Cordura, locura y familia. Familias de esquizofrénicos

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R. D. L A I N G y A . E S T E R S O N

Cordura, locura y familia Familias de esquizofrénicos

FONDO

DE C U L T U R A MÉXICO

ECONÓMICA

Primera edición en inglés, 1964 Primera edición en español, 1967 Cuarta reimpresión, 1995

Título original: Sanity, Madness, and the Family © 1964, Tavistock Publications Ltd., Londres D. R. © 1967, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA D. R. © 1983, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA, S. A. DE C. V. D. R. © 1995, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA Carretera Picacho-Ajusco 227; 14200 México, D. F. ISBN 9 6 8 - 1 6 - 0 3 4 2 - 7 Impreso en México

P R E F A C I O L o s DATOS contenidos en las siguientes páginas son p a r t e de una investigación en familias de esquizofrénicos que los autores iniciaron en 1 9 5 8 . D u r a n t e este tiempo el d o c t o r R . D. L a i n g fue miembro del Instituto de Relaciones H u m a n a s de T a v i s t o c k y de la Clínica de Tavistock, y desde 1 9 6 0 ha sido socio del F o n d o de las Fundaciones para la Investigación en Psiquiatría (Foundations' F u n d for Research in Psychiatry). E l doctor A. Esterson formaba p a r t e del personal de dos hospitales psiquiátricos, mencionados c o m o East Hospital y West Hospital, en los que se realizó la m a y o r parte de las entrevistas. Otros que participaron activamente en la investigación fueron el d o c t o r A. Russell L e e , la señorita Marión B o s a n q u e t , trabajad o r a social psiquiátrica, el señor H . Phillipson, psicólogo en jefe en la Clínica de Tavistock. L a participación del d o c t o r A. Russell Lee fue posible debido a u n donativo del I n s t i t u t o Nacional de Salud Mental (National Institute of Mental H e a l t h ) , Bethesda ( M F — 1 0 5 7 9 ) . Esta investigación recibió ayuda, además, en forma de un donativo del F o n d o de las Fundaciones p a r a la Investigación en Psiquiatría (Foundations' F u n d for Research in Psychiatry). Se h a n sostenido discusiones detalladas y útiles de este trabajo en un seminario de investigaciones de la Clínica de Tavistock en los tres últimos años, del cual ha sido presidente la doctora Marie J a h o d a . L o s autores dan las gracias a los miembros de este grupo por sus criticas constructivas: señor A. Ambrose, d o c t o r J . Bowlby, profesor Janis, señora J a n i s , d o c t o r Mitchell, señor J . Robert¬ son, señores E . Spillius, d o c t o r J . D. Sutherland. Deseamos d a r las gracias especialmente a P a u l Senft p o r sus críticas minumiosas del t e x t o y p o r nuestras discusiones con él. Por medio del Foundations' F u n d for Research in Psychiatry el d o c t o r L a i n g hizo u n a visita a los Estados Unidos en 1 9 6 2 y disc u t i ó allí este trabajo con algunos investigadores: se señalan sólo algunos de aquellos con los que tuvo valiosos cambios de impresiones: Gregory Bateson, R a y Birdwhistell, E r v i n g Goffman, Don J a c k s o n , J o h n R o m a n o , R o g e r Shapiro, Albert Scheflen, Ross Speck, L y m a n W y n n e . Quedamos agradecidos a los superintendentes y consultores respectivos de los dos hospitales mentales por las facilidades que nos p r o p o r c i o n a r o n y p o r su autorización para publicar algunos datos

PREFACIO

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clínicos. Estamos también agradecidos a los miembros del perso­ nal de enfermeras de estos dos hospitales. N u e s t r a m a y o r gratitud es para las personas, enfermos y m i e m ­ bros de familias, a las que se refiere este libro, que tan generosa­ m e n t e accedieron a ser estudiados y a que se publicaran los resul­ tados de nuestra investigación. H e m o s t o m a d o un cuidado especial en m a n t e n e r el a n o n i m a t o d e todas las personas comprendidas en nuestro estudio. R. A.

Londres,

agosto de 196}

D.

LAINC

ESTERSON

I N T R O D U C C I Ó N DURANTE cinco años h e m o s estado estudiando las familias de enfermos esquizofrénicos. E s t e libro es n u e s t r o p r i m e r informe de esta investigación. C o n t i e n e apreciaciones d e las once primeras de una serie de veinticinco familias de enfermas estudiadas en dos hospitales. Estas once c o m p r e n d e n familias de tres enfermos del East Hospital, en el que se inició nuestra investigación, y ocho de W e s t Hospital, en el que c o n t i n u ó .

CRITERIOS PARA SELECCIONAR LAS FAMILIAS

Queríamos investigar las familias de (I) mujeres (II) entre las edades de quince y c u a r e n t a años (III) que h a b í a n sido diagnosticadas c o m o esquizofrénicas p o r lo menos p o r dos psiquiatras de planta y que eran consideradas c o m o tales p o r el personal; (IV) que no tenían o no h a b í a n tenido ningún p a d e c i m i e n t o orgánico (por ejemplo lesión cerebral, epilepsia) que h u b i e r a podido afectar aquellas funciones consideradas c o m o alteradas en la esquizofrenia; (V) que n o tenían una inteligencia s u b n o r m a l evidente; (VI) que no habían estado sujetas a n i n g ú n t r a t a m i e n t o q u i r ú r g i c o cerebral; y (VII) que n o habían recibido más de c i n c u e n t a electrochoques durante el a ñ o anterior al inicio de la investigación, y n o más de ciento cincuenta en total. E n c u a n t o a la familia solamente q u e r í a m o s saber si cuando menos u n o de los padres vivía y residía en el R e i n o U n i d o . L a s enfermas podían tener o n o h e r m a n o s o h e r m a n a s , ser casadas o solteras, con hijos o sin ellos. Podían estar viviendo con sus familias o solas. E n el East Hospital este c r i t e r i o se aplicó a todas las enfermas que se habían admitido en el hospital d u r a n t e u n a ñ o o más, antes de iniciarse la investigación. En el W e s t Hospital los mismos criterios se aplicaron a una de cada tres enfermas que se a d m i t í a n después de haberse iniciado la investigación. T r e s enfermas de la población "crónica" del East Hospital satisfizo nuestros requisitos y sus familias son las tres primeras de que se informa aquí. L o s estudios restantes que se presentan son los ocho primeros de la serie investigada en el W e s t Hospital. 9

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INTRODUCCIÓN

Ninguna de las familias r e h u s ó su c o o p e r a c i ó n y ninguna pidió que se suspendiera la investigación. E s t a m o s todavía en contacto con todas ellas. No queremos e n t r a r aquí en u n a extensa discusión teórica sobre la naturaleza d e la esquizofrenia o de la familia, pero es necesaria una breve exposición de algunos de los fundamentos teóricos de este trabajo p a r a a p r e c i a r en f o r m a a d e c u a d a la razón de nuestra metodología. A pesar de la frecuencia del diagnóstico de esquizofrenia no hay estado sobre el q u e se discuta m á s en todo el c a m p o de la me­ dicina. L a psiquiatría se h a o c u p a d o especialmente de experiencias indi­ viduales y de conductas consideradas e n nuestra sociedad como "anormales". E n un esfuerzo p o r p o n e r a la psiquiatría a tono con la neuro­ logía y la m e d i c i n a en general se h a n hecho intentos para clasi­ ficar tales experiencias y c o n d u c t a s en "síntomas" y ''signos" de su­ puestos síndromes patológicos o d e enfermedades. Probablemente el p u n t o de vista más c o m ú n , aunque de ninguna manera n o c o n t r o v e r t i d o e n t r e los psiquiatras de Inglaterra y de Estados U n i d o s en el m o m e n t o d e escribir esta obra, es que hay una condición o u n g r u p o de condiciones, habitualmente designa­ das, desde Bleuler, c o m o esquizofrenia, caracterizada por ciertas formas de e x p e r i e n c i a y ciertas formas de conducta, que se consi­ deran c o m o los síntomas y signos de cierto padecimiento o cierto grupo de padecimientos de o r i g e n desconocido, pero decididamente determinados p o r factores genéticos y constitucionales. L a s inves­ tigaciones sobre el m e d i o f a m i l i a r de las personas que sufren esta enfermedad se consideran c o m o estudios sobre la m a n e r a en que la aparición de tal condición p a t o l ó g i c a influye sobre la familia y la influencia q u e la familia, a su vez, puede tener sobre su apa­ rición y su evolución. Aun c u a n d o el lector tiene libertad, n a t u r a l m e n t e , de aceptar este p u n t o d e vista clínico sobre la esquizofrenia c o m o punto de partida p a r a enfrentarse a los siguientes informes sobre las fami­ lias de personas diagnosticadas c o m o esquizofrénicas, recomenda­ mos que este libro se lea c o n el m e n o r n ú m e r o de ideas precon­ cebidas. Usaremos el t é r m i n o "esquizofrénico" p a r a designar una persona, o su experiencia o c o n d u c t a , e n t a n t o ella, su experiencia o su con-

INTRODUCCIÓN

d u c t a se consideren clínicamente c o m o manifestaciones d e la presencia d e "esquizofrenia". E s t o es, a esta persona se le ha llegado a a t r i b u i r u n a c o n d u c t a y u n a e x p e r i e n c i a q u e n o son simplemente h u m a n a s , sino q u e son el resultado d e algún proceso o de algunos procesos patológicos, mentales o físicos, d e naturaleza y origen desconocidos. A h o r a bien, es c l a r o que la "esquizofrenia" es u n a manifestación social en c u a n t o puede esperarse que más o menos el u n o p o r c i e n t o d e la población a ser diagnosticado c o m o "esquizofrénico" si vive lo suficiente. L o s psiquiatras se h a n esforzado d u r a n t e años p o r descubrir lo q u e estas personas, que h a n sido diagnosticadas así, tienen o n o tienen en común unas con otras. L o s resultados, hasta a h o r a , n o son concluyentes. N o se h a descubierto un acuerdo general sobre el c r i t e r i o clín i c o objetivo p a r a diagnosticar la esquizofrenia. N o se h a descubierto ninguna característica constante en la personalidad prepsicótica en el curso, en la duración, en el desenlace. T o d o s los p u n t o s d e vista concebibles h a n sido sustentados p o r las personas autorizadas en c u a n t o a si la "esquizofrenia" es un p a d e c i m i e n t o o u n g r u p o de padecimientos; e n c u a n t o a si se h a e n c o n t r a d o o puede encontrarse un estado patológico orgánico identificable. N o se e n c u e n t r a n hallazgos anatomopatológicos post mortetn. N o hay cambios estructurales orgánicos q u e se observen en el c u r s o de la "enfermedad". N o hay cambios fisiológico-patológicos q u e puedan relacionarse con esta enfermedad. N o hay u n a a c e p t a c i ó n general en c u a n t o a q u e alguna forma de t r a t a m i e n t o tenga u n v a l o r d e m o s t r a d o , excepto, quizás, relaciones interpersonales cuidadosas y sostenidas y los tranquilizantes. L a "esquizofrenia" se presenta en familia p e r o genéticamente n o se sujeta a n i n g u n a ley precisa. H a b i t u a l m e n t e parece no tener n i n g ú n efecto adverso sobre la salud y atendida debidamente p o r los demás n o causa la m u e r t e ni a c o r t a la vida. Se presenta en cualquier tipo d e constitución. N o se asocia con ninguna otra anormalidad física c o n o c i d a . E s m u y i m p o r t a n t e reconocer q u e el enfermo diagnosticado n o sufre d e u n p a d e c i m i e n t o cuya etiología es desconocida, a n o ser q u e se demuestre lo c o n t r a r i o . Es u n a persona que tiene sensaciones raras, q u e a c t ú a en u n a forma e x t r a ñ a desde el p u n t o d e vista d e sus familiares y de nosotros. Si estas sensaciones y actos e x t r a ñ o s están constantemente asociadas con alteraciones en su 1

i Para complementar este aspecto véase, Szasz, Thomas S. (1961). The of Mental Illness: Hoeber. Londres: Secker and Warburg. 1962.

Myth

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INTRODUCCIÓN

organismo es algo todavía incierto, aun c u a n d o es m u y probable que las alteraciones bioquímicas, relativamente constantes, puedan ser la consecuencia de situaciones interpersonales de u n a naturaleza especial, relativamente constantes. Q u e el e n f e r m o diagnosticado sufre de un proceso patológico es u n a realidad o u n a hipótesis, o u n a presunción, o u n a opinión. Considerarlo c o m o una r e a l i d a d es decididamente erróneo. Considerarlo c o m o u n a hipótesis es legítimo. Es innecesario formular la presunción o aceptar la opinión. A h o r a bien, el psiquiatra, a d o p t a n d o una postura clínica en presencia de una persona antes de ser diagnosticada a la que ya considera y escucha c o m o si fuera u n enfermo, m u y frecuentemente llega a pensar que está en presencia de la "realidad" de la "esquizofrenia". A c t ú a "como si" su existencia fuera u n a realidad establecida. Necesita entonces descubrir su "causa" o sus múltiples "factores etiológicos", f o r m u l a r su "pronóstico" y tratar su evolución. E l "fondo" del "padecimiento", todo lo que es el resultado del proceso, queda entonces fuera de la influencia de la persona. E s t o es, la enfermedad o el proceso se toman" c o m o una realidad a la que está sujeta o padece la persona de la que se supone que es o genética, o constitucional, o endógena, o exógena u orgánica o psicológica, o u n a mezcla de todo ello. Esto, en nuestra opinión, es un p u n t o de p a r t i d a erróneo. El criterio de que el e n f e r m o diagnosticado se c o m p o r t a de u n a m a n e r a a n o r m a l biológicamente (y, p o r lo tanto, patológica) es, pensamos, p r e m a t u r o y que deberíamos colocarlo entre paréntesis. A u n c u a n d o nosotros .mismos n o aceptamos la validez de la terminología clínica, es necesario establecer el hecho de que las personas cuyas familias describimos, son tan "esquizofrénicas", c o m o el que más. Designamos c o m o "esquizofrénica" a u n a persona que ha sido diagnosticada c o m o tal y que ha llegado a ser tratada de conformidad con tal diagnóstico. P o r lo tanto hemos iniciado cada relato por u n a descripción, e x p r e s a d a en términos técnicos, de la experiencia y c o n d u c t a de la persona a la que se atribuye la "esquizofrenia". Insistimos en q u e nosotros mismos n o usamos el t é r m i n o "esquizofrenia" para designar ninguna condición identificable que pensamos que existe "en" u n a persona. Sin embargo, ya que el t é r m i n o sintetiza u n c o n j u n t o de atributos clínicos señalados p o r algunas personas en relación con la experiencia y la c o n d u c t a de algunas otras, conservamos el término p a r a este conj u n t o de atributos. Ponemos e n t r e paréntesis cualquier juicio en c u a n t o a la validez o las implicaciones de este g r u p o de atributos.

INTRODUCCIÓN

»3

Después de señalar estos atributos descubriremos las relaciones familiares desde un p u n t o de vista fenomenología). N o presuponemos que se pongan o n o se pongan de manifiesto ni un estado patológico orgánico, ni un estado /vicopatológico, ni p a r a el objeto (véase adelante), u n a patología d e grupo. Este problem a sólo queda entre paréntesis. Siempre q u e usamos esta terminología clínica sentenciosa fuera de la sección clínica, al principio de cada capítulo, el lector debe tener presente el paréntesis en que quedan colocados todos estos términos o el aplazamiento en su calificación. Nos ocupamos de personas, de las relaciones e n t r e las personas, y de las características de la familia como un sistema c o m p u e s t o de u n a multiplicidad de personas. Nuestra posición teórica, p o r lo que toca especialmente a nuestro método, es la siguiente. C a d a persona n o es sólo un objeto en el m u n d o de los otros, sino que es también u n a posición en el espacio y en el t i e m p o a partir de los cuales tiene experiencias, forma p a r t e y a c t ú a en su m u n d o . Es su propio centro, con sus propios puntos de vista, y es precisamente la perspectiva de cada persona en la situación que c o m p a r t e con los demás, lo que deseamos descubrir. Sin embargo, cada persona n o ocupa u n a posición única, definible, en relación con los otros miembros de su familia. U n a persona puede ser hija y h e r m a n a , esposa y m a d r e . N o hay m a n e r a de conocer a priori la relación e n t r e : el c o n j u n t o bivalente de interrelaciones recíprocas que tiene con su padre, el conjunto bivalente con su m a d r e y el c o n j u n t o trivalente q u e tiene en el terceto de todos ellos juntos y p o r el mismo estilo, puede ser u n a h e r m a n a de su h e r m a n o y d e su h e r m a n a , y además puede ser casada y tener un hijo o u n a hija. Supongamos que J i l l tiene padre, m a d r e y un h e r m a n o , que todos viven juntos. Si se quiere formar u n a imagen completa de ella c o m o u n a persona de la familia, tomarla c o m o u n a persona sola fuera de la familia, sería necesario v e r q u é e x p e r i m e n t a y c ó m o actúa en todas las siguientes relaciones: Jill Jill Jill Jill Jill Jill

sola con la con el con el con la con la

madre padre hermano m a d r e y el padre m a d r e y el h e n n a n o

«4

INTRODUCCIÓN

J i l l con el p a d r e y el h e r m a n o J i l l con la m a d r e , el padre y el h e r m a n o . Se ve que se trata de u n a diferenciación bastante imperfecta de las diferentes actitudes que tiene que a d o p t a r J i l l p a r a caracteri­ zarlas c o m o hija o c o m o h e r m a n a . Se requiere t o m a r , en la misma forma, patrones de c o n d u c t a de cada u n o de los miembros de las familias de que se trate. L a s personas tienen identidades. P e r o pueden c a m b i a r también nota­ blemente c u a n d o se vuelven diferentes al estar otras frente a otras. Es a r b i t r a r i o considerar alguna de estas transformaciones o altera­ ciones c o m o básicas, y a las otras c o m o variaciones. N o sólo p u e d e la persona comportarse de diferente m a n e r a en sus diferentes transformaciones o alteraciones, sino que puede sen­ tirse ella m i s m a diferente. Está obligada a r e c o r d a r diferentes cosas, a e x p r e s a r actitudes diferentes, a u n algunas discordantes, dejar c o r r e r su imaginación en distintas formas, etcétera. Nuestro interés está siempre en las personas, en relación con nosotros o e n t r e ellas mismas, y siempre enfocadas en el c o n j u n t o de su g r u p o que, p a r a este trabajo, es, en primer término, la fa­ milia, pero q u e puede incluir también la red e x t r a f a m i l i a r de personas de los miembros de la familia si tiene un significado espe­ cial p a r a los problemas q u e tratamos de dilucidar. E n otras pa­ labras, estamos interesados en lo q u e se podría l l a m a r el nexo de la familia, o sea, el s i n n ú m e r o de personas que i n t e g r a n el grupo u n i d o p o r un parentesco y de otras que, a u n q u e n o ligados por lazos familiares, se consideren miembros de la familia. L a s relaciones de las personas d e n t r o de u n n e x o se caracterizan p o r la influencia recíproca, directa, intensa y duradera, sobre la expe­ riencia y la c o n d u c t a de los unos sobre la de los otros. Estudiamos las personas que constituyen este n e x o , sus relacio­ nes y el n e x o mismo, en la medida en que pueden t e n e r es­ tructuras, procesos y efectos c o m o un sistema, no necesariamente intentado p o r sus miembros, n o necesariamente previsto p o r el conocimiento de sus miembros estudiados fuera del c o n j u n t o . Si se quiere saber c ó m o organiza o desorganiza un e q u i p o de fútbol sus acciones en el juego, n o se piensa solamente, ni siquie­ ra en p r i m e r término, en enfrentarse al problema h a b l a n d o in­ dividualmente con sus integrantes. Se observa la forma en que juegan juntos. L a m a y o r p a r t e de las investigaciones e n t r e las familias de los "esquizofrénicos", a u n c u a n d o han p r o p o r c i o n a d o datos origina-

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les y útiles en diferentes aspectos del problema, n o se h a n basado en la observación directa de los miembros de la familia juntos, en la m a n e r a en que de hecho ejercen influencia unos sobre los otros. L a forma en la que u n a familia se desenvuelve e n el espacio y e n el tiempo, en q u é espacio, en q u é t i e m p o , q u é cosas son privadas o son compartidas, y p o r quiénes, éstas y m u c h a s otras cuestiones se dilucidan m e j o r si se ve q u é clase de m u n d o h a a d o p t a d o para sí la familia, t a n t o en su c o n j u n t o c o m o , diferencialmente, para cada u n o de sus miembros. N o se desea, sin e m b a r g o , estudiar las propiedades del sistema de u n a familia, separadas de la experiencia y las acciones de los individuos cuya convivencia c o n t i n u a es la ú n i c a que, en forma especial, garantiza la continuidad del sistema. L a relación entre las personas, sus parentescos y el g r u p o que constituyen continúa presentando dificultades conceptuales y me­ todológicas. P a r t e del problema es la a p a r e n t e discontinuidad e n t r e los pro­ cesos del sistema y las acciones de los agentes q u e constituyen el sistema. E n este aspecto consideramos c o n v e n i e n t e utilizar los conceptos de praxis, proceso e inteligibilidad, e n la forma e n q u e h a n sido desarrollados recientemente p o r S a r t r e . Sucesos, incidentes, acontecimientos pueden ser actos realizados p o r actores, o pueden ser el resultado de u n a serie c o n t i n u a de operaciones que n o tienen ningún agente c o m o responsable. E n el primer caso, hablaremos de los acontecimientos c o m o el resultado de la.praxis; en el segundo, c o m o el resultado del pro­ ceso. C u a n d o lo que sucede en algún g r u p o h u m a n o se puede atri­ buir a lo que hacen los agentes, se d e n o m i n a praxis. L o q u e su­ cede en un grupo puede n o ser el propósito d e nadie. P u e d e darse el caso de que n i n g u n o siquiera se d é c u e n t a de lo que sucede. P e r o lo que pasa en un g r u p o será inteligible si se pue­ de referir lo que está sucediendo (proceso) a el q u e a c t ú a (praxis). 2

Desde el sentido por fuera de él, allá de esto

punto de vista fenomenológico, u n g r u p o puede ser sus miembros c o m o un organismo; a los que están puede aparecer c o m o que a c t ú a c o m o tal. P e r o ir más y sostener que, ontológicamente es u n organismo, es

2 Una explicación más amplia de estos conceptos aparece en Sartre, J.-P. (1960) Critique de la raison dialectique. París, Gallimard; y Laing, R . D., y Cooper, D. G. (1964). Reason and Violence. A Decade of Sartre's. Philosophy (1950-1960). Londres. Tavistock Publications; Nueva York: T h e Free Press.

