Estudios Literarios

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BALTASAR ISAZA CALDERON De la Academia Panameña de la Lengua, Correspondiente de la Real Academia Española Catedrático de la Universidad de Panamá

ESTUDIOS LITERARIO

Ediciones CULTURAL PANAMEÑA Imprenta LA ACADEMIA Panamá 1967

Noticia sobre el autor Panameño de origen, el autor de este libro hizo estudios superiores en la Universidad de Madrid, en cuya Facultad de Filosofía y Letras obtuvo el doctorado (1934), con nota de sobresaliente y Premio Extraordinario, Fundada la Universidad de Panamá en 1935, se le llamó poco después al ejercicio de la cátedra en materias de filología española, y desde entonces dedica la mayor parte de su actividad a las tareas docentes . Discípulo de Menéndez Pidal, de Américo Castro, Navarro Tomás y Pedro salinas, cuando funcionaba en Madrid el Centro de Estudios Históricos (19281934), aprendió en aquella reputada escuela de trabajo intelectual el gusto por la investigación seria y documentada, cuidadosa en el acopio de materiales pero cauta, metódica y pulcra en la exposición ; más preocupada del enfoque analítico, comprensivo v esclarecedor, que de la erudición farragosa e indigesta . Fruto de las búsquedas realizadas entonces es su libro El Retorno a la Naturaleza, publicado por la Editorial Aguilar (Madrid, 1934), que en una in_ traducción al estudio del tema en la literatura española, abarcado en las distintas tendencias bajo las cuales se ofrece desde la Edad Media, y en los amplios desarrollos obtenidos durante la época renacentista . El libro fue acogido con interés en el círculo de estudiosos de la literatura española, así en la peninsula como en otras partes, y ha sido citado y comentado favorablemente por diferentes autores . Agotada va la primera edición, está solicitando una segunda, (Pasa a la otra solapa)

En la portada Don Quijote y Sancho Panza, en la admirable ilustración del artista español José del Castillo, que figura en la monumental edición del Quijote publicada en 1780 por la Real Academia Española .

Estudios Literarios

BALTASAR ISAZA CALDERON De la Academia Panameña de la Lengua, Correspondiente de la Real Academia Española Catedrático de la Universidad de Panamá

ESTUDIOS LITERARIOS

Ediciones CULTURAL PANAMEÑA Imprenta LA ACADEMIA Panamá 1957

DON FRANCISCO DE QUEVEDO Y VILLEGAS (1580-1645) Este ensayo sobre la personalidad de don Francisco de Quevedo, fue leído en parte por el autor en la Velada conmemorar£- . va del tercer centenario del fallecimiento del insigne literato españolcebrdnAulaMáxima (le la Universidad de Panamá. I ESCORZO BIOGRAFICO Más no fuera yo español si no buscara peligros, despreciándolos antes para vencerlos después. (QUEVEDO, España Defendida) La vida de don Francisco de Quevedo, que se extiende desde la penúltima década del siglo XVI hasta casi mediada la centuria siguiente, tiene un paralelismo dramático con las primeras fases del proceso histórico en que la monarquía española, antes pujante y respetada, cede su puesto de preponderancia a otros poderes que aguardaban con impaciencia el momento de surgir como primeros, actores en la historia europea . No tuvo nuestro escritor una infancia plácida . Huérfano desde muy tierna edad, por la muerte de su padre, careció del apoyo decisivo de la autoridad paternal, si bien doña María de Santibáñez, mujer de singulares prendas, que abandonó la vida cuando ya su hijo contaba unos veinte años, pudo proporcionarle, siendo, como era, dama de la corte, algunos valimientos que permitieron al mozo moverse con desembarazo en el ámbito cortesano. -5-

Mostró Quevedo despejada inteligencia y singular capacidad de asimilación desde muy niño . En la Universidad de Alcalá estudió con gran facilidad los primeros cursos, y cuando apenas tenía cum.AepfnlaiTdosgí,qucbremiaónd-locsgrtpafeild sungeio no quiso limitarse a una sola disciplina, e hico incursiones en la filo ivadsteocrflhmíá,n pgusaltinme,dcrgyhsbuiaó,ágfrncesa en todas las cuales adquirió fama de entendido . Mantuvo EqsecutnopiralñL,íymd cuesatigobrhmnuycelgbarJdsn quien, cuando Quevedo escasamente cuenta cribe, movido de un alto aprecio intelectual veinticinco hacia el', joven años, le es escritor incitándole a emprender la defensa de Homero, y estampa, para honra insigne de su amigo hispano, este subidísimo elogio : Nam amo et, et: hic animo interiori indui, o magnum decus Hispanorum. (t) Pues te admiro, y aquí en lo íntimo del alma te introduje, ¡oh gloria suprema de los españoles! Su primer biógrafo, don Pablo Antonio

de Tarsia, expresa en los siguientes términos la entrega casi total de nuestro escrito' a las tareas intelectuales: "Estaba siempre ocupado, ya estudiando, ya comunicando sus estudios con ostentación de la viveza y prontitud de su ingenio, y nunca menos solo que cuando solo . Andando por las calles en su coche, acostumbraba llevar consigo papel y tinta, pa ra apuntar lo que podía ofrecerle su continuada aplicación, que solía traerle en el interior tan elevado, que, encontrando algún ;tlniaeogmsírcupb Fyxatnecoris flta,sinobrde d-atención a cosas más altas" . (2) Era tan versado en letras como diestro en las armas . Tal grado

(1)

Epistolario de Quevedo, en Obras Completas, M . Aguilar, Editor . Madrid, 7932 . Obras- en prosa, pág . 1363-a . La frase O magnum decís Hispanorum está escrita en lengua griega en el original . 12) Edic . Aguilar, Obras en verso, pág . 731-h .

de habilidad alcanzó en el manejo de la espada que hubo de vencer en cierta ocasión al afamado maestro de esgrima don Luis Pachece de Narváez, a consecuencia de lo cual este último, herido además por las burlas quevedescas, cobró gran aversión hacia s u contender, bien demostrada más tarde en el escritorio difamatorio intitulado Tribunal de la justa venganza . En la mayoría de los manuales de historia literaria se hace depender el primer viaje a Italia de nuestro escritor, de cierto lance caballeresco en el cual don Francisco dio muerte, según versión largamente t.dailLfeusnprc,bomdvearuins tgdoeprminschatl especie, que impugna resueltamente, sobre todo, don Luis Astrana Marín, editor moderno del polígrafo madrileño . (3) Su marcha a Italia se explica mas bien, gracias a sus vinculaciones con don Pedro Girón, Duque de Osuna, figura prócer de la política española de la época, quien, nombrado como Virrey de Sicilia (1610) por Felipe III, probablemente quiso disponer de un excelente colaborador en la persona de Quevedo, cuyas dotes de sag .sacideOyupntrosmaeihlnb colasdifíempr Quevedo fue un capacitado y leal servidor de Osuna, el cual le encomendó misiones delicadísimas,eotnraseldg nfavor d- sus proyectos políticos la voluntad de la corona española, como enviado especial de! Virrey ante el monarca . La corte hispana estaba minada por toda clase de intrigas y ambiciones . Osuna, convencido, ante el infructuoso resultado de sus primeras gestiones, de la necesidad de abrir camino tranco a sus planes mediante el recurso poco honorable de las dádivas, hubo de enviar crecidas sumas y joyas a su emisario, quien luego le escribe : "Yo recibí la letra de los treinta mil ducados de onze rea les, y la hize acetar luego, y como al descuido, he hecho sabidoresdelaichtr odslquentid samnerd escribir . Andase tras mi media corte, y no hay hombre que no me haga mil ofrecimientos en el servicio de vuecelencia ; que (3)

);die. Aguilar, Obras en verso, pág . 781-b .

aquí !os mas hombres se han vuelto putas, que nos las alcanza quien no da . . . Y aseguro a vuecelencia que en lugar de alargarme, me he arrugado con el dicho dinero, tamo pergamino al los tengo con esperanzas ; hágoles gestos de dá difuego. va, hablo palabras con bar iga, Apreñadas todos (4)."

Estos rasgos enérgicos, mordaces, del estilo quevedesco, tienen la virtud de presentarnos, en rápido escorzo, un panorama escalofriante de la honda descomposición política que minaba hasta la entraña a la España de entonces, que ya no contaba con voluntades recias ni con hombres de gobierno capaces de mantenerla en plenitud de Poder y de grandeza . El Duque de Osuna fue promovido (1616) al gobierno del reino de Nápoles, y Quevedo continuó prestándole valiosa colaboración, a tal punto que su parecer sobre todas las cuestiones importantes era requerido en primer término . Osuna, temperamento impulsivo y baimcos,unqedmyacroespñlim,rcsab uldo un hombre como don Francisco, de aguda penetración y de frío razonamiento, que le sirviese de consejero, cuando no de agente confi .dencialmsoquepidranmysñldcopetnia

La política de Osuna en Italia sufre un grave trastorno car la llamada Conjuración de Venecia (1618), urdida, según las versio nesmáautorizd,pcmroetsunbyperdl,o mismo que a otros significados españoles que desempeñaban altos cargos en Italia . No se ha comprobado con seguridad si Quevedo participó en aquellos intrincados manejos políticos . Es lo cierto, sin embargo, que sus posteriores andanzas en España, para salvar el crédito de su protector, fracasaron totalmente de suerte que, caído el Duque, don Francisco hubo de acompañarlo en su adversa fortuna, pues se le decretó prisión en la Torre de Juan Abad . Con la muerte de Felipe III (1621), que trae consigo la instan, ración de una nueva política, presidida por el Conde-Duque de Oliv•ycpeolanrsdió,Quv betronspad,

( 4 ) Edic . Aguilar, Obras en prosa, pág. 1373 . -8-



consigue volver a la corte, ejercitando de eldobrcuseaojrdnust belafigurdmnstoaeriy halagar, bio, al que ahora disfrutaba el favor real.

en

cam-

No era Quevedo, sin embargo, un adulador de profesión . Por encima de esa táctica de conveniencia exclusivamente personal, que busca tras el halago el provecho, y que usó al advenimiento de] Conde-Duque, sin duda para conjurar el ostracismo a que le había condenado el régimen precedente, estuvo siempre su amor entrañable a España . Y lo prueba cumplidamente la actitud de crítica severa y valiente que adoptó cuando sus ilusiones respecto a la virtud regen .enrahdo lsgbiñndeOvarstocn Hasta la mesa del propio Felipe IV y al amparo de la servilleta regia llegó (1639) un memorial de tono sombrío, causante de su encierro Durante cuatro años en un calabozo inmundo, situado en la proximidad de un río, del cual salió, -tras el derrocamiento del Conde-Dun .que,gravmntfeoycasidmnohcaelspuro Es conmovedora la carta que el ilustre cuanto infortunado preso dirige al Conde-Duque, cuando estaban por cumplirse dos años de su rudo cautiverio, y que no alteró en forma alguna la cruel venganza del favorito : "Fui traído en el rigor del invierno, sin capa y sin una camisa, de sesenta y un año, a este convento real de San Marcos de León, donde he estado todo este tiempo en rigurosísima pri sión, enfermo con tres heridas, que con los fríos y la vecindad de un río que tengo a la cabecera, se me han cancerado, y por falta de cirujano, no sin piedad me las han visto cauterizar con mis manos ; tan pobre, que de limosna me han abrigado, y entretenido la vida . El horror de mis trabajos ha espantado a todos" . . . . . . ... . . .. .. . . . . . . . . . . . .. . . . .. . ... . . . . . . . . . . . . 'Tos que me ven no me juzguen preso, sino con sumo rigor justiciado ; por esto no espero la muerte, antes la trato :prolijdasuyeoqvi sepul ; no me falta para muerto sino la tura, por ser el descanso de los difuntos" . ( 5 ) (5)

Edic. Aguilar, Obras en prosa, pág . 1581 . -9 -

Cuando Quevedo, "ciego del ojo izquierdo, tullido y cancerado" (6), y luego de haber escrito, tras la caída del Cande-Duque (enero 1643), dos cartas a Felipe IV, en solicitud de gracia, consiguió que se ablandara ánimo del monarca (junio, 1643), estaba tan arruinado físicamente que sólo pudo resistir durante dos años más, los indos padecimientos contraídos mi la cárcel . 0 8 de septiembre de 1645 las campanas conventuales de San to Domingo de Villanueva doblaban por el alisa de quien, en tiem avpñeoisn,tmhcbíur otaspe únlo m erecido del eminente Justo Lipsio la envidiable consagración de magnus d ecus Hispanorus : "gloriasupremadelosepañoles'" 11 CONCECPCION DE LA VIDA Cuando Quevedo viene a' mundo (15L(1), los sueños de grandeza española corren parejos con las últimas décadas d el lipe II . cuyo ideal de imperar en un orbe católico, libre de herejías, reinado de Fe iba sufriendo progresivas e inevitables reducciones . La atmósfera espiritual de España está perturbada por la se vera represión que trae consigo fa Contra-Reforma, la cual en el mo narca español halló su más fuerte y combativo paladín . Las tintas del telon de fondo que bordea el escenario donde habrá de moverse el futuro escritor son, pues, un tanto sombrías . Nada queda ya del Renacimiento plácido, eufórico, de los primeros tiempos del siglo XVI . que invitaba a vivir en perpetuo derroche de entusiasmo y goce de la existencia Quevedo surge a la vida en ambiente viciado por la depresión espiritual, las persecusiones inquisitoriales, la .extrmadpnuiel erario co, que obligaba a tomar para el Estado los dineros par ticulares venidos de ultramar, con las consiguientes protestas y re públi pa;dsrle,nitomcvugjrbandteszycoAigómp,senxtlarocuqdvimlenatrosc

el desastre de la Armada Invencible .

(6)

Edic. Aguilar, ob ras en prosa, Segunda Carta al Conde-Duque, pág. 1583 .

Todos esos factores negativos debieron influir poderosamente en la formación espiritual de Quevedo, quien, por otra parte, no traía como legado natural, que contrarrestara ese ambiente adverso, un temperamento propicio a los transportes del optimismo . Por el con tra io, su inclinación personal e l eva situarse n plano de constante disconformidad, a juzgar hombres y cosas por su aspecto menos favorable ; sin librarse a sí mismo, por lo demás, de esta de .dsolrapectiv Posiblemente contribuyó a formar las aristas agrias de su car .á,cteornmlaifvdsutepranciofdad ;y también los defectos físicos que le impedían mostrar en la corte una figura gallarda, a tono con aquel medio social de refinada galantería y de lujosa ostentación . Su biógrafo Tarsia, muy devoto de su persona, le describe en los siguientes términos : "Fue don Francisco de mediana estatura, pelo negro y algo encrespado ; la frente grande, sus ojos muy vivos ; pero tan corto de vista, que llevaba continuamente antojos ; la nariz y demás miembros-, proporcionados ; y de medio cuerpo arriba fue bien hecho, aunque cojo y lisiado de entrambos pies, que los tenía torcidos hacia dentro ; algo abultado, sin que le afease ; muy r;bileyanoctdmsápñialedquosrfnócmelbaporindc de buen temperamento y virtuosa inclinación ;de manera que de su ánimo en piedad y letras excelente no se podía decir lo que a un filósofo mal encarado dijo un astrólogo : Taus animus ma(7)Tlueáhnibotv! malpsd)" En el retrato anterior destaca, en mengua de nuestro escritor, el grave impedimento de ser "cojo y lisiado de entrambos pies", que de bió sobrellevar con permanente disgusto . Nota saliente de su fisonomía son los "antojos" con armadura apropiada para sostenerse en la nariz que desde entonces -y acaso porque el usarlos varón tan conspicuo, agradando a la gente, se convirtió pronto en moda- reciben el nom bre de "quevedos" . Tarsia no acierta, en cambio, en su conclusión sobre "e! buen temperamento y virtuosa inclinación" de don Francisco, derivándolos de sus prendas físicas . Aunque precisa poco después el sentí(7)

Edic. Aguilar, Tomo de Obras en Verso, pág . 801 .

do particular que pretende asignar a tal expresión, añadiendo que supo reportar sus liviandades juveniles con la devoción al estudio y los ejercicios virtuosos, de modo "que nunca se desmandó a cosa que oliese a escándalo" . Quevedo no guarda recuerdos gratos de su infancia ni parece mostrar gran apego a la vida . En 1608 escribió un romance de acentos amargos, a través cle los cuales se trasluce una sensibilidad enferma, que desvalora los bienes humanos y se confiesa en total abandono de ilusiones y esperanzas . Comienza por renegar de su nacimiento y luego acumula sobre su existencia una lúgubre enumeraci :óndelosmayiersqula prej Parióme adrede mi madre, ¡ojalá no me pariera! .. . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . Murieron luego mis padres ; Dios en el cielo los tenga, porque no vuelvan acá, y a engendrar más hijos vuelvan . Tal ventera desde entonces me dejaron los planetas . que puede servir de tinta según ha sido de negra . No hay camino que no yerre, ni juego donde no pierda, ni amigo que no me engañe ni enemigo que no tenga (e) La lectura del romance deja una impresión sombría acerca del temperamento de nuestro autor . Hombre de humores agrios, aque jado de una integral desesperación frente a la vida . Cuando lo compusonteíaivnochañsyingudelascmi que después le sobrevinieron le había mostrado aún su rostro tormentoso . Hay que pensar, por lo tanto, en un pesimismo temperamental, que gravitaba en el fondo de su ser, predisponiéndose a lanzar una mirada torva hacia el mundo circundante, sin atenuaciones ni alternati vas de benevolencia .

(8)

)Joie, Aguilar, Obras en verso, pág . 272 .

De aquí surgen, sin dura, su propensión hacia la sátira mor sdueazytilocr í,sagdoejtivs lacerantes, de poderosa energía, que suenan como latigazos en el rostro de sus víctimas . Quevedo llegó a convertirse en hombre temible por la causticidad de su pluma, que amo respetaba estados ni condi .vceirosna, gudbaerp nlosetragcudosla u obra, con todo, amo es toda ella sátira emponzoñada o viru lenta . En esto reside, precisamente, la radical contradicción de este hombre extraordinario, que se entrega con religioso fervor a componer un tratado de moral, de teología o de vida c ristiana . a l igual que, en plano completamente opuesto, esgrime con ferocidad el arma terrible de la diatriba sin misericordia ni escrúpulos . Si no es que, deslizándose hacia fondos más bajos, escarba con pestilente realismo en lo más ingrato de la humana podredumbre para ofrecer un cuadro repulsivo . En Quevedo alternan, con bastante frecuencia, el humanista y tratadista eminente junto al cínico estercolero . ¿De dónde arranca esta dualidad , este entrecruzamiento de dos personas colocadas en tan radical antagonismo? Hay en nuestro escritor una poderosa inteligencia que se ejercita desde muy joven en complicados ejercicios teológicos . Recordemos que su primer gra doelaUnivrsdeAlcaá,obtnidlsquceaño,fld Teología ; disciplina que a fuerza de cristiano, prosiguióctiuvlando en los años venideros n.isEtra,qpuoecí rfnexitóaomdslhuengacási no también !as semánticas y las europeas más importantes de su tiempo . Los escritores antiguos nunca le negaron sus secretos y pudo abrev .guaerzconltdsmanile Con tan excelente versación en lenguas antiguas y modernas, es fácil pensar que la española en sus manos fue, instrumento de fácil manejo al par que inagotable repertorio de voces y giros que, respondíac doila sulamientocrad .Porelsun d e los autores españoles de, mayor riqueza en el léxico y de más abundante caudal en el estilo . Mas, como ya sabemos también, es un hombre desceandrado, tet rico,quedsñalvoredaxistncyovailenhudr

su estilete hasta lo más hondo, aunque resulten al descubierto las entrañas sangrantes. Por este plano (le descenso, de negación absoluta, Quevedo se hundirá, según veremos, en el mundo de la picaresca . 111 DOLOR DE ESPAÑA Dulce et decorum est pro patria mari Dulce y honroso es morir por la patria . Hay un elemento positivo, de singular relieve, en el fondo mí mico de Quevelo, que explica muchos de sus desplantes y dignifica no pocas de sus actuaciones . El satírico amargado que lleva dentro reacciona con violencia ante las debilidades de sus compatriotas, cuando advierte que tienen puestos los ojos, atalayas dignación patriótica no tiene entonces límites, y sarcasmos .

de apetitos dese .Snfreados,lbienqusocmealspñou in-

estalla en terribles

Había en nuestro escritor una profunda preocupación por los males de la patria . Pensaba con dolor que ellos derivaban en gran parte de la codicia insaciable de sus dirigentes y de las personas que les rodeaban con más estrecha vinculación a las tareas de gobierno . En la carta al Duque de Osuna ya citada, escrita el 16 de diciembre de 1615, pinta con desprecio a toda aquella casta de hombres dispuestos a vender favores oficiales a quien mejor les pagase . (v) Tiene el escritor madrileño un patriotismo dolido, exacerbado por los infortunios internos y los reveses exteriores, cuando no por ataques injustos que España recibe de extranjeros predispuestos contra ella . Su plana no permanece en sosiego cuando considera ultrajado el buen nombre de su patria, pues ya desde entonces asoma en sus previsiones (le español pundonoroso la certera de, que se está ecio formando en Europa una atmósfera nociva, de incomprensión y menospr (9)

Con ocasión del proceso incoado contra los Duques de Osuna y de Uceda (1621), ex-Virrey el primero en Nápoles y ex-ministro de Felipe 111 el segundo, fue requerido don Francisco para rendir declaración acerca de las personas comprometidas en el ofrecimiento cimiento de dinero, y en ella puntualiza los nombres . Véase la transcripción del texto de la misma en la edición citada de las Obras en prosa de Quevedo, por M . Aguilar, pág . 1373 . -14-

menosprecio hacia la península . Su España Defendida gato nacido de esta esencial preocupación :

(1.609)

es un ale

"Cansado de ver el sufrimiento de España, con que ha dejado pasar sin castigo tantas calumnias de extranjeros, quizás despreciándolas generosamente, y viendo que desvergonzados jnuzegsatroqlmi, ueprdonams t concedemos convencidos y mudos, me he atrevido a responder por mi patria y por mis tiempos : cosa en que la verdad tiene hecho tanto, que sólo se me deberá la osadía de quererme mostrar más celoso de sus grandezas, siendo el de menos fuerzas enentre los que pudieran hacerlo" (t0) En esta justificación de su escrito hay tres afirmaciones importantes : que los ataques extranjeros son calumnias, y por lo tanto totalmente infundados e injustos ; que el no responder a tales desafueros es inconveniente a todas luces, porque el silencio podría ;ycionpmterúlfas,óqudectilpa personal al contestar puede atribuirse a celo excesivo . mas, en todo caso, egitimado en !a justicia del propósito. Se advierte pues, que nuestro autor tiene puesta una atención extremada en cuanto se, roza con la dignidad . española . En esto no admitía que nadie se le adelantase, y tampoco podía callar, por supuesto, las lacras observadas en el trato diario con las cosas de l a peninsula, pues su sentido de la rectitud le incitaba a denunciar tos abusos donde quiera que se presentaran . En su austera conciencia de patriota tanto mal causaban a su tierra los malquerientes de fuera como los viciosos de adentro, por lo cual era precisodarlbt entrambas partes . Mas en ocasiones adopta un tono fatalista, compungido, al comprender que el mal, por muy extendido y arraiga do, no tiene ya remedio . En estos términos acongojados se dirige a su gran amigo Justo Lipsio (1604) : Quid de me a Hispania non querula voce referam? Vos belli preede estis . N os otii, te ignorantiae, Ibi miles noster, opesque consumuntur. Hic nos consumuntur . Hic

(10) (11)

Edic. Aguilar, Obras en prosa, pág . 273 . Edic. Aguilar, Obras en prosa, pág . 1361-b . - 15 -

Acerca de mi España ¿qué contaré a no ser con voz doliente? Vosotros sois presa de la guerra . Nosotros, de la ociosidad y de la ignorancia . Allá nuestro soldado y nuestros haberes se consumen . Aquí nos consumimos nosotros . . . Conviene recalcar esta idea de que España, en concepto de Quevedo, sufre una crisis tan profunda que no puede escapar a su fatal desintegración . Este pensamiento parece obsesionarle y está en in . tima relación con los productos más densos y peculiares de su arte literario . Su lenguaje, al surgir este tema, se carga de vocablos ne gadores,qutcnlaobseiódnqulameto,dpériae los valores vitales y de las razones que hacen apetecible le vida . El autor reitera una y otra vez esta especie, y sólo muy contadas veces, como podrá verse en seguida, adopta una postura más lisonjera . Cuando llegó al poder el Conde-Duque de Olivares (1621), en el ánimo de Quevedo parece surgir la esperanza (le un cambio benéfico en la dirección de la política española, basado en el criterio favorable que le merecía el personaje recientemente encumbrado . Era tan grande su decepción sobre el régimen fenecido que acaso pensó, de buena fe, en rectificaciones de fondo vinculadas a la mudanza . Aunque tampoco debe desconocerse, como causal de su buena disposición hacia Olivares, el no oculto anhelo de sacudirse el destierro a que le había compelido el gobierno anterior ; y por de contado, el deseo de asegurarse nuevamente el valimiento perdido . En una de sus epístolas más conocidas y celebradas, escrita en 1624, se dirige al Conde-Duque con los siguientes optimistas apóstrofes : Que la cortés estrella que os inclina a privar, sin intento y sin venganza (12) milagro que a la invidia desatina, tiene por sola bienaventuranza el reconocimiento temeroso, no presumida y ciega confianza . (12)

Alude a un juicio que expresó en escrito anterior -Grandes anales de quince días (1121)- acerca del Conde-Duque, atribuyéndole poca ambición de llegar al poder : "y para ver cuanto talento sobraba al conde de Olivares, no es menester más de ver el conocimiento con que le dejó pasar ; que quien sabe despreciar el poder, es el benemérito ; y el que le codicia, es el temerario ; y en el uno es gloria la que deja, y en cl otro peligro lo que tiene" . Vid . Edic . Aguilar, Obras en prosa, pág . 475-a . -- 1 6 -

Pues os dió el ascendiente generoso escudos, de armas y blasones llenos, y por timbre el martirio glorioso, (13) mejores son por vos los que eran buenos Guzmanes, y la cumbre desdeñosa os muestra a su pesar campos serenos (14) La epístola que nos ocupa tiene un valor circunstancial, de obediencia a un propósito de halago político, en la parte transcrita, que remata la composición . Se inicia, en cambio, con muy otros arranques, que cuadran mucho mejor en la manera artística de Quevedo por au entonación rotunda y su arrogante sinceridad : No he de callar, por más que con el dedo, ya tocando la boca, ya la frente, me representes o silencio o miedo (15) ¿No ha de haber un espíritu valiente? ¿ Siempre se ha de sentir lo que se dice? ¿Nunca se ha de decir lo que se siente? habrá quien los pecados autorice, y el púlpito o la cátedra comprados harán que la lisonja se eternice? Y, bien introducidos los pecados, ¿verán a la verdad sin voz, desnuda, y al interés echándole candados? Pues sepa quien lo niega, y quien lo duda,

( 1 i)

Se refiere al martirio del hijo de Guzmán el Bueno, ascendiente medieval del Conde-Duque de Olivares, con ocasión del sitio de Tarifa, cuya defensa le había encomendado el rey Sancho IV el Bravo (1292) . Guzmán el Bueno, que custodiaba la plaza, prefirió soportar el dolor de] asesinato de su hijo, que estaba en manos de los atacantes, a entregar la plaza . Se cuenta que Guzmán arrojó desde la muralla su propio cuchillo, dirigiendo a sus enemigos las siguientes palabras : "Si en el campo no hay acero, ahí va el mío ; que antes os diera cinco hijos, el los tuviera, que una villa que tengo Por el rey" . (14) Edic . Aguilar, Obras en verso, pág . 137-b . (i5) Este verso aparece, con la variantes "silencio avises o amenaces miedo", recogida en algunas ediciones . El texto reproducido en este trabajo corresponde a la edición de Aguilar, Madrid, 1932, Obras en verso, pág . 136, preparada por Luis Astrana Marín, quien, a su vez, en nota, explica : "(1) Copia de] amanuense de Quevedo . Ms, inédito en poder de mi amigo D . Luis Valdés . Es el texto primitivo de tan célebre composición, sin retoques ni injerencias extrañas" .

-17-

que es lengua la verdad de Dios severo, y la lengua de Dios nunca fue muda . Sigue luego una pintura inspirada, con grandes aciertos artísticos, de las costumbres de los españoles del tiempo, contrastadas con las existentes en el pasado, que eran, en opinión del autor, muy susuperiores, parque representaban un sentido cabal de moderación y honesta pobreza, tan distantes de la ostentación y codicia observa das en los días presentes . Aparte de que hombres y féminas supieron cumplir siempre con sus respectivos deberes, dentro de una aus tera concepción de la vida . E! dinero, las modas exóticas, el abandolnaosdeivtrbj,fáclaensid mujres, trocaron las virtudes de antaño en lamentable relajación . Se perciben algunas influencias de autores latinos en el texto de la epístola, aun cuando Quevedo supo desempeñarse en ella con muy robusta inspiración y sin perder la clásica elegancia del estilo . Puede añadirse que no se trata de una sátira virulenta, de sabor amargo, sino de un hermoso poema de contrastes que, desde luego, no renuncia a la crítica, mas la ejercita en un plano de nobleza literaria en el cual la belleza triunfa sobre la indignación . Ello ocurre posiblemente porque el propio autor se había con cediounatrgespzadconlveimtodlgbern Olivares, de suerte que su escalpelo no cala de manera directa sobre una situación concreta, de esas que, a modo de tumores sociales graves, hacían estallar la cólera del satírico en acentos de cáustica protesta . Empero, el curso de los acontecimientos habría de mostrarle, en cosa de algunos años, que anduvo equivocado en sus previsiones . Los anhelos del patriota, que no es justo confundir, en el caso de Quevedo, con vulgares afanes de medro, no encontraron suelo firme en la política del Conde-Duque, cuyas capacidades de estadista no justificaban, en verdad, el general contento con que fue acogido su ascenso al poder . Nuestro escritor, por supuesto, hubo de rectificar radica mente su punto de vista inicial respecto al valido, sin sospechar acaso que la ruda franqueza de sus palabras habría de conducirle a un tristísimo calvario . Quevedo sucumbió, no hay duda, como víctima de su exacerbado patriotismo, de su entrañable amor a España e.nPuoramst , circunstancia dada, más español que el propio rey y su omnipotente



favorito, éstos, más celosos de su autoridad que sensibles a los males de la patria, encarcelaron en forma despiadada al hombre que tuv o el xtrao dinario valor civ l de contados en l célebr me orial de 1639 dirigido a Felipe IV, las angustias y miserias del pueblo tmldaeoiñsrhpnu,ícgvestirna bdlOvesa,comndprta capitanes . Ahora sí el estilo de Quevedo adopta esa cáustica fiereza

de los

vocablos convenidos en azotes restallantes, de eficacia corrosiva, que dejaban en el rostro de la víctima las marcas delatoras de su fuerza punitiva . El formidable satírico, rebosante de dolor patriótico, no para en consecuencias, no mira hacia las encumbradas testas, pre re avlinbedcosrufpavlngtio,squeapnt de todo el desconcierto, más atento a la salud general que a los inmin;entsrigopnales

A cien reyes juntos nunca ha tributado España las sumas que a vuestro reinado . Y el pueblo doliente llega a recelar no le echen gabela sobre el respirar . ... .. .. .. . .. .. ... .. .. .... ........ . ....... Familias sin pan y viudas sin tocas esperan hambrientas, y mudas sus bocas .

. . . . .. . . . .

Un ministro en paz, se come de gajes más que en guerra pueden gastar diez linajes . ,, El vulgo es sin rienda ladrón homicida ; burla del castigo ; da coz a la vida.. "¿Qué importa mil horcas (dice alguna vez) si es muerte más fiera hambre y desnudez?" Los ricos repiten por mayores modos : "Ya todo se acaba, pues hurtemos todos" . Perpetuos se venden oficios, gobiernos, que es dar a los pueblos verdugos eternos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . Ni es bien que en mil piezas la púrpura sobre, si todo so tiñe con sangre del pobre. Ni en provecho os entran, ni son agradables grandezas que lloran tantos miserables . ¿Qué honor, qué edificios, qué fiesta, qué sala, como un reino alegre que os cante la gala? Más adorna a un rey su pueblo abundante

que vestirse al tope de fino diamante . Si el rey es cabeza del reino, mal pudo lucir la cabeza de un cuerpo desnudo (16) .

Los fragmentos transcritos evidencian la extraordinaria potencia del ataque contra la corona, la cual debió sentirse tambaleante sobr peoslarindxpeysaqmu,tnorgOldivesacfnoprdóiytasem mantenerle ajeno a los negocios públicos, había contraído la grave responsabilidad de sumir a su pueblo en tan grande miseria, mientras derrochaba alegremente los dineros urgirlos por tantos desdichados . la formidable invectiva quevedesca hay un acento de sin En ceridad desgarrada, una confesión de honda melancolía, a pesar de loe violentos sarcasmos que surgen a cada paso . Quien habla ante el monarca arriesgando tanto, no pudo hacerlo nunca en gesto de arrogante altanería, sino movido de poderosas razones . La parte f ina.lQudevaonpístr evladonsteido ofender, mas tampoco quiere adular . El gobernante que sólo escucha lisonjas, en realidad procede contra su propio interés ; porque só o de la verdad podrá esperar luz y acierto para sus providencias de gobierno . Los cuatros versos últimos pintan con dramática plasticda el stado eánimodel scritor,suprofunda ngustiade spañol ; hacen patente la causa primordial del escrito, que no es, des puésdeto,inlpstreabo¿ungraptioquemra cerrados todos los caminos, que grita desesperadamente por la salvación de España : Servicios son grandes las verdades ciertas ; las falsas lisonjas son flechas cubiertas . Si en algo he excedido, merezca perdones . Dolor tan del alma no afecta razones! ¿Se quiere una demostración más decisiva del duelo íntimo del escritor, de su intensa melancolía? No supieron verlo, obcecados por la furia de sentirse descubiertos en sus culpables manejos, quienes se lanzaron sobre el hombre infortunado, con inflexible voluntad de estrangularlo . Mas por ello mismo la figura del artista crece en proporción a la pequeñez de sus perseguidores . Si grande era el (16) Edic . Aguilar, Obras en verso, págs. 143-144.

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agravio al poderoso, mucho mayor era la culpa que tenía acumulada por sus continuos desafueros . Mas quiso la fortuna, tan contradictoria siempre, que pereciese el justo, acaso para dejar más patentes su gloria y su martirio . Desde ese momento la vida de don Francisco entra en período agónico . El memorial dirigido a Felipe IV lleva escrita, en reali dad, su propia sentencia . Del largo y espantoso cautiverio que sufri rá después dirá en su postrera carta al Conde-Duque : "Ya no es vida la mía, sino prolijidad de la muerte" ( 17 ) . Los filos acerados de sus sátiras ya no volverán a fustigar a funcionarios venales, y con ello tendrán un respiro los validos inescrupulosos . Más la posteri dad, con mayor sentido de la justicia, sabrá vindicar la memoria de quienes a causas nobles debieron su infortunio . De don Francisco de Quevedo se podría afirmar sin exageración que fue un mártir de su patriotismo . (17)

Edic. Aguilar, Obras en prosa, pág . 1583-a .

LA CONCEPCIÓN CERVANTINA DE LA NOVELA LA HAZAÑA LITERARIA DE CERVANTES Si se quiere una figura que simbolice el genio literario español en su hora de mayor plenitud, surge sin apremio el nombre de Cervantes . Ninguno, en efecto, acude con tanta espontaneidad a cualquiera cita donde se ventilen achaques del idioma, como testigo de más reputada opinión . Es el escritor hispano de más universal resonancia y debe contarse también entre las glorias mayores de la humanidad en lora . Conviene decir esto con el propósito de que, se comprenda y valore en su extraordinaria significación para la hispanidad, el centenario que este año se conmemora . Que si en otros aspectos de la actividad intelectual cabezas cimeras de distintas naciones aventajan a las de habla española, un prestigio literario como el de Cervantes representa, en cambio, rarísimo privilegio concedido a pocos pueblos en la historia (le la espiritualidad humana . El crédito literario de nuestro escritor radica muy principalmente en sus aptitudes de novelista . Probó fortuna en el teatro y mantuvo trato asiduo con las musas . Mas supo reconocer honrada mente que no debía ilusionarse con adquirir la corona de poeta y que tampoco le era permitido disputar a su contemporáneo Lope de Vega el señorío de la escena . A trueque, sin embargo, de recabar para sí, como quien ara en terreno propio, seguro de sus potencias y recur sos, los lauros del narrador : "A esto se aplicó mi ingenio, por aquí me lleva mi inclina ción, y más que me doy a entender (y es así) que soy el primero que he novelado en lengua castellana ; que las muchas novelas que en ella andan impresas todas son traducidas de lenguas extranjeras, y éstas son mías propias, no imitadas ni hurtadas : mi ingenio las engendró y las parió mi pluma, y van creciendo en los brazos de la estampa ." De tal suerte se expresaba Cervantes en el prólogo que colocó frente a las Novelas Ejemplares . La posteridad ha confirmado con amplitud y admiración este juicio valorativo . Es más, ha llegado a considerarle, en la historia literaria de Europa, como el primer gran -- 22 -

MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA (1547 - 1616)

maestro del género . Toda la tradición novelesca anterior queda incorpo .radentolmrcevantio,ysldeacriomz U, depurada y provista de los ingredientes con los cuales fructifica rá espléndidamente en el mundo moderno .

a

HOMBRE DEL RENACIMIENTO Resulta indispensable mirar a Cervantes dentro del ambiente histórico en que le correspondió vivir, si queremos aprisionar las directrices de su arte . No vaya a pensarse, como algunos han sostenido, que fue hombre de cultura rudimentaria, a quien una mente bien dotada por naturaleza salvó de mostrar en su obra la pobre calidad de su haber intelectual . Si bien es cierto que faltaron a nuestro autor, a causa de su pobreza --no remediada, como en casos más afortunados, mediante una protección generosa- las enseñanzas recibidas en los claustros salm pcaonmtiluse r otros ingenios contemporáneos, deb reconocerse, en cambio, la evidencia, revelada a través de sus producciones, de una formación debida al propio esfuerzo que le permite hablar cabalmente de los temas más apasionantes de la época renacentista . Debió ser de particular importancia, en la elaboración de sus ideas sobre el arte, In permanencia en Italia, donde se debatían, en aquella sazón (1569 .1575), cuestiones que el autor español reflejará más adelante al concebir personajes y asuntos novelescos, revelando así la huella perdurable que dejaron en su ánimo . A diferencia de Lope de Vega, en quien la espontaneidad creadora carece de cauces reguladores, Cervantes es un escritor imbuido de ideas racionalistas, respetuoso de las normas, incapaz de dejarse arrastrar por excesos imaginativos o pasionales . Lo prueba, por ejemplo, su fidelidad al arte dramático de corte tradicional, ligado estrechamente a la preceptiva clásica, que defiende con tesón frente a los desbordamientos irreverentes de otros autores . No supo adaptarse nun, ca a esa manera de hacer comedias que Lope hizo triunfar ruidosa. mente en las tablas, entre aplausos delirantes del público, y hubo de renunciar por elfo, entre molino y resignado, a sus empeños dramáticos . -23-

El culto racionalista, característico de la época, comparte sus privilegios con la exaltación de los valores humanos de orden vital o emotivo . En consecuencia, Cervantes se impone a veces rectificaciones de los puntos de vista intelectuales cuando los hechos de la realidad introducen un sesgo contradictorio . La vida también tiene sus derechos, y los asume con plenitud a lo largo de la obra cervantina . Acaso, además, porque nuestro autor no es una mente esclavizada a las verdades admitidas ni fanático de ninguna doctrina . Su buen sentido le preserva de Colocarse en posiciones irreductibles, y ejercita muy bien la facultad de la crítica, que es actitud esencial del hombre renacentista, llevada a la más sutil perfección por Erasmo, el maestro indiscutido del humanismo . La valoración de las cosas humanas, la exaltación de los valores vitales se junta, por otra parte, con el relieve especial que se concede a la naturaleza, casi elevándola a categoría divina en gesto que, conocido el predominio coetáneo de la religión cristiana, debió sonar a grave irreverencia . Cervantes no prescinde, por cierto, de tan arriesgado encarecimiento, e inserta en la Galatea (1585) el siguiente juicio, en que atribuye a poderes naturales la creación del ser humano : "En todas las obras hechas por el mayordomo de Dios, naturaleza, ninguna es de tanto primor ni que más nos descubra la grandeza y sabiduría de su hacedor como la compostura del hombre, tan ordenada, tan perfecta y tan hermosa, que le vinieron a llamar mundo abreviado ." Es de notar, además, el concepto óptimo acerca del hombre que revela el párrafo transcrito, muy a tono con la ideología renacentista, que exaltó a un grado extraordinario la personalidad humana, en contraste con la posición de humilde criatura que ocupó dentro del inundo medieval . La glorificación del hombre, el reconocimiento am plio de sus capacidades y poderes, constituye, en verdad, un resorte esencialísimo que trastorna la estructura del orden imperante en la Edad Media, subordinado totalmente a la voluntad divina, y abre camino a la época moderna, asentada, en cambio, sobre un vasto e intenso predominio ele los valores humanos .

