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Spanish Pages 204 [357] Year 2009
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C L Á S I C O S D E L P E N S A M I E N T O
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COLECCIÓN CLÁSICOS DEL PENSAMIENTO Director Txetxu Ausín (CSIC) Secretaria Ana Romero de Pablos (CSIC) Comité Editorial Sonia Arribas (CSIC-ICREA) Fernando Rodríguez Mediano (CSIC) Miguel Ángel Puig-Samper (CSIC) Consejo Asesor Roberto R. Aramayo (CSIC) Dominique Berlioz (Universidad de Rennes, Francia) Javier Echeverría (CSIC) Anna Estany (Universidad Autónoma de Barcelona) Ottmar Ette (Universidad de Potsdam, Alemania) Thomas F. Glick (Universidad de Boston, Estados Unidos) Carlos López Beltrán (UNAM, México) Christoph Menke (Universidad de Postdam, Alemania) Isabel Morant Deusa (Universidad de Valencia) Alicia Puleo García G. (Universidad de Valladolid) Rosaura Ruiz G. (UNAM, México) José Antonio Zamora (CSIC)
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ISAAC NEWTON EL TEMPLO DE SALOMÓN (Manuscrito Prolegomena ad Lexici Prophetici partem secundam)
Edición Príncipe, traducción española y estudio (segunda edición crítica revisada y actualizada con nuevo estudio) a cargo de
CIRIACA MORANO RODRÍGUEZ
CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS Madrid, 2009
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Reservados todos los derechos por la legislación en materia de Propiedad Intelectual. Ni la totalidad ni parte de este libro, incluido el diseño de la cubierta, puede reproducirse, almacenarse o transmitirse en manera alguna por medio ya sea electrónico, químico, óptico, informático, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo por escrito de la editorial. Las noticias, los asertos y las opiniones contenidos en esta obra son de la exclusiva responsabilidad del autor o autores. La editorial, por su parte, sólo se hace responsable del interés científico de sus publicaciones. Primera edición: abril de 1996 Primera reimpresión: diciembre de 1998 Segunda edición: diciembre de 2009 Edición crítica, traducción, introducción y estudio de Ciriaca Morano Reproducción del facsímil por cortesía de The Burndy Library, Dibner Institute for the History of Science and Technology, Grace K. Babson Collection of the Works of Sir Isaac Newton Catálogo general de publicaciones oficiales: http://www.060.es
© CSIC © De la edición crítica, traducción, introducción y estudio: Ciriaca Morano © Del prólogo: Luis Alberto de Cuenca © Ilustración de sobrecubierta: Sir Isaac Newton, 1689, Godfrey Kneller, por amable autorización de los administradores fiduciarios patrimoniales de Portsmouth (fotomontaje, cortesía de Nana Paparicolau) NIPO: 472-09-101-5 ISBN: 978-84-00-08933-7 Depósito Legal: M. 52.682-2009 Impreso en Closas-Orcoyen, S. L. Polígono Igarsa. Paracuellos de Jarama (Madrid) Impreso en España. Printed in Spain En esta edición se ha utilizado papel ecológico sometido a un proceso de blanqueado ECF, cuya fibra procede de bosques gestionados de forma sostenible.
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A la memoria de mi querido hermano Manolo Morano y a sus hijos, José Antonio y Mari Carmen, y nietos, Mari Carmen, Antonio, María y Marina, que lo perpetúan como brotes nuevos
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ÍNDICE Agradecimientos .............................................................
XI
Prólogo ......................................................................
XIII
Introducción a la segunda edición ............................... Las repercusiones científicas y culturales de nuestra edición ...................................................................... La evolución de la investigación en el ámbito de las ediciones en los últimos años ........................................
XV XV XVII
Estudio preliminar. ......................................................... XXIII I El contexto del manuscrito Prolegomena ad Lexici Prophetici partem secundam (aspectos científicos y teológicos) . .............................................................. XXIII El corpus de los manuscritos teológicos inéditos de Newton y la azarosa historia de su transmisión . ... XXIV Una imagen distorsionada del pensamiento y la obra de Newton......................................................... XXVII ¿La incomprensible heterodoxia de un hombre religioso?.................................................................... XXXII Interpretación de las profecías e historia humana....... XXXIV Ciencia e interpretación de las profecías..................... XXXVIII El Templo de Salomón en la obra científica y teológica de Isaac Newton.......................................... XL Apuntes para una valoración del pensamiento científico y teológico de Isaac Newton........................ XLIII II. La edición príncipe del manuscrito: problemas y soluciones (aspectos críticos y filológicos) ............ XLVII Los Prolegomena ad Lexici Prophetici partem secundam, un manuscrito complejo y difícil............... XLIX Problemas de crítica textual........................................ LI El manuscrito: sus características físicas.................. LI IX
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ÍNDICE
Problemas de composición......................................... LIII Problemas de crítica literaria...................................... LVII La relación de los Prolegomena con el Lexicon Propheticum .......................................................... LVII El uso de las fuentes............................................... LIX El trabajo filológico de Newton en el comentario a la visión de Ezequiel................................................ LXIII Indicios para una datación aproximada de los Prolegomena............................................................... LXVI ¿Intervención editorial o fidelidad al texto?: un difícil discernimiento........................................................... LXVIII Los criterios de edición del texto latino.................. LXVIII Sobre el título..................................................... LXIX Sobre la numeración........................................... LXX Sobre las inserciones........................................... LXX Sobre la referencia a los planos........................... LXXI Sobre el contenido.............................................. LXXI Algunas observaciones sobre la traducción española del texto................................................................. LXXI Facsímil del manuscrito.................................................. LXXIII Aclaraciones sobre el facsímil......................................... LXXIV Reproducción del texto.................................................. 1 Edición príncipe del manuscrito..................................... Aclaraciones sobre la edición.......................................... Sumario ...................................................................... Texto latino y traducción española . ..............................
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Abreviaturas y signos tipográficos en la edición........... De libros bíblicos........................................................... De otros autores y obras en el texto latino y en el español ...................................................................... Otras abreviaturas y signos tipográficos..........................
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Índice
de autores y obras citados en la edición............
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Bibliografía. .................................................................... I. Ediciones de obras de Isaac Newton citadas en el estudio preliminar..................................................... II. Selección de estudios y catálogos de manuscritos .....
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AGRADECIMIENTOS En la primera edición de esta obra, expresé mi agradecimiento a diferentes personas que, de un modo u otro, me habían ayudado. A todas ellas, aunque no las enumere, por razones de brevedad, las recuerdo de nuevo con gratitud. En esta segunda edición, valoro y agradezco especialmente que Luis Alberto de Cuenca haya querido enriquecerla con un prólogo expresivo de la belleza de su estilo literario y de los vínculos de amistad que nos unen. Miguel Ángel Puig-Samper, director del Departamento de Publicaciones del CSIC, ha mostrado en todo momento su interés por esta obra y ha posibilitado que, aun en una situación de crisis y recortes presupuestarios, el libro sea publicado. Txetxu Ausín, director de la colección Clásicos del Pensamiento, propició y facilitó su inclusión en la mencionada colección. Enrique Barba, también miembro del Departamento de Publicaciones, ha demostrado su buen hacer profesional en la tarea de supervisar pruebas y facilitar la mediación entre la imprenta y la autora. He realizado esta obra en el marco del proyecto que dirijo titulado «Edición de textos inéditos de Isaac Newton en lengua latina». José Manuel Cañas y Pablo Toribio, miembros de este proyecto, me han apoyado de modos diversos durante el tiempo de su realización. A José Manuel Cañas le agradezco la transcripción y revisión de los textos en lengua hebrea y su colaboración en la selección bibliográfica. Pablo Toribio me ha aportado una importante ayuda en la elaboración de la bibliografía, en la transcripción del manuscrito 14, de la colección Yahuda, relacionado con el tema de la obra, y en la cuidadosa revisión del texto preparado para imprenta. A Javier Gil le agradezco también su valioso trabajo de revisión. Albert Mayoral, mi sobrino, experto del diseño gráfico, ha dedicado generosamente tiempo y competencia profesional a aportar sugerencias para mejorar el diseño del facsímil del manuscrito. Le estoy muy agradecida. XI
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AGRADECIMIENTOS
Carmen Grande, nueva compañera de trabajo, ha intervenido eficazmente en la corrección de unas pruebas de imprenta nada fáciles y muy laboriosas. María Luisa Ramas también ha colaborado en este trabajo. A ambas les agradezco su esfuerzo. Nanna Papanicolau me ha cedido generosamente el diseño de portada. En difíciles circunstancias relacionadas con esta obra, a las que aludo en la introducción, ha sido para mí inestimable la desinteresada, eficaz y constante ayuda de Lorenzo Peña y Pedro Bádenas. Ambos han puesto su competencia profesional al servicio de lo que consideraban justo. Les agradezco esta prueba de amistad. También agradezco a Alberto Bercovitz su certera intervención y a Pedro Torres su incondicional apoyo. Mi hermana y toda mi familia siempre están activamente cercanas en los trabajos que emprendo. Una vez más, en la realización de esta obra, he experimentado cómo su valoración y su cariño potencian mis energías y allanan las dificultades.
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PRÓLOGO Isaac Newton dejó inéditos al morir un número considerable de manuscritos, gran parte de ellos escritos en latín y en una letra complicada y plagada de abreviaturas que hace difícil su lectura. El tema de muchos de esos autógrafos es la Teología, lo que puede parecer extraño a primera vista, pero acaba resultando muy ilustrativo a la hora de comprender lo que bullía en la cabeza del sabio inglés, uno de los grandes protagonistas de la revolución científica moderna. La doctora Ciriaca Morano, investigadora del Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo y Oriente Próximo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, viene ocupándose desde hace años en la edición de esos manuscritos newtonianos con una pulcritud filológica extraordinaria, añadiendo a la edición crítica del texto latino una traducción castellana tan fiel como elegante que ayuda a comprender los pasajes más intrincados —que los hay, y en gran número— del original. Este Templo de Salomón, que contiene la edición crítica del autógrafo de Newton Prolegomena ad Lexici Prophetici partem secundam, ha visto ya dos veces la luz, auspiciado en ambas ocasiones por el Departamento de Publicaciones del CSIC, y ahora inicia su tercera salida editorial (en 1996 apareció la editio princeps, y en 1998 una reimpresión de la misma), cuando la investigadora Morano anda ya sumergida en otros quehaceres, relacionados siempre con la copiosa obra inédita de Newton. Y lo hace cuando ha aparecido en Internet, dentro de la web de un proyecto británico, otra edición de los Prolegomena, que se inspira hasta el plagio en la tarea filológica previa llevada a cabo por la estudiosa española. Bueno es recordar, aunque sea desde este humilde prólogo, que las labores de edición de un manuscrito constituyen materia de derechos de autor, y que no es ético ni lícito aprovecharse del trabajo de los demás. Dicho esto, lo que me importa subrayar aquí es lo titánico del esfuerzo desarrollado por la doctora Morano para dar a conocer la obra latina de Newton a la comunidad científica universal, XIII
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PRÓLOGO
afianzando con ello una nueva visión del polígrafo inglés, según la cual éste no sólo sería el padre de la Física moderna, sino también un homo universalis, característico de la época que le tocó vivir (nació en 1643 y falleció en 1727), atento a todo estímulo cultural que pudiera presentarse ante su mente privilegiada, incluidos los planteamientos teológicos que desarrolló en su obra latina inédita. Esfuerzo titánico que hoy se corona con la aparición de esta segunda edición, revisada y actualizada, del Templo de Salomón, curiosísima obra en que Newton discurre por un tema de enorme actualidad, y con numerosas implicaciones de carácter teológico, en el tiempo de su existencia, tras las huellas de autores como el jesuita cordobés Juan Bautista Villalpando, discípulo de Juan de Herrera y autor, en colaboración con Jerónimo de Prado, de otro Templo de Salomón de gran impacto en su momento —finales del siglo xvi y comienzos del siglo xvii— y que ha estudiado Juan Antonio Ramírez con tanta y tan conspicua erudición. Felicidades, pues, a Ciriaca Morano, por su valiosísima edición, enriquecida con una versión castellana memorable y un estudio preliminar y unas notas —tanto textuales como exegéticas— que se me antojan ya imprescindibles para iniciarse en la obra teológica de Newton, que aporta a la pragmática manzana de la gravitación universal la manzana, deliciosa e inútil, del Paraíso. Luis Alberto de Cuenca Madrid, 2 de diciembre de 2008
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INTRODUCCIÓN A LA SEGUNDA EDICIÓN La obra que se edita de nuevo contiene la Edición Príncipe del manuscrito Prolegomena ad Lexici Prophetici partem secundam, la reproducción de su facsímil, su traducción española y un nuevo estudio en el que destacan los aspectos científicos, teológicos y filológicos relacionados con el texto y con su edición. El manuscrito es autógrafo y pertenece al corpus de los escritos teológicos de Isaac Newton que su autor no publicó en vida y que, tras largas vicisitudes, han permanecido inéditos casi en su totalidad. La necesidad de hacer la segunda edición de una obra puede estar motivada por distintas razones: porque la obra se haya agotado y conviene volver a editarla, porque se pueden aportar datos o aspectos nuevos que podrían mejorarla, o porque el estado de la investigación en el tema haya cambiado sustancialmente y sea conveniente ofrecer datos sobre esta evolución. En el caso que nos ocupa, puedo decir que las tres razones enunciadas determinan y justifican la necesidad de esta nueva edición y, aunque sea someramente, considero necesario exponerlas. Las repercusiones científicas y culturales de nuestra edición A modo de introducción, puede ser especialmente significativo hacer balance de las repercusiones científicas y culturales que la edición de los Prolegomena ha tenido en los años transcurridos desde su primera aparición en 1996 hasta el momento actual en que, por segunda vez, se acomete una nueva edición revisada y actualizada. No pretendo dar ahora datos concretos de reseñas, estudios o menciones que se han hecho de la obra que nos ocupa. En este mo mento sólo quiero aportar algunas reflexiones sobre la trascendencia que tiene posibilitar que una obra de Isaac Newton no caiga definiti XV
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vamente en el olvido, sino que pueda ser entregada al mundo de la cultura y de la ciencia para provocar nuevos conocimientos, suscitar nuevas ideas y ocupar el lugar que le corresponde en esa cadena de maravillas que es la evolución y el progreso de la humanidad. Así de importante es la labor del editor o editora de una obra cualquiera, pero la tarea tiene especial relevancia si, como es el caso, la realizó uno de los mayores genios de nuestra historia. Se trata, además, de un manuscrito que ha permanecido, durante casi tres siglos, en un inmerecido anonimato porque un cúmulo de circunstancias relacionadas con las creencias de Newton hizo desaconsejable la publicación del mismo en vida de su autor. Tener la responsabilidad de revelar un secreto tan bien guardado invita a poner todas las capacidades y energías al servicio de la tarea para conseguir que la obra derivada del manuscrito, la edición impresa, ofrezca con toda exactitud y claridad aquello que el autor hubiera querido entregar personalmente a la imprenta. Y realizar esto, en casos como el que nos ocupa, es una larga y concienzuda tarea destinada a hacer pasar la obra del «caos» formal en que se presenta, a un «cosmos» en el que se pueda identificar claramente el valor del contenido de la misma. El lector podrá comprobar intuitivamente parte de lo que estoy diciendo, si observa cuidadosamente el facsímil del manuscrito. La realización de este tipo de trabajos es la dimensión práctica de una ciencia, la filología, que requiere un gran arsenal de conocimientos teóricos de la disciplina y un conocimiento especializado y profundo de la lengua en que el manuscrito se escribió. Hoy, que entregamos nuestras obras científicas a la imprenta en un soporte electrónico, con un escrito absolutamente claro, realizado en ordenador, y prácticamente compuesto y maquetado, nos cuesta imaginar lo que puede ser un trabajo científico de carácter filológico como el que acabo de describir y que, en el caso del manuscrito de los Prolegomena se ve agravado por las dificultades que abajo indicaré. Sorprendentemente ha sido en estos años, de tan intenso desarrollo tecnológico, cuando la legislación europea se ha interesado por estos temas y ha sabido valorarlos al plasmar en su articulado un justo reconocimiento de la labor de los autores de ediciones de obras, hasta ese momento inéditas, insertando un artículo que protege especialmente sus derechos de propiedad intelectual.1 1 La vigente Ley de Propiedad Intelectual española —ajustándose a una directiva de la Unión Europea (Council Directive 93/98/EEC, 29 October 1993, «harmonizing
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INTRODUCCIÓN A LA SEGUNDA EDICIÓN
Además de las repercusiones a las que, de un modo genérico, acabo de aludir, quiero dedicar aún unas líneas a otro tipo de influencias más concretas, unas más directas y otras más indirectas, que la publicación de la obra, realizada en 1996, ha ejercido en el ámbito de las ediciones de textos inéditos teológicos de Isaac Newton. La evolución de la investigación en el ámbito de las ediciones en los últimos años En abril de 1996 tuve la satisfacción de tener entre mis manos, ya impresa, mi primera edición de la obra Isaac Newton, El Templo de Salomón.2 Con ella salía a la luz la Editio Princeps del manuscrito autó grafo de Newton Prolegomena ad Lexici Prophetici partem secundam, al que venimos aludiendo, y cuya temática se refiere (como un subtítulo de otra mano indicaba) al Templo de Salomón. Los Prolegomena, como tantos otros manuscritos newtonianos de temática teológica, habían dormido un sueño de siglos antes de dar ese salto crucial en la historia de cada texto, el paso de una obra inédita a una obra publicada. La satisfacción que en ese momento obtuve como autora de la edición del inédito compensó con creces los arduos trabajos que su elaboración me había supuesto y que describiré sintéticamente más adelante (cf. pp. li-lvii). La obra se agotó a los seis meses de su publicación, fue reimpresa por primera vez en 1998 y hace ya tiempo que se agotaron todos los ejemplares. the term of protection of copyright and certain related rights»)— establece una protección particular —a título de propiedad intelectual— a la edición de obras previamente inéditas (es decir, ediciones príncipes) cuando hayan ya caducado los derechos patrimoniales de sus autores o herederos sobre tales obras. La ley otorga, en tales casos, al editor científico y al comercial, el derecho patrimonial sobre esas obras con las mismas condiciones de explotación que hubieran correspondido a su autor, pero sólo por un período de veinticinco años (cf. el art. 129.1 del texto refundido de la Ley de Propiedad Intelectual española [texto actualizado en 2007]). 2 Isaac Newton, El Templo de Salomón. Edición crítica, traducción española y estudio filológico a cargo de Ciriaca Morano. Introducción de José Manuel Sánchez Ron, Madrid, CSIC-Debate, 1996, col. Clásicos del Pensamiento (1.ª reimpr., Madrid, CSIC, 1998). XVII
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En el largo periodo transcurrido desde la reimpresión de 1998, ha evolucionado notablemente el estado de la investigación en el ámbito de los manuscritos newtonianos relacionados con los temas teológicos, tanto por lo que respecta a las ediciones como a los estudios. No pretendo dar cuenta de un modo global del actual estado de la cuestión sobre estos temas, pero sí quiero aludir a un hecho que se relaciona directamente con la publicación de la obra que nos ocupa: la puesta en marcha, en 1996, del proyecto de investigación titulado Edición crítica de textos inéditos de Isaac Newton en lengua latina. La experiencia de la edición de El Templo de Salomón me adentró en un ámbito científico apasionante, hasta entonces desconocido para mí: el de los manuscritos newtonianos de temática teológica y bíblica que aún permanecían inéditos y que, sorprendentemente, eran muy numerosos. Constaté el interés creciente que estos manuscritos estaban despertando en la comunidad científica de ámbitos diversos y que muchos investigadores abordaban la difícil tarea de explorarlos para hacer estudios sobre su contenido, a pesar de no estar aún editados la mayor parte de ellos. Cuando en 1996 publiqué la edición de los Prolegomena llevaba diez años dedicada a los trabajos de edición crítica de manuscritos latinos bíblicos de especiales dificultades. A pesar de esta experiencia, puedo decir que editar los Prolegomena fue el trabajo más difícil y esforzado de mi carrera científica. Las numerosas tachaduras, las enmiendas, las lecturas prácticamente ilegibles, los problemas de composición (que sólo pude resolver consultando y estudiando a fondo el original, tanto en los aspectos relacionados con el soporte como con el contenido) me llevaron al convencimiento de que este tipo de trabajos sólo podrían acometerlos con éxito filólogos latinistas muy expertos en las ediciones de inéditos y con un total dominio de la lengua latina. Todas estas circunstancias reclamaban la necesidad y la opor tunidad de iniciar un proyecto cuyo objetivo fuera ir editando sistemáticamente los manuscritos teológicos inéditos de Isaac Newton en lengua latina y, por supuesto, me pareció imprescindible que el equipo del proyecto estuviera constituido por experimentados lati nistas. Con gran sorpresa por mi parte, comprobé que nadie, ni en España ni fuera de España, había desarrollado hasta ese momento una empresa similar. XVIII
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INTRODUCCIÓN A LA SEGUNDA EDICIÓN
En noviembre de 1996, solicité un proyecto de Investigación y Desarrollo del Estado español que me fue concedido y, desde entonces, se viene desarrollando ininterrumpidamente bajo mi dirección en el ámbito de investigación de filología latina y en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas con el título: Edición crítica de textos inéditos de Isaac Newton en lengua latina.3 En la selección de estos inéditos se priorizan los temas teológicos. Los comienzos fueron bastante precarios porque la subvención recibida era inversamente proporcional a la magnitud del panorama que se abría y, así, me vi obligada a trabajar en solitario durante cuatro años; posteriormente ha ido colaborando en el proyecto un grupo de latinistas que han trabajado y/o se han formado en él. Destaco, por su eficacia y continuidad, la labor del doctor José Manuel Cañas, actualmente investigador del CSIC, que trabaja en el proyecto desde el año 2001. También han colaborado eventualmente investigadores de otras disciplinas, como la historia de la ciencia, para poder enriquecer los estudios desde una perspectiva interdisciplinar. En cuanto a los objetivos y alcance del proyecto debo distinguir dos periodos. En el primero, contemplábamos como único trabajo la publicación de ediciones críticas impresas en formato de libro que seguirían el modelo de la de El Templo de Salomón, con una introducción que contextualizara el manuscrito en la trayectoria del autor y diera razón de los temas fundamentales de la obra, así como de los aspectos filológicos y de crítica textual relacionados con la edición del manuscrito. Cada obra iría acompañada de un facsímil del manuscrito, del texto latino críticamente editado y de su traducción española. En 1998, un grupo de investigadores del Imperial College de Londres, del ámbito científico de historia de la ciencia, inició un proyecto, el Newton Project, dirigido por Robert Iliffe, con un objetivo similar en cierto modo al que nosotros estábamos llevando a cabo desde 1996. Se trataba, en este caso, de editar inéditos de Newton en lengua inglesa y en formato electrónico para difundirlos en Internet. Tras varias conversaciones, llegamos, en diciembre de 2000, al acuerdo de trabajar en interrelación, lo cual supuso una ampliación del proyecto inglés, en cuanto que incluiría los manuscritos latinos que Actualmente el proyecto se identifica con la siguiente referencia: HUM 2007-60506. 3
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en España estábamos editando, y también una ampliación de nuestro objetivo inicial, pues decidimos que el material de las ediciones se difundiera en formato libro y en formato electrónico. En el año 2001 entré a formar parte del Editorial Board del Newton Project como responsable de la supervisión de los manuscritos latinos y Robert Iliffe fue incluido en nuestro proyecto como experto en historia de la ciencia. En 2004 se iniciaron otros proyectos de edición de inéditos newtonianos en lengua inglesa en Indiana (Estados Unidos) y en Halifax, Nova Scotia (Canadá). Hasta ahora dos investigadores del equipo español hemos pu blicado, en la página web del Newton Project, las ediciones de tres manuscritos de la Colección Yahuda de Jerusalén realizadas en el marco del proyecto de investigación del CSIC: manuscritos 2.3 y 12 a cargo de José Manuel Cañas, y el 2.2 a cargo de Ciriaca Morano. Se encuentra también preparado para su codificación el manuscrito 1 de la Colección Keynes del King’s College de Cambridge a cargo de Morano. Se sigue trabajando, asimismo, en las ediciones en formato libro y, por el momento, están muy avanzados los trabajos correspondientes a los manuscritos de la colección Yahuda 2.2, 2.3, 12 y 19. No es exagerado decir que la edición de los Prolegomena está en la base de este movimiento editorial de inéditos teológicos newtonianos de los últimos años, ya que este trabajo fue el que claramente provocó y posibilitó el nacimiento y desarrollo del proyecto español de publicación sistemática de inéditos teológicos de Newton en lengua latina. El resto de la historia que acabamos de narrar ha ido sucediendo, como un desarrollo natural de los hechos, vinculado a tantos logros científicos (de ediciones y de estudios) como ha suscitado la obra de este gran genio con el que la historia sigue teniendo una deuda contraída al permitir que gran parte de sus escritos teológicos continúen ostentando, vergonzosamente para la humanidad, la calificación de «inéditos». El estado actual de la investigación reclama aumentar el número y, por supuesto, cuidar la calidad de las ediciones, para conservar fielmente, mediante una cuidada publicación, el patrimonio cultural de los manuscritos. Hay que tener en cuenta que, hasta que no haya avanzado significativamente el ámbito de las ediciones, las con clusiones de los estudios sobre los temas nucleares del pensamiento teológico de Newton y sus implicaciones sobre el pensamiento científico XX
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INTRODUCCIÓN A LA SEGUNDA EDICIÓN
serán, naturalmente, provisionales. Aun así, disponemos en este momento de muchos e interesantes estudios sobre estos temas, a algunos de los cuales aludiremos más adelante. En el estado de la investigación a veces no sólo hay avances, también hay retrocesos y, aunque sea de manera sucinta, debo aludir a un hecho que, poco antes de la publicación de esta segunda edición, cuando ya la tenía bastante avanzada, me ha resultado sorprendente y preocupante. El manuscrito Prolegomena, objeto de esta edición, ha sido editado, y permanece, en la página web de un proyecto de reconocido prestigio bajo la autoría de una persona que utiliza evidentemente el texto de la edición príncipe como fuente, pero sin reconocerlo y sin haber solicitado los preceptivos permisos de edición a los dos legítimos propietarios del copyright: Ciriaca Morano y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. El texto se mantuvo en la web durante dos meses sin hacer la más mínima alusión a mi edición, única existente (sólo se mencionaba el título de la obra El Templo de Salomón, como «material relacionado») y, posteriormente, cuando, después de infructuosas conversaciones se denunció el abuso y la violación del derecho de propiedad ante el responsable de la publicación on line, se introdujeron mínimas referencias a «coincidencias» entre una y otra edición, pero se negaron a reconocer el presunto plagio y a retirarla de la página web. No es el momento de dar más detalles que se explicitarán en los órganos científicos y judiciales adecuados. El CSIC, en las personas del director de Publicaciones, Miguel Ángel Puig-Samper, y del director de la colección Clásicos del Pensamiento, Txetxu Ausín, ha sido sensible a la necesidad de prote ger el patrimonio que suponen las ediciones, en general, y las de autores tan notables como Newton, en particular, y esto ha hecho posible que la obra El Templo de Salomón sea reeditada. La revisión y actualización que ahora presentamos afecta al texto latino, al español y al nuevo estudio que precede a la edición. Seguimos con los mismos criterios de edición que, a mi juicio, son los que favorecen y posibilitan a los científicos el estudio de estos materiales: la intencionalidad de editar el texto limpio de errores y tachaduras combinando la intervención editorial con el total y absoluto respeto a los contenidos que el autor hubiera querido transmitir. Con respecto al texto latino y al texto español hemos corregido algunas erratas XXI
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de impresión y realizado pequeñas mejoras estilísticas. También hemos procurado mejorar la calidad de las imágenes del facsímil. Finalmente, en el enfoque y desarrollo del nuevo estudio que precede a la edición, hemos tenido presente el actual estado de la cuestión por lo que respecta a ediciones y estudios que directa o indirectamente están relacionados con el manuscrito que nos ocupa. Ciriaca Morano Rodríguez
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ESTUDIO PRELIMINAR
I. El contexto del manuscrito Prolegomena ad Lexici Prophetici partem secundam (aspectos científicos y teológicos) El texto del manuscrito, cuya Edición Príncipe ofrecemos, tiene un particular interés, tanto por la importancia de su autor, como porque en él se ponen de manifiesto algunos aspectos desconocidos o, al menos, erróneamente considerados poco relevantes en la perso nalidad de Isaac Newton (1642-1727). Se trata de una obra con intencionalidad teológica en la que se emplea ampliamente el método filológico. Para realizar el estudio de este manuscrito he partido de un supuesto metodológico básico para quienes nos dedicamos al estudio de la filología: la persuasión de que los textos hay que leerlos en su contexto para poder comprenderlos correctamente. Enmarcar la obra de Newton y su propia persona en el contexto de la cultura, historia y desarrollo científico de su época es una tarea multidisciplinar que está hecha en gran parte, aunque aún falta mucho por hacer, especialmente por lo que se refiere a su obra inédita de carácter teológico. Lógicamente, no me siento concernida por una tarea tan amplia, que desborda las posibilidades de mi profesión de filóloga, pero sí considero conveniente identificar algunos elementos contextuales que ayuden a los lectores a comprender mejor el texto objeto de este estudio. A simple vista podría pensarse que el contenido del manuscrito que aquí editamos es una especie de tratado sobre las medidas del Templo de Salomón con la única pretensión de llegar a fijarlas, con escrupulosa exactitud, mediante cálculos matemáticos. Pero, si su texto se interpreta en el contexto de los datos que el progresivo conocimiento de los manuscritos teológicos de Newton ha ido proporcionando y XXIII
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se contrastan con los de su obra publicada, podremos encontrar en él muchas claves para afianzar un nuevo entendimiento, más unitario, de su figura como científico y como teólogo. Por esta razón y, dado que se trata de un manuscrito autógrafo de Newton de los habitualmente llamados teológicos, aportaré, en la primera parte de este estudio, datos relacionados con el corpus de esos manuscritos así como algunos elementos de la concepción científica y teológica de su autor que nos permitan delimitar el lugar que ocupan los Prolegomena en ese contexto ideológico. Dedicaré la segunda parte al estudio propiamente crítico-filológico de la obra. El corpus de los manuscritos teológicos inéditos de Newton y la azarosa historia de su transmisión Con la expresión «manuscritos teológicos de Isaac Newton» se designa habitualmente un corpus de textos de este autor que incluye escritos de temática predominantemente teológica, pero también otros de exégesis bíblica (referidos en gran parte a la interpretación de las profecías), de carácter histórico e incluso algunos relacionados con temas lingüísticos. Se les considera bajo la denominación ge neral arriba indicada porque todos ellos tienen, en definitiva, una intencionalidad relacionada con el ámbito de la teología. Muchos de estos manuscritos son de puño y letra del autor, están escritos en lengua latina o en lengua inglesa y, por sorprendente que parezca, la mayor parte de ellos no han sido aún publicados. Para dar idea de la producción de Newton sobre temas teológicos baste decir que supera ampliamente la de los de temas científicos. Conocemos actualmente la existencia de unos 180 manuscritos, algunos de ellos muy extensos, que se encuentran depositados en universidades, instituciones científicas y colecciones privadas de numerosos países.1 Los manuscritos hasta ahora catalogados (cf. catálogos en pp. LI y 146 de esta obra) se encuentran en la siguientes instituciones: Cambridge University Library (Cambridge, Reino Unido); King’s College (Cambridge, Reino Unido); Trinity College Library (Cambridge, Reino Unido); Bodleian Library (Oxford, Reino Unido); New College Library (Oxford, Reino Unido); Magdalen College Library (Oxford, Reino Unido); Royal Society Library (Londres, Reino Unido); Hampshire Record Office (Winchester, Hampshire, Reino Unido); Fondation Martin Bodmer 1
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Este considerable monto de manuscritos fue infravalorado durante mucho tiempo y considerado como una producción, menor y sin importancia, del gran científico Isaac Newton. Sin duda, esta escasa valoración explica el hecho de que estos manuscritos hayan permanecido inéditos durante siglos y ayuda a comprender la azarosa historia de su transmisión.2 A la muerte de Newton sus bienes quedaron embargados a causa de un desgraciado acontecimiento relacionado con su cargo de funcionario de la Corona y supervisor de la fabricación de la moneda real. A pesar de que John Conduitt, marido de la sobrina de Newton, dio una fianza, los libros de su biblioteca, entre los que se encontraban sus propias publicaciones, tuvieron que venderse. Tras sucesivas ventas, la colección casi completa fue entregada en depósito al Trinity College de Cambridge. Los escritos no publicados de Newton, la mayoría de los cuales correspondían a manuscritos relacionados con la alquimia y con los temas que globalmente hemos llamado «teológicos», corrieron una suerte diferente. Cuando John Conduitt dio la fianza, pidió como compensación la mayor parte de estos escritos inéditos y la obtuvo, pero con la condición de que se publicaran los que se consideraran (Ginebra, Suiza); Jewish National and University Library (Jerusalén, Israel); Pierpont Morgan Library (Nueva York, Estados Unidos); Harry Ransom Humanities Research Center, University of Texas (Austin, Texas, Estados Unidos); The Babson College, Grace K. Babson Collection of the Works of Sir Isaac Newton, Huntington Library (San Marino, California, Estados Unidos); Stanford University Library (Stanford, California, Estados Unidos); James White Library, Andrew University (Berrien Springs, Michigan, Estados Unidos); Kentucky University Library (Lexington, Kentucky, Estados Unidos); Library of the American Philosophical Society (Philadelphia, Pennsylvania, Estados Unidos); William Andrews Clark Memorial Library (Los Ángeles, California, Estados Unidos); Lehigh University Library (Bethlehem, Pennsylvania, Estados Unidos). La ubicación de algunos otros sigue sin conocerse a día de hoy. 2 Para una detallada y completa historia de la transmisión de estos manuscritos, cf. J. M. Sánchez Ron, en la introducción a la primera edición de esta obra: Isaac Newton, El Templo de Salomón, edición crítica, traducción española y estudio filológico a cargo de Ciriaca Morano, introducción de José Manuel Sánchez Ron. Edición Príncipe, pp. XLVIII-LVII (desde ahora, El Templo de Salomón). Cf. también Richard S. Westfall, Never at Rest: A Biography of Isaac Newton, CambridgeLondon-New York-New Rochelle-Melbourne-Sydney, Cambridge University Press, 1980, pp. 871-874 (desde ahora, Never at Rest), y, del mismo autor, «Newton’s theological manuscripts» (desde ahora, «Newton’s theological manuscripts»), en Zev Bechler (ed.), Contemporary Newtonian Research, Dordrecht, D. Reidel, 1982, pp. 129-143. XXV
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de mayor interés. Sólo tres de los manuscritos del legado llegaron a ver la luz por un dictamen positivo emitido por Thomas Pellet (1671-1744), presidente del College of Physicians: The Chronology of Ancient Kingdoms Amended (publicado por Conduit en 1728), Observations upon the Prophecies of Daniel, and the Apocalypse of St. John (1733) y un borrador autógrafo de Newton para el libro final de los Principia, que se publicó con el nombre de De Mundi Systemate (1728). El lote de los manuscritos no publicados permaneció prácticamente intacto y vinculado a la familia de Newton, los condes de Portsmouth, hasta 1872. En esta fecha, el quinto conde de Portsmouth decidió dar la parte de los manuscritos más relacionada con temas científicos a la Universidad de Cambridge, pero, antes, una comisión creada por la misma Universidad examinó todo el legado para clasificar y dividir el material. La comisión publicó un catálogo3 en el que, además de aludir al desorden en que se encontraban los manuscritos y al deterioro de gran parte de la colección que había sido dañada por el fuego y la humedad, dictaminó: «Los manuscritos históricos y teológicos no se pueden considerar de gran valor». Indudablemente, como agudamente sugiere Sánchez Ron,4 esta apreciación ha influido en la consideración que la historia ha tenido sobre este tipo de manuscritos. La familia Portsmouth no quiso desprenderse entonces de buena parte de los materiales (entre los que se encontraban los escritos sobre cronología, teología, historia, alquimia y los que había reunido Conduitt para una biografía de Newton) pero, finalmente, los puso a la venta por medio de la compañía Sotheby’s en 1936. Con motivo de esta venta, los manuscritos, subastados en 329 lotes que adquirieron treinta y siete compradores, se dispersaron por todo el mundo.5 La mayor parte de ellos, tras sucesivos avatares, se encuentra actualmente depositada en las colecciones que mencionamos a continuación. 3 A Catalogue of the Porstmouth Collection of Books and Papers Written by or Belonging to Sir Isaac Newton, the Scientific Portion of which has been presented by the Earl of Portsmouth to the University of Cambridge, Cambridge, Cambridge at the University Press, 1888. 4 Cf. El Templo de Salomón, op. cit., p. L. 5 Para interesantes datos sobre los detalles de la subasta cf. Peter Spargo, «Sotheby’s, Keynes and Yahuda the 1936 sale of Newton’s manuscripts», en P. Harman y A. Shapiro (eds.), The Investigation of Difficult Things: Essays on Newton and the History of the Exact Sciences, in Honour of D. T. Whiteside, Cambridge, CUP, 1992, pp. 115-134.
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John Maynard Keynes pudo comprar un considerable número de manuscritos de alquimia, de teología y las notas biográficas de Conduitt, lote que posteriormente donó a la King’s College Library de Cambridge. Otros manuscritos fueron comprados por Lord Wakerfield y donados a la Casa de la Moneda de Londres. Finalmente, la mayor parte de los teológicos la adquirió Abraham Shalom Ezequiel Yahuda; no se tiene constancia de que Yahuda asistiera a la subasta de la casa Sotheby’s, pero sí de que compró pronto diferentes lotes y los donó, posteriormente, a la Jewish National and University Library de Jerusalén. Una considerable parte de los manuscritos pasó a engrosar la colección de Grace Babson, en concreto el manuscrito Prolegomena (Babson MS 434), que había sido comprado previamente por los libreros londinenses Maggs Brothers incluido en el lote 263 de la subasta de la compañía Sotheby’s. Este manuscrito estuvo depositado en la Babson Library de Weellesley, Massachusetts, hasta 1995, de allí pasó a la Burndy Library del Dibner Institute del MIT (Massachusetts Institute of Technology) y actualmente se encuentra en la Huntington Library de San Marino (California). Ampliaremos los datos sobre este manuscrito en pp. xlix-lxii. Una imagen distorsionada del pensamiento y la obra de Newton La forzada privacidad a que durante más de dos siglos se vieron sometidos los inéditos newtonianos impidió que se conociera una importante parte del legado textual de su autor. Hasta años después de la subasta de la casa Sotheby’s, los manuscritos teológicos no fueron accesibles a los investigadores, salvo contadas excepciones. Este hecho ha provocado el desconocimiento de una parte de la obra de Newton y ha obstaculizado notablemente la posibilidad de conocer adecuadamente la evolución de su pensamiento en estos temas, e incluso ha sido la causa de que se hayan provocado distorsiones o una percepción global incompleta de la personalidad de Newton por los investigadores y, en consecuencia, por la sociedad en general. Lógicamente, la imagen que prevaleció entre sus contemporáneos y hasta mediados del siglo xx ha sido la del Newton científico. Sus escritos teológicos parecían injustificables en su trayectoria intelectual y, aún hoy, hay quienes se siguen preguntando cómo conciliarlos con su producción científica dejando entrever que media un abismo entre la ciencia de Newton y sus creencias. XXVII
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Quizás convenga distinguir dos aspectos en el tema de la separación entre el Newton científico y el Newton teólogo. El pri mero tendría que ver con la calidad de una y otra obra, la científica y la teológica. ¿Cómo conciliar el rigor, el cuidado y la perfección de su obra científica con el estado fragmentario y la falta de elaboración que en muchos casos caracteriza su obra teológica? Para esta pregunta el lector de este estudio irá sacando sus propias conclusiones a medida que profundice en los datos de la heterodoxia de Newton, de la azarosa transmisión de los manuscritos, de la constante evolución de su pensamiento que reflejaba en sucesivas revisiones, etc. El segundo aspecto se podría relacionar con la siguiente pregunta: ¿puede tener sentido la acción creadora de Dios en el nuevo diseño científico del mundo que Newton plantea y en el marco de su filosofía mecanicista? En este caso, la pregunta hay que referirla al propio Newton: ¿pudo él conciliar su planteamiento científico con su fe en Dios? La respuesta hay que rastrearla en su obra científica contrastándola también con sus manuscritos teológicos. El mismo Newton había expresado su concepción teísta del mun do natural y la había reflejado en sus Philosophiae Naturalis Principia Mathematica (1687). Con esta obra hizo avanzar considerablemente la ciencia de su época al ofrecer una nueva explicación mecanicista, basada en leyes físicas inmutables, del sistema solar, de los planetas y los cometas, y de su armónica situación en el universo. Por un método que partía del análisis de los fenómenos, llegaba a las causas de ellos, pero, al tratar de explicar la causa primera, afirmaba que la regularidad de las leyes físicas del proyecto del universo revelaba la existencia de un dominio único, de un Señor del universo al que identificaba con Dios. Clara y sintéticamente expresó su pensamiento en el Scholium Generale,6 que redactó como colofón a la tercera edición de los Principia. al afirmar: «Las bellísimas armonizaciones del sol, los planetas y los cometas no pudieron hacerse sin el designio y el dominio de un ser inteligente y poderoso […]. Él lo gobierna todo, no como el alma del mundo, sino como señor del universo. Y por su dominio, suele llamársele Señor Dios».7 También en otros 6 Isaac Newton, Philosophiae Naturalis Principia Mathematica, Editio tertia aucta et emendata, Londini, MDCCXXVI. 7 Elegantissima haecce solis, planetarum et cometarum compages non nisi consilio et dominio entis intelligentis et potentis oriri potuit […]. Hic omnia regit non ut anima mundi, sed ut universorum dominus. Et propter dominium suum, dominus deus dici solet. Las traducciones de los textos en latín o en inglés son propias, si no se indica otra fuente.
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lugares de su obra publicada se refiere Newton a Dios como última explicación del orden del universo.8 En qué medida la explicación que Newton ofrecía en los Principia sobre el modo concreto de la acción de Dios sobre el mundo le satisfacía plenamente o no es un hecho interpretable; más bien habría que pensar, por alguna de sus afirmaciones, que él aceptaba dejar abiertas determinadas cuestiones científicas relacionadas con el tema teológico: «La gravedad debe ser producida por un agente que actúe constantemente según ciertas leyes, pero si este agente es material o inmaterial es una cuestión que he dejado a la consideración de mis lectores».9 Pero, es evidente que el científico creyó que la primera causa del mundo no era una causa mecánica, según lo expresa en su tratado sobre óptica: «El principal objeto de la filosofía natural es argumentar desde los fenómenos, sin inventar hipótesis, y deducir las causas de los efectos hasta que lleguemos a la primera causa que, ciertamente, no es mecánica».10 A pesar de la claridad con que Newton explicó su concepto unificado sobre Dios y el mundo, a su muerte hubo una cierta desvirtuación en la interpretación de su pensamiento.11 El cambio se debió, en gran parte, a la influencia de la Ilustración que, si bien Cf. entre otros: una carta a Bentley del 10 de diciembre de 1692, en la que Newton habla de los Principia y confiesa que, al escribirlos, pensó que podrían ayudar a los hombres a creer en Dios (cf. The Correspondence of Sir Isaac Newton, ed. H. W. Turnbull, J. F. Scout, A. Rupert Hall y Laura Tilling, 7 vols., Cambridge, Cambridge University Press, 1959-1977, vol. 3, p. 233). 9 En carta a Bentley del 25 de febrero de 1693, hablando del concepto de «acción a distancia» dice: «Gravity must be caused by an agent acting constantly according to certain laws, but whether this agent be material or inmaterial is a question I have left to ye consideration of my readers» [texto citado y traducido por Sánchez Ron en El Templo de Salomón, op. cit., p. XXXVII (cf. The Correspondence of Sir Isaac Newton, vol. 3, op. cit., pp. 253-254)]. 10 Isaac Newton, Opticks or a Treatise of the Reflections, Refractions, Inflections and Colours, of light, 4th ed., 1730, New York, Dover, 1952, p. 402: «The main Business of natural Philosophy is to argue from Phenomena without feigning Hypotheses, and to deduce Causes from Effects, till we come to the very first Cause, which certainly is not mechanical». 11 Para una exposición detallada de esta evolución cf. el magistral estudio de Stephen D. Snobelen, «To discourse of God: Isaac Newton’s heterodox theology and his natural philosophy», en Paul B. Wood (ed.), Science and dissent in England, 1688-1945, Aldershot-Hampshire, Ashgate, 2004, pp. 39-65 (desde ahora, «To discourse of God»). 8
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sintonizaba con Newton en la explicación racional de las leyes de la naturaleza, rechazaba su discurso teológico relativo a la creación. En ese mismo marco, influyó también la exaltación de la figura de Laplace a quien, por su concepción mecanicista del mundo, se le llamó el «Newton de Francia». Teniendo en cuenta que en la explicación de Laplace sobre el universo Dios no estaba presente, el legado teológico de Newton se obvió y quedó desconectado de su filosofía de la naturaleza. En Inglaterra, la secularización de la filosofía natural newtoniana no fue tan extrema, ya que muchos científicos de la Ilustración (los llamados «virtuosos»)12 continuaron haciendo compatible con la ciencia su visión teísta del mundo, pero, aun así, también en su propio país, la figura de Newton fue valorada casi exclusivamente por sus logros científicos. Por otro lado, quienes percibían de esta manera la figura de Newton no podían justificar la existencia del amplio corpus de los manuscritos llamados teológicos. En este caso, fue Jean Baptista Biot quien pretendió solucionar el dilema al atribuir la «irracional» dedicación de Newton a la teología a un trastorno mental sufrido como consecuencia de un supuesto fuego que en 1693 destruyó gran parte de sus manuscritos.13 A partir de entonces, un Newton ya anciano y mentalmente debilitado habría gastado su tiempo en escribir sobre temas teológicos. La percepción de un Newton exclusivamente científico ha perdurado hasta más allá de la segunda mitad del siglo xx, aunque con algunas excepciones, entre las cuales merece la pena citar la obra de Frank E. Manuel14 y la magistral biografía de Westfall.15 Manuel, que ya consultó los manuscritos de la colección Yahuda y editó dos fragmentos,16 hace en su obra una proclama de la religiosidad de Cf. Richard S. Westfall, Science and Religion in Seventeenth-Century England, New Haven, Yale University Press, 1958, especialmente el capítulo destinado al estudio de Newton como uno de estos «virtuosi», pp. 193-220 (desde ahora, Science and Religion). 13 Una amplia descripción de la influencia de Laplace y Biot en la minus valoración de los escritos teológicos de Newton puede consultarse en Frank E. Manuel, Isaac Newton historian, Cambridge (Massachusetts), The Belknap Press of Harvard University Press, 1963, pp. 255-257. 14 Frank E. Manuel, The Religion of Isaac Newton, Oxford, Oxford Clarendon Press, 1974 (desde ahora, The Religion). 15 Richard S. Westfall, Never at Rest, op. cit. 16 Correspondientes a Yahuda MS 1 y MS 6. 12
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Newton e invita a buscar los datos para una concepción más unitaria de su pensamiento;17 por su parte, Westfall, cuyas investigaciones sobre la concepción teológica de Newton hicieron avanzar notablemente el estado de la cuestión, transparenta, sin embargo, una cierta concepción dualista al referirse ambiguamente a las mutuas influencias de fe y ciencia en el pensamiento del autor.18 Snobelen19 describe cómo, a partir de la década de 1980 y de los años siguientes, se ha ido produciendo una revisión muy radical de la imagen de Newton heredada de la Ilustración. Atribuye este autor el despegue de la revisión a los estudios promovidos por James E. Force y Richard H. Popkin cuyo punto de partida fue la obra Essays on the Context, Nature and Influence of Isaac Newton’s Theology.20 Numerosos estudios posteriores21 han ido afianzando el diseño de una nueva imagen, más unificada, de la personalidad de Newton y de la totalidad de su obra. Snobelen22 llega a afirmar rotundamente que en él no existe ningún muro cognitivo entre el estudio de Dios y el de su creación, por lo que resulta artificioso seguir hablando de interacción entre dos elementos que para Newton estaban unificados. Hoy podemos decir también que, especialmente a partir de 1996, el desarrollo de las primeras ediciones de los textos teológicos newtonianos y de los proyectos en los que sistemáticamente se realizan estas ediciones está también en la base de esta nueva revisión y posibilita la pervivencia o la provisionalidad de los resultados obtenidos en los estudios.23 Manuel, op. cit., p. 11, expresa, a modo de apunte, su disconformidad con establecer «compartimentos» en el pensamiento de Newton y declara su propósito de buscar conexiones en la medida de lo posible. 18 Obsérvese el diferente posicionamiento de Westfall confrontando «Newton’s theological manuscripts», op cit., pp. 139-140, y «Newton and christianity», en J. M. van der Meer (ed.), Facets of faith and Science. Vol. 3: The role of beliefs in the natural sciences, Ancaster, The Pascal Center, 1996, p. 72. 19 Cf. Stephen D. Snobelen, «To discourse of God», op. cit. 20 J. E. Force y R. Popkin, Essays on the Context, Nature and Influence of Isaac Newton’s theology, Dordrecht-Boston-London, Kluwer Academic Publishers, 1990 (desde ahora, Essays). 21 Cf. selección bibliográfica en pp. XXXX de esta obra. 22 Cf. Snobelen, «To Discurse of God», op. cit., pp. 3-5. 23 Para ampliar información sobre proyectos y ediciones, cf. Introducción, pp. xvii-xxii de esta obra. 17
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En apretada síntesis, podríamos decir que la nueva revisión se caracteriza por los siguientes aspectos: se ha comenzado a reconstruir con todo detalle la naturaleza de la fe de Newton; se han hecho esfuerzos considerables por restaurar la unidad de su filosofía natural y su teología e incluso se han emitido interesantes hipótesis sobre la aceptación de los manuscritos de alquimia en esta visión unificada.24 Voy a partir, como hipótesis provisional, de esta imagen unificada de la filosofía natural de Newton y su teología, para irme acercando a otros aspectos teológicos que tienen que ver también con el manuscrito que nos ocupa. ¿La incomprensible heterodoxia de un hombre religioso? A medida que el contenido de los manuscritos teológicos ha sido accesible a los investigadores se ha ido revelando con claridad que Newton no aceptó la totalidad del credo de la fe cristiana. Ante este hecho cabría preguntarse: ¿cómo explicar que cayera en herejía un científico teísta, piadoso miembro de la Iglesia anglicana, cuya fe en Dios, que llegó a integrar en su nueva concepción del mundo, permaneció inquebrantable? La literatura de divulgación sobre Newton apenas ha tratado este dato, pero los estudios científicos sobre el tema han ido mostrando en qué y cómo se apartó de la ortodoxia. En el contexto de este estudio, la heterodoxia de Newton tiene un gran interés ya que se relaciona directamente con una gran parte del contenido de los manuscritos teológicos, aporta una luz definitiva para explicar por qué estos manuscritos nunca fueron publicados y, lo que es más importante, ayuda a comprender aspectos muy significativos del pensamiento y la vida del gran científico. En opinión de Westfall,25 existen sólidas pruebas de un temprano interés de Newton por la teología, a pesar de que, también según opinión de este autor, no tenemos constancia de manuscritos teológicos anteriores a 1672. Aunque cualquier hipótesis de fechas que afecte a la totalidad de los manuscritos teológicos debe ser recibida con cautela, dado el estado incipiente de las ediciones y estudios de 24 Cf. Betty Jo Teeter Dobbs, The Janus faces of genius: the role of alchemy in Newton’s thought, Cambridge, Cambridge University Press, 1991. 25 Cf. Never at Rest, op. cit., espec. pp. 312-334.
