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Spanish Pages 206 [203] Year 1991
Deborah Tannen
¡Yo no quise decir eso! Cómo la manera de hablar facilita o dificulta
nuestra relación con los demás
a,
ediciones PAIDOS Barcelona-Buenos Aires-México
Título original: That's nos wbas I means! How conversational Style Makes or Break; Relationships Publicado en inglés por Ballantine Books, Nueva York Traducción de Isabel M. Valle Cubietca de Alfred Astort
1. edición, 1991 Quedan ciguromenenre prohibidas, sin la azoriración escrita de los peopiccarios del «Copyrightr, bajo Ja4 sancone establecidos =n Ls lepes, la reptoducción tom! o parcial de exa Ubra por cualkier medio « procerlimiento, comprendidos la ceprogulík y el eritamieneo teformácico, y la dutribución de ejemplares de ella . mediance alquiler o présamo públicos
e 1980 by Deborah Tannen €) de todas las ediciones en castellano,
Ediciones Paidós Ibérica, S.A., Mariano Cuhí, 92 - 08021 Barcelona; y Editorial Paidós, SAICE, Defensa, 599 - Buenos. Aires.
ISBN:
84-7300-€90-3
Drpósico legal: B - 15.606/1991
Impreso nes y además era cariñosa, juvenil y generosa!
La incomodidad de Jane surgió porque Sharon no respondió
a su queja como había esperado: con otra queja afín, enviando
el metamensaje “No estás sola, tu madre es sólo una madre
típica; estoy en el mismo barco”. En su lugar, el metamensaje
que Jane escuchó fue “En realidad tienes una madre despreciable, pobrecita. La mía es mucho mejor”. Eso hizo que Jane deseara replicar “¡No lo es. La mía es mejor!”. Jane (sin analizarlo) trataba de jugar a compartir quejas. Pero la respuesta de Sharon le pareció un juego en el que un contrincante trata de Superar al otro. Para Sharon, quejarse sobre la propia madre no sólo está mal visto sino que también es descortés. Irónicamente, y no por coincidencia, tanto Sharon como Jane estaban hablando en la misma forma que atribuían a sus propias madres. Sharon ponía énfasis en lo positivo, y Jane trataba de despertar solidaridad al quejarse. Rick y Lenny son periodistas del mismo diario. Un día Lenny
le tomó el pelo a Rick diciéndole a otro colega que Rick siempre se quejaba de estar sobrecargado de trabajo, pero luego se negaba a rechazar tareas o evitar hablar a los innumerables 56
pesados que llaman
para solicitar información. En vez de
sonreír, Rick se ofendió y dijo con seriedad: “Jamás volveré a
quejarme contigo”. Entonces fue Lenny quien a su turno se sintió ofendido y respondió: “Espero que no quieras decir eso”, Lenny y Rick teníar. nociones distintas sobre el ritual de la
queja. Lenny, al comentar que Rick se quejaba con él, destaca-
ba el hecho como signo de la amistad que los unía, y quejarse de Rick delante de otro (una manera de tomarle el pelo) era una
señal dela solidaridad que existía entre ambos. Pero para Rick,
la queja de Lenny aun tercero constituía una. violación de la confianza que ambos se profesaban, cada uno tenía diferentes
sentidos de cuándo y 09 Utilizar el mecanismo de la.queja,
4. “Primero yo, luego usted”: Dando un buen ejemplo ' Las confidencias, la formulación de preguntas y la queja
pueden emplearse de acuerdo con el principio de conversación
“Haz lo que yo haga”. La expectativa de que otros harán lo mismo explica lo que, de otra forma, parece un comportamiento de conversación irracional o incluso hipócrita. Una mujer estaba almorzando con un hombre que había conocido recientemente, quien intentaba entretenerla contán-
dole episodios de su vida. Finalmente, ya exasperada, ella protestó: “¿Por qué me cuenta todo esto?”. El le explicó: “Desco llegar a conocerte”. Para ella, esto era evidentemente absurdo. ¿Cómo llegaría a conocerla hablando sobre sí mismo? Simple: él presumía que sus confidencias la animarían a hacer lo mismo. Al advertir que no era así, él se esforzó más todavía, relatando más y más historias personales para demostrar lo aceptable que era. Si ella se negó a hacer su parte, no fue porque él no hubiese tratado de hacer la suya. Myrna y Lillian estaban tratando de aclarar un malentendido. Lillian había invitado a Myrna a que pasara a visitarla y que
llevara
a un
amigo
mutuo;
Myrna
había
aceptado
la
invitación y lo había Hevado. Pero resultó que Lillian no había querido dar un sentido literal a la invitación; había esperado
que Myrna, basándose en conversaciones anteriores así como 57
también en la manera en que se le había ofrecido la invitación,
se diera cuenta de que había sido por mera formalidad y la
'rechazara, Después de una charla un poco tensa, en la cual ambas explicaron cómo habían actuado y cómo se sentían, Myrna
se
disculpó:
“Bueno, lamento
no
haber
captado
tu
indirecta. Tal vez tienda a tomar demasiado literalmente lo que
la gente dice”. Lillian aceptó la disculpa de Myrna diciéndole:
“Sí, a menudo he notado que haces eso”. En vez de poner fin al desacuerdo, esto hizo que Myrna se enfadara nuevamente,
En realidad Myrna no consideraba que había estado.mal.
Entonces _ ¿por qué. se
disculpaba? Era_un gesto. “de buena
voluntad, un modo. convencional
de manifestar que estaba
dispuesta a poner fin a la discusión >. al desacuerdo— como un simbólico apretón de manos. Esperaba que Lillian hiciera lo mismo, diciendo algo como “Yo tambiéñi lo lamento. Supongo que tiendo a ser demasiado indirecta” o “Doy demasiado por sentado” o cualquiera otra formulación sobre su conducta que alegara parte de la responsabilidad. Myrna consideraba que los desacuerdos terminaban con ambas partes alegando culpabilidad parcial, pero sólo parcial. El hecho de que Lillian aceptara su disculpa, en lugar de igualarla, parecía que la interpretaba como literal más que simbólica, planteando otra vez así la cuestión sobre quién tenía la culpa en realidad. LOS CAMBIOS DE LA CONVERSACION Estos son algunos modos típicos de usarlas señales de ritmo, pausa, volumen y tono para tomar turnos en la conversación;
relacionar las ideas entre sí y demostrar cuál es el punto; demostrar cómo nos sentimos sobre lo que estamos diciendo y acerca de nuestro interlocutor. Son señales que se combinan con lo que se dice para dar forma a los esquemas que empleamos para indicar que escuchamos, nos interesamos, comprendemos, tomamos el pelo y somos buenas personas. Estas señales y esquemas de conversación son normalmente invisibles, los silenciosos y escondidos giros que conducen la conversación. No les prestamos atención a menos que parezca 58
que funcionan mal. Luego preguntamos “¿Qué quiere decir usted con eso?”. Incluso no pensamos en términos de señales: “¿Por qué ha subido el tono?”, sino en términos de intenciones: “¿Por qué está usted enojado?”. Gran parte de estas señales y esquemas pueden cambiarse si los advertimos, ya sea todos en general o combinados con
otros. Y los pequeños giros pueden tener importantes resultados. Por ejemplo, cuando parece que la conversación no marcha bien, podemos tratar de hacer pequeños ajustes en nuestro
volumen de voz, ritmo o tono —acelerando o disminuyendo la
velocidad, haciendo pausas más largas o más cortas— en un intento por acercarnos al ritmo del otro. Y al darnos cuenta de que la queja ritual y la disculpa no tienen el mismo significado para todos, podemos estar alertaa las reacciones que producen en los demás. Cuando estos esquemas no provocan.la reacción que esperamos,. podemos. abstenernos de emplearios_con.esas
personas en el futuro, en lugar de sacar r conclusiones, negativas
sobre sus “personalidades: por ejemplo, que son presumidas y
pagadas de sí mismas o que se colocan en una posición de superioridad. Los os ajustes de este tipo pueden corregir, después del hecho, . perón:no prevenir, los desacuerdos provocados, por. diferencias en el estilo de « conversación. “En una sociedad heterogénea, las
señales” Y esquemas
que
se describen
en
este
capítulo,
en
apariencia fenómenos sin importancia, es probable que causen
significativas interrupciones y malentendidos en charlas prolongadas o breves, íntimas o públicas, ocasionaleso cotidianas.
No podemos dejar de usarlos, porque son las herramientas
básicas con las cuales construimos estrategias para equilibrar
la participación y la independencia cuando dialogamos. Si los diferentes hábitos de uso de estas herramientas conducen a desacuerdos, la gente, sintiéndose frustrada, se encuentra que está desafiando a otros: “¿Por qué no dice usted lo que quiere decir?”. El siguiente capítulo explica por qué, aun cuando deseamos ser francos, a menudo no decimos lo que queremos decir.
59
11 ESTRATEGIAS DE LA CONVERSACION
4
Por qué no decimos lo que queremos decir
Las señales de la conversación que se describen en el capítulo 3 forman el cómo de la conversación. El qué decimos es también un indicio importante de lo que queremos
decir,
independencia
abste-
pero no siempre decimos lo que queremos con tantas palabras. Equilibramos las necesidades conflictivas de participación e insinuando
y captando insinuaciones,
niéndonos de decir algunas cosas y conjeturando lo que quieren significar otras personas según lo que omiten decir. Los lingúistas utilizan el término rodeos para referirse a la forma con que las personas dan a entender lo que no dicen directamente.* Mucha gente, en especial los norteamericanos, tienden a
asociar los rodeos con la falacidad y la franqueza con la
veracidad, una cualidad evidentemente deseable. Al explicar por qué la prensa se mostró tan insistente en el asunto Debategate —funcionarios de la campaña de Reagan que obtenían copias de los documentos de los debates del grupo de Carter— el productor ejecutivo del programa televisivo CBS Evening News dijo textualmente: “Si el presidente hubiese manejado la conferencia de prensa en forma más franca, no
habríamos retomado el asunto”. “No manejar en forma franca” implica aqui no contar toda la historia, es decir, no decir toda la verdad.
Enla, mayoría de las situaciones diarias, sonsiderar..Jos
rodeos como algofalazrnoe:es justo ni “realista. Al dialogar sobre cuestiones
importantes « oo intráscendentes,
encuentra
en
siempre
explora-
mos las relaciones mutuas, y la información sobre éstas se los metamensajes,
que
por definición
no
se
expresan con palabras sino que se señalan por el modo de 63
decirlas. Por lo tanto, los rodeos, en el sentido de los metamensajes, son elementos básicos en la comunicación. Todo debe decirse de algún modo; el modo como se dice envía metamen.sajes, indirectamente.
El hecho de que nos comprendan sin decir de manera explícita lo que queremos significar tiene dos beneficios: la
afinidad y la defensa propia. Y existe un placer estético en el hecho de comunicarse de un modo misterioso. Estos beneficios de los rodeos son el tema de la primera parte de este capítulo. La segunda parte explica por qué no podríamos ser directos aunque quisiéramos. PARTE [. POR QUE NO DECIMOS LO QUE QUEREMOS DECIR
El metamensaje de la afinidad Cynthia dijo a Greg que estaba ofendida porque él se había preparado un bocadillo sin ofrecerle otro a ella. Greg le ofreció entonces el que se acababa de preparar. Ella lo rechazó. El le preguntó por qué. Porque no lo había preparado para ella. Greg estaba exasperado, ¿Cynthia tenía apetito o no?
Para Cpntbia, tener apetito o no tenerlo no venía al caso; lo
importante era si Greg había pensado en ella cuando se preparó
el bocadillo, lo que demostraba si se preocupaba por ella tanto como ella se preocupaba por él. Ella nunca comía sin preguntarle a él “¿Quieres un poco?”. En realidad, ni siquiera tomaría un bocadillo si él no deseara otro. Ser directo y franco en esta situación no serviría. Cynthia diría sin vacilar que tiene -—o no— apetito, pero que no tiene
nada que ver. Podría decir que desea saber si Greg se preocupa por ella, Pero sólo puede saber que se preocupa si él piensa en ella por sí mismo. ¿Qué sentido tiene que usted le ordene a
alguien decir “Te amo” y él lo repita como un loro? No tiene sentido decirle a laa gente lo que usted desea, si lo quee usted
desea es que ell ellos lo sepañ sivnetesidaddé que usted s selo: diga. Ese es el benefició de ¿Bñidad de los rodeos, — A AENA
“Este drama se' represeñta en Tá rútina del regalo de cum64
pleaños. Cualquiera podría comprarle lo que usted desea para su cumpleaños,
si se lo dijera.
De
hecho,
usted
mismo
lo
compraría, si fuese el regalo (el mensaje) lo que realmente
importara.
imaginar lo. que le gustaría, y tanto se interesa que le d dicá
tiempoo para-adquirirla. ce Nancy había mencionado su intención de comprar un par de guantes de trabajo, que se vendían en la tienda de la ciudad. Se sintió estafada cuando, para su cumpleaños, Thomas le obsequió esos.mismos guantes: había pedido a sus vecinos que los compraran por él cuando fueran en coche a la ciudad. Nancy
sintió que Thomas se debería habertomado el trabajo de pensar
en algo que a ella le gustara y tendría que haberlo elegido y —
comprado— él mismo. Los cumpleaños, como las Navidades, son situaciones propi-
cias para la desilusión, a causa de la importancia que asigna-
mos a los metamensajes implícitos en los obsequios que recibimos de nuestros allegados. Pero los rodeos funcionan muy bien en la mayoría de las situaciones, sila gente se pone de acuerdo sobre cómo usarlos.
Una mujer griega explicó cómo se comunicaban ella y su padre (y luego su esposo). Si ella deseaba hacer algo, como ir a
bailar, tenía que pedir permiso a su padre. Este nunca decía que no. Pero ella podía distinguir, por su manera de decir que sí, si era realmente eso lo que quería significar. Si decía algo así “ como “Sí, por supuesto, ve”, entonces ella sabía que él pensaba que era una buena idea. Si decía algo así como “Si lo deseas,
puedes ir”, entonces ella comprendía que él no pensaba que fuese una buena idea y noiba. Su tono de voz, expresión facial
y todos indicios de ella. ¿Por debería de un
los elementos del estilo de conversación le daban sobre cómo se sentía su padre con respecto a la salida
qué no le decía simplemente que pensaba que no ir? ¿Por qué no era franco? Pues bien, él se lo decía, modo que. era claro para ambos. En la medida en
que pueda siquiera hablarse de franqueza en los hábitos de 65
comunicación, cualquier sistema que logre transmitir el significado es franco.
Es fácil ver que el padre griego prefería no parecer autoritario. Es más quizá no se sintiera así, quizá creyera sinceramente que no decía que no, que su hija decidía no ir por su propia voluntad. Cuánto mejor es tener una hija que elige portarse
bien, que una que simplemente obedece. Y quizás inclusola hija
prefería que pareciese que era ella quien había decidido no ir. De hecho, quizá sintiera que estaba. eligiendo, ya que en
realidad su padre nunca le decía que no podía ir. Cuánto mejor
es_decir actuar bien que.ser forzado.a.obedecer. Por lo tanto, los rodeos en la comunicación entre ambos contribuían .;a. la
apariencia, yy ' probablemente también, ala sensación, de> afinidad. LA CORAZA PROTECTORA DE LOS RODEOS
Ot tro beneficio para el padre y la hija en este ejemplo es la defensa propia: evitar la confrontación: Ella no declara abier-
tamente que desea ir a la fiesta: sólo pregunta. Y él no dice
francamente que le niega permiso. Si no coinciden, la discrepancia
no
ha
sido
planteada,
apariéncias, (cias, nO 1APorta
y ambos_pueden $“salvar. las
To que sue suceda. Sin embargo, si la hija
decide salir, no precisa desafiar a su padre abiertamente. Si se
queda en casa, puede consolarse con uvas verdes: “De todos modos, en realidad no quería ir”. El beneficio de la defensa propia de los rodeos explica la. lógica por la cual formulamos prepreguntas tales como “¿Está ocupado esta noche?”. Ello nos protege del rechazo al negarlo, una vez que nos hemos comprometido con una invitación. EL PELIGRO DE LOS RODEOS En el caso del padre y
la hija griegos, el sistema funcionaba.
Pero cuando una persona expresa. intenciones sin declararlas. abiertamente, y la otra espera oír la in ormación expresada de, A
A
ri
66
forma franca, o. espera señales y esquemas indirectos, diferen-
tes, Ta situación se presta : a malentendidos.
Imagine que una prima greco-norteamericana que habla griego llega a visitar a la familia. Le pregunta a su tío si puede ir a un baile y él dice sí de la forma como su hija siempre comprende que quiere decir que no le agrada mucho laidea. La
prima entiende su respuesta ambigua en su significado literal
y va al baile. Es como hablar distintos idiomas mientras se cree que están hablando el mismo. El griego encuentra que su sobrina norteamericana (y quizá todas las jóvenes norteamericanas) son obstinadas y desobedientes e incluso de moral
relajada. La sobrina al enfrentarse con la subsiguiente desa-
probación del tío, encuentra que él (y tal vez todos los hombres griegos) son incoherentes e irascibles. SOLO BROMEABA
Hay muchas maneras de decir algo y. significar otra cosa.
Ironía, sarcasmo y figuras retóricas son los esquemas
que.
utilizamos, maravillosos cuando funcionan. Bromeaj es una forma de ironía. que | tiene los. beneficios de la afinidad. y. la defensa. El beneficio de la afinidad radica en el placer sensual
€ la risa compartida, así como también en la evidencia de la
afinidad al tener el mismo sentido del humor. El beneficio defensivo se halla en la habilidad para retractarse, “Sólo bromeaba”. Podemos ver los complejos metamensajes de la broma y su naturaleza indirecta en el siguiente fragmento de la novela
Household Words, de Joan Silber. En esta escena, Moe reaccio-* na con humor irónico cuando Rhoda comienza el juego amoroso con él, pero “sin llegar al final del camino”:
Moe se levantaba y saltaba en un pie, pateando hacia abajo
las bocamangas
de sus pantalones y gimiendo: “Sólo duele
cuando camino, por ejemplo. ¿Quién precisa caminar?””, Se
sujetaba él mismo burlándose de su propio malestar. Llegó a ser una especie de broma familiar entre ellos. 67
Si usted se fija en sus palabras, podría concluir que Moe no está diciendo lo que quiere decir. Sin embargo, en reálidad lo
dice realmente, que es mucho más que la información queseda
a entender. Aunque no lo diga, es evidente que ese juego sexual
sin llegar al coito le hace sentir físicamente incómodo. Que su malestar físico no es intolerable se demuestra por sus bromas al respecto y por el hecho obvio de que —contrariamente a lo que dice— es capaz de caminar. Por otra parte, hay un metamensaje de buena voluntad en el buen humor de Moe. Que pase por la rutina de la misma broma con régularidad, de forma tal que se convierte en una especie de broma familiar, crea una sensación de relación continua e íntima entre ambos protagonistas. Este es el fenómeno de “nuestra canción”: la exi existencia de una historia y, asociaciones compartidas. testimonian la: intimidad y la. realzan. Es por eso que es penoso oír las palabras o la canción después de que la persona se ha ido o la relación se ha roto: nos hace recordar que hemos perdido la intimidad, como un sonido
suspendido en el aire sin nadie para oírlo. En cierto sentido un
idioma ha muerto: ése que dos personas crearon y utilizaron en algún momento de sus vidas. EL PLACER ESTETICO DE LOS RODEOS
La broma y otras formas de ironía son comunes y satisfacto-
ias porque la-proeza de enviar y recibir significado que no se ha enunciado es en sí misma placentera: una especie de “Mira, Ma, no hay cuidado” en una conversación. Existe en el ser humano un aspecto extraño y compulsivo. Cuando somos buenos para algo deseamos hacerlo con modos cada vez más complicados e ingeniosos: realizar más saltos desde el trampolín, tejer diseños más intrincados, construircomputadoras más sofisticadas, tomar fotografías más elaboradas. Qué aburrido
decir simplemente lo que está en nuestra mente con tantas
palabras. Es mucho más interesante decirlo de un modo que sea gracioso, misterioso, sutil o estilizado. Y si alguien más com-
prende el humor, el estilo, las implicaciones —rompe el códi68
go—, es grato para ambos y envía un metamensaje de afinidad. El hablante se siente hábil por haber lanzado una pelota en curva, el oyente también se siente así por haberla atajado. Pero sino se ataja la pelota —si golpea a alguien en la cabeza o vuela fuera de la cancha— nadie está contento. El juego de pelóta de la comunicación se suspende temporalmente.
PARTE Il. POR QUE NO PODEMOS DECIR
LO QUE QUEREMOS DECIR
Si nuestros intentos por comunicarnos por medio, de rodeos
nos “hacen tropezar y rodar por el, suelo, ¿porqué seguimos
útilizándolos?. ¿Por qué. "no. decimos s sólo lo que queremos decir
francamente?
o
“Ya sabemos que es más placentero comunicarse de forma
indirecta; sería aburrido decir sólo lo que queremos significar
porque perderíamos el metamensaje de afinidad. Es útil cu-
brirnos no diciendo abiertamente lo que pensamos. Pero aun-
que quisiéramos ser francos, no podríamos por las razones que ahora paso a explicar. En primer lugar, decidir decir la verdad deja abierta la cuestión sobre a cuál de sus infinitos aspectos nos referiremos. En segundo lugar, ser directo no es suficiente porqué innume-
rables. presunciones sirven de base a todo lo que decimos u oímos. No consideramos decirlo de manera franca, precisamen-
te porque son presunciones, En tercer lugar, manifestar sólo lo
que queremos decir a menudo puede ser ofensivo para otros. Y finalmente, diferentes estilos de conversación opacan la franqueza. Decir lo que queremos..significar, en nuestro estilo
habitual da a entender.algo diferente.a,aquellos.cuyos:estilos
difieren: del. puestro. Los intentos por lograr que los demás se comuniquen del modo que a nosotros nos resulta habitual, para ellos resultarán manipulativos y no funcionarán. Veamos ejemplos de por qué no podemos decir lo que queremos decir.
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¿QUE VERDAD? Ellen retornó a su ciudad natal para el casamiento de su hermana. En la recepción, habló con muchos parientes y com-pañeras de escuela secundaria. No dijo mentiras ni teníaintención de decir ninguna; sin embargo, dio a distintas personas versiones muy diferentes sobre su vida como estudiante graduada. Y se alejaba de algunas personas con la impresión de que, al conversar con ellas, no se había representado fielmente a sí misma.
En unas charlas, Ellen enfatizaba lo bien que le iba todo. Le
gustaba la ciudad donde vivía, los cursos que seguía, las nuevas amistades que había hecho. Expréesaba satisfacción por su vida
y por sí misma, y pintaba un cuadro color de rosa sobre ellas. Pero conversando con otras personas, Ellen pintaba un cuadro diferente. Enfatizaba
los aspectos
negativos
de su vida:
el
peligro y las inquietudes de vivir en una gran ciudad y.en un
departamento oscuro y estrecho, las largas horas de estudio, y
la falta de tiempo libre y de dinero. Ambos cuadros eran verdaderos.
Es decir, ambos
eran
compuestos ensamblados con piezas de verdad. Sin embargo,
ambos eran falsos, por cuanto omitían las piezas incluidas en
la otra versión, así como también innumerables piezas en am-bas. Es imposible que Ellen, o cualquiera, pueda descubrir cada
aspecto de la verdad. Al construir una historia para una ocasión
determinada, instintivamente identificamos un punto u objetivo principal e incluimos los detalles que en él intervienen. A pesar de que no decidió hacerlo así a nivel consciente, Ellen pintó un cuadro positivo de su vida cuando conversó con parientes y con amigos de sus padres. No quería que se pre-ocuparan por ella o repitieran a sus padres nada que les cau-
sara inguietud. Construyó la perspectiva negativa de su vida para sus viejas compañeras de la escuela secundaria: mujeres de su edad que estaban casadas, aburridas y un poco envidiosas
de su vida independiente y de estímulo intelectual. Ella desea-
ba, de forma instintiva, evitar añtes que incitar su envidia. No hay espacio ni tiempo suficiente pare. establecer cada detalle, cada aspecto de la verdad, aunque pudiésemos guar-
70
darlos todos en nuestras mentes. Seleccionar palabras para decir e informaciór. para dar siempre supone elegir entre vastas posibilidades. La acumulación de los detalles que se eligen presentan algunos aspectos de la verdad, que inevitablemente
falsifican u omiten otros. Es imposible decir toda la verdad.
LA FRANQUEZA NO ES SUFICIENTE '
Una parte de la verdad que necesariamente se deja sin decir es nuestro conjunto de presunciones; aspectosdede] la verdad que
no pensamos. decir y sobre lós cuales, la mayoríadde las yeces, otros no piensan preguntar.
“Un hombre arribó a un aeropuerto internacional sin equipaje pero con un portafolio lleno de hojas de papel cubiertas con símbolos extraños y oraciones imposibles de interpretar. Las
autoridades de la aduana comenzaron ainterrogarlo: ¿dónde se hospedaría? “Nolo sabía”. ¿Qué tenía en su portafolio? “Notas”.
Las autoridades lo retuvieron por un tiempo considerable antes de comprobar que no estaba involucrado en algún negocio extraño. Decir a las autoridades la verdad y nada más que la verdad no libró de problemas a este viajero; por el contrario, se los creó. No declaró, sin que le preguntaran, que era un profesor de una universidad norteamericana invitado a dar una conferencia en una universidad local, por lo tanto se quedaría sólo una noche (por eso no traía equipaje). No explicó que las hojas de papel,
que parecían estar cubiertas con códigos, contenían ejemplos
de oraciones
y símbolos
lingúísticos que
no
tenían
sentido
propio o para el profano, pero que servirían como ejemplos en su conferencia. Cuando dijo, con veracidad, que no sabía dónde se alojaría, no agregó que sería huésped de la universidad local y que las reservas se habían hecho a su nombre.
agregó que en ese estaba esperando Responder en formularon no fue lo bastante sobre
Tampoco
momento un miembro del cuerpo docente lo a la salida de la aduana. forma directa a las preguntas que se le suficiente, ya que las autoridades no sabían la situación como para Orientar sus pregunya
tas. Al no ofrecer información pertinente por sí mismo, el profesor daba la impresión de estar ocultando algo. Y sin em-
bargo, no estaba siendo falaz; simplemente omitió establecer algunas cosas que eran obvias para él, pero no para los otros.
Por eso, una razón por la cual no podemos resolver el
problema de los. rodeos. en la conversación. siendo francos, es qué existen siempre presunciones no declaradas tanto por
parte “del hablante como del oyente: que pueden no armoni-
zar. No las manifestamos con. precisión porque son presunciopes: por definición, ideas que no se manifiestan porque se dan
por sentado. No domos conscientes de las ' presunciones hasta
que se presenta evidencia indiscutible de queno se comparten. Un éjempló muy sencilló al “respecto surgió cuando Ross llamó a Claire y la invitó a cenar.
Ross: Claire: Ross:
¿Por qué no vienes aquí para cenar? De acuerdo. Pero no puedo llevar nada. Sólo puedo lleyar lo que puedo pagar con cheque, ¡Esa es una excusa trivial!
Claire: Ross: Claire:
Puedo comprar algo en la cooperativa. Pero queda a trasmano. No. Me refiero a la que está cerca de donde tú
Ross: Claire:
No importa. Sólo ven. Sólo me Hevará diez minutos caminar hasta el estacionamiento; luego saldré. Ah, ¿tienes el coche? Pensé que venías andando. Sí, lo tengo. Es Regent Street veintidós veintidós.
Ross: Claire: Ross:
Claire:
Ross:
Clatre:
estás.
—
¿Qué es Regent Street veintidós veintidós? La casa de John. Es donde estoy.
Ah, pensé que estabas en tu casa.
Mientras se desarrollaba la conversación, cada uno seguía
oyendo decir al otro cosas que eran sorprendentes y extrañas porque Claire presumió que Ross estaba llamando desde su
propia casa y él creyó que ella sabía que estaba amando desde
la de John. El olvidó manifestar dónde estaba y a ella no se le 72
ocurrió preguntar porque supuso que lo sabía. Ninguno se rebeló y dijo “¿DE QUE EsTa HABLANDO?” Continuaron ignorando el aspecto extraño y las interpretaciones que idearon para expli-
carlo, hasta que Claire oyó algo que no pudo interpretar en
“absoluto: Regent Street veintidós veintidós.
Como todos caminamos a lo largo,de la vida por un. sendero,
individual, hu: uchas veces la información que supone ' UNO, nO la”
imágimasa el el otro. ot Si resulta que no se comparten las presuncio-
nes, más tarde nos pueden culpar —o podemos culparnos— por
no haberlas manifestado. El derecho a permanecer callado es inútil en la conversación. Pero no es habitual ni posible exponer todas las presunciones que son la base de todo lo que decimos. Y cuando surgen problemas, a menudo no podemos averiguar cuál fue la conversación específica que los originó, sin tomar en cuenta las presunciones sobre las que se basan, que nos
llevaron por mal camino.
CUANDO LA FRANQUEZA ES DESPIADADA
La “franqueza” puede producir o encubrir insensibilidad
según la suscoptibilidad de los demás. Estoes obvio en casos de
crítica voluntaria o reiterativa u otro tipo de información perjudicial: una práctica que se trata en detalle en el capítulo 9. Pero también es un peligro en conversaciones diarias frecuentes e inevitables sobre deseos y planes. Por ejemplo, Ruth va en viaje de negocios a Houston, donde vive su amiga Emma. Conviene en pasar con ella una tarde extra en la ciudad. Pero tanto Emma como Ruth terminan sin-
tiéndose frustradas porque en lugar de disfrutar de su vieja
intimidad de dos, se encuentran en una cena grupal que incluye al esposo de Emma y a otro amigo. Sucedió que el esposo de Emma estaba redactando un
informe y lo interrumpió para reunirse con ellas para la cena.
“Ajá”, piensa usted. Emma tendría que haber sido franca. Tendría que haberle dicho que ella deseaba estar a solas con Ruth, y él hubiese quedado satisfecho al poder seguir redactan-
do su informe.
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Pero no es tan simple. A pesar de que tenía trabajo para hacer, se hubiera ofendido si su mujer le hubiese dicho que no quería que fuese. ¿A usted le alegraría que sus mejores amigos no le invitaran a una fiesta, sólo porque justo esa noche usted tiene otros planes? Que tenga o no otros planes es una cosa: cosa propia, una cuestión del mensaje. Que lo inviten o no es otra cosa: un metamensaje sobre los sentimientos de ellos hacia
usted.
¿Y si Emma tratara de colocar el metamensaje dentro del mensaje diciendo “Te amo y amo tu compañía, pero deseo conversar con Ruth a solas”? Esto funcionaría en algunos casos,
pero sólo en aquellos en que ambas personas aprueban un nuevo sistema y esperan que se articulen tales metamensajes. Este sistema funciona no porque sea directo sino porqué es
compartido.
Hay un metamensaje
de afinidad al utilizar un .
sistema especial que los dos aprueban: “Hablamos el mismo
idioma”. En este caso, también cuenta el placer de aplicar o
romper reglas, que envía el metamensaje “Estamos tan uriidos que no precisamos hacer cumplidos. Podemos decirnos cosas que la mayoría de la gente no se diría”. Pero tal método no funcionará en absoluto con alguien que no ha adoptado este nuevo estilo, porque las personas creen
más en los metamensajes que en los mensajes. Si el esposo de
Emma considera que es ofensivo que le digan que su señora no desea que las acompañe, no le consolará la protesta de ella “Pero te amo”. Incluso puedo oír toda clase de implicaciones: por ejemplo, que ella desea hablar sobre él o que no confía en sus habilidades sociales.
ESTILOS DIFERENTES PUEDEN OPACAR LA FRANQUEZA Parte de la razón por la cual fue difícil para Emma y Ruth hacer arreglos para pasar unas horas a solas fue que era un fin de semana: la noche de un viernes. Ruth habría querido pasar la noche del jueves con Emma, pero terminó siendo la noche del viernes, como resultado de diferencias de estilo de hablar. Ruth había recibido. una, Mamada de Albert, que también “lá.
'
vive en Houston, y le mencionó que el jueves estaría allí por
negocios. Albert dijo: “¡Fantástico! Cenemos juntos el jueves
por la noche. ¡Lo dejaré libre!”. Ruth sintió una presión en su pecho —un signo de que las cosas estaban tomando un rumbo que no deseaba— pero comenzó instintivamente a cambiar sus planes para acomodar este cambio. Podría ver a Emma el viernes por la noche. ¿Por qué Ruth no dijo sencillamente “no” a Albert? No estaba preparada para desviar su ofrecimiento porque su manera de hacerlo la tomó desprevenida. Ruth esperaba que él hiciera un - vago ofrecimiento como “¿Piensas que tendrás tiempo para vernos?”. Luego ella hubiese respondido: “Espero que sí, tal vez para almorzar el jueves o el viernes. Te haré saber cómo marchan las cosas”.
¿QUIEN ES MANIPULATIVO? Ruth sintió que Albert la manipulaba para cenar con él el jueves por la noche. Sin embargo, él no tenía intención de forzarla, simplemente estaba demostrando su entusiasmo. Albert supuso que sus compromisos de trabajo la tendrían ocupada sólo durante el día y estaría libre, si no buscaba un
pretexto, parala cena. El se hubiera sentido ofendido y perplejo al saber que ella, en realidad, no deseaba pasar la velada con él. Y noentendería por qué ella sencillamente nose lo decía, Sus diferentes estilos de conversación le hicieron difícil a ella decir, lo que quería decir en respuesta. a cómo.él dijo lo que quería decir. “La sensación de ser.manipulado es. un resultado común de las. diferencias de estilo. Por ejemplo, se suponía que Ruth recogería las entradas para ella y Pam parair al teatro. Pero las únicas butacas libres eran las de la útima fila, y Ruth ticne mal
la vista, así que quería asientos en filas más cerca del escenario.
