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Spanish Pages 298 [304] Year 2023
91. Redes de poder. Las relaciones sociales de la oligarquía de Valladolid a finales de la Edad Media. María Ángeles Martín Romera 92. El Archivo Histórico Nacional. Los orígenes del medievalismo español (1866-1955). Luis Miguel de la Cruz Herranz 93. A la sombra de la reina. Poder, patronazgo y servicio en la corte de la monarquía hispánica (1615-1644). Alejandra Franganillo Álvarez 94. Las innovaciones de la Armada en la España del siglo de Jorge Juan. Manuel-Reyes García Hurtado (ed.) 95. Multinacionales del castellano. El sector editorial español y su proceso de internacionalización (1900-2018). María Fernández Moya 96. Vertebrar España. El PSOE: de la autodeterminación a la LOAPA (1974-1982). Vega Rodríguez-Flores Parra 97. Una gran empresa en el Mediterráneo medieval: la compañía mercantil de Joan de Torralba y Juan de Manariello (BarcelonaZaragoza, 1430-1437). María Viú Fandos 98. Fazer la guerra. Estrategia y táctica militar en la Castilla del siglo xv. Ekaitz Etxeberria Gallastegi 99. Entre la voz y el texto. Los ciegos oracioneros y papelistas en la España moderna (1500-1836). Abel Iglesias Castellano
Este trabajo ilustra los mecanismos de asimilación sociopolítica de un neófito musulmán en el Imperio otomano a través del caso del renegado calabrés Uluç Ali. En lugar de proponer una simple relectura de la vida de este convertido al islam, se analizan los momentos más destacados de su trayectoria política al servicio de los sultanes de Estambul para investigar los fenómenos sociales, políticos y culturales que caracterizaron el Imperio otomano y el Mediterráneo del siglo xvi. Entre ellos, destacan los mecanismos de promoción y movilidad social en los imperios musulmanes, la formación de redes de patronazgo interculturales en el contexto mediterráneo y la configuración de nuevas prácticas para el ejercicio y el control del poder en la cultura política otomana de la época. En particular, el análisis sociopolítico de este periodo de la vida de Uluç Ali revela la presencia y muestra el funcionamiento de una red de relaciones clientelares gracias a la cual el protagonista construyó y consolidó su familia política y alcanzó uno de los más importantes oficios en el Gobierno otomano, el de kapudan pasha (‘gran almirante de la armada’), que le permitió influir en la toma de decisiones del Consejo Imperial y monopolizar el control de los cargos administrativos de las provincias mediterráneas del Imperio. El amplio abanico de fuentes utilizadas —de archivos españoles, franceses, italianos, ingleses y turcos—, así como la perspectiva de micropolítica empleada dan lugar a una biografía de contexto que enriquece el actual debate historiográfico sobre las conversiones religiosas y la formación de redes de poder informal en el Imperio otomano. Esta monografía ofrece además numerosos elementos de reflexión para los especialistas en la materia y también para aquellos que pretenden orientar sus investigaciones hacia el estudio del mundo mediterráneo de la temprana Edad Moderna.
Carrera y familia política de un neófito musulmán en el Imperio otomano (1536-1587)
Últimos títulos publicados
ULUÇ ALI, EL ALMIRANTE DEL SULTÁN
Biblioteca de Historia
Francesco Caprioli
101
Francesco Caprioli
ULUÇ ALI, EL ALMIRANTE DEL SULTÁN
Carrera y familia política de un neófito musulmán en el Imperio otomano (1536-1587)
Francesco Caprioli
(Rho, Milán, 1992). Doctor en Historia Moderna por la Universidad Autónoma de Madrid y por la Università degli Studi di Milano, ha ejercido como investigador posdoctoral y profesor asociado en el Dipartimento di Studi Storici de la Università degli Studi di Milano y ha realizado estancias de investigación en centros universitarios como la Università degli Studi di Genova y la Oxford University. Actualmente es contratado posdoctoral «Margarita Salas» en el Departamento de Historia Moderna de la Universidad Autónoma de Madrid, donde desarrolla un proyecto de investigación acerca del uso político y el impacto cultural de las noticias sobre el Imperio otomano en los territorios de la Monarquía Hispánica (siglos xvi y xvii). Sus áreas de investigación abarcan desde el estudio de las conversiones religiosas hasta las relaciones político-diplomáticas entre potencias cristianas y musulmanas. A lo largo de su carrera como investigador, Francesco Caprioli ha organizado diferentes seminarios y congresos y ha publicado diversos artículos en revistas nacionales e internacionales. Entre sus trabajos más recientes, cabe resaltar también la coordinación de una obra colectiva de forma conjunta con Rubén González Cuerva sobre la diplomacia hispano-musulmana titulada Reconocer al infiel: la representación en la diplomacia hispano-musulmana (siglos xvi y xvii) (Sílex, 2021).
100. Vasconia tardoantigua. Entre la evolución sociopolítica y la construcción intelectual (400-711). Mikel Pozo Flores
CSIC
CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS
Imagen de cubierta: Uluç Ali Pasha: The Bodleian Libraries, University of Oxford, MS. Bodl. Or. 430, fol. 29r (Licencia Creative Commons CC-BYNC 4.0).
92. El Archivo Histórico Nacional. Los orígenes del medievalismo español (1866-1955). Luis Miguel de la Cruz Herranz 93. A la sombra de la reina. Poder, patronazgo y servicio en la corte de la monarquía hispánica (1615-1644). Alejandra Franganillo Álvarez 94. Las innovaciones de la Armada en la España del siglo de Jorge Juan. Manuel-Reyes García Hurtado (ed.) 95. Multinacionales del castellano. El sector editorial español y su proceso de internacionalización (1900-2018). María Fernández Moya 96. Vertebrar España. El PSOE: de la autodeterminación a la LOAPA (1974-1982). Vega Rodríguez-Flores Parra 97. Una gran empresa en el Mediterráneo medieval: la compañía mercantil de Joan de Torralba y Juan de Manariello (BarcelonaZaragoza, 1430-1437). María Viú Fandos 98. Fazer la guerra. Estrategia y táctica militar en la Castilla del siglo xv. Ekaitz Etxeberria Gallastegi 99. Entre la voz y el texto. Los ciegos oracioneros y papelistas en la España moderna (1500-1836). Abel Iglesias Castellano 100. Vasconia tardoantigua. Entre la evolución sociopolítica y la construcción intelectual (400-711). Mikel Pozo Flores
Este trabajo ilustra los mecanismos de asimilación sociopolítica de un neófito musulmán en el Imperio otomano a través del caso del renegado calabrés Uluç Ali. En lugar de proponer una simple relectura de la vida de este convertido al islam, se analizan los momentos más destacados de su trayectoria política al servicio de los sultanes de Estambul para investigar los fenómenos sociales, políticos y culturales que caracterizaron el Imperio otomano y el Mediterráneo del siglo xvi. Entre ellos, destacan los mecanismos de promoción y movilidad social en los imperios musulmanes, la formación de redes de patronazgo interculturales en el contexto mediterráneo y la configuración de nuevas prácticas para el ejercicio y el control del poder en la cultura política otomana de la época. En particular, el análisis sociopolítico de este periodo de la vida de Uluç Ali revela la presencia y muestra el funcionamiento de una red de relaciones clientelares gracias a la cual el protagonista construyó y consolidó su familia política y alcanzó uno de los más importantes oficios en el Gobierno otomano, el de kapudan pasha (‘gran almirante de la armada’), que le permitió influir en la toma de decisiones del Consejo Imperial y monopolizar el control de los cargos administrativos de las provincias mediterráneas del Imperio. El amplio abanico de fuentes utilizadas —de archivos españoles, franceses, italianos, ingleses y turcos—, así como la perspectiva de micropolítica empleada dan lugar a una biografía de contexto que enriquece el actual debate historiográfico sobre las conversiones religiosas y la formación de redes de poder informal en el Imperio otomano. Esta monografía ofrece además numerosos elementos de reflexión para los especialistas en la materia y también para aquellos que pretenden orientar sus investigaciones hacia el estudio del mundo mediterráneo de la temprana Edad Moderna.
Carrera y familia política de un neófito musulmán en el Imperio otomano (1536-1587)
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Carrera y familia política de un neófito musulmán en el Imperio otomano (1536-1587)
Francesco Caprioli
(Rho, Milán, 1992). Doctor en Historia Moderna por la Universidad Autónoma de Madrid y por la Università degli Studi di Milano, ha ejercido como investigador posdoctoral y profesor asociado en el Dipartimento di Studi Storici de la Università degli Studi di Milano y ha realizado estancias de investigación en centros universitarios como la Università degli Studi di Genova y la Oxford University. Actualmente es contratado posdoctoral «Margarita Salas» en el Departamento de Historia Moderna de la Universidad Autónoma de Madrid, donde desarrolla un proyecto de investigación acerca del uso político y el impacto cultural de las noticias sobre el Imperio otomano en los territorios de la Monarquía Hispánica (siglos xvi y xvii). Sus áreas de investigación abarcan desde el estudio de las conversiones religiosas hasta las relaciones político-diplomáticas entre potencias cristianas y musulmanas. A lo largo de su carrera como investigador, Francesco Caprioli ha organizado diferentes seminarios y congresos y ha publicado diversos artículos en revistas nacionales e internacionales. Entre sus trabajos más recientes, cabe resaltar también la coordinación de una obra colectiva de forma conjunta con Rubén González Cuerva sobre la diplomacia hispano-musulmana titulada Reconocer al infiel: la representación en la diplomacia hispano-musulmana (siglos xvi y xvii) (Sílex, 2021).
101. Una iglesia a la sombra de la monarquía. Dinero y poder en el reino de Granada (1487-1526). Gema Rayo Muñoz
CSIC
CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS
Imagen de cubierta: Uluç Ali Pasha. The Bodleian Libraries, University of Oxford, MS. Bodl. Or. 430, fol. 29r (Licencia Creative Commons CC-BYNC 4.0).
uluç ali, el almirante del sultán
Biblioteca de Historia, 102 Dirección Cristina Jular Pérez-Alfaro, Instituto de Historia (IH), CSIC Secretaría Ángel Juan Alloza Aparicio, Instituto de Historia (IH), CSIC Comité Editorial Lorenzo Delgado Gómez-Escalonilla, Instituto de Historia (IH), CSIC María Dolores Elizalde Pérez-Grueso, Instituto de Historia (IH), CSIC Elena María García Guerra, Escuela Española de Historia y Arqueología (EEHAR), CSIC Elena Hernández Sandoica, Universidad Complutense de Madrid Javier Moreno Luzón, Universidad Complutense de Madrid Henar Pizarro Llorente, Universidad Pontificia de Comillas Ana Rodríguez López, Instituto de Historia (IH), CSIC Francesca Tinti, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea Consejo Asesor José Ramón Díaz de Durana, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea Simon Doubleday, Hofstra University Antonio Feros, University of Pennsylvania Francisco Fernández Izquierdo, Instituto de Historia (IH), CSIC Fernando García Sanz, Instituto de Historia (IH), CSIC Agustín Guimerá Ravina, Instituto de Historia (IH), CSIC Ricardo Manuel Martín de la Guardia, Universidad de Valladolid Pascual Martínez Sopena, Universidad de Valladolid Juan Pan Montojo, Universidad Autónoma de Madrid Magdalena de Pazzis Pi Corrales, Universidad Complutense de Madrid Eloísa Ramírez Vaquero, Universidad Pública de Navarra María Sierra Alonso, Universidad de Sevilla
Francesco Caprioli
Uluç Ali, el almirante del sultán Carrera y familia política de un neófito musulmán en el Imperio otomano (1536-1587)
CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS Madrid, 2023
Reservados todos los derechos por la legislación en materia de Propiedad Intelectual. Ni la totalidad ni parte de este libro, incluido el diseño de la cubierta, puede reproducirse, almacenarse o transmitirse en manera alguna por medio ya sea electrónico, químico, óptico, informático, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo por escrito de la editorial. Las noticias, los asertos y las opiniones contenidos en esta obra son de la exclusiva responsabilidad del autor o autores. La editorial, por su parte, solo se hace responsable del interés científico de sus publicaciones. Este libro forma parte del proyecto de I+D+i con referencia PGC2018-099152-B-I00, titulado «Tratar con el infiel: Diplomacia hispánica con poderes musulmanes (1492-1708)» y financiado por MCIN/AEI/10.13039/501100011033 y por FEDER Una manera de hacer Europa. Catálogo de publicaciones de la Administración General del Estado: https://cpage.mpr.gob.es Editorial CSIC: http://editorial.csic.es (correo: [email protected])
© CSIC © Francesco Caprioli Imagen de cubierta: Uluç Ali Pasha. The Bodleian Libraries, University of Oxford, MS. Bodl. Or. 430, fol. 29r. Licencia Creative Commons CC-BY-NC 4.0. ISBN: 978-84-00-11191-5 e-ISBN: 978-84-00-11192-2 NIPO: 833-23-117-7 e-NIPO: 833-23-118-2 Depósito Legal: M-28734-2023 Edición a cargo de Caja Alta Edición & Comunicación Impresión y encuadernación: Anzos, S.L. Impreso en España. Printed in Spain En esta edición se ha utilizado papel ecológico sometido a un proceso de blanqueado ECF, cuya fibra procede de bosques gestionados de forma sostenible.
Índice Agradecimientos........................................................................................................... 11 Prólogo........................................................................................................................... 13 Siglas y acrónimos ....................................................................................................... 17 Introducción.................................................................................................................. 19 Tratamiento de las fuentes de archivo y otras cuestiones......................................... 31 Primera parte. El hombre........................................................................................... 33 I.
El proceso de islamización................................................................................. 37 1. Una islamización mediterránea: de cautivo a mühtedi.................................. 38 2. Formación marinera y movilidad social: Uluç Ali, hombre de Turgut Reis...................................................................................................... 48 3. En la escuela del corso de los Barbarroja ...................................................... 54
II. El proceso de otomanización ............................................................................ 67 1. La promoción del talento: un corsario al servicio del Imperio ................... 67 2. Talento en el mar, favores en la Puerta .......................................................... 79 3. Caer en desgracia y levantarse........................................................................ 90 4. Espíritu de corsario, cuerpo de gazi................................................................ 96 Conclusión: las huellas de Uluç Ali............................................................................ 109 Segunda parte. La familia........................................................................................... 113 III. El kapı mediterráneo de Uluç Ali....................................................................... 117 1. La formación: la Argel italiana de Uluç Ali................................................... 118 2. La consolidación: Uluç Ali, señor del arsenal de Estambul.......................... 131 3. La explotación: el control de las aguas........................................................... 142
[7]
índice
IV. La defensa del kapı............................................................................................... 153 1. El recurso al capital de la información.......................................................... 153 2. La búsqueda de la privanza (im)perfecta....................................................... 161 3. El negotio delle tregue........................................................................................ 174 Conclusión: una familia mediterránea ...................................................................... 187 Conclusiones finales..................................................................................................... 191 Fuentes y bibliografía................................................................................................... 203 Fuentes manuscritas............................................................................................. 203 Fuentes impresas.................................................................................................. 204 Bibliografía........................................................................................................... 207 Glosario de términos turco-otomanos y árabes......................................................... 237 Documentos inéditos sobre la vida política de Uluç Ali ......................................... 243 Índice onomástico........................................................................................................ 285 Índice toponímico........................................................................................................ 293 Índice de figuras............................................................................................................ 297
[8]
Para Andrea, la mejor compañera para seguir surcando las olas del Mediterráneo hasta perderse
[9]
Agradecimientos
E
n estas primeras líneas, deseo expresar mi más sincero agradecimiento a todas las instituciones y personas que de algún modo me han ayudado a sacar adelante este libro. Doy las gracias a los miembros del Departamento de Historia Moderna de la Universidad Autónoma de Madrid y del Dipartimento di Studi Storici de la Università degli Studi di Milano, donde desarrollé mi labor investigadora. Vaya mi agradecimiento también para las instituciones en las que hice mis estancias en el extranjero y a su personal. Por un lado, al Laboratorio di Storia Marittima e Navale (NavLab) del Dipartimento di Antichità, Filosofia e Storia de la Università degli Studi di Genova y, en particular, a los profesores Luca Lo Basso y Paolo Calcagno, que hicieron por mí mucho más de lo que podía pedir. Por otro lado, a la Facultad de Historia de la Oxford University y, en particular, a los profesores Filippo De Vivo y Giuseppe Marcocci, cuyas sugerencias han sido de indudable valor a la hora de afinar mis conocimientos sobre la historia moderna en clave intercultural y global. Asimismo, doy las gracias a todo el personal de los archivos y bibliotecas que he consultado a lo largo de estos últimos años para seguir las huellas de Uluç Ali en los documentos, lo que me ha permitido desarrollar la investigación de la mejor manera. Agradezco también a Emilio Sola, a Gennaro Varriale y a todos los demás miembros del Centro Europeo para la Difusión de las Ciencias Sociales (CEDCS) el haber compartido conmigo sus reflexiones sobre los hombres fronterizos que vivieron en el Mediterráneo del siglo xvi. A la profesora Maria Pia Pedani (†), que para mí ha sido una verdadera e imprescindible guía para adentrarme en los archivos venecianos y cuyos consejos me permitieron comprender el complejo entramado político, económico y diplomático que se esconde detrás de las relaciones con la Sublime Puerta. Espero que, dondequiera que esté, pueda leer y apreciar este libro. A Evrim Türkçelik, por su inestimable auxilio con las fuentes turco-otomanas y por sus útiles recomendaciones a la hora de plantear mis ideas sobre la cultura política otomana. A Gianclaudio Civale, que me contagió su entusiasmo por la Edad Moderna e hizo que me decantara por el examen de las conversiones religiosas en el siglo xvi, además de guiarme a lo largo de todos estos años tanto en lo académico como en lo personal. A él y a su pasión por la historia debo la elección de aventurarme en el apasionante mundo del Mediterráneo del siglo xvi a [11]
uluç ali, el almirante del sultán
través de la experiencia de los cristianos convertidos a la fe musulmana y, en concreto, de la de Uluç Ali, el protagonista de este trabajo. A Rubén González Cuerva y a Miguel Ángel de Bunes Ibarra tengo demasiadas cosas que agradecerles. Las largas y estimulantes conversaciones que mantuve con ellos y sus numerosos consejos han hecho posible que este libro vea la luz. Su generosidad intelectual no es sino una pequeña parte de lo que ha sido su aportación y apoyo a mi carrera investigadora hasta la fecha. Colaborar y confrontarme con ellos ha sido, es y será siempre una oportunidad única para aprender el oficio de historiador. A los revisores anónimos del texto les doy las gracias por sus sugerencias. A los miembros de la colección Biblioteca de Historia del CSIC, por creer en este libro desde el principio, y al personal de Caja Alta Edición & Comunicación, especialmente a Ana García y a Georgina Salgado, por su paciencia y ayuda constante a lo largo de todo el proceso de edición. Por último, doy las gracias a mis familiares y amigos por su comprensión y apoyo. En particular, a mis padres, Tiziana y Costantino, y a mi hermana, Veronica, que han hecho por mí todo lo que han podido. Para Andrea Pagès Poyatos, a quien este libro está dedicado, apenas tengo palabras de agradecimiento. Sin ella, no habría sido capaz de enfrentarme y superar los problemas que la vida nos pone delante cada día. Nada de esto hubiera sido posible sin su sonrisa.
[12]
Prólogo […] mi amo el Uchalí, al cual llamaban Uchalí Fartax, que quiere decir en lengua turquesca ‘el renegado tiñoso’ […] bogó el remo, siendo esclavo del Gran Señor, catorce años, y a más de los treinta y cuatro de su edad renegó, de despecho de que un turco, estando al remo, le dio un bofetón, y por poderse vengar dejó su fe; y fue tanto su valor, que, sin subir por los torpes medios y caminos que los más privados del Gran Turco suben, vino a ser rey de Argel, y después a ser general de la mar, que es el tercero cargo que hay en aquel señorío. Era calabrés de nación, y moralmente fue hombre de bien, y trataba con mucha humanidad a sus cautivos, que llegó a tener tres mil, los cuales, después de su muerte, se repartieron, como él lo dejó en su testamento, entre el Gran Señor […] y entre sus renegados.*1
E
ntre la amplia galería de personajes secundarios que adorna el Quijote resalta este Uchalí Fartax o Uluç Ali, que también se encuentra en la documentación como Kılıç Ali Pasha, Ochalí o Uchalí. El Cautivo menciona de forma positiva al que fue su amo por su valor y humanidad; destaca que ascendió a lo más alto del poder otomano sin recurrir a «torpes medios» y que administró con éxito a miles de cautivos. Estas son, precisamente, las dos claves del presente libro: el proceso de ascenso de un oscuro renegado y la enorme red clientelar que levantó para conservar su posición. Al hacerlo así, profundiza y afina las facetas de un personaje que, en sus trazos generales, es ya bien conocido: contábamos con una excelente monografía escrita en 2010 por Emilio Sola Castaño, que también tuvimos el privilegio de prologar, además de estudios y biografías italianas y turcas de decenios anteriores. En ellas se describía al joven Gian Dionigi Galeni, un muchacho de la localidad calabresa de Le Castella capturado con diecisiete años, en 1536, cuando se estaban ajustando las áreas de influencia entre los Habsburgo y los otomanos tras la conquista de Túnez por parte de Carlos V, que tuvo lugar el año anterior para reponer al sultán de la dinastía hafsí. Galeni renegó y se convirtió en Uluç Ali, pero Francesco Caprioli, en este libro, deja a un
* Miguel de Cervantes, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (Madrid: Juan de la Cuesta, 1605), I, cap. 40, 236. [13]
uluç ali, el almirante del sultán
lado el análisis tradicional de la figura del renegado cristiano, el tornadizo o muladí, para intentar comprender cuáles son las maneras de ascenso dentro de una sociedad musulmana. Es una doble crónica, la de una islamización y la de una otomanización, que explica que un simple navegante que practica el corso en el beylik (‘principado de frontera’) de Argel pase a ocupar los más altos cargos administrativos y militares de la capital del Imperio otomano y de algunas de sus ciudades marítimas más importantes. Formado entre los grandes navegantes que coincidieron en la escuela corsaria creada por los hermanos Barbarroja cuando se instalaron en Yerba, Túnez y Argel en la segunda década del siglo xvi, Uluç Ali y estos hombres (Cachidiábolo, Turgut Reis/Dragut, Cafer Reis, Hasán Veneciano, Morato Reis, etc.) lucharon en las grandes batallas que se libraron desde Preveza (1538) hasta Lepanto (1571). La arriesgada estrategia de Uluç Ali le permitió escapar de la naval en 1571 sin perder ninguna nave, capturar la capitana de Malta y escurrirse con habilidad del acoso de Doria. Estas circunstancias, unidas a su condición de único navegante con prestigio invicto tras los fracasos de Malta (1565) y de Lepanto, lo catapultaron a la fama dentro de los estrechos límites de Topkapı, el palacio otomano, tal como muestra el hecho de que el sultán Selim II lo nombrara kapudan pasha (‘gran almirante de la flota’) y le otorgase el título de Kılıç (‘espada de la fe’), dejando en el olvido el sobrenombre de Fartax (‘el tiñoso’) que le había acompañado desde su trueque de religión. Esta meteórica y prodigiosa carrera se explica en la tensión entre el favoritismo y la meritocracia que marcaba la dinámica del poder otomano. Un corsario de Poniente, ajeno a los círculos de poder de Topkapı, siempre fue mal visto por los kul (‘esclavos’) que dominaban en los puestos de confianza. Es una experiencia compartida por el siguiente renegado que recibió el título de kapudan, el siciliano Scipione Cicala/Cigalazade (magníficamente estudiado por Evrim Türkçelik), quien solventó este problema al desposarse con una princesa otomana e integrarse así en la familia directa del sultán. El calabrés Uluç Ali logró sobreponerse a sus humildes orígenes y a que todo su mundo de intereses y experiencias se encontrara en las radas y los puertos de las ciudades corsarias de Berbería, y llegó a dominar las maneras de la cultura política del mundo osmanlí. Potenció el patronazgo y la cultura del favoritismo que dinamizaban la movilidad social otomana y marcaban su identidad política y, con su exitosa carrera militar, también amasó una gran riqueza. Llegó a ser el mayor tenedor de cautivos del Imperio, que alquilaba a las armadas del sultán mientras era su almirante en jefe, con lo que incrementaba su influencia y estabilidad en el cargo. Todo ello supuso que capeara las complejísimas intrigas de una corte muy cerrada, cada vez más controlada por las mujeres del harem, y muy inestable, tal como muestra el rápido ascenso y caída de visires y miembros de los órganos directivos del Imperio. Tuvo, además, la suficiente capacidad propositiva para cambiar (como también lograra Barbarroja) el sesgo de la política estambuliota y que se olvidasen las acciones defensivas [14]
prólogo
que presidieron los intentos de conquista de Malta y Chipre para, en su lugar, iniciar ofensivas en el Mediterráneo, como, por ejemplo, la conquista de Túnez y La Goleta en 1574 y la participación otomana en la batalla de Alcazarquivir de 1578. En las páginas que siguen se nos explican las formas de actuación política del centro de poder otomano en la segunda mitad del siglo xvi, lo cual es un esfuerzo nunca realizado en los tiempos recientes para narrar la contribución de un hombre formado en el corso de Argel. El presente trabajo también ofrece otra dimensión que aprovecha la figura de Kılıç Ali Pasha, ya que fija los caracteres de la diplomacia interconfesional en los últimos años de la vida del antiguo corsario. Hasta el momento, el calabrés tiñoso había sido visto de modo exclusivo como un militar valiente y decidido que había logrado enormes éxitos, por lo que se le había despojado de los valores políticos y diplomáticos que habían acompañado a alguno de sus compañeros en el corso y la política otomana. Caprioli emplea al renegado para comprender las variaciones en los sistemas diplomáticos de los años setenta y ochenta del siglo xvi, momento en el que se estaba consolidando la división territorial entre los dos grandes imperios de la zona y fijando las posiciones definitivas de estos hasta configurar las actuales fronteras de este espacio. Uluç Ali es un buen acicate para entender la diplomacia interconfesional de esas décadas, especialmente importante para el mundo español en episodios como el apoyo a los moriscos sublevados en las Alpujarras granadinas en la década de 1570 o la intervención en los negocios de Felipe II y otras potencias europeas que pretendían alcanzar paces y tratados con Selim II y Murad III. Por lo referido hasta aquí, no estamos ante una biografía al uso en la que se sucedan los hechos de un individuo, porque se resuelve muy bien la tensión entre la agencia individual y la estructura: tenemos en nuestras manos la historia de un renegado que nos permite entender, desde el interior, las características tanto del Mediterráneo como del mundo otomano durante buena parte de las décadas centrales del siglo xvi. El análisis de su persona, sus redes clientelares, la importancia de la familia, su círculo cercano (kapı), los sistemas diplomáticos occidentales y orientales y los acontecimientos políticos y militares que protagonizó y conoció nos permiten abordar el Mediterráneo de otros modos. Se aúnan visiones, noticias y maneras que proceden de todos los países ribereños en estas décadas, lo cual constituye una fascinante aventura, parecida a algunas de las que protagonizó Kılıç Ali Pasha. Miguel Ángel de Bunes Ibarra Rubén González Cuerva
[15]
Siglas y acrónimos ABFZ AGS ARV ASCo ASFi ASGe ASVe
BL BodL BNE BNF BOA EI EI2
Archivo y Biblioteca Francisco de Zabálburu (Madrid) Archivo General de Simancas E: Consejo de Estado GM: Guerra y Marina Archivo del Reino de Valencia Archivio di Stato di Cosenza Archivio di Stato di Firenze MP: Mediceo del Principato Archivio di Stato di Genova AS: Archivio Segreto Archivio di Stato di Venezia BC: Bailo a Costantinopoli CCX: Capi del Consiglio di Dieci LST: Lettere e Scritture Turchesche SDC: Senato, Dispacci, Costantinopoli SDelC: Senato, Deliberazioni, Costantinopoli SDelS: Senato, Deliberazioni, Secreti British Library (Londres) Add. MS: Additional Manuscripts Bodleian Libraries (Oxford) MS Bodl. Or.: Oriental Manuscripts MS Tanner: Tanner Manuscripts Biblioteca Nacional de España (Madrid) Bibliothèque nationale de France (París) DM: Département des Manuscrits DCP: Département des Cartes et Plans Cumhurbaşkanliği Osmanlı Arşivi (Estambul) MD: Mühimme Defteri Encyclopaedia of Islam, 1.ª edición Encyclopaedia of Islam, 2.ª edición [17]
uluç ali, el almirante del sultán
EI3 Encyclopaedia of Islam, 3.ª edición EOE Encyclopedia of the Ottoman Empire IVDJ Instituto Valencia de Don Juan (Madrid) SIHMF Les Sources Inédites de l’Histoire du Maroc : Archives et bibliothèques de France TDVIA Türkiye Diyanet Vakfı İslam Ansiklopedisi TNA The National Archives (Londres) SP: State Papers
[18]
Introducción
E
l mar Mediterráneo influyó en buena parte de los eventos de la temprana Edad Moderna y los conectó entre sí. En él confluyeron las diferentes experiencias políticas, económicas, religiosas y sociales de las potencias que lo surcaron por sus diversas rutas: la Monarquía Hispánica en el oeste, el reino de Francia y los Estados renacentistas de la península itálica en el norte, los reinos y sultanatos magrebíes en el sur y el Imperio otomano en el este. Gracias a la presencia simultánea de tantos sujetos, se convirtió en un lugar de intercambio entre distintas civilizaciones y, a menudo, en un escenario de guerra. Además, sus aguas fueron testigo no solo del paso de cañones y galeras, o de reyes, sultanes, embajadores y soldados en defensa de ideologías políticoreligiosas, sino también de las historias de humildes barqueros y pescadores, de atrevidos mercaderes y de viajeros en busca de aventuras (Braudel 2018). En este torbellino de existencias humanas, el caso de los renegados, es decir, aquellos cristianos que —de forma voluntaria o involuntaria— se convirtieron a la fe musulmana, constituye un paradigma interpretativo útil no solo para observar una vez más el choque naval entre las fuerzas de la Monarquía Hispánica y el Imperio otomano, sino también para analizar el encuentro entre diversas culturas que se gestó en el contexto mediterráneo. La conversión de un número aún no precisado de cristianos al credo islámico se puede explicar por muchas razones. Entre las principales, encontramos el corso patrocinado por marineros musulmanes y las tentadoras posibilidades de empezar una nueva vida en las tierras bajo la égida de la sharía (Bono 1964). En todo caso, en la Europa de la Reforma y la Contrarreforma, el término renegado pronto llegó a representar la idea de un traidor a la fe y a la política de los soberanos católicos. La dimensión religiosa de esta expresión —el renegado como apóstata— tenía sus raíces en las crónicas ibéricas medievales, en las que los musulmanes, el principal obstáculo para la Reconquista, se definían como los «enemigos renegados de la Cruç» (Menéndez Pidal 1906, 680-681).1 Por el contrario, el aspecto político del término se configuró precisamente durante el siglo xvi, de modo paralelo a la definitiva consolidación del Imperio otomano como nuevo actor en la escena europea (İnalcık 2017). Tal como Gianfranco
1
Zorgati (2011) aborda el tema de las conversiones religiosas en la península ibérica en la Edad Media. [19]
uluç ali, el almirante del sultán
Morosini, bailo veneciano en Estambul, ilustraba en 1585 en su relazione al Senado de la Serenísima República de San Marcos, los renegados estaban orgullosos de poder servir al sultán osmanlí y de reconocerse como sus esclavos.2 Esta doble visión del renegado como infiel religioso y político fue, como es obvio, explotada por numerosos autores y cronistas occidentales durante los siglos xvi y xvii. No faltó quien defendiera al renegado para justificar su paso a la secta de Mahoma, señalando que la conversión había sido inducida por presiones psicológicas y físicas durante el cautiverio o la permanencia voluntaria en territorios musulmanes. Sin embargo, la mayoría acusó a quienes se convertían de vejar a los cristianos cautivos y de aliarse con los enemigos de la fe católica (Camamis 1977, 89-93). Lejos de volver a proponer esta imagen sesgada,3 que replica una serie de arquetipos culturales nacidos para exorcizar los temores suscitados por la difusión del credo musulmán en la Europa del Antiguo Régimen (Schwoebel 1967; Housley 2013; Malcolm 2019), recientes investigaciones han enfatizado la necesidad de realizar un nuevo análisis de los convertidos al islam que sea el resultado de un cuidadoso examen de la cultura y la sociedad musulmana de la época y no el reflejo de puntos de vista tendenciosos y ajenos a ese contexto (GarcíaArenal 2001; Norton 2017; Hurvitz et al. 2020). El amplio y heterogéneo panorama historiográfico que se ha configurado en las últimas décadas ha puesto de manifiesto cómo, desde diferentes perspectivas, el estudio de hombres, mujeres y niños de origen europeo convertidos al islam puede iluminar el complejo fenómeno de hibridación cultural, religiosa y política que se produjo en el mundo mediterráneo del siglo xvi (Bosco 2014; Caprioli 2019). Sin embargo, muchos de los estudios solo han podido alcanzar este objetivo a costa de realizar una categorización sociológica de los renegados sobre la base de la lección ofrecida por el matrimonio Bennassar (Bennassar y Bennassar 1989). Según esta visión, la conversión se transforma en el único elemento gracias al cual se pueden agrupar entre sí las numerosas experiencias de los convertidos. Sin embargo, esta equiparación no tiene en cuenta que, después del cambio de confesión, la vida de cada neófito musulmán transcurría de modo diferente a la de los demás, porque era el resultado de elecciones individuales y no de grupo (Bunes Ibarra 1990). La presente investigación subraya la importancia de analizar no solo la dimensión religiosa de la conversión, sino también su dimensión social para mejorar la comprensión de estas figuras híbridas y evitar la vuelta a lecturas dicotómicas que oponen los términos héroe y traidor (Bunes Ibarra 1989, 199). Por tanto, se propone analizar las «Relazione di Gianfranco Morosini bailo a Costantinopoli letta in Senato l’anno 1585», documento publicado en Albèri (1840-1855, III: 251-322, 267). 3 Sobre la construcción de una imagen sesgada del convertido al islam en la cultura occidental de la primera Edad Moderna, véanse Turbet-Delof (1973, 133-158); Bunes Ibarra (1989, 184-199); Benzoni (1999); Norton (2009); Koppenfels (2011); y Galarreta-Aima (2017). 2
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formas y los usos de las prácticas culturales y políticas que definieron la experiencia de un singular neófito musulmán en el Mediterráneo turco-berberisco del siglo xvi. El caso de estudio elegido es el de Giovanni Dionigi Galeni (ca. 1520-1587), alias Uluç Ali, un marinero calabrés que, después de haber caído en manos de los corsarios argelinos y renegado de la fe católica, desempeñó el papel de gobernador de varias provincias otomanas y alcanzó, tras la batalla de Lepanto (1571), el importante oficio militar de gran almirante de la flota osmanlí (Benzoni 1998; Bostan 2014). Este renegado calabrés fue una de las figuras que protagonizó la historia mediterránea del siglo xvi. Su importancia se refleja no solo en el considerable número de artículos y monografías que se han publicado sobre él durante las últimas décadas (Koloğlu 2007; Sola 2010; Zecca 2017; Ciconte 2018; Mafrici 2021), sino también en las crónicas y los testimonios de la época (Mármol Carvajal 1573, 1600; Campana 1597-1599, 1602; Haedo 1612). Ya en 1573, el senador veneciano Costantino Garzoni dedicaba un amplio espacio a esta figura en su relazione sobre el Imperio otomano: L’Ucchiali, che significa Ali rinnegato, è di nazione italiana, e di provincia calabrese, di sangue bassissimo. […] Dopo lunga servitù fu fatto reis, e con alcune occasioni che gli si appresentarono venne in qualche stima appresso Pialì pascià; col favore del quale è giunto tanto innanzi negli onori, che ora tiene il generalato del mare, grado non meno onorato, che importante. È costui d’età di cinquantacinque anni, di statura mediocre, ed assai proporzionata e disposta, di pelo negro, con la barba assai folta, non molto lunga e alquanto canuta, di carnagione bruna, e di faccia veramente virile.4
Pese a la atención dedicada al personaje histórico de Uluç Ali tanto por los cronistas de los siglos xvi y xvii como por la historiografía contemporánea, en la presente investigación no se estudia la compleja y afortunada experiencia de este renegado con el objetivo de escribir una biografía tradicional o heroica (Colin 1930; Emir 1931; Kurtoğlu 1935; Valente 1960; Kuçuk 1975). Por el contrario, su trayectoria se evalúa como un prisma para iluminar el mundo mediterráneo de principios de la Edad Moderna y cuestionar los numerosos aspectos que caracterizaron el devenir de los nuevos musulmanes en los territorios otomanos. Mientras que Emilio Sola (2010, 71-74) reconstruyó de forma meticulosa la historia del renegado para mostrar un Mediterráneo en ebullición, un mar caracterizado por una elevada circulación de personas e informaciones entre Levante y Occidente, en esta investigación se ha estimado oportuno seguir las trazas de Uluç Ali entre Argel y Estambul para reflexionar sobre diversos aspectos inherentes al contexto «Relazione dell’Impero ottomano del senatore Costantino Garzoni stato all’ambascieria di Costantinopoli nel 1573», en Albèri (1840-1855, I: 369-436, 383).
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en el que vivió como convertido al islam. Entre ellos, cabe destacar los procesos de islamización y otomanización, la gestión y el ejercicio del poder entre la corte del sultán otomano y las provincias magrebíes del Imperio o las estrategias personales para consolidar el poder adquirido a la sombra de los sultanes otomanos y preservar la cohesión de la familia que se aglutinó a su alrededor en las últimas etapas de su vida. Se pretende, en fin, destacar los rasgos de la cultura política de su época para comprender el valor de las decisiones tomadas por este neófito. En lugar de seguir el método empleado por Davis (2007) en su León el Africano, en el que a menudo el contexto ilumina las sombras que persisten en el objeto de estudio (Trivellato 2010, 147), se han tenido en mejor consideración los ejemplos ofrecidos por el Samuel Pallache de Mercedes García-Arenal y Gerard Wiegers (1999) o la Elizabeth Marsh de Linda Colley (2007) para que la vida de Uluç Ali aclare algunas facetas del Mediterráneo turco-berberisco del siglo xvi. Mediante la conversión del relato de su historia en una biografía de contexto, el estudio de la trayectoria política de Uluç Ali se desarrolla en diferentes niveles de análisis, de los cuales solo el primero corresponde a la reconstrucción más cuidadosa de los acontecimientos individuales, ya que se pretende interpretar las huellas dejadas por este personaje en lugar de sumarlas para reconstruir y narrar su experiencia (Levi 1989; Ginzburg 1994, 522). Tal como recuerda Carlo Ginzburg (1986), «cuando las causas no son reproducibles, no queda sino inferirlas de los efectos»; es decir, debemos partir del análisis de una serie de pistas encontradas en la documentación relativa a la conversión y el rápido ascenso político de Uluç Ali para seguir un proceso de conocimiento que revele algo oculto: las dinámicas de movilidad social de los convertidos europeos al islam en el mundo otomano y la formación de grupos de poder individuales en el Mediterráneo musulmán de la primera Edad Moderna. Por ello, la investigación de las etapas que llevaron al pescador calabrés a transformarse en un ministro influyente de la Sublime Puerta resulta útil para la identificación y el examen de la red de relaciones que permitió su ascenso. De hecho, según cuanto indicó Giovanni Levi (1989, 1333) en su artículo sobre el uso de la biografía, solo el análisis de los vínculos sociales puede explicitar tanto las estrategias individuales de Uluç Ali como las normas de funcionamiento de la sociedad que lo acogió. En la primera parte de este trabajo, dedicada a la vida del hombre Uluç Ali, se examina su metamorfosis religiosa, social y política para revelar las normas consuetudinarias que permitían a los neófitos musulmanes acomodarse en la sociedad islámica y acceder a diferentes posiciones de relieve en el organigrama imperial otomano. Este análisis, que intenta superar una mera reconstrucción de los acontecimientos, proporciona los instrumentos necesarios para comprender cómo el convertido calabrés se integró en ese contexto y pasó de ser un simple cautivo cristiano a un acreditado hombre político reconocido y estimado por parte de la élite palaciega estambuliota. A través del estudio de la experiencia de Uluç Ali, la investigación aspira a destacar los elementos [22]
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que caracterizaron las distintas etapas de su camino hacia la cumbre del poder político en la corte de los sultanes osmanlíes de finales del siglo xvi. Para lograr este objetivo, a partir del análisis de los procesos de islamización y otomanización de Uluç Ali —su acomodo social y político al contexto imperial otomano—, se exploran dos tipos de relaciones fundamentales en el mundo turco-berberisco de aquel entonces: el walā’ y el intisab. Con el término walā’ se designa la relación de patronazgo que un esclavo cristiano consolidaba con su amo tras su captura, su paso al islam y su posterior manumisión (Crone 2002). Dado que no se ha encontrado en las fuentes otomanas ningún rastro de este periodo en la vida de Uluç Ali,5 la búsqueda se ha dirigido hacia los archivos europeos y, en particular, hacia el Archivio di Stato di Cosenza (ASCo), siguiendo las pistas dejadas por Gustavo Valente (1980) y Vito Teti (2009) en sus trabajos sobre este renegado. En el citado archivo se ha consultado un manuscrito del siglo xvii que incluye numerosas informaciones tanto sobre la familia cristiana de Uluç Ali, cuando todavía era un humilde pescador en Le Castella, como sobre el amo y la familia musulmana que lo educó en Argel después de la conversión religiosa. Estos datos, recuperados a finales del siglo xvii por el sacerdote e historiador Domenico Martire a partir de un texto perdido —escrito con elevada probabilidad por el abad calabrés Gian Giacomo Martini—, han ofrecido la oportunidad de arrojar nueva luz sobre los inicios de la aventura vivida por Uluç Ali en el Magreb del siglo xvi y de reconstruir el proceso de islamización emprendido en la ciudad de Argel.6 Por supuesto, al analizar e interpretar los datos contenidos en el manuscrito aludido, se han tenido en cuenta los fines literarios y la distancia cultural y temporal entre la visión del autor y la experiencia de Galeni. Los tópicos retóricos empleados por el primero para relatar la conversión del segundo no son condenados como datos incapaces de captar los sucesos del otro lado del Mediterráneo, sino como una serie de percepciones del mundo musulmán a partir de las cuales se pueden entender las primeras etapas de la vida del neófito calabrés a través de una estricta dialéctica con las costumbres de las sociedades norteafricanas. Tal como ocurre con todas las fuentes cristianas utilizadas La falta de fuentes sobre los primeros años de Galeni/Uluç Ali en el Magreb tras su conversión al islam se debe, posiblemente, a la falta de atención prestada a un neófito musulmán reciente por parte de los Gobiernos locales. Asimismo, con respecto a las fuentes sobre el primer periodo de la Argel otomana, la documentación del siglo xvi es escasa y fragmentaria, lo que impide a los historiadores realizar una investigación crítica de la sociedad, de la época y de sus protagonistas (Khiari 2002; Merouche 2002, 2007; Loualich 2016). Por el contrario, como se verá en el texto, el uso de diferentes fuentes otomanas recientemente publicadas, en particular, las órdenes emitidas por la Sublime Puerta y conservadas en los registros imperiales (Mühimme Defterleri), será fundamental para valorar algunos de los pasajes clave de la vida política del renegado calabrés como gobernador y gran almirante al servicio de los sultanes osmanlíes. Sobre el uso de las fuentes turcootomanas, véase Faroqhi (2008). 6 Domenico Martire, Calabria Sacra e Profana, 2 vols., s. l., 1677-1704, vol. I, t. II, libro V: «De gli Huomini illustri, di Calabria, in uffici e familiarità de’ Principi, in militia, in arti, e in altre cose somiglianti», fols. 554r563r, sezione C 1/3, Manoscritti Rari, ASCo. 5
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en la presente investigación, no existe una comparación dicotómica con las fuentes turco-otomanas o árabes en la que las primeras, respecto a las segundas, se tachen de inútiles para comprender el mundo islámico; no se realiza un estudio que excluya de partida los testimonios de frailes redentores, cautivos, mercaderes o agentes diplomáticos por representar una visión cristiana del otro musulmán. Por el contrario, se ha intentado construir una interacción o, mejor dicho, una integración entre las fuentes que permita arrojar luz allí donde la documentación de una u otra historiografía se ve marcada por la falta de datos. De este modo, en lugar de reducir de inmediato la historia del convertido calabrés a la de uno de los muchos corsarios musulmanes de la época, exponiendo sin más sus hazañas en el mar, se presta particular atención a los efectos socio-jurídicos de la conversión al islam, ya que, tal como recuerda Giovanna Fiume (2009), «la conversión se transforma en un modo practicable de adaptarse a las realidades sociales que imponen las circunstancias de la vida, una especie de pasaporte de quien vive en las líneas de frontera». Así, el europeo convertido al islam pasa a ser el mühtedi 7 (un simple neófito), una figura con la que es posible emprender nuevas e interesantes investigaciones sobre la cultura y la sociedad islámicas, según demuestran los estudios sobre el proceso de confesionalización del Imperio otomano (Terzioğlu 2012-2013, 2013; Krstıć 2019) o los referidos a la creación de las redes políticas y clientelares que caracterizaron a la corte de los sultanes de Estambul en el periodo de transición comprendido entre los siglos xvi y xvii (Graf 2017a; Terzioğlu 2019; Börekçi 2021). Entre las consecuencias de la conversión religiosa, se analizan los lazos clientelares tejidos por Uluç Ali para ilustrar cómo pasó de esclavo cristiano a individuo aceptado por la comunidad magrebí y capaz de actuar al servicio de la familia del patrón para consolidar su perfil de neófito. Solo después de reubicar la conversión de Galeni/Uluç Ali en su contexto, el análisis continúa con el estudio de su formación marinera en la escuela del corso de los hermanos Barbarroja bajo la guía del famoso Turgut Reis. Esta etapa resultó clave para adquirir los conocimientos náuticos y las habilidades marítimas fundamentales para la continuación de su carrera en el Imperio osmanlí (Bono 1982). En cuanto a la fase de otomanización8 de Uluç Ali, es decir, su inclusión en el entramado político de la Sublime Puerta, se analiza el vínculo de patronazgo que caracterizó el acceso a los cargos administrativos y militares en el área otomana de la
Además del término mühtedi, en los últimos años se han utilizado también otros como yeni müslüman olan, ‘nuevo musulmán’, o mamluk, ‘esclavo convertido’ (Kalicin y Velkov 1990, Introd.; Oualdi 2011). 8 En el texto, el término otomanización se empleará siguiendo la definición de Toledano (1997, 154-157): «By Ottomanization I mean the gradual political, economic, social, and cultural integration of provincial notable families into the Ottoman elite». Sobre el uso de este término en referencia al Mediterráneo otomano, véase Oualdi (2016). 7
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primera Edad Moderna: el intisab.9 A través de un análisis que concede especial relevancia a la dimensión micropolítica, en la que se subraya la importancia que tienen las relaciones de poder entretejidas por Uluç Ali para examinar su incidencia en el panorama imperial (Reinhard 2011), resulta palpable cómo este convertido calabrés configuró, consolidó y conservó un sólido poderío a la sombra de los sultanes osmanlíes. A partir de esta óptica, se profundiza en el conocimiento de algunos rasgos típicos —meritocracia y favoritismo— de la cultura política otomana10, tal como diversas investigaciones han subrayado desde diferentes perspectivas a lo largo de las últimas décadas (Fleischer 1986, 70-190; Peirce 1993; Börekçi 2010; Junne 2016; Wasiucionek 2019). Al respecto, dado que la meritocracia y el favoritismo constituían dos elementos fundamentales para la formación y el buen desarrollo de los vínculos de patronazgo, estos dos catalizadores de la movilidad social han sido analizados en el caso concreto de Uluç Ali por medio de un conjunto de fuentes heterogéneas. En cuanto a la meritocracia, es decir, las habilidades y cualidades que el renegado calabrés poseía o que adquirió en el ámbito militar y administrativo, ha resultado imprescindible compaginar el estudio de los Mühimme Defterleri (registros de los asuntos imperiales), en los que se han estudiado las órdenes que los sultanes dirigieron a Uluç Ali durante su carrera política al servicio de los osmanlíes,11 con la documentación conservada en el Archivo General de Simancas. En los fondos de Consejo de Estado y Guerra y Marina se han podido estudiar, casi año tras año, todos los movimientos de Uluç Ali en el mar, el número de galeras que capitaneó como jefe de flotillas corsarias y las habilidades náuticas demostradas durante los principales enfrentamientos con la armada de la Monarquía Hispánica. En particular, gracias al estudio del Uluç Ali corsario y oficial de la marina otomana, la investigación se ha enriquecido con información entresacada de varias crónicas de los siglos xvi y xvii en las que, a menudo, protohistoriadores, novelistas y poetas destacaron su habilidad marinera (Morabito y Tobar 2019). La consulta de las crónicas sobre las proezas navales de los caballeros de la Orden de Malta en el Mediterráneo, conservadas en la Biblioteca Magistrale del Sovrano Ordine di Malta en Roma, reafirma el papel protagonista desempeñado por Uluç Ali Sobre los vínculos de patronazgo en la cultura islámica, véase Türer (1992). En cuanto a la influencia de las relaciones clientelares en el sistema de promoción administrativo y militar otomano en la época moderna, sigue abierto el debate entre los que limitan el peso de los contactos personales (intisab) (Gerber 1994, 146148) y los que optan por una mezcla de favoritismo y meritocracia (Darling 1990). 10 La expresión cultura política otomana se utilizará en el texto para expresar el conjunto de principios morales, comportamientos sociales, símbolos y rituales típicos de la sociedad otomana (Kafadar 2001; Sariyannis 2018, 5-8). Asimismo, podría también entenderse como una traducción de adet-i osmaniye (‘costumbre otomana’), como indica Gilles Veinstein (2017c, 25) en relación con el conjunto de normas y prácticas consolidadas por la dinastía osmanlí. 11 Para la consulta y el estudio de estos documentos, se han utilizado las ediciones de los Mühimme Defterleri editadas y publicadas por el Başbakanlık Devlet Arşivleri Genel Müdürlüğü (Kütükoğlu 2020). 9
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durante los conflictos entre la Cruz y la Media Luna que tuvieron lugar a lo largo de la segunda mitad del siglo xvi (Cirni Corso 1560; Crova 1565; Balbi de Correggio 1567; Bosio 1594-1602). A este ejemplo hay que añadir el meticuloso estudio de otras crónicas de gran importancia para esta investigación como Topographia e historia general de Argel, un compendio étnico-histórico sobre la Argel otomana publicado por el fraile benedictino Diego de Haedo en 1612 (Haedo 1612)12; Ferah: Cerbe Savaşı (‘Júbilo: la batalla de Yerba’), de Yahyâ Efendi Zekeriyyâzâde (1975), sobre la batalla de Yerba ocurrida en 1560; Tarih-i Selânikî (‘La historia de Selânikî’), del cronista otomano Mustafa Efendi Selânikî (1989), sobre la historia de la corte estambuliota entre 1563 y 1599 y Tuhfetü’l-Kibâr fî Esfâri’l-Bihâr (‘El regalo a los grandes en las campañas navales’), compuesta por el erudito e historiador de la corte otomana Katib Çelebi (2008) a mediados del siglo xvii y dedicada a las empresas marítimas de la armada otomana. Gracias al conjunto de estas obras ha sido posible recorrer la importante contribución de Uluç Ali y sus galeras a los éxitos navales de los sultanes osmanlíes en el Mediterráneo y en el mar Negro, amén de acentuar sus indudables cualidades políticas como gobernador de algunas de las principales provincias otomanas del Magreb. En particular, la confrontación de los datos extraídos de dichos textos con las informaciones recogidas en los avisos redactados por espías y mercaderes desde varios centros mediterráneos ha brindado la oportunidad de analizar a fondo el gobierno tripolino y argelino de Uluç Ali entre los años 1565 y 1571, así como su oficio de marinero y almirante al servicio de los sultanes de Estambul durante las campañas navales de Trípoli (1551), Yerba (1560), Malta (1565), Lepanto (1571) y Túnez (1574). En cuanto al favoritismo y a la efectiva formación de vínculos de patronazgo con los miembros del Dîvân-ı Humâyûn (el Diván o Consejo Imperial), la larga investigación llevada a cabo en el Archivio di Stato di Venezia bajo la supervisión de la profesora Maria Pia Pedani dio la oportunidad de seguir de cerca la trayectoria política de Uluç Ali como corsario y, más tarde, como miembro de la élite palaciega de Estambul. De hecho, gracias a las misivas que el bailo veneciano enviaba cada semana desde la capital otomana a las autoridades de la Serenísima —verdaderas instantáneas de la vida política de la Sublime Puerta—, se han estudiado tanto las diversas tareas administrativas
Diego de Haedo, abad de Frómista, publicó en Valladolid (1612) esta obra después de que su tío homónimo, el arzobispo de Palermo Diego de Haedo (1589-1608), manejara por muchos años los borradores que Antonio de Sosa, sacerdote excautivo en Argel (1577-1581), había redactado entre el Magreb y la península ibérica. Un amplio resumen sobre el tema de la paternidad de esta obra se encuentra en Sosa (1990, 9-12), Marín Cepeda (2010) y Garcés y Armas Wilson (2011, Introd.). A pesar de que una primera versión fue elaborada y redactada por Antonio de Sosa, la obra que se citará a lo largo de este estudio es la versión editada por el abad de Frómista Diego de Haedo en 1612. Por tanto, ha parecido correcto citar el nombre de Haedo, en lugar del de Sosa, a lo largo de todo el texto. 12
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encomendadas a Uluç Ali como las relaciones sociales y los medios con los que obtuvo sus nombramientos.13 El análisis de las relaciones sociopolíticas que Uluç Ali entabló con las principales figuras políticas del Imperio permite identificar a una serie de protagonistas que favorecieron el ascenso social de este renegado, que fue enviado de forma sucesiva a Esmirna (1561-1562), a Alejandría (1563-1565), a Trípoli (1566-1568) y, finalmente, a Argel (1568-1571). Su regreso a Estambul después de la derrota otomana en Lepanto (1571) marcó, de modo paradójico, su consagración política, ya que el sultán lo rebautizó como Kılıç Ali (‘Ali la espada del islam’) y lo promovió a kapudan pasha (‘gran almirante de la flota imperial’). De esta manera, se definen las prácticas socioculturales aprendidas y utilizadas por Uluç Ali para avanzar en el organigrama imperial y crearse un espacio de influencia en la corte estambuliota. Si las relaciones clientelares como esclavo renegado en Argel y como capitán de la flota en Estambul permiten observar qué lazos sociales facilitaron el ascenso de Uluç Ali, ha parecido asimismo oportuno estudiar cómo el neófito gestionó, ejerció y mantuvo el poder político alcanzado tras Lepanto. Se parte del más que consolidado debate historiográfico sobre la gestión descentralizada del Imperio otomano (Murphey 1979; Kunt 1983, 2014; Abou-El-Hajj 1991; Anastasopoulos 2005; Tezcan 2010; Hathaway 2008), en el que se ha destacado la importancia del kapı (‘familia’) como unidad social, económica y política a través de la cual las élites otomanas consolidaban su poder mediante amplias redes de patronazgo (Abou-El-Hajj 1974; Mantran 1997, IV: 568; Piterberg 2001; Murphey 2008; Brummett 2010; Nizri 2014; Hathaway 2016). En consonancia con lo anterior, se ha dedicado la segunda parte del estudio al examen de la familia de Uluç Ali: un entramado de hombres de confianza, renegados, cautivos cristianos, mercaderes y agentes diplomáticos que le permitió coordinar la política mediterránea de la Sublime Puerta de 1571 a 1587.14 El análisis del kapı se ha llevado a cabo en dos etapas: en primer lugar, se han catalogado los nombres y las funciones de quienes formaron parte de este grupo de poder. Si bien el tipo de relación que vincula al patrón de un kapı con sus clientes Para reconstruir las figuras clave de la política otomana y sus vínculos sociopolíticos con Uluç Ali, el examen de los datos hallados en la documentación veneciana se ha valido de manera particular de las voces contenidas en varias obras enciclopédicas sobre la historia otomana, entre ellas: Süreyya (1996); Türkiye Diyanet Vakfı İslam Ansiklopedisi (Estambul: Türkiye Diyanet Vakfı, 1988-2013); Gábor Ágoston y Bruce Masters (eds.), Encyclopedia of the Ottoman Empire (Nueva York: Facts On File, 2009); Encyclopaedia of Islam, 1.ª ed. (Leiden: Brill, 1913-1936); Encyclopaedia of Islam, 2.ª ed. (Leiden: Brill, 1965-1986); Encyclopaedia of Islam, 3.ª ed. (Leiden: Brill, 2007), https://referenceworks.brillonline.com/browse/encyclopaedia-of-islam-3. En cuanto a las cinco últimas enciclopedias mencionadas (TDVIA, EOE y EI, EI2 y EI3), a lo largo de este trabajo se citan de forma individual las entradas consultadas, identificadas en cada caso por su autor. 14 Es necesario recordar que la idea de analizar la familia del gran almirante otomano procede de las sugerencias expresadas por Veinstein (2010). 13
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suele designarse con un nombre específico en la documentación musulmana (tabī’), la total ausencia de este término a lo largo de la búsqueda en los archivos ha complicado esta parte de la investigación. Sin embargo, las fuentes estudiadas tanto en Simancas como en Venecia, junto con otras crónicas y documentos conservados en diversas bibliotecas y archivos privados de Madrid,15 han permitido constatar, conforme a las sugerencias propuestas por Tal Shuval (2000a, 2000b) en sus estudios, que muchos europeos convertidos al islam se identificaban no solo con su nuevo nombre musulmán, sino también con la etiqueta de «renegado de». Ser un renegado de alguien era simplemente el modo en el que los observadores occidentales describían la existencia de una relación de patronazgo entre el amo y sus esclavos convertidos. La anotación de todos aquellos que aparecieron en la documentación estudiada en los archivos de España e Italia como renegado de Uluç Ali, a los que se añaden los descritos como esclavo de, agente de, espía de o consejero de, ha posibilitado la recreación de parte de la estructura del kapı del renegado calabrés para el espacio mediterráneo. Tras clasificar a cada miembro según la función ejercida dentro del kapı, en segundo lugar, se ha estudiado la gestión económica y política de este grupo de poder para así subrayar cómo, a través de sus renegados, Uluç Ali pudo controlar y gestionar la cuenca mediterránea bajo la autoridad de la Sublime Puerta una vez que se acomodó en la capital otomana como gran almirante. El estudio del papel clave que Uluç Ali desempeñó en la política exterior osmanlí —llegó a ostentar los importantes cargos de gobernador de Argel y jefe del arsenal de Estambul— conduce a destacar una serie de contactos personales que ampliaron su red de poder más allá del circuito interno de su familia, compuesto por esclavos convertidos al islam y cautivos cristianos de su propiedad. Durante su estancia en Argel, se ilustran los tratos que desarrolló con diversos protagonistas —locales y no locales— para apoyar sus objetivos expansionistas en el norte de África. Al releer los acontecimientos relativos a la segunda revuelta de las Alpujarras (1568-1571) como una ocasión de la que Uluç Ali se aprovechó para marchar sobre el reino hafsí y conquistar Túnez en enero de 1570, se subrayan las relaciones que el entonces gobernador de Argel estableció con un grupo de mercaderes franceses que le proporcionó el material bélico para su empresa, así como con los moriscos granadinos recién sublevados o con los príncipes marroquíes de la dinastía saadí exiliados en Argel, quienes le brindaron la ocasión de encubrir su política privada bajo el digno papel de defensor de los pueblos musulmanes en su calidad de representante de los sultanes de Estambul en el espacio magrebí. A estas relaciones se han añadido también las consolidadas con los corsarios argelinos y con las huestes de jenízaros que se encontraban en la ciudad norteafricana con el objetivo de Conviene destacar aquí que a las fuentes estudiadas en Venecia y Simancas se suma un minucioso trabajo de búsqueda desarrollado en Madrid, en concreto, en la sección de manuscritos de la Biblioteca Nacional de España (BNE), en el Archivo y Biblioteca Francisco de Zabálburu (ABFZ) y en el Instituto Valencia de Don Juan (IVDJ). 15
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introducción
poner de relieve la importancia de ambos grupos para asegurar su permanencia al mando de la Argel otomana hasta los sucesos de Lepanto. Asimismo, tras su nombramiento como gran almirante, Uluç Ali integró en su red a capitanes de la flota otomana y gobernadores provinciales empleando los mismos mecanismos de patronazgo —meritocracia y favoritismo— que habían marcado el avance de su carrera política hasta aquel entonces. Esta vez, sin embargo, el favoritismo y la meritocracia se releen desde la perspectiva del patrón y no del cliente para entender cómo el gran almirante permitió a varios individuos beneficiarse de su protección y formar parte de su casa. De este modo, al analizar tales inclusiones, se puede explorar el influjo de los nuevos miembros de su kapı en el ejercicio de las diferentes tareas que encabezó en aguas del mar Egeo y del Magreb occidental. El apartado dedicado al análisis de su almirantazgo prosigue la reconstrucción del esqueleto de su kapı mediterráneo y examina con amplitud las estrategias de Uluç Ali para mantener el poder a pesar de la rivalidad con otros miembros de la corte estambuliota y para defender a su familia frente a una coyuntura económico-política que estaba a punto de ocasionar su relativa disolución. Tales estrategias se vinculan siempre al estudio de la red del renegado calabrés, ya que derivaban de diversas relaciones personales que abarcaban múltiples espacios y conectaban el litoral del Mediterráneo occidental con los centros de poder en la capital otomana. Por ello, se ha elegido diferenciar las maniobras de Uluç Ali según los problemas a los que tuvo que enfrentarse para proteger a su familia en tres ámbitos: el económico, el político y el diplomático. La defensa de su kapı, de hecho, comenzó a raíz de los problemas financieros derivados del parón de la política mediterránea que el Gobierno otomano emprendió desde finales de la década de 1570, pues, en lugar de seguir un costoso enfrentamiento naval con los Habsburgo, prefirió prestar más atención a sus fronteras asiáticas (Fleet 2013, 170-172). Con el fin de reavivar una línea política intervencionista en el ámbito marítimo, Uluç Ali empleó la red de espías que había diseminado por el Mediterráneo para que difundiese noticias e informaciones falsas —o, cuando menos, manipuladas— sobre los movimientos de las galeras de los rivales cristianos (Gürkan 2015b). Del mismo modo, se ha explorado cómo Uluç Ali intentó seguir gozando del favor de los sultanes para contrarrestar la envidia de los visires y la política que estos apoyaban en beneficio de sus respectivas familias. Una vez más, las relaciones establecidas por el renegado calabrés con algunos miembros de la casa osmanlí en el harem del sultán han sido útiles para vislumbrar la importancia de tales contactos informales, imprescindibles para sobrevivir en los laberintos de la corte otomana, como no hace mucho ha demostrado Evrim Türkçelik (2019) en su estudio sobre otro cristiano convertido al islam, el siciliano Cigalazade Yusuf Sinan Pasha. El último tipo de estrategia empleado para lograr objetivos personales y de grupo se refleja en el uso de la diplomacia. De hecho, entre 1577 y 1581 el gran almirante Uluç Ali [29]
uluç ali, el almirante del sultán
intentó obstaculizar los planes de los agentes de Felipe II para concluir una tregua con el sultán Murad III. El estudio de los documentos conservados en la Bibliothèque nationale de France relativos a la embajada francesa de Jacques de Germigny en Estambul (1579-1585) muestra las reglas y los protagonistas de una verdadera diplomacia intercultural a través de la relación entre el agente galo y Uluç Ali, así como los intentos de este último para reorientar la política de los osmanlíes hacia el Mediterráneo occidental (Gürkan 2015c).16 De este modo, se pretende arrojar una nueva luz sobre tales prácticas diplomáticas con el fin de mostrar la otra cara del Mediterráneo de la primera Edad Moderna: la del diálogo. Lejos de constituir la antítesis de aquel en el que Uluç Ali construyó su fortuna —el Mediterráneo del corso y del enfrentamiento políticoreligioso entre la Cruz y la Media Luna—, la dimensión diplomática representa un elemento complementario del conflicto militar que caracterizó al mundo mediterráneo moderno. Por tanto, el examen de esa vertiente completa el estudio de la figura de Uluç Ali; además, tal como han manifestado diversos trabajos en las últimas décadas, permite reflexionar sobre la diplomacia como una peculiar herramienta que los miembros del Gobierno otomano empleaban de manera pragmática a la hora de perseguir sus estrategias políticas y económicas (Casale 2010, 117-151; Atçil 2021). La figura de Uluç Ali, neófito musulmán, político de la Sublime Puerta y protagonista de la diplomacia imperial, se convierte así en el prisma necesario para analizar parte de su mundo a la luz de sus relaciones sociales, familiares y clientelares. En particular, el análisis de sus redes de poder, además de ilustrar cómo se desarrolló su vida política, brinda la oportunidad de subrayar algunas peculiaridades tanto del contexto mediterráneo como de la cultura otomana de la época. De esta forma se pueden releer con atención los procesos de acomodamiento de los convertidos europeos al islam en el mundo musulmán y la formación, por parte de estos, de influyentes grupos de poder capaces de insertarse en el circuito elitista del Imperio osmanlí de finales del siglo xvi.
Para orientar mi investigación en la Bibliothèque nationale de France, ha sido fundamental la lectura y el estudio de muchas fuentes ya impresas de finales del siglo xix y comienzos del xx sobre las relaciones entre la monarquía francesa y el Imperio otomano, como las obras de Charrière (1848-1860) y Castries (1905-1926). 16
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Tratamiento de las fuentes de archivo y otras cuestiones
E
n estas primeras páginas se ha pretendido contextualizar la perspectiva bajo la cual se ha abordado este estudio. A modo de cierre y con el fin de completar dicha tarea, se hace necesario detallar una serie de precisiones de carácter técnico relativas a cuestiones como el tratamiento de las fuentes de archivo, la edición y transcripción de textos o la terminología empleada. Por una parte, en cuanto a los textos citados a lo largo del libro, se ha procurado que las transcripciones incluidas se ciñan lo máximo posible al original, de modo que se han regularizado solo algunos aspectos de acentuación y puntuación para adaptarlos a los criterios actuales en aras de facilitar su lectura y comprensión. Asimismo, con el objetivo de uniformar la datación de todos los documentos citados, se han empleado de forma exclusiva los calendarios juliano y gregoriano (este último, a partir de octubre de 1582). Conviene precisar, por tanto, que la fecha atribuida a las fuentes de archivo venecianas no corresponde al estilo more veneto propio de la época (en el que los años no comienzan el 1 de enero, sino el 1 de marzo) y que, en la misma línea, la de los documentos otomanos no se indica según los años de la hégira. La conversión de las fechas islámicas a las cristianas se ha calculado mediante los recursos digitales que ofrece la plataforma en línea Digital Ottoman Studies (https://www.digitalottomanstudies. com/calendar-converters). Por otra parte, cabe destacar que tanto los términos turco-otomanos o árabes como los antropónimos propios de los personajes históricos procedentes de contextos geopolíticos musulmanes se han reproducido conforme a la formulación estándar con la que aparecen en las principales enciclopedias y textos de referencia que se recogen en la bibliografía final de esta monografía. Además, todos los términos de procedencia islámica empleados a lo largo de la obra se han recopilado en un glosario en el que se ofrece una explicación precisa de cada vocablo a partir de su uso en este libro. En cuanto a otros personajes tales como cristianos convertidos al islam, corsarios magrebíes, espías y todo el amplio abanico de agentes fronterizos del Mediterráneo del siglo xvi, se han empleado los antropónimos que aparecen en la documentación analizada, siempre y cuando la más reciente producción historiográfica no recoja su versión estandarizada. [31]
uluç ali, el almirante del sultán
Mención especial merece el caso del protagonista de nuestro relato histórico, a quien se ha optado por designar en un primer momento con su nombre cristiano (Giovanni Dionigi Galeni) —hasta la fecha de su conversión— y, después, con su nombre de neófito musulmán (Uluç Ali). Para evitar incomprensiones y homogeneizar las referencias en el texto, el nombre Uluç Ali se ha empleado también en el relato de los hechos posteriores a 1571, cuando el sultán otomano le otorgó el epíteto de Kılıç.
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Primera parte. El hombre
Aluchali, que agora es Rey de Argel, es natural de la tierra delle Castelle de la provincia de Calabria ultra, llamavasse por nombre Dionisio Galea, el qual siendo de hedad de 18 años fue tomado de la armada de Barbarroxa quando se tomó su tierra, que fue en el año 1536 en el mes de Agosto a los 28.1
E
n el invierno de 1569, Alonso Sánchez, tesorero del reino de Nápoles, acababa de volver de la provincia de Calabria Ultra, donde había cumplido con una misión ordenada por el virrey Per Afán Enríquez de Ribera, I duque de Alcalá (Sola 2017). El objetivo de ese viaje había sido encontrar más informaciones sobre el nuevo beylerbey (‘gobernador general’) de la provincia otomana de Argel con el fin de abrir un canal de comunicación con él e intentar bloquear las ayudas que, desde el norte de África, estaban alimentando la contemporánea revuelta morisca en la comarca granadina de las Alpujarras (Domínguez Ortiz y Vincent 1985, 35-50). Tal como destacaba el informe de Alonso Sánchez, el entonces gobernador argelino era un renegado que había nacido en Le Castella, un pequeño pueblo situado justo al comienzo del tacón de la península itálica, cerca de la ciudad de Crotona. Su nombre cristiano había sido Dionisio Galea (Dionigi Galeni), pero, tras su conversión a la fe islámica, se le conocía como Aluchali o, mejor dicho, Uluç Ali. Sin embargo, este calabrés no fue uno más entre los numerosos convertidos que poblaron el Mediterráneo del siglo xvi. Desde el día en que fue capturado por los corsarios argelinos que colaboraban con la armada del gran almirante otomano Hayreddin Barbarroja, Galeni protagonizó en poco más de treinta años una extraordinaria carrera en la Administración de los osmanlíes. El título de beylerbey de Argel que se le otorgó en la primavera de 1568 confirmaba a las autoridades de la Monarquía Hispánica la increíble trayectoria sociopolítica que estaba desarrollando este neófito musulmán en la otra orilla del mar. Recorrer la historia tan peculiar de este hombre implica recorrer al mismo tiempo la historia de las ciudades norteafricanas por las que pasó tras su conversión a la fe islámica, del Imperio osmanlí, en el que alcanzó importantes oficios militares y administrativos,
«Relación que hizo el tesorero Alonso Sánchez», s. l., ca. 1568-1569, s. n., leg. 487, E, AGS. El documento se reproduce en el Anexo I. 1
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uluç ali, el almirante del sultán
y, en general, del Mediterráneo turco-berberisco del siglo xvi. Por tanto, es impensable analizar el caso de Dionigi Galeni, alias Uluç Ali, sin entender de forma plena el contexto en el que vivió, ya que solo desde ese diálogo entre el individuo y su entorno se puede arrojar luz sobre los procesos sociopolíticos que le permitieron integrarse en una nueva sociedad y, además, acomodarse en ella y ascender los escalones del organigrama imperial de los sultanes de Estambul para devenir uno de sus principales protagonistas.
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I. El proceso de islamización
C
uando la expansión otomana, a principios del siglo xvi, proyectó la sombra del sultán de Estambul sobre gran parte de la costa sur del Mediterráneo, el proceso de islamización de las comunidades árabes del Magreb y de Oriente Medio había concluido desde hacía tiempo. En el mundo mediterráneo de principios de la Edad Moderna, por tanto, la mayoría de las conversiones de cristianos al islam no fueron el producto de una conquista territorial por parte de una autoridad musulmana como había ocurrido y estaba ocurriendo todavía en los Balcanes (Gradeva 2000; Minkov 2004; Krstić 2011),1 sino la consecuencia de una al-jihad fi’l-bahr, una guerra santa conducida en el mar. Mientras que, en el contexto balcánico, los osmanlíes optaron por combinar la ley islámica —imponiendo la obligación de pagar un tributo a todos aquellos que no eran musulmanes— con las necesidades militares de un imperio emergente —enrolando a parte de la población a través de la famosa institución del devşirme—, en el área mediterránea la situación era bastante diferente (Schmitt 2016; Filipović 2018).2 Las continuas expediciones de la flota otomana para atacar los dominios de los Habsburgo, además de las acciones de saqueo en las costas europeas auspiciadas por los corsarios musulmanes, determinaron un aumento considerable del número de prisioneros cristianos. Las condiciones en las que se encontraban estos esclavos del corso, como recordaba Paolo Giovio (1550-1552, II: 206), suponían la mayoría de las veces una presión psicológica tal que les inducía a la apostasía: «Tedio praedurae servitutis ad Mahometis sacra defecissent». Teniendo en cuenta que la visión cristiana de este fenómeno se vio determinada por el contexto de enfrentamiento político y religioso entre el Imperio otomano y la Monarquía Hispánica, en las siguientes páginas se tratará de iluminar el variable proceso de islamización emprendido por quienes, en la mayoría de los casos, se vieron obligados a iniciar una nueva vida en las ciudades norteafricanas bajo el control de la Sublime Puerta. Su experiencia contrasta de forma Sin embargo, como ha señalado Gilles Veinstein (2017b, 71-76), cabe destacar que el fenómeno de las conversiones al islam en los Balcanes fue escalonado en el tiempo y, desde luego, no fue el resultado de una acción coercitiva planificada por el gobierno otomano. 2 En general, sobre la expansión territorial del Imperio otomano a lo largo del siglo xvi, véanse İnalcık (2003, 23-40) e Imber (2002, 44-66). 1
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uluç ali, el almirante del sultán
sustancial con la de aquellos que pasaron por el devşirme, que se apoyaba en una rígida práctica administrativa destinada a la conversión religiosa y a la educación sociopolítica de jóvenes cristianos arrancados de sus familias con el fin de que se convirtieran en perfectos musulmanes y otomanos leales solo a la casa osmanlí (Ágoston 2009a; Yilmaz 2015; Veinstein y Borromeo 2020, 323-386). En cambio, la trayectoria de los que abrazaban la fe islámica tras caer en manos de los corsarios turco-berberiscos variaba según las habilidades del individuo, el lugar y la coyuntura del momento. Estas tres variables, por tanto, se convierten en elementos fundamentales a la hora de analizar lo que se identifica como islamización mediterránea. 1. Una islamización mediterránea: de cautivo a mühtedi En el apartado de la Topographia e Historia general de Argel dedicado a la historia del Gobierno de Uluç Ali, Diego de Haedo (1612, fol. 77v.) dedicaba un amplio espacio a la conversión del renegado calabrés. Su paso a la fe musulmana había sido inducido por los maltratos recibidos tanto por parte de sus compañeros cristianos, que —se supone— no querían comer con él porque padecía tiña, como por parte de los corsarios y cómitres de la galera donde bogaba. La violencia física y psicológica sufrida a lo largo del cautiverio representaba, según muchos de los cronistas occidentales, la principal explicación de las conversiones al islam (Bunes Ibarra 1999). Esa supuesta interpretación se basaba en numerosos testimonios de mercaderes, soldados, redentores, excautivos y viajeros que, al regresar del norte de África a los puertos del litoral europeo, daban cuenta de lo que habían visto o escuchado a lo largo de sus estancias en el Magreb. Así, por ejemplo, en un aviso enviado desde Cerdeña en el verano de 1550 al Consejo de Estado de la Monarquía Hispánica, unos mercaderes referían, después de haber dialogado con un grupo de individuos recién rescatados de los baños de Argel, que «se haze tan mal tractamiento a los captivos christianos que no basta paciencia ninguna a tolerarlo y que assí en su presencia vieron renegar passados de sesenta christianos».3 Además, tal como se refleja en un manuscrito anónimo del siglo xvii, el contenido de esas noticias revestía cada vez más solidez cuando se difundía de manera oral entre la población a través de canciones religiosas relacionadas con el tema de la apostasía: Reniego de Dios eterno estando en Argel cautivo porque fuese renegado con intento muy deñado 3
«Primero aviso de África que embió el virrey», Cagliari, 6 de agosto de 1550, s. n., leg. 475, E, AGS. [38]
i. el proceso de islamización
me daban tormento esquivo y martirio no pensado.4
Por tal razón, también en otra crónica de la época, la del soldado asturiano Diego Suárez Corvín, se relataba, al igual que en la de Haedo, que la causa de la conversión de Galeni había sido inducida por una bofetada. Según cuenta Suárez ([1601] 1889, 347-348), el cautivo calabrés había decidido renegar de la fe católica «por vengarse» de la afrenta sufrida a manos de un corsario mientras remaba en una de las galeras de la flota argelina. Los tormentos, las torturas y las humillaciones de cualquier tipo no eran los únicos factores que determinaban la conversión a la fe islámica conforme a la visión que se estaba consolidando. Según relatan los cronistas occidentales, la desesperanza por no ser confortado o rescatado por los predicadores o mercaderes era otra causa que conducía a una continua pérdida de los valores cristianos y a su sustitución por los musulmanes (Haedo 1612, fols. 135v-136r). En 1550, un espía español en Argel narraba en su aviso que un gran número de cristianos se estaba convirtiendo al islam a causa del «poco remedio que de tierra de cristianos le enviaban para les [re]scatar por via de limosnas ni de otra manera».5 El factor de la falta de rescate como causa de la conversión se podría haber usado también a la hora de relatar el caso de Galeni, ya que, si bien el precio de su liberación no debió de ser muy elevado a causa de su origen humilde, el calabrés difícilmente habría podido esperar que alguien lo rescatara (Martínez Torres 2004a, 62). De hecho, como él, parte de su familia había sufrido de manera directa los efectos del saqueo otomano de Le Castella en 1536: su padre, Birno Galeni, había muerto intentando defender su pueblo junto a otros vecinos, mientras que su madre, Pippa de Cicco, y sus hermanos siguieron su mismo destino como cautivos en la galera del corsario griego Ali Ahmed (Valente 1960, 33-38; Mafrici 2021, 21-30). Otros parientes, entre ellos sus tíos maternos Enrico De Rassis y Paulo Belhomo, lograron salvarse del ataque de la flota al mando del gran almirante Hayreddin Barbarroja, pero pronto dejaron su hogar y su trabajo en la ya destruida Le Castella y se mudaron con sus respectivas familias a lugares del interior —Santa Severina e Isola—.6 Como parte del flujo migratorio generado por aquellos que eligieron vivir más seguros en lugares alejados de la costa, los núcleos familiares De Rassis y Belhomo se centraron en su traslado en lugar de pensar en cómo rescatar a su hermana y sus sobrinos (Mafrici 1995, 57-87, 247-269). Si los miembros de su familia que no habían caído en manos de los otomanos no se preocupaban por encontrar los medios económicos para liberarlo, Galeni tampoco podía confiar en las instituciones napolitanas. A comienzos del siglo xvi, en el reino de
«Cancionero religioso», s. l., siglo xvii, fols. 312v-313r, Manuscrito 861, BNE. «Testimonio de catibos de Arjel», Argel, 12 de marzo de 1550, doc. 11, leg. 40, GM, AGS. 6 «Relación que hizo el tesorero Alonso Sánchez», s. l., ca. 1568-1569, s. n., leg. 487, E, AGS. 4 5
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uluç ali, el almirante del sultán
Nápoles aún no existían congregaciones que se dedicasen a recoger limosnas para liberar a los cristianos en manos de los musulmanes, ya que una de las primeras, la Santa Casa della Redenzione dei Cattivi, no fue instituida hasta finales de la década de 1540 (Varriale 2015a). Antes de eso, las misiones eran mucho más discontinuas y adolecían de una evidente falta de organización, además de que se preocupaban sobre todo por rescatar a oficiales militares de alto linaje que habían sido capturados en la frontera magrebí (Bosco 2018, 91-92). En consecuencia, un barquero calabrés quedaba al final de la ficticia escala de prioridades que hubieran podido aplicar las órdenes de los trinitarios y de los mercedarios, el reino de Nápoles o, más tarde, la citada Casa della Redenzione dei Cattivi para elegir a quién rescatar (Boccadamo 1985). Aunque las violencias sufridas y la desesperación de no ser rescatado debilitaban el ánimo del cristiano, para sacerdotes y teólogos católicos renegar de la fe romana demostraba cómo el individuo no había sabido renunciar a las tentaciones de la secta de Mahoma (Rostagno 1983; Scaraffia 1993). En esa relectura del fenómeno de la apostasía, el acto de abjurar del catolicismo no solo derivaba de las presuntas promesas de riqueza y libertad ofrecidas por los musulmanes, sino también del papel seductor y engañoso desempeñado por las mujeres de fe islámica (Postel 1560, 39-40; Gracián 1597, 27). La mujer, que en la mentalidad cristiana seguía siendo la descendiente de Eva y la culpable del pecado original, en el contexto musulmán se convertía también en la figura que inducía al hombre a renegar de su credo. Este tópico literario se replicó en uno de los relatos biográficos dedicados a la vida de Galeni, una obra escrita a principios del siglo xvii por el abad calabrés Gian Giacomo Martini que se habría perdido si el sacerdote Domenico Martire no la hubiese insertado en su Calabria Sacra e Profana.7 Según las palabras de Martini transcritas por Martire, Galeni, considerado enfermo debido a la tiña, fue vendido al corsario Giafer tras la expedición otomana en aguas italianas. Sin embargo, como Giafer no pudo disfrutar de Galeni en sus galeras, decidió dejarlo en su casa para que se recuperase con las curas de su esposa Martama. Esta mujer no solo intentó sanar al joven calabrés, sino que también le aconsejó convertirse para salvar la vida cuando Galeni mató a un compañero de cautiverio durante una pelea motivada por los celos y la envidia: Giandionigi cadde ammalato: laonde partito il padrone, il lasciò raccomandato a Martama sua moglie […]. Ma essendovi in casa due altri schiavi, l’un Siciliano di Noto, l’altro Napoletano, costoro postisi in gelosia, e invidiosi col suo stato, il maltrettarono con villanie in tal guisa che, un giorno innanzi al padrone per alcune parole il Napoletano die’ uno schiaffo a Giandionigi. Ma costui Domenico Martire, Calabria Sacra e Profana, s. l., 1677-1704, fols. 554r-555v, sezione C 1/3, Manoscritti Rari, ASCo. El documento se reproduce parcialmente (fols. 554r-555r) en el Anexo II.