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estos manuscritos, resulta verosímil pensar que Newton intensificó su dedicación a la teología ante la proximidad de la fecha de su ordenación sacerdotal. A Westfall le compete el mérito de haber sido el primero en relacionar la heterodoxia de Newton con ese acontecimiento.26 La permanencia en el puesto de Fellow, que Newton desem peñaba en el Trinity College de Cambridge, exigía como requisito indispensable la ordenación sacerdotal que, en su caso, debería tener lugar en el año 1675. El acto requería un juramento previo del candidato en el que expresara su adhesión a «la fe verdadera» (que en su contexto se refería a la de la Iglesia anglicana). En años anteriores (1665, 1668 y 1669), Newton había declarado bajo juramento su ortodoxia, sin ningún escrúpulo, para cumplir sus obligaciones universitarias. Pero, ante la proximidad de la ordenación, hay datos documentales que acreditan su decisión de renunciar a ella, abandonar su puesto en el Trinity College, y afrontar las dolorosas consecuencias sociales y personales que la renuncia le acarrearía. El único motivo verosímil para su actitud debía ser la incompatibilidad que encontraba entre la fe de su Iglesia y sus propias creencias. La heterodoxia de Newton debió de fraguarse, por tanto, entre los años 1670 y 1675. No es éste el lugar para analizar con detalle la totalidad de las creencias de Newton afectadas de heterodoxia, pero sí conviene explicitar que casi todo su nuevo credo se concentraba en su repulsa a admitir la fe en la Trinidad. Él reconocía y subrayaba el absoluto dominio de un único Dios y aceptaba a Cristo como un mediador entre Dios y los hombres, enviado por el mismo Dios, pero subordinado al Padre y creado por Él. La oposición al trinitarismo le impulsó a estudiar la literatura patrística grecolatina, en la que llegó a ser un gran experto, y a indagar en las raíces de la fe cristiana para detectar cuándo y cómo se había introducido una creencia que él sentía incompatible con el único y universal dominio de Dios. El convencimiento de que en el siglo iv se habían producido corrupciones en la traducción e interpretación de las Sagradas Escrituras espoleó a Newton a dedicarse también afanosamente al estudio de éstas, buscando constantemente un método adecuado que le permitiera tener acceso a una comprensión Cf. Richard S. Westfall, «Isaac Newton: Theologian», en Edna UllmanMargalit (ed.), The Scientific Enterprise, Dordrecht, Kluwer, 1992, pp. 228-229. 26
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cada vez más profunda de los procesos que habían determinado las corrupciones. Su nueva fe le llevó a revisar la historia de la cristiandad, a reinterpretar las profecías e incluso a intentar crear un nuevo lenguaje universal que posibilitara la comprensión de las mismas. Fueron surgiendo entonces de su fértil pluma cientos de páginas sobre la historia de la fe cristiana en la cual, según su opinión, hay un momento central, el del Concilio de Nicea (año 325), y un concepto crucial definido en él: la afirmación de que el Hijo es homoousios, es decir, de la misma naturaleza o sustancia que el Padre. Sobre este gozne van a girar sus críticas a la Iglesia católica como causante de la introducción de la «idolatría» trinitaria, su adhesión a las ideas de Arrio,27 su vinculación ideológica a los tiempos, aún no contaminados, del primitivo cristianismo, y un largo etc. Todos estos datos hacen pensar en su pretensión de escribir una nueva historia, desde la perspectiva arriana, sobre ese periodo de la fe cristiana.28 El acercamiento que Newton hace a estos temas está en estrecha relación con su modo de interpretar las profecías bíblicas y con el método de acceso a esta interpretación. Interpretación de las profecías e historia humana El amplio y profundo conocimiento de la Biblia y de la patrística que atestiguan los manuscritos teológicos newtonianos se explica, sin duda, por las motivaciones a que hemos aludido, pero también tiene Westfall y sus contemporáneos hablan del arrianismo de Newton; pos teriores estudios matizan la definición de sus creencias antinicenas hablando de su vinculación al cristianismo preniceno, sus analogías con el judaísmo y sus similitudes con un movimiento de su tiempo basado en la lectura de la Biblia y conocido con el nombre de «socinianismo». Cf., entre otros: S. D. Snobelen, «Isaac Newton and Socinianism: associations with a greater heresy», en F. Mühlegger y M. Mulsow (eds.), Socinianism and cultural exchange: The European dimension of Antitrinitarian and Arminian Newtworks, 1650-1720, Leiden, Brill, 2005, pp. 241-293. 28 Esta hipótesis la defienden varios autores. Cf. Snobelen, «Isaac Newton, heretic: the strategies of a Nicodemite», en The British Journal for the History of Science, 32 (1999), pp. 381-429, espec. pp. 384 y 389. Y José Manuel Cañas, quien afirma que el manuscrito Yahuda 2.3 forma parte de ese proyecto, cf. «Ediciones recientes de inéditos latinos de Isaac Newton sobre teología y Biblia. El manuscrito 2.3 de la colección Yahuda (Jerusalén)» (actualmente en prensa). 27
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una estrecha relación con la elevada atmósfera cultural reinante entre 1660 y 1730 en la Islas Británicas donde Newton, como otros muchos intelectuales de su época, comenzó a plantearse un nuevo modo de acceso a la literatura bíblica acorde con los nuevos desarrollos de la ciencia.29 Las explicaciones que la ciencia moderna ofrecía sobre el origen del mundo cuestionaban una interpretación literal de las narraciones bíblicas del Génesis y planteaban un importante problema de fondo a la certeza, hasta entonces incuestionable, de que Dios se revelaba por igual en el Libro de la Naturaleza, explicado por la ciencia, y en el Libro de las Escrituras, iluminado por la teología. Por otro lado, Spinoza, en su Tractatus Theologico-politicus (1670), insistió en la necesidad de estudiar la Biblia desde un punto de vista científico, independiente de las consideraciones religiosas; la influencia de sus afirmaciones estimularon la investigación en diferentes lugares de Europa y, posteriormente, favorecieron la aplicación del método crítico filológico en los estudios bíblicos. Pero a estos desarrollos posteriores se llegó tras largos debates y contiendas que fueron particularmente violentos en Inglaterra, donde la crisis fue denominada «la Batalla de los Libros».30 Estudios sobre el contexto en el que Newton realizó sus investigaciones sobre la Biblia van ayudando a comprender su nivel de originalidad o dependencia con respecto a las de otros autores que escribieron sobre los mismos temas.31 En este trabajo, aunque parto del supuesto de que Newton es heredero de su contexto, por lo que a los estudios bíblicos se refiere, señalaré especialmente aquellos aspectos que caracterizan la singularidad de su modo de acceso a la interpretación de las profecías. Muchos de los estudiosos de la Biblia contemporáneos de Newton trataron de encontrar para su exégesis un método diferente del de Cf. James E. Force y Richard H. Popkin (eds.), The Books of Nature and Scripture: Recent Essays on Natural Philosophy, Theology, and Biblical Criticism in the Netherlands of Spinoza’s Time and the British Isles of Newton’s Time, DordrechtBoston-London, Kluwer Academic Publishers, 1994 (desde ahora, The Books). 30 Para una documentada vision de la envergadura de esta crisis cf. Scott Mandelbrote, «Isaac Newton and Thomas Burnet: Biblical Criticism and the Crisis of Late Seventheenth-Century England», en The Books, op. cit., pp. 149-178. 31 Cf. James E. Force y Richard H. Popkin, Essays, op. cit. 29
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las ciencias de la naturaleza, pero Newton aplicó, básicamente, los mismos principios que sustentaban el método empleado en su obra científica. Me referiré a ello más adelante.32 En cuanto a los objetivos, él no pretendió, como otros inves tigadores, demostrar la coherencia entre la ciencia y la Biblia o entre el Libro de la Naturaleza y el Libro de las Escrituras; lo que sí buscó fue desvelar, a través de la interpretación de las profecías, que, como sobre la naturaleza, también Dios tenía un plan sobre la historia humana e incluso sobre la escatología. Newton interpretó, además, que las profecías no tienen la finalidad de ofrecer una visión anticipadora de los acontecimientos que van a suceder, sino la de ser una iluminación que permita cono cer, a posteriori, que los hechos profetizados se han cumplido con la misma exactitud con que en el mundo natural se cumplen las leyes físicas diseñadas por Dios. En consecuencia, el cumplimiento de las profecías es para Newton la expresión del dominio de Dios sobre la historia humana.33 A diferencia de la mayor parte de sus coetáneos, que optó por una interpretación alegórica de las profecías, él tendió a una interpretación literal34 buscando un método «científico» que fue evolucionando desde unos planteamientos iniciales más alegóricos hasta llegar, posteriormente, a la aplicación sistemática del método histórico crítico en sus aspectos más filológicos.35 La evolución se percibe claramente cuando se compara el tipo de hermenéutica con que Newton se acerca a los libros de Daniel y el Apocalipsis en Observations, y la que aplica al libro de Ezequiel en los Prolegomena; la diversidad de planteamientos se relaciona, en mi opinión, con la evolución del pensamiento del autor en este tema y refuerza el argumento de la cronología tardía de los Prolegomena, como explicitaré más adelante. Cf. pp. xxxviii-xxxix. Cf. Westfall, Never at Rest, op. cit., p. 329, y James E. Force, «Newton’s God of Dominion: The Unity of Newton’s Theological, Scientific, and Political Thought», en Essays, op. cit., pp. 75-103. 34 Para clarificar las relaciones de dependencia u originalidad de Newton con Mede y More cf. Sarah Hutton, «More, Newton and the Language of Biblical Prophecy», en The Books, op. cit., pp. 39-45, y Rob Iliffe, «“Making a Shew”: apocalyptic Hermeneutics and the Sociology of Christian Idolatry in the Work of Isaac Newton and Henry More», en The Books, op. cit., pp. 5-89. 35 Cf. pp. lix-lxvi de esta obra. 32 33
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En Observations, Newton diseña un método que tiene que ver con la semántica36 de las imágenes proféticas y que desarrolla en dos fases. En primer lugar, estudia cuidadosamente cada una de esas imágenes y le asigna un significado concreto partiendo de la idea de que en las profecías se empleaba un lenguaje codificado (en esta búsqueda de significados habría que situar también los grandes esfuerzos del autor por llegar a elaborar un Léxico de los Profetas).37 En segundo lugar, establece una correspondencia política para todas y cada una de las imágenes del mundo natural y hace una lectura sincrónica de las visiones proféticas a partir de los acontecimientos históricos datados y de las instituciones religiosas desde el tiempo de Daniel. Él mismo se refiere a la claridad con que podía contemplar el significado analógico de las imágenes: «Yo he recibido también mucha luz en mi búsqueda de la analogía entre el mundo natural y el mundo político».38 Una de las diferencias entre el modo de acceder a la profecía del Newton de Observations upon the Apocalipsis y el de Prolegomena se expresa en una frase de esta segunda obra: «Hay que conocer la forma de éstos —se refiere a los tres santuarios judíos— si queremos averiguar su significado».39 La diferencia estriba en el paso del interés semántico predominante en Observations al interés por la forma que se refiere, tanto a la estructura del Templo para averiguar la exactitud de sus medidas, como a la forma del texto bíblico para garantizar su fidelidad. En la interpretación de las profecías que Newton hace en los Prolegomena insiste en el estudio de la transmisión del texto bíblico para llegar a estipular dónde y cómo se han transmitido las corrupciones de las verdaderas lecturas, en qué momento y por qué el copista o el traductor de la Escritura ha introducido una variante deformada que afecta al sentido total de una palabra o de una frase. El comentario a la profecía de Ezequiel que realiza en este manuscrito se caracteriza por una aplicación sistemática del método crítico filológico muy en sintonía con las ideas que ya Spinoza, contemporáneo de Newton, había propuesto en su Tractatus Theologico-politicus (1670), antes mencionado. Las reglas para interpretar las palabras y el lenguaje en la Escritura y para establecer un método y una interpretación del Apocalipsis se encuentran en el manuscrito de Newton Yahuda 1 y fueron editadas por Frank E. Manuel, The Religion, op. cit., pp. 116-124. 37 Sobre este tema y sus implicaciones cf. tambien pp. lvii-lix. 38 Isaac Newton, Keynes MS 5, ff. 2 y ss. 39 Cf. fol. 1, p. 74 de esta obra. 36
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Con ambos métodos pretendía demostrar que cada predicción de los libros proféticos se había cumplido y que la correspondencia entre la profecía y la historia había sido perfecta.40 Por otro lado, la interpretación que Newton hace de las profecías se relaciona con su deseo de reescribir la historia del verdadero cristianismo, lo que explica también su interés por analizar cómo se fueron produciendo las corrupciones, tanto en los acontecimientos como en los textos, para poder restaurar la verdad de los comienzos.41 Sus escritos históricos están por esta razón, como observa Westfall, muy conectados con su interpretación de las profecías.42 Ciencia e interpretación de las profecías Como sugiere Popkin,43 la ciencia y la interpretación de las profecías bíblicas hay que entenderlas en Newton como caminos hacia la comprensión del plan de Dios en un proceso de progresivo conocimiento de la naturaleza y del destino del hombre. Esta idea que, ya había sido sugerida por Manuel,44 está siendo ratificada hoy por muchos investigadores. A mi juicio, se podría seguir ahondando en este mismo pensamiento con una diferencia de matiz: no se trata de diversos caminos, aunque complementarios, sino de un único objetivo epistemológico: llegar a conocer el funcionamiento del universo y, mutatis mutandis, el plan de Dios sobre él con respecto al mundo natural, a la historia humana y a la escatología. Partiendo de esta idea, quiero explicitar ahora lo que de un modo sintético he expresado más arriba: que Newton aplicó al estudio de la Biblia, en concreto a la interpretación de las profecías, los mismos principios que sustentaban el método de su obra científica o, en otras palabras, que la epistemología y el método subyacentes en la ciencia de Newton se pueden aplicar analógicamente a sus planteamientos teológicos, más concretamente, a su interpretación de las profecías. Cf. Frank E. Manuel, The Religion, op. cit., pp. 86-98. Cf. Sarah Hutton, «More, Newton, and the Language of Biblical Prophecy», en The Books, op. cit., p. 46. 42 Cf. Westfall, Never at Rest, op. cit., pp. 344 y ss. 43 Richard Popkin, «Newton as a Bible Scholar», en Essays, op. cit., pp. 103119. 44 Cf. Frank E. Manuel, The Religion, op. cit., p. 88. 40 41
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En sus análisis del mundo natural, Newton había utilizado el método inductivo que partía del examen de los fenómenos para remontarse a las causas. De una forma analógica emplea también el método inductivo en el estudio de los acontecimientos históricos ya que, partiendo de los hechos datados, se remonta a la iluminación que sobre ellos aporta la profecía; finalmente, procede del mismo modo en el análisis crítico filológico de los textos de la Escritura ya que analiza, en primer lugar, los más recientes, en los que se generaron las corrupciones, y, a partir de éstos, se remonta a los textos originarios. Este método le permitía llegar a resultados análogos en el mundo natural y en la historia humana: el exacto cumplimiento de las leyes físicas, como expresión del dominio de Dios sobre el mundo natural, tiene su correlato en el inexorable cumplimiento de la profecía como expresión del dominio de Dios sobre la historia humana y sobre la escatología. El cálculo matemático que realiza para explicar la regularidad de las leyes físicas en el mundo natural lo aplica analógicamente también a los acontecimientos históricos mediante las medidas crono lógicas,45 y, a la imagen «tipo» del Templo de Salomón, mediante las medidas espaciales; en ambos casos, la exactitud de las medidas garantiza la posibilidad de percibir el exacto cumplimiento de las profecías. Por otra parte, como certeramente ha visto Mamiani, se pueden detectar fuertes analogías entre las regulae philosophandi (reglas del razonamiento), que encuentran su forma final en la tercera edición del tercer libro de los Principia, y las dieciséis reglas de la interpretación profética.46 De este conjunto de reglas destaco las de la simplicidad y la armonía, a las que me referiré más adelante por su importancia en relación con las similitudes entre el mundo natural y la imagen del Templo de Salomón. 45 A la exactitud en la fijación de las medidas cronológicas dedicó Newton una extensa parte de los escritos histórico-teológicos inéditos que, en cierta medida, se recogen en su obra The Chronology of Ancient Kingdoms Atended publicada en 1728. 46 En opinión de Mamiani, las reglas de los Principia son una versión tardía de las elaboradas para el estudio de la profecía bíblica. Cf. Maurizio Mamiani, «The rhetoric of certainty: Newton’s method in science and in the interpretation of the Apocalipse», en M. Pera y W. R. Shea (eds.), Persuading Science, Canton, Science History, 1991, pp. 157-172.
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El Templo de Salomón en la obra científica y teológica de Isaac Newton El Templo de Salomón fue, desde la más remota antigüedad, un objeto de fascinación, tanto para quienes lo contemplaron como para quienes, a lo largo de los siglos, lo admiraron sin haberlo conocido sensiblemente. En el reinado de Salomón (siglo x a.C.) se realizó el proyecto que David había soñado llevar a cabo: el de la construcción de un grandioso y bellísimo Templo que fue considerado, desde entonces, el centro del culto a Yavé, elemento sociopolítico y religioso central en el pueblo judío, y también con un alto poder simbólico en el cristianismo. El Templo fue la primera morada estable de Dios en medio de su pueblo, pues el Tabernáculo de la época de Moisés era una especie de tienda portátil que contenía el arca de la alianza y que acompañaba al pueblo en su éxodo hacia la tierra prometida. Destruido en 587586 a.C. por Nabucodonosor, fue reconstruido hacia el 500 a.C. por Zorobabel. Este segundo Templo, que volvió a comenzar el culto a Yavé tal como había sido en el pasado, simbolizó, además, la restauración teocrática de los orígenes y significó, una vez más, el signo de la presencia divina entre los hombres. Ezequiel, muchos años antes de la reconstrucción del Templo, profetizó que ésta se llevaría a cabo (cap. 40-48) y que debería reproducir las medidas y la estructura del Templo de Salomón. Herodes el Grande lo amplió en torno al año 20 a.C. y, finalmente, fue destruido por los romanos bajo el reinado de Tito en el año 70 d.C. Muchos eruditos, anteriores a Newton, estudiaron el Templo de Salomón por diferentes motivos y desde perspectivas diversas. Baste recordar, entre otros, a Nicolás de Lyra (1270-1349), François Vatable, filólogo y exegeta (fallecido en 1547), Benito Arias Montano, biblista extremeño, poeta y consejero de Felipe II (1527-1598), Juan Caramuel Lobkowitz, benedictino madrileño, matemático e ingeniero (16061682) y Juan Bautista Villalpando, jesuita cordobés (1552-1608), autor, junto a Jerónimo de Prado, de una obra de singular importancia a la que Newton se referirá repetidas veces: In Ezechielem explanaciones et Apparatus Urbis ac Templi Hierosolimitani (Roma, 1596-1605, 3 vols.).47 47 Para datos más extensos y explícitos sobre la tradición del interés de sabios y exegetas por el Templo de Salomón, cf. José Manuel Sánchez Ron en su Introducción a El Templo de Salomón, op. cit., pp. LVII-LX.
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También Newton se sintió fascinado por el Templo de Salo món y a su estudio dedicó tiempo y energías. En diferentes manus critos48 alude a la gran construcción del pueblo judío y aporta datos que nos permiten conocer la relevancia que la imagen del Templo tenía como símbolo y expresión de su pensamiento teológico y, más concretamente, de su interpretación de las profecías. Ciertamente él intuyó con claridad la fuerza de esta imagen para representar, de un modo sintético e intuitivo, su propia concepción científica y teológica del mundo, y la utilizó con una triple simbología: como expresión del dominio y la centralidad de Dios en el universo, en la historia humana y en el destino escatológico de la humanidad, simbolizados, estos dos últimos aspectos, respectivamente, por la Jerusalén terrestre y la Jerusalén celestial. El dominio de Dios sobre el universo que el Templo evocaba queda claramente reflejado cuando afirma: «En el Apocalipsis, el mundo natural es representado por el Templo de Jerusalén, y las partes del mundo por las análogas partes del Templo: como los cielos por la casa del Templo, lo más alto del cielo por lo más santo; el trono de Dios en los cielos por el Arca; el sol por la brillante llama de fuego del Altar, o por la faz del Hijo del Hombre brillando a través de la llama como el sol en su plenitud […]. Y de aquí que todas las partes del Templo tengan la misma significación que las partes análogas del mundo».49 Esta concepción sintonizaba, por otra parte, con las de la antigua sabiduría de Egipto, Babilonia o Caldea, tan valorada por Newton, que establecía estrechos lazos entre la ciencia y la religión50 mediante el paralelismo entre la estructura del mundo y la estructura de los templos. A partir de esta simbología, Richard H. Popkin ha llegado a decir que el Templo de Salomón era, Además de en Observations y The Chronology, Newton se refiere al Templo en diversos manuscritos, cf. entre otros: Ms. 2.4 y 14 de la colección Yahuda. 49 Isaac Newton, Keynes MS 5, fol. 9: «In the Apocalypse the world natural is represented by the Temple of Ierusalem & the parts of this world by the analogous parts of the Temple: as heaven by the house of the Temple; the highest heaven by the most holy; the Throne of God in heaven by the Ark; the Sun by the bright flame of the fire of the Altar, or by the face of the Son of Man shining through this flame like the Sun in his strength […]. And hence the parts of the Temple have the same signification with the analogous parts of the world». También en otros lugares se refiere Newton a este tipo de simbologías. 50 Cf. J. M. Sánchez Ron en su introducción a El Templo de Salomón, op. cit., p. XXVIII. 48
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según Newton, una especie de microcosmos en estrecha relación con el macrocosmos.51 En los Prolegomena no se menciona la simbología del Templo como reflejo del universo pero, de un modo implícito, la imagen del Dios Arquitecto que sugiere la profecía de Ezequiel (es el mismo Dios el que revela el diseño de la reconstrucción del Templo) podría evocar también la imagen del Dios diseñador del universo. Por otra parte, en la concepción newtoniana del universo la simplicidad y armonía de las proporciones (la ratio geometrica) eran características fundamentales del diseño de Dios sobre el mundo. Cuando Newton se refiere al Templo, admira también especialmente estas mismas características: «Esta es tructura se valora por la tan gran simplicidad y armonía de todas sus proporciones».52 De la misma manera que el Templo tiene el valor pedagógico de mostrar en imagen a los hombres la presencia central de Dios en el universo, también simboliza esta centralidad en la historia humana. Newton acoge esta interpretación al comentar ampliamente en los Prolegomena la profecía de Ezequiel que, como hemos dicho antes, preanuncia el restablecimiento de la centralidad del culto a Yavé en Jerusalén, en el pueblo judío y, por extensión simbólica, en la historia humana. Este restablecimiento sucedería después del exilio y debería expresarse mediante la reconstrucción de un nuevo Templo con la misma imagen del Templo de Salomón y con idéntica estructura, de ahí que el profeta describa minuciosamente el diseño y las medidas del Templo que había sido destruido. A esta luz se explica el interés de Newton por restablecer las verdaderas medidas del Templo que, a lo largo de los siglos, se habían transmitido con errores por sucesivas corrupciones del texto bíblico. La tergiversación de las medidas del Templo tenía para Newton, por tanto, un significado antiteológico ya que cualquier error alteraba la perfección del diseño inspirado por Dios y la exactitud del cumplimiento de la profecía. En los Prolegomena el Templo, en su suprema perfección y armonía, simboliza, además, la nueva Jerusalén celestial, supremo triunfo del dominio de Dios como artífice del destino escatológico de la huma nidad: «Hay que mantener siempre la figura cúbica (1 Re. 6, 20) de Cf. Richard H. Popkin, «Newton as a Bible Scholar», p. 112, en James E. Force y Richard H. Popkin (eds.), Essays, op. cit., pp. 103-118. 52 Prolegomena, fol. 63, p. 129 de esta obra: «Tanta proportionum omnium simplicitate et armonia commendatur haec structura». 51
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la parte más interior del Templo pues es imagen de la nueva ciudad de Jerusalén (Apoc. 21)».53 En este pasaje del Apocalipsis, aludido por Newton en los Prolegomena, se describe ampliamente la nueva Jerusalén y se dice de ella: «Aquí está la morada de Dios entre los hombres, habitará entre ellos, ellos serán su pueblo; y Dios en persona, su Dios, estará con ellos» (Apoc. 21, 3). El Templo, en los Prolegomena, sugiere, por tanto, la plenitud de la historia, cuyo primer peldaño es la instauración de la teocracia, y cuyo segundo peldaño es la Jerusalén celestial. El manuscrito Prolegomena, bajo su adusta apariencia de tratado técnico, esconde una síntesis del pensamiento de Newton sobre Dios, el universo, la historia humana y el destino de la humanidad; en él se encuentran rasgos expresivos de su fe, de sus creencias heterodoxas,54 de su intento de reconstrucción de la historia; los Prolegomena, en fin, evidencian claramente la amplitud y profun didad de sus conocimientos matemáticos, lingüísticos y filológicos.55 Parafraseando la imagen que Popkin emplea, referida al Templo de Salomón, también podríamos decir que los Prolegomena evocan la imagen de un microcosmos de la compleja y rica personalidad de su autor. Apuntes para una valoración del pensamiento científico y teológico de Isaac Newton Hasta aquí hemos apuntado una serie de hechos e ideas que colaboran a restaurar una visión unitaria del pensamiento científico y teológico de Isaac Newton, reconociendo los trabajos que otros han hecho en el mismo sentido y aportando también nuevos argu mentos. Quizás podamos ya hoy decir que hay que olvidar definitivamente la contradicción existente entre el Newton científico y el Newton teólogo. Un paso diferente que podemos dar ahora es acercarnos, siquiera sea a modo de apuntes, a valorar los logros y los fallos de ese proyecto unificado, de ese trabajo de Newton por seguir Prolegomena, fol. 58, p. 125 de esta obra: «Adyti figura cubica (1 Reg. 6,20) ut typus novae urbis Hierosolymorum (Apoc. 21) omnino retinenda est». 54 Cf. pp. xxxii-xxxix de esta obra. 55 Para una explicitación de estos aspectos cf. pp. lix-lxviii de esta obra. 53
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interpretando la intervención de Dios en el mundo natural y en la historia humana. Desde los orígenes del cristianismo, abordar el reto que el desarrollo de la ciencia supone para la fe cristiana ha sido una difícil tarea en la que creyentes y no creyentes, por diferentes razones, se han visto concernidos. En la medida en que un retazo de la realidad del mundo escapaba de la esfera del misterio y podía ser explicado por los avances de la ciencia, algo se conmovía en el ánimo de los creyentes, para bien o para mal. Esa conmoción suscitaba, a su vez, posteriores desarrollos teológicos que intentaban iluminar una nueva imagen de Dios. Newton hizo avanzar la ciencia hasta límites insospechados y estos avances requirieron nuevas explicaciones de la intervención de Dios en el mundo. Desde su condición de creyente buscó denodadamente definir el papel de Dios en ese universo reglado por leyes mecánicas que había dejado caer gran parte de los velos de su misterio. La concepción teísta de la creación de la naturaleza que Newton sustentó era, básicamente, la habitual desde muchos siglos atrás (no en vano, desde la Edad Media, la teología fue la fuente del desarrollo de la ciencia). Su concepto sobre Dios como Agente Inteligente o Diseñador no fue original, por tanto, pero sí lo fue hacer compatible a Dios con una nueva visión del mundo, la que él mismo había posibilitado. En el marco de un mundo natural presidido por el orden, en una concepción mecanicista en la que todo se explicaba por cálculos matemáticos, Newton llegó a admitir el salto de trascendencia que suponía la aceptación de una primera causa no mecánica, el Autor del diseño, el dios Arquitecto del mundo que lo regía con un único y absoluto dominio. Situado en el gozne de la Ilustración, los planteamientos racio nalistas le cautivaron, en cierta manera, hasta el punto de querer aplicar el mismo método a las cuestiones científicas y a las teológicas pero, aunque utilizó métodos racionalistas, no absolutizó la razón y admitió la posibilidad de trascenderla. En realidad, su esfuerzo «teológico» consistió en explicar cómo, en una nueva concepción del mundo, la existencia del Creador seguía siendo verosímil. Compatibilizar la idea de Dios con ese avance sólo pudo hacerlo Newton describiéndolo como el único Señor del mundo, autor de su diseño. Pero, en ese concepto de Dios no cabía razonablemente la creencia cristiana de la Trinidad, y así, después XLIV
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de infinitas luchas internas por buscar la verdad,56 se cuestionó la integridad del credo de su fe cristiana y desechó todo aquello que contraviniera la visión del perfecto orden reglado y del supremo y único dominio de Dios. Tratar de valorar el universo científico y teológico de Newton desde un contexto histórico, cultural y científico diferente nos puede permitir acercarnos con más perspectiva a sus grandezas y a sus carencias. Pero este tipo de valoración, lejana en el tiempo y en las circunstancias, requiere dos cautelas: conocer bien las diferencias que median entre un contexto y otro, y tener mucha precaución para no incurrir en anacronismos. Debemos reconocer los grandes cambios científicos y filosóficos que han sucedido después de la Ilustración, cambios que expresan un balanceo entre la valoración de sus postulados y las nuevas tendencias que parecen contradecirla: el Romanticismo con su énfasis en la fantasía, el postmodernismo del siglo xx como un nuevo romanticismo, etc. Pero, sobre todo, para el tema que nos ocupa, es necesario tener en cuenta que la teoría de la relatividad de Albert Einstein (1879-1955) y el desarrollo de la física cuántica introdujeron cambios que posibilitaron «la transición de una noción absoluta del espacio y tiempo a un concepto relativo, lo que produjo también el cambio de una noción absoluta de la razón a una comprensión relativa de la racionalidad».57 Coincido con Westfall en que la búsqueda de la verdad fue el principal y único motor de sus planteamientos científicos y teológicos. Recuérdense dos anécdotas relatadas en Never at Rest, referidas al principio y final de su vida, que se hallan respectivamente en pp. 88-89 y 862-863: «Two pages devoted to Descartes's metaphysics bluntly interrupted the Aristotelianism of the texts he had been reading. A few pages further on he entered the title, Questiones quaedam Philosophicae, and laid out a set of headings under which to collect the notes from a new course of readings. Somewhat later, he wrote a slogan over the title, “Amicus Plato amicus Aristoteles magis amica veritas”». «Not long before his death, Newton looked back over his life and summarized it for some unnamed companion, a magnificient reflection which catches the essence of a life devoted to the pursuit of the Truth: “I don’t know what I may seem to the world, but, as to myself, I seem to have been only like a boy playing on the sea shore, and diverting myself in now and then finding a smoother pebble or a prettier shell than ordinary, whilst the great ocean of truth lay all undiscovered before me”». 57 Cf. Javier Leach Albert, «La relacionabilidad es la base del nuevo enfo que científico y teológico», http://tendencias21.netLa-Relacionabilidad-es-la-base-delnuevo-enfoque-cientifico-y-teologico_a2311.html. 56
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El diseño, el orden y el desorden no son ahora una terminología adecuada para describir la naturaleza; lo distintivo de la vida es percibido como complejidad en lugar de verse como algo ordenado por un principio intrínseco o extrínseco. Todos estos cambios en el campo de la física generan nuevos desarrollos de la reflexión teológica de modo que se introducen o se potencian nuevas categorías para describir la realidad y se va haciendo posible una concepción evolutiva de la creación en la que Dios también pueda ser reconocido. En este nuevo marco, la pregunta por la esencia de las cosas coexiste también hoy con el interrogante sobre cómo se relacionan las cosas, y los nuevos desarrollos teológicos comienzan a utilizar el concepto de ‘relacionabilidad’58 como categoría filosófica con posibilidad de ofrecer nuevas aproximaciones a un Dios que se ha revelado como Trinidad. Teniendo en cuenta todos estos elementos de avance podemos situarnos con nuevas perspectivas ante la obra de Newton, pero sin olvidarnos de enmarcarla en su contexto. Con esta salvedad, considero que el esfuerzo teológico de Newton no debe ser subes timado. Westfall, sin embargo, criticó duramente su teología lle gando a afirmar que el racionalismo newtoniano, como el de otros «virtuosos» de su tiempo, fue el germen del escepticismo y el ateísmo de la Ilustración.59 Pero hay que tener en cuenta que el Newton creyente ofreció una explicación de la naturaleza claramente teísta que difícilmente podía generar ateísmo; con ella trató de responder a las preguntas de la ciencia y la cultura de su momento histórico de una forma, quizás insuficiente y con errores metodológicos, pero valiosa. Por otro lado, la cultura actual ha avanzado mucho en el estudio de la epistemología de las diferentes ciencias delimitando sus rela ciones y sus especificidades. Podemos reconocer que, si bien se pueden establecer relaciones de las ciencias de la naturaleza con la metafísica y la teología, sus métodos, sus objetivos y sus resultados varían sustancialmente y no pueden extrapolarse. La física construye modelos para interpretar las leyes que rigen algunos aspectos de la realidad, pero no tiene respuestas a la pregunta de para qué existen; la metafísica es un camino para ver la realidad como un todo y responde 58 Cf. Antje Jackelén, «Relationality in Science and Religion», en Currents in Theology and Missions, Chicago, June-August 2001, vol. 28, n.os 3-4, pp. 229-237. 59 Cf. Richard S. Westfall, Science and Religion, op. cit., p. 217.
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al para qué; finalmente, las búsquedas teológicas son propuestas metafísicas que expresan puntos de vista sobre el mundo en relación con Dios, desde presupuestos religiosos.60 Hoy podemos ver con claridad que la aplicación de un mismo método científico a objetos de diversa naturaleza conduce nece sariamente a resultados reduccionistas. Pero también podemos constatar que, del mismo modo que el impulso que Newton imprimió a la ciencia ha posiblitado nuevas teorías para conocer mejor el mundo, su pensamiento teológico, inserto en la cadena de siglos a que aludíamos antes, ha impulsado también sucesivos desarrollos en la historia del acercamiento al conocimiento, siempre imperfecto y analógico, que el hombre puede tener sobre Dios.
II. La edición príncipe del manuscrito: problemas y soluciones (aspectos críticos y filológicos) En páginas anteriores, hemos aportado datos que pueden aclarar el valor que el manuscrito tiene en relación con la concepción científica y teológica de su autor. Si el Newton teólogo había sido durante siglos infravalorado, su formación y su actividad filológica han sido prácticamente desconocidas o, al menos, no se han considerado sufi cientemente importantes como objeto de estudio. La creencia en que la religión se había ido corrompiendo por deformaciones e idolatrías, y que al pensamiento no contaminado sólo se podía acceder por el estudio del mundo de los antiguos, había dominado la cosmovisión teológica de Isaac Newton. Este sustrato ideológico le llevó a numerosas inexactitudes y planteamientos no científicos en el terreno de la historia, como a otros historiadores de su tiempo. Pero, en la obra que estamos editando, esta creencia le llevó sin duda a valorar la filología como una disciplina científica que, en el análisis de los textos y en el cotejo de las fuentes, se plantea el objetivo de depurarlos de las corrupciones sufridas en el transcurso de los siglos. En los Prolegomena, Newton emplea el método filológico en su comentario a Ezequiel. Aunque todavía tenemos un conocimiento 60 Para un amplio y profundo estudio de estos supuestos, cf. Javier Leach, «Mathematics, Reason and Religion», Pensamiento, Revista de Investigación e Información Filosófica, vol. 64, n.º 242, serie especial n.º 2, 2008.
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parcial de los manuscritos teológicos, creo que podemos decir que pocas veces empleó el autor este método de una forma tan extensa y sistemática. Por lo que respecta a la erudición necesaria para emplear de un modo correcto el método filológico de análisis textual, el manuscrito evidencia la sorprendente amplitud de los conocimientos de su autor relacionados con la filología. En concreto, para su reconstrucción del Templo de Salomón, utiliza las fuentes bíblicas que describen el Templo, especialmente el libro de Ezequiel. Cita las obras de Filón y Flavio Josefo, menciona el Talmud, cita a Maimónides y, entre los autores más modernos, se refiere a Arias Montano, Constantino L’Empereur, Drusius, Cappel y sobre todo a Villalpando, ante cuya propuesta de reconstrucción del Templo expresó Newton su discordancia. Es decir, el autor de los Prolegomena se manifiesta como un hombre erudito y gran conocedor de fuentes literarias. Por otro lado, al referirse a los textos bíblicos en el comentario a la visión del Profeta Ezequiel, aporta citas directas en hebreo, griego y latín. Y no sólo cita en las diferentes lenguas, sino que, en numerosas ocasiones, hace un estudio comparado de ellas como lo haría un filólogo especializado en crítica textual discutiendo las variantes que aparecen en hebreo, griego y latín y argumentando para apoyar la forma que elige. Junto a las técnicas de crítica textual, Newton pone al servicio de la claridad del texto todos sus conocimientos arquitectónicos y matemáticos, lo que le permite discutir, en muchas ocasiones, las descripciones que del Templo hacen las diversas fuentes. Como ya advirtieron De Prado y Villalpando,61 para llegar a interpretar la visión de Ezequiel sobre el Templo de Jerusalén y ofrecer, valiéndose de ella, una reconstrucción del Templo de Sa lomón, hacía falta una persona que no sólo tuviera conocimientos bí blicos, filológicos y exegéticos, sino también grandes conocimientos de matemáticas y arquitectura. La figura de Newton, de cuyos conocimientos matemáticos y arquitectónicos no cabe dudar, reúne también, como demuestra en esta obra, los requisitos necesarios en el campo de la filología aplicada a la exégesis bíblica. H. Prado y J. B. Villalpando, In Ezechielem Explanationes et Apparatus Urbis ac Templi Hierosolymitani, 3 vols., Roma, Zannetti, 1596-1604. 61
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Finalmente, el autor se muestra como un extraordinario cono cedor de la lengua latina, lengua que, por su precisión y riqueza léxica se revela como apta y casi perfecta para la expresión de los conceptos científicos. El latín de Newton, correcto y bello, del más puro corte humanista, es el instrumento adecuado para describir la armonía de aquella grandiosa construcción del Templo de Salomón. Los Prolegomena ad Lexici Prophetici partem secundam, un manuscrito complejo y difícil En efecto, se trata de una obra compleja y difícil de editar. Como más adelante detallaremos, el autor tacha, corrige sobre línea, hace diferentes tipos de anotaciones y emplea una serie de procedimientos que casi imposibilitan la lectura del manuscrito; por otro lado, los problemas de composición, de los que hablaré más adelante, han parecido a veces insolubles. No es de extrañar, por tanto, que, aunque un pequeño número de autores ha hablado del manuscrito, ninguno de ellos lo cita extensamente y ni siquiera en los diversos catálogos se dan amplias noticias de su contenido.62 Se evidencia así que, dada la dificultad de su lectura, el acercamiento a la obra hecho por estos autores ha tenido que ser necesariamente limitado y que dichos autores han hecho una selección de las hojas que ofrecían menos dificultades para describir el manuscrito. Aunque desde el principio vislumbré que la publicación de la obra aportaría una perspectiva diferente e iluminadora de algunos aspectos de la evolución del pensamiento de Newton, hasta ahora no conocidos, las dificultades de la primera edición estuvieron a punto de hacerme desistir de la empresa. Quizá merezca la pena también dar algunos datos sobre lo que fue la historia previa a la primera edición del manuscrito. Ha sido ciertamente una historia también llena de obstácu los, como si el manuscrito mismo se resistiera a desvelar su propio secreto. Tuve conocimiento de su existencia por mediación de la editorial Swan, hoy desaparecida, que tenía interés en publicarlo y buscaba un latinista con experiencia en el campo de la edición de textos Cf. p. LI, nota 68.
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latinos, especialmente de textos latinos bíblicos con particulares dificultades paleográficas y críticas.63 Los responsables de la editorial habían acudido anteriormente a otros experimentados latinistas que desistieron del empeño por los, al parecer insolubles, problemas que la lectura del manuscrito presentaba. Cuando me hice cargo del trabajo, no era claro si la obra estaba inédita o no y llevé a cabo las gestiones pertinentes para verificar este dato.64 Una vez confirmado, comencé los trabajos de edición que, tras superar numerosas incidencias, tanto científicas como extra científicas, pude llevar a término, después de un esforzado y largo trabajo. Pero otra contrariedad obstaculizó nuevamente la publicación del manuscrito, pues la editorial que lo iba a publicar quebró y no se pudo hacer cargo de la edición. Y, así, las fotografías del manuscrito y todo el trabajo de edición mecanografiado durmieron un sueño de tres años en el cajón de mi mesa de trabajo. Afortunadamente el CSIC65 comprobó el interés de la publicación de esta obra y la asumió en un proyecto de coedición con la editorial Debate. La Burndy Library 66 del Dibner Institut del MIT (Massachusetts Institute of Technology), donde compulsé directamente el manuscrito original, otorgó el permiso de publicación y afortunadamente pude tener la satisfacción de publicar la edición príncipe del manuscrito, que salió a la luz en abril de 1996. La posterior historia del manuscrito, hasta llegar al momento actual, queda sintéticamente reflejada en la Introducción de esta obra.67 Posteriormente averigüé que el manuscrito había llegado a la editorial por mediación del profesor R. Taylor, a quien agradezco haber sido el primer eslabón de una cadena de acontecimientos que han posibilitado la realización de esta edición. 64 En este momento de la investigación me fue muy valiosa la colaboración de Aimée Felker, librarian de la Babson Library del Babson College (Wellesley, Massachussets), donde se encontraba inicialmente el manuscrito. También ella me facilitó la gestión del permiso de edición por parte de la Babson Collection. 65 El entonces director del Departamento de Publicaciones, Alberto Sánchez Álvarez Insúa, aprobó la publicación y su sucesor, Luis Alberto de Cuenca y Prado, dio todo tipo de facilidades para que la obra se llevara a término. 66 El manuscrito fue trasladado a este centro desde la Babson Library. La librarian de la Burndy Library, Christine A. Ruggere, me dio todo tipo de facilidades para la consulta directa del manuscrito y para la obtención del permiso de edición por parte de la Burndy Library. 67 Cf. pp. xviii-xxii. 63
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Problemas de crítica textual El manuscrito: sus características físicas El manuscrito es de puño y letra de Newton y está escrito en latín. Su apariencia es similar a la de un borrador o anteproyecto de un texto necesitado de posteriores revisiones. La letra de Newton es clara, pero el autor, como ya hemos dicho, corrige, tacha o añade texto con tanta frecuencia, que la lectura se complica terriblemente poniendo a prueba la paciencia de quien lo edita. Se halla actualmente catalogado con el número 434 en el catálogo de la Babson Collection of the Works of the Sir Isaac Newton,68 H. Reichner, A descriptive Catalogue of the Grace K. Babson Collection of the works of Sir Isaac Newton and the material relating to him in the Babson Institute Library, New York, 1950. Las referencias que aquí se dan del manuscrito son las siguientes: «72 leaves in 4to. and 3 leaves in folio. 84 pp. in Latin. (20.8 and 30.6 cm.) About 20.000 words. Autograph. With 6 skettes drawn by Newton, showing plans, charts and architectural details of the Temple. In linen case. NOTE: This unique and unpublished manuscript is apparently complete, although in Newton’s numbering of the folded sheets, 8 follows 6 (7 omitted); but the cathword connecting them is correct and there is no obvious hiatus in the text». Referencias al manuscrito aparecen también en tres catálogos anteriores: H. R. Luard, G. G. Stokes, J. C. Adams y G. D. Liveing, A Catalogue of the Portsmouth Collection of Books and Papers Written by or Belonging to Sir Isaac Newton, the Scientific Portion of which has been presented by the Earl of Portsmouth to the University of Cambridge, Cambridge, The University Press, 1888, donde el manuscrito se incluye en la sección V, apartado 15, p. 30, y de él sólo se dice que está escrito en latín y trata del Templo de Salomón. En el Catalogue of the Newton papers sold by order of the Viscount Lymington, great niece of sir Isaac Newton which will be sold by auction by Messrs. Sotheby’s and co., London, 1936, se incluye en el lote 263, p. 72; la información de Sotheby’s sobre el manuscrito es muy similar a la de Reichner. En el catálogo no 2 de H. Schab, Nueva York, aparece como item no 87, pp. 33-34, aportándose en él, entre otras, las siguientes informaciones: «As is generally known, Newton always took the deepest interest in religious matters [...] This work was intended as an introduction to an encyclopedia on the Prophecies of the Old Testament [...] Newton explains that the book with the seven seals of the Apocalypse is the book of the Law [...] Of utmost importance is the knowledge of the sanctuaries in which this Law was exercised and of which there existed three at different times: The Tabernacle, the Solomonic Temple and the Second Temple [...] From various sources, he draws the conclusion that Solomon doubled the size of the Tabernacle, thus arriving at the size of the Temple [...] The Second Temple is said to have been erected on the foundations of the first, but whith less luxury [...] 68
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donde figura con el nombre de: A Treatise of Remarks on Solomon’s Temple. Prolegomena ad Lexici Prophetici partem secundam, in quibus agitur de forma Sanctuarii Judaici [...] Commentarium. Pertenece a la mencionada colección, de la que es una de las mejores piezas, fue trasladado, en el año 1995, desde la Babson Library de Wellesley, Massachusetts, a la Burndy Library del Dibner Institute for the History of Science and Technology situado en el MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts), posteriormente sufrió un nuevo traslado y actualmente se encuentra en la Huntington Library de San Marino, California. El manuscrito tiene dos folios que hacen de cubierta. En el primero se lee, a modo de título: A Treatise of Remarks on Solomon’s Temple, y en la parte interior: No 55; en la segunda cubierta se lee: Temple of Solomon, y en la parte interior: No 26-79/1c. Estos números quizás correspondan a anteriores clasificaciones del manuscrito. He llegado a la conclusión de que la letra en que aparece esta especie de títulos no es de Newton, por lo que he preferido editar el manuscrito bajo el título que el propio Newton le dio: Prolegomena ad Lexici Prophetici partem secundam in quibus agitur De forma sanctuarii Judaici. Detrás de secundam aparecen tachadas las siguientes palabras: continens expositionem allusionem ad mun dum mysticum populi Israelis. Sect. Para la obra en su conjunto he preferido el título El Templo de Salomón porque responde mejor al contenido global. El manuscrito no está encuadernado, sino que se presenta en forma de cuadernillos formados por pliegos doblados en cuatro partes, cada una de las cuales tiene 15,3 por 10,4 cm, y por hojas sueltas de tamaño folio, es decir, doble que los cuartos. Hay en total 18 cuadernillos, es decir, 72 hojas de cuarto y 3 hojas de tamaño folio. Tres de los cuadernillos están sin numerar, pero en todas las hojas de la derecha, el autor escribe, en el margen inferior derecho, la palabra con que comienza la página siguiente. En los restantes cuadernillos el autor comienza la numeración de cada uno de ellos partiendo del número 1 hasta el 15, pero omite el 7, al parecer por descuido, pues no falta texto. The Commentary describes the altar, the courts, porticos and gates [...] Newton compares the Hebrew text very carefully with the Septuaginta and the Vulgate and quotations are not only rendered in Latin, but also in Hebrew and Greek». En el catálogo editado en el Newton Project, cuyo autor es John Young, se actualizan y explicitan todas estas referencias (cf. bibliografía). LII
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Las tres hojas de tamaño folio están sin numerar y no hay ningún signo que indique vinculación entre ellas ni con las de los cuadernillos. En los cuadernillos, el autor sólo escribe texto continuo por un lado de cada hoja; reserva las páginas de la derecha exclusivamente para la escritura continua y las de la izquierda las considera como un elemento auxiliar para correcciones o adiciones al texto de la derecha cuando proceda; en cada página de la derecha deja siempre un margen, también a la derecha, para anotar la referencia de autores y obras citados.69 No todas las páginas de la izquierda están escritas. En total contienen texto continuo 63 páginas de cuarto, 24 páginas contienen solamente correcciones o intercalaciones y una contiene la palabra Commentarium, como introducción a la parte que corresponde al comentario más deta llado de las fuentes. De las hojas de doble tamaño, dos están escritas en anverso y reverso; una tiene dos planos en el anverso y el reverso en blanco. El texto se ilustra con seis dibujos correspondientes al plano del Templo o a la estructura de algunas de sus partes. Problemas de composición Aunque desde el primer momento fui consciente de las espe ciales dificultades que la edición del texto conllevaría, comencé a trabajar sirviéndome de microfilm y fotografías. Pero, a medida que fui avanzando en el trabajo, pude comprobar que, aunque había conseguido leer el texto sin lagunas, no podría resolver las dificultades de composición sin estudiar directamente el original. Por esto y, para mayor seguridad en las lecturas difíciles, realicé una nueva lectura sobre el original y un detenido estudio del mismo. La presentación formal del manuscrito provoca muchos proble mas de composición ya que, aparentemente, podemos encontrarnos ante tres bloques de textos: el de los cuadernillos sin numerar, el de las tres hojas tamaño folio y el de los cuadernillos numerados. Pero no son sólo las cuestiones formales las que plantean problemas de composición, también hay cuestiones de contenido que dificultan la solución de estos problemas. Excepto en el folio 63, donde este margen se utiliza también para texto continuo. 69
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En efecto, ante el análisis del contenido, también podríamos pensar en los mismos tres bloques independientes o, al menos, encontrarnos con algunos datos que nos hagan creer que se trata de dos versiones de un mismo texto, sobre todo por lo que respecta al comentario del texto de Ezequiel.70 Es decir, ante las dificultades, tanto formales como de contenido, podríamos plantearnos las siguientes preguntas: ¿estamos ante un único texto?, ¿ante un texto doble para dos publicaciones distintas?, ¿ante un texto borrador, más breve y otro más amplio? De la respuesta a estas preguntas podían depender en parte los criterios de edición. Abordaremos el problema por partes contestando a diferentes preguntas. En primer lugar, ¿están concebidos como un único texto los cuadernillos sin numerar y los numerados? Creo que la respuesta es afirmativa. Para facilitar al lector la comprensión de lo que sigue, me referiré, a partir de ahora, a la numeración que, por decisión editorial, he asignado al facsímil y a la edición del manuscrito (cf. sobre este tema las pp. liv-lvii, lxx y las que preceden al facsimil y a la edición). Considero que nada se opone a la unidad textual de los dos bloques de cuadernillos desde el punto de vista del contenido, ya que en las que he numerado como primeras páginas (ff. 1-7) se abordan temas propios de la introducción a la obra. Y así la motivación religiosa del trabajo viene descrita en el fol. 1, donde el autor confiesa su creencia en el carácter simbólico del Templo e insiste en la necesidad de conocer su forma para averiguar su significado; hecha esta declaración, continúa con una sintética descripción del Tabernáculo de Moisés, el Templo de Salomón y el segundo Templo. En los que he numerado como ff. 12-69, que corresponden al Commentarium, se abordan temas que pueden referirse al desarrollo de los que inicialmente se plantearon de modo sintético: se hace un estudio mucho más pormenorizado del Templo de Salomón, un detallado comentario de la visión de Ezequiel y una comparación del Templo de Salomón con el segundo Templo. Pero la vinculación entre los dos bloques de cuadernillos, desde el punto de vista formal, constituyó un laborioso trabajo de identificación. La pista definitiva me la ofreció una a inserta por el autor en un lugar inesperado, en el texto del folio 2, y sin ninguna otra 70 Téngase en cuenta que en los ff. 8-11 se comentan Ezeq. 40, 5-15. 17-19. 20-28. 39-42. 44-49; 41, 1-6. 8-15; 42, 1-15; 46, 19. Y en los ff. 43-58 se comentan Ezeq. 40, 1-49; 41, 1-26; 42, 1-20; 43, 1-7 y 46, 19-24.
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indicación que facilitara a qué se estaba refiriendo. Tras numerosas hipótesis, entre las que barajé la posibilidad de un error, opté por pensar que el autor se refería a otro lugar identificable con dicha letra (hipótesis ésta que me supuso buscar y desechar numerosos lugares posibles). Finalmente, relacioné la mencionada a con otra situada en el segundo bloque de cuadernillos, en el numerado como folio 13 en el inicio de la primera parte del Commentarium. Más ardua es la respuesta a la siguiente pregunta: ¿dónde situar las tres hojas de doble tamaño (ff. 8-11 y 42) que no contienen ningún indicador para relacionarse con los dos bloques de cuadernillos ni numeración que los vincule entre sí? En los ff. que he numerado como 8-11 el autor comenta los pasajes donde se relata la visión de Ezequiel sobre el Templo; en los ff. 43-57 vuelve a comentar la mayor parte de estos pasajes. ¿Cómo explicar esta duplicidad si se trata de un texto único? Tras un detenido estudio del texto he llegado a la conclusión de que en los ff. 8-11 se hace un comentario más breve que el de los ff. 43-57 y de distinta naturaleza, por lo que no se debe hablar de repetición, sino de complementariedad. En los ff. 8-11 el autor alude al texto de Ezequiel resumiéndolo en la mayor parte de los casos, y se refiere fundamentalmente a los lugares que pueden clarificar más directamente la estructura del Templo reflejada en los planos; es decir, que en este comentario son los planos el objetivo principal, no el texto en sí. Por el contrario, en los ff. 43-57 es el texto mismo de Ezequiel el objeto principal del comentario; lo que pretende al comentar el texto por segunda vez es hacer una labor de crítica textual que depure el texto de faltas, para poder así llegar a clarificar los datos relativos a la estructura del Templo. Ponderando las cuestiones de contenido, decidí insertar las dos hojas de tamaño folio que contienen texto (ff. 8-11) entre el bloque de cuadernillos no numerados (ff. 1-7) y el de los numerados (ff. 12-69). Por otro lado, en la literatura de la época e inmediatamente anterior, era un procedimiento normal comentar los mismos pasajes en una doble serie de comentarios, una de ellas explicitaba o aclaraba los contenidos, en la otra se hacían comentarios lingüísticos o de crítica de los textos de las diferentes versiones bíblicas; en concreto, en algunos de los comentarios a la visión de Ezequiel sobre el Templo, que Newton conocía bien, se utiliza esta forma múltiple LV
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(recuérdense las Explanationes de Villalpando y la Paraphrastica explanatio ex Villalpando explanationum de Cappel en el Trisagion, citado infra). Los ff. 8-11 también plantean un problema de composición por lo que respecta a la relación entre ellos mismos. La continuidad del contenido entre los ff. numerados como 8, 9 y 10 queda garantizada por el orden de los versículos del comentario, pero, en el fol. numerado como 11, el autor añade algunas observaciones al comentario de versículos de los ff. anteriores, que se refieren predominantemente a variantes textuales. Finalmente, en el fol. numerado como 10, en unas líneas que están en posición invertida, se añaden observaciones, también referidas a variantes textuales, relativas a dos versículos ya comentados. Ante esta especie de puzle, propongo la siguiente hipótesis. El autor escribió en primer lugar el comentario de los ff. 8, 9 y 10; en un segundo momento fue añadiendo los comentarios que contiene el fol. 11 y, al terminar de escribir este folio, volvió la hoja desde su extremo inferior y ocupó el espacio que quedaba todavía libre en el anverso (fol. 10), escribiendo en la posición en que quedó la hoja al volverla, es decir, en posición invertida con respecto al texto escrito anteriormente en dicho folio. El carácter de borrador es en este grupo de folios aún más evidente ya que falta una revisión posterior que ordene y unifique los comentarios pero, dado que, al parecer, el autor no la realizó, edito el texto de acuerdo con la hipótesis formulada. Por otro lado, por su carácter de borrador, son las páginas de lectura más difícil. En cuanto a la tercera hoja de tamaño folio que contiene dos planos, que he numerado como 42, la he situado inmediatamente antes del comentario al texto de Ezequiel, porque en dicho comentario (cf. ff. 43 y ss.) se alude al plano situado a la derecha. Por el contrario, el autor no hace ninguna alusión al plano de la izquierda. La síntesis de mi propuesta de composición, según la cual he editado el texto asignándole una numeración propia, es la siguiente. Creo que se trata de un texto unitario, concebido como los Prolegomena de una obra, el Lexicon Propheticum, de la que a continuación hablaremos. En estos Prolegomena hay dos partes: en la primera, más breve y sintética (ff. 1-12), se abordan cuestiones introductorias y se hace un tipo de comentario a Ezequiel que tiende a clarificar los planos de los ff. 8 y 9; en la segunda (ff. 12-69) se LVI
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desarrollan las cuestiones antes sintéticamente expresadas: se describe el altar y se trata de ver la luz que aporta, en las visiones de Ezequiel, la contemplación del segundo Templo; el autor resume lo que hay que corregir para imaginar, a través de la visión de Ezequiel, el Templo de Salomón, continúa con un detenido comentario de esta visión, y termina la obra comparando todos los Templos entre sí y supliendo lo que el profeta omitió respecto a los Templos de Salomón y Herodes. Aunque la obra pueda considerarse unitaria, se observan grados diversos de elaboración en ella; posiblemente el autor la realizó en etapas diferentes, y de ahí las variantes en el modo de identificar la continuidad de los folios. Podría ser interesante un estudio grafológico para determinar con más exactitud las cuestiones cronológicas. Desde el análisis literario del final del manuscrito, me inclino a pensar que la obra no está concluida o que, al menos, falta una última revisión por la que el fin del texto pudiera adquirir un cierto carácter de colofón.
Problemas de crítica literaria La relación de los Prolegomena con el Lexicon Propheticum Sobre la supuesta obra Lexicon Propheticum, de la que nuestro manuscrito está concebido como prolegómenos, no conocemos nada, ni siquiera sabemos si se llegó a realizar. Naturalmente habría que conectar los Prolegomena, por su temática, con los otros escritos que Newton tiene sobre temas pro féticos, todos ellos nacidos de su interés por encontrar las claves del lenguaje de los profetas. Pero esta conexión ¿es tan estrecha como para suponer que los Prolegomena formaran parte de alguna de ellas? David Castillejo, en su obra The Expanding Force in Newton’s Cosmos,71 habla de una hoja que apareció entre los manuscritos de Jerusalén y que, al parecer, contiene una especie de índice del texto del Yahuda MS. 9, que es el tratado más importante sobre las profecías del Libro de Daniel y de la Revelación. En este índice se D. Castillejo, The Expanding Force in Newton’s Cosmos, Madrid, Ediciones de Arte y Bibliofilia, 1981, p. 30. 71
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habla de cinco libros, el primero de los cuales, titulado Concerning the Language of the Prophets, hace pensar en que abordaría una temática idéntica o similar a la que sugiere el título del Lexicon Propheticum; por otro lado, el capítulo 10 de este libro: «Of the parts of the Temple», indica que se trataría en él la misma temática que en los Prolegomena, el Templo de Salomón. Ante estas coincidencias se podría pensar que los Prolegomena fueran una versión del mencionado capítulo, pero numerosos argumentos invitan a desechar esta sugerente hipótesis. En primer lugar, la misma palabra ‘Prolegomena’, por su propia etimología (‘lo que se dice en primer lugar o por delante’), haría desistir de la idea de situar esta obra en décimo lugar. Por otra parte, el interés que en esta época y en las inmediatamente anteriores se tenía por el Templo de Salomón motivó que el tema se tratara monográficamente en dos de las grandes Biblias Políglotas ya publicadas entonces, la de Arias Montano y la de Walton; en esta última se sitúa, a manera de Prolegomena y con este nombre, es decir, como una temática importante en el contenido de la obra que se trata al comienzo de la misma. Parece claro que Newton se pudo inspirar en estos precedentes para la concepción global del manuscrito. Por otra parte, resultaría muy extraño que se hiciera un estudio monográfico de la visión de Ezequiel, como se hace en los Prolegomena, en unos escritos que versan sobre Daniel y el Apocalipsis. Finalmente, hay un dato que considero especialmente relevante para desechar la hipótesis de la relación entre el Lexicon Propheticum y Concerning the Language of the Prophets, y, consiguientemente, entre los Prolegomena y Of the parts of the Temple: se trata del hecho de que ambas obras están escritas en lenguas diferentes, latín e inglés respectivamente. Ante la falta de datos que iluminen el tipo de obra que fue el Lexicon Propheticum me atrevería a afirmar que, por lo que conocemos hasta hoy, la obra nunca se realizó; tampoco sabemos si Newton proyectaba elaborar personalmente esta obra o no, y qué tipo de obra sería. Me inclinaría a pensar que sólo pretendió realizar los Prolegomena como crítica a las reconstrucciones del Templo propuestas por otros autores. Y, dado que en su momento se contaba ya con amplísimos comentarios de todos los libros bíblicos reunidos en la obra Critici Sacri, a la que aludiré más adelante, dudo que Newton proyectara LVIII
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otra gran obra de comentarios que le habría exigido una excesiva dedicación a estos temas. Quizás concibió solamente los Prolegomena ad Lexici Prophetici, partem secundam como la introducción de un estudio dedicado especialmente al Profeta Ezequiel, del mismo modo que en Obser vations, donde ya se trataba el tema del lenguaje de los Profetas, pero referido a los libros de Daniel y al Apocalipsis. Las diferencias metodológicas existentes entre Observations y Prolegomena, a las que he aludido en páginas anteriores (cf. pp. xxvii-xxxviii), sugerirían un tratamiento diferente para el léxico de una y otra obra. Esta diferencia, que sugiere también una evolución del pensamiento del autor, se vería reflejada en la vacilación que se advierte en el título de nuestro manuscrito. Como hemos dicho antes y se puede ver en el facsímil,72 el autor escribe, en primer lugar, un título que coincide con el planteamiento alegórico característico de Observations: Prolegomena ad Lexici Prophetici continens expositionem allegoricam ad mundum mysticum populi Israelis; posteriormente, tacha desde continens hasta Israelis y corrige añadiendo partem secundam in quibus agitur de forma Sactuarii Judaici. Con esta corrección, el título se ajustaba a la perfección al contenido y al objetivo de la obra: conocer la forma del Templo y expresarla en medidas exactas para acceder a su significado. El uso de las fuentes En los Prolegomena Newton cita y comenta numerosas fuentes bíblicas y extrabíblicas, pero ¿cómo accede a ellas? ¿Hasta qué punto las consulta directamente o las encuentra reunidas en una fuente secundaria? ¿Son originales los comentarios filológicos que Newton hace, o son exclusivamente deudores de una tradición anterior? ¿Qué grado de conocimiento tenía de las tres lenguas que utiliza en las citas? He realizado una detenida investigación sobre el tema creyendo inicialmente que Newton había confrontado todas las fuentes direc tamente y en sus lenguas originales, pero, al ir profundizando en este estudio, he ido modificando mi hipótesis de trabajo. Cuando se trata de estudiar las fuentes empleadas por un autor, es importante hacer el compendio de las que éste menciona. En este caso son muchas y variadas: Newton cita la mayor parte de los libros P. 1.