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LA NOVELA ANTERIOR A CERVANTES Cervantes llevará a la novela, según veremos, temas y maneras de ver estrechamente vinculados al orbe estético del renacimiento . Importa contar, ahora bien, con la tradición narrativa que su época recibe, sobre la cual habrá de operar nuestro escritor, insuflándole aires renovadores. En primer lugar, el libro de caballerías . Relacionado en sus orígenes con la épica medieval, constituye la primera manifestación de la novela europea, ya emancipada y organizada como género de pro pia sustantividad ; si bien, a causa de defectos congénitos que fueron acentuándose en torpes imitaciones de los primeros modelos, no logró consolidar u existencia . Desde un punto de vista histórico y pensando en el apogeo y luego en el progresivo descrédito de la literatura caballeresca, srcoenivdapqulresonda ilesduna cual la institución de la caballería debió constituir una proyección exterior de sus gustos aristocráticos, urgidos de fiestas brillantes, ornamentales, presididas por la mujer, señora de pensamientos y acciones heroicas . Mas cuando esa concepción de la vida se resquebraja, no fueron ya los libros caballerescos respuesta adecuada a las inquietudes y an. helos sociales . Surgen los reproches contra las fallas visibles de su estructura o la falsedad de contenido, se les tilda de inmorales y se invita a arrinconarlos sin miramientos. La novela pastoril ofrece, hacia mediados del siglo XVI, una solución de índole completamente distinta . Los factores que determinan u aparición no son ya de origen medieval . Hay que buscarle entron sques, inns bien, en inclinaciones de signo contrario a la decreciente afición hacia los libros de caballerías . La vida del campo, sencilla, rústica, extraña a las intrigas cortesanas, se presentó como una ten tadora promesa, capaz de hacer olvidar, siquiera en la ficción lite raria, el tinglado de vanidades del mundo señorial o palatino . ACTITUD CRITICA DE CERVANTES La cosecha narrativa anterior a Cervantes no se redujo exclusivamente a las novelas caballeresca y pastoril . Mas éstas solicitaron - 25 -

de modo particular su atención, haciéndole reflexionar sobre el mérito artístico que pudiera acreditárseles, a la luz de las ideas que habían llegado a formar su credo estético . En la época de sus andanzas italianas, hacia mediados del siglo XVI, era motivo de meditación entre los hombres de letras la dife rencia establecida por Aristótoles en su Poética entre el historiador y el poeta : "De lo dicho resulta claro no ser oficio del poeta el contar las cosas como sucedieron sino cual desearíamos hubieran suce dido, y tratar lo posible según verosimilitud o según necesidad . Que, en efecto, no está la diferencia entre poeta e historiador en que el tino escriba con métrica y el otro sin ella . . . empero dife rénciasequlnodiceas tlcompasrnyelot cual ojalá hubieran pasado ." ( 1 ) En virtud de los conceptos enunciados, quedaba patente para las gentes preocupados de la época una especie de escisión entre des mundos : el de la realidad cotidiana, ámbito de las cosas que ocurren efectivamente, y el de la creación poética, propicio a presentar no las imperfecciones y vicios que afean la vida, sino los ideales que la dignifican . La vida con sus ocurrencias tiene un campo muy circunscrito, referido al contorno de seres y acontecimientos . La historia no puede falsearlos, debe ateners e a u escueta verdad ontológica . En cambio, el poeta domina un horizonte amplio de posibilidades : u sentido creador, aunque sin apartarse de lo verosímil, es decir, de cuanto puede concebirse dentro del mundo real, le permite forjar con mayor perfección ambiente y personajes, dotándolos de aquellos ingredien tes elevados o nobles que suelen escasear en la flaca naturaleza humana . Surge de aquí, como dominio propio del arte, la concepción de una realidad ideal, muy superior a la prosa corriente de la vida . Esta última sería el campo reservado a los menesteres del historiador . (t)

Versión de Juan David García Bacca, México, 1946, p . 13 -- La Poética había sido traducida al italiano por Robortelli en 1648 . Apareció en edición española, traducida por D . Alonso Ordóñez, en Madrid, 1626 . -- 26 -

Un peligro asomaba, sin embargo, para el arte. A fuerza de conc ceobríliatusnemyorgad pefciónosbl,e riesgo de alejarlas cada vez más del mundo real, convirtiéndolas en seres abstractos, incapaces de actuar y de sentir como los hombres verdaderos . Semejante coyuntura podía acarrear, a la larga, un di vorcio insalvable entre el arte y la vida, restando al primero ese cal doerlsnhtuima ,deplciónahotr cual no se concibe la emoción estética. En la pi-impera mitad del siglo XVI este problema no se había lado el ámbito propio de los criados, fuertemente apegado a las realidacop;h,ardnáqtesuijgmlfyzCaopistre,Mnlcbfado ruen hostiles a su idílico transporte . Cervantes, consciente ya del conflicto presentado aún desde, un punto de vista teórico . Un libro capital como La Celestina, escrito a fines de la centuria anterior, ofrece de un estético antes esbozado, expresó sobre La Celestina el siguiente juicio, en el cual resume toda una teoría artística : Libro en mi opinión divino si encubriera más lo humano Cervantes percibe con suficiente clarividencia que no conviene del:jasnricut ezngodlsxtrem miserias terrenas, ni ascensión a un mundo de encantamiento paradi síaco donde falten los contactos con las asperezas de la vida . Es verdad, por otra parte, que esta opinión cervantina no era compartida abiertamente por sus contemporáneos . No pocos ingenios di aquel tiempo declaraban resueltamente su parecer en el sentido de reclamar obras ajustadas a lis exigencias de una severa moral, de acuerdo con prescripciones de la iglesia . A esta tendencia obedecen la mayoría de las críticas formuladas contra los libros de caballerías, considerando que sus autores, al introducir pasajes escabrosos o es cenas lascivas. pecaban contra la honestidad y ofrecían lecciones per niciosas a sus posibles lectores . Nuestro autor s e pronuncia a su vez contra la literatura caballeresca, mas sus reproches arrancan de muy otro fundamento . Se relacionan con sus puntos de vista de orden estético y dejan a un lado las cuestiones de carácter moral . - 27 -

"De mi sé decir - -comenta el canónigo en cl capítulo XLIX, Primera ]'arte del Quijote - que cuando los leo (los libros de cabal crías ) , en tanto que no pongo la imaginación en pensar que son lodos mentira y liviandad, no me dan contento ; pero cuando caigo en la cuenta de lo que son, doy con el mejor dellos en la pared, y aun diera con él en el fuego, si cerca o presente 'e tuviera, bien como a merecedores de tal pena, por ser falsos y embusteros, y fuera del trato que pide la común naturaleza, y corno a in inventores de nuevo modo dc vida, y como a quien da ocasión que el vulgo ignorante venga a creer y tener por verdaderas tantas necedades como contienen" . Cervantes censura el arte caballeresco porque adultera la naturaleza, cambia de extraña manera las condiciones de los hombres, haciéndoles autores de hazañas imposibles . Considera que las acciones deben estar proporcionadas a la capacidad do quienes las rearealizan. Romper ese equilibrio que, dispone adecuadamente las cosas, de suerte que los efectos mantengan la debida relación con las causas respectivas, es tarea reprobable . Hace, no obstante, un reconocimiendo : los hechos disparatados, las mentiras contadas con gracia, pueden causar deleite . En otra part:explicamjorsuenit,complenád "Y puesto que el principal intento de semejantes libros sea el deleitar, no se yo como puedan conseguirle, yendo llenos de tantos y tan desaforados disparates ; que el deleite que el alea se concibe, ha de ser de la hermosura y concordancia que vee y contempla en las cosas que la vista o la imaginación ponen delante ; y toda cosa que tiene en sí fealdad y descompostura no nos puede causar contento alguno ." (Quijote, 1,

capítulo XLVII)

Su teoría estética se acerca aquí al pensamiento aristotélico antes enunciado, en el sentido de asignar al arte una misión ennoblecedora . Donde quiera que advierta desarreglo, impureza de formas o de contenidos, debe el artista corregir defectos, introducir el sentido de la armonía, capaz de suscitar emociones placenteras . Una exigencia estética, de corte renacentista, impulsa -la pluma de Cervantes, inclinándole a mirar la belleza y la gracia como metas del arte . Otras ideas expresadas en los pasajes anteriormente transcritos, - 28 -

relativas a la función docente ele la obra poética, apareada con la de proporcionar deleite, que circulaban en la época renacentista -y de ellas se hace eco Cervantes-- tienen como antecedente un conocido verso de Horacio, en su Epístola a los Pisones : Aut prodesse volunt aut delectare poetae ...

O quieren ser útiles o quieren deleitar los poetas . SU CONCEPCIÓN DE LA NOVELA La diferencia de objeto y de método que Aristóteles estableció entre la poesía y la historia, suministró a loshmbredRnaci iento una base doctrinal para reflexionar más cumplidamente sobre la función del arte . Bajo imperativos de orden religioso, hubo quienes no acataron otra forma de obra artística que la colocada en el plano idealista de lo poético, prescindiendo de cualquiera concomitancia con las cosas terrenas . Hasta se introdujo el procedimiento de convertir a lo divino los libros mundanos, creyendo con ello librarlos de toda impureza . Cervantes, menos sectario y mucho más artista, entrevió que la verdadera obra de arte no podía acomodarse estrictamente a un plano ideal, carente de contactos con la vida . Pero tampoco aceptó que la realidad abrupta, sin paliativos, pudiese ser materia adecuada para la creación estética . Cobran así sentido su reproches contra los libros de caballerías, tachándolos de mentirosos y falseadores de la verdad, al mismo tiempo que su juicio sobre La Celestina, censurándole el dejar al desnudo feas muestras de la humana podredumbre . Como buen renacentista, miraba con ojos racionales la tarea creadora, juzgando que no era lícito extraviarla en desafueros imaginativos . Había que frenar la fantasía, atemperándola a proporciones que no violentasen las normas naturales . La doctrina aristotélica estaba muy arraigada en la mente del autor español . Sirve de soporte a sus ideas centrales sobre la creación novelesca . Un personaje del Quijote, según se verá en seguida, la recoge casi textualmente : "-Así es -replicó Sansón- ; pero uno es escribir como poeta y otro cono historiador : el poeta puede contar o cantar las cosas, no como fueron, sino como debían ser ; y el historiador las ha de escribir, no como debían ser, sino cono fueron, sin añadir ni quitar a la verdad cosa alguna ." -- 2 9 -

(Quijote, 11, capítulo III) Su concepción d° la novela, de la cual es ejemplo máximo el

Quijote, consistió en acercar la zona del idealismo poético al plano realista de lo histórico, de modo que no pudiera el poeta perderse en delirios imaginativos sin sentir, en el momento oportuno, una llamada del mundo real que le obligase a cortar su impetuoso desvarío . Don Quijote es el héroe poético, Sancho es un representante de la realidad pueblerina . El caballero, llevado de sus altos pensamientos, vive en un mundo quimérico dentro del cual transforma las cosas y personas que le rodean, acomodándolas disparatadamente a sus delirios imaginativos. Sancho se encarga de advertirle a cada paso que son muy diferentes de sus fantasías las realidades con que tropiezan . Mas e' caballero, ciego a toda prudente advertencia, transfigurando en aventuras caballerescas vulgares sucesos del acontecer cotidiano, acomete con ímpetu para recibir luego . en pago de sus locuras, rudos golpes de la vida prosaica, sorda a sus alucinados reclamos. Ahondando un poco en los elementos que integran esta admi rable hazaña novelesca se advierte que, a diferencia de los libros de caballerías, cuyo ambiente y personajes son del todo ficticios, Cervantes ha colocado a u héroe sobre un escenario concreto . Sus andanzas discurren a través de tierras españolas, y todos los pormenores descriptivos se refieren a situaciones, lugares, sucesos o personas concebidos dentro de la realidad peninsular . Ahora bien, para poder acomodar una trama caballeresca, por lo menos en apariencia, sobre un medio tan esencialmente distante de los exigidos por la técnica de aquel tipo de nove l a, Cervantes acuñó el recurso de convertir en loco al protagonista, de modo que la caballeria sólo existe, como él elemento de ficción, en la mente trastocada del personaje . Pero obsérvese que la locura de don Quijote es un elemento funcional, de valor incalculable, en la concepción de la novela . Sin ella el autor no habría podido escribirla . Pero, además, considerando como completamente admisible la circunstancia de que alguien llegue, a perder el juicio, las andanzas caballerescas de don Quijote, en cuan to acciones atribuidas a un demente, son del todo aceptables y adquieren la categoría de realidad efectiva, no imaginada tan solo . Con - 30 -

suabrc

ello Cervantes logró un nuevo triunfo, desde el punto de vista de su credo estético, ya que los disparates de don Quijote, que serían completamente reprobables en una persona cuerda, no suscitan objeción admitidos como reacciones de un pobre demente . Nuestro escritor ejerce una cuidadosa vigilancia sobre las actuaciones de sus personajes. Cada uno ha de comportarse con arreglo a su condición temperamental, sin traicionarla ; ha de ser fiel a las características de la esfera social de donde procede . Las maneras de actuar, las ideas, las formas del lenguaje, deben acomodarse al ambiente dentro del cual se agita . Es decir, se impone una consecuencia entre el ser y el obrar, entre la mente y la conducta, Por este motivo Cervantes rechaza, en un conocido pasaje de) Coloquio de los perros, el convencionalismo de la novela pastoril, la ninguna correspondencia que sus fingidos pastores guardan con la verdadera rusticidad así de hábitos como de palabras : "Pero, anudando el roto hilo de mi cuento, digo que . no . . debíaserv da loquehabí od contardelavida elospatores ; a lo menos, de aquellos que la dama de mi amo leía en unos libros cuando yo iba a su casa, que todos trataban de pastores y pastoras, diciendo que se les pasaba toda la vida cantando y tañendo con gaitas, zampoñas, rabeles y chirumbelas . Digo que todos los pensamientos que he dicho, y muchos más, me causaron ver los diferentes tratos y ejercicios que mis pastores y todos los demás de aquella marina tenían de aquellos que había oído leer que tenían los pastores de los libros ; porque si los míos cantaban, no eran canciones acordadas y bien compuestas, sino un

Cata el lobo do va, Juanica, y otras cosas semejantes ; y esto no al son de chirumbelas, rabeles o gaitas, sino al que hacía el dar un cayado con otro o al de algunas tejuelas puestas entre los dedos ; y no con voces delicadas, sonoras y admirables, sino con voces roncas, que, solas o juntas, parecía, no que cantaban, sino que gritaban o gruñían .Lomásdelía psbeulgándo remnda .o"

Es muy propio de la técnica novelesca cervantina poner : •u violento contraste la realidad con la ficción . Es un maestro de estos juegos irónicos, en los cuales ejercita, junto con su aguda capacidad crítica, el recurso de acudir a In experiencia en demanda de comprobación, colocando en ell a facultades aleccionadoras o antídotos para desvanecer ilusiones .

Recuérdese, por ejemplo, el capítulo en el cual narra Ce r vantes de modo insuperable el supuesto encuentro de don Quijote con su señora DúlSasicnodehr,mltpósio de acallar la continua insistencia de su amo en ver a la dama de sus pensamientos, concebida, como es de presumir, de alto linaje, note continente, amén de otras singulares prendas de belleza y de gracia . El escudero mira venir hacía el lugar donde se hallaban a tres labradoras montadas sobre sendos pollinos, y advierte a su amo : "Pique, señor, y venga, y verá venir a la princesa nuestra ama vestida y adornada, en fin, como quien ella es . Sus doncellas y ella todas son una ascua de oro, todas mazorcas de perlas, todas son diamantes, todas rubíes, todas telas de brocados . . ." Se produce luego un divertido diálogo entre los dos personajes, a través del cual el escudero so empeña en desvanecer los recelos de don Quijote, quien, al observarlas de cerca, no comprende ni justifica los encendidos elogios de Sancho . Mas acaba por arrodillarse junto con su escudero ante aquellas imaginarias princesas, a su vez llenas de perplejidad por tan desusado homenaje, al cual siguen otros ridículos sucesos. Don Quijote, desilusionado, comenta al término de la escena : "-Sancho : ¿qué te parece cuán mal quisto soy de encan tadoras? . . . que no se contentaron estos traidores de haber vuel to y transformado a mi Dulcinea, sino que la transformaron y volvieron en una figura tan baja y tan fea como la de aquella aldeana, y juntamente 1e quitaron lo que es suyo de las prin cipales señoras, que es el buen olor, por andar siempre entre ámbares y entre flores . Porque te hago sabor, Sancho, que cuan do llegué a subir a Dulcinea sobre su hacanea -según tú dices, que a mi me pareció borrica-, me dió un olor de ajos crudos que me encalabrinó y atosigó el alma ." -. 32 -

(Quijote,

II, capítulo X)

Un espíritu burlón, truhán de la peor calaña, que debió encontrarse por aquellos parajes al acecho de infortunios quijotescos, soltó acaso una estridente carcajada, ante el fiasco del pobre caballero . Todo el mundo de sus ilusiones : los palacios encantados, las bellas damas recamadas de pedrería, el prestigio no igualado de sus portentosas hazañas, el magnífico espejismo de cuya sutil sustancia alimentaba su andariega existencia, rodaba por tierra en aquellos angustiados momentos . Mas la vida nunca fue de otro modo . El secreto del arte cervantino consiste, probablemente, en que, con un sentido de humanismo integral, upo juntar en una fórmula carente de exclusivismos las dos potencias que rigen la vida del hom bre : aquella que le acerca al inundo animal, donde impera el instinto, y esa otra que, en alas del ideal, le empuja hacia los dioses . Ambas, en variada proporción, son responsables del humano destino . Panamá, octubre de 1947 .

VICTOR HUGO, ABANDERADO DEL ROMANTICISMO LA PERSONALIDAD DE VICTOR HUGO

Víctor Hugo, cuya dilatada existencia (1802z1885) se desenvuelve casi paralela a la del siglo pasado, es, por esta particular cirz cunstancia, testigo apasionado a veces, otras protagonista de no pocos acontecimientos de importancia ocurridos en su patria durante la expresada centuria . La posteridad le recuerda, sobre todo, por su vigorosa personalidad de escritor ; mas intervino también, ya ungido por la gloria literaria, en la agitada vida política de la Francia de tonces, llevando a la cámara legislativa (1849), su palabra inflam en pdarensofvcblaierotdón la pena cle muerte ; sin que faltara tampoco su voz en defensa de los desamparados, resumida en palabras que se hicieron famosas : "Yo soy de aquellos que piensan y esperan que se puede suprimir la miseria ." (1) Este año de 1952 nos trae el recuerdo centenario de su exilio en la isla anglonormanda de Jersey, a donde le llevó la amargura de ver derrocado, mediante el golpe de estado ocurrido en diciembre de 1851, el régimen republicano y democrático al cual había ofrecido tan fervorosa adhesión . En el exilio permaneció durante diez y nueve años, y rehusó con entereza el ofrecimiento cle amnistía : "Cuando vuelva la libertad, volveré yo ." (1) Loado sea el varón que en horas de prueba, cuando se muestra el temple de las almas fuertes, es incapaz de vacilaciones y se aferra con dignidad a los sinsabores sufridos, antes que aceptar la claudicación envuelta en mal disimulados halagos . Mas aquí nos congrega, no tanto el eco de aquella actuación política sino una razón de mayor entidad, tratándose de Víctor Hugo : el homenaje debido a una de las más altas glorias literarias de Francia . En la personalidad de Víctor Hugo deben señalarse, además, otros aspectos de particular interés . No es el tipo del escritor que se repliega en su propia intimidad . limitándose a ofrecer, de cuando -. 34 -

en cuando, las primicias de su talento creador, pero sin mantener contactos personales con gentes del oficio. Esto acaso pueda afirmarse de sus años de destierro, a lo cual, por lo demás, estuvo obligado por razones de aislamiento ; más no de su mocedad y tampoco de la etapa de su mayor apogeo y fecundidad literaria, extendida entre 1827 y 1843, durante la cual estuvo a la cabeza del movimiento romántico . Por otra parte, su prestigio literario no tiene como ámbito exclusivo el circunscrito a los límites geográficos de su patria . Pocas figuras de la literatura francesa han alcanzado, por cierto, relieve más internacional . Profusamente traducido, sobre todo en sus novelas, los nombres de Nuestra Señora de Paris y de Los Miserables han fecundado espiritualmente a muchas almas, y hasta el arte con temporáneo del cinematógrafo difunde versiones más o menos afortunadas de esos libros famosos . Y no se diga de su dilatada repercusión en el estilo literario de generaciones sucesivas de escritores europeos y americanos, seducidas por su brillante imaginación y su vigoroso retoricismo . A tal punto que ciertos excesos que todavía se advierten en algunos cultivadores de las letras en tierras de América no sabemos sí atribuirlos a la perdurable influencia de Hugo o a la ardorosa frondosidad de los trópicos . ABANDERADO ROMÁNTICO La escuela romántica está integrada en Francia por un grupo de escritores que participan del movimiento de renovación artística que se desenvuelve entre 1820 y 1840 aproximadamente, Figura central de esta generación fue Víctor Hugo, no sólo por su destacada importancia literaria sino porque las batallas que se libraron contra los impugnadores giraron en torno a su persona, que fue objeto de virulentos ataques por la osada gallardía con que emprendió la defensa de los nuevos postulados del arte . Sus compañeros de grupo, reconociéndole su capacidad combativa, no vacilaron en rodearle co mo abanderado de la causa, a la cual, por lo demás, sirvió sinaerdvsoúpnliutéaesycgdnol ya el romanticismo, hacia mediados del siglo, parecía condenado al fracaso . Víctor Hugo, sin embargo, no reúne en su persona ni manífiesta -- 3 5 -

ta integralmente en su obra los atributos todos que distinguieron a los autores románticos . No le abatieron el ánimo los achaques melancólicos que se advierten en otras figuras de su generación, ni su poesía está impregnada de ese lirismo amoroso, cargado de fatalismo y desesperanza, de otros poetas de la época . No era hombre de sensibilidad enfermiza ni de humores sombríos, ni había sufrido los dolores de la existencia plagada de necesidades, ni participaba en la bohemia lindante con la mendicidad en que solían vivir algunos representantes de la escuela . Mas dotado de una imaginación poderosa y de un poder expresivo de inagotables recursos, se convirtió en verbo de vigorosa eficacia, brillante de forma y colorido, cáustico y certero en el ataque. No es de extrañar, en vista de estas cualidades de retórico sobresaliente, que tomase el puesto de mando en las luchas enconadas que se suscitaron y a través de las cuales se logró, siquiera transitoriamente, levantar la enseña romántica en despliegue victorioso . EL ROMANTICISMO COMO REACCIÓN CONTRA EL CLASICISMO Al hablar de Romanticismo en Francia surge inevitablemente una sombra de duda respecto a la intensidad y arraigo que- haya podido tener tal movimiento en un pueblo cuya tradición cultural parece tan alejada de las violentas conmociones que trajo consigo la marejada romántica. Hay quienes piensan, en efecto, que el romanticismo no pasó de ser una crisis pasajera en la literatura francesa, debido principalmente a causas extrañas, entre las cuales debe contarse el influjo anglo-germánico . Mas esta posición no se compadece con la verdad de los hechos históricos, de raíz autóctona, a los cuales es preciso conceder parte decisiva en la génesis de la crisis, aunque sin negar la influencia exterior antes nombrada . Puede considerarse el romanticismo, desde este punto de vista, como una reacción contra los excesos a que había llegado el racionalismo clásico en el siglo XVIII . En la centuria anterior la tendencia racionalista predominante había frenado los impulsos de la imaginación y de la sensibilidad, aunque sin reprimirlos obtusamente . Mas durante el siglo XVIII la razón adquirió un imperio de tal modo irrestricto que hizo naufragar el sentido - 36 -

VICTOR HUGO (1842 1895)

poético, cortando las alas de la fantasía y ahogando las manifestacio nes del sentimiento. A fines del siglo y en los comienzos del XIX se experimenta la necesidad de abandonar esa atmósfera contraria a los impulsos genuinos del arte ; se buscaban con ansia sendas de liberación que permitiesen escapar de las rígidas normas que la disciplina racionalista había impuesto, ampliamente favorecida por el sentido de autoridad emanado de la monarquía absolutista entonces imperante . Bajo tales auspicios la poesía hubo de someterse a patrones de exagerada rigidez ; triunfaba, a costa de ella, una tendencia uniformadora que sólo podía servir para sepultar en germen cualquier brote de lirismo auténtico. Una ligera incursión en la preceptiva clásica permitirá esclarecer mejor los conceptos enunciados . Y debemos acudir, para mejor información, a la fuente de donde emanaron los cánones riguroz sos que mantuvieron su hegemonía en la literatura francesa durante el último tercio del siglo XVII y en el transcurso del siglo XVIII . Me refiero al Arte Poética de Nicolás Boileau, aparecida en 1674, en pleno reinado de Luis XIV (1643 .1 .715) . La cita del soberano tiene una amplia justificación en este caso, ya que, constituido en protector de Boileau y conocida su manera absolutista de entender el ejercicio de la potestad real, so comprenderá cómo la doctrina contenida en la Poética llegó a convertirse en código de general aceptación . A diferencia de la Epístola a los Pisones, del poeta latino Horacio, que le sirvió de modelo, Boileau se propuso legislar de manera inflexible en materia de géneros literarios, fijando con demarcaciones precisas las fronteras de unos y otros así como los atributos de las distintas composiciones poéticas . Considerando la razón corno la facultad humana de mayor jerarquía, no vaciló en erigirla corno árbitro supremo en cuestiones de ni-te, relegando a segundo término la imaginación y lo sensibilidad-, Aimez donc la raison : que toujours vos écriis Emprunt d'elle seule et leur lustre et leur prix . Arpad pues la razón : que vuestros escritos siempre Demanden de ella sola su brillo y su valor. Si los pensamientos y expresiones literarias debían someterse a -39-

la mirada vigilante de la razón, era natural que surgiese una especie de paralelismo entre aquélla y la belleza, como producto esta última de la creación artística . Para poder satisfacer a la razón, la belleza debía reunir los atributos de constante, absoluta, universal ; con lo cual en cierto modo se identificaba con la verdad ( 2) . Boileau lo declara explícitamente : Ríen n'est beau que le vrai . Nada es bello sino lo verdadero . En la búsqueda de estos valores de universalidad, la literatura había de renunciar a todo lo particular y local, a cualquiera aspiraaspiracíón de expresarse individualmente o reflejar los motivos nacionales .o cotidianos de la vida . Por donde se pierde el concepto de patria y los personajes serán entes de una humanidad indiferenciada . En cambio, una exigencia del pensamiento racional en el senti do J o do concebir las ideas ordenada y sistemáticamente, de suerte que formen un cuerpo de unidad y trabazón armónica, debía traducirse, por lo que respecta a su expresión literaria, en ese carácter positivo de la claridad, de indudable raíz lógica, que es una de las más estimables preseas del genio francés . Boileau lo expresa admirablemente en un pasaje de su Arte Poética que bien merece recordarse, pues, constituye una recomendación utilísima para cuantos se ocupan en el difícil arte de poner por escrito lo que se piensa : Avant donc que d'écrire apprenez a penser ; Selon que notre idée est plus en moms obscuro, L'expressión la suit ou moins nette ou plus pure . Ce que Pon concoit bien s'énouce clairement, Et les mots por le dire arrivent aisement . Antes pues que a escribir aprended a pensar ; Según que nuestra idea es más o menos oscura, La expresión la sigue menos clara o más pura . Lo que bien se concibe se enuncia claramente, y las palabras para decirlo acuden fácilmente . Queda así expuesto, en cuanto respecta a la preceptiva de Boi leau, lo que pudiéramos llamar el pensamiento orientador, del cual emergieron una serie de aplicaciones a los diversos géneros literarios, algunas de éllas relacionadas con aspectos importantes de la -4o-

posición romántica . mentarlas.

Al tratar de esta última tendrá ocasión de co-

Conviene ahora anotar, por las reacciones que provocará después, una consecuencia de In exagerada presión ejercida por el ideario clásico en las formas de expresión, que impuso, ampliamente favorecido por la protección regia, un falso sentido aristocrático, con trario a todo decir humilde, en el lenguaje de los escritores de entonces. Pablo Luis Courier (1772 .1825), prosista francés que vivió en época bastante alejada ya de aquella en que imperó Luís XIV, rechazaba con resolución, no obstante su auténtica formación clásica, las desviaciones lamentables a que había llegado la lengua lite raria por el desmedido influjo cortesano . Suyas son las siguientes palabras, entresacarlas del prólogo que puso frente a su traducción de Herodoto : "No hay nada menos poético en el inundo que el tono y el estilo del gran mundo . . . Traducir a Hornero en nuestra lengua académica, lengua de corte, ceremoniosa, rígida, pobre, enervada por el uso de la gente culta, es un error deplorable . . . El empeño de ennoblecerlo todo, la jerga, el tono de corte, que infestó el teatro y la literatura en tiempo cle Luis XIV, han echado a perder excelentes ingenios . . ." LA BATALLA ROMÁNTICA CONTRA LOS CLÁSICOS Si antes hemos hablado de los excesos a que había conducido el racionalismo excesivo del siglo XVIII, ahogando el sentido poético representado en la facultad imaginativa y las efusiones del sentimiento, como causa primordial de la protesta romántica, debemos altura reforzar esta razón de origen con otra no menos importante centrada en la influencia de la Revolución Francesa (1789), ya que ella contribuyó decididamente a romper las imposiciones derivadas del absolutismo monárquico, responsables en gran parte de los en .casilmentoprcivsaquetbomidelart io La formidable conmoción espiritual y política provocada por In revolución, al desbaratar los fundamentos del régimen monárquico, proclamando el principio de libertad y el derecho del individuo a desenvolverse plenamente, sin trabas de ningún género, envolvía una franca invitación extendida a los escritores para que rompieran

a su vez las normas rigurosas que el Arte Poética de Boileau manz tenía vigentes, como paradigmas del arte clásico . En otras palabras, se les ofrecía una oportunidad envidiable para emprender el camino de su liberación artística . Ya en la primera edición de las Poesías de André Chénier, puz blicada en 1819, se anuncia una nueva manera que los primeros ro mánticos acogieron con entusiasmo, Víctor Hugo escribió sobre la obra dos artículos elogiosos, y en uno de ellos, al hacer un paralelo entre Chénier y Lamartinc, afirma : "Chénier es romántico entre los clásicos, Lamartine es clásico entre los románticos ." (3) . Lamartine, por su parte, comentaba, aludiendo sin duda a la temprana ejecución del poeta bajo el hacha revolucionaria : "Era una cuerda nueva, impregnada de sangre y de lágrimas, que la muerte había añadido a la lira moderna . . . . «"(4) Los testimonios citados nos revelan que ciertos jóvenes de finura espiritual se encontraban ya ligados entonces por afinidades estéticas que pronto les movieron a constituirse en grupo .Surgió así el primer Cenáculo, fundado en 1823, en el que se conversaba sobre temas de arte, se escuchaba la lectura de versos y se promovía, en fin, un mayor estrechamiento de vínculos entre los participantes . Un segundo Cenáculo se formó en 1828 en torno a Víctor Hugo, cuando llegó a convertirse en jefe indiscutido de la escuela romántica, tras de haber lanzado, a través del Prefacio de Cromwell, en 1827, el manifiesto revolucionario de la nueva generación . El entusiasmo que suscitó entre los partidarios lo expresa en términos de gran exaltación Théophile Gautier : "Tiempos maravillosos . El pre facio de Cromwell . irradiaba ante nuestros ojos como las Tablas de la Ley sobre el Sinaí, y sus argumentos nos parecían irrefutables . Se operaba un movimiento semejante al Renacimiento . Una savia nueva circulaba impetuosamente . Se había vuelto a encontrar la poesía ." (5) El Prefacio de Cromwell no es, con todo, una obra de gran vigor doctrinal . Víctor Hugo, que no era dueño de una cultura literaria muy sólida, junta allí materiales y hace afirmaciones que no resisten una crítica seria, sobre todo cuando se refiere a situaciones históricas que no conocía bien ni podía, por tanto, calificar con acierto . El mismo había expuesto, antes de ese Prefacio, ideas sez -42-

suyas publicadas posteriormente . Mas es lo cierto que en ninguna otra oportunidad consiguió reunir tantos sufragios laudatorios de sus partidarios ni enconó con tanta intensidad los ánimos adversos . Acaso porque tampoco presentó en ninguna otra ocasión un tan extenso alegato en favor de su tesis y sobre todo porque el Prefacio de Cromwell apareció en momentos de gran expectativa, cuando to davía los románticos incipientes no contaban con una bandera de lucha capaz de estremecer los seculares atrincheramientos del frente enemigo. Ni este último, por su parle, había sentido ante sus tien dasotrvec adsont miraeoyspt,ldeafío vigoroso de una generación dispuesta a despojarle de sus antiguos lauros . La eficacia del Prefacio nace, pues, del singular énfasis retórico que Víctor Hugo pone en la defensa de los nuevos postulados, de esa su potente voz sonora que con tanto denuedo lanza la clarinada de combate . El planteamiento histórico que hace el autor en el citado docu mento es muy endeble, como que reduce a líneas de extremada sim plicidad la producción literaria de las tres grandes edades del mun do, en su concepto : los tiempos primitivos, los tiempos antiguos, los tiempos modernos. La poesía, nos dice, está siempre sobrepuesta a la sociedad ; en virtud de lo cual cada una de esas extensas épocas estará caracterizada por una particular especie poética . Refiriéndose a la primera, afirma con entusiasmo : "En los tiempos primitivos, cuando el hombre se despierta en el mundo que acaba de nacer, la poesía se des pierta con él . En presencia de las maravillas que le des lumbran y embriagan, su primera palabra no es otra cosa que un himno . Y toca tan cerca de sí a Dios que todas sus meditaciones son éxtasis, visiones todos sus sueños . . Su lira sóloElexpandsuírit,ycanomrespi tiene tres cuerdas : Dios, el alma, la creación : más este triple misterio todo lo envuelve, esta triple ¡den lo comprende todo ." (6) Los mayores esfuerzos dialécticos de Víctor Hugo, después de adjudicar a la edad antigua el género épico, tienden visiblemente a - 43 --

señalar los perfiles de los tiempos modernos, con la fórmula de arte que les corresponde dentro de su tesis . He aquí cómo se represen . ta el vuelco de la sociedad antigua hacia la actual, mediante el poderoso ingrediente de una nueva fe : "Una religión espiritualista, suplantando al paganismo material y exterior, se desliza hacia el corazón de la sociez dad antigua, la mata, y en el cadáver de una civilización decrépita deposita el germen de la civilización moderna . Esta religión es completa, porque ella es verdadera ; entre su dogma y su culto, ella injerta profundamente la moral . Y desde el principio y entre sus primeras verdades, ella en . seña que el hombre tiene dos vidas que vivir ; la una pasajera, la otra inmortal ; la una de la tierra, la otra del cielo." (7) La cita es importante, porque nos coloca en uno de los ángulos más favorables para comprender cómo los románticos, apartándose de la cultura greco-latina, que servía de soporte al arte clásico del siglo XVIII, contra el cual reaccionaban violentamente, se acercaz ron con devoción a la Edad Media, fecundada por el cristianismo . Mas esto no es todo : Víctor Hugo hace una crítica de la religión pagana, reprochándole su tendencia a igualar los hombres con los dioses, concediendo a los primeros ventajas y privilegios que su flaca naturaleza les niega . En tanto que la cristiana, al establecer un abismo entre el alma y el cuerpo, entro Dios y el hombre, colo ca a este último en situación de mirar modestamente hacia la parte humilde de la vida ; despierta en su alma una facultad desconocida hasta entonces, ya que inclinado por el soplo de humanidad que flota en los pliegues de la piedad cristiana, se hace capaz de sentir el hechizo de una "religión que hace de la plegaria del pobre la riqueza del rico, (le un a religión de igualdad, de libertad, cle caridad ." (8) Nótese que las palabras igualdad, libertad, caridad, usadas intencionadamente por el autor, recogen algo así como el eco de las clarinadas revolucionarias de entonces y que al figurar, además, en un manifiesto literario lanzado contra el predominio del arte clásico heredado de los tiempos de Luis XIV, recaban subrepticiamente para el arte nuevo los atributos democráticos que tales términos proclaman . - 44 -

Mas, desde el punto de vista romántico, hay en la exaltación del cristianismo que Víctor Hugo nos brinda alguna otra cosa de suma importancia, porque hace depender de aquél, como dotándolo de una raíz de espiritualismo religioso, un sentimiento que se apoderó de significados representantes de la nueva generación literaria, conocido a través de la expresión "mal del siglo ." Irle aquí cómo aparece caracterizado en el Prefacio de Cromwell : ` `Haremos notar que con el cristianismo y por su causa se introduce en el espíritu de los pueblos un sentimiento nuevo, desconocido de los antiguos y singularmente desarrollado entre los modernos, un sentimiento que es más que la gravedad y menos que la tristeza : la melancolía," (9)

Y añade . con afán demostrativo, que en aquellos momentos el mundo sufría una profunda revolución, que era imposible no irrumpirle también en los espíritus . Si antes las catástrofes de los imperios no llegaban al corazón de los pueblos, al surgir la sociedad cristiana, en cambio, todo se trastocó . De las ruinas de la antigua debía surgir una Europa nueva ; y se hizo taoto ruido sobre la tierra, que todo ese tumulto repercutió necesariamente en el alma popular . El hombre, replegándose sobre sí mismo en presencia de tantas vicisitudes, comenzó a sentir piedad por el género humano, a meditar sobre las amargas burlas de la villa . Y de tal sentimiento to, que había sido para el pagano Catón la desesperanza, el cristiaz nismo acuñó la melancolía . Apoyándose en los robustos flancos de la religión cristiana, Víctor Hugo extrae, además, su concepción del arte romántico . La musa de los antiguos, asegura, no había mirado la naturaleza sino por un solo aspecto, rechazando del arte, sin piedad, todo aquello que no se conformase a un cierto tipo de belleza . Tipo al principio magnífico, pero, como ocurre siempre con lo que se repite sistemáticamente, trocado en los últimos tiempos en algo falso, mezquino y convencional . "El cristianismo -declara textualmente- conduce la poesía a la verdad . Como él, la musa moderna observará las cosas con un golpe de vista más alto y más amplio . Ella sentirá que no todo en la creación es humanamente bello ; que lo feo existe al lado de lo bello, lo disforme junto a lo - 45 -

gracioso, lo grotesco como reverso de lo sublime, el mal con el bien, la sombra con la luz ." (10) De este modo se planteaba ya un franco divorcio con la estética clásica francesa . Esta propugnaba una misión ennoblecedora del arte frente a las miserias de la vida ; pedía al poeta una mirada de elevación que recogiese de la realidad sólo aquellos aspectos sus ceptibles de acomodarse al ideal arquetipo . Sometidos tales cáno nes, por otra parte, al gusto discriminador forjado en los medios cortesanos, fue preciso dotar a la creación artística de atributos que no desentonasen con las exigencias aristocráticas, y hasta resultó in .pdriesónablyfovruegnaj,dschouiamentlx Se comprenderá bien, ahora, cómo habrían de sonar a cosa herética y maldiciente en oídos acostumbrados a una melodía totalmente distinta, los conceptos tan peregrinos como insólitos que la rebeldía romántica arrojaba a la liza por boca de su más calificado paladín . Mas el ataque apuntaba a blanco aún más sensible . Se pretendía resquebrajar nada menos que la cuidadosa estructuración de los géneros literarios forjada por Boileau en su Arte Poética, según la cual las especies teatrales estaban rigurosamente separadas en tragedia y comedia, de suerte que los autores no podían traspasar el campo reservado a cada una sin incurrir en graves reparos por par , te de la crítica . Mas Víctor Hugo no vacila el , llevar adelante su pensamiento, en la seguridad de que el arte literario daría un paso decisivo que, semejante a la sacudida violenta producida por un temblor de tierra, haría cambiar por completo la faz del mundo intelectual . Era preciso que el poeta mezclara en sus creaciones, según acontece en la naturaleza, aunque sin confundirlas, la sombra y la luz, lo gro' terco y lo sublime, o en otros términos, el cuerpo y el alma, la bestia y el espíritu . ¿Y cuál es la fórmula dramática que los románticos oponen a la cuidadosa separación clásica en tragedia y comedia? Víctor Hugo la expone en términos inequívocos, derivándola con facilidad de los conceptos enunciados : "La poesía nacida del cristianismo, la poesía de nues

tro tiempo es, pues, el drama ; el carácter del drama es lo real ; lo real resulta de la combinación natural de dos tipos, el sublime y el grotesco, que se cruzan en el drama como se cruzan en la vida y en la creación . Porque la poesía verdadera, la poesía completa, está en la armonía de los contrarios ." (11) El romanticismo tenía, pues, su verdad . Mas no era, ni con mucho, la sujeta a las reglas lógicas que los clásicos habían defendido y en cuya virtud las producciones literarias aspiraban a lo impersonal y absoluto, extraño a cualquier particularismo . La verdad romántica nada tiene que ver con la razón sino que es, simplemente, una invocación a los datos sensibles de la naturaleza y de la vida . Con lo cual el individuo, con todas sus virtudes y defectos, llega a ser el tema (le la obra artística, sin someterle el autor a rectificaz ciones depuradoras de tendencia idealista . Se borraban, por tanz to, los límites clásicos entre el plano sublimador de la tragedia, que sólo admitía seres de superior jerarquía moral, arquetipos tocados por la magia de la belleza, y el otro reservado a las especies cómicas, en que imperaban criaturas de más prosaica naturaleza, En el fondo, el romanticismo se rebelaba contra todo dogmatismo en materia de arte . Sería verdaderamente extraño, nos dice Víctor Hugo, que en esta época la libertad que, como la luz, penetra en todas partes, no pudiese entrar en el campo que debe conside :m.Yracfsoiendálbó mundo,sealrindpesamto "Apliquemos el martillo a las teorías, las poéticas y los sistemas . Arrojemos ese viejo enyesado que disfraza la fachada del arte. Ni reglas, ni modelos . 0 mas bien, no hay otras reglas que las leyes generales de la naturaleza, y las leyes especiales que, para cada composición, resultan de las condiciones de existencia propias de cada asunto ." (12) El ímpetu revolucionario representado en la rebelión romántica no respetaba, como puede verse, bastión alguno de la preceptiva clásica . Debía quedar a solas el poeta con un cetro de soberano creador en las manos . Y no lejos de la sangrienta arena donde se habían peleado arduas batallas por la liberación del hombre en - 47

aquellos tiempos tormentosos, el romanticismo enarbolaba, con aire de triunfo, la bandera de la libertad en el arte . Panamá, diciembre de 1952 . NOTAS : (1) Cfr . Marcel Braunschvig, Notre Littérature etudiée dons les textes, Librairie Arman Colin, Paris, 1939, t . 11, pág, 490, (2)

Cfr. Gustave Lanson, Litterature francaise, pág, 501 .

(3)

Publicado en el Conservateur littéraire,

(4)

En su libro Philosophic et Littérature,

(5~ H istoire du romantisme, pág, 5 . (6)

Cromwell, Preface, Paris, Nelson, Editeurs, pág . 12 .

(7)

Cromwell, Preface, pág, 15 .

(8)

Preface, 17.

(9)

Preface, 17 .

(10) Preface, 19, (11) Preface, 32 (12) Preface, 45 .

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EL DICCIONARIO DE ANGLICISMOS DE RICARDO J. ALFARO UN JURISTA-FILOLOGO Sorprende gratamente, de cuando en cuando, el encontrar personas que, sin ser, ni mucho menos, figuras descarriadas en el campo de su especialidad, se inclinan con fervorosa atención a otras áreas del conocimiento humano, no ya en actitud de mera curiosi dad intelectual, sino con ánimo y aptitudes de colaboración franca en el acrecentamiento de la ciencia . En algunos casos tales incursiones se explican por una equivocada elección de carrera, a lo cual contribuyeron los propios progenitores con una exagerada presión sobre el hijo en trance de orientarse profesionalmente . 0 puede ocurrir también que se traicione el propio interesado, creyéndose en la mocedad dueño de estas o aquellas propensiones que luego la prueba radical de su ejercicio en la vida se encarga de fallar negativamente . Mas en ninguna de estas circunstancias se halla el doctor Alfaro . Es, a no dudarlo, uno de los más destacados juristas nacionales, con particular predilección por los asuntos que atañen el campo internacional, y en esta disciplina sienta cátedra, con singular competencia, en nuestra primera casa de estudios . Lo cual no es óbice, sin embargo, para que consagre parte muy estimable de su capacidad intelectual al estudio de problemas lingüísticos y no, por cierto, como un simple turista de) idioma . Porque ha sabido aunar la inclinación con el saber, cle suerte que es hoy, entre los panameños, hablist.adeinscutblmério No es de extrañar, por tanto, que nos regale ahora con su Diccionario de Anglicismos (1), brote en modo alguno aislado e inconexo con el resto de su producción, sino culminación de una larga serie de preocupaciones idiomáticas, jalonadas, a lo largo de su vida, por distintos trabajos que son prueba fehaciente de su devoción a las letras . (2) Un Diccionario de Anglicismos supone, como condición previa en quien se disponga a componerlo, el conocimiento a fondo de dos lenguas : la inglesa y aquella sobre la cual el idioma foráneo ejerce -49-

su peligrosa influencia . Porque no se trata simplemente de registrar voces en una especie de inventario ajeno a todo espíritu crítico. La dificultad no reside en la tarea del colector, que podría ser larga pero en fin de cuentas realizable por cualquier mortal medianamente dotado . Las cuestiones que suscita una tal empresa son de mucha mayor entidad, si ha de acometerse con exigencias de rigor científico . Habría, en efecto, que esclarecer los problemas de orígenes y geogra fía lingüística, ap rte del relativo a los valores emánticos de signi. Hay que ficación frente a los vocablos vernáculos, si éstos existen pensar en los usos del término importado, cotejándolos con los peculiares del idioma, para mostrar su sinrazón y calidad forastera ; en las causas que determinan su empleo, en el grado de penetración y arraigo que hayan adquirido ; en la cronología y otros pormenores cuya dilucidación resultaría indispensable en un adecuado planteamiento técnico . El doctor Alfaro midió en buena hora sus fuerzas para emz prender la tarea, y a fe que le ha dado cima venciendo no pocas di ficultades . Estaba para ello en condiciones que favorecían sobre, manera el logro de tal empeño . Se había procurado un conocimiento sólido de la lengua española a través de maestros tan autorizados como Andrés Bello y Rufino 3 . Cuervo, complementados éstos con las trabajos gramaticales y lexicográficos de la Academia, que son de indispensable consulta . Y por lo que respecta a la lengua ingle sa, su larga familiaridad con ella durante su prolongada permanencia en los Estados Unidos constituía una garantía de solvencia que es menester tomar en consideración . Por otra parte, no debe olvidarse su calidad de panameño, que para el caso es elemento de primera importancia . Porque ha senti do como drama de su propia vida lo que para un espectador extraño a nuestro media tendría únicamente el valor de una mera curiosidad intelectual . Cuando se sabe que en el Istmo de Panamá viven en permanente contacto las culturas sajona e hispano, con una tendencia poderosa de la primera a imponerse sobre la segunda, resulta fácil comprender cómo un panameño puede concebir como empresa de urgencia patriótica la de preservar a su lengua varnácula de los graves peligros que la cercan .