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i. el proceso de islamización
tutto che fosse convalescente, gli replicò con un pugno sì gagliardo, che fello subitamente morire. Tosto carcerato Giandionigi fu in pericolo di perder la vita, se in tal’emergentia non si fosse servita Martama dell’occasione, con indurlo a rinegar la fede.8
Este pasaje, aunque breve, permite observar cómo las tres causas principales que, en la mentalidad católico-cristiana de la época, llevaban a un cautivo a la apostasía se mezclan en el relato de la vida de Galeni. Al ser un pobre marinero, feo y de salud más bien precaria, resulta claro que el calabrés no fue destinado a ser ni un cautivo del almacén —los esclavos sin dueño que se empleaban en las obras públicas de las ciudades magrebíes— ni tampoco un cautivo forzoso, es decir, propiedad de la autoridad gubernativa musulmana (Martínez Torres 2004b). Del mismo modo, su deficiente condición física impedía que el corsario que lo hubiese cautivado lo entregara como presente al gobernador local o al sultán de Estambul, según era tradición con el fin de demostrar su fidelidad a los miembros de la dinastía osmanlí (Junne 2016, 83-84). Por eso, en calidad de aguatis (‘esclavo puesto en libre venta a privados’), el calabrés fue vendido a otro corsario y destinado a bogar en su galera y a servir en su casa. Allí fue donde recibió los maltratos y violencias de otros dos esclavos que, con elevada probabilidad, ya habían renegado de la fe cristiana, puesto que la cárcel y la pena de muerte se reservaban a un cautivo cuando hubiese golpeado o matado a un musulmán y no a otro cristiano (Haedo 1612, fols. 15r-v). Por último, no falta como tercer elemento la presencia de la mujer que no salva la vida a Galeni, sino que lo empuja hacia la apostasía al ofrecerle renegar de su fe en lugar de arrostrar el martirio. Sin embargo, esta perspectiva estereotipada del cautiverio del calabrés tergiversa lo que ocurría en el contexto turco-berberisco en el que se desarrolló su experiencia y ofrece una visión que persigue justificar lo injustificable para la doctrina católica: la adulación del falso profeta Mahoma (Masini 1621, 241-246). La incongruencia entre la visión cristiana del fenómeno de la conversión y la de la otra orilla del Mediterráneo procedía de un conocimiento «abstracto y retórico» del islam contemporáneo por parte de los europeos (Heyberger, García-Arenal y Vismara 2009, XI). Se pensaba que las autoridades musulmanas estaban dirigiendo un proceso de conversión en masa de los cautivos parecido al de los emiratos magrebíes durante la gran expansión árabe de los siglos medievales. La idea cristiana, de hecho, se remontaba a la aslama, la islamización política, religiosa y cultural de los territorios norteafricanos conquistados por los musulmanes en la Edad Media (Burns 1972; Baer 2014, 27). No obstante, la religión islámica, entonces
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Ibidem. [41]
uluç ali, el almirante del sultán
como ahora, no obligaba a un cristiano, fuera o no libre, a convertirse.9 La existencia en los territorios bajo la sharía del estatus de dhimmi permitía a las denominadas gentes del Libro —cristianos y judíos— quedarse en los dominios de la Dar al-Islam pagando un tributo (jizya) como signo de aceptación de la superioridad de Alá sobre las otras confesiones (Bosworth 1982; Friedmann 2012). De esta manera, solo se podía vivir en una sociedad musulmana manteniendo el credo originario si se aceptaba ver los propios derechos jurídico-sociales sumamente limitados respecto a aquellos de los vecinos de fe islámica (Aillet 2013; Rustow 2013). En cuanto a los cautivos cristianos, las autoridades nunca habrían aplicado una política de conversión forzosa, ya que esto habría hecho tambalear todo el sistema socioeconómico basado en la esclavitud que regía la sociedad islámica magrebí de aquel entonces (Gordon 1989, 29). De hecho, los cautivos europeos capturados durante las operaciones de corso, además de mover con su fuerza física los remos de las galeras musulmanas, realizaban trabajos diversos dentro de las murallas de las ciudades berberiscas con el fin de obtener la comida necesaria para sobrevivir (Aymard 1974; García-Arenal y Bunes Ibarra 1992, 220-238). Algunos de ellos, tal como relataba en 1548 el excautivo genovés Aloisio, trabajaban en el arsenal de Argel una vez que, al comienzo del periodo otoñal, concluían las operaciones en el mar.10 Allí sus tareas iban desde la recogida de madera en las montañas de la Cabilia hasta la elaboración del material para construir y calafatear los barcos (Friedman 1980; Roberts 2017, 149-150). En 1539, el maestro carpintero Bautista, otro cautivo, fue obligado, apenas llegó encadenado a Argel, a cortar madera para hacer una galera junto a otros «tres maestros cristianos y un moro».11 Pese a la visión exagerada y tergiversada de algunas crónicas de la época que reafirmaban de manera prolija cómo los cristianos sufrían violencias de cualquier tipo a manos de los musulmanes, los testimonios de archivo cuentan una historia muy diferente y, quizá, más cercana a la realidad de los hechos. Según Jayme de Mataró, patrón de un barco que estuvo un mes y medio en Argel en 1551, los argelinos no vejaban a los cautivos. De hecho, el testigo contó a las autoridades del puerto de Barcelona que el beylerbey incluso «manda que ninguno los trate mal de obra ni de palabra».12 «Nada de violencia en religión. El camino verdadero se distingue bastante del error. El que no crea en Thagut y crea en Dios, habrá asido una asa sólida y libre de toda rotura. Dios lo oye y lo conoce todo» (El Sagrado Corán 2009, sura II: 256). En particular, sobre el concepto de tolerancia religiosa en las tierras bajo los osmanlíes, véase Veinstein (2017a). 10 «Relazione di Aloisio genoisi lo quale dichi esser stato xi anni captivo sopra la galeotta del zoppo, cavata de una carta del baron de Veria per sua excelencia delli xviiii di setembro 1548», s. l., 19 de septiembre de 1548, doc. 157, leg. 33, GM, AGS. 11 El conde de Alcaudete a Carlos V, Orán, 22 de septiembre de 1539, doc. 147, leg. 467, E, AGS. 12 «Lo que Jayme, marqués de Matarón, patrón de su navío, depuso en Barçelona biernes a cinco días del mes de junio 1551», Barcelona, 5 de junio de 1551, doc. 88, leg. 41, GM, AGS. 9
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Por tanto, se puede suponer que el acto de apostasía de Galeni no fue forzado por nadie. Su conversión tuvo lugar en un tiempo en el que el número de esclavos cristianos y de cristianos convertidos al islam en los territorios otomanos del norte de África se incrementaba en concordancia con una renovada expansión mediterránea del Imperio osmanlí (Kafadar 1995, 118-150; Lowry 2003, 55-94). En esa coyuntura, su conversión confesional no comprometía el equilibrio social entre cautivos y hombres libres como sí acaeció en las décadas sucesivas, cuando el total de los cautivos superó los dos tercios de la población en algunas áreas del Magreb otomano y transformó a los individuos cautivados en una mercancía que permitía a las ciudades litorales desarrollar una economía de supervivencia (Davis 2001; Boubaker 2005). Por ello, se puede notar cierta propensión de las autoridades musulmanas a supervisar las conversiones religiosas para preservar una fuerza laboral esclavizada que trabajase para el resto de la comunidad. A comienzos del verano de 1550, el beylerbey de Argel, Hasan Pasha, tuvo que suspender las licencias que el Gobierno concedía a los cristianos para convertirse al islam, ya que en menos de dos meses casi ciento sesenta personas habían renegado y dejado el puerto desprovisto de mano de obra con la que calafatear y construir las galeras: Desde diez y nueve de febrero pasado, que fue primero de quaresma, hasta domingo yn albis, que fue a doze de abril, renegaron la fee de Jesu Cristo çiento y sesenta cristianos; y éstos con tanta dessoluçión que avía día de seys, y de diez, y de quinze juntos. Y domingo de ramos fueron veynte y ocho juntos, y domingo yn albis fueron treynta e ocho juntos. Eran tantos los que se yban a tornar moros que el rey no sabía que hazerse, y fuele aconsejado que no diese más liçençias por que no le quedavan más cristianos.13
Este ejemplo ayuda a comprender mejor el contexto en el que se produjo la conversión de Galeni. La orden que dio Hasan Pasha al cautivo genovés Jacopo Bugo, escribano y guardián del baño de Argel, de pregonar el edicto con el que se eliminaba el permiso de renegar —«hasta en treinta días cumplidos»—14 destaca que el acto de conversión no era arbitrario, sino una operación administrativa reglamentada por el Gobierno local.15 El paso a la fe islámica para los cautivos no se entendía entonces como un sinónimo de libertad, sino como un elemento que permitía cambiar la condición jurídica que tenía el sujeto y confirmar su integración en una comunidad musulmana Ochoa Pérez al arzobispo de Toledo, Argel, 1 de junio de 1550, s. n., leg. 475, E, AGS. «Testimonio de catibos de Arjel», Argel, 12 de marzo de 1550, doc. 11, leg. 40, GM, AGS. 15 En cuanto a esta regulación por parte de las autoridades islámicas, véase Tramontana (2014, 45-47). En otro de sus estudios, la historiadora Tramontana (2008) explica cómo las autoridades locales del Magreb prohibían la conversión de los esclavos cristianos para evitar la escasez de mano de obra y para seguir cobrando las tasas por el rescate de cautivos. 13 14
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(Puente González 2000; Tramontana 2008, 64; Simonsohn 2017).16 Tras abrazar la nueva fe, el neófito (mühtedi) recibía de manera formal el apodo ben ‘Abd Allah (‘hijo de Alá’) como un símbolo de la acogida del nuevo miembro en la sociedad islámica (Merouche 2007, 130-131). Conforme a esta perspectiva, es indudable que la conversión de Galeni había sido un acto bilateral, no arbitrario ni impuesto: por un lado, este disfrutó de la posibilidad de acomodarse en una sociedad en la que adquirió un estatus que le permitiría gozar de una mayor movilidad social; por otro lado, las autoridades musulmanas lo reconocían como un mühtedi y, por tanto, parte integrante de su colectividad. El neófito, aunque era reconocido como parte de la sociedad en calidad de ben ‘Abd Allah, quedaba de manera informal vinculado a la figura de su dueño, porque legalmente seguía siendo uno de sus esclavos. Pese a que no se dispone de informaciones detalladas sobre el momento real de la conversión de Galeni, las palabras del jesuita Blas Vayllo, referentes al intento de conversión de su compañero Ramón durante su cautiverio argelino, aclaran para el caso del calabrés la existencia de esa relación con el dueño: Cuando le sacaron (a Ramón, compañero de los jesuitas) a vender, fue tanto el concurrio de gente que acudió a comprarle que nunca tal se a visto en Argel. Entre otros, llegó un capitán de los turcos, rico y de grande autoridad, en cuyo poder al fin quedó, el qual llebándole a su casa le dixo así: “Ramón, no tengo hijos ni mujer, he os comprado para que volviéndoos turco seáis heredero de mi casa y hazienda”, y diziendo [esto] y haviéndole desnudo por fuerça de sus pobres vestidos, y le vistió ricamente como turco, y rayéndole la cabeça le dexó la mata de cabellos que los turcos usan.17
El mensaje que se esconde entre líneas subraya la importancia de la dimensión social de la conversión. El dueño de Ramón no proponía a su esclavo «volverse o hacerse turco» para que el islam ganase un fiel más al rival cristiano, sino para consolidar una relación personal con el fin de que este entrara a formar parte de su familia y así heredar sus bienes a consecuencia de la supuesta confianza que depositaba en él. De hecho, estamos ante la configuración de un vínculo entre dueño y esclavo que, si bien plasmado por la pluma de un jesuita y cargado de la retórica cristiana, refleja el proceso de inclusión del neófito tanto en la sociedad musulmana del Magreb como en la familia de su amo (Dakhlia 2001). Este rasgo cultural se puede encontrar también en la experiencia del cautiverio de Galeni cuando el turco Giafer depositó su confianza en él y lo acogió en su casa como servidor doméstico. Además, los buenos servicios prestados por Tramontana (2008) aclara muy bien que, según la sharía, la posesión de un esclavo neófito musulmán por parte de otros musulmanes solo se permitía si la conversión al islam ocurría tras la esclavización. 17 «Relación del captiverio de los religiosos de la Compañía de Jesús en Argel, año 1609», Argel, 12 de enero de 1609, doc. 6, caja 185, Altamira, ABFZ. 16
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Dionigi en el hogar de su dueño favorecieron cierta intimidad entre ambos. La relación, según Martire, había evolucionado tras el primer periodo que el calabrés pasó en el nuevo entorno familiar: «Tornato intanto Giafer, e havute buone relationi de’ portamenti di Giandionigi, cominciò a ben trattarlo, assai più che per il passato».18 Con elevada probabilidad, la conversión de Galeni tuvo lugar a lo largo del tiempo que pasó en compañía de la parentela de Giafer. La casa del dueño, de hecho, era el espacio donde ocurría el verdadero proceso de islamización, ya que, muy a menudo, la convivencia en un determinado círculo familiar o social empujaba a dar el primer paso hacia la nueva fe (Bennassar y Bennassar 1989, 325; Ginio 2001; Krstić 2009, 42). Una de las más detalladas reconstrucciones de la ceremonia privada de la conversión la ofrece Diego de Haedo. Según el autor de la Topographia, el ritual se comparaba con una fiesta en la que el dueño del esclavo invitaba a familiares y amigos a cenar en su casa (Haedo 1612, fol. 10r). De manera evidente, estos invitados desempeñaban el importante papel de testigos del acto de conversión, ya que la presencia de estas figuras era necesaria para certificar que el neófito hubiese pronunciado la profesión de fe o shahāda (Gimaret 1997, IX: 201; Martínez Torres 2004a, 121). Cuando terminaba la comida, comenzaban los actos de la circuncisión, es decir, la conversión física, y de la shahāda, la conversión verbal. Tras esas dos etapas, el neófito, según el grado de familiaridad del que gozase con su dueño, se quedaba en la misma casa o bien se trasladaba a un lugar contiguo que hospedaba a la mayoría de los esclavos. Por último, la ceremonia concluía con la entrega al mühtedi de varios presentes ofrecidos por los invitados. Si bien Haedo no subraya en su relato un elemento tan fundamental como el cambio de indumentaria —la conversión visiva—, en la lista de los regalos recibidos por el neófito destaca de forma clara la presencia de «barretas» (‘gorras’), «borzeguines çapatos» (‘zapatos de cuero’), «tocas» (‘telas para el turbante’), cintas, camisas y «pañizuelos» (‘pañuelos’), todos ellos objetos que, una vez puestos y llevados por la calle, exteriorizaban una vez más el cambio de fe. El hecho de vestirse con la indumentaria propia de la cultura islámica ofrecía un fuerte significado religioso, ya que, según la fatwā (‘pronunciamiento legal’) emitida por el şeyhülislām Ebüssuûd Efendi, ponerse vestimentas de estilo musulmán era suficiente para confirmar la intención de un no musulmán de convertirse (Graf 2017a, 66). Aunque Brantôme afirmó en sus Oeuvres complètes que Galeni se puso un turbante solo para cubrir los signos que la tiña le había provocado en el cuero cabelludo,19 es concebible que esa indumentaria simbolizase para él el comienzo de una nueva vida y representase Domenico Martire, Calabria Sacra e Profana, s. l., 1677-1704, fol. 554v, sezione C 1/3, Manoscritti Rari, ASCo. «Je croy qu’il prit le turban plus pour cacher sa tigne, qu’on disoit l’avoir gardée toute sa vie sans s’en deffaire, que pour autre chose; et bien qu’il fist bonne mine de rénégat, il ne quitta jamays sa religion ou christianisme. Je l’ay ainsi ouy de M. de Dacqs, ambassadeur pour le roy en Levant, qui l’avoit veu à Constantinople» (Bourdeille de Brantôme 1864-1882, II: 63). 18
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para la comunidad la señal de su definitiva adhesión al islam. De hecho, el ceremonial de la conversión se desarrollaba tanto a través de la deconstrucción de los credos y las costumbres cristianos como por medio de una serie de actos simbólicos paralelos destinados a reconstruir una nueva identidad no solo como musulmán, sino también como turco-berberisco (Minkov 2004, 125-158; Baer 2011, 14; Landweber 2016). El acto central de esa fase de reconstrucción identitaria preveía también la atribución al neófito de un nombre musulmán. Para Dionigi Galeni se eligió Uluç Ali: un oxímoron formado por la unión de un nombre de alto valor religioso (Ali) con el término despectivo uluç, cuyo significado es ‘apóstata’ o ‘extranjero’ (Bennassar 2015). Ese nombre resuelve varios enigmas relacionados con el primer periodo de vida de Galeni en la otra orilla mediterránea. Dado que la palabra uluç procedía del contexto norteafricano, donde se usaba con frecuencia para designar a hombres infieles y profanos (Bostan 2022c), parece indudable que la conversión de Galeni tuvo lugar en esa área geográfica. Esta localización permite además aclarar las figuras de sus primeros dueños: Ali Ahmed, a quien las principales fuentes cristianas indican como el corsario griego que lo había capturado durante el sitio de Le Castella, sería Deli Ahmed, almirante de la flota argelina en la década de 1540;20 y Giafer, el hombre a quien fue vendido y bajo cuyo dominio se convirtió, sería con elevada probabilidad Deli Cafer, un corsario argelino activo en los puertos de Berbería a lo largo de la primera mitad del siglo xvi y uno de los más fieles capitanes y consejeros de Turgut Reis (Salazar 1552, passim). Por tal razón, se puede resumir que Galeni, cautivado durante el ataque otomano a las costas del reino de Nápoles en 1536, no se trasladó nunca a Levante con la armada de Hayreddin Barbarroja, como señaló Georges d’Armagnac, embajador francés en Venecia, en su carta a Francisco I.21 Por el contrario, fue llevado al norte de África, donde pasó de las manos del capitán Deli Ahmed a las de Deli Cafer tras el habitual reparto del botín acopiado por los corsarios argelinos que se habían unido a la flota otomana para las operaciones del verano (Manca 1982, 61-64). De hecho, si bien no conocemos con exactitud dónde y cuándo ocurrió el cambio de fe, todos estos datos proporcionan una serie de elementos gracias a los cuales se puede datar la apostasía del calabrés entre finales de la década de 1530 y comienzos de la de 1540, cuando ya se tiene la primera noticia de la actividad corsaria de Uluç Ali (Sola 2010, 64). El evento se puede ubicar en la ciudad de Argel (Figura 1.1), debido al oficio llevado a cabo por Deli Ahmed, o bien en Yerba (Figura 1.2), donde se encontraba el principal núcleo de corsarios bajo el mando de Turgut Reis (Martín Corrales 2014).
«El traslado de la carta del príncipe Andrea Doria enbiada por el Rey de Argel», Argel, 20 de junio de 1548, s. n., leg. 473, E, AGS. 21 Georges d’Armagnac a Francisco I, Venecia, 19 de septiembre de 1536, documento publicado en Charrière (1848-1860, I: 317). 20
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Figura 1.1. La ciudad de Argel en un detalle de la obra cartográfica de Pîrî Reis Kitâb-i Bahriyye, s. l., 1525-1526 (fol. 318r, Supplément turc 956, DM, BNF).
Figura 1.2. La isla de Yerba en un detalle de la obra cartográfica de Pîrî Reis Kitâb-i Bahriyye, s. l., 1525-1526 (fol. 335r, Supplément turc 956, DM, BNF). [47]
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2. Formación marinera y movilidad social: Uluç Ali, hombre de Turgut Reis A la luz de lo expuesto, la aceptación de la fe islámica por Galeni no se debe leer como el producto de una elección personal influenciada por la falta de quien lo pudiese rescatar o por la dureza psicofísica de sus primeros momentos en el norte de África en calidad de cautivo cristiano, sino como el resultado de una decisión tomada por su amo —en la medida en que el calabrés era un individuo de su propiedad— y, luego, aceptada y ratificada por la Administración local. Es muy probable que Deli Cafar ya hubiese experimentado y puesto a prueba la fidelidad de otros mühtedi, ya que los corsarios berberiscos necesitaban, además de un grupo de cautivos para mover sus galeras, también un conjunto de renegados con el que planear las futuras incursiones en el mar. Por tal razón, integrar en la familia a otro convertido no se percibía como un riesgo, sino más bien como un modo de ampliar sus objetivos. Deli Cafar era un corsario, y autorizar la conversión de un esclavo con supuesta formación marinera tenía como finalidad disponer de un nuevo ayudante para sus acciones de corso en el Mediterráneo. Galeni, en efecto, conocía bien tanto el arte de la navegación como el litoral calabrés, los puertos y las principales rutas marítimas que hacían los mercaderes —como su padre Birno— para transportar las mercancías. De hecho, la mayoría de las operaciones navales que los corsarios musulmanes emprendían contra los litorales cristianos tenían un elevado porcentaje de éxito, ya que tales correrías estaban planificadas con precisión en gran medida gracias a las informaciones de los cristianos convertidos al islam, en cuanto «muy platicos en las riberas, marinas y costas de toda la cristiandad» (Haedo 1612, fol. 15v). Por ejemplo, a comienzos de la década de 1530, Hadım Hasan, el renegado sardo favorito de Hayreddin Barbarroja, fue con elevada probabilidad quien desveló la posibilidad de realizar una gran captura de hombres en su isla natal. El relato de la existencia de una celebración religiosa en Cerdeña que reunía cada 1 de agosto a numerosas personas para venerar al patrón de la isla, san Antíoco, condujo a que dos de los principales corsarios de Barbarroja salieran al mar para aprovechar la ocasión (López de Gómara 1989, 86). La presencia de estos nuevos musulmanes en la sociedad magrebí, empero, no se reducía solo a su participación directa en el corso o a las labores manufactureras desarrolladas en el arsenal a lo largo de la temporada invernal (Boyer 1985). En la Argel del siglo xvi, se podían encontrar renegados dentro de muchos sectores, entre ellos el agrario, el artesanal y el comercial, en los que eran empleados o incluso dueños de bienes y propiedades (Akacha 1999). Los testigos de la época ponían mucho énfasis en el papel que comenzaron a desempeñar estos neófitos en la sociedad local. En 1534, el embajador español en Génova, Gómez Suárez de Figueroa, ilustraba a Carlos V sobre el hecho de
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que la ciudad de Argel estaba «en manos de cristianos renegados».22 Diez años más tarde, en 1545, Martín Alonso Fernández de Córdoba, I conde de Alcaudete y gobernador de Orán, enviaba al futuro monarca hispano, el príncipe Felipe, una declaración sobre la situación en los puertos norteafricanos en la que destacaba que los renegados «se apoderaban en todos los cargos principales de la ciudad y del campo».23 Incluso a finales del siglo xvi, Diego de Haedo (1612, fol. 10r), al hablar de los convertidos al islam, reiteraba una vez más que «son después todos los principales enemigos que el nombre christiano tiene y en los quales está casi todo el poder, dominio, gobierno y riqueza de Argel y de todo su reyno». A pesar de que estas visiones ponían de relieve el número y el papel de estos nuevos musulmanes en la sociedad argelina, ninguna de ellas explicitaba cómo había ocurrido tal asimilación en los círculos económico-políticos locales. Las dinámicas de ampliación de la familia de un corsario a través de la inclusión en su casa de un nuevo musulmán ofrecen la posibilidad de contestar a esa duda, ya que la relación íntima entre el esclavo y el amo se iba consolidando por medio del casamiento del esclavo convertido con una de las hijas de su dueño y a través de la atribución a aquel de un cargo doméstico o, más bien, relacionado con la protección de algunos miembros de la familia (Khiari 2002, 186-191; Loualich 2010, 74). Así ocurrió en el caso de Uluç Ali, quien, tras la conversión, afianzó su vínculo con Deli Cafer casándose con su hija, Vracadurna, y sirviéndole como cómitre y guardián de los esclavos en las galeras de su hijo natural Ali.24 A través de estos lazos familiares, el intento primario parecía ser la configuración de un sistema de patronazgo informal a través del cual el dueño intercambiaba la protección y el mantenimiento en su casa de los esclavos por los favores político-militares que estos podían prestarle (Forand 1971); una estructura y unos mecanismos de funcionamiento que, de modo claro, se remontaban al expediente del walā’ usado en el islam clásico (Pipes 1985). La institución del walā’, es decir, la constitución de una relación privada entre un patrón (mawlā min fawq) y su siervo (mawlā min taht), se originaba cuando, tras el acto de conversión al islam, un esclavo estaba obligado a aceptar a un patrón que se asegurase de acomodar al neófito en la sociedad. De esta manera, ese proceso reglamentaba los derechos y deberes del esclavo en la comunidad. Esta vinculación, conocida con el nombre de walā’ al-muwālāt (‘vínculo por adopción’ o ‘vínculo contractual’), garantizaba al esclavo convertido la posibilidad de trabajar para su dueño a cambio de beneficiarse de sus medios económicos y de las ayudas sociales que la sociedad local le ofrecía como nuevo musulmán (Crone 2002, 38-42; Bernards y Nawas 2005, Introd.).
Gómez Suárez de Figueroa a Carlos V, Génova, 7 de abril de 1534, doc. 31, leg. 5, GM, AGS. El conde de Alcaudete al príncipe Felipe, Orán, 3 de enero de 1545, s. n., leg. 471, E, AGS. 24 Domenico Martire, Calabria Sacra e Profana, s. l., 1677-1704, fols. 554v-555r, sezione C 1/3, Manoscritti Rari, ASCo. 22 23
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Si bien no disponemos de pruebas de que el walā’ siguiese existiendo en el Magreb de la época de Uluç Ali, el caso del calabrés sí deja abierta la posibilidad —al menos desde un punto de vista informal— de que en el siglo xvi esta costumbre aún fuese un rasgo característico de las poblaciones norteafricanas (Touati 1994, 171-172; Fiume 2009, 51-52). Por tanto, suponer la presencia de unas relaciones de patronazgo (walā’) en el mundo mediterráneo islámico de la primera Edad Moderna resulta fundamental para comprender el fenómeno de la integración y el acomodamiento de los convertidos al islam en las sociedades turco-berberiscas. Además, sirve para averiguar cómo estos neófitos se adaptaron a un nuevo contexto y desempeñaron roles militares, políticos y administrativos de primer nivel dentro de ese novedoso espacio (Merouche 2002, 203-205). El análisis de la movilidad social de los neófitos pertenecientes al grupo corsario se relaciona de forma estrecha con el núcleo familiar del que formaban parte, puesto que la familia era, como es obvio, la columna vertebral de la sociedad berberisca de los siglos xvi y xvii (Loualich 2016, 11-19). En particular, el futuro de un esclavo convertido dependía de la figura de su dueño y de su influencia en la comunidad. Desde ese punto de vista, Uluç Ali no tuvo mucha suerte, dado que Deli Cafar era un simple capitán de las escuadras de Turgut Reis y solo le pudo ofrecer la posibilidad de desarrollar una carrera marinera como cómitre. Luego, a raíz de las primeras experiencias en el mar y gracias al dinero acumulado hasta entonces, también pudo ejercer como capitán corsario capaz de armar su propia galera (Haedo 1612, fol. 77v). Los jóvenes marineros musulmanes, de hecho, tenían que demostrar a una corporación de viejos corsarios (ta’ifa) su valor y sus habilidades marítimas para acceder al cargo de jefe de flotillas (reis), así podían participar en los consejos en los que se elegía al primer almirante del grupo (qubtân) y se planeaban las incursiones del verano (Devoulx 1869; Bontems 1976, I: 29-33; Manca 1982, 46). En cambio, el ascendiente del dueño se aprecia mejor en la trayectoria política de otros renegados, entre los que destaca el sardo Hadım Hasan. Como esclavo y guardián del harem de Hayreddin Barbarroja, a la sazón líder de la Argel otomana y almirante de la flota de Solimán I, Hasan logró ocupar primero el cargo de lugarteniente del ejército argelino y luego el de vicegobernador de la ciudad (Fernández Lanza 2014). Sin embargo, entre estos dos casos extremos existe un amplio abanico de ejemplos que denotan el abigarrado mundo corsario berberisco y las diferentes posibilidades de empleo de un convertido en la casa de su patrón. Giuseppe Cannizaro, cautivado por Turgut Reis, renegó de la fe católica y adquirió el cargo de administrador fiscal de los bienes de su dueño.25 También al servicio de Turgut encontramos a un «cristiano español renegado» que era su médico privado y a un «renegado de Vieste» que fue empleado «Relation de Giuseppe Cannizaro venuto da Costantinopoli a Palermo, dove gionse un mese fa», Palermo, 24 de junio de 1568, doc. 71, leg. 1132, E, AGS.
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como escribano mayor, encargado de redactar las cartas que mantenían abierto el canal de comunicación con las potencias cristianas del Mediterráneo para los intercambios de bienes y los trueques de cautivos.26 En cuanto parte de una familia, el momento crucial en la vida de un convertido al islam se relacionaba no tanto con la muerte de su dueño, sino con su decisión de manumitirlo. Puesto que la conversión religiosa no era sinónimo de libertad, el neófito seguía siendo propiedad de la familia en la que se había integrado incluso cuando su dueño fallecía.27 Por tanto, solo el acto de manumisión (‘itq) representaba el verdadero paso hacia la independencia personal (Özkoray 2014; Bono 2018). Una carta de manumisión (itiknâme) sellada en la Argel de 1634, recogida por el padre Dan durante su estancia en el norte de África a comienzos del siglo xvii, nos acerca a esta práctica: Honorable personne Chaban d’Hagy Assan, fils d’Hagy Sabbar, serviteur de Dieu, & de son cher Prophète des Mussulmans, de qui vient tout confort & assistance, a donné pleine liberté & entière à son captif Chréstien, nommé N. François de nation, moyennant la somme de N. qu’il a receuë de luy en grands réaux de poids & de valeur; […]. Ce faisant, il l’a affranchy de son esclavage, de sorte qu’il n’est plus désormais assuietty qu’aux Princes & Gouverneurs que Dieu protège, & ausquels est deuë de tous recognoissance & obéissance. Fait en Alger pardevant moy Cady Mustapha, qui rend iustice à tous par la vertu de celuy qui ordonne tout au Ciel, & qui a donné son pouvoir en terre à Sultan N. Empereur des Princes, & toûiours victorieux; le second iour de la Lune Rabye, l’an mille quatre cens quarante quatre du Prophète des Fidèles. (Dan 1637, 439)
Pese a que el ejemplo trate de un cautivo cristiano y no de un convertido al islam, esa carta representa un modelo en el que se fijan algunas pautas socioculturales de este acto para cualquier esclavo. Por un lado, la presencia de un juez local (kadı), delante del cual se otorga el acto jurídico, atestigua que este procedimiento estaba regulado por la Administración local, al igual que en el caso de la conversión (Bennassar 1988, 1351; Sobers-Khan 2014; White 2018). Esto permitía a las autoridades conocer en cada momento cuántos esclavos se manumitían y, sobre todo, quiénes eran los libertos que tenían que pagar, según la ley vigente, el impuesto del diez por ciento sobre la suma entregada al dueño para la manumisión (Dan 1637, 440). Por otro lado, el uso de un lenguaje provisto de numerosas connotaciones religiosas subraya la importancia del acto para un creyente. Según Loualich (2010, 86), cuando los dueños aún no habían Alonso de la Cueva y Benavides a Juana de Austria, La Goleta, 27 de noviembre de 1557, docs. 160-162, leg. 483, E, AGS; avisos de Levante, Corfú, 23 de septiembre de 1566, doc. 199, leg. 1055, E, AGS. 27 Tal como señala Tramontana (2008, 68-69), solo la suscripción de un contrato del tipo al-tadbīr permitía que se concediese la libertad al esclavo tras la muerte de su amo. 26
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cumplido el deber de peregrinación a La Meca, su decisión de dar libertad a los esclavos se convertía en un acto pío con el que asegurarse una recompensa después de la muerte. Por desgracia, tal como ocurre para el momento de la conversión, tampoco se tienen informaciones sobre la manumisión de Uluç Ali. Sin embargo, a través de una visión retrospectiva se puede reconstruir este importante paso de su vida. En las dos principales crónicas otomanas de la primera Edad Moderna, la de Mustafa Selânikî y la de Ibrahim Peçevî, no se hace ninguna mención al periodo que Uluç Ali pasó en el Mediterráneo tras su conversión. El punto de partida que ambos cronistas eligen para introducir a este convertido calabrés se relaciona con su papel en la batalla de Lepanto (Selânikî 1989, I: 81-82; Peçevî 1968-1969, I: 259-260). En cambio, Katib Çelebi, otro cronista otomano, aporta un dato interesante sobre el neófito dentro de su historia de la marina de los sultanes de Estambul. En esa obra, Çelebi (2008, 97-100) relata cómo, ya a comienzos de la década de 1550, Uluç Ali se encontraba entre los principales capitanes corsarios de la flotilla de Turgut Reis. Tal referencia supondría que el calabrés ya era un mühtedi libre a esas alturas, puesto que en su compañía y con el mismo título se encontraba también su antiguo dueño Deli Cafer (Çelebi 2008, 97). Este elemento permite reducir los límites cronológicos de su manumisión entre el año de su captura (1536) y el de su primera aparición en la crónica de Çelebi (1549-1550). Además, según la reconstrucción de Martire, Uluç Ali había salido a corso por primera vez en 1540, cuando Deli Cafer, tras haberle confiado también el cargo de protector de su hijo Ali, lo envió a participar en las acciones de saqueo dirigidas por Turgut y Hasan Pasha, a la sazón gobernador de Argel.28 En aquella ocasión, es concebible que Uluç Ali hubiese ayudado al joven hijo de Deli Cafer a huir frente al peligro de caer en manos cristianas, ya que las flotas de la Monarquía Hispánica triunfaron en las principales incursiones corsarias en el Mediterráneo occidental en el año 1540. Si Uluç Ali salió de Argel, habría huido de las embarcaciones de Málaga, tal como escribió don Enrique Enríquez de Guzmán, IV conde de Alba de Liste, a Carlos V;29 si, en lugar de eso, partió con Ali desde el puerto de Yerba, con elevada probabilidad los dos habrían vuelto pronto a Berbería con las galeras del corsario argelino Mami debido a la contraofensiva de la flota cristiana al mando del almirante mayor de los Habsburgo Andrea Doria, quien logró capturar a Turgut Reis ese mismo verano (Guazzo 1552, 539-542; López de Gómara 2000, 206-207). Deli Cafer, quizá porque Uluç Ali había salvado a su hijo del cautiverio, tomó entonces la decisión de testimoniar ante un kadı su voluntad de dar libertad a su esclavo calabrés. A pesar de que las fuentes occidentales no ayudan a confirmar el relato de Martire, ya que no señalan de forma explícita la presencia de este convertido en el Domenico Martire, Calabria Sacra e Profana, s. l., 1677-1704, fol. 555r, sezione C 1/3, Manoscritti Rari, ASCo. Enrique Enríquez de Guzmán a Carlos V, Málaga, 1540, fols. 7r-8v, Manuscrito 9131, BNE.
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Mediterráneo hasta la década siguiente,30 resulta bastante posible que Uluç Ali hubiese empezado a participar como actor privado en las acciones del grupo de corsarios berberiscos aglutinado alrededor de Turgut tras la muerte de Hayreddin Barbarroja en el año 1546 (Monchicourt 1913, 127 y 147).31 La manumisión marcaba así el inicio de una nueva fase en las relaciones sociales que Uluç Ali podía tejer en el contexto magrebí. Aunque quedó vinculado a la figura de Deli Cafer, ya no como su esclavo, sino como uno de sus clientes, y se generó entre los dos una relación de walā’ al-‘itq (‘relación posmanumisión’) (Brockopp 2000, 148; Crone 2002, 36-38), se aprovechó de esa posición para alcanzar los favores de otros corsarios más poderosos e influyentes. De hecho, según recuerda Haedo (1612, fol. 77v), «ofreciéndole buenos partidos Dargut Raez», el renegado calabrés se unió a él y se puso a su servicio con su galeota privada. Turgut Reis había alcanzado un importante liderazgo en aquel entonces, pues se le había nombrado dos veces (en 1539 y 1545) primer qubtân de las galeras de Argel y, en 1547, la Sublime Puerta lo había elegido capitán de los marineros del Mediterráneo (Akdeniz leventleri kaptanı).32 Este corsario se había convertido, como ya lo habían hecho los hermanos Barbarroja a comienzos del siglo, en un armador que concedía barcos y cautivos a cambio de una parte estipulada del botín o de un rembolso en dinero cuando las operaciones de corso fracasaban (Murad 1997, 102). Bajo la fórmula de esta relación económica activa entre los marineros musulmanes del norte de África, se puede imaginar cómo se produjo el primer acercamiento de Uluç Ali al reis turco, ya que el renegado calabrés aún no disponía de los recursos necesarios para construir y armar un número suficiente de buques que le permitiera actuar de forma independiente en el mar (İlter 1934, I: 144).33 El papel de corsario que, gracias a las ayudas de su nuevo patrón, empezaba a desempeñar en el Mediterráneo occidental ponía de manifiesto el fin de su cautiverio y representaba el punto de partida de una larga trayectoria en el mundo musulmán. De hecho, según se relata en una colección de prosopografías de los hombres más importantes de la casa osmanlí, Uluç Ali no se describe como el pobre marinero calabrés que había
«Que, después de haver stado dos días y medio entre Malta y el Gozo y haver tomado agua, [Turgut Reis] se partió con intensión de irse derecho a Tripol y estarse en su gobierno sin navegar más. Y que de las sinco galeras de las siete se serviría para enviar en corso con un arraís que se dize Luchali». Avisos de Levante, Alguer, 28 de abril de 1556, fol. 198, leg. 321, E, AGS. 31 Sobre la importancia de la figura de Turgut Reis en el corso mediterráneo tras la muerte de Barbarroja, véase Kumrular (2014b). 32 Carlos V al príncipe Felipe, Gante, 23 de octubre de 1545, publicado en Fernández Álvarez (1973-1981, II: 435); véase también Bostan (2012, XLI: 417). 33 El historiador turco describe los primeros años de Uluç Ali en el norte de África como un periodo marcado por la pobreza de este convertido a la fe islámica. Si bien el autor afirma que Uluç Ali pudo armar de forma privada una galera para emprender el corso, en el texto no se destaca la importancia de su relación con Turgut Reis. 30
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sido tomado a los rivales cristianos, sino como «Turgut Paşa’nin adamı olup “Uluç” derlerdi», ‘el hombre de Turgut, apodado Uluç’ (Süreyya 1996, I: 290). Desde ese momento, la confianza que el reis turco depositó en el joven renegado debió de crecer rápidamente a raíz de su contribución a las operaciones de corso que el capitán desarrolló a finales de la década de 1540 en las aguas del Jónico y el Tirreno. El saqueo de Cutro —ciudad del interior calabrés situada a pocos kilómetros de Le Castella— protagonizado por la flotilla de Turgut Reis en el verano de 1547 podría representar la primera señal de la presencia de Uluç Ali en el nuevo grupo de corsarios (Sola 2021). Esta suposición quedaría confirmada por un singular acontecimiento ocurrido en ese mismo verano: según relataba el informe de Alonso Sánchez, Uluç Ali había rescatado a uno de sus viejos conciudadanos, Gianbattista Ganguzza, quien, tras haber sido capturado en 1544, fue llevado a Yerba (Sola 2010, 62). El pago de setenta ducados para liberar a Ganguzza nos aclara cómo, a esas alturas, Uluç Ali ya se estaba beneficiando de ricos botines. 3. En la escuela del corso de los Barbarroja El hecho de que Uluç Ali rescatase a Ganguzza en la isla de Yerba permite reflexionar sobre la doble dimensión —privada y pública— que la actividad del corso tenía para él y sus compañeros. Si bien el corso, en cuanto acción de piratería regulada por una autoridad gubernamental, se desarrolló de forma endémica en el Mediterráneo de la primera Edad Moderna a consecuencia de la consolidación de ideales político-religiosos específicos (García-Arenal y Bunes Ibarra 1992, 163-165; Fontenay 2010), en este apartado resulta importante analizar la evolución que experimentó este fenómeno a lo largo del siglo xvi para entender la incorporación del renegado calabrés al sistema corsario turco-berberisco. En relación con el caso de Argel, la zona donde tanto Uluç Ali como Deli Cafer y Turgut Reis dieron sus primeros pasos como marineros y capitanes de galeras, el corso vivió una importante etapa de transformación debida a determinados cambios que tuvieron lugar en el área magrebí. En particular, la consolidación del poder otomano en Argel llegó a constituir un punto de inflexión entre un corso medieval de subsistencia (siglo xv), realizado de forma individual, y un corso moderno o mercantilista (siglo xvii), gestionado y llevado a cabo por toda la sociedad (Merouche 2007, 132). En medio de estos dos periodos, si observamos la actividad corsaria como una extensión de la política argelina y no solo como un asunto privado de algunos marineros, se aclara su importancia en la gestión y el ejercicio del poder en la Argel del siglo xvi (Belhamissi 2009). El cambio de perspectiva resulta fundamental, según recordaba Jerome Weiner (1979), a la hora de explorar la vertiente sociopolítica de este fenómeno, además de ser un enfoque necesario para prevenir el uso de los tópicos historiográficos —«nido de [54]
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corsarios» o «repúblicas corsarias»— a los que se suele reducir la complejidad de la historia de diferentes centros del norte de África en esa época. A comienzos del siglo xvi, las operaciones de saqueo que los corsarios musulmanes habían empezado a desarrollar, tanto bajo el pabellón de la dinastía hafsí en Túnez como en autonomía desde las ciudades de Jijel y Yerba, representaban para la comunidad argelina una manifestación práctica de la guerra santa en el mar. Las galeras de los levantinos, capitaneadas en aquel entonces por los hermanos Barbarroja (Oruç y Hayreddin), llegaron a ser el instrumento militar más apto para la defensa de los territorios musulmanes norteafricanos (Vatin 2011). Los argelinos, habitantes de una ciudad fronteriza bajo la continua amenaza de enemigos religiosos, deseaban la intervención de estos gazi (‘guerreros de la fe’) para liberarse de la presencia castellana en el Peñón de Argel, un presidio establecido en 1510 en la boca del puerto local (Touati 1994, 161-162; Saadaoui 2007). De hecho, en una primera carta enviada a los hermanos Barbarroja, los morabitos locales agradecían a Alá el poder que había concedido a los corsarios (Murad 1997, 48). El movimiento espiritual de matriz sufí, que ya a finales del siglo xv había empezado a empujar a las comunidades islámicas del Magreb central a desarrollar el corso, encontró así una nueva fuerza social para cumplir con sus ideales religiosos. A lo largo de las décadas comprendidas entre 1510 y 1540, empezó a aglutinarse alrededor de Oruç y Hayreddin un creciente número de marineros y piratas que operaban de manera privada en el Mediterráneo. La vida de los puertos de Argel, Jijel y Yerba testimonió la creación de una primera flota de gazi del mar puesta bajo el control del Hayreddin Barbarroja, con lo que se pasó de un corso basado en iniciativas individuales a otro marcado por el influjo de fuertes personalidades locales (Soucek 1971; Gallotta 1997; Bunes Ibarra 2004a; Vatin 2012-2013, 2019). Los Barbarroja controlaron de forma casi permanente el área norteafricana y reorganizaron la plaza argelina como centro de sus operaciones navales mediante la alianza con los jeques de las tribus locales y la ayuda de los moriscos andaluces emigrados al Magreb, así como de las milicias jenízaras enviadas por la Sublime Puerta a raíz del pacto de vasallaje que Hayreddin había estipulado con el sultán Solimán I entre los años 1520 y 1521. A causa de todo ello, la ciudad de Argel se transformó en una verdadera escuela donde individuos de cualquier procedencia geográfica y social aprendían el arte del corso y donde los intereses privados se vinculaban, de forma inextricable, con los públicos (Manca 1982, 41). Los moriscos procedentes de Andalucía fueron de los primeros en apoyar el corso argelino para asistir, en primer lugar, a los compañeros que querían dejar la península ibérica y seguir el proceso de emigración hacia el continente africano (Hess 1968, 8). Así, Hayreddin envió al litoral meridional ibérico en 1529 a Aydin Reis, conocido en las fuentes cristianas con el apodo de Cachadiablo, para transportar al Magreb a un elevado número de granadinos: [55]
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Hayradin Bey preguntó a los capitanes de las cosas de España. Y entendiendo de ellos que el Emperador estaba en Barcelona y el armada no junta aún […], mandó armar los 15 bajeles y enviarlos con Aydin Rais […]. Después, como capitán que era de Hayradin Bey, tomando su bendición y sus bajeles, con buen viento hizo un viaje en el cual tomó, saqueó y quemó muchos lugares en las costas de cristianos. Y hizo tantos males por mar y por tierra, además del gran número de moriscos que trajo de el Andalucía, que todos los de las tierras se juntaron a dar quejas de ello al Emperador de España de los grandes daños que cada día de Barbarroja habían recibido y recibían. (Murad 1997, 92)
Barbarroja empezó así a favorecer con fuerza la integración morisca en la orilla norteafricana, y se poblaron con este componente musulmán los territorios recién conquistados en la comarca argelina (Çelebi 2008, 80-81). Si bien esta inmigración no vivió siempre momentos idílicos, ya que la población local no veía con buenos ojos la llegada de un nuevo contingente humano debido a las limitadas posibilidades que ofrecía el territorio, el grupo turco-otomano que asumió el poder en Argel después de eliminar al jeque árabe local promovió siempre el acomodamiento de los moriscos en el Magreb. Esta política de repoblación, que se fue intensificando a lo largo del siglo xvi, permitió a los otomanos ejercer un control militar más estable del territorio gracias al apoyo de un grupo ajeno a las dinámicas locales y, por ello, más fiel que el componente tribal berberisco.34 Este proyecto lo aclara el testimonio de un cautivo cristiano huido de Meliana en 1545, el cual avisó al gobernador de Orán de la intención de Hayreddin de conquistar las ciudades de Tremecén y Mostaganem y repoblarlas con moriscos procedentes tanto de Granada como de Valencia: Después que llegó el hijo de Barbarrossa [Hasan Pasha] a Argel, a oydo [de] algunos turcos y renegados que Barbarrossa avía mandado a su hijo que travajase por tomar a Tremecén; y que dezían que, si lo tomava, que este ynvierno avía de traer todos los mudéjares que pudiese del reyno de Valencia y Granada para poblar a Tremecén y a Mostagán, y que para esto quedavan los navíos de Dargute arráez en Argel.35
El componente morisco, además de colaborar en los planes para la conquista territorial de Barbarroja como parte de sus tropas, también desempeñó un importante papel en el proceso de evolución de la sociedad argelina (Missoum 2014). Junto a los judíos, estos
34 «Avissos de Argel que enbió el deán de Cartagena», Cartagena, 1557, doc. 272, leg. 483, E, AGS; Epalza (2001a, 2001b). 35 «Lo que dice un cautivo que huyó de Meliana», Orán, 1545, s. n., leg. 471, E, AGS.
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moriscos tomaron el control de las principales actividades económico-artesanales en el corazón comercial (al-souq) de la ciudad y desempeñaron un rol primario dentro de la marina de Argel (Touati 1988; Missoum 2003, 41-43). Según recordaba Haedo (1612, fol. 18v), los conocimientos y las habilidades que habían aprendido en el contexto europeo les llevaron también a supervisar la construcción de las embarcaciones y a participar de manera activa en las andanzas corsarias. El segundo colectivo humano de origen europeo que emigró a Argel disponía del mismo saber hacer que los moriscos. Este grupo estaba compuesto por los cristianos presentes como cautivos, como mercaderes o como recién convertidos a la fe islámica. Cada una de estas tres variantes sociales apoyó, de manera activa o pasiva, la política de Barbarroja y sus empresas marítimas. Si bien ya se ha relatado el papel desempeñado por los cautivos y los renegados, aquí resulta importante subrayar la presencia de mercaderes cristianos en la ciudad berberisca, ya que nos permite destacar la existencia de vínculos comerciales regulares entre los puertos de ambas orillas mediterráneas. Con relación a la Monarquía Hispánica, si bien existían leyes vigentes que prohibían de forma temporal el comercio con el Magreb sin licencia real,36 las relaciones entre el litoral ibérico y Argel fueron muy fructíferas a lo largo del siglo xvi. Tal situación no ha de extrañar, ya que el intercambio de productos era básico para el normal abastecimiento de cualquier ciudad marítima de la época, con independencia de la ribera en la que se localizase. Desde el lado argelino, los mercaderes ofrecían alimentos como trigo, miel, dátiles o arroz a un precio más económico que el de otros puertos mediterráneos (Salvador Esteban 1972, 361; Martín Corrales 2001, 60-61). A cambio de estos productos, las embarcaciones españolas exportaban vino, perfumes y textiles, tal como testificó en 1563 el mercader mallorquín Jaume Julià al oficial de la bailía general de Valencia durante un proceso por fraude de mercancías en el comercio con Argel.37 Junto a esta práctica comercial común, el puerto argelino atraía también a mercaderes de todo el panorama mediterráneo como plaza de compraventa de esclavos, barcos y variadas mercancías europeas obtenidas en corso. En 1540, un espía relató cómo Turgut Reis y sus corsarios, tras una incursión en el Tirreno, habían enviado una carraca genovesa cargada de trigo a Argel para que allí se vendiese.38
«Real pragmatica sobre la prohibicio de anar a Alger ni a altra terra de Moros, ni portar robes ni mercaderies ad aquelles sens expressa lliciencia de Sa magestat, de part de Bernardino de Cardenas, duch de Maqueda, llochtinent e capita general en lo present regne de Valencia», Valencia, 10 de octubre de 1553, fols. 112r-113v, Espagnol 60, DM, BNF. 37 «Información de testigos de Jaume Juliá, mercader, por fraude de mercancías, trigo y vino», Valencia, 31 de marzo de 1563, expediente 318, letra P, Bailía, ARV. 38 Luis de Peralta a Carlos V, Bugía, 14 de junio de 1540, doc. 6, leg. 468, E, AGS; Francisco Pérez de Idiáquez a Carlos V, Bugía, 16 de junio de 1540, doc. 46, leg. 468, E, AGS. 36
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Desde el punto de vista social, por tanto, la tipología de corso que se fue configurando en Argel se benefició en gran medida de la presencia del nuevo colectivo de migrantes. Los moriscos y los nuevos musulmanes facilitaron la evolución del fenómeno corsario a través de sus aportaciones culturales y técnicas, y ayudaron a intensificar el protagonismo de Argel en el Mediterráneo por dos vías: aumentó el volumen de su comercio y empezó a crecer y a disfrutar de influyentes relaciones políticas con las potencias de la orilla cristiana (Loualich 2010, 74). Sin embargo, aquí cabe destacar que el corso argelino no quedó limitado al ejercicio de una práctica privada o informal dentro de la vida de los puertos norteafricanos, sino que fue representativo de unas prácticas de gobierno en las que algunas cuestiones públicas y económicas estaban muy vinculadas con la política exterior. Un ejemplo de la fusión de estos dos planos —el político y el comercial— se observa en uno de los avisos que llegaron de Berbería a la península ibérica en 1554, en el cual un excautivo siciliano, maestro carpintero huido de Argel, describía a Alonso de la Cueva y Benavides, gobernador de La Goleta, cómo la monarquía francesa solía enviar al puerto argelino el material bélico necesario para el corso: Después de escrita esta carta e hablado con un cativo trapanés que se soltó de Argel dos meses a, ya honze años que está cativo, que hera cabo maestro de los ofiçiales que hazen galeras y galeotas. El qual me dize que a seys meses que ymbió el rey de Françia al de Argel una nave con mill y sieteçientos remos y mill y sieteçientas pelotas de hierro de cañón, y mucho çufre y salitu, y árboles y entenas, y azero y hierro, y cotonina para velas y erbaje para tiendas.39
Esta carta destaca varios elementos interesantes para una revisión del fenómeno corsario. En primer lugar, se subraya la existencia evidente de una relación de amistad entre los monarcas franceses y el beylerbey de Argel, reverberación de las negociaciones diplomáticas tejidas por los embajadores galos con la Sublime Puerta con el fin de limitar la presencia española tanto en el Magreb como en el Mediterráneo occidental (Garnier 2008). Tal amistad entre los Valois y las autoridades políticas argelinas se reflejaba en las palabras que Mohammed Bey, agente en Estambul del gobernador Hasan Pasha (1545-1551), había escrito a Enrique II: «Havendo V. Altezza continuamente in effetti dimostratto amizizia et amorevolezza al prinzipe di Arzier mi s.or».40 En segundo lugar, el testimonio del excautivo siciliano subraya también la debilidad del sistema corsario argelino y su escasez de abastecimientos, que no se limitaba solo a la falta de armamento, sino que comprendía también el trigo durante los periodos de carestía que Avisos de Argel, La Goleta, 1554, doc. 72, leg. 58, GM, AGS. Mohammed Bey a Enrique II, Estambul, 27 de noviembre de 1550, fol. 86r, Français 20982, DM, BNF.
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de manera endémica afectaron al área magrebí.41 Así, las operaciones de corso contra los cristianos respondían, ante todo, a obligaciones de carácter administrativo y de gestión de la ciudad, según dijo en 1539 el sardo Hadım Hasan a Pedro de Narváez, mercader y agente hispano enviado al Magreb para rescatar cautivos: […] le dixo [Pedro de Narváez] que si él [Hadım Hasan] no embiase fustas a hazer daño a los cristianos que no se acordarían de Argel. El qual le respondió: «mira narbáez, no puedo hazer otra cosa así por dar de comer a esta gente de guerra como por que éstos son los que me sostienen».42
Para obviar la escasez de alimentos con los que sustentar a la población y de dinero para financiar las andanzas marítimas, los corsarios argelinos disfrutaban de un sistema de inteligencia con el que desarrollar una estrategia eficiente contra el enemigo (Varriale 2015b). Una larga carta que relata una incursión de corsarios argelinos al puerto de Gibraltar en el verano de 1540 desvela el prudente modus operandi del corso islámico. Según el autor anónimo de este aviso, el grupo de galeras, antes de empezar sus operaciones, procedía a la recogida de hombres y agua a lo largo del litoral norteafricano. Durante estas escalas, los corsarios obtenían información de los mercaderes sobre la posición de las flotas españolas o sobre las posibilidades concretas de asegurarse un rico botín con el ataque de una determinada ciudad costera.43 En 1551, un mercader relató a Fernando de Vega, hijo del virrey de Sicilia Juan de Vega, que había intercambiado una serie de informaciones con Uluç Ali durante un largo encuentro que tuvo con él en las aguas tunecinas de los Alfaques. Según el informe, el renegado calabrés buscaba antenas para sus galeras y se interesó por las embarcaciones que estacionaban en el puerto de Mahdía, ciudad recién conquistada por la Monarquía Hispánica. Sin embargo, no obtuvo muchos detalles, ya que el mercader le refirió que solo entendía de asuntos comerciales (Sola 2010, 64-65). Además de ilustrar el típico mecanismo de funcionamiento de una operación corsaria, algunas nuevas relacionadas con los saqueos de los argelinos destacaban la composición de la armada que procedía de Argel, tal como puede observarse en las líneas que se reproducen a continuación:
«Noticias de un moro huido de las galeras del Judío y Barbarroja», Mallorca, 8 de septiembre de 1531, doc. 105, leg. 461, E, AGS; véase también Khiari (1992). 42 «Relación de la carta que Pedro de Narváez escribió al Comendador Mayor de León», s. l., 1539, doc. 26, leg. 467, E, AGS. La situación de emergencia ilustrada por el renegado Hasan al mercader español se refleja también en los avisos que desde Orán llegaban a la península ibérica en aquel entonces, como el «Compterendu des lettres que le compte d’Alcaudete a écrites le 28 et 29 avril», Orán, mayo de 1536, s. n., leg. 463, E, AGS, documento publicado en La Primaudaie (1875, 219-221). 43 Avisos de Gibraltar, Gibraltar, 1540, doc. 101, leg. 17, GM, AGS. 41
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Esta armada de turcos que bino aora a Gibraltar, hizo un teniente de Barbaroxa que está en Argel, que se dize Açanaga [Hadım Hasan], y benían por capitanes prinçipales de l[a] armada dos capitanes, que se dizen el uno Caramani y el otro Ydelahamat. Traían tres galeras reales y dos galeotas de a beynte y dos bancos, y otras quatro de a beynte bancos, y las otras de a deziocho y deziséis, que son toda deziséis.44
A su vez, es posible ver que las figuras del corsario o del reis no aparecen, ya que se pierden dentro del número no especificado de hombres que componían las tripulaciones de las dieciséis galeras y galeotas. Empero, el documento en examen deja traslucir la existencia de un sistema jerárquico en el corso: Caramami e Ydelahamat eran los qubtân de esta expedición —capitanes generales de las escuadras argelinas—. Hadım Hasan, que en el texto aparece como teniente, era en realidad el regente del Gobierno, mientras que, detrás de todos ellos, Hayreddin Barbarroja gestionaba la empresa como gran almirante al servicio del sultán. Esta estructura piramidal ayuda a comprender cómo las finalidades de la actividad se diferenciaban según la posición que cada uno de sus protagonistas desempeñaba dentro del sistema. Los corsarios del calibre de Uluç Ali realizaban un corso vinculado de forma estrecha con sus deseos de acumular fortuna, pero siempre subordinado a las decisiones de un qubtân. A comienzos de la década de 1520, Sinan Reis, así como Aydin y Xebe Reis, pidieron licencia a Hayreddin, a la sazón capitán de los corsarios de Argel, para mudarse a otro puerto magrebí a cambio de seguir apoyando la yihad del mar protagonizada por Barbarroja (Murad 1997, 80). El patronazgo que Barbarroja ejerció a comienzos del siglo xvi sobre el grupo de corsarios que se formó en la escuela marinera de Argel le fue útil para consolidar su poder en la ciudad y su región. En 1529, la pólvora usada para sitiar el peñón de Argel y echar de forma definitiva a los españoles desde el puerto procedía de una carga veneciana que Hayreddin había comprado a Sinan Reis, el mismo corsario que pocos años antes había obtenido su permiso para asentarse en la isla de Yerba (Murad 1997, 80). Las mismas dinámicas clientelares se mantuvieron incluso cuando Barbarroja se convirtió en el gran almirante otomano en 1534. Al igual que pudo gestionar la política de la ciudad norteafricana a través de un regente, su esclavo favorito Hadım Hasan, Barbarroja logró también el control de la flota argelina nombrando qubtân a los corsarios que le habían sido fieles hasta entonces. En 1535, el título de capitán de las galeras de Argel fue otorgado a Sinan Reis, conocido en las fuentes cristianas con el apodo de
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Ibidem. [60]
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el Judío y uno de los veteranos que habían seguido desde el comienzo a los Barbarroja.45 Mientras, en 1539, el nombramiento como nuevo qubtân recayó sobre Turgut Reis, que había crecido como marinero precisamente en las galeotas de Hayreddin (Rotalier 1841, I: 298). Esos vínculos familiares y comerciales que el almirante otomano estrechó con los principales corsarios magrebíes le permitieron convertir la marina de Argel y la de otros puertos norteafricanos en un gran almacén de la flota osmanlí, un segundo arsenal donde invernar, depositar mercancías y recargar las naos antes de volver a Levante (Caprioli 2018). Un excautivo rescatado en Argel refirió al gobernador de Orán cómo, antes de regresar a Estambul, Hayreddin había enviado al centro argelino todo el botín obtenido a lo largo del verano de 1539: Dize que Barbarroxa enbió por la galera Leona de don Álvaro [de Bazán], por que le avían dicho que hera la bastarda y que se la envió hazenaga [Hadım Hasan] y con ella una nao vizcaína que tomaron en Los Alfaques que venía de Génova cargada de mármoles y de otras mercaderías. Y que enbía en la galera y en la nao dozientos cristianos descogidos para el remo y enbíale sesenta mill doblas en oro y veinte mill en sedas y dozientas pieças de paño de Valençia, granas y cortrayes, y treinta mochachos y quince donzellas, y dos cavallos muy singulares y otras muchas cosas que dizen que valdrá todo más de çiento y çinquenta mill doblas.46
Sin embargo, a lo largo de las décadas de 1540 y 1550, la situación cambió con la muerte de Hayreddin y la conversión de Argel en una provincia otomana formal. Los beylerbey y los cadíes enviados desde Estambul monopolizaron la administración ciudadana, y la Sublime Puerta intervino además en las dinámicas de poder de la marina eligiendo quién debía desempeñar el cargo de qubtân (Merouche 2007, 152). La consecuencia de todo ello fue una subordinación de los objetivos del corso argelino a las directrices políticas de la casa osmanlí. Junto a las típicas incursiones en el litoral ibérico para satisfacer las necesidades magrebíes de abastecimiento —como la operación llevada a cabo por Salah Reis en 1552 contra Mallorca y Tarragona—,47 los corsarios argelinos tuvieron que realizar un corso oficial a favor tanto de los otomanos como de su aliado francés. Si bien son célebres los episodios en los que la marina de Argel, por orden de la Sublime Puerta, tuvo que apoyar los deseos de conquista francesa del reino de Nápoles «El Judío está en Túnez y que Barbarroja lo ha hecho Capitán General de la armada y que anda siempre sobre las 6 galeras que están fuera, a la guardia, y que no se quitan jamás de La Goleta». «Lo que se entiende de la armada de Barbarroja», Nápoles, 22 de febrero de 1535, doc. 35, leg. 1021, E, AGS. 46 El conde de Alcaudete a Carlos V, Orán, 22 de septiembre de 1539, doc. 147, leg. 467, E, AGS. 47 «Relacio de la hu dels turchs que foren presos en la ylla de Yvisa lo día de Sant Miguell», Mallorca, 25 de septiembre de 1552, doc. 214, leg. 47, GM, AGS. 45
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en 1552 y de la isla de Córcega en 1555 (Rotalier 1841, II: 90-91; Veinstein 1985), la colaboración con los corsarios galos fue aún más evidente en el testimonio de un esclavo cristiano que, tras su rescate, llegó a La Goleta en 1554: En esta ora llegó aquí un cativo que se rescató en Argel y confforma con este otro que se soltó de la galeota en todo lo que dize. Y dize más que suppo en Bona que las fustas de Argel y galeras del rey de Françia tomaron en Liorna siete naves cargadas de trigo que yvan a Génova, vizcaínas, y una de 4000 salmas ginovesa, la qual dizen que imbiaron a Argel y las otras quemaron. También dize que suppo que esta armada havía llevado de Tolón a Puerto Ercoles para el socorro de Sena 7.000 hombres.48
El corso argelino, además de servir como auxilio militar a los Valois en su intento por ganar la primacía en el Mediterráneo occidental contra los Austrias, tenía encomendado abastecer la flota otomana de bizcocho y, sobre todo, de esclavos (Türkçelik 2011). En 1560, una directriz del Diván de Estambul avisaba del envío de diez galeras al Magreb y ordenaba al beylerbey de Argel salir con ellas a corso para tomar hombres.49 Las relaciones entre la autoridad otomana y la corporación de corsarios acabaron viéndose afectadas al ejecutar el beylerbey las órdenes del Diván estambuliota. A finales de la década de 1540, los representantes de la ta’ifa se quejaron al gobernador, Hasan Pasha, a causa de la prohibición de practicar el corso debido a la existencia de una incierta tregua hispano-otomana firmada en 1545 (Mariño 1980, CXCVII-CXCVIII). Así se refleja en el testimonio que dos cautivos cristianos huidos de Argel dieron al conde de Alcaudete una vez llegados a Orán: Los arráezes que están en Argel se juntaron y fueron al rey y le dixeron que estavan perdidos por que no tenían que comer y que los captivos cristianos les comían sus haziendas y ellos perdían el tiempo sin aprovecharse, que les diese con que pasasen la vida o les dexase salir a andar en corso; y que el rey les dixo que lo que él podía hazer hera dalles bastimientos y alguna artillería y que saliesen norabuena a hazerlo que pudiesen, mas que fuese de manera que no se supiese que hera con su liçençia y que quando le huviesen de enbiar su parte que le enbiasen de noche un vergantín con ello porque no se supiese que él llevava parte por que no lo podía hazer por aver tregua. Y que saben que, después que la
Alonso de la Cueva y Benavides a Carlos V, La Goleta, 25 de agosto de 1554, doc. 79, leg. 58, GM, AGS. Orden al gobernador de Argel, 2 de abril de 1560, hüküm 922, MD 3, BOA, documento publicado en T. C. Başbakanlık Devlet Arşivleri Genel Müdürlügü (1993, 411).
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tregua se asentó, an llevado a Argel más de quatroçientos captivos de Cartajena y Alicante y Ybica y Barçelona y las yslas.50
Esta carta ayuda a desvelar la fractura entre las necesidades personales y las gubernamentales, que se agravó como resultado de la pérdida de autonomía de la ciudad de Argel. Bajo la perspectiva de los corsarios, el documento desvela cómo el robo en el mar seguía teniendo un valor fundamental para quienes participaban en él: los miembros de la ta’ifa lo necesitaban para vivir y sostener a sus esclavos, mientras que el beylerbey apoyaba de manera secreta la petición de los capitanes para evitar perder la parte de botín que le tocaba según la usanza de partición del pillaje (Haedo 1612, fols. 16r-17r). En función de las directrices gubernamentales, en cambio, este lado humano del corso quedaba supeditado a las lógicas de la política exterior argelina y a sus relaciones diplomáticas tanto con la corte de Estambul como con la de París. Por eso, el mismo Hasan Pasha, si bien dio una primera licencia informal a los representantes de la ta’ifa, tuvo que enviar representantes a Estambul para relatar al sultán la difícil situación que se había creado en la ciudad. Así, solo en un momento posterior descubrió que la tregua existía, pero no comprendía a Argel.51 El corso argelino experimentó una rápida evolución a lo largo del siglo xvi en paralelo a la consolidación de la provincia otomana en el norte de África. De este modo, pasó de ser un instrumento para sustentar la sed de poder económico y político de los hermanos Barbarroja a convertirse en una herramienta auxiliar de la flota otomana y de sus intereses geoestratégicos en el Mediterráneo. Incluso en la política personal de los beylerbey que se sucedieron en Argel entre las décadas de 1540 y 1560 se observa un alejamiento relativo de la práctica del corso a cambio de intensificar las conquistas en el territorio del Magreb central. Este proceso fue determinado por factores de política tanto exterior como magrebí. Por el lado diplomático, el corso podía dañar las relaciones de amistad que los osmanlíes cultivaban con algunas potencias mediterráneas de la época. En 1559, el rey de Francia Enrique II había enviado una carta a Solimán I en la que le solicitaba la liberación de una galera francesa tomada cinco años antes por los argelinos.52 Algo muy parecido había ocurrido también en 1562, cuando Hasan Pasha, mientras se preparaba para volver como gobernador a Argel, recibió en el arsenal de Estambul la visita del vicebailo Andrea Dandolo, quien le encomendó liberar los barcos de la Serenísima República de San Marcos que habían caído en manos de los
El testimonio de dos cautivos cristianos que se huyeron de Argel, Orán, 19 de noviembre de 1549, doc. 64, leg. 35, GM, AGS. 51 Luis de Peralta a Maximiliano de Habsburgo, Bugía, 11 de junio de 1550, doc. 17, leg. 40, GM, AGS. 52 «Arze fatto al Gran Signore», Estambul, 1559, fols. 15r-16v, Français 4123, DM, BNF. 50
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argelinos unos meses antes.53 En política local, las operaciones corsarias, caracterizadas por un elevado índice de riesgo de empresa, no eran tan rentables para la economía de un beylerbey como la conquista de las grandes ciudades norteafricanas o el cobro de tributos a los clanes familiares de la Cabilia. Por este motivo, Hasan Pasha ordenó a los corsarios de Argel a finales de 1562 que regresaran en un plazo de tres meses para organizar con tiempo un nuevo sitio a los presidios españoles de Orán y Mazalquivir (Abi Ayad 1997). Tal como relató el excautivo veneciano Juan Pablo Rani al secretario del embajador hispano en Venecia, García Hernández, el beylerbey incluso había dado permiso a los jenízaros para embarcarse en las galeras corsarias y así garantizar el respeto al orden establecido.54 Por tanto, las causas diplomáticas y políticas fueron determinantes en el proceso de redimensionamiento de la actividad corsaria a partir de la segunda mitad del siglo xvi. Sin embargo, aunque el corso se estaba convirtiendo en una práctica marginal para quien ejercía el poder en Argel, seguía siendo todavía una cuestión vital para una gran parte de sus actores. Precisamente las desavenencias que se produjeron a finales de la década de 1540 entre una parte del grupo de corsarios argelinos y el gobernador local podrían explicar la decisión de Turgut Reis y sus hombres, incluido Uluç Ali, de alejarse de Argel y trasladarse a la plaza de Yerba para seguir con sus operaciones de corso sin tener que plegarse en exceso a las órdenes de la Sublime Puerta. En este nuevo contexto, en el que Turgut Reis trató de reproducir la experiencia de los hermanos Barbarroja para labrarse un espacio de dominio privado y dar vida a una nueva escuela de marineros, Uluç Ali hizo gala de sus cualidades como corsario y experto navegante del mar Mediterráneo occidental. A esas alturas, las fuentes españolas lo retratan como el capitán de la flota de Turgut, mientras que las fuentes italianas destacan la audacia con la que se enfrentaba a las galeras genovesas al mando del almirante Andrea Doria o a las de la Orden de Malta en la década de 1550 (Sola 2010, 71-76; Mafrici 2021, 35-48). Ante a estas descripciones, no cabe duda de la contribución que este renegado calabrés hizo a su nuevo patrón en las numerosas expediciones que aterrorizaron las costas ibéricas, sicilianas y napolitanas durante las décadas centrales del siglo xvi (Tarakçi 2013). Prueba de ello es el hecho de que, desde que armó a su costa un primer bergantín en Argel, Uluç Ali consiguió en poco tiempo dar vida a su flotilla privada en Yerba, que consistía en cuatro galeras y cinco galeotas, mientras él mismo se encontraba al mando de la galera capitana de Turgut Reis (Benzoni 1998). Asimismo, durante su estancia en la isla de Yerba, también se distinguió como soldado de campo ayudando a Turgut a conseguir sus objetivos de expansión territorial El vicebailo Andrea Dandolo al dux de Venecia, Estambul, 16 de junio de 1562, fols. 190v-192r, filz. 3-C, SDC, ASVe; el vicebailo Andrea Dandolo al dux de Venecia, Estambul, 2 de julio de 1562, fol. 198r, filz. 3-C, SDC, ASVe. 54 «Avisos de Argel que embia Garci Hernandez», Venecia, 1562, doc. 177, leg. 1324, E, AGS. 53
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en la cercana región tunecina. Sabemos que participó en la conquista de varias ciudades norteafricanas y que desempeñó un papel indiscutible en la lucha contra los clanes locales, incluida la famosa expedición de conquista de Cairuán que condujo a la expulsión de la tribu de los shabbiya de ese importante centro cultural y religioso del norte de África (Monchicourt y Brunschvig 1939, 144-146). Precisamente estas acciones ofensivas destinadas a alterar el statu quo que se había formado en el Magreb a mediados del siglo xvi atrajeron la atención de la Monarquía Hispánica, que trató por todos los medios de hacer frente a la amenaza que representaban Turgut Reis y sus partidarios mediante una serie de expediciones orientadas a contrarrestar la fuerza que estaba consolidando este grupo de corsarios en Yerba. Considerado un nuevo Barbarroja al mando de una nueva Argel, Turgut acabó siendo el objetivo de las principales campañas navales promovidas por los Habsburgo para proteger las costas de sus dominios en el Mediterráneo occidental (Kumrular 2013). Ante tal despliegue de fuerzas, resultó inevitable que el reis turco buscara el apoyo otomano y reabriera un canal de comunicación con Estambul para obtener refuerzos militares con los que oponerse a las galeras de Andrea Doria y de los virreyes sicilianos. En efecto, el experimento de Yerba no podía sobrevivir mucho tiempo sin una colaboración con la flota de los sultanes osmanlíes. Por tanto, aquel vínculo con la Sublime Puerta que había limitado las acciones en Argel volvía ahora a ser un elemento más que necesario para Uluç Ali y su patrón de cara a preservar sus riquezas y sobrevivir en un Mediterráneo en el que la era del corso de las grandes personalidades parecía haber llegado ya a su fin.
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as palabras con las que Antonio Tiepolo, bailo veneciano en Estambul, explicaba en 1576 cómo Uluç Ali se había convertido en un poderoso ministro de la corte otomana y en gran almirante de la flota del sultán dejaban entrever el desarrollo de una carrera extraordinaria.1 Si bien Tiepolo aclaraba muy bien cómo este convertido había alcanzado una posición de respeto en la Sublime Puerta durante la década de 1570, su relato iluminaba solo de manera parcial algunas etapas de la vida de Uluç Ali. La expresión «che poi, rinnegando, è asceso a tanta stima» con la que el bailo resumía el paso del calabrés por algunos de los cargos más importantes del Imperio osmanlí ocultaba, en realidad, una larga trayectoria de casi treinta años (1545-1571). Analizar y explicar este camino resulta fundamental para profundizar en el rápido ascenso de Uluç Ali y así matizar la importancia de sus acciones de corso. Aunque es cierto que estas marcaron los inicios del calabrés y le ofrecieron los medios económicos para alcanzar un rol primario en las escuadras de Turgut Reis, sus proezas se distinguen solo al contextualizarlas dentro de una renovada estrategia de control y supervisión del Mediterráneo central por parte de los sultanes de Estambul. Además de tener en cuenta los cambios del contexto, se hace imprescindible poner el foco en el hombre y en su paralelo proceso de asimilación política en el Imperio otomano a partir de la segunda mitad del siglo xvi. Tal proceso, que se ha denominado otomanización, se configuró en dos etapas: una formal, de subordinación a las órdenes de la Sublime Puerta, y una informal, de aprendizaje de las costumbres político-culturales propias de la sociedad otomana de aquel entonces. 1. La promoción del talento: un corsario al servicio del Imperio La decisión de Uluç Ali de situarse bajo el amparo otomano fue consecuencia de la intervención simultánea tanto de factores personales como impersonales y relacionados «Uluciali di nazione calabrese, schiavo e tenuto al remo qualche anno, che poi, rinnegando, è asceso a tanta stima di savia e di ardita persona, che non ha alcuno il Gran signore cui più creda in questa materia [la marina] che a lui», fragmento de la «Relazione dell’Impero ottomano del clarissimo bailo M. Antonio Tiepolo letta in Senato il 9 giugno 1576», documento publicado en Albèri (1840-1855, II: 129-191, 150-151).
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con las coyunturas políticas que el Imperio tuvo que afrontar a partir de la segunda mitad del siglo xvi. El calabrés había viajado a Estambul en el verano de 1550 con su patrón Turgut Reis y sus compañeros de corso para llevar la noticia de la reciente conquista de las ciudades tunecinas de Monastir, Susa y Mahdía, y ofrecer esas victorias al sultán como signo de sumisión. Solimán I decidió recompensar los buenos oficios de estos corsarios berberiscos con la entrega de ochenta monedas de plata y un fanal (Çelebi 2008, 97). Las monedas representaban el sueldo (ulufe) que desde entonces se les pagaría como corsarios voluntarios (levend o gönüllü) al servicio del gran almirante de la flota imperial (Laiou 2005-2006, 242); el fanal (fener), instalado en la galera capitana de las escuadras de Turgut, simbolizaba la estrecha relación de estos marineros con Estambul y su subordinación a las órdenes de la Puerta (Soucek 1999-2000; Isom-Verhaaren 2021, 136). Así, Uluç Ali entraba a formar parte del circuito otomano debido a la consolidación del vínculo que su patrón Turgut, en calidad de capitán de los levend del Mediterráneo, había establecido con el sultán. Sin embargo, mientras que la crónica otomana de Çelebi recogía este encuentro como el único origen de la nueva implicación del renegado calabrés en la política estambuliota, las fuentes de archivo cristianas aportan un compendio más rico de causas y efectos detrás de esta operación. Tanto el bailo como el Senado veneciano seguían con atención en esos años los movimientos de los corsarios de Turgut con el fin de limitar los daños que estos causaban a los bergantines de la República y a sus dominios en el Adriático.2 El constante estado de alerta provocado por tales operaciones de corso pareció aliviarse cuando la Serenísima se enteró de la existencia de un negocio secreto gestionado por el gran visir Rüstem Pasha que tenía por objeto «accetar Durgut alli servitii di quel serenissimo Signor [Solimán I]».3 Rüstem Pasha, además de ostentar el cargo de vezîr-i a’zam (‘gran visir’) —que desde el siglo xvi supervisaba cada vez más los asuntos de política exterior del Imperio (Ágoston 2009b)—, era miembro de la casa del sultán como esposo de Mihrimah, hija de Solimán I y de Hürrem Sultan (Peirce 1993, 79-80). Esta posición le había dado la posibilidad de favorecer el nombramiento de su hermano, Sinan Pasha, como gran almirante (1549) y, por consiguiente, de controlar las acciones de la marina otomana.4 Su negocio para atraer las escuadras de corsarios al mando de Turgut Reis se insertaba El Senado de Venecia al bailo Alvise Renier, Venecia, 4 de agosto de 1548, fol. 31r, reg. 66, SDelS, ASVe; el Senado de Venecia al bailo Alvise Renier, Venecia, 5 de enero de 1549, fols. 59v-60r, reg. 66, SDelS, ASVe; el Senado de Venecia al bailo Alvise Renier, Venecia, 12 de abril de 1549, fol. 79r, reg. 66, SDelS, ASVe. Sobre la atención que la República de Venecia prestaba a los movimientos de los corsarios otomanos y, en particular, a los de Turgut Reis, véanse Tenenti (1961), Pedani (2007) y Mumcu (2015). 3 El Senado de Venecia al bailo Bernardo Navagero, Venecia, 23 de junio de 1550, fol. 47r, reg. 67, SDelS, ASVe. 4 Sobre el nombramiento de Sinan Pasha como gran almirante de la flota otomana, véase Isom-Verhaaren (2014b, 257-260). Sobre el poderío ejercido por Rüstem Pasha en la política otomana de aquel entonces, véase Atçil (2015). 2
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dentro de un plan de reorganización de la política mediterránea de la Puerta después de la desaparición de Hayreddin Barbarroja (Williams 1995, 49-50; Bunes Ibarra 2015, 98-99). Poner a los hombres del reis turco al servicio otomano significaba para Rüstem Pasha vigilar sus acciones en el mar y evitar que su corso dañase a los aliados de la Puerta. En particular, el gran visir pretendía limitar las incursiones en aguas de influencia veneciana con el fin de preservar las buenas relaciones con la Serenísima (Mumcu 2018). Así, tras la ceremonia en Estambul que convertía de manera formal a Uluç Ali y sus compañeros en levend del Imperio, Solimán I envió un çavuş a Venecia para referir que esos corsarios no representarían nunca más una amenaza para los intereses venecianos, según refleja el mensaje del Senado veneciano enviado al comisario y almirante de la Serenísima.5 Además, la falta de marineros hábiles en la flota otomana se había convertido en una cuestión de calado cuando, a comienzos de la década de 1550, los agentes franceses en Estambul presionaron a los ministros otomanos para que se emprendiera una nueva operación naval hacia el sur de Italia (Veinstein 1985). Dada la inexperiencia de Sinan Pasha como almirante, Rüstem Pasha pensó que con la contratación de estos corsarios se compensarían las carencias de su hermano y que aquellos lo asistirían en la próxima campaña franco-otomana en Occidente (Uzunçarşili 1988, II: 364-365; Tarakçi 2013, 104-105; Isom-Verhaaren 2021, 118-119).6 Esta maniobra se aprecia con mayor claridad en las palabras con las que el bailo Domenico Trevisano describía las contemporáneas operaciones de reclutamiento de nuevos marineros en la flota del sultán: Vuole anco sua maestà avere dugento fino a dugento cinquanta reis, cioè sopracomiti, pagati di continuo delli denari del suo caznà […] A cadauno delli dugento cinquanta reis (delli quali cinquanta abitano a Gallipoli ed il resto in Costantinopoli ed in Pera) s’è anco assegnato una galera con tutti li suoi armeggi e fornimenti, delli quali è tenuto a dar conto. […] Oltre li predetti reis, tiene anco sua maestà, pagati delli propri danari, otto uomini che stanno all’obbedienza di cadauno delli detti reis.7
«Per queste [carte] vi significamo esser gionto ultimamente qui uno chiaus dalla porta, il qual ne ha portato carte di soa Maestà [Solimán I] continente la admission preditta di Drogut al suo servitio et che, perché vogliamo ordinar ch’el non sia offeso et che lui non offenderà le cose nostre, […] rispondemo a soa Maestà che Drogut non serà offeso dalli nostri essendo certi che lui obedendo il comandamento suo farà il medesimo verso de noi». El Senado de Venecia al provisorj classis, Venecia, 11 de agosto de 1550, fols. 59r-v, reg. 67, SDelS, ASVe. 6 Una carta encontrada en la BNF, firmada por el mismo Turgut y dirigida a Enrique II, rey de Francia, demuestra que la Sublime Puerta ya había encargado a este corsario las principales tareas de gestión de la flota otomana y de cooperación con la marina de los Valois. Véase Turgut Reis a Enrique II, Córcega, 23 de agosto de 1553, fol. 15r, Français 20648, DM, BNF. 7 «Relazione dell’Impero ottomano del clarissimo Domenico Trevisano tornato bailo da Costantinopoli sulla fine del 1554», documento publicado en Albèri (1840-1855, I:111-192, 136-137). 5
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Tales incorporaciones, incluida la de Uluç Ali, simbolizaban el intento del Gobierno estambuliota de dar nuevo vigor a una armada que, desde hacía unos años, había quedado relegada a patrullar las aguas del Egeo.8 De hecho, los últimos grandes preparativos para una expedición en Occidente habían sido obra de Barbarroja entre 1544 y 1545, aunque no se concretaron debido a las negociaciones para una tregua temporal entre los Habsburgo y los osmanlíes, que fue firmada en 1545 y ratificada en 1547 (Veinstein 2002). La primera campaña naval otomana en la que participó Uluç Ali fue la de 1551, cuyo principal objetivo era la toma de Trípoli. Tanto en los relatos de las fuentes y crónicas cristianas como en los de las otomanas, Turgut y sus corsarios fueron quienes desencadenaron este acontecimiento. Por un lado, López de Gómara (2000, 240-250) destacaba que el corso de las flotillas del reis turco había quebrado la tregua existente entre los dos imperios y había llevado a la reconquista española de Mahdía y Monastir en el mismo verano en que Uluç Ali llegaba a Estambul. Por su parte, Çelebi (2008, 93) dedicó solo un pequeño apartado a la expedición de 1551 y refirió que el objetivo final de la armada otomana respondía a las súplicas de Turgut Reis a Solimán I para recuperar esos lugares norteafricanos en los que había visto crecer su poderío como corsario. La reconsideración de la importancia estratégica que tuvo la conquista de Trípoli para los otomanos permite salir de este punto muerto en el que ambos rivales, los Habsburgo y los osmanlíes, se echaban la culpa uno a otro de haber reabierto las hostilidades en el Mediterráneo. La ocupación de este centro, a la que siguió en la década de 1550 una expansión tanto a lo largo de la costa como en el interior líbico, pretendía privar a los caballeros de San Juan de un puesto de avanzada mejor situado que su central en Malta y consolidar de ese modo la presencia osmanlí en el litoral magrebí. Además del valor geopolítico relacionado con la guerra en el Mediterráneo, la inclusión definitiva del puerto de Trípoli en el organigrama administrativo otomano brindó al sultán la oportunidad de beneficiarse de las caravanas cargadas de oro y esclavos negros que llegaban a la costa libia desde el centro de África y que, en una etapa posterior, se dirigían hacia Estambul (Melis 2013). A estos factores hay que añadir el complejo entramado diplomático de la época. En ese ámbito, Solimán I no tenía intención alguna de romper la tregua con los Habsburgo; así se desprende de los numerosos intentos de diálogo que el sultán emprendió con Carlos V para que devolviera las ciudades tomadas a Turgut Reis y del hecho de que su flota no atacara las posesiones españolas, sino las de la Orden de Malta, que no había sido incluida en la tregua existente (Yerasimos 1992). La prueba de fuego de las renovadas fuerzas puestas al mando del nuevo gran almirante Sinan Pasha en la campaña naval de 1551 fue superada sin muchas dificultades. Aunque hubo siempre cierta rivalidad entre Rüstem y Turgut, ya que el primero pensaba que el segundo podría haber sustituido a su hermano como gran almirante de la flota 8
Sobre las actividades de la flota otomana en la primera mitad del siglo xvi, véase Kumrular (2009). [70]
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imperial, Solimán I reconocía la importancia de la ayuda que las escuadras del reis turco habrían proporcionado a su armada. Por ello, se aseguró su participación mediante el envío de una serie de regalos y la promesa de una cuantiosa recompensa si se tomaba la ciudad de Trípoli (Bostan 2012, 417). Tras aterrorizar el puerto de Malta y apoderarse de la isla de Gozo, la armada otomana llegó delante de Trípoli en pleno verano. Después de un breve sitio al que los caballeros no supieron oponerse, la ciudad libia cayó en manos turcas a comienzos de agosto (Braudel 2018, II: 326-328). Acabada la conquista, Turgut pensaba que obtendría el título de nuevo gobernador de Trípoli, pero este oficio fue otorgado a Hacı Murad, a la sazón líder del distrito líbico de Tajura. Irritado por la elección del Gobierno otomano en favor de Murad, el reis turco se decidió a volver a Estambul solo gracias a la presión de Uluç Ali y sus capitanes, que le convencieron para que acudiera de nuevo a la corte del sultán Solimán I (Bostan 2012, 417). El papel desempeñado por sus escuadras en la operación del verano de 1551 no podía pasar desapercibido. Según la tradición otomana, toda buena acción realizada por los súbditos del sultán era recompensada con algún tipo de premio que elogiaba el espíritu y las habilidades de los individuos al servicio de la casa osmanlí, al igual que a cada fracaso individual le correspondía un grado de punición. Por tanto, a través del binomio recompensa-castigo, se fue consolidando en el Imperio un sistema de promoción del talento que regulaba el acceso a los cargos administrativos y militares. El ascenso y el descenso que cada uno podía experimentar en el organigrama imperial se debía a las destrezas personales, al mérito y a la lealtad hacia los sultanes de Estambul (Shaw 1976, 87-88; Fleischer 1986, 96 y 158; Abou-El-Hajj 1991, 29 y 59).9 En palabras del agente diplomático de los Habsburgo en la capital otomana en la década de 1550, Ogier Ghiselin de Busbecq (1610, fol. 51r-v): Los officios y cargos, los da el mesmo Rey [Sultán] en persona, sin attender a las riquezas, o a la vanidad ni humo de linages: no tiene cuenta con favores, ni repara en la voz del vulgo, sino en los méritos y costumbres, y trato y proceder de cada uno; por su valor son allí honrados y premiados; y assí se dan los cargos a quien lo merece, y es para ellos.
La visión de Busbecq, que debe considerarse como una instantánea parcial y exagerada de lo que ocurría en la Sublime Puerta, es útil para profundizar en el sistema meritocrático otomano (Graf 2017a, 50-52). Dos asuntos ayudan a releer la descripción realizada por el embajador de los Habsburgo y a constatar que, en realidad, el Imperio osmanlí no se caracterizaba por una movilidad social fluida como se pensaba en la Europa del Tal como se ilustrará en los próximos capítulos, durante la segunda mitad del siglo xvi, a las variables de este sistema de promoción del talento se agregó también el favoritismo (Davison 1990, 17-18).
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Antiguo Régimen (Malcolm 2019, 144-145). Bajo una lógica dinástica orientada a preservar su poderío, los sultanes favorecían el mérito como medio de acceso a los cargos imperiales a modo de estrategia para evitar la formación de una nobleza que pudiera socavar su hegemonía. Asimismo, dado que el pensamiento político otomano priorizaba el mantenimiento de un orden rígido dentro de la comunidad —expresado en la generalizada división entre askerî (la clase militar y administrativa al servicio del sultán, exenta de impuestos) y reâyâ (la parte restante de la sociedad que sí contribuía)—, el sistema de promoción del talento descrito por Busbecq no estaba al alcance de cualquier individuo, sino solo de aquellos que formaban parte del grupo de los askerî. (İnalcık 2003, 68-69; Kunt 2019, 3-8). A la luz de estas aclaraciones, la llamada de Turgut Reis y sus capitanes a Estambul tras las conquistas en la costa libia es una señal de que, como marineros al servicio de Solimán I, este grupo de corsarios también podía ser recompensado por sus méritos. Así, según las investigaciones desarrolladas por Emecen, Şahin y Bostan sobre las fuentes otomanas del periodo, Turgut y Uluç Ali con seguridad dieron muestra de sus cualidades, ya que al primero le fue confiado el cargo de sancakbey de Karlıili y al segundo el de kāid (‘gobernador local’) de Annaba.10 En este pequeño enclave otomano situado en el litoral magrebí, los primeros pasos del renegado calabrés en la Administración imperial no debieron ser muy halagüeños. Tras una inspección local realizada por el gobernador argelino Salah Reis en respuesta a las quejas de los ciudadanos bereberes, fue depuesto en 1555 y obligado a ser conducido a Argel para ser juzgado por presuntas acciones de mal gobierno. La escasa información sobre este acontecimiento no permite profundizar en las infracciones que Uluç Ali habría cometido, pero este caso deja entrever la rigidez y reversibilidad del sistema otomano de promoción del talento. Solo sabemos que el renegado calabrés, destituido de su cargo, consiguió embarcar hacia Estambul antes de que Memi Reis, el hombre enviado por Salah Reis, llegara a Annaba para hacerse cargo de él. En cualquier caso, las acusaciones formuladas en su contra no debían tener una base sólida, ya que no solo no fue procesado ni castigado, sino que fue acogido en la capital otomana como un notable corsario argelino. De hecho, entre los años 1556 y 1557, el Gobierno de Estambul lo nombró hassa re’is (‘capitán de la flota’), le concedió por méritos el mando de una galera bastarda y, además, le subió el sueldo hasta cien akçe (Bostan 2002b, 2014; Taş 2020, 265).11 El calabrés no tardó en hacer olvidar su triste etapa como kāid en Annaba gracias a su significativo aporte a las campañas mediterráneas que, en aquel entonces, Sobre la promoción de Turgut Reis, véase Emecen y Şahin (1999, 59 y 97). Sobre la promoción de Uluç Ali, véase Bostan (2022c). 11 En uno de sus estudios sobre la marina otomana, Colin Imber (1996, 86) destaca cómo la subida del salario de Uluç Ali a cien akçe fue una medida extraordinaria y debida a los buenos servicios desempañados en el mar. De hecho, el salario medio de un capitán de la flota de aquel entonces era de alrededor de cuarenta o cincuenta akçe diarios. 10
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prestaron ayuda al beylerbey de Argel en su plan de conquista de la ciudad de Tremecén y de los presidios españoles de Bugía y Orán (Cabrera de Córdoba 1619, 88-89; Çelebi 2008, 99). En ese contexto, Uluç Ali llevó a cabo una importante tarea. Mientras el corsario argelino Ali el Tuerto supervisaba y reorganizaba las fuerzas navales del difunto gobernador de Argel, Salah Reis, de manera que se pudiese seguir con los planes de conquista del litoral norteafricano, el convertido calabrés se encargó de recoger los bienes y las galeras de este último para trasladar todo a Estambul.12 La confianza que el sucesor de Sinan Pasha, el nuevo gran almirante Piyale Pasha, empezó a depositar en Uluç Ali como su fiel capitán se manifestó pronto en la creciente importancia de las misiones que le fueron asignadas. Sin embargo, el rol del calabrés no se limitaba a un papel logístico relacionado con el transporte marítimo de dinero, galeras, vituallas y cautivos entre el Magreb y la Puerta. Los protagonistas del corso mediterráneo, además de debilitar las defensas de la Monarquía Hispánica y mover refuerzos en los dominios otomanos del Mediterráneo, tenían también un significativo rol estratégico. A través de sus navegaciones en las aguas occidentales, la Sublime Puerta estaba informada de forma regular sobre los acontecimientos norteafricanos y los proyectos políticos del rival Habsburgo (Gürkan 2010; Black 2014, 43-44;). A comienzos de 1559, Uluç Ali viajó de Trípoli a Estambul para informar de dos cuestiones de gran relevancia: con relación al contexto berberisco, señaló el estallido de una revuelta en la comarca líbica, cuyo gobierno había sido otorgado a Turgut Reis tras la muerte de Hacı Murad (Çelebi 2008, 100); en referencia al panorama mediterráneo, desveló los preparativos de la flota española al mando del virrey de Sicilia Juan de la Cerda, IV duque de Medinaceli (Cirni Corso 1560, 68-69; Ulloa 1566, fols. 9v-10v; Bosio 1594-1602, III: 418).13 Una orden enviada por Solimán I al gran almirante Piyale Pasha en julio ayuda a comprender la importancia y la estrecha relación entre estos dos avisos. En la carta del sultán se lee que las últimas noticias llegadas a su corte desde el Magreb —que, según podemos suponer, incluían las que trajo Uluç Ali— dibujaban un contexto norteafricano en peligro inminente de caer en manos de los cristianos: los jeques bereberes locales, entre los que destacaban los de Yerba y Trípoli, se habían levantado contra el Gobierno otomano y negociaban con los españoles entregarles algunas ciudades y puertos ubicados en los litorales líbicos y tunecinos (Bombaci 1941a, 202). En el bando de los Habsburgo no se hicieron oídos sordos ante tal propuesta. El virrey de Sicilia y el maestre de la Orden de Malta, Jean de La Valette, empujaron pronto a la Monarquía Hispánica para que se organizase una expedición naval orientada a Gabriel de la Cueva a Francisco de Ledesma, Orán, 24 de agosto de 1556, s. n., leg. 475, E, AGS; véase también Bostan (2014). 13 Braudel (2018, 400-401) cuenta que Uluç Ali fue avisado de la llegada de la flota otomana por dos queches de mercaderes musulmanes que huyeron a Trípoli al encontrarse en el mar con la flota del virrey de Sicilia, el duque de Medinaceli. 12
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derrocar a Turgut Reis de una vez por todas. Para ambos, el principal objetivo sería la reconquista de Trípoli, ya que esto pondría fin al corso otomano que se dirigía hacia el litoral siciliano y restituiría la ciudad a sus legítimos propietarios, los caballeros hospitalarios. Felipe II, liberado del frente continental tras la paz de Cateau-Cambrésis (3 de abril de 1559), apoyó sin reservas los proyectos que procedían de Sicilia, pues le daban la oportunidad de protagonizar su primer acto en el Mediterráneo y demostrar de manera inmediata que había interiorizado los consejos de su padre en relación con la guerra contra el Turco. Siguiendo el hilo tejido por las crónicas otomanas contemporáneas a estos acontecimientos, se puede recorrer con más precisión el papel de Uluç Ali como informador del sultán. En comparación con lo que contó Çelebi en su obra, que fue escrita casi un siglo después de tales eventos, los relatos otomanos redactados justo después del choque de 1560 son más precisos y nos ofrecen un amplio abanico de detalles para reconstruir las operaciones bélicas y las acciones de sus protagonistas (Bombaci 1941a, 195-200). En particular, nos referimos a la obra en verso del turco Nidā’i titulada Fetihnâme-i Kal’a-i Cerbe (‘La victoria del castillo de Yerba’) y a la crónica de Yahyâ Efendi Zekeriyyâzâde Ferah: Cerbe Savaşı. En ellas se revela que, tras los primeros avisos, el reis Sait, entonces enviado a Trípoli para restablecer las relaciones amistosas con la élite local bereber, encargó al renegado calabrés que llevara a Solimán I importantes comunicaciones de palabra y por escrito.14 A través de Uluç Ali, Sait avisó al sultán de que había cumplido su misión, pues los jeques de Yerba y Trípoli habían vuelto a la obediencia de la Puerta. El hecho de haber llevado tan buena noticia, que supuso enfrentarse al peligro de caer en manos del enemigo y superar los escollos de navegar a principios del invierno, se convirtió a ojos otomanos en una gran demostración de fidelidad, que fue recompensada con un nuevo aumento de su salario (Bombaci 1941a, 216-217). Tras recibir su recompensa, Uluç Ali se quedó en Estambul hasta que llegaron nuevos avisos de otros hombres de Turgut en los que el reis turco expresaba su temor a ser derrotado por los españoles y la necesidad de refuerzos para hacer frente a las galeras del virrey de Sicilia. Si bien las embarcaciones de la Monarquía Hispánica todavía seguían en el puerto de Mesina a finales de 1559, sus objetivos ya habían sido descubiertos por los otomanos. Esta vez, el tono de las cartas alertó tanto al sultán que, según el testimonio del bailo Cavalli, el Diván ordenó a Piyale Pasha salir enseguida con la flota y dirigirse al Magreb:
La importancia de estas dos obras estriba en que ambas se escribieron inmediatamente después del enfrentamiento que tuvo lugar en la isla de Yerba. En particular, cabe señalar que la de Zekeriyyâzâde (1975) es quizá la más valiosa de las dos, dado que el autor, escribano del arsenal de Estambul, participó de forma directa en la expedición otomana de la primavera-verano de 1560. Sobre la segunda obra, la de Nidā’i, véase Ay (2015). 14
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Dragut ha mandato tre galere da Tripoli con schiavi cristiani, et con molta della sua facultà, temendo esser scacciato di Barberia da spagnoli; [Dragut] dava aviso delli successi di quelle parti et dimandava presto soccorso, essendo stato abbandonato da tutti li corsari, li quali s’erano fuggiti; per la qual nova si è deliberato di far uscir il capitano del mare con 10 galee infra sei giorni.15
Además de acelerar la operación para que la flota zarpase del Cuerno de Oro bajo el mando del gran almirante Piyale Pasha, Solimán I confió a una serie de capitanes corsarios la tarea de llevar cartas perentorias al norte de África. En una de ellas, el sultán escribía a Turgut para tranquilizarle en relación con la petición de auxilio naval que había trasladado y, de paso, adjuntarle tanto misivas como valiosas prendas destinadas a los jeques magrebíes que le habían ayudado a defenderse del ataque español en señal de gratitud (Bombaci 1941a, 205). Sin embargo, el papel informador desempeñado por los corsarios iba más allá del mantenimiento de un canal de comunicación abierto entre la capital del imperio y sus dominios o del ofrecimiento de nuevas sobre los movimientos de los rivales para anticiparlos y sorprender. También se manifestaba tras su incorporación a la armada, cuando se les confiaban misiones para espiar al enemigo durante los conflictos militares (Guilmartin 2002, 143). Así, por ejemplo, en el viaje de la flota otomana hacia el Mediterráneo central en la primavera de 1560, el gran almirante otomano envió varias veces a Uluç Ali a inspeccionar a escondidas la disposición de la marina española con el objetivo de planear una posible contraofensiva (Ulloa 1566, fols. 20v y 32r; Çelebi 2008). En una de esas operaciones, según refiere el cronista Zekeriyyâzâde, el renegado calabrés se distinguió una vez más por su valor y coraje. A la altura de la isla griega de Citera, Uluç Ali chocó en solitario con un barco cristiano. De la confrontación que siguió no solo salió ileso, sino que también logró capturar la nave cristiana cargada de ciento cincuenta y cinco hombres y cuarenta y tres cañones gracias a la ayuda recibida de Nasuh Aga, corsario y hombre de confianza del gran almirante, que había sido enviado en su ayuda. Tras reunirse con el resto de la flota, presentó su botín a Piyale Pasha, que lo elogió y decidió hacerse eco de su hazaña enviando directamente al sultán el barco, los cañones y los esclavos capturados (Bombaci 1941a, 219-220). A sus habilidades de buen corsario hay que añadir las de excelente soldado y estratega que demostró durante el conflicto bélico que se desencadenó en Yerba (Mármol Carvajal 1573, fols. 298v-299v) (Figura 2.1). De hecho, el análisis de su papel en esta batalla revela que el renegado calabrés contribuyó de modo considerable a la victoria final otomana. El bailo Marino Cavalli al dux de Venecia, Estambul, 30 de marzo de 1560, fols. 52v-53r, rubricario D1, SDC, ASVe. 15
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Figura 2.1. Disigno dell'Isola de Gerbi con le seche che la difendeno dall'inondatione del mare et il sito della fortezza fatta da Christiani alla defesa della quala vi e restato cinq millia valorosi soldati, e buona provisione di vituaglie e munitione che con l'aiuto di Dio bastara à diffenderla dall'insulti de l'armata turchescha, s. l., ca. 1575 (GE D-17028, DCP, BNF).
