Psicosis - lo clásico y lo nuevo 9789871199846


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SILVIA ELENA TENDLARZ

PSICOSIS Lo CLÁSICO Y LO NUEVO

Con la colaboración de Patricio Álvarez, Jorge Chamorro, Carlos Dante García, María Angélica Marchesini, Daniel Millas y Manuel Zlotnik

Buenos Aires, 2009

© GRAMA ediciones, 2009. Fondo de la Legua 2467, Edif. 3, Oto. 40 (1640) Martínez, Pcia. de Buenos Aires. Tel.: 4743-8766 • [email protected] http: / / www.gramaediciones.com.ar © Silvia Elena Tendlarz, 2009 Silvia Elena Tendlarz Psicosis, lo clásico y lo nuevo. - la ed. - Buenos Aires: Grama Ediciones, 2009. 224 p. ; 21x14 cm. ISBN 978-987-1199-84-6 1. Psicoanálisis. I. Título CDD 150.195 Diseño de tapa: Mario Merlo ([email protected]) Hecho el depósito que determina la ley 11.723 Queda prohibida la reproducción total o parcial de este libro por medios gráficos, fotostáticos, electrónico o cualquier otro sin permiso del editor. IMPRESO EN ARGENTINA DISTRIBUYE EN ESPA:&A: CANOA EDITORIAL • Teléfono / fax: 934 242 391 [email protected] DISTRIBUYE EN BRASIL: LrVRo MERCADO AGENCIALTDA. • Belo Horizonte -MGTel/Fax: (31) 3223 6444 Río de Janeiro - RJTel/Fax: (21) 2547 3600 [email protected]

Indice

Presentación ..................................................................................

9

l. Problemas clínicos contemporáneos ................................... .

11

I. Schreber y la cuestión preliminar 2. La metáfora paterna ................................................................ 3. La forclusión del Nombre-del-Padre .................................... 4. Los dos agujeros: P0 y 0........................................................ 5. Desencadenamiento y empuje a La mujer ...........................

23 33 43 . 53

II. El fenómeno psicótico 6. El caso Aimée de Lacan .......................................................... 7. La tesis de Lacan en psiquiatría ............................................ 8. Las afasias ................................................................................. 9. Las alucinaciones y la significación personal...................... 10. Alienación y separación ........................................................ 11. Piezas sueltas en la infancia .................................................

67 77 85

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/123-+ '-·,.,.,._.,___ j

III. Nuevas perspectivas 12; Introducción al sinthome ........................................................ 13. Desenganches, conversación clínica entre Patricio Alvarez, Silvia Elena Tendlarz y Manuel Zlotnik .... 14. El caso Joyce, por Manuel Zlotnik ...................................... 15. Psicosis ordinaria: usos del lenguaje, conversación clínica entre Patricio Alvarez, María Angélica Marchesini, Silvia Elena Tendlarz y Manuel Zlotnik ...................................

135

143 161 173

IV. Estudios clínicos 16. Duelo, depresión y melancolía .......................... : ................. 191 17. Presentaciones clínicas, por Daniel Millas y Manuel Zlotnik. Comentario de Jorge Chamorro ................... )201 \ 18. El pasaje al acto en la psicosis, por Carlos Dante García !'227 \ :

!

Presentación ¿Qué se puede llamar clásico y nuevo en relación a la psicosis? Las presenta,0 .

La significación fálica

La teoría del falo en Lacan en "De una cuestión preliminar . . . " es un punto de pasaje. El significante fálico no existe desde siempre. La "significación fálica" implica que el falo es imaginario. En la teori­ zación de Lacan el falo comienza siendo un objeto, una imagen, el falo es imaginario. Por eso en el trípode del ternario del esquema R el falo está escrito con el símbolo rp, la imagen fálica. Hasta aquí el sujeto se identifica imaginariamente con el falo.

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En toda la teorización del pequeño Hans en el Sem inario 4 encon­ tramos esa concepción de falo imaginario, por eso el niño y la madre nunca están a solas: entre ellos siempre hay un tercer término que es el falo, objeto de identificación. De este modo se estructura un trípo­ de: la madre, el niño y el falo. Esta concepción que prevalece en el Seminario 4 y también en los seminarios anteriores, corresponde al "estadio del espejo" . En el Seminario 5 La can introduce al falo corno "significante del deseo" y el falo se vuelve un falo simbólico. "De una cuestión preliminar . . . " es un artículo que escribe lo que resulta del Seminario 3 pero mientras Lacan está trabajando el Seminario 5, por eso encontramos cierta oscilación en torno al pro­ blema del falo. Por un lado, el falo es una imagen, es el falo imagi­ nario situado en el trípode imaginario con el que el sujeto se identi­ fica y, por otro lado, encontrarnos también un falo simbólico. A partir del significante fálico introducido en el Seminario 5 pode­ mos leer la metáfora paterna corno la acción del Nombre-del-Padre gue inscribe al falo corno significante del deseo. Al mismo tiempo, provee una imagen identificatoria imaginaria: el niño se identifica al falo deseado por la madre. Así, desde lo simbólico el significante indica lo deseable y da lugar a las identificaciones imaginarias. Las significaciones fálicas no pueden ser más que imaginarias porgue la significación siempre es imaginaria, no es lo mismo hablar del falo como significante del deseo que hablar de significación fáli­ ca. Casi simultáneamente a "De una cuestión preliminar . . . " (1958) Lacan da una conferencia que fue traducida como "La significación del falo" -con esa ambigüedad que tiene el término Bedeu tung que se traduce como "significación" pero también como la "referencia" del falo- donde explica cómo el falo es un significante; es más, es un sig­ nificante que da el modelo de la constitución de lo simbólico y per­ mite la distribución sexuada. En "La significación del falo" Lacan resuelve el equívoco que plantea "De una cuestión preliminar . . . " acerca de si el falo es un sig­ nificado o es un significante. Dice en la página 669 de los Escritos: "El falo aquí se esclarece por su función. No es una fantasía -si hay que entender por ello un efecto imaginario, Lacan toma una posición frente a lo que él mismo decía- imaginaria. No es tampoco como tal un objeto. Menos aún es el órgano, pene, vagina, que simboliza. Y no sin razón tomó Freud por referencia el simulacro que era para los antiguos -recuerden las mitologías fálicas y la idea de simulacro que reenvía a la vertiente simbólica del falo- pues el falo es un signifi­ cante".

PSICOSIS. LO CLÁSICO Y LO N UEVO

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El falo es un significante que levanta el velo que tenían los mis­ terios, alusión a los mitos antiguos donde el falo aparecía velado, está cubierto por el velo que lo cubre, no lo muestra. El gran horror es cuando se levanta el velo y no se ve más que el vacío. El falo es el velo simbólico que indica pero que no es; lo que el falo muestra como significante, lo que nombra es un vado, es el velo que cubre una falta. Sigo con la lectura: "Es el significante destinado a designar en su conjunto los efectos del significado, en cuanto el significante los con­ diciona por su presencia de significante". El falo es un significante que está en el conjunto de los signíficantes y a la vez es el signifi­ cante que nombra todos los efectos de significado. Es un significan­ te que da la impronta de la significación fálica, todos los significados fálicos se desprenden de la inscripción del significante fálico. Lacan marca cuatro elementos: lo significable, es decir aquello que puede volverse significante, que está latente; el significante; el significado y el sujeto. En ese significable lo primero que se inscribe y da una marca de significante es el falo. Esta inscripción, en la medida en que dentro de lo significable hay un significante que se inscribe como tal, es el primer paso en la arena que se vuelve el para­ digma de todo lo que puede ser significante. Al inscribirse el significante simbólico produce un efecto de sig­ nificado imaginario, efecto sobre lo imaginario de lo simbólico. Entre lo que podría haber sido y lo que fue, se juega la división sub­ jetiva, la Spaltung del sujeto. La Aufhebung es una operación de supresión en la dialéctica hege­ liana constituida por la afirmación, la negéJ.ción y la afirmación de la negación, es un bucle. Esa afirmación de lo negado, esa supresión fundamental, es lo que se llama la Aufhebung hegeliana. Se da una vuelta, se niega, después se hace un bucle y salta así la espiral dia­ léctica. De este modo, se logra la superación por efecto de supresión donde se niega y se retiene lo esencial. La Aufhebung fálica permite constituir el significante. Hay un pri­ mer significante que se constituye como tal borrando sus huellas, es el significante fálica; y luego está lo significable, aquello que puede volverse significante. De este modo, el significante fálico se extrae de lo significable y se vuelve el modelo de la constitución del signifi­ cante. Lacan toma a modo de ejemplo cómo en una isla remota Robinson · Crusoe, al caminar por la playa, deja una huella que, al mismo tiempo, se borra, y al hacerlo deja un trazo. La acción de la metáfora paterna permite la constitución de un

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significante que da la marca de lo deseable -significante del deseo­ y, al mismo tiempo, genera la significación fálica. En ambos casos lo que se produce es una pérdida de goce, porque si bien el Nombre­ del-Padre limita al enigmático Deseo de la Madre no todo pasa por el significante. La metáfora paterna siempre fracasa -en el caso con­ trario no existirían los síntomas-, hay un resto del deseo del Otro, "me dice eso, pero ¿qué quiere?", hay un resto ineludible de la metá­ fora paterna, aquello que no pasa por el significante. En el Seminario 17 Lacan hace un pasaje del mito edípico a la estructura y retoma la idea del padre prim:ordial de "Tótem y Tabú" . Produce una inversión: e l padre castrador, el padre edípico formali­ zado en la metáfora paterna por ese límite que impone el Nombre­ del-Padre, no genera la pérdida de goce sino que la inclusión misma del sujeto en la esh·uctura del lenguaje da lugar a esa pérdida. Esto se traduce en una nueva forma de escribir la metáfora paterna: la acción del Otro sobre el goce por la inclusión del sujeto en el len­ guaje produce una pérdida de goce.