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bíblicos, los Prolegomena de la Biblia Polyglotta de Walton, diferentes obras de Flavio Josefo (Antigüedades Judaicas, Contra Apión, La Guerra Judía), una obra de Filón (Sobre la Monarquía), la Misná en Massecheth, dos obras de Maimónides (Sobre la Apariencia externa del Templo, Tratado sobre el Culto Divino), el tratado Middot del Talmud según la traducción latina de Constantino L’Empereur, una obra de Arias Montano (Sobre las Medidas), una obra de Buxtorf (Lexico Talmúdico Caldeo); menciona también a Villalpando, comentado por Cappel, y, finalmente, a Cappel y Drusius en Critici Sacri. Imaginar que Newton seleccionó directamente las numerosísimas citas sobre el Templo de tan diferentes autores, especialmente las abundantísimas de Flavio Josefo, sería atribuirle un trabajo ingente y una erudición que, si bien no nos extrañaría, dadas las cualidades del genio, nos resultaría excesivamente sorprendente en un hombre dedicado prioritariamente a otras materias. Por eso, modifiqué mi hipótesis inicial e investigué en la dirección de buscar una fuente donde Newton hubiera encontrado gran parte del material recogido. En este punto de la investigación comprobé que en los Prole gomena de la Polyglotta de Walton73 se hallaba compendiada la mayor parte del material que Newton cita sobre el Templo y que procede de diferentes autores. Las citas de Villalpando, Josefo y la mayor parte de las alusiones al Talmud las extrajo inicialmente del estudio de L. Cappel en la mencionada Biblia.74 Cappel analiza y comenta diferentes fuentes donde se describe el Templo de Salomón; las fuentes estudiadas son: Villalpando, Flavio Josefo, la Misná en Massecheth, Maimónides y el tratado Middot del Talmud según la traducción latina de Constantino L’Empereur. Todas estas fuentes, como hemos visto, las menciona Newton en su obra, por lo que no es de extrañar que inicialmente tomara la referencia de Cappel. Pero, puesto que Newton cita otros lugares de Josefo que Cappel no cita, podemos suponer que, localizado el material inicial, hizo una consulta directa de las fuentes y amplió la información. Biblia Sacra Polyglotta, ed. de B. Walton, London, 1657. Citada por Newton en fol. 55, nota g. 74 L. Cappel, «Trisagion sive Templi Hierosolymitani triplex delineatio: una ex Scriptura juxta mentem Villalpandi et descriptionem ab eo factam, altera ex Josephi mente et descriptione, tertia ex Judaeorum in Talmude descriptione, et juxta mensuras ab ipsis isthic traditas», en Biblia Sacra Polyglotta, ed. de B. Walton, vol. I, London, 1657, pp. 2-38. 73
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Por otro lado, el comentario filológico-teológico que hace Newton de los capítulos de Ezequiel, donde se narra la visión del Profeta sobre el Templo, evidencian tal cantidad de conocimientos de estas materias y un aparente dominio del griego, hebreo y latín que sorprenden extraordinariamente. La frase de Newton «Para esto y otras muchas cosas véase Drusius o Cappel “Sobre el Templo” en Críticas»75 me llevó a la identificación de otra fuente de la que el autor se vale ampliamente. Con esta imprecisa cita se refiere Newton sin duda a Critici Sacri,76 una monumental obra de 1660 donde se contienen en siete volúmenes los comentarios a los diferentes libros de la Biblia que hacen los más prestigiosos expertos de la época, y, en otros dos volúmenes, se reúnen tratados bíblicos de varios autores también notables. He comprobado que Newton manejó habitualmente esta fuente y de ahí proceden los datos que toma de Arias Montano, tanto los que extrae del tratado De mensuris, que cita en su obra, como otros datos cuya procedencia no indica concretamente.77 Pero, Cf. fol. 9, p. 81 de esta obra. Jacobus Flesher, Critici Sacri sive doctissimorum virorum in SS. Biblia Annotationes et Tractatus, London, 1660, Frankfurt, 16952, Amsterdam, 16983. Se publicó también una sinopsis en 5 tomos, London, 1669-1676, dos tomos de suplemento: Thesaurus Theol.- Philol., Amsterdam, 1700 y ss., y otros dos tomos: Thesaurus Novus, Amsterdam, 1732. Para los comentarios que hacen Drusius y Cappel en Critici Sacri cf. Annotata ad Libros Propheticos Veteris Testamenti sive Criticorum Sacrorum, t. IV, anotaciones a Ezequiel, pp. 6.007-6.083. J. Drusius [1550 (Flandes)-1616]. Terminó sus estudios en Cambridge y fue uno de los principales cultivadores de los estudios escriturísticos dentro del protestantismo calvinista. L. Cappel [1585 (Francia)-1658]. Calvinista, erudito, teólogo y hebraísta, hermano del teólogo Jaime, considerado como el fundador de la crítica bíblica. En Critica Sacra, sive de variis quae in sacris V.T. libris occurrunt lectionibus l. VI, subjecta est quaestio de locis parallelis V et NT, París, 1650, sostiene y demuestra que el texto del AT y, en parte, del NT ha sido alterado por los copistas hasta el punto de no poderse restablecer científicamente los textos establecidos. 77 Newton consulta en Critici Sacri, Tractatuum Biblicorum vol. prius: sive Criticorum Sacrorum, los tratados de Arias Montano que vienen editados como Antiquitatum Judaicarum libri IX in quis, praeter Judaeae, Hierosolymorum, et Templi Salomonis accuratam -delineationem, praecipui sacri ac profani gentis ritus describuntur. Creo que especialmente debió de consultar Beseleel sive de Tabernaculo, pp. 609-618, Ariel sive de Templi fabrica et structura, pp. 618-632, Aaron sive sanctorum vestimentorumque summa descriptio, pp. 632-638, y ThubalCain sive De mensuris sacris, pp. 638-672. El único que Newton menciona es el De 75 76
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sobre todo, Newton utiliza el comentario que Drusius hace de los capítulos de Ezequiel donde se narra la visión del Templo; en esta obra va comentando Drusius cada uno de los versículos haciendo una profunda y detallada labor de crítica filológica en la que emplea los textos hebreos y griegos depurándolos de corrupciones; es este comentario el que constituye la base del trabajo de Newton. En cuanto a Filón y Buxtorf,78 debió de manejar directamente las obras de estos autores que se citan en el manuscrito. Cuando Newton comenta los pasajes de la visión de Ezequiel, alude a diferentes textos bíblicos: Hebreo vulg.,79 Septuaginta, Jerónimo, versión Siríaca, Targum de Jonatán, paráfrasis Caldea y versión árabe. También se podría pensar que el autor utilizó tanto el texto hebreo como las diferentes versiones antiguas en sus fuentes originales. Pero, si observamos la Polyglotta de Walton, podemos comprobar que cada página de los pasajes que Newton comenta contiene: el texto hebreo con traducción latina interlinear, texto de Septuaginta acompañado de traducción latina, texto latino de la Vulgata, versión Siríaca, Targum de Jonatán, paráfrasis caldea y versión árabe, todos con traducción latina. Esto me inclina a pensar que Newton utilizó la Polyglotta de Walton para su comentario a Ezequiel, sin excluir que pudiera consultar otras obras. Considero que, en concreto, para las alusiones a Septuaginta, debió de utilizar otras fuentes, pues en esta versión distingue las ediciones Aldina y Romana, distinción que no pudo hacer con la sola ayuda de la Polyglotta. Además, sabemos que Newton tenía en su biblioteca personal una edición de la versión griega del A.T., donde hizo algunas anotaciones. Alude también Newton en otros lugares del comentario a las traducciones de Aquila y Teodoción, indicando que las consulta en Jerónimo; se refiere sin duda al Commentarii in Hiezechielem, que debió de utilizar directamente o a través de los datos de las anotaciones a Ezequiel de Drusius en Critici Sacri. mensuris sacris, pero seguramente se refiere a los restantes tratados nombrados cuando dice: «Lo que Cappel y Arias Montano pusieron de manifiesto partiendo de material rabínico» (cf. fol. 22). 78 Buxtorf, J. (el padre), Lexicon Chaldaicum Talmudicum, completado por su hijo y publicado en 1640. 79 El texto hebreo lo designa indistintamente como Heb. o Heb. Vulg., término éste que explicita en fol. 43, nota a: In Hebr. iam vulgato, el texto hebreo más divulgado; al texto de la Vulgata latina se refiere con los nombres de Hieronymus, Latinus o versio latina. LXII
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El trabajo filológico de Newton en el comentario a la visión de Ezequiel Encabeza el autor el comentario diciendo: «Una vez corregido todo esto así, se podrá imaginar en este Templo lo de Ezequiel, cuyas palabras, ilustradas con planos e interpolaciones, ofrecemos ahora como sigue».80 A continuación comienza a escribir un texto latino de la visión de Ezequiel al que añade interpolaciones que se distinguen del texto básico por estar enmarcadas entre corchetes. El comentario a este texto lo va situando en notas a pie de página. Hay que atribuir, por tanto, a Newton tres tipos de intervenciones: la labor filológica que realiza al presentar un determinado texto básico, objeto del comentario; la del comentario mismo y la de las interpolaciones. Parecería lógico que hubiera utilizado como texto básico el de la traducción latina interlinear del texto hebreo o el de la Vulgata latina de la Polyglotta de Walton. Pero el texto básico latino del comentario de Newton no es exactamente el de la Vulgata ni el de la traducción interlinear latina del texto hebreo de la Polyglotta; está más cerca del de la Vulgata, pero, en algunas ocasiones, se distancia y, cuando lo hace, a veces utiliza la variante de la traducción interlinear y a veces no. Es decir, que el mismo texto básico latino, sobre el que Newton realiza el comentario, ha sido objeto, por su parte, de una cierta labor de crítica textual según la cual el autor ha hecho inicialmente algunas modificaciones que afectan a los textos tradicionalmente recibidos. Por tanto, aunque no se puede decir que ofrece su propia traducción latina del texto hebreo, dado que fundamentalmente se apoya en Vulgata, sí se advierte que se permite algunas libertades, y esto sin contar con las variantes que introduce procedentes de otras versiones, de las que hablamos a continuación. En efecto, la actividad filológica más importante que Newton realiza es la revisión del texto hebreo valiéndose de las lecturas que aportan otras versiones. La justificación de sus elecciones ocupa la mayor parte del comentario que aparece en el manuscrito a pie de página del texto. Al ir realizando el comentario, Newton introduce una serie de variantes en el texto latino y justifica sus elecciones, bien desde el Cf. fol. 40, p. 108, de esta obra.
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apoyo del texto hebreo, del de Septuaginta o de las otras versiones que coteja. El texto latino resultante, una vez introducidas estas variaciones, está ya considerablemente alejado de Vulgata. El número de variantes aceptadas por Newton en su comentario que modifican el texto básico es de treinta y siete,81 lo que supone una muy intensa labor de revisión. De estas treinta y siete variantes, treinta y cinco están apoyadas en Septuaginta, coincidiendo o no con diferentes versiones; una variante procede de Jerónimo, coincidiendo con la versión siríaca en un lugar en que el mismo Jerónimo no coincide con Heb. vulg.; por último, otra variante, consistente en cambio de singular por plural, es una conjetura del mismo Newton apoyándose en el contexto.82 Podría decirse, aunque con cautelas, que el texto producto de la revisión, una vez hecho el comentario, es prácticamente una nueva traducción latina, pues el distanciamiento con la Vulgata es ya muy notable. Newton evidencia así una actitud profundamente crítica y revisionista de Vulgata. Esta actitud la expresa, en varias ocasiones, en el comentario, con muy duras críticas a Jerónimo como traductor: «El traductor latino traduce pésimamente», dice en dos ocasiones refiriéndose a Ezeq. 42, 3 y 41, 9 (fol. 11); una vez dice: «La versión latina, muy corrupta» aludiendo a Ezeq. 40, 44 (fol. 11), y en otra ocasión afirma: «Jerónimo, en un ejemplar corrompido por el uso», frase referida a Ezeq. 40, 5 (fol. 44). Pero la actividad filológica de Newton en el comentario no se reduce a la elección de variantes sin dar razón de ellas, sino que el autor, en bastantes ocasiones, discute las variantes elegidas por otros Normalmente la variante consiste en el cambio de una palabra por otra, producto casi siempre de una mala lectura, pocas veces se propone la supresión de varias palabras que han sido repetidas por inadvertencia del copista. 82 El autor elige la variante de Septuaginta (acompañada o no por otras versiones) en los siguientes lugares: 40, 2 (coincide con Aquila). 6 (dos veces). 7. 8 (en el manuscrito alejandrino, coincide con Jerónimo, versión siríaca y versión árabe). 9. 14. 17. 20. 23. 24. 32. 36 (coincide con Jerónimo). 37 (coincide con Jerónimo). 44 (dos veces). 49 (coincide con Aquila y Teodoción); 41, 1. 3 (dos veces). 9 (dos veces, en una de ellas coincide con Jerónimo y Jonatán). 10 (en el manuscrito alejandrino, coincide con la versión árabe). 16 (coincide con la versión árabe). 22; 42, 1 y 2 (en el manuscrito alejandrino, coincide con la versión árabe). 4. 9. 10. 11 (dos veces). 15. 16. 17. El autor elige la variante de Jerónimo en 42, 12 (coincide con la versión siríaca). Newton hace su propia conjetura en 40, 14. 81
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autores [cf. la crítica que hace a la elección de Jerónimo en Ezeq. 40, 11 (fol. 45) donde Newton, frente a la lectura que propone Jerónimo, elige la lectio difficilior, de acuerdo con una de las más claras normas de la crítica textual; véase también la amplia discusión de las hipótesis de Villalpando, cf. Ezeq. 40, 20 (fol. 46)]. Realiza Newton, a veces, un comentario léxico con el fin de clarificar el sentido de algunas palabras [cf. por ejemplo Ezeq. 41, 8 (fol. 51), 41, 15 (fol. 52)], o su etimología [cf. 41, 6 (fol. 51)]; corrige y critica las malas traducciones (cf. supra, en crítica a traducciones de Jerónimo) y valora las buenas [cf. 40, 44 (fol. 49)]; detecta e interpreta un orden de palabras incorrecto [cf. 41, 6 (fol. 51)]; cuando hay una variante de lectura entre el texto hebreo y Septuaginta, en muchas ocasiones interpreta cuál fue la palabra hebrea que debió de traducir Septuaginta [cf. 40, 44 (fol. 49). 45. 49; 41, 1 (fol. 50). 22 (fol. 53), etc.], lo que puede darnos idea del conocimiento que tenía de las lenguas hebrea y griega.83 Además de revisar el texto, Newton añade en él una serie de interpolaciones con una función aclaratoria que puede referirse a aspectos diferentes: unas explicitan palabras implícitas, o concretan referencias locales o de otra índole que en el texto son poco precisas; otras aclaran el sentido de una determinada palabra en el texto; otras, en fin, tienden a mejorar el estilo del texto, demasiado conciso a veces. Como dije anteriormente, Newton se apoya principalmente para su comentario en el comentario de Drusius y, secundariamente, en los datos que le aportan las fuentes que consulta. En el comentario de Drusius se aclaran, en muchas ocasiones, las formas hebreas que están en la base de las traducciones, por lo que estos datos pudo tomarlos en parte, de aquí. ¿Quiere esto decir que la labor filológica de Newton fue sólo un trabajo de recopilación de datos y que su conocimiento de las lenguas griega y hebrea pudo no ser muy profundo? He realizado el estudio comparado del comentario de Newton con el de Drusius y creo que puedo concluir que, si bien se valió de La revisión de su biblioteca personal nos puede dar idea de hasta qué punto se había dedicado al cultivo de las lenguas; poseía muchos y variados diccionarios: seis de griego, otros seis de griego y latín, cinco políglotas (dos de ellos incluyendo lenguas orientales), tres de hebreo, dos de latín-inglés, uno de latín, uno de caldeo, otro de siríaco, dos de francés, uno de francés-inglés, uno de francés italiano y otro de holandés-latín. También tenía varias gramáticas: cinco griegas, dos hebreas, una inglesa, una latina y una española (cf. J. Harrison, The library of Isaac Newton, CambridgeLondon-New York-Melbourne, Cambridge University Press, 1978, pp. 68-69). 83
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este comentario, muchas de sus críticas y observaciones filológicas son estrictamente originales, y que estas críticas y observaciones suponen un gran dominio de las lenguas griega y hebrea, dando por descontado el que tenía de la lengua latina. Por otro lado, sus conocimientos matemáticos iluminaban con mucha frecuencia la elección de variantes de los textos, con lo que llegaba a una armónica e iluminadora conjunción de saberes. Indicios para una datación aproximada de los Prolegomena Aunque ya hemos ido avanzando algunos datos que hacen pensar en una datación tardía del manuscrito, procuraremos ahora reunir todos los indicios que ayuden a documentar la fecha en que Newton pudo escribirlo. El estudio de las fuentes literarias que el autor utilizó para documentar la obra Prolegomena nos aporta el límite de la fecha más temprana en que pudo ser escrita. En efecto, dado que la fuente más tardía de las que utilizó Newton fue el monumental tratado Critici Sacri, de 1660, podemos afirmar con toda seguridad que los Prolegomena son posteriores a 1660. Esta fecha, al ser muy temprana, no tiene demasiado valor, por lo que debe ser precisada por otros datos. La actitud revisionista de Newton ante el texto de Vulgata y sus duras críticas al texto traducido por Jerónimo indican que los Prolegomena fueron escritos en un momento en que su autor ya había incurrido en herejía pues, en la época y el contexto de Newton, la Vulgata era intangible. Por otra parte, en el capítulo anterior hemos aportado datos indicativos de que, entre 1669 y 1675, se produce en Newton el cambio religioso que le hizo adherirse a las tesis arrianas (recuérdese cómo en 1669 aceptó una fellowship en el Trinity College jurando que mantendría la única religión verdadera, y en enero de 1675 escribió una carta a Henry Oldenburg en la que le decía que se estaba planteando renunciar a su fellowship, renuncia relacionada sin duda con su heterodoxia). De aquí podemos deducir, por tanto, que la obra que nos ocupa debió de ser al menos posterior a 1669. Por otro lado, fue hacia 1670 cuando Newton comenzó a estudiar seriamente teología, precisamente para documentar sus nuevas creencias. A partir de esta fecha se documentan algunas de sus obras teológicas de las que podemos extraer ideas sobre cómo fue LXVI
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evolucionando su pensamiento en diversos aspectos, pero sobre todo en el relacionado con la interpretación de las profecías. Según Westfall,84 Newton comenzó a interesarse por el mundo judío y sus instituciones en 1680 y es a partir de esta fecha cuando podemos situar la composición de los Prolegomena. Baste recordar que en los comienzos de la obra afirma su autor: «De aquí se deduce que aquella organización legislativa ha sido un sistema mejor que el mundo natural para que los profetas tomaran sus imágenes […] Así pues, hay que considerar el mundo israelita y exponer la significación de sus partes y ceremonias. Y ante todo hay que examinar el Santuario, donde se cumplían las acciones legales […]». En el capítulo I de este estudio he tratado de explicar cómo Newton fue evolucionando en la interpretación de las profecías desde unos planteamientos iniciales más alegóricos hasta llegar, posteriormente, a la aplicación sistemática del método histórico crítico en sus aspectos más filológicos. La comparación de la obra Observations upon the Prophecies of Daniel and the Apocalypse of St. John (posterior a 1680) y la de los Prolegomena me ha evidenciado la conclusión de que los planteamientos de los Prolegomena expresan un estado más evolucionado del pensamiento de Newton sobre la interpretación de las profecías. También concluyo lo mismo al compararlo con Ms. 14 Yahuda. Estos hechos sugieren una datación posterior a 1680. Es de suponer que el estudio monográfico del Templo fuera posterior al que realizó en otras obras donde lo trató más o menos marginalmente, como es el caso de las mismas Observations... y The Chronology…,85 esta última posterior a 1725. En el Tratado que Newton envió a John Locke el 14 de noviembre de 1690,86 en forma de dos cartas, comentaba dos textos trinitarios supuestamente corruptos (1 Jn. 5, 8) afirmando que no aparecían en los primeros manuscritos griegos. La forma en que Newton argumenta para demostrar cómo se produjo la corrupción de estos textos y cómo se originaron las numerosas corrupciones que, a su juicio, se introdujeron en el s. iv, hace patente que ya conocía y aplicaba los Cf. Richard S. Westfall, «Newton’s Theological manuscript», op. cit., pp. 134-
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The Chronology of Ancient Kingdoms Amended, London, 1728. An Historical account of two notable corruptions of Scripture in a letter to a friend, en Isaaci Newtoni Opera quae exstant omnia, ed. de S. Horsley, London, 1785, vol. I, pp. 493-550. 85 86
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métodos de la crítica textual. En esta obra sienta las bases de cómo se produjeron las corrupciones, mientras que en Prolegomena se aplica ya una metodología concreta para identificar las corrupciones, dando ya las bases por sentadas, indicio que me hace pensar que los Prolegomena se elaboraron en fecha posterior a 1690. Como síntesis de los datos hasta ahora analizados creo poder afirmar que el manuscrito Prolegomena es una obra tardía, muy posiblemente posterior a 1690 y con alguna probabilidad posterior a 1725. Quizás el argumento de situarla en fecha posterior a la publicación de The Chronology no sea suficientemente convincente. Lo que sí es evidente es el grado de madurez que alcanza el autor en la aplicación del método filológico y que puede ser expresivo de un momento de gran madurez en la evolución de su pensamiento científico y teológico. Por otra parte, si admitimos la hipótesis de la fecha más tardía, resultaría más explicable el carácter de borrador de gran parte de la obra y la falta de una última revisión que el autor no pudo realizar por haberle sorprendido la muerte. ¿Intervención editorial o fidelidad al texto?: un difícil discernimiento Los criterios de edición del texto latino La primera edición de un documento plantea siempre problemas especiales, aún más en este caso en que el texto parece ser, desde el punto de vista de la forma, un primer borrador de lo que podría llegar a ser un texto impreso. En cuanto a los problemas de composición, que han sido grandes, ya han quedado suficientemente descritos en el estudio precedente. Las soluciones adoptadas justifican la organización global del material que en la edición he realizado. Cualquier editor siente la responsabilidad de no traicionar el texto por fidelidad al autor, pero, en este caso, esta fidelidad debe hacerse compatible con la sospecha de que Newton hubiera introducido bastantes correcciones en su propio texto antes de editarlo o, al menos, lo hubiera presentado con una mayor pulcritud y con los problemas de composición más claramente resueltos. A la hora de ponderar hasta qué punto puede respetarse o corregirse el texto, creo que he sido lo más parca posible al introducir correcciones o LXVIII
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revisiones (sólo en caso de error evidente que señalo en notas, unificación de tipos de letra, pequeñas modificaciones en la puntuación que, sin alterar el sentido, mejoran el estilo). Parto de la base de que, aunque la presentación formal del texto de Newton deje mucho que desear, su contenido está en un estadio de elaboración redaccional que sólo precisaría algunos retoques, sobre todo por lo que se refiere a la parte del Commentarium (ff. 12-69); por el contrario, creo que la parte primera (ff. 1-11), como ya he dicho, hubiera necesitado una mayor revisión del autor, tanto de forma como de contenido, pero, como criterio, creo que, dado que el autor no la llegó a realizar, el editor no debe suplir al autor, sino que debe también aquí ser parco en correcciones, advirtiendo al lector del estado en que se encuentra el texto. En cuanto a las numerosas tachaduras que se encuentran en el texto, he procedido del modo siguiente: lo que ha sido voluntariamente tacha do por Newton no lo edito, pues creo que ésta hubiera sido la intención del autor; por otro lado, en la mayor parte de las ocasiones, Newton no omite el contenido del texto que tacha, sino que ofrece normalmente una versión alternativa con una redacción más cuidada o precisa; por tanto, normalmente no se pierden ideas del texto sino formulaciones más defectuosas. En dos casos, en que he dudado de si el autor quería tachar un párrafo concreto o sólo una parte, he editado los textos completos (Ezeq. 40, 14 y 16, y 44. 45. 46, fol. 8) por comprender que, aunque el autor comenta también estos versículos en el folio 11, la ampliación de comentario no resulta redundante, sino complementaria. Comprendo que alguien pueda discrepar del criterio editorial de omitir las tachaduras argumentando que sería interesante ver cómo Newton se autocorrige, pero creo que, para esto, se puede acudir al facsímil y que es preferible en la edición presentar un texto lo más nítido posible y sin la pesada carga de un aparato crítico excesivamente amplio. En el manuscrito hay muchas frases y, a veces, líneas que son casi ilegibles, pero que no están tachadas. Y aquí sí he puesto todo el empeño en superar la dificultad de lectura, fiel al criterio de que lo que Newton dejó en el texto debe permanecer. Puedo decir que esto lo he conseguido sin ninguna laguna. Sobre el título Sobre las opciones de la edición frente al problema del título, cf. supra: «El manuscrito: sus características físicas».87 Cf. p. 52.
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Sobre la numeración El manuscrito original carece, como ya dijimos, de una numeración continua. La decisión de asignar una numeración propia al facsímil y a la edición, una vez resueltos los problemas de composición, es la intervención editorial de más envergadura de las que he realizado y se basa, naturalmente, en la concepción unitaria de la obra. En el facsímil, la numeración la he asignado a las páginas de la derecha y figura en el margen inferior de este libro. El texto editado tiene una numeración interna, basada en la asignada al facsímil, en la cual se indica el cambio de folio con la referencia [fol.] en el texto latino y [pág.] en la traducción española. La opción editorial de atribuir numeración exclusivamente a las páginas de la derecha se basa en el hecho de que, en las páginas de cuarto, el autor reserva las de la izquierda para, cuando proceda, insertar texto en las de la derecha. Es decir, las páginas de la derecha son la guía de la continuidad del texto y las de la izquierda son auxiliares. La posibilidad de designar las páginas de la izquierda como folio versus sería, por tanto, un error en el que sólo puede caer quien no ha visto el manuscrito original. Para las dos hojas de tamaño folio (numeradas como 8-11) que tienen texto por las dos caras, pero sin reserva de espacio para inserciones, he seguido el mismo criterio de asignar numeración a cada página con texto continuo. Para ampliación de este tema, cf. pp. liv-lvii de esta obra. Sobre las inserciones El autor identifica con un signo el texto que hay que insertar y el lugar donde debe insertarse, a excepción de dos ocasiones (fol. 36 izquierda y fol. 57 izquierda). La correcta identificación del lugar conlleva, con frecuencia, problemas, dado que la situación de borrador del texto dificulta, a veces, la identificación del signo. Las dos ocasiones en que el texto a insertar no lleva ningún signo identificador han requerido la solución del problema por parte de la editora, que ha debido basarse en datos de crítica textual interna, de especial dificultad en el segundo caso. LXX
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Sobre la referencia a los planos En el manuscrito resulta a veces difícil identificar a qué plano se refiere el autor en cada caso, por eso creo necesario hacer las siguientes aclaraciones: — En el fol. 8 alude al plano de las puertas que se encuentran en el mismo folio (al que llamaremos fig. 1) hasta el final de Ezeq. 40, 15, donde comienza a aludir al plano general del Templo del fol. 9 (al que el autor llama fig. 2); siguen las alusiones a la fig. 2 en el fol. 10. En el verso 11 alude al primer plano hasta Ezeq. 40, 16; a partir de aquí las alusiones se refieren al plano segundo. En el fol. 13 comienzan las alusiones al plano del altar que se encuentra en el mismo folio. — A partir del fol. 43 comienzan las alusiones al plano de la puerta del fol. 42 derecha. El autor no hace ninguna alusión identificable con el plano del fol. 42 izquierda. Sobre el contenido Si el autor hubiera tenido ocasión de preparar el manuscrito para su publicación, seguramente habría hecho algunas indicaciones del contenido de las diferentes partes de su texto, a manera de sumario. No he querido introducir ninguna indicación en el texto mismo de acuerdo con mis criterios de restringir mis propias intervenciones, pero he intentado suplir esta carencia elaborando un sumario del contenido de la obra que he situado antes del comienzo de la edición. Algunas observaciones sobre la traducción española del texto En la traducción española del texto sí me permito un mayor número de libertades que en el texto latino; éstas se refieren a la puntuación y a la mejora del estilo, excesivamente paratáctico, en unas ocasiones, y, en otras, con frases excesivamente largas. De todas formas, como criterio básico de traducción he procedido siempre respetando el carácter del texto que, a mi juicio, pretende ante todo la claridad de expresión dentro de un estilo formalmente muy sobrio, pero de una gran riqueza léxica. LXXI
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Un buen ejemplo de esta riqueza léxica es la cantidad de términos que el autor emplea para describir los diferentes recintos: cubiculi, exedrae, cellae, gazophilacii. En todo momento he intentado reflejar la variedad del léxico con términos españoles diferentes y he procurado respetar también la sobriedad estilística. Encontrar la exacta equivalencia de los términos técnicos ha sido en muchas ocasiones una ardua tarea. Confío en que los estudios posteriores que sobre el texto hagan otros expertos subsanen cualquier posible inexactitud. En cuanto a la transcripción española de los nombres propios hebreos, he seguido los criterios de las ediciones actuales, salvo en el nombre de Phines, en el que, por proximidad al texto latino, he preferido transcribir Fines en lugar de Pinjas, que correspondería más directamente a la transcripción del nombre hebreo. ****** Finalmente, a modo de síntesis, y después de haber descrito los problemas y atisbado las soluciones, enunciaré las principales aportaciones de esta obra: — La concepción y presentación unitaria de una obra transmitida como dispersa. — La asignación de una numeración continua a la edición y al facsímil. — La inserción en el texto continuo de los elementos textuales contenidos en las hojas auxiliares. — Las diferentes intervenciones editoriales que posibilitan el paso de un texto en situación de borrador, en ocasiones ilegible, a un texto normalizado. Con esta edición, espero haber logrado el objetivo que la ha presidido, combinar la fidelidad al autor con la intervención editorial sobre el manuscrito y con su trasvase a una lengua diferente a aquella en la que se escribió.
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Aclaraciones sobre el facsímil Se sintetizan aquí algunos aspectos importantes, ya tratados en el estudio preliminar, para facilitar un uso del facsímil independiente del estudio. El manuscrito original carece de una numeración continua; la que aparece en el facsímil, en el margen inferior de este libro, es propia de la editora. Está constituido por dos bloques de cuadernillos formados por pliegos doblados en cuatro partes, y por tres hojas sueltas de tamaño folio. Las de tamaño cuarto contienen texto continuo en las páginas de la derecha; las de la izquierda las reserva el autor para insertar texto en las de la derecha, cuando procede; ninguna de las páginas de cuarto está escrita por el lado verso. Las hojas de tamaño folio, numeradas como ff. 8-11, contienen texto en el lado recto y en el verso, y la numerada como fol. 43 contiene dos planos sólo en el lado recto. Dadas las especiales características del manuscrito, la editora otorga numeración sólo a las páginas que tienen texto continuo en las hojas de cuarto (páginas de la derecha) y no numera las reservadas a las inserciones porque su texto se inserta en las correspondientes de la derecha. Para las dos hojas de tamaño folio, que tienen texto continuo por las dos caras sin reserva de espacio para inserciones, la editora sigue el mismo criterio de asignar numeración a cada página con texto continuo. Para ampliación de estas aclaraciones cf. pp. liv-lvii y lxx de esta obra. Sólo se han reproducido fotográficamente las páginas que contienen texto, aunque se asigna también un marco gráfico a las de la izquierda que el autor reservó a inserciones, pero no utilizó. Para las dimensiones del manuscrito original cf. p. lii de esta obra. Las páginas de tamaño cuarto (ff. 1-7, 12-41 y 43-69) se han reproducido en tamaño real; las de tamaño folio (8-11) se reproducen reducidas por necesidades de adaptación al formato del libro y en la 43 izquierda y derecha se reproduce el tamaño aproximado del folio en posición horizontal.
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Prolegomena ad Lexici prophetici Partem secundam in quibus agitur De forma Sanctuarii Judaici Edición Príncipe
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Aclaraciones sobre la edición A continuación se expresan sintéticamente algunos aspectos impor tantes, ya tratados en el estudio preliminar, para facilitar un uso de la edición independientemente del estudio. El manuscrito original carece de una numeración continua. La numeración interna de la edición se corresponde con la asignada al facsímil por la editora y se basa en una concepción unitaria del manuscrito, una vez resueltos los problemas de composición (cf. pp. liv-lvii y lxx de esta obra). La opción editorial de atribuir numeración exclusivamente a las páginas de la derecha del facsímil se basa en el hecho de que el autor reserva las de la izquierda para, cuando proceda, insertar texto en las de la derecha. Es decir, las páginas de la derecha son la guía de la continuidad del texto y las de la izquierda son auxiliares. La posibilidad de designar las páginas de la izquierda como folio versus sería un error ya que todas las páginas, excepto las numeradas como 8-11, contienen texto sólo por el anverso. Para ampliación de este tema cf. p. lxx de esta obra. Las diferentes intervenciones editoriales, que posibilitan el paso de un texto en situación de borrador a un texto normalizado, han estado presididas por el deseo de fidelidad al texto y combinadas con el de ofrecerlo nítido, sin la carga de un aparato crítico excesivamente amplio (cf. pp. lxxviii-lxxix de esta obra). El manuscrito, al que le falta una revisión final del autor, no introduce casi ninguna indicación del contenido de sus diversas partes. La editora trata de suplir esta carencia ofreciendo un sumario de la obra que se encuentra en la página siguiente.
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SUMARIO*1 I 1-6 Título de la obra y preámbulo donde se expresa el motivo religioso de la misma (1). Medidas generales del Tabernáculo de Moisés y del Templo de Salomón, que duplican las del de Moisés (1-3). Descripción del segundo Templo con algunas alusiones a las obras realizadas en tiempos de Zorobabel, Ciro, Simeón el Justo y Herodes (3-6). 6-12 Comienza la descripción de los atrios según la visión de Ezequiel (6). Dimensiones, según Ezequiel, de las puertas de uno y otro atrio ilustradas con un plano; comienza el comentario más breve de la visión de Ezequiel (8). Dimensiones del atrio interior y exterior con sus pórticos (8-10). Ampliación del comentario a algunos versos anteriormente comentados (11). II Comentario (12-69) 13-41 Descripción del altar con interpolaciones que aclaran a veces de dónde proceden los errores de la tradición (13-14). Descripción del Templo con especial detenimiento en los pórticos; confrontación de diferentes fuentes y discusión de sus medidas con interpolaciones aclaratorias o ampliatorias; describe también lo que hay que corregir de la visión de Ezequiel para imaginar el Templo de Salomón a través de sus palabras (14-41). 43-57 Comentario extenso de la visión de Ezequiel ilustrado con planos e interpolaciones: caps. 40, 1-49; 41, 1-26; 42, 1-20; 43, 1-7; 46, 19-24. 58-69 Completa el autor la descripción del Templo de Salomón comparando todos los Templos entre sí y supliendo lo que Ezequiel omitió en relación a los de Salomón y Herodes. * Los números remiten a la numeración interna de la edición.
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[fol. 1]
Prolegomena ad LEXICI PROPHETICI partem secundam,* in quibus agitur De forma Sanctuarii Judaici
Constitutionibus legalibus futura adumbrata esse in confesso est apud omnes et id Paulus Apostolus abunde satis testatur (Col. 2, 17 et Heb. 8, 5 et 9, 23). Inde fit ut constitutiones illae fuerint aptius rerum systema quam Mundus naturalis, a quo Prophetae typos desumerent, utque Apoc. ejusmodi typis quam maxime abundet, atque ita ut constitutiones illae et Apoc. tamquam gemina de iisdem rebus prophetia se mutuo explicent neque possint seorsim satis intelligi. Est enim liber ille signatus in manu Sedentis in throno ipse liber legis, ut posthac ostendetur, et hujus sigilla solvuntur in Apoc. Considerandus est igitur jam mundus Israeliticus ejusque partium et ceremoniarum significatio exponenda. Et ante omnia Sanctuarium in quo legalia peragebantur speculandum est, quod quidem triplex fuit: Tabernaculum usque ad Solomonem, Templum primum usque ad captivitatem Babylonicam ac Templum secundum usque ad captivitatem sub Romanis. Cognoscenda est horum forma si velimus significationem recte exequi. Tabernaculi locus sanctissimus fuit decem cubitos latus totidemque longus, locus sanctus decem cubitos latus viginti longus, altare aureum cubiti unius longitudine et latitudine, altare magnum [fol. 2] quinque cubitos longum ac totidem latum, et atrium Tabernaculi quinquaginta cubitos latum et centum cubitos longum. Concipe hoc atrium linea transversa divisum esse in duo quadrata et in quadrato occidentali Tabernaculum stetisse, altare vero in centro quadrati orientalis. Quadratum orientale distinctionis gratia dicatur * A continuación aparece texto tachado que citamos por su especial interés: continens expositionem allusionem ad mundum mysticum populi Israelis. Sect. Cf. pp. li-lii de esta obra. 74
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[pág. 1]
Prolegómenos a la parte segunda del LÉXICO DE PROFETAS* en donde se trata De la forma del Santuario Judío
Todos los autores reconocen que las cosas futuras se presentan como en esbozo en la organización legislativa, y esto lo atestigua bastante ampliamente el Apóstol Pablo (Col. 2, 17 y Heb. 8, 5 y 9, 23). De aquí se deduce que aquella organización legislativa ha sido un sistema mejor que el mundo natural para que los profetas tomaran sus imágenes; se explica también que el Apoc. tome la mayoría de sus imágenes de este tipo y que aquella organización legislativa y el Apoc., de modo semejante a ella, al profetizar sobre las mismas cosas, se expliquen mutuamente y no puedan comprenderse del todo separadamente. El libro sellado en la mano del que se sienta en el trono es, pues, el mismo libro de la ley, como después se mostrará, y sus sellos se abren en el Apoc. Así pues, hay que considerar el mundo israelita y exponer la significación de sus partes y de sus ceremonias. Y ante todo hay que examinar el Santuario, donde se cumplían las acciones legales, que fue triple: el Tabernáculo hasta Salomón, el primer Templo hasta la cautividad babilónica y el segundo Templo hasta la cautividad bajo los romanos. Hay que conocer la forma de éstos si queremos averiguar su significado. El lugar santísimo del Tabernáculo tuvo diez codos de ancho y otros tantos de largo, el lugar santo diez codos de ancho y veinte de largo, el altar de oro un codo de longitud y de anchura, el gran altar [pág. 2] cinco codos de largo y otros tantos de ancho, y el atrio del Tabernáculo cincuenta codos de ancho y cien codos de largo. Imagínate que este atrio estaba dividido por una línea transversal en dos cuadrantes, y que el Tabernáculo estuvo en el cuadrante occidental, y el altar seguramente en el centro del cuadrante oriental. El cuadrante * Aparece texto tachado: «conteniendo la exposición alegórica al mundo místico del pueblo de Israel. Sect». 74
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atrium Sacerdotum, et alterum quadratum in quo Tabernaculum consistit nominetur locus separatus namque ita nominabantur stante Templo. In centro loci sanctissimi collocatur Arca et in centro Tabernaculi totius altare aureum, velo in media distantia inter altare et arcam pendente. In medio autem loci sancti ad latus australe concipe candelabrum septemplex stetisse et mensam auream e regione ad latus boreale; labrum denique seu aeneum mare in atrio Sacerdotum inter Tabernaculum et altare versus Austrum (Exod. 30, 18; 1 Reg. 7, 39). Mosaicas arearum proportiones Solomon in fabrica Templi retinuit sed in mensuris duplicatis. Et eandem fabricam quam Deus per David revelaverat Solomoni (1 Chr. 28, 19) Deus idem, postquam Templum illud subversum fuerat ostendit Ezekieli, retentis, quantum sentio, mensuris omnibus. Erat itaque Templi primi locus sanctissimus viginti cubitos longus et latus totidem (1 Reg. 6, 20; Ezek. 41,4). Locus sanctus viginti cubitos longus et quadraginta latus (1 Reg. 6, 2. 17; Ezek. 41,2), altare aureum duos cubitos longum et latum totidem (Ezek. 41, 22), Solomone scilicet altare Mosaicum materiis novis tegente (1 Reg. 6, 20). Altare magnum superne in circuitu loci focarii longum et latum 1a cubitos decem, licet inferne duplo longius et latius (2 Paralip. 4, 1; Ezek. 43). Atrium Sacerdotum centum cubitos longum et centum latum (Ezek. 40, 47) locus separatus itidem centum cubitos longum et centum latum (Ezek. 41, 13. 14. 15). Unde atrium utrumque conjunctim sive atrium Templi respondens atrio Tabernaculi erat centum cubitos latum et ducentos longum. Vestibulum etiam ante Templum aedificavit Solomon viginti cubitos longum et decem circiter vel accuratius undecim cubitos latum (1 Reg. 6, 3; Ezek. 40, 49). [fol. 3] Atrium vero cinxit aedificio splendido et rursus ad majo rem distantiam alio splendidiore aedificio, intercedente undique spa tio atrii exterioris quasi 100 cubitos lato. Namque duo constituit atria, interius Sacerdotum et exterius populi, quod etiam atrium magnum dicebatur (1 Reg. 6, 36 et 7, 12; Ezek. 10, 3; 40, 17. 19. 20. 23 etc. et
La letra a hace referencia al apartado a del Commentarium, pág. 13 del manuscrito. Para explicación de esta hipótesis editorial, cf. pp. liv-lv de esta obra. 1
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oriental se llamaría, para distinguirlo, atrio de los Sacerdotes, y el otro cuadrante, en el que estaba el Tabernáculo, se denominaría lugar separado, porque así se les llamaba cuando el Templo existía. En el centro del lugar santísimo se coloca el Arca, y en el centro de todo el Tabernáculo el altar de oro, cayendo el velo a media distancia entre el altar y el arca. En medio del lugar santo, hacia el lado austral, imagínate que estaba colocado el candelabro de siete brazos, y la mesa dorada enfrente, hacia el lado boreal; finalmente, la pila o el mar de bronce, en el atrio de los Sacerdotes entre el Tabernáculo y el altar hacia el Austro (Éxod. 30, 18; 1 Re. 7, 39). Salomón mantuvo las proporciones mosaicas de las zonas en la construcción del Templo, pero con las medidas duplicadas. Y esta misma construcción, que Dios había revelado a Salomón por medio de David (1 Crón. 28, 19), Dios mismo, después de la destrucción del Templo, se la mostró a Ezequiel manteniendo todas las medidas, por lo que yo sé. Y así el lugar santísimo del primer Templo tenía veinte codos de largo y otros tantos de ancho (1 Re. 6, 20; Ezeq. 41, 4). El lugar santo, veinte codos de largo y cuarenta de ancho (1 Re. 6, 2. 17; Ezeq. 41, 2), el altar de oro, dos codos de largo y otros tantos de ancho (Ezeq. 41, 22); Salomón, sin duda, cubrió el altar de Moisés con materiales nuevos (1 Re. 6, 20). El gran altar, por la parte de arriba en el circuito del lugar del fuego, tenía de largo y de ancho 1a diez codos, pero por la parte inferior era doble de largo y de ancho (2 Crón. 4, 1; Ezeq. 43). El atrio de los Sacerdotes tenía cien codos de largo y cien de ancho (Ezeq. 40, 47), el lugar separado igualmente cien codos de largo y de ancho (Ezeq. 41, 13. 14. 15). De ahí que uno y otro atrio conjuntamente, o el atrio del Templo que corresponde al atrio del Tabernáculo, tenía cien codos de ancho y doscientos de largo. El vestíbulo de delante del Templo lo edificó también Salomón con veinte codos de largo y aproximadamente diez, o más exactamente once, codos de ancho (1 Re. 6,3; Ezeq. 40, 49). [pág. 3] El atrio lo rodeó con un edificio espléndido y a continuación, a mayor distancia, con otro aún más espléndido, mediando por todas partes un espacio de atrio exterior de casi cien codos de ancho. Así pues, construyó dos atrios, uno, más interno, de los Sacerdotes y otro, más externo, del pueblo, que también se llamaba el gran atrio (1 Re. 6, 36 y 7, 12; Ezeq. 10, 3; 40, 17. 19. 20. 23, etc., y 44, 17. 19). Y La letra a hace referencia al apartado a del Comentario, pág. 13 del manuscrito. Para explicación de esta hipótesis editorial, cf. pp. liv-lv de esta obra. 1
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44, 17. 19). Et cubiculis uttumque cinxit (1 Paralip. 28, 12; Ezek. 40, 17. 44). Erant autem attia illa concentrica, eo quod portae omnes attii utriusque aequales erant et ab extetiore facie ad interiorem faciem quin quaginta cubiros longae er inter portam unam quamque atrii exterioris et oppositam portam atrii interioris intercedebant cubiti centum (Ezek. 40), ita ut atrii exterioris latera singula extrinsecus fuetint cubiros quin gentos longa (Ezek. 42, 20). Er his atriis plura non memorantur in Tem plo Solomonis, praeter artiola coquorum et suburbanum quinquaginta cubitis latum, quo totum cingebatur (Ezek. 45, 2). Porro in petibolo attii interioris locabantur Sacerdotes. Summus Sacerdos cum Vicariis suis et Synedrio magno occupabant latus dignis simum ad Orientem. Sequebantur ad Aquilonem et Austrum Praefecti miniisteriis Templi et altaris, deinde et viginti quatuor Prineipes Sacer dorum singuli proprium habentes cubiculum et ultimo ad latera loci separati Sacerdotes inferiores cubicula communia illic habentes ubi comedebant sacrificia et vestes sacras induebant. Extetius in attio ma gno versabatur populus omnis et in cubiculis quibus illud cingebatur sacrificia manducabat. Babyloniis hoc Templum evertentibus Zerubbabel iisdem fere fun damentis ut par erat sed magnificentia minori Templum denuo aedifi cavit una cum atrio interiore quod ad ministerium Templi necessarium erat. Sed cum atrium exterius, longe magnificentissimum quidem et amplissimum ac tribubus universis destinatum, nec facile restitui pos set, nec brevibus duorum tribuum reliquiis necessarium esset, ejus loco extructum est ad orientale latus atrii Sacerdotum atrium novum quod populo reduci quidem sufficeret, cuius tamen angusta fundamenta se niores qui Templum prius viderant lugebant vehementer (Ezra 3, 12). Despectam aedifieiorum formam minime lugebant. Haec nondum sur rexerant. [fol. 4] Ineidebat hic luctus in ipsum initium positorum funda mentorum. Limites tam angustos in locum atrii spatiosissimi succedere dolebant. Nam Sanctuarium Zerubbabelis quoad magnitudinem cum priore collatum res nihili videbatur (Hagg. 2, 3). Cerre atrium magnum numquam resurrexit in usum Judaeorum. Zerubbabel yero quae
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rodeó con estancias uno y otro (l Crón. 28, 12; Ezeq. 40, 17. 44). Pero aquellos atrios están concéntricos, por ID cual rodas las puertas de uno y otro eran iguales; desde la cara exterior hasta la interior tenían cincuenta codos de largo, y entre una puerta cualquiera del atrio exterior y la puerta opuesta del atrio interior mediaban cien codos (Ezeq. 40), de tal manera que cada uno de los lados del atrio exterior por la parte de fuera tenía quinientos codos de largo (Ezeq. 42, 20). Y de estos atrios no se recuerda en el Templo de Salomón más que los atrios pequeños de los cocineros y una zona libre de cincuenta codos de ancho, con la que se rodeaba todo el espacio (Ezeq. 45, 2). A su vez, en el períbolo del atrio interior se colocaban los Sacerdotes. El Sumo Sacerdote con sus Vicarios y el gran Sanedrín ocupaban el lado más digno hacia el Oriente. Le seguían, al lado del Aquilón y del Austro, los Prefectos encargados de los ministerios del Templo y del altar, después, además veinticuatro Príncipes de los Sacerdotes, cada uno de los cuales tenía su propia estancia y, por último, a los lados del lugar separado, los Sacerdotes inferiores tenían estancias comunes allí donde comían los sacrificios y se vestían las vestiduras sagradas. Más al exterior, en el gran atrio, se encontraba habitualmente todo el pueblo y consumía los sacrificios en las estancias que rodeaban a aquél. Al destruir los babilonios este Templo, edificó Zorobabel de nuevo un Templo casi con los mismos cimientos, muy semejante pero con menor magnificencia, junto con un atrio interior que era necesario para el ministerio del Templo. Pero como el atrio más externo, ciertamente el más rico con mucho y el más amplio, destinado a todas las tribus, no podía fácilmente reconstruirse ni era necesario para los pocos que quedaban de las dos tribus, se construyó en el lugar de éste, aliado oriental del atrio de los Sacerdotes, un atrio nuevo que fuera suficiente para el pueblo que retornaba; pero los cimientos de éste eran tan angostos que los más ancianos, que habían visto el Templo anterior, lloraban vehementemente (Esdras 3, 12). No lloraban por la despreciable apariencia de los edificios ya que éstos aún no habían sido construidos. [pág. 4] Comenzaba el llanto en el momento mismo de iniciar los cimientos. Se lamentaban de que unas medidas tan estrechas hubieran reemplazado el lugar del espaciosísimo atrio, pues el santuario de Zorobabel, comparado en sus dimensiones con el anterior, parecía cosa de nada (Ag. 2, 3). Ciertamente el gran atrio nunca se reconstruyó para que los judíos pudieran usarlo. Incluso Zorobabel, que por fin dejó edificar lo que era 76
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Judaeis suis in cultum necessaria erant vix tandem aedificare valuit, tan tum abfuit ut in usum gentium conderet [fol. 5] atrium sumptuosius. Sed neque Cyrus aliquid amplius aedificari voluit. Decrevit enim ut Domus Dei aedificaretur altitudine sexaginta cubitorum et latitudine sexaginta cubitorum utque tres essent ordines lapidum rotundorum et ordo ligni novi (Ezra 6, 3. 4). Per tres ordines lapidum et ordinem ligni intelligi ambitum atrii interioris ma nifestum est ex 1 Reg. 6, 36 ubi atrium illud sic aedificatum esse descri bitur. Jussit ergo Cyrus ut Templum et atrium interius aedificaretur et nihil praeterea. Namque atrium novum simplici muro extructum vix dignum erat quod Cyrus in edicto suo adeo conciso poneret. Mansit autem hoc Sanctuarium sine atrio magno ad usque tempora Alexan dri Magni et ultra, ut ex Hecataeo illorum temporum scriptore gentili liquet. Is enim Judaeam urbemque Hierosolymorum et Sanctuarium describendo peribolum atrii interioris cum portis suis et quicquid inte rius est commemorat, de peribolo vero exterioris atrii ne unum quidem verbum habet, quamvis peribolus ille postquam surrexit magnificentior erat et omnium oculos ad se magis trahebat. Hunc igitur Judaei postea excitarunt, nimirum sub Simone filio Oniae Pontifice Maximo quem Simeonem Justum appellare solent. Namque is in diebus suis munivit Templum. Et ab ipso fundata est altitudo duplicis [porticus], munitio [illa] excelsa periboli Templi (Ecclesiastic. 50, 1. 2). Tandem vero Herodes et ejus sucessores opus tantum aedificiis splendidioribus perfecerunt. In hoc Templo viri Israel admittebantur in marginem orientalem atrii Sacerdotum, indeque margo ille dicebatur atrium Israelis. In atrium novum quod Zerubbabel loco atrii magni condiderat quodque atrium faeminarum dicebatur, intrabant tam faeminae quam viri. Et in atrium magnum intrabant etiam gentes. Qui solum atrii [fol. 6] illius a tempore captivitatis extra novi Sanctuarii limites positum nulloque aedificiorum peribolo defensum libere calcaverant, postquam peribolus ille sub Simeone Justo vel potius sub Maccabaeo rum Principibus surrexit, pergebant solum idem calcare ut prius, lon go usu et oblivione ritus antiquioris jus quoddam confirmante. Quod
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necesario a sus judíos para el culto, se negó a edificar un atrio más suntuoso para los gentiles. [pág. 5] Tampoco Ciro quiso que se edificara otro más amplio pues decretó que la Casa de Dios se edificara con una altura de sesenta codos y una anchura de sesenta codos de forma que hubiera tres hileras de piedras sillares y una hilera de madera nueva (Esdras 6, 3. 4). Es claro que por las tres hileras de piedras y la hilera de madera se entiende el ámbito del atrio interior según 1 Re. 6, 36, donde se describe que así se había edificado aquel atrio. Así pues, Ciro mandó que se edificara el Templo, el atrio más interno y nada más. Y de esta manera el nuevo atrio, construido con un sencillo muro, apenas era digno de que Ciro lo mencionara en un edicto suyo tan conciso. Este santuario se mantuvo sin un atrio grande hasta los tiempos de Alejandro Magno y posteriormente, según se deduce de Hecateo, escritor pagano de aquellos tiempos. Éste recuerda Judea, la ciudad de Jerusalén y el Santuario describiendo el períbolo del atrio interior con sus puertas, y lo que está más al interior, pero del períbolo del exterior del atrio no dice ni una palabra, aunque después que se reconstruyó aquel períbolo era más esplendoroso y atraía más las miradas de todos hacia él. Así pues, los judíos construyeron éste en una época posterior, seguramente bajo Simón, hijo de Onías, Pontífice Máximo, a quien suelen llamar Simeón el Justo. Éste en su tiempo fortificó el Templo y fue construida por él mismo la altura del doble [pórtico], el alto contrafuerte del períbolo del Templo (Eclo. 50, 1. 2). Por fin, Herodes y los sucesores de éste solamente completaron la obra con edificios más suntuosos. En este Templo, los varones de Israel eran admitidos en el margen oriental del atrio de los Sacerdotes y por esto aquel margen se llamaba atrio de Israel. Al atrio nuevo que Zorobabel había fundado en el lugar del gran atrio y que se llamaba atrio de las mujeres, entraban tanto mujeres como varones. Y al atrio grande entraban incluso los gentiles. Quienes habían pisado libremente el suelo de aquel atrio, [pág. 6] situado desde el tiempo de la cautividad fuera de los límites del nuevo santuario y no protegido por ningún períbolo de edificios, después que se erigió un períbolo bajo Simeón el Justo, o mejor aún bajo los Príncipes de los Macabeos, persistían en pisar el suelo del mismo modo que antes, consolidando un cierto derecho el largo tiempo de uso y el olvido del rito antiguo. Se imagina absurdamente que Salomón había fundado para uso de los 77
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Solomon atrium et majus et magnificentius in usum idololatrarum quam in usum populi proprii condiderit, ullave ratione in sacro ae dificio consuluerit cultui idololatrarum, filiorum perditionis, quorum preces deus abominatur, quorum societas Judaeis interdicta fuit (Act. 10, 28 et 11, 3; Gal. 2, 12), quorum etiam numerus in Judaea per illa tempora comtemnendus erat, absurde fingitur. Talibus introitum in locum sanctum expugnatio Judaeae et dominatio gentilis proculdubio patefecit. Unde atrium gentium et, a prophetia Isaiae (2, 2) perperam intellecta, Mons Domus nominabatur atrium illud ibique tamquam in loco profano populus mercaturam excercebant, et nomine sancti desi gnabant Sanctuarium interius quasi hoc exterius atrium sanctum non fuisset. Quae omnia praevisa Deus per prophetam Ezekiel sic corrigit. In Templi delineatione omittit atrium faeminarum, ac duobus tan tum atriis descriptis dicit murum exterioris cubitos quingentos longum latumque dividere inter sanctuarium et locum profanum (Ezek. 42, 20) et rursus: Ista est lex Domus, in summitate montis; omnes fines ejus in circuitu Sanctum Sanctorum est. Haec est lex Domus (43, 12). Dein Sa cerdotes in atrio interiore collocat et populum omnem in exteriore (44, 19 et 46, 20. 24) et Principem populumque non permittit ingredi in marginem orientalem atrii Sacerdotum sed ad limen portae interioris orientalis stantes adorare jubet (46, 2. 3). Judaeosque ob admissas in Sanctuarium gentes sic reprehendit. Haec dicit Dominus Deus sufficiant vobis omnia scelera vestra domus Israel, eo quod induxistis filios alienos incircumcisos corde et incircumcisos carne ut sint in Sanctuario meo et pol luant Domum meam interdum offertis vos panem meum adipem et san guinem et disolvistis pactum meum in omnibus abominationibus vestris. Et non servastis custodiam Sanctuarii mei sed posuistis custodes custodiae meae in Sanctuario meo vobismet ipsis. Sic dicit Dominus Jehova: Omnis fi lius alienigenae incircumcisus corde et incircumcisus carne non ingredietur Sanctuarium meum ex omni filio alienigenae qui in medio filiorum Israel. Haec (Ezek. 44) annis quatuordecim post excidium Templi primi. Huc spectat etiam [fol. 7] quod cum Isaias non de gentibus idololatricis sed de Judaeis et proselytis futuris conjunctim agens, dixerat: Domus mea Domus orationis vocabitur cunctis populis. Christus haec verba ap plicuit ad atrium exterius, deque ejus profanatione Judaeos graviter reprehendit quantum tempora tulerunt. Nam gentiles idololatricos
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idólatras un atrio mayor y más rico que el que usaba el propio pueblo o que por alguna razón había servido para el culto de los idólatras, de los hijos de la perdición cuyas preces Dios rechaza, cuyo trato estaba pro hibido a los judíos (Hechos 10, 28 y 11, 3; Gal. 2, 12) y cuyo excesivo número se despreciaba en Judea en aquel tiempo. La toma de Judea y la dominación pagana sin duda abrieron a éstos la entrada al lugar sagrado. De ahí que a este atrio se le llamara atrio de los gentiles y, por la profecía de Isaías (2, 2) entendida incorrectamente, Monte de la Casa; allí, como en un lugar profano, el pueblo comerciaba. Y con el nombre de santo designaba al santuario interior, como si el atrio exterior no hubiera sido santo. Dios, previendo todas estas cosas, las corrige así por el profeta Ezequiel. En la descripción del Templo omite el atrio de las mujeres y sola mente dice de los dos atrios descritos que un muro de quinientos codos de largo y ancho por la parte de fuera dividía el espacio entre el santuario y el lugar profano (Ezeq. 42, 20), y de nuevo dice: Esta es la ley de la Casa, en lo más alto del monte; todo el limite de ésta está en el circuito del Santo de los Santos. Esta es la ley de la Casa (43, 12). Finalmente coloca a los Sacerdotes en el atrio interior y a todo el pueblo en el exterior (44, 19 y 46, 20. 24), y no permite que el Príncipe y el pueblo entren al margen oriental del atrio de los Sacerdotes, sino que manda que hagan la ado ración situándose junto al umbral de la puerta interior oriental (46, 2. 3). Y reprende así a los judíos por haber admitido en el santuario a los gentiles: Esto dice el señor Dios: que os basten ya todos vuestros crímenes, casa de Israel, porque indujisteis a los hijos ajenos, incircuncisos de corazón e incircuncisos de carne, a que estén en mi Santuario y ensucien mi Casa, y entre tanto vosotros ofrecéis mi pan, grasa, y sangre, y disolvisteis mi pacto con todas vuestras abominaciones. Y no conserváis la custodia de mi San tuario, sino que pusisteis guardias de mi custodia para vosotros mismos en mi santuario. Así dice el Señor Jehová: Ningún hijo de extranjero de ningún hijo de extranjero, que viva en medio de los hijos de Israel, incircunciso de corazón e incircunciso de carne, entrará en mi Santuario (Ezeq. 44). Estas cosas sucedieron a los catorce años después de la caída del primer Tem plo. A esto se refiere también [pág. 7] lo que había dicho con Isaías al hablar no de las gentes idolátricas, sino de los judíos y prosélitos futuros: Mi casa será llamada Casa de oración por todos los pueblos. Cristo aplicó estas palabras al atrio más exterior y reprendió gravemente a los judíos por la profanación de éste, tan fuertemente como permitían los tiempos. Así pues, a los gentiles idólatras, cuyas preces son abominables, no los expulsó para que 78
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quorum preces abominatio sunt non expulit ne videretur 2authorita tem Regis Judaeorum intempestive contra Romanos exercere. Ibi igitur 3 exclusis gentibus collocandus est populus omnis et in atrium interius neutiquam admittendus nisi ubi per portam Austri vel Aquilonis ingre diuntur sacrificandi causa; adeuntve cubicula docentium (Jer. 36, 10). [fol. 8] Dimensiones portarum atrii utriusque (Ezek. 40) schema te illustratae 4. Vers 5 Mensus est Angelus latitudinem muri extimi AS calamo uno 6 cubitorum et altitudinem ejus calamo uno. V. 6 Dein liminis portae latitudinem BC calamo uno et alteram liminis latitudinem CT calamo uno. V. 7 Tunc aequalium trium Janitoribus destinatorum cubiculo rum hinc et totidem inde longitudines DE, FG, HJ et latitudines ER etc. singulas calamo uno. Et interstitia cubiculorum EF, GH singula cubitorum quinque, nec non limen portae KL calami unius: V. 8 Et alteram ejusdem liminis latitudinem LV calami unius. V. 9 Et vestibulum portae MN octo cubitorum et frontem ejus OP duorum cubitorum. V. 11 Et latitudinem liminis extimi OY decem cubitorum et la titudinem portae NX tridecim cubitorum. Huc usque Angelus ordine omnia mensuravit, jam retrogresus mensuravit. V. 12 Et marginis seu gradus ante thalamos latitudinem rs cubiti unius. V. 13 Et latitudinem portae a pariete cubiculi ad parietem cubiculi inclusive, progrediendo secundum lineam quae tendit ab ostio portae ac ad ostium Rd nimirum latitudinem aR viginti quinque cubitorum. V. 14 et 16 Et fecit frontes ad interiora portae per spatium sexagin ta cubitorum usque ad frontem atrii OP in circuitu per flexuras portae. Spatium illud est BC (6) + CD (3 1/2) + DJ (28) + JK (3 1/2) + KL (6) + LM (3 1/2) + MN (8) + NO (1 1/2) = 60. V. 15 Et a facie portae extimae ad faciem portae intimae id est a B ad P, erant cubiti 50. Nimirum BC (6) + DJ (28) + KL (6) + MN (8) + OP (2). V. 17, 18 Quibus omnibus intra porta dimensis ducitur Ezekiel Respetamos la grafía del manuscrito; cf. también author (ff. 14, 32 y 37). En el manuscrito se lee exlusis. 4 Aquí un plano, cf. p. 8 del facsímil. En el manuscrito no hay ningún signo que permita vincular las pp. 8 a 11 con las anteriores. Su inserción aquí es una decisión de la editora (cf. pp. liii-lvii de esta obra). 2 3
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no pareciera que su autoridad de Rey de los judíos la ejercitaba intempestivamente contra los romanos. Por consiguiente, todo el pueblo, excluidos los gentiles, se debía colocar allí y no debía ser admitido de ninguna manera al atrio interior, a no ser cuando entraban por la puerta del Austro o del Aquilón para hacer sacrificios, o cuando iban a las estancias de los maestros (Jer. 36, 10). [pág. 8] Dimensiones de las puertas de uno y otro atrio (Ezeq. 40) ilustradas con un esquema 2. Vers. 5 El Ángel midió la anchura del muro externo AS con una caña de seis codos y la altura de éste con una caña. V. 6 Después, la anchura del umbral de la puerta BC con una caña y la otra anchura del umbral CT con una caña. V. 7 Después de esto, la longitud DE, FG, HJ de uno y otro lado de las tres estancias iguales destinadas a los vigilantes de las puertas, y la anchura ER, etc., cada una con una caña. Y los espacios entre las estancias EF, GH, cada uno de cinco codos, y el umbral de la puerta de una caña KL. V. 8 Y la otra anchura de este umbral LV era de una caña. V. 9 Y el vestíbulo de la puerta MN era de ocho codos y el frente de ésta OP de dos codos. V. 11 Y la anchura del umbral externo OY era de diez codos y la anchura de la puerta NX de trece codos. Hasta aquí el Ángel midió todas las cosas con orden, las midió cuando ya retrocedía. V. 12 Y la anchura rs del límite o del borde de delante de las cámaras era de un codo. V. 13 Y la anchura de la puerta desde la pared de la estancia hasta la pared de la estancia inclusive, avanzando según la línea que va desde la entrada de la puerta ac hasta la entrada Rd era, en efecto, de veinticinco codos aR. V. 14 y 16 E hizo las fachadas hasta el interior de la puerta por un espacio de sesenta codos hasta la fachada del atrio OP alrededor, por los rebordes de las puertas. Aquel espacio es: BC (6) + CD (3 1/2) + DJ (28) + JK (3 1/2) + KL (6) + LM (3 1/2) + MN (8) + NO (1 1/2) = 60. V. 15 Y desde la cara de la puerta exterior hasta la cara de la puerta más interior, es decir, de B hasta P, había 50 codos. Seguramente BC (6) + DJ (28) + KL (6) + MN (8) + OP (2). V. 17, 18 Hechas todas estas medidas dentro de la puerta, Ezequiel 2
Aquí un plano, cf. p. 8 del facsímil. 79
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in atrium et jam primum videt cubiculos 30 undique in pavimento in feriore (fig. 25). Ad latera portae erat pavimentum inferius BH: in eo quinque cubiculi, et sic in reliquis ejusmodi sex pavimentis, ita ut om nino cubiculi sint triginta. Et hi omnes columnis fulti sunt (42, 6) ut populus tempore pluviae se illo recipiat. V. 19 Et Angelus mensus est duarum portarum orientalium atrii utriusque distantiam minimam BC centum cubitorum. Hic pro et ad Aquilonem, lege cum Septuaginta: et duxit me ad Aquilonem. V. 20, 21, 22, 23 Porta borealis F atrii exterioris est 50 cubitos longa 25 lata et in omnibus similis et aequalis portae orientali A. Et por tarum occidentalium utriusque atrii distantia minima FG est centum cubitorum. V. 24, 25, 26, 27 Porta australis reliquis similis et aequalis, distat que ab opposita porta australi interioris atrii cubitis centum. Et ad has tres portas atrii exterioris ascenditur per septem gradus. V. 28 Et deinceps usque ad V. 37 porta australis, orientalis et bore alis interioris atrii similes et aequales sunt portis exterioris atrii, et ad has tres ascenditur per octo gradus. Vers. 30 deest in Septuaginta et corrupta repetitio est ultimi perio di versus praecedentis, posito scilicet quinque pro viginti quinque. V. 39, 40, 41, 42 In porta boreali et ante eam sunt octo tabulae lapideae in usum sacrificiorum, quales in fig. 2 describuntur. V. 44, 45, 46 Ad latus hujus portae borealis erat atrium RmmN, et in eo exedra f Sacerdotibus Templi custodiam habentibus destinata, et similis est exedra juxta portam australem Sacerdotibus altaris custodiam habentibus. Hae exedrae respiciunt atrium interius. V. 47 Atrii interioris Jklo longitudo KJ centum cubitorum, latitu do JL totidem. Ergo atria duo concentrica sunt. V. 48, 49 pr = 5 cub. pq = 6 cub. st = 11 cub. (vel secundum Sep tuaginta = 12 cubiti) sv = 20 cub. Et per decem gradus ascenditur in porticum Templi. Cap. 41. V. 1,2 wx = 6. xs = 10. ya = 20. yz = 40 cub. V. 3, 4 bd = 2 cub. bc = 6 cub. bc + cavitate parietis ostium capiente = 7. eg = ef = 20 cub. V. 5, 6 Latitudo parietis Templi usque ad fundum primi
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Cf. p. 9 del facsímil. 80
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fue conducido hacia el atrio y vio en primer lugar las treinta estancias por todos los lados en el pavimento inferior (fig. 23). A los lados de la puerta estaba el pavimento inferior BH; en éste había cinco estancias y así, de este modo, en los otros seis pavimentos, de manera que en total había treinta estancias. Y todas éstas se apoyaban en columnas (42, 6), para que el pueblo se refugiara allí en tiempo de lluvia. V. 19 Y el Ángel midió la distancia mínima BC, de cien codos, de las dos puertas orientales de uno y otro atrio. Aquí, en lugar de y hacia el Aquilón, lee con Setenta: Y me condujo hacia el Aquilón. V. 20, 21, 22, 23 La puerta del atrio Boreal exterior F es de cincuenta codos de larga, veinticinco de ancha y en todo semejante e igual a la puerta oriental A. Y la distancia mínima FG de las puertas occidentales de uno y otro atrio es de cien codos. V. 24, 25, 26, 27 La puerta austral es semejante e igual a las demás, y dista de la puerta opuesta a la austral del atrio interior cien codos. Y hasta estas tres puertas del atrio exterior se sube por siete escalones. V. 28 Y a continuación, hasta el versículo 37, la puerta austral, oriental y boreal del atrio interior son semejantes e iguales a las puertas del atrio exterior, y hasta estas tres se sube por ocho escalones. V. 30 Falta en Setenta y está corrompida la repetición del último período del verso precedente, donde se pone evidentemente cinco en lugar de veinticinco. V. 39, 40, 41, 42 En la puerta boreal, justo delante de ella, hay ocho tablas de piedra para uso de los sacrificios como se describe en la fig. 2. V. 44, 45, 46 Al lado de esta puerta boreal estaba el atrio RmmN, y en él la sala f destinada a los Sacerdotes que se encargaban de la custodia del Templo, y una sala semejante había junto a la puerta austral para los Sacerdotes que tenían la custodia del altar. Estas salas miran al atrio más interior. V. 47 La longitud KJ del atrio interior Jklo era de cien codos, la anchura JL de otros tantos. Así pues, había dos atrios concéntricos. V. 48, 49 pr = 5 codos; pq = 6 codos; st = 11 codos (o según Setenta = 12 codos); sv = 20 codos. Y se ascendía al pórtico del Templo por 10 escalones. Cap. 41 V. 1, 2 wx = 6; xs = 10; ya = 20; yz = 40 codos. V. 3, 4 bd = 2 codos; bc = 6 codos; bc + la cavidad de pared que abarca la entrada = 7. eg = ef = 20 codos. V. 5, 6 La anchura de la pared del Templo hasta el fondo de la 3
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cubiculi (6 cub.) una cum ulteriore latitudine cubiculi adjuncti (4 cub.) efficit latitudinem aB = 10 cub. Erant autem ejusmodi cubiculi seu ga zophylacia 30 circa Templum in fundo et tres eorum ordines sursum, id est in totum gazophylacia 90 (vide Joseph. l. 8. Antiq. c 3) et superiora [fol. 9]6 gazophylacia latiora erant inferioribus cedente pariete Templi in tribus humeris unius cubiti undique (vide 1 Reg. 6, 5.6.) ita ut primum cubiculum sit 5 cub. latum (1 Reg. 6), secundum sex, tertium septem. V. 8 Et per totam Domus altitudinem fundamenta gazophyla ciorum erant sex cubitos longa ita ut tota longitudo omnium triginta gazophylaciorum in circuitu esset 180 cubitorum, congruenter ambitui Templi. V. 9 Erant etiam prioribus similia et aequalia alia lateralia gazo phylacia bz exterius in circuitu Templi muro dz quinque cubitos lato adjacentia. Et spatium relictum erat inter laterales cellas Templi. V. 10 Et secundum lineam quae ducitur inter cubiculos undique erat viginti cubitorum, id est structurae totius a pariete Templi dimen sa latitudo wh. Mensuram hanc Ezekiel suboscure exprimit, sed simili prorsus locutione qua prius usus est (40, 13). Let the chambers cz be of me same breadth with the others ml. And the corner courts Z, Y, X, W open into the cloisters, and the rooms MG be on the side GP or rather PH. And make thre schemes, the first for measuring gates, the second for measuring the courts, the third for measuring the Temple with the cellae and Priests chambers. The side walls of the Priests chambers because of the 2 walks above let into it which cannot take up lesse there a cubit thereof or a cubit and a half a piece must be 3 or 4 cubits thick below at least. Deduct that from the 20 cubits foundation and there will remain about 12 cubits the breadth within. To the length of the court ln 100 add the thicknes of the courts walls 3 + 3 cub. And from the sum deduct 6 or 8 cubits the end walls and 4 or 6 cubits more for partitions and there will remain about 96 cubits which will make 8 square chambers of 12 cubits square: which added to 4 more in the half length Zc will make 12 chambers on a side. The Jews report that Solomons Temple was 70 cubits broad behind lk. Of this and many other things see Drusius or Capellus de Templo in the Criticks. The same God gave the dimensions of the Tabernacle to Moses and Temple with its courts to David and Ezekiel and altered not the proportions of the area's, but only doubled them in the Temple, abating the thickness of the walls which are not recco ned. So then Solomon and Ezekiel agree, and are double to Moses. La parte superior de la pág. contiene un texto en inglés, transcrito más arriba, y un plano. 6
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primera estancia (6 codos), juntamente con la siguiente anchura de la estancia de al lado (4 codos) dan una anchura aB = 10 codos. Había de este modo treinta estancias o aposentos alrededor del Templo por planta y tres pisos de altura, es decir, en total noventa aposentos (véase Josefo l. 8 Antig. c. 3) [pág. 9]4 y los aposentos más altos eran más anchos que los más bajos, cediendo la pared del Templo en tres salientes de un codo por todas partes (véase 1 Re. 6, 5. 6) de manera que la primera estancia era de cinco codos de ancho (1 Re. 6), la segunda de seis, la tercera de siete. V. 8 Y por toda la altura de la Casa la planta de los aposentos era de seis codos de largo, de manera que toda la longitud de los treinta aposentos medía en total ciento ochenta codos, de acuerdo con el perímetro del Templo. V. 9 También había otros aposentos laterales bz semejantes e iguales a los primeros, unidos por fuera al muro del Templo dz, de cinco codos de ancho. Y quedaba un espacio entre las dependencias laterales del Templo. V. 10 Y siguiendo la línea que está trazada entre las estancias había por todos lados veinte codos, es decir midiendo la anchura wh de toda la estructura desde la pared del Templo. Esta medida la expresa Ezequiel algo oscuramente, pero con una frase totalmente similar a la que usó antes (40, 13). Supón que la anchura de la cámara cz es la misma anchura que la de la otra ml, que los atrios de los ángulos Z,Y,X,W se abren hacia los pórticos y las habitaciones MG están en el lado GP o mejor aún PH. Y haz tres planos, el primero para medir las puertas, el segundo para medir los atrios, el tercero para medir el Templo con las dependencias y las cámaras de los Sacerdotes. Los muros del lado de las cámaras de los sacerdotes, porque desde los dos pasillos de arriba penetran un codo o codo y medio, deben ser por debajo al menos de tres o cuatro codos de espesor. Descuenta de aquí los cimientos de veinte codos y quedará en torno a doce codos la anchura del interior. A la longitud del atrio ln de cien codos añade el espesor del muro del atrio de tres más tres codos. De la suma quita seis u ocho del muro del final y cuatro o seis codos más para las divisiones, y quedarán alrededor de noventa y seis codos que formarán ocho cámaras cuadradas de doce codos cada una: esto, sumado a cuatro más en la mitad del largo de Zc formarán las cuatro cámaras de un lado. Los judíos cuentan que el Templo de Salomón era de setenta codos de ancho por detrás de lk. Para esto y otras muchas cosas véase Drusius o Cappel: Sobre el Templo en Críticas. El mismo Dios dio las dimensiones del Tabernáculo a Moisés y del Templo con sus atrios a David y Ezequiel, y no alteró las proporciones de las zonas, sino que sólo las duplicó en el Templo, reduciendo el espesor de los muros que no fueron contados. Salomón y Ezequiel concuerdan, pues, y dan el doble que Moisés. La parte superior de la pág. contiene un texto en inglés, cuya traducción figura más arriba, y un plano. 4
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V. 11 Et ostia gazophylaciorum etant versus locum relicrum hm, hinc inde se mutuo respicientia. Dnum ostium versus Austrum, alterum versus Aquilonem. Et spatium relictum hmnlo erat undique quinque cubitos latum. V. 12 Et aedificii bhkl quod erat ante locum separatum bg latitudo ad occidentalem limitem, nimirum latitudo lk erat septuaginta cubitorum et aedificii murus dcl erat quinque cubitos crassus undique, et longitu do ejus hk cubitorum nonaginta, congruenter latitudini et longitudini Templi et aedificiorum hinc inde. Nam latitudo Templi (20) + 2 ah (20) + 2 bh (30) = 70. Et longitudo interna (62) + pariete et aedificio ad oc ciden. (25) + pariete ad Orientem tribus humeris cubitalibus diminuto (3) = 90. Demendi sunt enim humeri illi, ne aedificium superius pro ducatur ultra Templum. Tres illi humerorum cuhiti respondent muro 3 cubitorum crasso atrium interius et locum separatum dirimente. V. 13 Sic mensurata est Domus centum cubitorum longitudine: quam sic computo. pr una cum ornamento in facie portae est 6 cub. nam tan ta est parietis crassities undique. Adde sv (20) + wx (6) + yz (40) + ze (2) + ef (20) + fx (6). Et summa erit 100 cubiti. Praeterea locum separatum ky et aedificium cum parietibus ejus kh 100 cubitorum. V. 14 Et latitudinem faciei Domus ty et loci separati Orientem versus tp + wq id est totarn atrii latitudinem rq 100 cub. V. 15, 16 Et longitudinem aedificii contra faciem loci separati ad dor sum Domus lk et spatia utrinque ls + kr id est totam atrii latitudinem, sr 100 cub. Templum intus et vestibula atrii, limina et fenestrae et am bulacra inter cellas undique in triplici serie contra cujusque limen strata erant ligno undique, etc.