La flota de la Monarquía Hispánica había tenido que enfrentarse a diversas condiciones meteorológicas propias de la temporada invernal que afectaron su desplazamiento. El duque de Medinaceli llegó a Yerba en marzo de 1560 y decidió detenerse para apoderarse de la isla y reorganizar sus fuerzas, ya diezmadas por una epidemia. Gracias al favor de la población local, que en un primer momento había sido reluctante a inclinarse al juego otomano, la armada de Medinaceli pudo fácilmente desembarcar, tomar posesión de la isla y empezar a construir un fuerte en la orilla norte (Braudel 2018, II: 400-402). Según las fuentes árabes, esta rápida conquista se debió también a que Turgut Reis, alertado de la llegada del enemigo, se había retirado a Trípoli con la mayoría de sus hombres, de la artillería y de las vituallas y solo un pequeño grupo de soldados turcos había quedado para la defensa de la isla (Steeh 2015). Nadie en el bando hispánico pareció percibir que, en realidad, esta era la calma antes de la tormenta. El ánimo de los soldados cristianos solo empezó a nublarse cuando, a primeros de mayo, la armada turca apareció de repente en el horizonte. Los hombres del duque de Medinaceli no habían terminado aún sus operaciones de fortificación y parte de la infantería todavía no había desembarcado. Según informaba Piyale en una carta enviada a Solimán I durante la empresa, ante la disyuntiva entre huir o quedarse para hacer frente a las embarcaciones [76]
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sobre las que ondeaba la bandera de la media luna, unos pocos huyeron a tiempo del puerto hacia el litoral italiano, mientras que la mayoría quedaron atrapados en la isla (Bombaci 1941a, 207).16 A estos últimos les quedó solo la opción más atrevida: defender el castillo recién levantado y esperar refuerzos. Antes de que Yerba se convirtiese en el cementerio de muchos españoles, los otomanos pusieron sitio a la fortaleza, donde estaban encerrados los soldados del capitán Álvaro de Sande. Las fuerzas de Piyale no lograron batir el fuerte hasta que Uluç Ali y otros corsarios, entre los que las fuentes otomanas destacan la presencia de Ali Portuch, desembarcaron con parte de las milicias y lograron destruir los pozos de agua situados cerca del castillo (Figura 2.2), además de impedir cualquier tipo de comunicación entre el fuerte y las galeras cristianas (Önalp 1996). El agua de las cisternas dentro del fuerte español se acabó pronto y con ello también la resistencia de los soldados que se hallaban en el interior de este.17 Mientras se abría un largo debate en el seno de la Monarquía Hispánica sobre cómo reaccionar ante lo que parecía ser la confirmación del dominio otomano en el Mediterráneo, a finales del verano de 1560, Piyale Pasha volvía victorioso a Estambul (Bombaci 1941b).
Figura 2.2. Detalle de la ilustración precedente (Figura 2.1) donde se aprecian los pozos asaltados por Uluç Ali durante el enfrentamiento hispano-turco en Yerba.
Véase también el traslado de una carta de Piyale Pasha a Ferhad Aga en italiano, s. l., verano de 1560, documento publicado en Charrière (1848-1860, II: 611-612). 17 «Copia de una carta de don Francisco de Urrias», s. l., 20 de agosto de 1560, fol. 71r, SP 70/16, TNA. 16
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El protagonismo de Uluç Ali en ese evento queda reflejado de forma amplia en las palabras que le dedicó el cronista Zekeriyyâzâde (1975). En su obra, acabada justo el mismo mes en que volvió la flota al arsenal de la capital otomana, describió al renegado calabrés como un capitán de «alto valor» que, por sus acciones en la campaña de 1560, recibió «honor y gloria del sultán como nunca hubiera soñado» y su nombre «se volvió tan valioso como una piedra preciosa de color verde».18 El reconocimiento que alcanzó en los círculos de poder otomano gracias a las heterogéneas habilidades que demostró como agente informador, corsario y estratega, le permitió beneficiarse de nuevo del sistema de promoción del talento y conseguir otro cargo administrativo: en 1561, Solimán I lo nombró bey de Siğla —Esmirna— y le encargó patrullar las aguas del Egeo (Taş 2020, 265). La ubicación de este centro marítimo no debe restar importancia a la tarea encomendada al renegado calabrés, ya que Siğla fue durante todo el siglo xvi uno de los principales puntos de recogida del grano que llegaba de Egipto y que, más tarde, era transportado a la capital otomana para asegurar su abastecimiento. Este factor explica en parte la decisión de confiar el oficio de bey de esta localidad a un capitán de la flota de la envergadura de Uluç Ali, pues era necesario mantener esta zona libre de la presencia de piratas o corsarios cristianos que pudieran saquear los barcos de los mercaderes musulmanes (Goffman 1990; Zandi-Sayek 2017). Por tanto, a comienzos de la década de 1560, la figura del convertido calabrés coincidía cada vez más con la de un servidor de los sultanes de Estambul que con la de un temible corsario libre de cualquier vinculación y que aterrorizaba los puertos cristianos sediento de hombres, niños y mujeres a los que esclavizar (Colin 1930, 53-67; Valente 1960, 51-73; Mafrici 2021, 42-44). Confirmaba esta visión la carta que escribió el 15 de enero de 1561 Jean Dolu, agente diplomático en Estambul de Carlos IX de Francia, a François de Noailles, obispo de Dax y contemporáneo embajador francés en Venecia. Según las palabras de Dolu, Solimán I no habría ordenado una nueva salida de su flota hasta el regreso de Uluç Ali a la corte con nuevas informaciones.19 De igual manera, el bailo Ferro avisaba al dux de Venecia de que todos los futuros proyectos navales de la Puerta en el Mediterráneo dependían solo de la relación que Uluç Ali debía presentar a los miembros del Diván: Nelli divani di questa settimana, che hogi sono finiti, non è stato altramente fatto arz a sua maestà per descrivere gli homini da remo per l’armata; et dicesi che la cagione è stata che di giorno in giorno si aspetta il ritorno di Uluci Ali, che
Este fragmento ha sido publicado en inglés en Koloğlu (2007, 528-529). Juan Dolu a François de Noailles, Estambul, 15 de enero de 1561, documento publicado en Charrière (1848-1860, II: 646). 18 19
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con dui galee fu espedito in barbaria già 3 mesi in circa. Da la relatione del quale dependerà in grande parte non solamente lo uscire, ma anchor il numero di questa armata della quale quando sarà tempo ne darò aviso.20
Uluç Ali había vuelto del norte de África a Estambul en pleno invierno de 1561 tras haber sido enviado en misión por el sultán para entregar una serie de presentes a Turgut Reis y al sultán hafsí de Túnez en agradecimiento por su ayuda en la batalla de Yerba.21 Las noticias que comunicó a los visires otomanos ponían de manifiesto el peligro de un nuevo ataque español en el litoral norteafricano.22 Tal como se lee en otra carta de Dolu enviada al rey de Francia, Solimán I decidió ordenar la preparación de casi ochenta galeras en previsión de un posible choque con la flota de los Habsburgo «selon les advis qu'en a donné le corsaire Auluj-Ally».23 En definitiva, el contexto en el que Uluç Ali acababa de acomodarse le había dado la oportunidad de conocer tanto los aspectos positivos como los negativos del sistema otomano de promoción del talento; al mismo tiempo, el calabrés empezaba a influir, con sus acciones y sus avisos, en los éxitos navales de la Puerta y a mover las sutiles cuerdas con las que se estaba tejiendo desde Estambul una fina estrategia mediterránea (Sola 2010, 81-84). 2. Talento en el mar, favores en la Puerta En calidad de reconocido capitán de la marina otomana, hacia finales de 1562 Uluç Ali fue promovido al cargo de bey y guardián del puerto de la ciudad de Alejandría, en Egipto (Bostan, 2002b, 2014). Tanto este nuevo oficio como el desempeñado hasta entonces en Siğla estaban vinculados de forma estrecha con la ocupación de vigilar y patrullar el archipiélago otomano —término con el que se definía el área del Mediterráneo oriental—, pues estos centros portuarios constituían los ejes desde donde preservar la autoridad de los sultanes de Estambul en las aguas levantinas (Birken 1976, 101-108). Todo apunta a que Piyale Pasha presionó al sultán para favorecer el rápido ascenso de Uluç Ali tras los acontecimientos de Yerba, dada la evidente conexión entre esta función de vigilante marítimo y la figura del gran almirante, que era también gobernador de la circunscripción de Cezâyir-i Bahr-i Sefîd, la provincia de las islas del Mediterráneo —una unidad administrativa que aglutinaba a los principales polos otomanos en el Egeo— (Şakiroğlu 1993a).
El bailo Girolamo Ferro al dux de Venecia, Estambul, 21 de enero de 1561, p. 401, reg. 2, Decifrazioni, SDC, ASVe. El bailo Girolamo Ferro al dux de Venecia, Estambul, 24 de octubre de 1560, pp. 332-333, reg. 2, Decifrazioni, SDC, ASVe. 22 El bailo Girolamo Ferro al dux de Venecia, Estambul, 5 de febrero de 1561, fols. 331r-333r, filz. 2-b, SDC, ASVe. 23 Jean Dolu a Carlos IX, Estambul, 5 de febrero de 1561, documento publicado en Charrière (1848-1860, II: 647-648). 20 21
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La intercesión del almirante ante el Gobierno otomano en favor de los miembros de su flota no era algo insólito, sino una práctica bien conocida en el siglo xvi; así, al final de la campaña naval de 1551, Sinan Pasha había escrito un largo informe al sultán Solimán I en el que destacaba la valentía y las habilidades marineras de Turgut Reis (Veinstein 1985, 57). El contenido de esta carta junto con los planes políticos de Rüstem Pasha y el acto de sumisión realizado por Turgut en compañía de Uluç Ali en Estambul a comienzos de la década de 1550 consolidan la visión de un sistema de movilidad social establecido para los marineros y corsarios. Tal sistema se basaba tanto en la demostración de sus cualidades en el ámbito marítimo y de su lealtad a la dinastía otomana en cuanto servidores de los sultanes, como en la cooptación, el favoritismo y el establecimiento de lazos de familiaridad con las principales figuras políticas del Gobierno otomano (Gürkan 2010; Isom-Verhaaren 2014a). Según Kurtoğlu (1935, 511), historiador y biógrafo de Uluç Ali, el renegado calabrés ya había comprobado la importancia del apoyo del gran almirante cuando fue nombrado y enviado como gobernador a Annaba a principios de los años cincuenta. Si bien a través de la documentación oficial no se ha encontrado un mismo ejemplo para subrayar el favor de Piyale a Uluç Ali a comienzos de la década de 1560, la relación clientelar entre los dos se puede reconstruir siguiendo las tramas informales del poder otomano. La tipología y el área geográfica de los oficios otorgados al renegado calabrés, así como los años en que se concedieron, acentúan la presencia de factores políticos —internos y externos a la Sublime Puerta— capaces de influenciar la decisión tomada por Solimán I. A lo largo del bienio 1561-1562, una serie de cambios alteraron la vida política del Imperio. En julio de 1561 murió en Estambul el gran visir Rüstem Pasha. Su fallecimiento llevó a su mujer, Mihrimah, a presionar al sultán para que concediese el título de gran visir a Semiz Ali Pasha, marido de su hija Ayşe Hümaşah Sultan, nieta por tanto de Solimán I (Afyoncu 2009). El nombramiento de Semiz Ali Pasha, a menos de un mes de la muerte de su suegro, mostraba la voluntad del sultán de conservar el cargo de gran visir en manos de un hombre de confianza ligado por vínculos parentales con su familia. Según la cultura política otomana de la época, los rangos administrativos y militares más elevados del Imperio se concedían a los oficiales titulados como damad, es decir, casados con miembros de la familia osmanlí, de modo que el sultán se aseguraba su total fidelidad y evitaba la formación de polos de poder rivales al suyo (Nuktu 1993; Imber 2003; Findley 2006; Bouquet 2015). Sin embargo, a finales de 1561 murió también el príncipe Bayezid como consecuencia de la guerra fratricida entre los hijos del sultán para establecer quién le sucedería (Kunt 1995; Imber 2002, 75-115;). Selim, el hijo de Solimán I que salió victorioso de esta disputa, empezó entonces a organizar y consolidar su propio grupo de poder con el fin de prepararse para la futura sucesión. De la misma manera que su padre, Selim [80]
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gestionó con la ayuda de su haseki (‘favorita’), la renegada veneciana Nurbânû (Babinger 1963; Şahin 2007), una hábil política matrimonial para vincular con su familia a algunos de los principales hombres de poder de aquel entonces. A raíz de esto, a comienzos de 1562, tuvieron lugar tres matrimonios en Estambul: las tres hijas de Selim y Nurbânû —Ismihan Sultan, Gevherhan Sultan, y Şah Sultan— se casaron respectivamente con Sokollu Mehmed Pasha, segundo visir, con Piyale Pasha, gran almirante de la flota, y con Hasan Agha, halconero del sultán (Peirce 1993, 67-68). Tras esa reconfiguración de las redes internas de poder, las directrices políticas del Imperio se encontraron divididas entre dos grupos. Por un lado, el que se puede definir como el grupo del harem del sultán, al mando de Mihrimah Sultan, que ejercía presiones en el Diván por medio de la figura del yerno y gran visir Semiz Ali Pasha a fin de impulsar una política agresiva en el Mediterráneo. El objetivo principal de este primer grupo era, entonces, la conquista de la isla de Malta, una empresa que, de realizarse, tendría un efecto positivo tanto para la carrera de Semiz Ali como para las posesiones marítimas otomanas al eliminar el principal centro operativo de los corsarios cristianos en Levante. Por otro lado, el grupo de los futuros damad del príncipe Selim optaba por una línea más defensiva en el mar, conforme a la política que deseaba aplicar el sultán Solimán I (Peirce 1993, 69). A pesar de las negociaciones diplomáticas concluidas en 1562 tanto con el Sacro Imperio Romano Germánico en el frente húngaro como con el Imperio safávida y los portugueses en los confines asiáticos (Imber 2002, 59-60), la decisión del sultán de no lanzarse a una campaña ofensiva según pretendía Mihrimah Sultan parecía estar en desacuerdo con las necesidades que, en aquel entonces, la Puerta había de atender en el Mediterráneo. Tal como ha señalado Brogini (2006) en su estudio sobre Malta, la mayoría de los ataques de los corsarios bajo el amparo de la Orden de los Caballeros Hospitalarios se concentraba, a comienzos de la década de 1560, justo en el área del archipiélago otomano. Por tanto, habría sido más que lógico que el sultán apoyara la estrategia ofensiva con el fin de defender el Mediterráneo levantino ante esta emergencia, ya que desde Malta los corsarios cristianos estaban afectando cada vez más al tráfico comercial entre Estambul y sus provincias en una coyuntura de crisis del abastecimiento de trigo en la capital (İnalcık 1997b; Vatin 2002). Además, una intervención armada contra Malta podría haberse justificado por una de las principales lógicas dinásticas de los osmanlíes: desde que Selim I había conquistado Siria y Egipto y había asumido el título de califa del mundo musulmán y defensor de las ciudades santas de Medina y La Meca, los sultanes de Estambul se comprometieron de modo formal a defender a los peregrinos que viajaban por aguas mediterráneas para llegar a estos lugares (Imber 1992). De ahí que el papel de jefe espiritual se convirtiera pronto en un elemento que legitimaba y, al mismo tiempo, obligaba al Imperio a intervenir con conocimiento de causa en el teatro mediterráneo. [81]
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En el marco de la disputa que se estaba desarrollando en la cúspide del Gobierno otomano, parece que el factor decisivo que llevó al sultán a no organizar en ese momento la conquista de la isla de Malta fueron las presiones que Gevherhan Sultan, la esposa de Piyale Pasha, dirigió hacia su padre, el príncipe Selim, para que convenciese a Solimán I de evitar que la armada zarpase de Estambul hacia Occidente (Isom-Verhaaren 2021, 121). Este dato, proporcionado por el bailo Barbarigo, está contenido en una carta del 17 de febrero de 1563, en la que también se refleja de manera nítida la existencia de una lucha entre los dos partidos rivales —el del harem y el del príncipe— dentro del Diván: Sultan Selim per satisfar la figliola maritata nel capitano del mare [Gevherhan Sultan], procura col Signor [Solimán I] che non mandi fuori armata, et il bassà [Semiz Ali Pasha] per l’odio porta ad esso capitano [Piyale Pasha] dice che consigliava il Signor far capitano l’Aga de ianizzari.24
Es bastante probable que Piyale, gracias a su nuevo vínculo familiar con la familia de Solimán I y a las circunstancias en el Mediterráneo, lograra posicionar a Uluç Ali en Alejandría, entonces el principal puerto comercial otomano, desde el que salía el grano para la capital (Masters 2009, 33). De todos modos, la decisión de concederle ese cargo se fundaba de nuevo en los méritos y las habilidades que había demostrado en su trayectoria como corsario y capitán de la marina contra las embarcaciones maltesas a lo largo de los últimos años (Bosio 1594-1602, III: 356, 364-365 y 374). Además, su experiencia en el mar se compaginaba bien con las tareas que tenía que desarrollar en el puerto egipcio: vigilar las costas y escoltar a los mercaderes que se dirigían a Anatolia a través del mar Egeo hasta el estrecho de Rodas (Fodor 2002, 90-91). Empero, sobre su nombramiento como bey y guardián del puerto de Alejandría, ocurrido entre 1562 y 1563,25 no solo pesaba la influencia de los hombres del grupo de poder de Selim, sino también la ejercida por la República de Venecia. Pese a que existía un estrecho vínculo comercial entre la Serenísima y el Imperio otomano, en algunas áreas del Mediterráneo levantino estas relaciones estaban marcadas por un elevado nivel de competición (Dursteler 2002). En particular, a lo largo de la primera mitad del siglo xvi, mercaderes venecianos y otomanos contendían por el monopolio de las especias que llegaban del océano Índico a Alejandría, así como por el control de la línea comercial entre las ciudades de Alepo y Damasco para acaparar la preciosa seda siria (Brummett 1991; Arbel 1995, 77-86). Para hacer frente a esta disputa comercial y, sobre todo, para defender a sus mercaderes de los ataques corsarios, la República de Venecia El bailo Daniele Barbarigo al Senado de Venecia, Estambul, 17 de febrero de 1563, fol. 108r, rubricario D1, SDC, ASVe. 25 El bailo Daniele Barbarigo al dux de Venecia, Estambul, 6 de enero de 1563, fols. 289v-290r, filz. 3-c, SDC, ASVe. 24
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solía entregar la llamada cortesia —una serie de regalos y mercancías de lujo— a las autoridades que administraban los puertos libaneses y egipcios (Christ 2012, 152-153). No obstante, a finales de 1560, el flamante guardián del puerto de Alejandría, Mustafa Bey, intentó aprovecharse de esa costumbre para aumentar sus ingresos. En lugar de aceptar el presente que se le enviaba, exigió también la suma de dos mil cequís. Ante la negativa veneciana a esa pretensión, el bey de la ciudad empezó a favorecer, según refiere el bailo Ferro, las acciones de los corsarios musulmanes en perjuicio de las embarcaciones mercantiles de la República: Il capitano della guardia d'Alessandria, non contento del presente che ordinariamente se gli fa ogn'anno, havea dimandati anche ducento cechini dicendo che così era stato dato sempre alli sui precessori [...]; et che essendogli stato risposto che’l presente fattogli per cortesia et amorevolezza, et non per altra cagione, era simile a quelli che furono fatti alli sui precessori, egli se ne partì minacciando et usando molte cattive parole alle quali li fatti sono stati conformi perché egli da poi non cessò, come mi scriveno, di danneggiare li sudditi di Vostra Serenità et di favorir certa fusta che di continuo corseggiava in quelle marine depredando tutti quei navilii che gli venivano per le mani.26
Las protestas que los agentes venecianos en Estambul dirigieron a los miembros del Diván Imperial lograron no solo que se apartase a Mustafa Bey del cargo de guardián del puerto de Alejandría en el verano de 1561, sino que incluso se le impidiese volver a esa plaza cuando obtuvo de nuevo el cargo en la primavera de 1562.27 La decisión final sobre ambos relevos había sido del gran visir Semiz Ali Pasha después de unos encuentros privados con el bailo y los dragomanes venecianos en la capital otomana. Las resoluciones adoptadas se fundaban en las conexiones privadas que Semiz Ali había tenido con los mercaderes venecianos a lo largo de su experiencia como beylerbey de Egipto entre 1549 y 1554.28 Además, cuando Daniele Barbarigo, que había conocido y consolidado una sólida amistad con Semiz Ali durante sus misiones al Cairo,29 llegó a Estambul en 1562 en calidad de nuevo bailo, fue fácil para los venecianos encaminar la elección del bey de Alejandría hacia candidatos favorables a la República. Así, el El bailo Girolamo Ferro al dux de Venecia, Estambul, 6 de octubre de 1560, fols. 274v-275r, filz. 2-b, SDC, ASVe. 27 El bailo Girolamo Ferro al dux de Venecia, Estambul, 30 de agosto de 1561, fols. 134r-v, filz. 3-c, SDC, ASVe; el vicebailo Andrea Dandolo al dux de Venecia, Estambul, 1 de mayo de 1562, fols. 165r-v, filz. 3-c, SDC, ASVe; el Senado de Venecia al vicebailo Andrea Dandolo, Venecia, 9 de mayo de 1562, fol. 65v, reg. 2, SDelC, ASVe. 28 El gobernador de Egipto al dux de Venecia, El Cairo, 16 de enero de 1554, doc. 65, filz. 2, LST, ASVe, documento publicado en Pedani (2009, 26). 29 Semiz Ali Pasha al dux de Venecia, Estambul, 22 de octubre de 1561, docs. 88-89, filz. 2, LST, ASVe, documento publicado en Pedani (2009, 29). 26
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senado de Venecia escribió al vicebailo Dandolo en mayo de 1562 tras la noticia del nombramiento de Ali Portuch como guardián del puerto de la ciudad egipcia: «Vi laudamo del commandamento ottenuto et dato ad Aly Portuch uscito con le XX galee per il bon trattamento verso li luoghi, navilii, et sudditi nostri».30 La misma influencia ejercida por el nuevo bailo sobre Semiz Ali se repitió con elevada probabilidad también a inicios de 1563 cuando, mientras Ali Portuch asumía el cargo de bey de la isla de Rodas, se enviaba a Uluç Ali al puerto de Alejandría con la orden de juntar galeras para aplacar una revuelta en los litorales griegos del Egeo.31 El apoyo veneciano al nombramiento del calabrés procedía, igual que en el caso de su predecesor, de sus buenos oficios a favor de la República. Esto lo confirmaba el mismo bailo Barbarigo, ya que en sus cartas cifradas al Senado había informado de la buena predisposición de Uluç Ali a liberar las embarcaciones venecianas cargadas de trigo alejandrino y saqueadas por los corsarios musulmanes y, además, a impedir la repetición de estas acciones contra los mercantes de la Serenísima.32 A cambio de estas promesas y favores, en 1564, la República de San Marcos dejó libertad a sus mercaderes para vender a Uluç Ali algunos materiales que necesitaba para construir una nueva galera bastarda (Pedani 2008, 164). Pese a unas buenas relaciones iniciales, los pareceres de Barbarigo sobre Uluç Ali cambiaron a lo largo de pocos meses. Obligado a responder del saqueo de unas galeotas otomanas que viajaban de Alejandría a Estambul en el verano de 1563, el bailo declaró en una carta a la Sublime Puerta que este incidente había ocurrido porque la presencia de la flota del capitán Uluç Ali cerca de la isla de Candia había impedido a la guardia veneciana intervenir en defensa de las embarcaciones turcas.33 A esto hay que añadir el hecho de que Uluç Ali intentara por todos los medios que los venecianos devolvieran a un grupo de mercaderes turcos que, tras ser amenazados por las galeras de los corsarios cristianos, habían huido a Chipre. Según los rettori chipriotas, el renegado calabrés había exigido la liberación de estos hombres con palabras amenazantes —«con parole minaccievoli»—.34 Aunque el bailo escribió una carta a Uluç Ali recordándole que El Senado de Venecia al vicebailo Andrea Dandolo, Estambul, 30 de mayo de 1562, fols. 65r-66v, reg. 2, SDelC, ASVe. 31 «Lo que se entiende por cartas de diversas personas que vienen de Trípoli», s. l., 22 de abril de 1563, doc. 61, leg. 1391, E, AGS. 32 El bailo Daniele Barbarigo al dux de Venecia, Estambul, 4 de enero de 1563, p. 263, reg. 3, Decifrazioni, SDC, ASVe; el bailo Daniele Barbarigo al dux de Venecia, Estambul, 17 de febrero de 1563, fols. 311v-312r, filz. 3-c, SDC, ASVe; arz (‘súplica’) del bailo a la Sublime Puerta, Estambul, 1563, docs. 124-125, filz. 2, LST, ASVe, en Pedani (2009, 32-33). 33 Arz del bailo a la Sublime Puerta, Estambul, 1563, docs. 121-122, filz. 2, LST, ASVe, en Pedani (2009, 31-32). La República de Venecia, de hecho, solía actuar con su marina en defensa de las aguas del Egeo y del Adriático contra la amenaza de los piratas cristianos y musulmanes (Costantini 2009, 18). 34 El bailo Daniele Barbarigo al dux de Venecia, Estambul, 4 de julio de 1563, pp. 109-111, reg. 5, Decifrazioni, SDC, ASVe. 30
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debía tener respeto y consideración por los gobernadores de Chipre, parece que esta advertencia fue desatendida, ya que el guardián del puerto de Alejandría amenazó con atacar la isla en compañía de Kurtoğlu, recién nombrado sancakbey de Rodas en sustitución de Ali Portuch.35 El bailo, entonces, intentó que se revocase al calabrés su cargo a través de sus intercesiones con el gran visir; sin embargo, pese a que el ministro otomano relató al sultán «le male et sinistre operationi sue [de Uluç Ali] et il pessimo animo che ha demostrato verso li sudditi [de la República de Venecia]»,36 Uluç Ali no fue destituido, pues su papel resultaba fundamental en la estrategia mediterránea de los osmanlíes de aquel entonces. De hecho, mientras el agente diplomático de la Serenísima intentaba poner en peligro su carrera en la flota otomana, cuatro galeras salían de Estambul para renovar la fuerza naval puesta bajo su mando en Alejandría.37 Junto con el envío de estas galeras, en la primavera de 1564, el Diván de Estambul le confió una misión en las aguas levantinas para recoger informaciones sobre el naufragio de una embarcación otomana que llevaba muchos esclavos del sultán.38 Al año siguiente, en cambio, Uluç Ali fue llamado a participar en la campaña militar para conquistar Malta y eliminar así el cuartel general de los caballeros hospitalarios. A ojos del sultán Solimán I, tal como ya se ha mencionado, la toma de Malta no venía motivada por los deseos de conquista y expansión, sino que constituía una acción defensiva para restablecer la supremacía otomana en el Mediterráneo oriental (Bostan 2003a, 540). En calidad de capitán de su flotilla y guardián del puerto de Alejandría, Uluç Ali llegó a las aguas maltesas en la primavera de 1565 para llevar refuerzos a la flota al mando del gran almirante Piyale Pasha (Crova 1565, fol. 5; Balbi de Correggio 1567, fol. 24r). A pesar de que en el apartado dedicado al sitio de Malta en la crónica de Çelebi (2008, 103-105) no se hace ninguna mención sobre su contribución a la tentativa otomana de expugnar la isla sí se recoge de forma amplia en la narración de los cronistas cristianos, en la que se destaca el papel estratégico que desempeñó el convertido calabrés transportando a las milicias turcas con sus seis galeras y espiando la formación de la flota enemiga para ofrecer una completa relación al gran almirante otomano 35 El bailo Daniele Barbarigo al dux de Venecia, Estambul, 28 de septiembre de 1563, pp. 171-172, reg. 5, Decifrazioni, SDC, ASVe; el bailo Daniele Barbarigo al dux de Venecia, Estambul, 27 de octubre de 1563, p. 187, reg. 5, Decifrazioni, SDC, ASVe. 36 El bailo Daniele Barbarigo al dux de Venecia, Estambul, 14 de diciembre de 1563, pp. 210-212, reg. 5, Decifrazioni, SDC, ASVe (documento reproducido en el Anexo III); el bailo Daniele Barbarigo al dux de Venecia, Estambul, 5 de enero de 1564, pp. 218-220, reg. 5, Decifrazioni, SDC, ASVe; el bailo Daniele Barbarigo al dux de Venecia, Estambul, 12 de enero de 1564, pp. 220-222, reg. 5, Decifrazioni, SDC, ASVe. 37 Aurelio Santa Croce al Senado de Génova, s. l., 13 de marzo de 1564, Lettere Ministri Costantinopoli 2169, AS, ASGe; Augustino Gilli al Senado de Génova, Estambul, 14 de marzo de 1564, Lettere Ministri Costantinopoli 2169, AS, ASGe; Augustino Gilli al Senado de Génova, s. l., 1 de abril de 1564, Lettere Ministri Costantinopoli 2169, AS, ASGe. 38 El Senado de Venecia al bailo Daniele Barbarigo, Venecia, 19 de junio de 1564, fol. 125v, reg. 2, SDelC, ASVe.
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(Bosio 1594-1602, III: 686; Balbi de Correggio 1567, fol. 115r).39 Sin embargo, su aporte queda aún mejor reflejado en una serie de grabados del pintor y escultor de origen italiano Matteo Pérez —alias Matteo da Lecce— (Piscitello 2015), que fueron impresos en Roma en 1582. De manera particular, en la estampa titulada L’assedio e batteria di S. Ermo a di XXVII di Magio (Figura 2.3), que representa los preparativos de guerra con los que los otomanos comenzarían a bombardear el fuerte de San Telmo, se ve a Uluç Ali, ensombrecido, que acompaña a caballo al kapudan pasha (‘gran almirante’) Piyale Pasha y al serdar (‘comandante del ejército de tierra’) Mustafa Pasha (Figura 2.4).
Figura 2.3. Matteo Pérez, L’assedio e batteria di S. Ermo a di XXVII di Magio, Roma, 1582 (RCIN 721033.d, Royal Collection Trust [© His Majesty King Charles III 2023]).
Figura 2.4. Detalle de la ilustración precedente (Figura 2.3). La figura ensombrecida cerca de la letra M sería Uluç Ali Pasha, ya que, conforme a la leyenda incluida en el estampado, sabemos que a esa letra corresponde «Li doi Bassa di mare & di terra con Lochali C.se» (© His Majesty King Charles III 2023). En particular, sobre la presencia y la contribución de Uluç Ali en Malta, véase Allen (2015).
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Los tres, representados mientras van conversando quizá sobre la estrategia militar que se adoptará durante la campaña, se mueven en medio de un campamento otomano en plena agitación y caracterizado por los soldados que transportan la madera con que se protegerá la artillería para batir el fuerte. Pese a que es muy probable que el autor del grabado haya colocado a Uluç Ali cerca de los dos principales comandantes de la empresa turca a raíz del protagonismo alcanzado por este hombre tras la batalla de Lepanto, su presencia al lado de Piyale Pasha y Mustafa Pasha enfatiza las habilidades de buen estratega y marinero que destacaban las crónicas contemporáneas. Esto permitiría incluso poner a Uluç Ali entre los principales oficiales de la armada otomana que, según cuenta Çelebi (2008, 103), reputaban la conquista del fuerte de San Telmo como paso imprescindible para tomar la isla. Los acontecimientos del verano de 1565 marcaron un antes y un después en la vida de Uluç Ali a pesar de la derrota osmanlí en Malta y de la decisión de la flota de retirarse y renunciar al sitio a causa de los refuerzos que la Monarquía Hispánica había enviado a los caballeros hospitalarios (Braudel 2018, II: 490-492). De hecho, durante la toma de San Telmo, su maestro en el arte del corso, el turco Turgut Reis, perdió la vida debido a las heridas causadas por una bala de cañón (Çelebi 2008, 103). Una vez más, otro grabado de la serie de Matteo Pérez nos sirve para entrar de forma tácita en la batalla y especular sobre ese momento tan peculiar para el renegado calabrés y el ejército de Solimán I. En La presa di Sant' Hermo adi XXIII de Givgno nel MDLXV (Figura 2.5), la escena se reparte en dos: en la parte central de la estampa se representa a Turgut herido y apoyado en sus soldados antes de caer al suelo y exhalar su último aliento (Figura 2.6), mientras que, a la derecha, en la colina frente al fuerte donde se habían colocado los cañones turcos, se retrata nuevamente a Uluç Ali absorto en otra discusión con Piyale Pasha y Mustafa Pasha (Figura 2.7).
Figura 2.5. Matteo Pérez, La presa di Sant’Hermo a di XXIII de Givgno nel MDLXV, Roma, 1582 (RCIN 721033.e, Royal Collection Trust [© His Majesty King Charles III 2023]). [87]
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Figura 2.6. Detalle de la ilustración precedente (Figura 2.5) donde se representa a Turgut Reis a punto de morir (© His Majesty King Charles III 2023).
Figura 2.7. Detalle de la ilustración de la Figura 2.5 en el que se representa en primer plano a Piyale Pasha conversando con Mustafa Pasha, mientras, en segundo plano, Uluç Ali parece participar en la discusión entre los dos generales (© His Majesty King Charles III 2023). [88]
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En un intento casi atrevido de relacionar ambas escenas, se podría imaginar que la muerte de Turgut Reis habría llevado a los dos generales otomanos —de tierra y de mar— a pedir consejos a Uluç Ali para la continuación de la campaña, ya que, según recordaba Çelebi (2008, 148), «si el propio capitán [kapudan pasha] no es un pirata, debería consultar a los piratas sobre las guerras marítimas y navales». Por otro lado, parece como si el renegado, al conocer la noticia de la muerte de su antiguo patrón, estuviese ya buscando en Piyale y Mustafa dos nuevos puntos de apoyo para seguir con su carrera en el Imperio. El historiador Peçevî (1968-1969, I: 219-222) recuerda que Mustafa no fue muy propenso a escuchar a los marineros de la flota de Piyale; sin embargo, la muerte de Turgut Reis daba paso a la consagración de su hombre Uluç Ali, quien le habría sucedido tanto en el liderazgo del corso mediterráneo como en el cargo de gobernador de Trípoli que desempeñaba en aquel entonces (Cabrera de Córdoba 1619, 366). El transporte del cuerpo de Turgut, que Uluç Ali dirigió desde Malta hasta Trípoli para enterrarlo en la mezquita que el mismo reis había construido, es un acto icónico que demuestra el paso ideal del testigo entre patrón y cliente (Allen 2015, 162 y 173-174). Entretanto, en julio de 1565, Solimán I había ya nombrado a Uluç Ali sancakbey de Trípoli y le había confiado la tarea de transportar municiones de Yerba a Malta (Bostan 2002b, 411). No obstante, Uluç Ali volvió al sitio demasiado tarde, cuando la llegada de refuerzos en favor de los caballeros había mermado el ímpetu de los otomanos (Allen 2015, 174). Después de regresar con el resto de la flota a Estambul, el renegado calabrés permaneció en la capital hasta mitad de diciembre, cuando salió de nuevo al mando de cinco galeras para tomar posesión de su recién estrenado cargo en el norte de África.40 A través de una orden que el sultán envió al gobernador de Argel, Hasan Pasha, el 3 de febrero de 1566, conocemos que una de sus primeras responsabilidades en el nuevo escenario mediterráneo era la de asegurar la protección y defensa de las ciudades magrebíes bajo dominio otomano ante un posible contraataque de los Habsburgo.41 Sin embargo, lo que más ocupó la agenda de gobierno de Uluç Ali durante su permanencia en Trípoli fue el intento de acabar con la sublevación de los clanes bereberes de Tajura, una circunscripción oriental de la comarca tripolitana (Bostan 2002b, 411). En los años de Trípoli, el renegado calabrés tuvo que simultanear sus demostraciones de talento ante el sultán con la necesidad de consolidar el favor que le había concedido Piyale Pasha. Esto último habría devenido vital para Uluç Ali, puesto que, en ese momento, ya 40 «Relación de un renegado sobre un tractado que él tenía ordenado en Trípoli y de la manera que queda lo de aquella plaça y de Susa», Nápoles, 1 de octubre de 1565, doc. 204, leg. 1055, E, AGS; Aurelio Santa Croce al Senado de Génova, Estambul, 27 de noviembre de 1565, Lettere Ministri Costantinopoli 2169, AS, ASGe. 41 Orden al gobernador de Argel, 3 de febrero de 1566, hüküm 817, MD 5, BOA, documento publicado en T. C. Başbakanlık Devlet Arşivleri Genel Müdürlügü (1994, 138).
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no estaba bajo el ala protectora de Turgut Reis, sino ante la atenta y exigente mirada de los ministros de Estambul. 3. Caer en desgracia y levantarse Aunque breve y poco investigado, el periodo de gobierno que Uluç Ali pasó en Trípoli (1565-1568) permite apreciar la total inclusión de este convertido dentro de las dinámicas del poder otomano como hombre al servicio del grupo de poder de Selim II (1566-1574), quien se había convertido en el nuevo sultán tras la muerte de su padre, Solimán I, en la frontera húngara el 6 de septiembre de 1566. Los comienzos de esa etapa no fueron ideales. A los pocos meses de su llegada a Berbería, el bailo Soranzo anotaba que el capitán Şuluk Mehmed Pasha, a la sazón nuevo bey de Alejandría, había recibido la orden de cortar la cabeza de Uluç Ali por «mali disordini commessi da lui».42 Parece que el nuevo gobernador se había hecho impopular en la ciudad de Trípoli a causa de una política destinada sobre todo a conseguir sus fines privados. Sus primeras acciones se encaminaron a aumentar los ingresos fiscales con los que armar nuevas galeras y reestructurar las fortificaciones de defensa. En este punto seguía la misma estrategia que Turgut Reis durante su gobierno, pero con un resultado bastante diferente (Koloğlu 2015; Zghalei 2019, 51-52 y 66-67). Una crónica francesa del siglo xvii sobre la historia de Trípoli enfatiza que la causa de su temporal caída en desgracia fue no haber enviado a Estambul el tributo —«il navoit point paye le tribut»—.43 Sin embargo, esta suma de dinero de la que habla la crónica sería una imprecisión o, mejor dicho, una malinterpretación de los mecanismos de funcionamiento del sistema administrativo otomano de aquel entonces.44 Tal como ha subrayado Işıksel en su estudio sobre el papel que jugó Trípoli en el organigrama imperial de los osmanlíes en los siglos xvi y xvii, los gobernadores de las provincias norteafricanas no estaban obligados a pagar un tributo a la Puerta como si fueran sus vasallos, ya que era el mismo Gobierno central quien los nombraba y los enviaba a su destino (Işıksel 2013b, 380). Por tanto, la crónica francesa estaría refiriéndose a una forma de irsâliye, es decir, el excedente de los ingresos que la autoridad local recaudaba tras el pago a los funcionarios y a las milicias y que tenía que ser enviado al tesoro imperial. Desde este punto de vista, se puede formular la hipótesis de que Trípoli era una de las salyâneli eyâletler (‘provincias con salario’), término con el que se identificaban las áreas del Imperio donde no se adoptaba el sistema fiscal del
El bailo Giacomo Soranzo al dux de Venecia, Estambul, 21 de junio de 1566, fol. 181v, filz. 1, SDC, ASVe. Histoire chronologique du royaume de Tripoly de Barbarie, 2 vols., s. l., 1685, vol. I, fol. 147r, Français 12219, DM, BNF. 44 Sobre el autor de esta crónica, el cautivo francés Pierre Girard, véanse Dewière (2013) y Weiss (2018). 42 43
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timar, sino el del iltizâm. En el primero, utilizado en las fases de expansión otomana en la península de Anatolia y en los Balcanes, el sultán concedía en usufructo una tierra recién conquistada a un funcionario administrativo o militar, cuyos beneficios económicos se convertían directamente en su compensación. En cambio, en el sistema del iltizâm, que se fue imponiendo a lo largo del siglo xvi en el área norteafricana, no se proporcionaba una tierra, sino un salario anual (sâliyânât) que procedía directamente de las tasas recogidas en los distritos provinciales y que debía sustentar al gobernador nombrado por la Puerta (Özbaran 1986). De todos modos, esta rígida subdivisión resultaba más teórica que práctica. El debate sobre la naturaleza de las provincias magrebíes del Imperio está aún lejos de haber concluido y, dadas las continuas investigaciones de expertos otomanistas, parece que la historiografía se inclina hoy por aceptar que durante el siglo xvi existió un sistema mixto que mezclaba ambos modelos en el contexto norteafricano (Mantran 1965; Mandaville 1970). Sobre la base de estas aclaraciones, un uso alternado entre las fuentes cristianas y las otomanas nos permite también reconstruir el asunto. La mala gestión del dinero recaudado a lo largo de sus primeros meses como sancakbey motivó el relevo temporal de Uluç Ali. Por ello, a mediados de 1566, el Gobierno estambuliota lo sustituyó por Şuluk Mehmed Pasha, a la sazón encargado de revisar las cuentas de la provincia tripolitana.45 Mientras tanto, según contó el mercader Colangelo di Mola al virrey de Nápoles en un aviso emitido desde Ragusa en el verano de aquel año, «Luzali andava dascosto de larmata da 25 miglia per paura del basa perché non le havea portatto quello che le havea ordinato».46 Regresó a Estambul en compañía de la mujer e hijos de Turgut Reis, con miedo a que su carrera hubiese finalizado, e intentó recuperar la confianza perdida de los miembros del Diván.47 Antes de finales de 1566, según el testimonio del bailo Soranzo, Uluç Ali entregó veinticinco mil ducados a Sokollu Mehmed Pasha, nuevo gran visir, y otro tanto al gran almirante Piyale Pasha, quien incluso le confirmó su protección.48 En el mismo periodo, según refieren los avisos de los agentes genoveses en Estambul, otro caso de entrega de dinero a los visires, parecido al de Uluç Ali, ayuda a comprender tal gesto. En septiembre de 1566, Mehmed Bey, hijo del corsario y almirante otomano Salah Reis, había llegado a la capital otomana con la esperanza de obtener el nombramiento como beylerbey de Argel «con amititia e forzo danari». El autor de esta
Orden al gobernador de Trípoli, 2 de junio de 1566, hüküm 1972, MD 5, BOA, documento publicado en T. C. Başbakanlık Devlet Arşivleri Genel Müdürlügü (1994, 309). 46 Avisos de Levante, Ragusa, 20 de agosto de 1566, doc. 180, leg. 1055, E, AGS. 47 Aurelio Santa Croce al Senado de Génova, Estambul, 27 de agosto de 1566, s. n., Lettere Ministri Costantinopoli 2170, AS, ASGe. 48 El bailo Giacomo Soranzo al dux de Venecia, Estambul, 28 de diciembre de 1566, fol. 414r, filz. 1, SDC, ASVe. 45
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carta, el mercader y espía de origen veneciano Aurelio Santa Croce, juzgó que Mehmed no encontraría ninguna dificultad para lograr su propósito, ya que en la Estambul de aquel entonces todo podía obtenerse con dinero: «Per farsi el tutto con li denari qui».49 Su predicción fue correcta y, como él mismo informó en otro despacho enviado desde Estambul al Senado de la República de Génova, Mehmed Bey obtuvo el cargo deseado gracias a los regalos entregados al gran visir y a otros ministros por valor de cincuenta mil ducados.50 La donación de sumas de dinero o la entrega de opulentos obsequios a los altos dignitarios del Gobierno constituía en aquel momento una parte integral del lenguaje político otomano, ya que la total ausencia en la cultura osmanlí de un límite entre la esfera pública y la privada llevaba a concebir los presentes (pîşkeş) como un elemento útil para alimentar y cimentar las relaciones clientelares (intisab) (Abou-El-Hajj 1991, 55-56).51 Empero, este sistema solo se reputaba legal si lo practicaban hombres valiosos o miembros de la elite palaciega que con anterioridad hubiesen demostrado sus cualidades para el oficio deseado según el sistema meritocrático de promoción del talento que regulaba el acceso al nivel administrativo del Imperio (Abou-El-Hajj 1991, 56; Reindl-Kiel 2012). Por esta razón, muchos historiadores y cronistas otomanos de la época no condenaban la entrega de sumas de dinero o de cualquier tipo de presente a los visires en cuanto origen de un sistema de corrupción; su crítica se dirigía hacia las dádivas solo cuando estas se empleaban por hombres de dudable formación y competencia para llegar a obtener importantes cargos gubernamentales o militares (Fleischer 1986, 192; Fodor 1986; Sariyannis 2008, 133). El acto protagonizado por Uluç Ali en Estambul confirmaría así que en aquel momento el renegado calabrés ya formaba parte del circuito elitista de la Sublime Puerta, si bien en calidad de cliente de Piyale Pasha (Isom-Verhaaren 2021, 136-137). Además, el dinero que entregó al gran visir y al gran almirante de la flota procedía justamente de los ingresos obtenidos como servidor del sultán, ya que era fruto de la ganancia neta de sus operaciones corsarias privadas y de los salarios acumulados durante su periodo como gobernador de Siğla, de Alejandría y, en aquel momento, de Trípoli. Si se tiene en cuenta que, a mediados del siglo xvi, la tasa de cambio entre el akçe y el ducado veneciano era de cincuenta y nueve a uno (Pamuk 1997, 973, tabla A-10), se puede especular sobre el hecho de que Uluç Ali hubiese remitido cerca de un millón y medio de akçes a Sokollu Mehmed Pasha y otro tanto a Piyale Pasha. La suma total —tres millones de akçes— no era tan elevada si se compara con el salario anual bruto —cinco millones de akçes— que le correspondía como guardián del Aurelio Santa Croce al Senado de Génova, Estambul, septiembre de 1566, s. n., Lettere Ministri Costantinopoli 2170, AS, ASGe. 50 Aurelio Santa Croce al Senado de Génova, Estambul, enero de 1567, s. n., Litterarum 1966, AS, ASGe. 51 Sobre el concepto de pîşkeş y su interpretación, véanse Lambton (1994) y Karaca (2007). 49
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puerto de Alejandría (Winter 1998, 1-3 y 10-11), pero era una cifra bastante relevante en relación con lo que cobraba en Berbería como sancakbey —en torno a doscientos mil akçes anuales— (Kunt 1983, 16). Por tanto, el dinero que donó a los visires, más que ser un mero soborno con el que comprar de nuevo el título de sancakbey, simbolizaba el intento de reconquistar la confianza de sus nuevos protectores tras la desaparición de Turgut Reis y la mala gestión financiera en la provincia de Trípoli. La tentativa surtió efecto, ya que los espías genoveses en Estambul enviaron un aviso a finales de diciembre en el que subrayaban que Uluç Ali recuperaba el título de gobernador y regresaba al Magreb escoltado por tres galeras.52 Tras lograr este primer objetivo en Estambul gracias al mantenimiento de estas relaciones con los miembros del Diván, el regreso a Trípoli a comienzos de 1567 le permitió demostrar de manera concreta su lealtad y habilidad.53 En pocos meses llevó a cabo las dos principales tareas para las que había sido enviado al Magreb. Pese a que, como destacaba el testimonio de un excautivo, en aquel momento en «Trípol no ay moros ningunos, ni tiene amigos Uxali en la campaña» y «que en el puerto hay tres galeras desarmadas y dos galeotas tiradas en tierra», el renegado calabrés sofocó las sublevaciones berberiscas en Tajura.54 La noticia de tal empresa llegó a Estambul a finales del verano, como se puede leer en otro aviso de Aurelio Santa Croce al Senado genovés: «Una galera la qual veniva de Tripoli […] portava nova como Luggali aveva quietato li romori de li mori de la barbaria».55 En paralelo, para dar prueba de su utilidad en el Mediterráneo, Uluç Ali siguió informando al Gobierno otomano sobre la presencia y los movimientos de la armada hispana en el sur de Italia.56 Selim II recompensó sus acciones militares en Tajura con la entrega de varios inam —presentes en reconocimiento por los servicios prestados— (Murphey 2008, 165) que atestiguan su regreso entre los favoritos del sultán: un hil’at, caftán que representaba su vínculo con la casa osmanlí, y un sable, con el que de forma
«Di Levante», Estambul, 25 de diciembre de 1566, s. n., Lettere Ministri Costantinopoli 2169, AS, ASGe; Aurelio Santa Croce al Senado de Génova, Estambul, 2 de enero de 1567, s. n., Litterarum 1966, AS, ASGe. 53 Aurelio Santa Croce al Senado de Génova, Estambul, 24 de enero de 1567, s. n., Litterarum 1966, AS, ASGe; Aurelio Santa Croce, Estambul, 6 de marzo de 1567, s. n., Litterarum 1966, AS, ASGe. 54 «Relación tomada por don Pedro Velázquez a XIIII de noviembre al alférez Francisco de Orejón que llegó de Trípol», 14 de noviembre de 1567, doc. 22, leg. 1132, E, AGS; véase también Bostan (2002b, 411). 55 Aurelio Santa Croce al Senado, Estambul, 8 de septiembre de 1567, s. n., Lettere Ministri Costantinopoli 2169, AS, ASGe. 56 Orden al gobernador de Trípoli, 6 de enero de 1568, hüküm 653, MD 7, BOA, documento publicado en T. C. Başbakanlık Devlet Arşivleri Genel Müdürlügü (1998, 334); orden al gobernador de Trípoli, 1568, hüküm 1060, MD 7, BOA, documento publicado en T. C. Başbakanlık Devlet Arşivleri Genel Müdürlügü (1998, 526-527); «Noticias de Constantinopla», Estambul, 8 de enero de 1568, doc. 126, leg. 1056, E, AGS; Adam de Franchi a Felipe II, Estambul, 18 de enero de 1568, doc. 204, leg. 1481, E, AGS. 52
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simbólica Selim II transfería su autoridad a manos del gobernador provincial.57 Por otro lado, las noticias relativas a la armada de Felipe II que transmitió el calabrés ayudaron a los otomanos a reorganizar sus fuerzas en el mar, según se desprende de una carta de Julián López, secretario del embajador hispano en Venecia, a Felipe II.58 Sin embargo, las nuevas que Uluç Ali envió a Estambul parece que no se correspondían con la realidad, como relataba el bailo Soranzo en enero de 1568: È venuto qui alla porta il Checcagià del arsenal mandato dal capitano del mar, qual ha riferito esser gionta a Modone una galeota espeditta da Luzali Bassà di Tripoli; et presentò li suoi arz per li quali faceva intender come havea scoperto in Tripoli un trattato del Re di Spagna et che haveva avisi certi che fra galere e navi erano già amassate in Messina 150 vele. […] Questi [avvisi] di Luzali erano falsi poiché Vostra Serenità faceva intender che l'armata di Spagna era alle sue stantie per invernar.59
La alteración de las informaciones recogidas por Uluç Ali en la frontera magrebí respondía a los diseños políticos de su nuevo patrón en la corte, Piyale Pasha. De hecho, según otra misiva que Soranzo envió unos días después al dux de Venecia, se suponía que el gran almirante otomano —«per il desiderio che l’ha di guadagnar»— animó el envío de tales noticias, puesto que necesitaba un pretexto para salir con la armada.60 La sensatez de esta hipótesis podría encontrar confirmación en la circunstancia de que el Imperio estuviese entonces empleando sus recursos militares en escenarios muy alejados del frente mediterráneo —tanto en la lucha contra los rusos por el dominio de los ríos Volga y Don como en el enfrentamiento con las poblaciones árabes del actual Yemen— (Braudel 2018, II: 486-487). Al margen de ello, el fragmento extraído de la carta del bailo permite recalcar la existencia de un fuerte vínculo entre Piyale y Uluç Ali, así como destacar de qué manera el renegado servía al gran almirante en la organización de su política mediterránea. Si para alcanzar un puesto en el organigrama administrativo era necesario demostrar la capacidad de realizar determinadas tareas militares o gubernativas, para conservar un oficio u obtener un nuevo ascenso se hacía cada vez más necesario consolidar relaciones personales a través de regalos y favores. Como señalaron varios historiadores, poetas y miembros de la élite otomana de la segunda mitad del siglo xvi, la feroz competencia por los cargos administrativos o militares Orden al gobernador de Trípoli, 20 de septiembre de 1567, hüküm 250, MD 7, BOA, documento publicado en T. C. Başbakanlık Devlet Arşivleri Genel Müdürlügü (1998, 134) (documento reproducido en el Anexo IV). Sobre estos presentes y sus significados simbólicos, véanse Brookes (1993) y Karl (2018, 127). 58 Julián López a Felipe II, Venecia, 29 de mayo de 1568, doc. 117, leg. 1326, E, AGS. 59 El bailo Giacomo Soranzo al dux de Venecia, Edirne, 9 de enero de 1568, fol. 372v, filz. 2, SDC, ASVe. 60 El bailo Giacomo Soranzo al dux de Venecia, Edirne, 19 de enero de 1568, fol. 390v, filz. 2, SDC, ASVe. 57
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había debilitado la integridad del sistema de promoción del talento y, en lugar de que un individuo tuviera que manifestar su valía, bastaba con servir a un superior que, a cambio, le facilitase el acceso al cargo deseado. Se considera que, a la larga, esta dinámica atenuó el papel del sultán como figura responsable de designar cargos y reforzó la influencia de la élite palaciega en ese mecanismo (Darling 2016). El ascenso de Uluç Ali a gobernador general de la provincia de Argel —llamada Cezâyir-i Garb— en la primavera de 1568 nos da la oportunidad de apreciar este cambio. Diego de Haedo describió que el Gobierno otomano le había encomendado este oficio tras revocárselo a Mehmed Bey por haber gestionado mal una revuelta local. A primera vista podría parecer que la actuación de la Sublime Puerta solo respondía a la lógica tradicional del sistema otomano de premios y castigos en función de las habilidades o incapacidades demostradas por sus oficiales. Sin embargo, la explicación de Haedo (1612, fol. 78r) insiste en la importancia que tuvieron los regalos ofrecidos por Uluç Ali a Piyale Pasha para obtener el mando de Argel. La ausencia de cualquier referencia a las cualidades del renegado calabrés refuerza la tesis de que el favoritismo había ocultado el talento. Por si fuera poco, el testimonio del propio Mehmed Bey respalda esta idea, pues, según explicó al albanés Bartolomeo Brutti, un espía al servicio de Felipe II, el motivo que llevó a su destitución fue que no había contribuido «al dho bassa [Sokollu Mehmed Pasha], como lo acostumbraron los otros».61 El verbo utilizado en el memorial que recogía los diversos avisos que el espía enviaba de forma regular desde Estambul —acostumbrar— nos habla, por tanto, de una costumbre, de una práctica más que establecida ya en la Sublime Puerta. El propio gran visir Sokollu Mehmed, que había presionado en 1566 para que Mehmed Bey fuera nombrado en Argel a cambio de un rico regalo, le destituía ahora no por su falta de idoneidad para la tarea encomendada, sino por no haber recibido la tradicional compensación que le correspondía por influir a su favor en la corte estambuliota. Mientras tanto, como muchos otros, Uluç Ali se beneficiaba de esta nueva praxis. En la primavera de 1568, por influjo de Piyale Pasha, Selim II lo nombró beylerbey de la provincia de Cezâyir-i Garb.62 Al igual que el contexto en el que se había insertado, él también había cambiado: ya no era el marinero novato al servicio de unos corsarios berberiscos, sino un reputado y estimado capitán de la flota otomana que, bajo la protección del gran almirante y en posesión de una orden imperial, volvía a la ciudad que lo había visto nacer como musulmán.
«Relación de los memoriales y papeles que ha dado Bartolome Bruti», s. l., 1577, s. n., leg. 488, E, AGS. Sobre la figura de Bartolomeo Brutti, véanse Bulboaca (2006), Malcolm (2015) y Varriale (2016). 62 Orden al gobernador de Argel, 27 de junio de 1568, hüküm 1625, MD 7, BOA, documento publicado en T. C. Başbakanlık Devlet Arşivleri Genel Müdürlügü (1999, 227-228) (documento reproducido en el Anexo V); el bailo Giacomo Soranzo al dux de Venecia, Estambul, 27 de agosto de 1568, fol. 177v, filz. 3, SDC, ASVe. 61
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4. Espíritu de corsario, cuerpo de gazi Para seguir de cerca al renegado calabrés en la plaza de Argel, contamos con tres órdenes particulares enviadas por la Puerta, entre 1568 y 1569, al nuevo beylerbey de la provincia de Cezâyir-i Garb. La primera de estas órdenes exigía a Uluç Ali que interviniera en la lucha por la sucesión desencadenada en el sultanato saadí para poner fin al conflicto familiar entre Abdullah al-Ghalib, jerife de Marrakech y Fez,63 y su hermano Abu Abd al-Malik, forzado a exiliarse en Argel con otros dos hermanos con el fin de salvar sus vidas frente a la nueva política dinástica de al-Ghalib.64 La segunda mandaba al beylerbey que pidiera al rey de Francia, Carlos IX, la liberación de dos musulmanas cautivadas por los corsarios franceses, según los términos de los acuerdos económico-militares establecidos entre las dos potencias.65 La tercera y última subrayaba la importancia de seguir prestando ayuda desde la provincia argelina a la comunidad morisca que se había levantado en la comarca granadina de las Alpujarras.66 A primera vista, tales órdenes sugieren que la política otomana intentaba consolidar su autoridad en Occidente por la vía diplomática y, en particular, en el contexto magrebí, a la vez que seguían los preparativos en Levante para la conquista militar de Chipre. Sin embargo, el diálogo que Uluç Ali tuvo que gestionar con las Alpujarras, Francia y Marruecos, además de dar cumplimiento a las órdenes de Selim II, sirvió como medio fundamental para su política de expansión territorial en el Magreb. Moriscos, mercaderes franceses y exiliados saadíes en Argel, en realidad, desempeñaron un papel importante en el gran evento que caracterizó los años de Uluç Ali como beylerbey de Cezâyir-i Garb: la conquista de la ciudad de Túnez. La relación con los moriscos de Granada se había establecido unos años antes de que llegase a Argel la carta del sultán que ordenaba al beylerbey ayudarlos. Selim II, según relataba una noticia de Levante del verano de 1568, había avisado a los insurgentes de que lo comunicaran todo a través de la plaza otomana en el Magreb.67 La ciudad de Argel se había convertido en el punto de encuentro de los viajes de los granadinos y los
El término jerife, descendiente de Mahoma por su hija Fátima, esposa de Ali, se convirtió a lo largo de la Edad Media y Moderna en el título político-religioso que tomaban los jefes de las dinastías magrebíes en Marruecos para legitimar su poder y autoridad sobre la comunidad local (García-Arenal 1990). 64 Orden al gobernador de Argel, 2 de septiembre de 1568, hüküm 2439, MD 7, BOA, documento publicado en T. C. Başbakanlık Devlet Arşivleri Genel Müdürlügü (1999, 241-242). Sobre el exilio forzado de Abd al-Malik y de sus dos hermanos, Abd al-Mumin y Ahmad, después de la toma de poder de al-Ghalib, véanse Hess (1978, 87) y Moudden (1992, 73). 65 Orden al gobernador de Argel, 3 de noviembre de 1568, hüküm 2433, MD 7, BOA, documento publicado en T. C. Başbakanlık Devlet Arşivleri Genel Müdürlügü (1999, 238) (documento reproducido en el Anexo VI). 66 Orden al gobernador de Argel, 20 de noviembre de 1569, hüküm 204, MD 9, BOA, documento publicado en Paşazade (2006, 88-89). 67 «Noticias de Turquía y otros lugares de Levante», Estambul, 26 de agosto de 1568, doc. 161, leg. 1397, E, AGS. 63
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otomanos. Esa posición estratégica quedaba reflejada también en las palabras con las que Vitus von Dorimberg, embajador imperial en Venecia, dibujaba a Felipe II el mapa de los canales mediterráneos usados por sus rivales para relacionarse con los granadinos: Già alcuni mesi si partirono da Constantinopoli dui rinegati di natione spagnuola, l’uno de quali è chiamato Habrain; et per la via di Francia sono entrati in Spagna; et che questi hanno in commisione di ritrovar mezo di far intendere agli mori ribelli della Maestà Vostra che potendosi sustentare fin alla primavera, debbino restar sicuri et certi che all’hora saranno soccorsi, et aiutati dall’armata turchesca; et che detti dui hanno poi in commissione fatto l’effetto di ritornarsene per la medesima strada di Francia, et accostarsi al chiaus Mahemet qual hora è qui a Venetia et passa in Francia, et con lui poi sopra due galere francesi passare in Algieri.68
El centro argelino pasó a ser una encrucijada de renegados y agentes granadinos que se dirigían de la península ibérica a Estambul para solicitar ayudas militares, así como de çavuş otomanos que, por su parte, llegaban al Magreb para instruir al beylerbey sobre lo que debía hacer.69 Si en Estambul los moriscos habían interactuado con el seyhülislām —la máxima autoridad en derecho islámico— (Yurdakul 2009) para obtener la ayuda de Selim II mediante su influencia, en Argel las relaciones de los granadinos con Uluç Ali llevaron a que este armara sus embarcaciones incluso antes de recibir la orden de la Puerta.70 Según informaba el bailo Barbaro en una carta de 21 de junio de 1569, Uluç Ali estaba decidido a preparar treinta galeras en apoyo de la revuelta morisca, pero, al no tener aún la orden del sultán —«ma non havendo mandato»—, había escrito a los sublevados que esperaran el socorro naval de la Sublime Puerta.71 La misma noticia llegó también a Madrid, con unos días de retraso, gracias a un aviso enviado de Estambul por un tal Juan Baptista Ferraro, nombre en clave del espía Aurelio Santa Croce.72 Esta información incrementó el miedo, ya instalado entre las autoridades españolas, a un posible desembarco otomano en las costas andaluzas y, con seguridad, influyó en la decisión de acelerar la represión de la revuelta en Vitus von Dorimberg a Felipe II, Venecia, 28 de enero de 1570, doc. 7, leg. 1327, E, AGS. Andrea Gasparo al conde de Benavente, Argel, 2 de octubre de 1569, doc 157, leg. 333, E, AGS; «Copia de los avisos que se envían de Argel», Génova, 6 de septiembre de 1569, doc. 11, leg. 1399, E, AGS. 70 Avisos de Estambul, Estambul, 18 de septiembre de 1569, doc. 76, leg. 1057, E, AGS; fray Gil de Andrade al cardenal Diego Espinosa, Cartagena, 22 de enero de 1569, doc. 13, t. I, Envío 1, IVDJ; Luis de Quijada al cardenal Diego Espinosa, Granada, 2 de mayo de 1569, doc. 176, t. VI, Envío 1, IVDJ; avisos por vía de la Orden de San Juan de Jerusalén a Antonio Pérez, s. l., 12 de agosto de 1569, doc. 15, t. III, Envío 1, IVDJ. 71 El bailo Marcantonio Barbaro a los jefes del Consejo de los Diez, Estambul, 21 de junio de 1569, doc. 197, Lettere di ambasciatori, Costantinopoli, b. 3, CCX, ASVe. Sobre la posición de Uluç Ali en favor de los sublevados en las Alpujarras, véase İlter (1934, I: 145-146). 72 Avisos de Estambul, Estambul, 25 de junio de 1569, s. n., leg. 487, E, AGS. 68 69
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las Alpujarras.73 A comienzos de 1570, Felipe II sustituyó a Íñigo López de Mendoza, III marqués de Mondéjar y entonces capitán general del reino de Granada, por su propio hermanastro Juan de Austria. Por su parte, Uluç Ali había escrito a Selim II para convencerle de enviar una flota con el fin de sitiar el puerto de Cartagena; además, había enviado a Granada cien jenízaros y un estandarte otomano para manifestar el apoyo de la Sublime Puerta.74 Sin embargo, tal como notaba el bailo Barbaro, las solicitudes que el beylerbey enviaba a Selim II se encaminaban a que la marina otomana, tras ayudar a los moriscos, viajara al Magreb para finalizar la conquista de La Goleta.75 A la luz de esta explicación, el interés que Uluç Ali ponía en el asunto granadino en realidad era puramente estratégico y supeditado al cumplimiento de sus planes ofensivos en el norte de África.76 Así, las piezas de artillería, las municiones y los soldados que el renegado calabrés había entregado a los jefes de la revuelta morisca a lo largo de 1568 y 1569 sirvieron para desestabilizar las defensas españolas e inducir el traslado de tropas de Italia a Andalucía (Mármol Carvajal 1600, 164v-165r, 196r-v).77 Este desplazamiento privó a Francesco Ferdinando d’Avalos, marqués de Pescara y nuevo virrey de Sicilia, de las tropas con que debía proteger el litoral tunecino y dejó a Uluç Ali el camino expedito para avanzar sin oposición alguna hacia los dominios del sultanato hafsí. Según las crónicas de la época, tanto cristianas como musulmanas, la decisión de conquistar Túnez resultó de las peticiones enviadas a Uluç Ali por un grupo de notables tunecinos cansados de la tiranía del sultán Muley Ahmed (Haedo 1612, fol. 78r; Al-Qāsim Ibn Dīnār 1845, 292). El gobernador de Argel respondió a estas súplicas sin vacilar. Tal como apuntaba el capitán Jerónimo de Mendoza, a la sazón cautivo en Argel, Uluç Ali había salido de la ciudad a finales de octubre de 1569 llevando «todo su poder y de sus amigos», aunque, seguía Mendoza, era «poca parte para tomar a Túnez».78 El ejército otomano solo cogió fuerza tras la cabalgada de Uluç Ali en los territorios fronterizos que separaban la provincia de Cezâyir-i Garb de las tierras bajo el sultanato hafsí, entre las ciudades de Annaba y Constantina y las inaccesibles fortalezas de los Raimond Beccarie de Pavie, señor de Fourquevaux, a Carlos IX, Madrid, 13 de enero de 1569, documento publicado en Douais (1900-1904, II: 45-46). 74 Adam de Franchis a Felipe II, Estambul, 26 de noviembre de 1569, doc. 312, leg. 1326, E, AGS; «Lo que refiere un captivo mazares que se rescató y partió de Argel», Argel, 18 de abril de 1570, doc. 39, leg. 1133, E, AGS. Sobre las ayudas que el Imperio otomano concedió a los moriscos sublevados en la región de las Alpujarras, véase Bunes Ibarra (2004b). 75 El bailo Marcantonio Barbaro al dux de Venecia, Estambul, 10 de diciembre de 1569, fol. 247r, filz. 4, SDC, ASVe; el bailo Marcantonio Barbaro al dux de Venecia, Estambul, 2 de abril de 1570, fols. 32r-v, filz. 5, SDC, ASVe. 76 Asimismo, como resulta de la investigación de Benafri (2011, 145), las directrices políticas de la Sublime Puerta en relación con el Mediterráneo occidental se dirigían más bien a consolidar sus posesiones en el Magreb que a intervenir con fuerza en la península ibérica a favor de los granadinos. 77 Raimond Beccarie de Pavie, señor de Fourquevaux, a Carlos IX, Madrid, 23 de enero de 1569, documento publicado en Douais (1900-1904, II, 51-53). 78 El capitán don Jerónimo de Mendoza a Felipe II, Argel, 29 de octubre de 1569, s. n., leg. 487, E, AGS. 73
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señores de Cuco y Labes, en la región de Cabilia. Esta acción le permitió añadir al exiguo número de fuerzas militares con las que había partido de Argel un gran número de soldados dispuestos a seguirle en la empresa (Haedo 1612, fol. 78v). Además, el ejército de Muley Ahmed sufrió repetidas deserciones antes del choque, por lo que el renegado calabrés derrotó a su rival en el campo de batalla en varias ocasiones a las puertas de Túnez. El 19 de enero de 1570, mientras el sultán hafsí se refugiaba en La Goleta en compañía de su familia y de sus colaboradores más cercanos, el contingente armado argelino entraba victorioso en la capital tunecina. Uluç Ali, «muy bien acogido por los moros de la tierra», envió sus galeras a Estambul con diversas cartas en las que relataba a Selim II los particulares de su empresa, según recoge una misiva del mercader corso Andrea Gasparo a Felipe II.79 La conquista de Túnez culminada en 1570 cambió la óptica con la que el calabrés veía el levantamiento de Granada. Antes de la deposición del sultán Muley Ahmed, el hecho de ayudar a los moriscos le había facilitado su campaña militar, pero, tras su acomodamiento en la casbah tunecina, los granadinos se habían convertido en un recurso para defender las nuevas posesiones de la provincia de Cezâyir-i Garb. Por tal razón, a partir de la primavera de 1570, Uluç Ali modificó su estrategia y, en lugar de enviar armas y milicias a Granada, prefirió que los moriscos abandonasen los dominios españoles para emigrar al Magreb, donde podrían repoblar y defender las comarcas de Bizerta y Túnez.80 De manera análoga al caso granadino, también tuvieron un gran impacto sobre la toma de Túnez las otras dos relaciones diplomáticas que el beylerbey argelino había desarrollado según los mandatos recibidos de Estambul. Aprovechando la orden de Selim II de rescatar a dos mujeres musulmanas que se encontraban cautivas en París, Uluç Ali estableció unos proficuos contactos con Francia. Si bien no se han encontrado pistas en la documentación que corroboren el intento de rescatar a Fatima y Ayişe durante la misión francesa de Hacı Murad —el Agi Morato de las fuentes españolas—, consejero de Uluç Ali y agente mediterráneo de Selim II,81 es probable que el beylerbey gestionase
79 Andrea Gasparo a Felipe II, Argel, 22 de febrero de 1570, s. n., leg. 487, E, AGS; véanse también Al-Qāsim Ibn Dīnār (1845, 293-294) e İlter (1934, I: 147). 80 Avisos de Argel, Argel, 12 de abril de 1570, doc. 37, caja 219/3, Altamira, ABFZ. 81 El único documento que atestigua el viaje de un embajador de Uluç Ali a Francia es del año 1571 y, por tanto, es difícil relacionarlo con la orden del sultán, fechada a finales de 1568: «[…] que el dicho Aluchali avía hecho aparejar una galeota para embiar con un embaxador a Francia y que no se sabía a que effecto le embiava», avisos de Argel, Argel, 14 de enero de 1571, s. n., leg. 485, E, AGS. Es bastante probable que este embajador fuera el arriba mencionado Hacı Murad, enviado por Selim II a Francia en la primavera de 1571 para negociar las nuevas capitulaciones entre la monarquía francesa y el Imperio otomano. Sobre esta figura y sus misiones mediterráneas, véase Işıksel (2016).
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este negocio por medio de otros colaboradores, entre ellos, algunos mercaderes franceses activos en Berbería.82 Las buenas relaciones entre la provincia de Cezâyir-i Garb y los puertos de la Provenza habían marcado toda la centuria. Junto a las ayudas militares ofrecidas por los Valois a los beylerbey argelinos y a la cooperación de las galeras corsarias con las francesas en el Mediterráneo occidental, los mercaderes de Tolón y Marsella viajaban con regularidad al Magreb para intercambiar sus productos con los del norte de África.83 En particular, los franceses vendían en la plaza argelina hierro, pólvora, municiones, cotonina para las velas de las naos y madera para los remos, todo ello a cambio del trigo berberisco.84 Empero, este tráfico de productos, junto a la compra de armas en los puertos franceses, no procedía «de la voluntad del rey» de Francia, tal como destacaba el embajador español en Génova a Felipe II en una carta de 1561.85 Parece, en cambio, que se había consolidado un comercio de contrabando entre los beylerbey y los mercaderes de la Provenza (Heinrich 1898; Takeda 2011). Durante el gobierno argelino de Uluç Ali se encuentra un ejemplo que apoya esta suposición. Entre 1569 y 1570, Antoine Lenche, mercader de origen corso establecido en Marsella, había llevado al entonces beylerbey una considerable cantidad de cobre, remos y unos barriles de vino en los que, según un espía genovés, se escondían armas y municiones.86 Además de la ganancia personal por la venta de los bienes sin el consentimiento regio, Antoine Lenche obtenía un importante beneficio para toda su familia y sus negocios en el norte de África. Se estima que las armas vendidas habrían fortalecido la relación entre el gobernador de Argel y la compañía francesa de pesca de coral de Annaba, dirigida en aquel entonces por Thomas Lenche, tío de Antoine; de esta forma, los otomanos salvaguardarían las actividades de los pescadores franceses.87 Así, las relaciones de los mercaderes franceses con Uluç Ali se caracterizaron hasta varias décadas después Sin embargo, las dos cautivas permanecieron en París hasta principios de la década de 1580, sirviendo como damas de compañía de Catalina de Médicis (Skilliter 1975). 83 Luis de Peralta a Carlos V, Bugía, 4 de abril de 1544, s. n, leg. 471, E, AGS. Sobre la presencia de mercaderes franceses en el norte de África a comienzos de la Edad Moderna, véase Masson (1903). En particular, sobre las relaciones entre los puertos de Argel y Marsella, véase Belhamissi (1998). 84 Pedro Báez al marqués de Mondéjar, Cartagena, 23 de octubre de 1538, doc. 115, leg. 12, GM, AGS; «Relación del cautivo rescatado Gines Olmeda», Orán, 17 de febrero de 1557, doc. 17, leg. 483, E, AGS; «Información que se tomó en La Goleta sobre las municiones de guerra que se embian de Françia a Argel», La Goleta, 18 de mayo de 1561, s. n., leg. 486, E, AGS. 85 Gómez Suárez de Figueroa a Felipe II, Génova, 19 de agosto de 1561, doc. 37, leg. 1390, E, AGS. 86 Gómez Suárez de Figueroa a Felipe II, Génova, 31 de marzo de 1569, doc. 27, leg. 1398, E, AGS; Diego Guzmán de Silva a Felipe II, Génova, 2 de mayo de 1570, doc. 43, leg. 1399, E, AGS. 87 La presencia de los mercaderes Lenche en Argel no era una novedad. El tío de Antoine, Thomas Lenche, era el patrón de una de las más importantes compañías francesas de pesca de coral en el Magreb. Los contactos entre esa familia y los beylerbey argelinos eran, sin duda alguna, necesarios con el fin de obtener protección contra los corsarios para las embarcaciones que transportaban el coral desde Annaba a Marsella (Masson 1908; Giraud 1937). 82
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por la venta de armas y la entrega de lujosos presentes a cambio de protección para la empresa de los Lenche en Annaba.88 De hecho, en 1580, tal como informaba el embajador francés en Estambul, Uluç Ali seguía apoyando y favoreciendo a los Lenche en detrimento de otras empresas que deseaban competir en el mercado magrebí de la pesca del coral.89 La relación argelina entre Antoine Lenche y Uluç Ali ofrece detalles singulares que permiten observar cómo el beylerbey usó a los mercaderes franceses para ejecutar las órdenes del sultán y, al mismo tiempo, para concluir su campaña tunecina en 1570. Es posible que Antoine Lenche fuese el hombre de contacto entre Uluç Ali y la corte de París para el rescate de las cautivas musulmanas, ya que a menudo los comerciantes provenzales actuaban como intermediarios entre las autoridades argelinas y los Valois.90 Apenas unos años antes, otros mercaderes marselleses habían rescatado a catorce cautivos otomanos de manos francesas y los habían llevado a Argel junto a mil remos y cuatro mil balas de hierro colado.91 Además, resulta muy probable que las armas que Lenche había llevado escondidas sirviesen para la defensa de Bizerta y Túnez, pues las noticias llegadas desde Berbería aseguraban que en ese periodo toda la provincia de Cezâyir-i Garb se encontraba desprovista de municiones.92 Si las relaciones con los granadinos y con los mercaderes franceses se convirtieron en negociaciones diplomáticas útiles para consolidar la conquista territorial de Uluç Ali, también las establecidas con Fez jugaron a favor de sus planes norteafricanos. A finales de la década de 1560, el uso de los puertos marroquíes por parte de los corsarios de Argel para llevar refuerzos a los moriscos en la península ibérica manifiesta, sin duda alguna, los buenos contactos entre el beylerbey y el sultán saadí Abdullah al-Ghalib (Yahya 1981, 39). Sin embargo, una orden enviada de Estambul a Argel en 1571 aclara que, a esas alturas, Uluç Ali aún no había encontrado el modo de pacificar a al-Ghalib con su hermano Abd al-Malik, entonces exiliado en Argel. Selim II subrayaba la necesidad de reunir una armada para defender las pretensiones políticas del exiliado frente a la negativa del jerife de conceder parte de los dominios saadíes a sus hermanos.93 88 Para luchar contra otros rivales franceses y genoveses, los Lenche consolidaron su posición en el Magreb gracias a la entrega de regalos a los gobernadores de Argel (Masson 1908, 95-101). 89 Jacques de Germigny a Enrique III, Estambul, 1580, documento publicado en Charrière (1848-1860, III: 928-930). 90 El conde de Alcaudete a la emperatriz Isabel de Portugal, Orán, 29 de abril de 1536, doc. 41, leg. 463, E, AGS; «Relación de los cautivos que huyeron de Argel», Orán, 1550, s. n., leg. 475, E, AGS. 91 «Extraict des informations faictes en Toledo», s. l., 2 de mayo de 1561, fol. 67r, Français 3192, DM, BNF; «Información que se tomó en La Goleta sobre las municiones de guerra que se embian de Françia a Argel», La Goleta, 18 de mayo de 1561, s. n., leg. 486, E, AGS. 92 Avisos de Argel, Argel, 12 de abril de 1570, doc. 37, caja 219/3, Altamira, ABFZ; Andrea Gasparo a Felipe II, Argel, 22 de febrero de 1570, s. n., leg. 487, E, AGS; Andrea Gasparo a Felipe II, Argel, 14 de junio de 1570 s. n., leg. 487, E, AGS. 93 Orden al gobernador de Argel de 20 de junio de 1571, hüküm 1572, MD 14, BOA, documento publicado en Khadir (2016, 128-129); véase también Moudden (1992, 76).
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El hecho de que no se haya encontrado en las fuentes ninguna referencia que atestigüe cómo se gestionó esa operación diplomática sugiere que Uluç Ali prefirió retrasar las negociaciones debido a los inminentes preparativos para unirse a la flota otomana antes de Lepanto. Además, el renegado calabrés no permitió que los hermanos del jerife de Marrakech y Fez volviesen a los territorios marroquíes para alcanzar una posición de relieve en el Gobierno saadí. En su lugar, según la correspondencia entre al-Ghalib y Selim II (Yahya 1981, 31), Uluç Ali decidió tenerlos a su lado e incluso llevar consigo a Abd al-Malik a la conquista de Túnez, tal como relató el propio exiliado al mercader corso Andrea Gasparo.94 Esta decisión, muy parecida a la adoptada por Barbarroja durante su conquista de la capital hafsí en 1534,95 refleja el hábil juego político desarrollado por Uluç Ali para consolidar una vez más su posición en el contexto magrebí. Aunque la reconciliación en el linaje saadí habría llevado a una fragmentación del poder marroquí y debilitado a la larga a la familia, tal pacificación entre al-Ghalib y Abd al-Malik habría quitado a los argelinos la posibilidad de amenazar militarmente Fez con el pretexto de defender las reivindicaciones de los exiliados. Tal estrategia había sido adoptada en parte por Salah Reis en 1554, cuando el entonces beylerbey de Argel había justificado su conquista de Fez bajo el argumento de reponer en el trono al líder de la dinastía wattásida, Ali Abun Hassun, porque había sido destituido de forma ilegal por los saadíes (Cour [1904] 2004, 105-117; Moudden 1992, 64-66). Cabe también destacar que Uluç Ali necesitaba vigilar de cerca a Abd al-Malik, ya que su estrecha relación con los mercaderes de la familia Gasparo, espías y agentes diplomáticos al servicio de la Monarquía Hispánica en el Magreb, lo convirtió en un personaje poco fiable, sospechoso de pasar informaciones sobre los otomanos a Madrid (La Véronne 1973, 393-395). Por tanto, es presumible que la presencia de Abd al-Malik en la campaña de Túnez formase parte de un plan ideado por el renegado calabrés para rehabilitar la figura del príncipe marroquí a ojos de la Puerta y asumir ante la población magrebí el papel de árbitro de las contiendas norteafricanas desempeñado por la casa osmanlí (Moudden 1995). No está claro que los tunecinos recibieran mejor a Uluç Ali por mostrarse en público acompañado del exiliado saadí, pero al menos es indudable que el papel militar de Abd al-Malik le resultó de gran utilidad durante la segunda toma de Túnez en 1574, cuando este comandó una de las galeras otomanas que sitiaron La Goleta (Moudden 1992, 89). A cambio de la fidelidad demostrada por el príncipe, Uluç Ali defendió con firmeza su causa ante la Puerta entre los años 1574 y 1575, hasta que el Abd al-Malik a Andrea Gasparo, Argel, 1570, doc. 11, leg. 334, E, AGS. Al salir del norte de África en 1533 para ir a Estambul, Hayreddin Barbarroja se había llevado consigo a Mulay Rachid, hermano del sultán hafsí de Túnez, que le había pedido ayuda para reconquistar el reino tunecino. Este vínculo permitió a Barbarroja entrar en la lucha dinástica hafsí y tomar el control de la ciudad en el verano de 1534 (Alonso Acero 2006, 139). 94 95
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sultán Murad III le otorgó un ejército gracias al cual los argelinos conquistaron Fez y el exiliado consiguió el título de jerife en 1576.96 Las redes diplomáticas que Uluç Ali tejió en paralelo con los saadíes en Argel, con el sur de España y con los puertos franceses aseguraron el cumplimiento de los objetivos principales del Gobierno estambuliota a la vez que los de su política magrebí personal. Las negociaciones con los moriscos, con los mercaderes marselleses y con Abd al-Malik reforzaron, tanto en el plano material como en el ideológico, las necesidades de protección y de expansión territorial de la provincia de Cezâyir-i Garb. Además de asegurar con ellas la ciudad de Argel y la autoridad otomana, los osmanlíes y Uluç Ali extendieron sus intereses sobre el contexto marroquí (Işıksel 2014). Pese a que el diálogo con los moriscos quedó muy aminorado tras la represión de la revuelta de las Alpujarras a finales de 1570, los contactos del renegado calabrés con Francia y Marruecos adquirieron una nueva dimensión en las décadas sucesivas.97 El análisis del cumplimiento de las órdenes procedentes de Estambul pone de relieve cómo Uluç Ali mostraba ser un fiel servidor del sultán, un gazi ideal en la mentalidad otomana dispuesto a defender a los musulmanes tanto en el contexto norteafricano como en el ibérico. Pero, a la vez, conservaba un alma corsaria que subordinaba las hazañas realizadas para el Imperio otomano a su sed personal de poder y riqueza. Esta interacción entre la figura de gazi y la de corsario es aún más evidente al analizar su participación en la guerra de Chipre.98 Aunque no estuvo presente, Uluç Ali contribuyó de forma simbólica a la conquista de Nicosia, la primera operación bélica que marcó esta guerra. Zarpó de Argel con su flota en el verano de 1570 para unirse a la armada otomana que ya había desembarcado en la isla de Chipre. Sin embargo, a la altura del canal que separa Sicilia de Malta, el renegado calabrés se enfrentó a las galeras de la Orden (Sola 2010, 172-176). De esta inesperada lucha salió victorioso, pero, a causa de los daños ocasionados a sus barcos, regresó a Argel para llevar a cabo las habituales operaciones de reparación. Tras volver al Magreb cargado de «muchas banderas, flámulas y gallardetes» de los caballeros de la Orden de Malta (Haedo 1612, fol. 79r), decidió enviar parte de este botín a Nicosia para justificar su retraso en contribuir al asedio. Según el relato de Çelebi (2008, 108-109), estos estandartes fueron izados en el campo turco y causaron el miedo, el desorden y la «Tradutione del comandamento di sultan Morats che mandò al bassa d'Algieri», Estambul, 31 de marzo de 1575, doc. 15, leg. 1066, E, AGS; «Traducion del comandamento che sono sta dato dal gran Turcho soltam Morat al capitano del mar Lucchialli in questa sua partita», Estambul, 17 de mayo de 1576, doc. 200, leg. 1071, E, AGS. Sobre la expedición de 1576, véase Moudden (1992, 92-97). 97 La intensidad de las relaciones disminuyó debido tanto al fin de la sublevación como al traslado de Uluç Ali del Magreb a Estambul. Sin embargo, en 1577, un aviso de Ragusa atestigua que los contactos entre el nuevo gran almirante y los moriscos de la península ibérica aún no habían desaparecido del todo. Véanse los avisos de Ragusa, Vicenza, 23 de marzo de 1577, doc. 52, leg. 1073, E, AGS. 98 Sobre las motivaciones que desencadenaron este conflicto, véanse Costantini (2009, 32-42) y Pedani (2003). 96
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desesperación en el ejército cristiano que defendía la fortaleza de Nicosia justo unas semanas antes de su capitulación. Entretanto, en su calidad de gobernador de Argel, Uluç Ali recibió la orden de la Sublime Puerta de unirse de nuevo a la flota otomana en aguas levantinas.99 Según ese documento, el sultán y el gran visir requerían su ayuda para cooperar con la armada que, tras haber ganado Famagusta, se había trasladado hacia la isla de Creta. Mientras en Occidente seguían las negociaciones para dar vida a una liga cristiana con la que rechazar esta peligrosa avanzada otomana, el convertido calabrés se sumaba a las fuerzas navales osmanlíes con sus veinte galeras. Apartándose de los movimientos de la armada al mando del gran almirante Müezzinzade Ali Pasha, realizó una serie de incursiones, entre ellas la del puerto griego de Rétino y el saqueo de Zadar, y además se dirigió hacia las aguas sicilianas para tener noticias sobre las condiciones y la ubicación de la armada rival (Çelebi 2008, 110).100 Dado que se acercaba el invierno, los capitanes de la armada decidieron echar anclas en la bahía de Lepanto con el fin de invernar y esperar la llegada de la buena temporada para reanudar las operaciones navales en el Adriático en lugar de regresar a Estambul. Lo que menos esperaban era que esa ensenada griega se convirtiera en el escenario de la derrota naval más contundente de la historia del Imperio otomano; pero ni siquiera los futuros vencedores se lo imaginaban, ya que, poco después de zarpar del puerto de Mesina en septiembre, la fuerza naval cristiana de la Liga Santa, nacida tras largas negociaciones en la corte papal de Roma, se topó de repente con las galeras turcas en la entrada de la bahía de Lepanto al amanecer del 7 de octubre de 1571.101 El silencio y la calma se rompieron de inmediato con las voces de los participantes en los consejos de guerra de los dos bandos. En el lado otomano, Uluç Ali se reunió con los altos oficiales de la marina y expresó su oposición a participar en un enfrentamiento marítimo debido a las malas condiciones de las galeras y a la falta de soldados. Sin embargo, las presiones del inexperto almirante otomano y su deseo de mostrar al sultán su valor, pese a no haber participado nunca en una empresa marítima, hicieron sombra a los juicios estratégicos de Uluç Ali. El discurso de Müezzinzade Ali Pasha, centrado en la Orden al gobernador de Argel, 27 de julio de 1571, hüküm 23, MD 10, BOA, documento publicado en Khadir (2016, 99-100). 100 Sobre los movimientos en aguas levantinas de Uluç Ali en la primavera de 1571, véanse los documentos «Avvisi di Italia», Roma, 17 de febrero de 1571, fol. 47r, SP 70/117, TNA y los avisos de Corfú, Corfú, 4 de junio de 1571, doc. 148, leg. 1401, E, AGS. 101 Sobre la batalla de Lepanto hay una numerosa bibliografía que, por motivos de espacio, no se puede resumir en una nota a pie de página sin examinar y criticar el valor de cada obra. Entre las principales monografías para acercarse a un evento que ha atraído la atención de muchos historiadores e investigadores especializados en el Mediterráneo de la primera Edad Moderna están Lesure (1972a); İnalcık (1974); Hess (1978, 90-92); Setton (1984, IV: 1045-1104); Bostan (2000a); Rivero Rodríguez (2008); Civale (2009); Capponi (2010); Barbero (2010); y Braudel (2018, II: 461-476). 99
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importancia de honrar con coraje a la dinastía osmanlí, se filtró con facilidad entre los marineros otomanos, deseosos de demostrar sus habilidades. Esto frustró los esfuerzos del calabrés, quien había buscado el apoyo de los veteranos que habían luchado como él junto a Hayreddin Barbarroja y Turgut Reis para hacer entrar en razón al kapudan pasha y evitar un fracaso en parte anunciado (Çelebi 2008, 111).102 Uluç Ali se desplegó en batalla en el cuerno izquierdo de la formación naval otomana y se mantuvo a la defensiva. Además, quitó de su galera cualquier signo de reconocimiento —linternas y estandartes— para que no fuera tomada como un objetivo privilegiado de los rivales, tal como le ocurrió a Müezzinzade Ali Pasha. Ante la noticia de la muerte de este y al percatarse de que la suerte de la contienda estaba ya echada a favor de la Liga Santa, Uluç Ali dirigió una maniobra que nadie esperaba: en lugar de quedarse en su sitio en el cuerno izquierdo, optó por mover sus rápidas embarcaciones argelinas hacia un hueco libre en la formación cristiana, entre el flanco derecho —a la sazón comandado por el almirante genovés Juan Andrea Doria— y el flanco central, formado por varios buques de la Orden de Malta.103 A pesar de que la idea inicial había sido atacar la formación cristiana por la espalda, el calabrés pronto se vio rodeado por numerosas naves enemigas, entre las que se encontraban las capitaneadas por Álvaro de Bazán y Guzmán, marqués de Santa Cruz (Beri 2021, 158-161; Mafrici 2021, 70-72). Desprevenido y rodeado, decidió emprender una última maniobra para abrirse un espacio a través del cual salir de manera definitiva del conflicto. Mientras parte de su flotilla seguía luchando con las embarcaciones genovesas de Doria, el renegado calabrés logró asaltar la capitana de 102 Según Alessandro Barbero (2010, 530-531), las crónicas turco-otomanas sobre esta cuestión no son muy fiables, ya que, al haber sido redactadas varios años después de los acontecimientos, manejan una idea mítica y legendaria de Uluç Ali como único sobreviviente a la jornada de Lepanto. Por ello, el historiador italiano prefiere confiar más en los textos cristianos contemporáneos, basados principalmente en el testimonio de cautivos otomanos que se tomaron durante la batalla. Dentro de estas crónicas occidentales se resalta que Uluç Ali había apoyado, sin lugar a duda, el deseo de Hasan Pasha, hijo de Barbarroja, de enfrentarse de forma abierta a la armada de la Liga Santa. Sin embargo, también Barbero, con apoyo en los relatos de los cautivos otomanos, termina proponiendo una visión mítica y heroica de Uluç Ali: el intrépido capitán de la flota dispuesto a todo para salvar el honor de la armada del sultán. En realidad, este autor no tiene en cuenta la experiencia marinera del renegado calabrés, pero sobre todo deja en segundo plano un factor elemental para resolver la cuestión. Dado que la fuerza del renegado calabrés, al igual que la de otros capitanes y corsarios otomanos, se basaba sobre todo en el número de galeras de su propriedad, es difícil imaginar que hubiera considerado poner en peligro a sus hombres y sus barcos, es decir, su familia y su economía, cuando este sacrificio no le hubiera reportado un beneficio proporcional. De hecho, Uluç Ali aconsejó al gran almirante que se enfrentara al enemigo evitando un choque frontal, puesto que era consciente de que esto causaría graves pérdidas a la flota del sultán. Tal como ha notado no hace mucho Isom-Verhaaren (2021, 2-4 y 128-129), el recurso a las fuentes musulmanas es de indudable valor para analizar la historia naval de los osmanlíes, ya que las crónicas y los documentos turco-otomanos impiden confundir los actos de heroísmo o de cobardía con una serie de decisiones racionales tomadas para salvaguardar una campaña naval y ganar futuras oportunidades de derrotar al enemigo en el mar. 103 El secretario de Juan Andrea Doria a un amigo de Florencia, Islas Curzolarias, 9 de octubre de 1571, documento publicado en Vargas-Hidalgo (2002, 770-771).
