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SALVADOR MINUCHIN MICHAEL P. NICHOS WAI YUNG LEE
Evaluación
de
FAMILIAS
y PAREJAS Del SINTOMA al SISTEMA
Evaluación de familias y parejas Del síntoma al sistema
Salvador Minuchin Michael P. Nichois Wai-Yung Lee
Titulo original: Assessing families and couples: from symptom to system Diseño de la portada: Ramón Navarro Traducción: Pilar Carril Revisión técnica: Dra. Elena Cordera 2007, Salvador Minuchin, Michael P. Nichols y Wai-Yung Lee Derechos reservados O 2011, Editorial Paidós Mexicana, S.A. Bajo el sello editorial PAIDOS M.R. Avenida Presidente Masarik núm. 111, 2o. piso Colonia Chapultepec Morales C.P. 11570, México, D. F. www.paidos.com.mx Primera edición: julio de 2011 ISBN: 978-607-7626-73-2 No` se permite la reproducción total o parcial de este libro ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Arts. 229 y siguientes de la Ley Federal de Derechos de Autor y Arts. 424 y siguientes del Código Penal). Impreso en los talleres de Litográfica Ingramex, S. A. de t. V. Centeno núm. 162, colonia Granjas Esmeralda, México, D. F. Impreso y hecho en México - Prn tted and made in Mexico
A Pat, que ha sido mi compañera en todas mis travesías, y a Colleen, que, con su saco lleno de interrogaciones, explora el futuro. S. M.
Indice
Prefacio
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1 Introducción: modelo de cuatro pasos para evaluar a las familias y las parejas Breve repaso de la evolución de la terapia familiar
19 19
Repaso igualmente breve de la evolución de la terapia familiar estructural ' El estilo del terapeuta cincuenta años después
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Intervenciones no verbales
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El uso de la metáfora
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Mapa para evaluar a las familias y orientar la terapia
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Modelo de cuatro pasos para evaluar a las familias Paso uno: abrir el motivo de consulta Paso dos: señalar las interacciones que mantienen el problema Paso tres: exploración del pasado centrada en la estructura Paso cuatro: exploración de nuevas formas de relacionarse
32 33
35
Un último momento de reflexión Advertencia sobre el terapeuta
37 39
33 34
10
INDICE
PARTE UNO Hijos problemáticos y sus padres
2 El hijo parental Paso uno: abrir el motivo de consulta Paso dos: señalar las interacciones que mantienen el problema Segunda sesión Paso tres: exploración del pasado centrada en la estructura Paso cuatro: exploración de nuevas formas de relacionarse Colofón Marco terapéutico Organización familiar 71 / Perspectivas individuales Estrategias de intervención 72 / Técnicas
3 Pareja conflictiva / hijos triangulados Paso uno: abrir el motivo de consulta Paso dos: señalar las interacciones que mantienen el problema Segunda sesión Paso tres: exploración del pasado centrada en la estructura Paso cuatro: exploración de nuevas formas de relacionarse Colofón Marco terapéutico Organización familiar 93 / Perspectivas individuales Estrategias de intervención 95 / Técnicas PARTE DOS
Familias reconstituidas
4 La adolescente mentirosa Paso uno: abrir el motivo de consulta Paso dos: señalar las interacciones que mantienen el problema Segunda sesión
INDICE
124 Marco terapéutico 125 Perspectivas individuales Organización familiar 124 / 127 Estrategias de intervención 126 / Técnicas
43 51 53
5 Tres díadas son menos que una familia entera
Organización familiar 152 / Perspectivas individuales 152 154 Estrategias de intervención 153 / Técnicas
75 77
PARTE TRES
6
99 107 108
111 116 Paso tres: exploración del pasado centrada en la estructura 117 Paso cuatro: exploración de nuevas formas de relacionarse 123
129 130
Paso uno: abrir el motivo de consulta Paso dos: señalar las interacciones que mantienen 135 el problema 141 Segunda sesión Paso tres: exploración del pasado centrada en la estructura 141 Paso cuatro: exploración de nuevas formas de relacionarse 146 151 Colofón 152 Marco terapéutico
55 59 60 64 70 71 71 73
81 84 85 92 92 93 94 96
11
Parejas complementarias
157
165 Depresión agitada en una mujer adulta 166 Paso uno: abrir el motivo de consulta Paso dos: señalar las interacciones que mantienen 175 el problema 181 Notas sobre la sesión 182 Segunda sesión Paso tres: exploración del pasado centrada en la estructura 182 Paso cuatro: exploración de nuevas formas de relacionarse 185 187 Reflexiones 188 Marco terapéutico Organización familiar 188 / Perspectivas individuales 188 190 Estrategias de intervención 189 / Técnicas
7
La mujer cuyas manos siempre estaban sucias Paso uno: abrir el motivo de consulta Paso dos: señalar las interacciones que mantienen el problema
193 194 197
INDICE
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Segunda sesión Paso tres: exploración del pasado centrada en lá estructura Paso cuatro: exploración de nuevas formas de relacionarse Reflexiones Marco terapéutico Organización familiar 204 / Perspectivas individuales Estrategias de intervención 205 / Técnicas PARTE CUATRO
8
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Familias psicosomáticas
ÍNDICE 200 201 202 203 204 204 206 209
Edipo con cólicos estomacales Paso uno: abrir el motivo de consulta Paso dos: señalar las interacciones que mantienen el problema Segunda sesión Paso tres: exploración del pasado centrada en la estructura Paso cuatro: exploración de nuevas formas de relacionarse Marco terapéutico Organización familiar 235 / Perspectivas individuales Estrategias de intervención 236 / Técnicas
215 21,7
Un joven chino con anorexia nerviosa Paso uno: abrir el motivo de consulta Paso dos: señalar las interacciones que mantienen el problema Segunda sesión Paso tres: exploración del pasado centrada en la estructura Paso cuatro: exploración de nuevas formas de relacionarse Reflexiones Marco terapéutico Organización familiar 266 / Perspectivas individuales Estrategias de intervención 268 / Técnicas
239 240
223 226 227 233 235 235 236
243 253 254 261 265 266 267 268
PARTE CINCO
La familia y los servicios sociales
10 Tres generaciones de mujeres
Paso uno: abrir el motivo de consulta Paso dos: señalar las interacciones que mantienen el problema Segunda sesión Paso tres: exploración del pasado centrada en la estructura Paso cuatro: exploración de nuevas formas de relacionarse Colofón Marco terapéutico Organización familiar 303 / Perspectivas individuales Estrategias de intervención 305 / Técnicas
13
271 281 282 285 289 290
297 302 303 304 306
11 Tratamiento en residencia por drogadicción y la familia 309
310 Paso uno: abrir el motivo de consulta Paso dos: señalar las interacciones que mantienen 314 el problema 322 Segunda sesión Paso tres: exploración del pasado centrada en la estructura 322 Paso cuatro: exploración de nuevas formas de relacionarse 330 331 Colofón 332 Marco terapéutico Organización familiar 332 / Perspectivas individuales 333 335 Estrategias de intervención 334 / Técnicas
Epílogo
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Índice analítico
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Prefacio
Todo libro escrito por más de un autor tiene una historia de cómo se creó. En el caso de este, hubo tres historias que esperamos haber entrelazado exitosamente en el producto final. Salvador Minuchin, luego de una larga vida como psicólogo clínico, quería escribir un libro que fuera un resumen y un signo de admiración, una síntesis de su experiencia clínica en una elegante presentación, algo que tuviera que ver con el conocimiento y la estética. Michael Nichols, quien entre nosotros es el que pasa más tiempo enseñando a los jóvenes, quería escribir algo útil para los confundidos y esperanzados que apenas comienzan su travesía clínica. Wai-Yung Lee, cuyas raíces en la cultura china han influido en gran medida en su práctica terapéutica, quería escribir sobre la sabiduría de la incertidumbre. Por Supuesto, la colaboración entre los autores fue un proceso interesante y complejo. Por un lado, los tres prepararon conjuntamente la introducción, y aunque los casos están escritos en primera persona y son obra de los terapeutas, todos los autores contribuyeron con sus comentarios: Michael Nichols escribió la introducción de cada una de las cinco partes y Wai-Yung Lee, el epílogo. Los autores desean expresar su agradecimiento a Chrystal Barranti, de California State University-Sacramento, y a Kathleen Briggs, de Oklahoma State University, por sus críticas profundas.
Evaluación de familias y parejas
CAPÍTULO
1
Introducción: modelo de cuatro pasos para evaluar a las familias y las parejas
Breve repaso de la evolución de la terapia familiar Los precursores de la terapia familiar nos enseñaron a ir más allá de las personalidades individuales para entender los patrones que las convierten en una familia, esto es, una.organización de vidas interrelacionadas que serige: por reglas estrictas Aunque implícitas. Sin embargo, desde la época de Bateson, Bowen y Ackérman, el campo ha evolucionado: dejó atrás la importanciAque•al principio se atribuía a las interacciones familiares, para centrarse en la construcción narrativa de la experiencia;. en pocas palabras, pasó de las relaciones interpersonales a la cognición individual. Esta progresión resulta desconcertante cuando se considera que la gran innovación de la teoría familiar sistémica fue, precisamente, el descubrimiento de que las vidas de las personas están entrelazadas de manera 'inextricable y que el comportamiento de los miembros de la familia es, en gran medida, consecuencia de las interacciones de unos con otros. Las diferentes terapias basadas en esta premisa tenían el propósito de modificar la organización de la familia. Entonces pensába-, mos que cuando se transformaba la organización familiar, también cambiaba la vida de cada uno de los miembros. de la familia. La terapia familiar floreció no solo por su efectividad, sino también porque nos ayudó a redescubrir la interconexión fundamental de
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EVALUACIÓN DE FAMILIAS Y PAREJAS
la condición humana: la teoría familiar sistémica nos enseñó que la familia es más que un grupo de individuos, es un sistema, un todo organizado cuyas partes funcionan de manera tal, que trasciende sus características individuales. Aprendimos a ver la unidad del sistema cuando dejamos de poner el foco en las personalidades para ver el todo. Por desgracia en el acto de alejarnos para apreciar el sistema en su conjunto, en ocasiones los terapeutas familiares perdieron de vista a los seres humanos individuales que conforman la familia Aunque no es posible comprender a las personas sin tomar en cuenta su contexto social, sobre todo el contexto de donde viene la familia, era engañoso limitar nuestra atención a la parte superficial de las interacciones, al comportamiento social divorciado de la experiencia interna. El puente que unió la terapia familiar con el siglo XXI fue el constructivismo social, la idea de que nuestra experiencia está en función de cómo expresamos los acontecimientos en palabras; esto es de las historias con las que describimos nuestra experiencia. Este giro del comportamiento a la cognición abrió un mundo nuevo de posibilidades. El método narrativo que hoy domina la terapia familiar es una expresión cabal de la expresión posmoderna. Cuando se considera que todo conocimiento que se construye y no se descubre lo más natural es que el principal foco de la terapia familiar se ocupa de la forma en que las personas crean significado, en vez de centrarse en cómo se comportan. Desafortunadamente en el proceso de redescubrimiento de los individuos y su experiencia interna, los métodos posmodernos han tendido a perder de vista a las familias y sus relaciones. Una razón por la que el campo se desplazó de la interacción familiar a la cognición individual, fue que nos alejamos del estudio de las familias para concentrarnos en técnicas para cambiarlas. Inspirados por el compromiso científico de Bateson con la observación y el estudio; los primeros terapeutas familiares dedicaron mucho tiempo a observar y escuchar. Estaban dispuestos a observar y aprender de las familias porque estaban en territorio des-
INTRODUCCION MODELO DE CUATRO PASOS
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conocido. Desafortunadamente, conforme se interesaron más por las técnicas terapéuticas que por comprender a las familias, los terapeutas familiares se afectaron de esta receptividad. En la dinámica de cambio, el aumento de voces y significados pasaron a ser el punto focal, en tanto que la organización psicológica, la interconexión de las personas que creaban su significado y sus intercambios se dio por sentados, si no es que se omitieron por completo. Otra razón del descuido contemporáneo de las familias, pero menos benévola es que en la terapia familiar siempre ha existido un trasfondo de animación y diversión hacia la familia, inicialmente los terapeutas se enfrentaron a la familia como si fuera un adversario. Aunque el arribo de la terapia familiar es un adelanto es un adelanto científico, también tenía connotaciones morales y políticas. Antes se hacía caso omiso de la locura, o se le condenaba al ostracismo o al encierro. Luego se le ubico en la familia donde la responsabilidad, o la culpa eran compartidas. Los terapeutas familiares rescataron a los esquizofrénicos de la invalidación psiquiátrica, cuando demostraron que sus conductas locas tenían sentido como solución desesperada a una situación familiar perturbada, No era el paciente, sino la familia la que estaba desquiciada. En sus esfuerzos por convertir a los miembros individuales de la familia en agentes autónomos por derecho propio, los terapeutas profesionales chocaron de frente con una fuerte oposición de la familia al crecimiento. Tal vez el individuo quisiera mejorar, pero se decía que la familia necesitaba alguien que interpretara el papel de enfermo. Los pacientes se convirtieron en pacientes identificados, chivos expiatorios a los que se sacrificaba para mantener el precario equilibrio de la familia. Los terapeutas familiares se veían a sí mismos como ángeles vengadores resueltos a matar a los dragones familiares para salvar a las víctimas inocentes. El ataque contra la familia halló su voz más estridente en la década de 1960. Según R. D. Laing,' el hijo natural era prisionero de las fueras represivas de la familia y la cultura. Aunque el retrato que Laing pintó de la familia como villano era muy melodramático (la llamó el campo
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EVALUACIÓN DE FAMILIAS Y PAREJAS
de concentración de la sociedad moderna), era congruente con la percepción de la familia que tenían :machas personas. Las observaciones del grupo de Bateson pretendieron ser científicas; no obstante, su lenguaje para descubrir los sistemas familiares era combativo y, a menudo, dejaba entrever no solo resistencia, sino oposición.decidida al cambio. El 'concepto del doble vínculo condujo a una visión de la terapia como la liberación del individuo de las reglas patológicas de la familia. La idea de que las' familias eran la oposición.a., vericer colocó a los terapeutas en una postura de enfrentamiento. Como se pensaba que las familias eran sistemas sin discernimiento; 'a la vez rígidas (aferradas a sus hábitos y modos) y escurridizas (dificiles de apresar)entrevistarlas se convirtió en una lucha. Incluso los terapeutas que superaron la idea de que los pacientes eran víctimas inocentes de sus parientes malévolos, a menudo se sentían enfrentados .con las familiasque obcecadamente se resistían á las iniciativas para cambiarlas. Esta cualidad antagonista de las familias se captó en el comcepto de Bowen de la masa indiferenciada del yo familiar, 2 que amenazaba con sofocar la individualidad del self. Incluso el trabajo de Minuchin con las familias amalgamadas,'concebido para liberar al hijo triangulado, así como el concepto de juegos sucios,'de la escuela de Milán, con frecuencia asumieron la apariencia de una confrontación. Cuando los terapeutas familiares de la actualidad hablan de una perspectiva colaborativa con las familias, lo que tienen en mente es alejarse de la agresividad percibida en los enfoques anteriores. Los pioneros consideraron que la familia era un adversario ("homeostática", "resistente"), en parte porque la trataron con un prejuicio intrínseco. Resueltos a rescatar al "chivo expiatorio de la familia", vieron a la madre como el enemigo que había que vencer, y al padre como figura periférica a la que se podía ignorar. 'Cuando Harlene Anderson y Harry Goolishian5 abogaron por un enfoque colaborativo, renunciaron al modelo autoritario en el que el especialista clínico desempeña el papel de experto omnisciente, a quien los pacientes acuden en busca de respuestas. Al rechazar el modelo cibernético (las familias atrapadas en circuitos
I NTRODUCCIÓN: MODELO DE CUATRO PASOS
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de retroalimentación disfuncional), los terapeutas posmodernos repudiaron la idea de que hay algo malo en las familias. Por desgracia, también le dieron la espalda a tres descub;imientos que definen la terapia familiar: 1) reconocer que los síntomas psicológicos a menudo se relacionan con conflictos familiares; 2) pensar que los problemas humanos son interaccionales, y 3) tratar a la familia como una unidad. Las primeras versiones de la terapia familiar en ocasiones presentaban a las familias de forma negativa y las culpaban de los problemas. El movimiento narrativo ayudó a cambiar esta visión por una en donde se buscaba establecer una alianza con las familias. Sin embargo, a la vez que negaban la conciencia condescendiente de esa primera etapa, los terapeutas narrativos también rechazaron el pensamiento sistémico, ya que pusieron de relieve sús elementos mecanicistas y pasaron por alto sus implicaciones más humanistas.
Repaso igualmente breve de la evolución de la terapia familiar estructural 6 El libro Families and Family Therapy fue tan bien acogido hace treinta años porque ofrecía un modelo sencillo, pero integral, para comprender no solo la dinámica de intercambio entre dos personas (doble vínculo, perseguidor-perseguido, etc.), sino la organización de toda la familia. Una de las razones por la que la terapia familiar puede ser tan difícil es que a menudo las familias parecen ser grupos de individuos capaces de afectarse entre sí de maneras muy eficaces, pero no fáciles de entender. La terapia • familiar estructural ofreció un marco de referencia que dio orden y significado a esas transacciones, aunque es posible que en el proceso se haya equivocado por no haber tomado en cuenta la dinámica individual; es decir, por rechazar la influencia de la historia personal en la construcción de la experiencia familiar, y cuyo significado fue desatendido para favorecer el proceso. Además, como ha ocurrido en el campo en general a través de los años
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EVALUACIÓN DE FAMILIAS Y PAREJAS
I NTRODUCCIÓN: MODELO DE CUATRO PASOS
la terapia familiar estructural también siguió una trayectoria que pasó de tratar de entender a las familias a crear estrategias para cambiarlas. En el primer libro sobre nuestro trabajo, Families of the Slums,7 el foco fue la organización familiar: la descripción de los subsistemas, alianzas y coaliciones, límites para diferenciar las funciones y cómo los miembros de la familia se comportaban de manera diferenté en los distintos subsistemas a medida que los problemas de pertenencia y sus deficientes resultados se desarrollaban en la organización aglutinada o desligada. La terapia se basaba en la comprensión de la organización familiar. El objetivo de la exploración terapéutica era descubrir la organización familiar que facilitaba ciertos tipos de experiencia y conducta, en particular, los tipos de relaciones familiares que estimulaban el comportamiento antisocial de los adolescentes. Por tanto, la evaluación precisa de estos era el prerrequisito para la intervención. En Psychosomatic Famílies,8 la pregunta'era qué tipos de relaciones „familiares fomentaban la somatización. Cuando comprendimos la dinámica, pudimos crear las técnicas para cuestionar la rigidez patológica_y estimular nuevas formas de relacionarse y funcionar. Una vez más, la evaluación era la primera prioridad. En Families of the Slums planteamos un tipo desligad¿ de organización familiar en la que los padres no prestaban atención a la conducta de sus hijos,.o reaccionaban con control autoritario. La acción pasaba del descuido a la violencia. Las respuestas de los padres dependían más de su propio humor que del comportamiento de sus hijos. La falta de predictibilidad en las respuestas de los padres impedía que los hijos comprendieran las reglas y desarrollaran un control interno. El control siguió siendo del dominio de los padres y era caprichoso. No sé si hoy suscribiríamos todos los supuestos que aceptamos en la década de 1960, cuando escribimos Families of the Slums, pero queda claro que el énfasis de nuestra exploración era la comprensión de los problemas antes de intentar cambiarlos. En Psychosomatic Families tratamos de'describir la organización de las familias que presentaban sintomatología somática. Plantea-
mos que estas familias eran aglutinadas, evitadoras de conflictos y sobreprotectoras, y que el conflicto parental era desviado a través de la triangulación del paciente identificado. Estudios posteriores de otros investigadores cuestionaron algurias de nuestras descripciones y propusieron otras. Sin embargo, el poder de nuestras intervenciones radicaba tanto en la evaluación que habíamos hecho de la dinámica familiar arraigada como en darnos cuenta, por ejemplo en los casos de familias con hijos anoréxicos, de la urgencia de la inanición. La sesión de comida que proyectamos para modificar el régimen de hambre estaba guiada por nuestra comprensión de la organización familiar y tenía el propósito de suscitar conflicto entre los padres y los pacientes identificados y desafiar el desvío parental del conflicto conyugal a través del paciente identificado. Al igual que en nuestro trabajo con niños que utilizan el acting ou t, el trabajo con anoréxicos comenzó con la observación del funcionamiento de la familia, la formulación de hipótesis sobre la organización familiar y después con la creación de técnicas para introducir cambios novedosos en la relación entre los miembros de la familia. El hincapié en entender a la familia quedó eclipsado después por el desarrollo de las intervenciones y la exploración del estilo del terapeuta, el contexto familiar y la organización de las instituciones que ofrecían servicios. El campo de la terapia familiar avanzaba en la dirección de abandonar la observación de las familias, para centrarse en las técnicas (cuestionamiento circular, formulación de hipótesis, prescripción invariable), los aspectos de la responsabilidad del terapeuta y su autoría y, recientemente, en la fuerza de las historias que dan significado al comportamiento.
El estilo del terapeuta cincuenta años después El estilo del terapeuta cambia con su desarrollo personal y profesional, y de acuerdo con la época. El hecho de ser un octogenario me permite mirar al pasado, donde veo no una trayectoria homogénea, sino un peregrinaje con pausas; y donde vuelvo a empezar,
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EVALUACIÓN DE FAMILIAS Y PAREJAS
en ocasiones, después de detenerme a reconocer que he transitado con certidumbre por un camino que era engañoso. Es un pasaje que se caracteriza por desechar y volver a empezar Mara Selvini-Palazzoli,9 una extraordinaria pionera, tuvo el valor de publicar sus errores y sus nuevos comienzos. Cada principio conllevaba una certeza que era necesaria, en apariencia, para infundir la energía indispensable para transitar por nuevos derroteros. 'Pero entonces, para consternación de sus estudiantes y seguidores, había otro comienzo con la misma certeza. Las paradojas se sustituían con el cuestionamiento circular; los juegos familiares cedían el paso a las prescripciones invariables, mientras que sus colegas Boscolo y Cecchin" cambiaban su enfoque por la perspectiva posmoderna de la construcción de significado. Asimismo, a lo largo de más de cincuenta añoS como terapeuta, he pulido constantemente mi estilo de intervención, aunque he mantenido más o Menos una base de continuidad en mi modo de pensar. Permítanme admitir, ante todo, que soy alguien acostumbrado a tomar prestado de otros. Leo el trabajo de mis colegas, por lo general con mi criterio, rara vez con indiferencia. Y lo copio. Copié a Virginia Satir y Nathan Ackerman; a Bateson y Haley; a Whitaker, Bowen, Watzlawick, Peggy Papp y Cloe Madanes. Y luego copié a los posmodernistas, el grupo de Milán, Harlene Anderson y Harry Goolishian, Michael White y David Epston, Steve de Shazer, y muchos más. Nunca pensé que alguno de• nosotros tuviera derechos exclusivos a sus ideas. Si las ideas de un terapeuta son buenas, son su regalo para el campo, y están ahí para aprovecharlas. No obstante, comprendí que cuando copiaba a Carl Whitaker —preguntando a un cónyuge cuándo se había "divorciado" de su pareja y se había casado con los hijos o el golf— no estaba personificando a Carl: lo estaba incorporando, con el acento español y algunas sutilezas que eran mías y no de él. La experiencia de la vida pule el estilo de la terapia: Jorge Luis Borges me enseñó el valor del misterio y la incertidumbre; mi madre, la importancia del orden en la vida; mi padre, las distorsiones
I NTRODUCCIÓN: MODELO DE CUATRO PASOS
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de la justicia, ser judío, la importancia del origen étnico, ser inmigrante, la angustia de no pertenecer. Experiencias casi olvidadas pueden reavivarse en el encuentro con una nueva farrúlia. Una vez que se acepta que el terapeuta es un instrumento parcial y prejuiciado, se reconoce la importancia del conocimiento propio y, con toda confianza, se puede pedir prestado a la vida. Es el uso de uno mismo en lo que los terapeutas familiares han centrado su entrenamiento. Por supuesto, también me copié. De continuo estudié y analicé mi repertorio de respuestas. Seleccioné una frase o un concepto que me pareció eficaz en ciertas situaciones con algunos tipos de familias y lo repetí en circunstancias similares. Probé los matices, el humor y las tonalidades emocionales. Esos ensayos ocurrieron de manera espontánea y luego, para mi sorpresa, surgieron como técnicas. Por último, pasaron a formar parte de mi repertorio, hasta que, como la espada de un samurai que se vuelve parte de su brazo, perdí la conciencia de que los estaba utilizando. A un lector de mis libros quizá le parezca entretenido llevar un registro de la frecuencia con que me repito, aunque siempre como si estuviera innovando espontán'eamente. A lo largo de décadas de ser terapeuta, he dejado de ser un retador activo (confrontando, dirigiendo y controlando) para adoptar un estilo más suave, en el que uso humor, aceptación, apoyo, sugerencia y seducción en beneficio de los mismos objetivos a los que aspiraba con el estilo más áspero. He evolucionado de ser directivo a ser más colaborativo, sin abandonar mí papel de experto; de ver a las familias y las personas integradas en su contexto social a observar los sistemas familiares y las psiques individuales, sin perder de vista la influencia mutua que ejercen; y de centrarme en exclusiva en el presente a explorar la influencia del pasado, aunque siempre con la meta de facilitar el cambio en el presente. Estos cambios han influido en que mi estilo sea más complejo y diferenciado. A través de esta evolución, algunas acciones y frases se han vuelto mi sello personal. Las compartiré con ustedes ahora, en espera de que las tomen prestadas cuando sea apropiado.
INTRODUCCIÓN: MODELO DE CUATRO PASOS
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EVALUACIÓN DE FAMILIAS Y PAREJAS
Intervenciones no verbales Utilizo el espacio como indicador de proximidad emocional. Por ejemplo, como verán más adelante, le pedí a Sara, la joven hija parental que vi en España, que alejara su silla de su familia como forma de sugerir independencia. Hago esto con frecuencia. Pedí a la madre de la familia austriaca que hiciera lo mismo y a veces le solicito a alguno de los miembros de una familia desligada que se acerque más a otra persona. Se trata de una intervención sencilla, fácil de entender tanto por los adultos como por los niños. Y corno pedir a la gente que mueva su silla es una sugerencia sin palabras, los miembros de la familia le dan su propio significado. Cuando trabajo con niños pequeños, a menudo les pido que se pongan de pie al lado de sus padres, y a veces pido a los padres que tomen al niño en brazos. Si estoy trabajando con algún niño de los llamados imposibles, le pido que golpee mi palma abierta hasta que se canse e insisto en que lo haga con mucha fuerza. Estas son formas gráficas de recordar a las personas que los niños no son pesos completos, que no son fuertes y que, en comparación con sus padres, en realidad no tienen poder. En ocasiones, estrecho las manos de los miembros ,cle la familia para indicar aprobación por algo que dijeron o hicieron; y cuando Irabajo con una familia rural, es probable que cierre el contrato de cambio con un apretón de manos, basándome en mi experiencia de lo que era vinculante en el pequeño pueblo donde crecí. El uso de la metáfora Las metáforas permiten cuestionar a los miembros de la familia sin que se pongan a la defensiva. Es más fácil, por ejemplo, que un padre oiga que debe ser más delicado con su hija porque "su voz es fuerte, mientras que la de ella es suave", a que le digan que su manera dominante la intimida. Una metáfora bien elegida puede traspasar la postura cortés de una familia. En las familias en las que los hijos
están atrapados en medio del conflicto entre los padres, preguntar "quién es el alguacil en esta familia" pone perfectamente en claro algunas cosas, y muy pronto. Seguir con "¿y su pareja es el ayudante del alguacil o el abogado defensor?", ayuda a redondear la idea. Trato de expresar mis directivas de cambio con un desafío en dos partes que yo describo como "una caricia y un puntapié". Por ejemplo: "Eres muy inteligente, pero no eres prudente" O: "Ya que eres tan amorosa y protectora, ¿cómo es posible que no te des cuenta del daño que Causa lo que dices (o lo que haces)?" O bien: "Es curioso cómo familias tan preocupadas tienden a cegarse algunas veces". Y así sucesivamente. Como se verá, en más de un caso en este libro digo: ",EI amor es una jaula de oro... las personas no se dan cuenta de que es una jaula porque es de oro... sin embargo, sigue siendo una jaula... y no te deja remontar el vuelo". Este tipo de intervención ha sustituido los anteriores desafíos que planteaba a la aglutinación, porque a veces se oían como una acusación y una exigencia de cambio. Acerca del efecto circular que hijos y padres tienen unos sobre otros, digo: "Los padres son carceleros que están presos, y los hijos son presos que son carceleros". "Los hijos lanzan el señuelo y los padres pican como peces atrapados por sus hijos... Hay un ciclo de pescador y pez, y cada uno fluctúa del uno al otro." Sobre las personas que se extralimitan en su disponibilidad y están abrumadas de responsabilidades, como la madre de la familia Martínez, puedo decir "Hay una diosa hindú (o mexicana, griega o cristiana) que tiene ocho brazos. Tú solamente tienes dos, pero crees tener ocho... no sabes pedir ayuda... no delegas". Para resaltar la dinámica de padres-aglutinados-y-parejas-desligadas, pregunto: "¿Cuándo te divorciaste de tu pareja y te casaste con los niños?" Una variación de esta metáfora cuando no hay hijos podría incluir algo así: "¿Cuándo te divorciaste de tu pareja y te casaste con tu carrera (o la raqueta de tenis)?" Los cuestionamientos eficaces describen los actos de las personas y sus consecuencias. Sin embargo, para que los clientes presten atención a lo que se les está señalando, no deben sentirse regaña-
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EVALUACIÓN DE FAMILIAS Y PAREJAS
dos. 'Así, por ejemplo, a menudo decimos: "Qué interesante... ", antes de señalar algo, para convertirlo en objeto de curiosidad, más que en una ocasión para ponerse a la defensiva. Además, aunque resulta tentador decirle a la gente lo que debería hacer, seguir este impulso reduce en gran medida la probabilidad de que aprenda a ver lo que está haciendo y sus consecuencias. Si trabajo con una pareja, es probable que diga: "No, puedes cambiarte a ti mismo, pero puedes cambiar a tu pareja. ¿Qué cam-bios quieres que él (o ella) realice para que tu vida sea más fácil?" En seguida ofrezco una varita mágica (que congiste en un lápiz o algo por el estilo) y le pido a uno de ellos que examine a su pareja como un escultor examinaría un bloque de mármol, pensando y hablando sobre los cambios necesarios. Quizá comente que en el yin-yang uno puede cambiar al otro si cambia el contexto del todo. Estas intervenciones invitan a los miembros de la familia a verse como parte de una historia contada por un narrador juguetón. Utilícenlas y modifíquenlas según sea necesario; no hace falta una receta médica. En este punto, el lector podría preguntarse: con todos estos préstamos de técnicas de otros terapeutas, la evolución del estilo y la influencia de las experiencias vitales que ponen en entredicho certezas anteriores, ¿dónde está la esencia de la terapia familiar estructural y dónde está la escenificación, que ha sido una técnica distintiva en la caja de herramientas de los terapeutas estructurales? Permítanme responder primero esta última pregunta. La escenificación evolucionó de la desconfianza que nos inspiran las historias que las familias cuentan al terapeuta y de las distorsiones inherentes a la forma en que el terapeuta escucha y responde. Supusimos que los miembros de la familia cuentan historias ensayadas y que sería mejor si la novedad surgiera de conversaciones e interacciones entre ellos que los terapeutas pueden rastrear y continuar. En algún punto de este proceso, las respuestas emocionales interfieren con la coherencia, de esta manera los miembros de la familia y los terapeutas se encuentran en territorios desconocidos, donde es posible explorar nuevas conductas y nuevos significados.
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Nos parece que los terapeutas que se interesan en la construcción colaborativa de significado podrían adoptar esta técnica, pero la verdad es que, en la terapia familiar estructural, la escenificación ha pasado a un nivel superior y es menos una técnica que una actitud predominante. Acerca de la esencia de la terapia familiar estructural, puedo afirmar que, aunque cambié mi estilo de intervención, me mantengo fiel a los conceptos que desarrollé en la década de 1960: que las familias son organismos sociales estructurados en subsistemas separados por límites; que los subsistemas definen las funciones de sus miembros; que los miembros de las familias se organizan en alianzas, afiliaciones y coaliciones; que las familias evolucionan y pasan por periodos de transición conforme cambian, etcétera. La parte medular de la terapia familiar sistémica sigue siendo, por un lado, concentrarse en la familia como contexto para entender cómo se desarrollan sus miembros y modifican el concepto que tienen de sí mismos y de los demás, y, por el otro, observar el poder que tiene la familia para influir en la experiencia y el comportamiento de sus miembros. El campo de la terapia familiar ha cambiado con el paso del tiempo y ha corregido sus anteriores escotomas; por su parte, la terapia familiar estructural también ha adquirido una lente nueva y más amplia que abarca al individuo como unidad psicológica e incluye la exploración del pasado como un medio para comprender el presente. Los cuatro .pasos descritos en este libro son mi forma de crecer con el campo, y representan puntos de vista más amplios que desarrollé con el tiempo, la reflexión y la experiencia.
Mapa para evaluar a las familias y orientar la terapia El mapa que creamos para evaluar a las familias puede parecer sencillo, pero es el producto de una búsqueda exhaustiva de cincuenta ah- os de conceptos y técnicas en terapia familiar.
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En la última década, he impartido talleres de dos días de duración a grupos grandes en los Estados Unidos y en otros países. En estos talleres he seguido un formato regular que parece funcionar bien con las familias, el público y conmigo mismo. Llego algunos días antes del taller y entrevisto a dos familias. Edito las cintas que presentaré el primer día, y el segundo día veo a las familias en vivo en un espacio que proyecta las sesiones al público. En general, nos las ingeniamos (la familia y yo) para presentar una narrativa coherente que toma en cuenta el contexto cultural de la familia. He seguido este formato en 26 países, entre ellos Nueva Zelanda, Japón, España, Alemania, México y Argentina, trabajando con un traductor en la mayoría de los casos. He cuestionado de dónde viene la concordancia entre estas familias de culturas tan diversas y yo. Este entendimiento mutuo no debería ser posible, porque con frecuencia siento que me faltan las sutilezas verbales que son tan importantes en la terapia, y he trabajado en países cuyas normas culturales desconocía por completo. Llegué á la conclusión de que hay dos maneras de explicar este fenómeno. Una sería que soy un maestro del hipnotismo, capaz de convencer a familias de diferentes culturas de que mi forma de ver su expeFiencia es superior a la de ellas; la otra, mucho más probable, es que todos nosotros, incluido yo mismo, estarnos sujetos a formas comunes de ver y comprender las relaciones familiares, y ,que ofrezco a las familias un marco organizativo que, al parecer, explica su difícil situación y luego ellas usan este modelo e introducen innovaciones que lo adaptan a sus maneras individuales.
Modelo de cuatro pasos para evaluar a las familias En el trabajo con las familias, el arte de la evaluación consiste en descubrir qué impide a la familia alcanzar sus metas, y unirse a ella en una visión de cómo llegar desde donde se encuentra hasta donde quiere ir. Abordamos esta tarea en cuatro pasos: 1) abrir el motivo de consulta; 2) señalar las interacciones que mantienen el
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problema; 3) exploración del pasado centrada en la estructura, y, 4) exploración de nuevas formas-de relacionarse.
Paso uno: abrir el motivo de consulta El primer paso consiste en cuestionar la certeza de la familia en cuanto a que el problema primario se localiza en la maquinaria interna del paciente individual. Este es el paso que transforma la terapia en terapia familiar Las técnicas habituales incluyen: • enfocar las áreas de competencia del paciente identificado; • dar un significado distinto al problema por el que la familia ha decidido consultar (reencuadramiento); • explorar las maneras en que el síntoma se presenta y prestar atención a los detalles; • examinar el problema desde diferentes perspectivas hasta que el síntoma pierda su toxicidad; • explorar el contexto en el que aparece el síntoma; • explorar las dificultades de los otros miembros de la familia, parecidas o diferentes de las del paciente identificado; • estimular al paciente identificado para que describa el síntoma y el significado que le atribuye, otros aspectos de sí mismo y de la familia; en otras palabras, darle un espacio respetuoso donde los otros miembros de la familia se conviertan en audiencia.
Paso dos: señalar las interacciones que mantienen el problema El segundo paso consiste en explorar lo que los miembros de la familia pueden estar haciendo para perpetuar el problema. El reto está en ayudar a que los dientes se den cuenta de cómo sus acciones contribuyen a mantener el problema, sin provocar resistencia. Este paso es básico para toda intervención en el pensamiento sistémíco. En efecto, el carácter complementario de la influencia
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mutua de los miembros de la familia es del conocimiento general y, por tanto, nunca es una verdadera sorpresa para los miembros de la familia, quienes seguramente ya se han preguntado, en voz alta o en silencio, "¿qué hemos hechor', "¿qué podríamos hacer de manera diferente?", antes de concretar su formulación inicial: "Todo tiene que ver con él o ella". Paul Watzlawick describió este proceso en su paradoja: "El problema reside en cómo trata de resolverlo la familia". Casi siempre el terapeuta encuentra en una parte, la parte curativa de los miembros de la familia, la disposición a aliarse con el proceso de ayuda. A decir verdad, este segundo paso se basa en el supuesto de que los miembros de la familia cambiarán su forma de relacionarse si se consideran capaces de ayudar al paciente identificado. Las técnicas de este paso varían dependiendo del terapeuta, pero se describen en todos los libros de terapia familiar, y el lector las encontrará, una y otra vez, dispersas en los casos de este libro.
Vemos este paso como una continuación de la exploración de los estilos de relacionarse que el terapeuta y los miembros de la familia descubrieron en el paso anterior. Por consiguienté, señala áreas específicas donde se crean las dificultades. El terapeuta puede empezar con la pregunta a uno de los miembros de la familia: "Observé en la última sesión que no cuestionas a tu pareja ni siquiera en situaciones en las que es evidente que él (o ella) está equivocado y tú no estás de acuerdo con su opinión. ¿Qué experiencias de tu niñez te llevan a evitar el conflicto?" O: "¿Cómo te escogieron tus padres este par de lentes?" O: "Parece que este par de lentes que tus padres te ayudaron a elegir reduce tu capacidad de enfrentarte a tu pareja; ¿puedes hablar de cómo los elegiste en tu infancia?" O: "Anteriormente vimos que actúas como si tuvieras ocho brazos cuando de hecho sabes que los dos que tienes están cansados y te gustaría no tener tanto trabajo. ¿Cómo seleccionaste en tu niñez esta orientación específica de tu relación con los demás? ¿Quieres hablar de ello?" Uno podría pensar que esta forma de preguntar tiene su origen no solo en el pensamiento psicodinámico, sino en la tradición narrativa de hallar nuevos significados en historias viejas. En el tercer paso los hijos permanecen corno el público de las historias de sus padres. En el cuarto, se unen a sus padres como participantes activos. El cuarto paso hace que una evaluación no solo sea precisa, sino útil.
Paso tres: exploración del pasado centrada en la estructura El tercer paso es una exploración breve y focalizada del pasado de los miembros adultos de la familia para ayudarles a comprender cómo llegaron a su actual visión limitada de ellos mismos y los demás. Este paso es nuevo para nosotros, aunque siempre ha sido parte del método psicodinámico de terapia. Pensamos que el rechazo de las experiencias pasadas en la formación básica del yo fue una respuesta ideológica de la terapia familiar en su polémica con los pensadores psicodinámicos, y que el campo tiene ya la madurez suficiente para corregir esta primera inclinación parcial. Ya soy octogenario y tengo conciencia de los escombros de mi infancia que flotan a mi alrededor e influyen en mis respuestas presentes. Sé que esto mismo vale para ustedes, los lectores de este libro. Así pues, la pregunta es cómo intervenimos en este ..paso. ¿Cómo podemos usar esta exploración del pasado de modo que facilite la expansión del patrón de las relaciones en el presente?
l'aso cuatro: exploración de nuevas formas de relacionarse Después de establecer el panorama inicial de lo que impide avanzar a la familia y cómo llegó a ser así, los miembros de la familia y el terapeuta hablan de quién necesita cambiar qué, y quién está dispuesto o no. Sin este paso, que transforma el proceso de evaluación de una operación ejecutada en las familias a una operación ejecutada con ellas, la terapia se convierte en un proceso en el que se presiona a las familias a ir a donde no le encuentran sentido. No es de extrañar que opongan resistencia.
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Aunque se ha escrito mucho en el campo sobre técnicas de terapia, no hemos explorado suficientemente el proceso de la danza terapéutica, es decir, los movimientos necesarios para producir el cambio. Las técnicas de terapia únicamente son herramientas que se emplean para realizar una tarea específica. Con frecuencia, los terapeutas llevan una caja que contiene todas las herramientas adecuadas, pero carecen de un mapa. Aunque es necesario que el terapeuta esté equipado con algunas herramientas para entrar en el sistema familiar, estas son contraproducentes si no hay una dirección conceptual que fundamente su aplicación. En el nuevo milenio, no hay necesidad de más y mejores técnicas; nos bastan v sobran las que ya tenernos. En cambio, nuestro objetivo es ofrecer un marco suficientemente amplio como para organizar las innumerables maneras de conceptualizar e intervenir en los problemas familiares. En los diez casos que presentaremos más adelante, trataremos de centrarnos en las técnicas que forman parte del, proceso para lograr algo nuevo. Nuestro modelo• de cuatro pasos tiene la intención de ser útil para los terapeutas dé diversas doctrinas que tratan de sortear las etapas iniciales de la terapia familiar (véase la tabla 1-1). Los pasos que presenta esta tabla están muy simplificados. Al avanzar por estos pasos, es necesario tener una cierta,comprensión de cómo se organizan las familias, mas no imponer nuestros con-ceptos favoritos. El propósito de la evaluación debe ser descubrir con las familias una forma nueva y útil de comprender sus dilemas y explorar los recursos con los que cuentan para sanar. TABLA 1-1
El modelo de cuatro pasos
Paso 1 Descentralizar el problema presentado y el portador de los síntomas.
Paso 2 Explorar el patrón familiar que mantiene el problema presentado.
Paso 3 Explorar qué elementos del pasado, que aún influyen en el presente, aportan los miembros clave de la familiá.
Paso 4 Redefinir el problema y abrir las opciones.
TABLA 1-2
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Expansión del proceso de cuatro pasos
Comprensión de la organización fanüliar
Técnicas
Estructura Límites Alianzas Coaliciones Triangulación Ciclo de vida familiar
Unión, alianza Puesta en escena Escucha Trazar mapas Reencuadrár Intensificar Capacidad, competencia Creación de límites Desequilibrar (11111.■••••■■•■~MMIO■
Cuando tratamos de evaluar la utilidad de nuestro instrumento con terapeutas principiantes que eran alumnos de posgrado en un curso de terapia familiar, los estudiantes entendieron el concepto intrínseco del primer paso y se dieron cuenta de que necesitaban descentralizar al paciente identificado y el probleMa, y moverse hacia las relaciones interpersonales. Sin embargo, no sabían cómo hacerlo. Entendían que necesitaban encontrar el lenguaje para invitar a los miembros de la familia a explorar ese territorio. Para eliminar esta laguna, enseñamos organización familiar, y que los miembros de la familia forman parte del sistema familiar. Entonces, el mapa perdió su si mplicidad debido a que faltaban los aspectos de cómo aliarse a una familia, cómo entender las historias de cada uno de los miembros dentro del contexto del sistema familiar, cómo mantener la curiosidad y apoyar a los miembros de la familia al tiempo que se desafía la rigidez familiar, cómo oír el contenido y observar las conductas -en suma, cómo hacer terapia-, todo esto faltaba.
Un último momento de reflexión Antes de iniciar la aplicación de nuestro modelo a cada caso que aquí se presenta, es conveniente considerar algunas preguntas sobre la idea de evaluar a las familias.
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¿La terapia familiar es la mejor forma de aliviar el dolor de un miembro individual de la familia? ¿La terapia familiar puede provocar consecuencias inesperadas en el paciente identificado u otros miembros de la familia? ¿Los cambios benéficos de una familia pueden considerarse inapropiados dentro de su contexto social? En otras palabras, ¿es posible que el cambio pueda considerarse incorrecto erT el aspecto moral, político o ideológico? Gregory Bateson se planteó preguntas semejantes y se mostró muy receloso de la idea de tratar de cambiar a la gente. Como antropólogo, se negaba a emitir juicios. Los terapeutas, pensó, eran taxonomistas: creaban etiquetas de diagnóstico y luego creían que esa era la realidad." A Bateson le preocupaban el sesgo cultural de los supuestos de los terapeutas y las presiones que ejercían en las personas para que aceptaran su versión de lá forma como deberían ser las cosas. La crítica posmodemista, que no cree que sea posible llegar a conocer la verdad, ha amplificado estas preocupaciones efi los últimos años. Lo que pasa por verdad, afirman los posmodernístas, es solo una manera de contar una historia. En la época del escepticismo posmoderno, los terapeutas familiares se encuentran en una encrucijada. ¿Pueden transitar por dos caminos al mismo tiempo, como el personaje de un cuento de Jorge Luis Borges? ¿Pueden aceptar que la historia de una familia es válida y, aun así, pensar que una nueva historia podría ser más útil? Y, de ser así, ¿deben elegir entre creer que las familias con problemas Se aferran a patrones de conducta contraproducentes o a cogniciones contraproducentes? Hoy en día nos enfrentamos a una paradoja parecida a la que se enfrentaron los físicos cuando se preguntaron si la luz se transmitía en partículas o en ondas. Su respuesta fue: Sí; depende de la naturaleza de la observación. Pero, en lugar de entender que puede haber más de una forma de describir a las personas, los terapeutas familiares tienden a dividirse en campos teóricos: la escuela narrativa, siguiendo el posmodernismo, adopta la narración de historias. Las historias que la gente se cuenta son las que organizan su experiencia y determinan su comportamiento. Así
pues, la terapia debe tratar de ayudar a las familias a reexaminar sus presuposiciones. Por otro lado, los terapeutas sistémicos creen que las familias con problemas actúan de forma contraproducente. Aunque las acciones y las creencias se refuerzín mutuamente, a menudo es mejor producir el cambio de afuera hacia dentro. Nuestra postura es que, a pesar de que las familias pueden aferrarse a patrones destructivos de interacción, sus perspectivas son las que restringen y facilitan su modo de pensar y de comportarse, y que, para ser eficaces, debemos encontrarnos con los miembros de las familias como actores y, a la vez, autores de sus propias historias. La acción y la cognición no existen por separado. Los miembros la de familia necesitan crear historias para explicar quiénes son. Las
historias pueden mantener o modificar la forma en que se relacionan, facilitar nuevas organizaciones que necesiten otras historias, etc. Dependerá de la naturaleza del experimento y d-e la experimentación el camino que usted habrá de recalcar. Sin embargo, uno siempre transita por ambos caminos. Advertencia sobre el terapeuta Parece más fácil comenzar por definir lo que no es un terapeuta: un terapeuta no es imparcial o justo, ni un profesional políticamente correcto; tampoco es especialista en ética y logística ni omnisciente. El terapeuta es un profesional del cambio. Pero siempre hay resistencia al cambio: a causa de la familiaridad de los caminos que se han recorrido muchas veces, por la convicción de la familia respecto de cómo son las cosas, por la atención cornpetitiva entre los "yos en relación" que componen la familia y por las exigencias de cambio que los miembros de la familia se hacen mutuamente. Por tanto, un terapeuta es un promotor del cambio con opciones li mitadas, y será eficaz solo si logra desestabilizar las normas familiares que mantienen vigentes las presunciones. Para ello, el
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terapeuta necesita entablar con los miembros, de la familia una relación que ofrezca la esperanza de que existen otras formas de participar en una relación que reportan beneficios: disminución del dolor, aumento de la satisfacción y conocimiento Todo esto significa que el terapeuta es un promotor limitado del cambio. Los miembros de la familia son quienes determinan los límites y las posibilidades de nuevas formas de relacionarse. Por tanto, el cambio es una empresa en colaboración, en la cual, para ser eficaz, el terapeuta necesita adaptarse a los miembros de la familia, aliarse a ellos y ampliar tanto el uso de sí mismo en la relación con ellos como el uso de ellos mismos en la relación que tienen entre sí. La imagen del terapeuta omnisciente y todopoderoso que impone sus supuestos a los miembros confiados e ingenuos de la familia no puede coexistir con la anterior descripción del proceso terapéutico. Por supuesto, todos conocemos terapeutas que asumen una postura autoritaria en la terapia, pero, a la larga, la mayoría de ellos fracasan, y la experiencia es dolorosa para ellos y, con frecuencia, perjudicial para los miembros de la familia. Por consiguiente, un terapeuta es un experto que acepta la incertidumbre, se une a las familias en la aventura de ampliar y enriquecer sus formas relacionales y logra poner en duda la certeza de sus'rniembros cuando les ayuda a darse cuenta de que„existen otras formas de relacionarse. En los casos que leerán, tenemos dos terapeutas, Salvador Minuchin y Wai-Yung Lee, que demuestran cómo amplían los repertorios de las familias. Como todos los terapeutas, cada uno de ellos tiene su propio estilo, pero, en palabras de Harry Stack Sullivan, los dos son "simplemente más humanos que otra cosa". Por lo tanto, comparten su repertorio con los lectores, con plena conciencia de que estos pueden tomar prestadas sus técnicas y transformarlas para adaptarlas a sus necesidades únicas. Presentaremos diez casos, cada uno de ellos compuesto por dos entrevistas que siguen nuestro modelo de cuatro pasos. Tratamos de seleccionar familias con problemas que los terapeutas encuentran a menudo, y formamos cinco grupos» :
1. familiaS con hijos problemáticos; 2. familias reconstituidas (una pareja con hijos de matrimonios anteriores); 3. complerpentariedad de las parejas; 4. familias psicosomáticas, y, 5. la familia y los servicios sociales. Introduciremos cada grupo con algunos comentarios sobre las generalidades para tratar la materia. No estamos satisfechos del todo con estas agrupaciones: son arbitrarias y podríamos haber seleccionadc, otras. No obstante, los invitamos a acompañamos en nuestro recorrido por el proceso de terapia.
NOTAS 1. Laing, R. D., 1965, "Mystification, confusion and conflict", en L Boszormenyi-Nagy y J. L Framo (eds.), Intensive Family Therapy, Nueva York, Harper & Row. 2. Bowen, M., 1961, "Family psichotherapy", American Journal of Orthopsychiatry, 31, pp. 40-60. 3. Minuchin, S., 1974, Families and Family Therapy, Cambridge, Harvard University Press. 4. Selvini-Palazzoli, M., 1986, "Toward a general model of psychotic games", Journal of Marital and Family Therapy, 12, pp. 339-349. 5. Anderson, H. y H. Goolishian, 1988, "Human systems as linguistic systems: Prehrninary and evolving ideas about the implications for clinical theory", Family Process, 27, pp. 371-394. 6. Minuchin, S., 1974, Families and Family Therapy, Cambridge, Harvard University Press. 7. Minuchin, S., B. Montalvo, B. Guerney, B. Rosman y F. Schumer, 1967, Families of the Slums, Nueva York, Basic Books. 8. Minuchin, S., B. Rosman y L. Baker, 1978, Psychosomatic Families: Anorexia Nervosa in Context, Cambridge, Harvard University Press. 9. Selvini-Palazzoli, M., L. Boscolo, G. Cecchin y G. Prata, 1978, Paradox and Counterparadox, Nueva York, Jason Aronson. 10. Cecchin, G., 1987, "Hypothesizing, circularity and neutrality revisited: An invitation to curiosity", Family Process, 26, pp. 405-413. 11. Bateson, G., 1971, Steps to an Ecology of Mind, Nueva York, Ballantine.
PARTE UNO
Hijos problemáticos y sus padres
En la Edad Media, los niños no existían. Eran considerados adultos pequeños y se les trataba como tales. Los retratos familiares de aquella época muestran madres de aspecto familiar y padres vestidos con trajes de sedas y brocados. Sin embargo, a su lado, se observan réplicas extrañas en miniatura de esos padres, vestidas igual que ellos, prueba gráfica de que los niños se construyen en la mente de los adultos. Desde aquellos tiempos, la niñez ha sido elevada a una posición tan encumbrada que en las familias actuales los padres giran alrededor de los hijos como planetas que describen órbitas alrededor del sol. Un breve examen de la historia del tratamiento psiquiátrico de niños mostrará que nuestro punto de vista sobre los problemas de la niñez también ha evolucionado de maneras que reflejan nuestra continua ambivalencia respecto de la familia, así como los adelantos en su comprensión. Freud nos enseñó que los trastornos psicológicos eran consecuencia de problemas de la infancia sin resolver. Sus descubrimientos culparon a la familia, primero por la seducción de la inocencia y después por ser el agente de la represión cultural. Si los niños crecen y se convierten en neuróticos, temerosos de sus propios instintos, que son sanos y naturales, ¿a quién más vamos a culpar sino a los padres? Como los problemas emocionales se originaron en la familia, parecía lógico suponer que la mejor manera de acabar con la influencia familiar era aislar a los parientes del tratamiento del
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paciente, erradicar su influencia contaminante Je la sala de operaciones psiquiátricas. Alfred Adler fue el primero de los seguidores de Freud en proponer que tratar a los niños podría ser la manera más eficaz de prevenir las neurosis de los adultos. Con ese fin, persuadió al sistema escolar vienés de establecer 32 centros de orientación infantil entre finales de la Primera Guerra Mundial y principios de la década de 1930 (Mosak, 1995). La estrategia de Adler (1927) consistió en ofrecer estímulo y apoyo para tratar de aliviar los sentimientos de inferioridad de los niños, que así podrían llevar un estilo de vida sano y llegar a ser miembros útiles de la sociedad. Sin embargo, en la psicología individual de Adler estaba implícita la noción de que las familias hacían más por subvertir que por fomentar el potencial innato saludable de los niños. Cuando los especialistas clínicos piensan en las familias, a menudo las conciben como fuerzas destructivas en la vida de sus pacientes. Lo que nos llama la atención son las diferencias y la discordia. Las armonías de la vida familiar (lealtad, tolerancia, ayuda mutua y asistencia) con frecuencia pasan inadvertidas, como parte del trasfondo de la vida que se da por sentado. Adler (1929) delineó tres modos de crianza que arrebataban a los niños su valor y producían el famoso complejo de inferioridad. Estos tres modo eran: 1) sentir lástima por el niño, 2) consentir o spbreproteger al niño, y, 3) descuidar o maltratar al niño. En 1909, el psiquiatra William Healy fundó el Juvenile Psychopathic Institute (posteriormente, Institute for Juvenile Research) en Chicago, precursor de las clínicas de orientación infantil. En 1917, Healy se mudó a Boston y estableció el Judge Baker Guidance Center, dedicado a la evaluación y tratamiento de niños delincuentes. Aunque las clínicas de orientación infantil eran pocas aun después de la Segunda Guerra Mundial, con el tiempo se establecieron en todas las ciudades de los Estados Unidos para ofrecer evaluación y tratamiento de los problemas infantiles, y de las complejas fuerzas familiares y sociales que contribuyen a ellos. Equipos clínicos, que centraban demasiada atención en el ambiente familiar, administraban el tratamiento. Poco a poco, los trabajadores de orientación in-
fantil concluyeron que el verdadero problema no era el obvio, esto es, los síntomas del niño, sino más bien las tensiones intrafamiliares que eran el origen de dichos síntomas. Al principio hubo una tendencia a culpar a los padres, en especial a las madres. La causa principal de los problemas psicológicos infantiles, según David Levy (1943), era la sobreprotección maternal. Las madres que habían sufrido de falta de amor se volvían sobreprotectoras con sus hijos. Algunas eran dominantes; otras, demasiado complacientes. Los hijos de madres dominantes eran sumisos, pero tenían dificultades para hacer amigos; los hijos de madres complacientes eran tiránicos en casa, pero se portaban bien en la escuela. Al poco tiempo, Frieda Fromm-Reichmann (1948) acuñó una de las frases más nocivas en la historia de la psiquiatría, la madre esquizofrenizante. Se pensaba que estas mujeres dominantes y agresivas, en especial cuando se casaban con hombres pasivos o indiferentes, daban a sus hijos la forma más virulenta de crianza patológica. Aunque estos estudios resaltaban la importancia de la familia, la tendencia a culpar a los padres, en especial a las madres, de los problemas en la familia fue un ejemplo desafortunado del uso de un chivo expiatorio, que continúa obsesionando al campo. Incluso después de que se reconoció la importancia de la familia, madres e hijos siguieron recibiendo tratamiento por separado, y se intentaba impedir que los terapeutas intercambiaran ideas debido a que esto podría poner en riesgo las relaciones terapéuticas individuales. El acuerdo habitual era que un psiquiatra tratara al hijo y un trabajador social viera a la madre. La terapia de la madre era secundaria a la misión principal de tratar al hijo. En ocasiones, como una ocurrencia tardía, se veía al padre en un grupo por las noches. En este modelo, se consideraba que la familia era una extensión del hijo, en lugar de lo contrario. Con el tiempo, la prioridad del movimiento de orientación infantil cambió y se dejó de pensar que los padres eran crueles e ineptos, para considerar que los problemas se derivaban de las relaciones entre pacientes, padres y otras personas significativas. Este giro tuvo consecuencias profundas. La psicopatología ya no se localizaba en
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el individuo; ya no había padres villanos e hijos víctimas. Ahora se creía que las interacciones entre padres e hijos eran el problema. El trabajo de John Bowlby en la Tavistock Clinic marcó el inicio de la transición hacia un enfoque familiar. Bowlby (1949) estaba tratando a un niño y avanzaba con lentitud. Como se sentía frustrado, decidió ver al niño y a sus padres en una misma sesión. En la primera mitad de esta sesión, el hijo y los padres se alternaron para quejarse unos de otros. En la segunda mitad, Bowlby les explicó las contribuciones que, en su opinión, cada uno de ellos hacía a la dinámica del problema. A la larga, trabajando juntos, los tres miembros de la familia llegaron a comprender los puntos de vista de los demás. Aunque a Bowlby le intrigaban las posibilidades que se abrieron con estas entrevistas conjuntas, siguió creyendo en el formato tradicional de la psicoterapia. Si bien las reuniones familiares eran útiles para recabar información, eran solo un complemento del verdadero tratamiento, la terapia psicoanalítica individual. Lo que Bowlby probó a manera de experimento, Nathan Ackerman lo concretó: la terapia familiar como forma primaria de tratamiento en las clínicas de orientación infantil. Existe constancia de que, desde 1938, Ackerman señaló el valor de considerar a la familia como una unidad en el tratamiento de las perturbaciones de cualquiera de sus miembros (Ackerman, 1938). Posteriormente recomendó estudiar a ala familia como medio para comprender al hijo; en lugar de lo contrario (Ackerman y Sobel, 1950). Despuésde darse cuenta de la necesidad de entender a la familia para diagnosticar problemas, Ackerman dio el siguiente paso: el tratamiento familiar. Una vez que empezamos a ver a los niños en el contexto de sus familias, se abrió todo un mundo de posibilidades. La inclusión de la familia es como prender la luz en un cuartó oscuro: algunas cosas se aclaran de inmediato. No solo se entiende que los miembros de la familia pueden contribuir a mantener los problemas del niño, sino cómo pueden trabajar juntos para resolverlos. Por eso resulta pasmoso que cincuenta años después, en pleno siglo »a, la mayoría
de los esfuerzos para tratar a los niños sigan centrándose en la psicopatología individual del niño. Esto nos mueve a reflexionar sobre la capacidad extraordinaria de los profesionales de la salud mental para seguir sus mapas ideológicos, incluso ante la prueba palpable de que los niños están inextricablemente integrados a la dinámica de su familia. ***
Cuando las familias llevan a sus hijos a tratamiento, existe la tentación de enfrascarse en los detalles de los problemas del niño, como si fuera responsabilidad del terapeuta resolverlos. Siempre que se considera que los problemas psicológicos están incorporados en los individuos, tiene sentido centrarse en las motivaciones ocultas, personalidades deformadas y neurotransmisores disfuncionales. Las preguntas que se plantean son: ¿qué está haciendo él niño?, ¿qué motiva al niño a hacer eso?, y ¿qué ocurrió en el pasado del niño para que se comporte así? Sin embargo, la primera pregunta, o quizá la más importante, que el terapeuta sistérnico debe hacerse es: ¿qué hacen los miembros de la familia que ayuda a mantener los síntomas del paciente identificado? Esta pregunta cambia el enfoque y da una perspectiva interaccional. Y luego, debido a que casi todas las interacciones problemáticas son triangulares, preguntamos: ¿qué tan eficiente es el trabajo conjunto de los padres en la resolución de los problemas de su hijo?' El punto no es pasar la culpa del hijo a los padres, sino considerar la eficacia o ineficacia con que la familia se organiza para hacer frente a sus problemas. Uno de los factores que incide en que el conflicto entre los padres sea casi inevitable es que cada uno ve su labor de padre desde perspectivas diferentes. Uno puede tener poca paciencia. Uno pue-, de tener la mecha corta. Uno puede preocuparse más. Otro cree que los hijos necesitan protección, en tanto que el otro piensa que necesitan valerse por sí mismos.' En las familias felices estas diferencias permiten a los padres establecer una forma equilibrada de tratar a
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los hijos. Pero, por desgracia, los padres a menudo se polarizan, se presionan hasta tomar posiciones extremas y menoscaban los esfuerzos del otro. Las parejas en conflicto, para empezar, tienen más probabilidades de enfrentarse por los hijos. Un patrón común en las parejas que tienen conflictos conyugales es un padre demasiado cercano a los hijos y el otro en una posición más distante y crítica, ya sea abiertamente o no. La esposa que es perseguidora emocional, como se siente frustrada por el alejamiento de su esposo, empieza a acosar a los hijos. Un hijo, sensible a la alteración de su madre, queda atrapado en el triángulo y comienza un acting out de algún tipo. Los problemas del hijo preocupan a los padres y los unen, o se pelean porque cada uno tiene una opinión distinta de cómo tratar al hijo. Así, una de las presentaciones estructurales más comunes de un triángulo de padres e hijo es la madre y el hijo aglutinados y el padre desligado. Para corregir esta estructura problemática, el terapeuta sistémico se une al padre desligado para atraerlo de nuevo al círculo familiar, y después la pareja se acerca y restablece el límite generacional apropiado en la familia. Sin embargo, como veremos en los siguientes dos casos, es importante recordar que el mapa no es el territorio. La metáfora estructural no debe hacernos olvidar que las familias están formadas por seres humanos de carne y hueso y que la terapia funciona solo cuando es una empresa en colaboración. Los padres también son una pareja, y es un error pensar que uno simplemente puede reunir a dos personas infelices y ahí se acaba el problema. Para llegar al fondo del asunto, el terapeuta debe descubrir y resolver la causa de la infelicidad de la pareja y el conflicto entre ellos.
2. Basta con arañar la superficie para descubrir que muchos de estos supuestos son proyecciones de la experiencia de los padres, que es precisamente lo que el tercer paso de nuestro modelo de evaluación tiene el propósito de explorar.
NOTAS 1. Por supuesto, no todos los padres llegan en pareja. Pero a menudo
ocurre que los padres o madres solteros que tienen problemas con sus hijos están en conflicto con sus novios o nbvias, sus ex cónyuges o con los maestros de sus hijos.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Ackerman, N. W., 1938, "The unity of the family", Archives of Pediatrics, 55, pp. 51-62. Ackerman, N. W. y R. Sobel, 1950, "Family diagnosis: An approach to the preschool child", American Journal of Orthopsychiatry, 20, pp. 744-753. Ad ler, A., 1927, Understanding Human Nature, Nueva York, Fáwcett. Ad ler, A., 1929, The Science of Living, Nueva York, Greenberg. Bowlby, J. P., 1949, "The study and reduction of group tensions in the family", Human Relations, 2, pp. 123-138. Fromm-Reichrnann, F., 1948, "Notes on the development of treatment of schizophrenics by psychoanalytic psychotherapy", Psychiatry, 11, pp. 263-274. Levy, D., 1943, Maternal Overprotection, Nueva York, Columbia University Press. Mosak, H. H., 1995, "Adlerian psychotherapy", en R. J. Corsini y D. Wedding (eds.), Current Psychotherapies, 5a. ed., basca, F. E. Peacock_
CAPÍTULO
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El hijo parental
El siguiente caso de estudio se relaciona con una familia española y la consulta tuvo lugar en su ciudad de origen. El terapeuta había empezado a ver a esta familia desde hacía un mes; primero se reunió, durante dos sesiones, con la paciente identificada, una joven a la que se le había diagnosticado depresión con ideación suicida, y después,. en cuatro sesiones, se reunió con los miembros de la familia en diferentes grupos. Cuando el terapeuta solicitó la consulta, su objetivo era ayudar a Sara, la paciente de 22 años, a abandonar la responsabilidad de cuidar a sus dos hermanos menores, de 18 y 16 años, y motivar a los demás miembros de la familia a valorar y apoyar a Sara, que se siente subvaluada. Sara ha estado tomando dosis pequeñas de antidepresivos y ha respondido bien a los medicamentos. La familia Martínez está formada por el padre y la madre, Pedro (de 51 años) y Josefa (de 50); una hija casada, Juana (de 28), que vive en la misma ciudad; Sara (de 22); Alberto (de 18), y Javier (de 16). Los dos chicos menores van a una escuela preparatoria técnica para aprender un oficio. La familia extendida también vive en la misma zona e incluye a las dos abuelas y otros parientes que visitan a la familia con frecuencia. Se trata de una familia de clase trabajadora, y todos, salvo la madre, trabajan fuera del hogar. Llegan a la consulta vestidos con ropa informal y son amistosos v relajados. Me sentí conectado
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con ellos de inmediato, como si yo mismo fuera un pariente lejano. La familia se sienta en tres subgrupos: el padre y la madre en un extremo de un semicírculo; la hija mayor, sola, en el otro extremo, y Sara, Alberto y Javier, en el centro. El terapeuta y yo cerramos el círculo. Para comenzar, les pregunto por qué quisieron ver a un terapeuta.
MADRE: Alberto y Javier son irresponsables. Trabajo mucho y Sara cree que tiene el deber de ayudarme. Le preocupa mucho el orden y ellos no se ocupan de nada. Si no arreglan su habitación, yo lo hagá, y si ella me ve, se pone a hacerlo. DR. MINUCHIN: ¿Es tu mano derecha? [Al padre]: ¿Tu esposa trabaja para todos? PADRE: No. Yo trabajo fuera y ella me ayuda en la casa, pero los muchachos creen que no tienen que hacer nada y Sara ha asumido la responsabilidad de hacer lo que ellos no hacen.
[respondiendo]: La nena tiene problemas y vinimos a ver si la pueden ayudar.
PADRE
[Pregunto a Sara si ella es la nena y qué quiso decir su padre con lo que dijo.] Me sentía triste. ¿por qué vino también la familia? MADRE: Porque nos preocupamos por ella. DR. MINUCHIN [a Sara]: ¿Eres el único problema de la familia? PADRE: Ella no es ningún problema. Quizá tiene un problema. Es demasiado responsable y le dan ganas de llorar. No quería salir .con la familia y se quedaba en su habitación. DR. MINUCHIN [dirigiéndose a la hermana mayor]: ¿Qué crees que le esté pasando a Sara? IUANA: Creo que trabaja demasiado. Además de su carrera —estudia administración en la universidad —, es maestra de pingpong y trabaja cuidando niños. DR. MINUCHIN: No comprendo. Nada de lo que describen despertaría ideas suicidas. ¿Podría ser que algo o alguien de la familia la entristece?
SARA:
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La organización de esta familia está en sintonía con la cultura del grupo social de la familia, donde se espera que las mujeres trabajen en la casa y los hombres no. Sin embargo, la posición de Sara como la "hija parental" constituye un punto de entrada para explorar áreas de tensión en la familia.
DR. MINUCHIN: Pero,
Estoy cuestionando el ambiente superficial de la sesión y el enfoque exclusivo en la dificultad de Sara. También respondo a la sensación de cercanía que transmite la familia. Creo que aceptarán que les pregunte si los miembros de la familia influyen unos en otros.
No somos machistas. Ella sola se ha echado a cuestas esta responsabilidad. JUANA: Cuando vivía en la casa yo también ayudaba, pero nunca tanto como Sara. PADRE:
La familia vuelve a centrar la atención en las características individuales de Sara, que, según ellos, es la causa de su exceso de responsabilidad y depresión. [a Sara]: ¿Por qué asumes esta responsabilidad? ¿Quieres proteger a tu padre, a tu madre o a tus hermanos? SARA: Protejo a Madre. DR. MINUCHIN
PASO UNO: abrir el motivo de consulta
El primer paso en cada uno de los casos tiene el propósito de liberar al paciente identificado de la tiranía de una sola visión del mundo como marco para definir el yo y a los demás. Para Sara, eso significa olvidar-
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se del diagnóstico psiquiátrico: depresión con ideación suicida, así como del diagnóstico de la familia: responsable y servicial. Aunque parezca paradójico, mi intervención tratará de multiplicar las etiquetas. No exploraré las autodefrniciones de Sara, sino que las aumentaré. Sara pasará a ser, a la vez, la mano derecha de su madre, la madre de sus hermanos, el bastón del terapeuta, la ,gemela de su madre, el ayudante del sheriff, etc. Las etiquetas se convertirán en una mezcla de autodefiniciones y respuestas a las interacciones con los miembros de la familia y desafiarán la rigidez de la perspectiva original. El proceso ocurre en presencia de los otros miembros de la familia; pero al principio no es evidente para ellos. Más adelante les parecerá divertido, luego confuso, hasta que, al final, en la multiplicidad de perspectivas y definiciones, el diagnóstico planteado originalmente perderá su certidumbre. El primer paso, abrir el motivo de consulta, constituye el inicio de
la sesión, pero continúa a lo largo de esta, reapareciendo en diferentes formas. SARA: Si yo no hago el trabajo, Madre tiene que hacerlo. Ya de por sí se siente abrumada.
Cambio de silla con Sara y le pido que se siente cerca de su madre y hable con ella. En este momento, el foco de la exploración es la díada madre-hija, que es una preparación para la exploración posterior de la díada madre-padre y el triángulo formado por los tres miembros de este subsistema parental mal definido. Con el cambio de silla, estimulo la conversación entre los miembros de la familia y a mí me da cierta distancia para observar. DR. MINUCHIN [a Sara]: ¿Tú eres la única que puede ayudar a tu madre?