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equivocarse del todo. Precisamente c u a n d o todos los sociólogos h a n a b a n d o n a d o completamente el organicismo, comienza a surgir u n a n u e v a sociología médica cuando el clínico, a b a n d o n a n d o su posición del psicólogo médico individual, comienza a o c u p a r la a n t i g u a posición del sociólogo con un tipo curioso de o r g a n i c i s m o médico. P o r l o t a n t o , pensamos que el concepto de patología familiar es u n c o n c e p t o confuso. E x t i e n d e la ininteligibilidad de la con­ d u c t a individual a la ininteligibilidad del g r u p o . Es la anologia biológica, a p l i c a d a ahora n o sólo a u n a persona sino a u n sin­ n ú m e r o de personas. Este ejemplo de transferencia d e c o n c e p t o s derivados de l a biología clínica al c a m p o de la multiplicidad d e seres h u m a n o s es, según nuestro p u n t o de vista, estéril. Su efecto inicial es a t r a c t i v o , pero crea, en último término, dificultades a u n mayores q u e la analogía biológica aplicada a u n a persona. N o el individuo, s i n o la familia, es la unidad de la e n f e r m e d a d : n o el individuo, sino la familia, necesita, p o r l o tanto, los servicios del clínico p a r a curarlo: la familia (y a u n la sociedad m i s m a ) es a h o r a u n a especie de hiperorganismo, con u n a fisiología y u n a patología, q u e puede estar sana o enferma. Se llega a u n panclinicismo, p o r decir así, que es más bien un sistema de valores q u e un i n s t r u m e n t o del conocimiento. E l g r u p o no es al individuo como un todo a la parte, como un h i p e r o r g a n i s m o a un organismo. N o es un mecanismo e x c e p t o en el sentido de q u e la acción mecánica del g r u p o puede estar cons­ tituida, en c u a n t o tal, por las praxes de cada u n o y de todos sus m i e m b r o s , y es el resultado inteligible de tales praxes y p u e d e ser d i l u c i d a d o si se utiliza una metodología apropiada. 3

P o r lo t a n t o , hemos tratado de desarrollar un m é t o d o q u e nos per­ m i t e estudiar aisladamente y al mismo tiempo (i) cada u n a de las personas en la familia; (n) las relaciones e n t r e las personas en la familia; ( m ) la familia misma c o m o un sistema. H e m o s seguido el mismo plan general con todas las familias. AI p r i n c i p i o de nuestro informe de cada familia y en el apéndice se d a n detalles de la estructura de cada investigación. E l p r i m e r paso en cada caso fue decir a la paciente q u e q u e r í a ­ mos t e n e r entrevistas con ella y con los miembros de su familia. 3 Véase MacMurray, John (1957). The Self as Agent. Londres, Faber, y el capítulo 1 d e Laing R. D. (1960). The Divided Self. Londres: Tavistock Publications; Chicago: Quadrangle Books.

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Algunas manifestaron angustia al principio, p e r o n i n g u n a se rehusó. P o r lo regular, los primeros parientes con los q u e nos conectamos fueron los padres de l a enferma. Se les e x p l i c ó que tratábamos de obtener mayores d a t o s q u e pudieran a y u d a r n o s a comprender por qué la paciente estaba e n f e r m a y en el hospital. E n todos los casos la respuesta fue p r á c t i c a m e n t e la m i s m a . Harían cualquier cosa si eso nos servía p a r a a y u d a r a la enferma. E n seguida les decíamos que desearíamos saber más a c e r c a d e su vida familiar y que la forma en q u e q u e r í a m o s h a c e r esto era reuniéndonos con ellos, separados y j u n t o s , en presencia d e la enferma y sin ella y que desearíamos r e u n i m o s con ellos en sus casas, porque en esa forma, las cosas r e s u l t a r í a n más vividas p a r a nosotros. Estos cambios de impresiones iniciales se hacían c o n la grabadora conectada en el mismo c u a r t o , c o m p l e t a m e n t e a la vista. L e s decíamos que ella era nuestra m e m o r i a . C o n ella p o d r í a m o s escu. c h a r todo lo que se decía sin t r a t a r de r e c o r d a r al m i s m o tiempo todo. N o h u b o objeciones a esto. Después de una o dos entrevistas c o n los p r i m e r o s familiares, sugeríamos r e u n i m o s p a r a entrevistar en la m i s m a f o r m a a otros miembros de la familia. E n ocasiones se dieron razones por lo cual esto no debería hacerse. N o insistíamos en el asunto cuando se trataba de niños menores de doce años, p e r o c u a n d o no era así tratábamos de vencer las objeciones, h a b i t u a l m e n t e con éxito. Pero en algunas familias n o pudimos entrevistar a todas las personas adecuadas, a veces por el veto de algún p a r i e n t e que inicialm e n t e había aceptado, en ocasiones p o r q u e el p a r i e n t e e n cuestión rehusó su cooperación. L o s detalles de estas omisiones se dan en cada u n o de los estudios de que se informa. E l l e c t o r verá que, en general, logramos entrevistar a todas las personas q u e quisimos. Vimos todas estas familias a diferentes horas del día. Las vimos cuando la enferma estaba en un estado psicótico agudo y c u a n d o aparentemente estaba bien; vimos las reacciones de la familia c o m o un sistema total, de c a d a u n o de sus subsistemas, y de cada uno de sus miembros, frente a la m e j o r í a de la enferma y frente a recaídas posteriores posibles o reales. T r a t a m o s a todas las familias de las que se i n f o r m a aquí d u r a n t e m á s de tres años hasta el momento de r e d a c t a r este estudio. Habiendo reunido nuestros datos en forma de notas y de grabaciones, se hizo una transcripción completa de estas últimas, TOIBU. las cuales se conservan. De cada juego de grabaciones y transcripciones, se h i / o un in-

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dice de concordancia y d e este expediente e x t r a j i m o s los once informes siguientes. E n el undécimo le d a m o s al lector una vi­ sión más exacta del desarrollo cronológico del proceso propiamen­ te dicho de una investigación. E n este caso e x p o n e m o s al lector los datos en una e t a p a intermedia, entre los datos iniciales y las historias finales. Hemos sustituido, n a t u r a l m e n t e , los n o m b r e s y tomado toda clase de precauciones p a r a asegurar el a n o n i m a t o total de las per­ sonas. Con excepción de los cambios en n o m b r e s , lugar y ocupa­ ción, todas las conversaciones se reproducen al pie de la letra. E n función de la fenomenología misma, este estudio es limitado desde el punto de vista metodológico y heurístico. L a mayor parte de nuestros datos están e n f o r m a de entrevistas. A pesar de la naturaleza r e l a t i v a m e n t e sistemática del muestreo que hicimos de la familia a través de tales entrevistas, nuestro estudio sobre estas familias está lejos de ser c o m p l e t o , debido a que, en primer lugar, la mayoría de estas entrevistas se realizaron en nues­ tros propios consultorios y n o en los hogares de las familias y. en segundo lugar, lo q u e es m á s serio, u n a entrevista no es pro­ piamente una situación familiar que se p l a n t e a en forma espon­ tánea. Estamos también insatisfechos con nuestro m é t o d o de registro. Su principal limitación es q u e todos nuestros registros que conser­ vamos están limitados a las discusiones verbales y audibles de los miembros de la familia en nuestra presencia. A u n cuando una colección permanente de registros magnéticos significa un progreso frente a las notas clínicas q u e se hacen d u r a n t e las entrevistas o después de ellas, esto solo puede considerarse c o m o un paso hacia los registros audiovisuales permanentes. Nuestros hallazgos se presentan c o n m u y pocas interpretaciones, ya sea existencialistas o psicoanalíticas. E l psicoanálisis se ha ocu­ pado de la relación e n t r e el inconsciente y la c o n d u c t a manifiesta. E l psicoanalista frecuentemente hace interpretaciones en relación con los motivos, experiencias, acciones e intenciones del sujeto analizado, que éste desaprueba o de los q u e n o se d a cuenta. El lector advertirá que hemos s i d o . m u y parcos en hacer interpreta­ ciones de esta naturaleza e n relación con los miembros de estas familias. E n nuestra opinión, es indudable que en todas estas familias las experiencias imaginarias d e los m i e m b r o s de la familia y los motivos, acciones o intenciones que resultan sobre la base de tal

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experiencia, son en su m a y o r í a desconocidos p a r a las personas mis¬ mas. P o r lo t a n t o , n o es posible ocuparse a d e c u a d a m e n t e con un p r o b l e m a básico tal c o m o , p o r ejemplo, la sexualidad sin estar preparados p a r a atribuirles a los agentes participantes ideas ima­ ginarias, d e los cuales ellos mismos son inconscientes. De cual­ quier m o d o , en este volumen n o hemos intentado esto. N u e s t r a discusión y nuestros comentarios sobre c a d a familia es­ tán limitados a lo q u e nos parece tener un f u n d a m e n t o innegable. Deducciones sobre experiencias que los sujetos mismos niegan y respecto a motivos e intenciones que el agente mismo desaprueba, presentan dificultades de validez que n o pueden ser superadas en el nivel fenomenológico al q u e nos hemos limitado. E n términos generales nos ha parecido conveniente limitar la presente o b r a en esta forma, en ocasiones a u n a costa de n o estar en posibilidades de consignar lo que consideramos c o m o elemen­ tos básicos en la d i n á m i c a d e la familia. P o r lo t a n t o , en este libro el lector e n c o n t r a r á c o m p r o b a d a s las contradicciones bastante manifiestas que plantean estas fami­ lias, sin u n a m a y o r e x p l o r a c i ó n de los factores subyacentes que puede suponerse q u e las generan y las sustentan. E n el segundo t o m o nos p r o p o n e m o s ir m u c h o más adelante en la interpretación de los datos. O t r a limitación, q u e creemos necesaria en la transición de u n a perspectiva clínica a u n a sociofenomenológica, es q u e nuestra tota­ lización de la familia misma, c o m o sistema, es incompleta. Nues­ tro informe de c a d a familia está polarizado en un g r a d o conside­ rable hacia la inteligibilidad de la experiencia y de la c o n d u c t a de la persona q u e ha iniciado ya una c a r r e r a c o m o "esquizofré­ nica". De esta m a n e r a , el foco queda un poco en la enferma iden­ tificada, o en la relación madre-hija, o en la persona d e n t r o de un n e x o , más bien que en el n e x o mismo. Creemos q u e esto es, históricamente, inevitable. E l hecho de que este estudio sea transícional constituye a la vez su debilidad y su fuerza, ya que espe­ ramos q u e constituirá un puente entre los esfuerzos pasados y fu­ turos p o r e n t e n d e r la locura. 4

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Pensamos q u e en este libro se demuestra que la e x p e r i e n c i a y la c o n d u c t a de los esquizofrénicos es m u c h o más comprensible, desde el p u n t o de vista social, de lo q u e han supuesto la mayoría de los psiquiatras. 4 Véase J . - P . Sartre (1960); y R. D. Laing y D. C. Cooper (1964). op. cit. 5 Véase Goffman. Erving (1961). Asylums. Nueva York. Doubleday Anchor.

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E n c a d a caso especial hemos t r a t a d o de responder a la p r e g u n t a : ¿Hasta q u é p u n t o la experiencia y la conducta de aquella persona que h a iniciado ya u n a carrera de "esquizofrénica" es comprensible a la luz d e la praxis y del proceso de su n e x o familiar? Creemos que la transformación en el punto de vista que estas descripciones entrañan y demandan a la vez tiene una importancia histórica no menos radical que la transformación del punto de vista demonológico en clínico, hace trescientos años.

F A M I L I A I. LOS

ABBOTT

M A Y A es una m u j e r alta, morena, de veintiocho años. E s hija única. H a s t a la edad de ocho años vivió con su m a d r e y con su p a d r e que era gerente de un almacén. Desde entonces, hasta los c a t o r c e años, estuvo c o m o evacuada con un m a t r i m o n i o de edad, sin hijos, y de los catorce a los dieciocho años, en que p o r p r i m e r a vez fue admitida en el hospital, estuvo n u e v a m e n t e con sus padres. H a pasado nueve, de sus últimos diez años, en el W e s t Hospital. PERSPECTIVA CLÍNICA

L a "enfermedad" de Maya se diagnosticó c o m o esquizofrenia pa¬ ranoide. P a r e c í a que se presentaba sin causa a p a r e n t e . E l inform e d e una t r a b a j a d o r a social psiquiátrica, basado e n entrevistas c o n su m a d r e y su padre, describía la aparición del padecimiento de la siguiente m a n e r a : L a enferma parece haber sido c o m p l e t a m e n t e n o r m a l en su c o n d u c t a hasta un mes antes de su admisión en el hospital. P o r supuesto que había estado p r e o c u p a d a p o r su t r a b a j o e n la escuela, p e r o los padres estaban acostumbrados a esto, y p o r experiencias anteriores consideraban sus temores totalm e n t e infundados. U n a tarde llegó a casa de la escuela y dijo a sus padres que la directora quería que dejara la escuela. L o s padres se preocuparon i n m e d i a t a m e n t e porque sabían que esto no era cierto. E n lo sucesivo, la enferma insistió en lo mismo en varias ocasiones. Después dijo que n o podía d o r m i r y posteriormente tuvo la convicción de que e n t r a b a n a la casa ladrones. Se prescribió un sedante pero la enferma, al principio, se rehusó a tomarlo. U n a vez, c u a n d o lo hizo, se quedó sentada en la c a m a t r a t a n d o de seguir despierta, a pesar de la medicina. E n t o n c e s pensó que su padre la estaba envenenando y un día h u y ó de la casa y le dijo a u n vecino que su padre trataba de envenenarla. L o s padres la encontraron finalmente y la trajeron a casa. N o parecía temer a su padre y discutía el asunto con toda c a l m a con él, pero se rehusaba a aceptar que él n o pretendía desembarazarse de ella. Se llamó a un médico quien aconsejó q u e se le tratara inmediatamente. L a enferma estaba deseosa de ser t r a t a d a y entró al hospital c o m o enferma voluntaria. Diez años después los padres nos dieron el mismo informe. E n los diez años anteriores su conducta había permitido preci31

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sar manifestaciones clínicas en el sentido de que tenía alucinaciones auditivas y q u e presentaba u n a despersonalización; manifestaba signos de c a t a t o n í a ; presentaba una disminución en su afectividad y un aislamiento a m i s t a . E n ocasiones se le consideraba c o m o "impulsiva". E n términos más fenomenológicos, la enferma se sentía más c o m o u n a m á q u i n a q u e c o m o u n a persona; carecía de la sensación de q u e sus motivos, sus acciones y sus intenciones fueran coherentes; estaba m u y confusa en c u a n t o a su identidad a u t ó n o m a . Sentía la necesidad de moverse y h a b l a r con u n a corrección estudiada y escrupulosa. A veces sentía q u e sus pensamientos estaban controlados p o r otros y decía q u e n o ella, sino sus "voces", la hacían pensar. E n n u e s t r o informe, d a d o q u e n o enfocamos nuestro estudio desde u n a perspectiva clínica sino fenomenológica social, n o pod r e m o s dividir n u e s t r o estudio en términos de categorías clínicas. Los signos y los síntomas clínicos q u e d a r á n dispersos en la inteligibilidad ( c o m p r e n s i ó n ) social del relato que sigue: L o q u e p r e t e n d e m o s es d e m o s t r a r que las experiencias de M a y a y sus acciones, especialmente las consideradas como más esquizofrénicas, se h a c e n comprensibles si se les ve a la luz de su situación familiar. E s t a "situación" n o es sólo la familia vista por nosotros desde fuera, sino la "familia" e x p e r i m e n t a d a o sentida por cada u n o de sus m i e m b r o s , desde d e n t r o . N u e s t r a p r e g u n t a fundamental es: ¿en qué medida la experiencia y la c o n d u c t a esquizofrénicas de M a y a son ininteligibles a la luz de la praxis y del proceso d e su familia? ESTRUCTURA DE LA INVESTIGACIÓN

Nuestra imagen de esta familia se basa en las siguientes entrevistas. Entrevistas Madre Padre Hija Hija y Hija y Madre Madre,

madre padre y padre p a d r e e hija

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LOS A B B O T T

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E s t o representa c i n c u e n t a horas de entrevista, de las cuales cuar e n t a fueron grabadas.