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la Orden, cortar las cabezas de sus marineros, liberar a todos los cautivos musulmanes que se encontraban al remo y robar su estandarte (Selânıkî 1989, 84; Çelebi 2008, 113). De esta forma salvó no solo sus galeras y su tripulación, sino también su honor como capitán de la armada osmanlí (Campana 1597-1599, I: 121). Al describir esta acción, el historiador John Guilmartin (1981) afirma que Uluç Ali confirmó ese día ser un «maestro de las maniobras». La decisión del calabrés de abandonar el teatro del enfrentamiento demuestra su experiencia y destreza en el arte de la navegación, pero también reafirma su pragmatismo de corsario, más interesado en preservar sus barcos y su tripulación que en demostrar hasta la muerte su valía como guerrero de la fe islámica (Gürkan 2012). Al caer el sol sobre las aguas de Lepanto, teñidas de rojo por la sangre de los otomanos caídos en la batalla, los cristianos empezaron a comprender que habían realizado una gesta heroica al derrotar por primera vez en mar abierto a la flota de los sultanes de Estambul. Uluç Ali, con todo, ya había dado la espalda a la bahía griega y, tras llegar a Corfú, decidió enviar una de sus galeras para informar a Selim II del resultado de la batalla. Mientras uno de sus hombres viajaba a Edirne para avisar al sultán de la derrota, el renegado calabrés recuperó parte de la armada otomana desaparecida en las aguas del archipiélago (Mantran 1974, 249). A comienzos del mes de diciembre de 1571, según cuenta un agente del bailo Marcantonio Barbaro, Uluç Ali entró en el puerto de Estambul disparando cañonazos como si tuviera que celebrar una importante victoria: Il detto Lugiali entrò nel porto di Costantinopoli con galere numero 26 et 9 palandarie, le quale galere et palandarie fecero una superbissima intrata scargando tanta artiglieria che parevano esser più di 200, quali galere venendo tutte con un ordine abrazando tutto il canale da una banda et dall’altra facendo con la voce una allegrezza grandissima, et tutto fu fatto con arte per allegrare il populo, il qual concorse tutto alla marina et che in cima alle case il qual popolo la maggior parte piangeva et cridava dicendo ad alta voce “Amedet, Amedet”, che vuol dir “O Dio mio, o Dio mio. Dove il mio marito, dove il mio padre, dove il mio fratello”, et via discorrendo, sì che non si mancavano li pianti per tutto, ma quelli dell’armata si sfogavano li cridi con il lor romore de l’artiglieria.104
Puesto que la gran mayoría de los principales almirantes y oficiales de la flota habían fallecido en Lepanto, al sultán osmanlí no le quedó otra opción que promover a Uluç Ali. Sin embargo, fueron la audacia y el coraje demostrados en la batalla naval
104 «Anonimo al seguito del bailo Marcantonio Barbaro. Diario di prigionia, 1571-1573», documento publicado en Pedani (1996, 167-168). Estos factores son los mismos que se enfatizan y subrayan en las crónicas y documentos turco-otomanos (Bostan 2000a).
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contra los cristianos los principales factores que pesaron en su nombramiento como gran almirante, tal como se refleja en las noticias que, a finales de 1571, llegaban a Madrid desde Levante.105 Uluç Ali ya no era un simple renegado o capitán de la armada, sino que estaba a punto de desempeñar un papel central en la estrategia mediterránea de los sultanes de Estambul. La derrota otomana de Lepanto, de forma paradójica, marcó su consagración política. El 28 de octubre de 1571, pocas semanas antes de su regreso triunfal a la capital otomana, Selim II le otorgaba de forma oficial el título de kapudan pasha y lo renombraba Kılıç Ali, ‘Ali, la espada del islam’: un dato que simbolizaba la culminación de su proceso de otomanización y su definitiva inclusión en las lógicas palaciegas del Imperio osmanlí (Selânikî 1989, I: 84).
105 Por ejemplo, en los avisos que llegaron de Ragusa. Véase «Avisos de Andrinopoli», Ragusa, 8 de diciembre de 1571, doc. 133, leg. 1483, E, AGS (documento reproducido en el Anexo VIII).
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Conclusión: las huellas de Uluç Ali
E
l historiador Arsenio Frugoni publicó en 1954 un libro sobre Arnaldo de Brescia (1090-1155), un sacerdote italiano condenado a muerte por sus ideas en contra del poder temporal de la Iglesia católica durante la Edad Media, en el que demostraba con gran habilidad cómo a partir de diferentes fuentes se podían obtener múltiples imágenes de un mismo individuo (Frugoni 1954). Esas imágenes diversas no ayudaban a comprender quién había sido en realidad Arnaldo de Brescia, pero tal investigación permitió a Frugoni usar ese caso para iluminar el abigarrado contexto en el que el sacerdote había dejado su impronta a lo largo del siglo xii. Lo mismo se ha advertido a la hora de seguir las diferentes huellas dejadas por Uluç Ali durante su trayectoria en el Mediterráneo turco-berberisco, entre ellas la del renegado enemigo de la fe y peligroso corsario para la Monarquía Hispánica, la del hábil almirante de la armada y fiel servidor del Imperio otomano y, en fin, la del astuto hombre político a ojos del bailo veneciano y los agentes genoveses y franceses en Estambul. Además, la deconstrucción de la estereotipada imagen española del caso y la profundización en las visiones otomana, veneciana y francesa han hecho posible averiguar cuáles fueron las normas sociales que permitieron al renegado calabrés convertirse en un miembro de la familia osmanlí al mando de la marina otomana. Se ha preferido así indagar a fondo en los documentos, encontrar pistas y confutar indicios para reconstruir la experiencia de Uluç Ali no desde la perspectiva singular de Madrid, París, Venecia o Estambul, sino desde el conjunto de todas ellas, es decir, desde la suma de estas distintas visiones. Los detalles encontrados en los documentos examinados han constituido medios para comprender el funcionamiento de un contexto y no se han tomado como verdades absolutas con las que fijar una imagen prestablecida de este neófito musulmán y de su mundo. El proceso de conversión al islam se ha redimensionado, ya que resulta ser solo una de las primeras etapas de un proceso más amplio de islamización en el que, además del mero acto religioso, destaca la importancia de la dimensión sociocultural. Galeni, al convertirse en Uluç Ali, no solo pasaba de la fe cristiana a la islámica, sino que trasformaba su imagen y su perfil jurídico en los de un sujeto legalmente reconocido por una autoridad política y por los miembros de la comunidad. En la sociedad en la que se acomodó como nuevo hijo de Alá, Uluç Ali se acostumbró a la cultura y a los [109]
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usos locales no tanto a raíz de su apostasía, sino porque empezaba a llevar un nombre y una indumentaria específica, así como a vivir en un entorno islamizado donde la voz del muecín había sustituido al sonido de las campanas de las iglesias católicas (Bulliet 1979, 36-64). El cambio de nombre o de vestimenta, el matrimonio o el trabajo doméstico en la casa del patrono, indicios mínimos respecto a las grandes acciones de corso protagonizadas por el calabrés, se han evaluado como prácticas cotidianas que, a pesar de haber sido subestimadas en las fuentes, son de considerable importancia para iluminar la figura del mühtedi en la otra orilla del Mediterráneo. Estos elementos disuelven parte de su identidad cristiana para dejar espacio a la islámica, pero sin que la segunda tome el sitio de la primera de modo definitivo. El proceso, además, se consolidó con su inclusión en un nuevo núcleo familiar en el cual el matrimonio y su oficio de cómitre y corsario simbolizaron la confianza que su dueño, Deli Cafer, depositó en él. De esta forma, la conversión en mühtedi abrió la posibilidad de configurar nuevas relaciones a través de vínculos de patronazgo típicos en las sociedades del islam clásico (Aillet 2017). Esta fidelidad íntima alcanzó su ápice con la concesión al esclavo de su completa libertad. La manumisión representaba el final del proceso de islamización del calabrés, pero no el de su relación con Deli Cafar. De hecho, el acto de manumisión (‘itq) en el derecho islámico daba paso a una reconfiguración de la relación clientelar. De la dependencia walā’ al-muwālāt se pasaba a una del tipo walā’ al-‘itq (‘relación posmanumisión’) que, desde la concesión de la libertad al esclavo neófito, vinculaba al liberto con su antiguo amo (Crone 2002, 36-38). A lo largo de esta transformación personal en la escuela del corso de los hermanos Barbarroja, la relativa movilidad social de la que empezaba a gozar gracias a la manumisión le ofreció la oportunidad de disfrutar del vínculo clientelar que Deli Cafer tenía con Turgut Reis para acercarse a la figura de este último y lucir sus habilidades en el mar. Al relato de las andanzas marítimas a las que se había atribuido el ascenso social del convertido calabrés se ha integrado el análisis de las relaciones de poder entrelazadas tanto en el Magreb como en la capital otomana. A lo largo de un proceso denominado de otomanización, en el que se ha vislumbrado la existencia, la importancia y la práctica de varios grados de patronazgo con distintas figuras del panorama político otomano, Uluç Ali logró alcanzar importantes cargos en la Administración aprovechándose de un sistema de movilidad social que resultaba fluido solo si el individuo en cuestión mezclaba con sabiduría sus méritos y habilidades con una total reverencia hacia sus patronos. Además, cabe destacar que las relaciones clientelares que permitieron a este neófito mejorar su condición en la sociedad otomana reflejan un importante cambio en las lógicas de poder del Imperio osmanlí. De hecho, tras los contactos con Turgut Reis en el Magreb, los primeros patronos políticos de Uluç Ali —Sokollu Mehmed y Piyale Pasha— destacan la importancia de la influencia de los miembros del Diván de
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conclusión: las huellas de uluç ali
Estambul para alcanzar roles administrativos en el sistema imperial de la segunda mitad del siglo xvi. El proceso de inserción del convertido Uluç Ali en las dinámicas de poder de la Sublime Puerta se consolidó, por tanto, a través de los dos planos —formal e informal— de la vida política otomana. De manera formal, en cuanto capitán de la armada y gobernador provincial primero en Egipto y luego en el Magreb, el calabrés había desempeñado cargos oficiales y adquirido el reconocimiento del Gobierno otomano. Al mismo tiempo y de manera informal, en calidad de corsario y agente informador, Uluç Ali se había puesto al servicio del nuevo grupo de poder consolidado alrededor del príncipe Selim y bajo la protección de Piyale Pasha. Pese a ser considerado un extranjero (ecnebi) porque no procedía de la escuela de palacio (enderûn mektebi) en la que se formaba la clase administrativa otomana, la posición íntima del calabrés dentro del circuito familiar de Selim II le permitió de todos modos acceder a cargos bien remunerados y de gran importancia dentro del Imperio (Kunt 1983, 40-41; Fleischer 1986, 194; Yilmaz 2009; İnalcık 2017, 76-84). El recurso al intisab —el empleo de vínculos personales y clientelares— se volvió entonces la clave de su ascenso, ya que no solo favoreció su carrera, sino que también lo ayudó a levantarse en los momentos de dificultad para recuperar el favor de sus patronos. Así pues, meritocracia y favoritismo, ambas pautas indisociables de la sociedad otomana del siglo xvi, fueron los principales factores que condicionaron la trayectoria de Uluç Ali en el Imperio osmanlí y acompañaron su proceso de otomanización (Türkçelik 2017).
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Segunda parte. La familia
L
os numerosos estudios sobre la figura de Uluç Ali, basados tanto en fuentes cristianas como islámicas, han aclarado de manera casi completa su recorrido biográfico, sobre todo en el periodo posterior a la batalla de Lepanto. Sin embargo, falta una investigación que examine su capacidad para consolidar, gestionar y ejercer un poder decisorio dentro de las dinámicas políticas del Imperio otomano en las décadas de 1570 y 1580. De hecho, la mayoría de las monografías han subrayado la vertiente político-corsaria del renegado calabrés y solo las recientes investigaciones de Emilio Sola (2010, 283-286) y Mirella Mafrici (2021, 84-103), o las de Emrah Safa Gürkan (2015b, 66-74), han esbozado parte del proceso de maduración que el convertido emprendió en la Sublime Puerta y han destacado su consiguiente transformación en hombre político de primer rango. El estudio del periodo de almirantazgo de Uluç Ali (1571-1587), uno de los más longevos de la historia otomana de la primera Edad Moderna, brinda la oportunidad de analizar esta metamorfosis. El hilo conductor es el estudio de las relaciones privadas que Uluç Ali desarrolló entre el Mediterráneo turco-berberisco y la capital del Imperio osmanlí con el fin de consolidar un kapı (‘familia’ o ‘casa’) que le permitiese ejercer y sustentar tal poderío. El concepto y la importancia del kapı, es decir, la dimensión política, social y económica de una familia, esqueleto del poder privado otomano según la definición de Metin Kunt (2012, 103), han sido bastante trabajados en los últimos decenios por una historiografía interesada en desvelar el origen de la fuerza ejercida por los miembros de la corte osmanlí y por las élites provinciales del Imperio (Hathaway 2016). Siguiendo esta línea de investigación, el estudio del kapı del kapudan pasha Uluç Ali constituye un enfoque privilegiado para alcanzar las raíces de su influencia en Estambul y para profundizar en la importancia de las relaciones sociopolíticas que desarrolló a partir de finales de la década de 1560. Asimismo, explorar la casa del gran almirante de la flota otomana permite ampliar la investigación sobre las redes de poder a todo el contexto mediterráneo y analizar la heterogeneidad de sus actores y la variedad de canales de comunicación empleados para gestionar tales grupos de poder (Brummett 2010, 92-93). La primera parte de la investigación se centrará en la construcción y consolidación de una familia mediterránea y señalará cómo los miembros de esta red fueron determinantes para apoyar la figura política del kapudan pasha. En la segunda parte se pondrán de relieve una serie de estrategias y prácticas que Uluç Ali adoptó en la [115]
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Sublime Puerta para mantener cohesionado e intacto su kapı y, por supuesto, su prestigio personal. La historia del renegado calabrés tras su conversión al islam y su servicio como marinero y gobernador de algunas provincias de los sultanes de Estambul sigue siendo un espejo que revela, a través de su entorno, algunas de las facetas fundamentales de la cultura política del mundo otomano de finales del siglo xvi.
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III. El kapi mediterráneo de Uluç Ali
A
ntes de analizar las estrategias de Uluç Ali en la Puerta para mantenerse en una posición estable y privilegiada frente a otros miembros de la élite palaciega otomana, se hace inevitable el estudio del primer kapı que constituyó en el Magreb durante su gobierno argelino a fin de aclarar los fundamentos de las relaciones de poder que dieron lugar a su familia. La decisión de iniciar este análisis a partir de la ciudad de Argel y no de otros centros mediterráneos en los que Uluç Ali desempeñó un papel administrativo viene dictada por los documentos examinados, ya que la primera alusión a la existencia de una casa del renegado calabrés surge de la orden dada por la Sublime Puerta a Arab Ahmed Pasha en 1572. Este, recién nombrado gobernador de Argel, recibió instrucciones de enviar lo antes posible a Estambul a la esposa del renegado calabrés y sus bienes empleando tres galeras (Sola 2010, 202).1 Tras haber reconstruido una primera red de poder en el contexto magrebí, se examina la consolidación, la explotación y la conservación de este grupo en la capital otomana a raíz del nombramiento como gran almirante de la flota y los consiguientes problemas para gestionar un núcleo familiar en relativa expansión. El estudio micropolítico del almirantazgo de Uluç Ali se dirige entonces a comprender qué estrategias adoptó este neófito para mantenerse al mando de un oficio tan importante durante dieciséis años. Además de la longevidad, si se tiene en cuenta que el periodo en que ejerció el oficio de gran almirante (1571-1587) se corresponde con una coyuntura en la que los sultanes de Estambul optaron por una estrategia defensiva en el Mediterráneo (Fodor 1994), este análisis adquiere más significado a la hora de explorar cómo Uluç Ali usó a los miembros de su familia para demostrar al Gobierno otomano su indispensabilidad para defender el Imperio frente a los enemigos de la fe musulmana. El objetivo de las siguientes páginas no será, por tanto, destacar el papel de almirante de la flota a través del relato de sus expediciones marítimas. Por el contrario, partiendo del análisis de su La orden fue ejecutada de inmediato por el nuevo gobernador de Argel. El 30 de junio de 1572, el agente diplomático que el emperador Maximiliano II había enviado a la Sublime Puerta, David Ungnad, avisaba por carta a aquel de la llegada al puerto de Estambul de tres galeras con la familia de Uluç Ali: «Le tre galere, dicono, venir di Algier con la famiglia et robbe di Occhiali». David Ungnad a Maximiliano II, Estambul, 30 de junio de 1572, documento publicado en Ferus (2007, 149-150).
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red, se pretende constatar cómo el calabrés construyó vínculos con una serie de hombres capaces de apoyar sus objetivos políticos con el fin de controlar y coordinar las acciones en el Mediterráneo turco-berberisco. 1. La formación: la Argel italiana de Uluç Ali Cuando, en la primavera de 1568, Uluç Ali llegó al puerto de Argel para tomar posesión del Gobierno de la ciudad magrebí, se encontró una ciudad diferente por completo de la que había conocido con los ojos de nuevo musulmán y esclavo del turco Deli Cafer. Diversos factores, entre los que destacan la extensión territorial, la estructura administrativa y un renovado tejido social urbano, habían cambiado de forma drástica la imagen de Argel entre las décadas de 1540 y 1560. La provincia de Cezâyir-i Garb había logrado una extensión considerable en el área central del norte de África. A esas alturas, el beylerbeylik consistía en cuatro distritos principales: el beylik de Argel, centro administrativo y económico de la provincia, el beylik sureño de Titteri, instituido en 1548 por Hasan Pasha tras la expansión meridional hacia las ciudades de Ain-Defla, Medea y Bouira, el beylik occidental de Tremecén, fruto de las conquistas de Salah Reis en las campañas de la década de 1550, y el beylik oriental de Constantina, última parte anexionada después de unas revueltas locales controladas por Mehmed Bey en 1567 (Gaïd 1974, 92). La rigurosa división en distritos regionales reflejaba el fin del proceso de consolidación del poder otomano en Argelia. Transcurridos cincuenta años exactos del pacto de subordinación al Imperio otomano, estipulado entre Hayreddin Barbarroja y Solimán I (1520-1521), el gobierno argelino había mutado su forma. Hayreddin había ejercido de 1518 a 1544 una potestad individual, herencia de la cultura política magrebí que preveía de manera tradicional la presencia de un jeque militar al mando de la ciudad (Dakhlia 1998). Este sistema se había fragmentado y diferenciado en un sistema colegiado —el Consejo del beylerbey o Diván argelino— tras la reforma administrativa que comenzó la Sublime Puerta en la segunda fase del sultanato de Solimán I (İlter 1934, I: 104-114). A todo esto, cabe también añadir que la sociedad argelina de las décadas de 1560 y 1570 denotaba un crecimiento exponencial del número de convertidos de procedencia española e italiana, tanto esclavos como libres, cuya causa estaba arraigada en la política de corso berberisco de los últimos treinta años (Belhamissi 2003, I: 113-115, II: 85-100 y 114-122; Davis 2003, 19-21). Frente a estos cambios, Uluç Ali tuvo que desarrollar un plan de gestión social, económica y política que le permitiese consolidar su posición en Argel y evitar repetir los errores cometidos durante sus anteriores periodos de gobierno en el norte de África —Annaba y Trípoli—. La configuración de una estrategia individual procedía de la [118]
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necesidad de vincular los intereses de la Sublime Puerta con los de varios grupos de poder magrebíes. A través de una serie de relaciones privadas que el gobernador entrelazó con los principales exponentes locales de la economía del corso (ta’ifa) y de la milicia —jenízaros y tribus berberiscas— se intentaba desarrollar un diálogo político que garantizase al beylerbey el apoyo de los argelinos. Por tanto, bajo la rígida superestructura otomana, simbolizada por un Diván que representaba el poder del sultán en el Magreb, seguía existiendo de manera informal una red invisible que el gobernador tejía a diario con los protagonistas del contexto local (Ágoston 2003). Este modelo, inaugurado en Argel por Hayreddin Pasha a comienzos del siglo xvi, se dirigía a la creación de una familia, un grupo de fieles servidores, cuya tarea principal era la de garantizar al líder la posibilidad de ejecutar sus planes de gobierno y asegurar la defensa de la población.2 Sin embargo, para entender esta afiliación se tiene que ir más allá de la concepción clásica de familia como conjunto de personas que tienen en común un mismo patronímico y asomarse así a la complejidad cultural, social, política y económica que trasluce la idea de la casa como linaje (Dumont 1971, 31). La familia, en particular, la de cada beylerbey argelino, se construía también por medio de relaciones que salían de los tradicionales esquemas genealógicos con que funcionaban los clanes tribales magrebíes. Este cambio, idealizado en el paso de la Argel berberisca de comienzos de siglo xvi a la Argel otomana de Uluç Ali e intermediado por el periodo de reconfiguración de Hayreddin Barbarroja, se basaba sobre todo en dos factores. Por un lado, la necesidad de ejercer una autoridad que abarcaba un territorio cada vez más amplio llevó a superar una concepción estrecha del poder limitada a las relaciones de sangre entre las tribus locales (Roberts 2017, cap. IV). Por el otro, debido a que el dominio de la ciudad cayó de repente bajo el control de los osmanlíes, se hizo imprescindible para los beylerbey otomanos aglutinar a su alrededor agentes de confianza para que se reprodujera ante los gobernados una unidad familiar en la que confiar para ser administrados. Así, la consanguinidad, factor antropológico que fijaba la pertenencia de un individuo a un grupo específico, fue sustituida por una dinámica clientelar, en la que los hombres se convertían en familiares de un patrono a través de un intercambio de ayudas y beneficios recíprocos (Caprioli 2020). La tipología de clientelismo adoptada por Uluç Ali para originar su familia magrebí puede subdividirse en dos niveles analíticos —étnico-geográfico y sociopolítico— según el grado de privacidad en sus relaciones con los miembros del grupo. El nivel con más privacidad era el étnico-geográfico, caracterizado por fuertes conexiones personales basadas en un mismo contexto de procedencia, un idioma común y unas costumbres compartidas. Los individuos que formaban parte de este primer entorno El profesor Emilio Sola habla de «dinastía de los Barbarroja» para describir los mecanismos de ejercicio del poder en la Argel otomana de comienzos del siglo xvi (Sola y Peña 1996, 13-33).
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familiar eran en su gran mayoría convertidos al islam que procedían del nutrido grupo de cautivos de origen italiano que Uluç Ali había acumulado durante sus andanzas en el mar. La relación desarrollada en el espacio privado de la casa con los esclavos recién convertidos permitía la consolidación de cierta confianza entre las partes. En este sentido, resulta ejemplar el caso de Amurat, renegado de la ciudad de Lucca, que, tras ser capturado a la edad de trece años en aguas del mar Tirreno y convertirse al islam, sirvió a Uluç Ali entre Trípoli y Argel como esclavo. En la documentación no se encuentra su verdadero nombre cristiano, pero una carta cifrada enviada desde Génova por el embajador español Diego Guzmán de Silva a Felipe II desvela cómo, gracias al favor de su amo, este neófito de la fe musulmana llegó a asumir la función de tesorero personal de Uluç Ali en 1570: […] me dixo [un secretario de la República de Lucca] que haviendo salido un hijo de un paesano de aquella su tierra [la República de Lucca], de treze años bonito y de buen ingenio, con un mercader que yva a negociar, fue tomado por Aluchali y le ha servido hasta agora, que será de veynte y un años, y le ha favoreçido tanto que es agora su thesorero general.3
La breve historia de Amurat permite reflexionar sobre un detalle muy importante para la reconstrucción del primer nivel de la familia argelina de Uluç Ali: la relación existente entre la procedencia geográfica de los renegados y los cargos desempeñados dentro de la provincia de Argel según el grado de favoritismo alcanzado. Si bien, en un primer momento, se ha justificado la numerosa presencia de convertidos italianos en la ciudad magrebí por los objetivos de los ataques corsarios, su vinculación con el círculo privado del beylerbey requiere una explicación más rotunda. Ayudan a aclarar este interrogante los conceptos de solidarity (‘solidaridad’) o de trustworthiness (‘confianza’), usados tanto en las investigaciones de Metin Kunt (1974) como en las de David Ayalon (1999, 14-15) para apoyar desde el punto de vista antropológico el mecanismo de patronazgo en los Imperios otomano y mameluco. Los sentimientos que Uluç Ali profesaba hacia quienes, como él, venían de la península itálica y se habían convertido al islam no procedían de un sentido común de identidad en cuanto neófitos, sino del hecho de haber compartido algunas experiencias similares y, sobre todo, de compartir criterios para evaluar ciertas cualidades individuales. Para aclarar esto resultan muy apropiadas las palabras con las que Diego de Haedo (1612, fol. 83v) describía cómo el convertido veneciano Uluç Hasan, esclavo de Uluç Ali, había obtenido en Argel un importante encargo fiscal a finales de 1568:
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Diego Guzmán de Silva a Felipe II, Génova, 28 de julio de 1570, doc. 74, leg. 1399, E, AGS. [120]
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Muerto el Dargut sobre Malta […] quedó el Asan por esclavo y renegado del Ochali, y como fue siempre astuto, entremetido, audace, atrevido, y desembuelto, con esto y con otras vellaquerias de turcos, vino a ser muy querido del Ochali: y assí quando fue proveydo de Rey y gobernador de Argel, le hizo su Elami, esto es tesorero, o recaudador de sus rentas, y pagador de todas sus pagas.
El término elami que de forma errónea aparece en la Topographia para referirse al cargo de tesorero correspondía en realdad al lema árabe al-‘amīn (‘el confiable’). Este detalle permite, en primer lugar, destacar que el oficio de tesorero se reservaba a los hombres más cercanos a la figura del beylerbey, ya que las fuentes presenciales sobre las que se basó Haedo —en su gran mayoría cautivos cristianos y renegados en Argel— empleaban este término para referirse a ese encargo administrativo (Haedo 1612, fol. 46r). En segundo lugar, este dato arroja también nueva luz sobre las dinámicas clientelares adoptadas por Uluç Ali. Las cualidades gracias a las cuales Hasan había sido elegido para ser tesorero reflejan las tareas desempeñadas por el renegado veneciano para su patrono a lo largo de su esclavitud en el Magreb. Astucia, audacia, atrevimiento y desenvoltura constituyen, pues, los atributos necesarios para ser considerado un hombre de confianza y, por consiguiente, alcanzar cierto nivel de favoritismo con el que lograr uno de los encargos más prestigiosos, es decir, la gestión de las finanzas del beylerbey. La solidaridad y la confianza parecen elementos primarios en la creación de las más estrechas relaciones clientelares de Uluç Ali e, incluso, factores precursores del tradicional fundamento del clientelismo resumible con el lema latino do ut des. El intercambio de favores no representaba el punto de partida de un contrato social entre dos personas, sino el afianzamiento del vínculo y el reconocimiento por parte del patrón de la posición de cada uno de sus hombres dentro de la casa. A través del nombramiento del veneciano Uluç Hasan y, más tarde, de Amurat de Lucca como tesoreros privados —cargo que no se ha de confundir con el de tesorero provincial nombrado por el sultán (hazine kethüdası o mal defterdarlığı) (Kunt 1983, 28; Fleischer 1986, 313; Meeker 2002, 114)—, Uluç Ali pudo gestionar los beneficios económicos que generó en el Magreb. El encargado de esta función no supervisaba la recogida del hās —los ingresos de todo el beylerbeylik— (Kunt 1983, 16-27), su reparto entre los salarios de los oficiales locales y la suma que se debía enviar a Estambul, sino que se ocupaba de administrar los ingresos que pertenecían al beylerbey, sobre los cuales se fundaba el poder económico de su casa. Por lo que se conoce a través del texto de Haedo, la lista de ingresos personales del gobernador argelino comprendía hasta once puntos diferentes, incluidos los siguientes: el tributo pagado por los jeques de los clanes berberiscos que les autorizaba a residir dentro de las fronteras del territorio argelino; la pensión pagada por todos los kāid y gobernadores de los distritos provinciales; la cuota que los anteriores pagaban a cambio [121]
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de ayudas militares para sofocar las revueltas regionales; el monopolio sobre una parte de los ingresos del corso y sobre la financiación concedida a los corsarios para armar las galeras; las herencias de los turco-otomanos muertos en Argel sin herederos; el once por ciento de todos los bienes exportados por mar desde el puerto argelino; los beneficios del monopolio de ciertos productos vendidos en las tiendas de la ciudad —pieles de animales, cera y sebo—; el impuesto que se pagaba sobre todos los bienes importados para su venta en el sūq; el dinero de los permisos concedidos a los mercaderes occidentales para pescar corales a lo largo del litoral de Annaba; y, por último, los obsequios que los señores de los clanes de Labes y Cuco debían enviar todos los años como signo de gratitud y sumisión al poder otomano en el norte de África (Haedo 1612, fols. 46r-v). Este patrimonio privado, que el calabrés acumuló entre 1568 y 1571, se invirtió en la compra de numerosos edificios y talleres en el centro de la ciudad, que a menudo estaban gestionados de forma directa por los esclavos renegados (Loualich 2016, 47). Así, la casa de Uluç Ali se convirtió, como diría Youval Rothman (2014), en una «empresa socioeconómica» de la Argel de finales de la década de 1560. A los esclavos renegados empleados en la ciudad, se debe añadir otro grupo de convertidos al islam que, de manera voluntaria, se involucró en la familia de Uluç Ali para alcanzar oficios rentables en la Administración del territorio. Estos renegados no tenían con el beylerbey una relación directa como la de los esclavos en propiedad, por lo que conseguían entrar en su círculo privado a través de dos modalidades. Por un lado, las cartas de recomendación de los dignatarios de la corte otomana eran suficientes para asegurarse una plaza en la casa del gobernador. En 1570, el renegado siciliano Salefo de Lipari presentó a Uluç Ali una carta en su favor del tercer visir Piyale Pasha para obtener el oficio de kāid de una de las ciudades del litoral magrebí. La información la proporciona Francisco Gasparo, un mercader-espía al servicio de la Monarquía Hispánica, el cual destacaba la importancia de consolidar un vínculo con Salefo para planear una probable revuelta en el Magreb contra los otomanos. En uno de los avisos que envió a Felipe II, Gasparo señalaba la necesidad de pagar quinientos o seiscientos ducados al renegado siciliano para que este último pudiera sustentar «la paga adelantada del arrendamiento» como «assí es costumbre en Argel».4 La presencia del término arrendamiento en la fuente española ayuda a mejorar nuestro conocimiento del Gobierno otomano en Argel y a deducir la presencia en esa provincia de varios muqāt‘a, es decir, distritos fiscales concedidos por el Imperio a particulares que debían recaudar impuestos tras haber adelantado una suma preestablecida según una estimación de los ingresos del distrito en cuestión (Cvetkova 1964). Según los estudios realizados por Abdelbassat Mekki sobre la Administración argelina en el siglo xvi, resulta bastante probable que Uluç Ali hubiera suscrito un contrato con el Gobierno otomano para la recaudación 4
Francisco Gasparo a Felipe II, Valencia, 1569, doc. 129, leg. 333, E, AGS. [122]
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de impuestos (iltizâm) en los territorios de la provincia de Cezâyir-i Garb. Más tarde, habría subcontratado esta tarea a hombres que entraban a formar parte de su casa, con lo cual se habría creado un círculo vicioso que agobiaba a la población magrebí debido a la práctica de subir o crear nuevos impuestos para obtener un margen de provecho que compensara el pago adelantado para desempeñar ese cargo (Mekki 2016). Por otro lado, se podía alcanzar cierto grado de confianza merced a una larga amistad cuyos orígenes se remontaban a las múltiples experiencias compartidas en el mar. El renegado corso Philippo de Pino, alias Mami, compañero de Uluç Ali en muchas expediciones contra Córcega a finales de la década de 1550 y uno de los principales miembros de la ta’ifa de Argel (Merouche 2007, 104), alcanzó en 1569 el grado de mayordomo y primer consejero (kethüda) del beylerbey (Haedo 1612, fol. 79v). Según los informes que los espías españoles enviaban de Argel, el corso Mami era «la persona más principal de la casa del rey [Uluç Ali]».5 Si bien en la documentación no se encuentra una referencia directa que explique cómo se desarrollaba la inserción de un renegado libre dentro de la red de poder del beylerbey, parece que el vínculo clientelar se consolidaba a través de la creación de un lazo familiar por medio del matrimonio del nuevo cliente con una de las esclavas de la casa del patrono, como era tradición entre los corsarios de Argel (Loualich 2010, 76). La boda no solo reglamentaba el acomodamiento de un convertido al islam en una nueva familia, sino que consolidaba la relación vertical de confianza típica entre un patrono y sus nuevos clientes. Por tanto, el nombramiento del corso Mami al mando de Argel como khalifa —regente o sucesor— de Uluç Ali cuando, a finales de 1569, empezó la campaña otomana para la conquista del reino de Túnez (Haedo 1612, fol. 79v) se debe entender sobre la base de una lealtad personal fruto de vínculos de amistad o matrimoniales. Al igual que Mami, también otro renegado, el sardo Ramadán, aprovechó su amistad con Uluç Ali para entrar en su familia. Al contrario que muchos de sus compañeros, Ramadán tenía un gran conocimiento de la cultura política y de la sociedad magrebí. Tras su conversión al islam, su amo, un mercader de Argel, lo envió a una de las escuelas islámicas de la ciudad (madrasa), donde aprendió tanto la lengua local como el idioma otomano (Haedo 1612, fol. 81v). Desde entonces, Ramadán desempeñó el cargo de kāid de diferentes ciudades dentro de las cuatro áreas administrativas en las décadas centrales del siglo xvi. Entre estas experiencias, cabe destacar el periodo pasado en el Gobierno de la provincia oriental de Constantina (1566-1571), ya que la represión de los levantamientos de las tribus bereberes de este distrito —lideradas por los Henancha y los Mokrani— le ganaron la reputación de gobernador justo y líder valiente (Gaïd 1980, 13 y 18). Más que por estas habilidades, Ramadán entró al servicio de «Lo que Refirio Fran.co Gaspar corço al conde de Benavente», Valencia, 1569, docs. 129-130, leg. 333, E, AGS. El documento se reproduce en el Anexo IX.
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Uluç Ali como poderoso aliado. A lo largo de su carrera, el renegado sardo había tejido una trama de relaciones importantes en las comarcas berberiscas gracias a las bodas de sus dos hijas con oficiales de la milicia otomana: Mami, un renegado español muy rico según las palabras de Haedo, y Chedar, convertido de origen napolitano e hijo de Mehmed, esclavo renegado del propio Ramadán (Haedo 1612, fols. 79r-v y 83v). La unión de la fuerza militar expresada por estas tres figuras —Ramadán, Mami y Chedar— llevó con elevada probabilidad a Uluç Ali a designar al kāid sardo de Constantina como su primer lugarteniente para la campaña tunecina y a disfrutar así de las huestes provinciales al mando de sus parientes para la conquista de la capital hafsí. Como recompensa por la ayuda recibida, Uluç Ali vinculó la familia de Ramadán a la suya concediendo al renegado sardo el título de gobernador de Túnez y a su cuñado, Mehmed, el de capitán de las huestes que los argelinos habían dejado en el territorio recién ocupado (Al-Qāsim Ibn Dīnār 1845, 295): Todo aquel invierno se estubo el Ochali en Túnez apaciguando aquel Reyno, y trayendo a su obediencia todos los demás lugares y tierras a él subjectas. Y siendo el mes de Febrero del año siguiente de 1570, dexando por su tiniente y governador de aquel Reyno a un renegado Sardo de muy buen juyzio y discreción, que se llamava el alcayde Rabadan, y por su Vilervey o capitán de la milicia, y general, a un renegado Napolitano, que se dezía el alcayde Mahamet, y 3000 turcos arcabuceros en guarnición, se puso [Uluç Ali] en camino en fin de aquel mes, y llegó a Argel mediado Abril de aquel año 1570. (Haedo 1612, fol. 79v)
Desde este primer nivel del kapı argelino, compuesto por relaciones personales con convertidos italianos, se puede pasar al análisis de un segundo nivel basado en los contactos que Uluç Ali, como titular del oficio de beylerbey, tuvo que desarrollar con las diferentes realidades sociales de Argel. Si bien este trato tenía lugar de manera corriente en el Diván local, la falta de documentos sobre las sesiones semanales de este órgano político lleva a indagar en las relaciones con los miembros de la ta’ifa y el ocak —el grupo de jenízaros turco-otomanos—, así como con los representantes de las familias de la élite local y de las tribus aliadas, a través de diversos episodios singulares. A comienzos de 1570, la llegada desde Túnez a Argel de un tal Pey, un esclavo negro de Uluç Ali, según recoge el texto de Haedo, ofrece pistas para detallar las relaciones del calabrés con el grupo de corsarios musulmanes activos en el puerto argelino. A Pey se le había encargado que ordenara a los principales capitanes de la ta’ifa el armado de todas las galeras disponibles para salir a corso (Haedo 1612, fol. 78v). Solo un mes y medio más tarde, una flota de diecinueve embarcaciones dejaba el litoral norteafricano. Al mando de esta flota y en compañía de los mejores reis de aquel entonces —Cara Peri, Deli Mami, Mami Gancio y también Caragiali, a la sazón qubtân de Argel—, Uluç Ali [124]
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capturó tres galeras de Malta cerca de la isla siciliana de Favignana.6 La empresa, celebrada en Argel con la colocación de las banderas maltesas en la puerta de la marina, además de reafirmar el poder de la flota argelina en el Mediterráneo, atestigua la buena conexión entre el beylerbey y los miembros de la corporación de corsarios (Haedo 1612, fol. 79r). La trama de relaciones que vinculaba al gobernador con el mundo del corso argelino se basaba en una lógica de interdependencia. Por un lado, Uluç Ali necesitaba de la ayuda de los corsarios para cumplir con sus planes políticos y con las órdenes que llegaban de Levante. Por esta razón, su gobierno argelino apoyó y favoreció siempre las acciones de corso protagonizadas por los jefes de flotilla de Argel (García-Arenal y Bunes Ibarra 1992, 194-195). El barón de Fourquevaux, a la sazón embajador galo en Madrid, subrayaba en sus cartas al monarca francés las órdenes de Uluç Ali dadas a los miembros de la ta’ifa en el verano de 1570: Il tient à l'ancre quatorze bons vaisseaux chargez de tout son bien et de ce qu'il a peu desrober et armez d'hommes à luy fidelles. Et afin de ne pouvoir estre empesché de faire voille à sa vollenté, il a donné commission à toutz les coursaires de ladite ville d'aller en course à leur adventure, de sorte que seulement sesdits quatorze vaisseaulx y sont demourez.7
Por el otro lado, la misma corporación, en cuanto conjunto de corsarios y mercaderes, dependía de las elecciones y estrategias político-económicas del gobernador otomano para organizar y realizar sus salidas a lo largo de cada primavera y verano. Como consecuencia de ello, los corsarios se prestaban de manera sistemática a apoyar la política exterior argelina y actuar como milicias marítimas del beylerbey. En 1569, el capitán Deli Mami acompañó a Uluç Ali a Bizerta, donde se quedó en calidad de guardián del litoral durante los trabajos de fortificación de la ciudad tunecina.8 En el mismo año, Sinan Reis fue a Susa con el fin de espiar los movimientos de las flotas enemigas en el sur de la península itálica,9 mientras que el corsario Caraperi zarpaba del norte de África con rumbo a Estambul para acompañar a un «embaxador que embía el rey de Argel al Turco con cartas de los moriscos de España».10
El marqués de Pescara a Felipe II, Palermo, 18 de julio de 1570, doc. 85, leg. 1133, E, AGS; véase también Bosio (1594-1602, III: 857-858). 7 Raimond Beccarie de Pavie, señor de Fourquevaux, a Carlos IX, Madrid, 7 de abril de 1569, documento publicado en Charrière (1848-1860, III: 47). 8 «Lo que refiere Sinan Rais de Argel turco de una galeota de diez y ocho bancos, que fue tomada a último de junio sobre el Timbano», s. l., 1570, s. n., leg. 487, E, AGS. 9 Ibidem. 10 Petro Pareti a Felipe II, Argel, 12 de septiembre de 1569, doc. 151, leg. 333, E, AGS. 6
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Esta mutua cooperación permitió a Uluç Ali cumplir con sus deseos de expansión territorial hacia el este y con las órdenes que le llegaban de la Puerta, pero al mismo tiempo posibilitaba que los corsarios argelinos atemorizaran a la población de los litorales cristianos del Viejo Continente a través de sus incursiones. En 1570, las palabras del embajador de Felipe II en Génova, Diego Guzmán de Silva, resumen la situación crítica para los súbditos de la Monarquía Hispánica en el Mediterráneo occidental: «[…] las galeras desta República [de Génova] llegaron aquí a los 28 deste [mes] cargadas de seda y de miedo de Luchali».11 Si a la luz de estos ejemplos se puede confirmar el buen estado de las relaciones con los capitanes de la marina argelina, no se puede decir lo mismo en cuanto a las relaciones con el ocak, aunque el primer contacto con los jenízaros dio lugar, al principio, a una feliz convivencia. En marzo de 1568, cuando Uluç Ali llegó al puerto de Argel para tomar posesión del cargo de beylerbey, todos los oficiales del cuerpo militar otomano se precipitaron a la marina para saludar y celebrar a su nuevo gobernador. Más que una particularidad debida a la influencia del personaje que estaba por convertirse en el oficial al mando de la ciudad, esta ceremonia era un ritual que se repetía siempre que llegaba un nuevo beylerbey enviado de Estambul. En particular, los jenízaros solían recibir de manera festiva al gobernador elegido por la Puerta porque, según la narración de Haedo (1612, fol. 12r), cada vez que un gobernador asumía el cargo, se veía obligado a aumentar el salario de todo el cuerpo del ocak. A cambio, el beylerbey contaba con la fundamental ayuda de la milicia otomana tanto para recaudar las tasas en el distrito argelino como para planificar sus conquistas militares en el Magreb y defender el territorio de los enemigos (Kaddache 2002, 23-25). Sin embargo, tras este comienzo idílico, las cosas cambiaron de manera radical. Después de un año en Argel, Uluç Ali ya quería dejar el cargo y volver a Estambul según relataba en el verano de 1569 el bailo Barbaro en una misiva secreta enviada a los jefes del Consejo de los Diez de Venecia. De hecho, las noticias que había recogido el bailo en el puerto de Estambul a la llegada de unas galeras argelinas afirmaban que «Lugalli re de Algeri è tanto malvoluto dalli giannizzeri che ha mandato a domandare qui che sia mandato un altro in suo loco».12 No fue solo la hostilidad de los jenízaros, como se lee en la carta veneciana, lo que llevó a Uluç Ali a considerar esta decisión extrema. Lo que empujó al beylerbey a enviar una galera a Estambul para pedir su sustitución fue el descubrimiento de una conspiración por parte de algunos miembros del ocak para acabar con su vida y la de sus ministros.13
Diego Guzmán de Silva a Felipe II, Génova, 30 de agosto de 1570, doc. 90, leg. 1399, E, AGS. El bailo Marcantonio Barbaro a los jefes del Consejo de los Diez, Estambul, 21 de junio de 1569, doc. 197, Lettere di ambasciatori, Costantinopoli, b. 3, CCX, ASVe. 13 Francisco Gasparo a Felipe II, Valencia, 1569, doc. 129, leg. 333, E, AGS. 11 12
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Sin embargo, con la intervención del ağa, jefe de la milicia jenízara, en compañía del kāid Jafar, renegado siciliano de Catania,14 se frustró la conjura y se evitó el asesinato de Uluç Ali. La posición del primer oficial del ocak en defensa del beylerbey muestra, por tanto, que el calabrés no se había enemistado con toda la milicia, sino con una parte de ella. Con elevada probabilidad, los artífices de la conjura eran jenízaros pertenecientes a las clases inferiores de la estructura piramidal que solía establecer el cuerpo militar. Sus deseos de matar a Uluç Ali y remplazarlo tenían su origen, como aclara Haedo (1612, fols. 79r-v), en el hecho de no haber recibido la paga que el beylerbey debía disponer cada mes. Pese a que la mayoría de los soldados del ocak siguieron a su gobernador en la campaña de Túnez como parte fundamental de su tropa, Uluç Ali continuó enfrentándose a un pequeño grupo de jenízaros rebeldes hasta sus últimos días en Argel (İlter 1934, I: 149).15 A finales de 1569, el renegado corso Mami refería todavía otro intento de asesinato y, en pleno verano de 1570, un mercader residente en Argel detallaba que un grupo de estos milicianos impidió que Uluç Ali saliese del puerto con sus galeras hasta recibir nuevas órdenes de Estambul.16 Al estado permanente de conflictividad entre el gobernador local y una parte de la milicia ciudadana, producto de la subdivisión de la esfera del poder en Argel tras su incorporación al organigrama imperial otomano, se deben sumar también los problemas con la población magrebí derivados de la falta de confianza en el enviado de los sultanes de Estambul para administrar y gobernar la región. A lo largo del mandato argelino de Uluç Ali, las principales ciudades y distritos de la provincia de Cezâyir-i Garb fueron el teatro de una serie de revueltas patrocinadas por las familias locales que, apoyadas por las huestes de los clanes tribales, intentaban debilitar la presencia otomana en el Magreb.17 Esta situación de caos queda bien reflejada en las palabras que, en 1569, el capitán Jerónimo de Mendoza, a la sazón cautivo en Argel, escribía a Antonio Alfonso Pimentel, conde de Benavente y virrey de Valencia: Este reino, desde aquí a Tremezén, está todo muy alterado contra los turcos y en tanta manera que se entiende que, estando este rei [Uluç Ali] seis o ocho jornadas de aquí, no abrá ombre que ose salir de las puertas de Arjel porque los 14 Las primeras noticias que se han encontrado sobre el renegado siciliano Catania, como aparece en la mayoría de las fuentes, atestiguan su posición de kāid de Mostaganem y capitán del ejército de Hasan Pasha, hijo de Hayreddin Barbarroja, cuando este último intentó sitiar Orán en 1563. Véanse al respecto las cartas del conde de Alcaudete «Lo que se entiende por cartas del conde de Alcaudete, scriptas a su Majestad», Orán, 20 y 21 de marzo de 1563, doc. 58, leg. 1478, E, AGS; también Gaytan (1985, 53-55). 15 Según İlter, Uluç Ali se vio incluso obligado a crear una guardia personal formada por miembros de su familia —marineros y esclavos renegados— y a dejar el palacio del gobernador para mudarse a un castillo construido fuera de las murallas de la ciudad de Argel. 16 Andrea Gasparo a Felipe II, Argel, 14 de junio de 1570, s. n., leg. 487, E, AGS. 17 Avisos de Tabarca, Tabarca, 25 de enero de 1570, doc. 97, leg. 1398, E, AGS.
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alarbes bernán a correr la tierra de Tremezén, Mostagán, Tenez, Briscar y Sarjel y de otros lugares; así, ya a días que no osan salir los turcos fuera de las murallas ni aún los moros que en estos lugares biben porque, en cayendo en poder de los alarbes, los matan.18
Una parte de estos levantamientos respondía a una serie de medidas legislativas aplicadas precisamente por el Gobierno de Uluç Ali tanto en materia económica como social. Los habitantes de la provincia de Argel no solo tuvieron que hacer frente a una repentina subida de impuestos ordenada por el nuevo beylerbey (Gerlach 2007, II: 622), sino también a una política que, en lugar de ofrecer ayudas a los locales, favorecía una reconfiguración del tejido social magrebí al promover la acogida de las familias de moriscos procedentes de la península ibérica tras la revuelta de las Alpujarras. De hecho, conforme a las órdenes de la Puerta, Uluç Ali había dispuesto ayudas para recibir y facilitar el acomodo de los moriscos en Argel, pero sin preocuparse demasiado de cómo compaginar este considerable flujo de inmigración con el relativo estado de crisis socioeconómica que estaban viviendo los argelinos (Ben Hamouche 2009, 109). Además, la política de redistribución de las cargas y los oficios de los distritos provinciales por medio de contratos de arrendamiento beneficiaba solo a los más ricos o cercanos al gobernador —turcos jenízaros de alto rango, renegados o ciudadanos notables— y sustraía a los berberiscos de los únicos encargos a través de los cuales aún podían desempeñar un rol activo dentro de la estructura administrativa gestionada por los otomanos en el norte de África.19 Para contrarrestar el estado de emergencia que se había creado en el Magreb, Uluç Ali tampoco pudo contar con la ayuda de los señores de Cuco y Labes, ya que, como muchos otros clanes berberiscos, estos líderes tribales habían quebrado sus pactos con el Gobierno argelino y estaban listos para pasar al bando de los saadíes de Fez.20 Así pues, el beylerbey tuvo que solicitar la intervención armada de Estambul con el fin de que los refuerzos militares de la Puerta aliviasen las revueltas que habían puesto en serio peligro la autoridad otomana en los principales centros de Argel, Annaba y Constantina (Gürkan 2010, 133-134).
Jerónimo de Mendoza al conde de Benavente, Argel, 29 de octubre de 1569, doc. 177, leg. 333, E, AGS. Tal como recuerda Loualich (2016, 28), en el espacio argelino bajo la autoridad otomana, las tierras y la autoridad sobre ellas se concedían a cambio de favores. Cfr. la visión de Loualich con la visión de Temimi (1995, 179-197), que, en cambio, ilustró en sus estudios la presencia y el empleo del tradicional sistema del timar (concesión de tierras a cambio de traer beneficios y rentas de gestión limitada) también en el Magreb otomano. 20 Francisco Gasparo a Felipe II, Valencia, 30 de octubre de 1570, doc. 44, leg. 334, E, AGS; «Lo que se entiende de Luchali», La Goleta, 26 de mayo de 1570, doc. 80, caja 221, Altamira, ABFZ. 18
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El análisis de las relaciones de Uluç Ali con los miembros de su familia, así como con los grupos de poder argelinos, revela las importantes limitaciones que el beylerbey estaba experimentando para consolidar un kapı a su alrededor. Su casa, constituida por un núcleo de esclavos renegados de procedencia italiana, al que se debe añadir también el grupo de corsarios y algunos de los oficiales del ocak, no pudo extender su influencia a los jeques berberiscos o al círculo elitista de las familias argelinas como, en cambio, sí había logrado Hayreddin Barbarroja a comienzos de siglo (Bunes Ibarra 2004a, 79). La causa principal que obstaculizó este intento de extender su radio de acción se retrotrae al fin del proceso de otomanización de Argel. El líder local, que debía preservar el bienestar de la comunidad, se convirtió en un beylerbey indiferente a las necesidades del lugar y cada vez más volcado en seguir su proceso de ascenso social en la Administración imperial. Se replicaba así, según anotaba de forma lúcida el embajador veneciano Soranzo en 1584, la costumbre de aquel entonces: […] conoscendo che il primo bassà cavava utilità grandissima dal vender tutti li officii per grandi che siano, così di dentro come di fuori […], ha voluto la Maestà vender lei liberamente tutti li magistrati et tirar li denari in Casnà, et questo hebbe principio in tempo di Acmat bassà, successor di Mehemet, il quale, valendo poco et d’ingegno et di esperienza, et conoscendo quanto li denari piacevano a Sua Maestà, essendo lui ricchissimo, per esser stato genero et herede di Rustam bassà, così come se gli facevano li donativi per la causa preditta, tutti li mandava alla Maestà Sua, onde se gli era fatto gratissimo. Ma, morto lui, il Signor non ha voluto più per III.a mano, ma alla libera vender lui tutti li predetti officii, de’ quali cava grandissima summa d’oro, e tanto maggiore che non facevano li bassà, quanto che il donar a Sua Maestà bisogna che sia più largo che se si donasse ad un suo ministro, in tanto che si trova chi dona per gli beglierbei principali, come il Cairo, Babilonia, Algier, et altri simili, fino a ducati 100 mila, et quello che grandemente importa è che non si costuma più lassar li gradi in mano de chi li ha, come già si soleva per lungo tempo, ma in capo de doi o tre anni si mutano, principalmente per haver novo donativo; onde facilmente può esser conosciuto dalla prudentia di signorie vostre illustrissime come stiano quelli miseri sudditi, perché come va nella sua provincia o begliebei o sanzacco, considera quello che ha donato et il stato nel qual si trova di dover essere presto levato, et in questo più breve spatio ch’è possibile con estraordinaria gravezza alli poveri popoli non solo vuol ricuperare il già dato, ma avanzarsi ancora di più per poter restar lui commodo et maggiormente donar per accrescer di grado et di riputazione […].
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Quelli ministri che hanno simili carrichi partecipano di queste tiranniche utilità con li sanzachi et cadì, che altrimenti non lo potriano fare.21
A la luz de esta larga explicación del agente diplomático veneciano, se puede entender cómo las maniobras aplicadas por Uluç Ali no fueron errores políticos debidos a la falta de experiencia en el contexto magrebí, sino el fruto de un plan estratégico consciente para lograr un cargo más prestigioso en la estructura imperial otomana. Seguir las órdenes de la Puerta significaba para el renegado calabrés alcanzar el favor y la confianza del Consejo Imperial, a pesar de que la aplicación de los dictámenes de este último —envío de dinero, galeras y trigo a Estambul, concesión de privilegios a los moriscos de Granada y campañas de guerra en el Magreb— podía debilitar a una población local que tenía ya que enfrentarse a epidemias y a una generalizada falta de recursos (Khiari 1992; Filali 1998). Además, las operaciones de arrendamiento de los oficios argelinos representaban el origen de un tesoro privado que el neófito habría invertido en lujosos presentes para consolidar sus vínculos con los principales miembros de la élite palaciega de Estambul. Esta lógica alimentó un sistema provincial oligárquico o, más bien, plutocrático, ya que solo los más ricos y cercanos a la figura del gobernador podían acceder a los altos rangos y desempeñar un papel activo en una Argel que, cada vez más, era el espejo de la familia del renegado. En este sentido, no es casual que en una de las más célebres reproducciones de la Argel otomana, el mapa dibujado por Georg Braun y Hans Hogenberg, se presentara al beylerbey Uluç Ali a los pies de la ciudad, como si esta le perteneciera (Figura 3.1). A ojos cristianos, Argel se encontraba por completo bajo su control, ya que, tal como se lee en una de las notas del referido mapa, el gobernador era entonces descrito como «Re d’Algier» (Garcés y Armas Wilson 2011, 13-17). La pequeña red de convertidos al islam, corsarios y oficiales de las milicias que se aglutinó alrededor de Uluç Ali por medio de relaciones clientelares, además de consolidar su poderío en la provincia de Cezâyir-i Garb, supuso un apoyo fundamental para que el beylerbey pudiera ver cumplidas sus ambiciones políticas. En particular, los lazos de confianza y solidaridad creados con sus renegados, los más fuertes y estables por partir de una relación íntima patrono-esclavo o patrono-cliente, se mantuvieron como columna vertebral de su familia incluso cuando el calabrés alcanzó el título de gran almirante de la flota imperial en 1571 y, como consecuencia de su nuevo cargo, se mudó de forma definitiva a Estambul.
«Relazione di Giacomo Soranzo, ambasciatore. 1584», documento publicado en Pedani (1996, 281-282).
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Figura 3.1. Georg Braun y Hans Hogenberg, Algerii Saracenorum urbis fortissimae, in Numidia Africae provincia structae, iuxta Baleriacos fluctus Mediterranei equoris Hispaniam contra, Othomanor Principu imperio redactae, imago, s. l., ca. 1574 (RM.83936, Institut Cartogràfic i Geològic de Catalunya).
2. La consolidación: Uluç Ali, señor del arsenal de Estambul El momento de crisis al que se enfrentó la armada otomana tras la batalla de Lepanto jugó sin duda alguna a favor de Uluç Ali, ya que el título de kapudan pasha (‘gran almirante’) que le otorgó Selim II le dio la posibilidad de ampliar su red de patronazgo a través tanto de la configuración de nuevas relaciones en Estambul como del mantenimiento de las ya tejidas en Argel (Graf 2017a, 127). Sin embargo, antes de analizar la formación y consolidación de este nuevo entramado de poder que abarcó todo el espacio mediterráneo, es preciso aclarar la terminología relativa al oficio desempeñado por Uluç Ali con el fin de señalar los límites de su autoridad dentro del organigrama imperial. Las expresiones kapudan-ı derya, kapudan paşa o capitán pascia —las dos primeras utilizadas en las fuentes otomanas, y la tercera, en las occidentales— se componen de [131]
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dos términos que hasta ahora se han usado de manera indistinta para referirse a los almirantes otomanos que supervisaban las operaciones en el arsenal de Estambul y dirigían las expediciones en el Mediterráneo, además de vigilar las aguas del archipiélago otomano y desempeñar cargos judiciales y administrativos en esa área (Bostan 2021). Tal como han demostrado recientes estudios, el término kapudan tiene una obvia familiaridad fonética con la palabra latina capitaneus, de origen griego bizantino (katepánō, ‘quien está a la cabeza, al mando’). Además, dentro de la morfología turco-persa encuentra también una explicación como unión de los lemas kapu (‘puerta, corte’) y dan (‘quien sabe’), de modo que el kapudan sería ‘quien conoce el oficio y sabe cómo administrarlo’ (Hazai 2002, 3-6). Por tal razón, con relación al contexto naval, este vocablo se solía usar de manera general para referirse al jefe de una flotilla (reis kapudan o, como ocurre en el caso de áreas específicas, para referirse a quien ostentaba el cargo de almirante de una flota determinada —mısır kapudanı (‘capitán de la flota del mar Rojo’), iskenderiye kapudanı (‘capitán de la flota de Alejandría’)— (Imber 1980, 257). Dentro de ese uso común, su utilización con el nombre derya (‘mar’) designaba al comandante general de toda la flota imperial (kapudan-ı derya). Sin embargo, en la documentación otomana, la expresión kapudan-ı derya solo se encuentra de manera regular a partir de la segunda mitad del siglo xvi y, en particular, desde el nombramiento de Müezzinzade Ali Pasha como gran almirante en 1567 (Özbaran 1997). Antes de esa fecha, la utilización de esta construcción fue esporádica y alternaba con otras que señalaban el mando general de la marina. Esto ocurrió porque la figura del kapudan-ı derya no se afianzó en el ideal político otomano hasta después de que los osmanlíes asumieran la importancia de las cuestiones marítimas para consolidar su imperio (Hess 1970). Tras la conquista de Constantinopla y hasta comienzos del siglo xvi, los sultanes solían conferir el mando de la flota para controlar la presencia veneciana y genovesa en Levante al sancakbey de Galípoli, ciudad donde estaba situado el principal arsenal en aquel entonces (İnalcık 1997a). Este gobernador, honrado con el rango oficial de darya-begi (‘gobernador del mar’) (Lewis 1997), supervisaba en calidad de kapudan bey la construcción de nuevas galeras y, conforme a la estrategia naval de ese tiempo, se ocupaba de la defensa del mar Egeo (Brummett 1989). A partir de las primeras décadas del siglo xvi, cuando se intensificó la lucha por la hegemonía del Mediterráneo, se asistió a un cambio fundamental debido a la necesidad de dar vida a una flota más poderosa y aún más centralizada que pudiese proyectar la fuerza de los otomanos en el mar (Bostan 2000b). Selim I terminó la construcción de un arsenal en Estambul de un tamaño superior al de Galípoli, mientras que Solimán I llamó a la corte al corsario Hayreddin Barbarroja para reorganizar toda la flota (Vatin 2018). Con el fin de consolidar el poder de Hayreddin, ya que este corsario no tenía ni título de sancakbey de Galípoli ni otro cargo administrativo efectivo, sino el de [132]
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bey del Magreb, Solimán I creó para él el título de gobernador general (mirmiran-ı bihar) de Cezâyir-i Bahr-i Sefîd (‘provincia de las islas del Mediterráneo’), una provincia marítima que agrupaba todas las islas y los litorales otomanos en el Egeo bajo la supervisión del gran almirante (Bostan 2002a). Por tal razón, Barbarroja fue el primer almirante que supervisó las labores en el nuevo arsenal, ya que el corsario y nuevo gobernador de las islas del Egeo había sido honrado por Solimán I también con el título honorífico de mirmiran-ı derya (‘gobernador del mar’). Los sucesores de Hayreddin —Sokollu Mehmed Pasha, Sinan Pasha, Piyale Pasha y Ali Pasha— fueron todos nombrados kapudan paşa o kapudan begi porque solo los más valerosos podían alcanzar el cargo de mirmiran-ı bihar de Cezâyir-i Bahr-i Sefîd y el consiguiente reconocimiento como kapudan-ı derya (Bostan 2021).22 Uluç Ali fue uno de ellos, ya que el 28 de octubre de 1571 recibió de Selim II el título de beylerbey de la provincia de las islas como recompensa por sus esfuerzos para salvar una parte de la flota en Lepanto (Bostan 2002b, 412). Todas estas aclaraciones son necesarias para destacar la importante relación entre oficio y título, ya que el rango del kapudan dentro del organigrama imperial correspondía al cargo administrativo (sancakbey, beylerbey, visir) o militar (bölükbaşi, el jefe de los jenízaros) que su titular desempeñaba en aquel momento. Si bien el gran almirante preparaba las operaciones marítimas, el comandante de las expediciones se establecía en función del rango militar o administrativo. Por eso, se pueden encontrar varios casos a lo largo del siglo xvi en que la flota no estaba al mando del kapudan paşa efectivo porque este tenía un rango oficial inferior respecto al de otro almirante (Isom-Verhaaren 2021, 112). Bastante a menudo, los agentes occidentales advertían de la presencia de dos o más generales al mando de la armada otomana, cuando en realidad uno de los dos era el kapudan paşa, y el otro, un almirante de rango más elevado que comandaba una determinada expedición como comandante en jefe o serdar (Imber 1980, 248-249). En 1573, el embajador francés en Estambul, François de Noailles, obispo de Dax, relataba a Carlos IX que los «chefs d’icelle sont Pialy-Bassa et Uluchaly»,23 mientras que, al año siguiente, un informe hecho por el virrey de Nápoles aclaraba que Uluç Ali era «capitano di tutta larmata», es decir, el kapudan paşa, y «Piali Pascià generale di essa», esto es, el almirante nombrado serdar para esa expedición.24 Esto ocurrió porque Piyale Pasha era por aquel entonces el tercer visir de la Puerta y, en consecuencia, tenía un grado representativo superior al de Uluç Ali que, a la sazón, era beylerbey de las islas del Egeo.
Sin embargo, es importante señalar una peculiaridad. Según el reciente estudio de Isom-Verhaaren, Sinan Pasha obtuvo el título de gobernador de las islas del Mediterráneo en cuanto fue nombrado kapudan de la armada otomana en 1548. Como explica la autora, esta excepción se debió a la fuerte influencia del hermano de Sinan, el gran visir Rüstem Pasha (Isom-Verhaaren 2021, 117). 23 François de Noailles a Carlos IX, Estambul, 4 de septiembre de 1573, documento publicado en Charrière (1848-1860, III: 426). 24 «Lo que refiere Mustafa subaxi de la Morea», s. l., 29 de mayo de 1574, doc. 115, leg. 1064, E, AGS. 22
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Esta breve digresión sobre el origen del oficio de gran almirante de la marina otomana ofrece una serie de datos importantes a la hora de encuadrar y analizar la autoridad del kapudan pasha.25 Para dicho análisis, se desarrolla a continuación el estudio en las tres áreas distintas de Estambul donde Uluç Ali forjó nuevas relaciones de poder y consolidó otras viejas a lo largo de su almirantazgo: el arsenal imperial, el baño de sus cautivos y su residencia privada. En estos tres espacios, los conceptos de confianza y solidaridad con que había construido su familia de convertidos al islam en la provincia de Cezâyir-i Garb siguieron siendo los elementos básicos sobre los que establecer su kapı en la capital otomana. Como prueba de partida, es suficiente observar cómo, en la lista de los azab —es decir, los pertenecientes al rango más bajo de quienes prestaban servicio en el arsenal— de finales de 1571, la mayoría se identificaban como hijo de Abdullah, signo característico de los neófitos musulmanes (Imber 1980, 253). El pasado magrebí del nuevo almirante marcó sus primeros pasos al mando de la flota imperial, pues demostró su predilección por emplear a los renegados para la reconstrucción de la marina del sultán. Además, un informe anónimo de 1572 señalaba el intento de Uluç Ali de que solo corsarios norteafricanos ejercieran como capitanes de las galeras,26 pese a que las decisiones finales sobre el empleo de obreros y marineros quedaban siempre en manos de los ministros del Diván (Imber 1996; Panzac 2012). El centro de su nuevo poderío fue el arsenal imperial (tersane-i amire) de Estambul, situado en la ribera oriental del Bósforo, en el distrito urbano de Kasımpaşa (Figura 3.2) (Bostan 2015). En este lugar, según los informadores y espías al servicio de la Monarquía Hispánica, Uluç Ali pasaba día y noche entre los astilleros y la suntuosa residencia del kapudan pasha, en compañía de sus servidores.27 En el arsenal, oculto a la vista de los habitantes de la ciudad por los edificios de los almacenes, no entraban durante la construcción de las galeras «más de los que travaxavan».28 Bajo la rígida supervisión de Uluç Ali, que «col bastone fa volare ognuno al suo uffizio»,29 trabajaba una gran multitud de gente, entre ellos, capitanes, marineros, armadores, calafateadores, remeros, herreros, reparadores, remolcadores y fabricantes de granadas (Bostan 2015, 144). La administración de este conjunto era directa responsabilidad de los oficiales del kapudan: el lugarteniente y consejero privado del almirante en el arsenal (tersane kethüdası), el mayordomo y responsable de la construcción de los barcos (tersane ağası), el tesorero y jefe del arsenal
A partir de ahora, se utilizará kapudan pasha como sinónimo de kapudan paşa o kapudan-ı derya con el fin de facilitar al lector la comprensión del texto, una vez explicadas las sutiles diferencias que existen entre los distintos términos. 26 «De Constantinopla», Estambul, 25 de abril de 1572, s. n., leg. 487, E, AGS. 27 Avisos de Quíos, Quíos, 1572, doc. 99, leg. 1138, E, AGS. 28 Avisos de Estambul, Venecia, 13 de abril de 1577, doc. 10, leg. 1074, E, AGS. 29 «Relazione dell’Impero ottomano del clarissimo bailo M. Antonio Tiepolo letta in Senato il 9 giugno 1576», documento publicado en Albèri (1840-1855, II: 148). 25
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(tersane emini), el contador (tersane ruznamçecisi), el responsable de los almacenes (mahzen katibi), el empleado en la administración del área portuaria (tersane reisi), los mensajeros (tersane çavuşu) y el capitán del puerto (liman reisi) (Bostan 2009; Panzac 2012, 60-61).
Figura 3.2. El tersane-i amire de Estambul en un detalle de Georg Braun, Byzantium, nunc Constantinopolis, s. l., 1572 (GE DD 626, 68RES, DCP, BNF).
Si bien algunas de estas figuras no se hallan en la documentación examinada o aparecen solo en lo que se refiere a su oficio —este es el caso de los mensajeros—,30 sin ofrecer datos sobre su nombre o procedencia, las restantes personas a cargo de la administración del arsenal desvelan detalles interesantes para el estudio da la composición de la familia del kapudan pasha. Los agentes venecianos y franceses en Estambul arrojan luz sobre la figura del tersane ağası de Uluç Ali, el oficial que tomaba el mando del arsenal durante la ausencia del gran almirante y supervisaba todos los procesos de construcción y manutención de las galeras otomanas (Toraman, Güvemli y Bayramoglu 2010). En una de las relaciones del 30 «Relazione dell’Impero ottomano del clarissimo bailo M. Antonio Tiepolo letta in Senato il 9 giugno 1576», documento publicado en Albèri (1840-1855, II: 148).
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bailo Barbarigo de 1578, se lee que esta posición había sido ocupada antes por el renegado veneciano Uluç Hasan y, tras su nombramiento como beylerbey de Argel, por otro renegado originario de la Serenísima llamado Jafer.31 En 1586, una carta del embajador francés en Estambul, Jacques Savary de Lancosme, a Enrique III informaba de que ese cargo lo desempeñaba un renegado de origen francés y conocido con el nombre de Solimán.32 Si bien la historiografía ha tendido a destacar el papel de los oficiales en el arsenal y los mecanismos de su nombramiento en la marina imperial antes que a aclarar con detalle sus biografías (Imber 2002, 297-310; Bostan 2003b; Isom-Verhaaren 2021, 124-127),33 el hecho de que nos encontremos con convertidos al islam en el puesto de tersane ağası durante el periodo del almirantazgo de Uluç Ali pudo deberse a la falta de empleados especializados en asuntos marítimos tras la destrucción de la flota en la batalla de 1571. Esto llevó al Diván de Estambul a enfrentarse a una situación de emergencia y a permitir la incorporación de trabajadores hasta entonces ajenos a los asuntos náuticos (Imber 1996, 93; Isom-Verhaaren 2021, 130-131). Gracias al estudio de Daniel Panzac (2012, 19-33) sobre la reconstrucción de la flota otomana después de Lepanto, sabemos que Selim II, a través del gran visir Sokollu Mehmed Pasha, envió a Uluç Ali órdenes imperiales en las que le encomendaba la tarea de examinar a los hombres para trabajar en el astillero de la capital, así como la de elegir a los capitanes recién ascendidos al cargo de reis para comandar las futuras escuadras de la nueva flota. El calabrés, por tanto, además de intervenir a diario en el arsenal para cuestiones prácticas —como adquirir materiales para la construcción naval o dar cuenta al sultán del estado de las operaciones—, pudo influir de forma directa en la recomposición del tejido social de toda la armada otomana (İlter 1934, I: 149; Sola 2010, 230). La tendencia a usar convertidos al islam como oficiales en el arsenal se aprecia también en las figuras del tersane emini y del tersane kethüdası. Con relación al encargado de supervisar los gastos de la marina, las fuentes venecianas y españolas solo proporcionan dos nombres. El primero es el de Amurat, renegado de Lucca que, tras su experiencia como tesorero privado en Argel, aparece como oficial de la gestión económica de la flota en Estambul en 1578.34 El segundo es el de Carlo Daniel, eunuco inglés convertido al islam y conocido con el nombre de Morat Aga, que desempeñó ese cargo en 1576.35
El bailo Niccolò Barbarigo al dux de Venecia, Estambul, 4 de enero de 1578, fols. 387r-392r, filz. 11, SDC, ASVe. 32 Jacques Savary de Lancosme a Enrique III, Estambul, 1586, documento publicado en Charrière (1848-1860, IV: 506-507). 33 El trabajo de Isom-Verhaaren (2019) resulta innovador en cuanto a los resultados de un enfoque biográfico empleado para el estudio de los miembros de la armada otomana. 34 El bailo Niccolò Barbarigo al dux de Venecia, Estambul, 15 de abril de 1578, fols. 55r-59r, filz. 12, SDC, ASVe. 35 «Relación de Antón de Avellán», Estambul, 1576, s. n., leg. 488, E, AGS. 31
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En cuanto a la posición del consejero privado y supervisor de los trabajos en el arsenal,36 las mismas fuentes revelan un nombre más: entre 1573 y 1575, el tersane kethüdası de Uluç Ali había sido el renegado veneciano Uluç Hasan;37 en 1584, se encuentra en esa posición el renegado Risuan, también procedente de los territorios de la Serenísima, mientras que, al año siguiente, le sucede el corso Hasan.38 Estos datos, aunque resultan irregulares, puesto que dejan huecos entre un nombramiento y el otro, permiten al menos avanzar una serie de consideraciones generales sobre la gestión del poder de Uluç Ali como señor del arsenal de Estambul. Las informaciones recogidas sobre el tersane ağası, el tersane emini y el tersane kethüdası denotan tres interesantes peculiaridades. En primer lugar, la procedencia de los renegados reunidos alrededor de Uluç Ali sigue solo en parte la tendencia del grupo consolidado en Argel, ya que, además de los convertidos al islam de origen italiano —dos venecianos, un toscano y un corso—, se encontraban también convertidos franceses e ingleses como reflejo de otros espacios geográficos donde se reclutaban los miembros de la casa. En segundo lugar, el listado de nombres que ostentaban los altos cargos del arsenal subraya la presencia de cierto nivel de movilidad social dentro del círculo de Uluç Ali. Junto a los nuevos renegados, fruto de las más recientes relaciones establecidas en la capital otomana, se hallaban viejos convertidos procedentes de Argel. El veneciano Uluç Hasan y Amurat de Lucca, ambos tesoreros de Uluç Ali en su Gobierno argelino, lograron convertirse en dos de los tres oficiales más importantes del arsenal durante los primeros años del almirantazgo. En tercer lugar, las relaciones que vinculan a los nuevos renegados con Uluç Ali reafirman la importancia de los lazos de fidelidad y solidaridad entre los esclavos y el dueño para lograr oficios en la familia. El caso del inglés Morat, que un informe en Estambul describe como «figliolo d'anima del detto capitano»,39 refleja la típica relación íntima esclavo-amo, en la que el segundo adopta al primero tras su paso a la fe islámica y lo convierte en uno de sus favorecidos o, mejor dicho, en un miembro de su familia. Bajo el nivel de los altos oficiales de la Administración y del grupo de obreros y empleados varios, un elevado número de cautivos cristianos trabajaba a diario en los diferentes astilleros. En 1573, el kapudan poseía alrededor de mil ochocientos esclavos.40 «Lo emino et il cachava dell’arsenale sono restati per armare il restante dell’armata». Avisos de Estambul, Estambul, 1573, doc. 30, leg. 1063, E, AGS. 37 Avisos de Estambul, Estambul, 18 de mayo de 1574, s. n., leg. 485, E, AGS; el embajador Giacomo Soranzo al dux de Venecia, Estambul, 11 de octubre de 1575, fol. 476r, filz. 8, SDC, ASVe; el bailo Giovanni Correr al Senado, Estambul, 29 de diciembre de 1575, fols. 688r y 689r, filz. 8, SDC, ASVe. 38 El bailo Lorenzo Bernardo al dux de Venecia, Estambul, 13 de noviembre de 1585, fol. 226r, filz. 22, SDC, ASVe. 39 Avisos de Estambul, Estambul, 18 de mayo de 1574, s. n., leg. 485, E, AGS. 40 «Relazione dell’Impero ottomano di Andrea Badoaro stato ambasciatore a Costantinopoli per la confermazione della pace col Turco l’anno 1573», documento publicado en Albèri (1840-1855, I: 384). 36
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Solo tres años después, este número había aumentado a casi tres mil41 y, a comienzos de 1578, la cifra se había incrementado hasta el punto de convertir a Uluç Ali en el propietario con mayor número de esclavos de toda la capital otomana (Gerlach 2007, II: 794). La gestión de esa cantidad de individuos, en su mayoría procedente del Mediterráneo occidental,42 resultó ser un serio problema. Pese a que muchos de ellos morían debido a diversas enfermedades que se contraían a diario en los baños de Estambul,43 eran también numerosos los que huían cada año para evitar el extenuante trabajo de kürekçi (‘remero’) en las galeras de la flota otomana (Gerlach 2007, II: 521 y 743).44 Otra parte representaba una amenaza continua para la vida del propio almirante, tal como atestigua la cantidad de motines y conspiraciones que tuvieron lugar a lo largo de la década de 1570.45 Con el fin de contrarrestar tanto las evasiones como las sublevaciones, surgió la figura del guardián del baño (zindan katibi) de Uluç Ali, que se empieza a encontrar en la documentación fechada a partir de 1580. La primera persona encargada de supervisar a los esclavos fue el genovés Pedro de Brea, quien llevaba años ejerciendo de escribano privado, puesto que Uluç Ali no sabía ni leer ni redactar una carta en ningún idioma.46 Su función iba desde la administración del baño hasta la contabilidad de las varias operaciones de compraventa de los cautivos del kapudan pasha.47 A pesar de que nunca optó por convertirse a la fe musulmana, gracias al oficio de guardián del baño y de secretario del calabrés, Pedro de Brea alcanzó una libertad de movimientos total dentro de Estambul. Ello le permitió convertirse en un verdadero bróker de su tiempo. Gracias al control de las operaciones para el rescate de los cautivos, lograba ventajas con las que incrementaba sus finanzas. El genovés especuló con la falta de dinero de sus compañeros de cautiverio, ya que, como relata el bailo veneciano, en muchas ocasiones los cautivos de Uluç Ali contraían una deuda con aquel para poder ser rescatados.48 Por otra parte, el guardián del baño se aprovechó de su posición para pedir favores a los agentes europeos a cambio Avisos de Estambul, Estambul, 16 de octubre de 1576, doc. 154, leg. 1070, E, AGS; Diego Guzmán de Silva al marqués de Mondéjar, Venecia, 14 de febrero de 1577, doc. 31, leg. 1073, E, AGS. 42 Avisos de Estambul, Estambul, 1579, s. n., leg. 491, E, AGS. 43 «Relazione di Giovanni Correr, bailo. 1578», documento publicado en Pedani (1996, 241). 44 Sobre el rol de los esclavos remeros del kapudan pasha, véase Themopoulou (2002, 165-167). 45 El bailo Paolo Contarini al dux de Venecia, Estambul, 7 de agosto de 1580, fol. 51r, rubricario D2, SDC, ASVe; el bailo Paolo Contarini al dux de Venecia, Estambul, 29 de octubre de 1580, fols. 283r-294r, filz. 14, SDC, ASVe; «Los amigos de Constantinopla», Estambul, 4 de mayo de 1574, doc. 36, leg. 1064, E, AGS. 46 El bailo Niccolò Barbarigo al dux de Venecia, Estambul, 24 de enero de 1578, fols. 422r-432v, filz. 11, SDC, ASVe. Sobre la figura de Pedro de Brea y su importancia en la casa de Uluç Ali, véase el estudio de Valentina Oldrati (2015). 47 El bailo Lorenzo Bernardo al dux de Venecia, Estambul, 28 de agosto de 1585, fols. 479r-482r, filz. 21, SDC, ASVe. 48 «Ecc.mo Paolo Contarini Bailo. Sentenze ed Atti. 1580, 1581, 1582», fols. 8r-v, 16v, 44r y 60v-61r, b. 263/II, BC, ASVe. 41
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de conceder la libertad a determinados individuos. En particular, en recompensa por «li boni servitii che ha fatti et che fa di continuo» a la Serenísima, Brea logró un privilegio del Senado veneciano para no pagar un impuesto comercial sobre algunos bienes que envió a la ciudad lagunar en 1583 en una galera construida con la ayuda de su amo.49 Además de la marina y del baño de los esclavos, otro polo de poder de Uluç Ali, como cuenta el embajador veneciano Soranzo en 1584, era la residencia privada que el calabrés construyó a poca distancia del centro de Estambul: Il capitano del mare […] è di patria calavrese et in età vicina alli 80 anni, gagliardo et robusto quanto più si può dire […]. Habita nel canal del mar maggiore in seraglio fattosi da lui, et in un colle che è sopra esso seraglio va tuttavia fabricando un gran casale, il quale si vede crescere molto, e lo fa chiamar Nova Calavria, nel qual dà habitatione alli suoi schiavi che lo hanno servito et li ha fatti liberi et maritati lasciandoli viver cristiani con un prete che gli ha deto che era schiavo anco lui, et li lascia far qual arte gli piace, et ne ha messo anco alcuni in Arsenal, et gli dona a tutti il pane per suo uso.50
Este palacio, situado con elevada probabilidad entre los barrios de Kasımpaşa y Beşiktaş y próximo al casal que los occidentales llamaban Nova Calavria, constituía el espacio donde residía la casa de Uluç Ali.51 Según un informe de Ragusa de 1576, en él se encontraban, entre esclavos y convertidos al islam, cinco mil personas al servicio del gran almirante.52 Si bien, como en el caso de los cautivos del baño, el número procedía de un cálculo tan exagerado como impreciso, este dato revela, en todo caso, el poderío de Uluç Ali por aquel entonces. El informe raguseo destacaba también cómo parte de ese poderío se basaba, en concreto, en las relaciones privadas con sus renegados. Lo mismo relataba Haedo, quien añadía que Uluç Ali «sustentava y llamava hijos» a los «quinientos renegados de su casa» (Haedo 1612, fol. 81v). Otra fuente, el agente albanés Bartolomeo Brutti, ofrece un detalle importante para repensar la residencia de Uluç Ali como un espacio donde confluían todas las relaciones de patronazgo:
El Senado de Venecia al bailo Francesco Morosini, Venecia, 24 de septiembre de 1583, fol. 142r, reg. 6, SDelC, ASVe; véase también Sola (2010, 376). 50 «Relazione di Giacomo Soranzo, ambasciatore. 1584», documento publicado en Pedani (1996, 278-280). 51 Según cuenta el bailo Contarini, el gran almirante hizo construir el casal denominado Nova Calavria o Calabria nuova para albergar a todos los que trabajaban para él en el arsenal. Lo relata en la «Relazione di Paolo Contarini, bailo a Costantinopoli, letta in Pregadi l’anno 1583», documento publicado en Albèri (1840-1855 III: 222). 52 Avisos de Ragusa, Ragusa, 8 de marzo de 1576, doc. 29, leg. 1070, E, AGS. 49
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Circa le amicitie che don Martin dice che ha acquistato in casa di Alucciali con molti renegati, et particolarmente con Soliman Venetiano, quale io conosco, è giovane di pochi anni et di poca esperientia per esser novamente uscito dal serraglio di Alucciali. Saprà V. E. che gli renegati di Alucciali, subito che dal patrone sono ripresi, dicono di voler fuggire, ma poi, passata la colera, continuano nelli loro perversi pensieri et accusano qual si voglia huomo che habbia trattato con esso loro.53
La palabra serraglio, usada por Brutti para referirse al palacio de Uluç Ali, establece por medio de un razonamiento analógico una comparación entre el célebre serrallo del sultán (Topkapı sarayı) y la residencia del kapudan pasha. Además, la breve historia del convertido veneciano Solimán, joven «di poca esperientia per esser novamente uscito dal serraglio», hace pensar que Uluç Ali tenía, como gran parte de la élite otomana, un espacio donde se criaban y educaban sus esclavos para que, tras la conversión, le sirviesen como hombres de confianza o guardianes del harem (Toledano 1984). La existencia de un harem dentro de los muros del palacio de Uluç Ali queda confirmada tanto por la presencia de unos eunucos negros de su propiedad,54 como por la relación de un anónimo que viajó a Estambul en compañía del bailo Barbaro entre 1571 y 1572 y que notó la presencia de numerosas esclavas y concubinas procedentes de Argel. En el documento, que de forma errónea ha sido atribuido al «maestro di casa del bailo», se lee precisamente que: A 30 di zugno 1572 […] arrivò quattro galere che venivano d’Algiere su le quali vi era le schiave et il thesoro di Lucchialì cappitano del mare, le quali galere nel suo intrar al Seraglio fecero una bellissima et grossissima salva che pareva di esser una mezza armata, et così fecero fin che arrivarono all’Arsenale, et subito agiuto tornarono in drio a Besetas, alla vigna de Luchiali.55
Si se admite la posibilidad de que este Solimán veneciano fuese el jefe eunuco de un hipotético harem de Uluç Ali, podría haberlo sido también el antedicho inglés Carlo Daniel, alias Morat Aga, y se puede aventurar que muchos de los nuevos renegados alrededor del kapudan pasha serían fruto de un sistema privado de reclutamiento de servidores que se organizaba en la casa de Uluç Ali de manera análoga al de los sultanes de Estambul (İnalcık 2003, 87). El caso del cautivo Francisco de Torellas confirma esta 53 «Copia del memorial que Bartholomé Bruti dio a su Excelencia sobre la ida de don Martín de Acuña a Constantinopla», Nápoles, 15 de enero de 1577, doc. 22, leg. 1073, E, AGS. 54 El bailo Francesco Morosini al dux de Venecia, Estambul, 7 de enero de 1585, fol. 445r, filz. 20, SDC, ASVe. 55 «Anonimo al seguito del bailo Marcantonio Barbaro. Diario di prigionia, 1571-1573», documento publicado en Pedani (1996, 170).