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MADRE: Sara siempre fue responsable. Empezó a ocuparse de ellos cuando tenía ocho años. DR. MINUCHIN [a Sara]: ¿Por qué no dejas que tu madre sea la madre? SARA: Claro que la dejo, pero... DR. MINUCI uN: No. Te has convertido en la madre de tus hermanos. ¿Podrías preguntarle a tu madre cuándo empezaste a trabajar de su ayudante? MADRE [a Sara]: Siempre estabas trabajando para ellos, los llevabas a la escuela cuando eran pequeños. Quizá fue culpa mía. Ahora me doy cuenta de que se ha vuelto un problema. [La madre rompe en llanto y Juana le pasa un pañuelo desechable.] El foco de la exploración, y de la tensión, ha pasado de.la tristeza de Sara a la complementariedad de Sara y su madre, y ahora, a la relación entre Javier, Pedro y la sobrerresponsable y "explotada" Sara. Estos cambios confunden a los miembros de la familia, a quienes se les han arrebatado las explicaciones conocidas y el consultor los invita a examinar de nuevo la situación.
PASO DOS: señalar las interacciones que mantienen el problema El segundo paso tiene el propósito de descentralizar al paciente identificado como eje del problema familiar y alentar a los miembros de la familia a observarse en sus interacciones con el "paciente", que influyen en el comportamiento sintomático. Lo que antes se consideraba depresión intrapsíquica con ideación suicida o exceso de responsabilidad, ahora se ve como una respuesta interpersonal
dentro del contexto familiar: como la respuesta de Sara a la carga de la madre, la madre que delega autoridad a Sara, la madre y Sara que protegen al padre, etc. El centro de atención de la sesión pasa a otros miembros de la familia. La "silla caliente" se comparte. ¿El padre es eficaz? ¿La madre está deprimida? ¿Es posible relevar a Sara de su papel de heroína trágica?
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DR. MINUCHIN [a la madre]: ¿Qué discusiones hay en casa? MADRE: Siempre son con los niños. DR. MINUCHIN [mirando a los adolescentes]: ¿Ellos son "los niños"? MADRE [llorando]: Sí. DR. MINUCHIN [a Sara]: ¿Y aceptan tu autoridad? SARA: No, se ríen de mí. ALBERTO [y Javier, asintiendo al mismo tiempo]: Es responsabilidad de rri,is padres, no de ella. PADRE: Sí, pero cuando les pido que hagan algo, no lo hacen, y entonces es cuando ella interviene. JAVIER: ¡Pero ella no es nuestra madre!
sheriff. Su depresión es producto de la familia. ¿Pueden pensar juntos cómo sucedió? ALBERTO: Creo que mi padre le da autoridad. PADRE: Pero zuando no me hacen caso es cuando ella interviene. DR. MINUCHIN [a la hermana mayor]: Al parecer, Sara necesita controlar a tus hermanos menores para proteger a tus padres. Cuando te marchaste de casa y abandonaste a tu madre, Sara tomó el trabajo de ayudante de la reina. JUANA: No la abandoné. Me entristeció mucho dejar a mis padres por otra persona. DR. MINUCHIN [riendo]: ¡Pero la "otra persona" es tu marido! ¿También abandonaste a tu hermana? JUANA: Ahora me doy cuenta de que sí, la abandoné.
La organización de la familia se revela en este segmento: una madre agobiada por el exceso de trabajo, un padre ineficaz, una hija paren tal sin autoridad e impotente ante dos adolescentes rebeldes. DR. MINUCHIN [a Sara]: Cuando pelean, ¿tu padre está presente, o tu madre es la única que mantiene el orden? [Exploro la posición del padre en la jerarquía familiar.] Tus padres parecen personas competentes. ¿Por qué crees que es tu deber protegerlos? SARA: No- protejo a mis padres, pero creo que necesito controlar a mis hermanos. DR. MINUCHIN [a los hermanos adolescentes]: Alguien debe de haberle • dado el trabajo. Dudo que ella lo tomara por su cuenta. J UANA: No. Ella sola asumió ese trabajo. Nadie le dijo que era su responsabilidad. Cuando yo vivía en la casa, nunca intervine en sus pleitos.
El nuevo guión familiar inquieta a la hermana, que regresa la exploración a la problemática de Sara. DR. MINUCHIN: Pero te liberaste. Te casaste y te mudaste a otra parte, y ella se quedará en casa todo el tiempo que crea que tus padres la necesitan. Alguien le dio el trabajo de ayudante del
Se trata de una familia de ayudadores. Al parecer, la lealtad es el valor predominante que rige sus actos y la autonomía se experimenta como traición. La hermana mayor define su matrimonio como mudarse con alguien que no es de la familia. ¿La lealtad familiar es más típica de las familias latinas? Quizá, pero en este caso se llevó a extremos poco sanos. DR. MINUCHIN: Sara está en un agujero. ¿Quién quiere ayudarle a salir? JAVIER: Podríamos cambiar. PADRE: Es necesario que quiera salir por sí misma. DR. MINUCHIN: Sara está en una cárcel. El amor es una jaula de oro. ¿Quién tiene la llave? MADRE [al esposo]: Entonces tenemos que cambiar nosotros. No nos dimos cuenta de lo que hacíamos. PADRE: No creo que mi esposa le haya dicho nunca a Sara que tenía que ayudarla a ella o a mí. DR. MINUCHIN [a la madre]: ¿Estás deprimida algunas veces? ¿Cuándo lloras en casa? MADRE: Cuando me siento tensa y nerviosa... y entonces Sara se hace cargo.
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DR 141NUCHIN: ¿Por qué Sara cree que necesitas protección? MADRE: A veces me ve preocupada. Cuando trato de corregirlos y no lo logro. DR. MINUCHIN: Cuando estás contrariada, ¿acudes a tu esposo, o
JAVIER: Yo también te despido. ¡Estás despedida! [Ambos ríen.] DR. MINUCHIN [a Sara]: Tuve una tía, la tía Ester, que era igual que
MADRE: Creo que me lo guardo, trato de no demostrar mis senti-
Hablo con Sara sobre la libertad de tener secretos y la posibilidad de no responder a las necesidades de la familia. La sesión está por terminar e invito a los cinco miembros de la familia que viven en el hogar a regresar al día siguiente. Explico que en la próxima sesión los padres explorarán parte de la historia de su niñez para entender por qué han criado así a sus hijos. También les asigno la tarea de pensar en cómo han contribuido a que Sara esté en una cárcel.
Sara sabe escucharte mejor?
mientos. No quiero preocupar a la familia. DR MINUCHEIV: ¿Y cómo es que Sara sabe lo que sientes? Parece tener una capacidad que tu esposo no tiene. SARA: Siempre sé cuándo está triste. DR. MINUCI-EIN: ¿Cuándo vas a dejar que tu madre llore a solas? ¿Podría ayudarla tu padre? SARA: Creo que sí. DR. MINUCHIN: Pero, ¿lo dejarías hacerse cargo de eso? MADRE: Él se altera mucho con los problemas en casa. DR. MINUCHIN: ¿Y necesitas protegerlo? MADRE: Tal vez.
He estado ayudando a la familia a explorar una narrativa diferente de "Sara está deprimida": la madre se siente abrumada a veces y no cree que pueda contar con el apoyo de su esposo; así, busca el apoyo de Sara, que ha desarrollado una sensibilidad creciente al dolor de la madre. Como Sara asume una responsabilidad delegada, sin querer actúa como barrera para la intimidad entre marido y mujer y también se inmiscuye en loS esfuerzos de su padre por guiar y controlar a Alberto y Javier. DR. MINUCHIN: Bueno, ¿cómo piensan ayudar a Sara a salir del agu-
jero? PADRE [a los adolescentes]: Tienen que aceptar y respetar a sus padres. MADRE: Sí. El problema empieza con ustedes dos. DR. MINUCHIN [a los hermanos]: ¿Pueden despedir a Sara del trabajo de ser su guardián? ALBERTO: ¡Estás despedida!
tú. El centro de la familia. Ser buena es difícil. ¿Puedes ser mala también?
Esta familia me pareció conocida. La he visto en muchas culturas, vestida con ropa un poco diferente. Una vez que reconocía Sara como la hija parental, tuve el mapa para guiar la sesión, y conocía la secuencia: la depresión de Sara; la proximidad de la madre y Sara; la depresión subyacente de la madre; el esposo que no está disponible para ayudar a la esposa; la delegación de responsabilidad en Sara, y la negación de los hermanos a aceptar su autoridad. Así pues, la pregunta era cómo recorrer este territorio. Los valores familiares hacen hincapié en la lealtad, la bondad, el apoyo y el afecto. Todo desafio directo les parecería peligroso. Por tanto, cuestioné su rigidez en un lenguaje adecuado para la familia: el amor es una jaula de oro, crecimiento que requiere secretos, respeto, dar a entender que una madre debe poder llorar sola, etcétera. Segunda sesión Los padres y los tres hijos menores asisten a la segunda sesión. Entran en la habitación y toman asiento como en la sesión anterior; Sara se sienta cerca de su madre. Le pido que mueva su silla;. los padres quedan entonces separados de los hijos. Informo a la familia
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que los jóvenes serán el público en esta ocasión; porque esta sesión se centrará en los padres. Empiezo con una petición a los padres: que hablen de su infancia, y ofrezco una explicación de por qué hago esto.
PASO TRES: exploración del pasado centrada en la estructura • DR. MINUCHIN: Me gustaría que cada uno de ustedes me contara
algo de su niñez, para entender cómo desarrollaron esta forma específica de criar a sus hijos. Pedro y Josefa me cuentan que cada uno de ellos creció en un hogar en el que solo la madre estaba presente, porque sus padres murieron cuando ellos eran muy jóvenes. Josefa se apropia de la narrativa y entra en más detalles. El tercer paso ofrece cierto alivio al problemático presente. En la sesión anterior, mientras que los síntomas de Sara formaban parte de la coreografía familiar, se resaltó la participación de la madre en el pas -de deux. Tal vez pensó que la estaba acusando de ser una mala madre y se sintió culpable. Examinar la niñez de Josefa es paxrte del proceso de unión, ya que junios exploramos los recuerdos de las circunstancias que redujeron su libertad y la llevaron a elegir una forma cerrada de verse a sí misma y a los demás. Oriento la exploración de su pasado hacia el área del afecto y la responsabilidad, puesto que estas fueron las áreas relevantes en la sesión anterior. J OSEFA: Fui la mayor de cuatro hijos; tenía 11 años cuando mi padre
murió. PEDRO [interrumpiendo]: Yo tenía apenas cuatro años cuando mi pa-
dre murió.
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Parece que Pedro siente que el terapeuta no lo ha tomado en cuenta y quiere reclamar cierto espacio para él. [continuando]: Tenía tres hermanos: uno de siete, otro de cuatro y un bebé de tres meses. Mi madre trabajaba en una fábrica textil y también tenía otro empleo, por lo que yo tenía que ayudarla. Cuidaba a mis hermanos y cocinaba cuando• llegaba a casa de la escuela. Estaba a cargo de comprar la comida en el mercado y cocinaba para la familia. DR. MINUCHIN [con admiración]: ¿Cuántos brazos tenías? Hay una diosa hindú llamada Shiva que tiene ocho brazos. JOSEFA: Solo tengo dos brazos. Mi hermana menor era como mi hija mayor. Mis hermanos salían a jugar y a veces me invitaban a ir con ellos, pero yo nunca salía de casa. Tenía demasiadas cosas que hacer. DR. MINUCHIN: ¿Para que tu madre pudiera descansar porque confiaba en qué tú te ocuparías de ellos? JOSEFA: Sí, pero no es solo mi familia. Sufro el dolor de todos. La gente me importa. Cuando estoy contrariada, me lo guardo y lo estoy rumiando. A veces, cuando me acuesto pienso que me gustaría despertar al día siguiente y encontrarme en otro mundo, libre de preocupaciones.
JOSEFA
Me parece que sigue absorta en su niñez, temerosa de que se le olvide hacer una de las miles de tareas que considera su responsabilidad y deseando poder jugar como sus hermanos. DR. MINUCHIN: ¿Y le pides a Pedro que te lleve lejos? JOSEFA: Sí. Cuando vamos de vacaciones me siento tranquila, por-
que sé que Sara se hará cargo de sus hermanos. Cuando volvemos le pregunto cómo se portaron Javier y Alberto, 'qué les preparó y esto y lo otro.
Parece que Josefa ha creado en Sara su clon perfecto. Tomo mi bastón, se lo doy a Sara y le digo: "¡Tú eres el bastón de tu madre!" Ella lo
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toma y ambas ríen. Mi bastón es parte de la utilería que me sirve para seguir "diagnosticando" a Sara con múltiples etiquetas. PEDRO: Así es con todos, dentro y fuera de la familia. JC6EFA: Pedro me dice que no debería responder a los problemas de todo el mundo; que no siempre debo prestarme a eso. Pero a mi edad, no creo que pueda cambiar. DR. MINUCHIN [a Pedro]: ¿Le ayudas a pensar en sus necesidades? PEDRO: Muchas, muchas veces, pero no consigo que cambie. Me oye, pero sigue con lo mismo. Se ocupa de sus hermanos y sus familias. JOSEFA: Mi madre tiene 78 años y necesita que la atienda. La madre de Pedro está enferma y vive con nosotros, la llevo al hospital todos los días. Me siento mejor cuando me ocupo de la gente. PEDRO: Josefa se hace cargo de mi madre a pesar de que la operaron de la rodilla hace algunas semanas. DR. MINUCHIN [a Josefa]: ¿Y quién te cuidó? JOSEFA: ¡Sara! Es como yo. El año pasado mi madre se enfermó y Sara la atendió."La cuidó para quitarme preocupaciones. DR MiNUCHIN: Es tu gemela.
Sin que se note, saltamos del pasado al presente de Josefa; de la niña agobiada por el cuidado de sus hermanos menores al sentido de obli.gación de la adulta que sueña con despertar en un mundo libre de exigencias. Y ahora Sara transita por la misma senda estrecha que su madre. JOSEFA: No se lo pedí; ella misma se hizo cargo. Pero ahora comprendo que fue mi culpa. Yo la hice responsable, yo la hice cargar a cuestas con mis problemas. DR. MINUCHIN: No se trata de culpar a nadie. Ustedes son una familia maravillosa. De niña, tu madre te enseñó a ser la madre de tus hermanos y, como es natural, al pasar el tiempo tú le dijiste a Sara que era la madre de sus hermanos.
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Una de las ventajas de la incursión histórica en la niñez es que el panorama del repertorio restringido de los padres se ve como consecuencia de las limitaciones deJos abuelos o de las circunstancias del pasado. Al parecer, esta familia se organiza en torno de las buenas costumbres y normas culturales de la población rural, que recurre a su parentela cuando necesita ayuda. Mi familia tenía normas muy semejantes y mi madre era el centro del sistema de apoyo de su familia extendida. Me identifico con estas personas y formulo mis desafíos a su organización con familiaridad y respeto. Yo la responsabilicé. Cuando nos vamos de vacaciones le pido a Sara que esté atenta a lo que hacen, que los cuide y les prepare la comida, y que se fije en la hora a la que llegan por las noches...
JOSEFA:
Continúa con una larga lista de "encargos". Río mientras recita la lista y los otros ríen también. Ahora quiero entender a Pedro. [Dirigiéndose a Pedro]: ¿Tienes hermanos?
DR MINUCHIN:
Como ocurre con otras familias, ahora dirijo la atención al otro cónyuge para completar el panorama y comprender la complementariedad de los estilos de los padres. Sin embargo, esta exploración no es, por lo general, tan detallada como la del primer cónyuge. Esta asimetría se presenta en la mayoría de los casos. Las limitaciones de tiempo en una
sesión requieren que el terapeuta tome una decisión clínica en cuanto al miembro de la familia que será el foco primario de exploración.
PEDRO: Tengo un hermano mayor. Tenía cuatro años cuando mi padre murió y mi hermano fue el ayudante de mi madre. Al igual que la madre de Josefa, la mía también trabajaba en una fábrica textil. Se levantaba temprano por la mañana y nos preparaba la comida de todo el día. Trabajaba dos turnos y llegaba a casa tarde. Yo me la pasaba holgazaneando. No fui un buen
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estudiante y me portaba mal en la escuela. Mi hermano era el responsable. Hasta que cumplí 18 años y empecé a trabajar me volví responsable. DR. MINUCHIN: En aquel entonces, ¿tu hermano era, como Josefa, el apoyo de la familia? PEDRO: No exactamente, porque de niño, yo me valía por mí
DR. MINUCHIN: Me preocupa el papel de Pedro en esta familia. [ Di-
mismo.
Creo que la historia presentada por Pedro es suficiente para usarla como trampolín para desafiar la organización de la familia, y vuelvo a dirigirme a los hijos para incluirlos en lo que queda de la sesión. PASO CUATRO: exploración de nuevas formas de relacionarse Cuando trabajo con familias que tienen hijos adolescentes o adultos jóvenes, uso este paso para estimular la cooperación, dando voz a los hijos como participantes activos en el modelaje de la forma de funcionamiento de la familia. En esta, donde Sara es "la nena" y los chicos adolescentes son "!os niños", es un paso importante para explorar la . autorromía. Además, Alberti y Javier se han presentado corno una unidad durante toda la sesión, y no tengo idea de quiénes son, aparte de su función como generadores de problemas. [a Sara]: Me agradan las personas buenas como tú, pero las personas que siempre están disponibles pueden tener una vida difícil. '
DR. MINUCHIN
En este momento, el padre y la madre me cuentan que Sara también hace cosas por su cuenta, aparte de la familia; el verano pasado viajó por Europa con dos amigas. La madre dice que tenía miedo por ella y no quería que fuera, pero que se controló. [Josefa está llorando.] Sin embargo, al final, le gustó que Sara tuviera el valor de ír. Sara y sus padres hablan del viaje y Josefa vuelve a mencionar lo angustiada que se sintió mientras Sara estuvo fuera.
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rigiéndose a Pedro]: Josefa le ha dado más responsabilidades a Sara que a tí. JOSEFA: Mi esposo se preocupa mucho. Cuando soy yo la que se preocupa, puedo manejarlo, pero él no puede liberarse y no quiero agobiarlo. Sufre mucho y por eso yo tengo que llevar el peso de toda la responsabilidad. DR. MINUCHIN [a Pedro]: ¿Te agrada que tu esposa te proteja? En una parte de la primera sesión, me interesó aumentar la sensación de eficacia en Pedro, pero Josefa, con su fuerte centralídad, sigue protegiéndolo de mi intervención. Apoyaré más al padre de esta familia durante el resto de la sesión. PEDRO: Bueno, a veces pasan cosas en la casa cuando yo no estoy,
y Josefa y Sara no me cuentan lo que sucedió para que no me preocupe. En ocasiones, llego a casa y los niñós están discutiendo o peleando. Sara trata de controlar la pelea, pero siempre empieza con estos dos. MINUCHIN: ¿Son siameses, o individuos diferentes? Siempr'e que oigo a los padres describir a sus hijos como una unidad, freno el proceso y solicito una descripción diferenciada.
PEDRO: Siempre se meten juntos en problemas. JOSEFA: No podemos separarlos.
Pero ella siempre me cuenta después del hecho. Pedro]: Pero, ¿cómo es posible que no te enteres? ¿Quién te impide que te enteres? JOSEFA: Es que son imposibles. PEDRO:
DR. MINUCHIN [a
Como en otros momentos de las sesiones, Josefa se inmiscuye en la conversación que trato de sostener con Pedro. SARA: Madre lo protege.
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DR MINUCHIN: Entonces tu padre no se entera de nada. Tus hermanos tienen dos madres, pero no tienen padre. ¡Qué interesante! [A Pedro]: Entonces no tienes que molestarte en ser padre, porque ellas [haciendo un ademán hacia la madre y Sara] se ocupan de la crianza de los hijos. PEDRO: Y el poco respeto que me tenían se esfumó. DR. MINUCHIN: No, no se esfumó. Ellas te lo quitaron. ¿Crees que no puedes controlar a tus propios hijos? [A Josefa]: ¿Cuándo empezaste a proteger a Pedro? Una parte esencial de la terapia es que lo pasivo se vuelva activo y que un estado de cosas ("el respeto se esfumó") se transforme en un acto humano ("Ellas te lo quitaron"). Esta transformación hace patente el carácter interactivo de las situaciones problemáticas y deja entrever un modo de actuar. JOSEFA: Siempre. En la casa hay muchos problemas
y sé que, si intervengo, puedo resolverlos. DR. MINUCHIN: Tú y Shiva, la diosa de ocho brazos. Resolviste los problemas y lé quitaste a Pedro la responsabilidad de ser padre. Tu intención era buena, pero lo hiciste. ¡Qué curioso! PEDRO: Yo estaba trabajando, y ella me contaba lo que había pasado después de que lo había resuelto. DR. MINUCHIN [a Josefa]: Te convertiste en madre y padre a la vez. Refuerzo mi cuestionamiento del subsistema parental formado por la madre y Sara, que excluye al padre. La intensidad del desafio reside en la repetición de la exclusión del padre, que se presenta desde distintas perspectivas. También juego con las definiciones de género, a sabiendas de que en la cultura hispana los hombres valoran la competencia y el poder y que mi encuadre cimbrará los valores tanto del padre como de la madre.
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Procedo a establecer contacto con cada uno de los chicos adolescentes y a explorar la relación que tienen con sus padres. [a Javier]: Cuando te portas mal, ¿cuáles son las consecuencias? ¿Cómo te castiga tu madre? JAVIER: Bueno, no se cansa de fastidiar sobre esto y aquello. Al final me harto. No hago nada porque luego ella lo hace. PEDRO: Y contribuye a que sigas siendo un niño pequeño. DR. MINUCHIN
Aquí, Pedro adopta mi voz. Ahora cae en la cuenta de que el comportamiento de Javier es consecuencia del de Josefa. Me parece que esta reacción es resultado de mi continua alianza con él. DR. MINUCHIN [a Javier]: ¿Qué cosas molestan a Sara? JAVIER: Me levanto de la mesa y en seguida me suelta: "Llévate los
platos y ponlos a remojar", y otras cosas por el estilo; entonces me enojo y dejo los platos en la mesa. PEDRO: Sara es muy exigente. SARA: Pero no me obedece.
Javier comienza a decir algo, pero Pedro le pone la mano sobre su rodilla y dice: "Tranquilo, estoy hablando". Es otro ejemplo de su creciente eficacia para relacionarse con los hijos e indica aceptación de lo que he estado repitiendo. DR. MINUCHIN [a Pedro]: ¿Crees que puedas despedir a Sara? PEDRO: No creo que sea fácil para ella abstenerse de hacer las cosas,
de intervenir. Además, estos chicos son muy difíciles. DR. MINUCHIN: Hablas de ellos como si fueran gemelos, pero yo los
veo como dos personas muy diferentes. Alberto y Javier se presentan de manera muy diferente. Alberto viste pantalones vaqueros arrugados y camisa a cuadros, y no se peinó Tiene barba incipiente y su actitud, en general, es la de un joven trabajador. Javier tiene el cabello largo, que lleva atado con una banda
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elástica, y se ve más joven de lo que es. Además', va vestido con mayor esmero que Alberto. Sus pantalones y camisa están cuidadosamente planchados. Está claro que estos dos hijos de la familia desean expresar sus diferencias. Pido a Alberto que describa una de las discusiones y me cuenta de un incidente que ocurrió la mañana anterior, cuando estaba a punto de irse a la escuela. Gracias a este relato, me entero de que sale de casa a las seis de la mañana, torna el autobús para ir a la escuela donde estudia mecánica y que, inmediatamente después de salir de clases, va a su trabajo de tiempo completo en el supermercado. DR. MINUCHIN [a Alberto]: Si tuviera un hijo como tú, me sentiría muy afortunado. ¿Tus padres reconocen lo bueno que eres?
Aunque estoy comunicándome con Alberto, también estoy enviando un mensaje a Sara y a Josefa, que ejercen el control de la familia. Estoy modelando, para ellas y para Pedro, una respuesta diferente para cada uno de los dos muchachos. Con frecuencia desestabilizo un subsistema de hermanos cuando los padre's los tratan corno un grupo, exploro los aspectos positivos en uno y cuestiono el otro. JOSEFA: Siempre están peleando. DR. MINUCHIN [a Josefa]: Pero Alberto también es muy bueno. Va a la escuela y es exitoso en su trabajo; pero tú, que tienes ocho brazos, y Sara, que tiene cuatro, no aprecian sus buenas cualidades. [A Javier]: Como creo que Alberto es perfecto, tú debes de ser el que empieza los pleitos. Dime cómo empiezan las discusiones.' JOSEFA [antes de que Javier pueda responder]: Duermen en la misma habitación y tienen un televisor, y quieren ver diferentes programas. O alguno no encuentra el zapato y culpa al otro.
Me parece que el hecho de que Josefa. intervenga es un intento por defender a los hijos de tener que enfrentarse a mí, y supongo que tam-
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bién se resiste al tono positivo en mi apreciación de Alberto. Hago caso omiso de su comentario y continúo mi contacto con Pedro. DR. MINUCHIN [a Pedro]: Eres muy afortunado, pero parece que no te das cuenta de ello. ALBERTO: Nuestro único problema son los pleitos, pero no son gra-
ves. Cuando nadie interviene, nosotros solos resolvemos nuestras diferencias. DR. MINUCHIN: ¿Y cómo fue que le dieron a Sara el papel de la hermanastra fea? ¿Por qué no cierran la puerta de su habitación? DR. MINUCHIN [a Josefa]: Tienes una buena familia, pero debes recurrir más a tu esposo y menos a Sara. Me pongo de pie y ayudo a Sara a salir del círculo familiar. Pedro y Josefa sostienen una conversación que dura algunos minutos sobre los estudios de Sara, su trabajo y su capacidad de hacer muchas cosas diferentes. Es evidente que todos presentimos el fin inminente de la sesión y Pedro ofrece una especie de resumen, actuando, quizá, en su nueva posición reforzada de portavoz de la familia. PEDRO: Hemos decidido que tengo que tomar las riendas y estable-
cer la disciplina. Necesito parar a Sara y decirle que ese es mi deber. Ya me las arreglaré. Sin embargo, Sara necesita ayuda para que ya no trate de ocupar mi lugar. Me levanto y le estrecho la mano a Pedro; le digo que, en mi pueblo de Argentina, acostumbrarnos cerrar los contratos con un apretón de manos.
PEDRO: Si tenemos que cambiar, cambiaremos. JOSEFA: Sabemos que podemos cambiar. ALBERTO: Y ustedes tienen que acordarse de que soy perfecto.
Con este comentario humorístico, terminamos nuestro encuentro. ***
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EVALUACIÓN DE FAMILIAS Y PAREJAS
Concebí los cuatro pasos de la evaluación familiar con el propósito de crear una vista panorámica de la familia. Este encuadre permite al terapeuta observar el contexto familiar, los estilos de relacionarse de cada uno de los miembros, los antecedentes de los padres y algunos aspectos de la danza familiar. No pretende ofrecer detalles, exponer sutilezas ni mostrar gran parte de la interacción. Al final, el terapeuta contaría con un mapa qup le permitiría discernir las áreas sobresalientes y establecer los puntos en los que puede basar sus intervenciones: las conexiones que pueden apoyarse y reforzarse; las áreas de fortaleza que debe respetar y los patrones disfuncionales que necesita cuestionar. En general, es una buena plataforma para fo►mular estrategias terapéuticas que evolucionarán y se transformarán conforme avanza la terapia. Ni más ni menos.
Colofón La vida está llena de sorpresas y a veces son agradables. Este caso fue uno de los primeros en los que seguí el modelo de evaluación de cuatro pasos, y al poco tiempo de que volví a casa recibí una nota de seguimiento del terapeuta en la que me relataba lo que ocurrió después. Me escribió que había pedido a la familia que llamara para concertar una cita cuando estuviera lista, pero como transcurrieron seis meses y no tenía noticias de ellos, él mismo llamó y los invitó a ir. Pedro y Josefa llegaron solos, y lo que le contaron fue que todos y cada uno de los miembros de la familia funcionaban de maravilla. Sara dejó de tomar loS medicamentos inmediatamente después de la evaluación familiar. Pasó un mes en Londres aprendiendo inglés, cambió en muchos sentidos y se sentía feliz. Alberto y Javier trabajaban, y cuando discutían, Pedro tenía la responsabilidad de ayudarlos a resolver sus conflictos. Pedro dijo que le gustaba hacerlo y le contó al terapeuta, en tono de broma, que también le gustaba que Josefa siguiera teniendo ocho brazos. El informe contenido en la carta terminaba con entusiasmo y signós de admiración. No esperaba eso y, de hecho, no he tenido ese tipo de respuesta con ninguna de las otras familias que describimos en este libro. (En
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nuestro trabajo, es común que no nos enteremos de los resultados de nuestros esfuerzos; es una de las cosas que hacen difícil esta profesión.) La evaluación familiar es precisamente eso: una evaluación; un comienzo del camino por recorrer; un instrumento útil que ofrece orientación a la conversación y experiencia terapéuticas. Pese a todo, ¡admito que me siento muy feliz de empezar este libro con una nota tan optimista!
Marco terapéutico Organización familiar Quizá es un hecho universal que en la organización de la familia creada por el hombre, las mujeres sean el centro de la vida familiar: a la vez medio gerentes y medio trabajadoras sin salario, que llevan la carga de que la familia funcione. Así, la familia Martínez cayó en el modelo familiar de "la madre aglutinada y el padre desligado". También es común que las madres de familias grandes seleccionen a un hijo, a menudo ,una hija, para que sea su ayudante. El problema se presenta cuando esta organización se vuelve demasiado rígida y el peso de la familia entera recae en los hombros de la hija. Así ocurrió con Sara. Los Martínez se dividían por género en subsistemas en los que no se esperaba que los hombres participaran en los quehaceres domésticos y las mujeres trabajaban demasiado. La competencia y el sentido de responsabilidad de Josefa (la madre) tuvieron el efecto de mimar y desplazar a Pedro (el padre), cuya autoridad se puso en entredicho.
Perspectivas individuales Sara: una joven brillante, responsable y competente, que necesitaba sentirse aceptada, sufría del destino frecuente que espera a los
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EL HIJO PARENTAL
hijos parentales: tenía responsabilidad sin autoridad. Se sentía rechazada e impotente para funcionar como madre sustituta de sus hermanos adolescentes. En su calidad de confidente de su madre, se sentía impelida a representar el papel del padre. Su función en la familia y su sentido de sí misma era ser buena hija. Josefa: empezó de niña a ocuparse de sus hermanos y madre, y como adulta se convirtió en la responsable del cuidado de la familia extensa. Su modelo de ser, común en su cultura, era lo normal para ella. Por tanto, transmitió su experiencia a Sara, quien vivía en un mundo donde la responsabilidad de cuidar a otros con frecuencia cancela el satisfacer las necesidades individuales. Pedro: su familia lo aceptaba como hombre de la casa, pero le exigía muy poco. Lo protegían de las preocupaciones y, en consecuencia, se le privó de participar plenamente en la vida de la familia. En pocas palabras, era como muchos padres desligados. Aunque podía aprovecharse al máximo de su esposa e hija, también sufría por la falta de respeto que creía merecer como padre de familia. A los 18 y 16 arios, respectivamente, Alberto y Javier todavía son "los niños". Aunque los dos chicos trabajaban mucho y tenían buenas- calificaciones en la escuela, se esperaba muy poco de ellos en la casa. Al parecer, los estaban preparando para desempeñar un papel muy parecido al de su padre: el de patriarca sin poder.
los padres son responsables de cuidar y controlar a los hijos. En vista de que la familia funciona bien en muchos sentidos, tengo confianza en que lo único que necesitaba era afinación. Estos dos cambios (liberar a Sara de sus responsabilidades de cuidadora y darle espacio para desarrollar sus posibilidades creativas, y reintrod ucir a Pedro a sus funciones de padre) requirieron que Josefa contuviera su inclinación natural a cuidar y proteger a- los demás.
Estrategias de intervención Acicateé a Pedro con suavidad al implicar que había perdido el respeto de su familia: "¿Te gusta que [tu esposa) te proteja?", y al decir después que los muchachos "tienen dos madres, pero no tienen padre. ¡Qué interesante!" Poco a poco, Pedro se puso a la altura de las circunstancias y, al final de la sesión, empezó a reclamar parte de la responsabilidad que había permitido que se atrofiara. Para los Martínez, que viven eh upa zona rural de España, el modelo de una familia aceptada dentro de su cultura es tradicional:
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Técnicas Como nací en una zona rural de Argentina, me senil cómodo y familiarizado con los Martínez, y este sentimiento permeó mis interacciones; me convertí en el tío viejo. En este contexto, mis cuestionamientos a la familia estaban aderezados con humor, metáforas y enseñanza de las opciones, pero sin dejar de apoyar su capacidad. Los síntomas de Sara se describieron desde diVersas perspectivas; esto introdujo novedad y confusión, con lo que se perdió peso en la definición de Sara. Cuestioné la preocupación excesiva de Sara por su madre cuando señalé las implicaciones que tenía (ella estaba haciendo el trabajo de su padre, cuidaba a los hermanitos) y sus posibles consecuencias (se sentía deprimida). Lo que no hice fue decirle que estaba equivocada o que debía cambiar. Señalar los actos de las personas y sus consecuencias les ayuda a verse con mayor claridad y les permite pensar en realizar cambios. Decirles qué hacer únicamente las irrita. Si Sara, de 22 años, quiere dejar de actuar como madre sustituta en la familia, tiene que empezar a preocuparse más por su propia vida fuera de la familia. Hice alusión a esta perspectiva cuando expresé: "Ser buena es difícil. ¿Puedes ser mala también?" Siempre que los jóvenes están aglutinados dentro de sus familias, el 'simple hecho de hablar con ellos sobre lo que hacen o no hacen fuera de la familia, inicia el avance hacia la autonomía. La misma complementariedad entre el exceso y la falta de involucración también aplica a la relación entre padres e hijo. Para
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ayudar a los padres a dejar que su hijo crezca, tal vez sea necesario examinar qué los mantiene separados. En el caso de los Martínez, no parecía haber ningún conflicto importante que separara a Pedro y a Josefa. Por tanto, limité mis exploraciones y estímulo a la asociación de Pedro con Josefa como padres. Cuando le comenté a Josefa que ella era tanto madre como padre, fue un mensaje dirigido a todos y cada uno de los miembros de la familia. Obsérvese también que el desafío lanzado a Pedro y a los chicos para que fueran más responsables, se planteó en términos de apoyo a su competencia, en lugar de reprenderlos por su incompetencia.
CAPÍTULO
3
Pareja conflictiva / hijos triangulados
Faltan cinco minutos para las nueve de la mañana. Estoy sentado detrás de un espejo unidireccional con un grupo de terapeutas en capacitación. Esperamos la llegada de la familia Pierce: los padres, Alfred y Joan, y sus hijos: Spencer, de 11 años, y Tyler, de seis. Los dos niños entran primero en la habitación, seguidos de sus padres. La señora Pierce es una mujer de aspecto agradable, que lleva el cabello, castaño claro y lacio, peinado de raya en medio. Frisa los 35 años y sus ojos se ven cansados. Lleva puesta una camisa de manga larga de hombre y pantalones de algodón. Los dos niños tienen espesas matas de cabello rubio oscuro, como su padre. Él viste una playera roja, deslavada, de manga corta, y luce un bigote caído. Sin inferir los sentimientos que alberguen respecto de la sesión, Alfred y Joan se presentan vestidos de manera poco convencional y transmiten un aire de informalidad. Es fácil adivinar el diagnóstico que los ha traído a la terapia, pero al principio no es evidente cuál de los dos niños es el paciente identificado. Ambos toman posesión inmediata del consultorio, miran el espejo, se suben a las sillas, hacen gestos frente a la cámara y, en general, ofrecen una buena réplica de un cuarto lleno de niños. Uno podría pensar que el comportamiento de Tyler se debe a la euforia incontrolada de un pequeño de seis años, pero es imposible pasar por alto el comportamiento espasmódico de Spencer, el tic facial y el parpadeo que aumentan cuando cambia de lugar. Un
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psiquiatra infantil le diagnosticó trastorno de déficit de atención con hiperactividad y el niño está tomando Ritalina, aunque sin ningún efecto notable. Entro en la habitación, me presento como el consultor que ha venido a trabajar con Bob, su terapeuta, y saludo de mano a cada uno de los miembros de la familia; mientras estrecho las de los niños, les pregunto qué edad tienen. La familia y yo tomamos asiento y digo: "Cuéntenme por qué vienen a ver a Bob. Quizá tú puedas decírmelo, Tyler". A menudo es conveniente empezar con el niño más pequeño, si no es el paciente identificado. Establece un ambiente cordial, útil para el inicio de la sesión. TYLER: Por Spencer. La regó en la escuela. SPENCER: Por mi conducta... nos empujamos de vez en cuando. JOAN [la madre]: Tiene problemas en la escuela. Le falta al respeto
a la máestra. Le muestra el dedo medio y luego niega haberlo hecho, aunque toda la clase lo haya visto. ALFRED [el padre]: Es muy emotivo, y cuando se enoja no puede controlarse.
La familia está segura de saber qué está mal (los síntomas) y quién tiene el problema (el portador de los síntomas). Todo eso se hizo patente de inmediato; sin embargo, también se puso de manifiesto que Alfi -ed y Joan describieron el problema de su hijo desde puntos de vista diferentes. DR. MINUCHIN
[a Tyler]: ¿Estás seguro de que no vinieron por ti?
Era solo una pregunta juguetona, pero también un primer paso, en el que la familia todavía no reparaba, para cuestionar la versión familiar de los acontecimientos y la certeza del diagnóstico. TYLER:
No, él es el imposible.
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PASO LINO: abrir el motivo de consulta Me dirijo a Spencer y le pregunto a qué escuela va, en qué año está, cuál es su materia preferida, etc. Se tranquiliza. Charlamos unos tres o cuatro minutos, y Spencer se concentra en nuestra conversación, responde a mis preguntas con claridad y da la impresión de ser corno cualquier niño razonable de 11 años. Estoy estableciendo contacto, como uno siempre hace con los niños, pero también es importante dar espacio a Spencer para que sea él mismo, un individuo pleno, y no solo el portador de los síntomas. La familia lo llevó a terapia porque era el portador de sus problemas, y espera respuestas en esos términos. Sin embargo, los conflictos familiares siempre son más complicados de lo que parecen, y quiero sentar algunas bases desde el principio. Quiero aliviar la angustia que provoca a Spencer ser el núcleo del problema y recordar a la familia que él es más que la suma de sus síntomas. Los padres esperan este diálogo, porque han venido a obtener respuestas de "el Experto" y me escuchan cortésmente. Luego, la madre nos lleva de vuelta a la tarea en cuestión. El problema con Spencer es que en la escuela es muy irrespetuoso con la maestra. DR. MINUCHIN: Pues acaba de mostrarse muy respetuoso conmigo. JOAN:
Esto constituye un cuestionamiento de lo que la madre acaba de decir. Aunque tal vez lo haya tomado como crítica, la respuesta de Joan mostró flexibilidad sorprendente: Admito que puede ser respetuoso. A menudo me dicen que es un niño muy educado.
JOAN:
Mientras hablamos, los niños empiezan a pelear; Tyler tira de la chaqueta de Spencer y comienzan a empujarse de un lado a otro. Inte-
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rrumpo mi conversación con los padres para prestar atención a lo que ocurre. Siempre es importante la manera en que los hermanos compiten, se protegen y pelean. Un terapeuta alerta presta atención no solo a lo que dicen los niños, sino a la actividadfisica entre ellos, y observo la secuencia de cómo empezó el pleito entre los hermanos y cómo se desarrolla. Comunico a los padres lo que vi: Tyler provocó a Spencer y Spen cer respondió; sin embargo, sería fácil pensar que fue Spencer el que empezó el pleito. Luego me dirijo a Spencer e introduzco una metáfora que será importante para ayudarle a regular su comportamiento con su hermano. Spencer, hace un momento que charlarnos eras un niño de 11 años, pero Tyler te obliga a actuar como si tuvieras seis. ¿Cómo ptiedes defenderte de él cuando hace eso?
DR. MINUCHIN:
Utilizo una metáfora concreta (la edad) para explorar las relaciones. En el trabajo con niños pequeños, el espacio y la edad son formas concretas de visualizar las diferencias, señalar problemas de jerarquía e indicar normalidad. Con mi comentario, también pretendo explorar las circunstancias en las que aparece el síntoma conductual; por ejemplo, cuando provocan a Spencer, pero, en mi descripción, el "agresor" es presentado como'víctima. Lo invito a verse como parte de un dúo en 'el que el comportamiento es circular. A Spencer le agrada esta versión de la historia y siente mi interés y apoyo. SPENCER: ¿Le
digo que me deje en paz? Porque cuando lo hago, se burla de mí, y yo me enojo y trato de darle una lección. ALFRED: Lo que dice el doctor Minuchin es que debes defenderte de que te convierta en un niño pequeño. JOAN: En lugar de golpear a tu hermano, debes décirJe que te deje en paz, porque le duele cuando le pegas, y llora.
De nueva cuenta, el padre y la madre adoptan diferentes posturas. Él se centra en cómo puede defenderse Spencer, mientras que ella protege a Tyler y se aferra a la idea de que Spencer es el agresor. Estas diferencias pueden mostrar cómo utilizan los padres a los hijos como campo de batalla para sus conflictos. SPENCER:
Pero él vino y me pegó, y luego yo respondí y le pegué.
Me echo para atrás en mi sillón mientras la familia intercambia opiniones y discute sobre las peleas de los niños. Hemos estado juntos durante unos diez minutos, y ya creé un ambiente que estimula la conversación entre los miembros de la familia, incluso sin mi participación. Eso me da la oportunidad de usar mi gran angular, así como mi zoom, para observar cómo interaccionan los miembros de esta familia — los adultos con cada uno de los niños y como equipo paren tal, los niños entre sí y en relación con sus padres — y dispongo de un poco de tiempo libre para decidir cómo proceder. Decido continuar con Spencer por el momento, ocuparme de los aspectos responsables de este niño y convertirlo en observador de su hermano menor. Además de mi enfoque central en las interacciones dentro de la familia, sé que es útil ayudar a este niño hiperactivo a calmarse, estimularlo a observar y a fijarse en los detalles. [a Spencer}: ¿Tyler tiene otros amigos aparte de ti? ¿Sabe jugar con ellos o se mete en problemas? SPENCER: Creo que se enojan con él. DR. MINUCHIN: Y tú, ¿tienes amigos? Cuéntame de tres de tus amigos. DR. MINUCHIN
Spencer menciona a tres de sus amigos y dedica algunos minutos a describir al niño que vive frente a su casa y tiene una motocicleta pequeña. Se ve relajado y seguro. Su padre lo observa con una sonrisa de orgullo, en tanto que Tyler, al margen, va a sentarse en el regazo de su madre. Le comento a Spencer que no necesita a su hermano menor
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para jugar, porque él tiene sus amigos. Luego, empiezo a hablar con los padres. [a los padres]: Me parece que Spencer es un niño inteligente y agradable y, la verdad, estoy sorprendido. Todo lo que me contaron es que se porta muy mal. ¿La otra parte también es cierta?
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es importante descubrir cómo estos padres coinciden o difieren en sus puntos de vista y cómo funcionan como equipo parental.
DR. MINUCHIN
Pocos niños son verdaderamente inmanejables, y casi todos responden a un interés genuino en la parte de su vida que no se señala como problemática. [Tanto la madre como el padre asienten.] MADRF.:
Es muy inteligente, es aplicado en la escuela.
Tyler necesita ir al baño y le digo a la familia que esperaremos hasta que él y su padre regresen. Spencer hace una pregunta sobre la cámara y después se sienta en silencio. Cuando Alfred y Tyler vuelven, me levanto y estrecho la mano de Spencer al tiempo que lo felicito por su paciencia.
PASO DOS: señalar las interacciones que mantienen el problema [a los padres): Me pregunto por qué será que Spencer responde de manera diferente aquí que en casa. ¿Qué hacen en la casa? Reflexionen juntos sobre eso, porque es extraño que obedezca a alguien que no conoce, pero no a sus padres.
DR. MINUCHIN
La pregunta en la que se basa el segundo paso ("¿Cómo mantienen el síntoma?") es, por supuesto, un desafio para la familia. Es necesario introducir este paso de tal modo que los padres, lo reconozcan como una intervención útil y respetuosa. Debe transmitir el mensaje: "Ustedes conocen a su hijo. Ustedes son los expertos en su familia. Necesito su ayuda para resolver este enigma del comportamiento de su hijo". Un terapeuta nos dijo que Spencer necesita un ambiente estructurado: horas de comer estructuradas, hora de acostarse estructurada, pero aún no hemos logrado eso en casa.
JOAN:
El apretón de manos indica que llegamos a un acuerdo contractual que él - pudo cumplir. Es un acto concreto que indica a los niños, y en ocasiones a los adultos, que sus esfuerzos han sido reconocidos y confirmados. En estos primeros veinte minutos más o menos, me he concentrado en el niño y en desafiar el diagnóstico individual que trajo a la familia a terapia. He» modificado un tanto la opinión de que Spencer siempre es hiperactivo e incapaz de concentrarse, ya que puse de manifiesto un comportamiento responsable que todo el mundo reconoce, pero al que nadie presta atención. El problema no es como lo vive la familia y lo describen otros. Con todo este terreno preparado, estoy listo para avanzar a la siguiente etapa, que consistirá en explorar cómo los padres han contribuido, sin proponérselo, a mantener la conducta problemática de su hijo. Sé que dos per -sanas cualesquiera tienen diferentes puntos vista de lo que es ser padre, y que esto es normal, pero
[Mientras la madre habla, Tyler comienza a dar puntapiés a Spencer y le digo a este que lleve su silla al otro lado de la habitación.] [a Spencer]: Quise ayudarte porque Tyler te está pidiendo que te vuelvas de seis años, y es muy eficaz haciendo esto.
DR, MINUCHIN
Me convierto en aliado de Spencer y me muestro solidario de su yo más maduro. Luego me vuelvo hacia los padres y les pido que'sigan hablando de lo que ocurre en la casa. JOAN: Con
frecuencia disentimos. Soy más estricta, y [mirando a Alfred] tú no me apoyas.
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ALFRED: Sí, admito que soy culpable. A veces la contradigo cuando trata de imponer la disciplina. Lo que pasa es que trabajo hasta tarde y cuando llego a casa quiero estar con mis hijos y ella los manda a dormir. JOAN: Pero antes juegas golf y luego llegas tarde y quieres jugar con los niños. ALFRED: Entonces, si me divierto un rato en el golf, ¿no puedo estar con mis hijos? JOAN: Pero yo estoy con ellos todo el día, y necesito un tiempo a solas.
DR. MINUCHIN [a Alfred]: ¿Cómo puedes ayudar a tu esposa a relajarse?
La atención sobre Spencer se deja de lado y la competitividad de los padres se vuelve central. Me impresiona la intensidad con que juegan el juego de "Quién es el mejor padre" y las posibles consecuencias de este deporte preocupante, en el que los niños, en efecto, son la pelota.
La idea de que un miembro de la familia ayude a otro es /a parte medular de la terapia familiar: funcionar juntos es lo que hace de las personas un sistema. El lenguaje ("¿Cómo puedes ayudar?")' transmite la idea de reciprocidad, porque, para ayudar a otro, uno debe cambiar su comportamiento hacia esa persona. JOAN: No necesito su ayuda. ALFRED: No puedo ayudarla, porque ella no me permite ser padre. DR. MINUCHIN: ¿De dónde sacó la idea de que necesita vigilarte cuando estás con los niños? ALFRED: Tal vez me equivoqué más de una vez. DR. MINUCHIN: Entonces tienen un contrato para que ella trabaje de más mientras tú te equivocas.
DR. MINUCHN [a loan]: ¿Crees que te explota? La escuela narrativa posmoderna articula la forma en que las personas He elegido deliberadamente un término fuerte. Eso permite a los esposos rechazar la exageración y seguir explorando el conflicto.
JOAN: ¿Explotarme? No, por supuesto que no me explota. DR. MINUCHIN: Parece que siempre estás de guardia. Acabo de ver que tu esposo respondió a una petición de Tyler, pero tú también respondiste y luego miraste a Spencer para asegurarte de que no se sintiera ignorado. Observo detenidamente las interacciones no verbales, incluso mientras las personas hablan, y llamo la atención de la familia hacia un patrón tan habitual y automático que ninguno de ellos tiene conciencia del mismo. Obsérvese que mi comentario no fue ni una interpretación ni una directriz. Me limité a describir lo que ocurría. En estas descripciones, las familias pueden darse cuenta de la dinámica de su funcionamiento.
se "crean" unas a otras, pero también es inherente al pensamiento de Bateson y el método estructural. El concepto de complementariedad siempre ha sido un principio central en la teoría de sistemas.
ALFRED: Para mí es un buen contrato, pero no así para ella o los niños. JoAN: Confío en él cuando lleva a los niños a pasear en bicicleta, pero no para ir a lugares públicos. Es muy olvidadizo. No presta atención a los niños... [A Alfred]: Tienes que demostrar que eres responsable. DR. MINUCHIN: Entonces te enojas con frecuencia con él. [Luego a Alfred]: ¿Cómo puedes ayudar a tu esposa cansada? En este caso destaco las posibilidades positivas de la interacción. Reencuadro el enojo de Joan y lo presento como fatiga para focalizar en Alfred la necesidad que ella tiene y sugerirle un papel activo para él:
"Ayuda a tu esposa".
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ALFRED: Trato de hablar con ella y, casi siempre, las discusiones
cripción de ún acontecimiento visible para todos, y Joan necesita reflexionar sobre su experiencia.
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son menores: que si le puso mermelada o crema de cacahuate al pan. JOAN: No es así de sencillo, tú siempre te das media vuelta y nunca resolvemos nada.
Nos hemos alejado mucho del comportamiento y el diagnóstico de Spencer, y es evidente que los padres tienen problemas propios. Como ocurre a menudo cuando los hijos tienen mala conducta, los padres no trabajan conjuntamente con eficacia. Lo interesante fue la facilidad con que Alfred y Joan hablaron de su conflicto. A pesar de sus diferencias, no parecen demasiado enojados como para no trabajar en solucionarlos. Una razón de la ausencia de una actitud defensiva puede haber sido la manera en que mantuve la atención centrada en ayudar a Spencer. Después de haber llegado tan lejos, propuse que tomáramos un descanso para ir a comer y que cuando volvieran nos concentraríamos en los adultos. Segunda sesión Cuando los Pierce regresaron de comer, parecían sentirse cómodos en el consultorio, que ya les resultaba familiar, Tyler fue a sentarse en las piernas de su padre, mientras él charlaba con Spencer. Les dije a los niños que quería hablar con sus padres un rato y que los vería después. Cuando los niños se fueron a jugar fuera de la oficina, le comenté a Joan: "Tu esposo parece ser un cuidador natural" Recalco la aptitud de Alfred como cuidador, a sabiendas de que el conflicto entre los esposos ha vuelto invisible esta cualidad. Joan se quejó en la sesión anterior de la falta de participación de Alfred en el cuidado de los niños, pese a que durante la sesión él había funcionado corno un padre amoroso y protector. Ahora destaco este comportamiento, con lo que póngo en entredicho la percepción de Joan. Mi enunciado no es una interpretación; es una des-
JOAN: Él solo.xespondía a la forma en que Tyler se aferró a él. [Hace
una pausa, mira a Alfred y dice]: Admito que no presto mucha atención a las cosas positivas que hace.
PASO TRES: exploración del pasado centrada en la estructura DR. MINUCHIN: ¿Dónde aprendiste a preocuparte? ¿Dónde apren-
diste a ver lo negativo?
Esté es el principio del tercer paso: una exploración del impacto de la experiencia pasada en las interacciones con el cónyuge y los hijos. Invito a Joan a reflexionar en cómo encuadra lo que sucede; cómo ensombrece las vivencias, porque siempre piensa en la inevitabilidad de catástrofes venideras. JOAN: No lo sé. Siempre tengo miedo del peligro.
La pregunta ("¿Dónde aprendiste a preocuparte?") es semejante a las que haré después a otros miembros de la familia. Sin embargo, el preguntar sobre el pasado no fue por explorar un rutinario levantamiento de historial. Más bien fue provocado por el reconocimiento de la pareja de los problemas existentes entre ellos. Además, esta exploración no.fue una búsqueda a ciegas, sino se centró en los problemas que ya habían surgido y se dirigía a explorar la posibilidad de manejarlos de maneras novedosas y más flexibles. JOAN: Crecí en una familia en la que mi padre era alcohólico; y él y mi madre nunca se comunicaban_ Jamás se divorciaron, pero
tenían dormitorios separados. DR. MINUCHIN: ¿Qué tipo de bebedor era tu padre?
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JOAN: Tenía un buen trabajo. Era ejecutivo. Pero por las noches be-
bía dos paquetes de seis cervezas cada uno y tal vez cinco martinis; después de eso se volvía odioso. DR. MINUCHIN: ¿Tienes hermanos? JOAN: Un hermano mayor y otro menor. Cuando mi padre estaba ebrio, nos juntábamos en una habitación y nos quedábamos callados..Nadie se atrevía a enfrentársele. Tiempo después, ya de adulta, tres años antes de que muriera, por fin tuve el valor de encararlo. Mi madre podría haberlo dejado. Le pedirnos que lo dejara, pero se negó. Creo que se sentía segura en el aspecto financiero si se quedaba con él. Pero los fines de semana ella se iba por su lado y él por el suyo. DR MINUCHTN: ¿Los hijos eran dominio de ella? JOAN: Mi padre nos llevaba a pasear, pero se,emborrachaba y la cosa siempre terminaba en un desastre. DR. MINUCHIN: ¿Tu madre te protegía? JOAN: No. Nos apoyaba, pero prefería no ver. DR. MINUCHIN: ¿Quién te protegía? JOAN: Nadie. Mi hermano mayor se convirtió en alcohólico. Yo tenía amigos. Huía a casa de los vecinos. Mi hermano menor vive ahora con mi madre. Trabaja, pero ninguno de mis hermanos se mantiene. Mi hermano mayor está casado y es violento con su esposa. DR. MINUCHIN: A veces debe de ser difícil para ti separar a esos tres hombres de tu pasado de tu esposo. JOAN: Me pasa muy seguido qué, cuando él torna una cerveza, me preocupe, aunque lo máximo que bebe són dos cervezas. DR. MINUCHIN: Desarrollaste una hiperconciencia. Tienes que supervisarlo todo para evitar desastres. La descripción de Joan de su niñez era, desde luego, solo parte de la historia. Pero era la parte que ella recordaba. Para mí, no era necesario un panorama completo. Solo necesitaba lo suficiente para comprender su punto de vista actual del mundo, en particular las expectativas y distorsiones que tenía en relación con su esposo, el padre de sus hijos.
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JOAN: Mi esposo es
diferente, pero es muy criticón. Me dice que soy tonta, que no entiendo; que estoy sorda. Dice que si llegara a dejarlo, acabaría en ta calle. ALFRED: Me amenaza con dejarme y le digo que no podrá mantenerse sola y acabará en la calle. [Extiende el brazo y acaricia el hombro de su esposa.] Siempre está deprimida. No ve nada positivo. DR. MINUCHIN: Esa no es depresión. Tal vez responde a algo que tú haces.
Descodifico el lenguaje psiquiátrico que enmascara la mutua responsabilidad de los miembros de la familia en el comportamiento de los demás. Era más fácil para Alfred creer que su esposa estaba deprimida que enojada con él. Me impresionó la intensidad del conflicto. Daban la impresión de ser amistosos cuando los niños estaban presentes, pero su ira y resentimiento no estaban lejos de la superficie. Aparecían en el instante en que los niños no estaban ahí para distraerlos. Vislumbré el potencial de Alfred de ser más protector y solidario, y esperaba poder aprovecharlo. Sin embargo, antes necesitaba saber más, llegar a comprender cabalmente lo que se interponía entre estas dos personas frustradas y no les permitía acercarse. Después de haberle pedido a Joan que hurgara en su pasado para esclarecer su relación con su esposo, procedí a explorar los antecedentes de Alfred. DR. MINUCHIN [a Alfred]: ¿Qué haces cuando estás enojado? ALFRED: La llamo estúpida, cuando es estúpida, y hemos
tenido algunos altercados que han llegado al maltrato físico. La he empujado y una vez la arrojé al suelo. JOAN: Dos veces. DR. MINUCHIN: Conozco a personas que no pueden controlar su ira. En ocasiones, golpean la pared con los puños o lanzan un vaso al suelo, pero esto va más allá. ¿De qué manera llegaste a eso? ¿Dónde aprendiste que eso estaba bien? Todo indicio de violencia en una pareja exige una señal de alto. El terapeuta necesita explorar los detalles de estos acontecimientos y destacar
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la información de tal modo que no sea posible esconder la violencia debajo de la alfombra. No soy violento. Tuve una infancia maravillosa. Mi padre fue lechero veinte años, llevaba botellas de leche a las casas de sus clientes. Tengo un hermano mayor y una hermana menor. Mi madre era ama de casa. Mis padres jamás discutían. No recuerdo nada negativo en mi familia. Sí, peleaba con mi hermano, pero eso es todo. DR. MINUCHIN: Eso significa que, cuando discuten, ¿es solo a causa de la personalidad distorsionada de tu esposa? ALFRED: No, es por mi actitud. Soy muy pasivo. Si hay un problema grande, me muestro indiferente; lo dejo pasar, como si no siriificara nada. Trabajo. Estoy cansado. Que no me metan en líos. ALFRED:
[Lo dice en el mismo tono amistoso que usa para decir que su esposa es estúpida mientras le acaricia el hombro.] DR. MINUCHIN:
¿Y de qué manera llegaste a ser así?
No estaba dispuesto a permitir que la descripción de Alfred de su carácter fuera fija e inmutable. "Así soy y ya" se usa para disculpar _mucha obstinación.
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Paso ahora de la pareja a los padres, voy de un lado al otro tratando de establecer una conexión. Intento-dejar en claro que los problemas de la pareja reaparecen como problemas en los hijos. Es una forma de relacionarla motivación del cambio con el deseo de ayudar a los hijos. Sin embargo, existe una línea fina entre_ ayudar a las personas a aceptar responsabilidad por los efectos de sus actos como padres e implicar que tienen la culpa de todos los problemas. Si entienden las preguntas del terapeuta como una forma de llegar a la raíz del problema (es decir, si creen que el terapeuta trata de definir quién es responsable), es probable que sientan que se les está culpando. Pero si las preguntas se ofrecen como una llamada de atención para ayudar a los hijos, pueden ser terapéuticas. ALFRED: Supongo
que no somos la familia ideal de la televisión que resuelve sus problemas. No lo somos. Cuando hay problemas, gritamos y vóciferamos. y cuando Spencer está en la escuela, él también grita y vocifera. JOAN: Es como tú. Nunca admite que está equivocado. Los niños de su salón se dan cuenta de lo que hizo, pero él lo niega y lo niega. La ira de loan contra Alfred se trasluce en la descripción que hace de
J OAN:
Desconsiderado. Desinteresado. No hace caso de nada.
Utilizo a la esposa como espejo para reflejar las distorsiones del otro.
Spencer, que queda triangulado en el conflicto entre sus padres.
ALFRED: ¿Así soy?
Bueno, no siempre. Solo digo que no resolvemos los problemas. ALFRED: Los problemas siempre son menores; ¿le pones mermelada o crema de cacahuate al pan? No deberíamos discutir por eso y, por supuesto, nunca durante mucho tiempo. DR. MINUCHIN [a Alfred]: Cuando te quedas callado, te vuelVes invisible y ella está sola. Entonces ella se vuelve un fastidio, y tú la convertiste en eso. Pero tú te retraes aún más y ella se queda sola.
J OAN:
Hago caso omiso de muchas cosas. Los niños exigen mucha atención y mucho tiempo y es más fácil jugar golf. Se las pueden arreglar sin mí. DR. MINUCHIN: Spencer tiene dificultades de control y autoridad. Debe de haber aprendido eso de ti. Tu esposa tiene la imagen de los hombres de su pasado. ¿Qué están aprendiendo sus hijos de ustedes? Cuando Spencer es irrespetuoso con su maestra, ¿lo aprendió de ti? ALFRED:
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Este es un cuestionamiento reiterado ante la renuencia de Alfred a darse cuenta de su falta de participación y responsabilidad en los patrones familiares; se desarrollará después. ALFRED: ¿Está diciendo que cuando digo que es un fastidio no me
doy cuenta de lo que hago?
DR. MINUCHIN: Tu esposa está sola, y como tú eres una persona tan
agradable,. es una lástima que no puedas ser su compañero. ¿Pasan tiempo juntos? JOAN y ALFRED [en sucesión rápida]: Rara vez salimos solos. Ya no me acuerdo de cuándo fue la última vez... En los últimos cinco años no hemos salido solos nunca. DR. MINUCHIN: ¿Cuándo son románticos? ALFRED: ¿Románticos? [perplejo, como si la palabra no existiera en su vocabulario]: Nunca. DR. MINUCHIN: Luz de velas, música, cena en un restaurante, cine... JOAN [aún respondiendo a mi pregunta]: Casi siempre está muy cansado.
Seguiré insistiendo en esto para explorar a fondo la idea de que, en su preocupación por ser buenos padres, han olvidado que también son una pareja. [a Alfred, en tono de broma]: ¿Se te acabó la vitalidad? [Dirigiéndose en seguida a Joan]: ¿Es un hombre interesante?
DR. MINUCHIN
¿Atractivo?
JOAN: Solo quiero que haya menos conflictos en la casa. Ya no trato
de cambiarlo. Me di por vencida.
[dirigiéndose a Alfred]: Bueno, pues ahora ya puedes ir a jugar golf tú solo. ALFRED: Nunca pasamos tiempo juntos. DR. MINUCHIN
Ahora tenemos varios diagnósticos de esta familia:.trastorno de déficit de atención con hiperactividad para uno o los' dos niños; hiperalerta, o quizá deprimida, para Joan, que desde luego "siempre
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está de guardia" y "preocupada y suspicaz", y por último, para Alfred, abusivo, pasivo-agresivo y "juega golf mientras arde Roma". Todas estas descripciones eran ciertas y todas ellas eran splo parte de la verdad. El problema real era dónde hallar una palanca para mover a esta familia. Joan y Alfred habían empezado a pensar en el vacío de su relación y les di un empujón en esa dirección. DR. MINUCHIN [a Alfred]: ¿Quieres casarte con ella? ALFRED [con expresión perpleja]: ¿Que si quiero casarme con DR. MINUCHIN: Sí. En este momento no están casados.
mi esposa?
Alfred y Joan se miran. Su mirada se suaviza. Alfred se acercó y, con ternura, colocó su mano en la nuca de Joan. [a Joan]: ¿Cuándo decidiste que tu esposo no podía cambiar? JOAN: Cuando nació Tyler, hace unos seis años. No fue una decisión consciente. Estaba absorta en los niños. ALFRED: ¿Cuándo decidimos darnos por vencidos? Creo que hace diez años, una vez que tuvimos una discusión seria, pero quizá fue hace siete u ocho años. DR. MINUCHIN
La sesión estaba por finalizar y las emociones estaban a flor de piel. La pareja guardó silencio; echaban de menos el amor que compartieron alguna vez. Percibieron que habían perdido el rumbo. Ella, a causa de su preocupación por los niños, había descuidado a su esposo; y él porque en su pasividad y evasión había rechazado la vida. Conforme transcurría la hora, mi postura cambió poco a poco de recopilador de información a promotor activo del cambio. Ahora puedo adoptar esa postura con mayor facilidad porque soy un anciano, de barba blanca. Proyecto la imagen de un anciano sabio, y la pareja (dos personas que se describían a sí mismas como pugilistas de peso completo, pero que más parecían dos almas perdidas) podía aceptarme como tal.
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Casi todos los libros sobre terapia advierten que no debe llegarse a este nivel de involucramiento emocional, y los terapeutas principiantes harían bien en hacer caso de esta advertencia. Sin embargo, con el paso del tiempo y la acumulación de experiencia, uno aprende que hay veces en que un terapeuta puede intervenir y adoptar una postura. PASO CUATRO: exploración de nuevas formas de relacionarse
Cuando los niños volvieron a la sala, estaban inquietos y llenos de energía. Alfred trató de hablar con ellos, pero no sabía qué decir, y no pudo conseguir que le prestaran. atención. "El doctor Minuchin dice que soy como un corcho en la cresta de una ola f...] que me siento satisfecho cuando no debería f...] que tengo que hacer un mayor esfuerzo para estar con ustedes y con mamá." Joan también trató de expresar sus sentimientos con palabras: "Dijo que deberíamos pasar más tiempo juntos; que paso más tiempo con ustedes que con papá, y eso no está bien". No me quedó claro qué entendieron los niños de todo lo que sus padres dijeron. I,o que sí se hizo palpable fue que Alfred y,,Joan se esforzaban por comprender su situación y lo que podían hacer al respecto. ***
Colofón Ya terminamos. ¿Qué pasó con el motivo original de su presencia aquí: el diagnóstico de trastorno de déficit de atención con hiperactividad? Vimos que Spencer no era simplemente un niño hiperactivo, y también que el conflicto entre los padres se extendía a él, ya que su madre era demasiado severa con él porque lo veía como sustituto de su padre, y este lo defendía como una forma de quitarle autori ,
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dad a la esposa, que ya no daba señales de interesarse en él. ¿Significa esto que Spencer no tenía trastorno de déficit de atención con hiperactividad y que su comportamiento era, sobre todo, culpa de sus padres? No. Es probable que Spencer fuera hiperactivo y quizá le ayudaría tomar Ritalina. Sin embargo, la Ritalina no le quitaría los tics nerviosos ni resolvería todos sus problemas en la escuela. Su conducta agresiva, su desafío a la autoridad y la evasión de sus responsabilidades tenían su origen en las interacciones de la familia. La forma en que Joan y Alfred manejaban el conflicto confundía a sus hijos, tanto como a ellos mismos. Competían por la propiedad de los niños y se las arreglaban para manejarlos bien poi separado. No obstante, Spencer y Tyler necesitaban dos padres que trabajaran en conjunto, no alternándose. Lo que se logró en esta sesión no fue el descubrimiento de que debían trabajar juntos; eso ya lo sabían. Lo que resultó de esta reunión fue una comprensión más profunda de los ágravios y decepciones que se habían interpuesto en su camino y que podían superar.
Marco terapéutico
Organización familiar En los primeros tiempos de la terapia familiar decíamos que un niño que persistentemente tenía mala conducta estaba parado sobre los hombros de uno de sus padres. Lo que queríamos decir era que los problemas de conducta en los niños por lo general indicaban que los padres no trabajaban juntos como equipo. Por eso, es importante tomar en consideración no solo al niño, ni siquiera su crianza, sino que es preciso buscar complicaciones triangulares para hacer frente a los problemas en niños. Sin embargo, aunque es importante buscar conflictos parentales, es igualmente importante no suponer que la discordia entre los padres es la causa principal de los problemas de los niños. Este
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supuesto es lineal, a menudo está equivocado y garantiza que los padres adopten una actitud defensiva. Los niños hiperenergéticos, como Spencer, son difíciles para cualquiera. En el caso de los Pierce, la hiperactividad de su hijo provocó respuestas polarizadas que poco a poco encajaron una cuña entre ellos. Como muchos padres, Alfred y Joan veían el comportamiento de sus hijos a través del prisma de sus propias proyecciones. Las prioridades de Joan eran disciplina y respeto, y tendía a adoptar una postura estricta contra la mala conducta. Alfred, que era más relajado, no veía únicamente el mal comportamiento de su hijo, sino también los sentimientos que lo generaban. Por tanto, era un poco más tolerante, o un poco menos responsable. Cüanto más se polarizaban los padres en torno de sus diferencias, tanto más crítica era Joan y más adoptaba la familia la estructura de una familia de una madre soltera, con una madre a cargo, agobiada de responsabilidades, pero poco dispuesta a confiar en su esposo y a considerarlo una pareja en igualdad de circunstancias, y él cada vez más parecía uno de los niños. Cuando uno se aleja y toma una perspectiva estructural, es fácil entender qué necesitaba cambiar: los dos padres tendrían que entablar una relación de cooperación mutua en la cúspide de la jerarquía familiar. Para ello, tendrían que cambiar el statu quo desigual y tráscender su desconexión. Joan tenía más conciencia de la necesidad de que Alfred asumiera responsabilidad, en tanto que él estaba dispuesto, en cierto modo, pero solo si ella se lo permitía: Ambos padres entendían lo que necesitaban cambiar, aunque ambos estaban más que dispuestos a que el otro lo intentara primero.
cubrir algunas de las razones por las que estos pleitistas cansados estaban atrapados en un patrón de crianza muy poco sano. El padre de Joan era alcohólico y sus padres no se comunicaban. Su hermano menor nunca salió de casa y el mayor maltrataba a su esposa. No es de extrañar que Joan tuviera dificultades para confiar en los hombres. Alfred hizo lo suyo para reforzar la falta de confianza de Joan. Era pasivo, indiferente y desligado. Parte de él se sentía culpable por no cumplir su papel en la crianza de los hijos, pero otra parte de él estaba enojada y resentida. Resentía las críticas y exigencias de Joan y, por lo menos en dos ocasiones, había perdido el control y la había golpeado. Es muy poco probable que uno logre acercar a una pareja desligada exhortando a los esposos a que se diviertan juntos o despertando en ellos el sentimiento de culpa por sus responsabilidades como padres. La razón por la que estas estratagemas no funcionan es que el abismo que separa a las personas desligadas está lleno de resentimiento. Dicho resentimiento debe ventilarse y reconocerse para hacer espacio para los sentimientos positivos. En nuestra segunda sesión, Alfred y Joan comenzaron el proceso de expresar verbalmente sus quejas mutuas. Los dos tenían más que decir, pero Roma no se construyó en un día.