SITUACIÓN DE LA FAMILIA

E l señor y la señora Abbot parecen personas tranquilas, c o m u n e s y corrientes. C u a n d o Maya tenía dieciocho años la señora A b b o t fue descrita p o r u n a trabajadora social psiquiátrica c o m o "una m u j e r de lo más agradable que parecía afectuosa y con la q u e se podía convivir fácilmente". E l señor A b b o t tenía un aire tranq u i l o pero afable. P a r e c í a "un h o m b r e m u y sensible, p e r o menos p r á c t i c o que su m u j e r . N o parecía estar dispuesto a h a c e r m u c h o p o r su familia. T e n í a una salud excelente o impresionaba al entrevistador c o m o 'una personalidad m u y estable* ". M a y a n a c i ó c u a n d o su madre tenía veinte años y su p a d r e treinta. C u a n d o n a c i ó su hija, la señora había estado leyendo acerca de u n a excavación en u n a tumba maya. "Precisamente el n o m b r e p a r a m i hijita", pensó. E l padre y la m a d r e estuvieron de a c u e r d o en que hasta el mom e n t o en que se le m a n d ó fuera del hogar, a los o c h o años, M a y a h a b í a sido la consentida de su papá. É l la despertaba t e m p r a n o en la m a ñ a n a y n a d a b a n juntos. Siempre estaba de a c u e r d o con él. Se sentaban m u y cerca el uno del o t r o a la mesa y era él ú n i c o que rezaba con ella por las noches. F r e c u e n t e m e n t e hacían largos paseos juntos. F u e r a de visitas cortas a su hogar, Maya vivió lejos de sus padres desde los o c h o hasta los catorce años. C u a n d o volvió a su casa p a r a vivir permanentemente con ellos n o t a r o n q u e había c a m b i a d o . Y a n o era más su niñita. Deseaba estudiar. Y a n o quería ir a n a d a r , ni quería hacer largos paseos con su p a d r e . Y a n o q u e r í a rezar con él. Quería leer la Biblia, ella misma, sola. L e o b j e t a b a a su padre el que quisiera manifestarle su afecto sentándose j u n t o a ella d u r a n t e las comidas. Q u e r í a sentarse lejos de él. Ni t a m p o c o q u e r í a ir al cine con su m a d r e . E n su casa, quería m a n e j a r las cosas y hacer las cosas p o r sí misma, c o m o (ejemplo d a d o p o r su m a d r e ) lavar un espejo sin decírselo antes a su m a d r e . Estos cambios en M a y a mencionados p o r sus padres en f o r m a retrospectiva c o m o los primeros signos de su enfermedad, nos parece q u e son sólo simples manifestaciones de desarrollo. L o interesante es la discrepancia e n t r e la opinión de los padres sobre estos cambios y la nuestra.

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M a y a concebía c o m o su principal dificultad, seguramente c o m o su tarea m á s importante en la vida, el logro d e su a u t o n o m í a . H a y que ser capaz de pensar p o r sí mismo, de resolver las cosas por sí mismo. Y o n o puedo. L a gente puede asimilar las cosas, yo no. Y o olvido la m i t a d del tiempo. A u n lo que r e c u e r d o n o es un recuerdo verdadero. E s necesario resolver las cosas p o r si mismo. P a r e c e que los padres siempre vieron con inquietud todas las manifestaciones d e u n a a u t o n o m í a en desarrollo p o r p a r t e de Maya, incluyendo naturalmente los esfuerzos p o r separarse de ellos y p o r h a c e r las cosas por su p r o p i a iniciativa. L a i n q u i e t u d d e los padres n o ha disminuido en la actualidad. P o r e j e m p l o , su m a d r e objetaba el que p l a n c h a r a sin ser vigilada, a u n c u a n d o dur a n t e el último a ñ o estuvo t r a b a j a n d o e n u n a lavandería sin ning ú n c o n t r a t i e m p o . E l señor y la señora A b b o t consideraban el h e c h o de q u e su hija aplicara su propio "criterio", independientem e n t e del de ellos, c o m o un sinónimo d e "enfermedad", y c o m o un rechazo de ellos. Su m a d r e decía: Pienso que estoy dedicada absolutamente a u n a cosa — e s t á bien lograr q u e ella esté b i e n — digo, c u a n d o e r a n i ñ a y — de diez años yo siempre podía c o r r e g i r lo que estaba m a l — h a c e r algo en relación con ello, p e r o esta e n f e r m e d a d h a sido tan c o m p l e t a m e n t e . . . — nuestras relaciones h a n sido diferentes — vea usted, M a y a e s . . . — en lugar de a c e p t a r todo — c o m o c u a n d o yo le decía, "negro es negro", probablemente lo hubiera creído, pero desde q u e está enferma, n u n c a h a a c e p t a d o nada más. T i e n e que r a z o n a r todo ella sola, y si n o lo puede hacer, n o acepta lo que yo digo — lo que n a t u r a l m e n t e es muy distinto p a r a mí. "Desde su enfermedad", c o m o ellos le dicen, se h a v u e l t o más "difícil". Y a n o "se a d a p t a " c o m o lo hacía. E l hospital la h a puest o p e o r en este aspecto, aun c u a n d o M a y a sentía q u e le h a b í a ayud a d o a "usar su propio criterio", más q u e antes. E l usar el p r o p i o criterio ocasiona naturalmente el tener experiencias propias. L o q u e p a r a M a y a e r a "usar mi propio criterio" y "desear h a c e r las cosas p o r m í misma", era p a r a sus padres "precocidad" y "brillantez". H a s t a los dieciocho años M a y a estudió con e m p e ñ o y a p r o b ó todos sus exámenes; Se refugió, c o m o decía, en sus libros c o n t r a lo q u e l l a m a b a las "impertinencias" de sus padres. L a a c t i t u d de sus padres se hizo e x t r e m a d a m e n t e equívoca, a r r o g a n t e y condescen-

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diente al mismo tiempo, penosa p a r a ellos y con u n a preocupación angustiosa p o r ella. Decían q u e e r a m u y inteligente, quizá "demasiado inteligente". P e n s a b a n q u e t r a b a j a b a demasiado. Q u e no tenía ninguna distracción pues leía t o d o el tiempo, p o r lo cual había que quitarle su lectura. Su m a d r e decía: Acostumbrábamos ir al c i n e en aquellos días y yo decía ¿eh?, y a veces ella decía, "no c r e o que podré ir al cine esta noche, m a m i , tendré q u e h a c e r u n a tarea". Y entonces yo le decía, "está bien, estoy decepcionada", o que había pensado en ir o "bueno, iré sola", y entonces ella decía, "bueno, iré". E n realidad había que obligarla casi siempre a salir. C u a n d o M a y a decía que sus padres ponían dificultades para sus lecturas, ellos lo negaban en t o n o divertido. Insistía en que había querido leer la Biblia; ambos r e í a n a n t e la idea de q u e le ponían dificultades p a r a esto y el p a d r e , r i e n d o todavía, decía: "¿para qué quieres leer la Biblia precisamente? Esa clase de información la puedes e n c o n t r a r , y m u c h o m e j o r , en otros libros". Consideraremos a h o r a con m á s detalle algunas imputaciones repetidas que hacían a M a y a t a n t o sus padres c o m o los psiquiatras. Durante diez años, en todos los informes psiquiátricos se le describió c o m o apática, reservada, inafectiva, aislada, hostil, con una disminución de su afectividad. Sus padres también la veían así. L o habían dicho tan frecuentemente, desde que tenía catorce años, que no tenía sentimiento, que se p o d r í a h a b e r pensado que se había acostumbrado de buen g r a d o a a c e p t a r este calificativo, sin embargo, cuando se le "acusaba" de ello, se s o n r o j a b a y se enojaba. Ella, por su parte, pensaba que n u n c a se le había dado afecto y que tampoco se le había p e r m i t i d o manifestar su afecto espontáneamente y que la razón de m u c h o de lo que se llamaba su impulsivismo era su desesperación y su frustración por este motivo, por ejemplo, el incidente que o c a s i o n ó su reingreso al hospital ocho años antes, c u a n d o se le dijo q u e había agredido a su m a d r e con un cuchillo. M A Y A : B u e n o , ¿por qué te a t a q u e ? Quizá buscaba algo, algo de lo que carecía, afecto, tal vez fue avidez de afecto. MADRE: N O podías tener n a d a d e eso. Siempre piensas que eso es "empalagoso". M A Y A : B u e n o ¿cuándo m e l o diste? MADRE: B u e n o , si yo te iba a besar, decías, "no seas empalagosa". M A Y A : Pero nunca he sabido que tú me dejaras besarte.

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M a y a hizo la observación que sus padres n u n c a se la imaginab a n , o la "veían" c o m o "una persona" / ' c o r n o l a persona que soy". Se sentía atemorizada p o r esta falta de r e c o n o c i m i e n t o y se lanzaba c o n t r a ellos c o m o u n a forma de auto defensa. P e r o esto, natural¬ m e n t e , era algo demasiado sorprendente p a r a sus padres, que en n i n g ú n m o m e n t o podían c a p t a r ningún sentido en esta acusación. M a y a insistía en que su padres no tenían n i n g ú n afecto verdadero p o r ella porque n o sabían, y n o querían saber, lo q u e ella sentía, y también que no le permitían expresar n i n g ú n c a r i ñ o espontáneo p o r ellos, p o r q u e esto n o era forma de "adaptarse". C u a n d o Maya decía que se h a b í a vuelto m á s lista después de que se h a b í a despojado de sus sentimientos, su m a d r e replicaba: "buen o , ya eras muy lista". Esto no se refería a n i n g u n a característica h i p o m a n i a c a de la m u c h a c h a , ya que esto n o existía. O t r o rasgo de su falta de sentimientos se pone en claro p o r el p r o b l e m a de si era o n o t o m a d a en serio. C o m o decía M a y a , su padre . . . se reía con frecuencia de cosas q u e y o le decía, y yo n o podía ver de qué se reía. Creía que se t r a t a b a de cosas m u y serias. Desde los cinco años, cuando yo p o d í a d a r m e cuenta, no sabía de qué se reía. L o s dos, m i p a d r e y m i m a d r e , se ponían de acuerdo en c o n t r a de mí. Y o le hablaba a mi padre de la escuela y él acostumbraba reírse. Si le c o n t a b a mis sueños se reía a c a r c a j a d a s y m e decía que n o m e p r e o c u p a r a . E r a n i m p o r t a n t e s p a r a m í en aquella época: frecuentemente tenía pesadillas. A c o s t u m b r a b a reírse de ellas. J u g a b a m u c h o conmigo c u a n d o era niña, pero eso n o es igual. Su m a d r e se quejaba con nosotros de que M a y a n o quería comprenderla; su padre pensaba lo mismo y a m b o s se sentían ofendidos porque ella no les decía n a d a de ella m i s m a . L a respuesta de los padres a esta situación e r a interesante. L l e g a r o n a pensar que M a y a tenía poderes mentales excepcionales, t a n t o así que estaban convencidos que podía leer sus pensamientos. P o r ejemplo, PADRE: Si yo estaba a b a j o y alguien e n t r a b a y preguntaba c ó m o estaba M a y a y si yo subía i n m e d i a t a m e n t e , M a y a m e decía: "¿qué has estado diciendo de m í ? " Y o decía: "nada". E l l a decía: "sí lo has hecho, te oí". " A h o r a , e r a tan e x t r a o r dinario que sin saberlo M a y a e x p e r i m e n t é c o n ella, y c u a n d o lo confirmé pensé, "bueno, haré p a r t í c i p e de m i confidencia a la señora Abbott", entonces se lo dije, y ella replicó "oh,

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n o seas tonto, es imposible". Entonces yo dije: "está bien, esta n o c h e , c u a n d o llevemos a M a y a en el automóvil m e voy a sentar j u n t o a ella y me voy a c o n c e n t r a r en ella. Diré algo y tú observarás lo q u e sucede". C u a n d o estuve sentado dijo: "¿no te i m p o r t a r í a sentarte en el o t r o lado del automóvil? N o p u e d o escudriñar los pensamientos de p a p á " Y e r a cierto. A h o r a bien, siguiendo con lo mismo, un d o m i n g o dije, e r a invierno: "Ahora M a y a se sentará en la silla de costumbre, y estará leyendo un libro. T ú tomas un periódico y yo tomaré u n periódico y yo te diré la p a l a b r a y . . . " Maya estaba ocup a d a leyendo el periódico, y —le hice una seña a m i m u j e r y entonces m e c o n c e n t r é en M a y a detrás del periódico. Cogió el periódico — s u — revista o lo que fuera y se fue al c u a r t o de enfrente. Y su m a d r e dijo: "Maya, ¿a dónde vas? N o he puesto la calefacción." M a y a dijo: "No puedo entender — n o — n o p u e d o llegar al fondo del cerebro de papá. N o puedo profundizar el pensamiento de papá." Esta clase de e x p e r i m e n t o s h a c o n t i n u a d o desde antes de su primera "enfermedad" hasta el presente y n o se descubrieron sino hasta después que esta investigación se había venido realizando por más de un a ñ o . D e a c u e r d o con esto, sólo con grandes dificultades p o d r í a n continuarse considerando las ideas de influencia de M a y a ' c o m o la manifestación de un proceso patológico individual, ya se conciba c o m o orgánico, c o m o psíquico o c o m o a m b a s cosas. C l í n i c a m e n t e "padecía" "ideas de influencia". Insistía repetidamente en su sensación de que, a su pesar, influía en otros en u n a forma adversa y que otros podían influir en ella y de hecho la influían en forma indebida, también a pesar de sus propios esfuerzos p o r contrarrestarlo. A h o r a bien, en general, la naturaleza de las influencias recíprocas que las personas pueden ejercer y ejercen unas sobre otras, es más bien incierta. Es u n c a m p o en el que la fantasía t r a t a de producir un hecho. Sería m á s fácil, ciertamente, discutir la preocupación de M a y a a este respecto si existieran ideas más claras entre la población sana sobre lo que sucede y puede suceder en conexión con esto. E n forma específica, sería m u y i m p o r t a n t e para nosotros conocer las respuestas a las siguientes preguntas. ¿Qué influencia pensaban el padre y la m a d r e de M a y a que tenía ésta r e a l m e n t e sobre ellos? ¿Qué influencia pensaban q u e podían tener o tenían, o debían haber tenido sobre ella? ¿Qué influencia trataron de ejercer sobre ella?

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¿Qué influencia se i m a g i n a b a q u e u n a persona podría tener sobre otra, especialmente a c t u a n d o a distancia, y p a r t i c u l a r m e n t e por medio de la oración, la telepatía, el c o n t r o l del pensamiento, lo que más p r e o c u p a b a a M a y a ? Sin las respuestas a tales p r e g u n t a s nadie puede e m p r e n d e r la evaluación y dilucidación de las ilusiones de M a y a sobre u n a influencia recíproca. E s t e principio es válido, según nos parece, p a r a todos los casos de interpretaciones semejantes. En el presente caso, las ideas d e influencia resultan comprensibles desde el p u n t o de vista social si r e c o r d a m o s que sus padres se dedicaban, en forma activa, a t r a t a r de influir en ella, que creían que podía leer sus pensamientos y q u e e x p e r i m e n t a b a n con ello y le negaban q u e lo estuvieran h a c i e n d o . A d e m á s , al a t r i b u i r estos poderes e x t r a o r d i n a r i o s a M a y a , c r e í a n , sin n i n g u n a d u d a , que ella ni siquiera sabía lo que pensaba o hacía. L a queja de M a y a de q u e su m a d r e y su p a d r e "influían" en ella en alguna forma les h a c í a "reír", p o r lo que n o sorprende que especialmente en su casa estuviera irritable, nerviosa y confusa. Sólo d u r a n t e el curso de nuestra investigación admitieron, frente a ella, lo que habían estado haciendo. M A Y A : B u e n o , c r e o q u e n o deberían hacerlo; n o es natural. PADRE: N O lo hago; n o l o hice, pensaba: "bueno, estoy haciendo algo i n c o r r e c t o , n o q u i e r o hacerlo". M A Y A : Pienso q u e la f o r m a en q u e r e a c c i o n o demuestra que es i n c o r r e c t o . PADRE: Y sucedió algo, e n relación c o n esto, h a c e algunas semanas: se le a n t o j ó u n a d e las faldas d e su m a d r e . M A Y A : N O fue así; m e la p r o b é y m e quedó. PADRE: B u e n o , tenían q u e ir con u n a modista —alguien h a b r á r e c o m e n d a d o a la modista. L a señora A b b o t t fue p o r ella y dijo: ¿ c u á n t o cuesta? L a señora dijo: " c u a t r o chelines"; la señora A b b o t t dijo, "no; debe haberle costado m u c h o más que eso". E n t o n c e s ella dijo: "bueno, su esposo m e hizo un favor h a c e algunos años y n u n c a se lo he pagado". Y o n o sé q u é fue. L a señora A b b o t t p a g ó n a t u r a l m e n t e más. C u a n d o M a y a volvió a casa dijo: "¿conseguiste la falda, m a m i ? " E l l a dijo: "sí, y costó m u c h o d i n e r o también, Maya". Maya dijo: " N o puedes e n g a ñ a r m e ; m e dijeron q u e c u a t r o chelines." M A Y A : N O , yo creía que e r a n siete. PADRE: N O , dijiste c u a t r o — e x a c t a m e n t e — y m i m u j e r m e m i r ó y yo m e le q u e d é viendo. A h o r a , si puedes e x p l i c a r esto; yo n o puedo.

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U n a idea de referencia que tenía era que algo, que ella no podía entender, sucedía e n t r e sus padres en relación, a p a r e n t e m e n t e , con ella. Seguramente que así era. C u a n d o se les entrevistó a todos juntos el p a d r e y la m a d r e estaban continuamente haciéndose señas, guiños y gestos, sonriéndose maliciosamente, en forma tan obvia p a r a el que los entrevistaba, que veinte minutos después de la entrevista lo c o m e n t ó con ellos; sin e m b a r g o continuaron en la misma f o r m a negándolo. L a consecuencia, según nos parece, de esta incapacidad de los padres p a r a reconocer la validez de semejantes comentarios hechos p o r Maya, fue que ésta n o pudo saber cuándo percibía o c u á n d o se imaginaba lo que sucedía entre sus padres. Estos intercambios n o verbales, ostensibles a u n q u e no confesados, entre el p a d r e y la m a d r e e r a n , de hecho, públicos y completamente obvios. M u c h o de lo que podía tomarse c o m o paranoide en M a y a e r a el resultado de que ella desconfiaba de su p r o p i a desconfianza. N o podía creer realmente que sucediera lo que ella veía que sucedía. O t r a consecuencia era que ella n o podía distinguir fácilmente entre actos que habitualmente no tienen por objeto ni se consideran una forma de comunicarse, p o r ejemplo, quitarse los anteojos, parpadear, frotarse la nariz, fruncir el entrecejo, etc., y otros que sí lo son. Y e r a n precisamente estos actos, sin embargo, los q u e sus padres usaban c o m o "pruebas" para ver si Maya los c a p t a b a , pero u n a parte esencial en este juego q u e practicaban los padres e r a que, si se c o m e n t a b a n , la contestación era en forma festiva: "¿qué quieres decir?, ¿qué es eso?", etcétera. Además de atribuirle diferentes poderes asombrosos, los padres a u m e n t a b a n además su confusión diciéndole que n o podía pensar, recordar ni h a c e r lo que ella pensaba, recordaba y hacía. Es ilustrativo c o m p a r a r en forma detallada lo que ello y su m a d r e tenían que decir en relación con la supuesta agresión a la madre, que precipitó su reingreso al hospital (véase p. 2 5 , supra). Según su m a d r e , M a y a la agredió sin motivo. E r a el resultado de su enfermedad que se presentaba de nuevo. L a m a d r e insistía c o n t i n u a m e n t e con M a y a p a r a que tratara de recordar. Maya, sin e m b a r g o , dijo en una ocasión que podía r e c o r d a r el hecho perfectamente. Estaba c o r t a n d o carne. Su m a d r e estaba parada detrás de ella, diciéndole c ó m o debía hacer las cosas correctamente, y que, c o m o siempre, lo estaba haciendo mal. Sintió que algo iba a estallar d e n t r o , si no actuaba. Se volvió y blandió el cuchillo c o n t r a su m a d r e , y en seguida lo tiró al suelo. N o supo t