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conjetura, ya que este español había sido enviado en 1576 a la casa del almirante para que, tras su conversión formal, Uluç Ali celebrase el ritual de la circuncisión (Graf 2017a, 81-82). Las referencias proporcionadas hasta ahora apoyan la existencia de un kapı del kapudan pasha cuya estructura reproducía la forma del kapı del sultán (Faroqhi 2015). De hecho, es indudable que, en cuanto parte de los altos rangos del Gobierno otomano, Uluç Ali tuvo la oportunidad de consolidar su propio centro de poder en un lugar específico donde desarrollar relaciones clientelares para apuntalar su política a cambio de oficios tanto en la casa como en la Administración (Göcek 1996, 32 y 55; Nizri 2014, 5). De este modo, replicaba el orden social de las familias otomanas, dividido entre enderun (‘servicio interno’) y birun (‘servicio externo’) (Oğuzoğlu 2006, 185). Estas relaciones le permitieron monopolizar la gestión del arsenal y, por medio del patronazgo, posicionar a algunos de sus servidores en puestos de mando clave para el control de la armada. En 1575, de los ciento cincuenta «renegados españoles y ytalianos» de la casa de Uluç Ali, según la relación del espía Antón Avellán, había «quinze o dieziseys capitanes de galeras».56 Entre ellos se encontraba el lombardo Antonio da Vale, alias Solimán, que incluso había alcanzado el cargo de capitán de fanal.57 El mecanismo que permitía la infiltración de los hombres de Uluç Ali en la flota estaba regularizado, desde abajo, por la práctica del intisab. Como advertía el embajador veneciano Giacomo Soranzo en el año 1576, para lograr el título de kapudan reis había que demostrar la valía personal ante el kapudan pasha o, de manera más sencilla, entregarle una suma de dinero.58 A través de esta forma de patronazgo, que Uluç Ali había seguido en su momento con su patrono Piyale Pasha, se alimentó una red de individuos vinculados al gran almirante: una familia en continua expansión, cuyos límites iban más allá de un espacio físico identificable con la casa o el arsenal de Estambul (Ze’evi 2007). Sin embargo, el nombramiento oficial de los miembros de la armada era siempre una prerrogativa del sultán, previa discusión entre los miembros del Consejo Imperial. Por ello, para favorecer a los integrantes de su casa, Uluç Ali debía hacer alarde de su valor como almirante para que en la Sublime Puerta se escucharan sus demandas. Este sistema se entrevé en una carta enviada por el sultán a Uluç Ali el 15 de junio de 1572, unas semanas antes de su primera campaña naval al mando de la nueva flota. En ella, Selim II confería a Uluç Ali el cargo de almirante en jefe de la expedición por su experiencia, valor y destreza, y mencionaba además la importancia de rendirle cuentas sobre el comportamiento de los capitanes de la flota para gratificar sus actos meritorios según sus deseos (Panzac 2012, 48). Tal como se constata en ese documento, el diálogo con el sultán era de «Relación de Antón de Avellán», Estambul, ca. 1575-1576, doc. 281, leg. 1144, E, AGS. El documento se reproduce en el Anexo X. 57 «Relación de Antón de Avellán», Estambul, 1576, s. n., leg. 488, E, AGS. 58 «Relazione di Giacomo Soranzo, ambasciatore, 1576», documento publicado en Pedani (1996, 207). 56
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vital importancia para patrocinar a los hombres más valientes de la armada. Aparte de esto, el calabrés se preocupó pronto por emplear el mismo mecanismo para que se promoviera a los miembros de su kapı a gobernadores de las áreas estratégicas del Mediterráneo otomano. De hecho, la familia establecida en Estambul no era más que el epicentro de una casa con una proyección imperial mediterránea que permitió a Uluç Ali controlar el arsenal y también las aguas bajo el dominio de los osmanlíes. 3. La explotación: el control de las aguas Para comprender la vertiente mediterránea del kapı del kapudan pasha, hay que analizar las finalidades de su patronazgo en función de las distintas ocupaciones que desempeñaba en el espacio levantino y ponentino. En el Mediterráneo levantino, tal como ya subrayaban los baili venecianos,59 el gran almirante era, a título administrativo, el gobernador de la provincia de Cezâyir-i Bahr-i Sefîd, y, por tanto, debía ocuparse de su administración, gestión y protección, amén de intermediar entre la población local y la Puerta en cuestiones jurídicas relativas a las materias náuticas (Emecen 2002). En particular, el estudio de Gilles Veinstein (2010) refleja que Uluç Ali solía usar a sus hombres de confianza sobre todo para recaudar los impuestos provinciales que le correspondían en calidad de gobernador de las islas del Mediterráneo. Aunque todavía falta una amplia investigación sobre la red del kapudan pasha en el Egeo, se pueden formular algunas consideraciones sobre la defensa militar de esa área y el empleo de capitanes de la casa del renegado calabrés. Gracias a un informe fechado en 1574 que Cristobaldi Sotelo, excautivo del almirante otomano en Estambul, envió al virrey de Nápoles, se pueden recuperar los nombres y cargos de los kapudan en quienes confiaba el gran almirante para proteger el espacio marítimo más próximo al Bósforo. La mayoría de ellos eran los gobernadores de los principales distritos del área del Egeo —los bey de Chipre, Alejandría, Izmir, Rodas, Damieta, Quíos, Mitilene, Nauplia y Lepanto—, ya que, debido a su posición geográfica, estos eran los más indicados para defender esas zonas marítimas (Çelebi 2008, 141-142). Empero, una mirada más atenta al documento evidencia que entre estos capitanes, así como entre aquellos que en la lista de Cristobaldi aparecen sin cargo administrativo, se encuentran nombres de individuos procedentes del kapı de Uluç Ali. De hecho, en el documento en cuestión aparecen «Mami caya de luchiali», sin duda el corso Mami que sustituyó a Uluç Ali en Argel durante las campañas tunecinas de 1569 y que ahora figura como bey de Izmir; «Rabadan de Argel», con elevada «Relazione dell’Impero ottomano di Marcantonio Barbaro tornato bailo da Costantinopoli l’anno 1573», documento publicado en Albèri (1840-1855, I: 303-304); «Breve relazione della milizia terrestre e marittima che ha in essere Amurat III, con le entrate e uscite del suo impero nell’anno 1575», documento publicado en Albèri (1840-1855 II: 316). 59
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probabilidad el sardo Ramadán, a quien se dejó al mando de Túnez en 1570; «Morat Aga» nombre que se puede asociar al renegado inglés Daniel, que ejercerá luego como tesorero del arsenal y también será promovido a guardián del archipiélago otomano en 1578;60 y, asimismo, «Agi Izuf», quien parece ser el Isuf renegado siciliano, padre de Risuan de Trapani, otro de los tantos renegados de Uluç Ali, que no se debe confundir con su homónimo y consejero del kapudan pasha.61 La presencia de miembros adscritos a su casa en los principales centros del Mediterráneo levantino permite entender cómo Uluç Ali se valió de su ayuda para realizar diversas tareas en este ámbito geográfico. A menudo les ordenaba patrullar las rutas comerciales entre los puertos egipcios y libios y la capital otomana en tanto que él desempeñaba tareas logísticas en la capital o en el mar Negro (Bostan 2002b, 412). Además, el kapudan pasha solía encargar a hombres de su kapı la realización de delicadas operaciones. A finales de la década de 1570, encontramos varios ejemplos que lo ilustran. En uno de ellos, mientras el renegado inglés Murat fue enviado a cargar suministros de grano para abastecer la flota en los puertos griegos, otros miembros de su casa, entre quienes destacaban Amurat de Luca, Uluç Hasan y Tellel Mustafa, se ocuparon de investigar tumultos que amenazaban la autoridad de los sultanes de Estambul en el Mediterráneo oriental y de defender las importantes rutas comerciales levantinas (Sola 2010, 243-269).62 A cambio de esta ayuda en la vigilancia y el control de las aguas, Uluç Ali trató siempre de proteger a sus hombres. Durante las campañas navales que siguieron a la batalla de Lepanto, el kapudan pasha adoptó a menudo una estrategia defensiva para preservar las embarcaciones de su flota y así no perder a los valientes capitanes que había elegido (Çelebi 2008, 113). Sin embargo, en los momentos de aparente calma en el Mediterráneo, se esforzó por castigar a los piratas que atacaban las galeras de sus favoritos o por defender la toma de cautivos llevada a cabo por sus reis.63 Un ejemplo llamativo fue la enérgica acción en defensa de los bienes que los venecianos habían arrebatado a los miembros de la familia del difunto Ramadán Pasha en 1584.64 A lo largo de la crisis
Avisos de Estambul, Estambul, 2 de mayo de 1578, doc. 62, leg. 1077, E, AGS; el bailo Paolo Contarini al dux de Venecia, Estambul, 23 de junio de 1582, fol. 104r, filz. 16, SDC, ASVe. 61 «Ecc.mo Francesco Morosini Bailo. Protocollo. Atti e Sentenze da 1584 a 1585», fol. 20v, b. 264/II, BC, ASVe. 62 En particular, sobre las tareas de defensa de las rutas comerciales en el Mediterráneo levantino por parte de los miembros de la casa de Uluç Ali, véanse los avisos de Estambul, Estambul, 30 de abril de 1576, doc. 60, leg. 1070, E, AGS. 63 El bailo Niccolò Barbarigo al dux de Venecia, Estambul, 26 de febrero de 1578, fols. 507r-509v, filz. 11, SDC, ASVe; el vicebailo Gabriele Cavazza al dux de Venecia, Estambul, 16 de abril de 1580, fols. 59r-60v, filz. 14, SDC, ASVe. 64 El gran maestre de la Orden de Malta al capitán general del reino de Sicilia, Malta, 12 de septiembre de 1585, doc. 55, leg. 1155, E, AGS. Sobre este incidente diplomático, véanse Fabris (1990) y Sola (2010, 407-454). 60
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diplomática que surgió a raíz de este hecho entre la República de Venecia y la Sublime Puerta, Uluç Ali empleó a uno de sus hombres de confianza, el renegado veneciano Risuan, para que el Senado de la Serenísima restituyera el dinero y los cautivos que habían sido incautados de forma injusta. La obstinación de Risuan en defender los bienes que, en parte, pertenecían también a su patrón fue recompensada en 1585, cuando la República decidió devolver al almirante unas cuatro mil monedas de oro puro a cambio de restablecer las buenas relaciones con el gobierno otomano.65 Si el caso levantino muestra algunas pistas de la red de hombres vinculados de manera estrecha a Uluç Ali y su papel en el control de las aguas, la gestión del área magrebí bajo la autoridad osmanlí confirma la proyección mediterránea del kapı del gran almirante. A lo largo de la primera mitad del siglo xvi, las relaciones entre el almirante y las provincias norteafricanas se basaron en la lógica de la mutua cooperación. El primero no tenía poderes efectivos sobre esas áreas como sí era el caso en el archipiélago otomano, pero podía pedir al sultán que ordenase a los beylerbey y sancakbey magrebíes que preparasen bizcocho para abastecer la flota, que fortificasen el litoral para permitir a la flota otomana invernar allí y que, en caso de necesidad, mandasen a la ta’ifa local participar en las campañas mediante la incorporación de las galeras de los corsarios a la armada del imperio. A cambio, los gobernadores recibían galeras y armamento fabricados en el arsenal de Estambul, así como marineros y jenízaros que ampliaban sus fuerzas por mar y tierra para oponerse a la presencia española en el Magreb (Gürkan 2018b). Un aviso enviado desde Trípoli en 1576 por un agente espía del virrey de Sicilia, Ludovico Ansalone, da testimonio de este intercambio. En unas breves líneas Ansalone ilustraba de manera clara el sistema de cooperación entre el arsenal de Estambul y los puertos magrebíes: In Tripoli sono venute alcune nave et maone et altri vascelli di Costantinopoli carichi d’alcune munitioni come di piombo, polvere, carri d’artiglieria, zappe, zapponi, ferro, acciaio, quantità di vomine et tavoloni, arbori et antenne de galere, et alcuni pezzi d’artiglieria di battere et di campagna; et questi suddetti vascelli se ne tornavano dopo a Costantinopoli carichi di biscotto et di orgio.66
Sin embargo, a partir de los sultanatos de Solimán I y Selim II, se estableció una estrecha colaboración entre las áreas del Magreb bajo el dominio osmanlí y la provincia de las islas del Egeo (Kunt 1978, 134). Esta maniobra política consolidaba la autoridad
El bailo Francesco Morosini al dux de Venecia, Estambul, 22 de junio de 1585, fols. 379r-383v, filz. 21, SDC, ASVe. 66 «Relación de Ludovico Ansalone», Trípoli, 1576, doc. 119, leg. 1145, E, AGS. 65
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otomana en Occidente a condición de vincular a los gobernadores locales con la figura del kapudan pasha (Çelebi 2008, 142). Esta conexión se evidencia de modo especial durante el almirantazgo de Uluç Ali, en particular, al analizar la sucesión de los titulares en el cargo de gobernador de Argel (İnalcık 2003, 43).67 De los siete hombres que lo desempeñaron entre 1572 y 1587, todos menos uno fueron convertidos al islam procedentes de la casa de Uluç Ali. El renegado corso Mami, como ya se ha mencionado, quedó al mando de Argel desde 1569 hasta 1572.68 En ese año le sustituyó el sancakbey de Kocaeli Arab Ahmed Pasha.69 Según cuenta Haedo, Arab Ahmed, nacido en Alejandría, alcanzó el título de beylerbey por su vinculación con la casa de Selim II, donde había sido el guardián de los esclavos (Haedo 1612, fol. 80v). Pese a esta nota del autor de la Topographia, las fuentes otomanas relatan que este nombramiento estuvo influenciado justo por Uluç Ali, ya que fue el gran almirante quien aconsejó al sultán que diera a Arab Ahmed el cargo de gobernador de Argel (Taş 2020, 266). A finales de 1574, el nuevo encargado fue el sardo Ramadán.70 Su gobierno duró hasta 1577, cuando se envió desde Estambul al renegado veneciano Uluç Hasan, esclavo que Uluç Ali había empleado como tesorero tanto en Argel como en el arsenal de Estambul antes de que fuera promovido a sancakbey de Salónica (Taş 2020, 268). Su gestión de la provincia argelina fue una de las más duraderas (1577-1585), si bien fue interrumpida en 1580 debido a la sublevación de la población local a consecuencia de una difícil situación políticoeconómica agravada por la peste y la carestía (Haedo 1612, fols. 83v-86v y 88v-89v). En este periodo en que Uluç Hasan volvió a Estambul, sin embargo, el sultán reemplazó al veneciano con hombres de la casa de Uluç Ali. En 1580 fue Jafer Pasha, a la sazón gobernador de Clissa (Sola 2010, 309), mientras que a comienzos de 1582 fue de nuevo el turno del sardo Ramadán, que pasó solo unos meses en la ciudad argelina antes de la vuelta del convertido veneciano Hasan (Haedo 1612, fols. 87r-88v). Las mismas conexiones entre los gobernadores provinciales y la casa de Uluç Ali se aprecian también en los casos de Trípoli y Túnez, si bien las fuentes occidentales para estas áreas magrebíes resultan más irregulares porque españoles y franceses mostraron mayor interés hacia el beylerbeylik de Argel debido a su potencial ofensivo en el Mediterráneo occidental.71 En Trípoli, el gobierno otomano pasó de las manos de Tellel
Para este análisis se ha tenido en cuenta el estudio de Abdullah Erdem Taş (2020, 267-270). Francisco Gasparo a Felipe II, Valencia, 1 de mayo de 1571, doc. 88-89, leg. 334, E, AGS. 69 Orden a Arab Ahmed, nuevo gobernador general de Argel, 15 de marzo de 1572, hüküm 266, MD 10, BOA, documento publicado en Çakir (2006, 43); Andrea Gasparo a Felipe II, Argel, 18 de julio de 1572, s. n., leg. 487, E, AGS. 70 «Relación de lo que avisan de Argel», Argel, 10 de julio de 1574, s. n., leg. 488, E, AGS. 71 Para el caso de Trípoli, como ha destacado Güneş Işıksel (2013b, 379), la escasez de informaciones para reconstruir ese primer periodo otomano se da también a la hora de emplear las fuentes turco-otomanas de la segunda mitad del siglo xvi. 67 68
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Mustafa Pasha (1573-1576),72 capitán de fanal del kapudan (Al-Qāsim Ibn Dīnār 1845; 336 Çelebi 2008, 114), a las de Haydar Pasha (1577-1581),73 yerno del renegado sardo Ramadán, y a las de de Jafer Pasha (1581-1582) (Taş 2020, 269). El propio Ramadán, tras su segunda experiencia argelina, desempeñó el cargo de gobernador de Trípoli hasta su muerte (ca. 1583).74 Sus sucesores fueron Mustafa Pasha (1583-1585), a quien las fuentes vinculan con el kapı del sultán Murad III,75 si bien podría ser el mismo individuo que había gobernado la provincia tripolina a comienzos de la década de 1570 (Zghalei 2019, 54), y Uluç Hasan (1585-1588), que se quedó en el Magreb hasta su nombramiento como gran almirante en el verano de 1588 (Isom-Verhaaren 2021, 144). Para Túnez se dispone de un dato relevante: de media, entre las décadas de 1570 y 1580, los mismos actores al mando de Argel y Trípoli pasaron a gobernar la antigua capital del reino hafsí, lo cual confirma la monopolización de estos cargos entre los hombres de Uluç Ali. Desde la primera conquista otomana (1569-1570) hasta el periodo previo a su reconquista en 1574, el gobernador fue el sardo Ramadán (1570-1573),76 que se alejó de la ciudad cuando el ejército de la Monarquía Hispánica al mando de don Juan de Austria conquistó Túnez (1573) (Alonso Acero 2017, 141-143). Sus sucesores fueron Ragit Reis (1575)77 y Tellel Mustafa Pasha (1576),78 ambos capitanes de fanal del kapudan pasha,79 y su yerno Haydar (1574-1575; 1578-1579; 1585-1589).80 Interrumpieron el mandato de este los Gobiernos de Jafer Pasha (1580-1582)81 y de
Avisos de Estambul, Estambul, 1573, doc. 273, leg. 1484, E, AGS; Ludovico Ansalone al duque de Terranova, Palermo, 2 de noviembre de 1572, doc. 170, leg. 1137, E, AGS; Andrea Gasparo a Felipe II, Argel, 18 de julio de 1572, s. n., leg. 487, E, AGS. 73 «Relación del capitán Solórzano de Lasarte que se perdió en el fuerte de Túnez», s. l., 15 de julio de 1576, doc. 100, leg. 1145, E, AGS; «Relación de Ludovico Ansalone», Trípoli, 1576, doc. 119, leg. 1145, E, AGS; Giovanni Matteo di Coro a Juan de Zúñiga, Siracusa, 23 de julio 1581, doc. 77, caja 1, Altamira, ABFZ; Bartolomé Pusterla a Juan de Zúñiga, Estambul, 20 de agosto de 1581, doc. 83, caja 1, Altamira, ABFZ. 74 Histoire chronologique du royaume de Tripoly de Barbarie, s. l., s. f., vol. I, fols. 151v-156v, Français 12219, DM, BNF; Marco Antonio Colonna a Felipe II, Messina, 15 de agosto de 1582, doc. 83, leg. 1152, E, AGS; véase también Bergna (1925, 75-77). 75 Histoire chronologique du royaume de Tripoly de Barbarie, s. l., s. f., vol. I, fols. 157r-161r, Français 12219, DM, BNF; véase también Bergna (1925, 77-79). 76 Arab Ahmed Pasha a Felipe II, Argel, 11 de mayo de 1573, s. n, leg. 487, E, AGS.; Andrea Gasparo a Felipe II, Argel, 18 de julio de 1572, s. n., leg. 487, E, AGS; «Lo que refiere un moro de Túnez»», La Goleta, 15 de mayo de 1573, doc. 81, leg. 1062, E, AGS; «Lo que refiere Nicolo Baloco», La Goleta, 1573, doc. 47, leg. 1139, E, AGS; véase también Çelebi (2008, 114). 77 Avisos de Estambul, Estambul, 24 de febrero de 1575, doc. 123, leg. 1066, E, AGS. 78 «Relación de Ludovico Ansalone», Trípoli, 1576, doc. 119, leg. 1145, E, AGS. 79 Avisos de Estambul, Estambul, 8 de mayo de 1574, doc. 26, leg. 1064, E, AGS. 80 Avisos de Estambul, Estambul, 7 de septiembre de 1579, doc. 132, leg. 1412, E, AGS; el gran maestre de la Orden de Malta al capitán general del reino de Sicilia, Malta, 12 de septiembre de 1585, doc. 55, leg. 1155, E, AGS; el bailo Lorenzo Bernardo al dux de Venecia, Estambul, 28 de julio de 1585, fols. 498r-499r, filz. 21, SDC, ASVe. 81 Avisos de Estambul, Estambul, 7 de septiembre de 1579, doc. 132, leg. 1412, E, AGS. 72
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Mustafa Romano (1583-1585),82 un convertido al islam que había sido, junto con Uluç Ali, uno de los principales reis de Turgut a comienzos de la década de 1560 y que luego fue empleado por el calabrés como corsario espía durante su gobierno tripolino.83 La documentación estudiada, sobre todo la relativa al caso argelino más que al tunecino o al tripolino, subraya la venalidad del sistema a través del cual el sultán nombraba a sus gobernadores. Arab Ahmed Pasha, tal como revela un informe de Levante, entregó una serie de regalos a los miembros de la Puerta y les prometió ingresar una generosa suma de dinero en las cajas imperiales a cambio de que le fuera conferido el mando de Argel: Donò [Selim II] il governo del gieri [Argel] al fiol de barbarossa, ma lui il refutò dizendo esser vechio et non voler tiranizar quelli poveri populi per mandar de qui tributo […], ma Arab Amat, che fù subassi de Gallata, homo vile, hoferse gran presenti a li magnifici bassa et de tributo 30 mila ducati a l’ano, et 5 galere sole voleva per lo accompagnar. Et li fo conzesso [el Gobierno de Argel].84
De igual manera actuaron los otros miembros de la casa de Uluç Ali, ya que tanto Ramadán como Uluç Hasan entregaron entre cuarenta mil y cincuenta mil ducados a las cajas del sultán y de sus ministros, según las estimaciones de los agentes occidentales en Estambul.85 Junto a esta práctica, el hecho de que, en el periodo estudiado (1571-1587), la gran mayoría de los gobernadores de las provincias otomanas en el norte de África procediesen de la casa de Uluç Ali denota el elevado nivel de influencia ejercido por el kapudan pasha sobre el círculo de poder en Estambul a favor de sus hombres y favoritos. De hecho, el renegado veneciano Uluç Hasan, tras su dimisión en 1580, volvió al mando de Argel solo por «la grande instancia que Ochali, su patron, hizo al gran Turco» (Haedo 1612, fol. 88v). Este detalle reitera la importancia del canal de diálogo abierto por Uluç Ali con los sultanes de su época; no obstante, la influencia de Uluç Ali le costó cara a Hasan, pese a que se le consideraba como su principal favorecido.86 Según un informe del agente español en Estambul Agustín Manuel al virrey de Sicilia, Marco Antonio Colonna, en el verano de 1582, el renegado veneciano tuvo que entregar sesenta mil El bailo Lorenzo Bernardo al dux de Venecia, Estambul, 28 de julio de 1585, fols. 498r-499r, filz. 21, SDC, ASVe. 83 El bailo Vettore Bragadin al dux de Venecia, Estambul, 24 de marzo de 1565, pp. 4-8, reg. 6, Decifrazioni, SDC, ASVe; avisos de Estambul, Estambul, 8 de febrero de 1576, s. n., Litterarum 1966, AS, ASGe. 84 Avisos de Estambul, Estambul, 1573, doc. 273, leg. 1484, E, AGS. 85 «Relación de Giovanni Margliani», Estambul, 3 de marzo de 1579, doc. 23, leg.1080, E, AGS; véase también Gerlach (2007, II: 580 y 621). 86 El embajador Giacomo Soranzo al dux de Venecia, Estambul, 11 de octubre de 1575, fol. 476r, filz. 8, SDC, ASVe. 82
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uluç ali, el almirante del sultán
cequíes al gran almirante para que este patrocinara su nombramiento como beylerbey en el norte de África.87 Al igual que en el contexto levantino, la red de hombres vinculados a la casa del kapudan pasha y colocados gracias a su influencia en los tres puestos clave del Mediterráneo occidental permitió a Uluç Ali poder controlar a distancia las marinas del Magreb otomano. La intensa colaboración entre él, los gobernadores de Argel, Trípoli y Túnez y las escuadras corsarias que se habían consolidado en los puertos de estas ciudades tuvo un claro influjo en las empresas militares del Imperio otomano durante la década de 1570. Esa cooperación se manifestó de manera particular en dos acontecimientos importantes: la reconquista de Túnez en el verano de 1574 y la guerra turcomarroquí que restauró a Abd al-Malik en el trono de Fez en 1576. La que había sido la capital hafsí, tras ser tomada por el propio Uluç Ali en 1569, cayó de nuevo bajo el control de los españoles en 1573 (Civale 2011, 51-88). La respuesta de la Sublime Puerta a los planes de don Juan de Austria, que ponían en peligro la presencia osmanlí en el área, no se hizo esperar, pues la consolidación de un gobierno otomano en la región tunecina respondía a la necesidad de crear una base central sólida entre la provincia de Argel y Trípoli, y así preservar las rutas que unían el norte de África con el corazón del Imperio (Naki 2016). Aunque a la cabeza de lo que fue una verdadera expedición anfibia estuvieron Uluç Ali, como almirante de la flota, y Koca Sinan Pasha, como general del ejército (Selânikî 1989, I: 96-99),88 parte del mérito de la victoria otomana provino de la acción de apoyo logístico-militar de los gobernadores otomanos del Magreb (Figura 3.3). Mientras se organizaba la empresa en Estambul y la armada viajaba hacia Occidente (Orgun 1943),89 Selim II había alertado a los beylerbey y a los sancakbey magrebíes para reunir galeras y tropas y restablecer los pactos de alianza con las tribus locales en contra de los «infideli spagnoli».90 Según lo que recogen las crónicas españolas y otomanas, mientras Uluç Ali atacaba La Goleta por mar con la ayuda de Uluç Hasan y Arab Ahmed Pasha, otros hombres de su casa, entre quienes destacaban el recién nombrado gobernador tunecino Haydar Pasha y el de Trípoli, Tellel Mustafa Pasha, sitiaron la ciudad con sus huestes en auxilio
Marco Antonio Colonna a Felipe II, Messina, 15 de agosto de 1582, doc. 83, leg. 1152, E, AGS. Sobre Koca Sinan Pasha, véase Ipşirli (2002). 89 En el Anexo VII se transcribe una carta, editada por Orgun en 1943, que Uluç Ali envió a Selim II durante las preparaciones de la armada en Estambul. En ella, el gran almirante informa al sultán sobre la falta de marineros y la necesidad de pagar a la gente del arsenal y a aquellos que ya se habían alistado en la flota. 90 «Translation delli Commandamenti che Sultan Selym ha mandati al Beglerbeho de Tunsi Haidar Bassa, et al Beglerbegho di Tripoli Mustapha Bassa con quelle galiote che si partirono nel mese di febraro l’anno 1574», Estambul, febrero de 1574, doc. 205, leg. 1071, E, AGS; «Copia del commandamento che si ha mandato all'Arab Asmatt bassa in Algieri», Estambul, 20 de febrero de 1570, doc. 198, leg. 1071, E, AGS. 87 88
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iii. el kapi mediterráneo de uluç ali
del ejército de jenízaros y aventureros bajo el mando de Koca Sinan Pasha (Cabrera de Córdoba 1619, 798-801; Aguilar 1875, 36 y 79-83; Çelebi 2008, 114).91
Figura 3.3. Tunetis Urbis, ac novae eius arcis et Guletae, quae Philippo Hispan: Regi parent uti a Turcis, et Mauris Selimo, Thraciae Rege, Anno Christi [1574] mense Julio et Augusto fixis castris oppugnabantur, efigies, s. l., 1574 (GE D 17031, DCP, BNF).
Una detallada reconstrucción del sitio otomano a La Goleta durante el verano de 1574 la dio don Juan de Zanoguera, a la sazón comandante del fuerte español en la isla de Santiago, situada en el estaño tunecino, en la «Relación particular de lo que ha visto y oydo en La Goleta fuerte de Túnez y isla de Santiago Don Juan Sanogera desde los XIII de julio 1574 que allegó el Armada del Turco hasta los XIII de septiembre que se perdió», s. l., 1574, fols. 174r-177v, Add. MS 10262, BL. Además de esta relación, cuya copia original conservada en Simancas ha sido publicada en Primaudaie (1875, 299-303), Zanoguera ofrece otro interesante testimonio sobre la composición de la armada otomana al mando de Uluç Ali en «Relation de la flotte turque par D. Juan de Zamoguerra», documento publicado en Primaudaie (1875, 309-312). En cambio, la actuación de los hombres de la casa de Uluç Ali durante este enfrentamiento queda reflejada en un informe anónimo de la época, «Lo que sucedió en el Isla de Sant’Iago», s. l., 1574, fols. 178r-179r, Add. MS 10262, BL. 91
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La complicidad entre Uluç Ali y los miembros de su kapı activos en el Magreb de nuevo se puso de manifiesto unos años más tarde, cuando la dinastía marroquí de los saadíes abrió un canal de comunicación con la Monarquía Hispánica para socavar el poder asumido por los otomanos tras la reconquista de Túnez (Hess 1978, 93-97). El kapudan pasha aprovechó las dudas sobre una posible alianza hispano-marroquí en clave antiotomana para orquestar de manera indirecta una campaña militar desde la corte de Estambul a favor de las pretensiones del príncipe marroquí exiliado Abd al-Malik. Este viajó hacia Estambul a finales de 1575 con las galeras del valiente corsario Arnaut Mami, pariente del renegado calabrés recién promovido a qubtân de Argel,92 para pedir la ayuda del nuevo sultán osmanlí Murad III a fin de hacerse con el trono de Marruecos. El embajador Soranzo cuenta que al-Malik, a cambio del apoyo otomano, había ofrecido su obediencia a los osmanlíes, el pago de un tributo a la Puerta y, sobre todo, la promesa de que Murad III se convertiría en el «assoluto padrone di tutta la Barberia».93 Aunque no disponemos de muchos datos sobre la influencia que Uluç Ali ejerció en la decisión del sultán, algunos elementos anteriores a la elección de Murad III confirman que el kapudan pasha intentaba mover en la sombra los hilos de la política mediterránea otomana para prestar ayuda a Abd al-Malik. Unos meses antes de la llegada del príncipe marroquí a la capital, sabemos que Uluç Ali había expresado su inclinación a dejar el cargo de gran almirante para conseguir un hipotético Gobierno general de todo el Magreb.94 Por ello, es muy probable que el renegado calabrés aprovechara para sus fines la oportunidad que le brindaban las demandas de al-Malik al Gobierno otomano. Tal como subrayó el agente veneciano a principios de diciembre de 1575, Uluç Ali estaba a favor de una campaña en el norte de África por «il gran desiderio che tiene di rimetter in stato il fratello del re di Fez».95 En la primavera de 1576, dos órdenes de la Sublime Puerta atestiguan la victoria de la línea política agresiva de Uluç Ali en el Mediterráneo. La primera, dirigida a Ramadán Pasha, a la sazón beylerbey de Argel, permitía marchar sobre la capital saadí de Fez,96 mientras que la segunda fue enviada al propio Uluç Ali y le mandaba zarpar cuanto
«Copia de capítulos de carta del capitán Christoval de Cáceres», Argel, 9 de marzo de 1576, doc. 168, leg. 81, GM, AGS; véase también Haedo (1612, fol. 81v). 93 El embajador Giacomo Soranzo al dux de Venecia, Estambul, 3 de octubre de 1575, fols. 451v-452r, filz. 8, SDC, ASVe. 94 El bailo Antonio Tiepolo al dux de Venecia, Estambul, 23 de febrero de 1575, fol. 578r, filz. 7, SDC, ASVe; Diego Guzmán de Silva al cardenal Granvela, Venecia, 9 de abril de 1575, doc. 134, leg. 1066, E, AGS. 95 El embajador Giacomo Soranzo al dux de Venecia, Estambul, 7 de diciembre de 1575, fol. 648r, filz. 8, SDC, ASVe. 96 «Tradutione del comandamento di sultan Morats che mando al bassa d'Algieri», Estambul, 31 de marzo de 1575, doc. 15, leg. 1066, E, AGS. 92
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antes con su flota a vigilar las aguas levantinas.97 Tal como se lee en este segundo documento, la tarea de Uluç Ali era distraer a los españoles y así impedir que perturbaran la acción militar en el Magreb occidental. De tal guisa, Ramadán Pasha, uno de los primeros hombres que se había puesto al servicio de Uluç Ali durante su gobierno argelino, conquistó Fez, asentó a Abd al-Malik en el trono y creó un estado satélite sometido a la autoridad otomana (Haedo 1612, fols. 82r-v). Entretanto, al otro lado del Mediterráneo, el kapudan pasha realizó una expedición en aguas griegas y calabresas en busca de cautivos cristianos e informaciones sobre los rivales del Imperio otomano.98 La importancia de los miembros del kapı en la consolidación del poder político que Uluç Ali había empezado a ejercer en la Sublime Puerta queda reflejada en esa imagen de un Mediterráneo otomano dividido en dos zonas en las que la familia del kapudan pasha fue protagonista en la década de 1570, tanto en lo que se refiere a la gestión administrativa de tales áreas como en cuanto a los procesos de expansión y defensa de las fronteras del Imperio. Asimismo, todo ello nos permite ver cómo el renegado calabrés patrocinó los intereses de sus partidarios y aglutinó a su alrededor una red de individuos que le apoyaban en su estrategia política y le permitían de ese modo mostrarse a ojos de los sultanes de Estambul como el más apto para seguir en el cargo de gran almirante. Sin embargo, el viento en el Mediterráneo estaba a punto de cambiar, ya que los albores del enfrentamiento turco-persa en la frontera asiática del Imperio representaron el inicio de una fase de crisis para el almirante otomano y su familia (Hess 1978, 98-99). Tras alcanzar la cumbre de su carrera, la fuerza de Uluç Ali atrajo la oposición de otros miembros de la élite palaciega justo después de las victorias en el teatro magrebí. El kapudan pasha tuvo que defenderse de tales escollos y proteger su casa. Para entender estas vicisitudes es preciso contraponer a este largo análisis del kapı del gran almirante un examen detallado del modo en que Uluç Ali sacó adelante a su grupo de poder en una coyuntura caracterizada por dificultades económicas, políticas y diplomáticas.
«Tradutione del commandamneto che sono stati dati dal gran turco soltan Morat al capitano del mar lucchialli», Estambul, 17 de mayo de 1576, doc. 200, leg. 1071, E, AGS. El documento se reproduce en el Anexo XI. 98 El bailo Giovanni Correr a los jefes del Consejo de los Diez, Estambul, 27 de marzo de 1576, doc. 7, Lettere di ambasciatori, Costantinopoli, b. 5, CCX, ASVe. 97
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IV. La defensa del kapi
L
a fuerza de una casa, en cuanto organización piramidal representada por la figura de un patrono, tenía su origen en una sencilla relación: cuanto más influyente fuera la posición de aquel en las dinámicas del poder dinástico, más posibilidades tendría de mantener, ampliar y consolidar su red clientelar. Así, una relación más estrecha entre el patrono de un kapı y la casa del sultán garantizaba mayor autoridad del primero tanto para defender su posición en la estructura imperial como para proteger al circuito de hombres de confianza aglutinado a su alrededor. Sin embargo, el espacio en que se podía cultivar este favoritismo se caracterizaba por un elevado nivel de competencia, ya que en la Sublime Puerta cualquier miembro de la élite otomana deseaba conseguir el favor del sultán para alimentar el poderío de su propio grupo familiar (Peirce 1992). Por tanto, el apoyo de la familia osmanlí resultaba básico para asentar una política privada que favorecía tanto al patrono como a sus clientes y, además, para ganar en el juego de rivalidades que se desarrollaba a diario en la corte entre los miembros del Diván, los oficiales del palacio del sultán y las principales figuras políticas y religiosas del Imperio (Sievert 2014; Türkçelik 2017; Ocakaçan 2017). Con el fin de ilustrar las estrategias de Uluç Ali para mantener cierta autoridad ante la Sublime Puerta y defender a su kapı, en las páginas siguientes se realiza un triple análisis sincrónico del último periodo de la vida del renegado calabrés en Estambul. Una primera parte se dedicará a las maniobras para salvaguardar la economía de su casa, mientras que las otras dos secciones se centrarán en las estrategias políticas y diplomáticas utilizadas para consolidar una relación personal con los sultanes y para influir en su política mediterránea. 1. El recurso al capital de la información A finales de 1585, el bailo Bernardo describía en una de sus misivas enviadas a la Serenísima desde Estambul que Uluç Ali estaba ocupado en revisar las cuentas de su casa: «Intrato in gran colera, ha voluto veder conto delle cose sue di casa, et richieder li conti
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uluç ali, el almirante del sultán
delli suoi pensionati et salariati».1 El agente diplomático veneciano vinculó esta acción tan peculiar a que el gran almirante de la flota otomana sospechaba que algunos de sus hombres, entre los que se mencionaba a Jafer y Risuan, le habían sustraído parte de sus ingresos para emplearlos en favor de su propio ascenso social en la Sublime Puerta (Sola 2010, 455-456). Sin embargo, la preocupación de Uluç Ali, afanado en comprobar los gastos realizados en los últimos años, pone de manifiesto la existencia y la importancia de la dimensión económica del kapı del kapudan pasha. Además de los ingresos de los bienes muebles e inmuebles que alimentaban su fundación caritativa en la capital otomana (vakfiye)2 y de las rentas obtenidas de la gestión de la provincia de Cezâyir-i Bahr-i Sefîd (Zarinebaf 2005, 28; Bostan 2002b, 412), el gran almirante contaba con unos ingresos oficiosos —en forma de dinero, presentes y mercancías— que los hombres de su casa le enviaban para conservar sus posiciones administrativas en el norte de África y en el Egeo. Por ejemplo, en 1573, Ramadán Pasha le envió desde Túnez «un gran presente de dinero y tobajas de seda y oro y muchos dátiles»,3 mientras que, en 1576, recibió del bey de Chipre, Arab Ahmed Pasha, una carga de seda preciosa para él y setenta de sus siervos principales (Gerlach 2007, I: 462). La importancia de esta costumbre en el mantenimiento de las relaciones clientelares se aprecia de forma más nítida en aquellos casos en los que el miembro de la casa no enviaba los presentes deseados. En 1585, el bailo Bernardo refería que habían llegado al puerto de Estambul unas galeras procedentes del Magreb con presentes para el sultán y sus ministros. Aunque es muy probable que muchos de esos regalos se destinaran a Uluç Ali, el bailo veneciano concluía su carta señalando que el kapudan pasha se había enfadado con su renegado Uluç Hasan porque «non li ha mandato i presenti secondo il solito».4 La ausencia del envío equivalía a dejar de reconocer la autoridad del patrono. Esta especie de traición moral debilitaba la relación personal y conducía a la caída en
1 El bailo Lorenzo Bernardo al dux de Venecia, Estambul, 13 de noviembre de 1585, fol. 226r, filz. 22, SDC, ASVe. 2 El término de vakfiye se refiere al acto jurídico que daba origen de manera legal a una fundación pía. Tales fundaciones, típicas del mundo islámico, se instituían por medio de un contrato con el que el donante enajenaba sus bienes inmobiliarios y concedía su plena propiedad a Dios. Sin embargo, esta era una ficción jurídica; de hecho, las estructuras religiosas, como mezquitas y madrasas, o las diferentes tiendas y centros de comercio que conformaban el núcleo de esta fundación seguían siendo administradas por el donante a través de un mütevelli (‘administrador oficial’). Las mezquitas, los hospitales y las cocinas para los pobres garantizaban al donante una ganancia espiritual por destacar en el cumplimento de los preceptos de la fe islámica. Por su parte, los mercados y almacenes adscritos a la fundación y distribuidos por la ciudad le proporcionaban un ingreso económico sustancial (İnalcık 2003, 142; Ágoston 2009c; Özgüdenli 2012). Sobre el vakfiye y la fundación pía de Uluç Ali Pasha en la Estambul de finales del siglo xvi, véase Necipoğlu (2005, 431), pero, sobre todo, el estudio de Erginsoy (2019, 29-38). 3 «Lo que refiere un moro de Túnez», La Goleta, 15 de mayo de 1573, doc. 81, leg. 1062, E, AGS. 4 El bailo Lorenzo Bernardo al dux de Venecia, Estambul, 26 de diciembre de 1585, fols. 360r-360v, filz. 22, SDC, ASVe.
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iv. la defensa del kapi
desgracia o, en casos extremos, al definitivo alejamiento del cliente de la casa; así ocurrió con Risuan, sustituido en calidad de consejero privado por el neófito corso Hasan.5 Junto con estos ingresos, destinados en exclusiva a sustentar la figura del líder del kapı, existía también una economía más general que concernía a la gestión de toda la familia y aseguraba su subsistencia. Esta se fundamentaba casi de forma única en armar las galeras durante los periodos de guerra en el Mediterráneo. Una vez más, la visión del bailo veneciano ayuda a comprender la cuestión: La provvisione di costui è cinquecento aspri, che sono dieci scudi il giorno, con timaro di più d’altrettanto. […] Ma questo è niente rispetto a quell'utile, che riceve armando il Gran Signore; perché se egli arma, è padrone di tanto imperio, quanto tiene il Gran Signore nel mare, e si sottrae dall'ubbidire e inchinare i pascià della Porta. Se arma, impiega duemila e cinquecento schiavi, che sono suoi, nelle galere, per i quali s’esborsano a lui venti scudi per ciascuno, che nel far armata si esborsano a’galeotti, onde uscendo l’armata, oltre l’avanzo solito a fare nel biscotto e nel pagamento degli aspri per giorno, dando loro quel tanto che più gli piace, viene a imborsare ottantamila scudi in quel tempo, oltra quel che guadagna risparmiando la spesa, che gli converria fare, non impiegandoli al remo, non potendo tenergli tutti al lavoro nell’arsenale, che non è poco.6
La actividad de armador de la flota imperial aportaba al kapudan pasha un beneficio con el que poder mantener al elevado número de esclavos y capitanes de su casa.7 Por el contrario, un largo periodo de inactividad sin salir al mar conducía a la imposibilidad de abonar el salario a sus empleados en el arsenal y obligaba a vender cautivos para evitar una crisis económica dentro del kapı.8 Ambas situaciones se pueden apreciar de
5 En la documentación estudiada no se han encontrado casos que atestigüen que la falta del envío del presente llevase a una exclusión directa. Los únicos ejemplos de miembros del kapı de Uluç Ali alejados de su entorno —Jafer y Risuan— se relacionan con acciones de robo en detrimento de los bienes del gran almirante y con su posterior paso al servicio de otros dignitarios de la corte otomana. Véase la carta del bailo Lorenzo Bernardo al dux de Venecia, Estambul, 13 de noviembre de 1585, fols. 225r-225v, filz. 22, SDC, ASVe. 6 «Relazione dell’Impero ottomano del clarissimo bailo M. Antonio Tiepolo letta in Senato il 9 giugno 1576», documento publicado en Albèri (1840-1855, II: 151-152). 7 El bailo Giovanni Correr al dux de Venecia, Estambul, 24 de enero de 1576, fols. 721r-721v, filz. 8, SDC, ASVe; avisos de Estambul, Estambul, 16 de octubre de 1576, doc. 154, leg. 1070, E, AGS. Todavía en 1585, el bailo Morosini subrayaba que «l’interesse suo [de Uluç Ali] non ricerca altro che di far armata, essendo che con questa non solo viene a cavar utile di mille aspri, sempre che si arma, per ognuno delli suoi schiavi, dei quali ne ha poco meno di tre mila, ma anco guadagna assai per altre vie; e ben si sa che per persuader il Gran Signore a far armata, non è più facil via che di esortarlo a mandarla contra questa Serenissima Repubblica». «Relazione di Gianfrancesco Morosini bailo a Costantinopoli letta in Senato l’anno 1585», documento publicado en Albèri (1840-1855, III: 296-297). 8 «Relazione di Giovanni Correr, bailo. 1578», documento publicado en Pedani (1996, 242).
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manera nítida en distintos momentos del almirantazgo de Uluç Ali. En un primer periodo (1572-1576), que se caracterizó por una política imperial de revancha tras la derrota de Lepanto, se cuenta una media de una expedición anual en el Mediterráneo, entre las que destaca la reconquista de Túnez en 1574. Ese momento, beneficioso para el calabrés, correspondió al aumento del número de componentes de su familia a través de la colaboración de nuevos renegados, atraídos por las promesas de trabajo y los ricos botines, y de la captura de cautivos en los litorales cristianos.9 La empresa de Túnez le ofreció la ocasión de llevar a Estambul un gran número de esclavos españoles y de patrocinar el nombramiento de muchos de sus hombres en la Administración otomana, a diferencia de lo que ocurrió en los años siguientes.10 A esta coyuntura positiva le siguió un periodo infructuoso para el kapudan pasha (1577-1587), puesto que las treguas con las potencias occidentales y el conflicto otomano-safávida concentraron la política de los osmanlíes en las fronteras asiáticas de sus dominios (Mathee 2014). Además, el armado de una flota no solo respondía a las estrategias decididas en la corte, ya que los gastos de equiparla recaían sobre la hacienda de todo el Imperio. En este sentido, por ejemplo, en otoño de 1585, Murad III solicitó las cuentas de los gastos realizados para la conquista de Túnez y criticó con dureza al almirante y a los visires del Diván por la gestión de esos fondos, lo cual subrayaba también la emergencia económica a la que hizo frente la Sublime Puerta en las últimas décadas del siglo xvi.11 Por estas razones, el número de grandes expediciones navales se redujo de forma drástica en ese periodo y las únicas de las que se tiene evidencia certifican el cambio de intereses en la Puerta (De Groot 1994; Panzac 2012, 103-104 y 140). Esta situación también se refleja en los datos publicados por İdris Bostan (2003b, 99) sobre la actividad del arsenal de Estambul entre finales del siglo xvi y principios del xvii. Gracias a sus cálculos, observamos que en 1585 los trabajadores del tersane-i amire estaban más ocupados en la reparación de barcos que en la construcción de nuevas galeras. Así, los últimos diez años de vida de Uluç Ali coincidieron con el redimensionamiento de su kapı y, en particular, se vieron marcados por la venta de muchos de sus cautivos cristianos a precio reducido, dado el alto coste de mantenerlos en la capital.12 La desesperación por la muerte de uno de sus esclavos, del que pensaba obtener diez mil ducados de rescate,
El bailo Giovanni Correr al dux de Venecia, Estambul, 14 de julio de 1576, fol. 155v, filz. 9, SDC, ASVe; avisos de Levante, s. l., 12 de julio de 1571, doc. 13, leg. 1134, E, AGS; véase también Sola (2010, 214-215 y 240). 10 Cfr. Gürkan (2015b, 67, nota 16); Şenlik (2014). 11 El bailo Lorenzo Bernardo al dux de Venecia, Estambul, 30 de octubre de 1585, fols. 182r-203r, filz. 22, SDC, ASVe; véase también İnalcık (2003, 44 y 49). 12 El bailo Niccolò Barbarigo al dux de Venecia, Estambul, 27 de febrero de 1578, fol. 519r, filz. 11, SDC, ASVe; el bailo Niccolò Barbarigo al dux de Venecia, Estambul, 8 de diciembre de 1578, fols. 405r-406r, filz. 13, SDC, ASVe. 9
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ilustra bien el estado de crisis en el que se encontraba la caja del gran almirante (Sola 2010, 433). Para hacer frente a los efectos del parón de la política mediterránea otomana y recuperar la ventajosa tendencia ofensiva del periodo anterior, Uluç Ali trató de persuadir a los sultanes Selim II y Murad III para que ordenaran armar las galeras que aguardaban en el astillero de Kasımpaşa y emprender conquistas fantasiosas en Occidente.13 En este sentido, resulta reveladora la descripción que hizo el bailo Bernardo de un Uluç Ali que «non pensa mai in altro, che in eccitar questi ad armar».14 Dado que la información constituía un verdadero capital político que los actores de la Sublime Puerta empleaban a menudo para respaldar sus objetivos e influenciar la toma de decisiones del Gobierno otomano, la estrategia elegida para lograr la salida de la armada otomana a aguas mediterráneas se basó en un proceso de control y manipulación de las noticias que llegaban a Estambul (Gürkan 2015b, 64). Uluç Ali no tuvo dificultad para aprovecharse del sistema de inteligencia otomano para sus propios fines, dado que los corsarios, marineros, espías y gobernadores magrebíes a su servicio recogían buena parte de los avisos que llegaban al Consejo Imperial sobre los principales acontecimientos europeos y los proyectos políticos de sus rivales y aliados (Gürkan 2017). Los corsarios argelinos vinculados a su kapı, que tras su regreso a la capital otomana difundían los planes de la Monarquía Hispánica,15 representaban uno de los muchos hilos con los que el kapudan pasha había tejido una extensa red de espionaje que alcanzaba cada orilla del Mediterráneo, de Navarino a Valencia y de Venecia a Argel, y que llegaba, incluso, a Flandes (Gürkan 2016b). Dentro de dicha red, Uluç Ali era como una araña que se alimentaba a diario con las noticias que le traían sus hombres de confianza. El arsenal y su residencia estambuliota se convirtieron en el centro logístico de ese flujo de informaciones. Tal como señalaron los baili venecianos, a menudo los esclavos musulmanes recién rescatados y los renegados de su kapı informaban directamente al kapudan pasha sobre las defensas de las principales islas del Mediterráneo levantino e incluso aportaban mapas de sus
«Relazione dell’Impero ottomano del clarissimo bailo M. Antonio Tiepolo letta in Senato il 9 giugno 1576», documento publicado en Albèri (1840-1855, II: 152). En particular, véase el discurso que Uluç Ali pronunció a Selim II, en el que intentó empujarle a emprender la conquista de Sicilia tras la toma de La Goleta en el verano de 1574 («Discurso dado al Gran Turco sobre la empresa de Sicilia, de Aluchali», s. l., s. f., fols. 675r-682v, Manuscrito 783, BNE; el discurso se reproduce en el Anexo XIII). Pese a que se han consultado también otras copias de dicho documento que se conservan en la British Library («Discurso que se dio al Turco sobre la empresa de Cicilia que según el tenor del se presume fuesse de Uchalij», s. l., s. f., fols. 138r-140r, Add. MS 28359, BL; «Discurso hecho al gran Turco sobre la empresa de Cicilia», s. l., s. f., fols. 140v-143v, Add. MS 28359, BL), no resulta posible comprobar la veracidad del texto, ya que se conservan solo las copias en español del supuesto parlamento de Uluç Ali. 14 El bailo Lorenzo Bernardo al dux de Venecia, Estambul, 16 de octubre de 1585, fols. 163v, filz. 22, SDC, ASVe. 15 El bailo Francesco Morosini al dux de Venecia, Estambul, 9 de abril de 1585, fols. 133r-134r, filz. 21, SDC, ASVe. 13
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fortificaciones.16 Estos mapas servían al gran almirante para planificar futuras incursiones, pero en algunos casos encerraban además un significado político, pues a través de ellos pretendía empujar al Gobierno otomano a reanudar la guerra en el Mediterráneo evocando las grandes hazañas del pasado. Un ejemplo de este uso lo brinda el mapa que representaba el sitio de Chipre, que Uluç Ali regaló a Murad III durante las celebraciones de la circuncisión del hijo del sultán en 1582.17 A este grupo de informadores hay que añadir los mercaderes que frecuentaban los puertos del Bósforo, entre quienes merece destacar el papel de los agentes de Ragusa en favor del Gobierno otomano, ya desde comienzos del siglo xvi (Biegman 1963). Uluç Ali se aprovechó también de este canal privilegiado para obtener con rapidez noticias sobre la península itálica: en 1585, unos mercaderes raguseos que, según el bailo Bernardo, solían dar «avisi d’importantia della cristianità», confirmaron al kapudan pasha la elección al trono papal de Sixto V apenas un mes después de la finalización del cónclave.18 Por otra parte, el propio Uluç Ali ordenó a sus hombres que obtuvieran informaciones que permitieran reabrir el frente de guerra mediterráneo y planificar nuevas campañas marítimas. En 1576, en la isla veneciana de Corfú se condenó a muerte a un ingeniero que había sido descubierto recopilando mapas de la isla de Malta por encargo del almirante otomano.19 El propio gran maestre de la Orden confirmó que se conocía la presencia de agentes dobles al servicio de Uluç Ali en La Valeta.20 También en los reinos de Nápoles y Sicilia los virreyes de la Monarquía Hispánica constataron justo después de la batalla de Lepanto que figuras a sueldo de la Sublime Puerta recorrían sus territorios en busca de noticias (Canosa y Colonnello 1991, 120-121). En 1573, don Juan de Austria había sorprendido en Nápoles a un español que, según se decía, era
El bailo Francesco Morosini al dux de Venecia, Estambul, 8 de marzo de 1583, fol. 22r, filz. 17, SDC, ASVe; el bailo Francesco Morosini al dux de Venecia, Estambul, 22 de junio de 1585, fols. 379r-383v, filz. 21, SDC, ASVe. 17 «Notta de regalli fatti dall’ambasciatori nella circoncisione di Maemeht terzo figlio di Amorath terzo», s. l., siglo xvii, fol. 671r, Materie Politiche 2774D, AS, ASGe. Además del documento genovés, las crónicas y los testimonios de la época cuentan que Uluç Ali también organizó una representación del sitio de Famagusta (1570-1571) durante las fiestas celebradas en el hipódromo de Estambul con motivo de la circuncisión del hijo de Murad III. Sin embargo, la reciente investigación de Tamás Kiss, basada en el Surname-i Hümayun (‘El libro de la fiesta del Gran Señor’), informa de que el evento patrocinado por el gran almirante no fue una recreación de la batalla que tuvo lugar durante la guerra de Chipre. De hecho, Uluç Ali montó un carro de madera en el que se colocaron varios animales, bailarines, malabaristas y un gran número de fuegos artificiales con los que debía terminar el espectáculo. Parece, por tanto, que la intención del renegado calabrés en esta ocasión fue sorprender a los espectadores y al sultán más que promover una nueva política mediterránea agresiva (Kiss 2015). 18 El bailo Lorenzo Bernardo al dux de Venecia, Estambul, 21 de mayo de 1585, fols. 249r-250r, filz. 21, SDC, ASVe. 19 «Avvisi», Venecia, 31 de marzo de 1576, doc. 420, filz. 3082, MP, ASFi. 20 El gran maestre al duque de Terranova, Malta, 8 de mayo de 1574, doc. 65, leg. 1141, E, AGS; Marco Antonio Colonna a Felipe II, Palermo, 1583, doc. 55, leg. 1154, E, AGS. 16
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espía de Uluç Ali;21 al año siguiente, Mesina se convirtió en el punto de partida de una ambiciosa misión de espionaje financiada por el kapudan pasha y el visir Koca Sinan Pasha. Tal misión preveía el desembarco en el puerto siciliano de nada menos que veinticuatro hombres con el fin de viajar por todas las cortes europeas para rastrear informaciones políticas. De esta operación secreta daba cuenta al papa Gregorio XIII un renegado español recién huido de Estambul: È venuto qua un rinegato spagnolo che è stato un tempo alli servitii de Sinan Bassà de onde è fugito e ha revelato al Papa che 24 huomini stipendiati da detto Bassà et Occhiali sono partiti da Messina et vanno per la cristianità spionando et trascorrendo tutte le corte de principi per intender le provisioni che si fanno [...], li quali portando contrasegni di annelli vanno sicuri da tutti corsari Turcheschi [...] et havendo dati tali contrasegni dicesi esserne stati presi 3 in Fondi.22
Para sustentar esta gran acción de recogida de noticias en todo el Viejo Continente, en el verano de 1574 el kapudan pasha ofreció incluso una rica recompensa a cambio de conocer de manera detallada el estado y la posición de la flota de los Habsburgo en el Mediterráneo.23 Una vez que sus hombres le aseguraron con facilidad el monopolio de las informaciones sobre el Occidente cristiano, el siguiente paso consistía en la manipulación y circulación de los avisos acumulados. No se conoce el contenido real de los avisos que los agentes de Uluç Ali le llevaban porque se comunicaban siempre de forma oral;24 no obstante, a través de las fuentes se puede ver cómo el gran almirante adoptó una precisa estrategia para enfatizar el peligro de ficticios planes que las potencias rivales estaban a punto de poner en marcha en detrimento de los otomanos y de su aliado francés. En algunos casos, se desconoce cómo difundía Uluç Ali las noticias recibidas,25 pero, en la gran mayoría de las ocasiones, procuraba que estas informaciones circulasen libremente por el palacio de Topkapı con el fin de que llegasen a los oídos del gran visir y del sultán: Il capitano del mar procura di far pervenir all’orecchie del bassà et del Signor quello che per diverse spie et schiavi gli è stato riferito delli moti della Francia, Avisos de Roma, Venecia, 27 de junio de 1573 fol. 246r, SP 70/127, TNA. «Avvisi», Venecia, 4 de diciembre de 1574 doc. 174, filz. 3082, MP, ASFi. 23 Así lo destacaban al menos algunos avisos procedentes de Venecia y dirigidos al Gran Ducado de Toscana: «Et che Occhiali haveva fatto fare bando de dare 1500 cechini a chi gli dava la nuova dell'Armata Cattolica della quale i turchi tremavano». «Avvisi», Venecia, 14 de agosto de 1574, doc. 122, filz. 3082, MP, ASFi. 24 El bailo Francesco Morosini al dux de Venecia, Estambul, 4 diciembre de 1585, fol. 257r, filz. 16, SDC, ASVe. Sobre los avisos que llegaban del Magreb, véase Sola (2010, 464). 25 El bailo Niccolò Barbarigo al dux de Venecia, Estambul, 2 de mayo de 1579, fols. 126r-129r, filz. 13, SDC, ASVe. 21 22
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del mal stato di quel re cristianissimo et delli pensieri del re cattolico di occupar quel regno et che prepara armata.26
Esto le proporcionó varias oportunidades de orientar de nuevo la política otomana hacia el Mediterráneo y emprender las labores en el arsenal para obtener dinero con el que pagar a sus esclavos (Gürkan 2015b, 69). Entre 1575 y 1576, persuadió al sultán con un plan de conquista de Malta y Sicilia para el que se construyeron cañones con los que armar nuevas galeras.27 Logró lo mismo en 1579, para lo cual se aprovechó de que Murad III era un «giovine desideroso di gloria», según la visión del agente diplomático al servicio de Felipe II en Estambul, el milanés Giovanni Margliani.28 Sin embargo, tal estrategia, que movilizó a toda la red mediterránea de Uluç Ali, no logró nunca el resultado esperado, ya que los sultanes recurrieron a canales alternativos para certificar lo que comunicaba el gran almirante.29 En particular, los miembros del Diván jugaron un papel fundamental a la hora de desacreditar las noticias que el kapudan pasha llevaba a la corte. Tal como informaba Margliani en 1578, el gran visir Sokollu Mehmed Pasha había desvelado la falsedad de las noticias transmitidas por Uluç Ali, pues, según el ministro otomano, «queste spie del capitano del mare non partivano mai di Constantinopoli».30 Pese a la hostilidad de los otros protagonistas de la corte, su influjo en la Puerta era aún bastante considerable en 1583, ya que Murad III le había dado plena libertad para ir «dove li piace et crederà», como recogía en su misiva el bailo Morosini.31 Esta frase, que era muy similar a la formula genérica empleada por los sultanes en sus órdenes escritas (hatt-i hümayun) para avalar solicitudes justificadas por las circunstancias («Que se haga lo que sea necesario») (İnalcık 1993, 13; Murphey 1996), desvela la solidez del favor del que Uluç Ali gozó en la corte durante todo su almirantazgo. Esta alta estima se convierte en un elemento imprescindible para comprender cómo el calabrés permaneció tanto tiempo entre los protagonistas de la política otomana y dirigió un kapı que abarcaba toda el área mediterránea y con el cual controlaba las informaciones que surcaban sus aguas. Empero, si el mantenimiento de su casa suponía una gran carga para su economía, no menos costosa resultaba la búsqueda de favores para mantener la ostentosa vida cortesana de sus últimos años.
El bailo Lorenzo Bernardo al dux de Venecia, Estambul, 9 de agosto de 1585, fols. 546r-550r, filz. 21, SDC, ASVe. «Avvisi», Venecia, 8 de octubre de 1575, doc. 329, filz. 3082, MP, ASFi; avisos de Annibale Prototico, Estambul, 13 de junio de 1576, doc. 93, leg. 1070, E, AGS. 28 Giovanni Margliani a Antonio Pérez, Estambul, 1 de enero de 1579, s. n., leg. 490, E, AGS. 29 Avisos de Marco de Mateo, Estambul, 24 de agosto de 1575, doc. 114, leg. 1144, E, AGS. 30 Giovanni Margliani a Antonio Pérez, Estambul, 30 de abril de 1578, s. n., leg. 489, E, AGS. 31 El bailo Francesco Morosini al dux de Venecia, Estambul, 3 de mayo de 1583, fols. 172r-173v, filz. 17, SDC, ASVe. 26 27
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2. La búsqueda de la privanza (im)perfecta El examen de las relaciones entre el gran almirante, los sultanes de su periodo —Selim II y Murad III— y la élite palaciega otomana permite comprobar el nivel de favor del que aquel gozó en la corte de Estambul y su estabilidad política durante las décadas de 1570 y 1580. A través de este enfoque, se puede determinar si la posición que asumió dentro de las lógicas cortesanas estambuliotas resulta equiparable a la de los musâhib32, los compañeros más íntimos de los sultanes y los príncipes otomanos. A partir de las últimas décadas del siglo xvi, estos favoritos influenciaron cada vez más las directrices políticas y contribuyeron a la limitación del poderío que los grandes visires habían ejercido hasta entonces, lo cual ayudó a la familia osmanlí a recuperar las riendas del Imperio (Börekçi y Peksevgen 2009). La coyuntura en la que Uluç Ali alcanzó el título de kapudan pasha y entró así a formar parte de la cumbre del Imperio coincidió con la necesidad de Selim II de colocar a un experto en materia marítima al mando de su flota.33 Las palabras del embajador francés en Estambul, François de Noailles, dejaron claro que la elección del sultán había sido más que acertada: Nous attendons dans huict ou diz jours leur sortie, laquelle on vous veult faire veoir en lieu bien prochain et fort commode pour les recognoistre une à une et veoyr les hommes qui seront dedans, lesquelz, comme l’on estime, doibvent passer le nombre de vingt mil arquebouziers, ce que jamais ne fut veu en cest empire. Luchally, qui est leur général, a apris aux Turcqs de laisser leurs arcz au logis pour ce coup, disant qu’il a practicqué cest apprentissage en la dernière bataille de Lépanthe.34
El fracaso de Lepanto no solo había minado la supremacía naval otomana, sino que había engendrado una inseguridad general en el Imperio que se reflejaba en un Diván en estado de parálisis política.35 Por tanto, cuando Uluç Ali volvió a Estambul a Si bien este término, por tradición, se usó para referirse al compañero del sultán, recientes investigaciones han desvelado que, a partir de finales del siglo xvi, la figura del musâhib se relacionaba con la de un ministro de la corte otomana que gozaba de cierta privanza en la casa del sultán. Sobre la tradicional visión del musâhib como compañero, véase Ipşirli (2006). En cuanto al musâhib como favorito del sultán, véanse Turan (2007) y Börekçi (2010, 148-197). 33 Avisos de Estambul, Estambul, 1573, doc. 273, leg. 1484, E, AGS. 34 François de Noailles a Carlos IX, Estambul, 10 de junio de 1572, documento publicado en Charrière (1848-1860, III: 272). 35 «Relación de Esteban López de Ávila, 13 años esclavo en Estambul», s. l., 2 de marzo de 1572, doc. 31, leg. 1061, E, AGS. Sobre las consecuencias de la batalla de Lepanto para el bando otomano, véanse Hess (1972) y Yildirim (2007, 553-554). 32
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comienzos del invierno entre 1571 y 1572 con las galeras que habían sobrevivido a la batalla, la celebración que la población de la capital reservó al entonces beylerbey de Argel no dejó dudas de que el renegado calabrés debía ser el único pretendiente al título de gran almirante. Según relatan algunas noticias de Estambul, el momento en que Selim II otorgó el cargo de kapudan pasha a Uluç Ali se caracterizó también por la entrega de suntuosos presentes (tevcih)36: Et al primo marzo Luggalli, novo capitan, andò a basciar la mano al Gran Signore et li feze onorato presente de un [ilegible] de 20 mile ducati, schiavi, perle, danari e molte veste. El Gran Signor […] gli presentò un bel cavallo guarnito doro et una simitarra gioielata. Dicono che il Gran Signor gli feze dir che se portasse valorosamente et vendichar il danno rezeputo.37
Si bien Uluç Ali había ya recibido caftanes dorados y espadas con joyas, símbolos materiales de la concesión de la autoridad civil y del poder militar, nunca antes el calabrés había logrado el honor de recibir un caballo ricamente enjaezado, ya que este era un regalo que el sultán confería raras veces y solo a los miembros de la élite otomana como manifestación de aprecio personal (Faroqhi 2010).38 La sucesión de obsequios que, desde entonces, Uluç Ali recibió de los sultanes conforma un marco esencial para comprobar el grado de favoritismo que alcanzó en la corte. Tras la reconquista otomana de Túnez en 1574, un mercader cristiano en Estambul hacía notar «l’incredibile festa et estraordinarie carezze fatte dal Turco ad Occhiali per l’acquisto di Barbaria».39 Por su parte, en sus cartas al dux de Venecia, el bailo Tiepolo hacía hincapié en la diferencia de trato que Selim II reservó para su kapudan pasha en comparación con el recibido por Koca Sinan Pasha, a la sazón comandante del ejército: Uluchiali è stato raccolto dal Signor in pubblico con molta humanità, essendosi levato alquanto con la persona nel riceverlo: gli ha donato una spada
Este término turco-otomano se refiere a los presentes que el sultán entregaba a sus servidores cuando los promovía a altos cargos de la Administración o del organigrama militar. Por lo general, se trataba de telas valiosas para ropa, dinero y un elevado número de otros artículos que representaban una recompensa inicial por el cargo recibido (Murphey 2008, 165). 37 Avisos de Estambul, Estambul, 29 de abril de 1572, doc. 273, leg. 1484, E, AGS. 38 En 1566, Selim II donó a su primer visir Sokollu Mehmed Pasha un caballo adornado con oro y piedras preciosas para mostrar su aprecio por la tarea que Sokollu desempeñaba (Mumcu 2018, 242). Otra referencia en el mundo otomano al caballo en calidad de presente se encuentra en la serie de regalos que el sultán concedía al gobernador de Egipto cuando llegaba a la provincia para empezar su cargo, ya que este animal, como muchos otros, no se transportaba con facilidad en las galeras de la época (Mikhail 2017, 23). A veces eran los altos dignitarios quienes regalaban caballos al sultán (Atasoy y Artan 1992, 114). 39 «Avvisi», Venecia, 22 de enero de 1575, doc. 200, filz. 3082, MP, ASFi. 36
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giogielata, dicessi di valuta tre mille cechini, et gli ha accresciuta la paga una somma di argento che è due mille ducati. A Sinan non ha fatto alcuno dono et l’ha raccolto con poche parole, solo dicendo sia ben venuto il mio Sinan.40
El favor del que Uluç Ali había gozado durante los últimos años de vida de Selim II se conservó bajo el imperio del sucesor de la casa osmanlí. En el sultanato de Murad III se registra de nuevo la entrega a Uluç Ali de diversos presentes: un caballo, una espada, una maza y una bolsa de dinero.41 Estos regalos ponen de manifiesto la autoridad alcanzada por el kapudan pasha en la corte otomana, que se refleja con mayor precisión en las palabras del raguseo Marco de Mateo, quien refirió al virrey de Nápoles que Murad III tenía «grandísima confiança y governando en todo con el consejo y paresçer de Aluchali».42 También puede apreciarse la posición privilegiada del calabrés en la dimensión espacial de las relaciones cultivadas con los sultanes. La mayor o menor posibilidad de acceder al espacio privado y a la persona del sultán eran elementos que en la cultura otomana, como en muchas otras (Raeymaekers y Derks 2015), permitían diferenciar el nivel de influencia atribuible a un individuo (Murphey 2008, 99). Teniendo en cuenta este factor, los documentos analizados muestran en varias ocasiones un elevado índice de intimidad de Uluç Ali tanto con Selim II como con Murad III. En 1573, un espía español, Jorge de Alegro, reportaba que Selim II había informado al kapudan pasha de que «siempre que quissiere hablar con él pueda entrar libremente», y añadía al margen «que es cosa que nunca baxa an alcançado entre turco».43 En el mismo año, el mercader Biagio di Giorgi refería, desde la isla de Quíos, que la reputación de Uluç Ali era tan grande que había cenado a la misma mesa del sultán: […] Olucciali stava in tanta reputatione et apresso il turco et di tutti l’altri che quasi l’adoravano per causa de la salvatione del’armata et Morea seguitole l’anno passato; et il turco l’ha fatto molti favore et in specie l’ha fatto mangiare in sua tavola et non c’è settimana che con lui non habia parlamento per provisione de li cose necessarie alla sudetta armata et specialmente alla artiglaria della quale se retrovano alquanto scarsa.44
De manera análoga, su acceso a los espacios más privados del palacio de Topkapı se observa también en el periodo posterior a Selim II. A comienzos de 1575, Uluç Ali El bailo Antonio Tiepolo al dux de Venecia, Estambul, 22 de noviembre de 1574, fol. 430v, filz. 7, SDC, ASVe. Giovanni Margliani a Antonio Pérez, Estambul, 8 de mayo de 1579, doc. 30, leg. 1080, E, AGS. 42 Avisos de Marco de Mateo, Estambul, 24 de agosto de 1575, doc. 114, leg. 1144, E, AGS. 43 Avisos de Jorge de Alegro, Estambul, 19 de enero de 1573, doc. 30, leg. 1062, E, AGS. 44 «Quello che avisa Biagio di Giorgi patrone de sua nave», Capo dell’Armi, 12 de febrero de 1573, doc. 190, leg. 1139, E, AGS. 40 41
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obtuvo permiso para entrar en la cámara de Murad III, soslayando la tradicional licencia que tenía que conceder el gran visir: Oggi il capitano del mare mandò a presentar al Signor dieci bellissime virginelle et 10 bellissimi garzoni ben adobati; et il Signor a contro li mandò 5.000 ducati d'oro et dua veste di brocato foderate di rarissime zebellini et gli ha concesso libera intrata a parlarli senza la licencia del bassa grande.45
Este permiso se convirtió en una costumbre que caracterizó la relación con Murad III, ya que, a finales de 1576, Uluç Ali fue llamado de nuevo por el sultán en «una loggietta sopra il mare» para discutir en privado sus estrategias y los gastos para armar la flota.46 El favor en función del espacio se manifiesta también a la inversa, por la mayor o menor presencia del sultán en las áreas propias del kapudan pasha. La visita que Murad III hizo a Uluç Ali en el jardín imperial (Has Bahçe) (Bostan 2003b, 7-14), situado a poca distancia del arsenal, en 1576 para entregarle presentes y dinero,47 así como la inspección de la galera capitana en 1581 «por honrar a Luchali»,48 confirman el trato privilegiado que la familia osmanlí otorgó a su gran almirante; no en vano, desde mediados del siglo xvi, los sultanes de Estambul solo en contadas ocasiones dejaban su residencia oficial para mostrarse en público (Kia 2011, 35-56; Emiralioğlu 2014, 43-44).49 Una prueba más de esta familiaridad se encuentra en los numerosos trabajos que encargaron a Uluç Ali. Tras la muerte de Selim II, se le encomendó la construcción de una tumba para el sultán y para los cinco hijos del recién fallecido que Murad III había hecho estrangular para tomar posesión del Imperio. Gracias a la colaboración de casi todos los esclavos de su casa, el kapudan pasha llevó a cabo esta obra sin problemas notorios.50 El propio Murad III le encargó en 1576 cortar los mármoles para la edificación de dos nuevas logias en Estambul,51 mientras que, en 1583 y en 1585, Uluç Ali ofreció sus empleados para las obras de reforma del yalı köşki —el quiosco situado en la orilla del mar cerca del palacio de Topkapı— y la construcción de un baño nuevo
Diego Guzmán de Silva al cardenal Granvela, Venecia, 9 de abril de 1575, doc. 123, leg. 1066, E, AGS. El bailo Giovanni Correr al dux de Venecia, Estambul, 20 de noviembre de 1576, fols. 293r-294r, filz. 9, SDC, ASVe. 47 El bailo Giovanni Correr al dux de Venecia, Estambul, 26 de mayo de 1576, fols. 104r-105v, filz. 9, SDC, ASVe. 48 Avisos de Venecia, Venecia, 1581, doc. 500, leg. 109, GM, AGS. 49 En particular, sobre la reclusión voluntaria de Murad III en el palacio de Topkapı y los proyectos de reconfiguración del espacio privado de la familia osmanlí en Estambul, véase Murphey (2008, 150-151). 50 Avisos de Estambul, Estambul, 13 de enero de 1575, doc. 1, leg. 1406, E, AGS. 51 Avisos de Estambul, Estambul, 5 de abril de 1576, doc. 9, leg. 1408, E, AGS. La historiadora del arte Gülrü Necipoğlu añade que, entre 1578 y 1579, Uluç Ali supervisó también la construcción de la cúpula del dormitorio privado de Murad III en el harem del palacio de Topkapı (Necipoğlu 1991, 165-170; 2005, 430). 45 46
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en el harem del palacio imperial.52 Incluso en una importante manifestación como la circuncisión de Mehmed, hijo de Murad III, el sultán lo nombró jefe de la construcción del escenario donde se tenían que celebrar las fiestas.53 A estas obras se añade también la decisión del gran almirante de construir una mezquita privada —Kılıç Ali Paşa Camii— para lo cual contrató los servicios de Mimar Sinan, el arquitecto que había construido la mezquita de Solimán I (1558), la de su hijo Mehmed (1548) y la de Selim II (1572). Con ello se aprecia la voluntad de Uluç Ali de lucir su poder en Estambul como un mecenas y miembro de la élite palaciega (Hammer-Purgstall 1828-1831, XIII: 294).54 Los trabajos desarrollados en la capital otomana para los sultanes son una pista más para denotar el favor del que Uluç Ali gozó. Sin embargo, para confirmar tal suposición, se debe contextualizar e insertar este favoritismo dentro del abigarrado panorama político que fue la corte de Estambul en las últimas décadas del siglo xvi. Pese a que Uluç Ali aseguró siempre al embajador veneciano Giacomo Soranzo su deseo de volver a Berbería como beylerbey debido a los gastos que tenía que hacer para «mantenersi nel suo stato» y al peligro de involucrarse en una lucha palaciega que podría debilitar su poderío,55 el trato privilegiado del que disfrutó en la corte despertó también la hostilidad de los principales ministros de la Puerta. Las palabras del senador veneciano Costantino Garzoni en 1573 revelan el resentimiento y la rivalidad existente en las relaciones entre el gran almirante y los protagonistas de la política otomana del periodo posterior a Lepanto: Alli 19 del medesimo entrò l’Ucchialì con sessantacinque galere sottili, molte d'esse assai buone, e fece ancor esso le sue visite al pascià ed al Gran Signore con ricchi presenti. […] È molto amato dal Gran Signore; del che se ne è visto l'esperienza ultimamente quando venne Pialì in Costantinopoli, il quale si dolse grandemente con il Gran Signore per essere stato abbandonato in una fortuna avuta vicino a Corfù dall'Ucchialì, e da tutte le galere della sua banda, sforzandosi di persuadere al Gran Signore che gli togliesse il generalato di mare, perciocchè questo era stato un disordine pericoloso e di molta importanza. Nè Mehemet restò di persuadere il medesimo con molta istanza, sperando di far avere quella dignità ad un suo nipote. Ma nè l'uno, nè l'altro ebbe forza di levar la riputazione di costui El bailo Francesco Morosini al dux de Venecia, Estambul, 27 de diciembre de 1583, fol. 317r, filz. 18, SDC, ASVe; véase también la carta del secretario de Jacques de Germigny, M. Berthier, a Enrique III, Estambul, 29 de abril de 1585, documento publicado en Charrière (1848-1860, IV: 381). Sobre la construcción de un nuevo baño en el harem del palacio imperial y las obras de reforma del quiosco, véase Necipoğlu (1991, 172 y 231-232). 53 Avisos de Estambul, Estambul, 1 de abril de 1575, doc. 16, leg. 1066, E, AGS; véase también HammerPurgstall (1828-1831, XIII: 220). Sobre la celebración, véase Terzioğlu (1995). 54 Sobre la mezquita de Uluç Ali en Estambul, véanse Denny (1983), Necipoğlu (2005, 432-438) y Eyice (2022). 55 «Relazione di Giacomo Soranzo, ambasciatore, 1576», documento publicado en Pedani (1996, 207). 52
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appresso del Gran Signore, acquistata in questi ultimi anni; e bisogna ben dire che è veramente degno di esser tenuto caro dal suo principe, poichè egli è quello che ha rimesso in piede la milizia di mare dopo la rotta della sua armata, e ogni giorno attende con tutti li suoi assiduamente all'arsenale, dove ha posto buoni ordini con prestezza e risparmio, e merita nome d’indefesso nel servizio del suo principe.56
Tal como se puede ver en el texto de Garzoni, tanto el gran visir Sokollu Mehmed Pasha como el tercer visir Piyale Pasha deseaban por diferentes razones que Selim II retirase a Uluç Ali el cargo de kapudan pasha. Sus antiguos patrones se habían convertido ahora en sus principales rivales políticos. La razón de Piyale, viejo almirante y primer protector de Uluç Ali en las décadas anteriores, tenía su origen en un episodio ocurrido durante la primera expedición marítima lanzada tras la reconstrucción de la flota en el año 1572. El tercer visir acusó al calabrés de haberlo dejado solo en la bahía de Préveza sin avisarlo de que iba a recorrer el litoral adriático y jónico de la península itálica antes de volver a Levante.57 También el sentimiento de aversión de Sokollu Mehmed procedía de una decisión tomada por el gran almirante e inherente a la gestión de la flota. El gran visir, de hecho, proponía la degradación del calabrés porque no había patrocinado la promoción a capitán de fanal para un miembro de su casa.58 En ambos casos, el origen de la rivalidad estribaba en la posición de fuerza que Uluç Ali empezaba a consolidar en la política marítima del Imperio y, en particular, en su intención de orientar esa política hacia el Magreb.59 Tal estrategia chocaba con la del Diván de la época, que, bajo el control de Sokollu Mehmed, prefería una acción mesurada en el mar para rehabilitar la presencia otomana en el Mediterráneo y facilitar la consolidación de las relaciones internacionales con las potencias cristianas después de Lepanto.60 Empero, con la muerte de Selim II, el poderío que hasta entonces ejerció Sokollu Mehmed Pasha empezó a sufrir los efectos de lo que en la historiografía otomana se define como büyük çıkma, el cambio generacional de los miembros de la élite cortesana cada vez que un nuevo sultán tomaba el control (Murphey 2008, 117 y 130-131). El
«Relazione dell’Impero ottomano del senatore Costantino Garzoni stato all’ambascieria di Costantinopoli nel 1573», documento publicado en Albèri (1840-1855, I: 382-384). 57 Annibale Prototico al cardenal Granvela, Corfú, 25 de agosto de 1573, doc. 84, leg. 1063, E, AGS; Annibale Prototico a Felipe II, Corfú, 28 de agosto de 1573, doc. 87, leg. 1063, E, AGS. A partir de este episodio, los conflictos entre Uluç Ali y Piyale Pasha se agudizaron, en especial, durante las reuniones celebradas en la galera del gran almirante para planificar la estrategia durante las campañas navales otomanas. Véase «De Luys de Portillo», Ragusa, 8 de agosto de 1573, doc. 55, leg. 1063, E, AGS. Este documento se reproduce en el Anexo XIV. 58 Luigi di Portiglio a Felipe II, Ragusa, 3 de enero de 1573, docs. 93-94, leg. 1061, E, AGS. 59 El bailo Marcantonio Barbaro al dux de Venecia, Estambul, 15 de marzo de 1573, fol. 49r, filz. 6, SDC, ASVe. 60 «Lo que contiene una relación que ha dado el alférez Diego de Squiva que ha estado cautivo en Costantinopla», s. l., 1574, s. n, leg. 488, E, AGS.; véase también Barkan (1974) y Kumrular (2014a). 56
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sólido kapı del gran visir (Peksevgen 2009), cuya potencia preocupaba en gran medida a la familia osmanlí y chocaba con sus proyectos de redistribución de los cargos para sus hombres de confianza, fue debilitándose a lo largo de la segunda mitad de la década de 1570 en favor del de su principal rival, Şemsi Ahmet Pasha (Afyoncu 2010). Şemsi Ahmet, el primero de los favoritos de Murad III en ser reconocido en las fuentes otomanas como un musâhib, tuvo un importante papel en la gestión política de la época y no solo como compañero e íntimo amigo del sultán. De hecho, se le puede considerar como el primer producto de la nueva política de Murad III destinada a retomar las riendas del poder (Kunt 2003, 226; Börekçi 2010, 159-171). Si bien Sokollu Mehmed Pasha, el principal adversario de Uluç Ali, salió del escenario político de forma imprevista, siendo asesinado a finales de 1579 por mano de un soldado bosnio disfrazado de derviche (Veinstein 2012), nuevos rivales intentaron sustraer el cargo de gran almirante al renegado calabrés durante el sultanato de Murad III. En un primer momento, Uluç Ali tuvo que defenderse frente a Cigalazade Yusuf Sinan Pasha, un convertido al islam de origen siciliano que había ascendido a la posición de ağa de los jenízaros tras ser educado en la escuela palaciega de Estambul (Benzoni 1981; Şakiroğlu 1993b; Ocakaçan 2015; Türkçelik 2019, 15-17). Tal como revelan las misivas del bailo Barbarigo, entre 1577 y 1578, Cigalazade intentó obtener el mando de la armada gracias a la influencia de las sultanas del harem por «il parentato cha con esse».61 El renegado siciliano estaba casado con Saliha Hanım Sultan, hija de Ayşe Hümaşah Sultan —nieta de Solimán I y prometida del nuevo gran visir Şemsi Ahmet Pasha— (Türkçelik 2019, 29). A pesar de la influencia ejercida por su suegra sobre el sultán, el siciliano no logró el título de kapudan pasha en esa ocasión, ya que Murad III confirmó su favor y confianza en Uluç Ali.62 Asimismo, fue vano el intento entre 1583 y 1584 de Gevherhan Sultan, hija de Selim II, de lograr para su marido, el visir Cerrah Mehmed Pasha, el cargo de gran almirante.63 Sus débiles y fantasiosas pretensiones, que se basaban en el hecho de que su primer marido, Piyale Pasha, había ejercido el mismo cargo, se derrumbaron ante la sólida posición que el calabrés ocupaba en la corte.64 Estos ataques para dañar la posición del kapudan pasha tienen que contextualizarse dentro de una lucha por el poder aún más amplia, que se dirimía entre dos facciones en la familia del sultán, cuyos verdaderos líderes no se encontraban en el Diván, sino en el harem del palacio de Topkapı. De hecho, el periodo de Murad III correspondió con
El bailo Niccolò Barbarigo al dux de Venecia, Estambul, 4 de enero de 1578, fols. 387r-392r, filz. 11, SDC, ASVe. 62 El bailo Giovanni Correr al dux de Venecia, 16 de enero de 1577, fol. 371v, filz. 9, SDC, ASVe. 63 «Relazione di Giacomo Soranzo, ambasciatore, 1576», documento publicado en Pedani (1996, 287). 64 El bailo Francesco Morosini al dux de Venecia, Estambul, 13 de septiembre de 1583, fol. 20v, filz. 18, SDC, ASVe; el bailo Francesco Morosini al dux de Venecia, Estambul, 18 de septiembre de 1584, fols. 34r-35v, filz. 20, SDC, ASVe. 61
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la consolidación del llamado sultanato de las mujeres, una fase de la vida política otomana en la que las figuras de la valide sultan (‘madre del sultán’) y de la haseki (‘favorita del sultán’) lideraron auténticos grupos de poder para hacerse con el control del Imperio y posicionar a sus hombres en la Administración (Peirce 1993, 92-97). A la luz de esta circunstancia, se puede explicar cómo los intentos de Ayşe Hümaşah Sultan y de Gevherhan Sultan no lograron los resultados esperados para sus favorecidos. Además del aprecio del sultán, el calabrés empezó a gozar también del de la facción de la valide sultan. Las relaciones con la madre de Murad III, la convertida veneciana Nurbânû, se habían consolidado a través de unos intermediarios que proporcionaron a Uluç Ali una vía segura para sus contactos privados con el microcosmos interno del palacio imperial. Por un lado, se hallaba la figura del kapıağası (‘jefe de los eunucos blancos’) Gazanfer Aga, renegado veneciano amigo de Uluç Ali y al mismo tiempo muy cercano a la madre de Murad III (Graf 2014, 141-142). Por el otro, se encontraba el perfil de las kiras, un grupo de mujeres al servicio de las sultanas que podía salir y entrar a diario del harem sin problema (Pedani 2000, 11-12).65 En particular, el vínculo entre Uluç Ali y Nurbânû se desarrolló gracias a una kira judía que, como subrayaron los agentes y espías españoles en Estambul, «entra y sale en el cerraje de la madre del turco a hablar con Luchaly».66 Según el embajador francés Jacques de Germigny, la sultana madre se había convertido en la patrona de Uluç Ali y estaba dispuesta a defenderlo de las acusaciones y conspiraciones políticas de sus rivales.67 Esto lo confirmaba también un renegado siciliano del gran almirante, el cual refirió en 1580 a los agentes españoles en Estambul que Uluç Ali era «tenuto per figliolo de la regina madre».68 Además, según contó el bailo Morosini en la primavera de 1583, un ejemplo de la importancia de esta relación para el renegado calabrés fue la destitución del baş defterdâr —primer responsable de las finanzas del Imperio—, que procuró Nurbânû, porque este «professava inimicitia» contra el kapudan pasha.69 A cambio de este importante apoyo político, la sultana madre obtuvo beneficios considerables de su relación con Uluç Ali. En el plano internacional, la protección al gran almirante se compensó con una política naval atenta a no dañar a la Serenísima República de Venecia, como la misma Nurbânû recordaba al kapudan pasha en un «teschiere» (carta) que le envió a través de una kira judía en 1583: […] che procurò [el bailo] che la sultana madre facesse intender al Capitano del Mare il desiderio che ella ha di far piacere a sua Serenità et che ogni buon Sobre el rol de intermediarias desarrollado por las kiras en Estambul, véase Kovaleva (2014). Giovanni Margliani a Juan de Zúñiga, Estambul, 30 de septiembre de 1580, s. n., leg. 491, E, AGS. 67 Jacques de Germigny a Enrique III, Estambul, 29 de abril de 1581, documento publicado en Charrière (1848-1860, IV: 43). 68 Giovanni Margliani a Juan de Zúñiga, Estambul, 26 de agosto de 1580, s. n., leg. 491, E, AGS. 69 El bailo Francesco Morosini al dux de Venecia, Estambul, 27 de mayo de 1583, fol. 219v, filz. 17, SDC, ASVe. 65 66
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trattamento che sarà fatto dalle sue galee alli luoghi et sudditi et vascelli di questo domino le sarà carissimo; la qual sultana non solo volse scrivir al suddetto Capitano, ma comandò che la chiarana hebrea andasse in persona a portarle il teschiere.70
Por otro lado, en el ámbito interno de la corte de Estambul, sostenía al calabrés dentro de un plan político más extenso encaminado a tomar el control de los oficios administrativos y militares más prestigiosos para contrarrestar el poder de la facción rival al mando de Safiye Sultan, haseki de Murad III. Tal como había hecho con Uluç Ali, la sultana madre reforzó también sus vínculos con algunos de los miembros del Diván que se habían convertido en damad del sultán entre las décadas de 1560 y 1570. En 1580, Nurbânû forzó la candidatura a primer visir de Lala Kara Mustafa, casado desde 1575 con Hümaşah Sultan, otra nieta de Solimán I, hija del príncipe Şehzade Mehmed (Sakaoğlu 2008, 217). Repitió la misma operación con Kanijeli Siyavuş Pasha, quien, después de su boda en el año 1574 con la hermana de Murad III y segunda hija de Nurbânû, Fatma Sultan, escaló varias posiciones en el Diván hasta conseguir el título de gran visir tras la caída de Koca Sinan Pasha en diciembre de 1582.71 Esta política matrimonial cuyo objetivo era integrar en la casa del sultán a las personalidades más prominentes del periodo incluyó también a la figura del kapudan pasha (Sola 2010, 368). En 1583, una relación del bailo Morosini afirmaba que en Estambul se estaba preparando la boda de Uluç Ali con Ayşe Hümaşah Sultan, que había quedado viuda tras la muerte del gran visir Şemsi Ahmet Pasha en 1580. Si bien no se han encontrado referencias sólidas en las fuentes sobre esta boda,72 las opiniones del agente veneciano ofrecen elementos contundentes para pensar que nunca se celebró: […] Si è anco detto che quando sarà retornato il Capitano del Mare, le faranno pigliar per moglie quella Sultana che fu maritata in Acmat Bassà […]; potrà egli [Uluç Ali] con questo mezzo accomodar le cose sue, che non sono in buon 70 El bailo Francesco Morosini al dux de Venecia, Estambul, 17 de mayo de 1583, fol. 100v, rubricario D2, SDC, ASVe. El término veneciano teschiere es una forma italianizada de la correspectiva palabra otomana tezkere (Stachowski 2015, 300), cuyo amplio abanico de significados nos remite tanto a una serie de documentos oficiales de carácter fiscal (Pedani 1990, 215-216) como a las más generales notas breves o recibos (Panaite 2019, 398). En este caso, se trata con elevada probabilidad del segundo caso, es decir, una carta enviada por la sultana a Uluç Ali para referirle las palabras del agente diplomático veneciano. 71 «Relazione e diario del viaggio di Jacopo Soranzo ambasciatore della Repubblica di Venezia per il ritaglio di Mehmet figliuolo di Amurat Imperatore dei Turchi l’anno 1581», documento publicado en Albèri (1840-1855, II: 242). 72 La crónica del historiador otomano Solakzâde se refiere a una boda celebrada en la década de 1580 en la que Uluç Ali ejerce como testigo de la novia Ayşe Sultan, hija de Murad III, pero no como esposo (Solakzâde 1989, I: 345). Por otro lado, en el relato del aventurero alemán Franz von Billerbeg (1584) se menciona que la supuesta boda de Uluç Ali con una de las hijas del sultán aún no había tenido lugar: «He [Uluç Ali] is about to marie the Emperours daughter, with whom he is in singuler fauour».