Llamó a Pam y le expuso el problema. Pam, al tanto de la mala
vista de Ruth, dijo algo obvio: que Ruth no debería compraresas entradas. Pero se sintió manipulada. ¿Por qué Ruth hizo que Pam sacara la conclusión —suponer el rol de la “pesada”— en (5
lugar de decirle con franqueza que no iba a comprar las entradas porque no podría ver bien desde tan atrás? Eso es lo que Pam hubiese hecho. Sin embargo, cuando Pam expresó su enfado, Ruth, asu vez, se sintió manipulada. ¿Por qué Pam trataba de forzarle a parecer egoísta y negativa cuando obviamente era mejor para
ambas que plantearle Aquellos no son tan después de
Ruth dejara salir a Pam por su cuenta, en vez de un hecho consumado? que no esperan o no están a favor de la franqueza reacios como incapaces de emplearla. Por ejemplo, haber sido rechazado dos veces, Burt no sabía si
volver a invitar a Minerva a almorzar por tercera vez. Trató de aclarar las cosas preguntando “¿En realidad quieres decir que no puedes, o tratas de decirme que no deseas almorzar conmigo para que no te invite otra vez?”. A pesar de que era cierto, Minerva no se animó a decirle “¡No deseo almorzar contigo,
nunca!”. Por lo tanto dijo: “Oh, bien, seguro, sabes, en realidad
estoy muy ocupada ahora”, rió con nerviosidad, y se sintió más
segura de su determinación de no salir con Burt, ya que él la
hacía sentir incómoda. Lo rechazaba de forma indirecta porque, según ella, era el único modo decente de hacerlo; no se animaba a decírselo de otro modo. Mientras, Burt percibía que Minerva esperaba que diera marcha atrás sin que se lo dijera de manera explícita, se sentía manipulado. Cuando él le preguntó directamente si ella desea-
ba o no almorzar con él, trataba de burlar la manipulación de
ella. Pero esto hizo que ella se sintiera manipulada, porque él estaba tratando de que ella hablara de un modo que a ella le parecía descortés e incorrecto. Cada uno se sintió manipulado, pero ambos sólo trataban de sentirse cómodos y de hacer las
cosas bien. Esto es análogo a lo que sucede cuando dos personas que se detienen a hablar tienen diferentes ideas sobre cuán cerca pararse una de la otra mientras conversan. Ambas tratan de forma instintiva de adaptar el espacio entre ellas a lo que es habitual y cómodo, lo que da por resultado que una retroceda y la otra avance. Entonces terminan por llegar al otro extremo
del salón. Cada una se siente manejada por la otra, y así es.
76:
Pero ninguna, a nivel consciente, trata de forzar a la otra a
nada. Ambas intentan hacer que la situación parezca normal. El peligro —y la inexactitud— de un término como “manipulativo” es que culpa a otros por la manera cómo nos sentimos al responder a ellos. LOS USOS DE LOS RODEOS
¿Por qué no podemos decir simplemente lo que queremos
decir? ¿Por qué una proporción tan grande de la comunicación
es indirecta, damos indicios de ella en los metamensajes, la detectamos en tonos de voz y la vislumbramos en expresiones faciales, en lugar de encararla frente a frente y expresarla con palabras?
En primer lugar, hay un beneficio.en-la afinidad. Es mucho
mejor conseguir lo que e deseamos, que nos entiendan, sin decir lo que queremos decir. Nos hace sentir el exquisito placer de
estar en la misma longitud de onda. Este es el placer de esas mágicas conversaciones en las que sólo decimos unas pocas palabras —o ninguna en absoluto— y sentimos que nos comprenden por completo. Es el premio gordo de la comunicación, cuya búsqueda nos hace jugar al regalo de cumpleaños y aotro juego afín: ¿me amas? En segundo lugar, hay 1 un beneficio en la defensa propia. Si lo que
deseamos
o pehsamos
no encuentra
una
respuesta
positiva, podemos retractarnos o alegar —quizá con sinceridad— que eso no era lo que queríamos decir. Los beneficios de los rodeos enla afinidad y la defensa propia corresponden a las dos dinámicas básicas que motivan la
comunicación:
las
coexistentes
y
conflictivas
necesidades
humanas de participación e independencia. Como toda mues-
tra de participación constituye una amenaza a la independen-
cia, y toda muestra de independencia constituye una amenaza a la participación, los rodeos son la balsa salvavidas de la comunicación, un modo de flotar sobre una situación en lugar de zambullirse apretando la nariz y salir parpadeando, Mediante los rodeos damos a los demás una idea de lo que TT
tenemos en mente, probando las aguas internacionales antes de comprometernos
demasiado: una fopma normal de equili-
brar nuestras necesidades con las de otros. En vez de soltar nuestras ideas abruptamente y dejar que caigan en cualquier parte, hacemos sondeos, percibimos las ideas de los demás y sus potenciales reacciones a las nuestras, y damos forma a nues-
tros pensamientos mientras seguimos hablando.
La belleza y las trampas del lenguaje son dos caras de la misma moneda. Una palabra que se dice, un pequeño gesto,
pueden tener significado más allá de su sentido literal. Pero
pueden pasarse por alto señales sutiles y recogerse un significado distinto del que se pretendía transmitir, y eso puede ser válido o no. Nuestro poder de comunicar tanto con tan pocas palabras inevitablemente acarrea el peligro de la mala comu-
nicación. Silos demás responden de manera extraña a lo que decimos, quizá queramos tratar de exponer nuestras intenciones de forma más directa en ciertas situaciones. Y al saber que otros a menudo no son francos, o por razones de estilo de conversa-' ción pueden no querer decir lo que les oímos decir, podemos, en
algunas
situaciones
y con
determinadas
personas,
solicitar
una aclaración. Pero debemos advertir que ciertas personas se sentirán desafiadas si se cuestiona lo que quisieron expresar,
y todo inlento de hablar sobre modos de conversación hará que otras se sientan incómodas. Por lo'tanto, lo más importante es
simplemente tener en cuenta que los malentendidos son naturales y normales, que no son signos de que suceda algo malo al interlocutor, o que la relación esté en peligro. Otra forma de enviar metameñsajes, las señales y los enfoques lingúísticos, que comunican
indirectamente,
es cuando
suministran un marco para lo que decimos. Este es el tema del capítulo siguiente.
78
5
Construyendo
o
y reconstruyendo
Las voces que suben de tono cn la mesa de al lado le hacen creer que se está gestando una pelea. Le sorprende oír, segundos más tarde, una explosión de risa. Lo que usted tomó por una pelea era en realidad una conversación en voz muy alta. Usted da a su amigo una palmada en la espalda o un
empujón, y de alguna manera él sabe que usted es amistoso,
que no está enojado. Pero cuando tío Charlie pellizca con cariño al pequeño Butch en la mejilla, le duele, y el niño concibe una decidida antipatía por tío Charlie. María hace un comentario sobre el mal gusto que tiene Gordon para elegir sus corbatas; él se ofende y objeta que muchas veces lo felicitaron especialmente por la corbata que usaba. María ríe, le da un empujón afectuoso y dice “¿No puedes
aceptar una broma?”.
Estos acuerdos y desacuerdos pasajeros son una cuestión de construcción: otro término y concepto que desarrolló Gregory Bateson.'' La construcción .es.un, modo de demostrar cómo significamos . lo que decimos o. hacemos,..y.. de. “deducir. cómo
significan los demás lo que: dicen o hacen. Es otro aspecto delos Fodeos en la conversación. Las señales y esquemas como los que se presentaron en el capítulo 3 sirven para construir nuestras expresiones a través de metamensajes sobre lo que pensarnos acerca de lo que sucede, lo que estamos haciendo cuando decimos algo y nuestras actitudes hacia lo que decimos y hacia las personas a quienes se lo decimos. Este capítulo ilustra el proceso de construcción en los diversos niveles de conversación. Señales sutiles como tono, tono de voz, entonación
y expresión
facial
79
trabajan, junto
con
las
palabras que decimos, para construir cada manifestación como seria, graciosa, fastidiosa, colérica, amable, ofensiva, irónica y así sucesivamente, Estas pequeñas estructuras transitorias
reflejan y crean estructuras más grandes que identifican las actividades que se desarrollan. Por ejemplo, las manifestacio-
nes que se construyen para dar información contribuyen a la
construcción de una actividad más amplia: la “enseñanza”. Fastidiar y decir piropos puede ser parte de un marco mayor: “cortejax”. Y dar consejos puede formar parte de ser protector. Todo lo que esté relacionado con el modo de decir algo contribuye a establecer la base que da forma a nuestras relaciones. La construcción sólo puede hacerse de forma indirecta, a través de metamensajes. Si usted trata de designar una estructura, indirectamente invoca otra distinta. Á veces nos sentimos
humillados por la aparente consideración de los otros, porque
su interés origina una sutil y poco grata reconstrucción de
nuestros mundos. Cuando las estructuras que se manifestaron y se percibieron están en conflicto, nos sentimos paralizados, atrapados en lo que Bateson denominó el doble vínculo. Para ocuparnos de la reconstrucción que nos pone incómodos, pode-
mos abordar el problema de forma franca, metacomunicándonos, oindirectamente, contrarreconstruyendo, Muchos de nosotros, por instinto, nos quedamos en las estructuras que otros armaron; algunos, también por instinto, les ofrecemos resistencia. La mejor propuesta es reconocer cuándo nos sentimos
reconstruidos y aceptarlo o resistirnos de acuerdo con la situa-
ción. Veamos más de cerca estos aspectos de la construcción. ¿QUE ES UNA ESTRUCTURA?
El siguiente ejemplo de diferentes estilos de rodeos —que
ahora sonará muy familiar— también ilustra la construcción.
Mónica le pregunta a Jay, “¿Dónde podríamos ir a cenar?”.
El nombra un restaurante; van; la comida es malísima. Mónica,
disgustada, refunfuña: “También era malísima cuando almor-
cé aquícon Sondra”. Jay se siente engañado: “¿Por qué no lo has 80
dicho?”. Ella es hipócrita: “No melo has preguntado”. Y conti-
núa para. acusarlo: “No te importa lo que yo deseo. Siempre
hacemos lo que tú deseas de todos modos”.
Según Jay, Mónica nunca dice lo que quiere hacer y luego se
enoja cuando no lo consigue. ¿Qué se supone que sea él, un
adivino? No puede imaginarse que, en realidad, ella sí sabe lo que desea, pero no quiere imponérselo sin antes percibir lo que él quiere. Cuando ella pregunta dónde podrían ir a cenar, espera que él responda en forma vaga (por ejemplo, “¿Qué te apetece?”) y le pasela pregunta a ella. Así ella podría contar con algo un poco menos vago, “Nada que sea muy pesado” o “Almorcé tarde”. Preguntar dónde le gustaría ir a cenar a él es un modo de comenzar una negociación en la cual ambos indicarían lo que apetecerían y hasta qué punto, de manera que podrían ponerse de acuerdo sobre algo que satisficiera a ambos.
Pero en lugar de una negociación, ella oye una exigencia de Jay sobre lo que él desea. Mónica; por su parte, no puede imaginar que cuando Jay
nombra un restaurante, sólo está aportando una idea: es su
modo de comenzar una negociación. Al mencionar un restaurante, Jay sugiere, no exige. Como ella espera que una negocia-
ción comience en forma vaga y luego se entre de lieno en ella, y él espera que comience en forma específica y se concluya, ella
nunca tiene oportunidad de decir lo que desea y.lo culpa a él por no interesarse; él piensa que ella no sabe ono dirá lo que desea, y que siempre lo está forzando a decidir. Cuando Mónica pregunta, “¿Dónde te gustaría ir a cenar?”
no agita una bandera que dice PREGUNTA: PRIMER PASO EN UNA
NEGOCIACIÓN Cuando Jay aporta el nombre de un restaurante, no
sostiene un estandarte que dice SUGERENCIA: PRIMER PASO EN UNA NE-
GosIACIÓN . Sin embargo, ésa es la manera en que manifiestan
lo que dicen: cómo están construyendo su conversación. Nuestras palabras no vienen con ¡INSTRUCCIONES DE USO . No ponemos a
nuestras expresiones una etiqueta con el nombre de la estruc-
tura a que pertenecen. Si lo hiciéramos, tendríamos un párrafo de estructuras para cada palabra en la conversación, y precisaríamos construir la estructura como tal, en retroceso infinito.
81
LAS ESTRUCTURAS NO TIENEN NOMBRE
Como por su propia naturaleza la construcción se señala
indirectamente, nombrar la estructura invoca a su vez otra
diferente. Si un padre dice a su hijo adolescente “Me gustaría tener una pequeña charla contigo”, éste puede responder, “¿Qué he hecho ahora?”. Espera algo mucho más importante que “una pequeña charla”, que sólo puede surgir de paso,
cuando no está rotulada. Cuando usted se ve obligado a expre-
sar “Le estoy hablando a usted” o “Estoy tratando de explicarle”, probablemente ya no está sólo hablando o explicando, sino
que ha alcanzado un estado de exasperación. Cuando todo está bien, las estructuras realizan su trabajo. sin ser. "notadas ni
nombradas. “ST usted intenta lograr que otros designen sus estructuras
preguntándoles cómo han querido decir lo que han dicho, o qué
piensan que están haciendo diciéndolo, probablemente oigan su pregunta como un desafío o una crítica. Pueden ofrecer un
contradesafío: “¡¿Qué quiere usted decir con que qué quiéro decir?!”. Como esperamos que la comunicación se desarrolle por sus 3 propios ios 1 medios,3, poner las intenciones e en tela dej juicio es, de por Sí, un metamensaje perturbador de falta de afinidad.
La mayoña de los interlocutores están más o menos de
acuerdo sobre cómo construir su conversación.
Por ejemplo,
durante una conversación telefónica con Shirley de repente
Eric exclama, “¡Basta!”. Shirley no se ofende; advierte que Eric
no se dirige a ella sino a su perro, a pesar de que no ve hacia dónde está mirando Eric. Puede deducir hacia dónde dirige. su
voz por el modo de hablar. No hay tiempo o no es necesario que Eric diga, “Espera un minuto. Voy a interrumpir mi conversación contigo para dirigirme a mi Perro, que ha comenzado a transformar la alfombra en cena”.
A diferencia de los seres humanos, los perros pueden iden-
tificar las estructuras sólo porel tono de voz y otras señales no
verbales, y no por el significado de las palabras que se dicen, lo cual determinó que el perro dé Eric confundiera las estructuras. Habiendo supuesto correctamente que Eric estaba hablando a su perro, Shirley comentó que le sorprendía oír que él se 82
dirigiera al animal con un acento sureño. Eric dijo que siempre
empleaba
ese acento cuando
hablaba
al perro y además
lo
demostró, “Como cuando le digo: “¡Ve y busca esa pelota!”. El
perro, que todavía se encontraba cerca de él, no comprendió las
palabras “Le digo” y, por lo tanto, no percibió esta estructura como una cita: Tlustro lo que digo al perro cuando deseo jugar con él”. En su lugar, interpretó lo que oyó como una invitación a Jugar y comenzó a correr alrededor de la habitación buscando algo para llevarle. (Escogió un sapo muerto.) ---ArHay situaciones en las cuales los seres humanos también tienen dificultades para identificar las estructuras. Tal situación se presenta en la escritura. En ésta, no podemos utilizar señales
de la conversación,
entonces
debemos
rotular, o de
alguna manera hacer señales con una bandera, sobre nuestros
cambios de estructuras: con encabezados de sección, frases de
transición y palabras introductorias como “En resumen” o “Para comenzar”.
- 2
Al hablar, no necesitamos
esas etiquetas
para las estructuras, porque identificamos los cambios orales de estructura por la calidad de nuestra voz. Esa es la razón por la cual, al leer la transcripción de una conversación, es difícil determinar cómo se quiso decir algo. (Esto tiene implicaciones significativas para los procedimientos legales que dependen del registro de testimonios o transcripciones de grabaciones palabra por palabra, de una conversación, como evidencia. )'? Sicomponemos las oraciones en la cabeza y luego escribimos
“las palabras que podíamos haber dicho, todos los elementos de la calidad de la voz (tono, ritmo, entonación) se pierden, como quizá también la estructura que permite a otros saber cómo queremos decir lo que decimos. Ese es el motivo por el cual a menudo se malinterpretan las cartas. El significado de las
palabras es claro, pero un lector suele perderse la: actitud del
Escritorconn respecto aese sigmfidado y hacia lapersona aaquién se dirige;ze¿es una actitud «excéntrica, afectuosá, “fastidiosa,
burlona?,
-
Una profesora estaba calificando un trabajo escrito por una alumna particularmente buena, con la cual tenía una relación amistosa. En clase, la profesora había destacado la importancia de la necesidad de limitar los trabajos al número de páginas 83.
permitido. La estudiante se había atenido al límite de páginas,
pero el número de palabras era muchísimo más alto pues había
impreso su trabajo en una procesadora de palabras que tenía tipos muy pequeños. En sus comentarios escritos, la profesora escribió una broma: “El uso de la procesadora es una forma de hacer trampas”. La estudiante perdió una noche de sueño, sintiéndose acusada seriamente de haber querido engañar a la profesora. Si ésta hubiese hecho su comentario en persona, la estudiante hubiera advertido, por la sonrisa y la actitud amistosa de la profesora, que la acusación era una broma. Cuando algo significativo está en juego, la mayoría de las personas prefieren tratar sus asuntos por teléfono a escribirlos y hablarlos personalmente a hacerlo por teléfono. Intuyen que cuando es importante enterarse del significado de lo que usted dice, tiene una mejor oportunidad de hacerlo con una determinada calidad de voz, y aún mejor si además usted emite señales no verbales con su expresión facial, sus gestos y su postura, para formalizar el significado.
Cuando una estación de radio prueba su sistema de alarmás, debé articular el sonido en forma muy explícita: “Esto es una prueba. Esto es sólo una prueba”. El peligro de que la audiencia pierda la estructura, se comprobó cuando Orson Welles leyó por radio La guerra de los mundos, de H. G. Wells. Muchos oyentes que habían sintonizado esa onda de radio luego de haber comenzado el programa, creyeron que estaban oyendo la noti-
cia auténtica del fin del mundo. Si hubiesen comenzado a leer la obra por la mitad, no se hubieran asustado, porque el libro, físicamente, estructura sus palabras como ficción. Para estructurar, la radio sólo depende del habla. A veces, los lectores pierden una estructuración explícita, inclusoímpresa. Así, un hombre que no estaba habituado a leer The New York Times cuando leyó un ejemplar en casa de un amigo, levantó la vista de su lectura con pánico y dijo “Este
diario es desconcertante”. Había leído una predicción sobre el
inminente fin del mundo, sin advertir el recuadro de la página
ni las palabras PROPAGANDA PAGA en un ángulo. :
84
SACANDO PROVECHO Di LAS ESTRUCTURAS: ANUNCIOS Y CHISTES *
Con frecuencia la publicidad utiliza nuestros hábitos de
construcción. Los anuncios televisivos de medicinas patentadas solían recurrir a hombres con guardapolvos blancos que
presentaban los productos y brindaban información elogiosa
sobre ellos. El guardapolvo blanco, el porte serio y el tono de voz sobrio construían a ese hombre como médico, y la información
quedaba como científicamente exacta, sin que el anuncio lo explicitara. Los anuncios modernos son más sofisticados; ya no son comunes los actores posando como médicos con guardapol-
vos blancos, pero se logran efectos similares de construcción
mediante la voz que transmite autoridad, o con actores que se
muestran informales, cálidos y amistosos al hablar en toros de voz que implican que la audiencia debe confiar en ellos, Para que tengan efecto, muchos chistes dependen de nuestros hábitos de construcción al sugerir una línea de interpreta-
ción y luego, de repente, cambiar las estructuras al £inal.'? Por ejemplo, el chiste sobre el hombre que, con un látigoen la mano, ofrece llevar viajeros hasta la ciudad próxima por la mitad del billete usual. Un grupo lo rodea; pagan su billete y lo siguen, suponiendo que ha dejado su caballo y su coche a la vuelta de la esquina. Cuando doblan la esquina —y la siguiente— sin ver el coche, se figuran que lo ha dejado en las afueras de la ciudad. Al dejar la ciudad, concluyen que su coche debe estar en la primera estación. Pues bien, mientras van a la próxima ciudad —a pie— protestan, y le preguntan ¿dónde están el caballo y su coche? “¿Quién mencionó un coche?”, pregunta él. “Yo dije que los llevaría a la próxima ciudad, y los estoy llevando.” No tuyo nada que decir sobre un caballo y un coche. El látigo sirvió para construirlos. Los oyentes tienen que cambiar estructuras al final, revisando su interpretación del significado de “llevar”.
Realizar ese cambio de estructura es lo que se considera “cap-
tar” un chiste. Los chistes, los anuncios y Jas bromas, utilizan nuestros
hábitos de construcción en “forma
intencionada. "PELO cómo el.
proceso “de con construcción es más | indirecto que a
85
A
explicito, “puede,
17
a
o
ción.
LAS ESTRUCTURAS EN PUBLICO: ESTOY TRABAJANDO, ESTOY LIBRE
Las diferencias en los modos convencionales de construir pueden originar confusiones y malentendidos en público. Por ejemplo, según la tendencia de las costumbres norteamerica-
nas, los trabajadores deben aparentar que están ocupados aunque no sea así, pero algunos estilos culturales exigen que las personas se vean “frescas”, es decir, no ocupadas aunque sí
lo estén. Una señora entra en una oficina de correos y se alegra
al ver que no hay clientes antes que ella y que el empleado parece no estar ocupado. Canta, bailotea y pierde el tiempo con algunos papeles, moviéndose lenta y despreocupadamente, sin mostrar signos de concentración en su tarea. En consecuencia, la clienta se fastidia cuando el empleado no da muestras de haberla visto ni de querer atenderla. Pero, en realidad, el empleado hacía algoimportante. Cuando terminó, se volvió hacia ella y la atendió con alegría. Si hubiese manifestado gran atención y preocupación por -.su trabajo, con movimientos localizados, ella hubiera captado el mensaje “Estoy ocupado” al aproximarse, y no hubiera espera-
do atención inmediata. (De hecho, con la misma facilidad, él
podría haber utilizado estas señales para dar la impresión de
estar ocupado cuando no lo estaba.)
POSICION Anne estaba esperando una cantidad importante de corres-
pondencia por expreso el día en que una fuerte tormenta de
nieve paralizó la ciudad. Al día siguiente llamó a la oficina de 86
correos y preguntó si tenía alguna posibilidad de recibir su
correspondencia. El hombre que atendió el teléfono dijo “¡No
señora!”. Ella preguntó: “¿No habrá ninguna entrega de correspondencia expresa?” El dijo, de modo autoritario y con una sonrisa irónica: “¡No, señora! Todo lo que esté aquí permanecerá aquí y lo que no está, no está. Nada entra ni sale”. Su tono indicaba que esto era obvio. Ella se estaba irritando. “Pues bien, ¿no podría ir y recogerla?” “¡No!” dijo él con brusquedad, llegando su enojo al punto más alto. “La oficina de correo está cerrada. La única razón por la que estoy aquí es porque no pude
volver a casa ayer por la noche.” Ante eso, la frustración de Anne se desvaneció. Dijo: “Oh, lo lamento. Es amable de su parte contestar el teléfono”. - Cuando Anne oyó que alguien atendía el teléfono se estableció la estructura “abierto para trabajar”. Pero para el empleado postal varado en su oficina, la estructura obvia era “cerrado”. El hecho de haberle dicho que no había podido regresar a su hogar la noche anterior, no sólo dio a Anne la información necesaria sobre la estructura del empleado, sino que también
cambió la posición desde la cual éste se dirigía a ella: desde “empleado no servicial” a “de persona a persona”.
La posición es un término empleado por el sociólogo Erving Goffman para referirse a un tipo de estructura que identifica la relación entre los hablantes. La misma información puede comunicarse con diferentes posiciones y efectos radicalmente distintos. Imagine a un hombre que insiste en que no puede permitir que usted utilice la piscina si no tiene su carnet,
diciéndole “¿Cómo sé que usted no está tratando de pasar furtivamente?”. Imagine la diferencia de efecto si él le dijera “Desearía poder dejarlo pasar. Yo tampoco pienso que esa regla tiene sentido, pero no puedo ir en contra de las normas”. En la última instancia, la posición entre el supervisor de carnets y el cliente es “usted y yo contra el sistema”. En la primera, es “yo
y el sistema contra usted”.
Los cambios de estructura como éste pueden mejorar o empeorar las cosas. Una profesora universitaria llegó al polideportivo de la universidad donde enseña y descubrió que no tenía su carnet de identificación. El estudiante que estaba de 87
turno a la entrada insistió en que no podía
pasar sin él. La
profesora explicó que pertenecía al cuerpo docente, que nadaba con regularidad y que su colega, otro miembro del cuerpo
docente que estaba con ella, podría identificarla. El estudiante sostuvo que debería buscar su carnet nuevamente porque sin él no le permitiría entrar.
La profesora buscó en su cartera en vano. Finalmente,
le
recordó que una vez que se había olvidado el carnet, el estudiante de turno simplemente había introducido su número en la computadora. Entonces el joven dijo que él también iba a hacerlo, pero si la obligaba a buscar su carnet primero, lo pensaría
dos veces antes de olvidarlo nuevamente. Esto cambió la es-
tructura de “cumpliendo con mi deber” a “dándole una lección”. Dadas las diferencias de rol, esta estructura pone al estudiante en una posición insolente con respecto a laprofesora. EL PODER Y EL PELIGRO DE LAS ESTRUCTURAS
La profesora hizo llegar su queja al director del polideporti-
vo, quien respondió que estaba seguro de que ella habia malinterpretado las intenciones del estudiante, pues sólo estaba cumpliendo con su tarea,
El poder de las estructuras reside en que hacen su trabajo de de forma reservada. Al | permitirnos significar lo que decimos si” sin
decir lo que significamos en1 tantás palabras, nos brindan la posibilidad de r retroceder, quizá con sinceridad, diciendo, “No
quisedecirlo eneese sentido”, o acusando, “¿Qué le sucede? Está imaginando cosas”. Este] beneficio (defensivo para nosotrc nosotros, en cuanto constructores, es una desventaja a cuando estamos incó-
módos con las estructuras as arn armadas por otros. Es mucho más
difícil desafiar el modo én en que que sesconstruyó. algo, que desafiar una afirmación mación directa, di
La mayoría de nosotros siente un fuerte impulso por nave-
gar con viento a favor. Cambiar de curso e ir viento en contra,
exige un gran esfuerzo y se corre el riesgo de que se vaya a pique el bote de la conversación. Pero existen dos maneras de operar las estructuras de la
88
conversación en lugar de que ellas nos dominen, Ambas supo-
nen cambiar de estructura, abandonándola. Una recurre a la
metacomunicación; la otra al cambio
narlo.
de estruc
sin menclo-
ROMPIENDO LA ESTRUCTURA
El mejor ejemplo de que dispongo para ilustrar el mecanis-
mo de permanecer en la estructura, y las dos maneras de abandonarla, es una experiencia personal, Por lo tanto, dejaré la estructura de exposición impersonal que he establecido en este libro —cambiaré la posición desde la cual me dirijo al lector— y procederé a describir una experiencia personal en
este punto. (He señalado este cambio de posición de moda explícito ya que, por escrito, no puedo señalarlo por la suavidad de mi tono de voz, por una postura corporal más relajada, con
una sonrisa, etcétera.)
Mientras daba una conferencia a un numeroso auditorio, dos personas sentadas en la primera fila —una pareja— me
ocasionaban problemas. Hacían comentarios irónicos, lanza-
bán preguntas extensas que desafiaban mis afirmaciones y me desviaban del tema de mi conferencia. El metamensaje de sus comentarios y preguntas señalaba que todo lo que yo decía era estúpido e incorrecto,
Esto nunca me había sucedido antes. Entonces lo encaré empleando las herramientas que habían sido útiles en el pasado para reconstruir las preguntas críticas de forma tal que no
fueran destructivas: mantuve mi aplomo; agradecía los inte-
rrogadores por mencionar puntos interesantes, y al responder
a sus preguntas hablé sobre temas que de todas maneras
quería tratar. Pero estas herramientas no eran lo suficiente-
mente fuertes para este trabajo de reconstrucción, ya que la
pareja no ponía nada de su parte para apoyarla. No hacían un
alto después de una, dos o tres preguntas; las formaban en voz alta en vez de levantar la mano para solicitar intervenir;
respondían en detalle a mis respuestas, en consecuencia cada pregunta llevaba 2 un extenso intercambio; y no dejaban de 89
comentar con tenacidad mis intentos por acortarsus largas respuestas.
Al acobardarme cada vez más por las largas interrupciones y desafíos a mi credibilidad, comencé a hacer chistes a costa de ellos. Finalmente, respondi a un comentario particularmente destructivo —la observación desdeñosa del hombre al afirmar que las personas que malinterpretan lo que se dice no son muy inteligentes— con una explicación apasionada, magníficamente articulada y razonada. Destaqué el error de comparar los modos de hablar con atributos tan cargados de valor e infunda-
dos, como la inteligencia: Sólo mis amigos más íntimos hubie-
ran reconocido mi mayor fluidez y elocuencia como un signo de
enojo. Al finalizar la conferencia, me sentí coro un vencedor después de la batalla: exhausta y agotada emocionalmente, pero aliviada por haberme impuesto. ” Á pesar de todo, a la mañana siguiente tomé conciencia de que no había manejado bien la situación porque había perma-
necido en la estructura que ellos habían armado: una batalla
que me involucraba con ellos como el centro de atención y los
catapultaba desde un numeroso auditorio al escenario central. Cada vez que respondía en detalle a sus ataques, reforzaba esa estructura y los animaba a disparar otra. Lo que tendría que haber hecho era quebrar su estructura, ya sea metacomunicán-
dome —hablanoo en forma directa sobre lo que estaba sucediendo— o cambiarla indirectamente. METACOMUNICACIÓN
Metacomunicación es el término que Gregory Bateson utili-
zó para referirse a la conversación sobre la comunicación, la designación de la estructura. Yo podría haber planteado abjertamente que las extensas interrupciones me impedían llegar a los puntos que había preparado o incluso que me sentía atacada. También podría haber analizado la interacción inmediata en los términos de mi conferencia. Por ejemplo, la mujer había objetado con vigor mi conclusión sobre el hecho de que las personas
a veces
causan
impresiones
90
que
difieren
de sus
intenciones. Inclinándose hacia adelante desde su asiento de
primera fila, había protestado: “¡Seguramente, si usted es una
persona sensible, ve la impresión que está haciendo, y si no
coincide con lo que se propone, entonces cambia lo que está haciendo!”. Podría haber preguntado entonces si ella tenía buenas intenciones al desbaratar mi conferencia, mostrarse descortés y alterarme. ¿Había notado ella que estaba causando esa impresión? ¿Se consideraba ella una persona sensible? Pero llamar la atención sobre el aspecto destructivo del comportamiento de ambos, hubiese reforzado la estructura de
batalla nombrándola y abriendo la confrontación. Hablar sobre mi reacción personal la hubiera agravado y me hubiera presentado en una postura más vulnerable de la que era congruente con mi rol de conferenciante. En otras palabras, el hecho de
metacomunicar cambia la estructura, pero también la sustancia, haciéndola protagonista de la nueva metacomunicación. El
hecho de metacomunicar envía por sí mismo un metamensaje de participación: como llamar a alguien para decirle que no se desea hablar con él nunca más.
Otra forma de abandonar la estructura hubiese sido: “Hay
setenta y cinco personas en este salón. Ustedes ya han formulado muchas preguntas; demos a algunos de los otros una oportunidad”. Esto cambia la estructura sin nombrarla. De. este modo, podría haber restablecido el control sin poner énfasis en el problema específico (“Estoy manejando este espectáculo y usted me está fastidiando”) pero ejerciendo un control desvinculado (al dar a todos la oportunidad de formular preguntas). Esta reconstrucción podría bloquear nuevas interrupciones e impedir que la pareja siguiera acaparando el
centro de atención, como un derivado en lugar del foco de la reconstrucción.