FAMILIA I

por q u e lo hizo. N o estaba a p e n a d a p o r lo que había pasado, pero quería e n t e n d e r l o . Decía que e n esa é p o c a se sentía bien; n o creía que hubiera t e n i d o que ver n a d a c o n su "enfermedad". E r a responsable d e ello. Sus "voces" n o le h a b í a n dicho que actuara en esa forma. D e c u a l q u i e r m o d o , decía, las voces e r a n sus propios pensamientos. Nuestra i n t e r p r e t a c i ó n es q u e t o d o el episodio p u d o haber pasado inadvertido en cualquier h o g a r c o m o u n a manifestación de un estado de exasperación, c o m ú n y c o r r i e n t e , e n t r e madre e hija. N o nos fue posible e n c o n t r a r u n a zona en la personalidad de Maya que n o estuviera sujeta a oposiciones de diferentes clases. P o r ejemplo, piensa que c o m e n z ó a imaginarse "cosas sexuales", c u a n d o volvió a su casa, a los c a t o r c e años. E s t a b a acostada en su c a m a preguntándose si sus padres t e n d r í a n relaciones sexuales. Comenzó a e x c i t a r s e s e x u a l m e n t e y a masturbarse. Sin embargo, era muy tímida y se m a n t e n í a a l e j a d a de los muchachos. Se sentía cada vez más e x c i t a d a con la presencia física de su padre. Objetaba el que él se r a s u r a r a en el m i s m o c u a r t o , c u a n d o ella se desayunaba. T e n í a temores de que sus padres supieran que tenía pensamientos de o r d e n sexual en r e l a c i ó n c o n ellos. T r a t a b a de hablarles de esto, ¡>ero ellos le decían que no tuviera pensamientos de esta clase. L e s d e c í a que se m a s t u r b a b a , y ellos decían que no lo hacia. L o q u e sucedió entonces se infiere, n a t u r a l m e n t e , pero cuando les dijo a sus padres en presencia del entrevistador que todavía se masturbaba, sus padres simplemente le dijeron que no lo hacia. Según r e c u e r d a , a la edad d e q u i n c e años comenzó a sentir que su padre ocasionaba estos pensamientos d e orden sexual y que sus dos padres t r a t a b a n de influir en ella en cierta forma rara. Intensificó sus estudios, absorbiéndose en sus libros, p e r o comenzó a oír en su cabeza lo q u e estaba leyendo, y c o m e n z ó a oír sus propios pensamientos. E n t o n c e s luchó esforzadamente p o r pensar claramente sus propios pensamientos. P e n s a b a sus pensamientos, oyéndolos en su cabeza, sus cuerdas vocales e m i t í a n su voz, su mente tenía una parte a n t e r i o r y otra posterior. Sus movimientos venían de la parte a n t e r i o r d e su mente. Así sucedían. Estaba perdiendo toda sensación de ser el agente de sus propios pensamientos y palabras. 1

i Por razones que se dieron en la introducción, nos limitamos considerablemente a la fenomenología convencional de estas situaciones familiares. Decididamente aquí y en cualquier otra familia, el material que presentamos está lleno de pruebas de la lucha de cada uno de los miembros contra su propia sexualidad. Maya, sin duda, actúa con base en su propia experiencia

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N o sólo a m b o s padres de Maya contradecían sus recuerdos, sentimientos, percepciones, motivos, intenciones, sino que h a c í a n imputaciones q u e e r a n , en forma curiosa, contradictorias e n t r e sí y, al m i s m o tiempo, q u e hablaban y actuaban c o m o si supieran m e j o r q u e M a y a lo q u e recordaba, lo que h a d a , lo que se i m a g i n a b a , lo q u e deseaba, lo q u e sentía, si estaba contenta o si estaba c a n sada, este c o n t r o l se ejercía con frecuencia en una forma q u e resultaba desconcertante. P o r ejemplo, en u n a ocasión Maya dijo que deseaba salir del hospital y q u e pensaba que su m a d r e trataba de que se q u e d a r a en él, a pesar de q u e ya n o le era necesario c o n t i n u a r i n t e r n a d a . L a m a d r e replicó: C r e o q u e M a y a e s t á . . . — creo que M a y a reconoce q u e . . . todo lo q u e deseaba realmente p o r su propio bien, yo lo haría — h m ? (ninguna respuesta) — N o hay limitaciones de ninguna clase — digo si hay que hacer algunos cambios, los haré con gusto a no ser que fuera completamente imposible. N a d a podía h a b e r estado más alejado de lo que Maya reconocía en aquel m o m e n t o . P e r o se observan muchas aseveraciones mistificadas en la declaración. T o d o lo que Maya deseaba se califica en forma más decidida con los términos "realmente" y "para su p r o p i o bien". L a señora Abbott, naturalente, era a r b i t r o (i) de lo q u e Maya r e c o n o c í a ( n ) de lo que Maya "realmente" deseaba, en contraste c o n lo que ella podía pensar que deseaba, ( m ) de lo que e r a por su p r o p i o bien, (iv) de lo que era u n a limitación o un c a m b i o , (v) de lo que era posible. Maya, en ocasiones, comentaba en una forma bastante lúcida estas mistificaciones. P e r o esto era más difícil para ella q u e p a r a nosotros. Su principal dificultad radicaba en q u e n o podía saber c u á n d o confiar en sus propias percepciones y m e m o r i a o en las de su padre y de su m a d r e o bien desconfiar de ellas. L a investigación cuidadosa sobre esta familia revela que n o se podía confiar en lo que los padres le decían a ella sobre ella, sobre ellos, sobre lo q u e pensaban que ella pensaba q u e ellos pensaban, ni siquiera sobre lo que podía verse y oírse directamente. sexual, particularmente en la forma de desdoblamiento, proyección, negativisrao, etc. Aun cuando está más allá de la limitación impuesta por nosotros a nuestro enfoque particular en este libro el discutir estos aspectos, el lector no debe suponer que queremos negar o reducir al mínimo la acción de la persona sobre sí misma (lo que el psicoanálisis llama habitualmente mecanismos de defensa), especialmente por lo que toca a sensaciones sexuales surgidas frente a miembros de la familia, es decir, en relación al incesto.

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M a y a sospechaba esto, pero sus padres consideraban precisamente estas sospechas c o m o su enfermedad, y se lo decían. E l l a , p o r este motivo, dudaba con frecuencia de la validez de sus propias sospechas: muy frecuen temen te negaba e q u i v o c a d a m e n t e lo que decía, en ocasiones inventaba u n a historia p a r a apoyarse en ella, p o r ejemplo, que había estado en el hospital c u a n d o tenía ocho años con ocasión de su primera separación de ellos. N o resulta muy e x t r a ñ o el h e c h o de que M a y a tratara de encerrarse en su propio m u n d o a u n q u e al m i s m o tiempo sintierst con p e n a que n o era una persona a u t ó n o m a . Sin e m b a r g o , pensaba que, a fin de lograr cierta independencia de sus padres, necesitaba cultivar lo que llamaba "autoposesión". E s t o tenía varias consecuencias. Si yo no fuera d u e ñ a d e m í misma n o estaría en ningún lugar, porque estaría m e t i d a en una mezcla de otras cosas. C o m o hemos visto, sin e m b a r g o , era precisamente este intento de autonomía lo que sus padres consideraban c o m o "su enfermedad", ya que esto ocasionaba que ella n o " e n c a j a r a " con ellos, que fuera "difícil", "precoz", "demasiado inteligente", "demasiado orgullosa", y los culpara. Maya trataba de explicarse en estos términos: A c e n t ú o los defectos de los demás p a r a reconquistar m i p r o p i o dominio. N o e n c a j o a d e c u a d a m e n t e con la gente: N o es orgullo. Mi m a d r e me molesta siempre. Siempre m e ataca. Siempre trata de enseñarme c ó m o a p l i c a r mi criterio. N o se puede decirle a u n a persona que aplique su criterio c o n t r a su voluntad. Siempre ha sido así con mi m a d r e . Y o m e siento ofendida. P e r o en otras ocasiones d u d a b a del v a l o r de sus Decía:

impresiones.

N o m e molesta, p e r o yo así lo considero. P o r eso reacciono en contra. Necesito c a l m a r m e . Siempre pienso que necesito criticarla a mi vez, rebelarme y p o n e r m e necia, reconquistar mi propio dominio. Sentía que el padre y la m a d r e t r a t a b a n d e i m p o n e r sus opiniones sobre ella, que t r a t a b a n de "obliterar" su pensamiento. P e r o se le había enseñado a suponer q u e esto e r a pensar en algo insensato, que esto era precisamente su "enfermedad".

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Así, buscaba un refugio transitorio e n su propio mundo, en su m u n d o privado, su coraza. H a c e r esto, sin embargo era ser "negativa", en la jerga de sus padres: "introvertida" en el lenguaje psiquiátrico. C u a n d o n o asumía una actitud tan combativa, una actitud defensiva c o m o lo que e r a capaz de asumir, Maya podía admitir que se sentía m u y insegura de sus facultades. L a s cosas no eran siempre ciertas. N u n c a se m e permitió hacer nada yo sola, por Jo tanto, n o aprendí a h a c e r las cosas. E l m u n d o no parece completam e n t e real. Si n o se hacen las cosas, entonces las cosas n u n c a son totalmente reales. El c a m b i o p e r t u r b a b a su precario sentimiento de identidad. N o se c ó m o enfrentarme a lo inesperado. Por eso m e gustan las cosas claras y limpias. Entonces no pasa nada inesperado. P e r o esta claridad y esta limpieza tenían que venir de ella misma, n o ser impuestas p o r la e x a c t i t u d o la "precisión" de sus padres. A c o s t u m b r a b a considerarlo c o m o una amenaza cuando era más joven, c u a n d o n o tenía libertad de actuar en otra forma, p e r o a h o r a p u e d o a c t u a r distinto: pero su "exactitud" M R h a c e desear entender por qué son tan exactos, por qué hacen las cosas c o m o las hacen y p o r q u é yo soy como soy. R e p e t i d a m e n t e negaba toda clase de sentimientos por su parte y todo interés por los sentimientos de o t r a gente. Mi m a d r e es u n a persona con la que viví. N o siento ning u n a otra cosa más que eso. Si algo le pasara la e x t r a ñ a r í a y seguiría pensando en ella, p e r o n o cambiaría en nada m i c a m i n o . N o tengo sentimientos profundos. Simplemente n o soy así. P e r o sí sabía con seguridad lo que es el miedo. c u a n d o u n a tía le g r i t ó recientemente.

P o r ejemplo,

L o sentí e x a c t a m e n t e . . . he visto con frecuencia c ó m o se encoge el gato y sentí lo mismo dentro de mí. E l l a m i s m a negaba ser la responsable de sus propios pensamientos, en g r a n parte, según parece, para eludir la crítica Y la incapacidad. Yo n o pienso, piensan las voces.

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Ellas hacían eso a sus lecturas y h a d a n "críticas" de personas q u e le aterraría h a c e r ella misma. Así c o m o n o era ella, sino sus voces, las que pensaban, así tampoco ella, sino su c u e r p o , e r a el que a c t u a b a . T o d o está fuera d e m i control. Había r e n u n c i a d o a t r a t a r de "averiguar" lo que les pasaba a sus padres o a c u a l q u i e r o t r a persona. Sólo puedo v e r u n aspecto del asunto: el m u n d o a través de mis ojos y n o p u e d o verlo a través de los ojos de nadie más, c o m o lo h a c í a . Esta r e n u n c i a a c u a l q u i e r deseo de "ponerse en el caso" de otros e r a en p a r t e u n a t á c t i c a defensiva, pero e r a también u n a expresión del h e c h o d e q u e ella estaba sin saber qué hacer, sinceramente. E n c u e n t r o difícil conservar un empleo porque yo n o sé qué pasa en la m e n t e de otras gentes, y ellas parecen saber lo que estoy pensando. N o m e gusta que pregunten n a d a porque no siempre sé lo que piensan las demás personas. N o p u e d o a r r e g l á r m e l a s con su forma de vida. N o vivo en su m u n d o . N o sé lo q u e piensan ni lo que buscan, y tampoco lo pretendo (dirigiéndose a su m a d r e ) . L o s padres veían los esfuerzos de M a y a p o r "su propio dominio", c o m o debidos sólo a u n a "naturaleza egoísta", a "ambición", ""enfermedad" o "falta de sentimientos". Así, c u a n d o M a y a t r a t a b a de encerrarse en su propia coraza, vivir en su p r o p i o m u n d o , enterrarse en sus libros (para usar sus expresiones) su p a d r e y su m a d r e consideraban esto, como hemos visto, c o m o un golpe terrible o u n a contrariedad. L a única vez d u r a n t e nuestras entrevistas en que la señora Abbott comenzó a llorar fue c u a n d o , h a b i e n d o h a b l a d o de la muerte de su propia madre, dijo que M a y a n o q u e r í a comprenderla, porque sólo estaba interesada en sus propios problemas. L a señora A b b o t t insistía persistentemente en lo m u c h o que deseaba y pedía q u e M a y a r e c o r d a r a algo si eso ayudaba a los médicos a llegar al fondo de su enfermedad. Pero que pensaba q u e tenía q u e decir c o n insistencia a M a y a que ella ( M a y a ) n o podía "realmente" r e c o r d a r n a d a , p o r q u e (según nos explicó)

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M a y a estaba siempre dispuesta a pretender que n o estaba real¬ m e n t e enferma. C o n frecuencia le preguntaba a Maya respecto a sus recuerdos e n general, a fin de (según ella) ayudarla a darse c u e n t a de que estaba enferma, demostrándolo en diferentes ocasiones o bien q u e estaba amnésica, o que h a b í a c a p t a d o m a l los hechos, o que sólo se imaginaba que recordaba lo que creía que r e c o r d a b a , porq u e lo h a b í a oído de su m a d r e o de su padre en u n a fecha posterior. Este r e c u e r d o "falso" pero "imaginario" e r a t o m a d o en c u e n t a por la señora Abbott con gran preocupación. A M a y a también le p r e o c u p a b a y la desconcertaba. F i n a l m e n t e la señora Abbott nos dijo (no en presencia de M a y a ) que rogaba que Maya n o recordara n u n c a su "enfermedad" p o r q u e ella (la m a d r e ) pensaba que el hacerlo la inquietaría. De hecho, pensaba esto con tanta firmeza, que le parecía que sería "espléndido" que M a y a nunca recordara su enfermedad, jaun c u a n d o ello significara que tenía que permanecer en el hospital!" H u b o u n m o m e n t o , curioso y revelador, c u a n d o h a b l a b a de lo m u c h o q u e significaba p a r a ella el que M a y a se aliviara. L a señ o r a A b b o t t había dicho que para Maya el estar "bien" significaría q u e volvería a "estar con ella". H a b i t u a l m e n t e h a b l a b a de su devoción p o r Maya, c o m o reclamando gratitud de ella, pero en esta ocasión habló de otra m a n e r a . H a b í a estado diciendo que p r o b a b l e m e n t e Maya tenía temor de "sanar". R e c o r d ó u n a "verd a d casera" que le había dicho recientemente u n a amiga respecto a su relación c o n Maya. M e dijo —sabe—, bueno, usted no puede vivir la vida de otros por ellos; hasta se le podría castigar por hacerlo. Y m e acuerdo que pensé: "qué cosa tan terrible es pensar", pero en seguida pensé que podía tener razón. M e causó u n a gran impresión. Me dijo: "tiene la vida p a r a vivir, y ésa es su vida; usted no puede ni debe vivir la vida de nadie". Y pensé después: "bueno, probablemente, está m u y bien. Este pensamiento, sin embargo, fue pasajero. E n lo que antecede hemos e x a m i n a d o varios "signos" y "síntomas" que están reconocidos casi umversalmente en el m u n d o psiq u i á t r i c o c o m o "causados" por un padecimiento, es decir, un proceso patológico orgánico, posiblemente determinados en g r a n parte por factores genéticos constitucionales que destruyen o dificultan la capacidad del organismo para e x p e r i m e n t a r o a c t u a r en diferentes formas.

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E n relación con la despersonalización, los síntomas catatónicos y paranoides, la disminución de la afectividad, el retraimiento a m i s t a y las alucinaciones auditivas, la confusión en los "límites del ego", nos parece, q u e en este caso, es más probable que sean la manifestación de la experiencia recíproca y de la interacción c o n sus padres. Parecen estar en armonía con la realidad social en que vivió. Podría argumentarse, p o r lo q u e toca a nuestra reconstrucción histórica, que los padres pudieron haber estado reaccionando en u n a forma a n o r m a l en presencia de una hija anormal. Los datos difícilmente resisten esta tesis. Su m a d r e y su padre revelan cla­ r a m e n t e , en la actualidad, que lo que ellos consideran sobre todo c o m o síntomas de enfermedad es lo que nosotros consideramos c o m o personalización en desarrollo, realización, autonomía, espon­ taneidad, etc. Según su propio testimonio, todo hace pensar que éste es el caso en el pasado también. Sus padres consideraban c o m o tensión n o tanto la pérdida sino el desarrollo de su yo.

A P É N D I C E L I S T A de algunas de las imputaciones ambiguas y puntos de vista de la m a d r e , del p a d r e y de la hija. M u c h a s de ellas, a u n q u e n o todas, h a n sido comentadas antes. (Resumidas de las grabaciones.)

O [unión

de la hija

O/tsnión de la madre y del ¡mdre Los padres dijeron:

Ella dijo: L a oscuridad cayó sobre c u a n d o t e n í a o c h o años.

ella

N o fue así. Su m e m o r i a falla. Se imaginaba esto. E s t o demostró una "falla mental".

Estuvo p e r t u r b a d a emocionalm e n t c e n t r e los o c h o y los catorce años.

N o estaba.

C o m e n z ó a masturbarse c u a n d o tenía q u i n c e años.

No lo

Se m a s t u r b a a c t u a l m e n t e

No lo hace.

T e n í a pensamientos de orden sexual en relación con su padre y su m a d r e .

N o los tenía.

hizo.

Se p r e o c u p a b a por sus exámenes.

N u n c a se p r e o c u p ó porque siempre resultó a p r o b a d a y n o tenía necesidad de preocuparse. E r a muy inteligente y t r a b a j a b a m u cho. Además n o pudo haberse preocupado p o r q u e ellos lo hubieran sabido.

Su m a d r e y su padre trataban de impedirle leer.

Absurdo: y necesitaba que se le separara de los libros. L e í a demasiado.

Su m a d r e y su padre trataban de influir sobre ella en distintas formas.

Absurdo: y los esfuerzos p o r influir en ella p o r medio de oraciones, telepatía, control del pensamiento.

No estaba segura si ellos podían leer sus pensamientos.

Pensaban que conocían sus pen¬ snmientos m e j o r que ella.

APÉNDICE

Opinión

Opinión

de la hija

No estaba segura si podía los pensamientos de ellos.

leer

Podía r e c o r d a r la "agresión" a *u m a d r e bastante c l a r a m e n t e pero no la podía explicar.

de la madre y del padre

P e n s a b a n que tenía poderes telepáticos, etcétera.

N o lo podía r e c o r d a r .

E r a responsable de ello.

N o e r a responsable. E s t a b a enferma. E r a p a r t e de su enfermedad el decir que podía recordar esto y que era responsable de ello.

Su m a d r e e r a culpable de q u e se le hubiera m a n d a d o fuera de la casa c o m o resultado de este episodio.

N o e r a así. E l l a (la m a d r e ) ni siquiera sabía q u e iba al hospital c u a n d o el m é d i c o las condujo en el automóvil.

r asesu enfermedad la q u e le haSus padres decían que q u e r í a nqueE ella aliviara, peronolodeseaban. cía decir cosas c o m o éstas.

Ponerse bien equivalía a: comprender p o r qué había a g r e d i d o a su m a d r e ; ser capaz de usar su propio criterio con confianza en sí misma.

N o necesita c o m p r e n d e r nada. Su enfermedad la hizo actuar así. Desde que estaba e n f e r m a Maya se había vuelto m á s difícil, p o r ejemplo:

Si n o se p e r m i t e h a c e r las cosas p o r u n o m i s m o las cosas se vuelven irreales.

I. Q u e r í a hacer la cosas sola sin preguntarlas antes o decírselos. I I . N o t o m a b a e n c u e n t a la opin i ó n de ellos. T a t a b a de hacer su p r o p i o c a p r i c h o en todo.

N u n c a p o d í a estar segura si se imaginaba los sentimientos o si realmente los tenía.

I I I . T r a t a b a de r e c o r d a r las cosas desde niña y si n o podía, se i m a g i n a b a lo q u e sucedía.

N o sabía dillas.

Debería olvidarlas.

por q u é

tenía

pesa-

" Y o n o c r e o que los sueños sean n a d a mío. Son sólo cosas que m e suceden." (la m a d r e )

F A M I L I A II. LOS

BLAIR

E N CONTRASTE con la familia A b b o t t , se habla admitido que la familia B l a i r le habla p r o p o r c i o n a d o un ambiente desfavorable a su hija L u c í a antes d e q u e se iniciara esta investigación. Sin embargo, n i n g u n o de los numerosos psiquiatras a cuyo cuidado había estado d u r a n t e doce años h a b í a insinuado nunca que la "esquizofrenia" que "padecía" p u d i e r a ser comprensible en alguna forma. L a opinión sustentada e r a que L u c í a , de treinta y ocho años de edad, "padecía u n a esquizofrenia crónica", y que su familia, desgraciadamente, a g r a v a b a su estado.