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termene per la mala sodisfattione che ha dato di sé al Serenissimo Signor in questa ultima uscita, se bene non saria anco gran cosa che con questo si accelerasse la sua morte perché a un vecchio che dicono passar 80 anni pigliando una sultana per moglie come par cosa ridicola così anco potria esser per lui perniciosa.73
La edad avanzada de Uluç Ali, que con ironía Morosini señalaba como el principal obstáculo para su boda, no fue, sin embargo, un problema para su afiliación a la familia de Murad III. En 1574, durante las nupcias de Fatma Sultan con Kanijeli Siyavuş Pasha, el sultán eligió al kapudan pasha como padrino para su hermana.74 Este encargo, que preveía llevar a la mujer en cortejo público antes de la ceremonia religiosa, le fue de nuevo asignado en 1585, cuando se celebraron las nupcias entre Ayşe Sultan, hija de Murad III, e Ibrahim Pasha.75 Los elementos repasados en estas últimas páginas —regalos, familiaridad con la familia osmanlí, acceso a los espacios más privados del sultán— acreditan que la posición de favor de Uluç Ali ante Selim II y Murad III legitimó su éxito en Estambul como kapudan pasha y líder de un kapı con el que supervisó la política mediterránea otomana. Sin embargo, aunque Uluç Ali se acercó al perfil de los musâhib, nunca alcanzó este estatus. En cambio, tal condición sí se reconoce en las fuentes otomanas a otros protagonistas de la corte de Murad III, entre ellos el ya mencionado gran visir Şemsi Ahmet Pasha, el gobernador de Rumelia Kara Mehmed Pasha, el maestro y guía espiritual de Murad III, Hoca Sadeddin Efendi, el jefe de los eunucos blancos Gazanfer Pasha y también la dama de compañía del sultán, Canfeda Hatun (Peksevgen 2004, 183-188). Es cierto que el neófito calabrés podía acceder a solas a los sultanes y hablar con ellos sobre la política otomana sin cortapisas, elemento que las crónicas de la época enfatizan como rasgo específico de todos los musâhib (Peksevgen 2004, 206). No obstante, es muy probable que Uluç Ali no recibiera tal consideración por carecer de otros factores que definían el perfil de esta figura cortesana. Según el estudio de Börekçi (2010, 163-165) sobre los favoritos en tiempos de Ahmed I (1603-1617) y sus predecesores, las habilidades precisas para ser reconocido como musâhib —hábil consejero, experto en la política palaciega e íntimo compañero de sultanes y príncipes— solo se podían adquirir tras un periodo de larga formación en la escuela palaciega de Estambul, donde se criaba a la futura clase dirigente del Imperio. Uluç Ali, en cambio, procedía de un entorno
El bailo Francesco Morosini al dux de Venecia, Estambul, 15 de noviembre de 1583, fols. 180r-180v, filz. 18, SDC, ASVe. 74 Al respecto, véanse Ak (2009) y los avisos de Estambul, Estambul, 1 de abril de 1575, doc. 16, leg. 1066, E, AGS. 75 Avisos de Levante, Quíos, 5 de septiembre de 1585, doc. 56, leg. 1155, E, AGS; véase también Peirce (1993, 123 y 305, nota 69), quien menciona que «in 1586 the admiral Kılıç Ali Pasha was best man to Ibrahim Pasha». Sobre el protagonismo de Uluç Ali durante la boda de Ibrahim Pasha con la hija del sultán, véase Gamba (1832). 73
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diferente, ya que su proceso de otomanización se había desarrollado en el Mediterráneo turco-berberisco como corsario, capitán de la flota y gobernador en las provincias norteafricanas. El testimonio del renegado Sinam, alias Juan de Briones, uno de los ayudantes de cámara de Uluç Ali a comienzos de la década de 1580, reflejaba que el kapudan pasha era sin discusión un trabajador incansable y hábil marinero, «plático y solíçito en las cosas de la mar», pero poco experto en el arte de gobernar y, sobre todo, «bárbaro y sobervio en su proceder»: Aluchali, alto de cuerpo, la barba casi toda blanca, muy spesa y corta, de hedad de más de 70 años, robusto y muy sano de complisión, y hombre para gran trabaxo sin que el calor ni sol le haga daño en el verano ni nieve y frío en el ynuierno. En las cosas de gouierno nada plático y en las de guerra muy venturoso, haze el Turco muncha quenta de él por ser hombre para muy gran trabaxo, plático y solíçito en las cosas de la mar y por no tener quien le herede; es muy malquisto de todos los bisires y de todos los que sierven en la corte y palacio del Turco por ser tan bárbaro y sobervio en su proceder.76
Un juicio similar se repitió unos años más tarde por parte del viajero alemán Franz von Billerbeg. Tras su estancia en Estambul entre 1581 y 1582, Billerbeg escribió que el gran almirante «was more comely then any of the rest, […] but altogether ignoraunt in marshall affayres, because he was newly aduaunsed of a meere Courtier, vnto that Lieutenantship» (Billerbeg 1584). Por ello, si bien no se convirtió de manera oficial en un musâhib del sultán, de manera oficiosa sus relaciones sociales con el círculo más próximo a la familia osmanlí le permitieron, por lo menos, insertarse entre los favoritos de Selim II y Murad III, y beneficiarse de su protección para seguir desempeñando un papel influyente en las estrategias de la Sublime Puerta a finales del siglo xvi. Logró una privanza que podemos definir como imperfecta, en el sentido de que su procedencia de la escuela marinera de los Barbarroja seguía representando una barrera para alcanzar títulos aún más elevados, como el de visir, y para verse reconocido como miembro de la más selecta élite otomana. En cualquier caso, parece que ese bloqueo no representó un gran problema para Uluç Ali, quien, a finales de 1583, seguía intentando dejar la vida de la corte porque, como refería el bailo Morosini, el calabrés quería «levarsi de dove vive schiavo non solamente del Gran Signor, ma anco di tutte le sultane, et dei Bassà».77 En 1585, tras la
«La relación de las cosas de Levante que haze a V. E. Juan de Briones», Estambul, 27 de agosto de 1584, doc. 67, caja 65, Envío 49, IVDJ. 77 El bailo Francesco Morosini al dux de Venecia, Estambul, 18 de septiembre de 1583, fol. 55v, filz. 18, SDC, ASVe. 76
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muerte de la sultana madre, trató de alcanzar ese retiro y buscó el apoyo de sus aliados más prestigiosos y cercanos al sultán, el maestre Hoca Sadeddin Efendi y el seyhülislām Çivizade Hacı Mehmed Efendi. No obstante, estos aconsejaron a Murad III que no permitiera su marcha porque resultaría imprudente perder a un hombre del calibre de Uluç Ali (Gürkan 2015b, 60). A esas alturas, el kapudan pasha se había convertido en una pieza inestimable para el Gobierno otomano, ya no tanto para nuevas expediciones en el Mediterráneo, sino para defender los presidios en el mar Negro y administrar la logística del ejército en esta frontera durante la guerra contra el Imperio safávida (Erginsoy 2019, 106-109). A lo largo de este periodo de servicio lejos de Estambul, Uluç Ali tuvo que enfrentarse a la oposición del nuevo gran visir Özdemiroğlu Osman Pasha, quien había conseguido el cargo gracias a sus empresas entre el Cáucaso y Crimea. Era un partidario acérrimo de la guerra contra el sah de Persia y, por supuesto, un firme opositor a las costosas acciones en el Mediterráneo (Çiçek 2007). Según relataba el embajador inglés William Harborne, Osman tomó las riendas del arsenal para dirigir los trabajos de acuerdo con las necesidades bélicas del momento, sin continuar la construcción de galeras para el archipiélago, y con ello trató de impedir por todos los medios que Uluç Ali regresara a la capital otomana y se pusiera al mando de las operaciones en el tersane-i amire.78 El objetivo del gran visir Osman Pasha era doble: por un lado, buscaba debilitar la figura del kapudan pasha manteniéndolo alejado de la corte y de los juegos de poder y, al mismo tiempo, le encomendaba tareas difíciles que pusieran en riesgo su seguridad, de modo que pudiera desacreditarlo ante el sultán y conseguir que el título de gran almirante pasara al visir Kalaylıkoz Ali Pasha, damad de Murad III tras haberse casado con su hermana Ismihan Sultan. Este plan se aprecia de forma clara en uno de los despachos del bailo Morosini sobre las últimas noticias de Crimea que había sabido por un cautivo cristiano de Uluç Ali a comienzos de 1585: Osman Bassà, colle quali [carte] le commetteva [a Uluç Ali], che senz’altro indugio dovesse colle galee portar al Caffa il sudetto Ferat [Ferhad Pasha] insieme con tutta la sua gente; cosa che si potria escusar di fare quando fosse vero quello che si dice delli figlioli del Tartaro, non essendo verisimile che senza gran necessità volessero metter a manifesto pericolo di perder tutte le galee, con farle navigare a questi tempi in quel mare, se nel Caffa non ci fosse di essi più che bisogno; et scrive appunto quel christiano, che’l Capitano del mare era per questa causa desprezatissimo et diceva che se anderanno tutti a perdere, ma che con tutto ciò
William Harborne a sir Francis Walsingham, Estambul, 1 de septiembre de 1584, fols. 68r-v, SP 97/1, TNA.
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voleva in ogni modo obedire, perché ben sapeva che Osman Bassà andava cercando occasione per levarle la sua carica alfine di darla ad Ali Bassà ultimo Visir.79
El cambio de escenario en el que mostrar sus habilidades era menos rentable desde el punto de vista económico si se compara con las riquezas que muchos de sus corsarios estaban acumulando en las aguas del Adriático y del Magreb (Sola 2010, 457-458). Por añadidura, era muy peligroso para su propia vida al verse empujado al frente de una guerra violenta y a la merced de los acontecimientos.80 Sin embargo, la idea de abandonar el cargo de kapudan pasha por una función administrativa menor como el Gobierno de Argel respondía, sobre todo, a motivaciones económicas y políticas relacionadas con las tramas de la corte otomana. Uluç Ali, aunque gozaba de la alta estima del sultán, empezó a actuar como intermediario y pacificador en las disputas de palacio en lugar de ser protagonista y arriesgar lo que hasta entonces había logrado (Sola 2010, 460 y 469; Mafrici 2021, 100). Asimismo, las enormes sumas gastadas para ofrecer regalos a los miembros de la familia osmanlí, entre las que se encuentra el oneroso gasto de unas cincuenta mil monedas de oro a la hija de Murad III para su boda (Hammer-Purgstall 1828-1831, XIII: 256; Gamba 1832, 16-18), se compaginaban mal con el estado de sus finanzas y la necesidad de mantener una gran familia de esclavos y renegados. Ante el alto desembolso que le había exigido esta boda dinástica, intentó incluso pedir un préstamo al poderoso visir Ibrahim Pasha, quien se lo negó de forma rotunda.81 Precisamente esta emergencia económica, que fue el leitmotiv que acompañó los últimos años del kapudan pasha, le llevó a poner en marcha una nueva estrategia para volver al Mediterráneo y obtener trabajo y dinero para los hombres de su casa. Esta vez, sin embargo, sus planes no solo implicaron a los miembros de su kapı o de la corte otomana, sino también al cuerpo diplomático de los embajadores cristianos residentes en Estambul. Con su ayuda, de hecho, Uluç Ali deseaba minar la reputación de la Monarquía Hispánica y, así, evitar que se firmase una tregua temporal entre Felipe II y Murad III. Un acuerdo que, a sus ojos, no debía celebrarse. 79 El bailo Francesco Morosini al dux de Venecia, Estambul, 15 de enero de 1585, fol. 494r, filz. 20, SDC, ASVe. La estrategia del gran visir Osman Pasha para dañar la reputación de Uluç Ali y apartarlo del teatro mediterráneo continuó precisamente cuando el gran almirante regresó a Estambul del mar Negro en la primavera de 1585. Según los informes de William Harborne, Osman Pasha denegó a Uluç Ali la posibilidad de salir con la armada para defender el archipiélago otomano y confió esta tarea a Jafer Pasha, uno de los renegados del gran almirante, con un número irrisorio de galeras. William Harborne a sir Francis Walsingham, Estambul, 30 de abril de 1585, fols. 97r-98v, SP 97/1, TNA. 80 El bailo Francesco Morosini al dux de Venecia, Estambul, 29 de marzo de 1585, fol. 113r, filz. 21, SDC, ASVe. 81 El bailo Lorenzo Bernardo al dux de Venecia, Estambul, 19 de febrero de 1586, fol. 271r, rubricario D2, SDC, ASVe; el bailo Lorenzo Bernardo al dux de Venecia, Estambul, 16 de abril de 1586, fol. 289r, rubricario D2, SDC, ASVe.
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3. El negotio delle tregue Después de casi de un siglo de luchas por una supuesta hegemonía mediterránea, la intensificación de nuevos conflictos en otras áreas, tanto para la Monarquía Hispánica como para el Imperio otomano, llevó a ambas potencias a buscar un acuerdo para suspender de manera temporal su enfrentamiento político-confesional (Garrigues DíazCañabate 1962; Skilliter 1971; Rodríguez-Salgado 2004; Tejada Carrasco 2017). Del lado español, los problemas que surgieron en los territorios neerlandeses, así como la disolución de la Liga Santa tras Lepanto, implicaron un redimensionamiento de los esfuerzos económicos que dedicar a la lucha contra el Turco. En el mismo periodo, del lado otomano, la guerra contra el sah de Persia había monopolizado en tal medida la agenda política del sultán que la reconquista de Túnez en 1574 o las pocas y breves expediciones navales hacia Occidente aparecieron como eventos puntuales y ajenos a las finalidades estratégicas de la Puerta en aquel entonces. Las relaciones diplomáticas que se abrieron entre la Monarquía Hispánica y el Imperio otomano las llevaron a cabo, por la parte española, los mercaderes, cautivos y espías que desde hacía tiempo gestionaban de manera regular la transmisión de informaciones de Estambul a Madrid (Sola 2005). Por la parte otomana, destacaron el gran visir y algunos renegados y dragomanes que actuaban como intérpretes e intermediarios durante los encuentros (Gürkan 2018a). Los implicados no preveían la firma de un documento oficial que estableciera la paz o una capitulación, sino conseguir un acuerdo que condujese a una tregua en el Mediterráneo para un periodo de tiempo determinado (Rodríguez-Salgado 2004, 92). De ese modo, se llegó a un primer borrador del armisticio en 1578, que fue seguido por la conclusión definitiva de una tregua en 1581 y por sucesivas prórrogas de esta en los años siguientes (Braudel 2018, II: 660-688). Durante esas largas negociaciones, la casa de Uluç Ali se convirtió en el eje central en torno al cual giraban los deseos de los que pretendían concluir la tregua y los que se oponían a ella en todos los sentidos (Sola 2010, 262; Isom-Verhaaren 2021, 138-142). Hasta ahora, se ha prestado poca atención al kapı de Uluç Ali como polo estratégico donde se ideó un plan para interrumpir las negociaciones, aunque es cierto que la mayor parte de la historiografía que ha tratado la materia ha examinado el papel desempeñado por muchos miembros de la casa del gran almirante (Gürkan 2014). Entre ellos, emergen las figuras de los renegados Sinam y Aydar como agentes dobles encargados de pasar información a las autoridades gubernamentales de la Monarquía Hispánica o en calidad de mediadores en la presentación de ofertas tentadoras al kapudan pasha con el fin de traicionar al bando otomano y volver a la cristiandad (Sola 2010, 294; Tejada Carrasco 2017, 363-364 y 477). La posición del gran almirante en relación con estos tratos fue lógica y se basó más en motivos personales que en razones de estado. La suspensión de armas, que se empezó [174]
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a concertar en 1575 a través de los coloquios entre el agente español Martín de Acuña y el gran visir Sokollu Mehmed Pasha, habría afectado a Uluç Ali tanto en calidad de kapudan pasha como de patrono de un kapı que necesitaba la guerra mediterránea para sobrevivir (Carnicer García y Marcos Rivas 2001). En particular, los beneficios económicos que sacaba del armado de las galeras y de las expediciones se habrían reducido de forma drástica a consecuencia del bloqueo de las actividades marítimas del Imperio.82 Las pérdidas que el trato hispano-otomano supondría lo habrían privado del prestigio y la utilidad de su cargo, así como de poder mantener lazos de patronazgo en sentido ascendente, con la familia del sultán, y descendente, con los hombres a su servicio. Por tanto, la única opción para salvaguardar su economía y su posición dentro de la élite palaciega de Estambul era revitalizar una política agresiva en el Mediterráneo y evitar que se llegase a un acuerdo con los agentes de la Monarquía Hispánica. Su punto de partida para desarrollar su oposición fue el intento de persuadir a los sultanes para que no abandonasen la guerra contra los infieles (Gürkan 2015b, 75; Erginsoy 2019, 104). Si bien su odio hacia los españoles era tan notorio que lo conocían también los ministros de la corte inglesa de Isabel I (1558-1603),83 Uluç Ali necesitaba consolidar a su alrededor una corriente política con la que formalizar un plan para derribar los proyectos de los Habsburgo. En el Diván de Estambul ejercía un notable predominio el gran visir Sokollu Mehmed Pasha, firme partidario de la paz con las mayores entidades políticas occidentales (Samardjitch 1994, 396-404),84 lo que dificultaba encontrar hombres de relieve que estuvieran dispuestos a apoyar los planes del kapudan pasha. Al mismo tiempo, el gran visir desmentía la propaganda anti-Habsburgo que el almirante alentaba mediante la manipulación de las informaciones procedentes del Viejo Continente (Sola 2010, 265). Sin embargo, Uluç Ali podía aprovecharse de otras vías para influir en la marcha de las negociaciones. Desde el establecimiento de varias embajadas permanentes entre los siglos xv y xvi, Estambul se había convertido en uno de los principales centros de la diplomacia euroasiática (Gürkan 2015a; Sowerby y Markiewicz 2021). Gracias a ello, el gran almirante no tuvo mucha dificultad para sondear si entre los agentes europeos destacados ante la Sublime Puerta había alguno inclinado a respaldar sus intrigas. La operación de búsqueda se redujo a dos opciones, el bailo veneciano y el embajador del rey de Francia, pues se requería el apoyo de embajadores influyentes ante la corte otomana y que, además, representaran a potencias vinculadas con el Mediterráneo y en rivalidad con la casa Habsburgo. «Relazione di Giovanni Correr, bailo. 1578», documento publicado en Pedani (1996, 242); véase también Charrière (1848-1860, III: 780). 83 Henry Cobham a sir Francis Walsingham, Paris, 9 de abril de 1580, fols. 46r-v, SP 78/4A, TNA. 84 Jaime Losada, excautivo de Uluç Ali, representó al gran visir Sokollu Mehmed para poner en marcha una negociación hispano-otomana ya a comienzos de la década de 1570 (Malcolm 2015, 235). 82
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La Serenísima República de San Marcos podía tener interés en evitar un acuerdo entre la Monarquía Hispánica y el Imperio otomano, ya que este supondría un fortalecimiento del dominio español en la península itálica que iba en contra de los intereses de parte del patriciado veneciano (Türkçelık 2015, 47).85 Tras la paz que Venecia firmó con Selim II en 1573, sus agentes diplomáticos en Estambul forjaron una relación cada vez más sólida con el kapudan pasha para evitar que los corsarios musulmanes se dirigiesen hacia los dominios de la República o para negociar el rescate de cautivos;86 pese a ello, no se halla ninguna referencia a un posible apoyo veneciano a la causa de Uluç Ali en los frecuentes encuentros entre los agentes de la Serenísima y el renegado calabrés. Al respecto, el bailo se limitaba a informar con frecuencia de la tentativa del gran almirante de bloquear las negociaciones para la tregua (Sola 2010, 265-266), pero nunca explicitaba cuán a favor estaba de tal complot. En realidad, la posición veneciana era pasiva, a la espera de encontrar el momento justo en el que participar para obtener alguna ventaja. Las directrices que el Senado veneciano envió al bailo Correr en 1577 aclaran la estrategia de la República en aquel momento: In proposito del negocio di suspension d’armi […], giudicando questa materia della somma importantia, che è in effetto, che dovese parere opportunamente che la Signoria nostra fusse denominata in esse tregue dal canto di quel Serenissimo Signor [Murad III] […]. Così desideramo sommamente, che […] per la buona amicitia che havemo con sua Catholica Maestà [Felipe II], esser […] inclusi anco dal canto suo per quei veri et sinceri amici che le siamo.87
La Serenísima no se oponía a la negociación, pero su bailo tenía que conseguir que el nombre de la República de Venecia figurase en el acuerdo en calidad de aliado tanto de los Habsburgo como de los osmanlíes. De este modo, si el armisticio llegaba a buen puerto, se evitaría que ambos bandos, otomanos y españoles, pudiesen amenazar de algún modo los territorios venecianos. Desde la deliberación de 1577, los agentes de la Serenísima que se sucedieron en Estambul solo se preocuparon de buscar la manera más discreta posible para que Venecia apareciera en el trato. Alcanzaron por fin ese objetivo en 1581, cuando se envió al
En particular, sobre la política de la República de Venecia entre finales del siglo xvi y comienzos del xvii, véase Andretta (2000). 86 El embajador Giacomo Soranzo al dux de Venecia, Estambul, 4 de septiembre de 1575, fols. 393r-396r, filz. 8, SDC, ASVe. Sobre las relaciones de los agentes diplomáticos venecianos con el kapudan pasha, véase Gürkan (2016a). 87 El Senado de Venecia al bailo Giovanni Correr, Venecia, 19 de abril de 1577, reg. 5, fols. 60r-v, SDelC, ASVe. 85
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Senado una copia de la tregua en la que la indicación «la Signoria di Venetia con tutti li suoi regni, stati et vassalli» aparecía en las listas de aliados de ambas partes.88 Por el contrario, al lado francés no le bastaba con aparecer como agente neutral y testigo de la tregua para limitar los efectos de una paz mediterránea. Ante la debilidad interna que atravesaba la monarquía gala por las guerras de religión, los Valois se vieron empujados a frustrar las negociaciones entre los Habsburgo y el Imperio otomano, pues el consecuente redimensionamiento de los equilibrios geopolíticos en el Viejo Continente había sido adverso para los franceses (Lesure 1986). De hecho, con la finalización del enfrentamiento naval entre las dos potencias, la Monarquía Hispánica había dirigido sus tropas a Flandes y había puesto en grave peligro la seguridad de las fronteras francesas al norte de París.89 Por tal razón, la diplomacia gala, durante los últimos años del reinado de Carlos IX, buscó debilitar la cohesión de la Liga Santa y empujar a Venecia a establecer una paz separada con Estambul tras la batalla de Lepanto.90 Una vez logrado esto, los embajadores franceses en la corte del sultán intentaron evitar cualquier diálogo entre los agentes de Felipe II y los ministros de la Puerta. En particular, las tentativas de torpedear las negociaciones hispano-otomanas se concentraron durante la embajada estambuliota de Jacques de Germigny (1579-1584), tal como destacan las instrucciones que Enrique III entregó a este embajador antes de salir con rumbo a Levante.91 Por tanto, Uluç Ali encontró en el embajador de Enrique III en Estambul al aliado más sólido con quien llevar a cabo su propósito de desmantelar el proyecto de la tregua hispano-otomana, ya que, tal como subrayaban el bailo Barbarigo y el vicebailo Gabriele Cavazza, el kapudan pasha y Germigny compartían los mismos objetivos y los mismos
El bailo Paolo Contarini al dux de Venecia, Estambul, 4 de febrero de 1581, fols. 409r-411v, filz. 14, SDC, ASVe. Este documento, que contenía todos los detalles del armisticio de 1581, se copió con elevada probabilidad por orden del bailo a partir de la versión en español entregada por los dragomanes a Giovanni Margliani. Véase «Copia de los capitulos de la suspensión de armas concluyda a cuatro de henero de 1581 por Juan Marlian en nombre del Rey nuestro Señor Don Phelippe el Segundo y el Chaus Pascia Vesire en nombre del gran Turco, por tres años, que cumplirán por fin del de 583», s. l., s. f., fols. 79r-v, Add. MS 10262, BL. Para consultar una detallada investigación sobre las copias de los documentos españoles y otomanos del armisticio del 1581 conservados en la British Library, véase el trabajo de Susan Skilliter (1971). 89 Como refería el embajador galo en Madrid a Carlos IX en 1566, cualquier intento español de sofocar el levantamiento de Flandes se había visto limitado por la continua amenaza otomana en el Mediterráneo (Braudel 2018, II: 522). 90 Instrucción a M. de Sanzay, 1571, Instructions à divers ambassadeurs français à l’étranger, et autres pièces diplomatiques, manuscrites et imprimées (1491-1675), s. l., s. f., fols. 242r-243v, Français 15870, DM, BNF; instrucción a M. de La Triquerie, 1571, Instructions à divers ambassadeurs français à l’étranger, et autres pièces diplomatiques, manuscrites et imprimées, s. l., s. f., fol. 246r, Français 15870, DM, BNF. Sobre las negociaciones de paz entre Venecia y el Imperio otomano durante la guerra de Chipre y la influencia de los franceses, véanse Lesure (1972b, 1976). 91 Una buena reconstrucción de los principales acontecimientos que protagonizó Jacques de Germigny en Estambul entre 1579 y 1584 se encuentra en Michalewicz (2020). Véase también «Instruction a monsieur de Germigny sur sa négociation à la Porte du Grand Seigneur», s. l., s. f., documento recogido en Recueil des pieces choisies extraites sur les originaux de la negotiation de Mr. De Germigny (1661). 88
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enemigos.92 El daño que esta relación estaba causando a las operaciones diplomáticas de la Monarquía Hispánica en la capital otomana queda bien reflejado en una misiva que el caballero milanés Giovanni Margliani —el agente a quien la Monarquía había encargado llevar a cabo el negocio en Levante tras la misión de Acuña— envió a Juan de Zúñiga, virrey de Nápoles, el 2 de febrero de 1580: […] perché il capitano del mare et quelli che odiano questa intelligencia tenerano tal strada che il Gran Signor non potrà lasar di alterar la tregua […], essendo stimulato dal capitano del mare [et] dalle oferte de l’ambasciatore de Francia et non essendo in Constantinopoli persona la quale si opponga a questi artifici et cautelle.93
A estas primeras impresiones de Margliani siguieron, después de unos pocos días, unos intentos directos por parte de Uluç Ali para acabar con su misión. El 10 de febrero de 1580, el kapudan pasha participó en el encuentro que el agente milanés mantuvo con el gran visir Şemsi Pasha. A lo largo de esta audiencia, el renegado calabrés no se limitó a escuchar, sino que empezó a insultar a Margliani, lo tachó de impostor e incluso lo amenazó con quitarle el único ojo que le quedaba —el primero lo había perdido en la batalla de Túnez— y enviarlo así de vuelta a España (Sola 2010, 304-305; Tejada Carrasco 2017, 473-474). Mientras estos actos de intimidación en contra del agente de Felipe II marcaban los encuentros para la negociación hispano-otomana,94 el kapudan pasha seguía consolidando su relación personal con Jacques de Germigny, de manera que los dos pudieran alcanzar otra vía para obstaculizar la tregua. Parece que Uluç Ali puso a disposición del embajador francés toda su influencia en la corte del sultán para poder facilitar las peticiones hechas desde París por Enrique III.95 Además de liberar a los mercaderes franceses caídos en manos de los corsarios otomanos, restituir las cargas de las galeras incautadas por los beylerbey norteafricanos y enviar reservas de trigo al puerto de Marsella,96 el gran El bailo Niccolò Barbarigo a los jefes del Consejo de los Diez, Estambul, 11 de octubre de 1579, doc. 98, Lettere di ambasciatori, Costantinopoli, b. 5, CCX, ASVe; el vicebailo Gabriele Cavazza a los jefes del Consejo de los Diez, Estambul, 9 de febrero de 1579, doc. 135, Lettere di ambasciatori, Costantinopoli, b. 5, CCX, ASVe. 93 Giovanni Margliani a Juan de Zúñiga, Estambul, 2 de febrero de 1580, s. n., leg. 491, E, AGS. 94 A lo largo de otra audiencia con el gran visir, Margliani recordaba en su carta a Juan de Zúñiga la oposición del kapudan pasha, así como su impetuosidad al hablar con él: «Nel qual tempo arrivò il Capitano dil Mare, il quale fu introdutto subito, et il quale cominciò con parole superbe et insolentia tratare meco». Giovanni Margliani a Juan de Zúñiga, Estambul, 17 de febrero de 1580, s. n., leg. 491, E, AGS. 95 Jacques de Germigny a Enrique III, Estambul, 3 de marzo de 1580, documento publicado en Charrière (1848-1860, III: 875-883). 96 Sébastien de Juyé a Enrique III, Estambul, 7 y 24 de marzo de 1579, documento publicado en Charrière (1848-1860, III: 788-789); Jacques de Germigny a Catalina de Médici, Estambul, marzo de 1580, documento publicado en Charrière (1848-1860, III: 887); Jacques de Germigny a Enrique III, Estambul, abril-mayo de 1580, documento publicado en Charrière (1848-1860, III: 902); Jacques de Germigny a Enrique III, Estambul, 2 y 16 de julio de 1580, documento publicado Charrière (1848-1860, III: 929). 92
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almirante se opuso de modo expreso a la consolidación de la presencia inglesa en Estambul, ya que perjudicaba la posición diplomática que el rey de Francia gozaba ante la Sublime Puerta (Isom-Verhaaren 2011, 47-48)97 y afectaba al tráfico comercial francés en Levante al enfrentarlo a la competencia con los ingleses (Schmidt 1999, 379).98 Según escribió Germigny a Enrique III en 1580, los Valois habían encontrado en la persona del kapudan pasha un «autre agent en ceste Porte».99 Los encuentros entre Germigny y Uluç Ali para sabotear los planes de Margliani tenían lugar en la residencia del gran almirante, ya que el embajador galo solía visitarlo cada mañana al amanecer.100 Sin embargo, este clima de familiaridad, como refería Germigny al bailo Contarini en 1580, no eximía a los dos interlocutores de seguir algunos rituales de la rígida práctica diplomática otomana.101 Cada vez que Uluç Ali pasaba un documento a Germigny para que fuese enviado a Enrique III, el calabrés se preocupaba de insertar la carta enrollada en una bolsa tejida de oro (kese), siguiendo el protocolo estambuliota de la época.102 Además, el agente francés siempre estaba pendiente de las peticiones de Uluç Ali y, en particular, procuraba rendirle homenaje presentándole en ocasiones relojes de diferente tamaño y valor como regalo informal (hibe).103 Estos objetos estaban muy de moda por su rareza entre los dignitarios de la Puerta de aquel entonces y servían a los embajadores europeos para cimentar sus relaciones con los ministros otomanos y poder alcanzar así determinados objetivos diplomáticos (Talbot 2016; Servantie 2018). Tales regalos no eran solo útiles para los enviados occidentales en la corte del sultán, ya que, a su vez, los políticos otomanos los usaban para Véanse las quejas dirigidas a Murad III por el embajador inglés en Estambul, William Harborne, en contra del gran almirante otomano: «Copy of a letter from William Harborne, the English ambassador, to the Sultan Murad III, complaining of an insult offered him by the Turkish admiral», Estambul, s. f., fols. 47r-v, MS Tanner 68, BodL. Muchas de las quejas de Harborne en relación con Uluç Ali se debían a que los mercaderes ingleses eran atacados por los corsarios argelinos durante sus viajes hacia los puertos del Mediterráneo levantino. Véase William Harborne a sir Francis Walsingham, Estambul, 18 de mayo de 1585, fol. 103r, SP 97/1, TNA. Sobre la difícil relación entre William Harborne y Uluç Ali, véase el estudio detallado de Susan Skilliter (1977, 139-200). 98 Sobre las relaciones entre el Imperio otomano y la monarquía inglesa a finales del siglo xvi, véanse Kütükoglu (1974); Skilliter (1976, 1977); Berridge (2009); y Talbot (2017, 17-42). 99 Jacques de Germigny a Enrique III, Estambul, mayo de 1580, documento publicado en Charrière (18481860, III: 905-906). 100 Al respecto, véanse Jacques de Germigny a Enrique III, Estambul, 7 de agosto de 1580, documento publicado en Charrière (1848-1860, III: 935); el bailo Paolo Contarini a los jefes del Consejo de los Diez, Estambul 23 de diciembre de 1581, doc. 21, Lettere di ambasciatori, Costantinopoli, b. 6, CCX, ASVe. 101 El bailo Paolo Contarini a los jefes del Consejo de los Diez, Estambul, 17 de septiembre de 1580, doc. 170, Lettere di ambasciatori, Costantinopoli, b. 5, CCX, ASVe. 102 Jacques de Germigny a Enrique III, Estambul, enero de 1580, documento publicado en Charrière (18481860, III: 858). Sobre el uso del kese en la cancillería otomana, véase Pedani (1994, 74). 103 «Estat des presents fait par le Sieur de Germigny, Ambassadeur pour le Roy, en Levant, a son arrivée a la Porte du Grand Seigneur», s. l., s. f., documento recogido en Recueil des pieces choisies extraites sur les originaux de la negotiation de Mr. De Germigny (1661). 97
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diferentes fines. En primer lugar, servían para lucir la grandeza que habían alcanzado frente a sus rivales en Estambul. Por ello, Uluç Ali pedía con bastante frecuencia a los baili venecianos que le entregasen, además de los preciados cristales de Murano que había elegido para los vitrales de su mezquita,104 relojes de arena para el mismo edificio (Sola 2010, 436). En segundo lugar, estos objetos podían convertirse en dádivas que los dignitarios de la Puerta ofrecían a la familia del sultán para afianzar sus lazos. En 1580, el kapudan pasha volvió a pedir un reloj a Germigny porque había entregado el primero al hijo de Murad III, el príncipe y futuro sultán Mehmed III.105 La presentación del regalo era la antesala del encuentro diplomático, pues el momento central lo constituía una larga discusión de los asuntos en cuestión, el intercambio mutuo de informaciones secretas y de documentos que mostrar luego a las autoridades políticas de referencia. El diálogo se desarrollaba casi siempre en presencia del dragomán, un intérprete y traductor oficial del idioma turco-otomano que facilitaba la comprensión entre las partes (Çiçek 2002; Lewis 2004; Rothman 2009, 2021). Según las cartas que Germigny enviaba a Enrique III, se sabe que el intérprete en los encuentros con Uluç Ali era Dominique Olivier, el dragomán oficial del rey de Francia presente en Estambul ya desde la década de 1550.106 Sus dotes de intérprete eran seguramente innecesarias, porque el almirante, con elevada probabilidad, conversaba con Germigny en lengua franca, así que Olivier desempeñaba la función de mensajero para agilizar el intercambio de informaciones entre el embajador francés y el kapudan pasha: Oluchally me manda de luy envoyer vostre drogueman, auquel il fit entendre avoir négotié le matin avec le susdit bassa [...]. Le jour suivant, j'advertiz le cappitaine-bassa, par vostredict drogueman, de ceste audience et du fruict que j'en avoys reueilly, par ses bons offices, l'en remerciant avec tesmoingnage de luy en recognoistre l'obligation. Dont il receut singulier contentement, principallement de ce dernier propoz sur ladicte guerre de Perse, qu'il dist estre le nerf de tout l'affaire, et promist de contiuuer à disposer ledict bassa à touttes les occasions.107 104 El bailo Giovanni Correr al dux de Venecia, Estambul, 20 de noviembre de 1576, fols. 293r-294v, filz. 9, SDC, ASVe; el Senado de Venecia al bailo Giovanni Correr, Venecia, 3 de enero de 1577, fol. 50v, reg. 5, SDelC, ASVe; el bailo Niccolò Barbarigo al dux de Venecia, Estambul, 3 de agosto de 1579, fols. 262r-265r, filz. 13, SDC, ASVe; el vicebailo Gabriele Cavazza al dux de Venecia, Estambul, 16 de abril de 1580, fols. 59r-60v, filz. 14, SDC, ASVe; el Senado de Venecia al bailo Paolo Contarini, Venecia, 29 de junio de 1580, fol. 33r, reg. 6, SDelC, ASVe; el bailo Paolo Contarini al dux de Venecia, Estambul, 4 de marzo de 1581, fol. 61r, rubricario D2, SDC, ASVe. 105 Jacques de Germingy a Enrique III, Estambul, marzo de 1580, documento publicado en Charrière (18481860, III: 880). 106 Jacques de Germigny a Enrique III, Estambul, febrero de 1580, documento publicado en Charrière (1848-1860, III: 874-877). 107 Jacques de Germigny a Enrique III, Estambul, febrero de 1580, documento publicado en Charrière (1848-1860, III: 859-861).
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En cambio, cuando el gran almirante no estaba presente en Estambul para recibir o informar al embajador galo porque se encontraba ocupado en los movimientos de la flota en el mar Negro, el diálogo con Germigny seguía adelante sin interrupciones a través de los miembros del kapı del renegado calabrés.108 En 1580, el agente de Enrique III se encontró con el judío Raby-Isaac, hombre «inthime du cappitaine bassa», que por su cercanía a la figura del nuevo gran visir Lala Kara Mustafa Pasha (1580) habría favorecido las pretensiones francesas en la Puerta durante el periodo de ausencia de Uluç Ali.109 Al año siguiente, mientras el kapudan pasha seguía en el mar Negro, Germigny conoció algunas noticias sobre el progreso de la guerra contra el Imperio safávida gracias al renegado veneciano Jafer, el tersane ağası del gran almirante.110 La pista de estos encuentros con los hombres de la casa del kapudan pasha da a entender que, tras la muerte de Sokollu Mehmed, fue tomando fuerza el grupo adverso a las negociaciones de tregua con la Monarquía Hispánica que encabezaba Uluç Ali. Reafirman tal impresión los contactos que Germigny mantuvo con el gran visir Şemsi Ahmet Pasha (1579-1580), de quien el embajador galo decía que era pariente del gran almirante y proclive a favorecer los intereses franceses, y con el ağa de los jenízaros Ibrahim Pasha (1579-1582), quien se encontró con el agente de Enrique III en la residencia de Uluç Ali en Estambul —el almirante fue testigo de la boda de aquel con la hija del sultán—.111 Gracias a estas relaciones se comprueba que las tres principales figuras políticas del Imperio —el gran visir, el kapudan pasha y el ağa de los jenízaros— estaban vinculadas entre sí y todas ellas eran favorables a sabotear el armisticio
108 Jacques de Germigny a Enrique III, Estambul, febrero de 1580, documento publicado en Charrière (1848-1860, III: 880). Sin embargo, es importante destacar que muchos de los renegados de la casa de Uluç Ali desempeñaron un papel triple, sirviendo a cada bando. Además de ser fieles servidores de su patrón, prestar ayuda al agente galo cuando la necesitaba y favorecer los encuentros del bailo veneciano con el kapudan pasha, estos renegados pasaban informaciones a los agentes y autoridades de la Monarquía Hispánica (Rodríguez-Salgado 2004, 141; Malcolm 2015, 235-236 y 240; Tejada Carrasco 2017, passim). Parece probable que estos servicios para los españoles, a menudo remunerados con pequeñas sumas de dinero, sirviesen a estos convertidos para superar el periodo de crisis económica en que se encontraba Uluç Ali en 1579: «Que Luchali se hallaba muy consumado porque en todo el verano no havían sido pagados sus esclavos, y sin ninguna ganancia havía hecho el gasto» (Cristóbal de Salazar a Felipe II, Venecia, 29 de diciembre de 1579, doc. 3, leg. 1337, E, AGS). 109 Jacques de Germigny a Enrique III, Estambul, mayo de 1580, documento publicado en Charrière (18481860, III: 905-906). 110 Jacques de Germigny a Enrique III, Estambul, octubre de 1581, documento publicado en Charrière (1848-1860, IV: 86). 111 Jacques de Germigny a Catalina de Médici, Estambul, 26 de enero de 1580, fol. 26r, Français 16143, DM, BNF; véase también Jacques de Germigny a Enrique III, Estambul, agosto de 1580, documento publicado en Charrière (1848-1860, III: 935). Sobre el contenido específico del encuentro con Ibrahim, véase la relación extendida hecha al rey por Germigny en Jacques de Germigny a Enrique III, Estambul, 24 de mayo de 1580, documento recogido en Recueil des pieces choisies extraites sur les originaux de la negotiation de Mr. De Germigny (1661, 21-22).
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hispano-otomano en 1580. No obstante, la repentina muerte de Şemsi Ahmet Pasha en abril de aquel año y los consiguientes nombramientos como gran visir de hombres partidarios de la guerra contra Persia —Lala Kara Mustafa Pasha (1580) y Koca Sinan Pasha (1580-1582)— dificultaron los proyectos de Uluç Ali (Özgen 2010). Esas reuniones se tradujeron desde el punto de vista práctico en diversas acciones del gran almirante para reabrir el frente mediterráneo. Su estrategia se desarrolló a través de dos planes: en primer lugar, siguió desacreditando a los enviados españoles en Estambul, como se ha visto en relación con los encuentros con Margliani a comienzos de 1580, y, a la vez, apoyaba las pretensiones de los Valois contra el armisticio durante sus audiencias con el sultán y con el gran visir.112 Las noticias de Germigny que el señor de Fréville, criptógrafo de la corte parisina, pasó a Enrique III en enero de 1580 resumían muy bien todas estas maniobras de Uluç Ali: Le treiziesme dudit, je retournay au dit Oluchaly, […] Il me communiqua la visite et discours qu'il avoit eu avec le premier bassa, le jour précédent, sur la grandeur de vostre estat et empire […]. Et enquis dudit bassa comme ceux de la Barbarie dormoient ainsi de se laisser prendre, avoir respondu: Comme nous dormons à présent, nous laissans tromper par les subtilitez et frau des de l'Espaignol. Et sur ce discourut du Mariglian, soldat vendu, puis naguicres borgne, et homme de néant, [tellement] que lors ledit bassa s'est commancé ung peu à recognoistre, disant que ledit cappitaine parloit pour la vérité, et qu'il s'appercevoit à présent des desseings et pratic ques de l'Espaignol, et espéroit y donner ordre.113
En segundo lugar, los mensajes se coordinaban: Germigny subrayaba ante los ministros de la Puerta la necesidad de que saliese la flota otomana para apoyar la política exterior del rey de Francia contra la República de Génova y, de este modo, reequilibrar las fuerzas en el Mediterráneo occidental.114 Por su parte, Uluç Ali siguió su campaña mediática contra la Monarquía Hispánica para evidenciar que las negociaciones de Margliani tenían como único objetivo ganar tiempo para que Felipe II preparara una nueva armada con la que atacar las provincias otomanas en el Magreb.115 En particular, el kapudan El bailo Niccolò Barbarigo al dux de Venecia, Estambul, 27 de enero de 1578, fol. 447r, filz. 11, SDC, ASVe; véase también Jacques de Germigny a Enrique III, Estambul, enero-febrero de 1580, documento publicado en Charrière (1848-1860, III: 854, 855). 113 Jacques de Germigny a Enrique III, Estambul, enero-febrero de 1580, documento publicado en Charrière (1848-1860, III: 857). 114 Jacques de Germigny a Enrique III, Estambul, 24 de junio de 1581, fol. 129, Français 16143, DM, BNF; Francesco I de Medici a Pedro de Mendoza, Poggio a Caiano, 11 de septiembre de 1581, fol. 34, filz. 257, MP, ASFi. 115 El bailo Paolo Contarini a los jefes del Consejo de los Diez, Estambul, 26 de noviembre de 1580, doc. 191, Lettere di ambasciatori, Costantinopoli, b. 5, CCX, ASVe. Sobre la campaña mediática llevada a cabo por Uluç Ali para interrumpir la negociación de Margliani, véase Gürkan (2015b, 85). 112
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pasha destacó que Felipe II había estado negociando una alianza secreta con el jerife de Fez que habría llevado, sin duda alguna, a una acción militar conjunta contra Argel.116 Uluç Ali no se desanimó pese a que la colaboración con el embajador francés y las manipulaciones de las noticias desde Berbería no surtieran ningún efecto para «disturbare il negotio delle tregue», según escribía el bailo Barbarigo cada vez que daba informaciones a la Serenísima sobre la evolución de la negociación hispano-otomana.117 El kapudan pasha incluso intentó causar un incidente diplomático entre la corte de Estambul y la saadí de Marrakech, que le habría servido como casus belli para empezar, como deseaba animosamente, un nuevo conflicto en el contexto magrebí.118 La oportunidad se le presentó con el último gran choque militar del Magreb del siglo xvi. Durante la batalla de Alcazarquivir (1578), donde confluyeron los intereses lusitanos, saadíes y otomanos sobre Marruecos, falleció Abd al-Malik, con lo que su hermano Abu al-Abbas Ahmad se convirtió en el nuevo jerife marroquí y adquirió el apodo celebrativo de al-Mansur (‘el victorioso’) al ganar el enfrentamiento contra las huestes portuguesas al mando del rey luso Sebastián I (Valensi [1992] 2009; Braudel 2018, II: 706-712). A pesar de que su política exterior perseguía desvincularse de la órbita otomana y consolidarse como una fuerza independiente en el norte de África, uno de los primeros actos diplomáticos de Ahmad al-Mansur fue fortalecer sus relaciones con Murad III dada la falta de cohesión y apoyo militar que atravesaba en la delicada coyuntura de su acceso al trono (Yahya 1981, 92-114; García-Arenal 2008; Cory, 2009). La consolidación de la amistad entre saadíes y osmanlíes habría determinado el cierre definitivo del frente mediterráneo durante varios años, en cuanto que esta operación se habría sumado a la tregua con la Monarquía Hispánica y a la renovación de las capitulaciones con Francia. Frente a un posible acuerdo panislámico entre la Sublime Puerta y Marruecos para la defensa del espacio magrebí, Uluç Ali intervino para aprovecharse de la inestabilidad en la que se encontraba el nuevo jerife de Marrakech y Fez. El kapudan pasha recibió a finales de 1580 permiso del sultán para ir con la flota a Argel a fin de sofocar una revuelta de los jenízaros y aprovechó la ocasión para entorpecer desde allí los viajes de los embajadores marroquíes hacia Levante.119
Jacques de Germigny al gran maestre de la Orden de Malta, Estambul, 8 de octubre de 1579, documento publicado en Castries (1905-1926, II: 67-68). 117 El bailo Niccolò Barbarigo al dux de Venecia, Estambul, 4 de septiembre de 1578, fols. 214r-217r, filz. 12, SDC, ASVe; el bailo Niccolò Barbarigo al dux de Venecia, Estambul, 11 de octubre de 1579, fols. 352r-353v, filz. 13, SDC, ASVe. 118 El bailo Francesco Morosini al dux de Venecia, Estambul, 8 de marzo de 1583, fols. 30v-31r, filz. 17, SDC, ASVe. 119 Jacques de Germigny a Enrique III, Estambul, febrero-marzo de 1580, documento publicado en Charrière (1848-1860 III: 880); también en los avisos de Tabarca, Tabarca, 20 de agosto de 1581, fols. 7-12, doc. 90, caja 1, Altamira, ABFZ. Este último documento se reproduce en el Anexo XII. 116
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El objetivo principal de la estratagema del renegado calabrés era demostrar de forma clara que Abu al-Abbas Ahmad al-Mansur no respetaba las prácticas de la diplomacia con Estambul y para ello trataba de impedir que los regalos y tributos marroquíes llegasen a la Puerta o difundía la falsa noticia de que en Marrakech se despreciaban los presentes de Murad III y se acogía mal a sus embajadores.120 Este plan debería haber provocado la definitiva ruptura de las relaciones entre las dos potencias islámicas y la posterior expedición naval capitaneada por Uluç Ali para sustituir a al-Mansur por su nieto Ismail, hijo del difunto Abd al-Malik, que en aquel entonces estaba bajo la protección de Uluç Hasan en Argel (Isom-Verhaaren 2021, 138-139). Pese a esas artimañas, las maniobras de Uluç Ali fracasaron. En varias ocasiones, los embajadores marroquíes lograron terminar sus viajes y, además de llevar sus dádivas a la Sublime Puerta, se quejaron del obstruccionismo ejercido por el almirante otomano desde Argel (Yahya 1981, 109-110). De hecho, cuando, a finales de 1582, los jenízaros encontraron en la casa del renegado veneciano Uluç Hasan, a la sazón beylerbey de Argel y principal favorito de Uluç Ali, los dineros y presentes que habían sido robados a los embajadores de Fez, todos los intentos del kapudan pasha por restaurar una política mediterránea otomana naufragaron frente a la necesidad de defenderse de las acusaciones de complicidad en ese crimen.121 Para no perder la estima del sultán, Uluç Ali tuvo que ofrecer de forma simbólica a su renegado veneciano como chivo expiatorio; lo señaló como el único responsable y lo dejó caer en desgracia por un tiempo. Con este episodio se perdieron las últimas posibilidades de reorientar los objetivos otomanos hacia el Mediterráneo occidental y se originó una ruptura entre el gran almirante y Uluç Hasan que solo se recompondría con dificultad en los últimos años de vida del renegado calabrés (Sola 2010, 473-478). Unos meses después de ese escándalo diplomático, dos hombres de Margliani —Stefano Ferrari y Gioseffo Salmirago— llegaron a Estambul para negociar la prórroga del armisticio de 1581 (Tejada Carrasco 2017, 616-623). Uluç Ali no parecía querer abandonar sus pretensiones ni, tal como ya había subrayado el embajador veneciano Giacomo Soranzo unos años antes, dejar pasar la oportunidad de volver de forma definitiva con sus favorecidos al
120 Bartolomé Pusterla a Juan de Zúñiga, Estambul, 21 de julio de 1581, doc. 75, caja 1, Altamira, ABFZ; Bartolomé Pusterla a Juan de Zúñiga, Estambul, 4 de agosto de 1582, doc. 27, caja 153, Altamira, ABFZ; nuevas de Berbería, s. l., 5 de julio de 1579, doc. 149, leg. 1079, E, AGS; avisos de Estambul, Estambul, 19 de febrero de 1579, doc. 24, leg. 1080, E, AGS; Giovanni Margliani a Antonio Pérez, Estambul, 8 y 24 de marzo de 1579 y 8 de abril de 1579, doc. 26, leg. 1080, E, AGS. Sobre los regalos que la embajada otomana llevó al nuevo sultán saadí en 1578, véase Moudden (1992, 82-84). 121 Avisos de Estambul, Estambul, 18 de octubre de 1582, s. n., leg. 485, E, AGS; carta a sir Francis Walsingham, Pisa, 10 de diciembre de 1582, fols. 5r-6v, SP 98/1, TNA.
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Magreb, litoral donde, en su juventud, había empezado su brillante trayectoria en el mundo islámico: Il suo desiderio et quello che lui et li suoi più favoriti procuravano è di andar con l’armata in Affrica et far la guerra al re di Spagna, sperando di acquistar molte maggiori ricchezze in quelle parte che in qual si voglia altra, come ha fatto altre volte, havendo acquistato in Affrica la maggior parte delle sue richezze.122
122
«Relazione di Giacomo Soranzo, ambasciatore, 1576», s. l., s. f., documento publicado en Pedani (1996, 279-280). [185]
Conclusión: una familia mediterránea
L
a visión de Metin Kunt (2008) sobre el Imperio otomano como un imperio patrimonial en el que un conglomerado de casas giraba en torno a la del sultán revela que la familia del gran almirante Uluç Ali no fue una excepción a finales del siglo xvi; de hecho, pone de manifiesto la gran implicación del neófito en el panorama político otomano en las postrimerías de su carrera. La reconstrucción del kapı del kapudan pasha debe considerarse una vía peculiar para comprender mejor la figura de Uluç Ali y, por extensión, el espacio que protagonizó como hombre político. Para ello, no se ha querido realizar un análisis cuantitativo de su casa, conscientes de la dificultad de recuperar todos los nombres e historias de los individuos que sirvieron al renegado calabrés y que, dispersos en una miríada de documentos en diferentes archivos euroasiáticos, siguen esperando a ver la luz. En su lugar, se ha intentado ilustrar una investigación cualitativa para proporcionar datos útiles de lo que fue el kapı de Uluç Ali durante su largo almirantazgo. El grupo de actores que, a través de relaciones de patronazgo, se aglutinaron a su alrededor se ha ampliado hasta incluir dentro de este núcleo a cautivos cristianos, esclavos convertidos al islam, mercaderes, corsarios, soldados, espías e incluso algunos de los agentes diplomáticos de las potencias cristianas. Precisamente esta dialéctica clientelar ha llevado a reconsiderar las necesidades y exigencias tanto del kapudan pasha como de los individuos que aceptaron vincularse a él. La naturaleza corsaria de Uluç Ali fue el primer elemento que le brindó la oportunidad de establecer un círculo de hombres leales con los que llevar a cabo sus hazañas en el Mediterráneo. Muchos de los protagonistas de su familia, incluso en los últimos años de su vida, habían sido actores principales en las operaciones del corso musulmán de la primera mitad del siglo xvi. Los renegados Mami, Ramadán Pasha y Uluç Hasan siguieron los pasos de su patrón y en algunos casos lo superaron en valor y riqueza. A continuación, la casa se expandió de forma exponencial a resultas de las tareas administrativas que Uluç Ali asumió después de los acontecimientos de Malta y Lepanto. En Argel, en calidad de gobernador, estableció su liderazgo sobre la ta’ifa local y parte de las milicias jenízaras, quienes apoyaron sus objetivos expansionistas en el Magreb occidental. Su consagración política posterior como kapudan pasha le hizo dueño del arsenal de Estambul y de las aguas del Mediterráneo turco-otomano, [187]
uluç ali, el almirante del sultán
pero este logro no fue solo fruto de la fortuna, tal como subrayaban los occidentales (Mafrici 2021, 61), sino también de esa red de hombres que, a cambio de favores, siguieron sirviéndole tanto en la capital otomana como en las fronteras mediterráneas del Imperio. Los mecanismos de actuación del kapudan pasha revelan una dimensión inédita al analizar cómo Uluç Ali reconstruyó el tejido social de la armada otomana tras la guerra de Chipre o la influencia que ejerció en la corte para que se promoviera a sus hombres como oficiales de la flota o gobernadores de las provincias magrebíes. Lejos de releer las efemérides que caracterizaron el Mediterráneo bajo su almirantazgo como consecuencia de sus acciones personales o fruto de sus habilidades marítimas, el análisis del apoyo que le prestaron los hombres de su casa ha ayudado a comprender cómo hubo un complejo diálogo entre el patrón y sus clientes detrás de las expediciones navales otomanas y de la gestión defensiva de áreas estratégicas como el Egeo o el Magreb. Sin embargo, la función y el destino de esta familia dependían en gran medida de su posición en el edificio imperial otomano y, en particular, en la política de los ministros de la Sublime Puerta (Kunt 2012, 103-115). La lenta salida del Mediterráneo de la agenda de gobierno de los sultanes de Estambul durante las décadas de 1570 y 1580 tuvo una importante repercusión en el kapı de Uluç Ali, quien se vio privado de ese elemento catalizador que fue la guerra naval contra los Habsburgo. Esta confrontación le permitía obtener los ingresos con los que mantener a sus cautivos y capitanes, y, en otro nivel, consolidar su imagen como espada (kılıç) del islam contra los enemigos de la fe. En ausencia de este elemento, puso en práctica varias estrategias y artimañas con las que salvaguardar una familia que corría el riesgo de desmoronarse y quedar reducida a un grupo de esclavos y hombres de servicio que vivía en la residencia de las colinas frente al distrito de Kasımpaşa. El kapudan pasha buscó la mejor manera de restaurar la fortuna de su kapı ante el riesgo de sufrir tal ruptura interna y ver reducido de forma considerable su poder de negociación, tanto con sus clientes como con los miembros del Gobierno otomano o de la familia del sultán. La necesidad de reabrir el frente bélico en el Mediterráneo pasó por tres elementos: el uso y la manipulación de la información para influir en la toma de decisiones de la Sublime Puerta, la búsqueda de una relación cada vez más sólida con los sultanes de su tiempo y, por último, el intento de romper cualquier negociación diplomática que socavara los esfuerzos realizados hasta entonces. Al igual que en el caso de la gestión y protección de las aguas turco-otomanas, estas maniobras cortesanas solo fueron posibles gracias al apoyo de sus hombres. En cuanto a sus agentes en el Mediterráneo, estos fueron sus ojos y oídos para obtener relatos, luego distorsionados, sobre la preparación y los movimientos de la armada española; por su parte, los miembros de su familia en Estambul resultaron más que eficaces a la hora de establecer un sólido canal de comunicación con los agentes diplomáticos europeos y así torpedear las [188]
conclusión: una familia mediterránea
negociaciones de las treguas hispano-otomanas, sobre todo cuando el kapudan pasha no se encontraba en la capital del Imperio debido a sus actividades en el mar Negro. Aunque Uluç Ali supo mantenerse en alta estima entre los sultanes y lidiar con los escollos típicos de la vida cortesana, no fue tan hábil para evitar ciertas desavenencias en el seno de su familia debido a que su poder sobre algunos de sus clientes se había debilitado de modo considerable por las difíciles circunstancias económicas. Los episodios más ilustrativos de esta crisis son la tentativa de algunos de sus servidores de robarle parte de sus bienes y la rivalidad con Uluç Hasan, que empezó cuando este último dejó de enviarle los presentes habituales y se agravó a raíz del escándalo diplomático de la embajada marroquí. A ello hay que añadir también el doble juego de algunos de sus hombres, que proporcionaron informaciones sensibles sobre sus estrategias a los baili venecianos o a los agentes de la Monarquía Hispánica que concertaban el armisticio con la Puerta. Este tipo de deserciones se convirtió en una clara señal de que Uluç Ali había fracasado a la hora de volver a situar el Mediterráneo en el centro de la política estambuliota. En cambio, a esas alturas, el Imperio dirigía su mirada a las fronteras terrestres —primero a las asiáticas y luego a las balcánicas—, lo que dejó a su kapı privado de toda funcionalidad y utilidad. Mientras los renegados Uluç Hasan, Jafer y Risuan buscaban el apoyo de otros miembros influyentes de la Puerta para continuar su carrera y emular a su patrón, algunos integrantes del kapı pasaron a la nómina de los agentes españoles para encontrar nuevas formas de empleo y sustento (Carnicer García y Marcos Rivas 2005; Sola 2010, 457). El fallecimiento de Uluç Ali en junio de 1587 fue el último acto de la lenta fase de disolución familiar.1 Sin embargo, un par de huellas revela la prolongación durante algún tiempo más de su historia a la sombra del palacio de Topkapı: la decisión de confiar su vakfiye (‘institución pía’) a uno de sus renegados (Erginsoy 2019, 31) y el nombramiento como gran almirante de la flota de dos de sus favorecidos, Uluç Hasan en 1587 y Derviş Mehmed Pasha en 1605 (Çelebi 2008, 114-116). La historia de esta familia, huérfana de su patrón, se fragmentó en múltiples relatos individuales que siguen a la espera de ser reconstruidos para que no se pierdan en el curso de los acontecimientos que marcaron la relación entre el Imperio otomano y el mar Mediterráneo a principios del siglo xvii.
Según cuenta el cronista otomano Selânikî (1989, I: 186), tras la muerte de Uluç Ali, Murad III ordenó la confiscación de todos sus bienes en ausencia de herederos. Lo mismo confirman los avisos de Estambul que circularon en la ciudad de Venecia a lo largo del verano de 1587. Véase Avisos de Venecia, Venecia, 31 de julio de 1587, fol. 87v, SP 101/95, TNA. Sin embargo, los últimos estudios sobre este asunto parecen demostrar que no hubo una expropiación de todas las propiedades del gran almirante (Ünsal 2020).
1
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Conclusiones finales
T
ras el fracaso de la operación diplomática con la que intentó obstaculizar la negociación de la tregua entre la Sublime Puerta y la Monarquía Hispánica, el kapudan pasha se enfrentó a los últimos años de su vida con la certeza de que no volvería a capitanear su armada en una gran expedición como las que había protagonizado antes y después de Lepanto. Los días de Yerba, Malta y Túnez parecían un triste recuerdo ahora que el sultán ya no requería su experiencia para enfrentarse a los españoles, sino para preservar sus fronteras en el mar Negro y en Egipto o para defender las aguas del archipiélago otomano de la presencia de corsarios cristianos y musulmanes (Kurtoğlu 1935, 589). Los baili venecianos podían leer en su cara la expresión de un marinero envejecido por la vida marítima y por la sal de las aguas del Mediterráneo que durante tanto tiempo habían acunado sus sueños de gloria. Entre los varios epitafios escritos en memoria de Uluç Ali, quizá uno de los más evocadores es el de Diego de Haedo. El autor de la Topographia, antes de celebrar sus proezas en el mar, dedicaba unas líneas a los últimos días del kapudan: Vivió Ochali en mucha reputación entre los turcos: y absolutamente governó todas las cosas tocantes a la mar y a los lugares marítimos del estado del Turco, con más poder que quantos Bajas de la mar tuvieron antes del. Y para esto tenía su consejo, apartado de los otros bajas, en que ordenava él por sí solo todas las cosas: lo que antes ningún general del mar hacía. Tenía una costumbre, que el día en que estava algún tanto melencólico, o no quería que le hablassen en negocios, se vestía de negro: y cuando de colores se vestía era señal que cada uno pudiesse llegar a él, y negociar a plazer. (Haedo 1612, fol. 80v)
Se lo imagina así, melancólico y vestido de negro, casi celebrando el funeral de la gran política otomana en el Mediterráneo. Por su parte, el bailo Bernardo destaca con una metáfora icónica cómo el gran almirante era, a mitad de la década de 1580, un «pesce che fuor di acqua è morto».1 1
El bailo Lorenzo Bernardo al dux de Venecia, Estambul, 10 de mayo de 1587, fol. 271v, filz. 25, SDC, ASVe. [191]
uluç ali, el almirante del sultán
A falta de documentos personales dejados por el renegado calabrés, el relato de su muerte, como ocurre con otros tantos momentos de su historia, es el resultado de los múltiples testimonios construidos y redactados por sus contemporáneos. Haciendo mías las palabras de Bernardo, fuera del Mediterráneo, Uluç Ali muere también como figura histórica, ya que, gracias a ese contexto marino, ha sido posible iluminar la biografía de este convertido a la fe musulmana. Asimismo, el análisis de algunos episodios de su vida, narrados por cronistas, espías y embajadores, ha sido el punto de partida de una serie de digresiones útiles para profundizar en el conocimiento del mundo otomano en el que vivió y explorar su vertiente cultural y política. El paso de Uluç Ali de esclavo cristiano a reconocido miembro de la corte otomana, según el tiempo histórico, se produjo en el espacio de unos cincuenta años (1536-1587), pero las intrincadas razones que permitieron tal carrera solo se han podido destacar a través de un minucioso examen de sus redes de poder, tomando en cuenta la importancia que el patronazgo tuvo en la sociedad mediterránea turco-berberisca de los siglos xv y xvi. Por ello, este tipo de análisis de la vida y la trayectoria política de Uluç Ali, repartido en dos grandes apartados relativos a las relaciones que le permitieron ascender en la Sublime Puerta y coordinar la política naval del Imperio por medio de una casa mediterránea, ha brindado la oportunidad de desarrollar un razonamiento crítico sobre unas líneas de investigación bastante recientes: el estudio de las conversiones al islam en la Edad Moderna y la consolidación de grupos de poder privados en la corte osmanlí. Sin embargo, la conversión religiosa y la formación de una familia, más que haber sido dos bloques inmóviles en este libro, han sido hilos tejidos de manera paralela a lo largo de toda la obra con el fin de entrelazar la historia del renegado calabrés con la de su contexto. En cuanto a la temática de la conversión, se ha demostrado de manera detallada cómo el paso al islam de Galeni/Uluç Ali no se puede considerar el único elemento que justifica su ascenso social dentro del organigrama imperial otomano. La superación de una visión historiográfica propensa a evaluar solo las causas de la conversión religiosa ha posibilitado, en cambio, examinar el fenómeno de los cristianos convertidos a la fe musulmana desde otra perspectiva. La elección de comenzar la investigación desde las consecuencias del cambio confesional y no desde sus motivaciones —puesto que resulta imposible homogenizar múltiples experiencias individuales y reducirlas a un común denominador— ha resultado útil para estudiar la dimensión sociopolítica de la conversión religiosa y los intercambios culturales entre los neófitos y el heterogéneo mundo mediterráneo (Beaucage, Meintel y Mossiere 2007; Clines 2019). De esta manera, se han podido resolver diversas cuestiones relativas al paso a la fe islámica en el Mediterráneo de la Edad Moderna. Por un lado, se ha subrayado cómo la figura del renegado solo existía desde una visión occidental, donde su imagen alterada era el producto estereotipado de un conocimiento limitado y en gran medida influenciado por un juicio ideológico negativo del convertido. Por tanto, dentro de la investigación se [192]
conclusiones finales
ha acentuado la necesidad de considerar a los convertidos no como individuos que traicionaron una fe, sino como sujetos de una nueva creencia religiosa. Por otro lado, la visión del convertido como mühtedi, un simple neófito, ha desencadenado una reflexión crítica sobre las formas y prácticas que favorecían el acomodamiento efectivo y la posterior integración de estos sujetos en la sociedad islámica de aquel entonces. Lejos de repetir un análisis eurocéntrico que reduzca el papel de los convertidos al islam al de meros piratas y corsarios musulmanes que abarrotaban los puertos del norte de África, el proceso de islamización de Uluç Ali ha revelado la posibilidad de identificar los comportamientos tras los cuales se ocultaban las pautas de la movilidad social turco-berberisca. En lugar de juzgar la conversión sobre la base de la pérdida o adquisición de una creencia religiosa, el paso de una fe a otra se ha evaluado como un ritual de iniciación cultural que regularizaba la posición de un nuevo miembro en una comunidad distinta y en la que la aceptación del islam se convertía en un requisito necesario a ojos de la colectividad para acoger al neófito. Se ha tratado, por tanto, de mostrar cómo se originó una segunda tipología de conversión, la social, que sucedía a la religiosa como su continuación natural y hacía del individuo un agente legitimado para moverse en una determinada sociedad. El farsi turco representaba así el comienzo de una serie de situaciones destinadas a educar a los convertidos para que vivieran, comprendieran y se acostumbraran a las dinámicas de funcionamiento de la comunidad islámica. En esta visión se asevera la inexistencia del renegado y en su lugar se confirma la existencia del mühtedi, una figura capaz de cubrir ciertos cargos en la sociedad en virtud de la adquisición de unos elementos socioculturales fundamentales. En lugar de derivar de dudosos conocimientos desarrollados en el contexto cristiano —como el tan famoso saber hacer de la navegación—, la fortuna de los neófitos musulmanes en las provincias otomanas del Magreb o en la corte de los sultanes de Estambul parece vincularse al aprendizaje de normas específicas, tales como el empleo y mantenimiento de una serie de relaciones familiares y clientelares a través de la práctica del patronazgo. El examen de las relaciones sociales tejidas por Uluç Ali durante su proceso de otomanización ha mostrado que sus patrones no le concedieron un tratamiento especial en cuanto neófito. Al mismo tiempo, se ha reiterado la importancia de ser esclavo renegado de otra persona para poderse aprovechar de un sistema clientelar basado en la meritocracia y en el favoritismo que permitía una cierta movilidad en la sociedad osmanlí del siglo xvi. De acuerdo con esta perspectiva, se disipa la utilidad de señalar el origen de los convertidos como base de la explicación de las múltiples experiencias extraordinarias que realizaron en el mundo islámico. En cambio, se ha mostrado que tales aventuras estaban al alcance de cualquier neófito musulmán que pudiera demostrar su talento en determinados oficios y que se vinculase a un patrón a través de una relación vertical esclavo-amo o cliente-patrono (Graf 2017a, 55). [193]
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Estos datos proporcionan la base para un análisis posterior de la movilidad social en los dominios bajo la hegemonía de la dinastía osmanlí en el que se evalúe si los mecanismos clientelares que favorecieron la carrera política de Uluç Ali son comunes para la trayectoria de otros convertidos dentro de la Administración otomana. En particular, sería de interés confrontar los medios y las relaciones sociales que favorecieron el ascenso del calabrés —un renegado cuyo proceso de otomanización se desarrolló en el Mediterráneo turco-berberisco— con aquellos que permitieron el de los cristianos convertidos que se educaron en la escuela palaciega de Estambul. Del mismo modo, la investigación podría ampliar su perspectiva para cuestionar si había una pauta común para los nuevos musulmanes en los territorios islámicos de la época y, mediante un análisis comparativo, observar las analogías entre el caso otomano y el de los Imperios safávida y marroquí (Rosenberger 1988; Wiegers 2001; Rota 2017). El nombramiento de Uluç Ali como gran almirante y su traslado a Estambul como uno de los favoritos de los sultanes de su época muestra, además, la presencia de una tercera conversión, la política, que de corsario lo transformó en respetado gobernador provincial y capitán de la flota otomana y, más tarde, también en protagonista de la vida cortesana en la capital estambuliota. Si esta última etapa completó la metamorfosis de Uluç Ali en el gran actor de la política mediterránea del Imperio, se debió a la herencia inmaterial de las etapas que habían marcado hasta entonces su vida: su conversión religiosa y su conversión social. La primera le permitió ejercer de forma plena sus derechos como neófito musulmán para entablar relaciones clientelares y así acceder a los distintos cargos militares y administrativos en los que demostró sus habilidades. La segunda le dio el pretexto para persuadir a los miembros de la Sublime Puerta de continuar una guerra contra los enemigos de la fe islámica en la que él seguiría desempeñando el rol de guerrero gazi, según la ideología otomana de la época. Sin embargo, cabe destacar que ninguna de las tres conversiones —religiosa, social y política— puede definirse de forma completa, clara o delimitada, sino que, por el contrario, estas se caracterizaron siempre por cierta ambigüedad. Uluç Ali osciló a lo largo de toda su trayectoria entre múltiples identidades que solo para una categorización general pueden definirse con los términos dicotómicos de cristiano y musulmán, esclavo y hombre libre o corsario y almirante. Desde el punto de vista religioso, la historiografía ha derramado ríos de tinta con el objetivo de comprender el grado de adhesión a los preceptos de la fe coránica por parte de los cristianos convertidos al islam (Coope 1993; Foa y Scaraffia 1996); para esto, el caso de Uluç Ali ofrece huellas con las que solventar la cuestión entre una aparente y útil apostasía y una sumisión voluntaria a los dogmas musulmanes. Aunque, a priori, el beneficio material de la conversión religiosa no excluya la sinceridad del acto en sí mismo, es bastante probable que el renegado calabrés se sirviera de su nueva filiación confesional en cuanto «medio de interés profesional» con el que perseguir sus objetivos (Veinstein 2017b, 79 y 85), ya que, al tiempo que afirmaba [194]
conclusiones finales
ante el bailo Morosini ser «franco» (europeo),2 fue objeto de repetidas sátiras por parte de los miembros de la élite palaciega por participar en las celebraciones religiosas del viernes sin saber rezar según las fórmulas islámicas (Gedik 2017). Ante ello, la construcción de una mezquita o la fundación de una institución piadosa islámica en la capital otomana señalan tanto la voluntad de competir como mecenas con otros miembros de la élite otomana como la intención de mostrarse en público como un fervoroso creyente musulmán.3 Además, la decisión de exhibir los cañones capturados durante el sitio de Túnez (1574) delante de su mezquita, como subraya Necipoğlu (2005, 68), convirtió el edificio religioso en un espacio para conmemorar su contribución a las campañas navales otomanas contra los infieles. De esta forma, legitimaba su acritud hacia la Monarquía Hispánica, puesto que la adhesión al islam era el primer elemento con el que manifestar su lealtad al sultán (Graf 2017b, 14). No es casualidad que el comerciante y viajero alemán Samuel Kiechel, al admirar la belleza de la mezquita de Uluç Ali a finales de 1588, dijera que el almirante, gran enemigo de la cristiandad («ein groser Christen feind»), la había hecho construir para conmemorar su propia figura.4 A este uso propagandístico de la fe musulmana se unen las consideraciones sobre su posición social y política. El término franco, empleado en su conversación con el bailo Morosini, podría interpretarse también como fórmula sintáctica para referirse a un estado de individuo libre de cualquier vinculación. Sin embargo, esta afirmación se compadece mal con la realidad de los hechos. Tras su conversión religiosa, mantuvo el estatus de esclavo renegado hasta la decisión de su amo de darle la total libertad; incluso después, al ponerse al servicio de la dinastía osmanlí en calidad de hassa re’is, siguió siendo un kul, es decir, un siervo fiel de los sultanes de Estambul. Aunque, desde la perspectiva imperial, Uluç Ali quedó como un servidor de la Sublime Puerta, parece que el convertido calabrés se reputaba libre de actuar como mejor considerase sin dar explicaciones a nadie. De nuevo parece que esta percepción de sí mismo podía ser en realidad un arma retórica que empleó sobre todo con los diplomáticos venecianos al objeto de asustarles con un posible ataque naval contra la integridad de los territorios de la Serenísima.5
2 El bailo Francesco Morosini al dux de Venecia, Estambul, 13 de noviembre de 1584, fols. 169r-v, filz. 20, SDC, ASVe. Este documento se reproduce en el Anexo XV. 3 El cronista otomano Mustafa Efendi Selânikî (1989, I: 186), en la parte de su obra dedicada a los últimos días de la vida de Uluç Ali, relataba que el almirante pasaba la gran mayoría de su tiempo distribuyendo todo el dinero que traía consigo a los pobres y necesitados bajo forma de limosna. 4 «Underhalb Galata, gleichsam in der vohrstatt, gögen dem mör ist zu sehen düe kürch oder mosckea, wölche Utschelin, gewesner capitan bassa iber das mör, sonsten aus Calabria bürttug unnd ein groser Christen feind, ime zur gedächtnus hatt bauenn lassen, ist stattlich unnd schön gemacht» (Kiechel 1866, 420). 5 El bailo Francesco Morosini al dux de Venecia, Estambul, 29 de noviembre de 1583, fols. 202r-207r, filz. 18, SDC, ASVe.
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Esta dicotomía entre ser y sentirse siervo de los sultanes o actor libre para maniobrar en la política del Imperio tiene sus raíces en el último tipo de conversión que sufrió Uluç Ali, es decir, su metamorfosis de corsario argelino a gran almirante de la flota. Incluso en esta dimensión política, como en las dos anteriores, la figura del renegado calabrés nunca perdió los rasgos originarios de corsario criado en la escuela marinera de los hermanos Barbarroja. En 1578, el bailo Correr seguía juzgándolo como «più tosto buen corsaro da robbare et fuggire che valoroso et prudente capitano».6 Si bien las palabras del agente veneciano parecen ser el resultado de su turbulenta relación con Uluç Ali, el análisis de su periodo de almirantazgo demuestra de modo amplio la presencia de un espíritu de corsario en el cuerpo de un gazi. La continua demanda de reactivar el conflicto en el Mediterráneo para alimentar económicamente su casa es una referencia evidente a la lógica imperante en el corso, donde la expedición de verano permitía sostener una economía parasitaria que mantenía vivo al grupo de marineros y a sus familias durante el resto del año. Esto lo confirmaban sus planes ante su última expedición hacia Occidente en 1581, cuando el senador veneciano Garzoni enfatizaba su ánimo corsario al manifestar que el kapudan pasha se había enriquecido porque «ha comodo di rubare a’ nemici ed alli suoi proprj».7 Al mismo tiempo, Uluç Ali trató de liberarse de esta condición para abrirse paso entre los favoritos del sultán y demostrar su capacidad para gestionar el arsenal de la capital y una flota que, en su mayoría, debía defender las zonas estratégicas del Egeo y el Magreb. Empero, pese a su cargo de kapudan pasha, varios elementos lo excluyeron de ser reconocido de manera oficial como otomano, en particular, el hecho de no haber sido un producto de la escuela de palacio y su falta de formación en los asuntos burocráticos y administrativos, acentuada por un carácter áspero y colérico, tal como afirmaba el mismo Garzoni.8 A pesar de ello, su contribución a la reconstrucción de una poderosa marina que diera nueva fuerza al Imperio, así como los planes para casarlo con una de las princesas otomanas, ponen de manifiesto que Uluç Ali podía considerarse un miembro efectivo de la élite otomana, del mismo modo que otros protagonistas de la Sublime Puerta de finales del siglo xvi (Isom-Verhaaren 2014b).9 La reconstrucción de la trayectoria de Uluç Ali ha mostrado que la singular historia de este renegado no puede resumirse solo a través de múltiples conversiones. Al mismo tiempo que se ha analizado su metamorfosis personal, la investigación ha relevado cómo la biografía del calabrés puede releerse también a través del concepto clave de «Relazione di Giovanni Correr, bailo. 1578», documento publicado en Pedani (1996, 256). «Relazione dell’Impero ottomano del senatore Costantino Garzoni stato all’ambascieria di Costantinopoli nel 1573», documento publicado en Albèri (1840-1855, I: 384). 8 Ibidem. 9 Sobre el reconocimiento de Uluç Ali como miembro de la élite palaciega otomana por sus méritos y sus vínculos de poder, véanse Erginsoy (2019, 113) y Gürkan (2015b, 72, nota 35). 6
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conclusiones finales
familia, un término que se ha usado para englobar el conjunto de relaciones sociales, políticas y diplomáticas que le permitieron avanzar en la sociedad otomana y coordinar un grupo de poder (kapı) que, desde la capital del Imperio, se proyectaba sobre la mayor parte del Mediterráneo musulmán. Desde el principio, la historia de Uluç Ali fue familiar: su captura durante el saqueo otomano de Le Castella en 1536 coincidió con la disolución de su familia natural, con la muerte de su padre y el cautiverio de su madre y algunos de sus hermanos. Más tarde, el acto de conversión le ofreció la oportunidad de integrarse en una segunda casa, la de su amo Deli Cafer, donde se formó como marinero y corsario. Si la pérdida de un núcleo familiar y la adquisición de otro marcó así sus primeros años de vida, la inserción estable en un grupo cohesionado de capitanes de la flotilla al mando de Turgut Reis o la posterior incorporación en la armada otomana marcaron la consolidación de unas relaciones clientelares de gran importancia para acomodarse en las casas de los personajes vinculados a la familia de Selim II. Los lazos personales que tejió con el almirante Piyale Pasha, su protector en la corte durante la década de 1560, le permitieron ocupar los principales puestos administrativos del Mediterráneo otomano, entre los que destacan sus sucesivas etapas como gobernador en Esmirna, Alejandría, Trípoli y Argel. En esos lugares, Uluç Ali vio aumentar su poder y sus riquezas, y comenzó, a su vez, a rodearse de hombres leales que definieron la formación de su primer kapı. Atendiendo a estos vínculos, se ha podido mostrar cómo la metamorfosis sociopolítica de Uluç Ali se desarrolló mediante su paso de la casa de Deli Cafer y la de Turgut a la de Piyale Pasha y con la paralela formación de un grupo de poder privado cuyos miembros eran, en su mayoría, convertidos europeos al islam. Tras ostentar oficios de la máxima importancia —beylerbey de Argel y kapudan pasha—, la reconstrucción de los fundamentos de este kapı ha confirmado que la cohesión de los grupos de neófitos musulmanes se basaba en relaciones familiares entre individuos que, además de compartir las mismas experiencias en el Magreb, procedían de áreas geoétnicas comunes. La familia mediterránea de Uluç Ali se incrementó durante su almirantazgo en la capital con nuevos servidores y, sobre todo, con un número considerable de esclavos renegados y cautivos cristianos de su propiedad. Este kapı funcionó como una sólida base de consenso y apoyo que permitió al gran almirante seguir una determinada línea política y asegurar su control constante de las aguas mediterráneas y el desarrollo de múltiples actividades marítimas. El concepto de kapı se ha empleado en línea con la historiografía más reciente para definir los grupos de poder formados por los grandes visires o los gobernadores de las áreas provinciales y también para arrojar luz sobre un conjunto heterogéneo de actores, como es el caso de los eunucos de palacio (Hathaway 2018). Esto ha permitido constatar en el estudio del caso del gran almirante cómo funcionaba la política mediterránea del Imperio desde abajo, desde sus actores principales, así como ilustrar las numerosas tareas a las que tenía que hacer frente el kapudan pasha. [197]
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El análisis de algunos acontecimientos ha mostrado, además, el modo en que Uluç Ali construyó su poder e influencia política en la corte otomana gracias al apoyo constante de sus principales favoritos. De hecho, sin una buena relación con muchos de los capitanes de la flota o con los gobernadores de las provincias del Magreb, el almirante Uluç Ali no habría conseguido coordinar las operaciones de defensa de las principales vías de comunicación entre Estambul y las costas egipcias y libias. Tampoco habría podido llevar a cabo una empresa militar como la reconquista de Túnez en 1574 ni impulsar la toma de Fez y la posterior creación de un estado satélite de la Sublime Puerta en Marruecos. Sin embargo, gestionar una familia que abarcaba la mayoría del Mediterráneo islámico no fue una tarea fácil. Cuando la política imperial cambió su orientación y se optó por una estrategia naval defensiva que favoreciera los proyectos de conquista en la frontera asiática, el kapı de Uluç Ali empezó a sufrir los efectos de una verdadera crisis socioeconómica. Para hacer frente a una posible disolución familiar, el gran almirante puso en práctica variadas maniobras con el fin de defender su grupo de poder. El uso de la información política y el proceso de relativa manipulación de las noticias ha demostrado una vez más cómo Uluç Ali buscó mantenerse en una posición de relieve aprovechándose de una red de espías, mercaderes y corsarios que había repartido por el Mediterráneo oriental y occidental. No obstante, esta estrategia no funcionó como él esperaba, ya que tuvo que enfrentarse a la oposición de otros protagonistas de la Sublime Puerta con los que entabló una verdadera rivalidad cortesana. En cualquier caso, sus intentos para socavar, junto con el embajador francés, las negociaciones de tregua entre Estambul y Madrid pueden leerse como una acción extrema para proteger y, al mismo tiempo, preservar su kapı. El estudio de la tregua concluida por Margliani en 1581 a través de la relación de Uluç Ali con Jacques de Germigny da lugar a una reflexión sobre un diálogo intercultural marcado por cierto pragmatismo político-económico y por unas prácticas y unos agentes capaces de vincular los objetivos del gran almirante con los de otras potencias de la arena mediterránea. Conforme a los estudios más recientes sobre la diplomacia de las potencias cristianas con la Sublime Puerta (Caprioli 2021; Sowerby y Markiewicz 2021), sería interesante desarrollar estas sugerencias y poner en marcha una investigación que localice en la casa del kapudan pasha el centro de una serie de negociaciones informales, paralelas a las que se practicaban en la corte, pero que influían o intentaban influir sobre las decisiones tomadas por el Gobierno otomano. Al examinar el último periodo de la carrera de Uluç Ali en Estambul, se ha visto que varios niveles familiares se entrelazaban y superponían entre sí. A las relaciones personales que Uluç Ali trató de consolidar con la familia osmanlí para ganarse el favor de los sultanes de su tiempo, se sumaron los intereses de la familia del gran almirante, que chocaban con los de los kapı de los principales miembros de la élite palaciega de [198]
conclusiones finales
Estambul. Como es obvio, en un imperio dinástico que giraba en torno a la casa del sultán y que hacía de esta un centro capaz de otorgar favores, protecciones y ascensos, establecer relaciones de confianza y lealtad con sus miembros era la principal forma de sobrevivir a las disputas entre grupos de poder rivales. Uluç Ali ganó este desafío, ya que, gracias al apoyo de la valide sultan y, tras la muerte de esta, al del propio Murad III, consiguió rechazar las maquinaciones de quienes querían despojarle del título de gran almirante y redimensionar su influencia en la corte. Sin embargo, la imposibilidad de alcanzar el título de visir o de ser reconocido como musâhib de los sultanes para guiar sus decisiones puso en peligro la fortuna de su familia y lo dejó a merced de una política que, de forma paulatina, se alejaba del Mediterráneo. De hecho, en los días que precedieron a su muerte, mientras los agentes diplomáticos europeos lo seguían considerando una de las principales figuras políticas de la Sublime Puerta, capaz incluso de ejercer como pacificador en las disputas cortesanas, la mayoría de sus esclavos sufrían hambre y solo un pequeño número estaba empleado en el arsenal imperial, en el que se trabajaba a ritmo reducido.10 La interrelación entre la historia del individuo y la de su kapı conduce a una última cuestión: el valor heurístico que se da a una historia singular para vislumbrar algunos de los fenómenos que caracterizaron su espacio y su tiempo. Con este objetivo, el análisis de la trayectoria política de Uluç Ali y de sus redes de poder ha mostrado con claridad que este estudio no se limita al enfoque de una típica biografía, sino que constituye una biografía de contexto que ofrece un punto de vista privilegiado desde el que contemplar el Mediterráneo del siglo xvi. El caso del renegado calabrés ha sido un prisma a través del cual subrayar los cambios que se produjeron en esa área a lo largo de la primera Edad Moderna. Su captura y su conversión fueron el resultado de la fase de expansión patrocinada por Solimán I, que, en el ámbito marítimo, se caracterizó por el empleo de corsarios en los litorales magrebíes, entre los que destacan figuras como la de Hayreddin Barbarroja, Salah Reis o Turgut Reis. Asimismo, su formación marinera y su posterior incorporación a la flota de los sultanes de Estambul estuvieron marcadas por la necesidad del Imperio de reforzar su armada a raíz de la evolución del enfrentamiento hispano-otomano y de la complicada cooperación franco-turca de las décadas de 1550 y 1560. De igual manera, su promoción a cargos administrativos de relevancia en las plazas claves del Mediterráneo bajo el control de la Sublime Puerta respondía tanto a los cambios de poder en la corte estambuliota como a la exigencia del Gobierno otomano de defender tales áreas en una coyuntura marcada por una política imperial de diálogo con las entidades cristianas de la arena mediterránea (Işıksel 2013a). Esa línea política se desarrolló a partir de los últimos años de Solimán I y la continuaron sus sucesores hasta culminar en la aceptación de una tregua temporal con el rival español, 10
El bailo Lorenzo Bernardo al dux de Venecia, Estambul, 27 de junio de 1587, fols. 413r-v, filz. 25, SDC, ASVe. [199]
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lo que convirtió el Mediterráneo en un espacio que ya no tenía la necesidad de hospedar grandes flotas ni era escenario de choques navales de relevancia. Ese cambio se aprecia con exactitud al seguir las fases de la crisis económica que afligió a la casa del kapudan pasha y que lo llevó a perder el poder negociador que hasta entonces había gozado para cimentar las relaciones con sus favoritos. A comienzos de la década de 1580, Uluç Ali se parecía cada vez más a ese pez fuera del agua del que hablaba el bailo veneciano y que, tal como añadía el mismo agente diplomático de la Serenísima, solo podría recuperarse («subito guarirà») si el sultán le confiaba una nueva misión en el Mediterráneo capitaneando sus galeras («lo mandi fuori col’armata»)11 (Figura 5.1).
Figura 5.1. Kadırga (‘galera’) de Uluç Ali, s. l., s. f. (fol. 32r, MS Bodl. Or. 430, BodL [Licencia Creative Commons CC-BY-NC 4.0]). El bailo Lorenzo Bernardo al dux de Venecia, Estambul, 10 de mayo de 1587, fol. 271v, filz. 25, SDC, ASVe.
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conclusiones finales
Tal como ya recordaba Braudel (2018, 562), después del calabrés, nadie protagonizó una trayectoria similar a la sombra de los sultanes, precisamente porque el contexto había cambiado y, con él, las vías para repetir tales hazañas individuales. Una coyuntura marcada por la voluntad del Imperio otomano de lograr una supuesta supremacía mediterránea contra el rival Habsburgo había posibilitado que Uluç Ali desarrollara una carrera sin precedentes. Su muerte en una calurosa mañana de junio de 1587 marcaba el fin de una época en la que el Mediterráneo había dado a la Sublime Puerta el capital humano necesario para expandir y proteger las fronteras marítimas de su Imperio.
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Fuentes y bibliografía
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Glosario de términos turco-otomanos y árabes
E
l siguiente glosario contiene los términos turco-otomanos y árabes utilizados en todas las páginas precedentes. Puesto que, en ocasiones, se trata de vocablos que presentan matices diversos en función del contexto y del siglo en los que se emplearon, se ha optado por especificar su significado en relación con su uso en los territorios del Imperio otomano a lo largo de la primera Edad Moderna. En ciertos casos, se han añadido entre paréntesis sinónimos u otras versiones del mismo concepto. Las definiciones han sido elaboradas a partir de las dadas en las múltiples ediciones de la Encyclopaedia of Islam (EI, EI2 y EI3), en la EOE y en la obra de Gustav Bayerle Pashas, Begs, and Effendis: a Historical Dictionary of Titles and Terms in the Ottoman Empire (Estambul: Isis Press, 1997). Se ha optado por estas obras puesto que, en todas ellas, los autores ofrecen algo más que una mera traducción de los términos al situarlos siempre en los contextos geográficos, sociales, religiosos y políticos en los que se utilizaban. Presentan, por tanto, una historia semántica de cada vocablo analizado que facilita su comprensión.