RECONSTRUCCION
EN LA ESTRUCTURA DE APROBACION
La suerte me obsequió con la continuación perfecta de este ejemplo. Al día siguiente había cambiado mis estructuras de un modo muy diferente: bajo el disfraz de aprobación y apoyo. 91
Ofrecí una charla a un pequeño grupo de psicoterapeutas. Lejos
-de atacar mis afirmaciones, se adhirieron a ellas con entusias-
mo. Tómaron mis ideas y las reconstruyeron en términos -: psicológicos: por ejemplo, “Ya veo lo que usted quiere decir; él fue hostil”. Desgraciadamente, lo que se ofrecía como un espectáculo de comprensión era en realidad la prueba de su ausencia. Mi punto consistía precisamente en que la conducta que erróneamente se veía como hostil era, en realidad, un ácto
bien intencionado en un estilo diferente. En ese contexto se desarrolló un tipo de reconstrucción aún
más poderoso. Decidí utilizar mi experiencia de la noche ante-
rior para demostrar el concepto de estructuras, como acabo de hacer aquí. Cuando terminé de explicar lo que había sucedido y antes de proceder a analizarlo, la psicoterapeuta sentada a mi
lado, tocó mi hombro y dijo: “Representemoós eso”. ¡Este gesto reconstruyó la interacción, poniéndome en el papel de paciente y a ella en el de mi terapeuta! Metacomunicarse en este caso sería decir: “¡Eh, no soy'gu
paciente!”. Resistirla reconstrucción sin nombrar la estructura
sería decir: “Espere, no he terminado
ejemplos”.
de hablar sobre estos
Es tan frustrante ser elogiado como ser criticado si sentimos
que el elogio está basado en una estructura que no nos pertenece, como la queja en la canción Killing me softly: “contando toda mi vida con sus palabras”. Deseamos
contar nuestras
propias vidas con nuestras propias palabras. Y es frustrante ser ayudado (como yo fui “ayudada” para representar una interacción que me había resultado difícil) si esa ayuda establece una posición con la cual no nos sentimos cómodos. No es divertido que nos abracen si el abrazo nos corta la respiración. RECONSTRUCCIÓN
COMO HUMILLACION
A veces usted se siente humillado por lo que otros dicen, y no está seguro de la causa de ese sentimiento, en especial si parece que dicen algo favorable. Poco después de su divorcio, Marjorie hizo un viaje a Lon92
dres durante las vacaciones de Navidad. Cuando se despidió de sus amigos Julian y Barb, Barb le dio una palmadita afectuosa en el brazo y le dijo con una sonrisa: “No tienes que jr hasta Londres para no estar sola en Navidad. El año próximo puedes pasar la Navidad con nosotros”. Marjorie le agradeció el gentil ofrecimiento. Pero se sentía destrozada. Reconstruyó su excitante viaje a Londres como un
intento patético por evitar estar sola en esa fecha. Sin embargo, como la reconstrucción se hizo por un gesto aparentemente generoso, no pensó objetarlo. Aunque hubiese pensado en ello,
hubiera callado, porque cualquier objeción podría introducir un tono contencioso en el hasta entonces armonioso intercambio. Tal comunicación es confusa porque constituye un doble
vínculo: el conflicto entre el mensaje y el metamensaje. El
mensaje dice “Nosotros somos tus amigos; deseamos que seas feliz”. El metamensaje dice “Pobrecita”, y eso hace que uno se
sienta así En otra su amiga corredora
de desdichado. oportunidad, Marjorie estaba esperando la visita de Caroline que era, como Marjorie, una próspera de bolsa. Cuando le mencionó a Sophia que Caroline
se quedaría
en
su casa,
Sophia
dijo: “Oh,
bueno,
tendrás
oportunidad de averiguar lo que piensa”. Estas palabras reconstruyeron la visita amistosa de una igual como una situación en la cual Marjorie era la agraciada beneficiaria de la visita de un superior, lo cual era insultante porque, reducía el rango de Marjorie. Peroel insulto no está en la proposición, está en la suposición sobre la que se basa: en otras palabras, en la construcción. Un grupo de amigos cena en un restaurante. Suelen probar. la comida entre ellos, en especial si es algo delicioso. Karen ofrece a Laura un pequeño trozo de su pato asado y Laura lo acepta. Luego ella ofrece a Karen un pequeño trozo de sus escalopes y Karen lo rechaza diciendo en tono conciliador: “Pú no tienes muchos. Son para ti”. De repente, Laura se siente como un cerdo porque está acaparandosu propia comida. Karen rechazó el ofrecimiento de Laura de un modo que construyó su negativa como maguáni93
ma, y el hecho
de que le acabaran
de ofrecer pato asado
resaltaba esta cualidad. Karen parecía implicar que deseaba
probar los escalopes pero se abstenía de hacerlo para no quitarle comida a Laura. (Quizás Karen en realidad estaba esperando que Laura insistiera en su ofrecimiento.) La auténtica magnanimidad hubiese consistido en pretender no desear
-nada, así Laura podría comer todos sus escalopes sin sentir que privaba a Karen de probarlos. La magnanimidad de Karen, construida con el modo como
rechazó el ofrecimiento, es la base de la clásica postura de “la madre martirizada” (“No te preocupes por mí; sólo me sentaré
quieta en la oscuridad”). Es un ardid irónico por el cual usted
desea ser magnánimo, pero también el mérito de serlo: y atribuirse el mérito por ser magnánimo reconstruye la conduc-
ta del otro, según
la cual lo priva austed: No es necesario
interpretarlo como intencionalmente destructivo por parte de los que inspiran culpabilidad. Es suficiente que quieran dejar constancia de su magnanimidad. La reconstrucción de la conducta del otro es un derivado de esa estructura. CONSERVADORES Y QUEBRADORES DE ESTRUCTURA
Un hombre y una mujer caminan por la calle. Un coche se acerca a la bocacalle al mismo tiempo que ellos. El conductor se
detiene en la esquina y les hace señas para que crucen delante de él. Esa aparente amabilidad revela, en un sentido, una inapropiada autoexaltación. En un cruce peatonal, es la ley, no la magnanimidad del conductor, la que obliga a dar paso a los peatones. Al hacerles señas para que crucen, el conductor se atribuye el mérito por una situación definida externamente, al
igual que Karen, que convierte los escalopes de Laura en un regalo de su parte.
¿Cómo responde a esta reconstrucción la pareja de la esqui-
na? La mujer acelera el pasoy atraviesa apurada la calle. El hombre retrocede y hace señas al conductor para que prosiga mientras él espera.
El instinto de la mujer la hace aceptar la estructura estable94
cida por el conductor: “Yo le permito pasar a usted”. Ella acelera su ritmo para devolver gentileza por gentileza, al evitar que el conductor espere más de lo necesario. El instinto del hombre lo hace resistir la estructura del conductor y sustituir la propia: “No, yo soy quien le permito proseguir a usted”. En tanto que podría parecer como si el derecho a proseguir
diera ventaja a uno, eso ocurre sólo a nivel del mensaje. En el nivel del metamensaje, el que decide tiene la ventaja, sin importar quién prosigue. Esta es la razón por la cual muchas mujeres no se sienten autorizadas por privilegios tales como mantener las puertas abiertas para ellas. La ventaja de pasar primero es menos destacable para ellas que la desventaja de que les sea otorgado el derecho a pasar por alguien que está construido, por su magnánimo gesto, como el árbitro del dere-
cho de paso.
La mayoría de nosotros tiende a resistir o a ceder a las estructuras. Aquellos que en forma instintiva se resisten a las estructuras armadas por otros, tienden a detenerse bruscamente cuando se sienten presionados. Los que en forma instin-
tiva se acomodan dentro de ellas, tienden a ceder cuando se sienten presionados. Es más probable que respondamos de acuerdo con nuestros hábitos, que conn los datos específicos de
la situación. Deberíamos aprender a responder de un modo o de otro —ir
con la estructura o resistirnos— según la situación. El primer
paso hacia este ejercicio de control es reconocer cuándo nos
sentimos incómodos dentro de las estructuras donde nos colo-
caron y comprender los modos de conversar que determinan la construcción. El segundo es practicar métodos para resistirse aesa construcción o para cambiar las estructuras cambiando el estilo de conversación. En algunos casos, incluso puede ser útil metacomunicarse: hablar sobre la estructura, empleando o no el término.
95
LAS ESTRUCTURAS SON DINAMICAS
Las estructuras no son estáticas como los marcos de los cuadros, sino que están continuamente produciendo líneas de interpretación, negociando posiciones. La construcción que se desarrolla en todo momento es parte de lo que establece la estructura para lo que se desarrollará luego, y su creación se debe en parte a la construcción anterior. La posición. que establecemos tiene su origen en la que se estableció el momento
anterior y el año anterior.
En cualquier punto, cada persona reacciona a una reacción
de los demás y causa, a su vez, una reacción en ellos. La mayoría
de nosotros tiende a verse a sí mismo al responder a lo que otros
dicen, sin advertir que lo que ellos dicen puede ser una reacción hacia nosotros. Tenemos una aguda noción de que dijimos lo que dijimos por lo que ella dijo, pero puede ser que no se nos ocurra que ella dijo lo que dijo por lo que nosotros dijimos:justo antes, ayer o el año anterior. La comunicación constituye, un flujo continuo'* en el cual todo es, simultáneamente, una reacción y una instigación y viceversa. No dejamos de mover-
nos en una compleja danza que es siempre diferente pero con
pasos familiares. El ritmo y la secuencia, que están en constan-
te cambio, se ajustan por sutiles metamensajes que construyen lo que sucede de un momento a otro. Algunos de estos ejemplos de construcción y reconstrucción tienen que ver con la humillación o la firmeza de sentimientos,
con la manipulación o el control de ambos. Este aspecto de la construcción puede comprenderse en función de una última dimensión de la comunicación humana: poder y solidaridad. Y
éste es el tema del próximo capítulo.
96
6
Poder y solidaridad
Jack va a visitar a su abuela, internada en una clínica geriálrica. Ella se jacta de que, en realidad, tiene mucha
confianza con las enfermeras porque la llaman Millie. Jack no está conforme; considera que no tratan a su abuela con el debido respeto. Jack siente que las enfermeras han establecido una posición que refuerza su actitud de poder sobre la paciente; interpreta el uso del nombre solidaridad,
de pila como una expresión de
Los términos poder y solidaridad'” captan el modo como hacemos malabarismos con las necesidades de participación e independencia en el mundo rea). El poder está relacionado con el hecho de controlar a otros (una extensión de la participación) y de resistirse a ser controlado (una extensión de la independencia): el deseo de que no haya abuso. Pero también tiene
relación con el rango social de las perzonas, ya que uno superior
supone el derecho a controlar y a resistirse a ser controlado. La
solidaridad es el impulso a ser amistoso, similar a lo que hemos llamado “afinidad”, pero el poder también establece una -posición de igualdad entre las personas, porlo tanto ninguna puede
decirle a la otra lo que debe hacer. Es fácil ooseryar cómo los rangos superiores nos permiten decir a otros lo que deben hacer. Dos jefes dan órdenes a los empleados; los padres, a los hijos; los maestros, a los alumnos; los doctores, a las enfermeras y a los pacientes. Pero aun en situaciones en las que las as se encuentran en aparente igualdad de posiciones amigos, y compañeros en el amor 0.en eltrabajo las necesidades de participación e independencia invocan cuestiones de. control..de. forma constante. > A
rr
rl
97
Los.rodeos_ hacen posible controlarara otros sin que 58a
evidente. El padre que hace saber, sin decírselo, a su hija lo que él considera que ella debería hacer, en realidad desea imponer su voluntad. Pero preferiría sentir que está haciendo lo que quiere porque su hija desea lo mismo (solidaridad) y no porque él la esté obligando (poder). De este modo, el poder puede disfrazarse de solidaridad. Pero sabiéndolo, podemos confundir
expresiones sinceras de solidaridad con juegos de poder y humillación. Al estrechar mi mano, ¿me da usted un apretón extra para hacerme saber que le agrado o que es más fuerte? Puedo
recibir cualquiera de los dos mensajes, sin tener en cuenta el
que usted quiso transmitirme. El poder y la solidaridad están paradójicamente relacionados entre sí; ambos se excluyen y se vinculan mutuamente. El amor implica el deseo de agradar a quienes amamos; por lo tanto, hacer que otros nos amen es una manera de lograr satisfacer nuestro deseo. Así, la solidaridad supone poder. El temor nos motiva a hacer lo que desean las personas a quienes tememos; en consecuencia, hacer que otros nos teman'.es también una manera de lograr nuestro deseo, y de recibir amor. Así, el poder supone solidaridad. Estas dimensiones están aún más entrelazadas porque amar siempre supone temer que el amor se pierda. Porlo tanto, el amor y el temor pueden hacer que nos sintamos (o estemos) controlados y que controlemos (o tratemos de controlar) a otros. “Esta situación constituye una paradoja, como el dibujo del
cáliz y las dos caras. Ambas imágenes existen en la figura de
modo simultáneo y las podemos ver, pero sólo una a la vez. De igual manera, sólo podemos ver un lado ala vez de la dimensión poder/solidaridad. Si usted trata de lograr que yo haga lo que desea
—manipulándome—,
entonces
no
me
ama;
me
está
usando. Es difícil ver —por contradictorio— que usted me ama y meesté usando. Quiere que yo haga lo que usted desea y quiere que yo sea libre. Tales paradojas mantienen la comunicación (y las relaciones) en un estado de desequilibro y ajuste continuos.
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¿QUE HAY EN EL NOMBRE DE PILA?
El ejemplo de la mujer en la clínica geriátrica es un buen motivo para comenzar a explorar la dimensión poder/solidaridad, ya que la forma como nos dirigimos a las personas corresponde a los modos más comunes de demostrar rango y
afecto. La solidaridad predomina
cuando dos personas se
llaman por su nombre de pila; el poder se impone cuando una sola llama a la otra por el nombre de pila sin reciprocidad.-Si un hombre
le dice a su criado: “Cuando
los invitados lleguen,
hágalos pasar al salón, Steven”, ¿puede Steven responder: “Será un placer, Roland”? Si la maestra designa a Johnny para que lea la lección en voz alta, ¿puede Johnny preguntar “Qué página, Margaret”? Si el doctor, el dentista o el psicoterapeuta llaman a la secretaria o al paciente “Mary”, ¿puede Mary responder en la misma forma?
Edad, sexo y rango desempeñan un papel en estos ejemplos, En cierto sentido, la relación de edades es un modelo para el
poder y la solidaridad. Todo adulto puede llamar a un niño por -su nombre, pero los niños deben llamar, por lo menos a algunos adultos, por su rango y apellido (señor, señorita, señora, doc-
tor). Las maneras de hablar a los niños —llamándolos por el nombre, dándoles palmaditas y acariciándolos, formulándoles preguntas personales— manifiestan afecto. Pero también reflejan una diferencia de rango, porque el derecho a manifestar afecto en esa forma no es recíproco. Por extensión, cuando un hombre
de negocios,
el señor
Warren, dice al ascensorista “Buenos días, Jimmy”, quiere ser amistoso, pero quizá le recuerde a Jimmy la diferencia de sus
posiciones sociales. Y si Jimmy está parado en el vestíbulo hablando con el conserje, el señor Warren puede tocar su brazo para que se corra a un costado. Pero el señor Warren esperaría que Jimmy se acercara y le dijera “Disculpe”, si quisiera que el señor Warren se apartase.
El señor Warren también puede sentirse libre de apartar a toda mujer que le bloquee el paso tocándola de modo amistoso, mientras que se evitaría todo contacto físico y diría “Disculpe” (en otras palabras, sería más formal que amistoso) si su paso 99
estuviese bloqueado por otro hombre con un traje de tres piezas. Quien de forma consciente intenta ser amistoso, puede ser visto como alguien que pretende destacar su rango, si no tiene reciprocidad o no coincide con la manera de ser amistoso de una persona de igual rango social.
Las mujeres, con frecuencia, quedan atrapadas en las ga-
rras de esta paradoja. Se las llama por el nombre de pila y se las toca mucho más a menudo que a los hombres. Los conductores
de debates, los moderadores de paneles, los estudiantes y otras
personas se dirigen a los hombres que tienen el doctorado en filosofía, diciéndoles “doctor” muchas
más veces de lo que lo
hacen con las mujeres con el mismo título. Es habitual para los extraños —agentes de viajes, vendedores, empleados de pedidos telefónicos— llamar por el nombre de pila a todas sus clientas. En cierto sentido, esto expresa condescendencia, es decir, falta de respeto. Así como las personas se sienten libres de tocar, dar una palmadita y llamar alos niños por su nombre,
también se sienten más libres de usar estos signos amistosgs
con las mujeres. Pero no es menos cierto que las personas que tratan alas mujeres de esta forma, lo hacen para ser amistosas; emplear “señorita” o “señora” sonaría extraño, como todo lo que va contra las costumbres. Muchas mujeres prefieren que las llamen por su nombre, porque el hecho de utilizar el rango y el apellido pone distancias. Y a las mujeres les molesta esto más que a los hombres. “GRACIAS, CARIÑO? Una joven y prometedora ejecutiva estaba entrevistando a
un probable empleado para su empresa durante un almúerzo informal, El restaurante tenía un sistema de autoservicio para el café. La ejecutiva se estaba sirviendo café cuando un hombre se le acercó y le pidió que le sirviera un poco. Ella lo complació
con gusto, y él le dijo: “Gracias, cariño. Alguna vez haré lo mismo por ti”,
A pesar de que ella no había tomado a mal el pedido (otras 109
mujeres quizá sí), sintió que la colocaban en un rango inferior
porla forma íntima de dirigirse a ella. Dijo al extraño: “Gracias, pero no me llame cariño”. Esta réplica enfadó al hombre, que comenzó a balbucear y finalmente la acusó: “¡Seguro que su esposo la llama 'cariño' y eso a usted le encanta)”. Este era, precisamente, el caso. Ll no era su esposo, entonces no debería dirigirse a ella como podría hacerlo su cónyuge. Pero el gesto del hombre sí había sido amistoso, así que el hecho de que ella se ofendiera le había parecido injusto. El daba el metamensaje de solidaridad al llamarla “cariño”.* Ella reaccionaba al metamensaje de condescendencia. Lamentablemente, no existe un término para que el hombre demostrara sus sentimientos amistosos sin ser condescendiente. “Compañero”, “amigo” o “chico” no serían apropiados para una mujer. Todos los términos tradicionales que expresan afecto hacia las mujeres
tienen una connotación condescen-
diente precisamente porque se utilizan sólo para las mujeres. Esta es la razón por la cual es frustrante tratar con mujeres (u otros que sean diferentes) en ambientes en los cuales se está acostumbrado a tratar sólo con hombres. Las formas que tradicionalmente se emplean para hablar:con los hombres parecen descorteses, pero las que se emplean con las mujeres implican no acordarles el mismo respeto que un hombre recibiría. El doctor que da una palmadita en el brazo a su paciente o enfermera diciendo “¿Cómo está usted hoy, Sally?” puede tener sinceras intenciones de ser afectuoso y amistoso. Pero puesto
que el paciente o la enfermera no pueden darle una palmadita en el brazo y preguntarle “¿Cómo está usted hoy, Richie?”, hay un (posiblemente no intencionado) metamensaje de superioridad en el gesto del doctor. Las formas de demostrar interés o de acercarse —usar el nombre de pila, tocar y preguntar sobre la salud— son también, paradójicamente, expresiones de superioridad, lo cual es condescendiente. Muchos de nosotros, al enfrentar metamensajes tan varia-
dos, rechazamos la condescendencia e ignoramos el interés o agradecemos el interés e ignoramos la condescendencia, lo
mismo que cuando miramos un dibujo paradójico: no podemos 101
retener ambas imágenes al mismo tiempo. Pero ambas están
allí. Sentir enojo por la condescedencia o agradecimiento por el interés equivale a ignorar la mitad de la comunicación. NEGANDO
EL PODER
Vemos nuevamente que la comunicación es un doble vinculo. ¿Qué debe hacer un doctor bienintencionado? Muchos pacientes no aceptan la invitación de su doctor a que lo lamen por el nombre de pila porque sienten que, en realidad, existe una diferencia de rango: diferencia gue quieren tener en cuenta, ya que confían sus vidas a su doctor.
Aun los pacientes más jóvenes responden a los metamensajes porla manera de hablar que tienen los doctores con ellos. El médico de cabecera de Ben Clarke, de cuatro años, era muy natural. Se lo conocía por su nombre de pila, Ralph, y entretenía a sus pequeños pacientes con parloteos antes de examinarlos. En una ocasión, Ben tuvo que consultar a un especialista
cuyo modo de tratar a los niños era más tradicional y formal. Después de la visita, Ben comentó a su padre con aprobación: “¡Ese sí es un doctor!” cuando le preguntaron por qué lo decía, Ben explicó: “Habla como un doctor”. Si un doctor anima a sus pacientes y enfermeras a que lo llamen por su nombre de pila y le pregunten sobre su vida privada, puede ser que lo interpreten como que está fingiendo una falsa igualdad. Pero si lo hace una doctora, puede sacrificar muchos más signos de respeto que los que confiere el rango
médico. Tratar de serllano cuando usted no lo es puede parecer
hipócrita y provocar resentimiento cuando intenta imponer su autoridad: por ejemplo,
cuando
un doctor insiste en que un
paciente o una enfermera sigan sus instrucciones sobre procedimientos médicos. Y los maestros que estimulan las manifestaciones de solidaridad de sus alumnos se encuentran solos frente a frente en el campo del poder cuando deben calificar o tomar decisiones sobre pruebas de nivel. Por lo general, los médicos, jeíes, profesores y gente mayor son los que autorizan a otros a dirigirse a ellos por su nombre
102
de pila o a utilizar otros signos de familiaridad. (Como se acaba de explicar, las mujeres que ocupan estos cargos a veces sienten que esta prerrogativa les fue usurpada.) El mismo acto de otorgar permiso para representar un papel de igualdad coloca en una situación de superioridad. Y aquellos que lo conceden para usar algunos signos de rangos equivalentes, con seguri-
dad tienen fuerte convicción sobre las libertades que no debe-
rían tomarse. Una profesoraa quien no le importaba que sus
estudiantes la llamaran por su nombre de pila y empleaba una
conducta amistosa más que profesional, se molestó, sin embar-
go, cuando un estudiante la felicitó por la distinción académica que acababa de recibir y remató su alabanza con una palmadita en la espalda mientras
se reía entre dientes, y cuando otro
estudiante, al pedirle ella que le alcanzara algo, le respondió con una broma: “¡Di por favor, ricura!”. La solidaridad rebaja el poder. No podemos tenerlo de ambas formas. El trabajador social que busca que una pandilla lo acepte renuncia a su autoridad. Mientras preserve su autoridad o el derecho a invocarla en circunstancias extremas, la pandilla no puede aceptarlo como un igual. Las muestras de solidaridad por parte de quien se percibe como con rango superior pueden desencadenar una explosión y parecer condescendientes. Serinformal para demostrar solidaridad hacia quien parece tener un rango menor, también puede
desatar una explosión y parecer insolente. Y el primer caso puede invitar al segundo. Las diferencias de rango se expresan y mantienen por las formas de hablar, pero también se las
«puede invocar sin intención, porque éstas envían metamensa-
jes sobre el rango de los interlocutores.
RECONSTRUIR EN LA DIMENSION PODER/SOLIDARIDAD: RECLAMAR IGUALDAD INAPROPIADA
En el capítulo 5 se presentaron ejemplos de comentarios que causan incomodidad, porque el hablante asume una posición que el oyente juzga inapropiada. A veces, lo inapropiado tiene relación con un rango relativo; entonces la dimensión poder/ 103
solidaridad está en juego. El elogio, por ejemplo, no se aprecia cuando el que lo hace parece colocarse en un nivel superior: en
la posición de juez.
Una escritora independiente, que integra también el cuerpo docente en una escuela de periodismo, recibió una carta de felicitación por un artículo que le había publicado un importante diario. A continuación, se incluye un extracto de esa carta. Pregúntese usted qué posición parece establecer la autora de la carta con respecto a la periodista. Le escribo después de todo este tiempo porque he leído su
artículo y me ha causado una honda impresión. Usted describió
con exactitud lo que ha afectado a muchísimas personas en la misma posición, y recientemente yo misma llegué a la misma
conclusión. Gracias por compartir su punto de vista con tanta
claridad. Qué pena que nunca hablamos sobre esto cuando estuve en Nueva York. Podría haber sido una conversación muy
interesante. Después de leer su artículo, estoy convencida" de que sostenemos un enfoque similar sobre este tema y podríamos haber coincidido en muchos puntos. ¡Siga trabajando así! La periodista se sorprendió al recibir esta carta de una ex
alumna, bastante más joven, que no era siquiera escritora. Los términos del elogio —“causado una honda impresión”, felici-
tando a la escritora por haber llegado a su misma conclusión,
presumiendo que la escritora hubiera deseado conversar con la autora de la carta si hubiese sabido que coincidirían— establecen una posición que coloca al que hace el elogio en un nivel de
superioridad. Los estímulos como “¡Siga trabajando así!” pueden implicar que la persona que aplaude ha estado esperando mucho tiempo en la línea de llegada.
Cuando alguien invoca solidaridad que parece inapropiada, lo tomamos a mal. Los padres que tratan de conversar 0 vestirse como adolescentes a menudo son reprendidos por sus hijos por hacerlo mal. En el fondo, lo que los jóvenes pueden objetar es que sus padres pretenden ser miembros de un grupo al cual, en realidad, no. pertenecen: invocan una solidaridad
injustificada.
104
Un adolescente hizo escuchar su nuevo álbum de rock a su
padre, a quien le gustaba la música clásica. El padre declaró que ésta era fabulosa y comenzó a explicar por qué la conside-
raba admirable
desde el punto de vista artístico. Lejos de
sentirse complacido, el muchacho se molestó. “¿No puedo tener
nada propio?”, preguntó. Quería, en cuestión de música, sentir que él era el experto y su padre la persona no entendida en la materia. Sentía que al abrazarla, su padre la estaba poseyendo. En cuanto a música, ropa o modos de hablar se reñere, el
propósito de los padres puede no ser controlar, sino sentirse solidarios con sus hijos. Sin embargo, éstos pueden experimentar las maniobras de sus padres para aceptar o emular su conducta como una invasión basada en el poder. Y es frecuente que se invoque la solidaridad para influir; no es por casualidad que las frases “hacer amistades” y “ejercer influencia sobre las personas” se combinen, por lo general, en la misma expresión.
GANAR AMIGOS PARA EJERCER INFLUENCIA SOBRE LAS PERSONAS: VENDER
El vendedor que le da una palmadita en la espalda y lo llama por su nombre de pila puede alejarlo en vez de atraerlo, ya que está actuando como si fuese un amigo. Usted no sólo siente que la solidaridad en esa situación es inapropiada, sino también que se está haciendo pasar por su amigo con el objeto de ejercer su influencia, como podría hacerlo un amigo: quiere que usted compre su producto. Los vendedores hábiles comprenden por instinto la relación entre solidaridad y control. Para vender
algo hay que establecer una posición amistosa. Un vendedor que lo ayuda a elegir un traje nuevo, echándose hacia atrás y diciéndole que el traje es “realmente usted”, y hace que usted se vea como un millón de dólares, puede estar tratando de ver, sinceramente, lo que mejor le sienta, como haría un amigo, o aspirando a un millón de dólares en ganancia pare el negocio. Una mujer observa un mostrador de cosméticos. La vende105
dora comienza a darle consejos amistosos y poco después maquilla a la cliente con cosméticos de muestra. Pasando un
trozo de algodón embebido en un líquido limpiador caro por la frente de la clienta, la vendedora, triunfante, sostiene el algodón delante de los ojos de la clienta y exclama: “¡Y usted pensó que su rostro estaba limpio! ¡Mire esto!”. Como son las seis de
la tarde, en una ciudad sucia, la clienta no tiene ninguna razón para pensar que su rostro esté limpio. Pero sus buenos modales, su impulso por preservar la solidaridad no contradiciendo, impiden que formule un desafío: “¿Quién dijo que yo pensaba que mi rostro estaba limpio?”. Después la vendedora hace un ofrecimiento de gran intimidad: “Toque mi rostro. ¿No está terso?””. La innata cortesía de la clienta no le permite rechazarlo o decir otra cosa que: “Oh, sí, su cutis es muy terso”. Otro triunfo para la vendedora: “¡Porque uso este producto!” . Habiendo coincidido en que su rostro está más sucio de lo, que pensaba y en que la mujer que usa el producto tiene un cutis muy
terso, la vendedora
guía a la clienta
por una línea de
razonamiento que la lleva a la conclusión lógica de que debe comprar el producto. Si se niega, debe verse como una mujer que no desea un cutis limpio y terso. Esta es la manera como los vendedores hacen uso de nuestros hábitos de conversación para invocar solidaridad con el propósito de ejercer el control. Las personas empleadas como vendedoras a menudo son (o pretenden serlo) expertas en los productos que venden: cosméticos, computadoras o equipos electrónicos. Perola persona que
va a un negocio para que la asesoren 'sin cargo se puede convertir con facilidad en un cliente. Entonces queda por resolver si el vendedor de computadoras recomendará la que mejor convenga según las necesidades del cliente o la que le proporcione la comisión más alta. Cuando un vendedor pasa de responder preguntas a hacer una venta (un paso gradual, por supuesto) se da una situación similar a la que se produce con el cambio de estructura que tiene lugar cuando un maestro que ha estado ayudando a sus alumnos a aprender, de repente cambia de rol, y debe calificar106.
los. Por lo general,
los maestros
quedan
atrapados en este
conflicto de estructuras sin desearlo e incluso sin ser conscien-
tes de ello; el rol de maestro, basado en la solidaridad (pero no
exento de poder) es el que ellos ambicionaron, En las ventas, lo opuesto puede ser verdad. El rol informativo basado en la solidaridad contiene los medios adecuados para armar el escenario que facilitará el control: lograr una venta. INVOCAR LA DISTANCIA INAPROPIADA
Así como la solidaridad puede hacer doble trabajo, la distancia también, distanciarse para ser cortés o considerado, incluyendo la mención de título y apellido, puede interpretarse como
una muestra de superioridad: ser engreído o snob. Imagine a
una adolescente que vuelve de una escuela privada de señoritas y se dirige a los miembros de la familia con un lenguaje formalmente gentil. La reacción de la familia podría ser:
“¡Estás enojada con nosotros?” o “¿Ahora piensas que eres demasiado buena para nosotros?”. Así, una falta de solidaridad.
puede interpretarse como una presunción de superioridad.
Los-modos de hablar que maniftestan cortesía (con la inten-
ción de preservar la solidaridad) y que brindan opciones o
mantienen distancia son los mismos que manifiestan respeto o rango inferior. Por lo tanto, la “cortesía” puede darse como automenosprecio, Esto puede crear un doble vínculo en las personas que utilizan estilos de cortesía convencionales: por ejemplo, las mujeres y los sureños de Estados Unidos (fuera del sur). Sus formas de construirla solidaridad dan la impresión de
que se sienten impotentes: retraídos y sin carácter. Estos estilos pueden lograr hacer que otros sean como ellos, pero no pueden hacer que asciendan de rango. Otras formas de automenosprecio no despiertan simpatía en los otros. Un famoso conferenciante se deja ver sólo el tiempo * necesario para dar la conferencia, después de lo cual desaparece. Sus colegas murmuran sobre loimportante que se considera como para perder tiempo escuchando a otros conferenciantes, En realidad, este señor se escapa rápidamente porque la
107
interacción social con quienes no conoce bien es muy difícil para
él. Al no saber cómo acercarse a los demás, se para a un lado y desvía su mirada, dando la impresión de serinaccesible. Luego se siente ofendido cuando nadie le habla. Lo que se percibe como una muestra de poder es en verdad una falta de solidaridad. Lejos de sentirse demasiado bueno para todos, en verdad no se siente lo suficiente. AMBICION
La presunción de que existan motivos relacionados con el -poder cuando puede estar en juego la solidaridad es adecuada para comprender la ambición, una cualidad sobre la cual
nuestra sociedad es ambivalente. La ambición es la expresión
del deseo de poder y solidaridad. Pero solemos considerar que la ambición está basada sólo en el poder. Uno de los fines de la ambición es ejercer control sobre otros: hacer las cosas a nuestro modo, saber que nuestra palabra sé mantendrá.
Pero otro fin es que nos amen: saber que no nos
ignorarán, que oirán nuestra palabra. Los efectos de estos dos fines pueden coincidir, pero las motivaciones son distintas. Ser un político —ya sea dentro o fuera del campo político en sí— supone un estilo que muchos de nosotros sentimos, por definición, como no sincero, Pero la política, como otras esferas
del éxito y de la influencia, es una cuestión que involucra los dos
aspectos de la ambición. La gente busca la influencia política para sentirse poderosa, pero también para sentirse amada por el mayor número posible de personas. Las habilidades políticas, como recordar los nombres de las personas y detalles personales sobre ellas, son simplemente el desarrollo de las habilidades sociales para construir la afinidad. Un comentarista describió como mejor político a quien pue-
de “trabajar el ambiente”, y nombró a Hubert Humphrey como
ejemplo representativo de esta habilidad. Humprey solía en-
trar majestuosamente en el salón donde cenaban muchas personas, se paraba en cada mesa y saludaba a todos los invitados por su nombre, haciendo referencia a algo personal sobre ellos. 108
Un modo cínico de considerar esta conducta es que el político finge interés para lograr respaldo y, fundamentalmente, votos. Las películas y la TV fundamentan este punto de vista: un político habla por teléfono mientras su asistente rápidamente le entrega una tarjeta. Tomándola, el político vocifera en el
teléfono: “¡Fue un placer hablar con usted! ¡Cariños a Mary y a
la pequeña Jennifer! ¡Encantado! ¡Encantado!” Pero esta euforia bien podría ser sincera. El modelo para tal
manipulación es la persona que en forma espontánea complace alos demás recordando sus nombres y detalles sobre ellos, y en realidad disfruta tomando contacto personal, aunque efímero,
con un vasto número de personas. Toda conducta que pueda
fingirse es efectiva porque algunas personas la manifiestan con
naturalidad. La gente ambiciosa puede motivarse por diferentes combinaciones del deseo de poder y solidaridad. PODER Y SOLIDARIDAD EN EL HOGAR:
Las estructuras paradójicas del poder y la solidaridad explican muchas de nuestras peleas interpersonales. Comoejemplo, consideremos una divertida pero inusual conversación que se grabó sin ningún propósito y que analizó uno de los primeros analistas profesionales de la conversación, el sociólogo Harvey Sacks. A continuación, se transcribe la conversación, desarrollada en casa de Bill. Ethel y Ben son los padres de Bill, y.Max
es el padrastro político de ellos. Ethel y Ben están tratando de lograr que Max coma un poco de arenque y él se niega. Ben:
Ethel: Ben: Max: Ben: Ethel:
Debe... uh... uh... Eh, éste es el mejor arenque
que usted haya probado, Se lo digo ahora mismo. Saca un poco para que Max pueda comer también. Oh, muchacho. No quiero arenque. No tienen esto en Mayfair, pero este arenque es delicioso. ¿Cómo se llama? 109
Ben:
Bill: Ben:
Max:
Ethel:
Ben: Ethel: Ben:
Ethel: Bull: Ben:
Ethel: Max:
Ethel: Max: Ben:
Ben
Max: Ben: Max: Ben: Max:
Ben:
Max: Ben:
Ethel: Ben: Max: Ben.
Lasko, pero tiene pequeñas porciones de aren-
que y hay una razón: una vez el hombre me dijo que era el mejor. Es arenque de Nueva Escocia. ¿Por qué es el mejor? Porque proviene de aguas frías. Porque elpescado de aguas frías es siempre..
f?] cuando ellos... uh... cállate. "Mmmm.
El pescado de aguas frías es...
Oooo, Max, coma un trozo.