EL PROBLEMA DEL ANGLICISMO Ricardo J . Alfaro plantea, no obstante, en términos de mayor amplitud, la cuestión relativa al progresivo incremento del anglícís .moCensildrgauqpñofenómquabrc una buena extensión del planeta, gracias al poderoso influjo económico y político que las naciones de origen sajón han alcanzado sobre el mundo contemporáneo . Contrapone, en sucesión histórica, la hegemonía francesa, que se enseñorea de Europa en el siglo XVIII, con la posterior de Inglaterra y los Estados Unidos de Norte-Amé :.riScoansuyl gientsafrmco "En la evolución de la lengua castellana el siglo XVIII y la parte mayor del XIX marcan la influencia de la francesa . Las postrimerías del XIX y lo que va corrido del XX acusan en nuestro léxico y nuestra sintaxis alteraciones rad a día mayores que tienen origen en el idioma inglés . Ayer imperó el galicismo . Hoy contemplarnos el reinado del anglicismo" . (3) . El asunto, con todo, exige precisiones . Si se piensa en las zonas directamente sometidas a la influencia inglesa o nortezamericana, puede hablarse, en efecto, de la tendencia hegemónica a que el autor se refiere . Y aun cabría señalar distingos según que el contacto se produzca de una manera directa y constante, o bien de modo menos insinuante, en razón de una menor proximidad lingüística . La región limítrofe entre México y Estados Unidos ; Puerto Rico, Venezuela, Cuba y Panamá, por ejemplo sufren una presión mucho mayor que Colombia, Argentina o Chile . Y si se trata de España res ultaindspebvariocmpletsérinodefqu,n virtud de dos razones fundamentales : una es la resistencia que opone el idioma, cuya fuerza de conservación es tal que tiende incluso a proyectar su propia fonética sobre las voces importadas . Existe en Madrid un lugar de espectáculos denominado Circo Price . Pues bien, el madrileño pasa por alto la condición forastera de Price y pronuncia el término a la española. Lo cual prueba, en primer lugar, que el contagio cle la lengua inglesa no se ha producido ; no se la siente en relación de proximidad, aventando al e oído, por así decirlo, la estructura fonética de sus propios vocablos, como ocurre, para citar un caso distinto, en Pueto Rico . Otra razón que impide en España la hegemonía del anglicismo

reside en la circunstancia de existir una especie de equilibrio cultural, característico de pueblos maduros, que hace de Inglaterra una nación que los españoles no miran disminuidos, como confesando su inferioridad, por lo menos en el orden cultural . Aun cuando la preponderancia económica se haga sentir, no podrá invadir nunca los flancos atrincherados de la personalidad idiomática, de tanta o mayor fuerza que la inglesa . Será posible la introducción de términos . como los procedentes de los deportes ; mas no en escala que preocupe seriamente, porque la posesión de la propia lengua es prenda de seguridad que mantiene acotado el campo contra toda invasión forastera . El fenómeno que hoy se contempla en los países de América mayormente sometidos a la influencia nortezamericana se parece basz tante, en cambio, a lo acontecido en España cuando se produjo . en el siglo XVIII, la hegemonía francesa . Por un lado acontece que la nación preponderante proyecta en forma visible sobre la otra las manifestaciones económicas o políticas de su poder, que acarrea, a su vez, influjos directos en las costumbres, instituciones, lenguaje, educación, sin que la comunidad que sufre la arremetida sea lo bastante fuerte para oponer una decidida resistencia, Es más : existe algo así como un espejismo que magnifica y prestigia todo cuanto emana de l a nación subyugadora, y hasta se forman castas de hombres peligrosamente inclinados al poder invasor . En España, por ejemplo, surge en el siglo XVIII y también en los comienzos del siglo XIX, con motivo de la invasión napoleónica, la casta de les afrancesados, que obtiene un franco repudio cle la población no contaminada . Mas es lo cierto que el influjo se ejerce con acrecentada intensidad a medida que el contacto aumenta, a menos que se forje un núcleo de oposición fuerte, sistemática y constante, capaz de unificar los impulsos nativos de resistencia en un vigoroso movíz miento de repulsa . Pienso, por tanto, en términos de lo expuesto, que aun cuando no es posible desconocer el predominio que los pueblos sajones, particularmente los Estados Unidos de NortezAmérica, ejercen hoy en el mundo, se impone, para juzgar del fenómeno con criterio adecuado, una serie de distingos que permita separar las zonas de in fluencia directa de aquellas menos sometidas a la corriente hege .Smónicaerá entonces haced ro el establecim ento de una grad -

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cien dentro de la cual queden clasificadas las regiones a las cuales llega la influencia extraña según la mayor o menor penetración con que aquella se ejerza . De tal suerte -- y ello habría de requerir investigaciones muy prolijas -- se conseguiría componer un atlas lingüístico en el cual fuese posible apreciar gráficamente la extensión y profundidad del influjo sajón en el mundo contemporáneo . EL DICCIONARIO DE ANGLICISMOS El servicio que Ricardo J . Alfaro presta a la vasta porción de gentes de habla española esparcida en distintos continentes con la publicación de su Diccionario de Anglicismos es imponderable y marca un hito de considerable importancia en los fastos de la cultura hispánica . Porque no se trata d e un trabajo cualquiera, henchido a lo mejor cle buenas intenciones pero escaso cle elaboración, de contenido c cle método . Se advierte, a poco de hojearlo, que hay allí acumulada una larga faena de acopio paciente de datos y observaciones, cuidadosamente cotejados con los nodos de decir autoz rizados en una y otra lengua ; tarea que supone, como ya he apuntado en otro lugar de este estudio, un cabal conocimiento así del español como del inglés a través de los repertorios lexicográficos y tratados gramaticales cle reputación más saneada . Y aparte de lo anterior, que reza con el mérito intrínseco del libro . cabe exaltar la utilidad que habrá de prestar a cuantos manez jan oralmente o por escrito la lengua española, hasta ahora carentes de una obra que les pusiese al tanto de los numerosos errores a diario cometidos por ignorancia o descuido, que serán imperdonables en el futuro . El libro del doctor Alfaro será, en adelante, guía indispensable cle todo aquel que tenga en algún aprecio la corrección de su p ro . Pío lenguaje por lo que hace a la intromisión de términos de proz procedencia anglosajona. Pues de tanta o mayor trascendencia que la higiene en el vestir, hábitos y costumbres, es el sentido de la pulcritud idiomática . Cuando escuchamos a una persona, nos impresiona bien o mal la propiedad o impropiedad de sus palabras, el grado de acierto con que maneja su lengua nativa, a tal punto que, si se debe, por razones de educación, o esfera social, exigírsele un fondo de cultura que la ponga a salvo de transgresiones graves, a través de su lenguaje podrá concedérsele o no crédito de buen ciudadano, - 53 -

No s e olvide, en efecto, que el idioma es resorte especialísimo de la nacionalidad . Basta que un sujeto cualquiera abra los labios en presencia nuestra y enuncie unas cuantas palabras para que cap temos sin más trámites su condición nativa o foránea . Si habla nuestra misma lengua, percibiremos por el acento si es conterráneo o de otro país ; mas en este caso sentimos que un vínculo de fraternidad nos junta en una comunidad más amplia determinada por la unidad idiomática, como ocurre por ejemplo, con todos los integrantes de la gran familia hispánica . Se comprende, por todo ello, la innegable conveniencia de manz tener una vinculación firme de fraternidad espiritual entre cuantos hablan un mismo idioma, preservándolo de toda intromisión pertur. El efecto inmediato que produce el vocablo o giro extraño badora es, por cierto, el de una como desagradable incrustación de algo que no congenia con nuestro modo peculiar de ser . Se trata, para quienes tienen una sensibilidad lingüistica agudizada . de una espe cie de huésped incómodo o inesperado, con el cual no podemos es tablecer una afectuosa relación de confianza, Para los que, a fuerza de escuchar en labios ajenos la frase o el término impropio, van perdiendo poco a poco esa actitud de repulsa hacia una u otro e inconscientemente los incorporan a su propia habla, el Diccionario de Ricardo J . Alfaro habrá de ser nn compañero de indispensable consulta, que les ponga al tanto del error y de las formas correctas con que la lengua española sale al paso de tan lamentables desviaciones . Que el mal, con la ninguna labor de saneamiento emprendida en tiempo oportuno para conjurarlo, ha adquirido proporciones cuz yo conocimiento produce una justificada alarma, lo demuestran los siguientes párrafos del autor, que esclarecen, al mismo tiempo, el propósito y alcance de su obra : "La influencia del inglés sobre el español contemporáneo ha sido de tal extensión y profundidad que el tema reclama y justifica una obra especializada y (le mayor extensión . Ello no debe circunscribirse a los meros anglicismos de vocabulario, sino que debe comentar también los de sintaxis, a mi juicio más graves que los otros, porque afectan la estructura, el genio misz mo del castellano . Este es el modesto esfuerzo que representan mis apuntaciones . - 54 -

Resultado de mis observaciones sobre anglicismos corrientes son unos mil doscientos artículos, cifra reveladora de que la irrupción inglesa en nuestra lengua ha sido de mayores proporciones que la galicada de los siglos precedentes, por cuanto el Diccionario de galicismos de Basalt solamente contiene 851 artículos" . (d.), hl doctor Alfaro hace un recuento ilustrativo de las tentativas directas y ocasionales hasta ahora encaminadas a mostrar la exis v.teSnciadusrotmaedv,csproanteldigécson cer los resultados de su anális , que no se ha emprendido, propiamente, hasta la suya, una obra abarcadora y cuidadosa, en donde se registre metódicamente el caudal, ya crecido, de esas voces foráneas. (5) . Y que el autor panameño ha procedido con tesonero afán, de seo deralizrsutare nformacompletayexhaustiva,esrz conocimiento que no debe regateársele después de estudiar atenta . mente el contenido del libro, elaborado, además, con un criterio de clasificación muy estimable, que ordena en once categorías los an g.mhueolanyicdtrsp yaluerngzspño,cngrave Es de notar que mediante el considerable esfuerzo de clasificación a que aludo, el autor no se limita a registrar los anglicismos sino que a la vez, procura valorarlos . Lo cual me parece de suma importancia, pues el proceso de estrecho contacto de un idioma con otro (la lugar a una serie de curiosos procedimientos de influencia que rebasan con creces el hecho escueto del traspaso de vocablos, invadiendo otras zonas, como, por ejemplo : el uso de palabras verz náculas homónimas de otras inglesas, no con su significado propio sino con el importado (asumir, por suponer ; aplicación. por solicitud) ; el empleo simultáneo de dos dicciones castellanas en forma que produce una locución o giro anglicado" (extender cortesías, ren dir servicios), sin duda por contagio del uso foráneo (6) . 1,1 doctor Alfaro, por otra parte, apoyado en el pensamiento de lexicógrafos y gramáticos de nota, hace girar su criterio de valoración de los anglicismos hacia un terreno que bordea cuestiones muy discutidas aunque salvanlo, en lo esencial, el principio de la integridad idiomática : me refiero a la renovación y enriquecimiento - 55 -

del lenguaje mediante la aceptación d e

vocablos extraños . Transcriboa continuación su punto de vista,

"Las clasificaciones anteriores ponen de, manifiesto que los anglicismos de lenguaje brillan dos grupos fundamentales : pri mero, los superfluos, viciosos e injustificados, que son la gran mayoría ; segundo, los extranjerismo y neologismos que pueden y deben adoptarse para enriquecer el idioma, y los compuestos cr.ydoenquivaslfmt o,rauengql fspmocióque tenga

por

causa

de-

terminante a influencia del inglés, "Son los anglicismos viciosos los que debemos evitar

y combatir, sobre, todo cuando se deben más a afectación que a ignorancia . Puede pasar que cl zafio diga güinche por malacate a ; pero no puede perdonarse a una per o norsculta sona por que enfermera empleo auditor por contador o parquear por parar . 'Merecen un buen sepancuantos los numerosos individuos que por prurito de novedad, por esnobismo puro o por falla de miramientos por la corrección del lenguaje, usan terminachos absurdos y construcciones enrevesadas para transmitir ideas quo tienen en español vocablos expresivos y giros consagrados por el uso de los escritores castizos" . (7) Si se tiene en cuenta que una lengua experimenta, por necesidad un proceso de crecimiento que se da la mano c on los avancesd.Amid:oCnpetrusylvbqac ,fnjéiroutmelapsczdnomrueial

patrimonio se intensifica o enriquece debe la lengua encontrar los vocablos adecuados para expresar los conceptos nuevos, provengan de la ciencia, el arte, o de otras actividades de orden social . Atora bien . dada la interdependencia de las naciones en el inundo actual, que no opone vedlas infranqueables a ningún producto de la cultura, resulta fácil comprender cómo los descubrimientos y adelantos de mil pueblo dado no hall ele quedarse encerrados en sus propias fronteras, sino que las traspasarán en beneficio cle una punción más amplia del género humano . Y llegan a los países en donde se les importa, con su razón de origen, vinculada las más veces al término especial con el cual fueron designados en el lugar de nacimiento -- 5 6 -

. Si el pueblo receptor dispone de una voz adecuada para la especia recibida, ésta obtendrá el bautismo que Ie. tenga reser vado el vocablo vernáculo, si logra imponerse sobra el extranjero . Mas si no existe, es lo más seguro que la palabra exótica adquiera carta de naturaleza, aclimatándose definitivamente . Se deduce de lo anterior que no puede haber un aislamiento absoluto en materia lingüística . Si los adelantos culturales no son patrimonio exclusivo de las n btrdaiocámgnpes,h oibletrasp labrsextñqu arrastran consigo . No son por ello ociosos, sino atemperados a un fenómeno cuya existencia no puededAdDs.neiuJgclofarmpt nIlosdcuaieóRr :

de neologismos y

`'

La adopción

extranjismoefnómo aturldehabl umna p.Eulrismontage sco, angl.de:iuoEstpébríj que. corre, por un cauce constante que al correr aumenta su caudal con e l desuaflnt,reuvasg .aIjYvrAesndtoqul iasprted proceso eterno, es deber d e cada generación aportar a las, lin fasdeliomt quenrbislmpdezoañsu belleza'' . (8) NOTA S : ( .I) DICCIONARIO DE ANGLICISMO : Enumeración, análisis y equivalencias castizas de los barbaris mos, extranjerismos, neologismos y solecismos de origen inglés que se han introducido en el castellano contemporáneo, y advertencias a traductores por RICARDO 3 . ALVARO, Individuo de Número de la Academia Panameña de la Lengua y Corres .pondiet laAcmiEspñola Panamá, Imprenta Nacional, 1950 . 1, vol ., 850 páginas, (2) Recordamos, entre otros, los siguientes : RICARDO J . Al ARO El origen del Lenguaje, 1915 . Apreciación literaria y filológica de la Oración de Gettysburg, 1939 . Las cuatro libertades de Roosevelt y las libertades de los trad uctores, 1941. - 5 7 _.

Una deuda de la América Hispana (Estudio sobre Rufino J

.Cuervo.ysubra) Publicado en el Boletín de la Academia Panameña de la Lengua. Segunda Epoca, Enero de 1945 . Una gema de elocuencia forense (Traducción del Elogio del Perro por George C. Vest), 1944 . Interamericanismo y Castellano, 1948 . El Derecho Internacional y la propiedad del lenguaje, 1949 . (3) RICARDO J . ALFARO El anglicismo en el español contemporáneo, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1948, Folleto, 29 páginas . La cita corresponde a la página 3 . Este estudio figura como Introducción al Diccionario de Anglicismos en la edición de este último, hecha en Panamá, Imprenta Nacional, 1950 . (4) RICARDO J . ALFARO, El anglicismo, op . cit., página 16 . (5) Vid . El anglicismo, páginas 14-16 . (6) Vid . El anglicismo, página 18 . (7) Ibidem, páginas 19-20, (8) Ibidem, página 29 . Panamá, Enero de 1950.

LA GRAMÁTICA Y SUS LIMITACIONES 1. . UNA

DEFINICIÓN

Y SUS CONSECUENCIAS - -

La enseñanza del

lenguaje . sobre todo en los grados elementales, tropieza con un grave escollo, que procuran sortear de maneras a veces pintorescas los encargados de trasmitirla, acudiendo a expedientes pedagógicos que parten todos de una premisa bien conocida : la gramática es una asignatura de asimilación difícil para los alumnos e importa cam biarlesuxtopcamblenfidhacerlmnjás grato al apetito estudiantil . En casi todos las manuales destinados a la enseñanza circula . con ligeros retoques a gusto del autor, la siguiente definición : "Gramática es el arte de hablar y escribir correctamente" . Por supuesto los que así proceden nada añaden de sustancial a un concepto cuya procedencia es only antigua y que se trasmite cene patrimonio común a quienes, pretendiendo escribir textos ; se preocupan menos de la verdad científica de sus afirmaciones que de la utilidad eco nómica que puedan obtener en el mercado escoma . Esta ausencia de crítica, que debiera comunicarse conscientementeadrminslaterxpusaondelzb,ha ' contribuido en, gran parte a crear una mentalidad profesional que repito invariablemente los mismos conceptos recibidos, sin discutirlos ni valorarlos . De aquí el criterio tan difundido entre quienes enseñan el castellano en el sentido de conceder a la gramática la misión capital de transmitir los conocimientos indispensables para "hablar y escribir correctamente'" . Elevado a tan exclusiva importancia el aprendizaje de la gra máticaz nada tan natural como convertirla en centro de todas las disciplinas que comprende el estudio del idioma, de suerte que to das conserven respecto de ella una posición subordinada . Pero comolaecnsoztdmláira,gfíecnvtIdosñralgmátic,halegdo

convertirse en serio problema metodológico. - 59 -

percibir el aspecto puramente Los estudiantes sólo alcanzan a externo del complicado engranaje gramatical . De modo que su pri mer intento de asimilación se detiene en clasificaciones, reglas y nu merosas excepciones que no pueden confiar al razonamiento sino a la m emoria . Si no cuentan con un profesor cuya competencia filoló gicaleprmt alesunto,mdiaexplconsdirgalcpidrefxvalumno,sdgáticafrmones contenidas en el texto, no pueden hacer otra cosa que retenerlas en forma mecánica para luego devolverlas al ser interrogados, sin ningún esfuerzo de comprensión inteligente . Pasado algún tiempo y alejada la preocupación de obtener las calificaciones indispensables para la promoción, en torno a las cua lesgiranpo elsafnetudils,ocnimetsd gramática quedan relegados al desván del olvido, habida cuenta de la superficial adherencia con que prendieron en la memoria de alumnos escasamente interesados en adquirirlos . Tales resultados, como es fácil corregir, no pueden constituir el de una enseñanza consiente del idioma . Precisa inten cdtearunlhfbompqeaindtásr el manejo de la lengua que aparejan los conocimientos trasmitidos en escuelas y colegios . de modo que se incorporen a la vida misma como sabia intelectual pronta a servir allí donde el problema del m omento hinque la u rgencia de ara respuesta salvadora . desideratum

2 . ORIGEN Y TRAYECTORIA DE LA HEGEMONIA GRAMATICAL ,- No es de justicia cargar sobre los preceptistas de ayer o de hoy la res ponsabilidad de haber encauzado en moldes tan rígidos los estudios que atañen a la lengua . Hay que buscar muy atrás la causa generad .drcaoueinRlSpsthmgádocealspirtqunmh oe,bcaspdnltéicaemp

Hay por entonces una curiosa pugna entre len gua vulgar, que reserva al latín el privilegio de Lengua constituir cultael yúnico instrumento de expresión refínada para la ciencia o el arte : de mo do que ninguna obra con pretensiones podía ser escrita en otro i dio ma que el usado por los clásicos latinos, modelos indiscutibles de buen decir . ] • as lenguas romances, derivadas de aquél, eran, en cambio, medio de expresión de gente zafia, sin ninguna cultura, que no - 60 -

había barruntado, por falta de estudio, las delicias y delicadezas inz herentes a los grandes maestros latinos . Existe, sin embargo, el empeño de dignificar el romance, por parte de algunos escritores distinguidos, más o menos conscientes de la necesidad de proporcionarse un idioma literario de propia raigambre, creyendo, por lo demás, que, a fuerza de cultivo, conseguirían equipararlo al modelo clásico y hacerlo apto para cualquier empresa de cultura estética . De aquí deriva la idea de adaptar al castellano y a otras lenguas hermanas los cánones gramaticales establecidos para el latín, con la mira de ajustar a normas aceptadas por todos la corriente lingüística, en proceso de crecimiento, que re presentaban los romances europeos . Nace así la primera gramática en lengua española, pubiicada por Antonio de Nebrija en 1492, que señala el momento interesantísimo en que el hombre de Europa inicia el divorcio con la lengua madre y se dispone a crearse un instrumento de pensar alejado de tutelas extrañas . Si tal es la primera tarea consciente encaminada a facilitar el conocimiento del romance castellano, la consecuencia no se hace esperar : la gramática constituye desde entonces el método indicado para entrar en contacto con los problemas lingüísticos y adquirir el dominio del idioma . Un segundo momento en el afianzamiento de esta tradición está representado por la Gramática general y razonada que publican en Francia los jansenistas que forman la escuela de Port R oyal (1660) . Ella presupone una relación estrecha entre las leyes del pensamiento y las del lenguaje ; de suerte que si es una misma la lógica (le que se sirven los hombres para expresar sus ideas, ha de, ser tamz bién válido el reconocimiento cle una sola gramática para regular los fenómenos lingüísticos . Con lo cual quedan suprimidas las di vergnciasentr laestruc adeunosy trosidomasy e stablece la peregrina teoría de que con aprender la gramática general se adquiere una técnica que hace innecesario el estudio especial de cad.leangu,yqtodasbecnpri oscmune La rectificación esencial de este sistema no la encontramos, al menos por lo que respecta al castellano, sino en el siglo pasado . con la magnífica labor que don Andrés Bello realiza en el campo de la filología . En el prólogo de su obra fundamental (1847) define con toda claridad su posición y afirma que "cada lengua tiene su teoría

particular, su gramática" . Sus esfuerzos se dirigieron concienzuda mente a la tarea de liberar el idioma castellano del yugo de la gra mática general y de la nomenclatura latina, con un afán renovador apoyado en sólidas y pacientes investigaciones . Pudo así escribir la mejor obra sobre el español hasta entonces conocida y legar a la posteridad una fuente de admirable información, sujeta . cinto está, a las transformaciones implicadas en los nuevos avances de la cien cia filológica. Pero Bello tampoco pudo sustraerse del todo al imperio de la tradición . Compuso su Gramática con el laudable propósito de proporcionar a los americanos de habla española una guía que les preservase de caer en la desorientación idiomática, presintiendo que el castellano sufriría con el tiempo una desintegración en nuestros Paíz ses , si continuaban sometidos a la anarquía lingüística que reinaba en su tiempo . Su Gramática contuv,esjrconl,arientdsgaor ; mas llegó a convertirse en código i nflexib, merced al prestigio singular que su autor conquistó en el mundo hispánico ; y la enseñanza se introdujo poco a poco en el c auce de la venerable rutina que tanto combatió el propio Bello, r educiendo gramaticalessus proporciones a la vigencia invariable de los cánones . LA GRAMÁTICA 3 NO ES "ARTE DE H Y ESCRIBIR ABLAR CORREC evdTiAcMnEoNral"p,s-t defingrcamóátslobendacitgúsmoldera crítica de ningún género, Hoy no puede aceptarse, a la luz de la ciencia del lenguaje, una afirmación semejante . Ea primer lugar, la gramática no es un arte . Bajo esta palabra arte debe comprenderse un conjunto de reglas o p r incipios para ha cu:.iedmPraobsnjtpl dizae de las reglas relativas a la encuadernación, una persona puede .tadriEelsounp,cmdesatrnlibos tal, la enseñanza impartida por un técnico en la materia, y luego, el aprovechamiento del alumno mediante una larga práctica . l No podemos afirmar lo mismo respecto de la gramática Y e idioma . El lenguaje no es alg o que se encuentra aislado de la gra pcmriáentsda lo,yquveicnarpslgmdáticaenorshlbg epardo del idioma que se pueda pretender estudiarla antes para luego es' escribir y hablar correctamente, - 62 -

El error de tal definición consiste en suponer que no hablan gramaticalmente ni escriben su lengua con atención a las reglas de la gramática quienes, no habiéndola estudiado previamente, hablan o escriben con mayor o menor corrección . Esto es una fuente de errores cuyas consecuencias se palpan fácilmente desde el mgraves oent qulagrmáticeaonvrtis,pdecloasí,n una especie de código inflexible o camisa de fuerza dentro de la cual ha cle introducirse necesariamente toda persona que pretenda conocer su propio idioma . Para decir verdad, no existe el idioma porque exista la gramá tica, sino que esta última se ha elaborado, en rigor, porque aquel estaba ya previamente formado . En este sentido se puede decir que la gramática no viene a ser en el fondo otra cosa que un conjunto de leyes y principios relativos a una lengua determinada, que fuez ron estructurados mediante una observación atenta de las normas que inconscientemente observa todo individuo que habla con alguna propiedad su propio idioma. Esto quiere decir que la gramática existe ya implícitamente en todo lenguaje que ha llegado a la ple nitud de su desarrollo y tiene monumentos escritos que reflejan cumplidamente el grado de evolución obtenido . Según ésto, toda per sona que vive en un medio social más o menos culto sabe hablar su lengua con bastante corrección, no tanto por saber gramática sino por el hecho simple de la convivencia con hombres que conocen y hablan bien la lengua materna . De conformidad con lo ya expuesto podemos afirmar que el lenguaje es un fenómeno de contagio social, mediante el cual todas las personas que viven dentro de una comunidad idiomática aprenz den, hablan y escriben la lengua que les sirve de instrumento dr expresión, sin necesidad cle someterse a un estudio riguroso de la gramática . Esta posesión o dominio de la propia lengua da a todo indiviz duo que la habla una habilidad especial para percibir cuándo se pronuncia correcta o incorrectamente, para advertir la condición de extranjero de una persona que pretende servirse de una lengua nuez va, no siendo la suya propia . Es fácil comprobar este hecho si nos representamos, por ejemplo, el caso de los norteamericanos y jamaicanos que intentan hablar el español . Cualquiera persona que tenga este último como lengua materna puede sin dificultad advertir - 63 -

los errores de pronunciación que cometen, sin que ello un dominio perfecto de la gramática que le permita hacer

suponga tales sl.rcioenUngüaíibtlduaf mtesrolad

le capacita, eso sí, para, en un momento dato, distinguir entre sus conterráneos y los extranjeros que desconocen su lengua vernácula ¿Cuál es, entonces, la función de la gramática en el estudio del idioma? De una manera general puede decirse que la gramática convierte en consciente el dominio inconsciente de la lengua materna . Con el pensamiento anterior queda reducida a Sus justos límila función que tiene la gramática en el estudio del idioma . No se tes trata de un arte de escribir y hablar correctamente . Con las obje ciones formuladas antes queda destruida tal presunción . En realiz dad el estudio de la gramática nos sirve para adquirir un dominio más completo de los fenómenos propios del lenguaje ; es decir, al conocimiento que todos tenemos de nuestra lengua por el hecho de hablarla desde la infancia, se une después la técnica necesaria paro discriminar sobre las correcciones o incorrecciones idiomáticas . Los grandes escritores casi nunca son grandes gramáticos .EIlos tiene una capacidad prodigiosa para expresar en la forma más elegante y correcta sus propios pensamientos ; pero este dominio de la lengua no implica necesariamente estudio pormenorizado de leyes gramaticales . El idioma fluye espontáneamente de la pluma de un es crito r excelente, del mismo modo que el agua de un surtidor vierte constantemente su influencia bienhechora sobre el pequeño mundo que lo rodea . Un artista del idioma cumple, no obstante, una fun ción más noble y duradera, que consiste en crear modelos de buena literatura en cuyo estudio y deleite puedan educarse las generacio nacodqi.eusPlrgpbvytmzae,jsuclrqng devotamente a los grandes surtidores literarios, que son en todo momento urea fuente fecunda de inspiración y belleza artística . 4.-- LA GRAMÁTICA COMO CIENCIA HIS TORICA DEL IDIOMA . -11+ 0 ya en su carácter funcional de técnica para el aprendizaje sino en el proceso de su elaboración, la Gramática se ajusta a los paradigmas del método inductivo. Limita su objeto a los hechos del lenguaje ya encuadrados dentro - 64 -

e

.ledasutngrbocxmpdinaróetqvusol úgancsroeltimv abyd proce Ante la necesidad de construir sobre una realidad idiomática no susceptible de variaciones radicales, restringe su campo de operaciones daoslmentyprciaomsdlefyurntacpásió,oqzedanlbcui decir . Es. por tanto, una ciencia histórica, con base documental, que se apoya en la parte estática del idioma y rehuye toda aventura que adopte como punto de arranque la superficie insegura del habla cotidiana . De aquí el carácter eminentemente conservador que suele disz tinguirla . Frente a toda corriente innovadora, es una valla de contención que impide las precipitaciones . La lengua culta viene a ser entonces aquella coyas cánones están definitivamente consagrados en el cuerpo de is gramática . Por tal razón esta última viene a constituir la más firme garantía de estabilidad contra la condición cambiante de los dialectalismos . Mas la circunstancia anotada nos revela una característica de singular importancia en el idioma, que delimita con toda claridad os realidades bien diferenciadas ; de una parte se nos ofrece el domi d cnuiñsordetlagmápcu,qioensdralbuensgcrijtohyó,uscerptibl por tanto, de ulteriores rectificaciones ; de otra parte, la lengua viva, de extraordinaria movilidad, que no está divorciada de la literaria pero rehuye sometérsele pasivamente, porque su fuente generadora reside en el dinamismo de la vida, que como el agua en perpetuo correr, es diversa a cada instante. Todo el movimiento renovador que desde el siglo pasado viene actuando sobre la ciencia del lenguaje, encuentra su más firme base vi : la dualidad anotada, cuya decisiva importancia ha determinado la formación de una disciplina especial que con el nombre de lin ogupísetirca b esapctodeliomaquerpsntalco. en pleno desenvolvimiento, no sujeta a la rigidez de los rriente vital esquemas gramaticales . Las clases populares, con escasa o ninguna cultura, h ablan conformándose en lo esencial a la estructura s intác a del lenguaje culto, mas gozan de un amplio margen para introducir terminos y expresiones de libre invención que, aun cuando contraz - 6 5 --

vienen las normas establecidas, sirven al linguista como interesante material de investigación para determinar los principios que rigen las transformaciones idiomáticas . 5 .--LO INDIVIDUAL Y AFECTIVO EN EL LENGUAJE .-¿Nos es dable penetrar, con el arma de la gramática, en el secreto espiritual de los grandes escritores? Con el análisis externo de sus giros, que nos permite comprobar si coinciden con los paradigmas gramaticales, ¿lograremos introducirnos en el mundo estético donde se mueve, como en casa propia, el artista ante cuya obra nos colocamos en ademán admirativo? No puede la gramática, en verdad, aspirar a cubrir bajo su alero cl vasto panorama que abarca cl lenguaje de un escritor. En otras palabras, con el conocimiento de aquella no acertamos a percibir el verdadero dominio del idioma que cabe en el arte de un buen literato . Ello se explica porque la gramática restringe su función a codificar las características que son comunes a los distintos cultivadores del lenguaje escrito ; de suerte que, como la afinidad reside únicamente en las leyes que rigen las combinaciones sintácticas, o en las normas que regulan las variaciones morfológicas, tan pronto se traspasa el límite externo que separa la incorrección del acierto desde el punto de vista gramatical, se entra en predio vedado a quien sólo entiende de reglas y clasificaciones más c menos convencionales . Como aquello que distingue y singulariza a un buen escritor es su estilo, es decir, justamente la causa que le impido identificarse con otros artistas de la lengua, la gramática, que busca regularidad y acoplamiento a normas generales, se encuentra imposibilitada para valorar críticamente la individualidad literaria . Esta dificultad nos coloca ante una grave sospecha : que el leng lduaejprsnt vei rbldatmienobjv gramática y que con ser un instrumento de uso común tiene una raíz hincada profundamente en el alma de cada hombre que niega el derecho a ser confundida en apreciaciones de valor colectivo . En último término, la palabra humana obedece a un imperativo de sensibilidad . Brota de los labios con una carga afectiva que le - 66 -

proporciona

suavidades de caricia o mordacidad de dardo e mponz

;oenñadptlsmiadetoncralseh umid boca del menesteroso ; envuelve la conminación de la orden severa o se ablanda hasta el fervor de la súplica ; busca la curva ondulante de le interrogación o se dispara rápidamente en cl acento admirativo ; s., tuerce para expresar la inquietud de la duda o muestra la serena majestad de la certidumbre . Cada hombre la ejercita según la modalidad peculiar de su tem peramento y está sujeta a variaciones en virtud de los diferentes estados emocionales que requieran expresión hablada . Hay, por tanto, una amplia zona del lenguaje que escapa a las reglamentaciones más cuidadosas, que repele el rigor de un análisis previo y tiene como carácter distintivo la espontaneidad individual . Por lo cual la gramática, que es técnica de razonamiento y abstracción, que persigue las características comunes para establecer principios de aplicación uniforme, encuentra considerablemente limitada su esfera de acción y no llega a explicarnos el contenido íntimo de ese mensaje que el alma trasmite a través de las palabras . Panamá, 27 de abril de 1938 .

IDEAS ESTÉTICAS DE ORTEGA Y GASSET En varios de sus escritos trata Ortega específicamente de cues' tienes estéticas . Pero cabe decir que en no pocos lugares de su obra, en general, esta preocupación está presente como una especie de soporte espiritual en donde el escritor toma impulso . Porque si bien nuestro autor, como formidable removedor de ideas, halla su razón de ser en el campo de la filosofía, no anda descaminada la presunción de considerarlo bajo la noble luz de filósofo injertado en un extraordinario hombre de letras, Con lo anterior no trato, por supuesto, de colocar en planos diferentes lo filosófico y lo estético, sino de insinuar que en Ortega L, vocación ]iteraría es componente primordial de su personalidad y que de ella saca ventajoso partido el hombre de ideas, al con seguir' para la difusión de su pensamiento el embrujo de una grácil ves tidura . Recuerdo, a propósito, que poco después de instaurada en Es' paño la República y cuando se discutía en las Cortes el estatuto c otnisucal,hbdeproucis tadvergncitOegayl jefe socialista Largo Caballero como consecuencia de una interven i.Ecdleóntrapsmoquelcónsba,tredogizuncmlstarod(eLg Caballero en el sentido de que Ortega, preocupado con exceso por afanes retoricistas, se pasaba lo más del tiempo en 'pulir las piedrecitas de sus discursos" .Respondióutrflso upcitr socialista lamentando sobre manera que sus esfuerzos de persua aq.ybsulieóñnpodírmt bauq"ceonlrtidmsgífcoépandesulm,iobrna de Literato, tratando de rebajar el mérit o de sus producciones , porque "literato, lo soy hasta la médula, y no es mía la culpa si td enunciar ideas, ellas salen cantando,' . Hay, pues, en Ortega y Gasset, no sólo el empaque teórico del pensador sino, además, una finísima sensibilidad de hombre de le z - 68 -

tras, capaz de crear la sustancia misma sobre la cual opera el análisis estético . De aquí que sus incursiones en el campo de la crítica de esta índole parezcan un natural desdoblamiento de sus excepcionales disposiciones para forjar por sí mismo la obra de arte . El género que cultivó de preferencia fue el ensayo, apropiado copio ninguno otro para servir de vehículo a la expresión del pens .a'mient,scoprmelnasxigecdunxsivorg técnico . El ensayo, en efecto, según lo concibe Ortega, es ciencia pero prescinde de todo el aparato exterior de citas y comprobaciones inherentes a la exposición científica, y adopta un estilo menos severo y dogmático, en el cual llega a percibirse el íntimo calor que acompaña a todo alumbramiento intelectual . Podía el escritor, de tal manera, llevado por un secreto afán de comprensión, acudir a temas en apariencia humildes para mostrar luego, con profundidad y gracia, la escondida verdad de que eran portadores . Para poder adentrarse en la intimidad de las cosas y conseguir que nos confiesen su secreto hay que ir hacia ellas con simpatía intelectual, animados de la mejor disposición para amarlas y comprenderlas. "Cada cosa -nos dice--- es un liada que reviste de miseria y vulgaridad sus tesoros interiores, y es una virgen que ha cle ser enamorada para hacerse fecunda" . (1) Preocupó a Ortega la función de la crítica aplicada a los auto .Ecrsaetimólnbd,fgouyrcealBnsjoAizreídtuvoasirlgnf que le misión de la crítica no debe consistir en emitir juicios sobre la calidad de las obras, acumulando defectos en unas y señalando excelencias en otras, sino en orientar al lector, dotándole de una mayor capacidad de comprensión, para adentrarse provechosamente en la lectura del libro de que se trata . "La crítica -dice textualmente- no es biografía ni se justifica como labor independiente, si no se propone completar la obra . Esto quiere decir, por lo pronto, que el crítico habrá de introducir en su trabajo todos aquellos utensilios sentimentales e ideológicos merced a los cuales puede el lector medio recibir la impresión más intensa y clara de la obra que sea posible . Procede orientar la crítica en un sentido afirmativo y dirigirla, más que a corregir el autor, a dotar al lector de un órgano visual más perfecto . La obra se completa - 69 -

completando su lectura ." (2) La mayor preocupación de Ortega Gasset . en materia de orden estético, parece concentrarse en descubrir una óptica con la cual apresar 103 secretos de la novela . Que no se encontraba seguro de haber enfocado con acierto el tema lo demuestra el hecho de que volvió una y otra vez sobre el mismo, sin conseguir, a través de esos distintos sondeos, una iluminación definitiva . Entre las ydMl(ea1s9itQ4uc),ojnprmetabjosrelgén, Ideas sobre la novela media una distancia de diez años, y es de pre sumir que su pensamiento haya ganado durante ese lapso mayor am .Npolitbusdayne,c bindelazrocies de suficiencia, y confiesa que como los críticos y novelistas, a quienes declara más calificados para hablar sobro cl a sunto . n o se Izan dio nado comunicar sus averiguaciones, se aventura a exponer las suyas sin pretender adoctrinar a nadie . (3) En las Meditaciones del Quijote utiliza una técnica de aproximcónquest miralnove traésdunpectiva histories, procurando fijar las etapas que conducen desde la época representarla en los poemas homéricos hasta la magna creación d0 Cervantes . Conviene indicar que el primer impulso lo determina aquí un entrañable empaño patriótico : Ortega intenta acercarse coa afán cle comprensión hacia una obra representativa de su raza, ngscíuiofderalvCpcnutbsizraelomfgpdstuneiloc,amgdtruíqyelsanimg

esencias hispánicas . (4) El pensador español refuta en

primer término, la tesis de Crece en contra de los géneros literarios afirmando, por el contra • contrario, su existencia a modo de categorías estéticas que indican la di, reccíón qua ha de tomar el artista para alcanza determinados lo gros, y como el hombr e es el tema esencial del arte, los géneros li terarios vienen a ser "amplias vistas que se toman sobre las vertientes cardinales de lo humano" .Conlaprticudeqca época, al significar ella en si una interpretación radical del hombre' concede por esto preferenci a a un determinado género . (5) La épica es punto de partida necesario para llegar a una coom Eplretnsióad éovcle,spad roun pasado lejano, remoto, teñido de leyenda, que permanece, $in em • - 70 -

embargo, incorruptible, y preserva a sus figuras de la destrucción qué proyectaría sobre ellas la vejez . Por ello los cantos homéricos man • tienen un frescor y una especie de eterna juventud que hace sobré manera interesante su lectura . (6) Mas los personajes de le. épica nos atraen desde su remoto pasado corno figuras únicas, exclusivas, que no podemos imaginar en ningún caso cerca de nosotros . En cambio, un personaje de novel la, como la adúltera de Madame Bovary puede repetirse, lo concebim eosudnatcrilqpeosubda mients, de tener existencia en cualquier medio . Para que una figura lle gue a convertirse en épica requiere un alejamiento legendario que la baga crecer, dotándola de naturaleza heroica, no susceptible de nuevas encarnaciones. La novela se contrapone a la épica en cuanto el terna de ésta es el pasado remoto y heroico, en tanto que la novela encuentra el suyo en la actualidad, en el mundo que nos rodea . "Si las figura? épicas son inventadas, si son naturalezas únicas e incomparables, que per sí mismas tienen calor poético, los personajes de la novela son típicos y extra-poéticos ; tómanse, no del mito, que es ya un elemen to o atmósfera estética y creadora, sino de la calle, del inundo físico, del contorno real vivido por el autor y por el lector" . (7) Ahora bien, antes de llegar al Quijote la épica experimenta el cambio de rumbo que le imprimen los libros de caballerías, cuya materia no se aloja en un remoto pretérito ni suscita en el lector la creencia en la realidad de los sucesos relatados ; Esos libros se basan exclusivamente en la aventura, no extraída de otra cantera qué la imaginación, y por lo tanto no sujeta a limitaciones geográficasni temporales . En el Quijote se da el mundo ideal de la fantasía, que concede desde luego un amplio margen a la posibilidad de la aventura ; pero ésta no campea libremente, sin frenos ni cortapisas, sino que sufre la rectificación impuesta por circunstancias derivadas del nuevo Rpteoinahmcsór,qdutoneclsavi, mora Cervantes, (8) La aventura no podrá ya darse como especie libérrima, sin sujeciones de ninguna clase, sino que esta vez se le impondrá el correctivo de la crítica, que habrá de relegarla al plano de las cosas inverosímiles, a las cuales sólo concederá existen cia el cerebro alucinado de don Quijote. En este sentido cabe

entender el declarado propósito de Cervantes de escribir una obra para poner en aborrecimiento, por falsos y descabellados, los libros de caballerías . La novela, tal como Ortega la mira, viene a ser como un prod guctodesajrltoncdeaépi, cias a un proceso histórico acompasado con los cambios de sensibilidad impuestos por las distintas épocas ; de suerte que los temas no proceden ya del pasado remoto ni los personajes constituyen ya figuras mag nifcads de talla heroica, que no pueden tener pares ni semejantes en ningún tiempo . La actualidad que sirve de fuente a los personajes de la novela reduce la proporción del héroe épico a la más humilde, de criatura humana con quien podemos tropezar en cualquier recodo, sin esforzar mucho la pesquisa . La correlación entre la épica y la novela se repite, según cl pensador español, entre la tragedia y la comedia . (9) Sin pretender escrutar la íntima conexión existente entre la tragedia y la religión griegas, que resulta empresa difícil para quienes no lleven dentro la fe religiosa de los atenienses, es indudable que la obra trágica se realiza en un plano colocado muy por encima del mundo cotidiano . Lo que en ella ocurre está dispuesto y movido por fuerza.mosrtqaulecpnosreu dlsimpe El ímpetu ascensional a que la tragedia obliga existe, sin embargo , en el hombre, como posibilidad delvarspitulmenY y esta aptitud le permite, precisamente, asistir al teatro donde tales obras se ofrecen y experimentar los transportes emocionales provocados por el espectáculo, Ahora bien, al lado de esta propensión heroica anidan en el hombre una cantidad de instintos de signo contrario, lindantes con lo plebeyo y vulgar . Y basta con que el héroe de la obra trágica no se muestre en algún momento a la altura de su empaque heroico, para que se contamine de esa otra faz de lo humano que le asecha (le continuo, afanosa de salpicar su ideal investidura . Cuando el héroe se despeña, lo trismo que cuando cualquier hombre que vive en planos superiore s sufre un descalabro, suscita el comentario jocoso, la burla o el sarcasmo . En esta vertiente que - 72 -



se toca con el piso bajo de la naturaleza humana, se halla en ger men la comedia, y de allí extrajo Aristófanes sus materiales para desatar desde la escena la risa y el escándalo . Fernando de Rojas, al bautizar a La Celestina con el nombre de tragicomedia, forjó una denominación afortunada para designar una especie intermedia que recogiese a la vez dos tendencias que batallan por disputarse el señorío en el interior del hombre . Cervantes, prolongando con genialidad el gesto de Fernando de Rajas, concibió la novela como género de intención crítica que si bien coloca a don Quijote en la vertiente heroica, heredada de sus antepasados trágicos y épicos, le depara a cada instante los bruscos descalabros que sus fantasías de caballero alucinado sufren al cho car con las duras aristas de la realidad circundante . Y cada revés del pobre caballero provoca entonces la risa del lector, como contra partida de las burlas y comentarios regocijados que en la obra misma desatan las locuras de don Quijote . De tal manera Cervantes hace entrar en la novela la tragedia y la comedia, creando así el modelo no superado del género en la literatura universal . Panamá, noviembre de 1955 .

(1) (2) (3) (4) (5) (6) (7) (8) (9)

Ortega y Gasset, Obras, Espasa-Calpe, S . A ., Madrid, 1952, pág. 9 . Op . cit . P . 16 . Obras, p . 920 . " p . 50. " " " "

p . 52 . p . 55-56 . p . 60 . p . 67. p . 75.