[fo1. 10] Cap. 42. 1 Speculatis ac dimensis quae in atrio duplici interiore erant, eduxit me Angelus per transitus portae borealis mG in atrium exterius Rl et eduxit me usque ad exedrarn l quae erat e regione loci separati hqmk et e regione aedificii whkg Boream versus. 2 Ante faciem ejus longitudo lw erat centum cubitorum, ostio Borearn spectante, et latitudo yz erat cubitorum quinquaginta. Ita in Hebr. 3 E regione viginti cubitorum whkg, quac erat in atrio interiore
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V. 11 Y las entradas de los aposentos daban hacia el lugar que quedaba hm, desde donde se enfrentan la una a la otra. Una entrada hacia e! Austro, la otra hacia el Aquilón. Y el espacio restante hmnlo era por todas partes de cinco codos de ancho. V. 12 Y la anchura Ik del edificio bhkl, que estaba delante del lugar separado bg hacia el límite occidental, era ciertamente de setenta codos, y el muro del edificio dcl era de cinco codos de grueso por todas partes, y la longitud de éste hk de noventa codos, de acuerdo con la anchura y la longitud del Templo, y de los edificios de uno y otro lado. Así pues, la anchura del Templo (20) + 2 ab (20) + 2 bh (30) = 70. Y la longitud interna (62) + (25) contando con el muro y el edificio del Occidente, + (3) con el muro del Oriente quitándole los tres salientes de un codo = 90. Así pues, hay que quitar aquellos salientes para que el edificio más alto no se eleve más que el Templo. Aquellos tres codos de los salientes corresponden al muro de tres codos de grosor que separaba el atrio más interno y el lugar separado. V. 13 Así se midió la Casa con una longitud de cien codos que computo así: pr juntamente con la ornamentación de la hoja de la puerta es de 6 codos, pues tan grande es el grosor de la pared por todas partes. Añádase sv (20) + wx (6) + yz (40) + ze (2) + ef (20) + IX (6). Y la suma será de cien codos. Además, el lugar separado ky y el edificio con sus paredes kh tenían 100 codos. V. 14 Y la anchura de la fachada de la Casa ty y del lugar separado hacia el Oriente tp + wq, es decir, toda la anchura del atrio rq, era de 100 codos. V. 15, 16 Y la longitud del edificio hasta la fachada del lugar separado, a la espalda de la Casa lk, y los espacios de uno y otro lado ls + kr, es decir, la anchura total del atrio, sr, cien codos. El Templo por dentro y los vestíbulos del atrio, los umbrales y las ventanas y los corredores de entre las dependencias por todas partes, en triple piso hasta el umbral de cada una, estaban totalmente cubiertos de madera, etc.
[pág. 10] Cap. 42. 1 Después de visto y medido lo que estaba en el doble atrio interior, el Angel me condujo por el pasillo de la puerta boreal mG hacia el atrio exterior Rl, y me llevó hasta la sala l que estaba enfrente del lugar separado hqmk y enfrente del edificio whkg que miraba al Bóreas. 2 Por delante de la fachada de éste la longitud lw era de cien codos, en la puerta que mira al Bóreas, y la anchura yz era de cincuenta codos. Así en el texto hebreo. 3 Enfrente de los veinte codos whkg, que había en el atrio inte82
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et e regione pavimenti quod erat in atrio exteriore, erat porticus pc contra porticum lw in triplici serie. Ita Hebr. Latinus pessime vertit porticus juncta porticui triplici. 4 Et ante exedras deambulatio ln, cujus latitudo lp decem cubi torum erat, iter seu longitudo lw centum cubitorum. Et exedrarum illarum quae per totam hanc longitudinem disponebantur ostia specta bant Aquilonem. 5 Et exedrae superiores angustiores erant secundum latitudinem: eo quod porticus sursum apertae seu ambulacra (ad latera superiorum exedrarum facta) auferebant [Hebr. exedebant] de iis, de infimis inquam et de mediis. 6 Namque triplici ordine constructa erant et non habebant columnas sicut columnae cubiculorum illorum triginta in atrio exte riore. Quapropter ob ambulacra duo lateralia sursum aperta quae de media et de suprema exedrarum serie undique desumebantur, necesse erat supremam exedrarum seriem curtari et arctiorem fieri quam infima et media a fundo. 7 Et muri ST qui erat extrinsecus contra exedras, in via atrii exterioris, ante faciem exedrarum, longitudo erat quinquaginta cubitorum. 8 Eo quod longitudo exedrarum Zrcp quae erant juxta atrium exterius erat quinquaginta cubitorum et ecce ante faciem Templi con junctim erant cubiti centum ZT. 9 Et de loco harum exedrarum erat introitus lp ab Oriente ingre dientium in eas de atrio exteriore, 10 in crassitie muri atrii Orientem versus. Et Austrum versus [ad Notum] e regione loci separati et e regione aedificii exedrae erant. 11, 12 Per omnia similes exedris ad Boream. 12, 13, 14 Et dixit mihi: Exedrae boreales et australes e regione loci separati sanctae sunt sanctae in quibus vescuntur Sacerdotes et com pleto ministerio vestes deponent antequam exeunt in atrium exterius ad populum. 15 Et ubi Angelus mensus est Domum intrinsecus eduxit me per portam orientalem atrii exterioris A et ambitus muri exteriores latera quatuor mensuravit, singula ut MV quingentorum cubitorum. Hoc muro disterminabatur Sanctuarium a loco profano. Cap. 46, 19 Etc. Postea quam videram gloriam domini eduxit me in locum N ubi Sacerdotes sacrificia coquunt, et in WXYZ atria quatuor in angulis atrii extimi ubi coquuntur sacrificia populi. Haec atriola Ezekiel non prius viderat, adeoque a cubiculis quinque et quinque in
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rior, y enfrente del pavimento que estaba en el atrio exterior, se encon traba un pórtico pc frente a otro pórtico lw en tres pisos. Así figura en el texto hebreo. El traductor latino tradujo así, pésimamente: Pórtico junto a un pórtico triple. 4 Y delante de las salas estaba el corredor ln, cuya anchura lp era de diez codos; su recorrido o longitud lw de cien codos. Y las entradas de aquellas salas que en toda esta longitud estaban colocadas, miraban al Aquilón. 5 Y las salas superiores eran más estrechas según la anchura: porque los pórticos abiertos en la parte de arriba o los pasillos (hechos a los lados de las salas más altas) quitaban [espacio] (en el texto hebreo sobresalían) de éstas, de las más bajas e incluso de las del centro. 6 En efecto, estaban construidas en tres pisos y no tenían columnas como las de aquellas treinta estancias que había en el atrio exterior. Por esto, a causa de los dos pasillos laterales abiertos arriba que se habían tomado de todos los lados del piso medio y alto de las salas, era necesario que el piso alto de las salas se acortara y se hiciera más estrecho que el más bajo y el mediano desde el suelo. 7 Y la longitud del muro ST que estaba por fuera junto a las salas, en la dirección del atrio exterior, por delante de la fachada de las salas, era de cincuenta codos. 8 Es por esto por lo que la longitud de las salas Zrcp que estaban junto al atrio exterior era de cincuenta codos, y allí, justo delante de la fachada del Templo, había en total cien codos ZT. 9 Y en relación al lugar de estas salas, la entrada lp estaba del lado del Oriente cuando se entra a éstas desde el atrio exterior, 10 en la anchura del muro del atrio que da al Oriente. Y mirando al Austro, [al Noto], enfrente del lugar separado y enfrente del edificio, estaban las salas. 11, 12 Por todas partes semejantes a las salas del lado boreal. 12, 13, 14 Y dijo: «Las salas boreales y las australes de enfrente del lugar separado son santas, santas aquellas en las que comen los Sacerdotes y, una vez terminado su ministerio, dejan sus vestiduras antes de salir al atrio exterior del Templo, al lugar del pueblo.» 15 Y cuando el Ángel midió la Casa por dentro, me condujo por la puerta oriental del atrio exterior A y midió los cuatro lados exteriores del perímetro del muro, cada uno de ellos, como MV, de quinientos codos. Por este muro estaba separado el Santuario del lugar profano. Cap. 46, 19 Etc. Después que yo había visto la gloria del Señor, me condujo hacia el lugar N, donde los Sacerdotes cocinan los sacrificios y hacia los cuatro atrios WXYZ en los ángulos del atrio más alejado, donde se cocinan los sacrificios del pueblo. Ezequiel no había visto antes estos pequeños atrios, porque estaban ocultos por cinco y cinco 83
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pavimento inferiore hinc inde in angulo R concurrentibus occultaban tur ne fumus in atriis duobus videretur. Igitur cubiculi illi una cum por ticibus occupabant totam pavimenti inferioris latitudinem. Sed totam ejus longitudinem usque ad portas non occupabant eo quod Angelus ibi latitudinem muri externi dimensus est, et praeterea portae arcubus lateralibus perviae sunt. Quoddam autem sit intervallum cubiculorum ex utraque parte portae cujusque non dicitur. Relinquitur id ex optima aedificiorum symmetria determinandum. Et quantum sentio symme tria optima erit si intervallum illud respondeat latitudini atrii inferioris. Sit igitur intervallum illud hk centum cubitorum Rh 150 cub. Ho regio cubiculorum Ro regio porticuum ternarum ante triplicem seriem cubi culorum. [fol. 11] Ezek. 40. V. 14, 16. Et jam Angelus redeundo fecit fron tes ad interiora portae per spatium sexaginta cubitorum usque ad atrii frontem OP in circuitu portae dimensum, id est pergendo non secun dum lineam rectam sed per ambitus et flexuras portae BCDJKLMNO. Est utique BC (6) + CD (3 1/2) + DJ (28) + JK (3 1/2) + KL (6) + LM (3 1/2) + MN (8) + NO (1 1/2) = 60. Ib. Vers. 44 Heb. et Versio latina valde corruptae sunt. Ezekiel jam ducitur in atrium interius et ubi ducitur de loco in locum solet id expri mere. Lege ergo cum Septuaginta: Et eduxit me in atrium interius et ecce, duae exedrae in atrio interiore una (f) a tergo (vel ad latus) januae borealis respiciens ad Austrum, altera a tergo januae australis respiciens ad Boream. Ut Ezekiel ubi primum venit in atrium exterius expressit cubicula in eo conspecta, sic etiam facit in hoc atrio interiore. Exedra prior f Sacerdo tibus destinatur qui excubant in custodiam, posterior Sacerdotibus qui excubant in ministerium Altaris. Quae de cantoribus et janua orientali in hebraeo jam leguntur non occurrunt in Septuaginta et sensum valde perturbant. Certe Levitae in atrio Sacerdotum cubiculos non habent: multo minus in loco nobiliore quam Sacerdotibus conceditur. Ezek. 41, 6 Et gazophylacia lateralia, laterale supra laterale, erant tri ginta ter dupliciter. Ita Septuaginta optime. Id est erant triginta ter juxta Templum et alia triginta ter ex adverso laterale contra laterale: nempe triginta infima, triginta media et triginta suprema. In Hebraeo sic est. Et lateralia, laterale supra laterale erant tria, et triginta Myimf(jpa (sic enim vox
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estancias que se juntaban en ángulo R, de un lado y otro en el pavimento inferior, para que el humo no se viera en los dos atrios. Así pues, aquellas estancias, junto con los pórticos, ocupaban toda la anchura del pavimento inferior. Pero no ocupaban toda la longitud de éste hasta las puertas porque el Ángel midió allí la anchura del muro exterior y, además, las puertas son accesibles por arcos laterales. Pero no se dice cuál es la distancia entre las estancias de una y otra parte de cada puerta. Ésta se deja para que sea determinada por la óptima simetría de los edificios. Y por lo que sé, sería óptima la simetría si aquel espacio respondiera a la anchura del atrio inferior. Supongamos, pues, que este espacio hk sea de cien codos, Rh ciento cincuenta codos, Ho la zona de las estancias, Ro la zona de los tres pórticos delante del triple piso de estancias. [pág. 11] Ezeq. 40 V. 14, 16 Y entonces el Ángel, al volver, midió las fachadas hasta el interior de la puerta a través de un espacio de sesenta codos hasta la fachada del atrio OP medido en el contorno de la puerta, es decir, avanzando no según una línea recta, sino a través del contorno y las inflexiones de la puerta BCDJKLMNO. Hay en total BC (6) + CD (3 1/2) + DJ (28) + JK (3 1/2) + KL (6) + LM (3 1/2) + MN (8) + NO (1 1/2) = 60. Ibídem Vers. 44 El texto hebreo y la versión latina están especial mente corruptos. Ezequiel es conducido entonces al atrio más interno, y cuando es llevado de un lugar a otro suele expresarlo. Lee pues con Setenta: Y me condujo al atrio interior y he aquí que en el atrio interior había dos salas, una (f) a la espalda (o al costado) de la puerta boreal mirando al Austro, la otra a la espalda de la puerta austral mirando al Bóreas. Como Ezequiel, cuando vino al atrio exterior, habló de las estancias vistas en él, así también lo hizo en este atrio interior. La sala primera f estaba destinada a los Sacerdotes que permanecían en vela para montar guardia, la segunda a los Sacerdotes que velan por el ministerio del Altar. Las palabras sobre los cantores y la puerta oriental se leen ya en el texto hebreo, no aparecen en Setenta y perturban mucho el sentido. Ciertamente los Levitas no tienen estancias en el atrio de los Sacerdotes, mucho menos en el lugar más noble que se concede a los Sacerdotes. Ezeq. 41, 6 Y los aposentos laterales, que estaban superpuestos, eran tres veces treinta doblemente distribuidos. Así traduce correctísimamente Setenta. Es decir, había tres veces treinta junto al Templo y otras tres veces treinta en el lado opuesto, superpuestos, es decir, treinta bajos, treinta medios y treinta altos. En el texto hebreo se dice así: Y los laterales, que estaban superpuestos, eran tres, y treinta Myimf(jpa (pues así hay 84
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punctanda est) duabus vicibus. Id est lateralia laterale contra laterale se cundum altitudinem tria erant, secundum longitudinem triginta idque duabus vicibus, hinc triginta et illinc triginta congruenter versioni Sep tuaginta. Vide Ezek. 41, 16 et 1 Reg. 6, 6 de tribus ordinibus et Joseph. Antiq. 1 8. c 3 de 30. Vers. 8 Et vidi ad altitudinem Domus undique (i.e. per ejus tres ordines cellarum) fundamenta cellarum lateralium calami sex cubito rum. Septuaginta pro fundamento habent dia/shma. Quia cellae supe riores, latiores erant sed non longiores quam inferiores ideo ponitur hic mensura intervallum cellarum longitudinum per totam Domus altitu dinem. V. 9 Latine sic et erat interior Domus in lateribus Domus. Sed illa Domus interior non legitur in Heb. Et Septuaginta legunt: Et spatium relictum erat inter lateralia Domus. Id est via in medio lateralium hinc inde. Illud spatium relictum et latinus pessime vertit interior Domus, in Hebraeo dicitur t@ybe xn@fmu sed xnm significat non interius sed liberum et vacuum, locum aedificiis non occupatum, aream interjectam; et mox versu 11 exponitur de area quam ostia cellarum hinc inde respiciebant quaeque dicitur cubitos quinque lata undique in circuitu et quod pro xime in Hebraeo jam legitur tyb Domus, Septuaginta vertebant a)name/son adeoque legebant Nyb. Lege ergo Nyb cum Septuaginta et sensus per spicuus erit. Sic enim vertetur verbatim. Et quod vacuum [erat] inter lateralia quae juxta Domum. Id est quod restabat de aedificiis erat platea inter cellas laterales quae sitae erant ad partes parietis Domum versus. Vel ut Septuaginta breviter vertunt: Spatium relictum erat inter lateralia Domus. V. 10 Et inter exedras latitudo cubitorum viginti circa Domum undique. Per exedras hic non intelligit exedras Sacerdotum (illae nec circa Domum undique sitae erant, neque hactenus speculatae nedum nominatae fuerant) sed cellas laterales. Et mensura haec non est lati tudo areae interjectae (illa erat cubitorum tantum quinque V. 12) sed latitudo cellarum inclusive, latitudo spatii totius extra Templum quam cellae occupabant. Unde postea exedras Sacerdotum describens dicit eas esse hinc e regione viginti quae in atrio interiore et inde e regione pavimenti quod in atrio exteriore. Non dicit e regione pavimenti quod in atrio interiore sed e regione viginti, designans non plateam inter cel las sed totam cellarum structuram viginti cubitos latam, quasi dixis-
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que puntuar esta palabra) en dos veces. Es decir, los laterales, superpuestos, según la altura eran tres, según la longitud eran treinta, y esto por dos veces, los treinta de un lado y otro congruentes con la versión de Setenta. Véase Ezeq. 41, 16 y 1 Re. 6, 6 sobre los tres pisos y Josefo Antig. l 8 c. 3 sobre los treinta . Vers. 8 Y vi hasta la altura de la Casa por todas partes (es decir, por los tres pisos de dependencias de ésta) los cimientos de las dependencias laterales de una caña de seis codos. Setenta pone en lugar de cimientos dia/shma. Porque las dependencias superiores eran más anchas pero no más largas que las inferiores, por esto se pone aquí como medida el espacio de la longitud de las dependencias en toda la altura de la Casa. V. 9 En latín se dice así: Y había un espacio interior de la Casa en los laterales de la Casa. Pero aquel interior de la Casa no se lee en el texto hebreo. Y Setenta lee: Y el espacio restante estaba entre los laterales de la Casa. Es decir, el espacio de en medio de los laterales de uno y otro lado. Aquel espacio restante también la versión latina lo traduce pésimamente como interior de la Casa; en hebreo se dice t@ybe xn@mf u pero xnm no significa interior sino libre y vacío, lugar no ocupado por edificios, zona intermedia; y, además, en el verso 11 se habla del espacio hacia el que miraban las entradas de las dependencias de uno y otro lado que, se dice, tenían cinco codos de ancho por todas partes en perímetro, y lo que inmediatamente después se lee en hebreo tyb Casa, Setenta lo traducía por a)name/son y por tanto leían Nyb. Lee pues Nyb con Setenta y el sentido será claro. Así se traduce literalmente: Y el espacio vacío que quedaba estaba entre los laterales de junto a la Casa. Es decir, lo que quedaba desde los edificios era un patio entre las dependencias laterales que estaban situadas junto a las partes de la pared mirando a la Casa. O como más brevemente traduce Setenta: Quedaba un espacio entre los laterales de la Casa. V. 10 Y entre las salas que había alrededor de la Casa por todos lados la anchura era de veinte codos. Por salas aquí no entiende las salas de los Sacerdotes (aquéllas no estaban situadas alrededor de la Casa por todos lados y hasta aquí no se las había visto ni nombrado), sino las dependencias laterales. Y esta medida no es la anchura del espacio intermedio (aquél era solamente de quince codos V. 12), sino la anchura de las dependencias inclusive, la anchura de todo el espacio de fuera del Templo que ocupaban las dependencias. De donde, al describir posteriormente las salas de los Sacerdotes dice que éstas estaban, por un lado, enfrente de los veinte [codos] que había en el atrio interior y, por otro, enfrente del enlosado que había en e! atrio exterior. No dice enfrente del enlosado que está en el atrio interior, sino enfrente de los veinte, designando no el patio de entre las dependencias, sino toda la 85
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set, e regione cellarum. Ubi igitur dicit inter exedras latitudinem esse cubitorum viginti intellige illud inter inclusive, perinde ut portae latitu do in 40, 13 a pariete cubiculi ad parietem cubiculi mensurati dicitur. Designat enim Nyb non intervalli terminos 7sed situm mensura et a Sep tuaginta apte redditur a)name/son. Per medium exedrarum, transversim, vel secundum lineam quae tendit inter exedras mensuravit cubitos vi ginti. V. 15 Myqiyt@i)a Hic dicuntur Ambulacra krqh et lp et postea Myqiyt@i) a dicuntur etiam ambulacra tria seu porticus undique inter tres ordines cellarum lateralium (vers 16) ut et ambulacra ad latera exedrae sacerdo talium (42, 3. 5) et quantum sentio generaliter significat porticum vel ambulacrum sive tectum sive desuper apertum. Cap. 42, 3 Latinus quem Villalpandus sequitur vertit porticus jun cta porticui triplici. Hebraeus habet porticus contra porticum in triplo. Septuaginta congruenter a)ntipro/swpoi stoai\ trissai/. V. 10 Suspicor Mydqh Krd ad Orientem pro Mwrdh Krd ad Austrum vitio librarii scriptum esse. Nam Septuaginta hic Austrum habent et8 [fol. 10]9 Ezek. 40, 14. Et jam Angelus redeundo fecit frontes (se dilibus forsan interjectis) ad interiora portae per spatium sexaginta cu bitorum usque ad atrii frontem OP in circuitu portae, id est pergendo non secundum rectam sed per ambitus et flexuras portae intrinsecus quas jam ante dimensus fuerat. Id est in circuitu CD (3 1/2) + DE + ER + dF + FG + Ge + fH + HJ (42) + JK + LM (7) + MN (8) + NO (1 1/2) = 62: e quibus aufer latitudinem trium ostiorum (2) et restabunt 60 cubiti. BC, KL et OP re1icta sunt plane ut Architecturae ratio postulat. Ezek. 42, 4 Via cubiti unius in Hebr. At Septuaginta vertunt via cubitorum centum. Legebant ergo h)m centum ubi jam legitur tx) unus. Et recte. Nam Angelus hic mensurat 10ambulationis latitudinem cubito rum decem et viam ejus seu iter id est longitudinem viae ejus cubitorum centum. Ponit enim Krd iter Ambulacri pro longitudine eius.
En el manuscrito aparece sed dos veces por error. El texto se interrumpe aquí (cf. infra). 9 El texto que sigue corresponde a la página 10 y está en posición invertida. Lo editamos aquí porque nos parece que ha sido añadido después de la página 11 (cf. «Estudio crítico y filológico», p. lvi). 10 En el manuscrito aparece por error ambultionis. 7 8
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estructura de las dependencias con un ancho de veinte codos, como si hubiera dicho enfrente de las dependencias. Así pues, donde dice que la anchura entre las salas era de veinte codos, entiende aquel entre inclusivamente, de modo similar a cuando se habla de la anchura de la puerta en 40, 13 desde la pared de la estancia hasta la pared de la estancia medida. Designa pues Nyb no los límites del espacio intermedio, sino lo situado en la medida y que Setenta traduce correctamente como a)name/son. Por medio de las salas, transversalmente o según la línea que va entre las salas, midió veinte codos. V. 15 Myqiyt@i)a Aquí se dice de los corredores krqh y lp, y después Myqiyt@i) se dice también de tres corredores o pórticos por todos lados entre los tres pisos de las dependencias laterales (vers. 16), como también de los corredores de junto a los lados de la sala de los sacerdotes (42, 3. 5) y, por lo que tengo entendido, significa generalmente pórtico, o corredor cubierto o abierto por arriba. Cap. 42, 3 La versión latina que Villalpando sigue, traduce pórtico unido a un pórtico triple. El texto hebreo tiene pórtico contra pórtico en tres veces. Setenta congruentemente traduce a)ntipro/swpoi stoai\ trissai/. V. 10 Sospecho que se había escrito Mydqh Krd hacia el Oriente en lugar de Mwrdh Krd hacia el Austro por equivocación del copista. Pues Setenta aquí también tiene Austro5. [pág. 10]6 Ezeq. 40, 14 Y entonces el Ángel al volver midió las fachadas (quizá con los asientos interpuestos) hasta el interior de la puerta a través de un espacio de sesenta codos hasta la fachada del atrio OP en el contorno de la puerta, es decir, avanzando no según una línea recta, sino a través del contorno y las inflexiones de la puerta por dentro que ya había medido antes. Es decir, en el perímetro CD (3 1/2) + DE + ER + dF + FG + Ge + fH + HJ (42) + JK + LM (7) + MN (8) + NO (1 1/2) = 62, de los cuales quita la anchura de las tres entradas (2) y quedarán 60 codos. BC, KL y OP se excluyen exactamente como pide la proporción de la arquitectura. Ezeq. 42, 4 Espacio de un codo en el texto hebreo, pero Setenta traduce espacio de cien codos. Leían pues h)m cien donde ya se lee tx) uno. Y rectamente, pues el Ángel aquí midió la anchura del corredor como diez codos y el trayecto de éste o el espacio, es decir, la longitud del trayecto de éste, como cien codos. Puso pues Krd espacio del corredor en lugar de la longitud de éste. El texto se interrumpe aquí (cf. infra). El texto que sigue corresponde a la página 10, aparece en posición invertida. Lo editamos aquí porque nos parece que ha sido añadido después de la página 11 (cf. «Estudio crítico y filológico», p. lvi). 5 6
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[fol. 13] 11 [fol. 13] Commentarium a. Dimensiones altatis 12 Ezekiel sic expressit. In sinu ejus erat cu bitus ab, et cubitus in latitudine bd et terminus ejus, btco ad labium ejus in circuitu palmus unus. Et hic erat erectus altaris [terminus. Usus ejus ut in fusus sacrificiorum sanguis contineretur donec per exilia duo forami na descenderet in profundum ut explicant Talmudici.] Et de sinu terrae usque ad crepidinem inferiorem duo cubiti de et latitudo cubiti unius ef. Et a crepidine minore usque ad crepidinem majorem quatuor cubiti fg et la titudo cubiti unius gh. Ipse autem [Hebr. Mons Dei. i. e. summus] mons summus quatuor cubitorum hk et a cavitate focaria lq [Heb. Praedator Dei. id est maximus, ut Leo. Item locus ubi aliquid devoratur ut Ptae sepe. Hic significatur cavitas magna lmpq ubi sacrificia consumuntur] usque sursum cornua quatuor et cavitas Iq duodecim cubiti longitudinis in duodecim cubitos latitudinis quadratus in quatuor quadrantibus ejus. Et [cavitatis illius] crepido klqr quatuordecim cubiti longitudinis in quatuor decim cubitos latitudinis in quatuor quadrantibus ejus. Et corona n vel o in circuitu ejus dimidii cubiti et sinus ejus lm unius cubiti per circuitum. Hactenus Ezekiel. Unde colligitur longitudinem et latitudinem altaris in fundo az esse viginti cubitotum et altitudinem ym decem cubitotum ut in Templo Solomonis. De rictu Impq aufer ambulactum Sacetdo tum per circuitum, cujus latitudinem mn Talmudici tradunt fuisse cu biti unius et manebit locus focarius no decem cubitos longus et latus, id est longitudine et latitudine duplus ejus quem Moses construxerat. Namque totum altare Mosaicum etat locus focarius intra ambulacrum Sacerdotum constitutus adeoque spatio interiori no respondebat. Judaei sub Templo secundo usque ad tempora Alexandri Magni et ultra altare viginti cubitos longum et viginti latum altum vero decem cubitos con struebant, ut illorum temporum scriptor [fol. 14] Hecataeus (apud Joseph. Contra Appion. I. 1) retulit: pos tea vero non intelligentes expressionem mathematicam ducendi longi tudinem in latitudinem, perperam interpretati sunt verba Ezekielis,
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Contiene solamente la palabra Commentariun en ángulo inferior derecho. Cf. Ezek. 43,13-17. En el manuscrito se inserta aquí un plano. 87
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[pág. 12] 7 [pág. 13] Comentario a. Las dimensiones del altar las expresó8 Ezequiel así: Su cavidad era de un codo ab, y un codo de anchura bd, y su límite btco hasta el borde, todo alrededor, era de un palmo. Y ésta era la altura del altar [límite: se usó para contener la sangre derramada de los sacrificios hasta que a través de dos pequeños agujeros descendiera hacia el fondo, como explican los expertos en Talmud]. Y desde la cavidad de la tierra hasta el zócalo inferior había dos codos de y la anchura era de un codo ef. Y desde el zócalo menor hasta el zócalo mayor cuatro codos fg y la anchura era de un codo gb. Y el mismo Monte altísimo [en hebreo Monte de Dios, es decir, altísimo] era de cuatro codos hk y desde la cavidad del fuego lq [en hebreo Cazador de Dios, es decir, el más grande, como el león. También lugar donde algo es devorado como pesebre. Aquí significa la gran cavidad lmpq donde se consumen los sacrificios] hasta los cuernos de arriba habia cuatro codos, y la cavidad lq era de doce codos de largo por doce de ancho constituyendo un cuadrado en sus cuatro cuadrantes. Y el zócalo [de aquella cavidad] klqr era de catorce codos de largo por catorce codos de ancho en sus cuatro cua drantes. Y la orla de alrededor n u o era de medio codo y su profundidad 1m era de un codo en perímetro. Hasta aquí Ezequiel. De donde se deduce que la longitud y la anchura del altar en la planta az era de veinte codos, y la altura ym de diez codos, como en el Templo de Salomón. De la cavi dad lmpq quita el pasillo de los Sacerdotes en perímetro, cuya anchura mn dicen los expertos en Talmud que había sido de un codo, y quedará el lugar del fuego no de diez codos de largo y de ancho, es decir de una longitud y anchura doble del que había construido Moisés. Así pues, todo el altar de Moisés era el lugar del fuego, situado dentro del pasillo de los Sacerdotes, y por tanto se correspondía con el espacio interior no. Los judíos, bajo el segundo Templo hasta los tiempos de Alejandro Magno y más adelante, construyeron un altar de veinte codos de largo y veinte de ancho, pero de una altura de diez codos, según contó Hecateo, escritor [pág. 14] de aquellos tiempos, (en Josefa, Contra Ap. l. 1); pero después, al no entender la expresión matemática de 9llevar la longitud a la anchura, las palabras de Ezequiel se interpretaron erróneamente Contiene la palabra Comentario en ángulo inferior derecho. Cf. Ezeq. 43, 13-17. En el manuscrito se inserta aquí un plano. 9 Se refiere a la expresión duodecim cubiti longitudinis in duodecim cubitos latitudinis y que hemos traducido: doce codos de largo por doce de ancho. 7
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quasi longitudo et latitudo duodecim cubitorum, mensuranda esset a centro altaris. Atque ita justis dimensionibus addentes duodecim cu bitos construxerunt altare 32 cubitos longum et latum in fundo. Aufer spurios illos 12 cubitos et eorum altare satis quadrabit cum descriptione nostra. Porro ipsos verba Ezekielis perperam interpretatos esse constat ex 48, 20 ubi viginti quinque millia in viginti quinque millia ducuntur ad designandum quadratum cujus singula latera non sunt quinquaginta millia ut oporteret secundum expositionem Judaeorum sed tantum vi ginti quinque millia. (Ezek. 45, 3. 5. 6 et 48, 9. 13. 15). Sic et Sanctua rium quod longum et latum est cubitos quingentos dicitur quingenti in quingentos (Ezek. 45, 2). b. Templum Solomonis una cum atriis suis nullibi satis descriptum habetur praeterquam in visionibus Ezekielis, quarum expositio perdif ficilis est: Verum Templo illo destructo manserunt sepulta fundamen torum vestigia usque dum Templum secundum aedificaretur, et iisdem fundamentis extructa aedificia se mutuo illustrare sperandum est. Videamus igitur quid lucis afferat visionibus Ezekielis contemplatio Templi secundi. Aedificabatur Templum utrumque in montis Sion jugo quodam dicto Moria. Et initio quidem ut author est Josephus (Bel. Jud. l. 6. c. 14.) vix Templo atque areae sufficiebat jacens in summo planities, quod undique praeceps erat et declivis. Collem vero ad Orientem et Austrum et Occidentem inmenso cingentes muro et cavitatem implentes inter murum et collem rupemque versus Aquilonem defodientes tantum olim assumpserant spatium quantum Sanctuarii totius quadratus ambi tus incluserat. Regium illud Solomonis opus Josephus qui locum vide rat describit aliquoties affirmans murum hunc ubique (id est ducentos cubitos sacros) trecentos circiter cubitos et in orientali quidem latere (id est 266 sacros) quadringentos cubitos [fol. 15] altum. Intelligit autem hic et in sequentibus cubitos r omanos vel potius quadripalmares Romanis proximos ut posthac monstrabitur (Misn. de Sanhedrin cap.11). Atque huic muro, inquiunt Talmudici, ab interiori parte scamna undique adhaerebant, quibus sedere populus posset, imbrice superius pluvias atque solis vim arcendi causa aedificata. Scamna vero cingebant deambulatorium quinquagin-
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como si la longitud y la anchura de doce codos se tuviera que medir desde el centro del altar. Y así, añadiendo doce codos a las dimensiones justas, construyeron un altar de treinta y dos codos de largo y de ancho en la base. Quita aquellos doce codos espurios y el altar de éstos cuadrará bastante con nuestra descripción. De nuevo consta que ellos mismos habían interpretado erróneamente las palabras de Ezequiel (48, 20) donde hay veinticinco mil por veinticinco mil para marcar un cuadrado cuyos lados no son de cincuenta mil cada uno, como convenía según la exposición de los judíos, sino solamente de veinticinco mil (Ezeq. 45, 3. 5. 6 y 48, 9. 13. 15). Así se dice también que el santuario, cuya longitud y anchura era de quinientos codos, era de quinientos por quinientos (Ezeq. 45, 2). b. El Templo de Salomón junto con sus atrios no se ha descrito suficientemente en ningún sitio salvo en las visiones de Ezequiel, cuya narración es extremadamente difícil. Ciertamente, destruido aquel Templo, quedaron sepultadas las huellas de sus cimientos hasta que se edificó el segundo Templo, y cabe esperar que los edificios levantados sobre los mismos cimientos se clarifiquen mutuamente. Veamos pues qué luz aporta en las visiones de Ezequiel la contemplación del segundo Templo. Uno y otro Templo se edificaron en una elevación del monte Sión, llamada Moria. Y al principio ciertamente, como dice Josefo (G. J. l. 6. c. 14), la planicie que había en la cima apenas era suficiente para el Templo y para un espacio libre, porque por todas partes había pendiente y declive. Pero al rodear la colina al Oriente, al Austro y al Occidente con un inmenso muro, al llenar la hondonada que había entre el muro y la colina, y al cavar en la roca hacia el Aquilón, habían ganado desde antiguo un espacio tan grande como el que abarcaba el perímetro cuadrado de todo el santuario. Aquella obra regia de Salomón la describe Josefo que había visto el lugar, afirmando algunas veces que este muro tenía por todas partes alrededor de trescientos codos (es decir, doscientos codos sacros), pero en el lado oriental cuatrocientos codos de alto (es decir, doscientos sesenta y seis codos sacros). [pág. 15] Pero entiende aquí y en los siguientes, codos romanos o más bien de cuatro palmos, próximos a los romanos, como después de esto se mostrará (Misn. Sobre el Sanedrín cap. 11). Y a este muro, dicen los expertos en Talmud, estaban adosados, desde la parte interior y por todas partes, bancos donde el pueblo podía sentarse con una techumbre construida arriba para proteger de las lluvias y de la fuerza del sol. Los bancos estaban situados a lo largo de una galería de cincuenta 88
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ta cubitos latum in circuitu Templi. (Joseph. Antiq. 1. 15. c. 14) Inte rius dein, pergit Josephus, ipsum verticem ambit alius murus lapideus, cujus orientale latus quam longum est duplicem habet porticum spectan tem januam Templi siti e regione in meditullio. Eam porticum priores reges extruxerant. Hunc autem ambitum et quicquid interius est Philo (lib. 2 Mon.) qui etiam locum viderat sic breviter describit. Templi extimus ambitus longe lateque patens munitur quatuor elegantissimae structurae porticibus quarum singulae duplici constant ordine, materie marmoribus artificumque ingenioso labore architectorumque cura ornatissimae: sed (Ita gr.) interiores ambitus submissiores sunt et in apparatu plus austeritatis prae se ferunt. In medio Templum ipsum nullis verbis enarrabile, quantum li cet ex his quae foris spectantur conjecturam facere. Nam intima nemini videre fas est praeterquam soli Sacerdotum principi et id ei quoque uno die duntaxat anniversario permittitur. Cum Philone consentit Josephus affirmans porticus omnes illius exterioris ambitus tam (Antiq. 1. 8. c. 2) in Templo Solomonis quam (Bel. Jud. 1. 6. c. 14) in Templo secundo duplices fuisse; praeterquam quod Herodes in latere australi loco dupli cis aedificavit triplicem. In ejus, (Antiq. 1. 15. c. 14) inquit, porticibus stabant paribus intervallis quatuor columnarum ordines quorum quartus [qui extimus erat] intertextum habebat lapideum parietem. Crassitudo autem cujusque columnae quantum possent tres homines consertis inter se complecti brachiis: longitudo viginti septem pedum, subjecta spira duplici. Numerus universorum fuit centum et sexaginta duo capitellis sculptis opere Corinthio pulchris usque ad miraculum. [fo1. 16] His quaternis [columnarum] ordinibus, pergit Josephus, fiunt per [tria] intervalla ternae porticus ita ut in utroque latere duae pariles triginta pedum latitudinis, plus quinquaginta altitudinis, stadii [Hebraici, calamorum septuaginta] longitudine claudant inter se me diam, cujus latitudo sesquialtera altitudo vero duplicata, tanto superabat utrumque. Earum lacunaria lignea sculpturata figuris variis. Mediae vero convexitas altius surgebat excitato super epistylia pariete lapideo politissimo columnis insertis distincto, mirabili artificio commissuris oculos facienti bus. Ita Josephus. Aufer jam porticum mediam et in reliquis duabus factis contiguis habebis descriptionem porticuum duplicium per cir cuitum atrii. Namque ideo Herodes singularem suam magnificen tiam ostendit in media portica quod porticus anterior quae in atrio
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codos de ancho alrededor del Templo (Josefo, Antig. 1. 15 c. 14). Después, más al interior, continúa Josefo, rodea la misma parte alta otro muro de piedra, cuyo lado oriental tiene a lo largo de todo él un pórtico doble que mira hacia la puerta del Templo situado enfrente en la parte de en medio. Este pórtico lo habían levantado los primeros reyes. Pero este ámbito y lo que está más al interior lo describe así brevemente Filón (lib. 2 De Mon.), que también había visto el lugar: El ámbito más externo del Templo que se extiende a lo largo y a lo ancho está protegido por cuatro pórticos de una estructura elegantísima, cada uno de los cuales consta de un doble piso de mármol, y está muy embellecido gracias al ingenio de los artistas y al trabajo de los arquitectos; pero [así dice el griego] las partes interiores son más modestas y muestran más austeridad en su aspecto. En medio estaba el Templo, imposible de describir con palabras, según lo que le es posible imaginar a los que lo ven desde fuera, pues la parte más interior a nadie se le permite verla exceptuando solamente al príncipe de los Sacerdotes e incluso a él un día al año. Josefo está de acuerdo con Filón afirmando que todos los pórticos de aquel ámbito exterior, tanto en el Templo de Salomón (Antig. 1. 8 c. 2) como en el segundo Templo, ( G. J. 1. 6. c. 14) habían sido dobles, excepto lo que Herodes edificó en el lado Austral que era triple en lugar de doble. En los pórticos de éste (dice en Antig. 1. 15 c. 14) había cuatro filas de columnas separadas por espacios iguales; la cuarta [que era la más externa] tenía una pared de piedra adosada. El grosor de cada columna era como lo que pueden abarcar tres hombres uniendo sus brazos; la longitud era de veintisiete pies con una moldura doble debajo. El número total fue de ciento sesenta y dos con unos capiteles esculpidos en estilo corintio de una hermosura rayana en el milagro. [pág. 16] Con estas cuatro hileras de [columnas], continúa Josefo, se forman, a lo largo de [tres] espacios intermedios, tres pórticos, de manera que en uno y otro lado dos pórticos iguales, de treinta pies de ancho más cincuenta de altura, con una longitud de un estadio, [hebreo, es decir, setenta cañas] ceñían el pórtico central cuya anchura sesquiáltera y altura duplicada superaban muy ampliamente la de uno y otro pórtico. Los artesonados de éstos eran de madera esculpida con variadas figuras. Por lo que respecta a la bóveda del pórtico central, se levantaba muy alto elevando sobre los arquitrabes su pulidísima pared de piedra adornada con columnas embutidas en ella, formando sus junturas con un arte admirable de ver. Así dice Josefo. Quita entonces el pórtico central y, para los dos restantes que están construidos al lado, tendrás la descripción de los pórticos dobles a través del circuito del atrio. Igualmente Herodes muestra su singular magnificencia en el pórtico central porque el pórtico prece89
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positis conspicua erat deberet caeteris per circuirum porticibus mane re conformis. Duplicis autem porticus latitudinem internam Josephus (Bell. Jud. 1. 6 c. 14) alibi ponit triginta cubitorum, id est viginti cubi torum sacrorum. Supra porticus constructas fuisse 13 exedras concipien dum est quoniam ita factum fuit in atrio interiore (ur non videbimus) cujus tamen aedificia referente Philone, submissiora erant. In singulis atrii lateribus singulae erant porrae praeterquam in latere occidentali ubi Josephus collocat portas quatuor. Numerum septenarium atesta bant Judaei. Anguli vero diversae erant structurae a porticibus, et portis, ni fallor, respondebant in medio positis. Nam Josephus (Bell. Jud. l. 7 c. 19) de porticibus duabus boreali et occidentali verba fuciens subjun git: wÅn h¿ suna¯ptoua gwni¯a thªj Kedºwªnoj fa¯raggoj, quarum angulus utramque conjungens aedificabatur supra vallem Cedron, unde profunda erat et horribilis ejus altitudo. Intelligit ergo Josephus per angulos atrii non nudos porticuum [fol. 17] concursus sed aedificia quaedam in concursibus. Et hinc est quod ubi Romani sub Tito Imperatore incenderant porticum borea lem et ignis ad usque hunc angulum progressus fuerat incendium cessa vit et porticum orientalem minime corripuit, ur ibidem narrat Josephu so Scilicet anguli illi erant atriola quatuor (Ezeq. 46, 22) quae cavitate et parietibus altis ignem facile sisterent. Unde et Joseph. (Bell. Jud. l. 6 C. 15) castri ab Asamonaeis Regibus conditi et ab Herode magnificentius aedificati dictique Antonia, angulus unus stabat in angulo atrii urbem versus ita ut qua cum porticibus boreali et occidentali jungebatur habe ret in utramque patentes descensus; Ad Orientem stabat porticus quae dicebatur Solomonis (Joan. 10, 23). Unde Joseph. (Bell. Jud. l. 16 C. 14) hanc solam a Solomone conditam fuisse putabat. Et quoniam haec ante Templum sita erat (Ezek. 46, 2. 3) ubi Judaei maxime adorabant, ideo frequentabatur a primis Christianis Deum colentibus (Act. 5, 12) (Joseph. Antiq. l. 15 c. 14 et l. 20 c. 8). Caeteras porticus Herodes et posteri ejus de novo aeclificabant. Mansit hujus aedificium vetus usque ad excidium Templi, adeoque caeteris quas Simeon Justus condiderat praestantior, tunc temporis nomen Solomonis merita est. (Joseph. An tiq. l. 15 C. 14) Regia dicebatur augustissima illa Herodis
En el manuscrito se utiliza indistintamente exedra y exhedra; unificamos sobre exedra. 13
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dente, que era visible a los situados en el atrio, debería permanecer de acuerdo con los demás pórticos en el perímetro. Pero Josefo pone en otro lugar (G. J. 1. 6 c. 14) como anchura interna del pórtico doble treinta codos, es decir, veinte codos sacros. Hay que pensar (pues no lo veremos) que sobre los pórticos se habían construido salas, porque así se hizo en el atrio interior cuyos edificios, sin embargo, según refiere Filón, eran más bajos. En cada uno de los lados del atrio había sendas puertas, excepto en el lado occidental donde Josefo coloca cuatro puer tas. Los judíos atestiguaban el número de siete. Pero las construcciones del ángulo eran diferentes de los pórticos y correspondían, si no me equivoco, a las puertas situadas en medio. Así pues, Josefo (G. J 1. 7 c. 19), hablando de los dos pórticos boreal y occidental, añade: wÅn h¿ suna¯ptoua gwni¯a thªj Kedºwªnoj fa¯raggoj, el ángulo que unía uno y otro pórtico estaba edificado sobre el valle del Cedrón, donde la altura era inmensa y admirable. Entiende pues Josefo, por los ángulos del atrio, no las simples confluencias de los pórticos, [pág. 17] sino algunos edificios de las confluencias. Y de aquí resulta que cuando los romanos, bajo el emperador Tito, incendiaron el pórtico boreal y el fuego avanzó hasta este ángulo, el incendio cesó y afectó mínimamente al pórtico oriental, como narra Josefo en el mismo pasaje. Es decir, aquellos ángulos eran los cuatro atrios pequeños (Ezeq. 46, 22) que por su profundidad y sus altas paredes resistían fácilmente al fuego. De donde también Josefo (G. J. 1. 6 c. 15) dice que un ángulo de la fortaleza fundada por los reyes Asmoneos, edificada con magni ficencia por Herodes y llamada Antonia, estaba en el ángulo del atrio que mira hacia la ciudad de manera que, por donde se unía con los pórticos boreal y occidental, tenía abiertas las bajadas a uno y otro; al Oriente estaba el pórtico que se llamaba de Salomón (Jn. 10,23). De donde Josefo (G. J.1. 16 c. 14) pensaba que solamente éste había sido fundado por Salomón. Y puesto que éste estaba situado delante del Templo (Ezeq. 46, 2. 3) donde los judíos hacían preferentemente la adoración, también era frecuentado por los primeros cristianos al ren dir culto a Dios (Hechos 5, 12) (Josefo, Antig. 1. 15 c. 14 y 1. 20 c. 8). Herodes y sus descendientes edificaron los restantes pórticos como nuevas construcciones. Subsistió la antigua construcción de éste hasta la caída del Templo, y hasta tal punto destacaba más que los demás que Simeón el Justo había fundado, que en ese tiempo mereció el nom bre de Salomón (Josefo, Antig. 1. 15 c. 14) Se llamaba Regio aquel majestuosísimo pórtico austral, y la puerta de éste obtuvo el nombre 90
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porticus australis, portaque ejus ab ornatu summo nomen pulchrae obtinuit. Nam porta pulchra illa erat per quam populus ingrediebatur in Templum (Act. 3, 2). Ingrediebantur autem omnes per portam aus tralem et egrediebantur per borealem, demptis iis quibus aliquid laevi acciderat quique obviam euntes ingrediebantur per portam borealem et exibant per australem, uti scribunt Talmudici. Has porticus Joseph. habet pro fano vel sacrario primo. Totum autem, ait, (Joseph. Bel. Jud. l. 6. c. 14) [fol. 18] sub dio spatium variabatur, omnium quidem generum lapi dibus stratum: qua vero ad secundum fanum ibatur cancellis septum saxeis ad tres cubitos altis nimiumque grato opere factis. Hoc septum tam austrino quam septentrionali latere patebat ternis aequidistantibus januis, ab Orien te vero una magna per quam intrarent casti cum uxoribus. [Accedebant autem gentes etiam usque ad septum illud] ubi aequis dispositae inter vallis columnae stabant legem castimoniae praemonentes aliae graecis aliae latinis literis in locum sanctum transire alienigenas non debere. Sanctum enim vocabatur alterum fanum et quatuordecim gradibus ascendebatur a primo, quadratumque sursum erat et proprio muro circumdatum, cujus exterior celsitudo quamvis 40 cubitis [supra planum atrii magni] surgeret tamen gradibus [per totam longitudinem versus Austrum Orientem et Boream] tegebatur, interior autem viginti quinque cubitorum. Nam in loco ob gradus altiore constituta non tota interius cernebatur, colle obtec ta. Post quatuordecim autem gradus spatium erat usque ad murum decem cubitis planum [et gradus quintodecimi vicem gerens.] Hinc rursum alii quinque gradus ad portas ducebant, quae quidem a septentrione et meri die erant octo, quaternae utrinque videlicet [quarum ternas orientaliores ternis in septo cancellato januis utrobique respondere concipe]. Duae autem erant ex Oriente necessario. Nam cum proprius [extrinsecus] ad hanc plagam locus mulieribus ad cultum destinatus muro [circumacto] discernebatur [praeter portam primam et principalem in latere sacrarii sursum quadrati sitam] secunda quoque porta opus erat. Inventa est ea e regione primae [fol. 19] [extrinsecus inter illam et januam orientalem septi cance llati]. Et ex aliis plagis una erat meridiana porta et una septentrionalis, quibus [in spatium intermurale loco mulierum et sacrario sursum qua
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de hermosa por su gran ornamentación. Así pues, la puerta hermosa era aquella por la que el pueblo entraba al Templo (Hechos, 3, 2). Pero entraban todos por la puerta austral y salían por la boreal, exceptuados aquellos a los que les había ocurrido algo siniestro y que, para combatirlo, entraban por la puerta boreal y salían por la austral, como escriben los expertos en Talmud. Josefo toma estos pórticos por el primer lugar sagrado o recinto sacro. Pero todo el espacio al aire libre, dice (Josefo G. J. l. 6 c. 14), [pág. 18] era muy variado, enlosado con toda clase de piedras; el lugar por donde se iba al segundo recinto sagrado estaba cercado por unas vallas de piedra de hasta tres codos de altas y hechas con un trabajo muy fino. Este recinto se abría tanto al lado austral como al septentrional mediante tres puertas equidistantes, y desde el Oriente mediante una grande por la cual entraban los puros con sus mujeres. [Pero el pueblo accedía también hasta aquel recinto] donde, a intervalos iguales, estaban situadas las columnas que advertían, con escritura griega y latina, como ley de pureza, que los extranjeros no debían pasar al lugar santo. Pues santo se le llamaba a otro lugar sagrado, se subía a él por catorce escalones contando desde el primero, era cuadrado en la parte de arriba y estaba rodeado por su propio muro, cuya altura exterior, aunque era de cuarenta codos [sobre el plano del gran atrio], sin embargo se disimulaba por los escalones [a todo lo largo del Austro, el Oriente y el Bóreas]; la altura interior era de veinticinco codos. Así pues, aunque llegaba hasta un lugar más alto a causa de los escalones, no se distinguía toda desde dentro, encubierta por la colina. Después del escalón decimocuarto había un espacio llano hasta el muro de diez codos [y que era como el escalón decimoquinto]. Desde aquí, otros cinco escalones llevaban a las puertas que desde el septentrión y el mediodía eran ocho, cuatro de cada parte [piensa que las tres más orientales de ellas correspondían a las tres puertas que había en el recinto vallado en una y otra parte]; dos estaban en el Oriente, porque era necesario. En efecto, cuando se separó con un muro [alrededor] en esta zona un lugar propio [el de fuera] destinado a las mujeres para el culto, también se hizo necesaria una segunda puerta [además de la puerta primera y principal situada arriba en el lado del recinto sacro cuadrado]. Se encontraba ésta enfrente de la primera [pág. 19] [en la parte de fuera, entre aquélla y la puerta oriental del lugar cercado]. Y desde los otros lugares, una era la puerta meridiana y otra la septentrional, por las que se entraba [yendo por el espacio de 91
