamente se consigna en inscripciones y documentos simples. Así el énfasis puede llegar a atribuirse la obra total a costa de una corta reparación, y así ha existido la teoría de que el puente con que tratamos actualmente se debe a los musulmanes,

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Vista general desde aguas abajo y margen izquierda

Arcos del lado ciudad

Capítulo VI. Puentes de la provincia Bética

Castillo de La Calahorra

que se lo encontraron completamente arruinado, pero basta que se destruyan varios arcos y algunas pilas, no uno sólo, que se repone fácilmente con madera, para que se inutilice la obra. En la Edad Media las reconstrucciones de musulmanes y cristianos eran obligadas, pues la Reconquista tuvo que suponer la destrucción de algún arco. En cualquier conflicto este puente completa la organización defensiva de las murallas, convirtiéndose en puente levadizo al destruir un arco, que sería siempre el mismo, probablemente el inmediato a la ciudad. En la Edad Media tenemos ya referencias más directas gracias al estudio documentado del ingeniero Sáinz. Problemas arqueológicos

Vista desde el castillo

Triunfo de San Rafael

El puente de Córdoba plantea un problema que ya hemos tocado en los puentes más importantes que han pasado hasta ahora por nuestros artículos: es una entidad con una construcción inicial, en nuestro caso, romana, sin género de duda, pues aunque los romanos no inventaron los puentes, los que se construyeron anteriormente no han tenido posibilidad de pervivencia hasta nosotros. Esta entidad va transformándose históricamente por necesidad de regenerar las destrucciones que el ataque continuado de la corriente normal va produciendo en pilas y cimentaciones, ataque acentuado en etapas cortas, pero mucho más violentas, que además dejan la obra, especialmente en sus cimientos, más vulnerable a las condiciones normales de agresividad del río, a lo cual hay que añadir la actuación esporádica, pero más eficaz del hombre destruyendo por necesidad o barbarie algunos de los elementos esenciales de la obra. También, aunque en este caso de puente romano es menos importante, tenemos el propio uso de la obra, desgastándose materialmente por el roce de las ruedas comiéndose la superficie de rodadura, rompiendo alguno de los elementos desgastados, o por choques producidos a causa de las discontinuidades en la superficie. Este ataque local de elementos con pesos comparables, carro y sillar, puede llegar a desarticular la trabazón necesaria en los elementos vitales, que son los arcos. Pero, sobre todo en los puentes romanos, el peligro viene de abajo, de las cimentaciones, que unas veces ceden desde el principio a lo largo

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Aguas abajo desde la ciudad

Vistas del puente durante las últimas avenidas

del tiempo y otras bruscamente por disminuir la sustentación al ser socavadas. La obra, sin duda alguna inicialmente romana, va cambiando de entidad, algunos sillares se deterioran por las acciones que hemos enumerado, a veces son elementos más importantes como una pila que asienta o se inclina, o un arco que se articula primero y luego se rompe al asentar estas pilas o volcarse al actuar los empujes sobre un elemento deficiente en cuanto a estabilidad. Esto ocurrió desde el principio y cuando todavía los romanos eran los «propietarios» de la obra y ellos mismos reponían los sillares deteriorados, recalzaban los cimientos disminuidos, rellenando los huecos que había producido la erosión, bien en el terreno de asiento, bien en la propia obra; reconstruían los elementos estructurales, arcos o arcadas completas; en ciertos casos desmontaban y volvían a montar un grupo de ellos dejando la obra en condiciones casi análogas a las primitivas, pues las pilas variarían poco de forma y los arcos serían también de medio punto con todos los sillares anteriores o algunos nuevos, pero conformados en la misma agrupación. En estas condiciones, y sin género de duda, podemos decir que el puente sigue siendo auténticamente romano, pues son romanos sus constructores y el proyecto con pequeñas reformas es el mismo. El problema teórico se complica cuando los romanos han pasado y nos encontramos ya con los visigodos o con los musulmanes. Si no hay variaciones en la forma de las pilas o de los arcos, lo cual muchas veces es lo más fácil ya que normalmente pueden recuperarse algunos sillares y además tienen como pauta para la reconstrucción los otros arcos que no han fallado y que con su presencia son mucho más útiles que cualquier silueta trazada sobre plano. Entonces el diseño sigue siendo el romano primitivo y únicamente la mano de obra es diferente; pero esta mano de obra quizás sea

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Capítulo VI. Puentes de la provincia Bética

Puerta del Puente. Siglo XVI

tan hispánica como la que utilizaron los romanos, los modos manuales de construir habrán cambiado muy poco, y además los materiales son los mismos o de la misma procedencia, por lo cual el puente sigue siendo esencialmente romano. Variación importante supone el cambio de diseño en cimentaciones, pilas o arcos, como cuando se pasa del medio punto a la ojiva, o cuando se cambian los tajamares ampliándolos con la idea de cortar mejor las aguas; casos que se dan en nuestro puente. No cabe la menor duda de que si todos los arcos hubieran, pasado de medio punto a ojiva tendríamos un puente ojival, es decir no romano, aunque se hubiesen usado los mismos sillares. En cambio, la conclusión no sería tan clara si la variación se redujera a los tajamares, ya que en general éstos recrecen a los antiguos y además en la mayor parte de los casos es una falsa mejora, pues el problema de atacar a la corriente no consiste en presentarles frentes desmesurados que por otro lado, con nueva cimentación sobre un terreno removido, en el mejor de los casos llevan la remoción unos metros aguas arriba, donde generalmente la cimentación deficiente y el gran peso del tajamar da lugar a un despegue de éste, separándose de la pila un trozo de fábrica descomunal con todas las condiciones de inestabilidad en proceso aumentativo. Además de variación accidental, es en la mayor parte de los casos un empeoramiento de las condiciones del puente. Sin más disquisiciones aparece el arco como una parte esencial del puente, mientras que los tajamares son secundarios y en el caso de adición verdaderamente yuxtapuestas e innecesarias, visto el problema desde el momento actual. En nuestros puentes no es la

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Historia del puente en España. Puentes romanos

importancia de los tajamares lo que se pide a una pila, sino precisamente su insignificancia, lo cual se consigue con su reducción a lo estrictamente estructural y su amoldamiento sencillo a las condiciones hidrodinámicas. Por consiguiente, como norma general para la inclusión de los puentes en una determinada época, los consideraremos romanos en cuanto la variación de su estructura no haya afectado de un modo total a su silueta vanos y macizos, silueta que en definitiva se debe a los arcos. Por consiguiente, si éstos en su mayoría siguen de medio punto, como es el caso del nuestro, lo consideraremos entre los romanos, aunque la parte transformada, es decir los arcos ojivales, y en todos los casos los tajamares ampliados, los estudiaremos particularmente con los puentes de la época que les corresponde. Descripción de lo romano

El puente de Córdoba consta actualmente de 16 vanos, habiendo desaparecido uno, que era el extremo de la derecha, al realizar el encauzamiento de esta margen (lado de la ciudad) que redujo la longitud total proporcionando espacio para situar una vía marginal a lo largo del río por fuera de las murallas del recinto primitivo. Para hacer un recuento morfológico de los arcos los ordenaremos desde la orilla derecha a la izquierda, advirtiendo que su numeración disminuye en una unidad con respecto a los del puente primitivo: 1 arco rebajado oblicuo estribado en la muralla que oculta la pila; 2y3 arcos ojivales con pilas muy anchas reforzadas con tajamares muy desarrollados; 4 arco de medio punto más bajo que los anteriores y con pilas muy desarrolladas, de las más importantes del conjunto; 5y6 otros dos arcos ojivales con pilas también importantes; 7 arco de medio punto sin archivolta con clave hasta imposta superior; 8y9 medios puntos normales con pilas algo ampliadas, pero con tajamares menos desarrollados prolongados en pilastrillas; 10 y 11 medios puntos normales, así como sus pilas, que llevan pilastrillas cilíndricas: 12 y 13 medios puntos normales con pilas ensanchadas y tajamares importantes con pilastrillas; 14 arcos sin archivolta y pilares análogos a los anteriores; 15 arco normal con pilas algo ensanchadas y contrafuertes más acusados; 16 arco especial desarrollando sus bóvedas en tres alineaciones, pues atraviesa la zona en ensanchamiento para dejar en medio de la calzada el castillo de La Calahorra. Tiene este puente tres alineaciones de 104,55 m, 107,30 m y 62,30 m. Las luces de los arcos son 12,82 m, 9,48 m, 9,75 m, 10,31 m, 10,49 m, 10,78 m, 11,12 m, 11,88 m, 11,88 m, 11,88 m, 10,21 m, 10,00 m, 10,03 m, 10,40 m, 10,40 m, 7,93 m; el total desagüe es de 171,46 m, según datos de Saínz Gutiérrez.

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Capítulo VI. Puentes de la provincia Bética

Las boquillas de las bóvedas enrasan en plano de paramentos, pero quedan acusadas en todo su contorno superior por archivoltas toscas, a excepción de las 7, 14 y 16. Los tajamares de pilas son normalmente triangulares simétricos en planta aguas arriba y redondeados u ojivales hacia aguas abajo, a excepción de uno de éstos casi cuadrado y otros de aquéllos con variantes en ojiva o asimétricos aguas arriba. Las pilas están ensanchadas, es decir, quedan emparedadas entre dos recrecimientos que se continúan por los tajamares de gran desarrollo tanto aguas arriba como aguas abajo. Creemos que ninguno de éstos es de los primitivos, que debieron ser en diedro muy recogido aguas arriba y semicilíndricos en medio punto aguas abajo. Una característica especial que aparece en las boquillas de los arcos es la archivolta que rebordea el trasdós, detalle que no se encuentra en ningún otro puente de los que hemos estudiado, ya que la disposición clásica es la continuidad plana de los paramentos. En puentes de Italia tenemos el de Augusto, en Rimini, y el de Narni, también de Augusto, con archivoltas análogas, y el del puente Elio, es decir de Elio Adriano, en Roma, que cruzaba el Tíber frente a su mausoleo, la Mole Adriana. En España tenemos arcos con archivolta en algunos momentos triunfales: el arco de Cáparra, al que ya nos referimos en la Lusitania; el de Medinaceli, el de Bará y siendo detalle característico de todos los arcos y puertas monumentales en Italia y otras regiones del Imperio. Aparece ya en los arcos de puertas monumentales etruscas, siendo ejemplares la de Marte en Volterra y la de Perugia. Creemos que estos arcos de boquilla con dovelas muy alargadas, en número de 40 a 50 y espesor de 1,35 a 1,50 m, con sección trapecial, bien aparejados y labrados y rematados por archivolta sencilla, son los primitivos del puente, habiéndose llevado a cabo todos los reconstruidos con arreglo a dicho modelo. Algunos creen que es tipo musulmán por tener archivoltas, aunque más complicadas, los arcos de puertas de la mezquita. Pero aparte de las referencias directas que hemos dado a otros puentes de la época de Augusto, principalmente, es muy lógico suponer que algunos de los medios puntos son originales, ya que no iban a haberse destruido todos, salvo los 7 y 14, que no tienen archivolta, y aquilatando más sólo dejamos el 14, ya que el 7 está en una zona donde seguramente se destruyeron todos los arcos, puesto que está en la mitad del puente más atascada por las aguas. Por lo tanto, creemos que de la otra mitad habrán subsistido algunos, y nos inclinamos a que todos, salvo los 10 y 11 de los cuales hay referencia documental de su destrucción y reconstrucción, nos dan lo auténticamente romano además del ejemplo que sirvió para reconstruir los demás medios puntos. Como actualmente los paramentos presentan un recubriento continuo sobre el que se ha remarcado el aparejo oculto no podemos aquilatar en los aparejos, pero en las fotos anteriores al revoco se aprecia que los últimos arcos junto a La Calahorra (tres o cuatro al menos) tienen muchas probabilidades de ser auténticos. En cuanto a los tajamares, ya hemos indicado nuestra opinión de ser posteriores, reformas medievales avanzadas o de Edad Moderna aprisionando dentro los primitivos. Las fábricas de tímpanos tienen soluciones de continuidad correspondientes a las reconstrucciones de arcos, y reparaciones locales de arreglos de la propia fábrica, pues la piedra es poco consistente.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

En cuanto a la cimentación, debe persistir la romana rehecho el zampeado general en bastantes zonas y desaparecido en las centrales de los vanos que llevan el peso de las avenidas.

Puente de Alcantarilla

Está sobre el arroyo Salado, cerca de la actual carretera de Sevilla a Cádiz, y debió pertenecer a la vía romana que unió Hispalis y Gades. También queda cerca de la estación-apeadero de la línea férrea que une ambas ciudades, y que lleva el nombre de La Alcantarilla que le dio precisamente el puente. En una de las reformas de la carretera, que se había implantado sobre la vía romana cumpliendo el mismo objetivo, quedó fuera de servicio, pero después de cierto tiempo volvió a utilizarse incorporándolo a la nueva carretera desde la estación de La Alcantarilla a Utrera y entonces se realizó una importante reparación en el puente para acomodarle al nuevo tráfico. Consta de dos arcos con luces de 5,40 y 5,70 m, separados por pila intermedia de gran anchura, que en realidad es relleno de tímpanos entre las boquillas y que antes de la reforma aludida quedaba perforada por un hueco rectangular centrado, análogo a los arquillos de aligeramiento de tímpanos que hemos considerado típicos de los puentes romanos de época republicana. Sin embargo, queda otro hueco análogo en el estribo derecho. Debió tener rasante horizontal. Grabado de La Galerie Agreable du Monde (1720) [17]

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Vista desde aguas abajo

Foto actual

Foto antigua Vista desde aguas arriba

Foto actual

Foto antigua

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Fotos antiguas

Fotos actuales

Los alzados no pueden ser más simples, los paramentos son planos únicos desde extremidad a extremidad de la obra de fábrica no habiendo resalto en boquillas ni en estribos, no pudiendo decirse nada respecto a la cornisa, pues la coronación es de época muy posterior a la romana. Para simplificar más la reforma última hizo desaparecer los huecos intermedios. Sin embargo, quedan en la pila restos de los recuadros que sobre dicho hueco existían en los dos paramentos del macizo intermedio, e incluso una parte de la cornisa que lo delimitaba en el paramento de aguas abajo. Estos recuadros tenían inscripciones hoy desaparecidas, pero con restos apenas legibles antes de la reparación, de los que según Gómez Moreno se deducían dos palabras «Augustus pontem» en la línea superior que parecen indicar la datación del puente. En la segunda línea se leía LPSR y TAUC, y en la tercera VIOCOS, siendo muy dudosa la primera letra de esta última que podría haber sido también M.

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Arco margen derecha y cartela central

Capítulo VI. Puentes de la provincia Bética

Fortaleza medieval que defendía el paso (Foto actual)

Dibujos incisos en sillares de aguas arriba (Foto Gómez Moreno)

Las fábricas primitivas son de sillería poco cuidada con terminación superficial a lo rústico según Gómez Moreno. En los sillares auténticos que se conservan y particularmente en las dovelas, pues en gran parte se han sustituido o reparado, tenemos la labra típica de la época de Augusto con recercado completo a nivel exacto, dejando la zona interna de cada sillar o dovela con desbaste premeditado de más o menos abultamiento, pero con espesor del recrecido muy uniforme. Otro detalle curioso muy típico de la época augustea es la prolongación de dos dovelas simétricas de las boquillas a la altura de riñones, que encontramos por ejemplo en Pont du Gard. Existen dovelas y sillares con terminación plana, pero se ve claramente que son de reformas posteriores modificadas por sustitución o relabra. La inscripción y las fábricas casi aseguran que es un puente de Augusto. Tenía torres defensivas a ambos lados que se derrumbaron a principios de siglo. Las cita C. Espinosa en 1878. Quedan ruinas de una fortaleza medieval edificada con sillares romanos, que defendía la entrada del puente, y que aparece en el grabado que se reproduce. Debemos al ilustre maestro D. Manuel Gómez Moreno las fotografías de la obra antes de la reforma, que permiten conservar detalle del hueco desaparecido con la reforma, y las interpretaciones de las inscripciones hoy más deterioradas que entonces. Sirva esta referencia de homenaje a su memoria. Es monumento histórico figurando con el número 826 en el Catálogo de Monumentos Nacionales.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Rabanales

Está situado a unos 3 km de Córdoba, junto a la carretera de Andalucía, a la cual servía hasta el año 1928, cuando entre las mejoras llevadas a cabo en dicha carretera por el Circuito Nacional de Firmes Especiales, se hizo una modificación de trazado para evitar el pequeño rodeo que este puente suponía. Tiene cinco arcos de luces que deberían ser iguales a 10 pies, aunque probablemente por construcción son ligeramente diferentes. Los arranques de los arcos están al nivel del terreno, y aunque algunos dan menos del medio punto será debido a la elevación del terreno por sedimentación en los años transcurridos desde su construcción. Es todo de opus quadrata, a excepción del pretil que es obra típica del siglo XVIII, de simples dados de piedra rematados en baquetón. El aparejo de los sillares y dovelas es muy cuidado, aunque la superficie de las mismas se ha deteriorado por meteorización. El juego de paramentos no es característico de los puentes romanos, pues se escalonan tres planos: uno, el más rehundido, correspondiente a boquillas y enjutas; el segundo corresponde a pilastras en los macizos dejando libres estrictamente las boquillas; y el tercero en coronación tangente a claves a todo lo largo de la obra entre estribos, los cuales definen un cuarto plano con ligero avance. Por último, una segunda cornisa, ésta ya corriendo de extremidad a extremidad de la obra de fábrica, sobresale y sostiene el pretil. Es muy posible que esta última cornisa sea como el pretil del siglo XVIII. Los arcos tienen 25 dovelas perfectamente trapeciales. Las enjutas llevan cuatro o cinco hiladas de distinta altura y las pilastras siete y ocho con gran irregularidad en las dimensiones.

Vista general desde aguas abajo

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Capítulo VI. Puentes de la provincia Bética

Vistas generales desde aguas arriba y desde aguas abajo

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Historia del puente en España. Puentes romanos

La fábrica se conserva bastante bien, exceptuando las boquillas de aguas arriba de dos de los arcos extremos y los tímpanos intermedios. También la sillería de las bóvedas correspondientes están restauradas a trechos con fábrica de ladrillo. Al construirse la variante de carretera con un nuevo puente, ha dejado de prestar servicio.

Detalles del último arco de la margen derecha

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Capítulo VI. Puentes de la provincia Bética

Puentes de Ronda

Ronda, que se denominó Arunda en la época romana, aprovecha la situación estratégica que supone la diferencia de nivel de cerca de 200 m, producidos por un corte casi vertical, corte que a su vez está dividido en dos al haberse formado la hoz correspondiente al cauce de un río (el Guadalhorce actual) que antes se despeñaba en el escalón de dicho tajo. Se instaló utilizando los dos accidentes naturales como escarpes defensivos inexpugnables, constituyéndose además en atalaya avizorando el paisaje. Pero estas ventajas tornáronse dificultades para la incorporación a una vida de relación que precisaba mejor enlace, para lo cual el foso que constituía la hoz del río se podía salvar mediante puente en la zona inicial donde el corte era menos profundo y a la vez de menor anchura. Existen tres puentes en Ronda, que corresponden a tres etapas en la FF.CC.

FF.CC.

Fotoplano de Ronda

Río Guadalevín

Puente de El Tajo. Siglo XVIII Puentes primitivos

Río Guadalevín

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Historia del puente en España. Puentes romanos

solución de este problema, de los cuales el puente de El Tajo, por antonomasia, es el del siglo XVIII, que se ha encajado sobre lo que pudiéramos llamar desembocadura de la hoz en el llano. Los otros dos se suceden próximos en la zona alta y con una diferencia de cota de unos 30 m, aunque con envergadura de obra análoga, pues aunque la anchura de la hoz va aumentando a medida que desciende, no ha sido mucha la ganancia en esta zona, y además en el de aguas arriba el arco está a estribos perdidos y en el otro los muros de acompañamiento penetran en el cauce reduciendo la luz del arco. El puente principal es, naturalmente, el del XVIII, ya que apareció para unir los dos núcleos de la ciudad que había ido desarrollándose hasta ocupar primero el islote derecho que es el de la ciudad antigua y después la zona del otro lado del río donde no existe obstáculo alguno para la expansión urbana, que sólo queda limitada por un lado que es el borde del tajo y ofrece además una topografía adecuada para el desarrollo de calles y plazas. Este puente queda para el artículo correspondiente a la época de Carlos III y ahora sólo nos vamos a ocupar de los otros dos. Estos dos puentes que están incorporados al mismo paisaje, apareciendo en las fotografías clásicas con un eje común, se denominan árabe y romano sin ninguna base documental ni estilística, ya que en el inferior el estilo es atípico, y el superior con sus dos roscas de sillarejo casi en lajas puede ser romano o medieval y en este segundo caso árabe o del siglo XV, es decir cuando el primer desarrollo de Ronda cristiana. El puente inferior se introduce en el cauce con muros desde ambas márgenes hasta delimitar una luz de 6,30 m mediante arco que en el arranque izquierdo se apareja todo él con dovelas bastas radiales, ordenación que luego se continúa en sillares horizontales del mismo tipo, resultando las aristas del muro de acompañamiento. En el arranque derecho la fábrica de sillares bastos que delimita las aristas del muro se continúa en hiladas horizontales de lajas irregulares hasta riñones, donde empiezan las dovelas radiales dando un contorno de intradós más tosco que el del otro arranque.

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Vista frontal de El Tajo de Ronda

Rampas de bajada desde la zona alta del núcleo principal de la ciudad hasta el puente intermedio

Capítulo VI. Puentes de la provincia Bética

Los tímpanos en el mismo plano que las boquillas se continúan delimitando el remate primitivo con mayor lomo de asno que el actual, pues se ve claramente en las fotografías antiguas el recrecimiento que ha allanado la plataforma. El pretil que se ajusta al plano único de paramentos no es el primitivo y ha debido reconstruirse en diversas épocas. El puente superior tiene una bóveda mejor encajada en diseño y construcción; arranca directamente desde la roca sin necesidad de estribación complementaria, por lo cual en el arranque derecho parece que se continúa en más de medio punto dando la apariencia de un arco de herradura, aunque en el arranque izquierdo, por el contrario, el medio punto se prolonga en vertical. De las dos roscas que forman la boquilla sólo el desarrollo de la inferior corresponde a la descripción anterior, pues la segunda arranca por ambos lados a nivel de riñones. El puente principal de 1776, reinando Carlos III Los puentes más antiguos tal como aparecían antes de la última reforma

El puente de nivel inferior, aunque intermedio en el río, de estilo atípico

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Historia del puente en España. Puentes romanos

En las fotos antiguas se aprecia claramente que las enjustas del arco se coronaban tangentes al trasdós de clave que deben ser el nivel natural de las márgenes, pero recrecimientos posteriores de los tímpanos han elevado notablemente el nivel de la plataforma. La última restauración después de nuestra guerra ha recortado dos huecos en el pretil, volando sendos balcones y superponiéndole tres bolas distribuidas en centro y extremos. Aunque en algunas referencias se dice que hay sillares romanos en la base de puente del XVIII, no es verdad y además no es lógico que los hubiera. Madoz lo da como romano, reedificado en tiempo de los árabes, pero no hay base material para ello.

Los dos puentes antiguos en su estado actual

Distintos aspectos del puente, a nivel intermedio, romano o medieval

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Capítulo VI. Puentes de la provincia Bética

Puente de Alcalá de Guadaira

Detalle de arcos y tajamar aguas abajo

Frente de aguas abajo Frente de aguas arriba

Este puente sobre el río Guadaira, que lo cruza al amparo de una elevada colina, situación estratégica que dio lugar a un castillo en época árabe para defensa permanente del paso y de la ciudad que se había asentado aprovechando la concentración de circulación que el puente supuso. Madoz lo califica de romano y resalta la importancia que tiene para la comunicación hacia el sur en invierno. Es un magnífico puente con cinco arcos principales, todos de la misma luz y con sus claves a la misma altura y sendos arcos laterales en las márgenes de luz mucho más reducida (la mitad) y las claves mucho más bajas. Parece indudablemente romano por su apostura, la buena construcción y traza y según se deduce de referencias existía ya a la llegada de los árabes. La clásica disposición de paramentos lisos sin resalto de las boquillas, tajamares triangulares aguas arriba con cuerpos coronados a más altura que el arranque inadvertido de las bóvedas y cuerpos cilíndricos en los frentes de aguas abajo coronados, ahora sí, a nivel de arranques de arcos con sombreretes cónicos hasta coronación. Estos cuerpos cilíndricos han desaparecido bajo fábrica de refuerzo en contrafuertes escalonados de todo su diámetro, dejando sobresalir las puntas de sus afilados capirotes. La razón de esta reforma, que hay que situar en el siglo XVI (análogo con la del puente de San Martín, en Toledo) y en la socavación de cimientos y deterioro de las bases a consecuencia del mayor trabajo de la corriente en la zona central del río. También se han retocado las zapatas que sobresalen como basamentos y probablemente en épocas sucesivas. Algunas de las reparaciones deben corresponder a las que se atestiguan documentalmente en el Catálogo arqueológico y artístico de la provincia de Sevilla, datados en los

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Historia del puente en España. Puentes romanos

años 1541, 1617, 1633, 1672 y 1717, unos por el cabildo de Alcalá y otros por el de Sevilla al que se recurre. Era muy importante a esta ciudad, pues Alcalá era uno de los pueblos abastecedores de la misma. La reparación de 1780 consta en una lápida existente en la cara de la huerta de La Tapada, sita en uno de los extremos del puente, fijando en 50.700 reales su coste. En el siglo actual se hizo un ensanchamiento de la calzada por el desastroso procedimiento de volar aceras y sustituir el pretil por barandilla metálica.

Castillo

Puente

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Fotoplano de Alcalá de Guadaira

Río Guadaira

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Puente de Niebla

Este puente sobre el río Tinto en su estado actual es una mezcolanza de arcadas de medio punto, ojivales, o con arcos rebajados las bóvedas son de sillería basta o de ladrillo y tiene rasante horizontal, pero la tuvo a dos vertientes antes de la última transformación, única conocida y documentada, que se realizó recientemente para ensanchar la calzada, volando las aceras mediante una cornisa con mensulones tribolados, de 1,30 m de avance, de hormigón armado, con lo cual se pudieron trasladar otro tanto los pretiles, quedando en vuelo los paseos. En esta transformación se enfoscaron además todos los paramentos viejos y nuevos (al recrecer los tímpanos) y la obra quedó verdaderamente enmascarada, con lo cual la confusión de épocas se hace más indescifrable. El proyecto de esta transformación era mucho más ambicioso, pues comprendía la construcción de torres a la entrada y salida del puente, torres que seguramente existieron pero de las que no se conserva referencia ni vestigio algunos. Con respecto a su ascendencia romana tenemos indicios bastante fehacientes, ya que las ojivas son de ladrillo y los medios puntos de sillería, lo cual todavía puede verse en los paramentos internos. Esto quiere decir que el puente tiene su origen antes de la época ojival, y como no puede ser románico, ya que la zona estaba bajo la dominación musulmana en la época correspondiente, no le queda más que ser romano. Está en la carretera de Sevilla a Huelva, que en esa zona debe coincidir con la vía romana de Ostio Fluminis Anae a Emérita (Ayamonte-Mérida), ya que Onuba, que está reducida a Niebla, era la mansión cuarta de esta vía en el Itinerario de Antonino. Este puente servía al cambio de orilla, ya que luego la vía seguirá paralelamente al río huyendo de las zonas bajas inundadas por él en aguas altas. En el paso el camino se eleva instalándose en una meseta dominante que empieza siendo cabeza de puente defendida por una eminencia que primero castillo se transformará en ciudad amurallada, ya que va a quedar en una línea de tensión cuando el avance de la Reconquista. Al caer Niebla cercada por Alfonso X (1262) en un asedio dificultoso, pues los Vista desde aguas arriba. Al fondo las murallas de Niebla

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Historia del puente en España. Puentes romanos

musulmanes emplearon artillería (la primera vez en nuestro país), quedó en poder del castellano toda la zona de la calzada hasta Ayamonte y Faro. Vamos a analizar las características de las arcadas, vano a vano, desde aguas arriba, empezando por la izquierda. (Esta es la posición que adoptamos normalmente, pues el río tiene sentido vectorial y no es lógico ponerse en desacuerdo con él, a contracorriente). La rasante sube, pues el cauce es asimétrico y hay una notable diferencia de nivel entre las márgenes; ya hemos indicado que al cruzarlo el camino tiende a situarse ventajosamente en altura, pero primitivamente debía existir un quiebro de rasantes que, aunque no llegaba a conseguir dos vertientes, establecía una transición ritual. También la rampa de entrada era más fuerte, lo que se contrasta actualmente por la variación de las alturas de tímpanos sobre las claves, disminuyendo, sucesivamente, con la nueva rasante única establecida en la última reforma ya indicada. El primer arco, que tiene la luz mínima, es menos de medio punto y arranca casi del nivel de aguas, dejando lugar a bastante tímpano hasta el nivel de cornisa. Su sillería destaca netamente en el intradós de la bóveda, con dos hiladas de dovelas en saliente, una marcando los arranques y otras dos aproximadamente a los tercios de la flecha. La boquilla aunque enfoscada transparenta su espesor. En el segundo arco el nivel del cauce ha descendido y el medio punto, aunque de mayor diámetro que el anterior, tiene altura para desarrollarse íntegro y aún dejar que la bóveda se prolongue en hastiales verticales, merced a la elevación de sus arranques. Aunque concienzudamente enfoscada deja ver su fábrica de piedra muy alterada y sustituida en zonas por remiendos de fábrica de ladrillo, especialmente en el arranque derecho. El tercero eleva su clave hasta tocar la cornisa, lo que le permite destacar la silueta de las dos pilas que le corresponden. También están muy enfoscados sus paramentos, pero las boquillas transparentan sillería. La cuarta bóveda vuelve a tener aparente el trasdós, aunque con mucho rejuntado entre dovelas, cuya piedra

Sucesión de arcos vistos desde aguas arriba a partir de la margen izquierda (los mensulones que vuelan el pretil son modernos)

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Capítulo VI. Puentes de la provincia Bética

Arcos vistos desde aguas abajo

Sexto, con arcada ojival de ladrillo

se ha deteriorado menos. La clave de su boquilla queda a corta distancia de la cornisa, no llegando a encajar el medio punto al arrancar desde dos asomos de roca sana en los que sus dos pilas quedan directamente sustentadas. Las boquillas transparentan unas hermosas dovelas. El arco quinto central de la ordenación está reconstruido en hormigón, a consecuencia de nuestra última guerra civil; la destrucción debió ser completa, pues los nuevos tímpanos llegan casi hasta los ejes de pilas, en cambio los tajamares no parecen afectados. El arco sexto es el primero apuntado, aunque con ojiva tímida, y de fábrica de ladrillo que aparece muy clara en las boquillas, cuyos vértices superiores llegan a la cornisa. El arco séptimo es un arco indeciso peraltado respecto al medio punto, y tan ligeramente apuntado que no puede calificarse de ojival, con una característica muy medieval en su boquilla que se descompone en dos roscas, la inferior rehundida con respecto al plano general de paramentos y la superior enrasada ya

Séptimo, con boquilla escalonada peraltada

Arco noveno en extremidad

Detalles de fábrica en arco séptimo

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Historia del puente en España. Puentes romanos

con este plano de menor espesor, pues tiene sillares casi cuadrados. La alteración de la piedra es menos fuerte y no se ha enfoscado nada más que la superficie de tímpanos. Las pilas arrancan también de roca sobre la superficie de aguas medias. Se observa una gran diferencia entre los sillares que aparecen en los basamentos de las pilas y los de la bóveda propiamente dicha. Los arcos octavo y noveno son de sillares y su forma tiende al medio punto pero con una factura mucho más descuidada; tienen reparaciones en fábrica de ladrillo. Están bien cimentados, pues la roca aparece superficial. Si analizamos los elementos complementarios, tajamares y frentes de aguas abajo los encontramos muy ajustados a las normas romanas, prismas triangulares aguas arriba y cilindros semicirculares aguas abajo; quizás han aumentado en planta desde su primer formato recreciéndose en toda la altura o bien sólo en un cuerpo inferior, prevaleciendo la norma primera para los de aguas arriba y la segunda para los de aguas abajo. En éstos el cuerpo cilíndrico en torreón debe ser posterior, quizás de época de Carlos V. Se han reformado los cimientos en épocas inciertas, y también en la última, pero no son reformas sustanciales, ya que el lecho del río es roca. El resumen, descartando los arcos 4, 5, 6 y 7, los otros cinco no tienen por qué no ser romanos. Volveremos a ocuparnos de aquéllos en los artículos correspondientes a las épocas que les atribuimos.

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Las murallas desde el arco segundo

Vistas sucesivas desde aguas abajo: Arcos primero y segundo Arcos quinto a tercero Arcos noveno a sexto

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Puente de Écija

Vista frontal desde aguas arriba

Está situado sobre el río Genil junto a la ciudad de Écija, antigua Astigi, y sirve actualmente a la carretera de Andalucía, habiendo sido originario de la vía de Córdoba a Hispalis, dando entrada a la mansión de la vía Cástulo-Corduba del Itinerario de Antonino. Lo citan los árabes según referencias de Torres Balbás. Es lo más verosímil que el puente actual sea transformación del primitivo con la misma ubicación, pero la última reforma en el siglo XVIII, en tiempos de Carlos III, lo enmascaró totalmente con un nuevo recubrimiento de paramentos, y el embalse correspondiente a la presa próxima aguas abajo ha ocultado el cauce, por lo cual no puede asegurarse nada a este respecto. Tiene once arcos, aunque según grabados parece que en otra época tuvo sólo nueve que son de medio punto; como consecuencia de la subida de nivel debida al represamiento se han sumergido los arranques y no llegan a dar círculo completo al proyectarse en el espejo permanente y casi siempre sereno de la superficie líquida.

Escorzo desde aguas abajo

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Los vanos tienen una luz de 10,20 iguales entre sí teóricamente y separados por macizos de anchura igual al tercio de la misma; sus boquillas están rehundidas respecto al plano de paramento y tienen 3,5 pies de espesor. Las zonas de tímpanos entre arcos están tapiadas por cuerpos cilíndricos cuya planta desarrolla más de medio círculo con salientes en doble anillo formando como basa y capitel, la basa descansando sobre un ensanchamiento de cimientos y el capitel recrecido en un balconcillo con la altura de la barandilla, ensanchamiento y recrecimiento que deben ser obras posteriores, especialmente esta última que puede corresponder al ensanche de la plataforma volando aceras entre los cuerpos cilíndricos sin utilizar todo su saliente y llevando hacia afuera las cornisas que en un primer momento resaltarían simplemente la coronación de tímpanos. Los balconcillos y cornisa volada dejan de ser de ladrillo, teniendo aquéllos un mal revoco sobre hormigón. Las superficies del fuste cilíndrico de los cuerpos salientes están recrecidas mediante tres fajas verticales de poco relieve, una central en el frente y dos en el empalme con los paramentos de tímpanos adyacentes. El aparejo de las boquillas es de ladrillos a soga y tizón en juntas radiales alternando en juntas circunferenciales. En los tímpanos tenemos hiladas horizontales continuando las de los cuerpos salientes, pero se interrumpen en falsa boquilla de 1 pie de profundidad que rebordeará todo el saliente correspondiente al rehundido de la auténtica boquilla, con lo cual se establece una transición entre el aparejo de ésta y el de los tímpanos, evitando que las hiladas de éstos queden recortadas con oblicuidades variables por dicho reborde. Al ensanchar la calzada, obra que debió llevarse a cabo por el Circuito Nacional de Firmes Especiales, se sustituyó el pretil, que seguramente se conservaba hasta entonces, por barandilla metálica entre los balconcillos.

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Vista desde aguas arriba. A la izquierda, la ciudad de Écija

Escorzo

Capítulo VI. Puentes de la provincia Bética

Grabado de La Galerie Agreable du Monde (1720) [19]

Grabado del Orbis Terrarum (1567) [18]

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Écija Grabado de Chapuy [20]

Como el puente en la situación actual corresponde al siglo XVIII, volveremos a él cuando tratemos de los puentes de esta época. Los grabados que reproducimos corresponden el primero a la situación en el siglo XVI con tajamares cortantes muy avanzados; el segundo es una interpretación directa del anterior, y el tercero es una litografía del XIX donde aparece ya la reforma de Carlos III.

Puente de Carmona

Está situado en la proximidad de la carretera actual, la cual contornea el pueblo ciñéndose con la pendiente admisible a las curvas de nivel, mientras que la vía romana se lanzaba a subir directamente hacia Carmona, en seguida de pasar el riachuelo anterior, que es donde divergen vía romana y carretera actual. El cauce que salva es de poca importancia, pues recoge únicamente las aportaciones de dos amplias vaguadas del montículo coronado por la ciudad. El puente sirvió a la carretera general de Andalucía hasta principio de siglo, pero hoy sólo puede servir de atajo a peatones y bestias de carga. Tiene cinco vanos: el central con la luz máxima de 5,20 m, destacando además por peralte sobre losa; cuatro laterales que deberían tener igual luz de 3,80 m, aunque uno de los extremos la rebasa en 0,40 m. El macizo de las pilas es aproximadamente igual a la mitad de los vanos. El paso de aguas ha debido desplazarse hacia la margen izquierda, dejando muy disminuido el desagüe de los dos arcos de la derecha cuyos tajamares han quedado enterrados especialmente aguas arriba. En esto ha debido

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Capítulo VI. Puentes de la provincia Bética

Vista general desde aguas abajo. Al fondo sobre el cerro, la ciudad de Carmona

Vista general desde aguas abajo

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Historia del puente en España. Puentes romanos

tener parte un contrafuerte del muro de acompañamiento correspondiente, que parece ser obra posterior a la romana. Únicamente las bóvedas son de opus laterricium, pues los tímpanos son los opus mixtum y las pilas de opus cuadratum descuidada en superficie, con un núcleo de opus cementicium. También era de esta última fábrica el relleno de tímpanos. Coronando tímpanos desde el trasdós de clave del arco central aparecen ocho hiladas de ladrillo que hacen de pretil por el lado interno, aunque éste se completa mediante un recrecimiento de mampostería como de los recuadros de opus incertum en paramentos de tímpanos. En la calzada aparecen en zona central los trasdosados de ladrillo de las bóvedas desgastados y deteriorados por el tráfico, con rehundidos en la fábrica correspondiente a relleno de tímpanos, y a ambos lados, formando como andenes, unas losas de bastante grueso que no delimitan claramente zonas reservadas a peatones, defendidos del tráfico rodado, por lo cual queda duda de si en un principio formarían parte de un revestimiento uniforme en toda la superficie de circulación, pues no es lógico que se hubieran dejado los ladrillos al descubierto como pavimento en la zona de rodadura.

Vista general desde aguas arriba

Izquierda Detalle de la pila y enjutado de tímpanos Derecha Detalle de la boquilla del arco principal

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Capítulo VI. Puentes de la provincia Bética

Refuerza esta opinión la altura tan importante del pretil como una zona inferior de fábrica de ladrillo recrecida por mampostería, fábricas que están enlazadas, sólo por la cara interna, mediante piedras verticales conformadas como ambones para evitar el acercamiento de los vehículos a los pretiles. Otra hipótesis también verosímil es que estas losas y el recrecimiento de los pretiles hayan sido obra posterior. Los muros de acompañamiento a ambos lados, complementados por contrafuertes de encauzamiento y refuerzo todos ellos de mampostería atípica poco cuidada, parecen ser obras de acomodación posterior. A excepción de la bóveda central, que tiene la boquilla en tripartición de roscas independientes terminando en planos distintos, las demás poseen boquillas simples enrasando con paramentos de tímpanos que son únicos desde coronación a pilas. Su espesor de pie y medio da lugar a un aparejo muy simple con alternancia de juntas de un modo regular. En el intradós de las bóvedas aparecen las hiladas en superposición Calzada, andenes y pretiles del puente

de soga y tizón con toda regularidad. En la boquilla del arco central que rompe el plano único de paramentos. Como ya hemos indicado tenemos boquillas de a pie donde también, alternan soga y tizón entre otras dos de medio pie; correspondiendo a una de éstas, la de mayor radio, enrasar con el plano de paramento y quedando rehundidas las otras dos con escalón de unos 6 cm. La fábrica mixta de los tímpanos se arma con mampostería (opus incertum), recuadrada entre dos verdugadas de dos a cuatro hiladas de ladrillo. Las pilas son de sillería (opus quadratum) poco cuidada con tajamares triangulares en los frentes de aguas arriba, coronadas de sombreretes piramidales y cuerpos semicirculares adosados aguas abajo. La caliza de que están construidas es bastante cavernosa y se halla muy meteorizada. A pesar de la deterioración de las fábricas y de las reparaciones torpes que han sufrido, la obra tiene un empaque que no va de acuerdo con la poca importancia del cauce, al menos en la actualidad.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Aznalcázar

Estaba situado en el río Guadiamar cerca del pueblo de Aznalcázar (provincia de Sevilla) y sirvió a la comunicación de Sevilla a Huelva dentro de la vía romana Ostio Fluminis Anae a Emérita (Ayamonte-Mérida) del Itinerario de Antonino. Según Madoz el puente tuvo «catorce ojos», pero actualmente (año 1952) no quedan más que cinco de la extremidad correspondiente al pueblo que le da nombre. Sufrió numerosas restauraciones, algunas documentadas por las actas del Cabildo de Aznalcázar que se citan en el Catálogo Arqueológico y Artístico de la provincia de Sevilla (ver referencia), en los que se pide ayuda a la capital (1550-1606-1724) para hacer las reparaciones. En la tercera se habla de «puente de piedra»; y aunque parece lo más verosímil que el puente fuera originalmente todo de ladrillo, en algunas de las reconstrucciones se emplearía la piedra para las zonas principales, ya que la altura de rasante sobre el río fue importante en la zona central, 20 varas, según Madoz. La zona conservada es de muy poca altura y los arcos no llegan a destacar sus medios puntos completos. Es el tipo clásico de paramento enrasado en plano único por ambos frentes, con la variante de que las boquillas se subdividen en dos roscas de las cuales la inferior queda rehundida respecto a ese plano quedando la superior que es sólo «de boquilla» enrasada a paramento. El espesor de las toscas es de pie y medio, alternando juntas, que es también el grueso de la bóveda real, que aparece al descubierto muy bien trasdosada e independiente del relleno de tímpanos. Éstos son de un pie de espesor con relleno de opus cementiciae. El cimiento debió ser bueno, pues aparece la roca en asomos que se incrustan ascendentemente en las fábricas. Parece que en su última época tenía un terraplén recrecido con respecto a la rasante original que debía ser a dos vertientes.

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Diferentes vistas de las ruinas de los cinco ojos que se conservan (1952)

Capítulo VI. Puentes de la provincia Bética

Vista general desde aguas abajo

Puente del arroyo Molino

Vista en escorzo desde agua abajo

Está situado en el camino de Andújar al puente del Jándula –del cual ya nos hemos ocupado– y sobre el arroyo del Molino, en la provincia de Jaén. No tenemos referencia de este puente, que encontramos al buscar el puente del Jándula. Lo consideramos romano por la sencilla perfección de su fábrica: dos planos paralelos definen su volumen que se perforó por cinco huecos, aunque actualmente son cuatro, pero el quinto debió desaparecer al efectuar la reforma del acompañamiento en orilla derecha que introduce un plano discordante quebrando la uniformidad de paramentos en tipo de fábrica e inclinación. La distribución de luces es análoga a la del puente de Carmona: un arco central de mayor importancia, luz 3,60 m, y en simetría dos arcos a cada lado de luces ligeramente decrecientes. La sencillez de fábrica y aparejos es realmente extraordinaria, pues los tímpanos con hiladas horizontales a soga simplemente alternando juntas se prolongan hasta la coronación a dos vertientes sin alterar el aparejo. Los macizos son aproximadamente de la mitad del vano mayor que les corresponde. El remate actual redondeado y de mampostería no parece romano, sino de la última repa-

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Historia del puente en España. Puentes romanos

ración. Este frente uniforme se recorta por las boquillas de los arcos todos del mismo espesor un pie de ladrillo que se apareja en alternativa de soga y dos tizones, continuando hasta enterrarse en el terreno. No se ve la cimentación. El interior de las enjutas es de mampostería opus incertum a la cual ha servido de molde la fábrica de ladrillo de medio pie. La fábrica utilizada en la reforma del acompañamiento es de mampostería bien paramentada con verdugadas de ladrillo que prolongan dos hiladas de la fábrica de tímpanos. Quedan restos de tajamares triangulares en los frentes de aguas arriba. La rasante se perfila netamente a dos vertientes, quebrando sobre clave del arco central, que es el actual de mayor luz.

Detalle de un arco

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Vista en escorzo desde aguas abajo

Capítulo VI. Puentes de la provincia Bética

Puente de Los Pedroches y alcantarilla del Arroyo de la Buena Agua

Vista desde el ferrocarril

Frente de aguas abajo

Frente de aguas arriba Vano principal

El puente de Los Pedroches sobre el río de este nombre debía corresponder a la vía romana del Guadalquivir, es decir, la de Corduba-Cástulo, entre el actual puente de Alcolea y la ciudad y a una distancia de un kilómetro de aquélla. Seguramente en esta zona las vías de ambos lados del Betis se habían reunido en la orilla derecha y llegaban a la ciudad en única vía. Este puente de tres vanos con uno central de 5,20 m y dos laterales ambos muy reconstruidos, y probablemente elevado sobre arranques uno de ellos, está dentro del estilo de otro puente similar, el de Villa del Río, en la misma vía Cástulo-Corduba, con tres vanos y coronación a doble vertiente, que ya estudiamos en artículo anterior relativo a los puentes de la época republicana. La proporción entre vanos es análoga, e incluso las de vanos a macizos, pero en el de Villa del Río se ha corregido la gran latitud de las pilas resultantes intercalando arquillos de aligeramiento que aligeran extraordinariamente el conjunto. También como aquél tiene tajamares triangulares aguas arriba, y frentes planos enrasados con paramentos de tímpanos aguas abajo, aunque en una de las pilas se ha añadido en época posterior un prisma triangular de la misma anchura a guisa de contrafuerte. Pero lo que más acerca estilísticamente ambos puentes es la disposición de dovelas engatilladas en el arco central, donde se mantienen auténticas. Este engatillado aparece también en otra obra de la misma zona, que es una alcantarilla en medio punto, de 3,65 m de luz, con dovelas muy perfectas que no sólo tienen engatillado por rediente a media distancia en el espesor de la boquilla, sino que la archivolta se destaca junto a trasdós con retallo bastante perdido de saliente rectangular como en los arcos genuinos del puente de Córdoba. El diseño de las dovelas, a pesar del deterioro grande por meteorización de la arenisca que las constituye, es muy perfecto, y existe también una gran regularidad en las dimensiones aparentes por

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Arco central desde aguas arriba Detalles de los elementos estructurales y de las fábricas del puente de Los Pedroches

Arco central desde aguas abajo

intradós, donde aparece muy claro el aparejo isodomo de todas las dovelas. En época reciente se ensanchó la obra para acomodar el camino al servicio de la presa del Guadalmellato. Este ensanchamiento se ha hecho sin ningún cuidado, incluso reduciendo el desagüe de la obra mediante boquilla de sillería, tímpano de ladrillo y relleno de fábrica de hormigón. Tenemos así relacionadas entre sí las tres obras pequeñas de este trozo, e incluso la menor con el puente de Córdoba, y desde luego esta última es, como ya hemos dicho, de una perfección que parece no corresponder a su pequeña importancia. Para encontrar otro puente con un engatillado parecido hay que remontarse al puente de Pinos sobre el Cubillas, en la provincia de Granada, que es de época musulmana.

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Capítulo VI. Puentes de la provincia Bética

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Alcantarilla romana en el arroyo de la Buena Agua 1 y 2. Frente a aguas arriba 3 y 4. Detalles de la boquilla con dovelas engatilladas 5. Intradós de la bóveda

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Otros puentes que se han transformado o desaparecido

Se citan por diversos autores puentes que en la actualidad se han transformado totalmente o bien no se encuentran los restos o quizás está equivocada la referencia inicial y ha ido pasando así de sus autores a los que han continuado en serie sucesiva de copias. Ya hemos indicado nuestro criterio de considerar el puente adscrito a su procedencia romana por mucha transformación de materiales que sufra, e incluso cambiando la forma de algunos arcos que, al hundirse, se reconstruyen con arreglo a las posibilidades del momento; pero en muchos casos se ha reconstruido el puente entero cambiando además de emplazamiento, con lo cual se pueden utilizar los sillares romanos en la nueva obra, generalmente relabrándolos, y entonces cambia totalmente la forma, lo cual es posible aún volviendo al medio punto. A veces quedan frogones de la fábrica interna; pero en otros casos han debido destruirse éstos para obtener piedras de relleno, o bien despejar el cauce quitando obstáculos, pues lo general es desplazarse poca distancia, pero variando las luces, con lo cual los restos perturban el encauzamiento del agua hacia los nuevos vanos. Esto parece que ocurrió en el puente de Alcolea, donde debó existir uno romano que enlazaba las dos vías que venían por ambas orillas y después seguían unificados en la derecha. El puente actual Puente de las Herrerías en Cazorla. Fotos L. F. Setién

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Puente de Bembézar. Arcos romanos, musulmán y actual

Puente de Bembézar. Arcos romano-musulmanes

Capítulo VI. Puentes de la provincia Bética

es del reinado de Carlos III. Parece que referencias, aunque con poco fundamento, indican que se cambió de emplazamiento hacia aguas abajo. El caso clásico de estos puentes corresponde a Medellín, donde quedaron frogones que denuncian la situación de las pilas antiguas. Cosa análoga ocurre en el puente de Zamora, donde quedaron sólo los frogones y los sillares se trasladaron a mucha mayor distancia. En cambio, el puente de Guadix, que se cita como de época romana, no se encuentra sobre Fardes o al menos resulta actualmente muy difícil de encontrar. Ceán Bermúdez indica que sus sillares se utilizaron en construcciones de Guadalix. El puente de Zuazo, que ha sustituido al que daba nombre a la mansión terminal de la vía romana que finalizaba en Gades, se transformó totalmente en el siglo XV, siendo reconstruido por el señor de Zuazo, que le prestó el nombre. Posteriormente se convirtió en un puente metálico y creemos que del primitivo romano no se conserva nada. Dejamos la historia de estas transformaciones a su época oportuna. Sólo indicaremos que por dicho puente pasó la conducción de aguas a Gades en época romana. Puentes de pequeña importancia que en la transformación han quedado verdaderamente en otra forma existen unos cuantos en la actual carretera de Andalucía, que han sido desfigurados, unos en la reforma llevaba a cabo por el Circuito Nacional de Firmes Especiales en los años treinta y otros cuando la correspondiente a Modernización de Carreteras, o bien al plan REDIA. Así tenemos el de Guadajoz, al que ya nos hemos referido anteriormente, que se enmascaró tras una ampliación de pilas en fábrica de hormigón torpemente rematadas, después de haber tenido unos tajamares muy graciosos añadidos en el siglo XVIII. En otros casos la importancia de la obra es menor, generalmente pontones de un solo vano. Así sucede con el pontón del arroyo Ahoganiños, cuyos frentes han desaparecido tras un plastrón de hormigón que ha permitido ensanchar la plataforma. Otro de ellos de tres pontones de 5,30 m con pilas de 1,90 m y vanos de 2,50 m en el kilómetro 380, en el cual se han revestido además los paramentos interiores. Otro tanto le ocurre al puente del arroyo del Diablo, que está dentro del antiguo kilómetro 356 junto a un cortijo próximo a Villa del Río. Está desconocido pero lo citan Ceán Bermúdez, Blázquez y Gómez Moreno. También le pasa algo parecido a un pontón en la carretera que se desvía hacia Montoro desde el kilómetro 358. No se encuentra ningún vestigio de los puentes de San Pedro de Alcántara en la carretera de la costa o en la de enlace con Nerja, ni el de San Juan de Aznalfarache o Chavoya, citados por Ceán Bermúdez y Celestino Espinosa. En el caso del puente del Puerto de Santa María sobre el Guadalete, que Ceán Bermúdez indicaba que tenía cimientos romanos, no se apreciaban en los estribos del puente metálico que reconocimos al verlo en los años veinte y que ha sido sustituido por uno de hormigón pretensado recientemente. El puente de Guadamalilla, en la carretera de Belalcázar en Santa Eufemia, que debía corresponder a la vía de Titulcia a Cástulo, tampoco es romano. Tampoco hemos podido comprobar la referencia de Ceán Bermúdez acerca del puente de Segura en el afluente del Guadalquivir cerca de su nacimiento.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

En cambio, quedan pilas del puente de Lituergo sobre el Guadalquivir cerca de Santa Potenciana, en la zona denominada La Huesa, que según Blázquez corresponde a la mansión de Iliturgis, que luego se trasladó a Andújar. También en la Puente Vieja de Úbeda, junto a la confluencia del Guadalquivir con el Jandulilla, se conservan pilas romanas análogas a las de Lituergo, sobre las que se voltearon tres arcos apuntados torpemente aparejados, utilizándose en tímpanos sillares romanos auténticos, así como en las boquillas relabrados, y también lápidas del próximo despoblado de Úbeda la Vieja. ADVERTENCIA. Recordaremos que en el artículo relativo a puentes de época republicana hemos pasado revista a los siguientes que pertenecen a la Bética; Andújar, Villa del Río, Guadalmellato y Guadajoz. El puente de Granada sobre el río Genil para la salida de la carretera hacia la costa, es otro puente de

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Ruinas del puente de la Cala de Huelva en la vía romana de Emérita a Hispalis de las que se arrancaron sillares para la construcción del puente actualmente en servicio y que correspondía al reinado de Carlos III

Puente del km 380 de la carretera de Andalucía, antiguo romano y en la actualidad completamente enmascarado

Capítulo VI. Puentes de la provincia Bética

Puente de Guadajoz antes de realizarse la última reforma

Puente de Úbeda la Vieja sobre el Guadalquivir, reconstruido en la E. M. sobre cimientos romanos

Puente del Guadiato: arcos romanos

poca personalidad, con cinco vanos volteando sus medios puntos sobre pilas rectangulares con planos enrasando tímpanos y boquillas, habiéndole adosado tajamares triangulares con retallos aguas arriba y cuerpos semicilíndricos aguas abajo. Estos adosamientos no deben ser romanos, sino arreglos posteriores casi con seguridad los de aguas arriba. También han debido modificarse los cimientos que aparecen como basamentos destacados de planta rectangular prolongada en semicírculos. Estas modificaciones pueden ser de cualquier época desde la Edad Media, y existen referencias vagas de construcción en el XII, aunque puede ser reconstrucción. Dos modificaciones ha sufrido en el presente siglo, una al encauzarse el río entre muros, donde se debieron enterrar dos huecos de la margen izquierda, pues en cambio en la margen derecha Puente de Granada: romano o musulmán

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Tres vistas del puente del Jándula atribuido a los romanos pero, probablemente, del siglo XVI (Fotos año 1954)

va adaptándose al terreno en decrecimiento de luces, rompiéndose la simetría con la otra. También se ensanchó la plataforma disponiendo aceras voladas por ambos lados y sustituyendo el pretil por barandilla, metálica. Para aumentar su falta de particularidad, los paramentos están totalmente enfoscados en la actualidad. Torres Balbás indica que este puente es de época musulmana y en la guía de M. Gómez Moreno (padre) se recuerda que hay un grabado del siglo XVII de Francisco Heylan.

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Capítulo VI. Puentes de la provincia Bética

Apéndice Puentes de la provincia Bética

Damos tres fotos de un puente situado en el río Guadalete entre Zahara y Algodonales con una bóveda arrancando del nivel del terreno con directriz circular, pero un desarrollo interior al medio punto. La bóveda tiene boquilla doble de fábrica de ladrillo con dos roscas superpuestas, y aparejo a tizón, en distinto plano, coincidiendo la superior con el plano de tímpanos que se prolongan además sin solución de continuidad con los paramentos de pretiles, éstos son, con algunas hiladas de sillería, que revisten al hormigón del interior. Las fotos de este puente se las debemos al ingeniero de la C. H. G. don Gabriel Arráez. Creemos que puede tratarse de un puente romano. Por el contrario en la carretera de Málaga a Algeciras, en el trayecto de Málaga a Estepona existe una urbanización denominada del «Puente Romano» aunque creemos que el puente alrededor del cual se agrupan las edificaciones no puede ser romano.

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Puente del Guadalete entre Zahara y Algodonales

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Capítulo VI. Puentes de la provincia Bética

Documentos relativos a los puentes Referencias históricas y literarias PUENTE DE CÓRDOBA (1) A. PONZ: Viaje de España.– Tomo XVII.–Carta II. La otra obra notable arriba, dije, es la del famoso puente sobre el Guadalquivir, preciso tránsito de los que van y vienen por el camino real. Esta obra es muy antigua, y aunque algunos escritores la atribuyen a los árabes, particularmente a Issen, hijo de Abderramán, que, como se ha dicho, concluyó la gran mezquita, hoy catedral, acaso parte de la obra es del tiempo romano. Tiene, si no me engaño, trece arcos, y se reconocen en ella algunas renovaciones. En el ingreso, viniendo de Ecija, está fortificada la entrada del puente con un castillo muy bien conservado, y la puerta para entrar en la ciudad es de muy buena arquitectura, cuya decoración consiste en un gran arco con cuatro columnas pareadas de orden dórico a los lados, su cornisamiento correspondiente y un ático por remate; todo ello obra grandiosa, que algunos creen ejecutada por planos de Juan de Herrera. A poca distancia, un poco más abajo, se ven ruinas, al parecer, de otro puente que iría a dar al antiguo alcázar, en el sitio donde ahora está el Tribunal de la Inquisición (2) CELESTINO ESPINOSA: «Reseña».–Revista de Obras Públicas–. Año 1878. A la entrada de la ciudad, sobre el río Guadalquivir, está situado este puente, de origen romano, construido en la vía que desde Tarragona atravesaba la Espartaría, y por Cástulo se dirigía a Córdoba. Se menciona este puente por los historiadores al hacer referencia de la guerra que terminaron en esta región César y Pompeyo. Su situación es hacia la parte SO. de la ciudad, en donde está la catedral, antigua mezquita, cerca del palacio episcopal y del sitio donde estuvo su alcázar, y contiguo donde estuvo un templo dedicado a Juno. Según resulta de las crónicas de la ciudad, el califa Hixen I, que fue el que concluyó la mezquita, reparó este puente el año 787. En 1369 se mandó reparar por Enrique II, y posteriormete se reparó también. Por esta causa se nota diversidad de forma y proporciones en los arcos, pues el primero es carpanel, y resulta como una adición a los antiguos, según un tramo de 6 arcos, los cuales debieron

ser todos apuntalados; pero en el 4 y 7 está modificada dicha forma; los 8 y 9 son de luces y formas desiguales con archivoltas, lo cual hace presumir fuesen los que hubo que reconstruir después de la crecida acaecida en 1684, cuando se estaba edificando, y que los destruyó. Los arcos 10 y 11 son casi idénticos y reformados en época moderna con tajamares, basamentos y pilastras o pedestales que se elevan hasta el pavimento, recibiendo el primero la estatua de San Rafael, patrón de Córdoba, y en la pila del tajamar, en un pedestal semicilíndrico de mármol, se ve está la fecha de 1545. Los arcos 12 y 13 son más antiguos y de origen árabe. El 14 antiguo deteriorado. El 15 es de construcción moderna, y el 16 está casi destruido, de estilo romano. La piedra conchífera deleznable de que está construido este puente, hace se encuentre sumamente deteriorado, y en 1853 se hizo un reconocimiento, viendo ser muy malo el estado de los arcos 2 y 7 inclusive, estando realzadas las pilas de modo que estrechan la corriente, se reconoció estar fundado el puente sobre terreno de acarreo que cubre la capa de arcilla que forma el lecho del río, encontrando había sido construido, encachado y estacadas de defensa de éste. Los 16 arcos, cuyas luces son variables, están sostenidos por pilas, las cuales tienen atinaderos para desagüe; sus espesores son de 5,294 m a 9.744 m. La longitud del puente entre estribos es de 284,15 m; la altura hasta el pavimento, 70,728 m; la anchura entre los frentes, 7,60 a 8,00 m. (3) LUIS SÁINZ GUTIÉRREZ: «Datos históricos acerca de la construcción del puente llamado de Córdoba en la carretera de primer orden de Madrid a Cádiz».– «Anales».–Tomo III.–Revista de Obras Públicas.–Año de 1894. Artículo de 180 páginas, dividido en dos partes y siete apéndices. La primera parte consta de XI capítulos donde se exponen todas la vicisitudes sufridas por el puente desde los romanos hasta el siglo XIX; y la segunda, dos capítulos en los que se completa la historia con lo ocurrido en este último siglo. Se acompaña un plano del puente tomado por el autor, que fue ingeniero encargado del puente, plano que reproducimos en el dibujo [1].

PUENTE DE LA ALCANTARILLA (4) CELESTINO ESPINOSA: «Reseña».–Revista de Obras Públicas–. Año 1878.–Pág. 252. En esta misma provincia hay un puente, al que se da el nombre de Alcantarilla en el libro Guía del viajero por el ferrocarril de Sevilla a Cádiz, del señor Rodríguez, por estar cerca de la estación de este nombre y es también de época romana con dos torres. (5) GÓMEZ MORENO Se han utilizado las fotografías que aparecen en este artículo y que se indican de época anterior, que debe comprender a los años veinte. (6) CATÁLOGO DE MONUMENTOS ESPAÑOLES ARQUITECTÓNICOS E HISTÓRICO-ARTÍSTICOS: Centro de Estudios Históricos.– Madrid, 1932.–Tomo II.–Pág. 273.–Una foto.

Número 826. Puente de La Alcantarilla.– En un despoblado y hoy estación del ferrocarril entre Sevilla y Cádiz, en término de Utrera. Le da nombre un puente romano sobre el río Salado de Morón, que conservó hasta principios de este siglo dos torres defensivas medievales a los extremos, según fue dibujado en el siglo XVI. Quedan sus dos arcos de medio punto hechos de sillería a la rústica, como igualmente los tímpanos; entre aquéllos vese destrozado otro pequeño arco sobre el que se exendía una inscripción monumental inédita y ya conocida en extremo, pero aún legible su primera línea, que dice: «Augustus potem». Está abandonado y fuera de camino ya.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

CARMONA (7) HERNÁNDEZ DÍAZ, SANCHO CORBACHO & COLLANTES DE TERÁN: Catálogo Arqueológico de la provincia de Sevilla.– Tomo II.– pág. 114. Se conserva, aunque muy desfigurado por las reconstrucciones, pues estuvo en uso hasta nuestros días, el puente que, a media ladera, daba paso a esta calzada sobre un arroyo; tiene cinco arcos, el central de 5

m y de 4 los demás, con pilares y tajamares de piedra, arcos de ladrillo y el resto de la obra de mampostería; la pavimentación de la calzada, cuya anchura es de 6,50 m, está formada por un enlosado de grandes piedras irregulares, visible en algunas partes del trayecto entre la Puerta de Córdoba y el puente, y muy principalmente sobre éste, teniendo también guardacantos de trecho en trecho.