Perspectivas individuales Una evaluación estructural, como la que acabó de ofrecer, es una tentación para que el terapeuta sea directivo. Joan nó debería estar siempre en guardia. Alfred debería ayudar más, y ella debería permitírselo. Pero como me resistí al impulso de decirles qué hacer, logré des-
Estrategias de intervención Uní a los Pierce en torno de su preocupación por los hijos, pero de inmediato pasé a desafiar la idea de que Spencer era imposible y a explorar la crianza que en apariencia había fracasado. Era importante hacerlo sin culpar a nadie. Los padres cuyos hijos tienen mala conducta ya están a la defensiva; el terapeuta no llegará a. ningún lado si los padres intensifican esta actitud. Pregunté, hice observaciones amables y, en consecuencia, felicité a los padres cuando reconocí las cualidades positivas de Spencer. Así, convertí la mala conducta del niño en cuestión de curiosidad Más que en
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, una acusación: "Reflexionen juntos sobre eso, porque es extraño que.. Una vez invitados a hablar de su estilo de educar a sus hijos, Joan y Alfred admitieron en seguida sus diferencias. Como respuesta, escuché a cada uno a la vez y así evité los dimes y diretes que habrían intercambiado sí les hubiera permitido contraatacarse mutuamente. Luego, en lugar de ahondar en las diferencias, les pregunté cómo podrían ayudarse el uno al otro•y destaqué su necesidad mutua de apoyo. Me centré en lo que podía unirlos, y no en lo que los había separado. En casos como este, es necesario pensar que el hecho de que los padres no funcionen con eficacia corno equipo parental es un problema que los clientes y el terapeuta deben explorar juntos. Por tanto, cuando hablamos de sus antecedentes familiares, lo hice como aliado: "Vamos a tratar de entender qué hubo en tu pasado que hizo que empezaras a preocuparte de todo/ que tomaras todo a la ligera". Estas historias familiares no fueron abiertas, sino que se pusieron en términos de tratar de entender cómo los padres llegaron a sus perspectivas presentes sobre la crianza de los hijos. Por último, obsérvese que explorar la historia pone en entredicho la idea de que el comportamiento es producto de un carácter fijo, Las preguntas como: "¿De qué manera llegaste a ser a9í?", implican que el pasado influye en la forma de ser de una persona, pero también que esta puede cambiar. Como muchos padres jóvenes, las exigencias de ser padres habían llevado a Alfred y Joan a dejar de ocuparse ele ellos como pareja. Sus discrepancias sobre la disciplina no iban a desaparecer tan solo con no hacerles caso, pero la pareja unida podría crear un ambiente más positivo para que cooperaran como padres. I/
Técnicas En muchos casos, el conflicto entre loS padres con hijos problemáticos es un secreto celosamente guardado. En este no fue así. La cues-
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tión no fue tanto abrir el tema de conflicto —eso fue fácil, lo único que había que hacer era preguntar—, sino, más bien, normalizarlo y desintoxicarlo. Para lograrlo, escuché a calla uno de los padres y les hice sentir que sus diferencias eran un problema mutuo que ambos debían entender y resolver. A estas alturas, el lector se habrá dado cuenta de que mis preguntas estaban guiadas por las cuatro etapas del procedimiento de evaluación. Seguir este formato amplia el enfoque de los síntomas del paciente hacia la dinámica familiar que lo rodea. Pero aunque es fácil ver esa secuencia en este caso, quizá sea más difícil apreciar las cualidades de la relación terapéutica que me permitieron desplazar a Alfred y a Joan de la proyección a la conciencia autorreflexiva„ sin provocar resistencia. La serenidad es un antídoto esencial de la angustia con que muchas familias llegan y que les impide ver sus conflictos en una perspectiva más amplia. Dos factores que permiten al terapeuta conservar la calma y dar confianza: 1) no asumir responsabilidad por resolver los problemas de las familias, sino 2) saber dónde buscar las limitaciones que les impiden resolverlos ellas mismas. Olvidarse de la ilusión de que cualquiera, salvo los pacientes, pueden resolver sus problemas permite al terapeuta concentrarse en el asunto en cuestión, que es ayudarles a descubrir algo nuevo y útil. Saber dónde buscar algo nuevo y útil es producto de la estrategia. El procedimiento de cuatro pasos que acabamos de describir sirve como esquema, pero solo la curiosidad por lo que cada familia específica hace y cómo llegó a las ideas que guían dichos actos puede evitar que uno caiga en la trampa de encajar a los clientes en ideas preconcebidas sobre la forma en que se desarrollan los problemas. En vista de que las personas, cuando creen que no las entienden, se resisten a los esfuerzos de los terapeutas por cambiarlas, es difícil llegar a algún lado si uno no puede ponerse en el lugar de los clientes y darse una idea de lo que es el mundo para ellos. Algunos terapeutas se apresuran a decir "ya entiendo", cuando en realidad es una fórmula vacía. No se puede fingir la empatía. En lugar de decirle a Joan que entendía que se preocupara por los niños,
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pregunté: "¿Dónde aprendiste a preocuparte? ¿Dónde aprendiste a ver solo lo negativo?" Y después, cuando Alfred admitió que había arrojado a Joan al suelo durante sus pleitos, pregunté: "¿Dónde aprendiste que eso estaba bien?" Respetar a las personas significa creer que son capaces de realizar cambios en sus vidas. Si uno respeta a sus clientes, cree en su capacidad de cambio. Para demostrar respeto por un niño problemático, hay que hablar con él o ella como si fuera una persona razonable, digna de que le hablen, digna de que alguien se interese en ella. Para demostrar respeto por los padres, hay que examinar con ellos qué pueden estar haciendo mal para hacer frente a los problemas de sus hijos. Y, por último, uno demuestra respeto si pregunta a las personas si desean cambiar, lo que yo hice directamente: "¿Quieres [tú, Alfred] casarte con ella [Ioan)?", y por implicación: "¿Cuándo te diste por vencida [tú, Joan] con él [Alfred]?"
PARTE DOS
Familias reconstituidas
La formación de una pareja es un acto de alquimia en el que dos individuos intentan unir sus vidas sin renunciar a su individualidad. La adaptación les permite volverse uno; el establecimiento de límites, seguir siendo dos. Pocas cosas en la vida son más difíciles de lograr. Y, a diferencia de casi todo lo demás, no es más fácil la segunda vez. Aunque no sea más fácil, las segundas nupcias se han vuelto cada vez más comunes. Las estimaciones varían, pero aproximadamente la mitad de todos los matrimonios son en segundas nupcias por lo menos para uno de los cónyuges (U.S. Census Bureau, 2001). En los últimos años, el número de familias que incluyen padrastros y madrastras ha aumentado hasta el punto de que una tercera parte de todos los hijos menores de 18 años que viven en hogares donde están presentes los dos cónyuges son de familias reconstituidas (Field, 2001; Glick, 1991). Por desgracia, las familias reconstituidas siguen viviendo bajo una nube de estereotipos negativos. Por ejemplo, considérese el término hijastro, que todavía se usa para referirse a alguien que no es apreciado. Esta falta de aceptación es una de las razones por las que se han acuñado eufemismos como fa milias ensambladas y mixtas. Hasta 60% de los segundos matrimonios terminan en divorcio (Bramiett y Mosher, 2001), y la presencia de hijos de un matrimonio anterior es un factor muy importante que incrementa las pro-
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habilidades de un segundo divorcio (Booth y Edwards, 1992). Lo contrario es válido para los primeros matrimonios; tener hijos en común es un factor que reduce las probabilidades de que una pareja se divorcie (Becker, 1997). Las investigaciones indican que los retos estructurales complejos que enfrentan las familias reconstituidas inciden en que el desarrollo de interacciones eficaces y la formación de relaciones satisfactorias sean sumamente difíciles (Demo y Cox, 2001).. Tanto la experiencia clínica como los resultados,de las investigaciones subrayan que, para ser exitosa, una familia reconstituida tiene que seguir un proceso de desarrollo que requiere tiempo. La familiaridad con los pasos de esta transición permite al terapeuta ver dónde una familia puede extraviar el camino. Visher, Visher y Pasley (2003) describen seis de las principales dificultades que deben sortearse en el proceso de formación de una familia reconstituida. 1. Extraños y propios. Las familias reconstituidas necesitan integrar a los nuevos miembros a la unidad familiar. Se trata de un acto de equilibrio que requiere cierta estabilidad y confianza en la unidad familiar perdurable, así como la apertura para incluir a nuevos miembros. Como veremos, esta inclusión' nunca se logró de manera adecuada en el caso de La adolescente mentirosa. Las madres de los dos casos de esta sección eran sobreprotectoras > y ambas pensaban que las vulnerabilidades de sus hijos les daban buenas razones para ser así. Las dos mujeres casadas en segundas nupcias vivían a la sombra del recuerdo de los primeros esposos abusivos. Las madres estaban impacientes por dejar en el pasado estas relaciones dolorosas, pero el duelo no resuelto de estas uniones hacía más difícil que incorporaran por completo a sus nuevos esposos en la vida de sus familias. 2. Riñas por los límites. Estos pleitos suelen ser más intensos en las familias en las que los hijos tienen doble ciudadanía y. viajan de ida y vuelta entre los dos hogares. Cada familia necesita tener control sobre cómo .decide enfrentar los asuntos que tie-
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nen lugar dentro de su ámbito, y el otro padre tiene que respetar este límite. Pero incluso dentro de una familia puede haber problemas territoriales: quién duerme dónde, qué es personal y privado, etcétera. 3. Luchas de poder. Una madre que ha vivido sola y ha descubierto que puede hacerse cargo de ella misma y de sus hijos quizá se muestre renuente a compartir el poder con otro adulto por temor a volver a caer en un patrón que antes le resultaba insatisfactorio. Veremos algunas de las consecuencias de este temor en los dos casos de esta sección. 4. Lealtades en conflicto. Cuando uno de los padres se vuelve a casar, los hijos pueden sentir que el segundo matrimonio es una traición a la familia en la que crecieron (McGoldrick y Carter, 1999). Entre los sentimientos complejos que los niños albergan sobre su padrastro o madrastra, ninguno es más fuerte que el resentimiento. Los niños estaban ahí primero y se sienten desplazados. Con razón no dudan en esPetar: "¡Tú no eres mi padre!" Los nuevos cónyuges no facilitan esta adaptación cuando dicen cosas como: "Sé que es tu hijo, pero no deberías permitir que hable de esa forma". Los problemas más irritantes son los que se relacionan con la primacía del apego y la jerarquía de la influencia. Obsérvese, por ejemplo, cómo el padrastro y el hijo en el segundo de los dos casos siguientes compiten fuertemente por la cercanía con la madre y también compiten por quién está a cargo de qué. 5. Triángulos rígidos. Casi en ninguna otra parte de la vida familiar son más problemáticos los triángulos que en las familias reconstituidas. Las rivalidades que surgen crean pruebas complejas de lealtad para las que existen pocos lineamientos. Suponga que dos personas divorciadas tienen una cita y la hija de él llama cuando la pareja se dirige al cine. ¿Debe él aprovethar el raro impulso de su hija que por fin decidió llamar, y averiguar qué está pasando en su vida? ¿O debe defender el tiempo que pasa con su nueva pareja y decirle a la hija que le llamará más tarde? Si esto no le parece una pregunta difícil, es porque
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usted no es un padre divorciado que se preocupa por la relación que tiene con sus hijos o una mujer agobiada por el divorcio que se pregunta si el hombre que ama tiene espacio en su vida para ella. 6. Unidad o fragmentación de la relación en la nueva pareja. Los padres de familia en primeras nupcias tienen tiempo para forjar un lazo antes de tener que lidiar con los hijos. Las familias reconstituidas no disponen de ese tiempo. La nueva pareja debe adaptarse a los hijos a la vez que los cónyuges se adaptan uno al otro. Mientras tanto, es preciso establecer limites para proteger la integridad de la nueva unión sin dejar de resguardar la relación especial que tienen los padres con sus hijos. Pero, ¿dónde se marcan estos límites? ¿Y qué tan firmemente? Los dos logros estructurales cruciales para el éxito de las familias reconstituidas son: 1) forjar un lazo fuerte entre la pareja (Visher y Visher, 1;979), y 2) entablar una relación mutuamente satisfactoria entre el padrastro o madrastra y los hijos (Bray y Kelly, 1998). De hecho, ocurre con frecuencia que las parejas se divorcian a pesar de tener urea buena relación, porque no han podido establecer buenas relaciones con los hijastros (Visher, Visher y Pasley, 2003). Los estudios de investigación indican que las relaciones de pareja y de padrastro o madrastra son relativamente independientes (Papernow, 1993). Las familias formadas por personas que vuelven a casarse tienden a alcanzar mayor éxito cuando el padrastro o la madrastra hacen dos cosas, una negativa y otra positiva. No tratan de ocupar el lugar de los padres, sino que desempeñan un papel secundario de apoyo. En las familias reconstituidas, como los dos casos que hemos seleccionado para esta sección, la aceptación por parte de los hijastros se propicia cuando los padrastros no tratan de asumir el papel del que impone la disciplina (Ganong, Coleman, Fine y Martin, 1999). Sin embargo, los estudios también han mostrado que es importante que realicen esfuerzos genuinos por establecer relaciones afectuosas y de apoyo con sus hijastros. Cuando los hijastros
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hacen caso omiso de sus intentos de acercamiento, es más probable que los padrastros se abstengan de dicha interacción (Hetherington y Clingempeel, 1992). Por tanto, la naturaleza recíproca de esta interacción implica que tanto los padrastros y madrastras como los hijastros necesitan acercarse unos a otros. El destino de estas reladones depende, por supuesto, del padre natural. Algunos padres se equivocan y entregan a sus hijos demasiado pronto al padrastro. En especial, es probable que los padres deleguen la responsabilidad de criar a sus hijos en sus nuevas esposas (Norwood y Wingender, 1999). 0, como en los dos casos siguientes, las experiencias del pasado de la madre pueden provocar que tenga problemas para permitir que su nueva pareja entable una relación con sus hijos. Para que puedan avanzar en la complicada cuestión de crear una nueva estructura, con nuevas reglas y nuevas tradiciones, las familias reconstituidas deben resolver los asuntos no finiquitados del pasado. Las familias reconstituidas nacen de una- pérdida: muerte o divorcio. Los hijos están heridos y enojados. Necesitan confianza y tiempo para llorar sus pérdidas. Una vez más, las familias reconstituidas no siempre disponen de este tiempo. Los niños piensan muchas cosas que los asustan. Presenciaron cómo sus padres dejaron de amarse. Para un niño, eso puede ser igual a ver que la tierra se abre bajo sus pies. No obstante, ver a los padres separados no es lo peor; lo peor es el miedo a que los abandonen. ***
Las familias adoptan muchas formas; la familia reconstituida es una de ellas. Las familias no se rompen, arruinan o pisotean, pero sí cambian de forma. Por desgracia, la transición de estar juntos a estar separados y luego juntos de nuevo es un camino sin mapas. No es sorprendente que haya tanto dolor y confusión. Señalamos antes que las familias reconstituidas están plagadas de complejas rivalidades. Sin embargo, esto es solo el lado oscuro de lo que puede ser una serie de nuevas relaciones maravillosamen-
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te satisfactorias. Las familias tienen abundantes, posibilidades y en ningún lado es más cierto esto que en las familias reconstituidas. Lo que se necesita para convertir esta abundancia de posibilidades en ventaja es respeto por la integridad de cada una de las numerosas relaciones nuevas. Las familias reconstituidas pueden ser difíciles, pero también maravillosas.
U. S. Census Bureau, 2001, America's Families and Living Arrangeinents: Population Characteristics, Washington, D. C., U. S. Department of Commerce. Visher, E. B. y J. S. Visher, 1979, Stepfamilies: A Guide to Working with Steppa ren ts and. Stepchildren, Nueva York, Brunnér/Mazel. Visher, E. B., J. S. Visher y K. Pasley, 2003, "Remarriage families and steppa renting", en F. Walsh (ed.), Normal Family Processes, 3a. ed., Nueva York, Guilford Press.
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CAPÍTULO
4
La adolescente mentirosa
Los adolescentes contribuyen con su propio modo de dar dolores de cabeza a sus familias. Utilizan una aritmética personal que les permite tener la certeza de que son dos o tres años mayores de lo que sus padres creen y exigen una relajación de las normas antes de saber qué hacer con la autonomía en la que tanto insisten. Los padres quedan atrapados. Han pasado por eso, pero eran épocas distintas. Les gustaría compartir su sabiduría para proteger a sus hijos adolescentes de las incertidumbres de la vida, pero se topan con un hijo al que no reconocen: menos obediente, más temperamental y dispuesto a correr más riesgos de lo esperado. Puesto que no están seguros de cómo protegerlos, intensifican el control, mientras que el adolescente, seguro de lo injusto de esto, pone a prueba las normas. El terapeuta que incursiona en este campo minado necesita empatizar con ambas partes, trabajar en uno y otro lado de la calle en busca, como todo profesional competente, de mejores caminos. Como si no bastara con tener que hacer frente a las exigencias de la adolescencia, hacerlo en una familia ensamblada o reconstituida agrega toda una serie de nuevos retos. Las familias ensambladas tienen que pasar por el mismo proceso de adaptación y establecimiento de límites que las familias nuevas, pero con una gran diferencia. Como ya se dijo, en las familias de primeros matrimonios, los padres tienen tiempo para forjar un lazo entre ellos
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antes de tener que ocuparse de los hijos. Las familias reconstituidas no disponen de ese tiempo. Los estudios de las familias reconstituidas muestran la importancia de fortalecer la relación entre los padres y de no permitir que las necesidades de los hijos sofoquen la intimidad del matrimonio. Por eso es crucial crear límites alrededor de la pareja, para proteger su intimidad y darle tiempo para afianzar su relación. Toda nueva pareja.necesita tiempo compartido para amarse y estar a solas. Lograr que un segundo matrimonio funcione es como tener éxito en cualquier otra actividad: hay que dedicarle muchas horas. El siguiente caso no es insólito. Los Boyd son tres: Mary, Richard y Whitney, que tiene 15 años. Whitney es hija del primer matrimonio de Mary, que terminó en divorcio cuando Whitney era apenas una bebé. Mary se casó en segundas nupcias con Richard un año después, y ahora vienen a terapia porque no es posible confiar en Whitney, pese a que ya tiene 15 años. Miente de manera compulsiva y casi siempre la sorprenden en la mentira.
He aquí el reto inicial para el terapeuta: la familia le endilga un problema, que está fijo en el carácter de una persona y conlleva una atribución de responsabilidad: ¿quién si no una mentirosa es la responsable de su conducta?
Cuando entramos en la sala y tomamos asiento, Mary toma la iniciativa y me dice que "Whitney nos ha mentido desde que tengo memoria".
No obstante, también debo establecer comunicación con Whitney. Pído a los padres permiso para hablar con ella un rato y por principio de cuentas le digo que siento curiosidad por su vida.
Como salta a la vista, esto es imposible, pero el problema no radica en la lógica de la expresión, sino en la intensidad de la declaración: "desde que tengo memoria". La interacción de la familia queda restringida a una historia que comenzó en el principio de los tiempos. PASO UNO: abrir el motivo de consulta [continúa con la historia]: No sabemos por qué. Creímos que podríamos solucionarlo nosotros mismos, pero la situación ha empeorado. MARY: Hemos probado todo. Tratamos de entender por qué lo hace. Miente sobre las cosas más sencillas y ahora miente en la escuela y sus calificaciones han bajado. RICHARD
Este es el reto que presentan casi todas las familias. Definen sus problemas de tal forma que invitan al terapeuta a caer con ellas en la trampa de su perspectiva fija. El hecho de pedir más detalles en este punto (¿Hace cuánto que miente? ¿Cuáles son algunos ejemplos de sus mentiras?) refuerza la certeza de la familia respecto de que Whitney es la paciente y que sus mentiras son el problema. Si me alío con los padres, puedo perder a Whitney y, desde luego, no puedo aceptar la estrecha definición de su hija y de ellos mismos. Necesito introducir incertidumbre, curiosidad y esperanza, para ayudar a estos padres a que se vean, de nuevo, como•las personas competentes y capaces que sin duda son.
[Hablamos de la escuela, de sus amigos, sus intereses. Me cuenta que lleva un diario, que le gusta la poesía y que escribe poemas, pero no se los enseña a nadie. Le pregunto si sabe qué es una metáfora, y coincidimos en que una metáfora puede llamar la atención sobre algo aunque se le llame por otro nombre. Le digo que, en efecto, una metáfora es una mentira poética.] Me complace esta imagen. Transforma un síntoma en una destreza, y estoy prácticamente seguro de que atraerá a Whitney, que es inteligente, interacciona conmigo fácilmente y, como toda persona joven, le gustaría que yo entendiera que es algo más que una mentirosa. Al mismo tiempo, sé que los padres tal vez creen que Whítney me ha seducido y que he caído en la trampa de sus mentiras.
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DR. MINUCHIN [dirigiéndose de nuevo a los padres]: ¿Pueden hablar con Whitney? Soy un extraño y ustedes han venido a verme por algo que es muy importante para su familia. Tal vez puedan conversar juntos, y eso me ayudaría a averiguar cómo es el trato entre los tres.
PASO DOS: señalar las interacciones que mantienen el problema
Es el primer desafio ala orientación individual de la familia. Parece un enunciado neutral, soló una petición de información, pero la información que solicito está en un ámbito diferente. No se trata de cómo actúa Whitney, sino de cómo interacciona la familia. RICHARD: No puedo explicarlo. Por eso vinimos a verlo. MARY: Al principio, solo nos mentía a nosotros. Ahora se mete en problemas con otras personas. Nunca nos cuenta todo. Se está saliendo de control.
Siguen centrándoSe en Whitney y dirigen sus comentarios a mí. Los miembros de las familias rara vez aceptan la invitación a conversar entre ellos al principio de una sesión. Han venido a contarme su historia y quieren que los escuche y les responda. Por supuesto, hablan entre ellos en casa; pero ya no saben qué hacer y han venido en busca de una solución. Yo soy el experto y tengo que dársela. Por un momento, lo dejo pasar. He sembrado una semilla. Posteriormente en la sesión, cuando la tierra se haya aflojado, haré la misma petición y parecerá natural responder. DR. MINUCHIN [a Whitney]: ¿Puedes ayudarme a comprender lo que están diciendo tus padres? WHITNEY: Bueno, pues hago algo y cuando me preguntan si lo hice, les digo que no. DR. MINUCHIN: ¿Me puedes dar un ejemplo? RICHARD [es el que responde]: Hace unas semanas la castigamos por sus malas calificaciones y no tenía permiso de usar el teléfono. Sin embargo, sé a ciencia cierta que sí lo usó. DR. MINUCHIN: ¿Cómo lo sabes? ¿Cómo te convertiste en detective? A propósito, ¿quién es mejor detective, tú o Mary?
Soslayo la acusación, dejo de hablar con Whitney y centro la atención en los padres para explorar su participación en el problema. Estas preguntas (cuál de los padres es el más estricto, está más preocupado o es mejor detective) buscan las diferencias que pueden complicar el problema presentado. El lenguaje juguetón vuelve invisible el cuestionamiento que hago a la autoridad paren tal. MARY: Estamos más pendientes de las cosas ahora. Prestamos más atención. No siempre elige a los mejores amigos y tenemos más cuidado de ver con quién anda. El otro día dijo que fue a visitar a una amiga, pero la sorprendí en el centro comercial con un muchacho.
En respuesta a la pregunta acerca de cuál de ellos es mejor detective, Mary responde con más pruebas de la misteriosa enfermedad de mentir que afecta a Whitney. Es natural. Cuando observan el comportamiento de sus hijos desde su propia perspectiva, lo único que rara vez ven los padres es que son ellos mismos quienes están observando. DR. MINUCHIN: ¿Tienes miedo de que inicie una relación sexual? MARY: De verdad que no lo sé. Todo lo que hace se vuelve un secreto. DR. MINUCHIN: Me preocupas. Tratar de seguir a una hija adolescente puede llegar a ser una ocupación de tiempo completo. ¿Los dos se preocupan por igual? ¿O uno se preocupa más que el otro? RICHARD [mirando a Mary]: Ella se obsesiona más. MARY: Depende de la situación.
He estado tratando de separar la historia del narrador. Los padres parecían unidos en su opinión del comportamiento de Whitney, pero ra-ra vez sucede así. Los padres casi siempre tienen diferentes perspectivas, y trato de desenmarañar sus versiones para darle otros matices
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a la historia. Aquí, el comentario del padre dejó entrever que estaba dispuesto a apartarse de la apariencia de un frente unificado. ¿Por qué crees que ocurre eso? ¿Qué quiere Mary de Whitney? RICHARD: Quiere que diga la verdad. Antes eran muy cercanas. DR, MINUCHIN:
Cúando un miembro de la familia dice muy cercanas", por lo general se refiere a que existe una relación armoniosa, pero para un terapeuta " muy cercanas" indica amalgamiento: una cercanía que puede ser dificil de sostener cuando los hijos llegan a la adolescencia y quieren ser ellos mismos. Mary]: Por tanto, mentir puede ser una defensa. En este momento, tú y tu hija están enganchadas. Ella tira de ti para que la vigiles sin cesar. ¿Cómo vas a liberarte de ella? MARY: Si pudiera confiar en que va a hacer lo que dice que va a hacer; por ejemplo, ir al centro comercial e ir de verdad. Quiero dejarla. DR. MINUCHIN [a Richard]: Tu esposa trata de relajar la vigilancia que ejerce sobre Whitney, pero entonces Whitney hace algo que dice "¡mírame!", y Mary se vuelve a enganchar. DR. MINUCHIN
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Desafio al padre a participar y apelo a él como si fuera un coterapeuta. Pedir a los miembros de la familia que sean curadores unos de otros es el sello distintivo de mi terapia. Creo que es el camino más confiable para sostener cambios positivos en la familia. RICHARD: Me
doy cuenta de que las reacciones de Mary pueden ser exageradas. Hasta hace algunos meses, cuando tratábamos de imponer castigos, Mary gritaba y chillaba, pero una hora después se iban juntas al centro comercial. Mary se sentía culpable y cedía. DR. MINUCI-I]N: ¿Qué hacías tá entonces? ¿Qué le decías a Mary? RICHARD: No me parecía bien. A veces'son cercanas y a veces no. Le decía: "Déjala en paz. Déjala que reflexione". DR. MINUCHIN: ¿Y lo conseguías? RICHARD: No. El padre que menos participa suele ser crítico, pero muchas veces no es contundente. Para ser contundente es preciso involucrarse. Si un terapeuta optara por presionar para obtener un mayor compromiso en esta coyuntura, no comprendería aún por qué Richard se muestra renuente a intervenir más. Decidí explorar esta cuestión más adelante.
Ni la madre ni la hila comprendían cómo sus propios actos alimentaban este ciclo de control y rebelión. A veces es útil hacer comentarios a otra persona sobre ,los actos de algún miembro de la familia, para hacer un cuestionamiento de manera indirecta. En este caso, describí a Richard el comportamiento de Mary. Esto facilitó que ella lo oyera sin ponerse a la defensiva.
[a Whitneyl: No comprendo a tu madre. ¿Por qué te vigila tanto? WHI'TNEY: Porque no confía en mí. DR, MINUCHIN: Y tú te aseguras de que no confíe en ti. ¿Qué haces que provoca que te vigile tan de cerca? ¿Cómo puedes ayudarla para que no ejerza tanto control sobre ti?
[continuando]: Las dos están atrapadas. Whitney necesita que Mary se fije en ella y Mary cae en la trampa de observar y responder a Whitney. Es un círculo. ¿Puedes ayudarlas? ¿Puedes liberar a estas dos personas de su círculo vicioso?
Desde luego, Whitney es tan responsable del ciclo de control y rebelión como sus padres. La invito a reflexionar sobre su papel en este patrón y así amplío la tarea de ayudar y sanar. Le pido a Whitney, que era la portadora de los síntomas cuando llegó, que se convierta en ayudante.
DR. MINUCHIN
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WHITNEY: No es que yo insista en que me vigile. No entiendo por qué se enoja por cosas sin importancia. DR. MINUCHN: Algo anda mal cuando te tienen prisionera y tú los mantienes prisioneros. Algo extraño ha ocurrido en una familia en donde los, carceleros son prisioneros y los prisioneros son carceleros.
Acostumbro usar esta metáfora con familias atrapadas en luchas de poder. Resalta la imposibilidad de escapar de una jaula que ellos mismos han creado. Transmite el mensaje de que "no hay villanos, solo víctimas". Whitney sigue las implicaciones de lo que significa ser carcelero al comentar: "Nunca salen solos", y sigo esa pista brevemente, aunque volveré a centrarme en el trío y pospondré hasta después la exploración de la relación de la pareja.
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Prisioneros y carcelero; pescador y peces. Utilizo estas imágenes para describir la complementariedad en las familias que están sobreinvolucradas. Son eficaces precisamente porque son imágenes cotidianas y no patológicas. Quiero que entienda esto. Cuando Whitney era bebé, necesitaba atención constante. Tenía 11 meses cuando me divorcié y un año y medio cuando Richard y yo nos casamos. DR. MINUCHIN [a Richard]: Creo que necesitas ayudarlas. Mary pasa más tiempo preocupándose por Whitney que disfrutando de ti. Habla con ella de cómo puede liberarse para ser más esposa.
MARY:
De nueva cuenta propongo una conversación que no me incluye. Sin embargo, ahora parece más natural, y Mary y Richard se miran y empiezan a hablar.
DR. MINUCHIN [a la pareja]: ¿Tienen algunos espacios propios? MARY: No tantos como me gustaría. DR. MINUCHIN: ¿Quién interfiere? RICHARD: A veces, el comportamiento de Whitney. DR. MINUCIIIN: Richard, casi cualquier adolescente que esté bajo observación puede convertirse en mentiroso. WHITNEY [a su madre]: Siempre has sido así: piensas que todo lo echo a perder. No es nada nuevo. MARY: Me gustaría ,soltarte y que fueras una adolescente normal. ¿Cuántas veces te hemos dejado intentarlo? ¿Recuerdas el-fin de semana en que Richard y yo salimos de minivacaciones? No había pasado un día cuando Sally tuvo que llamarnos.
MARY [a Richard]: ¡Si tan solo pudiera confiar en ella! RICHARD: Hay ocasiones en las que estoy de acuerdo contigo. Yo tampoco confío en ella. Necesitamos establecer mejor los límites y las reglas, sin quedar atrapados en discusiones. DR. MINUCHIN [a Richard]: Creo que Mary se ha vuelto detective y me preocupa. Tal vez trata de lograr lo imposible. Está demasiado tensa y puede estallar. RICHARD [a Mary]: Entiendo que estés agotada, yo también lo estoy. Siempre estamos preocupados por el comportamiento de Whitney. Ya nunca nos divertimos.
La discusión se está volviendo más acalorada. Me echo para atrás en mi sillón y dejo que continúe durante algunos minutos. Mary y Whitney están tensas y enojadas. Levantan la voz para atacarse y defenderse.
Una perspectiva novedosa se está imponiendo. Estamos cambiando la percepción de la familia de cómo funciona y desafiando la certeza sobre el carácter y la localización del problema. Whitney es mentirosa, pero esa no es una descripción completa o justa de quién es
DR. MINUCHIN: ¿Así son sus conversaciones? Se convierten en cari caturas de ustedes mismas, el pescador y el pez.
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ella; además, tampoco crea ella sola el problema. Mary contribuye, lo mismo que Richard, cuyo papel de crítico al margen era parte de la situación. Tal vez si participara de manera más activa, Mary se
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DR. MINUCHIN [a Richard]: ¿Qué opinas de lo que Mary dijo, que mira a Whitney a los ojos y ve los ojos del padre de Whitney, a quien no ha visto en más de 13 años? Es un hombre que Whitney no conoce, puesto que, para ella, tú eres su padre. El miedo y la desconfianza de Mary vienen de su pasado, pero ese miedo la hace ver cosas que no existen. Creo que necesita ayuda y que tú puedes dársela. ¿Confiaría tanto en ti como para permitirte ayudarla?
Coloco a Richard como coterapeuta y le pido que desafíe a su esposa para proteger a su hija. La asignación de funciones curativas a los miembros de la familia es una de las intervenciones que ayuda a las familias a cambiar. MARY: A veces siento que hago todo yo sola. DR. MINUCHIN: Richard es apacible y creo que necesitas su gentileza, pero lo alejas y él se contiene. Luego te sientes sola. ¿Cómo le pides que participe? MARY: Por lo general estoy muy estresada, pero, simplemente, no pido. Ya lo había pensado. DR. MINUCHIN: ¿Qué cambios harías para que estuviera disponible? MARY: Él tiene que quererlo.
Ha sido una sesión maratónica que ha tocado puntos sensibles y difíciles. Confían en mí ahora y siento que tengo un lazo con ellos. Quiero ayudarlos. Todos sabemos que es el fin de nuestro encuentro y buscamos caminos que los lleven a un cambio positivo. RICHARD: Quiero participar. Supongo que no reacciono con la rapidez suficiente para ti. DR. MINUCHIN: ¿Crees que es tan competente que no necesita ayuda? [Y volviendo a Mary]: Y tú, no sueltas prenda. ¿Cómo pueden trabajar en equipo? ¿Cómo le dirás a Richard que no puedes sola? MARY: Supongo que si no me esfuerzo tanto y le pido ayuda.
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DR. MINUCHIN: ¿Estará a tu lado para apoyarte o huirá? RICHARD: Ahí estaré. Si quisiera huir, lo habría hecho desde hace mucho tiempo. DR. MINUCHIN: Mary siente qué necesita hacerlo sola. RICHARD: No lo creo, pero está más tensa que yo. Yo llego hasta cierto punto en el que pienso que ya tuve suficiente y que Whitney necesita hundirse o nadar. DR. MINUCHIN: Me refiero a Mary. Ella dice que a veces se siente sola. MARY: Él está muy ocupado con el negocio y le preocupan muchas otras cosas.
Mary no quería pedir nada que molestara a Richard y creara conflictos entre ellos. La entiendo, pero también entiendo que ambos necesitan acercarse más el uno al otro y crear espacio entre ellos y su hija adolescente, por el bien de ella así como el de ellos. DR. MINUCHIN
[a Richard]: En ocasiones, Mary piensa que su rela-
ción con Whitney es más fácil que su relación contigo, pero creo que una cosa tiene que ver con la otra. Whitney llena un vacío. Para ayudar a Mary a desligarse de Whitney sin que se sienta sola, necesitas acercarla a ti.
La sesión estaba llegando a su fin. Tanto Mary como Richard se daban cuenta ahora de la importancia de que se acercaran uno al otro y lo que cada, uno de ellos tenía que hacer para cerrar la distancia entre ellos. Con el tiempo verían cómo actuar bajo ese entendido. Antes de despedirnos, me pareció que era importante invitar a Whitney a volver a la sesión para que sus padres pudieran decirle lo que pensaban. PASO CUATRO: exploración de nuevas formas de relacionarse DR. MINUCHIN: Quiero que le expliquen a Whitney que sus mentiras forman parte de una historia anterior de cómo se relacio-
preocuparía menos por controlar a Whitney y 'se interesaría más en él. Este era un triángulo, Sin embargo, por lo general hay otro: el síntoma presentado, las interacciones que lo rodean y las experien- . cias del pasado que contribuyen a determinar el comportamiento de los miembros de la familia en el presente. Me centré en este tercer punto. [a Mary]: ¿Dónde aprendiste á preocuparte tanto? ¿Por qué crees que la catástrofe acecha a cada momento? MARY: Tengo una amiga que es como una segunda madre para mí, y ella también me dice que tengo miedo de que un tornado me esté esperando a la vuelta de la esquina. DR. MINUCI IIN: Me parece que algo de tu pasado está afectando mucho tus pronósticos sobre el futuro de Whitney. Me gustaría explorar contigo dónde aprendiste a ser así. Vayan a comer y luego volveremos a reunirnos, ¿sí? DR.
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Mary titubea. Probablemente siente que me he coludido con 'Whitney y la culpo de las dificultades de la familia. Richard es el que resulta ser persuasivo. Habla con ella de manera afable y protectora, pero le deja entrever que él cree que de verdad sería muy útil otra sesión y, por fin, ella accede a volver después de la comida. Segunda sesión Cuando la familia regresa, le digo a Whitney que quiero hablar con sus padres a solas y que ella nos acompañará después. Mary, Richard y yo nos sentamos a conversar. Se ven expectantes y tensos, no saben bien hacia dónde vamos. Mary es la más incómoda de los dos, se mueve, inquieta, en su silla, se arregla la falda y trata de no mirarme a los ojos. Tal vez cree que es el blanco en el que tengo puesta la mira, y espero cambiar el ambiente, aunque sin bloquear el material que puede estar cargado de emociones.
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PASO TRES: exploración del pasado centrada en la estructura Me imagino que están un poco confundidos sobre lo que trataba de hacer. ¿Hablaron sobre la sesión en la comida? RICHARD: Creo que enfocó nuestros problemas desde un ángulo diferente del que esperábamos. Sé que es poco tiempo para explicar nuestra situación en casa y quizá nos centramos demasiado en los últimos dos meses, en los que hemos estado muy enojados y tratando de hacer respetar las reglas. Antes ella tenía más libertad. MARY: Fue interesante. Vio cosas que nunca habíamos visto. DR. MINUCHIN:
El comentario de Mary es una sorpresa para mí y me alienta. RICHARD: Sí,
todo eso estuvo muy bien, pero cuando hablamos con Whitney nos dio la impresión de que ella piensa que siempre ha tenido razón, que el problema es Mary. Le recordé que hablamos de un círculo y que ella podía romper el chrtilo si dejaba de mentir, pero tomó lo que quiso de la sesión.
Richard defiende a su esposa y me cuestiona por apoyar a Whitney a costa de Mary. Este es un cambio para Richard, que ahora asume una posición solidaria. Me pareció que tenía que hacer algunos ajustes. DR. MINUCHIN: Me
gustaría hablarles un poco de mis ideas sobre las familias. Creo que la gente está interrelacionada. Si un hijo tiene problemas, examino a los padres y la forma en que se conectan los miembros de la familia. Por supuesto, es cierto que Whitney miente. La pregunta es: "¿por qué?" Mary, me impresionó tu pesimismo y tu temor a la catástrofe. Algunas personas ven la vida a través de cristales color de rosa, pero tú... MARY: Yo solo veo que las cosas empeoran. DR. MINUCHIN: Sí. Me gustaría dedicar un tiempo a explorar contigo quién eras antes de conocer a Richard. Mary, mencionaste que creciste en una familia reconstituida. ¿Cómo fue?
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Parte de la terapia consiste en la adquisición de nuevas pers'pectivas, pero otra parte es nada más nuevo aprendizaje, y los terapeutas, independientemente de cuál sea su punto de vista teórico, son los maestros. He estado enseñando a Mary y a Richard a ver las mentiras de Whitney desde una perspectiva sistémica. Ahora adopto una perspectiva individual para explorar cómo llegaron a ver las cosas de esta manera. MARY: Mis pádres se divorciaron cuando tenía cinco años.
[Habla sin emoción, como si hubiera contado tantas veces esta historia que ya no significara nada para ella.] Me fui de la casa cuando tenía 18 años, la víspera de Navidad. Había una tormenta de nieve. Se suponía que debía llegar a casa a las diez de la noche, pero no llegué hasta la medianoche y mi madre me echó. DR. MINUCHIN: ¿Te echó? ¿En medio de una tormenta de nieve, a medianoche? MARY [indiferente]: Se acababa de volver a casar y no quería cerca a sus hijos. Mi madre tiene muchas cualidades, pero no fue una buena madre. No sabía qué hacer. Yo había perdido a una amiga en agosto de ese mismo año: se suicidó. Llamé a la madre de mi amiga y hemos sido muy unidas desde entonces, como si fuéramos de la familia. Nunca entendí a mi madre. Creo qu9 estaba deprimida casi todo el tiempo. Podía ser cruel... Es difícil hablar de esto. A veces es como un torrente de agua que se desborda y quisiera detenerlo, pero no puedo. Mi hermano menor es esquizofrénico; él se quedó en casa, en tanto que mi otro hermano y mi hermana fueron a casas-hogar. Me impresionó la compostura que guardó Mary mientras contaba este relato desgarrador. ¿Acaso era su esfuerzo por mantener sus sentimientos enterrados lo que le impedía relacionar su temor al futuro con, las incertidumbres crueles de su pasado? DR. MINUCHIN: ¿Tu madre era predecible? MARY: Nunca logré entenderla. Tuvimos buenas épocas, pero nun-
ca fue predecible.
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DR. MINUCHIN: ¿Cómo aprendiste a confiar en los demás? MARY: Siempre ha sido un problema para mí. Tardo mucho tiempo en confiar, pero si se rompe la confianza, es difícil de reparar.
Pasé años sin hablar con mi madre. Ahora hablo con ella. DR. MINUCHIN: ¿Richard es predecible? MARY: Tardé mucho tiempo en abrirme a él. Me reservé muchas cosas, durante años. DR. MINUCHIN: Estuviste casada antes. ¿Cómo fue esa experiencia? MARY: Tenía poco tiempo de conocer a mi primer esposo. Nos casamos y nos fuimos a vivir a Montana, lejos de la familia. Me embaracé, y luego descubrí que era adicto a las drogas y el alcohol. DR. MINUCHIN: ¿Cómo te salvaste de esa situación? tviARY: Traté de quedarme con él. Fue de un tratamiento de rehabilitación a otro, y por fin hubo un incidente que acabó'con todo. Era un domingo por la tarde, y yo no sabía que había consumido drogas ese día. Él iba conduciendo, se pasó un semáforo en rojo y tuvimos un accidente. Estuve atrapada en el automóvil mucho tiempo. Casi perdí a Whitney. Mi esposo huyó del lugar de los hechos y nunca volví a verlo. Poco después fue arrestado por asalto a mano armada. Dieron de alta a Whitney antes que a mí y mi madre se la llevó a casa. Cuando salí del hospital fui por ella a casa. de mi madre y la llevé de regreso a Montana. Ahí conocí a Richard.
Presentó los acontecimientos como partes inconexas. Cada uno es autónomo, conlleva su propia carga de calamidades y está aislado del resto, como si una sola vida no pudiera contener esta secuencia de tragedias. Mary ha aprendido, como mecanismo de supervivencia, a despojar su pasado de todo afecto. Me reservo esta impresión para usarla después. La manera desprovista de emociones en que Mary relata su historia puede indicar tanto un umbral balo de estrés como la, necesidad de apoyo y comprensión antes de que resista oír un desafio. DR. MINUCHIN
cedió?
[a Richard]: Entonces entraste en escena. ¿Qué su-
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Después de oír el relato de Mary, era importante invitar a Richard a narrar su versión de los hechos. Se siente marginado y necesita que le dé participación. RICHARD: Me sentí atraído hacia ella y Whitney. Formamos una fa-
milia al instante. Soy hijo único. Mis padres se divorciaron y los dos se volvieron a casar. Viví con mi madre, su esposo y mi hermanastro menor. DR. MINUCHIN: ¿Y cómo aprendiste a ser protector? 1..: sta pregunta es semejante a la que le hice a Mary. Pido a cada uno de ellos que explore 14 n aspecto específico del pasado para esclarecer su forma de ver la situación presente. RICHARD: No lo sé. Traté de proteger a mi hermano de mí padras-
tro. Estaba loco. Su estado de ánimo variaba violenta e inesperadamente y amenazaba con matarme. En ocasiones estaba bien. Otras veces se quedaba sentado sin quitar la vista de la pared. Cuando tenía 17 años me fui de la casa. Es evidente que no éramos una familia típica. Estas personas, heridas por familias crueles e impredecibles, se habían encontrado y era posible que empataran razonablemente bien. El impulso de Richard de proteger a los demás podía aliviar el miedo y la desconfianza de Mary. DR. MINUCHIN: Estoy pensando en lo que ambos siguen cargando
de su pasado y cómo afecta eso a Whitney. ¿Cuántos años tenías, Richard, cuando conociste a Mary?
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DR. MINUCHIÑ: ¿Cómo te ganaste su confianza? RICHARD [titubea]: Una vez terminamos. Ella quería regresar a la vida que tenía antes de mí. MAR?: DecidLque había llegado el momento de terminar el matrimonio y seguir adelante. No hablábamos y pensé que quizá era demasiado para él que de repente se hubiera tenido que hacer cargo de mí y Whitney. Volvimos a la ciudad donde vivía mi familia, pero después decidimos hacer un último intento. Hubo mucha tensión. Yo era muy reservada. DR. MINUCHIN: ¿Cómo lo solucionaron? ¿Cómo se convirtieron en una pareja? RICHARD: Me esforcé, leí algunos libros. DR. MINUCHIN: ¿Cuándo se convirtió Whitney en tu hija? RICHARD: Siempre sentí que era mi hija. Éramos muy unidos. Sabía que si terminábamos no tendría ningún derecho legal sobre Whitney. MARY: Whitney eta una niña difícil. Si no se salía con la suya, lloraba y lloraba hasta el extremo de vomitar. De niña, Whitney pensaba que así podía conseguir lo que quería. DR. MINUCHIN: Era muy apegada a ti. ¿Tienes miedo de que se vuelva drogadicta como su padre? MARY: Miente como él. DR. MINUCHIN: Te equivocas. Miente como cualquier adolescente.
La descripción de Mary del comportamiento de Whitney transmite la experiencia traumática que tuvo con su primer esposo y es una imposición del pasado de Mary sobre el presente de Whitney. Mary teme por su hija. Ahora comprendo de dónde vienen sus miedos, pero es necesario refutar las distorsiones.
RICHARD: Veintitrés.
DR. MINUCHIN: Eras un muchacho joven cuando te casaste con Mary
MARY:
A veces, cuando la miro a los ojos, creo que no siente nada.
y Whitney. ¿Cómo te encargaste de las dos? RICHARD: Poco a poco. Simplemente seguí adelante, pese a todo.
Tenía miedo de casarme. Todo me parecía demasiado abrumador. Había vivido solo y ahora ya no tenía privacidad.
Después de compartir el dolor de su pasado, me siento más preparado para cuestionar la tendencia de Mary a sobreproteger a su hija, al conseguir que Richard demuestre más interés en ella y su hija.
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naban los tres. Quiero que la liberen de la predicción de que se convertirá en delincuente. ¿Pueden hacerlo sin que ella piense que no tiene que ser responsable? [Richard se acerca a Whitney y la abraza.] MARY [a Whitney]: Quiero confiar en ti y me voy a esforzar por lograrlo. RICHARD: Tu madre tiene mucho miedo. Somos muy protectores y no estamos realizando un buen trabajo. DR. MINUCHIN Whitney]: Tu madre tiene el deber de ayudarte a darte cuenta de que el amor puede volverse destructivo. MARY: Voy a dejar de preocuparme y me concentraré en las cosas de todos los días. De verdad, voy a tratar de tener más fe. En los siguientes minutos, juegan con la idea de que necesitan cambiar algo en su relación con Whitney, aunque no tienen muy en claro cuáles serán estos cambios y es probable que Whitney se sienta confundida. Sin embargo, hay algo que sí queda claro: el problema del que hablan ya no tiene que ver únicamente con las mentiras de Whitney. Más bien, tiene que ver con las relaciones: la relación de la pareja y la relación de los padres y Whitney como familia. Marco terapéutico Organización familiar Algo que sucede con un segundo matrimonio es que hay poca oportunidad para que la nueva pareja consolide su relación antes de tener hijos. Esto es especialmente cierto cuando la formación de la familia instantánea tiene que ver con adolescentes. Richard se sentía feliz de casarse y tener una familia ya formada. El hecho de que amaba a la pequeña hija de su esposa le hizo pensar que sería mucho más sencillo que llegaran a ser un trío. Pero el subsistema madre-hija era ya una unidad que tenía' un vínculo afectivo muy fuerte, a la que no era fácil entrar, incluso si
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los tres estaban dispuestos a intentarlo. Si los hechos no parecían justificar del todo las preocupaciones de Mary por su hija, era porque no podíamos ver sus recuerdos. Como la madre de la familia anterior, Mary también había sufrido de maltrato en su pasado y alrededor de esta experiencia se organizaba su desconfianza en la relación con las personas cercanas a ella. A pesar de que ella ha estado casada con Richard desde hace 14 años, y de que Richard ha aceptado a su hija como propia, ella todavía no puede aprender a contar con él. Mary recelaba de las apariencias porque escondían tragedia. Esperaba el desastre. Sabía que Whitney le mentía y temía consecuencias terribles, porque proyectaba sus miedos sobre su hija y pronosticaba que acabaría siendo una delincuente, como su padre natural. Además, como en el caso anterior, en esta familia había un esposo periférico que estaba dispuesto a ayudar, pero cuya pareja casi no lo tomaba en cuenta. Richard había tratado de asumir el papel de protector con Mary y Whitney, porque le entusiasmaba la posibilidad de tener una fainilia instantánea. Sin embargo, el lazo entre Mary y Whitney, forjado en la adversidad, era tan fuerte que actuaba como barrera contra el recién llegado. En consecuencia, el lazo entre Mary y Richard era relativamente débil, y cuando Whitney manifestaba su necesidad adolescente de intimidad e independencia por medio de sus mentiras, Richard no podía actuar como el pilar de la familia. Perspectivas individuales Whitney solo quería lo que casi todos los adolescentes quieren:
un poco de libertad. Sin embargo, no quería reñir con su madre, por lo que recurría a hacer cosas a escondidas y luego a mentir al respecto cuando la sorprendían. Una vez atrapada en esta versión del ciclo de control y rebelión, Whitney tenía, como es natural, mayor conciencia de las restricciones de su madre que de sus propias provocaciones. Cuando se daba cuenta de su contribución,
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tendía a verla en los mismos términos que su madre: era mala y mentirosa. Lo que no advertía era la solidez del vínculo entre ella y su madre, o las opciones que tenía para luchar de manera más abierta por la libertad que anhelaba o para distanciarse un poco y, así, evitar que su madre estuviera tan consciente de sus transgresiones. Mary también se veía como la víctima en el ciclo de control y rebelión. ¡Si tan solo Whitney déjara de mentir! Lo que Mary no entendía era que sus temores eran en parte una proyección y que podía confiar en su hija para que ella empezara a volverse más independiente. Richard tendía a tomar partido por Mary en la batalla por el control con Whitney. Aunque consideraba que su esposa era un poco sobreprotectora e incongruente, su condición de padrastro lo hacía sentirse inseguro y prefería no cuestionarla. Había aprendido a no pelear abiertamente con Mary, en especial por algo tan importante como la seguridad de su hija. Por desgracia, Richard no se daba cuenta de que esta pasividad, como padre y esposo, era parte de lo que mantenía a Mary y a Whitney enfrascadas en su lucha de poder.
Estrategias de intervención Cómo en la mayoría de los casos, cuando el hijo presenta el problema, el objetivo de la terapia se centra en transferir la propiedad del síntoma de la maquinaria intrapsíquica del hijo al drama interpersonal de los padres y el hijo, que se afectan mutuamente. Whitney mentía en respuesta a la sobreprotección de sus padres. Otra intervención se centró en hacer consciente a la madre de cómo su pasado traumático distorsionaba su visión de la relación que tenía con su hija. Por supuesto, como ocurre con todas las familias reconstituidas, hubo intervenciones dirigidaS ala realineación del trío por medio de la creación de límites para proteger la autonomía del subsistema de cónyuges y de la adolescente.
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Técnicas Me uní a Whitney y ofrecí un nuevo significado desus mentiras. Este es un ejemplo de cómo uso la metáfora y el humor. Me gusta trabajar con niños y adolescentes. Sin embargo, en situaciones en las que la conducta del hijo preocupa a los padres, mi alianza con el hijo puede ponerme en riesgo de perder la confianza de los padres. En el caso de Mary, también tuve que brindar mucho apoyo a la madre antes de cuestionar su postura. Si no la hubiera tranquilizado tras su incomodidad inicial, no habría podido conseguir su participación en el proceso de explorar nuevas opciones. Una de las técnicas que utilicé en este caso fue el reencuadramiento, cuando le "dije a Whitney que las metáforas eran una mentira poética, y, después, que sus mentiras eran una respuesta al control de su madre: cuando describí la transacción entre la madre y Whitney como la relación entre el pez y el pescador, estaba reencuadrando la situación. Incluso cuando dejé de prestar atención a las mentiras de Whitney para centrarme en que los padres parecían detectives y les pregunté quién era mejor detective, esto fue parte del proceso de reencuadramiento. También usé el desequilibrar, cuando me alié con el padre y le di el papel de ayudante y sanador de la madre que estaba enzarzada en la lucha con su hija y con su propio pasado. Cuando le di peso a la voz del esposo, también facilité su proximidad con la hijastra.
CAPÍTULO
5
Tres díadas son menos que una familia entera
La familia Jones fue derivada a terapia familiar por la clínica psiquiátrica donde la madre torna terapia individual por depresión con ideación suicida. Tiene un hijo, Matthew, de 18 años, que es epiléptico y tiene inteligencia limítrofe. Se separó de su primer esposo cuando Mátthew tenía cinco años y volvió a casarse cinco años más tarde. Hay conflictos entre el esposo y el hijo, y la señora iones se estresa mucho y con frecuencia interrumpe los conflictos tomando un cuchillo de cocina e infligiéndose cortaduras superficiales en el abdomen. La familia tuvo seis sesiones de terapia antes de esta consulta y la terapeuta familiar ha visto a la madre individualmente. Vi a la familia en Londres la semana anterior a un taller y presenté una versión editada de la sesión a un público de terapeutas familiares. Cuando entraron en el consultorio,, los Jones, como si quisieran telegrafiar sus problemas, tomaron asiento con Matthéw entre la madre y el padrastro. Son una familia simpática: Jill, una mujer en los cuarentas, esbelta, de piel pálida con pecas y cabello rubio rojizo, lleva puesto un vestido verde con estampados geométricos; es irlandesa. Carl mide uno ochenta de estatura, tiene el cabello' oscuro, viste de manera informal con pantalones vaqueros y,camisa de manga corta; su rostro es amigable y franco. Es el primero en entrar en el consultorio y me estrecha la mano con firmeza, una expresión de confianza. Matthew tiene 18 años y es un joven alto
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que, como Carl, viste de manera informal y da la impresión de ser amistoso y seguro. Nada en su conducta deja traslucir su problema neurológico. El problema con el que la familia necesita ayuda es el conflicto entre Matthew y su padrastro.
PASO LINO: abrir el motivo de consulta CARL: Creo que Matthew sintió que le estaba quitando a su madre. DR. MINUCH1N: ¿Que le estabas quitando a su madre? CARL: Sí, bueno, porque antes ella concentraba todo su amor en
Matthew y ahora lo comparte. Al principio pensé que todo marchaba sobre ruedas. Matthew y yo nos llevábamos bien, pero después de un tiempo el resentimiento empezó a apoderarse de los dos. A veces me molestaba con Matthew por su comportamiento, y a veces él se molestaba conmigo por lo que, según yo, debían ser las reglas correctas, y empezábamos a discutir; de hecho, todavía lo hacemos, y por eso acabamos aquí. DR. MINUCHIN [a Jai: ¿Qué edad tenía Matthew cuando te separaste de tu primer esposo? JILL: Matthew tenía alrededor de cinco, seis, sí, cinco o seis años. DR. MINUCHIN: Y después te uniste a tu actual esposo. ¿Cuántos años tenía Matthew entonces? JILL: Diez... pero no vivía en casa en ese entonces. Estaba en el internado de un hospital para niños con trastornos neurológicos. DR. MINUCHIN: Eso significa que empezaron su vida de pareja sin él. ¿Cuánto duró eso? JILL: Creo que, aproximadamente... no más de un año... habrán sido seis meses; no estoy segura. CARL: Creo que pasaron como ocho meses, y durante el tiempo que Matthew estuvo en esta escuela que se llamaba St. Pierre's, tenía permiso para salir los fines de semana. Llegaba a casa entonces a pasar un tiempo con su madre, lo que me parecía muy bien, no interfería en absoluto porque los fines de semana yo vivía a
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la vuelta de la esquina y me quedaba en mi departamento para ver a mis hijos o, mejor dicho, a mi hijo.
Empiezo a explorar cuánto duré el periodo de . formación de la pareja antes de que Matthew se incorporara a la familia, y hablamos algunos minutos de los detalles de este periodo. En seguida me centro en el síntoma: el conflicto entre Carl y Matthew. DR. MINUCHIN: ¿Discuten? MATTHEW: Sí, a decir verdad, reñimos mucho. DR. MINUCHIN: Por ejemplo, ¿hoy? MATTHEW: Hoy solo discutimos una vez. Una vez, en la camioneta. DR. MINUCHIN: ¿Cuando vertían a verme? MATTHEW: Sí, cuando veníamos para acá. DR. MINUCHIN: ¿Puedes decirme...? MATTHEW: Porque mi mamá estaba sentada en el asiento trasero de
la camioneta y solo había dos lugares al frente, y mi papá y yo estábamos sentados adelante, y él me dijo que debería haber dejado que mi mamá se sentara adelante y yo atrás, pero me rompí el brazo y él conduce como loco, por eso dije que me sentaría adelante, incluso mamá fue a sentarse atrás; él se enojó un poco por eso, aunque no dijo nada sino hasta que íbamos a medio camino. DR. MINUCHIN: ¿Por qué eso se convirtió en una pelea? MATTHEW: Bueno, porque él empezó. JILL: No fue una pelea. CARL: No nos peleamos. Solo sugerí... Bueno, le pregunté por qué su madre se había sentado atrás en la camioneta, y él respondió que tenía el brazo roto, y yo dije: "Te sientas sobre el culo, no sobre tu brazo". MATTHEW: Sí, pero Carl, fíjate cómo conduces. CARL: Si me hubieras dicho que fuera más despacio, o le hubieras pedido a tu mamá que dijera... MATTHEW: Sí, pero de todos modos lo haces. Así conduces. CARL: Prevé que va a haber un pleito y en seguida se pone a la de-, fensiva. Creo que Matthew es muy egoísta con su madre.
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Con frecuencia evito que los miembros de la familia hablen solo del problema; en cambio, los invito a que lo traigan a la sesión, a que bailen en mi presencia. Luego exhorto a los miembros de la familia a que hablen entre ellos, mientras observo la naturaleza de sus interacciones. DR. MINUCHIN: Matthew, cuando ellos empezaron a ser pareja,
¿cuántos años tenías? MATTHEW: No me acuerdo. ¿Tenía nueve? [Mira a su madre.] JILL: Creo que tenías diez. MATTHEW: Diez años. DR. MINUCHIN: Ella se acuerda mejor. MATTHEW: Sí, ella recuerda todo; yo no me acuerdo de nada. Lo único que sé es que ellos están juntos desde hace ocho años; es todo lo que sé. Aún no conozco el nivel de discapacidad de Matthew, pero presto atención a la dependencia que tiene de su madre para que le proporcione información. Sé que los niños con epilepsia tienen problemas de memoria; pero también, que los padres de niños discapacitados tienden a protegerlos y, en ocasiones, a sobreprotegerlos. Necesitaré más información para evaluar esta relación. DR. MINUCHIN: Eras un chiquillo; ¿las discusiones empezaron des-
de entonces? CARL: No, bueno, no sé cuándo empezaron. MATTHEW: Creo que las discusiones comenzaron cuando era un
poco mayor... ' DR. MINUCHIN: ¿Cuándo? MATTHEW: .Más o menos, ¿desde que tenía unos 14 años, hasta el
día de hoy? DR. MINUCHIN: ¿Cómo se desarrollan? ¿Tú ganas la discusión? MATTHEW: Bueno, ganar, qué buena pregunta. A veces él gana, es como una competencia [ríe]. Quiere ganar, pero... no es por la
forma de ganar, sino que es... talgo más? Bueno [ríe discretamente].
CARL:
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MATTHEW: ¿Qué? Se está riendo... a veces cuando discutimos él
tiene la última palabra y gana. Es verdad, mamá, ¿no es cierto? JILL: No sé. Mientras escucho a Matthew, evalúo su capacidad intelectual. Me impresiona. Tiene una sonrisa amigable y se relaciona con facilidad. A juzgar por su lenguaje, su cociente de inteligencia parece ligeramente inferior a lo normal. Creo que lo último que dijo Matthew a su madre ("Es verdad, mamá, ¿no es cierto?") fue una petición para que se aliara con él en contra de Carl; pero Jill se negó a tomar partido. DR. MINUCHIN: Estoy escuchando a Matthew, la manera como ra-
zona. Razona muy bien y le pidé a su madre que lo ayude a recordar. A veces es porque en realidad lo necesita y, otras veces solo es porque está acostumbrado a usar tu memoria [a fill] para ayudarse. CARL: Y de ahí nacen muchas de nuestras discusiones, por Matthew, desde que tenía 14 años, y con mayor razón ahora; hay muchas cosas que creo que Matthew, que ya es un joven, debería hacer solo. Pero él sigue dependiendo de su madre para todo, desde levantarse hasta tomar sus medicinas. No fue sino hasta hace muy poco, de hecho hace dos semanas, cuando Matthew empezó a sacar sus pastillas por la mañana y a tomárselas. Hasta entonces, su madre tenía que sacar las pastillas, su madre tenía que... yo pensaba que a los 14 ya debería hacer algo... MATTHEW: Sí, pero siempre he estado muy apegado a mi mamá; no fue por la edad y esas cosas. CARL: Sí, pero el doctor Minuchin acaba de decir que te has acostumbrado a usar la memoria de tu madre y eso significa que eres un poco lento en algunas cosas; en otras eres muy brillante, pero en algunas otras tardas un poco más en entender que otros niños. MATTHEW: Sí, pero he mejorado. CARL: Exacto, y esa fue mi idea desde el principio, alentarte a ha-
cer más cosas por tu cuenta, Matthew. Hay mucho que puedes
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hacer, pero es demasiado fácil para ti decir: "Mamá, ¿me lo haces?" Vas al pie de las escaleras y gritas: "Mamá, ¿me bajas mis casetes?" Ella podría estar en el baño o haciendo cualquier otra cosa. ¿No puedes subir y poner tu casete? Eres muy flojo... MATTHEW: ¡No soy flojo, Carl! CARL: No me dejas terminar, Matthew. Le cargas mucho la mano a tu mamá. Creo que ese es el origen de muchas de nuestras discusiones. Te aprovechas de tu madre. MATTHEW [interrumpiendo]: Ya oí todas tus razones, Carl. No soy la causa de eso. Las cosas son muy distintas. CARL: Bueno, me parece que muchos de los pleitos nacen de... MATTHEW: Los pleitos son por tu culpa, y porque has sido malo conmigo... los pleitos son por cosas diferentes y no solo por eso... deja hablar a mamá, ella te dirá cuántos pleitos hemos tenido. CARL: Insistes en pedirle a tu madre que te apoye. Le pides a tu madre que haga todo por ti, hasta que hable por ti, Matthew. Tu madre no va a estar siempre a tu lado. Tienes que aprender a hacer las cosas por ti mismo, y eso es todo lo que trato de decir. Quieres ser adulto y, dentro de pocos años, tener tu propio departamento. Tienes que aprender a limpiar, a lavarte._ MATTHEW: Tú ni siquiera sabes cocinar, Carl. CARL: Dé acuerdo, Matthew, pero yo puedo vivir por mi cuenta y preparar mis comidas. MATTHEW: Lo único que cocinas por tu cuenta es el desaytino; haces que mi mamá te prepare la cena. CARL: Como quieras, Matthew. MATTHEW: No sabes cocinar. CARL: Sí, Matthew, como tú digas. DR. MINUCHIN: Muy bien, gracias. Fue un buen ejemplo. [A la madre]: Y ahora, cuando ocurrió eso, ¿qué te sucedió a ti?
Actúan el síntoma. Es evidente que estos dos hombres compiten por el amor de la misma mujer y, como es obvio, los dos tienen derecho a redbir su atención. Sin embargo, esta competencia la coloca en la posición
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de tratar de satisfacerlos por igual, y es probable que su respuesta a situaciones semejantes sea lastimarse. El pleito entre Carl y Matthew es entre iguales. Tengo, la impresión de que Jill protege a Matthew y no respalda la autoridad de Carl. JILL: Estoy escuchando y algunas cosas que ambos dijeron no son precisas.
El relato "imparcial" de Jill confirma mi impresión: los dos hombres reciben trato igual. PASO DOS: señalar las interacciones que mantienen el problema DR. MINUCHIN [A fin]: ¿Crees que tienes que intervenir? JILL: En este momento no. DR. MINUCHIN: ¿En qué punto intervienes?, ¿cuando la discusión escala?
JILL: Cuando rebasan los límites y llegan a la agresión, ahí es donde intervengo. DR. MINUCHIN: ¿Matthew es agresivo? Mi: Antes no era agresivo, pero ahora que está creciendo ha empezado a mostrarse un poco agresivo... de palabra. DR. MINUCHIN: Es algo que sucede en los segundos matrimonios. Cuesta trabajo incorporar al cónyuge como padre y eso no está ocurriendo en este caso. Lo que veo son dos grupos: marido y mujer, y madre e hijo. Siempre es un dúo. Aquí hay un padrastro y un hijo, y tú, Jill, siempre estás atenta a funcionar como protectora, y ese es un sistema muy disfuncional. Cuando tres personas requieren tres agrupamientos diferentes: Jill y Matthew, Jill y Carl, y Carl y Matthew, es muy incómodo. Él [Carl] siempre se relaciona con Matthew con cierta cautela, porque piensa: "¿Qué dirá Jill?" Soy hombre, como tal observé
a estos dos hombres hablar, y noté algo positivo. Los vi discutiendo pero tambien hablando, y me pareció que en cierto
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modo, Carl disfrutaba de su función de padre. Y vi a Matthey decir "soy tan alto corno tú". MATTHEW [ríe]: Sí, soy más alto que él. CARL [riendo]: Es bastante más alto que yo. Ofrezco a la familia un modelo de normalización de las familias re constituidas. Con frecuencia les ofrezco una descripción sencilla de si forma de organización y me sorprende que lo que a mí me parece evi dente sea toda una novedad para ellos. Más adelante describiré la .mis ma organización familiar como triángulos amalgamados y me centrar, en la falta de díadas no trianguladas. Pero, en este momento, quiere apoyar la función de Carl como padre. La terapia es secuencial y los di versos objetivos a lo largo del camino exigen diferentes intervenciones
Es cuestión de autoridad, y no parece que Carl ten ga la suficiente, porque cuando responde a Matthew sabe qui Jill está observando. Por consiguiente, la libertad de estas do: personas para desarrollarse y evolucionar queda acotada [a Jill por tu preocupación, tu estado de alerta, tu inquietud. Pasas la: 24 horas del día en estado de alerta, con la suposición de peli gros y el temor de que algo suceda. ¿Cuándo y dónde aprendis te que hay peligro en la cercanía?
DR. MINUCHIN:
Esta intervención parece redundante; dije prácticamente lo mismo en m comentario anterior, pero al cabo de muchos años de ejercicio profesiona he perdido la fe en el poder de una sola intervención. La gente asimile la novedad de acuerdo con sus viejas formas de pensar, y esta desapare ce después de la sesión, y, a menudo, durante ella. Por tanto, repito le dicho. Para dar intensidad a la interpretación, presento el mismo men saje disfrazado con otras palabras y por medio de diferentes imágenes hasta que escucho que alguien de la familia lo repite de un modo u otrc Al final de la intervención, introduzco una idea que ampliaré en le siguiente sesión: que las formas de relacionarse de la gente se progra man en la infancia.
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J1LL: ¿En qué? DR. MINUCHIN:
En la proximidad. Me impresionan los diálogos entre Carl y Matthew. He visto una enorme adaptación entre ellos, de Matthew a Carl y de Carl a Matthew. Pero, como tienes miedo de que algo suceda, aún no lo ves. CARL: Creo que es verdad. JIU,: De hecho, coincidiría con usted, pero es que hemos pasado por muchas cosas, y todo esto es muy nuevo. Quiero que seamos, no una familia normal, sino que nos llevemos bien; por eso nos hemos esforzado tanto; es que ha sido una batalla constante a lo largo de estos últimos ocho años. CARL: Creo que nuestro problema es que durante muchos años no entendí los problemas y las necesidades de Matthew. Ahora que soy mayor y vivo con Matthew, me doy cuenta de que mucho de esto á culpa mía. Creo que si seguimos viendo al terapeuta familiar en la clínica, si podemos sacar a Matthew de esta actitud negativa, todos podríamos llegará ser, como dices, una familia normal, porque incluso en las familias normales hay pleitos, solo que los problemas no estallan a este grado. Jill espera que esto funcione. Yo voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para lograrlo. DR. MINUCHIN: Está funcionando. CARL: Si nos esforzamos un poco más... Es culpa mía, Matthew, yo tengo la culpa de que me tengas resentimiento [tocando el brazo de Matthew] por algunas cosas, porque durante mucho tiempo has pensado que soy el que te fastidia y, como dijó tu madre, no es que sea irracional, sino que es la forma en que te pido las cosas... MATTHEW: No es solo eso... JILL: Estamos tratando de cambiar la manera como actuamos y hablamos entre nosotros... Carl da la impresión de ser más solidario con Matthew, pero, percibo que Carl y Jill distan mucho de comprenden el triángulo familiar e insisten en la idea de que solamente necesitan ser más amables unos con otros.
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Matthew y Jill hablan del trabajo del chico. Matthew trabaja ocho horas a la semana en una tienda departamental y va a una escuela técnica donde está aprendiendo un oficio. Me parece que tengo que volver a centrar su atención en la manera en que funcionan y seguir explorando cómo se relacionan Carl y Matthew. DR. MINUCHIN: Matthew, ¿sabes cuántos años tiene Carl? MATTHEW: ¿Cuántos años tiene Carl? Cuarenta y cuatro. CARL: Cuarenta y dos [toca el brazo de Matthew]. DR. MINUCHIN [a Matthew]: Te veo como el que desafía; ¿sabes qué es ser desafiante? MATTHEW: Los desafío. DR MINUCHIN: Carl, explícale lo que quiero decir, porque él te desafía. tvimmEw: Ah, sí. DR. MINUCHIN: Permíteme continuar. [A Carl]: Explícale qué es ser desafiante.
Hago hincapié en que Carl sabe más "y dejo entrever que debería ayudar a Matthew-a entender. Apoyo la organización jerárquica y cuestiono el trato de iguales que Jill les da. CARL: Creo que lo que quiere dar a entender es que, cuando digo algo, no prestas atención, y que cualquier cosa que yo diga para ti está mal.. [Dirigiéndose al Dr. Minuchin]: ¿Es eso lo que quiso decir? DR. MINUCHIN: Sí. [ Mirando a Matthew]: ¿Te puedes poner de pie un momento? [El Dr. Minuchin y Matthew se levantan. Matthew te saca una cabeza al Dr. Minuchin. El Dr. Minuchin ríe.] ¡Caramba, eres muy alto! Pero has de saber que a veces los padres creen que los hijos necesitan entender que los padres son mayores y quizá saben más.
Cuando trabajo con niños, acostumbro usar metáforas no verbales para explicar las cuestiones de autoridad.
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DR. MINUCHIN: Tengo
83 años. MATTHEW: ¡Vaya! [Ríe.] DR. MINUCHIN: Tú tienes48. Soy más viejo. Por tanto,*a veces quiero decir: "Sabes, ya pasé por eso, hazme caso". Si Carl te dijera eso, ¿sabes qué harías? Dirías: "Yo sé más que tú". MATTHEW: No, n.o le hago eso. DR. MINUCHIN: Claro que lo hacen; es un baile. Y ellos [dirigiéndose ahora a Jill] desarrollarán su propio baile. Creo que Carl le enseña mucho a Matthew sobre lo que es aceptable. Y no hay duda de que Matthew ha.crecido en esta relación. [El Dr. Minuchin pide a Matthew que se siente en otra silla.] Matthew, puedes sentarte ahí, pero dale a Carl el lugar que le corresponde cerca de tu madre; además, necesitas buscarte otra mujer. ¿Tienes novia? MATTHEW: No. DR. MINUCHIN: ¿Estás buscando una? MATTHEW: Sí, quiero una relación. DR. MINUCHIN: Cuando la encuentres, ¿los dejarás tener su propia relación? MATTHEW: ¿Qué quiere decir? ¿Cree que los estoy separando? DR. MINUCHIN: Sí. MATTHEW: No es cierto. Yo no hago eso. DR. MINUCHIN: Me agrada tu respuesta. Me gusta que me corrijas. MATTHEW: Sí, pero eso es lo que usted cree. Pero yo no hago eso. DR. MINUCHIN: De acuerdo, tienes razón.