PERSPECTIVA CLÍNICA

L u c í a había sido a d m i t i d a p o r p r i m e r a vez a un hospital psiquiátrico doce años antes d e que c o m e n z a r a nuestra investigación. Durante los siguientes diez años p e r m a n e c i ó internada. Después se hicieron esfuerzos p o r conservarla c o m o enferma externa, viviendo con sus padres, p e r o estos esfuerzos fracasaron después de seis meses. Los expedientes hospitalarios revelaban, d u r a n t e años, los terribles informes habituales, tan típicos de las descripciones d e esquizofrenia. Su afectividad está disminuida. T i e n e alucinaciones auditivas, ideas de referencia e influencia, ideas diversas de persecución. Dice que le d a n t o r m e n t o y la c o r t a n en pedazos: siente que las gentes ponen en su cabeza ideas de orden sexual desagradables. Sufre de pensamientos vagos y borrosos. Especula sobre temas religiosos: se e n c u e n t r a desconcertada y confundida respecto al significado de la vida. C u a n d o c o m e n z ó la investigación se consideraba que no h a b í a m e j o r a d o en n i n g u n o de estos aspectos y q u e era, p o r a ñ a d i d u r a , m á s impulsiva. Se decía que había estado padeciendo de una disminución en el control sexual, y había tenido un embarazo y la habían esterilizado. N u n c a llegó a casarse, pero había tenido u n a n i ñ a en el transcurso de la guerra, que fue adoptada. V a m o s a hacer un r e l a t o de esta familia en términos sociales fenomenológicos, sin t r a t a r de h a c e r e n c a j a r nuestros datos d e n t r o de los cánones de la clasificación clínica. Sin embargo, nuestra intención continúa enfocada hacia el objetivo de hacer compren39

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sible la "esquizofrenia" de esta persona a la luz del sistema familiar, de su praxis y de su proceso. ESTRUCTURA DE LA INVESTIGACIÓN

Entrevistas

Número

Hija M a d r e e hija M a d r e , p a d r e e hija

5 13 1 *9

Esto representa veinte horas de entrevista de las cuales nueve fueron grabadas.

dieci-

SITUACIÓN DE LA FAMILIA

I Dentro de la casa de los Blair, el tiempo n o h a pasado desde antes de que comenzara el siglo. E l jardín del frente está cubierto de u n a profusión de árboles, plantas y maleza. E l interior es asfixiante y oscuro. L a sala de espera y el recibidor al frente están llenos de objetos de arte y chucherías de las épocas victoriana y eduardiana. El señor Blair, a u n q u e ahora tiene sesenta y o c h o años y está inválido p o r u n a artritis reumatoide, es todavía decididamente el jefe de la casa. Se casó con la señora B l a i r hace c u a r e n t a años, c u a n d o ella tenía veinticuatro y tuvieron dos hijas, L u c í a y Mamie, c u a t r o años m e n o r q u e la primera, que m u r i ó poco después que L u c í a fue i n t e r n a d a en el hospital. P o r una t e m p o r a d a corta, después del matrimonio, vivieron con los padres de la señora Blair. Después volvieron a su casa actual, propiedad de la m a d r e del señor Blair. Ella c o n t i n u ó viviendo en la casa, con la h e r m a n a m e n o r del señor B l a i r , quedando la esposa del señor B l a i r prácticamente c o m o su sirviente. L a herm a n a del señor B l a i r m u r i ó c u a n d o L u c í a tenía diecinueve años, y su m a d r e c u a n d o tenía veinticinco. L a casa se h a conservado e x a c t a m e n t e c o m o estaba c u a n d o el señor Blair e r a un niño. E l señor Blair es el segundo hijo, con un h e r m a n o mayor y una h e r m a n a menor. L a señora Blair describía unas relaciones curio-

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sas y ambiguas entre su m a r i d o , la m a d r e y la h e r m a n a m e n o r de él y la esposa de su h e r m a n o , p o r el hecho de que él e r a tiranizado por ellas y al m i s m o t i e m p o las tiranizaba. P e r o toda la familia parece haber sido m u y rara. E l relato de la señora B l a i r , en presencia de L u c í a , sobre su vida inicial de casada es e x t r a o r d i nario desde todos puntos de vista. T r a b a j a b a en u n a fábrica d e municiones d u r a n t e la p r i m e r a G u e r r a Mundial, p e r o al t e r m i n a r la guerra n o tenía dinero y sus padres no podían sostenerla. L o s padres del señor B l a i r estaban en la misma situación. Q u e r í a n que el señor B l a i r se fuera de la casa. P o r q u e la esposa de su h e r m a n o estaba esperando su prim e r hijo y necesitaban u n a habitación más. Q u e r í a n que se casara pronto; entonces yo dije: está bien, p e r o n o quiero dejar el trabajo hasta q u e tenga suficiente dinero. Ellos dijeron "caerá muy bien el dinero". Me indujeron a casarme antes de que estuviera p r e p a r a d o mi propio nido. E n t o n c e s tuve que a c o m o d a r m e c o n mis padres. Esto les convino, porque se les podía h a b e r reprochado si algo resultaba m a l . É l n o estaba p r e p a r a d o p a r a ser un verdadero m a r i d o . Sólo m e quería p a r a ser la n i ñ e r a de los hijos. A l g o indigno de él. Su defecto es la a r r o g a n c i a . T o d a la familia es así. E n contraste, la señora B l a i r idealiza a su p r o p i a familia. Seg ú n ella, tenía un padre " e x t r a o r d i n a r i a m e n t e afectuoso y jovial", "una m a d r e , que era u n a sabia", y un h e r m a n o m a y o r "bueno", que, a diferencia de su esposo y de la h e r m a n a de él, era afectuoso c o n los niños, y todo en su familia era adorable. Sin embargo, resultó q u e la jovialidad de su p a d r e se traducía frecuentemente en burlarse de todo lo que le decía; la sagacidad d e su m a d r e incluía el hecho de aconsejarle que n o tratara de dejar a su m a r i d o porque las dificultades serían m u y grandes. Su h e r m a n o había estado en u n hospital psiquiátrico d u r a n t e c u a r e n t a años. L a señora Blair hace m u c h o s comentarios en relación con su esposo y su familia. T o d o lo dice en u n a forma tan m o n ó t o n a y sosa que a r r u l l a a quien la escucha, sin que pueda darse c u e n t a de la i m p o r t a n c i a del c o n t e n i d o de su relato. L a esposa de su h e r m a n o decía que yo había dicho que la m a d r e cíe éste era u n a m a l a persona. Me lo e c h a b a n en cara. E l viejo, el padre, no podía caminar, estaba clavado en su silla. Me dijo: "dicen que la estás volviendo loca, Amelia". Esta c u ñ a d a contaba que yo decía toda clase d e cosas que en realidad no decía. Dijo que había estado en el descanso de

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la escalera escuchando. Y o no le vi ahí. Entonces dije: "ya n o volveré p o r aquí." Entonces fui y les dije en casa y dijeron "es u n a lástima, consiguió un t r a b a j o p o r allí. Qué vas a hacer de todos modos". Entonces la c u ñ a d a se m e acercó un día en l a calle y quiso arreglar las cosas. M e dijo que siempre habíamos sido buenas amigas. Q u e por lo tanto tenía yo obligación d e no seguir peleando. Y o n o había dicho nada de eso de su m a d r e . Y o sólo dije que quería educar a las niñas lejos d e allí. Q u e no quería su influencia. N o tenían consideración. M i tiempo n o significaba nada para ellos. A c o s t u m b r a b a n tenerme de pie d a n d o vueltas con la niñita. E s t a b a n dispuestos a ser testigos falsos. D u r a n t e la g u e r r a fui atropellada por un automóvil. Me llevaron al hospital sospechándose u n a fractura de cráneo. C u a n d o el señor B l a i r llegó, dijo q u e según el parte médico la enfermedad se debía a que h a b í a alcohol de por medio. M e trasladaron a o t r o hospital y mi m a r i d o llevó a mi madre y a m i c u ñ a d a . E n t r a r o n m u y elegantes, mi marido y la tía Inés, la c u ñ a d a . C u c h i c h e a r o n y le dijeron a mi padre que yo h a b í a sido atropellada después de h a b e r estado en una taberna. Sólo años después m e di cuenta de que alguien debió h a b e r m e obligado a beber alcohol para que m e sintiera m e j o r . M u c h a gente n o m e hablaba. U n a amiga me dijo: "¿por q u é n o te sacudes eso?" Y o dije: "No me molesta. Si alguien piensa que estaba b o r r a c h a , n o m e importa." Esto sólo d e m u e s t r a que si n o está u n o muy l i s t o . . . mi m a r i d o dice q u e y o n o tengo experiencia del m u n d o . E n aquella ocasión, L u c í a esperaba su hijo. Si yo n o hubiera tenido este accidente h a b r í a yo podido ayudarle más. H a b r í a p o d i d o h a c e r lo que yo quería. P e r o como estaban las cosas esta c u ñ a d a l a tuvo en su casa seis semanas. Su pad r e n o q u e r í a saber n a d a de q u e estuviera en nuestra casa. Y o la quería. L a forma m o n ó t o n a de h a b l a r de la m a d r e es sumamente importante, ya q u e la p a u t a q u e sirve p a r a q u e sus padres juzguen que L u c í a está p e r t u r b a d a , es el hecho de demostrar cierta vivacidad o excitación, o de elevar el tono o el volumen de su voz. Según la señora B l a i r , su m a r i d o h a b í a sido víctima de la violencia de su m a d r e y de su h e r m a n o mayor. Más tarde había adoptado u n a a c t i t u d de sobreprotección, primero frente a su herm a n a y más tarde frente a su m u j e r y su hija, a c o m p a ñ a d a de manifestaciones de r e n c o r c o n t r a ellas y c o n t r a su madre. C u a n d o v o l ó el techo d u r a n t e la guerra su m a d r e se cayó y él le dio de puntapiés. Se lo dije a alguien. Decían: "son

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sólo nervios". É l h a tenido tantas enfermedades e n casa que siempre h a vivido en tensión. A h o r a se está volviendo m u y n e u r ó t i c o . N o se debe h a b l a r sino c u a n d o él quiere que le hablen. E r a áspero con L u c í a . Se ponía furioso p o r la cosa más insignificante. E n una ocasión le dio u n golpe terrible y al día siguiente tenía un enorme m o r e t ó n en la espalda. M i m a d r e n o estaba en esa época. N o h a b í a testigos. L a gente decía que debía yo hacer algo en relación c o n esto. Se p r e o c u p a b a p o r aquella m u c h a c h a (la h e r m a n a del señ o r B l a i r ) , más q u e m i m a d r e . . . Se vigilaba a la m u c h a c h a c o m o se hacía en dos generaciones anteriores a la de mi m a dre, c r e o yo, si a l g u n a vez las cosas fueron asi. N o sé —depende de las novelas que u n o lee— a cuántas personas se trataba así; es ridículo; n o había ninguna confianza, siempre bajo sospechas. Y o n o l o podía entender, porque y o siempre tuve libertad. Y o iba c o n la época. Ellos estaban m u y alejados de la é p o c a en su actitud frente a las mujeres. L a señora B l a i r decía q u e su m a r i d o vigilaba todos los movimientos d e L u c í a , le pedía que diera cuenta de todos los m i n u t o s q u e p a s a b a fuera de l a casa, le decía que si salía sola la r a p t a r í a n , la violarían o la m a t a r í a n . C u a n d o ella tenía e n t r e quince y veinte años trataba d e t r a e r algunos amigos a casa, p e r o su pad r e los rechazaba y la ridiculizaba. Su p a d r e (y el h e r m a n o , la m a d r e , la c u ñ a d a y la h e r m a n a de él) la aterrorizaban con historias de lo que le sucedería si n o contaba con la "seguridad" de su hogar. C r e í a que le hacía bien el que la "hicieran fuerte" e n esta forma. Ridiculizaba todas las ideas que tenía: la desanimaba en sus ideas de ser capaz de seguir una carrera; y decía que se e n g a ñ a b a a sí misma, que era "necia", etc., si pensaba que alguien la q u e r í a o la t o m a b a en serio. 1

A h o r a bien, en t a n t o que esto es lo que la señora B l a i r le decía a L u c í a e n relación con su padre y en ausencia de éste, p o r l o general n o está de a c u e r d o con L u c í a cuando Lucia dice las mism a s cosas, a u n c u a n d o él n o esté presente y además, p o r muchosaños se t o m ó e n t r e ellos el a c u e r d o de que estando él presente la m a d r e debería estar de su parte. L o s cambios de la señora Blair, semejantes a los del camaleón, se v e r á n m á s c l a r a m e n t e después. i Recordamos al lector una vez más que somos totalmente conscientes de las deducciones que se desprenden de esto, es decir, de la lucha del señor Blair con sus sentimientos incestuosos inconscientes frente a Lucía, de los celos que sentía la madre de Lucía y de su esposo, y de la fijación de Lucía misma a su padre.

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Nos dijo que pensaba que n u n c a h a b í a estado en aptitud de h a b l a r libremente sobre ella m i s m a y de revelar su propio yo, a u n c u a n d o sabía c ó m o era su p r o p i o yo. T o d a su vida se le había juzgado "al revés", p o r sus padres y sus parientes. Consecuentemente había evitado h a b l a r de ella o de L u c í a con nadie. Describe su vida de joven en la siguiente forma: Oh, el h o n o r y todo lo demás de irrealidad y artificialidad n o hay duda de ello, las mujeres tenían tan limitado su pensamiento, p o r excederse en h a c e r l o , pero actualmente es diferente, ya n o encuentran esa salida: h a b l a r m u c h o de las personas. Y o n o pienso así. Y n a t u r a l m e n t e muchas mujeres tienen el privilegio de salir a t r a b a j a r , en lugar de estar contemplando las paredes y esperando la siguiente crítica respecto a c ó m o viven; así era c o m o vivían antes las mujeres: esperando sólo que se les criticara; así es c o m o yo lo veo. Y c o m o digo, n u n c a a b o r d o el tema de c ó m o soy porque, c o m o digo, he tenido u n a experiencia desagradable, y entonces, n a t u r a l mente, c u a n d o salí de la escuela y trabajé se hablaba m u c h o de mí, m e imagino, teniendo la cabeza roja, las personas vienen y m e dicen "usted es esto", y "oh, sabe, usted es aquello", y esa clase de cosas, s a b e . . . p u r a necedad. Se pueden leer artículos respecto a esta clase de cosas, pero n o significan n a d a p a r a mí, n o creo q u e sepan de lo que están h a b l a n d o realmente. Q u i e r o decir q u e la gente es diferente según con quien esté, y n o se puede p o n e r u n determinado m a r b e t e a nadie, a n o ser en cuestiones de honestidad, y n a t u r a l m e n t e la seriedad y la formalidad son d* ese tipo; n o hay que dudar: ahí están. Y la familia de su esposo: L a f a m i l i a . . . bueno, yo he pensado las mismas cosas que tú, L u c í a , todo lo que haces está m a l , según ellos. Parece que constituyen un j u r a d o . Se sienten superiores a todos p o r alguna razón. E s t o es lo q u e le moletsa. E r a exagerado. Dicen: "pasa en todas las familias", pero esto era u n a ciencia. D u r a n t e u n a larga temporada después de su m a t r i m o n i o , tuvo muchas dificultades con la h e r m a n a de su esposo, hasta que m u r i ó . Pensaba que su h e r m a n a política estaba trastornada mentalmente. Siempre estaba hablando de las personas. C o m o al señor Blair, le gustaba asustar a los niños, sólo que ella lo hacía comentando pasajes terroríficos de la Biblia y diciéndoles que eso les pasaría a ellos.

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E r a r a r a . É l (el señor Blair) tenía que h a c e r todo lo que ella quería. Su madre se ocupaba de eso. Ella (la h e r m a n a ) acostumbraba manejarlo y m a n d a r l o . N u n c a se casó. Inválida, con artritis, vivía con ellos y todo en la casa giraba alrededor de ella, y aun era ella quien opinaba, más que la señora Blair, en la forma de educar a las niñas. A las niñas les decía el señor B l a i r que deberían a t e n d e r a su tía, en tanto que a la señora B l a i r se le trataba como su niñera. Se sentía totalmente impotente. Ni siquiera p u d o evitar que la tía L u c í a fuera la m a d r i n a de Lucía. A esta tía se le confirió autoridad frente a todos sus sobrinos y sobrinas, es decir, con los hijos de su o t r o h e r m a n o también. C o n frecuencia pensó en dejar a su m a rido p e r o n o tenía dinero y nadie le podía ayudar. E s t a b a n los niños, a los que habla que sostener. N o había esperanzas ni ayuda. A h o r a que su m a r i d o se h a vuelto casi inválido le tiene menos temor y ya n o se siente, en verdad, ligada a él. N o lo quiero. N o m e gusta su actitud frente a la gente, especialmente frente a las mujeres, pero m e explico p o r qué es así — p o r q u e h a visto tantos problemas en su vida: m u c h a necesidad y muchos inválidos, y ha tenido m u c h a s enfermedades. N o h a habido más que enfermedades d u r a n t e toda nuestra vida de casados, en su familia, y h a b l a r de enfermedades, y en parte, esto ha hecho de él lo que es, supongo; yo n o lo disculpo. N o lo disculpo porque él, a u n c u a n d o se trate de ayudarlo, se resiste algunas veces, si se siente r a r o , es que es cierto. C u a n d o le ayudo a vestirse n u n c a se pone en u n a posición que m e permita hacerlo con facilidad. Siem>re sabe c ó m o hacer difícil ajustarle el cuello. Usted sabe, evantar la cara primero y en seguida yo tengo que estar haciendo esfuerzo. Sabe que tengo un p u l g a r m a l y mis dedos lastimados. Así es él. N o m e gusta esa clase de gente, n u n c a rae gustará. A u n q u e m e volviera u n a m o n j a , esa gente n o m e gustaría para nada. N o lo puedo tolerar. Y o no d i g o . . . si han pasado tantas cosas y sufrido t a n t o y perdido tanto, n o se puede tolerar. H a b r í a que resignarse, a reírse c u a n d o se es joven, pero uno es muy tonto c u a n d o es joven, a n o ser que pertenezca uno a una clase m u y especial, pero yo no, c o m o ve usted.

Í

Necesitamos tener aquí la seguridad de lo que es evidente y de lo que sólo es una deducción. L o evidente, en forma clara, es que en la actualidad la señora Blair expresa las anteriores opiniones respecto a su marido y su familia, con insistencia y claridad.

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P u e d e n ser o n o ser ciertas. Si n o son ciertas, la s e ñ o r a B l a i r es p r o b a b l e m e n t e u n a ps ico tica. Si lo son, entonces su m a r i d o prob a b l e m e n t e lo es, o ambos.