ALCALÁ DE GUADAIRA (8) MADOZ: Diccionario Geográfico.– Tomo I.–Pág. 361. En el Guadaira hay un puente de sillería de siete grandes ojos, de arquitectura romana, reedificado a expensas de los fondos públicos en el año 1870, cuya obra costó 50.700 reales; es bastante capaz y sólido y el único pasaje para los puertos en el invierno.

Se encuentran además noticias sobre obras efectuadas en él en las actas capitulares de 19 de septiembre de 1541, 25 de julio de 1617, 10 de enero de 1672 y 14 de septiembre de 1717. Obras en la puente horadada se acuerda efectuar en el cabildo de 24 de enero de 1633.

(9) HERNÁNDEZ DÍAZ, SANCHO CORBACHO & COLLANTES DE TERÁN: Catálogo Arqueológico y Artístico de la provincia de Sevilla.– Tomo I.–Pág. 48.–Fotografías pág. 85.–Sevilla, 1939.

(10) FLÓREZ: «Anales de Alcalá de Guadaira».– Tomo I. Catálogo de Monumentos Españoles Arquitectónicos y Artísticos.– Centro de Estudios Históricos.–Madrid, 1932.

Citaremos por último, como construcción de origen romano el hermoso puente de piedra sobre el Guadaira, formado por siete arcos sobre estribos con tajamares. Su primitiva fábrica ha sufrido múltiples restauraciones, ya que fue durante siglos el único paso para los puertos en época de inundación. Queda constancia documental de obras llevadas a cabo en él a fines del siglo XVI y de la gran reedificación efectuada en 1780 a expensas de los fondos públicos y que costó 50.700 reales.

INSCRIPCIÓN: En la fachada de la casa de la huerta de la Tapada, sita en uno de los extremos del puente, hay una lápida que dice así: REYNANDO EL SEÑOR DON CARLOS III, SE REEDIFICO ESTE PUENTE Y CUESTA DEL MATADERO, A EXPENSA DE LOS CAUDALES PÚBLICOS, Y COSTO 50.700 REALES AÑO 1780.

PUENTE DE RONDA (11) MADOZ: Diccionario Geográfico.– Tomo XIII.–Pág. 559. … la empinada calle del Puente Viejo, que se une luego al segundo un poco más arriba del punto en que se encuentra la cortadura unida por el puente de un solo arco, que fue construido por los romanos y reedificado en tiempo de los árabes, dicho arco descansa por ambos lados sobre los mismos tajos, teniendo sólo 43 varas de material y 40 de profundidad hasta la superficie del río. Debajo de este puente

y al pie del peñasco que lo sostiene, existe una cueva formada por la naturaleza en la misma piedra, dentro de la cual nace el cristalino y copioso nacimiento de la Mina. Fuera de la población se encuentra en este mismo lado otro puente pequeño de un solo arco con 13 varas de altura, edificado por los árabes, el cual daba paso a los habitantes del barrio de San Miguel, del que no se conservan más vestigios que algunos montones de piedra, y la ermita de su nombre.

AZNALCÁZAR (12) HERNÁNDEZ DÍAZ, SANCHO CORBACHO & COLLANTES DE TERÁN: Catálogo Arqueológico y Artístico de la provincia de Sevilla.– Tomo I.–Pág. 183.

El cabildo de viernes 20 de febrero de 1551 se urge a la ciudad de Sevilla para que lleve a cabo los reparos de la puente. (Libro capitular de 1551-1563 S. T.).

El puente sólo conserva hoy, por la orilla correspondiente al pueblo, cinco de los catorce arcos que tenía según Madoz, y algunos restos informes de la margen opuesta, su anchura es de 5,20 m; la obra es de ladrillo y los arcos semicirculares, de doble rosca, teniendo las pilas tajamares de forma semicónica. Las numerosas restauraciones que hubo de sufrir para mantenerlo en buen uso no han logrado desfigurar por completo su traza romana; de alguna de estas obras queda constancia en los libros de actas del Cabildo de Aznalcázar; por uno de estos documentos parece que el puente tuvo una parte de piedra, quizás la central, más expuestas a los embates de la corriente.

En el de 7 de diciembre de 1606 se acordó que la obra de la puente no se haga ni comience hasta 1.º de abril de 1607, «atento que los días serán mayores y los materiales más baratos y el río no saldrá de manera que haga daño». (Libro capitular de 1600-1610. Fol. 163 vto.).

Nota 4. En el archivo municipal de Aznalcázar hemos hallado las siguientes partidas:

Sobre el río Guadiamar existe un puente de construcción romana de 20 varas de alto sobre la superficie del agua, con 14 ojos.

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Por acuerdo capitular de 25 de junio de 1724 se informa al Cabildo y Regimiento de la ciudad de Sevilla de la ruina en que se halla el puente de piedra sobre el Guadiamar y la imposibilidad en que se halla el Consejo de Aznalcázar de atender a su reparación. (13) MADOZ: Diccionario Geográfico.– Tomo III.–Pág. 212.

Capítulo VI. Puentes de la provincia Bética

(14) ANTONIO TERRONES Y ROBLES: Vida, martirio, traslación y milagros de S. Eufrasio, mártir, obispo y patrón de Andújar.– Págs. 284-301. Acordamos del milagro de la puente de Guadix que estando firme para que él pasase se cayó pasando los enemigos que le perseguían

dejándolos todos en el río ahogados. Santo abogado de las puentes y de los ríos, para que no os ahoguéis no hubiera de ir hombre a nadar al río, ni habrá de pasar por esa puente sin ser devoto de S. Eufrasio.

PUENTE SOBRE EL RÍO JÁNDULA (15) CELESTINO ESPINOSA: Revista de Obras Públicas.– Año 1878.–Pág. 251. Está situado fuera de la carretera y se cree sea de la misma época en que se construyó el de Andújar; debió servir para comunicarse con las Castillas, la colonia romana, Porcira o más bien Obulco, hoy

Porcuna, o con los Pedroches de Córdoba, en donde se explotó mucho mineral. Es de sillería y se encuentra en estado ruinoso y sin pretiles. Tiene 10 claros, tres de ellos de 4,70 m, y 8,90 m los demás; su altura máxima es desde el lecho del río a la bóvedas 7,59 m, la longitud total 127 m y el ancho entre pretiles 5,14 m.

PUENTE DEL PUERTO DE SANTA MARÍA (16) CEÁN BERMÚDEZ: Sumario de antigüedades romanas.– Pág. 279. No han quedado de sus antiquísimos y respetables edificios más que algunos oscuros vestigos en el recinto de la ciudad y dentro del mar, y los cimientos del puente sobre el río.

ciudad. Se compone de siete barcas entramadas. Se llaman de San Alejandro y en ambos hay sus compuertas para dar paso a los barcos de tráfico que van y vienen de la bahía de Cádiz y otros puertos.

(17) PONZ: Viaje de España.– Carta II.–Tomo XVIII. Se han hecho recientemente dos puentes de barcas para los dos brazos del Guadalete… Se pasa el segundo puente antes de entrar en la

Sobre este río hace dos años se construyó un elegante puente colgante llamado de San Fernando, por donde pasa la carretera general. En la vía de San Pedro hay otro puente como el anterior.

(18) MADOZ: Diccionario Geográfico.– Tomo XIII.–Pág. 280.

PUENTE DE ALCOLEA (19) CEÁN BERMÚDEZ: Sumario de antigüedades romanas.– Pág. 349.–Madrid 1832. Aunque se ha reedificado en varias épocas, fue romano en su principio, como lo manifiestan sus robustos cimientos. (20) MADOZ: Diccionario Geográfico.– Tomo I.–Pág. 457. Se pasa el Guadalquivir por un magnífico puente de jaspe negro reedificado por el señor D. Carlos III.

(21) PONZ: Viaje de España.– Tomo XVI.–Carta VII. Se está construyendo sobre el Guadalquivir un magnífico puente nuevo y sería una de las obras más importantes y suntuosas del nuevo camino desde esa corte a Cádiz… Yo he pasado en otras ocasiones este río por el puente antiguo, que me apareció en gran parte fábrica romana; pero estaba ya deteriorado y era demasiado angosto. Si no me engaño le conté veinte arcos; éste ya tiene hechos una docena, y llegarán, según creo, al mismo número.

Dibujos [1] «Dibujos del Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos don Luis Sánz Gutiérrez». Anales de la Revista de Obras Públicas, tomo III, año de 1894, con el título de: «Datos históricos acerca de la construcción del puente llamado de Córdoba en la carretera de primer orden de Madrid a Cádiz».

[6] J. C. MURPHY: The Bridge of Cordova. Publicado en Londres por Cadell & Davies, junio 1815.

[2] «Cordube». Grabado del siglo XVI con un elogio en francés de la riqueza y grandeza de la ciudad.

[7] M. BERDIGUIER: «Vista del magnífico y suntuoso Triunfo del Arcángel S. Rafael». Editado en Madrid en 1781. Grabador Bautista Vázquez. Monumento erigido al Arcángel S. Rafael entre la Casa de Aduana y los Graneros de la Iglesia Catedral, cerca de la puerta principal del puente.

[3] «Puente de Córdoba del» Viaje de España, de don Antonio Ponz. Tomo XVII, Carta II, 1791. [4] «Córdoba». Grabado de la Colección David Roberts. Drawn by David Roberts. Engraved by J. Lausen. Publicado Robert Jening Londres, 1835. [5] A. DE LABORDE: «Vista general de Córdoba». Las referencias al pie son: Liger del. Devilliers Jeune sculp. 1312. Vista desde aguas abajo y ladera izquierda.

Las referencias al pie son: J. C. Murphy del y Engraved by J. Le Keux. Punto de vista análogo al de A. de Laborde, aunque más próximo al castillo de La Calahorra.

[8] CHAPUY: «Puente de Córdoba». Litografiado por F. Cicéri e imprimido por Lemercier y editado en Bulla, París. Vista desde punto análogo al de Laborde y Murphy. [9] G. VIVIAN: «Bridge of Cordova». Vista del puente desde aguas arriba. Referencias G. Vivian del. L. Haghe Lith. 1833.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

[10] LEMAITRE: «Cárcel de la Inquisición en Córdoba». Vista de los edificios correspondientes a la Cárcel de la Inquisición situados en la orilla derecha del Guadalquivir, junto a la puerta del Puente, con el acueducto para llevar el agua a la rueda hidráulica árabe. [11 y 12] «Puente, Mezquita y Catedral» desde aguas arriba orilla izquierda. Dos interpretaciones anónimas del siglo XIX. [13] LEMAITRE: «Córdoba». Vista de puente y catedral desde punto de vista tradicional frente a los molinos. Siglo XIX. Sancheret del. Lemaitre direxit. [14] J. VALLEJO: «Puente, mezquita y catedral». Lit. de J. Donon. Madrid, siglo XIX, desde el punto de vista clásico tomada del natural con detalles de tajamares y arcos. [15] Castillo de «La Calahorra y Puente», de la obra España: sus monumentos y artes, Córdoba, por Pedro de Madrazo, 1886. Grabado de fotografía mostrando las fábricas del puente a final del siglo XIX.

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[16] «Vista general de Córdoba». Dibujada por F. González y grabada por Castro con gran detalle de pilas y tajamares, probablemente tomada de fotografía. [17] PIERREVANDER: «Alcantarilla». Grabado de la serie La Galerie Agréable du Monte. Leyden, 1720. El puente en el camino de Sevilla con dos torres defensivas (cabezas), una número 83 venta y una construcción musulmana llamada vieja mezquita. [18] GEORGES HÖFNAGEL: «Écija», del Civitates Orbis Terrarum. Sevilla, 1567. Indica la estructura del puente con tajamares puntiagudos y torres defensivas antes de la reforma de Carlos III. [19] «Écija» de La Galérie Agréable du Monde. 1720, núm. 69. Grabado inspirado en el anterior. [20] CHAPUY: «Entrada al puente de Écija», litografiado por Bichebois, impreso por Lemercier y editado en París por Bulla, número 50, siglo XIX, apareciendo claramente la reforma de Carlos III.

VII

Puentes de la provincia Tarraconense

Introducción

En la división de provincias romanas válida durante el Bajo Imperio, que hemos adoptado para la agrupación de los puentes romanos de nuestra nación, corresponde a la Tarraconense la totalidad de la cuenca del Ebro, a las que se suman las que vierten al Cantábrico desde la ría de Villaviciosa hasta el río Bidasoa. En la zona occidental se amplía además con una parte de la cuenca que vacía al Duero, cortando la línea de demarcación con la Cartaginense los cursos del Carrión, el Pisuerga y el Arlanzón en su zona alta. También en la zona oriental se expansiona hacia el Sur tomando una parte importante de las tierras de la actual provincia de Castellón. Para la búsqueda de puentes romanos se nos abren las calzadas de la Costa, la del Ebro (Iberus), las dos que parten de Cesar Augusta (Zaragoza) y otras de menor importancia. La de la costa, o más bien la oriental, pues va a unos cuantos kilómetros al interior, acercándose al mar únicamente en Tarragona (Tarracone) y Barcelona (Barcinone), separándose desde ésta definitivamente de la costa para pasar por Gerona (Gerunda) y coronar los Pirineos por el Summo Pyrineo correspondiente, cerca del paso actual de La Junquera (Juncaria). La del Ebro sigue el curso de éste por su orilla derecha en el trayecto comprendido entre Cesar Augusta y la actual Logroño, donde se separaba, aunque siguiendo aproximadamente en la misma dirección, para después cortar en su zona alta los ríos de la cuenca del Duero y dirigirse casi por un paralelo al nudo de Astúrica (Astorga). De Cesar Augusta parten además otras dos: la que se dirige al centro de la Península (Titulcia) por el Jalón-Henares y en Bilbilis se bifurca lanzando un ramal hacia el Mediterráneo (Sagunto) por el Jiloca, que está dentro de nuestra zona; y la que casi en dirección Norte-Sur pasa el macizo pirenaico por el Segundo Summo Pyrineo en el nacimiento del río Aragón, y que tiene también bifurcación para la costa mediterránea, que alcanza en Tarracone, pasando previamente por Osca (Huesca) e Ilberda (Lérida). Desde el tercer paso de los Pirineos, denominado también Summo Pyrineo (paso de Roncesvalles) desciende una de las vías más importantes del Itinerario (la número 1) y que será la base del camino de Santiago, recogiendo después de cruzar el Ebro la que hemos asignado a este río para llevarla al nudo de Astúrica (Astorga).

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Vías romanas del itinerario de Antonino en la Provincia Tarraconense, según Saavedra

Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

Puentes de la región catalana

Los ríos de la región catalana son todos tributarios del Ebro, a excepción de los que corresponden a la región costera, donde tenemos algunos importantes, como el Francolí, el Llobregat, el Ter y el Fluviá, que desembocan respectivamente en: Tarragona, proximidad de Barcelona, Gerona y golfo de Rosas. También podemos poner en esta línea el Tordera y el Besós. El río principal, el Iberus, que atraviesa nuestra zona en su trayecto final, se ha hecho ya lo suficiente importante como para que no fuera salvado mediante puente permanente con los recursos de la ingeniería romana. Por otra parte, como le ocurre a todo lo largo de su curso, los afluentes de la vertiente Sur son mucho menos importantes que los de la vertiente Norte, donde tenemos el Segre con sus tres afluentes principales, el Noguera-Pallaresa, el Noguera-Ribagorzana y el Cinca. Atacando el problema desde la red viaria encontramos a nuestra región recortes de las dos primeras vías del Itinerario de Antonino: la número 1, De Italia in Hispanias, desde Summo Pyreneo hasta Legio VII Gemina (actual León), pasando por Barcino, Tarraco, Ilberda, Osca y Cesar Augusta; y la número 2, Ab Arelato Narbone, coincidente con la anterior hasta Tarraco, para continuar después hasta Carthagine Spartaria (Cartagena), la cual sale de nuestra zona entre las mansiones de Intibil e Ildum y pasa el Ebro por Dertosa (hoy Tortosa). Los pasos del Ebro de estas vías se verifican por: Cesar Augusta (hoy Zaragoza), donde hubo puente romano, que con importantes transformaciones subsiste en la actualidad, y el ya indicado de Tortosa, en el cual es casi seguro que los romanos no tuvieron puente, pues el dominio del río, de un modo permanente, no se ha logrado hasta la fechas relativamente recientes: mediante un puente metálico en dicha localidad (1940), tramo colgado en Amposta (1884) y un puente de hormigón pretensado aguas abajo de éste, en 1952. La vía número 1 va paralela y a muy poca distancia del Ebro en el trayecto de Zaragoza a Vareia (proximidades de Logroño), pero no cruza el río en todo el intervalo, aunque quedan ruinas de un puente auténticamente romano en las proximidades del pueblo actual de Assa, denominadas de la «Puente de Mantible», y la de un puente-acueducto también romano entre Lodosa y Alcanadre. Además existe la tradición de que el puente de Tudela fue romano, aunque no se encuentran en él rastros de fábrica que la confirmen, y la de que hubo otro puente en Alfaro del que no se encuentra resto alguno. Tampoco se encuentran en Velilla del Ebro los cimientos del puente de piedra con que Estrabón señala a Celsa y que Ceán Bermúdez reduce a dicha villa. Dejando el Ebro en cuanto a ocasiones de cruce por las dos vías del Itinerario de Antonino, el río que le sigue en importancia es el Segre, cruzándole la número 1 en Ilerda, y aquí sí existió puente con autenticidad proclamada por César y Lucano (éste en su obra Farsalia), cuya última destrucción tuvo lugar durante nuestra guerra civil, al dinamitar el puente en la batalla de Lérida y volar después los restos que perduraban para construir un nuevo puente de hormigón armado que carga en parte sobre los cimientos del antiguo.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

La vía número 1 tuvo que cruzar otro río importante, el Cinca, estando fijado el punto de paso en la mansión de Tolous, cerca de Monzón, donde actualmente no existe señal de puente romano. En el siguiente río que encontramos por orden de importancia, el Llobregat, tenemos ya una seguridad indudable del establecimiento de un puente romano en Martorell, puente que se transforma mucho en época medieval, conservando grandes partes de su fábrica antigua que permiten su reconstitución, como veremos enseguida al ocuparnos especialmente de dicho puente, conocido con la denominación de puente del Diablo, también utilizada en otros puentes y acueductos de la región catalana. El próximo río importante que tuvieron que salvar las vías del Itinerario es el Francolí, en la llegada a Tarraco, el cual bien pudo ser domeñado por los ingenieros romanos, pero no se encuentran rastros de la obra de fábrica correspondiente. Hay que tener en cuenta que la última zona del río, con los encauzamientos, protecciones y construcciones en las márgenes, se ha transformado mucho. El cruce del Tordera, que se hacía entre las mansiones de Praetorio y Secerras, tampoco ha dejado huellas de la obra de fábrica correspondiente, que indudablemente existió en su cauce, y lo mismo podemos decir de los cruces del Ter cerca de Gerona y el del Fluviá. Para este río, pero no en la zona que correspondería a la vía romana, encontramos el importante puente medieval de San Baudilio del Fluviá, reconstituido hace pocos años con bastante acierto por el arquitecto Pons Sorolla, de la Dirección General de Arquitectura, pero éste es un puente medieval de época románica. A partir de Ilerda los cauces que atravesaba esta vía son insignificantes, y en su última zona seguía materialmente el cauce del Francolí, cuyos afluentes tienen muy poca recogida, aunque dado lo angosto del recorrido en ciertas zonas tendría que atravesar más de una vez el cauce principal. En el caso presente vemos que seguir las vías para ir atravesando cauces nos ha proporcionado escasos éxitos en el descubrimiento de puentes. Como ya hemos indicado en múltiples ocasiones, las vías del itinerario de Antonino son las más importantes para la Administración del Imperio, pero estaban completadas por una organización de comunicaciones locales que daba lugar a puentes cuya importancia se las proporcionaban los ríos que había que cruzar necesariamente para asegurar la permanencia de dichas comunicaciones, las cuales podían ser importantes por razones diversas: económicas, como las de la zona del Carddoner, con relación al transporte de la sal de Cardona, atracción de enfermos en el de Caldas de Montbuy, etc. En el Llobregat las carreteras actuales siguen su cauce casi hasta el nacimiento encontramos unos cuantos puentes que lo atraviesan procedentes de carreteras transversales que parten de pueblos actuales cerca del citado río, algunos de los cuales tienen importancia en la Edad Media, y tienen arcos de medio punto y apuntados, lo cual indica casi siempre que estos últimos proceden de reconstrucciones y, por consiguiente, los primeros son románicos o romanos, aunque también, pero es menos probable, pueden ser posteriores, es decir rehechos en la Edad Moderna. En la zona alta de la región, y junto al Pirineo, especialmente en los ríos Ter, Fluviá y sus afluentes, tenemos una estupenda serie de puentes que se han dado por romanos y que sin embargo parecen ser románicos, pues aunque su tipología difiere

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Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

poco de la romana, tienen una técnica bastante más pobre que aquélla. Este problema de los puentes románicos tiene tanto interés que lo trataremos en este capítulo en párrafo aparte. También encontramos puentes de antigüedad dudosa al remontar los otros ríos, como el Segre, el Noguera-Ribagorzana o el Noguera-Pallaresa, sobre todo a medida que nos acercamos a sus orígenes, donde existen puentes verdaderamente atípicos dada la pequeña importancia de los caudales y la abundancia de material pétreo para su construcción o reconstrucciones sucesivas.

Puente de Martorell o del Diablo

El puente más importante de esta zona es el de Martorell sobre el Llobregat, uno de los varios denominados de El Diablo, pero es el que detenta este título con mayor mérito, dada su audacia y su antigüedad. Es un puente típicamente español que ha soportado durante casi 20 siglos el empuje de las avenidas de este río, con una cuenca bastante extensa y un cauce de arena con potencia prácticamente infinita para los medios de cimentar del ingeniero romano; pero además ha resistido las acometidas de los hombres, como lo demuestra el hecho reciente de su voladura en la última fase de nuestra guerra civil, voladura verdaderamente estúpida, pues no suponía ninguna consecuencia estratégica, ya que quedó intacto el puente de Molíns de Rey, en el mismo río, que servía a la carretera nacional de Madrid a Francia por La Junquera. Historia

La historia que conocemos del puente queda resumida en una lápida colocada enfrente del arco honorífico sobre el muro que se construyó para sostener la carretera, al hacer una excavación junto a ella para desenterrar el basamento del arco y el pavimento de grandes losas de la vía romana. En dicha lápida se consignan cinco fechas, una con gran vaguedad: siglo II, que se refiere al puente y arco honorífico romanos; la del año 1283, como la de reconstrucción del puente en gótico (pont gotic); la de 1768, correspondiente a una reparación general del puente; la de 1928, refiriéndose concretamente a una restauración del arco romano (debe referirse al honorífico arc Romá), y la de 1933, en la que se consigna el desenterramiento de los zócalos para la construcción de la carretera, rebajamiento de los «baranes» y construcción de la escalinata. A estas fechas hay que añadir la de su destrucción en la guerra civil última, en 1939, y la de su reconstrucción en 1965 por el Servicio de Monumentos de la Diputación Provincial de Barcelona. El puente, de indudable abolengo romano, testificado por los numerosos sillares romanos que permanecen en los arranques de pilas y estribos y sobre todo por el majestuoso arco honorífico que ostenta su corporeidad mutilada sobre un basamento casi intacto. El aspecto de la obra ha variado totalmente, adquiriendo

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Historia del puente en España. Puentes romanos

mayor envergadura en época medieval. Existe una maqueta de madera de este puente correspondiente a su estado antes de la guerra civil, que es la versión reconstituida. A continuación, cuando expongamos la teoría de nuestra reconstrucción del puente originario, detallaremos las fases hipotéticas que asignamos a esta obra.

El puente de Martorell antes de la última destrucción

Puente de Martorell. Evolución de la silueta

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Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

Puente de Martorell. Situación del puente en el paisaje según foto aérea

Descripción del puente

El puente consta en la actualidad de dos arcos útiles al desagüe durante todo el año con luces de 37,30 m y 19,10 m, y otros dos de aligeramiento de tímpanos, uno situado en el del actual estribo izquierdo que puede contribuir al desagüe en avenidas y otro en el del estribo derecho, que tiene poca eficacia en la función hidráulica, ostentando una significación puramente estética y siendo además el único que se conserva con la forma y fábrica romanas. Los otros tres arcos no son romanos, y además sólo uno de ellos, el de margen derecha, sustituye a otro romano de la misma luz, del que se conservan sillares en los arranques desde la pila, que también es la única romana, pues conserva íntegro su cuerpo con los tajamares de aguas abajo y aguas arriba, éste con sombrerete superpuesto. En plana debió tener una taza rectangular de latitud constante entre otros dos cuerpos rectangulares extremos correspondientes a los estribos, que conservan la alineación, es decir, el mismo plano de paramento en toda la longitud del frente de aguas abajo, mientras que se desplazan hacia aguas arriba aumentando notablemente la latidud en las zonas terminales del puente. Un rectángulo de mayor latitud corresponde al

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Historia del puente en España. Puentes romanos

basamento del arco honorífico que desborda por ambos lados del estribo, pero los pretiles de la calzada intestan directamente en los paramentos internos del arco honorífico. No describimos los arcos, pues corresponden, como ya hemos dicho, a reconstrucciones de época no romana, a excepción de la arcada de aligeramiento de tímpano junto al estribo derecho. Este arquillo es típico de las construcciones romanas anteriores al Imperio y lo hemos encontrado en el puente arquetípico de esa época, el puente de Mérida y en los puentes de la época de César, como el de la Alcantarilla, en la provincia de Sevilla; el de Andújar, el de Villa del Río, en la de Jaén, etc., y en esta zona, el de Manresa sobre el río Cardoner, reconstruido hace muy poco, que estudiamos más adelante. Vamos a delimitar con detalle las zonas de fábrica auténticamente romanas. La más interesante completa la única pila existente en la actualidad y es un elemento fundamental para la reconstitución que luego proponemos. Tiene una planta rectangular con la misma latitud que entre tímpanos, a la que se adosan por sus bases dos triángulos isósceles formando tajamares muy desarrollado el de aguas arriba y muy reducido el de aguas abajo. Los sillares romanos suben por los costados de pila hasta incluir las primeras dovelas del intradós del primitivo arco romano. En la situación en que se encontraba el puente después de la voladura, que fue cuando lo estudiamos por primera vez, como precisamente la rotura se produjo por un plano casi vertical a partir del paramento interno de la pila, todos los sillares que habían quedado en su sitio parecían romanos y esto debió ser así también cuando la rotura del puente romano por fallar la pila central. Del lado del arco medieval que sustituyó al primero de los romanos se han conservado también dovelas romanas hasta un nivel análogo a los del plano de rotura. Lo mismo ocurre en el otro arranque de este arco del lado del estribo. En los tajamares de los dos frentes de la pila creemos que las bases de los mismos son romanas y también el sombrerete correspondiente

Dibujos del puente según Laborde [3]

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Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Vista del puente según Laborde [1]

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Vista del puente por Laborde [2]

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Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Vista del puente de Crónicas de España [4]

Viñeta del puente en España: sus monumentos y artes [6]

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Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

Vista del puente por Parcerisa [5]

al de aguas abajo, dudando con respecto a las hiladas superiores del de aguas arriba. En los dos paramentos laterales de la pila han quedado desde construcción, los sillares salientes y los huecos, sobrepuestos a un nivel inmediatamente superior, para soportar los arranques de la cimbra. El gran arco ojival del centro del río, que, como luego indicaremos, puede sustituir a dos arcos del primitivo puente romano, parte también en su arranque izquierdo de una zona de paramento romano que correspondía a una arcada del puente originario y del que se conservan los sillares de origen. Pero la pila actual no se corresponde con la anterior en todo su volumen, pues se ensanchó notablemente en la importante reconstrucción medieval. El cuarto arco romano, que no se conservó en esta reconstrucción, debía arrancar por encima de las aguas, pues se conservan restos de un basamento con tres y cuatro hiladas de sillares romanos enlazando pila y estribo, sillares que parten del paramento de pila incrementando en chaflán recto el ancho del basamento. Esta disposición hacía inútiles los tajamares. Creemos que el arco actual que existe en esta zona no tiene nada que ver con la arcada cuarta del primitivo puente romano, pues la pila se aumentó para dar una mejor estabilidad al extraordinario arco ojival y quizás entonces se adelantó también hacia el central el cuerpo de estribo, cuyo paramento sí es el primitivo, como se confirma por los cuchillos triangulares que aparecen en ambos frentes de estribos con sillares de terminado idéntico al de los que forman el basamento del arco honorífico.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Vista del puente antes de la última destrucción

Tenemos así un puente que nació para paso del río Llobregat por la vía número 1 del Itinerario de Antonino y que sufrió una profunda transformación en época medieval. A creer la inscripción, la transformación se verificó hasta el año 1283, pero no hemos comprobado referencias que lo justifiquen. Las otras reconstrucciones debieron ser de poca monta, a excepción de la última que, sin embargo, para la historia del puente no tiene trascendencia, pues ha reproducido fielmente su estado último. Con respecto a fotos antiguas, se advierte variación del aspecto, pues únicamente las superficies vistas de los paramentos verticales se han reconstruido de sillarejo, habiéndose utilizado el hormigón de cemento para el resto de la fábrica, lo que resulta aparente en el intradós del gran arco.

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Vista de la ruina del lado izquierdo del puente desde aguas abajo

Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

Detalle de la pila romana con la fábrica medieval superpuesta al descubierto cuando la voladura en nuestra guerra civil

Pilar adyacente al estribo de margen izquierda ampliado en época medieval, y estribo de dicha margen ampliado también en época no romana, conservando basamento y cuchillo triangular junto al basamento del arco honorífico totalmente romano

Arcos laterales de la extremidad derecha vistos desde aguas arriba

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Vistas del arco honorífico romano

Arco honorífico

El arco honorífico es típicamente romano, pudiendo existir un solo arco en el centro del puente, caso de Alcántara, o duplicarse en ambos extremos, caso del Ponte Flavio de las bocas del Ródano, denominado de St. Chamas. En nuestro caso parece que no existió arco gemelo. En la actualidad conserva muy pocos sillares en sus paramentos, que se debieron arrancar en épocas inciertas para su reutilización. Quedan algunos en las hiladas del arranque de ambos costados externos y en los costados internos e intradós de bóveda. También han desaparecido las dovelas de las primeras roscas de ambos frentes. Pero en cambio por debajo de la moldura de coronación del basamento se conservan en éste y en los pretiles que lo prolongan. En los grabados de Laborde se dibujan detalladamente los dos frentes. En la superficie restante sólo queda la impronta de los sillares en el hormigón de relleno, mostrando

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Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

El puente después de la reconstrucción de 1965

Lápida que consigna las distintas reparaciones

el clásico procedimiento constructivo mediante recinto externo de sillares rellenado por tongadas sucesivas. El aparejo de los sillares tenía tizones muy diferentes, para formar llaves de agarre e incluso pasando hiladas de lado a lado para dar trabazón a las fábricas. Las escuadrías aparentes son también muy distintas, y aunque se mantienen los planos de hiladas, las alturas de éstas son muy diferentes, y a veces se rompe la uniformidad introduciendo dos sillares superpuestos en lugar del normal en cualquiera de las hiladas. Algunos de los sillares son de dimensiones descomunales en la línea de soga, coincidiendo generalmente con las hiladas de mayor altura. También hay sillares de esquina con dimensiones extraordinarias en los dos frentes. Las dovelas de la bóveda tienen su perfil trapecial marcado, pero no tienen regularidad en el corte. En sentido longitudinal, quedan sólo tres anillos adosados entre sí, pero debieron ser cinco, de los cuales se rapiñaron los dos de paramentos. Están aparejados en seco, marcándose las juntas entre anillos, pero no entre las dovelas de cada uno. Los dos basamentos sobre los que se levanta la arcada

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Vista del puente reconstruido, desde aguas arriba

se han conservado perfectamente, salvo en el paramento de aguas arriba, destacando por su buena conservación la hilada superior, que está labrada en saledizo aparente con vierteaguas encima y un listel ocupando la mitad superior, siendo plana la mitad inferior que enrasa con el plano vertical del paramento. Por el contrario, la hilada inferior, que es la cuarta del basamento, tiene molduración muy deteriorada, ensanchando luego la base mediante tres simples retallos, con relieve casi borrado, especialmente en la zona más expuesta a la lluvia. Teoría del puente

Nuestra teoría acerca de la evolución del puente que estamos estudiando, es la siguiente: En su forma original debió ser un puente de cuatro arcadas iguales con rasante horizontal del mismo tipo que los de: Cardona, en Cardoner, o el de Balaguer, sobre el Segre. La pila central debió desaparecer por descalce de cimientos, ya que le correspondía una zona muy combatida por las avenidas, quedando el puente inservible, hasta que en la Edad Media, quizás en 1283, según se indica en la lápida de las reconstrucciones, sintiéndose el municipio con suficientes fuerzas económicas y técnicas para afrontar el problema de elevar un arco de más de 30 m de luz (37,30 m), volteó el arco ojival, que ha resistido hasta que se voló en nuestra guerra civil y que se

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Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

ha reconstruido recientemente con toda fidelidad. Su reconstrucción se llevó a cabo por el servicio de Reconstrucción de Monumentos de la Diputación de Barcelona. Fundamos esta teoría en que las partes bajas del estribo, margen derecha, y de la pila adyacente, así como los arranques del arco que se estribaba en él, son auténticamente romanos en forma y fábrica. También son romanos los sillares inferiores de la tercera pila, así como los que corresponden al paramento de pila y arranque de arco interno en la cuarta pila, que fue ensanchada en época medieval, habiendo desaparecido todo resto de la cuarta arcada, que debía ser igual a las otras tres en el puente originario. (Ver el dibujo de evolución de la silueta). La diferenciación de fábricas romanas y medievales se advierten muy bien en las fotografías que hemos seleccionado, y también, aunque con menor precisión, en el dibujo del grabado de Laborde. Tenemos perfectamente definidos en la actualidad: ambos arranques del primer arco romano, lo que nos da la luz del vano, y la planta de la pila primera, lo que nos da el espesor de la misma, datos que van bien con nuestra hipótesis de cuatro arcadas, teniendo en cuenta que el arco de la margen izquierda no es romano y que la pila y estribo que le corresponde se transformaron también en las reconstrucciones posteriores. Vuelven a ser romanas las ruinas del arco honorífico con la totalidad de su basamento, al que se adosan sendos triángulos de los paramentos del estribo. El estudio complementario del puente lo haremos al tratar de los puentes medievales, donde representa un soberbio ejemplar.

Puente de Caldas de Montbuy (*)

Este puente tiene actualmente dos arcos de luces muy desiguales en medio punto, enjutados por tímpanos que se aligeran en la zona sobre la pila mediante arcada que da medio punto sobre cuadrado. El paramento de aguas abajo se mantiene en plano vertical único, difiriendo el de aguas arriba en que sobresale únicamente el tajamar triangular de la pila adosado a la superficie de ésta en anchura y altura, con fábricas enlazadas por sillares de ángulo. La pila se cimenta directamente sobre la roca que asoma a mayor altura aguas abajo que aguas arriba. El arco de mayor luz, que debía ser el central en una ordenación típicamente romana de tres luces y dos arquillos de aligeramiento, es de gran perfección formal, con dovelas formando sillares angulares para enlace de fábricas, imponiendo la ordenación de hiladas en el intradós de la bóveda, pero no en el paramento de tímpano, donde tampoco dibuja archivolta en relieve ni con línea continua de trasdós. En cambio, las líneas de hiladas se conservan tanto en el intradós de la bóveda como en los planos de paramentos. Esto en lo que es fábrica originaria, pues se observan reconstrucciones

(*) La información sobre este puente, así como algunas de las fotos del mismo, se las debemos a nuestro querido compañero el Ingeniero de Caminos D. Pablo Nobell. Las restantes fotos, así como la teoría del puente, son de mi incumbencia.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Caldas de Montbuy

Puente de Caldas de Montbuy desde el puente paralelo actual

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Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

Evolución teórica del puente de Caldas de Montbuy

Vista del puente sin el suplemento para elevar la rasante

locales en muchas zonas donde el aparejo es más descuidado, como, por ejemplo, en todos los tímpanos extremos de la margen izquierda, aguas arriba, que han rellenado el tercer arco romano (hoy desaparecido), acortando además el puente mediante muros de acompañamiento transversales que contienen el terraplenado necesario. También la arcada de aligeramiento existente, única de las dos que debieron existir, tiene una regularidad de fábrica romana con su dovelas y sillares de jambas aparejadas cuidadosamente en los dos frentes, que mandan en las hiladas del trasdós y paramentos internos de la misma. La única pila conservada, nos parece también típicamente romana, con sus cinco paramentos muy bien planeados y aparejados formando cuerpo único con sillares perfectamente enlazados, y sombrerete de tajamar con diseño análogo al de la pila conservada en el puente de Martorell, disponiendo sucesivas hiladas triangulares que conservan la anchura de base idéntica a la latitud de pila, pero disminuyen la altura del triángulo, para llegar a morir escalonadamente en la superficie del paramento.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Caldas de Montbuy sin el recrecimiento actual

Resumiremos que las zonas de fábrica que por su perfección de diseño y construcción son las que nos aseguran la romanidad de este puente, son las correspondientes a dovelas en paramentos del arco central y del arranque en pila del arco lateral, los sillares de arista en la pila y los del contorno de la arcada de aligeramiento en ambos frentes. También la disposición de la pila con planta integrada por rectángulo y triángulo con base común aguas arriba es típicamente romana y también su remate en sombrerete piramidal con hiladas decrecientes en escalonamiento. El arco menor con luz de 3,90 m está menos cuidado, ya que, en primer lugar, su contorno de medio punto muy mal conformado no es completo, pues estriba en el tímpano final con arranque oblicuo y a mayor altura que del lado de pila, pudiendo haberse completado sin llegar aún hasta el terreno, que es roca sana donde se apoya directamente el tímpano. Esto supone una reforma o reconstrucción, pues el triángulo del tímpano en esa zona de la obra es de aparejo más descuidado y peor asentado. También es de inferior calidad la mitad correspondiente de la bóveda, por lo cual pudiera corresponder a la ruina de esa parte reconstruida con una mano de obra de inferior calidad incluso en época no romana.

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Vistas de las pilas desde ambos frentes

Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

Piscina de la estación termal

Teoría del puente

Las consideraciones anteriores nos llevan a la conclusión de que el puente ha tenido que sufrir transformaciones en su estructura principal y aventuramos la hipótesis de que debió ser en origen un puente romano clásico de tres vanos simétricos con arquillos de aligeramiento sobre pilas, ya que aparece relleno el simétrico del existente, mostrando claramente la silueta de la mitad inferior y el arranque del arco del lado del eje, que es además del arco central. Por eso en la silueta definitiva que proponemos para el puente primitivo añadimos un tercer arco, el lateral derecho, haciéndole llegar muy próximo al terreno de roca viva visible que forma un escalón justamente aguas abajo del cauce; y además damos simetría al arco lateral izquierdo completando el medio punto, con lo cual llega sensiblemente a la roca. Enlazamos las rasantes, que son a dos vertientes con vértice sobre clave del arco, mayor, con el terreno sin necesidad de estribos mediante dos triángulos terminales. Izquierda Pie de pila de aguas abajo cimentada directamente sobre la roca Derecha Vista de la pila y del intradós de los arcos

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Historia del puente en España. Puentes romanos

No tenemos necesidad de declarar postiza la obra correspondiente a la elevación de rasante, mediante pilastras y arquillos rebajados de fábrica de ladrillo. Con el diseño simétrico de tres luces resulta un ejemplar típicamente romano, lo que se refuerza teniendo en cuenta el origen romano evidente del pueblo de Caldas de Montbuy como ciudad balneario, con antecedentes ibéricos en los alrededores, donde se encuentran ruinas de villas romanas y hornos de cerámica. Pasaba por ella la vía romana que unía Ausonia (Vich) con Barcino. Las termas romanas que existían ocultadas por las construcciones del balneario moderno se sacaron a la luz y, restauradas inteligentemente, han pasado al Patrimonio Artístico Nacional en las partes que se han conservado y son compatibles con las nuevas construcciones en uso de esta ciudad. Son monumento nacional número 113.

Puente de Manresa sobre el Cardoner(*)

Es otro de los puentes de abolengo romano indudable, aunque el actual está completamente reconstruido en el año de 1974, adaptándose a lo que existía antes de nuestra guerra civil, e incluso utilizando materiales de las ruinas del mismo. Claro está que se ha uniformado en el estilo primitivo, no reconstruyéndose variaciones introducidas en reconstrucciones parciales intermedias. Tiene el estilo característico de los puentes que hemos clasificado como de época republicana, cuyo prototipo es el de Emérita (zona central, dentro del propio río),

(*) Una gran parte de las fotos e información de este puente se las debemos a nuestro querido amigo el Arquitecto J. Pons Sorolla, que fue encargado del proyecto y realización de la obra, construida por la Dirección General de Arquitectura del Ministerio de la Vivienda.

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El puente en la actualidad, totalmente reconstruido

Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

Planos del puente según el Arquitecto Pons Sorolla [13]

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Vista de Manresa del Atlante Español de Espinalt [7]

Vista de Manresa según grabado alemán [12]

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Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

Vista de Manresa según E. H. Locker (1824) [8]

Vista de Manresa según Parcerisa [9]

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Vista de la orilla izquierda según Crónicas de España [10]

Vista de Manresa según Pérez y Donon [11]

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Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

Ruinas del puente de Manresa Izquierda Arcadas de extremidad izquierda Derecha Arcada tercera, extremidad izquierda

con rasantes a dos vertientes marcadas, arcos de luz variable de acuerdo con estas rasantes y arquillos de aligeramiento en los tímpanos. Lo citan como romano Ceán Bermúdez, Madoz, Piferrer, etc., añadiendo el primero, aunque no da la fuente, que fue mandado construir por Pompeyo. Aparece perfectamente destacado en un grabado de Parcerisa [9] y otro de E. H. Locker, y parcialmente en una ilustración de Rosell para la Crónica general de España, Cataluña [10]. Debió sufrir sucesivas reconstrucciones, pues en la reseña de Madoz se dice que sólo conservaba primitivos los pilares. Se destruyó casi totalmente en nuestra guerra civil. Debía tener ocho arcos de medio punto, pero actualmente ha quedado oculto uno de los extremos, con lo cual queda el mayor centrado y enmarcado además por dos arquillos auténticos de aligeramiento sobre pilas, y así el conjunto aparece con una simetría casi perfecta. Descripción del puente

Pila cuarta, lado izquierdo

Las luces de las arcadas van decreciendo desde 16,20 m en la central, hasta 7,50 m en la margen izquierda y 4,80 m en la derecha, con luces intermedias de 11,35 - 11,75 m en las inmediatas a la central y 11,60 - 11,66 m en las otras dos. Las bóvedas en cañón tienen arranques a distintas alturas, excepto la de la arcada central, que es de un medio punto correcto, lo que puede también admitirse en las del lado derecho. En cambio las del lado izquierdo Pilas centrales

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Izquierda Detalle de pila, tímpano y arranque de arco Derecha Ruinas del lado derecho, vista general

son francamente rebajadas y con arranques en desnivel. Las archivoltas no destacan del plano de tímpanos, siendo en dos roscas las del arco central, de 0,40 m de grueso cada una. Los arquillos de aligeramiento tienen 1,40 m de luz por 1,70 m de altura. Cuando la voladura última quedaron en pie dos bóvedas del lado izquierdo y tres del derecho, pues sólo se hundieron la principal y su adyacente a la izquierda, quedando los cortes de tímpanos a través de los arquillos de aligeramientos de la central y dejando un salmer saliente desde la otra pila, que era maciza. Las pilas quedaron todas en pie, por lo cual si damos crédito a Madoz siguen siendo las primitivas. Tienen un cuerpo rectangular con ligera prolongación por la pate de aguas abajo y con tajamares triangulares destacados del lado de aguas arriba. En estos tajamares los triángulos de corte de la corriente son isósceles, como es normal en las dos pilas fuera del cauce principal, mientras que en las otras cuatro, que corresponden a las avenidas normales, los triángulos son escalenos con planos dispuestos para encauzar las aguas hacia el centro del vano. Todos los tajamares se coronan con sombreretes seudo-piramidales con aparejo de hiladas escalonadas cerrando por ambos lados con aristas no paralelas a las de la hilada inferior. Los gruesos de pilas varían desde 3,30 a 4,40 m y sus latitudes transversales desde 4,25 a 5,05 m, sobresaliendo magnitudes variables de los planos de paramentos, entre los cuales existe una distancia de 3,63 m. En las fábricas correspondientes a los restos en pie después de la voladura, se observan de dos clases, las de pilas en toda su altura, y las de arranques de bóveda en continuidad con las zonas de tímpanos adyacentes, donde tenemos dimensiones de dovelas y sillares muy regularizadas y un aparejo excelente con hiladas horizontales mantenidas en éstos, y continuidad de trasdós en aquéllas, lo cual indica ya una reconstrucción importante anterior que afecta además a todas las bóvedas, lo cual parece dar razón a la hipótesis de Madoz. Además la fábrica de ambas, por dimensiones y aparejo de la sillería, parece indicar que pertenecen a una obra romana. Por otro lado, Manresa ya existía en época romana y las comunicaciones

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Detalle pila quinta

Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

Vistas del puente reconstruido: desde aguas arriba (izquierda) y desde aguas abajo (derecha)

aguas arriba del Cardoner, como las de enlace con las de la cuenca del Llobregat, debieron ser muy importantes y justifican la existencia del puente en dicha época. Además, como vamos a ver, el puente de Cardona, en la zona de las minas de sal, tiene también muchas probabilidades de ser romano.

Puente de Cardona sobre el Cardoner

Este puente, también denominado del Diablo, un ejemplar de la serie de romanos existentes en la región catalana, de varias arcadas, con rasante horizontal. En este caso las ruinas y las ilustraciones antiguas (grabado de Laborde) indican que tuvo seis arcadas. En la actualidad quedan únicamente dos arcos contiguos de tan buena factura y tan hermosos que merecen ser romanos. Las alineaciones de los dos arcos tienen desviación angular, pero la rasante debe ser a nivel. Se conservan los arcos con las pilas correspondientes y éstas se corresponden muy bien con la que se conserva del

Vista general de las ruinas

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Vista general de las ruinas

puente de Martorell en cuerpo y tajamar. Quedan además los tímpanos hasta la mitad de la flecha de los arcos. Los arranques de los arcos se marcan por una cornisa saliente en los paramentos laterales de las pilas, que debió utilizarse para los apoyos extremos de Vista del puente según A. Roca [15]

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Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

Puente de Cardona. Ruinas del arco segundo

Ruinas de los dos arcos subsistentes

Detalle de las fábricas

Intradós del arco principal

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Vista del puente según Laborde [14]

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Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

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Historia del puente en España. Puentes romanos

las cimbras, las cuales debieron también encajarse en huecos situados en número de cuatro en cuatro hiladas que llegan aproximadamente hasta un nivel de la mitad de la altura aproximada. Los arcos presentan dos roscas independientes, pero enrasando en el mismo plano, que es además el de paramento de tímpanos. Aparece en un grabado de Laborde (1818), en un grabado del inglés E. H. Locker (1820), en un grabado de Colmenares, otro de Rosell, y una litografía de Parcerisa. Las cuatro arcadas centrales debían ser de la misma luz, mientras que las dos extremas tenían luz más reducida. Quedan únicamente dos parejas de arcadas, una de extremos y otra de centrales.

Puente de San Juan de las Abadesas (*)

El actual puente de San Juan de las Abadesas corresponde a la reconstrucción del que fue volado a principios del año 1939, durante nuestra guerra civil. El puente volado no era el primitivo, pues había sufrido reconstrucciones por lo menos en tres ocasiones. La primera en orden cronológico es del año 1138, documentada por un texto del libro De l‘antic necrologi de Sant Joan, que, transcrito por Mn. Parassols, indica que en dicha fecha «els canonges de Sant Joan, ayudats d‘altres bons barons feren la volta del pont sobre l‘aigua del Ter, prop del monestir en l‘espai de Vista desde aguas abajo

(*) Una gran parte de las fotos y la información acerca de este puente se lo debemos a nuestro querido amigo el Arquitecto Pons Sorolla, que fue encargado del proyecto y la construcción de la obra, realizada por la Dirección General de Arquitectura del Ministerio de la Vivienda.

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Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

Planos del puente de San Juan de las Abadesas antes de la reconstrucción, según el Arquitecto Pons Sorolla

Planos del puente reconstruido, según el Arquitecto Pons Sorolla

deu anys, sota la presidencia de l‘abat Berenguer», lo cual indica claramente que se trata de la reconstrucción del arco principal de un puente ya existente, que pertenecía al monasterio de San Juan. Esta obra de reconstrucción debió corresponder a una época de engrandecimiento del monasterio, pues queda documentada además la consagración de la nueva iglesia de San Juan en 1150. Probablemente es también de esa misma época la iglesia de San Pablo del citado monasterio.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Detalle del arco principal antes de la voladura

La segunda ocasión de reparaciones, no tan importante como la anterior, debió acontecer en el año 1428, refiriéndose al terremoto de dicho año, que causó grandes daños en las edificaciones del monasterio y del caserío, en las que parece que se desplomó el arco principal, aunque no exista referencia documental. También se tiene noticia de las reparaciones en el puente hechas por el abad Gillem de Pla de Corts en el año 1309, aunque no se detalla nada acerca de su importancia. Por último, a principio de siglo se hizo una modificación de las rasantes para adaptar las pendientes al nuevo tráfico, suavizándolas mediante recrecimientos de tímpanos. De la existencia del monasterio se tiene noticia de que fue fundado por Wifredo el Velloso, en el 855, siendo repoblada la comarca por su hija la abadesa Emma, y resulta muy lógica la existencia de un puente, aunque posiblemente de menor importancia, en dicha fecha. Tradicionalmente se hace remontar el puente a los romanos, y pudiera ser un caso análogo al del puente de Martorell, correspondiendo un Izquierda Detalle de las ruinas de la zona derecha

Derecha Detalle de las ruinas de la zona izquierda

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Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

Detalles de las obras durante la reconstrucción. Descubrimiento del pavimento más antiguo de la calzada

puente romano de cuatro arcadas, cuya pila central sería muy vulnerable en avenidas. El pago elegido para el puente era muy estratégico, pues corresponde a un estrechamiento del cauce pero por otro lado esto produce una mayor violencia de la corriente, con un mayor poder destructivo en la zona central. El puente queda alineado en una comunicación natural con Francia en dirección a Perpignan, pasando por Pirineos por el col de Ares, siguiendo el cauce del Ter por Camprodón y Ripoll, donde el Ter cambia de rumbo. Esta comunicación fue muy importante en la Edad Media.

Descripción del puente Descubrimiento de un pavimento de época intermedia

Ejecución del tajamar de la pila, lado derecho

El puente actual consta de un gran arco de 29,40 m de luz, que es de suma importancia tanto para romanos como para medievales. El arco central, que arranca desde el nivel del cauce, está flanqueado por sendas arcadas: una con arco ojival en margen derecha, y la otra con medio punto y luces de 9,20 y 7,70 m, respectivamente. Ambas están macizadas de fábrica sobre el nivel del fondo hasta una cierta altura que invaden las ampliaciones de las pilas probablemente en alguna de las reconstrucciones. Éstas, con sus sombreretes, llegan hasta la mitad de la altura del puente, aproximadamente en la zona de aguas arriba donde se destacan más netas con cuerpo de prismas triangulares y los remates piramidales que los coronan, y esto con mayor limpieza en la de margen izquierda. Del lado aguas abajo las prolongaciones de pilas son más irregulares y tienden a desbordarse hacia los costados. Las latitudes de las pilas en alzado son de 8,10 m y 8,20 m en la izquierda y derecha, respectivamente. Los paramentos de tímpanos aparecen planos y de ellos sólo destacan los salientes de pilas, prolongándose en los muros de acompañamiento por ambos lados. Así, las boquillas de los arcos no tienen resalto alguno; las dovelas quedan aparejadas con gran regularidad, destacando netamente la línea de trasdós tanto las del central como las laterales, con escuadría bastante alargada, aproximadamente de 1 x 0,30 m en el principal,

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Historia del puente en España. Puentes romanos

marcándose claramente su separación de las hiladas horizontales del tímpano. Éstas se aparejan también con bastante regularidad hasta las zonas superiores, donde se aprecia claramente una nueva fábrica para suavizar las pendientes, que es de mampostería no rectangular. Esta mampostería se utilizó también para cegar los arquillos de aligeramiento sobre pilas. Los sillares son de una escuadría menos rectangular que la de dovelas. Claro está que las diferencias en fábricas se han regularizado en la reconstrucción, llegándose, naturalmente, a una estereotomía uniforme de hiladas horizontales hasta las coronaciones simétricas en lomo de asno. También se han corregido las deformaciones del arco que unas serían de construcción y otras de asientos sucesivos. En el pretil antiguo reaparecían los sillares regularizados, lo mismo que la que se ha utilizado en los rellenos de los arquillos de aligeramiento sobre pilas. La reconstrucción se ha llevado a cabo por la Dirección General de Arquitectura, siendo los arquitectos autores del proyecto F. Pons Sorolla y R. Mélida. Debemos al primero de ellos todos los datos y fotos que se refieren a este puente.

Otros puentes en el río Llobregat

Si remontamos el curso del río Llobregat desde el puente de Mataró, que en su construcción primitiva fue romano, como ya hemos establecido, encontramos una serie de puentes de gran envergadura con un arco central, rondando los 20 m, lo cual da gran altura de clave sobre el cauce y obliga a una pendiente notable en las rasantes para acceder desde el nivel de ambas márgenes hasta el punto más alto correspondiente al trasdós de clave en el arco mayor. Tenemos en orden hacia aguas arriba; Monistrol, Castellbell, Vilumara, Navarclés, Sallent, Balsareny, Berga. La Poble de Lillet y Guardiola, y el de Bagá, en el río Bastareny, afluente del Llobregat. El de Monistrol es monumento nacional (núm. 123), pero no se declara romano, aunque lo describe el Catálogo correspondiente como «gran y sencillo, de piedra sillería, con tres arcos de medio punto sobre pilares cuadrados, y un cuarto arco, igual a los anteriores, pero casi cegado en la orilla contraria al pueblo». Del Catálogo lo recoge Pietro Gazola para su colección de Ponti Romani. También Laborde, en su Voyage Pittoresque, se ocupa de él, y Celestino Espinosa lo recoge en su Reseña, dándolo

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Vistas del puente reconstruido. Desde aguas abajo y desde aguas arriba

Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

Puente de Monistrol. Vista desde aguas arriba

Puente de Monistrol. Vista desde aguas abajo

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Vista del puente de Monistrol, según Laborde [17]

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Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Foto aérea del puente de Castellbell en su entorno

El puente de Castellbell sobre el Llobregat, desde aguas abajo

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Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

Izquierda Puentes de Balsareny Derecha Puente de Vilumare en el Llobregat. Vista desde aguas abajo

con dudas como primitivamente romano, definiendo la luz de sus arcos, que van en decrecimiento desde la margen opuesta al pueblo con 37 + 27 + 17 + 12 y una altura de rasante sobre el río, que se mantiene a nivel de 34 m. Tiene pilas con soberbios tajamares triangulares en sus dos frentes, que llegan hasta mitad de altura y se coronan mediante sombreretes piramidales aguas arriba y más complicadas agua abajo. El arco principal que salva el cauce normal arranca casi del nivel de aguas medias; los dos siguientes lo hacen a cierta altura sobre el terreno, y el de la opuesta margen se apoya directamente sobre la roca que aflora en la superficie. Existe un grabado de Laborde, no muy fiel, que reproducimos. El puente siguiente es el de Castelbell y Vilar, pues junto a esta ciudad cruza sobre el río la carretera que viene de Tarrasa, por una zona de cauce muy asimétrico, donde aparece un contrafuerte de roca en la de la izquierda, desde la cual remonta la rasante hasta llegar a su altura máxima en la clave del arco mayor, descendiendo después de un modo continuo para llegar al nivel de margen derecha, que levanta muy poco sobre el nivel de aguas altas. El arco mayor se acompaña de dos arcos en decrecimiento a la derecha y de un arco menor y otro fuera del cauce a la izquierda.

Puente de Sallent. Vista desde aguas arriba y desde aguas abajo

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Los tres puentes de Balsareny El puente de Balsareny en el Llobregat

Puente de Berga

Los arcos de medio punto, bastante correcto, arrancan de cuerpo de pilas, y presentan sus boquillas de dos roscas en el principal y una sola en los restantes, quedando enrasados en los planos de tímpanos. Éstos no presentan actualmente arquillos de aligeramiento alguno, aunque pudiera haberlos habido al principio acompañando al arco principal. Las dovelas aparecen muy regularizadas tanto en los frentes como en el intradós. Los tímpanos se aparejan con sillares de buena escuadría e hiladas horizontales hasta coronación. Las pilas tienen volúmenes muy bien perfilados con tajamares triangulares aguas arriba y prolongaciones del rectángulo aguas abajo. Los sillares son de buena escuadría y aparejo. Llegan hasta la mitad de altura y se coronan en el frente de aguas arriba con sombreretes del tipo que hemos analizado en el puente de Martorell. Las características estilísticas lo hacen acreedor a una originalidad romana. Viene a continuación el puente de Vilumana, del mismo tipo asimétrico con arco principal asistido por un arco en orilla izquierda y cinco de derecha, todos ellos de medio punto, a excepción de uno apuntado que destaca, reconstruido en ojiva. Quedan arquillos de aligeramiento sobre pilas, excepto a un lado del arco reconstruido, y las pilas tienen tajamares triangulares aguas arriba hasta arranque de arco, pero en el arco mayor llegan hasta coronación. El puente tiene un desplazamiento de alineación en planta que debe provenir de construcción, aunque también pudiera ser posterior, pues el tramo ligeramente divergente coincide con el reconstruido. El vano mayor queda también acompañado por defensas semicirculares en el frente de aguas abajo.

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Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

Puente de Bagá en el río Bastareny

Puente de Pobla de Lillet sobre el río Llobregat

El puente de Navarclés continúa la serie, mejorando en simetría, pues el arco mayor queda acompañado por tres de luz decreciente a cada lado, todos de medio punto. El lomo de asno tiene mayor suavidad, sin afectar apenas al tramo central, y las pilas con tajamares triangulares sólo aguas arriba llegan hasta coronación en el arco central y han desaparecido en las pilas del lado izquierdo. La luz del arco central es mayor que la de los adyacentes, casi los duplica, siendo además muy rebajado, por lo que pudiera tratarse de un puente antiguo, quizás romano, que ha perdido una pila central y se ha reconstruido salvando sus dos vanos. Las pilas son muy bajas, llegan sólo hasta arranque de arcos y se afilan con tajamares triangulares sólo aguas arriba. Puente de Bagá. Vista de un arco desde aguas abajo

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Tenemos después una serie de tres puentes junto al pueblo de Balsareny, uno en el Llobregat de cinco arcadas de luces iguales con menor longitud que en los anteriores puentes y con rasante casi horizontal. En la riera de Mujalt, que desemboca en el Llobregat, a poca distancia del puente anterior, están los otros dos puentes, uno con arcos rebajados y fábrica muy mala en tímpanos que se recrecen para formar los cajeros, pues se trata de un acueducto. El primero de los cuatro descritos es el que tiene más puntos para ser romano, pues actualmente tiene cinco arcadas (de las cuales, cuatro iguales) con sillares y dovelas de proporciones clásicas romanas, bien aparejadas en hiladas horizontales y juntas radiales, respectivamente, plano único vertical en paramentos de aguas abajo y pilas sobresaliendo aguas arriba sus tajamares triangulares y los sombreretes piramidales escalonados. Pero también por la regularidad de sus fábricas podría ser moderno. El caso del puente Sallent, que está aguas arriba de los anteriores es análogo, en cuanto a verosimilitud de procedencia romana, al primero de éstos: cinco arcadas, la más importante en medio del río, con luces decrecientes a ambos lados, forma de medio punto con ciertas deformaciones y rasantes con vertiente a dos aguas, paramento de aguas abajo en un solo plano vertical y el de aguas arriba sólo interrumpido por los tajamares de las pilas, que no ocupan toda su anchura. Los tres últimos puentes, con posible pretensión de romanos, son el de Guardiola, con una arcada central de medio punto que se acompaña de un arquillo de aligeramiento de tímpano a uno de los lados y arcada reducida, medio tapada por terraplén, en el contrario. El de Pobla de Lillet, con un solo arco arrancando del suelo, tiene boquilla de buen sillarejo y tímpano de mampostería y coronación en lomo de asno muy marcada. Las fábricas están muy restauradas, pero el perfil se asemeja al del puente de Reparacea o al de Anguiano. Por último tenemos el de Bagá, sobre el Bastareny, afluente del Llobregat, en un tramo de río entre muros con dos arcos escarzanos estribados en los extremos sobre muros y en pila central que tiene tajamar triangular subiendo hasta coronación. Los arcos son de épocas distintas, pues las fábricas de los arcos son muy diferentes, coincidiendo la bondad de la sillería con el trazado del arco. Ninguno de los dos arcos es romano, ni tampoco la pila, y menos los tímpanos, pero el basamento pudiera ser romano, dadas las proporciones de los sillares de arranque de uno de los arcos, pues forman como un salmer en disconformidad con el resto de las dovelas, y en cambio enlazado a las hiladas antiguas del basamento de pila. La pila se prolonga aguas abajo para sustentar una construcción más moderna, donde existe una hornacina que acoge a una imagen no medieval.

Puentes en el Segre

Lérida, que era la capital verdaderamente estratégica del pueblo ilergete, era un núcleo de comunicaciones en todas direcciones. De éstas, la Este-Oeste se consolidó en el Itinerario de Antonino, con el trozo Tarraco-Astúrica, en la cual los romanos establecieron

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Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

Vista general de Lérida, del Atlante Español [18]

Vista de Lérida, por F. J. Parcerisa [20]

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Vista general de Lérida, por Laborde [19]

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Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

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Historia del puente en España. Puentes romanos

un puente de piedra de época temprana, pero existían vías secundarias, una de las cuales era la vía de Segre, que entraba por Puigcerdá en la Galia; también existía una comunicación por el valle de Arán y tenía un buen enlace con el valle del Ebro, saliendo al sitio

Puente antiguo de Balaguer. Vista desde aguas abajo. Óleo de R. O. Pinell

Vista desde aguas arriba después de quitar los pretiles (1927)

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Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

Puente antiguo de Balaguer en los años treinta. Vista desde aguas arriba, orilla izquierda [21]

de la actual Mequinenza. Después, la comunicación con Cesar-Augusta a través de la número 1 del Itinerario fue muy importante, y otra vía secundaria unía Lérida con Barcelona a través de Manresa. Desde la época romana estuvo amurallada teniendo una puerta en la cabeza del puente de piedra ya citado. El puente debió tener mucha importancia en la historia de los sitios sucesivos que ha soportado la ciudad, empezando por el correspondiente a las guerras pompeyanas. La batalla de Ilerda, ganada por César, directamente, fue decisiva para el dominio de Hispania y por este caudillo. Además, durante el sitio preliminar, César construyó otros dos puentes de madera y reconstruyó el de piedra, pues aquéllos eran destruidos por las avenidas; César dedica una gran información en sus Comentarios a las guerras de las Galias.