Matthew ha entendido y se resiente por lo que implica mi descripción del triángulo familiar. Acepté su desafio y puse el ejemplo de un diálogo que no se convirtió en pleito. MATTHEW: No, la cuestión es entre Carl y yo, no nos llevamos bien.
Matthewo insiste en localizar el problema en el conflicto entre él y Carl. Sostengo una conversación con Jill sobre sus temores y le pido que después se lo explique a Matthew, que parece pensar que los temores de Jill se relacionan con él y sus problemas
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¿Quiere que le explique? [Titubea.] Me siento incómoda; no quiero...
JILL:
Quiero que Jill le diga a su hijo que tiene problemas que no se relacionan con él, que es una persona aparte de él, con problemas propios. MATTHEW: Dilo y ya. Dilo, mami, por favor. JILL: No, la verdad es que me siento un poco incómoda. [Al Dr. Mi-
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[El br. Minuchin se pone de pie para estrecharle la mano a Matthew.] Me simpatizas, y pienso que eres mucho más inteli-
gente de lo que la gente cree. Al final de la sesión me convencí de que me había aliado con Carl y Matthew, y que los dos se sentían apoyados y confirmados, pero me preocupaba cómo había tomado Hl! mis cuestionamientos. -Tendría que mostrarme más solidario con ella en la próxima sesión.
nuchin]: Me desconcertó un poco que haya dicho que le temo a
muchas cosas. MATTHEW: ¿Es algo que crees que me va a alterar?
Mat theio no puede concebir la idea de que mi conversación con /in no se relacione con él. En su relación sofocante e íntima no hay espacio para la autonomía. DR. MINUCHIN: Veo a tu mamá como una persona asustada. MATTHEW: Sí. DR. MINUCHIN: Y quiero saber cómo llegó a ser así, qué le ocurrió
cuando era niña que la hizo ver el mundo corno si estuviera lleno de peligros. MATTHEW: Lo sé, si. DR. MINUCHIN: De niños, a todos nos enseñaron a ver el mundo de cierta manera. Y cuando somos adultos seguirnos viéndolo así, por eso te veo [a lin] pendiente del peligro. Te veo [a Carl] como una persona que entra muy fácilmente en competencia, dé ahí que compitas con Matthew, que es un joven, como si fuera tu igual. Esto es algo que trataré de explorar: cómo llegaron a ser ese tipo de personas. Matthew y yo los escucharemos a los dos y luego hablaremos acerca de si pueden ser diferentes y de qué manera. Parecen personas muy agradables y positivas, pero están atrapadas en un círculo destructivo. Presté mucha atención a Matthew el día de hoy, y creo que ustedes tienden a menospreciar gu capacidad. Lo protegen en aspectos en los que es muy competente.
Segunda sesión Se encuentran presentes en la sesión Jill, Carl, Matthew y su terapeuta familiar, que no pudo asistir a la sesión anterior.
PASO TRES:• exploración del pasado centrada én la estructura
Me siento muy incómoda [ríe con nerviosismo]. Eh, supongo que mucho de esto viene de mi niñez: mi padre era muy violento. Cómo decirlo... era agresivo en todo sentido y, además, alcohólico. Creo que era un hombre maravilloso, pero alcohólico al fin y al cabo. Y cuando estaba borracho, se comportaba como un animal. Maltrataba y golpeaba mucho a mi mamá, a nosotras, mucho más a mí y a mi mamá, en especial cuando crecí. Era espantoso. DR. MINUCHIN: ¿Qué tipo de trabajo realizaba? JILL: Trabajaba en diferentes cosas. Empezó de policía; y mi madre era dueña de su propio bar. Se conocieron, se casaron y en menos de tres o cuatro años él comenzó a beber; se emborrachaba en el bar de mi madre y ella acabó perdiéndolo. DR. MINUCHIN: ¿Perdió el bar? JILL: Sí, perdió todo lo que tenía por el alcoholismo de mi padre. Nos mudamos y mi madre se embarazó de mi hermano menor. Nos fuimos a Galway.
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DR MINUCH1N: ¿Tu padre bebía todos los días? JILL: No, solo los fines de semana. DR. MINUCHIN: ¿Bebía todo el fin de semana? JILL: A veces, no siempre, porque no creo que pudiéramos costearlo. Si hubiera tenido dinero, de seguro se la habría pasado be-
DR. MINUCHIN: ¿Por qué tu madre se quedó con él? JILL: Ah, sí, ya lo creo que permaneció a su lado. Lo dejó una vez, pero él volvió luegd de unos seis meses, cuando yo tenía 13
biendo, pero no teníamos mucho dinero y, por eso, usted sabe, debe de haber sido solo el sábado por la noche. DR. MINUCHIN: llegaba a casa ¿y qué hacía? JILL: Bueno, llegaba a casa a altas horas de la noche; mis hermanos ya estaban acostados y yo esperaba con mi madre, las dos estábamos pendientes de que llegara y también de cuán borracho venía. DR MINUCHIN: Tú y tu mamá. JILL: Sí, nos alternábamos, sabe,
años, sí. Pero volvió, y ella le permitió regresar. DR. MINUCHIN: ¿En Irlanda son más indulgentes con los hombres golpeadores?
Quería expresarle mi apoyo. Ofrecerle disculpas por la forma en que su padre las había maltratado a ella y a su madre. Luego me enteré de que los observadores habían respondido con sentimientos parecidos. Algo en la descripción de (al había cruzado la barrera del tiempo y nos había estremecido igual que a ella.
esperando a ver a qué hora llegaba. Cuando entraba, yo corría al piso de arriba y aguardaba; en cuanto empezaba a golpear a mi mamá, bajaba de nuevo. Me acuerdo de que siempre se detenía; pero, conforme fui creciendo, quiero decir, creo que fue la primera vez que se violentó a ese extremo: tenía a mi madre en el baño, con una enorme bota amarilla y había sangre por todas partes. Entonces bajé, él me levantó en vilo y me arrojó contra la puerta de la entrada, traspasé el vidrio y este cayó hecho añicos. No, no fue el vidrio, fue a mamá a la que arrojó contra el vidrio, a mí solo me lanzó al pasillo. Recuerdo el cuello de mi madre, la bota amarilla y toda esa sangre. [Se estremece.]
JILL: La gente no sabía en realidad, nadie sabía y nadie se inmiscuía,
Jill revive la experiencia; su relato se vuelve incoherente por momentos. La enorme bota amarilla (evidentemente, un recuerdo disociado( estaba ahí en el consultorio con nosotros, y quise proteger a esa niña de ocho años, que hoy tenía cuarenta y seguía viendo la sangre. Jill no estaba describiendo un suceso histórico, sino viviéndolo de nuevo, y su miedo era palpable.
JILL: Sí.
¿sabe? DR. MINUCHIN: ¿Quién te protegió?
JILL: Nadie en realidad. DR. MINUCHIN: ¿Y tu hermano mayor? JILL: Cuando crecimos, creo que cuando él tenía unos dieciséis años, empezó a enfrentársele; a pelear a golpes con él para tratar de protegernos un poco. JILL: MINUCHIN: ¿Sigues teniendo contacto con tus hermanos? Sí, dos viven en Londres y uno en Dublín. DR. MINUCHIN: ¿Y tu madre, dónde vive? JILL: Aquí en Londres. DR. MINUCHIN: ¿Vas a visitarla? DR. MINUCHIN:
e : dad tenías? JILL: Veinte. UCHIN: Veinte. ¿Llegaste a Londres cuando tenías 19 años? DR. MIN UCHIN: ¿Y cuánto tiempo estuviste con él? pRL. JILL: Creo que unos diez años. j
DR. MINUCHIN: ¿Cuántos años tenías? JILL: No lo sé. Ocho, nueve, diez. No lo sé.
¿Cuándo conociste al padre de Matthew? ¿Qué
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DR. MINUCHIN: Diez años... ¿Te casaste con él, o...? Sí, nos casamos. DR. MINUCHIN: ¿Qué pasó entonces? ¿Qué pasó con tu esposo? ¿También era alcohólico? JILL: No era alcohólico, no; sin embargo, era muy violento. Era violento física y verbalmente. Me siento hecha una imbécil sentada aquí hablando de esto. En este instante me doy cuenta de que he estado "repitiendo como eco" lo que decía Jill. Entendía su renuencia a volver atrás y explorar su pasado, pero no tenía conciencia de que estaba repitiendo sus palabras como forma de dejarle en claro mi interés por su relato. DR. MINUCHIN: Cuando dices "violento físicamente", ¿puedes describir si te golpeaba y te aventaba con violencia? JILL: Me daba puñetazos y me estrangulaba, o... solía ponerme en cierta posición en la que yo no podía respirar, hasta que sufría un colapso, cosas por el estilo. DR. MINUCHIN: ¿Y escapaste de ese infierno diez años después? JILL: Ajá. _ DR. MINUCHIN: ¿Matthew recuerda algo de eso? ¡No! No quiero hablar de nada de esto frente a él.' DR. MINUCHIN: ¿Terminaste el bachillerato? JILL: No me iba muy bien. Me resultaba difícil prestar atención y estudiar... siempre estaba preocupada, creo yo, de niña; siempre estaba asustada pensando en mi madre, y preocupada, .qué sé yo... DR. MINUCHIN: Sí sabes. No es que no sepas, claro que sabes. Has vivido con tu niñez durante muchos años, y todavía te acompaña. JILL: Sí, bueno, eso es lo que he estado tratando de cambiar en los últimos ocho o nueve años. DR. MINUCHIN: ¿Cómo trataste de cambiarlo? ¡Válgame Dios! ¿Tengo que contar toda la historia? Eh, bueno, empecé a... supongo que cuando Metthew se fue, fue al internado de un hospital un par de años, y cuando él estaba ahí, de
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repente me encontré sola. Cuando lo pienso... creo que no tenía a nadie a quien cuidar y nadie que me necesitara, sentí que mi vida no tenía ningún propósito y empecé a beber mucho; luego hablé con uno de mis hermanos y él me sugirió que fuera a AA. Entonces empecé a ir a AA hace nueve años, y estuve muchos años sobria, hasta hace poco. Ahora Jill se expresa con oraciones completas y da la impresión de sentirse más cómoda hablando conmigo; me parece necesario incluir a Carl en ese momento, que ha estado mostrando señales de aburrimiento. DR. MINUCHIN: Creo que llegó e] turno de Carl. ¿Puedo hablar con Carl? ILL: Sí. DR. MINUCHIN [dirigiéndose a Carl]: Te vi hablando con Matthew y me pareció evidente que tiendes a ser protector y te gusta enseñar y cosas por el estilo, pero también hay un elemento de competencia. Muchas de las cosas que dice Matthew las tomas como si te retara. ¿Dónde aprendiste a ver así la vida? CARL: Creo, que cuando estuve en Italia. [Cuando Carl era niño, su madre murió y él fue a vivir con unos parientes en Sicilia.] De niños nos enseñaron a creer que no se puede confiar en nadie, que hay que cuidarse de todo el mundo, y que si uno cree tener la razón, tiene que ser leal a sus principios morales y respetar a sus mayores, y eso es todo, en esencia; creo que debo de haberlo aprendido en Italia. DR. MINUCHIN: Pero mira, Matthew te desafía mucho y tú, a tu vez, respondes con otro desafío. Entonces ambos tienen 15 0 16 años, tú y él se vuelven ig-uales. ¿De dónde sacaste ese espíritu de competencia? CARL: No sé si sea espíritu de competencia o no; cuando, desafío a Matthew es solo porque no me hace caso. Entonces tiendo a enojarme y mi reacción es levantar la voz y empezar a gritar, e incluso a veces a maldecir.
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DR. MINUCHIN: ¿Es porque el tema de la autoridad es importante? CARL: No, no creo que eso sea cierto. Creo que casi todas las discu-
cosas que necesitan pasar entre esposos cuando son una familia. Riñes con Matthew para apoyar a Jill, pero, ¿es eso lo que ella quiere? CARL: No, supongo que no. DR. MINUCHIN: Eso no es lo que ella quiere. Hace un año empezó a beber de nuevo, algo que tampoco quiere. ¿Cómo contribuyes a eso? CARL: ¿Cómo contribuyo a que beba? DR. MINUCHIN: ¿Cómo le sostienes el vaso?
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siones empiezan porque muchas veces trato de defender a Jill, y si advierto que algo la contraría, me apresuro a defenderla. Se le pide a Matthew hacer algo, él no quiere hacerlo y entonces Jill lo hace. Ella lleva una vida muy agitada. Su madre es muy anciana y tiene demencia, es muy olvidadiza; así, Jill. corre de, un lado a otro tratando de hacer su trabajo, trata de ser esposa, trata de ser madre, trata de ser hija... y todas estas cosas la bloquean; por eso, en ocasiones le pido a Matthew que haga algo y él no quiere que lo molesten. Simplemente no quiere hacer caso. DR. MINUCHIN: Creo que las cosas son más complejas. El martes dijiste que Matthew creía que le estabas quitando a su mamá. ¿A veces sientes que Matthew te está quitando a tu esposa?
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Con frecuencia utilizo esta metáfora cuando trabajo con alcohólicos para insinuar que el alcoholismo es un pas de deux. CARL: Es posible que mis pleitos con Matthew hayan influido en
que volviera a beber.
PASO CUATRO: exploración de nuevas formas de relacionarse De modo arbitrario decido marcar este momento como el principio del cuarto paso. Dejo atrás la etapa de explorar el pasado y avanzo a la etapa de tratar de introducir el cambio. En muchos casos, activo a los hijos en este punto, pero con los Iones me pareció que era importante que Matthew siguiera siendo el público, mientras que Carl y Jill hablaban. Esto, por sí mismo, era algo novedoso para esta pareja, y para Matthew. CARL: Estoy seguro de haberlo sentido en ocasiones, cuando
hay
cosas que se interponen entre nosotros, sí. DR. MINUCHIN: Crees que Jill debería mostrarte más su apoyo, de un modo u otro. Jill, ¿conoces a Carl desde hace ocho años? CARL: Sí. DR_ MINUCHIN: Es mucho tiempo. ¿Qué impide el desarrollo de una familia completa? ¿Por qué Jill no te ayuda á ser menos competitivo? ¿Por qué tú no ayudas a Jill a angustiarse menos, a que no esté tan preocupada por apoyar a Matthew? Ese es el tipo de
MINUCHIN [dirigiéndose a ¿En qué sentido te deprime Carl? JILL: Carl es en verdad una persona maravillosa y adorable. Pero
tiene dos partes. A veces digo que es esquizofrénico, porque no creo que esté consciente de que hay dos personas en él. Sé que no es esquizofrénico, pero... y ni siquiera parece tener conciencia de cómo es cuando... eh, no puedo decir que nos maltrate. Me resulta muy difícil hablar de maltrato, pero no es que nos golpee, así que tal vez, no lo sé, me confundo mucho, no sé cómo decirlo.
Jill empieza a criticar a Carl, pero vacila y se retracta. Es evidente que se siente acongojada y se culpa. Supongo que en situaciones semejantes es cuando se vuelve autodestructiva. Creo que es necesario que ella cruce este umbral. Espero que con mi apoyo pueda cuestionar a Carl y se dé cuenta de que no hay peligro en un conflicto abierto con su esposo. DR. MINUCHIN: Es importante que Jill pueda expresarte esto. Ade-
más, creo que llega un momento en el que ella siente..que es demasiado agresiva y que tiene miedo de extralimitarse y herirte.
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Entonces se detiene. Y necesita estar segura de que la amarás aunque te critique. ¿Le das permiso? CARL: Sí, te doy permiso. DR. MINUCHIN [a Carl]: Tómala de la mano, porque te va a criticar,
a tu hermano. Te pregunté por qué le habías hablado a él y no a mí. No recuerdo bien por qué fue... y después dijiste que, en lugar de apoyarte, creías que me pondría en contra de Matthew aún más. Apenas hace poco, no me acuerdo de la fecha, pero fue en las últimas dos o tres semanas, me dijiste: "Ojalá pudiera hablar más contigo, pero me da miedo tu reacción". Y yo te respondí que sea lo que fuera podías hablar conmigo. JILL: No quiero oír sus críticas constantes a Matthew, nada le parece. Necesito que sea como un amigo. Necesito apoyo emocional y, usted sabe, que seamos una pareja, un equipo... DR. MINUCHIN: Maravilloso. JILL: Hablamos de esto a las cinco de la mañana, cuando Matthew llamó para decirnos que se había fracturado el brazo. Y en seguida supe cuál sería la reacción de Carl. Echar maldiciones y hacer esa cara espantosa, es horrible. Cuando pone esa cara espantosa, no hay modo de razonar con él, no se le puede hablar y... DR. MINUCHIN: Sin embargo, estás describiendo algo de este hombre, que amas y te ama, que es útil. Lo describes como una persona muy crítica. Ya lo había notado. Lo, observé en su discusión con Matthew. Se convierte en lo que llamo un perfeccionista. Sin importar lo que digas o hagas, siempre hay una forma mejor de hacerlo, Es algo que puede desquiciar a la gente. Entonces, ¿cómo puedes ayudarlo? ¿Cómo puedes cambiarlo? JILL: Medicándolo. [Risas.] DR. MINUCH1N: Creo que tú eres la medicina.
[Carl estrecha la mano de Jill entre las suyas.] JILL: Ah, sí, bueno, lo admito, lo sé. DR. MINUCHIN [a Jill]: ¿Qué hace Carl que te deprime? JI U: Está deprimido y casi siempre está de mal humor. Es encantador cuando salimos: dondequiera que vayamos es esta persona encantadora, absolutamente encantadora, pero en casa no... y es con las personas que estamos más cerca de él: su madre, yo, Matthew, su hijo, cuando el otro Carl aparece y es horrible. Nos amarga la vida, es espantoso. DR. MINUCHIN: Describe a este otro Carl. JILL: Eh, quizá está muy deprimido, y no sé, tal vez siente un terrible dolor y se desquita con todos los demás. Está enojado, nos insulta. Y creo que el único motivo, buéno, tal vez no, pero a veces pienso que el único motivo por el que seguimos juntos es porque lo amo perdidamente, lo adoro, y es una de las personas más buenas que he conocido. Pero hay una parte de él que me atemoriza. DR, MINUCHIN: Ayúdale con esta parte de él, porque es i mportante para ti y para él. En la primera sesión, mientras apoyaba a Carl y subrayaba los aspec-
tos positivos de su relación con Matthew, me di cuenta-de que Jill tenía dificultades para expresar crítica y enojo. En vez de ello, "prefiere" tomar un cuchillo y lastimarse. El recuerdo de violencia de su niñez siempre está presente e inhibe sus reacciones actuales. Sin embargo, me he sentido muy cercano a ella en esta sesión y ella ha respondido cuestionando a Carl en mi presencia. [Dirigiéndose a Carl]: ¿De qué habla? CARL: Hace dos semanas, cuando vimos a Frankie, el terapeuta fa-
miliar, me dijiste que te habías enojado mucho y que llamaste
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La invitación a que la "víctima" se convierta en la sanadora es una
intervención frecuente en mi repertorio.
JILL [a Carl]: Todós estos años contigo y Matthew debí haber hecho
algo al respecto. Pero no podía, ¿sabes?, porque te amaba mucho. Tal vez estoy confundida sobre lo que es maltrato y lo que no lo es. Siempre quise que esto funcionara, pero estoy perdida, y perder la sobriedad fue lo peor, ay, creo que todo esto me
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afecta mucho. [Llorad Mira, Carl, creo que no estaríamos juntos hoy si yo fuera más fuerte. No creo que pudiéramos estar juntos porque fue terrible. Los últimos ocho años han sido una pesadilla, un verdadero infierno. Sé que te estás esforzando mucho ahora y las cosas están ayudando de verdad. Sé que te sientes incómodo con esto, y créeme que yo tnmbién. Sé que todas estas cosas nos van a ayudar a encontrar la forma de que los dos estemos bien emocionalmente sin tener que tomar medicinas, cosa que ambos hacemos, para vivir. Nunca he tenido una vida normaL Pero mi idea de una especie de vida normal es una vida familiar entre tú, yo y Matthew, en donde podamos estar juntos.
Me pareció que el desafio directo que Jill le planteó a Carl era nuevo y que reincorporar a Matthew en este momento era dar una vuelta a una forma indirecta de participar en la relación: como un trío no como una pareja. Por tanto, traté de proteger a la pareja y también a Matthew en mi cuestionamiento a Jill. DR. MINUCHIN
[a Carl]: Jill dice que siempre le estás diciendo a los
Los veo como pareja y también como trío. Y en diferentes combinaciones. DR. MINUCHIN: Creo que es necesario dar mayor prioridad a tratarlos como pareja. Matthew es un jovencito muy agradable, pero con frecuencia se comporta como si fuera un niño pequeño. No conoce mucho de límites y creo que sería conveniente que le recordaras a Jill que es importante que establezca límites. Tiene miedo de hacerlo porque lo quiere mucho. [A la familia]: Creo que tienen suerte de tenerla como terapeuta, porque le simpatizan y creo, Jill, que si puedes empezar a cuestiona/ a Carl, corno acabas de hacerlo,.. Sé que es muy difícil para ti criticarlo, porque te da miedo. Y por eso cuando te enfrentas a él empiezas a olvidar o a lastimarte. Eso es algo muy importante que debes analizar con Frankie. Fue un placer conocerlos, pero ya no volveré a verlos porque el lunes regreso a los Estados Unidos. Frankie tendrá una cinta que le entregaré y pueden verla si quieren. JILL: Quiero llevarla a casa. Me gustaría llevármela a casa. ¿Es posible? IbRAPEUTA FAMILIAR:
demás que pueden ser mejores de lo que son, y que esto la devalúa.
[A la terapeuta, que ha.permanecido en silencio durante la sesión]: Será importante que ellos dos hablen sin que Matthew esté presente. Incluso cuando están solos, hablan de Matthew. Matthew es el campo de batalla y me parece muy desafortunado, porque son muy buenas personas que se quieren, y sería muy útil que empezaran a tratarse como pareja. Creo que Matthew está mu cho mejor hoy que ayer. En la última sesión me impresionó lo hábil que es, cuánto entiende y cuánto más independiente es de lo que Carl y Jill piensan. ¿Siempre los ves a los tres juntos?
Al final de la sesión, sostengo un diálogo con ella, le sugiero algunas posibilidades de terapia y le vuelvo a transferir la familia. Su trabajo me ha impresionado y tengo la seguridad de que seguirá trabajando y aprovechará al máximo esta consulta.
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** *
Colofón Jill me había comentado que al día siguiente era su cumpleaños. Le llamé y le dejé un mensaje en la contestadora deseándole feliz cumpleaños. Al otro día recibí este mensaje por correo electrónico: Nos tratamos solo algunas horas, pero haberlo conocido ha tenido un efecto muy poderoso y positivo en mí. Creo que usted es un hombre muy inteligente y maravilloso; 'no lo olvidaré. Una vez más, gracias por todo. JILL.
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Comparto esta comunicación porque me siento complacido de haberle ofrecido a Jill una imagen positiva de un hombre, ya que ha tenido muchas imágenes masculinas destructivas.
luego revivió con el primer esposo le dejó una extraña pauta de a utoprotección en la que se lastimaba para evitar que la lastimaran. Aunque era una mujer brillante y competente, se veía ante todo como víctima y respondía a las señales de agresión como si todas fueran precursoras de violencia. Parece que los problemas neurológicos de Matthew están controlados con medicamentos, y aunque es evidente que su inteligencia es limitada y depende en gran medida de su madre, al mismo tiempo es capaz de funcionar de forma muy competente, ya que va a la escuela técnica y trabaja de medio tiempo como empleado en una tienda departamental. Sabemos menos de Carl. Es probable que las necesidades de Jill y su aura de dramatismo hayan influido en.que la sesión se centrara en ella y en que Carl quedara un poco al margen. Sin embargo, creo que esta posición es la que también ocupa en la familia. Si Carl pensaba que Jill mimaba mucho a Matthew, no lo manifestó. Si quería que ella fe prestara más atención, no lo expresó. Lo que hizo fue criticar a Matthew por depender de su madre y quitarle demasiado tiempo, cosas por las que, supuestamente, responsabilizaba a Jill, cuando menos en parte.
Marco terapéutico Organización familiar Como muchas familias reconstituidas, los Jones tenían conflictos de lealtad. Incluso las familias de primeros matrimonios tienen problemas de lealtades divididas. En estos tiempos en que todo el mundo anda a las carreras, es muy común que los matrimonios sacrifiquen el ser pareja en aras de ser padres. Los esposos sienten celos del tiempo que sus esposas dedican a llevar a los niños al ballet o a la práctica de futbol y beisbol, pero el pacto fáustico que aceptan consiste en ceder sus esposas a los hijos a cambio de no tener que intervenir mucho en su crianza. Lo que vuelve más amenazadoras las lealtades divididas en las familias reconstituidas es que los padres se preocupan por sus hijos, que muy probablemente han pasado por una época de sufrimiento y pérdida. Aunque es casi seguro que el nuevo cónyuge reconozca esta preocupación, también él tiene sus propias inquietudes: la angustia natural de alguien que trata de hallar un lugar en una unidad familiar existente. Con razón abundan los,celos. En el caso de la familia Iones, al cabo de ocho años, el subsistema amalgamado de madre e hijo seguía siendo más fuerte que el subsistema de la pareja. El nuevo esposo y el hijo todavía se relacionaban por medio de la madre, cuya forma de resolver el conflicto era lastimarse.
Perspectivas individuales Jill era el miembro de la familia que presentaba los síntomas evidentes. El grado de violencia que experimentó en su infancia y que
Estrategias de intervención Las metas estructurales en esta familia eran que Carl y Jill se acercaran como pareja y que Carl participara más plenamente como padre en la vida de Matthew. La estrategia consistió en exorcizar las imágenes de los hombres destructivos del pasado de Jill, porque su experiencia con el padre y el primer esposo la había estructurado de tal forma que, para ella, la intimidad equivalía a acontecimientos catastróficos. La exhorté a cuestionar a su esposo para que pudiera afirmarse de manera segura. Las señales del amalgamiento entre Matthew y su madre aparecieron desde el principio de la sesión, lo que yo cuestioné con cuidado tanto cuando señalé que Matthew pedía a su madre que
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fuera su memoria como cuando pregunté: "¿De verdad necesita eso?" Estos sondeos se guiaron por la idea de que los miembros de la familia deben ser capaces de relacionarse directamente, sin que nadie más se inmiscuya. Apoyé el derecho de Carl a obtener respeto como padre y confronté la renuencia de Matthew a ofrecerle dicho respeto. Luego me dirigí a Jill y señalé que su aparente necesidad de vigilar todo lo que sucede en la familia tenía el efecto de sobreproteger a Matthew e impedir que Carl y Matthew resolvieran por ellos mismos su relación. Después de que Jill admitió que era una persona asustada, pero no antes, procedí a hacer una breve exploración de cómo llegó a ser así. Traté de cerrar la puerta del dormitorio de Jill y Carl para permitir que se desarrollen como pareja y, con esa intención, les hice notar con delicadeza la posición que Matthew ocupaba en medio de los dos. "¿Tienes novia?", pregunté. Matthew respondió que no, pero que estaba en busca de una. Mi respuesta ("Cuando la encuentres, ¿los dejarás [a Carl y Jill] tener su propia relación?") dejó en claro el asunto. Era preciso que Matthew se apartara de ellos y que ellos, a.su vez, se apartaran de él. Carl solo podría llegar a ser realmente la pareja de Jill cuando ambos establecieran objetivos realistas para Matthew en los que los dos participaran. Habían hecho un extraordinario trabajo para ayudar a que Matthew funcionara en un nivel alto respecto de sus posibilidades, pero no se atribuían ningún mérito por esto y se centraban, más que nada, en las dificultades.
cómo responde Jill en el presente a las figuras masculinas. No puedo dejar de recalcar la importancia de usar la unión, ya que creó una alianza terapéutica en la que Jill me vio como una figura paterna benigna y esto le permitió explorar su pasado doloroso y ampliar su sentido del yo. Entre las técnicas específicas que empleé en estas dos sesiones, figuran el rastrear (hacer preguntas para obtener la historia de la familia en forma ordenada) y buscar áreas de conflicto (preguntar, por ejemplo, si el padrastro y el hijastro riñen y, de ser así, quién gana y, de manera implícita, qué papel desempeña la madre en estas discusiones). Hice uso de metáforas para señalar, sin ponerlos a la defensiva, cosas problemáticas que los miembros de la familia estaban haciendo. Así, por ejemplo, hablé de que Matthew pedía prestada la "memoria" de su madre, señalé que Matthew piensa que es "tan alto" como Carl y le pregunté a Carl de qué manera sostenía el vaso cuando Jill bebía. Conforme avanzaron las sesiones y me establecí como una persona comprensiva y digna de confianza, me sentí más seguro para cuestionar de manera más directa a los miembros de la familia: hice notar que Matthew no respetaba a Carl, que Jill se inmiscuía y, lo más importante, hablé de las consecuencias de estos actos. Introduje algunas explicaciones didácticas sobre cómo funcionan las familias reconstituidas y los problemas que deben enfrentar. Estas intervenciones son útiles para normalizar y aportar estructura y significado a las transiciones en el desarrollo de una familia, 'siempre que tomen en cuenta la situación específica de la familia y no se conviertan en sermones.
Técnicas El uso de las técnicas siempre es secuencial. Primero me enfoqué en el esposo y el hijo para ayudar a la madre a entender que no tenía que proteger a su hijo de su esposo. En el tercer paso, me centré en la experiencia traumática de Jill con su.familia cuando era niña y, posteriormente, con su primer esposo, la cual se manifestaba en
PARTE TRES
Parejas complementarias
La complementariedad es el pegamento que une las relaciones. Los intereses y valores compartidos posibilitan la coexistencia; sin embargo, nuestras diferencias son lo que da interés a la vida y nos permite apoyarnos y enriquecemos mutuamente. En Family Healing escribimos: Lo primero que hay que entender acerca de cómo se estructuran las familias es que cierto grado de complementariedad es el principio que define toda relación. En toda pareja, el comportamiento de una persona está unido al de la otra. Esta sencilla afirmación tiene repercusiones profundas: significa que los actos de la pareja no son independientes, sino codeterminados, sujetos a fuerzas recíprocas que apoyan o polarizan, y esto pone en entredicho la preciada creencia en el individuo, esa isla del yo, feliz, autónoma, tierra del libre albedrío, que nos agrada pensar que somos. Sin embargo, hay que hacer una precisión importante. Casi todos nosotros sabemos (o descubrimos) que el matrimonio no nos completa, en el sentido de generar lo que nos hace falta; por ejemplo, es erróneo pensar que la seguridad en sí mismo del esposo compensará la inseguridad de la esposa, o que la naturaleza extrovertida de la esposa resolverá la reticencia del esposo; esta creencia es una fantasía. Dos mitades no forman un todo por arte de magia al decir "sí, acepto".
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Sin embargo, dos personas que se unen forman una relación. En ese sentido, dos mitades sí hacen un todo. Si este todo resulta ser o no lo que uno quiere es otra cuestión. (Minuchin y Nichols, 1993: 63.)
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resultarle difícil aceptar que él tenga ideas diferentes sobre cómo manejar a los niños. ***
Para los especialistas clínicos que trabajan con familias, el principio de complementariedad tiene dos implicaciones importantes. La primera es que casi todos los actos humanos son solo la mitad de una interacción. Aunque los clientes suelen atribuir sus problemas á lo que el otro hace, los terapeutas familiares aprenden a buscar la otra mitad que complementa esas quejas. Así, el esposo que se queja de que su mujer lo fastidia tal vez no es demasiado receptivo a sus peticiones. Asimismo, una madre que se queja de que su hija es indecisa tal vez le ofrece demasiados consejos al tratar de ayudarla. Siempre que un cliente se queja de los actos de otro miembro de la familia, el principio de complementariedad indica no solo que ambas personas intervienen, sino que el terapeuta debe buscar una intervención que sea la imagen en el espejo de la queja original. Otra cosa que los especialistas clínicos experimentados aprenden es que, aunque la complementariedad moderada permite a las parejas dividirse las funciones y apoyarse el uno al otro, la complementariedad rígida arrebata al individuo parte de su potencial y vuelve inflexible la relación. El matrimonio de casa de muñecas de una mujer joven que adora al hombre mayor poderoso es un ejemplo conocido de una relación en la que hay complementariedad rígida. Otro ejemplo es la esposa que asume toda la responsabilidad de los hijos, mientras que su espoSo invierte toda su energía en su carrera profesional. Estas parejas polarizadas pueden funcionar durante un tiempo, pero cuando las cosas cambian para cualquiera de sus integrantes, el otro puede poner resistencia a los ajustes que la pareja necesita. Cuando la esposa trofeo empieza a exigir un poco de independencia, el esposo se lamenta: "No sé qué le pasó; antes era muy agradable". Cuando la madre agobiada dé trabajo necesita más ayuda con los hijos, al esposo se le dificulta dedicar menos tiempo a su carrera profesional, en tanto que a la madre puede
En los dos casos que hemos incluido en esta sección, las esposas sintomáticas son el paciente identificado. La señora Ramos, que sufría paroxismos de angustia siempre que tocaba algo sucio, podría recibir el diagnóstico de ser fóbica o que tiene compulsión por lavarse las manos. Elena Delgado, la esposa demasiado tensa, presentaba todos los síntomas de depresión con agitación. Se pensaba (pie las dos padecían de trastornos nerviosos, como si su conducta fuera una enfermedad y, en consecuencia, a las dos se les identificaba negativamente dentro de sus familias: no eran personas infelices con quejas legítimas; estaban enfermas. Como se verá, los sondeos prescritos por nuestro modelo de evaluación revelaron qu'e los síntomas de estas mujeres estaban relacionados con la vida rica, pero problemática, de sus familias. Como ocurre a menudo en las parejas con complementariedad rígida, el camino que conducía a las profundidades atribuladas de estos matrimonios pasaba por los hijos. Hace años, Lederer y Jackson (1968) propusieron que era útil catalogar a las asociaciones íntimas a lo largo de dos continuums: satisfactorias/insatisfactorias y estables/ inestables. Como el señor y la señora Ramos y el señor y la señora Delgado, las parejas insatisfactorias, pero estables, por lo general encuentran algún modo de que sus relaciones perduren, a menudo, como en estos dos casos, desviando el conflicto hacia el manejo de los hijos. Antes de leer cómo nuestra evaluación en cuatro pasos puso al descubierto la complementariedad subyacente en estas relaciones, vale la pena recordar que hay muchas formas de tratar cualquier caso, y que cada una tiene sus ventajas y desventajas. Aunque podría pensarse que un método médico para tratar a estas dos mujeres sintomáticas no resolvería los problemas estructurales de sus familias, no necesariamente sucede así. Confirmar a una esposa en la condición de paciente con un tratamiento farMa-
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cológico o una terapia conductual puede apuntalar la estructura defensiva de la familia. En lugar de hacer entender a la mujer el conflicto que la separa de su esposo, es probable que el tratamiento individual estabilice la distancia, pero también podría ofrecerle la esperanza de aprender a hallar satisfacción fuera de una relación si bien estable, insatisfactoria. Esta solución al problema del matrimonio no es muy romántica, pero no todas las vidas tienen un final de cuento de hadas. Si el terapeuta ve más allá de la presentación sintomática- de la esposa y focaliza los conflictos de la relación que estos síntomas ocultan, descubrirá, sin duda, que existen docenas de maneras de resolver estos problemas (Gurman y Jacobson, 2002; Nichols y Schwartz, 2006; Donovan, 1999; Dattilio,1998). Aunque podríaMos analizar estas otras formas de trabajar con parejas (con total objetividad, por supuesto), preferimos comentar algo más sobre el funcionamiento del modelo estructural. Se puede decir que la terapia estructural con parejas sigue varios pasos distinguibles (Nichols y Minuchin, 1999): 1. Tomar en consideración todo el sistema familiar en la evaluación. -Aunque parezca razonable excluir a los niños cuando una pareja pide ayuda con su relación, imagine cuánta. información se habría perdido si hubiéramos visto a cualquiera de las dos parejas de esta sección sin sus hijos. Debido a que los problemas de las parejas casi siempre se relacionan con la influencia de terceros que complican la situación, una norma ú.til es tener por lo menos una o dos sesiones con toda la familia, aun cuando la pareja termine siendo el punto focal del tratamiento. 2. Crear una alianza de entendimiento con cada uno de los miembros de la familia. Una alianza nunca debe ser un acto estratégico fingido, una "técnica". Como descubrirá, el terapeuta que se apresura a cuestionar a un miembro recalcitrante o dominante de la familia sin dedicar tiempo suficiente a tratar de entender a esa persona, no tiehe muchas probabilidades de lograr entenderse con ella.
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3, Promover la interacción. Para iniciar una puesta en escena productiva, ponga el foco de la intervención en un tema específico sobre el cual ambas partes tengan opiniones muy firmes. Explique por qué es importante que se entiendan y después ofrezca sugerencias claras y contundentes para discutir el tema en cuestión. La única forma de ver en realidad cómo interactúa una pareja es tomando distancia y observando cómo interactúa. 4. Realizar una evaluación estructural de cómo están organizados los límites y subsistemas que mantienen el problema. Desde luego, este es el punto principal de nuestro modelo de evaluación y usted verá cómo se aplica a la dinárn'ica de las parejas de esta sección. También notará- que muchos casos se relacionan con diversas cuestiones estructurales complejas y superpuestas. Por eso, es importante: 5. Establecer un enfoque estructural para la terapia. El terapeuta que trabaja con complementariedad rígida debe hacer más que ayudar a los integrantes de la pareja a comunicar sus sentimientos al otro. Si la organización estructural de una pareja ya no funciona, el terapeuta debe admitirlo y ayudar a sus integrantes a aprender a adaptarse al otro de manera diferente y más flexible. 6. Destacar las interacciones problemáticas y centrarse en ellas. Uno de los secretos para llegar a ser un buen terapeuta es saber cuándo hablar y cuándo escuchar. Los psicoanalistas aprenden a esperar y a no hacer interpretaciones hasta que sus pacientes ofrezcan algún subproducto inconsciente derivado del conflicto: sueños, lapsus o un despliegue violento de síntomas. De igual modo, estamos convencidos de que es mejor dejar que los miembros de la familia cuenten su versión de la historia, en sus propias palabras, pero haciéndoles notar las formas' problemáticas de relacionarse, que quizá les pasen inadvertidas. Cuando lea los dos casos de esta sección (o cualesquiera otros, en realidad), fíjese en cuándo interviene el terapeuta y cuándo escucha.
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7. Llevar las interacciones más allá de sus cortes homeostáticos habituales. Para lograr el cambio con éxito se requiere ir más allá del punto en el que los miembros de la familia se sienten tentados a interrumpir de pronto el proceso para volver a los mismos patrones que los llevaron a la terapia. Observe, por ejemplo, que en la familia Delgado, en cuanto aparecen indicios de conflicto interpersonal, la familia vuelve a la descripción sintomática de la maquinaria intrapsíquica. Cuando la señora Delgado se queja, su esposo interviene de inmediato y comenta: "Llega a casa alterada. Sin que nadie haga nada se altera". Es más fácil cuestionar al esposo o, mejor dicho, el patrón de interacción de la pareja, en la medida en que el terapeuta se ha aliado con él. Para ser bueno, el terapeuta debe estar dispuesto a trabajar con poner intensidad, pero para poder utilizar la intensidad con eficacia, es preciso haber establecido una alianza de trabajo sólida. 8. Promover la empatía para ayudar a las díadas recalcitrantes a superar las peleas defensivas. Nuestro tercer paso, explorar los orígenes históricos de la forma en que una pareja se une, nos ayuda a entender cómo interactúa uno con el otro. Estas exploraciones esclarecen la situación, pero, más que eso, producen empatía y entendimiento. Verá cómo incluso una incursión breve en la niñez de la señora Ramos aclara que los fantasmas del pasado ayudaron a crear una forma de relación que era dolorosa tanto para la pareja como para los hijos. 9, Desafiar a los miembros de la familia para aceptar responsabilidad por su conducta. Por 'supuesto, de esto se trata el cuarto paso de nuestro modelo. Además de la ventaja de entender cómo se involucra la pareja en los problemas que la afectan, la terapia de parejas también posibilita concentrarse en lo que el otro debe cambiar. En ninguna parte es más problemática la tendencia a proyectar la responsabilidad que con las parejas complementarias. Piense, a medida que avance en la lectura de los casos de esta sección, no solo en cómo el 'doctor Minuchin logra comunicarse al final con los diferentes miembros de la familia, sino también en qué otra forma usted habría procedido.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Dattilio, F. (ed.), 1998, Case Studies in Couple and Family Thetapy: Systemic
and Cognitive Approaches, Nueva York, Guilford Press. Donovan, J. M. (ed.), 1999, Short-term Couple Therapy, Nueva York, Guilford Press. Gurman, A. S. y N. S. Jacobson (eds.), 2002, Clinical Handbook of Couple Therapy, 3a. ed., Nueva York, Guilford Press. Lederer, W. y D. Jackson, 1968, The Mirages of Marriage, Nueva York, Norton. Minuchin, S. y M. P. Nichols, 1993, Family Healing: Tales of Hope and Renewal from Family Therapy, Nueva York, The Free Press. Nichols, M. P. y S. Minuchin, 1999, "Short-term structural family therapy with couples", en J. M. Donovan (ed.), Short-term Couple Therapy, Nueva York, Guilford Press. Nichols, M. P. y R. C. Schwartz, 2006, Family Therapy: Contepts and Methods, 7a. ed., Boston, Allyn & Bacon.
CAPÍTULO
6
Depresión agitada en una mujer adulta
Me encuentro en América del Sur, en calidad de profesor y consultor de un grupo de terapeutas experimentados. Con ese carácter veo a Elena, una mujer de 45 años, y a su familia. El esposo de Elena, Luis, llamó al terapeuta en busca de una cita para ella. Mencionó que estaba inquieta y agitada, y que reñía constantemente con él y los hijos. El terapeuta invitó a Luis a ir con Elena y los vio como pareja durante tres sesiones antes de esta consulta. Vi a esta familia como parte del trabajo de un taller de enseñanza, pero el terapeuta también me había comentado que tenía dificultades, en especial con Luis, que tendía a asumir el control de las sesiones e insistía en que su esposa era la paciente. Le pedí que también invitara a los hijos. María, de 16 años, aceptó de buen grado; Carlos, el hijo de 10 años, no quería asistir, pero luego de hacerse un poco del rogar, accedió. Desde la perspectiva terapéutica, esta consulta es interesante en gran parte porque no es una conversación fluida entre el terapeuta y una familia cooperadora; es más como una lucha. La familia persiste en su punto de vista de que Elena es una mujer exaltada, responsable de las discordias familiares. Insisto en que su opinión es muy limitada y que mi perspectiva les ayudará a llevarse mejor. En esta polémica, pierdo el rumbo más de una vez y me parece que el baile subsiguiente es lo que resulta instructivo.
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DEPRESIÓN AGITADA EN UNA MUJER ADULTA
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Cuando entran en el consultorio, Elena, una mujer de aspecto agradable y sonrisa cautivadora, toma asiento en primer lugar. Carlos se sienta a su lado, luego María y después Luis. Todos vienen vestidos con sus mejores galas.
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manera de funcionar? ¿Es flexible? Lo hago mecánicamente; mi comentario no tiene la intención de ser antagónico. Como muchos psicólogos clínicos, demuestro curiosidad e interés. Por tanto, en este caso, le pido a Elena que cambie la velocidad de hablar, pero presento la petición como una necesidad mía, en vez de hacerlo como un cuestionamiento hacia ella. Elena sonríe y continúa hablando, ahora más despacio.
PASO UNO: abrir el motivo de consulta ELENA: Estoy en continuo movimiento, como si viajara a alta veloLUIS: Los niños accedieron a venir porque quieren ayudar a su ma-
dre. A todos nos preocupa. Es muy nerviosa; todo le molesta. Discute con los niños y conmigo hasta por los detalles más mínimos.
Luis se define como el portavoz de la familia. ELENA: Estoy muy nerviosa. Vi al doctor de la fábrica y me dio unas pastillas que me ayudan un poco, pero siempre estoy muy tensa en el trabajo. Somos siete los que trabajamos en la oficina y no nos queda tiempo ni para respirar. Tenemos que hacer todo al instante. Llego a casa y encuentro más de lo mismo. Los niños necesitan cosas y tengo que responder. Si no, la casa es un' desastre.
En el primer comentario Elena se define como la paciente y trata de ser una descripción fiel de los problemas que su enfermedad causa a la familia. Habla muy rápido, casi sin puntuación. No sé si esto es algo peculiar de la región o si se deba a la presión de hablar ocasionada por la angustia, pero baso en esta característica mi primera intervención. DR, MINUCHIN: Por favor, hablo bien el español, me crié en Argentina, pero allá hablamos un poco más despacio. ¿Podrías ayudarme y hablar más despacio?
cidad. Aunque el contenido es una continuación de su anterior descripción, la forma de lo que dice indica flexibilidad y disposición a colaborar. En seguida pido permiso para hablar con los niños y ella, por supuesto, accede. Hablo despacio, para poner el ejemplo de un ritmo más relajado. María responde primero. MARÍA: Siempre está enojada. Hasta lo más insignificante le molesta. Siempre hay tensión entre nosotras. CARLOS: No, conmigo no siempre se enoja. Elena responde a los comentarios de María y admite que lo que su hija dice es verdad. Se enoja por detalles pequeños. ELENA: María no cuelga su ropa; la deja botada en la silla o en
el
piso. Ya es una forma de vida. Sabe que me molesta y lo hace de todos modos. El intercambio entre madre e hija aleja la narrativa de la patología interna de Elena y la lleva a tratar los conflictos normales entre una
madre y su hija adolescente. Mi intervención tiene el propósito de centrar la atención en el proceso interpersonal. DR. MINUCHIN [a María]: ¿Crees que tu madre es injusta?
Al principio de la terapia, acostumbro cuestionar el comportamiento del paciente identificado como parte de mi evaluación. ¿Es su única
MARÍA: Siempre está enojada. No tengo que hacer nada para que se enoje.
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Lo que veo en este caso es un patrón familiar que se repite una y otra vez, y lo voy a rastrear como parte de mi evaluación. Nos desviaremos de la descripción intrapsíquica de los síntomas ("Estoy muy nerviosa"), para centrarnos en las transacciones interpersonales (Me enoja que mi hija arroje la falda a la silla a pesar de que sabe que no me gusta que lo haga). Sin embargo, antes de que pueda comentar, Luis toma la palabra y repite lo que dijo María. Llega a casa enojada. Uno no necesita hacer nada para que se enoje.
LUIS:
Extiendo la mano y hago la señal de alto. Con frecuencia, puntúo las narraciones con ademanes y expresiones no verbales, por lo que una señal de alto, aun al principio de la sesión, no es nada insólito. Sin embargo, sé que este alto en concreto es inés enérgico. Luis me irrita y, aunque reconozco el sentimiento, influye en cómo le respondo. [a Luis]: Si me permites, Luis, me gustaría explorar cómo experimentan los niños a su madre. [A María]: ¿Me puedes contar algún incidente reciente?
DR. MINUCHIN
Una de las características distintivas de la terapia estructural es considerar que las alianzas entre los miembros de la familia forman parte del proceso de mantener el síntoma. Siempre que observo este proceso, pienso en cómo puedo cuestionar o modificar lo que considero un patrón disfuncional. Bueno, estaba oyendo música en la radio y a mi madre le pareció que tenía el volumen muy alto, pero no era cierto. ELENA: Estaba muy fuerte. Lo que pasa es que tú no te das cuenta. DR. MINUCHIN [a María]: ¿Y qué hiciste? MAREA: Le bajé el volumen, pero ni así estuvo contenta. ELENA: La música que oye es puro ruido. MARÍA:
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El propósith de unirme a Elena en torno de un punto de acuerdo mutuo era desacelerar el ritmo precipitado de la sesión y usar mi adhesión pura apoyarla. DR. MINUCHIN
[dirigiéndose a Carlos]: ¿Qué sucede entre tú y tu
madre? CARLOS: Se
enoja cuando quiero salir a jugar con mis amigos. [Se le
llenan los ojos de lágrimas y empieza a llorar. Luis se levanta, preocupado, y le hace un ademán a María para que se haga a un lado. Se sienta junto a Carlos y le da una palmadita cariñosa en la pierna, mientras Carlos continúa llorando.] DR. MINUCH1N [a Luís]: Luis, por favor, vuelve a tu lugar. [Luis lo hace.] [A Elena]: Parece que Luis cree que tiene que proteger a Carlos de ti.
[A Luis]: Si Carlos tiene algún problema con su madre, sería mejor que dejaras que ellos juntos lo resolvieran. En este caso, tal vez de manera innecesaria, fui antagónico; en vez de reprender a Luis, podría haber explorado el sentimiento que lo impulsa a proteger a su hijo. Pero estaba viviendo la insistencia de Luis de que Elena estaba enferma corno un desafio a mis objetivos terapéuticos. Por desgracia, mi compromiso emocional con rescatar a la paciente identificada estaba poniendo en peligro mi eficacia. DR. MINUCH1N [a Elena]: ¿Necesitabas su ayuda en este momento? ELENA: Luis se precipita a causa de mi enfermedad, porque es-
toy muy nerviosa. A veces necesito que intervenga, pero no siempre.
Me alío con Elena, pero como parte de una coalición contra Luis. Le pido que consuele a Carlos y lo hace con ternura. Le ayuda a quitarse la chaqueta y le habla con dulzura. María, que está sentada cerca de Carlos, se une a su madre. Carlos se tranquiliza.
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EVALUACIÓN DE FAMILIAS Y PAREJAS
DR. MINUCHIN: Sería una lástima que Carlos sintiera que necesita a
su padre para que lo proteja de su madre. A estas alturas, Elena se había relajado considerablemente. La agitación en su habla desapareció y hablaba más despacio. Sin embargo, Luis se veía muy molesto porque cuestioné su autoridad. Nos hallábamos en una coyuntura dificil. Yo resistía la insistencia de Luis en que
las cosas no podían cambiar y protegía a Elena. Había actuado como un policía de tránsito y bloqueé sus movimientos protectores hacia los niños porque volvían inútil a Elena, pero en el proceso lo había alienado. Es necesario hacer caso de las luces amarillas, examinar con cuidado lo que uno hace. Sabía que era necesario cuestionar la opinión rígida de Luis sobre su esposa y su apoyo a los síntomas, pero comprendí que me había irritado. Había obstaculizado mi trabajo y mi respuesta
nos llevó a una lucha de poder. DR MINUCHIN [continuando
con María]: Cuando riñes con tu madre, ¿tu padre interviene y se pone de tu lado?
MARÍA: Sí.
Entonces, ¿no hay nada entre ustedes dos que no involUcre a otra persona? MARÍA: Es que si ella no tiene razón, necesito que él salga en mi defensa, porque yo no puedo convencerla. DR. MINUCHIN: Vaya problema, porque así no aprenderás jamás a negociar con tu madre.
DEPRESIÓN AGITADA EN UNA MUJER ADULTA
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En este punto, el sistema terapéutico repite la dinámica familiar. Luis
llega a rescatar a María de mi cuestionamiento y yo lo ataco. He tomado la posición de Elena frente a Luis, y quizá de los niños, y, como es lógico, eso no es útil. Me convierte en participante del drama familiar, y me quita la oportunidad de ser un comentarista objetivo. MARÍA: No puedo hacer nada. Nunca aceptará que tengo razón. Cuando se enoja, se va a su cuarto y cierra la puerta. Creo que se pone a llorar. DR. MINUCHIN: ¿Cuándo necesitas que intervenga tu padre? MARÍA: Cuando ella me pega. Él entra, la sujeta de los brazos y no permite que me golpee.
En el silencio que siguió a esta acusación, tuve la impresión de que cada uno de ellos pensaba a su manera en este momento de violencia. cuando te sujeta las manos? ELENA: Estoy tan nerviosa que no puedo controlarme. No quiero pegarle, pero no puedo controlarme. DR. MINUCHIN: ¿Y por eso necesitas que él te controle? ELENA: Sí, por supuesto. Necesito que me controle.
DR. MINUCHIN
[a Elena]:
¿Qué sientes
DR. MINUCHIN:
[En este momento, Luis toca el hombro de María y le recuerda un incidente con su madre.] DR. MINUCHIN [a Luis]: Estoy tratando de entender a María, que me parece una joven muy inteligente. Si me permites, me gustaría seguir hablando con ella: [A María]: Si estás sola con tu madre, ¿cómo resuelves los problemas?
Pido a Elena que aparte la silla del resto de la familia. Acostumbro utilizar el espacio como metáfora de distancia. El acto de apartarse es gráfico, y las familias comprenden que hago hincapié en la cercanía, la distancia, o en determinados agrupamientos dentro de la familia. DR. MINUCHIN
[a los demás]: Tienen una familia con un padre, pero
sin madre. LUIS: No es que los niños carezcan de madre; lo que pasa es que cuando sale de la oficina y llega a la casa ya viene enojada.
Una vez más, Luis insiste: es ella. Volvemos al principio; todo el mundo coincide en que el problema es Elena.
172
EVALUACIÓN DE FAMILIAS Y PAREJAS
LUIS: Los niños están pendientes de su humor. Saben que está enferma y tratan de ayudarla. DR. MINUCHIN [a Elena]: ¿Cómo te protegen? ELENA: Carlos es muy sensible, muy emotivo.
Cuando ve que estoy enojada, viene a hablar conmigo y trata de calmarme.
Carlos empieza a llorar de nuevo. Desde luego, me doy cuenta de que. Carlos está en problemas y necesita atención, pero la terapia es selectiva en cualquier momento dado, y ahora estoy concentrado en un problema diferente. Trato de introducir incertidumbre; pero cada vez que presento una perspectiva interpersonal, la familia nos lleva de regreso a su visión común. No es extraño; la terapia a menudo adopta la forma de un subibaja, cuando el terapeuta y los miembros de la familia discuten sus diferencias. [a Elena]: ¿Qué vas a hacer para ayudar a tus hijos a crecer normalmente? Carlos cree que tiene que ser tu enfermero. No puede funcionar como niño en este momento, porque tu tristeza es muy contagiosa. ¿Qué puedes hacer para ayudarlo?
DR. MINUCHIN
Empujc hacia arriba: es mi parte del subibaja. Trato de utilizar el sentimiento maternal de protección y responsabilidad por los hijos corno inductor del cambio. LUIS: Se pone histérica y no puede controlarse. Necesito proteger a los niños.
Luis empuja hacia abajo: es su parte del subibaja. [a Elena]: ¿Controlas tus nervios o ellos te controlan a ti? ¿Sería posible que, por amor a tus hijos, asumas el control?
DR. MINUCHIN
Aquí pongo a prueba un camino diferente. ELENA:
Mis nervios me controlan.
DEPRESIÓN AGITADA EN UNA MUJER ADULTA
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Esta es la parte de Elena en el subibaja. [a Luis]: ¿Te acuerdas de alguna situación en que la controlaste en que la ayudaste a tranquilizarse? LUIS: Van siete años de la misma lucha. No creo que usted comprenda cuánto hemos sufrido. Se enoja y grita y nos insulta a mí y a los niños, y yo necesito protegerlos.
DR. MINUCHIN
Mi alianza con Elena y mi incapacidad de unirme a Luis llegan a un callejón sin salida. Luis sigue desafiándome, mientras Carlos continúa llorando en silencio. DR. MINUCHIN: En los últimos siete años debes de haber tenido éxi-
to en algunas situaciones. Elena no se acuerda de esas situaciones, pero trato de averiguar si tienen alguna opción. Si Elena cree que únicamente tú puedes ayudarla a controlarse, eso no producirá ningún cambio a la larga. LUIS: No puede controlarse. Cuando se enoja, se va a encerrar a su cuarto y llora. Seguirnos en el vaivén del subibaja. Pero esta vez logré tomar distancia y tratar a Luis de otra forma. DR. MINUCHIN [a Luis]: Luis, supongo que quieres mi ayuda. LUIS: Sí, claro. DR. MINUCHIN: Estoy tratando de busear alternativas. Ni tú ni Ele-
na vislumbran esperanza alguna. Sin embargo, sigo insistiendo, pero ustedes cuatro están de acuerdo y tal vez terminen por convencerme. ELENA: Cuando me siento nerviosa, necesito que me controlen. No puedo calmarme yo sola. Ahora no tengo más remedio que seguir con Elena, que reafirma su posición como la paciente. Me pongo de pie y le pido que siga mi ejemplo; ella viene y nos colocamos cerca de Carlos. No sé por qué me puse
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EVALUACIÓN DE FAMILIAS Y PAREJAS
de píe. Tal vez el movimiento refleja mi sentimiento de impotencia; la necesidad de hacer algo se transforma en energía cinética. Me vuelvo a vera Elena. Cuando riñes con Carlos y quieres evitarlo, ¿qué haces? ELENA: Me voy. Me alejo y no paro de llorar, pero no puedo tranquilizarme y me enojo. DR. MINUCHIN: ¿Con quién? ELENA: Primero con Carlos y después con Luis. DR. MINUCHIN: ¿Y si el pleito comienza con María? ELENA: Igual. Me enojo con María y luego con Luis. Pero si empiezo con Luis, puedo seguir con María o con Carlos. DR. MINUCHIN: ¿No hay limites? ELENA: No. DR. MINUCHIN:
Hemos estado de pie y hablando durante unos dos o tres minutos. Nos hemos convertido en un subsistema con proximidad emocional, y el resto de la familia es el público. Volvemos a nuestros respectivos lugares. Elena se ha conectado, se ha interesado en nuestra conversación, habla despacio y de manera controlada. Es. un buen momento de la sesión para proclamar una pequeña victoria. El primer paso, el desafió al síntoma, ha sido exitoso. Elena parece estar calmadá. Su conducta acelerada se ha moderado y reflexiona en las transacciones interpersonales que contribuyen a su agitación. En parte, el cambio es resultado de la alianza con el terapeuta; en parte, porque he focalizado en la sesión el amor y la responsabilidad que los adultos sienten por sus hijos, y esto ha ayudado a ambos padres a refrenar su tendencia automática a culpar a la enfermedad de Elena de todos los acontecimientos cotidianos. Es hora de pasar a la siguiente etapa de la evaluación.
DEPRESIÓN AGITADA EN UNA MUJER ADULTA
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PASO DOS: señalar las interacciones que mantienen el problema [a Elena]: Habla con Carlos y ve si hay alguna forma en que puedas ayudarlo, o de que él te ayude. ELENA: Es demasiado joven para entender. MARIA [interviene con el propósito de ayudar]: Cuando dejaste de trabajar estabas más relajada. ELENA: Sí, es verdad. Estuve en casa una semana; me dieron una licencia médica en mi trabajo. DR. MINUCHIN: ¿Sales alguna vez? ¿Vas al cine? ¿Sales en ocasiones con Luis? ELENA: Los fines de semana vamos a caminar al bosque. DR. MINUCHIN: ¿Cuánto tiempo? ELENA: Tres o cuatro horas; a veces, todo el día. DR. MINUCHIN: ¿Qué hacen? ELENA: Caminamos, conversamos. LUIS: Es muy parlanchina y divertida. Le gusta caminar y a mí me gusta pasear con ella. En esos momentos está muy relajada. Los dos nos sentimos bien.
DR. M1NUCHIN
¡Por fin, después de' cuarenta minutos de sombra, algo de luz! De pronto tenemos información que se contrapone por completo al relato anterior. [perplejo]: Estoy confundido. ¿Hay situaciones en las que te sientes relajada, y son cuando estás sola con Luis? ELENA: Sí, me gusta salir a caminar con él. Es muy tranquilizador. A veces, cuando hace buen tiempo, salimos todo el día. DR. MINUCHIN: ¿Y no se aburren? DR. MINUCHIN
Continúo con lo que llamo desconcierto terapéutico, e invito a la familia a ilustrarme. LUIS; ¡No! A veces pasamos rante que nos gusta.
fuera todo el día y vamos a un
restau-
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EVALUACIÓN DE FAMILIAS Y PAREJAS
Alargo esta conversacicjn v pido detalles de sus excursiones.
DR. MINUCHIN: Pero me dijiste que esos momentos no existían. ELENA: Los había olvidado. Al parecer, recupera sus recuerdos; me cuenta que, a veces, ella y su
esposo salen con amigos, en ocasiones incluyen a los niños, y pasan un buen rato. Le gusta salir de excursión y a mí también, y estas largas caminatas tienen una cualidad especial. Admiramos la naturaleza, caminamos, el tiempo pasa y no nos damos cuenta.
LUIS:
Por primera vez la voz de Luis es amigable y participa en el tono más optimista de nuestra conversación. Me siento más esperanzado. Todos ustedes empezaron diciendo que creían que Elena estaba loca, o algo por el estilo, pero ahora dicen que hay momentos de placer y serenidad, que se relacionan con Luis y los niños. ELENA: A veces vamos a la playa y la pasamos estupendamente.
DR. MINUCHIN:
Elena amplía los momentos de normalidad y Carlos y María empiezan a bromear, me cuentan que no han conseguido enseñar a su mamá a nadar. El e.stado de ánimo ha cambiado, y todos, incluso yo, nos sentimos agradecidos. No ocurrió nada trascendental, pero la narración se ha ampliado para incluir el placer, además del estrés. Ahora Elena habla de sus ocupaciones en la oficina. Hay otros seis empleados y tienen mucho trabajo, por lo que es imposible que puedan platicar entre ellos. Mientras habla, Elena vuelve a su hábito de hablar rápido. Le doy una palmadita en el hombro para recordarle de mi dificultad y ella reduce la velocidad. Hago preguntas y presto atención a los detalles. Luis se suma a la conversaCión y habla de su trabajo como capataz en una fábrica. Elena comenta que desde que está en casa, esta
DEPRESIÓN AGITADA EN UNA MUJER ADULTA
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úl tima semana, las cosas han mejorado y se siente más unida a María. En este momento, Carlos, que se ha quedado al margen en su silla, compungido, pero en silencio, rompe de nuevo a llorar. Elena se vuelve y le habla con dulzura; Luis se acerca. DR. MINUCHIN: Ayúdenme a entender por qué llora. ELENA: Es muy sensible al dolor que siento. Me quiere
da cuenta de mi sufrimiento.
mucho y se
Me siento tentado a centrarme en Carlos, pero creo que esto nos llevaría de nuevo a la exploración de la patología, en lugar de ampliar nuestra observación de la capacidad de Elena para actuar de manera competente. DR. MINUCHIN: ¿Te das cuenta ELENA: Sí, me doy cuenta. DR. MINUCHIN: Es porque en
de que estás hablando más despacio?
este momento no estás absorta en ti misma, sino en Carlos. Estoy descubriendo momentos en que eres diferente.
Me centro en Elena, la cuidadora, y presto atención a sus cualidades positivas. La familia ha vuelto invisibles estos momentos de competencia, mientras resalta la agitación de Elena. Ahora lo veo, pero usted no ha visto a Elena en casa cuando pasa de estar bajo control a una incapacidad absoluta de pisar el freno.
LUIS:
El hincapié en los aspectos positivos ha sido demasiado para Luis, que vuelve al punto de partida. DR. MINUCHIN [a Elena]: Luis no quiere que olvides tu enfermedad. ELENA: Aprendí a verme como enferma porque todo el mundo me
lo dice. Me veo como una persona nerviosa.
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DEPRESIÓN AGITADA EN UNA MUJER ADULTA
EVALUACIÓN DE FAMILIAS Y PAREJAS
Esta descripción es nueva. En efecto, Elena acusa a su familia de tacharla de enferma: "todo el mundo me lo dice". Este comentario parece ser el resumen del segundo paso, en el que exploramos las maneras en que la familia mantiene el síntoma. Luis: Los niños están afectados. Se dan cuenta de cómo me trata. Es ofensiva. Me grita. El otro día empezó a discutir con María por un collar y tuve que intervenir porque estaba perdiendo el control.
Elena ha empezado a responder a mi insistencia de que es algo más que una persona enferma, pero Luis mantiene su descripción que denigra a Elena y apoya a María contra su madre. LUIS: Está en guerra conmigo y los niños. DR. MINUCHIN: ¿La provocaste? LUIS: No, ella es la que empieza. Me agrede. [Su
Elena es imposible.]
ademán indica que
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Empieza a llorar otra vez y Elena se acerca a él. Me parece que esto es importante y útil. Nos apartamos de la patología de Elena y nos ocuparnos de las interacciones en las que el problema es comparHdo. Se trata de un patrón recurrente entre los esposos y afecta también a los hijos. LUIS:
Comienza a insultarme. Trato de calmarla.
Es extraordinario lo repetitiva que es la gente cuando está enganchada en un conflicto. Es probable que Luis piense que está diciendo algo nuevo, o quizá crea que necesita repetirlo una vez más para convencerme de que me equivoco al apoyar a Elena. Luis toca el hombro de María y le pide que hable de un incidente que ocurrió la semana pasada cuando Elena..: pero interrumpo con un ademán. DR. MINUCHIN: Luis, ¿quieres mi ayuda? LUIS: Sí, por supuesto. DR. MINUCHIN: Lo que acabas de hacer no ayuda en nada. LUIS: Le gritó a María. DR. MINUCHIN: Me refiero a que le estás pidiendo a María
DR. MINUCHIN [a los niños]: ¿Los ven pelear? MARIA: Claro que si. Hacen mucho escándalo. Se gritan uno al otro.
que se ponga de tu parte y en contra de su madre. Tú le creas un problema, una situación imposible. DR. MINUCHIN [dirigiéndose a Elena]: Y esto también pasa con Carlos. Necesita decidir a quién le tiene más lealtad, y sufre. Si los niños se quedan atrapados en esta posición, los destruirá. Sienten que ustedes están en guerra y que compiten por su lealtad, LUIS: No estamos en guerra. Ella es la que está en guerra con todos. Se enoja con los niños y necesito defenderlos.
Una vez mi madre tomó a mi padre de la camisa y la rompió, pero no llegaron a golpearse. DR. MINUCHIN [a los niños]: ¿Qué hacen ustedes? MARÍA: No podernos hacer nada. Solo los vemos pelear. CARLOS: Quise separarlos, pero no pude hacer riada. Me dijerorí que no me metiera.
El foco de atención ha cambiado. Hablamos de los niños, que quedan triangulados entre sus padres beligerantes. Elena está calmada y se ha vuelto mi "coterapeuta". Le interesa lo que estamos explorando y le preocupan sus hijos. Pero Luis siente que estoy tomando partido por su esposa, y está enojado.
Esto es un retroceso a centrar la atención en la patología de Elena, pero ahora sé qu. e si brindo apoyo directo a Elena, sería como desafiar a Luis. Lo evito y me dirijo, en cambio, a los niños. Les pido que describan el conflicto de sus padres y con ello les asigno el papel de observadores. Esa posición diluye la hostilidad entre los cónyuges y les permite caer en la cuenta de que los dos infligen dolor a sus hijos.
EVALUACIÓN DE FAMILIAS Y PAREJAS
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A menudo uso el desequilibrio, por lo general con efecto terapéutico, pero el desequilibrio de esta pareja ha provocado que Luís sienta que lo estoy culpando. Si pudiera repetir la sesión, trataría de aliarme con Luis antes de cuestionarlo. Su certeza de que Elena es el problema me irritó y reaccioné con lo que él tomó por parcialidad. Así, en lugar de ser un aliado en busca de una manera novedosa de pensar sobre el problema, me convertí en el enemigo que le dice que está equivocado. Siñ embargo, hacia el final de la sesión, hice algunos avances para establecer una conexión con Luis. [a Elena]: Todos, incluso tú, llegaron pensando que padecías de cierta forma de locura, pero cambiaste en e] transcurso de esta hora. [A Luis]: También me dijiste que tienen algunos momentos de placer. LUIS: Pero a veces es imposible. En fin, tengo que confesar que a veces pierdo la paciencia. Yo también tengo mal carácter. DR. MINUCHIN [a Luis]: Lo que he observado es que trabajas todo el tiempo para que tu familia siga funcionando. Tal vez no necesites trabajar tanto.
DEPRESIÓN AGITADA EN UNA MUJER ADULTA
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Sigo centrado en Luis y formando una alianza con él, mientras exploramos la tensión que significa para él llevar a cuestas a la familia. Llegamos al final de la sesión. Concertamos una cita para dentro de tres días, y propongo una tarea para Elena. Tomo dos hojas de papel y le indico que al día siguiente debe controlarse en situaciones que por lo general provocan pleitos con los niños y que debe escribir sobre esos incidentes. Y al siguiente, es libre de ser todo lo. loca que desee y también debe anotar una descripción de esos acontecimientos.
DR. MINUCHIN
Esta técnica de dejar tarea se originó, creo yo, con Jay Haley;' cuando menos, la aprendí de él. El propósito es poner a la paciente a cargo del síntoma para ayudarla a convertirse en observadora de los factores que desencadenan sus problemas. Con mucha frecuencia, pero no siempre, la paciente no sigue la sugerencia del segundo día, sino que simplemente abandona los síntomas.
Notas sobre la sesión -
En un intento por aliarme con Luis, describo su intervención como la de un padre preocupado, en lugar de entrometido.
Necesito hacerlo porque ella no lo hace. Se apoya en mí y me pide que me haga cargo. A veces pienso que su nerviosismo es una forma de evitar hacer las cosas, de pedirme que me haga cargo de dirigir la casa. DR. MINUCHIN: Entonces no crees que esté loca, sino que es perezosa. LUIS [sonriendo]: Sí, creo que es posible. DR. MINUCHIN: Luis, en la fábrica eres el capataz, pero en casa también trabajas de tiempo completo. Tienes dos empleos. ¿Estás seguro de que puedes seguir trabajando en las dos cosas sin cansarte y enojarte? LUIS: No lo sé. A veces lo dudo.
LUIS:
Como siempre, hay algo mágico cuando, al final de la primera sesión, los miembros de la familia se ven dentro de un nuevo encuadre. Sé que me sentí y actué como protector de Elena, me enojé con Luis, me preocupé por Carlos y disfruté de una sensación de conexión con María. Parte de esto fue resultado de la inducción, es decir, sentirse atraído a desempeñar un papel en la familia. Otra parte pudo haber sido simplemente cómo reaccioné ante estas personas. Asimismo, creo que cada uno de ellos, a su modo particular, me incorporó, así como algunas de mis ideas, y salió transformado de la sesión. Es imposible medir cómo cambiaron exactamente, o cuánto tiempo durará ese cambio, pero la próxima sesión nos dará algunos indicios.