‘Abd Allah (también ‘Abdu‘llah o ‘Abd Allah): Literalmente, ‘esclavo de Dios’; término empleado para nombrar a los neófitos musulmanes y suplir así al apellido del padre no musulmán. Ağa: Alto oficial del ejército o comandante militar. Akçe (también asper): Pequeña moneda de plata empleada como moneda de cuenta en el Imperio otomano hasta finales de la primera Edad Moderna. Akdeniz leventleri kaptanı (también kapudan reis): Literalmente, ‘capitán de los marineros del mar Blanco’; expresión empleada para nombrar a los capitanes de corsarios y marineros al servicio del Imperio otomano en el Mediterráneo. Al-‘amīn: Lema árabe que significa ‘el confiable’. Al-jihad fi’l-bahr: Lema árabe que significa ‘guerra santa en el mar’. Al-souq (también sūq): Distrito comercial. Askerî: Componente administrativo-militar del Imperio otomano que recibía un salario y que estaba exento del pago de tasas. [237]
uluç ali, el almirante del sultán
Aslama: Literalmente, ‘rendirse ante Dios’; término árabe empleado para designar a la conversión de la población después de haber sido conquistada por una potencia musulmana. Azab: Término ambiguo, ya que se emplea de modo indistinto para designar tanto a los soldados auxiliares como a los marineros de bajo rango que luchaban en las galeras o que trabajaban en el arsenal. Baş defterdâr: Literalmente, ‘interventor jefe’; autoridad máxima al mando del departamento de las finanzas, que autorizaba además cada gasto o débito del tesoro imperial. Bey (también beg): Literalmente, ‘comandante’ o ‘señor’; título que, a partir del siglo xv, se aplica al gobernador al mando de la unidad administrativa y militar denominada sancak. Beylerbey: Literalmente, ‘gobernador de los gobernadores’; título que, a partir del siglo xvi, se aplica al gobernador al mando de una provincia imperial. Beylerbeylik (también vilāyet): Provincia gobernada por un beylerbey. Beylik: Término que se refiere tanto al título y a la función del bey como al territorio gobernado por este último. Birun (también bīrūn): Literalmente, ‘exterior’; término que designa todos los órganos de gobierno que mantenían la comunicación entre la casa del sultán y el Imperio (servicio externo). Bölükbaşı: Capitán del ejército otomano al mando de un bölük, es decir, una subdivisión de un regimiento de caballería. Büyük çıkma: Literalmente, ‘gran éxodo’; término empleado para referirse a los cambios que ocurrían dentro de las altas esferas del Gobierno y del palacio cuando un nuevo sultán tomaba el poder. Casbah: Fortaleza. Çavuş: Agente diplomático y mensajero imperial. Cezâyir-i Bahr-i Sefîd: Nombre de la provincia marítima creada en el siglo xvi por Solimán I que reunía las islas del Egeo y varios distritos del Mediterráneo oriental bajo el mando del kapudan pasha. Cezâyir-i Garb: Nombre de la provincia otomana de Argel a partir de 1545. Damad (también dāmād): Literalmente, ‘yerno’; título concedido a los altos funcionarios de gobierno que se casaban con las princesas otomanas de la casa del sultán. Darya-begi: Literalmente, ‘señor del mar’; título que se concedía a algunos funcionarios de la marina. En particular, en el siglo xv, designaba al almirante y gobernador del puerto de Galípoli. Dar al-Islam: Literalmente, ‘casa del islam’; define un territorio gobernado por una autoridad musulmana y en el que se adopta la ley islámica. Dar al-Harb: Literalmente, ‘casa de la guerra’; define un territorio fuera de la jurisdicción de una autoridad musulmana y en el que no se adopta la ley islámica. Devşirme: Literalmente, ‘recogida’; en el ámbito otomano, define la práctica periódica de reclutamiento forzoso de niños cristianos para entrenarlos e insertarlos en el grupo de jenízaros o para educarlos e integrarlos en el aparato burocrático y administrativo del Imperio. [238]
glosario de términos turco-otomanos y árabes
Dhimmi (también ahl al-dhimma): Literalmente, ‘personas protegidas’; se refiere a las comunidades no musulmanas que podían residir de manera permanente en un territorio musulmán y mantener su confesión religiosa a cambio del pago de un tributo. Dîvân-ı Humâyûn: Literalmente, ‘Diván Imperial’; Consejo Imperial otomano. Ecnebi: Literalmente, ‘extranjero’. Enderun: Literalmente, ‘interior’; término empleado para referirse a todos los servicios interiores a la casa del sultán (servicio interno). Enderûn mektebi: Literalmente, ‘escuela de palacio’; escuela donde se educaba a los miembros de la élite otomana. Fatwā: Opinión legal que un experto en derecho musulmán daba en respuesta a las dudas presentadas por las autoridades políticas, administrativas o judiciales. Fener: Linterna o fanal. Gazi: Guerrero que destacaba por su habilidad en la guerra contra los infieles. Gönüllü: Voluntarios que desarrollaban tareas básicas en el ejército a cambio de un salario. Hās (también hāss): Literalmente, ‘propiedad privada’; define las unidades territoriales que pertenecían al sultán, a los miembros de la dinastía otomana y a los altos funcionarios del Imperio, y que producían un beneficio anual de más de cien mil akçes. Has Bahçe: Jardín imperial del palacio de Topkapı, situado frente al mar. Haseki: Favorita del sultán entre las mujeres del harem. Tras la boda de Solimán I y su favorita, Hürrem, el término empieza a designar a la madre del príncipe y futuro sultán. Hassa re’is: Capitán de una galera de la flota otomana o almirante de una parte de la flota. Hatt-ı hümayun: Nombre dado a las notas o declaraciones oficiales del sultán. Hazine kethüdası: Intendente que trabaja para el tesorero imperial. Hibe: Regalo. Hil’at: Literalmente, ‘toga’ o ‘túnica de honor’; prenda que el sultán entregaba como regalo a sus dignatarios y también a los embajadores extranjeros durante las audiencias en las que estos presentaban sus cartas credenciales y presentes a la Sublime Puerta. İltizâm: Sistema fiscal otomano en el que la recogida de los impuestos se encargaba a un individuo (llamado mültezim) que pagaba una suma preestablecida al erario imperial a cambio de obtener dicho encargo. İnam (también inʿām): Literalmente, ‘favor’; término que designa los presentes que el sultán enviaba a sus gobernadores u oficiales para reconocer sus buenos servicios. İntisab (también intisap): Vínculo o relación de patronazgo. İrsâliye: Suma de dinero que quedaba en manos de un gobernador después de haber recaudado las tasas en la provincia y haber pagado a los funcionarios y a las milicias locales. Esta cantidad se enviaba al tesoro imperial. İskenderiye kapudanı: Capitán de la flota de Alejandría. Itıknâme (también ʿitiḳnāme o ʿitāḳnāme): Carta de manumisión que se entregaba al esclavo liberado. [239]
uluç ali, el almirante del sultán
‘Itq: Término árabe que designa el proceso de manumisión. Sus variantes en turco-otomano son itik o itak. Kadı (también qāḍī): Juez. Kāid: Término ambiguo que solía referirse, en la mayoría de los casos, a un líder militar, como un general o un gobernador local. Kapı (también qāpı): Familia, casa o grupo político en el sentido de red de relaciones de patronazgo que aglutinaban una serie de hombres y mujeres alrededor de los miembros de la élite palaciega otomana o de las principales autoridades políticas y religiosas de las provincias imperiales. Kapıağası (también bâbüssaâde ağası): Jefe de los eunucos blancos que servían al sultán en la última corte de Topkapı. Kapudan pasha (también kapudan paşa, kapudan-ı derya, kapudan bey o kapudan begi): A partir de la segunda mitad del siglo xvi, término empleado (de modo indistinto con sus sinónimos) para referirse al gran almirante de la flota otomana. Kese: Pequeña bolsa tejida de oro en la que se introducían las cartas enviadas por el sultán o los ministros de la Sublime Puerta. Kethüda: Literalmente, ‘mayordomo’, ‘camarero’ o ‘administrador’; término bastante genérico para referirse a los individuos que gestionaban las tareas y los oficios de una casa. Khalifa: Regente o sucesor. Kılıç: Espada. Kira: Mujer que actuaba como agente al servicio de las mujeres del harem imperial. Kul: Literalmente, ‘esclavo’ o, si se emplea en el ámbito religioso, ‘esclavo de Dios’. En el Imperio otomano, este término poseía diferentes significados con matices diversos en función del contexto en el que se usaba. En general, se empleaba tanto para designar a un jenízaro como para referirse a un siervo, vasallo o dependiente directo y leal del sultán otomano. Kürekçi: Remero. Levend: Voluntarios contratados en el ejército o en la armada por un periodo de tiempo determinado. Liman reisi: Capitán del puerto de Estambul. Madrasa: Escuela musulmana. Mahzen katibi: Responsable de los almacenes del arsenal de Estambul. Mal defterdarlığı: Oficial de las finanzas o tesorero de una provincia. Mawlā min fawq: Expresión que, en el mundo árabe, designa al patrón dentro de una relación de patronazgo. Mawlā min taht: Expresión que, en el mundo árabe, designa al cliente dentro de una relación de patronazgo. Mirmiran-ı bihar: Gobernador general. Mirmiran-ı derya: Gobernador del mar. Mısır kapudanı: Capitán o almirante de la flota otomana en el mar Rojo. [240]
glosario de términos turco-otomanos y árabes
Mühtedi: Neófito musulmán. Muqātʿa (también muḳāṭaʿa): Distrito fiscal en el que la recaudación de las tasas seguía el procedimiento aplicado en los territorios que se regulaban según el sistema del iltizâm. Musâhib: Literalmente, ‘compañero’; individuos más cercanos y del ámbito más íntimo del sultán que actuaban como sus consejeros informales. Ocak (también Odjaḳ): Unidad básica del cuerpo militar otomano de los jenízaros. Pîşkeş: Presente entregado a una autoridad superior a la del donante. Qubtân: Capitán. Reâyâ (también raʿāyā): Parte de la sociedad otomana sujeta al pago de impuestos. Reis (también re’is): Capitán. Reis kapudan: Jefe de una flotilla de corsarios. Sâliyânât: Salario anual. Salyâneli eyâletler: Provincias del Imperio otomano en las que no se adoptaba el sistema fiscal del timar, sino el del iltizâm. Sancakbey: Gobernador de un sancak, la unidad básica de la administración territorial del Imperio otomano. Serdar: Comandante en jefe. Şeyhülislām (también shaykh al-Islām): Literalmente, ‘el jeque del islam’; jefe institucional de la ulema y máxima autoridad religiosa dentro del Imperio otomano. Shahāda: Profesión de fe islámica. Ta’ifa (también ṭāyfā): Corporación, grupo o partido. Tabī’: Literalmente, ‘seguidor’; en la documentación turco-otomana, término que designa la presencia de un vínculo clientelar entre dos individuos. Tersane ağası: Mayordomo del gran almirante otomano y responsable de la construcción de los barcos; además, actuaba como suplente del gran almirante cuando este no se encontraba en Estambul. Tersane-i amire: Arsenal imperial de Estambul. Tersane çavuşu: Mensajero que trabajaba en el arsenal y mantenía abierto un canal de comunicación con el palacio imperial. Tersane emini: Tesorero en jefe del arsenal de Estambul. Tersane kethüdası: Lugarteniente y consejero del gran almirante en el arsenal de Estambul. Tersane reisi: Empleado en la administración del arsenal de Estambul. Tersane ruznamçecisi: Contador del arsenal de Estambul. Tevcih: Literalmente, ‘nombramiento’; término empleado en la documentación turco-otomana para referirse a la designación de un individuo para un cargo administrativo o militar por parte del sultán. A menudo, este acto se acompañaba con la concesión de suntuosos presentes. Timar: Sistema de prebendas no hereditarias en el que el sultán concedía una tierra a un alto cargo de sus milicias para administrarla. Quien recibía un timar podía disfrutar de sus ingresos a cambio de ofrecer sus huestes al sultán en caso de conflicto o para campañas bélicas. [241]
uluç ali, el almirante del sultán
Topkapı sarayı: Literalmente, ‘palacio de la puerta del cañón’; nombre con el que se conocía la residencia del sultán otomano en Estambul (1463-1853). Uluç: Forma plural del término ʿılc, empleado por los norteafricanos para referirse a hombres infieles o profanos. En la documentación turco-otomana, designaba a extranjeros que se reputaban infieles pese a haberse convertido al islam. Ulufe: Salario. Vakfiye (también vakıf): Institución pía. Valide sultan: Madre del sultán. Vezîr-i a’zam: Gran visir. Walā’ (también wilāyah): Término que designa el sistema de patronazgo en el mundo islámico. Walā’ al-‘itq: Relación de patronazgo posmanumisión. Walā’ al-muwālāt: Relación de patronazgo basada en un contrato de dependencia entre dos individuos. Yalı köşki (también yalı kasrı): Quiosco situado en la orilla del mar, cerca del palacio de Topkapı. Jizya (también cizye): Tributo que los no musulmanes residentes en los territorios bajo la ley islámica pagaban a la comunidad o al poder local a cambio de protección y del permiso de residir allí de manera permanente. Zindan katibi: Guardián del baño del arsenal.
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Documentos inéditos sobre la vida política de Uluç Ali
E
n las siguientes páginas se reproducen una serie de documentos inéditos (tanto italianos como españoles y turco-otomanos) que han resultado de gran utilidad para reconstruir y analizar parte de la vida política de Uluç Ali. Junto a los documentos sobre su cautiverio y conversión al islam, se han seleccionado cartas y avisos que describen su papel de gobernador provincial, de gran almirante de la flota otomana y de protagonista de la vida política en la corte de Estambul de finales del siglo xvi. Para la edición de estos documentos, se ha tratado de respetar al máximo los originales. Con el fin de facilitar la lectura y la comprensión de los diversos textos transcritos, se ha actualizado la puntuación y se han añadido algunas notas aclaratorias a pie de página. De forma particular, en lo que respecta a los documentos turco-otomanos, se incluye tanto una transcripción original en caracteres latinos como su traducción al español. En esta última tarea ha resultado esencial la colaboración del Dr. Evrim Türkçelik, a quien agradezco especialmente su ayuda. Anexo I. «Relación que hizo el tesorero Alonso Sánchez»
S. l., ca. 1568-1569, s. n., leg. 487, E, AGS. [fol. 1] Aluchali, que agora es Rey de Argel, es natural de la tierra delle Castelle1 de la provincia de Calabria ultra, llamavasse por nombre Dionisio Galea el qual siendo de hedad de 18 años, fue tomado de la armada de Barbarroxa quando se tomo su tierra que fue en el año 1536 en el mes de Agosto a los 28 del. Fue tomada con el su madre nombrada Pippa de Chicco y su hermano nombrado ( )2. Su madre y hermano del Aluchali fueron llevados a Costantinopla. El fue llevado a la Natolia de un Cossario nombrado
Le Castella, pueblo calabrés que en la actualidad pertenece al Ayuntamiento de Isola di Capo Rizzuto, en la provincia de Crotona. 2 El símbolo ( ) indica que, en el documento original, el autor dejó un espacio vacío entre las dos palabras. 1
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uluç ali, el almirante del sultán
Juseli Mayumet con quien estuvo a la cadena por Sclavo, como chri[sti]ano, dos o tres años, al cabo dellos se hizo Turco. Tomada la dicha tierra delle Castelle, y quemada y arruinada, la gente que no se tomo y la que despues se rescato o escapo se fue a habitar a Cutro3, en Lisola4, en Cotron5 y en Santa Severina6. La dicha su madre estuvo sclava en Costantinopla cerca siete años, despues fue hecha libre y bolviose a habitar en Cutro a donde estuvo hasta que murió que fue en el año 1567. Su hermano del d[ic]ho Aluchali q[ue] fue tambien Sclavo era de hedad de cerca siete años, hizieronle Turco en Costantinopla, a donde esta oy día con su mujer y hijos. Al presente el d[ic]ho Aluchali no tiene otros parientes bivos, sino uno que se dize notario Enrrico de Rassis, el qual es de hedad de noventa años y es marido de la hermana de su madre, el qual esta en S[an]ta Severina. Tambien tiene dos primos hermanos, hijos de hermano y hermana de su madre. El uno se llama Gaspar de Chicco, el otro Ruger belhomo. Entrambos nascieron despues que el Aluchali fue captivo y son de hedad de quasi 20 años cada uno y están en la ciudad del Isola. [fol. 2] Bive tambien en el Isola una tia hermana de su madre nombrada Leticia de Chicco, la qual es casada y de hedad de 55 años. Su marido se dize Paulo Belhomo es de hedad de 70 años. Haviendose hecho diligencia para haver alguno que fuesse conoscido del dicho Aluchali y q[ue] tuviesse con el platica se halla q[ue] un Ju[an] Bap[tis]ta Ganguza delle Castelle, el qual despues que se despoblo esta tierra se recogio en el Isola por haverse hallado ausente della quando se tomo, y assi no fue presso entonces. Yendo a Stilo7 con un navío cargado de trigo fue tomado de un Cossario nombrado Asan Bali el qual le llevo a los Gelves y le tuvo Sclavo al remo cerca de tres años y hallándose en los Gelves el dicho Aluchali y teniendo nueva del dicho Ju[an] Bap[tis]ta y rogado por el que le rescatasse por ser su conoscido en le Castele quando era Chri[sti]ano le rescato del dicho Asan Bali por 70 d[ucado]s y estuvo con el siete años por Sclavo suyo y navego con el en muchas partes. Siendo Sclavo llego en Marsella de Francia y de alli se huyo y se vino a su casa. De alli a quatro años fue preso de un cosario nombrado Araydino yendo a Taranto8 y llevado a Argel donde estuvo cerca de dos años alcabo dellos fue alli el Pueblo calabrés en la provincia de Crotona, Calabria. Isola di Capo Rizzuto, Calabria. 5 Crotona, Calabria. 6 Pueblo calabrés en la provincia de Crotona, Calabria. 7 Pueblo calabrés en la provincia de Regio de Calabria, Calabria. 8 Tarento, Apulia. 3 4
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documentos inéditos sobre la vida política de uluç ali
Aluchali a llevar un Baxa y haviendo tenido nueva del dicho Juan Bap[tis]ta le tomo de poder del Aradino como su Sclavo y assi estuvo con el Aluchali otros quatro años por Sclavo. Alcabo dellos siendo el Aluchali governador de Alexandria hizo franco al Juan Baptista assi por sus buenos servi[ci]os como por ser entrambos de una mesma tierra haziendole su carta de franqueza. Partiose con su buena licencia de Alexandria a los 14 de enero 1564 y vino a Micina9 a 17 de Hebrero y de alli al Isola. Desta manera conosciendo q[ue] [fol. 3] el dicho Juan Baptista es el que ultimamente ha venido del Aluchali con su buena licencia y sin rescate se juzga que seria mas apto. [fol. 4] Relacion que hizo el thesorero Alonso Sanchez Para embiar a S[u] M[agestad] Anexo II. Domenico Martire, Calabria Sacra e Profana, vol. I, t. II, libro V: «De gli Huomini illustri, di Calabria, in uffici e familiarità de’ Principi, in militia, in arti, e in altre cose somiglianti» S. l., 1677-1704, fols. 554r-555v, sezione C 1/3, Manoscritti Rari, ASCo.10 [fol. 554r] Gio[vanni] Dionigi Galeno era figlio di Birno Galeno: il q[ua]le sendo marinaro di S[anta] Agata di Reggio,11 con occasione della pesca, s’elesse per sua habit[udi]ne la t[er]ra delle Castella, ove accasatosi con Pippa di Cicco, quivi con esso lei generò più figli, tra’ q[ua]li fu il d[etto] Gio[vanni] Dionigi. E andando lui nella scuola, per esser di
Mesina, Sicilia. Con respecto a este texto, se ha optado por editar solo los dos primeros folios del capítulo que Martire dedica a la vida del renegado calabrés Uluç Ali, ya que es la única parte en la que toda la información proporcionada por el autor se remonta al manuscrito inédito de Martini (según la nota del propio Martire junto al texto que reza: «ms. del Martino»). De hecho, gracias a las restantes notas insertadas por Martire, sabemos que su texto se basa en numerosas obras imprimidas en los siglos xvi y xvii; entre las más citadas, véanse Bosio (1594-1602); Campana (1597-1599); Annibale Adami, La spada d’Orione stellata nel cielo di Marte cioè il valore militare de’ più celebri guerrieri de’ nostri secoli (Roma: 1680); Gregorio Leti, Vita del Cattolico Rè Filippo II Monarca delle Spagne (Cologni: 1679). Para consultar un análisis crítico y la edición completa del capítulo que Martire dedica a Uluç Ali, se publicará próximamente un estudio específico. 11 Probablemente el autor se refiere al actual pueblo calabrés de Sant’Agata del Bianco, en la provincia de Regio de Calabria, Calabria. 9
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buon’ingegno, fe’ lodevole profitto. Nell’anno 1536 corseggiando conf[orm]e al solito, per qualla spiaggia Ariadeno Barbarossa G[e]n[era]le dell’armi Turche con un’armata di 36 galere a 29 d’Ag[ost]o si portò sotto Le Castella, e doppo tre giorni d’assedio furon presi q[ue]lle genti con darsi loro il sacco, in cui rimase ucciso d[etto] Birno, e Giandionigi figlio fatto schiavo. Ritiratosi Barbarossa in Const[antinopo]li, fu de Solimano divisa la preda in tre parti: l’una p[er] l’Erario Imperiale, la 2a p[er] d[etto] Barbarossa, e la 3a p[er] li soldati, in questa portione andò Giandionigi. Il q[ua]le sendo giovane mal disposto, tutto tignoso, e di mala vista, fu venduto per vil prezzo [fol. 554v] ad un Corsale nomato Giafer da cui venne posto alla catena e al remo in una delle tre sue galeotte, co[n] le quali egli andava in busca. Continuò due anni Giandionigi nel remo, predando col suo padrone e perché nelle contingenze sapea ben dar consigli a Giafer, entrò talm[en]te nella gratia di lui, che non sperava quasi nulla senza il parere di esso. Nel 3° anno verso il 1540 volendo ancora Giafer andare in corso, Giandionigi cadde ammalato: laonde partito il padrone, il lasciò raccom[anda]to a Martama sua moglie: la qual ben’osservate le maniere d’esso Giandionigi risolse di dargli per moglie una sua figlia con che havesse lasciata la fede cristiana. Tornato intanto Giafer, e havute buone relationi de’ portam[ent]i di Giandionigi, cominciò a ben trattarlo, assai più che p[er] il passato. Ma essendovi in casa due altri schiavi, l’un Siciliano di Noto,12 l’altro Nap[oleta]no, costoro postisi in gelosia, e invidiosi col suo stato, il maltrettar[on]o co[n] villanie in tal guisa, che un giorno innanzi al padrone p[er] alcune parole il Nap[oleta]no die’ uno schiaffo a Giandionigi. Ma costui tutto che fosse convalescente, gli replicò con un pugno sì gagliardo, che fello subitam[en]te morire. Tosto carcerato Giandionigi fu in pericolo di perder la vita, se in tal’emergentia no[n] si fosse servita Martama dell’occasione, con indurlo a rinegar la fede acciò che siffattem[en] te havesse preso per moglie Vracadurna sua figlia. Quindi sbattezzato fu chiamato Ulucciali, tanto nominato tra Cristiani e Turchi nel secolo passato p[er] le varie prodezze da lui fatte sebene in danno del Cristianesimo, che ne sofferse le m[ol]te perdite dagl’Istorici decantate, oltre all’altre da loro taciute e forse non sapute. Ulucciali (questo sarà in avvenire il nome di lui, stante che rinegò la fede) avanzandosi nell’arte marinaresca e militare, d’astutia e di prudenza, venne impiegato in varie cariche, in cui troppo portosi bene [fol. 555r] col suo valore. Avvegne che nel seg[uen]te anno Giafer mandò Alì suo figlio in corso, e con esso lui Ulucciali, e accompagnatosi con Dragut13 G[e]n[era]le dell’armi Noto es un pueblo siciliano en la provincia de Siracusa, Sicilia. Turgut Reis.
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Ottomane, ne contrasse grande amicitia, e p[er] le sue maniere s’acquistò gran nome e riputatione app[ress]o al med[esi]mo, e vi è più app[ress]o Solimano Imp[erato]re de’ Turchi allora regnante. Mentre stando in guerra Selim e Baiezatto figli amendue d’esso Solimano, e d’[i]scorrendosi di questo fra amici, Ulucciali disse, che in queste differenze come tra padre e figli tutti P[ri]n[ci]pi non era bene a nessuno ingerirsi: lodava si lo starne di fuori, e che se Solimano gli havesse com[anda]to a voler servire ad un de’ suoi figli, egli s’harebbe più tosto eletto il morire, che ubbidire. E ciò fu la cagione p[er] la quale Ulucciali ricevette da Solimano molti onori. […]. Anexo III. El bailo Daniele Barbarigo al dux de Venecia Estambul, 14 de diciembre de 1563, pp. 210-212, reg. 5, Decifrazioni, SDC, ASVe. [p. 210] Duplicate. Serenissimo Principe. Per le mie de 8 Vostra Serenità havrà inteso quanto le ho scritto in risposta delle sue de 29 Ottobre et le replicate saranno con questo. Hozi son statto dal Magnifico Bassà14 inanti il qual cominciando querelare contra Oruzali Capitano della guardia di Alessandria et parlando con quella efficatia che seppi, in essecutione del ordine di Vostra Serenità et anco contra Cortogli15 già Sangiacco di Rodi, significando a Sua Magnificiencia il mal animo di [p. 211] questi doi Capitani, et contra il danno, che continuamente hanno fatto a sudditi di Vostra Serenità, l’offesa che machinano contro le guardie sue, pregandola che lo facese astener le Galee di Sua Maestà dall’andare alli loghi della Serenità Vostra, per quelle raggioni, et rispetti, che Sua Magnificencia pondera già, quando la desiderava che le nostre galee non venissero in Arcipelago, come si ha fatto, mi rispose quanto a Oruzali, che di lui non si dovesse sospettar cosa alchunna, fino a che Sua Magnificencia era veduta a seder in quel loco. Et poi generalmente soggionse, che tornarebbe più a proposito delle cose di Vostra Serenità che la non tenisse guardie alle Isole, perché sempre che vengono presi delli sui Navilij, da leventi ponentini, vien detto che ne è causa le galee di Vostra Serenità che li danno spalle, overo che esse galee fanno il bottino, et dicono esser statti li leventi, et che tanto peggio sarebbe quando le sue galee non andassero tal fiata verso le Isole di Vostra Serenità, et disse della Nava che li fu presa da Francesi, apresso l’Isola de Cipro, essendo Sua Magnificencia al Cairo quando vi era Semiz Ali Pasha, a la sazón gran visir. Kurtoğlu, a la sazón sancakbey de Rodas.
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ancor io, concludendomi che cercammo quello non fa per noi si come scrissi già alla Serenità Vostra in questo proposito, né altra risposta sopra di ciò si ha potuto cavare, et continuando mi disse, che per rispetto de leventi crescevano le guardie di Rodi et Alessandria a diese galee per guardia, pregavo la Maestà de Dio, che la lasci deliberar quello è per il meglio delle cose sue. Entrai poi vedendo Sua Magnificencia disposta ad udirmi, nella materia della Nave Fabiana ricercando la ricuperatione di detta nave, con quella forma di parole, che mi parvero necessarie, la qual mi rispose che mi darebbe un commandamento in bona forma, et io richiedendo apresso un chiaus, per far condur la Nave de qui, il qual sarebbe andato a spesa delli parcenevoli, et Sua Magnificencia, rispondendomi che non era questo tempo di mandar chiaus in quelle parti, giudicai che il commandamento che ne vorrà dare, non sa= [p. 212] =rà come si desidera, perché vorrei che l’apparisse con arzere16 fatto a Sua Imperial Maestà et non come molti altri che si fanno senza che Sua Maestà sappia, per darli maggior vigore, non so mo quello seguirà, ho parlato con li comessi delli parcenevoli,17 et dettoli l’opinion mia et il poco di aiutto che bisognerebbe dar in questi primi officij. Et finito il presente negotio della preditta Nave, non mancherò di attender con ogni solecitudine alla espeditione delli altri negotij di Vostra Serenità non essendo bene trattare molti in un medesimo tempo, perché l’uno confonde l’altro. Trovandomene io hora molti di qua oltra quelli che mi sono commessi per littere sue. Gratie. Di Pera alli 14 Decembre 1563 Di Vostra Serenità Humil Servitor Daniel Barbarigo Bailo Anexo IV. Orden al gobernador de Trípoli 20 de septiembre de 1567, hüküm 250, MD 7, BOA, documento publicado en T. C. Başbakanlık Devlet Arşivleri Genel Müdürlügü (1998, 134). Yazıldı. Trablus-ı Garb beğlerbeğisine hüküm ki:
16 Aquí el bailo emplea una versión italianizada del término turco-otomano arz, que indicaba el documento con el que se enviaban de forma directa al sultán súplicas y peticiones. 17 Término veneciano que designaba a los titulares de un determinado número de acciones de un barco.
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Hâliyâ Südde-i Sa‘adetüm'e mektûb gönderüp; «vilâyet-i mezbûreye varup vusûl bulduğunda sâbıkâ Beğlerbeği olan Mehmed dâme ikbâlühû zamânında Tâcûrâ nâm beld[e] ısyân üzre olup sen vardukda dahı ( )18 gösterüp girü ısyânlarında musırr olup asâkir-i İslâm üzerine varup küllî cengolup ınâyet-i Hakk celle ve alâ ile kal‘alar fetholup kendüleri kemâ-kân itâ‘at ü inkıyâd üzre oldukların» bildürüp imdi; gayri dahı her ne tahrîr itmiş isen alâ-vechi't-tafsîl Pâye-i Serîr-i Husrevânemüz'e arzolunup ılm-i şerîfüm muhît olmışdur. Eyle olsa; senün cibilletünde merkûz olan vüfûr-ı şecâ‘at ve fart-ı şehâmetünden dahı umılan bunun gibi hısâl-i hamîde ve fi‘âl-i pesendîde idi ki, vücûda getürmişsin; yüzün ağ olsun. İmdi; kemâl-i merâhım-i husrevânemden sana bir kabza kılıç ile iki hıl‘at-i hümâyûnum irsâl olunup buyurdum ki: Varup vusûl buldukda, kılıcı kabzidüp hıl‘at-i hümâyûnumı giyüp devâm-ı devleti ebed-peyvend-i husrevânem içün du‘âya iştigâl gösterüp hıfz [u] hırâset-i memleket ve zabt [u] rabt-ı vilâyet ve refâhiyyet ü itmînân-ı ra‘ıyyet bâbında envâ‘-ı mesâ‘î-i cemîle zuhûra getürüp muhtâc-ı arz olanı yazup bildüresin. Está escrito. Orden al beylerbey de Trípoli: Ahora que has enviado una carta a mi Puerta de Felicidad avisando de que cuando has llegado a la sobredicha provincia [Trípoli], la ciudad de Tâjûrâ se había rebelado durante el tiempo de Mehmed, exbeylerbey [de Trípoli], que Alá haga su fortuna duradera, y, a pesar de que, a tu llegada, [los rebeldes de la ciudad] se mostraron persistentes en su rebelión, atacaron a los soldados del islam y provocaron una guerra total [pero que] con la bendición de Alá, Grande y Elevado, fueron conquistados sus castillos y fueron sometidos, como en el pasado, a la obediencia y a la sumisión. Ahora bien, todo lo que escribiste aparte de eso fue presentado en detalle a nuestro trono imperial y [así] fue informado mi glorioso conocimiento. Siendo ese el caso, lo que se esperaba de la abundancia de coraje y plenitud de valentía que se encarnan en tu naturaleza era tal semejante carácter laudable y acción apreciada, lo cual has conseguido. ¡Que Alá te bendiga! Ahora bien, desde mi perfecta compasión sultánica, te envío una espada y dos caftanes imperiales y te ordeno: Cuando te llegue [esta orden], deberás agarrar la espada, ponerte mi caftán imperial y dedicarte a rezar por la continuación de mi eterno estado imperial, [deberás] llevar a cabo una variedad de obras buenas para la protección del país, para la disciplina de las provincias y por el bienestar y la prosperidad de la población y [deberás] escribir y avisar lo que resulte necesario.
El símbolo ( ) indica que, en el documento original, el autor dejó un espacio vacío entre las dos palabras.
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Anexo V. Orden al gobernador de Argel 27 de junio de 1568, hüküm 1625, MD 7, BOA, documento publicado en T. C. Başbakanlık Devlet Arşivleri Genel Müdürlügü (1999, 227-228). Yazıldı. Hüseyin Çavuş'a virildi. Fî 2 Muharrem, sene: 976 Cezâyir beğlerbeğisine hüküm ki: Hâliyâ Trablus Beglerbegisi olan emîru'l-ümerâ’i'l-kirâm Alî dâme ikbâlühû[ya] Cezâyir-i Garb Beglerbegilügi ınâyet olunup mu‘accelen varup irişmesi mühimm ü lâzım olmagın buyurdum ki: Vusûl buldukda, eger mûmâ-ileyh Alî dâme ikbâlühû senün yanunda ise mu‘accelen hemân Cezâyir['e] göndermesine sa‘yeyleyesin. Está escrito. Ha sido entregado a Hüseyin Çavuş en 2 Muharram, año: 976 Orden al beylerbey de Argel: El título de beylerbey de Argel le ha sido concedido a emîru’l-ümerâ’i’l-kirâm19 Ali, que Alá haga su fortuna duradera, que es en la actualidad el beylerbey de Trípoli. Puesto que es importante y necesario que llegue [allí] de inmediato, ordeno que: Cuando te llegue [esta orden], si el sobredicho Ali, que Alá haga su fortuna duradera, está contigo, deberás procurar enviarlo a Argel de inmediato. Anexo VI. Orden al gobernador de Argel 3 de noviembre de 1568, hüküm 2433, MD 7, BOA, documento publicado en T. C. Başbakanlık Devlet Arşivleri Genel Müdürlügü (1999, 238). Yazıldı. Mezbûre hâtûna virildi. Fî 13 Ca., sene: 976 Cezâyir beglerbegisine hüküm ki: Hümâ nâm hâtûn Südde-i Sa‘âdetüm'e gelüp; «Âyişe ve Fâtıma nâm kızları Mekke-i Mükerreme'ye giderken Françe pâdişâhına tâbi‘ Gran Piryol nâm kâfir gemisine râstgelüp esîr idüp bi'l-fi‘l Françe'ye tâbi‘ Pariz nâm kal‘ada Françe pâdişâhı yanında oldukların» bildürdi. imdi; mezbûreler içün ve sâyir Marsilya nâm kal‘ada esîr olan
Expresión empleada como sinónimo de beylerbey, cuyo significado literal es ‘emir de los emires ilustres’.
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müslimânlar istihlâsı içün bundan akdem bir-iki def‘a ahkâm-ı şerîfem yazılup irsâl olunup henüz eseri zâhir olmamışdur. Buyurdum ki: Vusûl buldukda, bu def‘a geregi gibi mukayyed olup müşârun-ileyh Françe pâdişâhı ile zikrolunan kızları ve sâyir müslimân esîrleri ahid-nâme-i hümâyûnum mûcebince taleb idüp her ne tarîk ile mümkin ise istihlâsı bâbında envâ‘-ı mesâ‘î-i cemîlen vücûda getüresin ve ne vechile tedârük idüp nice oldugın yazup Südde-i Sa‘âdetüm'e bildüresin. Está escrito. Ha sido entregado a la dicha señora en 13 Ca.,20 año: 976 Orden al beylerbey de Argel: La señora llamada Hümâ vino a mi Puerta de Felicidad avisando que sus hijas llamadas Ayişe y Fatima, en su camino a la Meca la Sagrada, fueron capturadas al encontrarse con el barco infiel llamado Gran Piryol, perteneciente al padişah de Francia,21 y que [ahora] se encuentran en el castillo llamado París, que pertenece actualmente a Francia, junto al padişah de Francia. Ahora bien, para las sobredichas [señoras] y para la liberación de los varios musulmanes que están presos en la fortaleza de Marsella, previamente he escrito y enviado un par de veces mis decretos imperiales, pero hasta ahora no han sido puestos en efecto. Yo ordeno: Cuando te llegue [esta orden], estando debidamente atento, deberás exigir al sobredicho padişah de Francia las mencionadas muchachas y [también] otros varios cautivos musulmanes, de acuerdo con mi ahid-nâme-i hümâyûn,22 y deberás realizar todo tipo de buen trabajo para su liberación por cualquier medio posible, y deberás escribir cómo y de qué manera lo procuras y avisar a mi Puerta de Felicidad. Anexo VII. Carta de Kılıç Ali Pasha a Selim II y respuesta del sultán S. l., ca. 1571-1573, Süleymaniye Kütüphanesi, Şehid Ali Paşa kısmı, nr: 2866, documento publicado en Orgun (1943, 333). Bikusur görülmüşdür deyü vezîr arz eyledi sen ise böylece dirsün halâ Tershane mağzanında otuz yük akça mevcud var deyü söyledi bilmem kangınıza itimad idelüm gerü vezîr sözünü dinleneyesin23, lâzım gelen masarife ol akçadan viresin.
Cemâziye’l-evvel (o Yumada al-Awwal), el quinto mes del calendario islámico. Los otomanos solían emplear el título de padişah (‘sultán’) para referirse al rey de Francia. 22 La expresión ahid-nâme-i hümâyûn (‘carta de acuerdo del sultán’) se refiere al documento diplomático con que el sultán concedía a una potencia no musulmana su amistad y una serie de privilegios bajo forma de capítulos, de ahí la traducción cristiana de esta expresión con el término de origen latino capitulación. En este texto, la expresión otomana designa la capitulación concedida por Selim II a Carlos IX de Valois en 1569. 23 Debería decir dinlemeyesin. 20 21
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Saadetlü ve mürüvvetlü ve azametlü Padişah-ı âlem-penah Hazretlerinin hak subhanehu ve taâlâ ömrünü ve devletini yevmen feyevmen ziyade eyleye Rikâb-ı hümayunlarına arz-ı bende budur ki haliya ferman-ı hümayunları üzere gemilerin levazımatı görilüb hazır olmuşdur bin beş yüz kürekci lâzım idi halâ bir mikdar kürekci reislere der'uhde olundu bulmagâ tekayyüd ideyorlar ve haliya Karadenize ferman buyrulan beş pare kadırganın kürekcileri dahi Akdeniz kürekçilerinden virilüb bugün çıkarlar şimden sonra cenkci lâzımdır ve tershane halkının ve kadırgalara tayin olunan cenkcinin ulûfeleri lâzımdır. Az kadırga ile çıkılub cenkci noksan olub ve ulûfeleri taşradan havale olunursa tahsiline tekayyüd olunmak lazım gelür hidmet avk olur. Ahmed Paşa kulları Kayimmakam iken bir haftada İstanbul’dan on üç pare geminin kürekcisin tedarük etmişler. Bir bîkes kullarıyım muradım din ve devlet uğrunda hidmet etmekdir. Şöyle ki saadetlü Padişahım bu kulların Defterdar ve gayre muhtac itmeyeler İnşâ’-Allahu teâlâ devletinde murad-ı hümayunları olduğu vilâyetlerin fethi âsandır. Kâfir yakasında bir iki tahmin olunmuş yer vardır. Rikâb-ı hümayunlarına yüz sürdüğümde arzolunub dua’-i hayırları reca olunur ve ferman olunan şaykaların binasına dahi bugün mübaşeret olundu. Baki emr ü ferman saadetlü ve mürüvvetlü padişahımındır (1571-1573). Bende Ali El visir ha mandado una petición en la que dice que se ha proveído de manera perfecta, pero tú dices así. [El visir] ha dicho que en las reservas del Arsenal existen todavía treinta cargos de aspros. No sé en quién de vosotros debemos confiar. Que no prestes atención a lo que dice el visir24 y pagues los gastos necesarios con esos aspros.25 Que Alá, glorioso y exaltado, aumente día por día la vida y el estado de su majestad, el afortunado y el generoso y el magnífico padişah, el refugio del mundo. La petición de su esclavo a su Sede Imperial es tal que las necesidades de los barcos se han proveído y preparado de acuerdo con su decreto imperial. Se necesitaban mil quinientos remeros, de momento cierta cantidad de remeros se ha confiado a los reis y [los reis] En el original, «no escuches la palabra del visir». Estas primeras tres líneas del documento representan la respuesta de Selim II a la carta que le envió Uluç Ali. El sultán no sabe de quién fiarse, ya que lo que dice Uluç Ali en su carta es contradictorio con lo que le ha sido reportado por uno de sus visires. Además, la enigmática respuesta del sultán a la carta que Uluç Ali le había enviado impide una interpretación clara del asunto, así como la identificación del visir citado por Selim II. Lo más probable es que fuera Sokollu Mehmed Pasha, a la sazón gran visir y encargado de supervisar la reconstrucción de la flota otomana después de Lepanto. Por tanto, se puede formular la hipótesis de que el sultán se refiera a un disenso de opiniones entre Sokollu Mehmed y Uluç Ali. A falta de más datos, sería necesaria una investigación sobre la correspondencia que Selim II mantuvo con Uluç Ali tras su nombramiento como gran almirante de la flota para arrojar luz sobre el asunto en cuestión. 24 25
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siguen trabajando duro para encontrar [más remeros], y en la actualidad los remeros de las cinco galeras encargadas al mar Negro se han proveído de entre los del Mediterráneo, [estas galeras] salen hoy; desde ahora, es necesario [encontrar] gente de guerra y [pagar] los salarios de la gente del arsenal y de la gente de guerra asignadas a las galeras. Si se sale con pocas galeras y con falta de gente de guerra y si sus salarios se envían desde las provincias, habrá que esforzarse para su recaudación y [esto] retrasará la misión. Su esclavo Ahmed Pasha, cuando actuaba como el lugarteniente [del gran visir], consiguió encontrar [solamente] en una semana en Estambul los remeros para trece barcos. Soy un esclavo solitario y mi propósito es servir en nombre de la religión y el Estado. Quiero decir que mi afortunado padişah no haga este su esclavo dependiente del tesorero [defterdar] y otros. Con el permiso de Alá es fácil la conquista de las provincias deseadas por su majestad imperial. Hay uno o dos lugares algo determinados [para atacar] en el lado de los infieles. Serán presentados cuando vaya a mostrar mi cara a su sede imperial y se pedirá su bendición; se ha comenzado hoy la construcción de los şaykas26, que había sido ordenada. Las órdenes y decretos pertenecen a mi afortunado y generoso padişah. Su esclavo Ali Anexo VIII. «Avisos de Andrinopoli» Ragusa [Dubrovnik], 8 de diciembre de 1571, doc. 133, leg. 1483, E, AGS. [fol. 1] Da Rag[us]a il di 8 di Decemb[re] p[er] letere di Privati Con un corriero d[e]l Amb[asciato]re di questi Sig[no]ri27 partito d’Andrinop[o] li28 a li 14 d[e]l pass[a]to s’intende ch’el Turco è in Andrin[opo]li et che si diceva che staria in quella città questo inverno dove ha inteso la perdita d[el]la Armata sua et subito raccolti li Bassa pieno d’affitt[io]ne et di confisione fece queste provisioni. Spedì el supremo Prefetto d[e]l Arsenale (che li Turchi chiamano el gran Chihaia) p[er]ch[é] con ogni straord[ina]ria diligenza faccia fare galere et a Const[antinopo]li et in mar magg[io]re.
El término şaykas se refiere a un tipo de barco bastante pequeño y muy rápido, empleado por la marina otomana en las aguas del mar Negro y en las del Danubio. Tradicionalmente, este barco era utilizado por los cosacos en sus ataques navales a los litorales otomanos del mar Negro. 27 Se trata de un embajador enviado por la República de Ragusa a la corte otomana de Adrianópolis. 28 Adrianópolis, actual Edirne, Turquía. 26
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Ha fatto far bandi p[er] tutte le Provincie da Nuovobarzaro29 d[el]la Servia sin a Const[antinopo]li ch’ogni uno che sa lavorare d’ascia vada a Const[antinopo]li a lavorare nel Arsenale. Et ch’ogni uno che’ha schiavi si debba presentare a Const[antinopo]li al officio deputato p[er] fare q[u]alch’Arm[a]ta di consider[atio]ne. Ch’ancora voleva far un potente Essercito p[er] terra. Che mehmet30 Bassa Visir cioè capo d[el]li Bassa nel raggion[amen]to havuto col sopradetto Amb[asciato]re ha biasmato ch’Ali Bassa31 habbia combattuto co[n] la galera sua dicendo che sebene era coraccioso non doveva subito cola galera sua correr contro el nemico ma stare adietro nel luoco piu sicuro et somministrare et soccorrer le parti d[el]l’Armata ch’haveria viste declinare et servirla piu col governo che co la bravura d[el]la persona sua. Il che (soggionse) s’Ali havesse fatto haveria ancor potuto fugire la morte ch’haberia visto non poter schifare altrim[en]te com’ha fatto Pertan Bassa32. La p[er]dita d[el]la q[u]al Ali dice esser d’incomparabil delole al Turco il q[u] ale l’amava fortem[en]te et che haveva piu volte usato dire pesarli piu la morte sua che la perdita de tanta Armata et soggionse poi con animo pieno de rabbia et vendetta bravando contro li Ven[ezia]ni: «ma vederemo ma vederemo ch[e] fine havva questa guerra». Che si diceva che pertat era a la Prevesa33 sano, m’altri dicono ch’era arivato a Scopia de Maced[o]nia34 stupido ne sapeva dir altro in ogni proposito che bre Chiaur35 bre Chiaur et ch’el Turco heveva mandato de molti Ciausi p[er] chiamarlo con ogni [fol. 2] prestezza, et che non si sentiva novita alcuna contro di lui onde si crede ch[e] la giornata sia stata fatta di comun voto de tutti li Bassa. Ch’el Turco et tutti li Bassa pensavano che li n[ost]ri non haveriano mai havuto ardire di combatter et che combattendo l’haveriano inghiotiti, del che p[er] fatal loro semerità si p[er]mettevano asai piu che d[el]le istesse cose che possedono in
Novi Pazar, Serbia. Sokollu Mehmed Pasha, a la sazón gran visir. 31 Müezzinzade Alí Pasha, gran almirante otomano durante la batalla de Lepanto. 32 Pertev Pasha, visir otomano y comandante en jefe de la flota enviada por Selim II para reforzar el sitio de Famagusta en el verano de 1571. Aunque apoyó la estrategia defensiva propuesta por Uluç Ali de no abandonar el golfo de Lepanto, en la asamblea consultiva entre los miembros de la armada otomana celebrada antes de la batalla del 7 de octubre de 1571, aceptó los deseos del gran almirante Müezzinzade Ali Pasha de enfrentarse a la Liga Santa. 33 Préveza, Grecia. 34 Skopie, Macedonia. 35 Hay una nota escrita por el autor de esta carta que explica el significado de bre Chiaur: «Bre è voce menaccevole. Chiaur vuol dire Christiano». 29 30
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mezzo Const[antinopo]li. Onde hora pieni di confusione et di vergogna deplorano la perdita di cosi bella Arm[a]ta et d[el]la reputatione che si vantano la casa otomana haver p[er] ta[n]ti secoli interrottam[en]te guadagnata et tenutasi invincibile et tremenda a tutti li Potentati. Dicono che non si pono acquietare che l’Arm[a]ta loro governata da duoi Bassa principaliss[i]mi di gran esperienza et valore, de piu legni, de piu gente, fresca, co li Cap[ita]ni et soldati veterani avezzi al mare et di singolar concordia et obedientia verso el suo patrone, sia stata oppressa et svergognata da quella d[el]la Lega guidata d’un putto, de manco num[e]ro de legni, de soldati strachi et poco esperti a li fastidij del mare, fatta da galere mendicate fra diversi Principi che mai si sono potuti unire ò uniti confidare l’uno d[el]l’altro, o confidatisi far buon effetto attendeno ogni uno a la salute d[el]li propri interesse et cosi rompersi. Per il che li Bassa sono ben informati che principalm[en]te questa unione procede da N[ostro] S[igno]re et con maraviglia domandano la cuasa p[er] ché li Principi n[ost]ri s’asicurano piu su li motivi suoi che non hanno fatto de tanti altri ch’hanno in diversi tempi procurate le leghe et condotte a q[u]alche termine, onde l’odiano et temono insieme et mentre che hanno voluto investigare d[el]la detta causa hanno saputo ch[e] N[ostro] S[igno]re drizza tutte l’operationi et pensieri suoi solam[en]te a la gloria de Dio et essaltatione d[el]li popoli suoi privi de tutte le terrene passioni, il che scoltano con stupore et con menaccie. Solo Asali Bassa manco furibondo et impatiente d[el]li altri usa dire che l’Otomani felicis[sim]i et p[ro]speriss[im]i da tanti anni sono p[er]venuti al supremo colmo d[el]la fortuna p[er] il che Dio p[er] mostrare al Turco ch[e] lui è patrone d[el] l’universo et che pero riconosca sempre ogni sua ampliatione l’ha voluto visitare con questa amaritudine. [fol. 3] Ma Mehemet Bassa al q[u]ale questa vergogna et perdita preme piu ch’ad’altri p[er] esser lui capo de tutti et co li popoli de suprema autorità, la ricopre, et ha detto piu volte ch’el Turco sin hora haveria spiantati li Ven[ezia]ni s’esso Mehemete non si fosse sempre attacato al manco male, non havesse temperate le furie sue, et scemati l’ordini et ritardata la loro essecutione havendo sempre guardato de metter pace. Et s’intende che li principali di quella Corte dicono che el Turco havendo intesa la conclusione d[el]la Lega voleva ch[e] si facesse l’Arm[a]ta piu grossa de cento galere et ch[e] vi concorrevano tutti li Bassa ma che Mehemete ch’e potentis[sim]o p[er]suase che quella sola era sufficiente p[er] molti rispetti. Ma l’huomeni di giudicio non lo credono p[er]ché la Lega fu conclusa tardiss[im]o di modo che non poteva el Turco stampare ta[n]te galere in un subito.
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Che Mustafa Bassa36 Generale d[el]la impresa de Cipro era venuto a Constant[inopo]li et di continuo si spettava in Andrinop[o]li. Ch’Ulucciali è fatto Generale di mare al q[u]ale è di gran splendore presso li Turchi l’haver espugnate le galere di Malta et col stendardo loro fugito benche ferrito a Modone con alquante galere il che non pono dire de nessun altro Cap[itan]o loro. [fol.4] Avisos de Andrinopoli De Ragusa a viii de x.bre 71 Anexo IX. «Lo que Refirio Fran.co Gaspar corço al conde de Benavente» Valencia, 1569, docs. 129-130, leg. 333, E, AGS. [fol. 1] Francisco Gaspar Corço partio de Valencia a XXI de hebrero y haviendo navegado dia y medio con buen tiempo, se le bolvio de manera q[ue] no pudo tomar a Argel y huvo de correr a Mostagan37 a donde estuvo quatro dias, y no pareciendole estar seguro por la playa se fue a Oran de donde partio tres veces para Argel y llego la postrera en dia y medio, antes q[ue] se desembarcasse hablo con su hermano Andrea y le descubrio la cuasa de su viage, y dio la carta de Su M[agesta]d. A Andrea parecio la negociacion muy peligrosa, y assi, dixo a su hermano: «yo esperava q[ue] veniades a sacarme de Argel, y vos venis a meterme en un gancho». Su hermano le animo con muchas palabras encareciendole el servi[ci]o q[ue] se haria a Dios, y a Su M[agesta]d y el bien q[ue] les resultaria dello, y en conclusion le dixo, q[ue] pues el se havia encargado del negocio, queria aventurar en el la vida, y q[ue] si el dudava, q[ue] alli tenia navio y dineros q[ue] se viniesse a Valencia o, se fusse a ytalia. En fin el Andrea se animo algo y saltaron en tierra y fueron derechos a besar las manos al Rey de Argel,38 al qual hablaron en Dogan,39 q[ue] llaman consejo con todos los principales q[ue] havia en Argel. El Rey le pregunto q[ue] de donde venia y q[ue] nuevas havia de Granada, francisco Gaspar respondio q[ue] yva de Valencia, y de las cosas de granada dixo q[ue] todo era ayre, q[ue] que podian hazer quatro morillos descalços, sin armas, y sin cabeça, ni gente de experiencia q[ue] se havian levantado engañados del diablo, y assi se perderian, y engrandecio el poder de Su M[agesta]d q[ue] havia allanado a Alemania, francia, y Italia. El Rey dixo en turquesco Lala Kara Mustafa Pasha, a la sazón comandante en jefe (serdar) del ejército otomano. Mostaganem, Argelia. 38 Uluç Ali, a la sazón beylerbey de Argel. 39 Diván, el Consejo de Gobierno. 36 37
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bolviendose a los del consejo «este dize verdad» y con esto se despidieron. Estavan en Argel muchos mudejares haziendo instancia al Rey q[ue] ayudasse a los de Granada, y embiasse provisiones y armas, y por Argel se havia recogido muy gran quantidad dellas. El corço fue despues a ver a Mami chiaya40 q[ue] es la persona mas principal de la casa del Rey, es renegado corço muy grande amigo suyo, y aun pariente, y es el q[ue] le embio a pedir el veneno, y en llegando, le pregunto si le llevava. El fran[cis]co dixo q[ue] llevava la recepta para hazerle quando fusse menester [fol. 2] y por que sabe la voluntad q[ue] el chiaya tiene de venirse a tierra de christianos, y podia hablar con el confiadamente, le pidio q[ue] aconsejasse al Rey que no se entremetiesse en las cosas de Granada, pues no haria mas effecto de (como dize el refran) buscarse sarna no tiniendola, y q[ue] mirasse lo q[ue] havia sucedido al alcayde de Velez41 por el atrevimiento q[ue] huvo de venir a Valencia a ojos de Su M[agesta]d. El chiaya lo hizo gallardamente y se determinaron en no embiar municiones ni armas por las razones que el dixo, y por que no parecio q[ue] convenia sacar las armas de Argel, y traerlas a España, y assi recogio el Rey todas las armas q[ue] havian juntado y las puso en un magazen, a donde las tiene ahora. Otro dia siguiente llevo su presente al Rey con el qual holgo mucho, y se le agradecio diziendo q[ue] si huviera alguna nao en el puerto de presa q[ue] se la diera, y q[ue] si queria los captivos franceses q[ue] se los daria, (estos dize q[ue] son ciertos captivos q[ue] nunca los han querido rescatar) y mando q[ue] se hiziesse luego el salvo conduto para la barca de la limosna, el fran[cis]co respondio que no queria mas detenerse por esclavo suyo, y que quando le ocurriesse negociar con el le mandasse dar entrada en su casa. El Rey respondio q[ue] la ternia siempre. Francisco dixo al chiaya q[ue] tenia algunas nuevas q[ue] dezir al Rey, y otro dia le embiaron a llamar, y estando solo con el Rey le hablo franco, q[ue] es cosa q[ue] nunca ha hecho con otro christiano y le pregunto q[ue] nuevas havia en España, y diziendole el las q[ue] llevava de Constantinopla, le pregunto como las sabia, el dixo q[ue] por via del Conde de Benavente Visorey de Val[enci]a42 en cuya casa tenia entrada por q[ue] le havia mandado rescatar ciertos esclavos, y amistad con su secretario, encareciendo mucho el valor y bondad del Conde y la parte q[ue] tiene con Su M[agesta]d. Preguntole como hablavan de su persona, el francisco respondio q[ue] le estimavan mucho y tenian por muy valeroso, y q[ue] assi lo havia oydo al Conde, y q[ue] si Su M[agesta]d le tuviera en su servi[ci]o no le tratara como el Turco, antes le hiziera mucha m[erce]d por su valor, y q[ue] en España estavan espantados de q[ue] el Turco le Mami, renegado de origen corso, fue el chiaya de Uluç Ali en Argel, es decir, su camarero de casa y consejero privado. 41 Vélez de la Gomera, España. 42 Antonio Alfonso Pimentel y de Herrera. 40
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sacasse a el de Argel y embiasse a Mehemet baxa,43 persona tan para poco. El Rey estuvo sin hablar palabra por muy gran rato, puestos los ojos en el suelo, y despues se despidio el corço. Hablo despues con el chiaya [fol. 3] y hablandole muy aparejado para lo q[ue] el queria le persuadio q[ue] se alçassen con la tierra y la diesen al Rey de España de quien serian gualardonados realmente y ternian mas de lo q[ue] sabrian pedir y que lo tratasse con el Rey pues se fia tanto del q[ue] ninguna cosa heze sin su consejo. El chiaya prometio q[ue] lo tentaria, y otro dia le pregunto el Rey: «essos de v[uest]ra tierra son v[uest]ros parientes», el chiaya dixo q[ue] si, el Rey pregunto pues q[ue] dizen de nuevo, el chiaya le refirio lo q[ue] francisco le havia dicho, y se alargo con el a dezir que en las cosas de España havia mas seguridad y firmeza q[ue] en las de los Turcos, y el Rey dixo q[ue] era verdad. El chiaya se adelanto a dezirle q[ue] mirasse por sy, y por lo que le cumplia, diziendole «vos me entendeis», y el Rey dizo «seria verguença» y con esto cesso la platica. El chiaya tomo a su cargo de bolver a ella y insistir en ella muy de veras. En este tiempo bolvio de Costantinopla el Catanio44 q[ue] es capitan general del campo, y hombre de mucha autoridad, y havia ydo en favor deste rey, contra Mehemet Baxa, y truxo nueva de la confirmacion deste, y vinieron como presos el chiaya y el almirante del passado para q[ue] estuviessen a derecho y pagassen lo q[ue] deviessen en Argel. Estos dos son renegados uno Trapanes y otro Ginoves, y pasando en las casas de Mami Chiaya a donde Andrea y francisco yvan muchas vezes hablaron con ellos y doliendose del mal tratamiento q[ue] se le hazia, y havia hecho en Constantinopla vinieron a descubrirse con ellos, que si pensaran q[ue] en Constantinopla los havian de tratar tan mal, se entraran con las galeras en el puerto de Mecina y q[ue] fuera facil cosa negociarlo con Mehemet. Con la venida de Catanio, y las nuevas de su confirmacion, se alegro Luchali, y se sosegó q[ue] hasta alli havia estado tan temeroso q[ue] no lo podia encubrir, y el chiaya no tuvo tanta parte en los negocios como antes por la mucha confiança q[ue] el Rey haze de Catanio. Francisco Gaspar fue a visitar al Catanio q[ue] era muy su amigo, y le presento algunas cosas, y hablaron mucho de las de España, y particularmente de Valencia y del Conde de Benavente, y preguntando Catanio en q[ue] opinion estava el entre christianos, francisco le respondio q[ue] en muy buena, y le tenian por mal empleado en servicio del Turco, a donde no havia seguridad de vida ni de hazienda, y le truxo a la memoria muchas personas señaladas, como bechouli Baxa45 q[ue] le cortaron la cabeça, Assan Baxa hizo de Barbaroxa q[ue] fue preso a Constantinopla, Mehemet Baxa y otros q[ue] havian sido despojados, y Mehmed Pasha, hijo de Salah Reis y exgobernador de Argel (1567-1568). Catania era un renegado de origen siciliano que fue varias veces comandante del ejército argelino a lo largo de la segunda mitad del siglo xvi. 45 Beyoğlu Mehmed Pasha, exgobernador de Argel (1556-1557). 43 44
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[fol. 4] muertos sin ninguna culpa, y q[ue] si el huviera servido a Su M[agesta]d tuviera cosa firme y grandeza para todos los suyos, y no biviera con sobresalto, y recelo de ser muerto cada hora, y le alego al Principe doria, y otros a quien Su M[agesta]d havia hecho grandes, el Catanio dixo: «esso es verdad pero tambien el emperador hizo matar a uno q[ue] se havia buelto a su parte en Tunez diziendo q[ue] havia sido traydor» y no se acuerda del nombre. Francisco respondio, q[ue] no sabia tal cosa, ni podia caber en el real animo de Su M[agesta]d y assi quedaron sin osar el corço descubrirse mas. Antes q[ue] viniesse Catanio havia havido grande alteracion entre los geniçaros, y los otros soldados q[ue] llaman mocarreros, pretendiendo los geniçaros q[ue] no huviesse mas de quinientos de los otros, q[ue] son mil y dozientos, por ser ellos superiores y poder hazer de todo a su voluntad, q[ue] siendo los mocarreros tantos y juntandose con los del pueblo bastavan para yrles a la mano, son los genicaros mil y quinientos. Esto sosego el Rey con buena negociacion, y se aguardo la orden q[ue] vernia de Constantinopla. Todavia los geniçaros concertaron de matar al Rey, y a cinco o seis de los mas principales, y tenian señalado el dia de su pasqua q[ue] es a 25 de março, y un dia antes llego Catanio, y con el un aga q[ue] es capitan de los geniçaros, y se estorvo lo q[ue] tenian concertado. Viendo francisco Gaspar q[ue] en Argel proprio y en todas sus comarcas estan los moros muy mal con los turcos, por los malos tratamientos q[ue] les hazen y q[ue] a el mismo han dicho mucho dellos: «o Rey de España por q[ue] no vienes», y q[ue] los comarcanos de Bona havian muerto en dos vezes ciento y treinta turcos, y en ninguna parte tienen amigo, le parecio q[ue] si se huviesse una cabeça dellos, se le allegarian todos, y se levantaria toda Berberia, y tratando desto con su hermano (q[ue] era del mismo parecer) y de la persona q[ue] seria buena para este effecto, vinieron a resolverse en el xerife,46 al qual fue a visitar Andrea, y entro en razonamiento con el, pero no le salio a nada. Otro dia fue francisco, q[ue] es su conocido antiguo, y diole encomiendas del Maestre de Montesa,47 y preguntandole como le havia ydo en Constantinopla, y que tratamiento le havia hecho el Turco, respondio: «q[ue] tratamiento puede hazer un borracho!» Francisco le dixo, q[ue] se havia pensado, que yva a pedir ayuda para [fol. 5] cobrar su estado, y el respondio que no havia ydo sino a cobrar sesenta mil ducados q[ue] le devia Assan Baxa, y a ver si podia ayudar en algo a Mehemet Baxa, q[ue] le tenia por hermano pero q[ue] no havia hecho nada, y q[ue] el Turco passado, quando havia llegado a hablarle le havia besado en la frente, y a este a penas havia podido llegar Abd al-Malik, príncipe marroquí de la dinastía de los saadíes, a la sazón exiliado en Argel. Pedro-Luis Galcerán de Borja y de Castro-Pinós, a la sazón gobernador de Orán.
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a besarle la mano. Fran[cis]co entro en platica sobre sus cosas, y de quan mal quistos son los turcos en Berberia, y q[ue] todas ella acudiria a el si se levantasse contra ellos, el xerife le hazia buenas sus razones y mostro cartas del Rey del Cuco y del de Labes48, en q[ue] le rogavan q[ue] se alçasse y prometian el favor de todos ellos, francisco le dizo q[ue] con aquello, y con llegarse a Su M[agesta]d haria su hecho, el respondio, q[ue] ya el tenia animo de llegarse a Su M[agesta]d y lo havia tratado con Çuniga y pedido salvo conduto para venir en España, y q[ue] se le havia embiado por ocho meses, a tiempo q[ue] eran passados los seis, y q[ue] por esto, y por que tenia q[ue] los moros viendole llegado a christianos le desamparassen, y por amor de Mehemet Baxa se havia puesto en la yda a Constantinopla, y q[ue] ahora no dessea otra cosa sino venir a España, y servir a Su M[agesta]d. Y cada dia se lo escriven y aconsejan los de Fez, y Catanio le ha prometido y jurado q[ue] sera de su parte, y pareciendo esto a los hermanos Corços difficultoso de creer les dixo q[ue] el esconderia al uno donde no fuesse visto, y llamaria a Catanio y moveria platica, para q[ue] la oyesse y entendiesse de su boca. En suma dize q[ue] es grande la determinacion del xerife y q[ue] toda Berberia, y aun la tierra de Argel se llegaria con el, pide salvoconduto, y escribe a Su M[agesta]d en creencia del corço. Quanto a la negociacion de Bugia, francisco ha tratado con tres renegados el uno es Jafer Trapanes renegado de Catanio hombre sufficiente y para qualquier hecho, el medio q[ue] se podria tener es, tomar el alcaydia, q[ue] se da por arrendamiento, como todas las otras, y al alcayde es cosa muy llana dar la tierra, el Jafer esta determinado a todo lo q[ue] se le pidiere y con gran desseo de alir de entre turcos, pidio el alcaydia al Rey, y el [fol. 6] se la queria dar, pero el Catanio no se la dexa tomar, por q[ue] dize q[ue] tiene la mayor parte de sus renegados en Constantina de donde el es alcayde, y no quiere apartarle de si, toda via se mantiene la platica, y el renegado dize, q[ue] si su amo no le dexa tomar la alcaydia, y Su M[agesta]d le quiere dar passo seguro, q[ue] se huyra y se trayra la mayor parte de los renegados de Catanio, y mucha de sus dineros, y sacara consigo a los que por Su M[agesta]d se le mandare especial al fundidor de la artilleria q[ue] es renegado siciliano y tiene mucho desseo de huyrse y sobre esto escribe a Su M[agesta]d. Tambien trato francisco, digo Andrea, con chiayto Morato renegado corço q[ue] el ano passado fue alcayde en Bugia y se informo de las particularidades della, y el le dixo q[ue] de ordinario ay en ella cinquenta soldados mas q[ue] la mitad no son Los reyes de Cuco y Labes, de acuerdo con la terminología empleada por los españoles en el siglo xvi, eran los líderes de dos importantes clanes bereberes que controlaban las principales zonas de la región montañosa de Cabilia. El reino de Cuco, cuya capital homónima sería la actual localidad de Aït Yahia en la provincia de Tizi Ouzou, al norte de Argelia, estaba bajo el control de la familia Ben el-Qadi. El reino de Labes, por su parte, tenía su capital en la ciudad de Kalâa de los Beni Abbès (actualmente en la provincia argelina de Bugía) y estaba bajo el control de la familia Beni Abbès. 48
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de fación, y q[ue] si llegassen alli cinq[uan]ta galeras la pornian en gran confusion, y q[ue] si a el le huvieran hablado el tiempo q[ue] la tuvo la huviera dado con tanta facilidad, como dar un guante, este tambien procurara haver el alcaydia, y hazer el servicio. Tambien trataron con Salefo renegado de Lipari,49 y prometio q[ue] procurara haver el alcaydia, y tiene una carta de Piali Baxa50 para el Rey de Argel en su recomendacion, por la qual hara el Rey todo lo q[ue] le pidiere, y si por ser el moço no se la quisieren dar, dize q[ue] tomara en su compania alguno de los alcaydes viejos para q[ue] se la den mas facilmente, es menester hazer a estos fuertes de dineros para la paga adelantada del arrendamiento, y para q[ue] ya q[ue] aya otro alcayde, se la den a el pujando el arrendamiento, q[ue] assi es costumbre en Argel, y esto havia de ser dando orden a Andrea q[ue] el le diesse al q[ue] huviesse la alcaydia quinientos o seiscientos ducados en su no[m]bre. Todas estas negociaciones estan movidas, y con esperança de dar conclusion a alguna dellas, y para tratar con el Rey mas particularmente se aguardo a q[ue] saliesse la armada de Argel, q[ue] fue a Levante segun ya se ha entendido, y a que saliessen fuera los campos los [fol. 7] quales fueron dos de cada mil soldados, uno q[ue] llevava Alcayde Ramadan tuvo differencia con un xeque s[eñ]or de un pueblo q[ue] esta entre Argel y Bugia y vinieron a las manos, y los moros mataron muchos turcos, Ramadan embio a pedir socorro, y fue el otro campo q[ue] estava para yr la buelta de Poniente, entram[b]os tomaron el pueblo y mataron muchos moros. Estando los geniçaros fuera les escrivieron de Argel q[ue] el Rey havia embiado a Catanio a Constantinopla a quexarse y dezir mal dellos, por lo qual vinieron a Argel hasta quatrocientos y entraron en la tierra con proposito de matar al Rey y lo hizieran si el Aga no acudiera al ruydo y se lo estorvara, el Rey los aplaco con buenas palabras, diziendo que era falsedad lo q[ue] les havian dicho, y q[ue] Catanio era ydo a pacificar los de Bona, que toda la tierra comarcana se havia levantado contra los turcos, y havian muerto ciento y treinta turcos en dos refriegas, y con esto y con hazer colacion se amansaron, aunque todavia no le querian por Rey y el tenia gana de salirse, esto fue a XVIII de mayo. Mami chiaya dizo a francisco q[ue] hasta ver en q[ue] paravan aquellas rebueltas no seria coyuntura de tratar de su negocio, y el estaria bien fuera de Argel, y assi se embarco, dexando las cosas en este estado, despues de embarcado oyo la salva de la arcabuzeria del campo q[ue] se bolvia a Argel. Dexa concertado con el chiaya, que quando viene sazon torne a tratar con el Rey, y no avra hecho poco al caso para moverle lo q[ue] ha passado, y quando el Rey no se disponga el chiaya tomara resolucion en lo q[ue] podia hazer y Andrea queda Lípari es una de las siete islas Eolias al norte de Sicilia. Forma parte de la provincia de Mesina, Sicilia. Piyale Pasha, a la sazón gran almirante de la flota otomana.
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con cuidado de solicitar todos estos negocios con los unos y con los otros, y dessean saber la voluntad de Su M[agesta]d y la orden q[ue] sera servido q[ue] se tenga. [fol. 8] Lo que Refirio fran.co Gaspar corço al conde de Benavente Anexo X. «Relación de Antón de Avellán» Estambul, ca. 1575-1576, doc. 281, leg. 1144, E, AGS. [fol. 1] Muy Ill[ustr]e señor El luchali tiene 2500 esclavos cristianos y mas 150 rrenegados españoles y ytalianos y entre ellos avra quinze o diez y seis capitanes de galeras q[ue] se tiene q[uen]ta con ellos por ser buenos soldados y marineros y quando el turco arma todos los cristianos esclavos del luchali y parte de los del turco van a bogar sobre las galeras destos arraezes y por marineros y oficiales dellos los de mas rrenegados. Morataga luques51 pro hijado del luchali y su mayordomo mayor de quien se confía mucho es muy amado de todos los rrenegados por q[uan]to les haze bien pudiendoles hazer mal y es su superior. Y nostante que yo no e tratado yntrinsicamente con este morataga se çierto q[ue] tiene buena voluntad de rreduzirse a la fee y desea venirse haziendo de camino alguna buena obra señalada en serviçio de dios y de su mag[esta]t como creo çierto oviera hecho si la persona q[ue] el s[eño]r don Ju[an]52 me mando llevase como en constantinopla llamado virgilio polidoro florentin tuviera mas discriçion y guardara mejor la carta q[ue] su al[tez]a le dio para el morataga la qual la tomo el hijo del baxa y dandomela a mi a leer le di a entender q[ue] era otra cosa y la rronpi. Urrem bei53 ynterprete mayor del turco q[ue] ocultamente sirve a su mag[esta]t tiene amistad con el morataga este por ser de su tierra y su amigo podra mejor tratar con el lo q[ue] yo o el que oviere de yr le ordenare en n[ombre] de su mag[esta]t y por q[ue] mejor se considere el termino q[ue] sea de tener para ello y por lo q[ue] podria suçeder conviene q[ue] aurelio santa + [croce]54 entienda en ello y se tome su pareçer y q[ue] su mag[esta]t les escriva a cada uno de por si encargandoles este negoçio q[ue] se Amurat de Lucca, renegado de Uluç Ali. Don Juan de Austria, a la sazón capitán general del mar de la Monarquía Hispánica. 53 Hürrem Bey, dragomán de la corte otomana. 54 Aurelio Santa Croce, mercader veneciano, agente diplomático de la República de Génova y espía de Felipe II en Estambul. 51 52
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oviere de tratar y ofreçiendoles su graçia y lo q[ue] le pareçiere mereçen puesto el negoçio en execuçion [fol. 2] ansi mismo sea de escribir a morataga en q[ue] su mag[esta]t le diga como ya tiene notiçia del y de su buen proçeder y animio y q[ue] no dexe de continuar en el yntentando con el luchali de rreduzillo al serviçio de dios y de su mag[esta]t y q[ue] sea de manera q[ue] la fuerça de argel o el armada del turco o la mayor parte la entregue pues lo puede hazer en poder de los ministros a quien su mag[esta]t hordenare. Y q[ue] puesto en execuçion y salido con ello q[ue] su mag[esta]t le promete su palabra rreal al luchali y al morataga de dalle tanto y mas de rrenta y cargos de los q[ue] alla tiene y pues es onbre viejo y sin hijos me pareçe q[ue] su mag[esta]t se lo debe concedere pues conforme natura. No puede bivir mucho. Ansimismo le a de prometer su mag[esta]t de que alcançara la graçia de su santidad para en quanto a lo del anima para el y para todos los q[ue] con el vinieren de mas de q[ue] se le hara bueno todo lo consigo traxeren. Y si acaso el moratag no se atreviere a tratar con luchali lo q[ue] tengo dicho q[ue] a lo menos pues es cosa façil q[ue] siendo fuera con el armada lo atosigue y sea en tiempo q[ue] entre ellos cause confusion sin hazer jornada. Carlo saminiate deudo de lorenço saminiate el que asistia en arragoça55 al serviçio de su mag[esta]t es gentilonbre luques. El ano pasado alcanço del turco q[ue] pudiesen contratar los luqueses en levante. Rreside en constantinopla por aquella rrepubblica. Es amigo y patrioto de morataga. Seria bien q[ue] pues aurelio santa + [croce] tiene amistad con el, lo adquiriesen para el serviçio de su mag[esta]t y tanbien q[ue] este carlo podria tratar este negocio con morataga si acaso a su mag[esta]t le pareciere q[ue] conviene q[ue] yo no vaya por ser conoçido y aver tenido de mi los turcos algunas sospecha. Mahamet baxa56 lugar teniente del turco me dio salvo conduto para q[ue] pudiese bolver con condiçion q[ue] llevase comigo algunos turcos para en trueque de otros tantos cristianos y bolviese con la rrespuesta de no se q[ue] desverguenças q[ue] me dixo dixese al s[eñ]or don Ju[an] açerca de su falsa opinon y a esta [fol. 3] causa seria bien q[ue] fuese de aquí a buscar a su al[tez]a y se tratase con el todo lo que a de ser y mas lo que por momentos se podria ofreçer encargandole a su al[tez]a no lo trate con otro ninguno. Ragusa, la actual Dubrovnik. Sokollu Mehmed Pasha, a la sazón gran visir.
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Y si a v[uestra] m[erce]d le parece q[ue] su mag[esta]t se contentara de q[ue] yo vaya este viaje sera menester se me [den] dineros para q[ue] vaya a buscar a su al[tez]a por q[uan]to estoy muy pobre y tengo gastada mi hazienda sin q[ue] aya rrecibido en dos años mas de de 300 du[cado]s q[ue] su al[tez]a me dio qua[n]do parti de napoles. Y lo de mas q[ue] avre menester para yr y bolver de napoles a constantinopla para mi gasto y sustento ordinario sera 800 du[cado]s turquescos y esto limitadamente sin otros gastos q[ue] se pueden ofreçer como son enfermedades y para sobornar algunos turcos en casos que pueden suçeder Anton avillan Anexo XI. «Tradutione del commandamneto che sono stati dati dal gran turco soltan Morat al capitano del mar lucchialli» Estambul, 17 de mayo de 1576, doc. 200, leg. 1071, E, AGS. [fol. 1] Traducio[n] del coma[n]dame[n]to ch[e] sono sta dato dal gra[n] Turcho soltam morat Al Cap[itan]o d[e]l mare luchialli in questa sua partita. Cap[itan]o Ex[celen]te et consegliero prudente consultore delle cosse grande et p[er] la Abondante gr[a]n[dezza] del altissimo Idio mio supremo general di mare et della mia Innumerabil armata Ali cap[itan]o bassa g[enera]le quando ti sera p[er]venuto questo mio alto et Imperial Coma[n]dame[n]to ti sia notto Como avendo la mia Imperial g[ra]ndeza sentito ch[e] li miei Infidel nemici di spagna fano aparechiame[n] to di desturbar ch[e] il mio beglerbei di algier ramadan bassa Il qualle con il mio alto et Imperial Coma[n]dame[n]to li Coma[n]daj dovesse andar con il mio vitoriosso essercito p[er] terra a meter nel regno di fezz mulla Abdulmelich57. Como vero successor di quel regno et avendo inteso tal nova, mi son mosso con il zillo d[el]la fedde et religion, mo[n]sulmana et ancho mi son deliberato di far li vendete et castigar i mej innimisi. Como si conviene Adunq[ue] ti Coma[n]do subito tu sia Inbarchato et ti partirai di q[ue]sto locho con tuti li vaselli ti trovi armato et andarai a firmarti a scio58 sino ritornj le galere di alex[andri]a et d[el]li altri lochi et fato averai la massa tu paserai a navarino et svarcherai quelle artigliaria et cussi nelli altri lochi ordinati et userai ogni diligentia di reveder tuti q[ue]lle fortezze della marina et veder si sono ben custodite di ogni lor bisogno et ma[n]derai avanti homini prudenti et savij a spiar quello fa li cristiani mei Inimici et dove si trova li lhoro galere et ch[e] disegno e il suo si pensano Abd al-Malik, príncipe marroquí de la dinastía de los saadíes, a la sazón exiliado en Argel. Isla de Quíos, Grecia.
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di venir a dan[n]o delli mei dominij overo si volgiano far alc[un]a altra impressa et poi secondo le nove ch[e] averai ti governerai et ancho lo significherai alla mia ecelssa porta refugio d[e]l mo[n]do et si p[er] sorte p[er] mare troverai galere overo altra sorta di vasilli armati d[ell]’Infideli o di altri siano che esser si volgia li Invisterai et pulgerai p[er] la mia serenita p[er] nullo modo vol suportar ch[e] nel mare d[el]la mia Imperial gra[n]dezza debiano navichar vaselli armati d[ell’]Infideli Innimicj ne di altri riserva[n] do le nave de vinitiani d[i] marcha[n]zia et al suo parer no[n] farai danno se loro no[n] ti desse la Caussa et Como si conviene userai la tua diligentia et se gli Infideli innimici volessero far qualch[e] motivo a danno d[el]li mei regni et sudditi tu li disturberaij et providerai al bisogno et farai intender a tuti li mei beglerbej et sangiachibej d[el]le marine ch[e] stia aparechiati et facia provisione p[er] lanno venturo di tutte le cosse necesarie p[er] larmata d[e]l mare la mia imperial grandezza ch[e] con lo agiuto d[e]l maximo et omnipotente Idio la mia Imperial gra[n]dezza dessiderra d[i] far una potentiss[i]ma Armata a danno d[el]li Infideli mei Innimici di spagna p[er] abasar la sua sup[er]bia, si como Idio maximo mi inspirira a gr[an]deza et la gloria d[el]la fede et religio[n] mo[n]sulmana, non p[er]derai nullo d[i] tempo di far secondo il mio Imperial ordine et Comisione In ogni Cossa dunq[ue] bona consideratione et diligentia et cossi ti sia notto et al ser[enissi]mo segno ch[e] questo Imperial Coma[n]dame[n]to darrai fedde scrito alli 15 d[el]la luna d[i] Seferaij sico[n]do lanno di maumetano 983 et di nostra salute alli 17 di magio 1576. Nella residencia n[ost]ra di Consta[n]tinopoli Anexo XII. Avisos de Tabarca Tabarca, 20 de agosto de 1581, fols. 7-12, doc. 90, caja 1, Altamira, ABFZ. [fol. 7] Avisos venidos de Tabarca à caller59 con una fragata la qual partio de allí a los catorce de Agosto Primeram[en]te que el uchali paso por alli con 60 Vaxeles la mayor parte capitanas trayendo consigo todos los mas capitanes de levante y que no trae consigo mahonas ni otra suerte de vaxeles que galeras o Galeotas y que trae consigo diversos personages sin muchos governadores de las yslas del archipielago por que trae consigo a Açanbaxa60 que el año pasado era Rey en Argel y a Ramadan baxa y a Regiep baxa y que dexo en tripol aydar baxa q[ue] venia para aquel gobierno y que el que estava alli era venido Cagliari, Cerdeña. Uluç Hasan Pasha o Hasan veneciano.
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para ser Rey en Tunez el qual avia pasado por ally a los çinco de d[ic]ho con su galera bastarda y a quatro galeotas de cossarios de argel el qual hiva a juntarse con el Uchali, y que se esperava assimismo que avia de pasar por alli en breve aydar baxa de Tripol para yr el assimemso en Argel con siete vaxeles que avia venido de costantinopla. Que quando paso por tabarca el governador della le enbio un ho[m]bre con un presente el qual dizen q[ue] fue muy bien Recebido y que la primeras palabras que le dixo el baxa a dicho hombre fueron q[ue] avia mandado a borrasquilla61 que fuese a tabarca a dezir al Cap[ita]n como hera el el que pasaba y que no tuviese miedo y que luego dixo consequetivam[en]te sabed que tenemos hecha tregua con el v[uest]ro Rey de españa por tres años, y que no quiero mas que ningun vaxel vaya an corço a la cristiandad, y que avia echo muchas demostraçiones de querer guardar la tregua por que avia quemado muchas fragatas de çorço q[ue] avia allado [fol. 8] y que aquellas que avia dexado de quemar les avia hecho dar francas de no navegallas sino por q[uen]ta de mercançia y q[ue] quando llego a viserta62 allo dos navios qruesos q[ue] estavan para partir en corço a los quales les hizo quedar y yr consigo diziendoles que pues no podian mas yr en corço fuesen a servir con el al gran s[eñ]or y q[ue] ha dexado horden en todas las provincias q[ue] todos los navios pequeños sean desarmados y a los gruesos a mandado que so pena de la vida vayan a argel a juntarde con el, ha ordenado assimismo en todas las provincias q[ue] ninguno de vitualla a ningun vaxel de corço so pena de la vida, a ordenado assimismo que toda la gente de guerra q[ue] ay en Tripol y tunez se aperçiban y esten aparexados para yr en Argel. Que en ning[un]a de d[ic]has partesse entiende q[ue] ora a mandado hazer bastimentos ni abrir canales ni fortificar cosa sino q[ue] tan solam[en]te en bona a mandado cargar todo el mas Trigo que a podido y que a dexado d[ic]ho que qualquier vaxel que traera vituallas en Argel sera muy bien pagado y acariçiado que de la misma galera del d[ic]ho Uchali por personajes della se tiene entendido que trae de Costantinopla todo el Recaudo necessario para varar los vaxeles en tierra, y que piensa llegado que sea en argel hazello en un lugar q[ue] se llama vavaluet en el qual lugar por que es playa libre dizen que piensa hazer una cortina y alcabo della un bestion para guarda de d[ic]hos vaxeles, y q[ue] ha de enviar a los baxas que se an Removido en Argel y en tunez a costantinopla con algunos vaxeles de los que a traydo. Que todos dezian en el armada que hivan a tomar a fez, y no para meter otro Rey sino para someterlo al turco
Borasquilla, renegado de origen genovés y corsario activo en el Mediterráneo occidental a lo largo de la segunda mitad del siglo xvi. 62 Bizerta, Túnez. 61
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[fol. 9] y que esto se cree assi por que lo dizen en el armada como por[que] encontro en modon63 un galeota que hiva a constantinopla con presente del Rey de fez64 a la qual se la tomo y la enbio con quatro galeras a costantinopla y hizo bolver la galeota consigo, y que assimismo se entiende que esperara antes de començar la Jornada de fez Respuesta del gran turco la qual dizen se esperava por oras. Que el campo de Tunez dizen que hiva de mala gana y que aun no heran pasados ni el ni el de Tripol que a bona avia venido dos dias avia un navio de Argel el qual trujo nueva de como avia llegado el d[ic] ho Uchaly a d[ic]ho Argel do q[uen]ta que fue R[ecibi]do con señales de mucha alegria y que los Janizaros le demandaron creçimiento de paga y que el se la dyo de çerca de 3000 escudos diziendoles que fuese[n] a tomar a fez y q[ue] alla se la daria doble y que ello le pidieron Rey y que assimesmo de ally a tres dias aviendo elegido Uchali un agaçen q[ue] estava en modon el qual es de los mismos Janiçaros de Argel estando en un consejo le hizieron pedaços y que lo mismo hizieron de otro Janiçaro muy principal de lo qual dizen que se turbo mucho el dicho Uchali y les pregunto que por que avian hecho tal excesso y que le Respondieron q[ue] por q[ue] avian entendido que metian mal entrellos y el y que si entre ellos hiviesse alguno q[ue] quisiese castigar que lo dixese que ellos se lo darian atado y que el d[ic]ho Uchali se fue a galera puesto caso que los Janiçaros le dixeron que no lo hiziese que por q[ue] lo hazia que ellos le honrrarian y servirian como esclavos [fol. 10] del gran s[eñ]or que eran todos y que estavan aparejados assi para yr contra fez como contra cristianos y que quando no los quisiese ellos con las espadas y arcabuzes le darian tierra a donde estuviese. Dizen que el dicho Uchali hizo meter su tienda en tierra y que aviendo ya empeçado a varar las galeras en tierra y varadas dos se avia detenido por este successo de no hazer barar mas pero que assimesmo se dezia que si no succedia otro desorden pasaria el bararlas adelante, y que se entendia que el embaxador de fez q[ue]ria acomodar estos negoçios con dineros por que se dezia en Argel que offreçia seysçientos mil motegali para el gran turco y sesenta mil en presente a los otros que es çierta moneda de fez del valor de 16 Reales cada uno y que el dicho Uchaly havia enviado un embaxador al Rey de fez con dos Galeras diziendole como era venido para acomodar la tierra y entender las diferençias q[ue] avia y que viniesse en Argel por q[ue] no quiriendo venir el hiria a allarle, y que ya avia enviado el dicho Uchali a Ramadan baxa con parte del campo assi para que se fuesse açercando a la frontera de fez como por quitar gente de Argel do se sentia ya carestia y falta de mantenim[ien]to, y 63 64
Modona, Grecia. Abu al-Abbas Ahmad al-Mansur, a la sazón sultán de Fez y Marrakech. [267]
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que Rejep baxa estava de partida con 16 galeras las quales dizen que van a Tripol a tomar la gente de guerra de alli y de Tunez para traerla a Argel, que un medexar prinçipal se avia venido a ofreçer con otros muchos mudexares y de hazelle saquear si queria una tierra gruesa en españa, y que avia pocos dias que avia llegado el capitan morat araez el qual avia pocos mes q[ue] avia salido con siete galeotas [fol. 11] y que avia traydo tanta plata q[ue] avia dado al Uchali por su parte 17 quintales de plata en barras y 40 cristianos, y que se dezia que la plata hera de una nave que havia tomado de las de la flota q[ue] vienen de Indias y que se avia partido cada galeota a 30 m[il] escudos por cada una sin lo que los leventes havian ganado de por si, y q[ue] se dezia en Argel que quando Uchali se partio de costantinopla le dixo el Turco: «ali ve y haze en aquella empresa lo que te pareçera y si ternas necessidad de mas gente scrivemelo que luego te enbiare otras 100 galeras con la gente que querras». Que juzgan que sera façil la conquista de fez assi por la poca constançia de los moros y gente de fez como porq[ue] Juzgan q[ue] el campo que podia Juntar Uchali de gente util y de paga sin alarbes y otras gentes q[ue] se le juntaran de 30000 hombres y entre ellos ocho o nueve mil Janizaros, y que otra nueva ninguna ni la avia ni se dezia en Tabarca a los 14 de agosto que de ally partio el vaxel que dichos avisos a traydo. [fol. 12] Avisos de Tabarca biserta y bona Para embiar al Ill[ustrisi]mo y Ex[celentisi]mo s[eñ]or don Ju[an] de çuniga Pr[incip]e de pietrapercia Com[endad]or mayor de castilla visorrey y Cap[it]an g[e] n[er]al en el Re[yn]o de nap[ole]s mi s[eñ]or Anexo XIII. «Discurso dado al Gran Turco sobre la empresa de Sicilia, de Aluchali» S. l., s. f., fols. 675r-678v, Manuscrito 783, BNE. [fol. 675r] Altissimo Imperatore Havendote Iddio onipotente donato la gloriosa vittoria della città di Tunissi et della Goleta famosa et havendo tua alte[z]a abasiato la supervia et le orgoglio del tuo tiranno Re di spagna, inimiciss[im]o al quale non a bastato l’animo di venire con la sua armata a fronte de la V[ost]ra potentiss[im]a, anzi come vil feminella si ha lasciato levare qui la fortezza di mano, dove altissimo se[g]nore la tua potencia e tanto grande che per ogni loco che manderà la tua potente armata, et victorioso esercito ne Regno ne citta ne fortezze le potra fare resistenza et se l’altezza tua desidera [268]
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di farsi monarca et impatronirse di tuti li Regni della cristianita, ti supp[li]co donare orecchie al mio consiglio et discorso il quale ti sera di gran beneficio et a tuoi inimici di grandiss[im]o danno et perpetua roina, saperai altissimo sig[no]re come non ti fa bisogno di mandare l’anno venturo a fare le imprese di malta et orane, ne manco gu[a] stare il tuo gia posto disegno di pasare i tuoi potentissimi eserciti sopra la puglia. Altiss[im]o s[igno]re levati da tutte queste bascie imprese et prenderai la piu utile et sicura che io ti rapresento la quale e che tu mandi a fare l’impressa del Regno et Issola di Sicilia la quale impresa, a chi non sa, parera dificile ma io che ben ne sono informato, et per il passato riconosciuta, la dono facilissima perché so di certo che questo anno venturo potrai agiongere altre cento galere et venti maone altre tanti navi et cinquenta caramusali et trenta o quarenta nave et cento pasacavalle dove ti troverai una armata potentissima di cinquesce[n]to et cinquenta vascelli et potrai servirti di mori di barvaria et traiectare sempre la Issola con diece et quindici milia cavalli, et sappi [fol. 675v] Altiss[im]o S[igno]re che mai il Re di spagna sara bastante di mettere insieme cento et cinquante galere le quali avante le conduca sempre sara la metta di settembro per essere spartite in diversi luochi, et quando pur le metesse insieme non haverà luocho sicuro solo il porto di mesi[na] si che non leva da fare la gloriosa impresa di quel regno non sapendo christiani il certo dove hai da mandare la tua armata saran forçati di meteri in tuti li luochi sospetti provisione gagliard[ament]e et della meglior gente come sono in malta et altre fortezze donde havendo da repartire in tanti luochi sera debole d’ogni cosa la sicilia, et sappi altiss[im]o sig[no]re che il tuo inimico Re di spagna è povero di dinari mal voluto da suoi sudditi per la gran tirania che usa verso i popoli et la guerra che in fiandra l’ha rovinato et consumato di denari et soldati et e inimicato da tuto il mondo et quando la tua potente armata arrivera all’improvista sopra il regno di sicilia tuta la cristianitta tremera di paura, ne saperano poner mano all’armi per defenderssi ma cerquerano di fuggire per salvarse nelli boschi et monti del detto regno che sono abondanti. La prima impresa che si ha da fare sopra quell’Issola e da battera la citta di Messina quale e qui forte impresa quella che con le aiuto di dio ti la donaro presa in vinti dì al piu lungo dalla banda di mare è forte ne si deve tentare da quella ma baterla valerosam[en]te da tierra sisenta o setenta canon como alla goleta, no se deve haver tema al sbarcare della cavallaria siciliana perché sono genti indisposte [fol. 676r] alla guerra, solo a fare bravate et mostre con due fuste de levante ma quando vediamo li tuoi valerosi mosolmani ti asicuro non saranno bastanti da far testa, ma subito, si meterano in rota come vili feminile ne si pesnaranno altro que quando ven le armata christiana fosse dentro il porto di mesina, ti gostase aquella impresa non certo [269]
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nemeno habbiamo da imaginarse che mai se havia haver male in tal loco ma subito che senteno aprosimare la tua potentissima armata se ne fugirano. L’estremi parti di ponente non se tenendo sicuri in alcun loco non ne pensi che a Mesina l’habbia da venir socorso da banda alcuna, li populi di quella Isola son pegio che mandre simili alli çeprioti et cosi la cavalleria pressa misina, resta la Citta de palermo quele in manco giorne le haveria che mesina dove altre fortaleze non resta, sopra quella Isola tutto il resto virria a botarssi ai tuoi piedi onde con l’aiuto di Idio Tu resteray S[igno]re et patrone de quella Isola, et quella te fara padrone et S[igno]re di tutti li regni de la cristianita, per che e riccia di grani et boschi per lignami di galeri et porti propinqui a la barvaria che la potrai fare abitare da mori como gia e stata altre Volte quella et granaio di tutta la cristianita, et esendone tu patrone farai che si morano di fame et il regno di napoli la Vinno il quale in dui te ne puoi far patrone et cosi di tutta quella rivera insino [fol. 676v] en fran[ci]a donde con l'aiuto de dio celarai il tuo inimico Re di spagna perfido tiranno indegno di dominare sopra la terra di tutti li regni di Italia con il tempo le designera di inandarlo a cacciare da Ispagna tutti li altri Principi cristiani vedendo la tua gran poten[ti]a venerano a botarsi alli tuoi piedi et farsi schiavi et tributari si piacera a tu alt[ezz]a di acetarli no ti metere in pensieri di dar credenza alle nove che vengono da cristianitta dove dicono son potenti di armata, di gente forteze et monicioni et de altre cose sapia S[igno]r che may se trova el del terzo di’ resto de le nove di cristiani che siguro hanno alcuna cosa sempre son tardi per eserno disoniti et discorsi et poveri de dinare ne manco darrai credenza che cristiani habbiano da far liga insiemi perché li venetiani si tengono offesi et gabati dal Re di spagna et si loro vedesero che re di spagna perdese tutti li suoi regni di Italia non se moverebbeno a socorrerlo ma staranno a goder la pace che la conceso il guardare il suo paise. Altiss[im]o s[igno]re non vedo cosa che impidischi a far questa gloriosa Impresa, la quale li echi et la bona fortuna tua ti ha presentato et non ay obstaculo chi ti habbia ad impedire hai confirmato la tregua con l’imperatore con l’ baroni di Polonia, et letriamido[?] et in man tua darli pace [fol. 677r] et guerra et re chi ti piace el re de persia e in bona pace tutto lo tuo regno et imperio in pace Re di fran[ci]a ti [è] amico et fractelo ne ti puoi dubitar di lui si che altiss[im]o s[igno]re si piglierai il mio consiglio ti fara Re del Universo et venendo la tua potentissima armata dentro ti potrai infirmare dalli tuoi bassa et capitani che dio ti a donato li piu famosi guerreri che mai siano stati soto l’imperio ottomano per fare che tua Alteza abanzi tutti i suoi progenitore et cosi ne prego con dio ti ponghi nel core di fare questa gloriosa Impresa accioche distighi et levi dalla terra il perfido tiranno re di spagna, tuo inimico usurpatore d’altri Regni indegno di vivere sopra la facia della terra. [270]
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[fol. 677v] [En blanco] [fol. 678r] [En blanco] [fol. 678v] Discurso dado al gran Turco sobre la impresa de Sicilia de Aluchiali Anexo XIV. «De Luys de Portillo» Ragusa [Dubrovnik], 8 de agosto de 1573, doc. 55, leg. 1063, E, AGS. [fol. 1] S[acra] Cath[oli]ca et Regal Maiesta Ho dato alcuni avvisi a S[ua] A[ltezza] quali mi par nec[essari]o dar ancora a V[ostra] M[aiesta] con alcuni particulari, quali no[n] era bisogno darli a S[ua] A[ltezza]. Hebbi letter da alcuni miei pare[n]ti da Lepanto delli 23 del passato dove all’hora erano molte galer Turchesche et dice ch[e] quel stesso giorno venne una spia sciotta dalli piedi di S[ua] A[ltezza] et ch[e] subbito fecero consiglio il Bassa, Ochiali, et il Bailarbali, soli loro tre, dove parlò Ochialj in questo modo: «Havendo noi certo ch[e] S[ua] A[ltezza] deve andar in Barbaria, mi par che noi dobbiamo ire in Negroponte65 et fortificar l’armata, et poi andarli appresso et se non potremo combatter soccorreremo i luoghi et bisognando ritirarsi ci ritiraremo sotto Tripoli». Rispose all’hora Piali Bassa66 ch[e] a lui no[n] pareva di metter in pericolo l’armata del suo S[igno]re et però non voleva andar in Barbaria. Rispose Ochiali ch[e]: «il Re di spagna tiene quattro fortezze in quella provincia, et ch[e] se ne piglia un’altra si farà patron di tutto il paese, ma dall’altra banda dubbito ancor io a poner l’armata in pericolo come ste’ l’anno passato, ma se saremo fortificati potremo mostrarsi a mar’ per sturbarli la sua opinione, et haveremo nove di lui, perch[é] io ho constituto co[n] il gran S[igno]re ch[e] ad altri non lo posso dir, ch[e] un Regno non ciè per mancar’, et che attendiamo a impedir ( )67 et salvar i n[ost]ri regni, perch[é] quello de ven[etia]ni non ci puo mancar’». Et Piali disse: «Orsu andiamo a soccorrer et poi ci ritiraremo a Tripoli». Et ochiali rispose ch[e] quel luogo
Isla de Eubea, Grecia. Piyale Pasha, a la sazón visir del Consejo Imperial. 67 El símbolo ( ) indica que, en el documento original, el autor dejó un espacio vacío entre las dos palabras. 65
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no[n] bastava a salvarli tutti. All’hora sopraggiunse una spia da Napoli et disse ch[e] S[ua] A[ltezza] era in ordine per partir con 200 galer forbite, et non aspettava altro ch[e] il secr[etari]o et dicendo ch[e] S[ua] A[ltezza] si trovava 90 M[ila] fanti spediti, si levorno con gran fretta, dicendo ch[e] bisogna attender a salvarsi, et non mettersi a pericolo. Et Ochiali disse ch[e] ancor luj dubbitava assai, p[er]ch[é] havea 40 galer zotte et piene d’acqua, et le altr’ancora fanno acqua. Et fu concluso di ritirarsi in Negroponte. Et si parti il Bailarbali per la Morea con la Cavalleria et il giorno seguente parti l’armata. Et si son mandate vintitr[e] persone coperte in Const[antinopo]li havendo p[er] tormenti co[n]fessato [fol. 2] ch[e] haveano intendimento con S[ua] A[ltezza] et ch[e] credeano ch[e] si devesse mostrar alla Barbaria et poi buttarsi alla Morea, et furno accompagnati con 50 Cavalli et molti altri ne son stati decapitati. Et andò il Bailarbali per farne morir di molti altri. Et ancora dice ch[e] Ochiali sta di gran mala voglia et è am[m]alato per fastidio considerando che mentr[e] lui vol far[e] una cosa et Piali un’altra, non fanno niente et son in gran confusione insieme, et Piali Bassa se potesse sottomano li daria la morte. Et son gia 23 giorni che sta male, imperò sperano che no[n] sarà altro. Et di più dice ch[e] Cataro68 è il suo p[er] ogni modo, et ch[e] si resolveno se S[ua] A[ltezza] va in Barberia loro porranno andar[e] in Candia p[er]ch[é] l’haranno facilmente. Ho ancora letter[e] di Const[antinopo]li delli 19 del passato dal secretario et pero piu authentiche, dove dice ch[e] all’armata fu dato ordine di pigliar[e] Cataro inscritto, et poi che aspettassero in la Bocca di Cataro, et mandassero in Const[antinopo]li et all’hora li saria venuto ordine inscritto di pigliar Ragusa. Et ch[e] lo presentassero alli ragugei et se loro si arrendevano ch[e] li pigliasse, ma se si volevano tener[e] ch[e] non combattessero ma avvisassero che li saria mandato il Bailarbali p[er] terra co[n] l’essercito. Avvisa ch[e] teniamo p[er] certo ch[e] l’anno seguente sarà grandiss[im]a guerra et in mare et in terra, et se si ha da far[e] miate p[er] V[ostra] M[aiesta] si faccia quest’anno, p[er]ch[é] la lega è fatta con francia ven[etia]ni et il turco di dar addosso all’imperator, ma che si lamentano delli ven[etia]ni p[er]ch[é] nelli cap[ito]li della pace sta ch[e] facciano questa lega et ancora non se ne vede segno. Et aspettano con desiderio quelli ambasciatori de ven[etia]ni p[er] farli un ribusso et reprensione. Et per fermo se non faranno quello ch[e] han promesso la pace non durerà ma si pigliarà Candia. Et dalla banda di mar[e] ha ordinato nel mar[e] negro ch[e] p[er] quest’altro anno si faccino 150 galer[e] et hora inprescia per soccorrer[e] l’armata hanno posto in acqua 60 galer[e] ma li homini di governo son homini vechi di 60 et 70 anni p[er]ch[é] altri non ve ne sono. Kotor, Macedonia.