Vista desde aguas abajo, orilla derecha [22]

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Según Madoz, el puente que existía en su época estaba en el mismo emplazamiento que el primitivo, del cual se veían los cimientos. Pero después de nuestra guerra civil se ha perdido todo vestigio del mismo, pues no sólo se volaron los arcos en la batalla de Lérida correspondiente, sino que después se dinamitaron los cimientos para empotrar en ellos las armaduras de los pilares del de hormigón armado que se construyó en los años cuarenta. Era un puente de sillería con siete arcos de medio punto. Además del «sitio» correspondiente a la guerra civil de César y Pompeyo, Lérida fue destruida en los siglos III, IV y V. Sufrió otras numerosas conflagraciones entre las cuales el «sitio» de 1644 durante la guerra de los Segadores. Condé la sitió, pero no pudo tomarla. Los franceses la tomaron en 1707 durante la guerra de Sucesión, y en 1810, durante la guerra de la Independencia. Cuando las guerras carlistas se mantuvo siempre en poder del Gobierno de Madrid, y durante la última guerra civil fue frente de guerra desde abril de 1938 a enero de 1939. Tomando el Segre desde Lérida hacia aguas arriba encontramos el puente de Balaguer nuevo, junto a la ciudad, con seis arcos de medio punto sobre pilas provistas de tajamares y arquillos de aligeramiento sobre pilas. A poca distancia de la cola del embalse de Camarasa tenemos el puente del mismo nombre con siete arcos, de los cuales dos han desaparecido sustituidos por tramos de madera. Los existentes son de medio punto, salvo uno con arco apuntado en ojiva que se ve claramente reconstruido. Balaguer es un punto de paso muy importante en la ruta que siguiendo el valle del Segre pone en comunicación el valle del Ebro con la zona de Urgell, cuya capital, Seo

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Puente antiguo de Balaguer. Vista desde aguas abajo, orilla izquierda

Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

Vista desde aguas abajo, orilla izquierda

Vista desde aguas abajo, orilla derecha

de Urgell, está también a orillas del Segre, por lo cual, y sin datos fehacientes o documentales, se ha supuesto por los historiadores y cronistas de nuestra ciudad, que Balaguer existía ya en la época romana y que por ella han debido canalizarse «el constat flux i reflux dels exercits que des temps remots han transitat per aquesta banda de Catalunya» y por las mismas razones que el primitivo puente tiene que remontarse a una época romana incluso anterior a la fundación de la ciudad. Las primeras noticias acerca del puente las da D. Montfart en la Historia de los Condes de Urgell, refiriéndose a una incursión de los sarracenos provinientes del lado de Tarragona, que después de asolar la región del Panadés se trasladaron a los campos de Urgell y «pasaron el Segre por el puente de Balaguer el 25 de febrero del año 1003», aunque esta noticia no está verdaderamente documentada. Para tener fundamento documental hay que acudir a la Historia de Balaguer, de Josep Pou, donde se cita el primer documento que es un testamento, en el cual menciona un terreno junto al cementerio que tenían los moros a «l‘altra banda del pont». Esto puede confirmar la tradición popular que expresa que el puente es «obra dels moros», o con menor precisión que el puente ya existía durante la dominación musulmana. Otros documentos confirman lo mismo: donación del año 1148, de Arnau Berenguer, sus hijos y otros, a los templarios de los derechos de peaje que tenían en Balaguer «al cap de pont», y otra

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Historia del puente en España. Puentes romanos

donación del 1152 a la orden del Hospital de San Juan, por Ramón de Perzmole y su mujer de «tot l‘honor que tenien en el pont de Balaguer». El primer documento que se refiere directamente al puente es el testamento de Pere de Tartareu, que en 5 de enero de 1156 deja, entre otras cosas, «un Morabati al pont de Balaguer», y existe otro testamento de 13 de septiembre de 1270, donde se dejan «12 diners al pont de Balaguer» (Archivo d‘Ager). Estos testamentos vienen a confirmar la suposición indocumentada de que el puente había sufrido una reconstrucción concienzuda en el siglo XII, o todo lo más en el XIII, debido a la destrucción por avenida del puente existente. Parece también que dichas avenidas determinaron la ruina de dos puentes que existían en la ciudad de Lérida, uno de ellos de piedra. Se cree que las importantes avenidas del Segre de 1617, 1680 y 1704 no causaron daños importantes al puente (no feren cap dany al pont), pero en cambio sí fue catastrófica «la gran rivada de 1726»; pero en cambio otra muy importante de 22 de octubre de 1907, no causó gran perjuicio aunque «l‘aigua aribá a cobrir una bona part del pont» y se llevó una buena parte de las defensas de la ciudad. En cambio, el puente sobrevivió a los desastres de las guerras que por él pasaron, como fueron: la guerra dels Segadors, la de Succesió, guerra de la Independencia, etc., hasta nuestra última guerra civil, cuando fueron destruidos cuatro de los seis arcos de que constaba en los primeros días de abril de 1938. Puente nuevo de Balaguer. Vista desde aguas abajo, orilla derecha

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Puente nuevo de Balaguer. Arcos de extremidad izquierda

Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

Vista del puente de Orgaña, por E. H. Locker [23]

El puente se reparó con cuatro tramos metálicos provisionales y en seguida se hizo un proyecto de reconstrucción total por el Ministerio de Obras Públicas, que se llevó a cabo en el año 1940. En él se aprovecharon gran parte de las cimentaciones antiguas (únicamente se cimentaron nuevamente la pila extrema lado ciudad y el estribo de ese mismo lado), también se aprovechó la ocasión para rectificar en alineación única todas las que existían en el puente último, debido a las sucesivas reconstrucciones, y también se niveló la rasante rectificando el perfil en lomo de asno. Se perforaron los tímpanos sobre pilas como en los puentes románticos de la región catalana, disponiendo arcadas de aligeramiento que aumentaron de modo notable el desagüe superficial del puente. Asimismo se aumentó la latitud de la calzada, acomodándose al tráfico actual, variando especialmente las aceras que se dejaron en 1,40 m cada una. Para esto se dispuso una estructura de hormigón armado que vuela por ambos lados de los paramentos de tímpanos como ya ocurría en la última época. Ha quedado un puente perfectamente entonado dentro de la serie de puentes románicos de la región. En la entrada de la garganta del Orgañá o de Tres Ponts tenemos sólo uno de ellos que se denomina también del Diablo por lo siniestro del lugar; es de una sola arcada de gran altura. Ha estado sirviendo hasta hace unos cuarenta años; ahora queda a la derecha de la carretera moderna.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Hasta la construcción de la presa de Oliana existía otro puente del mismo tipo que el anterior, que ha quedado dentro del embalse de dicha presa. En el libro de E. H. K. Locker Views in Spain aparece un grabado que tituló «Col de Balaguer», pero parece ser el paisaje de la garganta de Orgañá, con lo cual es posible fueran los restos de otro de los Tres Ponts que todavía no se había arruinado totalmente en aquella época (noviembre de 1813). En el grabado aparecen soldados ingleses de las tropas de Wellington, pues el autor del libro aclara que se está terminando la guerra de la Independencia Española. El actual puente del Diablo aparece en otro grabado que me llegó desgajado del libro a que pertenecía, el cual debía ser de crónicas geográficas de final de siglo. El puente de Camprodón, que se encuentra en la cabecera del río, es auténticamente, románico con reconstrucción en época gótica. Vista de uno de los puentes de Tres Ponts [24]

Puentes sobre el Ter

La vía romana número 1 del Itinerario cruzaba el Ter en Gerona, de modo que allí debió haber un puente romano. Parece ser el que servía a la carretera radial de Madrid a Francia, con nueve arcos de medio punto que ostentaban arquillos de aligeramiento sobre pilas. Remontando el río tenemos el puente de Manlleu que corresponde a la comunicación Vich-Manlleu y tiene seis arcos de medio punto alternando con arquillos en tímpanos sobre pilas. Tiene rasante inclinada, con lo cual los arcos se suceden en disminución de luces desde orilla derecha a izquierda. Más adelante está el puente de San Juan de las Abadesas, donde existe un monasterio fundado en el siglo IX. El puente, que tradicionalmente tiene ascendencia romana, se destruyó totalmente durante nuestra guerra civil. Debió tener ya otras reedificaciones anteriores, pues se tienen noticias de dos terremotos en 1151 y 1428 que arrasaron la ciudad. La reconstrucción se ha hecho por la Dirección General de Arquitectura, dirigida por el arquitecto Pons Sorolla, y ya nos hemos ocupado de él en páginas anteriores.

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Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

Puente del Nuria (Ripollés)

Puente del Cremall, en Nuria

Puente de Escales en el Noguera-Ribagorzana

Damos un ejemplar de puente antiguo que pudiera ser romano por la perfección, de su arco único, que es el de Escales, en el NogueraRibagorzana. Finalmente, damos dos ejemplares de los puentes que en la descripción general considerábamos como atípicos, pues son de un solo arco, que por su poca importancia pueden pertenecer a cualquier época y, además, por sufrir la meteorización de la Alta Montaña se habían deteriorado los materiales reparables fácilmente.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Apéndice I Provincia Tarraconense

De los puentes estudiados por el Seminario de Estética de la E.T.S.I.C.C.P.M. Hemos recogido los siguientes: Puente de Camarasa sobre el Segre (provincia de Lérida) con un arco central de unos 20 m y otros cinco arcos más pequeños. Se destruyeron algunos arcos cuando la retirada de los franceses en la guerra de la Independencia sustituyéndolos por tramos de madera. Se conservan bien dos de los arcos de piedra. Tiene tajamares escalonados aguas arriba y aguas abajo. Lo cita Madoz y figura en el plano de Tomás López. Ha tenido varias reconstrucciones, una en el XVIII. En la provincia de Huesca se encuentra una serie de puentes con una morfología muy típica. Gran arco central, ligeramente apuntado con un cambio de curvatura notable en arranques, lo que da la impresión de ser de cuatro centros. Tienen buena sillería y las dovelas parecen muy regularizadas. Su anchura es de unos 3 m. A este tipo pertenecen el de Canfranc sobre el Aragón que parece estar en la vía núm. 33 de Caesar Augusta a Summo Pyrineo y que siguió utilizándose para entrada a España de los peregrinos del camino de Santiago. Está muy reformado en la zona alta. Otros son: el puente de Campo sobre el río Esera junto al pueblo del mismo nombre. El que salva el Isábena cerca de Roda de Isábena con una luz de 19 m, muy estrecho, ancho útil 1,50. Está próximo a la vía de entrada de peregrinos. También el puente de Murillo sobre el Esera aunque tiene dos arcos de luces muy diferentes, pero el más pequeño se le debió añadir en una reconstrucción. El arco principal es de bastante luz del tipo característico. Pudiera ser medieval con mimetismo del arco que ya lo dimos en el artículo inicial. Otro puente con verosimilitud romana de la misma provincia de Huesca es el situado sobre el río Esera, en la garganta o congosto de Olvena, en la actual carretera de Barbastro a Graus con dos arcos uno en el propio Congosto profundo en 30 m

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Puente del Diablo en la carretera de Olvena sobre el río Esera: aguas arriba y aguas abajo Puente del Abiego aguas abajo sobre el río Alcanadre

Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

Puente del Congosto de Olvena sobre el río Esera, aguas arriba

Lado derecho de la bóveda

y otro a un nivel intermedio donde también nace la pila central que es de sillería, así como las bóvedas siendo la zona alta de tímpanos de mampostería lo que indica reconstrucción. Las luces de los arcos son de 12 y 14 m y la anchura del puente 3,20 m.

Puente de Camarasa sobre el río Segre

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Canfranc, sobre el río Aragón, aguas arriba

Puente sobre el río Esera

Hay otros dos puentes en el mismo congosto que también pudieran ser romanos. El siguiente aguas abajo es de un solo vano de 11 m de luz está junto a Olvena y parece que está reconstruido, por la imperfección de su fábrica, pero debió ser difícil su construcción pues se encuentra sobre un abismo de unos 100 m de altura. El pueblo de Olvena queda en un picacho a unos 150 m de altura sobre el puente. El tercer puente aguas abajo del anterior se le denomina puente del Diablo y consta de un arco salvando el congosto de Olvena mediante arco de 20 m que se encuentra flanqueado por dos arquillos que son aligeramientos de los estribos. Por la disposición de estos arquillos pudiera tratarse de un puente románico pues son de una luz de 3,20 m, más importante que en el caso de puentes romanos. La anchura del puente es de 2,50 m con una calzada útil de 2,00 m. Está cerca de la desembocadura del Puente de Roda de Isábena

Puente de Campo sobre el río Esera

Puente de Murillo sobre el río Esera

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Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

Esera en el Cinca donde termina el congosto. Tiene en algunas zonas una sillería perfecta, pero se observan múltiples reconstrucciones. También las dovelas son muy alargadas. Existen muchos mechinales para soportar las cimbras. Otro puente de la provincia Oscense es el del río Alcanadre en Abiego, apuntado ligeramente, pero del tipo ya anticipado de cuatro centros. La anchura del puente es de 2,30 m, pero tiene cornisas salientes a los lados formando aceras elevadas. La calzada útil es de 2 m.

Foralada de Toscar cerca de Murillo de Liena

Puente de Roda de Isábena Puente del Alcanadre en Abiego. Vista desde aguas arriba y aguas abajo

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Apéndice II Comunicaciones de la época romana en la provincia de Burgos

Otro estudio de vías romanas muy interesante es el realizado por el arqueólogo José A. Abásolo Álvarez sobre las de la provincia de Burgos, editado por la Sección de publicaciones de la Excelentísima Diputación de la provincia de Burgos en 1975. Se empieza por un resumen de los estudios anteriores sobre vías romanas en España y en algunas naciones extranjeras (Francia o Inglaterra) concretándose después a las de la provincia de Burgos, de los que hace una compilación de todo lo publicado hasta la fecha. Para el estudio de las vías romanas, parte como retícula directriz de la del Itinerario de Antonino del cual le corresponden las vías números: 1, 27, 32 y 34 partiendo de la versión de Saavedra, pero tiene en cuenta además los complementos del mismo, tanto antiguos como los de última hora. Así, por ejemplo, entre aquéllos la Cosmografía del Anónimo de Rávena y las Tablas de Astorga del Diunviro Lepidus (Museo Arqueológico de Oviedo) y entre las actuales la teoría de G. Arias (Miliario Extravagante) sobre las mansiones puestas en acusativo, ad indicando que las longitudes correspondientes se refieren a ramales que se apartan del trazado principal. Agotadas las fuentes epigráficas, miliarias y lápidas, tan escasas en la época a que nos referimos recurre a documentos posteriores en la evolución de la historia de las comunicaciones, como son todos los referentes al camino de Santiago, fundamental para entender la red de caminos en el Norte de nuestro país; la Cosmografía de España de Fernando Colón y los Repertorios de Caminos desde el de Juan Villuga hasta el mapa actual de carreteras del Ministerio de Obras públicas, averiguando la vigencia de los caminos en las distintas épocas, mediante los viajes de españoles y extranjeros por nuestra Península y los mapas generales de España desde Tomás López y Coello a los planos del Instituto Geográfico y Estadístico. El autor ha estudiado también, en lo que se refiere a su provincia, documentos más detallados y especiales de obras realizadas en ella, procedentes de archivos. Hemos utilizado el trabajo del arqueólogo Abásolo Álvarez para dar algunos puentes de la provincia de Burgos que son los siguientes. Puentenueva de Brulles en Sasamón, Cañizar de los Ajos/Hormazuelas, Palomar s/Oca Rudera s/Tiron, Gumiel de Hizan s/Gromejón, Coruña Conde s/Arandilla, Aguera s/Cerneja, Burcena s/Ordunte y Terminón, Frías s/Ebro. Hemos seguido su ordenación en capítulo que se refieren primero a las tres vías del itinerario de Antonino, después a las vías naturales más importantes de la provincia que son las de los valles del Arlanza y del Arlanzón (el trabajo comenzó con la tesis doctoral del señor Abásolo que se refería al estudio de las comunicaciones romanas en estos dos valles). A continuación se estudian las vías secundarias siguiéndolas directamente, unas enlazando miliarios y otros previo un estudio de gabinete yendo directamente al terreno para recorrerlas paso a paso con una mayor o menor verosimilitud de que sean romanas. El estudio del señor Abásolo amplía a toda una región, los estudios lineales como los descritos anteriormente, relativos a una sola vía la de la Plata o la de Uxama a

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Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

Augustóbriga agotando todos los caminos posibles de la zona con lo cual llega a un estudio exahustivo de los posibles puentes, romanos y medievales, así como los romanos-medievales, es decir, los de un origen romano más o menos aparente que en el diseño pueden recordar a los romanos primitivos e incluso las fábricas proceden también de las primitivas con una cierta relabra de adaptación. De este modo quedan circunstritos los romanos por los románicos con medios puntos más o menos defectuosos y los apuntados correspondientes a la época gótica. Así ha llegado a reunir el señor Abásolo un centenar de puentes, en los cuales también existen algunos desde el XVI en adelante. El hecho de estar los puentes en una calzada romana importante como son las del Itinerario, les da ya un cierto número de puntos en la probabilidad para pertenecer a la serie de puentes romanos. El examen de las fábricas puede completar esta pretensión o, por lo menos, reducirla a la de ser un sucesor del primitivo, en el cual se ha retocado o cambiado la materia prima, o en una hipótesis intermedia de relabra de los sillares. También con vestigios de fábricas primitivas especialmente en las cimentaciones, que pueden asegurar la persistencia de los vanos. Otro complemento de las suposiciones puede estar en encontrarse otros vestigios romanos en los alrededores. Recuerdo un caso ejemplar, el del puente de Cáparra, inmediato a los restos de la mansión de dicho nombre, donde aparecen las hermosas ruinas del arco cuadrifronte, por debajo del cual pasaba la calzada de Emérita Augusta a Cesar Augusta. Descontados los puentes medievales, una característica importante es llevar los tajamares triangulares muy simples hasta la coronación del pretil; los de la Edad Moderna no tienen lomo de asno; y a partir del XVI tienen una geometría muy sobria y perfecta, con expansión en el XVIII en la ampliación de pilas hacia formas redondeadas, tambores circulares muy desarrollados hasta coronación o triangulares en ojiva de marcada curvatura formando un basamento de pequeña altura. Otro detalle es el de las arcadas peraltadas con perfil tipo parabólico que se encuentran en los puentes con reconstrucciones debidas a las numerosas guerras que han mutilado nuestros puentes. Los puentes son puntos obligados para definir los trazados y de los numerosos que publica hemos destacado sin afinar demasiado, pues todos son interesantes, los que damos a continuación. En las vías romanas del Itinerario se han situado en el número 32 los de Sasamon (Segisamon) sobre el Brullés con tres arcos de medio punto, poco correctos y de directriz y de boquillas bien aparejadas, pero con poca regularidad en las dovelas y con tímpanos de siete hiladas continuas una sobre claves, pero con sillares desiguales y poco escuadrados. También el de Cañizar de los Ajos sobre el río Hormazuelas con un solo arco muy hermoso, de características análogas a los del anterior, y tres hiladas de tímpano sobre la clave, por lo que parece se ha rectificado la rasante. En la vía núm. 1 de Italia in Hispanias el de Cerezo de Río Tiron sobre el arroyo Rudera, con un arco pequeño de buena factura y dovelas muy regularizadas con sección casi cuadrada, y tímpanos de buenos sillares bastante apaisados en ocho hiladas de buena altura y proporcionados a las de boquilla, pasando una por encima de clave.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Cañizar de los Ajos sobre el Hormazuelas

Puente de Sasamón sobre el Brullés desde aguas abajo

Puente de la Magdalena sobre el Oroncillo

Sobre la coronación primitiva se ha recrecido la rasante con sillarejo de mucha peor calidad. Otro puente de un solo arco, y con dimensiones análogas es el de Arroyo San García también en el pueblo de Cerezo. Las dovelas son de buenas dimensiones como en el puente del Tiron. En cambio los tímpanos están reconstruidos con un sillarejo muy pobre. La Magdalena sobre el Oroncillo. En la vía núm. 27 Ab Astúrica per Cantabriam Caesar-Augusta tenemos el puente de Gumiel de Hizan sobre el Gromejón con un solo vano, del que se conserva la bóveda, arrancando desde el nivel del agua, con una fábrica muy sana y muy regular y tímpanos de inferior calidad enrasados a nivel de clave sin pretil. Otros dos puentes interesantes de esta vía son los de Coruña del Conde ambos en el río Arandilla. Uno de ellos está en una vía secundaria que desde Rauda va a Uxama; tiene tres arcos de la misma luz con rasante horizontal. Los arcos tienen dovelas de muy buenas dimensiones. En cada uno existe un arco, evidentemente reconstruidos por sus grandes rebajamientos, pero los restantes tienen buen perfil. También se han reconstruido algunos tajamares, con perfil triangular enrasados horizontalmente un

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Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

poco por encima del plano de arranque de los arcos. La reconstrucción se advierte en grandes trozos de los tímpanos pues las hiladas inferiores son de sillares con buenas dimensiones, aunque no escuadrados, y los sobrepuestos son un sillarejo mucho peor. En el valle del río Arlanzón, que es una comunicación natural entre los valles del Duero y Ebro, sus puentes tienen mucha relación con el camino de Santiago, como el puente de Malatos en la propia capital, del cual se dan varias referencias medievales a partir del año 1165 y también el del Arzobispo que cruza por un vado natural del Arlanzón en las proximidades de un yacimiento romano denominado del Castro, pero las fábricas que en la actualidad exhibe y que pueden ocultar las primitivas, son típicas de los puentes de los Austrias. Otro puente interesante es el de Tordomar sobre el cauce del Arlanza, de tres arcos pequeños con dovelas y sillares de una gran regularidad aunque no escuadrados, especialmente los de tímpanos. Además en el cauce menor del Arlanza existe otro tramo de 22 arcos, en el cauce principal donde se advierten restos romanos. En la vía de Clunia a Cantabria el puente más importante era el de paso del Arlanza en el pueblo de Tordomar. La obra principal es un puente de 22 arcadas del que parecen romanas las partes bajas de pilas y tajamares y algunas dovelas de los arcos centrales. Los arcos son de medio punto. Las pilas tienen pilastras rectangulares en los dos frentes que no llegan a coronación y se complementan aguas arriba con tajamares triangulares en la zona inferior. Además de este tramo principal existe un tramo secundario en un brazo del río con tres arcos de poca luz y mucha apariencia de romano. En la vía del valle de Mena hay una serie de puentes interesantes como es el del Cerneja en Aguera del que sólo queda un arco aislado en una de las extremidades del cauce con hermosas dovelas trapeciales bien aparejadas que pudieran corresponder a puente romano. De los dos puentes por los que cruza el Ordunte el de Burceña ostenta un tajamar triangular aguas arriba y circular aguas abajo que tiene la base con sillares de apariencia romana. Los arcos que son dos de muy distintas fábricas, pertenecen a reconstrucciones diferentes. También se reconstruyó recientemente y se pudo apreciar la existencia de fábricas romanas en la zona interior de la obra. También parecen fábricas romanas las de dos puentes situados en el arroyo del Alisal. Son de un solo vano y uno de ellos desprovisto de tímpanos muestra muy sano el trasdós de sus dovelas. En el pantano del Ordunte ha quedado sumergido otro puente del que se tienen referencias anteriores al siglo XII y pudiera ser romano. El puente de Olmos Albos sobre el Ausin tiene tres arcos con el central de mayor luz lo que da un lomo de asno clásico. Dos tajamares triangulares aguas arriba que parecen recrecidos en una reconstrucción y el buen aparejo y figura del arco central le dan algunos puntos para aspirar a romano. Parece romano el puente de San Andrés sobre el arroyo Cuevas cerca de San Millán de Juarros. Está muy bien conservado salvo el pretil y tiene un solo arco arrancando de ambas márgenes con lomo de asno suave. Las dovelas son muy regulares y bien aparejadas así como las hiladas de tímpanos. El puente más interesante de toda la zona es el de Frías sobre el Ebro en la vía secundaria del Portillo del Busto denominado actualmente camino de Briviesca a Orduña por Frías. En este pueblo pasa el Ebro por el famoso puente que conserva

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Coruña del Conde sobre Arandilla desde aguas arriba

Coruña del Conde sobre Arandilla desde aguas abajo Puente de Aguera sobre el Cerneja

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Puente de Gumiel de Hizan sobre el Gromejón

Capítulo VII. Puentes de la provincia Tarraconense

todavía la torre central tan característica de unos cuantos puentes medievales que las conservaron hasta finales del siglo XIX. Es un puente romano-medieval que en la actualidad ostenta una superficie de fábrica predominantemente medieval. Como era una comunicación importante debió estar en servicio a fuerza de reconstrucciones. Según Abásolo las partes romanas son el arco extremo del lado Quintana Martín, los tres arquillos sobre pilas (dos de ellos están actualmente tapados), los tajamares de planta triangular isósceles en las pilas centrales. También han quedado algunas bóvedas primitivas, ensanchadas posteriormente, respetando los trasdoses de las primitivas. La torre central es medieval y puede relacionarse con la del puente de Valmaseda al otro lado de la cordillera cantábrica pero enlazados por una comunicación antigua. Otros dos puentes sobre el Ebro en la provincia de Burgos son los dos de Pesquera de Ebro y el de Villanueva de Rampalay aunque parecen medievales. El primero tiene tajamares triangulares que suben hasta el pretil y el segundo con ojiva premeditada muy pronunciada en el vano central.

Vista de la pila desde aguas abajo. Foto: Javier Muñoz Rojas

Vista del arco desde aguas abajo. Foto: Javier Muñoz Rojas

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Documentos relativos a los puentes Referencias históricas y literarias (1) A. DE LABORDE: Puente de Martorell.– Tomo I.–Láminas XVI, XVII y XVIII.– Pág. 12 e. Este puente se compone de dos arcos, de los cuales el mayor tiene bóveda ojival. Los cimientos son de construcción romana; pero ha sufrido mucho, tanto por el modo como ha sido reparado como por las injurias del tiempo. Observando las pilas del arco principal se observa que a una cierta altura describen una curva más pequeña que forma la boquilla de la archivolta; de lo que se puede conjeturar que este puente era en origen de tres arcos aproximadamente iguales. También es probable que el arco triunfal se repetiría simétricamente del lado contrario, como se ve en un caso análogo en Saint-Chamas sobre el puente del Touloubre entre Aix y Aries. Los arcos de triunfo son monumentos de invención romana. Los unos tenían tres arcadas, como los de Septimo Severo, de Constantino en Roma y el de Mario en Orange; los otros no tenían nada más que una puerta y eran de un gusto más puro, así los de Tito en Roma y el de Trajano en Ancona, especiales por su elegancia. El de Martorell me parece de la misma época, siendo muy parecido a los monumentos del mediodía de Francia; ha sufrido mucho y apenas se puede uno figurar su decoración primitiva. En el lado de mediodía se ven restos de pilastras acanaladas que hace suponer que eran de orden corintio; se ha arrancado el entablamento, pero ha quedado el hueco que ocupaba en la fábrica interna y se aprecia el sitio del arquitrave, el friso y la cornisa. En la mitad del puente se lee una inscripción en castellano en la que consta que el puente fue reparado por última vez en 1768, por orden de S. M. el rey Carlos III. La ciudad de Martorell es la antigua Telobis de Tolomeo y de Pomponio Mela, situada en el país de los layetanos. (2) PI FERRER y PI MARGALL (Cataluni, II, pág. 555) grabado. Por lo que se observa en sus bases y en el arco que hay en su entrada se debe a los romanos, habiendo sido modificado en la Edad Media. Aparece, en efecto, esta última circunstancia de la orden dada por el rey D. Pedro el Grande en 7 de las calendas de enero de 1283 respecto a las garantías de los que en él trabajaban. Otra reparación sufrió también en el siglo pasado en tiempo del rey Carlos III y a solicitud de D. Juan Martín Zermeño, comandante general del Cuerpo de Ingenieros, según consta de una inscripción en la cual se consignan los falsos datos de la fundación por Aníbal y otras circunstancias. (3) ROSELL: Crónica general de Espiz-Barcelona, 1870, pág. 129, grabado. (4) A. PONZ: Viaje de España, tomo XIV, Carta IV, 1781. El puente de Martorell sobre el Llobregat es de tres ojos y de construcción romana según mi opinión. Otros le dan por cartaginesa, y no faltan necios que le atribuyen al diablo.

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(5) J. A. CEÁN BERMÚDEZ: Sumario de las antigüedades romanas que hay en España, 1832, pág. 24. Cerca de esta villa permanece un antiguo puente construido en aquel tiempo; pero tan desfigurado con las reparaciones posteriores, que más bien parece obra de godos o de árabes. Consta de dos arcos: uno pequeño y otro en punta muy grande. Tiene éste 133 pies y 8 pulgadas de ancho, y aquél, 62 pies con 8 pulgadas. Subsiste a la entrada izquierda de este puente un arco triunfal no menos desfigurado, pues no se ve a qué orden de arquitectura pertenece. Se eleva sobre anchos y robustos zócalos almohadillados sin pilastras ni columnas que hubo de tener en los lados y sin poder diferenciarse el arquitrabe del friso, ni éste de la cornisa, en que termina esta gran mole, por el estrago que le causaron el tiempo y el abandono. Pero se conserva la forma del arco del centro, cuyo espesor es de 18 pies, y su ancho de otros 18 pies con 12 pulgadas. Tal cual ahora está se debe su conservación al celo y reales órdenes del señor D. Carlos III. (6) MADOZ: Diccionario Geográfico, 1849, pág. 502. El caudaloso Llobregat cruza el partido de San Clemente de N a SE; a su margen derecha tiene los pueblos de Abrera, Martorell, junto a cuyos muros se le incorpora el río Noya, sobre el cual hay un puente a la entrada de esta villa; y en la confluencia de ambos se halla el soberbio puente nombrado del Diablo, notabilismo, por su elevación, longitud y solidez y por sus recuerdos históricos; en uno de sus lados se ve un arco triunfal, y en la piedra del centro la siguiente inscripción: «por los años de 535 de la fundación de Roma, fue construido este admirable puente por el gran Anibal, capitán cartaginés, e hizo erigir el arco triunfal, que aún existe a su salida, en honor de su padre Amílcar. Despues de 1215 años de duración, se hallaba su fábrica muy maltratada y en estado de arruinarse enteramente; pero a fin de conservar un momento de tan rara antigüedad, lo mandó restablecer en este año de 1768 la Magestad D. Carlos III, Rey de España, a solicitud del excelentísimo Sr. Don Juan Martín Zermeño, comandante general del Cuerpo de Ingenieros». (7) P. PIFERRER: Cataluña: sus monumentos y artes. Barcelona. En Martorell podrá contemplar el llamado Puente del Diablo, atrevida construcción que comunica las dos orillas de Llobregat. Relacionándolo con la antigüedad de la villa se ha atribuido constantemente a esta obra gran antigüedad, suponiéndola construida por Aníbal el año 535 de la fundación en Roma. Esta tradición no ha podido confirmarse en manera alguna, sólo sí es indudable que el puente, por lo que se observa en sus bases y en el arco que hay en su entrada, se debe a los romanos, habiendo sido reedificado en la Edad Media. Aparece, en efecto, esta última circunstancia de la orden dada

Capítulo VII. Puentes de la provincia tarraconense

por el Rey Don Pedro el Grande en 7 de las calendas de enero de 1283 respecto a las garantías de los que en él trabajaban. Otra reparación sufrió también en el siglo pasado, en tiempo del Rey Don Carlos III, y a solicitud de Don Juan Martín Zermeño, comandante general del Cuerpo de Ingenieros, según consta de una inscrip-

ción en la cual se consignaron los falsos datos de la fundación por Aníbal y otras circunstancias. Consta el puente de dos grandes arcos apuntados, y otro menor, teniendo la obra una altura máxima de 108 pies por 15 de anchura en la parte mayor.

Grabados PUENTE DE MARTORELL [1] A. DE LABORDE: «Vista del Puente de Martorell y de la Montaña de Montserrat» (en español, francés e inglés). Desiné par Moulinier. Gravé par Duqueauvillers.

Voyage Pittoresque et Descriptive de l’Espagne.– Tomo I.–Puente del Diablo.–Martorell.–Láms. XVI, XVII y XVIII.–1806. (Sirve también a los tres grabados anteriores).

Vista del puente desde aguas abajo a nivel de la carretera general que va por la margen derecha.

[4] F. X. PARCERISA: Recuerdos y bellezas de España.–Barcelona, 1842. Dibujado del natural y litografiado por F. X. Parcerisa.

[2] A. DE LABORDE: «Vista del Puente y del Arco triunfal de Martorell» (en español, francés e inglés). Dessiné par Moulinier. Gráve a l‘eau forte par Malbeste. Terminé par Duqueauvilliers. Vista en escorzo del puente desde la orilla izquierda a nivel del camino que pasa por él, viéndose en primer término el arco triunfal. Al fondo, la montaña de Montserrat y el río Llobregat.

«Vista de lado desde el camino que entra al puete por el lado del arco triunfal». [5] Crónicas de España.–provincia de Barcelona.– Tomo X.–Pág. 129.–Madrid, 1870.–Soriano. «Puente del Diablo en Martorell».

[3] A. DE LABORDE: «Detalles y cortes del Puente y Arco triunfal de Martorell» (en español, francés e inglés). Léger del. Reville sculp.

[6] España: su monumentos y Artes.–Pi Ferrer & Pi Margall.– Tomo II.–Tomo Cataluña.–2.ª edición.–Barcelona, 1884.–Pág. 547.

Planta y alzado del puente, planta y alzado del arco triunfal y un detalle del basamento de éste.

Viñeta de comienzo de capítulo con un escorzo del puente análogo al de Laborde.

PUENTE DE MANRESA SOBRE EL CARDONER [7] Atlante español, Espinal y García, 1778-1795.

[11] «Vista general de Manresa», por F. Pérez y J. Donon.

[8] E. H. LOCKER: Views in Spain. «Vista de Manresa». Londres, 1824.

[12] «Manresa in Spanien», grabado alemán del siglo XIX.

[9] F. X. PARCERISA: Recuerdos y bellezas de España. Barcelona, 1842.

[13] «Planos del puente» según el arquitecto Pons Sorolla. 1968.

[10] ROSELL: Crónicas de España. Provincia de Barcelona.– Tomo X.–Madrid, 1870.

PUENTE DE CARDONA SOBRE EL CARDONER

PUENTE DE LÉRIDA

[14] LABORDE: «Ciudad y castillo de Cardona y Montañas de Sal». 1818. Moulinier del Legrand sculp.

[18] Atlante español, de Espinal y García. 1778-1795.

[15] FATJO: «Cataluña: vista de Cardona». A. Fatjó, dº; A. Roca, gº.

PUENTE DE SAN JUAN DE LAS ABADESAS [16 y 16 bis] «Planos del puente» según el arquitecto Pons Sorolla. 1972.

[19] LABORDE: «Vista general de Lérida». 1818. Ligier del Dequeauvillers sculp. [20] F. X. PARCERISA: Recuerdos y bellezas de España. Barcelona, 1842. Vista de la ciudad con el puente y el río en primer término. [21] y [22] «Puente de Balaguer». Grabados de autor desconocido.

PUENTE DE MONISTROL

[23] E. H. LOCKER: Views in Spain. Col de Balaguer. Londres, 1824.

[17] LABORDE: «Vista del puente de Monistrol y la montaña de Montserrat». Desiné par Moulinter. Gravé par Dequevauviller.

[24] «Puente del Diablo entre Ocaña y la Seo de Urgel».

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VIII

Puentes de la región de Navarra

Vías romanas según Altadill

En la zona correspondiente a Navarra tenemos un subsistema de vías romanas con una cierta independencia y, por consiguiente, con evolución propia. La zona queda limitada al N. por la barrera de los Pirineos, cuyo único paso antiguo dentro de ella es el de Roncesvalles (Summo Pyrineo); al S. tenemos el Ebro, en el cual hay dos pasos antiguos: uno en el límite occidental, el de Viana-Logroño, cerca del cual estaba el poblado de Vareia (hoy Varea), donde los geógrafos romanos daban el punto de partida del tráfico fluvial por el Ebro, en el otro extremo un paso por Tudela (antigua Tutelam) y quizás otro próximo a él (poco probable) en las proximidades de Alfaro, estableciéndose así comunicaciones N-S a través del río para buscar la vía romana del Ebro, es decir, la número 11 del Itinerario. Existía otro paso del Ebro entre Lodosa y Alcanadre, pero era el del acueducto de la conducción de Calagurris (hoy Calahorra) del cual quedan ruinas y que era realmente un puente-sifón que llevaba el agua entubada y a presión, no muy alta, pues el agua se llevaba en tubos cerámicos. No creemos que habría paso de peatones por la galería visitable donde iban las tuberías del sifón (ver Acueductos Romanos en Hispania, por C. Fernández Casado). La calzada entre Roncesvalles y Vareia (Logroño) la encontramos en la Edad Media convertida en el eje principal de las peregrinaciones de Santiago, pasando por Pamplona (antigua Pompelone) y por Estela (Stella), y cruzando el Arga por el puente de la Reina (Ponte Regina, siglo XII) después de haber atravesado una pequeña sierra por el puerto del Perdón (nombre dado por los peregrinos de Santiago). Desde el paso del Arga el camino de Santiago se orienta ya en su verdadera dirección E.-O. a buscar el paso del Ebro por Logroño, ciudad que es de origen medieval. Aunque esta vía no figura en el Itinerario de Antonino, nada más que en su trayecto Summo Pyrineo-Pompelone, parece lógico que existiera una comunicación romana N-S para enlazar el paso del Pirineo con la vía del Ebro, siguiendo a grandes rasgos la orientación geográfica del río Arga, y así, tanto Altadill (1923) como Urabayen la dan, el primero haciéndole pasar por Milagros (Ercovia) para llegar a empalmar en la mansión de Gracurris (hoy Corella), debiendo

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Historia del puente en España. Puentes romanos

cruzar el Ebro en las proximidades de Alfaro. Urabayen da una versión análoga, añadiendo una bifurcación al final para separar una dirección N-S que cruzaría el Ebro por las proximidades de Alcanadre, lo cual no parece lógico, pues tendría que atravesar las cuencas del Arga y del Ega y, además, como ya hemos dicho, ese paso era el del acueducto de Calagurris. Tampoco resulta muy racional el trayecto actual desde Roncesvalles a Pamplona, con tantos cruces del río Arga. Creemos que el camino primitivo cruzaba el Arga y bajaba directamente a Zubiri, para volverlo a cruzar por el puente allí existente y seguir hasta Pamplona por la orilla derecha de este río, asomándose a Pamplona por el puente de la Trinidad. Cuando se convirtió en ruta jacobea, los pueblos creados a lo largo ejercían su atracción y le obligaron a cambiar de orilla repetidas veces. Otra vía romana que da Altadill y que reproduce con ligeras variantes Urabayen sigue siendo dirección muy próxima a la N-S, desviándose de la principal en Iturisa, muy cerca del puerto, para dividirse en dos después del paso de Lumbier (Ilumberri) dirigiéndose por un lado a Jaca y continuando en la otra rama la dirección N.-S. para salvar el Ebro por Tudela, donde tenemos el puente medieval que hoy sirve después de numerosas reconstrucciones y que pudiera tener antecedentes romanos, aunque después de un estudio minucioso (con motivo de un proyecto para acomodación del mismo al tráfico actual) no hemos encontrado fábricas romanas, en un rompecabezas de arcos y pilares de distintas épocas. Otro paso del Pirineo debía realizarse por la garganta del Roncal, donde existe un puente de un solo arco de medio punto cerca de Isaba. En realidad, si nos limitamos al Itinerario de Antonino, la única vía romana que en él figura pasando por nuestra zona es la número 34, denominada de HispaniaAquitaniam ab Astúrica que baja del puerto pirenaico Summo Pyrineo, que puede ser Alduides o Roncesvalles, siendo la última mansión del lado acá de los Pirineos la de Iturisa, que es válida en las hipótesis de ambos puertos y desciende hacia Pamplona por Viscarret, cruzando el pueblo actual de Zubiri, de ascendencia medieval, con etimología «junto al puente» que también existe. Este puente, con un arco de medio punto y otro ojival, puede muy bien ser romano, pues ya estaba antes de aparecer el pueblo, y el arco de medio punto parece romano o por lo menos no es ni medieval ni moderno. De Pamplona sale la vía que estudiamos en dirección E-O a alcanzar la mansión Araceli, hoy Huarte Araquil, con un puente muy destruido sobre el río Araquil y continuar en las zonas llanas alavesas, pasando por Trespuentes, por existir las ruinas de varios puentes, aunque en la actualidad sólo son dos: el llamado de Villodas y el que bárbaramente conserva el nombre antiguo de la mansión del Itinerario (Trespuentes) junto a Iruña. En esta red de caminos antiguos con pretensión de vías romanas, y desde luego medievales con seguridad, vamos encontrando diversos puentes cuya filiación, podemos establecer a base de su probabilidad o descarte total de ser romanos, apuntando también, entre las probabilidades, el sustituir a uno romano desaparecido sin dejar rastro. Consideramos como romanos el de la Trinidad, en Pamplona; el de Huarte-Araquil, cerca de Araceli, ambos en la vía romana número 21 del Itinerario y con estilo muy característico en los arcos de medio punto que conservan; también el de Cirauqui

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Capítulo VIII. Puentes de la región de navarra

en su primera versión de arcada de medio punto, el cual, situado en un camino local, pasó a formar parte del camino de Santiago. También el de Lumbier, en la salida del de Isaba cerca de la Hoz del río Irati y cerca de Ilumberri, que está situada en el camino romano propuesto por Altadill desde Summo Pyrineo al Ebro por Tudela, y que tiene una bifurcación a poca distancia del puente y se dirige sin perder latitud hasta Jaca (Iaca). Puente de Zubiri

Puente de Zubiri

Asimismo y simplemente por tipología característica del puente romano de un solo vano, con marcado lomo de asno, el de Orcoyen y el de Isaba sobre el Esca, en el valle del Roncal. Después hay una serie de puentes pequeños verdaderamente atípicos que pudieran ser romanos o de otra época, e incluso reconstruidos, puesto que por su pequeña importancia no exige gran esfuerzo su reconstrucción y la habilidad creada por el camino a que sirven les va exigiendo utilizarlos a sucesivos usuarios.

Vista general y detalles del puente de Tudela

Puente de Tudela El puente actual de Tudela no atestigua nada romano en sus fábricas aparentes que son de sillería medieval, ni tampoco en el estilo de pilas y arcos, pero indirectamente al evidenciar que es medieval de alta Edad Media nos plantea la exigencia de que sea romano, pues en esta época que puntualizamos es difícil que los artesanos medievales tuvieran arrestos para imponerle un puente al río Ebro. Los arcos en ojiva están construidos premeditadamente, mientras que los de medio punto no parecen genuinamente romanos.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de la Trinidad

El más interesante de todos éstos es el de la Trinidad sobre el río Ulzama, a poca distancia de su desembocadura en el Arga. Consideramos que está encajado en la vía del Summo Pyrineo a Pompelone, en un lugar de gran belleza que le da la cascada final donde se despeña el río antes de su desembocadura en el Arga. El puente tenía cinco vanos, uno de los cuales está salvado actualmente por un tramo de madera y probablemente corresponde a destrucción de un arco cuando las guerras carlistas o la de la Independencia. El arco inmediato al desaparecido, cuya perfección lo acredita de romano por sus paramentos perfectamente planos, en ambos frentes, tiene perfil en medio punto bastante correcto, dovelas de buena proporción y con aparejo muy regularizado. El arco siguiente hacia la margen izquierda tiene un perfil menos regular y su clave desciende bastante, acreditando una silueta en lomo de asno acusado que evidentemente se corrigió después para acomodarlo a un tráfico más exigente creciendo los tímpanos. El haber construido aguas abajo una pequeña presa que eleva el nivel de las aguas ha inundado la zona del puente, quedando sumergidas las pilas y en este arco también los arranques de la bóveda, lo que acusa un rebajamiento que no era tan exagerado originalmente. Los dos arcos de extremidades tienen una factura totalmente distinta; ambos son rebajados con un perfil irregular y unas dovelas de menor espesor y mayor canto que las de los otros dos, lo que nos da razón para suponerlos reconstruidos en época posterior, aunque incierta. El puente está junto a la ermita de la Trinidad, que le da nombre, y en un cerro próximo

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Puente Isaba, en la garganta del camino del Roncal a Francia

Capítulo VIII. Puentes de la región de navarra

se ven ruinas de un castillo o fortificación que debía defender esta entrada de Pamplona. Altadill indica que pudieran ser romanas. La situación del puente nos indica que la vía romana venía hacia Pamplona por la margen derecha del Arga y aprovechaba la zona reposada del Ulzama antes de su pequeña cascada para salvarlo, aunque tenía luego que cruzar el Arga para entrar en la ciudad. Esto podía hacerlo por el medieval de Burlada viejo, puente antiguo aunque sin restos romanos en la actualidad. Esto podía hacerlo por el resto de esta clase en los medievales de Pamplona, si bien Altadill cree que debe haberlos en el de la Magdalena, que es el más antiguo, pero nosotros lo consideramos de traza románica auténtica y consta que sirvió al camino de Santiago.

Vistas generales del puente de la Trinidad desde las márgenes izquierda y derecha y arcos centrales desde aguas abajo

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de la Trinidad. Arco extremo, orilla derecha y vista desde aguas arriba

Puente de Cirauqui

En orden de seguridades, el otro puente navarro que consideramos romano es el de Cirauqui, que pasó a integrar el camino de Santiago, ya que parece ser que esta vía utilizó trozos de caminos anteriores ya consolidados. Queda entre Pamplona y Estella en un pequeño arroyo afluente del Salado y casi en línea recta con un puente ojival que salva este río también para el camino de Santiago. La arcada principal con 8,70 m de luz y de gran altura sobre el cauce tiene todas las características geométricas, de aparejo y buena talla, que corresponden a una obra romana. La anchura de la obra, como la de la calzada, es muy reducida, de unos 2,5 m. La rasante primitiva, que ha quedado perfectamente marcada, se alteró al elevar los tímpanos probablemente por ambos lados, aunque sólo han permanecido en uno de los frentes, donde se ve la diferencia de mampostería, de mayor tamaño y sin marcar hiladas en la adición. Esta se corona actualmente por una archivolta saliente en arco carpanel, sobre la cual habría su correspondiente tímpano, ya que se ven algunos sillares en la zona de arranque de dicha archivolta que desborda la arcada actual y va a apoyarse directamente sobre el terreno.

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Vista desde aguas abajo

Vista desde aguas arriba

Capítulo VIII. Puentes de la región de navarra

Arco desde aguas abajo

Arcada del puente desde aguas arriba

La única hipótesis de esta superposición, que debe datar de la Edad Moderna, sería una rectificación de rasante para ganar más suavemente el desnivel que existe a ambos lados de la arcada primitiva, pero tampoco se ve esto muy claro situándose sobre la calzada antigua. Yo creo que se intentó algo que no se llevó a cabo, pues aunque se ha deteriorado toda la bóveda del frente opuesto al que describimos estrechándose un poco la ya estrecha calzada, no ha perdido sus posibilidades. En la actualidad existe un camino que utiliza parte de la explanación antigua, pero a la hora de salvar el arroyo da un rodeo, no necesitando mantener la altura. La vía romana en la zona del puente con pavimentación posterior

El nivel antiguo de la vía con la coronación postiza

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Cohaya, según E. H. Locker [1]

Puente de Noain, según E. H. Locker [2]

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Capítulo VIII. Puentes de la región de navarra

Puente de la Reparacea

Vista general desde aguas abajo

Un puente muy interesante en el camino romano que debía bajar del pueblo de Velate para seguir el curso del Bidasoa hasta Oyarzun, pasando por el actual cruce de Santisteban es el que ya estudiamos en este trabajo donde lo hemos descrito con la extensión posible como puente de la Reparacea, en el valle de Berlizarana junto al palacio de la Reparacea, con un hermoso arco de 22,10 m de luz, arrancando del nivel de aguas y coronado mediante tímpanos que dan rasantes con marcado lomo de asno. Según Altadill existía un puente gemelo próximo al anterior en Oharritz, que fue arrastrado por una avenida del río en los años de la segunda década del siglo. Debe ser el que aparece en el grabado de Locker, situándolo en Cohaya, que reproducimos y del cual Altadill da una foto en su Geografía navarra.

Puente de Orcoyen

El puente de Orcoyen es también del tipo de un solo arco, arrancado del nivel de aguas; tiene una luz de 10 m, los tímpanos que se desarrollan ampliamente con doble vertiente no llevan ningún aligeramiento y da una longitud de 31 m. Tenemos otro puente de un solo vano en el antiguo camino del Roncal a Francia, cerca de Isaba, con un hermoso arco atravesando la corriente y un segundo arco paralelo al río que permite el desagüe de la ladera en dirección perpendicular. Está en el río Esca y por debajo de él pasaban las almadías que llevaban los troncos cortados en los bosques del Irati.

Vista desde aguas abajo

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Lumbier

Se relaciona con el Irati el puente de Lumbier que está en un paisaje muy espectacular a la salida de la foz de este río, aunque actualmente sólo quedan los arranques del arco avanzando en voladizo desde ambos lados sobre las cortadas del río.

Puente de Huarte-Araquil

De los otros puentes sobre la vía número 34 De Hispania in Aquitaniam-Ab Astúrica Burdigalam del Itinerario, uno de ellos fue localizado por Altadill como el existente sobre el río Araquil, en una garganta angosta por donde actualmente pasan el ferrocarril, la carretera de Huarte-Araquil y el propio río. Dadas las dificultades que se presentan en la ladera izquierda por los escarpes y cortes peñascosos de las estribaciones orientales de la Sierra de Andía, la carretera ha de cambiar la ladera, pasándose a la margen derecha, mucho más adecuada para su encaje. En tiempo de Altadill (1889) quedaban cuatro arcos de medio punto, y un tramo metálico sustituyendo al arco central, de mayor luz, volado en los comienzos de la última guerra carlista. Debió tener cinco ojos con 4,5 m de anchura y unos 80 m de longitud. Este puente está en un tramo donde se descubren restos de la vía romana citada, debiendo estar en sus proximidades la decimosexta mansión: Araceli, que el mismo

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Puente de Huarte-Araquil

Capítulo VIII. Puentes de la región de navarra

Puente río Arga

autor la hace coincidir con el pueblo de Huarte-Araquil, pueblo obtenido, en el año 1359, por concentración de pequeñas poblaciones diseminadas para defenderse de las constantes invasiones de los guipuzcoanos. Saavedra sitúa dicha mansión en Arbizu, a unos 6 km de la anterior, y Blázquez en la moderna villa de EcharriAranaz, todas ellas a orillas del río Araquil y en la carretera actual que debe seguir la vía romana; pero la versión más probable es la del primero de los pueblos citados, que defiende Altadill, reforzado por Ceán Bermúdez, Madoz, la Academia de la Historia, Moret y Madrazo. El lugar donde se encuentra el puente corresponde al paso denominado de Osquia, cerca del cual el ferrocarril tiene que internarse en túnel para evitar lo angosto del mismo.

Camino a Biurrum-Navarra

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IX

Región Aragonesa y región del Ebro

La silueta, casi en paralelogramo, de Aragón la corta por su cintura el río Ebro, constante en su dirección Noroeste-Sudeste, que divide además casi por una mediana el triángulo equilátero de la provincia de Zaragoza, a la que enchufa con la región natural de la Rioja (logroñesa-alavesa-navarra), dejando así artificialmente centrada la ciudad de Zaragoza en el conjunto de toda esta superficie. Así, Zaragoza (Caesar-Augusta = Kassar-Augustá) se convierte en un punto de irradiación de vías romanas para toda la zona. Además, ésta encierra el tramo más importante del río Iberus (Ebro), que señala una de las extensiones más romanizadas de la Península, donde tenemos actualmente, alineados en su cauce, los pueblos riojanos de: Haro, Logroño, Calahorra (Calagurris), Tudela (Tutelam) y Alfaro (Gracurris) para terminar en Zaragoza y escapar de la región pasado Caspe; no dejando después fuera de la región otro pueblo importante que el de Tortosa (Dertosa), mansión en la vía romana de la costa y que más bien señala la circunstancia natural de comenzar la zona final del río, es decir, su delta más o menos consolidado. La vía de comunicación más importante que parte de Zaragoza es, naturalmente, la que aprovecha la comunicación natural que es el río Ebro, y que podemos denominar con el nombre propio del río. Va desde Cesar-Augusta a buscar Virobesca (Briviesca) para seguir desde allí a Astorga (Astúrica); es la número 32, del Itinerario de Astúrica a Tarracone. Esta vía número 32, en la misma mansión de Virobesca, se bifurca constituyendo la número 34, es decir, la de Astúrica a Aquitania por Summo Pyrineo, pasando

Región central del Ebro con la vía romana paralela y los puentes a que dan origen, según M. A. Martín Bueno

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Historia del puente en España. Puentes romanos

por Pamplona (Pompelone) y, además, por las mansiones ya mencionadas de Calagurris, Tutelam y Gracurris, en la segunda de las cuales tenemos un puente auténticamente medieval con posibles antecedentes romanos, no aparentes después de concienzuda exploración por nuestra parte, y en la tercera la tradición de un antiguo puente de paso sin restos actuales. Al cruzar el Ireguam afluente de la orilla izquierda, en cuya desembocadura se fijó el poblamiento primitivo de Vareia, que señalaba el límite superior de la navegación fluvial, según el geógrafo Mela. Después de pasar Logroño (actual) la vía romana se despegaba del río, situándose a mayor distancia de él, y deja a poca distancia el enigma de la «Puente de Mantible», donde hay unas hermosas ruinas dentro del cauce, que no se enlazan con ningún camino transversal, teniendo en la orilla alavesa el solo vestigio humano del pueblecito de Assa sin comunicaciones fáciles. Esta zona del Ebro debió ser muy movida en toda la Alta Edad Media por las frecuentes correrías de moros y cristianos que utilizaban todos los pasos disponibles en el río y no sólo puentes sino también vados practicables según la estación del año. La segunda vía, partiendo de Zaragoza, es la que sigue a grandes rasgos el curso del río Gállego en una primera zona, pero luego se endereza en dirección de un meridiano y se deja guiar por el Aragón, al que cruza cerca de Jaca (Iaca) por un puente que sigue en servicio actual. La tercera vía, que irradia de Caesar-Augusta, se dirige hacia el centro de la Península (Titultia) y tiene dos ramales de partida, uno que utiliza la calzada del Ebro, ya tratada, de la que se desprende en su primera mansión aguas arriba (Caravi) y desde allí se encauza por las cuencas de Jalón-Henares-Tajuña, y otro ramal que desde Zaragoza, por los llanos de la Muela, va a empalmar con el anterior en la mansión de Nertóbriga (Calatorao) junto al Jalón. La última vía irradiada es un trozo de la número 32 del Itinerario, denominada de Astúrica a Tarracones y va de Zaragoza a Tarragona, pasando por Huesca (Osca) e Ilerda (Lérida). Atraviesa todos los afluentes importantes del Cinca, que son el Iruela, el Alcanadre y el propio Cinca, con un puente en el segundo, consignado por Plinio cerca de Pertusa, aunque no hemos conseguido descubrir rastro del mismo, y cruza al último cerca de Barbastro. Al final se encauza por el río Francolí, que desemboca en el mar junto a Tarragona. Un ramal de la tercera vía que se desprende de ella en Bilbilis (Calatayud, mejor Cerro de Bámbola) y pasaba por las mansiones de Carmo (Daroca) y Urbiaca (Cerca de Teruel) se dirige luego a Valencia. Sale de Bilbilis, encauzándose por el río Jiloca, donde hay dos puentes romanos de gran interés, Calamocha y Luco. Este último puede servir de prototipo a los de tres vanos con luz central mucho más importante que la de los vanos laterales que suelen dar simetría. La consecuencia de la diferencia de luces es la gran inclinación en lomo de asno de sus rasantes simétricas.

Puente de Zaragoza

El puente más importante de esta región es el de Zaragoza sobre el Ebro, que siempre estuvo donde el llamado puente antiguo o puente de piedra en la actualidad, pues

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Capítulo IX. Puentes de la Región Aragonesa y región del Ebro

Vista de Zaragoza del Atlante Español de Espinalt [3]

Vista de Zaragoza. Cuadro de Velázquez y Mazo. Museo del Prado [6]

su alineación viene determinada por el cardus de Caesar-Augusta, y como necesariamente tuvo que haber un puente en la época romana y anterior al Imperio, pues la ciudad se fundó por César-Augusto, primer emperador romano, y quizás por exigencia del puente que señalaba un lugar apto para fijación de poblamiento. Además, el río era navegable en esta zona y Caesar-Augusta era ya un verdadero nudo de comunicaciones, coadyuvando todo ello a determinar la elección del lugar que además está situado en el centro de una riquísima vega. La referencia más interesante a este puente es la que nos atestigua el cuadro de Velázquez y del Mazo que se conserva en el Museo del Prado. En este cuadro, visto desde aguas abajo orilla izquierda, aparece el puente roto en su zona central que limitan dos pilas muy voluminosas formando torres de viviendas, techadas con sendos

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Historia del puente en España. Puentes romanos

tejadillos y con vanos, ventanas y balcones asomándose al exterior. En el tramo no arruinado de la margen derecha tenemos cuatro vanos en arco de medio punto muy simples, dos de ellos sobre el agua y dos en seco. Los tímpanos son planos como los clásicos de puente romano, no sobresaliendo de ellos nada más que las pilas con tambores cilíndricos (hacia aguas abajo) y coronadas por sombreretes troncocónicos, las

Grabado de Laborde [4]

Puente de Zaragoza, según E. H. Locker, 1824 [5]

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Capítulo IX. Puentes de la Región Aragonesa y región del Ebro

Vista desde aguas arriba

que los conservan, pero siempre limitados por el plano de arranque de los arcos, detalles muy del estilo romano. Una de las pilas, la más cercana a la orilla frente a la ciudad, queda perforada por un arquillo de aligeramiento, detalle que parece más bien románico. En el tramo de margen derecha la estructuración arco-pila es más libre, pero las pilas no llegan a coronación. En un grabado que reproducimos aparece aguas abajo del puente de piedra otro con pilas de fábrica y tablero de madera y con una gran torre de entrada en la extremidad izquierda (lado ciudad), que nos da la pauta de cómo debían ser algunos puentes antiguos de los cuales sólo quedan las pilas sin restos de arcos. También aparece una barca de paso. El Ponlon n. 17. La ciudad de Zaragoza (Caesar-Augusta), fundada por César, de lo cual tenemos fecha, e incluso muy recientemente hallazgo de restos que sitúan una construcción romana entre la serie de restos cerámicos de la ciudad ibérica primitiva y los de factura propiamente romana. Pero del puente concretamente sólo tenemos referencias documentales desde la época musulmana, durante la cual hubo seguramente una serie de reconstrucciones, como ocurrió en el puente de Córdoba. Empezaría destruido, pues las sucesivas invasiones de los bárbaros causaron la destrucción de los puentes más importantes y hasta la consolidación de la civilización musulmana no se dieron la técnica y la economía necesarias para emprender las obras de reconstrucción que precisaban los puentes romanos de los ríos importantes de nuestra nación. Las primeras noticias de nuestro puente son las de la destrucción en 827-8 y su reconstrucción por Abd al Rahman II en 839, probablemente para asegurar la expedición de verano de su hijo Al Hakan. Subsistía cuando la reconquista por Alfonso I en 1118. Se vuelve a tener noticia de un hundimiento en 1143. En 1269 aparecen noticias de un puente de barcas que debía funcionar en las épocas de rotura del puente

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Vista desde la orilla derecha, aguas arriba

de fábrica, aparte de que este mismo debía experimentar reconstrucciones parciales con tramos de madera. Así, en 1435 se hunde uno de los arcos, constando su reconstrucción de 1437 en una lápida que recoge Ponz, lápida que exagera el cometido dándolo por construido en dicha fecha. En 1643 se desploma otro arco que aparece en reparación en el cuadro de Velázquez y Mazo. Quedó listo de nuevo en 1659. Los franceses, al retirarse volaron el último arco, que se reconstruyó en seguida, aunque en el dibujo de Locker aparece con cimbra de madera. Parece evidente que el puente fue romano en su iniciación, ya que en el intermedio romano-árabe no hay posibilidad de realizar totalmente una obra pública tan importante. Tiene 7 arcadas de arcos de medio punto, con tajamares triangulares de factura muy desigual hacia aguas arriba y espolones semicirculares hacia aguas abajo más regulares que los de aguas arriba. Tuvo edificaciones sobre las pilas del arco principal que se derribaron en el siglo actual cuando la última reparación importante.

Detalle de la zona central

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Capítulo XIX. Región aragonesa y región del Ebro

No hemos encontrado nada auténticamente romano, por lo cual lo estudiaremos con los puentes romanos - medievales - modernos.