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Segunda sesión
La segunda sesión puede incluir el tercero y cuarto pasos, aunque eso depende de circunstancias especificas, entre ellas, la edad de los hijos. Si los hijos son adolescentes, por lo general los invito a formar parte de la sesión y a ser participantes activos en el cuarto paso. Sin embargo, cuando vi a esta familia aún no había introducido la idea del cuarto paso, por lo que este caso no ilustra la secuencia completa. Desde el momento en que llegaron a esta segunda sesión, parecían una familia distinta. Entraron sonriendo y me saludaron como a un viejo conocido. María comenzó diciendo que había querido venir porque la sesión anterior le había parecido interesante. La familia me contó que no hablaron de la sesión en casa. Luis se negó a hablar con los niños porque pensaba que la sesión había sido difícil, en especial para Carlos, y no quería alterarlos. Sin embargo, Elena llevó un cuaderno y fue evidente que había tomado las notas de su tarea en él. PASO TRES: exploración del pasado centrada en la estructura LUIS:
DEPRESIÓN AGITADA EN UNA MUJER ADULTA
EVALUACIÓN DE FAMILIAS Y PAREJAS
La verdad es que Elena ha cambiado. Está más relajada y se siente mejor que yo. Creo que yo estoy más agitado y ella... No lo sé. ELENA: Estoy más tranquila. Tal vez el medicamento esté surtiendo efecto. [Abre su cuaderno y procede a contarme de su tarea.] El jueves, los niños estaban discutiendo por la televisión. Cada uno estaba interesado en ver un programa diferente, por lo que les advertí que si no podían ponerse de acuerdo, les iba a apagar el televisor y punto. Me fui y ellos se pusieron de acuerdo en un canal. DR. MINUCHIN: Entonces lo que dices es que los niriós cambiaron. LUIS: No, fue Elena. Antes, la discusión se habría intensificado, pero se contuvo.
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Al día siguiente no logré encontrar una situación que valiera la pena un pleito, por lo que dejé esta página vacía. [ Me
ELENA:
muestra la página en blanco de su cuaderno.] DR. MINUCHIN [a Luis]: Te pedí que hicieras menos para que ella pudiera hacer más. ¿Cómo funcionó? LUIS: No recuerdo que me haya pedido eso, pero siempre me preocupo por los niños. No quiero que sufran. DR. MINUCHIN [a Elena]: ¿Luis ha sido siempre una persona responsable? Me parece que siempre está alerta. ELENA: Sí, siempre le ha preocupado la seguridad de los niños. Luis]: Creo que trabajas en dos o quizá tres emDR. MINUCHIN pleos. LUIS: No lo creo. DR. MINUCHIN: Así te veo. Prestas atención a los detalles Eres bombero, siempre atento a la posiblidad del siguiente in cendio. LUIS: Pues sí, es verdad.
Salta a la vista que nos hallamos en territorio nuevo. Encuadro esta conducta en términos positivos. Luis es responsable, se preocupa, sus intervenciones forman parte de la protección que quiere dar a sus hijos. Acepta esta descripción de él. En la sesión anterior, encuadré su comportamiento como si fuera impertinente y controlador, pero después de reflexionar sobre mi dificultad para unirme con Luis, decidí probar un enfoque diferente. Antes de casarme no era así. Me encantaba tomar las cosas con calma. Tenía muchos amigos y me gustaba jugar, pero cuando me casé, Elena era asmática y yo tenía que cuidarla; así, poco a poco, cambié para satisfacer sus necesidades. Luego la madre de Elena se enfermó y también me hice cargo de ella. DR. MINUCHIN: Me parece que es un trabajo que debes de haber tenido antes. Eres cuidador por naturaleza. No imagino que esta forma de ser haya empezado después de que te casaste.
LUIS:
202
EVALUACIÓN DE FAMILIAS Y PAREJAS
LA MUJER CUYAS MANOS SIEMPRE ESTABAN SUCIAS
ba muy agitada y daba vueltas sin cesar en la cama. Tuve que atarle las manos, como las enfermeras habían hecho antes para protegerla y evitar que se lastimara. Me sentí muy culpable de haberle lastimado las manos. ¿Habíamos llegado a la causa del síntoma de Carmen, el eslabón crucial del pasado? Quizá, pero yo estaba en el presente, tratando de exorcizar la intrusión de los fantasmas del pasado en la relación entre Carmen y Hernando. PASO CUATRO: exploración de nuevas formas de relacionarse Después de presenciar los cambios positivos que se habían operado en los esposos, y con el propósito de acrecentarlos, fui por las rosas que había pedido. Volví con las flores y se las di a Hernando. Hernando iba a darle las flores a Carmen, pero lo detuve. DR. MINUCHIN: ¿Por qué no se las da después, cuando estén
en el estado de ánimo apropiado?
solos y
La sesión estaba llegando a su término y propuse que Carmen se había dejadocon trolar por su necesidad de esforzarse más que los demás para sentirse aceptada. Carmen, en su familia aprendió algo que aún no le ha sido de utilidad. Usted tenía que ser la fregona [la sirvienta] para que la aceptaran. Me recuerda a Cenicienta. [Al parecer, ninguno de los Ramos conocía el cuento de hadas, por lo que procedí a contárselos. Cuando terminé, le pedí a Carmen que se quitara el zapato y se lo diera a Hernando, para que él pudiera ponérselo de nuevo, como sucede en el cuento. Para terminar, le dije a Carmen que debía relajarse y aceptar el amor de su príncipe.]
DR. MINUCHIN:
203
La complementariedad del comportamiento de la pareja requiere que tomemos en consideración el pasado de los dos, y que estas exploraciones se centren en los aspectos que se necesitan para cambiar el patrón disfuncional presente. Sin embargo, en el caso de Carmen Ramos, sus síntomas eran tan dramáticos, y de tan larga duración, que me concentré sobre todo en su historia y solo de pasada escuché la de Hernando. La selección del cuento de Cenicienta como metáfora curativa para esta pareja fue desconcertante. Al principio de la primera sesión, Carmen me había dicho que pensaba que los zapatos eran sucios y que todos en la familia tenían que cambiarse de zapatos cuando entraban en la casa. Se me había olvidado ese comentario, o tal vez pensé en Cenicienta y su zapatilla de cristal gracias a este recuerdo de Carmen. En realidad no lo sé. [Carmen sonrió. Hernando sonrió. Saltaba a la vista que se sentían muy conmovidos. Estaban agradecidos y Carmen no dudó en estrecharme la mano. Esta vez tanto ella corno yo reconocimos la trascendencia de este gesto. Era una declaración de independencia de la tiranía del síntoma:] * * *
Reflexiones He tratado de comunicar el proceso por medio del cual un síntoma dramático empezó a cambiar en una consulta de dos sesiones. La familia era única, lo mismo que la consulta. Nunca había comprado rosas para los clientes. Permítanme agregar que examiné este caso hace más de una década, mucho antes de concebir nuestro modelo de evaluación de. cuatro pasos. Sin embargo, todos los hechos importantes de nuestro procedimiento actual ya estaban presentes. Se podría pensar que la entrevista de esta familia nos permitió vislumbrar nuestro modelo y sentó las bases para su desarrollo.
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EVALUACIÓN DE FAMILIAS Y PAREJAS
Mientras hablo, Luis hace ademanes de asentimiento, pero espera impaciente por continuar su relato. Trato de darle espacio, pero antes recalco mi percepción; no es una confrontación, sino un punto de vista que invita a ser discutido. DR. MINUCHIN [continúa]: Te veo corno un equipo entero de futbol. Eres el portero, el delantero, el que juega en el medio campo. ¿Dónde aprendiste a ser así?
DEPRESIÓN AGITADA EN UNA MUJER ADULTA
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un elemento de orgullo en la narrativa, y la familia se deleita en este estado de ánimo.
PASO CUATRO: exploración de nuevas formas de relacionarse DR. MINUCHIN: Cuando te casaste, contrajiste otra responsabilidad. LUIS: Ella evita los conflictos y, cuando su madre se enfermó, yo
tuve que hacerme cargo.
Nos hallamos en el tercer paso. Después de prestar atención a las interacciones entre los esposos, pregunto cómo aprendieron a ser así. Luis asume el papel de narrador y la familia se convierte en su público. LUIS: Vengo de una familia grande y muy pobre. Éramos cinco hijos.
Vivíamos en una granja y mi madre se sacrificó por nosotros. Siempre estaba trabajando. Mi padre era mayor. Era jornalero, y luego ya no pudo trabajar. Cuando mi hermano tuvo que ir a estudiar el bachillerato en un pueblo más grande, se decidió que yo dejara de estudiar y empezara a trabajar para ayudar a la familia. No terminé la secundaria. Era el segundo hijo y tenía qué ayudar a mis tres hermanos menores. DR. MINUCHIN: Entonces, aprendiste a ser cuidador desde muy joven. LUIS: La vida me enseñó. Necesitaba ayudar. DR. MINUCHIN: ¿Por qué tú? ¿Por qué no tu hermano mayor? LUIS: No lo sé. Es una de las cosas de las que me perdí en la vida. Muchos de mis amigbs fueron a estudiar y hoy son profesionistas. Mi madre quería que todos estudiáramos, pero éramos muy pobres y alguien tenía que ayudar; me tocó a mí. DR. MINUCHIN [a Elena y los niños]: En su familia lo eligieron para que fuera el responsable.
El ambiente en el consultorio es de atención y silencio, como si la familia estuviera sentada alrededor de una fogata oyendo a un narrador de cuentos. A pesar de que probablemente conocen la historia, hay
DR. MINUCHIN: Me ddy cuenta de lo difícil que será para ti hacer
menos, dejar de proteger. Así eres. LUIS: La mayor parte de las veces. [Se vuelve hacia Elena.] Cuando
hay problemas, dejas que me ocupé de ellos. Te estresas, te desentiendes, y yo me hago cargo. Hasta con tu madre... Vamos cada semana a visitarla porque está enferma, pero no te gusta visitar a mi madre. DR. MINUCHIN: Esta'familia es diferente de la que vi hace tres días. Ayúdenme a comprender el cambio. LUIS: Elena ha cambiado. Está más tranquila. ELENA [relajada y sonriente]: Es cierto. Me controlo más. DR. MINUcHIN: Es extraordinario. ¿Cómo sucedió? Decías que la enfermedad te controlaba. LUIS: Hablar. Hablar las cosas en lugar de guardárselas. DR. MINUCHIN: Me parece que Luis también ha cambiado. ELENA: No lo creo. No veo que haya hecho nada para ayudarme a tranquilizarme. DR. MINUCHIN: Estoy interesado en ti, Luis, porque veo que Ele-
na es capaz de cambiar. Cambió de la sesión anterior a esta. Pero tú, ¿puedes cambiar? Ves el mundo como un lugar donde hay problemas que resolver y tú eres el encargado de resolverlos. DR. MINUCHIN [a Elena]: Le dieron el trabajo de ser responsable, y tiene que llevar esa carga a cuestas. ELENA y LUIS [hablando juntos y asintiendo]: Sí. Así es él (soy).
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El encuadre de la situación ha cambiado. Como en la alquimia de la obra de Pinter, El sirviente, donde el ayudante de cámara asume el control-de su amo, el problema de Elena ahora parece consecuencia de las buenas intenciones de Luis, y su hábito de toda la vida de ayudar. DR. MINUCHIN: Me parece que han hecho un buen trabajo con los niños, pero algo falta entre ustedes dos. No se dan cuenta de cómo se afectan mutuamente. No creo, Luis, que entiendas cómo construyes el nerviosismo de Elena. ELENA: La verdad es que a veces puedo hacer cosas, pero prefiero no hacerlas porque sé que Luis se encargará. DR. MINUCHIN: Le pides que te controle. ELENA: Sí. No sé qué pasará mañana, pero hasta el día de hoy ha funcionado así. LUIS: Y evito el conflicto con ella, pero sigo a cargo. DR. MINUCHIN [a Elena]: Será tu responsabilidad ayudar a tu esposo. Se ha organizado así por su niñez, a causa del amor por su madre y la necesidad de proteger a sus hermanos. Necesita tu ayuda para aflójar la marcha. LUIS: Empecé a los 12 años y ahora tengo 47. DR. MINUCHIN [a Elena]: A Luis le será difícil cambiar. Es un trabajo difícil-el que tienes, pero él ha cambiado por los niños, así que tal vez pueda cambiar por ti. Diré algo absurdo: Luis te volvió -incompetente por el simple hecho de ser responsable. ELENA: Hemos sido así desde hace 18 años. DR. MINUCHIN: ¿Te gusta ser la inútil, mientras que él hace todo? LUIS: Necesito cambiar. Necesitamos cambiar. Estoy bajo una tensión formidable. Sé que soy un líder. Siempre lo fui. Fui el fundador del sindicato en mi provincia, y trabajé en el sindicato muchos años. En una de las dictaduras militares por poco me encarcelan, y cuando me di cuenta de que el sindicato se estaba apoderando de mi vida, me detuve. Renuncié y ya. Así me siento ahora. Es necesario que las cosas cambien.
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De pronto me siento conectado con Luis. Yo también estuve en la cárcel durante una dictadura y quiero compartir eso con él, pero me abstengo. No es apropiado en este momento. DR. MINUCHIN
[a Luis]: ¿Es necesario continuar siendo el líder con
tu esposa? LUIS: Sí, porque es perezosa.
Es un cambio significativo en la etiqueta que le cuelga a Elena. Ni, está loca, nerviosa o le falta control. Más bien le pide que él se haga cargo. Es perezosa. Su problema no es intrapsíquico, sino interpersonal, [a Luís]: Mira, los líderes necesitan seguidores, y Elena ha aceptado su papel y lo resiente. LUIS: Quiero liberarme de ser responsable.
DR. MINUCHIN
La responsabilidad de Luis es un síntoma, corno la exaltación de Elena, y entienden que necesitan trabajar para corregirlos. Terminé la sesión charlando con los niños. Hoy les pediría que hablaran con sus padres sobre lo que.oyeron y el efecto que produjo en sus vidas, pero esta sesión hablé con ellos sobre lo que presenciaron. Expliqué la idea de complementariedad, que describí en palabras sencillas para Carlos. Encuadré el concepto para María en términos de cómo seleccionar al novio indicado y señalé que "cuando otra persona asume el control, te vuelve innecesaria". Los niños han presenciado las constantes riñas entre•sus padres. CoMprenden la idea de sobrefuncionar y subfuncionar, y, casi de seguro, entienden que algo cambió durante esta sesión. Reflexiones Los cambios en Elena y Luis me sorprendieron, y aún me tienen sorprendido. Fue como si hubieran ido a terapia en el momento preciso en que estaban exhaustos y dispuestos a cambiar. También parece probable que la proximidad de las dos sesiones y el saber
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que la consulta terminaría con la segunda sesión tuvo un efecto catalítico que aceleró el proceso tanto para la familia como para el terapeuta. El periodo entre las sesiones me permitió examinar mi reacción ante Luis y reflexionar sobre cómo podría apoyarlo sin dejar de cuestionar la estrechez de su perspectiva. Además, fue útil que cuando la familia llegó a la segunda sesión, ya había incorporado algunos de mis conceptos terapéuticos y empleaba cada vez más un lenguaje de reciprocidad e interconexión.
su agitación, utilicé el patrón de relación entre el esposo y la esposa como herramienta para introducir otras formas de que ella se viera a sí misma y se relacionara con los demás miembros de la familia. En este caso, me centré en el esposo y la esposa como una pareja complementaria, en lugar de tratarlos de manera individual.
Marco terapéutico Organización familiar Esta familia se organizaba en torno de la depresión de la madre, al igual que una enfermedad crónica sirve a menudo para moldear las pautas transaccionales de todos los miembros de la familia. El padre, tratando de ser útil, estaba en coalición con los hijos en contra de la madre. Y la madre aceptaba por completo el papel de paciente que su esposo le había asignado. En las familias con hijos, es importante recordar que padres y esposos son dos subsistemas diferentes. Aunque uno no sepa cómo salir del conflicto, el otro puede ofrecer una apertura a otras posibilidades. Al final de la segunda sesión, cada uno de los esposos había aceptado la idea de que su conducta era producto de la relación. Elena describió que estaba organizada por la intervención rápida de Luis, en tanto que Luis aceptó que su funcionamiento como capataz volvía "perezosa" a Elena.
Perspectivas individuales La madre de Luis lo eligió para ser el cuidador de la familia y, posteriormente, se convirtió en el contrcslador "útil" de su esposa. Aunque no exploré el pasado de Elena y no comprendí el origen de
Estrategias de intervención Hablando por toda la familia, lo primero que dijo el padre fue: El problema es mamá, todo la hace enojar. Ella coincidió: Soy yo. El primer sondeo ante semejante presentación consiste en considerar que la paciente identificada puede estar respondiendo a las presiones interactivas de la familia. Con un poco de estímulo, Elena reveló que no solo era que "todo la pusiera muy nerviosa", sino que era una madre que se enojaba con sus hijos porque dejaban la ropa tirada en el suelo y oían música a un volumen muy alto en la casa. Cuando Elena se enojaba con sus hijos, Luis saltaba de inmediato al rescate y, en el proceso, se precipitaba a definir el enojo de Elena, no la conducta de los niños, como el problema. En las familias en las que hay un enfermo crónico, el terapeuta a menudo se encuentra en medio de una lucha con la forma establecida en que los miembros de la familia se ven unos a otros. Para combatir esta norma establecida, acostumbro aliarme con el miembro sintomático y redefino su posición en la familia. Esta estrategia tiene riesgos inherentes, porque el acto de desequilibrarlos puede invitar a los miembros de la familia a unirse en contra del terapeuta. Mi lucha de poder con Luis durante la primera sesión fue un ejemplo de este dilema. Estaba tan empeñado en mostrar la fuerza de Elena que me negué a aceptar cualquier interferencia de Luis. El terapeuta debe responder a una lucha de poder con un cliente como a una señal de frenarse. Esta lucha indica que está trabajando demasiado cerca de la familia y se ha asimilado a los patrones de la familia. ¿Por qué se puso Luis a la defensiva? ¿De qué tenía
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miedo? Estas preguntas importantes se pierden de vista cuando el terapeuta queda atrapado en una lucha. No tiene que haber incompatibilidad entre empatía y confrontación. Sin embargo, la unión siempre debe preceder a la confrontación. De lo contrario, el cuestionamiento puede sentirse antagónico. Solo cuando existe una unión adecuada con los miembros de la familia, estos perciben que la confrontación es por su bien. Por fortuna, mi relación antagónica con Luis cambió en la seOnda sesión: primero, gracias a que reencuadré la tendencia a la sobreprotección de Luis como preocupación, y después porque exploramos qué le preocupaba y cómo llegó a ser una persona que se preocupa tanto. Una vez que Luis comenzó a sentir que yo apreciaba su posición, se abrió más a una exploración de la complementariedad rígida que caracterizaba su relación con Elena. Técnicas Como he mencionado, la unión es un prerrequisito para que los miembros de la familia se sientan comprendidos en la medida suficiente como para confiar en el terapeuta que les pide que reexaminen sus interacciones. Una familia que busca ayuda es como alguien que tiene una lesión grave. Antes de que el lesionado se muestre dispuesto a intentar algún ejercicio terapéutico, necesita sentirse seguro de que el médico entiende la lesión y las limitacio-_ nes que le impone. De la misma manera, los miembros de la familia necesitan saber que el terapeuta comprende que lo que hacen está justificado y que quizá duden en probar algo distinto por temor a que las cosas empeoren. Para cuestionar un patrón de complementariedad rígida, como la ayuda y la impotencia entre Luis y Elena, se puede señalar: "Qué interesante; él parece pensar que o "Cuanto más hace él X, tanto más haces tú Y, y viceversa". También es pbsible poner en entredicho los papeles rígidos que la pareja desempeña mediante la exploración de las posibilidades y las restricciones. Así, cuando
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Luis interrumpió los esfuerzos de Elena por consolar a Carlos, pregunté a Elena: "¿Necesitas su ayuda?" También puse a prueba su flexibilidad cuando le pedí que hablara más despacio y señalé que Elena estaba más relajada cuando se ocupaba de Carlos. Cuando la familia volvió para la segunda reunión, Elena mostró un cambio extraordinario. Se veía considerablemente más tranquila y relajada con su familia. Este principio de cambio por parte de su esposa ayudó a Luis a ver de manera más positiva la consulta. Me propuse esforzarme por atribuir a Luis los cambios registra. dos en su esposa y comenté que él debía de estar haciendo menos, ya que su esposa estaba haciendo más. Este comentario subrayó la complementariedad de su relación y recordó a los esposos que pueden ayudarse mutuamente a cambiar si cambian la mitad de la ecuación que les corresponde. Esta consulta tuvo lugar antes de que sistematizáramos el cuarto paso de nuestro modelo: crear una visión compartida de los caminos que llevan al cambio. La adición de este paso subraya la importancia de que la terapia sea una empresa en colaboración. La idea de que una evaluación es algo que hace el terapeuta implica que la terapia será una operación ejecutada en la familia. Sin embargo, como en realidad solo sus miembros pueden cambiar lo que hacen, la evaluación que cuenta debe incluir lo que familia cree que debe cambiar. En este caso, seguí compartiendo con Luis y Elena mi evaluación de su complementariedad hasta que ellos también la entendieron. Cuando Luis declaró por fin: "Necesito cambiar. Necesitamos cambiar", se puso de manifiesto que tanto él como Elena se habían unido con el consultor y entendían la complementariedad que hacía que Luis se afanara en ser tan responsable y que ella se resignara a desempeñar el papel de la esposa inútil. Por supuesto, tendrían que trabajar mucho más, pero esto era un comienzo. NOTAS 1. Haley, J., 1963, Strategies of Psychotherapy, Nueva York, Grune & Stratton.
CAPÍTÚLO
La mujer cuyas manos siempre estaban sucias'
La familia Ramos es un reflejo de la familia anterior, como el segundo de un par de sujetalibros. En ambos casos, la esposa era la que presentaba los Síntomas, y en las dos familias insistían en que el problema era solo de la paciente identificada. En ambas consultas apliqué mi comprensión de la complementariedad para guiar mis intervenciones: puse el foco en el esposo como cómplice del síntoma y lo elevé a la categoría de instrumento para introducir novedad y sanar el sistema. Sin embargo, mi postura como consultor en estas familias fue marcadamente distinta. Mientras qUe describí la capacidad de la familia para asimilarme en su sistema en el caso anterior, con la familia Ramos funcioné como un terapeuta desapegado y neutral. La lectura secuencia] de estos dos relatos puede estimular la reflexión sobre el arte de la alianza terapéutica. En Family T/ierapy Techniques? escribí que, en la unión, el terapeuta se vuelve un actor del drama familiar, funciona como director tanto como actor. Debe adaptarse lo suficiente a la organización familiar como para poder entrar en ella, pero también conservar libertad para hacer intervenciones que desafíen la organización familiar y obliguen a sus miembros a darle cabida a cambios que faciliten el avance hacia las metas terapéuticas.
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LA MUJER CUYAS MANOS SIEMPRE ESTABAN SUCIAS
La siguiente entrevista con la familia Ramos es un buen ejemplo de la interacción entre unirse a una familia y cuestionar su construcción del síntoma. Me hallaba en España, y me remitieron a la familia debido a la compulsión de la señora Ramos por lavarse las manos. El señor Ramos trabajaba como obrero en una fábrica de productos químicos y la señora Ramos era ama de casa. Ambos frisaban los cincuenta años. Tenían tres hijos: Sara, de 11 arios; Tomás, de 13, y Juan, de 18. 'Juan trabajaba en la misma fábrica que su padre. La señora Ramos explicó que su vida estaba controlada por el asco. Siempre que tocaba algo sucio, le daban náuseas, palpitaciones y transpiraba hasta que lograba restregarse las manos.
que quitarnos los zapatos y cambiarnos de ropa. Cuando Sara y Tomás llegan de la escuela, tienen que lavarse las manos y enseñárselas a mi esposa, que con frecuencia les pide que se las vuelvan a lavar hasta que de verdad estén limpias. Tiene esta enfermedad desde hace años y la vida de toda la familia ha sido un infierno. DR. MINUCHIN [a la señora Ramos]: No comprendo. Su esposo dijo que cuando ellos están limpios, usted se siente tranquila. ¿Así sucede, señora Ramos? SRA. RAMOS: Sí, siempre que toco algo sucio, empiezo a sudar, siento náuseas y tengo palpitaciones. A veces creo que me voy, a desmayar y necesito lavarme una y otra vez hasta que la angustia desaparece. DR. M1NUCHIN: Qué interesante. He visto personas con problemas parecidos, pero usted es la primera cuya angustia se reduce si los otros miembros de la familia se lavan las manos. Es muy interesante.
** *
Cuando entré en el consultorio, se habían acomodado en un semicírculo, y los hijos estaban sentados entre los padres. Sara tomó asiento al lado de su madre, que proyectaba una imagen de impotencia y sumisión. Para empezar, pedí a la señora Ramos que me mostrara las manos. Estaban rojas y casi en carne viva de tanto lavarlas. Lá examiné con cuidado, sin tocarla. Los hijos, Sara, Tomás y Juan, y el señor Ramos escucharon mientras la señora Ramos describía la horrible angustia que sufría cuando ella o cualquier otro de la familia tocaban algo sucio.
Me puse de pie y me acerqué a la silla de la señora Ramos. Llevaba las manos en la espalda. Le pedí a la señora Ramos que me enseñara las manos. DR. MINUCHIN: ¿Podría darles vuelta para que pueda ver las palmas? [La señora Ramos obedece.] ¿Puede volverlas de nuevo?
¿Puede cerrar el puño? PASO UNO: abrir el motivo de consulta
[iniciando la sesión]: Mi esposa está obsesionada; creo que lo que tiene se llama compulsión. Tal parece que nunca puede estar limpia. Se lava las manos siempre que toca algo que según ella está sucio. Puede ser un vaso que ella misma lavó. [Continúa hablando cada vez más rápido, como si temiera que lo fuera a interrumpir.] Y nosotros también tenemos que pasar la inspección. Cuando llegamos de trabajar, Juan y yo tenemos
SR. RAMOS
Me sentí como si estuviera imitando a Jean Charcot, el gran neurólogo francés del siglo xix, que podía oír, ver, oler y probar la enfermedad. ¿ Hasta dónde llegaba esta compulsión? ¿La vida de la familia entera estaba controlada por el acto de lavarse las manos? ¿Por qué la familia no se rebelaba contra lo absurdo de la situación? ¿Alguna vez siente hormigueo en los dedos? SRA. RAMOS: Sí, pero no siempre. bR. MINUCHIN:
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Dedicamos algunos minutos al examen, y la señora Ramos dio la impresión de tranquilizarse con la minuciosidad de mi exploración. Tomé asiento de nuevo y le pedía Sara que se colocara frente a mí. DR. MINUCHIN: Sara, ¿me puedes enseñar las manos?
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[con expresión perpleja]: ¿Por qué, señora Ramos? ¿Cómo se ensuciaron los huevos? SRA. RAMOS: Es por el lugar de donde vienen. DR. MINUCHINRQué pasaría si alguien les quitara el cascarón? SRA. RAMOS: ¡Ah! Entonces estarían limpios. DR. MINUCHIN: ¿Compra pollo sin rabadilla? SRA. RAMOS: Sí, solo compro el pollo en piezas. DR. MINUCHIN
Ella.extendió las manos y le pedí permiso de tocarlas. SARA: Sí, adelante.
Examiné con cuidado las manos de Sara, por un lado y el otro; cerró el puño y luego abrió las manos. MINUCHIN: ¿Te angustias cuando tienes las manos sucias? SARA: No, pero mi madre sí. Me las lavo para que ella se sienta mejor. A veces tengo que restregarme las manos dos o tres veces
Estos momentos de una sesión resultan familiares para todo terapeuta. Los Ramos llegaron a pedir ayuda por un problema profundamente arraigado en la señora Ramos, y me correspondía mostrar respeto por la forma en que experimentaban y manifestaban su sufrimiento. Pero al mismo tiempo que prestaba atención a la narración, también introdu'cía cuestionamientos a la trama. ¿Cómo era posible que el asco de la señora Ramos pudiera calmarse si otras personas se lavaban las manos?, y ¿por qué estaban sucios los huevos?
para que esté satisfecha. MINUCHIN: ¿Esto le pasa a tus manos?
El primer paso de la evaluación incluye curiosidad, respeto y cuestionamiento respecto de la atención al síntoma y a su portador.
En seguida pedí a Tomás y a Juan que se acercaran y me mostraran las manos, y les hice preguntas parecidas a las que le hice a Sara. Los dos expresaron preocupación por la enfermedad de su madre.
En ese momento pedía los hijos que salieran del consultorio para poder hablar en privado con los padres.
DR. MINUCHIN: Tiene unos hijos maravillosos, señora Ramos; son
PASO DOS: señalar las interacciones que mantienen el problema
muy amorosos y protectores. SRA. RAMOS: Sí, se preocupan mucho por mí.
Como de costumbre, dediqué mucho tiempo a escuchar y hacer preguntas sobre el síntoma. Hice más lento el proceso, prestando atención a los momentos en que podía hacer alguna pregunta que introdujera novedad. SR. RAMOS: Ya no podernos comer huevos, porque están sucios.
DR. MINUCHIN: ¿Tienen relaciones sexuales? SRA. RAMOS: A veces creo que a mi esposo le gusta mucho el sexo.
A veces me compadezco de él y lo dejo tener sexo los sábados. Puede tocarme en cualquier parte con tal de que no me toque las manos. Mis manos son sagradas. DR. MINUCHIN: ¿Por qué no confía en su esposo?
Era una de esas preguntas que el terapeuta que no tiene temor a equivocarse aventura de vez en cuando.
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SRA. RAMOS: Muy
seguido sueño que me despierto y descubro que me ha abandonado.
La señora Ramos olvidó por un instante su síntoma y empezó a hablar de la relación con su esposo. Fue como si hubiera abierto un grifo. SRA. RAMOS: Es Muy critico. Trato de complacerlo... pero todo lo que digo está mal. Lloro cuando me grita, y los niños corren a consolarme...
Pregunté si la hija, Sara, la protegía, y cuando la señora Ramos asintió, llamé de nuevo a Sara al consultorio. DR. MINUCHIN: Tu mamá nos dijo que te preocupas mucho por ella. ¿Nos puedes contar más? SARA: Siento lástima por mi mamá cuando mi padre le grita. DR. MINUCHIN: ¿QUé haces para ayudarla? SARA: Le acaricio el cabello cuando llora y la beso en la frente hasta que se tranquiliza.
Pedía loS otros dos niños que se reincorporaran a la sesión, y contaron historias parecidas sobre cómo protegían a su madre de las críticas de su padre. Por lo general, no aliento este tipo de asociación en que los hijos protegen a la madre en contra del padre porque es un patrón de . relación que entorpece la resolución de los conflictos entre los esposas, excepto en los casos de violencia'intrafamiliar, ert los que un planteamiento así puede ser necesario. En este momento, el síntoma había desaparecido del escenario central, y la consulta trató el drama familiar de los hijos atrapados en el conflicto de los padres. Animé a la señora Ramos a cuestionar la falta de comprensión de su esposo, y pedí a los hijos que "prestaran atención". Una o dos veces impedí explícitamente que se inmiscuyeran en la conversación de sus padres y les dije que no era útil para ninguno de los dos esposos que protegieran a su madre.
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SRA. RAMOS [a su esposo]: Crees que siempre me equivoco. Incluso cuando te preparo un plato especial, te quejas de que no tiene suficiente sal o pimienta, o de que tiene demasiada, que la carne no está bien cocida, o que está demasiado cocida.
Me crucé de brazos mientras la senora Ramos hablaba abiertamente por primera vez de sus resentimientos. SR. RAMOS: Eso no es nada. Mira lo que yo hago por ti. Me cambio de ropa cuando voy a la fábrica y de nuevo cuando regreso a casa. Haces que me lave las manos hasta que te convenzas de que ya no tengo gérmenes. Siento como si viviéramos en una de esas burbujas que nos protegen de todo. Y lo acepto todo, porque sé que no es culpa tuya. Que es una enfermedad y tanto yo como los niños queremos ayudarte. SRA. RAMOS: Pero siempre me gritas y me dices que estoy mal.
Me quedé escuchando el patrón de agresión velada y disculpas inútiles. Después de algunos minutos, me dirigí a la señora Ramos. DR. MINUCHIN: ¿Sus padres eran muy críticos? RAMOS: Sí, muchísimo. Siempre me consideraron la menos atractiva de mi familia. De niña me esforzaba mucho más que mis hermanas para que mis padres me quisieran. Pero siempre prefirieron a mi hermana. SR. RAMOS: Siempre trata de ayudar a su familia, y la acompaño cuando visita a su tía anciana que está enferma. Le digo que hace mucho por ellos y que no lo aprecian.
SRA.
Como la sesión estaba llegando a su fin, concluí con el señor Ramos. DR.
Fue muy bueno que le demostrara su apoyo a su esposa. Quizá encuentre formas de hacerlo más seguido entre hoy y la próxima sesión. No la conozco, pero usted se acuerda de cuando la cortejaba. MINUCHIN:
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[Dirigiéndose a la señora Ramos]: Creo que debe dejar en paz las manos de sus hijos. [a Sara]: Ponte frente a tu madre y dile que tus manos te pertenecen, y que te las lavarás cuando lo creas necesario.
DR. MINUCHIN
Sara lo hizo y en seguida repetí el mismo ritual con los otros dos hijos. Al finalizar la reunión, me puse de pie y les estreché la mano a todos. Ya se habían marchado cuando recordé que las manos de la señora Ramos eran sagradas y que nadie tenía permitido tocarlas. Los dos olvidamos por un momento el síntoma. En el segundo paso dejé de focalizar a la señora Ramos como paciente, para explorar cómo se relacionaban con ella los otros miembros de la familia: un pas de deux entre el señor y la señora Ramos que comenzó con la exploración de su relación sexual, pasó a explorar la falta de apoyo del esposo y siguió al explorar cómo los hijos formaban una barrera protectora alrededor de su madre. Como ahora ya conocía un poco más a la familia, decidí que en la siguiente sesión me reuniría únicamente con la pareja. Preparé el escenario para un final romántico y ordené una docena de rosas para que el señor Ramos se las diera a su esposa, aunque distaba macho de tener la seguridad de que se presentara la ocasión.
Segunda sesión
Cuando la pareja regresó, la señora Ramos venía vestida con sus'mejores galas. Tan to ella como el esposo describieron cambios en sus comportamientos.
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PASO TRES: exploración del pasado centrada en la estructura SRA. RAMOS
[comenzando]: Usted me hizo, caer en la cuenta de que
estaba lastimando a mis hijos y decidí librarlos de mis necesidades. En los últimos días hubo ocasiones en que sentí que estaban sucios, y eso me produjo angustia, pero comprendí que tenía que controlarme y no les dije nada. Fue muy difícil, pero entiendo que su amor por mí los estaba perjudicando. SR. RAMOS: No recuerdo lo que hice, pero sé que le presté más atención a Carmen, y cuando me di cuenta de que la estaba criticando, dejé de hacerlo. SRA. RAMOS: Es verdad, fue evidente que cambió la forma de tratarme. DR. MINUCHIN: Quizá los tres juntos podríamos descubrir la causa de sus síntomas. Sin embargo, me gustaría que, para empezar, exploráramos algo de su niñez. Parece que usted cree que no tiene ningún derecho. ¿De dónde sacó esa idea?
La señora Ramos empezó a narrar una historia en la que el señor Ramos incluyó sus recuerdos de la familia de ella, pero ahora siempre
apoyando a su esposa.
Vivíamos en una granja. Éramos pobres y la vida era difícil. Recuerdo que desde muy pequeña fui la hija que más se esforzaba, solo para ser tan buena como los demás. SR. RAMOS [interrumpiendo]: Carmen siempre trata de complacer a todos, y por eso siempre quiere ayudar a sus padres y hermanas. Trato de decirle que hace demasiado, pero ella me responde que es su familia y con eso me calla la boca. SRA. RAMOS: Mi madre murió el año pasado, y se suponía que mis hermanas y yo teníamos que turnarnos para ir al hospital a 'ayudarla una semana sí y otra no, pero no iban. Siempre tenían un pretexto. Me quedé sola a cargo del cuidado de mi madre agonizante, día y noche durante semanas enteras. [Rompe a llorar y Hernando la consuela con cariño.] La noche en que murió, esta,
SRA. RAMOS:
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Marco terapéutico Organización familiar Carmen y Hernando Ramos estaban atrapados en una relación compleja y complementaria de intercambios pasivo-agresivos. Carmen controlaba a su esposo e hijos exigiendo una serie de rituales que eran "necesarios" para aliviar su angustia. Hernando obedecía a causa de la enfermedad de Carmen, pero criticaba y denigraba a su esposa. Los hijos también estaban atrapados en el conflicto de sus padres, corno miembros de dos alianzas cambiantes. Se aliaban con su padre cuando aceptaban y resentían las exigencias absurdas de limpieza que les hacía su madre, y se aliaban con su madre para consolarla y apoyarla contra las críticas y exigencias de su padre.
Perspectivas individuales Carmen, el - personaje principal de este drama familiar, luchó por sentirse aceptada en su familia cuando era niña. Convencida de que no era digna, buscaba aprobación en el autosacrificio, pero sin conseguirla. Sin embargo, sus síntomas neuróticos le conferían varias ventajas: podía controlar, expresar agresión y la necesidad de causar efecto en los demás, sin los peligros inherentes a la expresión directa de su resentimiento por la injusticia de los demás. Como ()cuneen otras familias en las que uno de los padres está enfermo de gravedad, el desarrollo de los niños se veía frustrado por la necesidad de adaptarse a los problemas de la madre. ¿Qué podemos decir del esposo? Algo en su pasado, que no tuve tiempo de explorar, hizo que Hernando se sintiera con derecho a criticar a su esposa, pero sin' cuestionar sus síntomas. Podríamos decir que Carmen solo suscitaba su compasión enfer-
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mándose. Sin embargo, es preciso reconocer que había algo en la naturaleza de Hernando que lo llevaba a ser comprensivo una vez que advertía la necesidad de serlo. El reto de esta consulta radicaba en ayudarle a comprender que el apoyo a las necesidades de una esposa no debería estar supeditado a que ella se enfermara.
Estrategias de intervención Como de costumbre, con parejas en las que uno de los miembros es el portador del síntoma, las estrategias giraron en tomo del concepto de complementariedad. Cuando se ve a una pareja como una unidad, en lugar de hacerlo como dos individuos diferentes, las intervenciones tienen el propósito de aclarar cómo el cónyuge asintomático controla el síntoma. La primera exploración en este caso fue diádica. Cuando Carmen manifestó que permitía que Hernando la tocara en cualquier parte, excepto las manos, pregunté por qué no confiaba en él. Esta pregunta transformó el caso de un misterioso problema pseudoméd ico a la cuestión más manejable de una pareja en conflicto. Como sé que los conflictos arraigados a menudo quedan inmovilizados por las interacciones triangulares, pregunté a Carmen si sus hijos la protegían de las críticas de Hernando. Cuando ella respondió que sí, la secuencia entera se aclaró: del individuo (Carmen, que convirtió su impotencia en un arma) a la díada (el patrón complementario del control que Heman ' do ejercía abiertamente y la rebelión pasiva de Carmen) y al nivel triádico (la alianza de los hijos con la madre contra la aspereza del padre). Una vez construido este patrón triangular, la estrategia era simple: estimular a los padres para que resolvieran sus conflictos directamente sin sobreinvolucrar a los hijos.
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Técnicas El peso deun síntoma se preserva por la invariabilidad del relato de la familia. Es como un cuento infantil que se cuenta siempre del mismo modo. Si el terapeuta amplía la historia, incluye a otras personas y de algún modo introduce novedad, genera un desafío al síntoma. El síntoma de la señora Ramos se había fortalecido con los años de repetición diaria. Realicé una exploración detallada de los pormenores para dar validez a mi intento de liberar de su control a los miembros de la familia. Lo que influyó en que mi desafío a la complementariedad tuviera más éxito que en el caso anterior, fue que planteé las preguntas sin criticar, comenzando con "no comprendo", "qué interesante", etc. Expresé mi sorpresa cuando vi que el síntoma de la paciente identificada se extendía a toda la familia. La sorpresa suscita preguntas, pero invita a la familia a unirse para descifrar el enigma, en lugar de que se defiendan de un ataque percibido. Mis cuestionamientos fueron invisibles al principio: "He visto muchos casos parecidos, pero esta es la primera vez que veo..." Cuando pedí a cadá uno de los niños que me enseñaran las manos, exploré los detalles: "¿Los huevos son sucios?", "¿el sexo es limpio?", acompañando mis preguntas de exclamaciones de asombro que, por lo repetitivas, pusieron en tela de juicio la realidad del síntoma. ..Cómo siempre, trabajé con varios subsistemas. Comencé con toda la familia, pero cuando empecé a cuestionar el entrometimiento de los hijos en el conflicto de la pareja, pedí a estos que salieran del consultorio y luego les pedí que volvieran, cuando el proceso de cambio requirió de nuevo su participación. Esta consulta, como todas las demás que hago, se basó en la creencia de que las personas se construyen mutuamente. Por tanto, supuse que los síntomas de la señora Ramos eran parte de una interacción de ella y su esposo. Una vez que la pareja colaboró conmigo en el proceso de tratar de entender por qué se comportaban así, alenté la manifestación abierta del conflicto y, por consi-
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guiente, me uní a la señora Ramos para ayudarle a cuestionar a su esposo. Logré influencia gracias a la convicción de que los padres casi siempre quieren ayudar a sus hijos. Así pues, asigné a la señora Ramos la tarea de controlar su angustia por el bien de sus hijos, con la esperanza de que ella controlara su síntoma, y lo hizo. La exploración del pasado no se realizó hasta que habíamos examinado a fondo el presente, y fue una forma de explorar cómo los problemas del pasado distorsionan las posibilidades del presente. La segunda sesión se dedicó casi por completo a la exploración del desarrollo histórico del sentido devaluado del yo que tenía la señora Ramos en su familia de origen y a las posibilidades de introducir cambios en la imagen actual que tenía de sí misma; a través de generar respuestas positivas y solidarias de su esposo. Nuestra breve excursión al pasado no fue un intento por tantear el terreno ni por explicar todo como resultado de experiencias traumáticas. Más bien se centró específicamente en entender cómo los actores de este drama familiar aprendieron a desempeñar esos papeles. Con un poco de comprensión, y un poco de reencuadre, fue posible entender por qué Carmen temía quejarse abiertamente, y lograr que Hernando ocupara la posición, novedosa para él, de sanador. NOTAS 1. Partes de este caso aparecen en Jeffrey K. Zeig (ed.), The Evolution of Psychotherapy, Nueva York, Brunner-Mazel, 1997. 2. Minuchin, S. y 1-1. C. Fishman, 1981, Family Therapy Techniques, Cambridge, Harvard University Press.
PARTE CUATRO
Familias psicosomáticas
La terapia familiar, que al principio se desarrolló en oposición al modelo médico, ha madurado hasta el grado en que los terapeutas están dispuestos a colaborar con los médicos y otros profesionales de la salud. El campo de la medicina de sistemas familiares evolucionó a partir' de los primeros intentos por comprender la influencia recíproca del contexto social y la salud física (McDaniel, Hepworth y Doherty, 1992). El interés en la medicina de sistemas familiares floreció en la década de 1980, según se relata en Family Tlierapy and Family Medicine, el texto trascendental de William Doherty y Macaran Baird (1983), en el que ambos autores explican que los diversos enfoques de sistemas familiares se podían integrar a la práctica familiar y la atención de primer nivel. En 1982, el Ackerman Institute auspició una conferencia sobre "Terapia para familias con enfermedades fisiológicas", lo que condujo a crear la publicación periódica Family Systems Medicine (hoy, Family Systems and Health), editada por Donald Bloch. Esta publicación constituye un foro de discusión entre profesionales médicos y de salud mental sobre problemas médicos, teoría de sistemas y aspectos de colaboración; en este caso, la palabra clave es colaboración. La terapia médica familiar adopta una perspectiva biopsicosocial, en la que los terapeutas trabajan en conjunto con las familias y los profesionales de la salud para ofrecer un tratamiento integral
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EVALUACIÓN DE FAMILIAS Y PAREJAS
FAMILIAS PSICOSOMÁTICAS
de salud y curación. El terapeuta que entiende cómo se organizan los sistemas familiares puede trabajar con mayor eficacia en aspectos como el incumplimiento del tratamiento médico o las dificultades para alterar hábitos nocivos para la salud, como fumar o comer en exceso. Los terapeutas médicos familiares trabajan con enfermedades crónicas y de discapacidad, enfermedades infantiles y su efecto en las familias, conflictos entre los profesionales de la salud y las familias, impasses en los tratamientos, síntomas somáticos que no tienen una etiología física clara, embarazo e infertilidad, muerte y duelo, y el exceso de utilización de los servicios de atención médica. Cuando la atención se desplaza del impacto de la enfermedad en la vida familiar hacia el impacto de la vida familiar en la enfermedad, nos adentramos en el dominio de la medicina psicosomática. El descubrimiento de que algunas enfermedades son psicosomáticas resalta el hecho de que el estrés y la angustia tienen efectos poderosos y destructivos en el organismo. Los primeros esfuerzos para entender las enfermedades psicosomáticas se centraron casi exclusivamente en la dinámica individual. El texto clásico fue 'The Stress of Life, de Hans Selye (1956), en el que se explica cómo el cuerpo lucha para adaptarse, pero finalmente colapsa bajo el estrés crónico. La investigación de Meyer y Haggerty (1962) demostró que había una relación entre el estrés familiar y la susceptibilidad a la enfermedad, y la escala de adaptación social de Holmes y Rahe (1967) mostró cómo diversos acontecimientos familiares estresantes aumentan los trastornos físicos y emocionales. Sin embargo, el enfoque de sistemas familiares para tratar enfermedades físicas es relativamente reciente. No fue hasta 1972 cuando Lawrence Crolnick observó que "no existe un acervo de conocimientos sobre las aplicaciones de la terapia familiar en los trastornos psicosomáticos" (Grolnick, 1972: 476). En 1977, el artículo "Family Somatics”: A. Neglected Edge, de John Weakland, emplazó a los terapeutas familiares a aplicar sus ideas al mundo de la salud y la enfermedad. Entre quienes aceptaron este reto estaban Salvador Minuchin v sus colegas de la Child Guidance Clinic, de Filadelfia.
El modelo de familia psicosomática (Minuchin, Rosman y Baker, 1978) fue el primero en incluir sistemáticamente el nivel familiar en el estudio de los factores psicobiológicos que inciden en las enfermedades infantiles. Este modelo evolucionó a partir de los estudios de niños con diabetes mellitus que experimentaban episodios recurrentes de cetoacidosis, pese al manejo y dieta adecuados para la diabetes. Estos niños tenían familias que exhibían patrones característicos de interacción: amalgamiento, sobreprotección, rigidez, resolución deficiente de conflicto o evasión de conflictos y triangulación de los pacientes infantiles. El modelo propuso una interacción circular en la que la enfermedad del niño interactuaba con estos patrones, familiares: los procesos familiares interactivos desencadenaban reacciones fisiológicas en el paciente infantil, que exacerbaban el proceso de la enfermedad. A su vez, la enfermedad agravada del niño reforzaba estos patrones familiares y así se establecía un proceso de reverberación y escalada (Minuchin et al., 1975). El modelo de familia psicosomática recibió apoyo empírico de Beatrice Wood y sus colegas (1989), que determinaron que las cinco características de la configuración de familia psicosomática tenían una correlación estrecha, y que la triangulación y disfunción conyugal en particular se asociaban con la exacerbación de la enfermedad. Para los investigadores quedan preguntas por responder sobre el grado en que intervienen los cinco factores del modelo psicosomático para promover la patología, pero no hay duda sobre las premisas.fundamentaleS: 1. La familia es un sistema, y este tiene una importancia especial para los niños. 2. El funcionamiento individual y los patrones interpersonales de interacción ejercen influencia recíproca. 3. Estos patrones interpersonales interaccionan con los procesos bioconductuales, algunos de los cuales se relacionan con enfermedades.
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Considérese, por ejemplo, en el siguiente caso —de la familia austriaca —, cómo el estómago de Konrad, de 16 años, se retuerce cuando él está estresado. La familia trata este problema como una enfermedad y no como angustia y, en consecuencia, el chico se "enferma" cada vez que se siente emocionalmente alterado. En algunas familias no se habla sobre las afecciones psicológicas. Los niños de estas familias reciben atención para aliviar el dolor físico, pero no el dolor emocional. Esto condiciona a los niños como Konrad a experimentar sus problemas emocionales como si fueran físicos y genera un patrón conocido como somatización. La teoría psicoanalítica define la somatización como parte de la estructura del carácter del paciente, una defensa contra experiencias emocionales angustiantes (Greenson, 1967). No obstante, la terapia individual no ha sido de ayuda en estos pacientes. El enfoque familiar podría resultar más eficaz porque nos permite atacar el estrés emocional en su origen. Los terapeutas familiares pueden ampliar el foco de los síntomas psicosomáticos porque están atentos a detectar metáforas del dolor emocional. Los síntomas son una forma única de comunicación. La función del terapeuta no es reducir los síntomas psicosomáticos a explicaciones psicológicas, sino ayudar a las familias a entender y controlar los intercambios emocionales que las afectan. El vínculo entre los procesos emocionales y fisiológicos indica que la hiperreactividad fisiológica en un niño y la emotividad de la familia reactiva pueden ser factores conjuntos de riesgo. Los patrones estructurales familiares y la jerarquía generacional desempeñan una función importante en la modulación o exacerbación de estos patrones. Por ejemplo, la vigilancia de los padres puede angustiar a un niño, lo cual intensifica la vigilancia de los padres, lo que, a su vez, angustia más al niño, y así sucesivamente. Existe un extenso corpus que indica que las familias con un alto grado de emoción expresada (exceso de involucramiento emocional y críticas frecuentes) producen la excitación fisiológica que influye en el curso de las enfermedades•mentales y físicas (Vaughn, 1989).
Así, vemos que el estrés no solo incrementa la probabilidad de tener úlceras, asma, dolores de cabeza e hipertensión, sino también determina cómo se organiza la familia para apoyar y proteger a sus miembros. Los trastornos psicosomáticos ya no aparecen como categoría en el pSM - IV ( manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales, 4a. ed., de la American Psychiatric Association). En cambio, la nomenclatura oficial se refiere a factores psicológicos que afectan el estado de salud y trastorno de somatización. El término psicosomático ha caído en desuso porque indica una influencia unidireccional, y puede interpretarse como culpar a las familias por los problemas médicos de los niños. En el pasado, algunas enfermedades se consideraban psiCosomáticas, mientras que otras se consideraban puramente orgánicas. De hecho, está es una dicotomía falsa; la relación, desde luego, es circular Por desgracia, b noción de enfermedades psicosomáticas todavía puede producir una forma de pensar dicotómica en la que se cree que los síntomas s'e deben ya sea a problemas físicos o a estrés psicológico. Los padres de niños enfermos, como es comprensible, se resisten a aceptar la implicación de que ellos tienen la culpa. Pero, como sucede con la emoción expresada y la esquizofrenia, el meollo no es que la familia cause la enfermedad del niño, sino que las tensiones familiares exacerban los síntomas. El hecho de que el estrés desempeñe un papel crucial en las enfermedades psicosomáticas conduce, como es natural, a la idea de que el objetivo debe ser reducir el estrés. Pero esforzarse por reducir el estrés tiene un efecto paradójico. Reprimir el conflicto no es tan sencillo como hacer de lado algo que uno preferiría no ver. Se necesita esfuerzo continuo para mantener el conflicto fuera de la conciencia, y este esfuerzo es agotador tanto para el espíritu como para el cuerpo. Así, nuestro objetivo con las familias psicosomáticas debe ser resolver los problemas que ocasionan el estrés. tsto i mplica enfrentar el conflicto, en lugar de evitarlo y enterrarlo aún más. Por tanto, la clave para trabajar con familias psicosomáticas reside en centrarse en lograr cambiar el carácter del síntoma psicosomático para abrir la lucha interpersonal.
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CAPÍTULO
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Edipo con cólicos estomacales
Esta familia austriaca estaba compuesta por tres miembros: una madre soltera con una hija y un hijo. La madre, de cuarenta y tantos años, vestida elegantemente, peinada con esmero, menuda, de sonrisa fácil. Heidi es la hija casada, una morena atractiva que es una versión más joven de su madre. Konrad es el paciente identificado; tiene 16 años. Konrad llegó a la sesión directamente del hospital donde ha estado internado durante las últimas ocho semanas. El problema de Konrad inició hace tres años, cuando empezó a tener dolor abdominal persistente. Aunque parecía un simple caso de indigestión, el médico general que valoró el problema de Konrad no logró encontrar ninguna razón orgánica que explicara el dolor. Konrad visitó después a un gastroenterólogo para recibir otra opinión, y luego se internó en un hospital donde le hicieron múltiples evaluaciones y exámenes. De nueva cuenta, las pruebas no ofrecieron ninguna razón fisiológica del dolor de Konrad y los síntomas persistieron. Con un nuevo diagnóstico de dolor psicosomático, Konrad buscó la ayuda de varios especialistas y el último recomendó que se hospitalizara en un pabellón para pacientes psicosomáticos. Konrad ha pasado en este pabellón las últimas ocho semanas sin mejoría de los síntomas. La sesión comenzó con Konrad. KONRAD: Me impresioná mucho lo que leí sobre usted en internet•
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interesó de mi descripción? KONRAD: Bueno, primero que nada su fotografía, su sonrisa, es agradable. Y cuando leí que había trabajado con familias pobres en los barrios bajos, me impresionó. Pensé que estaba haciendo grandes cosas. Me da mucho gusto conocerlo. DR. MINUCHIN: ¿Te interesó que he trabajado con gente pobre? ¿Eres de centro izquierda en política?
DR. MINUCHIN: ¿Qué te
KONRAD: Sí, sí. DR. MINUCHIN:
Estupendo.
Es un inicio poco habitual de una sesión terapéutica. Konrad invierte las reglas del juego y empieza a entrevistarme. Con una simple expresión rompe los límites que separan al doctor del paciente, y crea un campo de iguales en proximidad. Aunque no estaba consciente de ello en aquel momento, con esta introducción Konrad estaba presentando el modelo preferido de interacción de los miembros de la familia, [a la madre]: ¿Puede decirme qué piensa de los problemas de Konrad? MADRE: Al principio, su problema no era un problema de la mente; era un problema estomacal. Primero pensé que la causa de su problema era algún tipo de germen o bacteria latente que des. pertaba periódicamente. Vivimos en la India diez años y pensé que había contraído alguna forma de enfermedad. Fue a varias clínicas y uno de los doctores dijo que era un problema en su cabeza. Entonces pensé que sí, que era una posibilidad. DR. MINUCHIN: ¿En qué sentido el problema del estómago o el abdomen era un problema de la cabeza? MADRE: No lo creí en un principio, pero como el problema persistió, pensé que quizá el problema estaba tanto en la cabeza de Konrad como en su estómago. DR. MINUCHIN: Konrad, cuando tenias este dolor, ¿con quién hablabas? ¿Con tu hermana Heidi? ¿Con tu, madre? ¿Tus padres ya se habían separado?
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Bueno, mi madre dijo que al principio comenzó como un dolor de estómagó y luego se_convirtió en un dolor de la cabeza, pero creo que fue al revés. No sé cómo decirlo. Siempre he tenido problemas... Nunca me he sentido satisfecho de mí mismo. Cuando tenía seis años y fui a la escuela por primera vez, no tenía amigos. Era diferente. Mis compañeros les hacían jugarretas a OiTOS niños y no tomaban la escuela tan en serio como yo. Como no tenía amigos, decidí adaptarme al entorno. Hice de lado todos mis principios y valores, y traté de ser como todos los demás. Pero en lugar de hacer amigos, me exduyeron todavía más, porque no era predecible como los demás. No sé si mis dolores de estómago tengan algo que ver con mi mente, pero supongo que debe de haber alguna conexión, porque desde hace más de un año y medio me están haciendo todos estos exámenes físicos .y todavía no hay ninguna explicación de mis síntomas. DR. MINUCHIN: Ahora sé que tu cerebro funciona' muy bien... [A la hermana Heidi): ¿Cómo ves a Konrad?
KONRAD:
DR. MINUCHIN
PASO UNO: abrir el motivo de consulta El primer paso se orienta a cuestionar la definición del síntoma presentado. Konrad empieza a revaluar la localización del síntoma: no radica en el estómago, tampoco en la cabeza; sino en que es un extraño en el mundo de sus iguales. Su hermana Heidi atribuirá el dolor de Konrad a que vive el dolor de otras personas, a que por naturaleza resuelve problemas, a que protege a sus padres del sufrimiento. En seguida, yo localizaré el dolor en el corazón de Konrad y sugeriré que su cuerpo se fusionó con el de su madre; y el dolor se localiza en este extraño animal que tiene un cuerpo y dos cabezas. En este proceso de cambiar el origen y la localización del dolor de Konrad, no negué el dolor. más bien cambié el foco de la exploración del cuerpo de Konrad al contexto de sus relaciones.
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HEIDI: No sabía que tuviera algún problema con su mente, porque hablo mucho con él. Desde que éramos niños, le cuento todos mis problemas, incluso los que no le cuento a mi madre. Él siempre entiende y ve mis problemas con toda claridad. De verdad creo que tiene una visión y percepción mucho más claras que otras personas y creo que es por eso que a veces no encaja en el entorno en el que se encuentra. DR MINUCHIN: ¿Hablas de su capacidad de experimentar tu dolor? HEIDI: Sí, tiene talento para ayudar a los demás. DR. MINUCHIN: Antes de que tus padres se separaran, ¿había conflictos en casa? HEIDI: Sí, muchos. DR. MINUCHIN: ¿Y él era el que resolvía los problemas? HEIDI: Sí, quiere ayudar. Tiene que tener paz; siempre trata de hacer las paces entre nuestros padres y habla con ellos para entender sus posturas. DR. MINUCHIN [a la madre]: ¿Puedes decirme cómo intervenía Konrad en los conflictos entre tu esposo y tú? MADRE: Reñíamos cuando los niños dormían... Tratábamos de no pelear enfrente de ellos o, cuando menos, no queríamos que nos oyeran... DR. MINUCHIN: Eso es una fantasía... [Risas.] ¿Los niños se ponían de su lado? MADRE: Sí, creo que sí. DR MINUCHIN: ¿Los dos? HEIDI: Sí, pero no queremos causarle dolor a papá. Tuve problemas con la separación, pero entiendo que fue algo bueno porque vi cómo sufrían mi madre y mi padre. Después de la separación, mi madre se ha vuelto una mujer fuerte. Ha progresado mucho profesionalmente. Pasó de ser empleada en un consultorio médico a ser dueña de un salón de belleza. [La madre empieza a llorar y Konrad se arrodilla a su lado para con-
mente; ahora me doy cuenta de que también tienes dolores en el corazón. No solo las partes de tu cuerpo están conectadas, sino que lo que acabo de ver es algo muy interesante. Vi que tu cuerpo está conectado con el de tu madre. ¿Es correcto? HEIDI: Ajá. DR. MINUCHIN: Verás, creo que el psicólogo del hospital te ayudó con el dolor de estómago, pero no pudo ayudarte en este otro aspecto, que es la unión tan estrecha entre ustedes dos, la intensidad de tu empatía con el sufrimiento de tu madre. Los vi muy conectados y fue agradable. [A la madre]: ¿Te sientes apoyada? ¿Crees que te está ayudando?
solarla; la abraza mientras ella se apoya en él y llora en su hombro.] Konrad]: Fuiste al hospital a causa de los dolores
DR. MINUCHIN [a
estomacales, pero luego dijiste que los dolores estaban en tu
Observé la identificación entre Konrad y su madre como una manifestación de amalgamiento. Y no quería que esto siguiera como algo natural y pasara inadvertido. Respondí automáticamente aumentando la intensidad de la experiencia, puse el foco en el fenómeno y propuse una forma novedosa de verlo y experimentarlo. Cuando nos, mudamos, Konrad automáticamente trató de desempeñar el papel de hombre de la casa. Al cabo de tres años, sentí el deseo de hallar un nuevo novio y fue curioso, porque cuando llevaba a alguien, Konrad me decía: "Ay, mamá, piensa si esta persona es buena para ti..." DR. MINUCHIN: Entonces, es un observador, no solo de tu dolor, sino de tu exploración como adulta. MADRE: A veces pienso que los hijos pueden juzgar a otra persona con mucha más facilidad... cuando notan algo, me dicen lo que piensan de él. DR. MINUCHIN: ¿Y eso te ayuda? MADRE: Sí, me ayudan mucho los dos. Cuando tengo algún problema, hablamos abiertamente al respecto y siempre bromeamos mucho. El problema se vuelve más fácil de resolver. DR, MINUCHIN: Los hijos son una protección contra los problemas de la vida.
MADRE:
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que estamos viendo un cuerpo con tres cabezas. Es un tipo de animal interesante. [A la madre, que había vuelto a llorar]: Empiezas a llorar y en seguida los tres están llorando. Tenemos ante nosotros un fenómeno que trasciende tu cuerpo... no es solo tu cuerpo, esta familia es muy sensible.
mis problemas, aunque no exagero. Siempre pienso en ellos como si fueran niños y trato de no agobiarlos demasiado con mis problemas.
MADRE: Sí, siempre les cuento
Al tiempo que sigo explorando y ampliando la definición y la localización del dolor de Konrad, inicio el segundo paso y me centro en la manera en que los miembros de la familia mantienen los síntomas. Me sorprende la ceguera selectiva de la madre respecto de su influencia sobre Konrad. Menciona que Konrad asumió el papel del "hombre de la familia" cuando ella se divorció, pero no relaciona eso con su invitación a que Konrad apruebe o desapruebe a los amigos que selecciona.
Me había apartado de mi enfoque en Konrad para explorar una característica familiar que determina el comportamiento de Konrad. Pero construyo imágenes nuevas. Tomo un suceso familiar: "Konrad apoya a su madre cuando ella llora", y los invito a verse como un animal mitológico, "una mujer con tres cabezas". Esta nueva descripción se presentó como una reflexión humorística de mi parte, pero no creo que los miembros de la familia advirtieran el cuestionamiento escondido en el humor. Repetiré el mensaje más adelante en otras formas hasta que lo registren como una descripción de una norma familiar problemática.
DR. MINUCHIN: Heidi, ¿cómo fue que pudiste casarte? HEIDI: ¿Que cómo fue que pude casarme? Ah, es una larga
historia. ¿Quiere oír la versión larga? DR. MINUCHIN: La mediana. HEIDI: Bueno, tenía 18 años cuando me fui de la casa de mi madre. Me mudé a una población cercana y ahí conocí a mi esposo en una disco. Después de tratarnos cuatro meses, me dijo que quería estar conmigo, pero rechacé su propuesta porque pensé que no era mi tipo. Sin embargo, después de cuatro meses más, lo acepté y nos hicimos novios. Conocí a su familia un año después y ellos también me aceptaron; de hecho, me quieren como si. fuera una hija. Fue muy lindo sentir que formaba parte de una familia grande. Me fui a vivir con él después de haber sido novios dtirante dos meses, y nos casamos al cabo de un año. Mi esposo tiene un gran corazón; sonríe mucho y tiene buen carácter. DR. MINUCHIN: Quiero saber si te sentiste culpable de dejar' a tu madre. HEIDI: Fue difícil, muy difícil. Aunque me mudé, le llamaba mucho por teléfono. Cuando me casé, comprendí lo bello que es ver una familia integrada, como la de mi esposo. DR. MINUCHIN: Pero mira, admiro que hayas podido separarte de esta familia para formar la tuya. Veo a tu madre y me parece -
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¿Lo voy a hacer llorar a usted también? [Pregunta, con una sonrisa seductora, que invita al terapeuta a incorporarse a la intimi-
MADRE:
DR.
dad familiar.] MINUCHIN [devolviéndole la sonrisa]: Soy demasiado viejo para llorar por otras personas. [A Heidi]: Cuando te fuiste, ¿pensaste que Konrad asumiría tu papel protector?
Mi respuesta es una reprimenda afectuosa por la idea de que este nivel de aglutinamiento es un chiste. hablamos mucho por teléfono y él me ayuda mucho, lo mismo que a la familia. Cuando me siento deprimida, coi no sé que Konrad me apoya en lo emocional, me siento mudo mejor. Me quiere tanto que incluso cuando estaba en el hospital me llamaba para saludarme y ver cómo estaba. DR. MINUCHIN [a la madre]: Quiero hacerte una pregunta capciosa...
HEIDI: Sí,
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Como eres una mujer joven y atractiva, supongo que vislumbras en tu futuro una relación con otro hombre. MADRE: Sí, encontré otro hombre y es muy bueno. Lo amo, pero no quiero que vivamos juntos ni casarme de nuevo muy pronto, por lo que dejo esos pensamientos para el futuro. DR. MINUCHIN: Ah, es maravilloso. MADRE: Sí. Les .pedí a mis hijos que me ayudaran a distinguir qué hombre es bueno y cuál no. También los invité a recordar los nombres de los hombres que conozco. DR. MINUCHIN: ¿Crees que te permitirán tener una buena relación con un hombre? MADRE: Sí, creo que sí. DR. MINUCHIN: Yo no estoy tan seguro, porque están completamente dedicados a protegerte. Los tres son una familia muy unida y fascinante. [A Konrad] ¿Tienes 15 años? KONRAD: Dieciséis. DR. MINUCHIN: Dieciséis... ¿hay chicas bonitas de 15 años en tu escuela? KONRAD: No,. en este momento no. DR. MINUCHIN: ¿Tu madre te deja tener novia? KONRAD: Sí, claro. DR. MINUCHIN: Pregúntale, porque tu familia actúa de manera muy distinta de otras familias. Si ella te pregunta qué tipo de hombre debe amar, de seguro tú le preguntas qué tipo de muchacha debes amar. KONRAD: No, todavía no. Me encantan las muchachas y me gustaría tener novia, pero, antes de eso, necesito resolver mis problemas, porque no quiero abrumarla con ellos. DR. MINUCHIN la la madre]: Es un jovencito muy sensible y muy preocupado por no herir a otros... eso está muy bien. Sin embargo, Konrad se está creando una cárcel; vive en una jaula de oro. Con frecuencia la gente no se da cuenta de que .es una jaula porque es de oro. ¿A quién no le gusta el oro? Pero una jaula no te
deja volar. Por tratar de proteger a los demás, Konrad ha creado una jaula en la que está atrapado. MADRE: Recuerdo cuando tenía tres años; vivíamos en la India con un cocinero de planta. Una vez el cocinero le sirvió a mi esposo un plato de carne de perro y mi esposo quería castigarlo. Pero Konrad le pidió a su padre que perdonara al cocinero... Desde que tenía tres años, Konrad siempre ha sido muy sensible. Siempre que íbamos a algún lado, compraba regalos para todos para hacerlos felices. Siempre trataba de ser bueno, aunque los niños estuvieran peleando. DR. MINUCHIN: Les diré lo que creo. Creo que Konrad siente dolor en el abdomen, dolor en el corazón, dolor en separarse y dolor que es consecuencia de sentir el dolor de otras personas. [ Mirando a Konrad] ¿Te das cuenta de lo complejo que eres? [Todos ríen.] Por eso creo que responde a la cultura familiar. Konrad aprendió a crear este formidable impulso de proteger a los demás y lo aprendió de ti, de tu esposo y de tratar de protegerte de tu esposo. [A la madre]: ¿Cómo contribuyes a su dolor abdominal?
PASO DOS: señalar las interacciones que mantienen el problema Siempre es arbitrario decidir el inicio del segundo paso. Lo había empezado antes: al preguntar a Heidi si sentía que había traicionado a su familia cuando se casó; en las imágenes del amalgamiento familiar; en el hincapié en la sensibilidad al dolor como una norma cultural de la familia; pero ahora planteé la pregunta oficial: "Si crees que la conducta de Konrad es una respuesta a tu involucramiento con él, ¿qué es lo que ves?" MADRE: Mi esposo quería que volviéramos a estar juntos, y Konrad era quien más lo quería... Pero dejé muy en claro que, cuan-
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do terminé esa relación, lo había hecho para siempre. [ Mira con
aprensión a Konrad y deja de hablar.] Acabo de notar que lo miraste y no supiste cómo continuar. ¿Tenías miedo de lastimarlo?
DR. MINUCHIN: MADRE: Sí. DR. MINUCHIN:
Es fascinante cómo una línea conecta a todos en la
familia.
[levantando la mano]: Me gustaría decir algo. Mi madre comentó hace un momento que yo quería que estuvieran juntos y arreglaran su relación, pero eso no es verdad. [Cuando su madre empieza a llorar de nuevo, Konrad muestra señales
KONRAD
de malestar fisico: el dolor se refleja en el rostro y el chico se lleva la mano al abdomen.] DR MINUCHIN [a Konrad]: Me parece que vas a tener dolor de estómago hoy. Tal vez mañana por la mañana. MINUCHIN: Lo fascinante es cómo funciona tu cerebro... cómo DR. transforma la vida en dolor de estómago... muy interesante. Madre, ¿te gusta el nuevo hombre en tu vida? ¿Es protector? ¿Es cálido y afectuoso? MADRE: Miicho más que mi esposo. También se interesa en mis hijos. DR. MINUCHIN: ¿Puedes descartar a Konrad como tu protector'? Te lo suplico. Si ya tienes un hombre, ¿puedes descartar al otro? MADRE: Nunca descartaré a Konrad. DR. MINUCHIN [a Konrad): Estás atrapado. MADRE: Pero son niños, Crecen y vuelan como pájaros. DR. MINUCHIN: No, no si la jaula es de oro. [A Konrad]: Cuando conozco a jóvenes que transforman los conflictos en dolor físico, como tú, siempre me pregunto qué estarán tragando. [A Heidi]: Me impresiona que hayas escapado, pero dime, ¿crees que él pueda ser dueño de su propio cuerpo? ¿O siempre formará parte de este cuerpo comunal? HEIDI: Como no tiene amigos, es parte muy importante de la familia. KONRAD:
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MADRE: Actúa en teatro, toca la trompeta, pero no es una vida propia. DR. MINUCHIN: A veces tiene treinta años y a veces, ocho. A veces, porque es muy inteligente y tiene muchos intereses, tiene treinta. Y a veces, sigue pegado al seno de su madre y tiene ocho años.
[Konrad sonríe, muestra indicios de molestia, tiene la mano en el abdomen; indica que le duele.] DR. MINUCHIN: Te
advertí que esto pasaría. Bebes la leche de tu madre a esta edad y se cuaja. [A la madre]: Ahora que tienes un hombre adulto, ¿todavía necesitas la protección de tus hijos? ¿O te sientes tan cómoda y fuerte en tu relación para que ellos pueden remontar 'el vuelo, no para volar lejos, sino para salir de su jaula? MADRE: Me agrada que vuelen... [ Mira preocupada a Konrad.]