II T o d o el r e l a t o de L u c í a sobre sí misma se caracteriza, e n p r i m e r lugar, p o r la incertidumbre en c u a n t o a la i m p o r t a n c i a o seriedad d e los temas que trata, y, en segundo lugar, por dudas respecto a si describe hechos reales o si todo es p r o d u c t o de su imaginación. N o p u e d o confiar en lo que veo. N o llega a t e n e r u n a base. N o llega a confirmarse de ninguna m a n e r a ; n a d a más flota ¿sabe? C r e o que ése es probablemente mi p r o b l e m a . C u a l q u i e r cosa que diga n o se apoya en nada. Es t o d o debido a la imaginación. Se le pone un alto, fracasa, algo así, ya sea p o r q u e sólo es parte de la verdad de las cosas, y sin e m b a r g o n o p u e d o defenderlo; n o creo que tenga u n a v e r d a d e r a comprensión de mi situación. ¿Qué puedo hacer? ¿ C ó m o puedo volver a tener seguridad? N o tengo seguridad d e n a d a . Nunc a estoy segura de lo que la gente está diciendo, ni siquier a d e si dicen algo. N o sé lo que está r e a l m e n t e m a l , si hay algo m a l . E s t o ofrece a los psiquiatras la o p o r t u n i d a d de "diagnosticar", e n t r e otras cosas, "trastornos en la ideación". Estos "trastornos del p e n s a m i e n t o " son el esfuerzo de L u c í a p o r describir hechos que son ambiguos y que n o es capaz de c o n c e p t u a r c l a r a m e n t e y para los q u e n o tiene las palabras adecuadas. Difícilmente se podría esp e r a r de ella que los conceptuara, si p o r lo regular n o se les conc e p t ú a a d e c u a d a m e n t e , ni en ningún lenguaje científico ni en los coloquialismos de una psicología elemental. U n o de los objetos de este l i b r o es, en realidad, esclarecer u n a praxis y u n proceso semej a n t e . L a estructura de los acontecimientos que t r a t a d e describir es intrínsecamente difícil de ser percibida y descrita adecuadamente p o r c u a l q u i e r a , debido a su ambigüedad y, además, ella trata de percibir y r e c o r d a r precisamente lo que siente (en nuestra opinión, p r o b a b l e m e n t e en forma correcta) que h a sido m o t i v o de que se le castigara persistentemente p o r percibir. Así, c o m o se describe en un informe psiquiátrico, "tiende a divagar y a ser prolija, tiene dificultad en precisar al asunto, habla e l u d i e n d o el punto". C o n frecuencia se retracta de lo q u e dice o lo limita en tal forma que n o se tiene la seguridad de lo que quiere decir:

LOS

BLAIR

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LUCÍA: B u e n o , es algo que p a r e c e ser t a n vago; parece que n o hay n a d a en ello. Supongo q u e n o h e logrado u n a definición clara de lo que quiero h a c e r en la vida, ésa es la verdad, y n o puedo expresarme c o m o quisiera; parezco ser solam e n t e un hueco. ENTREVISTADOR: Esta sensación, sabe, c o m o usted dice, c o m o las verdades q u e la gente d i c e . . . ¿dijeron que e r a usted mala o qué es? LUCÍA: N O , n o hubo n a d a , e r a — n o sé la p a l a b r a p a r a decirlo — antes e r a capaz de usar las p a l a b r a s p e r o parece que m e h a a p a r t a d o de todo — n o tiene o b j e t o t r a t a r de buscar una p a l a b r a que sencillamente n o se e n c o n t r a r á . Sin embargo, a pesar de su falta de confianza en sus propias percepciones, tiene diversas cosas que d e c i r respecto a su m a d r e y a su padre, a ella misma, y a sus parientes allegados. E n su m a y o r parte, nuestra investigación confirma las observaciones de L u d a . E n parte, p o r atreverse a hacer estas observaciones sus padres h a n insistido en que debía estar en u n hospital psiquiátrico. Consideremos p r i m e r o lo que la m a d r e y la hija tienen que decir del p a d r e de L u c í a . L U C Í A : Al principio, c u a n d o m i p a d r e se casó, ellos querían que saliera d e la casa. £ 1 quiere q u e a m í m e suceda lo que le sucedió a él. Y q u e r í a que a su m a d r e , c u a n d o se estaba m u r i e n d o , le pasara lo que le pasó a él, c u a n d o e r a niño. E l l a era un poco r a r a . É l es rencoroso y vengativo frente a todo m u n d o , especialmente sus familiares. P r i m e r o su m a d r e , lueg o su h e r m a n a , luego su h e r m a n o , a h o r a yo y su h e r m a n o político y su suegra. E c h á n d o l o s a todos p a r a fuera, todos fuera. Sentía que le prohibían ver p o r sí m i s m a y pensar p o r sí misma. N o se tomaba en c u e n t a n i n g u n a expresión de ella, la menospreciaban, la ridiculizaban. Sus amigos e r a n tratados con desprecio. Su m a d r e , según se d a c u e n t a ahora, estaba en u n a "situación difícil". N o podía ponerse del lado de su hija a b i e r t a m e n t e , porque estaba también ella de p o r medio. P e r o L u c í a n o sabía esto en aquella época. C u a n d o e r a niña había t r a t a d o de eludir la influencia absorbente de su padre para tener algún apoyo en su m a d r e . LUCÍA: C u a n d o yo era joven pensaba que m i m a d r e era una autoridad y sabía algo. M e parecía n a t u r a l que fuera u n a autoridad sobre mi padre y sobre la gente en general. Creía

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q u e p o d í a basar mis ideas en lo que ella decía. N u n c a m e i m a g i n é q u e ella podía cometer un error. P u d e h a b e r m e form a d o mis propias opiniones que hubieran sido m u c h o mejores, en l u g a r de apoyarme en las opiniones de otras personas t o d o el tiempo. T e m o que fue esto lo que ocasionó m i p r o blema realmente, basarme en las opiniones de los d e m á s y n o tener u n a opinión propia. P e r o su m a d r e sólo podía aconsejarla basada en lo que ella mism a sabía. Su hija luchaba por su a u t o n o m í a , por confiar en sí m i s m a , t r a t a b a d e ser una persona, pero si la señora B l a i r h u b i e r a v i s l u m b r a d o alguna vez lo que esto significaba, h a b r í a c e d i d o m u chos años antes. MADRE: Dedico mi tiempo a tratar de h a c e r la vida un p o c o m á s fácil. P o r lo que toca a relaciones y todo eso, sencillam e n t e n o está en mi programa. De o t r o m o d o o l v i d a r í a si alguien necesitaba esto o alguien necesitaba lo o t r o . Sólo se c u e n t a con un límite de tiempo en la vida y si u n o es d e esas personas infortunadas que tienen que servir a personas q u e n o pueden h a c e r las cosas p o r sí mismas, bueno, n o h a y m u c h o t i e m p o para analizar. E n c u a n t o a relaciones, n o pienso en ellas. E s m e j o r no hacerlo. L u c í a desarrolló una relación muy estrecha con su h e r m a n a y la p é r d i d a d e esta h e r m a n a , diez años antes, parece haber a u m e n t a d o su desesperación. L U C Í A : C r e o todavía que casi inconscientemente m e h a c e falta m i h e r m a n a . Perdí a m i h e r m a n a h a c e diez años y pienso q u e inconscientemente todavía sufro p o r ella a ú n a h o r a en u n a f o r m a subconsciente de la que en realidad n o soy consciente. D e b o sentirme terriblemente sola, sin d a r m e c u e n t a p o r qué. A u n cuando era casada sólo se alejó m u y p o c o del c í r c u l o familiar. De hecho, vivía bastante lejos d e nosotros. E n la é p o c a en que m u r i ó estaba yo en el hospital, ve, y n o supe g r a n cosa del asunto. E s necesario realmente d a r s e cuenta de la soledad y no dejarse a t u r d i r por ella. L u c í a n o podía evitar darse cuenta de que otra gente r a b a a su familia c o m o rara.

conside-

L U C Í A : N O crea, cuando éramos jóvenes comenzó esta clase de p r o b l e m a y se hizo ostensible y otras personas se d a b a n c u e n t a de él y lo decían. M A D R E : O h , creo que era m u c h a ignorancia. N o olvides que naciste en la edad de la ignorancia.

LOS B L A I R

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LUCÍA: Pero otra clase de gente inteligente notaba que había algo bastante e x t r a ñ o en las relaciones de la familia y lo decían así. aun en aquellos días lejanos. Aun siendo yo niña puedo recordar que tenías q u e escuchar a extraños, a familiares, y sus comentarios. Y o oía p o r casualidad esas cosas. Me parecía que e r a ofensivo que m i m a d r e tuviera que soportar, bueno, que otras personas descubrieran la verdad. Me sentía lastimada p o r ello, que se dieran c u e n t a de la verdad, de cómo eran las cosas. U n a atmósfera desagradable para que en ella vivieran los niños. Y o pensaba que la situación debería arreglarse en alguna forma. Estaba furiosa con la situación de la familia. M e d a b a c u e n t a de la atmósfera en la que crecíamos y de todo en aquella época lejana. Desde entonces sucede. Y no pudo negar totalmente el hecho de percibir las inconsistencias en el hogar. M e predicaban sobre Dios y sobre lo q u e se supone que debemos hacer con nuestras vidas; p e r o nadie lo creía. Se supone que sólo los niños lo creen. Y o creo que yo tengo algo especial que hacer con m i vida. T o d o s lo tienen. Entendí* que todos estamos destinados a h a c e r algo en la vida. N u n c a nadie m e lo explicó. Necesito llegar a mis propias conclusiones, y éstas son también m u y vagas. N u n c a h e hablado con nadie de esto porque es un t e m a tan c o m p l e j o que la mayoría de la gente lo e n c o n t r a r í a p o c o a t r a c t i v o . Descubren cosas desagradables en relación con ellos. Usted es la primera persona con quien he h a b l a d o de esto. Sin embargo, era difícil establecer relaciones directas con otras personas fuera de la familia. L a forma c o m o las veía, c o m o pensaba que la veían a ella, y c o m o se veía a sí m i s m a , era igualmente a través, o por mediación de su padre, a p o y a d o p o r su madre. Mi padre es el que ha sido especialmente así. "Oh, no debes salir. Alguien puede robarte", y todo eso. Probablemente él tiene más esa impresión d e . . . m e p r o d u c e esa impresión más que usted. Usted h a sido siempre u n a de osas personas a las que les gusta ver a las personas l u c h a n d o por lo suyo y llenas de confianza en sí mismas. C r e o q u e por eso me a p o \ o en mi madre, p o r q u e ella es así; ella t r a t a de d a r m e confianza en mí misma. P e r o n o creo que sea la persona adecuada para dármela r e a l m e n t e . . . " " P e r o es el recelo do m i padre por mí, temiendo que m e pudieran r o b a r , que alguna cosa terrible me pudiera pasar. Es m i propia c u l p a . N o me tuvo confianza para nada. Siempre estaré dirigida, desviada por

F A M I L I A II

algún h o m b r e m a l o , astuto y hábil. Usted ve, algo semejante, siempre es así. M e m e t i ó eso en la m e n t e , m i m e n t e subconsciente, que n o m e deja confiar, y siempre seré — s a b e — el lobo feroz vendrá p o r mí; el m u n d o está lleno de lobos enormes y malos; m e h a imbuido esta idea en m i cerebro en ciert a forma, en m i m e n t e subconsciente. Y en ocasiones parece salir a la superficie en todo m o m e n t o , sabe, que el m u n d o está lleno de lobos enormes y malos. Su identidad, tructura:

p a r a ella,

tenía, p o r lo t a n t o , la siguiente

es-

Padre y madre

Ellos (los otros fuera de la familia)

l

2

1

2

Ñ o había paso de L a L (si L -> L representa u n a opinión directa de sí m i s m a ) , a n o ser a través del circuito L - » padre o m a d r e - > L , o L - > p a d r e o m a d r e - > ellos —> L . Esto es, tenía dificultades en verse a sí misma a n o ser c o m o su padre y su m a d r e la veían; o c o m o su padre y su m a d r e le decían "que ellos la veían". H a p e r m a n e c i d o t o t a l m e n t e incapaz de r o m p e r este circuito. C u a n d o trata de verse o ver a "ellos" directamente, o averiguar c ó m o la ven "ellos", c o n t i n ú a oyendo lo q u e su padre le ha dicho o lo que c o n t i n ú a diciéndole en nuestra presencia. L o que oye es, o bien lo que su p a d r e le dice de ella misma (que era u n a perra, u n a prostituta), o lo que le dice "que ellos piensan de ella". Dice de su padre y de "ellos": 1

2

1

2

Mi padre h a criticado siempre m u c h o mi educación y todo. Siempre se m e h a h e c h o sentir q u e n o era muy inteligente y no podría e n f r e n t a r m e al m u n d o . Siempre decía que debería ser "pisoteada". Se pone nervioso de ver que h a g o algo. M e dice q u e soy incapaz de h a c e r n a d a y yo lo creo naturalmente. N o cree en la e m a n c i p a c i ó n de la m u j e r . N o cree que las mujeres se p u e d a n sostener p o r sí mismas. Siempre m e h a h a b l a d o c o m o si todo m u n d o m e tratara

LOS B L A I R



c o m o él m e h a tratado. Decía: "verás que todo el m u n d o te trata igual". É s t a es m i actitud frente a la vida. Siempre lo tengo en mi m e n t e . Siempre se m e representa lo que decía d e m í y lo que m e decía. "Otras personas lo van a h a c e r " y, n a t u r a l m e n t e , m e anticipo a que digan todo eso de mí, siempre. N o me refiero a usted, doctor, sino a personas que realm e n t e querían denigrarme, sólo p o r el gusto de hacerlo. N o sé qué tenían c o n t r a mí, p e r o creo que encuentro m u c h a gente deseosa de hacerlo. É l preferiría tenerme tirada en algún lado y olvidarme. E s o es todo, y acordarse de vez en cuando de mí y m a n d a r m e algunas rosas, y todas esas cosas: "Pobre hija, siempre enferma." M e siento que n o pertenezco a mi familia. H a y algo de — a l g o para desunir todo: mi propia familia, mi padre; he estado t a n t o lejos de ellos. Traté de empezar de nuevo en la vida hace un p a r de años y realmente comencé a hacerlo; p e r o ahí está, tuve este problema otra vez. Esta clase de avisos que llegan a mi cabeza, la palabra e x t r a ñ a que llega a mi cabeza. Sin e m b a r g o , a pesar de esto, trata de conectarse con otras personas. T r a t o de respetar a la gente en la forma en que debe ser respetada. H a b i t u a l m e n t e encuentro una o dos personas entre las enfermas de las que puedo ser amiga íntima. L a s resp e t o y m e respetan. Vimos que la señora B l a i r había resuelto las dificultades de su situación p o r medio de la sumisión. L u c í a n o lo hizo totalmente. C u a n d o cedió se pensaba que sufría de "disminución en la afectividad", y c u a n d o no, se le describía como "impulsiva". . . .pienso que es una especie de espíritu de desafío en m í al que tengo q u e agredir en alguna forma, sabe, todo el tiempo, para decir q u e mis parientes no tienen razón. Soy m u y sensible y fácilmente me altero p o r lo que pasa. M u y sensible; n o sé p o r qué, p o r qué m e he vuelto así, o quizás es n a t u r a l d e n t r o de mi m o d o de ser. N o lo puedo decir e x a c t a m e n t e , en realidad. P o r q u e sigo exaltada, c o m o ve, dedicada a t r a t a r de protegerme, pero esto n o lo entienden bien con frecuencia. L a s personas creen que tengo mal carácter o algo así, c u a n d o todo el tiempo estoy t r a t a n d o de protegerme de los ataques, usted sabe. Su incapacidad p a r a e n c o n t r a r otras personas importantes c o n a u t o r i d a d para c o n f i r m a r o darle validez a sus puntos de vista, la

5*

FAMILIA II

dejó, c o m o vemos, d u d a r de la obra de su experiencia. la dejó descorazonada y desalentada.

Más aún,

Siento que he sido ignorada o simplemente olvidada. Siempre h a sido así en mi vida, la gente sencillamente m e ignora. Dice q u e desconfía de su experiencia porque su voluntad es débil, y q u e n o puede v a l o r a r las palabras y acciones de los demás, y ni siquiera estar segura de si están diciendo algo. Sin embargo, p r o c u r a creer lo que le dicen otras personas, aun cuando piense que están equivocadas. A esto le llama falta de voluntad. E n ocasiones piensa que puede deberse a falta de confirmación, pero n o está segura si sus experiencias no están confirmadas porque, de hecho, son tan erróneas como dicen sus padres. Está muy confusa, y una de las pocas certezas que abriga es la de que es débil de voluntad. Cedería si pensara que se acercaban más a la verdad, sabe, respecto a la i m p o r t a n c i a de las cosas. Estoy dispuesta a ceder, pero n o soy del tipo de gente que se aferra a lo que piensan que es correcto. H e sido muy tímida; he cedido porque ellos eran más fuertes, vea, m e siento que tengo muy poca voluntad; u n a especie de actitud poco decidida. Me siento en el t r a b a j o . . . bueno, siento que me h a n dominado; nadie en particular, todos a mi alrededor, todos con los que m e pongo en c o n t a c t o que tienen algo que ver conmigo, sin ningún interés por mí. M e p r e g u n t o si eso es lo que me ha hecho n o tener voluntad; n o se m e permite expresar mis opiniones. Esto se evita siempre. N o se piensa que tenga una opinión p o r q u e mi opinión es obligadamente incorrecta, sabe. Nadie respeta mi opinión, yo n o pienso. Quizá, quizá mi opinión n o es lo que se dice digna de crédito, quizá yo misma n o soy digna de crédito en ningún aspecto, supongo. Pienso que tengo que admitir que no soy digna de crédito; pienso que tengo que a c e p t a r lo que dicen todos. L o que todos dicen parece que es correcto y que yo estoy equivocada, quisiera saber p o r qué. . . .Perdí la fe en mí misma, naturalmente; n o tengo apoyo, ningún apoyo en cualquier cosa que quiero hacer. Pienso que es una especie de fracaso, una especie de estado de fracaso. N o tengo ningún sostén en absoluto.

III E l señor B l a i r parece haber a c l a r a d o bastante bien lo que esperaba d e L u c í a , y nos lo a c l a r ó suficientemente a nosotros, sin revelar la m e n o r impresión de que sus perspectivas eran insólitas.

LOS B L A I R

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Pensó, en p r i m e r lugar, que L u c í a n o debió haberse rehusado a c o n t i n u a r t o c a n d o el violoncelo c u a n d o tenía dieciséis años. É l toc a b a el violín, y c u a n d o ella dejó de tocar sintió que se había r o t o u n lazo que había entre los dos. L u c í a dijo que se había rehusado a seguir t o c a n d o c u a n d o se dio cuenta q u e él no quería que tocara con n a d i e m á s q u e con él. E l l a quería llegar a ser una música profesional. Según el señor Blair, las mujeres modernas habían a d q u i r i d o la idea de ser independientes. Su hija n a c i ó p a r a ser u n a d a m a . Siempre había habido un l u g a r para ella en el hogar. C o n un a d e m á n generoso decía que n o objetaba el que saliera de la casa. P o d í a ir a las tiendas de la localidad siempre que quisiera. Salir sola p o r la noche era, n a t u r a l m e n t e , o t r a cuestión. Nos m a nifestaba q u e el peligro era que la r a p t a r a n o la violaran. Desa p r o b a b a decididamente que entrara sola a un cine y d u d a b a muc h o de d e j a r l a ir al teatro. D u r a n t e la guerra, L u c í a fue enrolada y quedó embarazada a los tres meses. E l señor no la a d m i t i ó en su casa d u r a n t e un a ñ o después q u e q u e d ó encinta y prohibió que se m e n c i o n a r a el incidente, o q u e se m e n c i o n a r a al niño. T a m b i é n prohibió a su esposa que viera al niño. Sin e m b a r g o , L u d a nunca gozó de m a y o r libertad d u r a n t e este tiempo. Se había posesionado t a n t o ya de la situación anterior, que e r a incapaz de utilizar la falta relativa de limitaciones en el m u n d o e x t e r i o r , fuera de su familia. E l p a d r e creía que el barrio, un suburbio de d a s e media, estaba infectado de pandillas de muchachos malvivientes t a n t o en el día c o m o en la noche. Pensaba que era peligroso para una m u j e r salir sola a c u a l q u i e r lugar, especialmente por la noche. E r a evidente que el señor B l a i r no pensaba que su preocupación p o r su m u j e r y su hija fuera excesiva, y resulta también evidente para nosotros lo que esperaba que fuera su hija: una d a m a pura, virginal, solterona. Su violencia, ocasionalmente física y frecuentemente verbal, contra ella, era auspiciada por su opinión sobre ella c o m o m u j e r frivola sexualmente. L o s otros fuera de la familia, "ellos", que eran la preocupación del señor Blair, eran todos iguales, según él. N o se podía confiar en ninguno. E r a n todos hombres. Su hija lo traicionaba por su sexualidad. N o se le podía tener confianza, n o era m e j o r "que ellos", y así sucesivamente. A u n c u a n d o la señora Blair en alguna ocasión se refirió a todo esto, calificándolo c o m o una farsa, en p a r t e c o m p a r t í a la opinión de su m a r i d o , y, en la medida en que no lo hacía, más bien que

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rechazar este sistema i m a g i n a r i o enfocaba su atención hacia diferentes aspectos del mismo. Su p u n t o de vista sobre el m u n d o n o era menos imaginario, p e r o sus "otros" imaginarios eran las mujeres. Vivía en un m u n d o de e s c á n d a l o y chismorreo. T o d o mundo conocía los asuntos de todos, o deseaba hacerlo. "Ellas" eran todas iguales, también. E r a m e j o r g u a r d a r s e las cosas de u n o para sí mism o y nunca decir a nadie "sus asuntos". T o d a s las amistades verdaderas que había tenido, las h a b í a " t r a t a d o con desprecio" el señor Blair. A h o r a sólo visitaba a su a n c i a n a m a d r e y a su h e r m a n a , que vivían juntas. N o h a b l a b a casi c o n nadie. E n este ambiente L u c í a estaba aislada t a n t o de hombres como de mujeres, ya que n o podía distinguir u n a amistad c o m ú n y corriente de una violencia i n m i n e n t e o, de lo q u e su m a d r e llamaba "familiaridad". Se le h a b í a e d u c a d o p a r a n o tener confianza en nadie; para n o creer n u n c a que u n a observación fuera "inocente", que n o "significaba" más de lo q u e parecía significar. Aun cuando en cierta medida rectificaba la t e n d e n c i a de sus padres a darle un significado a las observaciones intrascendentes, c o n t i n u a m e n t e estaba perpleja en c u a n t o a lo q u e tenía validez y lo que n o la tenía. T r a t a b a de entender lo que e r a su vida, si tenía alguna trascendencia en alguna forma, y e n c o n t r a b a que se sentía torpe y lenta en compañía de m u c h a s personas q u e sólo h a b l a b a n superficialmente. N o sabía si lo h a c í a n así con intención y si realmente n o sabían lo que parecían negar. C o n la gente con la que podía hablar con confianza n o era, sin e m b a r g o , ni "encogida", ni "asocial", ni "autista". Evitaba las oportunidades en q u e tenía que condescender con la charla superficial de los demás, modificando su m o d o de ser para sostener u n a plática insustancial. U n a discusión sería, pensaba, le daba a su yo a u t é n t i c o u n a o p o r t u n i d a d de p u g n a r hacia la superficie; pero la gente p a r e c í a ponerse nerviosa de hacerle concesiones en este aspecto. P a r e c í a n tenerle desconfianza. Querían que fuera locuaz y divertida. P a r e c e que lo exigían. Si n o condescendía la consideraban antisocial. C u a n d o condescendía con su sociabilidad se sentía débil de v o l u n t a d y poco efectiva. Deseaba con ansia una amiga con la cual p u d i e r a estar callada.