El puente de Mantible sobre el Ebro (*)

No vamos a detenernos en explicar qué significa la adjudicación de este sobrenombre al puente en cuestión, pues ya lo hicimos al tratar del puente de Alconétar sobre el Tajo, al que también se le dio dicho denominativo en el siglo XIX. Este no tiene

otro nombre, pues no ha sido tomado en consideración hasta fechas muy recientes. Yo me encontré con él en el Simposio de Arqueología romana de Segovia a través de la ponencia comunicada por los señores Manuel A. Martín Bueno y J. Gabriel Moya, con el título del propio denominativo, aunque ya habían publicado un trabajo en la revista de Estudios de Arqueología Alavesa en 1972. Según se indica en este mismo trabajo ya se habían referido al puente: Antero Gómez, en el año 1857 (Logroño y sus alrededores), su hijo F. J. Gómez (Logroño histórico, 1893-95), y Moreno Garbayo (Apuntes históricos de Logroño, 1973). Otra referencia de E. Enciso (Laguardia en el siglo XVI) indica que estaba arruinado a mediados del siglo XV. (Todas estas referencias están tomadas del citado trabajo de Bueno y Moya). Estos autores nos dan un alzado y planta del puente reconstruido muy bien interpretado (a excepción quizás del arquillo de tímpanos sobre la pila tercera que parece * Hemos utilizado para la redacción que sigue el trabajo, que citamos, publicado en Estudios de Arqueología Alavesa, tomo V, 1972, publicado por Manuel A. Martín Bueno y José Gabriel Moya, con el título: «El puente Mantible», que fue también presentado al Simposio de Arqueología Romana de Segovia.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

tener un vano excesivo), pues encontraron restos de casi todas las pilas o huellas en la roca de cimentación, de las cuales deducen las luces de todos los arcos que a partir de la orilla izquierda son: 9,45 + 30 + 20,50 + 14,75 + 14,80 + 15,10 + 7 m, y los macizos de sus pilas, a los que corresponde longitudes de 6 + 5,87 + 8,40 + …4 + 3. Los estribos son simples muros rectangulares de la misma anchura que el puente, con longitudes de 11 m el de orilla izquierda; en el de la derecha no puede apreciarse su longitud, pues una parte se ha destruido por las labores agrícolas. La anchura del puente es de 5 m. El puente que tratamos es indubitablemente romano. Es un caso donde teniendo una falta total de fuentes documentales e incluso de referencias hasta épocas relativamente recientes, se puede asegurar que es romano por pura confrontación de los detalles estilísticos con los prototipos que hemos seleccionado en nuestros primeros capítulos. Tenemos un puente de gran longitud resuelto por subdivisión de la misma en los vanos necesarios para el desagüe con un vano principal en la zona de mayor violencia de las avenidas normales. Este arco arranca del nivel de aguas normales determinando la altura de rasante máxima que corresponde a su eje, desde la cual decrecerá hacia ambas márgenes con inclinaciones convenientes para llegar a apoyarse sobre el terreno o con terraplenes a salvo de máximas avenidas. El cuerpo del puente, es decir, de arcos y tímpanos, está delimitado por dos planos verticales paralelos, de los cuales sólo resaltan los tajamares y espolones de las

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Alzado y planta del puente de Mantible, según M. A. Martín Bueno y J. Gabriel Moya

Izquierda El primer arco desde aguas abajo

Derecha Los arcos tercero y primero desde aguas arriba

Capítulo IX. Puentes de la Región Aragonesa y región del Ebro

Vista general de las ruinas desde aguas abajo Vista desde el centro del río, según Martín Bueno y Moya

El arco tercero desde aguas abajo

pilas, cuyo cuerpo rectangular rebasa de ambos, y se prolonga aún aguas arriba en sombreretes piramidales que terminan en los umbrales de los arquillos de aligeramiento de pilas, que forman huecos puramente estéticos con una gran esbeltez de silueta, como se deduce en los tres de las pilas conservadas, por lo cual puede suponerse con bastante verosimilitud que existirían en las otras tres pilas donde han desaparecido. En las extremidades correspondientes a los estribos no hay por qué aligerar tímpanos y así se comprueba en el de la extremidad izquierda. En cuanto a las fábricas conservadas existen marcadamente dos calidades: las de zona de pilas con sus correspondientes tajamares que tienen sillares de escuadrías del orden de 2 a 1 y son bastante homogéneas y bien aparejadas, cualidades indudablemente de fábrica romana. A estos mismos modelos responden las de buena parte de la bóveda del primer arco y la totalidad de las del tercero. Indudablemente que aquél ha debido reconstruirse en su zona central con dovelas más alargadas y descuidadas y de peor asiento. Lo mismo ocurre en las zonas altas de tímpanos donde se ve que los hilares han sido repuestos. Resulta muy extraña la situación de este puente, actualmente tan alejado del sistema de comunicaciones vigente, no siendo tampoco fácil encontrarle un encaje en las comunicaciones antiguas, pues las condiciones naturales de su entorno en la margen izquierda del río no se prestan a ello. Pero representa uno de los varios tanteos efectuados hasta dar con el punto de paso del Ebro para dicha comunicación que oscila desde Assa a Vareia para fijarse definitivamente en Logroño, que será la ciudad correspondiente al organizarse el camino de Santiago. En Vareia sitúa Estrabón el límite superior de la navegación del Ebro, y esta circunstancia del cambio de condiciones del río puede haber determinado una fijación

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Historia del puente en España. Puentes romanos

de poblamiento pero no un puente de paso, pues la fijación se realizó en la margen derecha, la misma por donde pasa la vía romana del Ebro. Martín Bueno refiere a este paso la expedición de Leovigildo contra la provincia de Cantabria y las incursiones de Gundemaro, Sisebuto o Wamba, lo cual significaría que estaba en servicio durante la época visigótica. En cambio durante la época musulmana, también el mismo Martín Bueno se inclina a considerar que el Ebro no se cruzaba en todo el trayecto de Miranda a Tudela, para luego tener el paso por Zaragoza. El puente de Logroño, atribuido tradicionalmente a Sto. Domingo de la Calzada, no estaría habilitado hasta finales del siglo XI (poblamiento de Logroño por Alfonso VI en 1095). El actual es del siglo XIX.

Otros puentes alrededor del Ebro

El mismo arqueólogo Sr. Martín Bueno ha estudiado varios puentes junto al Ebro en la zona correspondiente a la provincia de Logroño y que están situados en la vía n.º 32. Esta vía que va pegada al río en la zona comprendida entre Caesar-Augusta y alrededores de Logroño (Varea), se separa del río a partir de este último lugar y no sigue la carretera actual que fue ya camino de Santiago. El más importante de estos puentes, especialmente en cuanto a longitud, es el de Agoncillo, aunque el más interesante por sus características y buena conservación, es el de Cihuri, que sigue en servicio para salvar el río Tirón cerca de la confluencia de éste con el Oja, que da nombre a la región (La Rioja). Puente de Agoncillo

El de Agoncillo, a juzgar por las ruinas de pilas y estribos muy deteriorados que es lo que permanece todavía en pie, constaba de ocho arcadas con arcos de medio punto arrancando a poca distancia del terreno con luces variando desde 10,5 a 12 m y una longitud de obra de unos 134 m y con una altura de 7,50 sobre el cauce, conservada en rasante horizontal. La anchura también constante de la obra es de 7,50. Las ruinas están desprovistas de sillares pero se puede apreciar que los pilares tenían tajamares triangulares que no llegaban hasta la coronación. Los cuerpos de pila tenían latitudes entre 4 y 5,50 metros. No quedan datos para asegurar la época de su construcción, si bien el hecho de carecer de arquillos de aligeramiento de tímpanos y tener rasante horizontal nos llevan al prototipo de Salamanca, o sea no más atrás del siglo II d. C. (Tomado de Martín Bueno. Puentes romanos en la Rioja.)

* Para la descripción de los puentes de Agoncillo y Cihuri hemos utilizado el trabajo: Nuevos puentes romanos en la Rioja, publicado en Estudios de Arqueología Alavesa, tomo VI, 1974, por Manuel A. Martín Bueno. También hemos utilizado los dos dibujos y alguna fotografía. Asimismo, se dan en el citado trabajo del Sr. Martín Bueno, detalles con foto y dibujo de un arco romano correspondiente a las ruinas y de un puente sobre el río Alhama, en Alfaro, las del puente de Cihuri que describimos a continuación y las del puente de Sajazarra sobre un arroyo a la entrada de dicho pueblo.

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Capítulo IX. Puentes de la Región Aragonesa y región del Ebro

Vista general de las ruinas Alzado y planta del puente de Agoncillo, según M. A. Martín Bueno

Varias vistas de las ruinas del puente de Agoncillo

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Cihuri

El puente de Cihuri, que se conserva muy bien y tiene verdadera belleza, se corresponde a uno de los prototipos que ya adoptamos en este trabajo con un arco central de medio punto arrancando del suelo y acompañado de un arco a cada lado de mucho menor radio, dando lugar a que las rasantes de la obra se dispongan en doble vertiente con lomo de asno acentuado. Otros detalles estilísticos son los de disponerse las dovelas del arco central en dos roscas, la superior de menos espesor, sobresaliendo netamente del plano de tímpanos que coincide en lo demás con los otros elementos Vista desde aguas arriba

Vista desde aguas abajo

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Capítulo IX. Puentes de la Región Aragonesa y región del Ebro

Alzado desde aguas arriba y planta, según M. A. Martín Bueno

de la obra, tímpanos y cuerpo de pilas, los cuales se prolongan en el pilar izquierdo en tajamares triangulares tanto aguas arriba como aguas abajo. Los arcos menores son muy diferentes, pues uno es apuntado en ojiva buscada, indicando reconstrucción posterior; mientras que el otro de medio punto con dovelas y sillares de jambas, armonizando mejor con el resto de la estereotomía pudiera ser originario, pues corresponde al lado más defendido de la violencia de la corriente al estar además en una orilla elevada del fondo por un escalón de roca. Este arco no rasga los tímpanos, pues se eleva sobre basamento de tres hiladas de piedra, con labra poco perfilada, dos de las cuales tienen sillares de mayores dimensiones que las de las otras zonas de la obra. Las luces de los arcos son: 1,80 + 9,00 + 3,86. Los arcos destacan netamente en la orilla izquierda donde se forma verdadera pila con tajamares en los dos frentes, mientras que a la derecha la pilastra que encuadra la pequeña arcada queda como adosada al tradós de la bóveda principal, detalle que encontramos también en el puente de Villa del Río, prototipo ya aludido. Por estos detalles estilísticos lo suponemos de principio del siglo I o algo anterior. (Tomado de la referencia citada).

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Provincia de Huesca Puente de Jaca

Para completar los puentes de la región aragonesa daremos cuenta de nuestro fichero particular de puentes romanos en las tres provincias (Huesca, Zaragoza y Teruel). En la provincia de Huesca tenemos al Norte el de Jaca (Iaca), que corresponde a una mansión de la vía n.º 33 del Itinerario, es decir, la de Caesar Augusta a Summo Pyrineo (esta vez se trata del puerto de Canfranc) y está sobre el río Aragón y precisamente en el punto donde la vía se pasa de la tutoría del río Gállego a la de este último río para después cruzar el Pirineo por el puerto recién indicado. Puente de Laspuña

En la ruta de Ainsa-Bielsa, sobre el río Cinca, tenemos el puente de Laspuña, debajo de la Peña Montañesa, en pleno Pirineo, que puede ser originariamente romano, como así parecen acusar pilas y estribos que son de fábrica distinta a la de tímpanos y bóvedas. Éstas son de varias roscas que se acusan en la archivolta, detalle poco romano. Desde luego proceden de reconstrucciones y alguna bastante reciente. Puente de Vero

También tenemos en la provincia de Huesca el puente del Vero, afluente del Cinca, en el camino de Alquezar a Barbastro, que actualmente tiene un arco de medio punto sobre el cauce de 18,90 m de luz, arrancando del nivel de aguas, acompañado por otro muy rebajado en la orilla izquierda que debía tener su simétrico en la otra orilla, pero está cegado por alguna reconstrucción y seguramente para dar consistencia al tímpano de ese lado, al que atacan directamente las avenidas. Lo hemos estudiado ya en el artículo, como correspondiente al prototipo de Cangas de Onís, de arco de gran luz

Puente del río Vero

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Puente de Laspuña sobre el Cinca en el camino de Alinsa a Bielsa (Huesca)

Puente de Vero. Vista general, según Tellería

Capítulo IX. Puentes de la Región Aragonesa y región del Ebro

con lomo de asno acentuado. Publicábamos entonces un dibujo y una fotografía que nos proporcionó nuestro compañero el Ingeniero de Caminos don Fernando Susin, y un grabado de la Historia de España de Menéndez Pidal (tomo VI, pág. 353). Hoy reproducimos otra foto de la primera procedencia (año 1965) y otra que nos ha proporcionado nuestro compañero el Ingeniero de Caminos Tellería. Puente del embalse de La Peña o puente del Diablo

Tenemos sobre el río Cinca embalsado por el pantano de La Peña un puente con esta denominación genérica cerca del Mediano (Huesca) y en el camino de Mediano a Palos. Tiene a la vista un hermoso arco de 29 m de luz, con altura desde intradós de clave al lecho del río de 22 m. El espesor del arco en clave es de 1,70 m. Reproducimos una foto de la Confederación Hidrográfica del Ebro, obtenida en mayo de 1936. Tiene dos arquillos de aligeramiento de tímpanos sobre la pila-estribo izquierda, que en su parte inferior se ensancha por escalonamiento de hilladas para aumentar la anchura de la base de apoyo. Estos arquillos tienen una luz relativamente importante, lo que es una característica más romántica que romana y los huecos llegan muy cerca de la archivolta de la bóveda principal. Estos detalles son más bien románicos que romanos, pues en ambas épocas se emplea el arquillo de aligeramiento, pero no conozco su duplicación en una misma pila en ningún otro puente, aunque aquí se trata de aligerar tímpanos sobre estribo y no sobre pila. Es curiosa, por su atrevimiento, la proximidad de la base del arquillo interno a la archivolta de la bóveda. Desde el punto de vista estructural, esta extrangulación fuerza a los esfuerzos de compresión a concentrarse dentro del arco propiamente dicho, pero esta intuición no podían poseerla ni los romanos ni los románicos. A favor de aquéllos tenemos otro detalle constructivo que es el de haber ejecutado la bóveda principal con una sola rosca de dovelas y con un aparejo muy bien enjarjado con el de las hiladas de tímpanos. También es perfecta la combinación de aparejos de los arquillos y la pilastra que los separa. Para terminar con los puentes de la provincia de Huesca recordamos el de Pertusa sobre el río Alcanadre para la vía n.º 32 (Cesar Augusta-Tarracone) que se cita por Ceán Bermúdez en Pertusa, mansión inmediata a la de Osca, en dicha vía y que Saavedra sitúa en un camino antiguo de Huesca a Monzón. Además, Arco de Garay, en su Catálogo Monumental de Huesca, indica que hay ruinas de un puente romano de piedra a la salida de Huesca.

Puente del Diablo sobre el río Cinca en Mediano (Huesca)

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Capella en el valle de Isabena. Vistas desde aguas arriba y aguas abajo

Puentes del río Esera. Puente de Besians Puente de Graus

Puente del valle de Isabena

Damos también un puente dudoso entre romano o medieval en el río Isabena, con un hermoso arco central, acompañado por una pareja de arcos de medio punto a los lados. Las diapositivas me han sido proporcionadas por el Ingeniero de Caminos E. Tellería. Puente del río Esera

Por último, damos también como dudoso el puente sobre el río Esera, muy parecido al anterior con su hermoso arco central un poco apuntado, acompañado por otros dos a los lados de medio punto. Las dos diapositivas reproducidas son de la misma procedencia que las del anterior. El río Esera confluye con el Isabena para ir ambos a desembocar al Cinca.

Provincia de Zaragoza

En la provincia de Zaragoza hemos tenido peor suerte y no hemos conseguido identificar las fichas de dos puentes que teníamos, el del barranco de la Aluenda y el de Sacedón. Nos queda el puente de la capital, ya analizado en este artículo, pero no de modo definitivo, pues esperamos hacerlo cuando estudiemos los puentes medievales.

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Capítulo IX. Puentes de la Región Aragonesa y región del Ebro

Provincia de Teruel Puente de Luco en el Jiloca

Puente de Luco. Vista desde aguas abajo

En la provincia de Teruel dimos ya en el artículo el puente de Luco sobre el Jiloca, que es un ejemplo perfecto del prototipo «Puente de Cangas», con arco central de 12,25 m de luz, acompañado por parejas de arquillos a ambos lados, pero no en simetría, unos de desagüe, arrancando directamente del cauce, incluso algo enterrados en él, y otros de aligeramiento de tímpanos, todos ellos muy bien aparejados, sobre todo en las archivoltas de bóveda y jambas de arquillos que difieren de las hiladas de sillería de tímpanos, por el cuidado de su traza y el terminado de los paramentos, casi pulidos en aquéllos. La clave de trasdós de la bóveda queda enrasada por las rasantes actuales del puente que ha perdido su pretil, excepto en uno de los arcos laterales que se ha quedado casi enterrado en la margen por sedimentación de los arrastres del río.

Puente de Rubielos sobre el río Mijares

Tenemos ruinas de puente aparentemente romano, a la salida de una garganta del río, Mijares, dentro de la cual existe otro puente que es por inscripción del siglo XVII, del cual damos también una foto para que sirva de contraste comparativo dentro del medio punto común con los puentes que damos en este capítulo como auténticamente romanos. Puente de Rubielos. Arranques del puente romano visto desde el puente actual

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Villodas. Vista general desde aguas abajo

Puente de Villodas desde el Zadorra. Vista desde la ciudadela de Iruña, aguas abajo, y detalle aguas arriba

Zona de Vascongadas Puentes en la provincia de Álava

Por contigüidad geográfica, pero principalmente por continuidad de la vía romana n.º 34 podríamos adicionar a la zona navarra los dos puentes de Villodas y de Tres Puentes que son romanos con bastante certidumbre, pues están acreditados por las referencias antiguas y modernas, por estar localizados con toda seguridad en dicha vía y por las características tipológicas de diseño y fábricas.

Detalle aguas abajo

PUENTE DE VILLODAS

El primero de ellos en el río Zadorra, con 10 arcadas de medio punto, excepto algunos reconstruidos en arco apuntado. Las pilas tienen tajamares triangulares hasta coronación lo que pudiera ser debido a la reconstrucción medieval en el estilo propio de la época. Las dovelas de los arcos tienen una estereotomía sana, con terminado tosco y abultado característico de las obras de ingeniería romana, pero en cambio los tímpanos son de un sillarejo poco cuidado y en gran parte parecen reconstruidos. Lo cita Altadill y lo recoge Gazola, que da una foto. Es monumento nacional n.º 8. PUENTE DE TRES PUENTES

Cercano a este puente está el de Tres Puentes, topónimo que debe referirse a los dos que estudiamos y a un tercero desaparecido. Tiene 13 vanos con características análogas al de Villodas. Es monumento nacional n.º 8. Lo cita Altadill, Mélida, Vega de la Hoz y Menéndez Pidal como puente romano.

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Detalle aguas arriba

Capítulo IX. Puentes de la Región Aragonesa y región del Ebro

Puente de Oiquina Izquierda Arco secundario desde aguas arriba Derecha Arco mayor

Puentes de Guipúzcoa PUENTE DE OIQUINA

Un puente que parece ser romano es el de Oiquina, en el río Urola, que desemboca cerca de Zumaya. Tiene dos arcos desiguales de 16,5 y 10,2 m de luces sobre pila de 4,10 dentro del río, arrancando el mayor del nivel de aguas y el otro del nivel de margen izquierda. La pila tiene tajamar triangular aguas arriba y recrecimiento rectangular aguas abajo. La boquilla del arco principal tiene una latitud de unos 80 cm sin resaltar del paramento, pero la zona central de la bóveda parece reconstruida utilizando las mismas dovelas; también parecen renovadas grandes zonas de los tímpanos. La rasante de calzada se mantiene casi horizontal en el arco mayor, pero realmente está quebrada a dos

Intradós arco principal

Vista general desde aguas arriba

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Historia del puente en España. Puentes romanos

aguas. Aunque el detalle de elevar el tajamar y el recrecimiento de aguas abajo hasta pretiles no es propiamente romano, puede serlo (recuérdese el puente de Alcántara), pero la perfección de los arcos no es de diseño medieval y la inclinación de los rasantes, tampoco renacentista. Este puente es análogo al que ya hemos descrito sobre el Nervión en Areta (Llodio) y se encuentra cerca de la línea de separación entre las dos provincias Álava y Vizcaya. También puede establecerse correlación con el de Ondárroa que analizamos a continuación. Puentes de Vizcaya

Descontando la vía número 34, De Hispania in Aquitaniam ab Astúrica-Burdigalam, que bajando de Summo Pyrineo (Roncesvalles) pasa por Pompelone, Araceli, Suessatio (en las proximidades de Vitoria) y sale de nuestra zona por Virobesca y Tritium para dar nacimiento a Burgos en época medieval, no tenemos otras vías del Itinerario de Antonino en las provincias vascongadas. La región de los vascones y la parte de los cántabros que nos corresponde estuvo poco romanizada (campaña de Augusto) y es una región muy montañosa para tener vías de comunicación importantes en aquella época. Debió haber un camino más o menos continuado cerca de la costa que tendría que cruzar los ríos Urumea, Oria, Urola, Deva, Nervión, Cadagua, Ason, Miera, Pas, Besaya, Saja, Nansa y Cares. PUENTE DE VITÓRICA

Hay que añadir a los dos puentes anteriores el Puente Vitórica situado en Areta (Llodio) sobre el Nervión. Debía tener dos arcos iguales encajados en los escarpes de las laderas y articulados en pila central que se conserva. También una de las bóvedas conserva el tímpano casi completo del lado del escarpe y sólo una parte del lado de la pila. El tajamar de la pila no llega hasta coronación por aguas arriba, detalle que, como ya hemos indicado, parece corresponder a

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Puente de Oiquina

Capítulo IX. Puentes de la Región Aragonesa y región del Ebro

Puente de Ondárroa. Vista general desde aguas arriba

romano. La boquilla de la bóveda se conserva en buen estado y también parecen estarlo los sillares externos de paramentos. PUENTE DE ONDÁRROA

También pudiera ser romano el puente de Ondárroa sobre la vía del mismo nombre. El tipo es igual que el del anterior con dos arcos desiguales 19,50 m + 11,70 m y pila central de 3,90 m. Se ve que ha debido pasar por diversas reconstrucciones, alguna de las cuales de este siglo. Las dovelas son bastante correctas aunque no dibujan un trasdós de boquilla continua. El tajamar se encarama hasta el pretil, pero sin embargo las fábricas, es decir, la sillería que corresponde a la zona inferior, que sería lo clásico romano está recrecida por mampostería de tipo análogo a la de los tímpanos. Durante la guerra civil se intentó volarlo con explosivos sin conseguirlo ni dañarlo. El puente se considera tradicionalmente como romano y al causarse la ruina del mismo por socavación del cimiento de la pila en la riada del 15 de octubre de 1953, se reconstruyó como monumento artístico por la Dirección General de Arquitectura en el año 1954, respetando exactamente la forma que tenía antes del hundimiento.

(*) Los dibujos y parte de la información y fotografías nos las ha proporcionado nuestro querido amigo el Arquitecto Pons Sorolla, autor del proyecto y director de la obra de reconstrucción desde la Dirección General de Arquitectura del Ministerio de la Vivienda.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Planos del puente reconstruido del arquitecto Pons Sorolla

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Capítulo IX. Puentes de la Región Aragonesa y región del Ebro

Puente antiguo de Ondárroa. Vistas desde aguas abajo después de la reconstrucción

Ondárroa puente antiguo antes de la reconstrucción

Al realizar su reconstrucción se comprobó que la cimentación no era correcta al no haber alcanzado terreno firme. Con gran acierto en la reconstrucción se ha utilizado piedra de la misma calidad y procedencia; tanto las dovelas de las boquillas de los arcos y los encintados de aristas que son de sillería, pero el relleno de los tímpanos es de mampostería, evitando así el fuerte contraste de ambas fábricas existente en el puente antes de la reconstrucción, con lo cual toma un aspecto antiguo que le hace destacar más su presunta romanidad. Retrotrayendo el razonamiento al puente de Oiquina, donde como ya hemos indicado tenemos la misma tipología de dos arcos de luces desiguales arrancando del nivel de aguas con tajamares triangulares hasta coronación, aumenta la verosimilitud de la originariedad romana para ambos. PUENTE DE VALMASEDA

El puente verdaderamente importante en esta zona y auténticamente romano, es el de Valmaseda sobre el río Cadagua que va a desembocar a la ría de Bilbao. Valmaseda es actualmente un importante nudo de comunicaciones, por ella pasan las carreteras de Bilbao a Reinosa y de Vitoria a Castro-Urdiales y además el ferrocarril de La Robla y el vía-estrecha de Santander a Bilbao. En la Edad Media era paso obligado en la

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Historia del puente en España. Puentes romanos

comunicación, muy importante entre el burgalés valle de Mena y la ría del Nervión, siendo también paso obligado en el camino a Castro-Urdiales, puerto de gran importancia antes del desarrollo del de Bilbao. Ha tenido siempre comunicación con los puertos naturales de Santander, Santoña y Bilbao. Actualmente situado en el centro de la comarca de las Encartaciones es un gran lugar de mercado al que afluyen productos de la provincia de Burgos y de las riberas del Cadagua y de los pueblos de la margen izquierda de la ría de Bilbao: Baracaldo, Portugalete, etc., teniendo una importante industria metalúrgica y fabricación de aleaciones especiales y de transformación de la madera y también fábricas de tejidos. La torre es auténticamente medieval, aunque no hemos podido averiguar de qué época. Es de los pocos puentes que conservan estas torres del medievo. Otro es el puente de Frías, en la provincia de Burgos. En este lugar verdaderamente estratégico desde el punto de vista de las comunicaciones, nada tiene de extraño que existiera en época romana un puente de la importancia del que todavía existe, al que se adicionó en época medieval el torreón tan característico. Es un puente típico con arco de medio punto arrancando del nivel de aguas, de bastante perfección con boquillas sin resaltar del plano de tímpanos, pero bastante delimitadas en su fábrica.

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Vista general del Puente de Valmaseda

Capítulo IX. Puentes de la Región Aragonesa y región del Ebro

El espesor de la boquilla es de unos 75 cm con una tolerancia ancha. También las boquillas de arcos adyacentes tienen las mismas características con espesor alrededor de los 55 cm. Los tajamares son triangulares en los dos frentes aunque para la pila que soporta el torreón, el frente de aguas abajo ha sido absorbido por el saledizo correspondiente a dicho torreón, que en cambio no pasa del cuerpo de pila en el frente de aguas arriba. Los tímpanos están bien aparejados con sillares rectangulares, siendo las hiladas bien definidas aunque con altura que no se mantiene igual en todas. La torre que debió corresponder a la fecha en que se edificó el castillo denota la necesidad de defender el nudo de comunicaciones que materializaba el puente. La primera población de Valmaseda parece ser del año 735; aunque la carta puebla es de 1190 las noticias de archivo son de finales del XII. En la comunicación de Valmaseda a Laredo por Carranza se citan como romanos los puentes de Las Ánimas y la Calera, de los que no hemos podido obtener datos.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Documentos relativos a los puentes Referencias históricas y literarias (1) M. HIMYARI Ar-Rawd Al-Mictar. Zaragoza posee un puente de dimensiones importantes que se pasa para entrar en la ciudad: éste tiene murallas sólidas y elevadas. (2) MADOZ: Diccionario Geográfico, Tomo 16, pág. 514.

…a cuyo frente y próximo a la puerta denominada del Angel se halla un magnífico puente de piedra, aunque bastante deteriorado, que da paso al arrabal del Altabás y a la carretera que conduce a Barcelona. A muy poca distancia del anterior se ven todavía los cimientos de otro puente de tablas que también lo cruzaba antes de la guerra de la Independencia. Puente de barcos en Gallur.

Grabados PUENTE DE ZARAGOZA [1] «Puente de Cohaya», E. H. LOCKER: Views in Spain, London, 1824. Chaya on the Vidasoa, Drawn J. D. Harding, original Sketch by E. H. Locker F.R.S.

Vista de la ciudad desde la parte opuesta al templo del Pilar apareciendo la orilla del río en primer término y al fondo el puente mostrando cuatro arcos, uno de ellos con cimbra de apeo.

[2] E. H. LOCKER: «Puente de Noain». Views in Spain, London, 1823. NOAIN. Drawn C. Hulimandel, publicado J. Murray y Albemale.

[5] F. H. LOCKER: «Puente sobre el Ebro. Zaragoza». Views in Spain. Londres 1824.

[3] «Vista oriental de la ciudad de Zaragoza». El Atlante Español. Estampa 3.. Palomino f.t. 15 - Puente de Piedra.

Grabado en piedra por W. Westell ARA de un dibujo original de F. H. Locker, impreso por C. Hullmandel y publicado por Rodwell and Martín New Bond st aug, 1823.

Vista de la ciudad desde la margen izquierda viéndose el puente de piedra, el puente de madera y una barca de paso que llaman El Pontón. Leyenda y escudo. [4] A. DE LABORDE: «Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza» (en español, francés e inglés). Le Jeune del Daudet sculp voyage pitoresque de l’Espagne.

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[6] «Vista de Zaragoza». Cuadro de Velázquez y Mazo. Museo del Prado. Aparece el puente con dos arcos destruidos. Vista desde la margen izquierda.

X

Puentes en la provincia romana de Gallecia

La región actual gallega formó parte de la provincia romana tarraconense hasta tiempos de Caracalla, en que se introdujo una subdivisión de la misma pasando tres conventos jurídicos ya establecidos, el de Lucus Augusti, el de Brácara y el de Astúrica, a constituir una nueva provincia denominada Nova Citerior Antoniana, que tomó el nombre de Gallecia en tiempos de Diocleciano. La nueva provincia recortaba la esquina Norte-Occidental de la Península Ibérica quedando limitada interiormente por los cursos del Duero y de su afluente, el Esla, prolongando el segundo hipotéticamente hasta alcanzar el mar en la ría de Villaviciosa. Como estamos estudiando únicamente los puentes de la tierra española tenemos que prescindir de una gran parte del territorio del convento bracarense, como ya hicimos al tratar de la provincia lusitana. El motivo, en ambos casos, ha sido puramente material por falta de ocasiones y tiempo para internarnos en la nación vecina y recoger datos sobre los puentes correspondientes. La provincia romana Gallecia abarcaba en su convento jurídico asturicense, con centro en Astúrica (Astorga), sólo una parte de la actual región asturiana, además de una parte del reino de León; pero como nosotros hemos hecho el recorrido de la tarraconense por regiones españolas actuales, vamos a continuar con el mismo criterio estudiando primero la región asturiana entera, para luego hacerlo con la gallega actual, que subdividiremos en sus cuatro provincias: Orense, Pontevedra, La Coruña y Lugo.

Región asturiana

En el entrecruzamiento de vías romanas y ríos cuyas intersecciones nos sirven para detectar los puentes, en la región asturiana tenemos cuatro ríos fundamentales: el Navia, el Narcea, el Nalón y el Sella que van desde la cordillera al mar, pero en cuanto a vías romanas no le corresponden caminos del Itinerario de Antonino. La calzada más próxima de este sistema es la número 34: de Summo Pyreneo-Astúrica, que queda del otro lado de la Cordillera Cantábrica; pero es seguro que habría una comunicación secundaria a lo largo de la costa, la cual tendría continuidad por sucesión de comunicaciones locales y, además, existirían comunicaciones transversales desde la citada vía del Itinerario hasta el mar aprovechando las facilidades de paso que proporcionan los valles de los ríos citados. Así, en el río Navia tenemos el ponte Neviae que consideraremos entre los gallegos por estar en la provincia de Lugo. En el Narcea, el puente de Cangas de Narcea que lo hemos estudiado en el artículo tercero. En el Nalón existen el de Peñaflor, el de Udrión y el de Santullano. En el Sella, el de Cangas de Onís, que ya lo hemos tenido

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Historia del puente en España. Puentes romanos

en cuenta como prototipo, y tenemos además los del Cares en el camino de paso por el puerto del Pontón. En el Nora, el de Cayés y el de Colloto, y en el Trubia, los de Godos de Sogrondio, el de Udrión y Sto. Adriano.

Puente de Cangas de Onís. Vista antes de la restauración

Detalle de las fábricas

Puente de Cangas de Onís

Es el más importante y más bello de todos los puentes de esta zona. Con sus 21,60 m de luz en vano central supera a las de todos los demás, pues es una luz a la que llegan pocos puentes romanos. Como nos hemos ocupado exclusivamente de él anteriormente, utilizándolo como prototipo de los puentes de una gran luz destacada de las demás, no volvemos a tratar de sus características y únicamente reproducimos cuatro fotografías típicas para tenerlo presente. Vista de la parte superior del puente

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Capítulo X. Puentes en la provincia romana de Gallecia

Vista después de la restauración desde aguas arriba

Puente de Colloto

Está situado sobre el río Nora a unos 5 km de Oviedo, en el camino a Pola de Siero, y consta de dos arcos de medio punto de unos 10 m acompañados por otra pareja de arcos colaterales de unos 6 m de luz y, además, un arquillo de aligeramiento sobre pila central. Nos hemos ocupado de él con detalle al estudiar en el capítulo IV los puentes con aligeramientos sobre pilas. Ahora reproducimos tres nuevas fotografías. Vista general desde aguas arriba

Detalle de un arco

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Vista general desde aguas abajo, orilla derecha

Puente de Peñaflor

Situado en el río Nalón para el paso de la carretera actual de Grado, a unos 6 km de este pueblo y a 40 km de Oviedo, por la carretera que une ambos lugares. Tiene cinco vanos de los cuales se ven hoy tres completos y uno mucho más bajo empotrado en el muro del ferrocarril. El quinto vano debe estar debajo de la explanación del mismo que se ha construido sobre terreno ganado al río. Se han modificado recientemente las rasantes suavizando el lomo de asno del perfil primitivo. La rasante inicial se distingue muy bien por las diferencias entre las fábricas de tímpanos. El arco principal compite en esbeltez, según Somoza, con el correspondiente del puente de Cangas de Onís. Los otros arcos tienen trazas desiguales difiriendo algunos del medio punto. Los tajamares de las pilas se detienen en los arranques de los arcos; uno de ellos está reconstruido diferenciándose en fábricas y en forma, pues tiene perfil ojival pareciendo ser el más moderno. Las fábricas de tímpanos tienen juntas bastante abiertas sin rejuntar; no así las pilas que disponen de una superficie más compacta. Los tajamares parecen reconstruidos, ya que son de fábricas distintas.

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Vista desde orilla izquierda (carretera actual) Vista desde orilla izquierda, aguas abajo

Capítulo X. Puentes en la provincia romana de Gallecia

Vista general de los arcos centrales

Detalle de la pila y del intradós del arco

Detalle de una pila desde aguas abajo

Detalle de la fábrica del tímpano

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Olloniego Vista desde aguas arriba

Vista general desde aguas abajo

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Capítulo X. Puentes en la provincia romana de Gallecia

Tramo principal del puente

Vista total del puente

Puente de Olloniego

El puente de Olloniego tiene cinco vanos de luces desiguales, alguno de los cuales apuntado, pero pudiera ser romano. Se encuentra actualmente fuera de la zona de corriente, pues el río, el Caudal, se ha desviado y lo ha dejado en seco. El camino a que servía está cortado. También parece cortado el puente, puesto que contiene cuatro arcos seguidos formando un solo tramo con rasantes en lomo de asno simétricas y un quinto vano fuera de alineación que parece añadido. Pudiera haber servido en una etapa intermedia cuando el río estaba trasladándose en el cauce.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Godos de Sogrondio

El puente de Godos de Sogrondio está situado en el río Nalón a unos 2 km de Trubia. Tenía ocho vanos, pues quedan ruinas de todas las pilas aunque no se mantiene ningún arco, pero aparecen los arranques de las bóvedas con buenas fábricas romanas. Hay una senda en la ribera que conduce a Trubia faldeando el río. Virgil lo da como romano. Puente de Udrión

Está como el anterior, sobre el Nalón, cortado desde tiempo inmemorial, a poca distancia de Trubia aunque pertenece al concejo de El Grado. Parece que se destruyeron a propósito seis arcadas para cortar el camino antiguo al castillo del Priorio, ya que el río no es vadeable en toda la zona donde están los dos puentes. Somoza lo da como romano. Puente de Udrión. Vista general desde aguas arriba

Vista general desde aguas abajo

Detalle de las fábricas

Vista general de las ruinas

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Capítulo X. Puentes en la provincia romana de Gallecia

Puente del Romanón

Este puente sobre el río Nora, en Pola de Siero, se encuentra situado junto a la vía de los Ferrocarriles de Vía Estrecha Asturianos, entre los hectómetros 182 y 183 de la misma. Consta de tres vanos con luces de 8,10 + 4,20 + 3,10 de orilla izquierda a derecha. Posee características de romano por sus fábricas de bóvedas, pilas y tímpanos con sillería sana y de buenas proporciones. La rasante es casi horizontal y las pilas con tajamares apuntados en los dos frentes, los cuales parece que en sus orígenes no pasaron por encima de los arranques de los arcos. Tiene un listel horizontal que separa los tímpanos del pretil, tangente a todas las dovelas de clave de los arcos. Puente de Romanón. Vista general desde aguas arriba

Detalle de la fábrica

Puente de Ceceda

El puente de Ceceda tiene un arco. Las fábricas son del mismo estilo que el de los otros puentes descritos de dos vanos.

Vista general del puente de Ceceda

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Ceceda. Detalle del arco desde aguas arriba

Puente de Salime

Había un puente de un solo vano en las inmediaciones de este pueblo y a una distancia de media legua de Grandas, sobre una garganta del río Navia, de más de 40 m de profundidad. Hace pocos años se derrumbó causando la muerte de un pastor. Virgil lo da como romano. Estaba a poca distancia de la presa de Grandas de Salime y se hundió durante la construcción de la misma.

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Puente de Salime. Vista general del puente

Capítulo X. Puentes en la provincia romana de Gallecia

Puente de Cayés

Es un puente de un solo vano sobre el Nora, a gran altura, con un solo arco de gran dimensión, elegante y perfectamente construido. Cerca de él existía una capilla que se denominaba Capilla del puente de Cayés. Tiene una factura análoga a la del anterior. Puente del Barco del Soto

Es otro puente sobre el río Nalón, en el Concejo de la Ribera de Arriba, en el sitio denominado El Barco del Soto, con una lápida que se refiere a una reconstrucción reciente según VIRGIL que dice así: PASAJEROS RUEGUEN A DIOS POR EL ANIMA DEL BRIGADIER DON ANTONIO CAÑEDO QUE EN SU TESTAMENTO DEJO CAUDALES PARA LA FABRICA DE ESTE PUENTE A BENEFICIO DEL PUBLICO. AÑO DE 1808 RESTAURADO POR LA EXCMA DIPUTACION PROVINCIAL AÑO DE 1864

La lápida se refiere a una reconstrucción.

Puente de Cangas de Timeo. Vista general desde aguas abajo, según Somoza

Vista general desde aguas arriba

Puente de Cangas de Tineo, en el Narcea

Salva el río Narcea dando entrada al monasterio de Corias mediante un arco de medio punto y con rasante un lomo de asno marcado. Ya nos hemos ocupado de él al tratar de los puentes típicos de un gran arco acompañado o no de pequeños arcos colaterales. Recordaremos que una de sus características interesantes es la de tener la boquilla del arco en creciente, es decir, con espesores aumentando de arranques a clave. Están los paramentos de tímpanos recrecidos, con lo cual las archivoltas de bóveda quedan rehundidas. La parte inferior de este revestimiento ha desaparecido. El puente se apoya sobre roca que aflora en las dos márgenes.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Cangas de Tineo, en el Narcea. Vista general del puente en el paisaje Puente de Santo Adriano sobre el Trubia. Vistas del puente desde aguas abajo

Puente de Santo Adriano sobre el Trubia

Es también un puente típico de arco único. Salva el río de Trubia junto al pueblo de Villanueva de Santo Adriano, mediante un arco de medio punto de 15,50 m que arranca desde el plano de aguas y tiene un marcado lomo de asno. Nos ocupamos de este puente con detalle anteriormente. Asimismo nos referimos al puente de San Andrés, que está en el mismo río aguas arriba próximo a él. En la subida al puerto del Pontón tenemos algunos pequeños puentes que cruzan el Sella; el más importante es el que damos en la reproducción, que pudiera ser romano. También pudiera ser romano el puente de Laviana que tiene dos arcos de medio punto separados por gruesa pila central. Uno de los arcos conserva la fábrica antigua muy tosca y desigual, mientras que el otro está reconstruido.

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Capítulo X. Puentes en la provincia romana de Gallecia

Puente de San Andrés. Vista general de las ruinas

Ruinas de la pila central y del estribo

Puente sobre el Sella. Vista general desde aguas abajo

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Lavidre sobre el Cares

Puente de Laviana, según Somoza

Puente de Sotres, en los Picos de Europa

También el puente de Lavidre, sobre el Cares, cerca de Tres-cares, «alto, viejo y sorprendente», como dice Virgil en Asturias Monumental. En los Picos de Europa: puente de Sotres y el puente de Poncebos (desaparecidos en 1918). Existen otros puentes que se han dado alguna vez como romanos como el de Vegadeo, Infiesto, Avilés, etc., aunque consideramos tienen todavía menor verosimilitud de serlo que los anteriores.

Puente de Jaya en el camino a Bulnes

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Capítulo X. Puentes en la provincia romana de Gallecia

Región gallega

Enfocando como siempre nuestro tema desde la interferencia de la red fluvial, con la red artificial de las vías romanas principales, es decir, las del Itinerario de Antonino, nos encontramos con que la región que estudiamos, y especialmente su zona Sur, es una de las más densas y organizadas en el sistema de comunicaciones romanas. Un trabajo muy interesante desde este punto de vista es el de Antonio Rodríguez Colmenero, «La red viaria romana del Sudeste de Galicia», así como con respecto a la red fluvial el de Ramón Otero Pedrayo, «Os ríos galegos». También para las vías romanas es interesante el de María Estefanía Álvarez, «Vías romanas de Galicia». (Zephirus, 1960). Las vías romanas tienen una distribución muy particular en esta esquina de la Península que ahora nos corresponde, al recortar la provincia romana de Gallecia por la actual línea fronteriza con Portugal. En lugar de la retícula rectangular que caracteriza al sistema de las vías del Itinerario, que siguen a grandes rasgos las direcciones

Vías romanas y ríos en la provincia romana de Gallecia

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Historia del puente en España. Puentes romanos

geográficas de la red fluvial de nuestros «ríos caudales», orientándose según su dirección Este-Oeste de paralelos geográficos y cerrando después con direcciones Norte-Sur, es decir, según los meridianos, nos encontramos ahora con una malla triangular apoyándose en tres vértices que forman casi un triángulo equilátero y que son las mansiones de Brácara (Braga). Brigantium (Betanzos) y Astúrica (Astorga). Las vías que llegan a esta región son la n.º XVI que asciende desde Olisipone (Lisboa) en dirección Sur-Norte bastante paralela a la costa pasando por Conimbriga (Coimbra) y terminando en Brácara. La siguiente vía de dirección también Sur-Norte viene de Emerita (Mérida) y es la denominada de antiguo Vía de la Plata, que en realidad se compone de un trozo de la XXVI empalmando con otro de la XXVII de Itinerario, pasando por Salmántica (Salamanca), Ocelo duro (Zamora) y terminando en Astúrica. La tercera vía que llega, ya en dirección EsteOeste, es la propia XXVII que arranca desde César Augusta (Zaragoza) y llega a Astúrica (Astorga). También llega a Astúrica desde el Este la n.º XXXIV manteniéndose casi a la altura de su paralelo, después de haber descendido desde Summo Pyreneo a la cuenca del Ebro. Así tenemos cuatro vías, dos según los meridianos y dos según los paralelos, que terminan en dos de los tres vértices del triángulo vial, pues el tercero, Brigantium, es un centro de irradiación por vía marítima, que ha permanecido en nuestros días corriéndose hacia Occidente hasta el actual puerto de La Coruña, que también recibía la denominación de Brigantia. Las vías procedentes del exterior de nuestra región al desembocar en Brácara y Astúrica se enrollan en una comunicación local de circuito cerrado, aunque de importancia, pues en la enumeración de las vías del Itinerario tenemos cuatro de ellas con el mismo nombre: Item a Brácara-Asturicam, que son las números XVII, XVIII, XIX y XX que se limitan al recorrido indicado. A este triángulo compacto, de circuito local, que da tensión a la enmadejada subretícula de las vías romanas, responde en contrapunto la red fluvial de la región, donde se destacan por su importancia los ríos Miño y su afluente el Sil, dibujando en la planta su orográfica-hidrográfica una especie de trinacria, o pulpo de tres brazos, que partieran de una cabeza central en el punto de confluencia de los dos ríos, situada prácticamente en el centro de gravedad del triángulo vial ya citado, relativamente cercano a Orense, dirigiéndose el brazo principal que es el propio Miño ya engrosado por el Sil a desembocar en el mar casi sin cambiar su dirección Noroeste-Sudeste. Otra rama de la trinacria tiene una dirección Sur-Norte recurvándose al final su dirección para ser más característica, mientras que la tercera rama o brazo de pulpo que es el propio Sil arranca casi Este-Oeste para inclinarse 45º hacia el Norte al salir del triángulo de nuestras vías locales. Los brazos de la trinacria parecen acaparar toda el agua de la zona interna al triángulo de las vías romanas, pues éstas van en grandes longitudes por divisorias de aguas locales, lo que es muy propio de las vías romanas que procuran ir por zonas altas, estratégicamente muy favorables. En realidad se forman como cuatro ámbitos en la totalidad de la cuenca: el primero es el de la trinacria recogiendo una gran parte de las aguas internas al triángulo que nutren los dos ríos más importantes. El segundo ámbito es el de la vertiente cantábrica, en el cual de Este a Oeste los ríos

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Capítulo X. Puentes en la provincia romana de Gallecia

van aumentando de longitud e importancia desde el Eume, el Sor, el Eo, el Navia al Narcea. El tercer ámbito es el de la vertiente atlántica donde a excepción del Ulla, en la zona al Norte de Pontevedra y el Limia en la zona al Sur, los demás son relativamente cortos y de valles cerrados como el Jallas, el Tambre, el Lérez, Verdugo, etc. El ámbito Sur, al haber renunciado a penetrar en Portugal, tiene poca importancia para nosotros puesto que a excepción del Limia que penetra bastante en nuestra zona, los demás del convento Bracarense se desarrollan en el país vecino. Los puentes más importantes son los del Miño y el Sil, o de los afluentes de los mismos como el Bibey, el Návea, el Barbaña, el Arnoya, etc. Después tenemos puentes en los ríos de segunda categoría como el Ulla, el Limia, Navia, etcétera. Si nos mantuviéramos fieles a directrices históricas deberíamos ordenar la descripción de nuestros puentes agrupados en los Conventos jurídicos romanos, es decir, Lucense, Bracarense, y Asturiciense; pero por un lado, el haber excluido los puentes portugueses nos deja muy reducido el convento Bracarense y, por otro, el considerar todos los puentes de la región asturiana agrandaría indebidamente el Convento Asturiciense. Por este motivo nos hemos decidido por las directrices geográficas actuales, y habiendo estudiado primero los puentes de Asturias nos dedicaremos ahora a los de cada una de las provincias gallegas (*).

Puentes en la provincia de Orense

En la provincia de Orense es donde hemos tenido la mayor fortuna en nuestra rebusca de puentes romanos, pues por un lado en ella están los puentes más interesantes de Galicia como son el de la capital y el del río Bibey. Además, como intervinimos profesionalmente en una restauración parcial del puente Mayor, esto nos dio ocasión para hacer varias visitas a la capital y desde ella organizar un recorrido sistemático por todos los posibles puentes romanos, que teníamos reunidos en fichas de nuestro archivo, más las sugestiones recibidas de los conocedores del tema en la ciudad, arqueólogos e ingenieros de la provincia. Ha sido la región donde hemos hecho el estudio más completo del problema, en lo que se refiere a visitas al campo, pero hemos tenido la mala suerte de separar demasiado tiempo los estudios de campo y los de gabinete, más de 25 años, y esto ha disminuido la eficacia del resultado final. Esta pérdida de continuidad se ha subsanado en parte por la aportación valiosa de mi antiguo alumno, ingeniero actual de la Jefatura de Obras Públicas de Orense, Rafael Outomouro Nieves, que ha vuelto a rehacer en parte el recorrido completando datos y fotografías.

(*) Tengo que destacar la ayuda que me han prestado para la redacción de esta parte de mi trabajo los ingenieros de caminos: Mario Carreño, Feijóo Melle y Outomouro Nieves, así como mi colaborador en proyectos y construcción de estructuras don Emilio Montenegro.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

De todos modos la provincia de Orense es la que tiene el mayor número de puentes que pueden darse como romanos, entre los cuales consideramos los de Bibey, Rua Petin (La Cigarrosa) Barbaña, San Clodio, Lenteiro, Freixu, Linares y Puebla de Trives. También tenemos el de la capital denominado puente Mayor, pero el puente de Bibey es auténticamente romano, que podemos acreditar al compararlo con el prototipo del puente de Alcántara y con el de Segura. El puente de la Rua Petin o de la Cigarrosa, sobre el río Sil, todavía ostentaba en uno de sus arranques de pila verdaderos sillares romanos de opus-cuadrata, aunque hoy hayan quedado bajo el nivel de las aguas del embalse de San Martín. También tienen bastantes méritos el de San Clodio sobre el Avia, el de Puebla de Trives en un afluente del Bibey, el de Lenteiro en el río de su nombre y el de Freixu en el río Arnoya. Entre éstos podemos poner el de Pazos de Aventeiro. Después tenemos menos claros dos puentes en el río Barbaña, cerca de la capital, ya que allí tributa al Miño, el de Mellid, el de Rivadavia, el de Sobradelo, Porto Mourisco, Baños de Malgas, el de Carballino, Covas en el río Agro y el de Corgo de Mengán. PUENTES DE ORENSE

El puente más importante de Galicia con notoria ascendencia romana es el puente de Orense denominado también puente Mayor o puente Viejo, pero dudamos mucho que no haya sufrido una profunda transformación en época medieval, y lo que es fundamental, que su gran arco central con luz de 39 m (el ingeniero Eugenio Ribera la da sólo 37,60 m), que le hace subir de categoría en relación con todos los del mundo romano, no haya sido realizado en la Edad Media y, por lo tanto, no debe ceder su gloria a la romanidad (es una atribución muy verosimil la del siglo XIV, dándose como constructor al gran prelado don Lorenzo). Fue reparado por el obispo Silva en el XV, sufriendo otra importante reparación en 1662 y la más reciente en el siglo XIX.

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Vista general, desde aguas arriba, del Puente Mayor de Orense

Capítulo X. Puentes en la provincia romana de Gallecia

Arco núm. 1

Puente de Orense. Vista general desde aguas arriba Vista desde la orilla derecha

Vista general desde la orilla izquierda

Por otro lado tenemos la tradición que recogen Ceán Bermúdez y Celestino Espinosa entre otros, de que lo mandó hacer Trajano, referencia que no tiene un valor sólido ya que como hemos visto en otras ocasiones todo puente o acueducto de origen romano y de alguna importancia, en nuestro país, se debe a Trajano, mientras no se demuestre lo contrario. De todos modos es poco improbable que en esa ubicación no hubiera habido un puente romano. Tiene siete vanos, siendo tres más importantes y hermosos los 3, 4 y 5 empezando por la orilla izquierda. El 4 es el de mayor luz, bastante peraltado con respecto al medio punto, pero no muy apuntado, cuya luz de 39 m, según ya hemos dicho, supera a todos los puentes de la romanidad. Existen tres arcos claramente ojivales, los 2, 5 y 6, es decir, de arco apuntado con premeditación, lo cual aparece muy claramente en el 5 que es el más ojival de toda la serie. En cambio los arcos extremos de ambas orillas son uno de medio punto, y otro en arco rampante rebajado no parecen romanos sino de los que se han construido en todas las épocas, con medio cañón atípico. El de la margen derecha debe corresponder a reconstrucciones después de algunas de nuestras guerras. Las pilas son bastante complicadas; se ve que han sufrido transformaciones al ser recrecidas especialmente en sus zonas bajas aumentando siempre sus tajamares que se han hecho desmesurados. Los ensanchamientos de las pilas llegan

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Historia del puente en España. Puentes romanos

hasta el pretil existiendo cuatro casi idénticas con dos cuerpos cilíndricos superpuestos en decrecimiento. La más interesante es la situada entre los arcos 4 y 5, pues ha conservado el arquillo de aligeramiento tan típicamente romano, (¿o románico?) y tiene un clásico tajamar triangular aguas arriba verdaderamente descomunal y muy agudo, que también se repite hacia abajo aunque más comedido. Es la única pila que no está cimentada directamente sobre roca, y esto ha dado lugar a socavaciones importantes que se han querido corregir ampliando en veces sucesivas su tajamar. Cuando tuvimos ocasión de intervenir con este mismo propósito: proyectar un refuerzo para el tajamar, pudimos detectar por sondeos de la fábrica que en el interior había quedado emparedada la primitiva pila romana con tajamar correcto llegando hasta la base del arquillo, lo cual nos asegura que dicha pila era de las originarias romanas sucesivamente agrandadas por los recrecimientos de los tajamares. En la reforma que se hizo a principios del siglo XX se construyen los cuerpos cilíndricos superiores en todos los tajamares del puente. Como de este puente podemos decir, con gran verosimilitud, que pertenece a los romanos-medievales vamos a dejar el estudio definitivo para cuando nos adentremos en la Edad Media. Ahora nos hemos referido únicamente a sus antecedentes claramente romanos.

Arcos número 2 y 1

Arco número 3

Arcos número 4 (principal)

Arcos números 4, 5, 6 y 7

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Capítulo X. Puentes en la provincia romana de Gallecia

Vista del puente desde aguas arriba. Cortesía del Ingeniero Feijóo Melle

PUENTE BIBEY

Izquierda Vista parcial desde aguas abajo Derecha Vista parcial desde aguas arriba

Este puente sobre el río llamado también Bibidey o Bibida, afluente del Miño, queda muy cerca de la confluencia del Bibey y el Jares. Según Ceán Bermúdez se construyó durante el imperio de Nerva, reconstruyéndose por Trajano. Sigue usándose en la actualidad por la carretera de Astorga a Orense, que en esa zona conserva el trazado de la vía de Astúrica a Tude (Tuy). Tiene tres arcos distribuidos con cierta simetría: uno central de 19 m entre dos colaterales de 6 y 9 m. La anchura de las pilas es de unos 5 m. Tiene una latitud de 6 m y la rasante es horizontal. Existía una lápida dedicada a Trajano que parece se refiere a una reconstrucción realizada por los «aquiflavienses» en su consulado V, que eran los habitantes de Chaves Aqua Flavia), donde hay otro puente romano también con lápida que se conserva. La del nuestro está en el fondo del río.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Vista parcial del arco central. Vista desde aguas abajo. Detalle de la fábrica de pila.

El diseño de este puente es perfecto puesto que resulta muy difícil armonizar dos arcos laterales con uno central cuya luz es más del doble que la de aquéllos. El ingeniero del puente optó por ajustar las claves de los tres en horizontal quedando los arranques de los laterales a menos de la mitad de la altura del arco central. Esto va muy bien porque el cauce está muy encajado y los arcos laterales por el lado de la ladera arrancan muy cerca del suelo. El puente tiene todo el estilo del de Alcántara, en la Lusitania, y también del puente de Segura, sobre el Eljas, próximo al anterior en la frontera portuguesa. La opus cuadrata en dovelas y sillares de tímpanos está aparejada de una manera tan sana como en aquéllos e incluso el granito tiene el mismo tono rosado. Las pilas tienen tajamares triangulares sólo aguas arriba matándose el ángulo vivo con chaflán circular como en su prototipo. El estilo del puente y la propia lápida,

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Detalle de la fábrica del arco

Otros detalles de las fábricas, cortesía del Ingeniero Feijóo Melle

Capítulo X. Puentes en la provincia romana de Gallecia

que reproducimos a continuación, parecen atribuir la paternidad a Trajano más bien que a Nerva. Otra característica muy romana es la de tener en plano único el paramento de cada uno de los frentes. Las pilas terminan sus tajamares a nivel de arranques del arco central coronándose a este nivel con sombreretes piramidales muy bajos. En el siglo actual se hizo una reparación general de las fábricas acentuando las juntas, pero no se tiene noticia de otra reparación importante. La inscripción que estaba visible en tiempos de Ceán Bermúdez es la que damos a continuación según referencia de dicho autor: IMP. CAES. NERVAE TRAIANO AUG. GER. DACICO PONT. MAX TRIB POT. COS. V. P. P. AQUI FLAVIENSES PONTEM LAPIDEUM DE SUO FECIT. PUENTE DE LA CIGARROSA

Este puente sobre el río Sil llamado también de «La Cigarrosa», está situado junto al pueblo de la Rúa Petín sirviéndose de entrada desde la carretera actual de Orense a Ponferrada, en una zona donde confluyen casi en un mismo punto los ríos Návea, Bibey y Jares con el río Sil. También está cerca Puebla de Trives, donde existe un puente sobre el Návea. El pueblo de la Rúa Petin a que sirve puede ser la antigua capital del pueblo de los gigurros en época romana, y de ahí viene el nombre de «La Cigarrosa» con que se designa actualmente aquella zona. El puente consta de cinco vanos con luces de 8 + 10 + 4 + 19 + 10, todos ellos más o menos apuntados a excepción del central y de los cuales tres son ojivales, es decir, con ojiva premediata, mientras que los otros (especialmente el central) parecen de medio punto con defectos de construcción. Desde luego todos parecen reconstruidos, pues la única fábrica verdaderamente romana es la del basamento de una de las pilas del arco principal, viéndose que sobre el mismo se ha elevado el tajamar de la Vista general. Cortesía del Ingeniero R. Outomouro Nieves

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Arcos centrales desde aguas abajo. Cortesía del Ingeniero R. Outomouro Nieves Vista parcial desde aguas abajo

Arcos de la margen derecha desde aguas arriba. Cortesía del Ingeniero R. Outomouro Nieves El puente en el paisaje

Detalles del arco central y su adyacente desde aguas abajo

Vista desde la orilla izquierda de los sillares auténticamente romanos antes de ponerse en servicio el embalse de San Martín (foto del autor) Vista desde aguas arriba. Cortesía del Ingeniero R. Outomouro Nieves

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Capítulo X. Puentes en la provincia romana de Gallecia

citada pila. Actualmente esta zona queda normalmente por debajo de las aguas del embalse. Aparte de este indicio correspondiente a una opus quadrata típicamente romana, con los sillares más separados que lo normal, existen otros detalles estilísticos típicamente romanos que se han conservado en las reconstrucciones de la obra, en las que ha cambiado completamente la textura de las fábricas. Las pilas que llegan hasta la mitad de altura se encuentran recrecidas con tajamares triangulares de toda la anchura, que llegan a la mitad de altura de los tímpanos y se coronan mediante capiteles piramidales estratificados. El puente ha sido sustituido por otro hace unos diez años y ha quedado ligeramente sumergido en el embalse de San Martín, también en época muy reciente. Uno de los arcos apuntados fue reconstruido de hormigón después de nuestra guerra. Cerca del puente parece que estuvo la mansión de Forum Gigarrorum cabeza de los gigurros. PUENTE DE PUEBLA DE TRIBES

En esta misma zona, sobre un afluente del Bibey, el Xares y próximo a la confluencia de ambos está el puente de Puebla de Tribes. Tiene un solo arco de 7 m de luz, de menos de medio punto coronado el lomo de asno muy airoso. Bien aparejado en sus fábricas de tímpanos, pero con dovelas desiguales que se introducen en los tímpanos trabándose irregularmente con los sillares de los mismos. Estos se ordenan en hiladas horizontales pero de espesores muy diferentes. Su anchura es de 4,70 m. Se encuentra cerca del pueblo de Mendoya, que pudiera tener como antecedente la Nemetóbriga romana, mansión del Itinerario de Antonino, según algunos historiadores.

Detalle del puente

Detalle de la zona central

Detalle de la bóveda

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Historia del puente en España. Puentes romanos

PUENTE DE PORTO MOURISCO

En el mismo afluente del Bibey, el Xares, que nace en la Peña Trevinca a la máxima cota de Galicia (2.090 m), tenemos el puente de Porto Mourisco. Su luz es importante, 18 m en amplio medio punto muy perfecto coronado por lomo a dos vertientes, muy típico en estos puentes de un solo vano, que hemos estudiado alrededor del puente de Cangas de Onís como prototipo. Las fábricas parecen romanas con una bóveda muy cuidada, tanto en las dovelas de su boquilla, que son perfectamente iguales, como en su intradós, donde abundan longitudes excepcionales. Los sillares de tímpanos se ordenan en hiladas horizontales que en coronación quedan recortadas por la inclinación de las rasantes. El arco único queda encajado entre tajamares triangulares que llegan a mitad de altura, aguas arriba, y por aletas longitudinales aguas abajo. El pretil delimita perfectamente el remate con cuatro hiladas en dirección de la pendiente, la inferior de pequeña altura sirviendo de base y transición, las dos intermedias de iguales dimensiones y la de remate terminando en semicírculo en toda su longitud. Las dos pendientes de lomo de asno son perfectamente rectas. El puente se encuentra en muy buen estado y sirve de entrada al pueblo desde la carretera de Freixido a La Gudiña.

El puente en el paisaje

Vista desde aguas arriba

Vista desde aguas abajo Detalle de las fábricas

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Capítulo X. Puentes en la provincia romana de Gallecia

PUENTE DE SAN CLODIO

Además del puente de Rivadavia, otro puente en el río Avia es el de San Clodio, próximo al pueblo de Leiro. Tiene tres arcos que soportan la calzada con rasantes simétricas en lomo de asno. La forma de los arcos es en medio punto algo irregular con el central de 20 m de luz entre colaterales de 11 y 13 m, que tienen flechas de 8 y 9 m, lo que muestra su peraltamiento. Anchura media de 4 m. Está casi todo reconstruido. Los arcos lo denotan claramente, pues las dovelas de arranques tienen mayor latitud que las del resto de la arcada. Las pilas también se han reconstruido dándoles tajamares semicilíndricos a algunas y coronándolas hasta los pretiles. Sin embargo, una del arco central conserva el tajamar afilado quedándose a media altura del tímpano en el que todavía puede verse la pervivencia de un arquillo de aligeramiento. Al rehacer los arcos han tenido que rehacer también una gran parte de los tímpanos. Lo que indudablemente es de época moderna es el pretil sobrepuesto. Sobre la clave del arco central en el paramento de aguas abajo se ha levantado un crucero. Se encuentran restos de calzada con pavimentación de losas en las dos cabezas del puente. Queda actualmente en el camino real de Orense a Pontevedra. Consta por inscripción que fue reparado en 1733. Ha sido declarado recientemente monumento nacional.

Vista parcial desde aguas arriba

Vista general desde aguas arriba

El arco mayor del puente. Detalle

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Historia del puente en España. Puentes romanos

1. Puente de Freixu. Vista general 2. El arco menor. Detalle 3. Vista desde aguas abajo. Cortesía de don E. Montenegro

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PUENTE DE FREIXU

Frente al km 6 de la carretera de Celanova a Orense a unos metros aguas arriba del puente actual, sobre el río Arnoya, con una longitud total de 35 m. Tiene cuatro vanos con una luz máxima de 8 m y mínima de 3,60 m. Paramento de aguas abajo en un solo plano, paramento de aguas arriba con tímpanos y boquillas de arcos en el mismo plano pero con tajamares triangulares en las pilas intermedias que llegan únicamente hasta el nivel de arranque de las bóvedas.

2

PUENTE DE BAÑOS DE MOLGAS

También sobre el río Arnoya sirviendo a la carretera de Maceda a Baños de Molgas. Tiene un solo arco con 11 m de luz y 4 m de ancho. Está en un trozo de la vía romana núm. 18 del Itinerario Antonino entre las mansiones Salientibus y Géminas. Rodríguez Colmenero lo considera romano. PUENTE LIÑARES

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Sobre el río Limia con cuatro vanos, los centrales de 7,50 y 7 m y los laterales mucho más reducidos. Cerca del camino de Bande a Porquera. Estamos también cerca de las mansiones de la vía romana del Itinerario que Rodríguez Colmenero denomina Vía Nova entre las varias que van de Brácara a Astúrica. Cerca de esta zona está el embalse de Las Conchas utilizando las aguas del Limia donde ha quedado sumergido el puente de Pedriña que se daba como romano auténtico.