Tengo plena conciencia de la molestia fisica de Konrad, pero continúo mi diálogo con sú madre, para modelar una respuesta que no forma parte del léxico de la familia. Antes ligué los síntomas de Konrad al dolor de su madre, y ahora quiero ayudar a la madre a no recurrir a Konrad en busca de una protección que no necesita. Intelectualmente te agrada, pero tu corazón sufre. ¿Te das cuenta de por qué hablo de una jaula? MADRE: Mmm... Ya entiendo. DR. MINUCHIN: Esa jaula tiene una rendija pequeña por la que Heidi escapó. MADRE: No necesito a mis hijos para seguir viviendo. DR. MINUCHIN: ¡Excelente! ¿Puedes convencerlos? MADRE: Es difícil. Le diré la verdad, mi cabeza me dice que los deje volar, que los deje libres, pero mi estómago me dice que son muy pequeños... HEIDI: Solo quiero poner un ejemplo. Antes de que me casara, mi madre no quería que me casara con él. Le llamó por teléfono, le contó todos mis defectos y le explicó por qué no era buena idea que se casara conmigo. DR. MINUCHIN:
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DR MINUCHIN:
¿Le contó chismes de ti a tu novio?
HEIDI: Sí... sí... DR. MINUCHIN: Eso no está bien. HEIDI: No, no estuvo bien, y me enojé mucho. Pero entiendo que todo lo que quería era protegerme. Cuando éramos pequeños y nos portábamos mal, primero nos pegaba, pero en seguida nos pedía perdón. Nos abrazaba y nos decía que no quería golpearnos, pero que la hacíamos enojar y nos preguntaba que si no queríamos a mami. DR. MINUCHIN: Bueno, todo esto ha sido muy interesante. Si es posible, me gustaría verlos el domingo. Por supuesto, eso depende de si Konrad puede tener su dolor de estómago hoy y mañana y no el domingo. KONRAD: Haré todo lo posible. [Heidi, respondiendo a su expresión de dolor, se acerca a él y lo abraza, mientras su madre los mira con aprensión.] KONRAD: Estoy bien. DR. MINUCHIN: ¿Está bien? Heidi, ¿puedes apartarte un poco? Su dolor es parte de él y es capaz de sufrirlo solo. Son una familia de curadores, cada uno de ustedes. Necesitan ayudarle a crecer. [A la madre]: El domingo me concentraré en cómo viviste tu ni-, ñez, porque quiero averiguar cómo desarrollaste la capacidad de pedir tanta ayuda y protección.
Segunda sesión La primera sesión exploró el vínculo cercano, a veces sofocante, entre los miembros de la familia, pero también conectó los síntomas de Konrad a los de la madre, que lo ha hecho responsable de protegerla. En efecto, pasamos de ver a Konrad como el pacien te identificado a centrarnos en la madre como su carcelera. Este cambio es difícil, y si no se maneja con cuidado puede suscitar resistencia. El tercer paso se orienta a transferir la responsabili dad de la madre a su generación anterior: a la manera en que la re-
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clutaron para esta tendencia de necesitar protección. A diferencia de otras familias, en las que la petición de abandonar el presente sería difícil debido a las experiencias pasadas, insisto durante media hora en que la madre "abandone" a sus hijos y ahonde en su propia infancia.
PASO TRES: exploración del pasado centrada en la estructura ¿Pensaste en lo que hablamos hace dos días? MADRE: Sí, pensé en ello. Imaginé cómo estaban conectados los niños a mí por medio de una serie de acontecimientos complejos... y me pregUnté cómo era posible que hubiera ocurrido así. Vivimos diez años en la India y mi esposo fue al que mandaron al extranjero; yo fui la que empaqué todo e hizo posible la mudanza. Me había ocupadó de mis hijos yo sola; era mi obligación y, debido a todo lo que tenía que hacer, me vi obligada a dejarlos solos mucho tiempo. También tuvimos que mudarnos mucho y trasladarnos de un lugar a otro. Aunque hubo muchos cambios, seguí estando cerca de mis hijos. Esta es la razón principal por la que nos sentimos tan conectados. DR. MINUCHIN: Son muy sensibles a ti, están sincronizados emocionalmente contigo. ¿Cómo sucedió? ¿Los niños nacieron aquí o en la India? MADRE: Nacieron aquí. DR. MINUCHIN: ¿Los niños también estaban conectados a tu esposo? MADRE: Cuando eran pequeños, su padre jugaba con ellos y en ocasiones los mimaba, pero cuando crecieron, me tocó a mí. Fue como una división del trabajo: él traía el dinero a casa y yo me ocupaba del resto. DR. MINUCHIN: Me pregunto si esta conexión con tus hijos se relaciona de algún modo con tu desconexión de tu esposo. MADRE: Me hice la misma pregunta, pero la desconexión de mi esposo empezó en los últimos diez años y fue un proceso de separación muy lento. DR. MINUCHIN:
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EDIPO CON CÓLICOS ESTOMACALES
DR. MINUCHIN [a los hijos]: Saben, esta sesión es sóbre todo para su madre. Hablaré con ella y les haré preguntas para ayudarle a aclarar las cosas. ¿Coinciden con su madre en que el conflicto con su padre se produjo después? HEIDI: No, nunca tuvieron una relación muy estrecha. KONRAD: Es muy difícil... Siempre he admirado y respetado a papá. Me habría gustado pasar más tiempo con él. A veces, cuando me acercaba a él y quería abrazarlo o darle un beso en la mejilla, él como que... no le gustaba, y lo mismo ocurría con mi madre. [La madre empieza a llorar. Kon rad y Heidi la miran.] DR. MINUCHIN: Saben, una de las cosas que tiene su familia es que no pueden sufrir solos. [A Konrad]: Tu madre está llorando, pero tú no la hiciste llorar, ¿no puedes dejarla que llore?
MADRE: Desde luego que no necesito que me den nada. Puedo imaginar la vida sin la familia. DR. MINUCHIN: No te creen. Konrad no te cree. KONRAD: No del todo. MADRE: Dije que tenía un nuevo novio y una nueva pareja, y mi plan es que cuando Konrad termine el bachillerato, me iré a vivir a España. DR. MINUCHIN: ¿Te dejaría? MADRE: Les daré la posibilidad de que vayan a visitarme. DR. MINUCHIN: Mira, esta es la respuesta a la pregunta de Konrad. ¿Pueden estar juntos, pero también separados al mismo tiempo? ¿Puedes estar cerca y, no obstante, ser autónoma? ¿Puedes llorar sola? ¿Puedes estar triste sin que Konrad se vuelva a mirarte? HEIDI: No, no creo que pueda. DR. MINUCHIN: Vaya problema. ¿De dónde sacaste esta necesidad de proximidad? Tu forma de ser necesita la cercanía. Tienes un modelo de ver la vida que es casi como si fueras parte de una pareja de gemelos siameses. ¿Cómo pasó eso cuando eras niña? MADRE: Era muy unida con mi madre. DR. MINUCHIN: ¿Y tu padre? MADRE: Era alcohólico_ era una persona buena, amable, pero estaba muy enfermo. DR. MINUCHIN: Cuéntame más.
Estos comentarios se relacionan con el establecimiento de límites, la incapacidad de la madre para hacerse responsable de sus sentimientos y el problema de contagio emocional; pero se tomaron como una exigencia de sufrimiento estoico y, por tanto, la rechazaron. KONRAD: ¿Qué tiene de malo ayudarla? HEIDI: Ayer me hice esa misma pregunta una y otra vez y no encontré la respuesta. KONRAD: ¿Quiere decir que tal vez está bien hacer hasta cierto punto, pero qúe después la gente necesita autonomía? HEIDI: A veces me siento muy sola. Extraño a mi familia cuando me siento sola. Soy una persona que siempre ha sido muy independiente, pero me gustaría tener a mi familia detrás para que me dé apoyo. [Konrad se levanta y le da un pañuelo desechable a su madre, que sigue llorando.] DR. MINUCHIN: Eres una madre amorosa, pero no se te puede dejar sola. Konrad necesita mirarte y no sabe cómo apartar la vista. ¿Necesitas que te dé un pañuelo o puedes ir por él tú sola?
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Es frecuente en las familias de un padre alcohólico que el hijo y la madre creen un vínculo protector muy intenso. MADRE: Mi madre se divorció cuando yo tenía 14 años. Había in-
tentado hacerlo otras veces, pero no se había atrevido a dar el paso final. DR. MINUCHIN: ¿Estás diciendo que eras el escudo de tu madre? MADRE: Madre a menudo me decía que sin mí su vida no habría tenido ningún sentido ni propósito.
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EDIPO CON CÓLICOS ESTOMACALES
DR. MINUCHIN: Tu madre te reclutó para que fueras su protectora. MADRE: De hecho, fuimos muy unidas desde que yo era una adolescente. No era muy estricta. Yo podía salir y quedarme con amigos. Después de un año en la ciudad, hice nuevos amigos y conseguí un nuevo empleo; no quería quedarme en casa todo el tiempo con mi madre. Fue muy dificil para ella. DR. MINUCHIN: ¿Tu madre vive todavía? MADRE: Sí. DR. MINUCHIN: ¿Tienen alguna conexión? MADRE: Sí. Vive al lado. Tiene setenta años. En el aspecto físico, no está muy bien, pero su mente está muy lúcida. DR MINUCHIN: ¿Con qué frecuencia visita tu casa? MADRE: Todos los días. Me ayuda a cocinar todos los días, porque tengo que trabajar. DR. MINUCHIN: Entonces, ¿sigues siendo la protectora de tu madre?
DR. MINUCHIN [a la madre]: Entonces podrás separarte de Konrad. ¿Qué longitud tiene tu cordón umbilical? MADRE: Alcanza para dar la vuelta al mundo. Creo que seguiríamos conectados con la mente. En la mente, seguiríamos sintiendo esta conexión. DR. MINUCHIN: Konrad necesita que le des permiso de crecer. MADRE: Quiero que crezca ya, porque la adolescencia es muy difícil. KONRAD: No creo lo que acaba de decir. Cuando éramos pequeños, siempre estaba a nuestro lado para apoyarnos, mucho más que cualquier otra madre. Cuando empecé el bachillerato, me decía que hiciera la tarea solo, que hiciera esto o lo otro solo, que hiera independiente. DR. MINUCHIN: Dudo que puedas dejar a tu madre. KONRAD: La amo. La amo, y eso no tiene nada de malo.
[La madre asiente con la cabeza.] DR. MINUCHIN: La necesidad de proteger, ¿siempre estuvo presente en ti? MADRE [llorando]: Es demasiada responsabilidad hacerme cargo de mi madre y mis-hijos. DR. MINUCH1N: ¿Alguna vez quisieras ser libre? MADRE: A veces, sí, pero ya me acostumbré. Tengo presiones financieras muy fuertes, porque mi esposo no siempre paga la pensión alimenticia. Mi madre tiene una pequeña pensión, que alivia un poco las presiones financieras. A veces imagino qué pasaría si yo_ llegara a enfermarme.
[La madre empieza a llorar; Konrad se levanta de la silla y abre los brazos para estrechar a su madre.] DR. MINUCHIN [a Konrad]: No, no, no. Tu madre es una mujer adulta. No te necesita en este momento. [A la madre]: Espero que tu amigo tenga la capacidad de ofrecerte la cercanía que necesitas. MADRE: Es una de las razones por las que me enámoré de él. Es muy afectuoso, todo lo contrario de mi primer marido.
Creo que esta relación con lá madre se parece más al apego de un niño pequeño, pero quiero recalcar el componente erótico de la expresión de Konrad. Jugueteo con la connotación sexual de la relación entre madre e hijo para que la experiencia incomode tanto a la madre como a Konrad. DR. MINUCHIN: ¿Tu madre tendrá una gemela, Konrad? Digo, para que puedas casarte con ella. MADRE: Konrad me dijo hace algún tiempo que quería una novia con el mismo temperamento que yo, con la que pudiera hablar tan bien como conmigo. DR. MINUCHIN [a la madre]: Habla con él, porque necesita tus consejos. Sabes, quiere casarse contigo. KONRAD: Quiero decir algo. Cuando pienso en la persona con la que me gustaría estar, no pienso en la imagen de mi madre, sino en las cualidades que ella posee: compasión, calidez y, por supuesto, la apariencia física. DR. MINUCHIN: Comprendo. Lo que le estoy diciendo a tu madre es que si no te ayuda a volar, nunca remontarás el vuelo. El amor no debe ser una jaula.
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EVALUACIÓN bE FAMILIAS Y PAREJAS
MADRE: Eso es lo que he estado pensando... en cómo resolver eso,
pero no encuentro respuesta. DR. MINUCHIN: Por principio de cuentas, tienes que entender que es un problema. Tiene que dejarte llorar sola. Tu modelo, ser el escudo de tu madre, se ha vuelto el modelo de Konrad. Le transmitiste tu forma de ver la vida. MADRE: Entiendo... Pero ellos han visto que me alejé de mi esposo, que tengo otro hombre, otra carrera... Ellos lo saben porque lo han visto. DR. MINUCHIN: Konrad se interpondrá entre tú y tu hombre. Apoyo a la madre y trato de usar sus necesidades de adulta corno forma de cuestionar su apego disfuncional a Konrad. MADRE: Sí, lo comprendo. Un día que salimos, mi pareja trató de ser gracioso y Konrad quiso ridiculizarlo para demostrar que era estúpido. DR. MINUCHIN: Es peligroso.
Sin embargo, sé perfectamente lo que hace, mi pareja sabe lo que hace, y entiendo por qué lo hace. DR. MINUCHIN: Conque ya empezó a desestabilizar tu relación... MADRE: No se lo permitiré. KONRAD: Fue la primera vez que lo vi. Y no fue chistóso, fue ridículo. Habla en ese extraño dialecto bávaro, y yo quiero alguien para mi madre que esté a su mismo nivel, alguien como usted. Cuando volví a verlo después de un tiempo, me di cuenta de que era muy compasivo y diferente de cualquier otra pareja que mi madre haya tenido. DR. MINUCHIN: Ten cuidado. MADRE: Robert no es tonto, pero puede actuar en público como le plazca.DR MINUCHIN: Quiero preguntar a Konrad si tuvo dolor de estómago ayer y el día anterior, MADRE:
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PASO CUATRO: exploración de nuevas formas de relacionarse Tengo dificultad para detectar cuándo comienza el cuarto paso en esta sesión. Al parecer, no tuve la habilidad pára crear un tercer paso con límites bien marcados, y en el que la madre pudiera darse tiem-
po para definirse separada de sus hijos. Decidí marcar el inicio del cuarto paso aquí, porque estoy volviendo a Konrad y sus síntomas. Reforzaré el carácter relacional de sus síntomas y la poSibilidad de sanar mediante un aumento en la autonomía, tanto de la madre como de Konrad. KONRAD: Sí, dormí una hora por la noche. Estuve pensando toda la
noche y tuve dolores estomacales en oleadas y ciclos. DR. MINUCHIN: Cuando empezó el dolor, ¿te quedaste en cama o llamaste a tu madre? KONRAD: Me quedé solo. DR. MINUCHIN: De acuerdo... El llanto de tu madre y tu dolor de estómago necesitan contención. Este tipo de proximidad entre tú y tu madre incrementa la dificultad para controlar el dolor. Verás, tengo un dolor crónico en la cadera, me pertenece. Pero las lágrimas de tu madre te pertenecen a ti, y tus dolores estomacales le pertenecen a ella. Eso crea un problema, una falta de control del dolor. Cuando la proteges, llora más. Lo noté la vez pasada. [A la madre]: Empiezas a llorar, él te abraza, tú lloras, él se acerca más, tú lloras todavía más. Se trata de un contagio de emoción. ¿Eres capaz de cambiar eso? MADRE: Lo intentaré. DR. MINUCHIN: Te veo como una persona que quiere sanar. Te veo como una persona que quiere ayudarle a crecer. Te veo como una persona que quiere tener una relación satisfactoria con Robert. Ponte de pie. [El doctor Mínuchin aleja la silla de la madre de los dos hijos.] Toma asiento. Bien. ¿Lo puedes hacer ahora? MADRE: Sí, muy bien. DR. MINUCHIN: ¿Se sentirá muy angustiado? Sí. ¿Tendrá dolores de estómago?
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MADRE: Espero que no. DR. MINUCHIN: Cuando ustedes dos se separen... pasará esto. MADRE: ¿Los dolores de estómago le dan porque dedico mucho tiempo a mi carrera profesional, trabajé mucho y me alejé de él? DR. MINUCHIN: No conozco las raíces del problema, pero sé qué es lo que la mantiene vivo. Piensa en tu llanto. Tu llanto es una forma de comunicarte. En lugar de comunicarte con palabras, lloras, y ellos se convierten en tu escudo protector de inmediato. No necesitas hablar, tu cuerpo habla y ellos responden. MADRE: También sucede al revés. DR. MINUCHIN [preparándose para finalizar la sesión]: Claro, claro. Creo que ya he causado suficiente daño. HEIDI: Estaba pensando que todo sucedió al mismo tiempo: me mudé, mi madre, empezó a trabajar más y mi padre se fue de la casa. DR. MINUCHIN: ¿Y los dolores de Konrad aparecieron? HEIDI: Sí. DR. MINUCHIN; La séparación es peligrosa, pero necesaria, en ocasiones, para seguir viviendo. MADRE: Es mejor ser muy claro que tener un efecto de rebote. DR. MINUCHIN: ¿Quieren hacerme alguna pregunta? Seguro que sí. KONIZAD: Tengo muchas preguntas y no sé por dónde empezar. Mepregunto cómo en tan poco tiempo y con tan poca información pudo comprender tanto. DR. MINUCHIN: Porque me dijiste mucho y fuiste muy claro. [A la madre]: Es importante que tú y tus dos hijos continúen con una terapia que les ayude a ser tres en lugar de uno. MADRE: Lo invito a vivir con nosotros dos meses.
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Marco terapéutico Organización familiar En Psychosomatic Ft:mates' planteamos que estas familias se caracterizan por un exceso de involucramiento. Las llamamos amalgamadas. Sus códigos morales son rígidos, son sobreprotectoras y evitan los conflictos. Propusimos que el estrés se expresaba mediante respuestas somáticas y un miembro presentaba el síntoma. Siempre respondemos a las familias con el conocimiento y .la predisposición de experiencias anteriores. Cuando conocí a la familia Schmidt, parecían ser un ejemplo clásico de dichas familias: había contagio de emociones; siempre que la madre o Konrad empezaban a llorar o a expresar angustia, enseguida los tres se lanzaban a la operación de rescate. La imagen de un cuerpo con tres cabezas fue inmediatamente reconocible. Se invitaban unos a otros a participar en la experiencia que estaban teniendo: la madre les pedía a los hijos que seleccionaran a sus parejas, y ella tomó por propia cuenta la tarea de entrevistar al futuro esposo de Heidi y de contarle chismes sóbre su hija. Konrad tenía cólicos estomacales siempre que su madre mostraba signos de aflicción.
Perspectivas individuales Vi a Konrad como un joven brillante que asumió la responsabilidad de disolver los conflictos entre los padres antes de que se divorciaran y luego asumió la responsabilidad de ser el caballero de armadura brillante de su madre, aunque insistía al mismo tiempo en su lealtad al padre. Se considera protector de los indefensos y se identifica conmigo porque me ve como un aliado.que "trabaja por los pobres". Su estilo de contacto es, principalmente, en proximidad, y responde al estrés o la separación con dolor somático. En las publicaciones psicodinámicas lo describirían como que tiene complejo de Edipo.
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La madre se convirtió en el foco de la sesión cuando la invité a explorar el reclutamiento de sus hijos como protectores; su invitación al terapeuta a llorar por ella, así como su último comentario de la sesión cuando invitó al terapeuta a vivir dos meses con la familia, son maniobras para reclutar ayudantes. Su conducta es comprensible en la organización de una familia donde solo uno de los padres está presente. Para estimular la autonomía en una familia tan excesivamente conectada, es necesario despertar la fuerza de la madre, en lugar de su sentido de impotencia.
Estrategias de intervención
111 movimiento de una "masa de egos indiferenciados" (por tomar prestadas las palabras de Murray Bowen 2) al de tres personas capaces de contener sus experiencias individuales fue el objetivo de la terapia. En general, estimulé a la familia Schmidt a expresar sus conflictos interpersonales y ayudé a los miembros de la familia a entender que pueden sobrevivir a los conflictos. Uno podría, como Jay Haley3 solía hacer, encauzar a los miembros de la familia a incrementar su proximidad emocional hasta que su mutua intrusividad resultara incómoda para todos y eso los obligara a buscar terrenos separados. Independientemente del camino que siga el terapeuta, la meta es fomentar la autonomía entre los miembros de la familia.
Técnicas
Por supuesto, las técnicas varían dependiendo de la experiencia, la ideología y las herramientas del terapeuta. Con esta familia, me alié con cada uno de ellos como un ser distinto y los invité a ver el animal de tres cabezas que era su familia. Alenté a la madre a rechazar la función de Konrad como jefe de la familia, detuve los intentos de cada uno de ellos por aliviar el dolor del otro, y los hice que vieran las ventajas de relacionarse entre sí como seres independientes.
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NOTAS 1. Minuchin, A., B. Rosman y L. Baker, 1978, Psychosomatic Families Anorexia Nervosa in Context, Cambridge, Harvard University Press. 2. Bowen, M., 1961, "Family psychotherapy", American Journal of Ortho psychiatry, 31, pp. 40-60. 3. Haley, J., 1963, Strategies of Psychotherapy, Nueva York, Grane & Stratton.
CAPÍTULO
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Un joven chino con anorexia nerviosa El mismo mapa, diferente terapeuta
Es una familia de tres: el padre es un próspero profesor universitario, la madre es enfermera y su único hijo, Xia,' de 26 años, es estudiante de posgrado que sufre anorexia desde que salió de su hogar para ir a la universidad en otra ciudad, hace seis años. Empezó a vomitar todo lo que comía. A la larga, bajó tanto de peso que fue necesario hospitalizarlo. La pérdida de peso de Xia era tan grave que los médicos sospechaban que tuviera la enfermedad de Crohn, pero una serie de exámenes descartaron este y otros posibles problemas médicos. Me fue referido el caso para una consulta como parte de un seminario de capacitación durante mi visita al doctor Cheung, el psiquiatra que había tratado a la familia durante los nueve meses anteriores. Habían probado con terapia individual y familiar sin ningún.resultado, aunque el peso de Xia era estable en el momento de la consulta. El doctor Cheung también nos contó que Xia había compartido la cama de su madre desde que era muy pequeño hasta que llegó al octavo grado (secundaria). La familia aguardaba en silencio en un salón grande que se adaptó temporalmente como sala de entrevista para nuestros !propósitos. Era una escena familiar, como muchas otras sesiones de consulta, salvo que esta se llevaba a cabo en Wuhan, una ciudad muy antigua del norte de China, con una historia de 3 500 años. Soy china, mujer y no me parezco en nada al doctor Minuchin. No
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tengo una barba blanca que deje entrever los años de sabiduría adquirida, ni el aspecto carismático del gurú para cautivar la imaginación del público que se encuentra detrás del cristal de espejo. Diferente sexo, diferente nacionalidad, conectados por años de colaboración estrecha; lo que tenemos en común es el mismo modelo de evaluación en cuatro pasos y así es como comienza mi travesía
con la familia. PASO UNO: abrir el motivo de consulta El padre inició la conversación y fue directo al grano. Mi hijo es el paciente y nuestra principal preocupación es su salud; ha sido anoréxico desde hace años. MADRE: Desde hace seis años. PADRE: Seis años, correcto, Sin embargo, creemos que gracias a la terapia ha cambiado un poco. Empieza a hablar más con nosotros. xl A: Sé que ha pasado mucho tiempo. Poco a poco he llegado a entender que mi enfermedad es psicológica. PADRE:
La familia presentó un relato bien coordinado del problema que los llevó a terapia. Su introducción pragmática me hizo responder de la misma manea directa. DRA. LEE: ¿De qué tipo de Problemas psicológicos hablas? XIA: Antes de ver al doctor Cheung, pensaba que mi problema era
conductual, que mi enfermedad solo se relacionaba conmigo. Pero después de pasar por la terapia, creo que mi familia tiene un efecto definitivo sobre mi enfermedad. DRA, LEE: ¿En serio? ¿Qué tipo de efecto? XIA: Se trata de la estructura de mi familia y la relación entre nosotros. Mi enfermedad refleja el probleina de mi familia... Digo, mi familia es demasiado armoniosa. Sus miembros somos ex-
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tremadamente unidos. Quería tener más libertad, pero no era suficientemente independiente como para enfrentar el mundo exterior. Como ocurre con muchas familias chinas, el primer paso de descentralizar el síntoma presentado no fue muy dificil, porque es natural para los miembros de la familia atribuir los problemas a los factores de su relación. No obstante, en este caso, es necesario brindar reconocimiento al doctor Cheung porque, como era evidente, había logrado introducir una perspectiva familiar en la patología individual del joven. Sin embargo, aunque habían empezado a entender que el problema era relacional, parecían atribuirlo simplemente a un estilo de crianza estricto que no admitía la autonomía que necesita una persona joven, inclusb en China. Como eran padres responsables, aceptaban el veredicto de que era su falta de destreza como padres lo que había ocasionado problemas en su hijo. Por tanto, la meta que querían alcanzar con el tratamiento era entablar mejor comunicación con el hijo. Este punto de vista mantenía el foco en el paciente individual y trataba a los padres como una sola entidad indivisible. Los estudios sobre familias psicosomáticas nos han demostrado que cuando uno ve a un hijo psicosomático, lo más probable es que haya una pareja en conflicto.2 Sabía que tendría que explorar la relación de la pareja, pero empecé por fortalecer a Xia para que reivindicara su voz. A invitación mía, Xia continuó describiendo cómo fue para él crecer con padres muy conservadores. XIA: Bueno, soy hijo único y mis padres me aman y se preocupan
mucho por mí. Crecí bajo su total y absoluta protección. Pero cuando entré a la universidad... quise estudiar en otra dudad y eso me llevó a dejar mi hogar por primera vez. En ese 'entonces, sentí que entraba en un mundo nuevo y extraño donde había perdido el amor y el cuidado de mis padres. Ahí empezó el conflicto. DRA. LEE: ¿Cómo empezó el conflicto?
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xm: No podía enfrentarme al mundo exterior. Me enfermé antes de que finalizara el primer semestre. DRA. LEE: ¿Cuántos años tenías en esa época? XIA: Dieciocho. PADRE: En aquel entonces, no tenía que preocuparse de nada, porque nosotros siempre nos ocupábamos de él y hacíamos todo por él. Lo único que le pedíamos era que sacara buenas 'calificaciones en la'escuela. Fue un error de nuestra parte. MADRE: No sabíamos cómo ser buenos padres con Xia. Como lo cuidábamos tanto, fue difícil para él enfrentarse al mundo exterior. Quiero decir, hemos influido mucho en su vida y en sus hábitos de higiene. Recuerdo que cuando estaba en bachillerato no -iba a los baños públicos de la escuela, sino que esperaba y esperaba hasta llegar a casa. Era evidente que los padres vigilaban muy de cerca a su hijo. Me estaban dando una relación pormenorizada de todos los movimientos de su hijo. Pensé: apuesto a que habrían examinado sus evacuaciones. Traté de ampliar su reducida versión de la historia familiar.
DRA. LEE [con curiosidad]: ¿El ambiente de su hogar es muy diferenté del exterior? PADRE: C>igamos que su Madre es muy limpia y muy concienzuda en lo que respecta a la higiene y, poco a poco, su estilo de vida se convirtió en el de nuestro, hijo. Nunca se habían separado, hasta que él se fue a la universidad. XIA: Mi padre casi siempre está muy ocupado con su trabajo y pasa poco tiempo en casa: Mi madre es responsable de mi educación. Tal vez por su propia crianza, sigue métodos muy tradicionales, que pueden ser restrictivos. Los padres se sacrifican por sus hijos, pero exigen que, a cambio, los hijos sean obedientes y quieren que los hijos cumplan sus deseos. Cuando el padre implicó que la cercanía entre la madre y el hijo podría ser problemática, Xia intervino de inmediato para defender a su ma-
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dre. La alianza de Xia con su madre me indujo a explorar la relación entre madre e hijo. DRA. LEE: ¿Tu madre tiene normas muy estrictas? XIA: Sí. MADRE: Es verdad, lo admito. XIA: Incluso si no estoy de acuerdo con mi madre, hago lo que dice y oculto mi resentimiento. Mis compañeros de clase se interesan mucho en los estilos de moda e imitan a las estrellas de cine, pero mi madre quiere que me concentre en mis estudios. Todavía me acuerdo de que, cuando iba al bachillerato, tenía muchas ganas de usar zapatos de cuero, pero mi madre dijo que no, que debía usar tenis solamente. Quería vestirme como los demás jóvenes, pero mi madre no quería que fuera vanidoso. Y así sucesivamente. Es típico que con los hijos anoréxicos los padres cedan ante la enfermedad y cambien de un extremo a otro, en este caso,. de restrictivos a permisivos. Sin embargo, me daba cuenta de que la historia oficial que la familia presentaba era demasiado simplista para la enfermedad crónica. Como es lógico, Xia había ensayado este relato muchas veces en sus sesiones con el doctor Cheung. Me interesó más ver la manera en que los padres escuchaban con suma atención mientras él hablaba, lo que confirmó mi especulación respecto de que la relación entre padres e hijo era, en efecto, muy cercana, y la enfermedad de Xia había dado pie a una proximidad todavía más sofocante de los padres. En el tratamiento de las enfermedades psicosomáticas, la meta es propiciar la individuación. Empecé a buscar un nuevo acceso a la dinámica familiar. PASO DOS: señalar las interacciones que mantienen el problema
El segundo paso es una exploración de las relaciones familiares que sirven para mantener el síntoma problemático. En ausencia de una línea clara entre estos dos pasos, haré una distinción arbitraria y diré que el segundo paso empezó con la reflexión de la madre.
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MADRE: Lo admito, le impongo normas muy estrictas a mi hijo. Mis padres no eran muy cultos y me educaron con valores tradicionales. He reflexionado sobre esto muchas veces desde que mi hijo se enfermó. Hace seis años. Ha sido una época larga y dolorosa. Al principio, me empeñé en buscar el problema en mi hijo; ahora busco el problema en mí. ¿Cuál es el problema? ¿Cómo evolucionó? Vivimos con la abuela desde que él nació. Mi suegra ápenas tenía 49 años cuando su esposo murió. Su vida fue difícil y era muy, pero muy exigente. Le decíamos la Emperatriz. nRA. LEE: ¿Su esposo también es un hijo obediente? MADRE: iMuy obediente! Mi suegra era tan exigente que ni siquiera su propia hija podía verla a los ojos. Cuando nuestro hijo nació, nos decía que no lo tomáramos en brazos, que no nos acercáramos mucho, y teníamos que obedecerla. Como mi esposo y yo salíamos a trabajar, ella era quien principalmente se hacía cargo del niño. Se aseguraba de que mí hijo saliera limpio y bien arreglado, y de que regresara en las mismas condiciones; nunca le permitió que fuera sucio o desordenado. PADRE: Tenía normas muy rigurosas. MADRE: Sumamente rigurosas. PADRE: Tal vez a causa de este tipo de dinámica familiar mi esposa se siente presionada. Supongo que este sentimiento de presión se lo transmitió a nuestro hijo. DRA. LEE: Creo que lo que acaba de decir es muy importante. ¿Cómo es que los sentimientos de su esposa se convierten en los sentimientos de su hijo?
DRA. LEE: ¿Podemos oír antes a tu padre? PADRE: Creo que una nuera tradicional no se atrevería a ir en contra de la voluntad de su suegra. Así que cuando mi esposa se sentía triste o presionada, se guardaba el resentimiento. Es posible que, por medio de sus actos cotidianos, haya transmitido más o menos este mismo resentimiento a su hijo. DRA. LEE: ¿Cómo hicieron frente a este dilema? PADRE: Yo únicamente podía desempeñar el papel de mediador y tratar de aliviar la tensión. DRA. LEE: Usted sabe que no hay probabilidades de que ese papel tenga éxito. PADRE: Sí, ahora me doy cuenta de que no logré mi propósito. DRA. LEE: Apuesto a que tanta su esposa como su madre se quejaban Con usted. PADRE: Exacto. Le decía algo agradable a mi madre y a mi esposa le aconsejaba que reprimiera sus emociones. Pero no funcionó. MADRE: Cuando me casé y pasé a formar parte de esta familia, estaba resuelta a ser una buena nuera. Pero, simplemente, no podía hablar con ella. Era muy crítica. PADRE: No puedes ver un solo lado de la historia. MADRE [irritada]: ¡Déjame terminar! PADRE: De acuerdo, pero vinimos a hablar de la relación con nuestro hijo.
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El padre hizo varios comentarios que aludían a la proximidad entre su esposa e hijo. • No le había respondido hasta este momento. PenSé que había hecho un comentario muy atinado sobre la interconexión de las tres generaciones en la familia. Sin embargo, me pareció que se colocaba más como un observador que como participante en la dinámica familiar. Decidí unirme a él antes de cuestionar su sumisión. XIA [protestando]: No, no es cierto.
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Era la primera señal de conflicto abierto entre la pareja. Sin embargo,
su desavenencia desapareció casi tan pronto como apareció. A pesar de que el padre reconocía la proximidad destructiva entre madre e hijo, era evidente que evitaba enfrentarse a su esposa directamente. Y la madre siguió hablando del conflicto entre ella y la suegra. MADRE: Cuando mi hijo tenía dos años de edad, lo llevé conmigo a un programa de capacitación en el trabajo que duró dos años. Cuando regresamos, mi suegra se quejaba de que su nieto no era obediente. Yo lo castigaba, pero la abuela me decía que eso
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no servía de nada. Mi hijo lloraba cuando le pegaba, pero también yo me sentía triste y deprimida. DRA. LFE: Cuando se sentía deprimida, ¿culpaba a su esposo? MADRE: Le escribía y le contaba lo que sentía. No podía enfrentarme a mi suegra. No tengo tanto valor. Mi esposo siempre ha estado ocupado con su trabajo desde que nos casamos. Trabaja mucho y le va muy.bien, y yo siento que debo apoyarlo cuidando muy bien a nuestro hijo. Supongo que mi hijo es muy parecido a mí, siempre se aleja de los problemas cuando está fuera de la casa. No pelea con nadie.
A estas alturas era evidente que la familia estaba repitiendo su patrón de narración favorable. Decidí actuar para aumentar la proximidad con el propósito de crear incomodidad, y mencioné algo que el doctor Cheung me había mitad() durante la presentación del caso. DRA. LEE: ¿Puedo preguntar algo delicado? [Dirigiéndose a Xia]: Me enteré de que dormiste con tu mamá en la misma cama durante mucho tiempo, ¿cierto? MADRE Hasta.que iba en octavo grado. DRA. LEE [a la madre]: ¿Cómo sucedió eso? ¿Por qué dormía con su hijo en lugar de con su esposo? MADRE: Porque la casa era muy pequeña. Mi suegra ocupaba una habitación y Xia dormía con nosotros en la única habitación adicional. XIA: La abuela murió cuando yo tenía diez años. No me acuerdo muy bien de lo que pasaba entre ella y mi madre. DRA. LEE: ¿Recuerdas que .tu madre era muy infeliz en eSa. época? ¿Lloraba? MADRE: ¡Nunca lloré frente a mi hijo! DRA. LEE: Entonces, ¿cómo manejaba su tristeza? MADRE: Lloraba debajo de las sábanas, casi todas las noches. DRA. LEE [dirigiéndose a Xia]: Sabes, las lágrimas de una madre siempre fluyen al corazón de su hijo. Debes.de haberte dado cuenta de lo sola que estaba, de que lloraba debajo de las sábanas.
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Ahora la madre hablaba entre sollozos. Aünque Xia no se volvió a mirarla, también tenía los ojos anegados en lágrimas. XIA: Mi madre es muy generosa. Cuando yo era pequeño, ella usaba ropa vieja remendada con parches. Pero a su esposo y su hijo nos daba lo mejor. En especial, a la hora de las comidas; nos daba siempre el mejor plato y dejaba la comida menos sabrosa para ella. Desde que era pequeño comprendí que es una madre abnegada y compasiva. Por eso estoy más que dispuesto a corresponder a su amor del mismo modo. DRA. LEE: Quieres mucho a tu madre. ¿Crees que tu padre la ama y la cuida tanto como tú? XIA: Creo que el amor y cuidado de mi padre no son suficientes. DRA. LEE: ¿No son suficientes? XIA: Sí, siempre he pensado que el cuidado de mi padre por mi madre es un problema. A mamá le encanta comer pescado, pero mi padre no se da cuenta de esto; él solamente ordena lo que quiere comer y yo pedía pescado para mamá. Digo, soy solo el hijo; únicamente puedo hacer cosas pequeñas. Paso mucho tiempo con mi madre y me doy cuenta de estos pequeños detalles. MADRE: Xia no quería separarse de mí aunque ya era un joven. Cuando se fue a otra ciudad para ir a la universidad, me escribía todos los días y compartía sus pensamientos conmigo. DRA. LEE [a Xia]: ¿Hubo periodos largos en que fuiste el compañero de tu madre en lugar de tu padre? XIA: Sí, pásaba más tiempo con mi madre, incluso dormía con ella, porque cuando era niño me asustaba con facilidad. La abuela siempre me decía que el tigre iba a venir por mí y por eso no podía dormir sin mi madre. DRA. LEE: ¿Los tres dormían juntos? ¿Cómo compartían la cama? XIA: Yo dormía en medio. DRA. LEE: ¿Dormías en medio?
Aunque no es nada extraño que los niños compartan la-cama de sus padres en China, en esta familia er2 parte de un patrón de cercanía en-
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fermiza. Como soy china, me sentí con libertad para llamar la atención a lo que para algunos podría parecer solo una norma cultural. MADRE: Bueno,
traté de alejarlo, pero no funcionó. Me despertaba a media noche y lo encontraba de pie, sin hacer ruido, al lado de nuestra cama, y me decía que tenía miedo de la oscuridad. No podía echarlo. DRA. LEE: Me parece interesante que cuando tenía miedo acudiera a usted en lugar de a su padre. MADRE: Exacto, nunca acudía a su padre. Siento que, simplemente, no puede separarse de mí. Ahora que está enfermo, también ha descargado todo su resentimiento y odio conmigo y me trata como bote de basura. XIA: La odio porque es la causa de mi enfermedad. La culpo de ella; es decir, sé que está muy triste. Sé que de verdad quiere ayudar, pero lo hace mal y su esfuerzo se ha convertido en presión y estrés para mí... Mi madre me vigila muy de cerca; no me permite tener novia. Si hablo mucho tiempo por teléfono, se enoja. Pero también sé cuánto ha sacrificado por esta familia y que se siente muy desdichada. A veces me gustaría que mi madre no fuera tan buena conmigo para que me resultara más fácil no estar de acuerdo con ella. No me dejaron hacer nada hasta que me enfermé. DRA. LEE: De anoréxico a bulímico; de no querer comer, a no querer dejar de comer. Es el mismo tipo de relación que tienes con tu madre. XIA [suspira]: Para mí, mi madre es como los nutrientes. Necesito nutrientes para sobrevivir, de la misma manera en que necesito a mi madre para sobrevivir. Pero incluso cuando el amor de mi madre me creó conflictos, no pude resistirme a ella: como cuando vomito después de comer. Siento un gran vacío. DRA. LEE: Mira, no es muy inteligente de tu parte comer y vomitar como forma de resolver los problemas. XIA: Lo sé... ya tengo 26 años. DRA. LEE: Veintiséis, ¿y todavía tienes esa forma tan tonta de resolver los problemas? Sólo los bebés recurren a la comida para
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problemas, ¿sabes? ¿Tu padre te enseñó cómo resolver los conflictos cuando eras pequeño, o él también evita los conflictos como tú? MADRE: No creo que ni su padre ni yo sepamos cómo enseñarle nada. Nunca habló con nuestro hijo sobre cómo enfrentar los retos, ni le dijo qué hacer cuando se presentaban problemas. XIA: Nunca me enseñó, sino que más bien los resolvía por mí. DRA. LEE: ¿Puedo cuestionar a tu padre? Creo que tampoco tu padre es capaz de resolver sus propios problemas. Si pudiera, habría entendido que tenía una esposa infeliz que se sentía sola; la habría consolado y se habría ocupado él mismo del problema. No te habría delegado la tarea de consolar a tu madre, lo cual hizo que los sentimientos de ella se convirtieran en los tuyos [aquí -utilicé las mismas palabras del padre]. MADRE [asintiendo con la cabeza]: Creo que es verdad. En realidad, Xia se daba cuenta de que yo lloraba casi todas las noches. A veces, se despertaba y me preguntaba por qué lloraba de nuevo. Pero nunca le confesé mis sentimientos. Supongo que sentía amargura. No podía hablar con nadie, ni siquiera con mi esposo, y me sentía llena de resentimiento. A veces creo que si no hubiera tenido a mi hijo, habría acabado con mi vida. DRA. LEE [al padre]: ¿Sabía que su esposa sufría tanto? PADRE: Lo sé. Y entiendo su relación con mi madre, pero este conflicto nunca salió a la luz. DRA. LEE: ¿Sabe?, todo conflicto entre una mujer y su suegra es un conflicto entre la mujer y sil esposo. PADRE: Soy un hijo respetuoso. Y, como dije antes, era muy difícil para mí ponerme entre mi madre y mi esposa. Solamente en privado podía consolar a mi esposa. DRA. LEE [a la madre]: En ese caso, el único que tiene plena conciencia de su sufrimiento es su hijo. resolver
Después de hacer una serie de preguntas exploratorias al principio de la sesión, había ganado cierta influencia que me permitía cuestionar a cada uno de ellos. Al tejer con sus narrativas un nuevo tapiz del
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drama familiar, se vuelven parte del proceso experiencia! y, por tanto, propenderán menos a oponer resistencia a mi confrontación. A este respecto, influye en mí la idea de una pintura china, en la que uno dejaría mucho espacio vacío antes de unir las líneas separadas con puntos. En este segmento, por fin empezamos a unir los retazos y a establecer una imagen clara de la posición triangulada del hijo en la cohorte parental. Xia percibió que la tensión se estaba acumulando en la sesión y salió de nuevo al rescate haciendo una broma sobre su futura esposa. Cuando me case, no será necesario que mi esposa sea bella, pero tendrá que ser respetuosa. Si discutiera con mis padres, la repudiaría de inmediato. DRA. LEE: En ese caso, tu futura esposa también te dará un hijo anoréxico que absorberá su tristeza, un hijo que llevará consigo la imagen de su madre llorando sola por las noches, sin que haya habido alguien para consolarla. XIA:
La madre de Xia empieza a llorar de nuevo. Xia abandona de inmediato su tono Juguetón y los ojos se le ponen llorosos. Me alegré de que no perdiéramos el ímpetu que tanto me esforcé por establecer en la sesión. MADRE: Las cartas que escribió eran todas sobre cuánto me quería y
se preocupaba por mí. Siento verdaderamente su preocupación y amor por mí. DRA. LEE: ¿Saben?, los hijos que crecen tan protegidos por sus padres no pueden dejar su casa. XIA [empieza a llorar de nuevo]: Estaba tan deprimido en esos días, no podía olvidarme de mi padre ni mi madre. Quiero llorar, es como si todos mis sueños se hubieran roto. A veces me gustaría que mi madre me odiara; eso me haría más fácil dejarla. DRA. LEE: Has llevado a tu madre a cuestas mucho tiempo; esa responsabilidad es de tu padre, no tuya. ¿Por qué no se la devuelves?
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Xia ofreció todo tipo de razones por las que su padre no podía ayudar a su madre, a pesar de que el padre prometió que lo haría. El padre anhelaba relacionarse con su hijo, pero Xia no se mostraba receptivo. Le pedí al padre que hablara con su hijo y le dijera a Xia que era capaz de cuidar de su esposa. El padre lo intentó, pero no convenció a Xia. No confías en que puedo cuidar de tu madre. ¿Es porque estoy muy ocupado en el trabajo? XIA: No eres tan sensible a sus sentimientos como yo. No puedes sentir su tristeza como yo. No prestas suficiente atención a lo que le ocurre, a las cosas que todavía le molestan. No puedes darle la misma atención que yo. Yo siento cuando está triste, incluso cuando frunce el entrecejo. Cuando ella sufre, yo también sufro; quiero compartir todos sus pesares... PADRE: ¿Qué le molesta ahora? XIA: No es posible que te lo explique. La gente tiene necesidades elementales, deseos...
PADRE:
Xia siguió y siguió en la puesta en escena de la interacción padre-hijo. Parecía una versiónvriental de Hijos y amantes de D. H. Lawrence. Xia no pensaba que la cercanía con su madre fuera un problema. Por el contrario, parecía enorgullecerse de ser el caballero blanco de su madre. El mayor reto que tienen los terapeutas familiares que trabajan con problemas psicosomáticos reside en crear límites y distancia, pero esto es precisamente a lo que estas familias oponen férrea resistencia. DRA. LEE [interrumpiéndolo]: Quizá
no te has dado cuenta, como has dormido entre tus padres tanto tiempo, de que tu padre no tiene modo de acercarse a su esposa. ¿Puedes dejarle tu lugar a tu padre para que pueda hablar con su esposa? [Xia se puso de pie. Dijo que no quería ser el centro y único tema para sus padres, pero parecía renuente a moverse. Cuando por fin ocupó un sitio lejos de sus padres, la mirada de su madre lo siguió. Pregunté a
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Xia si desde la distancia veía a sus padres diferentes, pero fue la madre la que respondió.] [con lágrimas en los ojos]: Cuando veo a mi hijo sentado ahí, tengo la sensación de que se va a ir. No solo ya es adulto, sino una persona independiente. De ahora en adelante solo podremos observarlo desde fuera.
MADRE
Fue un momento intenso entre la madre y el hijo. Las palabras que ella pronunció y la expresión de sus ojos transmitían dos mensajes diametralmente opuestos. Atrapado entre la necesidad de dejar su hogar y el inmenso poder de retención de la nostalgia de su madre, Xia se veía paralizado. [dirigiéndose al padre]: ¿Cómo consuela a su esposa? Su hijo no lo cree capaz de hacerlo. Dicen que usted es un chino tradicional; ¿está bien que consuele a su esposa? PADRE: ¡Por supuesto! Sé cómo hacerlo. Incluso si yo mismo me siento triste, puedo consolar a mi esposa. MADRE [dirigiéndose a su esposo]: Mira, nuestro hijo está bien, nosotros somos el problema. DRA. LEE
La primera sesión finalizó en este punto. Aunque habíamos avanzado de la crianza a la perspectiva relacional más compleja que incluía la triangulación en tres generaciones, la entrevista no fue una línea recta. El tango á trbis parecía tan enmarañado que era dificil distinguir los pasos de cada uno de los miembros. También, en los modales corteses de esta familia china, había una poderosa corriente subterránea de evasión. Cuando la madre miró con ternura al hijo sentado a menos de un metro y niedio de ella y comentó que tenía que dejarlo ir, bastó para provocar las lágrimas tanto de la familia, como de los observadores que estaban detrás del espejo unidireccional, algunos de los cuales compartían el mismo dilema en esta cultura antigua, que tiende a glorificar la conexión madre-hijo a toda -costa.
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Segunda "sesión Vi a la familia de nuevo al día siguiente. Habían venido de fuera y habían pasado la noche en un hotel. La ventaja de una segunda entrevista es que, después de la primera sesión en que exploramos territorio desconocido, nos sentimos más cercanos, más familiarizados unos con otros, y hemos establecido una conexión. Ahora, los personajes desempeñarán sus papeles y harán la puesta en escena del drama. El reto para el terapeuta es cómo ampliar la experiencia sin repetición. El tercer paso del modelo fue útil en este caso, ya que ofreció una dirección terapéutica clara. Pasar del presente al pasado profundiza la compresión del patrón conductual que cada uno de los personajes aporta a su relación actual. Aunque el objetivo es relativamente claro, la forma de alcanzarlo depende de cómo prepare el terapeuta a la familia para revivir el pasado. Comencé con una charla intrascendente con la pareja y les pregunté cómo habían pasado la noche en la ciudad. Xia había ido a visitar a unos amigos, pero el matrimonio no salió. Pregunté si era normal que los padres en China se dedicaran por completo al trabajo y no tuvieran ninguna diversión. Debo señalar que, aunque soy china, sabía que esta familia the consideraba "extranjera" por haber venido de otro país. [viéndose más relajada esta vez, suspiró y comentó]: En efecto, dedicamos todo nuestro tiempo a trabajar o a estar con la familia; no hay tiempo para el romance. DRA. LEE: ¿Hay necesidad de romance? MADRE [riendo]: Claro que sí; ¡por supuesto que se necesita!
MADRE
Explicó que, a medida que uno envejece, el romance adquiere otro significado. Era evidente que su sentido de romance no requería una pareja romántica. Le dije que tenía la impresión de que era una persona divertida y amorosa a la que le gusta decir lo que piensa. ¿Cómo fue que llegó a ser tan desdichada como para llorar debajo de las sábanas? Con esta pregunta, emprendimos el tercer paso.
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PASO TRES: exploración del pasado centrada en la estructura MADRE Soy la segunda de cinco hijos. Pero siempre fui la que cuidaba a mis padres. Siempre fui respetuosa. Cuando me casé y me integré a la familia de mi esposo, pensé que como mi madre había muerto cuando yo era muy joven, trataría a mi suegra como si fuera mi propia madre. Pero, según ella, yo nó hacía nada bien. Estuvo en cama varios.años antes de morir. La cuidé e hice cosas por ella que incluso su propia hija se negaba a hacer. Sus amigas le comentaron a mi suegra que era muy afortunada por tener una nuera tan buena, pero ella solo se limitó a responder que era mi deber.
Fue interesante observar que el pasado de la madre no era solo una historia de su familia; más bien, también incluía la historia de su relación con la familia de su esposo. MADRE [continuando]: La gente cree que soy fuerte, pero en realidad soy muy vulnerable. Como me veo fuerte, nadie lo reco noce.
Por supuesto, eso no era cierto. Su hijo sabía muy bien lo sola que estaba.' El padre también sabía que Xia se identificaba mucho con el sentimiento de su madre. No se daba cuenta, empero, de que si su ob-servación era exacta, el resentimiento de su esposa también llegaría a ser el resentimiento de su hijo. No había manera de que se comunicara con su hijo si no se acercaba primero a su esposa. Por tanto, repetí al esposo el cuestionamiento que inicié el día anterior. DRA. LEE: Ayer le dije que tengo una manera extraña de llevar las cuentas. Creo que todos los conflictos entre suegras y nueras son, en realidad, conflictos entre marido y mujer. MADRE: ¡Cuánta verdad hay en eso! Usted sabe que mi esposo también fue hijo de su madre, como Xia. Le era imposible contradecir a su madre.
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PADRE
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[defendiéndose con cierta torpeza]: No creo que sea insensible;
sabía que ella se sentía infeliz. DRA. LEE [persistentemente]: ¿Y por qué ella no lo veía así? ¿Por qué dijo su hijo que tenía que proteger a su madre porque usted no la protegía? PADRE: Creía que, en una familia, siempre había formas de equilibrar las diferencias entre sus miembros, pero tiene que haber ciertas concesiones. Quizá esta actitud creaba conflicto en mi esposa. [La miró y después se volvió hacia la terapeuta.] Sin embargo, me gustaría agregar que algunas de las presiones vienen de su familia. Es una hija devota y leal a su padre anciano, cuya saltid está decayendo. Aunque tiene hermanos mayores y menores, ninguno de ellos es muy capaz. Ella asume la mayor parte de la responsabilidad por la familia, que es muy exigente. DRA. LEE [a la madre]: Entonces, ¿se ha hecho cargo de dos familias? PADRE: Incluidos sus hermanos y hermana; a ninguno de ellos les va bien. Por ejemplo, cuando su hermano menor perdió su trabajo, ella se encargó de mantenerlo. Creo que cuando una persona se casa, debe invertir su energía en su nueva familia y no tanto en la familia de origen.
Me dio gusto que el padre empezara a plantear sus quejas, ya que fue la primera vez que lo vi enfrentar parte del conflicto que lo separaba de su esposa, Como trabajamos mucho para llegar a este punto, decidí seguir cuestionándolo para que participara más. DRA. LEE: Ya conoce mi forma extraña de llevar cuentas: si una esposa no puede dejar a su familia de origen, es porque el esposo no sabe cómo mantenerla a su lado. MADRE: ¡Exacto!
Al tratar de introducir una perspectiva sistémica en las familias que no conocen estos conceptos, he formado una serie de metáforas contables para demostrar cómo se relacionan las cosas. Como el uso de las
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metáforas tiene una cualidad juguetona, a menudo facilitan que las personas encaren los temas conflictivos. Sin embargo, como guardián leal de la familia, Xía no pudo contenerse e intervino.
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No es sorprendente que el esposo desligado respondiera a la sugerencia de hablar directamente con su esposa dirigiéndose de nuevo a la doctora Lee. Esta resistencia es previsible y debe recibirse con insistencia afable, pero firme. DRA. LEE: Por eso quiero que hable con su esposa. Si aprende a ser
Creo que mi madre es así, ella... DRA. LEE [interrumpiéndolo]: ¿Puedo pedirte que esta vez escuches? Volveremos contigo después. [Dirigiéndose a la madre]: Creo que su hijo está tan acostumbrado a participar en... MADRE: ¿Mi vida diaria? DRA. LEE: Precisamente. ¿Cree que pueda aprender a abstenerse de participar? Sé que no será fácil para él. XIA:
Por supuesto, era imposible que Xia no se involucrara. Estaba muy pendiente de nuestra conversación, buscando cada oportunidad de participar. Como no logró llamar mi atención esa vez, me susurró al oído: "Solo quiero decirle que mi madre tampoco tiene siempre la razón. Pasa demasiado tiempo con su familia. Todas las festividades chinas importantes las celebra cc). n su familia, en lugar de hacerlo con la familia de mi padre. Mi padre ha tolerado esto muy bien, sin quejarse". Fue una buena señal que Xia tomara una postura contra su madre. Una parte evidente de su conflicto era que quería separarse, pero le resultaba emocionalmente imposible desprenderse. Le agradecí la información, pero en ese momento no quería desviar la atención de la pareja. Propuse que ambos guardáramos silencio mientras ellos hablaban entre sr. Acerqué la silla del padre a la de su esposa y pedí a la pareja que hablaran entre ellos directamente.
sensible a su sufrimiento, quizá su hijo aprenda a separarse. Si él no cree que usted puede cuidar de su esposa igualmente bien, no irá lejos. MADRE: Hay muchas cosas que le pesan a mi corazón enormemente. Me oprimen tanto que siento que voy a estallar. Quiero gritar que me siento muy deprimida. PADRE [a la madre]: Pese a todo, no me contaste estas cosas... Recuerdo cuando estaba trabajando en Beijing, nunca me escribiste para contarme que no eras feliz. MADRE: No me atreví a contártelo. Siempre pensé que no entenderías. Creo que tampoco debí habérselo dicho a nuestro hijo. Pero quizá ha asimilado mis sentimientos de manera inconsciente. DRA. LEE [al padre]: En ese caso, el verdadero conflicto es el que existe entre usted y su esposa. ¿Cómo resuelven el conflicto entre ustedes dos? PADRE y MADRE: ¡No lo resolvemos! DRA. LEE [al padre]: ¿Cómo desarrollaron esa forma de ocuparse de su relación íntima?
Aunque habíamos empezado el tercer paso al principio de la sesión con la madre, fardamos un rato en llegar al padre. No quería apresurarme, porque creo que la exploración del pasado de una persona tiene más sentido sí viene después de cierta aclaración de la relación de la pareja. PADRE: Soy el menor y tengo un hermano y dos hermanas. Todos
[continúa hablando con la doctora Lee]: De hecho, siempre he sabido que mi hijo es muy sensible a mi esposa, como mencionó . ayer; puede leer su rostro y también su mirada.
PADRE
mis hermanos se fueron a trabajar a la ciudad, y mi padre siempre salía en viaje de negocios. Crecí al lado de mi madre. En realidad, no conocí a mi padre hasta que se enfermó, en los últimos años de su vida. Fue una etapa muy difícil para mí, ya que
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tenía que ir de un lado al otro, entre la escuela y el hospital, que estaba muy lejos, pero fue una experiencia trascendental: me dio la única oportunidad de estar con mi padre. DRA. LEE: ¿Llegó a conocer mejor a su padre? PADRE: No precisamente. Lo respetaba y admiraba, pero le tenía miedo. Sentía que no había tenido oportunidad de conocer a mi padre sirio hasta que lo internaron en el hospital. Yo tenía 19 años, me sentía adulto. Pasé muchos meses a su lado. No ha-. blábamos mucho. Fue duro. Pero era importante para mí sentir que podía asumir cierta responsabilidad por él. DRA_ LEE: Y su muerte, ¿cómo fue? PADRE: Murió muy de repente. Quizá no comprenda por completo el impacto de la Revolución Cultural. Fue un periodo muy importante de nuestra historia. Enjuiciaron a mi padre porque era hombre de negocios antes de la revolución, lo que llamaban capitalista. DRA. LEE: ¿Murió a causa de la persecución? PADRE: Lo enviaron del hospital a su unidad de servicio, y lo sometieron a juicio mientras se recuperaba. Sufrió un ataque al corazón durante el interrogatorio. Cuando nos enteramos de la noticia, ya había muerto. Fue a medianoche, durante una tormenta de nieve; mi madre y yo tuvimos que caminar kilómetros y kilómetros por los senderos de las montañas, yendo de un pueblo a otro, para reclamar el cadáver de mi padre. Lo cargaMos a pie y volvimos a recorrer muchos kilómetros para llegar al lugar de la cremación. ¡Fue muy cruel, muy inhumano! DRA. LEE [conmovida por el .relato]: Sí, fue muy cruel. ¿Solo iban ustedes dos? PADRE: Sí, solo yo y mi madre. Se notaba cómo la emoción empezó a embargar a este hombre de aspecto adusto, que nos llevó con él a recorrer el camino de este pasaje traumático: el relato de un hijo leal acompañando a su madre en una dura travesía en busca de su padre muerto. Como una escena de una vieja película en blanco y negro, visualicé al joven que protegía
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a su madre en las montañas remotas y que luchaba con desesperación por avanzar en medio de la nevada. Se podía sentir su impotencia, su dolor, su rabia. PADRE: Durante mucho tiempo, simplemente giré en torno de mi
madre, no podíamos separamos. pronto]: Su madre era una persona muy severa, rara vez sonreía. Nunca habló de su esposo, nunca visitó su tumba. Siempre me pareció extraño. DRA. LEE [a la madre]: ¿Su esposo le habla alguna vez acerca de esto? PADRE: No, ella no entendería. MADRE: Habló de ello, pero no lo entendí a cabalidad. DRA. LEE [al padre]: ¿Por qué cree que no entendería? PADRE: Porque nunca he hablado de los detalles, y ella nunca preguntó. MADRE [protestando]: Sí pregunté, sabía lo de la tormenta de nieve... MADRE [exclamando de
Aunque sería tentador regresar a una puesta en escena entre la pareja en este momento, decidí posponerla y preferí seguir explorando la travesía interna del esposo. Para allanar el camino de una puesta en escena productiva entre parejas desligadas (o en pugna), es útil dedicar tiempo a ahondar en su experiencia individual, ir más allá de la superficie de amargura y encono para llegar a la soledad y añoranza que se esconden en el fondo. Por consiguiente, decidí profundizar en la experiencia emocional del esposo como medio para despertar la curiosidad de la esposa que, al parecer, no lo había acompañado en este importante viaje interior. Aunque soy una extraña, imagino lo terrible que debe de haber sido este viaje para usted: ir en busca del padre muerto en medio de una tormenta de nieve. ¿Siente mucha rabia por lo que le pasó a su familia? PADRE [citando un antiguo proverbio chino]: "Atrévete a bufar de cólera en tu interior, pero no te atrevas a manifestarla al exterior". Únicamente puedo aceptar los hechos. DRA. LEE:
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¿Aceptar los hechos? ¿Y su rabia? ¿Por eso es tan silen-
cioso? PADRE: Solamente puedo guardarme mi rabia. Le escribí a la unidád gubernamental correspondiente y traté de que cambiaran el veredicto. Mientras escuchaba, se me ocurrió que Xia estaba repitiendo la historia rle su padre. Él también echaba de menos a un padre que estaba emocionalmente muerto desde aquella travesía en la nieve. Hice un comentario al respecto, pero ninguno de ellos respondió, por lo que abandoné la idea, que quizá sonó demasiado freudiana para una familia china. De hecho, el padre fue persistente y finalmente logró limpiar el nombre de su padre años después. Como muchos otros de su generación, sus vínculos filiales eran fuertes, mucho más fuertes que su apego a su matrimonio. ¿Cómo se conocieron? Por unos amigos. Yo tenía 29 años; era hora de casarme. Él era una persona decente y muy trabajadora. Además, acababa de perder a mi madre; quería encontrar una nueva madre en mi suegra. Me sentí desconsolada cuando nuestra relación se agrió.
I.MA. LEE: MADRE:
Parecía imposible para la madre hablar de su vida sin mencionar a su suegra. Ya fuera que culturalmente estaba determinado que en China, cuando una mujer se casa con un hombre también se casa con la madre del hombre, o bien estaba desviando su hostilidad hacia su esposo criticando a la anciana. Las preguntas seguían vigentes: ¿por qué la pareja no arreglaba las cosas entre ellos cuando ya no había más interferencia de la generación anterior? ¿Qué los mantenía distanciados? ¿Cuál era con exactitud el resentimiento que se escondía detrás de su fachada respetuosa y amigable?
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Era evidente que habíamos superado el tercer paso de nuestro mapa; la pareja había compartido recuerdos importantes del pasado que los habían condicionado para su relación actual. La trágica experiencia del padre había conmovido a todos en la sala y había dejado muy en claro que no solo había una mujer solitaria en esta relación, sino también un hombre solitario. La siguiente pregunta fue: ¿cómo podemos usar estos antecedentes para introducir el cambio? PASO CUATRO: exploración de nuevas formas de relacionarse Nuestra exploración del pasado de la pareja había logrado despertar en la madre el deseo de reconectarse con el esposo del que se había alejado, ó del' que, quizá, nunca estuvo cerca. Su matrimonio se forjó en una época turbulenta de agitación social y política en China, que agotó mucha de la energía que se habría invertido en forjar vínculos personales más fuertes. Golpeadas por el pasado, estas dos personas, que más o menos habían renunciado una a la otra, podían vislumbrar lo que podría volver a ser posible. Si se apoyaran un poco más, sería posible liberar al hijo del triángulo parental. Repetí mis cuestionamientos, esta vez con la intención de explorar nuevas posibilidades. [al padre]: ¿Por qué no comparten cosas con el otro? ¿Por qué dice (refiriéndose a la esposa) "ella no entendería"; y por qué su esposa dice "él no sabría"? Si no se importaran, sería mejor que dejáramos las cosas como están. Pero dijeron que sí se preocupaban uno por el otro; ¿por qué están atrapados en el resentimiento mutuo? Desde la sesión de ayer se hizo patente que su esposa se sentía sola; pero al parecer, usted también es un hombre muy solitario. ¿Por qué no buscan consuelo el uno en el otro?
DRA. LEE
Esta confrontación fue posible gracias a la experiencia del tercer paso. Esta vez la pareja se mostró más receptiva a resolver el conflicto que se había enconado desde hacía muchos años. En apariencia, mien-
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tras que la madre resentía el amalgamiento de su esposo con su madre, el esposo también resentía el apego de la esposa a su familia. El sistema de pareja se había separado por los conjuntos de exigencias familiares. El esposo estaba enojado por el apoyo financiero que su esposa ofrecía a sus hermanos. Después de muchos intentos infructuosos por corregir la situación, los padres de Xía optaron por mantener su distancia y, para evitar las discusiones, se evitaban uno al otro. Esto explicaba por qué la pareja continuaba en conflicto aun cuando la suegra hubiera muerto hacía mucho tiempo. Como hijo leal, Xia había sido un testigo experto del verdadero problema de sus padres. Después de escuchar tanto tiempo, Xia estaba preparado para actuar. Esta vez lo invité a desempeñar el papel de un hijo adulto que ofrecía sus comentarios, y pudo representarlo bien. >CIA: Mientras los oía, empecé a pensar que el verdadero problema era el conflicto entre mis padres. Tienen muy distintas ideas sobre lo que es su familia real. Este conflicto es como un tumor en nuestra familia, pero nadie puede tocarlo, porque si uno lo toca, la familia entera podría venirse abajo. . No estuve cónsciente del conflicto entre mi madre y mi abuela hasta que mi madre me lo contó. No recordaba a mi abuela así de estricta y controladora, porque fue muy buena conmigo. Me quería entrañablemente. Pero luego me enteré del conflicto entre mi mamá y mi abuela. Recuerdo a mi madre y mi padre qiiejándose uno del otro, mamá lloraba, no me acuerdo de lo que sucedió después, solo sé que discutían por la abuela... Por eso creí que tenía que actuar como una cadena, para encadenarnos y mantenerlos juntos, incluso a mi abuela. En esa época, los cuatro vivíamos bajo el mismo techo, y yo me hallaba en medio de los tres. Era su mensajero; observaba todos sus movimientos y expresiones, incluso los humores sutiles entre mis padres. Ya les había dicho que haría cualquier cosa por verlos felices, incluso si tenía que destruirme; me hubiera seniido satisfecho si mis padres hubieran sido felices. DRA. LEE: Eres un hijo devoto.
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XIA: Ayer sentí que lo único que hacía era desempeñar el papel de
protector de mi madre, pero ahora no creo que eso sea del todo cierto. Creo que también heredé el carácter de mi`padre: no demuestro mucho mis emociones, pero eso no quiere decir que no tenga opiniones. Desde que tengo memoria, incluso desde antes de que mi abuela muriera, nuestra vida familiar ha girado en torno de los parientes maternos. Pasamos todos los festivales y celebraciones importantes con la familia de mi madre.
La celebración de festivales es parte importante de los rituales familiares en la cultura china. Era muy irregular que una nuera celebrara con su familia cuando los padres del esposo todavía vivían. Por tanto, aunque la madre insistía en que era una nuera obediente,.era interesante observar cómo se las arreglaba para controlar los rituales más importantes de la familia. Ya me imaginaba la magnitud del conflicto que debía de haber creado en la pareja esta batalla entre los dos clanes. Xia había tratado de plantear este problema anteriormente, pero se requirió la experiencia del paso anterior para que comprendiéramos a
cabalidad lo que trataba de decirnos. DRA. LEE: ¿Por qué aceptó tu padre este arreglo? XIA: Fue por complacer a mi madre. No discutían mucho este asun-
to delante de mí, porque yo me preocupaba mucho cuando reñían. Por la expresión de su cara me daba cuenta de que no eran felices. Sin embargo, este era un tema que no se podía mencionar abiertamente eh mi familia. Y no podía evitar pensar que debí haber hecho algo más por ellos; sentía que era mi responsabilidad hacerlos felices. PADRE [suspirando]: El hecho es que cuando los tres estamos juntos, yo trato de hacer feliz a mi esposa, mi esposa trata de hacer feliz a nuestro hijo, y en cuanto a nuestro hijo, él trata de hacernos felices a nosotros dos. DRA. LEE: Por eso insisto en que, para liberar a su hijo de esta relación, ustedes dos tienen que tratar directamente el uno con el otro.
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XIA: Pero no creo que este conflicto pueda resolverse. Ahora que soy mayor me doy cuenta de que mi madre se alía mucho con su familia. DRA. LEE: ¿Alguna vez hablaste con tu madre de esto? XIA: No, ¡es por devoción filial! Desde luego, esto no era del todo cierto, ya que Xia no tenía reparo alguno en confrontar a su padre. Sin embargo, cuando el amalgamiento de un hijo con su madre se agrava por la creencia de que se debe a la devoción filial, el objetivo terapéutico de separarlos se vuelve aun más Pedí a Xia que se arrodillara al lado de su madre y pusiera la ca, beza en el regazo de ella. Como es lógico, esta posición no era cómoda para un joven. Le pregunté si esa era la postura que quería asumir el resto de su vida. De no ser así, hasta dónde le gustaría alejarse de sus padres. Esta vez Xia llevó la silla hasta el otro extremo de la habitación. DRA. LEE [moviendo la silla del padre para que este quede de frente a la madre]: Quiero que hable con su esposa directamente. Si su hijo ve que usted puede cuidar a su madre, soltará la pesada carga que lleva a cuestas y dejará el hogar finalmente. Esto es muy importante. Usted necesita averiguar si su esposa cree que es capaz de cuidarla y atenderla bien, porque su hijo no cree que pueda.
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hacer frente a sus diferencias y al dolor existencial de la vida diaria. Aunque la esposa quería una respuesta más emotiva de su esposo, ella también se había acostumbrado, e incluso disfrutaba de la vida sin la participación de.él. Como sucede con muchas mujeres, el sueño del romance había cedido el paso a la realidad de la vida cotidiana. Una asociación íntima en el sentido occidental podría parecer completamente ajena en esta ciudad antigua donde la lealtad a los clanes familiares seguía teniendo mayor prioridad que la relación de pareja. Sin embargo, mientras en el consultorio desahogaban años de angustia contenida como si estuvieran en la intimidad de su dormitorio, me pareció que llegaban a un momento trascendental. Por una vez, la pareja se convirtió en un dúo, sin que nadie más, salvo el otro, ocupara sus pensamientos. No sé si esta interacción pudiera sostenerse, y, si . así ocurriera, cuánto tiempo duraría. Pero, por el momento, parecía suficiente para los dos. En cuanto a Xia, ver a sus padres bajo esta nueva luz fue defrnitivamen te una experiencia que no había vivido nunca. Sus ojos llorosos se apartaron poco a poco de sus padres para mirar por la ventana. Dejé al matrimonio y me acerqué a Xia, al otro lado de la habitación. Conversamos sobre el paisaje y admiramos unos árboles muy antiguos. Xia se ptiso de pie en silencio y salió; sus padres seguían hablando al otro lado del cuarto. Le sugerí que volviera a ver al doctor Cheung, que le ayudaría a elaborar un plan para su futuro. Por un , instante, me pareció que tenía ante mía una familia universal, pese a que el escenario era un lugar remoto del norte de China, y cuando los personajes llegaron a intimar, conversaron en un dialecto que me era totalmente desconocido.
Quizá fui injusta por anteponer las necesidades de la esposa a las del esposo, pero la pareja empezó a hablar, aunque al principio les costó mucho trabajo. Hablaron uri rato y luego cambiaron a su dialecto nativo. Aunque yo no tenía la más remota idea de lo que estaban diciendo, su conversación era muy intensa. En diferentes momentos, la madre se quejó con dolor mientras su esposo trataba de consolarla. Xia miraba desde lejos, con lágrimas en los ojos.