IV Ahora es necesario considerar m á s de cerca la posición de la señora Blair frente a su m a r i d o y su hija. Se aterroriza de " c o n t r a d e c i r " a su m a r i d o y L u c í a se aterroriza

LOS

BLAIR

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de "estar en d e s a c u e r d o " con su m a d r e . Pero le es m u y difícil estar de a c u e r d o c o n su madre, más aún, en cierto m o d o , q u e c o n su p a d r e . C u a n d o vimos al señor Blair vivía totalmente en un m u n d o m u y estrecho y si h a b í a q u e creerle a él, a su esposa y a su hija, h a b í a impuesto sus opiniones a la señora B l a i r desde su m a t r i m o n i o , y a L u c í a y a su h e r m a n a desde su nacimiento. Este p u n t o n o lo discute n i n g u n o d e ellos, y es la conclusión a la que estamos obligados a llegar. E s t o c o l o c ó a la señora Blair en u n a situación p a r a la que n o estaba p r e p a r a d a . L u c í a se a t e r r o r i z a b a de que su padre la hiciera pedazos, p e r o también de p e r d e r el "lazo" entre ella y su m a d r e . Pensaba q u e si perdía a los dos, a su padre y a su madre, no podría sobrevivir. C o m o resultado de ello, trataba de "estar de a c u e r d o " con su m a dre. E s t o e r a artificioso. ENTREVISTADOR: Usted estuvo de acuerdo conmigo, c u a n d o dije q u e su m a d r e parecía estar defendiendo a su padre. ¿ T e nía usted t a m b i é n esa impresión? L U C Í A : B u e n o , pienso que ella está en u n a posición nat u r a l m e n t e difícil y e n c u e n t r o difícil pensar en algo realmente definido. T o d o es un poco vago. E n p a r t e p o r q u e compadecía a su m a d r e y en p a r t e p o r q u e le aterrorizaba r o m p e r relaciones con ella, no era capaz d e conciliar las diferentes actitudes de su m a d r e con sus propias respuestas variables según sus diferentes actitudes. Así, por un lado, trataba de armonizar con su m a d r e . M i m a d r e n o debe preocuparse para nada. N o necesita ponerse de m i p a r t e . E s contra los deseos de m i p a d r e . Y sin e m b a r g o n o podía reprimir totalmente sus reproches. Piensa d e m a s i a d o en sí misma, y no piensa p a r a mí. Estás (a la m a d r e ) diciendo que no tuve suerte padres. N a d a h a sido confirmado (por la m a d r e ) , n a d a mente. T o d o h a quedado volando. Esto me hace tan de m í m i s m a , es algo c o m o descuido.

n a d a en con mis absolutainsegura

L o que sucede e n t r e la m a d r e y la hija en este m o m e n t o es m u y c o m p l e j o y desconcertante. L u c í a y su m a d r e están de acuerdo en que la señora B l a i r asume dos actitudes, según q u e su m a r i d o esté presente o ausente. E n su

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ausencia l o m a la iniciativa p a r a a t r i b u i r la "culpa" a su m a r i d o y a su familia, pero c u a n d o L u c í a la apoya, frecuentemente se r e t r a c ta de sus afirmaciones, llegando al g r a d o de ponerse de p a r t e de su m a r i d o c o n t r a ella misma. MADRE: E n su educación ella h a estado en condiciones desventajosas. H a habido una tendencia en la familia a t r a t a r d e sobrestimar a otros miembros en d e t r i m e n t o de ella, n o sé por qué. Parece absurdo, pero es un hecho que ha c o m e n t a d o m u c h a gente. C r e o que son personas torpes en algunos aspectos. . . una cierta dosis de celos, a u n c u a n d o de chica n o h a b í a p r o b l e m a , n o había ningún p r o b l e m a c u a n d o era niña. L e gustaba más observar que hacerse presente; era m u y p o p u l a r entre las personas mayores. C r e o q u e hay muchos celos en la familia y h a b í a que estar m u c h o con la familia porque h a b í a un abuelo inválido y teníamos q u e pasar los fines de s e m a n a allí. C r e o que e r a exagerado. N o siempre se le d o m i n ó . E r a bastante feliz c u a n d o tenía u n a h e r m a n a . Digo, ese tipo de cosas (esa observación superficial y e x t r a ñ a ) n o i m p o r t a m u cho. Nadie lo notaba, pero surtía efecto, c r e o yo. N o tenía m u c h a s oportunidades de traer amigos a la casa p o r u n a r a zón. Se les t r a t a b a un poquito m a l . El señor B l a i r t r a t a b a con desprecio a cualquiera y a todos. N i n g u n o era bueno. T o davía lo hace. Y o n o traigo amigos a la casa, porque se les trata mal. E s t a b a viendo algunas de sus cartas que llegaban c u a n d o d e j a b a sus empleos. " L a señorita B l a i r estaba muy bien recom e n d a d a , pero d e j ó de trabajar p o r su propia decisión." Siempre decía: "Dejó de trabajar por su propia decisión." C r e o q u e por eso el señor B l a i r siempre estaba diciendo: "no, eso n o es bastante bueno. Debes hacer algo m e j o r q u e eso". S i e m p r e la criticaba, ¿ve usted? Es p o r lo que en lugar de seguir con algo distinto, sencillamente c a m b i a b a de empleo. P a p á es el tipo de caracteres q u e quiere que u n o h a g a las cosas p e r o al mismo tiempo se pone nervioso porque las hace. Es tan contradictorio. T i e n e una actitud contradictoria en relación con las mujeres. N o le gusta que los hombres m a n t e n gan a las mujeres y al mismo tiempo no quiere que las m u jeres se m a n t e n g a n solas. Sin e m b a r g o , la m a d r e parece pensar que L u c í a , aun de niña, podía h a b e r sido capaz de ayudar suficientemente a su padre p a r a evitar "agotarse", "enojarse" o "excitarse" p o r todo esto. L u c í a n o está segura de sí, después de todo, todos sus problemas n o son debidos a su propia culpa.

LOS B L A I R

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LUCÍA: S Í , está bien; pienso q u e a alguien hay que reprochar, p e r o . . . p o r eso y o m e lo r e p r o c h o . ENTREVISTADOR: ¿ H a y q u e r e p r o c h a r a alguien? LUCÍA: A alguien h a y q u e r e p r o c h a r , y si n o e n c u e n t r o a nadie a quien r e p r o c h a r , m e r e p r o c h o a m í misma. ENTREVISTADOR: ¿Quién piensa usted q u e pudieran ser la o las otras personas? LUCÍA: B u e n o , pienso q u e m i m a d r e p o d r í a ser una a las que h a b r í a que r e p r o c h a r , p e r o eso m e p r e o c u p a . Pienso que se sentiría muy lastimada p o r ello, o m e d a r í a . . . m e daría una buena paliza. MADRE: C r e o q u e esa situación existía p o r q u e había m u c h a crítica injusta y menosprecio y bueno, y a h o r a estás pensando que debes reconocer la injusticia de ello. LUCÍA: E n aquella é p o c a . . . MADRE: Y es de lo que te culpas tú m i s m a . . . LUCÍA: YO sólo dejé seguir las cosas. L o dejé pasar ¿sabe? n o lo detuve en n i n g u n a f o r m a . MADRE: N O lo hiciste con energía, p o r q u e n o e r a justo real¬ mente, quiero decir, u n n i ñ o h a b r í a visto q u e había m u c h a farsa. ENTREVISTADOR: ¿Dices q u e un n i ñ o h a b r í a visto que "había m u c h a farsa"? MADRE: B u e n o , los niños de a h o r a lo hacen. ENTREVISTADOR: M e p r e g u n t o p o r q u é la señorita B l a i r no lo vio. MADRE: Bueno, s u p o n g o q u e se le e d u c ó p a r a que no estorbara. L I C I A : Sí, creo q u e me coloqué en u n a posición subordinada. R e a l m e n t e me eliminé, a p a g u é mi vela, u n a cosa horrible realmente, p o r q u e si decía algo tenía m i e d o de que me dieran u n a bofetada, o algo, ¿sabes lo q u e q u i e r o decir? MADRE: Oh, sí. N o se pone en claro, ni en este pasaje ni en otros, si la señora Blair insinúa o n o q u e el "problema" es, en cierta forma, culpa de L u c í a , ya que ésta debería h a b e r sido capaz de descubrir la farsa, y que los reproches que se h a c e están de esta m a n e r a justilicados en cierta forma, y que n o lo hizo totalmente. Sin embargo, en ocasiones, la señora B l a i r parece a p o y a r a L u c í a respaldando y a m p l i a n d o su opinión de que n o tuvo oportunidad. Pienso, e s t o . . . pienso que es cierto; tiene absoluta razón en lo que dice. Se hizo todo p o r desanimarla. G r a n parte es debido a su padre, que e> de naturaleza nerviosa. T u v o el mis-

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m o p r o b l e m a con su h e r m a n a . T e n í a que estarla vigilando todo el tiempo, c o m o si volviera a la época victoriana. P e r o este respaldo es curiosamente ambiguo. L e dice que n o debería "perder el tiempo" en tales consideraciones, q u e debería pensar en "algo más interesante". B u e n o , yo n o sé de gente que d u d a r a de t o d o lo que hacía. Es u n p o c o propensa a escucnar las observaciones raras de la m u c h a c h a . C r e o que L u c í a se p r e o c u p ó demasiado de la r a r a observación superficial de la m u j e r , quizá, pero creo que siempre h a pasado esto con su padre, en casa, insistiendo en estas cosas. T e n í a lo mismo que su m a d r e . Si él tenía algo que ver c o n u n a persona que a ella n o le gustaba, tenía que p a g a r p o r ello. E r a precisamente la ley de la familia. C o n frecuencia "apoya" a L u c í a con ciertas afirmaciones q u e e n t r a ñ a n u n a falta de aceptación de las afirmaciones repetidas d e L u c í a respecto a sí misma en el sentido de q u e carece de voluntad, de que es indecisa, d e que titubea y q u e c o n t i n u a m e n t e d u d a de la validez d e sus propias percepciones de personas, etc. L a señora B l a i r manifiesta q u e ella la considera estable, honesta y precisa. MADRE: Siempre pienso que L u c í a tiene bastante estabilid a d y honestidad y precisión en su m o d o d e ser, y seriedad p a r a n o t e n e r q u e preocuparse m u c h o del aspecto superficial — c u a n d o n o se es del tipo de caracteres que se inmiscuyen e n m u c h o s asuntos triviales— pensamientos triviales y conversaciones triviales. T ú eres seria p o r naturaleza y más estudiosa y te gustan los temas más profundos en relación con la vida — hay m u c h o s así y L u c í a es así, y si tú eres de ese t i p o p o r q u é te preocupas o tomas e n serio comentarios q u e n o son dignos d e tomarse en c u e n t a desde el p u n t o de vista sentimental. Q u i e r o decir, n o veo r e a l m e n t e p o r qué estás disgustada p o r ello; pero, p o r q u é habías de p r e o c u p a r t e t a n t o p o r las conversaciones triviales, e x c e p t o algunas veces c u a n d o encuentras gente que se interesa p o r las cosas superficiales. C u a n d o su m a d r e h a b l a en esta forma L u c í a huye del fuego y cae en las brasas. E l m u n d o de su m a d r e es tan c e r r a d o c o m o el de su p a d r e . Estos dos m u n d o s e n c a j a n e n t r e sí, ambos se c o n t r a dicen y se refuerzan m u t u a m e n t e . E l l a tiene u n a posición escasam e n t e defendible en el m u n d o de su p a d r e o en el de su m a d r e . L i m i t a d a p a r a c r e a r un m u n d o propio, que le está prohibido, sólo tiene el e x t r a v a g a n t e sentido de la realidad de su m a d r e para oponerlo al de su padre. M u r m u r a c i o n e s , actitudes inquisitoriales, fa-

LOS B L A I R

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miliaridades, insinuaciones sexuales, desfachatez — l o que en términos clínicos se consideraría c o m o u n m u n d o típicamente para¬ noide— es el de la señora Blair, así c o m o el de su marido. L a diferencia principal entre el señor y la señora B l a i r parace ser q u e ella n o desea c o n t r o l a r y d o m i n a r t a n t o a L u c í a c o m o su marido. H a c i e n d o u n a interpretación psicoanalítica de los dos, se les podrían i m p u t a r celos a los dos. E l señor B l a i r n o le tolera a L u c í a que tenga relaciones fuera de la familia. L a señora B l a i r no quiere que L u c í a esté en su casa, porque n o puede t o l e r a r ver los estrechos vínculos que hay e n t r e L u c í a y su m a r i d o . " L o encuentra u n o en todo m o m e n t o — d i c e la señora B l a i r — , pero hay que hacerse fuerte; no hay q u e exaltarse, hay que olvidarlo. Es necesario mantenerse alegre y o c u p a d a p a r a resistir y soportar." L a señora B l a i r describe su vida c o m o u n a lucha continua c o n t r a m u c h a s fuerzas, siendo su m a r i d o sólo u n a de ellas. Aun cuando con frecuencia respalda las ideas delirantes de persecución de L u c í a , tiene ideas especialmente caprichosas en relación con lo que p a r a nosotros son los estados m á s lúcidos de L u c í a . Apoya a L u c í a en su posición de perseguida, p e r o le dice que está loca o enferma al enojarse p o r ello. Deberla olvidarlo, pero no debería "darse p o r aludida". L e ofrece a L u c í a su propia solución. L a señora B l a i r se considera a sí misma c o m o sujeto de u n a persecución d u r a n t e c u a r e n t a años p o r parte de su marido, pero n o ha sido éapaz de separarse p o r q u e "ellos" y el m u n d o exterior son igualmente perseguidores, si n o es que más. L a única solución es aceptar la propia impotencia en la posición de persecución. N o hay nada qué hacer. N o hay ayuda ni esperanza, ni para ella ni para L u c í a . L o único que tiene que h a c e r L u c í a es darse cuenta de esto y dejar de pelear en una lucha perdida en contra de ventajas imposibles. IJOS esfuerzos de L u c í a , ya sea p a r a l u c h a r c o n t r a sus perseguidores o bien para n o considerarse c o m o perseguida, son considerados tanto por el señor c o m o p o r la señora B l a i r en el mejor caso c o m o manifestaciones de necedad, p e r o más frecuentemente c o m o signos de locura y m a l d a d .

V N i n g u n o de los padres de L u c í a había surgido de sus relaciones con sus padres c o m o personas p o r su propio derecho. Ambos habían estado irremediablemente sumidos d u r a n t e toda su vida en su propia fantasía, no reconocida c o m o tal. Aun c u a n d o Lucía hacía

Co

F A M I L I A II

muchas observaciones q u e indicaban que parcialmente se d a b a cuenta del estado de las cosas, el señor y la señora B l a i r h a b l a b a n sin aceptar en lo más m í n i m o que la modalidad de su experiencia y de sus acciones era o b r a de su fantasía. Si u n a percepción n o es confirmada por otra persona tenemos todos la tendencia a d u d a r de ella. Decimos: "¿No sería imaginación mía?" N u e s t r a tesis sobre esta familia es que lo que L u c í a dice y su forma de decirlo son perfectamente comprensibles si se les consid e r a d e n t r o del c o n j u n t o d e su situación. T e n e m o s que reconocer, n a t u r a l m e n t e , que esta situación, en la forma e n q u e ella la c a p t a y asimila, está sujeta a u n a refracción posterior en el proceso de internalización y reproyección: ve el m u n d o e n su totalidad en términos de su experiencia familiar original. E s t o es, su e x p e r i e n c i a del m u n d o continúa asemejándose a las realidades sociales q u e le proporcionó su familia. Dentro d e esta situación ¿qué puede hacer? Muy al principio de nuestra investigación L u c í a h a c e esta pregunta: L U C Í A : . . .parece n o h a b e r solución ninguna a esto — no q u e d a n i n g u n a clase d e — salida halagüeña — n o se puede dar ningún paso satisfactorio, ¿se puede? Parece n o h a b e r esperanzas. Es c o m o u n juego de ajedrez, está u n o t o t a l m e n t e acorralado. MADRE: S Í , bueno, l a cosa es que quieras — si — si — si hay alguien que te ayude — n o sirve de nada t r a t a r de e n c o n t r a r personas que están t a m b i é n ellas mismas en un r i n c ó n estrecho, eso es, es la cuestión.