A

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a

Nuevamente se trata del lu gar del padre sobre la madre pero con una diferencia: la acción del padre sobre la madre, versión abrevia­ da de la metáfora paterna, da como resto la pérdida de goce fálico, -q¡, castración imaginaria. En el Seminario 17 no se refiere al falo sino que lo traduce como objeto a. La pérdida de goce que se produce por la inclusión del sujeto en el lenguaje no es una pérdida total porque existe una entropía de goce. No todo el goce se pierde, la castración que está vehiculizada por la inclusión del sujeto en el lenguaje deja un resto que se recupera bajo las distintas formas del objeto plus de gozar. Resulta diferente trabajar sobre el fracaso de la metáfora paterna, aquello que retoma como síntoma, la forclusión del Nombre-del­ Padre y las consecuencias de su no inscripción -que nos lleva al tra­ bajo en la psicosis acerca de las teorías de la suplencia, de las com­ pensaciones-, a trabajar con este esquema que permite dilucidar cuestiones relativas al tratamiento del goce cuando se presenta en más. Cuando el objeto no está negativizado, cuando no hay extrac­ ción del objeto, su positivación se presenta en los objetos voz y mira­ da. Con la primera teorización, ante el fracaso de la metáfora pater­ na tenemos los trastornos del lenguaje y el fenómeno psicótico. La segunda teorización, que corresponde a una entropía de goce, el

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goce no se pierde sino que se recupera, se desarrolla junto a las ope­ raciones lógicas de alienación y separación como así también junto a cómo el fracaso de la operación de separación hace que el objeto, en lugar de aparecer negativizado, aparezca en más en la psicosis. Se trata de dos niveles de análisis. En un caso queda privilegiada la teorización del registro de lo simbólico y en el otro es privilegiado el registro de lo real y del goce. Si bien el padre simbólico es un padre muerto, la entropía de goce nos permite ver qué hay de goce en ese padre volviéndolo un ser vivo. La perspectiva de los años '50 queda en este goce negativizado que da la significación fálica. En el Seminario 17 Lacan habla de la entropía de goce y se pregunta "¿dónde va a parar este goce?" . La inclusión del sujeto �n lo simbólico es una pérdida de goce, hay una recuperación bajo las especies del objeto a. Si nos llevamos esta fór­ mula, la acción del Nombre-del-Padre sobre el Deseo de la Madre produce una pérdida de goce que va a parar al padre. Ese goce, dice Miller, ·es el presentado en "Tótem y tabú" como el padre primordial que goza de todas las mujeres. Este padre hace c¡ue la función no sea simplemente un vacío muerto sino c¡ue el atributo vacío tiene que ser encarnado con un cuerpo, con un padre vivo, un hombre que logre hacer de una mujer su causa y eso lo vuelva padre. Si en la primera teorización está acentuado el padre como sim­ bólico, sobre el final de la enseñanza de Lacan el padre es un sin thome, un mixto entre un S 1 y el objeto a, que· queda encarnado en el padre bajo la forma de un síntoma, del padre síntoma, padre­ sinthome.

3 de marzo de 2007

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La forclusión del Nombre del Padre

En la última oportunidad desarrollamos la temática del padre y la metáfora paterna. En la clase de hoy nos centraremos en lo que es la causalidad propia de la psicosis, que es lo que Lacan denomina la forclusión del Nombre-del-Padre; esto correspondería al P0 de lo que luego desarrollaremos como Esquema l.

Hipótesis causal En "De una cuestión preliminar ... " (pág. 558) Lacan dice: "Para que la psicosis se desencadene es necesario que el Nombre-del­ Padre, venvorfen, precluido, es decir sin haber llegado nunca al lugar del Otro, sea · namado allí en oposición simbólica al sujeto". Hay algunos puntos que hay que aclarar. El término verworfen está escri­ to con minúscula porque está conjugado pero los sustantivos en ale­ mán se escriben en mayúsculas; por eso Venverfung siempre va con mayúscula y verworfen, que es la conjugación del verbo, va en minúscula. La palabra "precluido" está mal traducida, siguiendo a Lacan tendríamos que decir "forcluído". Lacan afirma que el significante del Nombre-del-Padre está for­ cluído y esta es la hipótesis causal que jamás es abandonada: la Verwe1jung del Nombre-del-Padre. Continúa: "Es la falta del Nombre-del-Padre en ese lugar la que, por el agujero que abre en el significado, inicia la cascada de los reto­ ques del significante de donde procede el desastre creciente de lo imaginario, hasta que se alcance el nivel en que significante y signi­ ficado se estabilizan en la metáfora delirante". El segundo punto que encontramos es que junto al_ agujero en lo simbólico que se escribe como P O en lo imaginario vamos a encontrar ct> 0. Estos son los dos puntos a partir de los cuales se estructurará el esquema l. La forclusión del Nombre-del-Padre tiene un efecto en lo imagi­ nario, que es cl>0 . Eso conduce a una serie de interrogantes: cl> 0 ¿es un efecto de P0 ? El trastorno en lo imaginario ¿es un efecto del trastor-

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SILVIA E L E NA TENDL ARZ

no en lo simbólico? ¿Se podría hablar de dos trastornos diferentes? Estos puntos son planteados por Lacan. En la página 552 dice: "Este otro abismo -está refiriéndose al asesinato de almas en el caso de Schreber- ¿se formó por el simple efecto en lo imaginario del lla­ mado vano hecho en lo simbólico a la metáfora paterna? -¿el rtamieilto de la psicosis. : , \ Por ejemplo, recibí un paciente cuando ya tenía un delirio bien i\ estructurado, era una franca paranoia. El sujete cuenta que a los 13 / años había visto una luz del lado izquierdo. No se lo contó a nadie, > le llamó la atención pero no terna ningún sentido para él -era un • .· · . fenóme11q �in �e11tido- con lo cual tampoco tenía sentido ir a contar­ > lo: Eñ el momento del franco desencadenamiento de su psicosis < arma un delirio en el cual él es un 'iluminado'. La estructura del S · · ' · pe rmanece, pero ya no es lo mismo: primero el niño mantiene su ser1 en el mundo con una lucecita en el costado y luego, cuando se estructura el delirio, él es un 'iluminado'. En este sentido es interesante interrogar acerca de lo que se deno­ mina psicosis ordinarias, en las que no hay una eclosión francamen­ te delirante pero sí encontramos fenómenos que aparecen aislados y que nos llevan a cuestionar si eso nos alcanza o no para establecer un diagnóstico diferencial de psicosis. Con el fenómeno elemental uno podría decir -como decía De Clérambault- que el automatismo es un trastorno orgánico. Que alguien diga que es un telépata emisor o que piensa en voz alta o toda la fenomenología de los fenómenos elementales podría ser pen� sado del lado del déficit, aunque también podríamos pensarlo del lado de la experiencia enigmática. Esos fenómenos, aunque sutiles, son enigmáticos para el propio sujeto por lo que está compelido a dar una respuesta. Muchas veces queda en silencio, a la espera, pero más allá de esto -así el sujeto pueda o no dar una respuesta- puede resultar una experiencia enigmática para el propio sujeto. Existen dos valores del S 1 . Hay un S 1 solo y hay un S 1 que corres­ ponde a la articulación significante. Para decirlo con la sencillez de los años '50 sería: un fenómeno elemental está del lado de la emer­ gencia de un S 1 que está por fuera de la cadena significante. Cuando en la psicosis aparece un S 1 por fuera de la cadena significante, lo podemos plantear como equjvalente del fenómeno elemental. Encontrarnos neurosis en la medida en que el S 1 queda articula­ do a la cadena significante. No lo piensen como S 1 igual a psicosis y S 1 -S 2 equivalente a neurosis, porque en la neurosis también hay S 1 solo, no es privativo de la psicosis. Lo que se denominó fenómeno elemental traduce la emergencia de un S 1 solo, la emergencia de un

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significante por fuera de la cadena, solidario a la forclusión del Nombre-del-Padre. La construcción del delirio es un S 1 , delirio que tiene la misma estructura que el fenómeno elemental. Esto significa que _e l discurso del paciente no es dialectizable porque falta el Nombre-del-Padre'> Lá del N¿�b�e�d�l-P�d�:� p��d�-ce la �Ü�ió� - d� i� ción fálica -es lo que vimos como PO y

r �so se dice q ue en la psicosis predomina la meto­ nimia, el deslizamiento significante, pero que falta el efecto metaró� rico cuya producción esta dada por la sustitución de un significante por otro significante. :;- · --;------;""'ta articulación S 1 -S 2 falta en su forma de producir una nueva significación por la abrochadura de un punto de capitón, no obstante, el sujeto habla, no está por fuera del lenguaje. Esos puntos de emer­ gencia, esos fenómenos aislados, no entran en dialéctica. En la clíni­ ca, en pacientes psicóticos puede aparecer, por ejemplo, la idea de 'me equivoqué, yo pensaba que era un iluminado, que mi voz se escuchaba en voi alta . . . ', pero si uno pregunta si lo escuchó respon­ de que sí. Está la idea de equivocación pero no hay dudas de que eso sucedió, hay certeza. Estas vacila ciones en relación al delirio muchas veces nos hacen pensar que hay una rectificación delirante, pero el hecho es que la emergencia del fenómeno aparece como certeza y no del lado de la creencia. La creencia da lugar a un relanzamiento dialéctico que per­ mite subjetivarlo, permite que el sujeto tome una posición diferente. / En la psicosis el sujeto queda cristalizado en el fenómeno de certeza, i por fuera de la creencia neurótica.