Reflexiones
Como es natural, la relación de una pareja nunca es unilateral. Durante muchos años, esta pareja había desarrollado una forma de
Así concluimos nuestro viaje experiencia) guiados por el mapa de cuatro pasos. Es evidente que mi proceso para lograr cada paso no
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es tan claro como el que el doctor Minuchin ilustró en las entrevistas de sus casos. Aunque su esfuerzo para implicar a las familias en el procelo de cambio es mínimo, mi camino tiende a ser menos claro y tiene muchas desviaciones. Como los diferentes diseños de arquitectura occidental y oriental, él aspira a seguir una ruta directa mientras que yo doy vueltas de un lado al otro, a veces en círculos, antes de llegar a mi destino. Tal vez esa sea la diversión y 14 aventura de trazar un mapa para una entrevista familiar, pues el mapa define el territorio, pero nunca el proceso del viaje. Cuando se trata de una evaluación sistémica de familias en problemas, cada viaje es el mismo y, a la vez, diferente. El lector descubrirá, en cada caso, sutilezas y matices que lo dejarán asombrado ante la riqueza de todos los encuentros humanos. El punto no es imitar al maestro, sino tomar prestado su mapa y navegar al estilo de cada uno para hacer sus propios descubrimientos.
buye al problema presentado, para hacer uso de la fortaleza del miembro periférico de la familia, que quizá esté a la espera de una oportunidad para participar, y abrir nuevas posibilidades a la familia.
Marco terapéutico Organización familiar Como en la familia austriaca del caso anterior, esta muestra las características clásicas de las familias psicosomáticas: sobreinvolucramiento, sobreprotección y evasión de conflictos. El grado de amalgamiento se agudizó por el fenómeno del hijo único en la China moderna. La relación madre e hijo, muy cercana, con un padre periférico — una estructura familiar que muchos académicos asiáticos consideran una norma cultural —, en este caso fue un buen ejemplo de cómo esta organización puede provocar problemas psicosomáticos en la generación joven. Cuando el hijo sustituye al padre y se convierte en confidente de la madre, dicha estructura familiar puede paralizar a cada uno de los miembros de la familia e impedir que los hijos sigan adelante con su vida. Esto no quiere decir que debería haber una estructura familiar estándar; más bien, hay que examinar cómo la organización familiar existente contri-
Perspectivas individuales Xia, el único hijo de la familia, había cargado sobre sus hombros tres generaciones de conflicto sin resolver. Cuanto más sentía que su familia lo necesitaba, tanto más difícil le era separarse emocionalmente. Como es típico en los hijos adultos que sufren enfermedades psicosomáticas, empezó a darse cuenta de que su madre no era tan perfecta como él pensaba en un principio y que lo que pasaba era que había internalizado los sentimientos de la Inadre y no podía separar sus propias emociones de las de su madre. Esto creó mucha ambivalencia y luego angustia, la cual produjo somatización. Cuando su soledad era demasiado para ella, era natural que la madre de Xia recurriera a su hijo en busca de consuelo. Finalmente comprendió que tenía que dejarlo ir, y, sin embargo, esto es lo más difícil que se puede pedir a una madre en cualquier cultura. Aunque lo que decía fuera acertado: "Ya es adulto. Es una persona independiente", sus ojos, llenos de nostalgia, le decían a Xia que aún lo necesitaba. La falta de apoyo del esposo a la esposa en el conflicto familiar puede crear tensión duradera entre la pareja en cualquier cultura. Aunque él ahora comprendía que Xia y su madre eran inseparables, su manera de apartar al hijo de su esposa solo daba por resultado que ellos se aferraran todavía más el uno al otro y lo dejaran fuera. Al fin, él también comprendió su error, y dijo que estaba preparado para ofrecer apoyo y consuelo a su esposa. Sin embargo, para cerrar esa horrible distancia que los había mantenido separados durante tanto tiempo, tendría que encontrar el valor para manifestar y resolver el resentimiento que lo carcomía.
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Estrategias de intervención En muchas culturas, un matrimonio es más un vínculo entre dos clanes que la unión de dos personas. La importancia que se le da a la familia por encima del individuo puede ser un caldo de cultivo del conflicto internalizado que dificulta que las personas atiendan sus propias necesidades. Sin embargo, desafiando la norma cultural, mi objetivo en el tratamiento de la enfermedad psicosomática dentro del contexto familiar es crear distancia y establecer límites. En este caso, comencé con el paciente identificado y traté de ayudar a Xia a reivindicar su voz individual. A continuación, utilicé a Xia como observador experto de la familia, para sacar a relucir el conflicto entre sus pa dres. Luego induje a cada uno de los miembros de la familia a experimentar su dolor y su renuencia a compartirlo, antes de tratar de que empezaran a resolver sus conflictos. Al mismo tiempo, guié a Xia para que experimentara los múltiples niveles de relación con cada uno de los miembros de la familia, a fin de prepararlo para que se separara de sus padres. Estas intervenciones siguieron un plan paso por paso, que tenía como propósito llegar a una serie de momentos cruciales que finalmente produjeran un importante avance terapéutico.
Técnicas Usando la lengua y la culnira de la familia, la entrevista fue un proceso para combinar las narraciones de cada uno de los miembros de la familia•en un nuevo drama. Las puestas en escena se utilizaron con mucha frecuencia, tanto para la exploración de los patrones transaccionales como para presionar a la familia a ir más allá de su umbral normal. El uso de escenificaciones también ayudó a crear una norma en la que los miembros de la familia se acostumbraron a hablar entre sí frente a la terapeuta. Cotnericé con preguntas inocentes y luego planteé preguntas cada vez más provocativas, como
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forma de invitar a los miembros de la familia a ampliar su versión li mitada de la relación familiar y producir el cambio. Con familias de una cultura más reservada, es más eficaz guiarlas por un camino terapéutico que entreteja su experiencia y perspectiva en la estructura del encuentro experiencial. Este método orientado al proceso, que presta mucha atención al contexto familiar, en realidad es el fundamento del pensamiento estructural. Sin embargo, aunque el pensamiento es el mismo, la manera de aplicarlo será diferente, dependiendo de los distintos terapeutas y sus diferentes estilos. NOTAS 1,a autort agradece el apoyo otorgado a este proyecto por el Consejo de Subvenciones de Investigación de la Región Administrativa Especial de Hong Kong, China. Núm. de proyecto HKY7153/00H. 1. Xia se pronuncia' zi-a. 2. Véanse por ejemplo, Woodside, D. y L. Shekter-Wolfson (eds.), 1991, Family Approaches in Treatment of Eating Disorders, Washington, D. C., American Psychiatric Press; Grigg, D., J. Friesen y N. Sheppy, 1989, "Family patterns associated with anorexia nervosa", Journal of Marital and Family Therapy, 15, pp. 29-42.
PARTE CINCO
La familia y los servicios sociales
Cuando cualquiera de las muchas desgracias que acontecen a los niños, los ancianos o las personas discapacitadas supera la capacidad de las familias para haces frente a la adversidad, la sociedad interviene con una variedad de servicios humanitarios que tienen el propósito de satisfacer los requerimientos del caso. A medida que se han multiplicado los problemas de pobreza, delincuencia, abuso de sustancias, trastornos emocionales y maltrato de los niños en los últimos años, han aumentado las dependencias sociales creadas para atender estos problemas (Polsky, 1991). Algunos organismos se especializan en vivienda para los indigentes, otros trabajan con problemas escolares, algunos más con drogadicción; la lista es larga y creciente. La burocracia generada para tratar las numerosas aflicciones provocadas por la enfermedad y el dolor funciona dentro de una maraña de mandatos y restricciones legales. Los trabajadores de estas organizaciones tienen que avanzar con dificultad por la arena mojada de las normas y los reglamentos restrictivos, reforzados por mecanismos de financiamiento que especifican los diagnósticos precisos en que los clientes deben encajar para que se les proporcione ayuda. Existen programas para adultos con retraso mental que necesitan capacitación para el trabajo; hay otros para niños que han sufrido abusos y maltratos, programas para personas adictas a lás drogas y para personas con trastornos emocionales cpie no necesi-
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tan hospitalización, pero que no pueden valerse par sí mismas. La proliferación de programas para tratar tantos tipos de sufrimiento es prueba de nuestra compasión colectiva, pero la fragmentación i mpuesta por los fondos sin restricciones implica que los servicios deben otorgarse obligatoriamente a individuos fuera del contexto de sus familias y comunidades. Minuchin, Colapinto y Minuchin (1998) señalaron los siguientes obstáculos para el modelo sistémico:
veces que los niños corren peligro dentro de sus familias y deben ser trasladados a un lugar seguro. Lo mismo aplica a las esposas golpeadas y a los adictos a las drogas. Pero cuando se trata al individuo sin tomar en cuenta a la familia, para luego devolverlo al mismo ambiente que generó los problemas, ¿por qué nos sorprende que reaparezcan los problemas? El enfoque sistémico destaca la necesidad de intervenir en las relaciones que perpetúan los problemas sociales. Por tanto, un enfoque sistémico aplicado a las familias recalca la necesidad de mover el foco de atención del paciente individual para centrarlo en las relaciones dentro de las cuales se origina el comportamiento problemático. Un modelo sistémico también propone cambios en la naturaleza de la entrega del servicio, de tal modo que los servicios tengan el propósito de fortalecer, y no de sustituir, la capacidad de apoyo de las familias. Esto implica, entre otras cosas, un cambio hacia un modelo de empoderamiento que establezca asociaciones con las familias y las comunidades. Mientras tanto, los trabajadores en las trincheras, inmersos en la batalla contra la pobreza y la desatención, no siempre pueden esperar a que se produzcan cambios institucionales en la forma en que se administran los programas. Lo que pueden hacer es recordar que los clientes que atienden viven en familias, reales y con potencial, y que pueden incluir a estas familias en la planeación del tratamiento.
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1. Las burocracias dan origen a la balcanización de los servicios de tal suerte que los feudos se multiplican, pero no se integran. Compiten por fondos, y la manera de incrementar sus presupuestos es aumentar la cantidad de casos que atienden. Los profesionales se capacitan para identificar problemas indi2. viduales, como la drogadicción y los embarazos de adolescentes, pero rara vez tratan a la persona en su contexto. 3. Las actitudes sociales hacia los pobres, incluidos los juicios moralistas que culpan a las familias de sus problemas y las consideran una carga para la sociedad, son problemáticas: estas son "abusivas", "negligentes", "inaccesibles". A menudo hay cierto grado de -verdad en estos alegatos, pero es miope responder aislando al individuo de la familia, en vez de ayudar a la. familia a fortalecer sus recursos. Del otro lado de la moneda, es común que las familias pobres no manejen muy bien su relación con las instituciones sociales. Muchos problemas que afectan a lis familias también caracterizan su interacción con sistemas más amplios: canales de comunicación confusos, límites difusos y recursos reducidos para resolver los conflictos. Estos problemas se agravan cuando los trabajadores de la institución no tratan a los clientes como iguales, sino como adversarios o inadaptados, lo que debilita su autoridad y transmite a los niños el mensaje dé que sus padres no tienen poder. Definir con precisión a las personas que pueden recibir los servicios tiene el efecto involuntario de debilitar a la familia. Hay
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Los dos casos de esta sección se relacionan con la protección dé menores y la drogadicción, temas que han provocado un acalorado debate sobre el papel de la familia. Históricamente, el punto focal de la protección de menores ha sido el individuo. Sin embargo, en la década de 1980, la influencia creciente de la terapia familiar y el enorme aumento en las cifras de niños que eran víctimas de abuso o descuido hicieron patente que ubicar un niño fuera del hogar no siempre era la mejor alternativa, y que sería posible ayudar a muchas familias a conservar a sus hijos si tuvieran algunos servi-
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cros a su disposición (Sudia, 1981). En los Estados Unidos, la Ley de Protección de Menores y Asistencia para Adopciones de 1980 estipuló que era necesario hacer todos los esfuerzos posibles, dentro de lo razonable, para mantener unidas a las familias. Mientras tanto, la U. S. Children's Bureau estableció un centro nacional de recursos para ayudar a las instituciones a crear programas de preservación familiar. Entre 1981 y 1993, se crearon treinta programas estatales basados en la familia y 27 asociaciones estatales que ofrecían servicios familiares (Allen y Zalenski, 1993). La Ley de Preservación Familiar y Servicios de Apoyo de 1993 reforzó los servicios que promovían el funcionamiento parental. Así, en los noventa, los programas orientados a la familia entraron en auge dentro del sistema de servicios sociales. Sin embargo, muy pronto se puso en entredicho la importancia de mantener unidas a las familias. Los casos; ampliamente difundidos en la prensa, de fracaso en la protección de los niños provocaron una creciente reacción contra la preservación familiar (Hartman, 1993). Aunque los riesgos de separar a los niños de sus familias seguían siendo motivo de preocupación para muchos profesionales, las historias de niños golpeados o que murieron en hogares peligrosos provocaron airadas protestas públicas (Lindsey, 1994). La Ley de Adopción y Familias Seguras de 1997 fue la culminación de un distanciamiento político respecto del movimiento por la preservaCión de las familias. Esta ley hace hincapié en la seguridad del menor y refleja la preocupación pública respecto de que la filosofía de preservación familiar fue demasiado lejos en mantener a toda costa a los niños en casa y, así, puso en riesgo su seguridad. La nueva ley elimina en algunas situaciones el requisito de que las instituciones de seguridad social realicen "esfuerzos dentro de lo razonable" para preservar la familia antes de colocar al niño en una casa-hogar. Así, hoy en día se pone el énfasis en ofrecer servicios a los niños y no a sus familias. Por desgracia, el debate sobre la política social en ocasiones se encuadra en términos de la disyuntiva entre atender. a las familias o proteger a los niños. Esta idea, de que. una cosa excluye la otra, se reforzó en la década de 1980, cuando el objetivo de los servi-
cios orientados a las familias se definió de manera limitada como "evitar la colocación" (Jacobs, 2001). De hecho, los objetivos de los servicios orientados a la familia deberían incluir el fomentar el desarrollo del niño, mejorar el funcionamiento de la familia, reducir los gastos en la protección de menores e incrementar la colaboración entre los sistemas de servicios humanitarios. Un enfoque sistémico puede incluir — pero no se limita a — la terapia familiar. La familia de tres generaciones que es el tema del primer caso de esta sección, se relaciona con lo que en el sistema de asistencia social se conoce como cuidados a cargo de parientes. Los cuidados proporcionados por un pariente, que constituyen un recurso tradicional dentro de la comunidad afroamericana, adquirieron preeminencia en el sistema de protección de menores durante la epidemia de crack en la década de 1980, como posible solución al problema de la desintegración familiar. La creciente dependencia de esta forma de cuidados refleja la conciencia de cuán importantes son los lazos familiares para los niños; además, se considera que ésta es una forma más favorable para las familias de proteger a los niños contra la negligencia y el abuso. Lamentablemente, no hay garantía de que alejar a los niños de sus padres mejore, y no exacerbe, la situación familiar. Los padres que por alguna razón no ofrecían cuidados adecuados a sus hijos, no necesariamente se vuelven mejores padres durante el tiempo en que sus hijos, viven alejados de ellos. Además, no todas las instituciones tienen los recursos o la mentalidad para trabajar en favor de la reunificación. Colocar a los niños bajo el cuidado de un pariente amplía la definición de familia, pero también puede ser, simplemente, otra forma de sacar a los niños del hogar de los padres para colocarlos en el hogar de los abuelos. En ocasiones es necesario, pero no siempre debe ser permanente. En todo caso, como veremos, centrarse exclusivamente en las necesidades de los niños en vez de en el sistema de niños y familia, a menudo incide en que la reunificación sea problemática. ***
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Entre los males que atienden los servicios sociales, pocos son tan pertinaces como la drogadicción. El azote de la adicción traspasa las fronteras de clase social, origen étnico, edad y sexo. Los profesionales especializados en el tratamiento doméstico de la drogadicción creen que los adictos necesitan, antes de todo, centrarse en ellos mismos para librarse de su adicción, y que los clientes deben alejarse de su ambiente natural e integrarse a un entorno seguro y terapéutico donde pueda tener lugar la rehabilitación (Minuchin, Colapinto y Minuchin, 1998). Por tanto, estar en recuperación se parece un poco a ir a un país extranjero, que tiene su propia cultura y comunidad, donde uno está lejos y aislado de la familia, que se quedó en el país de origen. Los dos hermanos sobre los cuales leerán en Tratamiento en resi, delicia por drogadicción y la familia, eran veteranos de comunidades terapéuticas, es decir, programas domiciliarios muy estructurados que remodelan de manera radical la conducta, las actitudes, los valores y las emociones del usuario para romper con su dependencia de las drogas (De León, 1986). Con el propósito de superar la adicción, se aducen razones convincentes para mantener alejada a la familia. La familia del adicto ya demostró que no puede hacer frente a la drogadicción ni a la mala conducta del joven. Además, en el proceso desgarrador de abstinencia y ansiedad, se puede argumentar que lo último que necesita un adicto es tener que lidiar con.la Amargura y las recriminaciones de la familia. Si existe algún momento en que alguien tan vulnerable cómo un adicto necesita protección contra las presiones de la vida familiar, ese momento es sin duda la adolescencia, que, a final de cuentas, es la-edad para separarse de la familia y establecer la propia identidad. Por desgracia,. es difícil separarse de algo que no se ,ha experi mentado. Una de las conclusiones a las que sistemáticamente se llega sobre lás familias de jóvenes adictos a las drogas, es que existe falta de supervisión de los padres y que el lazo afectivo entre padres e hijo es débil (Brook y Brook, 1992). Como los McLaren que presentaremos en esta sección, las familias de adolescentes adictos a las drogas suelen decir que la vida familiár es inexistente (Reilly,
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1992); se sienten aisladas y fuera de contacto. La terapia familiar parte del supuesto de que los adolescentes que consumen drogas forman parte del contexto familiar, y así, para que el joven cambie, se requiere primero un cambio en la relación entre el adolescente y su familia. Nadie logra separarse de la farnili'l y establecerse como un ser maduro tan solo con huir. Para llegar a ser adulto, se necesita aprender a tratar con los padres de manera directa y franca. En la actualidad, la eficacia de la terapia familiar se ha estudiado de manera tan minuciosa que ya no es necesario decidir la conveniencia del tratamiento familiar con base en la lógica de un duelo entre filosofías de tratamiento rivales. Los tratamientos basados en la familia han sido aclamados entre los métodos más eficaces para el tratamiento de adolescentes con problemas de drogadicción (Stanton y Shadish, 1997; Williams y Chang, 2000). Existen pruebas empíricas sólidas y consistentes de la eficacia de la terapia familiar para reducir los niveles de consumo de drogas entre adolescentes, y mejorar el funcionamiento de la adaptación, que se han obtenido de una serie de ensayos clínicos bien controlados (Liddle y Dakof, 1995; Stanton y Shadish, 1997). Se ha concluido que las intervenciones basadas en la familia tienen mejores efectos terapéuticos sobre los niveles de consumo de drogas entre adolescentes en comparación con la terapia individual (Henggeler et al., 1991; Liddle, 2002; Waldron et al., 2001), la terapia grupal para adolescentes (Liddle et al., 2001) y la orientación familiar psicoeducativa sobre drogas Obanning et al., 1992; Lewis et al., 1990; 'Liddle et al., 2001). Las reducciones en el consumo de drogas observadas en los tratamientos orientados a la familia han demostrado efectos a largo plazo, aun hasta 12 meses después de haber terminado. Aunque las pruebas dejan en claro que la terapia familiar funciona, sería una lástima que estas conclusiones se utilizaran para fomentar una mentalidad de "nosotros contra ellos". Un enfoque sistémico no defiende una forma de tratamiento (la terapia familiar) por encima de todas las demás, sino que indica que, para tratar problemas difíciles, debe tomarse en consideración todo el contexto psicosocial. Esperamos que en el capítulo 11, Tratamiento en residen-
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cia por drogadicción y la familia, el lector observe no la superioridad
Liddle, H. A., J. H. Bray, R. F. Levant, y D. A. Santisteban, 2001, "Family psychology intervention science: An emerging area of science and practice", en H. A. Liddle, D. A. Santisteban, R. F. Levant y J. H. Bray (eds.), Family Psychology: Science-based fnterventions, Washington, D. C., American Psychological Association, pp. 3-15. Liddle, H. A. y G. A. Dakof, 1995, "Efficacy of family therapy for drug abuse: Promising but not definitive, Journal of Marital and Family Therapy, 21, pp. 511-544. Lindsey, D., 1994, "Family preservation and child protection: Striking a balance", Children and Youth Services Review, 16, pp. 279-294. Minuchin, P., J. Colapinto y S. Minuchin, 1998, VVorking with Families of the Poor, Nueva York, Guilford Press. Polsky, A., 1991, The Rise of the Therapeu tic State, Princetor., Princeton University Press. Reilly, D. M., 1992; "Drug-abusing families: Intrafamilial dynamics and . brief triphasic treatment", en E. Kaufrnan y P. Kauftrann (eds.), Therapy of Drug and Alcohol Abuse, 2a. ed., Boston, Allyn & Bacon. Smith, T. E., 1985, "Groupwork with adolescent drug abusers", Social Work with Groups, 8, pp. 55-64. Stanton, M. D. y W. R. Shadish, 1997, "Outcome, attrition, and familycouples treatment for drug abuse: A meta-analysis and review of the controlled, comparative studies", Psychological Bulletin, 122(2), pp. 170-191. Sudia, C., 1981, "What services do abusive and neglectful families need?", en L. H. Pelton (ed.), The Social Con tex t of Child Abuse and Neglect, Nueva York, Human Services Press. Waldron, H. B., N. Slesnick, J. L. Brody, C. W. Turner y T. R. Peterson, 2001, "Treatments outcomes for adolescent substance abuse at 4- and 7-month assessments", Journal of Consulting and Clinical Psychology, 69(5), pp. 802-813. Williams, R. J. y S. Y. Chang, 2000, "A comprehensive and comparative review of adolescent substance abuse treatment outcorrie", .Clinical Psychology: Science and Practice, 7, pp. 138-166.
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CAPÍTULO
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Tres generaciones de mujeres
Cuando evaluamos familias relacionadas con el Departamento de Servicios Sociales (DSS), entramos en un sistema complejo y la evaluación tiene que incluir a las personas que están a cargo del menor. Aunque la participación del Departamento de Servicios Sociales o el DepartaMento de Salud Mental se guía. por el encomiable objetivo de ayudar al niño y a la familia, los servicios resultantes a la familia a menudo se basan en un punto de vista ideológico muy limitado de lo que debe ser una familia. La abuela de las Wilson, de 52 años, es la tutora legal de su nieta Kamisha, de 15 años. El Departamento de Servicios Sociales consideró que la madre, Sheila, de 30 años, era negligente, y desde hace tres años Kamisha fue puesta bajo la custodia legal de su abuela. Desde entonces, la chica vive con ella. El DSS insiste en que la madre solo debe ver a la hija bajo la supervisión de la abuela y se opone a la participación de la madre en el proceso de evaluación. Una nueva complicación en la familia es que Kamisha se encuentra en su séptimo mes de embarazo, repitiendo así la historia de su madre y su abuela que se embarazaron en la adolescencia. Como Kamisha está embarazada, el Departamento de Salud Mental intervino para ofrecer servicios en la forma de un programa grupa] para adolescentes embarazadas. La crisis que precipitó la evaluación familiar fue que el embarazo de Kamisha sometió a Sara, la abuela, a mucha tensión, porque
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piensa que es demasiado vieja para hacerse cargo de su bisnieto que está por nacer, y que Sheila, la madre, acaba de empezar a trabajar en un-nuevo empleo y dice que no puede ayudar a su hija. El Departamento de Servicios Sociales mantiene la postura de que la madre es inepta y que la muchacha debe quedarse con su abuela. Trato esta evaluación con parcialidad. He visto a muchas familias con este tipo de organización y he descubierto que la colaboraCien entre madre y abuela es muy útil en la educación de los hijos. Por tanto, la sesión comienza como una polémica. Por un lado, está el DSS y la familia; por el otro, con una visión completamente opuesta, está el terapeuta que había visto a la familia tres veces, y yo, el consultor. En la sesión están presentes la abuela Sara, Sheila y Kamisha, visiblemente embarazada.
PASO UNO: abrir el motivo de consulta
DR. MENUCH1N: ¿Por qué vienen a la clínica? ¿Qué problemas tienen? ABUELA: En cuanto a mí, espero que ayude a mi hija, Sheila, a ver las cosas de manera diferente. Ustedes saben: que no todo el mundo ha tirado la, toalla respecto de ella. Que puede recuperar a Kamisha y ser más positiva en su vida. En cuanto a Kamisha, quiero que entienda que su madre se preocupa por ella. El papel que desempeño es muy difícil. Estoy resentida con mi hija, porque este es sú papel. Quiero decir, Kamisha no tiene nada de malo. No consume drogas, no es alcohólica, no está loca. Ella creó a esta niña. Que me deje volver al lugar que me corresponde. DR. MINUCH1N: Si pudieras pintar una imagen de cómo debería funcionar la familia, ¿sería que Kamisha debe estar con su madre? ABUELA: Exacto. Y yo ayudaría a Kamisha siempre que pudiera. Siempre tendría la puerta abierta para ella si quisiera venir a
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e incluso para mi hija, si ella quisiera venir. Pero Sheila no se da cuenta de la alteración y los estragos que toda esta situación me está causando. A veces es demasiado para mí. verme,
La manifestación inicial de la abuela crea de inmediato un buen entendimiento entre nosotros; coincido con ella. Su postura es clara y tiene una energía que me agrada. Espero que pueda usar su angustia y enojo en favor de una organización familiar más compleja y útil. Al mismo tiempo, presto atención a cómo retrató a su hija: no hay matices en su descripción. Su hija es una manzana podrida. Percibo que esta definición es consecuencia de años de desilusiones y ahora está grabada en piedra. Kamisha tomó esta decisión, va a quedarse con el bebé y tenemos que aceptarla. Pero, en definitiva, no es algo que ella necesite. Kamisha no se da cuenta de que ya no es la misma de antes. Piensa: "Bueno, no pasa nada malo, solo estoy embarazada", pero su vida entera va a cambiar. Me pasó a mí, y es un cambio muy brusco en la vida porque las cosas pasan demasiado rápido y una ni siquiera puede con ellas. Habrá días en que tendrás que abrazar al bebé y llorar. Y espera a que una muchacha te diga: "Jim me dijo que el bebé no era suyo". Espera a oír algo así y lo sentirás como una bofetada. Tendrás que aguantarte muchas cosas.
ABUELA:
Creo que entiendo a Sara, una mujer fuerte y brillante que sobrevivió a las calles y salió con el conocimiento de los peligros que entraña y la explotación de las mujeres por parte de los hombres. Quiere usar su sabiduría para crear una burbuja que proteja la vida de su nieta, un impulso admirable y peligroso. DR. MINUCHIN: ¿Kamisha? Me gustaría saber qué piensas sobre lo que acaba de decir tu abuela. ABUELA: Vamos, Kamisha, dile.
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Aunque la abuela quiere renunciar a su papel de,madre por segunda vez, salta a la vista que está acostumbrada a su función de guardiana. KAMISHA: No es que no piense en eso, pero trato de evitarlo. Todo
lo que tú y mamá hacen es echármelo en cara. Básicamente lo que dicen es que no debería estar tan enamorada de Jim, que no debería esperar tener una buena vida con él, porque va a hacer lo mismo que todos los demás hombres hicieron, y eso me lastima. ABUELA: Conozco la vida, Kamisha. He vivido 52 años. Conozco a los hombres. Y temo que tienes tantas esperanzas puestas en él que no vas a poder salir adelante si Jim te falla. DR. MINUCHIN: Me identifico con tu dolor y te veo trabajando las 24 horas del día. [ Dirigiéndose a Sheila]: Sheila, ¿puedes hablar con Kamisha? En este momento tengo dos pacientes identificadas: Sheila, la madre irresponsable, y Kamisha, la adolescente embarazada. A lo largo de la sesión trataré de ampliar la definición de cada una de ellas. Al mismo tiempo, intento aumentar la proximidad entre Kamisha y Sheila, sin alienar a Sara. SHEILA: Pues, en cuanto a eso que dices que te echo en cara lo de
Ji m, no es que tejo eche en cara. Es la realidad. Y en cuanto a cómo te va a tratar Jim una vez que venga a casa, en serio que no lo sé. DR. MINUCHIN: ¿Lo conoces? SHEILA: No, y para ser franca con usted, no creo que Kamisha lo
conozca en realidad. ABUELA: Kamisha lo conoce, pero Kamisha no lo conoce. Está apren-
diendo a conocerlo mejor porque está embarazada. [a Kamisha]: Mi vida eres tú. Solo te llevo 15 años de delantera, sigo luchando y tratando de organizarme. Eso es lo que dice Ma. El camino que decidiste seguir es muy difícil que salga
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bien. En especial con un tipo del que no conoces mucho, no sabes qué intenciones tiene. DR. MINUCHIN: Kamisha, tu abuela y tu madre te están diciendo cómo deberían ser las cosas. ¿Es demasiado para ti? ¿Entienden lo que te pasa? KAMISHA: No me siento como mi madre. Yo soy yo. Nos parecemos, pero no soy ella. Veo las cosas muy diferentes. DR. MINUCHIN: Me gusta cómo dijiste eso. Ayúdala a entender, porque, con frecuencia, los padres ven a sus hijos como una continuación de ellos mismos. ¿Puedes hablar con tu madre y decirle en qué sentido tú eres tú? KAMISHA: No. DR. MINUCHIN: ¿Puedes hablar con tu abuela para ayudarla a que conozca quién eres? KAMISHA: Sí. ABUELA: Hablo con Kamisha para que sea fuerte y se pueda valer
por sí misma para aceptar esta responsabilidad que ha asumido. No quiero que le pase lo mismo que a su madre. No quiero que dentro de seis o siete años el Departamento de Servicios Sociales le diga básicamente "no sirves para nada, no puedes hacerte cargo de tus propios hijos". Aunque la narración gira alrededor del embarazo de Kamisha, otro subtexto está empezando a aflorar: la coalición de la abuela y Kamisha contra la madre. Creo que este subsistema es destructivo porque bloquea las posibilidades de la madre de actuar como ayudante y sanadora en la familia.
PASO DOS: señalar las interacciones que mantienen el problema DR. MINUCHIN: Permíteme preguntar, Sheila. Oigo a tu madre. Pa-
rece una persona sumamente responsable que lleva el peso del mundo sobre sus hombros. ¿Siempre fue así? SHEILA: Ajá.
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DR. MINUCHIN: Cuando eras niña, ¿tu madre era así? SHEILA: Sí. DR. MNUCHIN: ¿Eso te ayudó o se convirtió en un problema con el paso del tiempo? SHEILA: Más bien como que se convirtió en un problema al pasar el tiempo. ABUELA: Hasta cierto punto, Sheila era una niña mimada. Era la bebé y yo le daba mucha de la responsabilidad a su hermana. Pero cuando Sheila tuvo a Kamisha, tenía 16 años. Sheila abandonó a su familia. En ese momento no pude hacer nada con Sheila porque tuvo a su bebé. El padre de la niña y Sheila se acercaron a la familia de él. Lo mismo que Kamisha. Y te lo advierto desde ahora, Kamisha: si quieres ir a la escuela y hacer lo que es mejor para ti, te ayudaré todo lo que pueda. Pero si crees que, cuando tengas a este bebé, vas a dormir en la casa de Jim, desempeñando el papel de adulta, hay solo una adulta en mi casa, y esa soy yo. Y no voy a perder mucho tiempo con Kamisha para que tome la decisión de si quiere seguir o no por el buen camino, porque sé que lo que le digo es el camino correcto. Puede ser que sea el camino que yo he elegido, pero es el correcto.
Porque, cuando era niña, mi madre era muy irresponsable. Mi madre era alcohólica. Mi padre era básicamente un padre responsable. Se lo dije a mi padre antes de morir: "Si hubieras dejado a mamá hace mücho tiempo, quizá eso la habría obligado a ser una mejor mujer y habría aprendido a valerse por sí misma". DR. MINUCHIN: En tu casa, cuando eras niña, ¿te hacías cargo de la familia? ABUELA: Ah, sí, me ocupaba de mí misma y de todo. DR. MINUCHIN [a Kamisha]: Tu abuela sabe y tu madre sabe que los placeres de tener un hijo conllevan mucho trabajo. Y tú todavía no lo sabes. Tienes un novio. ¿Vive con sus padres?
Tengo tres opciones en este punto: uno, permanecer callado; dos, enfrentar a la abuela, que estipula el "camino correcto"; o tres, unirme a ella y recalcar el costo de su postura protectora. La estrategia general que guía los movimientos en la evaluación de la familia consiste en una exploración de las alternativas que pueden sustituir la organización disfuncional: ¿hay espacio para la ayuda de la madre? Por tanto, opto por apoyar la responsabilidad de la abuela (primero le doy una caricia), en espera de cuestionar el control que ejerce más adelante (luego el puntapié). DR. MINUCHIN: ¿Cómo llegaste a ser tan responsable? •¿Qué pasó en tu vida que te echas a cuestas todas las preocupaciones del mundo?
ABUELA:
KAMISHA: Vive con su madre. DR. MINUCHIN: ¿Se
parece un poco a tu abuela? ¿O es muy distinta? Es diferente de mi abuela. Nadie podría ocupar el lugar de mi abuela. DR. MINUCHIN: ¿ A veces sientes que está muy acostumbrada a hacer las cosas de determinada manera? KAMISHA: No. DR. MINUCHIN: ¿Por qué te fuiste a vivir con tu abuela? ¿Quién dijo que tenías que hacerlo? KAMISHA: El Departamento de Servicios Sociales. DR. MINUCI HIN: ¿Por qué piensan eso? ¿Por qué intervinieron en la familia y tomaron decisiones? KAMISHA: Porque mi madre era una persona muy sociable. Y cuando echó a sus amigos de la casa, presentaron una denuncia 51-A contra ella. SHEILA: Había demandado a su padre para conseguir la pensión alimenticia. Y una vez que lo llevé a juicio, él y su familia planearon quitarme a Kamisha. Una vez fui a la tienda de la esquina y cuando regresé, la policía estaba en mi casa porque Kamisha contestó el teléfono y le habían preguntado que dónde estaba su mamá. Y yo había ido a comprar pan. Era una madre joven y tenía que trabajar. A veces, de 3:30 a 5:00, hora en que yo llegaba, Karnisha se quedaba sola en KAMISHA:
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,la casa. Su padre no me ayudaba y yo tenía que trabajar para sacarla adelante. Lo que pasó fue que una vez que el Estado intervino, nombraron a mi madre, como es natural, tutora de la niña.
ABUELA: Pues tienes que seguir haciéndolo. La dejaste crecer en tus
Una vez que el Departamento de Servicios Sociales y el tribunal determinan cuál es la forma correcta de una familia, hay una sanción oficial que guía las transacciones de los miembros de la familia. Hay una dilución del poder parental, y los tutores asumen esa autoridad y estipulan lo que es correcto,' A Sheila le colgaron la etiqueta' de negli-
Los diálogos entre Sara y Sheila durante la sesión son extraordinariamente repetitivos. Sara le dice a su hija que ha fracasado en la vida, que le falló a su madre y le está fallando a su hija. Luego le dice que necesita hacerse responsable, pero que sabe que también fracasará en este empeño. Las respuestas de Sheila son intentos inútiles y desesperados por complacer a su madre.
gente, y tres años después sigue llevando esa etiqueta. En contra de su objetivo explícito, el Departamento de Servicios Sociales creó una separación permanente entre la hija y la madre. ABUELA: Aunque el Departamento de Servicios Sociales dijo que
Sheila no debía acercarse a su hija, seguí presionándola y le dije: "Mira, no me importa un comino lo que diga el Departamento de Servicios Sociales, es tu hija. Y no te vas a zafar tan fácil de tus responsabilidades". DR. MINUCHIN: Eres sabia. ABUELA: Pensé que no me importaba lo que dijeran. Y peleé con ella con uñas y dientes. Iba a su casa. Insultaba a sus amigos y los echaba. Porque dije: "Es tu hija y me importa un comino lo que esta gente piense". Y sabe, hasta el punto en que entendiera por fin y dijera: "Mi madre no va a dejar que me escape de esto"
DR. MINUCHIN: Sheila está llorando y me gustaría saber por qué
llora. SHEILA: No es eso lo-que siento, Ma.
Pero así actúas. Sabes, le fallaste a tu hija, ¿estás enterada? Acéptalo. No es el fin del mundo. No es como si la hubieras matado. No la pusiste en la bañera y la quemaste. No la quemaste con cigarrillos. Metiste la pata. Todo el mundo se equivoca. Acéptalo. Recupérala. Se lo debes a tu hija. SHEILA: No puedes decir que nunca me ocupé de ella.
narices. Te lo advertí hace tres años. Dejaste que se formara sus propias opiniones. Dejaste que pensara que no te importa. Querías a tus amigos; querías hacer tu vida.
DR. MINUCHIN: Sheila,
vía eres una niña?
¿a veces piensas que tu madre cree que toda-
SHEILA: A veces. DR. MINUCHIN: Y es difícil, ¿verdad?, porque te habla como si fueras
una niña pequeña. SHEILA: Sí, a veces. DR. MINUCHIN: Me gustaría hacer un receso de media hora
y que volvamos a reunirnos a las tres. Empiezo a entender, un poquito. Tal vez podamos pensar juntos para encontrar alternativas.
Todos se despiden de mano y salen. Al final de la sesión, me siento cómodo con la familia. Me he aliado con las tres mujeres y las he apoyado; siento una conexión especial con Sara, con su sentido de responsabilidad y sufrimiento. Al mismo tiempo, dudo de mi capacidad para ayudarla a aceptar a Sheila como una mujer adulta
y responsable.
ABUELA:
Segunda sesión Por lo general, el tercer paso explora la influencia de la niñez de los padres en sus transacciones restrictivas con sus hijos. Pero en este raso,
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trabajo con tres, casi cuatro generaciones. Por ello, abro el modelo y exploro el pasado de las tres mujeres.
PASO TRES: exploración del pasado centrada en la estructura la la abuela]: Sé que eres responsable, que eres fuerte y estás cansada. Una de las cosas que quiero saber es algo sobre tu niñez. Porque, ¿sabes?; a los niños, cuando están creciendo, sus padres les dan lentes especiales. Algunos niños, cuando crecen, se vuelven atletas, como Tiger Woods. Otros niños se vuelven excesivamente responsables, como tú. Quiero saber cómo te hiciste de esas lentes.
DR MINUCHIN
Es más fácil aceptar la metáfora de ver el mundo a través de anteojos especiales (o lentes), a que le digan a uno que su carácter es un poco estrecho o limitado. Además, la sugerencia de que alguien le dio esas lentes facilita pensar en quién y. cómo influyó en uno cuando era niño. Creo que fue el tipo de persona que era mi madre lo que me hizo ser así. A veces lo pienso, y se lo agradezco. Ya ve cómo es el mundo ahora. Pero otras veces pienso que fue un papel muy difícil el que tuve que desempeñar, porque ella no cumplía su deber como madre. Mi padre era músico de jazz. Tocaba para ganarse la vida. Cuando murió, era dueño de dos casas. Creo que le fue muy bien. Y mi madre eracamarera en el club. DR. MINUCHIN: ¿Dices que tu madre acostumbraba beber? ABUELA: Sí, bebía mucho. No, más bien era alcohólica. Bueno, cuando empezó bebía mucho y luego fue empeorando con el transcurso de los años hasta que se volvió alcohólica. Un ama de casa alcohólica, eso es lo que era mi madre. DR. MINUCHIN: ¿Había situaciones en las que tenían que hospitalizarla por delírium trémens? ABUELA:
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ABUELA: Ah,
sí, por supuesto. Fue muy traumático, porque mis hermanos más o menos lo aceptaban: "Sí, bueno, Ma bebe". Pero yo nunca lo acepté. Siempre pensé que, bueno, eres alcohólico, pero puedes conseguir ayuda. Mi madre tuvo una niñez difícil. Se fue de su casa cuando era muy joven. Se mudó con una familia con la que trabajaba como una especie de niñera. Creo que mi madre se hizo pasar por blanca mucho tiempo, porque tenía la piel muy clara. Se veía como blanca. DR. MINUCHIN: ¿Cómo te responsabilizó tu madre de la casa? ABUELA: No hacía los quehaceres y, por tanto, yo tenía que hacerlos. DR. MINUCHIN: Creciste dentro de una caja. No tenías mucha libertad, ¿eh? ABUELA: No. DR. MINUCHIN: ¿Sigues en la misma caja? ABUELA: Así me siento a vetes, sí. Introduzco otra metáfora concreta, una caja, que repetiré a lo largo de esta sesión hasta que forme parte del lenguaje familiar. Luego, cualquiera de los miembros de la familia podría incorporarla y actuarla como una descripción de sus interacciones y un cuestionamiento de estas, ¿Cuándo empezaste a rebelarte contra ella? ¿Alguna vez te rebelaste? ABUELA: No creo que haya salido nunca de esa caja. Me casé a los 16 años. DR. MINUCHIN: ¿Y no sabías lo que hacías? ABUELA: No. Creo que yo sabía más o menos lo que quería hacer, pero no creo que mi esposo tuviera idea de la responsabilidad que implicaba ser esposo y padre y todas esas cosas. No. DR. MINUCHIN: ¿Le enseñaste? ABUELA: No se quedó mucho tiempo conmigo. Porque después tle que me casé, después de que tuve a Juno, inmediatamente después, la tuve a ella, volví a embarazarme y tuve otra hija. DR. MINUCHIN:
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A los 17 años, tenía dos hijas y recibía ayuda de la seguridad social. DR. MINUCHIN: ¿Qué edad tenías cuando nació Sheila? ABUELA: Iba a cumplir veinte años. DR. MINUCHIN: Te veo en una caja muy estrecha. Y tengo la sensación de que es porque siempre antepones las necesidades de otras personas a las tuyas. ABUELA: Guando se trata de la familia, sí. DR. MINUCHIN: ¿Y nunca pudiste escapar? ABUELA: De eso, no. Por eso sigo presionándome y forzándome a tolerar cosas que no debería. Creo que en cierto sentido eso es bueno, pero en otro, no es sano. DR. MINUCHIN: Es agotador, querida. Eres una persona cansada. ¿Puedo hablar con Sheila? ABUELA: Sí DR. MINUCHIN: Sheila, ¿te das cuenta de que la gente, cuando se
hace mayor, se pone anteojeras? Creo que tu mamá lleva puestas sus anteojeras. Le enseñaron a hacerse responsable de los demás antes de ocuparse de ella misma. Por eso creo que está deprimida y cansada. A veces se siente agotada y eso le molesta, pero aún así siente que necesita preocuparse. ¿Por qué le has dejado a tu madre la responsabilidad por tu hija? SHEILA: Bueno, yo no soy como ella. Cuando era niña, sé que mi madre me amaba, pero me sentía diferente de mi hermana, y por eso, muchas veces simplemente no sabía cómo hacer frente a las cosas. DR. MINUCHIN: ¿En qué sentido? SHEILA: Me veía distinta a mi familia, y siempre me discriminaron. Me hacían burla porque mi piel es más oscura. DR. MINUCHIN: ¿Y eso te volvía fea? ABUELA: ¿Puedo decir algo? DR. MINUCHIN: No. Porque es importante que Sheila exprese sus sentimientos y que tú oigas cómo piensa. SHEILA: Solo oía que decían cosas de mí, me decían negra, fea y mala; eso se apoderó de mí.
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DR. MINUCHIN: ¿Cómo, cómo se apoderó de ti?
Miro a Sheila, que es una joven hermosa, vestida con elegancia, con un peinado elaborado, y pienso en el poder de los prejuicios. Por un instante pienso en mi infancia como judío en un ambiente antisemítico y el efecto que tuvo en mi identidad; como hombre blanco, sé que no puedo explorar esta área en este momento. Sheila me cuenta que su padre era violento y maltrataba a su madre y que ella creía que su madre pensaba que era hija de ese hombre y se volvería como él. SHEILA: Hacía cosas malas. Sufría mucho. DR. MINUCHIN: ¿A quién tratabas de herir? ¿A tu hermana? ¿A tu
madre?
SHEILA: Creo que en cierto sentido trataba de lastimar a mi mamá.
Pero tal vez acabé lastimándome yo misma. MINUCHIN la la abuela]: ¿Qué piensas de la necesidad de Sheila de rebelarse contra ser la oveja negra de la familia? ABUELA: A decir verdad, todos esos sentimientos que ella tenía, yo ni me enteré. Eso del color, que sentía que era más morena que su hermana, esto es una rivalidad entre hermanas. No tenía nada que ver conmigo. SHEILA: ¿Sabe?, mi abuela me trataba raro. Cuando iba a verla a su casa me decía fantasma negro. ¿Entiende lo que digo? ¡Fantasma negro! Hasta mi hermana me lo decía. Yo empezaba a llorar de inmediato: Ma, ¿cómo puedes decir que no lo sabías? ABUELA: No sabía nada de eso, Sheila. ¡Lo juro por Dios! No sabía que te preocupaba esto del color. Y que estabas acomplejada por tu color. Parece probable que Sara supiera que su madre rechazaba a Sheila a causa del color de su piel, pero eso se volvió parte de la narración tácita de la familia.
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DR. MINUCHIN: Sheila, tu madre es ahora la madre de tu hija. Men-
cionó que quería que recibieras de nuevo a Kamisha. ¿Crees que la dejará marcharse?
Cuestiono la etiqueta que le han puesto a Sheila que rechaza a Kamisha e introduzco la idea de que la abuela trata de mantener a Kamisha atada a ella. SHEILA: No lo sé. No confía en mí. DR. MINUCHIN: Kamisha, permíteme hablar contigo ahora. KAMISHA: Estoy escribiendo un libro de mi vida. Empecé a escribir-
lo cuando estaba en el programa para adolescentes embarazadas hace tres meses. DR. MINUCHIN: Aqui tienes a tu público. Cuéntanos de tu libro. KAMISHA: Bueno, el primer capítulo es sobre mí. De cuando nací. Cuánto pesaba. Encontré la información en la casa de Ma. Encontré mi pulsera de recién nacida. Y hablo un poco sobre mis padres. Luego, el segundo capítulo trata de cómo papá te mal-. trataba fa su madre]. Y de cómo te trataba como basura, como si no fueras.nada. - Y de que tenía muchas otras mujeres y cómo peleabas con él. Cómo te golpeaba y todo eso. Hay una escena, una vez que se suponía que me ibas a arreglar el cabello y ustedes estaban en el porche y yo subí a buscar el cepillo y cuando me asomé al porche, ustedes estaban peleando. Me asusté mucho. Y mi prima y yo corrimos al cuarto del abuelo. Odiaba a mi papá. Recuerdo una vez que te pegó con la carriola. Y luego escribí un capítulo sobre ti y digo que la razón por la que tú y yo nonos llevamos bien es porque tienes muchos amigos y a mí no me caen bien tus amigos. No es que no quiera que seas feliz, es que tus amigos no me caen bien. SHEILA: Bueno, pues ahí tienes por qué parece que tratas de alejarme cada vez que quiero hablar contigo. Nos damos de topetazos. KAMISHA: No creo que pueda confiar en ti. No podía decirte esto
cuando empezamos a ir a casa de nuestro abuelo, pero Isaiah
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me tocaba. Nunca supe cómo decírselo a nadie. Porque no creía que estuviera mal. Porque era mi tío y no creía que pudiera lastimarme.
La historia de Kamisha sigue la misma trama que la de su abuela y la de su madre: tres generaciones de mujeres fuertes que fueron víctimas de maltrato de hombres irresponsables. Es evidente que se trata de un problema grave de nuestra sociedad. Para mí, como consultor de esta familia, la tarea es simple: ayudar a estas mujeres, que me simpatizan, a que aprendan a apoyarse mutuamente para establecer una organización familiar más armoniosa y sana. DR. MINUCHIN: ¿Quieres que tu mamá te diga qué piensa de lo que
dijiste? SHEILA: Kamisha, me importas mucho. De verdad. Solo que no
quiero que te pase lo mismo que me pasó a mí. Pero muchas veces dices cosas que lastiman mis sentimientos. Me dices que no sirvo para nada. Entonces, ¿cómo voy a querer estar cerca de ti si no me tienes absolutamente nada de respeto? Me gustaría que arregláramos nuestros problemas. Quiero apoyarte y ayudarte con el bebé. Pero, como dije, no va a funcionar si cada vez que trato de ayudarte, me recriminas lo que pasó. No es justo. DR. MINUCHIN [a la abuela]: He estado escuchando el diálogo entre tu hija y tu nieta. Solo quiero decirte lo maravilloso que fue tu silencio. ABUELA: Comprendo lo que dicen. Entiendo lo que mi nieta siente por las cosas que hace su madre. Pero también entiendo cómo siente mi hija la falta de respeto, la forma en que mi nieta le habla. Estoy atrapada en medio de las dos. No sé qué hacer al respecto. DR. MINUCHIN: De acuerdo. Antes de todo, déjenme decirles que es un placer estar con ustedes. Son personas muy interesantes. Y creo [a Sheila] que tu conversación con tu hija fue importante, porque creo que esta señora mayor debería descansar. Tengo 83 años y puedo decirte que eres una señora mayor, ¿de acuer-
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do? Ustedes dos tienen que resolver solas sus problemas, sin incluirla. ABUELA: Me hago a un lado todo el tiempo, pero terminan discutiendo y gritándose y Kamisha vuelve corriendo a mí. Me hago a un lado. En serio. Pero verá, legalmente, tengo que intervenir. DR. MINUCHIN: Las cuestiones legales son una cosa, pero las emociones, otra muy diferente. No puedes permitir que ellas [señalando a Kamisha y a Sheila] te crucifiquen. [Abro los brazos para
ABUELA: Pero si ya se lo dije. Lo que pasa es que la gente que me rodea no me hace caso.
indicar cómo cada una de ellas la está haciendo pedazos.]
ABUELA: Y no quiero seguir así. DR. MINUCHIN: No sabes cómo protegerte. No sabes cómo dejar de ser responsable.
Establezco una coalición con la abuela en contra de Sheila y Kamisha. ABUELA: Creo que mi hija lo sabe muy bien y por eso actúa así. Es el papel que he estado desempeñando, el que la gente me ha dado. DR. MINUCHIN: [a la abuela]: Pero necesitas ayuda. KAMISHA: Creo que va a tener cierta responsabilidad por mi bebé, pero no toda. Yo voy a estar ahí. No voy a andar en las calles como antes. DR. MINUCHIN: [a Kamisha]: Creo que eres una persona maravillosa. Pero no sabés en realidad lo difícil que puede ser tener un hijo. Una vez que seas madre, lo serás para toda la vida. KAMISHA: Sé que va a ser difícil, pero también sé que mi abuela no va a cargar con toda la responsabilidad. ABUELA: Le dije a mi hija que ya no puedo hacerme cargo de todo. Ese es mi mayor problema con ella. Porque me encuentro en una situación arriesgada. Y si algo sale mal, si le delego responsabilidad y las cosas no van bien, voy a tener problemas. DR. MINUCHIN: ¿1 lay algún modo de que salgas de la caja? Te veo en una caja que es muy estresante para ti. Y creo que no sabes decir: "Estoy exhausta"
PASO CUATRO: exploración de nuevas formas de relacionarse En la última hora, las integrantes de la familia han estado fiando vueltas en círculo; cuando parece que están de acuerdo en que necesitan ayudarse unas a otras, el patrón familiar vuelve a afirmarse. La abuela insiste en que Sheila es incompetente. Sheila dice que su madre no confía en ella y Kamisha exige que su madre crezca antes de aceptar su ayuda. Al parecer, Sara y Sheila siguen atrapadas en la vieja lucha de dependencia, y en tanto sigan repitiendo el ciclo de recriminaciones mutuas que provoca su proximidad disfuncional, Sheila no podrá explorar a fondo nuevas habilidades de competencia. Kamisha está en coalición con la abuela en su falta de respeto a Sheila como adulta y como madre. DR. MINUCHIN: ¿Cómo quisieran que fuera la situación? Les pregunto a las tres: si tuvieran que construir la forma de esta familia, ¿cómo lo harían? ABUELA: Llevaría a Kamisha de vuelta a casa de su madre. Y si Sheila necesitara ayuda, yo estaría dispuesta a ayudarla, de verdad que sí. Quiero apoyarla financieramente, ser el tipo de abuela que, usted sabe, si le dicen: "Ma, necesito esto, ¿puedes ayudarme?", si puedo hacerlo, bien, lo hago y punto. Pero no quiero ser la madre de mi nieta. No quiero serlo. DR. MINUCHIN: De acuerdo, muy bien. [A Kamisha]: ¿Cómo arreglarías esta familia? Es una familia que necesita adoptar una nueva forma, y la tendrá porque tu bebé será parte de ella. ¿Cómo lo harías? KAMISHA: Me gustaría vivir de nuevo con mi madre. Pero no quiero mudarme por el momento. Quiero que seamos yo, mi madre y
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mi bebé. No quiero que seamos yo, mi madre, mi bebé, los amigos de mi madre y su novio. DR. MINUCHIN [a Sheila]: En el mejor de los casos, ¿cómo piensas que deberían ser las cosas? SHEILA: Me gustaría que mi hija regresara a la casa. DR. MINUCHIN: Entonces, las tres ven el futuro de [a familia más o menos del mismo modo. La situación ideal sería que tuvieras a tu hija contigo, Sheila, y que tú, Sara, las ayudaras. ¿Creen que eso podría pasar en este momento?
SHEILA: Pues yo creo que básicamente eres tú [a su madre] la que le
Aunque parece que Kamisha trata de menoscabar la prerrogativa que su madre, como adulta, tiene de que su novio viva con ella si así lo desea, resalto el aspecto de esta conversación que apoya el objetivo de una organización familiar más completa. Es evidente que estoy presionando en el sentido que considero más conveniente, y los miembros de lafamilia se resisten a esta presión. ABUELA:
No.
metes
a Kamisha en la cabeza que no tiene que regresar a casa.
Sheila responde a mi apoyo y cuestiona a su madre directamente. ABUELA: No, creo que Kamisha ya tomó su decisión. Kamisha está
sentada ahí mismo, ella puede decírtelo, nunca le dije que no regresara a tu casa. SHEILA: No dije que trataras de meterle esa idea en la cabeza. Simplemente pienso que así funciona. Creo que cuando el Departamento de Servicios Sociales me quitó a Kamisha, hasta tú me dijiste: "No la vas a recuperar nunca" ABUELA: Porque nunca lo intentaste. SHEILA: ¿Nunca lo intenté, Ma? No es cierto. Lo que pasa contigo es que tú tenías tu punto de vista sobre lo que creías que yo debía hacer. Luego el Estado tuvo su punto de vista sobre lo que yo debía hacer. Hice lo que el Estado me ordenó. ABUELA: Bueno, Sheila, por eso te la quitaron, ¿sí?
DR. MINUCHIN: ¿Qué lo impediría? ABUELA: El
estilo dé vida de mi hija. DR. MINUCHIN: ¿Crees que debería cambiar? ABUELA: Creo que ha dejado pasar tanto tiempo que Kamisha está totalmente dañada. DR. MINUCHIN: Pero estás creando una caja de cemento, ¿te das cuenta? Estás creando una situación en la que tú estarás dentro de esa caja. ABUELA: Bueno, no estoy tratando de detenerla. Usted me pidió mi opinión personal y le estoy diciendo cómo veo la situación. Otra vuelta alrededor del mismo círculo. Sin embargo, introduzco un nuevo elemento: cuestionar a la abuela por su propio bien. DR. MINUCHIN: Pero quiero ayudarte, porque creo que tú no te ayudas. Y
el problema es que sabes que estás estresada y sabes que necesitas ayuda.
Otra vuelta al mismo círculo, pero ahora incluye al Departamento de Servicios Sociales. Miles de niños que están en el sistema de cuidados de crianza quedan atrapados en este tipo de círculo destructivo. No digo que no pueda llevarse a Kamisha. La pregunta es: ¿Kamisha está dispuesta a ir?
ABUELA:
La abuela está insinuando a la nieta que debe rebelarse contra su madre y quedarse con ella. Me preocupas. No solo eres responsable, sino terca. No, no soy terca, Lo que quiero es devolverle a Kamisha. SHEILA: Ni siquiera lo intentas. Porque sigues creyendo que no hice nada para recuperar a mi hija. Eso es lo que le metes en la cabeza. Y por eso ella cree que nunca intenté recuperarla. Y esomo es verdad. DR. MINUCHIN: ABUELA:
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ABUELA: Niegas la
realidad. SHEILA ¿Cómo puedo negar la realidad, Ma? ¿Qué estoy negando? ABUELA: Quiero decirte que tu estilo de vida es pésimo, Necesitas cambiar, ¿entiendes?, y recuperar a tu hija. -
Otra vuelta alrededor del círculo. Me quedo al margen de su danza, pero insisto una y otra vez en que la abuela necesita ayuda, que está cansada, que puede sufrir un colapso. Es una intervención que aumenta en intensidad a causa de la repetición. Sin embargo, también desvía la atención de la irresponsabilidad de Sheila y la centra en las necesidades del abuela. La cuestión es, una vez más, que hasta que tú creas que estoy lista, no recuperaré a Kamisha. DR. MINUCHIN [al terapeuta]: Aquí tenemos una maravillosa famiha con hábitos muy destructivos. Y necesitan ayuda. [A Sheila]: Creo que tu madre se acostumbró mucho a ser la madre de tu hija. Y es algo que ha hecho, porque lo hace muy bien. Al mismo tiempo, eso alejó un poco a tu hija de ti. No creo que sea sencillo que recuperes a tu hija. Por tanto, la pregunta es: ¿cómo puede suceder eso? ¿Cómo pueden resolverlo? KAMISHA: Entiendo lo que dice, pero siento que, básicamente, lo que el Departamento de Servicios Sociales le pidió a mi madre es que dejara de fumar mariguana, que consiguiera un trabajo y que se hiciera cargo financieramente de mí; eso fue lo que le pidieron en esencia. [A su madre]: Pero luego conseguiste trabajo y no viniste por mí; dijiste que yo no quería estar contigo. SHEILA:
Otra vuelta, pero .esta vez Kamisha y el Departamento de Servicios Sociales mantienen el patrón. DR. MINUCHIN: Aguarden un momento, no hay solución. Están em-
peñadas en lo mismo. [A la abuela]: Todo el mundo sabe que puede arrancarte un pedazo del corazón y,que ahí estarás para darle apoyo. Saben que pueden contar contigo.
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A estas alturas sé que la familia puede mantener el mismo patrón eternamente; por tanto, insisto en que nos centremos en las necesidades de la abuela. ABUELA: Ah, eso ya lo sé. Se aprovechan de mí.
Necesitas ayuda. ABUELA: Sé que necesito ayuda... ¡Necesito ayuda ya! DR. MINUCHIN: Por supuesto. [A Sheila]: Tu madre no sabe que está llegando al límite de sus fuerzas. Tienes que ayudarla. Su vida familiar es un caos. Se ocupa de tu hija. Necesita ayuda. ABUELA: Ah, vaya que si lo sabré. Le ruego a Dios. DR. MINUCHIN: Yo también estoy rogando. Ruego, Sheila, que tu madre acepte tu ayuda. DR. MINUCHIN:
Repito mi mantra. La abuela necesita ayuda, pero ahora agrego un nuevo detalle; Sheila puede y debe ser la curadora. Esto se contrapone a la ideología familiar, que insiste en la incompetencia e irresponsabilidad de Sheila. Es lo que le digo todo el tiempo. Pero no te cree. ABUELA: Porque no me ha visto tendida en una cama o en el manicomio. Hasta entonces no se dará cuenta. DR. MINUCHIN: Ella cree que le dices a Kamisha que su madre es una buena para nada. ABUELA: Miente. Por supuesto que no. DR. MINUCHIN: Eso es lo que ella cree. ABUELA: ¿Puedo hacerle una pregunta? DR. MINUCHIN: Sí, querida. ABUELA: A los 52 años, con la vida que he tenido, dígame por qué querría pasar el resto de mi vida cuidando a la hija de mi hija. Dígame por qué. DR. MINUCHIN: Porque no eres sensata. Esa es la razón. ABUELA: No es por eso. Quiero que mi hija tenga de nuevo a su hija. Pero cada vez que hago el intento por conseguir que esto ABUELA:
DR. MINUCHIN:
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suceda... Ha de recordar que los tribunales tienen que ver en este caso y que el Departamento de Servicios Sociales también está implicado._ DR. MINUCHIN: Los tribunales y el Departamento de Servicios Sociales; qué van a saber ellos_ ABUELA: Estoy totalmente de acuerdo con usted cuando dice que la única persona que puede ayudarme es mi hija. Estoy totalmente de acuerdo. Ella es la única persona que puede tomar la iniciativa y hacer lo que tiene que hacer en su situación y ayudarmé a salir de esta caja en la que estoy.
Desde luego, este seguimiento es muy breve, pero es evidente que el terapeuta hizo buen uso de los lineamientos de la evaluación. La caja que la familia está tratando de abrir es compleja. Además, la mantiene la posición irresponsable que ocupan los hombres, en comparación con la que ocupan las mujeres, en la cultura de la pobreza, así como la intervención miope de las autoridades encargadas de velar por el bienestar de los niños. Dudo mucho de que fuerzas políticas reparen la espiral descendente de esta familia.
Es posible que algunos lectores piensen que estoy dirigiendo a la familia hacia una meta que elegí sin darles la oportunidad de expresar sus reservas, y en ese sentido estarían en lo cierto. Sin embargo, una evaluación (a diferencia de un diagnóstico) es una exploración de las posibilidades de la familia, de las alternativas que los miembros de la familia pueden activar si las circunstancias cambian. Los últimos comentarios de la abuela dejan entrever que es factible que surjan nuevos patrones. DR. MINUCHIN: ¡Maravilloso! Llegamos a un acuerdo. Ahora bien, ¿le permitirás que te ayude? Sheila, tu madre te necesita. Siempre te ha mentido cuando dice que puede hacerlo todo. No es cierto. Ya.no puede a estas alturas. Necesita tu ayuda. ABUELA: Sí. Solo quisiera que mi hija aceptara su consejo; yo voy a seguirlo, porque creo que lo que usted dice es verdad. [Todos se estrechan la mano y salen.]
Colofón Por supuesto, la sesión no terminó como parece. Hicimos un seguimiento breve. El terapeuta me contó que, en la siguiente sesión, la furia estalló contra él. Pero para la segunda semana, Kamisha se había mudado a casa de Sheila y un mes después empezaron a explorar cómo podían destruir la caja.
Marco terapéutico Organización familiar En los Estados Unidos, la forma familiar de tres generaciones se observa con mayor frecuencia en la cultura de la pobreza y casi siempre es matriarcal. Muchas de estas familias están formadas por mujeres acostumbradas al entrometimiento y control de los servicios sociales, en tanto que sus hombres están desempleados o huyen de las responsabilidades de criar a los hijos que engendraron. Sin embargo, esta forma familiar es, de hecho, una de ias más comunes de organización familiar en todo el mundo. Aparece en todas las culturas que devalúan a las mujeres. La represión de las mujeres puede adoptar la forma extrema de lapidación, o, simplemente,. borrar su.presencia con el uso obligatorio del chador. La organización de las familias matriarcales (familias de abuelas, sus hijas o sobrinas y los hijos de estas) es una respuesta económica a la necesidad de sobrevivir con recursos financieros muy escasos. También es resultado de una organización social que engendra más responsabilidad y capacidad para hacer frente a la adversidad en las mujeres que en los hombres. Aptitudes limitadas, salarios desmoralizantes, ausencia de empleos urbanos, altos índices de encarcelamiento, discriminación.en el empleo (¿alguien despierta más sospechas que los jóvenes ne-
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gros?) y, desde luego, el atractivo de la delincuencia callejera conspiran para hacer que las familias sin padre abunden en los barrios marginados. Es muy probable que el lector esté enterado de la cantidad creciente de indicios que apuntan a que los hijos de familias de madres solteras enfrentan riesgos mayores. Los niños pueden superarlo, y lo hacen todo el tiempo, pero como son pobres, contar solo con la madre duplica el grado de desventaja. Aunque es deseable un padre fuerte y solidario, una madre y un padre no son la única alternativa para una familia monoparental. La familia de tres o cuatro generaciones dirigida por una mujer puede ser un ambiente sano en el que las mujeres adultas se ofrezcan apoyo mutuo. Por desgracia, los trabajadores de servicios sociales tienden a pensar que estas familias son disfuncionales e insisten en que lo normal es la familia nuclear, sin darse cuenta de que la familia nuclear es algo relativamente nuevo en la civilización occidental. Cuando un terapeuta trabaja con familias cuyos miembros han perdido autoridad como consecuencia de su larga relación con los servicios sociales, debe recordar que se les ha restringido a definiciones limitadas del yo y el yo en relación, así como las posibilidades de explorar otras formas de autodefinición y funcionamiento con los demás. Con las Wilson, desde el principio cuestioné la opinión del departamento de servicios sociales acerca de que Sheila era una manzana podrida, así como la alianza que el Pss había establecido con la abuela en esta definición de la hija.
lo hacen: para fastidiar a su madre. Sin embargo, haber sido la oveja negra de la familia también fue producto de haber buscado amor y aceptación fuera de la familia. A Sheila le gustaría recuperar a su hija, pero, para ganar ese derecho, tendrá que superar la reputación que tiene en el departamento de servicios sociales, la tendencia de su hija Kamisha a apartarla y la falta de confianza de su madre. Necesita mucho apoyo. Kamisha, a los 15 años, está a punto de convertirse en madre adolescente. Quedará atrapada en varios roles contrapuestos que confundirían casi a cualquiera. Será madre, hija y nieta y, de algún modo, tendrá que desempeñar estos diferentes papeles sin permitir que uno se imponga a otros. Como nieta, tendrá que aprender a conseguir el apoyo de Sara sin faltarle al respeto a su madre. Como hija, tendrá que aprender a confiar en su madre. Y como madre, necesitará establecer un equilibrio entre pedir ayuda y no rehuir sus propias responsabilidades. Todas consideran que Sara, la abuela, es la fuente de protección y toma de decisiones ejecutiva, y ella no encuentra alternativa a esta forma de ser. Se queja de estar agobiada, pero tiene problemas para ceder el control. Se podría decir que la hija, Sheila, le ha dado buenas razones para no confiar en ella. Sin embargo, la irresponsabilidad de Sheila y la falta de confianza de su madre son circulares. Es difícil confiar en una hija que descuida a sus hijos, pero también es difícil actuar de manera responsable cuando la gente no confía en uno. Por alguna razón, los hijos no crecen y maduran hasta que sus padres los respetan y aprecian.
Perspectivas individuales Estrategias de intervención Sheila, a quien el sistema judicial tachó de negligente, tenía antecedentes de discriminación en su propia familia a causa de que su color de piel era más oscuro. Por tanto, su rebelión se alimentó en parte del resentimiento. Es difícil ajustarse al orden esperado de las cosas, cuando este te ha dado un revés que casi te tira los dientes. Sheila se rebelaba en parte por la misma razón que la mayoría de los jóvenes
El objetivo de esta consulta fue explorar una nueva organización familiar que incluyera a Sheila como participante en el cuidado de su hija. En lugar de oponerme al control matriarcal de la abuela, me alineé con ella y destaqué el costo personal que tendría para ella no querer soltar las riendas. El objetivo no fue excluir a la abuela, sino
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crear un equipo. (El reto estructural para familias monoparenta les es el mismo que para las familias en las que los dos padres están presentes: la dducación y la crianza de los hijos es un trabajo muy exigente para cualquiera.) Con este fin, intervine y apoyé a Sheila, y apoyé también la parte de la abuela que quería abandonar el papel de cuidadora. Como en la obra de Pinter, ayudé a incrementar la capacidad de decisión de Sheila y apoyé que la abuela aceptara sus propias limitaciones.
hija adulta adoptó una forma interesante: no la defendí, sino que le di espacio para que ella misma se defendiera. Si ella no hubiera podido defenderse en la sesión, habría sido necesario darle más apoyo. Pero en este caso le demostré respeto al permitirle pelear su propia batalla. Cuando intervine para apoyarla, no fue con elogio condescendiente, sino para decirle que su madre estaba cansada y necesitaba ayuda. Sara y Sheila tienen mucho de qué hablar. Varias veces en estas dos sesiones, el equipo compuesto por la abuela y la nieta criticó el estilo de vida de Sheila. Parte de lo que posiblemente hablaban puede ser, en efecto, irresponsabilidad, como fumar mariguana en exceso, pero otra parte es prerrogativa de un adulto, como elegir a sus amigos. Para que Sheila y su madre establezcan una relación de respeto mutuo, ambas tienen que manifestar lo que piensan sobre estos y muchos otros asuntos. Lo que se logró en esta sesión fue el principio de dicho proceso.
Técnicas Como anciano, pude acercarme y adoptar una postura protectora con Sara, tocarle el brazo, llamarla querida, funcionar como su mayor. Mi postura fue jerárquica, páp benigna. Mis cuestionamientos estuvieron teñidos de humor y los planteé como si fueran del conocimiento público, por lo que sonaron sabios. Utilicé muchas expresiones de preocupación por la capacidad de la abuela para continuar funcionando a ese ritmo, y en muchas ocasiones indiqué que necesitaba ayuda. Esta repetición creó la intensidad necesaria para ayudar a la familia a romper hábitos de mucho tiempo. Uno de los desafíos en este caso, como en toda familia en la que hay una persona central poderosa, fue cuestionar el statu quo sin alienar a la jefa de familia. Demostré respeto por Sara, la matriarca, pero no acepté por completo sus opiniones. Ante dos generaciones en discordia, como Sara y Sheila, el terapeuta podría sentirse tentado a tomar partido por una de ellas, o, por temor a ello, quedarse al margen y no comprometerse con nadie. En este caso, ayudé a romper el impasse porque no acepté el estancamiento tal como se presentó, sino que introduje nuevos elementos para ayudar a las dos generaciones a ver su postura bajo una luz ligeramente diferente que les posibilitaba llegar a un acuerdo. Por consiguiente, la abuela no es nada más Controladora, es "sumamente responsable" y "lleva el peso del mundo sobre sus hombros". Y no solo es responsable, sino obcecada. Mi apoyo .a la
NOTAS 1. Colapinto, J., 1995, "Dilution of family process in Social Services: Implications for treatment of neglectful farnilies, Family Process, 34, pp. 59-74.