MEDIEVALISTA Y MODERNIDAD EN EL LIBRO DE BUEN AMOR (Notas para un Estudio) I LA POSICIÓN ESPIRITUAL DEL ARCIPRESTE DE HITA La primera impresión que deja la lectura del Libro deBuen Amor es la de ser una obra de gran atrevimiento en las ideas y ca el lenguaje . Si consideramos ahora la condición de su autor y la época en que vivió, la perplejidad sube de punto, y de aquí deriva sin duda el desconcierto que desorienta a la crítica al considerar la figura enigmática del Arcipreste de Hita . Pocas personalidades literarias han despertado tantas sospechas, pocas aparecen envueltas en tan densas dificultades para la interpretación, pocas despiertan tanta curiosidad en el sentido de conocer si la obra es fruta cle una experiencia vivida o si responda simplemente a los resulto-,?,,, de una observación aguda, adornada con todas las galas de la imaginación . Los críticos incurren en frecuentes contradicciones ni juzgar la figura del Arcipreste . Hay quien le considera un modelo de buenas costumbres, un alma recta hondamente afectada por la vida licenciosa de su tiempo, que declara los vicios, sobre todo los de los clérigos, con sentido aleccionador . Hay quien, partiendo de la sinsingular complacencia que experimenta el Arcipreste al describir sin inmutarse escenas escabrosas, le considera un espíritu regocijado . un, hombre poco menos que libertino para el cual no tienen secreto las liviandades humanas . No se concibe a un clérigo hablando con tanto desparpajo, ni, sobre la base de las ideas corrientes acerca de la Edad Media, se acepta sin reparos el Libro de Buen Amor dentro del rigor ascético que nos figuramos consustancial con la época, Pero se debe tener en cuenta que ni los clérigos eran modelos de virtud entonces, ni la vida estaba sujeta a normas de estricta moralidad . Y principalmente, que el siglo del Arcipreste es un siglo -74-

de crisis aguda para el medievalismo, un siglo donde luchan la tra dición y el espíritu nuevo, de tal manera que no predomina sino la confusión v el desconcierto, ya advertido en la nobleza que pugna por avasallar el poder real, ya en la crisis del poder religioso, ya en el relajamiento de costumbres que invade las distintas esferas de la vida social . En este ambiente de confusión, caótico en muchos aspectos, surge la figura del Arcipreste de Hita, mas no con las vestiduras y el continente severos de un predicador que pugna por sobreponerse al desmoronamiento de la vieja moral, sino con aires de hombre que sabe acomodarse a la vida, tomándola tal como se le ofrece, para vivirla y describirla sin falsas reconvenciones de moralista y sin repugnancias de ningún género . Poco importa que el Arcipreste viviése o no las aventuras nu merosas que corren a lo largo de su obra . Lo importante es que el Libro de Buen Amor, diferenciándose profundamente de toda la literatura española que le p recede. s e nos presenta con tal cantidad de observación directa de la realidad, con tan honda penetración en el conocimiento de los hombres, con tal libertad de pensamiento y de palabra, que marca sin duda una fecha importante entreenlavouciódeltrauspñol,cmazdeunió dos épocas . Hay en el alma del Arcipreste un dualismo profundo . De una harte es el escritor de la Edad Media, hondamente penetrado de sentido religioso, que se arrepiente de sus pecados y formula sentidas invocaciones a los santos . Tampoco se aparta, en lo literario, de tenias y procedimientos propios de la época . Mas por otro lado y quizá con mayor fuerza y arraigo, es un escritor cuya sensibilidad dista mucho del medievalismo, y de aquí el gran contraste que se advierte al compararle con los autores que le preceden, ante los cuales aparece con un desenfado y un atrevimiento que desconcierta a la critica . Sin proponernos hacer un estudio con pretensiones acerca de este dualismo que liemos señalado en la figura interesantísima del Arcipreste, intentaremos exponer algunos de los rasgos que caracterizan una y otra modalidad, colocándole como un escritor de transición entre la Edad Media y el Renacimiento . Creemos que en este conflicto de su alma reside todo el enigma que su obra suscita en la posteridad . - 75 -



II MEDIEVALISMO En una era de acentuada vida religiosa, en la cual el espíritu cristiano dirige las actividades de los hombres, no podrá ser una excepción cl Arcipreste de Hita, quien, en este aspecto por lo menos, no desmiente su condición de clérigo ni su filiación en el tiempoSu he en Dios aparece bien demostrada en toda la obra, cuyo comienzo, a semejanza de otros autores medievales --recuérdese a Berceo- es una invocación a la omnipotencia divina . La invoca Pa ra que le saque de la prisión donde yace, la invoca también, más adelante, para obtener la "gracia que podiese hacer este libro" . Y como la Virgen María es comienzo de todo bien, el Arcipreste le compone Gozos a fin de que lleve a feliz término su empresa . Con cantares a Santa María ha de terminar también su libro", como obscurecibuen cristiano . Sus sentimientos religiosos no quedan dos a pesar de las escabrosidades frecuentes en el texto, y esto cons' constiuyepramntsugorinaldyquehadomrgn a tan encontradas interpretaciones . En este fondo religioso está vaciada toda la densa humanidad de la obra, lo cual lleva a pensar que Juan Ruiz no tiene inconve rnietohacunlrgdofesiónpcaomudnels,gncontrar absolución en esa divinidad tutelar a quien se acoge en sus horas de dolor y arrepentimiento . El Libro de Buen Amor presenta otro aspecto típicamente me dieval . Nos referimos a la tradición juglaresca visiblemente recogida en muchas de sus páginas . Los siguientes versos ponen en evidencia que el Arcipreste era un poeta dado a los asuntos propios de la juglaría ; Después fice muchas cantigas de danza e troteras, Para judías e moras, c pasa entendederas ; Para en instrumentos de comunales maneras ; El cantar que non sabes, óilo a cantaderas . Cantares fiz algunos de los que dicen los ciegos, E para escolares que andan nocherniegos, E para muchos otros por puertas andariegos, Cazurros c de burlas, non cabrian en diez priegos ." • Est . 1 .626 " Estrofas 1 .513 y 1 .514 -- 76 -

la

Arcipreste no tiene, según se deja ver, grandes pretensiones respecto a la calidad de su poesía ; no se desliga de la condición eminentemente popular del poeta juglaresco ; y no tiene inconveniente en decirnos, casi al final de su libro : Señores : hevos servida con poca sabidoría, Por vos dar solaz a todos fablevos en juglería,** A continuación pide una recompensa que no es por cierto la habitualmente solicitada por los juglares, sino un Pater Noster y una Ave María, recordando acaso su condición de poeta religioso . Las cántigas de serrana, género bien representado en el Libro de Buen Amor, imprimen también un sello medieval a la obra . De gran originalidad por la rudeza en el lenguaje y en el tipo de la serra na, constituyen un documento del mayor valor en la investigación relativa a los orígenes de la lírica* . Enlazan con la tradición literaria de las serranillas, sin perder por esto su recio vigor castellano, típico de la región y de la edad ruda en que aparecen . El espíritu medieval surge vigorosamente, además, en la preocupación objetiva que caracteriza el modo literario del Arcipreste, Ha de hablar de virtudes y de vicios, del amor, con sus mentiras y excelencias, de pecados capitales y otros temas abstractos ; pero acude con frecuencia al ejemplo que ilustra, a la fábula que se ofrece como dato sensible, a las formas concretas cuya enseñanza objetiva, entrando por los sentidos, retrata el pensamiento mejor que las palabras . Con esto se relaciona también el crudo realismo en la expresión, la ausencia de eufemismos en el lenguaje de Juan Ruiz, que habla en todo momento con franqueza ruda, sin velos ni pudores . No disimula su pensamiento con retoricismos, pues no ha llegado aun la era de pudibundez que retuerce la idea entre las palabras, obligándola a ocultar sus desnudeces . Y de aquí que su libro constituya la más extraña amalgama de lo humano y lo divino, ofreciéndonos junto a una fervorosa plegaria religiosa una escena del más subido color mundano . ** Est . 1 .633 . * Vid . Menéndez Nidal . La Primitiva poesía lírica española . Public. Ateneo de Madrid . 1919, pág . 32 . - 77 -

111 MODERNIDAD

El lirismo es el cauce por donde la poesía medieval se aden

tsreaní*lhodusernacimto,Cudelptacn mientas individuales, cuando vuelca la intimidad de su ser en Ja for• ma externa de los versos, el hombre adquiere una personalidad auténtica noesyalóimoutrdelaépicsnodefirsu propias inquietudes espirituales . En el proceso de la Edad Media hacía el Renacimiento . el das' cubrimiento del individuo que implica la lírica tiene sin duda gran importancia. De la misma manera que el gótico está más cerca que el románico cle la sensibilidad renacentista, con el anhelo místico, de elevación, que representan las flechas destacándose sobre cl caer' cuerpodlif,conelprdmi agldquestryd mil modos las pesadas murallas del románico la lírica es un anhelo de espiritualidad, urca puerta por donde se escapa el individuo, antes -atado y como hundido en el anónimo de la épica, Las pesadas ar maduras del cruzado, el hierro que cubre su cuerpo . son también cano una cárcel donde quedan ahogados todos los anhelos que se salen de la consigna religiosa o política que le lleva a la guerra . Los tiempos heroicos que refleja la épica medieval son tiempos de hie vida rro, sordos a los clamores del amor y a las delicadeza de la Y el Arcipreste de Hita es, ante todo, un gran lírico . Su poesía está por encima de todo convencionalismo de forum o de loa' do . La gran variedad de metros que contiene su libro es una prueba inequívoca de que repugna a su estética de versificador el so metimiento a determinados tipos de versos . La forma que escoge en cada caso viene a ser aquella más adecuada, por decisión con" ciento o inconsciente, a la expresión de sus sentimientos : con l o casi, rebelde a las imposiciones externas, se ciñe únicamente a su código supremo de poeta . Antes que el Arcipreste, ningún otro versificador se había Permitido tantas libertades métricas . De manera que en este aspecto su posición marca rumbos enterament nuevos y en cierto modo revolucionarios . e Lo interesante de comprobar no es tanto que tras el A r cipreste una serie de poetas, siguiendo su ejemplo, se lance a la tarea de - 78 -

hacer versos sin sujeción a cánones determinados, sino que nuestro autor se encuentra fundamentalmente alejado de sus coetáneos en cuanto a recursos de expresión . El verso en sus manos adquiere una flexibilidad antes no conocida, y esta flexibilidad responde sin duda a una inquietud espiritual nueva e implica una reacción contra las normas tradicionales . La inquietud revolucionaria de Juan Ruíz no se ha de ceñir, por lo demás, a procedimientos externos . Tiene también una gran singularidad ideológica, que contrasta, desde luego, con la servidumbre intelectual de sus contemporáneos, sometidos totalmente a la ortodoxia religiosa . La audacia de Juan Ruiz al hablar del amor y la mujer : no tiene paralelo en su tiempo . El Arcipreste de Talavera, con posterioridad, escribirá ciñéndose aun a la tradición de menosprecio, vecina del anatema, que cruza la Edad Media en torno a la mujer. Pero nuestro poeta, aunque hace concesiones a las ideas de su época y habla en este sentido de "sus malas maestrías e su mucho mal saber"*, está muy lejos de condenarla radicalmente . Por el contrarío, adopta una posición de franca discrepancia con las ideas corrientes : Si Dios, cuando formó el home, entendiera Que era mala cosa la mujer, non la diera Al home por compañera, nin dél non la feciera ; Si para bien non fuera, tan noble non saliera .** En la opinión del Arcipreste, por tanto, la mujer se eleva considerablemente sobre el nivel de ser bajo y despreciable, origen de las desdichas del género humano, como instigadora del pecado original . Es, según su manera de pensar, la compañera del hombre, de quien fue formada y cuyas buenas cualidades conserva . Tal declaración, de tono polémico al parecer, implica, como se ve, una novedad inusitada para aquellos tiempos, y coloca a su autor en los: linderos del renacimiento . Por otra parte, la predilección de Juan Ruiz por los autores clásicos latinos de más acentuado paganismo, la influencia directa " Est. 469 . *' Est . 109. - 79 -

o indirecta que ejerce sobre su espíritu la obra de Ovidio . nos mues tra otra fase interesante de su personalidad . Es necesario desprenderse de muchas ideas recibidas, reaccionar contra determinadas ¡niposiciones religiosas, para poder, siendo clérigo el Arcipreste, ideaidentificarse espiritualmente con un autor pagano, henchido de munda nidad y de licencia así en las ideas como en la expresión . La alegría del Arcipreste, su fino humorismo, la amable filosodispocón fía de la vida que se desprende de su libro, esa para entregarse a los placeres del amor y a los su constante goces de la exis tencia, se salen sin duda del marco austero de la Edad Media, y le colocan mas bien, entre las sensibilidades fronterizas del mundo re nacentista.

MARCELINO MENENDEZ Y PELAYO

(1856-1912)

SEMBLANZA DE MENENDEZ Y PELAYO (1856 - 1912)

El 3 de noviembre último acaba de cumplirse el primer centenario del nacimiento en Santander de don Marcelino Menéndez y Pelayo, personalidad de máximo relieve en las letras españolas . En todos los pueblos de habla hispana se siente con este motivo el deber de rendir homenaje a este insigne varón en quien estuvieron afortunadamente reunidas prendasicanptelsu dcomnes, de asegurarle el acatamiento general de maestro en las disciplinas históricas v literarias que absorbieron su fecunda existencia . Temperamento apasionado en su juventud, dueño de una briosa pluma que se ensayó desde temprano en durísimas batallas por su patria y por su fe, ha sido en ocasiones abanderado póstumo de sectarismos intransigentes, que mirados desde la trinchera contraria mas bien disminuyen que exaltan sus grandes cualidades ad.Plirenstocu piónmeostablque condición juvenil o el celo religioso forzosamente dejaron en la vast eitcandvplrqouó sMetinéydhozmubrPlas,páidgencormluístqjeaic

interpretar histórica y estéticamente la marcha de las letras españ.olas rgdelosi Es, pues, de justísima razón que quienes nos preocupamos por los valores permanentes de la cultura hispánica recordemos con orgul o, en esta sazón de centenario, la personalida emine te del maes piqueta desbrozó senderos y abrió tro santanderino, cuya certera guían a cuantos, afasurcos de fecunda trayectoria que ilustran y seriamente en el conocimiento nosos de saber, quieran adentrarse cle la literatura española .

AÑOS DE F0RMACION

su nativa ciudad de Santander evidenció Menéndez y Pe layo,Endesde bien temprana edad. su extraordinaria vacación intelect.uParleocpbsmadre,uypticlarmen, csable propensión a la lectura, impropia de sus años . que el pequeño mos jar.Ytulegcsbon,dp móxtzeuasrcoinbjdvqles,at condilargsh

concentraba sur afanes en la adquisición de libros, primer engendro de la que habría de ser, pasados leo años, una de las miss nutridas y valiosas bibliotecas particulares formadas en la península . En Santander, gracias a su maestro don Francisco Ganuza, ad quirió una magnífica preparación en la lengua latina, que le franqueó el acceso a los grandes escritores de ese idioma v con ello la posibilidad de compenetrarse Intimamente con aquella cultura . que nu trió su espíritu y disciplinó su estilo, ganándole definitivamente pa .proatelmcáusvfirdoalntesigücvdaá,queconstiyól . El trato continuo con los poetas latinos le convirtió en devoto admirador de los mismos, y no sólo se contentó con gustarlo en su idioma original sino que los tradujo decorosamente en lengua es .Cpoamñuls vezroslatin,quesganldomi alcanzado en el idioma de Horacio, su poeta predilecto, a quien consagró una oda en fidelísimo tributo de admiración . Ya en posesión del titulo de Bachiller, en 1871 marchó

Menen .LdeaisotzpurPfnlvycBesaoUiprdmneBacloqu id s

sobre otras de España fue determinad a por el interés de un catedrá acentmiplgod f,yaporescidnt prevención del padre del joven montañés contra las doctrinas racion.QuaelistqprognabeMdrilgunospfer determinación fue acertada lo demuestran las dificultades, originadas en esas previstas incompatibilidades i ideológicas, con que Menéndez Pelayo tropezó más tarde en Madrid' y sus propias declaraciones cuando . al hacer en ocasión memorable el elogio de Milá y Fonta nals, el gran maestro Catalán que tanto contribuyó a formarle inte lectuamn,detagrcidelosña benficosqu

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le proporcionó su paso por los claustros barceloneses . En ese discurso, que traduce el recuerdo emocionado de un discípulo que conservó vivos, a través de los años, la gratitud y el afecto a la Universidad de . Barcelona, Menéndez Pelayo declara con nobleza : "En esta escuela me eduqué primeramente, y aunque la vida deI hombre sea perpetua educación y otras muchas ir fluencias hayan podido telar con sus varios colores mi espíritu, que, a falta de otras condiciones, nunca ha dejado de ser indagador y curioso, mi primitivo fondo es el que debo a la antigua escuela de Barcelona y creo que sustancialmente no se lm modificado nunca . A cota escuela debí, en tiempos verda deramente críticos para la juventud española, el no ser ni krausista ni escolástico, cuando estos dos verbalismos, menos distantes de lo que parece sedivíanlcmpofisó,y convertían en gárrulos sofistas o en repetidores adocenados a los que, creían encontrar en una habilidosa construcción día (.mhl1"aué)ncotiyedsvr lacienyúltmarzóndeol De sus maestros barceloneses Menéndez Pelayo recuerda a dos ron especial devoción : don Francisco Javier Llorens y don Manuel Milá y Fontanals . La educación filosófica de Cataluña en aquellos tiempos debió al primero una de sus más firmes influencias, aun cuando, a la manera de Sócrates, no dejó obra escrita, sino grabada en las mentes jóvenes que recibieron su enseñanza . "Maestro del recto pensar y del recto vivir" le proclama con efusión sincera . El joven santanderino sólo alcanzó la benéfica influencia de Llorens durante el penúltimo año de su profesorado . En cambio, mantuvo un estrecho contacto con el gran maestro Milá y Fontanales, no sólo durante el período de los estudios sino posteriormente . flMuáieacrobnótdsimac ngulrísima,qe Pelayo. Tesmedida que crecía la figura intelectual de Menéndez y de sus timonio evidente de ello es el haberle constituido en heredero papeles literarios. El discípulo, por su parte, encontró en Milá, a poco de conocerle y escucharlo en la cátedra, el orientador seguro y comprensivo que su vasto afán de saber reclamada . `Recogí de sus labios -dice textualmente- la mejor parte de la doctrina literaria - 83 -

que en mi vida de profesor y de critico he tenido ocasión de aplicar y de exponer (2) . El nombre de Milá era conocido fuera de España como el de un investigador serio y documentado, que cebando a un lado los devaneos retóricos y la erudiclón confusa, fundamen tan sus trabajos en un exigente análisis de las fuentes documentales, elevándose luego a interpretaciones a tono con los requisitos del método histórico, que implantó el primero en España y gracias al cual obtuvo cop su obra De la poesía heroico-popular castellana, impresa . en 1874 un triunfo resonante en los círculos científicos de Europa Acerca de la manera como el maestro catalán actuaba en la cátedra nos ha dejado el propio Menéndez y Pelayo In siguiente es tampa, que extraigo del memorable discurso con que le rindió pú: bilochmenaj "Su dicción era pausada, lenta, premiosa, monótona el ademán y el gesto, algo opaca la voz y canto velada . Había conseguido a fuerza de estudio dominar su acento nadir° Y limar las asperezas del lenguaje, y hablaba con, tan rara co r.oPecniósqvuíahbérlnpiodgúcestamrodl,nqiuecayór en artificios indignos de la severa exposición doctrinal . No ha blaba al sentimiento sino a la razón, y era tan sobrio y reos'' mico de palabras hablando como escribiendo . Amplificaba lo menos posible, pero fijaba con mucha insistencia las pun tos culminantes pura que sirviesen como tema de meditación a sus alumnos y fuesen despertando en ellos el hábito de pensar, al cual solían ser ajenos por su educación primera . . . Aclarbleciónoprtusejmloq íaevrscito tos, no fiándose ni aúna en esto de su felicísima y bien arde • nada memoria . Receloso contra las vaguedades de la e stética pura, presentaba siempre el hecho artístico al lado de la leo . teoria, y hacía frecuentes aplicaciones a las diversas artes, con . lo cual agrandaba de un modo insensible el horizonte finto" intelectual de sus discípulos ... En la clase de Milá no se hablaba más que de arte y de literatura, pero se respiraba una atmósfera de pureza ideal, y Se sentía uno mejor después de oir aquellas platicas, tan doctas y serenas, en que se reflejaban la conciencia fiel varón justo cuyos labios jamás se mancharon con la hipocresía sin ni con la mentira" . (3)

Tal fue el hombre que mayor influjo ejerció sobre la formación intelectual de Menéndez Pelayo . Todo lo contrario por cierto de las figuras retoricistas, de gran frondosidad exterior, que todavía se agitaban en el escenario, como rezagadas del tablado romántico . El contacto eficacísimo de Milá sirvió para que se templase un tan to en el joven de Santander el impetuoso tumulto de la pasión, que sobre todo cuando la espolean el celo religioso y patriótico, brotará con fuerza de su pluma ; sirvió para disciplinarle en la búsqueda erudita, haciéndole huir del fárrago inútil, incoherente e inexpresivo ; le enseñó el camino cauteloso pero seguro del método científico, que preserva de falsas generalizaciones y de extravíos imaginativos ; le introdujo con pase firme en el ámbito de la poesía popular, enseñándole a interpretarla y a percibir sus valores ; le comunicó, en fin, el gusto por la belleza serena, que el joven literato había bebido ya con avidez en las fuentes clásicas, guiándole hábilmente por las sendas en donde se hermanan en todo tiempo los productos genuinos del arte . En 1873 se trasladó Meléndez Pelayo a Madrid para proseguir sus estudios universitarios . Mas acá no lo esperaba la plácida ni hospitalaria acogida que obtuvo en Catuluña, sino una grave con trariedad determinada por el predominio que en la cátedra de Meta física ejercían las ideas krausistas, incompatibles del todo con la men talidad del discípulo de Milá, forjada en el culto de ideales estéticos y afanosa de la claridad expositiva a que le tenían acostumbrado los autores clásicos . La repugnancia experimentada por Menéndez Pelayo ante aquellas extrañas elucubraciones le acompañó toda la vida y a ella debe asociarse el notorio despego que. manifestó bien pronto hacia la cultura germánica, achacándole una impenetrable nebulosidad, repulsiva para el espíritu de claridad mediterránea . En el tono tercero de la Historia de los heterodoxos españoles, publicado en 1882, arremetió fieramente contra los krausistas, apos trofándoles en los siguientes términos : "Es una mala verguenza para España que cuando ya todo el mundo culto, sin distinción de impíos y creyentes, se mofa . ha con homérica risa de tales visiones, dignas de la cueva de Montesinos, uña horda de sectarios fanáticos, a quienes sólo daba fuerza el barbarismo (en parte calculado, en parte espora . - 85 -

dmeuisrpanot,lácg)jheynioósltgruad,cefminolysdrtvaíigbe nuestras cátedras una tiniebla más espesa que la de los campos Cimmerios . Bien puede decirse de los krausistas lo que de los averroístas dijo Luis Vives : "Llenó Dios el inundo de luz y de flores y de hermosura, y estos bárbaros le han llenado de cruces y de potros, para descoyuntar el entendimiento huma

P,.no"rquelskaithnsdouíqenascl,

han sido una logia, una sociedad de socorros mutuos . una ti" suma, te bu, un círculo de alumbrados, nebroso y repugnante a toda alma una fratría,...algo, independiente y en aborre •.(c9e)dora tmpnjos" Como resultado de su enemiga contra el krausisnro M enéndez Pelayo abandonó la Universidad Central para terminar en la de Valdoi, lucidamente, la Licenciatura en Filosofía Y Letras. En esta ciudad inició una fraternal amistad con don Gumersindo Laverde, en quien halló el joven santanderino un consejero bondadoso y Pródigo en sugestiones, una vez que Laverde se dió cuenta cabal de los ritos intelectuales sobresalientes que l o distinguían, di' su formidable capacidad de trabajo y de sus admirables dotes .lc escrito . Las relaciones intelectuale s entre uno v otro están abundantemente docu mentadas en la correspondencia que mantuvieron desde octubre de 1874, hasta fines de 1890, cuando ocurrió l a muerte de Laverde. R ecordándole con piadosa emoción en 1911, decía Menéndez Pelayo "Varón de dulce memoria y modesta fama, recto en el pensar, elegante en el decir, alma suave y cándida, llena de virtud y de patriotismo, purificada en el yunque del dolor hasta llegar a la perfección ascética . , , escribió poco, pero muy selecto, y su nombre va unido a todos los conatos de la historia de la ciencia española, , muy especialmente a los míos, que acaso sill su estímulo y dirección no se hubiesen realizado" . El maestro montañés reconoce con singular lealtad, como puede en aquella obra verse, hasta qué punto Laverde ejerció influencia la uya de juventud que se llamó s La Ciencia española : A través de correspondencia sostenida entre ambos se advierte, en efecto, que La' verde le sugiere programas de trabajo de largo alcance, confiando - 86 -

en. la extraordinaria capacidad de su joven amigo, en quien columbraba un providencial realizador de proyectos intelectuales a los cuales no podrían dar cima sus propias y menguadas fuerzas . De la estrecha relación intelectual con Laverde surgen trabajos fundamentales como la Biblioteca de traductores españoles, los Estudias sobre escritores montañeses, la Historia de los heterodoxas españoles y la Historia de las ideas estéticas, a los cuales Menéndez Pelayo consagró una gran parte de sus prodigiosas energías de investigador . Muestra de esa bondadosa tutoría intelectual es, para citar un caso, la carta que Laverde le dirigió el 7 de abril de 1876, a la cual pertenecen los siguientes extractos : "En una serie de artículos que Gumersindo de Azcárate está publicando con el título de El Self :hqMlGauo"ínvSergdúmctsi,yp árafo ejemplo, el Estado ampare o niegue la libertad de la Ciencia, así la energía de un pueblo mostrará más o menos su peculiar ge nialidad en este orden y podrá hasta darse el caso de que se ahogue por completo su actividad, como ha sucedido en España durante tres siglos" . Estos tres siglos ya se sube que para el señor Azcárate son el siglo, XVI, el XVII y el XVIII . No puede uno leer con calma afirmaciones tan desprovistas de fundamento, que contribuyen a generalizar erróneas creencias respecto a nuestro pasado científico . . . El asunto, como usted ve, es de importancia y de honra nacional, y, ya que yo no puedo, desearía que usted empuñase la pluma y refutase, con la extensión conveniente, en forma de artículo c de carta, el aserto infundado del buen Azcárate (y que no es una opinión suya tan solo), que se conoce estar más versado en la lectura de libros extranjeros que en la de españoles . . . Usted puede como nadie escribir dicho artículo ; mándemelo y yo cuidaré de publicarle donde más convenga . Tiene esto tanto mayor interés, cuanto quo el ataque ya indirectamente contra el catolicismo' . Menéndez Pelayo acogió con el mayor interés la sugestión del amigo y se dio a la tarea de componer el escrito solicitado, que vino a ser el primero de les que forman La Ciencia Española. Laverde se mostró entusiasmado con el mismo, considerándolo una refutación contundente del aserto de Azcárate, y lo remitió, con algunas .- 8 7

ligeras modificaciones, a la Revista Europeas parquefsblicado . Este trabajo de Menéndez y Pelayo, al cual siguieron otros como continuación, atrajo en seguida la atención del público pensante de España en torno al fogosa defensor de los valores científicos de la península, y se inicia desde entonces su brillante carrera de escritor público, entre los fragores de una enconada polémica . Hacia 1875 había terminado Menéndez Pelayo en Madrid sus estudios del doctorado, que remató con una tesis sobre La Novela entre los latinos, calificada por sus jueces con la nota de sobresa .lient Obtuvo, además, en reñido concurso, el premio extraordinario del doctorado ; todo lo cual, unido a la fama creciente que sus triunfos como escritor le tenían ya conquistada, llenó de orgullo a sus paisanos de Santander, quienes se dispusieron con la mayor espontaneidad a propiciar el desenvolvimiento intelectual del distinguido conterráneo, ofreciéndole la oportunidad de ampliar estudios en diferentes capitales de Europa . El Ayuntamiento de Santander, con tal fin, acordó otorgarle una subvención e invitó, a su vez, a la Diputación provincial para que hiciese otro tanto . Con tales subsidios, que Menéndez Pelayo agradeció en un sentido oficio dirigido al Ayuntamiento de su ciudad natal, se dispuso a emprender viaje, guiado, afirmaba, por dos objetivos fundamentales : dirigido al uno a extender el radio de sus investigaciones, mediante el conocimiento de las literaturas extranjeras, cuyo estudio estaba sobre manera descuidado en España ; centrado el otro en la posibilidad de consultar directamente en las bibliotecas europeas libros españoles rarísimos, de los cuales no había ejemplares en la península, impresos en ciudades de Italia, de los Países Bajos y de Alemania durante la época renacentista . Pensaba de tal suerte acrecentar los materiales indispensables para su comenzada Historia de los Heterodoxos españoles, mediante detenidas pesquisas en los fondos bibliográficos de Inglaterra, Bélgica y Alemania, donde había ejemplares de libros comprados por exilados españoles en los siglos XVI, XVII y XVIII . En el oficio de gracias dirigido a la Diputación Provincial habla además de su proyectada Bibliografía de traductores españoles de la antigüedad, que habría de enriquecerse con las indagaciones logradas en bibliotecas extranjeras, . Con la ayuda de la Diputación Provincial podría detenerse ahora con más espacio en Francia, Italia y Austria, para ensanchar el área de sus investiga- 88 -

investigaciones . Promete aún, en gesto de agradecimiento, dedicar parte de sus actividades a la historia de las letras montañesas . La excursión intelectual de Menéndez Pelayo por las naciones cultas de Europa, gracias a la munificencia de sus comprensivos paisanos nos, resultó, corno era de esperarse, de incalculables beneficios para aquella mente abierta con avidez a los estímulos Culturales . Su erudiccion, ya muy vasta, se acrecentó considerablemente con las exploraciones directas que consiguió realizar en las bibliotecas y archivos europeos de mayor importancia. Se agrandaron también los horizontes de su saber histórico, y afinó, mediante el contacto con culturas extrañas, su capacidad de comprensión hacia las mismos, reduciendo así las estridencias iniciales de su españolismo exclusivista. Desde entonces sus obras, concebidas al principio como empeños de circuito doméstico, cobrarán lineamientos y proyecciones de amplitud insospechada, como ocurre singularmente con la Historia de las ideas estéticas y los Orígenes de la novela, que no se circunscriben, ni con mucho, al marco de la península, sino que son extensísimas calas en ámbitos culturales de muy amplio volumen . El Menéndez Pelayo historiador de las letras será, de tal suerte, un vigoroso escudriñador del pasado, capaz de abarcar, con mirada de soberano empuje, las raíces próximas o lejanas que nutren, como obedientes a una empresa común, la historia literaria del viejo continente. Aquel generoso gesto de los santanderinos dejó en el alma sen sible de Menéndez Pelayo una imperecedera deuda de gratitud . Conocedor como nadie de los extraordinarios beneficios que el viaje a través de la Europa culta hubo de proporcionarle, se sintió cada vez más ligado a su tierra por vínculos de amor y de profundo agradecimiento . Y cuando ya su biblioteca particular había crecido hasta el punto de convertirse en una de las más valiosas de propiedad privada existentes en España, decidió legarla, por acto testamentario, a su amada ciudad de Santander, donde actualmente recibe la visita diaria de sus paisanos y la de cuantos estudiosos se acercan a la costa cantábrica en busca de las copiosas fuentes de saber atesoradas por el maestro montañés . Y no sólo con el legado de su biblioteca quiso exteriorizar la noble espontaneidad de su reconocimiento a los santanderinos sino que hubo de exaltar públicamente la trascendencia de la ayuda reci bida, vinculándola a los mejores logros de su carrera . En discurso - 89 -

dirigido a la nueva generación hace este sentido recuerdo de bondades pretéritas : "Yo sería ingrato, ciertamente, si no declarase en tan solemne ocasión como ésta que, gracias al generoso arranque (quizá olvidado ya en Santander) de los que os precedieron en el regimiento de la villa y en la administración de la provincia, pude llegar a sor un modesto, pero asiduo, trabajador de la cien cia literaria, importar a España algunas novedades útiles y educarme en la gimnasia del método histórico-crítico, en que tanto comienzan a aventajarme mis discípulos ; entender con más alto sentido lo español, y acrisolar el amor a la patria en el contraste con lenguas y literaturas extrañas" . LOS COMPONENTES DE LA PERSONALIDAD

daproicasprunadrsenoydesmbarzdo .Unambiet

Menéndez Pelayo emerge a la vida pública en circunstancias na

político turbulento, escindido entre quienes, como Castelar, que fue, su profesor en la Universidad de Madrid, defendían abiertamente las ideas liberales junto con el sistema republicano de gobierno, 1' los que se aferraban tozudamente a la institución monárquica, considerándol a hondamente, arraigada en la vida española . Es de advertir, además, que en el fondo do esa pugna política había también, por lo menos en señalados casos, urca fuerte disidencia ideológica, que abanderaba (lo un lado a los librepensadores y adversarios del catolicismo, y arremolinaba en otro bando a fervientes defensores de la le católica, para quienes la acción contraria envolvía una especie de traición contra fundamentos esenciales del ser histórico de España . Menéndez Pelayo habrá de tomar partido en defensa de la tradición cristiana de su patria . Pero su posición no es de entrega inc ondicalutoicsmdenraigcs lvabe,comh querido verse en distintas ocasiones . Debe recordarse que desde temprana edad forja su espíritu en la lectura deleitosa (le los clási cos latinos y griegos, que le enseñaron el amor a la verdad y a la li bre expresión del pensamiento ; que le acostumbraron a no encajarse en fórmulas de cerrado sectarismo ; que le abrieron los ojos hacia mundos de belleza ideal no sometidos a ninguna clase de limitaciones dogmáticas . - 90 -

En el Prólogo a los Poetas bucólicos griegos, de don Ignacio Montes de Oca, obra publicada en 1880, el crítico santanderino dice con entera convicción : "¿Y quien negará las grandezas morales e inintelectuales de griegos y latinos? Cuanto pueden alcanzar por sus fuerzas el entendimiento y la voluntad humana, otro tanto alcanzaron ellos" . Palabras que evidencian la hondísima huella que en la men te del gran escritor había dejado el trato asiduo con los autores de la antiguedad clásica . Admirador ferviente de Platón y de Aristóte les, dirá sin reticencias que la verdad total está en la deseada armonía de ambos filósofos (5), pensando acaso que el vuelo poético del uno debía hermanarse con la seguridad metódica del otro . Lector apasionado del poeta latino Horacio, consideraba que la forma lírica más perfecta es la oda horaciana ; y tenía a Fray Luis de León por la más alta cima de la poesía española del siglo de oro, reconociendo que consiguió como ninguno otro impregnarse de las esencias líricas atesoradas en las obras del vate venusino y adueñarse además de los recursos técnicos de aquél hasta tal punto que no vaciló en llamarle el Horacio cristiano . La oda horaciana, sostenía, no consiste en la imitación pura de Horacio en pensamien tos, frases, etc., sino que "tiene por caracteres propios sobriedad de pensamiento, ligereza rítmica, ausencia de postizos adornos, grande esmero de ejecución . ., y generalmente es muy breve . Cumplidas estas y las demás condiciones externas del estilo de Horacio .) la composición (acertdous lepítos,raniceápds,tc será horaciana, aunque exprese pensamientos españoles y cristianos, y hasta místicos" (6), En la poesía de los clásicos, en la de Horacio particularmente, forjó Menéndez Pelayo, como puede verse, su concepción estética del verso . Nunca encontró, a pesar de su andar interminable por las praderas líricas de copiosas literaturas, nada superior a las exquisitas cadencias que desde niño aprendió a gustar en las odas de Horacio, refiriéndose al cual dijo, en un arranque de suprema exaltación : La belleza eres tú ; tú la encarnaste . Y en otra ocasión, reiterando una vez más su estrecha compenetración con los valores estéticos de la cultura clásica, no superados en su concepto por los de ninguna otra, declaró enfáticamente, desechando los reparos de algunos autores españoles acerca de ciertos

pecados contra fa moral que se advierten en escritores griegos y latinos : En arte soy pagano hasta los huesos. Otro ingrediente de poderosa raigambre en la personalidad intelectual de Menéndez Pelayo en su pasión por la historia . Al lle gar en 1871 a la Universidad de Barcelona tuvo la singular fortuna de encontrar en Milá y Fontanals un maestro de riguroso saber, que le inició en la historia literaria, dándole a conocer sus magnificos . En hael llazgos en fa investigación de la tradición épica castellana elogio de Milá al cual me he referido antes Menéndez Pelayo afirma que a la escuela de Barcelona debió, en tiempos sobremanera crítios para la juventud española, el no desviarse hacía ninguno de los dos sectarismos que, excluyéndose fieramente uno a otro, se repartían las preferencias de los jóvenes . Escuchando la palabra pausada y sesegura de Milá, el joven montañés percibió cómo un modo de pensar histórico, encauzado metódicamente, que rehuye fa improvisación y se abroquela contra el apasionamiento, puede conducir a resultados del más alto valor . Reprochaba, contrariamente, al Padre Fonseca, en un escrito de juventud, su carencia de sentido histórico, por encastillarse en un dogmatismo cerrado ; pues la historia, sostenía, no tiene autoridad ni valor cuando sirve de arma para defender una tesis apologética (7) . "Quien posea el verdadero sentido histórico -declara textualmente -podrá entusiasmarse con sistemas distintos del suyo, y no los traerá para acomodarlos a sus ideas, sino que los pondrá en el medio en que se desarrollaron, y comprenderá su razón de ser en el mundo" (8) . Hay, sin embargo, en el Menéndez Pelayo joven, en el ardoroso polemista de La Ciencia Española y de Los Heterodoxos, materiales sobrados para contradecir su propio pensamiento sobre la imparcialidad del historiador, enunciado con tanta convicción en sus reproches al Padre Fonseca . Se deja arrastrar en las obras citadas por la impetuosidad del combatiente, que triunfa visiblemente sobre los dictados de la reflexión serena . Pero es necesario contar también con este elemento de índole pasional para una comprensión adecuada de la personalidad del escritor santanderino, pues una buena parte

de su obra, la comprendida entre 1876 y 1882, que corresponde al período polémico de su vida literaria, ofrece un evidente predominio de ingredientes emotivos determinados por causas de orden religioso y patriótico que se compadecen muy poco con las exigencias de una ajustada exposición doctrinal. He indicado ya que una firme sedimentación clásica, en la que sobrenadan, como frutos de suprema excelencia, el amor a la verdad y el culto a la belleza, constituye la savia primordial que nutre con su vigoroso impulso la vida intelectual de don Marcelino . Por otra parte, una decidida vocación histórica facilita grandemente sus búsquedas en el caudal inagotable de la cultura antigua, y le orienta también para adentrarse, como en casa propia, en el pasado cultural de España . Este será, por cierto, el área donde se espaciará definitivamente su prodigiosa actividad de investigador, aunque, según dejo expuesto, abarcando un amplísimo campo de relaciones con otros orbes culturales . Las preferencias de Menéndez Pelayo se concentrarán, ahora bien, en el Renacimiento español, porque en esta época se hermanan magníficamente, según su modo de pensar, el espíritu clásico, fecundado por el cristianismo, y el genio nacional de España, que fue entonces un recio valladar contra el germanismo . En un arranque de apasionamiento juvenil se ensaña, en efecto, contra el influjo germánico, considerándolo nocivo para los pueblos mediterráneos . El sobrenombre de "bárbaros" con que se designa en la historia europea a los invasores que destruyeron con sus feroces acometidas los cimientos del Imperio romano, continuaba siendo, para aquel fogoso defensor de la fe católica, una calificación de vigencia permanente, y no dudaba por ello en juzgar la Reforma como un nuevo brote de barbarie nórdica que vino a turbar profundamente la existencia de las naciones europeas de origen latino. `La propagación rápida del protestantismo -afirma en los Heterodoxos -ha de atribuirse, entre otras causas, al odio inveterado de los pueblos del Norte contra Italia, a esa antipatía de razas, que explica gran parte de la historia de Europa desde la invasión de los bárbaros hasta las luchas del Sacerdocio y el Imperio, o cuestión de las Investiduras, y desde ésta a la Reforma . En los germanos corre siempre la sangre de Arminio, -93-

el que destruyó las legiones de Varo . Hay en ella una tendencia a la división, que ha tropezado siempre con la unidad romana y con la unidad católica" (9) . Si bien con el avance de los años y mediante un serio esfuerzo en el sentido de estudiar y comprender mejor la cultura germánica, Menéndez Pelayo mitigó un tanto la acritud de sus juicios de mocedad contra élla, debe aceptarse que no modificó radicalmente su posición, acaso porque no pudo vencer los prejuicios formados desde mozo al calor de su intemperancia religiosa . En su Brindis del Retiro, pronunciado en 1881, con motivo del banquete ofrecido en aquel recodo madrileño a los profesores extranjeros que asistían a los actos conmemorativos del centenario de Calderón, Menéndez Pelayo hizo declaraciones que suscitaron acalorados comentarios entre los concurrentes y luego en la prensa, por la vehemencia de las ideas expresadas ante un público forastero, que debió sentirse violentamente sacudido ante la inesperada agresividad del orador . Esas declaraciones tienen, sin embargo, el singular valor de una confesión palmaria, sin reticencias ni estudiados eufemismos, de cuanto pensaba y sentía el gran autor montañés sobre cuestiones esenciales referentes al significado de la cultura hispánica, y por ello me permito transcribirlas parcialmente en esta hora de recordación, creyendo que ilustran de modo inequívoco su intimidad espiritual. "Brindo -dijo- por lo que nadie ha brindado hasta ahora : por las grandes ideas que fueron alma e inspiración de los poemas calderoniamos. En primer lugar, por la fe católica, apostólica, romana, que en siete siglos de lucha nos hizo re conquistarelpou,qenlosabrdeRncimto abrió a los castellanos las vírgenes selvas de América y a los portugueses los fabulosos santuarios de la india . Por la fe católica, que es el sustantivo, la esencia y lo más grande y lo más hermoso de nuestra teología, de nuestra filosofía, de muestra literatura y de nuestro arte . Brindo por la nación española, amazona de la raza latina, de la cual fue escudo y valladar firmísimo contra la barbarie - 96 -

germánica y el espíritu de disgregación y de herejía que separó de nosotros las razas septentrionales . En suma, brindo por todas las ideas, por todos los senti mientos que Calderón ha traído al arte ; sentimientos e ideas que son los nuestros, que aceptamos por propios, con los cuales nos enorgullecemos y vanagloriamos nosotros, los que sentimos y pensamos como él, los únicos que con razón y con justicia y derecho podemos enaltecer su memoria, la memoria del poeta español y católico por excelencia ; del poeta de todas las intolerancias e intransigencias católicas ; del poeta teólogo, del poeta inquisitorial . . ." (10) . Los párrafos transcritos parecen dar la razón a quienes, buscando afanosamente un abanderado de prestigio para intransigencias sectarias, miran en el gran escritor una especie de máximo pontífice ideológico con el cual se sienten fuertemente abroquelados para la . lucha . Cuando se deja llevar por impulsos instintivos, que brotan do su temperamento apasionado, sobre todo en la etapa combativa de su vida, Menéndez Pelayo extrema, es verdad, la violencia de la expresión verbal, incurriendo en pecados de grave intolerancia . En 1881 era todavia un mozo de veinticinco años, si bien con la aureola que sus trabajos de sabio en edad temprana le habían ganado en el consenso público . Con la circunstancia excepcional, en su favor de haber obtenido muy joven, tras reñidísimas oposicio nes, la cátedra del doctorado en la Universidad de Madrid, y de ocupar en la Academia Española uno dedos sillones reservados por la tradición a varones encanecidos en laboriosas faenas literarias. Las declaraciones del Brindis tienen en algunos aspectos, cuando se vuelca contra la barbarie germánica o exalta la intransigencia religiosa y hasta la política inquisitorial, una insólita virulencia . Pero en lo fundamental representan el credo religioso y patriótico de Menéndez Pelayo, que nunca ocultó su fervoroso catolicismo ni el . entrañable apego a la misión secular cle su raza . Amazona de la raza latina llamó a España, y este pensamiento, aun cuando el propio autor se encarga de explayarlo en el pasaje citado, en cuanto concierne a la resistencia española contra el - 95 -

germanismo luterano, requiere algunas otras precisiones que pongan de relieve el valor fundamental que Menéndez Pelayo otorgaba a la raza en el desenvolvimiento de un pueblo . Impregnado de las ideas predominantes en el siglo XIX, que postulan la capacidad intrínseca de cada nación para forjar su pro pia historia, el escritor santanderino hace recaer ese modo de ser espcífico,peculiardeloshombresquecompne una nació,el virtualidad creadora de la raza . Lo que suele llamarse el genio nacio enxoaplrsivtc,enuoptqelamodi de los ingredientes raciales . Hay, sostiene, un vínculo más o menos íntimo entre los pensadores de un mismo pueblo y ninguno carece, por ello, de una filosofía nacional más o menos influyente o desarrollada (11) . La idea del lenguaje como signo distintivo fundamental de 101 hombres que integran una nación, formulada a su vez por pensa dores alemanes de comienzos del siglo XIX, debió llegar también a Menéndez Pelayo, en natural asociación con las ya mencionadas. En el programa redactado en 1878 para las oposiciones a la Cátedra del doctorado en la Universidad de Madrid, declara que no desconoce ni niega en modo alguno la importancia de la lengua como prenda de nacionalidad y signo de raza . Mas afirma que "ni lo sustancial ni lo formal lo da la lengua, sino el estilo ." Considera que la lengua es el instrumento mediante el cual se manifiesta el estilo propio de una raza, es el vehículo expresivo del genio nacional, cuya existencia es supuesto previo de toda manifestación lingüística (12) . La raza, la casta y por tanto "lo castizo" tienen para nuestro autor un valor especialísimo, como fundamento primordial y último de toda acción histórica. Por ello, al calificar a España de "amazona de la raza latina", está significando que su razón de ser étnica es la raíz sustantiva de su comportamiento en la historia . A la abrumadora tarea .de investigar cuál fuese el contenido básico de ese comportamiento consagró Menéndez Pelayo sus mejores esfuerzos . Desengañado de la España en que le tocó vivir y pensando que las acciones de sus contemporáneos se encaminaban, renegando de las tradiciones nativas, a socavar los cimientos de la cultura patria, quiso honradamente demostrar que sí había un pasado - 96 -



.del cual los españoles pudieran sentirse orgullosos . Una mirada de certera penetración histórica le hizo ver que el Renacimiento hispánico, donde se enlazaron armoniosament e la herencia greco-latina y el sedimento religioso cristiano, haciendo de la península un baluarte de la fe, emporio de intensa cultura y atalaya de empresas descubridoras, había sido el momento histórico que concentró con mayor vigor y lucimiento las energías creadoras de los españoles . Nostálgico de esos tiempos gloriosos, buscaba en ellos refugio donde mitigar la insatisfacción que le producía la esterilidad intelectual de su época, importadora de novedades forasteras y desdeñosa de los propios valores . El remedio para los males de España residía, por el contrario, en volver con afanes de conocimiento sincero a las viejas fuentes donde los mayores encontraron impulso e inspiración para lanzarse a grandes empresas . Durante toda su vida le amargó duramente el despego de sus compatriotas hacia esa España pretérita donde él, en cambio, había hallado los mayores halagos para su celo patriótico . En el homenaje que se le tributó en octubre de 1910, cuando fue elegido Director de la Academia de la Historia, se declaró a sí mismo obrero firme y constante de la historia intelectual de la península, y ampliando conceptualmente esta idea añadió : "Lo que honráis en mi no es mi persona, no es mi labor, cuya endeblez reconozco, sino el pensamiento capital que la informa, y que desde las indecisiones y tanteos de la mocedad me ha ido llevando a una comprensión cada vez menos incompleta del genio nacional y de los inmortales destinos de España ." (13)

NOTAS ; (1)

Menéndez y Pelayo, Estudios y discursos de crítica histórica y literaria . Tomo X, pág. gas,134, Edic . di rigida por Miguel Arti Santander, 1942 .