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Capítulo X. Puentes en la provincia romana de Gallecia

PUENTE DE LENTEIRO

Queda actualmente abandonado pero muy cerca del camino vecinal de Lenteiro a Leire, sobre el río Lenteiro, a corta distancia de su desembocadura en el Avia. Tiene un arco central de 10,50 m entre dos arquillos de luz mucho más pequeña, lo que da lugar a una gran pendiente de sus rasantes, marcándose un acentuado lomo de asno. Las pilas se prolongan aguas arriba mediante tajamares triangulares que se quedan a mitad de altura de tímpanos.

1 Puente del Pazo de Arenteiros 1. Vista general. 2. Detalle 3. Vista desde aguas arriba. Detalle de las fábricas 4. Vista desde aguas arriba. Detalle del arco. Cortesía del ingeniero R. Outomouro Nieves

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PUENTE DE PAZOS DE ARENTEIRO

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Está muy próximo a la carretera de Leiro a Pazos, a 1 km de Pazos sobre el río Avia. Tenía cuatro arcos pero sólo queda en pie uno de ellos con 18 m de luz que muestra la importancia que debió tener el puente primitivo. Reproducimos tres fotos de la arcada superviviente donde vemos la perfección del aparejo de la bovéda con sus dovelas tan regularizadas. En cambio, los sillares del basamento de la pila son más irregulares y de mucha mayor dimensión.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Vista del puente del Polvorín

Puente de Lonia antes de su readaptación 1. Vista desde la ladera izquierda 2. Vista desde la ladera derecha 3. Vista desde las aguas abajo 4. Puente de Lonia. Cortesía del Ingeniero R. Outomouro Nieves 1

PUENTES SOBRE EL BARBAÑA

Este río, que va a desembocar en el Miño inmediatamente después de la ciudad de Orense, tiene dos puentes uno en la zona urbana y otro a cierta distancia de la ciudad. El primero de dos arcos de luces pequeñas, el mayor de 6 m y de 3 m de anchura conduce las aguas negras del barrio de Las Burgas y se denomina puente del Polvorín. Tiene fábricas irregulares pero pudiera ser romano. El segundo está saliendo de Orense, cerca de la carretera N-525 y del Pueblo de Noalla, y recientemente se han acondicionado sus restos para servir de acceso al polígono industrial de San Ciprián de Viñas, poniendo un tablero moderno sobre el cuerpo romano. Reproducimos unas fotos del puente de su readaptación al servicio vial. Tiene dos arcos de 8 y 3 m de luz.

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Capítulo X. Puentes en la provincia romana de Gallecia

Vista del puente de Sobradelo

Vista del puente

OTROS PUENTES

Son dignos de mencionar con méritos para entroncarse por lo menos en antiguos romanos los de Carballino en el río Arenteiro, con un arco de 9 m de luz; los de Corgo de Morgan y Agro en el río Covas, con luces de 3,50 y 10 m, respectivamente, y con una característica común de presentar un almohadillado superficial las dovelas de las Detalle de las fábricas. Obsérvese el almohadillado de las dovelas de boquilla. Cortesía del Ingeniero R. Outomouro Nieves

Vista del puente del Agro en el río Covas. (Véase el almohadillado de las dovelas de boquilla) Vista general del puente de Pacín sobre el río Montaña

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente sobre el río Lonia en el casco urbano de Orense

Puente sobre el Limia entre Torno y Herdadiña

Puente de Pontefechas. Vista del puente desde aguas abajo. Cortesía del Ingeniero R. Outomouro Nieves

boquillas de sus arcos; el de Pacin, sobre el río Montaña, situado en una calzada romana secundaria. El de Vilameá, sobre el río Caldo, con dos arcos de 9 y 2,50 m de luz y el de Pontefechas, con dos arcos, uno de 15 m de luz cerca de Celanova; el de Sobradelo en el pueblo del mismo nombre y el del Loña con un medio punto de 13,10 m de luz arrancando del mismo plano de aguas.

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Capítulo X. Puentes en la provincia romana de Gallecia

Puentes en la provincia de Pontevedra PUENTE DEL BURGO

Pontevedra como su nombre Ponte Veteris (Puente viejos) lo indica tiene raíz pontera que le viene de lejos pues en sus cercanías estuvo la mansión Ad Duos Pontes de la Vía n.º 20 del Itinerario de Antonino que es la de Brácara (Braga) a Luco Augusti (Lugo) con la especificación de ser: vía per loca marítima. El puente aparece en La Edad Media designado como: Ponte Veteris en 1103; Pontis Veteris en 1141; Ponte Veteri en 1169, y Ponte Vedra en 1254 y 1347. El puente es, además blasón de la ciudad que lo ostenta en su escudo donde aparece flanqueado por dos torres. Pero existen también fuentes materiales que nos atestigua su antigüedad, puesto que, según el ingeniero Juan Llansó al acondicionar la calle del Puente, para colocar en ella las tuberías de distribución del agua potable, se descubrieron restos de unos arcos antiquísimos terraplenados a nivel inferior al de la calle, que resulta indudable debieron pertenecer al puente primitivo. «Este puente de unos 3 m de anchura compuesto de 17 ó 20 arcos, a un nivel inferior al actual y de mayor longitud que éste, se arruinaría y sería sustituido por otro medieval en una fecha que sólo de una manera aproximada se puede fiar hacia el siglo XIV» y del cual tenemos un acta de reconocimiento de 25 de mayo de 1967 que copia el señor Llansó y que es el que existe actualmente sobre el río Lérez al servicio de la carretera La Coruña-Santiago-Tuy y que ha sido reformado, en 1954, por el citado ingeniero de acuerdo con el plan de modernización de carreteras, ensanchándolo y reforzando especialmente en sus cimentaciones sin descuidar su aspecto primitivo, aunque expresando vigorosamente la reforma actual. (Revista de O. P., febrero 1955). El puente después de la reforma

El puente antes de la reforma del plan de modernización

Detalle del puente actual

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Como puede verse en las fotos antiguas el puente tenía unos hermosos tajamares triangulares que destacaban del plano de tímpanos, y se quedaban a mitad de altura sin llegar a coronación. Sobre sus remates se han apoyado las bóvedas rebajadas que amplían la calzada por ambos lados. Ha quedado un puente de once arcos en donde se aprecia muy bien lo antiguo y lo moderno. Se tienen referencias documentales de obras en 1339 y 1491 con una reparación muy importante en 1564 y otra de 1697 a 1702. Otra transformación de consideración sufrió de 1804 a 1823, y arreglos menores en 1890 y 1915. En la actualidad se ha ensanchado de 7 a 11,20 m consolidando el interior de la fábrica y respetando en todo lo posible los paramentos antiguos. (Ver J. Llansó de Viñals: Revista de Obras Públicas, febrero 1955, págs. 73-79.) Según Ceán Bermúdez, Madoz y Pons la ciudad corresponde a la mansión Duopontes n.º 6 de la Vía n.º 20 del Itinerario de Antonino y debía haber otro puente, además del que hemos descrito, en el río Lérez. PUENTE DE SAMPAYO

Este puente está sobre el río Verdugo cerca de su desembocadura, para la carretera de Vigo a Pontevedra, y perteneció a la Vía n.º 23 del Itinerario de Antonino que luego sirvió a los peregrinos de Santiago procedentes de Portugal y resultó famoso por la batalla que lleva su nombre, donde vencieron los españoles a los franceses en la guerra de la Independencia. Le llegan las aguas del mar, tiene siete arcos y rasante Situación del puente en la red de caminos de la provincia. Cortesía de la Caja de Ahorros Municipal de Vigo

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Capítulo X. Puentes en la provincia romana de Gallecia

Puente de Sampayo. Vista general desde la orilla izquierda. Cortesía de la Caja de Ahorros Municipal de Vigo

horizontal marcándose la separación entre tímpanos y pretil. Tiene pilas con avanzados tajamares difiriendo del puente de la Ramallosa en que no llegan hasta coronación del pretil, pero los sombreretes piramidales que las coronan tienen su vértice en la línea de separación entre pretil y tímpano. En los arcos alternan los medios puntos y los arcos apuntados. «Pasárono reises, arcebispos, os nosos condes tolos, peleriños de Santiago, e ricos mercaderes. E ahí está resistindo o paso dos séculos, das aguas e dos viaxeiros». (Alvaro Cunqueiro). Damos una foto del puente y un dibujo debidos a la amabilidad de la Caja de Ahorros Municipal de Vigo. PUENTE DE LA RAMALLOSA

El Puente de la Ramallosa «construido ali onde o rio Miñor que ven de cruzar un dos vales mais fermosos de Galicia surocidental xunta as suas augas claras cra salgado do mar en ancho esteiro», consta de ocho arcos con luces decrecientes desde el centro a los extremos, algunos de medio punto bien logrados como los de extremidades (dos por un lado y tres por otro) y en cambio ojivales los tres de en medio y con mayor peralte el central. Un detalle más bien medieval que romano es el de que los tajamares Puente de Sampayo. Vista general desde orilla izquierda. Cortesía de la Caja de Ahorros Municipal de Vigo

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Situación del puente en la red de caminos. Cortesía de la Caja de Ahorros Municipal de Vigo

triangulares de las pilas, que llegan hasta el pretil, dibujándose en la planta de la calzada los salientes de tajamares. El pretil no es antiguo sino de la época de Carlos III, pero esto no dice nada, ya que era una reconstrucción muy corriente en dicha época. En la pila central y aguas abajo existe un pequeño «cruceiro» donde se superponen elementos extraños coronados por una cruz de piedra muy esbelta. Las fábricas parecen romanas en algunos arcos, y las partes bajas de las pilas sobresalen aguas arriba con tajamares triangulares bien aparejados en su zona baja, y en Puente de Ramallosa. Vista desde la orilla derecha

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Capítulo X. Puentes en la provincia romana de Gallecia

Vista de la zona central. Cortesía de don Emilio Montenegro

cambio más descuidados en sus zonas altas que muy bien podían corresponder a un recrecimiento de aquellas partes al hacer la reconstrucción de los arcos correspondientes. Existe una leyenda muy curiosa relativa a este puente que recoge Valle Inclán en su comedia bárbara Águila de Blasón. Cunqueiro dedica a esta leyenda el siguiente comentario: «Ponte escollida pra practicoar na media noite, era axuda dun viaxeiro desconocido que pasa por el un rito de “quebra do sino˝, cortando asfitas on os fios que van a permitir a una muller preñada dar a luz un fillo sin dificultade, destruidos pola ceremonia máxica os supostos impedimentos, obra de oscuras poteneras malígnas».

Izquierda Detalle del primer arco. Cortesía de don Emilio Montenegro Derecha Vista de las pilas

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Red de caminos y emplazamientos

PUENTE DE FILLABOA

El puente de Fillaboa, está en el río Tea o de Puenteareal, cerca de Salceda de Caselas, y de la desembocadura del Tea en el Miño, reflejándose «en el sosegado río, ainda mozo, pro xa dispuesto a morrer no Miño, o gran rio paternal dos galegos» y el río recoge «a gracia de oxiva que parece que ainda está a ser inventada dos arcos menores». Consta de un arco principal que arranca del plano de aguas, duplicándose en el

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Puente de la Fillaboa. Cortesía de la Caja de Ahorros Municipal de Vigo

Capítulo X. Puentes en la provincia romana de Gallecia

reflejo entre dos pilas de un tipo muy romano, con tajamares triangulares que terminan a mitad de altura de tímpanos. El arco se acompaña por dos arcos en ojiva premeditada, de distinta traza y peralte, que perforan el muro de acceso desde la orilla izquierda. En la orilla derecha el muro sin calar es más corto. Las dovelas de los arcos están bastante regularizadas en cada arco, pero muy distintas las de cada uno en traza y aparejo. Se coronó su rasante cuasi horizontal con pretil en una sola hilada de ortostatos. La fábrica de sillares de los tímpanos es bastante irregular, pues el puente primitivo debió ser del tipo de tres arcos con fuerte pendiente en las rasantes que formarían lomo de asno, aunque ya en época medieval, se nivelarían las rasantes para aproximarse a la horizontalidad, recreciéndose los tímpanos, como se ve claramente en sus fábricas. Por este motivo los arcos pequeños son de un estilo totalmente diferente al del principal. La información de este puente y las fotos que lo ilustran se deben a la amabilidad de la Caja de Ahorros Municipal de Vigo. PUENTE ÁREAS

Red de caminos de la provincia. Cortesía de la Caja de Ahorros Municipal de Vigo

Otro puente en el Tea es el conocido como puente Áreas o puente de los Remedios que se encuentra en la vía romana de Pontevedra a Tuy. Tiene tres arcos, dos de medio punto y otro en ojiva, y está en un camino muy corto que da entrada al pueblo del mismo nombre desde la actual carretera de Redondela a Tuy. Las pilas son triangulares con sombreretes piramidales que no llegan a coronación. Los arcos tienen arranques a diferentes alturas pues la rasante es muy pina. PUENTE DE CERDEDO

Este puente sobre el río Lérez ha conservado su primitivo aspecto de puente romano con arco central de medio punto remontándose desde el plano del agua y acompañado de sendos arcos en las orillas de mucha menor luz, que obliga a un fuerte lomo de asno en tímpanos. Éstos se coronan con pretiles de igual altura formados por ortostatos en dos hiladas superpuestas. En el vértice del pretil de aguas arriba se ha colocado un «cruceiro» que parece relativamente moderno. «O rio e un fio de auga que vai de modiño polo estreito caule. Esta pequeño ponte ensínonos a incorruptible beleza da obra feita con amor» (Alvaro Cunqueiro).

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Cerdedo. Vista desde aguas arriba

El arco principal tiene 9,20 m de luz. La información de este puente y las fotos que lo ilustran se deben a la amabilidad de la Caja de Ahorros Municipal de Vigo. Otros puentes de los que no hemos podido recoger datos son el puente de Caldas, sobre el río Umia, en la carretera de Santiago a Pontevedra y el de Tuy, sobre el río Miño, a media legua del pueblo. Este último aunque lo da Ceán Bermúdez como romano parece que no ha dejado rastro. El que sí existió fue el puente Pedriña que está sumergido en el embalse de Las Conchas.

Detalle del arco. Cortesía de la Caja de Ahorros Municipal de Vigo

Puentes en la provincia de Lugo

Poca cosecha de puentes hemos obtenido en la provincia de Lugo: el de la capital, sobre el Miño, a los que podrían acompañar el de Chantada, en el Asma afluente del Miño y el de Porto Marín, en el Miño, muy destruido. Los puentes restantes están sobre el Navia, antes de salir de Lugo y pasar a Asturias. PUENTE DE LUGO (LUCO AUGUSTI)

La ciudad de Lugo era el punto de paso de dos Vías del Itinerario, las números 19 y 20, ambas de Astúrica (Astorga) a Brácara (Braga) con dos trayectos paralelos diferentes en ciertas zonas, pero pasando ambas por Iria (El Padrón), por Pontevedra (Ad Duos Pontes) y por Limia, difiriendo entre ellas en que una se acerca más a la costa (per loca marítima) que la otra. El puente de Luco, sobre el Miño era de la Vía número XIX. Puente de Lugo Vista general desde aguas abajo

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Capítulo X. Puentes en la provincia romana de Gallecia

Vista desde aguas arriba

Es un puente de nueve vanos, sobre el río Miño, con rasante horizontal, relativamente cercana del agua y vanos emprendidos entre 4,50 y 10,20 m. Los arcos son de medio punto y apuntados, algunos de los cuales de ojivas premeditadas, lo que significa que el puente ha sufrido diversas reconstrucciones, entre las cuales alguna para ensancharlo. Se ven pocas señales de autenticidad romana, pero parece que puede ser romano el segundo arco visto desde aguas arriba. Las pilas llegan hasta media altura con sombreretes sobrepuestos. En la última reconstrucción, de época muy reciente, se ensanchó la calzada, para lo cual se colocaron pilastras de fábrica de ladrillo sobre las pilas en las que sustentaron vigas metálicas longitudinales que aumentan la anchura útil en zona de aceras. Arcos números 2 y 3 desde aguas abajo

Arcos números 6 y 7

Arcos números 8 y 9 desde aguas arriba

Arco número 2 desde aguas arriba

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Nevia. Vistas desde aguas abajo

PUENTES EN EL NAVIA

Tenemos el llamado puente Gatin denominado también puente Neviae donde estuvo una mansión la n.º 20 de la Vía XIX de Brácara-Astúrica del Itinerario de Antonino y n.º 13 en la XX. Tiene dos vanos de medio punto que están sirviendo a la carretera actual de Lugo a León por Ponferrada y Astorga. Está cerca del pueblo de Nogales. Tiene paramento completamente plano aguas abajo y con saliente de pila en tajamar triangular con sombrerete aguas arriba. Parece romano por fábricas y aparejos. El otro puente se encuentra en la localidad de Navia de Suarna, en el camino de Navia de Suarna a Paradela aguas arriba del anterior, a pocos kilómetros de distancia. Tiene un solo arco de gran peralte, con lomo de asno acentuado y pretiles de fábrica. La boquilla del arco señala unas dovelas que son casi lajas de piedra de bastante irregularidad. Se estriba contra una ladera y está muy recubierto de yedras

El arco principal desde aguas abajo

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El arco menor desde aguas abajo

Capítulo X. Puentes en la provincia romana de Gallecia

que cuelgan de los pretiles y tímpanos. Por su aparejo en bóveda y tímpanos, así como por el apuntamiento, parece ser ojival pero procedente de uno romano. (Fotos don Emilio Montenegro.) En un afluente del río Miño tenemos también el puente de Chantada. Está en el camino de Monforte a Santiago y la guía Firestone lo declara puente romano, aunque no tenemos otra referencia. También en el Miño pudiera ser de origen romano el puente de Porto Marín, pero quedan muy pocos restos y además desfigurados por estar inundados en aguas altas del embalse del mismo nombre.

Puente de Navia de Suarna. Vista general desde aguas arriba. Cortesía de don Emilio Montenegro

Vista general desde aguas arriba. Cortesía de don Emilio Montenegro

Detalle del arco principal. Cortesía de don Emilio Montenegro

Vista por arriba. Cortesía de don Emilio Montenegro

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puentes de La Coruña

El río más interesante de esta provincia es el Ulla, el de mayor importancia por longitud y superficie de cuenca. Forma límite con Pontevedra por el Sur, y tiene una serie de problemas histórico-geográficos muy importantes al tener paralela a él la vía n.º XXXIV del Itinerario con sus mansiones: Iria Flavia (denominada Pria en algunas versiones del Itinerario), Asseconia, Brevis, Martiae y Lucus, lo que da lugar a una serie de hipótesis para reducirlos a poblados actuales. Además esta zona tiene una gran relación con la leyenda histórica del traslado del cuerpo del Apóstol Santiago. Ha sido uno de los temas más estudiados y discutidos por la publicación denominada «El Miliario Extravagante» a la que nos referiremos en otra ocasión. En lo que concierne a puentes esta discusión puso en juego un cierto número de puentes de los que se han llegado a localizar los de Puente Cesures, Vea, Ledesma y Mellid quedando inciertos el de Liñares, Martiae, Siqueiros y Aixon. Tenemos además, en el Tambre, el puente Cela y en el Xallas, el de Olveira. PUENTE CESURES

El puente Cesures sobre el río Ulla, en las proximidades de El Padrón (a 1,5 km), pueblo muy relacionado con la leyenda de la aparición del cuerpo del Apóstol Santiago. Ha quedado en servicio para la carretera de La Coruña a Pontevedra, en el límite de ambas provincias. Tiene trece arcos de medio punto con rasante horizontal, 135 m de longitud y una anchura entre pretiles de 3,90 m, siguiendo éstos las líneas triangulares de los tajamares. La altura desde el nivel de aguas a coronación es de 5 m. Parece que hubo una inscripción dedicatoria del puente, que ha desaparecido. Puente Cesures. Vista general desde aguas arriba

Vista general desde aguas abajo

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Capítulo X. Puentes en la provincia romana de Gallecia

Puente Mellid. Vista general desde aguas arriba

Puente Mellid. Arco principal

Celestino Espinosa considera que el puente actual procede del que se construyó en tiempos de Julio César aunque ha sido muy reconstruido, sin que se tenga noticia directa de ninguna de sus reconstrucciones. Las luces de sus trece arcos desiguales empiezan por 6,05 m en la extremidad lado La Coruña para llegar a un máximo de 9,35 m en el octavo arco, descendiendo de nuevo hasta 5,45 m en el de extremidad lado Pontevedra. Las pilas tienen aproximadamente 3,50 m de grueso y destacan por tajamares triangulares con sombreretes en pirámides hasta coronación de tímpanos. Ceán Bermúdez lo da también como romano. El pretil es muy moderno. Los arcos son de diversas épocas, la mayoría apuntados algunos de medio punto y otros de arco circular peraltado. En un afluente del Ulla, por la orilla derecha, está el puente Mellid que pudiera ser el puente romano denominado Pons Martiae. Está en el camino de Lugo a Mellid. Reproducimos dos fotos debidas a la amabilidad del señor Montenegro. PUENTE VEA

Puente de Vea. Vista general y detalle del arco y pila. Cortesía de don Emilio Montenegro

Este puente, también sobre el Ulla, tiene seis arcos de medio punto con luces variables desde 8,50 a 11,70 m. Este último casi se conserva en los cuatro centrales, a los que acompañan una pareja a cada lado de menor luz. Su longitud total es de 97 m,

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Historia del puente en España. Puentes romanos

su anchura útil entre pretiles 2,85 m y su altura máxima hasta coronación 10,80 m. Las pilas destacan del plano de tímpanos y sus tajamares triangulares se elevan hasta coronación. A pesar de este detalle, las fábricas, con dovelas y sillares de buena escuadría y muy normalizados, parecen garantizar su romanidad. Está en el camino actual de Santiago a la Estrada y se conoce con el nombre de Puente Real. Celestino Espinosa lo da como romano. Reproducimos dos fotos debidas a la amabilidad del señor Montenegro. Desde este puente partían dos ramales, uno a Cuntis y otro a La Estrada, que seguía por Carballino, Orense, Chavey descendiendo hasta el Duero. PUENTE LEDESMA

Es otro de los puentes sobre el río Ulla, en una desviación de la carretera de Santiago-Orense que va a Arzúa. Está en el llamado camino real que pudo haber sido calzada romana, pues se enlaza con la que procedía de Iria e iba a cruzar el río en Puente-Vea. PUENTE DE AIXON

Está sobre un arroyuelo afluente del Ulla, denominado Záramo, y está encajado entre restos de una vía romana. Los del terreno le denominan puente Buzacos. Consta de dos arcos con pila central. En las cercanías se encontró un mitiario de la época de Calígula. PUENTE MARTIAE

No está en la mansión del mismo nombre, pero por él pasaba el Ulla la Vía n.º XIX del Itinerario. Figura en la segunda tableta de Lépidus (tabletas de barro, de Astorga) entre Luco Augusti y Brevis. Aparece también en el Anónimo de Ravena, entre las mismas mansiones. PUENTE DE OLVEIRA

El puente de Olveira sobre el Xallas es un puente de dos arcos principales con pila central acompañados por otro de menor luz en orilla derecha y otros tres en decrecimiento a la orilla izquierda. Tiene pilas con tajamares triangulares aguas arriba que se coronan a mitad de altura con sombreretes piramidales formados por escalonamiento de hiladas, excepto la pila central que llega hasta coronación interrumpiendo el pretil; los sillares y las dovelas son de buena escuadría, todo lo cual denota cualidades favorables para ser romano. Está en el término municipal de Mazavicos. Las fotos que acompañan las proporcionó el ayudante de Obras Públicas de la Jefatura de Obras Públicas de La Coruña, señor Pérez Serrano. Otros puentes de los que no disponemos fotos son el de Cela, en el Tambre, y el de Brandomil.

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Capítulo X. Puentes en la provincia romana de Gallecia

Vista general del Puente de Olveira. Arco principal. Cortesía del señor Pérez Serrano. Vista desde aguas arriba

Vista de la calzada. Cortesía del señor Pérez Serrano

Vista desde aguas abajo

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Apéndice I Galecia PROVINCIA DE PONTEVEDRA

Cerca del puente de Sampayo y en el río Ulla tenemos el puente de Sotomayor con un solo vano del cual queda únicamente la bóveda y una mínima parte de los tímpanos en ambos arranques, pero se trata de buena sillería y sirve a un camino de peatones empedrado en algunos trozos. El puente de los Remedios sobre el río Tea en Puenteáreas tiene cuatro arcos en lugar de tres, uno más pequeño que los otros tres. Tienen deformidades debidas probablemente al asiento de los cimientos, aunque también pueden proceder de deformaciones de las cimbras, pues dos de ellos parecen peraltados. Las dovelas son de una piedra más blanca que los sillares del tímpano. Tiene una capilla al fondo. Otro puente interesante en la provincia es el de Almofrey sobre el río del mismo nombre con un solo arco de medio punto que arranca desde el fondo del cauce en roca. Está en un lugar solitario. Las fábricas están bien aparejadas y en buen estado de conservación. También pudiera ser de origen romano el de Caldas de Reyes sobre el río Bermaña, situado en el centro del pueblo, que debió tener existencia en la época romana pues se han encontrado en algunas excavaciones objetos de cerámica y lápidas romanas. También hubo cerca del puente una capilla y una torre en el siglo X. Tiene buena sillería en arcos y tímpanos, tajamares triangulares en los dos frentes y un cruceiro sobre la pila aguas abajo. Puente de Caldas de Reyes sobre Bermaña

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Puente Sotomayor

Puente de los remedios sobre el Tea

Puente de Almofrey

Capítulo X. Puentes en la provincia romana de Gallecia

PROVINCIA DE LUGO

Puente de Lugo (xerigrafía de José Ramón)

El señor Montenegro nos ha enriquecido la descripción del puente de Lugo con una xerigrafía del artista lucense José Ramón que publicamos. En cuanto al puente Gatin, que estaba situado sobre el Navia y que nosotros dábamos una versión de dos arcos obtenidos en una solución de un solo vano situado en la región denominada los Puentes de Gatin donde se reúnen las dos ramas principales de la cuenca superior del río Navia y muy cerca de donde cruza el mismo río la carretera de Madrid a La Coruña, situados en el distrito de Becerreá. Blázquez sitúa este puente, también con un solo arco y un miliario en la parte superior, en la vía del Bierzo a Lugo (foto Blázquez). Un puente interesante, aunque de poca importancia material, es el de Viladesuso situado en el río Broi; se trasladó unos cientos de metros aguas arriba de su ubicación primitiva que podía ser romana, para dar paso a un nuevo camino vecinal. Es de un solo arco y de luz muy pequeña. Otro puente, el de Carracedo sobre el Neira con cuatro arcos de medio punto de 2,50 m de anchura y luz aumentando de las orillas al centro. Es de sillería con un robusto pilar central de planta trapezoidal. Tiene tráfico de viandantes exclusivamente, cerca del pueblo de Lancara. Tajamares triangulares aguas arriba y rectangulares aguas abajo. Existe un pequeño monumento en el centro del puente.

Puente de Galin

Puente de Carracedo sobre el Neira

Puente de Viladesuso

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Ulla: vista general y parcial

PROVINCIA DE LA CORUÑA

Lo cita Idrisi, que en la traducción del Ingeniero Saavedra indica que está compuesto de cinco arcos, «tan considerables y tan altos que pueden pasar por debajo los buques sin abatir los palos». También existe referencia de que fue reconstruido por el maestro Mateo en 1161 y tiene varias reconstrucciones posteriores, la última de 1911 en la que se ensanchó colocando aceras sobre viguetas metálicas apoyadas directamente en las pilas destrozando la sencilla belleza del puente. El puente propiamente dicho se completa mediante un grupo de tajeas de la misma luz: 3,10 m. Damos dos fotos del puente principal que complementan las del grupo de pontones publicadas en el artículo primitivo. El puente que denominamos de Mellid está situado en el río Furelos afluente del Ulla y no puede ser el puente Martiae como decimos en el artículo primitivo. Tiene cuatro arcos de medio punto bien aparejado e hiladas de sillería en los tímpanos. La anchura es de 3,75 m. Ha sufrido reconstrucciones, especialmente en la parte alta de los tímpanos que es de sillarejo. Está en la carretera de Palas del Rey a Mellid. Damos dos fotos del puente que puede ser romano, pero también de los siglos XII o del XIV como algunos autores proponen. En las cercanías de este puente existe el puente de Libureiro sobre el río Seco afluente también del Ulla. Servía al camino de Santiago, que pudo ser antes vía romana. El pueblo de Libureiro está en el kilómetro 556 de la carretera de Palas del Rey a Mellid. Tiene un solo arco de medio punto con hermosas dovelas, que han quedado desprovistas de tímpanos.

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Puente de Mellid sobre Furelos

Puente de Libureiro

Capítulo X. Puentes en la provincia romana de Gallecia

Puente de Ledesma

Puente de S. Juan Carballo sobre el Allones

Otro de los puentes sobre el río Ulla es el de Ledesma, que ya citábamos en el artículo primitivo, tiene nueve arcos de medio punto con luces entre 7 y 10 m y anchura de 3,00 m. Está situado en el límite de las provincias de Pontevedra y La Coruña. Tiene tajamares triangulares bajos en el paramento de aguas arriba y trapezoidales aguas abajo. Los arcos y tímpanos son de buena sillería y se encuentra en uso. Damos una foto. Otro puente interesante de la provincia es el de S. Juan de Carballo sobre el río Allones con cuatro arcos de medio punto de luces decrecientes desde 5,30 a 2,20 m a partir de una orilla. Tiene tajamares triangulares aguas arriba y semicirculares aguas abajo. Se denomina puente Lubian y debe estar en su camino romano.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Apéndice II Puentes de la calzada romana del puerto de Vegarada

Se trata de un caso ejemplar de cómo el estudio de las calzadas romanas puede influir en el de los puentes. Esta calzada ha sido estudiada por los ingenieros de Caminos: Miguel Arenillas y José Vélez y el arqueólogo Manuel Rabanal. Es un trozo de vía romana que franquea la cordillera cantábrica estableciendo una comunicación N-S entre la región próxima a la ciudad de León y el núcleo central de Asturias pasando por la zona limítrofe de Astures y Cántabros. En realidad prolonga la vía núm. I del Itinerario de Antonino (De Italia in Hispanias, Ad Legio VII Geminam) para comunicarse con la red secundaria del otro lado de la cordillera. El trayecto estudiado parte del Puente Villarente sobre el río Porma muy próximo a la mansión de Lancia de dicha vía núm. I y siguiendo el valle del río Porma, primero para tomar el de Curueño en Ambas Aguas, el cual nace en el puerto de la Vegarada, donde también se desvían aguas hacia la vertiente contraria por el río Aller que pudo servir de camino de penetración hacia el Norte. Siguiendo hacia Occidente por la divisoria de aguas encontramos a pocos kilómetros el puerto de Piedrafita y después el de Pajares.

Red de comunicaciones de la zona Puente de Valdepiélago

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La calzada a la entrada del puente de Valdepiélago

Capítulo X. Puentes en la provincia romana de Gallecia

Pontón entre Caldas de Nocedo y Cueto Ancino

Puente del Ahorcado

La calzada al Norte de Caldas de Nocedo

Durante la Edad Media se establecieron numerosas comunicaciones transversales uniendo nuestra vía con los poblados que se iban creando a ambos lados de la misma al irse poblando la región, sirviendo además nuestra vía para la circulación de ganado. Los puentes que se han descubierto al estudiar esta calzada no están todos en ella sino además en los caminos de enlace con los pueblos, inmediatos siendo algunos romanos con bastantes posibilidades, mientras otros son medievales, con ojivas premeditadas, y los más son lo que pudiéramos llamar romano-medievales. Los que tienen más probabilidades de ser romanos son los pequeños que salvan los arroyos que van a desembocar en el Curueño, como el situado entre Caldas de Nocedo y Cueto Puente sobre el Curueño

Entrada al puente del Ahorcado

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Ancino que es un pontón de pequeña luz; el puente de aguas abajo de Cerulleda con un solo arco ligeramente apuntado, probablemente por defecto de construcción. También el puente del Ahorcado sobre el Curueño en un cruce forzado de la propia vía, con un medio punto muy correcto de perfil y con dovelas de sillería bien aparejadas, aunque los tímpanos son de mampostería tosca, lo que pudiera ser reconstrucción. También consideramos acreedor a la romanidad, el puente sobre el arroyo de Villarias con medio punto arrancando del cauce aparejado con dovelas de sillería de factura desigual denotando reconstrucción y por último el de Valdelugueros con tres arcos, alguno de los cuales pudiera ser de origen, con buenas dovelas de sillería, aunque los tímpanos de mampostería muy tosca son evidentemente posteriores. Otro puente en Cerulleda, aguas abajo del pueblo es muy tosco de perfil y de fábricas, lo cual no le acredita como romano. Tampoco parece romano el de Valdepiélago, esta vez por la perfección de su ojiva de gran peralte. Por la misma razón tampoco el situado al Norte de Valdelugueros.

Pontón sobre el arroyo de Villarias

Puente de Valdelugueros

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Capítulo X. Puentes en la provincia romana de Gallecia

Puente aguas abajo de Valdelugueros Puente de Cerulleda

Puente aguas arriba de Cerulleda

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XI

Puentes romanos de la provincia Cartaginense

Preámbulo

Hemos llegado al último artículo de puentes romanos que corresponde a la provincia romana de la Cartaginense, en la división administrativa correspondiente al bajo imperio. Claro está que la misión que nos habíamos impuesto hace ya más de treinta años no era el estudio exclusivo de los puentes romanos, sino el de la historia de los puentes en nuestro país, y así, no nos limitábamos a buscar datos sobre puentes romanos, sino que íbamos recogiendo datos de todos los puentes antiguos que se nos iban presentando, lo mismo en los propios ríos al realizar mis trabajos profesionales relativos al estudio de proyectos y la construcción de puentes actuales, o en libros y artículos especializados en la arqueología e historia de los puentes. Mi proyecto, amplio, ha resultado demasiado ambicioso y creo que tendrá que limitarse a los puentes romanos, y en este artículo tendrá su fin. En realidad un trabajo de este tipo no puede llevarse a cabo por una sola persona, cuyos contactos con el tema, aunque sean verdaderamente directos y a fondo en cuanto a intensidad, pues se han realizado dentro del puro horizonte de los puentes, no pueden llegar a ser un número suficiente como para intentar acercarse a todos los casos existentes. Ya hemos esbozado en los últimos artículos cuál sería el método ideal, para llegar a tener un contacto lo más amplio posible, aún limitándonos a los puentes romanos, y recordaremos las dos vías de acceso de que disponíamos para dar su pleno sentido al concepto de methodos = camino. El más directo era materializar verdaderamente su sentido, penetrando a lo largo de las vías romanas (en su significación del Itinerario de Antonino) para encontrar los puentes en los cruces con los ríos, o a la inversa, con sentido menos genuino pero más amplio, recorrer todos los ríos para encontrar sus puentes en vivo o arruinados, que nos darían su totalidad histórica. Pero resulta más sencillo y natural introducirse por los caminos para buscar los puentes, especialmente si buscamos puentes de una época determinada, pues sólo habría que recorrer los caminos que tuvieron vigencia en dicha época. La conclusión a que llegamos es que el estudio de los puentes romanos resulta como un subproducto, un derivado del estudio de las vías romanas. La de los puentes en general sería la de seguir todos los itinerarios de caminos que se han ido materializando en nuestro país empezando por el tantas veces mencionado Itinerario de Antonino y llegando a los mapas actuales del Ministerio de Obras Públicas. Pero, volvemos a decir, esto no cabe llevarlo a cabo por una persona aislada, aunque emplee con generosidad un número abundante de años de su vida, y aunque la

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dedicación al tema le venga casi automáticamente impuesta por sus trabajos profesionales. En estos últimos años, dándonos cuenta de lo importante de esta ampliación a un equipo de estudiosos verdaderamente numeroso, hemos tratado de conseguir la institucionalización del problema en el Ministerio de Obras Públicas. Y lo hemos llevado también en la dirección de las obras hidráulicas, especialmente en la de los abastecimientos de aguas romanos en España. Hace dos años, con la colaboración y ayuda eficaz del profesor Fernández Ordóñez, llegamos casi a conseguir la meta en un decreto ministerial que plasmaba todas estas aspiraciones en un Patronato de nuestro Ministerio de Obras Públicas, pero el tal decreto no llegó a publicarse. Como ejemplo de las dificultades con que he tropezado en esa dirección citaré el caso de la obtención, de un plano del puente de Alcántara, la más hermosa obra de ingeniería de toda la romanidad y de la que no tenemos una representación decorosa. Desde hace unos diez años empecé a hacer presión, para obtener por fotogrametría terrestre los planos fundamentales del mismo. Pasaron cinco ministros y los directores de Carreteras correspondientes, todos ellos muy interesados en el tema. Por fin hace tres años se hicieron los levantamientos correspondientes con material fotográfico traído expresamente de Alemania. Se hizo la reducción correspondiente a planos donde aparecen sillar por sillar. Se han redactado dos presupuestos para su publicación, pero los ansiados planos no han aparecido a la luz pública.

Estudios de vías romanas Estudios de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades

El estudio más sistemático de vías romanas realizado en nuestro país es el llevado a cabo por la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades (hoy desaparecida), iniciado en el año 1915 por don Antonio Blázquez y Delgado Aguilera, a quien se agregó, desde el año 1916, el ilustre profesor don Claudio Sánchez Albornoz hasta el año 1920, siguiendo, a partir de este año, el mismo don Antonio Blázquez con la colaboración de su hijo don Ángel Blázquez y Jiménez hasta el año 1925, cuando se termina el programa de exploraciones. Las Memorias más interesantes que hemos utilizado para la fijación de puentes son las siguientes: Vías romanas del valle del Duero (1915-1916). Vías de Castilla la Nueva (1916). Vías Mérida-Salamanca y Segovia-Titulcia-Segontia (Sigüenza) (1918). Carrión a Astorga y Mérida-Toledo (1919-1920). Meaques-Titulcia-Toledo, Aranjuez-Toledo y Mérida-Ayamonte (1920-1921). Sigüenza-Zaragoza y El Bierzo-Lugo-Betanzos-Padrón-Tuy (1921-1922). Sevilla-Córdoba, Córdoba a Cástulo por Epora y por El Carpio (1922-1923). Bérgido-Astúrica y Cataluña, Valencia y Jaén (1923-1924).

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Pero el beneficio que hemos obtenido de estos importantes estudios es muy limitado. Causa verdadera extrañeza la poca atracción que ejercen los puentes en las personas no especializadas en su estudio y construcción, pero sobre todo en este caso de las vías romanas donde son piezas clave para obtener puntos obligados de paso en ríos y arroyos. Las fotografías de los pocos puentes que han logrado pasar a publicación son tan deficientes que apenas pueden volver a ser reproducidas. Haremos un recuento de las mismas, aunque sus reproducciones se alineen después en otras descripciones más sistemáticas. Así, por ejemplo, en las vías del valle del Duero tenemos una muy interesante que va desde la divisoria de aguas en el puerto de la Fuenfría hasta Septimanca (Simancas) pasando por Segovia, Sta. María de Nieva, Coca y Valdestillas, donde encontramos los siguientes puentes: alcantarillas romanas del camino de la Fuenfría, de las que hemos hecho un estudio especial y describimos en otro lugar; el puente Castellano a la salida de Segovia, sobre el Eresma; el puente de Los Lavaderos, a unos 4 km de esta última ciudad; el de Coca; el de Valdestillas; el de Siete Iglesias, cerca de Matapozuelos. Del puente de Septimanca (Simancas) no dan ninguna noticia ni fotografía, pero lo hemos estudiado por nuestra cuenta independientemente. Aparece también el puente del Alguacil situado en las vías manchegas en el trozo de Sisapone a Laminio de la número 29 del itinerario y además en el camino de Consabrum (Consuegra) a Portus Lapideus (Puerto Lápice), otro de muy poca importancia denominado puente de los Pocillos. Estudio de la vía romana de Uxama a Augustóbriga

Uno de los estudios de vías romanas que tuvo importancia internacional en el siglo pasado es el de la de Uxama a Augustóbriga, que es parte de la número 27 del Itinerario de Antonino. Fue estudiada por el ingeniero don Eduardo Saavedra, ganando un concurso convocado por la Academia de la Historia en 1847. En esa época Saavedra era ingeniero de caminos en la Jefatura de Obras Públicas de Soria, donde está situado el recorrido de dicha vía. Sus conocimientos generales de ingeniería de las carreteras y los particulares correspondientes a su actuación profesional en las carreteras de la provincia le llevaron a un estudio exhaustivo de las posibilidades de dicha vía romana, conocedor de la orografía e hidrografía de la región y habiendo tenido diversas ocasiones de acondicionar algunos trozos de su trazado para su reutilización. Además, había estudiado todas las versiones del itinerario vigentes en aquella época y otros temas de geografía histórica, muy especialmente musulmana, con la Geografía de El Idrisi de la que hizo una traducción parcial. El éxito de este trabajo le abrió las puertas de la Academia de la Historia, donde ingresó en diciembre de 1862 con un discurso sobre las vías romanas en España, particularizadas a la red correspondientes del Itinerario de Antonino completado por las noticias obtenidas de los Vasos Apolinares. El discurso se complementa con dos apéndices, uno en que da la exposición de dicho itinerario con las correcciones que se habían publicado en las diversas versiones del mismo y un segundo apéndice que recoge el índice alfabético de las correspondencias atribuidas a las mansiones de los itinerarios parciales. Ambos apéndices son muy útiles aunque en el momento actual,

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a ciento treinta años de distancia de su publicación, es menester introducir rectificaciones importantes en algunas de las atribuciones. Pero en la época en que yo empecé a ocuparme del tema de las vías romanas tenía todavía validez la apreciación de Schulten de que era el mejor estudio de vía romana que se había realizado en España. Como una de las mansiones del trozo elegido era la de Numancia, el estudio sirvió para fijar de un modo incontestable la situación de esta ciudad ibérica, cuyo emplazamiento era dudoso a mitad del siglo XIX. Este estudio ha tenido para mí un gran valor y he partido de él para organizar los estudios parciales de vías romanas que he llevado a cabo. Uno de ellos consistió en conmemorar el centenario del estudio de campo de Saavedra (1850), con un recorrido del mismo a final del verano de 1950, en que pude disponer de diez días para celebrar con cierta calma dicho acontecimiento. También intervine en la reedición especial de la publicación acerca de la vía, que organizó el Ministerio de Obras Públicas, y a la que yo puse prólogo. Esta contribución a rememorar una de las glorias de Saavedra, que perteneció a otras academias, además de la de la Historia, y fue profesor de Puentes en la Escuela de Ingenieros de Caminos, ha sido uno de los trabajos que he realizado con mayor satisfacción a lo largo de mi vida. Naturalmente que en los momentos actuales disponemos de medios mecánicos que perfeccionan la realización, tanto de las operaciones de campo como las de gabinete. En las primeras disponemos del helicóptero, aparato perfecto para seguir un trazado lineal, pudiendo pararse en el aire para inspeccionar o tomar fotografías y descender para tomar contacto material con cualquier punto del recorrido. También es un buen auxiliar el «Land-Rover». Pero helicóptero o «Land Rover» no excluyen un recorrido a pie de todo el trazado, que es el modo de ponerse en relación directa con los ingenieros que realizaron el camino y con los viandantes que lo utilizaron. Para las operaciones de gabinete tenemos los mapas de distintas épocas y, particularmente, los itinerarios de caminos, siendo de una utilidad perfecta los mapas del 50.000 para dibujar la traza. En nuestro país tenemos, además, un mapa aéreo completo, cuyas hojas son fáciles de obtener, aunque es propiedad del Ministerio de la Guerra. Estudio de la Vía de la Plata o Vía Ab Emérita Astúricam

Un estudio de vía romana reciente muy importante es el llevado a cabo por el profesor J. M. Roldán Hervás sobre la Vía Ab Emérita Astúricam, conocida vulgarmente desde muy antiguo por la Vía de la Plata, de la que ya hizo un estudio particular el padre C. Morán: La calzada romana de «La Plata», en la provincia de Salamanca. M. O. P. Madrid, 1949. Consideramos este estudio realizado a través del Seminario de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Salamanca como un modelo para el estudio de vías romanas, y con relación a nuestro tiempo tiene la misma ejemplaridad que ya hemos indicado tuvo el estudio de Saavedra sobre la de Usama a Augustóbriga. Yo he tenido siempre el propósito de estudiar alguna calzada completa de las del Itinerario, pero he comenzado varias sin llegar a terminar ninguna; así he recorrido en la número 3 desde Cástulo a Iliturgis, en la número 4 desde Cástulo a Uciense y en la número 24,

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que va de Mérida a Zaragoza, los trozos de Emérita a Castris Caecilí, el de Titulcia a Septimanca y el de Toletum-Segontia. Pero he empleado mucho tiempo elaborando los métodos más apropiados, empezando por reunir todos los itinerarios de caminos que se han publicado en España desde el Itinerario de Antonino para terminar en los mapas de carreteras del M. O. P. Luego reunir todas las descripciones de viajes realizados en nuestra península. Por otro lado un poner al día, con todas las nuevas versiones, el índice alfabético de las correspondencias de las mansiones redactado por Saavedra en su discurso de ingreso en la Academia de la Historia, ya citado. Y en cuanto al trabajo de campo ya lo definíamos en nuestra conferencia sobre la «Historia de nuestras carreteras», que dimos en el Instituto de Ingenieros Civiles en abril de 1945, que no me resisto a copiar aquí: «El estudio de las vías romanas es uno de los temas arqueológicos más sugestivos para un ingeniero. Se trata de replantear un camino que ha existido, que ha tenido vida. Como en cualquier caso de replanteo, vamos al campo con una serie de datos reunidos en gabinete procedentes o de estudios especiales anteriores o bien de suposiciones planteadas sobre mapas antiguos y modernos al estudiar los caminos existentes que han podido derivar del primitivo. Existen puntos de paso obligados, por ejemplo, las mansiones del Itinerario cuya reducción a poblados o despoblados esté ya efectuada. También los puentes que nos dan la indicación más precisa, si conservan las fábricas primitivas, o bien permiten conjeturar que se trata de una obra reconstruida sobre restos romanos». Volviendo al estudio del profesor Roldán Hervás, tenemos un estudio exhaustivo de fuentes, y después el recorrido total de la misma, llevando la traza a las hojas del 1/50.000 del Instituto Geográfico y Estadístico donde se remarcan además las mansiones, puentes y construcciones relacionadas con la obra de los romanos. A otra escala de mayor detalle, fotoplanos de todas las mansiones y de las zonas de paso más conflictivas. Como tercera serie de documentos, fotografías directas de miliarios, puentes y alcantarillas, y toda construcción relacionada con el tema. También una serie de fotos de la calzada en el paisaje y del paisaje que se descubre desde la calzada en las zonas más características. Únicamente pondremos en defecto la falta de dibujos directos de las obras, especialmente de los puentes, pero quizá se quedaron sin publicar. En lo demás encontramos un trabajo perfecto, ejemplar y definitivo. Estudios del Miliario Extravagante

Otra serie de estudios de vías romanas, muy interesantes en sí y para localizar puentes, es la reunida en las publicaciones del Miliario Extravagante, que redactaban desde París Gonzalo Arias y Víctor Hurtado, inteligentes aficionados al tema de las vías romanas, desde agosto de 1963 hasta enero de 1968 (catorce números en total), denominándolo en subtítulo Boletín intermitente de geografía histórica, donde con un tesón admirable y recurriendo a la ayuda de párrocos, alcaldes, eruditos locales, profesores, etc., aficionados y doctos en el tema, y disponiendo de una buena colección de libros y mapas históricos de toda clase, fueron planteando problemas viales sobre la base fundamental del Itinerario de Antonino, al que profesan una fidelidad total. Así plantearon el problema de algunas mansiones puestas en acusativo en las listas de los itinerarios particulares, resolviéndolo como puntos de empalme

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para derivar un ramal hacia la localidad correspondiente. Otro de los éxitos fue el estudio de las tabletas de barro de Lépidus encontradas en Cangas de Onís. También plantearon casos conflictivos debido a la falta de concordancia entre las longitudes de los diversos tramos de calzada que pasaban por una misma mansión. Uno de los casos más interesantes fue el de la fijación de la mansión, correspondiente a Cáceres actual, que aparecía en conflicto entre Castra Cecilia, Norba Cesárea y Cáceres el Viejo. Como era una publicación en ciclostilo, no se ilustraba con fotograbados, sino con reproducciones de dibujos sacados de las fotografías originales, que no merecen publicarse de nuevo. Pero trataron de los puentes en artículos especiales y llevaron una discusión muy interesante acerca de los diversos y posibles puentes que han existido sobre el río Ulla y sus afluentes. Así Puente Cesures, Puente de Padrón, Iria Flavia, Ledesma, Liñares, Martiae. También fijan los puentes de Valdeinfierno y otros cerca de Plasencia.

Recopilación de Celestino Espinosa

Entre los estudios de ingenieros relativos a puentes desde el punto de vista histórico, el más antiguo es el de Celestino Espinosa, publicado en la Revista de Obras Públicas con el título de «Reseña de varios puentes construidos en España desde la antigüedad hasta principios del siglo XIX», extendiéndose a lo largo de más de dos años de la publicación de dicha revista. Otro estudio de puentes, esta vez alineados a lo largo de los ríos, es la serie de artículos publicados también en la Revista de Obras Públicas por don Vicente Machímbarrena durante los años 1930 a 1935 con los títulos: Puentes en el río Ebro, Puentes en el río Tajo, etc., describiendo con fotografías y datos muy breves los puentes existentes en esos ríos, recorridos desde el nacimiento a la desembocadura. Otra colección de estudios sistemáticos ahora alrededor del Ebro son los llevados a cabo por el arqueólogo Manuel A. Martín Bueno, en los puentes de Mantible, Cihuri, Agoncillo, etc., que hemos utilizado en un artículo anterior.

Recopilación de puentes en la Escuela de Ingenieros de Caminos

Recientemente el profesor de «Estética del Ingeniero», en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, organizó, con los alumnos de sus cursos en dos promociones sucesivas, un trabajo sobre vías romanas en determinadas regiones españolas, seguido de un estudio de puentes de las mismas. Gracias a la amabilidad del catedrático aludido, don José Antonio Fernández Ordóñez, una parte de estas fotografías de puentes las hemos utilizado en el presente artículo, advirtiéndolo. El mejor estudio publicado sobre puentes romanos en el mundo, es el libro de Pietro Gazzola que contiene unos 293, en general con una foto, una descripción

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sucinta y la bibliografía correspondiente de cada uno. De los puentes españoles tenemos 27, habiendo recogido todos los publicados por mí en los anteriores artículos.

Recopilación de Ceán Bermúdez

Una ordenación de los puentes tenidos por romanos en un determinado momento nos da Ceán Bermúdez en sus Antigüedades romanas en España, Madrid 1832. En los índices muy ordenados y amplios agrupa las antigüedades, por la naturaleza de las mismas y en ingeniería considera distintos apartados: los puentes, las obras hidráulicas, los teatros, anfiteatros, etc. Nosotros hemos utilizado este libro para los artículos anteriores, en los que hemos consignado los puentes que Ceán Bermúdez atribuye a los romanos. Para el artículo actual nos da los siguientes: Puente de Granátula en Oreto, provincia de Ciudad Real; Puente de Chelva en la provincia de Valencia; Puente de Segura de la Sierra cerca del nacimiento del Guadalquivir; el de la Alcantarilla en la provincia de Murcia, y el de Acci que desapareció cuando se trasladó esta ciudad al emplazamiento del Guadix actual. Puente de Oreto, cerca de Granátula, junto a la ermita de Nuestra Señora de Azuqueca. Es uno de los puentes desde más antiguo reconocidos como romanos pues lo cita ya Ambrosio de Morales en sus Antigüedades de las ciudades de España (Alcalá 1575). Libro VI, Capítulo 5, indicando que la ermita de Azuqueca es un antiguo templo romano y del mismo origen es el puente que salva el pequeño río denominado Javalón, donde vio una lápida dedicatoria que luego se trasladó a la villa de Almagro. Ceán Bermúdez copia la inscripción que ya hemos dado en la bibliografía de Ambrosio Morales. En estos últimos años se han realizado excavaciones muy importantes en la región próxima al puente y a la ermita que debe corresponder a la ciudad de Oretum, capital de los «oretanos». También pertenece al convento cartaginense el puente de Chelva, que está en la rambla de los Arcos denominada así por existir en ella un conjunto de construcciones romanas con varias arcadas auténticamente romanas pertenecientes a un acueducto para llevar el agua a Liria, que ya hemos estudiado en Los acueductos romanos en España, y otras a dos puentes. Uno de éstos está bastante arruinado por las avenidas y se conserva un solo arco de los seis que tenía, mientras que el otro, que está junto a la peña Serrada, consta de tres arcos cimentados sobre roca, con cerca de 20 m de altura. La longitud total es de unos 30 m y su anchura 2 m. En este mismo convento da Ceán Bermúdez un puente sobre el Guadalquivir, cerca de su nacimiento, de un solo arco muy robusto. Está próximo al pueblo de Segura de la Sierra (Castrum altum), que en tiempo de los romanos perteneció a la región de los bastitanos. Tiene restos árabes que se deben distinguir de los romanos. También cita Ceán Bermúdez otro puente en la región de los bastitanos que estaba sobre el río Fardes, en la colonia Gemela Julia, también denominado Acci que es Guadix el Viejo, el cual se trasladó unos cinco cuartos de lengua para constituir el Guadix actual, y siendo tan grande la escasez de piedra en la región, se llevaron todas

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las piedras labradas y entre ellas las del puente, que desapareció. Acci fue la trigésima mansión de la calzada que desde los Pirineos llegaba hasta Cástulo y la cuarta de la que desde Cástulo llegaba hasta Malaca. Puente de Torres; «así llaman al que está sobre el río Júcar en la provincia de Cuenca, y en el estado de Jorquera. Es romano, su machón es de sillería, tiene 40 palmos de alto y 30 de espesor, y sus bóvedas son de fortísima argamasa». El último puente del convento cartaginense citado por Ceán Bermúdez es el de La Alcantarilla, situado en el camino de Lorca cerca de El Pontarrón. Hay ruinas de pilares y de arcos que son enteramente romanos. Huelbes. Villa distante una legua al mediodía de Uclés. Cerca de esta villa permanece un puente romano de tres arcos sobre el río Riansares. Sacedón con los cimientos de un puente romano. En el Duero tenemos el de Boecillo en la carretera de Madrid a Valladolid; tenía tres arcos de 11,30 + 17,35 + 11,30 m que fueron volados en la guerra de la Independencia sustituyéndolos provisionalmente con tramos de madera. Se reconstruyó totalmente en época reciente. También se destruyó en la guerra de la Independencia el puente de Mojados, sobre el río Cega en la misma carretera, que tenía seis arcos de medio punto de unos 11,50 m de luz cada uno. Dos de ellos fueron volados y reconstruidos después en sillería por el ingeniero don Carlos Campuzano. Recientemente se ha sustituido por uno nuevo de hormigón armado. El de Castrogonzalo, también en el Duero, tiene una apariencia totalmente medieval con 16 arcos apuntados en ojiva perfecta y tajamares triangulares llegando hasta coronación. Al hacer unas excavaciones en los años sesenta para sustituir el puente actual por uno de hormigón armado paralelo, aparecieron cerca de la cabeza del puente de la orilla izquierda restos de construcciones con sillares bien escuadrados como de opus cuadrata romana, que parece indicar que allí hubo un puente romano a cierta distancia del posterior medieval que se trasladó aguas abajo, utilizando en él, relabrados, los sillares del antiguo puente romano. Damos una vista de las excavaciones, aunque tomadas en una foto poco afortunada.

Descripción de algunos puentes

Puentes de la Fuenfría. Uno de los trozos mejor estudiados de la calzada de Titultiam a Secovía; trozo a su vez de la número XXIV del Itinerario de Antonino es el de Cercedilla al Puerto de la Fuenfría, que es uno de los pasos naturales de la Sierra de Guadarrama, muy utilizado además en la Edad Moderna cuando los Borbones tenían en activo, durante todo el año, la comunicación con el palacio de La Granja, habiendo edificado un lugar de descanso a poca distancia de pasar el puerto, por lo cual la conservación del trayecto obligado debió cuidarse y no sabemos si el enlosado de la última zona de subida al puerto proviene de época romana o si ha sido totalmente renovado en épocas sucesivas.

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Puentes del camino de la Fuenfría

Puente de la Venta

Lo mismo puede decirse de las tres obras de fábrica que existen en el citado trayecto y especialmente de los dos puentes, o mejor pontones, con arcos de medio punto poco correcto, volteados desde el suelo o arrancando sobre hastiales verticales de pequeña altura. La fábrica es también muy tosca e incluso en las piedras que forman las boquillas de las bóvedas, que están agrupadas con poca preparación de labra. Son grandes mampuestos con una dimensión preponderante que se utiliza para disponerlas radialmente, obteniendo así el acuñamiento correspondiente al arco, sin delimitación de boquilla, pues estos mampuestos se introducen irregularmente entre los tímpanos que son todavía más toscos y peor aparejados. La materia prima se encuentra en los alrededores, los mampuestos se deterioran dadas las condiciones climatológicas de la zona y la naturaleza de granito, que no es de la mejor calidad, y se degrada con las heladas. En el momento actual se van a reparar a fondo, pues especialmente uno de ellos tiene un socavón que arranca desde el intradós de la bóveda y lo que se piensa hacer es apear ésta en la mitad del ancho del puente donde está el socavón e introducir en él los mampuestos convenientes para que vayan acuñándose entre sí desde abajo y

Puente de Enmedio Puente del Descalzo

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se rellene todo el volumen socavado con mampostería en seco. Quizá se complete alguna zona con mortero pero sin que éste aparezca en las juntas de las superficies vistas. Desde luego, se trata de la obra más elemental que puede darse en la especie de los puentes, por lo cual las gentes de la Sierra, acostumbradas de siempre a utilizar la piedra en sus construcciones, han podido en cualquier época hacer una reparación como la que vamos a realizar en la actualidad, pues además el modelo final está siempre presente.