Este es el mejor que jamás haya probado. Geschmacht. Mmm.
Oh, es delicioso. Ben, alcán-
zame una servilleta, por favor. Déjame cortar un poco de pan. ¿No está bueno? Delicioso. Geschmacht, Max.
¿Cómo? Geschmacht. Max, No quiero. Sentirá apetito... tirá apetito antes ¿Y? Vamos. Coma. No
un trozo, Mejor coma algo porque sende que lleguemos allí. quiero que enferme,
Cuando llegue allí comeré algo. ¿Eh?
Cuando llegue allí comeré. . Sí, pero es mejor que coma algo antes. ¿Se echará
un ratito y tomará una siesta?
No.
Vamos, ¿No se echará y tomará una siesta? Porque yo sí lo haré. [?] .- .£n un minuto. Está bueno. En realidad está bueno. Mmm.
Honestamente. Vamos. Yo no [?]
[?] Por favor, no quiero que enferme. 110
Max:
Yo no me enfermo.
Ethel: Ben: Ethel: —
Es una especie de... Una característica... Una característica... ...hace picar la lengua, ¿no?
Ben:
Ben:
Bill: Ethel: Bill:
Ethel: Bill: Ethel: Ben: Ethel: Ben: Bill:
Ben:
Ooh, eso es tan...
Mmm.
Tal vez deberíamos
uno a casa. ¿Dónde lo compraste! Alpha Beta (por aquí)
llevar uno... llevar
¿Justo aquí?
Mmm. Hmm. Hm... será mejor que pongas más en el plato, Ben. Sé bueno y vacía este plato allí y luego te lo llenaré otra vez. Sí, ya sé. Gracias. Max no sabe lo que se está perdiendo. El sabe.
No quiero que enferme. Quiero que coma.
En su análisis, Sacks!? explica que la esposa de Max había fallecido recientemente. Por lo tanto, Ethel y Ben se sienten responsables por €l, y consideran que es parte de su responsabilidad asegurar que Max coma lo suficiente. Si su esposa
estuviese viva y presente, sería su trabajo hacerlo comer o no. Como Max rechaza los ofrecimientos de comida, se convier-
te, alos ojos de ellos, en un anciano testarudo. Como lo expresó Sacks: «Usted puede imaginarse que está envejeciendo cuando le insisten para que coma y dicen: “Oh, Dios mío, ese anciano que está sentado allí sin comer con seguridad va a enfermar”». Pero desde el punto de vista de Max, éste piensa: «Durante 35 años las personas me han estado diciendo qué y cuándo comer, y ahora que no tengo una esposa para decírmelo, maldición, voy a comer lo que yo quiera. Pero en cuanto asumo esa actitud, alguien imagina: “Dios mío, se encuentra solo, alguien tiene que ocuparse de él”», Mientras ellos ven que “se está comportando en forma obstinada sin una razón válida”, él ve que tiene
111
que “hacerlos reconocer que no pueden forzarlo a hacer cosas, o lo convertirán en su hijito”. Lo que para Ethel y Ben se estructura como solidaridad
(cuidar a Max), para él es una muestra de poder (tratarlo como a un niño pequeño). Lo que para él es un ejercicio de independencia (“Puedo comer lo que quiera”), es para ellos una falta de
participación (no tiene a nadie que lo cuide). Todos permanecen
dentro de sus propias estructuras, por lo tanto quedan todos atrapados en una estructura en forma de espiral, en medio de una batalla de voluntades, UN ACTO DE MALABARISMO
En esta conversación, como en toda comunicación humana,
dejando de lado otras consideraciones, se hallan presentes las necesidades coexistentes y conflictivas de independencia y participación, que se expresan, en parte, en el equilibrio del poder
y la solidaridad. Entre Ethel, Ben y Max el punto en cuestión no es el arenque, sino el cuidado y la independencia, el amor y
la libertad. En toda comunicación, luchamos por mantener nuestra independencia, para resistirnos a que otros nos controlen, sin arriesgar nuestra participación o sin perder el amor que ellos sienten por nosotros. Y nos esforzamos por demostrar amor — respetando las necesidades que están en juego y las que hacen que logremos que los demás deseen lo que nosotros deseamos, o por lo menos lo aprueben— sin hundirlos o sin que nos hundan, en otras palabras, sin que la solidaridad se transforme en poder. Los mismos modos de hablar pueden implicar solidaridad 0 un poder diferencial. Una muestra de solidaridad para respetar la participación puede parecer imposición (una violación de la independencia), condescendencia (falsa solidaridad) o insolencia (exigencia de igualdad inapropiada). Por otro lado, los mismos modos de hablar que expresan cortesía por respeto (delicadeza) pueden parecer ineficaces (falta de poder), snobs (pretensión de superioridad) o interesados. 112
Las dimensiones y los procesos de la conversación quese han descrito hasta ahora operan en toda comunicación: las señales
y los esquemas de la conversación envían metamensajes sobre la participación y la independencia que trabajan indirectamen-
te para construir nuestra conversación, y expresar y negociar nuestras relaciones con el otro, incluso haciendo juegos mala-
bares con el poder y la solidaridad relativos que suponen esas
relaciones. Estos procesos operan en todas las conversaciones,
pero se ven con mayor claridad, y sus efectos son mucho más frustrantes, en las conversaciones que tienen lugar a lo largo del tiempo, en el hogar. En la Tercera Parte se muestra cómo se agotan estos procesos del estilo de conversación en las relaciones con los íntimos: miembros de la familia y parejas.
113
1H HABLANDO EN EL HOGAR: ESTILO DE CONVERSACION ENTRE LOS INTIMOS
7
Por qué las cosas empeoran
Era el momento de preguntas después de una de mis conferencias sobre el estilo de conversación, los rodeos, la mala interpretación de las intenciones, las peleas por cuestiones triviales: como dónde ir a cenar, oir o no a una fiesta. Una mujer que estaba sentada en la última fila del auditorio dijo: “Cuando mi
novio y yo salíamos al principio, nunca teníamos esos problemas. Ahora que llevamos dos años viviendo juntos, los tenemos
todo el tiempo. ¡¿Cómo sucede eso?!”. Este es uno de los grandes
acertijos de las relaciones entre los íntimos: ¿Por qUr LAS COSAS A
MENUDO EMPEORAN EN LUGAR DE MEJORAR?
Puede parecer que empeorán cuando se trata de relaciones cercanas perdurables porque no advertimos que la comunicación es inherentemente ambigua y que los estilos de conversación difieren; en consecuencia, esperamos que nos comprendan si hay amor. Cuando en forma inevitable surgen malentendi-
dos, atribuimos las dificultades al fracaso: el nuestro, el del otro o el del amor. Cuanto más íntimamente relacionadas estén dos personas,
más oportunidades tendrán ambas de hacer las cosas a su manera y de que el otro las malinterprete. El único modo que conocen de resolver los problemas es hablando sobre ellos, pero
si el problema se origina por los diferentes estilos de conversación, hablar no lo resolverá. En cambio, esforzarse por lo general significa hacer más, es decir, intensificar el estilo que provoca la reacción del otro. Entonces cada uno, sin intención, lleva al otro a persistir más y más en la conducta opuesta, en
Una espiral que los vuelve locos. - Parte de la razón por la cual es tan perturbadora esta 117
provocación mutua de las diferencias de estilo es que deseamos con gran intensidad que la comunicación en el hogar sea '
perfecta. Las relaciones primarias han reemplazado a la reli-
gión, al clan y a la mera supervivencia como los cimientos de
nuestras vidas, y muchos de nosotros (en especial, pero no sólo, las mujeres) hemos llegado a considerar la comunicación como
la piedra angular de esos cimientos.
Para colmo de males, el agravamiento de la comunicación es
lo contrario de lo que esperamos. Pensamos de la persona con.
la que hemos estado mucho tiempo: “Debería entenderme
si
todos los demás lo hacen”. Sentir que esta persona no nos comprende es desconcertante, no por las pequeñas frustracio-
nes (comer en el restaurante equivocado o perderse la fiesta),
sino por el metamensaje inherente a la relación: “Si después de todo este tiempo seguimos sin entendernos algo funciona mal en nuestra relación”. Y aún más doloroso: “Si a ti, a quien he mostrado mi ser más auténtico, no te gusta lo que ves, entonces
debe ser horrible”. a, Todo esto quiere decir que el lugar común “Si se aman, pueden resolverlo”, no es necesariamente cierto. En cambio, cuanto más se amen, más irrealistas serán sus expectativas de
perfecta comprensión y más penoso el metamensaje de su falta.
Y ésa es la razón por la cual, a su vez, tantas
personas,
al
descubrir que no pueden resolverlo, concluyen que no se aman
—O quizá con menos lógica— que nunca se amaron. Otro modo de la realidad de las relaciones que a veces no satisface nuestras expectativas es que esperamos, por medio
del matrimonio, prolongar los placeres del noviazgo. Pero en
esta etapa, usted comienza desde una posición de distancia y
busca signos de que la otra persona desea acercarse. Bajo tal aumento, los pequeños signos toman un enorme —y maravillo-
so— significado. En las relaciones a largo plazo, usted comienza desde una posición de cercanía y está a la expectativa de signos de que la otra persona desea alejarse. Por el mismo proceso de aumento, es probable que usted encuentre lo que busca.
En el libreto de Scenes from a Marriage, de Ingmar Bergman, Johan y Marianne se encuentran años después de su 118
divorcio. Marianne pregunta: “¿Por qué estamos diciendo la verdad ahora? Yo sé. Porque no hay exigencias”. No es que
alguno de los dos haya mejorado o madurado, sino simplemen-
te que
su situación
ha
cambiado.
Al no estar casados
ya,
necesitan menos el uno del otro y del metamensaje de afinidad perfecta. Después de haber estado saliendo juntos aproximadamente
un año, Dennis le señaló a Jean: “Al principio sentí que podía
decirte cualquier cosa. Ahora ya no creo que pueda”. Luego se imaginó por qué: “Supongo que al principio podía decírtelo todo porque no teníamos nada que perder. Ahora tengo temor de causar problemas diciéndote cosas que no te agraden”. Esta es una de las razones básicas por la que las cosas empeoran. Cuanto más cerca se encuentre de alguien, y cuanto más tiempo lo haya estado, más tendrá que perder cuando comience a hablar. APRENDIENDO
A CONOCERSE: EL MITO
La sabiduría popular y el sentido común nos dicen que
cuanto más tiempo pasen juntas dos personas, mejor se entenderán. Y la manera de llegar a tal entendimiento es la conversación honesta. Como el esposo, Jake, dice a su esposa, Louise,
en la obra teatral Grown ups, de Jules Feiffer: “Diré lo que quiero. Sin interrupción. Tú dices lo que quieras cuando yo termine. Y acabaremos esto de una vez.” Esto suena razonable
en forma irrebatible, para nosotros y para Louise, quien aprue-
ba: “De acuerdo. Si lo dices de esa forma, de acuerdo. Continúa.”
Después de dos líneas, Jake y Louise están gritándose y la obra
finaliza con el trámite de su divorcio.
La creencia de que sentarse a conversar asegurará la mutua comprensión y resolverá los problemas, se basa en la presunción de que podemos decir lo que queremos y que lo que decimos se comprenderá. No es probable que esto suceda si los estilos de conversación difieren. Más aún, al decir lo que queremos decir,
a menudo sólo pensamos en el mensaje. Pero los oyentes (nosotros incluidos, cuando escuchamos a otros) responden con
119
más energía a los metamensajes. Por lo tanto, nuestras expec-
tativas sobre los beneficios de la honestidad difícilmente armonizan con la realidad de la comunicación. Estas expectativas y realidades se aplican a las relaciones internacionales así como también a las personales. El concepto de conferencia cumbre entre jefes de Estado se basa en el su-
puesto de que una exposición extensa lleva a un mejor enten- dimiento. Por ejemplo, en un artículo del Newsweek se señaló:
“Los defensores del proceso cumbre sostienen que, aunque no
produzca resultados sustanciales, las sesiones mejoran la comprensión entre los líderes”. Pero en los asuntos internacionales, como también en los
privados, la realidad se opone de forma abierta a nuestras
expectativas (que permanecen alegremente inalteradas por la realidad). Axí, el artículo continuaba: “Pero Jimmy Carter y Helmut Schmidi se vieron en cuatro cumbres sucesivas, y su
mutuo desagrado sólo se hizo más profundo”.
Aun si los miembros de diferentes culturas no se desagrár
dan, no hay razón para esperar que coincidan en las interpre-: taciones de lo que se ha dicho. Otro artículo de Newsweek ' agregaba:
En la cumbre de Versalles dal año pasado todos los grupos se esforzaron por llegar a un compromiso de entendimiento para salvar las apariencias. Estaban tratando los asuntos explosivos sobre la intervención del comercio y
la moneda del Este-Oeste. Pero no habiendo aún finalizado la reunión, los portavoces americanos y europeos dieron versiones diametralmente opuestas
sobre lo que se había acordado.
Probablemente cada parte consideró que la otra, de forma
deliberada, falsificó o alteró sus informes sobre lo que se había acordado. Pero es factible que tuviesen distintas interpretacio-
nes de lo que decían, incluso mientras coincidían, -APRENDIENDO A CONOCERSE: La REALIDAD
Cuando Ronnie y Bruce se encontraron por primera vez, 120
cada uno trató de respetar lo que el otro deseaba,
y no les
importaba si no satisfaciían sus propios deseos porque se sentían felices por haberse conocido y deseosos de agradarse el uno al otro. Si terminaban haciendo lo que querían, el otro no se enteraba, y ambos se sentían satisfechos por darle el gusto al compañero. Si se descubría la verdad, se reían del asunto y lo atribuían al proceso de conocerse uno al otro, En las primeras etapas de su relación, Ronnie y Bruce sentían que los malentendidos eran de esperarse. Poder hablar sobre ellos parecía una muestra de buena voluntad y afinidad paulatina, que con seguridad evitaría los malentendidos en el futuro. Pero el futuro se transformó en un presente lleno de
malentendidos, y el hecho en sí de que continuaran llegó a ser motivo de consternación. Al mismo tiempo, al viviren pareja, Ronnie y Bruce tuvieron que tomar más y más decisiones teniendo en cuenta los deseos
del otro, hasta que la vida pareció una serie infinita de pe-
queñas negociaciones. Cuando éstas se tornaban complicadas
y confusas, cada uno tendía a culpar al otro, no a la situación o al proceso de comunicación. .
En las relaciones perdurables, las pequeñas frustraciones se apilan de manera acumulativa cuyo efecto es una gran frustración. El amor (en contra de la sabiduría y la opinión populares)
no excluye sentirse frustrado con respecto al otro. Todo lo
contrario, cuanto más tiempo de sus vidas compartan dos personas, mayor oportunidad tienen para observar el comportamiento del otro y desaprobarlo, en especial cuando todo lo que uno haga afecta la vida del otro. Si las diferencias de estilo causan malentendidos, cada uno
de ellos proporciona pruebas para llegar a conclusiones nega-
tivas sobre el otro: ella no es razonable, él no colabora; ella es
desconsiderada, él es egoísta; ella es agresiva, él es insociable.
Y toda nueva prueba puede engrosar rápidamente la bolsa ya
colmada de las pequeñas quejas de los dos.
Comunicarse a lo largo del tiempo origina la expectativa de que el otro se comportará de determinadas formas. El hecho de esperar algo hace que usted lo vea antes de que suceda realmente.
Querer prevenir ataques previsibles en el camino, 121
a
menudo lo deja a usted solo en el sendero próximo al camino blandiendo una espada en el aire.
UNA MONTAÑA DE NADA
Uno de los aspectos enloquecedores de las relaciones entre
los íntimos es verse envuelto a menudo en peleas por asuntos insignificantes. Estos adquieren gran significado por que el mismo contexto hace que todo lo que se diga tambalee bajo el peso enorme de una estructura subyacente: “¿Me amas lo sufi-
ciente?” Cuando los interlocutores tienen distintas suposiciones sobre cómo estructurar su conversación y demostrar su amor, los malentendidos resultantes tienen un efecto de espiral.
Ésta es una conversación que tuvo lugar entre dos personas
que vivíanjuntas y se amaban. Mike estaba preparando la cena para ambos:
Mike:
¿Qué clase de condimento para ensalada debería.
Ken: Mike: Ken:
preparar? Aceite y vinagre, ¿qué otro? ¿Qué quieres decir con “qué otro”? Pues bien, yo siempre preparo aceite y vinagre,
Mike:
¿Eso
Ken:
No, me gusta. Continúa. Prepara otro.
o
Mike: Ken:
pero si lo deseas, podríamos probar otra cosa. quiere
decir que
no te gusta
preparo otros condimentos?
cuando
yo
No si deseas aceite y vinagre. No. Prepara un condimento con yogur.
Mike lo hace, lo prueba y hace muecas. Ken: Mike: Ken: Mike: Ken:
¿No está bueno? No sé cómo se hace el condimento con yogur. Bueno, si no te gusta, tíralo. No importa. ¿Qué es lo que no importa? Es sólo un poco de
yogur.
122
Mike: Ken:
Estás haciendo una montaña de nada. ¡Tú la estás haciendo!
¿Cómo pudieron Mike y Ken terminar en una pelea —y sintiéndose realmente mal— sobre condimentos para ensaladas? Interpretaron mal la estructura de cada uno; cada uno se quedó dentro de la propia; y ambos interpretaron las intenciones en términos de la estructura primordial: “¿Te preocupas por mi?” El problema comenzó cuando Ken respondió a la pregunta
de Mike diciendo: “Aceite y vinagre, ¿qué otro?”. Mike lo oyó y
muchos otros lo oyen— como una exigencia sobre el tipo de condimento que a él le agradaba: aceite y vinagre. Y la pregunta
“¿qué otro?” parecía tener un metamensaje: “Eres tonto por
haber preguntado. Deberías haberlo sabido.” Mike había esperado que le dieran la opción “Prepara cualquier cosa que te guste” o a lo sumo una vaga preferencia como “¿Qué te parece algo cremoso?”. En realidad, Ken le estaba dando la opción a Mike. Pero lo hacía hablando con ironía, pues implicaba: “Oh, tú me conoces. No tengo mucha imaginación. Siempre cocino lo mismo. Entonces no te guíes por mí; prepara lo que tú desees”. La entonación y el tono de voz de Ken construyeron “¿qué
otro?” como una burla irónica. Pero Mike pasó por alto esas señales porque a él no le parecía natural utilizar así la ironía en ese momento. En cambio, Mike pensó que había reconocido la estructura “ser exigente y mandón”. Esto no lo sorprendió en lo más mínimo porque con frecuencia sentía que Ken le daba
órdenes. Lo que en realidad le dolió fue la implicación de que
algo le sucedía por haber preguntado, introduciendo la estructura “humillación” cuando Mike estaba siendo considerado. Mike comenzó a sentir lástima de sí mismo por tener un amante tan egoísta y mandón. Mike y Ken trataron de aclarar el malentendido, pero todo lo que hicieron para mejorar las cosas las empeoraron. Cuando Mike pasó por alto su ironía original, Ken sugirió “preparar un condimento con yogur” como prueba de buena fe. “Condimento con yogur” significaba “otra cosa”. Pero Mike oyó “condimento 123
con yogur” con ese mismo significado. Por lo tanto, oyó a Ken primero exigiéndole aceite y vinagre, luego exigiéndo-
le condimento con yogur, y por último ordenándole que lo ti-
rara, Veía a Ken poniéndose más autoritario minuto a minu-
to.
Por su parte, Ken no podía comprender por qué Mike se negaba en forma obstinada a preparar el condimento para ensalada que deseara, preparaba uno que no quería, se negaba a tirarlo cuando no le gustaba cómo había quedado y se ponía de malhumor, en tanto Ken se esforzaba por ser agradable. Como Mike y Ken solían hablar a su manera, seguían surgiendo diferencias de estilo. Mike hallaba más y más pruebas de que Ken era exigente, egoísta y lo humillaba; Ken hallaba más y más pruebas de que Mike era temperamental e
hipersensible. Ken hería los sentimientos de Mike veinte veces
al día y Ken sentía que no podía abrir la boca sin decir algo fuera de lugar sin intención. Todos estos malentendidos —que ellos
no los consideraban como tales, sino como defectos de la personalidad o falta de interés del otro— socavaron su sincero
amor e hicieron de la vida cotidiana juntos una serie de «desilusiones y ofensas. Finalmente, se separaron. Mike y Ken nunca supieron en realidad cómo terminaron discutiendo sobre el condimento con yogur. La sensación de no
saber qué hizo estallar las cosas es muy común y alienante. El
escritor Georges Simenon escribió en su diario: “No sé lo que dije que desató una crisis. Las palabras son como gotas de ácido sobre una quemadura”. Con frecuencia, concentrarse en las palabras que se dijeron impide comprender qué hizo desatar una crisis, ya que la culpa no la tienen las palabras sino el tono de voz, la entonación e implicaciones y suposiciones que no se
manifestaron.
CISMOGENESIS COMPLEMENTARIA
Cuando Mike y Ken discutían sobre el condimento con yogur, en realidad lo hacían sobre el amor: ¿Consideras mis 124
deseos? ¿Por qué me atacas cuando yo soy gentil contigo? Irónicamente, al tratar de recuperar la buena voluntad perdida, exhibían formas más y más exageradas de la propia conduc-
ta que causaba una reacción negativa en el otro. Ken se mostró
más mandón y Mike más temperamental, como respuesta alas
reacciones del otro, al carácter autoritario y a la hipersensibilidad. Gregory Bateson denominó a este proceso “cismogénesis complementaria”: un proceso por el cual dos personas manifiestan formas de conducta más y más extremas, que desencadenan en el otro manifestaciones de conducta incongruente, en una espiral que irá empeorando la situación eternamente. Mary Catherine Bateson brinda esta explicación de la no-
ción de cismogénesis complementaria, de Gregory Bateson:*?
La situación que él describió es similar a la broma pesada que puede hacerse empleando una frazada eléctrica de doble control. Si usted invierte los controles, el primer intento de regulación que realice cualquiera de las dos personas,
provocará un ciclo de ajustes defectuosos que irán empeorando:
tengo frío, subo la temperatura operando el control que está a milado, usted siente mucho calor y baja la temperatura, entonces yo me enfrío y así sucesivamente. El intento por corregir en realidad aumenta el error... Una vez que la instalación eléctrica está en el lugar equivocado, los esfuerzos por cambiarla son paliativos o peores.
Las diferencias en el estilo de la conversación son análogas a la instalación eléctrica en el lugar equivocado. Como un. simple ejemplo de cismogénesis complementaria en la conversación, imagine que una persona está hablando un poco más alto que la otra. Si los estilos son similares, una o la otra, o
ambas, podrían ajustar su volumen de manera que terminaran hablando más o menos en el mismo tono. Pero si no coinciden
en sus ideas con respecto al volumen normal, el de cada inter-
locutor pondrá incómodo al otro. Para que hable más alto o más bajo, se puede estimular al otro con el ejemplo: hablando más
alto o más bajo. Cuanto más se esfuerza cada uno por remediar
la situación, uno habla cada vez más alto mientras el otro lo hace cada vez más bajo, hasta que uno se encuentra gritando y el otro murmurando. Cada uno, sin intención, provoca al otro
para que intensifique la conducta ofensiva. Como resultado, en 125
lugar de asemejarse, se vuelven cada vez más diferentes. Eso es cismogénesis complementaria: crear una ruptura en un modo de agravamiento mutuo. Al observar esta conducta desde afuera o al evocarla, pode'mos considerar que es irracional o porfiado continuar haciendo
lo mismo en vez de cambiar de táctica. Pero, en el momento, no
pensamos en ello, ya que las formas de hablar parecen obvia-
mente apropiadas. Buscamos las causas del problema en otra
parte y continuamos conversando de la única manera que sabemos encarar una conversación.
Miriam trataba de liberarse de su amistad con Liz porque
había advertido que cuanto más se acercaban, más miedo le
daba decir algu que provocara las burlas o la confrontación de
Liz. Un día, Liz le preguntó directamente por qué se alejaba. Miriam quería ser honesta, pero también tenía una profunda y habitual inclinación a no decir algo que pudiese herir ala otra persona. Por lo tanto, dijo a Liz que había estado muy ocupada y en realidad no estaba viendo mucho a nadie, lo cual era verdad, hasta cierto punto. “¡No es eso!”, dijo Liz con brusquedad y precisión, “Puedes hacerte tiempo si lo deseas”. Sintiéndose atacada y acusada por la rudeza de Liz, Miriam no supo
qué contestar y finalmente admitió: “Supongo que tal vez,
en cierto modo, quise apartarme un tanto, como si quizá nos estuviésemos involucrando de una forma, tú sabes, tal vez negativa”. “Eso se acerca más a la realidad”, dijo Liz satisfecha. Sin embargo, ésta fue una de sus últimas conversaciones o un ejemplo de la razón por la cual Miriam estaba tratando de cortar su relación con Liz. El modo directo, brusco, acusador,
con que Liz dijo “¡No es eso!”, si bien estaba en lo cierto, hizo que Miriam
se sintiera
vencida,
acorralada
y criticada,
que
se
sintiera mal. En una situación similar, hubiera dicho algo. como: “En parte puede ser eso, pero tengo la sensación de que también hay algo más, porque sé que aun cuando estoy ocupada
puedo hacerme tiempo para ver a las personas si en realidad
deseo hacerlo”. Con una respuesta de este tipo, Miriam hubiese podido abrirse paso hacia la verdad. En cambio, saber que era probable que Liz la atacara-con crueldad y la sacudiera para 126
admitir cosas que ella prefería reconocer gradualmente, tuvo el efecto de hacer que Miriam se mostrara más vacilante, indirecta y evasiva al hablar con Liz. Ese fue precisamente el tipo de
dispositivo verbal que sacó de quicio a Liz e hizo que deseara
tomar a Miriam por el cuello y sacudirla para que fuese al grano. ¿QUIÉN ESTA REACCIONANDO?
La comunicación es un sistema. Todo lo que se dice es, simultáneamente, una instigación y una reacción, y viceversa.
La mayoría de nosotros tiende a concentrarse en la primera
parte de ese proceso, mientras ignoramos o subestimamos la - importancia de la segunda. Nos vemos a nosotros mismos
reaccionando a lo que otros dicen y hacen, sin darnos cuenta de que sus acciones o palabras son en parte reacciones a las nuestras, y de que nuestras reacciones a las de ellos no consti-
tuirán el fín del proceso sino más bien provocarán más reaccio-
nes, en un fluir continuo. Cuando surgen los problemas, sinceramente tratamos de resolverlos, pero pensamos en las intenciones, no en el estilo. En consecuencia, cuando los estilos
difieren, esforzarse por mejorar las cosas por lo general signi-
fica continuar haciendo lo mismo y empeorarlas. LA PARADOJA DEL AMOR Y EL MATRIMONIO
¿Por qué es tan común hallar diferencias de estilo entre compañeros íntimos? Sospecho que es una paradoja que se construyó dentro de nuestro sistema de matrimonio autoarre-
glado. Con frecuencia elegimos a nuestros compañeros sobre la base de la atracción romántica que provoca la diferencia cultural. Pero cuando nos establecemos en el hogar para recorrer
juntos el largo camino, esperamos
compañerismo.
Y éste se
balla a menudo en la similitud cultural. Entonces las semillas
de las decepciones se plantan en el mismo campo que las del amor. 127
Sin embargo, las persistentes peleas como las del tipo que se ha descrito son comunes entre compañeros que provienen del mismo país, de la misma ciudad e incluso del mismo edificio de apartamentos. Esto se debe a que muchas de nuestras relaciones más cercanas y preciadas se establecen entre hombres y mujeres, y ambos tienen con seguridad diferencias de estilo. La conversación entre ellos 'es siempre intercultural. El próximo capítulo muestra por qué y cómo.
128
8 Charla
en la relación íntima:
de él y de ella
- La conversación entre hombre y mujer es una comunicación
intercultural.” La cultura es simplemente una red de hábitos y pautas que se va tejiendo con experiencias vividas, las de mujeres y hombres son muy distintas. Desde el momento en' que nacen, se los trata y se les habla de modo diferente y, como resultado, hablan de manera diferente. Los niños y las niñas crecen en mundos distintos, aun en la misma casa. Y como
adultos, viajan por mundos distintos, y refuerzan las pautas
establecidas en la niñez. Estas diferencias culturales incluyen distintas expectativas sobre el rol de la conversación en las
relaciones y cómo lo cumplen.
El capítulo 7 mostró cómo la cismogénesis complementaria
—una espiral de agravamiento mutuo— puede intensificar las
diferencias de estilo en las relaciones perdurables. Con el fin de ver de qué manera las diferencias en el estilo de conversación del hombre y de la mujer pueden causar malentendidos que
llevan a la cismogénesis complementaria
en las relaciones
entre los íntimos, comencemos por ver cuáles son algunas de .
ellas.
o
EL DIJO/ELLA DIJO: LOS ESTILOS DE CONVERSACION DÉ EL Y DE ELLA
Todos
saben que cuando una relación se transforma en
duradera, sus términos cambian. Pero las mujeres y los hom-
bres por lo. general difieren en cómo esperan que cambien. Muchas mujeres piensan “Después de todo este tiempo, debe129
rías saber lo que deseo sin que te lo diga”. Muchos hombres
esperan “Después de todo este tiempo, deberíamos ser capaces
de decirnos lo que deseamos”.
o
Estas expectativas incongruentes captan una de las diferencias fundamentales entre hombres y mujeres. Como se explicó
en el capítulo 2, la comunicación es siempre una cuestión de
equilibrar las necesidades conflictivas de participación e inde-
pendencia. Á pesar de que todos tienen estas necesidades, la de participación de las mujeres suele ser relativamente mayor, al igual que los hombres con respecto a la necesidad de independencia. Que lo entiendan sin que usted diga lo que quiere decir da el beneficio de participación, y ésa es la causa por la cual las mujeres lo valoran tanto.
Si desea que lo comprendan sin decir lo que quiere decir de forma explícita con palabras, debe dar a entender el significado. de otro modo: cómo dice las palabras o por medio de metamensajes. Así, es lógico que las mujeres a menudo capten los metamensajes de la conversación mejor que los hombres. Cuando las mujeres conjeturan el significado de esta manera, a los hombres les parece misterioso y lo llaman “intuición femenina” (si les parece que el significado es correcto) o “ver cosas que no existen” (si piensan que es equivocado). Por supuesto, puede serlo, ya que los metamensajes no dejan constancia. Y aunque fuese correcto, todavía queda pendiente la cuestión de escalas: ¿hasta qué punto son significativos los metamensajes correspondientes a los significados? En el capítulo 2 también se explicó que los metamensajes son una forma de rodeo. Las mujeres tienden a ser indirectas y a tratar de llegar a un acuerdo por medio de la negociación. Otro modo de comprender esta preferencia es tener en cuenta que la negociación permite demostrar solidaridad, y que las mujeres la prefieren antes que demostrar poder (a pesar de que, como se señala en el capítulo 6, la finalidad puede ser la misma: obtener lo que se desea). Lamentablemente, el poder y la solidaridad se compran con la misma moneda: los modos de hablar que tienen por objetivo crear solidaridad tienen el efecto simultáneo
de construir
diferencias de
poder.
Cuando
las
mujeres piensan que son amables, por lo general terminan 130
pareciendo respetuosas e inseguras de sí mismas o de lo que
desean.
Cuando los estilos difieren, los malentendidos abundan.
Como sus diferentes estilos crean malentendidos, mujeres y hombres tratan de aclararlos hablando sobre las cosas. Estos escollos se agravan porque unos y otras tienen distintas mane-
ras de encarar la conversación y distintas hipótesis sobre la
importancia de cómo encararla.
El resto de este capítulo ilustra estas diferencias, explica sus orígenes en las pautas de juego de los niños y muestra. los efectos cuando mujeres y hombres conversan en el contexto de las relaciones íntimas, en nuestra cultura.
LAS MUJERES ESTAN ATENTAS A LOS METAMENSAJES
Sylvia y Harry celebraron zu quincuagésimo aniversario de casamiento durante sus vacaciones en la montaña. Algunos de
los invitados permanecieron allí durante todo el fin de semana, otros llegaron sólo la noche de la celebración: cóctel seguido de una cena. El encargado del comedor se acercó a Sylvia durante
la comida. “Ya que la comida ha sido tan abundante”, dijo “y el
hotel ha preparado un postre sorpresa, y de todos modos todos los invitados
ya han comido
algo durante
el cóctel, ¿qué le
parece si cortamos y servimos la torta de aniversário en el almuerzo de mañana?”. Sylvia solicitó el consejo de los comensales. Todos los hombres estuvieron de acuerdo: “Claro, eso tiene sentido. Guarden la torta para mañana”. Pero ninguna de las mujeres compartió esa opinión: “No, la fiesta es esta noche. Sirvan la torta esta noche”. Los hombres se concentraban en el mensaje: la torta como alimento. las mujeres tenían en cuenta el metamensaje: una torta especial da forma y sentido a una celebración. ¿Por qué las mujeres captan mejor los metamensajes? Porque prestan más atención a la participación, es decir, a las
relaciones entre las personas, y es a través delos metamensajes
que se establecen y mantienen esas relaciones. Si usted desea tomar la temperatura y controlar los signos vitales de una 131
relación, el barómetro que debe utilizar son los metamensajes: qué y cómo se dice.