(4)

Op, cit. pág . 136 . Op, cit. pág . 155 . Heterodoxos, III, págs . 731-732.

(5)

La Ciencia Española, I, pág . 294 .

(2) (3)

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- 97 -



(6)

(7) (8) (9)

Vid. Menéndez y Pelayo, Orígenes de la novela, Torno IV, Nue va Biblioteca de Autores Españoles . Introducción do Adolfo Bonilla y San Martín pág . 68 . . Laín Entralgo, Menéndez y Pelayo, Edit, juventud, 1945, Cfr p . 117. Menéndez y

Pelayo, Ciencia, 11, 185 .

" " " Hotorodoxos, IV, 16 . (10) Vid . Miguel Artigas, Menéndez y Pelayo, Santander, 1027, pág . 172, (11) Menéndez y Pelayo, Ciencia, I, 290-291, Ver sobre esto Laín Estralgo, Menéndez Pelayo, 171-174 . (12) (13)

Cfr, Lain Entralgo, Op. cit . 175-176. Cfr . Menéndez Pelayo, Orígenes de la novela IV, Introducción de Adolfo Bonilla, pág . 57.

ESTUDIO SOBRE LA VOLUNTAD, OBRA AUTOBIOGRÁFICA DE AZORIN I LOS PERSONAJES

Azorín constituye la figura central del libro, si bien se encuen tra supeditado, en la primera parte, a la personalidad de su maestro . La primera etapa de la vida de Azorín transcurre en el apartamien to de un pueblo, donde recibe las enseñanzas de un viejo desengañado que ejercerá funesta influencia en su formación espiritual . De natural ensimismado y taciturno, pocos esfuerzos serán necesarios para apartarle de toda ilusión mundana . Una tristeza honda va formando el sedimento fundamental de su vida interior, y esta tristeza, que le impide ver con algún entusiasmo las promesas de la existencia, le llevará a un renunciamiento anticipado, a una actitud pesimista que no es producto de experiencias amargas sino el resultado de una educación tendenciosa proyectada sobre un alma impresionable . Muerto su maestro y lanzado a la vida madrileña, en busca de la gloria literaria, única verdadera aspiración acariciada en su mocedad, ya que el amor no ha sido algo esencial sino episódico, dada su incapacidad temperamental para sobreponerse a las dificultades que el tutor de Justina opuso a su matrimonio, pronto habrá de sufrir también una gran desilusión por lo tocante a sus ilusiones literarias . Las pequeñeces, las debilidades humanas no están excluidas del inundo intelectual ; le socavan profundamente, a tal punto que no hay en Madrid un literato de corazón ancho . Le consume un hastío indefinible . Todos sus ardimientos pa sados le han ido abandonando, de tal [nodo que ahora se encuentra -.- 9 9 -



ante el triste espectáculo de la disgregación de su voluntad, perdida la fe idealista de sus primeros tiempos . Al final de la segunda parte tiene ya por seguro su fracaso irremediable . Todos los estímulos que impulsan la vida de los demás hombres están alejados de la suya ; de manera que, en este momento, es el hombre desorientado y abúlico, propenso a dejarse arrastrar por cualquier viento . La tercera parte de la obra nos lo presentará, en efecto, en plena dispersión vital, haciendo una vida errabunda de pueblo en pueblo, sin encontrar en ninguno el sosiego necesario a su espíritu . Ni siquiera los libros, que antes lo apasionaban, sirven de bálsamo que mitigue sus inquietudes . La vida literaria se le ha hecho insoportable y la detesta . Ha llegado a despreciarse a sí mismo profunda mente, considerándose un pobre hombre, un ser inapto para continuar soportando la carga del vivir . a

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Justina e Iluminada, las dos mujeres que se cruzan con pers pectivas matrimoniales en la vida de Azorin, ofrecen un contraste violento entre sí : la primera es la voluntad sometida y la segunda, la voluntad dominadora . Justina, incapaz de sustraerse a los deseos de su tutor, sacrifica sus ilusiones amorosas para consagrarse a la vida religiosa . Su psi cología tiene evidentes coincidencias con la de Azorín, en cuanto ambos están sometidos al yugo de sus respectivos maestros y ahogan todo impulso individual, toda tendencia reveladora de su propia per sonalidad . Así, ninguno de los dos hace nada para oponerse a la ruptura de sus relaciones, impuesta por el celo religioso del tío de Justina, que, trueca su posible felicidad terrena en una especie de suplicio en el cual ella encontrará la muerte . Iluminada, en cambio, es una mujer dueña de sí misma, rebelde a toda imposición . Cuando su maestro muere, Azorín, el hombre incompleto, siente la necesidad de unirse a esa fuerza libre de la na turaleza, "enhiesta, fuerte, imperativa, sana", para que le ayude a vivir . Como piensa que en ella todo es exuberancia, le halaga la idea de cobijarse en su feminidad desbordante, como niño que necesita de la tutela maternal . - 1 00 -.



fl LAS IDEAS EN LA VOLUNTAD

Desde luego, al autor le preocupan las amarguras que afligen a España . Se desprende del libro algo así como una nostalgia de la tradición que perece. Azorín, que lleva incrustada el alma de la provincia y más que de la provincia, del pueblo humilde y apartado, siente una gran repugnancia por el avance del internacionalismo, mediante el cual desaparecen las fisonomías nacionales para format una gran masa humana, uniforme y monótona . La vieja España, la legendaria y heroica, hoy que buscarla en los modestos labradores, cuya vida de resignación, ungida de hondo sentimiento cristiano, constituye el patrimonio del pasado . Sus ideas al respecto no tienen, sin embargo, consistencia, Más adelante le veremos clamar contra el ritmo insoportable de la vida del pueblo, llena de vulgaridad y monotonía . Todo se repita diariamente, del mismo modo, y acaba por sumirle en el fastidio . Reconoce la necesidad de cambiar la estructura actual ,de Es paña y habla de regeneración. Esta palabra se oye en labios de todos, se impone con suprema urgencia para acabar con una serie de vicios nacidos del industrialismo, que ha convertido en fuentes de aprovechamiento personal las actividades más desinteresadas . Ya no existe el romanticismo de los viejos tiempos, hoy nada se expli ca sino a base de dinero . La regeneración, por eso mismo, no pasa de un deseo platónico . Un gran escepticismo se encuentra por debajo de las apariencias regeneradoras ; los que disfrutan del orden establecido acogen la palabra con entusiasmo hipócrita, porque en el fondo sólo desean que continúen las cosas cono están, a fin de aprovecharse personalmen te . Con lo cual la idea de regenerar a España no pasa de ser una hermosa quimera . M

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En punto a literatura, Azorín declara que su época se diferencia notablemente del pasado literario español . El ritmo acelerado de Ia vida impone ahora un ritmo acelerado en el arte de escribir . La tendencia mecanicista, característica de lo moderno, determina la - 10L --



producción rápida de ta novela o el estudio crítico, supeditando el arte a la celeridad, Señala la emoción del paisaje como una conquista moderna ¿el arte literario y le concede tanta importancia que en su concepto es ,e1 grado más alto a que puede llegar un escritor . Otro carácter esencial de la estética nueva es la enemiga contra . Censura una y otra tanto en el diá la coherencia y la corrección .loEgstacúmien,hvldsrunaimged la vida, ha de captarla con la diversidad y le incoherencia propias de la vida, que no obedece a un plan ni puede aceptarse literariamen te sino en fragmentos, sensaciones separadas y hasta contradictorias, La vida es eso, una contradicción . Con semejantes ideas Azorín no puede en rigor lógico, acercar se devotamente a los clásicos.Habrá de pronunciar juicios implacables contra la dramaturgia artificiosa del siglo de oro, estimando que no hay en ninguna literatura un ejemplo de teatro más enfático e Insoportable . Sólo en los primitivos, el Arcipreste de Hita, el Romancero, la Celestina, encuentra algo espontáneo, jovial, plástico, íntimo . El ar te de estas obras y autores no es aparatoso, no suena a declamación, no hiere con el.C artifco onstituye, por esto razón, su arte predilecto dentro de la literatura española . w

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'It LA CONCEPCIÓN DE LA VIDA

Representa la obra un intento frustrado de darnos una filosofía de la vida española, con referencia especial a una hora de profunda crisis : la hora en que el ; autor surge a la vida literaria . Sobre este fondo que constituya lo que podríamos llamar, el sus , ira¿mm del libro, destacan filos dimensiones importantes, Una, en sentido amplificador, pretende extender el marco, elevándolo a una concepción general de la vida que pasa por encima de las fronteras . Otra dimensión, en sentido restrictivo, se circunscribe al protagonis ta , Azorín, aunque su existencia simboliza, según expresión del autor, las inquietudes de la juventud de su tiempo . - 102 -

LA VOLUNTAD es sin duda un libro de emoción, y como tal libro, a través de sus páginas pueden seguirse fielmente las distintas etapas de un hondo dramatismo vital : se trata de buscar sentido, de buscar significado a una existencia que carece de razón fundamental de ser, que ha nacido sin una base sólida donde poder asentarse, que encuentra insegura la tierra bajo sus pies y forcejea inútilmente por hallar solución al enigma de su propio existís . ¿Qué le ocurre a este hombre joven, huérfano de patria y de ideales? Desde luego, el pasado no- le proporciona un contenido alentador, una base histórica sobre la cual comenzar a forjarse un presente con sentido retrospectivo . Es decir, la historia de España no es una fuente de ejemplaridad, no surgen de su seno los estímulos necesarios para que la juventud hinque fuertemente su timón en el pasado . En efecto, nada hay más desolador y melancólico que esta tierra española . La historia de su cultura es una historia triste : "No bus quemos en nuestro arte --nos dice--- un soplo de amplio y dulce hu manismo, una vibración íntima por el dolor universal, una ternura, una delicadeza, un consuelo sosegador y confortante . Acaso lo más íntimo y confortador de toda nuestra literatura es la maravillosa epístola de Fernández de Andrade, y su lectura deja en el ánimo la impresión del más amargo pesimismo" . La lectura de la Epístola Moral, a la que Azorín se refiere, deja en su espíritu terribles huellas : son falsos los esplendores mundanos : todo es vanidad y mentira . Y cle Fray Luis, el gran lírico, tampoco obtiene una solución consoladora : el maestro predica la excelencia de la vida retirada, desengañado del mundo y sus mentiras . Sólo un refugio queda para el hombre de bien : la celda escondida, la intimidad consigo mismo, el consuelo en el propio dolor . Y esta invitación nos lleva a un primer plano de LA VOLUN TAD, el ruralismo, en medio del cual Azorín comienza su peregrinaje por la vida . Conviene señalar antes, sin embargo, algún aspecto esencial que da tono general a la obra y a la interpretación de la vida española . La condición temperamental del español es una condición estática. La reconquista, dentro de la península, y el descubrimiento de América, más tarde, le transforman en hombre de acción, pero uno uno y otro fenómeno obedecen a razones en cierto modo extrañas a su propia psicología . - 1 03 -

Tomemos ahora al español en el apartado pueblo de Yecla, pue blo de labradores ingenuos y sencillos, a quienes mueve la fe de los antiguos místicos . Y aquí vamos a encontrarnos a la tierra obrando sobre el hombre de manera imperativa : "conforma los espíritus en modalidades rígidas y los forja con actitudes rectilíneas, austeras . inflexibles, propicias a las decididas afirmaciones de la tradición o del progreso". En este pueblo humilde viven dos clases de gentes : de una parte, los labradores ingenuos y sencillos, cuya vida se desliza sin graves complicaciones . De otra parte, seres de mayor categoría intelectual, que viven en hondo dramatismo . En calidad de directores espirituales destacan Pucho, un viejo clérigo, y Yuste, el maestro de Azorín . Predica el primero a su sobrina, con unción religiosa, la conveniencia de abandonar las miserias terrenales, insinuándole la beatitud de la vida perfecta . Yuste ha llegado también al desengaño, mas desde el punto de vista metafísico : la lectura de Schopenhauer, el filósofo del pesimismo, del cual conserva tres gruesos volúmenes en su biblioteca, ha obrado, pm' lo- visto, el prodigio de convertirle en un desengañado teórico que moldea el alma de Azorín en términos de su irremediable escepticismo . El camino que se les ofrece a Justina y Azorín, sometidos a la influencia negativa del medio y a la autoridad dogmática de sus maestros respectivos, queda bien claro : ambos serán víctimas, la una de un misticismo mal aprendido, el otro de una enseñanza peor digerida . La condición estática, a que antes aludimos, malogra la vida de estos jóvenes, incapaces de libertarse del yugo que les oprime . La es una solución para esta quietud, para esta falta de horizon ,mística tes vitales : es uno de los grandes recursos de que pueden disponer las atinas reducidas a vivir sin contacto con el universo, en el aislamiento .ylahumidenvarul Azorín es un, temperamento también dado a la mística . Pero su maestro, algo escéptico además en materia religiosa, no ha encauza de su vida por tales derroteros . Yuste es el símbolo de las existen cias fracasadas : la muerte obscura que le aguarda al término de la primera parte del libro, es el remate lógico de su incapacidad para enfrentarse a las luchas de la existencia . Tiene de antemano una pa-

labra desgarradora para oponerse a toda actitud en la cual alumbre una esperanza. Azorín, a su lado, es el dócil instrumento de sus doctrinas nega tivas : la expresión que confirma la palabra o la frase categóricas . El ensimismamiento en que vive, fruto del desconcierto espiritual a que. le conducen las predicaciones de Yuste, constituye el único haber de su vida. teórica y parasitaria, cuya continuación la tendremos en la segunda porte, ya arrojado al inundo de la propia experiencia . Peru no han de faltarle, con todo, la autoridad y la memoria constantes de quien le ha condenado para siempre a vivir con absoluta ignorancia cle su propio destino.

Iv EL VALOR LITERARIO DE LA VOLUNTAD Nos encontramos con un tipo de obra que proclama abiertamente su ninguna relación con la novela del viejo régimen . La estética de lo fragmentario, quo deriva de una concepción también fragmentaria de la vida, y más que todo, de una especie de incoherencia espiritual en el autor, comunica al libro ese carácter extraño (le miscelánea filosófico-descriptiva, en la cual, a la verdad, lo .nmoesiprta lnove Los elementos que habrían podido darle unidad de acción, for mando la trama novelesca en torno al personaje principal, son casi episódicos : las figuras de mujer que aparecen en el libro apenas tie nen intervención en la primera parte . Luego se esfuman, dejando a Azorín en absoluta soledad . La acción, por tanto, es casi nula . Carece de complicaciones . La obra se mueve en el plano de lo estático, como lo requiere la vi da ensimismada .d el personaje central . De aquí que lo descriptivo adquiera un lugar preponderante desde los primeros momentos, dom n.iYasdóoletgrcpvaádltneor diálog deton filosófico almonólgodetipocnfesional . Porque las conversaciones corrientes, la comunicación directa entre los personajes, el reflejo de la vida en sus pormenores cotidia . -105-

nos, todo esto ha desaparecido : los contados encuentros de la mucnjoemryslahb noprestacmonrad, vivida . Según propia confesión, la sencillez en la forma es la nota dominante de su estilo . Mediante la sencillez ha llegado a poder decir todo cuanto quiere, que es el mayor triunfo que puede alcanzar un escritor sobre el idioma. Mediante la admisión de las palabras humildes, prosaicas, ha logrado ensanchar su vocabulario ; de manera que no 1v asalta la tentación de ser un escritor excesivamente escrupuloso en la elección de su léxico . Huye, además, de la ampulosidad oratoria . Contra esa tendencia, que censura duramente, considerándola uno delosmá graves defectos del teatro clásico, procura destruir la extensión de los párrafos, fragmentándolos en frases numerosas, entrecortadas, breves, que intentan ser, además, un recurso realista, porque el lenguaje usual de la vida contiene pausas e incoherencias . En suma, Azorín quiere ser un escritor nuevo, hijo de su tiempeoin,dycsuóratqelofjnsprleida hombres que sintiendo la necesidad de romper con el pasado se encuentran, no obstante, desorientados ante el porvenir .

SOBRE EL CONCURSO LITERARIO RICARDO MIRO I LOS REPROCHES FORMULADOS Voy a exponer ante el público los fundamentos que tuvo la Comisión Organizadora para modificar este año -pues no se trata de una ordenación permanente e invariable- las bases del Concurso Literario Ricardo Miró, toda vez que han surgido voces en la prensa que impugnan alguno de los extremos ,de la reforma en cuestión . Las modificaciones están encaminadas, por una parte, a corregir ciertos defectos advertidos y tienden, por otra, a dar mayor flex iblda conurs, elbjtodqucmpla,enrfctiva,suprmodlióneprodalsrointegald literatura panameña . La Comisión esperaba que tras una lectura atenta de las bases, las objeciones que en un principio surgieron como reacción ante un comunicado del Ministerio que publicó La Estrella de Panamá, en el cual se anunciaban las reformas introducidas y la próxima aparición del texto completo de las . bases, aquellas personas que hicieron conocer sus puntos de disidencia y algunas otras colocadas en pareja actiud,mofríansuptodevia,lcnsder mjo informadas . No ha sido así, con pesar nuestro ; y lo que en un comienzo fue expresión más o menos comedida ahora se torna -me refiero al Suplemento Dominical del Panamá América, del 24 de julio último- injusto e injurioso ataque a la Comisión Organizadora, en ui . los argumentos y suben de punto los agravios gratui el cual escasean tos . Lo deploro tanto más porque se trata de un ex-alumno a quien aprecio y he procurado estimular literariamente, secundado en declaración solidaria por otro que también fué mi discípulo . Pero -107-

ya se ve : no podemos a estas horas, los mentores espirituales de la juventud, esperar que se nos trate, ya que no con justicia, al menos con una elemental consideración . Es amargo comprobar que cualquier intento de introducir un poco de seriedad, para que no sufran lamentable estrago en este me .mtdairvochsn,ueq dfívolmaygcrne,tdioaslpn,erbu ica el recto propósito que las inspiró, acarrea casi indefectiblemente una desazón de proporciones lindantes con el agravio . Esta vez se habla de jesuitismo, en lo que a este término se le adjudica de peyorativo y rezumante a conciliábulo, para censurar las restricciones que una dolorosa experiencia de varios alias ha aconsejado, con la intención de garantizar la absoluta imparcialidad de un certamen que debe propender, fundamentalmente, a premiar el esfuerzo digno, cualquiera que sea su abanderamiento literario, si es una voz auténtica, surgida de las fuentes eternas de la creación artística . Por otra parte, la mejor manera de hacer inútil y hasta contraproducente una institución llamada a producir frutos de fecundidad como la que comento sería, precisamente, la de someterla a un arque tiponalerb,dínasrgi,queasíconbid,permtíacon exclusividad el desenvolvimiento de ciertos géneros, en tanto que condenaría otros a una marcha lánguida y raquítica . Pareciera, por lo visto, que entre nosotros adoptan carta de naturaleza los esquemas o los usos que -no importa su calidad o mérito intrínseco nos acostumbramos a ver .desde un comienzo, de suerte que cualquiera tentativa de alteración posterior, aun cuando implique avances o rectificaciones necesarias, nos desazona o nos desconcierta . Nada tienen que temer, por cierto, los que miran con atención vigilante la marcha del Concurso Miró, por lo menos mientras su dirección esté en nuestras manos ; que no podemos garantizar, como es natural, lo que habría de ocurrir en otras circunstancias . Los miembros de la Comisión Organizadora discutieron con todo pormenor la conveniencia de las reformas ahora introducidas, y no las adoptaron, en ninguno de los extremos afectados, corro se ha insinuado, sin maduro examen . Los consejos de la experiencia pusieron, además, su contribución apreciable, y creemos, sin petulancia, haber colocado las bases del concurs o en plano que le procura seriedad y progresivo andar en el fomento de nuestra cultura . - 10 8 -

Ni debe olvidarse que confrontamos, ante todo, la organización de un certamen literario . La figura de nuestra gran poeta, bajo cuya advocación se dictó la ley reguladora de la justa anual, no puede sugerir otra cosa ; ni estaría bien, además, que se pusiesen bajo su amparo menesteres distintos, sobre todo cuando nuestro país anda a la zaga de otros del continente en materia de desarrollo artístico, y sólo mediante estímulos como el representado en el concurso aludido se advierte, de algunos años a esta parte, un como despertar de las fuerzas creadoras que augura muy consoladores avances . ¿Dónde están, pregunto yo, las quejas que con tanta insistencia he advertido en los cultivadores de las letras, que se consideran huérfanos de todo amparo, de una comprensión cordial del ambienta, panameño hacia los hijos de su ingenio, si ahora lo que se levanta es un clamor público que anuncia catástrofes sin cuento ante la tor peza de la Comisión Organizadora al suprimir este año una se Sqcouieó,nldgímasp científa,dienqu ver . por lo demás, con la literatura de un pueblo? esas quejas acerca de la indiferencia del medio panameño ha cia los valores espirituales carecen de todo fundamento y son, por lo tanto . insinceras v circunstanciales, o nuestros jóvenes literatos obedece nesuactlríis,amóvlequnostrapen el texto de sus airadas protestas . Mas la Comisión Organizadora no es enemiga de la Sociología, ni mucho menos . Por lo que a mi respecta, he de declarar que me preocupar grandemente las cuestiones planteadas bajo el dominio de esa ciencia y . si se advierte bien, en no pocos de mis escritos esa preocupación está presente . Lo está en el problema que discuto en estos precisos momentos, pues intento poner de relieve una curiosisima reacción cle nuestras mentes y en particular la que observo en los cultivadores jóvenes de las letras frente a una medida de carácter público . Sólo que yo me propongo introducir distingos donde ellos juntan pintorescamente cosas dispares . Desde luego, el ámbito de lo literario es ajeno por completo al terreno propio de la ciencia .Estaoperbunjtopreviamndt oycnaregl un método de rigurosa observancia . Es una faena de tipo puramente intelectual y de exigentes comprobaciones experimentales, según sea el área donde oficia el hombre de ciencia . En cambio, lo litera- 109 -

río se aloja en el mundo de la sensibilidad y es la intuición su resorte esencial . No puedo, ciertamente, confundir en un concurso literario, lo científico y lo artístico, a menos que se me demuestre, en forma convincente, que mis supuestos ideológicos y las distinciones metódicas que aduzco, como base de mi argumentación, son erróneos . Como fácilmente puede comprenderse, no pretendo desconocer la importancia que tiene la Sociología para el conocimiento de nuestra realidad, ni obra en mi ánimo tampoco, la intención de impedir que surjan trabajos meritorios sobre esos temas. Resultaría pueril suponerlo en una persona que siente la urgencia de elevar a lugar eminente cuantos esclarecimientos sean indispensables para llegar a una etapa de consciente organización en todos los aspectos de la vida nacional . Puedo afirmar, además, que ninguno de los miembros de la Comisión Organizadora del Concurso abriga la menor` prevención contra los asuntos sociológicos, v estoy casi seguro de, que comparten ampliamente los puntos de vista que sobre el particular dejo expuestos . En nuestra decisión han obrado determinantes de otra índole ya, por lo demás, adelantados en el texto del presente artículo . Sería fatal y nocivo para la cultura panameña que un certamen oficial que por primera vez se instaura de manera regular, mediante el respaldo de una ley, con la perspectiva de propiciar nuestro desarrollo, todavía muy parco, en el mundo de las letras, redujese sus pretensiones a pedir siempre unas mismas cosas, con notable perjuicio de otras que también tienen derecho a una consideración de primer plano . La Sociología, por su parte . tiene un campo magnífico y el verdaderamente adecuado en la Universidad, que, a lo largo de su existencia, no muy sobrada en años, ha ofrecido ya una buena cosecha de trabajos de alumnos y profesores, algunos publicados, otros aun inéditos . Col, la ventaja, por lo que a este tipo de producciones respecta, de contar los estudiantes con la guía inmediata del profesor, que permite evitar esas desviaciones de asunto y de método que han ¡techo estéril, hasta ahora, la sección de Sociología del Concurso Miró, como puede comprobarse con sólo recordar que los primeros y segundos premios no se han discernido a concursante alguno . Una tutoría intelectual no sería admisible, como también, por honestidad, debe reconocerse, cuando una persona pretende que se le



adjudiquen nada menos que los laureles de un torneo, pues en este caso lo único honrado es ofrecer el fruto del propio esfuerzo, cuyo mérito, en abierta y leal competencia, ha de conquistar el galardón codiciado o, por el contrario, el silencio estimulante que envuelve a los justadores perdidosos . Panamá, 28 de julio de 1949 . M

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II LA SECCIÓN DE LEYENDAS NACIONALES

En las bases del concurso ya publicadas, la sección de leyendas nacionales establecida este tiño, con un carácter muy circunstancial y transitorio, según allí se expresa con toda claridad, es, por cierto, la que aparece bosquejada con más pormenores . La Comisión, al instituirla, quiso dejar bien delineado su pensamiento sobre el valor y alcance que concede a una recopilación de esa índole, a fin de orientar a los posibles concursantes en la elaboración de sus respectivos trabajos . Cano podía inducir a equívocos el requerimiento acerca de un terna susceptible de inconvenientes interpretaciones, decidimos formular explícitamente las condiciones a las cuales deben ajustarse las contribuciones que se presenten . De esa manera, cada aspirante procederá sobre una base más segura y cl Jurado Calificador dispondrá, a su vez, de muy concretos elementos de juicio para expedir su dictamen. La Comisión no ha pretendido jamás que tal sección subsista durante varios años, inmovilizado el concurso y haciendo estéril su noble finalidad de propicia •, en. sus distintos aspectos, el desarrollo de la literatura panameña . Comprende bien que nuestra cantera legendaria no es inagotable y que resultaría contraproducente pedir, a la vuelta do uno o dos años, trabajos sólidos sobre ese tema, aun cuando, si se piensa, por ejemplo, en el inexplorado filón de la tradición que atesoran nuestros grupos indígenas, es lo probable que ella nos reserve una riqueza sólo a medias sospechada . No debe olvidarse, al respecto, que mientras más tocado de primitivismo esté un pueblo, con tanta mayor fecundidad elevará a un marco de poética fantasía los asuntos que conmueven hondamente su sensibilidad, pues la leyenda encuentra campo espléndido allí donde, por escasear

las explicaciones racionales a causa de un débil desarrollo intelec tual,demb spontáalimgcón forjando intercreadora ante el mistepretaciones que consuelan al hombre de su impotencia rio de lo desconocido. Mas este don de creación que toda leyenda envuelve, cuando tiene caracteres de autenticidad, es justamente lo que le confiere su inestimable valor como prueba de la mentalidad que singulariza a los habitantes de la comarca donde surgió . Todo un panorama de fecundos ingredientes psicológicos está implícito en el pasado legen dario de un pueblo . Todas las reacciones fundamentales de su men te ante los acontecimientos cotidianos, su capacidad poética, la en trega incondicional o condicionada en brazos de la superstición, la seguridad en las propias fuerzas o la humilde confesión de debilidad ante los arcanos del destino . Si queremos penetrar en la entraña conmovida de una coman» dad dada, si deseamos sorprenderla en el parto doloroso del cual surgen las reservas con las cuales debe enfrentarse ante los tremen .Eedcnosavfipgurálüm qdeanltuyrzsqecmiand ellas está el alma de la raza, desnuda y fértil n un tiempo, atestiguando su orfandad ante el misterio a la vez que su aptitud para poetizar aquello que no entra ni en el ámbito de sus recursos dominadores en el terreno técnico ni en la urdimbre tejida por sus facultades de raciocinio . A medida que un pueblo avanza en el camino de la cultura, deja atrás ese pasado brumoso, impregnado de gracias infantiles, de temores y esperanzas, que constituye el tributo obligado a la impericia de sus años mozos. Mas por ello mismo, ese pretérito ad. quiere una calidad y una significación de extraordinario valor. Representa nada menos que la cantera de su propia sustantividad, de sus características diferenciales respecto de otros pueblos . Porque en tanto que la cultura iguala y tiende fatalmente a uniformar, lo típico, o sea el fondo ancestral que camina junto a nosotros come herencia recibida de nuestros mayores, delata lo que tenernos de esencialmente propio y constituye la auténtica reserva de esa alma antigua que no quiere morir . Obsérvese la diferencia profunda que existe, desde este punto de vista, entre los pueblos de nuestro interior y las ciudades ter-

orinales del canal . Mientras en éstas no subsiste ya, sino como mercancía un tanto extraña y pintoresca en el tráfago cosmopolita que las caracteriza, ese mundo tan lleno de encanto representado por nuestros trajes y costumbres típicas, aquellos pueblos, cuanto más alejados de l a carretera y de las vías introductoras del progreso urbano, tanto más ricos se muestran en la conservación no adultera da del tipismo auténticamente panameño, y a ellos debe acudirse, como a única fuente segura, para conocer los restos, que se pierden por momentos, de nuestra tradición legendaria . La Comisión Organizadora del Concurso Miró observa con fundada aprensión el creciente desprendimiento que el cosmopolitismo y el progreso técnico implican respecto de esa vieja reserva de la cual arrancan nuestras maneras peculiares de ser. Cada pueblo de nuestras provincias, insensiblemente, se aparta de las cosas que antaño miraba con especial complacencia, para sumarse a las llamadas conquistas de la civilización, así en costumbres como en comodidades de tipo urbano . Estas últimas, desde luego, se justifican, y nada de objetable hay en ello, sino todo lo contrario . conviene enseñar a nuestras gentes, por apartadas que estén, a vivir mejor, con mayor sentido de la higiene, con progresivo anhelo de incorporar a su existenci a los beneficios que los adelantos técnicos modernos proporcionan al género humano . Mas aquí radica, por desgracia, el peligro de confundir lamentablemente unas cosas con otras, menospreciando por igual todo cuanto huela a reminiscencias del pasado . De suerte que también perecen, en favor de modas extrañas muy inferiores, las melodías que formaban antes el repertorio de los bailes, serenatas y fiestas nativas ; y el exotismo se introduce en los más apartados lugares, con su cortejo de vulgaridad y mal gusto . ¿Ganamos con ello? La respuesta es ocioso formularla . Un pueblo como Panamá, tan sometido, por razones bien conocidas, a intensas influencias extrañas, necesita cuidar, más que ninguno otro, de ese magnífico atuendo representado en las huellas de su pasado autóctono . Tiene que vivir, por fuerza, en una amorosa vigilanci a de los usos y tradiciones que constituyen su patrimonio 0 espiritual pues (le lo contrario corre el riesgo de desfigurarlo . perderlo

La alternativa, en cualquiera de los casos, sería en extremo



mo deplorable, pues envolvería una mengua considerable de su capacidad -de resistencia frente a las fuertes corrientes forasteras que operan a diario sobre su ser nacional . La Comisión Organizadora del Concurso Miró ha querido, a través de la sección de leyendas panameñas, propender al afianzamiento de nuestra personalidad mediante un vuelco retrospectivo a las fuentes de donde arranca la existencia que hoy nos toca vivir . Robustecerla con esos viejos aromas, que nos harán volver, en una pers pectiva de añoranzas, a tiempos que se pierden en una lejanía de gratas recordaciones, es tarea de positiva importancia . Para sentir como nuestro el suelo donde nacimos, precisamos aniñar el alma y sumergirla amorosamente en la poesía del pasado . Panamá, 31 de julio de 1949 .

DICTAMEN SOBRE LA SECCIÓN DE NOVELAS w

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Panamá, 12 de mayo de 1949 . Señor Presidente de la Comisión Organizadora del Concurso Literario Ricardo Miró, E . S . M. Señor : Nos dirigimos a usted, en nuestra condición de miembros del Jurado designado para dictaminar sobre el mérito de las novelas presentadas al Concurso literario Ricardo Miró correspondiente a este año, con el fin de rendir el informe que el examen detenido de los aludidos trabajos nos ha aconsejado .

Para llegar a una decisión el Jurado ha tenido muy en cuenta la finalidad del concurso, que, en nuestro sentir, propende muy principalmente a fomentar el cultivo de los géneros literarios en un país que no cuenta aún con un desarrollo cultural robusto ni, por lo tanto, con autores destacados en los distintos aspectos de la producción artística . Mas ello no puede implicar, sin embargo, la aceptación de un criterio de mansa tolerancia quo prescinda de una cuidadosa estimación de méritos para discernir premios sin discriminación alguna . Si tal aconteciera, se desvirtuaría lamentablemente la índole y acaso la más alta aspiración, del concurso, cifrada en el progresivo enriquecimiento -de nuestra producción, mas con exigencias crecientes de calidad estética . No tendría sentido y mas bien Causaría sensible perjuicio en el orden cultural, un acrecentamient condesliatrupnmeñabsdtérile mediocridad . Sentado, en sus líneas generales, el criterio con que conviene proceder en estos casos, nos referiremos ahora, en particular, a las obras que hemos examinado . Varias de ellas no reúnen los requisitos elementales que requiere esa especie literaria conocida con el nombre de novela, Ni siquiera el relativo a la extensión, pues casos hay que en el reducido límite de doce o de veinte páginas mal pueden insinuar, ni remotamente, el desarrollo de una trama novelesca. Se advierte en estos y otros trabajos que sus respectivos autores no SO han detenido a pensar en la seriedad ni, por supuesto, en las exigencias técnicas que supone el decidirse a escribir una novela . Tampoco han valorado le importancia, finalidad y decoro intelectual que sugiera un concurso como el patrocinado oficialmente por el Estado bajo la comprometedora advocación de nuestro máximo poe ta, cuyo nombre, al suscitar, como sería deseable, una reticencia compulsadora de fuerzas en los presuntos concursantes ; debiera ser símbolo de ideal de perfección al par que de respete a las altas cimas del arte . Por las razones enunciadas, que consideramos innecesario puntualizar en cada caso, el jurado no ha podido tomar en cuenta los siguientes trabajos entre los que le han servido de base para dictar el fallo, sin que esto signifique, claro esta, que no haya diferencias . de mérito relativo entre unos y otros :

Título

Seudónimo . Principiante Istmeño , .

Viva la revolución

Aures . . . . . . . . . . . . . . . .

Linda o la leyenda de la Gloria

Félix . . . . . . . . . . . . . •

La Precursora

Juan Morel . . . . . . . . . . . . El Lider Steplmn Zweig . . . . . . Vidas descentradas Apocalipsis La novia perdida Las cuatro obras restantes -pues fueron diez las presentadas al concurso- concentraron la atención del Jurado en las deliberaciones conducentes a recomendar los premios . Declaramos con entera honradez que ninguna ofrece tal cúmulo de excelencias como para salir airosa en un riguroso escrutinio . Mas, corno ya dejamos expuesto, la literatutura panameña, que no ha llegado aún a esa hora de ma durez en que los frutos adquieren plenitud y sazón adecuada, pide un margen de comprensión estimulante en este su momento de activi dad germinadora . Cada año será necesario juzgar con mayor severi da los trab jos que se pres nten, porque deb presumirse un progresivo aleccionamiento técnico en los concursantes, sobre la base de las experiencias precedentes . Hecha esta salvedad, permítasenos ordenar del modo siguiente las cuatro novelas a que aludimos : Seudónimo

1-Pablo Picota . . . . . . . . . . Tierra

Título adentro

2-Gil Serrano . . . . . . . . . . Fuera de ley 3-Eustace Barnack . . . . . . . . En la cima mueren los suicidas 'i-Cuasimodo . . . . Julia Tierra adentro es, en nuestro concepto, el trabajo que más se destaca y recomendamos que se le otorgue el Primer Premio -del concurso . Por primera vez en la novelística panameña -y ello es un síntoma de prometedores avances- se ensaya, con trazos firmes, la creación de un personaje : Andrés Picota, el protagonista . Es el ti-

tipo del terrateniente ensoberbecido, que avasalla y reduce a la miseria a modestos dueños de tierras, guiado por una insaciable codicia alíada a una insana pasión dominadora . La figura crece considerablemente a medida que el autor, en la sucesiva presentación de los hecho= novelados, agrupa en torno suyo, concebidos con una técnica de contrastes que hace resaltar los rasgos peculiares de cada uno, a los demás personajes, haciéndoles actuar en un medio rural captado con penetrante capacidad de observación . La trama se desarrolla con interés creciente, según el ritmo que marcan las actuaciones de Picota •v sus satélites, a cuyo favor se dibujan cada vez con mayor claridad y dramatismo las fisonomías psicológicas . Hay indudable unidad artística en la obra, conseguida a través del protagonista . Y se prepar a cuidadosamente el desenlace con un sentido de justicia poética que incluso asegura la redención de Picota, salvándole de la odiosa impresión que sus desplantes causan a lo largo del libro Adolece, no obstante. Tierra adentro, de bastantes incorrecciones de lenguaje que precisan una cuidadosa revisión antes de que la novela llegue a la imprenta .

mios de tiempo, no preparó en forma adecuada el desenlace, que so breviene precipitadamente . Gira la trama en torno a un matrimonio mal avenido, en cuyo seno surge, como elemento de conflicto, le hermana de la esposa, que llega a convertirse en amante del marido y termina por suicidarse . Intervienen, además, otros personajes. Hay incursiones en distintos escenarios panameños, que a veces no se ensamblan bien . El autor pudo, pues revela cultura y don de observación, elaborar mejor la materia novelesca . La distinción quo sugerimos tiende a estimularle, a que pruebe sus fuerzas con mayor meditación y empeño . Recomendamos que se conceda a Julia una Mención Honorífica, de conformidad con las bases del concurso . El libro aunque, en general, está bien redactado, no llega a ofrecer una trama novelesca que destaque con fuerza y relieve el ambiente de los tiempos colombianos, a los cuales se circunscribe . Tampoco hay personajes que impriman, con una robusta caracterización, densidad y firmeza a la novela. Consideramos de mayor mérito la pintura del medio rural en que se desenvuelve la protagonista antes de llegar a la capital, Son interesantes el viaje de traslado a Panamá, la visión de la vida a través de una muchacha provinciana que se sugestiona ante la próxima visita a la ciudad desconocida, El baile de máscaras, los incidentes de la intriga amorosa, la enfermedad súbita del novio, el repentino rompimiento de relaciones por parte de Julia, el desenlace de la obra no están, en cambio, concebidos con acierto . Señor Presidente de la Comisión

o rgan i za d ora .

EN LA ENTREGA DE PREMIOS DEL CONCURSO RICARDO MIRO (1956) Es privilegio de los grandes espíritus vivir después de la muerte en el recuerdo v admiración de la posteridad . Cuando abandonan su envoltura terrena, comienza para ellos una nueva vida, más fe cunda y prolongada en el tiempo, no sujeta a las contingencias y vaivenes que amargan el discurrír de los días mientras pertenecen a la casta de los simples mortales . Tal acontece con Ricardo Miró, el gran lírico de nuestro Istmo, que conquistó, a través de sus versos, el señalado honor de constituirse en símbolo de la poesía panameña, y bajo cuyos manes propicios se convoca cada año una justa de lidiadores de las letras que tiene dignísimo remate en el acto solemne, prestigiado esta vez con la presencia del Excelentísimo Señor Presidente de la República, en el cual se hace entrega cle los premios otorgados a los vencedores. Ricardo Miró triunfa cada año con quienes obtienen los laureles del concurso, Con cada nuevo rosal que florece en el jardín de la lírica panameña . Y el país crece también en frutos de espiritualidad, cuyo valor no se mide con guarismos de orden numérico . Los pueblos necesitan de sus poetas, como de médicos, legisladores, ingenieros y economistas . Al lado del crecimiento material, de las obras que entonan un canto permanente al progreso y al bienestar de los ciudadanos, existen urgencias de otra índole cuya misión es liberar al hombre de la tiranía de los apetitos y ambiciones puramente físicas, para elevarle a zonas donde no le esclavicen las tendencias de su naturaleza animal . El angel y el demonio que se disputan el señorío del ser humano tienen un campo y una dirección que se oponen de modo perma net,ysilgundopret hilonatrsdepomina

las fuerzas desenfrenadas de la codicia y de las bajas pasiones, el primero procura desasirlo de esas fuertes ligaduras para conducirle a regiones de plácida beatitud, donde aniden pensamientos más altos y sentimientos más puros. La misión del artista, cuando guía sus pasos un impulso izdaeolr,cnstpeiamn,dpurlaviesucontid repugnantes y groseros, transportándose, en alas de la imaginación, a un mundo de más alta jerarquía estética . Cuanto más degradante y encenagada sea la realidad circundante, gracias al imperio de los apetitos desenfrenados, del odio, la desconfianza y la explotación inemriscod unhmbreso t,anmásurget que el poeta muestre a los seres endurecidos y encanallados cómo aún queda una senda de liberación, un puerto no contaminado donde arrojar el ancla . El poeta nos transporta a un mundo de mágico encanto . Los conceptos fundamentales ele la ciencia, las medidas exactas de la física o la geometría, las verdades matemáticas o astronómicas, las comprobaciones de la química o la biología, nada tienen que ver con la peculiar estructura de la creación poética, cuyos sutiles engarces burlan plácidamente los más apretados teoremas . Pero ese mundo creado por el poeta tiene un poderoso encanto : nos conmueve el idilio entre el ruiseñor y la luna, sin importarnos su imposibilidad biológica o física . Nos proporciona un extraordinario goce estético el saber que la luna, herida por los requiebros del ruiseñor, se ha bajado al estanque, en donde aquél, henchido de amor ante la imagen celeste reflejada en el agua, consuma su mágico transporte bebiéndose la luna trago a trago . Y si piensa en la patria, sabiéndola pequeña en su extensión geográfica, el poeta reduce metafóricamente sus proporciones hasta cobijarla bajo la sombra de nuestra bandera, y aun la concebirá tan diminuta como para llevarla de modo permanente, cual reliquia de concentrados afectos, dentro de] corazón . El don de la intuición poética, unido al valioso recurso de la imagen, asegura al artífice d e] verso el privilegio de transfigurar la realidad y de construir con los elementos que de ella extrae un orbe de gracia y de fantasía cuyas coordenadas escapan a toda previsión científica . Mas en esto reside, justamente, el embrujo enterrado en toda poesía auténtica . Cuando se acerca demasiado a la -120-

prosa de la vida, el encanto se desvanece y huyen los poderes alucinantes con que aprisiona la sensibilidad . n * Instituido por ley el Concurso Miró para fomentar el desarrollo de la literatura panameña, viene cumpliendo esa misión año tras año, si bien con restricciones que la Comisión Organizadora ha patrocinado algunas veces para dar cabida a secciones que no lson ite. Se alega que con ello otros aspectos ¿e la cultura nacional rarias como son la música, la pintura o la escultura tienen la oportunidad de ser estimulados oficialmente . A mi modo de ver, la ley contempla, ante todo, la celebración anual de un certamen literario, y tiende primordialmente a propiciar el crecimiento de las letras, que han tenido en nuestro medio muy escaso cultivo, y ese retraso nos coloca a la zaga de otros pueblos del continente . Si en lugar de tener presente, de modo constante, ese propósito esencial, orientamos el Concurso Miró hacia el cumplimiento de finalidades distintas, es lo probable que no se consiga ni el avance literario apetecido ni tampoco el desarrollo de actividades cultura p.Elreoscdtafínmiódeultra es mucho más complejo que el de otras formas de la creación artística cono la pintura, la escultura o la música . Estas últimas se desen vuelven en una sola dirección, mientras que, aquélla se diversifica en las categorías estéticas que se conocen con el nombre de géneros literarios . la poesía suele ser el primero que, despunta cuando los pueblos comienzan a despertar, haciendo de su lengua un instrumento creador . Así podemos observarlo en las naciones próceres del] viejo continente y de igual modo acontece en las surgidas con posteriori dad en el mundo nuevo de América . En radio más reducido se com prueba el fenómeno si examinamos los primeros indicios de inquietud literaria en el medio panameño . Mas la sola poesía no basta para configurar los contornos de una literatura . Ella es era de sus ramas, importante p fundamental sin duda, pero no . la única . Las demás llevan una marcha más lenta, requieren mayor madurez y en riquecimiento espiritual . Necesitan, como en el caso nuestro, un estímulo plural, que no se circunscriba a un solo género y descuide los otros . como acontecería si el certamen establecido bajo la advoca-

ción de Ricardo Miró restringiese la parte literaria a una sola sec ción para dar cabida en las restantes a otras manifestaciones cultura.les Parece lo más cuerdo, en vista de lo expuesto, mantener el concurso dentro de sus lineamientos iniciales, para que pueda contribuir eficazmente al desenvolvimiento integral •d e la incipiente literatura panameña ; a menos que, conservando la estructura tripartita actual en lo concerniente a aquélla, se instituyan por ley otros premios que promuevan por separado el desarrollo de otros sectores artísticos . El teatro, por ejemplo, no tiene casi cultivo entre nosotros . Siendo, como es, uno de los géneros de más antigua prosapia, que adquirió en los tiempos griegos un emprendedor raras veces igualado, su existencia imprime carácter y concede, por así decirlo, derechos de ciudadanía artística . No es de las actividades literarias que echan a andar, como la poesía, tan pronto brotan en un suelo dado los primeros artistas de la palabra escrita, El manejo del diálogo, que es resorte esencial de la dramática, ofrece no pocas dificultades, entre ellas la de mantener a cada personaje dentro del ámbito psicoló gico,salymrenquslhaconebid,Elsarode trama, el empleo de los recursos dramático, el planteamiento del conflicto, la gradación que conduce con pisó seguro hacia el desenlace, son otros tantos problemas que no pueden resolver con acierto los autores noveles . Mas por estas mismas razones que colocan al teatro en proceso de crecimiento lento e inseguro en sus principios, se impone la conveniencia de promover de manera constante la pro ducción de obras dramáticas mediante una recompensa anual para aquéllas que alcancen más alta jerarquía estética . Los frutos hasta ahora obtenidos, entre los que descuella la comedia Un Angel de Renato Ozores, durante las contadas oportunidades concedidas al teatro entre los temas abiertos a concurso , confirman la necesidad de auspiciar con más frecuencia su inclu .siNóonepuldtra qeungérocasi ausente entre las preocupaciones literarias de autores nacionales co bred pront,conapricones porádicas,elimpulsoyvigor ndispensables para incorporarse al caudal permanente de nuestras letras, a menos que se estimule con calculada insistencia la producción de obras dramáticas . - 122 -