Puente Cercedilla

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La tercera de las obras de esta zona es el «puente del Descalzo», que está sirviendo para entrar en el pueblo de Cercedilla. Dentro de un tratamiento general de mampostería en seco, de un tamaño que no llega a ser ciclópeo, pero colocada al modo de este estilo, sin mortero aparente en las superficies, y con grandes juntas irregulares, resulta esta obra mucho más airosa que las dos anteriores y puede que conserve la fábrica primitiva, pues por ejemplo en la bóveda se han utilizado unas lajas de granito de dimensiones descomunales que forman un medio punto perfecto sobre dos hastiales de gran altura. Se trata de una zona donde el río Guadarrama quiebra en ángulo recto y la carretera atraviesa perpendicularmente una de las alineaciones para quedar luego paralela a la otra, pero incomunicadas entre sí, pues sobre la carretera pasa el ferrocarril del Norte mediante un pontón que es como un túnel muy corto. Después de este paso, la carretera se desvía obligada por una calle del pueblo y el puente romano desaparece de la vista, sin que el viajero se dé cuenta de su existencia. Como en la obra de reparación actual se quiere poner de relieve, el interés histórico de todos los restos de esta primitiva calzada, se va a llamar la atención sobre este puente disponiendo un caminito para poder asomarse a verlo, retrocediendo un corto trecho. Así como los otros dos puentes tienen muy poca importancia estética, este otro sí merece destacarlo por su valor propio y la situación verdaderamente bella entre la vegetación que le rodea. La arcada del puente queda encajada entre muros longitudinales de los que sobresalen tajamares triangulares aguas arriba, y trapeciales aguas abajo perfectamente ajustados a la oblicuidad de la corriente. Éstos sirven además de contrafuertes de los dos muros longitudinales, que como ya hemos dicho son de gran altura. Esta obra de reparación general la va a realizar la Diputación Provincial de Madrid en colaboración con ICONA. Otros puentes en el río Guadarrama

Hemos estudiado en etapas sucesivas esta calzada romana desde Titulcia hasta Cauca, la cual viniendo de Miacum, va guiada por el río Guadarrama, durante un gran trecho a partir del pueblo de Las Rozas. En la zona comprendida entre los pueblos, de Torrelodones y Villalba tiene muchas interferencias con el río, al recorrer el cual hemos encontrado ruinas de puentes muy sencillos que pudieran tener origen romano. Además en la carretera de Villalba a Galapagar tenemos una miliaria al borde de la misma, aunque no debe estar en su sitio primitivo. En esta misma carretera está el puente construido por Herrera durante la época de la edificación del Monasterio de El Escorial para establecer una comunicación más directa con dicho Real Sitio, de modo que debía ser de antiguo una zona propicia a comunicaciones transversales, que definitivamente resolvió el puente de Herrera. Son puentes pequeños, uno de tres vanos con luces menores de 10 m de medio punto entre tímpanos bien aparejados, tanto en sus dovelas como en sus sillares, análogos al que representamos en el dibujo y las fotografías. La fábrica es cuidada especialmente en las dovelas de las bóvedas y en los tajamares de aguas arriba. A partir del puente de tres vanos, el río se estrecha y queda engargantado en su cauce de roca, formándose una hoz, con cárcavos muy pulidos, en un tramo de unos

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Puentes de tres vanos

500 m, delimitado por dos puentes de un solo vano de unos 10 m de luz, en medio punto, de los que sólo ha quedado la bóveda desnuda con su rosca de dovelas y restos de la fábrica de tímpanos en sus dos arranques. Aunque las dovelas no son de las mismas dimensiones están bien aparejadas, enjarjándose los tizones con los sillares de los tímpanos que son verdaderamente irregulares. Las dovelas tienen tizón entre 50 a 70 cm, con anchura de 20 a 30 y largo de 55 a 65 cm. Continuando el recorrido de la vía romana que hemos comenzado en el pueblo de Cercedilla para recoger los puentes romanos existentes en el trozo Cercedilla-puerto de la Fuenfría, uno de ellos en el mismo pueblo de Cercedilla y los otros dos en el recorrido expresado, tenemos que descender hasta Secovia (Segovia), en cuyo tramo dada la cercanía de la divisoria de aguas no existen cauces definidos y llegamos a Segovia sin cruzar ninguno importante, es decir, sin puente alguno, pero ya en esta ciudad es preciso cruzar el cauce del Eresma al que va muy adaptada la carretera actual, como debió hacerlo también la vía romana. Existen varios pasos del río en dicho trayecto y se tiene constancia de su construcción en el siglo XVI, siendo su constructor un fraile Acevedo del monasterio del Parral, y lo más lógico es que el antiguo romano que sirvió de modelo se reconstruyera en dicha época y pudiera ser el que indica Blázquez denominándolo «puente Castellano», que tiene dos arcos de medio punto bien perfilados con una pila que conserva tajamar aguas arriba de planta triangular coronado a media altura de tímpanos; tiene la fábrica de éstos rejuntada posteriormente y también nuevo el pretil, que ostenta bolas herrerianas en sus extremidades. Sale de Segovia la calzada siguiendo pegada al Eresma, como lo hace la carretera actual que va sobre la vía romana, pero a unos 4 km de la salida lo abandona, cruzándolo y desviándose definitivamente al pasarlo por un puente que denominan actualmente «puente de los Lavaderos», que está roto junto a uno de los estribos pero tiene varios arcos ojivales y de medio punto, aunque éstos no pueden calificarse de

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Capítulo XI. Puentes romanos de la provincia Cartaginense

Puente de un vano

romanos, pues sólo en alguna de las hiladas inferiores de las pilas tienen los sillares apariencia romana. Ha debido sufrir numerosas reconstrucciones utilizando en algunas sillares auténticos romanos, en los que aparecen a pesar de la relabra los agujeros característicos para ajustar el gancho de la grúa, tan aparentes en las fábricas del acueducto de Segovia. Antes de llegar a Cauca (Coca), que es una de las mansiones mejor establecidas, hay que cruzar el río Moros y el arroyo Belise, pero las obras de fábrica actuales parecen no tener relación con las que pudo haber en la época romana de la calzada. Rodean dicha mansión y le dan condiciones adecuadas a un poblado antiguo los ríos Eresma y Voltoya, que se salvan uno con dos vanos y el otro con vano único, del que damos foto aunque sin ningún apoyo para asegurar su romanidad. Al salir de Coca la calzada vuelve a tomar la dirección del Eresma y luego se ciñe a él hasta su confluencia con el Adaja, donde nos encontramos con un puente denominado de «Siete Iglesias» en el término de Matapozuelos. Este puente hoy asoma muy poco del agua y de los sedimentos que se han depositado en su cauce a consecuencia del embalse creado por una presa situada en el río Adaja en Valdestillas. Antes de retenerse el agua del embalse pasaban por debajo de

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Vía romana del Puerto Fuenfría a Septimanca

Puente de los Lavaderos. Según A. Blázquez

Puente Eresma

Puente sobre el Cega en la carretera de Valdestillas

Puente de Coca sobre el Eresma

Puente de Valdestillas

Puente de Valdestillas

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Puente de Siete Iglesias en Matapozuelos

Según A. Blázquez (1915)

Aspecto en (1955)

Vía romana desde el pueblo de la Fuenfría hasta Coca

Vía romana desde Coca hasta Simancas y prolongación a Tordesillas (según A. Blázquez)

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los arcos del puente carretas cargadas de mies. Pero lo que actualmente se ve es suficiente para atestiguar el carácter genuinamente romano de sus fábricas. Son cinco arcos circulares que no puede asegurarse sean de medio punto, pero tienen dovelas y sillares de hermosa escuadría, en superficies bien paramentadas. Las pilas tienen tajamares verticales coronadas por sombreretes piramidales que sustentan un buen aparejo y escuadría. Aguas arriba de la presa de Valdestillas nos encontramos con un puente en el Adaja que aparece con bastantes reconstrucciones, pero comienza con fábrica romana de opus quadrata. Después se suceden en sus paramentos mampostería bastante bien escuadrada, fábrica de ladrillo de dos tipos y el arco principal comienza con dovelas de sillería para continuar a partir de riñones con fábrica de ladrillo. Las pequeñas arcadas que acompañan al arco principal (circular rebajado de 19 m de luz) son ojivales y totalmente de ladrillo. De las segundas reconstrucciones en ladrillo da referencia Madoz, de haberse realizado después de la batalla de los Arapiles. Se reconstruyó el pretil y se cambiaron las rasantes introduciendo una alineación intermedia horizontal, para lo cual se debió reducir el rebajamiento del arco. Nos hemos ocupado de él en el capítulo 3.º de esta Serie. Puentes en la Vía de Uxama a Augustóbriga

Esta vía sigue la dirección del Duero y atraviesa tres afluentes del mismo: el río Ucero, el río de Garray, el Avión y el Rituerto. En el primero tenemos el puente de Uxama (en el mismo arranque de la vía). Es un puente de cierta importancia con tres vanos de 6,20 + 9,20 + 8,80 m entre pilas de 4,50 y 5,50 m. Saavedra no llega a darlo por romano teniendo en cuenta que no es muy característico, pues no tiene buenas fábricas, ni aparejos. Además, las rasantes en lomo de asno las considera medievales. También le ponía el inconveniente de tener marcas de cantero, lo cual creía ser una prueba de su origen medieval, pero son signos del alfabeto ibérico que existen en algún otro puente tan romano como el de Andujár, y en algunas otras construcciones de edificación romana. El puente sobre el río Garray no tiene restos romanos, son todos arcos apuntados (dieciséis), de los que denominamos de ojiva premeditada, es decir, estilísticamente góticos. Seguramente existió allí uno romano, pues es el punto de paso de la vía perfectamente reconocida muy cerca de la mansión que fue Numancia. Salva la confluencia del Duero y el río Tera. Damos un trozo del dibujo de Saavedra que muestra las pilas sin ascender a coronación que puede ser reminiscencia romana. De los otros dos puentes quedan sólo ruinas (muy deterioradas). Así el del Avión aparece con dos arcadas de medio punto arruinadas, pila intermedia y tajamar característico de los romanos. En el dibujo de Saavedra aparecen otros dos vanos obtenidos por destrucción del muro. En el otro puente denominado de Blacos los restos son todavía menos importantes; sólo un trozo de fábrica donde se aprecia el arranque de un arco y parte del tímpano, que removido del lugar de origen y volcado se ha adaptado a servir de uno de los apoyos intermedios en el puente de madera que existía cumpliendo la función del puente anterior. También dibuja Saavedra una obra

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Capítulo XI. Puentes romanos de la provincia Cartaginense

Puentes de la vía romana, Uxama-Augustóbriga

Puente de Uxama (Osma, 1947)

Puente de Osma (1847)

Puente de Avión

Puente de Blacos. Dibujos: E. Saavedra

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de fábrica de tres arcos de unos 3 m de luz con fábrica pobre cerca de Masegoso, pero parece punto de paso muy probable de la vía romana. Después del puente de Valdestillas la calzada se separa del Adaja y va a buscar el paso del Duero por una zona que ahora se denomina Puente Duero en la carretera general de Madrid a Valladolid, donde existe un puente de estructura metálica aunque enmascarada por pilas y estribos de fábrica muy pomposa. Esta obra no tiene nada que ver con el puente que existiría allí en tiempos remotos.

Puente de Garray

Puente de la Tejeda

Puente de Masegoso. Dibujos: E. Saavedra (1847)

Puentes de Simancas

Después de pasar el Duero, la calzada que estamos siguiendo, que es la número XXIV del Itinerario, se dirige a cruzar el Pisuerga por un puente en Simancas (Septimanca) que es una de las mansiones de la misma. Este puente es uno de los puentes más interesantes para seguir la metamorfosis del tipo desde los romanos a nuestros días. Damos el trazado de la vía según Blázquez y Sánchez Albornoz (Vías romanas del valle del Duero). Este trazado lo hemos seguido en todo el trayecto de Miacum a Ocello Duri, quedando muy bien definido el paso del Pisuerga por Simancas después del cruce del Adaja en Valdestillas y del Duero por Puente Duero. Remacha la situación estratégica del paso la aparición en época medieval del castillo de Simancas, precisamente para defender el puente de la vía romana todavía en uso. El actual castillo es del siglo XV, pero debió aprovechar el emplazamiento de otro más antiguo.

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Capítulo XI. Puentes romanos de la provincia Cartaginense

Tiene una sucesión de diecisiete arcos de luces pequeñas comprendidas entre 11,20 y 5,50 m de luz, de los cuales ocho son en ojiva bastante perfecta, dos resultan indecisos, mostrándose los otros siete de medio punto o por lo menos de perfil circular con un desarrollo quizás algo más reducido del medio punto en la mayoría de los casos. Este conjunto de arcos separados entre sí, por tajamares de tipos también diferentes, quedan como agrupados en una cierta unidad por la coronación que forma el pretil sobrepuesto a todos ellos, con excepcionales discontinuidades casi siempre en las zonas de tajamares, pretil constituido por cuatro hiladas de sillares superpuestos como en los tímpanos, de cuyos paramentos avanza al sustentarse sobre una especie de cornisa formada por canecillos salientes alternos, constituyendo en apariencia la coronación de matacanes de un lienzo de muralla. Además de la variación en el perfil de los arcos, se observan también diferencias notables entre la naturaleza de las fábricas, tanto en las dovelas de los arcos como en los sillares de pilas o tímpanos, correspondiendo, por ejemplo, a los de medio punto mayores tamaños en las piezas y mejor escuadría en dovelas y sillares. A los de arcos ojivales corresponden menores dimensiones de las piezas y, especialmente, disminución del espesor de las dovelas y de las alturas de los sillares (a veces, estos espesores se reducen a la tercera parte aproximadamente). En la morfología de los arcos, que son los elementos verdaderamente característicos de los puentes, tenemos dos formas fundamentales: «medios puntos» y «ojivas» o arcos apuntados premeditadamente, pues nos encontramos también con arcos apuntados pero a consecuencia de su defectuosidad de construcción, aunque en su diseño se pensó en el medio punto. Los romanos adoptaron el medio punto, no sólo porque era una forma muy útil en construcción por su facilidad de replanteo y la posibilidad de repetición en el empleo de cimbras, sino porque además, y fundamentalmente, iba de acuerdo con su sistema de preferencias expresivas. La forma circular suponía desde los pitagóricos la forma más perfecta, tanto para la forma de los cuerpos celestes como para las directrices de sus movimientos. Por otro lado, en el desarrollo de las formas constructivas de la Humanidad se había llegado a formas también perfectas para cerrar huecos como de puertas y ventanas mediante un conjunto de elementos, dovelas todas iguales y dispuestas en ordenación simétrica y regular. También disponían para cubrir espacios: bóvedas y cúpulas en ordenaciones más complicadas, pero del mismo modo con gran regularidad. Con estas simetrías y regularidades obtenían una agrupación jerárquica, donde cada elemento sillar o dovela tenía un papel especial, sacrificando su individualidad al conjunto para formar un todo superior a las partes, llegando a cualidades nuevas que provienen de este rigorismo de la asociación, donde puede verse un reflejo de la organización de superestructuras políticas tales como por ejemplo: las organizaciones militares, políticas y religiosas elegidas por los romanos. Compárese esta aspiración de los romanos a organizaciones políticas cada vez más complicadas y autoritarias con la democracia de los griegos, que aunque conocen arcos, bóvedas y cúpulas encontraron en la arquitectura adintelada las condiciones más adecuadas para expresarse en sus sencillas ordenaciones de dinteles y pilares, enlace de transmisión horizontal y soporte vertical que siempre conserva la misma vinculación sencilla. Tenemos así un conjunto de condiciones utilitarias y condiciones espirituales que

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tienen que aunarse, en una determinada invención arquitectónica, para que lleguen a imponerse al hombre de su época y pasen a engrosar el repertorio de formas válidas de su arquitectura. Este razonamiento puede servirnos también para explicaros la vigencia del arco apuntado que llamamos, aunque impropiamente, «ojival», no sólo en los puentes sino en toda la arquitectura medieval. Acabamos de decir que podemos encontrarnos en los puentes arcos apuntados por defectuosidad de construcción y también arcos premeditadamente apuntados que son a los que aplicamos la denominación ojivales. Los primeros son en realidad arcos mal construidos, o mejor dicho, que se han construido apuntados en el centro, con objeto de que si se produjeran asientos de los estribos, al descender la zona central del arco, se corrija la elevación que lo apunta aproximándose al medio punto. Al construir los romanos arcos con luces crecientes se dieron cuenta, especialmente cuando se trataba de arcos aislados como el principal de Cangas de Onís, que las deformaciones de la cimbra y las de los estribos daban lugar a descensos importantes de la obra, especialmente en el centro, de tal modo que si el perfil superior de la cimbra era justamente de medio punto, la directriz del arco que obtenían era de mayor rebajamiento (relación de la luz a la flecha) que el medio punto, resultaba más aplanado en clave lo cual le daba unas condiciones de menor resistencia a la rotura; mientras que si los descensos previstos no se producían y el arco quedaba por el contario peraltado, sus condiciones de resistencia mejoraban. Esto se debió obtener en una experiencia de siglos comparando los resultados que se obtenían casualmente, y comparando también las sucesivas etapas por las que pasaban los arcos que se hundían lentamente por falta de resistencia inicial, y esto no sólo en los puentes sino también en los arcos utilizados para construcciones religiosas. Así se llegó a la adquisición de un conocimiento importante, útil y verdadero de que los arcos peraltados y, especialmente, los apuntados tienen unas condiciones de resistencia superiores a los de medio punto para la misma luz. (Eran más aptos para resistir los empujes). Pero esta condición tan importante no decidió el empleo de los arcos apuntados en todas las formas arqueadas, como realmente ocurrió en la época medieval. Fue preciso que esta forma tuviera una traducción, o mejor dicho, una significación dentro del repertorio de formas expresivas, en las que el hombre gótico vertía su concepción del mundo que le rodeaba: Dios, el hombre y el mundo en armonía integral. Mecánicamente la ojiva nos da la directriz más apropiada para un arco que esté sometido a carga continua a lo largo de su intradós, más una fuerza aislada actuando en clave. Cuando vemos la ojiva desde abajo o desde un costado y la fuerza aislada no está materializada, hay un desequilibrio en la ojiva considerada aislada que dispara dicha fuerza hacia lo alto. Y esto es el impulso ascensional de la catedral gótica. Volviendo a los arcos de nuestros puentes, tenemos, pues, arcos ojivales que corresponden concretamente al lapso comprendido entre los siglos XII a XV. En la evolución de este estilo arquitectónico hay una sucesión de formas del arco que caracterizan las épocas sucesivas, lo cual puede aplicarse a los puentes construidos enteramente en la época gótica como los de Ledesma, Tordesillas, Valladolid, etc., pero que no nos sirve para la datación dentro de un puente reconstruido en múltiples ocasiones, puesto que las proporciones de los arcos, que han sustituido a otros anteriores, deben acomodarse a los huecos que éstos les dejaron.

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Capítulo XI. Puentes romanos de la provincia Cartaginense

Pasando ahora a los arcos de medio punto, la caracterización de los arcos es muy compleja, pues existen arcos de este tipo de muy diversas épocas con perfiles casi idénticos; el medio punto no deja variantes en la geometría y, sin embargo, tenemos medios puntos romanos, románicos (así llamaremos a los que no consideramos como romanos, pero tenemos la seguridad de que son anteriores a los ojivales), renacentistas del XVI y del XVII, barrocos (XVIII), neoclásicos (XIX) y del siglo actual. El medio punto no ha perdido nunca la vigencia desde que el hombre construye puentes. Para distinguirnos de otros tenemos que fijarnos en pequeñas variaciones de aparejo y labra, espesor relativo de las dovelas, perfección en el ajuste de las mismas, o en su ordenación para formar los contornos de intradós o trasdós de la boquilla; en algunos casos tenemos boquilla de dos roscas, con coincidencia o no del plano frontal de ambas, terminado de la superficie de boquilla con desbaste más o menos abultado o formación de recercado en los frentes. En este puente de Simancas tuvimos una intervención directa importante para reparar la ruina parcial del mismo, que interrumpió el servicio de paso. Se produjo por el hundimiento de un arco que, como en múltiples ocasiones de su larga existencia, fue debida al asiento del cimiento de una pila cuya zapata se descalzó durante una fuerte avenida del río. Se cayó uno de los arcos sustentados por dicha pila, siendo necesario, después, derribar la pila afectada y el otro arco que se apoyaba sobre ella. Nuestra intervención la suponemos análoga a la de nuestros múltiples antecesores, diferenciándose únicamente en que pudimos acudir con mayor rapidez y eficacia gracias a la organización y los medios de que se disponía en nuestro caso. Lo primero fue lograr el restablecimiento de tráfico interrumpido, y mientras en los casos anteriores habría que acudir a vigas de madera que no estaban preparadas, en el nuestro disponíamos de vigas metálicas de perfil normalizado de gran canto, que apoyadas sobre las dos pilas adyacentes a la averiada nos permitieron salvar de una vez la luz correspondiente a los dos vanos inutilizados, abriéndose de nuevo al tráfico a los pocos días. La segunda parte: rehacer la parte hundida y la derribada, se pudo hacer cómodamente al amparo del tablero provisional que habíamos improvisado. La cimentación de la pila se llevó a mayor profundidad mediante pilotes de pequeño diámetro para asegurar su estabilidad. Como existían fotografías de los arcos y además se pudo salvar una gran parte de las dovelas y sillares de la zona derribada, quedó el puente con idéntica apariencia que antes de la avería. Aprovechamos la intervención para recalzar los cimientos de todas las pilas y reparar desperfectos de algunos tajamares. Con este motivo tuvimos una relación intensiva con el puente y nos dedicamos a estudiarlo detenidamente desde el punto de vista de su evolución histórica. Como las conclusiones a que llegamos entonces, que no son definitivas, pueden orientar en casos similares, vamos a resumirlas a continuación con la esperanza de que pueden servir de punto de arranque para estudios análogos. Como ya hemos expuesto en otras ocasiones, el principal defecto de los puentes romanos y medievales es la deficiencia de sus cimentaciones, tanto por la falta de resistencia para transmitir las cargas al terreno como por la falta de consistencia para resistir la erosión superficial de la zona afectada por las avenidas normales y extraordinarias.

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En el mismo orden de cosas, otro de los grandes defectos de estos puentes reside en la falta de monolitismo entre los tajamares y los cuerpos de pilas, lo que los hace muy vulnerables al ataque de la corriente directa, que puede llevar a la separación total de ambas partes, con el peligro de vuelco de los tajamares que se convertirán en verdaderos obstáculos para aumentar las pertubaciones hidráulicas causantes de la erosión en los suelos de cimentación. El comienzo del puente que estamos estudiando consistió con toda seguridad en una sucesión de arcadas de medio punto en número poco más o menos (puede haber cambio en la margen derecha) a los que existen actualmente. Donde desaparece la seguridad y nos encontramos en un mar de dudas es al pretender calificar las arcadas de medio punto actualmente existentes, de romanas, románticas, renacentistas o neoclásicas como ya las hemos clasificado en el total de posibilidades. Lo que resulta seguro es que hay arcadas románicas, pues las ocho ojivas, claramente auténticas, están encajadas en una obra anterior. Éstas a su vez nos aseguran de la importancia que tuvo el puente en la época medieval, al haberse realizado reconstrucciones tan importantes como las que dichas arcadas atestiguan por su número y calidad. En el siglo XVI se hace una reconstrucción total del puente, como atestigua el pretil nuevo de esta época, soportado por canecillos que vuelan con respecto al plano de paramentos y que va de estribo a estribo interrumpiéndose únicamente en algunos tajamares, lo cual indica además que debía estar muy destruido al entrar en la época renacentista. En los siglos XV y XVI los reyes correspondientes desde los Católicos hasta Felipe II se preocuparon eficazmente de restaurar las redes de comunicaciones, para lo cual reconstruyeron los puentes averiados, unas veces por su cuenta y otras por medio de sus Concejos. Una segunda época importante de reconstrucciones de puentes es la del siglo XIX, cuando ya la administración contaba con ingenieros profesionales y las guerras civiles ayudaban muy eficazmente al poder destructivo de las avenidas de los ríos, en el deterioro de los puentes. Nuestra opinión es que en el puente de Simancas tenemos arcos de medio punto correspondientes a todas las épocas posibles. Vamos a analizar con un cierto detalle ocho arcadas del puente que hemos elegido como las más características en lo que a estilos arquitectónicos se refiere. Empezando por la orilla izquierda, la opuesta a Simancas, nos encontramos después de un estribo muy reconstruido y sin ningún interés con la arcada I que es una de las más correctas y homogéneas tanto en el diseño del arco de medio punto como en el de tajamares y tímpanos. Encontramos buenas proporciones tanto en dovelas como en sillares. La boquilla de la bóveda está bien delimitada en sus dos contornos, con una buena continuidad que da gran regularidad a sus dovelas. Los sillares tímpanos y tajamares se enlazan en superficie y las líneas de hilada corren con horizontalidad de una extremidad a otra, es decir, de boquilla a boquilla de los arcos adyacentes. El pretil-coronación se encaja perfectamente en la zona entre tajamares, los cuales con planta triangular se elevan sin interrupción hasta el nivel de coronación de pretil, detalle que es muy típico de puentes medievales. El arco finalmente aparece encajado entre dos tajamares medievales muy correctos y el pretil-coronación del siglo XVI, tanto por aguas arriba como por aguas abajo. Para poderlo considerar como romano necesitaría de un toque final de perfección. Dejémoslo en románico.

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Capítulo XI. Puentes romanos de la provincia Cartaginense

Puente de Simancas

Arco I. Margen izquierda, aguas arriba

Arco III. Margen izquierda, aguas arriba

Arco IV. Margen izquierdo, aguas arriba

Arco VI. Margen izquierda, aguas abajo

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Puente de Simancas

Arcos VIII, IX, X y XI. Margen izquierda, aguas arriba

Arcos IX, X y XI. Margen izquierda, aguas abajo

Arco XIV. Margen izquierda, aguas abajo

Arco XVI. Margen izquierda, aguas abajo

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Capítulo XI. Puentes romanos de la provincia Cartaginense

La II es una arcada francamente ojival, pero al pasar a la III volvemos a encontrar el medio punto entre tajamares medievales (hiladas de sillarejo de poca altura) con coronación de canes que invade la cabeza de uno de ellos aguas arriba. El arco está muy bien diseñado y aparejado incluso con dovelas algo más esbeltas que las del arco I y, además, con un almohadillado abultado en superficie cilíndrica según la dirección radial e incluso parece advertirse un recercado plano en el frente de cada dovela, que es la de la «anatirrosis» para el aparejo de los sillares, técnica muy empleada por los griegos, que heredaron los romanos y la emplearon en fábricas de sillería de la buena época (por ejemplo, durante el imperio de Claudio). También los sillares de tímpanos son de buenas proporciones y muy bien aparejados, y algunos conservan marcas de «anatirrosis». En cambio las hiladas de los tímpanos no traban con las de ninguno de los tajamares, entre otras cosas porque las alturas de los sillares en estos últimos son aproximadamente la mitad que la de los de tímpanos. Se destaca rotundamente el sillarejo medieval de los tajamares que llegan hasta coronación aunque reconstruidos en más de una ocasión y muy necesitados de una más en la actualidad. Los sillares traban mal con los de tímpanos, que son de mayor altura (casi doble). Pasamos a la arcada IV y nos encontramos con un conjunto verdaderamente ojival de arco, tímpanos y tajamares de una de las pilas tanto aguas arriba como aguas abajo. En cambio la otra pila presenta dos prolongaciones que más que tajamares de puente parecen contrafuertes de muro por su planta trapecial y gran latitud. La bóveda es auténticamente medieval en todo su volumen, con dovelas de sillarejo muy bien aparejadas en el intradós, produciendo la impresión a distancia de corresponder a fábrica de ladrillo fuera de escala. En cambio los tímpanos tienen una ejecución descuidada con hiladas desiguales ascendiendo precipitadamente hacia el vértice de la ojiva. El remate renacentista queda delimitado entre los tajamares especialmente en el frente de aguas abajo y parece no haberse reconstruido. Pasando a la arcada VI tenemos otra vez arco de medio punto pero con apariencia de haberse reconstruido la zona central en época moderna, como acusan las dovelas, destacando las modernas por su distinto tamaño y labra cuidosa, con un rejuntado más perfecto y relabrado más fino en superficie de boquilla. Acusa la reconstrucción de esta zona del arco la disposición del remate renacentista, que naturalmente tuvieron que derribar en parte y rehacer, reproducción que se hizo muy descuidada, especialmente en el frente de aguas abajo. Los salientes de las pilas, que son triangulares aguas arriba y rectangulares aguas abajo, se han conservado con integridad aunque los de una de ellas fueron afectados en ambos frentes por el remate renacentista. Pasamos a la zona central del puente, que es donde se produjo el hundimiento que motivó mi intervención como ingeniero de la Jefatura de Puentes. La zona que me tocó reconstruir corresponde a una zona más amplia que ya debió reconstruirse en época medieval con plena vigencia de arcadas ojivales, pues son de este tipo y muy homogéneas las correspondientes a la numeración desde la VII a la XIV. En la foto reproducida aparecen las arcadas VIII a XI, apreciándose la ausencia de la X, que fue la que sufrió el accidente, aunque aparece también la IX, que hubo que derribar, por haber quedado en mal estado.

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Es de observar en las fotos reproducidas –donde se ve el puente todavía sin reparar– la pobreza de las fábricas de relleno y la falta de trabazón entre los distintos elementos de la obra, especialmente tajamares y cuerpos de pila, pilas y bóvedas, etc. La zona de la gran reconstrucción ojival termina en el arco XIV, que, como vemos en la foto, muestra en una de sus pilas una rectificación de criterio en la alineación anterior, pues aparecen sillares de un paramento antiguo discordante del actual e incluso dovelas de arranque de una bóveda que han quedado fosilizadas. Las fábricas antiguas de la arcada XIV por escuadría y aparejo podrían pertenecer a la fase romana, si la hubo. Denota el cambio en la alineación del paramento y en la distribución de pilas. El arco subsistente es muy sencillo y su luz de las más reducidas (5,50 m) como corresponde a una zona marginal del río donde las aguas son menos violentas. La arcada propiamente dicha, auténticamente ojival, produce la impresión de haberse reconstruido utilizando sillares recuperados de la época románica tanto en arco como en tímpanos, dada la hermosa escuadría de los mismos (exceptuando dos en clave), o por lo menos nos autoriza a suponer que las exigencias estilísticas del momento de la reconstrucción no han presionado lo suficiente como para imponer un relabrado que disminuya las dimensiones de los elementos. La cornisa-pretil ha invadido todo el desarrollo de la coronación, incluso la correspondiente a los tajamares, que en la foto reproducida son de planta rectangular, pues se trata de una vista desde aguas abajo. Como final tomamos la arcada XVI que vuelve a ser de directriz circular y parece verdaderamente primitiva, lo mismo que los tajamares y tímpanos que la acompañan. Se trata del penúltimo vano en la orilla derecha, donde el cauce es muy plano y la profundidad muy pequeña, y el ataque de las avenidas sería mucho más reducido que en la zona central, que es donde tenemos la gran reconstrucción de época ojival. La coronación de canes se limita a la zona del arco, pues los tajamares continúan hasta arriba sin variación en diseño ni en fábrica. No puede ser romano pues tiene muy deficiente traba las dovelas con los sillares de tímpanos y éstos con los de tajamares. Puente de Toro

Otro puente en el cual hemos tenido bastante intervención es el puente de Toro, compuesto de 22 arcos aunque en realidad cinco de ellos se han construido en época incierta y no forman unidad con los restantes, no teniendo gran utilidad ni siquiera en avenidas dada su posición, por lo cual limitaremos el estudio a los diecisiete arcos restantes que comienzan al pie de la ladera donde se alza la ciudad de Toro. Se tienen pocos datos de este puente; Gómez Moreno, en su Catálogo monumental de la provincia de Zamora, nos indica su parecido con el puente de la capital, afirmando que tenía un torreón en la extremidad Sur, torreón que fue reforzado en 1475. Quadrado en España, sus monumentos y Arte indica que este puente era de madera en 1398, afirmación que nos parece insostenible, por los rasgos estilísticos del puente, pero además indica que el puente debía existir cuando se hicieron las murallas de Toro, pues éstas bajan hasta el puente abrazándole por ambos lados. El mismo autor indica que a comienzos del siglo XIII existía otro puente frente al Monasterio de San Miguel

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de Gros, aguas abajo del que tratamos, pero no queda vestigio del mismo. Según otros autores el puente data de 1194 y en el siglo XVI se hicieron importantes obras y otras en 1717. Se voló en la guerra de la Independencia, volviéndose a reconstruir en 1889. Como ya hemos indicado, nuestra intervenión en este puente fue también importante, aunque sin resultado práctico alguno, pues se quedó en una primera etapa consistente en la investigación exhaustiva de la estructura interna del puente, es decir, la naturaleza de sus fábricas, espesores de las mismas, trabazón entre los distintos elementos, posibilidades de inyecciones de consolidación, o de introducción de barras para dar trabazón, así como acerca del estado de las cimentaciones y capacidad de las mismas para aguantar cargas. El objetivo próximo que perseguíamos era recoger datos para hacer el proyecto de reparación de todo el puente de Toro que ya al exterior aparece deteriorado, pero además teníamos un objetivo más amplio que era el de investigar en qué condiciones resistentes se encuentran los distintos elementos estructurales de un puente de este tipo para tener unas bases de partida, utilizables en la reconstrucción de los numerosos puentes que se encuentran en condiciones similares a las del puente de Toro. Estos puentes no pertenecen a la red general de caminos del Ministerio de Obras Públicas, pero a veces cumplen un servicio muy importante. El que tratamos tiene tráfico de camiones durante todo el año, que se intesifica al entrar el otoño con motivo del trasporte de la cosecha de remolacha. El alcalde de Toro, que lo tiene a su cuidado, sin recursos de ninguna clase para repararlo, estableció contacto conmigo en el año 1972, pero no se pudo conseguir nada a través de la Dirección General de Caminos. Nuevamente llegó el alcalde a relacionarse conmigo a través de la Dirección General de Bellas Artes, organismo que nos encargó al arquitecto don Ramiro Moya y a mí de la redacción de un proyecto de reconstrucción del puente para el cual propusimos previamente el estudio de fábricas y cimientos según ya hemos indicado. Pero al presentar este proyecto había cambiado la organización del Ministerio de Educación, sustituyendo a la Dirección General de Bellas Artes un nuevo organismo, que no continuó ni con los objetivos inmediatos de aplicación de los estudios al puente de Toro, como correspondía a la primera parte del plan. Como se hizo un estudio muy completo de lo que son las estructuras de un puente que ha resistido, renovándose, las avenidas del río y las acometidas de los hombres, a veces de un efecto más destructor que el del propio río, vamos a analizar los distintos desperfectos que se han producido en el puente de Toro a lo largo de su vida, estableciendo al mismo tiempo la datación probable de las distintas arcadas que han llegado hasta la actualidad. Creemos que pueden ser útiles para los que tengan que realizar alguna reparación de puente antiguo. Tenemos en este puente una mayor riqueza de elementos morfológicos que en Simancas, pues hay un elemento nuevo que es el arquillo de aligeramiento sobre pilas, de los cuales su número, que debió ser igual al de pilas, se ha reducido en la actualidad a vestigios de dos y presencia de otros dos que pueden ser romanos, románicos o góticos. En bóvedas tenemos el medio punto con sus posibles cinco épocas y el arco apuntado auténticamente ojival; en tajamares se encuentran las formas de planta

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triangular, cilíndricas con curva circular continua o curvas cortándose en ojiva y rectangular que se da en algunos casos del frente aguas abajo; por último, en pretiles de coronación tenemos dos tipos, uno idéntico al que hemos denominado cornisa-pretil del XVI y otro mucho más sencillo, pues consiste en una hilada rectangular saliente longitudinal que separa los sillares de tímpano de los de pretil, sillares cuyos paramentos están en un mismo plano. Esta mayor riqueza morfológica en los elementos que componen el puente permite una mayor variedad expresiva en los resultados finales, teniendo un mayor repertorio de datos válidos para enjuiciar la época a que cada arcada pertenece. Como ya hemos advertido vamos a tratar únicamente de los diecisiete arcos que forman continuidad desde la orilla derecha hasta el descendero que separa este conjunto del otro de ocho arcos, todos análogos y sin ningún interés. Los arcos de ambas extremidades números I y XVII son mucho más pequeños que los demás y auténticamente ojivales con apuntamiento importante y boquilla en dos roscas, cuyos paramentos presentan escalonamiento de modo que las roscas inferiores quedan remetidas con respecto a las superiores, las cuales tienen el mismo plano de los paramentos. Corresponden a una rectificación de rasantes en ambas extremidades ya que, en general, las rasantes de un puente arrancaban en ambas del nivel del cauce teniendo sendos tramos de subida brusca para alcanzar rápidamente la rasante cuasi horizontal que se mantiene después en toda la longitud. El cambio de rasante, en ambas extremidades, se debió hacer en dos etapas, pues los vértices de las dos ojivas que necesariamente definirían el paso de las rasantes en la primera rectificación han quedado a una cota mucho más baja que la rasante definitiva, la cual se adaptó a la horizontal de la del tramo central y que debió hacerse modernamente cuando la reforma del XIX. Vienen después, en el lado derecho, tres arcos ojivales seguidos, los III, IV y V que parecen provenir de una reconstrucción única, pues empezando por las bóvedas tenemos características idénticas, boquillas de espesor variable de dos roscas en planos escalonados coincidiendo el superior con el de tímpanos. Éstos presentan en toda la zona de los tres arcos sillares muy diferenciados y con juntas acentuadas vivas excepto en un pequeño trayecto sobre la pila IV-V. Los tajamares son todos diferentes, tanto aguas arriba como aguas abajo, pero su reconstrucción es independiente de la de los demás elementos. Sobre la pila que recoge los arcos IV y V ha quedado marcada parcialmente en los tímpanos la silueta del arquillo de aligeramiento, el cual no tiene ningún apuntamiento. La hipótesis de reconstrucción única que anticipábamos parece afianzarse al quedar todo el trayecto coronado por la cornisa-pretil de canecillos que recorre el trayecto con la única discontinuidad en el trozo de tímpano sobre pila IV-V que corresponde a las reconstrucciones del siglo XIX. A partir del arco V volvemos a tener arcos de medio punto hasta el XV, para dejar los dos últimos XVI y XVII su pertenencia a los ojivales. La larga serie del V al XV nos da ejemplares correspondientes a las tres épocas del medio punto. Para hacer la criba correspondiente nos encontramos con los siguientes elementos de juicio:

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Puente de Toro A la izquierda, frente de aguas arriba. A la derecha, frente de aguas abajo. (Fotos Arq.: R. Moya). Según: R. Moya y C. Fernández Casado

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a) Pretil-cornisa: en sus dos variantes de canecillos que hemos asignado al siglo XVI y la sencillísima del XIX que intercala entre pretil y tímpanos una simple hilada saliente con respecto a ambos y que atribuimos al XIX por aparecer en reconstruccio-

nes del puente de Mérida o del acueducto de Segovia y, además, corona siempre tímpanos muy lisos. Así la primera de ellas corona los arcos VI y VII que tienen mucho aspecto de románicos o por los menos preojivales. En cambio, en el recorrido de arcos VIII y IX tenemos como cornisa la del siglo XIX. Volvemos después desde el X hasta la extremidad izquierda a la cornisa del XVI

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Capítulo XI. Puentes romanos de la provincia Cartaginense

Detalles del puente de Toro. Según R. Moya y C. Fernández Casado

y efectivamente, los arcos correspondientes son ojivales (XIV, XVI y XVII) y preojivales (X, XI, XII y XV). b) Tímpanos: que en nuestro caso nos dan una característica especial muy valiosa, la supervivencia de los arquillos sobre pila que ahora tenemos en las pilas VI-VII, XII-XIV y XIV-XV. En el primero de los citados tenemos muy destacada, aguas arriba, la boquilla y parte de los hastiales, pero el vano está tapiado. La luz de este arquillo, a nuestro entender, no corresponde a un arquillo romano, pues la proporción luz arco a anchura de pila es muy grande; correspondería más bien a arquillo románico (según los que se observan en los puentes románicos de la comarca de Gerona). En cambio los dos arquillos que se conservan perfectamente abiertos a los lados del arco XVI tienen siluetas casi idénticas y son perfectamente romanas de esbeltez, aunque uno de ellos parece que tiene el arquillo apuntado. La unidad modular del arco XIV, con sus dos pilas y los arquillos sobre ellas, nos dan una impresión de puente romano de la República (Andújar, por ejemplo) pero con apuntamiento aunque ligero en arcos y arquillos. c) Tajamares: Los tajamares no son nunca definitorios pues se pueden haber construido o reconstruido en cualquier época debido a su defectuoso enlace con las otras fábricas. Para averiguar el estado interior de las fábricas se hicieron catas y perforaciones horizontales y verticales, éstas se llevaron a través de las cimentaciones para averiguar las condiciones de la cimentación, en cuanto a naturaleza del terreno y capacidad de sustentación de las mismas. Cuando los rellenos internos tenían suficiente consistencia, por estar aglomerados los bolos de relleno por conglomerante, se hicieron inyecciones de agua y de mortero para ver las cantidades que admitía y tener una idea de la consistencia de los rellenos. Las perforaciones verticales se hicieron a lo largo del eje del puente, y en todas las pilas también a través de los tajamares. La profundidad en estos últimos fue de unos 6 m, donde aparecían las margas resistentes que aguantaban una carga unitaria de 5 kg/cm2, lo que se determinó por el número de golpes, tomándose también la carga unitaria resistente a una profundidad aproximada de 4 m donde había un cambio del terreno de gravas con arena a arena arcillosa con una capacidad portante de 1 kg/cm2. También se hicieron sondeos fuera del puente en las proximidades de los tajamares más deteriorados. Las perforaciones horizontales se hicieron en el plano medio de cada pila, a través de los tímpanos por encima de las coronaciones de los tajamares. La sección transversal a través de la pila se indica en el croquis con las dos variantes de la mitad derecha y la mitad izquierda. Como se indica en ella los tímpanos podían cortar el cuerpo de la pila y llegar hasta cimientos o bien quedar en el plano de

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Historia del puente en España. Puentes romanos

coronación de los tajamares, apoyándose en el cuerpo de pilas previamente construido. Cuando ocurría esto el relleno interno hasta el nivel de coronación de pilas era siempre de bolos aglomerados con argamasa. En los otros casos podrían ser bolos simplemente envueltos en arcilla. Las dos soluciones se encuentran en el relleno superior entre tímpanos, teniendo siempre una base inferior como basamento y de un espesor mínimo de 1 m. En algunos este espesor llega hasta 2 y 3 m, y se tienen sillares desbastados que pudieran ser de origen romanos. Existe una capa superficial de fango, que en la mayoría de las cimentaciones se ha atravesado, pero a veces desciende y queda por debajo de la cimentación, lo que se refleja en el deterioro de las fábricas de la superestructura que muchas veces se han restaurado en la reconstrucción del XIX. También repercute en el estado de los tajamares. El otro de los elementos característicos de los puentes que tratamos son las pilas con sus tajamares y espolones. En general, los tajamares suelen ser triangulares y situados aguas arriba, y los espolones rectangulares y situados aguas abajo, pero desde los romanos también puede haber tajamares triangulares en los dos frentes, o semicirculares, pudiendo no existir salientes de ninguna clase en el frente de aguas abajo. Una característica muy clásica es la de elevar los tajamares sólo hasta media altura de tímpanos, mientras que en la buena época medieval llegan hasta coronación del pretil y dan a la plataforma superior una planta doblemente denticulada, con la utilidad de formar ensanchamientos o balcones sobre las pilas. En el siglo XIX vuelven a ser tajamares bajos en general con planta ojival o semicircular, coronándose con sombreretes tronco-cónicos. Como ya hemos dicho, los tajamares no estaban trabados de origen con la fábrica del cuerpo de las pilas y, al quedar más atacados por los remolinos en avenidas, asentaban de modo desigual y llegaban a quedar completamente despegados de los paramentos del puente. Atribuyendo el mal funcionamiento del tajamar a ineficacia hidrodinámica, la corrección que se daba a este defecto era aumentar las dimensiones del tajamar avanzándolos hacia la corriente, con lo cual iban aumentando en volumen y peso, produciéndose mayores hincamientos de los mismos, lo que agravaba el problema de la diferencia de asientos. En el problema hidrodinámico de tajamares y espolones, ya desde los romanos, se dieron cuenta de que el problema no estaba en cortar el flujo líquido antes de llegar al cuerpo del puente, sino en encauzar los filetes líquidos tanto a la entrada como a la salida. En general los puentes medievales tienen salientes triangulares en los dos frentes, y en los del XIX tenemos tajamares y espolones o claramente diferenciados o simétricos. Puente de Guadalajara

El puente de Guadalajara es uno de los más interesantes para el estudio de la evolución de los puentes romanos, pues nos introduce una nueva etapa en la sucesión de variaciones formales que pueden acaecer. Aquí nos aparece un nuevo tipo de arco, el de herradura, que no se manifiesta en el perfil de los arcos principales sino en el de los de aligeramiento de tímpanos, de los cuales nos ha quedado uno perfectamente destacado con sus salmeres de arranque para conseguir el peralte superior al medio punto, así como el «arrabá» que enmarca el tímpano del arco sobre la pila, lo mismo que en los casos de puertas y ventanas. El otro arquillo que corresponde al tímpano de la pila inmediata ha

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Capítulo XI. Puentes romanos de la provincia Cartaginense

Puente de Guadalajara sobre el río Henares

Arco romano

Detalle del arco musulmán (Torres Balbás)

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Historia del puente en España. Puentes romanos

desaparecido totalmente, quedando macizado el tímpano pero enmarcado por las molduras verticales del arrabá correspondiente. En otros casos los puentes musulmanes adoptan la herradura en los arcos principales como ocurre en el de Bembézar. En Guadalajara tenemos un puente desarrollado en longitud con rasante casi horizontal y con arquillos de aligeramiento de tímpano sobre pilas, de las cuales se han conservado únicamente dos en la actualidad. Es con arcos de medio punto y apuntados. En los arcos principales no se ha utilizado el arco de herradura, sino en uno de los dos arquillos que se conservan. Es todavía más interesante la voluntad de estilo que este hecho revela, llevar la expresión de forma a un elemento secundario y concretar en él todas las características del estilo, pues no sólo se ha llevado la forma de herradura sino que se ha delimitado el entorno del hueco con el «arrabá», la moldura característica de los arcos musulmanes en puertas y ventanas que desde el punto de vista de expresión estructural es como establecer un cierto zunchado al entorno inmediato del tímpano, compensando el efecto aparente de desbordamiento por deformación plástica al ensancharse el vano inmediatamente después de arrancar lo que parece un ceder a la acción vertical de la carga de tímpanos.

Puentes de las provincias de Guadalajara y Ávila

Proximidades de Sigüenza

Alcantarillas romanas

Proximidades de Sigüenza (Ing. Tellería) Proximidades de Sigüenza (A. Blázquez) Proximidades de Torija (Ing. Tellería)

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Capítulo XI. Puentes romanos de la provincia Cartaginense

En el caso de Guadalajara queda el arquillo como reforzado al delimitar su ámbito de deformaciones horizontales por las aristas verticales del arrabá que contienen o coaccionan ese empuje horizontal hacia afuera. El arco de herradura viene a ser como un arco de medio punto con tímpano poco consistente, pero con peso propio, tal como para aplastarse ensanchándose el hueco a una altura intermedia. El interés de introducir las molduras verticales del arrabá, la horizontal se cierra por la cornisa, es que a veces en la transformación evolutiva puede desaparecer el arco de herradura correspondiente pero subsistir las molduras verticales del arrabá, como ocurre en los dos puentes de Toledo, en los cuales el de Alcántara conserva en ambos frentes dos molduras verticales de muy diferente altura que podían corresponder una al arco central y la otra al arco lateral, hoy inexistente, pero que de existir daría una simetría con tres arcos, el central de mayor luz que hoy desentona en su descompensación de luces. El tipo más natural es el de tres luces con un vano principal en el centro. También en el puente de San Martín se conservan unas molduras verticales, tres sobre una pila y cuatro en otra, que pudieran corresponder al enmarcamiento de dos arquillos de aligeramiento de tímpanos en esas mismas pilas.

Puente del Arenal en Arenas de San Pedro, Ávila

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puentes de las provincias de Ávila y Madrid

Puente sobre el río Voltoya

Vista desde aguas abajo

Puente sobre el Cofio de Valdemaqueda. Vistas desde aguas abajo

Vista desde aguas arriba Puente de Barco de Ávila, en el Tormes. Vista desde aguas arriba

Puente sobre el Aldaja en la carretera de Ávila a Gredos vista desde aguas arriba

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Capítulo XI. Puentes romanos de la provincia Cartaginense

Puentes de Palencia y Soria

Puente sobre el Carrión, en Carrión de los Condes

Puente Pinilla (Soria)

Puente de Andaluz sobre el Duero

Puente sobre el Duero, en Soria

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puentes en Zamora y Salamanca

Ruinas del puente de Zamora

Puente en la carretera Zamora-Fermoselle

Ruinas del puente sobre el Esla, en Benavente Puente de Alba de Tormes (Salamanca)

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Capítulo XI. Puentes romanos de la provincia Cartaginense

Puentes en Burgos y León

Puente de Coruña del Conde sobre el río Arrandilla, Burgos

Puente sobre el Valderaduey cerca de Sahagún

Puente de San Justo, en Astorga (A. Blázquez) Puente en la calzada de Sahagún a Lancia (A. Blázquez)

Puente de Orbigo (A. Blázquez)

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puentes en Cuenca

Puente del Castellar (A. Blázquez) (1920)

Puente de Uña, en el Júcar (Cuenca)

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Puente del Palonuevo (A. Blázquez)

Capítulo XI. Puentes romanos de la provincia Cartaginense

Puentes de Ciudad Real - Valencia

Puentes en el barranco de los Arcos. Chelva (Grabado de Laborde)

Puente de Oretum (Granátula), sobre el río Javalón (Ciudad Real). Fotos Gómez Moreno

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente del Alguacil

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Capítulo XI. Puentes romanos de la provincia Cartaginense

Puente de la región de La Vera

Puente de la Garganta de Alardós. Luz: 22,80 m; Ancho: 6,20 m

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de la Garganta de Pedro Chate (E. Montenegro)

Puente en la Garganta de Cuartos. Luz: 18,50 m. Ancho: 6,20 m

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Capítulo XI. Puentes romanos de la provincia Cartaginense

Puente de Pollensa - Mallorca (*)

Vista desde aguas abajo

(*) Las tres fotos del puente de Pollensa, en Mallorca, se las debo a un arquitecto de la isla que me las envió hace ya bastantes años y del cual perdí la referencia.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Vista desde aguas arriba, margen derecha

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Vista desde aguas abajo

Capítulo XI. Puentes romanos de la provincia Cartaginense

Apéndice Provincia Cartaginense

En el texto inicial de la provincia Cartaginense nos referíamos al puente de Pollensa, indicando que las fotografías nos las había proporcionado un arquitecto de Palma de Mallorca cuya dirección habíamos perdido, pero hemos logrado recuperarla. Se trata de don Felipe Sánchez-Cuenca, al que damos, una vez más, las gracias.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Investigación sobre puentes antiguos de España en la cátedra de historia de la ingeniería de la Escuela de Ingenieros de Caminos de Madrid

En el curso 1976-1977, esta cátedra propuso como tema monográfico a sus alumnos un estudio histórico-artístico de los puentes antiguos españoles anteriores a la guerra civil. Para hacer el estudio lo más completo posible y para articular su realización, José A. Fernández Ordóñez –profesor encargado de la cátedra– y Miguel Aguiló Alonso –profesor de la asignatura– crearon un grupo de trabajo junto con cuatro alumnos con la idea de coordinar su desarrollo, facilitar el intercambio de datos y la cooperación entre alumnos y la búsqueda de fuentes bibliográficas. El resultado del trabajo del curso –aunque algo desigual– fue suficientemente prometedor y se decidió mantener el grupo de trabajo proponiendo nuevamente en el curso 1977-1978 nuevos trabajos de curso sobre puentes antiguos para completar la primera exploración global de todo el país. En septiembre de 1978 los citados profesores consiguen una importante ayuda económica del Ministerio de Cultura para proseguir la Investigación, y se consolida el grupo de alumnos, ya Ingenieros de Caminos, que deciden trabajar a plena dedicación, formado entonces por Tomás Fernández Gómez, Juan González Pachón y Carlos Nárdiz Ortiz, con la incorporación posterior de Francisco Mérida Hermoso.

Puente de los Carabineros

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Capítulo XI. Puentes romanos de la provincia Cartaginense

Desde entonces se ha realizado una intensa labor de investigación y búsqueda de datos, organización y archivo de los mismos y viajes a distintas provincias visitando todos sus puentes antiguos con el fin de formar un Catálogo Nacional de Puentes Antiguos. Actualmente (abril 1980) se dispone ya de un importante banco de datos con más de 4.000 puentes debidamente localizados, fichados, clasificados y fotografiados correspondientes a las zonas visitadas (unas veinte provincias), unas 3.000 fichas de puentes más, correspondientes a las zonas no visitadas –que se incrementarán notablemente al realizar los viajes–, unas 5.000 diapositivas de puentes y unas 800 referencias y artículos relacionados con el tema. La ayuda económica del Ministerio de Cultura sufrió una drástica reducción en su cuantía y un fuerte retraso que obligó a Fernández Ordóñez y a Miguel Aguiló, responsables de la investigación, a detener provisionalmente ésta y disolver el grupo de trabajo, en espera de la consecución de nuevos fondos para proseguir la investigación. En la provincia de Salamanca tenemos el llamado «Puente de los Franceses» y también «Puente de los Carabineros» sobre el río Águeda, entre Puerto Seguro y San Felices, cerca de la frontera portuguesa. Ha sido zona de litigio fronterizo y está reconstruido en distintas épocas. Es de sillería con diseño del tipo puente de Bibey con un arco central de unos 15 m y dos arcos, todos de medio punto, de luz próxima a los 10 m. Es de sillería con tajamares triangulares en las pilas que llegan hasta el nivel de arranque del arco central y se coronan por sombreretes piramidales. Aguas abajo tienen espolones rectangulares. Se desciende a él por un camino empedrado que pudiera ser calzada romana. Otro puente con bastantes visos de romano es el Puente del Villar, cerca de Peñaparda también sobre el río Águeda. El padre Morán lo considera formando parte de la calzada de Salamanca a Ciudad-Rodrigo. Tiene tres vanos, el central de 13 m y los laterales de 4,70 m. Las pilas son de 3,70 m. Es del tipo Luco o Gibralzo con rasantes a dos aguas de lomo suave. Tiene reconstrucción importante del siglo XVIII. Las piedras del pretil, que son de la reconstrucción, son de toda la altura y encajan mediante espiga inferior en una canal practicada en la coronación de tímpanos también reconstruida. Tiene tajamares triangulares tanto aguas arriba como aguas abajo hasta el nivel de arranques del arco central. Otro puente de la misma provincia es el de la Ribera, en el arroyo San Benito, de un solo arco de 9,40 m de luz cerca de Miranda del Castañar. El padre Morán lo da como puente viejo. No llega al medio punto, pero parece reconstruido con dovelas antiguas muy sanas. Quedan además las hiladas inferiores de los tímpanos. Otro puente con muchos méritos para ser romano es el conocido por la Puente Mocha, cerca de Ledesma, hoy abandonado con cinco arcos. El padre Morán lo asigna a una calzada romana que partía de Ledesma y se internaba en la provincia de Zamora de la que se ven restos a ambos lados del puente. Tiene tajamares triangulares aguas arriba.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Suplemento Cartaginense

Después de haberse publicado el artículo correspondiente a los puentes de la provincia cartaginense, donde citábamos algunos de la vía romana del centro de la Península entre Meaques (Miacum) y Simancas, ha aparecido un estudio del aparejador don Cesáreo de Miguel editado por los Servicios de Extensión Cultural y Divulgación de la Diputación Provincial de Madrid. El señor de Miguel ha participado en el proyecto de reparación de las obras de fábricas del trozo Cercedilla-Puerto

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Capítulo XI. Puentes romanos de la provincia Cartaginense

de la Fuenfría que, como ya indicábamos en nuestra referencia, están ahora realizándose. Aprovechamos la ocasión, autorizados por el señor de Miguel, para completar la información relativa al puente del Molino que nosotros denominábamos erróneamente del Descalzo con unos concienzudos y detallados planos de dicha obra, que como ya indicábamos es la más importante del grupo, y el de verdadera belleza por su sencillez y magnitud, armonizadas muy adecuadamente con el paisaje que le corresponde. Aprovechamos la ocasión para corregir la errata de denominación que se había deslizado en nuestro artículo y agradecemos al señor de Miguel por su valiosa colaboración. En una de nuestras visitas al puente de Castrogonzalo, el cual teníamos como característico puente medieval de arcos apuntados, pero construido con sillares probablemente romanos correspondientes a un puente de aquella época, estaban comenzando la construcción del nuevo puente paralelo al antiguo y tuvimos la oportunidad de llegar cuando estaban destruyendo la cimentación de un puente anterior que

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de Cordovilla la Real. Puente del siglo XVIII con tajamares de ojiva barroca. Está junto a las ruinas de un puente romano del cual se han utilizado los sillares

acusaba características muy romanas en los sillares de dicha parte de la obra. Mi interpretación es la siguiente: El puente romano se abandonó en los siglos XII o XIII construyendo un puente paralelo al mismo y a muy corta distancia, que le sirvió de cantera, aunque por la solidez de la fábrica romana no les sería muy fácil el arranque de los sillares y, sobre todo, los de las zonas de cimentación que necesitarían de un relabrado de adaptación. El mismo caso se ha repetido con el puente actual, dándose la circunstancia –seguramente casual– de volver al mismo sitio del emplazamiento romano, pues en mis visitas anteriores nunca vi ruinas sobresalientes. El puente medieval es un bello puente con ojivas de poco peralte y corresponderá probablemente al siglo XIII. Tiene características de los puentes medievales de época gótica: con ojivas premeditadas, buen aparejo en tímpanos y bóvedas, y tajamares triangulares subiendo sin cambio hasta coronación del pretil. Otro caso de construcción de un puente junto a otro romano del cual quedan las ruinas es el de Cordovilla la Real. El nuevo puente parece del siglo XVIII. En el mismo caso están los puentes de La Cala de Huelva con uno de la época de Carlos III, construido paralelo al romano, del cual utilizaron los sillares, y el de Medellín sobre el Guadiana construido en época de Felipe III, de los cuales nos hemos ocupado ya en capítulos anteriores.

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Puente medieval de Castrogonzalo. Delante aparecen los cimientos de un puente romano del cual utilizaron los sillares

XII

Puente de Alcántara sobre el Tajo en Toledo

Introducción

Vista aérea de Toledo

Terminamos el estudio de los puentes romanos con el de Alcántara, en Toledo; está situado sobre el Tajo y recibió el nombre genérico del puente en lengua arábiga, lo cual no es ningún argumento para atribuir su construcción a los árabes, aunque alguno de los cronistas lo aduce como tal. Además del puente de Alcántara de la provincia de Cáceres, que es el más famoso, existe un tercer puente que se quedó con el mismo nombre; está situado en la actual Argelia, entre Biskra y Constantina sobre el torrente Fedhala en el camino de Lambeza al desierto. Tiene un solo arco de gran luz, análogo al del puente de Augusto en Narni, y fue restaurado, poco inteligentemente, en 1862, por los ingenieros militares franceses (ver P. Gazzola, pág. 172).

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Toledo en 1585, el año en que se pintó el Entierro del conde de Orgaz. Grabado de Petri de Nobilibus. 1585 [1]

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Capítulo XII. Puente de Alcántara sobre el Tajo en Toledo

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Lo incluimos entre los puentes romanos y no entre los romanos-medievales por considerar que tiene mucho más de romano que de medieval, en orden proporcional a la superficie de las fábricas por lo menos: de un lado, fábrica primitiva de sillares romanos (opus quadrata) que, desde la época del Bajo Imperio, no volvió a construirse hasta el Renacimiento, al cual pertenecen las hiladas de sillares de la coronación de tímpanos y la del pretil; y, por otro lado, mampostería concertada con buen rejuntado, típicamente mudéjar, empleada en Toledo durante toda la Edad Media. Además su arco principal con 28,30 m de luz no ha podido construirse en cualquier momento de nuestra historia, sino sólo durante el Imperio Romano o en la Baja Edad Media.

Descripción

El puente consta actualmente de dos arcos de 28,30 y 16 m de luz correspondiendo al mayor el paso de las aguas del Tajo, a excepción de las avenidas máximas, durante las cuales es ayudado por el de menor luz que le acompaña del lado de la ciudad. Entre ambos arcos existe una robusta pila con cuerpo rectangular de 5,40 m de longitud y 8,40 m de latitud que sobresale de ambos paramentos del puente mediante importantes tajamares, complicados por evidentes reconstrucciones que necesariamente han modificado su aspecto primitivo incrementando el volumen de sus fábricas. De estos tajamares tienen más importancia el de aguas abajo que el de aguas arriba, al contrario de lo que ocurre normalmente. La parte inferior de ambos, hasta el nivel de arranques del arco menor, se perfila en verdadero tajamar de planta triangular, arrancando de toda la latitud de la pila en el frente de aguas abajo, mientras Silueta del puente en la actualidad

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Capítulo XII. Puente de Alcántara sobre el Tajo en Toledo

Silueta hipotética del puente romano

que en el de aguas arriba existe una pilastra intermedia que reduce bastante la latitud del arranque, por lo cual el avance del tajamar resulta más reducido en el frente de aguas arriba que en el opuesto, aunque aquél sea más afilado que éste. Parece deducirse que, en origen, los salientes del cuerpo de la pila eran un tajamar triangular aguas arriba y un espolón trapecial aguas abajo, coronándose ambos a nivel de arranque del arco menor. En una segunda fase se homogeneizaron ambos, añadiendo aguas abajo en zona inferior una punta en prisma triangular formada por la prolongación de los dos planos oblicuos del espolón primitivo, elevándose éste hasta coronación del puente. En el lado de aguas arriba el tajamar triangular se complementó con el recrecimiento de la pilastra ya existente que se subió además hasta coronación; enlazándose con el prisma triangular, existente mediante plano inclinado que recorta triángulo descendente en la superficie exterior. Las bóvedas correspondientes a ambos son de medio cañón, arrancando la del principal a poca distancia del plano de aguas medias y la del arco menor a la altura que corresponde a su luz para formar bóveda de medio cañón, altura que define el nivel de coronación de los cuerpos bajos de ambos tajamares y se materializa en el cuerpo de la pila mediante una hilada saliente en el paramento lateral de la misma. Las boquillas de ambas bóvedas son dobles, es decir, con dos roscas superpuestas, disposición ya empleada en el puente de Alcántara-Cáceres, con una nueva complicación en este caso, que es la de estar sus boquillas en planos verticales diferentes, coincidiendo el de la superior con el de tímpanos y quedando remetido el de la inferior. Esta tiene las dovelas con los tizones dispuestos en dirección radial, mientras que en la otra, como en el puente de Alcántara-Cáceres, las dovelas ostentan radialmente su sección transversal que aproximadamente es cuadrada.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

En el arco principal la doble boquilla queda aparente del lado del muro, mientras que del otro lado (el de la pila), así como en los dos arranques del arco menor, esto no ocurre actualmente, aunque pudo verificarse en origen, pero las adiciones de los cuerpos inferiores de los tajamares los ocultan actualmente dando la impresión de que se trata de un arco rebajado, especialmente del lado de aguas arriba. Los tímpanos del puente aparecen en el momento actual enjutados con mampostería de tipo mudéjar, como la empleada en otros edificios de Toledo. También se utiliza esta mampostería en los cuerpos añadidos a los tajamares, pues los cuerpos primitivos de éstos, así como el cuerpo de pilas y el intradós de la bóveda, están aparejados con sillería, que ostenta unos sillares bastante uniformes de dimensiones y buenas proporciones y aparejo en hiladas horizontales que enlazan muy bien las superficies de los tajamares con las del cuerpo de pilas. También son de sillería dos hiladas en coronación de tímpanos en toda la longitud del puente, incluyendo los muros de acceso de margen izquierda. Sobre esta coronación de los tímpanos se dispone el pretil, con dos hiladas de sillería, una de ellas de ortostatos aproximadamente cuadrados y la terminal con superficie cilíndrica sirviendo de albardilla. Las dos arcadas del puente se enlazan a las laderas; por el lado de la ciudad, mediante una complicada construcción con recinto de murallas, y torre alineada con la plataforma del puente, en la que se suceden tres puertas que dan acceso a estancias intermedias. Por el lado contrario, el puente se prolonga con muros de acompañamiento en una longitud de 45 m, que se apoyan en el terreno natural donde aflora la roca. Como ya hemos dicho estos muros se paramentan con mampostería concertada rejuntada fuertemente, muy típica del Toledo medieval, quedando perforados cerca de la extremidad del puente por un pasadizo de 1,72 m de luz y 5,40 m de longitud, que ostenta en ambos frentes huecos sencillos sin jambas, pero coronados por sendos arcos de herradura con salmeres dobles y dovelas muy dispares. Los muros recogen el arco de entrada al puente construido en 1711, para lo cual se ensanchan mediante pilastras a ambos lados. Por encima de estos muros corren las tres hiladas de coronación y el mismo pretil que en el puente, el cual se corta para dejar paso a un balconcillo saliente en cada frente, apoyados sobre cinco canecillos triples. En los paramentos de estos muros han quedado dos cornisas verticales, que descienden desde la coronación del puente con longitudes variables, las cuales debían pertenecer a los encuadramientos en arrabá del arco principal y del arco hipotético desaparecido (Ver puente de Guadalajara).