Todos podemos advertir estas señales, pero que les preste-' mos o no atención es otra cuestión: la de estar sensibilizado para captarlas. Una vez que usted está sensibilizado, no puede desconectar sus antenas; permanecerán alertas. Al interpretar el significado, es posible captar señales que no se enviaron de forma intencionada, como una inocente banda-
da de pájaros en una pantalla de radar. Los pájaros están allí
—y las señales que captan las mujeres están allí— pero pueden no significar lo que el intérprete cree. Por ejemplo, Maryellen mira a Harry y le pregunta “¿Qué sucede?”, porqué él había fruncido el ceño. Como Harry sólo estaba pensando en el almuerzo, la pregunta preocupada de ella hace que él piense que lo está inspeccionando. La diferencia de enfoque con respecto a los mensajes y los
metamensajes puede brindar a hombres y mujeres distintos puntos de vista sobre prácticamente todo comentario. Harriet se queja a Morton: “¿Por qué no me preguntas cómo me ha ido
hoy?”. El responde: “Si tienes algo que decirme, dímelo. ¿Por
qué hay que invitarte a hacerlo?”. La razón es que ella desea el metamensaje del interés: la prueba de que él se interesa por cómo le fue a ella, sin que importe si ella tiene o no algo que decir. Es sorprendente que los pronombres causen muchos problemas entre hombres y mujeres. Estas últimas con frecuencia se ofenden cuando sus compañeros utilizan “yo” o “a mí” en una situación en la que ellas utilizarían “nosotros” o “a nosotros”. Cuando Morton anuncia: “Yo pienso dar un paseo”. Harriet
siente que no la invitan especificamente, a pesar de que más
tarde Morton alega que hubiese sido bienvenida si lo hubiera acompañado. Ella se ha sentido excluida por el uso del “yo” y la omisión dela invitación “¿Te gustaría venir?”. Pueden percibirse los metamensajes en lo que no se dice así como también en lo que se dice. Es dificil aclarar estos malentendidos, porque cada uno está convencido de la lógica de su propia posición y de la falta de lógica —o irresponsabilidad— de la del otro. Harriet siempre le
pregunta a Morton cómo le fue y ellajamás anunciaría “Yo voy 132:
a caminar”, sin invitarlo para que la acompañe. Si él le habla de manera diferente, debe ser que se siente diferente, Pero
Morton no pensaría que Harriet no lo sobre cómo le ha ido, y se sentiría libre yo también?” si ella dijera que salía a -6] no piensa que ella tiene razón para
él sabe que no daría.
ama si no le preguntara de preguntar “¿Puedo ir dar un paseo. Entonces percibir respuestas que
MENSAJES Y METAMENSAJES EN LA CONVERSACION ¿ENTRE... ADULTOS?
Estos procesos se dramatizan con una autenticidad que,
aunque absurdamente divertida, da escalofríos, en la obra de teatro de Jules Feiffer, Grown ups. Para observar más de cerca lo que sucede cuando hombres y mujeres prestan atención a
diferentes niveles de conversación al discutir sobre algo, veamos lo que sucede en esta obra. Jake critica a Louise por no responder a su hija Edie, cuando
la llama. Sus comentarios originan una pelea a pesar de que
ambos son conscientes de que ese preciso incidente carece de importancia. Jake:
Louise: Jake: Louise: Jake:
Mira, no me interesa si es importante o no; cuando un niño llama a su madre, la madre
debería responder. Ahora soy una mala madre. Yo no dije eso.
Estáen tu mirada. ¿Esa es otra cosa que tú conoces? ¿Mi mirada?
Louise ignora el mensaje de Jake —la cuestión de haber
respondido o no cuando Edie la llamó— y busca el metamensaje: Jake implica que es una mala madre, lo cual él niega con insistencia. Cuando Louise explica las señales a las cuales ha
reaccionado, Jake no sólo les otorga poca importancia, sino que se enfada porque lo consideran responsable no de lo que dijo sino de su mirada. 133
Mientras la obra prosigue, Jake y Louise intensifican estos
patrones:
Louise: Jake:
Si soy tan mala madre, ¿quieres el divorcio? Yo no considero que seas una mala madre y no, gracias, no deseo el divorcio. ¿Por qué cada vez ' que surge alguna discusión me preguntas si deseo el divorcio?
Cuanto más niega él todo significado más allá del mensaje, tanto más lo resalta ella, con mayor obstinación lo niega él, y así sucesivamente: Jake:
He mencionado una actitud tuya hacia Edie que creó que no notas que la he advertido hace algún tiempo,
pero que
de forma
deliberada
no he
mencionado antes, porque tenía la esperanza de
que lo notáras tú misma y dejaras de hacerlo. y también —con franqueza, mi amor, tengo que decir esto— sabía que si lo mencionaba llegaríamos a esta especie de disputa circular en la que estamos ahora.Y quise evitarla Pero no lo he hecho y estamos en ella, por lo tanto ahora, con
Louise: Jake: Loutse:
-tu permiso, me gustaría hablar sobre ello. ¿No ves cómo me humilla todo esto? ¿Qué? Si piensas que soy tan tonta, ¿por qué continúas
Jake:
¡Maldición! ¡¿Por qué nada puede ser simple :
viviendo conmigo?
aquí alguna vez?!
-No puede ser simple porque Louise y Jake responden a diferentes niveles de comunicación. Como en el ejemplo de Bateson sobre la manta eléctrica de doble control con cables cruzados, cada uno intensifica la energía que va hacia un aspecto distinto del problema. Jake trata de clarificar su punto agregando demasiados detalles, lo cual da a Louise más pruebas de que él se muestra condescendiente con ella, haciendo 134
aún menos probable que ella se concentre en el punto que él
plantea y más probable que preste atención a su condescendencia. Lo que empuja a Jake y Louise del enfado a la furia es su
diferente perspectiva sobre los metamensajes. La negativa de
él a admitir que sus palabras tienen implicaciones y alusiones
niega la autoridad de ella sobre sus propios sentimientos. Los
“intentos de ella por interpretar lo que él no dijo y poner el
metamensaje dentro del mensaje, hacen que él piense que ella
quiere poner palabras en su boca: negando la autoridad de él
sobre su propio significado.
Sucede lo mismo cuando Louise dice a Jake que Edie lo está manipulando: Louise: Jake:
Louise:
Jake: Louise: Jake:
¿Por qué no haces alguna vez que ella se acerque a ti? ¿Por qué siempre vas hacia ella? ¿Quieres que yo juegue ajuegos de poder con una niña de nueve años? Quiero que ella sepa que me intereso por ella. Alguien aquí tiene que mostrar interés por ella.
Túla amas más que yo.
Yo no he Sí, lo has No sabes char. Es
dicho eso. dicho. escuchar. Nunca has aprendido a escucomo si escucharte fuese una lengua
extranjera.
Nuevamente, Louise responde a la implicación de él: esta
vez, que él ama más a Edie porque corre cuando ella llama. Y ' nuevamente, sin embargo, Jake negando que quiso significar más En el transcurso de su disputa, en sus sentimientos (Jake la hace
grita el significado literal, de lo que dijo. para Louise el punto se basa sentir humillada), pero para
Jake el punto se basa en las acciones de ella (no siempre responde cuando Edie llama): Louise:
Hablas sobre lo que yo le hago a Edie, ¿qué piensas que me haces tú a mí? 135
Jake:
Este no es el momento para entrar en lo que nos
hacemos uno al otro.
Como ella sólo hablará sobre el metamensaje y él sólo sobre el mensaje, ninguno obtendrá satisfacción de la conversación y terminarán donde comenzaron, sólo que más enfadados: Jake: Louise: Jake:
¡Ese no es el caso! ¡Es mi caso! ¡Es inútil!
Louise:
Entonces solicita el divorcio.
La sabiduría norteamericana convencional (y de muchos de
nuestros padres y maestros de inglés) nos dice que el significado se expresa a través de las palabras. Entonces, la sabiduría convencional apoya a los hombres que tienden a ser literales con respecto a las palabras. Pueden no sólo negar sino, en realidad pasar por alto las indicaciones que se envían por la forma de decir las palabras. Si perciben algo al respecto pueden, no obstante, descartarlo. Después de todo, no ha sido
dicho. Á veces eso es un truco; una defensa creíble más que una sensación auténtica. Pero otras veces es una convicción sincera. Las mujeres también tienden a dudar de la realidad de lo que perciben. Si no dudan en su fuero íntimo, no obstante pueden faltarles los argumentos que apoyen su posición y así se limitan a repetir “Tú lo dijiste. Lo dijiste”. Saber que los metamensajes son una parte real y fundamental de la comuni-
cación facilita comprender y justificar lo que sienten. “HABLAME”
Un
artículo en un diario de gran circulación informa que
entre las cinco quejas más comunes de las esposas sobre sus
esposos se encuentra “Ya no me escucha”. Otra-es “Ya no me
habla”. El científico político Andrew Hacker destacó que la falta
de
comunicación
las mujeres
sobre
abunda
causales
en
las listas que
redactan
de divorcio;* sin embargo,
136
los
hombres mencionan esa causa con mucha menos frecuencia. Como los matrimonios son parte en la misma conversación,
. ¿por qué más mujeres que hombres demuestran mayor insatis-
facción con ella? Porque lo que esperan es diferente, así como también la importancia que asignan a la conversación en sí misma. Primero, consideremos la queja “No me habla” EL TIPO DE HOMBRE FUERTE CALLADO
Uno de los estereotipos más comunes de los hombres norteamericanos es el tipo fuerte callado. Jack Kroll, al escribir sobre Henry Fonda con motivo de su muerte, empleólas frases “poder reposado”, “silencios desconcertantes”, “catatonía combustible” y “sentido del poder que se mantiene en jaque”. Explicó que el objetivo de Fonda era no permitir que alguien viera “girar las ruedas”, evitar mostrar “la maquinaria”. Según Kroll, el silen-
cio resultante era efectivo en el escenario, pero devastador para la familia. La imagen del padre callado es común, y a menudo.es el modelo del amante o el marido. Pero lo que nos atrae puede transformarse en papel matamoscas al cual estamos adheridos con pesar. Muchas mujeres consideran que el tipo de hombre fuerte callado es atractivo como amante, pero tonto como marido. Nancy Schoenberger comienza un poema con los versos “Fue tu silencio el que me atrapó/tan propio de mi padre”. Adrienne Rich se refiere en un poema al “esposo que es frustrantemente mudo”. A pesar de la atracción inicial de semejante silencio masculino tan depurado, en la relación
a largo plazo una mujer puede comenzar a percibirlo como una pared de ladrillos contra la' cual se está golpeando la cabeza.
Además de estas imágenes de conducta masculina y femenina —tanto el resultado como la causa de ellas— existen diferencias en cómo ven hombres y mujeres el rol de la conversación en las relaciones, así como también en cómo la conver-
sación cumple su propósito. Estas diferencias tienen sus raíces 137
en
el contexto
en
el cual
hombres
conversar: entre sus compañeros,
y mujeres
creciendo. .
aprenden
a
NIÑOS Y NIÑAS QUE CRECENZ
Los niños cuyos padres habian con acento extranjero no se contagian. Aprenden a hablar como sus compañeros. Tanto las nenas como los nenes pequeños aprenden a conversar de la misma manera que a pronunciar las palabras: imitando a sus compañeros de juego. Entre los cinco y los quince años, cuando los niños están aprendiendo a conversarjuegan, principalmente, con compañeros del mismo sexo. Por lo tanto, no sorprende que aprendan distintas formas de tener y utilizar la conversación. Los antropólogos Daniel Maltz y Ruth Borker señalan
niños y niñas se socializan
de diferente modo.
que
Las niñas
pequeñas tienden a jugar en grupos limitados o, lo que es más
común, en parejas. Su vida social, por lo general, gira alrededor: dé una mejor amiga, y las amistades se hacen, mantienen y
rompen a través de la conversación: en especial a través de los “secretos”. Si una niñita dice el secreto de su amiga a otra niñita, puede encontrarse con una nueva mejor amiga. Los secretos de por sí pueden o no ser importantes, pero el hecho de decirlos es de suma importancia. Es difícil para las recién
llegadas ser admitidas en estos grupos cerrados, pero si se las. acepta, sé las trata como a una igual. Las niñas tienden ajugar en forma cooperativa; si no pueden cooperar, el grupo se
disuelve.
.
Los niños pequeños tienden a jugar en grupos grandes, por lo general al aire libre, y pasan más tiempo haciendo cosas que charlando. Es fácil para los varones entrar en estos grupos, pero no a todos se los acepta como a un igual. Una vez en el grupo, los varones deben maniobrar con destreza para lograr
convertirse en miembros de él. Uno de los modos másimportantes de hacerlo es conversando: el despliegue verbal, por ejemplo, para contar historias o chistes, desafiar y esquivar los
despliegues verbales de otros niños, y soportar desafios con el
138
fin de mantener su propia historia y su posición en el grupo. Su
charla suele ser competitiva porque trata habitualmente sobre quién es el mejor en qué.
DE NIÑOS A ADULTOS
La obra de teatro de Feiffer se denomina irónicamente Grown ups porque los hombres y mujeres adultos que luchan
por comunicarse a menudo parecen niños “¡Tú lo dijiste!” “¡No
lo dije!” La razón es que cuando los niños crecen y se convierten en hombres y mujeres, mantienen las actitudes y log hábitos
divergentes que aprendieron cuando eran pequeños: pero no los reconocen como actitudes y hábitos, sino que simplemente los toman como modos de hablar. Las mujeres quieren que sus compañeros seán una versión nueva y mejorada de una “mejor amiga”, de ahísu debilidad por los hombres que les cuentan secretos. Tal como aconsejó Jack Nicholson a un sujeto en una película: “Cuéntale tu infancia
turbulenta: eso siempre las atrae”. Los hombres esperan hacer cosas juntos y tienen la impresión de que nada se pierde si no tienen charlas íntimas constantemente. El significado de las charlas íntimas puede ser opuesto para hombres y mujeres. Para muchas mujeres, la relación funciona mientras puedan hablar de las cosas. Para muchos hombres, la relación no va bien si tienen que insistir en rehacerla. Si ella insiste en tratar de mantener conversaciones para salvar la relación y él insiste en tratar de evitarlas porque se da cuenta de que más bien la debilitan, entonces los esfuerzos de cada uno por preservar la relación le parecen al otro un riesgo peligroso. COMO HABLAR DE LAS COSAS
Si se entablan conversaciones (de cualquier tipo), las ideas de hombres y mujeres sobre cómo llevarlas a cabo pueden diferir. Por ejemplo, Dora se siente a gusto y próximaa Tom. Después de la cena se instala en un sofá y comienza a contarle 139
el problema que tuvo en su trabajo. Ella espera que él le haga preguntas
para demostrarle su interés, que le asegure
que
comprende y que lo que ella siente es normal; y devuelva la
intimidad contándole a su vez sus problemas. En cambio, Tom
se aparta del tema principal, bromea sobre el problema, cues-
tiona la interpretación de ella y le da consejos sobre cómo solu-
cionarlo y evitarlo en el futuro. Todas estas respuestas, normales para los hombres, son inesperadas para las mujeres, que las interpretan en términos de sus propios hábitos: de forma negativa. Cuando Tom comen-
ta aspectos secundarios o bromea, Dora piensa que él no se interesa por lo que ella dice y que en realidad no la escucha. desafía su interpretación de lo que sucedió, ella piensa que critica y le dice que está loca, cuandolo que ella desea es que aseguren que no lo está. Si Tom le dice cómo solucionar
Si la le el
problema, la.hace sentir como si ella fuese el paciente y él el
doctor: un metamensaje de condescendencia, haciendo eco dela
actitud de superioridad, propia de los hombres, en comparación
con la ceremonia de igualdad, propia delas mujeres. Como él nohabla sobre sus propios problemas, ella siente que él implica gue no tiene ninguno.
Puede sobrevenir la cismogénesis complementaria: el modo en que él responde al pedido de. intimidad por parte de ella, la hace sentir distante de él. Ella se esfuerza por recuperar la
intimidad en la única manera que conoce: revelando más y más sobre ella misma. El se esfuerza más dando consejos con mayor insistencia. Cuantos más problemas expone ella, más incompetente se siente, hasta que ambos advierten que ella está emocionalmente extenuada y agobiada por los problemas. Cuando ella no aprecia los esfuerzos de él por ayudar, él se pregunta por qué ella pide consejos si no quiere seguirlos. “NO ME ESTAS ESCUCHANDO”
La otra queja que formulan las esposas con respecto a sus cónyuges es “Ya no me escucha”. Ellas pueden tener razón en que no las escuchan, si no valoran el contar problemas y 140
secretos para establecer afinidad. Pero a veces los hombres sienten que los acusan injustamente: “Estaba escuchando”. Y a veces pueden tener razón. Lo hacían. Si alguien está escuchando o no, sólo esa persona puede
saberlo en realidad. Pero juzgamos si otros están escuchando
por las señales que podemos ver: no sólo sus respuestas verbales sino también su contacto visual y pequeños sonidos que demuestran atención, como “mhm>” y “sí”, Estos sonidos dan pie para la conversación; si se los ubica mal a lo largo de la vía, de inmediato pueden descarrilar una conversación explosiva. Maltz y Borker también informan que hombres y mujeres tienen distintos modos de demostrar que están escuchando. En el rol de oyentes, las mujeres hacen —y esperan— más de estos sonidos. Entónces, cuando los hombres escuchan a las mujeres, es probable que hagan muy pocos con el fin de que las mujeres
sientan que ellos en realidad están escuchando. Y cuando las mujeres escuchan a los hombres, hacer más de esos sonidos que los que esperan de ellos puede dar la impresión de que están impacientes o exagerando sus manifestaciones de interés. Aún peor, lo que mujeres y hombres significan a través de tales sonidos puede ser diferente. ¿“Uh-huh” o “mhrm” quieren decir que usted está de acuerdo con lo que oyó o sólo que oyó y
está siguiendo lo que se dice? Maltz y Borker sostienen que las
mujeres tienden a utilizar estos sonidos sólo para demostrar que escuchan y comprenden. Los hombres tienden a utilizarlos para demostrar que están de acuerdo. Por lo tanto, una razón
por la cual las mujeres hacen más de estos sonidos puede ser que ellas escuchan más que lo que ellos concuerdan con lo que oyen. Además de los problemas causados por las diferencias en cómo se dan las señales, es seguro que surgirán dificultades
como resultado del distinto modo de utilizarlas. Si una mujer
anima a un hombre en su conversación diciendo “mhwm”, “sí” y
“uh-huh” todo el tiempo, y después resulta que no está de
acuerdo con lo que dijo, él puede creer que ella ha perdido el hilo de la charla (reforzando de este modo el estereotipo que él tiene . de las mujeres, como personas no confiables). A la inversa, si un hombre participa en la conversación de una mujer de principio 141
a fin y sigue todo lo que dice pero no está de acuerdo, no la abrumará con “uh-huhs”, y ella pensará que él no le presta atención. o Obsérvese que la diferencia existente en la manera de utilizar mujeres y hombres esos sonidos está en mantener el centro de atracción en la comunicación. Emplear los sonidos para indicar “Estoy escuchando, continúa” es útil en el nivel de relación de la conversación. Emplearlos para demostrar lo que. se piensa sobre lo qué se está diciendo es una respuesta al contenido de la conversación. Por lo tanto, desde el punto de vista estilístico, hombres
recíproca incoherencia.
y mujeres son
coherentes
en su
«¿POR QUE NO HABLAS SOBRE ALGO INTERESANTE? A veces, cuando los hombres y las mujeres piensan que el otro no les presta atención, están en lo cierto. Y esto puede suceder porque difieren sus suposiciones sobre lo que es inte: resante. Muriel se aburre cuando Daniel no para de hablar sobre la bolsa de valores o el campeonato mundial de fútbol. El
se aburre cuando ella no para de hablar sobre los detalles de su
vida cotidiana o de las vidas de personas a quienes él ni siquiera
conoce.
A las mujeres les parece natural oír y charlar sobre lo que ha pasado durante el día, a quién ha encontrado en la parada del autobús, quién ha llamado y qué ha dicho, no porque esos detalles sean importantes en sí mismos, sino porque el hecho de relatarlos es una prueba de participación: que usted se preocupa por el otro, a que tiene un mejor amigo. Saber que usted podrá contar estas cosas más tarde, lo hace sentir menos solo mientras transcurre el día en soledad. El hecho de que no cuenten, envía un metamensaje sobre la relación: la cercena, cortando sus alas. Como para los hombres no es natural emplear la conversación de este modo, se concentran en lainsignificanciainherente
a los detalles. Lo que ellos consideran que vale la pena comen-
tar son hechos sobre temas relacionados con el deporte, la 142
política, la historia o el funcionamiento de las cosas. Las mujeres a menudo perciben el relato de los hechos como una disertación que (para ellas) no sólo no tiene un metamensaje de afinidad, sino de condescendencia: yo soy el maestro, tú eres el
" alumno. Yo soy erudito, tú eres ignorante.
Una tira cómica del New Yorker muestra esta escena — probablemente el origen de un millar de tiras cómicas (y de un millón de conversaciones)— durante un desayuno: el marido lee el diario mientras la esposa trata de conversar con él. El marido dice: “¿Quieres conversar? Compra un diario. Conver-
saremos sobre las noticias que traiga”. Es divertido porque todos saben que el contenido del diario no es justamente sobre lo que la esposa desea hablar.
CONVERSACIONES SOBRE.LAS CONVERSACIONES Cuando
las mujeres conversan
sobre lo que les parece
obviamente interesante, sus charlas suelen incluir información sobre las conversaciones. Tono de voz, ritmo, entonación y
términos se recrean en el relato con el fin de explicar —
dramatizar, en realidad— la experiencia sobre la cual están
informando. Si los hombres comentan un incidente y dan un
breve resumen en vez de recrearlo que se dijo y cómo se dijo, con frecuencia las mujeres piensan que ellos están omitiendo la esencia de la experiencia. Si la mujer pregunta “¿Qué dijo él exactamente?” y “¿Cómo lo dijo?”, el hombre probablemente no lo recuerde. Si ella insiste, él puede sentir que lo están presio-
nando. Todas estas diferencias de. hábitos tienen repercusiones cuando el hombre y la mujer conversan sobre su relación. El se
siente fuera de su elemento, incluso en desventaja. Ella sostie-
ne que recuerda con exactitud lo que él dijo, lo que ella dijo y en qué secuencia, y desea que él explique lo que dijo. Difícilmente €l podrá hacerlo, ya que ha olvidado precisamente lo que dijo, si no toda la conversación. Algo hace que ella sospeche que él sólo finge no recordar, y que él sospeche que ella inventa los detalles. 143
Una mujer informó sobre un problema de esta índole, debido auna cuestión de mala memoria de sú novio. Esimprobable, sin embargo, que su problema fuese la mala memoria en general. El asunto es qué tipo de información recuerda u olvida cada. persona. Frances estaba sentada a la mesa de la cocina charlando con
Edward cuando el tostador hizo algo gracioso. Edward comenzó
a explicar por qué había sucedido esto. Frances trató de prestar atención, pero apenas comenzaba la explicación se dio cuenta de que estaba completamente perdida. Se sintió muy estúpida. Y había indicaciones de que él también lo pensaba. Más tarde, ese mismo día salieron a caminar. El le estaba comentando una situación difícil en su oficina, que involucraba
una compleja red de interrelaciones entre un gran número de
personas. De repente, hizo un alto y dijo: “Estoy seguro de que no puedes acordarte de toda esta gente”. “Por supuesto que puedo”, dijo ella y trazó nuevamente el relato ubicando bien a los personajes y dando los detalles correctos. El estaba sincera-
mente impresionado. Ella se sentía muy sagaz:
?
¿Cómo podía ser que Frances fuese al mismo tiempo sagaz
y estúpida? ¿Tenía buena o mala memoria? Las habilidades de Frances y Edward para seguir, recordar y relatar nuevamente dependían del tema y eran análogas a las habilidades de los padres de ella para seguir el hilo y recordar. Siempre que Frances relataba a sus padres algo sobre personas con quienes estaba relacionada, su madre podía seguirla sin problemas, pero su padre se perdía apenas introducía un segundo persona-
je. “¿Ahora quién es ésa?”, solía preguntar. “¿Tu jefe?” “No, mi jefe es Susan. Esta era mi amiga.” Á menudo solía quedarse en el relato anterior. Pero siempre que les hablaba sobre su trabajo, era su madre la que se perdía apenas mencionaba un segundo paso: “¿Aquél era tu informe sobre tecnología?” “No, ése lo entregué el mes pasado. Este era un proyecto especial.” La madre y el padre de Frances, como muchos otros hombres y mujeres, habían afilado sus habilidades para escuchar y recordar en diferentes terrenos. Su experiencia hablando con
otros hombres y mujeres les dio práctica en seguir distintas clases de conversación. 144
Saber si es y cómo es probable que relatemos los hechos, más tarde ejerce influencia sobre si y cómo prestamos atención
cuando suceden. Cuando las mujeres escuchan y participan en
las conversaciones, saber que pueden comentarlas más tarde
hace que tiendan a prestar atención a lo que se dice y a cómo se
dice exactamente. Como los hombres no están acostumbrados a hacer esos comentarios, es menos probable que presten
mucha atención en el momento. Por otro lado, muchas mujeres
no suelen prestar atención a las explicaciones y hechos científicos porque no esperan tener que exponerlos en público, así como los que no están acostumbrados a divertir a otros contando chistes, no “pueden” recordar aquellos que han oído, a pesar de que escucharon con suficiente atención como. para divertirse. Entonces las conversaciones de las mujeres con sus amigas las mantiene en forma para hablar sobre sus relaciones con los hombres, pero muchos hombres llegan a tales conversaciones
sin entrenamiento alguno y con una desagradable sensación de que eri realidad no se destacan en el tratamiento de esos temas. “¿QUE QUIERES DECIR, QUERIDO?”
Muchos
importancia
de nosotros de
una
ponemos
relación
un enorme
preliminar.
énfasis en la
Consideramos
la
habilidad para mantener tales relaciones como «un signo de salud mental: nuestra metáfora contemporánea por ser una buena persona. Sin embargo, nuestras expectativas
sobre esas relaciones
son casi —tal vez, en realidad— imposibles. Cuando las relacio-
nes preliminares se establecen entre hombres y mujeres, las diferencias entre ellos contribuyen a esa imposibilidad. Espe-
ramos que nuestros compañeros sean tanto intereses románti-
cós como mejores amigos.Á pesar de que mujeres y hombres
pueden tener expectativas bastante similares con respecto a los intereses románticos, escondiendo sus diferencias cuando
comienzan las relaciones, tienen ideas muy diferentes sobre
cómo ser amigos, y éstas son las diferencias que aumentan a lo
largo del tiempo.
145
Ex las conversaciones entre amigos que no son amantes, los
pequeños malentendidos pueden pasarse por alto o diluirse en los intervalos del trato. Pero en el contexto de una relación preliminar, las diferencias no pueden ignorarse y la olla de - presión del trato continuo mantiene a ambos cociéndose a fuego
lentoen el aceite hirviendo de pequeños malentendidos acumu-
lados. Y con seguridad las diferencias de estilo causarán ma-
lentendidos, no, irónicamente, en los asuntos relacionados con
el hecho de compartir valores e intereses o comprender la filosofía de vida del otro. Se puede hablar y concordar en estos temas amplios y significativos, y sin embargo, palpables. Es
mucho más difícil lograr congruencia —y mucho más sorprendente y angustiante que difícil— en las simples cuestiones diarias del ritmo y los matices automáticos de la conversación. Nada en nuestra experiencia o en los medios publicitarios (la contraparte actual de la religión o de las enseñanzas de los abuelos) nos prepara para este fracaso. Si dos personas comparten tanto en términos de puntos de vista y valores básicos, ¿cómo es que a menudo se enredan en peleas sobre asuntos insignificantes? Si usted
se encuentra
en esa situación
y desconoce
que
existen diferencias en el estilo de conversación, supondrá que algo malo le pasa por haber elegido a ese compañero. En el mejor de los casos, si usted no es rencoroso y tiene una mentalidad generosa, puede absolver a los individuos implicados y culpar a la relación. Pero si usted sabe que hay diferencias en el estilo de conversación, puede aceptar que también habrá diferencias en los hábitos y suposiciones sobre cómo mantener una conversación, expresar interés, ser considerado y otros puntos. No siempre puede usted interpretar de forma correcta las intenciones de su compañero, pero sabrá que si tiene una impresión negativa, puede no ser lo que se ha pretendido, y tampoco sus respuestas son infundadas. Si él dice que en. realidad estáinteresado aunque en verdad no lo parezca, quizá deba usted creer lo que él dice y no lo que usted percibe. En ocasiones, explicar las suposiciones puede ser de ayuda.
Si un hombre comienza a decir a una mujer qué hacer para
resolver su problema, ella puede decir: “Gracias por el consejo, 146
pero en realidad no deseo que me digan lo que tengo que hacer. Sólo deseo que escuches y digas que comprendes”. Un hombre
podría querer explicar: “Si te desafío, no es para demostrar que estás equivocada; es sólo mi modo de prestar atención a lo que
me estás diciendo”. Ambos pueden tratar de modificar sus
modos de hablar o de aceptar lo que hace el otro, o ambas cosas.
Lo importante es saber que pueden ser en realidad buenas lo
que parecen malas intenciones, expresadas en un estilo de conversación distinto. Debemos dejar de lado nuestra convicción de que, como lo manifestó Robin Lakoff: “El amor significa no tener que decir nunca: “¿Qué quieres decir? ”.
147
9 El íntimo como
crítico
Los encuentros sociales más comunes están cargados de un
millar de fallas posibles, entre las cuales la menos importante no es precisamente la de los nervios. Esa es una de las razones por la cual muchas
personas prefieren aparecer en público
como compañeros: tener un aliadoen el conflicto social, prescn-
tar al mundo el flanco sólido que en ocasiones ofende a quienes
aparecen como personas solas, como los trapecistas que actúan
sin red. Como miembros de una pareja, muchos creen que, si se
equivocan, el hecho tendrá menor trascendencia porque sus a-, liados piensan que son maravillosos, no importa lo que suceda. Pero aquí interviene la mano del destino: la mayoría de las veces, su aliado se convicrte en un crítico, que no sólo no lo ve
encantador a pesar de sus lapsus sociales, sino que ve lapsus cuando nadie más los advierte o, lo que es peor, aunque no haya
cometido ninguno, como cuando ha hecho o dicho algo de un
modo que es peculiar y fácilmente reconocible como el suyo. propio.
Por una extraña alquimia, los caprichos y modales que fastidian ala persona íntima que critica son precisamente los elementos del estilo personal que parecían irresistiblemente encantadores al principio. Pequeñas indiscreciones, notas falsas sin importancia, que habrían podido pasar inadvertidas u olvidarse si usted hubiese estado solo en la fiesta, se subrayan, se destacan, se adornan en la memoria a través de extensos
análisis en el coche camino a casa, y seabultan al asociarlas con fallas pasadas. Ñ En cada encuentro social abundan los desaciertos, las nece-
dades y la ridiculez. Muy poco de lo que se dice es realmente 148
acertado, aunque no tan importante, no tan elocuente. Pero las
personas aceptan, responden, hacen eco, ríen y, en general, aprecian los intentos desatinados que otros hacen durante la
conversación, porque reconocen la demostración de interés, el' deseo de participar. Sólo somos hipercríticos de nosotros mismos (“¿por qué dije eso? Qué tonto de mi parte”) y de las personas más próximas a nosotros. No nos autocriticamos abiertamente,
o si lo hacemos,
el
efecto es encantador: otra muestra del deseo de agradar, Pero si criticamos a otro, el efecto es cualquier cosa menos encanta- .: dor. El hecho de señalar a alguien como incompetente social, hace sentir incómodos tanto a los espectadores como a la persona criticada.
LOS RECURSOS DE LA CRITICA: AYUDA DE LA CUAL PODEMOS PRESCINDIR
La crítica del íntimo es epidémica: en el ámbito familiar, entre amantes, entre compañeros de viaje. Marilyn y Gerald
pasaban unos días en Francia. Una tarde, mientras conversa- * ban con amigos franceses, Marilyn cuidadosamente pensó una
oración en el precario francés que podía recordar de la escuela secundaria, y cuando hubo una pausa en la conversación,' comenzó: “Alors...”. Un francés sentado a su lado se volvió hacia ella y le preguntó: “Alors, quoi?”. Encantada por haber logrado llegar tan lejos, estaba a punto de continuar cuando Gcrald la interrumpió, explicando a los demás (en su francés, mejor que el de ella, pero de todas maneras titubeante) el
hábito de Marilyn de llenar pausas en la conversación. Pensó
que ella misma se había puesto en un aprieto lingúístico: que
había utilizado mal “Alors” y no tenía nada más que decir. Ella se sentía enfadada no porque él la había interrumpido, sino'
porque la había hecho quedar como incompetente. Gerald, al
estar familiarizado con el estilo de ella, vio debilidad donde Marilyn había sentido firmeza, y su intento por. ayudarla comunicó su visión de la debilidad de ella a los demás. Por lo general, la mejor ayuda que uno puede dar a quienes uno 149
-
piensa que han hecho o dicho algo equivocado, es pretender que nada ha sucedido. Tratar de ayudar es una manera (sutil) de convertirse en crítico. Existen muchas otras. SARCASMO
Un recurso común de la crítica —en público o en privado—
es el sarcasmo. Por ejemplo, Timotby encontró a su ex esposa
en el colegio al que
asistían sus niños durante
una
feria
internacional en donde se ofrecía comida. típica de varios
países. Se acercó a ella con un saludo cordial, Ella le preguntó si había comprado algo para comer; él respondió que una
medialuna. Ella dijo con una sonrisa afectada: “Audaz, ¿eh?”
¡Zas! Al describir el comportamiento de él de una forma que obviamente no correspondía, le estaba haciendo saber que.ella pensaba que debería ser más audaz, porque rebajaba su medialuna francesa a-un insulso pedazo de pan. La historia de ambos intensificó la reacción de Timothy. A
menudo ella lo había hecho sentir mal por ser demasiado cauteloso y conversador. En una relación estable, la crítica carga los puños de todas las que le precedieron. parte dela razón por la que los compañeros de mucho y los miembros de la familia suelen explotar ante
menores.
última Esa es tiempo ofensas
. El sarcasmo de la ex esposa introdujo un cambio de estructura que agravó la consternación de Timothy, Como €l había estado operando en una estructura amistosa, la puñalada de la crítica. fue más profunda por lo inesperada. Sus defensas estaban bajas, y le dolió ver que su buena voluntad no era
correspondida.