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El déficit neurológico Los trastornos del lenguaje originariamente se han examinado por la neurología a través de los trastornos afásicos. Tenemos una secuencia de grandes neurólogos que trabajaron el tema de los tras­ tornos afásicos: Head, Broca, Wernicke, Freud, el lingüista Jakobson y el uso que hace Lacan de Jakobson. En 1931 Lacan utiliza la teoría de Head. En los años '50 utiliza al lingüista Jakobson para entender el tema de las afasias . El uso de la

·: :/ :

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/ te oría de Jakobson produce un salto que da lugar al deslizamiento : / que nos permite entender los trastornos del lenguaje en la psicosis / dejando de lado la teoría jacksoniana según la cual "una descom­ ; /pensación de las funciones sigue el orden inverso al de su adquisi­ / dón", es decir, se enfatiza una descomposición regresiva, deficitaria, > del lenguaje. \i: . ¿Qué se entiende por afasia? Es un estado patológico que consis­ te en la pérdida, completa o parcial, del lenguaje o de la palabra. / Habitualmente las afasias tienen una teoría específica de localiza­ / . dón cerebral. Existen dos tipos de afasias: las afasias de emisión y las } afasias de comprensión. : \ Head es uno de los neurólogos contemporáneos a Lacan en los .: ·años '30 y sus formulaciones son utilizadas por Lacan para trabajar \ el caso de Marcelle C. Este neurólogo hace una distinción dentro de \ las afasias de emisión: afasias verbales y afasias sintácticas. Las afa­ > sias verbales ?�llell que ver con la difi.cultaciq.t:? prQ11llllciar pala.bra.s; i es- el defécfo en la formación de palabras. La afasia sintáctica es una \ dificultad gramática, es un trastorno de la expresión, el sujeto no > llega á dédr 16 que quiere decir, no llega a ütilizii.r · 1a: expresión · • correspondiente para decir lo que tiene que decir� Estos dos tipos de .. afasias tc:frrespoii.deii. a la emisión, al momento en que alguien: trata .• de hablar. .. Dentro de las afasias de comprensión distingue entre afasias nominales y afasias semánticas. La afasia nominal es un trast9r11e> e11 la significación, el sujeto no terminé\ ci� e11tender, µt;iliza una palabra . pcir otra. La afasia semá.ntica. es un tréistorno por el cualel sujei:o ria entiende ni el rol ni los elementos de las palabras, se detiene como si · hubiera olvidado fo que esta.ba por decir. . . . . . . . . . .. . . . . · . . . . . .' Si .bien estas afasiéls d,er:te>rni11,ada.$ de comprensión o de emisión pertenecen a.forden de lo neurológico, dan la pista de lo que apare­ ce como trastornos del lenguaje . en la psicosis. Por ejemplo, cuando'\ el sujeto se detiene como si hubiera olvidado lo que estaba por decir !, -frases interrumpidas- o cuando quiere decir una palabra y sigue hablando metonímicamente, esa situación en la que el sujeto no llega a decir lo que quiere decir, queda deslizándose indefinidamen- j te por la cadena significante por una falta de punto de capitón. _,-J La causalidad se sitúa en una lesión cerebral que produce la emergencia de fenómenos positivos. La teoría clásica de las afasias concierne a las afasias sensitiva de Wenicke y las "burdamente", dice Lacan, llamadas motoras de Bracea.

t:

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Freud, en un artículo de 1891 dedicado al tema de las afasias afir­ ma (pág. 23 ): "La afasia motora cortical: la comprensión del lengua­ je hablado está intacta pero se ha perdido el vocabulario o está redu­ cido a pocas palabras . Son imposibles tanto el lenguaje espontáneo como la repetición de palabras escuchadas. Esta forma es idéntica a la bien conocida afasia de Brocca" . Respecto a la afasia de Wernicke dice: "Afasia sensitivo-sensorial: el paciente no puede comprender el lenguaje hablado ni es capaz de repetirlo, pero puede hablar espontáneamente con un vocabulario ilimitado. A pesar de ello su lenguaje espontáneo no está intacto sino que presenta lo que se llama la parafasia" . Aquí hay una inscripción, hay un significante pero se habla continuamente deslizándose. No habría que pasar por alto al gunos comentarios que hace Freud puesto que son de completa actualidad, dice: "Este descubri­ miento, el de Wernicke, habría de dar origen a la esperanza de qúe algún día sería posible relacionar las diversas disociaciones de la facultad del lenguaje, observadas en la práctica clínica, con un número equivalente de lesiones cerebrales bien definidas" . En la actualidad, las neurociencias tratan de establecer un mapeo general acerca de dónde se localizan las distintas funciones del len­ guaje en el cerebro, no solamente en la psicosis sino también en el autismo . Se habla de trastorno en el lóbulo temporal y se intenta dar localizaciones bien precisas para entender por qué se producen los trastornos del lenguaje. Incluso, existe la esperanza de que en algún momento se pueda ejecutar alguna acción directa sobre el cerebro para eliminar el trauma a través de la eliminación del recuerdo. Ya en 1891 Freud advierte sobre esta falsa esperanza de poder hacer una traducción orgánica y cerebral de lo que es la estructura del lenguaje. Freud explica que, en relación a las afasias y con una perspectiva neurológica, se piensa el proceso del lenguaje como un reflejo puramente cerebral. A partir del planteo que se hace de un aparato del lenguaje localizado cerebralmente, Freud dice que se tendría que tener en cuenta lo siguiente: "Pero nos parece que el sig­ nificado que el factor de localización tiene para la afasia ha sido sobrestimado y que haríamos bien en preocuparnos de los estados funcionales del aparato del lenguaje" . Plantea que hay que ocupar­ se de los estados funcionales de ese aparato del lenguaje; esto lo lleva a escribir "Proyecto de psicología para neurólogos" y a ir más allá de las localizaciones puramente cerebrales. Jakobson retoma el tema de las afasias de una manera novedosa. Establece un nuevo orden que critica la antigua diferencia entre las

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\i afasias motoras y las afasias sensitivas. En lugar de esas afasias se :::::::

/ refiere a los trastornos de selección y los trastornos de contigüidad. \Los trastornos de selección -también llamados trastornos de simili­ \tu d o de sustitución- son aquellos que quedan en falla en el orden \ ide lo sinónimo, lo que resulta imposible en estos trastornos es lo que ) se llama metáfora. Lacan indica luego que este trastorno tiene que \ ver con la condensación freudiana. Los trastornos de contigüidad / son aquellos relativos a la articulación significante, la coordinación > sintáctica; el acento está puesto en la metonimia. Estos trastornos < están asociados con lo que Freud llama desplazamiento . ii Lacan dice que en la medida en que no se trata de simples locali­ /i zaciones cerebrales sino de trastornos de selección y trastornos de < contigüidad, podemos comprender los trastornos en el lenguaje deL / psicótico. Así, Lacan comienza a analizar en qué medida intervienen ·..·• •· 1a metáfora y la metonimia en el lenguaje del psicótico y se desen­ / tiende del déficit neurológico. Head

Trastornos de emisión Afasia verbal

Afasia sintáctica

Trastornos de comprensión Afasia nominal

Afasia semántica

-Dificultad de pronunciar palabras.

-Dificultad en la gramática.

-Trastorno en la significación.

-No entender ni el rol ni los elementos de la frase.

-Defecto en la formación de palabras.

-Trastorno de la expresión

-Una palabra es tomada por otra.

-Se detiene como si hubiera olvidado lo que estaba por decir.

Jakobson Trastorno de selección o trastorno de similitud (de sustitución)

Trastorno de contigüidad

-Aquello que es del orden del sinónimo.

-De alienación, de articulación.

-La contigüidad determina el comportamiento verbal

-Sin coordinación sintáctica.

Imposible: metáfora

Imposible: metonimia

21 de junio 2007

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Las alucinaciones y la si gnificación personal

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Hoy voy a habla, de la estructura de la alucinación de acuerdo a \ .la perspectiva lacaniana, diferente a la teoría clásica de la alucina­ \ dón en la que se trata de una percepción sin objeto.