Historia

Toletum fue mansión de la vía número XXIV del Itinerario de Antonino. El trayecto anterior a nuestra ciudad venía desde Titultiam por la llamada, aún actualmente, senda Galiana, pasando por Aranjuez y siguiendo la orilla izquierda del Tajo; deja a su izquierda el palacio de La Galiana, ya muy cerca de Toledo, teniendo necesidad de atravesar el Tajo para encaramarse hasta lo alto de esta ciudad, que debe su emplazamiento a una situación, tan estratégica, de eminencia circundada casi por el meandro

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Capítulo XII. Puente de Alcántara sobre el Tajo en Toledo

Esquema de la distribución de fábricas

encajado del Tajo que le sirve en gran parte de foso. El sitio verdaderamente indicado para establecer un puente es el que corresponde a la situación del actual, donde se reúnen los dos brazos en que se dividía el Tajo y va a comenzar la verdadera hoz del río, abriendo la puerta de ingreso, que luego cerrará otro puente en la extremidad de la herradura que casi circunda la ciudad. Pero este segundo puente no es tan importante como el que nos ocupa y es posterior en todos los aspectos como lo confirman las noticias que de él se tienen, la primera de las cuales es de 1203. Contemplado el puente en su emplazamiento actual no se comprende porqué alguno de los historiadores establece la teoría de un puente romano primitivo que cedió el paso a un puente medieval. Esto se refuerza por el hecho de que en los estiajes no se descubre vestigios de cimentaciones de pilas, en las zonas posibles para su emplazamiento, que pudieran encontrarse tanto aguas arriba como aguas abajo del actual. Los romanos dejaron necesariamente un puente en esta zona, y nosotros por razones topográficas decidimos afirmar que su emplazamiento tendría que ser el mismo del actual. La hipótesis del puente de Safon tampoco nos parece aceptable. Los romanos dejaron otro puente en Toletum que era el puente-acueducto por donde cruzaba el Tajo: la conducción de aguas que venía desde el embalse del río Guajaraz (formado por una presa denominada actualmente de La Alcantarilla) y aparecía ante la ciudad también por la margen izquierda del río, después de haber pasado el barranco

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Historia del puente en España. Puentes romanos

correspondiente al actual arroyo de la Degollada. Han perdurado hasta hoy cinco vestigios del dicho puente que son: las bases de las pilas, que estaban en los bordes del río a una distancia de 30 m aproximadamente y que eran las del vano central; el arranque de una bóveda en el vano adyacente al central del lado opuesto a la ciudad, y un frogón triangular del tímpano en el acceso sobre la ladera del lado ciudad. En todos ellos lo que subsiste es el hormigón interior que se vertió directamente en los moldes constituidos por la sillería que había de quedar al exterior y que fue arrancada, seguramente, para volver a utilizar sus sillares, que dejaron su impronta en la superficie actualmente vista. Hay dos versiones para la reconstitución de este acueducto: una debida al ingeniero geógrafo, señor Rey Pastor, en un trabajo de principio de siglo, con tres pisos de arcadas para pasar las aguas a nivel, y otra versión de un solo piso de arcadas, con tres únicos vanos de alrededor de 30 m y paso del agua forzada en sifón. La primera solución da como altura total del puente de unos 80 m y la segunda de unos 50 m. Las alturas y las luces del puente se deducen con bastante seguridad, pues se conoce el nivel de llegada del canal de la conducción, y el nivel del piso inferior, por reconstitución del diseño partiendo de los restos ya citados, que nos dan además las luces de los arcos en ambas soluciones. Parece más lógica la solución de puente-sifón, pues los romanos no llegaron en la construcción de puentes y acueductos a la altura de 80 m, mientras que los 50 m es la altura del puente de Alcántara-Cáceres, una de las construcciones más elevadas de las que realizaron. Al comparar la pobreza de los vestigios de este puente-acueducto con la esplendidez de la pervivencia romana en el puente que estudiamos situado a menos de 500 m El puente visto desde aguas abajo (Amador de los Ríos)

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Capítulo XII. Puente de Alcántara sobre el Tajo en Toledo

aguas arriba de aquél resulta una desproporción evidente, pero es preciso tener en cuenta la esbeltez de los pilares del acueducto, a juzgar por la dimensión de sus arranques y la latitud de su plataforma que es de 33,35 m en el acueducto y de 5,40 m en el puente. Frente a la robustez de la única pila del puente, resultan demasiado esbeltas las pilas del acueducto. Hay que tener en cuenta que una de las referencias más antiguas del puente de Alcántara, la del geógrafo árabe Edrisi, no se refiere al puente sino al puente-acueducto que es donde el acoplamiento de la rueda hidráulica era posible, ya que su plataforma tendría la pervivencia del canal romano. La referencia más antigua a nuestro puente es la que da Menéndez Pidal en el prólogo al tomo III, España visigótica, de su Historia de España recordada por Torres Balbás en el tomo V de la misma obra, y se refiere al llanto de la princesa Gulesvinta, hija del rey godo Atanagildo, al pasar por «el grandioso puente de Toledo», para dejar la ciudad y trasladarse a contraer matrimonio con el rey Merovingio de Neustria. La comitiva con todos los carros del equipaje se detuvo sobre el puente, para permitir a la princesa despedirse con lágrimas abundantes, presintiendo su desventurado destino. El hecho de que en el año 567, que corresponde a esta referencia, se cruzase este «grandioso puente», atestigua la existencia en servicio del puente romano puesto que los visigodos no alcanzaron el nivel de civilización necesario para realizar una obra de tanta envergadura. Su relación con los puentes se limitó a alguna reconstrucción de arcos en los puentes romanos, como la de Eurico en el de Mérida y quizá en alguno de los arcos de Córdoba. En una cierta época se les atribuyó el puente de Pinos-Puente (Granada) sobre el Cubillas, afluente del Genil, por ser los arcos de herradura, pero se rectificó la atribución pasándosela a los musulmanes. Torres Balbás es de esta misma opinión. La referencia siguiente corresponde al año 797 (d.C.) y corresponde a la campaña de represión que se realizó contra los rebeldes toledanos en tiempos del emir AlHakam I, en la cual los cronistas musulmanes citan la puerta del puente o de Alcántara de Toledo. La trae a colación Torres Balbás tomándola del Bayan II de Ibn Idhari y de los Annales de Ibns Al-Athir. También nos ilustra que, según el Fatho-I-Andalus, en una de las extremidades del puente por orden del wali Hishamal-Rida en 192 (808 d.C.) fue empalado Galilo ben Tammaum. Una noticia muy repetida por los cronistas es la de la estratagema de Mohamed I, que organizó una expedición contra los toledanos que se habían revelado consiguiendo apoderarse del puente, pero se vió impotente para apoderarse de la ciudad, por lo cual decidió retirarse, pero antes organizó un castigo contra los toledanos, para lo cual ordenó a sus ingenieros minar el puente; luego fingió retirarse, con lo cual hizo salir a los sitiados, que ocuparon todo el puente, momento en el cual se derrumbó, pereciendo ahogados gran parte de los guerreros toledanos. Ocurrió en el 858-859 (d.C). Las referencias son de Amador de los Ríos y de Torres Balbás. Este lo toma de los geógrafos árabes: Ibn-Idhari (Bayan II); Ibn Jaldun (Ibar IV); Maqqari (Analectes I) y de la crónica de D. Rodrigo (Hist. Arabum, cap. XXVII).

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Historia del puente en España. Puentes romanos

También Al Razi se refiere a esta destrucción y en su Crónica dice «que era una puente rica e muy maravillosa, e tanto que sotilmente labrada que nunca home puede asinar que otra tan buena haya fecha en España». Hasta la destrucción de Mohamed I seguimos con el mismo puente romano, pues como ya hemos afirmado no pudo ser construido ni por los visigodos, ni tampoco por los musulmanes anteriores. Se presenta el primer problema serio, con relación a la destrucción de Mohamed I y la reconstrucción correspondiente… No está claro qué es lo que fue minado; parecería el arco principal por la catástrofe que se origina, pero el minado y su correspondiente destrucción parece que hubiera sido muy a la vista de los sitiados y sobre todo muy laboriosa, larga y difícil. Cabe otra hipótesis, teniendo en cuenta la teoría que luego desarrollamos del puente inicialmente de tres vanos, con un vano más que el actual situado en simetría con respecto al que existe junto a la

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Civitetis Orbis Terrarum 1576 [2]

Capítulo XII. Puente de Alcántara sobre el Tajo en Toledo

ciudad. Este vano hipotético pudo ser más fácilmente minado que el central y menos hostilizado el trabajo que el del arco junto a la ciudad, muy al alcance de los sitiados. Mi teoría se completa con la hipótesis de que la reconstrucción del derribo era más fácil, rellenando el hueco correspondiente al vano, que por otro lado tenía poco papel desde el punto de vista hidráulico, ya que sólo servía durante las avenidas muy importantes del río. Las cornisas verticales, que han quedado en ambos frentes, una correspondería al arco central y la otra, la más corta, al arco lateral desaparecido. Además observando atentamente la fábrica de mampostería del muro parece distinguirse una diferencia de color (más claro) delimitando la zona que correspondería al cegamiento del vano desaparecido. Ya hemos indicado una obra importante en los muros del lado opuesto a la ciudad, a finales del siglo X, que pudiera consistir en el relleno del arco y en un repaso general de los paramentos de mampostería.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Grabados de Hofnaglius 1566 [3]

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Capítulo XII. Puente de Alcántara sobre el Tajo en Toledo

Grabado de John Scott 1808 [5] Vista de la ciudad de Toledo tomada de las orillas del Tajo, por A. Laborde [6]

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Volviendo a las noticias del puente, éste vuelve a figurar en las campañas de Abd al-Rahman III que consigue alcanzar el dominio de la ciudad en el 320 (932 d.C.). Antes de terminar el siglo X llega por varios conductos la noticia de una reconstrucción realizada por Halaf o Chalaf hijo del gobernador de Toledo, Mahomed Alameri que se termina en el 997 y, en general, se considera como ordenada por Almanzor. Debió ser una reconstrucción del puente actual, pero esto desde el punto de vista estilístico es completamente disparatado, pues la fábrica de la época es la mampostería y no la sillería que ocupa un lugar predominante en pila, parte inferior de los tajamares y en las bóvedas completas. Esta reconstrucción muy bien pudiera ser la que referíamos un poco más arriba, cuando se cegó el tercer arco, se restauraron paramentos de tímpanos y de muros, e incluso se pudieron recrecer los tajamares añadiéndoles los cuerpos superiores, tanto aguas arriba como aguas abajo. Como construcción inicial la dan Ponz, Quadrado, Madoz y Amador de los Ríos. Figuraba la noticia en una lápida dentro de la fortaleza aneja al puente del lado Toledo redactada primero en árabe y sustituida después por otra en romance. La siguiente noticia relativa al puente es la de las grandes avenidas a consecuencia de las lluvias persistentes durante el año 1249 «fue el gran diluvio de las aguas e duró hasta el Jueves XXVI días andados de Diciembre, e fueron llenas de las aguas muy grandes por todas las más de las tierras, e hicieron muy grandes daños en mucho lugares, e señaladamente en España que derribaron las más de las puentes que y eran. Entre todas las obras fue derribada una gran partida de este puente de Toledo». Encima de la puerta interior de la torre defensiva del puente, por el lado de la ciudad, había una lápida que atestiguaba el enorme estrago que en el puente hizo esta memorable avenida de 1258 y su restauración completa bajo los auspicios de Alfonso X el Sabio.

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Vista de la ciudad de Toledo tomada de las orillas del Tajo, por A. Laborde [7]

Capítulo XII. Puente de Alcántara sobre el Tajo en Toledo

Fotoplano de la zona del río entre el puente de Alcántara y el puente-acueducto

Acueducto

Puente

Restos del puente-acueducto en la ladera izquierda

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Variantes del grabado de David Roberts 1837 [10]

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Capítulo XII. Puente de Alcántara sobre el Tajo en Toledo

Plano de Toledo y de sus cercanías, por A. Laborde [8]

Variantes del grabado de David Roberts, 1837 [10]

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Litografía de Parcerisa,

Esto dice Quadrado, que también señala que el arco más inmediato a la ciudad se hundió y sufrió reparación en 1484. En otra inscripción que se encuentra a la salida de la torre junto al pretil del puente dice así: «Reedificose este arco a industria y diligencia de Andrés Manrique, siendo corregidor e alcaide de esta ciudad por su Alteza, en el año MCCCCLXXXIII». Aquí tenemos otra vez el problema de la construcción o reconstrucción del puente. Nosotros nos decidimos por lo segundo, pues le correspondió al rey Don Alfonso X el Sabio, lo cual si hubiera sido lo primero no hubiera pasado desapercibido como una contribución importante en las aportaciones científicas y técnicas de este rey. Y lo aceptó como más verosímil aun teniendo en cuenta los datos que figuran en el tomo XXIII de la España Sagrada del padre Flórez sobre las grandes avenidas del río Tajo, en el siglo XIII, una de febrero de 1243 a la que atribuye el derribo de un pilar del puente, y otra en febrero de 1249 en la cual dice que cayó el puente. Lo mismo que se exagera dando por construcción desde origen cualquier reconstrucción en el puente, se exagera también en lo referente a las averías causadas por avenidas en un puente dándose siempre que se cita alguna, el carácter más catastrófico posible.

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1840 [12]

Capítulo XII. Puente de Alcántara sobre el Tajo en Toledo

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Grabado de E. H. Locker, 1823 [9]

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Historia del puente en España. Puentes romanos

[11]

The Inquisition [11]

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Capítulo XII. Puente de Alcántara sobre el Tajo en Toledo

Vista del puente de San Martín aguas abajo Vista del puente de Alcántara aguas abajo

A partir de este momento no se consignan ya noticias de interés en cuanto a catástrofes naturales advenidas al puente. En cambio podemos consignar como final la referencia de un enriquecimiento correspondiente a la torre de entrada al puente, que fue construida en el año 1721 en el estilo de la época, que era el barroco, lo cual escandaliza a los cronistas posteriores que matizan las referencias correspondientes con frases despectivas y de tribulación. Existía una torre anterior en dicho emplazamiento construida en el siglo XIII que se distingue muy bien en algunos de los paisajes de Toledo que figuran en varios cuadros de El Greco. Parece que los pretiles actuales y el enlosado son de 1835 (según Madoz).

Problemas arqueológicos

El problema arqueológico fundamental en un puente es su datación, averiguar la fecha de su llegada al mundo, lo cual queda perfectamente resuelto si existe un documento, normalmente epigráfico, relacionado de modo directo con él. En esto estamos de acuerdo con todos los arqueólogos que dan un carácter científico a la disciplina, pero ocurre que tratándose de un puente romano, conseguir esto es verdaderamente difícil, como lo demuestra el hecho de que en los puentes que hemos ido publicando en el presente trabajo sólo está documentado, de modo total, el puente de Alcántara, en el cual tenemos el año de su terminación e incluso el ingeniero que lo construyó, y los pueblos que contribuyeron a su construcción. Figura todo en tres lápidas: Una la del arco honorífico situado en la mitad del puente, donde aparece el emperador Trajano con sus dignidades correspondientes en la fecha de dedicación, de la que se deduce el año de nuestra era que es el 104 d.C. Otra lápida es la reproducida también por Isabel II en el frontón del templo votivo,

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Crónica de la provincia de Toledo, 1866 [15]

Toledo pintoresco, 1872 [16]

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Capítulo XII. Puente de Alcántara sobre el Tajo en Toledo

donde figura el nombre del ingeniero constructor LÁCER. Y una tercera inscripción, también reproducida en placa de mármol chapada sobre el pilar izquierdo del frente Norte del arco honorífico, en la que se consignan los municipios que participaron en la obra del puente. Parece que existieron otras lápidas, pues han quedado vacíos recuadros rectangulares rebajados en las cuatro pilastras del cuerpo superior de las pilas extremas. Hay que añadir a este puente la documentación mucho menos completa del puente de Dos Hermanas o de la Alcantarilla, en la provincia de Sevilla, donde se conserva actualmente, en el frente de tímpanos de entrepilas aguas abajo, una inscripción ya muy borrosa e ilegible después de la última restauración del puente, pero que antes de ella, según Gómez Moreno, se deducían dos palabras, AUGUSTUS PONTEM.

Vista de Toledo por El Greco

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Vista desde aguas abajo

Puente de Alcántara. Bellezas de España. Quadrado, 1886 [14]

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Capítulo XII. Puente de Alcántara sobre el Tajo en Toledo

Vista aérea del puente de Alcántara desde aguas arriba

Como en este puente de Alcántara (Toledo) no existe actualmente documento fundacional alguno, las primeras noticias relativas a él son del año 567. Como ya hemos visto, es muy difícil suponer que aparezca algún documento verdaderamente eficiente, y si queremos no cruzarnos de brazos en este asunto, es preciso descender de la región de la Verdad, para movernos en la esfera menos diáfana de lo verosímil, recurriendo al método comparativo de estilos y fábricas e imaginar apoyándonos en las referencias históricas debidamente criticadas, pues ya hemos visto las contradicciones de algunas de ellas, y una teoría lo más sencilla posible que nos permita interpretar las noticias que han ido apareciendo desde el siglo VI hasta la actualidad, haciendo el menor número posible de hipótesis gratuitas. Además en nuestro caso puede servirnos de gran ayuda, pues su comportamiento es casi un testimonio para nuestro puente, su homónimo el Alcántara de Cáceres, ya que además de homónimos tienen homogeneidad en el río que ambos salvan, cuyas acometidas han tenido que resistir durante casi veinte siglos, y que poseen además la misma marca de categoría, pues la luz máxima de sus arcos, que es lo que da el nivel técnico de un puente, es casi idéntica en ambos. Tenemos los 28 m, con 50 cm de diferencia entre ambas marcas, que corresponden al techo máximo de los puentes construidos por los romanos.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Foto aérea desde San Servando

Vista desde aguas abajo

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Capítulo XII. Puente de Alcántara sobre el Tajo en Toledo

Vista aérea del puente de San Martín desde aguas abajo

Puente del Arzobispo, litografía de Parcerisa

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de San Martín desde aguas abajo, orilla izquierda

Puente de San Martín desde la orilla derecha aguas abajo (Amador de los Ríos)

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Capítulo XII. Puente de Alcántara sobre el Tajo en Toledo

Teoría del puente

Teniendo en cuenta lo que acabamos de decir en el epígrafe anterior, vamos a tratar de sacar el máximo partido de las noticias que hemos reunido de las referencias directas al puente, pero utilizando al mismo tiempo un método histórico comparativo de fábricas y diseños y recurriendo en último extremo a enfrentarnos directamente con el puente como ingeniero constructor. Este puente es un potente organismo en evolución desde la época romana, sometido a la presión de los acontecimientos naturales como son el envejecimiento de las fábricas y el embate de las avenidas del río, así como el de los acontecimientos políticos causantes de destrucciones y reconstrucciones sucesivas, motivadas por la voluntad de apoderarse de la ciudad o defenderla a través del elemento artificial que es el puente, el cual independiente de uno u otro objetivo, allana siempre el paso sobre el gran foso natural que es el río encajado en su meandro. Pero antes de encaminarnos por la línea histórica vamos a someter a crítica, la más rigurosa posible, todos los datos que nos ofrece la realidad actual del puente, empezando por su propio diseño, para continuar con su emplazamiento y terminar por las fábricas existentes. Al encararnos con su diseño, que se integra de un vano principal, central con respecto al cauce, y de un segundo vano en margen derecha, que está en relación de luces de 0,57 con respecto al anterior, destaca la asimetría de la obra con respecto al cauce que es bastante simétrico. El eje del cauce coincide claramente con el eje del arco principal, por el cual pasan íntegramente las aguas normales, ayudándole el segundo sólo en avenidas importantes. No se comprende cómo después de la elección de un sitio de condiciones naturales tan perfectas hayan llegado sus autores a un diseño tan desequilibrado, sobre todo si pensamos que fueron los romanos que en la misma época produjeron los puentes de Alcántara-Cáceres y el de Bibey, tan verdaderamente armoniosos. Y si estamos convencidos que fueron los ingenieros romanos los que proyectaron de origen, tenemos que restablecer el equilibrio perdido, introduciendo un tercer arco, que restituye la simetría compensando superficies con respecto al eje natural. Además, la introducción del tercer arco, como se indica en la silueta que acompañamos, daría sentido a las molduras verticales que subsisten, tanto en el paramento de aguas abajo como en el de aguas arriba, y que formarían parte, la más larga del arrabá de encuadramiento del arco central, y la que desciende menos en el tímpano, para el de encuadramiento del arco hipotético que proponemos. Comparando la silueta actual con la propuesta, destaca sobre todo la pesadumbre de los muros macizos de la margen izquierda. En cuanto a la crítica del emplazamiento, que en realidad se refiere a la hipótesis de algunos cronistas que consideran la existencia de un puente romano y un puente medieval completamente diferentes, aunque situados en zona próxima, ya hemos visto que dadas las condiciones de llegada de la vía romana, siguiendo el cauce del Tajo por la orilla izquierda, la zona evidente para atravesar éste es la de iniciación del meandro encajado del mismo. En la actualidad no se ven restos de un puente paralelo al actual, que tendría por lo menos unas cimentaciones tan importantes como las del

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puente de San Martín

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Capítulo XII. Puente de Alcántara sobre el Tajo en Toledo

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Historia del puente en España. Puentes romanos

existente y que emergerían de las aguas en estiaje. No es posible que haya desaparecido totalmente un puente construido por los romanos en aquella zona. Y llegamos a las fábricas que son de dos tipos, sillería y mampostería concertada y aparecen respectivamente, la sillería en las bóvedas de los dos arcos existentes, tanto en boquillas como en intradós, en los paramentos internos de la pila y en las zonas primitivas de sus tajamares tanto aguas arriba como aguas abajo y, por último, en los encintados de sus pilastras superiores. Tenemos además sillería de una segunda época, renacentista, en las dos hiladas de coronación de los paramentos de todo el puente y en los pretiles de toda la obra (ortostatos y albardillas) así como en los dos balconcillos. El segundo tipo de fábrica, la mampostería concertada, aparece en los paramentos de tímpanos de las dos bóvedas, en los paramentos de la parte superior de los tajamares –o sea la no paramentada con sillería–, y en los muros de acompañamiento que completan el puente por el lado opuesto a la ciudad. Vamos a analizar las dos fábricas descritas que están completamente a la vista, aunque las más recientes pueden recubrir parcialmente a las anteriores. Empezaremos por las bóvedas que son los elementos fundamentales. Aparecen en doble boquilla a diferente nivel. La inferior está constituida por dovelas con una escuadría de 120 x 60 colocadas como es normal en dirección radial, mientras que las de la segunda rosca en el mismo número, pero con una escuadría casi cuadrada quedan en el mismo plano de tímpanos que es único en cada paramento. Esta disposición complicada de la bóveda de dos roscas la emplean poco los romanos, pero parece ya

Puente de Alcántara (Cáceres). Detalle de los paramentos

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Capítulo XII. Puente de Alcántara sobre el Tajo en Toledo

Puente de Alcántara (Cáceres). Detalle de las arcadas centrales

completamente desarrollada en el puente de Alcántara (Cáceres), aunque con la simplificación de encontrarse las dos boquillas en el mismo plano que es el de tímpanos. En este puente, que es uno de los más cuidados en la estereotomía de los sillares y de los aparejos, tenemos unas dovelas perfectas con longitud de 1,80 m (tizón) dispuestas

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Historia del puente en España. Puentes romanos

en la dirección radial formando la boquilla principal rodeadas por la segunda boquilla donde se disponen a tizón mostrando la cara cuadrada de 0,60 x 0,60 m. La luz del arco central (28,30 m) es una de las más importantes de los puentes romanos y casi igual a la de los arcos mayores del puente de Cáceres. Se ha superado en muy pocos puentes, ligeramente en el de Alcántara de Cáceres, pero también en otro puente que existía en la misma ciudad de Toledo, aunque se trata de puente-acueducto con tres vanos iguales de alrededor de 30 m, aunque de mayor altura, unos 50 m. Lo primero que consideramos para enfocar la crítica de las noticias históricas es que el puente no tiene porqué haber cambiado de posición desde la época romana, y resulta una hipótesis innecesaria considerar que hubo un puente romano inicial y, después, uno medieval que cambió de sitio. Además de este punto de partida, repetiremos que nuestra experiencia en el tema de destrucciones y reconstrucciones nos advierte que en la valoración de las primeras, tanto en referencias literarias como en inscripciones epigráficas, es verdaderamente catastrófica, tendiendo siempre hacia asegurar la ruina total; así como en la valoración de las segundas, la visión es por el contrario benéfica y el que ha hecho algo, quiere dejar constancia de mucho más, por lo cual resulta frecuente que el que ha hecho una reconstrucción de cierta importancia tienda a asegurar para sí la construcción total. Aunque ya hemos hecho una primera crítica al pasar revista a los datos para la historia del puente, volveremos ahora sobre ellos para dejarlos, a nuestro parecer, definitivamente resueltos. Resumiendo las consideraciones anteriores a este epígrafe tenemos que:

Desde el año 567 existe un puente en Toledo del cual se puede decir que es «grandioso» y el cual, en el 797, se relaciona con el nombre de Alcántara. En el 859 tenemos una noticia más conflictiva, pues se refiere a la estratagema empleada por Mohamed I para castigar a los rebeldes toledanos minando el puente, para que se hundiera al pasar los guerreros de la ciudad sitiada, atraídos por la aparente fuga del sitiador. No se dice en qué consistió el minar el puente y cuál fue el daño que se causó al mismo. La referencia de que se derrumbó el puente, y todos perecieron ahogados, tiene el matiz catastrófico que ya habíamos anticipado para estos sucesos y parecería referirse al arco central, pero no se hace especificación alguna, y realmente el atreverse con el arco de 28,30 m para preparar su hundimiento parece cosa difícil. Lo mismo puede referirse al tercer arco que hemos inventado para el puente original romano, que más alejado de la ciudad permitiría realizar el trabajo con seguridad; no así en el arco más próximo o en el central, directamente dominados desde las murallas de la ciudad. También pudieron actuar sobre los muros de tímpanos para que se derrumbaran por ambos lados al paso de los guerreros que salieron de la ciudad. Nosotros creemos como más verosímil que el puente exigió una reconstrucción parcial que no sería muy importante, pues no se cita cuándo y quién la hizo. En nuestra hipótesis, suponemos que la reconstrucción pudo consistir en el relleno del vano correspondiente al tercer arco y en una

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Capítulo XII. Puente de Alcántara sobre el Tajo en Toledo

restauración de tímpanos con mampostería típica toledana. El puente debía estar reconstruido cuando, en la primera mitad del siglo X, Al-Razis en su Crónica acusa la anterior destrucción y califica al puente de «puente rica e muy maravillosa, e tanto fue sotilmente labrada que nunca home puede asinar con verdad que otra tan buena haya fecha en España». La alusión más directa a la construcción de un puente de nueva planta es la que se da por varios cronistas, aunque en realidad se copian unos a otros, es la que atribuye a Halaf hijo de Mohamed Alameri, alcaide de Toledo, la construcción del mismo por mandato de Almanzor en el 997 (d.C). Creemos firmemente que en estas fechas no había posibilidad ni social, ni política, ni económica, ni técnica para acometer la obra de un arco de puente sobre un río tan caudaloso como el Tajo, con luz de 28,30 m. Estamos en un período arquitectónico bastante pobre, y en el propio Toledo no se había realizado todavía ninguna obra de envergadura. Al comparar la historia de este puente con la del de San Martín, vemos en seguida que en éste las noticias de una construcción de nueva planta no aparecen hasta 1203, en que una avenida destruye el anterior, y se edifica el nuevo a corta distancia del mismo. Lo manda destruir después el bastardo Enrique cuando cerca Toledo, en 1368, siendo restaurado por D. Pedro Tenorio de 1376 a 1399. La diferencia de fechas con relación a las del nuestro es notable; estamos en el siglo XIII para la primera construcción y a finales del XIV para la segunda, contando además para esta segunda con el arzobispo Tenorio, un promotor de obras de envergadura. Además ya se había construido, por ejemplo, la catedral de Toledo. La siguiente noticia, también conflictiva, es la correspondiente al año 1258, en que hubo el gran diluvio por la persistencia e intensidad de las lluvias y que dio lugar en España a que las grandes avenidas resultantes «derribaran las más de los puentes» y refiriéndose a nuestro puente dice textualmente que «fue derribado una gran partida de esta puente de Toledo». Esta noticia se relaciona con la próxima en orden cronológico de 1259 que se refiere a la restauración realizada por Alfonso X el Sabio, es decir, al año de la destrucción que se da cuenta en la noticia anterior. Debió ser una reconstrucción importante, pero no tanto como la de reconstruir el arco principal, que hubiera tenido más resonancia tratándose del Rey Sabio. Se consignó en una lápida tanto el «gran estrago» que produjeron las aguas en el puente como «la restauración completa de Alfonso X». Con respecto al segundo arco, que existe en la actualidad, es más verosímil su hundimiento y reconstrucción casi inmediata, en el 1484, según consta en una inscripción que se encuentra a la salida de la torre junto al pretil del puente que dice así: «Reedificose este arco a industria y diligencia de Andrés Manrique, siendo corregidor e alcalde de esta ciudad por su Alteza en el año MCCCDXXXIII». Es la época de los Reyes Católicos, pero el arco podía haber quedado averiado desde la época de las luchas entre D. Pedro y D. Enrique. La obra de construcción del arco menor era de mucha menos envergadura que la del arco principal. Además, ya en esa época, la técnica constructiva había vuelto a un nivel mucho más alto. Se habían construido ya muchas catedrales góticas.

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Documentos relativos al puente Referencias históricas y literarias (1) IDRISI Tiene un puente de una construcción admirable constituido por un sólo arco, por debajo del cual las aguas pasan con violencia debido a su fuerte corriente. En la extremidad del puente se encuentra una rueda elevadora que se levanta en el aire hasta una altura de noventa codos y lleva el agua del río hasta el tablero del puente, por donde corre en un canal sobre la superficie del mismo y así penetra en la ciudad. (1 BIS) ABDEL MUNIN AL HIMYARI: La península ibérica según ArRawd. Traducción Levy Provençal. Como ya hemos advertido en el texto la referencia anterior corresponde al puente-acueducto romano y no al puente de Alcántara. «La ciudad de Toledo está en una posición dominante y su territorio es excelente». (A continuación copia la referencia de El Idrisi del puente conectado a la rueda hidráulica). (2) CRÓNICA DEL MORO RASIS «E Toledo yace sobre el río Tejo, e sobre Tejo hay una puente rica e muy maravillosa; etanto que sotilmente labrada que nunca home puede asinar con verdad que otra tan buena haya fecha en España; e fue fecha cuando regnó Mahomed Elimen, e esto fue cuando andaba la era de los moros en 244 año» (858 d.C.) (3) CRÓNICA DE D. ÁLVARO DE LUNA Ed. Mata Carriazo, Madrid, 1940, pág. 236. … que aún fasta la puente que se dice de Alcántara llegaron haciendo el daño que podían; e aun dentro de la misma puente el capitán de los ginetes Juan Fernández Galindo alanceó un hombre (sitio de Toledo. Mayo, 1449). (4) CRÓNICA DE ENRIQUE IV. MEMORIAL DE DIVERSAS HAZAÑAS: Pág. 100. Edit. Mata Carriazo. Madrid, 1941. La ciudad de Toledo cinco días después de la deposición del rey don Enrique e de la sublimación del rey don Alonso, no solamente aprobó lo fecho en Ávila por bueno, más óbolo por muy necesario, e súpitamente el pueblo tomó las puertas de la ciudad e el alcázar e la puente de Alcántara e combatieron fuertemente la puente de San Martín la cual por fuerza de armas tomaron. (5) P. ENRIQUE FLÓREZ: España Sagrada, Tomo XXIII, pág. 394. Reúne en una tabla las avenidas más importantes del río Tajo y los efectos en el puente. 1113. Avenida de Tajo que cubrió el arco de la puerta del Almohade. 1191. Fue yelado el Tajo de part en part (Era 1230). 1204. Avenida del río Tajo que derrumbó el pilar de la puente en Febrero (1243).

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1209. Avenida del río Tajo que derrumbó el pilar y cayó la puente en Febrero (1249). (6) D. CARLOS ANTONIO PONZ: Viaje de España. Tomo primero, Carta III, Madrid, 1776. 35. Desde el convento, e Iglesia del Carmen, se baja el puente y puerta de Alcántara; y antes de llegar a aquél se pasa una plazuela que tiene tres puertas, o salidas, y sobre la más inmediata al Convento se ve una estatua de S. Ildefonso hecha por Berruguete con este letrero: «S. Ildefonso Divo Tutelari Tolet. DD. Anno Dom MDLXXV Philioppo II. Hisp. Rege». 36. Otra larga inscripción hay sobre la puerta para entrar en el puente de buenos caracteres, aunque gastados y refiere los principes árabes, que hicieron, o restauraron el puente, hasta la reedificación del Alonxo X. La tal inscripción que leyó Juan Bautista Pérez, se halla copiada en Pisa, y otros escritores; pero ha parecido ponerla aquí para satisfacer al lector en cuanto sea posible y es la siguiente: «En el año de XCCCLVII e la Encarnación de nuestro Señor Jesu-Cristo, fue el gran diluvio de las aguas e duró hasta el Jueves XXVI días andados de Diciembre e fueron llenas de las aguas muy grandes por todas las más de las tierras, e ficieron muy grandes daños en muchos lugares, e señaladamente en España, que derribaron los más de las puentes que y eran. Entre todas las obras fue derribada una gran partida de este puente de Toledo que hubo fecho Alef, fijo de Mahomat Alameri Alcalde de Toledo, por mandado de Almanzor Aboauir Mahomat fijo de Abibamir de Abihamir Alhafib de Amir Almoraenim Hixem. E fue acabada en era de los moros que andava a ese tiempo en CCCLXXVII años. E ffizola adobar e renovar el Rey D. Alonso, fijo del noble Rey D. Fernando e de la Reyna Doña Beatriz que regnaba a esa sazon en Castilla e en Toledo, e en Leon, e en Galicia, etc., etc. E fue acabada el ochavo año que el reinó en el año de la Encarnación de MCCLVIII años». (Hay un dibujo parcial en escorzo en la página 92). Como se refiere de una piedra que también allí hay en que está escrito lo siguiente: «Inscriptionem Alfonsi Regis de Pontis instauratione vestustate corruptan Joan Gutierrius Tellus Pr. Urbis reparavit - Anno Dom, MDLXXV». Al salir del puente bajo un arco pequeño del mismo hay lápida sepukcral: CAECILIA = MARCELLA = H.S.E. 37. Es firme y sólida la construcción de este puente; por un ojo del cual pasa todo el Tajo. A poca distancia siguiendo el curso del agua se ven las ruinas que han quedado del ingeniosísimo, y celebrado artificio de Juanelo. (7) LLAGUNO: Noticia de los arquitectos y arquitectura de España I, pág. 41, Madrid, 1829. Dice Esteban de Garibay, en el tomo IX de sus obras inéditas, fol. 512, tit. 6.º que trata de cosas notables de aquella ciudad, hablando del citado puente: «Tomando este río a crecer, la derribó un pilar por febrero de 1211 y tornó a caer la puente, …»

Capítulo XII. Puente de Alcántara sobre el Tajo en Toledo

Ya que estaba reparada mandó Henrique I fundar una torre, para su mayor fortaleza y la ciudad, como parece por un letrero original, que solia estar en ella con estas palabras: «Henrrik, fillo del Re Alfonso mandó fer esta torre et porta a honor de Dios, por mano de Matheo Paradiso en era 1255». Consta que Mateo Paradiso era arquitecto el año 1217 y que construyó entonces una torre en el famoso puente llamado por antonomasia de Alcántara, que está sobre el Tajo fuera de las puertas de Toledo. (8) J. M.ª QUADRADO & VICENTE DE LA FUENTE: España: Sus monumentos y Artes. Su Naturaleza e Historia. Castilla la Nueva, Tomo III. Barcelona, 1886, págs. 91 y ss. Pero el puente mismo donde asienta sus pies el espectador, tiene también su peculiar historia, figurando entre los monumentos y su nombre arábigo de Alcántara, que es el genérico de aquel idioma revela la raza de sus fundadores (?). Poco más abajo y enfrente del Alcázar han subsistido por largo tiempo los estribos del que construyen en 738 los defensores del Islam, apenas enseñoreados de la Península bajo el califato de Hixem (?) en reemplazo de otro que debió existir en la época de los godos (?) y que acaso se hundió con ellos, pero aquel puente sólo duró poco más de un siglo pareciendo en 858 durante el largo asedio que sostuvo el rebelde. Muza contra el poder del califa Muhamad quien luego de sometida Toledo lo hizo reedificar de labor maravillosa sobre las ruinas del otro o en el puesto del actual (?). No fue todavía éste sin embargo el que ha logrado llegar hasta nosotros al través de sus furiosas avenidas y de sangrientos combates, sostenido por frecuentes reparos; reservada estaba la gloria de fundarlo al grande hajib Almanzor por cuya orden lo construyó en 997 Chalaf, gobernador de Toledo y en aquel funesto día de 1110 en que los almorávides combatiendo el puente amenazaban replantar la media luna de donde veinticinco años antes había sido arrancada. En lo sucesivo ya no temió el puente más enemigos que el ímpetu de las crecientes del Tajo que a principios del siglo XIII derribaron por dos veces sus pilares; y entonces reinando Enrique I, se le añadió para servirle de estribo al par que de defensa el imponente y almenado torreón que da entrada a la ciudad por bajo de tres arcos, el uno ojivo y los dos otros de arábiga forma. Pero encima de la puerta interior, y entre los dos cuerpos avanzados que la flanquean, una lápida atestigua el enorme estrago en el puente hizo la memorable avenida de 1258 y su restauración completa bajo los auspicios de Alfonso el Sabio; y tal es quizá de aquel arco asombroso cuyo ojo inmenso recibe casi entero el caudal del río dejando apenas sin empleo a los dos laterales. De éstos el más inmediato a la ciudad se hundió sin embargo y sufrió reparación en 1484. Una inscripción que se encuentra a la salida de la torre junto al pretil del puente dice así: «Reedificose este arco a industria y diligencia de Andrés Manrique, siendo corregidor e alcalde de esta ciudad por su Alteza en el año MCDLXXXIV». En la plaza del otro de la puerta se extiende arcada alrededor de almenas sobre dos arcos imitados a los árabes que abren subida al Norte y al Mediodía de la ciudad, observándose trabajos del siglo XVI, inscripciones del reinado del Felipe II y una bella estatua del tutelar San Ildefonso con las armas de la iglesia catedral esculpidas en otro punto y formando con el torreón de entrada una

extraña simetría, en lugar acaso de otra demolida torre, quiso el siglo XVIII, en 1721, dejarnos al otro extremo del puente un arco ostentoso a su manera cubierto de gruesas hojarascas adornado con imperial escudo y con la figura de la Virgen sin mancilla. (9) MADOZ: Diccionario Geográfico. Tomo XIV (1849), pág. 815. Toledo. Puentes y Puertas: En el exterior debemos hacernos cargo, en primer lugar, de los puentes de Alcántara y San Martín, que son los principales ingresos, formando sobre el Tajo los dos ingresos de la herradura que como hemos dicho circuye la ciudad. El primero situado al E. se compone de un arco tirado con valentía de una a otra margen del río, dando paso por si sólo a todo el caudal de las aguas en su estado ordinario y de otro más pequeño, ambos de fortísima cantería con seguros pretiles y enlosado que se puso en 1835. A su entrada tiene un arco que se hizo en 1721, adornado con testones de gruesas frutas y otras labores de mal gusto; y a su final se presentan las puertas de la ciudad defendidas por torres a uno y otro lado, que dan entrada a una especie de explanada, en la cual hay otras dos puertas, la una al N., o sea a la derecha, que se dirige hacia Zocodover, y a otra al S. que sube hacia el Alcazár. Las noticias sobre la primera edificación de este puente se hallan contenidas en la inscripción que mandó colocar sobre el arco primero del torreón interior el rey D. Alfonso X y que fue restaurada por el corregidor Tello, en 1575, se debió según ella a Alef, hijo de Mahomat Alameri, alcalde de Toledo que por los años 387 de los moros y se renovó por el citado D. Alonso año de 1258. Más adelante se arruinó uno de sus arcos que fue reparado en 1484. (10) CRÓNICA GENERAL DE ESPAÑA (1866): Provincia de Toledo. pág. 49: Por el año 997 de Jesucristo se terminaba la construcción del puente de Alcántara edificado por Alef Wali, toledano, de orden de Almanzor. Destruido parcialmente por las grandes avenidas del Tajo en los primeros años del siglo XIII y restaurado completamente en el reinado de Alfonso el Sabio (1258) se conserva en la actualidad en buen estado, merced a varias e importantes reparaciones hechas en siglos posteriores. Un gran arco de más cien pies de luz da paso a todo el caudal de aguas que lleva el Tajo; otro más pequeño construido a fines del siglo XV divide con él las aguas de las mayores avenidas, y en el estribo oriental hay practicado además un ojillo de unos 2 m de luz y formado por un arco de herradura. El puente está construido con sillares aparejados con bastante irregularidad, que alternan en varios sitios con grandes témpanos de mampostería, presentando incrustados en su fábrica algunos fragmentos de molduras visigodas y una lápida de piedra berroqueña con una inscripción romana, restos venerados de antiguos edificios arruinados o destruidos durante la dominación árabe. (11) LABORDE (1809): Itineraire de l’Espagne. Tomo III, pág. 220 Puentes de Toledo. Esta ciudad tiene dos puentes sobre el Tajo, el de San Martín y el de Alcántara, uno y otro al salir por las puertas de los mismos nombres. El primero tiene una torre, en la que se ve una estatua de San Julián, por Berruguete, dentro de su nicho

571

Historia del puente en España. Puentes romanos

correspondiente y se leen las inscripciones que acreditan las épocas de reparaciones y restauración del puente. El último es de construcción sólida; tiene tres arcos, sobre uno de los cuales se lee la inscripción sepulcral romana siguiente: CAECILIA MARCELLA H.S.E. Está cerrado por dentro por una puerta grande y bella, de buena arquitectura, ornada por dos columnas de orden corintio; se lee una inscripción que nos comunica que este puente se habría construido en la época de los árabes por Alef, hijo de Mahomed Alameri, alcalde de Toledo, por orden de Almanzor; que las lluvias tan persistentes y abundantes del año 1258, desde el mes de agosto hasta el 26 de diciembre, que constituyeron un verdadero diluvio en toda España, sumergiendo todas las tierras y derribando casi todos los puentes, destruyeron una gran parte del de Toledo, y que el rey Alfonso, hijo del rey Fernando y de la reina Beatriz, lo restableció. (12) R. AMADOR DE LOS RÍOS VILLALTA: Monumentos arquitectónicos de España. Toledo, vol. I, pág. 24. Madrid, 1905. (12 Bis) R. AMADOR DE LOS RÍOS VILLALTA: «Los puentes de la antigua Toledo», Revista Archivos, Bibliotecas y Museos, VII, 1903, pág. 347. (13) PUENTE DE ALCÁNTARA: Monumentos españoles. Toledo. Quizá de origen romano, aunque nada quede de entonces. De tiempos árabes resta el gran reducto hexagonal donde se ven varias inscripciones entre ellas la que dice que construyó el puente Halaf, hijo de Mahomet Alameri, alcalde de Toledo por Almanzor. Reedificolo Alfonso el Sabio, en 1258. Los Reyes Católicos labraron la defensa alta de la puerta de la torre. La torre del lado oriental que se había levantado en 1218 fue sustituida en tiempos de Carlos III por un arco. El puente es de tres arcos. Vense empotradas en su fábrica piedras visigodas. Es monumento nacional número 905: (14) V. LAMPÉREZ Y ROMEA: Arquitectura Española. Tomo II, págs. 440 y 441. Madrid, 1922. (15) TORRES BALBAS: Historia de España de Ramón Menéndez Pidal. Tomo V, págs. 622-635. El puente de Toledo, en la Marca media, era paso de capital importancia para la comunicación entre la España meridional y la septentrional de la Península. El romano que precedió al medieval de Alcántara. A aquél se referirá en sus versos Fortunato, clérigo de la Alta Italia cuando describe el largo llanto de la princesa Gulesvinta, hija de Atanagildo, al abandonar su patria con su séquito y carros de equipaje y salir por el grandioso puente de Toledo (Menéndez Pidal. Hist. Esp. III. España visigoda, pág. XXIII). Con motivo de la represión realizada bajo el emir al-Hakam I en 181 (797 d. C.), de los rebeldes toledanos, los cronistas citan la puerta del Puente o de Alcántara de Toledo cerca de la cual el muadí Amrus levantó una fortaleza para el dominio y castigo de los toledanos (Ibn’ldharí, Bayan II, texto págs. 71 y 87; Ibn Al-Athir Annales, texto, pág. 161). En esta fecha, pues, el puente ocupaba, al parecer, el emplazamiento actual cerca de uno de sus extremos; fue empalado en 192 (808 d. C.) Galilo Ben Tammam ben Algama por orden de Abu-I-Walid Hishamal-Rida (Fatho-I-Andalus, pág. 79).

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Nueva rebelión de los toledanos en 244 (858-859) motivó que Muhammad I se dirigiese contra la ciudad al frente de sus tropas. Dueño del puente, ordenó minarlo a sus hábiles ingenieros y arquitectos; después, fingiendo retirarse, lo evacuaron, y al ocuparle los toledanos derrumbose, pereciendo todos ahogados (Ibn-Idhari. Bayan II, págs. 98-99; Ibn Jaldun Ibar IV, pág. 130; Maggarí; Analectes I, pág. 101; D. Rodrigo, Hist. Arabum, cap. XXVII). Debió de ser reparado más o menos provisionalmente al poco tiempo. Al Razi que escribía en la primera mitad del siglo X, acusa la anterior destrucción y la califica de «puente rica e maravillosa» construida con tal habilidad que no había otra en España (Razi, Crónica, pág. 49 y Description de l’Espagne, pág. 81). Figura de nuevo la puerta de Alcántara en el relato de una de las campañas hechas por Abd al-Rahman III para alcanzar el dominio de la rebelde ciudad conseguido en 320 (932 d.C.). Dos años antes, en 318 (930 d.C.) las tropas cordobesas mandadas por Muhammad ben Said ben al’Mundir atacaron la bab al-Qantara. Dada la situación de ésta los intentos de forzarla se harían a través del puente. Arruinado en la segunda mitad del siglo X, Almanzor ordenó su reconstrucción, terminada en 387 (997 d.C.). En 1259, reinando Alfonso X, a causa del gran diluvio de aguas padecido por España, desde antes del mes de agosto al de diciembre, «cayeron las más de las puentes y entre ellas una gran partida desta puente de Toledo» por lo que la hizo «adobar e renovar el rey don Alfonso (X)» y «fue acabado el ochavo año que el regnó en el año de la Encarnación de MCCLVIII». Al reparar el puente una vez más, se puso en la torre inmediata a la puerta de la ciudad un largo epígrafe conmemorativo, en letras góticas de relieve, en el que se incluyó la traducción al romance del letrero arábigo, situado probablemente en una torre a la que sustituiría la hecha en el siglo XIII, aún en pie, aunque reformada. En 1565, once años antes que Felipe II mandase destruir las ciento cinco inscripciones árabes subsistentes en Toledo, según cuenta el toledano padre Jerónimo Román de la Higuera (1538-1611), por diligencia del corregidor de la ciudad don Juan Gutiérrez Tello copióse la inscripción gótica referida en tres losas de piedra, hoy empotradas en la parte posterior de la torre, frente a la arruinada puerta de Alcántara. El epígrafe, en la parte aludida, dice haber sido hecha la puente por «Alef, fijo de Mohamat Alamerí (Jalaf ben Muhammad al’Amiri), alcalde (qa’ld) de Toledo, por mandado de Almanzor ibo Amir Mahomat fijo de Abi Hamir (al-Mansur ben Abi’Amir Muhammad), alguacil (wazir) de Amir Almomenin Yzen (Amir al-mu’minin Hisham), et fue acabada en era de los moros que andaba a ese tiempo en CCC e LXXXVII (997) annos». El puente de Alcántara es obra atrevida, valiente arco de más de 28 m de luz sobre el cauce del río –otro mucho más reducido salva el desnivel de la orilla derecha–, hecho de sillarejo, con su pila intermedia rematada en agua espolón por sus dos frentes. De la construcción o reconstrucción a fines del siglo X conserva su largo estribo opuesto a la ciudad, en la orilla izquierda del Tajo, obra de mampostería en la que se aprovecharon fragmentos decorativos visigodos de mármol. A media ladera perfora ese estribo un pasadizo de 1,72 m de luz y 5,42 m de longitud –ancho del puente– abierto en sus extremos por sendos arcos de herradura enjarjados, de tosca sillería granítica y dovelas muy dispares. La Cró-

Capítulo XII. Puente de Alcántara sobre el Tajo en Toledo

nica latina de Alfonso VII, al referir el ataque del emperador ’Alí ben Yusuf contra Toledo, en septiembre de 1109, menciona una fortísima torre situada a la cabeza del puente de Alcántara, contra San Servando, incendiada después de ponerla en cuentos. Sería

construcción islámica; el gran puente de Cuenta tenía también, 1172, según refiere el cronista Ibn Sahib al-Sala al referir la desgraciada campaña del califa almohade contra Huete, torres en ambos extremos.

Grabados [1] «Toledo: Petri de Nobilibus». Roma 1585 (tomado del libro: El Greco y Toledo). G. Marañón.

Vista desde aguas abajo con la presa y ruinas del Edificio de Juanelo. Tres variantes del mismo.

[2] «Toletum: Vista de Toledo». Depingebat Georgius Aofneglius 1566.

[11] «Toledo: The inquisition». Pág. 112. London.

[3] «Toletum»: Orbis Terrarum 1676. [4] «Tolede»: Grabado francés. On vend a Paris chez loliain rue S. Jacque a la ville de Cologne.

[12] «Puente de Alcántara (Toledo)»: F.J. Parcerisa. Recuerdos y Bellezas de España. Castillla la Nueva. 1.ª Ed. Dib. del nat. y lit. por F.J. Parcerisa. Lit. de Donon Madrid 1840.

[5] «Toledo»: Published July 1 1808 by John Scott. London. Grabado desde aguas abajo del puente que aparece al fondo con las ruinas del artificio de Juanelo por delante y en primer término el Alcázar.

Vista desde aguas abajo de la presa del artificio de Juanelo, viéndose las ruinas de las edificaciones de éste y el puente de Alcántara al fondo.

[6] «Vista de la ciudad de Toledo tomada de las orillas del Tajo»: Voyage pittoresque et litteraire de A. Laborde. Aparece en primer término el camino de Aranjuez en el centro el puente en ocasión de una gran avenida y al fondo el Alcázar.

[13] «Nouvelle Castille-Tolede: Vus de l’Alcazar et du pont’Álcantara». Repetido en castellano. D’apres nature. Imp. par Lemercier par Chapuy.

Del - Cardona aqua forti. Du Parc sculpsit. Voyage pittoresque et litteraire de l’Espagne por A. de Laborde 1805-1816. [7] «Vista de la ciudad de Toledo tomada de las orillas del Tajo»: Decourcelle del Poirier agia fortil. Cas del. Grabado de A. de Laborde. Vista desde el castillo de San Servando, en primer plano el río y las ruinas del caserón inferior del artificio de Juanelo y al fondo el Alcázar. No se ve el puente de Alcántara, pero sí ruinas del puente-acueducto. [8] «Plano de Toledo y de sus cercanías»: Repetición del mismo título en francés e inglés por Alexander de Laboerde, París, 1805-1816. [9] «Alcázar de Toledo»: E. H. Locker. Views in Spain. London, 1 mayo, 1823. E. H. Locker del. W. Wastell A.R.A. Lithog. Printed by C. Huliman del. Vista desde aguas arriba del puente en primer término y al fondo el Alcázar. San Servando a la derecha. [10] «Toledo»: Draw by David Roberts. Engraved by T. Jhonson 1837. Printed by R. Lloyd.

Vista del puente desde agua arriba con el Alcázar en zona superior.

[14] España: Sus monumentos y artes. Castille. Tomo III. J. M. Quadrado y V. de la Fuente, 1886, pág. 92. «Dibujo parcial desde aguas abajo y orilla izquierda». Se ve la pila, el arco principal y la torre defensiva. [15] «Toledo: Puente de Alcántara». Dibujo de Crónica General de España. Prov. de Toledo. Pág. 49. Madrid, 1865. Firmado: SIERRA. [16] Toledo Pintoresca: «Puente de Alcántara». De las referencias correspondientes al siglo actual copiamos únicamente, pero íntegra, la más reciente que es la del Arquitecto Leopoldo Torres Balbás, que además de resumir toda la documentación original, hace una crítica muy saneada de los textos. Sirva además de colofón, en el más puro sentido del término, a nuestro trabajo este otro de tan querido amigo y maestro, a quien recurrí en consulta tan dilatado de esta obra que ahora termino. Precisamente me dejó las pruebas de imprenta de la parte reseñada antes de que se publicara en la Historia de España de Don Ramón Menéndez Pidal. Sirvan estas líneas de sobrio homenaje a su egregia figura y de administración por su obra tan ejemplar, truncada en plena fructificación.

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Índices

Índice onomástico

Abásolo Álvarez, 380, 381, 385 Abd al Rahman II, 405 Abd al-Rahman III, 548, 572 Abdelmunim Al-hymyari, 57, 62, 112, 186, 570 Abderramán, rey de Córdoba, 59, 311 Abi Hamir; véase Al-Mansur ben Abi'Amir Muhammad, Abu-I-Walid Hishamal-Rida, 572 Adriano, 17, 100, 207, 221, 233-235, 244 Aguiló Alonso, Miguel, 530, 531 Al Razi, 544 Al-Bayanol Mogrebi, 37, 57 Alameri, Mahomet, 548, 569-572 Alberti, 18 Alef Wali, 570-572 Alfonso V de Portugal, 62, 73 Alfonso VI, 410 Alfonso VII, 573 Alfonso VIII, 245 Alfonso IX, 68, 115, 118, 221, 245 Alfonso X El Sabio, 287, 548, 552, 569-572 Alfonso XII, 39 Alfonso, rey de Portugal, 113, 116, 405, 571 Al-Hakam I, emir, 405, 543, 572 Alí ben Yusuf, 573 Almanzor, 164, 548, 569-572 Alonso, 68, 570 Al-Razis, 569 Altadill, 138, 153, 389, 393, 397-399, 418 Álvarez, María Estefanía, 441 Álvarez, Vicente, 246 Alzola, 244 Amarna, El, 235 Amílcar, 386 Amrus, 572 Analectes I, 543, 572 Aníbal, 386 Antero Gómez, 407 Antonino, 88, 207, 243, 245, 249, 250, 287, 291, 298, 316-318, 330, 368, 380, 389, 390, 420, 441, 451, 459, 460, 468, 470, 483, 485, 487, 490, 540 Antonio, 138

Arco de Garay, 415 Arenillas, Miguel, 478 Arias, Gonzalo, 380, 487 Aristóteles, 21 Arjona, 185 Arquímedes, 107 Arráez, Gabriel, 309 Ar-Rawd al-Mictar, 426 Atanagildo, 543, 572 Augusto, César, 56, 58, 88, 178, 181, 246, 267, 273, 277, 420 Azagra, 58 Bab al-Qantara, 572 Barrantes de Maldonado, Pedro, 62, 67, 68, 73, 111, 114, 245 Barreiros, Gaspar, 37, 57 Barrientos, Lope, 112 Baugeau, 247 Bayan II, 543, 572 Beatriz, la reina doña (Esposa del rey don Fernando), 570, 572 Berdiguier, M., 261, 313 Berenguer, Arnau, 371 Berruguete, 570 Blázquez y Jiménez, Ángel, 484 Blázquez, Antonio, 112, 144, 153, 185, 305, 306, 399, 475, 484, 494, 496, 497, 500, 516, 521, 522 Bonaparte, Napoleón, 118 Bradford, 209, 247 Brito, Fray Bernardo, 120 Brunelleschi, 13 Bulla, 314 Bustamante de Herrera, 186 Calatrava, maestre de, 185 Calígula, 472 Callejo Serrano, Carlos, 105, 229 Campuzano, Carlos, 490 Cañedo, Antonio, 437 Caracall, 427

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Carlomagno, 247 Carlos I de España, 61, 73 Carlos III, 17, 61, 78, 164, 251, 282, 291, 294, 305, 306, 312-314, 386, 387, 462, 534, 572 Carlos V, 17, 68, 73, 111, 112, 115, 116, 118-120, 125, 290 Carreño, Mario, 443 Carvajal y Ulloa, Pedro de, 111, 118 Casaneo, 117 Ceán Bermúdez, Juan Agustín, 37, 58, 62, 118, 184, 185, 201, 227, 241-243, 245, 305, 313, 317, 345, 386, 399, 415, 445, 447, 449, 460, 466, 471, 489, 490 César Augusto, 403 César, 267, 311, 317, 322, 369, 370, 405 Chacón, fray Alfonso, 247 Chalaf, 548, 569 Chapuy, 258, 294, 313, 314 Cicéri, F., 313 Clark, I. J., 247 Claudio, 507 Coello, 380 Collantes de Terán, 312 Colmenares, 352 Colón, Fernando, 380 Comte, 21 Condé, 370 Constantino, 386 Cornelio Lentulo, 246 Cuadrado, J. M., 508, 548, 552, 558, 571 Cuesta, 78 Cunqueiro, Álvaro, 461, 463, 465 Curio Lacón, 114 Dácido, 120 Damasco, Apolodoro de, 17, 234, 246 Davillier, 207 Dechelete, J., 193 Del-Cardona, 573 Delgado Aguilera, 484 Depingebat, Georgius Aofneglius, 573 Dequevauviller, 247 Devilliers, 313 Díez de Gomera, Gutierre, 112 Diocleciano, 207, 243, 427 Dion Cassio, 113, 117, 118, 120

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Donon, J., 313, 387 Dorado, Bernardo, 207, 243, 244 Doré, Gustavo, 207, 209, 247 Dormier, 247 Du Parc, 573 Duqueauvillers, 387 Eads, 19, 20 Edrisi, 543 Eiffel, 13, 19, 20 Elimen, Mahomed, 570 Elio Adriano, 243, 273 Emir de Córdoba; véase Mohamed I Emma, abadesa, 354 Enciso, E., 407 Enrique I, 571 Enrique II, 112, 311, 569-571 Enrique III, 70 Enrique IV, 570 Enrique, infante don, 165, 184 Ervigio, rey, (Eurico), 36, 57-60, 543 Escalera, 128, 129, 152, 153 Espinalt y García, 160, 186, 342, 387, 403 Espinosa, Celestino, 173, 184, 185, 227, 242, 244, 277, 305, 311, 312, 356, 445, 471, 472, 488 Estrabón, 59, 317, 409 Eufrasio, S., 312 Fabaro, Juan Tomás, 58 Faria, 120 Fatho-I-Andalus, 543, 572 Fatjo, 387 Favila, 132 Feijóo, 443, 447, 448 Felipe II, 17, 58, 115, 183, 504, 571, 572 Felipe III, 51, 58, 59, 534 Felipe IV, 117, 207, 244 Fernández Casado, C., 389, 511, 513 Fernández Franco, Juan, 116, 170, 186, 570 Fernández Gómez, Tomás, 530 Fernández Ordoñez, José Antonio, 484, 488, 530, 531 Fernández y Fernández, Ángel, 58, 140, 224, 241 Fernando II, 68 Fernando, 245, 570, 572

Índice onomástico

Fidel, arzobispo, 60 Filebo, 98 Flavios, 91 Flórez, padre Enrique, 36, 57-59, 62, 71, 88, 116, 117, 184, 312, 552, 570 Fontana, 13 Fonz, A., 311 Ford, Richard, 247 Forner Segarra, 224, 226 Fortunato, 572 Francisco de Holanda, 66 Freyssinet, 19 Frías, duque de, 241 Froiliuba, 132 Fuente, Vicente de la, 571 Fuentes, conde de, 243 Galilo Ben Tammam ben Algama, 543, 572 García Bellido, A., 67, 121, 224, 226 García Galiano, Josepho, 78, 101, 102 García Moya, M., 54 García don, (hijo del rey Alfonso VIII), 245 Garibay, Esteban de, 120, 570 Gazzola, Pietro, 356, 418, 488, 535 Gillem de Pla de Corts, abad, 354 Gómez Moreno, Manuel, 142, 168, 172, 173, 200, 201, 277, 305, 308, 311, 508, 523, 557 Gómez, 80, 118, 120 Gómez, F. J. (general carlista), 407 González Bara, José, 102 González Dávila Gil, 209, 242, 243, 244 González de la Llana, 209, 244 González de Trasmiente, Pedro, 243 González Molada, Justo, 164, 184, 186 González Morato, Francisco, 58 González Pachón, Juan, 530 González, F., 265, 313 Gossard, 247 Grande, Pedro el, 386 Greco, El, 555, 557, 573 Gulesvinta, princesa, 543, 572 Gundemaro, 410 Gutiérrez Telo, Juan, 572 Guzmán, Juan de, 122, 185

Halaf; véase Chalaf Harding, J. D., 426 Heidegger, 26, 97, 98 Hércules, 207, 242, 243 Hernández Díaz, 312 Hernández, Gabriel, 165, 184, 185 Herrera, Juan de, 125, 311, 493 Heylan, Francisco, 308 Himyari, M., 426 Hishamal-Rida, 543 Histiem I, 268 Hixen I, califa, 311 Höfnagel, Georges, 125, 314 Hofnaglius, 546 Holanda, Francisco de, 111, 121 Hübner, E., 65-68, 79, 111, 112, 118, 121, 122, 241 Huliman, 573 Hullmandel, C., 426 Hurtado, Víctor, 487 Ibar IV, 543, 572 Ibn Al-Athir Annales, 572 Ibn Jaldun; véase Ibar IV Ibn Sahib al-Sala, 573 Ibn-Idhari; véase Bayan II Ibns Al-Athir, 543 Idrisi, 62, 112, 476, 485 Ildefonso, 570 Isabel II, 17, 61, 80, 555 Issen, 311 Ititurgis, 306 Jening, Robert, 313 Jesucristo, 244, 246, 570, 571 Jeune, 313 Jhonson, T., 573 José Ramón, 475 Juan I de Portugal, 70 Juan II, rey, 71, 185 Julián, arzobispo, 58 Julián, san, 116 Julio César, 245, 471 Juno, 311

579

Historia del puente en España. Puentes romanos

Keux, J. Le, 313 Laborde, Alexandre de, 29, 39, 40, 44, 51, 60, 68, 83, 89, 197-199, 122, 215, 216, 247, 258, 313, 322, 324, 332, 335, 347, 350, 352, 356, 358, 366, 386, 387, 404, 426, 523, 547, 551, 573 Lácer, Cayo Julio, 24, 67, 90, 114, 119, 203, 242, 557 Lacón, Curio, 119 Lafuente Ferraria, A., 121 Lamperez y Romea, V., 572 Larramendi, J. A. De, 161, 165, 185, 186 Lausen, J., 313 Leger de Forlier, 122 Lemaitre, 262, 264, 313 Lemercier, 313 Leonardo, 13, 18 Leovigildo, 410 Levy Provençal, 570 Licinio, 244 Liger, 247, 313 Lipsio, Justo, 117, 120 Llaguno, 570 Lloyd, R., 573 Locker, E. H. K., 343, 345, 352, 373, 374, 387, 396, 397, 404, 406, 426, 553, 573 López de Ávalos, Ruy, 70, 112 López, Maestro Martín, 72, 115 López, Tomás, 376, 380 Lorenzo, 444 Lucano, 317 Lucio Calpurnio Pison, 246 Luna, Álvaro de, 570 Machímbarrena, Vicente, 488 Macías, Maximiliano, 37, 39 Madoz, 118, 126, 129, 136, 144, 152, 153, 168, 184, 241, 243, 245, 285, 298, 312, 313, 345, 346, 370, 376, 386, 399, 426, 460, 498, 548, 555, 571 Madrazo, Pedro de, 313, 399 Maggarí, 572 Maldonado, Alonso de, 112 Manrique, Andrés, 552, 569, 571 Manrique, Pedro, 112 Manrique, Rodrigo, 185