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Ancora dice ch[e] l’armata non verrà più avanti p[er] quest’anno dubbitando S[ua] A[ltezza] p[er]ch[é] prima [fol. 3] Fu necess[ari]o p[er] acco[m]modar la rebellioni della Morea mandarla sebene si fosse persa, ma hora ch[e] hanno ordinato le cose sue non vogliono mettersi in pericolo p[er]ch[é] p[er] questa maledetta fortezza di Cataro si trovano tutti in confusione, et consiglia che S[ua] A[ltezza] deveria venir a pigliar l’Albania dove no[n] viè gente alcuna ch[e] tutti sono andati alla Morea, et sicurarsi la fortezza di Cataro pigliando Castelnovo69 dove ho inteso no[n] vi son piu ch[e] 50 turchi. Ancora dice ch[e] hanno hauto avviso di francia ch[e] il gran turco avverta molto bene alla grandezza di V[ostra] M[aiesta] p[er]ch[é] se non procede haverà ch[e] far. Poi ho letter delli 21, 22, et 23 et in quella ultima mi da ragguaglio minutamente d’un consiglio generale ch[e] quel giorno fu fatto come dirò dabasso. Domandando il gran s[ign]or ch[e] remedio sarà se S[ua] A[ltezza] va a prender la barbaria Mostafà Bassà70; disse ch[e] lui non poteva prender altro ch[e] tunesi il quale p[er] molte vie si saria possuto recuperar et ch[e] era manco male che metter in pericolo l’armata p[er] soccorrerlo et ch[e] S[ua] M[aesta] si sforzi quest’anno ch[e] viene dar una bona bastonata al re di spagna, altrimenti lui si farà patron del tutto. Et sentendo questo il gran turco sbuffò in collera et disse: «chi è causa di questo [?]»; et Mostafà domando perdonanza se volea ch[e] parlasse et disse: «io ti perdono di tutto l’animo tuo». Disse: «tua maiesta ha colpa ch[e] non doveria dar co[m]missione ch[e] si combatti perch[e] li cristiani son troppo bravi et del tuo Bassa ch[e] non attende ad altro ch[e] far moneta et se V[ostra] M[aiesta] non da un chiaffo a D[on] Gio71 quest’anno ch[e] viene, non farà niente et levarsi dinanzi li ven[etia]ni perch[é] volendo attender a denari si perdono li stati et altro rimedio non vi è et cosi fu fatta deliberatione di mandar esercito in ongaria p[er] far mostra alli cristiani p[er] mar et per terra accio non si perda il credito». Dice poi ch[e] essendo venuto il figlio d’Ali Bassa72 et predicando la potenza et valor di S[ua] A[ltezza] si fece quel consiglio generale et chiamatolo dentro fu interrogato diligentemente et dicendo lui ch[e] erano tanto ben in ordine le galer di S[ua] A[ltezza] ch[e] sole 150 bastavano a romperne 400 delle turchesche et il gran turco disse: «questo no[n] è possibile», onde domandorno dentro quelli schiavi liberati da S[ua] A[ltezza] i quali affirmarono il medesimo, et di piu ch[e] l’anno seguente V[ostra] M[aesta] farà ch[e] S[ua] A[ltezza] n’havera 300 galer gagliardiss[im]e et ch[e] non è
Herceg Novi, Montenegro. Lala Kara Mustafa Pasha, a la sazón comandante en jefe (serdar) del ejército otomano. 71 Don Juan de Austria, a la sazón capitán general del mar de la Monarquía Hispánica. 72 Müezzinzade Ali Pasha, gran almirante otomano en la batalla de Lepanto. 69 70
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possibile combattare con li spagnoli p[er] mar. Si drizzò il gran turco co[n] alta voce et disse: «costui è maggior di me» [fol. 4] et il detto figlio d’Ali giurò p[er] l’anima di suo padr[e] ch[e] era cosi la verità. Onde la sera fu pugliata deliberatione di far ritirar l’armata et proveder molto piu p[er] l’anno davenir, et ch[e] si domandino al Re di francia 150 maestri et 200 alli ven[etia]ni et 50 alli ragugei con 20 navi p[er] far gran sforzo di galer et questo fu confirmato dal gran s[igno]re. Havendo il gran turco sospetto il gran bassa Machometh73 p[er] le gran mangiarie ch[e] fa no[n] vole ch[e] intervenghi nelle cose delli stati, ma il p[rimo] è Mostafa, quale havendo inteso ch[e] la via di mar non era bastante a offender V[ostra] M[aiesta] consiglio ch[e] si debbia far gran sforzo p[er] terra havendo mass[imament]e l’instigamento dell’imbasciador francese, quale cerca molto l’amicitia di Mostafa et hanno trattato di sollevar il principe d’Oranges74 dandoli essercito di tartari ch[e] p[er] l’aiuto della pollonia et forza passaranno, et ancora p[er]ch[é] li ven[etia]ni domandano al turco esercito p[er] terra, dubbitando di V[ostra] M[aiesta] consiglia Mostafa ch[e] si debbia far ogni sforzo di mover avanti, et ch[e] il gran s[igno]re non si fidi tanto nelli ven[etia]ni p[er]ch[é] con questo tardar ha portar il tributo hanno impedito l’impresa dell’armata, et ch[e] all’ultimo son cristiani, ma ch[e] si dica netto all’imbasciatori q[ua]n[do] arrivano ch[e] debbiano mantener et far cio ch[e] possono co[n]tra V[ostra] M[aiesta] et imperator, al quale hanno date buone parole et accettato il tributo, ma li vogliano mandar addosso guerra potentiss[im]a et si resolveno ch[e] per terra è quello ch[e] li fara ottener cio ch[e] vogliano non lasciando pero di far grandiss[im]o sforzo p[er] mar no[n] gia p[er] combatter ma p[er] aspettar il tempo di qualche strattage[m]ma et tragettar gente et monitione quanta vogliano. Et dice ch[e] fanno acconciar le strade di Zara75 accio possi passar la cavalleria, et di buda ch[e] si cavino molti cannoni d’artegliaria, et ch[e] questo marzo si vedrà cose stupende per certo p[er]ch[é] hanno concluso no[n] vi esser altra via, et vole al’hora il gran turco significar a tutti li potentati cristiani, overo ch[e] si mostrino contra casa d’Austria, overo ch[e] li terrà p[er] nimici et a quelli ch[e] li saran piu vicini li fara sentir quanto sia tagliente la sua spada, et questa deliberatione è stata stabilita et sara generale p[er] terra esso Mostafà.
Sokollu Mehmed Pasha, a la sazón gran visir. Guillermo de Orange-Nassau. 75 Zadar, Croacia. 73 74
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Ancora mi dice ch[e] nell’arsenale si colano gran quantità di Balle d’Artegliaria, et ch[e] cercano a tutte le vie di acco[m]modarsi col soffi76 per posser tutto il sforzo far contra la casa d’Austria. Di piu dice ch[e] ogni giorno sono stimulati dalli candiotti ch[e] il gran turco li vogli pigliar [fol. 5] p[er]ch[é] loro non vogliono star p[er] alcun modo sotto li ven[etia]ni ma ch[e] no[n] lo fa adesso p[er] veder ch[e] li ven[etia]ni li habbiano a mantener le promesse delle rebellioni, et insieme con francia aiutar a la detta impresa per terra. Et in questo consiglia ch[e] V[ostra] M[aiesta] et S[ua] A[ltezza] doveria prenderla lei ch[e] li si dariano li candiotti et daria grandiss[im]o impedimento alli disegni del turco. Et al tutto consiglia ch[e] quest’anno S[ua] A[ltezza] faccia qualche cosa ch[e] ha il campo largo senza impedimento dovunque voglia ma non si fidi all’altro anno p[er]ch[é] faranno piu armata ch[e] non si pensa. Et dice ch[e] quest’anno gran parte delle galer invernarà fuor de castelli se bene la maggior parte sono aperte ch[e] inoltr[e] a esser nove, hanno ancora assai patito dal mar, et dice ch[e] l’armata di S[ua] A[ltezza] quest’inverno non stia separata in piu luoghi, ma insieme in uno, o vero dui p[er]ch[é] stando fuora la loro potria far del male alla sprovista. Et bisgona fortificar molto bene Brindisi77 dove il turco ha la mira ques’altro hanno se ne puo impatronir et passar gran gente in puglia, o vero otronto,78 però saria molto bene ch[e] anche parte dell’armata invernasse li et parte a Messina p[er] tener in timor sempr[e] il nemico. Io desidero assai di posser a boca ragguagliar V[ostra] M[aiesta] delli disegni ch[e] fa il gran turcho et di altri intendimenti et ancora p[er]ch[é] il turco instigato da ven[etia]ni disegna prender questa terra bisognarà partir et haria intentione di andar dal persiano quale mi ha ricercato ma p[rim]a con ordina a bocca di V[ostra] M[aiesta] la quale supplico mi voglia far avvisar, o da S[ua] A[ltezza] o dal s[igno]r d[on] Cosman di Sylva,79 o vero dal Ill[ustrissi]mo Cardinal Granvela80, o vero se si degna da alcun’altro, se è contenta ch[e] io venga in spagna et aspettaro risposta sino alla metà d’ottobr[e]. Ancora la sappia ch[e] io tutte le spese di corrierj le fo di mio et ho mandato i co[n]ti al R[everendissi]mo Cardinale quali son sottoscritti dal vescovo di stagno81
Tahmasp I, sah (sultán) de la dinastía safávida. Bríndisi, Apulia. 78 Otranto, Apulia. 79 Diego Guzmán de Silva, a la sazón embajador español en Venecia. 80 Antonio Perrenot de Granvela, cardenal arzobispo de Malinas y de Besançon, ministro de Felipe II y a la sazón virrey de Nápoles. 81 Bonifacio de Stefanis, obispo de Stagno (diócesis que formaba parte del arzobispado de Ragusa, la actual Dubrovnik). 76 77
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ch[e] sa quanto sieno fedeli. Et il R[everendissi]mo Cardinal mi scrive ch[e] no[n] li puo sottoscriver senza ordine di V[ostra] M[aiesta] et io no[n] voleva darli fastidio di similj cose, ma p[er]ch[é] adesso li mei parenti non mi possono mandar denari securamente so forzato a supplicar V[ostra] M[aiesta] ch[e] ordini mi sia dato il mio p[er] ch[é] no[n] posso seguitar se no[n] ho il modo p[er]ch[é] li turchi corrieri vogliono esser pagati et cristiani non possono andar p[er] me io no[n] voglio se no[n] s[er]vir a iesu cristo n[ost]ro s[igno]re et a V[ostra] A[ltezza] essendoli per in piacer et trovando ch[e] l’opera mia faccia qualche frutto p[er]ch[é] io non so mercennario. [fol. 6] et li ho voluto avvisar q[uest]o accio la no[n] si lamenti di me se io fosse forzato a desister da questa impresa, la quale a me par importante p[er] l’intendimento ch[e] ho di saper cio che tratta il turco in secreto, et io sto co[n] continuo pericolo della vita et co[n] taglia addosso dalli ven[etia]ni ma solo ch’io sappia esser grato et fruttuoso il mio servir mi basta. V[ostra] M[aiesta] mi perdoni se li so noioso n[ost]ro s[igno]re dio li dia gra[zia] d’humiliar tutti i suoi nemici a gloria sua et salute della chiesa s[an]ta. Da Ragusa a li VIII d’Agosto 1573 Di V[ostra] Sa[cra] Cath[oli]ca et Regal Maiesta fidel s[ervit]or Alluigi di Portiglio Cavaler Gier[osolomita]no. [fol. 8] [En blanco] [fol. 9] A Su M[agestad] De Luys de portillo82 a VIII de agosto. Anexo XV. El bailo Francesco Morosini al dux de Venecia Estambul, 13 de noviembre de 1584, fols. 167r-169v, filz. 20, SDC, ASVe. [fol. 167r] Ser[enissi]mo P[rinci]pe. Non ho potuto fuggire di visitar il Cap[itan]o d[e]l mare innazi la sua partita p[er] il mar negro come sperava p[er]ch[é] havendo mandato due volte da me il scrivano del suo bagno a farmi diverse richieste, conobbi chiaram[en]te Luis de Portillo (Luigi di Portiglio), caballero hospitalario de la Orden de San Juan y espía de la Monarquía Hispánica en Ragusa. 82
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dalle sue parole, ch[e] no[n] era bene lassar di visitarlo poi ch[e] mostrava di tenerne molto conto, tanto piu quanto ch[e] essendo stato posto alla galea un candioto suddito della Ser[eni]tà V[ostra] ch[e] se ne veniva in questo loco, fui da lui avertito ch[e] contra ragione lo tenevano in ferri: Pero havendo mandato Matheca dragomano83 a recercar il sudetto cap[itan]o di farmi liberar questi homo S[ua] M[agnificen]cia disse ch[e] colui fu ritrovato a Scio84 da un greco suddito di questo s[igno]re, il quale haveva provato dinanzi la giust[iti]a ch[e] egli ha in candia amazzato il suo fr[at]ello, come lui med[esim]o confessava ch[e] pero meritando castigo della vita in [fol. 167v] gratia lo havevano condanato alla galea; ch[e] con tutto cio me lo manderia molto volentieri come fece il giorno seguente. Onde vedendo questa cortesia, et havendo li miei precessori accostumato sempre di visitar con p[rese]nte, cosi nel partir de qui con l’armata, come anco nel suo ritorno, et sapendo ch[e] intentione della Ser[eni]tà V[ostra] è di conservar quest’hano inanco ma disposto ch[e] si possi; ho creduto ch[e] si minor male dar questa spesa alla Ser[eni]tà ch[e] avanzarla, con dar ad esso cap[ita]no mala satisfattione; pero quattro giorni di poi, ch[e] io le scrissi le ultime mie andai col solito p[rese]nte a visitarlo, et lo ritrovai in galea ch[e] si era gia levato dall’arsenale, con altre cinq[ue] o sei galee, con le quali veniva vogando p[er] il canale, et subito ch[e] mi vide alla [fol. 168r] lontano, fece levar remi, et mi fece chiamare. Entrato in galea dove fui gratissimam[en] te ricevuto, et fatte le debite salutationi mi dimando se io haverei piacere ch[e] si andasse vogando un pezzo con la galea ch[e] e quella ch[e] ha fatto di novo, no[n] si havendo contentato di quella del ser[enissi]mo s[igno]r per parerle troppo picola, o se pur havevo qual ch[e] negotio, ch[e] mi impedisse, et ch[e] mi volessi presto espedire. Io dissi ch[e] no[n] potevo haver maggior negotio ch[e] star con S[ua] M[agnificen]tia, et ch[e] tutto quello ch[e] era di sua satisfattione saria anco di mio contento; Pero egli comando di subito ch[e] si vogasse, come si fece p[er] tre o quattro miglia p[er] il canale del Mar negro, nel qual tempo ragiono meco sempre familiarissimam[en]te [fol. 168v] facendomi diverse dimande, et specialm[en]te mi recerco a dirle se era vero ch[e] un’homo del Marigliani fusse arrivato a Ragusi,85 et se veniva qui: Io le disse ch[e] no[n] sapesse venisse qui, ma ch[e] haveva ben inteso ch[e] era a Ragusi; replico egli «ch[e] vorra
Mateca Salvago, dragomán de la corte otomana. Isla de Quíos, Grecia. 85 Ragusa, la actual Dubrovnik, Croacia. 83 84
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costui hora a questa porta? Deve venir a far qualch[e] inganno, p[er]ch[é] il suo patrone deve haver voglia di far qua[l]ch[e] impieta et si vuol assicurare di no[n] esser sturbato da noi; come fece nell’aquisto del Regno di Portugalo; ch[e] se lassavano far a me egli no[n] lo haveria mai ottenuto». Io dissi ch[e] non sapevo alcuna cavia, se no[n] ch[e] p[er] continuare nell’amicitia gia principata, et ch[e] di nova impresa ch[e] il Re di spagna volesse tentare, ch[e] io no[n] ne havevo inteso alcuna parola: disse lui «Tu vederai ch[e] vorra andar contra il Re di francia p[er]ch[é] finalm[en]te spagnoli ha[n]no da conquistar [fol. 169r] quel Regno, se pero no[n] riesce vera quella profetia ch[e] ha fatto uno de v[ost]ri frati predicando in lisbona; ch[e] ha detto publicam[en]te nel Pulpito ch[e] quando il Re filippo sera Patro[n] di Portugalo, all’hora finirà la sua razza». Io mi risi di questo ponto, et demandai a S[ua] M[agnificen]cia dove ella haveva intesa simil cosa, mi replico ch[e] cosi era certo il vero, et ch[e] mi dovessi meravigliare ch[e] ella lo sapesse, p[er] ch[é] non li mancano amici et schiavi ch[e] li fano intender queste et magg[io]ri cose, soggiongendo «Non sai ch[e] io son franco! Et ch[e] noi altri franchi siamo homini di cervello, et ch[e] sappiamo molte cose»: Io dissi [fol. 169v] ch[e] ben sapevo ch[e] S[ua] M[agnificen]cia sapeva assai et ch[e] era di grand[issi] mo giudicio, et di molta prudentia, come combeniva a cosi gran capit[an]o, ch[e] no[n] haveva altro Suo Patron in tutto questo Impero. «Io -disse lui- ch[e] credi? Mi burlo di costoro, dicano, et faciano quello ch[e] vogliono; ch[e] alla fine io son franco» et ritornando a parlar del Re di Spagna, disse ch[e] spagnoli tutto quello ch[e] ha[n]no aquistato, è stato sempre con inganni; et ch[e] sono tutti traditori, ch[e] no[n] bisogna fidarsi in loro: et mi dimando se io credevo ch[e] se il Re di Spagna potessi levar il stato alla Ser[eni]tà V[ostra] se lo levaria. Io dissi ch[e] no[n] lo poteno fa per l’animo suo, ma ch[e] io credevo bene ch[e] tutti li Principi se potessero ingrandir il loro Imperio, senza aventurar del [fol. 170r] Proprio; ch[e] poteva esser ch[e] lo facessero volentieri; mi dimando come si mostrava il Re di Spagna amico della Ser[eni]tà V[ostra] dissi io ch[e] si dimostrava amicissimo, et ch[e] io credeva anco ch[e] fusse cosi in effetto; p[er]ch[é] nel tempo ch[e] io ero stato Amb[asciato]re della Ser[eni]tà V[ostra] ap[pre]sso di quella M[aes]tà, haveva conosciuto ch[e] era Principe di bonissima mente et molto amico del giusto, et ch[e] no[n] mi haveva mai negata alcuna cosa. [fol. 170v] [En blanco] [278]
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[fol. 171r] Cosi ch[e] p[er] nome della S[ereni]tà V[ostra] io le havessi dim[anda]to disse lui «il Re Filippo è un da poco, p[er]ò ti par buono, ma ha bene tanti tristi app[ress]o di lui, ch[e] bastano a farlo ancor lui tristo». Io no[n] repplicai anco a q[ue]sto, p[er]ch[é] essa occ[asio]ne di farle dir peggio anzi p[er] uscir i q[ue]sto p[ro]posito entrai a dir ch[e] mi dolveva grandem[en]te di veder partir hora S[ua] M[agnificiencia] in tempo d’inverno p[er] un mare assai fortunevole et privo de porti, ma c[he] sp[er]avo ch[e] la sua bona fortuna lo conduria, et riconduria co[n] la sua solita felicità molto presto in q[ue]sto porto, mi disse lui ch[e] cosi voleva il gra[n] S[igno]r et ch[e] cosi bisognava dire, ma ch[e] sperava certo di ritornar prestiss[im]o, dandomi conto d[e]lla causa della partita p[er] il moto d[e]l fig[lio]lo di quel Tartaro86, ch[e] l’anno passato fù morto, et mi disse ch[e] sp[er]ava certo ch[e] al giorno d’hoggi q[ue]sto ancora haverà ricevuto simil castigo a q[ue]l d[e]l Padre, no[n] mancando gente ch[e] procuravano di levarsi la [fol. 171v] vita; io le dimandai dove S[ua] M[agnificiencia] si ritroveria co[n] Osman Bassà,87 ch[e] va p[er] terra, mi r[ispo]se ch[e] Osma[n] Bassà andarà drittam[en]te a Esdron88 p[er] la guerra di persia, et ch[e] basterà ch[e] lui vada solo co[n] l’ar[ma]ta ad Caffa89 p[er]ch[é] quel cane no[n] lo aspettarà, se pur sarà vivo; le dimandai se Osman andava p[er] pace o p[er] guerra, egli r[ispo]se ch[e] di pace vi era poca sp[e]ranza, ma ch[e] es[sen]do successi molti inconvenienti nell’essercito fra il g[e]n[er]al et li soldati, ch[e] era stato bisogno mandar un altro che havesse magg[io]r auttorità ch[e] no[n] ha Ferat Bassà,90 et ch[e] p[er] q[ue]sto si mutava il p[rimo] visir, il quale andava anco volentieri, et pone[n] domi la bocca all’orecchia mi disse in franco ch[e] forse no[n] ritornerà mai più a q[ue] sta porta, il ch[e] p[re]s[s]o da altri no[n] viene creduto vedendosi ch[e] mai più si raccorda alc[un]o ch[e] ad un p[ri]mo visir ha stato fatto tanto honore dal gra[n] S[igno] r, et da tutta [fol. 172r] la porta, come si fa a q[ue]sto, es[sen]do andato ogni giorno tutti li altri Bassà a visitarlo, no[n] solo a Scuttari,91 ma sino a Calcedonia,92 et più oltre ancora, et al p[rese]
Se refiere a Saadet II Giray, hijo de Mehmed II Giray, kan del Kanato de Crimea (1577-1584). Özdemiroğlu Osman Pasha, a la sazón comandante en jefe (serdar) del ejército otomano. 88 Erzurum, Turquía. 89 Cafa, actual Feodosia, Crimea. 90 Ferhad Pasha, a la sazón visir del Consejo Imperial. 91 Üsküdar, actual distrito de Estambul. 92 Calcedón, Turquía. 86 87
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nte co[n] tutto ch[e] Messih Bassà93 faccia l’uff[ici]o di p[ri]mo visir no[n] risolve p[er] ò alc[un]a cosa d’importantia, ma q[ue]lle l’inviano tutte con ulacco a posta al sudetto Osman, p[er]ch[é] ordini q[ue]llo ch[e] li piace, ma p[er]ch[é] il sudetto cap[itan]o no[n] è molto amico d[e]l sudetto Bassà, et ch[e] desidereria ch[e] no[n] ritornasse più, mi disse in quel modo; Io le dimandai q[ue]llo ch[e] sperava di Sciaus Bassà94, condolendomi seco d[e]lla sua caduta, p[er]ch[é] sono amiciss[im]i insieme, mi disse ch[e] sp[er] ava bene et ch[e] si poteva tener p[er] boniss[im]o legno ch[e]’l S[igno]r lo lasciasse star in Const[antinopo]li, q[ue]llo ch[e] mai più si è conceduto ad altro, ch[e] sia stato fatto Mahsul,95 et mi disse ch[e]’l gra[n] S[igno]r le havea fatto un gran torto et ch[e] era huomo da bene, [fol. 172v] et ch[e] sapeva più ch[e] niss[un]o di q[ue]st’altro, et ch[e] era gentil’huomo; Io confirmai ch[e] è huomo prudentiss[im]o et molto gratioso, et cortese, et ch[e] mi doleva assai d[e]l suo mal. Di poi q[ue]st[i] ragionam[en]ti mi disse ch[e] ringratiaria la S[ereni]tà V[ostra] d[e]ll’ord[in]e che havea dato di far la casseta di cristallo come le havea fatto intender, et ch[e] mi pregava di sollecitarlo dicendomi ch[e] se bene io mi partivo di qui, ch[e] no[n] me lo dovesse scordare, p[er]ch[é] lui no[n] si scorderia mai di me, et ch[e] mi sarà sempre buoniss[im]o amico, et ch[e] mi pregava q[ua]ndo havessi alcu[n] bisogno di lui ch[e] le mandassi un polezzino p[er]ch[é] mi haveria fatto conoscer il desid[eri]o grande che ha di farmi piacere: Io dissi ch[e] la S[ereni]tà V[ostra] no[n] mancaria anco senza la mia sollecitudine di far ch[e] la casseta si faccia q[ua]nto più bella sia possibile, et ch[e] in luogo mio ha da venir un’altro Bailo di tanta virtù [fol. 173r] virtù, et di tanto valore, ch[e] S[ua] M[agnificiencia] conosceria gran guadagno, che haveria fatto nel cambio, et ch[e] lui ancora no[n] ma[n]carà di procurarle ogni sorte di sodisfattione; mi d[is]se S[ua] M[agnificiencia] diverse parole di cortesia ch[e] no[n] accade a repplicare et da poi esser stato seco doi hore continue mi licentiai. Il giorno segue[n]te egli parti co[n] 12 g[al]ee di q[ue]sto porto, hav[en]done inviate inanzi otto co[n] doi maone carriche de’ soldati, come già ne diedi aviso a V[ostra] S[ereni]tà, et sop[r]a q[ue]ste ultime oltra le genti da guerra ha fatto imbarcare ancora un n[ume]ro grande di muratori, et la magg[io]r parte d[e]lla maestranza di q[ue]sto arsenale cosi de’ schiavi, et turchi, come de’ greci, et spetial[men]te Ciproti di galee, da ch[e] si è sparsa voce ch[e] vada co[n] intentione di fabricar cento galee nel mar negro
Hadım Mesih Pasha, a la sazón gran visir otomano. Kanijeli Siyavuş Pasha, a la sazón visir del Consejo Imperial. 95 Aquí el bailo emplea una forma incorrecta del término turco-otomano mazul, es decir, ‘despedido’. 93
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[fol. 173v] ma altri credono ch[e] sia p[er] valersi di q[ue]sti et delli muratori insieme nel far quei forti ch[e] dissegnano di fare nel stretto ch[e] congiogne il Caffa co[n] la terra ferma, p[er] impedir le corserie de’ Tartari nel paese come scrissi alla V[ostra] S[ereni]tà co le precedenti c[a]r[t]e mie. Partito de’ qui il sudetto Cap[itan]o no[n] ha p[er]o voluto continuar il viaggio ma si è fermato alla bocca d[e]l mar negro aspetta[n]do ch[e] passasse il giorno di S[an] Dimitri. [fol. 174r] ch[e] fu alli sei del p[rese]nte p[er] la superstitione ch[e] han[n]o li greci, ch[e] quel giorno sia pericolosiss[i]mo al navigare, et ch[e] soglia far sempre gran borrasca, con tutto ciò no[n] si crede ch[e] l’habbia potuta fuggire p[er]ch[é] quel giorno et dui altri ap[pre] sso in boniss[i]mo tempo ch[e] fece assicurare il sudetto cap[itan]o di partire come fece alli 9 del p[rese]nte et il giorno seguente comincio un grandiss[i]mo temporale ch[e] ancora va continuando, il qual se lo haveva ritrovato in mare, si crede ch[e] lo haverà molto mal trattato; p[er] la partita della maestranza in qu[e]sto arsenale al p[rese]nte no[n] si fa cosa alcuna. Gratie [fol. 180r96] Dalle vigne di Pera a XIII di Novembre MDLXXXIIII Anexo XVI. El bailo Lorenzo Bernardo al dux de Venecia Estambul, 27 de junio de 1587, fols. 413r-415v, filz. 25, SDC, ASVe. [fol. 413r] Ser[enissi]mo P[rincip]e Il capitano del mare questa matina nell’Alba soprapreso da improviso accidente p[er]se la favella, et subito passò à meglior vita con dispiacier grandiss[im]o no[n] solo di questo s[igno]r ma di tutta la città p[er]ch[é] veram[en]te Turchi ha[n]no p[er]so un buoniss[im]o huomo no[n] solo nella professione del mare, ma anco prattico et intelligente nelle cose d[e]l mondo. Era di natione Calavrese di vile condicione et fatto schiavo ha vogato molto tempo al remo et [a] la cadena, ma era di tanto spirito et valor ch[e] era usuto a ta[n]ta grandezza co[n] il suo ingegno, co[n] universal stupore: homo crudelissimo, et talm[en]te colerico ch[e] no[n] se le poteva parlar, ma p[er]che era indeffesso et liberal, è stato sempre stimato nella sua professione: era vecchio di 80 et più Los folios 175r-180r corresponden al documento cifrado.
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anni, ma però era gagliardo et prosperoso. Era amato er stimato da tutti li grandi di questa Porta, et però spesso adoperato in accommodar tra loro li dispareri ch[e] nascevano come ultimam[en]te è seguito p[er]che da ogn’uno era tenuto in luoco di padre: lui procurava sempre che il G[ran] S[igno]r mandasse fuori armata, et p[er] propria utilità, ch[e] cavava dalli suoi schiavi in questa occ[asi]one, et p[er] natural sua inclinatione, che haveva sempre di star in moto, et la sua vita era il trvagliar. Lui favoriva et sustentava secretam[en]te tuti li corsari, et massime quei di Barbaria dai quali cavava molta utilità, ma però in parole mostrava contar di loro favorir la ser[eni]tà v[ostra] ne’ in tempo suo quando è uscito con armata mai ha dato alcun disturbo alle cose di quel ser[enissi]mo d[omi]nio, p[er] che voleva che si credesse [fol. 413v] ch[e] fusse huomo giusto, et procurava darle satisfatt[ion]e ricevendo da lei molte satisfattioni, et però a me sempre ha mostrato buona volontà verso quella ser[enissi]ma Rep[ubbli]ca et mi ha fatto molti favori liberandomi molti schiavi p[er] giustitia, et molti p[er] cortesia; de quali hora doi si trovano i[n] casa mia. Al prese[n]te de huomini vecchi a questa Porta no[n] resta sihori ch[e] il Nissamgi,97 ma assai inferior a questo di intelligenza et di au[tori]tà: ma nella professione del Mare no[n] è dubio che no[n] hanno Turchi alcun simile nella quale si nominava hora Assam bassa: subito mandato di ordine del Gran s[ignor]e il Belerbei della Grecia, et il Defterdar grande,98 ha[n]no bollate tutte le robbe et inventariati tutti li schiavi, et tutto il suo havere. Ha lasciato grossa facoltà, doi seragli bellissimi sopra questo canal, più di 2 M[ila] schiavi, tra li quali più di 500 maestranze p[er] l’Arsenal, et molto altro havere del qual tutto è herede il Gran s[gnor]e et se bene questi suoi schiavi erano benissimo di lui trattati, erano però tenuti tanti stretti et disperati della libertà loro che hora molti sentono allegrezza grande, poiché fatti del s[ign]or o p[er] via di vendita, o p[er] via di fugga, sperano più facilm[en]te conseguir la loro libertà. Chi habbia da succeder i[n] luoco suo cap[itan]o del Mare si discorre variam[en]te. Io le nominarò solam[en]te li soggetti principali: Assam bassa venetiano molto ben conosciuto dalla ser[enità] v[ostra] [fol. 414r] è nominato quasi da tutti p[er] principale p[er] il nome che ha a questa porta p[er] il suo molto valor. Questo è molto ricco, et però le sarà facile co’l oro farsi la strada poich[é] questo oro tanto piace no[n] solo alli Mag[nifi]ci Bassà et ad altri, che lo possono favorir, ma anco al medesimo sig[no]re è portato avanti questo soggetto
Nişancı, el encargado de poner la tuğra ('firma monográfica') del sultán en los documentos imperiales antes de que salgan de la cancillería. 98 Tesorero imperial. 97
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principalm[en]te dal capi Agà99 pur venetiano, che è quello solo che più appresso et può parlar semp[re] che vuole a S[ua] M[aes]tà. Questo ha gran numero de schiavi, et maggior senza dubio di ciascun altro, et questi sono il principal fondam[en]to della grandezza d’un cap[itan]o del Mare, ch[e] de suoi proprij schiavi possi armar buon numero di galee; si aspetta di giorno i[n] giorno di Barbaria, et se bene lontano no[n] le manca però qui de fautori, et questo sara senza dubio il peggior p[er] la christianità. Ibraim Bassà100 è nominato ancor lui a questo carico p[er] e[ss]er Genero del s[igno]r, tenendosi p[er] certo che procurando lui di haverlo, sua M[aest]à no[n] era p[er] negarglielo p[er] darle modo co[n] esso di arrichirsi, essendo molto povero, et no[n] potendo supplir alle spese che le bisognano far p[er] la figliuola, et p[er] il grado ch[e] le ha dato questo s[ign]or considerano che al p[rese]nte S[ua] M[aes]tà no[n] ha bisogno ne volontà di far armata, et che occorrendo il bisogno potria supplir Assam bassa101, et le utilità sariano de Ibraim, ma a questo si trova un contrario, che dissegna[n]do lui di e[ss]er primo visir questa saria diversa strada [fol. 414v] Al suo intento, et quando riuscisse la ser[eni]tà v[ostra] sa tanto ben la natura dell’huomo, da me tante volte a lei descritto; però no[n] occorre che hora replicandole la voglia attediare. Il Cigala102 p[er] meriti, p[er] grado, et p[er] valore par ch[e] doveria meritar questo grado, et ha la suocera ameda di sua M[aes]tà che lo può molto favorir, ma si dubita che Turhi no[n] siano p[er] fidarsi di lui p[er] e[ss]er Italiano di condicione tal ch[e] no[n] par ch[e] si possi in tutto assicurarsi della persona sua. L’Aga di Giannizzari103 vien nominato p[er]che è stato sempre solito che da quel grado si cavi il cap[itan] o del Mare. Si discorre che havendo dio il Gran s[ignor]e di darli la seconda fig[lio]la p[er] moglie come si tien p[er] certo che pero potria inclinar alla p[er]sona sua p[er] arrichirla, et darle riputatione. Questo è p[er]sona destra, et di assai buona natura, et potria forse esser il manco male p[er] la christianità. Si nomina anco il Bassà di Buda104 che prima era Aga di Giannizzari p[er] la istessa causa, parendo che essendo lui stato prima Agà de Giannizzari, prima anco doveva otenner questa dignità: ma sono tutti discorsi fatti secondo le varie passioni, nominandosi anco molti altri, ma di minor condicione. Io aspettarò d’entendere la rissolutione di S[ua] M[aes]tà et subito l’avisarò alla ser[eni]tà v[ostra] p[er] estraordinaria espedittione. Nelli ultimi Divani segui gran
Gazanfer Aga, kapıağası (o bâbüssaâde ağası), jefe de los eunucos blancos que servían el sultán en la última corte del Topkapı. 100 Ibrahim Pasha, damad de Murad III y, a la sazón, visir del Consejo Imperial. 101 Uluç Hasan, renegado veneciano de Uluç Ali y su sucesor en el cargo de kapudan pasha. 102 Cığalazade Yusuf Sinan Pasha. 103 Halil Aga. 104 Payzen Frenk Yusuf Aga. 99
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strepito et molte ingiuriose parole tra il Mag[nifi]co primo visir105 et Ibrahim bassà. Le cause sono diverse [fol. 415r] delli dispareri tra loro, et però si dice variam[en]te qual di essi habbia dato occ[asi] one a questo rumor. Il M[agnifi]co Primo Visir favorisse estremam[en]te l’hebreo candioto datiaro delli vini, et Ibraim all’incontro altri Greci, che offerendo maggior summa de denari le voriano levar quel datio: fevorisse anco il Bassà insieme co’l Belerbei il p[rese]nte Principe di Bogdania, et Ibraim ha fatto venir de Cipro, et ha in casa sua un suo parente, il quale offerendo maggior tributo, et donativi, vorria dar quel Principato. Li servitori de Ibraim bassà hanno ultimam[en]te morto un Gèbigì, cioè Armaruol del s[ign]or: et li suoi parenti si sono andati a doler dal Mag[nifi]co Bassà, il quale lo ha fatto intender ad esso Ibraim p[er] il che si è molto alterato: talch[e] queste, et altre sono le cause delli disparero tra loro; tra quali anco si potria connumerar quella del tristo del scaroli il quale ancora è ammalato, ne di lui più si parla p[er] gra[zia] de Dio, il che mi è doppiam[en]te caro p[er] questi strepiti. P[er] queste cause adunque venuti a parole in publico Divano li Mag[nifi]ci Bassà, Ibraim disse al M[agnifi]co Primo Visir che le operationi sue erano da inimico del beneficio del suo s[ign]or et il M[agnifi]co Primo Visir le rispose che le sue erano pazie, et che toccava a lui governar, et a lui tacer. Ibraim per mostrar ch[e] q[ue]llo che lui diceva era la verità si cavò di detto un anello di molto valore et lo volse depositar a con= [fol. 415v] =firmatione di q[ue]llo ch[e] diceva: ma il chiaus bassi havendo prima cacciati tutti li circonstanti de Divano, et sbarate le porte, procurò di acquetarli: ma co[n] tutto ciò Ibraim si voleva partir, ne il Mag[nifi]co Bassa volse mai acquetarsi, ne mangiar co[n] lui secondo il solito et l’uno et l’altro fecero Arz al s[ign]or di questo successo, il quale diede carico al cap[itan]o del Mare di accordarli insieme, sicome ha fatto hieri, havendoli invitati tutti doi a disnar seco in un giardino. Ma queste paci no[n] possono durar p[er] la concorrentia et amulatione ch’è tra loro qual N[ostro] S[igno]r Dio accresca p[er] beneficio della christianità. Gratie. A 27 Giugno 1587
Kanijeli Siyavuş Pasha, a la sazón gran visir.
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Índice onomástico Acuña, Martín de, espía y agente diplomático español 175, 178 Ahmed I, sultán otomano 170 Alba de Liste, IV conde de (véase Enríquez de Guzmán, Enrique) Alcalá, I duque de (véase Enríquez de Ribera, Per Afán) Alcaudete, I conde de (véase Córdoba y Velasco, Martín Alfonso de) Alegro, Jorge de, espía español 163 Al-Ghalib, Abdullah, sultán saadí 96, 101, 102 Ali, hijo de Deli Cafer y Martama 52 Ali Ahmed (véase Deli Ahmed) Ali el Tuerto, corsario 73 Ali Pasha, Müezzinzade, gran almirante otomano 104, 105, 132, 133, 254nn., 273n. Ali Portuch, corsario 77, 84, 85 Al-Malik, Abu Abd, sultán saadí 96, 96n., 101, 102, 103, 148, 150, 151, 183, 184, 259n., 264, 264n. Al-Mansur, Abu Ahmad, sultán saadí 183, 184, 267n. Aloisio, excautivo genovés en Argel 42 Amurat, renegado luqués de Uluç Ali 120, 121, 136, 137, 143, 262n. Ansalone, Ludovico, espía siciliano y excautivo en Trípoli 144 Arab Ahmed Pasha 117, 145, 147, 148, 154
Armagnac, Georges de, embajador francés en Venecia 46 Asan Bali, corsario 244 Austria, Juan de, infante de España y comandante mayor de la Liga Santa 98, 146,148,158, 262n., 273n. Ávalos, Francesco Ferdinando d', marqués de Pescara y virrey de Sicilia 98 Avellán, Antón, espía español y agente diplomático en Estambul 141, 264 Aydar, renegado inglés de Uluç Ali (alias Robert Drever) 174 Aydin Reis (alias Cachadiablo) 55, 56, 60 Ayşe Hümaşah Sultan, hija de Rüstem Pasha y Mihrimah Sultan 80, 167, 168, 169 Ayşe Sultan, hija de Murad III y Safiye Sultan 169n., 170 Barbarigo, Daniele, bailo veneciano en Estambul 82, 83, 84, 85, 248 Barbarigo, Niccolò, bailo veneciano en Estambul 136, 167, 177, 183 Barbaro, Marcantonio, bailo veneciano en Estambul 97, 98, 106, 126, 140 Barbarroja, Hayreddin 14, 24, 35, 39, 46, 48, 50, 53, 53n., 54, 55, 56, 57, 60, 61, 63, 64, 65, 69, 70, 102, 102n., 105, 105n., 110, 118, 119, 119n., 127n., 129, 132, 133, 171, 196, 199 [285]
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Bautista, excautivo y maestro carpintero en Argel 42 Bayezid, hijo de Solimán I y Hürrem Sultan 80 Bazán, Álvaro de, el Viejo, capitán general de las galeras de España 61 Bazán y Guzmán, Álvaro de, marqués de Santa Cruz 105 Belhomo, Paulo, tío de Giovanni Dionigi Galeni 39, 244 Benavente, III duque de (véase Pimentel y de Herrera, Antonio Alfonso) Bernardo, Lorenzo, bailo veneciano en Estambul 153, 154, 157, 158, 191, 192, 200, 281 Billerbeg, Franz von, viajero alemán 169n., 171 Borasquilla, corsario 266n. Borja y de Castro-Pinós, Pedro-Luis Galcerán de, maestre de la Orden de Montesa y gobernador de Orán 259n. Bourdeille, Pierre de, abad y señor de Brantôme 45 Brea, Pedro de, escribano y guardián del baño de Uluç Ali en Estambul 138, 138n., 139 Briones, Juan de (véase Sinam) Brutti, Bartolomeo, espía y agente diplomático albanés 95, 95n., 139, 140 Bugo, Jacopo, escribano y guardián del baño de Hasan Pasha en Argel 43 Busbecq, Ogier Ghiselin de, embajador imperial en Estambul 71, 72 Cachadiablo (véase Aydin Reis) Canfeda Hatun, dama de compañía de Murad III 170 Cannizaro, Giuseppe, cautivo siciliano y tesorero personal de Turgut Reis 50
Cara Peri, corsario 124 Caragiali (Karag Ali), capitán de los corsarios argelinos 124 Caramani, corsario 60 Carlos V, emperador 13, 48, 52, 70 Carlos IX, rey de Francia 78, 96, 125, 133, 177, 177n., 251n. Catania, renegado siciliano 127, 127n., 258n. Cavalli, Marino, embajador veneciano en Estambul 74 Cavazza, Gabriele, secretario de Niccolò Barbarigo, bailo veneciano en Estambul 177 Çelebi, Katib 26, 52, 68, 70, 74, 85, 87, 89, 103 Cerda y Silva, Juan de la, IV duque de Medinaceli y virrey de Sicilia 73, 73n., 74, 76 Cerrah Mehmed Pasha, visir otomano 167 Chedar, renegado de Ramadán Pasha 124 Cicco, Gaspar de, primo de Giovanni Dionigi Galeni 244 Cicco, Leticia de, tía de Giovanni Dionigi Galeni 244 Cicco, Pippa de, madre de Giovanni Dionigi Galeni 39, 243, 245 Cigalazade Yusuf Sinan Pasha, ağa de los jenízaros 14, 29, 167, 283n. Çivizade Hacı Mehmed Efendi, şeyhülislām 172 Colonna, Marco Antonio, príncipe de Paliano y virrey de Sicilia 147 Contarini, Paolo, bailo veneciano en Estambul 138, 139n., 179 Córdoba y Velasco, Martín Alfonso de, I conde de Alcaudete y gobernador de Orán 49, 61, 62, 127n.
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índice onomástico
Correr, Giovanni, bailo veneciano en Estambul 176, 196 Cuco, rey de 99, 122, 128, 260, 260n. Cueva y Benavides, Alonso de la, gobernador de La Goleta 58 Dandolo, Andrea, vicebailo veneciano en Estambul 63, 84 Daniel, Carlo (véase Morat Aga) De Rassis, Enrico, tío de Giovanni Dionigi Galeni 39, 244 Deli Ahmed, almirante de la flota argelina 46 Deli Cafer, corsario y patrono de Uluç Ali 40, 44, 45, 46, 49, 52, 53, 54, 110, 118, 197, 246 Deli Mami, capitán de los corsarios argelinos 124, 125 Derviş Mehmed Pasha, gran almirante otomano 189 Dolu, Jean, embajador francés en Estambul 78, 79 Doria, Andrea, príncipe de Melfi y almirante mayor de los Habsburgo 52, 64, 65 Doria, Juan Andrea, príncipe de Melfi y almirante asentista al servicio de la Monarquía Hispánica 14, 105, 259 Dorimberg, Vitus von, embajador imperial en Venecia 97 Drever, Robert (véase Aydar) Ebüssuûd Efendi, şeyhülislām 45 Enrique II, rey de Francia 58, 63, 69n. Enrique III, rey de Francia 136, 177, 178, 179, 180, 181, 182 Enríquez de Guzmán, Enrique, IV conde de Alba de Liste 52 Enríquez de Ribera, Per Afán, I duque de Alcalá y virrey de Nápoles 35, 91
Fatma Sultan, hija de Selim II y Nurbânû 169, 170 Felipe II, rey de España 49, 74, 94, 95, 97, 98, 99, 100, 120, 122, 126, 160, 173, 176, 177, 178, 182, 183, 262n., 275n. Ferat Pasha (Ferhad Pasha), visir otomano 172, 279, 279n. Ferrari, Stefano, secretario y agente de Giovanni Margliani en Estambul 184 Ferraro, Juan Baptista (véase Santa Croce, Aurelio) Ferro, Gerolamo, bailo veneciano en Estambul 78, 83 Francisco I, rey de Francia 46 Galeni, Birno, padre de Giovanni Dionigi Galeni 39, 48, 245, 246 Galeni, Giovanni Dionigi 13, 21, 32, 35, 36, 39, 40, 41, 43, 44, 45, 46, 48, 109, 192 Ganguzza, Gianbattista 54, 244 Garzoni, Costantino, senador de la República de Venecia 21, 165, 166, 196 Gazanfer Aga, jefe de los eunucos blancos en Estambul 168, 170, 283n. Germigny, Jacques de, embajador francés en Estambul 30, 101, 168, 177, 178, 179, 180, 181, 182, 198 Gevherhan Sultan, hija de Selim II y Nurbânû 81, 82, 167, 168 Giafer (véase Deli Cafer) Giorgi, Biagio di, mercader 163 Giovio, Paolo 37 Granvela, Antonio Perrenot de, cardenal arzobispo de Malinas y de Besançon y ministro de Felipe II 275n. Gregorio XIII, papa 159 Guzmán de Silva, Diego, embajador español en Génova 120, 126, 275n.
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Hacı Murad (alias Agi Morato) 71, 73, 99, 99n. Hadım Hasan, renegado de Barbarroja 48, 50, 59, 60, 61 Hadım Mesih Pasha, gran visir otomano 280n. Haedo, Diego de 26, 26n., 38, 39, 45, 49, 53, 57, 95, 120, 121, 124, 126, 127, 139, 145, 191 Halil Aga, ağa de los jenízaros 283n. Harborne, William, mercader y agente diplomático inglés en Estambul 172, 173n., 179n. Hasan Agha, halconero de Solimán I 81 Hasan Pasha, hijo de Barbarroja 43, 52, 56, 58, 62, 63, 64, 89, 105n., 118, 127n. Hasan, renegado corso 137, 155 Hassun, ‘Ali Abun, sultán wattásida 102 Haydar Pasha 146, 148 Hernández, García, secretario del embajador español en Venecia 64 Hoca Sadeddin Efendi, maestro y guía espiritual de Murad III 170, 172 Hümaşah Sultan, nieta de Solimán I y esposa de Lala Kara Mustafa Pasha 169 Hürrem Bey, dragomán de la corte otomana 262n. Hürrem Sultan, haseki de Solimán I 68 Ibrahim Pasha, ağa de los jenízaros, damad de Murad III y visir otomano 170, 170n., 173, 181, 181n., 283n., 284 Isabel I, reina de Inglaterra 175 Ismail, hijo de Abd al-Malik 184 Ismihan Sultan, hija de Selim II y Nurbânû 81, 172 Isuf, renegado siciliano de Uluç Ali 143 Jafar, renegado siciliano del corsario Catania 127
Jafer, renegado veneciano de Uluç Ali y ağa del arsenal 136, 154, 155n., 181, 189, 260 Jafer Pasha, gobernador otomano de Clissa, de Argel y de Túnez 145, 146, 173n. Juliá, Jaume, mercader 57 Juseli Mayumet, corsario 244 Kalaylıkoz Ali Pasha, damad de Murad III y visir otomano 172 Kanijeli Siyavuş Pasha, gran visir otomano 169, 170, 280n., 284n. Kara Mehmed Pasha, gobernador de Rumelia 170 Kiechel, Samuel, viajero alemán 195 Koca Sinan Pasha, gran visir otomano 148, 148n., 149, 159, 162, 169, 182 Kurtoğlu, gobernador otomano de Rodas 85, 247n. La Valette, Jean de, maestre de la Orden de Malta 73 Labes, rey de 99, 122, 128, 260, 260n. Lala Kara Mustafa, gran visir otomano 169, 181, 182, 256n., 273n. Lecce, Matteo da 86, 87 Lenche, Antoine, mercader 100, 100n., 101 Lenche, Thomas, mercader 100, 100n. Lipari, Salefo de, renegado siciliano 122, 261 López, Julián, secretario del embajador español en Venecia 94 López de Gómara, Francisco 70 Mami Gancio, corsario 124 Mami, Arnaut, capitán de los corsarios argelinos 150 Mami, corsario 52
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índice onomástico
Mami, renegado corso y consejero privado de Uluç Ali 123, 127, 142, 145, 187, 257, 257n., 258, 261 Mami, renegado español de Ramadán Pasha 124 Manuel, Agustín, espía y agente español en Estambul 147 Margliani, Giovanni, agente diplomático de Felipe II en Estambul 160, 177n., 178, 178n., 179, 182, 182n., 184, 198 Martama, esposa de Deli Cafer 40, 41, 246 Martini, Gian Giacomo, abad calabrés 23, 40, 245n. Martire, Domenico, sacerdote e historiador 23, 40, 45, 52, 245, 245n. Matarón, Jayme de 42 Mateo, Marco de, agente raguseo del virrey de Nápoles 163 Matteo Pérez (véase Lecce, Matteo da) Medinaceli, IV duque de (véase Cerda y Silva, Juan de la) Mehmed Bey, hijo de Salah Reis 91, 92, 95, 118 Mehmed II Giray, kan del Kanato de Crimea 279n. Mehmed III, sultán otomano 180 Mehmed, renegado de Ramadán Pasha 124, 125 Memi Reis, corsario 72 Mendoza, Íñigo López de, III marqués de Mondéjar y capitán general del reino de Granada 98 Mendoza, Jerónimo de, capitán español cautivo en Argel 98, 127 Mihrimah, hija de Solimán I y Hürrem Sultan y esposa de Rüstem Pasha 68, 80, 81 Mimar Sinan, arquitecto otomano 165
Mohammed Bey, agente de Hasan Pasha en Estambul 58 Mola, Colangelo di, mercader 91 Mondéjar, III marqués de (véase Mendoza, Íñigo López de) Morat Aga, renegado inglés de Uluç Ali (alias Carlo Daniel) 136, 140, 143 Morosini, Gianfranco, bailo veneciano en Estambul 155n., 160, 168, 169, 170, 171, 172, 195, 276 Muley Ahmed, sultán hafsí 98, 99 Murad III, sultán otomano 15, 30, 103, 146, 150, 156, 157, 158, 158n., 160, 161, 163, 164, 164n., 165, 167, 168, 169, 169n., 170, 171, 172, 173, 176, 179n., 180, 183, 184, 189n., 199, 283n. Mustafa Bey, guardián del puerto de Alejandría 83 Mustafa Pasha (Kızılahmedli), visir y comandante otomano del ejército de tierra durante el sitio de Malta 86, 87, 88 Mustafa, renegado romano de Uluç Ali 147 Narváez, Pedro de, mercader 59 Nasuh Aga, corsario y hombre de confianza del gran almirante otomano 75 Nidā’i (Şa’bân Nidâî Ankaravî), poeta otomano 74 Noailles, François de, obispo de Dax y embajador francés en Estambul 78, 133, 161 Nurbânû, haseki de Selim II 81, 168, 169 Olivier, Dominique, dragomán de los embajadores franceses en Estambul 180 Orange-Nassau, Guillermo de 274n.
[289]
uluç ali, el almirante del sultán
Özdemiroğlu Osman Pasha, gran visir otomano 172, 173n., 279n. Peçevi, Ibrahim Efendi 52, 89 Pertev Pasha, visir otomano 254n. Pescara, marqués de (véase Ávalos, Francesco Ferdinando d') Pey, esclavo negro de Uluç Ali 124 Pimentel y de Herrera, Antonio Alfonso, III duque de Benavente y virrey de Valencia 127, 257n. Pino, Philippo de (véase Mami, renegado corso) Piyale Pasha (Pialí Pascià, Pialy Bassa), damad de Selim II y gran almirante otomano 21, 73, 74, 75, 76, 77, 79, 80, 81, 82, 85, 86, 87, 88, 89, 91, 92, 94, 95, 110, 111, 122, 133, 141, 165, 166, 166n., 167, 197, 261, 261n., 271, 271n., 272 Portillo, Luis (Luigi di Portiglio), caballero de la Orden de Malta y espía de la Monarquía Hispánica en Ragusa 271, 276n. Raby-Isaac 181 Ragit Reis 146 Ramadán Pasha 123, 124, 143, 145, 146, 147, 150, 151, 154, 187, 261, 264, 265, 267 Ramón, jesuita cautivo en Argel 44 Rani, Juan Pablo, excautivo veneciano en Argel 64 Risuan, renegado siciliano de Uluç Ali 143 Risuan, renegado veneciano y kethüda de Uluç Ali 137, 144, 154, 155, 155n., 189 Rouer, Raimond de Beccarie de Pavie, barón de Fourquevaux y embajador francés en Madrid 125 Rüstem Pasha, damad de Solimán I y gran visir otomano 68, 68n., 69, 70, 80, 133n.
Saadet II Giray, hijo de Mehmed II Giray 279n. Safiye Sultan, haseki de Murad III 169 Şah Sultan, hija de Selim II y Nurbânû 81 Sait Reis 74 Salah Reis 61, 72, 73, 91, 102, 118, 199, 258n. Saliha Hanım Sultan, nieta de Solimán I y primera esposa de Cigalazade Yusuf Sinan Pasha 167 Salmirago, Gioseffo, agente de Margliani en Estambul 184 Salvago, Mateca, dragomán de la corte otomana 277n. Sánchez, Alonso, tesorero del reino de Nápoles 35, 54, 243, 245 Sande, Álvaro de, capitán español en la batalla de Djerba 77 Santa Croce, Aurelio, mercader veneciano, espía al servicio de la Monarquía Hispánica y agente diplomático de la Republica de Génova 92, 93, 97, 262n. Santa Cruz, marqués de (véase Bazán y Guzmán, Álvaro de) Savary de Lancosme, Jacques, embajador francés en Estambul 136 Selânikî, Mustafa Efendi 26, 52, 189n., 195n. Selim I, sultán otomano 81, 132 Selim II, sultán otomano 14, 15, 90, 93, 94, 95, 96, 97, 98, 99, 99n., 101, 102, 106, 107, 111, 131, 133, 136, 141, 144, 145, 147, 148, 148n., 157, 157n., 161, 162, 162n., 163, 164, 165, 166, 167, 170, 171, 176, 197, 251, 251n., 252n., 254n. Semiz Ali Pasha, gran visir otomano 80, 81, 82, 83, 84, 247n. Şemsi Ahmet Pasha (Semiz Ahmed Pasha), favorito de Murad III y gran visir
[290]
índice onomástico
otomano 129, 167, 169, 170, 178, 181, 182 Shuval, Tal 28 Sinam, renegado de Uluç Ali (alias Juan de Briones) 171, 174 Sinan el Judío (Sinan Reis) 60, 125 Sinan Pasha, hermano de Rüstem Pasha y gran almirante otomano 68, 68n., 69, 70, 73, 80, 133, 133n. Sixto V, papa 158 Sokollu Mehmed Pasha, damad de Selim II y gran visir otomano 81, 91, 92, 95, 110, 133, 136, 160, 162n., 166, 167, 175, 175n., 181, 252n., 254n., 263n., 274n. Solimán I, sultán otomano 50, 55, 63, 68, 69, 69n., 70, 71, 72, 73, 74, 75, 76, 78, 79, 80, 81, 82, 85, 87, 89, 90, 118, 132, 133, 144, 165, 167, 169, 199, 238, 239, 246, 247 Solimán, renegado francés de Uluç Ali 136 Solimán, renegado milanés de Uluç Ali 141 Solimán, renegado veneciano de Uluç Ali 140 Soranzo, Giacomo, bailo y embajador veneciano en Estambul 90, 91, 94, 129, 130, 139, 141, 150, 165, 184 Sosa, Antonio de 26n. Sotelo, Cristobaldi, excautivo de Uluç Ali 142 Stefanis, Bonifacio de, obispo de Stagno 275n. Suárez Corvín, Diego 39 Suárez de Figueroa, Gómez, embajador español en Génova 48, 100 Şuluk Mehmed Pasha, bey de Alejandría 90, 91 Tahmasp I, sah safávida 275n.
Tellel Mustafa Pasha 143, 145, 146, 148 Teti, Vito 23 Tiepolo, Antonio, bailo veneciano en Estambul 67, 155, 162 Torellas, Francisco de, cautivo de Uluç Ali 140 Trevisano, Domenico, bailo veneciano en Estambul 69 Turgut Reis (Dragut, Dargut, Durgut) 14, 24, 46, 48, 50, 52, 53, 53nn., 54, 57, 61, 64, 65, 67, 68, 68n., 69n., 70, 71, 72, 72n., 73, 74, 75, 76, 79, 80, 87, 88, 89, 90, 91, 93, 105, 110, 147, 197, 199, 246n. Uluç Ali (Kılıç Ali, Ucchiali, Uluciali, Uluchaly, Aluchali, Ochali, Olucciali, Oluchally, Luzali, Luchali, Lucchiali, Luchiali, Lugalli, Lugiali, Lujali, Uxali) 11, 12, 13, 14, 15, 21, 22, 23, 23n., 24, 25, 26, 27, 27n., 28, 29, 30, 32, 35, 36, 38, 46, 48, 49, 50, 52, 53, 53n., 54, 59, 60, 64, 65, 67, 67n., 68, 69, 70, 71, 72, 72nn., 73, 73n., 74, 75, 77, 78, 79, 80, 82, 84, 85, 86, 86n., 87, 88, 89, 90, 91, 92, 93, 94, 95, 96, 97, 97n., 98, 99, 99n., 100, 101, 102, 103, 103nn., 104, 104n., 105, 105n., 106, 107, 109, 110, 111, 115, 117, 117n., 118, 119, 120, 121, 122, 123, 124, 125, 126, 127, 127n., 128, 129, 130, 131, 133, 134, 135, 136, 137, 138, 138n., 139, 140, 141, 142, 143, 143n., 144, 145, 146, 147, 148, 148n., 149n., 150, 151, 153, 154, 154n., 155nn., 156, 157, 157n., 158, 158n., 159, 160, 161, 162, 163, 164, 164n., 165, 165n., 166, 166n., 167, 168, 169, 169nn., 170, 170n., 171, 172, 173, 173n., 174, 175, 175n., 176, 177, 178, 179, 179n., 180, 181, 181n., 182, 182n., 183, 184, 187, 188, 189, 189n., 191, 192, 193, 194, 195, 195n., 196, 196n., 197,
[291]
uluç ali, el almirante del sultán
198, 199, 200, 201, 243, 245n., 252n., 254n., 251, 256n., 257n., 262n., 264, 283n. Uluç Hasan 120, 121, 136, 137, 143, 145, 146, 147, 148, 154, 184, 187, 189, 265n., 283n.
Vracadurna, hija de Deli Cafer y Martama 49, 246 Xebe Reis 60 Ydel Ahamat 60
Vale, Antonio de (véase Solimán, renegado milanés) Vayllo, Blas, jesuita 44 Vega, Fernando de, hijo de Juan de Vega 59 Vega, Juan de, virrey de Sicilia 59
Zekeriyyâzâde, Yahyâ Efendi 74, 74n., 75, 78 Zúñiga y Requesens, Juan de, príncipe de Pietraperzia, ministro de Felipe II y virrey de Nápoles 178, 178n., 268
[292]
Índice toponímico Adrianópolis (véase Edirne) África, norte de 28, 35, 38, 43, 46, 48, 51, 53, 53n., 55, 63, 65, 75, 79, 89, 98, 100, 100n., 102n., 118, 122, 125, 128, 147, 148, 150, 154, 183, 193 Ain-Defla (Aïn Defla, Argelia) 118 Alcazarquivir (Ksar El-Kebir, Marruecos) 15, 183 Alejandría 27, 79, 82, 83, 84, 85, 90, 92, 93, 132, 142, 145, 197, 239 Alepo 82 Alfaques, Los 59, 61 Alicante 63 Alpujarras 15, 28, 35, 96, 97n., 98, 98n., 103, 128 Andalucía 55, 56, 98 Annaba 62, 72, 80, 98, 100, 100n., 101, 118, 122, 128, 259, 261, 267, 268 Argel 13, 14, 15, 21, 23, 23n., 26, 26n., 27, 28, 29, 35, 38, 39, 42, 43, 44, 46, 47, 48, 49, 50, 51, 52, 53, 54, 55, 56, 57, 58, 59, 60, 61, 62, 63, 64, 65, 72, 73, 89, 91, 95, 96, 97, 98, 99, 100, 100nn., 101, 101n., 102, 103, 104, 117, 117n., 118, 119, 119n., 120, 121, 122, 123, 124, 125, 126, 127, 127n., 128, 129, 130, 131, 136, 137, 140, 142, 145, 146, 147, 148, 150, 157, 162, 173, 183, 184, 187, 196, 197, 238, 243, 244, 250, 251. 256, 256n., 257, 257n., 258, 258nn., 259, 259n., 260, 261, 263, 264n., 265, 266, 267, 268
Babilonia (cerca de la actual Hilla, Irak) 129 Barcelona 42, 56, 63 Bizerta 99, 101, 125, 266n. Bona (véase Annaba) Bouira (Al-Buira, Argelia) 118 Bríndisi 275n. Briscar (Biskra, Argelia) 128 Bugía (Béjaïa, Argelia) 73, 260, 260n., 261 Cabilia 42, 64, 99, 260n. Cafa (Feodosia, Ucrania) 172, 279, 279n., 281 Cagliari 265n. Cairo, El 83, 129, 247 Cairuán 65 Calabria 35, 40, 195n., 243, 245 Calcedón (Turquía) 279n. Candia (Creta) 84, 104, 272, 277 Cartagena 98 Castella, Le 13, 23, 35, 39, 46, 54, 197, 243n., 245, 246 Cateau-Cambrésis 74 Cáucaso 172 Cerdeña 38, 48, 265n. Chipre 15, 84, 85, 96, 103, 142, 154, 158, 158n., 177n., 188 Citera 75 Clissa (Klis, Croacia) 145 Constantina 98, 118, 123, 124, 128, 260
[293]
uluç ali, el almirante del sultán
Famagusta 104, 158n., 254n. Favignana 125 Fez 96, 101, 102, 103, 128, 148, 150, 151, 183, 184, 198, 260, 264, 266, 267, 267n., 268 Flandes 157, 177, 177n. Francia 19, 58, 62, 63, 69n., 78, 79, 96, 97, 99, 99n, 100, 103, 160, 175, 178, 179, 180, 182, 183, 244, 251, 251n., 256, 272, 273, 274, 275, 278
Constantinopla (véase Estambul) Córcega 62, 123 Corfú 106, 158, 165 Cosenza 23 Crimea 172, 279nn. Crotona 35, 243n., 244nn. Cuco (Aït Yahia, Argelia) 260n. Cutro 54, 244 Damasco 82 Damieta 142 Danubio 253n. Edirne 106, 253n. Egeo, mar 29, 70, 78, 79, 82, 84, 84n., 132, 133, 142, 144, 154, 188, 196, 238 Egipto 78, 79, 81, 83, 111, 162n., 191 Eolias, islas 261n. Erzurum (Turquía) 279n. Esmirna (Izmir, Turquía) 27, 78, 197 España 28, 56, 103, 125, 178, 257, 257n., 258, 259, 260, 266, 268 Estambul 20, 21, 24, 26, 27, 28, 30, 36, 37, 41, 52, 58, 61, 62, 63, 65, 67, 68, 69, 70, 71, 72, 73, 74, 74n., 77, 78, 79, 80, 81, 82, 83, 84, 85, 89, 90, 91, 92, 93, 94, 95, 97, 99, 101, 102n., 103, 103n., 104, 106, 107, 109, 111, 115, 116, 117, 117n., 121, 125, 126, 127, 128, 130, 131, 132, 133, 134, 135, 136, 137, 138, 139, 140, 141, 142, 143, 144, 145, 147, 148, 148n., 150, 151, 153, 154, 154n., 156, 157, 158n., 159, 160, 161, 162, 164, 165, 167, 168, 168n., 169, 170, 171, 172, 173, 173n., 174, 175, 176, 177, 177n., 179, 179n., 180, 181, 182, 183, 184, 187, 188, 189n., 193, 194, 195, 198, 199, 240, 241, 242, 243, 253, 257, 258, 259, 260, 261, 262, 262n., 263, 264, 267, 279n. Eubea, isla de 271n.
Galípoli (Gelibolu, Turquía) 69, 132, 238 Génova 11, 48, 61, 62, 92, 100, 120, 126, 182, 262n. Gibraltar 59, 60 Goleta, La (Túnez) 15, 58, 62, 98, 99, 102, 148, 149n., 157n., 268, 269 Gozo 53n., 71 Granada 56, 96, 98, 99, 130, 256, 257 Herceg Novi (Montenegro) 273n. Ibiza 63 Isola (véase Isola di Capo Rizzuto) Isola di Capo Rizzuto 39, 243n., 244, 244n., 245 Italia 28, 69, 93, 98, 256, 270 Jijel (Djidjelli, Argelia) 55 Jónico, mar 54 Kalâa de los Beni Abbès (Argelia) 260n. Karlıili (región de Etolia-Acarnania, en el oeste de Grecia) 72 Kocaeli (provincia de la actual Turquía) 145 Kotor (Montenegro) 272n. Lepanto (Naupacto, Grecia) 14, 21, 26, 27, 29, 52, 87, 102, 104, 104n., 105n., 106,
[294]
índice toponímico
107, 115, 131, 133, 136, 142, 143, 156, 158, 161, 161n., 165, 166, 174, 177, 187, 191, 252n., 254nn., 271, 273n. Lipari 122, 261, 261n. Livorno 62 Lucca 120, 121, 136, 137, 262n. Madrid 11, 28, 28n., 97, 102, 107, 109, 125, 174, 177n., 198 Magreb 23, 23n., 26, 29, 37, 38, 43, 43n., 44, 50, 55, 56, 57, 58, 59, 62, 63, 65, 73, 74, 93, 96, 97, 98, 98n., 99, 100, 100n., 101n., 102, 103, 103n., 110, 111, 117, 119, 121, 122, 126, 127, 128, 128n., 130, 133, 144, 146, 148, 150, 151, 154, 159n., 166, 173, 182, 183, 185, 187, 188, 193, 196, 197, 198 Mahdía 59, 68, 70 Málaga 52 Mallorca 61 Malta 14, 15, 25, 26, 53n., 64, 70, 71, 73, 81, 82, 85, 86n., 87, 89, 103, 105, 121, 125, 158, 160, 187, 191, 256, 269 Marrakech 96, 102, 183, 184, 267n. Marsella 100, 100nn., 178, 244, 251 Mazalquivir 64 Meca, La 52, 81, 251 Médéa 118 Medina 81 Mediterráneo, mar 11, 15, 19, 21, 22, 23, 24n., 25, 26, 29, 30, 31, 35, 36, 37, 41, 48, 51, 52, 53, 54, 55, 58, 62, 63, 64, 65, 67, 68, 70, 73, 74, 75, 77, 78, 79, 81, 82, 85, 93, 98n., 100, 104n., 109, 110, 115, 117, 118, 125, 126, 132, 133, 133n., 138, 142, 143, 143n., 145, 148, 150, 151, 155, 156, 157, 158, 159, 160, 166, 171, 172, 173, 174, 175, 177n., 179n., 182, 184, 187, 188, 189, 191, 192, 194, 196, 197, 198, 199, 200, 201, 237, 238, 253, 266n.
Meliana 56 Mesina 74, 104, 159, 245n., 261n., 269, 270 Mitilene 142 Modon (Modona, Grecia) 94, 256, 267, 267n. Monastir 68, 70 Mostagán (véase Mostaganem) Mostaganem 56, 127n., 128, 256, 256n. Murano 180 Nápoles 35, 40, 46, 61, 91, 133, 142, 158, 163, 178, 264, 270, 272, 275n. Nauplia 142 Navarino (Pilos, Grecia) 157, 264 Negro, mar 26, 143, 172, 173n., 181, 189, 191, 253, 253n., 276, 277, 280, 281 Nicosia 103, 104 Noto 40, 246, 246n. Novi Pazar (Serbia) 254n. Orán 49, 56, 59n., 61, 62, 64, 73, 127n., 256, 259n., 269 Oriente Medio 37 Otranto 275n. París 63, 99, 100n., 101, 109, 177, 178, 251 Préveza 14, 166, 254n. Quíos, isla de 142, 163, 264n., 277n. Ragusa (Dubrovnik, Croacia) 91, 103n., 107n., 139, 158, 253, 253n., 256, 263n., 271, 272, 275n., 276, 276n., 277n. Regio de Calabria 244n., 245n. Rétino (Réthymno, Grecia) 104 Rodas 82, 84, 85, 142, 247n. Roma 25, 86, 87, 104 Salónica 145
[295]
uluç ali, el almirante del sultán
Sant’Agata del Bianco 245n. Santa Severina 39, 244 Sarjel (Cherchell, Argelia) 128 Skopie (Macedonia) 254n. Sicilia 59, 73, 73n., 74, 98, 103, 144, 147, 157n., 158, 160, 245n., 246n., 261n., 268, 269, 271 Siena 62 Siğla (provincia otomana cerca de la actual Izmir) 76, 79, 92 Simancas 25, 28, 28n., 149n Siria 81 Susa 68, 125 Stilo 244 Tajura 71, 89, 93, 249 Tarento 244n. Tarragona 61 Tenez (Tenés, Argelia) 128 Tirreno, mar 54, 57, 120 Titteri (región histórica argelina situada donde se encuentra la actual provincia de Médéa) 118 Tolón 62, 100 Trapani 143 Tremecén 56, 73, 118, 127, 128
Trípoli 26, 27, 53n., 70, 71, 73, 73n., 74, 75, 76, 89, 90, 92, 93, 94, 118, 120, 144, 145, 145n., 146, 148, 197, 248, 249, 250, 265, 266, 267, 268, 271 Túnez 13, 14, 15, 26, 28, 55, 79, 96, 98, 99, 101, 102, 102n., 123, 124, 127, 143, 145, 146, 148, 150, 154, 156, 162, 174, 178, 191195, 198, 259, 266, 266n., 267, 268 Üsküdar (distrito de Estambul) 279n. Valencia 56, 57, 61, 127, 157, 256, 257, 258 Valeta, La (Malta) 158 Vélez de la Gomera 257, 257n. Venecia 28, 28n., 46, 64, 68n., 69, 78, 82, 84, 84n., 85, 94, 97, 109, 126, 144, 157, 162, 168, 176, 176n., 177, 177n., 189n., 247, 275n., 276, 281 Vieste 50 Yerba 14, 26, 46, 47, 52, 54, 55, 60, 64, 65, 73, 74, 74n., 75, 76, 77, 79, 89, 191 Zara (Zadar, Croacia) 104, 274n.
[296]
Índice de figuras Figura 1.1. La ciudad de Argel en un detalle de la obra cartográfica de Pîrî Reis Kitâb-i Bahriyye, s. l., 1525-1526.......................................... 29 Figura 1.2. La isla de Yerba en un detalle de la obra cartográfica de Pîrî Reis Kitâb-i Bahriyye, s. l., 1525-1526.............................................................. 29 Figura 2.1. D isigno dell'Isola de Gerbi con le seche che la difendeno dall'inondatione del mare et il sito della fortezza fatta da Christiani alla defesa della quala vi e restato cinq millia valorosi soldati, e buona provisione di vituaglie e munitione che con l'aiuto di Dio bastara . diffenderla dall'insulti de l'armata turchescha, s. l., ca. 1575............................................................................ 54 Figura 2.2. Detalle de la ilustración precedente (Figura 2.1) donde se aprecian los pozos asaltados por Uluç Ali durante el enfrentamiento hispano-turco en Yerba ........................................... 55 Figura 2.3. Matteo Pérez, L’assedio e batteria di S. Ermo a di XXVII di Magio, Roma, 1582.............................................................................. 64 Figura 2.4. Detalle de la ilustración precedente (Figura 2.3). La figura ensombrecida cerca de la letra M sería Uluç Ali Pasha, ya que, conforme a la leyenda incluida en el estampado, sabemos que a esa letra corresponde «Li doi Bassa di mare & di terra con Lochali C.se».................................................................................... 64 Figura 2.5. Matteo Pérez, La presa di Sant’Hermo a di XXIII de Givgno nel MDLXV, Roma, 1582............................................................................... 66 Figura 2.6. Detalle de la ilustración precedente (Figura 2.5) donde se representa a Turgut Reis a punto de morir............................................ 66 Figura 2.7. Detalle de la ilustración de la Figura 2.5 en el que se representa en primer plano a Piyale Pasha conversando con Mustafa Pasha mientras, en segundo plano, Uluç Ali parece participar en la discusión entre los dos generales........................................................... 67 Figura 3.1. Georg Braun y Hans Hogenberg, Algerii Saracenorum urbis fortissimae, in Numidia Africae provincia structae, iuxta [297]
uluç ali, el almirante del sultán
Baleriacos fluctus Mediterranei equoris Hispaniam contra, Othomanor Principu imperio redactae, imago, s. l., ca. 1574..................... 102 Figura 3.2. El tersane-i amire de Estambul en un detalle de Georg Braun, Byzantium, nunc Constantinopolis, s. l., 1572.......................................... 106 Figura 3.3. Tunetis Urbis, ac novae eius arcis et Guletae, quae Philippo Hispan: Regi parent uti a Turcis, et Mauris Selimo, Thraciae Rege, Anno Christi [1574] mense Julio et Augusto fixis castris oppugnabantur, efigies, s. l., 1574.............................................................. 119 Figura 5.1. Kadırga (‘galera’) de Uluç Ali, s. l., s. f..................................................... 162
[298]
92. El Archivo Histórico Nacional. Los orígenes del medievalismo español (1866-1955). Luis Miguel de la Cruz Herranz 93. A la sombra de la reina. Poder, patronazgo y servicio en la corte de la monarquía hispánica (1615-1644). Alejandra Franganillo Álvarez 94. Las innovaciones de la Armada en la España del siglo de Jorge Juan. Manuel-Reyes García Hurtado (ed.) 95. Multinacionales del castellano. El sector editorial español y su proceso de internacionalización (1900-2018). María Fernández Moya 96. Vertebrar España. El PSOE: de la autodeterminación a la LOAPA (1974-1982). Vega Rodríguez-Flores Parra 97. Una gran empresa en el Mediterráneo medieval: la compañía mercantil de Joan de Torralba y Juan de Manariello (BarcelonaZaragoza, 1430-1437). María Viú Fandos 98. Fazer la guerra. Estrategia y táctica militar en la Castilla del siglo xv. Ekaitz Etxeberria Gallastegi 99. Entre la voz y el texto. Los ciegos oracioneros y papelistas en la España moderna (1500-1836). Abel Iglesias Castellano 100. Vasconia tardoantigua. Entre la evolución sociopolítica y la construcción intelectual (400-711). Mikel Pozo Flores
Este trabajo ilustra los mecanismos de asimilación sociopolítica de un neófito musulmán en el Imperio otomano a través del caso del renegado calabrés Uluç Ali. En lugar de proponer una simple relectura de la vida de este convertido al islam, se analizan los momentos más destacados de su trayectoria política al servicio de los sultanes de Estambul para investigar los fenómenos sociales, políticos y culturales que caracterizaron el Imperio otomano y el Mediterráneo del siglo xvi. Entre ellos, destacan los mecanismos de promoción y movilidad social en los imperios musulmanes, la formación de redes de patronazgo interculturales en el contexto mediterráneo y la configuración de nuevas prácticas para el ejercicio y el control del poder en la cultura política otomana de la época. En particular, el análisis sociopolítico de este periodo de la vida de Uluç Ali revela la presencia y muestra el funcionamiento de una red de relaciones clientelares gracias a la cual el protagonista construyó y consolidó su familia política y alcanzó uno de los más importantes oficios en el Gobierno otomano, el de kapudan pasha (‘gran almirante de la armada’), que le permitió influir en la toma de decisiones del Consejo Imperial y monopolizar el control de los cargos administrativos de las provincias mediterráneas del Imperio. El amplio abanico de fuentes utilizadas —de archivos españoles, franceses, italianos, ingleses y turcos—, así como la perspectiva de micropolítica empleada dan lugar a una biografía de contexto que enriquece el actual debate historiográfico sobre las conversiones religiosas y la formación de redes de poder informal en el Imperio otomano. Esta monografía ofrece además numerosos elementos de reflexión para los especialistas en la materia y también para aquellos que pretenden orientar sus investigaciones hacia el estudio del mundo mediterráneo de la temprana Edad Moderna.
Carrera y familia política de un neófito musulmán en el Imperio otomano (1536-1587)
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(Rho, Milán, 1992). Doctor en Historia Moderna por la Universidad Autónoma de Madrid y por la Università degli Studi di Milano, ha ejercido como investigador posdoctoral y profesor asociado en el Dipartimento di Studi Storici de la Università degli Studi di Milano y ha realizado estancias de investigación en centros universitarios como la Università degli Studi di Genova y la Oxford University. Actualmente es contratado posdoctoral «Margarita Salas» en el Departamento de Historia Moderna de la Universidad Autónoma de Madrid, donde desarrolla un proyecto de investigación acerca del uso político y el impacto cultural de las noticias sobre el Imperio otomano en los territorios de la Monarquía Hispánica (siglos xvi y xvii). Sus áreas de investigación abarcan desde el estudio de las conversiones religiosas hasta las relaciones político-diplomáticas entre potencias cristianas y musulmanas. A lo largo de su carrera como investigador, Francesco Caprioli ha organizado diferentes seminarios y congresos y ha publicado diversos artículos en revistas nacionales e internacionales. Entre sus trabajos más recientes, cabe resaltar también la coordinación de una obra colectiva de forma conjunta con Rubén González Cuerva sobre la diplomacia hispano-musulmana titulada Reconocer al infiel: la representación en la diplomacia hispano-musulmana (siglos xvi y xvii) (Sílex, 2021).
101. Una iglesia a la sombra de la monarquía. Dinero y poder en el reino de Granada (1487-1526). Gema Rayo Muñoz
CSIC
CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS
Imagen de cubierta: Uluç Ali Pasha. The Bodleian Libraries, University of Oxford, MS. Bodl. Or. 430, fol. 29r (Licencia Creative Commons CC-BYNC 4.0).
91. Redes de poder. Las relaciones sociales de la oligarquía de Valladolid a finales de la Edad Media. María Ángeles Martín Romera 92. El Archivo Histórico Nacional. Los orígenes del medievalismo español (1866-1955). Luis Miguel de la Cruz Herranz 93. A la sombra de la reina. Poder, patronazgo y servicio en la corte de la monarquía hispánica (1615-1644). Alejandra Franganillo Álvarez 94. Las innovaciones de la Armada en la España del siglo de Jorge Juan. Manuel-Reyes García Hurtado (ed.) 95. Multinacionales del castellano. El sector editorial español y su proceso de internacionalización (1900-2018). María Fernández Moya 96. Vertebrar España. El PSOE: de la autodeterminación a la LOAPA (1974-1982). Vega Rodríguez-Flores Parra 97. Una gran empresa en el Mediterráneo medieval: la compañía mercantil de Joan de Torralba y Juan de Manariello (BarcelonaZaragoza, 1430-1437). María Viú Fandos 98. Fazer la guerra. Estrategia y táctica militar en la Castilla del siglo xv. Ekaitz Etxeberria Gallastegi 99. Entre la voz y el texto. Los ciegos oracioneros y papelistas en la España moderna (1500-1836). Abel Iglesias Castellano
Este trabajo ilustra los mecanismos de asimilación sociopolítica de un neófito musulmán en el Imperio otomano a través del caso del renegado calabrés Uluç Ali. En lugar de proponer una simple relectura de la vida de este convertido al islam, se analizan los momentos más destacados de su trayectoria política al servicio de los sultanes de Estambul para investigar los fenómenos sociales, políticos y culturales que caracterizaron el Imperio otomano y el Mediterráneo del siglo xvi. Entre ellos, destacan los mecanismos de promoción y movilidad social en los imperios musulmanes, la formación de redes de patronazgo interculturales en el contexto mediterráneo y la configuración de nuevas prácticas para el ejercicio y el control del poder en la cultura política otomana de la época. En particular, el análisis sociopolítico de este periodo de la vida de Uluç Ali revela la presencia y muestra el funcionamiento de una red de relaciones clientelares gracias a la cual el protagonista construyó y consolidó su familia política y alcanzó uno de los más importantes oficios en el Gobierno otomano, el de kapudan pasha (‘gran almirante de la armada’), que le permitió influir en la toma de decisiones del Consejo Imperial y monopolizar el control de los cargos administrativos de las provincias mediterráneas del Imperio. El amplio abanico de fuentes utilizadas —de archivos españoles, franceses, italianos, ingleses y turcos—, así como la perspectiva de micropolítica empleada dan lugar a una biografía de contexto que enriquece el actual debate historiográfico sobre las conversiones religiosas y la formación de redes de poder informal en el Imperio otomano. Esta monografía ofrece además numerosos elementos de reflexión para los especialistas en la materia y también para aquellos que pretenden orientar sus investigaciones hacia el estudio del mundo mediterráneo de la temprana Edad Moderna.
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100. Vasconia tardoantigua. Entre la evolución sociopolítica y la construcción intelectual (400-711). Mikel Pozo Flores
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Imagen de cubierta: Uluç Ali Pasha: The Bodleian Libraries, University of Oxford, MS. Bodl. Or. 430, fol. 29r (Licencia Creative Commons CC-BYNC 4.0).