No es sin objeto

.- . • Cuando en "De una cuestión preliminar . . . " La can presenta la / alucinación, retomando algunos términos en latín de la escolástica, •·•· • · hace una inversión de la concepción habitual. �jj:nna que no.. es .una per�E:?pci� .2!?j�!9"�que el perceptum antecede y actúa sobre el < perdp_itm s. La 1eoríá clás}c:a' sostiene que el percipíens -aquel que per­ \ Cibe- tienela percepdón de un objeto que foHa, __la3lucinación sería

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�}�qW}1.r�w,1;�i��t()�S-��- ;�r;t:���;;.��11��:ti:�;�;:· que años más tarde también hace una torsión con la angustia cuan­ do dice que la angustia no es sin objeto, en tanto anteriormente for­ mulaba que la angustia es cuando falta el objeto. En los años '50 y '60, cuando hay una atribución del objeto, no se trata del mismo objeto. Cuando dice que la alucinación no es sin objeto, el objeto en cuestión es un objeto significante. La primordia­ lidad del17Frceprúrfi"corresporide a fo prfrriordfafde la cadena signi­ ficante. Así, 105._ o1?,jE:?t�� -9�l n1u119-«::> C()tidiano _ están estructurad()1, a partir 4eL1en.gÜaje, _y_J() simb.{>lico permite la · aprehensión de los j oG etos y estructura el espacio �e111por;:1l. . .. . . . .... . . . . . ... ·-uecir que efperceptiún; es la cadena significante, determina la percepción, significa que hay una determinación del significante sobre el sujeto, que el percip iens está determinado por la acción de la cadena significante. Vemos que la manera en que Lacan trabaja la alucinación en los años '50 es a través de lo simbólico, habla de la estructuración significante de la alucinación. Tenemos, entonces, dos vías de acceso. En "De una cuestión pre­ liminar. . . ", está la vía relativa a la determinación significante de la c

que

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alucinación; también encontramos la transferencia a lo real de aque­ llo que queda elidido en lo simbólico, ejemplificado con el cas o "Marrana" . La incidencia significante en la estructura de la alucina­ ción significa que la falla en lo simbólico hace que lo que debería estar en lo simbóli co se transfiera en lo real. Es interesante cómo el predominio de lo simbólico sobre lo ima­ ginario que funciona en el paradigma de los años '50 -donde lo real queda en segundo plano- lleva al examen de la estructura de la alu­ cinación a partir de la causalidad significante, con esta particulari­ dad de la transferencia a lo real. La alucinación no es sin objeto. Al comienzo de "De una cuestión preliminar . . . ", Lacan toma una serie de cuestiones de la psiquiatría que le permiten examinar lo que quiere plantear como alucinación. Las dos referencias, que se encuentran tanto en el Seminario 3 como en "De una cuestión preliminar . . . ", son el examen de los sordomu­ dos alucinados -es un artículo de 1896 de Cramer- y las alucinacio­ nes verbales psicomotrices -examinadas en 1892 por Séglas. Lo sorprendente en el caso de los sordomudos alucinados es cómo alguien que no escucha puede alucinar voces. Este era el gran problema de los psiquiatras clásicos de fines del siglo XIX y allí apa­ recen los interrogantes respecto a dónde las escuchan, cómo pueden ..l:!�cucharlas. Ya en esta época Lacan dice que la voz es áfona, que la estructu­ ra de la voz no es sonora. En lo que insiste en los años '50 -porque aún no tiene la teoría del objeto a- es en la articulación significante. Hablamos del automatismo mental como paradigma de la arti­ culación significante que funciona sola; lo que se añade aquí es el fenómeno xenopático, porque eso que escucha el sordomudo aluci­ nado como voces, lo escucha porque algo se vuelve ajeno a él. En este sentido, aquello rechazado en lo simbólico reaparece en lo real de la alucinación. Una estructura similar la encontramos con Jules Séglas, para quien se trata de una voz sonora. En las alucinaciones verbales psi­ comotrices -que también se llaman alucinaciones verbales motrices­ los sujetos articulan ellos mismos una frase y la experimentan como extrrui.a. Es como si yo dijera "vengo del fiambrera" y luego dijera que acabo de escuchar "vengo del fiambrera"; ustedes me van a decir que yo misma lo dije y ahí es cuando yo digo "no" . Esa misma frase que ellos articulan es experimentada como ajena, como una alucinación y con un efecto de sinsentido. El problema, entonces, corresponde a la atribución de las voces.

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Lo s p siquiatras observaban que había un movimiento fonatorio en Tos labios y, sin embargo, el sujeto consideraba que había escuchado eso mismo que él estaba diciendo o pronunciando en voz baja. Se trata de que no es él quien lo dice sino que en la atribución de las Voces, en la distribución de las voces, aquello que escucha lo experi­ menta como ajeno, xenopático. Hasta aquí tenemos los tres puntos de acceso que hace Lacan al . tema de la alucinación: 1) la reversión de la teoría clásica de la alu­ cinación; 2) el trabajo sobre los sordomudos alucinados; 3) las aluci­ naciones verbales psicomotrices. Se trata, en todos los casos, de que sea experimentado como ajeno y no tenga una significación; esa articulación no tiene ningún sentido en sí. Un ejemplo de esto lo encontramos en "Un caso de paranoia que contradice la teoría psicoanalítica" . Allí Freud relata el caso de la joven que, al estar en el lecho de amor con su pretendiente, escucha un tic-tac. Ese tic-tac, para Freud traduce la excitación del clítoris por la escena sexual que está viviendo, lo que es vivido por el sujeto como una perturbación. Ella no sabe muy bien lo que sucede, se cruza en las escaleras con dos caballeros que andan bromeando y surge la certeza de que el tic-tac fue una máquina de fotos con la que la fotografiaron. Tenemos primero el tic-tac como un significante que aparece solo; si bien podríamos pensarlo como en el borde, en tanto Freud dice que es una experiencia de goce que no puede ser significantizada, la tomamos como significante que aparece solo porque es una experiencia que es descripta en términos significan­ tes. El tic-tac aparece como una experiencia por fuera del sentido, como una experiencia enigmática. A continuación se añade, en lo fortuito de cruzarse con dos hombres que hablan en la escalera, la interpretación delirante por la cual ella considera que ese ruido era una máquina de fotos, que iba a sacarle fotos a ella para tener prue­ bas en su contra. Este sería un caso que contradice a la erotomanía porque en lugar de pensar que quien la ama la persigue, es la ver­ tiente persecutoria después del lecho de amor: en lugar de pensar que la amará para siempre, piensa que le va a sacar fotos para extor­ sionarla. Hay que acentuar en este ejemplo el fenómeno alusivo.

Marrana El caso paradigmático para examinar la estructura de la alucina­ ción, de acuerdo al examen que hace Lacan de las alucinaciones del

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presidente Schreber en "De una cuestión preliminar . . . ", es el de la alucinación "Marrana" . Esta mttjer es una paciente paranoica que Lacan encuentra en una presentación de enfermos; te1úa rasgos ero­ tómanos y un delirio interpretativo. Se acababa de separar del mari­ do, marido que la madre rechazaba. Dice Lacan que madre e hija permanecían prisioneras de la relación dual, encerradas con esta tensión agresiva hacia ese hombre del cual ella acababa de separar­ se . En el aislamiento particular de estas dos mujeres había una veci­ na a quien ellas experimentaban como particularmente invasora. Hay un artículo de Lacan que se llama "Estructura de la para­ noia" y allí dice que la paranoia es un delirio del palier, de pasillo. Teníamos un primer pasillo en Freud cuando la paciente se cruza en la escalera con esos dos hombres que hablan. En el caso de "Marrana", ella va caminando por el pasillo, se cruza con el amante de la vecina y en ese momento ella escucha "Marrana" . Lacan inten­ ta examinar por qué en ese momento preciso la sujeto escucha esa alucinación; todo el examen detallado gue Lacan hace nos permite entender cuál es la estructura de la alucinación. Ante todo -dice Lacan- hay que considerar que esta mujer esta­ ba en un estado de aislamiento con la madre, que la vecina funcio­ naba como especialmente intrusiva y que, por metonimia, el aman­ te de la vecin a es una representación de la vecina. En el momento que en esa relación dual, con cierta estabilización, aparece este ele­ mento intrusivo -al estilo de la intrusión de Un padre- aparece la voz en lo real. Para el examen de esta alucinación hay dos tiempos en la teoría de Lacan porque utiliza distintas referencias -señalado por Eric Laurent en uno de sus cursos-. En el Seminario 3 (1956) la referencia que tiene de la lingüística es Benveniste, con su artículo "Acerca de los pronombre personales" . El uso de los pronombres personales: yo, tú, él. Entre el Seminario 3 y "De una cuestión preliminar . . . " apa­ rece un artículo de Jakobson (1 957), con lo cual Lacan puede utilizar el shifter. Shifter son aquellas partículas en el discurso que dichas solas no permiten establecer una ubicación temporo-espacial ni de quien habla. Por ejemplo, si digo "yo voy mañana para allá" y uste­ des no saben quién habla ni cuando lo dije, tienen ahí tres shiffters: "yo" que es un pronombre personal, "voy mañana" que es temporal y "para allá" que no se sabe cuál es el lugar sí no se tiene un contex­ to. Para que estas partículas sean entendidas es necesario cierto con­ texto, esta es la particularidad del shifter. En el análisis de "Marrana" (1956) Lacan acentúa el término de

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los pronombres personales. En "De una cuestión preliminar . . . " (1957), a partir del uso del shiffter introducido por Jakobson -lo vim os en relación a las afasias y a la metáfora y la metorúmia-, hace tln e xamen diferente de la alucinación. El p rimer planteo del tema lo encuentran en el Seminario 3. En esa época Lacan no tiene formalizada la forclusión del Nombre-del­ Padre, trabaja con el esquema Lambda.