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drato interjeerum et inde] ad mulieres, introibatur. Per alias enim portas transire ad mulieres non licebat [quippe quae dueebant in loca Saeerdo rum quo nefas erat populum lieenter ingredi]. Sed nec per portam suam [unieam] transgredi licebat murum [illum] disterminantem [pergendo ad mulieres.] Nam solus Rex aut Princeps per portam illam ingressus est, caeteri postquam perjanuam orientalem septi cancellati introierunt deflectunt inde ad latera [eundo ad portam Aquilonis et portam Austri]. Patebat enim locus ille pariter indigenis et hospitibus populis [tam viris quam feminis] religionis causa venientibus. Occidua vero pars [saerarii a tergo Templi] nullam portam habebat sed perpetuus ibi murus erat extructus. Inter portas autem [ad latera saerarii superioris] porticus a muro introrsum versae ante Gazophylacia [inter ipsas et murum sita] magnis etpulcherrimis columnis sustinebantur. Erant autem [non duplices ut inferiores illae in atrio exte riore sed] simplices et praeter magnitudinem nulla re ab [ills] inferioribus aberant. Portarum autem novem quidem [in sacrario hocce superiore si tae] auro et argento undique tectae erant itemque postes et superliminaria, decima vera extra sacrarium [id est unica illa extrinsecus in muro atrii faeminarum] aere Corinthio quae multum argento stratas et inauratas ho nore superabat. Et binae quidem [fol. 20] fores singulis januis erant tricenis cubitis altae et quinisdenis etiam latae. Post introitum vero interius dilatatae [id est, a muro in quo erat introitus versus interiora productae,] tricenis utrinque cubitis exedras habebant [supra portieus et gazophylaeia extruetas:] exemplo quidem tur rium longas et latas supra vera quam quadraginta cubitis celsas. Singulas autem [inter (Joseph. Bell. Jud. Lib. 7 e. 13) binas portas extruetas] binae columnae duodenum cubitorum ambitu sustinebant [praeter binas semi columnas ad latera portarum hine inde quae una eum columnis integris terna sub singulis exedris efficiebant intercolumnia.] Et aliarum quidem [novem] portarum magnitudo par fuit. Quae vera supra Corinthiam por tam [id est in loco ediríore] ab atrio mulierum, ex Oriente aperiebatúr e regione portae Templi, [duarum orienralium prima caeteris] multo major erat. Quinquaginta enim cubi-
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entre los muros situado entre el lugar de las mujeres y el recinto sacro cuadrado de arriba, y desde allí] hasta el lugar donde estaban las mujeres. Pues por otras puertas no les estaba permitido a las mujeres pasar [porque éstas conducían al lugar de los Sacerdotes a donde no le estaba permi tido al pueblo entrar libremente]. Pero ni por su propia puerta [única] les era lícito traspasar el muro que se interponía [al avanzar hacia donde esta ban las mujeres]. Pues sólo el Rey o Príncipe entraba por aquella puerta, los demás, después de haber entrado por la entrada oriental del lugar cercado, se desviaban desde allí hasta el lado [yendo hasta la puerta del Aquilón y la puerta del Austro]. Pues aquel lugar estaba igualmente abierto a los pueblos indígenas y a los visitantes [tanto hombres como mujeres] que venían por motivos religiosos. La parte occidental [del recinto sacro desde la parte posterior del Templo] no tenía ninguna puerta sino que allí se había construido un muro continuo. Pero entre las puertas [a los lados del recinto sacro de arriba] unos pórticos construidos desde el muro hacia aden tro, delante de los aposentos [que estaban situados entre los pórticos y el muro], estaban sostenidos por unas grandes y hermosísimas columnas. Eran [no dobles como las de abajo del atrio interior sino] sencillas y, a no ser por su magnitud, en ninguna cosa se diferenciaban de las de abajo. Nueve de las puertas [situadas precisamente en este recinto sacro de arriba] esta ban recubiertas por completo de oro y plata, e igualmente las jambas y los dinteles, pero la décima de fuera del recinto sacro [es decir, la única que estaba fuera en el muro del atrio de las mujeres], de bronce corintio, era la que destacaba sobre las recubiertas con mucha plata y las guarnecidas de oro. Y las dos [pág. 20] hojas de cada puerta eran de treinta codos de alta cada una y quince codos de ancha también cada una. Y después de la entrada, ampliándose hacia el interior [es decir, avanzando desde el muro en el que estaba la entrada hacia el interior] tenían salas a manera de torres, a uno y otro lado, de treinta codos cada una de largo y de ancho, pero de más de cuarenta codos de alto [construidas sobre los pórticos y los apo sentos]. A cada una de éstas [las construidas dentro de las dos puertas, (Josefo G. J. Lib. 7 c. 13)] la sostenían dos columnas de doce codos de cir cunferencia [además de dos semicolumnas a ambos lados de las puertas que, junto con las columnas completas, formaban tres intercolumnios bajo cada una de las salas]. Y el tamaño de las otras [nueve] puertas era igual. Pero la que se abría sobre la puerta corintia [es decir, en el lugar más alto], del lado del atrio de las mujeres, desde el Oriente, enfrente de la puerta del Templo [la primera entre las dos del Oriente], era mucho
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tis surgens, quadraginta cubitorum fores habebat, ornatumque magnificen tiorem quoniam crassiori argento atque auro vestiebatur: quod quidem [au rum et argentum] novem portis infuderat Tiberii pater Alexander. Gradus autem quindecim [(Ita Talm.) semicirculares] ad majorem [illam] portam a muro mulieres segregante ducebant: Namque gradibus illis quinque [(Ita Talm.) semicubitalibus], qui ad alias [octo] portas ducebant erant brevio res. Ipsum vero Templum in medio positum [non in centro sed in media linea] sacrosanctum dictum, duodecim gradibus ascendebatur. Et a fronte quidem altitudo ejus et latitudo centenos cubitos habebat, pone autem (Ezra 6, 3) quadraginta cubitis angustius erat. Anterius enim quasi humeri utrinque vicenorum cubitorum exibant [vesti bulo eousque dilatato] ~Cum autem Templum intus [ad sexaginta [fol. 21] cubitorum altitudinem] contignatione interseptum esset [caenaculo superius constructo] sola prima aedes [vestibulum intellige] patebat in altitudinem perpetuam perque nonaginta cubitos tollebatur cum longa [interius] quadraginta cubitorum esset ac viginti transversa. ~Circa latera vero inferioris Templi [ad usque contignationem surgentis] mul ti erant cubiculi pervii triplici tabulato sibi mutuo impositi et ad utrum que [Templi] latus ad eos introitus a porta [Templi (Ita Talmudici) in medio postium ejus inter januas Templi ad utrumque muri latus sus pensas] patebant. Superior autem pars eosdem cubiculos non habebat, tantoque erat angustior celsior autem quadraginta cubitis nec ita ut in ferior ambitiosa. Colligitur enim centum cubitorum celsitudo universa additis illis qui in solo erant sexaginta cubitis. ~Ara vero ante Templum quindecim cubitis alta lata vero et longa cubitis quinquaginta, quadrata que stans, veluti cornutis angulis eminebat, et a meridie ascensus in eam eminenter arduus resupinabatur. Sine ferro autem constructa erat, nec unquam eam ferrum tetigerat. Templum autem aramque cingebat ex pul cherrimo saxo lorica gratissima usque ad cubitum surgens quae populum [Orientem versus] a Sacerdotibus segregabat: Gonorrhaeos hoc est semina fluentes itemque leprosos tota civitas arcebat et faeminis menstrua solven tibus clausa erat, praedictum autem limitem ne puris quidem mulieribus transgredi permittebatur. Viri autem, qui non per omnia casti fuissent ab
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mayor. Pues tenía cincuenta codos de altura con hojas de cuarenta codos y su decoración era más rica pues estaba recubierta con más plata y oro. Este revestimiento [de oro y plata] de las nueve puertas lo había proporcionado Alejandro, el padre de Tiberio. Quince escalones [semicirculares, según los expertos en Talmud,] llevaban hasta la puerta mayor desde el muro que separaba a las mujeres: eran, por tanto, más pequeños que aquellos cinco escalones [de medio codo, según los expertos en Talmud,] que llevaban a las otras ocho puertas. Y al Templo situado en medio [no en el centro sino en la línea media], llamado sacrosanto, se subía por doce escalones. La altura y la anchura de éste en la fachada era de cien codos cada una, pero por detrás [Esdras 6, 3] era cuarenta codos más estrecho. Por delante emergía una especie de 10hombros de veinte codos en una y otra parte [hasta tal punto se ampliaba el vestíbulo]. ~Pero, aunque el Templo estaba dividido interiormente [hasta una altura de sesenta codos] [pág. 21] en pisos [habiéndose construido un cenáculo en la parte de arriba], sólo la primera estancia [entiéndase el vestíbulo] se veía hasta la totalidad de la altura y se levantaba hasta noventa codos con una longitud [interior] de cuarenta codos y veinte en línea transversal. ~ Pero cerca de los costados de la parte inferior del Templo [que se levantaba hasta el piso de arriba] había muchas estancias construídas en triple piso comunicadas entre sí, y se abrían a uno y otro lado [del Templo] entradas hasta ellas desde la puerta [del Templo (según los expertos en Talmud) en medio de las puertas de éste, entre las entradas del Templo situadas a uno y otro lado del muro]. Pero la parte más alta no tenía estas estancias y en proporción era más estrecha, pero cuarenta codos más alta, y no tan ornamentada como la parte más baja. Se deduce, pues, que toda la altura era de cien codos, al añadirse los sesenta codos del piso bajo. ~ El altar de delante del Templo, que tenía quince codos de alto, cincuenta de largo y ancho y era cuadrado, tenía en sus esquinas un resalte como de cuernos, y una pendiente bastante inclinada llevaba hasta él desde el sur. Se había construido sin hierro y nunca el hierro lo había tocado. Rodeaba el Templo y el altar una preciosa valla de bellísima piedra de un codo de altura que separaba al pueblo [vuelto hacia el Oriente] de los Sacerdotes. Toda la ciudad mantenía alejados a los que padecían gonorrea, es decir, a los que no pueden retener el semen, y a los leprosos; también se prohibía la entrada a las mujeres en menstruación y ni siquiera a las mujeres libres de impureza se les permitía pasar el límite mencionado antes. A los varones que no habían sido del todo 10
4,7).
Por esta razón la Misná compara el conjunto del edificio con un león (Middot
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interiori atrio et qui puri essent a Sacerdotibus [interjecta illa lorica] pro hibebantur. Hactenus Joseph. qui alibi haec ultima sic repetit (Contra Appion. 1. 6). [fo1. 22] Quatuor porticus [seu atria porticibus ornata] habuit Templum in circuitu et harum singula propriam secundum legem habuere custodiam. In exteriorem itaque ingredi licentia fuit omnibus etiam alienis [inde atrium gentium dicrum] mulieres tantummodo menstruatae tran sire prohibebantur. In secundam vero porticum [sic nominat podium quod porticus in speciem construebarur] cuncti ludaei ingrediebantur eoru mque conjuges cum essent ab omni pollutione mundae. In tertiam masculi ludaeorum mundi existentes atque purificati. In quartam autem Sacerdotes stolis induti sacerdotalibus. In 14 Adytum vera soli principes Sacerdotum. Hisce consentanea scribunt Talmudici (consule codicem Middoth interprete Constantino L'Empereur. Item quae Capillus et Arias Mon tanus ex Rabbinis in medium produxerunt) tradentes atrium magnum (quod montem Domus vocant) quadratum fuisse longumque et latum extrinsecus quingentos cubitos et contabularum porticu ante porticum id est duplici porticu cinctum: interiora vero cincta primum muro can cellato duos cubitos Judaicos vulgares alto quem dicunt gdwM Soreg, dein muro solido interiore dicto lyx Chajil, cujus altitudo versus Orientem decem erat cubitorum; ex aliis autem regionibus major; postea spatio intermurali decem cubitos lato et intime portarum et exedrarum aedificiis. Portas duas orientales Talmudici (qui locum non viderant) confundunt inter se describentes unicarn tantum eique ascribentes con ditiones ambarum: australes vero pergendo ab Occidente numerant tres portarn Ardoris portam Oblationis et portam Aquarum, tres item boreales domum Incendii portam Oblationis et portam Prominentiae. Addit R. Jose portas duas occidentaliores unam in australi latere dictam portarn Superiorem, alterarn in boreali latere dictarn portam Jechoniae. Numerant itidem Talmudici sex conclavia in atrio interiore. Collocanda sunt singula inter binas portas et exterius versus Occidentem addenda alia duo ut in portis factum est. Namque ex Josepho manifestum est exedras duas in
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castos y a aquellos de los Sacerdotes que estaban siendo purificados se les pro hibía el acceso al atrio interior [donde se interponía aquella valla]. Hasta aquí Josefa, que repite así esto último en otra parte (Contra Ap. 1. 6): [pág. 22] El Templo tuvo cuatro pórticos [o atrios provistos de pórti cos] que lo rodeaban, y cada uno de ellos tuvo su propia protección según la ley. Y así a todos les fue permitído entrar al exterior, también a los extranjeros [por esto era llamado atrio de los pueblos]; sólo les estaba prohibido pasar a las mujeres en menstruación. Al segundo pórtico [así llama a la elevación que estaba construida a manera de pórtico] entraban todos los judíos y sus esposas si estaban limpias de toda impureza. Al tercero, los varones judíos que se mantenían puros y purificados. Al cuarto, los Sacerdotes cubiertos con las vestiduras sacerdotales. A la parte más interior, sólo los príncipes de los Sacerdotes. Los expertos en Talmud escriben testimonios acordes con esto (con sulta el tratado Middot explicado por Constantino L'Empereur. E igual mente lo que Cappel y Arias Montano pusieron de manifiesto partiendo de material rabínico) diciendo que el gran atrio (al que llaman Monte de la Casa) había sido cuadrado, de quinientos codos de largo y de ancho por el exterior y cubierto de madera, con un pórtico delante del pórtico, es decir rodeado por un pórtico doble: la parte interior estaba rodeada en primer lugar por un muro con rejas que medía dos codos judíos vulgares de alto al que llaman gdwM Sorej, después por un sólido muro interior llamado lyx Hayl, cuya altura hacia el Oriente era de diez codos, pero por los otros lados era mayor: finalmente, por el espacio de entre los muros de diez codos de ancho y era donde se hallaban las puertas y las construcciones de las salas. Los expertos en Talmud, que no habían visto el lugar, confunden las dos puertas orientales describiendo una sola y adscribiendo a ésta las condiciones de ambas: enumeran tres puertas australes avanzando desde el Occidente: la puerta del Ardor, la puerta de la Oblación y la puerta de las Aguas, e igualmente tres borea les: la casa del Incendio, la puerta de la Oblación y la puerta de la Pro minencia. Añade R. José dos puertas más occidentales, una en el lado austral llamada puerta Superior, la otra en el lado boreal llamada puerta de Yejonías. Del mismo modo cuentan los expertos en Talmud seis habi taciones en el atrio interior. Hay que colocar cada una de ellas entre las dos puertas y hay que añadir más al exterior, hacia el Occidente, otras dos, como se hizo con las puertas. Pues desde Josefa está claro que había dos salas en los ángulos
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[fol. 23] angulis atrii versus Occidentem stetisse. Porta Prominen tiae habebat caenaculum et in ea Sacerdotes superne excubias agebant et Levitae inferne ubi illi janua erat quae aperiebatur versus murum Cha jil. Sic et Domus Ardoris camerata erat et magna et quatuor habebat cubicula inferne duo in loco sancto id est in regione porticuum quae aperta erant in atrium interius duo vero in loco profano id est exterius in regione gazophylaciorum quae clausa erat ab atrio, eoque nomine extra atrium id est in loco comparative profano constituta. Et haec duo appe riebantur versus locum profanum id est versus spatium intermurale. Similiter exedra quae dicebatur lapidis quadrati constituta erat partim in loco sancto id est supra porticum et partim in profano id est supra gazophylacium, et apperiebatur in locum profanum seu spatium inter murale, eratque amplissimum et augustissimum namque sedebat in eo Synedrium magnum seniorum septuaginta. Descriptis concipe caete ras portas et exedras similes fuisse ut atrium uniforme constituatur. At in porta orientali duo tantum erant cubicula inferne, conclave Phinesi Vesriarii a dextra porta seu ad Aquilonem et conclave coquentium sar tagines a sinistra. Unde colligitur illud atrii latus angustius constitutum gazophylaciis caruisse. In angulis atrii mulierum extrinsecus loco exe drarum erant atriola quatuor singula 40 cubitos longa. Ea utique con struxerat Zerubbabel vice atriorum quae fuerant in angulis atrii magni. Latitudinem atrii faeminarum (inter haec atriola) Talmudicii ponunt 135 cubitorum sacrorum: muros autem ejus describunt leves et pla nos et loco porticus adjunctum fuisse podium in circuitu ut mulieres superne prospicerent adorando, viri autem inferne. [fol. 24] Sub atrio Israelis erant cellae quae apperiebantur in atrium faeminarum. In iis Levitae citharas, nablia, cymbala et caetera musica instrumenta reponebant. Ad Orientem ascendebatur ex atrio magno gradibus duodecim in atrium faeminarum et ex atrio illo gradibus quindecim semicircularibus in atrium Israelis quod cubitis sacris 135 longum et undecim latum erat. Dividebatut hoc atrium ab atrio Sacer dotum ascensu cubiti unius, unde Talmudici conjectantur atrium Isra-
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[pág. 23] del atrio hacia el Occidente. La puerta de la Prominen cia tenía un cenáculo, y en ella los Sacerdotes hacían la guardia en la parte de arriba y los levitas abajo, donde aquélla tenía la entrada que se abría hacia el muro H. ayl. Y así también la Casa del ardor era abovedada y grande y tenía cuatro estancias abajo: dos en el lugar santo, es decir en la zona de los pórticos, que estaban abiertos hacia el atrio interior; dos en el lugar profano, es decir al exterior, en la zona de los aposentos que estaba cerrada desde el atrio y por este nombre situada fuera del atrio, es decir, en un lugar comparativamente profano. Y las dos se abrían hacia el lugar profano, es decir, hacia el espacio que había entre los muros. Igualmente, la sala que se llamaba de la piedra cuadrada estaba situada en parte en el lugar santo, es decir, sobre el pórtico, y en parte en el lugar profano, es decir, sobre un aposento, se abría hacia el lugar profano o espacio entre los muros y era un lugar amplísimo y dignísimo pues se sentaba en él el gran Sanedrín de setenta ancianos. Imagínate que las demás puertas y salas fueron semejantes a las descritas de manera que se formaba un atrio uniforme. Pero en la puerta oriental había solamente dos estancias abajo, la habitación de Fines, encargado de los vestidos, del lado de la puerta de la derecha o al Aquilón, y la habitación de los utensilios de los cocineros a la izquierda. De donde se deduce que aquel lado del atrio, que era más estrecho, carecía de aposentos. En los ángulos del atrio de las mujeres, en la parte de fuera del lugar de las salas, había cuatro atrios pequeños de cuarenta codos de largo cada uno. Estos los había construido Zorobabel en lugar de los atrios que habían estado en los ángulos del gran atrio. La anchura del atrio de las mujeres (entre estos atrios pequeños) la establecen los expertos en Talmud en ciento treinta y cinco codos sacros; pero describen que los muros de éste habían sido ligeros y lisos, y que en lugar del pórtico se había añadido un podio alrededor, de forma que las mujeres, desde arriba, pudieran ver al hacer la adoración y los varones desde abajo. [pág. 24] Bajo el atrio de Israel había dependencias que se abrían al atrio de las mujeres. En éstas los Levitas guardaban las cítaras, las nablas, los címbalos y los demás instrumentos musicales. Al Oriente se subía, desde el gran atrio al atrio de las mujeres, por doce escalones y, desde aquel atrio, por quince escalones semicirculares al atrio de Israel que tenía ciento treinta y cinco codos sacros de largo y once de ancho. Este atrio estaba separado del atrio de los Sacerdotes por una elevación de un codo, de donde los expertos en Talmud suponen que el atrio de Israel había sido más alto, pero, dado que la elevación era la valla de un 95
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elis altius fuisse, cum tamen ascensus ille fuerit Lorica cubitalis Joseph. areas ejusdem altitudinis disterminas. Erat utique atrium Israelis ipse margo orientalis atrii Sacerdorum. In margine boreali inter loricam et portam oblationis e regione altaris erat laniena ubi sacrificia ad octo columnas suspensa nudabantur pellibus et carnes super mensas totidem disponebantur et lavabantur. Per portam oblationis inferebantur sacri ficia mactanda ad boreale latus altaris intra loricam. Ibi erant 24 annuli ordinibus sex pavimento infixi ad quos ligabant mactanda sacrificia. Inter annulos et mensas cubiti erant quatuor, et loricam per intervallum illud transiisse constat quia ponunt Rabbini (Maimon. De Cultu Div. Tract. 7 c. 1) casum ubi aliquis extra atrium intimum stans manum porrigit intro et sacrificium vel occidit vel occisi sanguinem excipit: ut et ubi bestia mactanda pedem porrigit extra atrium. Unde constat insuper loricam ibi apertam fuisse: quod etiam necessarium, erat ut sacrificia caesa prompte efferrentur in Lanienam. Atqui ostio loricae respondere debebat ostium portae adeoque stabat porta e regione altaris directe. Per oppositam oblationis portam dictam etiam portam primitiarum infe rebantur primitiae animalium quae ad australe larus altaris mactandae erant. Et inter portas illas Talmudici ponunt latiruclinem 135 cubito rum sacrorum eamque [fo1. 25] sic computant, Ascensus altaris 30 cubitorum. Latituto altaris 32 cubo inter altare et locum annulorum 8 cub. Locus annulo rum 24 cub. Inde ad mensas 4 cub. A mensis ad columnas 4 cub. A columnis ad murum atrii 8 cub. Reliqui 25 cubiti sunt partim spatium a columnis occupatum, partim spatiuffi inter ascensum altaris et murum australem atrii. Hos Rabbini (Maimon. De Cultu Div. Tract. 1. c. 5) recentiores bifariam dividunt. Ego vero ita diviserim ut altare stet in medio atrii: quod fiet si viginti cubiti cum dimidio deputentur distan tiae inter ascensum altaris et murum et reliqui quatuor cum dimidio columnis. Imo vero ex istis quatuor cum dimidio tribuerim unum cum dimidio latitudini mensarum (Ezek. 40, 42) et reliquos tres columna rum basibus. Namque mensis in directum positis columnae totidem e regione, singulis singulae respondentes disponebantur iti-
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codo de que habla Josefo, puedes determinar las zonas de la misma altura. El atrio de Israel era, a su vez, el límite oriental del atrio de los Sacerdotes. En el límite boreal, entre la valla y la puerta de la Oblación, enfrente del altar, estaba el lugar donde se quitaban las pieles a las vic timas sacrificiales colgándolos en hasta ocho columnas, se disponía su carne sobre las mesas y se lavaba. Por la puerta de la Oblación se lleva ban los sacrificios que tenían que ser ofrecidos hasta el lado boreal del altar, dentro de la valla. Allí había veinticuatro anillas de seis clases, fijas al suelo, en donde se ataban las victimas que tenían que ser ofrecidas. Entre las anillas y las mesas había cuatro codos, y consta que por aquel espacio intermedio había pasado la valla porque los rabinos (Maimon. Trat. Cult. Div. 7 c. 1) exponen el caso de alguien que, situado fuera del atrio interior, extiende su mano hacia adentro y mata la víctima o recoge la sangre del animal muerto diciendo cómo y dónde hace avanzar el pie fuera del atrio para matar al animal. De ahí consta además que la valla estuvo abierta por allí; esto también era necesario para llevar rápidamente las victimas muertas al lugar donde quedaban depositadas. Pero a la entrada de la valla debía corresponder la entrada de la puerta y por esto había una puerta que daba directamente frente a la zona del altar. Por la puerta de la Oblación que estaba enfrente, llamada también puerta de las Primicias, se llevaban las primicias de los animales que debían ser sacrificados al lado austral del altar. Y al espacio que había entre aquellas puertas los expertos en Talmud le asignan una anchura de ciento treinta y cinco codos sacros y [pág. 25] la calculan así: la subida al altar, treinta codos; la anchura del altar, treinta y dos codos; el espacio entre el altar y el lugar de las anillas, ocho codos; el lugar de las anillas, veinticuatro codos; desde allí hasta las mesas, cuatro codos; de las mesas a las columnas, cuatro codos; de las columnas al muro del atrio, ocho codos. Los restantes veinticinco codos son, en parte, el espacio ocupado por las columnas, en parte, el espacio entre la subida al altar y el muro austral del atrio. Los rabinos más modernos dividen éstos en dos partes (Maimon. Trat. Cult. Div. 1. c. 5). Pero yo dividiría de manera que el altar esté situado en medio del atrio, lo que sucederá si se asignan veinte codos y medio a la distancia entre la subida al altar y el muro, y los cuatro y medio restantes a las columnas. Y mejor aún, de estos cuatro y medio yo asignaría uno y medio a la anchura de las mesas (Ezeq. 40, 42), Y los tres restantes a las basas de las columnas. Así pues, enfrente de las mesas colocadas en línea recta, se situaban otras tantas columnas, igualmente en línea recta, correspondiéndose mutuamente y, por tanto, no ocupaban 96
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dem in directum adeoque non plus occupabant spatii secundum latitu dinem quam pro ratione basis columnae unius. Altaris igitur in medio positi centrum a parietibus portatum distabat cubitis 67 1/2, a lorica vero cubitis 50 circiter, adeoque atrium intra loricam latum erat cubi tos centum, perinde ut etiam Hecataeus apud Joseph. (Contra Appion. lib. 1) affirmat. Sic igitur duplicata fuit latitudo atrii tabernaculi Mosaici, et praeterea margines utrobique latae erant cubitos 17 1/2. Longitudi nem atrii Talmudici ponunt 187 cubitorum sacrorum eamque sic com putant. Locus incessus Sacerdotum non ministrantium inter atrium Israelis et altare situm undecim cubitorum. Altare 32 cub. Inter altare et vestibulum Templi 22 cub. Templum 100 cub. Inter Templum et murum occidentalem atrii 11 cub. His omnibus adde marginem orien talem seu attium Israelis 11 cub. et complebitur summa 187 cubo Hic a centro altatis ad [fol. 26] occidentalem terminum atrii sunt cubiti 149, duplicata ensura Mosaica quam proxime. Sed ex altera parte centri altaris ad m usque loricam cubitalem versus Orientem, ubi juxta proportionem Mosaicam duplicatam deberent esse cubiti 50 sunt tantum cubiti 27: id adeo quia atrium illud a parte orientali Judaei decurtarant ut atrio faeminarum plus relinqueretur spatii. Inde etiam gazophylacia ibi nulla constituerunt et marginem atrii ibi plusquam tertia parte mino rem fecerunt quam ex aliis lateribus. In eadem proportione diminue rim quoque deambulationem inter columnas orientalis porticus. Porro Templi dimensiones secundum longitudinem Talmudici sic definiunt. Vestibuli paries anterior 5 cub. Vestibulum 11 cub. Paries anterior Templi 6 cub. Locus sanctus 40 cub. Velum 1 cub. Adytum 20 cub. Paties posterior 6 cub. Thalamorum occidentalium latitudo 6 cub. Paties tbalamorum 5 cub. summa 100 cub. Latitudinem vero Templi sic computant. Murus impluvii 5 cub. Impluvium seu spatium in quod pluviae de Templo defluerent 3 cub. Paries thalamorum 5 cub. Lati turo thalamorum 6 cub. Paries Templi 6 cub. Inde ad medium Templi 10 cub. Summa 35 cub. quae duplicata facit latitudinem totam cubi rorum 70. Caeterum cur murus pluviae cohibendae tam crasus con stituatur plane non video. Malim loricam elegantem latam et altam
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más espacio de ancho que el equivalente a la basa de una columna. Así, el centro del altar situado en medio distaba de las paredes de las puertas sesenta y siete codos y medio, de la valla alrededor de cincuenta codos, y, por consiguiente, el atrio de dentro de la valla era de cien codos de ancho, como también lo afirma Hecateo según Josefo (Contra Ap. lib. 1). Así se duplicó la anchura del atrio del Tabernáculo de Moisés, y, además, los márgenes de uno y otro lado fueron de diecisiete codos y medio de anchos. Los expertos en Talmud estiman en ciento ochenta y siete codos sacros la longitud del atrio y la calculan así: el lugar del paso de los Sacerdotes que no oficiaban, entre el atrio de Israel y el lugar del altar, once codos; el altar, treinta y dos codos; entre el altar y el vestíbulo del Templo, veintidós codos; el Templo, cien codos; entre el Templo y el muro occidental del atrio, once codos. Añade a todos éstos, por un lado, el margen oriental o atrio de Israel, de once codos, y se completará la suma de ciento ochenta y siete codos. Por otro lado, desde el centro del altar [pág. 26] hasta el límite occidental del atrio hay ciento cuarenta y nueve codos, duplicándose aproximadamente la medida de Moisés. Pero desde la otra parte del centro del altar hasta la valla de un codo en dirección al Oriente, donde según la proporción duplicada de Moisés debería haber cincuenta codos, hay solamente veintisiete; esto sucede porque los judíos habían acortado aquel atrio por la parte oriental para que quedara más espacio al atrio de las mujeres. También por esto no construyeron allí ningún aposento e hicieron el borde del atrio por allí una tercera parte más pequeño que por los otros lados. En esta misma proporción yo disminuiría también el espacio entre las columnas del pórtico oriental. A continuación los expertos en Talmud definen así las dimensiones del Templo en relación a la longitud: la pared anterior del vestíbulo, cinco codos; el vestíbulo, once codos; la pared anterior del Templo, seis codos; el lugar santo, cuarenta codos; el velo, un codo; la parte más interior, veinte codos; la pared posterior, seis codos; la anchura de las cámaras occidentales, seis codos; la pared de las cámaras, cinco codos. En total, cien codos. La anchura del Templo la calculan así: el muro del impluvio, cinco codos; el impluvio o lugar hacia el que corrían las lluvias desde el Templo, tres codos; la pared de las cámaras, cinco codos; la anchura de las cámaras, seis codos; la pared del Templo seis codos; desde allí hasta el centro del Templo, diez codos. En total, treinta y cinco codos, cantidad que, duplicada, da la anchura total de setenta codos. Por lo demás, yo no veo claramente para qué se construiría un muro tan grueso para contener la lluvia. Yo preferiría construir una ele97
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duobus tantum cubitis constituere et reliquos tres latitudinis cubitos transferre ad thalamos. Sic enim latitudo tota Templi cum thalamis suis erit sexaginta cubitorum omnino ut affirmant ]oseph. et Ezra (6, 3). Thalamos vero Talmudici numerant 38 in circuitu Templi nimirum quindecim ad Austrum et quindecim ad Aquilonem id est in singulis tabulatis quinque, ad Occidentem vero tres in infimo tabulato tres in medio ac duos in supremo. Ex atrio ascendebatur in vestibulum Templi gradibus [fol. 27] duodecim. Ostium Vestibuli latum erat 20 cubitis altum 40, ostium Templi latum 10 altum 20, eique quatuor erant valvae, duae intus et duae foris. Exteriores aperiebantur intra Vestibulum, interio res intra Templum. Ad latera Vestibuli duo erant ostiola hinc inde. Per borealem ingrediebatur is qui Templi januas aperire vellet, inde vero per meatum in media muri crassitudine pergebat usque ad ostium alterum in poste Templi et per illud in spatium inter valvas exteriores et interio res et ibi eas reserabat. In eodem meatu ibatur ad cochleam in angulo Templi unde tertium ostium ducebat in infimos thalamos quartum in medios quintum in supremos. Nam in angulo Templi versus Orientem et Aquilonem Talmudici ponunt ostia quinque. Inde vero circumda batur Templum in singulis tabulatis eundo ex thalamo in thalamum per ostium in pariete intermedio. Atque haec sunt fere quae describunt Talmudici. Ut compleamus descriptionem hujus Templi conferendae sunt mensurae Josephi et Talmudicorum inter se. De his fuse disputare locus non est. Dicam breviter quod Talmudici utuntur cubito sacro palmorum sex quodque Juddaei pro mensuris gentium usurpabant sub nominibus gentilibus mensuras proprias, ut cubitum sacrum pro passu romano minori, duos cubitos sacros pro passu majori, cubitos sacros mille seu Berah pro milliari minori cubitos sacros bis mille seu iter sabbati pro milliari majori, mensuram quatuor palmorum sacrorum pro cubito Graecorum, ejusmodi cubitos 400 pro stadio Graecorum, et longitudinem cursus equorum Regiorum in valle juxta Templum calamorum 70 circiter seu cubitorum sacrorum 400 pro stadio majori. Et hoc stadio describit Josephus ambitum atrii exterioris. Stadium alte-
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gante valla de dos codos solamente de ancho y de alto y añadir a las cámaras los tres codos de anchura restantes. Así, toda la anchura del Templo con sus cámaras será de sesenta codos por todas partes, como afirman Josefo y Esdras (6, 3). Los expertos en Talmud enumeran treinta y ocho cámaras alrededor del Templo, seguramente quince dan do al Austro y quince al Aquilón, es decir, cinco en cada uno de los pisos, y al Occidente tres en el piso bajo, tres en el del centro y dos en el más alto. Desde el atrio se subía hasta el vestíbulo del Templo por doce escalones. [pág. 27] La entrada del vestíbulo era de veinte codos de ancho por cuarenta de alto; la puerta del Templo diez de ancho por veinte de alto y tenía cuatro hojas, dos dentro y dos fuera. Las exteriores se abrían hacia el interior del vestíbulo, las interiores hacia el interior del Templo. A los lados del vestíbulo, a una y otra parte, había dos puertas pequeñas. Por la del lado boreal entraba el que quisiera abrir las puertas del Templo; desde allí, por una abertura que había en medio del grosor del muro, iba hasta la otra entrada, la de la jamba del Templo, y por ella hacia el espacio que había entre las hojas exteriores e interiores y allí las abría. Por esta misma abertura se iba hasta la escalera de caracol que había en un ángulo del Templo desde donde una tercera entrada llevaba a las cámaras más bajas, una cuarta a las de en medio, una quinta a las más altas. Los expertos en Talmud sitúan, por tanto, las cinco entradas en el ángulo del Templo orientado hacia el Oriente y el Aquilón. Y desde allí se podía rodear el Templo yendo de cámara en cámara dentro de cada piso por la entrada de la pared medianera. Esto aproximadamente es lo que describen los expertos en Talmud. Para que podamos completar la descripción de este Templo hay que comparar entre sí las medidas de Josefo y las de los expertos en TaImud. No es éste el lugar de discutir ampliamente sobre estas cosas. Diré brevemente que los expertos en Talmud usan el codo sacro de seis palmos y que los judíos, en lugar de las medidas de los pueblos extranjeros, empleaban medidas propias bajo nombres extranjeros, como el codo sacro por el paso romano menor, dos codos sacros por el paso mayor, mil codos sacros o Berah por el millar de pasos menores, dos mil codos sacros o camino de sábado por el millar de pasos mayores; la medida de cuatro palmos sacros por el codo de los griegos, del mismo modo cuatrocientos codos por el estadio de los griegos y la longitud de la carrera de los caballos reales por el valle hasta el Templo, aproxima damente setenta cañas o cuatrocientos codos sacros, por el estadio mayor. Y con este estadio describe Josefo la medida del atrio exterior. 98
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rum intelligunt Talmudici (Talm. Hierosol. in Joma c. 6. Vide et Buxtorf Lex. Tal. in syr et Arian Montanum De Mensuris) ubi aequant milliare id est bis mille cubitos sacros stadiis septem cum dimidio. Et huius stadii cubito Joseph. in descriptione Templi ad gentiles scribens passim utitur [fol. 28 praeterquam in decantatis quibusdam et in S. Scriprura memoratis Templi stricte dicti mensuris ubi cubitum sacrum retinen dum esse putavit. Constabit id collatione cubitorum Josephi cum cubi tis sacris Talmudicorum in sequente tabula.
Altitudo muri Chajil
{
externa
interna Differentia gradibus 19 vel 20 semicubitalibus respondens Altitudo septi cancellati altitudo Portarum latitudo altitudo Altaris latitudo Columnarum ambitus Templi altitudo interna latitudo Ostii Templi altitudo NE forsan rectius LB Vestibuli latitudo interna Ostii vestibuli latitudo altitudo
{ {
{
{
Cubiti a Josepho positi 40
Cubiti Jos. ad Sacros reducti 26 2/3
Cubiti a Talmudicis positi
25
16 2/3
15 3 30
10 2 20
9 1/2 vel 10 2 cub. vulg. 20
15 15
10 10
10 10
50 12 60 16
33 1/3 8 40 10 2/3
32 8 40 10
32 20 25 70
21 1/3 13 1/3 16 2/3 46 2/3
20 11 20 40
Sic mensurae Josephi ad sacras reductae aut plane congruunt cum iis Talmudicorum aut proprius ad eas accedunt. Nam Joseph. ad gentiles scribens, haud satis sollicitus erat de mensuris ex actis et excessu peccare amabat. Cognitis vero Josephi mensuris redeamus jam ad Templum. Exedram inter binas portas Josephus ponit triginta cubitorum id est viginti sacrorum. Saepe utitur Josephus rotundis numeris. Scripse rim potius viginti duos. Nam columnae binae quibus exedrae singulae 99
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Los expertos en Talmud (Talm. Jerus. en Yoma c. 6. Véase también Buxtorf Lex. Tal. en syr y Arias Montano Sobre las Medidas) interpretan el otro estadio cuando igualan los mil pasos, es decir dos mil codos sacros, con los siete estadios y medio. Y Josefo usa ampliamente el codo de éste estadio en la descripción del Templo escribiendo a los paganos, [pág. 28] excepto en algunas medidas del Templo propiamente dicho, repetidas y recordadas en la Sagrada Escritura, donde pensó que había que conservar el codo sacro. Habrá constancia de esto en la comparación de los codos de Josefo con los codos sacros de los expertos en Talmud en la siguiente tabla.
Altura del muro H. ayl
{
externa
interna Diferencia de escalones 19 ó 20 que corresponden a medios codos Altura del recinto cercado Altura de las puertas Anchura de las puertas Altura del altar Anchura del altar Perímetro de las columnas Altura interna del Templo Anchura de la puerta del Templo Altura NE, quizá más correc- tamente LB Anchura interna del vestíbulo Anchura de la entrada del vestíbulo Altura de la entrada del vestíbulo
Codos que ponen los expertos en Talmud
Codos que pone Josefo
Codos de Josefo reducidos a sacros
40
26 2/3
25
16 2/3
15 3 30 15 15 50 12 60 16
10 2 20 10 10 33 1/3 8 40 10 2/3
9 1/2 ó 10 2 cod. vulg. 20 10 10 32 8 40 10
32
21 1/3
20
20
13 1/3
11
25
16 2/3
20
70
46 2/3
40
Así, las medidas de Josefo reducidas a las medidas sacras evidentemente están de acuerdo con las de los expertos en Talmud o, mejor aún, se aproximan a ellas. Pues Josefo, al escribir para los gentiles, no era demasiado cuidadoso de las medidas, según consta, y le gustaba pecar por exceso. Una vez conocidas las medidas de Josefo, volvamos ya al Templo. A la sala que había entre las dos puertas Josefo le asigna treinta codos, es decir, veinte codos sacros. A menudo usa Josefo números redondos. Yo hubiera escrito mejor veintidós, pues las dos columnas 99
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sustinebantur minori spatio includi nequeunt. Harum ambitus con sensu Joseph. et Talmudicorum etat octo cubitorum sactorum. Unde scapi diameter est 2 6/11 cub. Ad hanc in proportione ut tria ad duo capta [fol. 29] latitudo basis erit 3 9/11 cubitorum seu 23 palmorum fere. Sit ista tantum 22 palmorum. Intervalla harum basium ex rationi bus architectonicis non debent esse minora basibus. Sunto ipsis aequalia (nam proportio illa simplicissima est) et columnae duae cum totidem semicolumnis et intercolumniis tribus occupabunt spatium viginti duo rum cubitorum exedrae uni inter binas portas deputandum. Portarn vero aequarim exedrae dempto ostio, sic ut ala utraque latitudine 11 cub. et ostium latitudine 10 cub. compleant latitudinem totam 32 cub. Nam latitudines 11 et 22 cubitorum satis affectantur in his aedificiis et ostia portarum omnium praeter orientalem primam consensu Josephi et Talmudicorum lata erant 10 cubitis et alta 20. Harum vero climensio num veritas plane demostratur ex consensu portarum et exedrarum cum partibus atrii. Portae duae Oblationis latitudine 32 cubitorum exacte respondebunt altari intermedio. Et forsan latitudo altaris ideo aucta fuit ut hoc responderet portis. Exedrae duae proximae Occidentem versus latitudine viginti duorum cubitorum respondebunt spatio ejusdem latitudinis inter altare et vestibulum Templi. Portae duae Incendii et exedrae duae sequentes portaeque ultimae occupabunt spatium omne cubitorum 86 e regione vestibuli Templique supra thalamos suos latera les surgentis. Et exedrae duae ultimae cum parietibus suis occidentalibus tres cubitos crassis implebunt spatium reliquum cubitorum 25 usque ad murum occidentalem atrii. Ad Orientem veto exedrae duae ultimae latitudine 22 cub. respondebunt spatio ejusdem latitudinis inter altare et porticum orientalem et portarum duarum ultimarum alae occidenta les latitudine undecim cubitorum porticum orientalem capient et ostia ducent [fol. 30] in interjectum spatium intermurale ejusdem latitudinis,
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sobre las que cada sala se sostenía no pueden incluirse en un espacio menor. El perímetro de éstas era de ocho codos sacros (en ello están de acuerdo Josefa y los expertos en Talmud). De ahí que el diámetro del fuste es de dos codos y seis onceavos. En una proporción tomada sobre ésta como de tres a dos, [pág. 29] la anchura de la basa será de tres codos y nueve onceavos o casi veintitrés palmos. Supongamos que ésta sea solamente de veinti dós palmos. Los intervalos de estas basas, según las proporciones arqui tectónicas, no deben ser menores que las basas. Si éstas tienen intervalos iguales (pues aquella proporción es muy simple), las dos columnas con otras tantas semicolumnas y los tres intercolumnios ocuparán un espa cio estimado en veintidós codos entre las dos puertas para una sala. Yo adecuaría la puerta al espacio de entrada tomado a la sala de manera que ambas alas, con una anchura de once codos, y el espacio de entrada con una anchura de diez codos, completen una anchura total de treinta y dos codos, pues las anchuras de once y veintidós codos se alcanzan bastante en estos edificios, y los vanos de rodas las puertas, excepto la primera oriental, según testimonio concorde de Josefa y los expertos en Talmud, eran de diez codos de ancho y veinte de alto. La autenticidad de estas dimensiones está claramente demostrada por la armonía de las puertas y de las salas con las partes del atrio. Las dos puertas de la Oblación, con una anchura de treinta y dos codos exactamente, corresponderán al altar intermedio. E igualmente la anchura del altar quizá fue aumentada para que éste se correspondiera con las puertas. Las dos salas siguientes, mirando al Occidente, de una anchura de veintidós codos, se correspon derán con el espacio de esta misma anchura entre el altar y el vestíbulo del Templo. Las dos puertas del Incendio, las dos salas siguientes y las últimas puertas ocuparán todo el espacio de ochenta y seis codos de enfrente del vestíbulo y del Templo que emerge sobre sus cámaras late rales. Y las dos últimas salas, con sus paredes occidentales de tres codos de grosor, llenarán el espacio restante de veinticinco codos hasta el muro occidental de! atrio. Las dos últimas salas que dan al Oriente, con una anchura de veintidós codos, se corresponderán con el espacio de esta misma anchura entre el altar y el pórtico oriental; las alas occidentales de las dos últimas puertas, con una anchura de once codos, abarcarán el pórtico oriental y sus entradas llevarán [pág. 30] al espacio que había entre los muros de la misma
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et alae duae orientales excurrent ultra versus atrium faeminarum. Nimi rum una earum dicta fuit porta prominentiae quod promineret extra murum atrii interioris. Stabat igitur partim intra partim extra. Simili ter et porta altera dicta aquarum stabat partim extra. Nam Sacerdotes qui excubabant in domo Abtines supra eam extructa, dicuntur excubare extra atrium. Imo ostia harum portarum erant extra atrium interius co quod faeminae per ea pergebant in atrium suum. Stabant tamen hae portae aliqua sui parte in atrio interiore eo quod erant ex novem argen teis portis a quibus Joseph. aeneam portam in atrio faeminarum sitam distinguit nominando eam portam eÐcw thªj ne/wj, extra Templum id est extra sacrarium interius. Stabant igitur reliquae novem in peribolo illius sacrarii. Portam Prominentiae R. Jose vocat portam Cantorum. Nimi rum duobus in locis cantabant Levitae, uno supra gradus quindecim hoc est in spatio intermurali inter hanc portam et portam aquarum, altero in suggesto posito ad loricam cubitalem versus altare. Denique ex eo quod populus omnis 15 introibant per has portas tam in atrium lsraelis quam in atrium faeminarum omnino dicendum est eas situm inter medium obtinuisse ducentes in spatium intermurale atrio utrique interjeetum. Tenemus igitur situm harum portarum exacte atque adeo situm etiam et magnitudinem reliquarum portarum et exedrarum usque ad occidenta lem murum atrii. Has omnes portas aequales fuisse et aequalibus inter vallis ab invicem distasse omnino decorum erat et praeterea colligitur ex januis septi cancellati e regione, quarum distantias Josephus aequales describit. Atqui portae quatuor aequidistantes non posunt alia quavis ratione secundum atrii longitudinem regulariter disponi. [fo1. 31] Hisce sic determinatis habemus simul crassitudinem porticus orientalis undecim cubitorum, latitudini alarum occidenta lium portae prominentiae et portae aquarum respondentem. Eam sic computo. Basis columnae 22 palmorum. Deambulationis latitudo 4 1/2 cub. semi-basis 11 palm. Murus semicolumnis intertextus 1 cub. summa 11 cub. Hanc una cum atrii muro occidentali 2 cub. adde pra efatae atrii longitudini 187 cub. fiet longitudo tota 200 cub. Sic Judaei longi-
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El autor hace una concordancia según el sentido. 101
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anchura situado en medio, y las dos alas orientales se extenderán más allá, hacia el atrio de las mujeres. Seguramente una de éstas fue llamada puerta de la Prominencia porque sobresalía del muro del atrio interior, pues estaba en parte dentro y en parte fuera. Del mismo modo, también la otra puerta, llamada puerta de las Aguas, estaba en parte fuera. Así, de los Sacerdotes que estaban de guardia en la casa de Abtines, construida sobre ella, se dice que estaban de guardia fuera del atrio. Pero las entra das de estas puertas estaban más bien fuera del atrio interior porque a través de ellas iban las mujeres a su atrio. Sin embargo, estas puertas esta ban en parte en el atrio interior porque se encontraban entre las nueve puertas de plata de las que Josefo separa la puerta de bronce situada en el atrio de las mujeres llamándola eÐcw thªj ne/wj, la de fuera del Templo, es decir, fuera del recinto sacro del Templo. Así pues, las nueve restantes estaban en el períbolo de aquella parte más interior del recinto sacro. R. José llama a la puerta de la Prominencia puerta de los Cantores. Segura mente los Levitas cantaban en los dos lugares, en uno sobre los quince escalones, es decir, en el espacio que se encuentra entre los muros, entre esta puerta y la puerta de las Aguas; en el otro, en la elevación situada junto a la valla de un codo mirando hacia el altar. Finalmente por esto, porque todo el pueblo entraba por estas puertas tanto al atrio de Israel como al atrio de las mujeres, hay que decir en general que éstas habían tenido un lugar intermedio ya que conducían al espacio que había entre las murallas situado entre uno y otro atrio. Tenemos pues exactamente la posición de estas puertas y, además de la posición, también la mag nitud de las demás puertas y de las salas hasta el muro occidental del atrio. Convenía sin duda que todas estas puertas hubieran sido iguales y que estuvieran distantes unas de otras con espacios iguales, y además se deduce de las puertas del lugar vallado de enfrente cuyas distancias Josefo las describe como iguales. Pero, por alguna otra razón, las cuatro puertas no pueden situarse regularmente equidistantes según la longitud del atrio. [pág. 31] Una vez delimitadas así estas cosas, tenemos al mismo tiempo el grosor del pórtico oriental de once codos que correspondía a la anchura de las alas occidentales de la puerta de la Prominencia y de la puerta de las Aguas. Esta la calculo así: la basa de la columna, veintidós palmos; la anchura del pasillo, cuatro codos y medio; la semibasa, once palmos; el muro adosado a las semicolumnas, un codo; la suma once codos; añade ésta, junto con el muro occidental del atrio de dos codos, a la longitud del atrio mencionada antes de ciento ochenta y siete codos, y se tendrá una longitud total de doscientos codos. Así, los 101
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tudinem duplicatam atrii tabernaculi quae intra loricam cubitalem inveniri debuit, retinuerunt in tota atrii longitudine inclusis aedificiis. Porro capiatur (juxta rationes supra expositas) latitudo deambulationis in porticu boreali ad latitudinem deambulationis in porticu orientali in proportione marginum atrii porticibus adjacentium hoc est ut 17 1/2 ad 11 et deambulationis in porticu boreali latitudo erit dupla latitudinis basis columnae quam proxime. Sic inter axes columnarum ad utramque partem deambulationis erunt undecim cubiti: quae mensura valde affec tatur in his aedificiis et quantum sentio ab hacce porticuum latitudine originem duxit. Tota aurem atrii latitudo inter parietes porticuum erit 160 2/3 cub.Addantur utrinque Gazophylacium quasi cub. 11 inclusis parietibus et locus graduum quasi 8 cub. incluso pariete extimo. Atque tota atrii latitudo inclusis aedificiis erit 200 cub. congruenter descrip tioni Ezekielis. Sic sacrarium longitudine et latitudine 200 cub. quadra tum erit, et figura illa spatio intermurali Talmudicorum decem cubitos lato circumdata circumambulantibus sensibilis et notabilis reddetur. [fol. 32] Haec aurem ita se habere plane confirmat Joseph. affir mando sacrarium sursum quadratum fuisse et proprio muro circumdatum. Intelligit enim non totum sacrarium incluso atrio faeminarum ur opi natus est Capellus sed sacrarii planum superius ad quod ex atrio faemi narum per gradus quindecim ascendebatur quodque strictius dicebatur sacrarium. Verba ejus tetra¿gwnon de aãgw sursum quadratum perspicue significant planum superius. Porro murum quo Josephus et Talmudici sacrarium cingi volunt id est murum Chajil constituerim crassissimum tum quod extimus erat et in se habebat fores portarum tum quod romani ut author est Josephus (Joseph. Bell. Jud. 1. 7. c. 22) eundem sine intermisione per sex conti nuos dies ariete omnium fortissimo cui urbium moenia haud difficulter cedere solerent pulsando nihil omnino profecetunt. Crassitudine igitur sex cubitorum aemuletur is murum extimum Templi Ezek. cap. 40, 5, et tota Sancruarii latitudo inclusis spatio intermurali et hoc muro Cha jil, erit 232 cubitorum. Detrahatur latirudo interna 135 cub.