—
También está en juego un cambio de estructura en la pena de ser criticado por algo que previamente había sido motivo de satisfacción. Ted es del tipo de los que animan una reunión. Pero cuando estaba complacido y orgulloso por haber animado una fiesta con sus historias y bromas, su esposa le comentó que se había puesto en ridículo y la había dejado a un lado. ¡Zas! Lo 150
que
él había
fracaso.
sentido
como
éxito,
ella lo reestructuró
como
LA CRITICA EN EL ELOGIO .
Uno de los modos más sutiles de criticar a la persona con-la
cual se está conversando es elogiar a otra. En turco hay una
expresión para corregirlo si no se lo ba querido emplear con ese
-sentido. Un turco que alaba a una persona mientras está hablando con otra, puede: decir “Sizden iyi olmasin”, que
significa: “Ella (él) puede no ser mejor que tú”, en otras palabras: “No creas (como podrías) que el hecho de que yo elogie
a otro significa que piense que tú no eres digno de un elogio similar”. Algunos padres emplean la táctica de alabar a otro niño con el objeto de señalar la senda correcta a los propios hijos: “Observa, Billy. ¿Ves qué ordenada mantiene Tommy su habi-
tación?” El resultado frecuente, lamentablemente, no es lograr
que Billy sea más ordenado, sino (en especial si estas lecciones
se repiten a menudo) hacerlo sentir criticado, incapaz y no querido, y que odie a Tommy. Los compañeros de trabajo también experimentan esas punzadas dolorosas, algunas veces justificadas. El organizador de una conferencia, al principio cortés, finalmente se ofendió
cuando un colega comentó con excesivo entusiasmo lo bien que otra persona había programado la conferencia del año anterior. Lo que empezó pareciendo una serie de sugerencias construc-
tivas comenzó a revelar el metamensaje “Tú nunca lo harás tan
bien como el organizador del año pasado”. Este metamensaje
puede haber sido intencionado o no, aun en el caso de haberlo
hecho a nivel consciente, la persona que habló puede haber
creído (o no) que el organizador actual no podía igualar al del año pasado. Todo mecanismo que se emplee con un propósito determinado, puede no ser el adecuado, aun sin mala intención.
Muchas personas se sienten celosas si sus compañeros elogian a otra persona. Válido o no, creen que el elogio significa que su compañero también está comparando. No sólo oyen “Pienso que
151
ella o él es atractivo
o sagaz
“Pienso que tú no lo eres tanto”.
0 encantador”,
sino también
LA ACTITUD CRITICA
Cuando Angela y Conrad salieron de la sala de conciertos.
Conrad comenzó a hacer trizas la función. Angela sintió en el pecho una sensación de desastre inminente. Oyó el metamensaje: “Estoy pasando una velada espantosa”, y por ende: “No me gusta estar contigo”. Cuanto más criticaba él alos músicos, más
segura estaba ella de que esa hostilidad era, en realidad, una expresión de lo que sentía por ella. En efecto, a veces es verdad que patear al perro es un modo de expresár el enojo que inspira una persona a la cual no se podría patear honorablemente. Sin embargo, muchas personas utilizan la crítica apuntando hacia afuera —a otras personas ausentes, a objetos inanimados— como un recurso para establecer un puente de solidaridad con las personas con quienes se encuentran. Este recurso es una variación del esquema solidaridad por medio de la queja, que se describe en el capítulo 3. Lamentablemente, quienes no esperan esta actitud crítica, se ofenden; están seguros de que cualquiera que critica tantoa
todos y a todo, también lo criticará a él. Cuando Emily y Bennet visitaron a los padres de él,el padre invitó a todos a cenar afuera. La comida no era muy buena, y Emily no vio razón para pretender que lo fuera. Dada a la hipérbole, comentó: “Esta es la peor comida que jamás haya probado”. El padre de Bennet se ofendió a muerte. Como él los había invitado, sintió que la crítica era ofensiva. Pero según Emily, sentirse “en familia” con ellos significaba que no era necesario mencionar su actitud positiva, y que criticar la comida era una manera de aliarse con ellos. Gregory Bateson destacó que a menudo. las personas no pueden distinguir entre el mapa y el territorio: la cosa real y su representación simbólica. Si nos identificamos demasiado con nuestro hogar, nuestra ropa, nuestros compañeros o el restau-
rante que elegimos, entonces la crítica que se haga a todo ello, 152
la percibimos como dirigida a nosotros. En algunas ocasiones es así. Es importante recordar que el mapa no es el territorio:
algunas personas, con toda libertad, lanzan flechas a objetos
externos con los cuales las personas se identifican, sin inten-
ción de dañarlas. Todo-lo contrario, apuntar la crítica hacia afuera puede ser una expresión de solidaridad con quienes definimos “Tú y yo contra el mundo”. “¡DILO BIEN”
Á pesar de que a veces oímos crítica cuando no la hay, a menudo las relaciones la incluyen de manera suficiente e indudable como para mantener el interés. Tanto las mujeres como los hombres son susceptibles a la enfermedad, y portadores de ella. Pero existen variedades particularmente comunes (aunque por cierto no limitadas) a mujeres o varones.
El artículo que se menciona en el capítulo 8 sobre quejas comunes de los cónyuges, señala que los esposos piensan que sus esposas les regañan por algo que no hicieron o que sí hicieron. Quizá las mujeres critiquen con frecuencia a Sus compañeros
empleando
el regaño
porque
sus
expectativas
sobre lo que suponen una relación son mayores (asimismo, puede darse el caso de que los hombres dejen de satisfacer expectativas más
a menudo).
Muchos hombres, por su parte,
critican a las mujeres por no hacer las cosas del modo que ellos consideran apropiado y lógico.
Después de jubilarse Jim, Bea comenzó a quejarse de que
pasaba
mucho
tiempo en su escritorio, no se preocupaba
lo
suficiente por la salud de ella, no se interesaba mucho por los nietos, miraba las noticias por televisión durante la cena y se negaba a acompañarla cuando iba de compras. Pero Jim sí ofrecía su compañía cuando Bea prefería arreglárselas sola: siempre encontraba fallas en su manera de cocinar. Corta las
cebollas en sentido longitudinal (no quiere hacerlo en sentido
transversal, pero a veces se le resbalan), no usa los utensilios
apropiados (por ejemplo, la punta de un cuchillo para abrir una
lata, así lo desafila), deja que caiga papel en la pileta (lo sáca
luego, pero Jim se preocupa por el estado de la instalación
153
evacuadora
de desperdicios, que tiene una alergia mortal al
papel). Mientras ella tira con fuerza de la cuerda para levantar
lás persianas, él le ruega repetidas veces y en vano que tire sólo
una vez para trabarla. Tanto Jim como Bea están convencidos '
de que hay un modo correcto y otro incorrecto de proceder, pero
Bea concentra su crítica en el modo de Jim de tratar a la gente (a ella, en particular) y él se concentra en cómo trata ella los objetos de la casa. El lenguaje es un sistema de conducta formado por la firme creencia sobre lo que está bien y lo que está mal. La crítica que muchas mujeres (y algunos hombres) hacen a $us compañeros. es por emplear una gramática incorrecta,y por no utilizar las palabras precisas, a pesar de que en ambos casos se emplean las expresiones tal como se hace en el lenguaje coloquial. Por
-ejemplo, Stella critica a Chuck por usar dobles negativos y la
contracción aint, y Saul critica a Rose por llamar horno a la estufa, o decir: “Me siento molesta” cuando él piensa, que debería decir “irritada” (agravando así la irritación de ella). Corregir el uso del idioma es una manera de desviarse del
tema, un mecanismo de atención que ya se ha mencionado con anterioridad. En un cuento de Charles Dickinson,* una mujer ha esperado todo el día a que regresara su marido para comentar su cita con el maestro de su hijo, que él se perdió porque tuvo que trabajar hasta tarde: — El señor Frobel me habló sobre un trabajo que había
asignado a la clase —dijo Fran—. Tienen que dibu-
jar un mapa de Rusia. —. — Querrás decir de la Unión Soviética. Ya nadie dice Rusia.
— ¿Eso es importante? ¿Puedo terminar?
El comentario del esposo no sólo desvía el tema y se detiene en algo sin relación con él, sino que critica a Fran por utilizar una palabra que la mayoría de la gente emplea en las conversaciones cotidianas. Feiffer también captó esta situación en su obra teatral Grown ups. Ignorando lo que quiere decir, Jake ataca a Louise 154
porque él escucha expresiones que son un tanto incorrectas: “Miente como un guante” en lugar de “Miente como una alfombra”; “sopló” para decir “robó”, que él considera que
debería ser “arrebatar”; “pon tus diezcentavos” en lugar de “dos centavos”; “echarse firmes”, sobre lo cual él dice “simplemente
no es castellano”. El resultado es que Louise cree que Jake
piensa (su sospecha es correcta) que ella no es suficientemente brillante para él. Puede ser verdad que lo piense. Muchas
personas consideran que el correcto manejo del idioma es un signo de inteligencia, actitud que.en verdad no tiene fundamento. Pero es un hecho corriente la pequeña alteración en las expresiones comunes, que no trába la comprensión.
La tragedia de todas estas formas de crítica es que hacen que se piense que a uno nolo escuchan o nolo quieren, y la sensación. de incompetencia que engendran puede durar más tiempo que los argumentos y las discusiones que la produjeron.
HAZLO A MI MANERA
En muchos de los ejemplos precedentes, los modos de hacer
las cosas o de hablar pueden juzgarse incorrectos según algu-
nas pautas externas. Pero muchas veces los críticos —varones
y mujeres— desean que sus íntimos se adhieran a pautas que no son absolutas; sino que reflejan simplemente sus propias
convenciones culturales, o incluso sus hábitos y estilos individuales. Y lo que parece “ilógico” suele ser una expresión de una lógica distinta antes que equivocada. Al finalizar su viaje de luna de miel, Barbara y Glen
esperaban en la fila el chárter que los llevaría de regreso a Estados Unidos. Barbara entabló conversación con la mujer
que estaba delante de ella y mencionó que les habían cambiado el vuelo en el servicio de chárter para el que tenían billetes, por otro en una aerolínea comercial. En respuesta a la pregunta de la señora, Barbara explicó: “Nuestro agente de viajes nos llamó, ésta es nuestra luna de miel...”. La señora interpuso un rápido y sonriente “Felicitaciones”; Barbara sonrió también y dijo “Gracias”, y estaba a punto de continuar cuando Glen se acercó, 155
le tocó con suavidad el brazo y la corrigió: “El hecho de que estemos en nuestra luna de miel no tiene nada que ver con la
forma en que cambiaron nuestro vuelo”. “Lo sé”, dijo Barbara,
mirando hacia abajo. Sintió que la habían descubierto haciendo algo malo. Pero su mención de la luna de miel no era incorrecta. Le
producía alegría al decirlo; y la señora también se alegraba de
oírlo, todo lo cual contribuía ala relación que estaban entablan-
do. Glen no hubiese dado esa información, pero tampoco hubie-
se comenzado una conversación con un extraño. La base de su
crítica significaba “No lo estás haciendo a mi manera”.
Como muchos matrimonios pasan gran parte de su tiempo
juntos en un marco social, es probable que se escuchen unos a otros contar historias e intervenir en otros tipos de charla social. Lamentablemente, la conversación confines sociales es un área en la que hombres y mujeres suelen diferir. En consecuen-
cia, se producen muchísimas oportunidades para censurarse mutuamente. Y las diferencias entre varones y mujeres se ven agravadas por todas las otras diferencias de estilo en el uso ¿de las señales y los esquemas que se han tratado en el capítulo 3. Después de escuchar el comentario de Dorothy acerca de la magnífica cena a que han asistido, Don revela su furia, acusán-
dola de haber querido sobresalir. Dice que ella habló en voz muy
alta, no prestó atención a lo que decían los demás y no les dio
—en particular a él— la oportunidad de conversar. “Eres un niño grande”, le dice ella, “puedes decir algo si tienes algo que decir”. El replica: “Necesitas una palanca para entrar en esas conversaciones”. Otras veces, cuando ella demuestra interés
con un invitado al formularle muchas preguntas, más tarde
Don se queja de que ella lo ha interrogado, al margen de haber manifestado éste fastidio o no. Según Don, hacer preguntas personales es obviamente descortés; según Dorothy, es obviamente amistoso. Para él,
una buena conversación tiene ritmo lento; para ella, el ritmo
debe ser rápido. Según ella, las superposiciones en voz muy alta que se. producen en la conversación significan entusiasmo. Según él, son un signo de que nadie está escuchando. Sabiendo lo que ahora sabemos sobre los estilos de conversación, vemos
156
que ni uno ni otra tienen o dejan de tener razón. Pero ambos lo
ignoran. Y Dorothy sabe que sus intenciones son buenas; ¿cómo puede su esposo interpretarlas tan mal? Se siente traicionada' porque la está atacando la persona que se supone es su mejor
aliado. Irónicamente, los compañeros se creen con derecho, sincluso llamados, a corregirse precisamente por ser aliados. Mucha de la crítica de los íntimos surge del deseo de mejorar al compañero por su propio bien y porque consideramos que ellos nos representan ante el mundo. Como todos tenemos nuestros propios modos de hacer las cosas, las oportunidades de corregirnos son ubicuas.
LOS ORIGENES DE LA CRÍTICA
Pero la tensión generada por la crítica de íntimos es particularmente virulenta cuando se trata de adolescentes. Los padres ' son (tal vez, por necesidad) críticos de sus hijos pequeños, pero «durante la adolescencia, los jóvenes observan a sus padres con mirada tan crítica que puede llegar a ser devastadora. No toleran la forma como sus padres caminan, visten o sostienen el
tenedor. Sus expresiones les resultan anticuadas sin remedio
oincómodas y excesivamente vulgares. El simple hecho de aparecer en público con sus padres se transforma en un tormento.
El caso de los adolescentes da un indicio sobre los fundamentos y los usos de la crítica. Para ellos (como para todos nosotros),
la crítica es un medio
de protegerse contra el peligro de la
participación que amenaza la independencia. Los adolescentes deben, sobre todo, separarse de sus padres. Si los ven perfectos, desean apegarse a ellos y se sienten inadecuados por comparación. Al considerarlos inadecuados les es más fácil soltarse, al mismo tiempo que los hace sentirse más capaces. Lo mismo sucede con las parejas. Ver faltas en el otro permite a cada uno sentirse más competente. Y volverse insoportable es una forma de protección contra la aproximación. Pero ser constantemente criticado es de por sí uno de los
peligros de la aproximación.
157
En el final de la novela de Anne Tyler, Dinner at the Homesick Restaurant, un hombre anciano, Beck Tull, explica a
su hijo adulto por qué abandonó a su esposa (y niños) años
atrás:
|
“Ella mé cansó”... “Oh, al principio”, dijo Beck, “pensa-
ba que yo era maravilloso. Deberías haber visto su rostro cuando yo entraba en la habitación... Cuando tu madre y yo nos casamos, todo era perfecto. Parecía que
yo no cometería errores. Luego, poco a poco supongo que vio mis defectos. Vio que estaba demasiado tiempo fuera de casa y no era suficiente apoyo para ella, no prosperaba en mi trabajo, engordaba, bebía demasiado, hablaba mal, comía mal, vestía mal, manejaba mal
el coche”. Este párrafo da un sentido del efecto acumulativo de la crítica que va en aumento, tanto por las ofensas serias (no ser suficiente apoyo y estar demasiado tiempo fuera de la casa),
como por las superficiales (vestirse y comer mal). Beck Tull se
casó con su esposa porque la admiración de ella lo hacía sentirse de maravilla: la alegría de la proximidad. Pero una vez
que ella estuvo cerca, pudo ver su debilidad, y entonces verse a sí mismo con los ojos de ella, lo hacía sentirse muy mal.
Una forma de analizar esta situación es tener en cuenta que el amor obsesivo nos vuelve ciegos con respecto a los defectos del otro, y la proximidad nos permite verlo con claridad. Pero la proximidad también nos enceguece de distinta forma. La. intimidad nos puede hacer ver más defectos de los que hay en realidad, y también a veces verlos más grandes de lo que son.
_UN DISPARO EN LA NOCHE Cuanto más indirectos sean los modos de criticar, más difícil
será entenderse con ellos. El padre de Stan lo interroga sobre sus inversiones de una manera que revela que las consideraimprudentes. Y la madre de Kate permanece a su lado haciendo un comentario de corrido que parece implicar que su hija está haciendo todo mal en la casa, 158
:
Mientras la observa cocinar, comenta: “Oh, ¿pones tanta sal
a la sopa?”, Kate entiende que esto significa que le está poniendo demasiada sal a la sopa, un comentario más en la
larga cadena de críticas durante la visita. Pero si Kate protesta,
la defensa razonable de su madre es: “Sólo estaba preguntando.
¿Por qué eres tan susceptible?”. Las preguntas, al igual que el sarcasmo, son formas favoritas de crítica precisamente porque son indirectas, como los disparos de un arma con silenciador. El herido siente el efecto, rápido y seguro, pero la procedencia del ataque es difícil de localizar.
No es fácil formular objeciones a los críticos, ya que el erítico
y el criticado se interesan en distintos niveles de interacción. La
atención del crítico se concentra en una acción a continuación de la otra, no en una evaluación global de la persona. Los padres saben que aman asus niños a pesar de sus esfuerzos para lograr que hagan mejor esto o aquello, o esto y aquello. Pero el criticado reacciona al metamensaje “Eres una persona incompetente”. Cuando se formulan objeciones a los críticos, es probable que nieguen (tal vez con sinceridad) la intención de criticar: “Sólo
estaba preguntando” o “sólo bromeaba”, o si no “no quise decir nada”. Si admiten que un comentario implicaba una crítica,
entonces es factible que defiendan su validez: “Lo estabas ha-
ciendo mal” o “Lo dije porque era verdad”. Y esto puede ser válido desde el punto de vista del crítico. Pero no tiene en cuenta el efecto sobre el criticado: en especial el efecto acumulativo. “¡[AY, ESO DUELE”
Mientras el crítico se interesa en la validez de la queja —el mensaje—, el criticado responde al metamensaje de desaprobación. Cualquier crítica implica: “Pienso que no eres una buena persona”, que parece significar “No me agradas mucho”. Y cuando la crítica viene en un flujo ininterrumpido, como a menudo sucede en las relaciones estables, se socava por completo la sensación de ser una buena y agradable persona, sin
tener en cuenta si la crítica fue válida. 159
Uno de los aspectos más destructivos de la crítica de los íntimos es que el efecto puede ser perdurable. Josie pasó años de su vida alegremente, Sin tener en cuenta tanto sus innumerables y pequeños defectos como sus hábitos: un tic nervioso que a veces inserta en las pausas; gritar automáticamente “¡Huy! cuando apenas la tocan; un vello suave sobre el labio
superior; una tendencia a tragar su bebida cuando otros la beben lentamente. Pero después de vivir con Andy, que constantemente le informaba que estos y otros hábitos le resultaban ofensivos, estuvo condenada a verlos de por vida bajo ese desagradable punto de vista. Después de divorciarse de Andy, mantuvo esa visión negativa de sus peculiaridades grabada en su opinión
de sí misma
y ensombrecida
por una
general de que era desagradable para los demás. CRITICA DE SEGUNDA MANO
sensación
*
DES
A
Una de las formas de crítica más sutiles, pero también más comunes y problemáticas, viene enmascarada como un informe imparcial. Una táctica de ataque y fuga muy común es plantear como un mensajero inocente: “Jerry dijo gue piensa que no deberías haber mostrado la carta a Molly”. Así, el mensajero comunica
la crítica desviando el enojo resultante hacia Jerry. La mayoría
de las personas responden como es de esperarse a esta crítica
de segunda mano, sintiéndose enojadas o heridas por el crítico
que se ha citado. Pero no deberían reaccionar así. Deberían
preguntar: “¿Por qué me estás diciendo esto?”. La transmisión de la crítica puede ser uno de los casos en que es apropiado desahogar el enojo en el mensajero, el que eligió dar el golpe. La crítica de segunda mano es, desde varios aspectos, más
destructiva que escuchar la misma crítica de su propia fuente.
La crítica que se manifiesta directamente contiene un metamensaje de participación: llevar suficiente para decir. Invita a una explicación o autojustificación, y la confrontación subsi-
guiente es probable que termine con una muestra de solidaridad renovada y buena voluntad. Por el contrario, toda crítica de 160
segunda mano suena peor de lo que sonaría cara a cara. Las palabras que se dicén sin que estemos presentes, al igual que las personas que conocemos sólo por su reputación, parecen
más graves de lo que son en realidad. Es como si el hecho de
haber sido oido garantizara la veracidad del mensaje: lo que
otros sienten en realidad pero que no nos dirían.
Esta impresión es engañosa. La verdad, tal como emerge en:
una situación, no es la real sino uno de sus aspectos que se refleja en esa situación. Al trasladarla a otra situación, se distorsiona. Lo que se dice a una audiencia determinada, casi
siempre está ideado especialmente para su coísumo. Incluso,
puede haber sido deducido por los mismos participantes. Sin' intención, con nuestros propios comentarios, guiamos las con-
versaciones por este camino o el otro, lo cual fuerza las respuestas que obtenemos. Cuando al hablar con una persona criticamos a otra, la
intención puede ser desahogarse sin dañar a nadie. Pero si el
criticado se entera de la crítica, ésta aumenta
su aspecto
destructivo en lugar de disminuirlo. Como la crítica no se expresa directamente, persisten la queja y el rencor en la respuesta, sin abordarlos, confrontarlos, desenmascararlos o
descalificarios por medio de la discusión. Por ejemplo, un prometedor y joven erudito dio una disertación en una reunión de su colegio profesional. Se alegró de ver
que uno de los líderes en ese campo —una mujer cuyos trabaj OS
él había leído y admirado— estaba en la audiencia. Y comenzó a regocijarse cuando su viejo profesor le dijo que esta autoridad había venido para escuchar su disertación, porque ella había oído comentarios sobre sus trabajos. Pero su placer pronto se transformó en mortificación cuando el profesor prosiguió diciendo que esa persona se había decepcionado por lo que había
escuchado. Esta mortificación pudo haberse petrificado en una sensación permanente de malestar asociado a la colega de categoría superior, si el joven profesor no hubiese encontrado y aprove-
chado la oportunidad para preguntarle directamente. Ella dijo:
“¿Pero
no
le mencionó
que
también
dije
que
no
se puede
pretender que se exponga todo en una disertación de dace 161
minutos?”, Esta modificación de la crítica pudo haberse expresado en el comentario original, o bien ideado en el momento para suavizar el golpe, pero en cualquiera de ambos casos hizo esfumar la crítica y dejó abierto el camino para una relación
profesional constructiva. Cuando uno no tiene o no se produce la oportunidad de confrontar el origen de la crítica, puede
persistir para siempre una sensación de odio hacia un colega,
amigo o relación, agriando el vínculo existente o impidiendo el nacimiento de uno nuevo, Si la crítica reiterada puede ser un elemento irritante en las relaciones entre los profesionales y amigos, entre familiares
puede ser un verdadero veneno. Vicki había recibido una carta de su madre en la que se
quejaba por la decisión de Vicki de no pasar la Navidad con la
familia. Vicki le respondió explicando sus razones y consideró que el asunto estaba terminado. Poco tiempo después recibió una llamada de su hermana Jill, que tenía el sincero propósito de apoyar a Vicki. Mientras le demostraba su apoyo, Jill: le
informó que su madre la había llamado para discutir el problé:
ma. Jill también le dijo cómo había defendido a su hermana.. Había dicho: “Pero, mamá, yo tampoco vine a casa durante mis vacaciones pasadas”. Después citó la respuesta de su madre: “Pero eso es diferente. Tú estás en la universidad”. Al repetir Jill el mensaje de su madre a su hermana, su
intención era: “Mamá te ha juzgado mal, pero yo te he defendi-
do”. Pero una serie de penosos metamensajes eclipsaron este mensaje bienintencionado. En primer lugar, Vicki comprendió quelo que había dado por solucionado, en realidad rolo estaba;
en cambio, su madre aún se sentía tan acongojada que tuvo que
comentarlo con otro. (Sabiendo que era probable que Jill. llamara a su hermana, mamá incluso pudo haber usado a Jill para hacer llegar este metamensaje a Vicki). En segundo lugar, Vicki se sentía herida y enojada por la comparación negativa e ilógica con su hermana: si Jill aún está en la universidad, debería estar más, no menos, obligada a pasar la Navidad en
casa. Por otra parte, la imagen de su madre llamando a su
hermana para hablar sobre ella le sugería esta estructura: “Los . .
miembros de la familia tratando el problema familiar: ¡tú!” 162
Viela tomó los comentarios de su madre relatados por Ji11 como la verdad real, al igual que Jill. Y cuando su hermana los
repitió, después de todo repetía con exactitud lo que había
escuchado. Sin embargo, fue ella quien, sin advertirlo, hirió a
Vicki al repetir una versión de la verdad que había sido esculpida especialmente para otra situación: la conversación con Jill.
El enigma de la falta de lógica de la madre puede resolverse si colocamos el comentario en el lugar de donde provino. Jill-
provocó la comparación cuando ella misma se invocó como ejemplo. Esto forzó a su madre a decir “Tú eres mala como ella” o a proponer una razón —aunque carente de lógica— para
excluir a Jill de su crítica.
Los hermanos, aligual que los miembros de cualquier grupo muy unido, son propensos a esta deformación de la crítica
porque su relación mutua constituye un paradigma de compe-
tencia por la aprobación, que se remonta a Caín y Abel. Y la
intimidad de los lazos familiares hace particularmente proba-
ble que se repita la información, ya que el intercambio de información personal es un método para mantener la intimidad. Se dio un caso similar entre otro par de hermanas: Lynn y
Alexandra. En determinado momento
de sus vidas, Lynn
estaba saliendo con un hombre diez años mayor que ella, y
Alexandra con un hombre diez años más.joven. Mucho después
de haber dejado de salir con él, Lynn todavía albergaba un
sentimiento de dolor y resentimiento hacia su madre, porque
Alexandra le había dicho que su madre desaprobaba más la
situación de Lynn que la de ella. Examinando la conversación de Alexandra con su madre, es fácil observar como esta última llegó a hacer esa comparación. Al oír que su madre expresaba preocupación por Lynn, Alexandra protegió a su hermana poniéndose ella en la línea de fuego: “¡Pero mami, Tony es diez años más joven que yo! ¿Qué
diferencia establece la edad?” De repente, al tener que incluir
o exonerar a la hija con la cual está hablando, mami elige. exonerarla: “Pero eso es diferente. Tú no tienes que preocuparte porque él muera primero y te deje sola”. Hay razón, en este 163
contexto, para que mami mencione sus inquietudes sobre el hecho de casarse con un hombre diez años más joven. No es que mami haya
mentido a Alexandra o que Alexandra haya
mentido a Lynn, sino que arrancar un aspecto de la verdad de un contexto y transportarlo a otro altera su efecto y es probable que tergiverse las intenciones del hablante original.
ESCONDERSE DETRAS DE LA CORTINA
Oír a alguien repetir algo que se dijo sobre usted en su ausencia lo coloca en la posición, por un breve instante, de un oyente intruso en una conversación que se suponía que no oyera, situación complicada porque usted oye algo necesaria-
mente incompleto, fuera de contexto y sujeto alas alteraciones inevitables, cuando la información se filira a través de la
imaginación humana.
Parte de una conversación escuchada por casualidad dio
origen a los episodios trágicos de la novela Cumbres borrasco- ,
sas. Heathcliff abandonó Wuthering Heights —destruyendo así tanto su vida como la de Cathy— después de haber oído a Cathy decir a su doncella: “Me degradaría casarme con Heathcliff ahora”. No se quedó para oírla decir: “Entonces nunca
sabrá cuánto lo amo”, “El es más yo que yo misma” y “Todos los Linton sobre la faz de la Tierra podrían desvanecerse en la nada ' antes de que yo consintiera en dejar a Heatchcliff”. El oyó sólo una parte de lá conversación y al oírlo por casualidad hizo que se pareciera tanto a la auténtica verdad, que no esperó para oír nada más. En Pasaje a la India, de E. M. Forster, el hecho de repetir
una conversación que se había oído por casualidad provocó estragos. Aziz no tenía intención de cumplir con su invitación, hecha por mera formalidad, a dos damas inglesas para conocer las Cuevas de Marabar. Pero un sirviente hindú oyó por casualidad a una de las damas decir a la otra que los hindúes parecían bastante olvidadizos. Esta observación se repitió y oyó, se oyó y repitió, pasó de oído a oído como una oración que se murmura
en una fiesta durante el juego del teléfono descompuesto, hasta 164
que cuando llegó a los oídos de Azis decía que las dos mujeres estaban mortalmente ofendidas por su omisión. Así se vio obligado a organizar un viaje a las cuevas que nadie que-
ría hacer, y que terminó en el desastroso desenlace de la novela.
La imagen de otros hablando sobre nosotros es' siempre inquietante: un vistazo de un mundo en el que no somos los
actores principales sino meros temas de conversación. Por un
momento es como si no existiéramos, o como si existiéramos en una forma drásiicamente reducida. El repentino placer de oír que nos han alabado a nuestras espaldas constituye en parte, un súbito alivio: la liberación de la tensión que causa el shock de saber que otros han estado hablando sobre nosotros. DOMINIOS ASEGURADOS
Comprender los modos y métodos de la crítica de los íntimos, tratados en este capítulo, puede aprovecharse coño guía futura: consejos tanto para los críticos como para los criticados. Los críticos incurables (que pueden ser las mismas personas que los criticados,
apenas
un momento
más
tarde) pueden
tener presente que algunas formas de crítica son más destructivas que otras. Todos tenemos el poder de herir a otras personas repitiéndoles lo que se dijo sobre ellas en nuestra
presencia, no en la suya. Probablemente no haya uno solo de
nuestros conocidos que nunca haya hablado sobre nosotros de una manera que no nos gustaría si lo oyéramos por casualidad. Es noble guardar tal poder en jaque, y no repetir nada, sino el elogio obvio, salvo que una consideración cuidadosa indique que se trata de información que la otra persona necesita, a pesar de que pueda doler oírla. Esto incluye la crítica que ridiculizamos o con la cual no estamos de acuerdo, como: “No me importa lo que digan los demás: yo: no creo que seas estúpido”. Repetir la opinión crítica de otro para reforzar la nuestra es efectivo, pero también. el equivalente verbal de los nudillos de 165
hierro: un instrumento desleal para intensificar el poder de herir. Los críticos que juegan limpio evitarán los golpes dobles: “Considero que estuviste mal y Morris también piensa asf.
Particularmente desleal es repetir la crítica y esconder su
origen —“Alguien dijo esto pero no puedo decirte quién” —
porque hace que el destinatario sospeche de todas las fuentes probables y de muchas otras improbables. Quizá la herida más
cruel de todas sea la afirmación “Todos piensan así”, pues evoca la imagen de una multitud que se reúne para conferenciar sobre nuestras faltas. Aquellos a quienes les resulta dificil evitar repetir lo que oyen, pueden mostrarse prudentes en negarse a oír lo que presienten que los pondrá en la difícil posición de decidir si lo repiten o no. También hay mejores y peores modos dé comunicar crítica de primera mano. Un tipo de crítica injusta es afirmar: “Siempre haces esto” en lugar de enfocar un ejemplo específico de una acción. Algo que uno “siempre” hace no puede explicarse 0, incluso preverse. Además, los críticos pueden tratar de restrin- -: girse a la crítica instantánea (en privado) o a la de breve demora, Alguien que pierde la oportunidad de criticar en el
momento 0 poco después, puede descansar seguro de que la
conducta se repetirá. Si así no sucediere, entoncos la crítica no sería necesaria. Y hacerle recordar a alguien que hizo algo mal agrava la herida, puesto que implica que se ha abrigado
resentimiento a lo largo del tiempo.
el
CONSEJOS AL CRITICADO
Para el criticado, recordar que la crítica es un derivado de la proximidad, constituye una gran ayuda. En realidad es prueba de la presencia, no de la ausencia, de intimidad.
Más allá de esto, uno debería aumentar la autodefensa de acuerdo con el nivel de la pena —el efecto de ser criticado— en vez de recurrir a escaramuzas sobre la validez de la crítica. Cuando alguien nos arroja una pelota, nuestro reflejoes atajarla. Pero con la crítica, es mejor dejarla caer. Defender el modo
166
como usted hizo algo, invita a una explicación más elaborada de por qué el crítico piensa que usted lo hizo mal, y esto es probable que
provoque
un ataque
de
cismogénesis
complementaria.
Pero si usted dice “Que siempre me digan que hago las cosas mal, me hace sentir como un error andante”, es más probable
que reciba una disculpa o por lo menos una negativa del deseo de herirlo. Al menos, no invita a un aumento de la crítica. Si los hablantes deberían evitar repetir críticas, los oyentes deberían protegerse, cortando las repeticiones de lo que otros dijeron sobre ellos antes de que se pronuncien. Si las oyen, deben tener presente que lo oído no es la verdad real, sino una
dé sus versiones: una versión distorsionada. Finalmente, el criticado puede tratar de no reaccionar de-
masiado. Era claro que Jake, en Grown ups, de Feiffer, tenía
una predilección perjudicial por criticar a Louise, pero asimis-
mo establecía un aspecto interesante cuando se quejaba: “Para ti, cualquier crítica es un golpe mortal”. Hay ocasiones en las que un compañero necesita airear quejas legítimas. Temer
decir algocon el menor atisbo de crítica es como sentirse atado y amordazado. Fomenta el crecimiento de la bolsa donde van a parar las quejas no expresadas. . La crítica de los íntimos responde además a una técnica que
los científicos sociales han aplicado durante años. Em una visita
reciente, la madre de Jennifer se dirigió al armario, sacó una escoba y comenzó a barrer el piso de la cocina. Jennifer sintió el familiar arranque de enojo por ser criticada de forma implícita. La indirecta de la calumnia sobre su manejo de la casa parecía no mitigarlo, sino agravarlo. Pero luego Jennifer recordó su conversación conmigo y pensó: “Oh, lo está haciendo otra vez”. ¡Sorpresa! El enojo de Jennifer se esfumó. Había disminuido cuando Jennifer retrocedió para translormarse en observadora, en lugar de participar en el juego. PREVENCION Y CURA
La crítica continua es una falla trágica de la intimidad. A raíz del ansia de estar junto a alguien y sentirse acompañado 167
a lo largo de la vida se crea no sólo un aliado, sino un crítico de primer plano, alguien en nuestro propio equipo listo para gritar
“¡Falta
cuando
una pelota pudo
haber- pasado
fácilmente
como si hubiese estado dentro de las líneas; alguien que tiene
los informes confidenciales sobre nuestras debilidades pasadas para aplicar en nuestro presente; alguien que nos observa tan de cerca que nuestra menor imperfección aparece, por efecto de una lente de aumento, de tamaño monstruoso. Las pautas sugeridas para el tratamiento de los casos evidentes de crítica de los íntimos son útiles, pero la prevención proverbial vale más que la cura. Quizá no seamos capaces de eliminar el sentimiento crítico, pero deberíamos —en realidad debemos— ser capaces de eliminar el acto crítico. Recurriendo a la posición de observador, podemos registrar en nuestra mente que Pat lo está haciendo otra vez; y mantener nuestra boca cerrada.