Allí tenemos la líoea simbólica -relación del sujeto y el Otro- y la lmea imaginaria -relación del yo con sus objetos. En el Seminario 3 Lacan trabaja con la idea de la elisión del Otro, hay una falla en lo simbólico que repercute sobre lo imaginario. En "De una cuestión preliminar . . . " añade oh·o elemento: la forclusión del Nombre-del­ Padre. ¿Cómo analiza Lacan la alucinación "Marrana" ? Utiliza para el examen la teoría de la comurúcación, se trata de un sujeto que envía su mensaje y lo recibe invertido cuando llega al lugar del Otro, al lugar del código. La teoría de la comunicación que utiliza Lacan es esta:

s(A) mensaje

H

t

► A código

Lacan dice que en la psicosis no está el lugar del Otro, · ese lugar está excluido, con lo cual el mensaje, en lugar de volver en forma invertida y dar un efecto de sigrúficación, vuelve en forma directa, no hay un efecto de retroacción significante. En el '56 Lacan trabaja la cuestión en términos de comurúcación. Así, cuando la sujeto le dice que escuchó "Marrana", tacan le pregunta: "Y usted, ¿qué pensó antes?", y ella responde: "Cerdo" . Tiene la misma estructura que la alucinación psicomotriz, ella articula el pensamiento "Cerdo" cuando se cruza con el amante de la vecina pero como no se apropia de su pensamiento, retorna como una voz alucinatoria y escucha "Marrana" . De esta manera, la exclusión del Otro simbólico hace que este "Cerdo" -"Marrana" quede en un circuito puramente ima­ ginario. ¿Quién lo dijo primero? ¿Ella dijo primero "Cerdo" o "Marrana"? ¿Cómo se distribuyen las voces?

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S ILVIA ELENA TENDLARZ

Cerdo

______..

Marrana � En lugar de decir ella "yo pienso que es un cerdo", en ese circuito puramente imaginario -por alusión- escucha ese "Cerdo" dirigi­ do hacia ella, ese hombre que dice "Marrana" . No dice "Marrana" sino que le dice "Marrana" . Lo esencial de la estructura de la aluci­ nación es la alusión, está dirigido hacia el propio sujeto. Primero está la intención de significación, de acuerdo a dónde se detiene la frase es el efecto de sentido, el-efecto de significación. Esto se llama punto de basta, punto de almohadillado, punto de capitón. Lacan dice que el Nombre-del-Padre produce el ptmto de capitón y permite que, retroactivamente, se produzca la significación fálica en la estructura de la neurosis. Cuando el Nombre-del-Padre está for­ cluído del Otro, no hay punto de basta ni tampoco significación fáli­ ca retroactiva.

La distribución. de las voces Cuando Lacan examina las alucinaciones del Presidente Schreber realiza una distinción entre los fenómenos de código -que están en el lugar del Otro- y los fenómenos de mensaje, en el sentido en que este se produce retroactivamente. En las alucinaciones de Schreber Lacan distingue entre fenómenos de mensaje y fenómenos de código. Los fenómenos de mensaje son aquellos que apuntan a esta falla a nivel del mensaje, los fenómenos de cadena rota. En cuanto a los fenómenos de código Lacan puntúa tres: neologismos, estribillos y monsergas e intuiciones. El sujeto, a través de las voces, recibe mensajes sobre el código; las voces aluci­ natorias le informan sobre el nuevo código. Los "neologismos'' son el neo-código de las voces, le van diciendo cuál es su nueva significa­ ción del lenguaje. Los neologismos no necesariamente tienen que ser palabras nue­ vas, inventadas, sino que pueden ser palabras que pertenecen al len­ guaje común pero con un uso personal que cobra un.a significación personal. Por otra parte, tenernos los "estribillos y monsergas" que son sig­ nificantes monótonos, sinsentido, falta el punto de capitón y se repi­ ten sin sentido. A partir del examen de la comunicación, Lacan distribuye las alu-

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C : cina ciones que presenta Schreber. Cuando dice que se trata de fenó­ : /menos de mensaje es porque el mensaje y el código están cortados; /í:lsí, la s voces le hablan constantemente acerca del mensaje, le hablan \ lll1i.camente acerca del mensaje. Lacan lo llama mensajes interrum­ :\ pi dos o fenómenos de cadena rota. Está el comienzo de la frase y, en > el mom ento en que tendría que aparecer el complemento para dar / una cierta significación, la frase se interrumpe (pág. 517 en "De una / :cuestión preliminar . . . "). \\ Dice Lacan (pág. 522): "La frase se interrumpe en el lugar de la / apa rición del shifter" . El shifter permitiría saber cuál es la ubicación < del sujeto en la frase. Los ejemplos que da allí son: "ahora me voy / a . . . ", "debe usted por su parte . . . ", "voy a . . . "; son las frases inte­ //rrumpidas. }< Es un trastorno de lenguaje que se puede observar en la clínica de / la psicosis, que la frase se detiene allí donde se tendría que producir .i una significación. En el momento en que tendría que aparecer el com­ { plemento de la frase que daría una significación, aparece un comple­ ( mento hostigante, ofensivo; aparece la injuria en el lugar en que la )frase se corta, la voz alucinatoria que alude al sujeto y que lo injuria, / "Marrana" . La frase que precede al "Marrana", lo que esta mujer > piensa, es "vengo del fiambrero" . Allí la frase se interrumpe y como \ complemento aparece injuriante el "marrana" como voz alucinatoria. i El análisis de "Marrana" lo encuentran en las páginas 51 6 y 517 / en "De una cuestión preliminar . . . " y en el Seminario 3 desde la pági­ · . na 74 a la 81. En lugar de utilizar exclusivamente el fenómeno de comunica­ ción, donde queda en un circuito imaginario sin salida "marrana" "cerdo", Lacan dice que ese pensamiento "marrana"-"cerdo", que queda excluido de lo simbólico, reaparece en lo real de la alucina­ ción. De esta manera: se sale de la circularidad "cerdo"-"marrana" -en la que no se sabe qué estaba antes y qué después- y es acentua­ da la transferencia de lo simbólico a lo real, hecho que caracteriza al fenómeno de la alucinación. Examinemos más en detalle "marrana" . Ante todo Lacan marca que la frase "vengo de . . . " es una frase indeterminada, alusiva. Hay una indeterminación cuando aparece el "yo", que es un pronombre personal, cuando aparece el shifter -noten que ya no es solamente como pronombre . sino también como shifter- frente a la pregunta ¿quién es yo?; se presenta la indeterminación. Falta el ordenador central, el Nombre-del-Padre, y esto produce cierta vacilación subje­ tiva. Algo queda en suspenso, la frase está interrumpida subjetiva-

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mente, aunque pueda estar bien a nivel gramatical, lo cual no impi­ de que esté interrumpida. Si el sujeto no puede producir una distri­ bución de las voces y dar una atribución, la frase está interrumpida. Se trata más bien de la posición de un sujeto frente a aquello que escucha o dice. El sujeto tiene la frase "vengo de .. . ", esta frase es alusiva, ¿quién viene? ¿Adónde fue? ¿De dónde viene? El sujeto tiene que hacer una distribución de la frase pero no logra hacer una atribución subjetiva. La primera respuesta es la perplejidad. ¿Cómo se sale de esa oscilación atributiva, de esa perplejidad ini­ cial? En el lugar en que aparece la oscilación atributiva, la voz aluci­ natoria permite localizar y hacer que el sujeto pueda distribuir la voz. Ante la voz "vengo del . . . ", y la perplejidad frente a las pregun� tas: "¿Quién lo dijo? ¿Quién es yo?" la respuesta es "El otro me dijo marrana" . Esto es una localización, una distribución de las voces. Es una alucinación particular, porque tiene la forma de una inju­ ria. Lacan dice (pág. 517) que para el sujeto se presenta una intención de rechazo: "Realiza su intención de rechazo hacia la alucinación, en el lugar donde el objeto indecible es rechazado en lo real se deja oír • · · una palabra" . No es la misma estructura de análisis en el Seminario 3 que en "De una cuestión preliminar . . . ". En el primero está acentuado lo imagina­ rio y, en el segundo, el fenómeno de cadena rota, de distribución de las voces, de cómo salir de esta perplejidad inicial. Dice Lacan: "Para nuestro fin presente basta con que la enferma haya confesado que la frase era alusiva, sin que pueda con todo mostrar otra cosa sino per­ plejidad -el sujeto queda perplejo porque eso no tiene ningún senti­ do. Es la estructura de un S 1 , de un significante por fuera de la cade­ na significante- en cu anto a captar hacia quién de los copresentes o de la ausente apuntaba la alusión, pues así aparece que el yo, como suje­ to de la clase en estilo directo, dejaba en suspenso -porque no puede ser atribuido-- conforme a su función llamada de shifter en lingüística -el yo que aparece en la frase es un shifter y se vuelve alusivo porque el sujeto no puede apropiarse de ese yo-, la designación del sujeto hablante mientras la alusión, en su intención conjuratoria sin duda, queda a su vez oscilante. Esa incertidumbre llegó a su fin, una vez pasada la pausa, con la aposición de la palabra 'marrana"' . Hay h·es elementos que caracterizan al fenómeno psicótico -es lo que después Lacan analiza en términos de experiencia enigmática­ son: perplejidad, incertidumbre y, frente a la incertidumbre de la dis­ tribución de la alusión, certeza de la voz.