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judíos mantuvieron la longitud duplicada del atrio del Tabernáculo, que debía encontrarse dentro de la valla de un codo, en la total longitud del atrio con los edificios incluidos. De nuevo se tomará (según las razones arriba expuestas) la anchura del pasillo del pórtico boreal hasta la anchura del pasillo del pórtico oriental en la proporción de los límites del atrio colindantes con los pórticos, es decir, como de diecisiete y medio a once, y la anchura del pasillo del pórtico boreal será la más próxima posible al doble de la anchura de la basa de la columna. Así, entre los ejes de las columnas a una y otra parte del pasillo habrá once codos. Esta medida se procura especialmente en estos edificios y, por lo que sé, fue el origen de la misma anchura de los pórticos. Toda la anchura del atrio entre las paredes de los pórticos será de ciento sesenta codos y dos tercios. Añádase a una y otra parte un aposento de casi once codos, incluidas las paredes, y el lugar de los escalones de casi ocho codos, incluida la pared más externa. Y toda la anchura del atrio, incluidos los edificios, será de doscientos codos de acuerdo con la descripción de Ezequiel. Así, el recinto sacro, con una longitud y anchura de doscientos codos, será cuadrado y así se reproducirá aquella estructura visible y hermosa para los que por allí pasaban, rodeada por el espacio de entre los muros de los expertos en Talmud de diez codos de ancho. [pág. 32] Josefa confirma claramente que él estimaba así estas cosas afirmando que el recinto sacro de arriba había sido cuadrado y circundado por su propio muro. Entiende pues no todo el recinto sacro, incluido el atrio de las mujeres como opinó Cappel, sino la planta superior de este recinto sacro hasta la que se ascendía por quince escalones desde el atrio de las mujeres y que más estrictamente se llamaba recinto sacro. Las palabras de éste tetra¿gwnon de aãgw sursum quadratum designan evi dentemente un plano superior. A su vez, el muro con el que Josefa y los expertos en Talmud quieren que el recinto sacro esté rodeado, es decir, el muro Hayl, yo lo estimaría gruesísimo, por una parte, porque era el más exterior y contenía dentro de él las hojas de las puertas; por otra, porque los romanos, como cuenta Josefa (G. J I 7. c. 22), golpeándolo sin interrupción durante seis días seguidos con el ariete más fuerte de todos, ante el cual las murallas de las ciudades solían ceder sin dificultad, no consiguieron nada en absoluto. Así pues, con un grosor de seis codos, este muro se igualará con el muro más exterior del Templo de Ezeq. cap. 40, 5, y toda la anchura del santuario, incluidos el espacio de entre los muros y este muro Hayl, será de doscientos treinta y dos codos. Réstese la anchura interna de ciento treinta y cinco codos y la mitad del resto 102
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et reliqui dimidium 48 1/2 cub. erit longitudo portae: cui si addideris ornamenta frontium utrinque facile complebirur longitudo illa 50 cubi torum quam Ezekiel portis assignavit. Portis autem eousque produc tis, debet spatium intermurale per medium omnium ostiis transversis decem cubitos latis viginti altis transire. Cum hisce latitudinum mensuris conspirant etiam mensurae atrii faeminarum. Atriola angularia vicem gerentia atriolorum in angulis atrii magni debent illis tam latitudine quam longitudine respondere. [fo1. 33] Sic autem atrium faeminarum latitudine 135 cubitorum et atriola duo latitudinibus 30 cubitorum (Ezek. 46, 22) et muris con juctim latirudine 5 cubitorum complebunt latirudinem 200 cubitorum intra spatium intermurale perinde ut in atrio superiore. Tanto consensu computi omnes latitudinum se mutuo confirmant. Retrahantur jam portarum alae de angulis ubi Talmudici atríola col locant et longitudo sacrarii oríentem versus incipiendo e porticu orien tali ita computabitur. Spatium intermurale 10 cub. Murus ejus 1 cub. atriolum 40 cub. Deambulatio cum muris suis inter atriola 9 cub. Atrio lum alterum 40 cub. Summa 100 cub. Adde hinc sacrarium superius 200 cub. et inde murum orientalem atrii faeminarum 2 cub. et utrinque sparium intermurale 10 cub. et murum Chajil 6 cub. et sacrarii fiet longirudo tota 334 cubitorum. Ea longitudo confirmatur argumento duplici. Unum est quod Hecataeus apud Joseph. (Contra Appion. l. 1) tradit lapideum Templi hujus peribolum longum fuisse quasi quinque plethris. Ibidem latirudinem Hecataeus ponit cubitorum centum id est intra loricam. Cubiti illi cenrum sunt sacri adeoque Hecataeus vir gentilis et in Aegypto degens mensuras hasce a Judaeis acceperat idque in cubitis sacris neque noverat eas in cubitos graecorum suorum redu cere. Cubitos igirur audiens cogitabat de vulgaribus et ob simplicitatem expressionis ponebat plethros. Restiruantur cubiti et periboli lapidei longitudo erit cubitorum 333 1/3 vel numero integro cubitorum 334 ut supra. Alterum argumentum est quod altare sta-
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será la longitud de la puerta, cuarenta y ocho codos y medio; si a ésta le añadieras los ornamentos de las fachadas de uno y otro lado, fácilmente se completará aquella longitud de cincuenta codos que Ezequiel asignó a las puertas. Pero puesto que las puertas se amplían de esta manera, por el centro de todas debe pasar el espacio que hay entre los muros con entradas transversales de diez codos de ancho y veinte de alto. Con estas medidas de ancho están de acuerdo también las medi das del atrio de las mujeres. Los pequeños atrios angulares, que estaban situados en el lugar de los pequeños atrios de los ángulos del gran atrio, deben corresponderse con aquéllos tanto en anchura como en longi tud. [pág. 33] Y así, el atrio de las mujeres, de una anchura de ciento treinta y cinco codos, y los dos atrios pequeños, de anchura de treinta codos (Ezeq. 46, 22), junto con los muros de una anchura de cinco codos, completarán una anchura de doscientos codos dentro del espa cio que hay entre los muros, del mismo modo que en el atrio superior. Todos los cómputos de anchura se confirman mutuamenre con una correspondencia tan grande. Quítense las alas de las puertas de los ángulos donde los expertos en Talmud sitúan los atrios pequeños, y la longitud del recinto sacro mirando hacia el Oriente, si se comienza desde el pórtico oriental, se computará así: espacio de entre los muros, diez codos; muro de éste, un codo; atrio pequeño, cuarenta codos; pasillo con sus muros entre los atrios pequeños, nueve codos; otro atrio pequeño, cuarenta codos; suma, cien codos. Añádase por una parte el recinto sacro de arriba, dos cientos codos, y por otra el muro oriental del atrio de las mujeres, dos codos, el espacio de entre los muros de una parte y otra, diez codos, y el muro Hayl, seis codos, y se tendrá toda la longitud del recinto sacro, trescientos treinta y cuatro codos. Esta longitud se confirma con un argumento doble. Uno es que Hecateo en Josefa (Contra Ap. l. 1) cuenta que el períbolo de piedra de este Templo había tenido de largo casi cinco pletros. Igualmente, Hecateo habla de una longitud de cien codos dentro de la valla. Aquellos cien codos son codos sacros, y, porque Hecateo, varón pagano que habitaba en Egipto, había recibido estas medidas de los judíos en codos sagrados y no había caído en la cuenta de pasarlas a los codos de sus griegos, al oír codos pensaba en los codos vulgares y, por simplificar la expresión, ponía pletros. Restitú yanse los codos y la longitud del períbolo de piedra será de trescientos treinta y tres codos y un tercio o, con números redondos, trescientos 103
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re debebat in medio sacrarii rorius. Stabat enim olim in medio atrii magni et Judaei locum ejus haud facile mutaverint. Stare etiam debebat sacrarium interius in medio atrii magni ac terminis suis orientali et occi dentali aequaliter distare ab illius lateribus, [fo1. 34] atque ponas in medio reliquorum laterum suis Obla tionum ponis ditecte respicere. Situs alius itregularis et indecorus foret. Stabat itaque altate in communi centro. Atque ita se res habet in descriptione nostra. Stat altare in medio tum atrii interioris quod vesti bulo Templi hinc et porticu otientali inde terminatur, tum Sanctuarii totius interioris, distans a muro extimo Chajil hinc et inde cubitis 161, atque adeo in medio etiam atrii magni. Non 16 potest atrium mulierum cubito uno augeri vel minui quin cessabit concentricitas. Ut spatium inter altare et porticum orientalem ex una parte et spatium inter altare et vestibulum Templi ex altera parte latitudine 22 cubitorum sibi mutuo respondent sic aedificia inter atrium interius et atrium faeminarum ex una parte et vestibulum Templi inter atrium interius et locum separa rum ex altera parte latirudine externa 22 cubitorum sibi mutuo respon dent, sic etiam atrium faeminarum ex una parte et locus separatus ex altera parte latitudine cubitotum 89 sibi mutuo tespondent et sic murus orientalis atrii faeminarum spatiurnque intermurale et murus Chajil ex una parte, et murus occidentalis loci separati spatiumque intermurale et murus Chajil ex altera parte latirudinibus duorum, decem et sex cubi torum respective sibi mutuo respondent exacte. Unde liquet hallucina tos esse Talmudicos tribuendo atrio faeminarum 135 cubitos in qua drum. In mensura illa includendum est etiam atrium Israelis una cum loco incessus Sacerdorum et muro occidentali atrii faeminarum. Secus addendi erunt cubiti 46 versus orientem quos tamen una cum ulteriore regione septi cancellati atrium magnum non capiet. Sub aedificiis atrii superioris effossa erant putei balnea et cellaria diversa: ut sub porticibus ad Aquilonem
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treinta y cuatro, como se dijo más arriba. El otro argumento es que el altar debía estar en medio de todo el recinto sacro, pues en otro tiempo estaba en medio del gran atrio y los judíos no habrían cambiado fácilmente el lugar de éste. También debía estar el recinto sacro interior en medio del gran atrio, en sus límites oriental y occidental debía estar igualmente distante de los lados de aquél [pág. 34] y, con sus puertas de las Oblaciones, debía mirar direc tamente hacia las puertas de en medio de los lados restantes. Otra situa ción hubiera sido anormal e impropia. El altar estaba así en el centro común y así se mantiene en nuestra descripción. El altar está, por una parte, en medio del atrio interior que termina, por un lado, en el vestí bulo del Templo, y, por otro, en el pórtico oriental; por otra parte está en medio de todo el santuario interior, distando del muro externo Hayl por ambos lados ciento sesenta y un codos y, finalmente, en medio también del gran atrio. El atrio de las mujeres no puede aumentar o disminuir en un solo codo sin que deje de ser concéntrico. Como el espacio entre el altar y el pórtico oriental, de una parte, y el espacio entre el altar y el ves tíbulo del Templo, de la otra parte, con una anchura de veintidós codos, se corresponden mutuamente, así los edificios entre el atrio interior y el atrio de las mujeres, de una parte, y el vestíbulo del Templo entre el atrio interior y el lugar separado, de otra parte, con una anchura externa de veintidós codos, se corresponden mutuamente, así también el atrio de las mujeres, de una parte, y el lugar separado, de otra parte, con una anchura de ochenta y nueve codos, se corresponderán mutuamente. Y así, el muro oriental del atrio de las mujeres y el espacio de entre los muros y el muro Hayl, de una parte, y el muro occidental del lugar separado y el espacio de entre los muros y el muro Hayl, de otra parte, con las anchuras de los dos, de diez y seis codos respectivamente, se corresponderán mutuamente con exactitud. De ahí que resulte evidente que los expertos en Talmud estaban equivocados al atribuir al atrio de las mujeres ciento treinta y cinco codos en cuadrado. En aquella medida hay que incluir también el atrio de Israel junto con el lugar de paso de los Sacerdotes y junto con el muro occidental del atrio de las mujeres. A continuación habrá que añadir cuarenta y seis codos hacia el Oriente los cuales, sin embargo, junto con la zona opuesta del recinto vallado, no los incluirá el gran atrio. Bajo los edificios del atrio superior se habían excavado pozos, baños y diversas despensas, como por ejemplo bajo los pórticos que dan al Aquilón: 104
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[fo1. 35] conclave salis in quo reponebant sal pro oblationibus. Conclave Hipparvae in quo sale condiebant pelles victimarum et Con clave lavantium ubi lavabant victimarum intestina. Haec eranr cellaria eo quod recrum Hippatvae aequale describitur solo atrii et ex conclavi lavantium in tecrum Hippatvae surgebat cochlea. Sed his et similibus missis videamus quibus usibus inservirent superiora. In exedra caesi lapidis sedebat Synedrium magnum. Stabat haec ad Austrum in tribu Judah adeoque sita erat inter portam oblationis et portam aquarum. Nam linea per altatis larus orientale ttansiens linquebat omnia Occidentem versus in tribu Benjamin. Unde cum altare staret in centro totius, adjudicabatur tribui Benjamin pars major Sanctuarii. Summo Sacerdoti assignabanrur mansiones duae una ad Austrum altera ad Aquilonem. Ad Austrum domus Abtines quae alta describi rur et supra porticum aquarum sita, id est supra alam occidentalem et ostium ejus, Sacerdotibus supra alam orientalem excubias agentibus. Ad Aquilonem exedra Parhedrorum seu Assessorum quam inter alteram portam Oblationis et portam prominentiae e regione Synedrii consti ruerim. Namque exedra illa erat omnium dignissima. Dignius erat larus Aquilonis et ibi locus dignior ad orientem. Ad summum Sacerdotem refero Vicarium ejus et subvicarios. Digni tate proximi erant praefecti ministeriorum Templi et altaris. His igitur cubicula dignitate proxima assignanda sunt: nimirum exedrae utrinque inter portas Oblationis et lncendii, una cum cubiculis aliquibus por tarum versus orientem. Praefecrus vestibus sacerdotalibus texendis et apparandis erat omnium infimus atque proprium erat huic in Sanctua rio conclave (Maimon. De Cultu Div. Tract. 2 cap. 7 sec 20) Quanto magis praefectis reliquis? Restant ultimae quaruor exedrae inter viginti quaruor Principes Curiarum Sacerdotes aequaliter dividendae ita ut exedra unaquaeque duplici tabulato ac in eodem tabulato tribus cubiculis capiat sex Prin cipes. Scribit Joseph. exedras supra quam quadragenis cubitis celsas sustentatas fuisse binis columnis. Sit altirudo illa cubitorum 45 id est sacrorum 30 et exedra capiet cubicula satis ampla in duplici tabulato.
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[pág. 35] la habitación de la sal, en la que reponían la sal para las oblaciones; la habitación de Parvd, donde conservaban en sal las pieles de las víctimas, y la habitación de los lavaderos, donde lavaban los intestinos de las víctimas. Éstas eran las despensas porque el techo de Parvá coin cidía con el suelo del atrio y desde la habitación de los lavaderos partía una escalera hacia el techo de Parvá. Pero dejando a un lado estas y otras cosas semejantes, veamos para qué usos servían las estancias de arriba. En la sala de la piedra cortada se sentaba el gran Sanedrín. Ésta se orientaba hacia el Austro en la tribu de Judá porque estaba situada entre la puerta de la Oblación y la puerta de las Aguas. Por tanto, la línea que pasaba por el lado oriental del altar dejaba todo lo que hay hacia el Occidente en la tribu de Benjamín; de ahí que, como el altar estaba en el centro de todo, se adjudicaba a la tribu de Benjamín la parte mayor del santuario. Al Sumo Sacerdote se le asignaban dos recintos, uno al Austro, el otro al Aquilón. Al Austro la casa de Abtines, a la que se describe como elevada y situada sobre el pórtico de las aguas, es decir, sobre el ala occi dental, y sobre la entrada de éste, haciendo los Sacerdotes sus guardias sobre el ala oriental. Al Aquilón, la sala de los Acompañantes o Ayudan tes que yo pondría entre la otra puerta de la Oblación y la puerta de la Prominencia enfrente del Sanedrín. Aquella sala era, por tanto, la más digna de todas. El lado más digno era el del Aquilón y allí estaba el lugar más digno hacia el Oriente. Junto al Sumo Sacerdote, cuento a su Vicario y subvicarios. Próxi mos en dignidad estaban los prefectos de los ministerios del Templo y del altar. A éstos se les tenían que asignar, por tanto, estancias próximas en dignidad: seguramente las salas de uno y otro lado que estaban entre las puertas de la Oblación y del Incendio, junto con algunas estancias de las puertas que miran hacia el Oriente. El prefecto encargado de hacer y preparar las vestiduras sacerdotales era el de menos categoría de todos y tenía en el santuario una habitación propia (Maimono Trat. Culto Div. 2 cap. 7 seco 20). ¿Cuánto espacio más había para los restantes prefectos? Quedan las cuatro últimas salas que había que dividir equitativa mente entre los veinticuatro Sacerdotes Jefes de las Curias de manera que cada sala de doble piso y de tres estancias en cada piso fuera para seis Jefes. Escribe Josefo que las salas, de una altura de más de cuarenta codos cada una, se apoyaban también cada una de ellas en dos columnas. Si aquella altura fuera de cuarenta y cinco codos, es decir, treinta codos sactos, la sala abarcaría estancias bastante amplias en el doble piso. A esta altura hay que añadir, por la parte de abajo, la altu105
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Huic altitudini addenda est inferne altitudo columnarum quam possuerim sextuplam crassitudinis more Dorico id est 14 2/3 cub. et una [fo1. 36] cum basibus et capitellis 18 cub. circiter. Sic fiet altitudo tota quasi 48 cubitorum. Secundum latitudinem cubicula terna ternis intercolumniis respondebant. Inferioribus Sacerdotibus et Levitis restant portae quatuor ulti mae. Namque alia loca non sunt ubi comedant sacrificia. Aequum est aurem ut in harum distriburione turmae omnes aequaliter participent. In singulis item porticibus gazophylacia terna totidem intercolumniis respondentia complent numerum totum gazophylaciorum viginti qua tuor juxta numerum curiarum. In porta prima orientali ad reponendas Sacerdotum vestes sacras erant (Maimon. De Cultu Div. lib.1, Tract. 2 c. 8) nonaginta et sex arcae quatuor videlicet pro unaquaque curia, et suis cujusque curiae arcis proprium erat nomen inscriptum. Sic et in alis vestibuli Templi (vide notas Constantini I:Empereur in Middoth cap. 4 sec. 7) erant viginti quatuor cellulae ubi Sacerdotes totidem curiarum separatim reponebant cultra sua sacra. Atque talis erat constitutio sacra rii interioris. Descendamus jam et exeamus per septum cancellatum in atrium gentium. Hujus latera singula Talmudici extrinsecus longa faciunt cubitis quingentis, Joseph. inter angulas stadio uno id est cubitis quadringentis. Excessus debetur angulis cubitorum quinquaginta in quadrum. Hunc computum Joseph. aliis in locis confirmat ponendo porticum Regiam longam stadio uno et totum ambitum Templi et Antoniae stadiorum sex. Antoniae ambitus cubitorum 600 satis bene quadrat cum descrip tione ejus apud Josephum. Adde ambitum Templi cubitorum 2000, summa fiet cubitorum 2600, e quibus 200 deficiunt ubi Antonia in angulum Templi incurrit. Relinquitur ambitus cubitorum 2400 id est stadiorum sex. Portae longitudine cubitorum 50 respondere debent angulis et lati tudine cubitorum 32 portis atrii interioris. Sic inter angulas cujusque porticus et portam quam Josephus in medio collocat relinquetur hinc inde longitudo cubitorum 184 in viginti intercolumnia distribuenda. Columnas in Regia porticu Josephus numerat 162, graece PCB verius PCH id est 168
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ra de las columnas que yo estimaría como seis veces el grosor según el estilo dórico, es decir, catorce codos y dos tercios, y [pág. 36] sumando las basas y el capitel, dieciocho codos aproxi madamente. Así se tendrá la totalidad de la altura en casi cuarenta y ocho codos. Según la anchura, cada tres estancias correspondían a tres intercolumnios. Para los Sacerdotes de inferior categoría y los Levitas quedan las cua tro últimas puertas, pues no hay otros lugares donde se puedan consu mir los sacrificios. Es justo que en la distribución de éstas todos par ticipen equitativamente. Igualmente, en cada uno de los pórticos tres aposentos, correspondientes a otros tantos intercolumnios, completan el número total de veinticuatro aposentos según el número de las curias. En la primera puerta oriental había noventa y seis arcas para reponer las vestiduras sacerdotales (Maimon. Cult. Div. lib. 1, Tract. 2 c. 8), eviden temente cuatro para cada una de las curias, y el nombre propio de cada curia estaba inscrito en sus arcas. Así también en las alas del vestíbulo del Templo (véase notas de Constantino L'Empereur en Middot cap. 4 seco 7) había veinticuatro celdas pequeñas donde otros tantos Sacerdotes de las curias reponían independientemente sus propios cuchillos sagrados. Tal era la estructura del recinto sacro interior. Descendamos ya y salgamos por el lugar de las rejas hacia el atrio de los gentiles. Los expertos en Talmud miden en quinientos codos el largo de cada uno de los lados de éste por fuera, Josefa da entre los ángulos un estadio, es decir, cuatrocientos codos. El exceso se debe a los ángulos de cincuenta codos en cuadrado. Josefa confirma este cómputo en otros lugares asignándole al pórtico Regio un estadio de largo, y a todo el perímetro del Templo y de Antonia, seis estadios. El perímetro de Anto nia de seiscientos codos cuadra bastante bien con la descripción de ésta en Josefa. Añade el perímetro del Templo de dos mil codos, y la suma será de dos mil seiscientos codos, doscientos de los cuales faltan donde Antonia coincide con el ángulo del Templo. Queda un perímetro de dos mil cuatrocientos codos, es decir, seis estadios. Las puertas, por su longitud de cincuenta codos, deben correspon der a los ángulos y por su anchura de treinta y dos codos, a las puertas del atrio interior. Así, entre los ángulos de cada pórtico y la puerta que Josefa coloca en medio quedará de un lado y otro una longitud de ciento ochenta y cuatro codos que deben distribuirse en veinte intercolum nios. Josefa habla de ciento sesenta y dos columnas en el pórtico Regio, en griego PCB, mejor aún PCH, es decir, ciento sesenta y ocho 106
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[fo1. 37] parva literae ultimae mutatione. Nam numerus ille divi sibilis esse debet pet 8 eo quod columnarum sunt seties octo aequales, quaruot hinc et quatot inde. Stant igitur in una setie columnae 21 atque adeo intet columnia 20. Id quod sic confirmatur. De attii latere occiden tali intrinsecus cubitorum 400 aufer portas quatuor conjunctim cubi torum 128 et restabunt cubiti 272 conjuncta longitudo porticuum in quinque intervallis. Constituantur intervalla illa aequalia ur in lateribus attii intetioris et intervallum unum erit 54 2/5 cubitorum, capietque intercolumnia aut quinque aur sex aut septem, et ejusdem magnitudinis inter columnia porticus Regia capiet aut 17 aur 20 aut 24. Vetum sep tendecim juxta rationes architectonicas nimis rara erunt et 24 haud satis tara si modo columnae illis atrii altetius aequales constituantur, et utra que a numeris ]oseph. nimis recedunt, ergo viginti debent inseri. Hac tatione columnae paulo ratiores erunt quam in ratione eustyli Vitruvii sed ideo magis gratae et hic ubi pro epistyliis adsunt ingentia marmora quae frangi nequeunt objectio Vitruvii locum non habet. Columnas aurem hujus atrii aequarem illis alterius eo quod con junctis trium hominum brachiis, ut author est Josephus, hoc est tribus orgyis seu duodecim cubitis gentilibus id est octo sacris cingebantur. Et hinc porticus etiam in atrio utroque quoad latitudinem aequales consti ruerim praeterquam quod porticus media quae reliquis duplo altior est sit etiam duplo latior inter bases columnarum. Sic latitudo basis erit 22 palm. ea deambulationis externae inter bases duplo major, ea deambula tionis mediae quadruplo major, ea totius porticus triplicis cubitorum 44. Dimidium spatium columnarum extimarum occupet paries intertextus. Addatur murus extimus scamniformis quem Ezekiel sex cubitis longum et latum constituit, et complebitur latitudo 50 cubitorum congruenter dimensioni portae et anguli quibus porticus utrinque terminatur. Con firmatur porro calculus iste testimonio Josephi scribentis quod
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[pág. 37] por un pequeño cambio en las dos últimas letras, pues el número aquel debe ser divisible por ocho porque son ocho series iguales de columnas, cuatro de un lado y cuatro de otro. Hay, por tanto, en una serie veintiuna columnas y veinte intercolumnios. Esto se confirma así: del lado occidental del atrio, de cuatrocientos codos por la parte interior, quita cuatro puertas de ciento veintiocho codos en total y quedarán dos cientos setenta y dos codos como longitud total de los pórticos en cinco intervalos. Esos intervalos serán iguales, como en los lados del atrio interior; un intervalo será de cincuenta y cuatro codos y dos quintos y ocupará cinco, seis o siete intercolumnios, y el pórtico Regio ocupará diecisiete, veinte o veinticuatro intecolumnios de la misma magnitud. Pero diecisiete, según las proporciones arquitectónicas, serán demasiado pocos, y veinticuatro serán excesivos si las columnas se estimaran iguales a las del otro atrio, y, en uno y otro caso, se apartan demasiado de los números de Josefo pues deben ponerse veinte. Según esta proporción, las columnas serán menos numerosas que en la proporción del 11 éustilo de Vitruvio, pero más hermosas, y aquí, donde en lugar de arquitrabes hay grandes mármoles que no pueden romperse, no cabe la objeción de Vitruvio. Y yo igualaría las columnas de este atrio a las del otro en cuanto a que podían ser abarcadas por los brazos de tres hombres unidos, como dice Josefo, es decir, que eran de un grosor de tres brazas o doce codos paganos, que equivalen a ocho codos sacros. Y por esto yo también supondría que eran iguales los pórticos en uno y otro atrio por lo que respecta a su anchura, exceptuando el hecho de que el pórtico medio, que era dos veces más alto que los demás, sería también doble de ancho en el espacio de entre las basas de las columnas. Así, la anchura de la basa será de veintidós palmos, la del espacio exterior de entre las basas, doble; la del espacio de en medio, cuádruple; la de todo el pórtico, triple, cua renta y cuatro codos. La mitad del espacio de las columnas externas lo ocupará el muro adosado. Añádase el muro que formaba bancos, que Ezequiel describe como de seis codos de largo y ancho, y se completará la anchura de cincuenta codos de acuerdo con la dimensión de la puerta y del ángulo con los que el pórtico se terminaba por ambos lados. Se confirma a su vez este cálculo con el testimonio de Josefo, quien escribe que Nombre de un tipo de templo cuya columnata tenía las mejores proporciones, según Vitruvio, desde el punto de vista de la estética y de la solidez. La longitud de sus intercolumnios equivalía a dos diámetros y cuarto de las columnas, exceptuados el central de la parte anterior y posterior que median tres diámetros. 11
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[fol. 38] porticus duae externae pariles triginta pedum latitudinis claudant inter se mediam cujus latitudo sesquialtera. Triginta pedes romani sunt cubiti sacri 14 1/15 circiter uf ex sequentibus constabit. Triginta Attici si modo Atticus ut multi volunt Romanum semuncia superet sunt 14 5/8 circiter. Suspicor magis Joseph. expeditis computis consulentem pro pede usum esse mensura proxima Hebraica dimidii cubiti: qua ratione 30 pedes erunt 15 cubiti. Et congruenter huic mensurae latitudo externae porticus in descriptione nostra est 14 2/3 cubitorum inclusis columnis et ea porticus mediae inclusis itidem columnis est 22 cubitorum atque adeo sesquialtera prioris exacte. Auferarur jam porticus media et restabunt porticus duplices per reli qua tria atrii latera latae inter axes columnarum extimarum 22 cubitis, inter earum bases 18 1/3 cubitis et inter columnas 19 5/9 cubitis. Et rem ita se habere confirmat Josephus qui latitudinem porticus duplicis defi nit rotundo numero cubitorum suorum triginta id est viginti sacrorum. Tenemus igitur dimensiones porticuum secundum latitudinem. Ex angulis autem ascendant gradus ad superiora omnia, deque porticuum deambula tionibus singulis pateant ostia in angulos, et his ex 17 adverso respondeant ostia in lateribus portarum. Si jam altitudines addendae sunt. Longitudinem columnae ex integro lapide constantis Josephus scribit esse 25 cubitorum id est 16 2/3 cubito rum sacrorum et alibi 27 pedum id est 13 1/2 cubitorum sacrorum. Unde colligo longirudinem fuisse sextuplam crassitudinis more Dorico ut in atrio interiore, nimirum 14 1/3 cubitorum sacrorum, siquidem haec mensura in medio priorum cadat. Bases vero et capitella sculpta opere Corinthio complebunt longitudinem quasi 18 1/3 cubitorum id est duplam inter valli inter axes columnarum. Haec erat igitur altitudo usque ad epistylia. At porticus altitudinem internam Josephus ponit plusquam 50 pedum id est plusquam 25 cubitorum, sit ea [fol. 39] 27 1/2 cubitorum hoc est sesquialtera altitudinis epistylio rum a fundo, et porticus mediae altitudo duplicata erit 55 cubito-
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En el manuscrito se lee advero, seguramente por error.
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[pág. 38] dos pórticos exteriores iguales de treinta pies de ancho ceñían a uno central, cuya anchura era sesquiáltera. Treinta pies roma nos son catorce codos sacros y una quinceava parte aproximadamente, como constará por los siguientes datos. Treinta áticos, si el ático, como estiman muchos, supera en poco al romano, son catorce y cinco octavos aproximadamente. Sospecho más bien que Josefo, sirviéndose de cóm putos fáciles, utilizó, en lugar del pie, la medida hebrea más próxima del medio codo; por esta razón, treinta pies serán quince codos. Y de acuerdo con esta medida, la anchura del pórtico externo en nuestra des cripción es de catorce codos y dos tercios, con las columnas incluidas, y la del pórtico central, con las columnas también incluidas, es de veinti dós codos y, por esto, la sesquiáltera del anterior exactamente. Quítese ahora el pórtico central y quedarán los pórticos dobles por los tres lados restantes del atrio con una anchura entre los ejes de las columnas externas de veintidós codos, entre las basas de éstas dieciocho codos y un tercio, y entre las columnas diecinueve codos y cinco nove nas partes. Y que esto es así lo confirma Josefo, quien define la anchura del pórtico doble con el número redondo de sus treinta codos, es decir veinte codos sacros. Así pues, tenemos las dimensiones de los pórticos según la anchura. De los ángulos subirán escalones hasta toda la parte superior, desde cada uno de los pasillos de los pórticos se abrirán entra das hacia los ángulos y a éstos, por la parte opuesta, corresponderán vanos en los lados de las puertas. Si ahora hay que añadir las alturas: Josefo escribe que la longitud de una columna hecha de sólida piedra era de veinticinco codos, es decir, de dieciséis codos sacros y dos tercios, y en otro lugar habla de veinti siete pies, es decir, trece codos sacros y medio. De ahí deduzco que la longitud fue seis veces el grosor, según el estilo dórico, como en el atrio interior, es decir, catorce codos sacros y un tercio, aunque esta medida esté entre las dos primeras. Las basas y los capiteles esculpidos en estilo corintio completarán la longitud de casi dieciocho codos y un tercio, es decir, el doble del espacio de entre los ejes de las columnas. Esta era, pues, la altura hasta los arquitrabes. Por otra parte, Josefo escribe que la altura interna del pórtico era de más de cincuenta pies, es decir, más de veinticinco codos; si ésta fuera [pág. 39] de veintisiete codos y medio, es decir, la sesquiáltera de la altura de los arquitrabes desde el suelo, la altura duplicada del pórtico central sería de cincuenta y cinco codos en el interior. Añádase el
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rum interne. Imponatur tabulatum duos cubitos crassum, et augusto rum cubiculorum series quorum altitudo interna latitudinem quasi quindecim cubitorum aequet, atque tectum cubitis quinque ac podium sursum in circuitu tribus complebit altitudinem octoginta cubitorum. Et certe Joseph. altitudinem hujus mediae porticus insignem fuisse describit. Judaei tecta domuum construebant plana, eo ut in ipsis ambulare liceret. Pateant igitur ostia de cubiculis hisce in tecta eorum quae ad latera supra porticus duas externas construebantur, et altitudo tectorum illorum tabulato seu solo mediorum aequata definietur cubitis quinqua ginta septem. Adde podium trium cubitorum altitudinis per circuitum et altitudo tota erit sexaginta cubitorum. Eandem fuisse altitudinem reliquarum porticuum per atrii circuitum concipe, eo quod omnium facies anteriores sibi mutuo conformes esse debebant. Tandem ut a Templo descripto pergamus ad Templum Solomonis, rejicienda sunt omnia quae Zerubbabel et Herodes addidere quaeve irre gularia sunt, ut atrium faeminarum portaeque prominentiae et aqua rum in illud ducentes et respondentes portae ex altera parte altaris, qui bus utique nullae respondent in atrio magno, portae item quatuor cum porticu duplici in latere occidentali atrii magni quibus nihil respondet in atrio interiore. Sic manebunt portae tres in atrio interiore totidemque his respondentes in atrio exteriore, quorum omnium in medio stet [fol. 40] altare. Vice dirutarum portarum ubi Sacerdotes come debant sacrificia, aedificentur in loco separato cubicula huic usui ido nea. Et cum Herodes et Judaei in excessu peccare amarent, uti augendo internam altitudinem Templi latitudinemque Vestibuli, Altaris et por tarum et substituendo in atrii magni latere australi porticum triplicem pro duplici corrigantur excessus illi et muri duo Chajil et Soreg cum gradibus superfluis deleantur: quippe quos Zerubbabel (quantum sen tio) in limites Sanctuarii sui primum condidit, quique atrium magnum populo numerosissimo dicatum inutiliter inminuunt et impediunt. Porrae autem producantur introrsum usque ad loricam cubitalem. Et quoniam Templum cum thalamis suis olim septuaginta cubitos latum erat (Ezek. 41, 12) Cyrus autem diminuit latitudinem decem cubitis (Ezra 6, 3) exclusa nimirum deambulatione lata quinque cubitis inter thalamos et ejus loco constructis ostiis in mediis thalamorum parieti bus per quae via produceretur; Judaei vero latitudinem antiquam sep-
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suelo de un grosor de dos codos, la serie de estancias sagradas cuya altura interna igualaría a la anchura de casi quince codos, el techo de cinco codos y el podio circular de arriba completará con tres la altura de ochenta codos. En efecto, Josefo escribe que la altura de este pórtico central fue muy notable. Los judíos construían los techos de las casas planos para que se pudiera pasear por ellos. Si se abren, pues, vanos desde estas estancias hacia el techo de las que había a los lados sobre los dos pórticos de fuera, la altura de los techos de aquéllas nivelada con el suelo o pavimento de las de en medio, se fijará en cincuenta y siete codos. Añade el podio circular de tres codos de altura y la altura total será de sesenta codos. Imagínate que esta misma fue la altura de los restantes pórticos en la extensión del atrio, porque las fachadas anteriores de todos debían corresponderse mutuamente. Finalmente, para avanzar desde el Templo descrito hasta el Templo de Salomón, hay que desechar todo lo que Zorobabel y Herodes añadieron, o lo que es irregular como el atrio de las mujeres y las puertas de la Prominencia y de las Aguas que llevan hasta él y que corresponden a las puertas del otro lado del altar, pero a las que ninguna otra puerta corresponde en el gran atrio, y, además, las cuatro puertas con el doble pórtico en el lado occidental del gran atrio con las que nada se corresponde en el atrio interior. Así habrá tres puertas en conjunto en el atrio interior que se corresponden con las del atrio exterior, y en medio de todo estaría el altar. [pág. 40] En lugar de las puertas destruidas, donde los Sacerdotes consumían los sacrificios, se edificarían estancias aptas para este uso en un lugar apartado. Y puesto que a Herodes y a los judíos les gustaba excederse, como para aumentar la altura interna del Templo y la anchura del vestíbulo, del altar y de las puertas, y para poner un pórtico triple en el lado austral del gran atrio en lugar del doble, se corregirían aquellos defectos y desaparecerían los dos muros, H. ayl, y Sorej, con sus superfluos escalones; pues éstos, que, según creo, Zorobabel los puso al principio como límite de su santuario, disminuyen y obstaculizan el gran atrio dedicado a un pueblo numerosísimo. Las puertas conducirían hacia adentro, hasta la valla de un codo. Y, puesto que el Templo con sus cámaras medía en otro tiempo setenta codos de ancho (Ezeq. 41, 12), Ciro disminuyó su anchura en diez codos (Esdras 6, 3) excluyendo sin duda el pasillo que había entre las cámaras de cinco codos de ancho y construyendo puertas en lugar de éste en las paredes medianeras de las cámaras por donde se pudiera 109
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tuaginta cubitorum complebant addito hinc et inde muro quodam qui pluviam cohiberet: deleatur murus ille et restituatur antiqua thala morum latitudo deambulatione seu paradromide inserta quae dividat majores thalamos in binos minores utrinque ut eorum latitudo melius respondeat altitudini quinque cubitorum (1 Reg. 6, 10). Et simili pro portione minuatur singulorum longitudo ut in singulis per circuitum seriebus sint triginta. Tot enim Joseph. (Antiq. l. 8 c. 2) in Templo Solo monis numerat. Et hisce omnibus sic correctis licebit tandem in hoc Templo speculari illud Ezekielis cujus verba schematis et interpolationi bus illustrata jam damus ut sequitur. [fol. 41]18 [fol. 42] 19 [fol. 43] Cap. 40, 1 In vigesimo quinto anno transmigrationis nostrae, in exordio anni, decima mensis, quartodecimo anno postquam percussa est civitas, in ipsa hac die, facta est super me manus domini et adduxit me illuc. 2 In visionibus Dei adduxit me in terram Israel et dimisit me super montem valde excelsum: super quem erat [aedificium Templi cum atriis suis apparens] quasi aedificium civitatis ae regione. 3 Et adduxit me illuc et ecce vir cujus erat species quasi species aeris, et funiculus lineus [erat] in manu ejus et calamus mensurae et stabat in porta. 4 Et locutus est ad me [idem] vir, fili hominis vide oculis tuis et auribus tuis audi et pone cor tuum in omnia quae ego ostendam tibi, quia ut ostendantur tibi adductus es huc, annunciare omnia quae tu vides domui Israel. 5 Et ecce muros nstc forinsecus in circuitu Domus undique et in manu viri calamus mensurae bsex cubitorum [magnorum singulatim a In Hebr. jam vulgato est bgnmi ad Austrum at Septuaginta et Aquila (apud Hier.) olim legebant dgnm e regione. . b unanimis est Judaeorum traditio cubitum vulgarem constitisse ex quinque pal mis sacrum ex sex. Utitur itaque Angelus calamo sex cubitorum sacrorum. [fol. 44]
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pasar; pero los judíos completaban la antigua medida de setenta codos añadiendo a un lado y otro un muro para proteger de la lluvia; prescíndase de aquel muro y restitúyase la antigua anchura de las cámaras, incluyendo el pasillo o corredor que dividía las cámaras mayores en grupos de dos más pequeñas, a uno y otro lado, de manera que la anchura de éstas respondiese mejor a la altura de cinco codos (1 Re. 6, 10). Disminúyase la longitud de cada una en una proporción similar de modo que haya treinta en total en cada serie, pues tantas enumera Josefo (Antig. l. 8 cap. 2) en el Templo de Salomón. Una vez corregido todo esto así, se podrá finalmente imaginar en este Templo lo de Ezequiel cuyas palabras, ilustradas con planos e interpolaciones, ofrecemos ahora como sigue. [pág. 41] 12 [pág. 42] 13 [pág. 43] Cap. 40, 1 En el vigésimo año de nuestro destierro, al principio del año, a diez del mes, en el año décimo cuarto después de la caída de la ciudad, en este mismo día, la mano del Señor se posó sobre mí y me condujo allí. 2 En visiones divinas me llevó a la tierra de Israel y me transportó a un monte muy alto sobre el cual había como las edificaciones de una ciudad [se veía el edificio del Templo con sus atrios] aen la parte de enfrente. 3 Y me condujo allí y he aquí que había un varón cuyo aspecto era como de bronce; en su mano [había] un cordel de lino y una caña de medir y estaba de pie en la puerta. 4 Y el varón me habló: «Hijo del hombre, ve con tus ojos, oye con tus oídos y pon tu corazón en todo lo que yo te voy a mostrar, porque para que se te muestre has sido conducido hasta aquí; anuncia todo lo que veas a la casa de Israel.» 5 Y he aquí que había un muro exterior nstc alrededor de toda la Casa y en la mano del varón una caña de medir bde seis codos [grandes
a En el texto hebreo ya divulgado se encuentra bgnm al Austro pero en Setenta y Aquila (según Jerónimo) antiguamente leían dgnm de la parte de enfrente. b Es unánime la tradición de los judíos de que un codo corriente estaba formado por cinco palmos y el sagrado por seis. Así el Ángel usa la caña de seis codos sagrados. [pág. 44] 12 13
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constantium] cubito [minori] et palmo. Et mensus est aedificii latitu dinem 20 20 lm calamo uno et altitudinem calamo uno. [fol. 44] 6 Et venit ad portam quae respiciebat ad orientem et ascendit per c[septem] gradus ejus et mensus est limen portae calamo uno latitudine BCd. 7 Et thalamum [janitoribus destinatum] calamo uno in longum DE et calamo uno in latum EV et [spatium seu evestibulum] inter thala mos [ducens in porticum] quinque cubitis EF [eet thalamum secundum calamo uno in latum TF et calamo uno in longum FG et vestibulum cubitis quinque GH et thalamum tertium calamo uno in longum HJ et calamo uno in latum HQ]. 8 Et limen portae juxta vestibulum portae fintrinsecus calamo uno KL. Hieronymus corrupto usus exemplari legebat calamum fuisse sex cubitorum et palmi eumque latini fere sequuntur. In Hebraeo est calamum fuisse sex cubitorum in cubito et palmo, et ita legebat Jonathan. Ita etiam proculdubio legebant Septuaginta quamvis jam olim in ipsis perturbato sensu scribatur palaishªj pro palaisvª. Sed et Ezekiel alibi expresse dicit cubitos suos constitisse ex cubito et palmo c. 43, 13 et caIamum fuisse sex cubitorum praecise cap. 41, 8 et thalamos unius arundinis c. 40, 7 fuisse sex cubitorum praecise vers. 12. Et totam portae latitudinem quae ex duobus calamis duorum thalamorum et latitudine interjecta tridecim cubitorum conflatur fuisse cubi torum viginti quinque et totam portae longitudinem quae ex tribus calamis trium tha lamorum et duobus calamis duorum porticum et bis quinque cubitis inter thalamos et decem cubitis vestibuli et postis ejus confit summatim fuisse cubitorum quinquaginta. c Numerus septem legitur in Septuaginta versione et occurrit in sequentibus, (22. 26). d In Hebr. jam additur et limen unum calamo uno in latitudinem: quae verba deerant in exemplari Septuaginta Virorum et repetitio sunt verborum proxime praece dentium totidem syllabis praeterquam quod pro r(#h porta. Per ulteriorem scribae errorem ponitur dx) unum. e Ita Septuaginta. Et postea vers 30 de his vestibulis agitur, tamquam prius memo ratis. Porro vacua fuisse more porticuum illa cubiculorum intervalla EVTF, GSRH et manifestum est tum quia Angelus in [fol. 45] his constitit ubi mensus est latitudinem thalamorum EV, FT et latitudinem portae Vv, tum quia Sacerdotes per haec inter valla portarum atrii interioris transeunt de exedris suis in atrium interius redeuntque inde in exedras et interea non eunt in atrium exterius cap. 42, 14 et Ezekiel per introi tum in latere portae borealis ingressus est cubicula Sacerdotum cap. 46, 19. f Hic in Hebraeo scriba oscilanter bis descripsit verba, intrinsecus calamo uno et mensus est vestibulum portae, idque totidem syllabis. In exemplaribus Hieronimi et interpretis Syri legebantur semel. In versione Septuaginta juxta editionem Romanam per contrariam scribae oscilantiam prorsus ommittuntur sed in codice Alexandrino et versione Arabica leguntur semel. 20
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cada uno de una magnitud constante] de un codo [menor] y un palmo. Y midió la anchura del edificio 14lm con una caña y la altura con una caña. [pág. 44] 6 Y vino a la puerta que miraba al Oriente, subió sus escalones c[siete] y midió el umbral de la puerta de una caña de ancho BCd. 7 La cámara [destinada a los encargados de las puertas] la midió con una caña de largo DE por una de ancho EV, [el espacio o eVestíbulo] entre las cámaras [que lleva al pórtico], cinco codos EF, [y la ecámara segunda con una caña de ancho TF por una de largo FG, el vestíbulo, cinco codos GH y la tercera cámara una caña de largo HJ y una caña de ancho HQ]. 8 Midió el umbral de la puerta de junto al vestíbulo de la puerta f por dentro con una caña KL. Jerónimo leía, en un ejemplar corrompido por el uso, que la caña era de seis codos y un palmo, y los latinos le siguen ordinariamente. En el texto hebreo está escrito que la caña fue de seis codos en codo y palmo y así lo leía Jonatán. De esta manera, sin duda, leía Setenta, aunque ya desde antiguo en ellos se escribía con el sentido cambiado palaishªj en lugar de palaisvª. Pero también Ezequiel, en otro lugar, dice expresamente que sus codos constaban de codo y palmo (43, 13), que la caña era de seis codos exactamente (41, 8) y las cámaras de una caña (40, 7) eran de seis codos exactamente (vers. 12). Y toda la anchura de la puerta que se forma con las dos cañas de las dos cámaras y con la anchura intermedia de los trece codos fue de veinticinco codos y toda la longitud de la puerta que se formaba con las tres cañas de las tres cá maras, con las dos cañas de los dos pórticos, con los cinco codos dos veces entre las cámaras, los diez codos del vestíbulo y las jambas de éste fue en total de cincuenta codos. c El número siete se lee en la versión de Setenta y aparece en los siguientes versículos (22 y 26). d En el texto hebreo ya se añade: Y un umbral de una caña de ancho; estas palabras faltaban en el ejemplar de los Setenta varones y son la repetición de las palabras inmediatamente precedentes con el mismo número de sílabas, excepto que en lugar de r(#h puerta por error posterior de un escriba se puso dx) uno. e Así Setenta. Y después del versículo 30 se habla de estos vestíbulos como si se hubieran mencionado anteriormente. A su vez también es claro que aquellos espacios intermedios de las estancias EVTF, GSRH estaban vacíos a manera de pórticos, por una parte, porque el Angel se detuvo en [pág. 45] ellos cuando midió la anchura de las cámaras EV, FT y la anchura de la puerta Vv, por otra parte, porque los Sacerdotes pasaban por estos espacios intermedios de las puertas del atrio interior desde sus dependencias hacia el atrio interior, volvían desde allí hacia sus dependencias y entretanto no pasaban al atrio exterior (42, 14) y además Ezequiel penetró por la entrada del lado de la puerta boreal hacia las estancias de los Sacerdotes (46, 19). f Aquí en el texto hebreo el escriba, por error, escribió dos veces las palabras: Por dentro con una caña y midió el vestíbulo de la puerta, porque tenían las mismas sílabas. En los ejemplares de Jerónimo y en los autores de la versión siríaca se leían una sola vez. En la versión de Setenta hasta la edición romana se omiten por completo por el error contrario de un escriba, pero en el códice alejandrino y en la versión árabe se leen una sola vez. 14
Cf. pág. 42 derecha del facsímil. 111
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9 Et mensus est vestibulum portae octo cubitis MN et postes ejus duobus cubitis OP. Et vestibulum portae erat gintrinsecus, [seu versus atrium] . 10 Et thalami erant ad orientem [seu extrinsecus] tres hinc et tres inde, mensura una trium et mensura una postium hinc et inde. 11 [Hactenus Angelus progrediendo mensus est singula secun dum longitudinem, jam revertitur ut metiatur latitudines.] Et mensus est latitudinem ostii portae decem cubitis Cc et hlatitudinem portae tre decim cubitis Dd. 12 Et marginem [seu gradum] ante thalamos cubiti unius [hinc] et cubiti unius marginem inde [plano pavimenti porticuum eo usque producto.] Et thalamus erat sex cubitorum hinc EV et sex cubitorum inde ev. [fol. 45] 13 Et mensus est portam a tecto thalami [extrinsecus] ad tectum ejus [extrinsecus] latitudinem viginti quinque cubitis Vv, ostium VT contra ostium vt. 14 Et fecit [ostiis] postes [BC, bc, KL, kl altitudine] kviginti cubi torum et ad lpostes atrii [TS, PQ, pq, ts] erant portae undique per circuitum VT, SR, Pp, rs, tv.