Y digo lo mismo de la novela, aun cuando por el hecho de ha berfiguradomayornúmerodevces ntrelas ecionesdlconurso, tiene ya en su haber una cosecha de mayor calidad y abundancia . En tanto que el poeta, por las exigencias selectivas y depura . dores de su arte, que le constriñen dentro de recursos estilísticos muy peculiares, no puede permitírse una amplia libertad temática, y halla de preferencia sus incitaciones en aristas o rasgos desprendidos de seres y cosas que hieren su sensibilidad, el novelista, en cambio, tiene un ancho campo de observación en el variado espectáculo del mun d o circundante. La vida, con la complejidad de sis problemas, los diversos tipos de seres que forman el conglomerado seria¡ ; costumbres y paisajes, hechos del pasado y sucesos del presente, todo cuanto abarca, en fin, el escenario de la aventura humana, puede ingresar en el marco amplío de la novela . En este sentido se presta admirablemente para que, a través de autores y concepciones distintas, se haga posible una visión animada y abarcadora de las peculiaridades de una sociedad, de una comarca o de un pueblo . Con las novelas premiadas en el Concurso Miró y con otras aparecidas en ocasiones diversas se va ganando ya una perspectiva interesante del ambiente panameño, que cobrará mayor realce a medida que nuestros autores, con más destreza y dominio de los recursos del género, produzcan obras que superen cada vez más la calídad hasta ahora conseguida . Con El Tesoro del Dabdbe, de Méndez Pereira, Tú sola en mi vida, de Julio B . Sosa, y Los Desertares, de Ramón H. Jurado, se ha logrado una afortunada incursión en el campo de la novela histórica . San Cristóbal, de Jurado, nos introduce en el medio campestre, con algunos vigorosos trazos de figuras rústicas destacadas en su propio paisaje, al mismo tiempo que abre un amplio mirador para mostrar la tragedia de los trabajadores explotados por una fuerte empresa . José A . Cajar Escala, en El Cabecilla, nos coloca ante otra grave carcoma de la vida nacional : el juego astuto y mal intencionado de los jefes políticos provincianos, que abusan de la ingenua credulidad del campesino, seduciéndolo con falsas promesas, muy pronto olvidadas, y provocan con sus malos procederes una justa reacción de rebeldía, castigada luego sin misericordia, Mirado todo esto sobre un fondo regional, que pone. d e relieve el fervor religioso y el entusiasmo popular de las fiestas patronales, las costumbres, angustias Y penurias de nuestro hombre del campo . El señor don Cosme, obra -223-

con que ingresa en la palestra literaria Acracia Sarasqueta, demostran do finas dotes de observación y acierto en los valores descriptivos, es otro encendido alegato contra los culpables manejos del cacique político interiorano, en quien la astucia se da la mano con la . Tierra Adentro, escrita por Manuel de J . Quijano, presenta malevonci el problema del latifundismo, con la secuela de irritantes despojos de que son víctimas las gentes humildes, mediante la complicidad de funcionarios venales . Plenilunio, de Rogelio Sinán, utilizando una técnica novedosa . ofrece una visión sombría, no ya rural, sino de un sector doliente de la ciudad capital, donde se agitan seres psicológica y moralmente deformados . Lana Verde, la novela premiada de Joaquín P . Beleño . es, a su lado, otro cuadro de la vida capitalina . pero con hombres y escenarios distintos. Es la existencia triste, entre miseria y a ndrajos. de los barrios pobres de la ciudad, y también un violento memo rial de agravios contra el despotismo racista del hombre blanco acan tonado en la Zona del Canal, Más recientemente, La Calle Oscura, de Renato Ozores, nos suministra otra documentada visión del am bientcaplo,regidanlsferhumids,yenvaíl preocupación de llevar a la novela el eco palpitante de la realidad panameña . He querido demostrar con los ejemplos citados que nuestra novelística se adentra ya, par sendas diversas, en la búsqueda de valores que den razón de los tipos humanos, el paisaje, las costumbres, el ambiente del campo y de la ciudad, los problemas sociales y políticos, las injusticias y desigualdades que síembran el descontento y desencadenan. la desgracia . Cuando ese ar te haya crecido suficientemente será espejo donde se proyecte con trazos vigorosos una imagen cabal del pueblo panameño . pare enmienda de propios y conocimiento de extraños . El documento literario sería, de tal modo, un vigoroso correctivo para los excesos del optimismo patriótico y una fuente saludable de enseñanzas que sirvan para enderezar el rumbo, si llevásemos camina equivocada . La voz pura del artista, que no tiene compromisos sino con su propia conciencia, cuando es noble y honrada puede prestar inestimables servicios no la marcha de la humanidad . Algo debo decir, además, sobre otro género literario que ha fifigurado en distintas oportunidades entre las secciones del Concurso Miró . Me refiero al ensayo. Siendo un producto de la capacidad - 1 24 -

discursiva de la mente humana, cuando se proyecta inquisitivamente sobre un asunto, procurando examinarlo con el mayor decoro intelectual, tiene, además, atributos de creación literaria en cuanto refleja la sensibilidad del autor, su capacidad expresiva desde el punto de vista del estilo. No puede el ensayo vestirse con desaliño ni adoptar la desnuda frialdad de una obra didáctica . No reclama el rigor expositivo ni las exigencias técnicas de un tratado científico, pero debe revelar capacidad analítica, sentido crítico y originalidad de concepción . Las dificultades con que tropieza su aquilatamiento entre nosotros residen en la libre espontaneidad con que se presentan al concurso trabajos que caen fuera de su órbita, acaso porque sus contornos no están trazados con rigurosa precisión y los participantes se atienen a su personal iniciativa, sin sujeción a normas orientadoras . Pero ello no debe ser óbice para que se patrocine su cultivo, con la esperanza de elevarlo a la categoría literaria alcanzada en medios de más denso desarrollo espiritual . Debo añadir, para terminar, que si bien el Concurso Miró ha sido instituido con la finalidad patriótica de estimular el desenvolvimiento do las letras nacionales, esa finalidad ha de cumplirla a través de un proceso de selección cada vez más exigente . No se trata de favorecer la producción con un criterio de benevolencia estimulante, que descuide la aquilatación de méritos, es decir, los requisitos primordiales que una obra debe reunir en materia de técnica y de estilo . Si de tal manera se procediese, sólo conseguiríamos, a la vuelta de los años, una literatura enclenque y sin personalidad, carente de cualidades artísticas, sin vigor ni acento propio, que no resistiría una mediana comparación con las que crecen en otros pueblos del continente . Y tales resultados no llegarían a justificar, de ninguna manera, las previsiones de Ins fundadores, ni los esfuerzos que se realizan para mantener el certamen, ni las esperanzas que todos fincamos en un decoroso florecimiento literario . No podrían satisfacer la medida de nuestro orgullo ni colmar los anhelos de nuestro patriotismo. El ob jetivo central del Concurso Miró ha de colocarse, por tanto, en la posibilídad de hallar, mediante una acertada y exigente selección anual de los trabajos más destacados que se presenten, lo que pueda ser la mejor expresión de lo panameño en el mundo del arte .

RODRIGO MIRO Y NUESTRA HISTORIA LITERARIA LA VOCACIÓN No es caso frecuente, en la vida espiritual de un pueblo, joven, encontrar una tan firme y decidida consagración como ésta que Rod rigoMó,pahnrsuy atifcóndesuompatri, demuestra hacia las letras de su tierra, a pesar d e la escasa estima con que, en un medio como el nuestro, tan apegado a los afanes de aprovechamiento material, se miran tales esfuerzos de patriótico desinterés . Rodrigo Miró no ignora . según diré más adelante, estas resistencias ambientes . Las conoce perfectamente, como quien padece sus efectos, y hasta procura averiguar su origen y formular una inter .Apcraestoiuóndfmreqélas,prdójicment, lugar de cercenar sus impetus, los redoblan y aquilatan, mediante, una doble reacción emotiva : de rebeldía la una contra esas taras que entorpecen el desenvolvimiento espiritual de la nación ; de vigorosa aspiración constructiva la otra, en el sentido de propiciar con su esfuerzo el advenimiento de una hora de mayor comprensión . Todo lo cual pone de relieve el temple moral de este hombre joven, que escogió desde mozo una misión ponderosa, a la cual ha sido invariablemente fiel durante dos lustros, sin vacilaciones ni desmayos . Evidencia, además, de que es un decidido creyente el, los valores del espíritu, no susceptibles de cálculos más o menos ventajosos. Rodrigo Miró no so impone la tarea enunciada por imperativos externos. Nadie lo constriñe a dedicarle, como lo hace, buena parte de sus energías, que en su caso no son, con exclusividad, de orden intelectual . La escasez de fuentes de información documental que - 12 6 -

padecemos oblíga a largas y pacientes búsquedas, no pocas veces infructuosas ; de modo que el investigador no cuenta con la reunión y ordenación previa de aquellos materiales a los cuales necesita acud ir sino que d be construi se u pro i rep rto i nformativo, apelando en ocasiones a la generosidad de algún otro meritorio copartícipe en el mismo sacerdocio . Nuestro joven erudito pone tenor y devoción en su labor . Quizá por ello ha logrado ya realizar un trabajo de considerable importancia, no por la extensión ciertamente, que no permite suponerla la parquedad de nuestro desenvolvimiento literario ; mas si por los surcos que deja abiertos, que constituyen a estas horas una reveladora demostración de lo que ha sido aquél en su trayectoria histórica . De tal modo está compenetrado Miró con su tarea que en ella procura interesar a las personas en quienes advierte algún interés por las cosas literarias . Su vocación (le investigador de las letras patrias traduce, según veremos, una preocupación de más largo alcance, en la cual concentra su honda emotividad de panameño .

VALORACIÓN DE LO PANAMEÑO En Rodrigo Miró se advierte, no obstante su juventud y la del pueblo a que pertenece- algo que bien podría llamarse un patriotis mo de conciencia histórica . Despojado de ese tropicalismo verba lista que tan fácilmente degenera en algarada callejera, frondosa de gritos y huérfana de sentido, siente la necesidad de buscar en el pasado, como en terreno de mayor consistencia, respuestas a las inquietudes que le atosigan . Es, desde luego, un disconforme . Sin rastrear en sus convicciones de orden político, que representarían la posición adoptada ante los posibles caminos que hoy se reparten las inclinaciones de los hombres, su rebeldía, en cuanto al orden de su,,; preocupaciones nacionales se refiere . arranca de raíces más locales . Es el resultado de un apasionado examen de las circunstancias que le rodean, en las cuales no halla la atmósfera favorable que sus ansias procuran . Y cuando esto ocurre, el disconforme acomete la tarea de crearse, con sus personales recursos . un repertorio de soluciones más a tono con la propia individualidad . En el Proemio de su reciente libro Teoría de le Patria dice Rodrigo Miró : - 1 27 -

"Estas páginas soslayan, pues, la crítica literaria . Y tie nen su raíz en causas ajenas a la pura literatura . Son simples ejercicios civiles, tentativas encaminadas a formular, para uso propio, una teoría do la Patria . Desprovistas de toda pretensión, me ofrecen como una experiencia personal" . En varones cle edad avanzada que dejan a sus espaldas una vida laboriosamente consagrada al estudio, puede explicarse sin dificultad, como resultado de meditaciones surgidas en el diario contacto con los materiales de investigación, esa condensación de tipo histórico en que el conocimiento amasado es como el fruto natural de una prolongada experiencia . Cuando los términos se invierten y es un hombre joven el que siente la urgencia de pedir respuestas a la historia, no ya como conc lusionedrva lestudio,ncmatezsprgunta que su temperamento le dicta, debe pensarse, para justificar la extrañeza,ncirustanomlesd inoelcas prud uce, de suerte que las mentes preocupadas se hallan compelidas a buscarse por sí mismas sendas orientadoras . Y esta es la situación de Panamá . Incorporados durante cerca de un siglo a la vida colombiana, sin forjar a través de esa unión los vínculos de una solidaridad indestructible, v lanzados luego a la existencia independiente, en medio de peripecias que les estorba ban al libre desenvolvimiento, los panameños no han podido sentirse dueños de su destino durante una época suficientemente larga, dentro de la cual les fuese dado tejer con manos diligentes la urdimbre de su propia sustantividad . Miró señala con acierto dos fenómenos importantes (te la historia panameña e pueden, a mi modo de ver, concatenarse. Es el uno esa condición de pueblo sometido que no terminó, como en otros países del continente, al cesar la dominación española . Es el otro el retraso en el desarrollo cultural, que se refleja, como es lógico, en el desenvolvimiento literario (1 .) . No se advierte, por lo mismo, una marcha progresiva y continua, sino, mas bien, la aparición (1)

Véante. en Teoría de la Patria, Buenos Aires, 1947, los capítulos Esquema de la evolución económica y política del Istmo y La Literatura en Panamá . - 128 -

de individualidades aisladas . Sólo cuando el país, tras largos forcejeos, parece adquirir conciencia de sí mismo, su personalidad comienza a dibujarse con caracteres más definidos y el proceso literario se encauza también dentro de un ritmo evolutivo . Frente a factores de signo negativo como los anteriormente enunciados, a los cuales se junta, agravándolos, cono secuela de la construcción y funcionamiento del canal interoceánico, el acento rudamente mercantil que parece presidir la vida panameña de la hora actual, no sería de extrañar la pobreza de nuestro contenido artístico . Aparte de que, por carecer hasta ahora de estudios encaminados a comprobar la verdad de una tal presunción, ella ha circulado cono juicio bastante extendido, aun fuera de nuestras fronteras. Es un deber honroso reconocer que la tarea de indagar, compelido por ese cúmulo de circunstancias adversas, si se justifica esa descalificación que nos coloca en plano tan desfavorable, la viene realizando Rodrigo Miró con patriótico empeño . Su mérito con siste en que no ha querido, por honestidad intelectual, sumarse pa usnivgaemtodlcr negaos,itmpcensaydo necedad patriotera, afirmar de modo rotundo, sin beneficio de prueba, la existencia de una floreciente literatura nacional . Por el contrario, ha preferido el recurso parsimonioso pero seguro de la búsqueda paciente, que no se paga de súbitos deslumbramientos pero conduc e finalmente, por senderos azarosos, a la eficacia comprobada de los resultados . Ahora bien, por más que los frutos de la indagación contradigan l a posición negadora, debe aceptarse, en honor a la verdad, que nuestro ambiente está cargado de prejuicios contra la función intelectual, que no la favorece ni respalda . De modo que el dedicarse a actividades desinteresadas de creación artística es poco menos que n ejercicio heroico, sujeto a lamentables contingencias . No se trata, claro está, de un rechazo violento y hostil, sino de indiferencia, cle escasa estima . Son otros los menesteres que se disputan la atención preferente de nuestro medio . Ni es empresa fácil luchar contra esta indiferencia . Gracias, sin embargo, a los esfuerzos de Rodrigo Miró las figuras olvidadas, los jalones, aunque precarios, de nuestro desarrollo cultural, han sido sometidos a un proceso de valoración, que permite presentar - 1 29 --

ante propios y extraños la contribución modesta de los panameños a las letras hispano-americanas . Si no constituimos una lucida aportación en ese magno recuento, al menos no será posible desconocer que hubo en esta tierra gentes que, a despecho de factores adversos, supieron rendir culto a los valores del espíritu . IDEAS CONDUCTORAS

El criterio con que Miró orienta sus investigaciones históricoliterarias me parece, en general, acertado . Se comprende que el contacto con los materiales que ha debido manejar durante un puñado de años para elaborar sus trabajos y la comparación con los puntos de vista advertidos en el estudio de otras literaturas hermanas, le han permitido forjarse una orientación básica que le salva de tanteos ineficaces, procurándole, en cambio, la oportunidad ¿le aquilatar y depurar sus procedimientos de investigador . Los mismos prejuicios circulantes en torno a la vacuidad espi erlitpuaobdm neñolictarnpes si existe o no una literatura que pueda rubricarse con nuestro nom .Yb'repasozunlcióhbodefjarsnligfcado peyorativo que el público indistinto de Panamá suele dar a la palabra literatura y, como término de contraste, en la exageración romántica, tardíamente arraigada, con signos de perduración en 'tierras americanas, que vincula el fenómeno literario a la aparición insólitade hombres geniales . Desechando la impropia descalificación de los unos y al mismo tiempo la imagen hiperbólica de los otros, Miró ha preferido situarse en posición más ajustada a la experiencia histórica, procurando desentrañar lo que haya de valor emotivo y de expresión artística en las producciones, ya de nuestro pasado, va de las generaciones presentes . Es de notar, además, que Miró concede un gran valor a las ma nifestaciones literarias como índice diferenciador de nuestras modalidades nacionales, en lo cual tiene razón, desde luego . Es más, plantea dramáticamente la urgencia de robustecer la personalidad panameña, tan socavada por poderosas influencias extrañas, apoyándola en aquellos productos que más hondamente revelan la intimidad de nuestro ser, entre los cuales la literatura ocupa lugar prominente . - 130 -

Esta necesidad de forjarse un cuerpo ; de ideas orientadora, sobre nuestras maneras peculiares de sentir, acerca de las modalidades éticas y espirituales que nos distinguen" determina los afanosos empeños con que Rodrigo Miró se sumerge en el pasado literario de su patria, ávido de encontrara esas razones íntimas, no por ignoradas menos ciertas, que imprimen carácter y sentido a nuestro ser' histórico . EL METODO Avalora estos trabajos que con tanta diligencia Rodrigo Miró viéne preparando acerca de las letras panameñas, la ejemplar seriedad que preside sus investigaciones . Ha comprendido bien que ninguna obra de aspiraciones constructivas puede cimentarse sobre bases deleznables, que denuncién improvisación o imperdonable ligereza . Sabe que no pocos dé los males que nos afligen, retardando considerablemente nuestro avance como pueblo, nacen de la alegre despreocupación, de la escasa responsabilidad con que los ,hijos de esta tierra acometen las tareas individuales que les conciernen . Una exigéncia de honestidad para consigo mismo y un sentido elemental de consideración hacia los posibles lectores, a quienés no es lícito engañar con futilidades debieran guiar, por el contrario, al trabajador intelectual si, quiere, además, que sus producciones gocen de un merecido crédito . Y en cuanto hace relación a la crítica literaria, hora es ya de abandonar esos intentos fallidos que resbalan sobre una obra o un autor sin ensayar una verdadera aproximación comprensiva, sin proyectar ninguna luz esclarecedora . Se suponé, en efecto, que a través de un estudio seriamente meditada puede el curioso encontrar seguras vías de acceso al libro en cuya lectura está interesado . Mas esto no siempre acontece, o por falta de competencia en el presunto crítico, o por el apresuramiento, hijo de una deficiente información, con que ha formulado su juicio . Los trabajos que lleva realizados Rodrigo Miró no adolecen de esas lamentables fallas . Cuantos lo conocen de cérca saben quo en la labor de allegar datos, reunir materiales impresos o compulsar documentos, pone especialísimo interés . Dispone hoy, gracias a sus diligentes esfuerzos, de la información más copiosa que entre nosotros sea posible obtener acerca de las letras panameñas . Lo

cual no es decir poco si se tienen en cuenta las serias dificultades que entorpecen una empresa de esta índole en un país que se ha preocupado muy escasamente de conservar y ordenar las huellas de su pasado . No hay, en efecto, institución oficial que pueda ufanarse de guardar en sus anaqueles colecciones más o mena : completas de libros, periódicos y revistas publicados en nuestro suelo . Y si a esto se junta, come colaboración no solicitada pero de imponderable eficacia, la implacable obra destructora de los insectos devoradores de hojas impresas, se tendrá un cuadro nada consolador que no se proyecta, sin embargo, con efectos do negación absoluta merced a contados y meritorios esfuerzos de iniciativa privada . En las indagaciones dé tipo histórico el allegamiento previo de las datos documentales, la consulta exhaustiva de las fuentes bibliográficas constituyen una etapa de cumplimiento indispensable . Sin ella no hay construcción posible ; y bien puede compararse a esa cuidadosa operación inicial de colocar los cimientos, sin los cuales toda obra arquitectónica está condenada al derrumbe . Pues bien, Miró, como investigador, es circunspecto y honrado . Se puede estar seguro de que no hará afirmaciones caprichosas ni arbitrarias, amparado en la credulidad del lector . y como ha ido a la historia do su patria con el anhelo personal de buscar esclarecimientos que sus propias inquietudes reclaman, es el principal interesado en no engañarse bajo el señuelo de apariencias seductoras, Se nota, además, en sus exposiciones . un sentido de la sobriedad que se aviene bien con la índole de los asuntos que trata . Frente a ese tipo de crítica improvisada que convierte la función estimativa en una especie de amartelamiento empalagoso con mucho de frivolidad y muy escasa sustancia analítica, Miró ensaya una apreciación más concreta y ceñida al asunto que le ocupa, sin perderse en digresiones inútiles . Con lo cual logra ajustarse a una norma de objetividad que le preserva de extravíos apasionados y de vacuos retoricismos . LOS RESULTADOS

¿Ha obtenido Rodrigo Miró, a lo largo de sus búsquedas, esa definición de lo panameño que tanto le preocupa? Alguna vez ha -732-

declarado también que le interesa comprobar si puede hablarse, con verdad, de una literatura panameña . Como, según ya queda expuesto, considera que ha de buscarse en lo literario una fuente de singular valor para conocer las interioridades de un pueblo, es claro que la confirmación plena del segundo objetivo enunciado llevaría envuelta implícitamente la resolución del primero . Así parecen indicarlo, junto con el título Teoría de la Patria que el autor antepone a la impresión en volumen de los trabajos elaborados durante un lapso aproximado de diez años, los tres ensayos de interpretación histórica que rematan el libro . En estos últimos Miró abandona ya la consideración directa de los hechos literarios para hacer incursiones cle perímetro más amplio en nuestra realidad política y económica y para intentar una rectificación de ciertas ideas e centralizan la historia panameña en torno a la condición de zona de tránsito, soslayando tendenciosamente, según afirma Miró, otros aspectos de singular importancia que deben ser atentamente considerados en una verdadera integración de nuestro desarrollo histórico . Teoría de la Patria es, pues, un libro que, con arreglo al pensamiento de Miró, no se dirige exclusivamente a esclarecer problemas relativos a las letras panameñas . Yo diría, sin embargo, que no obstante ese propósito transeúnte, en ellas ha centrado Miró sus más certeros disparos . Como que su vocación de investigador le ha mantenido durante años en estrecho contacto con nuestra producción literaria, en persistente anhelo de indagar sus secretos . Los demás trabajos son, en todo caso, reflejos de esa otra absorbente tarea, y de ella tornan su punto de arranque . No quiere esto decir que carezcan de una motivación central . Mas en el orden de menesteres propuestos, aunque el intento de llegar a ese tipo de interpretación constituya un empeño de importancia, ocupan las averiguaciones histórico-literarias lugar de precedencia que absorbe las energías del] autor con renovado interés, muy distante del pasajero escarceo . Ahora bien, aun circunscrita al ámbito literario, la empresa de ordenar históricamente los materiales disponibles, con vistas a una exposición sistemática, ofrece serias dificultades . En el capítulo intitulado Sobre la Historia de nuestra Literatura Rodrigo Miró enumera - 133 -

las razones que hacen particularmente difícil cualquiera ten tativa de historiar las letras panameñas . La pobreza de fuentes informativas, unida al "lamentable atraso en que se encuentra el estudio de la historia patria" y a otros factores, son obstáculos que se oponen, por de pronto, a la obra de conjunto . Los escritos reunidos en Teoría de la Patria constituyen, sin embargo, una meritoria contribución, la de mayor valor que hasta Hay ya bastantes motivos para pensar ahora se haya intentado . que, aun cuando todavía no ha completado su tarea - por los entusiasmos puestos en ella, las horas fervorosas que le ha dedicado, la información que tiene recogida y los frutos muy estimables ya obté nidos en su intensa brega - Rodrigo Miró ha conquistado ejecutorias que le reservan lugar de preferencia entre los cultivadores de nuestra historia literaria . Panamá, septiembre de 1948 .

LA POESIA DE STELLA SIERRA SOBRE

LA

POE S IA

FEMENINA

Con toda probabilidad decía yo en otra ocasión--- uno de los rasgos que definen, en el orden espiritual, de modo más característi co, a los pueblos americanos de origen español es la magnifica pro pensión de la mujer al cultivo de la poesía . I a historia literaria universal no ha recogido en sus páginas, hasta ahora, ningún movi flmitenrao menino que tenga las proporciones del que advertimos, con satisfacción mezclada de orgullo, en los países hispanoamericanos, P ;1 despertar- literario de la mujer, su triunfal ingreso en el mundo de las letras, es obra, no cabe duda, de la pléyade de inspiradas poetisas que ha surgido en la tierra fértil del nuevo con tinente . Casi todos los países americanos de, habla española tienen hoy valores literarios femeninos de primer orden, que dan sentido a las grandes posibilidades estéticas ; escondidas hasta ahora, corno un tesoro incógnito, en el alma de la mujer . La literatura española cuenta sin duda con algunos prestigiosos nombres de mujer, a manera de fanales solitarios que de siglo en siglo empinaron su talle hasta alcanzar posición señera, digna de perdurable tes esa magnífica floraciónrecuerdo que se advierte .en losMas pueblos delnuvno o se había producido hasta años recien mundo . Sólo tras la brutal sacudida de la guerra civil, la mujer española, conmovida hasta la entraña por aquella trágica experiencia, se apresta a decir su mensaje atormentado por boca de un grupo de jóvenes que, ahora sí, parecen resueltas a montar tienda permanente en el campo de las letras . Se comprenderá por ello cómo la amarga verdad (le la guerra ha debido poner, si 1m un acento desgarrado, al menos ciertas tintas - 1 35 -

grises en los versos de las poetisas peninsulares .

Susana March,hace,porjemlo,starevldoacnfide a :

Cuando mi mano pierda el calor de la luz y de las flores, cuando sienta en el pecho la opresión de la tierra ¿en qué ternura bañaré mi silencio y mi agonía, en qué fuego secreto calentaré mi soledad inmensa? Me tenderé en la muerte como en un lecho blando y, siendo mi cadáver diminuto, alcanzará a cubrir toda l a tierra . En las poetisas hispano-americanas, en cambio, el gran tema, el impulso poético esencial que las mueve a escribir, ha sido, con pocas excepciones, el amor. Nada puede, en efecto, como el sentimiento amoroso, sacudir más radicalmente la contextura del ser femenino, a no ser que la tragedia -así en el caso de sus hermanas españolas -la estruje despiadadamente en sus garras . Si la vida toda de la mujer gira en torno al eje fundamental del amor, no es extraño que, al verla irrumpir con ímpetu desusado en la arena literaria, su mensaje de mayor densidad venga transido de emoción erótica . Nuestras poetisas nos vienen diciendo sobre el amor cosas im portanísima,quefaltbancsiporcmpleto nla iterau sentimental, cuyo patrimonio reposaba casi íntegramente en manos masculinas . Merced a su valioso concurso, las numerosas páginas que el gran libro del amor conservaba en albura secular desesperante, vienen recibiendo, desde hace algún tiempo, devotas contribuciones de la mujer hispano-americana . Ya sabemos qué piensa sobre asunto de tanta trascendencia la mitad más afectiva del género humano . Con ello la poesía femenina conquista el derecho de legitimarse como provincia estética de positiva importancia . Pues nada ganaríamos con n tipo de producción en que la personalidad de la mujer no se afirmara con categoría propia y diferenciada, mostrando la - 136 -

singularidad de su psicología o las reacciones emanadas de su peculiar visión del mundo . Si la distinción dejase de producirse no podría afirmarse, claro está, que carece de importancia cuanto la mujer escribe ; pero es lo cierto que no lograría alcanzar un mérito sobresaliente . Pues su mándose de modo indiferenciado a la vastísima producción masculina, sería, a lo más, una contribución estimable, nunca una vigorosa afirmación de la espiritualidad femenina . EL CASO DE STELLA SIERRA

Sus comienzos literarios no la muestran, como otros poetas de su sexo, rindiendo culto al sentimiento amoroso . Se adivina, más bien, como inquietud léjana, envuelta en vagarosos cendales . Son otros los motivos de inspiración que la poetisa adolescente recoge en sus líricas peregrinaciones . Ella misma se encarga de anunciarlo, al escoger el título de Canciones de Mar y Luna para su primer libro de versos (1939 .1940) . Hay un delicioso tono menor, de palabras musitadas, de confidencias ingenuas, en esos coloquios que una joven sensitiva mantiene con el mar o con la luna, a través de los cuales se comprueba cómo siendo unos mismos los temas esenciales que desde los albores de la humanidad sirvieron de venero a la poesía, cada tiempo y cada artista los renuevan a su modo, de suerte que todo gran momento creador nos transporta a ese primigenio instante de la infancia del mundo. Es privilegio de los poetas esa singular capacidad de poder volver a los comienzos, de sentir en sus manos, como arcilla dócil, los ingredientes necesarios para fabricar seres de corpórea fantasía . En toda faena de auténtica creación hay una sutil alquimia que funde en redomas encantadas sustancias de vario origen que, operado el milagro, se truecan en gemas de irisados colores . Afinidades existen, sin duda, entre el universo del niño y el universo del poeta . Ambos pertenecen al reino de la ilusión, donde impera, como diosa de pródigos recursos, la fantasía . Sólo que el niño vive sumergido en esa plácida atmósfera, nutriéndose ávidamente de los mágicos encantos que ella le proporciona, en tanto que el poeta, mediante su don expresivo, plasma rítmicamente las criaturas . - 1 37 -

ras que concibe en su alquitara íntima . No se piense, . sin embargo, que el poeta prescinde por completo de la realidad objetiva . Su manera de verla, eso sí, no coincide, con los procederes usuales . A veces no le interesa el objeto como tal sino que desprende del mismo algún elemento susceptible de elaboración poética . Su recurso primordial es la imagen y con ella no capta la realidad sino que procura transfigurarla . Véase, por ejemplo, cómo Stella Sierra concede al alba sustancia corpórea y la dota de sentidos para mostrar en ella los efectos de las horas robadas al sueña : Traía el alba enredada en sus ojos la vigilia . ¡Qué violeta en sus ojeras, qué marfil en sus mejillas . . . Las ojeras amoratadas por el desvelo, la palidez en las mejillas . Las imágenes arrancadas del trastorno físico que puede padecer ún ser .humano, sirven de vehículo a un pensamiento poético, expresado con gracia muy femenina. En otras ocasiones el verso se acerca un poco más a la realidad poetizada, adopta casi el tono descriptivo, mas se escapa, como un brinco metafórico, algún rasgo de estilo que hace huraña a la tarde y convierte al sol en quebradizo cristal : Se está la tarde dorando huraña de transparencia . . . Y el sol se quiebra ocultando el cristal de su presencia . La luna y el mar, los temas centrales de su primera cosecha poética, circunscriben también su ámbito emotivo . Lo cual no quiere decir, sin embargo, que reduzcan sus posibilidades expresivas a un monótomo trino . A veces se presenta, entre la ebullición de - 1 38 -

los pensamientos juveniles, un eco de viejo romance : Por el verde azul del mar el armiño de la ola. Por el verde azul del mar. La leve cinta de espuma hace un adiós espiral y hay una séd de paisaje por el verde azul del mar . La poetisa entabla diálogos amables con la luna, se interesa por la incógnita de su rumbo celeste, le confiesa su deuda de emo ciones.mcSeiódlaontu,s icprealntobqdusihyerax,pctndsulámiagyeort mutismo que todavía no han tocado a su puerta . El termina con estos versos :

Nocturno Tércero

¡Tú me dejaste soñar y despertaste mi pena . .1 En el soneto Asomo dé ilusión es más explícita . Aquí la vida reclama sus derechos y se produce una verdadera declaración de existencia frustrada : Dejando el iris de la gris laguna en las ojeras de la luz prendido, un copo de placer quedó dormido : ¡Mi vida a solas, de pasión ayuna

. .!

Con todo, la Stella Sierra de estos primeros versos perdurará muy principalmente con sus atributos de ingenua admiración ante los fenómenos de la naturaleza . No hay en ella complicaciones pasionales ni signos denunciadores de acontecimiento alguno que perturbe la limpia serenidad de estas producciones, trabajadas con grac .iaSedformytlaieno usdlrecosméti advierte en todas un paso grácil de mujer que se detiene con fruición .- 1 39 -

en las cosas menudas, en los matices sutiles ; que ama la luz sonrosada del alba, el suave encanto de la luna y los dorados evanescentes del sol mortecino . SINFONÍA JUBILOSA

Los doce sonetos de Sinfonía Jubilosa representan un agrandamiento temático y emotivo en la evolución poética de Stella Sierra. Aparte de que, en cuanto hace relación a menesteres de técnica poética, envuelven una visible desviación de los procedimientos habi tuales . Con ellos ganó un primer premio en el concurso literario Ricardo Miró (1942) . En molde de tan larga tradición clásica, que ella maneja con gran habilidad, vuelca esta vez no sólo motivos lu nados o vagarosas incursiones marinas . Están presentes aún los te mas iniciales, pero insertos en una realidad algo más amplia, saturada de optimismo vital . Con el nombre de Egloga en el primer libro, de Pastoral en el segundo, se ofrece un asunto de viejas resonancias . En ambos casos el soneto sirve de vestidura formal . Mas el primero gana al otro en pormenores de ambiente, en riqueza de elementos expresivos . Pastoral lleva, a su vez, el aditamento de una idea genésica de germinación, de fecundidad, como puede verse en el cuarteto inicial : Abre el sol sus divinos resplandores -convertidos en lila y rojo vivo sobre la tierra ansiosa del cautivo polen menudo que dará sus flores .

Egloga ostenta mayor prestancia

y gracia en las imágenes, en los rasgos descriptivos, que completan, no obstante la brevedad de la combinación métrica utilizada, un cuadro pastoral lleno de encanto :

La aurora se contempla en su regazo : su falda rosa la despliega el río . Hay un cañaveral en desvarío que luce verde y piruetero lazo . - 1 40 -

La estrella de azahar cuelga su brazo del limonero, duro de rocío . Hay un ternero que se ahuyenta el frío ciñéndose a Ta luz en un abrazo . Una piragua va tras la lejana sinfonía del sol de la mañana recortando en la orilla su silueta . Brinca una voz de hombre que saloma entre aquellas espigas de la loma y la brisa despierta a Ta veleta . . . Tema también antiguo el de la rosa . No podía faltar en la poesía de Stella Sierra, que tiene por las flores una singular predilección . La rosa, en particular, aparece como asociación frecuente en sus versos ; a veces, según veremos, sin que su metafórica presenc .líaEogcusprndet ióvbleconasutqe que le dedica, en su verso inicial -¡Oh rosa, plenitud de muerte y vida- trae el recuerdo de aquella celebrada silva de Francisco de Rioja, que termina : Tan cerca, tan unida está al morir tu vida, que dudo si en sus lágrimas la aurora mustia tu nacimiento o muerte llora . El pensamiento de la existencia fugaz, isevitable sugestión para la sensibilidad de un poeta, lo reitera Stella en el segundo cuarteto, de manera muy acertada : Rosa de] goce sin dolor, nacida de la nada a lo breve : dulce canto del' ruiseñor, que sueña en su quebranto con la novia, vestal entristecida . Composiciones alegría, Aparece, además, en varias Esta dicha de amar, Goce- el tema del amor . Está concebida la

primera a modo de preludio que anuncia el despertar de las emociones ; en las otras hay ya jubilosa expresión de transportes eróticos . Puede hablarse, en este sentido, de una ampliación de horizontes vitales que hallan su repercusión en la poesía . Las Canciones de Mar y Luna tienen, según quedó expuesto, un ámbito más reducido, aunque rico de matices . Habla allá la adolescente con lengua de grata pulcritud para confesarnos las reacciones de su sensibilidad herida ante los estímulos capaces de subyugarla con mayor fuerza . Acá deja ver que su mundo personal ha ganado en contenido ; si bien la expresión poética resulta más convencional y no logra trasmitirnos el contagio de su valor afectivo . Es el precio, muy alto por cierto, que la poesía troquelada según los nuevos cánones está constreñida a pagar . Gana el verso en re cursos formales, que llegan a constituir la preocupación capital del poeta ; mas, como intervienen demasiado las exigencias de una fórmula que descoyunta los seres reales, separando al artista de la vida, le.. poesía resulta más cerebral que emotiva, hace triunfar el procedimiento sobre la espontaneidad creadora, En los sonetos de Sinfonía Jubilosa se advierte, en efecto, una tendencia a la desarticulación de la realidad mucho más acentuada que en los versos anteriores de la poetisa . Se la ve adentrarse cada vez más en esa técnica de nuevo cuño que emplea con inusitada licencia los atributos desprendidos de los seres corpóreos, en construcciones imaginativas casi totalmente desligadas del mundo real . Según apunté antes, no importa que el asunto poetizado carezca de conexiones con los materiales imaginativos que sirven para conformarlo . El artista hace acopio libérrimo de cuantos recursos metafóricos surgen en su mente en el trance de la creación poética . gAepolsrtíáanjdm,úelaroscnbjetqul muy distantes, en una asociación que a la poetisa se le antoja adecuadamente expresiva : Rosa de mar, de sol, de blando viento : tu cristalina linfa tornasola, esa tu suave y mórbida corola, seno de agua, virgen elemento, - 1 4 2 .--

Quiere decir que el redondeamiento de la ola, el seno de agua, como también le apellida, bajo los reflejos de la luz solar y el influjo del viento, semeja una rosa de mórbida corola, con efectos de torna . sol. La ola tiene, en esta curiosa asociación, dos referencias objetivas muy lejanas : la rosa y un seno de mujer . Los elementos de color y de movilidad los suministran el sol y el viento . Y con tales ingredientes el poeta compone su estrofa . Obsérvese, además, que no se nombra en los versos el objeto poéticamente representado ; y se prescinde, asimismo de los términos con los cuales suele hacerse la comparación en la vida corriente, y que exigirían, por de contado, la presencia de la palabra ola como centro de todas las referencias . Tiene la poesía, sin duda alguna, el derecho a crearse un instrumento de expresión que se ajuste a su ambicioso vuelo . El con seguirlo ha sido aspiración de larga data, que suma entre sus paladines nombres de prestigio indiscutible . Menesteres tan sutiles y alados como los del poeta no pueden ser servidos, qué duda cabe, con una lengua prosaica . Las dificultades nacen, sin embargo, en cuanto s e [rala de encontrar la fórmula de estilo más en consonancia con el mensaje poético. La adoptada por los representantes del movimiento actual tiene sus riegos graves. que no discutiré aquí al pormenor . Sólo diré que . por de pronto, el artista pierde la posibilidad de suscitar de inmediato en el lector . por la dificultad que éste encuentra para cora prenderle, la emoción que quiso vaciar en el poema . Hay una distanciamuydfíclesavrntuoy ,qeprivaltde acaso su misión de mayor importancia : la de producir ecos cordiales, de agradecida admiración en los oyentes, lectores o espectadores, a quienes, mediante el milagro escondido en la obra bella, se proporciona momentos de elevada calidad emotiva . LIBRE Y CAUTIVA El tercer libro de versos de Stella Sierra (1947), separado de Sinfonía Jubilosa por un lapso de cinco años, revela ya a la poetisa enriquecida con un caudal lírico de mayor hondura, en el cual po nen sus gotas agridulces los vaivenes de la vida . Se nota en su producción anterior un tono de relativa uniformidad, como de cuerda pulsada por dedos que afanosamente se, ensacan en afinar la ejecución - 1 43 -

de una sola melodía. Las variaciones temáticas introducidas no consiguen producir cambios sustanciales en el acorde interior o estado anímico desde el cual brotan los sones llamados a convertirse en líneas rítmicas, Contemplación serena de las cosas, optimismo jubiloso ante las realidades sonrientes . Pero nada ha pasado aún que perturbe con ímpetu lacerante los recodos interiores, que arranque con verdad el dolor de una queja y sirva a modo de contraste tonal con cuyo concurso surja el poema impregnado de alegrías y de lágrimas. La oposición dialéctica Libre y cautiva parece indicar la apa rición de un elemento diversificador, aunque, viéndolo bien, podría interpretarse más como pensamiento expresado que como repliegue de honda raíz emotiva . Sin embargo, tratándose de un poeta, la contradicción es reveladora . Y que no se reduce a un pasajero e intrascendente estado de ánimo lo revela bien el hecho de que Stella ha escogido tal título para su libro . Es también el lema del soneto que le sirve de pórtico, en mi concepto el mejor de cuantos ha compuesto la poetisa : Por sentirme despierta en la cautiva morada oscura de tu sangre, llevo este amargo laurel de gajo nuevo y esta miel de cilicio rediviva . Y no quiero saberme fugitiva de la celda de amor en que me muevo : porque el ángel te encuentre, yo renuevo mis llamadas de intacta sensitiva, Extenderás tu mano que -impasiblequiere lograr la flor indivisible : su cauto aroma velará tu frente . -- 1 44 --

Como cierva te huí .

¡Que te encadena

más ese afán dc hallarme en la colmena, carcelera celosa de tu mente! Si. se le compara con otros anteriores suyos, se advertirá una mayor s uperioridad. de concepción, de contrastada . elegancia en los recursos expresivos . Sin olvidar que el motivo inspirador, de más vigorosa enjundia, es clave del lucimiento obtenido . La intuición poética surgida para conformar el sentimiento de donde toma arranque, se desdobla magníficamente en las imágenes con las cuales se expresan las dos ideas opuestas . La cautividad sale triunfante, co mo símbolo eterno del secreto anhelo de toda mujer, que desea saberse encadenada en las redes del amor y sin voluntad para escapar de esa gustosa cárcel . Si urgimos de la poesía femenina algo que verdaderamente nos proporcione un trasunto de aquello que la mujer piensa y siente, este soneto de Stella Sierra es, a no dudarlo, uno de sus más finos brotes .Hondura de concepción, unida en este caso a una espléndida vestidura, en que las palabras se ajustan con iududa bleacirtofndemivoqulasdpr,comantsder destino . Se comprueba aquí como la sensibilidad poética intensamente conmovida puede alcanzar logros formales de duradera belleza . Faltaba en producciones anteriores de Stella Sierra eso precisamente : el arraigo hondo en la emoción vital, en la entraña primaria de donde manan, cargadas de fecundidad, las mejores flores de la existencia . hl nuevo libro de Stella ofrece, u diferencia de los publicados anteriormente, ciertas características exteriores e internas que con viene precisar . Se trata, el primer término, de un volumen de ma yor amplitud en cuanto al contenido . Casi simultáneos los dos pri meros, con un número reducido de composiciones en cada uno, si bien separados por los rasgos distintivos que antes he procurado señalar . La poetisa ha preferido esperar durante unos cinco años ante .dsurcEnemibóoatlh supnrdoúvitmbalecsh,doptnaemás más abarcadores .

Quedan aún reminiscencias de los temas inicia- 1 45 -

eleles, pero ahora, al someterlos a nueva elaboración intervienen mentos de mayor densidad, surgen matices y variaciones que ensanchan el marco temático y al mismo tiempo revelan un enriquecimiento del raudal emotivo . Por otra parte, la poetisa se lanza a la aventura del poema extenso, en verso de arte mayor, que alterna con las combinaciones en metro corto de sus comienzos literarios, incluyendo los romanci .Elmposea,tnrficvadfortun,elvsibr Todo lo cual evidencia que la artista se considera en posesión de los menesteres instrumentales de su lírico ejercicio y no vacila, por tant .doe,sunamrt esdínoliversa,cld Cabe hacer, no obstante, algunas distinciones valorativas . En mí concepto el talento poético de Stella no encuentra en el poema de gran envergadura un vehículo adecuado . Es posible que la diferencia nazca de hallarse todavía, en cuanto a este intento se refiere, en su etapa de primeros ensayos . Yo prefiero pensar, sin embargo, que ella se desenvuelve mejor, con arreglo a su temperamento, dentro de un marco más ajustado y comprimido . Su psicología de mujer parece llevarla, con más natural impulso, a condensar el pensamientopéicenmldsáapreto,qunlabigedspra, agrandando los contornos de la mansión lírica sin que aumente en igual proporción el ímpetu capaz de henchirla en iodos los recodos . Su estro no es pasional ni propicio a los grandes arrebatos. Con delicada feminidad se deleita, mas bien, en las cosas tenues, los matices sutiles con blandura de brisa y aroma de flor . Así lo demuestra- para citar un ejemplo, el romance instante de La idee poética encuentra pronto una grácil vestidura y no se pierde en ningún momento . La predilección de Stella por la rosa, que ya he comentado en otro lugar de este estudio, le incita a tornar sobre ella la mirada inquisidora, para hallar nuevas imágenes con las cuates representarse el inquietante atractivo de su fugaz existencia . Y logra, en efecto, estrofas llenas de gracia, difícilmente superables : la rosa.