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En el Seminario 3 Lacan plantea esto mismo en otros términos, dice que cuando al sujeto le falta el Nombre-del-Padre, que es la carretera principal, en las carreteras aledañas aparecen pequeños carteles que le permiten armar una geografía simbólica sobre cómo /brientarse. Las voces alucinatorias, que dan certeza, permiten que el suj eto pueda ubicarse en el mundo simbólico allí donde falta la iéarretera principal. . . . Todo este desarrollo es un intento por parte· de La can de hacer una distribución de los distintos fenómenos que aparecen en la psi­ cosis. Esto se simplifica con la experiencia enigmática, donde el suje­ i to queda posicionado frente a la emergencia de un significante por fuera del sentido. .

La significación personal En el Seminario 3 Lacan examina el concepto llamado "intuición delirante" -término de la psiquiatría- frente a la emergencia de los significantes por fuera del sentido. En "De una cuestión prelimi­ nar . . . " Laqm habla de la intuición delirante como un mal término y en su lugar se refiere a la "experiencia enigmática". ¿ Cuál es la dife­ rencia? La intuición delirante es la captación de un significante con un sentido pleno. La experiencia enigmática, justamente, remite a la emergencia del S 1 que para el sujeto mismo es enigmático, él mismo es compelido a buscar un sentido puesto que se confronta con un vacío . . En "De una cuestión preliminar ... " (pág. 520) Lacan dice: "Observamos por otra parte que nos encontramos aquí en la pre­ sencia de esos fenómenos que han sido llamados erróneamente intuitivos -erróneamente llamados intuitivos por la psiquiatría y por Lacan mismo-, por el hecho de que el efecto de su significación se adelanta en ellos al desarrollo de ésta". Hay un punto de signifi­ cación plena, por eso habían sido llamados intuitivos, porque el sen­ tido es pleno: el sujeto sabe, es eso. No hay aquí vacilación subjetiva ni división subjetiva. Sigo con la lectura de la "Cuestión preliminar ... " (pág. 520): "Se trata de hecho de un efecto del significante, por cuanto su grado de certidumbre (grado segundo: significación de significación) toma un peso proporcional al vacío enigmático que se presenta primeramente en el lugar de la significación misma" . Pueden encontrar un comen­ tario sobre esto en el curso de Miller De la naturaleza de los semblantes.

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Tenemos un primer tiempo, que es el vacío enigmático de signi- . · . ficación, grado uno de la significación. Es una pieza suelta. En el > segundo tiempo tenemos ya la significación de significación. Esto es la certeza. En toda significación personal primero se presenta la idea) de que algo alude al propio sujeto -base de la interpretación deli., > rante-, hay un tiempo de indeterminación. En el Seminario 11 opone creencia neurótica y la apertura dialéc� tica a la certeza psicótica, donde el sujeto puede tener la certeza, por •··• · ejemplo, de pensar en voz alta. . En toda certeza hay un primer tiempo en que algo se vuelve enig- . mático, es la experiencia de la perplejidad. En la medida en que el • •. sujeto puede plasmar una significación sale de la perplejidad inicial. • · Eso ya es una interpretación y sería el doble tiempo de la significa- ·. ción personal. Al comentar este tema, Miller dice que eso es el grado uno de sig­ nificación, en donde no hay ningún sentido. Luego encontrarnos el grado dos, en el que ya se le ha dado un sentido a esa significación. Así, en el lugar en que teníamos un vacío de significación vamos a tener la significación plena. Esa estructura mínima que utiliza Lacan para explicar la experiencia enigmática es la base de toda la feno­ menología psicótica. La significación personal es un término que viene ya desde la psi­ quiatría. La significación personal no es tanto que para el sujeto algo cobre un sentido sino que eso lo alude. Freud había desarrollado "el delirio de auto-observación". A fines del siglo xrx Craimer y Neisser escriben un artículo sobre estos fenó­ menos de significación personal, sujetos que van caminando y sienten que la gente los mira, que si alguien tose los alude, etc. También se lo examinó corno delirio de auto-referencia. Esta cuestión es retomada por Meyerson y Quersy, y Lacan reto­ ma en su tesis que se llama "Las interpretaciones mancas": interpre­ taciones donde falta el final que le daría sentido. Por ejemplo, un sujeto psicótico dice en una entrevista "porque la vecina dijo 'todo esto es salvaje "' . La palabra "salvaje" le produce un malestar inefa­ ble. Falta aquí el complemento de la frase, es la estructura de lo que Lacan llamó frases interrumpidas. Justamente, en las frases inte­ rrumpidas, la frase produce una experiencia enigmática, genera un vacío de significación, cuyo complemento es la significación de sig­ nificación. En el Lacan de los años '50 lo encontramos bajo la idea de las cadenas rotas, en la que se produce una frase interrumpida, el suje-

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) J to es interpelado y la injuria viene al lugar del complemento de la }\ rase. De lo que se trata es de la emergencia de un S 1 solo. :/ : L a experiencia enigmática es un vacío, está por fuera de la pre­ gunta y de la respuesta. El enigma es que hay un vacío de significa­ (i ción y la significación de significación intenta darle un sentido. Para \ .el neurótico ante un enigma está la respuesta, un sentido y queda una ( creencia que puede resignificarse, cobrar otro sentido. En cambio : ;< para el psicótico, la experiencia enigmática se basa en la cadena rota \ 0 Sv aquello que le permite salir de la oscilación atributiva -como tra­ { baj a La can con el ejemplo de "Marrana"-, es la certeza, que es la sig­ i: nificacíón personal también llamada interpretación delirante. La < interpretación delirante es en sí misma un S 1 . El delirio y el fenóme­ ' , no elemental, dice Lacan, tienen la misma estructura. De la misma .•• . manera, el fenómeno elemental y la interpretación delirante pueden · · ser homologados, ya que la interpretación misma es un S 1 marcado por los distintos momentos de la constitución de la interpretación delirante. 5 de julio de 2007

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Alienación y separación: la experiencia eni gmática En la clase de hoy vamos a examinar la noción de psicosis de los '60. La idea es presentar cómo trabaja Lacan lo que llama holo­ f r ase a partir de las operaciones lógicas de alienación y separación, \ operaciones que son contemporáneas a la constitución del sujeto.

El grito y su respuesta En el Seminario 11, Los cuatro conceptos fundamen tales del psicoaná­ lisis (1964), Lacan articula la oposición entre las operaciones de alie­ nación y separación. Hay un desarrollo anterior relativo a la alienación significante, pero lo que añade en el Seminario 11 es la oposición entre alienación y separación. Por un lado, Lacan tanto en "Observación sobre el informe de Daniel Lagache... " como en "Subversión del sujeto . . . " -los encuentran en Escritos 2-, comienza a desarroliar la alienación del sujeto significante. Por otro lado, con el Seminario 10, Lacan tematiza la operación de separación, que toma el relevo sobre la cas­ tración freudiana. Jacques-Alain Miller, en Los signos del goce, explica la constitución de_ alienación y separación y muestra cómo ya encontramos esto en el propio Lacan en las primeras épocas. Si tomamos el esquema del grito y la respuesta del Otro podemos establecer dos versiones en cuanto a si ese Otro preexiste o no al grito. La primera versión es la que corresponde al "Informe de Daniel Lagache" (pág. 658-659); en un primer tiempo está el grito que sus­ cita la respuesta del Otro. Primero aparece el grito y luego la res­ puesta. Un sujeto grita y la respuesta del Otro transforma el grito en llamada. La vez siguiente, al gritar no está gritando sino que está invocando al Otro, por ejemplo, llama a la mamá: :En_ �stéiyersión, 18: respuesta es prhnaria y permite qtie el grito se constituya en llama­ da por efecto de la alienación significante. El sujeto, al alienarse en el Otro, hace que ese grito se transforme en llamada.