F A M I L I A III. LOS

CHURCH

PERSPECTIVA CLÍNICA

C L A R A , de treinta y seis años de edad h a b í a estado hospitalizada d u r a n t e cinco de los últimos seis años, c u a n d o comenzamos nuestra investigación de la familia. E r a una esquizofrénica p a r a n o i d e , tratada con insulina y muchos electrochoques. P a d e c í a ideas delirantes y alucinaciones, manifestando trastornos en la ideación y disminución en la afectividad. T o d o s , padres y psiquiatras, parecen h a b e r estado de a c u e r d o en que, desde por lo menos cinco años antes que se iniciara nuestra investigación, es decir, p o r lo menos, "al comienzo" de su "enfermedad", Clara carecía de sentimientos afectuosos normales p o r sus padres y otras personas. Se decía de ella, en la forma típica de describir a estas personas, que le faltaba entusiasmo, que la veían alejada, que era difícil. Presentaba accesos de violencia, d u r a n t e los cuales rompía las tazas de té; había a m e n a z a d o con g o l p e a r a su padre si continuaba t r a t a n d o de besarla c u a n d o le decía que dejara de hacerlo. Se le describía c o m o "impulsiva". U n a de las delusiones e r a que tenía u n a b o m b a a t ó m i c a d e n t r o de ella. Habitualmente e r a indiferente, parecía estar "vacía" (autismc pauvrc): ocasionalmente su vacío parecía c a r g a d o intensamente de una energía violenta que a p a r e n t e m e n t e buscaba una descaiga desordenada. Estaba propensa a ideas de referencia y de persecución y sus arranques se dirigían a veces c o n t r a alguna o algunas personas (habitualmente desconocidas) q u e la a t o r m e n t a b a n (llamándola prostituta, cortándola en pedacitos, t o r t u r á n d o l a sin piedad). ESTRUCTURA DE LA INVESTIGACIÓN

L a familia de Clara está constituida p o r su m a d r e , su padre y un h e r m a n o , siete años m e n o r que ella. U n a h e r m a n a nació c u a n d o Clara tenía tres años y m u r i ó siete meses después. N o pudimos form a r n o s una imagen completa de esta familia porque n i n g u n o de sus miembros quiso que se entrevistara a su h e r m a n o Miguel. É s t e había tenido un trastorno esquizofrénico c u a n d o tenía 1 6 años, pero se decía que estaba bastante bien ahora. M u c h o s datos señalan que éste n o es el caso. Sin embargo, tenemos datos de p r i m e r a m a n o sobre el padre, la madre y Clara. 61

62

FAMILIA III

Entrevistas

Número

Hija (Clara) Madre Padre Madre y Padre Madre e Hija

3 3 2 1 15 *4

E s t o representa v e i n t i c u a t r o horas en tiempo de entrevistas de las cuales c a t o r c e fueron grabadas.

SITUACIÓN DE LA FAMILIA

E n esta exposición de la familia de C l a r a enfocaremos nuestra atención h a c i a su l l a m a d a "disminución" de la afectividad y hacia su a p a r e n t e desinterés p o r lo q u e dice (discordancia del pensa­ m i e n t o o de la afectividad) y exploraremos esto especialmente en función de su relación c o n su m a d r e . T o m a n d o este tema c o m o hilo c o n d u c t o r , inevitablemente tendremos que vernos inmiscui­ dos en m u c h o s otros aspectos de su locura. T e n d r e m o s q u e c o m e n z a r o t r a vez p o r el principio y e x p l o r a r de nuevo, sin ideas preconcebidas, p a r a ver si estos signos y sín­ tomas esquizofrénicas son comprensibles en función de la praxis y del proceso de su n e x o familiar. A h o r a bien, a u n c u a n d o el problema para los padres y los psi­ quiatras h a b í a sido la "falta de afectividad" de Clara, nosotros descubrimos al iniciar nuestra investigación que esto no era el p r o b l e m a principal p a r a Clara. L o que más le preocupaba a Clara e r a la falta de un afecto verdadero de sus padres hacia ella. T o d o m u n d o parecía más o menos consciente de que esto era de lo que ella t r a t a b a de h a b l a r , p e r o este interés de Clara era en cierta forma considerada, en todo caso, c o m o u n a expresión más de su falta de afecto real y de su actitud general exigente, ambiciosa, q u e j u m b r o s a y de su falta d e comprensión. C l a r a decía de su m a d r e y de su padre que no eran verdaderos padres, q u e n o e r a n un esposo y una esposa, o un padre y una m a d r e , sino simplemente un p a r de socios comerciales. Esto se t o m a b a c o m o u n a delusión. L o q u e C l a r a misma decía, e r a :

LOS C H U R C H

Y o tengo un yo que n o se ha desarrollado. domina, me asusto...

C u a n d o pre-

Decía q u e pensaba que su m a d r e n u n c a quiso que yo creciera. C r e o q u e en cierto m o d o la forma en que se portaba conmigo m e impedía m a durar. Su m a d r e , sostenía, n u n c a la dejó vivir su propia vida. "No m e quería d e j a r tener mis propias ideas sobre las cosas." Sin enojarse a p a r e n t e m e n t e su m a d r e , decía, le evitaba ser ella misma en forma a u t é n t i c a y utilizar su propio criterio. E l l a (Clara) creció con el m i e d o de expresar sus propios sentimientos o ideas pero "seg u í su c a m i n o , en lugar del mío". Pero n o podía decir específic a m e n t e en q u é forma su m a d r e le hacía sentirse temerosa. Si se le insistía en esto, se volvía más imprecisa, se q u e j a b a de falta d e m e m o r i a , o h a b l a b a de la gente en general, p e r o n o de alg u n a en p a r t i c u l a r . Es más u n director-gerente que u n a m a d r e . Estaba más interesada en los negocios que en ser u n a m a d r e y trasladaba a la casa su actitud de m u j e r de negocios. M e a b a n d o n ó intelectualmente. L a opinión de Clara era que les tenía cariño a sus padres cuand o era niña, p e r o que se los había perdido m u y p r o n t o porque decía que ellos n o le tenían c a r i ñ o verdadero a ella, y que en realidad n o querían que se los tuviera, aun c u a n d o querían pres u m i r de que formaban u n a familia muy cariñosa. H a s t a que se inició la presente investigación, el padre, la m a d r e y la hija n u n c a habían discutido juntos estas "acusaciones". Sus padres rechazaban estos cargos, considerándolos c o m o su "enfermedad". Además, c o m o su m a d r e decía, "nunca hemos sido u n a familia hablantina". Clara había h e c h o pocos esfuerzos para forzar la discusión sobre estos temas p o r q u e le parecía inútil aunque, c u a n d o el entrevist a d o r le d a b a un poco de crédito a su punto de vista, expresaba bastante c l a r a m e n t e su posición. Sus dos padres, decía, simplem e n t e la habían ignorado, a u n q u e le habían d a d o toda clase de cosas materiales. "Ella (la m a d r e ) me ignora, a mí, a lo que realm e n t e soy, n o puedo llegar a ella." Sin e m b a r g o , el p u n t o de vista común de su m a d r e y de su

F A M I L I A III

p a d r e e r a que h a b í a n sido siempre una familia feliz y afectuosa p e r o q u e los dos habían tenido q u e dedicarse intensamente a los negocios y que su m a d r e había a r r u i n a d o su salud p o r algunos años, c o m o consecuencia. P o r o t r a p a r t e , todo lo habían hecho p o r el bien de los hijos. C l a r a , decían, había sido siempre u n í n i ñ a cariñosa y a u n c u a n d o se había metido algunas ideas rara+ 5 6 0 +

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7 8

Tiempo

Entrevistado^)

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2

2

sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem. años años años años años años

4 días

4 días

4 7 8 9 10 11

meses meses meses meses meses meses

C C c c c c c c c c c c c E c c c c: c

APÉNDICE

t*6

CLARA CHURCH Entrevista

1 2 s

4 5 6

7 8 9

io íi 12 *4 16 l

1

18 * 9

20 21 22 23 24

_ ...... Entrevistadas) m

Clara Clara y madre m a d r e y padre madre padre Clara y madre madre Clara y madre Clara y madre Clara y madre Clara y madre Clara y madre Clara y madre Clara y madre Clara y madre Clara y madre Clara y madre Clara y madre Clara y madre padre madre Clara Clara Clara y madre

Tiempo O 0 + 7 0 + 2 0 + 2 u + 2 o + 5 0 + 6 0 + 6 o + 7 o + 8 0 + 10 o + n 0 + 12 o + 13 0 + 15 0 + 16 0 + 17 0 + 24 0 + 25 0 + 2 0 + 2 0 + 2 0 + 3 0 -j- 3

de entrevista

días sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem. años años años años años

6 meses 6 meses 6 meses 1 mes

SARA DANZIG Entrevista ! 2 3 4 5 6 7 8 9

10

_ .. . , . Entrevtstado(s) t

Sara Sara Sara Sara Sara m a d r e y padre Sara Sara Sara, J o h n , m a d r e , padre madre

Tiempo

de entrevista

O

0 0

+ 3 + 4 + 3 + 3 + 3 + 4 + 4

0 0

+ 4 sem. 5 días + 4 sem. 5 días

0 0 0 0

días días sem. sem. sem. sem. sem.

2 días 5 días 5 días 1 día 3 días

APÉNDICE SARA DANZIC Entrevista N

9

11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39

227

[conclusión] _

. . . , . Entrevistadas) a

Tiemp 0 de entrevista

padre John Sara y m a d r e Sara, J o h n , m a d r e , padre Sara y p a d r e madre y padre Sara, J o h n , m a d r e , padre Sara y J o h n

° + 4

Sara, J o h n , m a d r e , padre Sara Sara m é d i c o genera] Sara, m a d r e , p a d r e Sara, m a d r e , p a d r e Sara, m a d r e , p a d r e Sara, m a d r e , p a d r e madre y padre Sara, m a d r e , p a d r e Sara Sara y J o h n Sara Sara, m a d r e , p a d r e madre y padre Sara Sara, madre, padre John J o h n y Sara Sara Sara, m a d r e , padre

Modo de registro

0 +

sem. 5 días 4 sem. 6 días 4 sem. 6 días

c c c

0 + 0 + 0 +

4 sem. 6 días 4 sem. 6 días 4 sem. 6 días

c c c

0 + 0 +

4 sem. 6 días 4 sem. 6 días

0 +

4 sem. 6 días

c E (fallido) C

0 +

7 sem. - } - I 1 sem. O - j - 1 2 sem. O + 1 7 sem. 0 + 1 9 sem. 0 - f 2 1 sem. 0 - | - 2 2 sem. o-f 8 meses o-f 8 meses 0 + 8 meses 0 + 8 meses o-f 8 meses o - j - 8 meses 0 + 8 meses 0 + 1 año 2 o - f 1 año 2 0 + . año 2 0 - f 1 año 2 0 + 1 año 2 0 + > año 2 0 +

E E

O

E E C C C E E E E

meses meses meses meses meses meses

E C C C C C c: C

APÉNDICE

228

RUBY EDEN Entrevistado(s) 1 2 3 4 5

6 7 8 9 io 11 12 '3 »4 "5 10

»7 18 19 20

Ruby Ruby R u b y , m a d r e , tía Ruby Ruby R u b y y tía R u b y , m a d r e , tía Ruby y madre m a d r e y tía madre tío m a d r e y tío m a d r e , tío, tía m a d r e , tío, tía. sobrino Ruby madre Ruby R u b y y madre Ruby tía

Tiempo

de entrevista

Modo de registro

0 + 33 4* 3 4 0 + 34 0 + 34 0 - j - 34

sem. sem. sem. sem. sem.

E E E E E E C C E E E E E

0 0 0 0 0 0 0

sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem.

E C C C C C E

0 0 0 0 0 0 0 0

4. + -j-(+ + +

1 1 2 12 H 25 28

0

+ + + + + + +

34 36 38 41 45 48 50

sem. sem. 5 días sem. sem. sem. sem. sem.

JUNE FIELD Entrevista

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14

Tiemffo

Entrevistado(s) June June J u n e y madre J u n e , m a d r e , padre madre June u

n

e

J m a d r e y Silvia madre madre June padre J u n e y padre madre

o o o o o o o o o o o o o

+ + + + + + + + + + + + +

7 7 7 9 2

de entrevista

días días días días sem. 3 días sem. 3 días 4 sem. sem. 8 sem. 10 sem. 1 1 sem. 11 sem. 11 sem. 2

Modo de registro E C C C E C c c E E C C C C

APÉNDICE J U N E FIELD Entrevista

»5 iti '7 18 >9 20 21 22 2

3 24 25 26 27 28 29 SO 3' 32 33 34 35 36 37 38

**9

[conclusión] . Entrevistadas)

Silvia J u n e y Silvia madre J u n e , madre, padre J e f e de enfermeras june y madre June médico general y asistente madre madre madre June madre June June June J u n e y madre June madre J u n e y madre June June madre June

Tiempo r

0 + o -j0 + 1 o + o + o + o +

12 12 2 13 13 14 M

0 o o 0 o o o o o

+ 1 6 + 18 -j- 2 1 + 27 + 27 + 3 + 31 + 34 + 35

o o o 0 0 o o o

+ -j+ + + + + +

1

35 36 36 36 41 43 44 46

de entrevista

M

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™ registro

sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem. 3 días

C C E C E E E

sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem.

E E E E E E E E E

S E M

C

sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem.

E E C E E E E

RUTH GOLD Entrevista h¡9

1 2 3 4 5

6 7 8 9

Tiempo

Entrevistado(s) Ruth madre m a d r e y padre Ruth R u t h , m a d r e , padre hermano madre Ruth m a d r e y padre

de

entrevista

Modo de registro

c 0 0 o o o o 0 o

+ + + + + + + +

18 18 44 44 48 51 1 1

sem. sem. sem. sem. sem. sem. a ñ o 4 meses año 4 meses

c c c c E C C C

APÉNDICE

*3o RUTH GOLD Entrevista

10 11 12 13

[conclusión] Tiempo

ENTREVISTADAS)

Ruth Ruth Ruth Ruth y madre

u o o o

+ -|+ +

de

* 1 1 1

año año año año

entrevista 4 5 5 5

meses meses meses meses

Modo de registro C C C C

JEAN HEAD Entrevista № 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27

Entrevistado(s) Jean padre Jean y padre e

a

n

J David J e a n y David madre Jean y madre madre y padre J e a n , David, m a d r e , padre Jean Jean J e a n y David Jean Jean Jean J e a n , David, m a d r e , padre Jean J e a n y David Jean Jean y David madre Patrono de J e a n J e a n y David h e r m a n o de J e a n hermano adoptivo de J e a n Jean

Tiempo O O O O

de entrevista

Modo de registro

2 días 2 días 2 días 2 días 2 días 2 días

C C C C C C C C C

2 días 1 sem. 4 días 2 sem. 3 sem. 3 sem. 5 días 4 sem. 4 sera. 1 día

C C C C C C C

4 sem. 2 días 4 sem. 4 días 0 + 5 sem. 0 + 7 sem. sem. 8 0 + 8 sem. días 0 + 9 sem. 0 + »3 sem. 0 + 14 0 + 1 7 sem.

C C C C C C E C E E

0 + 1 9 sem.

C

0 0 0 0 o"

+ + + + +

0 + 0 0

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0 +

0 + 0 + 0 + 0 + 0 +

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S

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M

APÉNDICE

*3»

M A R Y IRWIN Entrevista

1

2 3 4 5 6 oc

7

9 io li 12 13 14 »5 ìG 17 18 19 20

_ , . . . . Entievtstado(s)

v

Tiempo

Mary Mary Mary Mary Mary madre Mary y madre padre madre y padre Mary Mary M a r y y padre Mary, madre, padre Mary Mary Mary y madre Angela Mary Mary Marv

0 0 + 0 0 + 0

1 3 G 10 1 1

0 -j0 -j- 1 1 0 + 2 0 -j- 2 o-j- 2 0 -j- 2 o + 2 0 -j- 2 0 + 3 0 + 4 0 + 4 o-j- 5 0 + 8 0 -j- 12 0 + 19

de entrevista

día días días días i a s

^ días sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem. sem.

3 4 4 6 1 4

días días días días día días

Modo de registro E C C C C C C C c c c c c c E C c c c c

H A Z E L KING Entrevista

1 0

3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14

Tiempo

Entrevistadas) Hazel Hazel Hazel y m a d r e madre Hazel, m a d r e , p a d r e Hazel Hazel, m a d r e , p a d r e Hazel, m a d r e , p a d r e Hazel y m a d r e padre Hazel, m a d r e , p a d r e padre hermana mayor y c u n a d o de la m a d r e esposo de la h e r m a -

0 0 0 0 0 0 o 0 0 0 0 0

de

1 día + 2días + 2 d í a s + 5 días + 1 3 sem. + 14 sem. + 2 5 sem. + 3 9 sem. + 4 0 sem. + 4 1 sem. + 4 9 sem.

0 +

+

1 año

entrevista

Modo de registro C C E C C C C E C C c c c

APÉNDICE H A Z E L KING Entrevista

»5 16

17 18 »9

[conclusión] Tiempo

Entrevistado^) na menor y madre de la m a d r e m a d r e d e la m a d r e esposo d e la h e r m a n a m e n o r d e la m a dre p a d r e d e la m a d r e madre Hazel, m a d r e , p a d r e , abuela

de

entrevista

Modo de registro

0

+

0

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1 año 1 mes 1 año 1 mes

E E

0 +

i año 1 mes i año i mes 1 año 1 mes

E E E

o -\-

1 año 2 meses

Í N D I C E

Prefacio

.

.

.

.

7

Introducción

9

Criterios para seleccionar las familias, 9 1. F a m i l i a I . Los Abbott

21

Perspectiva clínica, 2 1 ; Estructura de la investigación, ción de la familia. 23 Apéndice

.

.

2 . F a m i l i a I I . Los

.

37

Blair

39

Perspectiva clínica. 39; Estructura de la investigación, ción de la familia, 40 3.

22; Situa­

F a m i l i a I I I . Los

Church

.

40; Situa­

.

.

.

61

Perspectiva clínica. 90; Estructura de la investigación, 9 1 ; Situa­ ción de la familia, 6 5 Apéndice

4. F a m i l i a

.

.

88

IV. Los

Danzig

90

Perspectiva clínica, 90; Estructura ción de la familia. 91 5.

F a m i l i a V. Los

de la investigación, 9 1 ; Situa­

Edén

109

Perspectiva clínica, 109: Estructura de la investigación. 1 1 0 ; Situa­ ción de la familia, 1 1 0 6. F a m i l i a V I . Los

Field

120

Perspectiva clínica, 120; Estructura tuación de la familia, 121 7.

Familia

V I I . Los

Gold.

de la investigación,

120; Si­

.

133

Perspectiva clínica. 1 3 3 ; Estructura tuación de la familia, 134 233

de la investigación,

1 3 3 ; Si­

ÍNDICE

234

8. F a m i l i a V I I I . Los Head

.

Perspectiva clínica. 147; Estructura tuación de la familia, 149

Apéndice

de

la investigación,

.

148; Si-

.

9. F a m i l i a I X . Los

168 lrwin

169

Perspectiva clínica, 169; Estructura de tuación d e la familia, 1 7 1

1 0 . F a m i l i a X . Los

la

investigación,

1 7 1 ; Si-

King

185

Perspectiva clínica, 185; Estructura tuación de la familia, 186

1 1 . F a m i l i a X I . Los

147

Lawson.

.

.

de

la

investigación,

185: Si-

.

195

Perspectiva clínica, 195; Antecedentes remotos, 195; Antecedentes recientes, 1 9 5 ; Estructura de la investigación, 197; Presentación de los datos, 197; Agnes: Discordancia entre el pensamiento y la afectividad, 198; "Trastorno de la ideación" y "falta de discernimiento, 198; E l padecimiento, 199; Comentario, 200; Otros detalles que Agnes consideraba como manifestaciones de enfermedad. 201: A>nes y su madre juntas, 202; Imputaciones, entredichos implícitos, contradicciones n o reconocidas, 202; Entrevista entre Agnes y su padre, 208; Imaginarse (Agnes) el disgusto de sus padres por su enfermedad o maldad, 208; Ideas paranoides: a) Imaginarse que sus padres no querían que estuviera en su casa; b) Decir que el hospital no le había s e n ido, 2 1 3 ; Madre y padre: "Imaginarse que sus padres no la quieren"; intratable y enferma; cómo la ven sus padres. 214: Los primeros años, 2 1 6 ; Madre, padre y Agnes. 2 1 7 ; Sentimientos ambiguos en relación con el hospital y sus padres, 2 1 8 ; Evaluación de la sexualidad propia de Agnes y de las implicaciones sexuales en la conducta de otros, 2 1 8 ; Madre sola, 220; Agnes sola, 220; Fl h c T m a n o y la cuñada de Agnes, 222

Apéndice Maya Abbot, 224; Lucía Blair, 225; Clara Church, 226; Sara Danzi?, 226; Ruby Edén, 228; J u n e Field, 228; Ruth Gold, 229; Jean Head. 230; Mary Invin, 2 3 1 ; Hazel King, 231

224

Este libro se terminó de imprimir y encuadernar en el mes de octubre de 1995 en Impresora y En­ cuadernadora Progreso, S. A. de C. V. (IEPSA), Calz. de San Lorenzo. 244; 09830 México. D. F. Se tiraron 1 000 ejemplares.