168
IV LO QUE USTED PUEDE Y NO PUEDE HACER CON EL ESTHO DE CONVERSACION
10 Hablando
sobre modos
de hablar
Con regularidad, Rachel guiaba grupos de entrenamiento con un colega varón. El hablaba siempre, lo que la enojaba por
. dominar y no darle una oportunidad para hablar. Después de
oír una de mis charlas sobre el estilo de conversación, pudo localizar el problema. El colega comenzaba a responder a las preguntas del grupo, cuando ella todavía estaba haciendo una breve pausa para comenzar a responder. Y cuando estaba por
la mitad de la explicación, él solía intervenir, pero siempre cuando ella hacía una pausa, Entonces, ella trató de agilizar su charla y comenzó a contestar un poco antes de lo que se
consideraba cortés, y a no hacer pausas prolongadas mientras hablaba. El resultado fue que habló mucho más y su colega estaba tan satisfecho como ella. Su supervisor la felicitó por haberse mostrado más confiada.
Si Rachel se mostró más confiada o no, es discutible. En cierto sentido, fue así. Lo importante es que ella solucionó su problema con un simple y leve ajuste en su modo de hablar, sin
examen de conciencia, autoanálisis, intervención externa y — lo más importante— sin que interpretara que tenía un problema emocional o un defecto de personalidad, por ejemplo, falta de confianza.
Los seres humanos desean entender la conducta propia y la ajena. En nuestra sociedad ello a menudo significa la búsque-
da de explicaciones psicológicas. Si la angustia es extrema, suelen buscar tratamiento psicológico. nes e individuos lo justifican. Pero antes drástica,es una buena idea preguntarse basarse simplemente en diferencias en
171
Muchísimas situaciode probar esta medida si el problema puede el estilo de conversa-
ción. De ser así, puede tratarse en el hogar. Si el sufrimiento persiste, se ve al médico. Pero puede suceder que usted necesite menos visitas al médico. Este libro no es un manual de autoayuda que le enseña trucos para arreglar desajustes. Su propósito principal es esclarecer la conducta humana para comprenderla. La segunda parte de este capítulo muestra cómo la comprensión por sí sola puede recorrer un largo camino hacia la solución de los problemas, Pero, como lo indica la experiencia de Rachel, el co-
nocimiento del estilo de conversación puede traducirse en diversos pasos para mejorar la comunicación y, en consecuen-
cia, las relaciones. Muchos se han mencionado en capítulos anteriores, en éste se hace un breve resumen de ellos.
QUE HACER El primer paso es comprender el estilo propio: ¿Qué hace
usted cuando se comunica? ¿Qué efecto tiene sobre la manera de hablarle los otros a usted? ¿En qué forma su estilo es una
respuesta al modo en que le hablan ellos? Una forma de
favorecer la observación es grabar la charla. Con la autorización de sus interlocutores, por supuesto, usted. puede grabar sus conversaciones y luego escuchar la cinta para comprender mejor cómo han hablado usted y los otros,y el efecto que ha tenido en la interacción. Si no se siente cómodo grabando, o si a las personas con las que conversa no les agrada la idea, sólo
le resta observar.
Cuando usted adquiere conocimiento acerca de su propio estilo de conversación, ya es hora de aprender los modos de ajustarlo. He aquí algunos. Sin duda, usted mismo pensará en otros. *
Si espera que las personas continúen hablando durante el turno para escuchar que le corresponde a usted, pero ve que alguien se detiene cuando usted responde de: manera que parece que usted está interrumpiendo, puede cedery escuchar *
en silencio. Si descubre que usted está acaparando la conversación, puede intentar contar hasta seis después de considerar
172
que la otra persona ha terminado o dejado pasar su turno, pa-.
ra estar seguro de que no está sólo preparándose para decir
algo. Si piensa que lo interrumpen constantemente, puede tratar de acelerar, dejando intervalos más breves entre su turno y el
de otro, y durante el propio. Y puede obligarse a no detenerse
cuando otros comienzan á decir algo, sino hablar sobre lo que
ellos dicen. Si este recurso no funciona puede intentar emplear un signo no verbal para indicar que tiene algo que decir, como agitar su mano o inclinarse hacia adelante.
Si usted tiene conciencia del peligro de la cismogénesis complementaria —el efecto de espiral al esforzarse empleando más del mismo estilo— podrá resistir el impulso de continuar
con el mismo ritmo, y tratar de modificarlo. Si se siente
desconcertado porque alguien le está formulando demasiadas preguntas en lugar de evadirlas, puede usted también formularlas o elegir un tema que le interese y hablar sobre él. Pero si
es usted el que está preguntando para lograr que otro hable, y éste le responde con monosílabos o sonidos guturales, en vez de
seguir preguntando puede ofrecer información o bien respetar
el silencio de su interlocutor. No interesa cuál es el efecto; el
hecho de variar su estilo de conversación porlo menos cambiará la interacción y frenará la espiral en donde quedan atrapados los estilos. incompatibles.
HACIENDO MAS AMIGOS Para ilustrar de qué manera el cambio de conducta puede producir la modificación de la conducta del otro, reproduciré un relato en su totalidad —una historia verídica— escrita por un hombre joven que asistió a mis clases sobre comunicación intercultural. Un sábado por la mañana
estaba desayunando con George, un amigo mío,
sentados a la meza de una cafetería. Cuando estábamos por terminar, Shawn, una amiga de Paul, se acercó y preguntó si podía acompañarnos. George dijo “Por supuesto” y nos presentó. Apenas tomó asiento, Shawn me preguntó de donde era. “China”, dije.
173
¿Cuál?”, continuó preguntando. “¿Taiwán o China Continental?” “China Continental”, respondi. “¿Ah, sf? ¡Yohe estado en Taiwán y en China Continental!” Luego procedió a contarme todas sus experiencias en ambas Chinas, Yo estaba muy interesado en escucharla. Desde ese momento ella continuó hablando todo el tiempo sin pausa alguna, ofreciéndonos vividas narraciones de toda clase de historias interesantes. Como George y yo ya habíamos terminado de desayunar, él se disculpó y se fue. Yo, sin embargo, me quedé. Después de un rato, a pesar de mi interés en su charla, recordé mi montón de ejercicios por hacer, así que le dije que yo también debía irme. Ella respondió que había terminado, entonces salimos juntos de la cafetería. Hablaba todoel tiempo. Al llegar al lugar donde debíamos separarnos, permanecimos allí parados y ella continuó hablando. Finalmente, cuando me di
cuenta de que no tenía intención de detenerse, me disculpé otra vezy dije que en realidad debía irme. Intercambiamos nuestros números telefónicos y pro-
metimos vernos en otra oportunidad.
Poco después, estaba yo solo nuevamente en la cafetería, cuando Shawn
apareció de repente y tomó asiento a mi mesa. Comenzó su charla directamente. Había agotado los temas sobre China y los que ahora trataba eran muy variados. Ya no recuerdo todo el contenido de su conversación.
Mientras comíamos juntos, ella hablaba todo el tiempo. Cuando quise de,
al mostrador a servirme algo más para comer, esperé que hiciera una pausa ' de un segundo, para tener oportunidad de decirle: Discúlpame sólo un minuto”. Lamentablemente, nunca la hizo, ni siquiera por un segundo.
Entonces tuve una idea. Cogí mi plato y lo sostuve, para demostrarle que en verdad estaba listo para ir abuscar más comida, con la esperanza de que eila
misma dijera: “Oh, deseas más comida, ve”. El mismo resultado. No hubo feedback y su charla continuó. Finalmente, dije: “Ya vengo”y me alejé, interrumpiéndola de forma descortés. Sin embargo, estuvo muy amable y no se ofendié. Estuvo demasiado amable. Mientras estaba parado en la file para servirme, se ubicó detrás de mí y siguió hablando... Después, nos encontramos un per de veces más. Ella quería charlar, pero
yo no se lo permití, diciéndole: “Perdón, voy a... Estoy apurado...”. Ella insis-
tía: “Llámame, llámame. ¡Deberíamos vernos en otra ocasión!”, y yo insistía “Sí, lo haré! ¡Sí, lo haré!” Shawn quería que nos encontráramos para mostrarme algo en lo que yo había manifestado gran interés cuando conversamos por primera vez. Por fin acordamos que harfamos planes para vernos al comenzar las vacaciones de verano. Una
tarde
de
las primeras
dos
semanas
de
vacaciones,
George
me
telefoneó para decir que Shawn y él deseaban invitarme a tomar un helado.
Lamenté que no me fuera posible, no porque no quisiera kablar con Shawn (aunque era verdad que a esa altura no me sentía a gusto escuchándola), sino porque ya había hecho otros planes para esa tarde.
Después, estuve fuera de la ciudad durante el verano. Regresé justo ántes
174
del comienzo de este semestre. Á pesar de que George y yo habíamos estado
en contacto de vez en cuando, no volví a oír otra vez sobre Shawn y ni siquiera me molesté en preguntar a George por ella. El mes pasado, octubre, me sorprendió encontrar a She wn y Georgejuntos en la universidad nuevamente (ambos se habían graduado en mayo). Por esa época, yo asistía al curso sobre enmunicación intercultural dictado por la doctora Tannen, y ya había advertido, en cierto modo, el problema que existía
entre Shawn y yo. Entonces aproveché la oportunidad de experimenter un estilo de conversación diferente, que la doctora Tannen había tratado. Des-
pués de hablar sobre el tiempoinestable, inicié la conversación contándole todas mis experiencias en Europa el verano pasado. Ella me escuchaba muy interesada y las relacionó con las que también había tenido en Europa. Siempre que meinterrumía, yo, a mi vez, lainterrumplía; cada vez quelevantabala voz,
yola levantaba aún más. Traté, por todos los medios posibles, de dominar la
charla. Cuando hebla con alguien, ella tiende a ignorar a la tercera persona
presente. Por lo tanto, corté muchas veces su charla para hacer participar a George, con el propósito de demostrarle que yo tenía el control de la conversación. Como resultado, nos llevamos extraordinariamente bien en esa oportuni-
dad. También esa vez tenía mucha tarea por hacer y dije al principioque debía
retirarme pronto. Pero resultó que nos quedamos conversando frente a la
biblioteca durantes tres (!) horas. Disírutamos tanto de la charla que perdi-
mos la noción de todo lo que nos rodeaba. Hablábamos en voz tan alta y mi acento extranjero era tan gracioso, quela gente que pasaba frente ala biblio-
teca tenía curiosidad por saber si nos encontrábamos bien. Un amigo de
George le preguntó: “¡Eh, George! ¿Qué está sucediendo aquí?”. La semana siguiente George y Shawn me llevaron a un café. Ahora Shawn y yo somos buenos amigos, ya que disfrutamos de nuestra conversación. Ella tiene un empleo en la zona y charlamos por teléfono con bastante frecuencia,
¡además de “vernos” de vez en cuando!
De acuerdo con la primera parte de esta historia, la impresión del lector es que Shawn es una persona intolerable: una hablante compulsiva. Pero cuando el estudiante cambió su propio modo de hablar, ella también cambió el suyo. Como resultado, le fue posible no sólo tolerarla sino disfrutar de su compañía, e hizo amistad con alguien que, de otra manera, hubiese evitado. Como él mismo comentó, adquirir conocimientos sobre el estilo de conversación le permitió hacer más amigos.
Tendemos a ver nuestra conducta como una reacción hacia los demás; si somos descorteses con alguien que nos ofendió o 175
hizo irritar, no consideramos que esta descortesía define nuestra personalidad; pensamos que fuimos descorteses en ese caso
concreto. Pero consideramos la personalidad de los demás como
un todo. Si otros son descorteses con nosotros, es probable que lleguemos a la conclusión de que se trata de gente descortés, y no de gente amable que estuvo descortés en eseinstante, quizás como
respuesta
a algo que
dijimos
o hicimos.
Si tomamos
conciencia de que la personalidad y las conductas de los demás no constituyen un todo absoluto, podremos ver la posibilidad de cambiarlas, modificando nuestra propia actitud hacia ellas.
METACOMUNICACIÓN Y RECONSTRUCCION Las
técnicas
que
se mencionaron
hasta
ahora
suponen
pequeños ajustes a las señales de la conversación. Esta debería ser la primera línea de ataque. Pero además pueden tomarse medidas más drásticas.
%
Como se trató en el capítulo 5, una herramienta poderosa es *.
la metacomunicación: hablar sobre la comunicación, utilizando
o no los términos metamensaje, estructura o estilo de conver-
sación. Usted puede decir algo sobre lo que está ocurriendo, preferiblemente nada que involucre unjuicio crítico como “Deja' de interrumpirme” o “Dame una oportunidad para hablar”, sino algo que apunte a sus intenciones como “Deseo expresar algo pero necesito más tiempo pará poder continuar” o “Cuando yo intervengo, no se supone que tengas que dejar de hablar. Continúa”. Otra forma de metacomunicación es la mención de la estructura: “Siento como si estuviésemos participando en un match de gritos. ¿Podemos bajar el volumen?” También puede preguntar a la otra persona lo que esperaba
'como respuesta a un comentario o pregunta. Lo que oiga puede
sorprenderlo. En el ejemplo sobre el condimento con yogur,
presentado en el capítulo 7, Ken se sorprendió al saber que
Mike esperaba que su pregunta “¿Qué clase de condimento para ensalada debería preparar?” tuviese como respuesta “Prepara cualquier cosa que te guste”. Y Mike se sorprendió al saber que Ken no esperaba que preparara condimento con 176
aceite y vinagre sólo porque respondió “Aceite y vinagre, ¿qué
otro?”. Además, poner en palabras lo que usted esperaba como respuesta a lo que dijo, lo fuerza a considerar el punto de vista de la otra persona. El modo más poderoso de alterar la interacción es cambiar la estructura sin explicitarlo: reconstruir al hablar o actuar de otra manera. La reconstrucción es un trabajo de reparación que a menudo puede realizarse más eficazmente entre bambalinas. El depósito de un laboratorio químico estaba a cargo del señor Beto, un extranjero que hablaba inglés. El director de la compañía recibía repetidas quejas por parte de los químicos, pues aducían que cuando debían retirar sustancias del depósito nunca obtenían una respuesta directa del señor Beto. El director no quería despedirlo porque, desde otros puntos de vista, se trataba de un empleado capaz, trabajador y honrado. Como se trataba de un problema de comunicación, el director supuso que se debía a que el señor Beto no dominaba el inglés. Decidió apoyarlo con clases de inglés y se comunicó con la directora del Departamento de Inglés como Segunda Lengua de una universidad próxima, quien habló con el señor Beto por teléfono y llegó a la conclusión de que su inglés era muy correcto. Ella estaba segura de que el problema estaba en la interacción, no er. su habilidad idiomática; por eso me recomen-
dó al director. Tuve dos entrevistas con el señor Beto. En la primera, me
expuso su opinión sobre su situación laboral, y le sugerí que
grabara las conversaciones que mantenía durante el trabajo. En la segunda entrevista, escuchamos la grabación. Pude ver inmediatamente que no daba suficiente información al quími-
co, quien, en consecuencia, debía interrogarlo (y lo hacía con una impaciencia que iba en aumento) en un intento por averi-
guar lo que necesitaba. El señor Beto también notó que le formulaban muchas preguntas, pero las interpretó de otra manera. Dijo que estaba en contra de eso precisamente: las personas siempre lo interrogaban porque' dudaban de que
hiciera bien su tarea.
Para mí, era claro que estaba sobreviniendo la cismogénesis complementaria. Cuanto más pensaba el señor Beto que, a
177
través del interrogatorio, desafiaban su capacidad y su autori-
dad, tanto más evadía las preguntas, y entonces, más pregun-
tas le hacían,.y así sucesivamente. Por su parte, los químicos consideraban sus preguntas simplemente por el valor del mensaje (conseguir información), pero el señor Beto respondía al metamensaje (cuestionar su capacidad).
Nointenté explicarle nada al señor Beto. En cambio, basada
en sus suposiciones, le sugerí que evitara los intentos de las personas por- socavar su posición, ofreciéndoles de antemano toda la información sobre la cual él pensaba que podían formularle preguntas. El resultado de esta conducta sería exactamente lo que los químicos deseaban, sin respaldar, sin embargo, su punto de vista o invalidar el del señor Beto. Poco tiempo
(acertadamente)
haber
requerido
análisis
psicológico.
Pero'
plantearle esa necesidad al señor Beto podría haber agravado la situación al enviar el metamensaje de que algo en él andaba
mal. Y hubiese llevado mucho tiempo hacerle ver el mundo con
una nueva estructura. Las-lecciones de inglés, además de no enfocar el problema, hubiesen sido caras y llevado mucho tiempo; además hubiesen reforzado la insinuación de la deficiencia laboral del señor Beto. Actuar en función de la estructura del señor Beto fue más eficiente y reforzó, en lugar de debilitar, su sentido de control.
PERMITA QUE EL ESTILO SE ADAPTE AL CONTEXTO Las situaciones laborales a menudo requieren ser reconstruidas porque las estrategias que se aprendieron y resultaron
efectivas
en otros
contextos
pueden no funcionar trabajo nos ponga en y en parte porque las presentación distinta
—+entre
familiares
y amigos—
bien, en parte porque es probable que el contacto con otros cuyos estilos difieren, situaciones laborales pueden exigir una de la que requieren las situaciones Socia178
e
después, el director de la compañía me informó que el problema estaba resuelto: “Los químicos dicen que ahora-el señor Beto habla bien el inglés”. Una interpretación de lo que ocurría en esta situación pudo
*
les, Por ejemplo, iniciar una polémica sobre dónde ir a cenar comenzando por negociar la decisión puede ser eficaz con
algunas personas en un contexto social dado. Pero este método puede ser desastroso si usted en calidad de gerente o cliente interactúa con un vendedor,porque lo haría aparecer inseguro y expuesto a las presiones. Una gerente entrevistó a un contador para emplearlo en su empresa. El contador manifestó que pretendía un arreglo permanente de diez horas semanales; la gerente señaló que su presupuesto era limitado. Después hablaron sobre el trabajo que debía realizarse. Cuando consideró que la entrevista había durado lo suficiente, la gerente comenzó a ponerle fin diciendo: “Pues bien, ¿qué piensa que podemos arreglar?” Esperaba no sólo señalar el comienzo del fin de la entrevista sino también iniciar una negociación para que el contador pensase que había participado
en el acuerdo.
Esperaba
desarrollara más o menos así: Gerente: Contador: Gerente: Contador:
Gerente:
que la negociación
se
Pues bien, ¿qué piensa que podemos arreglar? Me agradaría trabajar para ustedes. ¿Cuál es su oferta? Considero que puedo obtener la aprobación para
-unos honorarios de aproximadamente mil dólares. Ese
sería un
comienzo.
Por
esa suma,
puedo
poner sus libros en orden y darle algunas indicaciones sobre cómo llevarlos. Esrazonable. Si resulta, podemos analizar cómo proceder en adelante.
En cambio, el diálogo se desarrolló de la siguiente manera: Gerente: Contador:
Pues bien, ¿qué piensa que podemos arreglar? Diez horas semanales estaría perfecto.
¡Zas! El contador interpretó la propuesta de negociación. como una invitación para establecer sus propios términos. En
consecuencia, la gerente se encontraba en posición de tener que
179
negar su pedido, mucho más incómodo para ella que el manejo unipersonal del arreglo desde el principio. Á pesar de que el estilo de negociación de ella hubiese funcionado bien con otras. personas, su rol y el contexto en donde se desarrollaba la entrevista hacían poco aconsejable utilizar un estilo que dependía, para llegar a buen término, de que el estilo del entrevistado
fuera congruente. Construir el diálogo como una negociación no
resultó efectivo en este caso.
Wl cambio
de estilos en este
contexto podía reconstruir una conversación similar a ésta: “ofreciéndole un contrato”. Al construir la interacción en esta
forma, la gerente podría parecer tener el control. UTILICESE CON PRECAUCION
Irónicamente, es más fácil hacer estos cambios y mejorar la
comunicación con quienes no conocemos bien, y con los cuales no acostumbramos conversar, que con los compañeros y miem-., bros de la familia. En efecto, es necesario esforzarse mucho *. para couvertir procesos que normalmente son automáticos, en conscientes. Tener que realizar estos esfuerzos todo el tiempo, todos los días, puede resultar agotador. Más importante aún es el hecho de que su manera de hablar es, en cierto sentido, su identidad. Hablar de modo diferente
hace que uno se sienta otra persona. En un trabajo grupal sobre . el estilo de conversación que dirigí, un matrimonio informó su propia experiencia. Llevaban a cenar afuera a unas visitas que no conocían la ciudad; el esposo conversaba mientras conducía
el coche. Cuando pasaron frente a un edificio que su esposa reconoció como el que estaba en la portada del directorio telefónico local, ella hizo un comentario al respecto. El esposo dejó de hablar y rehusó a continuar, castigándola así por haberlo
interrumpido. La esposa le dijo: “Tú oíste lo que dijo la doctora Tannen. Sólo estoy manifestando entusiasmo. ¿Por qué no me interrumpes?”. El respondió: “No deseo competir como hablante”. A pesar de que él había comprendido el mecanismo de lo que sucedía en ese momento, no quería cambiar su modo de hablar por no verse comoel tipo de persona que hablaría de ese modo. 180
Á pesar de que no aceptó la conclusión de su mujer, este esposo por lo menos comprendió y aceptó lo que ella decía,
porque él también había participado en el trabajo grupal. Pero alguien que no creyese en los metamensajes, como Jakes, en Grown ups, de Jules Feiffer, no sabría sobre qué está usted
hablando, o alegaría no saberlo, apoyado por todas las fuerzas de la sabiduría convencional y de la “lógica”: después de todo,
él no ha dicho eso. Esto lo deja a usted con la sensación de que tiene un problema.
Además, algunas personas insisten en concentrarse en los aspectos del habla de los cuales han estado siempre conscientes
—acentúo, vocabulario y reglas de gramática— y se atienen a la
convicción de que su modo de hablar es el correcto. Encontré esta clase de persona en una celebridad, al asistir a uno de sus debates. Me habían invitado para discutir uno de mis artículos sobre el estilo de conversación de Nueva York. La coordinadora de la mesa abrió el debate preguntando qué es lo que hace que el acento de Nueva York sea único. Después de responder, pasé al tema de mi artículo: el estilo de conversación de Nueva York. Expuse en detalle los aspectos de superposición e interrupción: en tanto que algunas personas
aseguran que no es cortés hablar al mismo tiempo que otra, hay
muchas —también neoyorkinas-- para quienes esto mismo es “cortés” (es decir, socialmente apropiado) como una forma de demostrar entusiasmo, comprensión y afinidad, con elinterlocutor. Para ellos, la superposición no significa interrupción.
La respuesta de la coordinadora á mi explicación fue: “Eso :
sucede porque las personas no aprenden a escuchar”. Cuando dije que mi investigación prueba que la gente puede realmente hablar y escuchar al mismo tiempo, ella respondió: “Pero no es' cortés. Así no se tienen en cuenta los modales,
¿no?”. Como
respuesta, ofrecí una disertación sobre la relatividad de los conceptos de cortesía, en cuyo transcurso comencé a decir:.
“Usted puede opinar que es cortés...”. Ella me cortó en ese punto
y dijo: “No. No es así”, y rápidamente pasó a preguntar: “¿Pero qué puede comentarse sobre el vocabulario de un neoyorkino?”.
Nuestra
conversación
se desarrolló
de esta forma.
En
ningún momento logré convencerla de la relatividad cultural 181
de la cortesía. Al final del debate, me agradeció por haber sido su invitada y dijo a los oyentes: “¡Si ustedes hablan así —
cualquiera de ustedes— me voy a enojar!”. Y ésa fue la última
palabra.
Participar en debates —en especial con invitados— es un modo excelente de mantener estas limitaciones en perspectiva. En respuesta a mi exposición sobre el estilo de la conversación,
la mayoría de las personas me agradece con entusiasmo por
arrojar luz sobre cuestiones que les han causado problemas y que ahora comprenden por primera vez. Pero siempre hay unos pocos que, como esta coordinadora célebre, siguen convencidos de que existe un sentido absoluto de cortesía y que es el de ellos. Una texana que utilizaba “¡ajá!” como respuesta, envió a su
madre una grabación de un debate en el cual yo era uno de los invitados. Después de escucharla,la madre respondió reafir-
mando, en lugar de reconsiderarlo, sus sentimientos negativos
hacia los norteños. Escribió a su hija: “...ser del Norte hace que
uno tenga un punto de vista muy dominante... El Sur, Oeste y
Sudoeste tienen actitudes completamente diferentes. El único:
punto que nunca se trató fue el hecho de que hablar en voz muy
alta o interrumpir no está tan relacionado con con los modales”. ¡Por supuesto, la razón por la no se trató en mi entrevista fue precisamente del concepto erróneo que yo trataba de disipar! trató (pero que este oyente no captó) fue que
la cultura como cual ese aspecto porque se trata El punto que se los modales son
cultura. Entonces es importante ser realista en cuanto alas expecta-
tivas sobre el modo como otros responden a la comprensión que les ofrecemos. Si bien la metacomunicación —conversación sobre la comunicación—
será efectiva en algunos
casos, en
otros, no. No podemos suponer que sólo necesitamos decir la verdad para que otros la acepten. Como en el caso del proverbio sobre el caballo que se dirige hacia el agua, algunas personas que son conducidas hacia la fuente del elixir de nuestra versión
de la verdad mostrarán desprecio por ella. Conocer la relativi-
dad del estilo de conversación seguramente ayudará; hablar sobre ello, a menudo ayuda, pero no siempre. Otra razón por la cual la metacomunicación debe utilizarse 182
con precaución es que destaca los problemas de la comunicación y, como se explicó en el capítulo 7, esto lleva consigo un
metamensaje negativo que quizás deseemos evitar, Introduce una nota de discordia en la interacción, junto con la estructura “resolución”. Si usted no se siente muy próximo a la otra: persona, conversar sobre su relación puede provocar un mayor
acercamiento del que esa persona desea. Si se trata de una
relación muy próxima, como se mostró en el capítulo 7, el tema de conversación puede tener distinto significado para cada interlocutor. Mientras que para uno puede ser un signo positivo (“Nuestra relación está funcionando porque aún podemos solucionar los problemas”), para el otro puede tener un significado
negativo (Nuestra relación no está funcionando si tenemos que insistir en rehacerla”). Prestar atención sólo al modo como otros hablan en lugar de tener en cuenta sus intenciones, puede molestarlos o enfure-
cerlos. Concentrarse en un nivel de significado distinto del que el hablante estima importante, es paralelo a la situación de doble vínculo que Gregory Bateson describió. Este autor dio el ejemplo de un niño que sostiene una rana entre sus manos
ahuecadas. Mientras lo observaba, su madre le dijo: “Tus manos están sucias. Ve a lavártelas”. Esta orden es ofensiva porque ignora el punto importante para el niño: la rana. También la orden podría confundirlo si el niño comenzara a preguntarse si tuvo o no una rana alguna vez, pues 8u madre no la ha visto, situación equivalente al dicho “¡Eres tan atractivo cuando te enojas!”, pues el comentario descarta el enojo como un mensaje real. Conversar sobre el modo de hablar de alguien es una forma de análisis, y algunas personas se resisten a ser analizadas. Tal
vez crean que se las coloca en posición de pacientes del doctor que usted consulta. Recuerde el desafío de Jake a Louise: “¿Lisa es otra cosa que tú conoces? ¿Mi mirada?” Por lo tanto, aunque usted considere que ve lo que otros hacen y que conoce su causa, no puede, de forma constructiva, hablarles sobre ello.
183
EL CONOCIMIENTO ES PODER
Debido a estas advertencias, y a pesar de los beneficios potenciales-al ajustar su estilo —metacomunicarse o reconstruir— el resultado más significativo de conocer los estilos de
conversación es ese.mismo conocimiento: saber que nadie está
loco ni es malo, y que ciertos malentendidos y ajustes son * normales en la comunicación. Para ilustrar cómo puede ayudar el conocimiento en sí mismo, transcribo una carta que articula la sensación de alivio que surge de saber que la razón por la cual lo han criticado a uno no es disparatada o tiene mala intención, sino que obedece a la lógica de otro sistema. Estimada Dra. Tannen: : Acabo de revisar su artículo (sobre el estilo de conversación delos judíos
en Nueva York) y, a pesar del hecho de que es casi medianoche y desde las 21.30 estoy deseando irme a la cama con una taza de té y un libro, en lugar
de hacerlo que he estado haciendo, pienso que debo enviarle mi agradecimien”, to...
No soy de Nueva York (aunque viví allí porun tiempo), sino de Oregón, ni judía (aunque tampoco soy mucho de otra cosa). Sin embargo, su artículo me ayuda a comprenderme y ayudará, espero, a que mi esposo me comprenda, ya
que él tiende a decirme que hablo demasiado y no doy alos demás la oportunidad de terminar lo que desean
decir. (Y habiendo vivido en Europa los
“últimos ocho años y, supongo, habiendo mejorado mi inclinación por inte-
rrumpir, tiendo hacia las mismas reacciones con algunos, aunque no todos, los norteamericanos que conocemos.) Esto me ha provocado tado tipo de emocio-
nes: desde ira defensiva hasta mea culpa, y su artículo, aunque no proporciona clave alguna para ajustarse a un tipo de conversación totalmente diferente, por lo menos me guía con respecto a ciertos mecanismos que están en juego.
Aun sin sugerencias de cambio, la comprensión de los procesos del estilo de conversación brinda de por sí, alivio. Como esta lectora y este libro explican, si las personas desconocen el estilo de conversación, se fijan en los resultados de las diferencias y sacan conclusiones, no sobre los modos de hablar, sino sobre la personalidad y las intenciones del interlocutor. Sacar conclusiones negativas erróneas, respecto de extraños, puede ser desagradable; cuando esto sucede con frecuencia 184
(como en el caso de esta señora que vive en el exterior), puedé
tener un efecto acumulativo alternativo de ira hacia los demás
y cuestionamiento de uno mismo. Y cuando esto sucede con el
compañero con el cual se vive y al cual se ama, puede ser muy
doloroso y desconcertante. Comprender “algunos'de los meca-
nismos que están en juego” proporciona alivio. En la interacción es natural suponer que ló que usted siente como reacción a lo que dicen los demás es lo que ellos querían que usted sintiera. Si usted se siente dominado, es porque alguien lo está dominando. Si no encuentra la manera de participar en una conversación, entonces alguien, deliberadamente, se lo impide. El estilo de conversación significa que esto puede no ser verdad. La lección más importante que debemos aprender es no precipitarnos en sacar conclusiones sobre los demás, basadas en evaluaciones tales como “dominante” y “manipulador”. LOS BENEFICIOS DE UN ENFOQUE LINGÚUISTICO
Todos
coricuerdan en que uno
de Jos grandes
problemas
entre las personas y las naciones es la comunicación, Tratamos de mejorarla hablando sobre las cosas con “honestidad”. Pero si el problema se debe a diferencias eri los modos de hablar, insistir sobre lo mismo probablemente no solucione el problema; para ser honesto, no es suficiente y rara vez posible. La mayoría de nosotros sinceramente tratamos de ser ho-
nestos y considerados, y de comunicarnos, pero de todas formas
a veces nos vemos en problemás, primero, porque la comunica- ción es indirecta e indeterminada por naturaleza, y segundo,
por diferencias inevitables en el estilo de conversación. Al ver que las cosas empeoran, buscamos explicaciones en la personalidad,
las intenciones
u otras
motivaciones
psicológicas
de
nuestros interlocutores, Una psicoterapeuta, que me oyó hablar durante una conferencia un domingo por la tarde, me dijo que había puesto en práctica su nueva comprensión del estilo de conversación a la mañana siguiente. Su paciente citado para el lunes a las 10, 185
llegó y comenzó a hablar. La terapeuta intercaló sus interpretaciones y las preguntas estratégicas oportunas. Cada vez, el
paciente consideraba y discutía los comentarios de ella, des-
pués volvía a su relato. Era un buen paciente. Pero el siguiente, el de las 11, era diferente. Cuando ella comenzaba sus comentarios (en otras palabras, a hacer su trabajo), él le pedía que no
lo interrumpiera. Si ella no hubiera escuchado mi conferencia,
dijola terapeuta, hubiese concluido que el paciente de los lunes a las once se resistía a sus interpretaciones. Sin embargo, al recordar mi conferencia, se reservó su opinión. Seguramente,
después de terminar lo que tenía que decir, el paciente estaría
ansioso por oír y considerar los comentarios de ella. Lo que era
simplemente una diferencia de estilo, pudo haberla llevado a una evaluación psicológica injustificada.