Hic describitur situs vestibuli et thalamorum ad invicem contrarius illi qui pos tea vers 31 describitur in portis atrii interioris. h Latitudo hic olim legebatur in versione Septuaginta, teste Hieronymo. Putabat tamen ille lectionem istam minus recte se habere. Neque enim, ait, in uno loco latitu dinem et rursum latitudinem decem et tridecim cubitorum scriptura dixisset. Alii idem cogitantes locum temere correxerunt ita ut jam pro latitudine posteriori legatur longi tudo tam in versione Septuaginta quam in textu Hebr. Sed latitudinem legi debere res ipsa suadet siquidem latitudo interna portae fuerit tridecim [fol. 46] cubitorum (ut pateat subducendo thalamorum duorum latitudines de latitudine tota Vv cubitorum 25) et mensura latitudinis illius internae non alibi exprimatur. k Ubi jam legitur My## sexaginta, Septuaginta legebant Myr#( viginti. Et recte. Nam Jonathan et Syrus hic intelligunt altitudinem frontium seu postium portae. Et certe altitudo illa alicubi exprimenda erat et alibi non exprimitur. Erat autem latitu do ostii decem cubitorum et altitudo juxta regulas architectorum debet esse dupla latitudinis. Sic etiam portae Templi hujus cum portis Templi secundi quadrabunt magnitudine. l Hebr. Ad postem atrii porta posito numero singulari pro plurali. Sic ad postem v. 16, et ad humerum v. 18, pro ad postes et ad humeros. Portae vero hic pro portarum ostiis patentibus VT, SR, Pp et ponuntur, perinde ut in versu sequente. g
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9 Y midió el vestíbulo de la puerta en ocho codos MN y sus jambas dos codos OP. Y el vestíbulo de la puerta era gel de la parte de dentro, [o hacia el atrio]. 10 Había tres cámaras al Oriente [o hacia afuera] a un lado y tres al otro, la medida de las tres era la misma y también la medida de las jambas de un lado y otro. 11 [Hasta aquí el Ángel, avanzando, midió la longitud de cada cosa, después se volvió para medir la anchura]. Y midió la anchura del vano de la puerta, diez codos Cc y hla anchura de la puerta, trece codos Dd. 12 Y había un espacio [o peldaño] delante de las cámaras de un codo [a un lado] y un espacio de un codo al otro [extendiéndose hasta este punto la superficie llana del pavimento de los pórticos]. Y la cámara era de seis codos por un lado EV y seis codos por otro ev. [pág. 45] 13 Y midió la puerta desde el techo de la cámara [por fuera] hasta su techo [por fuera], veinticinco codos Vv de anchura, vano VT frente a vano vt. 14 E hizo [en los vanos] las jambas [BC, bc, KL, kl de una altura] k de veinte codos y junto a llas jambas del atrio [TS, PQ, pq, ts,] había puertas alrededor por todas partes VT, SR, Pp, rs, tv. g Aquí se describe el lugar del vestíbulo y de las cámaras como contrario a aquel que después (vers. 31) se describe en las puertas del atrio interior. h Antiguamente se leía aquí anchura en la versión de Setenta, como atestigua Jerónimo. Pero él pensaba que había que tener aquella lectura como menos correcta. Pues, dice, que la Escritura no hubiera dicho en un mismo lugar que la anchura era de diez y de trece codos. Otros, pensando lo mismo, corrigieron temerariamente el lugar de manera que entonces, en lugar de anchura, se leyó posteriormente longitud tanto en la versión de Setenta como en el texto hebreo. Pero el asunto mismo me convence de que hay que leer anchura puesto que la anchura interna de la puerta fue de trece [pág. 46] codos (como resulta evidente al restar la anchura de las dos cámaras de la anchura total Vv de veinticinco codos) y la medida de su anchura interna no se expresa en ninguna otra parte. k Donde ahora se lee My## sesenta, Setenta leía Myr#( veinte correctamente. Jonatán y la versión siríaca entienden aquí la altura de los frontales o de las jambas de la puerta. Y ciertamente aquella altura debería expresarse en alguna parte pero no se expresa en ninguna. Pero la anchura del vano era de diez codos y la altura, según las reglas de los arquitectos, debe ser el doble de la anchura. Así también las puertas de este Templo cuadrarán en magnitud con las puertas del segundo Templo. l En el texto hebreo: puerta junto a la jamba del atrio, en número singular en lugar de plural. Así también junto a la jamba (v. 16) y junto al saliente (v. 18) en lugar de junto a las jambas y junto a los salientes. Pero también se pone aquí puerta en lugar de en los vanos abiertos de las puertas VT, SR, Pp, de la misma manera que en el verso siguiente. 112
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15 Et a facie portae introitus Bb usque ad faciem vestibuli portae interioris Pp quinquaginta cubiti. 16 Et erant fenestrae [cancellis] clausae in thalamis et in postibus eorum EV, FT, GS, etc. intra portam undique. Similiter autem erant et in vestibulis MN, nm fenestrae per gyrum intrinsecus, et supra postes PQ, pq palmae [una hinc et una inde, ut in versu 26 exprimitur]. 17 Et eduxit me ad atrium exterius, et ecce cubicula et mpavi mentum columnatum factum in atrio per circuitum: triginta cubicula in pavimento columnato [in singulis atrii lateribus decem, quinque ex uno latere portae et quinque ex altero, praeterquam in latere occidentali nondum viso.] 18 Et pavimentum columnatum erat ad humeros portarum XQ, xq. E regione longitudinis portarum erat pavimentum columnatum in ferius, [constituto superiore in atrio altero]. 19 Et mensus est latitudinem a facie portae inferioris ad faciem atrii interioris extrinsecus centum cubitos ad orientem. [fol. 46] 20 Et nadduxit me ad Aquilonem, et porta erat quae respiciebat ad Aquilonem in atrio exteriore. Mensus est longitudinem ejus et latitudinem ejus,
Pcr pavimentum lapide stratum significat (2 Paralip. 7, 3) et prunas (Is. 6. 6; 1 Reg. 19, 6). Et inde a specie fornacis usurpatur pro area loci fornicati. Sic in Cant. 3, 10 describendo lectum Solomonis dicuntur columnae ejus argenteae, pluteus aureus, tectum purpureum et medium hbh) Pwcr area sustrata seu intercolumnium vel porticus amoris. Sic etiam in Esther 1, 5. 6 ubi describitur atrium regium columnis marmoreis ornatum, pavimentum columnarum ubi lecta convivis strata erant, di citur hpcr. Et sic in hoc loco Ezek. Septuaginta vertunt hpcr peri/stula, quod eorum interpres latinus apud Hieronymum reddit intercolumnium, Hieronymus pavimentum inter columnas nos columnatum seu locum columnis obsitum. Et hanc interpretationem confirmat Ezek. ipse (42, 6), de columnis atriorum verba faciens. n Ita legebant Septuaginta. In Hebr. jam est tantum et ad Aquilonem: quae verba Villalpandus ad precedentem sententiam referens finxit Angelum mensurare tam lon gitudinem atrii ab Austro ad Aquilonem quam latitudinem inter portas utramque 100 cubitorum [fol. 47] et inde mirabile quid excogitavit, atrium totum in novem atriola divisum esse singula 100 cubitos longa lataque et aedificiis 50 cubitos latis ab invicem discreta. Verum ex versu 23 et 27 ubi similes mensurae repetuntur, constat Angelum solam inter portas distantiam mensurasse et verba illa et ad Aquilonem ad comma se quens pertinere. Porro dicit Propheta se quamprimum eductus est ex porta orientali m
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15 Y desde la hoja de la puerta de entrada Bb hasta la hoja del vestíbulo de la puerta interior Pp cincuenta codos. 16 Y había ventanas cerradas [con rejas] en las cámaras y en los contrafuertes de éstas EV, FT, GS, etc. dentro de la puerta por todas partes. Del mismo modo había ventanas en los vestíbulos MN, nm en el interior por todo alrededor y sobre las jambas PQ, pq había palmeras [una a un lado y otra a otro como se dice en el verso 26]. 17 Me condujo hacia el atrio exterior y he aquí que había estancias y mun pavimento con columnas construido alrededor del atrio: treinta estancias en el pavimento con columnas [diez en cada uno de los costados del atrio, cinco a un lado de la puerta y cinco al otro, excepto en el lado occidental que aún no había sido visto]. 18 Y el pavimento con columnas estaba junto a los salientes de las puertas XQ, xq. Enfrente de la longitud de las puertas estaba el pavimento con columnas de abajo [que estaba sobre el otro atrio]. 19 Después midió la anchura desde la hoja de la puerta de abajo hasta la fachada del atrio interior por fuera: cien codos hacia el Oriente. [pág. 46] 20 Me ncondujo hacia el Aquilón y la puerta era la que miraba al Aquilón en el atrio exterior. Midió la longitud de ésta y su anchura, Pcr significa pavimento cubierto de piedras (2 Crón. 7, 3) y brasas (Is. 6, 6 y 1 Re. 19, 6). Y de ahí, a partir de especie de horno, pasa a significar superficie del lugar donde se halla el horno. Así en Cant. 3, 10 al describir el lecho de Salomón se habla de sus columnas de plata, su cabecera de oro, su parte superior de púrpura y la parte central hbh) Pwcr un espacio cubierto o intercolumnio o pórtico del amor. Así también en Ester 1, 5. 6 cuando se describe el atrio real adornado con columnas de mármol, al pavimento con columnas donde se hallaban los lechos para los banquetes se le llama hpcr. Y así en este pasaje de Ezeq., Setenta traduce hpcr peri/stula, lo que el traductor latino, según Jerónimo, traduce como intercolumnio, Jerónimo como pavimento entre columnas, nosotros como encolumnado o lugar lleno de columnas. También esta interpretación la confirma el mismo Ezeq. (42, 6) al hablar de las columnas de los atrios. n Así leía Setenta. En el texto hebreo figura ya solamente y hacia el Aquilón. Villalpando, al referir estas palabras a la frase precedente, imaginó que el Ángel medía tanto la longitud del atrio desde el Austro hasta el Aquilón como la anchura entre las puertas (cien codos una y otra), [pág. 47] y de ahí que increíblemente pensara que todo el atrio estaba dividido en nueve atrios pequeños, cada uno de ellos de cien codos de largo y de ancho y que sucesivamente estaban separados por construcciones de cincuenta codos de ancho. Pero por los versos 23 y 27, donde se repiten medidas semejantes, consta que el Ángel sólo había medido la distancia entre las puertas y que aquellas palabras y hacia el Aquilón pertenecían a la frase siguiente. Pues el Profeta dice que cuando él fue llevado desde la puerta oriental hacia el atrio exterior, vio treinta estanm
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21 et thalamos ejus tres hinc et tres inde et postes ejus et vestibu lum ejus, et fuit secundum mensuram portae primae. Quinquaginta cubitorum longitudo ejus et latitudo quinque et viginti cubitorum. Et fenestrae ejus et vestibulum ejus et palmae ejus secundum mensuram portae quae respiciebat ad orientem. 22 Et per gradus septem ascendunt in eam, et vestibulum ejus erat ante eos [id est interius]. 23 Et [erat] porta atrii interioris contra [hanc] portam Aquilonis, o sicut in portis ad orientem. Et mensus est a porta ad portam centum cubitos. [fol. 47] 24 Et adduxit me ad Austrum et ecce porta respiciens ad Austrum et mensus est Pthalamos ejus et postes ejus et vestibulum ejus juxta mensuras superiores. in atrium exterius vidisse cubicula triginta supra pavimentum columnatum in atrio per circuitum. Si per atrium exterius hic intelligis cum Villalpando atriolum aliquod, numeranda essent septem atria exteriora, cum tamen Angelus ubique ponat unicum tantum. Et praererea in atrioli circuitu deberent esse 30 cubicula: quod Villalpan dus ipse agnoscit impossibile esse nisi caenacula portarum adnumerentur cubiculi; contra verba expressa Prophetae qui pavimentum cum omnibus suis triginta cubi culis ad humeros portarum et e regione longitudinis portarum collocat. Quod si igitur per atrium exterius hic non intelligamus atriolum aliquod sed atrium magnum et in ejus circuitu collocemus pavimentum columnatum cum cubiculis (sic enim collocabantur in Templo secundo) amovenda erunt omnia atriolorum obstacula ut Propheta quamprimum e porta in atrium eductus fuit cubicula undique videret et enumeraret. Sed quid disputo contra opinionem quae non nisi in verbis et ad Aqui lonem durissime expositis fundatur. Si tot fuissent atriola nonne Angelus ea pluribus prosecutus fuisset? Nonne etiam verbis clarioribus? Certe verba illa cum Villalpando interpretari non possumus nisi interpolatis aliquibus sensum expleamus hoc modo. Et [latitudinem atrii ab Austro] ad Aquilonem. Et cur non aeque expleamus eadem sic, et [adduxit me] ad Aquilonem? praesertim cum Septuaginta ita olim legerint. Et quamvis verba adduxit me jam desint in [fol. 48] Textu Heb., tamen ex locis analogis v: 24, 27, 32, 35, 48 etc. suppleri possunt et debent. Namque Angelus hic transit cum Propheta de porta ad portam et quoties fit talis transitus, dicitur, adduxit me. Quod si textui hodierno Hebraico mordicus adhaerendum esse putes perinde est. Nam textus ille sine verbis adduxit me sic vertetur Et ad Aquilonem erat etiam porta quae respiciebat viam Aquilonis in atrio exteriore etc. vel sic omisso secundo w tanquam redundante, Et ad Aquilonem erat porta quae etc. Tantum abest ut durissirnam illam nullisque fultam rationibus expositionem Villalpandi sequamur. Imo vero hanc sequi non possumus nisi forte in dimensionibus atrii Templum et altare proxime cingentis recedere velimus a proportione Mosaica et longitudinem plusquam duplam latitudi nis cum Villalpando constituere. o Pro w et, Septuaginta hic legebant k sicut. p Ita legebant Septuaginta. Et ita legitur v. 21, 29, 33, 36. 114
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21 sus tres cámaras de un lado y las tres del otro, sus jambas y su vestíbulo y fue según la medida de la primera puerta. Su longitud era de cincuenta codos y su anchura de veinticinco codos. Sus ventanas, su vestíbulo y sus palmeras eran según la medida de la puerta que miraba al Oriente. 22 Ascienden por siete escalones hacia ésta y su vestíbulo estaba ante ellos [es decir, hacia el interior]. 23 Y la puerta del atrio interior [estaba] frente a [esta] puerta del Aquilón, ocomo en las puertas del Oriente. Y midió de puerta a puerta cien codos. [pág. 47] 24 Me condujo hacia el Austro y he aquí que estaba la puerta que miraba al Austro, y midió psus cámaras, sus jambas y su vestíbulo según las medidas de arriba. cias sobre el pavimento con columnas en el contorno del atrio. Si por atrio exterior entiendes aquí con Villalpando un atrio pequeño, tendrían que haberse enumerado siete atrios exteriores, a pesar de que el Ángel pone uno solamente. Y además alrededor del atrio pequeño debería haber treinta estancias, lo cual el mismo Villalpando reconoce que es imposible a no ser que se enumeren como estancias los espacios de las puertas; contra esto están las palabras expresas del Profeta que coloca el pavimento con sus treinta estancias junto a los salientes de las puertas y enfrente de la longitud de las puertas. Porque, si por atrio exterior no entendiéramos aquí un atrio pequeño sino el atrio grande y situáramos alrededor de éste el pavimento de columnas con sus estancias (pues así se situaban en el segundo Templo), habría que remover todos los obstáculos de los atrios pequeños para que el Profeta viera y enumerara las estancias cuando fue conducido desde la puerta hacia el atrio. Pero, ¿por qué argumento contra una opinión que no se funda sino en las palabras y hacia el Aquilón interpretadas con desacierto? Si los atrios pequeños hubieran sido tantos ¿no habría el Ángel hablado de ellos en otros sitios? ¿no lo habría hecho con palabras más claras? Ciertamente no podemos interpretar aquellas palabras como Villalpando a no ser que ampliemos su sentido interpolando algunas palabras de este modo: Y [la anchura del atrio desde el Austro] hasta el Aquilón. Y ¿por qué no las ampliamos igualmente así: y [me condujo] hacia el Aquilón?, sobre todo porque así leyó antiguamente Setenta. Y aunque las palabras me condujo faltaban ya en el texto hebreo, [pág. 48] sin embargo pueden y deben suplirse a partir de otros lugares análogos (cf. 24, 27, 32, 35, 48, etc.). Pues el Ángel aquí pasa con el Profeta de una puerta a otra y cuantas veces hace el paso dice: me condujo. Sucede igual si piensas obstinadamente que hay que seguir el texto hebreo de hoy, pues este texto sin las palabras me condujo se traducirá así: Y hacia el Aquilón estaba también la puerta que miraba hacia la dirección del Aquilón en el atrio exterior, etc., o bien, omitiendo el segundo como redundante: y hacia el Aquilón estaba la puerta que, etc. Hasta tal punto no conviene que sigamos aquella exposición de Villalpando tan desacertada y carente de razones. E igualmente no podemos seguirla a menos que queramos alejarnos de la proporción mosaica en las dimensiones del atrio que rodea inmediatamente el templo y el altar estableciendo con Villalpando una longitud superior al doble de la anchura. o En lugar de w y, Setenta leía aquí k como. p Así leía Setenta y así se lee en los versículos 21, 29, 33, 36. 114
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25 Et fenestrae erant ei er vestibulo ejus in circuitu sicut fenestrae istae. Quinquaginta cubitorum [erat] longitudo [ejus] et latirudo quin que et viginti cubitorum. 26 Et gradus septem erant gradus ejus er vestibulum ejus ante eos, et palmae ei una hinc et una inde in poste ejus. 27 Et [e regione erat] porta atrii interioris respiciens ad Austrum. Et mensus est a porta [atrii exterioris] ad portam [illam] australem cen rum cubitos. [fo1. 48] 28 Et introduxit me in atrium interius in portam Au stri et mensus est portam Austri secundum mensuras easdem. 29 Et thalamos ejus et postes ejus et vestibulum ejus. Et fenestrae erant ei et vestibulis ejus undique. Quinquaginta cubitorum longitudo ejus et latitudo viginti quinque cubitorum. 30q Et vestibula circum circa VvtT et SsrR longitudinis viginti quinque cubitorum et latitudinis quinque cubitorum. 31 Et vesribulum ejus erat versus atrium exterius, et palmae erant in postibus ejus. Et gradus octo erant gradus ejus. 32 Et introduxit me in ratrium interius versus Orientem et men sus est portam [orientalem] secundum mensuras easdem, 33 et thalamos ejus et postes ejus et vesribulum ejus secundum mensuras istas. Et fenestrae erant ei et vestibuli ejus undique. Longitudo [ejus] quinquaginta cubitorum et latitudo quinque et viginti cubito rum. 34 Et vestibulum ejus erat versus atrium exterius et palmae erant in postibus ejus hinc et inde. [fo1. 49] 35 Et introduxit me in portam Aquilonis et mensus est [eam] 36 secundum mensuras superiores, thalamos ejus et postes ejus et ve stibulum ejus, et fenestrae erant sei et vestibulis ejus circum circa. Longitu do ejus quinquaginta cubitorum et latitudo quinque et viginti cubitorum. 37 Et tvestibulum ejus erat versus atrium exterius et palmae erant in postibus ejus hinc et inde. Et octo gradus erant gradus ejus. q Versus 30 deest in Septuaginta edito Rom., legitur tamen in edito Aldina et MS Alexandr. et versione Arabica, consentientibus textu Hebr. cum versionibus ejus Syr. et Chald. r Septuaginta legunt portam loco atrii idque rectius, cum Propheta jam ante ad atrium interius adductum fuit. s Ita Septuaginta et latinus, loeis etiam analogis v. 22, 25, 29, 33 lectionem confir mantibus. t In Hehraeo jam legitur wly)w et postis ejus. At Septuaginta et Hieronymus olim legebant wmly)w vestibulum ejus. Et recte, ut ex locis analogis V. 31, et 34 nec non v. 9, 22 et 26, manifesturn est.
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25 Ésta tenia ventanas y su vestíbulo las tenía alrededor como aquellas ventanas. [Su] longitud [era] de cincuenta codos y la anchura de veinticinco codos. 26 Sus escalones eran siete y su vestíbulo estaba delante de éstos y tenía palmeras una a un lado y otra a otro en sus jambas. 27 Y [enfrente estaba] la puerta del atrio interior que miraba al Austro. Y midió cien codos desde la puerta [del atrio exterior] hasta [aquella] puerta austral. [pág. 48] 28 Y me introdujo hacia el atrio interior, hacia la puerta del Austro, y midió la puerta del Austro según las mismas medidas. 29 y sus cámaras, sus jambas y su vestíbulo. Ésta y sus vestíbulos. tenían ventanas por todas partes. Cincuenta codos de largo y veinticinco codos de ancho. 30q y había vestíbulos alrededor VvtT y SsrR de veinticinco codos de longitud y cinco codos de anchura. 31 Su vestíbulo estaba mirando al atrio exterior y había palmeras en sus jambas. Y sus escalones eran ocho. 32 y me llevó hacia rel atrio interior, hacia el Oriente y midió la puerta [oriental] según las mismas medidas, 33 y sus cámaras, sus jambas y su vestíbulo según estas medidas. Ésta y su vestíbulo tenían ventanas por todas partes. La longitud [de ésta] era de cincuenta codos y la anchura de veinticinco codos. 34 y su vestíbulo daba hacia el atrio exterior y había palmeras en sus jambas a un lado y otro. [pág. 49] 35 Y me introdujo hacia la puerta del Aquilón y [la] midió 36��������������������������������������������������������������� �������������������������������������������������������������� según las medidas de arriba, sus cámaras, sus jambas y su ves tíbulo y sésta tenía ventanas y sus vestíbulos toda alrededor. La longitud de ésta era de cincuenta codos y su anchura de veinticinco codos. 37 y tsu vestíbulo miraba hacia el atrio exterior y había palmeras en sus jambas a un lado y otro. Y eran ocho los escalones de ésta. q El verso 30 falta en Setenta en la edición romana, se lee sin embargo en la edición aldina, en el manuscrito alejandrino. y en la versión árabe siguiendo el texto hebreo con sus versiones siriaca y caldea. r Setenta lee puerta en lugar de atrio más correctamente, pues el Profeta ya había sido llevado al atrio antes. s Así Setenta y el traductor latino, también en los lugares análogos (versículos 22, 25, 29, 33) que confirman la lectura. t En el texto hebreo ya se lee wly)w y sus jambas. Pero Setenta y Jerónimo leían antiguamente wmly)w su vestíbulo correctamente, como se aclara en los lugares análo gos (versículos 31 y 34 y, además, 9, 22 y 26).
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38 Et cubiculum [erat vestibulo utrinque fenestris supra descriptis illuminatum] Z, z, et ostium ejus Y, y erat in postibus portarum KL, kl. Ibi lavabunt holocaustum. 39 Et in vestibulo portae duae mensae hinc aa et duae mensae inde bb ut ad eas mactetur holocaustum et sacrificium pro peccato et sacrificium pro delicto. 40 Et ad latus [vestibuli] extra gradum [summum qui est] ad ostium portae Aquilonis erant duae mensae gg et ad latus alterum vesti buli portae duae mensae dd. 41 Quatuor mensae hinc et quatuor mensae inde ad latus portae, octo mensae super quas mactabunt [sacrificia]. 42 Et quatuor mensae ad holocaustum erant de lapidibus dolatis longitudinis cubiti unius et dimidii et latitudinis cubiti unius et dimidii, et altitudinis cubiti unius, super quas etiam ponent vasa in quibus mac tabunt holocaustum et sacrificium. 43 Et vuncini [longitudine] palmi unius dispositi erant [in vesti bulo] intrinsecus per circuitum [ad suspendendas carnes,] et super men sas [etiam erant] carnes oblationis. 44 Et extra portam interiorem [ad latus occidentale erant] xexe drae yPrincipum [curiarum Sacerdotum] in atrio interiore [utrinque. Item] zuna [multorum cubiculorum exedra] ad latus [orientale] portae Aquilonis, et facies eorum versus Austrum et una ad latus [orientale] portae aAustri, [et] facies versus Aquilonem. 45 Et dixit ad me, haec exedra cuius facies est versus Austrum, Sacerdotum erit custodientium custodiam [fol. 50] Templi. v x
[fol. 49] Ita Jonathan in Targ. interpretatur vocem Mytp# hk#l exedra saepe cubiculum significat. Hic et in sequentibus intellige aedi
ficium multorum cubiculorum, perinde ut, Josephus, aedificium totum inter binas portas exedram vocat. y Myr# aliquando cantores saepissime Principes significat. Cantoribus concedendae non sunt exedrae dignissimae in atrio Sacerdotum. Nos cum Syro Principes vertimus; eo quod in Templo Solomonis erat exedra Principum (Jer. 35, 4) et exedra vel cubi culum Gamariae Principis in atrio superiore (Jer. 36, 10. 12). z [fol. 50] In Hebr. jam est r#) quae, at Septuaginta legebant dx) una, conspi rante sensu. a In Hebr. jam legitur Mydqh Orientis: verum Septuaginta legebant Myrdh Austri, eademque recurrit lectio in commate sequente tam in Hebr. quam in versionibus sed et oppositio inter portas Austri et Aquilonis de quibus hic agitur lectionem illam confirmat. 116
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38 Y [el vestíbulo tenía] una estancia [iluminada por todas partes por las ventanas arriba descritas], Z, z, y su entrada, Y, y, estaba en los contrafuertes de las puertas KL, kl. Allí lavarían el holocausto. 39 y en el vestíbulo de la puerta había dos mesas a un lado aa y dos mesas al otro bb para inmolar junto a ellas el holocausto y el sacrificio por el pecado y por el delito. 40 Y hacia el lado [del vestíbulo], más allá del escalón [más alto que está] a la entrada de la puerta del Aquilón, había dos mesas gg y al otro lado del vestíbulo de la puerta había dos mesas dd. 41 Junto a la puerta había cuatro mesas a un lado y cuatro mesas al otro, ocho mesas, sobre las cuales inmolarían [los sacrificios]. 42 Y las cuatro mesas para el holocausto eran de piedras talladas de un codo y medio de longitud, de un codo y medio de ancho y de una altura de un codo, sobre las cuales ponían los utensilios en los que inmolarían el holocausto y el sacrificio. 43 Y había vgarfios [para colgar la carne] de un palmo [de longitud] colocados en el vestíbulo por fuera alrededor y sobre las mesas [también estaba] la carne de la oblación. 44 Y fuera de la puerta interior [al lado occidental] estaban las x salas de ylos Príncipes [de las curias de los Sacerdotes] en el atrio interior [a ambos lados. Además,] zuna [sala de muchas estancias] estaba al lado oriental de la puerta del Aquilón; la fachada de éstas daba al Austro, la otra al lado [oriental] de la puerta del aAustro [y] su fachada hacia el Aquilón. 45 y me dijo: Esta zsala, cuya fachada da al Austro, será de los Sacerdotes que hacen la guardia [pág. 50] del Templo. [pág. 49] Así interpreta Jonatán en el Targum la palabra Mytp#. hk#l significa frecuentemente sala, estancia. Aquí y en los siguientes lugares, debes entender construcción de muchas estancias, del mismo modo que Josefo llama sala a toda la construcción que había entre las dos puertas. y Myr# antiguamente cantores significa frecuentemente Príncipes. A los cantores no se les debía asignar unas salas tan nobles en el atrio de los Sacerdotes. Nosotros con la versión siríaca traducimos Príncipes porque en el Templo de Salomón había una sala de los Príncipes (Jer. 35, 4) y la sala o estancia del Príncipe Gamarías en el atrio de arriba (Jer. 36, 10. 12). z [pág. 50] En el texto hebreo ya está escrito r#) la cual, pero Setenta leía dx) una, de acuerdo con el sentido. a En el texto hebreo ya se lee Mydqh del oriente, pero Setenta leía Myrdh del Austro y esta misma lectura se encuentra en el siguiente período, tanto en el texto hebreo como en las versiones, y además la oposición entre las puertas del Austro y del Aquilón, de las cuales se trata aquí, confirma la lectura. v x
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46 Et exedra cuius facies est versus Aquilonem Sacerdotum erit custodientium 21custodiam altaris. Isti sunt filii Sadoc qui accedunt de filiis Levi ad Dominum ut ministrent ei. 47 Et mensus est atrium [interius] longitudine centum cubito rum et latitudine centum cubitorum, quadratum; et altare ante faciem Templi. 48 Et introduxit me in vestibulum Templi et mensus est postem [utramque] vestibuli quinque cubitis hinc et quinque cubitis inde et latitudinem portae trium cubitorum hinc et trium cubitorum inde. 49 Et longitudinem vestibuli viginti cubitorum et latitudinem b undecim cubitorum et in gradibus cdecem ascendent ad illud. Et co lumnae [aeneae] erant ad postes, una hinc et una inde. Cap. 41, 1 Et introduxit me in Templum et mensus est postes. Sex cubitorum latitudo hinc et sex cubitorum latitudo inde erat latitudo d postis et latitudo ostii decem erat cubitorum. 2 Et humeri ostii [ad usque latere Templi] quinque cubitorum hinc et quinque cubitorum inde. Et mensus est longitudinem ejus qua draginta cubitis et latitudinem viginti cubitis. 3 Et ingressus est intrinsecus et mensus est postem ostii duobus cubitis et ostium sex cubitis et ehumerum ostii septem cubitis fhinc et septem cubitis inde. 4 Et mensus est longitudinem ejus viginti cubitis et latitudinem viginti cubitis ad facies [fol. 51] [seu parietes] Templi. Et dixit ad me, Hoc est sanctum sanctorum. b Septuaginta legunt duodecim. De situ vestibuli disputari potest; nimirum utrum longitudo ejus collocanda sit secundum latitudinem Templi, ut in 1 Reg. 6, 3, affir mari primo intuitu videatur? Verum frontes aedificiorum latiores esse debent quam vestibula et minus ostium vestibuli quam Templi arguit angustiorem murum anti cum vestibuli quam Templi, vestibulum item situ a nobis descripto melius respondet figuris portarum trium in reliquis tribus lateribus atrii interioris, et una cum colum nis aeneis complet longitudinem Templi centum cubitorum ut oportet. c Vulg. r#) quibus Septuaginta r#( decem, conspirante sensu Theodotio. The odotio et Aquila juxta secundam aeditionem (referente Hieronymo) legebant hr#( yt#( undecim. d Vulg. lh)h tentorium. Septuaginta ly)h postem, et sensus id postulat. e Vulg. bxrw et latitudinem. Septuaginta ptkw sensu meliore et cum analogis mensuris in v. 2 conspirante. f Ita olim legebant Septuaginta, conspirante sensu. 21
En el manuscrito aparece custoriam, seguramente por error. 117
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46 Y la sala cuya fachada da hacia el Aquilón será de los Sacerdotes que hacen la guardia del altar. Estos son los hijos de Sadoc que llegan de entre los hijos de Leví hasta el Señor para servirlo. 47 Y midió el atrio [interior] cuadrado de una longitud de cien codos y una anchura de cien codos; y el altar de delante de la fachada del Templo. 48 Y me introdujo hacia el vestíbulo del Templo y midió los contrafuertes [uno y otro] del vestíbulo, cinco codos de un lado y cinco codos del otro, y la anchura de la puerta, tres codos de un lado y tres codos del otro. 49 Y la longitud del vestíbulo era de veinte codos, su anchura de b once y se ascendía a él por cdiez gradas. Y había columnas de bronce junto a los contrafuertes a uno y otro lado. Cap. 41, 1 Me introdujo en el Templo y midió los contrafuertes. Seis codos de anchura de un lado y seis codos de anchura del otro era la ánchura del dcontrafuerte y la anchura de la entrada era de diez codos. 2 Y el saliente de la entrada [hasta el lateral del Templo] era de cinco codos a un lado y cinco codos al otro. Y midió su longitud, cuarenta codos, y su anchura, veinte codos. 3 Entró dentro y midió el contrafuerte de la entrada, dos codos, la entrada seis codos y el e saliente de la entrada, siete codos fde un lado y siete del otro. 4 Y midió su longitud, veinte codos, y su anchura, veinte codos, hasta la fachada [pág. 51] [o paredes] del Templo. Y me dijo: «Esto es el Santo de los Santos.» Setenta lee doce. Sobre la situación del vestíbulo puede discutirse. ¿Quizá hay que situar la longitud de éste según la anchura del Templo, como parece a primera vista que se afirma en 1 Re. 6, 3? Pero las fachadas de los edificios deben ser más anchas que los vestíbulos, y el hecho de que la puerta del vestíbulo sea menor que la del Templo confirma que el antiguo muro del vestíbulo era más estrecho que el del Templo, y lo mismo que el vestíbulo, en el lugar descrito por nosotros, responde mejor a las imágenes de los tres pórticos en los tres lados restantes del atrio interior y, junto con las columnas de bronce, completa la longitud del templo de cien codos, como conviene. c Vulg. traduce para r#) por las que, Setenta lee r#( diez, coincidiendo este sentido con Teodoción. Teodoción y Aquila en una segunda edición, según dice Jerónimo, leían hr#( yt#( once. d Vulg. lh)h la tienda, Setenta ly)h el contrafuerte, esto es lo que pide el sentido. e Vulg. bxrw y la anchura. Setenta interpreta ptkw con un sentido mejor y con medidas análogas en consonancia con el verso 2. f Así leía Setenta de acuerdo con el sentido. b
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5 Et mensus est parietem Domus sex cubitorum [latitudinis] et [ulteriorem] latitudinem [gazophylacii] lateralis quatuor cubitorum undique per circuitum Domus. 6 Et gazophylacia lateralia, gazophylacium supra gazophylacium erant gtres et [in longitudinem] triginta duabus vicibus [ita ut omnium numerus sit nonaginta bis]. Et hprominentiae erant in pariete Domus ad gazophylacia undique ut illa [incumbendo] continerentur, sed non tenebantur in pariete Domus [ingrediente contignatione.] 7 Et platea erat sive ambitus [latus quo calcari posset] superius et adhuc superius ad thalamos. Nam ambitus Domus erat unus supra alium circum domum undique. Idcirco erat latitudo [calcabilis seu re tractio] ad domum superius. Et sic de inferioribus ascendebatur ad su periora per medium. 8 Et vidi in kloco altissimo undique fundamenta gazophylaciorum lateralium plenae mensurae calami sex cubitorum usque ad alam [illam seu prominentiam calcabilem parietis. Et mediorum gazophylaciorum media erat latitudo cubitorum quinque, adeoque retractiones erant cubitales, quae additae ulterioribus illis latitudinibus efficiunt totam latitudinem internam infimi gazophylacii cubitorum quinque, medii cubitorum sex et supremi cubitorum septem: omnino ut in Templo So lomonis describitur (1 Reg. 6, 6)]. 9 lEt latitudo [fol. 52] parietis gazophylaciorum forinsecus erat quinque cubito rum. Et spatium relictum erat minter lateralia [gazophylacia] quae juxta g In Hebr. erant tria et triginta [fol. 51] Myim( f p j f (sic enim vox punctanda est) dua bus vicibus. Et perinde Septuaginta vertunt tria/konta tri\j di/j triginta ter dupliciter id est triginta secundum longitudinem, ter secundum altitudinem, dupliciter secundum latitudinem. Sed verborum ordinem male tamen ei verterunt, nam tri/j vel (ut aliqua exemplaria habent) tri/a pertinet ad praecedentia verba gazophylacium supra gazophy lacium, triplexque tabulatum significat ut etiam manifestum est ex sequentibus v. 16. h Hebr. venientia, id est quae de muro prominendo propius et adhuc propius accedunt. Expresione contraria sed eodem sensu Latini recedentia seu recessus mu rorum vocant retractiones. k Hebr. in loco altitudinis id est altissimo. l In Hebr. jam deest w et: sed legebant Septuaginta, Latinus, et Jonathan. m twk#lh Nybw tybl r#) tw(lc tyb. Loco tyb lege Nyb cum Septuaginta qui verba vertunt a)name/son twªn plerwªn touª oi)\kou kai\ a)name/son twªn e)cedrwªn inter latera
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5 Y midió la pared de la Casa, seis codos [de ancho] y [la restante] anchura [del aposento] lateral, cuatro codos por todas partes alrededor de la Casa. 6 Y los aposentos laterales, que estaban superpuestos, eran gtres y [a lo largo] había treinta por dos veces [de manera que el número total era de noventa por dos veces]. Y había unos hsalientes en el muro del edificio hasta los aposentos por todas partes de manera que aquellos estaban unidos apoyándose en él, pero no se embutían en el muro del edificio [al entrar el suelo]. 7 Y había un espacio o ámbito [lugar por donde se podía andar] mayor a medida que se subía hasta las cámaras. Había, pues, un espacio superpuesto alrededor del edificio por todas partes. Por esta razón había una anchura [por la que se podía andar o entrante del muro] junto a la Casa en la parte de arriba. Y así se subía desde la parte baja hasta la alta por el piso medio. 8 Y vi en un lugar kaltísimo por todas partes las bases de los aposentos laterales que medían una caña entera de seis codos hasta el ala [aquella o saliente de la pared por donde se podía andar. La anchura media de los aposentos centrales era de cinco codos, y, además, era de un codo la disminución del muro que, añadida a aquellas anchuras anteriormente dichas, dan una anchura total interior de cinco codos para el aposento más bajo, de seis codos para el del centro y de siete codos para el más ancho, todo según se describe en el Templo de Salomón (1 Re. 6, 6)]. 9 lY la anchura [pág. 52] de la pared de los aposentos por fuera era de cinco codos. Y el espacio restante estaba mentre [los aposentos] laterales que En el texto hebreo eran treinta y tres [pág. 51] en dos veces (pues así hay que puntuar la palabra Myimf(jpf). Y a partir de ahí Setenta traduce tria/konta tri\j di/j treinta tres veces por dos veces, es decir, treinta según la longitud, tres veces según la altura, dos veces según la anchura. Pero esta traducción, sin embargo, interpreta mal el orden de palabras pues tri/j o (como tienen algunos ejemplares) tri/a penenece a las palabras precedentes los aposentos que estaban superpuestos y significa triple piso, como está claro también en el v.16. h En el texto hebreo lo que llegaba, es decir, lo que al sobresalir desde el muro llegaba cada vez más cerca. Con expresión contraria pero con el mismo sentido, los latinos llaman entrantes a los retrocesos o disminución de los muros. k En el texto hebreo en un lugar de mucha altura, es decir, altísimo. l En el texto hebreo ya falta w y, pero se lee en Setenta, la versión latina y Jonatán. m twk#lh Nybw tybl r#) tw(lc tyb. En lugar de tyb lee Nyb con Setenta que traduce a)name/son twªn plerwªn touª oi)\kou kai\ a)name/son twªn e)cedrwªn entre los laterales, g
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domum [ex una parte] et gazophylacia [altera latetibus Domus remota ex alteta parte.] 10 nEt latitudo erat viginti cubitotum circuitu Domus undique. 11 Et ostia gazophylaciorum erant versus spatium relictum ostium unum vetsus Aquilonem et ostium aliud versus Austrum. Et latitudo spatii relicti erat quinque cubitotum per circuitum.
inter latera quae juxta domum et inter exedras id est inter latera et exedras. Hebraei eam id exprimunt per duplex inter quod nos per simples. Porro notanda est hic distintio inter cubicula sita ad utramque partero spatii relicti: Haec [fol. 52] dicuntur xw(lc latera seu cubicula lateralia, illa xwk#l exedrae seu cubicula simpliciter: haec juxta domum esse dicuntur, illa non item: id adeo ut clare intelligas Templum duplici ordine gazophylaciorum in singulis tabulatis cingi, uno proximo, altero remotiore in quorum medio est ambulacrum seu paradromis hic dicta spatium relictum. Diversa nomina diversique situs diversos cubiculorum ordines plane demonstrant. n Vocem Et legebant hic Septuaginta secundum MS Alexandrinum et versionem Arabicam. Porro latitudo viginti cubitorum non erat latitudo spatii relicti spatiive inter cubicula (ut aliqui somniarunt) nam spatium istud postea dicitur latum quin que cubitos. Sed usque latitudo erat loci separati intercedentis aedificium laterale et cubicula Sacerdotum ubi sacrificia comeduntur. Nam de cubiculis istis nondum agitur; incipit eorum descriptio postea cap. 42 et (fol. 53] praeterea si de 100 cubitis latitudinis atrii inter cubicula ista detrahantur 70 cubiti latitudinis Templi et aedi ficii lateralis conjunctim (Ezek. 41, 12, 14, 15) relinquentur 30 cubiti, quindecim hinc et quindecim illinc latitudo loci separati quae igitur non est viginti cubito rum. Sed quo tandem spectent illi viginti cubiti? Dicam. Scribit Propheta cubicula illa Sacerdotum stetisse contra viginti cubitos atrii interioris et contra pavimentum columnatum atrii exterioris, cap. 42, 2. 3, adeoque ut pavimentum columnatum ex una parte designat porticum atrii exterioris e regione sic viginti cubiti ex altera parte designant aedificium atrii interioris e regione, suntque propterea illius mensura pura secundum latitudinem. Id quod constat etiam ex computo. Nam si de tota latitu dine praefata cubitorum septuaginta subducatur latitudo Templi viginti cubitorum et latitudo parietis ejus quinque cubitorum hinc et quinque cubitorum inde, usque ad primam retractionem, restabunt quadraginta cubid, viginti hinc et viginti inde latitudo aedificii Templo adjacentis in circuitu. Vel sic: latitudo cubiculi lateralis est quinque cubitorum ut supra. Ea spatii relicti est quinque cubitorum (Ezek. 41, 11) Ea cubiculi exterioris quanta interioris et ea muri externi etiam quinque cubitorum (Ezek. 41, 9. 12) hoc est totum viginti cubitorum ut supra. Quae omnia fusius expli cui ut versionum quarundam erroribus occurrerem quibus recitandis non inmoror. Denique nomine viginti cubitorum designabatur hoc idem aedificium stante Templo Solomonis. Aedificavit Solomon viginti cubitos [id est aedificium viginti cubitorum] ad latera Domus costis cedrinis a pavimento usque ad tectum (1 Reg. 6, 16).
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estaban junto a la Casa [por un lado] y [los otros] aposentos [más aleja dos en los laterales de la Casa, por otro lado]. 10 ny la anchura era de veinte codos alrededor de la Casa por todas partes. 11������������������������������������������������������������������ ����������������������������������������������������������������� y las entradas de los aposentos estaban orientadas hacia el espa cio que quedaba, una entrada hacia el Aquilón y la otra entrada hacia el Austro. Y la anchura del espacio que quedaba era de cinco codos en círculo.
junto a la Casa y entre las salas, es decir, entre los laterales y las salas. Los hebreos expresan la palabra entre dos veces, nosotros una vez. De nuevo hay que notar aquí la distinción entre las estancias situadas a uno y otro lado del espacio restante. A unos [pág. 52] se les llama xw(lc laterales o estancias laterales, a otros xwk#l salas o estancias sencillamente. Se dice que éstos están junto a la Casa; aquéllos, no. Esto es para que claramente entiendas que el templo estaba rodeado por dos tipos de aposentos en cada uno de los pisos, uno más cercano, el otro más alejado, en medio de los cuales estaba el pasillo o corredor, que aquí se llama el espacio restante. Los nombres diversos y los lugares diferentes muestran evidentemente que los pisos de las estancias eran diversos. n La palabra Y la leía aquí Setenta según el manuscrito alejandrino y la versión árabe. De nuevo la anchura de veinte codos no era la anchura del espacio restante o del espacio que había entre las estancias (como algunos imaginaron), pues se dice después que este espacio era de cinco codos de ancho. Pero aquí la anchura era la del lugar apartado que separa el edificio lateral y las estancias de los Sacerdotes donde se consumen los sacrificios. Así pues. aún no se habla de estas estancias; comienza la descripción de éstas después del capítulo 42 y, [pág. 53] además, si de los cien codos de anchura del atrio que estaba entre estas estancias se quitaran setenta codos de la anchura del Templo y del edificio lateral conjuntamente (Ezeq. 41, 12. 14. 15), quedarían treinta codos, quince de un lado y quince del otro, como la anchura del lugar separado, que consiguientemente no es de veinte codos. Pero, ¿a qué se refieren entonces aquellos veinte codos? Lo diré. Escribe el Profeta que aquellas estancias de los Sacerdotes estaban situadas frente a los veinte codos del atrio interior y frente al pavimento de columnas del atrio exterior, (42, 2. 3), y como el pavimento de colum nas delimita, por una parte, el pórtico de enfrente del atrio exterior, así los veinte codos. por otra parte, delimitan el edificio de enfrente del atrio interior y son, por tanto, la medida correcta de aquél según la anchura. Esto consta también al hacer el cómputo. Pues si de toda la anchura anteriormente dicha de setenta codos se sustrae la anchura del Templo de veinte codos y la anchura de su pared de cinco codos de un lado y cinco codos del otro, hasta la primera reducción, quedarán cuarenta codos, veinte de un lado y veinte del otro como la anchura en perímetro del edificio adya cente al Templo. O de esta manera: la anchura de la estancia lateral es de cinco codos, como arriba se dijo. La del espacio restante es de cinco codos (Ezeq. 41, 11). La de la estancia exterior como la del interior y la del muro externo también de cinco codos (Ezeq. 41, 9. 12), es decir, en total veinte codos, como dije arriba. Expliqué todas estas cosas bastante ampliamente para salir al paso de los errores de algunas versiones que no me detengo en contar. Finalmente, con las palabras veinte codos se designaba el edificio mismo mientras subsistió el Templo de Salomón. Edificó Salomón veinte codos [es decir, un edificio de veinte codos] al lado de la Casa con planchas de cedro desde el pavimento hasta el techo (1 Re. 6, 16). 119
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12 Et aedificium [jam desctiptum] quod [externa sua facie] erat ante locum separatum, [situm] ad plagam Occidentis latum erat cubitos septuaginta. Et paries aedificii erat quinque cubitos latus pet circuitum, et longitudo ejus nonaginta cubitorum. 13 Et mensus est domum longitudine centum cubitotum [gazo phylaciis exclusis et inclusis columnis aeneis] et locum separatum et aedificium et parietem eotum [conjunctim] longitudine centum cubi torum, 14 et latitudinem faciei Domus et loci separati [hinc inde] versus Orientem [conjunctim] centum cubitorum. 15 Et mensus est longitudinem aedificii ante locum separatum [occidentalem] qui etat ad posticam partem ejus et °paradromides ejus hinc et inde centum cubitorum. 16 Et Templum intus et vestibula attii [et] limina et fenestrae obli quae et paradromides [inter gazophylacia lateralia] in circuitu [Tem pli] pet tres [gazophylaciotum] ordines coram [gazophylacii cujusque] limen [hinc inde] strata erant ligno undique. Et psolum [Templi] et a solo usque ad fenestras et fenestras [erant ligno] obtectae. [fo1. 53] 17 Et usque ad [regionem] supra ostium, et usque ad domum [omnem] interiorem et forinsecus [ad cubicula lateralia] et per omnem parietem in circuitu intrinsecus et forinsecus erant vesturae [ex ligno.] 18 Et fabrefacta Cherubin et Palmae. Et Palma inter Cherub et Cherub, et [omnis] Cherub habebat duas facies, 19 faciem hominis juxta palman ex una parte et faciem leonis juxta palman ex altera parte expressam per omnen domum undique. 20 De terra usque ad [regionem] supra ostium Cherubin et Pal mae celatae qin pariete Templi.
qyt) ambulacrum aedificio avulsum et adjunctum significat, et hic dicitur de a mbulacro in circuitu Templi cubiti 15 lato quod alias locus separatus appellatur et versu sequente de ambulacris imer cubicula in tribus constructa tabulatis [fol. 54] in circuitu Templi, et cap. 42, 3. 5 de ambulacris in retractionibus parietum ad singula tabulata cubiculorum Sacerdotum. p Ita Septuaginta. q In exemplari Hieronymi legebatur dyqb in pariete et lbyxx Templum semel tantum occurrebat. o
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12 Y el edificio [ya descrito] que [en su fachada externa] estaba delante del lugar separado, [situado] en la zona del Occidente, era de setenta codos de ancho. La pared del edificio era de cinco codos de ancho alrededor y su longitud de noventa codos. 13 Y midió la longitud de la Casa en cien codos [excluidos los aposentos, incluidas las columnas de bronce]. Y el lugar separado, el edificio y sus paredes [conjuntamente] los midió con una longitud de cien codos, 14 la anchura de la fachada de la Casa y del lugar separado [a un lado y otro] hacia el Oriente [en conjunto], cien codos. 15 y midió la longitud del edificio de delante del lugar separado [occidental], que estaba junto a la parte trasera de éste, y sus ogalerías a uno y otro lado, cien codos. 16 El Templo por dentro, los vestíbulos del atrio [y] los umbrales y las ventanas oblicuas así como las galerías [que habla entre los aposentos laterales] alrededor [del Templo] en los tres pisos [de aposentos], frente al umbral de cada aposento [de uno y otro lado] estaban recubiertos de madera por todas partes. El psuelo del [Templo] y desde el suelo hasta las ventanas, incluidas las ventanas, [estaban] cubiertos [de madera]. [pág. 53]��������������������������������������������������������� �������������������������������������������������������� 17������������������������������������������������������ ����������������������������������������������������� Y hasta [la zona] que estaba sobre la entrada, y tam bién hasta la Casa [toda], por dentro y por fuera [hasta las estancias laterales], y por toda la pared de alrededor, por dentro y por fuera, había revestimientos [de madera]. 18 Como decoración había querubines y palmeras. Una palmera entre querubín y querubín, y todos los querubines tenían dos caras, 19 una cara de hombre junto a la palmera por un lado y una cara de león junto a la palmera por el otro lado, grabadas por toda la Casa. 20 Desde el suelo hasta [la zona] que estaba sobre la entrada había querubines y palmeras grabados 'en la pared del Templo. qyt) significa galería quitada al edificio y anexa a él y aquí se dice de la galería que había alrededor del Templo de quince codos de ancho, a la que en otras partes se le llama lugar separado; en el versículo siguiente de los pasillos que había entre las estancias construidas en tres pisos [pág.54] alrededor del Templo y en el cap. 42, 3. 5 de los pasillos que había en los entrantes de las paredes junto a cada uno de los pisos de las estancias de los Sacerdotes. p Así lo dice Setenta. q En la obra de Jerónimo se leía dyqb en la pared y lbyxx el Templo se decía una sola vez. o
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21 Et Templi postes quadrati erant. Et ante Adytum species erat [Cherubin et palmarum et postium quadratorum] sicut species [ante sanctum.] 22 Altare ligneum [erat] trium cubitorum altitudinis et longitudo ejus duorum cubitorum et latitudo duorum cubitorum et cornua erant ei. Et rbasis ejus et parietes ejus erant lignea. Et locutus est ad me, Haec est mensa coram Domino. [fol. 54] 23 Et duo ostia erant in Templo et [duo] in adyto [sunum ex una parte parietis, alterum ex altera.] 24 Et duae erant valvae ostiis duobus vertibilibus, valvae duae ostio uni [haec ad dextram illa ad sinistram] et duae valvae alteri. 25 Et caelata erant in ipsis, in ostiis [inquam] Templi Cherubim et palmae, sicut caelata erant in parietibus. Et ttrabes erant ligni in fronte vestibuli forinsecus [tabulatum cum frontispicio componentes colum nis aeneis impositum.] 26 Et erant fenestrae [cancellis] clausae et palmae hinc et illinc ad latera vestibuli et [ad] gazophylacia lateralia Domus et [ad] trabes. Cap. 42, 1 Tunc eduxit me ad atrium exterius per viam ducentem ad Aquilonem, et introduxit me ad vcubicula quindecim quae erant e regione loci separati et e regione aedificii [lateralis] Aquilonem versus. 2 Ante faciem x[eorum] longitudo erat cubitorum centum ostiis ad Aquilonem spectantibus. Et latitudo [loci totius erat] quinquaginta cubitorum. 3 Contra viginti [cubitos] qui in atrio interiore et contra pavi mentum columnatum quod in atrio exteriore erat paradromis e regione paradromidis in triplici [tabulato.]
r Hebr.: wkr) longitudo ejus. Septuaginta: wnd) basis seu stylobates ejus: cum con spirante sensu. s Talia erant ostia etiam in Templo secundo ut describunt Talmudici. t Trabes etiam erant in vestibulo Templi secundi sed ob defectum columnatum aliter dispositae quarum descriptionem vide apud Talmudicos. vx Ita Septuaginta secundum MS Alexandrinum et versionem Arabicam. Quod si cum Heb. vulg. legas hk#lh exedram, per exedram totum cubiculorum aedificium centum cubitis longum intellige.
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21 Las jambas del Templo eran cuadradas. Y delante de la parte más interior había una especie de figuras [de querubines, palmeras y jambas cuadradas delante del Santo]. 22 Había un altar de madera de tres codos de altura, su longitud era de dos codos, su anchura de dos codos y tenía unos salientes. Su rbase y sus paredes eran de madera. Me habló diciendo: «Esta es la mesa que está delante del Señor.» [pág. 54] 23 Había dos entradas en el Templo y dos en la parte más interior [suna a un lado de la pared, la otra al otro]. 24 Dos eran las hojas de las puertas con batientes movibles, dos hojas en una puerta [la de la derecha y la de la izquierda] y dos en la otra. 25 Y estaban grabadas en ellas, en las puertas [repito] del Templo, querubines y palmeras, lo mismo que estaban grabadas en las paredes. Había unas tvigas de madera en la fachada del vestíbulo por fuera [que formaban un artesonado con frontispicio situado sobre las columnas de bronce]. 26 Y había ventanas [con rejas] cerradas y palmeras a un lado y otro en los laterales del vestíbulo, en los aposentos laterales de la Casa y en las vigas. Cap. 42, 1 Entonces me condujo al atrio exterior por el camino que da al Aquilón y me entró en las quince vestancias que estaban enfrente del lugar apartado y enfrente del edificio [lateral] que da al Aquilón. 2 La longitud de delante de la fachada x[de éstas] era de cien codos en las entradas que miran al Aquilón y la anchura [de todo el lugar era] de cincuenta codos. 3 Frente a los veinte [codos] que había en el atrio interior y frente al pavimento con columnas que había en el atrio exterior había una galería enfrente de otra galería en los tres [pisos]. En el texto hebreo: wkr) su longitud. Setenta wnd) su base o estilobato en armonía con el sentido. s Así eran también las puertas del Templo, según las describen los expertos en Talmud. t También había vigas en el vestíbulo del segundo Templo pero dispuestas de otra forma por lo defectuoso del pórtico de columnas, cuya descripción puede verse en los expertos en Talmud. vx Así Septuaginta según el manuscrito alejandrino y la versión árabe. Si leyeras esto con el texto hebreo vulg., encontrarías hk#lh sala, entendiendo por sala todo el edificio de las estancias de cien codos de largo.
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4 Et ante cubicula deambulatio decem cubitorum latitudinis intrinsecus longitudinis [autem] cubitorum centum.
5 Et ostia eorum spectabant ad Aquilonem. Et cubicula superiora angustiora erant eo, quod exedebant paradromides de iis, de infimis [in quam] er de mediis aedifieii. 6 Namque triplici ordine constructa erant et non habebant co lumnas sicut columnae atriorum. Propterea retractio erat de infimis
[fo1. 55] et de mediis a fundo. 7 Et muri qui erat extrinsecus e regione cubiculorum versus atrium exterius ante cubicula longitudo erat quinquaginta cubitorum: 8 Eo quod longitudo [aliorum] cubiculorum [quae erant] juxta atrium exterius, erat quinquaginta cubirorum, et ecce e regione Templi [conjuncta utraque longitudine erant] cubiti centum. 9 Et sub cubiculis erat introirus ab Orienre ad ingrediendum in ea ab atrio exteriore in latitudine muri zdeambulatorii [praefati] Orientem versus. 10 Er aad Austrum e regione loei separati et e regioni aedifieii [la teralis] erant cubicula. 11 Et deambulatio ante ea ad similitudinem cubiculorum quae erant ad Aquilonem, secundum longitudinem bet secundum latitudi nem eorum, cet secundum ömnes exitus eorum et secundum [omnes] dispositiones eorum. 12 Et sicut osria eorum dsic ostia cubiculorum quae erant ad Au strum. Ostium erat in capite viae, viae [inquam quae erat] ante murum situm ad Orientem in introitu ad ea. 13 Et dixit ad me, Cubicula Aquilonis et cubicula Austri quae sunt ante locum separatum: haec sunt cubicula sancta in quibus Sacer dotes qui appropinquant ad dominum comedent sancta sanctorum. [fol. 55] Vulg. tx) hM) Krd via cubiti unius. Septuaginta xm) x)m Kr) longitudinis centum cubitorum. z Vulg. dcxt atrii. Septuaginta Kltm deambulatorii. a Ita Septuaginta. b Vulg. Kbxd Nk sic latitudo eorum. Septuaginta Nbxdkw et seeundum latitudinem eorum. c Vulg. lkw et omnes. Septuaginta lkkw et secundum omnes. d Vulg. yxxpkw et sic ostia. Hieronymus et Syrus yxtpk sic ostia. Septuaginta deest. y
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4 Y delante de las estancias había un pasillo de diez codos de ancho por dentro [pero] de una ylongitud de cien codos. 5 Las entradas de éstos miraban al Aquilón. Y las estancias de arriba eran más estrechas porque las galerías absorbían parte de éstas, de las de abajo [repito] y de las de en medio del edificio. 6 En efecto, estaban construidas en un triple piso y no tenían columnas como las columnas de los atrios. Por esto había una disminu ción de las de abajo [pág. 55] y de las de en medio a partir del suelo. 7 La longitud del muro exterior de enfrente de las estancias mirando al atrio exterior, delante de las estancias, era de cincuenta codos. 8 Porque la longitud [de las otras] estancias [que estaban] junto al atrio exterior era de cincuenta codos, mientras que enfrente del Templo [sumada una y otra longitud] había cien codos. 9 Y bajo las estancias había una entrada desde el Oriente para entrar a ellas desde el atrio exterior en la anchura del muro del zpasillo [antes mencionado] que mira al Oriente. 10 Y ahacia el Austro, enfrente del lugar apartado y enfrente del edificio [lateral] había estancias. 11 Y había un pasillo delante de éstas a semejanza de las estancias que miraban hacia el Aquilón, siguiendo su longitud, bsu anchura, sus salidas y c[todas] las situaciones de éstas. 12 y como eran las puertas de éstas, dasí las puertas de las estancias que daban al Austro. Había una puerta al principio del corredor, corre dor [repito, que estaba] delante del muro situado al Oriente a la entrada de éstas. 13 y me dijo: «Las estancias del Aquilón y las estancias del Austro que están delante del lugar separado son las estancias santas donde los Sacerdotes que acercan al Señor las cosas santas las comerán. Allí pony[pág. 55] Vulgo tx) hM) Krd espacio de un codo. Setenta xm) x)m Kr) de una longitud de cien codos. z Vulg. dcxt del atrio. Setenta Kltm delpasillo. a Así Septuaginta. b Vulg. Kbxd Nk así era la anchura de éstas. Setenta Nbxdkw y según la anchura de éstas. e Vulg. lkw y todas. Setenta lkkw según todas. d Vulg. yxxpkw y así las puertas. Jerónimo y la versión siríaca yxtpk así las puer tas. En Setenta falta. y
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Ibi ponent sancta sanctotum et oblationem et sactificium pro 22pec cato et pro delicto, quia locus sanctus est. 14 Cum autem ingressi fuerint Sacerdotes, non egredientur de Sanctuario in atrium exterius, sed ibi reponent vestimenta sua in quibus ministrant, quia sancta sunt, vestienturque vestimentis aliis et sic proce dent ad populum. [fo1. 56] 15 Cumque complesset mensuras Domus intetioris, eduxit me per viam portae quae respiciebat ad Orientem, et mensus est e figuram domus undique per circuitum. 16 Mensus est ad plagam Otientis rquingentos cubitos in calamo mensurae. 17 Circuivit ad Aquilonem et mensus est ad plagam Aquilonis quingentos gcubitos in calamo mensurae. 18 Circuivit ad Occidentem et mensus est ad plagam Occidentis quingentos [cubitis] in calamo mensurae. 19 Circuivit ad Austtum h23et mensus latus ad plagam Austri quingentos [cubitos] in calamo mensurae. 20 Ad quatuor ventos mensus est murum ejus undique per circui tum, longitudinem quingentis cubitis et latitudinem quingentis gcubi-
In Hebr. deest aliquid. Septuaginta habent u¸po¹deigma touª oiÃkou exemplar vel figura Domus. f Vulg. Mynq xwn) #mx quinque cubitos calamorum, sensu perturbato. Septuagin ta #mx tw)m quingentos, et juxta versionem Arabicam xwm) tw)m #mx quingentos cubitos, optime. Porro verba praecedentia [in calamo mensurae] quae in Hebr. legun tur, redundant et non leguntur in Septuaginta. g Hebr. calamos. Septuaginta:. cubitos. Quod autem cubiti juxta Septuaginta, non calami legi debent, fuse docet L. Capellus (apud Walton in Prolego. Bibl. Polygl.) disputando contra somnium [fol. 56] quoddam Villalpandi et cubiti illi sic per partes computantur. Longitudo portae exterioris ad Aquilonem sitae quinquaginta cubiti, inde ad portam interiorem cubiti centum, longitudo portae interioris cubiti quin quaginta, latitudo atrii interioris cubiti centum, longitudo portae interioris australis cubiti quinquaginta, inde ad portam australem exteriorem cubiti centum, longitudo illius portae cubiti quinquaginta. Summa cubiti quingenti. Haec igitur est atrii lati tudo ínter extimas facies extimarum portarum, adeoque muri extimi cujus altitudo et latitudo erat calami unius longitudo per singula latera extrinsecus est cubitorum quingentorum. Hujus itaque muri perimeter est quam Angelus metitur. Adde quin quaginta cubitos in suburbanum undique et singula quadrati latera erunt sexcento rum cubitorum. h Commatum ordo in Heb. vulg. inversus est. Angelus enim non transibat per saltum a latere Aquilonis ad latus Austri, ut ibi habetur, sed circumeundo mensura bat ordine latera quatuor, ut in textu olim legebant Septuaginta. e
En el manuscrito aparece pectato. seguramente por error. Esta nota h no aparece en el texto, aunque sí a pie de página. La hemos situado en este lugar por parecernos el más adecuado. 22 23
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drán las cosas santas, la oblación y el sacrificio por el pecado y por el delito, porque el lugar es santo. 14�������������������������������������������������������������� ������������������������������������������������������������� Pero cuando hayan entrado los Sacerdotes, no saldrán del san tuario hacia el atrio exterior, sino que allí dejarán las vestiduras con las que celebran su ministerio, porque son santas, se vestirán con otras y así se acercarán al pueblo.» [pág. 56] 15 Y cuando hubo terminado las medidas del edificio interior, me llevó por el camino de la puerta que miraba al Oriente y midió la eestructura de la Casa en su perímetro por todas partes. 16 Midió hasta el lado del Oriente con la caña de medir, fquinien tos codos. 17 Giró hacia el Aquilón y midió hasta el lugar del Aquilón con una caña de medir, quinientos gcodos. 18 Giró hacia el Occidente y midió hasta el lugar del Occidente con una caña de medir, quinientos [codos]. 19 Giró hacia el Austro h15 y midió el lado del lugar del Austro con una caña de medir, quinientos [codos]. 20���������������������������������������������������������������� ��������������������������������������������������������������� A los cuatro vientos midió su muro por todas partes en su perí metro, quinientos codos de longitud y quinientos gcodos de anchue En el texto hebreo falta algo. Setenta tiene u¸po¹deigma touª oiÃkou modelo o estruc tura del edificio. f Vulg. Mynq xwn) #mx cinco codos de cañas, alterando el sentido. Setenta #mx tw)m quinientos y según la versión árabe xwm) tw)m #mx quinientos codos, que es la mejor lectura. A su vez, las palabras precedentes: [con una caña de medir] que se leen en el texto hebreo, son redundantes y no se leen en Setenta. g En el texto hebreo cañas, en Setenta: codos. Pero lo que en Setenta son codos no debe leerse cañas, esto lo explica ampliamente L. Cappel (en Walton en los Prolegó menos de la Biblia Políglota) disputando contra una opinión [pág. 56] fantasiosa de Villalpando, y los codos se computan por partes así: la longitud de la puerta exterior situada hacia el Aquilón, cincuenta codos; desde allí hasta la puerta interior cien codos; la longitud de la puerta interior, cincuenta codos, la anchura del atrio interior, cien codos; la longitud de la puerta interior austral cincuenta codos; desde allí hasta la puerta austral exterior cien codos; la longitud de la puerta, cincuenta codos. En total, quinientos codos. Esta es la anchura del atrio que estaba entre las fachadas externas de las puertas externas y; por tanto, era de quinientos codos la longitud exterior por cada uno de los lados del muro externo, cuya altura y anchura eran de una caña. Y, así, el perímetro de este muro es el que el Angel midió. Añade cincuenta codos por todas partes hacia la zona libre, y cada lado del cuadrado será de seiscientos codos. h El orden de estos períodos en el texto hebreo vulgo está cambiado. Pero el Ángel no atravesaba saltando del lado del Aquilón al lado del Austro, como se dice allí, sino que, dando una vuelta, medía por su orden los cuatro lados, como se leía antiguamente en el texto de Setenta. 15 Esta nota h no aparece en el texto, aunque sí a pie de página. La hemos situado en este lugar por parecernos el más adecuado.