Lacerada pasajera es el alma de la rosa . - 146 -

Hoy es ayer y mañana, un momento sin memoria . Sangre dió el amanecer, la sangre para su aroma ; mas la rosa empalidece ante el carmín de la aurora Y se yergue en el afán de consumirse ella sola . Y nace para el misterio y muere para la gloria .

LA VISION DE ESPAÑA EN CADALSO Y LARRA (Análisis comparativo) vemos un Cadalso que dentro del es En las CartasdeMarruecas píritu renovador su siglo e inquietado por hondas preocupaciones nacionales, anhela la transformación de Especia en un sentido más acorde con la estructuración de las naciones más avanzadas del continente. Su posición arranca de dos momentos esenciales : la consciencia del atraso cultural de Espacia y la necesidad de remediar esa situación de inferioridad, causa del mal concepto que merece al público extranjero. Reconoce los defectos españoles. los factores tradicionales que obran en la especie de estancamiento que mantiene postrada a su patria, cuya cultura padece el grave mal del escolasticismo . Sus viajes por Europa han formado su espíritu con muy otros . ¿Conoce el desenvolvimiento alcanzado en el orden ingredientes de la cultura sobre todo por Francia y admira el espíritu renovador que preside la vida de este pueblo, que no se ha quedado atrás en ningún momento de la historia . Más francés que español en este sentido innovador, lleno de nobles aspiraciones respecto al porvenir de su patria, propugna la necesidad de emprender la obra renovadora, que encomienda a su generación por considerar que se encuentra desligada de compromi .socnelpad No quiere, sin embargo, una labor de extranjerización . En su concepto hay muchos vicios reputados como españoles que no son tales por su procedencia exótica . Si bien su visión de España es pesimista, no desespera de sus capacidades regeneradoras . Ellas exis ten incorporadas a las virtudes de la raza, que no está gastada ni es incapaz de empeñarse en altas empresas . El espíritu del siglo

habrá de hacerla andar, encarnado este espíritu en los hombres divorciados de la tradición . Habla en Cadalso, como se deja ver, un escritor del siglo XVIII, que ejerce una crítica eminentemente racionalista sobre su patria, mostrándola en sus defectos y en sus posibilidades, con el afán de incorporarla a la cultura humanitarista que constituye el centro de las preocupaciones propias de la época, Si bien es pesimista por lo que ve, no ahoga en el desaliento los anhelos renovadores . Su crítica destruye el tradicionalismo pero con la fe en una sustitución ventajosa . Lo que niega el presente puede reservarlo el porvenir . En Larra el caso es enteramente distinto . Hereda de Cadalso y en general del siglo XVIII una preocupación racionalista que le hace volcar sobre el medio toda la fuerza demoledora de su crítica . Pero difiere de Cadalso en muy importantes extremos al considerar la realidad española . Más que la critica sobre España, desde un punto de vista objetivo, Larra ejercita una manera de apreciación en la cual lo fundamental no es la realidad externa que analiza sino el sujeto interno que desenvuelve la intimidad de su pensamiento . Se diría que Larra lleva en su mente una España forjada de an temano, o mejor, dos Españas : la una es la patria ideal que ha vislumbrado en sus anhelos de hombre superior ; la otra, por tremendo contraste, forjada con elementos del medio circundante, es una España triste, llena de vicios incurables, para la cual no hay salvación posible. Ni un rasgo alentador se desprende de sus artículos respecto al futuro . Con dolor, con sarcasmo, traza el cuadro tenebroso que lleva forjado en su interior . El tema es un pretexto para este desdoblamiento constante de sí mismo y por esto cada pincelada lleva el estímulo realista de la observación unido a la intensidad dramática que le comunica al hacerla suya subjetivamente . El análisis de España que encontramos en Larra puede desprenderse de su concepción general de la vida . Por lo tanto, no se circunscribe a su patria la prosa doliente de este escritor . En todas partes advierte el vacío que dejan a su alrededor las cosas, a manera de contraste profundo y definitivo entre la realidad vivida y la realidad soñada . -149-

Ni en el espacio ni en el tiempo encuentra satisfacción para sus ansias . Desespera de Europa y de su siglo, siglo de imperfección y de impotencia. El profundo pesimismo que impregna toda su literatura no es pues el producto del análisis imparcial que un crítico puede ejercitar sobre el objeto sometido a su consideración . Cuanto nos diga por tanto de España estará empapado de esa intensa amargura de la vida que constituye su drama íntimo .

LA GAVIOTA Y EL REALISMO El prólogo de la novela constituye lo que podríamos llamar una declaración de principios . El género viene a ser en cierto modo un pretexto para la realización de un propósito preconcebido : antes que el laceres puramente literario está un interés patriótico, una preocupación por España . Desde luego, a urge en seguida la relación con un escritor ya esestudiado del siglo XVIII, la relación con Cadalso, a quien también afligen los males de la patria a tal punto que las Cartas Marruecas, soueindaál riodela spñola,irntza surcos nuevos y son como un llamamiento que el autor dirige a la juventud para animarla en la empresa de regeneración nacional. Cablero,portano,unapreocupaciónitelctualistadetipo atriótco Hay en Fernan . ¿Es que su temperamento rechaza la realidad próxima del romanticismo y busca un enlace ideológico con las preocupaciones propias de la etapa anterior? Es preferible pensar, con todo, que este dolor de la patria es algo que se funde intimamente con las almas sensibles no ya del siglo XVIII sino del propio romanticismo en España, como lo atestigua el caso significativo de Larra . Este dolor patriótico nace de la consideración de menos precio en que está colocado el pueblo español ante el juicio extranjero, y es en Cadalso una condición aflictiva que no excluye por cierto un programa de mejoramiento ; en Larra, como auténtico romántico, es un dolor sin esperanza . En Fernán Caballero es el convencimiento de una injusticia que los extranjeros cometen con España . Y como la rehabilitación ha de ser obra propia y no ajena, se consagra a escribir una obra que bajo el manto de la novela constituya un retrato fiel de su patria, un retrato sin adulteraciones que sirva de base a un conocimiento más exacto de la península y a una posible rectificación de la crítica adversa . Mas ¿qué tiene esto que ver con el realismo? ¿no encontramos aquí una especie de contradicción evidente entre las normas de

un arte que se proclama como arte impersonal, objetivo, y las inten ciones de un autor que escribe una obra guiado por móviles extra ños al interés puramente artístico? El realismo quiere anular la per sonalidad del autor a lo largo de la obra ; quiere ofrecer sus pro ducciones como meros frutos de observación . Excluye, por tanto, la parcialidad del escritor, considerándola peligrosa para la verdad del relato . El prurito de captar científicamente los hechos en toda su desnudez está reñido con un propósito preconcebido y con una actitud pasional en los servidores del arte realista . La personalidad de Fernán Caballero estará presente, no obs tanto, en toda la novela. Las consideraciones propias del autor abundan en todos sus capítulos y adoptan, ya el tono de una queja patrióc,yelarátdunvelacsrpoítia,yelrpj moralizador de una advertencia cristiana . M

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¿Qué piensa Fernán Caballero sobre el género que se propone cultivar? El prólogo de la novela responde cumplidamente a las necesidades de esta investigación . Lo natural y lo exacto son, en su opinión, dos condiciones esenciales de una novela de costumbres , que ha de respetar la verdad y huir de la exageración . Hace ade nL:moaápshGrvtiedcfbóntresa preciso más que recopilar y copiar . ¿Coinciden estas opiniones con los postulados del arte realista? Coinciden, indudablemente, porque la novela realista, al menos teó .riYcalmenté,spd runejodlari realismo, con la observación como instrumento esencial, está repte' sentada, por 10 demás, en la recopilación de datos de que habla nues tro autor. Pero he aquí que concilia a renglón seguido lo que pudiéraspimroclóne doimparcldeistaconu de índole patriótica y por tanto individualista, Como parte interesa' da en la tarea de rehabilitar el prestigio de España, Fernán Cabo' lloro no podrá ser pues el irlo observador objetivo de la realidad es .paEñnolefct, vanosdrámuyeñals trdel profundo sentido religioso que inspira su propia moral, aspirando a inculcarlo a cada paso, ya como coplas de inspiración cristiana , Ya como máximas de sentido moralizador, ya como ejemplos alecciona' dores, ya en las invocaciones constantes de los personajes o en l a -152-

delectación con que se dedica a describir minuciosamente un viejo monumento de, la fe católica . En relación con este mismo sentimiento r oesli,gautr hace, censuras veladas al régimen político imperante en su época, hijo de la actuación liberal de las Cortes de Cádiz y señalado por ac .tiudes pgorlisquehacngrmlesupírit Más adelante, en un capítulo de la segunda parte de la obra, nos encontramos con un diálogo muy curioso entre varios personajes, a propósito de la novela . 1'o,- u,, proceso de eliminaciones sucesivas, la autora llega a la novela de costumbres y declara que es la novela por excelencia . Mas por una razón de orden didáctico : el género costumbrista, ejercitado con verdadero espíritu de observación, "ayudará mucho para el estudio de la humanidad, de la his ldtaeormi,pác areloncimtdelasoci y de las épocas" . Lo cual viene n corroborar la opinión ya enunciada de la autora cle que la novela costumbrista sirve propósitos ex .trañosle ¿ Puede aceptarse esta posición dentro del realismo?

EL TENIA DEL AMOR Y DE LA MUERTE EN El. MACIAS Y LA CELESTINA El Masías, de Mariano . José de Larra, representa la concepción típica del autor romántico segun la cual este sentimiento esta colocado por e ncima . d e todos los intereses humanos . Se enlaza este punto de vista con el individualism o morboso de la época, que plantea un conflicto constante entre el hombre y el medio, a tal extremo que los

mejores atributosd.tc,roaipeóylfunmgqádshbíal aveiloc=tpmgurnydfseoavrdug En gran tema del romanticismo, es el amor contrariado. do de una inmensa pasión, el hombre eleva el amor a la más alta idealidad de la vida . Pero esta sublimación del sentim ento amo .Lapreozscbdtháiunlevas prejuicios, los convencionalismos sociales se encargan de atajar la realización de los anhelos del enamorado, y esto le l eva la des pe qruaeción,ysldamárpiconstebuarlmet,y la vida le niegal.fealicd La Celestina, obra de transición entre la Edad Media y el Renacimiento, ofrece como desenlace la muerte de los dos amantes, lo cual, naturalmente, nos lleva a investigar por qué oculta razón los he chos presentan tanta semejanza, a pesar de que es notorio el abismo ideológico que separa la época renancentista del romanticismo . Al comienzo de la obra de Berreado de Rojas encontramos la siguiente advertencia que puede servir de acertado punto (le partida : "Síguese la comedia de Calisto y Melibea : compuesta en representación de los locos enamorados :quevncidos ernado apetito a sus amigas llaman y dicen ser su dios" . Este párrafo contiene varias afirmaciones fundamentales . En primer término la obra está escrita con una finalidad moral. Pura

que el lector se convenza dedos riesgos a que podría conducirle un amor ciego a todo razonamiento, la comedia habrá de ofrecerle un ejemplo contundente . No se justifica en modo alguno, a los ojos del autor, el predominio de la pasión amorosa sobre la reflexión y la prudencia . Se pronuncia, además, contra otra propensión del enamorado : la de divinizar a su amada . Parece ser que el amor debe considerarse ni más ni menos que como otro cualquiera de los sentimientos humanos . El sublimarlo, convirtiéndolo en cl ideal supremo de la vida, es algo que no se concibe en un hombre que tenga dominio sobre sus instintos . Pero he aquí que el autor hace una afirmación curiosísimna : es le "apetito desordenado" el que lleva a la subli mación del amor. Con lo cual queda borrado en cierto modo el plcearnfsáióothudm leavrqsdtunop ivdelstanrñí

amada . Advertimos ya varías diferencias capitales con la pasión romántica : el hombre del renacimiento condena la divinización del amor, que es una dimensión esencial del alma romántica . Condena también la tendencia del romántico a colocar el amor por sobre todos los intereses humanos . No acepta que la pasión amorosa pueda sobreponerse a ¡a inteligencia, cuya misión consiste en domeñar el "desordenado apetito" para que no vengan tras el loco amor los fínales alec cionadores de que es ejemplo la tragi-comedia de Calisto y Melíbea . El auto XVI nos proporciona otros importantes elementos de juicio . Contiene este auto las lamentaciones de Pleberío ante la muerte de su hija Melibea . No atribuye las desviaciones de la pasión amorosa ni sus consecuencias trágicas al freno social que estorba la felicidad de los amantes . Y esto es tanto más significativo sí se tiene en cuenta su condición de padre a quien su hija . entre gándose a Colisto, ha deshonrado, según la concepción de la vida entonces y en tiempos posteriores predominante . Melíbea alude en varios pasajes de su confesión y antes, en su último diálogo con el ama d o , a la afrenta que arroja sobre sus padres, cuya fama vive sin mancilla . Pero esto parece ser más bien un remordimiento de mujer por su culpa que una exigencia estricta de la moral . Pleberío no toma en cuenta esta mancha en su discurso . No cabe duda entonces de que los prejuicios, los convencionalismos so-155-

cíales no obraban como mordaza ni cono sanción inexorable ante los pecados del amor. Por lo tanto, es la pasión señora de sí misma y no la pasión contrariada del romántico la que decide el final trá gico . Acaso porque habiendo perecido Calas , de la dolorida amante te, su ánimo acongojado en extremo no encuentra ya ninguna razón poderosa que la incite a vivir . Pleberio se dirige al amor, atribuyéndole una dimensión de fatalidad que le permite llevar consigo a la vez la felicidad y la ¿es gracia . Así se expresa aquel padre infortunado : "¿Quién te dió tanto poder? ¿quién te puso nombre que no te conviene? Si amor fueses, amarías a tus sirvientes : si los ama se , no les darí s pena : si alegr s hubies n, o se mat rían, com agora mi amada hija . . Alegra tv sonido, entristece tu trato, Bienaventurados los que no conociste, o de los que no te curaste Enemigo de amigos, amigo de enemigos, ¿por qué te riges sin orden ni concierto?" De lo anterior

deduce que cuando muere un amante a se

conseconueciadspónlcaudemrtnohadebuscr

factores externos al apetito amoroso . Es el amor el enemigo, un mortal enemigo si logra adueñarse de sus servidores a tal punto que anule por completo su voluntad y su razonamiento . Los derechos del amor no son absolutos ni supremos como quiere el romanticismo .torPidaencmlzóbjoapetihdsariempluroa

APUNTE SOBRE UNAMUNO Pertenece don Miguel de Unamuno, atendida su filiación histórica, a la llamada Generación del noventa y ocho, que surge a la vida literaria cuando se consumo, en grado sobre manera humillante para el honor peninsular, la pérdida del imperio colonial de España en el continente colombino . Uno de los temperamentos más particularmente sensibles a la magnitud y profundidad de la tragedia es el vasco don Miguel, hombre en quien parecen juntarse, con calidad pocas veces igualada, rancios zumos del alma secular de su pueblo, que trasudan, provocando hondos desgarramientos . desde la entraña cordial del escritor, y dan razón de esa enfermedad, no clasificada en las terapéuticas al uso, que el propio Unamuno bautizó con la rúbrica dolor de España . Penetrar en la obra de nuestro autor equivale casi a un peregri naje espiritual cuyos jalones van marcados por las distintas fases de esta su esencial preocupación . Hay, a causa de ello, en las produc ciones d e don Miguel, esas alternativas que impiden concebirlas como obedientes a un plan madurado reflexivamente en las fábricas do la inteligencia . Tal parece que el escritor está ligado con fuerzas invisibles aunque poderosas, a mandamientos telúricos que imponen su presencia sin anuncio ni requerimiento ; de suerte que, actuando como levadura dotada de aguda capacidad de impregnación, asoman con frecuencia a lo largo de sus producciones y hacen de Unamuno un tipo de escritor temperamental, en quien predominan, por sobre las líneas de la estructura lógica, los retorcimientos del hontanar emotivo . Por ello su obra no tiene los lineamientos tersos rda.ipstecunHloé,móxgabsunldtyreoqcvh,adlenriogms su extraordinade

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ría cultura lingüística, gusta de meterse por entre los predios etimológicos para rastrear algún sentido preciso en el cual desea poner énfasis singular . cultiva También por la misma razón apuntada, don Miguel ha do distintos géneros literarios, sin quedarse definitivamente en ninguno. Los trabajos del ensayista, que son muchos ciertamente, alternan con sus incursiones en el inundo poético y con su devoción a la novela . Sin que haya desistido, además, de probar fortuna en el tinglado teatral . Ha llevado a toda su producción, por otra parte, la inquietud característica de su alma en constante y a veces trágica lucha con los arcanos del destino . Porque es don Miguel un español atormentado en quien la vieja savia cristiana de su raza, puesta en • conflicto con las elucubraciones del pensador, produce un angustio so desequilibrio espiritual, no resuelto, para desgracia suya, en uno iluminada y definitiva interpretación . El título de una de sus obras más celebradas viene a ser, en este sentido, clave del hombre y del escritor : El sentimiento trágico de la vida. Panamá, 18 de noviembre de 1945 .

VIRGINIA FABREGAS EN EL TEATRO NACIONAL ¿Quién dijo que el teatro está en decadencia? En todo caso, el mediocre y malo, que, como cualquiera obra de otro género con pretensiones artísticas, merezca igual juicio adverso . Mas el de calidad, el que logra conseguir en la escena el equilibrio perfecto de una obra bien concebida, realizada con gusto artístico por parte del autor, con dominio de los recursos dramáticos, y de un grupo de actores que están a la altura de su misión, ese teatro no podrá estar en decadencia nunca . No lo estará mientras haya capacidad de per suación por el sentimiento en la especie humana . Conviene, sin embargo, precisar un tanto el sentido de la palabra decadencia aplicada al caso particular del teatro en las presente circunstancias del mundo, cuando parece que, en efecto, muy contadas esperanzas le quedan de ponerse en plano de competencia con el cinematógrafo, moderno espectáculo de celuloide que lleva todas las trazas de adjudicarse una aplastante victoria sobre la buena tradición teatral de todas las épocas. ¿En qué consiste, entonces, esa aparente contradicción, que por una parte nos sugiere la idea de un género literario excelente, incapaz de morir, y por otra acusa el índice escandaloso de una preferencia manifiesta del público hacia el abigarramiento de las salas que proyectan películas? No se puede negar, ello es indiscutible, que la mayor parte de la concurrencia se decide hoy sin titubeos por la pantalla lumínica, que torna artificioso en extremo todo cuanto en ella aparece como apelación infructuosa a la verdad : las criaturas humanas surgen y se escapan con rapidez vecina al vértigo ; hablan con el mágico intento de asegurarnos una corporeidad imposible, una presencia y capaci dad de dirigirse al auditorio contradecidas en cualquier momento por una falla en el mecanismo reproductor que corte de súbito el diálogo - 1 59 -

logo de los personajes, quienes entran así, por fuerza, en terreno de obligado silencio, y producen en la sala la penosa impresión de algo roto, inconcluso, carente de realidad vital . Y sin embargo, el cine triunfa sobre el teatro . Decadencia del teatro? Un, por desgracia decadencia del público . Esta es la tris te verdad de nuestra época, trágica por tantos conceptos . La apti tud y la preferencia hacia los espectáculos de grueso contenido revela cuán honda es la grieta abierta en el alma del hombre . Gracias a la destrucción de este sentido de refinamiento, de delicadeza espiritual, el mundo viene viviendo horas amargas, de sentido terriblemente aleccionador, El, hombre se parece un poco o mucho a la máquina que le transporta, el automóvil ; a la que manejan para extraer el sustento las clases obrera y técnica ; a la que construye las peliculas las y las reproduce luego ; a la que fabrica tanques y cañones que servirán para hundirle en el abismo del no ser . El hombre- máquina del presente momento histórico muere como un esclavo de su propia artefacto mecánico . Lo cual nos coloca ante la urgencia de rectifi caiones indispensables ; hay que destruir la máquina y restaurar al hombre, Pues bien compañías de arte fino como la de Virginia Fábre lgas,enjirdbuavolntprsaíedAméric,uplen magnífica misión de acercarse, con intensión suasoria a nuestros públi :co"sretmiag,udnésojlecapzíd adelgazar las telas de vuestra alma, para hacerla volver a la buena querencia de otros tiempos" .

México, tierra ejemplar de nuestro contimás,co ntribuóolgad brcomúndelvar nente, es capaz de estos esfuerzos meritísimos, y los entiende, ade nivel de los pueblos hispano-americanos .

Realiza así, de modo admir

able,' mqupsoVacnel uocióndelbrs!'

sitos distribuidos con generosidad en diversos lugares de América : Por mi raza hablará el espíritu . Virginia Fábregas se presentó en el Nacional con una comedia dramática de Navarro y Torrado, intitulada Madre Guapa. En Cl programa se nos dice dile ella celebr a sus bodas de oro con el teatro en esta jira final de despedida por tierras de América . La pieza esco gida para el estreno tiene indudables méritos artísticos y la Compañía

se desenvuelve con habilidad en su presentación escénica. Cuantos asistimos a esta magnífica fiesta de arte y experimentamos en algunas felices escenas de la obra, una emoción próxima al enternecimiento, podemos declarar que tiene cuanto puede pedirse al buen desempeño artístico de autor dramático y actores, lo cual quiere decir, en otras palabras : acertada elección de tema, dominio de los recursos dramáticos en la concepción y realización, variedad que impide la monotonía, talento de los matices y estilo literario ajustado a las diversas modalidades de su desarrollo . El argumento, pergeñado en sus grandes lineas, es el siguiente . Elena, madre de cinco hijos, tres mujeres y dos varones, está a punto de efectuar una segunda boda que causa extrañeza en la familia, pues ya de edad avanzada la dama, no aciertan los familiares a justificar semejante decisión . La venida del pretendiente, don Enrique, persona acaudalada y de exquisito don de gentes, a casa de Elena. precipita los acontecimientos . La boda se decide en primera instancia, aunque uno de los hijos expresa al presunto novio su dis conformidad con tales nupcias .Lamdreinstlugoefcarl,yonsiguefalmt aceptación del hijo que la había impugnado, gracias a una conversación que éste mantuvo con un tío suyo . Las hijas, ya crecidas, se encuentran bastante perplejas, y no conciben la normalidad de sus futuras relaciones con el padras tro, introducido tan súbitamente en la casa . La de mayor persona lidad entre las hijas,' Amparo, no manifiesta, al parecer, desconfianza alguna . y todo hace prever que el concertado matrimonio de su madre será recibido por ella con perfecta naturalidad . Días más tarde aparece en una reunión familiar luciendo en un brazo finísima pulsera de brillantes . Preguntada acerca de su origen, no tiene inconveniente en declarar que es un regalo del futuro jefe de la casa, quien le dió autorización para escoger en una joyería la alhaja que más le agradase . Las sospechas surgen en seguida . ¿Cómo se permite Amparo aceptar tan espléndido obsequio, que tiene todos los risas de un costoso regalo de novio o de amante? La muchacha, con enérgica resolución, alardea de su actitud al aceptarlo . El her mano que antes había mostrado desaprobación a la boda de su madre . habla con don Enrique acerca del lamentable incidente ; aunque el interpelado, ajeno por completo a las consecuencias extraídas en su contra, hace constar que nunca le concedió importancia al ma-

yor o menor .precio del obsequio, siendo, tomo es, hombre acaudalado y deseoso de agasajar a sus futuros hijos . Promete, con todo, evitar toda causa de nuevas complicaciones en adelante . Un día, ansiosamente buscado por Amparo, en que logra que darse sola con don Enrique, le comunica con resuelta voz la vehemencia de su amor hacia el, e intenta acariciarlo . Guarda una forzadcmpstuonEriqe,flapromesntfulad, en el momento en que la joven se afana en mostrar su pasión con mayores transportes, alegando ella que su juventud, ávida de emociones, tiene más derechos que la madre, ya de edad madura, a con.Lqauimstdrehlcozón mbreaquin sm asistido, tomo testigo mudo, a la escabrosísima escena, y comprende que toda la culpa reside en la hija, incapaz de reprimir sus impulsos . Se queda a solas con ella, la increpa duramente, sin conseguir otra tosa que una obstinada declaración de aquélla en el sentido cle que no se dejará arrebatar al hombre a quien adora . Creada así una situación de incompatibilidad en el seno de la familia, que abre un abismo entro madre e hija y siembra el desconcierto entre los miembros del hogar, sólo ante l a revelación de que la boda entre su madre y don Enrique obedece al propósito exclusivo de legitimar a uno de sus hermanos, hijo de amores ilícitos entre ambos, se quebrantará la resistencia antes inexorable de Amparo, cediendo así a esa razón profunda que toda mujer estima indeclinable : que tengan un padre autorizado los seres que arroja al mundo . Se puede afirmar que toda la arquitectura dramática de la obra regido en este arranque temático . Si debe o no considerarse corto suficientemente poderoso y legítimo para encadenar en tomo suyo el destino de una familia numerosa, esto no es cuestión que permita ser despachada con un gesto afirmativo o negativo, habida cuenta de que la estimación del problema está sujeta a las condiciones par .tiPourladespnc,mbliqutesoa ofrecen los autores de la comedia, debió tener sustantivo importancia, a tal punto que Elena, la madre al principio extraviada en la escabrosa aventura de tener un hijo sin padre reconocido, no dudó en aceptar el segundo matrimonio como recurso que le permitiese legitimar el vástago huérfano de paternidad . -162-

Colocadas las cosas en este terreno, tampoco nos ha de sorprender la apasionada conducta de Amparo, la hija que entra en competencia con su madre por la conquista del hombre a quien ama . Es un tipo de mujer fuerte, voluntariosa y altiva, que tiene el orgullo de proceder en consonancia con su personalísimo pensar y sentir, importándole poco las ligaduras familiares que en este caso la inducirían a comportarse en forma distinta . Pero obsérvese que obra de tal suerte porque considera que ninguna razón de las aducidas en contra de su inclinación amorosa, es de suficiente valor como para aconsejarle un cambio de rumbo . Mas cuando viene la apelación a sus sentimientos de hija que ve en peligro el nombre de la madre y do su hermano ilegítimo, no vacila en sacrificarse, cediendo a un noble impulso del alma . Esto la redime y dignifica . Madre Guapa está concebida, según se desprende de este somero análisis, para ensalzar la figura de la mujer madre, que pone sus más elevados pensamientos en legar a sus hijos un nombre limpio de mácula . Contribuyen a conseguirlo casi todos los personajes de la com mgeoidsntar,áFqubcydienmharblptognisrae, fgudeVir comprensiva y tolerante, ya mujer angustiada por el recuerdo de una falta que necesita reparar, ya hembra de firme temperamento que sabe, en el momento preciso, cuando su hija olvida que lo es, disputarle con eficacia el hombre escogido, haciendo surgir en la rebelde el raudal emotivo que trueca las ambiciones de conquista en humilde resignación . Con lo cual triunfa la madre que lleva dentro . Madre Gua-pa no es, pues, pieza endeble ni mucho menos . Hay en ella suficiente fuerza dramática, y lo que pudiera parecer mera excrecencia un tanto censurable, son las escenas de le dama sesentona casada con un mozalbete inescrupuloso ; pero no pasan de ello, es decir, de algo postizo que muy bien podría cercenarse a Madre Guapa para darle mayor altura teatral . Panamá. 11 de octubre de 1952.

EL LIBRO Y EL INTERNACIONALISMO DE LA CULTURA (Con motivo de la Semana del Libro) En rigor, el concepto de internacionalismo surge y prospera en la cultura occidental . La realidad que su vigencia pide no ha sido posible sino en el ámbito cultural que tiene como centro a Europa, pues sólo desde que se organizan las nacionalidades de ese continente con vigorosa fisonomía particular, de modo que cada una de ellas ofrezca una personalidad fuerte y respetable ante las otras, existe ese sistema de trato que implica consideraciones mutuas y re gula las relaciones interestatales sin violencia del poderoso contra el débil . Tal estado de cosas sólo tiene aplicación, por supuesto, dentro de un régimen pacífico de convivencia, pues la guerra, como es bien sabido, arrasa, en su huracanado empuje, con los mejores frutos que para su bienestar haya obtenido el hombre en horas de trabajo -fecundo . El internacionalismo supone, pues, una ordenación de la vida terrestre a base de pueblos cuyo desarrollo los haga partícipes de los beneficios de una cultura común . Esto se ha conseguido gracias a la actividad creadora del hombre europeo, cuya ciencia no se confinó a las fronteras del viejo continente sino que irradia pródigamente hacia todas las regiones de la tierra en donde haya la capacidad indispensable para recoger su productiva simiente . El espléndido desarrollo de los Estados Unidos de América y el alcanzado en el lejano oriente por el Japón comprueban que allí donde hay un fermento humano con vigorosa aptitud receptora y enérgicas dotes para la propia creación, puede la ciencia obrar verdaderos prodigios. - 164 --

Ahora bien, la cultora europea cuenta en su haber con un instru mento inapreciable que no desconocio la antigüedad greco-latina, pero que entonces no estaba en condiciones de producir magníficos rendimientos. Este instrumento valiosisimo es el libro . Para grie gos y romanos no existió, hablando con propiedad, un orden internacional, fundado en la seguridad de contar, frente a sí mismos, con entidades organizadas que exigieran consideraciones recíprocas . Los helenos forjaron su admirable cultura, adjudicándose una superioridad incontestable sobre los demás pueblos, a los cuales menospreciaban, suponiéndoles incapaces de llegar a su extraordinario refinamiento . Los romanos, por su parte, basando su hegemonía en razones de poder político, se creyeron, como todo pueblo dominador, con derecho a imponer su yugo sobre los otros, reputándolos también inferiores frente al vigor latino . No se produjo en el inundo antiguo, en tales circunstancias, un equilibrio internacional propicio al florecimiento de una cultura en que griegos y romanos miraran como colaboradoras a otras porcio nes del género humano . Faltaba, por otra parte, el vehículo indispensable para el intercambio de productos espirituales qué es el libro . Por lo menos no logró convertirse, como en la época moderna, en poderoso instrumento de difusión, toda vez que, reducido a las propor rcaidones t manuscrio,yeasnúmro,u de influencia era también de contorno muy limitado, Una de las características esenciales de la cultura occidental reside, en cambio, en su extraordinaria capacidad expansiva, en su generosa prodigalidad . El libro, que adquiere, gracias a la imprenta, una potencia difusora que multiplica con creces la acción reduci staqmdeuirvnlhoyg pmudsEnecroaitlyqg,uesadnrpolic esrtfunda

compar a con cualquiera de aquellos que tuvieron por centro propulsor a alguno de los grandes pueblos de la antigüedad . a Cabe decir, sin embargo . que si el libro ha proporcionado E uropa un medio insustituible de extender en forma nunca vista ferina antes su influjo cultural, también ha servido para revivir en jamás soñada por los antiguos en particular griegos y latinos, cuanto ellos hicieran por la gloria del hombre . Merced al libro la, posteridad 155 --

conoce con toda suerte de pormenores la obra genial de los grandes hombres y razas que la marca del tiempo ya dejando atrás . De modo que así considerado, viene a ser una especie de tribunal póstumo que exalta con nobilísima justicia la memoria de cuantos hicieron algo digno de recuerdo imperecedero . El libro constituye, por otra parte, la más firme base del desenvolvimiento científico . Se puede afirmar, sin exageración, que sin su valioso concurso la ciencia no sería posible : como tampoco lo sería') otros aspectos importantes de la vida espiritual humana, que tienen en sus páginas siempre acogedoras el medio de transmisión por La cultura, en general, es una vasta empresa de colasupone dos tareas fundamentales, no realizables plena

excelencia .

colaboración que

mente sino a través del ibro ; el cual, siempre n su mis ón de depositario

fidelísimo del saber, proporciona a las nuevas generaciones la experiencia acumulada del pretérito para que ellas, nutridas de e sa savia. fecundante, forjen a su vez el caudal que habrán de tran.smitralohbesdfutro

Las instituciones de cultura no pueden realizar su .Lncosmaetpidr lemintsrvcodelib de primera enseñanza junto con los profesores secundarios y uni versitarios actuán como si fueran intermediarios am ables entre el aber mudo de los libros y las inteligencias jóvenes a nte quienes vi stalizan, para facilitarles la asimilación . intelectual,aestro e l vasto reperto rio de la ciencia heredada . La universidad añade de singular trascendencia que consiste en formar a los nuevos inves tigadores, quienes no se -conformaran dceolnapsiv tcón saber común sino que. a su vez, acrecentaran con su propia cosecha la herencia científica recibida . Los libros han hecho factible el internacionalismo

de la cultura . La grandiosa empresa de. la ciencia moderna cuenta con la coopera ción asidua de cuantos laboratorios y centros de alta investigación los pueblos cultos, si sus oficiantes, como ver existen diseminados en ledansturoim,bpcealsnrdtáuoisahemrn dspcial realizan y obtienen en su heroico bregar . Un

libro, un folleto . una

revista, se encargan de mantener unidos en ade.rliguónst ciencia a cuantos cerebros de alta capacidad trabajan

en su favor, sea cualquiera el lugar donde ejerzan su ministerio . Ni diferencias de raza, ni de idioma, ni presunciones gratuitas de superioridad, cuentan como obstáculos que ensombrezcan la serena hermandad de los hombres consagrados a elevadas faenas intelectuales . El libro, que es siempre el resultado de tan agotadora actividad, encierra cuanto de más valioso pueden atesorar esos nobles espíritus, a quienes no alcanzan las salpicaduras de la mezquindad humana . A menos que, como suele ocurrir en ciertas horas negras dela historia, se desate una ola de barbarie que declare la guerra a la inteligencia y a los más finos productos mentales n.esEcatóli udoesy mantdoresufatq rios,yl libros, perseguidos como reos de delito, encuentran en la hoguera pública un trágico destino . Las ideas, sin embargo, no perecen ni pueden ser exterminadas como la carne mortal . El hombre, como ser físico, podrá sucumbír en el suplicio, mas su pensamiento tendrá la virtud de asegurarle una perduración más fuerte, más vital que el empeño de sílenciarlo . Así ha acontecido siempre, y no pocas veces ocurre que el martirio del hombre asegura la inmortalidad a la idea que determinó su holocausto . Con lo cual comprobamos que el libro, símbolo glorioso del pensamiento humano, está dotado de una vitalidad que vence a la muerte física y tiene más fuerza que la es , paja que empuña el verdugo para segar cabezas . Panamá, 8 de julio de 1942,

SOBRE LA PEQUEÑA ANTOLOGÍA, DEL POETA KORSI El poeta Demetrio Korsi acaba de publicar una Pequeña Anto logía de sus versos, Figuran en ella poemas cuya trayectoria se extiende durante un lapso que sobrepasa los veinticinco años, desde los cantares de la mocedad ilusionada hasta las espigas de las últimas cosechas. Las composiciones recogidas en esa Antología nao muestran una vida poética inquieta, llena de vaivenes, que acaso encuentra ex placieron sltaivde xstnciam delutor,cyas andanzas por el mundo, como buen gustador de emociones, dejan huellas apreciables en las formas cambiantes de los versos, en la variedad de los temas ; en la gama de los estados de ánimo respon sabledtproucióndeaql, Las estrofas finales de U ltíma Canción (1918) traducen acer tadamente una fase inicial del poeta, todavía incierto en cuanto a la índole y calidad de su mensaje, desconfiando incluso de la posibilidad de lanzarlo con la plenitud de inmortalidad que su vocación re' clama : Todavía en mi alma no ha vibrado el verso eterno en que, sincero artista, revelaré junto al amor frustrado la sed de gloria que mi vida atrista, Esa estrofa inmortal que sueña inerte cual virgen casta en inviolado lecho, tal vez la misma que ahogará la muerte inédita en el fondo de mi pecho . - 168

Tengo la idea de que en la primera producción de Korsi, cuan do todavía el hombre no se ha lanzado por los caminos del mundo ni tiene acumuladas muchas experiencias, parece concentrarse la parte más densa de su lirismo . Hay entonces un cierto candor de alma virgen, que sabe expresarse en versos sencillos, teñidos a veces de melancolia, aún cuando apunte,, no en la técnica aunque sí en la intención, algún dejo un tanto parmasiano . En Lírica (1919) hace esta confesión de valor programático : La estrofa más hermosa se hace con versos tristes . Las tres cuartetas de la poesía Desilusión ilustran este periodo inicial . Carnadas de morbosidad romántica, de prematuro hastio de la existencia, es lo probable que no denuncien, a pesar de ello, una condición temperamental. .Mas bien podría entenderse que son la respuesta a un pasajero quebranto, plasmado en esa : arrebato elegíaco : Para gemir no tiene mi pecho ni un gemido para llorar no tienen ni lágrimas mis ojos De muy distinta factura resultan composiciones posteriores del poeta, en las cuales, ya arrojado al torbellino de las locuras mundanas, se confiesa un sensual gozador de la vida . El estilo adquiere mayor plasticidad y colorido, se engalana con una robusta vestidura de lúbricos contornos . Así se produce, al final de Nunca más . . . (1922), haciendo alarde de cínico despecho : Me arrancaré el puñal de tu desprecio . y en ágil barco cruzaré los mares bajo la racha de los vientos, e iré a hundir entre cien razas heroicas la tempestuosa leyenda de mi juventud sin freno, que se ha lanzado a los placeres como un caballo loco por un despeñadero Una buena parte de las producciones de Korsi tienen como tema las peripecias del propio poeta, ya enfrentado a la mujer, ya a los azares de su vida andariega . No . es hombre que tenga puesta una ; ni por lo entrevisto en esperanza firme en la bondad de su destino - 1 69 -

sus versos, la fortuna, a su vez, le cortejó con miradas lisonjeras . Mas tampoco es sujeto que se amilana ante los reveses ; y en lugar de la actitud resignada, de humilde conformismo, adopta la posición desafiante de la burla que a veces se convierte en sarcasmo . De aquí nace esa nota de humorismo salpicado de mordacidad con que reacciona ante las situaciones adversas . En sus labios asoma la sonrisa burlona del escéptico o, en los casos extremos, la negación rotunda ; mas nunca se confiesa vencido . Véase, por ejemplo, esta imprecación contra sus propios anhelos de poeta : La gloria, esa quimera inmaculada, tentó con su fulgor mi fe ilusoria, pero yo improvise una carcajada para burlarme de la misma gloria . Es, por otra parte, un poeta fuertemente arraigado en su tierra natal. Por más que la tentación de la aventara o el afán de agrandar horizontes le hayan llevado fuera de la patria en varias ocasiones, hay en su naturaleza una fuerte raíz tropical, específicamente panameña, a cuyo influjo no sabe sustraerse . Algunos títulos de sus libros poéticos y sobre todo la tórrida inspiración de no pocos de sus cantares le mantienen en amoroso coloquio con las cosas vernáculas, con la fidelidad de quien sabe que entre ellas comenzó a despertar su vocación literaria.

MENSAJE, LIBRO DE VERSOS DE ESTHER MARIA OSSES CORDIALIDAD GUATEMALTECA Cuidadosamente impreso, gracias a la diligencia y pericia de la Tipografía Nacional de Guatemala, acaba de aparecer el primer libro de versos de la poetisa panameña Esther María Osses, que mantiene con aquella tierra hermana un vínculo de afecto conyugal, a través del artista José Aranda Klée, quien vive en el Istmo desde hace varios años y aquí va dejando, con cariño y efusión, brotes amables de su arte . Arande Klée ilustra con hermosos y atinados dibujos el libro de Esther María, que lleva además, un prólogo del escritor panameño Miguel Amado, en el cual dice su admiración por los versos de la joven autora . En el colofón de la obra se declara : "Este libro fue editado en los talleres de la Tipografía Nacional de Guatemala, bajo los auspicios del Gobierno que preside el Dr . Juan José Arévalo" . Es significativo este testimonio . Alude a un tipo de relación entre los pueblos que despunta corno planta nueva en esta América nuestra, llamada en las presentes circunstancias del mundo, a marcar rutas salvadoras . Un presidente de Guatemala universitario y comprensivo, ofrece el amparo magnífico de sus prensas oficiales a una exquisita artista panameña, y la manda a su patria y al mundo de las letras con un Mensaje saturado de intimidad lírica . Gesto hidalgo, de nobleza de ley, que bien vale la pena recoger, porque nos coloca en el umbral de un estrecha amalgama de esfuerzos hispano-americanos, en cuyas sutiles mallas no hay ya absurdas divisiones de fronteras. Estas son de carácter político y constituyen el marco de los egoísmos nacionales . Borrarlas en el mundo del espíritu parece una tarea de envidiables proyecciones, a las cuales está vinculada, acaso, la suerte del mundo en el porvenir .

AUTENTICIDAD Y POESÍA Conozco a Esther María desde hace ya un puñado de años, cuando realizaba estudios en la Normal de Institutoras que funcionaba en esta ciudad, y percibí desde mi asiento de profesor las inquietu deslajovnquepg rdasli certo nmisdel alma . Aquella muchacha preocupada no podía ocultar que su verdad interior la llevaba hacia los derroteros del ensueño . La comprobación, en estos casos, no es difícil . El ser humano que encierra en su mundo íntimo la simiente de lo poético muestra pronto, en su porte y ademanes, que su andar no es común, que le atosigan ansias sutiles, misteriosas llamadas, y escapa con frecuencia de la cir cunstancia cotidiana, de los menesteres corrientes de la vida, para sumirse en delectantes coloquios con su propio y singular yo recóndito . Observaciones atentas de sus rasgos psicológicos y de sus reacciones frecuentes me confirmaron en la idea de que había en ella una sustancia interior de cuyo desenvolvimiento podrían esperarse muy prometedores resultados, Aparte de que, en sus ejercicios de clase, demostró siempre singular predilección por el cultivo de las letras . Han pasado los años y durante su transcurso la poetisa que comenzaba a despuntar en la Escuela Normal ha venido labrando su miel con acendrado cariño . De tarde en tarde han aparecido versos suyos en los periódicos y revistas locales. Algunos de ellos figuran en el libro que ahora publica : su primera cosecha en volumen, es verdad, mas densa, indudablemente, de contenido poético . Tiene Esther María, a mi entender, una virtud cardinal : su autenticidad como artista . En el universo de hoy, donde tantas cosa= atraviesan por aguda crisis, es consolador encontrar una joven poetisa que ha resistido con sin igual lealtad las tentaciones de la técnica de moda para refugiarse invariablemente en su propia y personal calidad lírica . No ha querido pagar tributo a quehaceres de mero corte exterior, sino que, con valentía y decisión, mantuvo y mantiene su manera de hacer versos con obediencia estricta a la espontaneidad de su mandamiento creador . Pienso que, en efecto, allí está la esencia de la verdadera poesía, del arte poético de siempre, el perdurable y eterno . Podrán sobre- 172 -

venir conmociones y catástrofes, modos insinuantes de hacer, formas tentadoras, cualesquiera que ellas sean . Más no podrá ser verdadero y auténtico artista sino el sincero consigo mismo, el capaz de no traicionarse nunca. Por ello yo admiro . a esta poetisa panameña, que tiene los ojos teñidos de mar y vive en continuo agobió de inquietudes y anhelos . Mar y ensueño tejen su guirnalda lírica, y ojalá que con ella los lectores agradecidos de Mensaje, ciñan su gentil figura en el mundo de las letras . Panamá, 31 de enero de 1946 .