CAPÍTULO
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Tratamiento en residencia por drogadicción y la familia
Titubeé para incluir estas sesiones con los McLaren, porque no creo haber hecho un buen trabajo con esta familia, en especial én laque se refiere a los cuestionamientos que le hice a la señora McLaren. Como casi todos los expertos, quise presentar mi mejor trabajo. Así es la vanidad de la vejez. Sih embargo, luego pensé que tal Vez sería útilque estudiantes y colegas, que sin duda cometen su propia cuota de errores, observaran algunos de los errores de un maestro experimentado. Este capítulo y el anterior demuestran dos lados de la danza terapéutica: 1) una buena unión, en comparación con una mala, y 2) la capacidad de trabajar bien en proximidad, en comparación con perder la perspectiva y dejarse atrapar por la dinámica de la familia. Peter y David McLaren no eran precisamente lo que uno esperaría cuando piensa en personas que han luchado contra la drogadicción durante años. Acepté reunirme con ellos y sus padres a petición del terapeuta de rehabilitación de David, a quien le preocupaba que, aunque en ese momento David estaba logrando avances en el programa, pudiera recaer si volvía a su hogar, como ya había ocurrido con él y su hermano muchas veces. Me reuní con la familia en una institución para drogadictos en Florida, de la cual soy consultor. Cuando saludé a la familia en la sala de espera, sabía que el público detrás del espejo unidireccional estaba formado por terapeutas especializados en rehabilitación que
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no estaban muy de acuerdo que digamos con la idea de incluir a la familia en esa etapa de la recuperación de un drogadicto. Por otra parte, tanto David, de 16 años, como su hermano Peter, de 18, se veían perfectamente a gusto con la situación. David, que lucía una camisa azul de vestir y pantalones caqui, y Peter, vestido con suéter gris de cuello de tortuga y pantalones de pana, parecían un par de estudiantes de bachillerato que acudían a la entrevista de admisión a la universidad. Los padres, Mike y Allison, se veían un poco menos cómodos. Me saludaron de manera formal y se mostraron un poco aprensivos respecto de lo que podría depararles esta reunión. Cuando entramos en el consultorio, el señor y la señora McLaren se sentaron junto a mí. David se sentó hacia uno de los lados. Peter tomó asiento en el otro extremo de la habitación.
DAVID: Sí, cuando tenía trece o catorce años me volví adicto a las drogas, y eso no me ayudó. Esto, empecé a consumir drogas con Peter, y él entraba y salía de la cárcel, estaba y no estaba en casa, iba y venía. DR. MINUCHIN [a Peter]: ¿Estuviste en la cárcel? PETER: Ah, sí. He estado en muchas cárceles, por todas partes. DR. MINUCHIN: ¿Cuánto tiempo estuviste ahí? PETER: Estuve en la cárcel varias veces. La más larga fue de cuatro meses y medio. Pero uno se adapta muy pronto, ¿sabe? DR. MINUCHIN: No, no sé. PE'rER: Me adapté muy pronto a eso... porque, usted sabe, está muy estructurado. Todo se hace con un horario. Pasar mucho tiempo a solas es bueno, creo yo, y cuando uno está en una situación así, creo que empieza a usar la mente de diferentes maneras.
DR. MINUCHIN: ¿Quién quiere contarme de la familia? David y Peter intercambiaron miradas. PETER: Supongo que David.
PASO LINO: abrir el motivo de consulta DAVID: Supongo que el principio es un buen punto de partida. Desde que tenía unos once años, Peter ha estado fuera, en programas. Mis padres trabajaban mucho. Estuve solo mucho tiempo en la casa, aislado durante años. No entendía en realidad qué estaba pasando. No hubo ningún cambio radical, no hubo una muerte trágica en la familia, ni un trauma insuperable. Creo que casi todos mis problemas venían de lo que elucubraba en mi propia cabeza. DR. MINUCHIN: ¿Un diálogo contigo mismo? DAVID: Sí. PAPÁ [interrumpiendo]: Sin embargo, creo que debes decirle al doctor por qué necesitas trabajar, porque no creo que él lo sepa..
David y Peter presentaron narraciones ensayadas; era evidente que se habían entrenado en la fábrica de monólogos que produce la terapia individual para drogadictos. Son discípulos intrapsíquicos: dos jóvenes brillantes que usan el lenguaje new age para explicar una vida que discurre en círculos. Peter presenta una reciedumbre que seguramente le fue muy útil en las diferentes instituciones en las que estuvo en los últimos cuatro o cinco años. Y me recordó la imagen de Alex, el protagonista sociópata de la película Naranja mecánica, dándose ínfulas de caradura. DR. MINUCHIN [a los padres]: ¿Cómo fue la experiencia para ustedes? PAPÁ: Traumática. MAMÁ: Sí, fue traumática. La primera vez, la segunda, la tercera... PAPÁ: Y todas las otras veces desde entonces. Ha sido muy traumático. DR. MINUCHIN: Los chicos hablan como si fueran huérfanos. Hablán de sí mismos como si vivieran aparte en su propio mundo. ¿Por qué lo hacen? PÁPÁ: Yo también lo he notado en los últimos años. Hay un ellos y un nosotros.
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DR. MINUCHIN: Viven con ustedes, pero ustedes no son parte de ellos. ¿Por qué ven así a la familia? Para mí, es muy impactante. MAMÁ: Bueno, creo que porque están en recuperación y esa parte del proceso de recuperación es muy introspectiva.
Es mi primer cuestionamiento del adoctrinamiento que ha recibido esta familia: que la adicción es un problema individual, que debe tratarse en el ámbito individual, y que los padres no deben interferir.
Me molestó el tono desenfadado de la respuesta de los padres. Había cuestionado a la familia y a las instituciones que trataban a sus hijos como seres humanos descontextualizados. Pensé que habían adiestrado a los padres para aceptar la impotencia.y me pregunté si podría ayudarlos a recuperar su sentido de respeto hacia sí mismos y su competencia. Quizá mi enojo contra la institución se extendió a mi cuestionamiento a los padres. No estoy seguro de que esto tenga que ver con el poder. Es solo que cuando hablan de nosotros, me doy cuenta de que para ellos estamos allá, ocupándonos de nuestros asuntos, y estos muchachos viven en su propio mundo. No es sorprendente para nosotros en absoluto. DR. MINUCHIN: ¿Por qué no les sorprende? PAPÁ: Pues por todo lo que hemos pasado. Simplemente el hecho de que Peter haya estado alejado de la casa. Estuvo internado un año en un programa cuando tenía 14 años, lejos de nosotros, y David no pudo crecer con él. No queríamos que Peter saliera de nuestra casa. Nos sentimos terriblemente mal, era demasiado joven... muy pequeño. Pero las circunstancias eran tales que no podía quedarse en casa: era un peligro para David, nosotros no podíamos estar ahí todo el tiempo y pensamos que era lo único responsable que podíamos hacer. DR. MINUCHIN: ¿Qué te hizo sentir que no eras un padre eficaz? PAPÁ: Pues yo diría que cuando dejé de tener influencia en él; esto habrá sido probablemente cuando Peter tenía 13 años, cuando entró en la secundaria. Todavía sentía que mi autoridad paterna valía con David, pero tenía muy poco efecto en Peter. Aunque creo que, de hecho, yo tenía más efecto en Peter que su madre. Parecía que la había excluido de su vida por completo. DR. MINUCHIN [a la madre]: ¿Qué opinas? MAMÁ: No soy eficaz. Peter era muy violento y teníamos muchos problemas con su comportamiento. Lo de las drogas empezó después. DR. MINUCHIN: ¿Qué edad tenía Peter cuando empezó a ser violento? PAPÁ:
Ambos padres presentan una visión desconcertante del fenómeno de alienación de sus hijos. Habían notado que stis hijos no parecían tener ninguna relación con ellos y esperaban que el terapeuta les explicara por qué sucedía así. ¿Le sorprende que trabaje en mí mismo? DR. MINUCHIN: Lo que me sorprende es que tus padres no sean parte del proceso de crecimiento... en tu descripción. PETER: Estoy de acuerdo. Creo que desde muy temprana edad, usted sabe, en retrospectiva, mi hermano y yo hacíamos lo que nos parecía. Ya fueran las drogas o los problemas en los que nos metíamos; además, en esa época la familia no funcionaba bien, lo que significa que, bueno, éramos dos niños que no permitían que nadie los criara y no aceptaban la autoridad de las figuras parentales en el proceso de crecimiento. DR MINUCHIN: Un momento, un momento. Hablas como psicólogo. PETER:
El lenguaje de Peter deja traslucir años de adoctrinamiento. [a los padres]: ¿Qué respuesta tienen a la forma en que Peter hablóde ustedes? Porque está hablando de ustedes. PAPÁ: No nos pareció nada extraordinario. Quiero decir, así es como él se refiere a... hay mucho de ellos y nosotros. Así ha sido desde hace tiempo. DR. MINUCHIN: Ellos y nosotros significa que ustedes no tienen poder. DR. MINUCHIN
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MAMÁ: Diría que los problemas de conducta fueron aumentando
poco a poco a lo largo de su niñez, pero, violento, yo diría que alrededor de los 13 años.
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David, empecé a oír tu descripción de ti mismo como si no fueras parte de la familia, y luego Peter reforzó esa sensación de no formar parte de lá familia, y eso me impacto mucho.
DR. MINUCHIN: ¿Con quién era violento?
Mientras los padres hablan del comportamiento de Peter como si fuera obra de demonios interiores, insisto en señalar que su conducta era relacional: "¿Con quién era violento?" Su hermano, yo, la casa, era muy destructivo en la casa, rompía cosas, las pateaba y las arrojaba. PAPÁ: Sus problemas de conducta empezaron, diría yo que... bueno, notamos que algo andaba mal quizá a los cinco o seis años, porque teníamos muchos problemas para disciplinario en casa. DR. MINUCHIN: ¿Quién tenía más dificultades? MAMÁ:
Cuando los padres se refieren a sí mismos como un equipo ("notamos", "teníamos problemas"), a menudo lo que tratan de ocultar son sus diferencias. Las preguntas sobre la influencia relativa ("¿quién tenía más dificulfades?") buscan conflictos en la manera de responder a los hijos, y la disposición (o falta de disposición) a admitirlos. Una vez más, enfoco el comportamiento como algo relacional. PAPÁ: Creo que más omenos por igual, porque una vez que empezó a ir a la escuela de tiempo completo, los dos lo veíamos más o menos el mismo tiempo. Yo trabajaba en el turno de la noche, por lo que me hice cargo de ellos desde que Peter tenía seis semanas. Allíson se iba .a trabajar y yo los cuidaba durante el día. Era el principal cuidador.
PASO DOS: señalar las interacciones que mantienen el problema DR. MINUCHIN la los padres]: Lo que quisiera explorar con ustedes es su falta de poder... para guiar, su poder para amar y ayudar.
Aunque las sesiones con familias de adictos por lo general se centran
en el adicto, quise explorar por qué los padres suponen que no tienen ninguna función en la crianza de estos dos muchachos. PETER: ¿Por qué le impacta? DR. MINUCHIN: Porque no puedo entenderlo. [A los padres]: La profesión de la salud les ha hecho daño, porque los veo y ustedes me obligan a desviar la vista y centrarme en la salud de sus hijos. Les ayudaron a convertirse en detectives de los problemas de Peter. No de la manera en que ustedes han bailado con él, sino en el baile que él ejecuta solo, como si fuera un derviche. PAPÁ: Como si diera vueltas y vueltas él solo en un rincón... DR. MINUCHIN: Trato de explorar cómo fue que estos dos niños llegaron a sentir que ustedes no eran parte de ellos, o por qué rechazaron que ustedes fueran parte de ellos. PAPÁ: Es una buena pregunta. No... no lo sé. Son muy rudos e insensibles, hablan mucho de delitos y drogas, y Allison y yo solo nos rascamos la cabeza, como preguntándonos de dónde salió todo eso. Eso es a lo que me refiero cuando hablo de mundos diferentes, son como extraños. DR. MINUCHIN: Parte de esto viene de ustedes.
Empezamos una polémica terapéutica en la que insisto en ver a la familia corno un sistema social en el que las personas se afectan truz-: tuamente, y los miembros de la familia responden a una recitación' de la dinámica intrapsíquica de los hijos. Creo que más adelante esta polémica me superó y traté de convencerlos, y cuando los miembros de la familia no se mostraron muy convencidos, insistí. Sin embargo, en este momento de la sesión no estaba consciente de este proceso. Pensé que solo sosteníamos una conversación terapéutica.
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DR. MINUCHIN: Y otra parte se debe a los centros en residencia. Son una escuela y les enseñan a los chicos sobre la vida. Pero una parte viene de ustedes. Me gustaría ver si pueden aprender a ver la parte de ustedes que ellos no ven. MAMÁ: Tiene toda la razón. DR. MINUCHIN [a la madre]: Habla con ellos sobre ese sentimiento que tienes de sentirte completamente rechazada por ellos. MAMÁ: En realidad, no sé qué decir. DR. MINUCHIN [indicando al padre]: Habla con él.
El "no sé qué decir" de la madre es parte del comportamiento aprendido de esperar que el terapeuta conozca la respuesta. Mi respuesta es pedir a la madre que busque el apoyo de su esposo. PAPÁ: Sé que no sabes... y yo tampoco sé... ya lo hemos hablado. DR. MINUCHIN: Si dices que tampoco sabes, no la ayudas, y ella te está pidiendo ayuda. MAMÁ: Pero es una respuesta que hemos buscado desde hace mucho. DR. MINUCHIN: Pero todavía no ven. Tienen una historia compartida. ¿Cuánto tiempo han estado casados? PAPÁ: Veinte años. Hemos estado juntos 27 años. DR. MINUCHIN: Entonces se conocen bien. Y si ella dice que no sabe qué ocurrió, tú necesitas ayudarla. Mírala y trata de decirle por qué Peter cree que no puede hablar con ella. Por qué no la ve como alguien con quien puede relacionarse y hablar, alguien con quien puede compartir bromas y gustos. PAPÁ [a la madre]: Creo que lo que pasó entre ustedes dos fue que no supimos. cómo sobrellevar lo que él hacía. Era algo tan alejado de nuestra vida y experiencia que no creo que ninguno de los dos estuviéramos preparados para manejar lo que pasaba. Tropecé en mi camino y tú tropezaste en el tuyo. Pero creo, en :términos de lo que ocurrió, que ambos lo manejamos lo mejor que pudimos.
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Siento que mis intervenciones se disiparon detrás de una cortina de análisis insustancial en el que el padre se niega a ver con nuevos ojos lo que sucede en la familia. DR. IvIINUCHIN: Eso no ayuda en nada. Puede ser una descripción fiel, pero no ayuda.
Aunque el esposo responde a la pregunta de su esposa, hay algo elocuente pero insincero y familiar en su explicación de observador distante, y busco la forma de incomodarlo con su negativa a asumir responsabilidad por su participación en los problemas de los hijos. El segundo paso se relaciona con la pregunta: "¿En qué sentido colabora para mantener la conducta del portador del síntoma?" Y mi empeño es infructuoso. PAPÁ: No sé cómo profundizar en esto. Es difícil, no me gustan las confrontaciones y trato de evitarlas. DR. miNucHiNf Y no ayudas. PAPÁ: Es un recurso para hacer frente a la adversidad y no lo tengo. DR. MINUCHIN: No, eso es no querer ayudar. [A la madre]: Él dice que no puede disentir, que no puede cuestionar, y te deja trastabillando en tu propio mundo. PAPÁ: En realidad, eso es cierto. Nunca he disentido de ella. DR. MINUCHIN: ¿Por qué? PAPÁ: Porque creo que los padres deben presentar un frente unido ante los hijos. DR. MINUCHIN: Pero mira lo que sucedió. DAVID: Lo que nos estás diciendo es que tú nos ayudas a construir nuestros muros, porque levantaste esta pared tan obvia que es impenetrable.
David se convierte en mi coterapeuta, cuestiona a su padre para que entienda que sus actos influyen en la conducta de sus hijos. Esto inicia un proceso en el que los dos chicos se centran en la conducta de los padres. Esto es lo contrario a lo que sucede en sus sesiones habituales, que predominantemente se centran en Peter y en David.
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PAPÁ: Fue una reacción a lo que nos estaba golpeando. DAVID: Ustedes ocultan sus sentimientos y salen con esa basura intelectual mientras yo expongo los míos. Como si todos tuviéramos que ser intelectuales, literales y hablar con propiedad, y... yo soy lo contrario. DR MINUCHIN: Describes a tu padre bastante bien, pero no sé... ¿Qué dijiste de tu madre? DAVID: Dije que mamá es muy controladora. Por ejemplo, siempre tiene que conducir. Tiene este tic nervioso que no permite que nadie más conduzca el auto más que ella y eso es solo un ejemplo de lo que es el control para ella. PEEEK: Tiene manía por el control. DAVID: Es como si dijera: "Yo tengo el control y tienen que aceptarlo". ¿Sabe?, es como un control descarado. DR. MINUCHIN: Peter, cuando eras niño, empezaste a enojarte y a pelear con tu madre. ¿Peleabas contra ese aspecto de ella? PE:1ER: Por supuesto que sí. Porque creo que, en muchos sentidos, somos iguales. Por eso, si ella trata de controlar algo y yo trato de controlar algo, eso provoca un choque; según yo. DR. MINUCHIN: Tu pádre observó eso y ¿no dijo nada? DAVID: Creo que su respuesta fue, como dijo, estar de acuerdo con mi madre porque cree que los padres deben presentar un frente unido. DR. MINUCHIN: Entonces no ayudó. PETER: Lo he oído decir eso varias veces... DR. MINUCHIN: Creo que tanto tú como tu madre necesitaban que alguien los ayudara a darse cuenta de que lo que hacían era destructivo. PAPÁ: En verdad no creo que hubiera podido. Cualquier tipo de crítica constructiva que se les haga se pierde por ese aspecto controlador. Si hubiera tenido una opinión distinta o hubiera tratado de llevar a uno de ellos en otra dirección, no habría importado. DR. MINUCHIN: Cuando viste que Allison estaba equivocada, ¿por qué estuviste de acuerdo con ella, si estaba equivocada?
PAPÁ: No sé si estaba equivocada. DR. MINUCHIN: Pues sí, estaba equivocada... cuando Peter tenía cinco años y ella y él entablaron esta lucha de poder. Actuó mal porque ella era una mujer adulta y él un niño. Sé equivocó y tú te diste cuenta. ¿Cómo podías decir que estabas de acuerdo con ella? PAPÁ: Creo que la forma en que lo manejé es mi manera de hacer las cosas. Muchas veces ella me decía que la pasaba por alto, porque era como un minimizador. DAVID: Bueno, Peter estaba en la cárcel y, eh, yo tenía la nariz escoriada, y ustedes discutían sobre los niveles de los precios en los barrios y los bienes inmuebles. PAPÁ: La vida tiene que seguir... DR. MINUCHIN [al padre]: No creo que lo estés oyendo. PAPÁ: Quiero saber qué es lo que no estamos diciendo que les hace pensar que no tenemos idea de nada. ¿Qué pasa? ¿Por qué creen que no estábamos ahí? DAVID: Estaban ahí físicamente, pero en realidad no estaban. Yo siempre me quedaba relegado al fondo. MAMÁ: Lo admitimos... es verdad. DR. MINUCHIN: Tienen dos hijos que no solo son brillantes, sino también observadores, y son muy críticos; ustedes son su foco de atención y crítica. ¿Cómo funciona eso cuando les salen con observaciones sumamente perspicaces?, ¿qué pasa entonces? MAMÁ: Es agotador. PETER: No los desafié: Creo que, en cuanto se refiere a intensidad, esta sesión de hoy, cuando el doctor Minuchin centró la atención en mis padres y trató de lograr que se comunicaran entre sí y dijo que mi papá no ayudaba, la veo como si poco a poco estuviera derribando ciertos muros y generando más desafíos. PAPÁ: ¿Para nosotros, o para ustedes? PETER: Para ustedes. No hemos llegado a mí todavía. No sé cómo vaya a resultar eso. Lo veo con ustedes, cuando él dijo que no ayudaban. Creo que pueden intelectualizar una situación, como si siguieran un guión, y hacer que parezca agradable,
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pero cuando vienen aquí y salen con una respuesta a algo sobre cómo piensan o pensaban sobre la situación, él les dice: "eso no ayuda" PAPÁ: Bueno... ese es su trabajo. PETER: Creo que te estás poniendo cada vez más tenso. Por una vez,
veo que tienes que pensar en una respuesta. No te sale con la facilidad acostumbrada y tal vez te hace sentir incluso un poco débil no poder soltar algo así como así. DR. MINUCHIN [al padre]: No has sido de ayuda. Si Allison tiene manía por el control y Peter también, los dos te necesitan [al padre], porque tú no eres un maniático del control, porque tienes esta capacidad de diluir.
Cuando trabajo con familias que tienen un hijo en tratamiento en residencia, siento la necesidad de cuestionar la alianza entre la institución y los padres en su enfoque exclusivo en los residentes y, por lo general, le doy.la vuelta a la situación al prestar atención a cómo se relacionan los padres con los hijos y entre ellos. Peter lo nota cuando comenta sobré la intensidad de la sesión. Para lograrlo, señalé en repetidas ocasiones, pero con suavidad, que el esposo no ha ayudado a la esposa cuando ella lo ha necesitado. Al mismo tiempo, el comentario de Peter ("No sé cómo vaya a resultar eso") es una novedad para él, acostumbrado como está a ser el centro de atención. Sin embargo, en retrospectiva, no me di cuenta de que me había aliado con los hijos en sus críticas a los padres, y que-los padres se sentían acusados de ser la causa de los problemas de sus hijos. PAPÁ: No la vby a confrontar. No creo que sea mi papel ni lo co-
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DR. MINUCHIN: Dices que eres dominante como si eso describiera
algo... lo que describe es tu rigidez. Tu esposo debería ayudarte a crecer, pero no lo hace porque tú le enseñaste que no podía.
Me disgusta la resistencia de la pareja, por lo que insisto en tratar de convencerlos de mi punto de vista. MAMÁ: No estoy totalmente de acuerdo. Acepto que definitivamen-
te tengo manía por el control, eso no lo discuto. Pero nuestra relación no es así. El resultado podrá ser así, pero la relación no. Tenemos mucha comunicación e intercambiamos ideas. Mike lee mucho y háce mucha investigación sobre diferentes temas y los analizamos. ¿No crees? PAPÁ: Sí, por supuesto. MAMÁ: Yo no diría que no me ayuda. Yo debería hacerme más res-
ponsable de cambiar. Pero la ayuda está ahí..., eso es lo que trato de decir. DR. MINUCHIN: Estoy casado desde hace muchos años. Sé lo que es una relación entre marido y mujer. Sé que ambos se cambian mutuamente. Si hubieran firmado un contrato que dijera que no se cambiarían uno al otro cuando se casaron, sería un contrato equivocado. Podría decir: "Soy dominante, pero Mike puede influir en mí". PAPÁ: Es verdad. DR. MINUCHIN: Y es patente que Mike posee habilidades que tú no tienes. En ese sentido digo que no te ayuda. PAPÁ: Creo que, como equipo, nos complementamos en el sentido de que ella es fuerte y yo tengo ese aspecto de minimizar, y eso me parece muy bueno.
rrecto. DR. MINUCHIN: Viste cosas en las que ella se estaba ahogando y no
la ayudaste. La pregunta es: ¿son un equipo? Ella necesita tener tu destreza para no responder emocionalmente. MAMÁ: Soy muy dominante. Tengo manía por el control... eso es muy cierto.
Sintiéndose enjuiciados, los padres se reagrupan, unen fuerzas para combatir mi empuje. Es evidente que no había logrado establécer una alianza con ellos, y respondieron a mis cuestionamientos como si los estuviera culpando de ser malos padres. En retrospectiva, creo que no tomé esto en cuenta ni reconocí el enorme trauma de azios.de ser los
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padres impotentes de hijos drogadictos. Debí haberme sumado a su sufrimiento. En lugar de poner en juicio la coalición entre ellos y las instituciones que velaban por sus hijos, me unía los hijos en contra de ellos. DAVID: ¿Cómo ha funcionado eso? Ay, Dios mío, siento como si estuviera leyendo un libro. PAPÁ: Bueno, creo que ella tiene que dejarme entrar... ustedes sa-
ben, tiene que dejarme entrar. DR. MINUCHIN: Creo que es un buen momento para, tomar un descanso. Lo que quiero hacer por la tarde es seguir trabajando con sus padres y pedirles a ustedes dos que sean el público.
Cuando terminamos la primera sesión, sentí que me había unido bien a los adolescentes y que había empezado a entablar un diálogo con el padre, pero que tendría que aliarme con la madre. Me irritaba la resistencia de ella a entablar tina conversación profunda. Lo que no entendí en ese momento es que me había integrado al sistema familiar que definía a la madre como una fortaleza inexpugnable, y que, sin advertirlo, me hábía unido a los tres hombres en una coalición para soslayar a la madre. Segunda sesión La familia regresó después de comer y se veía casi igual que cuando llegó por la mañana. Los chicos estaban relajados, y sus padres, en todo caso, parecían más formales y corteses.
PASO TRES: exploración del pasado centrada en la estructura DR. MINUCHIN: Allison, empezaré contigo. Te describes como una
persona que tiene una forma particular de ser. Eres dominante y maniática del control; son palabras muy fuertes para descri-
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birte. Sin embargo, también lo dices como si eso fuera lo que tú eres y eso no es verdad. Eres mucho más que eso. MAMÁ: Es verdad. DR. MINUCHIN: Es interesante que te centres en esa parte de ti. Bueno, lo que quiero saber es cómo adquiriste esos lentes en particular, es decir, cómo eras de niña y cómo te inculcó tu familia esta forma concreta de verte. ¿De acuerdo? MAMÁ: Sí, entiendo lo que dice. Creo que no era así de niña. En realidad, mi niñez fue común y 'corriente. Fui la menor de dos hijos; tengo un hermano que es dos años y medio mayor. que yo. Mi padre salía a trabajar y mi madre se quedaba en casa, eran un matrimonio típico de los años cincuenta, nada extraordinario. DR. MINUCHIN: Vamos despacio. Cuéntame un poco más de tu niñez. MAMÁ: Fue aburrida, ¿sabe? No hay nada sobresaliente. Éramos una familia típica de la clase media. DR. MINUCHIN: ¿Qué es tener manía por el control? ¿Qué significa eso? MAMÁ: Me gusta decidir cómo deben ser las cosas. DR. MINUCHIN: ¿Cómo es eso en tu relación con él [el padrel? MAMÁ: No lo sé en específico... controlo el dinero. Me gusta controlar el dinero. DR. MINUCHIN: Pero dices que te gusta controlar a Mike.
La'respuesta de Allison no es inusitada: "no hay nada que decir". Insisto, y ella se ve desconcertada. Luego de algunos intentos infructuosos, paso al presente y a la relación de los esposos. MAMÁ: No sé si me gusta controlarlo. PAPÁ: No creo que quiera controlarme, más bien creo que le gusta
controlar el resultado de las cosas. Por ejemplo, si discutimos por algo, me parece que muchas veces ya tomó una decisión al respecto y no hay nada que le haga cambiar de opinión.' No necesariamente quiere controlar lo que pienso, pero sí quiere
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controlar el resultado. Eso es una persona controladora: alguien que quiere controlar el resultado. Es muy difícil hacerla cambiar de parecer. MAMÁ: No, yo siempre escucho su punto de vista. PAPÁ: Pero no cambia [de opinión]. DR. MINUCHIN: Allison, como este conflicto fue muy importante en tu relación con Peter cuando era niño, necesitamos comprenderlo. Es evidente que algo relacionado con el área de control y la forma como lo estableces lo hizo un rebelde. ¿Cómo fue que Peter empezó a desafiarte como madre? MAMÁ: No lo sé en realidad, pero no creo que de niña... No, casi con toda certeza podría decir que no. ¿Crees . [al padre] que era controladora de niña? PAPÁ: La existencia diaria de tu madre es una lucha por el control. Y me di cuenta, con solo entrar en tu casa a los 15 años, que había alguien, tu padre, que tenía que irse a otra habitación porque no le gustaba que tu madre fumara, y tampoco le gustaban otras cosas. Tu madre tenía su propia existencia privada contigo. DR. MINUCHIN: ¿Mantenían una lucha de poder entre ellos? PAPÁ: Entre ellos, sí, no con los hijos, no lo creo. Pero entre ellos siempre hubo una lucha de poder, quién tenía control de la casa, quién iba a... MAMÁ [interrumpiendo]: No estoy de acuerdo. Mis padres tenían papeles muy claros y bien definidos. Mi padre era el que mantenía a la familia, aunque después, cuando yo estaba en secundaria, mi madré trabajó. Y mi madre se ocupaba de la casa. El padre, que fine novio de Allison desde que eran adolescentes, descri be una familia que no coincide con los recuerdos de Allison sobre su familia. Ella insiste en pintar una imagen en la que no había conflictos, pero esta "paz" se debía a que sus padres vivían en espacios separados. DR. MINUCHIN: Tu esposo está describiendo cosas importantes de tu familia de las que prefieres hacerte de la vista gorda. No me extraña que no sepas muchas cosas de ti misma.
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PAPÁ: Si, tiene la costumbre de restar importancia a las cosas. Hemos pasado por lo clínico desde hace muchos años y ella desesti ma su impacto. Es como si dijera: "¿Qué importa en realidad? Estamos tan alejados de esto en nuestra vida diaria; ¿qué importa?" DR. MINUCHIN [a la madre]: Estás en una cárcel. Una cárcel que tú misma creaste, pero no deja de ser una cárcel. Mike tiene la llave del calabozo en el que tú misma te encerraste, pero no la usa. Por desgracia para Peter, aprendió de ti [la madre] a pelear, a luchar, a controlar, y esa es su cárcel particular.
Utilizo con frecuencia la metáfora de la cárcel para describir la rigidez de la organización familiar. DR. MINUCHIN [al padre]: ¿Cuándo empezaste a contemplar la idea de que ella necesita control y decidiste no hacer nada al respecto? ¿Cuándo' empezaste a verla como una persona a la que no puedes cambiar?
Sigo cuestionando a Allison, pero trato de establecer una coalición con Mike. PAPÁ: En realidad no creo tener tanto poder como para cambiarla. DR. MINUCHIN: ¿Porque la consideras poderosa? PAPÁ: No, más bien porque yo no me considero muy poderoso y ella no me deja entrar. Cuando está tratando de controlar un resultado, no importa si estoy ahí o no. Y lo que he aprendido con el transcurso de los años es que eso no es importante. Mejor me aparto.
El tercer paso, explorar cómo el pasado organiza la forma presente de relacionarse, quedó de lado por la renuencia de Allison a mirarse con nuevos ojos; en cambio, nos hallábamos en el presente, en el que Mike describe cómo su esposa ha "dirigido" la propensión de él a evitar conflictos, y me siento frustrado por el rechazo de ella al desafío de exa-
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minar nuevas alternativas. Al mismo tiempo, creo que la sesión está sesgada y que todos los hombres (Mike, los muchachos y yo) estamos en una coalición que la mantiene en una cárcel que ella no creó. Cambio de táctica y empiezo a apoyarla. MINUCHIN: Allison, ¿hace cuánto tiempo que Mike se divorció de ti? MAMÁ: ¿Perdón? DR_ MINUCHIN: En algún momento, él dijo: "Abandono toda posibilidad de entablar una relación emocional entre nosotros que te ayude a crecer". PAPÁ: No creo que la haya abandonado. Selecciono y decido, y la mayoría de las veces no vale la pena. DR. MINUCHIN: ¿No te das cuenta de que no solo estás en una cárcel, sino de que él no quiere usar la llave? ¿Entiendes lo que digo? MAMÁ: Sí. PAPÁ: Creo que cuando digo que soy débil y evasivo, me deshago de la responsabilidad, o la culpa, y ella es la que tiene que cargarla; es una responsabilidad formidable en sí misma. Porque finalmente levanto las manos y digo: "No vale la pena pelear por eso, mejor ocúpate tú de resolverlo". Y cuando hago eso, la pongo en esa cárcel que usted dice. DR. MINUCHIN: Allison, ¿estás de acuerdo con él? MAMÁ: Estoy de acuerdo en que hay ciertas cosas que tienen que .hacerse, y si una persona no las hace, la otra tiene que compen: sar y hacerlas por su cuenta. DR.
Allison rechaza la oferta de Mike: que su evasión era la causa de que ella quisiera controlar. En este momento me pareció que no podría comunicarme con ella y pasé a explorar el papel de Mike. DR. MINUCHIN: De acuerdo, Mike, volvamos a ti. ¿Cómo te convertiste en este hombre que le deja toda la responsabilidad a ella? PAPÁ: Vengo de una familia grande; fui el mayor de siete hijos. Mi padre era sumamente controlador. Después me enteré, por el
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tratamiento en residencia de Peter y mis lecturas, que mi padre es el ejemplo clásico del hijo de un alcohólico, porque mi abuelo era alcohólico y no tuvo una vida muy agradable. Mi padre y su hermana tuvieron una vida hogareña muy disfuncional. Creo que él se volvió muy controlador porque tenía una visión muy clara de lo que está bien y de cómo deben ser las cosas. A los siete nos golpeaba, en ocasiones con violencia. Nos imponía castigos severos. Me consideraba un rebelde. Era el mayor, por lo que era más difícil para mí salirme con la mía y tenía que pelear por todo. Para mis hermanos y hermanas fue un, poco más fácil. DR. MINUCHIN:,¿Qué tiene Allison que no puedes pelear con ella? PAPÁ: Corta la comunicación si uno va demasiado lejos, si cruza la línea. Tiene ideas muy claramente definidas acerca de cómo deben comportarse los adultos y las cosas que deben pasar, lo que se parece mucho a la forma de ver la vida de mí padre. Y si uno se desvía de eso o insiste demasiado, la conversación termina y punto. DR. MINUCHIN: ¿Y cuándo decidiste que no podías cambiarla? PAPÁ: Cuando descubrí que dolía mucho intentarlo. MAMÁ: Creo que para él mi felicidad es muy importante y preciada. PAPÁ: Recuerdo haberle dicho, hace unos 15 años, que noté que la forma de demostrarle amor era peleando con ella; que si tú la empujas, ella te empuja a su vez. Y luego, si uno de verdad la ama, vuelve a empujar. Quizá porque soy evasivo, o lo que sea, ella trata de obtener una reacción mía. DR. MINUCHIN [a la madre]: Cuando Mike desapareció, ¿Peter estaba a la mano? MAMÁ: No creo que una pueda recurrir a los hijos para llenar esos huecos. DAVID: Creo que lo que dice el doctor es que cuando papá dejó de empujar, fuiste con Peter para que respondiera al empujón, ¿no? Porque sabías muy bien que él respondería así. Una vez más, David desempeña el papel de coterapa ta.
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No, creo que esta situación simplemente ha existido desde hace muchos años. DR. MINUCHIN: ¿Qué ha existido? MAMÁ: La actitud desafiante de Peter. DR. MINUCHIN: Solo quiero que entiendas que Peter empezó a combatirte, y que, cuando peleaban, él no solo estaba peleando, sino que estaba peleando contigo. MAMÁ:
Aunque mi única intención era señalar que el comportamiento es relacional, Allison tomó mi intervención como una acusación de que era una mala madre y, como es natural, se defendió. Lo entiendo, pero no creo que yo peleara con él para llenar el hueco que Mike dejaba al no pelear conmigo. DR. MINUCHIN: ¿Cuándo se convirtió Peter en el centro de la vida? MAMÁ:
MAMÁ: Tal vez cuando tenía unos siete o nueve años. DR. MINUCHIN:
¿Y cómo sucedió?
Peter tenía muchos problemas de rebeldía. Rebeldía es un término que significa que el problema está en él, y no creo que sea así. Creo que estaba peleando contigo. MAMÁ: De acuerdo. DR. MINUCHIN: No es que haya sido rebelde y desafiante y por eso te atacaba. Estaba peleando contigo. Es que él y tú estaban en lucha. MAMÁ: ¿Y cuál sería la forma más correcta de verbalizarlo?
MAMÁ:
DR. MINUCHIN:
Estaba claro que nos enfrentábamos en una lucha de poder. Ella descartó mi observación como si fuera pura palabrería, y yo respondía su sarcasmo de forma visceral. Eso tendría que haber sido una señal para mí de que debía retroceder, pero estaba demasiado absorto en lo que trataba de decir. Mi intención de ser útil no está alcanzando su objetivo; pienso en tu posición dentro esta familia: eres fuerte,
DR. MINUCHIN:
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quizá controladora, pero también responsable. Verás, hablas de ser controladora, pero también eres la responsable de la familia. ¿Estoy en lo correcto? MAMÁ: Sí. DR. MINUCHIN: Además, me gusta más la palabra responsable que con-
troladora. Él dice que te ha dado la responsabilidad de la crianza de los hijos; que te ha dado la responsabilidad de la familia. ¿Es aceptable para ti?
Superé mi irritación y la reencuádré diciendo que en lugar de controladora era responsable en una familia de irresponsables. MAMÁ: Es
difícil tomar la vida entera de una, tratar de dividirla en esto o lo otro y analizar los fragmentos de manera aislada. En definitiva, cuando se trató de la educación de Peter, fui demasiado estricta, no cabe duda. PAPÁ: Creo que'estricta no es la palabra más indicada. Creo que es más acertado, como dijiste, que tenías que ganar, porque yo siempre pensé que tenías una manera muy claramente definida de percibir cómo tenían que comportarse, cómo tenían que ser, actuar y responder; que era muy importante para ti someterlos desde un principio para no tener que lidiar con eso después. DR. MINUCHIN: Estábamos hablando del pasado y ahora quiero mirar hacia el futuro. Verán, creo que su madre necesita ayuda. PETER: Estoy de acuerdo. DR. MINUCHIN: ¿Cómo puede evolucionar esta familia para que la vida sea mejor, no solo para ti [Peter], sino también para ella? ¿Qué tiene que ocurrir [a Peter y David)? Ahora les toca a ustedes, y sus padres escucharán. Son el público.
Aunque los chicos habían participado en la conversación de los padres durante la tercera etapa, inauguro oficialmente esta etapa para que los cuatro miembros de la familia sostengan una conversación, con el objetivo de explorar nuevas formas de relacionarse.
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PASO CUATRO: exploración de nuevas formas de relacionarse [a la madre]: Nunca te habían confrontado. Nunca te habían preguntado por tu pasado, y no creo que entiendas, no por culpa tuya o porque así lo hayas decidido, que tu educación y la forma de ser de tu familia afectaron directamente tu personalidad y la forma que tienes de hacer todo en la actualidad. • DAVID: Sí, percibo mucho miedo en todos en nuestra familia. PAPÁ: ¿De qué tenemos miedo? DAVID: De cambiar. Tú tienes miedo de cambiar. Jugamos muchos juegos mentales entre nosotros y así ha sido siempre. Y la verdad, eso me está empezando a molestar mucho: MAMÁ: Tiene razón. Jugamos mucho al ajedrez mental en nuestra casa., Es el juego familiar y todos jugamos. PAPÁ: Siempre nos hemos enorgullecido del hecho de que sabemos mucho unos de otros. Pero en cuanto al cambio que usted dice [dirigiéndose al doctor Minuchin] que tiene que ocurrir, necesita ser más específico. DR. MINUCHIN: Si pudiera ser más específico; sería mago. David me impresiona. Creó que elige palabras que son muy curativas. La pregunta es: ¿pueden cambiar? DAVID [a la madre]: Terminas levantando estos muros que nadie puede-cambiar. Creo que lo que necesitamos hacer es idear métodos para cambiar eso. Por ejemplo, deja que papá se encargue del dinero. PETER
David, sintiendo mi apoyo, se convierte en mi portavoz ante la familia. que papá conduzca de regreso. MAMÁ [mueve la cabeza]: ¡Qué ideas se te ocurren! PEIER: Estás esperando un cambio espectacular. DAVID: No, no espero un cambio espectacular. Espero algún progreso... y no lo veo.
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DR. MINUCHIN: Lo
que David dice es que sería muy útil una exploración de las alternativas y que tu respuesta [la madre] a la propuesta de conducir es que tú eres competente 7 Mike no.
Amplío la voz de David, y me siento agradecido de que haya introducido una idea que puede hacer que la sesión concluya de manera satisfactoria. No, él es un conductor competente, pero yo soy una pasajera neurótica. DR. MINUCHIN: Pero lo que David propone es que inicies el cambio ahora. Mike, ¿podrías conducir de regreso a casa? MAMÁ: Gracias a Dios que vinimos en tren. DR. MINUCHIN: Lo que David está preguntando es si puedes aceptar sentirte incómoda. MAMÁ: No, entiendo. DR. MINUCHIN: David pregunta si puedes [a Peter] aceptar no ser el centro de atención. Acepta la incomodidad y en el proceso empezarás a hacer otras cosas. Mike puede hacerse responsable de algunas cosas y le resultará incómodo. Allison puede escuchar algunas de las ideas de Mike sobre el cambio que la incomodarán. Los dejaré con una situación experiencial. [Estrechando la mano de David]: Cuando quieras prepararte para ser terapeuta, estoy a tus órdenes. ¿Tienen alguna pregunta? PETER: ¡Qué alivio! Creo que parte del problema de por qué la terapia familiar nunca fue eficaz en el pasado es que cada vez que todos entramos en un consultorio, siempre soy yo el centro de la atención.
MAMÁ:
DAVID: Deja
Cuestiona a su familia utilizando un estilo similar al mío.
Colofón El trabajador social que derivó a la familia me llamó la semana siguiente para contarme que David había salido de la institución y que Mike insistía en conducir el auto para llevar a Allison a todas partes.
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Al principio, consideré que este caso había sidq exitoso, porque ocurrieron algunos cambios inmediatamente después de las dos sesiones. Pero me molestaba no haber podido establecer contacto con la _ madre. Para mi sentido de la estética, me habría gustado bailar con ella de manera más graciosa. Pero me dejé atrapar en la limitación de mi estilo y opté por convencer cuando percibí resistencia a mi meta terapéutica. Una de las ventajas de la terapia continua es que es posible retroceder y reparar los malos entendidos entre clientes y terapeutas. No obstante, un consultor tiene que aceptar que quizá no haya una segunda oportunidad.
fiaban directamente. Por último, el subsistema conyugal estaba caracterizado por una complementariedad rígida en la que Mike aceptaba el control de su esposa y con ello evitaba el conflicto, pero dejaba a Allison con toda la responsabilidad y la soledad de ser "la fuerte"
Marco terapéutico Organización familiar Cuando el terapeuta trabaja con familias que tienen una larga relación con los sistemas de salud, debe incluir a la institución como parte de la organización familiar, como si fuera una rama de la familia ampliada. Por tanto, la familia McLaren podría considérarse un subsistema ejecutivo formado por los padres y el sistema de cuidados en coalición para controlar el subsistema de lps adolescentes. Por desgracia, esta coalición parental se debilitó porque los padres dejaron de creer que podían ser eficaces en la vida de strs hijos. Cuando la razón y el amor no funcionaron y la paciencia se agotó, , Mike y Allison cedieron su influencia al sistema de salud mental. Mientras tanto, la separación de Peter y David de sus padres los privó de protección y control, así corno de la oportunidad de aprender a tratar con sus padres de manera más adulta. Otro aspecto de la organización familiar fue que el padre y los chicos habían formado una coalición que mantenía a la madre en una posición insostenible de responsabilidad y control: era lá persona a la que debían evitar, o esquivar, pero a la que no desa-
Perspectivas individuales La terquedad de Allison era en parte un papel que su familia le enseñó a desempeñar. Su tendencia a convertir los desacuerdos en confrontaciones orilló a su esposo a no cuestionarla, y esto la dejó sola al mando de la familia. No se aclaró del todo por qué es controladora o por qué siente la necesidad de ser así, ya que no ofreció una visión muy reveladora de su niñez. En apariencia, el padre tenía una personalidad dominante, y la madre y el padre estaban desligados. Sin embargo, quedó oculto en la opacidad de su memoria cómo la trataban sus padres en realidad y cómo sé trataban entre ellos. Mike creía que su deber consistía en ser el ayudante de su esposa. Como había crecido con un padre dominante y autoritario, proyectaba esas cualidades inexpugnables en su esposa. Evitaba los conflictos y, por consiguiente, eludía sus responsabilidades. De niño aprendió que discutir le valdría una paliza y por eso prefería retirarse antes que desafiar a Allison. Señaló que era imposible discutir con ella, lo que en parte era cierto, pero también reflejaba su propio miedo anacrónico a la autoridad. Peter se convirtió en lo que su padre no era: un combatiente. Desde muy temprana edad luchó contra su madre por el derecho a ser él mismo. Una vez que rechazó la autoridad de su madre, Peter procedió a rechazar la autoridad en general. Esa forma de pensar lo metió en problemas desde muy joven. David era el miembro introspectivo de la familia. Se veía a sí mismo como una víctima de la organización familiar, en la que sus padres siempre estaban ocupados con los problemas de su herma-
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no. Aprendió del drama moralista de las batallas de Peter con su madre a evitar los altercados abiertos y se enfrascó en sus propios pensamientos. Como resultado, se volvió reflexivo, pero se sentía aislado. Después de arañar la superficie y ofrecer algunas explicaciones psicológicas y de sistemas familiares sobre el comportamiento de los dos muchachos, no debemos olvidar que la drogadicción tiene sus propias consecuencias. El objetivo de la consulta no fue el intento imposible de distinguir cómo había contribuido relativamente cada uno de los miembros de la familia, sus compañeros y ellos mismos a que Peter y David cayeran en la adicción; la finalidad fue ayudarles, a ellos y a sus padres, a reconectarse, de tal suerte que los padres pudieran ofrecerles el amor y la guía que aún necesitaban; y darles la oportunidad de aprender a relacionarse con las figuras primordiales de autoridad en su vida de otra forma que no fuera rebelándose o retrayéndose. Estrategias de intervención Al señor y la señora McLaren les habían enseñado a aceptar que no podían lidiar con la drogadicción de sus hijos. Por tanto, mi estrategia tonsistió en cuestionar su falta de participación. No obstante, para hacerlo con eficacia, primero tenía que haber tratado de entenderlos y sentir empatía por todo lo que habían pasado: las largas noches sin dormir, las llamadas a medianoche de la policía, los viajes a las salas de urgencias, la prolongada agonía de la desintoxicación, las horas interminables en las salas de espera. Por desgracia, me enzarcé en una lucha de poder con los padres. Quise convencer e insistí en que participaran en la construcción de la vida de sus hijos, pero ellos lo interpretaron como que los estaba culpando y los consideraba unos padres irresponsables. Mi postura de trabajar en proximidad y mi incapacidad para desligarme cuando los padres opusieron resistencia, transformaron la sesión en un combate sin ganador.
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Técnicas Siguiendo nuestro modelo de cuatro pasos, las primeras intervenciones tuvieron el propósito de quitar la atención de la drogadicción de los hijos y centrarla en las interacciones familiares en las que estaba amigada. Empecé por preguntar a los padres cómo había sido para ellos que sus hijos cayeran en la drogadicción. Luego, basé mi intervención en lo que dijeron los chicos respecto de que se sentían separados de sus padres y pasé a explorar cómo había surgido este patrón relacional. En este momento se presentó la resistencia. No obstante, sería un error concluir, a partir de este caso, que el terapeuta debe evadir la confrontación y limitarse a ser un escucha solidario. El arte de ser un terapeuta eficaz reside en saber cuándo insistir y cuándo abandonar. Es posible que los padres de Peter y David hayan abandonado más de lo que deberían, pero también es factible que yo haya presionado mucho y demasiado pronto. Logré descubrir la complementariedad entre Mike y Allison, y creo que logré ayudar a Mike a darse cuenta de las consecuencias desafortunadas de hacerse a un lado en vez de ser un contrapeso en las luchas de poder entre su esposa y su primogénito. Encontré un coterapeuta en David y le ayudé a hallar su voz. Sin embargo, no logré conectarme con Allison.
Epílogo
Hemos explorado juntos las complejidades de los encuentros con diez familias. Empezarnos con un mapa, nuestro modelo de cuatro pasos para evaluar a las familias, pero, conforme fuimos describiendo el proceso terapéutico, el mapa perdió parte de su atractiva simpliCidad. Aparecieron caminos que podríamos haber tomado, mas no lo hicimos. En algunos casos, el encuentro llevó a los miembros de la familia y al consultor por una senda conocida; en otros, aparecieron caminos inesperados, y en ocasiones fue necesario, aunque tedioso, recorrer varias, veces el mismo terreno. En suma, hemos visto las complejidades del dolor, el miedo, la novedad y la esperanza, en una travesía compartida por el consultor y diez familias afligidas. La terapia es una experiencia construida de encuentro humano, un tipo especial de arte con una serie de objetivos y métodos para cumplirlos. La diferencia entre los terapeutas con y sin experiencia es que los primeros son más hábiles para descubrir la dinámica de las relaciones en las familias y entretejerla en la estructura del proceso terapéutico, mientras que los segundos se inclinan más a moldear a las familias dentro sus marcos preconcebidos, corno si usaran cortadores de galletas en la masa preparada. De un modo u otro, cada caso es un producto único con sus propias fuerzas y debilidades, que debe revisarse, admirarse y criticarse con base en la experiencia y la sensibilidad del lector.
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EPILOGO
En esta última sección nos gustaría dejar constancia de que el trabajo con las familias nunca es tan simple como dejan entrever los modelos. El modelo puede prometer claridad, pero la realidad del proceso terapéutico siempre nos lleva a la ambigüedad. Aunque muchos tipos de instrucción se relacionan con la transmisión de un conjunto particular de habilidades que no permiten mucho espacio para la innovación, la capacitación en psicoterapia debe tenér lugar ,.en varios niveles, porque depende en gran medida de la comunicación metafórica, y a menudo juega con la confusión, contradicción, ideas contrapuestas, malos entendidos e incluso discusiones. La terapia es una empresa extraña en la que las personas angustiadas buscan la orientación de un experto, cuyo trabajo es cuestionar, analizar e incluso redefinir el significado mismo del problema que se pretende resolver. Esto significa, en esencia, que el terapeuta y la familia construyen de manera conjunta una realidad alternativa a la que se presentó originalmente. En la terapia no se trata de hallar la verdad, sino de abrir opciones. Cada terapeuta tiene que elegir la dirección que va a seguir, el lenguaje que adoptará, las metáforas que utilizará, los significados asignados y los cambios buscados. Además, ninguna formación terapéutica estará completa hasta que el terapeuta aprenda la verdad de la incertidumbre. Cuando el lector siga nuestro mapa de indicaciones, también queremos que tenga en cuenta nuestra lucha constante en el viaje ambiguo con cada familia. Aunque seleccionamos casos con base en su éxito, pensamos que fue necesario compartir con ustedes el último caso como ejemplo de fracaso. Podríamos decir que somos como artesanos persas que hacen un esfuerzo especial por entretejer una imperfección en una alfombra por lo demás perfecta. La verdad es que originalmente consideramos que el caso de la familia que luchaba contra la drogadicción había sido exitoso; no fue hasta que lo analizamos en retrospectiva cuando nuestro sentido clínico nos indicó lo contrario. (A veces, el terapeuta se concentra en la utilidad de lo que dice y pasa por alto el hecho de que la familia no lo acepta.)
Aunque siempre estarnos conscientes de que los miembros de la familia están conectados por una red invisible, no siempre nos damos cuenta de que existen filamentos invisibles en los que los terapeutas también quedan atrapados en el sistema familiar. De todas las técnicas que enseñamos en los programas de entrenamiento, la más útil sigue siendo nuestra capacidad para hacer preguntas. Por lo tanto, incluso si nuestro modelo de cuatro pasos es un mapa útil para nuestro viaje terapéutico, únicamente nos ofrece un esquema general que indica la dirección a seguir. Si en ocasiones nuestra descripción del proceso terapéutico dio la idea de que es demasiado sencillo y directo, nos gustaría reconsiderar esa descripción y ampliar su complejidad. Por ejemplo, tomemos el caso de La adolescente mentirosa. Sería demasiado fácil para nosotros centrarnos en la construcción en la que las mentiras de la adolescente se transformaron en metáfora o poesía, sin considerar la interacción de los tres miembros de la familia. Si uno pone atención al desarrollo del esfuerzo del consultor para explorar la relación de la pareja, se dará cuenta de que el consultor empezó por preguntar cuál de ellos era el mejor detective, al tiempo que se relacionaba con la adolescente de manera que le permitiera reencuadrar su tendencia a mentir corno producto de la relación con sus padres. Como se trataba de una pareja reconstituida, cuya hija era del matrimonio anterior de la madre, la estructura de la relación cercana entre madre e hija se exploró en relación con el subdesarrollado subsistema conyugal. Lo segundo se consideró una fortaleza sin explotar por la familia, que sería necesario activar para facilitar el cambio. Cabe destacar que el cambio sugerido en este caso no se refirió al significado del problema presentado; máS bien, al reencuadrar el problema presentado, se creó un contexto en el que era necesario introducir el cambio en las relaciones y la estructura de la familia. Cuando el esposo empezó a ofrecer más apoyo a la esposa en sus tratos con la hija, la exploración de lo que el pasado de cada uno de ellos aportaba a la relación contribuyó a consolidar su comprensión de cómo la experiencia previa había deteminado su relación actual.
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EPÍLOGO
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Como es evidente, hay dos tipos de procesos,terapeuticos en marcha simultáneamente, y cada uno de ellos se complementa y se superpone al otro. Uno es el proceso que se centra en ampliar la definición del problema para liberar a los miembros de la familia de las perspectivas limitantes que los llevaron a terapia; el otro es el proceso que presiona a los miembros de la familia para que renegocien sus patrones relacionales con el fin de lograr interacciones más sanas entre los subsistemas familiares. Estos dos procesos son como instrumentos musicales que se tocan a dúo en un juego de interacciones continuas y cambiantes. A veces uno persigue al otro, y a veces se turnan en la delantera, sin embargo, en otras ocasiones están entrelazados en un solo tema. Desde este punto de vista, en realidad existen dos tramas en todos estos casos. La primera se refiere a cómo el terapeuta trata el contenido del síntoma presentado; la segunda, a cómo utiliza la primera trama para generar otro tipo de interacciones. Estas dos tramas se entretejen y separan según la dirección del mapa de cuatro pasos, como se indica en la figura de la página siguiente. Así, el misterioso dolor estomacal del joven austriaco se convierte en el dolor de toda la familia (primera trama). El terapeuta lo felicitó por su sensibilidad hacia su familia, pero lo que en realidad hacía era crear distancia entre el hijo y la madre (segunda trama). O tomemos el caso de Sara, la hija en el papel parental: la etiqueta depresión con ideación suicida de esta joven española se reinterpretó como responsable y servicial en las numerosas posiciones que asumía en su familia (primera trama), pero el objetivo de la exploración era permitirle renunciar' a algunas de estas funciones agotadoras (segunda trama). Respecto del niño hiperactivo, o la madre cuyas manos siempre-estaban sucias, siempre hay dos niveles de intervención en curso en el encuentro terapéutico. Aunque el terapeuta demuestra curiosidad por el síntoma presentado y en todo momento se las ingenia para crear un drama al respecto que llega al absurdo, su verdadera intención es muy distinta. Está más interesado en introducir el-cambio en la estructura familiar y en los patrones de relación que mantienen el problema.
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"Primera trama
Mapa de cuatro pasos ...... •••'.
••• .......
Segunda trama
El desarrollo de una nueva perspectiva (interpersonal) de la queja presentada (lineal) es un primer paso importante en la terapia, pero no puede ser el fin. Es solo el principio de un proceso que va de reexaminar las creencias rígidas a introducir nuevos patrones de interacción para cambiar las estructuras familiares rígidas. En consecuencia, es importante recordar que, si bien nuestros cuatro pasos son una herramienta de evaluación, no se trata simplemente de evaluar el problema presentado; más bien, se trata de una eva1 uación de la necesidad de otros patrones relacionales y de cambio. Si logramos recorrer los cuatro pasos, llegamos a un punto donde aparecen nuevas posibilidades viables. Comenzamos con un tema y luego añadimos otro. En el primero, el terapeuta transmuta el síntoma presentado en algo totalmente diferente, algo significativo e interactivo, por ejemplo: las mentiras son poesía, la depresión es los brazos de Shiva, las intenciones suicidas son búsquedas edípicas de identidad, etc. En este caso, uno puede ampliar el uso de las metáforas, como en la historia de 11 Postino, donde la vida trivial de la existencia cotidiana cobra significado a través de la transformación metafórica. El otro tema es una exploración de los patrones transaccionales de la estructura familiar, lo cual requiere observación. En este ámbito, el carácter de la transformación no se basa en la creatividad del terapeuta, sino en la validez de la observación repetida. La paradoja radica en que incluso el absurdo y la ambigüedad en las relacio-; nes humanas pueden basarse en lo empírico, ya que representan lecciones aprendidas de la experiencia y la observación del caos en la vida.
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EPÍLOGO
Debido a que la vida está llena de ambigüedad y de contradicción, es natural que la terapia familiar posea esas mismas cualidades. Sin embargo, el terapeuta no es un dramaturgo que orq u ésta el drama familiar en sus propios términos, ni un fabulista que inventa historias sobre la familia. El terapeuta debe participar en la búsqueda familiar de significado para activar desde dentro la energía que se requiere para el cambio. Aunque todos coincidimos en que cada familia es única, la exploración de idiosincrasias en toda entrevista familiar se medirá según el sentido que el propio terapeuta tenga de las normas culturales. Estos prejuicios son inherentes al proceso terapéutico, y se puede decir que el entrenamiento en cualquier método es un proceso de redefinición de dichos prejuicios. En una conferencia de capacitación en el Centro Minuchin de Nueva York, una trabajadora social sueca se molestó después de observar una entrevista en la que el terapeuta alentó a unos padres a sujetar a su hijo descontrolado de cuatro arios. La trabajadora social habríá aceptado sin reservas un diagnóstico psiquiátrico del niño que dejaba a los padres impotentes y al niño sin esperanza, pero consideraba que el hecho de que el terapeuta les dijera a los padres que sujetaran al niño cuando sus rabietas se salieran de control, era maltrato infantil. ¿Qué determina nuestras diferentes respuestas? Además de nuestra sensibilidad, no hay duda de que las influencias dé la .cultura general y nuestra formación anterior contribuyen a determinar nuestras perspectivas. Por tanto, suponemos que, como terapeutas, estamos prejuiciados, y cualquiera que se crea_ inmune a estos sesgos simplemente desconoce la esencia misma de la psicoterapia. Esta postura es especialmente crucial porque nuestros ejemplos de casos abarcan una amplia gama de diversidad étnica y cultural. Nuestra misión no es buscar una cura mágica para todos los problemas que aquejan a las familias, sino simplemente poner en entredicho la certeza de que las familias que acuden a nosotros en busca de curación son impotentes. Si una familia sufre porque sus miembros están atrapados en una estrúctura rígida, el uso del yo por parte del terapeuta inevitablemente conllevará su perspectiva única del proceso de cambio.
Por tanto, los dos temas que hemos descrito en el proceso terapéutico también entrañan contradicciones. Una se refiere a la riqueza de i maginar nuevas posibilidades; la otra, a reconocer la realidad que las familias han presentado en nuestro escenario de consulta durante el momento fugaz de la terapia. Como el ajedrez, la terapia familiar es un proceso humano interactivo, con formas de pensar y técnicas específicas que tienen el propósito de producir cambios y ofrecer salidas al sufrimiento humano. Aunque cada juego es diferente, con todas sus posibilidades imprevisibles, ambos se basan en un conjunto de normas simples que tendemos a olvidar porque nos dejamos llevar por la fascinación de hacer nuestras jugadas y participar en el juego. En consecúencia, al igual que al final de un buen juego de ajedrez, luego de la conclusión de todo caso de tratamiento, hay más preguntas que hacer: ¿Podríamos haber hecho una mejor jugada en algún momento particular del juego? ¿Podríamos haber abordado este juego con una estrategia totalmente distinta a sabiendas de que cualquier jugada diferente podría haber cambiado toda la situación? Del modernismo al posmodernismo, y de nuevo al modelo biológico, hemos entablado un diálogo continuo con las numerosas voces de los campos del desarrollo humano. Aunque cada encuentro ha dejado su huella, seguimos siendo leales y estamos comprometidos con la ciencia de las relaciones, que postula que la experiencia humana siempre implica a más de una persona, y que la clave de la felicidad reside en nuestra capacidad para liberarnos de las restricciones que nos imponen los patrones relacionales problemáticos. A final de cuentas, lo que importa en realidad es la relación de las personas que comparten el viaje.
Índice analítico
A Ackerman, N., 19, 26, 46 Ackerman Institute, 209 adaptación, 99 Adler, A., 44 adolescentes, 24, 124-125 en familias reconstituidas, 107 participación en la terapia familiar, 218 y consumo de drogas, 276278 y mentiras, 108, 125, 127, 339 alcoholismo, 85-86, 95, 119, 141, 147, 229, 287, 290-291, 327 amalgamiento, 219, 223, 262264 agresor como víctima, 78 Allen, M., 274 Anderson, 1-1., 22, 26 anorexia nerviosa, 25, 239, 243, 248, 250 asimetría, 63 automutilacióni 129
B Baird, M., 209 Baker, L., 211 Bateson, G., 19, 20, 22, 26, 38, 83 Becker, G., 100 Booth, A., 100 Boscolo, L., 26 Bowen, M., 19, 22, 26, 236 Bowlby, J., 46 Bramlett, M. D., 99 Bray, J. H.,102 Brook, D. W., 276 Brook, J. S., 276 Carter, B., 101 Cecchin, G., 26 Centro Minuchin, 342 centro nacional de recursos, 274 cetoacidosis, 211 Clingempeel, INT, G., 103 colaboración, 209, 275, 282 y cambio, 40 Colapinto, J., 272, 276
346
EVALUACIÓN DE FAMILIAS Y PAREJAS
Coleman, M., 102 complejo de Edipo, 235 complementariedad, 55, 63, 73, 115, 193 como estrategia primaria en la terapia con parejas, 205 cuestionamiento del patrón de, 190 descripción al cliente durante la terapia, 187 descripción del uso en la terapia con parejas, 157-162 papel del pasado de los clientes en el patrón de, 203 y teoría de sistemas, 83 componente erótico en la relación madre-hijo, 231 conflicto, 87, 155 constructivismo social, 20 contagio emocional, 228, 233, 235 contexto familiar, 25, 55, 70, 268-269, 277 Cox, M.. J.,100 crianza de les hijos, 44-45, 4748, 95-96, 152, 241-242 cuidados a cargo de parientes, 275 culpar, 23, 43, 45, 47, 95 cultura china, 247-248, 263 de la pobreza, 303 e hijos parentales, 71-72 efecto en la terapia, n semejanzas entre familias de diferente, 59
uso del desafío de la norma cultural en la terapia, 268 y familias de zonas rurales de España, 72-73 y valores de los hombres españoles, 66 CH Chang, S. Y., 277 Child Guidance Clinic de Filadelfia, 210 D
Dakof, G. A., 277 De León, G., 276 Demo, D. H., 100 depresión, 87, 159, 165, 188 con ideación suicida, 51, 5455, 129, 340 desequilibrar, 37, 127, 180 Doherty, W., 209 Donovan, J. M., 160 drogadicción, 334 como problema familiar, 273, 312 335 y adolescentes, 276-278 y servicios sociales, 274 y tratamiento en residencia, 309 E Edwards, N. J., 100 emoción expresada, 212-213 enfermedades psicosomáticas. Véase psicosomático
I NDICE ANALITICO
epiléptico, 129 esposos como subsistema en la familia, 188 establecimiento de límites, 29, 37, 48, 99-102, 107-108, 126, 151, 161, 228, 233, 251, 268 etiquetar [tachar de], 38, 54, 62, 178, 187, 288, 294, 340 exploración diádica, 205 expresiones no verbales, 28, 82, 138,168 f familia nuclear, 304 familias alianzas entre los miembros de las, 168, 204-205, 243, 304, 320 chinas, 241 estrés en, 122, 185, 210 evaluación de, 31-39, 71 historias de, 96 monoparentales, 304, 306 pobres, 272 triangulación en. Véase triangulación familias ensambladas. Véase familias reconstituidas familias psicosomáticas, 213, 241, 226 modelo de, 211 familias reconstituidas, 99-104, 107-108 conflictos de lealtad en, 152 Families and Family Therapy, 23
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Families of the Slums, 24 Family Systems and Health, 209 Family Systems Medicine, 209 Family Therapy and Family Medicine, 209 Family Therapy Techniques, 193 Fine, M. A., 102 Freud, S., 43, 260 Frornm-Reichmann, F., 45 G
Canon};, 1.., 102 género, 66, 71 Glick, P. C., 99 Goolishian, H., 22, 26 Greenson, R. R., 212 Grolnick, L., 210 Gurman, A. S., 160 H Haggerty, R. J., 210 Haley, J., 181, 236 Hartman, A., 274 Healy, W., 44 Henggeler, S. W., 277 Hepworth, J., 209 Hetherington, E. M., 103 hijos descritos como una unidad, 65 Holmes, T. H., 210 J
Jackson, D., 159 Jacobs, F., 275 Jacobson, N. S., 160
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EVALUACIÓN 115E FAMILIAS Y PAREJAS
de egos indiferenciados, 235 jerarquía de la influencia, 101 matrimonio en segundas nupJoanning, H., 277 cias, 99-100, 124 Judge Baker Guidance Center, 44 McDaniel, S., 209 juegos sucios, 22 Juvenile Psychopathic lnstitute, 44 McGoldrick, M., 101 metáfora explicación del uso en teraK pia, 28-30, 339-341 Kelly, J., 102 no verbal, 138 uso con adolescentes, 127, L. 339 Laing, R. D., 21 uso con alcohólicos, 147 Lederer, W., 159 uso con familias, 114-115, Lee, W.-Y., 40 25.5-256, 290 lenguaje psiquiátrico, descodifiuso con niños pequeños, 78 cación, 87 uso de lentes como, 290 Levy, D., 45 uso del espacio como, 171 Lewis, R. A., 277 Ley de Preservación Familiar y Meyer, R. J., 210 Servicios de Apoyo de 1993, Minuchin, P., 272, 276 Minuchin, S., 40, 158, 160, 210, 274 272, 276 Ley de Protección de Menores y Asistencia para Adopciones Modelo de cuatro pasos, 32-37 Mosak, H. H., 44 de 1980, 274 Mosher, W. D., 99 Liiddle, H. A., 277 mujeres como centro de la vida M familiar, 71 madre esquizofrenizan te; 45 relaciones entre generaciomadres, nes, 305 complacientes, 45 y pobreza, 303 dominantes, 45 sobreprotectoras, 45, 100 N Martin, C., 102 Nichols, M. P., 158, 160 masa niñez, concepto de, 43 indiferenciada del yo famiNorwooá, P. K., 103 liar, 22
ÍNDICE ANALÍTICO O
oposición de la familia al crecimiento, 21 organización familiar, 19, 2324 padrastros y madrastras, 99103 padres, 22 alianza institucional con los, 320 como equipo, 93 domo subsistema, 188 conflicto entre, 96-97 polarizados, 94 Papernow, P., 102 Pasley, K., 100, 102 pobreza, cultura de la, 303 Polsky, A., 271 portador de los síntomas, 76-77 preservación de la familia, 274 primacía del apego, 101 protección de menores, 273-274 psicología individual, 44 psicosomático enfermedades, 210, 212-213, 215, 243, 266-268 familias, 213, 241, 266-267 hijo, 241 síntomas, 212, 215 Psychosomatic Families, 24, 235 puesta en escena (escenificación), 30-31, 37, 161, 251, 253, 259, 268
349
R Rahe, R. H., 210 rastrear, 30, 155, 168 reencuadramiento, 33, 37,127, 339 Reilly, D. M., 276 Ritalina, 76, 93 Rosman, B. L., 211 S Schwartz, R. C., 160 M., 26 Selye, H., 210 servicios humanitarios. Véase servicios sociales servicios sociales, 271 crítica a, 271-272, 275, 281 resultadós contra objetivos explícitos, 288 vistos como miembros en el círculo de la terapia familiar, 290 Shadish, W. R., 277 Sobel, R., 46 somatización, 24, 212-213, 267 Stanton, M. D., 277 Stress of Life, The, 210 subsistema de hermanos, 68 subsistema madre-hija.124-125 subsistemas, 188 Sudia, C., 274 T
Tavistock Clinic, 46 teoría familiar sisternica, 19-20, 273, 275, 277
350
EVALUACIÓN DE FAMILIAS Y PAREJAS
teoría de sistemas, 83, 209 terapeuta como miembro del subsistema familiar, 174 como participante en el drama familiar, 193, 342 definición de; 39-40 estilo de, 25-27 ideas de, 25 inducción en patrones familiares, 181 respeto por el cliente, 98 terapeutas médicos familiares, 210 terapia afectada por la cultura, 32 ventajas de la terapia continua, 332 cliente como coterapeuta en, 113, 122, 179, 317, 327, 335 como empresa en colaboración, 48, 191 descripción de, 337 terapia familiar estructural, 2324, 30-31, 48, 83, 94, 100, 102, 153, 160-162, 168, 269 estudiantes de, 37 narraciones ensayadas presentadas por los clientes en, 311 sesgos en, 342 transformación de pasiva en activa, 66
terapia familiar, 342-343 historia de, 19-23 método narrativo, 19-20, 23, 38, 83 modelos de, 338 trasfondo antifamiliar en, 21 trastorno de déficit de atención con hiperactividad, 76, 7980, 90, 92-94 triangulación, 25, 48, 211, 250, 252, 126 en familias reconstituidas, 101 U U. S. Children's Bureau, 274 unión, 37, 60, 155, 190-191, 193194, 309 V Vaughn, C. E, 212 víctima como sanador, 149 Visher, E. B., 100, 102 Visher, J. 5.,100,102
Waldron, H. B., 277 Watzlawick, E, 26, 34 Weakland, J., 210 Williams, R. J., 277 Wingender, T., 103 Wood, B., 211
Zalenski, J., 274
Una guía paso a paso para la evaluación de las parejas y las familias, este texto ofrece una descripción clara del proceso de la terapia de familia a través de material de la caja ricamente ilustrado, con clientes de una diversidad de antecedentes. Apelando a los nuevos y experimentados terapeutas, Evaluación de Familias y Parejas retrata una imagen clara de lo que ocurre en un modelo de dos sesiones al realizar una evaluación de la terapia familiar. El texto comienza con una breve reseña histórica de la terapia familiar y continúa con una explicación detallada del modelo de evaluación de cuatro pasos de los autores. El modelo de evaluación se ilustra con una serie de estudios a fondo de casos detallados, que incluyen, familias afroamericanas latinoamericanos, españoles, irlandeses, y chino. Los estudiantes y profesores por igual encontrarán en este libro una valiosa herramienta para el aprendizaje y enseñanza de la evaluación de la terapia familiar. ¿QUÉ DICEN LOS REVISORES? "Teniendo en cuenta la reputación y el prestigio de estos autores en la historia de la terapia familiar, sin duda me eche un vistazo a este nuevo libro. En primer lugar, tener la oportunidad de ser, en esencia, en la sala con el doctor Minuchin y estar al tanto de todas y cada interacción tiene un valor incalculable! La demostración de diversos e importantes conceptos de terapia familiar como las sesiones se desarrollan son una poderosa oportunidad de aprendizaje tales. Esto es cierto para todos los casos. "El modelo de cuatro pasos para familias y parejas que evalúan es una contribución especialmente importante para una herramienta de enseñanza y aprendizaje en el trabajo con los estudiantes que pueden ser nuevas para la familia la práctica del trabajo social. Me siento especialmente atraído por la riqueza de los casos proporcionan para hacer la teoría y practicar habilidades reales cobran vida". —Chrystal Barranti, California State University, Sacramento
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