Por lo tanto, los terapeutas deben considerar la posibilidad de que existan diferencias en el estilo de conversación, antes de - hacer interpretaciones psicológicas. Y en el nivel personal, más
que en el profesional, puede ser más efectivo hablar en función:
de estilo de conversación aun cuando se observen correctamen- *. te los móviles psicológicos. Estos son internos y amorfos; la conversación es externa y concreta. Si usted le dice a otros que
han sido hostiles o inseguros, pueden sentirse acusados y no saber a qué se debe su reacción. Pero si usted dice que ha reaccionado según la forma en que ellos dijeron algo, y puede indicar.con precisión la forma como hablaron que provocó su reacción, ellos podrán verlo y encararlo. Si comienza por suponer que lo que usted ha sentido y lo que ellos tenían intención de decir no coinciden necesariamente, es menos probable que. ellos se sientan acusados y que descarien su reacción en defensa propia. Normalmente, el estilo de conversación pasa inadvertido pero no es inconsciente. Las personas suelen decir con espontaneidad “No es lo que dijo, sino cómo lo dijo”, aunque no puedan precisar qué hubo en la manera de decirlo que provocó su reacción. Conocer acerca del estilo de conversación pone nombres a lo que antes se percibía como fuerza vaga. Una vez que se pueden señalar, adquieren un matiz de familiaridad y verdad. 186
UN NUEVO MODO DE CONVERSAR Y DE VER
Una idea fundamental en lingúística es la hipótesis de Sapir-Whorf, denominada así en homenaje a los lingijistas Benjamin Lee Whorf y Edward Sapir. Según esta idea, el
lenguaje da forma al pensamiento. Tendemos
a pensar de
acuerdo con los términos y conceptos relacionados que nuestro idioma nos brinda. Es más fácil concebir algo si tenemos una
palabra para definirlo; sentimos por instinto que algo para lo
cual hay un nombre, existe en realidad. Todo lo que carezca de nombre, de alguna manera parece que careciera de sustancia.
Así, conocer los términos “estructura”, “metamensaje”y “estilo
de conversación” hace más fácil no sólo hablar, sino pensar sobre cómo los modos de hablar dan forma a la comunicación. Las personas que inician una psicoterapia o forman parte de movimientos religiosos o para: el desarrollo del potencial humano, pronto comienzan a hablar de forma distinta, em-
pleando
nuevos
términos
o, lo que
es más
común
y más
desconcertante para el iniciado, empleando viejas palabras en nuevas formas. Para las personas que poseen un modo especial de pensar es inevitable e importante desarrollar también un modo especial de hablar. En efecto, se establece una sensación de punto de vista común, de afinidad, entre quienes comparten la misma forma de hablar: el fenómeno de la “broma familiar”. Además, y quizá más importante, un nuevo vocabulario y un nuevo modo de conversar son equivalentes a una nueva forma de observar el mundo.
Aprender
a conversar sobre
metamensajes
es también
aprender una nueva lengua y, por lo tanto, una nueva visión del mundo, pero no constituye (espero) una conversión en el sentido religioso; sólo se trata de adquirir un nuevo enfoque. Tanto
la ciencia como el arte cumplen con esta función: ayudar a las personas a que vean viejas cosas desde un punto de vista renovado.
187
PODER AL METAMENSAJE ' El hecho de tener palabras, para los metamensajes, las estructuras y el estilo de conversación les otorga credibilidad, más poder para las emociones que percibimos pero que, de otra
manera, serían difíciles de defender. La gente siente instinti-
vamente que su forma de expresar las cosas y de ser atentos o groseros es “natural” y lógica”. Sin el vocabulario y los conceptos que se presentaron aquí, es dificil desafiar estas suposiciones. que
Recuerde la experiencia del esposo que dejó de hablar porsu esposa interpuso
un comentario
inconexo.
Cuando
discutimos por primera vez la transcripción de esta conversa-
ción, los participantes de otro grupo de trabajo echaron la culpa a la esposa. Una mujer dijo: “¡Ella es hostil':Un hombre dijo: “Su esposo está hablando y ella simplemente no lo tolera, Tiene que interrumpirlo”. Este tipo de interpretación es especialmente común cuando la persona que se superpone en la conversa: ción es de sexo femenino, porque en nuestra cultura la imagen". de una mujer dominante es estereotipada y particularmente temible. Una persona que necesita tiempo-para terminar lo que está diciendo justificará esta necesidad haciendo referencia a la lógica: no se trata de que sea su estilo evitar la superposición, sino de que obviamente no puede existir comunicación alguna si dos personas hablan al mismo tiempo. Mi investigación y la de otros demuestran que esto no es cierto. Es posible y común que en una conversación varias personas hablen al mismo tiempo y que se transmitan finalmente las ideas de todos, si
todos comprenden el sistema y nadie da media vuelta y finge no
existir apenas alguien comienza a artienlar sonidos. En cam-
bio, todos siguen tratando de decir lo que desean basta que se
oye a todos. (En realidad, este enfoque de “la conversación basado en la interacción simultánea de todos, es más común en
el mundo que nuestro enfoque basado en la información de uno
por vez.)
Nos duele si somos acusados de ser descorteses u hostiles, en
especial si queríamos dar a entender justo lo contrario: cordia188
lidad. A continuación doy otro ejemplo de cómo puede suceder esto y de cómo puede ayudar el conocimiento sobre el estilo de
conversación. Vera estaba
pasando
las vacaciones
de Navidad
con
su
familia. El día de Navidad llamó a Ed para decirle que pensaba en él. Cuando Ed contestó al teléfono, ella dijo con efusividad: “¡Hola! ¿Cómo marchan las cosas?”, Ed preguntó con voz poco cordial: “¿Quién habla”. Vera se sintió: profundamente herida, pero trató de ser generosa, y supuso que Ed estaba de mal humor. Sin embargo, había estado de muy buen humor hasta contestar el llamado de Vera. Y no era que Vera no le gustara. Sólo que el hecho de que ella comenzara a hablar sin identificarse lo había cogido desprevenido y parecido descortés. En el estilo de Vera, identificarse dando su nombre por teléfono es una formalidad reservada para las personas relativamente extrañas. La omisión de la formalidad con los miem-
bros de la familia y amigos íntimos envía un metamensaje de afinidad, según la regla de romper las reglas. Si se coge a alguien desprevenido, tanto mejor. El cambio brusco de estruc-
tura es fuente de diversión y placer. Pero Ed supone que identificarse es un requisito y no experimenta placer alguno en que lo cojan por sorpresa. Si careciesen de conocimientos sobre el estilo de conversación, tanto Vera como Ed achacarían estas disparidades a la personalidad del otro: ella no es gentil, él es caprichoso; o a sus intenciones: él está tratando de librarse de mí; ella no tendría razones para actuar de forma distinta en, el futuro; es más, trataría de sacarlo de su mal humor siendo más alegre, saludándolo de la misma forma y —¡sorpresa!— trataría de“encon-
trarlo” de mal humor otra vez. Por el proceso de cismogénesis complementaria, ambos podrían obtener copiosas pruebas de
que el otro es descortés y caprichoso. Pero al conocer acerca del
estilo de conversación, Ed y Vera pudieron aclarar que una diferencia de estilo era la culpable de sus interpretaciones infundadas, y Vera aceptó que cuando llamaba por teléfono a Ed debía decir siempre su nombre. El cambio de estilo salvó el día. 189
RETROCEDER
La clave para resolver este problema fue la habilidad de retroceder y observar la interacción, en lugar de aceptar las reacciones emocionales como inevitables e ineludibles. Esta posición de observador es la que posibilita que hallemos nuestras propias soluciones y. recuperemos el control de nuestra vida de relación. Otro estudiante explicó de qué manera desa-
rrolló la posición de observador como resultado de haber asistido a mis clases: Lo más extraño de todo fue hacer conscientes todo lo que normalmente no son conductas conscientes... Cada vez que hacía algo asi, me detenía y me preguntaba: ¿por qué lo hice? ¿Por qué lo estoy haciendo? Es algo extraño, como si escudriñáramos nuestros motivos y nuestra conducta supuestamente inconsciente, y tratáramos
de hallar una explicación... La clave, me parece, está simplemente
en ser más consciente
de lo que sucede y no dejarse *
influir por las propias predisposiciones y expectativas culturales... Hasta el punto que [el curso] me reveló todos estos
conocimientos... [ha sido] invalorable al ayudarme a compren-
der lo que sucede a mi alrededor.
La posición de observador es particularmente útil si usted se encuentra en una situación que no le agrada. Puede hallar la solución transformándose en observador: tratar deimaginarse
qué fue lo que lo hizo reaccionar en esa situación y posiblemente pensar en cómo prevenirlo en el futuro. Un lema podría ser: Si no puede combatirlo, estúdielo.
Retirarse y analizar una interacción constituye un buen
antídoto contra la participación excesiva, Esto es lo que sucedió
cuando Kate (como se explicó en el capítulo 9) vio la crítica aparente de su madre como parte de un patrón de conducta reconocible (“Oh, lo está haciendo otra vez”) y su enojo se
esfumó. Nada había cambiado, pero ella adquirió distancia emocional transformándose en observadora.
190
AMPLIAR EL OBJETIVO
Los procesos del estilo de coriversación que intervienen en las charlas privadas también juegan un importante papel en las relaciones públicas e internacionales. El estilo de conversación tiene algo que decir en todas las situaciones en las que se conversa: durante las negociaciones, en los tribunales, en los
consultorios; también tiene algo que decir en las cuestiones de
justicia social.
Uno de los grandes enigmas y tragedias de nuestra época es que la acción afirmativa no ha funcionado como se esperaba. Los
programas
de
acciones
afirmativas
se
diseñaron
para
asegurar el acceso de personas pertenecientes a grupos que no habían tenido acceso. Pero las personas que provienen de ambientes diferentes tienden a comportarse y hablar de formas diferentes; estas formas son incomprensibles, incompatibles o sencillamente mal interpretadas por quienes ya ingresaron a
organizaciones influyentes. Esa es la razón por la cual tantos norteamericanos se han sorprendido al descubrir en sí mismos prejuicios raciales, étnicos o basados en el sexo, y también por la cual la discriminación sigue siendo un problema candente en
nuestra (creo honestamente) bien intencionada sociedad.
Al igual que los amantes o los cónyuges que se culpan uno al
otro por falta de comunicación, en el contacto intercultural los
individuos tienden a culpar al otro grupo. Los que pertenecen al grupo “influyente” o establishment culpan a los recién llega- . dos por no comportarse como correspondé, una vez que están dentro. Para los miembros de grupos menos privilegiados — negros, judíos, mujeres, etcétera— es fácil y obvio atribuir su
trato a la legión de “ismos”: racismo, antisemitismo, sexismo. Sin duda, existen detestables “istas” que practican y creen en estos diversos “ismos”. Pero no basta para justificar la situa-
ción. La mayoría de los norteamericanos creen honestamente
que a todos se les deben brindar las mismas oportunidades. Pero se resisten, confundidos, desilusionados y consternados cuando personas de distinto nivel cultural, que han sido admitidas con optimismo, no se comportan de la manera esperada (y, según ellos, la evidentemente apropiada). 191.
Si el problema de la justicia social corroe nuestra nación, el
problema de las relaciones internacionales corroe el mundo. A menudo la mala voluntad entre las naciones se ve exacerbada,
si no causada, por diferencias en la manera de expresar las
intenciones. Un egipcio que estaba viviendo en Estados Unidos -
se sintió sorprendido y ofendido al saber que su compañero de cuarto, norteamericano, consideraba que el presidente egipcio Anwar Sadat era “descortés y arrogante”, El norteamericano reaccionaba así a un comentario de Sadat en respuesta a la pregunta de un periodista norteamericano: “Me inviten o no,
vendré”, para tratar las negociaciones de paz con el presidente
Carter. El egipcio reconoció de inmediato la declaración de su
presidente como una traducción al inglés de una expresión
correcta, que a menudo utilizan los egipcios con el fin de expresar sus mejores intenciones para aclarar un malentendido y restaurar relaciones armoniosas.” En el campo de los asuntos internacionales, los malentendidos
pueden
tener,
literalmente,
consecuencias
fatales.
Un
sociolingúista?? dio el ejemplo de un piloto egipcio que se *.
comunicó por radio con el aeropuerto de Chipre para solicitar permiso de aterrizaje. Al no recibir respuesta, el piloto interpretó el silencio como consentimiento: permisootorgado: Cuando se preparaba para aterrizar, la fuerza aérea de Chipre abrió fuego contra el avión. Para el control del tráfico aéreo, el silencio obviamente significaba “permiso denegado”.
Pero los malentendidos no se encubren con tanta facilidad.
Las relaciones internacionales dependen fundamentalmente de individuos que se sientan a conversar y, por lo tanto, están
sujetas a malentendidos y rencores debidos a oportunidades
que se desaprovecharon, ritmos incongruentes, y a todas las sutiles diferencias en el modo de expresarse que pueden llevar
a conclusiones negativas, y son aún más serias e inevitables en
la comunicación entre personas que hablan diferentes idiomas y provienen dé países diversos. Pero si no hallamos medios para mejorar la comunicación en ese contexto, la guerra nuclear puede poner fin a nuestros problemas hogareños. Las tragedias de la discordia y de la injusticia social, y la
imposibilidad de llegar a un acuerdo internacional son mani192
festaciones en gran escala de la imposibilidad de la comunicación en el hogar. Las personas se sienten sinceramente sorprendidas y decepcionadas cuando su buena voluntad no asegura el mutuo entendimiento. Es la intención de este libro que la comprensión del estilo de conversación mejore, si no asegure,
el entendimiento mutuo.
193
Notas
Capítulo uno 1.
Bettelheim escribe en The Informed Heart quelas personas pueden soportar casi cualquier cosa si ven una razón para ello.
Capítulo dos 2.
Los términos metamensaje y doble vínculo fueron empleados por G. Bateson(1972). Para este autor, un doble vínculo supone órdenes contradictorias en diferentes niveles: el conflicto del mensaje y el metamensaje. Utilizo este término, al igual que otros lingitistas (por ejemplo, Scollon, 1982), simplemente para describir el estado durante el cual,
se reciben órdenes contradictorias sin poder salir de la situación... Agradezco a Pamela Gerloff por hacerme presente la referencia de Bettelheim (1979):a la metáfora sobre el puerco espín, de Schopenhauer. M. C. Bateson (1984) trata el concepto de G. Bateson, según
el cual los sistemas vivientes (tanto los procesos biológicos
pe
como
la interacción
humana)
nunca
logran
un
estado
estático de equilibrio, sino sólo un equilibrio, como una serie de ajustes en la escala. * Para las máximas de conversación, véase Grice (1975). La enunciación original de Lakoff sobre las reglas de cortesía figura en su obra de 1973. Además, presenta este sistema en el contexto de las diferencias entre hombre y
mujer (Lakoff, 1975). Un artículo más reciente describe el
195
sistema como un continuo (Lakoff, 1979). Brown y Levin-
7. 8.
son (1978) ofrecen un análisis más formal y extenso de los fenómenos de la cortesía. Kochman (1981) presenta un extenso análisis de Black and White Styles in Conflict. Lacita de Annie Hall pertenece al guión cinematográfico de Woody Allen y Marshall Brickman en Four films of Woody Allen, Nueva York, Random House, 1982.
Capítulo tres 9.
La interpretación de la conversación como la señalización de la forma en que decimos las cosas por medio de las señales de la conversación, está basada en el trabajo de . Gumperz (1982), quien las denomina “pautas de contextualización”. La constelación de señales que aquí se expone y la noción de su empleo para crear los mecanismos de la-. conversación, me pertenecen. Mi investigación sobre el -, análisis de la conversación se presenta en forma más detallada y se ubica en un contexto teórico en Tannen,
1984.
Capítulo cuatro
10.
Lakoff (1973, 1975,
1979) trata los usos del rodeo,
Capítulo cinco 11. Bateson (1972) introduce la construcción y la metacomunicación. Mucho se ha escrito sobre las estructuras en lingúística, antropología, psicología e inteligencia artificial. Para comenzar, véanse Tannen (1979), Goffman (1974) y los ensayos recopilados por Raskin (1985). 12. La cuestión de la imposibilidad de lograr una transcripción palabra por palabra, y la influencia de la puntuación en la impresión que produce una transcripción de un procedimiento legal, son los temas de una disertación doctoral de Walker (1985).
- 196
13. Raskin (1984) analiza las bromas como cambios de estruetura.
14. El concepto de la comunicación como flujo continuo, que
puede interpretarse en distintas maneras de acuerdo con la puntuación, también fue desarrollado por Bateson (1972).
Capítulo seis 15. La dimensión del poder y de la solidaridad es uno de los conceptos básicos de la sociolingiiística. Brown y Gilman (1960) introdujeron el concepto y utilizaron los pronombres para ilustrarlo. 16. Erving Goffman me hizo ver el apuro en que se vio el hombre que llamó “cariño” a la ejecutiva. Yo había contado
la historia durante una conversación, sólo consciente de la
ofensa que implicaba. Goffman me señaló que la lengua no
le ofrecía al hombre
medios para ser amistoso
con una
mujer en el modo en que lo hubiera sido con un hombre, sin ofender.
17. El análisis de la conversación entre Ben, Ethel y Max aparece en Sacks (1971). Agradezco a Jim Schenkeim, que grabó la conversación, por darme permiso para reproducir-
la aquí, y a Emanuel Schegloff por otorgarme autorización
para resumir el análisis de Sacks. En su conferencia, Sacks
destaca que, en tanto él y otros analistas profesionales de
la conversación por lo general trabajaban sobre transcripciones para representar cada pausa y pronunciación con
exactitud, la transcripción de esta conversación no es totalmente fiel. Por esa razón me he tomado la libertad de hacer pequeños cambios en la puntuación con el En de facilitar la lectura. Capítulo siete 18. El artículo sobre la conferencia cumbre apareció en Newsweek, 30 de mayo, 1983. 19. Bateson (1972) introduce el término cismogénesis complementaria.
M. C. Bateson (1984) lo trata y menciona que 197
*
más tarde su padre lo incluyó en la categoría “feedback re-
generativo”. (El extracto que se cita aquí pertenece a ese
libro, páz. 96.) Capítulo ocho
20. Siempre me siento incómoda cuando hablo sobre las diferencias entre hombre y mujer. Para muchos, la mera sugerencia de que existan esas disparidades, constituye herejía ideológica; atros afirman que, si bien existen tales diferencias, es mejor no mencionarlas, ya que todo lo que apoye la idea de que varones y mujeres son diferentes, será empleado para denigrar a las mujeres. (Lo mismo puede decirse con respecto a las investigaciones sobre diferencias raciales, étnicas y de clase.) Veo este peligro y también el de
la generalización, en especial cuando no se ha realizado,
suficiente investigación para poner a prueba la intuición y ”. la observación. Siempre existen excepciones a las normas generales, y pareciera que la descripción de las normas menospreciara a los individuos que constituyen excepciones (a quienes ofrezco mis sinceras disculpas). Pero decidí continuar y confrontar estos temas, porque descubrí que conversar en este modo sobre las diferencias entre varón y
mujer
evoca un rotundo “ajá” como respuesta:
muchas
personas arguyen que esta descripción se adecua a sus ex-
periencias; ver lo que antes percibían como su problema individual en términos de una norma generalizada los libera
de una carga de patología y aislamiento. Sin duda subsisten interrogantes sobre la generalización de mis observaciones y sobre los orígenes culturales versus los orígenes
biológicos de las diferencias.
Si el resultado da pie a
preguntas y ala observación por parte de losinvestigadores e individuos, todo será para bien. 21. Hacker establece este punto en Divorce á la mode”, The New York Review of Books, 3 de mayo, 1979, pág. 24. 22. La información en la sección “Niños y niñas que crecen” está basada en Maltz y Borker (1982). .198
Capítulo nueve 23. La historia escrita
por Charles
Dickinson,
publicó en The Netv Yorker, 6 de mayo, 1985.
Sofa art, se
24. El ejemplo sobre la expresión que emplea Sadat aparece en una propuesta para una disertación a cargo de Hassan Hassan, Departamento de Lingúística de la Universidad de Georgetown. 25. El ejemplo sobre el piloto egipcio figura en Saville-Troike (1985).
199
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202
Indice
analítico
Adolescencia, crítica íntima y, 158
dinámica de, 95-6
Afinidad, 77 beneficios de, 65-6, 71 Agravamiento de la comunicación en, 118,
en público, 867
metacomunicación y, 89-92
poder y peligros de, 88-9
posición y, 87-8 reconstrucción, 89-90, 92-3 reconstrucción como humillación,
Allen, Woody, 41 Ambición,
108-9
934
Análisis del discurso, 12
sarcasmo y, 150-1 Contacto visual, 140
Annie Hall (película), 41 Antisemitismo, 193 Autocrítica, 149.
Contrarreconstrucción, 80
Conversación entre hombre y mujer, 128-47
Automenosprecio, 107-8 Bateson, Gregory, 79-90, 91; 125, 153, 185 Bateson, Mary Anatherine, 125-6, 135
Bergman,
Ingmar,
diferencias culturales y, 128-9 estilos de conversación de é¿l/de ella, 130-1, 133-7 :
119
Beltelheim, Bruno, 19 Borker, Ruth, 138, 140-1
falta de comunicación en, 137
hablar sobre las cosas, 139-40 intereses diferentes y, 1425 metamensajes y, 1303
Brvmas
construcción y, 85-6
metamensaje de, 68-9
Camaradería, 33, 34-5 Cambio de estructura, 26
relaciones preliminares y, 145-7 silencio masculino y, 137-8
sonidos que muestran que se está escuchando y, 140—1 Corregir el uso del inglés, 154—-5 Corregir gramática, 164
Carter, Jimmy, 63, 120, 193
CBS Evening News, 63
Cismogénesis complementaria;
1257
diferencias en el estilo de la conversa. ción, 173, 178-890 en conversaciones entre hombres y
mujeres, 130-7 Cohen, Richard, 31 Complacer, 20
Cortejo, 80, 119 Cortesía
a través de las culturas, 40-1 conecpto lingiiístico de, 28-9 espa de doble filo de, 36-7
:
Condescendencia, 113 Conducta, diferencias en el estilo de la con-
inlormación y, 32-5
relatividad cultural de, 1834 Crítica, véase Crítica íntima Crítica de segunda mano, 161-6
versación y, 1747 Conferencias cumbre, 120-1 Confrontación, evitar,
Crítica injusta, 1667
Crítica instantánea, 1667
rodeo y, 67 Conocimiento de las diferencias en el estila de conversación, 186-9, 191-2 Consejos, véase Dar consejos Conservadores de estructura, 95-6
Crítica tntima, 74, 148-68 adolescencia y, 158
ayuda, 149-650 como derivado de la proximidad, 1667
Construcción, 79-96, 189-90 aprovechamiento de, 86-6
corregir el uso del inglés y, 154-5 crítica apuntando hacia afuera,
cambiar la estructura, 26 conservadores y quebradores de es-
152-3 : crítica de segunda mano, 161-6
tructura, 956
-203
crítica en el elogio, 151-2
diferencias entre varones y mujeres en
la charla social, 156-7
.
electos de, 160—1 guía para el uso de, 166-7 intimidad y, 158--9
preguntas, 159-60 regaño, 153-5 sarcasmo y, 150-1,
dimensión poder/ solidaridad y, 1045 Enseñanza, 80 Entonación, 24, 80 tono y, 44, 48-52
159
Eacritura, construcción y, 84 Estereotipos interculturales, señales de la
Charlas íntimas, 138-9 Charla trivial, 28
conversación y, 50-1
hombres y, 31 Dar consejos, 80 Debategate, 63 Decir piropos, 80 Defensa propia, 67-78 Dickinson, Charles, 155 Diferencias culturales
Estilo
183-4
!
y,
y, 173, 17880
en la conversación del hombre y de la 129-37
Diferencias en el estilo de la conversación, .
comprender su propio estilo, 172-3 conocimiento de, 186-9, 1912 el de él / el de ella, 130-1, 1337 interpretaciones psicológicas y, 188-9
metacomunicación y, 178-9, 1845 posición de observador en, 189-92 reconstrucción y, 178-82
relaciones públicas e internacionales y, 1924
:
Dimensión poder / solidaridad, 97-118 diferencias de rango y, 102-4 estilos de conversación de él / de ella y, 130-1 . formas de dirigirse a una persona y, 99-102
participación e independencia y,
97348 reconstrucción y, 104-13 ambición, 108-9
distancia inapropiada, 107-8 relaciones interpersonales, 09-13 105-7
relación de edades Dinner at the Homesick (Tyler), 158-9 Discriminación, 193
Disculpas, 44, 53, 57-8
Doble obligación, 195
de Nueva
York,
Feifíer, Jules, 120, 183, 138-9, 155, 167,
128-9, 1389 metamensajes y, 40-1] tono y entonación y, 50-1 Diferencias de rango, dimensión poder/ solidaridad y, 102-4 : Diferencias en el estilo de la conversación
venta,
de conversación
Expresión facial, 80 Fastidiar, 90
conversación entre hombre y mujer
71-94
>
Elección de palabras, 24 Elogio crítica en, 161-2
Cumbres borrascosas (Bront4), 165
mujer,
de la participación y de la independen-
cia, 31-2
y, 99-100 Restaurant
Fenómeno de "nuestra canción”, 69 - Fonda, Henry, 137-8 Formulación de preguntas, 44, 59, B5-6 Forster, E. M,, 165 Franqueza, 63, 71-7 aspectos de la verdad y, 71-3... como manipulación, 71, 76-7
diferentea estilos de, 71, 767
'ofensa a través de, 71, 74-48
presunciones de base y, 71, 73-5
.
Funcionamientos del estilo de la conversa *
ción, 27, 42, 172-3
información y cortesía en la conver-
sación, 32-5
24.5la espada de doble filo de la cortesía, :
metamensajes y 27-9, 42 !
a través
de las culturas, 40-1
en el hogar, 38-40
participación e independencia, doble obligación de, 31-2 Golíman, Erving, 87 Grabaciones para comprender los estilos de la conversación, 112-3
Gramética, corregir, 154
Grice, H. P., 3 : Grown Ups (Feiffer), 120, 133-6, 118-9, 166, 167, 183 Hacker, Andrew, 137 Hermanos, crítica íntima entre, 163-5
Hipótesis de Sapir-Whorf, 1839-90 Hombres enfoque de la conversación basada enla información, 30-1 tono y, 18, 60
Véuse también Conversación entre hombre y mujer
Humphrey,
Hubert, 109
Household Words (Silber), 63-9 Igualdad, inapropiada, reclamando, Importancia de la conversación, 27-
Imposición, 113 cortesía y, 33-5
.
Independencia, véase Participación e independencia Información " cortesía y, 32-5
dar, 89 Insolencia, 113
Instituto de Lingúfetica, 18-9, 22
Interprotaciones psicológicas, diferencias en el estilo de conversación y, 188-90 Interrupción, 183 Intimidad, crítica íntima y, 158-9 Tronía, 689-9
La guerra de los mundos (Wells), 84-5
Lakoff, Robin, 19, 33, 49, 147 Lingúfatica, 17-8, 22-3-
Malentendidos sobre detalles insignifican tes, 1225
Maltz, Daniel, 138, 140-1 Manipulación, diferentes estilos de fran queza y, 71, 78-7' Mensajes ocultos, 26
Mecanismos de la conversación, 44, 53-89 disculpas, 44, 63, 57-8
formulación de preguntas, 44, 53
quejas, 44, 53, 65-6, 57-8, 58-9
reacción expresiva, 44, 53-65 Metacomunicación, 80 construcción y, 89-92 diferencias en el estilo de la conversa-
ción y, 178-80, 184-5
Metáfora del puercoespín sobre la partici. peción y la independencia, 29 Metamensajes, 27-9, 42, 189, 1901 crítica en el elogio y, 151-2 crítica íntima y, 159-681, 163-4
construcción y, 80
cortesía z 94-65, 36-7
n poder/ solidaridad y,
estilos de la conversación:
el de él / al de ella y, 130—1, 1337
lormas de dirigirse a una persona y, 0 formulación de preguntas y, . 55-6 mixtos
placer estético, 69-70 tono y, 48
.
Metamensajes mixtos en el hogar, 38-40
interculturales, 40—1 " Minorías, 193
Motivaciones detrás de la cortesía, 334 Mujeres * . contrapesar participación e indepen
dencia y, 136 po converseción entre hombres y mujeres
diferencias culturales, 128-9, 138-9
dimensión poder/ solidaridad y, 100-3,
108, 130-1 entonación y, 48 estilos de conversación de €) / de ella, 130-1, 1337
falta de comunicación, 137 formas de dirigirse a ellas y, 101-2 hablar sobre las cosas, 139-40 intereses diferentes, 1425 metamensajes y, 130-3 relaciones prellminaros, 145-7 silencio masculino, 137-9
sonidos que demuestran que se está escuchando, 140-1 tono y, 48-50 Negociación, 31 New Yorker, The, 142 New York Times, The, 85 Newsweek, 120—-1
Nicholson, Jack, 139-9 Nivel informativo de la comunicación, 301 Opciones, cortesía y, 33-4 Padres, véase Relaciones interpersonales. Palabras elección de, 24 significado oculto de, 26 significado social de, 28.
:
Participación e independencia, 29-31
cortesía y, 33-7
dimensión poder / solidaridad y, 97-8 doble obligación de, 31-2rodeo y, 77-8 valor de, 30-1
Pasaje a la Índia A (Forster), 165
en el hogar, 38-40 interculturales, 40—1
mujeres y, 1313
reconstrucción como humillación y, 934
peligro, 67-9
y, 128-47
Kochman, Thomas, 40 Kroll, Jack, 137-8
dimenal
crítica íntima y, 159-61, 163-4 evitar la confrontación, 67
:
reacción expresiva y, 54, 64 queja y, 578 rodeo y, beneficios de la afinidad, 84, 657, 70, 77 bromas, 68-92 defensa propia, 67, 77-8,
Pausa, 447, 58-49 como reacción expresiva, 53
Placer estético del rodeo, 69-70 : Política, dimensión padér / solidaridad y,
108-9 Posición, 87-8
Posición de observador en las diferencias en el estilo de la conversación, 191-2
Postura de “la madre mortirizada”, 94 Preguntas (cuestionar), 21-2
coma críticos íntimos, 1539-60 formulación de preguntas, 44, 53, 35-65 rodeo y, 24
Pregunciones, 71, 734 Programas de «cciones de afirmación, 192 Pronombres, conversación del hombre y de la mujer y, 132-3 Propaganda, construccióny, 856Proximidad, crítica fatima como derivado
py de, AN ¡gmalion
,
(Shaw), 25
Quebradores de estructura, 95-6 Queja ritual, 44, 63, 57-8, 58-9 193
ritmo y pausa, 44, 457,
Recor.strucción, '80, 82-90, 92-3 como humillación, 93-4
diferencias en el estilo de la con versación y, 178-82
dimensión poder/ solidaridad
y, 104-13
venta, 105-7
del
tono y entonación, 44, 48-62,
ambición, 108-9
distancia inapropiada, 1078
usos de, 77-48
Véase también Rodeo Sacks, Harvey, 110-13 Sadat, Anwar, 193 Sapir, Edward, 189 .
Sarcasmo, 689, 150-1, 159
Reacción expresiva, 44, 53-65 Reagan, Ronald, 63
relaciones interpersonales,
construcción y, 79-85 dimensión poder / solidaridad y,
Scenes from a Marriage (Bergman), 119 Schmidt, Helmut, 120 Schoenberger, Nancy, 133 Schopenhauer, Arthur, 29 Señales de laconversación, 4
Quejas, 44, 63, 676, 58-9
Racismo,
evitar la confrontación, 67 placer estético, 69-70 peligros de, 67-8
105-109
Regaño, 163-5
Relaciones familiares, véase Relaciones interpersonales Releciones internacionales, diferencias de estilo de la conversación t 193-4 Relaciones interpersonales, 117-28
volumen, 44, 468, 589
58-9, 80
Sexismo, 193 Shaw, George Bernard, 25 Significado social de las-palabras, 23 Silber, Joan, 68-9 Silencio masculino, 137-8 Simenon, Georges, 125 ng uítica, 11 . Solid d, véase Dimensión poder/ soli. deridad Sonidos que muestran que ac está escu chando, 140-1 Suavidad, 45 'uUPperposici:
acción y reacción en,
Tono, 58-9, 80
conversación honesta y
Tono de voz, 80 Transacciones comerciales conversación intrascendente y,
da
gepes complementaria el mito, 119, 21
la realidad, "1212
cortejo y, 119
diferencias de estilo en la conversación y, 182-6 dimensión poder/ solidaridad y, 109-12 malentendidos sobre detalles insignifi cantes. 122-5 metamensajes mixtos y, 38-40
Relaciones públicas, diferencias enel extilo de la conversacióny, 192-3 Relatividad cultural de a cortesía, 1834 Relatividad de los estilos de conversación, 1826 Rich, Adrienne, 138 Rodeo, 19-21, 23-4, 634 beneficioa de afinidad, 65-7, 71, 77 bromas, 68-9
-defensa propia, 87, 77-8
entonación y, 44, 48-52
negociación, 31 ler, Anne, 158 niversidad de Michigan, 18 Uso del inglés, corregir, 154-5
Valores personales, melamensajes y, 30. Venta, 105-7
Verdad aspectos de, 713 conversación honesta, 119-22 crueldad de,7 Volumen, 44, 15% 58-9 clamogénesis complementaria y, 128 como reacción gppresiva, 534 Washington Post, 31 Welles, Orson, 84 Wells, H. (3., 84 WhorÍ, Benjartin Lee, 189
Sobre el autor
Deborah Tannen es profesora asociada de lingúística en la Universidad de Georgetown, en Washington D.C. Obtuvo su doctorado en filosofía en la Universidad de Califorma en Berkeley. Además
de sus numerosos
artículos y libros para
públicos eruditos, ha escrito para las revistas Vogue y New York. También ha sido columnista invitada en la columna de William Safire “On language” en New York Times Magazine. Vive en Washington, D.C.