MIGUEL AMADO, TRADUCTOR Y COMENTADOR DE DANTE PROBLEMAS QUE OFRECE LA LECTURA DE DANTE Acaba de aparecer, cuidadosamente editado en prensas argen sutinas,urbjodepsitvméro,queañd fructuosa producción de estos años nuestro culto escritor Miguel Amado (1) . Se trata de la traducción del Canto Tercero del Infierno, a la cual acompañan, junto con el texto italiano, una serie de prolegómenos, preparados con indudable acierto, que se encargan de introducir al lector en el clima histórico propicio al trato con el genial florentino . La lectura de Dante supone, en efecto, una larga faena intelectual . Alejado de nuestro actual momento histórico por siglos de intensa discrepancia, el acercarse a sus venerables tercetos requiere, si el intento no se reduce a una vana curiosidad de neófito que paga tributo a la fama del poeta, un serio esfuerzo en el sentido de salvar las distancias, suprimiendo cuantos prejuicios o impedimentos hagan difícil la navegación en los intrincados piélagos del poema dan tesco . La Diviso Comedia fue compuesta, según se sabe, en el ya remoto siglo XIII de nuestra era, Quien quiera llegar con provecho hasta los umbrales de aquella centuria, necesita sacudirse de preocupaciones actuales ; debe renunciar definitivamente al ingenuo empeño de acercar el libro a la época contemporánea para plantearle interrogaciones y urgirle respuestas acomodados a nuestro mundo de hoy-

(1)

MIGUEL AMADO, Canto Tercero del Infierno, de Dante Alighle ri . Guillermo Kraftltad, Impreso en la Argentina, 1946. 1 vol. 33x16 cm„ 73 Págs . 1 74

Su actitud ha de tener un signo contrario . El viejo poema, satura do de medievalismo, quedará por siempre incrustado en su propia órbita ; no dará un solo paso de avance hacia tiempos posteriores . Puede, en cambio, el hombre del presente, corno ser inteligente y comprensivo, ensayar un desplazamiento de su persona hacia la edad en que vivió Dante, para escuchar su palabra a ratos atormentada, a ratos transida del éxtasis, divino . Y aún después de alcanzar el término de ese gran viraje hacia la centuria que sirve de marco a .la Divina Comedia, ante los pórticos que dan acceso a sus inspirados cantos, deberá el lector avisado prevenirse de una cierta competencia que le permita salvar con acierto dos formidables escollos : el mundo teológico dentro del cual Dante se mueve con pericia suma, como quien habita en casa propia, y la esmeradísima construcción alegórica que sirve de soporte y andamiaje fundamental al poema. Que no han de ser figuras mortales, parecidas a las nuestras y talladas con nuestra sangre y músculos, las que pueblen aquel universo de poderosa fantasía ; sino seres etéreos, habitantes de regiones pergeñadas con imaginación desbordante, si bien el poeta, humano al fin, acudió . a las pasiones, dolores e ideales de los hombres para do tar a sus criaturas de una torturante apelación a las realidades de la vida como sustancia y razón de su, destino ultraterreno . LA TAREA DEL COMENTARISTA Miguel Amado ha respondido muy bien a la exigencia, perentoria en el caso de un texto como la Divina Comedia, tan cargado de problemas, de colocar ante el lector la información indispensable, desde el punto de vista histórico y crítico, encaminada a facilitarle el contacto con las angustias del infierno dantesco . Considero que en esto reside, principalmente, el mérito de su trabajo . No es frecuente, en verdad, en ambiente como el nuestro, donde no se valoran empresas cle este género, una lealtad tan digna de encomio a tareas de verdadera seriedad intelectual . Porque no se puede llegar, estemos seguros, a frutos como el que da margen a este comentario, sin haber adquirido previamente, junto con una adecuada cultura histórica, el amor y la capacidad inherentes inquetds al em peño de hacer accesible un texto alejado con exceso de las - 175 -

ventaja cl campo espigado hasta el exceso, con maestría y lucimiento, por investigadores de extraordinaria competencia . Esta es la práctica seguida, con aplauso de todos, en la bibliografía internacional, cuando se trata de trabajos de esta índole, que deben ser, a causa de la renovada actividad sobre los mismos temas, el producto mancomunado ele muchas voluntades . por ello es de máxima exigencia la honestidad de ofrecer en todos los casos las fuentes utilizadas, con citas precisas, que permitan a los estudiosos comprobarlas, si lo estiman del caso, ahondar en el estudio del asunto o proseguir la investigación en un determinado sentido, si a ello les incitan sus propias apetencias . El trabajo del escritor panameño es, pues, un digno y meritorio esfuerzo, que acaso se resiente un tanto por algunas imperfecciones en la factura de los endecasílabos de la versión española. Mas esto, (fije quizá pueda mejorarse en una próxima edición, queda compensado con el decoro intelectual demostrado por el amor en los demás aspectos de su trabajo, el cual, entre otras cosas, representa un plausible intento de traer a las tierras del nuevo continente, el eco nunca apagado de aquella voz bajo cuya venerable advocación han nutrido su espíritu tantas generaciones . Panamá, 20 de junio de 1946 .

EL RETABLO DE LOS DUENDES En los talleres de la Imprenta La Academia de esta ciudad fue editado, no ha mucho, el libro de Gil Blas Tejeira que lleva por título El Retablo de Los Duentes, ¿A qué obedece esta designación? ¿Representa un intento del autor en el sentido de ofrecer en el título la clave de su estética de narrador o se trata, simplemente, de un nombre colocado al frente de todos los relatos por coincidir con el adjudicado al primero de cuantos forman el volumen? La pregunta tiene sentido y predispone al lector atento hacia la actitud inquisitiva . A veces los títulos nada dicen ; en otras desorientan o despistan . En algunas, sin embargo, suelen ser como sutiles invitaciones a penetrar . en la esencia misma del libro cuya presencia anuncian en el mundo literario . Gil Blas Tejeira no es un escritor sin malicia y, por lo tanto, convicto de inocencia de intenciones . Por el contrario, en la literatura panameña actual representa el tipo del hombre de pluma inclinado a hurgar con mayor sutileza en intimidades de vocablos y significaciones, a veces con afanes puristas, otras con propensiones irónicas . No es, según esto, ociosa la rúbrica con que bautiza su cosecha de cuentos . Me parece entrever en ella la tónica de varios, aunque se escapan de le filiación aquellos en que el autor hace concesiones al género costumbrista . Como ensayo de explicación me permito insinuar la circunstancia, visible en buen número de relatos, de adoptar el autor la postura no de quien ofrece productos de propia exclusividad sino la del narrador acucioso de leyendas y consejas aprendidas en la infancia . Claro está que en este caso el cuento no denuncia una actitud pecul iardelscto,pufáilments uyqeintrvcóes un tanto impersonal en cuanto a la índole del asunto se refiere . De modo que su tarea debe apreciarse más por la calidad literaria

de la narración que por los caracteres intrínsecos del tema y su desarrollo. Integran el volumen cerca de cuarenta relatos de variada extension, en los cuales, como lo ha insinuado con acierto Federico Tuñón on comentario reciente, no hay, por parte del autor, el propósito deliberado-de mostrar una técnica de cuentista, ya que la mayoría fueren escritos con la prisa propia de los trabajos destinados al periódico de próxima aparición . Es de suponer, por lo tanto, que lo fundamental en ellos no está en la concepción artística . Su valor reside, mas bien, en é1 poder de evocación, en la habilidad de trasmitir, ya en la madurez de la vida, experiencias e ilusiones de años mozos . Gil Blas Tejeira presta, en este sentido un eminente servicio a las letras panameñas, pues las enriquece con una serie de narraciones que forman parte de nuestro patrimonio folklórico y que de otra manera correrían el inminente riesgo de perderse . Estimo que esta tarea, la de recoger por escrito el tesoro de leyendas, consejas y hasta supersticiones de sabor nativo, constituye, hoy por hoy, deber inaplazable de nuestros hombres de letras que tienen la aptitud y el gusto por estas cosas, a las cuales están vinculadas tantas peculiaridades del alma panameña . Vamos perdiendo poco a poco, gracias a las crecientes influencias extrañas proyectadas sobre el Istmo de Panamá, en virtud de su condición cosmopolita, rasgos esenciales de nuestro ser étnico, psicológico y cultural ; y urge, por lo tanto, restaurar y valorar como se debe cuánto nos viene de atrás y representa, por lo mismo, la más firme base de nuestra vida espiritual . Aplazarlo por más tiempo puede ser peligroso en extremo, pues las resistencias de un país pequeño, de escasa población y de no muy segura conciencia de si mismo, tienen su límite . Iniciar un viraje fundamental, que nos reintegre en nuestro propio ser panameño, sin que ello signifique, naturalmente, odio o desprecio hacia lo extranjero, es tarea de urgente acometimiento . De aquí que me parezca muy acertado, en este sentido, el libro con que Gil Blas Tejeira incrementa nuestro parco caudal literario . Aparte de que revela -esto ya en abono de sus merecimientos como escritor- dotes singulares de observador, admirable capacidad de evocación del pasado juvenil, pletórico de ilusiones, y particular apego a las tradiciones y costumbres regionales . Bien pueden agrade.

agradecerle sus paisanos que haya sabido revivir, para deleite de los años maduros, ese mundo de la mocedad en el cual se mezclan, en dosis de varia magnitud, junto con los tristes aleccionamientos de la vida, los brotes más puros del sentimiento asidos sutilmente a los vagaronos contornos del ensueño . Panamá, marco 2 de 1940 .

ROGELÍO SINAN Y SU NOVELA PLENÍLUNIO Rogelio Sinán, a quien algunos llamamos afectuosamente el Poeta en gracia de su devoción a las musas, deriva ahora, con Plenilunio, hacia el campo de la novela . No es nueva, desde luego, esta propensión suya. Casi desde los años de su iniciación literaria rindió homenaje a la literatura narrativa como cultivador afortunado del cuento . Algunos de los mejores con que contamos en nuestra no muy abundante cosecha son hijos de su inventiva . Parece, pues, que lleva dentro, junto con el lírico malabarista de imágenes, el diestro fantaseador de historias . Hay algo, sin embargo, que considero . sobre manera singular, en esta dualidad anotada . Su inspiración de poeta discurre por muy otros caminos que los frecuentados cuando viste los arreos del narrador. Si se engolfa en la tarea poética, escapa de la realidad cotidiana, huye de los contenidos objetivos y se queda con el recurso estético de las imágenes, acomodándolo a la técnica de nueva usanza . En cambio, como cuentista procede en sentido anverso . Cualquiera podría figurarse, después de leer sus versos, que habrá do tropezar con relatos convencionales, sin lastre vital, en cuya factura haya intervenido más la facultad de abstracción que la pupila certera del observador . Mas sucede exactamente lo contrario : no sólo echa pie a tierra, dispuesto a no dejarse engañar con falsas apariencias, sirio que capta realidades de cruda verdad humana, descarnadas y sangrantes. Se dirá acaso que tal divergencia resulta impuesta por las dife rencias que, como género . separan a la poesía de la literatura na rrativa . Sin entrar en disquisiciones eruditas que se encargarían de comprobar cómo la una está injertada históricamente en las entrañas de la otra, puedo aceptar que, en efecto, cumple el poeta su oficio con menesteres de sutil contextura que le apartan un tanto de los empleados en otros quehaceres literarios .

En el case individual de Rogelio Sinán me inclino a pausar que, cuando estribe versos, frena demasiado su espontaneidad creadora para someterse a las exigencias de una determinada técnica 'poética que le cuenta entre sus adeptos desde muy joven . Como escritor narrativo se me ocurre que opera dentro de una gama más amplia de posibilidades, dejándose llevar, sin represiones deliberadas, per las tendencias de su temperamento . Revélase así como hombre de Emito raíz tropical, en quien los ardores de la sangre cobran imperio inusitado, inclinándole hacia esas zonas de la vida en donde con tiendlosmpu dexocntrsie dparjuimbe abisal . Encuentro, no obstante, ciertas concomitancias entre sus apti tudes poéticas y sus facultades de, escritor narrativo . Plenilunio, su publicación más reciente, ilustra bien lo que al respecto quiero decir . En las primeras páginas no habla, desde luego, el novelista . Mediante una serie de piruetas imaginativas procura crear una atmós .Ptfeircoamlpndsgavejcmpl,undoreaqsivcompór suerte que, en un momento dado, pueda sentir el lector que abandona el tinglado mágico para encontrar terreno finase donde apoyar la trama . La fantasia asume esta vez derechos que usualmente no le están concedidos, arrastra consigo a los personajes y encadena tambien al autor, quien desde el principio gusta ldsmaericnotg,íuldeintroc quesharpo y discute les pormenores de su propia creación . De este predominio imaginativo y de una singular propensión a hurgar en el mundo subconsciente, poblándolo de entes ilusorios, nace esa rara calidad fantasmagórica, fiera de tiempo y lugar, que sirve de fondo a la trama novelesca, Tales elementos, superpuestos al cuadro propiamente narrativo, constituyen una especie cle at .mósteradvinpoétcaquedsnirta olectr Aparte de que concebido el relato como entidad global, prescindiendo de las divisiones internas acostumbradas, se desarrolla con arreglo a mr procedimiento de interrupciones determinadas por la intervención de cada personaje en el desenvolvimiento de la novela . Están suprimidos los engarces lógicos, las pausas que permiten introducir cambios de ambiente o circunstancias referentes a los - 182 --

nuevos elementos que ingresan en el cuerpo novelesco . Por ello re sulta que, al operarse súbitamente una ruptura en el relato, para dar paso a otro personaje, se tiene la impresion de que sus peripecias no se eslabonan con las anteriormente contadas . Aunque, en el curso del diálogo, se restablece la continuidad narrativa . Y aquí apunta otra característica de la obra compuesta por el escritor panameño . Toda ella está realizada utilizando el recurso dramático del diálogo, si bien con una gran libertad, pues no siempre existe el intercambio rápido de ideas entre quienes hablan, sino la obligada licencia del monólogo, dentro del cual surgen pasajes descriptivos que alternan con otros de carácter narrativo . Son los propios personajes los encargados de informar al lector sobre el diverso proceso de sus vidas . El autor ingresa a su vez en la trama como un interlocutor más, con quien los otros mantienen una pro longada conversación en cuyo transcurso sobrevienen todas las incidencias dencias de esta ficción literaria . Rogelio Sinán ofrece en Plenilunio un tipo de narración que no tiene precedentes en la producción artística panameña, y con ello, del mismo modo que en el dominio poético, se coloca en posición de avanzada literaria . Buen conocedor de los autores de la hora actual que han abierto brecha hacia nuevas provincias estéticas, dotado de una imaginación fértil en recursos y de una singular capacidad descriptiva, gusta de probar sus fuerzas en estos empeños renovadores . Los elementos de factura artística antes indicados, que comunican al libro fisonomía un tanto forastera, no obstan, sin embargo, para que el autor hunda su escalpelo en el ambiente panameño, empeñado en extraer ingredientes de sabor local . Sólo que el área de observación se reduce a una zona dolorosa de la vida capitalina, en la cual andan mezclados influjos nocivos de procedencia extraña junto con flaquezas nuestras que nos corresponden más como signos de fatalidad geográfica que como engendros de insania aborigen . Se trata de esa turbia realidad, hija del cosmopolitismo, que hace de las ciudades terminales del canal, sobre todo en aquellas secciones más expuestas al tráfago internacional, sumideros donde se recogen tristes residuos de la escoria humana . De raíces tan poco prometedoras surgen los personajes de la novela . Si bien algunos no son frutos directos, en quienes repercu . - 18 3 -

tan taras hereditarias, a la larga les alcanza esta atmósfera viciada, ya porque sus andanzas les llevan a respirar dentro de ella, ya por que, aprisionados en las redes que manejan otros estrechamente vinculados al medio mefítico, resultan sus víctimas voluntarias . filena, la protagonista, en rápida caracterización, trazaoincets este cuadro clínico de su parentela : "Si usted supiera cómo nos clasifican . Mi abuelo, un tra ficante ; mi padre, un chulo ; mi madre, una ramera ; mi marido, un cretino. Qué magnífico material para un archivo del cri men, ¿no le parece?" Con este fardo humano teje el autor la urdimbre de su novela . Se comprenderá, por tanto, que no ha de proyectar sobre ella luces estimulantes ni perspectivas consoladoras . Mira con desgarro pesi mista el ambiente, sin advertir en el horizonte signos de tiempos .

Plenilunio,.Yaesnotidrqmubplí,vscgaeidorómntlpa,eisdbnomríud

mejors

en ocasión más propicia, Rogelio Sinán hinchará las velas de su bajel poético con vientos de fresca marina, orientándolo hacia el país de la esperanza . Panamá . octubre de 1947 .

SAN CRISTOBAL, NOVELA DE RAMON A. JURADO Con este libro de Ramón Jurado Panamá se incorpora a esa tendencia de la literatura hispano-americana que busca en lo autóctono el tema central de nuestro arte y cuya expresión de más alta jerarquía estética sigue siendo Doña Bárbara, la epopeya del llano venezolano . Recuerdan esta obra algunos recursos estilísticos de San Cristóbal como la exaltación de la naturaleza, con sus llanos extensos, surcados de caminos, pletóricos de promesas ; la pintura de esos hombres tristes del campo, sometidos a un lento aniquilamiento de sus vidas por las enfermedades y los trabajos ; el reconocimiento de un fatalismo que se apodera de las gentes avecindadas en la re. gión que sirve de escenario a la novela, adhiriéndolas a esa tierra do por vida, como si un poder superior les atajase el libre ejercicio de la voluntad . San Cristóbal no llega a ser, con todo, una creación literaria de sentido primordialmente rural. Se trata, en realidad, de una combinación de ingredientes que coloca al campo como asiento de una organización industrial. Alternan así la vida del hombre rústico, entregado a sus faenas agrícolas, con el funcionamiento mecánico de una empresa azucarera . Los desajustes de una tal amalgama, que n o logra conciliar los intereses exclusivistas del propietario de la fábrica con los muy moldoestbr qupneñlosactivdrye prestan servicio, constituyen el núcleo de un conflicto que no llega a expresarse con caracteres de rebeldía tumultuaria . Mas debe verse en el incendio que arrasa los cañaverales y destruye el ingenio una especie de bárbara justicia perpetrada por los hombres humildes con tra l a explotación de que se consideraban víctimas . Adquiere d- tal modo el libro un claro sentido de protesta, - 185 -

de imprecación contra la injusticia . Si bien el autor ha tenido el acierto de no convertirlo, desde las primeras páginas, en alegato encaminado a justificar la catástrofe, que surge por obra del azar, aunque algunos signos cabalísticos permiten presentirla, ya bien avanzado el relato : "Se fue el viejo, corriente arriba, entre los gritos de la gente que llamaba desee los barrancos . Y todos quedaron pen sativos, mirándose los unos a los otros . Chuzo había dicho : -Cosas grandes pasarán que todos ustedes verán . Qué significaban las palabras del viejo? Dios sabrá! Pe ro la extraña profecía quedó circulando por el barracón . ., ." San Cristóbal tiene, pues, un contenido social que deriva de la incrustación de elementos industriales en la vida campesina . No se trata de un mero artificio literario, concebido en tal forma deliberadamente, con intenciones sectarias más o menos encubiertas . De ser así, la obra habría perdido esa grata espontaneidad, nacida de un familiar contacto con el ambiente, que ofrece desde las primeras páginas, Ramón Jurado demuestra, no obstante sus condiciones de autor joven, un fino sentido de observación, que le permite presentar con fidelidad asuntos y situaciones . Noo de otra suerte habría logrado traer a la naciente literatura panameña, con vigoroso impulso, una palpitación auténtica cle la vida que llevan nuestras gentes en los medios rurales . El ingenio es un omnipotente señor de los llanos colindantes, en los cuales, bajo la atrayente promesa de la zafra, surgen las plantaciones de caña, no sin el sudor y el sacrificio de los pobres labriegos, unido a la siega de vidas obreras por las maquinarias de la fábrica . Tal pensamiento parece presidir el desarrollo de la novela . En torno a este lema central el autor agrupa una serie de cuadros que presentan aspectos de la vicia rural o escenas relativas al funcionamiento de la empresa . Jurado siente el paisaje de su tierra y lo describe con trazos rápidos, que denotan una fuerte compenetración con el ambiente . Es el comienzo de la estación lluviosaa que siembra de verdura los campos ; o la hora intensa del mediodía, que aletarga los ánimos ; - 186 -

o la gracia parpadean te del amanecer en el cañaveral ; o el sortilegio de las noches campesinas, pobladas de presagios . Véase, por ejemplo, el siguiente pasaje, que selec iono entre los que mejor revelan su capacidad para captar pormenores del medio circundante : "Del crepúsculo, muerto horas antes, no quedaba más que el franco titilar de las estrellas cuando Ricardo y Chepalá lle .mgaLNbUronshtcdjíluviexanrCcolz los corotúes dormían quietas, estáticas .Elsibdoterc ls mosquitos hacían círculos en los oídos .Losranch,ldos tal azar, guardaban la pobreza de sus dueños, bajo la lechosa claridad de los luceros . Ausente el viento - música alegre de las noches campesinas--, el alma como que escuchaba llamadas de la tierra . Pero entonces sólo llegaba, entre zumbido y zum bido de mosquitos, alta quedo bramar de buey y el eterno force .jeandlrío pegaldistLn as hierbas dormían, altivas . Se escuchaba el batir de alas de algún murciélago . Los capachos, vigilantes de los senderos torcidos, anudaban saltos ner viosos . Y sobre los músculos tensos, y en los ojos soñolientos, clavaba esa calma espesa sobresaltos y temores . Era como si se esperase la voz del ánima de algún muerto en desgracia, am .bulanteporí" Las mejores 'páginas de, san Cristóbal son, en mi concepto, las dedicadas a describir el ambiente rural, mirado desde dos planos : má s recóndito el uno, deja al descubierto costumbres no alteradas por huellas civilizadoras ; impera allí el hombre instinto; entregado a su propia ley' . Colindante el otro con las actividades de la empresa azucarera, está sometido a su influencia .isldaoEzpnrgífctelsina,o frmceudlsnoaprfuzeshomtbad eros,abt Sobre el plano rural primitivo destaca la figura de a.glEsPn,ecdfruop'zVbtjilsecñamdpo,nyursiemtoadnlfve coraje y el vigor físico, que lo mismo sirve para echar por tierra al adversario, bajo el impacto de un certero machetazo, que para rendir la voluntad de la hembra apetecida csh.eoñmEbrd adusto, aunque no de mala entraña . - 1 87 -

Los otros personajes del libro no se destacan con igual relieve . Ricardo Gómez, el protagonista, no consigue afirmarse con la categoría de primera figura que el autor ha procurado darle, acaso porque esos rasgos psicológicos difíciles de hombre extraño, recóndi to, amargado, exigen una mayor elaboración en el taller literario . Por la misma circunstancia palidece también la intriga amorosa con doña Rubiela, la esposa impenitente del dueño del ingenio . En cambio, es una buena estampa, de indudables aciertos descriptivos, la pintura del incendio, que cierra dramáticamente la obra . Las escenas de pavor ante el progreso incontenible de las llamas, los recursos desesperados para contrarrestarlas, la huida desconcertante de gentes y animales, el proceso de destrucción implacable que consuman los elementos enfurecidos, están presentados con vigoroso empeño . Ramón Jurado demuestra en San Cristóbal que tiene afortunadas disposiciones para el cultivo de la novela : siente con hondura las cosas de su tierra, percibe con claridad los fenómenos del mundo exterior, se ensaya en el arte difícil de auscultar el interior de las almas y, salvadas ciertas leves imperfecciones de forma, avanza vent .saijóonlmetr dinoelagucmoinstredxp

Panamá, diciembre de 1947 .

LA REPRESENTACION DE UN ANGEL, COMEDIA DE RENATO OZORES, EN EL TEATRO NACIONAL CONSIDERACIONES PREVIAS Quienes asistimos con ánimo entre optimista y alborozado al espectáculo que nos ofrece el creciente desarrollo de la literatura panameña, hemos de sentirnos sobre manera halagados con el mag nífico resultado que el Concurso Miró nos Ira procurado el año último a través de la sección dramática por primera vez instaurad$, que nos deparó la oportunidad de presenciar el estreno de la obra de Renato Ozores intitulada Un Angel, favorecida con el primer premio en el aludido certamen . Sostenía yo en un reciente escrito que para conseguir el cultivo de¡ teatro en Panamá se requiere el estímulo fecundante del concurso anual, urgido por este género de obras más que por cualquiera otro, ya que son tan escasas las producciones dramáticas entre los autores nacionales. Considero por ello que tal sección debe mantenerse en el Concurso Miró durante varios moños, para estimular vocaciones y poder acrecentar nuestro caudal artístico con el florecimiento de un género sin el cual queda algo así corno manca y desmedrada la literatura de un pueblo . Porque no se concibe que falten en su haber producciones que son lustre y vigor de las floraciones literarias de mayor jerarquía con que cuenta el mundo occidental, entre las cuales la griega elevó a cimas proceras el arte dramático, trazando pautas y creando obras que han sido y son abrevadero de inagotable fecundidad . Géneros como la poesía y la novela tienen ya abierto un cauce en nuestro medio, particularmente la primera, que aun sin el aliciente del premio anual ha trazado surcos de permanente vigencia entre - 189 -

los cultivadores de las letras . No así, en cambio, el arte teatral, que sólo esporádicamente ha contado con algunos devotos no muy decididos por cierto . Pues apenas si han aventado en la arena literaria algunas tímidas muestras de su numen dramático . El Concurso Miró debe, en mi concepto, para cumplir con acierto su misión tutelar de las letras panameñas, favorecer el desarrollo gradual de nuestra literatura actuando como estimulante sobre todo de aquellos géneros que, no obstante su extraordinaria importancia, todavía no han logrado plasmar adecuadamente en obras de subido mérito. OZORES COMO AUTOR DRAMÁTICO

Renato Ozores nos había revelado ya sus aptitudes de escritor narrativo a través de una nutrida cosecha de cuentos, a los cuales ha sumado en los últimos años varias novelas, algunas de ellas galardonadas en concurso . Hombre de imaginación pronta, de optimismo sano y regocijado, que le cataloga entre quienes gustan epi cúreamntdspigreloancsdvilamesdbor más lisonjero, nos ofrece un tipo de narración que es fiel trasunto de su temperamento : nada de complicaciones ni de conflictos truculentos, que destilen amargura ni humores sombríos . Mas bien la intriga entre frívola y suspicaz, con sus ribetes de ironía y de crítica social sin rasgaduras lacerantes, reflejo del medio sin la deliberada intención de retratarlo. Que nuestro autor se cuida mucho de incidir en terrenos donde puedan presumirse alusiones a personas o cosas del mundo circundan s:UmpetnlarEo,Aqgu civlraepsguntciódvleaomícdn preciso tener en cuenta que todos los personajes, así co las diver sas situaciones, son puramente, imaginarias y producto mo de la fantas."Ysíelarugov,ipsblearcdon muertos", mediante el consabido arbitrio de la mera coincidencia . Doy por descontado que tal advertencia no constituye, ni con mucho, una consigna estética de Ozores, pues de ser ello así habría de formularle el grave reparo de que . n o puede haber, arte auténtico sin tomar arranque, sobre todo cuando del teatro y de la.novelas trata, en la cantera viva del mundo cotidiano . La fantasía del es- 190 -

escritor es, desde luego, factor decisivo en la creación artística ; mas el dejarla operar sin ningún otro contrapeso traería como consecuencia el parto de criaturas ingrávidas, artificiosas y carentes de verdad humana . Un Angel, en mi opinión, no brota de un venero distinto del que origina la producción narrativa de Renato Ozores . Se mueve el autor en ese plano de la vida extraño a las asperezas y dolores que antes he comentado como fuente de sus cuentos y novelas . Y que rehuye por temperamento las situaciones de fuerte sabor dramático nos lo comprueba, en el caso de la obra nombrada, la circunstancia de haber preferido un desenlace que no arranca lágrimas ni reproches, puesto que el personaje a quien la fuga del marido con la huésped de su casa habría herido duramente, como era de esperarse, no se entera en escena de tal desaguisado y por lo tanto el público no lo .Lgarobpechiísuaóntelrmdopcane intenso del cobrado, de seguir por este camino, un efecto dramático que carece al final y que el público ciertamente esperaba, pues quedó como en suspenso y con la apetencia de un manjar agridulce . Mas el autor dispuso las cosas de distinta manera, y prefirió que Clara, encarnada magníficamente por Anita Villalaz, no asistiera el descalabro definitivo de su vida conyugal . No obstante lo expuesto, que nos coloca ante un panorama dramático de tintas un tanto leves, cabe advertir en la obra -y en esto reside, a mi modo de ver, su mayor mérito -la concepción de un personaje de corte revolucionario, insólito en el teatro de factura tradicional . Me refiero a la figura de Mercedes, la joven dos veces divorciada, a la que dio realce y creación escénica Flor María Araúz, apuntándose, sin duda alguna, un gran acierto de interpretación . Con ello Ozores se coloca al lado de dramáticos contemporáneos que por primera vez se atrevieron a mostrar en escena lo que bien puede calificarse de un proceso audaz de liberación de la mujer, antes su jeta a coyundas esclavizadoras, Porque Mercedes confiesa paladinamente que prefiere, antes que tu¡ nuevo dogal a través del matrimonio, la entrega franca al hombre en quien ella vea una posibilidad de solución para su vida, aun cuando se encuentre casado y sobre todo si no es feliz en su matrimonio . La idea de "redimir un cautivo, , le place extraordinariamente y no va-

ella en poner en marcha el plan que ha concebido : liberar a Adolfo, de quien Harry Iglesias hizo una decorosa encarnación, de un enlacem.ElpusaoytzrinbAfúeíVdcCólaurn,vezpmásoqjcrnetado resortes del arte escénico, al darnos la versión plena de acierto de la espesa que mira de soslayo, como colocándolo en plano de inferioridad, a un marido condescendiente, y que sazona, además, su alegre desenfado con la afición disimulada hacia los. chismes y con el proyecto frustrado de conseguir a ¡Mercedes el marido de otra mujer a quien desprecia radicalmente . En papeles colaterales, que sirven para tejer la intriga, se des empeñaron muy bien Eneida Valdés, encarnando la figura de una chismosa, y Juan Fuentes, intérprete de Chanito, el esposo sin vo luntad, en quien su mujer ejerce un absoluto dominio . Renato Ozores ha compuesto en Un Angel una comedia muy decorosa, que demuestra su compenetración con la solera del buen arte dramático español, y cuyas 'virtudes, además -de un excelente dominio del diálogo, apuntan ya en el primer acto mediante una acertada presentación del asunto y 'los personajes, culminan en el segundo con la intervención de la muchacha desenvuelta, do .novedosa y revolucionaria ideología, que Flor María Araúz repre sentó, con lucimiento, y nos . permiten asistir en el tercero a la .lpdroaenjcivósCutod"erfcina Predominan en la obra, más que les 'conflictos de' orden pasional, las ideas cuidadosamente calculadas de las dos mujeres que le sirven "de magnífico soporte : Clara y Mercedes . Las fallas qué pue den señalársele dependen, precisámente, de esta ausencia de un ver dadero conflicto dramático, que debilita el desenlace . Mas esto puede, sin embargo, defenderse, en nombre de una comedia sin dolor y sin lágrimas, a la que parecen llevarnos, como de la mano, las Mercedes del mundo contemporáneo . Panamá ; 22 de febrero de 1954 .

SOBRE LA POETISA ROSA ELVIRA ALVAREZ Nació en la ciudad de David e hizo estudios en el Colegio de María Inmaculada, de Panamá, que prosiguió luego en California, donde reside actualmente. En aquella tierra brotaron de su raudal interior sus primeros versos, transidos de emoción panameña . Nostalgia es, según parece, uno de los poemas de Rosa Elvira que dieron por primera vez noticia externa de su lirismo . En esta composicpoieótn,sacvr iétmuoladernc, ansiedad la imagen de su patria lejana, y logra aciertos indudables, como en los versos : Las manos las traigo pálidas y largas por la nostalgia que traducen magníficamente el anhelo de volver a su tierra, mediante el lírico alargamiento de las manos . También son metáforas de nueva y original factura las siguientes : De arañar tanto el recuerdo las uñas llevo gastadas ; la soledad ha vestido de blanco todas mis lágrimas . La patria y el mar son temas favoritos de Rosa Elvira . Posiblemente están unidos con tan estrecho vínculo por la circunstancia de encontrarse ella ausente del terruño, que le atrae con fuerza poderosa . Cuando la nostalgia se apodera de su alma, la inmensidad del mar surge en seguida como respuesta imposible a sus anhelos . La playa asoma con frecuencia en sus labios, y las gaviotas, aves marinas y viajeras incansables, le seducen también . Es interesante advertir cómo el tema de la patria lejana ha hecho rodar la inspiración de la poetisa sobre el mar cambiante, como vehículo de sus ansias, a tal -193-

punto que en alguno de sus poemas se confiesa hermana atormentada del océano tormentoso : Mar, mar infinito, ¿eres el mar, o eres mi alma? Tú y yo en la inmensidad ¡qué sélos! ¡De espaldas vuelta, sin piedad, la playa-! La poesía panameña tiene en esta joven artista una de sus más lisonjeras promesas . Con la favorable coyuntura, además, de que sus versos están amasados con imágenes de hondo sabor tropical, pues la fuerza misma de la ausencia ha contribuido a grabar en su alma las huellas perdurables de la tierra en donde nació, que no la abandonan un solo instante y constituyen la raíz íntima de donde brota su inspiración poética . Panamá, diciembre de 1940 .

ACOTACIONES A GIL BLAS TEJEIRA, AUTOR DE CAMPIÑA INTERIORANA Gil Blas Tejeira es un escritor que siente con hondura las llamadas .Adesutiranlque los vaiven s de la vida le han zarandeado lo bastante para mantenerle alejado de los parajes donde transcurrieron sus míos de mocedad, los productos más densos de su pluma son sin dud a aquéllos que vienen aromados con las brisas mañaneras del campo y trasudan, ya el sabroso encanto de la evoca ción o la añoranza lejana, ya los brotes todavía frescos de contactos recientes con su vieja querencia . El secreto de su fuerza vernácula reside, a mi modo de ver, en su periódica comunicación con la provincia . Aun cuando los ajetreos del diario vivir le mantengan atado las más veces a la vida capitalina, sabe escaparse de tiempo en tiempo a las vegas zaratinas o a otras co marcas donde el calor regional no padece transmutaciones envilecedoras, con el fin de respirar a pulmón lleno los aires provincianos, que nutren y refuerzan su espíritu, haciéndole más permeable y sutil para hurgar en las esencias nativas. Tiene la retina en constante acecho para sorprender los pormenores de ambiente, los colores y las formas, y tampoco se le escapan los rasgos característicos de una fisonomía, los gestos inconfundibles de una persona o sus formas usuales de comportamiento . Pero su técnica descriptiva no opera exclusivamente con los datos que se le entran por los ojos, diestros y sagaces en la observación . Buen gustadodesrdesaboy rmsegional,ycídoastumbr de la infancia a percibir los rumores de la naturaleza o del medio circundante, sazona a menudo sus escritos con ingredientes sensoriales diversos que nos dan la medida de su íntima compenetración con la tierra de origen. - 195 -

Gil Blas no sólo observa sino que goza en contar . No es el espectador acucioso que trasmite al papel el fruto de sus pesquisas con puntualidad descriptiva pero sin toques de emoción . Esto podría ocurrirle a cualquier curioso transeúnte que vagando a caza de pormenores pintorescos se entretuviese en dar cuenta de ellos por la sola virtud de su interés típico o costumbrista . Pero es otro, muy distinto, el caso de Gil Blas Tejeira . En muchos de sus cuadros actúa él mismo como protagonista, trasmitiéndonos las impresione., vívidas y perdurables de quien ha participado con delectación en el desenvolvimiento de los sucesos narrados. Esto ocurre particularmente si, adoptando el tono de la evocación, nos ofrece el relato de episodios que forman parte de su propia vida, transcurridos en la paz de las costumbres hogareñas, en los contactos de la niñez o la adolescencia con personas o cosas del pueblo natal, en las peregrinaciones juveniles por el campo o los lugares circunvecinos . Todo ese caudal de experiencias, adquirido en la edad temprana de la existencia, que en no pocos casos decide sobre el rumbo futuro, sobre todo en los seres dotados de mayor sensibilidad, es fondo de suma importancia en la formación del escritor penonome amn:ñueotscélbáiy,rganetslíqmuicdanoebrtásuinpraco le califican mejor dentro de las letras panameñas . Forjado espiritualmente en los usos y costumbres de la tierra nativa, aprendió a quererlos con firmeza y a sentir el orgullo de la tradición, cuyo corolario no puede ser otro que la repugnancia hacia las importaciones forasteras con las cuales se pretende sustituir el patrimonio heredado de los mayores . Se pronuncia abiertamente, de tal suerte, exaltando la costumbre de la rosca de cumpleaños para celebrar "el mejor de los días", contra la moda censurable y vergonzosa del cake ante el cual se produce, en coro desgarbado, "el canto inocuo y gringo del Happy birthday te you que hoy desentonan en muchos hogares panameños de donde parecen haber huido, ahuyentadas por las corrientes foráneas, las dulces y , saudosas tra diciones nacionales", (1) (1)

Gil Blas Tejeira : Campiña Interiorana . Ediciones Caribe, México, 1956, Pág, 32 . - 1 96 -

Campiña interiorana es un libro de encendido culto a esa so lera de la tradición que pugna por sostenerse no obstante las arremetidas cada vez más intensas de las modas extrañas . Aun cuando no sería cuerdo oponer, claro está, une resistencia ridícula contra la intromisión de aquellas innovaciones que la civilización acarrea para el mejoramiento de las condiciones de vida, sí constituye en cambio, una tarea de proyecciones patrióticas la de procurar que no se adulteren las costumbres que representan una cabal afirmación del modo de ser panameño en cuanto tiene de peculiar y vernáculo . En este sentido escritores como Gil Blas prestan un servicio de crecida importancia, pues recuerdan a la gente desaprensiva y despreocupada donde están los valore, cuya pérdida implicaría una mengua conconsiderable de nuestra autenticidad . Nada deslustra y debilita tanto las características nacionales como la invasión progresiva de costumbres forasteras, sobre todo cuando se trata de un pueblo pequeño, de escasos recursos y de atributos propios nn muy sólidamente establecidos . A la larga su capacidad de resistencia flaqueará cada vez más, hasta llegar al quebrado definitivo . Que el pueblo panameño está sometido a una presión de tal índole no deben ignorarlo o desentenderse de ello con indolencia quienes se entregan a serviles imitaciones bajo el espejismo de la novedad o la moda . La protesta de Gil Blas, cuando toca estos extremos de la tendenci a extranjerizante, no es, sin embargo, de tono doctrinal o de sever o moralismo patriótico . No lo consentiría el género que cultiva con tanto donaire ni le lleva por tales sendas su agudo sentido del humor, que aflora en sus escritos a cada paso . Precisamente por el tono zumbón, irónico y regocijado cle su estilo, tiene un público numeroso que acude diariamente a su adobada prosa periodística con ánimo de solazarse en la lectura, disfrutando con avidez el chiste intencionado, la ironía punzante o la alusión entre maliciosa y sa .tírica Gracias a estas cualidades literarias tan peculiarmente suyas, Pues no hay en este campo del humorismo escritor entre los panameños que le iguale o se le parezca siquiera, consigue ofrendarnos en Cara piña Interiorana . una serie de estampas deliciosas en las cuales cuenta donosamente episodios diversos del acontecer pueblerino .,ya la superstición del mal de ojo o los miedos ocasionados Por los fan-- 1 9 7

fantasmas nocturnos ; ya las escenas de un velorio campesino, con su cortejo de rezos, lloros y ritos exóticos ; ya la pintoresca habilidad cle] salta-muertos a quien privan de ejercer su nada piadosa maniobra los deudos de un difunto ; ya la creencia fundada en la eficacia de ciertas oraciones destinadas a reconquistar un cariño perdido o a vencer la esquivez de alguna atractiva mozuela . Otros relatos de Campiña lnteriorana nos sitúan en vertiente distinta :tra ndela cogida,entre celosayespranzda,que tienen en el ambiente penonomeño de años atrás ciertas conquistas del progreso técnico como la luz eléctrica o el uso doméstico del hielo y sus derivados refrescantes ; o bien, de fiestas y costumbres típicas, de frutas y manjares que hacen la delicia de la vida pro vinciana ; o de sucesos en que el dolor y la tragedia pusieron su cle° do sangriento . No es Gil Blas, desde el punto de vista literario, lo que suele llamarse con propiedad un cuentista . Por lo menos no lo revela en el libro que ahora comento ni tampoco en el que publicó hace algunos años con el título El retablo de los duendes . Aunque tiene facultades para el cuanto, como son una imaginación despierta y excelentdomi lestnarivo,letsamnolr rpiecadlsuntovead,cbiomundartísico,quela observación directa del medio para extraer los materiales con los tunics construye sus relatos . Estos vienen a ser, de tal suerte, algo así como vistas o cuadros captados con acierto de los flancos palpitantes de la realidad observada ; más no de cualquiera sino de -aquella que concentra desde la mocedad sus predilecciones artísticas . forjadas en el amor a la tierra natal, con sus personajes y anécdotas, sus tradiciones y rasgos inconfundibles . Por ello le deleitan especialmente la evocación y la añoranza, en las cuales su sensibilidad se mueve como en casa propia, dejándose arrastrar por la cuerda sutil de las gratas reminiscencias . Colocado en esa perspectiv a donde se entremezclan de modo constante el aguijón de los recuerdos personales, conservados en abundancia, y los contactos renovados con la tierra, los seres y las cosas que 1e son amados, Gil Blas Tejeira tiene ya adquiridos sobrados títulos de escritor costumbrista, sin duda el más calificado en la joven literato • literatura panameña. Panamá, Septiembre de '1957 . -19R--



INDICE página DON FRANCISCO DE QUEVEDO Y VILLEGAS I-Escorzo biográfico II-Concepción de la vida III-Dolor de España

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LA CONCEPCIÓN CERVANTINA DE LA NOVELA La hazaña literaria de Cervantes Hombre del Renacimiento La novela anterior a Cervantes Actitud crítica de Cervantes Su concepción cle 1L. novela

22 22 23 25 25 29

VICTOR HUGO, ABANDERADO DEL ROMANTICISMO . . . . La personalidad de Victor Hugo . • • . . . . • . • • . Abanderado romántico

El Romanticismo como reacción contra el Clasicismo La batalla romántica contra los clásicos • • . . . . • EL DICCIONARIO DE ANGLICISMOS de Ricardo J . Alfaro . . . Un jurista-filólogo s • • . ""' El problema del anglicismo .. El Diccionario de Anglicismos LA GRAMÁTICA Y SUS LIMITACIONES 1 . Una definición y sus consecuencias 2. Origen y trayectoria de la hegemonía gramatical 3 . La Gramática no es "arte de hablar y escribir correctamente mente„ 4 . La Gramática como ciencia histórica del idioma 5 . Lo individual y afectivo en el lenguaje • • • • IDEAS ESTÉTICAS DE ORTEGA Y GASSET . . . . • • • • • • • • • • •

34 34

35 36 41 49 49 51 G3 59 59 60 ,

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MEDIEVALISMO Y MODERNIDAD EN EL 74 LIBRO DE BUEN AMOR • . . . . • "" •' """ 74 I-La posición espiritual del Arcipreste de Hita 76 II----Medievalismo . . . . . . . . . . . . . . . . . 78 III-Modernidad . . . . . . . . . . . . . . . . . • • •" """""



Vagina SEMBLANZA DE MENÉNDEZ Y PELAYO 81 82 Años de formación • • 82 Los primeros estudios , En la Universidad de Barcelona . La influencia de 82 Milá y Fontanals 85 . La cuestión del krausismo Peripecia en Madrid La influencia de Gumersindo Laverde 86 Peregrinaje intelectual por diversos países de Europa 88 Los componentes ele la personalidad El fondo clásico y humanista Su credo estético • El sentido histórico • •• . . Ingredientes pasionales Enemiga contra el germanismo Catolicismo e intransigencia Genio nacional, raza y estilo Sentido españolista de su obra • . . . .

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ESTUDIO SOBRE LA VOLUNTAD, OBRA AUTOBIOGRAF ICA DE AZORIN 99 I-Los personajes . . . • 99 101 II-Las ideas en La Voluntad 102 IIi-Concepción de la vida IV-E1 valor literario de La Voluntad 106 SOBRE EL CONCURSO LITERARIO RICARDO MIRO 107 107 I-Los reproches formulados II-La sección do leyendas nacionales 111 Dictamen sobre la sección de novelas (1949) 114 En la entrega de premios del Concurso Ricardo Miró (1966) 119 RODRIGO MIRO Y NUESTRA HISTORIA LITERARIA La vocación Valoración de lo panameño . . . Ideas conductoras El método Los resultados

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Página LA POESÍA DE STELLA SIERRA Sobre la poesía femenina El caso de Stella Sierra Sinfonía Jubilosa Libre y cautiva

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La visión de España en Cadalso y Larra (Análisis comparativo) 148 La Gaviota (d , Fernán Caballero) y el realismo 151 El tema del Amor y de la Muerte en el Macías (Mariano José de Larra) y La Celestina 154 Apunte sobre

u

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Virginia Fábregas en el Teatro Nacional 159 P2 Libro y el Internacionalismo de la Cultura 164 NOTAS Y BOSQUEJOS SOBRE AUTORES PANAMEÑOS Sobre la Pequeña Antología, del poeta Korsi 168 Mensaje, libro de versos de Esther Maria Oses . . .

171

Miguel Amado, traductor y comentador de Dante 174 El Retablo de los Duentes (Gil Blas Tejeira) 178 Rogelio Sinán y su novela Plenilunio 181 San Cristóbal novela de Ramón II . Jurado 186 La representación de Un Angel, comedia de Renato Ozores en el Teatro Nacional

189

Sobre la poetisa Rosa Elvira Alvarez 193 Acotaciones n Gil Blas Tejeira, autor de Campiña Ínterio rana 195

COLOFÓN Se terminó la impresión de este libro en los talleres de la Imprenta LA ACADEMIA, en la ciudad de Panamá, el día 6 de Noviembre de 1957 .

Los Estudios Literarios que aparecen en el presente volumen son el resultado de pesquisas realizadas en diferentes oportunidades, pero ligadas por la orientación literaria y metódica que el autor les imprime, Algunos, como verá el lector, tienen mayor densidad e intención analítica ; otros son comentarios menores, motivados por la aparición de un libro, y van encaminados a saludar su ingre so en la república de las letras, sin otra pretensión . El autor se ocupa ahora en revisar y ordenar sus trabajos, que aparecerán, según tiene proyectado, en volúmenes distintos, bajo los siguientes títulos : La Universidad en Panamá y otros tenias La doctrina gramatical de Bello Cristal del tiempo (Escritos publicados en periódicos v revistas) Temas de literatura española La literatura panameña de la República Baltasar Isaza Calderón forma parte, como Individuo de Número, de la Academia Panameña de la Lengua, y es miembro Correspondiente de la Real Academia Española .