580

Mansuelli, G. A., 121 Maqqari; véase Analectes I Marañón, G., 573 Marco Licinio, 246 Mariana, Padre, 120 Mario, 386 Martín Bueno, Manuel A., 401, 407-411, 413, 488 Martín de Súrrez y Aragón, Alfonso de, 62, 113 Martín New Bond, 426 Martín Zermeño, Juan, 386, 387 Martos, 185 Mata Carriazo, 112 Mateo, Maestro, 476 Mazo, 403, 406, 426 Mela, 402 Mélida, Ramón, 67, 73, 111, 113, 121, 136, 153, 201, 203, 226, 241, 242, 246, 356, 418 Menéndez Pidal y Álvarez, Luis, 129, 131, 152, 153 Menéndez Pidal, Ramón, 121, 152, 415, 418, 543, 572, 573 Mérida Hermoso, Francisco, 530 Merlo, Juan de, 185 Merovingio de Neustria, rey, 543 Meyne, coronel inglés, 78 Miguel Ángel, 13 Miguel, Cesáreo de, 532, 533, Millán, Alejandro, 80 Minano, 58, 126, 129, 152, 153, 244 Mohamed I, Emir de Córdoba, 37, 57, 543, 544, 568, 570 Monroy, Alonso de, 71 Montemar, Félix de, 122 Montenegro, Emilio, 443, 454, 463, 469, 471, 472, 475, 526 Montfart, D., 371 Montíaucon, padre, 116 Morales, Ambrosio de, 62, 67, 88, 95, 111, 113, 116, 118, 120, 156, 184, 186, 489 Morán, César, 207, 244, 486, 531 Moreno de Vargas, Bernabé, 36, 37, 39, 40, 51, 57-60, 227, 241 Moreno Garbayo, 407 Moret, 399 Morgado, Alonso, 62, 120

Índice onomástico

Moulinier, del N., 122, 247 Moya, J. Gabriel, 407-409 Moya, Ramiro, 509, 511, 513 Muhammad ben Said ben al'Mundir, 572 Muhammad I, 568, 571, 572 Muñoz Rojas, Javier, 385 Murozos, Ambrosio de, 244 Murphy, J. C., 313 Murray y Albemale, J., 426 Napoleón III, 20 Nárdiz Ortiz, Carlos, 530 Nebrija, Antonio de, 243, 244 Nerva Trajano, César Augusto, 120 Nerva, Divo, (Augusto Germánico), 120, 447, 449 Nobell, Pablo, 335 Nobilibus, Petri de, 536 Nonio, 120 Octaviano, 207, 243 Orgaz, conde de, 536 Ortega y Gasset, José, 26 Ortega, Juan, 17 Otero Pedrayo, Ramón, 441 Outomouro Nieves, Rafael, 443, 449, 450, 455, 456, 457 Ovidio, 88 Palladio, 18, 157 Paradiso, Mateo, 571 Parassols, Mn., 352 Parcerisa, F. J., 329, 343, 345, 352, 365, 387, 552, 561, 573 Pastor, Rey, 542 Paulo, diácomo, 60 Pedro el Grande, rey, 387 Pelayo, don, 132, 134 Pérez de Urbel, J., 152 Pérez Serrano, 472, 473 Pérez y Donon, 344 Pérez, F., 387 Pérez, Juan Bautista, 570 Perrault, 107 Perronet, 13, 18, 188 Perzmole, Ramón de, 372 Pierrevander, 314

Pinell, R. O., 368 Platón, 21, 93, 97 Plinio, 402 Pompeyo, 267, 311, 345, 370 Pomponio Mela, 386 Pons Sorolla, F., 318, 341, 353, 356, 374, 387, 422, 460 Pons Sorolla, J., 340 Pontífice, Licinio, 243 Ponz, Antonio, 32, 60, 62, 70, 78, 111, 112, 117, 120, 122, 161, 184, 201, 227, 242-244, 260, 313, 386, 406, 548 Ponz, Carlos Antonio, 570 Porcuna, 185 Portocarrero, Francisco, 58 Pou, Josep, 371 Prieto Vives, Antonio, 217 Quadrado, 129, 152, 153, 207, 209, 244 Quintanadueñas, 120 Rabanal, Manuel, 478 Rasis, Moro, 570 Resende, 120 Reville, 387 Reyes Católicos, 17, 62, 71, 118, 504, 569, 572 Ríos, Amador de los, 542 Ríos, José Amador de los, 543, 548 Ríos Villalta, Rodrigo Amador de los, 562, 572 Rivera, Eugenio, 444 Roberts, David, 209, 210, 247, 260, 313, 550, 573 Roca, A., 348 Rodrigo, arzobispo, 37 Rodrigo, D., 543, 572 Rodríguez Colmenero, Antonio, 441, 454 Rodríguez de Phuy, E., 116 Rodríguez, Eduardo Antón, 311 Rodríguez, Esteban, 66, 78, 116 Rodwell, 426 Roebling, 20 Roldán Hervás, J. M., 486, 487 Román de la Higuera, Gerónimo, 58, 572 Rosell, 345, 352, 386, 387 Rousseau, L., 122 Rubio, Jesús, 60

581

Historia del puente en España. Puentes romanos

Ruiz Giménez, J., 184, 185 Rus Puerta, 184 Saavedra, Eduardo, 316, 380, 399, 415, 476, 485-487, 498, 501, 502 Sáinz y Gutiérrez, Luis, 259, 268, 269, 272, 311 Salamino, duque, 36, 37, 44, 58, 59 Salgado, Miguel, 243 Salla, conde, 57 Salla, duque; véase Salamino, duque Samotracia, Victoria de, 99 San Benezit, 17 San Fernando, rey, 184 San Ildefonso, 571 San Julián, 571 San Rafael, arcángel, 269, 311, 313 San Servando, 573 Sánchez Albornoz, Claudio, 140, 484, 500 Sánchez Cuenca, Felipe, 529 Sánchez, Alonso, 120 Sancho Corbacho, 312 Sanguino, 247 Sant Joan, 352 Santiago, Apóstol, 389, 470 Santibáñez, 120 Santo Domingo de la Calzada, 17, 410 Sánz Gutiérrez, Luis, 313 Saula de, 247 Schulten, 486 Scott, John, 547, 573 Sejourné, 19 Septimio Severo, Lucio, 184, 164, 386 Serlio, 18 Sículo, Marineo, 120 Silo, 134 Silva, obispo, 444 Sisebuto, 410 Soler Grima, F., 98 Somoza, 129, 152, 430, 434, 437, 440 Soriano, 387 Spinelo, Moro, 244 Susín, Fernando, 146, 415 Taracena, B., 186

582

Tartareu, Pere de, 372 Tellería, E., 414-416, 516 Tenorio, arzobispo, 569 Terrones y Robles, Antonio, 160, 184, 312 Tiberio César Augusto, 244-246 Tito, 386 Tiu, 244 Tolomeo, 386 Torres Balbás, Leopoldo, 291, 308, 515, 543, 572, 573 Torres Laguna, C. De, 185 Torres y Tapia, Alonso de, 62, 68, 116, 117, 121 Trajano, 17, 48, 56, 60-62, 64, 113, 114, 117, 118, 136, 153, 199, 202, 207, 231, 233, 234, 241, 243-245, 247, 386, 445, 449, 555 Turriano, Juanelo, 570, 573 Urabayen, 389, 390 Urgell, conde de, 371 Valdeflores, marqués de, 78 Valle Inclán, 463 Valle, Leoncio de, 178 Vallejo, J., 264, 313 Vázquez, Bautista, 313 Vega de la Hoz, 418 Vega del Sella, conde de la, 129, 130, 152 Vega, Gaspar de la, 125 Velázquez, 120, 403, 406, 426 Velázquez, Joseph Luis, 116, 117 Vélez, José, 478 Ventura Araujo, Sebastián, 116, 121 Vespasiano, 183 Vigil, C., 129, 152 Villahermosa, duque de; véase Martín de Súrrez y Aragón, Alfonso de Villalon, Cristóbal de, 112 Villanueva, Diego de, 116, 121 Villavicencio, Bartolomé de, 62, 115 Virgil, 434, 436, 437, 440 Viseo, duquesa de, 71 Vitrubio, 61, 91-93, 107 Viu, José de, 32, 60, 62, 78, 118, 122, 196, 203, 227, 241, 242, 245, 246 Vivar, Francisco de, 120

Índice onomástico

Vives, padre, 36, 57 Vivian, G., 262, 313

Willmore, J. T., 247 Wingaerde, 125

Wamba, 410 Watell, 573 Wazir, 572 Westell, W., 426 Wifredo el Velloso, 354

Yepes, 62, 120 Zenón, arzobispo, 36, 57-59 Zuazo, puente de, 250, 305 Zubiri, Xavier, 25, 95

583

Índice de puentes y topónimos

Ab Arelato Narbone, Vía, 317 Ab Emérita, Vía; véase Plata, Vía de la Abiego, 379 Abrera, 386 Acci, mansión, 490 Acci, puente de, 489 Ad Pontem; véase Zuazo, puente Adaja, puente de, 498 Adaja, río, 143, 495, 498, 500, 519 Adigio, río, 159 Adra, río, 249, 250 Adriana, villa, 234 Agoncillo, puente de, 410, 411, 488 Agro, puente de, 457 Aguas Muertas, pueblo quemado, 246 Águeda, río, 531 Aguera, puente de, 380, 383, 384 Ahoganiños, arroyo, 305 Ahorcado, puente del, 479, 480 Ainsa-Bielsa, 414 Aix, 386 Aixon, puente de, 470, 472 Alagón, río, 135 Alange, estación balnearia, 224 Alange, puente de, 14, 237, 238 Alardós, Garganta de, 525 Alardós, puente de Garganta de, 206, 525 Álava, 418, 420 Alba de Tormes, puente de, 520 Albarregas, puente del, 103, 187, 196, 197, 241, 242, 247 Albarregas, río, 14, 59, 242 Alcalá de Guadaira, 286, 312 Alcalá de Guadaira, puente de, 103, 285 Alcalá de Henares, 186 Alcalá la Real, 185 Alcalá, 286, 489 Alcanadre, puente de, 142, 317, 379, 389, 390 Alcanadre, río, 379, 402, 415 Alcántara, puente de, (Argelia),535 Alcántara, puente de, (Cáceres), 21, 24, 44, 56, 58, 6062, 67, 70-73, 80, 94, 99-103, 107, 111-121, 123,

124, 156, 187-189, 191, 192, 194-197, 202, 203, 214, 221, 223, 229, 235, 242, 243, 245, 247, 420, 444, 448, 484, 535, 539, 542, 559, 563, 566-568 —, arcos, 332 —, presa, 104, 233 Alcántara, puente de, (Toledo), 517, 535, 538, 543, 549, 555-559, 568, 570-573 Alcantarilla, puente de la, 14, 103, 251, 253, 274, 311, 314, 322, 489, 490, 557 —, presa de la, 541 Alcolea, 253 Alcolea, puente de, 103, 175, 252, 301, 304, 313 Alconétar, puente de, 14, 17, 103, 116, 188, 193, 195, 196, 214, 215, 212, 222, 223, 229, 230, 233, 235, 241, 244-246, 247, 407 Alconétar, villa de, 245 Alde del Río, 185, 186, 251 Alduides, 390 Alemania, 484 Alemania, puente de, 103 Alfaro, 410 Alfaro, puente de, 317, 389, 390, 401, 402 Algeciras, 261, 309 Algodonales, 309, 310 Alguacil, puente del, 485, 524 Alhama, puente de, 410 Alhama, río, 410 Alhambra, 186 Alinsa, 414 Alisal, río, 383 Aljucén, puente de, 227, 241 Aller, río, 478 Allones, río, 477 Almadén, 524 Almagro, villa de, 489 Almanzora, río, 249 Almaraz, puente de, 58, 99, 125, 132 Almendralejo, 60, 237 Almería, 14 Almofrey, puente de, 474 Almofrey, río, 474

585

Historia del puente en España. Puentes romanos

Almonte, puente, 244 Almonte, río, 222, 245 Alquézar, 144, 146, 414 Altabás, 426 Altadill, 390, 391 Alter do Chao, 159 Aluenda, barranco de, 416 Aluenda, puente del barranco de, 416 Ambas Aguas, 478 Ambroz, río, 200, 227, 242 Amposta, 317 Anas, río, 59, 223, 249 Anas, vía del, 224 Ancona, 386 Andalucía, 60, 150, 156, 173, 249, 261, 278, 291, 294, 305, 306 Andaluz, puente de, 518 Andarax, río, 249 Andía, sierra de, 398 Andújar, 160, 164, 168, 184, 185, 251, 299, 306 Andújar, puente de, 103, 156, 158, 159, 160, 167, 175, 183, 184, 186, 252, 313, 322, 498, 513 Ángel, puerta del, 426 Anguiano, puente, 364 Ánimas, puente de las, 425 Antoinete, 19 Aquitania, 401 Araceli, 420 Araceli, mansión, 398 Aragón, 376, 401, 402 Aragón, río, 315, 378, 414 Aragonesa, región, 401 Arán, valle del, 368 Arandilla, río, 380, 382, 384 Aranjuez, 484, 540, 573 Arapiles, batalla de Los, 144 Arapiles, Los, 498 Araquil, río, 390, 398, Araura sive Cesserone, río, 193 Arbizu, 399 Arcos, barrancos de los, 523 —, puente en el barranco de los, 523 —, rambla de los, 489 Áreas, puente, 465, 474

586

Arenal, puente del, 517 Arenas de San Pedro, 517 Arenteiro, río, 457 Ares, col de, 355 Areta, 420 Arga, puente del, 17, 399 Arga, río, 14, 150, 182, 389, 390, 392, 393, 399 Argelia, 535 Aries, 386 Arjona, 251 Arlanza, valle, 380, 383 Arlanzón, río, 315, 383 Arlanzón, valle, 380 Arnoya, puente de, 443 Arnoya, río, 443, 444, 454 Arrábida, puente, 19 Arrandilla, río, 521 Arunda, 281 Arzobispo, puente de, 383, 561 Arzúa, 472 Asma, río, 466 Ason, río, 420 Assa, 317, 402, 409 Asseconia, mansión, 470 Astigi, 249, 291 Astorga, 315, 380, 401, 427, 442, 447, 466, 467, 472, 484, 521 Astures, 478 Asturiana, región, 427 Asturias, 129, 140, 178, 440, 443, 466, 478 Astúrica, 315, 401, 402, 427, 442, 447, 454, 466, 484 Astúrica, convento de, 427 Astúrica-Hispanis, vía romana, 223 Augustea, vía, 261 Augusto, puente de, 55, 99, 157, 535 Augusto, río, 273 Augustóbriga, 381, 485, 486, 498 Augustus, pontem; véase Alcantarilla, puente de, 557 Ausin, río, 383 Ausonia, 340 Avia, río, 444, 453, 455 Ávila, 516, 517, 519, 570 Ávila, puentes de, 516 Avilés, río, 440

Índice de puentes y topónimos

Avión, puente del, 498, 501 Avión, río, 498 Ayamonte, 249, 251, 287, 288, 298, 484 Ayamonte-Mérida, 298 Aznalcázar, 298, 312 Aznalcázar, puente de, 103, 298 Azuqueca, ermita de Nuestra Señora de, 489 Babilonia, 16 Badajoz, 35, 52, 204, 223, 226, 240, 242 Baeza, 185 Bagá, puente de, 356, 363, 364 Balaguer, 370, 371, 372, 374 Balaguer, puente antiguo de, 334, 368, 369, 370, 371, 372, 387 Balsareny, 364 Balsareny, puente de, 356, 361, 362 Bámbola, cerro de, 402 Bande, 454 Baños de Malgas, 454 Baños de Malgas, puente de, 454 Baños de Montemayor, 146 Bará, arco triunfal de, 273 Baracaldo, 424 Barbaña, puente de, 443 Barbaña, río, 443, 444, 456 Barbariana, 250 Barbastro, 144, 376, 402, 414 Barbate, río, 249 Barcelona, 315, 317, 319, 335, 369, 426 Barcino, 317, 340 Barcinone, 315 Barco de Ávila, puente de, 519 Barco del Soto, 437 Barco del Soto, puente de, 437 Barrios de Luna, embalse de, 20 Bastareny, río, 356, 363, 364 Baztan, río, 153 Bea, puente, 470-472 Becerreá, 475 Belalcázar, 305 Belise, arroyo, 495 Bembézar, puente de, 304, 514 Benavente, 520

Berga, puente de, 356, 362 Bérgido, 484 Berlizarana, valle de, 153, 397 Bermaña, río, 474 Berriz, señorío de, 153 Besalú, puente de, 17, 182 Besaya, río, 420 Besos, río, 317 Betanzos, 442, 484 Bética, provincia, 103, 186, 194, 249, 251, 253, 306, 309 Bética, vía romana, 185 Betis, río, 249, 250, 252, 301, Bibey, puente de, 443, 444, 447, 531, 563 Bibey, río, 443, 444, 447, 449, 451, 452 Bibida, río; véase Bibey, río Bibidey, río; véase Bibey, río Bidasoa, puente, 153 Bidasoa, río, 137, 138, 315, 397 Bierzo, El, 475, 484 Bilbao, 423, 424 Bilbao, ría de, 423, 424 Bilbilis, 315, 402 Biskra, 535 Biurrum-Navarra, camino de, 399 Blackfriars, puente de, 19 Blacos, puente de, 498, 501 Boecillo, puente de, 490 Bohonal de Ibor, 239 Bósforo, puente, 20 Brácara, 427, 442, 454, 459, 466 Braga, 466 Brandomil, puente de, 472 Brevis, 470, 472 Brigantia; véase La Coruña Brigantium; véase Betanzos Briviesca, 383, 401 Broi, río, 475 Brooklin, puente, 20 Brozas, 116 Brullés, río, 381, 382 Buena Agua, arroyo, 253, 301, 303 Bulla, 313 Buñol, tabla de, 250 Burcena, puente, 380, 383

587

Historia del puente en España. Puentes romanos

Burdeos, puente, 20 Burgas, Las, 456 Burgo, puente del, 459 Burgos, 60, 119, 380, 385, 420, 424, 521 Burlada viejo, puente, 393 Buzacos, puente de; véase Aixon, puente de Cáceres el Viejo, 488 Cáceres, 149, 199, 203, 206, 227, 242, 244, 246, 488, 535 Cáceres, puente de, 568 Caces, 153 Cadagua, río, 420, 423, 424 Cádiz, 14, 185, 250, 251, 274, 311, 313 Caesar-Augusta; véase Cesar Augusta Cagánchez, puente, 14, 124, 148, 149, 151, 182 Cala de Huelva, puente de la, 306, 534 Calagurris, 142, 205, 389, 401, 402 Calagurris, acueducto de, 390 Calahorra, 389, 401, Calahorra, castillo, 265, 269, 272, 313 Calahorra, puente, 265, 273, 313 Calamocha, 402 Calatayud, 402 Calatorao, 402 Caldas de Montbuy, puente, 182, 318, 335, 336, 337, 338, 340 Caldas de Nocedo, 479 Caldas de Nocedo, pontón de, 479 Caldas de Reyes, puente de, 474 Caldas, puente de, (sobre el río Umia), 466 Caldo, río, 458 Calera, puente de, 425 Calpe, 249 Calzada de la Plata, 245 Calzadilla, 136, 153, Camarasa, embalse de, 370 Camarasa, puente de, 376, 377 Campo de la Verdad, 255 Campo, puente del, 376, 378 Camprodón, 355 Camprodón, puente de, 17, 374 Canfranc, puente de, 376, 378 Canfranc, puerto de, 414

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Cangas de Narcea, puente de, 153, 205, 427 Cangas de Onís, 123, 129, 130, 134, 151, 153, 176, 178, 182, 488 Cangas de Onís, puente de, 124, 131, 152, 156, 183, 206, 415, 417, 427, 429, 452, 501 Cangas de Tineo, puente de, 125, 126, 142, 437, 438 Cantabria, 383, 410 Cantábrica, Cordillera, 427 Cantábrico, mar, 315 Cántabros, 478 Cañizar de los Ajos, 381 Cañizar de los Ajos, puente, 380, 382 Caño de San Pedro, 251 Cáparra, 14, 200, 201 Cáparra, arco triunfal de, 273 Cáparra, puente de, 158, 200, 381 Carabineros, puente de los, 530, 531 Caravi, 402 Carballino, 472 Carballino, puente de, 457 Cardona, 318 Cardona, castillo, 387 Cardona, puente de, 334, 347, 349, 387 Cardoner, 347 Cardoner, río, 182, 318, 322, 334, 340, 341, 387 Cares, río, 420, 428, 440 Carmo, mansión de, 402 Carmona, 294, 295, 312 Carmona, puente de, 251, 294, 299 Carpio, El, 484 Carracedo, puente de, 475 Carralejo, 241 Carranza, 425 Carrascalejo, 241 Carrión de los Condes, 518 Carrión, 484 Carrión, puente de, 518 Carrión, río, 315, 518 Cartagena, 317 Carteia; véase río Guadarranque Carthagine Spartaria; véase Cartagena Cartuja, puente de, 164, 182, 183 Caspe, 401 Castellano, puente de, 485, 494

Índice de puentes y topónimos

Castellar, puente del, 522 Castellbell y Vilar, puente de, 356, 360, 361 Castellón, 315 Castilla la Nueva, 484, 573 Castilla, 62, 71, 113, 120, 313, 570 Castra Cecilia, 488 Castro, yacimiento romano, 383 Castrogonzalo, puente de, 490, 533, 534 Castro-Urdiales, 423, 424 Castrum altum; véase Segura de la Sierra, 489 Cástulo, 175, 249, 250, 305, 311, 484, 486, 490 Cástulo-Corduba, vía, 291 Cástulo-Hispalis, vía, 250 Cataluña, 17, 182, 345, 371, 387, 484 Cauca, 144, 493, 495 Caudal, río, 432 Cavaillon, 158, 159 Cavaillon, puente, 182 Cayés, puente de, 428, 437 Cazlona, 185 Cazorla, 304 Cázulas, macizo costero, 249 Ceceda, puente de, 129, 176, 435 Cega, puente del, 496 Cega, río, 490 Cela, puente de, 470, 472 Celanova, 454 Celanova, río, 458 Celsa, 317 Cercedilla, 490, 493, 494, 532 Cercedilla, puente de, 492 Cercedo, puente de, 465, 466 Cerezo, 382 Cerezo, puente de, 381 Cerneja, puente de, 383 Cerneja, río, 380, 384 Cerudella, 481 Cerudella, puente de, 480, 481 Cerudella, río, 480 Cesar Augusta, 181, 222, 244, 315, 317, 369, 376, 381, 382, 401-403, 405, 410, 414, 415, 442 Cestio, puente de, 123 Cesures, puente de, 181, 470, 488 Chamas, arcos honoríficos de St., 332

Chantada, puente de, 466, 469 Chaves Aqua Flavia, 447 Chaves, puente, 182 Chavey, 472 Chavoya, puente, 305 Chelva, puente de, 489 China, 20 Ciervo, vado, 246 Cigarrosa, puente de, 444, 449 Cihuri, puente de, 410, 412, 488 Cíjara, río, 249 Cinca, 317 Cinca, río, 318, 379, 402, 414-416 Cirauqui, puente de, 150, 390, 394 Citerior, 186 Ciudad Real, 489, 523 Ciudad-Rodrigo, 531 Clunia, 383 Coalbroofdale, puente, 20 Coca, 144, 485, 495, 497 Coca, puente de, 485, 496 Cofio, río, 519 Cohaya, 397 Cohaya, puente de, 396, 426 Coimbra, 442 Colloto, 178 Colloto, puente de, 129, 176, 177, 182, 428, 429 Complutum, 181 Conchas, embalse de Las, 466 Conchas, Las, 454 Concordia, puente de, 18, 189 Conémbriga; ver Conimbriga Congosto de Olvena, puente de, 376, 377 Congosto, puente de, 164 Conimbriga, 202, 442 Consabrum; véase Consuegra Constantina, 535 Consuegra, 485 Conway, puente de, 20 Córdoba, 17, 37, 57, 172, 173, 175, 185, 186, 192, 224, 251, 253, 265, 278, 291, 301, 311-313, 484, 543 Córdoba, puente de, 103, 175, 249, 252, 253, 259, 260, 269, 272, 302, 311, 313, 405 Cordovilla la Real, puente del, 534

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Corduba; véase Córdoba Corduba-Castulo, vía romana, 301 Corgo de Morgan, puente de, 457 Coria, 116, 136, 153 Corias, 437 Corias, Monasterio de, 437 Coruña, La, 427, 442, 459, 470-472, 475-477 Coruña del Conde, puente de, 380, 382, 384, 521 Costa, calzadas de la, 315 Covadonga, 129, 132 Covas, río, 457 Cralgelachse, puente de, 20 Cremall, puente de, 375 Cristulo, 185 Cuacos, río, 239 Cuartos, Garganta de, 526 Cuartos, puente en la Garganta de, 526 Cubillas, río, 302, 543 Cubo, El, 14 Cubo, puente del, 146, 148, 150 Cuenca, 490, 522 Cueto Ancino, 479, 480 Cuevas, río, 383 Cumbre, La, 239 Cuntis, 472 Curueño, puente de, 478, 479 Curueño, río, 479, 480 Dacia, 118, 246 Damasco, 246 Danubio, puente del, 17, 117, 233, 247 Danubio, río, 113, 118, 120, 193, 231, 234, 246 Daroca, 402 Degollada, arroyo de la, 542 Dertosa, 317, 401 Descalzo, puente del, 299, 492, 493, 533 Detroit, puente, 20 Deva, río, 420 Diablo, arroyo, (Córdoba), 185 Diablo, puente del arroyo del (Córdoba), 305 Diablo, puente del, (Lérida), 415 Diablo, puente del, (Olvena), 376, 378 Diablo, puente del, (Orgañá), 373, 374 Diablo, puente del; véase Cardona, puente de

590

Diablo, puente del; véase Martorell, puente Domiciana, vía, 193 Domus Aúrea, 234 Domus Flavia, 234 Doncella, puente de la, 14, 227, 228 Dos Hermanas, puente de; véase Alcantarilla, puente de la Drubeteae; véase Turnu-Severin Duero, río, 234, 315, 383, 427, 472, 490, 498, 499, 518 Duero, valle del, 484, 485, 500 Ebro, río, 14, 142, 205, 315, 317, 368, 370, 380, 383385, 389-391, 401, 402, 407, 409, 410, 415, 426, 442, 488 Echarri-Aranaz, villa de, 399 Ecija, 251, 268, 291-293, 311, 314 Écija, puente de, 291 Ega, río, 390 Egeditania, 114 Egipto, 235 Eiffel, torre, 21 Elio, puente, 99, 124, 192, 273 Eljas, 242 Eljas, río, 196, 202, 242, 448 Elsa, puente de, 520 Elsa, río, 520 Elvira, 268 Emerita Augusta, 56, 149, 182, 183, 222, 223, 241, 246, 249, 251, 261, 287, 340, 381, 442, 487 Emerita Hispalis, 306 Emerita; véase Emerita Augusta Emilio, Pons (isla Fiberina); véase Emilio, puente de Emilio, puente de, 55, 157, 159 Encartaciones, comarca de las, 424 Eo, río, 443 Epora, 251, 484 Ercovia, 389 Eresma, puente del, 496 Eresma, río, 485, 494-496 Esca, río, 391, 397 Escales, puente de, 375 Escorial, El, 151, 493 Escorzo, 292 Esera, 376 Esera, puente de, 416

Índice de puentes y topónimos

Esera, río, 376-379, 416 Esla, río, 427 España, 13, 17, 20, 23, 25, 32, 39, 58, 62, 78, 100, 113, 114, 116-120, 186, 202, 203, 215, 236, 242-244, 246, 249, 260, 265, 273, 311, 313, 328, 344, 345, 376, 380, 386, 415, 484-487, 489, 508, 530, 543, 544, 548, 552, 558, 569, 570, 572 Espartaría, 311 Espeluy, 250 Espinel, 138 Estados Unidos, 22 Estella, 389, 394 Estepona, 309 Estrada, La, 472 Eume, río, 443 Europa, 17, 20, 62, 120 Extremadura, 32, 68, 78, 113, 114, 116, 117, 120, 245 Fabricio, puente, 55, 123, 157, 159 Fabricius, Pons, (isla Fiberina); véase Fabricio, puente de Fardes, 305 Fardes, río, 489 Faro, 288 Fedhala, 535 Fillaboa, puente de, 464 Flagor, río, 246 Florencia, 18 Fluviá, río, 182, 317, 318 Forth, puente de la bahía de, 20, 21 Franceses, puente de los, 531 Francia, 17, 20, 90, 158, 193, 245, 319, 355, 374, 380, 386, 392, 397 Francolí, puente de, 318 Francolí, río, 317, 402 Freixido, 452 Freixu, puente de, 444, 454 Freixu, río, 444 Frías, puente de, 380, 383, 424 Friburgo Arnodin, puente, 20 Fuenfría, camino de la, 485, 491 Fuenfría, pueblo de la, 497 Fuenfría, puentes de, 490 Fuenfría, puerto de la, 485, 490, 494, 496, 532, 533 Fuengirola, río, 250

Furelos, 476 Gabriel y Galán, pantano, 200 Gades, 274, 305 Galapagar, 493 Galecia, 473 Galia, 368, 369 Galiana, palacio de La, 540 Galiana, senda, 540 Galias, acueducto, 100 Galicia, 118, 441, 443, 444, 451, 461, 570 Galisteo, 245 Gállego, río, 402, 414 Gallur, puente de, 426 Garabit, puente de, 19, 20 Garray, río de, 498 Garro, El, 14, 245 Garro, puente de El, 222 Gata, cabo de, 249 Gatin, puente; véase Neviae, ponte Gemela Julia, 489 Genil, puente, 251 Genil, río, 181, 291, 306, 543 George Washington, puente, 20 Gerona, 17, 315, 317, 318, 374 Gerunda, 315 Gibraleón, 251 Gibralzo, 14, 239 Gibralzo, puente de, 148-151 Godos de Sogrondio, puente de, 428, 434 Golden Gate, puente de, 20 Gracurris, 401, 402 Grado, El, 430, 434 Gran Bretaña, 60 Granada, 15, 172, 181, 186, 261, 302, 543 Granada, puente de, 306, 307 Granátula, 489 Granátula, puente de, 489 Grandas de Salime, 436 Grandas, 436 Granétula, 523 Granja, La, 490 Graus, 376 Grazalema, 249

591

Historia del puente en España. Puentes romanos

Gredos, 206, 519 Gromejón, río, 380, 382, 384 Guadaira, río, 285, 286, 312 Guadajoz, 305 Guadajoz, puente de, 179, 181, 306, 307 Guadalajara, 516 Guadalajara, puente de, 514-516, 540 Guadalentín, río, 249 Guadalete, 313 Guadalete, puente del, 310 Guadalete, río, 164, 182, 249, 251, 305, 309 Guadalevín, río, 281 Guadalfeo, río, 249, 250 Guadalhorce, río, 249, 250, 281 Guadalix, 305 Guadalmedina, río, 249, 250 Guadalmellato, embalse, 253 Guadalmellato, presa del, 302 Guadalmellato, puente del, 185, 306 Guadalmellato, río, 174 Guadalmina, río, 249 Guadalquivir, 160, 185, 253, 259, 260, 305, 307, 313 Guadalquivir, puente del, 311 Guadalquivir, río, 164, 175, 184, 249, 251, 261, 306, 489 Guadalquivir, vía romana; véase Corduba-Castulo, vía romana Guadalupe, 245 Guadamalilla, puente, 305 Guadamez, río, 249 Guadarrama, puentes de, 494 Guadarrama, río, 151, 493, 532 Guadarranque, río, 249, 250 Guadiamar, río, 298, 312 Guadiana, río, 13, 29, 58-60, 103, 114, 194, 196, 204, 223, 241, 251, 534 Guadiaro, río, 249, 250 Guadix el Viejo, puente de, 489 Guadix, 489 Guadix, puente de, 305, 312, 490 Guajaraz, río, 541 Guallaminos, puente, 206 Guardiola, puente, 356, 364 Gudiña, La, 452 Gueña, río, 130

592

Guijo de Granadilla, puente del, 124, 135, 153, 192, 196 Guipúzcoa, 419 Gumiel de Hizan, puente de, 382, 384 Hactara, 249 Haro, 401 Hatusas, 16 Hell Gate, puente, 20 Henares, río, 181, 402, 515 Herault, río, 193 Herrera, puente de, 151, 493 Herrerías, puente de, 304 Hervás, río, 146 Hispalis, 249, 251, 274, 291 Hispania, 317, 369 Hormazuelas, río, 380-382 Hoz, 391 Huarte-Araquil, 390, 399 Huarte-Araquil, puente de, 390, 398 Huélamo, 58 Huelbes, 490 Huelva, 287, 298 Huesa, La, 306 Huesca, 146, 315, 376, 402, 414, 415 Huete, 573 Humber, puente de, 20 Iaca, véase Jaca Iberus, 315 Iberus, río, 317, 401 Ibor y Cuacos, puente, 239 Igitania, 119 Iguazú, puente, 19 Ilberda, 315, 317 Ildum, 317 Ilerda, 146, 317, 318, 369, 402 Iliberri, 261 Iliturgi; véase Andújar Ilumberri, 390, 391 Infiesto, 176 Infiesto, río, 440 Inglaterra, 78, 118, 380 Intibil, 317 Irati, 397, 398

Índice de puentes y topónimos

Irati, río, 391 Ireguam, río, 402 Iria Flavia, mansión, 470 Iria Flavia, puente de, 488 Iria, 466, 472 Iruela, río, 402 Irún, 137 Iruña, 390 Isaba, 390, 397 Isaba, puente de, 391, 392 Isábena, puente del valle de, 376, 416 Isábena, río, 416 Isthar, puerta de, 16 Italia, 114, 273, 317, 381 Italia, Alta, 572 Itinerario Trespuentes, puente del, 390 Iturisa, 390 Jaca, 390, 391, 402, 414 Jaca, puente de, 414 Jaén, 163, 184-186, 299, 322, 484 Jallas, río, 443 Jalón, 402 Jalón, río, 402 Jalón-Henares, río, 315 Jándula, 189, 299 Jándula, puente de, 299, 308, 312 Jándula, río, 175, 312 Jandulilla, río, 306 Jaranda de la Vera, 239 Jaranda, puente, 240 Jarandilla, 239 Jares, río, 447, 449, 451, 452 Javalón, río, 489, 523 Jerez, 183 Jiloca, río, 149, 178, 315, 402, 417 Jorquera, 490 Juan Villuga, camino de, 380 Júcar, río, 490, 522 Juliano, puente, 158 Juncaria, 315 Junquera, La, 315, 319 Juritania, puente, 252

Kantarat as saif, 112 Kill van Kull, puente, 20 Koror, islas, 19 Labla, 186 Lambeza, 535 Laminio, 485 Lancara, 475 Lancia, 478, 521 Laredo, 425 Laspuña, puente de, 414 Lavaderos, puente de Los, 485, 494, 496 Laviana, puente de, 438, 440 Lavidre, puente de, 440 Lecároz, 138, 153 Ledesma, 531 Ledesma, puente, 470, 472, 477, 488, 502 Legio VII Gemina, 317 Leire, 455 Leiro, 453, 455 Lenteiro, 455 Lenteiro, puente de, 444, 455 Lenteiro, río, 444, 455 León, 115, 118, 146, 153, 245, 317, 427, 467, 521, 570 Leones, puente de Los, 16 Lépidus, 488 Lérez, río, 443, 459, 460, 465 Lérida, 146, 315, 317, 364-366, 368-370, 372, 376, 387, 402 Lérida, puente de, 387 Libureiro, 476 Libureiro, puente de, 476 Limia, 466 Limia, puente de, 443 Limia, río, 443, 454 Linares, río, 444 Linzoain, 138 Liñares, puente de, 454, 470, 488 Liria, 489 Lisboa, 242, 442 Lisboa, puente de, 20 Lituergo, 251 Lituergo, puente de, 306 Llobregat, 386

593

Historia del puente en España. Puentes romanos

Llobregat, cuenca, 347 Llobregat, río, 91, 182, 317-319, 330, 356, 360-364, 387 Llodio, 420 Lobón, puente de, 223 Lodosa, 142, 317, 389 Lodosa, acueducto de, 142, 205 Logroño, 315, 317, 389, 401, 402, 407, 409, 410 Logroño, puente de, 410 London Bridge, 18 Londres, 18 Loña, puente del, 458 Loña, río, 458 Lorca, 490 Lubian, río, 477 Luco Augusti, 459, 466, 472 Luco, 178, 402, 417 Luco, puente, 124, 148, 149, 151, 159, 178, 182, 417 Lucus Augusti, 427 Lucus Augusti, convento de, 427 Lucus, mansión, 470 Lugo, 427, 459, 466, 467, 471, 475, 484 Lugo, puente de, 181, 466, 475 Lújar, macizo costero, 249 Lumbier, 390 Lumbier, puente de, 391, 398 Lusitana, provincia, 14, 237 Lusitania, 14, 59, 114, 194, 197, 202, 223, 273, 448 Lusitania, puentes de la, 103 Lusitánica, provincia, 187 Luxemburgo, 19 Luyna, río, 153 Maceda, 454 Madrid, 57, 125, 185, 196, 242, 311-313, 319, 370, 374, 475, 486, 489, 490, 499, 530, 532, 570, 573 Madrigal de la Vera, 206 Magasca, puente, 182, 238 Magasca, río, 238 Magdalena, puente de la, 14, 17, 132, 182, 382, 393 Málaca, 249, 250, 261, 490 Málaga, 261, 309 Malatos, puente de, 383 Mallorca, 527 Manlleu, 374

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Manlléu, puente, 182, 374 Manresa, 341-345, 369 Manresa, puente de, 182, 322, 340, 387 Mantes, puente de, 18 Mantible, 244, 245 Mantible, puente de, 245-247, 317, 402, 407, 408, 488 Manzanares, río, 99, 125 Marechia, 157, 159 Marianas, 224 Marmolejo, 168, 184, 251 Marmolejo, puente, 125, 132, 164, 184 Marte, puerta, 273 Martiae, mansión, 470 Martiae, puente, 470, 472, 476, 488 Martín Gil, puente, 19 Martorell, 18, 329, 348, 386 Martorell, puente de, 18, 91, 318-321, 329, 337, 354, 362, 386, 387 Masegoso, 498 Masegoso, puente de, 502 Matachel, río, 237, 238 Matapozuelos, 485, 495, 497 Mataró, puente de, 356 Mayenne, río, 88 Mayor, puente; véase Orense, puente de Mazavicos, 472 Meaques, 484, 532 Medellín, 14, 188, 196, 224 Medellín, puente de, 149, 195, 196, 214, 223, 305, 534 Meder, arroyo, 182 Mediano, 415 Medinaceli, arco del triunfo, 273 Mediterráneo, 315 Mellid, 471, 476 Mellid, puente, 470, 476 Mena, valle de, 383, 423 Menal, puente de, 20 Mendoya, 451 Mequinenza, 369 Mérida, 17, 37, 38, 40, 44, 51, 55, 58-60, 114, 149, 160, 181, 191, 194, 199, 200, 204, 223, 227, 236, 241, 243, 261, 442, 484, 487, 543 —, acueducto, 247 —, Alcantarilla romana de, 204

Índice de puentes y topónimos

—, museo de, 57 —, puente de, 13, 29, 57, 58, 60, 99, 103, 123, 155, 156, 158, 159, 183, 195-197, 205, 224, 226, 322 Mesa del Obispo, 216 Mesia, 118 Metellinum; véase Medellín, puente de Metellinus, 224 Miacum, 493, 500, 532 Micenas, 16 Miel, río, 250 Miera, río, 420 Mijares, río, 417 Mijas, macizo costero, 249 Milagros, (Ercovia), 389 Milagros, acueducto de los (Mérida), 191, 193, 198, 199, 205, 236, 242 Milvio, puente, 55, 159 Miño, puente de, 443 Miño, río, 181, 182, 442, 447, 455, 466, 467, 469 Miñor, río, 461 Miranda del Castañar, 531 Miranda, 243, 410 Missisipi, río, 19, 20 Mocha, puente, 531 Mocho, puente, 173 Mojados, puente de, 490 Mole Adriana, mausoleo, 273 Molina de Aragón, 149 Molino, puente del; véase Descalzo, puente del Molíns de Rey, puente, 319 Monforte, 469 Monistrol, puente de, 356-358, 387 Monreal, 149 Monroy, 245 Montaña, río, 457, 458 Montijo, presa de, 223 Montoro, 186, 251 Montoro, puente, 125, 132, 164, 168 Montserrat, montaña, 387 Monzón, 318, 415 Moros, río, 495 Muela, llanos de la, 402 Mujalt, riera de, 364 Murcia, 489

Murgi, 250 Murillo, puente de, 376, 378 Najerilla, río, 14 Nalón, río, 153, 427, 430, 434, 437 Nansa, río, 420 Narcea, río, 142, 153, 427, 437, 438, 443 Narni, 535 Narni, puente de, 90 Narni, río, 273 Narvarte, 153 Navarclés, puente de, 356, 363 Navarra, 17, 132, 150, 182, 389 Návea, puente de, 443, 449 Návea, río, 443, 449, 466 Navia de Suarna, 467 Navia de Suarna, puente de, 467, 469 Navia, puente de, 443, 466 Navia, río, 427, 436, 443, 475 Naviego, río, 153 Neira, río, 475 Nemetóbriga romana, 451 Nerja, 305 Nertóbriga, mansión, 402 Nervión, puente de, 420 Nervión, río, 420, 423, 424 Neuilly, puente de, 18 Neviae, ponte, 427, 468, 475 New River Gorge, puente, 20 Niágara, cataratas del, 20 Niebla, 186, 287 Niebla, puente de, 181, 251, 287 Noain, puente de, 396, 426 Noalla, 456 Nogales, 467 Noguera-Palaresa, río, 317, 319 Noguera-Ribagorzana, río, 317, 319, 375 Nora, río, 176, 428, 429, 435, 437 Norba Cesárea, 488 Norba Cesarez, 149 Norba, 202 Norte Dame, puente, 21 Noya, río, 386 Nueva York, 20

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Numancia, 486, 498 Nuria, 375 Nuria, puente del, 375 Obulco, 313 Oca Rudera, río, 380 Ocaña, 387 Ocello Duri, 500 Ocelo duro, 442 Odiel, puente, 251 Odiel, río, 249 Oharritz, 138, 153, 397 Oiquina, puente de, 419, 420, 423 Oise, 189 Oja, río, 410 Old London Bridge, 19 Oliana, presa, 374 Olisipone, 442 Olloniego, puente de, 431, 432 Olmos Albos, puente, 383 Olveira, puente de, 470, 472 Olvena, 378 Olvena, tercer puente de, 379 Ondárroa, 422 Ondárroa, puente de, 420-423 Onuba, 287 Oporto, 20 Orange, 386 Orbigo, puente de, 521 Orcoyen, puente de, 391, 397 Ordunte, pantano del, 383 Ordunte, río, 380, 383 Orduña, 383 Orense, 427, 442-444, 447, 449, 453, 454, 456, 472 Orense, puente de, 182, 443-445 Oreto, 489 Oreto, puente de, 489, 523 Oretum; véase Oreto Oretum, puente de; véase Oreto, puente de Orgañá, garganta, 374 Orgaña, puente de, 373 Orgañá, río, 373 Oria, río, 420 Oroncillo, río, 382

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Orsova, 231 Osca, 315, 317, 402, 415 Oscense, 379 Osma, 501 Osma, puente de, 501 Osquia, camino, 399 Ostía, 234 Ostio Flumina, 251, 298 Ostio Fluminis Anae; véase Ayamonte Oviedo, 129, 140, 153, 176, 380, 429, 430 Oyarzun, 397 Oyarzun, calzada de, 138, 153 Oyeregui, 153 Pacín, puente de, 457, 458 Padrón, el, 466, 470, 484 Padrón, puente de, 181, 488 Pajares, puente de, 478 Palas del Rey, 476 Palencia, puentes de, 518 Palma de Mallorca, 529 Palmones, río, 250 Palomar, puente, 380 Palomas, puente, 240 Palomero, Casa del, 136 Palomillas, río, 240 Palonuevo, puente del, 522 Palos, 415 Palos, cabo de, 249 Pamplona, 14, 132, 137, 182, 389, 390, 393, 394, 402 Panadés, 371 Paradela, 467 Paraná, puente, 19 París, 18, 21, 107, 189, 313, 314, 487 Parral, monasterio del, 494 Parramata, puente, 19 Partenón, puente, 21 Pas, río, 420 Pazos de Arenteiro, puente de, 444, 455 Pazos, 455 Pedriña, puente de, 454, 466 Pedro Chate, Garganta de, 526 Pedro Chate, puente de Garganta de, 526 Pedroches de Córdoba, 313

Índice de puentes y topónimos

Pedroches de Córdoba, puente de, 172, 301 Pedroches, río Los, 253, 301 Península Ibérica, 249, 253, 315, 380, 401, 402, 427, 441, 532, 572 Peña Monañesa, 414 Peña Trevinca, 452 Peña, puente del embalse de la, 415 Peñaflor, puente de, 427, 430 Peñaparda, 531 Perdón, puerto del, 389 Perpignan, 355 Pertusa, 402 Pertusa, puente de, 415 Perugia, puerta, 273 Pesquera de Ebro, puente de, 385 Pico, 60 Pico, puente del puerto del, 59 Pico, puerto del, 206 Picos de Europa, 440 Piedra, puente de, (Zaragoza); véase Zaragoza, puente de Piedrafita, puerto de, 478 Piedras Albas, 84 Piloña, 129 Piloña, río, 176 Pinilla, puente de, 518 Pinos, puente, 172, 302 Pinos-puente, puente de, 543 Pirineo, 318, 390, 414 Pirineos, 186, 315, 318, 355, 389, 390, 414, 490 Pisa, 570 Pisuerga, río, 315, 500 Plasencia, puentes de, 488 Plasencia, Villar de, 136 Plasenzuela, 239 Plasenzuela, puente, 239 Plata, río de la, 185 Plata, Vía de la, 14, 136, 146, 199, 200, 207, 222, 223, 227, 241, 242, 244, 246, 380, 486 Plauen, puente, 19 Plougastel, puente de, 19 Pobla de Lillet, puente de, 356, 363, 364 Pocillos, puente de los, 485 Pola de Siero, 176, 429, 435 Pollensa, 527

Pollensa, puente de, 527, 529 Polvorín, puente del, 456 Pompelone, 389, 392, 402, 420 Poncebos, puente de, 440 Ponferrada, 449, 467 Pons Martiae, puente, 471 Pont du Gard, 277 Pont Neuf, 18 Pontarrón, El, 490 Flavio, Ponte, 332 Pontefechas, puente de, 458 Pontevedra, 427, 443, 453, 459, 460, 465, 466, 470, 471, 474, 477 Pontón del Guijo, puente, 153 Pontón, paso del, 153 Pontón, puerto del, 129, 428, 438 Porcira, 313 Porcuna, 185, 253, 313 Porma, río, 478 Porquera, 454 Port du Gard, acueducto, 100 Portillo del Busto, 383 Porto Marín, puente de, 466, 469 Porto Mourisco, puente de, 452 Portugal, 62, 71, 78, 82, 101, 112, 114, 117, 118, 120, 159, 202, 20, 242, 441, 443, 460 Portugalete, 424 Portus Albus, 250 Portus Lapideus, 485 Pravia, 134 Pria, mansión, 470 Proserpina, embalse de, 199 Puebla de Trives, 449 Puebla de Trives, puente de, 444, 451 Puebla de Trives, río, 444 Puente Viejo; véase Cangas de Onís, puente Puente Viejo; véase Ronda, puente de Puenteareal, río; véase Tea, río Puenteáreas, 474 Puentenueva de Brulles, puente, 380 Puerto de Santa María, 251 Puerto de Santa María, puente del, 305, 313 Puerto Lápice, 485 Puerto Seguro, 531

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Puigcerdá, 368 Quintana Martin, 385 Rabanales, puente de, 192, 253, 278 Rainbow, puente, 20 Ramallosa, puente de la, 461 Rande, 20 Rauda, 382 Rávena, 380 Real, puente, 472 Rechapea, puente de la, 14 Regina, Ponte, 389 Reina, puente de la, 14, 17, 132 Reina, puente de la, (Navarra), 182 Reina, puente de la, (Pamplona), 389 Reino Unido, 22 Reinosa, 423 Remedios, puente de; véase Áreas, puente Remolino, puente, 20 Reparacea, 138 Reparacea, palacio de, 137, 153 Reparacea, puente de la, 125, 136, 138, 153, 364, 397 Retín, macizo costero, 249 Riansares, puente de, 490 Riansares, río, 490 Ribera de Arriba, Concejo de, 437 Ribera de Huelva, 251 Ribera, 153 Ribera, puente de la, 531 Rimini, 55, 157, 159, 273 Rimini, puente, 99 Rioja, La, 401, 410 Ripoll, 355 Ripollés, 375 Rituerto, río el, 498 Rivadavia, puente de, 453 Robla, La, 423 Ródano, río, 332 Roma, 16, 17, 55, 62, 88, 113, 114, 119, 120, 124, 192, 246, 253, 273, 386 Romania, 17, 234 Romanón, puente del, 435 Roncal, camino del, 397

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Roncal, río, 390, 391 Roncal, valle del, 391 Roncesvalles, 390, 420 Roncesvalles, paso, 315 Roncesvalles, puente de, 389 Ronda de Isábena, 376 Ronda de Isábena, puente, 379 Ronda, 281, 282 Ronda, puente de, 281, 312 Rosas, golfo de, 317 Rotto, Ponte (isla Tiberina), 157 Rozas, Las, 493 Rúa Petin (La Cigarrosa), río, 444, 449 Rúa Petin, puente del, 444 Rubielos, 417 Rubielos, puente de, 417 Rudera, río, 381 Rumblar, puentes del, 147, 148 Rumblar, río, 150 Sacedón, puente de, 416 Safon, puente de, 541 Sagunto, 315 Sahagún, 521 Sahagún, calzada de, 521 Sahagún, puente de la calzada de, 521 Saint Chamas, puente de, 90 Saint Maxence, puente de, 189 Saint Thibery, puente de, 193 Saint-Chamas, 386 Saja, río, 420 Sajazarra, puente de, 410 Salado de Arjona, puente, 251 Salado de Morón, río, 311 Salado de Porcuna, río, 168 Salado, 186 Salado, puente del, 185, 253 Salado, río, 185, 250, 274, 394 Salamanca, 14, 189, 199, 214, 222, 226, 227, 241, 242244, 247, 410, 442, 484, 486, 520, 531 Salamanca, puente de, 56, 103, 124, 158, 188, 195, 196, 199, 207, 241, 242 Salario, puente de, 55 Salceda de Caselas, 464

Índice de puentes y topónimos

Salime, puente de, 436 Sallent, puente de, 356, 361, 364 Salmántica; véase Salamanca, Sampayo, puente de, 460, 474 San Andrés, puente de, 140, 141, 383, 438, 439 San Baudilio del Fluviá, puente, 318 San Benito, arroyo, 531 San Ciprián de Viñas, 456 San Clemente, 386 San Clodio, puente de, 444, 453 San Clodio, río, 444 San Eufemia, 305 San Felices, 531 San Fernando, puente de, 313 San Francisco, 20 San García, puente de, 382 San García, río, 382 San Juan Carballo, puente de, 477 San Juan de Alfarache, puente de, 305 San Juan de las Abadesas, puente de, 182, 352, 374, 387 San Juan del Viso, cerro de, 181 San Julián, ermita, 118 San Justo, puente de, 521 San Leonardo, paso de, 88 San Luis, 20 San Luis, puente de, 19 San Martín, embalse, 450, 451 San Martín, puente de, 164, 285, 517, 561, 562, 564, 569-571 San Martín, río, 444 San Miguel de Gros, monasterio de, 508 San Miguel, barrio, 312 San Millán de Juarros, 383 San Pedro de Alcántara, puente de, 305 San Pedro Rozados, 243 San Pedro, puente de, 313 San Román de Sau, puente de, 182 San Servando, 560, 573 Sando, 19 Sando, puente de, 19 Santa María de Nieva, 485 Santa Potenciana, 306 Santander, 423, 424 Santiago, 459-461, 466, 469, 472

Santiago, camino de, 14, 17, 315, 376, 380, 383, 391, 393, 394, 409, 410, 476 Santisteban, 397 Santo Adriano, puente de, 124, 138, 153, 428, 438 Santo Domingo de la Calzada, 25, 184 Santoña, 424 Santullano, puente de, 427 Sasamón, 380, 381 Sasamón, puente de, 382 Schzegedine, 20 Seco, río, 250, 476 Secovía, 490, 494 Seda, río, 159 Segisamon, 381 Segontia, 484 Segovia, 113, 144, 242, 407, 484, 485, 494, 495 Segovia, acueducto, 100, 244 Segovia, puente de, 125, 196, 243 Segre, puente del, 368 Segre, río, 317, 319, 334, 368, 370-372, 376, 377 Segre, vía, 368 Segura de la Sierra, 489 Segura de la Sierra, puente de, 489 Segura, 189, 242 Segura, puente de, 158, 195, 196, 202, 242, 305, 444, 448 Sella, puente de, 141, 152 Sella, río, 129, 130, 152, 153, 427, 438, 439 Sena, río, 20 Seo de Urgell, 371, 387 Septimanca, 144, 485, 487, 496, 500 Septimanca, puente de, 485 Serrada, peña, 489 Severin, 234 Severin, puente de, 20 Severn, río, 20 Sevilla, 62, 116, 199, 251, 268, 274, 285, 287, 298, 311, 312, 314, 322, 484, 557 Sexi, 250 Sidney, 19 Sierra de Guadarrama, 490, 492 Sierra Morena, 114, 185, 249 Siete Iglesias, puente de, 485, 495, 497 Sigüenza, 484, 516

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Sil, puente de, 443 Sil, río, 442, 444, 448 Simancas, 144, 485, 497, 504, 509, 532 Simancas, puente de, 500, 503-506 Siqueiros, puente, 470 Sisapone, 485 Sobradelo, 458 Sobradelo, puente de, 457, 458 Sommières, puente, 159, 160 Sor, río, 443 Soria, 485, 518 Soria, puentes de, 518 Sotomayor, puente de, 474 Sotres, puente de, 440 St. Nazaire, 20 Stella, 389 Stokolmo, 19 Sublicius, puente, 16 Suel, 250 Suessatio, 420 Summo Pyrineo, 315, 317, 376, 389-392, 414, 420, 427 Sydney, puente, 20 Tajamar, 226 Tajo, puente del, 17, 281, 282, 488 Tajo, río, 59, 61, 62, 64, 70, 73, 80, 88, 90, 99, 104, 107, 112-120, 194, 196, 221, 222, 233, 244-247, 407, 535, 538, 540, 541, 547, 548, 552, 563, 569-571, 573 Tajuña, río, 402 Tambre, río, 443, 470, 472 Tamuja, puente, 150 Tancarville, puente, 20 Tapada, La, 286 Taracena, puente, 179 Tarifa, 250 Tarmuja, puente, 148 Tarraco, 317, 318 Tarraco-Astúrica, 364 Tarracone; véase Tarragona, 315, 415 Tarraconense, provincia, 315, 316, 376 Tarragona, 311, 315, 371, 402, 415 Tea, río, 464, 465, 474 Tejeda, puente de la, 502 Telobis, 386

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Ter, puente, 374 Ter, río, 317, 318, 355, 374 Tera, río, 498 Terminón, puente, 380 Teruel, 149, 402, 414, 417 Tiber, 273 Tiber, río, 100 Tiberina, isla, 123 Tiberina, puente de la isla, 157 Tiétar, río, 206 Tinto, puente, 251 Tinto, río, 249, 287 Tirinto, 16 Tirón, puente, 382 Tirón, río, 380, 381, 410 Titulcia, 305, 315, 402, 484, 487, 490, 493, 540 Titultiam; véase Titulcia Toledo, 36, 57, 58, 112, 164, 285, 484, 517, 535, 536, 540, 541, 543, 546-548, 551, 568-573 Toledo, puente de, 99, 517 Toletum; véase Toledo Tordera, 318 Tordera, río, 317 Tordesillas, 497 Tordesillas, puente de, 502 Tordomar, 383 Tordomar, puente, 383 Torija, 516 Tormes, 243 Tormes, río, 164, 196, 242, 244, 247, 519 Toro, 508, 509 Toro, puente de, 508, 509, 511, 512 Torrelodones, 151, 493, 494 Torres, puente de, 490 Tortosa, 317, 401 Touloubre, puente del, 386 Trajano, puente de, 113 Tranneberg, puente de, 19 Tres Ponts; véase Tres Puentes Tres Ponts, garganta; véase Orgaña, garganta de Tres Puentes, (garganta de Orgaña), 418 Tres-cares, 440 Trinidad, puente de la, 390, 392-394 Tritium, 420

Índice de puentes y topónimos

Trubia, 434 Trubia, río, 139, 428, 438 Trujillo, 149, 182, 227, 238 Truxillo, 245 Tude, 447 Tudela, 389-391, 401, 410 Tudela, puente de, 317, 391 Turgallium, 149 Turmulos; véase Turmulus Turmulus, 245, 246 Turmulus, puente, 120 Turnu-Severin, 234 Tutelam; véase Alfaro Tuy, 447, 459, 465, 484 Tuy, puente de, 466 Úbeda la Vieja, puente, 307 Úbeda, Puente viejo de, 306 Ucero, río, 498 Uciense, 251, 486 Uclés, 490 Udrión, puente de, 427, 428, 434 Ulía, cuesta de, 146 Ulla, 443 Ulla, puente de, 443, 476 Ulla, río, 443, 470-472, 474, 476, 477 Ulzama, río, 392, 393 Umia, río, 466 Unión Soviética, 22 Uña, puente de, 522 Urbiaca, mansión, 402 Urgaone, 251 Urgell, 370, 371 Urola, río, 419, 420 Urumea, río, 420 Usama; véase Uxama Utrera, 274, 311 Uxama, 382, 485, 486, 498 Uxama, puente de, 498, 501 Uxama, vía de la, 380 Vadillo, puente de, 227 Valdeinfierno, puentes de, 488 Valdelugueros, 481

Valdelugueros, puente de, 480, 481 Valdemaqueda, 519 Valdemaqueda, puente de, 519 Valdepiélago, puente de, 478, 481 Valderaduey, puente de, 521 Valderaduey, río, 521 Valdestillas, 144, 153, 485, 495, 496 Valdestillas, presa de, 498 Valdestillas, puente de, 143, 153, 485, 496, 500 Valencia, 402, 484, 489, 523 Valladolid, 490, 499 Valladolid, puente de, 502 Valmaseda, 425 Valmaseda, puente, 385, 423 Varea, 389, 410 Vareia, 317, 389, 402, 409 Vechio, Ponte, 18 Vedra, Ponte; véase Pontevedra Vegadeo, río, 440 Vegarada, puerto de, 478 Velate, 397 Vélez, río, 249, 250 Velilla del Ebro, 317 Ventana, puerto de la, 140, 153 Ventas de Alconétar, 247 Vera, la, 206, 525 Vera, puente de la, 196, 206, 525 Verdad, La, 559 Verde, río, 249, 250 Verdugo, río, 443, 460 Vero, puente del, 124, 144, 153, 414 Vero, río, 144, 145, 146, 153 Verona, 159 Verrazano, 21 Verrazano, puente, 20 Veteri, Ponte; véase Pontevedra Veteris, Ponte; véase Pontevedra Vía Nova, 454 Viana, 389 Vich, 340, 374 Vich, puente de, 182 Victoria, 423 Vidourle, río, 159 Viejo, puente; véase Orense, puente de

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Historia del puente en España. Puentes romanos

Viena, 20 Vigo, 460-462, 464-466, Vila Formosa, puente, 159 Vilameá, puente de, 458 Villa del Río, 178, 305, 413 Villa del Río, puente de, 301, 306, 322, 413 Villadesuso, puente de, 475 Villagonzalo, 237 Villalba, 493, 494 Villanueva de la Reina, 251 Villanueva de la Serena, 223 Villanueva de la Vera, 206 Villanueva de Rampalay, puente, 385 Villanueva de Santo Adriano, 139, 438 Villanueva, 153 Villar del Río, puente, 185 Villar, puente del, 531 Villarente, puente de, 478 Villares, los, 184 Villarias, arroyo, 480, 481 Villarias, pontón, 480 Villaviciosa, ría de, 315, 427 Villeneuve sur Lot, puente de, 19 Villodas, puente de, 390, 418 Villuerca, cerro, 245 Vilumara, puente, 356, 362 Vilumara, puente de, 361 Virobesca, 401, 420 Viscarret, 390 Vitoria, 420 Vitórica, puente de, 420 Vizcaya, 420 Volterra, puerta, 273

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Voltoya, puente de, 519 Voltoya, río, 495, 519 Waterloo, puente de, 19 Waterloo, puente, 20 Wellington, 374 Westminster, puente de, 19 Xallas, río, 470, 472 Xares, ríos; véase Jares, río Ydaña, 114 Yuste, 239 Zadorra, río, 418 Zahara, 309, 310 Zalamea, 71, 122 Zamora, 182, 442, 508, 520, 531 Zamora, puente, 182, 305, 520 Zamora-Fermoselle, puente de, 520 Zaragoza, 315, 401-403, 317, 405, 410, 414, 416, 426, 442, 484, 487 Zaragoza, puente de, 402, 404, 426 Záramo, arroyuelo, 472 Zocodover, 571 Zorita, 238 Zuazo, puente de, 250, 305 Zubiri, 390 Zubiri, puente de, 391 Zújar, río, 249 Zulema, puente de, 181 Zumaya, 419 Zurguen, río, 247

HISTORIA DEL PUENTE EN ESPAÑA

Puentes romanos Carlos Fernández Casado

Textos Universitarios • 43 En marzo de 1955, Carlos Fernández Casado comenzó a publicar en la Revista Informes de la Cons-

Carlos Fernández Casado

CSIC

Puentes romanos Carlos Fernández Casado

Puentes romanos

HISTORIA DEL PUENTE EN ESPAÑA

trucción, editada por el Instituto Eduardo Torroja del CSIC, una serie de artículos bajo el título genérico de «Historia del puente en España. Puentes romanos». Su propósito, como él mismo escribe en la introducción, era hacer una historia general del puente en España. Desde el primer artículo, el puente romano de Mérida, hasta el último, un extenso apéndice a los once artículos ya publicados, mediaron veinticinco años. Posteriormente estos doce artículos se reunieron y encuadernaron en formato de libro bajo el título Historia del puente en España. Puentes romanos, con un nuevo prólogo del autor, donde reconoce que el propósito inicial «ha quedado reducido al estudio de los puentes romanos en España». La estructura seriada de publicación periódica, la dilación en el tiempo y la heterogeneidad de los temas tratados en algunos artículos, han dado a esta publicación un carácter muy singular. A pesar de los veintiocho años trascurridos desde la primera edición, sigue siendo un referente básico para el estudio de los puentes romanos en España. La presente edición mantiene fielmente los textos, las ilustraciones y la maqueta de la primera. Supone un nuevo esfuerzo editorial, ya que gran parte del material gráfico se ha reproducido a partir de los originales que pertenecen al archivo del autor. Además aporta la elaboración de extensos índices (onomástico, de topónimos y de puentes) que facilitarán al lector la rica y variada información de esta obra en la que se mantienen vivos el espíritu y el pensamiento de Carlos Fernández Casado.

HISTORIA DEL PUENTE EN ESPAÑA

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Consejo Superior de Investigaciones Científicas