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tis ad dividendum inter Sanctuarium et locum profanum. [In Sanctua rium erant quingenti cubiti in quingentos quadratum per circuitum, et quinquaginta cubirorum latitudinis in suburbanum ejus per gyrum (Ezek. 45, 2)]. Cap. 43, 1 Et duxit me ad portam quae respiciebat ad Orientem et ecce gloria Dei Israel venit ab Oriente. 2 Et vox ejus tanquam vox aquarum multarum et terra splendebat a gloria ejus. 3 Et vidi visionem secundum speciem quam videram quando venit ut disperderet civitatem, et species secundum aspecrum quem videram juxta fluvium Chobar. Et cecidi super faciem meam. 4 Et gloria domini ingressa est domum per viam portae quae respiciebat ad Orientem. 5 Et elevavit me spiritus et introduxit me in atrium interius, et ecce repleverat gloria Domini domum. 6 Et audivi loquentem ad me de domo, et vir stabat juxta me, 7 et dixit ad me fili hominis, Locus solii mei et locus plantarum pedum meorum quo habitabo in medio filiorum Israel in saeculum, et non polluent ultra domus Israel nomen sanctum meum, ipsi et reges eorum etc. Cap. 46, 19 Et introduxit me per ingressum qui erat ex latere por tae in cubicula sancta Sacerdotum quae respiciebant ad [fol. 57] Aquilonem, et ecce ibi locus in utroque latere [tam altero australi quam hocce boreali] versus Occidentem. 20 Et dixit ad me. Iste est locus ubi coquent Sacerdotes [sacrifi cium] pro delicto [per ignorantiam] et pro peccaro et ubi coquent obla tionem ut non efferant in atrium exterius ad sanctificandum populum. 21 Et eduxit me in atrium exterius, et transire fecit me per qua tuor angulos atrii et ecce atriolum in angulo unoquoque atrii. 22 In quatuor angulis atrii atriola caminata [extrinsecus quinqua ginta cubitorum in quadrum, intrinsecus] quadraginta cubitorum in longitudine et triginta in latitudine [exemptis decem cubitis latitudinis ubi gradus culinae proximi ascendant ad porticuum cubicula convivan tibus populis dicata. 24Scalas illas culinis proximas esse convenit ne cibi efferantur in atria. Construantur autem in angulis atriolorum spectanti bus ad Templum ita ut scalae quatuor singulae El texto que comprende desde Scalas íllas... hasta descendentes (cf. pág 57 izquierda del facsímil) no tiene indicación de en dónde debe incluirse. Creemos que es éste el lugar adecuado y añadimos el corchete final. 24
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ra dividiendo el santuario y el lugar profano. [Hacia el santuario había quinientos codos por quinientos de perímetro cuadrado y cincuenta codos de ancho hacia la zona libre de su entorno (Ezeq. 45, 2)] Cap. 43, 1 Y me condujo a la puerta que miraba al Oriente y he aquí que la gloria del Dios de Israel vino desde el Oriente. 2 Y su voz era como el sonido de abundante agua y la tierra resplandecía con su gloria. 3 Y contemplé una visión como la imagen que yo había visto cuando vino para destruir la ciudad y la imagen tenía un aspecto como el que yo había visto junto al río Kebar. Y caí rostro en tierra. 4 Y la gloria del Señor entró a la Casa por el camino de la puerta que miraba al Oriente. 5 El Espíritu me elevó y me introdujo en el atrio interior, y he aquí que la gloria del Señor llenó la Casa. 6 Y oí a alguien que me hablaba desde la Casa mientras un varón estaba junto a mí, 7 y me dijo: «Hijo de hombre, éste es el lugar de mi trono y el lugar de la planta de mis pies donde yo habitaré por los siglos en medio de los hijos de Israel y no mancillarán más mi nombre santo ni los de la casa de Israel ni sus reyes», etc. Cap. 46, 19 Y me introdujo por la entrada que hay en el lado de la puerta hacia las sagradas estancias de los Sacerdotes que miraban hacia el Aquilón, [pág. 57] y he aquí que allí había un lugar en uno y otro lado [tanto al lado austral como al boreal] que miraba al Occidente. 20 y me dijo: «Este es el lugar donde los Sacerdotes cuecen [la víctima del sacrificio] por el delito, [por la ignorancia] y por el pecado y donde cuecen la oblación de manera que no sacan nada al atrio exterior para santificar al pueblo.» 21 Me condujo al atrio exterior y me hizo pasar por los cuatro ángulos del atrio, y he aquí que había un atrio pequeño en cada ángulo del atrio. 22 En los cuatro ángulos del atrio había atrios pequeños que se estrechaban hacia arriba [de cincuenta codos en cuadrado por fuera, pero por dentro] de cuarenta codos de largo y treinta de ancho [quitándose los diez codos de ancho donde los escalones próximos a la cocina subían hasta las estancias de los pórticos dedicadas a la convivencia del pueblo. Convenía que aquellas escaleras estuvieran próximas a la cocina para que no sacaran la comida a los atrios. Pero se construirían en los ángulos de los pequeños atrios que miraban al Templo de 124
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in singulis atriolis ducant in omnia cubicula. In iisdem atriolorum de cem cubitis construi possunt etiam conclavia Nazaraeis tondendis, ex cipiendis Leprosis aliisque usibus inservientia, ut et gradus in hypogaea descendentes]. Mensurae unius erant quatuor istis angularibus. 23 Et aedificiorum series per circuitum ambiens quatuor atriola et culinae fabricatae erant sub aedificiis per gyrum. 24 Et dixit ad me: istae domus coquentium ubi coquent ministri domus victimas populi. Describit praeterea Ezekiel divisionem Judaeae in tredecim partes parallelas quarum sex ad Austrum totidemque ad Aquilonem dentur tri bubus duodecim; mediae 25.000 cubitos latae termini duo dentur Prin cipi pars media quadrata lateribus singulis cubitorum 25.000, sancta sit ac dividatur in tres partes minores, orientalem Levitarum latam 10.000 cubitos, occidentalem urbis latam 5.000 cubitos et mediam Sacerdotum et Sanctuarii latam 10.000 cubitos, singulas 25.000 cubitos longas. [fol. 58] Sed his missis compleamus descriptionem Templi; con ferentes Templa omnia inter se et supplentes ex Templis Solomonis et Herodis quae Ezekiel praetermisit. Adyti figura cubica (1 Reg. 6, 20) ut typus novae urbis Hierosoly morum (Apoc. 21) omnino retinenda est. Huic et loco sancto 30 cubitis alto (1 Reg. 6, 2) imponenda sunt caenacula quae una cum tabulatis ac tecto compleant altitudinem centum et viginti cubitorum supra pa vimentum atrii (2 Paralip. 3, 4). Per gradus in muro orientali ascen datur ad superiora omnia et cellarium infra constituatur honoris cau sa ne thronus Dei collocetur immediate supra terram (1 Paralip. 28, 11). Ut olim Tabernaculo sic Templo inferiori nullae sunto fenestrae. Ideo lucernae in sancto ardebant perpetuo, Adytum autem versabatur in tenebris (251 Reg. 8, 12; Psal. 18, 9. 11 et 97, 2) nisi ubi locus repa randus erat et lux desuper immittebatur de caenaculo. Nam caenaculis erant fenestrae Templum extrinsecus ornantes. Ne defectus fenestra rum inferius sentiretur, circumpositum est aedificium laterale. Vestibu-
En el texto figura (l Reg. 8, 2). Hemos corregido la numeración de la cita porque el autor comete un error. 25
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manera que cada una de las cuatro escaleras de cada uno de los pequeños atrios llevara a todas las estancias. En los mismos diez codos de los atrios podían construirse también habitaciones que servían para rasurar a los nazireos, separar a los leprosos y para otros usos; del mismo modo también había escalones que bajaban a los sótanos]. Las medidas de un ángulo eran las mismas para los cuatro. 23 Había una serie de edificios que circundaba los cuatro atrios y se habían construido cocinas alrededor bajo los edificios. 24 y me dijo: «Esta es la cámara de los cocineros donde los sirvientes de la Casa cocerán las víctimas del pueblo.» . Además describe Ezequiel la división de Judea en trece partes semejantes, doce de las cuales, seis orientadas al Austro y seis al Aquilón, se darían a las doce tribus. Los dos términos de la parte de en medio de veinticinco mil codos de ancha se darían al Príncipe; la parte de en medio cuadrada, de veinticinco mil codos en cada lado, se consideraría santa y se dividiría en tres partes menores, la oriental, de los levitas, de diez mil codos de anchura, la occidental, de la ciudad, de cinco mil codos y la de en medio, de los Sacerdotes y del Santuario, de diez mil codos de ancho; cada una de ellas de veinticinco mil codos de largo. [pág. 58] Pero, dejando estas cosas, completemos la descripción del Templo comparando todos los Templos entre sí y supliendo lo que Ezequiel omitió relativo a los Templos de Salomón y de Herodes. Hay que mantener siempre la figura cúbica (1 Re. 6, 20) de la parte más interior del Templo pues es imagen de la nueva ciudad de Jerusalén (Apoc. 21). Sobre éste y sobre el lugar santo hay que situar estancias que, junto con el suelo y el techo, completarían una altura de ciento veinte codos sobre el pavimento del atrio (2 Crón. 3, 4). Por los escalones del muro oriental se subiría a todas las habitaciones de arriba y se dispondría por respeto un lugar para que el trono de Dios no se colocara directamente sobre la tierra (1 Crón. 28, 11). Como antiguamente el Tabernáculo, así la parte inferior del Templo debería tener ventanas, igualmente ardían lámparas perpetuamente en el lugar santo, pero la parte más interior del Templo se hallaba en tinieblas (161 Re. 8, 12; Sal. 18, 9. 11 y 97, 2) excepto donde el lugar tenía que ser reparado; allí la luz caía desde una estancia, pues las estancias tenían ventanas que adornaban el Templo por la parte de fuera. Para que no se notara la falta de ventanas en la parte inferior, se construyó alrededor En el texto figura (1 Re. 8, 2). Hemos corregido la numeración de la cita pues el autor comete un error. 16
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lum reliquo Templo ur latitudine sic altitudine cedere decorum est nec multum superare frontem seu epistylium trabium lignearum. Ante po stes ejus stent aeneae columnae fulcientes epistylium illud. Basium lati tudo definiatur sex cubitis per singula latera, altitudo autem duodecim cubitis usque ad summitatem ostii, inde altitudo columnarum cubitis octodecim et ea capitum cubitis quinque (1 Reg. 6, 15. 16) ita ut tota basium columnarum et capitum altitudo sit cubitorum triginta quinque (2 Chr. 3, 15) usque ad epistylium quod alios decem vel duodecim cubi tos adjunget. Ob altitudinem basium breviores sunt hae columnae pro crassitudine quam marmoreae illae in atriis. Bases duae cum intervallo novem cubitorum basis sesquialtero, implebunt externam latitudinem vestibuli cubitorum 21, cum vestibulo autem longitudinem Templi centum cubitorum ad hunc modum. Basis 6 cub. Paries anterior vesti buli 5 cub. Reliqua vestibuli longitudo 15 cub. Paries [fo1. 59] anterior Templi 6 cub. Locus sanctus 40 cub. Velum 2 cub. Adytum 20 cub. Paries occidentalis Adyti 6 cub. Summa 100 cub. cui aedificium thalamorum ad Occidentem adjunget alios novendecim cubitos. Situm antiquum Templi et altaris Judaei proculdubio scrupu losius retinebant: ut nos eadem loca retinearnus, stet altare in medio atrii Sacerdotum et Templum cum thalamis in medio loci separati ita ut inter Velum et centrum altaris sint cubiti centum, excurrente Vestibulo in atrium Sacerdotum; et circum atrium illud et locum separatum et inter utrumque ducatur lorica saxea altitudine et latitudine cubiti et longitudine cubitorum centum intrinsecus in singulis septem lateribus. Sic formam habebimus sacrarii intimi Tabernaculo et atrio ejus stricte respondentis. Cingebat Solomon hoc sacrarium duplici cubiculorum peribolo, interiore et exteriore, secundum numerum atriorum (1 Chr. 28, 12), et peribolum utrumque aedificabat supra columnarum ordines (1 Reg. 6, 36 et 2 Reg. 11, 8. 15), congruenter descriptioni Ezekielis. A situ autem et forma portarum e regione altaris (Ezek. 8, 3. 5) deterini natur situs et forma harum porticuum, eo quod ostia in lateribus por tarum ducere debent in deambulationes porticuum directe atque adeo columnae stare e regione thalamorum in atrio
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un edificio lateral. Es conveniente que el vestíbulo sea inferior al resto del Templo tanto en anchura como en altura y no supere mucho la parte frontal o el epistilo de las vigas de madera. Delante de los contrafuertes de éste estarían las columnas de bronce que sostenían aquel epistilo. La anchura de las basas se fijaría en seis codos por cada uno de los lados, la altura en doce codos hasta la parte más alta de la entrada, desde allí la altura de las columnas sería de dieciocho codos y la de los capiteles de cinco codos (l Re. 6, 15. 16) de forma que la altura total de las basas de las columnas y de los capiteles fuera de treinta y cinco codos (2 Chr. 3, 15) hasta el epistilo que añadirá otros diez o doce codos. Por la altura de sus basas son estas columnas más pequeñas en relación a su grosor que las de mármol de los atrios. Las dos basas, junto con el espacio interme dio sesquiáltero de la basa, completarán la anchura externa del vestíbulo de veintiún codos, pero con el vestíbulo la longitud del Templo será de cien codos de la forma siguiente: la basa seis codos; la pared anterior del vestíbulo cinco codos; la restante longitud del vestíbulo quince codos; la pared [pág. 59] anterior del Templo seis codos; el lugar santo cuarenta codos; el velo dos codos; la parte más interior veinte codos; la pared occidental de la parte más interior seis codos. En total cien codos, a lo cual el edificio de las cámaras que daba al Occidente añadirá otros noventa codos. La antigua situación del Templo y del altar la recordaban sin duda los judíos bastante escrupulosamente de manera que nosotros podemos recordar estos lugares; el altar estaría en medio del atrio de los Sacerdotes y el Templo con sus cámaras en medio del lugar separado de manera que habría cien codos entre el velo y el centro del altar prolongándose el vestíbulo hacia el atrio de los Sacerdotes; alrededor del atrio aquel y el lugar separado y entre uno y otro, pasaría la valla de piedra de un codo de altura y anchura y de cien codos de largo por el interior en cada uno de los siete lados. Así tendremos la forma del recinto sacro más interior que correspondía estrictamente al Tabernáculo y al atrio de éste. Salo món rodeó este recinto sacro con un doble períbolo de estancias, inte rior y exterior, según el número de los atrios (1 Crón. 28, 12), Y edificó uno y otro períbolo sobre filas de columnas (l Re. 6, 36 y 2 Re. 11, 8. 15), según la descripción de Ezequiel. La situación y la forma de estos pórticos estaba determinada por la situación y la forma de las puertas de enfrente del altar (Ezeq. 8, 3. 5) porque las entradas de los laterales de las puertas deben conducir directamente a los pasillos de los pórticos, las columnas deben estar enfrente de las cámaras 126
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utroque et sic inter axes suos distantiam habere undecim cubitorum omnino ut in Templo Herodis. Unde et columnarum magnitudo et numerus et ordo triplex in Templi illius atrio exteriore etiam hic ma nebunt. Neque aliae inferendae sunt mutationes in atrio interiore nisi quae ex dirutis ibi quibusdam portis consequuntur. Etenim in Tem plo Solomonis aedificabatur peribolus atrii hujus tribus Myrw+ seriebus vel ordinibus lapidum et ordine trabium cedrinarum (1 Reg. 6, 36). Et idem fiebat in Templo Zerubbabelis (Ezra 6, 4). Similis erat igitur peri bolus atrii interioris in Templo utroque: puta si portae quaedam spuriae ab Herode ut opinor introductae rejiciantur. In libro Ezrae [fol. 60] ordines illi tres dicuntur esse lapidum 26convolutionis id est columnarum. Duo erant ordines columnarum in porticu sub exedris, tertius constituatur in externa facie parietis extimi exedrarum respon dens columnis porticuum atrii magni. Ordinem trabium cedrinarum concipe disponi in laqueari porticus singulas supra binas columnas tran sversim, easque affabre caesas esse ut una cum reliqua laquearis vestura lignea gratum aspectum suspicientibus praebeant. Ex unico tantum ho rum ordine colligitur unicam tantum porticum fuisse in hoc peribolo. Trabes in reliquis cubiculorum contignationibus ex alia minus pretiosa materia constantes hic in centum non veniunt. Juxta faciem extimam portarum stare debet extimus exedrarum paries cum semicolumnis suis tum quod facies illa pro termino atrii interioris habetur (Ezek. 40, 19), tum quod cubicula ubi Sacerdotes comedunt sacrificia latitudinem 50 cubitorum toti portarum longitudini respondentem occupant. Unde medius columnarum ordo cum pariete intertexto stabit e regione thala morum extimorum et ordo intimus e regione thalamorum mediorum. Inter ordinem extimum et medium stabunt exedrae quas Joseph. Gazo phylacia nominat; inter medium et intimum porticus; inter intimum et loricam saxeam deambulatio subdialis seu margo atrii Sacerdotum: osti is ad latera portarum ducentibus in hunc marginem et in porticum, et supra porticum et exedras conjunctim extructis aliis exedris in tabulato duplici. Sic latitudines atrii Sacerdotum eaedem erant hic atque in Tem plo Herodis exacte satis; nimirum intra loricam saxeam 100 cub. intra aedificia exedrarum 136 1/3 cub. intra parietes porticuum 162 cub. Et inclusis exedrarum aedificiis 200 cubitorum.
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El término convolutionis, extraño al latín, es un calco que reproduce el significado del término llfgi (Esdras 6, 4). 127
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en uno y otro atrio y así deben tener entre sus ejes una distancia de once codos en total como en el Templo de Herodes. De ahí que la magnitud de las columnas, el número y la triple hilera en el atrio exterior de aquel Templo también se mantendrán aquí. Y no hay que suponer otros cambios en el atrio interior sino los que se derivan de la destrucción de algunas puertas de allí. En efecto, en el Templo de Salomón se edificó el períbolo de este atrio con tres series Myrw+ o hileras de piedras y con una hilera de vigas de cedro (1 Re. 6, 36). Y lo mismo se hizo en el Templo de Zorobabel (Esdras 6,4). Así pues, era semejante el períbolo del atrio interior en uno y otro Templo: piensa si se abrirían algunas puertas falsas hechas por Herodes, según creo. En el libro de Esdras [pág. 60] se dice que aquellas tres series eran de piedras de forma cilíndrica, es decir, columnas. Dos series de columnas había en el pórtico bajo las salas, la tercera estaba en la fachada externa de la pared más exterior de las salas que se correspondía con las columnas de los pórticos del gran atrio. Imagínate que la serie de vigas de madera se hallaba en el artesonado del pórtico, cada una de ellas sobre dos columnas transversalmente y cada una de éstas estaba hábilmente cortada de manera que junto con el restante revestimiento de madera del artesonado presentaban un aspecto agradable a los que las miraban. De que hubiera una sola serie de éstas se deduce que sólo hubo un pórtico en este períbolo. No llegan a cien las vigas que había aquí en los demás techos de las estancias y que eran de una materia menos rica. Junto a la fachada externa de las puertas debe estar la pared externa de las salas con sus semicolumnas porque, por un lado, aquella fachada se considera el término del atrio interior (Ezeq. 40, 19), por otro, porque las estancias donde los Sacerdotes comen los sacrificios ocupan una anchura de cincuenta codos que corresponde a toda la longitud de las puertas. De donde se deduce que la hilera central de columnas con la pared adosada estará enfrente de las cámaras más exteriores y la hilera más interna enfrente de las cámaras centrales. Entre la hilera externa y la central están las salas que Josefo llama Aposentos; entre la central y la más interior el pórtico; entre la más interior y la valla de piedra un pasillo descubierto o vestíbulo del atrio de los Sacerdotes con entradas a los lados de las puertas que llevaban a este vestíbulo y al pórtico, y con otras salas construidas en doble piso sobre el pórtico y las salas unidos. Así las anchuras del atrio de los Sacerdotes eran las mismas con bastante exactitud aquí y en el Templo de Herodes; con seguridad dentro de la valla de piedra había cien codos, dentro de los edificios de las salas ciento treinta y seis codos y un tercio, dentro de las paredes de los pórticos ciento sesenta y dos codos. Y con los edificios de las salas incluidos, doscientos codos. 127
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Inter portam Aquilonis et cubicula inferiorum [fol. 61] Sacerdotum e regione loci separati constituta intercedunt cubiti 37 1/2. In hoc spatio intercolumnia quinque nimis densa erunt (ut in Templo Herodis) et tria nimis rara, quatuor vero gratum praebe bunt aspectum et ejusdem erunt magnitudinis cum intercolumniis por ticuum atrii magni exacte. Id enim necessarium est ut his respondeant intercolumnia in pariete extimo. Ejusdem circiter magnitudinis stabunt sex intercolumnia inter portam et angulum atrii versus Orientem. Paulo majora quidem erunt haec intercolumnia, sed excessu insensibili et plane contemnendo. Nimirum inter axes columnarum ad Occidentem et in atrio magno sunt cubiti 9 3/8, inter eos ad Orientem cubiti 9 7/12, excessu tantum 1/45 partis intercolumnii. Stant igitur septem columnae tum ad latus utrumque portae orientalis tum ad latera orientalia reliqua rum duarum portarum duplici ordine versus atrium interius, tum etiam ad latera omnia illarum trium portarum simplici ordine versus atrium exterius. Sed et in peribolo atrii magni stant columnae ter septem ad utrumque latus portae cujusque. Et hinc Solomon alludendo ad Tem plum divinitus patefactum scribit: Sapientiam aedificasse sibi domum, excidisse columnas septem, (Prov. 9, 1).
[fol. 62] Ad exedras ascendant gradus in angulis atrii et a gradibus tendant Paradromides per medium exedrarum latae cubitis quinque vel sex et illuminatae fenestris a regione graduum. Sintque cubicula utrin que cubica singulis lateribus quasi cubitorum novem. Sic enim singula cubicula secundum longitudinem respondebunt singulis intercolumniis et Paradromis cum parietibus ligneis et cubiculis utrinque occupabit latitudinem totam quasi 24 vel 25 cubitorum intra parietes aedificii. Ad singulos dominos pertineant cubicula bina opposita et inferne ubi porticus minuit latitudinem cubiculorum, collocetur unum cubiculum supra alterum et ad superius de inferiore ascendatur per gradus in spatio quatuor vel quinque cubitorum latitudinis versus
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Entre la puerta del Aquilón y las estancias de los Sacerdotes inferiores [pág. 61] construidas enfrente del lugar separado había treinta y siete codos y medio. En este espacio cinco intercolumnios (como en el Templo de Herodes) serán demasiado numerosos y tres demasiado poco numerosos, pero cuatro ofrecerán un aspecto agradable y serían de la misma medida exactamente de los pórticos del gran atrio junto con sus intercolumnios. Pues era necesario que los intercolumnios se correspondieran con los de la pared de fuera. De la misma medida que éste aproximadamente habrá seis intercolumnios entre la Puerta y el ángulo del atrio que daba al Oriente. Estos intercolumnios serán un poco mayores pero con un excedente inapreciable y que evidentemente no hay que tener en cuenta. Además, entre los ejes de las columnas del Occidente y en el gran atrio hay nueve codos y tres octavos, entre los del Oriente nueve codos y siete doceavos con un excedente solamente de una cuarenta y cincoava parte del intercolumnio. Hay, pues, siete columnas, por un lado, a uno y otro lado de la puerta oriental; por otro, a los lados orientales de las restantes, dos puertas en doble serie hacia el atrio interior, por otro lado también a todos los lados de aquellas tres puertas en una serie hacia el atrio exterior. Pero también en el períbolo del gran atrio había tres veces siete columnas a uno y otro lado de cualquier puerta. Y de aquí que Salomón, aludiendo al templo que era evidentemente maravilloso, dijera: «La Sabiduría edificó su casa y talló siete columnas» (Prov. 9, 1). [Pág. 62] A las salas subirían escaleras en los ángulos del atrio y desde las escaleras continuarían pasillos en medio de las estancias de cinco o seis codos de ancho e iluminados por ventanas en el lado de las escaleras. Y habría estancias cúbicas a ambos lados en cada uno de los lados de casi nueve codos. Así cada estancia según la longitud corresponderá a cada uno de los intercolumnios y el pasillo con las paredes de madera y las estancias de ambos lados ocupará una anchura total de casi veinticuatro o veinticinco codos dentro de las paredes del edificio. A cada una de las personas pertenecerían dos estancias opuestas, y abajo, donde el pórtico disminuye la anchura de las estancias, se colocaría una estancia sobre otra y se subiría por escaleras hasta la más alta desde la más baja en un espacio de cuatro o cinco codos de ancho hacia el atrio exterior. Así una estancia cúbica de la misma magnitud
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atrium exterius. Sic enim cubiculum cubicum ejusdem magnitudinis cum superioribus una cum gradibus et intermedio pariete ligneo occu pabit latitudinem totam quasi cubitotum 14 intra parietes aedificii et ejusmodi duo cubicula cum tabulatis suis surgent ad altitudinem viginti unius vel viginti duorum cubitorum quae interna erat altitudo porti cus in Templo Herodis. Columnae surgent septendecim vel octodecim cubitis circiter usque ad epistylium et epistylium facile addet alios qua tuor cubitos plus minus usque ad laquear porticus. Quas mensuras sic licebit symmetrice definire. Pro mensura communi adhibeatur latitudo basis columnae palmorum 22 et intervallum basium erit mensurae unius cum dimidio circiter secundum longitudinem, et mensurarum duarum secundum latitudinem: intervallum axium columnarum erit mensurarum duarum cum dimidio circiter secundum longitudinem et mensurarum trium secundum [fo1. 63] latitudinem. Altitudo columnae erit quatuor mensurarum. Addet basis tertiam partem mensurae et capitulum tertiam partem vel forte duas tertias partes malogranatis et reliquo opere columnarum aene arum ornatas. Sic tota altitudo intercolumnii a pavimento ad epistylium erit quinque mensurarum id est dupla latitudinis suae inter axes colum narum. Addet epistylium mensuram sextam usque ad trabes cedrinas et porticus altitudo interna erit etiam dupla latitudinis suae inter axes columnarum. Sic habemus altitudinem praefatam cubitorum 22. Porro tabulatum duorum cubitorum crassitudinis et cubiculum impositum cubitorum novem adjunget alias tres mensuras idque bis. Tantundem addat tectum cum ornamentis suis et tota aedificii altitudo erit mensu rarum quindecim seu cubitorum 55, id est tripla altitudinis intercolum niorum, aequalis veto longitudini suae inter portam et angulum sic ut exedrae facies anterior quadrata appareat. Tanta proportionum omnium simplicitate et harmonia commendatur haec structura. Adde descensum ex porticu in atrium exterius et altitudo tota fiet quasi cubitorum sexa ginta id est dimidia altitudinis Templi, aequalis vero altitudini periboli atrii exterioris. Portae interiores et exteriores tam altitudine quam longi tudine et latitudine aequali sibi mutuo respondere debent et exedrarum adjacentium altitudines eodem modo se habere debent ad eas portarum suarum utrobique, atque adeo etiam aequales erunt. Altitudo interna porricuum atrii magni in Templo Herodis erit paulo major quam 25 cubitorum puta cubitorum 26 vel 27, id adeo ut in Templo Solomonis (cuius specimen in porticu
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junto con las de arriba, con las escaleras y la pared intermedia de madera ocupará toda la anchura de casi catorce codos dentro de la pared del edificio y de este modo dos estancias con sus techos se elevarán hasta una altura de veintiuno o veintidós codos que era la altura interna del pórtico en el Templo de Herodes. Se elevarán columnas de diecisiete o dieciocho codos aproximadamente hasta el epistilo y el epistilo fácilmente añadirá otros cuatro codos más o menos hasta el pórtico de techo artesonado. Así se podrán definir simétricamente estas medidas. En lugar de la medida común se emplearía la anchura de la basa de la columna de veintidós palmos y el intervalo de las basas será de una medida con la mitad aproximadamente según la longitud, y de dos medidas según la anchura; el intervalo de los ejes de las columnas será de dos medidas con la mitad aproximadamente según la longitud y de tres medidas [pág. 63] según la anchura. La altura de la columna será de cuatro medidas. La basa añadirá la tercera parte de la medida, y el capitel la tercera parte o casi dos terceras partes adornadas con granadas y con el resto de los adornos de las columnas de bronce. Así toda la altura del intercolumnio desde el pavimento hasta el epistilo será de cinco medidas, es decir el doble de su anchura entre los ejes de las columnas. El epistilo añadirá la sexta medida hasta las vigas de cedro y la altura interna del pórtico será también el doble de su anchura entre los ejes de las columnas. Así tenemos la altura anteriormente dicha de veintidós codos. Además, el entarimado de dos codos de grosor y la estancia sobrepuesta añadirá por dos veces otras tres medidas de nueve codos. El techo con sus adornos añadiría otro tanto, y toda la altura del edificio será de quince medidas o cincuenta y cinco codos, es decir, el triple de la altura de los intercolumnios pero igual a su longitud entre la puerta y el ángulo de tal manera que la fachada anterior de la estancia sería cuadrada. Esta estructura se valora por la tan gran simplicidad y armonía de todas sus proporciones. Añade la bajada desde el pórtico al atrio exterior y la altura total "será de casi sesenta codos, es decir, la mitad de la altura del templo e igual a la altura del períbolo del atrio exterior. Las puertas interiores y exteriores deben corresponderse mutuamente tanto en altura como en longitud y en una anchura igual y las alturas de las estancias colindantes deben mantenerse de este modo hasta las de las puertas de ambos lados y también serán iguales. La altura interna de los pórticos del gran atrio en el Templo de Herodes será un poco mayor de veinticinco codos, imagínate veintiséis o veintisiete porque, como en el Templo de Salomón (del que creo que se
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Solomonis usque ad Herodis tempora conservatum fuisse puto) laqueariae porticuum utriusque atrii ejusdem essent altitudinis a solo atrii magni et inde ut fenestrae cubiculorum utrobique et similia parie tum ornamenta singula hinc et inde tam altitudinum aequalitate quam formarum similitudine sibi mutuo responderent. Sic exedrarum intetio ris attii longitudo spectantibus in attio exteriore apparebit quasi sesquia ltera totius altitudinis earundem, et exedrarum atrii magni longitudo inter portas et angulos tam versus suburbanum quam versus atrium magnum erit altitudinis totius quasi tripla. [fo1. 64] Portis omnibus et angulis atrii magni addiderim praeterea altitudinem ordinis cubiculorum, id est trium mensurarum seu cubito rum undecim, ita ur altitudo tota a pavimento atrii magni sit cubitorum quasi 70 vel 71. Nam et eadem est altitudo Vestibuli Templi, et altitudo illa portarum atrii magni versus suburbanum est tripla latitudinis. Cum assignatis altitudinibus optime conspirat etiam constitutio cubiculorum ad latera loci separati. Habent haec Paradromides ante se in triplici ordine. Usus Paradromidum est ut post ascensum eatur per eas ad omnia cubicula. Sunt igitur tres cubiculorum ordines prae ter ordinem infimum qui loco Paradromidis habet deambulationem in medio cubiculorum cubitis decem latam. Sunto haec cubicula istis in attio Sacerdotum aequalia, et quatuor ordines una cum tecto spatium unius ordinis occupante surgent ad altitudinem cubitorum 55, sic, ut haec aedificia tam altitudine tota quam altitudinibus singulorum ordi num exacte respondeant aedificiis atrii Sacerdotum. Longitudo autem centum cubitorum e regione Templi commode capiet hujusmodi cubi cula decem cum suis parietibus in ordinibus singulis et longitudo quin quaginta cubitorum juxta atrium magnum capiet cubicula quinque: quae una cum latere atrii Sacerdotum component aedificium ducentos cubitos longum in cujus medio collocatur porta. Et hac ratione fit ut sacrarii interiotis tria latera australe orientale et septentrionale extrinse cus aequalia et similia sint, praeterquam quod duobus atria coquorum Occidentem versus adjiciuntur. Deambulatio decem cubitis lata quae cubiculis hisce interjecta et in directum jaceat cum deambulatione por ticus, intercedente ostio cubitis quinque lato, et ad utramque partem deambulationis
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había conservado un modelo en el pórtico de Salomón hasta los tiempos de Herodes), los artesonados de los pórticos de uno y otro atrio del mismo eran de la altura del gran atrio contando desde el suelo y de ahí que las ventanas de las estancias de ambos lados y cada uno de los adornos semejantes de las paredes de uno y otro lado se correspondían mutuamente tanto por la igualdad de sus alturas corno por la semejanza de las formas. Así, la longitud de las salas del atrio interior, para los que la contemplan en el atrio exterior, se mostrará corno la sesquiáltera de la altura total de éstas, y la longitud de las estancias del gran atrio entre las puertas y los ángulos, tanto en dirección a la zona libre corno al gran atrio, será casi el triple de la altura total. [pág. 64] A todas las puertas y ángulos del gran atrio yo añadiría además la altura del piso de las estancias, es decir, tres medidas u once codos, de manera que toda la altura desde el pavimento del gran atrio fuera de casi setenta o setenta y un codos. Pues también esta misma es la altura del vestíbulo del Templo, y la altura de las puertas del gran atrio que dan hacia la zona libre es el triple de la anchura. Con las alturas asignadas está también en óptima armonía la construcción de las estancias a los lados del lugar separado. Estas tienen delante pasillos en el triple piso. El uso de los pasillos era para, después de la subida, ir por ellos a todas las estancias. Hay, pues, tres pisos de estancias además del piso de abajo que en lugar de pasillo tiene un espacio en medio de las estancias de diez codos de ancho. Sean estas estancias iguales a las del atrio de los Sacerdotes, y los cuatro pisos, junto con el techo que ocupaba el espacio de un piso, se elevarán hasta una altura de cincuenta y cinco codos, de manera que estos edificios tanto por su altura total como por las alturas de cada uno de los pisos, corresponderían exactamente a los edificios del atrio de los Sacerdotes. Pero la longitud de cien codos enfrente del templo abarcará de este modo justamente diez estancias con sus paredes en cada uno de los pisos, y la longitud de cincuenta codos hasta el gran atrio abarcará cinco estancias: éstas junto con el lado del atrio de los Sacerdotes formarán un edificio de doscientos codos de largo, en cuyo centro se colocaría la puerta. Y por esta razón sucede que los tres lados del recinto sacro más interior, el austral, el oriental y el septentrional, por fuera son iguales y semejantes, exceptuando dos a los que se le añaden al Occidente los atrios de los cocineros. Sería de diez codos de ancho el pasillo que estaba en medio de estas estancias y en linea recta con el pasillo del pórtico, mediando una puerta de cinco codos de ancho; a una y otra parte del pasillo
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[fo1. 65] latitudo erit 19 1/2 cubitorum a cubiculis occupanda, raeter latitudinem cubitalem loricae saxeae parieti cubiculorum adha p etentis. Detrahuntur trium Paradromidum retractiones, sintque istae bicubitales et restabit externa cubiculorum supremorum latitudo cu bitorum 13 1/2, quae bene congruit cum latitudine interna cubitorum novem. Sit parietis antetiotis crassitudo quasi bicubitalis. Adde retrac tiones tres bicubitales et crassitudo inferne erit quasi cubitorum octo. In illa crassitudine fabricandae sunt cellae ubi sacrae Sacerdotum vestes reponantur. In cubiculis extimis versus Orientem ascendant gradus ad Paradromides ut et in mediis versus Templum et ex Paradromide media et suprema pateant introitus ad exedras Principum Curiatum. Aedificiis ita constitutis, innotescit simul distributio exedrarum inter Sacerdotes. Sunt enim exedrarum dignitates quatuor. Primae dignitatis sunt exedrae duae in latere otientali attii Sacerdotum: secundae dignita tis sunt exedrae duae ad latera orientalia portarum Aquilonis et Austri: tertiae dignitatis sunt exedrae duae ad latera occidentalia carundem por tarum. Hae sex exedrae sunt in atrio Sacerdotum. Sequuntur infimae dignitatis exedrae ad latera loci separati. Et his quatuor dignitatibus re spondent quatuor dignitates Sacerdotum. Prima est eorum qui praece dunt Curatores sacrorum, secunda est Curatorum, tertia est Principum, quarta est subjectarum Curiarum. Curias Ezekiel collocat in exedris ad latera loci separati. Ibi, inquit, Sacerdotes comedent sacrificia et depo nent vestes sacras. Ut autem curiae singulae stante Templo secundo propria habebant cultrorum et vestium repositotia sic in Templo primo propria habeant cubicula quippe quae hic sunt vestium repositoria. Illic quaternas habebant vestium arces, habeant hic quaterna cubicula. Quod quidem fiet si uni Curiae Paradromis breviot duabus longior deputetur. Principibus Curiarum aptissimae sedes sunt exedrae dignitatis tertiae: tum quod harum Paradromides et Paradromides exedrarum Curiarum in se mutuo patent et communibus gradibus scanduntur, tum quod numerus cubiculorum [fo1. 66] exacte respondet: Sunt enim 24 Principes et in hisce dua-
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[pág. 65] una anchura de diecinueve codos y medio tendrá que ser ocupada por las estancias, exceptuando la anchura de un codo de la valla de piedra que estaba unida a la pared de las estancias. Réstense los entrantes de los tres pasillos, suponiendo que éstos sean de dos codos, y quedará la anchura exterior de trece codos y medio de las estancias más altas que concuerda bien con la anchura interna de nueve codos. Sea el espesor de la pared de delante de casi dos codos. Añade los entrantes de tres veces dos codos y el espesor de abajo será de casi ocho codos. En aquel espesor se construirán dependencias donde se guarden las vestiduras sagradas de los Sacerdotes. En las estancias más externas hacia el Oriente habría escaleras hasta los pasillos, como también en las de en medio mirando al Templo y desde el pasillo central y más alto se abrirían entradas hasta las salas de los Príncipes de las Curias. Dispuestas así las edificaciones, se puede conocer al mismo tiempo la distribución de las salas entre los Sacerdotes. Pues las clases de dignidad de las salas son cuatro. Las primeras en dignidad son dos salas en el lado oriental del atrio de los Sacerdotes; las segundas en dignidad son dos salas que estaban a los lados orientales de las puertas del Aquilón y del Austro; las terceras en dignidad son dos salas a los lados occidentales de estas mismas puertas. Estas seis salas están en el atrio de los Sacerdotes. Siguen las salas de inferior dignidad a los lados del lugar separado. Y a estas cuatro dignidades corresponden cuatro dignidades de los Sacerdotes. La primera es la de los que preceden a los Cuidadores de las cosas sagradas, la segunda es la de los Cuidadores, la tercera es la de los Príncipes, la cuarta es la de las Curias inferiores. Ezequiel coloca las curias en las salas próximas a los lados del lugar separado. Allí, dice, los Sacerdotes comerán los sacrificios y se quitarán las vestiduras sagradas. Pero como cada una de las curias, mientras subsistió el segundo Templo, tenía lugares propios para los cuchillos y los vestidos, así en el primer Templo tendrían estancias propias como los lugares que aquí sirven para guardar las vestiduras. Allí tenían cuatro armarios para los vestidos, aquí tendrían cuatro estancias. Esto sería así si se piensa que el pasillo más corto sería para una curia, el más largo para dos. Para los Príncipes de las Curias los lugares más apropiados son las salas de la tercera dignidad; por un lado, porque los pasillos de éstas y los pasillos de las salas de las curias se abren entre sí y se sube a ellos por escaleras comunes; por otro lado, porque el número de las estancias [pág. 66] se corresponde exactamente: Pues hay veinticuatro Prín131
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bus exedris 24 paria cubiculorum, quatuor in infimo ordine quatuor in medio et quatuor in supremo ad atrii latus utrumque; et bina cubicula singulis magnatibus assignanda esse supra diximus, cum denique quod Ezekiel collocat cubicula. Principum in atrio interiore extra portam interiorem id est ad latus ejus quodque Jeremiah itidem collocat cubicu lum Gemariah Principis in atrio superiore ad vestibulum portae novae in Templo Solomonis, ut et cubiculum filiorum Hanun juxta exedram Principum supra thalamum Maasejah janitoris in eodem Templo, ita ut staret exedra illa juxta cubiculum filiorum Hanun et cubiculum illud esset in porta supra thalamum Janitoris. Secundae dignitatis Sacerdo tibus assignandae sunt secundae dignitatis exedrae. Hos Ezekiel distin guit in duo genera, 27 custodes custodiae Templi et custodes custodiae altaris. Priores collocat ad latus portae Aquilonis in exedra cubiculorum spectantium ad Austrum, posteriores e regione in exedra cubiculorum spectantium ad Aquilonem. Prioris generis sunt Praefec tus Templo (2 Paralip. 31, 13 et 35, 8. Act. 4, 1 et 5, 24), Praefectus claudendis portis, P. custodiis agendis, P. conficiendis panibus proposi tionis, P. aegrotis, P. texendis velis, P. vestibus sacerdotalibus apparandis, P. aedificiis reparandis etc. Posterioris generis Praefectus describendis temporibus, P. cantoribus, P. cymbalo caeterisque fidibus, P. sortibus, P. pullorum nidis, P. tessaris, P. libationibus, P. suffimento componendo, et siqui alii sunt ejusmodi una cum Quaestoribus, de quibus omnibus consule Maimonidem (De Apparatu Templi c. 7). Supersunt primi ordi nis exedrae magnatibus primi honoris assignandae, ut Summo Sacer doti et ei qui summi Sacerdotis fluxione seminis contaminati vel vitio corporis affecti munus obiisset, inuncto item in belli munia, et nec non Vicario summi Sacerdotis et subvicariis [fol. 67 duobus vel pluribus, quibus adde Synedrium magnum cum Principe suo. Conclave Parhedrorum quod summi Sacerdotis principalis est sedes priusque dignitatis cubiculum locaverim ad latus
El autor escribe aquí, en caracteres casi ilegibles, ‘vizt’, abreviatura inglesa de videlicet; corregimos el texto supliendo la palabra completa en latín. 27
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cipes y en estas dos salas veinticuatro pares de estancias, cuatro en el piso más bajo, cuatro en medio y cuatro en el más alto a uno y otro lado del atrio; y dijimos arriba que dos estancias hay que asignarlas a cada uno de los más importantes, la que Ezequiel sitúa como estancia de los Príncipes en el atrio exterior, fuera de la puerta interior, es decir al lado de ésta, y la que Jeremías a su vez sitúa como estancia del Príncipe Guemarías en el atrio superior junto al vestíbulo de la puerta nueva en el Templo de Salomón; también la estancia de los hijos de Janún, junto a la sala de los Príncipes sobre la cámara de Maasías, guardián de la puerta en el mismo Templo, de manera que la sala estaría junto a la estancia de los hijos de Janún y la estancia estaría en la puerta que hay sobre la cámara del guardián de la puerta. A los Sacerdotes de segundo grado de dignidad hay que asignarles las salas de segunda dignidad. Ezequiel distingue dos clases de éstos, los encargados de la custodia del Templo y los encargados de la custodia del altar. A los primeros los coloca al lado de la puerta del Aquilón, en la sala de las estancias que dan al Austro, a los segundos enfrente, en la sala de las estancias que dan al Aquilón. A la primera clase pertenecían el Prefecto del Templo (2 Crón. 31, 13 y 35, 8; Hechos 4, 1 y 5, 24), el Prefecto encargado de cerrar las puertas, el Prefecto encargado de hacer las guardias, el Prefecto encargado de hacer los panes de la proposición, el Prefecto encargado de los enfermos, el Prefecto encargado de que se tejieran los velos, el Prefecto encargado de preparar las vestiduras sacerdotales, el Prefecto encargado de reparar los edificios, etc. A la clase segunda pertenecían el Prefecto encargado de describir los tiempos, el Prefecto de los cantores, el Prefecto encargado del címbalo y de las restantes liras, el Prefecto encargado de las suertes, el Prefecto encargado de los nidos de pollos, el Prefecto encargado de las téseras, el Prefecto de las libaciones, el Prefecto encargado de fabricar los perfumes, y algunos otros que son de esta clase junto con los Cuestores; consulta para todas estas cosas a Maimónides (Ap. Tem. 7). Quedan las salas de la primera clase que hay que asignar a los más importantes de la primera dignidad, como el Sumo Sacerdote y el que se encargara de la función del Sumo Sacerdote cuando estaba impurificado por la polución o afectado por una tara física, así como cuando estaba dedicado a las tareas de la guerra, también al Vicario del Sumo Sacerdote y a dos o más Subvicarios [pág. 67] a los cuales añade el Gran Sanedrín con su Príncipe. La habitación de los Ayudantes, que es la sede principal del Sumo Sacerdote y la estancia de más dignidad, la colocaría yo al lado derecho o 132
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dextrum seu boreale portae orientalis, et conclave Synedrii magni ad latus sinistrum. Haec duo caeteris cubiculis majora esse debent. Illa singulatim latitudinem intercolumnii occupant, haec duplo vel triplo latiora constituerim, aucta etiam usque ad atrium exterius et ad tectum longitudine et altitudine. Levitis restant portae, Cantoribus orientalis, caeteris caeterae, nisi forsan summus Sacerdos partem digniorem portae orientalis teneat. Atque talis erat dispositio atrii interioris. Cubicula in peribolo atrii exterioris latitudine et altitudine inter na novem cubitorum longitudine quadrupla formentur, et parietibus marmoreis tabulatum superius et tectum sustinentibus distinguantur ab invicem. Perque medium cubiculorum pateat transitus continuus et tabulae populorum convivantium collocentur utrinque, gradibus jux ta atriola coquorum constitutis ne cibi in atrium efferantur. Janitori bus stationes regnante adhuc Davide ita assignabantur. In atrio magno ad portam orientalem locandi erant singulis diebus janitores sex sub Shelemiah; ad portam Aquilonis Janitores quatuor sub Zechariah, et ad portam Austri Janitores quatuor sub Obed-Edom: item ad locum collectionum janitores duo et duo sub filiis Obed-Edom, id est duo ad conclave Parhedrorum et duo ad conclave Synedrii magni, et Occiden tem versus ad portam Shallecheth in introitu viae ascensus ducentis ad suburbanum Templi sex e quibus [fo1. 68] quatuor erant ad viam ac duos ad Parbar (1 Chr. 26) Per Parbar intellige domum Synedrii inferioris. Scias enim tria fuisse Syne dria in Templo, Synedrium magnum septuaginta et unius virorum et alia duo singulatim virorum viginti trium. In Templo secundo Bartenorius collocat infimum Synedrium ad introitum Templi quae est porta orien talis interior, post murum Chajil, ante atriurn faeminarum, medium synedrium ad dextram ubi eundo per atrium faeminarum pergitur ad introitum atrii Israel, supremum seu synedrium magnum in coclavi sa xeo. Rectius Talmudici et Maimonides collocant medium ad introitum atrii id est ad portam orientalem atrii faeminarum et infimum ad introi tum montis Templi id est in porta orienrali arrii gentium. At in Templo Solomonis, ubi atrium faeminarum cum porta sua
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boreal de la puerta oriental, y la habitación del Gran Sanedrín al lado izquierdo. Estas dos deben ser mayores que las demás estancias. En aqué lla, los intercolumnios ocupan solamente la anchura; ésta la consideraría yo el doble o el triple de ancha, habiendo sido aumentada también hasta el atrio exterior y hasta el techo en longitud y en anchura. Quedan las puertas para los Levitas, para los Cantores la oriental, para los demás las demás, a no ser que el Sumo Sacerdote tuviera la parte más digna de la puerta oriental. Y de esta manera era la disposición del atrio interior. En el períbolo del atrio exterior se formarían estancias de una anchura y altura interna de nueve codos y de una longitud cuádruple y se dis tinguirían por sus paredes marmóreas que sostendrían el piso superior y el techo respectivamente. Y en medio de las estancias se abriría un paso continuo y se colocarían a uno y otro lado las mesas de los pueblos que comían juntos con escaleras hasta los pequeños atrios de los cocineros para que no se sacara la comida al atrio. A los encargados de las puertas se les asignaban puestos de guardia hasta el reinado de David. En el gran atrio, junto a la puerta oriental, se debían situar cada día seis guardianes de las puertas bajo Selemías; junto a la puerta del Aquilón cuatro guar dianes bajo Zacarías y junto a la puerta del Austro cuatro guardianes bajo Obed-Edom; además, junto al lugar de las colectas dos guardianes, y dos bajo los hijos de Obed-Edom, es decir, dos junto a la habitación de los Ayudantes y dos junto a la habitación del Gran Sanedrín, y al Occidente, junto a la puerta de Shal. léjet, a la entrada del camino de la subida que conduce a la zona libre del Templo había seis, de los cuales [pag. 68] cuatro estaban junto al camino y dos junto al Parbar (l Crón. 26). Entiéndase por Parbar la casa del Sanedrín inferior. Pues has de saber que hubo tres Sanedrines en el Templo, el Gran Sanedrín con setenta y un varones, y otros dos con veintitrés varones cada uno. En el segundo Templo sitúa Bartenorio al Sanedrín inferior junto a la entrada del Templo que es la puerta oriental interior, después del muro Hayl, delante del atrio de las mujeres, el Sanedrín medio a la derecha donde, yendo por el atrio de las mujeres, se llega hasta la entrada del atrio de Israel; el Sanedrín supremo o Gran Sanedrín en la habitación de piedra. Más correctamente los expertos en Talmud y Maimónides colocan el medio junto a la entrada del atrio, es decir, junto a la puerta oriental del atrio de las mujeres, y el inferior junto a la entrada del monte del Templo, es decir, en la puerta oriental del atrio de los gentiles. Pero en el Templo de Salomón, donde faltaba el atrio de las muje-
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deerat et tertia erat porta extra montem Domus ad viam ascensus, col locandum erit Synedrium primum ad introitum orientalem atrii Sa cerdotum, secundum ad introitum orientalem atrii magni, tertium ad introitum suburbani seu portam Shallecheth. Et hinc est quod sex erant janitores ad portam orientalem atrii magni et sex ad portam Shal lecheth. In portarum singularum custodiam invigilabant quaterni, in synedriorum custodiam bini. Via autem ascensus 28 ducebat a domo regis augustissima erat ita ut Regina Sabae ad eam stuperet (1 Reg. 10, 4. 5), et inferius juxta domum Regis stabat porta Shallecheth. Nam cum Jehojada regem Joas coronari vellet et Templum contra impetum Athaliae muniri, statuit is tertiam populi partem ad portam satellitum, seu introitus, tertiam item partem ad portam (dws rectius rws) discessus et tertiam partem ad domum Regis, (2 Reg. 11, 2; 2 Paralip. 23). [fo1. 69] Ubi janitores locari solebant ibi jam populus in custo diam Templi locabatur sic, ut clausa (pro more) porta orientali, duae partes populi ad re1iquas duas portas atrii magni positae custodirent Templum (2 Reg. 11, 7) et pars tertia ad portam Shallecheth juxta do mum regis, custodiret suburbanum ejus. Unde liquet unicam tantum fuisse portam suburbani eamque sitam ad Occidentem, et latus occi dentale atrii magni porta caruisse. Ideo non populus omnis peragendo ad domum regis exibat per portam satellitum (2 Chr. 23, 20).
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res con su puerta y la tercera puerta estaba fuera del monte de la Casa, junto al camino de subida, el primer Sanedrín deberá ser situado junto a la entrada oriental del atrio de los Sacerdotes, el segundo junto a la entrada oriental del gran atrio, el tercero junto a la entrada de la zona libre o puerta de Shal. léjet. Y de aquí que hubiera seis guardianes junto a la puerta oriental del gran atrio y seis junto a la puerta Shal. léjet. Cuatro se encargaban de la vigilancia de cada una de las puertas, de las del Sanedrín dos. Por otra parte, el camino de subida que llevaba desde la casa del Rey era tan maravilloso que la Reina de Saba se admiró ante él (1 Re. 10, 4. 5), y más abajo estaba la puerta Shal. léjet junto a la casa del Rey. Así, como Yehoyadá quisiera que Joás fuera coronado Rey y que el Templo fuera defendido contra el ataque de Atalía, dispuso que la tercera parte del pueblo estuviera junto a la puerta de los soldados o de la Entrada, la tercera parte junto a la puerta (dws o, más correctamente, rws) de la separación y la tercera parte junto a la casa del Rey (2 Re. 11, 2; 2 Crón. 23). [pág. 69] Donde los guardianes de las puertas solían colocarse, allí se colocaba entonces el pueblo para la guardia del Templo de tal manera que, como estaba cerrada, según costumbre, la puerta oriental, dos partes del pueblo situadas junto a las otras dos puertas del gran atrio custodiaban el Templo (2 Re. 11, 7) y la parte tercera, junto a la puerta de Shal. léjet, junto a la casa del rey, custodiaba la zona libre de ésta. De donde se deduce claramente que sólo hubo una puerta de la zona libre, que ésta estaba situada al Occidente y que el lado occidental del gran atrio careció de puerta. Por tanto, no todo el pueblo, al ir a la casa del rey, salía por la puerta de los soldados (2 Crón. 23, 20).
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ABREVIATURAS Y SIGNOS TIPOGRÁFICOS EN LA EDICIÓN De libros bíblicos Texto latino Texto español Exod. Exodus Éxod. Éxodo Reg. Regum Re. Reyes Chr. Chronicae Crón. Crónicas Paralip. Paralipomenon Crón. Crónicas Ezra. Ezras Esdras Cant. Canticum Cant. Cantar de los Canticorum Cantares Prov. Proverbia Prov. Proverbios Ecclesiatic. Ecclesiasticus Eclo. Eclesiástico Jer. Jeremias Jer. Jeremías Hagg. Haggaeus Ag. Ageo Ezek. Ezekiel Ezeq. Ezequiel Joan. Johannes Jn. Juan Act. Acta Apostolorum Hechos Hechos de los Apóstoles Gal. ad Galatas Gál. a los Gálatas Col. ad Colossenses Col. a los Colosenses Heb. ad Hebraeos Heb. a los Hebreos Apoc. Apocalypsis Apoc. Apocalipsis De otros autores y obras en el texto latino y en el español
Antig. Antiq. Ap. Tem. Bell. Jud. Contra Ap Contra Appion.
Antigüedades judías Antiquitates Judaicae Sobre la apariencia externa del Templo Bellum Judaicum Contra Apión Contra Appionem 135
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ABREVIATURAS Y SIGNOS TIPOGRÁFICOS EN LA EDICIÓN
De Cultu Div. Tract. G.J. Josefo Joseph. Lex. Tal. Maimon. Maimón. Misn. Mon. Tract. Cult. Div. Prolego. Bibl. Polygl. Prolegó. Bibl. Políg. Talm. Hierosol. Talm. Jerus.
De cultu Divino Tractatus La Guerra judía Flavio Josefo Flavius Josephus Lexicon Chaldaicum Talmudicum Léxico Talmúdico Caldeo Maimonides Maimónides Mishna/Misná De Monarchia Sobre la Monarquía Tratado sobre el Culto divino Prolegomena in Biblia Polyglotta Prolegómenos en la Biblia Políglota Talmud Hierosolymitanus Talmud de Jerusalén
Otras abreviaturas y signos tipográficos
cap. cf. Heb. vulg.
capitulus / capítulo confer / confróntese Hebreo jam vulgato / Texto hebreo en la versión más divulgada esp. español fol. folium ff. folios l. liber / libro pág. página pp. páginas R. Rabbi / Rabino sec. sectio / sección Vulg. en la edición equivale a Heb. Vulg. < > incluye texto suplido por la editora [ ] incluye, en la edición, las interpolaciones o aclaraciones que hace Newton; en el estudio crítico se emplea como paréntesis doble ~ indica, al comienzo de una frase, que se omite el texto que precede; al final, que se omite el texto que sigue 136
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ÍNDICE DE AUTORES Y OBRAS CITADOS EN LA EDICIÓN
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BIBLIOGRAFÍA
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TÍTULOS PUBLICADOS
La Ilustración y la muerte: dos tratados, G. E. Lessing. La contienda entre las Facultades de Filosofía y Teología, Inmanuel Kant. El sueño de D’Alembert y suplemento al viaje de Bougainville, Denis Diderot. Obras filosófico-políticas, Abu Nasr al-Farabi. Metafísica de las costumbres, Arthur Schopenhauer. El ciudadano, Thomas Hobbes. Diario del viaje a Italia, Michel de Montaigne. El Templo de Salomón, Isaac Newton. Principios formales del mundo sensible y del inteligible (Disertación de 1770), Inmanuel Kant. Investigación sobre la virtud o el mérito, Shaftesbury. Georges-Louis Leclerc. Conde de Buffon (1707-1787), Luis Javier Moscoso y Antonio Lafuente (eds.) Escritos científicos, James Clerck Maxwell. Riemanniana Selecta, Bernhard Riemann. Cuestiones disputadas de los pecados, Santo Tomás de Aquino.
En esta obra se edita, por primera vez, el manuscrito Prolegomena ad Lexici Propetici partem secundam, en el que su autor, Isaac Newton, propone una nueva descripción, en lengua latina, de la estructura del Templo de Salomón basándose en fuentes literarias bíblicas y extrabíblicas. También por primera vez se ofrece la traducción española del manuscrito y la reproducción facsimilar del mismo. Isaac Newton se sintió cautivado por la belleza y la fuerza simbólica del Templo de Salomón, y trató de rescatar sus verdaderas medidas, tergiversadas a través de los siglos. Los Prolegomena, bajo su adusta apariencia de tratado técnico, esconden una síntesis del pensamiento de Newton sobre Dios, el universo, la historia humana y el destino de la humanidad; en el manuscrito se pueden descubrir rasgos expresivos de su fe, de sus creencias heterodoxas y de su intento de reconstrucción de la historia. A través de la descripción del Templo se nos revela un Newton teólogo y erudito que manejaba las fuentes literarias en sus lenguas de origen (hebreo, griego y latín) y que empleaba el método crítico-filológico como un consumado filólogo. El texto newtoniano pone de relieve, además, la amplitud y profundidad de los conocimientos matemáticos de su autor aplicados a la arquitectura. Todos estos aspectos se abordan y se profundizan en el estudio preliminar de la obra.
Isaac Newton (1642-1727) ocupa, por derecho propio, uno de los lugares más prominentes de la historia de la ciencia e incluso de la historia de la humanidad. Sus contribuciones a la física, que culminaron en su obra magna, Principios matemáticos de la filosofía natural, y a la matemática (junto a Leibniz fue uno de los creadores del cálculo diferencial) sirvieron para cambiar radicalmente nuestra visión de la naturaleza. Pero la personalidad intelectual de Newton y su trayectoria vital no se reducen en modo alguno a estos trabajos. Se interesó también por la alquimia, la teología, la cronología y por la historia en general, temas a los que, en conjunto, dedicó más tiempo y espacio que a sus investigaciones científicas. Por diferentes circunstancias, sus escritos sobre estos temas se habían mantenido inéditos durante siglos, pero, afortunadamente, el reciente desarrollo de las ediciones de estos textos está permitiendo conocer facetas muy importantes de la personalidad de su autor.
EL TEMPLO DE SALOMÓN Manuscrito Prolegomena ad Lexici Prophetici partem secundam
ISBN: 978-84-00-08933-7
Ilustración de sobrecubierta: Godfrey Kneller, Sir Isaac Newton, 1689 (fotomontaje de Nanna Papanicolau).
Edición Principe, traducción española y estudio por
CIRIACA MORANO 9 788400 089337
CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS
Ciriaca Morano Rodríguez, doctora en Filología Grecolatina, es investigadora del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC y profesora de Filología Latina de la Universidad Complutense de Madrid. Se ha especializado en la edición crítica y en los estudios de textos en lengua latina, con especial dedicación a los temas bíblicos y al corpus de manuscritos inéditos de Isaac Newton en latín. También ha cultivado otras áreas de la filología grecolatina. Sus principales publicaciones las ha realizado en diversos proyectos, entre los que destacan el Thesaurus Linguae Latinae de la Academia de Ciencias de Heidelberg (Alemania), el Vetus Latina Institut de Beuron (Alemania) y el titulado «Edición de textos bíblicos y parabíblicos» del CSIC en Madrid. Después de publicar la primera edición de la obra Isaac Newton, El Templo de Salomón, inició, en 1996, el proyecto «Edición crítica de textos inéditos de Isaac Newton en lengua latina», que se desarrolla bajo su dirección y que ha sido subvencionado ininterrumpidamente en el marco del Plan Nacional español de I+D. Éste ha sido el primer proyecto, en el ámbito nacional e internacional, que se planteó como objetivo editar sistemáticamente los textos inéditos de Newton. En él se vienen publicando los trabajos de diferentes investigadores, tanto en formato libro como electrónico, estos últimos como fruto de la colaboración con el Newton Project del Imperial College de Londres.