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Dice Lacan: "Pero ese lugar original del sujeto, ¿cómo lo recono- -·-• cería en esa elisión que lo constituye en ausencia?" . La idea de La can ) es que hay un lugar original del sujeto. Siguiendo a Miller, vamos a / utilizar la lógica de los conjuntos para explicar la alienación y sepa- ) ración. Sigo con la cita (pág. 658): " . . . ¿cómo lo recobraría en esa elisión que lo constituye como ausencia? ¿ Cómo reconocería ese vacío como la Cosa más próxima, aun cuando lo excavara de nuevo en el seno del Otro, por hacer resonar en él su grito? -Lacan está preguntándo­ se cómo a partir de ese vacío se constituye el sujeto-. Más bien se complacerá de encontrar en él las marcas de respuesta que fueron _ _ poderosas a hacer de su grito llamada -es la respuesta del Otro lo _ •­ que hizo que el grito se transformara en llamada-. Así quedan cir­ cunscritas en la realidad, con el trazo del significante, esas marcas donde se inscribe la omnipotencia de la respuesta" . En la medida en que el suj eto se confronta con esas marcas, con esos trazos si gnifi­ cantes del Otro, se va produciendo una inscripción. Retomo la cita para aclarar algunos puntos: "Más bien se com­ placerá de encontrar en él las marcas de respuesta que fueron pode­ rosas a hacer de su grito llamada -el sujeto se dirige al Otro y en él encuentra un significante-. Así quedan circunscriptas en la realidad, con el trazo del significante, esas marcas donde se inscribe la omni­ potencia de la respuesta". Esto quiere decir que nos estamos ponien­ do en relación con un S 1 , el sujeto se relaciona con el Otro y de ahí extrae un significante. Sigue Lacan: "No es en vano si se llama insig­ nes a esas realidades -esto hace que lo que en castellano se tradttjo como Los signos del goce en francés se llama C 'est qui fait insig ne, que no es si gno, sino lo que hace insignia-. Este término es aquí nomi­ nativo. Es la constelación de esas insignias la que constituye para el sujeto el Ideal del yo" . A partir del Ideal del yo el sujeto obtiene ese significante que le permite la identificación. Tenemos una primera perspectiva que se apoya en la preeminen­ cia de lo simbólico: hay un lugar original que es un vacío y a partir de la inclusión en el Otro simbólico el suj eto se constituye como tal. _ El lugar del suféto como vacío está recortado por el significélnte que _ precede a su nacimiento ; antes que el sujeto nazca hay un Otro que es la batería significante. La entrada en el mundo significante pro- · duce la transformación del grito en llamada. Hay una alienacíón pri­ mera del suj eto en el sign ificante y esa alienación sign�fi c élnte pro­ a partir duce la constitución subj etiva; el suj eto mismo nace, surge, -· · de su inclusión en lo simbólico.

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/ . Esta n o e s la perspectiva con l a que Lacan se va a manejar siem­ \ pre. En el CU(SO Iluminaciones profanas, Miller indica que en Lacan hay ; /un desplazamiento de perspectiva en la medida en que irá marcando 'cómo el Otro qué precede al sujeto es un Otro de goce: el sujeto se constit1:1y� �orno tal a partir de la identificación con un S1 del Otro /simbólico que lo pn�ces egunda versión la encontramos en "Posición del inconsciente" / (1964), contemporánea al Seminario 11. / En "Posición del inconsciente" Lacan realiza una inversión del \ esquema que estuvimos viendo: el grito no antecede a la respuesta un Otro sim\ del Otro sino que esa respuesta antecede al grito, hay · · · · ····· · · · · Y bólico que precede a la emergencia del sujeto. / La diferencia entre ambas versiones es sutil. En una hay un suje­ > to -que no se sabe bien cuál es- que se dirige al Otro incluyéndose ·••· ·• así en lo simbólico. En esa dirección, al Otro se produce la alienación . significante y 11,ªCEc' �l sujeto.En.la segunda versión el sujeto sigue emergiendo a Pªttir el!:! la alienación significante, pero el Otro -sim.. . bólico preexiste al sujeto. Dice Lacan (pág. 814): "Al sujeto no se le habla. 'Ello' habla de él, y ahí es donde se aprehende, y esto tanto más forzosamente cuanto que, antes de que por el puro hecho de que 'ello' se dirige a él desa­ parezca como sujeto bajo el significante . . . ". Esto significa que a par­ tir de esta identificación primordial con el S 1, esta insignia, este trazo significante, emerge el sujeto como tal. El sujeto es evanescente, es lo que representa a un significante ante otro significante, circula en la cadena significante y se aloja en la hiancia entre los significantes. Tomando estos esquemas podemos decir que en un primer tiem­ po está el sujeto como vac;o y luego la relación con el Otro, que es la cadena signíficant�:_ !:,� _gperación de alienaq(?nyli:t emergencia sul>­ jetiva in:i.plica que el sujeto se identifique con un significante. Esta es la metáfora de la constitución subjetiva: al identificarse con un sig­ nificante que trae del Otro, el sujeto emerge como tal. J.-A. Miller, a partir de los esquemas de Euler, dice que lo que se produce es la operación de intersección. En la alienación tenernos, del lado del sujeto, una parte de él que se identifica a un significante que extrae del Otro. En el Otro está todo el conjunto de los · significantes; el sujeto como puro vacío se identifica con un significante del Otro y se constituye como tal. Esto nos habla de la alienación significante y de la constitución subjetiva.

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En toda estructura clínica encontramos la alienación, ta11to en neurosis como en psicosis, en tanto que implica la inclusiói;,. del sttje� to en el lenguaje y en la cadena significante. Lc:1_ particularidad._ que h trabaja Lacan e: relación a la psicosis es que en ésta hay alienación< pero no se produce la operación lógica de separación. En "Subversión del sujeto... " (pág. 787) Lacan dice: "Lo dicho i primero decreta -está refiriéndose al S 1 ; es lo que luego va a llamarii emergencia del fenómeno elemental cuando no está articulado a la\ cadena significante- legisla, 'aforiza' -esto del aforismo da la idea de que es enigmático, es un S1 solo, no articulado a la cadena por lo cual i resulta enigmático- es oráculo, confiere al otro real su oscura autori- _ •• dad. Tomemos solamente un significante como insignia de esa omni­ potencia, lo cual quiere decir que de ese poder todo en potencia, a.e ese nacimiento de la posibilidad, y tendremos el trazo unario que, por colmar la marca invisible que el sujeto recibe del significante,_ enajena -uno podría decir aliena- a ese sujeto en la identificación primera que forma el Ideal del yo". El texto "Subversión del sujeto ... " es anterior al Seminario 11. Aquí afirma que el Ideal del yo da ese trazo primero con el cual el sujeto se identifica y, en esta identificación primera, se constituye como tal. Cada conjunto incluye en su haber una parte vacía; ese pri­ mer tiempo de constitución significante deja de lado lo que hay de vacío en cada conjunto.

Positivación del objeto Lacan pone en oposición la operación de alienación con la de separación en la medida en que intenta hacer coincidh� en la inter­ sección entre los dos conjuntos, ya no la parte significante -el Se sino cómo se recubren la parte vacía de cada uno de los conjuntos. En el Seminario 11 dice Lacan: "Una falta recubre otra falta''. En la intersección ya no tenemos el S 1 sino que se produce, a partir de la operación de separación, la emergencia del objeto a. Si tomamos al conjunto sujeto, por un lado está el S 1 y, por otro lado, el conjunto vacío. Del lado del Otro encontramos el conjunto de los significantes -es lo que significa la escritura S1 , S 2, es el lla­ mado al resto de la cadena significante- y el conjunto vacío. Lacan escribe esto por primera vez en "Posición del inconscien­ te": "El sujeto viene a encontrar, en el deseo del Otro, su equivalen-

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/da a lo que él es como sujeto del inconsciente. Por esta vía el sujeto se realiza en la pérdida de lo que ha surgido como inconsciente, por Ja falta que produce en el Otro". Lacan articula aquí no ya cómo el >sujeto se hace sujeto sino cómo el sujeto se vuelve objeto, en la medi­ ida en que aísla la parte vacía del Otro haciendo una intersección /entre esa parte vacía y propia. / Dice Lacan: "Una falta recubre otra falta". El sujeto hace de su propia desaparición el objeto del Otro. En el Seminario 11 (pág. 222): ''El primer objeto que propone a ese deseo parental cuyo objeto no conoce -marca al deseo del Otro como enigma '¿ Qué quiere el • Otro?'- es su propia pérdida' ¿Puede perderme?'. El fantasma de su muerte, de su desaparición, es el primer objeto que el sujeto tiene para poner en juego �n esta dialéctica. En efecto, como sabemos por .· • muchísimos hechos, la anorexia mental es un ejemplo. Sabemos tam­ bién que el niño evoca comúnmente el fantasma de su propia muer• te en sus relaciones de amor con sus padres". · El riiño propone su propia desaparición, su sustracción, su falta • como objeto del deseo del Otro. Se pone en movimiento cómo se accede al vacío que hay en el Otro. En este seminario, en el que toda­ vía sigue siendo pregnante lo simbólico -tengan en cuenta que toda esta construcción de alienación y separación es a partir de lo simbó­ lico-, ese vacío, que se produce como intersección entre la parte vacía del sujeto y la parte vacía del Otro, lo llama objeto a. Este objeto a, que en este seminario se llama objeto causa del deseo, encuentra su existencia como pura consistencia lógica porque nombra un vacío, nombra una ausencia. Lacan intenta aislar este vacío a través de estas dos operaciones lógicas, alienación y separa­ ción, por eso su consistencia la da la lógica. Hay un esfuerzo simbó­ lico por parte de Lacan por aislar este objeto que, en definitiva, nom­ bra un puro vacío y que se encarna en lo que es la estructura, por ejemplo en los niños en el fantasma de su propia muerte y de su desaparición. Lacan plantea -y este es el punto central- que hay alienación tanto en la neurosis como en la psicosis, pero ese punto de sustrac­ ción, de inscripción de una falta que es la operación de separación, no se produce en la psicosis. No hay allí sustracción del objeto a, no hay separación, por lo cual ese objeto en lugar de inscribirse como falta, como ausencia, aparece en más. Ese objeto, cuya sustancialidad es mínima, queda positivizado en la psicosis. Esto se ve claramente en los objetos voz y mirada, esos objetos que tendrían que figurar como una ausencia aparecen en

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más, entonces la voz se vuelve audible; esa voz que es áfona apare� ce como audible en la alucinación auditiva. También puede aparecer como objeto la mirada, que es lo que en psiquiatría se llamó "delirio de observación". Lacan tematiza esto en el Seminario 10 tomando el/ ejemplo de una paciente esquizofrénica que hace un dibujo en el que aparece un árbol lleno de ojos y una pequeña leyenda debajo del / dibujo que dice -es una paciente italiana- "sonno sempre vista", "soy )\ siempre vista" . El objeto mirada, que es un objeto exterior al cuerp o, es un objeto que está fuera del cuerpo, aparece en más cuando ten- \ dría que estar sustraído, cuando tendría que figurar como una / ausencia. La positivación del objeto se produce por la no separación; A partir de la alienación significante el sujeto tiene dos opciones; que son inefables, "elección in sondable del ser", no tienen que ve! \ con una cuestión volitiva: puede elegir el S2, eligiendo de este modo\ la cadena significante y la posibilidad de entrar en el campo del sentido. También puede elegir el vacío -en uno de sus cursos Miller dice que el autista, por ejemplo, elige el vacío-, y al hacer esta elección se produce una petrificación significante, en el lugar del sentido está el ·. · ·• congelamiento, la petrificación significante. ¿Qué pasa cuando no se produce la extracción del objeto a, cuan­ do no se produce la operación de separación? Dice Lacan en el Seminario 11 : "Cuando no hay intervalo entre S 1 y S2, el primer par de significantes se solidifica, se holofrasea. Obtenemos así el mode­ lo de toda una serie de casos". El término holofraseado es un térmi­ no que utiliza en este seminario y después no lo vuelve a utilizar. La holofrase es la compactación de la cadena significante, la solidifica­ ción de la cadena. No significa que el sujeto no hable sino que el S1 queda solo . Nosotros podemos dar dos valores al S1 : uno es el S 1 en relación a toda la cadena significante; el oh·o es la emergencia del S1 solo. Al final de la enseñanza de Lacan esto tiene variaciones, pero a la altura del Seminario 11 lo que él llama holofrase es lo que antes había examina- . do bajo la forma de la emergencia del fenómeno elemental. Después seguirá trabajándolo bajo la forma de un S 1 que aparece solo. Hemos trabajado esto bajo la forma de significantes que aparecen solos, aislados. De Clerambault decía fenómenos neutros, no produ- . · · cen significación. Son significantes por fuera del sentido, no tienen relación con otro significante. Estos fenómenos elementales por fuera del sentido, que nos permitían realizar el diagnóstico diferen­ cial, es lo que ahora Lacan denomina holofrase. El planteo no es que no hay cadena significante sino que ésta está

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co mp actada, solidificada, por fuera de la dialéctica significante que / pro duce la creencia neurótica. La certeza es un S1 solo, no hay reen­ >vío dialéctico ni posibilidad de una vuelta atrás para poder explicar ( fo mismo e intentar entenderlo; la certeza sería la idea de que es esto >Y no hay ninguna otra cosa. En el lenguaje del psicótico lo que /enc ontramos es el S 1 que da la certeza psicótica. /\ El Seminario 11 y los textos que estuvimos trabajando correspon­ ) den al predominio del registro de lo real. El escrito "Observación / sobre el informe de Daniel Lagache . . . ", donde Lacan dice que pri­ mero hay un grito y luego el Otro responde, hay todavía una preg­ \nancia mayor de lo simbólico. Ya en los años '60 esto se va modifi­ \. cando y Lacan intenta explicar la pregnancia de lo real. · Tomemos, por ejemplo, el Seminario 10. Miller indica que allí hay < una des-edipidización; si el mito de Edipo, la castración y el falo i tenían preeminencia, en tanto que modos de entender la estructura­ > ción psíquica, ese planteo comienza a caer. Por eso en el Seminario 10, • en el lugar en que tenía prevalencia la castración, Lacan comienza a trabajar la operación de separación bajo la forma de las pérdidas de los objetos del cuerpo. Entonces dice, por ejemplo, que en el acto del nacimiento lo que el niño pierde no es la madre sino el líquido amniótico y la placenta. Se produce cierta pérdida que se inscribe en el cuerpo, pérdidas corporales que permiten la constitución del obje­ to. El niño se separa de un órgano del cuerpo. En el Seminario 10 Lacan cambia su concepción de objeto y esto interviene en el modo de entender cómo se produce la constitución subjetiva. Hasta ese momento para Lacan el objeto era un objeto de cierta intencionalidad, uno intentaba alcanzar un objeto de deseo; habría un movim_iento del sujeto hacia el objeto que se intenta apre­ hender. En el Seminario 10 Lacan invierte esta cuestión y el objeto ya no es un objeto a alcanzar. sino que es un objeto que empuja, es un objeto causa; es un objeto que causa el deseo. Si en un momento el objeto podía ser entendido bajo la luz de la intencionalidad, a partir del Seminario 10 Lacan comienza a trabajar­ lo en el sentido de lo que causa, lo que es motor; pone en movi­ miento . al deseo. Hay, entonces, un pasaje de la intencionalidad de aprehender él objeto a una causalidad. El objeto causa el deseo solo en la medida en que es un vacío, en que no está. Un objeto de deseo que se puede alcanzar nos llevaría a suponer que ese objeto está y en algún momento se lo alcanza, se puede aprehender. En esta concepción el objeto, como es un vacío, una falta, no puede más que emp ujar.

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. . .. Cuando La can examina el objeto pulsional en el Seminario 11 dicé \ que ese objeto lo único que hace es relanzar a la pulsión. No hay un objeto que pueda satisfacer a la pulsión sino que no hace más que relanzar el circuito; el objeto empuja y como es un vacío, solo tiene consistencia lógica. ..••. En la medida en que la idea del vacío y de la falta tienen cada vez. / más pregnancia, Lacan introduce variaciones en la concepción glo- \ bal. Es diferente cuando se trata de una identificación primaria constitutiva del sujeto, el sujeto identificándose a un S 1 en la identifica�. \ ción primordial que es la metáfora subjetiva, que cuando incluímos la falta, el vacío, aquello denominado operación de separación. En la neurosis, como hay inscripción de esta falta -que es lo que < . Freud llama castración- es posible que el sujeto pueda tener sínto- · · mas. Noten que ya no estamos hablando del Nombre-del-Padre, esto tiene que ver con la des-edipización de la que habla Miller, hay una · •·••· · . ·. caída en la prevalencia del padre freudiano. En ese pasaje que va del Nombre-del-Padre a la pluralización de > los Nombres del Padre, en este punto de viraje, en esta hiancia, se encuentra la constitución del objeto a como puro vacío. Así, el operador de la constitución subjetiva ya no remite sola- · mente a la inscripción del Nombre-del-Padre sino a estas operado- .· nes lógicas de alienación y separación. La inscripción de esta opera­ ción de separación es un operador fundamental. Del lado del objeto, cuando esta inscripción no se produce, se escuchan las voces y la . mirada se vuelve presente. Del lado del significante, cuando no se produce la operación de separación, encontramos lo que Lacan llama holofrase, la emergencia de un S 1 que está por fuera del senti­ do; la falta de intervalo entre S 1 y 52 . Cuando Lacan en este seminario habla de sujeto tenemos la arti­ culación entre S 1 y S2, hay un intervalo en la cadena significante y es en este intervalo que se ubica el sujeto. El sujeto es lo que represen­ ta a un significante ante otro significante. En ese mismo intervalo Lacan ubica el objeto a.


siguiendó el modelo de la afodnai::i(>n. �Il l a neµrc>s!s el Nombre-del- _'.· Padre es reprimido, es admitido_ en el aparato psíquico con: _ ·• ·• . secuentes formaciones del inconsciente, con un sentido ocuito a des:· cifrar; ese sentido depende del Nombre-del-Padre en t�t� �fque engancha el significante con él significado. En esta" ép-oca, E!l _��mbre: .. . def-Padre permite que los signifire7Ji�I::� _ Padi:e no es admitido, es forcfüício, queda ft:teri deJo SÍIBP.QÜ